This is a digital copy of a book that was preserved for generations on library shelves before it was carefully scanned by Google as part of a project
to make the world's books discoverable online.
It has survived long enough for the copyright to expire and the book to enter the public domain. A public domain book is one that was never subject
to copyright or whose legal copyright term has expired. Whether a book is in the public domain may vary country to country. Public domain books
are our gateways to the past, representing a wealth of history, culture and knowledge that's often difficult to discover.
Marks, notations and other marginalia present in the original volume will appear in this file - a reminder of this book's long journey from the
publisher to a library and finally to you.
Usage guidelines
Google is proud to partner with librarles to digitize public domain materials and make them widely accessible. Public domain books belong to the
public and we are merely their custodians. Nevertheless, this work is expensive, so in order to keep providing this resource, we have taken steps to
prevent abuse by commercial parties, including placing technical restrictions on automated querying.
We also ask that you:
+ Make non-commercial use of the files We designed Google Book Search for use by individuáis, and we request that you use these files for
personal, non-commercial purposes.
+ Refrainfrom automated querying Do not send automated queries of any sort to Google's system: If you are conducting research on machine
translation, optical character recognition or other áreas where access to a large amount of text is helpful, please contact us. We encourage the
use of public domain materials for these purposes and may be able to help.
+ Maintain attribution The Google "watermark" you see on each file is essential for informing people about this project and helping them find
additional materials through Google Book Search. Please do not remo ve it.
+ Keep it legal Whatever your use, remember that you are responsible for ensuring that what you are doing is legal. Do not assume that just
because we believe a book is in the public domain for users in the United States, that the work is also in the public domain for users in other
countries. Whether a book is still in copyright varies from country to country, and we can't offer guidance on whether any specific use of
any specific book is allowed. Please do not assume that a book's appearance in Google Book Search means it can be used in any manner
any where in the world. Copyright infringement liability can be quite severe.
About Google Book Search
Google's mission is to organize the world's Information and to make it universally accessible and useful. Google Book Search helps readers
discover the world's books while helping authors and publishers reach new audiences. You can search through the full text of this book on the web
at |http : //books . google . com/
Acerca de este libro
Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
escanearlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embargo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.
Normas de uso
Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:
+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares;
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La legislación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.
Acerca de la Búsqueda de libros de Google
El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página lhttp : / /books . google . com
£(
m
G9 17.283 S043H0TS LAC
LIERARY
OF
THE UNIVERSITY OF lEXAS
■'■J^.
THE GENARO GARCÍA
COLLEGTION
G9/7.283
Sq43hoTC.
v^
le
A:'^^it^^
.!>,
: i- /. ' M-»
íSS^
■^ 'T-^. V^^T
.3-^ %%
,- ,.-¿^^s
X' V / ._. •;'
\M-^^^
HONDURAS
Pablicaciones de "La Bandera Liberal"
-^•>— ^ ^ ^ -<«^*
^£%--5
HONDURAS
OBSCRIPCIOS HISTÓRICA; GBpGRAFlCA T BSTADISTICA DB BSTA
nCI'DBLICA 02 CA AMERICA CENTRAL
E. G,.BeüIER;*M. A.,' F. S. A.
EDICIÓN CORREGIDA T ANOTADA
POR
J. M. C.
Hic locus Gemini^janua vasta «aríj. — Ovidio.
TEGUCIGALPA
Tip. Nacional — Avenida Cervantes — Núm. 42
1908
194663
-J¡-é-/f'
PROLOGO DEL TRADUCTOR
X^o hay país de que no se haya presenta-
dlo un cuadro más ó menos exacto, más ó me-
dios completo. No hay uno que no tenga sus
^cartas geográfica y topográfica: — no hay uno
que no posea la de su estadística general: — no
hay uno cuyas latitudes y longitudes no hayan
sido medidas: — no hay uno del cual la econo-
mía política no haya investigado y valuado sus
^riquezas y producciones: — no hay uno, en fin,
-que no se haya dado á conocer en su valor re-
lativo, — Centro^América solamente es el que
ha lamentado esta falta. — Después de tres si-
glos y medio de descubierto el país, y después
de treinticuatro de ser independiente, no se
sabe en el extranjero que existe Honduras sino
por el caoba y la zarzaparrilla, El Salva-
dor por el índigo, Guatemala por la cochinilla,,
Costa-Rica por el café, y Nicaragua por el
proyectado canal.
VI
La falta, empero, no sería tan notáblle, si
ella proviniese de la de hombres inteligentes
que pudiesen emprender un trabajo tan impor-
tante. — Nada de eso: los ha habido en diferen-
tes escalas y en diversos ramos; pero abstraídos
en la fatal política, han abandonado ú olvidado
el mejor servicio que podrían hacer ásu patria.
— ¿Habría otro más útil para Centro-América
que darlo á conocer al mundo? ¿Habría ocupa-
ción más digíia y más honrosa para un centro-
americano, que bosquejar siquiera el cuadro
general de su propio país? — Si exceptuamos dos
ó tres que han publicado unas pocas notas his-
tóricas, las más tal vez en un lenguaje indiges-
to, nada encontramos de nuestros compatriotas.
Los únicos hechos y observaciones de mérito
que se han recogido, han sido por viajeros extra-^
fios, sin más objeto que el de su propia curio-^
sidad, y presentados en obras- diversas y en
idiomas diferentes, sin formar un todo analítica
y metódico. — Y los que intencionadamente se
han tomado la pena de levantar mapas y car-
tas, han causado males superiores á la falta
misma que se pretendía llenar. — Siendo su
objeto ostensible tirar líneas divisorias sobre
supuestas propiedades, contienen errores vch
luntartos tan perniciosos, que en cualquiera.
VII
otro país habrían merecido la más expresa
prohibición, ó sido seriamente combatidos.
Pero á ninguno de los Estados de Centro-
América afectaban tanto esos errores como al
de Honduras: por consiguiente, Honduras era
el que más exigía una rectificación justa y le-
gal. Honduras era también, por otra parte,
el menos conocido (á excepción de la Costa
Mosquita y de las Islas de la Bahía) y el que
más debía serlo por su posición y por las fuen-
tes de riqueza que encierra. — Es Mr. E. Geo
Sqüier el que acaba de cumplir ese deber de
la civilización: es él el que, después de inmen-
sos trabajos personales, de investigaciones de
todo género y de un estudio serio y profundo,
ha presentado una formal reseña geográfica,
topográfica y estadística de Centro-América
en general, y el cuadro perfecto de Hondu-
ras y El Salvador, en particular, en la obra
que, traducida al idioma del país para el cual
ha sido escrita, damos hoy al público.
No intentaremps hacer el elogio de ella.
Los talentos de Mr. Squier son bien conocidos
en el continente de América, y el nombre del
autor es la más alta recomendación que puede
tener. Únicamente diremos, que rica en obser-
vaciones, llena de hechos, justa en sus apre-
VIII
daciones, exacta en sus detalles, curiosa y
erudita en su parte etnológica, ella es el más
rico presente que se ha podido hacer á Centro-
América y especialmente á Honduras. No
había en este estado una sola obra elemental
para estudiar su geografía y topografía: la de
que tratamos puede llenar ampliamente este
objeto, así como ^n la parte estadística y de
historia natural: — puede, en una palabra, ser-
vir de instrucción para el joven, y de recreo
para el hombre amante de su país.
Empero la importancia de esta obra no se
limita solamente á Honduras y El Salvador,
ó Centro-América: — la es para todo el mundo.
El irlandés, á quien el estrecho y pobre
terreno en que vive apenas le da una misera-
ble subsistencia; el alemán, que tiene que ir á
buscarla en otras regiones; el holandés, que
eternamente lucha contra las aguas para adqui-
rirla; el suizo, que no la obtiene sino á fuerza
de fatigas; todos aprovecharán los informes de
Mr. Squier: todos irán á Honduras, en donde
un extenso, rico y fértil terreno les ofrece las
más abundantes y diversas producciones. Y
el inglés, y el francés, y el norteamericano, á
quienes el espíritu de empresa lleva á las leja-
nas regiones de Australia y á las dilatadas
IX
-playas de California, ciertos de que Honduras
posee tantos metales preciosos como aquellos
puntos; que además, cuenta con un suelo fe-
cundo en produccioíies naturales y con tempe-
raturas en que cada uno puede encontrar la
que más le pinga, escogerán este lugar con
predilección, ¡Oh! sí: todos irán; y todos
pueden ir. El hondureno los "recibirá con la
liberalidad que distingue su carácter, y partirá
con ellos las riquezas de su suelo. El hondu-
reno no es egoísta: el hondureno sabe que la
naturaleza es la madre común de la especie íim-
mana: el hondureno no mira más que al
hombre, á su semejante: el hondureno odia
solamente la usurpación, la violencia.
Tiene aún otro mérito la obra de Mr.
Squier. A imitación de aquellos grandes ge-
nios que se elevan sobre sí mismos, que todo
lo indagan, que todo lo investigan, el de nues-
tro autor se fijó en descubrir una vía de co-
municación inter-oceánica á través del territo-
rio de Honduras. Su pensamiento es hoy un
hecho positivo. El capítulo que dedica á esta
importante materia, acompañado de tantas
observaciones y demostraciones científicas y
fundadas, evidencian no sólo su factibilidad;
pero que, en todos respectos, hará ventaja á
todas las líneas proyectadas y puestas en eje-
cución. La empresa es digna de la atención
del mundo, y de inferes universal, y, según su
misma expresión, "como tarde ó temprano ella
será cumplida," cuando lo sea, el hombre que
tan feliz idea pudo concebir, merecerá, con jus-
ticia, el nombre de Colón de Honduras.
En cuanto á nosotros, puede tenerse enten-
dido que cualquiera que sea el interés perso-
nalque sé nos quiera atribuir en nuestro tra-
bajo, debe considerarse muy accesorio al que
verdaderamente nos ha impelido á ejecutarlo..
Para hacer una traducción, es preciso tener
un amplio conocimiento de los dos idiomas, y
poseer la inteligencia necesaria sobre las mate-
rias de la versión: todo nos faltaba á nosotros^
y aunque sentíamos nuestras pocas fuerzas, nos
alentó únicamente el deseo de hacer á nuestro
país este pequeño servicio. Tal vez no hemos
alcanzado el objeto satisfactoriamente; pero
nuestro DEBER ES cumplido; así como lo llena-
mos, como hijos de Honduras, consagrando
una línea en testimonio del más puro recono-
cimiento á Mr. E. Geo Squier.
INTRODUCCIÓN
Cotnunicación interoceánica de Honduras. — Exploradores mo^
dernos. — Origen del ferrocarril interoceánico de Hon-
duras,
raN el aflo de 1850, que ocupaba yo la po-
sición de representante diplomático de los Es-
tados Unidos en Centro-América, tuve el de-
signio de visitar la Bahía de Fonseca, que
ocupa un punto geográfico de bastante impor-
tancia entre los Estados de Nicaragua y El
Salvador, en el Océano Pacífico. Durante mi
permanencia en el puerto de La Unión, me
llamó la atención la circunstancia de que parte
de la bahía sufría los fuertes vientos del norte,
haciéndome it^ferir que debía existir una inte-
rrupción en la gran cadena de montañas de la
cordillera que, de otra manera, debía oponer
una insuperable muralla á los vientos que so-
plan en aquella dirección. Mayores fueron
mis presunciones cuando supe que los vientos^
XII
^el norte no se experimentan allí, sino es ea
-el período en qne dominan en la costa del
Atlántico j y por último se confirmaron, por U
adicional circunstancia de que estos vientos
-corren, hasta llegar al Pacífico, por un estrecho
•espacio que no excede de lo millas. Así,
pues, subiendo el volcán de Conchagua, que se
eleva sobre el puerto de La Unión, fijé mi
anteojo hacia el Norte, y sin ninguna sorpresa
vi que en efecto las montañas de Honduras
estaban completamente cortadas en aquella
dirección.
Este hecho no me interesó entonces sino
^omo un rasgo notable del carácter físico del
país; y no fué sino hasta el afto de 1852 que
me ocurrió la idea de establecer por allí una
xomunicación interoceánica. En este tiempo
los reconocimientos prácticos del Istmo de
Tehuantepec, con objeto de establecer un ca-
mino de hierro* entre los dos mares, habían
ciado por resultado la falta absoluta de puertos
á propósito en los dos océanos. Además, el
proyecto de una comuoicación por aquel punto
envolvía, políticamente, un grado de esperanza
muy pequeño para proseguirlo con suceso,
sino es hasta que un nuevo orden de cosas se
estableciera en México, el que, según la histo-
XIII
ria de aquel país, no debía esperarse dentro de
muchos años.
Esa triste convicción persuadió al público
que, en la necesidad de pasar para California^
tenía que continuar la molesta y dilatada ruta
del Istmo de Panamá.
Entonces fué que las observaciones que yo
había hecho en La Unión me indujeron á in-
vestigar si sería factible establecer un camino
de hierro que cortara el Continente y termina-
ra en la Bahía de Fonseca, lo que debía cum-
plir la predicción que había ^venturado **de
que, por su posición y capacidad, debería ser
con el tiempo el emporio del comercio y el cen-
tro de las empresas en aquella parte del Con-
tinente.' ' Pronto encontré que en el año de
1504 los empleados de la Corona de España
habían descubierto un pasaje entre los dos ma-
res en esta línea, y que habían fundado la
ciudad de Comayagua en la medianía del Atlán-
tico y el Pacífico, "con objeto de comunicar
fácilmente con uno y otro, evitando las enfer-
medades, fatigas y privaciones que había expe-
rimentado en el viaje del Nombre de Dios á
Panamá."
Habiendo comunicado mi pensamiento á
unos pocos amigos personales y hombres de
XIV
T^astante espíritu público, fué adoptado por
ellos, y se aprontaron á concurrir con el con-
tingente necesario para los gastos de un proli-
jo reconocimiento del país en cuestión. En el
acto procedí á la organización de un competen-
te cuerpo de reconocimiento^ y la fortuna me
favoreció con la concurrencia y asistencia de
personas de grandes conocimientos científicos
y de una práctica habilidad. Debo aquí men-
cionar los nombres del Teniente W. N. JeflFers,
últimamente profesor de Matemáticas en la
Academia de Navegación de los Estados Uni-
dos; del Dr. S. W. Woodhouse, cuyas califica-
ciones en la expedición del Gobierno al Colo-
rado, en California, bajo las órdenes del Capi-
tán Sitgreaves, habían sido satisfactoriamente
formadas; y de M. D. C. Hitchcock, que acom-
pañaba la expedición, como dibujante.'
Esta salió de los Estados Unidos en febrero
<ie 1853, y en abril siguiente comenzó sus ope-
raciones en el terreno, tomando la Bahía de
Fonseca por punto de partida. La exactitud
de mis primeras experiencias pronto se verificó.
Una línea de observaciones y medidas baromé-
tricas fué seguida á través del Continente, por
^1 Teniente JejQfers. Otra igual, desde León,
de Nicaragua, hasta la ciudad de Comayagua,
XV
^n Honduras, llevó el Dr. Woodhouse; y otra
tomé yo mismo desde Comayagua hasta Santa
Rosa, en el extreimo occidental de Honduras,
y de allí á la ciudad de San Salvador, en el
Estado del mismo nombre, recorriendo éste des-
ude Sonsonate hasta La Unión, punto de nuestra
partida.
Sobre las observaciones y hechos recogidos
^n este reconocimiento está fundada la memo-
ria que, precipitadamente escrita, presento
ahora. No creo demás manifestar que mi pri-
mitiva intención fué ilustrarla con un pequeño
MAPA DE Honduras y El Salvador; y que
si he dado la forma y extensión que. tiene el
<jue acompaña este volumen, ha sido en la con-
-vicción de que el interés público no sería satis-
fecho con un simple detalle de los rasgos físi-
cos y característicos de aquellos poco conocidos,
pero importantes Estados.
En el deseo de presentarlo de una manera
inteligible, he tenido que seguir en un todo
mis propias observaciones; En verdad, todo
ha sido preciso formarlo: no hay una sola auto-
ridad acreditada, no hay un solo dato que pu-
-diese servir de niicleo para una agregación de
hechos. La condición primera de Centro-
América, bajo el celoso y exclusivo sistema
XVI
colonial de España, y las deplorables circuns^
tancias en que se ha encontrado desde la inde-
pendencia, han sido bastantt desfavorables para
toda clase de investigaciones, aun en los depar-
tamentos geográfico y estadístico. Todo lo que
pertenece á la historia, caráxiteres naturales,,
clinía, población, producciones, comercio y ri-
queza del país, está en una ignorancia casi
completa. Aun las personas q ue se supone estar
mejor instruidas sobre las peculiaridades del
país, no son capaces de dar un informe circuns-
tanciado y exacto acerca de ellas, y el investi-
gador tiene que sujetarse á su propio trabajo,
tan penoso y difícil, que no deja de desalentar.
En vano se buscan libros impresos ó documen-
tos que lo ayuden. De los pocos que pude
recoger, no hay una sola colección completa, y
en vano se buscan también datos en los archi-
vos públicos, donde un total abandono y falta
de orden hace imposible adquirir ninguno.
Podía suponerse que respecto á la geografía
general del país, ó de algunos Estados, fuese
fácil encontrar informes claros y positivos; pero^
exepto un mapa del Estado de Guatemala,
hecho por don Alejandro Marure, intitulado
Atlas dk Guatemala, en ocho cartas forma-
das y grabadas en Guatemala^ de orden del
XVII
Jefe del Esíado^ ciudadano Dr. Mariano Gá/pez
año de i8j2^ pueHe decirse que ninguno haya
grabado del tcdo ó parte de Centro- América.
Los pocos mapas, así llamados, que existen en
los archivos de algunos Estados, apenas difie-
ren de las rudas pistas que forman los indios
para guiar á sus. com paceros en el camino de
la gjUerra. Sin embargo, fui bastante afortu-
nado en encontrar en poder de una persona re-
sidente en San Salvador, un mapa sin concluir
intitulado Mapa del Reino de Guatemala
afw de i8iOy por el Coronel Lacierra^ ingeniero
real. Este mapa, pur lo que hace á Costa-Rica
Nicaragua y Guatemala, está concluido, y se-
gún mis observaciones en los puntos que he
recorrido, es exactu. Empero, para mi trabajo
fué de muy poca importancia, porque los Esta-
dos de Honduras y El Salvador están comple-
tamente en blanco, y aun sin definir la línea-
costa del Pacífico. Así que, no lo he seguido
más que eu lo que toca á la llamada **Costa
Mosquito,'' cuya exactitud he confirmado por
mí mismo. El mapa de Marure, siendo, como
he dichoj solamente de Guatemala, tampoco
pudo auxiliarme para la construcción del que
presento, no teniendo, por consiguiente, ningu-
na fuente que pueda llamarse natn^a ó indígena.
XX
* \
empleado por el General Morazán, Presidente
de la Antigua Feaeración de Centro- América^.
para hacer un reconocimiento en el Istmo de
Nicaragua, sobre el proyectado canal.
Por otra parte: La ciudad de Comayágua,.
capital de Honduras, que era grande y flore-^
ciénte antes que Hudson descubriera la Bahía
de New York, algunas veces varía más de un
grado de su verdadera latitud y longitud, y en
muchos mapas lleva el nombre de Valladolid^
qué hace iliás de ciento cincuenta afios que no-
se usa. La ciudad de légucigalpa, la prime-
ra de Honduras, en punto á población, tiene
tódp.vía una posición más variada.
Entre las cosas desagradables para viajar eu
Centro — América, es el e¿tereoptipado u s o
qué hacen los mapas de nombres de lugares^
que, si'alguna vtz los han tenido, al presente
son desconocidos, ó' que son miserables aldeas^
que no merecen ser colocadas sino es en mapas
locales, mientras que muchos de importancia.
no se encuentran absolutamente. Así es que
vemos en los de Honduras á Tambla, y no^
están Las Piedras y la villa de San Antonio^
que existen en el mismo llano. ¡Y Tambla
no es más que una aldea de 200 habitantes^,
en tanto que Las Piedras tienen 5.000 y la vi-
XXI
lia de San Antonio 2.500! Además, en el de-
partamento de Gracias*, en el mismo Estado,
Guancapla, una colección de pocos ranchos, es
claramente indicada, y Santa Rosa, grande
y hermosa ciudad que contiene 6.000 habitan-
tes, está absolutamente omitida.
Estos ejemplos pudieran llevarse á lo infini-
to, pero ellos^on errores debidos á los pocos in-
formes que el mundo ha tenido de estos países.
Los que se han ocupado en formar mapas, desti-
tuidos de toda especie de datos exactos, se han
visto obligados á copiar las obras de sus ante-
cesores, y han contribuido así á la perpetuación
de los errores. Los que los han hecho, con
poco ó ningún cuidado, son en cierto punto
excusables, porque el poco interés que habían
tenido del país, no los estimulaba á hacer una
exacta infestigáción de él. Hoy todo es di-
ferente: no sólo se conoce el valor de Cen-
tro—América eú todos sus puntos de vista,
sino que ya el espíritu de empresa se dirige
progresivamente sobre aquel lugar prvilegiado.
Pero aparte de los errores puramente geo-
gráficos, hay otros en varios mapas de Cen-
. tro— América que no tienen excusa ninguna.
Hablo de esa servil perpetuación seguida
por los manas americanos, de la arbitraria di-
XXII
^visión política del país hecha por las autorida-
des inglesas, sosteniendo así las injustas pre~
tensiones del Gobierno británico. Este servi-
lismo de los autores americanos demuestra
cuan poco trabajo se han tomado para verifi-
car los hechos que han procurado representar^
y cuan profunda ha sido la ignorancia en que
han permancido acerca de las pretensiones
inglesas en Centro-^ímérica. Varios mapas
publicados en el espacio de un año, en los Es-
tados Unidos, merecen la más seve-ra censura
á este respecto.
Tomaré, para probar la justicia de esta cen-
sura, y para aprovechar la oportunidad de co-
rregir varios desatinos sorprendentes, un ma-
pa intitula'íio Johnston's ilustrated and
EMBELLISHED MAP.AND CHART OF THE NEW
WORLD. — New York, 1854. Entre ^anto, de-
bo observar, que aunque este mapa está lleno de
-errores, por lo que toca á Centrd-América, tanto
geográfica como políticamente, no es más dig-
.no de crítica que las nueve décimas partes de
los otros.
i^ En primer lugar encontramos en todos
los mapas á Verapaz como un Estado indepen-
diente. — Este es y ha sido siempre un depar-
tamento del Estado de Guatemala.
X^III
2^ Los límites del establecimiento británico
de Belice, que están claramente definidos por
los tratados celebrados entre Inglaterra y Es-
paña, extendiéndose solamente del río Jabón
al río Hondo, se representan incluyendo cuatro
veces más territorio que el que legítimamente
corresponde, y extendiéndose desde río Hon-
do hasta la Bahía de Amatique. Tales lí-
mites jamás fueron reconocidos ni por Espa-
ña, ni por los herederos de su territorio en
esa cuarta parte del mundo, ni por los Esta-
dos Unidos, ni por ningún país civilizado.
Esas son pretensiones imprudentes, que los
autores de miapas ingleses, accesoriamente á
los designios de su Gobierno, han adoptado
sin escrúpulo. Si se colocara el Estado de
Michigan como una parte del Canadá Occi-
dental, sería la mayor ofensa á la verdad; y si
los autores americanos aceptaran tal preten-
sión, no sería más absurdo que admitir las
serviles divisiones políticas de Centro — Amé-
rica hechas por las autoridades inglesas.
3^ Honduras, que se extiende de mar á
mar, teniendo un frente de más de 50 millas
en el Pacífico (Golfo de Fonseca), es represen-
tado en este mapa como enteramente cortado
antes del Océano, por Estados del Salvador y
XXIV
Nicaragua; cuando, como he manifestado, és-
tos están separados por territorios de Honduras.
^ 4^ Casi una tercef a parte de todo Centro-
América está señalada como **Costa-;Mosqui-
to," que se presenta como un distinto Estado
soberano. El término "Costa-Mosquito" ja-
más lia tenido una significación política, sino
que siempre se ha usado geográficamente para
designar una porción de la costa oriental de
Centro — América. Los indios conocidos con
el nombre "Mosquitos" son solamente unos
pocos miles de miserables. salvajes, confinados
tn la costa sin ninguna clase de estableci-
mientos. Esencialmente pescadores, apenas
obtienen Una escasa subsistencia en las nume-
rosas lagunas cerca de la costa, y su tráfico
consiste sólo en unas pocas conchas de tortuga
y alguna zarzaparrilla. Pero aun cuando es-
tos salvajes se consideraran en el rango de
nación, jamás podrían tener una pretensión
de soberanía sobre la gran porción de territorio
que este mapa sefiala. Mas, no sólo no tienen
ninguna soberanía sobre la pequeña fracción
que ocupan; no sólo no la reclaman ni la desean,
sino que ni tienen idea de nada; y es solamen-
te la Gran Bretaña, por miras siniestras,
que la ha tomado á nombre de aquellos, he-
XXV
cho altamente reprobado por los Estados Uni-
dos y por todas las naciones del globo. La
porción de territorio atribuida á la ficticia na-
cionalidad mosquita por este mapa, llega hasta
el río Segovia^^más allá de Honduras, toman-
do parte de Nicaragufa ( * )
5^ Los límites de Costa-Rica al norte no
son exactos, ni concedidos por Nicaragua.
Pero este error puede excusarse en razón de
la disputa que hay entre estos dos Estados;
mas no parece propio que el autor de un mapa
sea el qtfe venga á decidir cuestiones de límites.
Los verdaderos de Costa-Rica están definidos
en su propia Constitución, extendiéndose des-
de abajo de la boca del río SaiL Juan hasta- el
TÍO Salto de Kicoya ó Alvarado, cayendo al
Golfo de Nicoya. Consiguientemente, el te-
rritorio de Costa-Rica no toca ni al río San
Juan, ni al lago de Nicaragua, sino que pasa
por el sur de los dos. El mapa en cuestión es
también erróneo á este respecto. En suma,
(*) üscáíiilalo íttl mundo, ofensa á la razón y la justicia,
es la última di vis h^u hecha por los agentes británicos de este
fcenitono. Mticlios ácm los pueblos de Honduras y Nicaragua
c|ue declaran * "Mosquitos." Su línea comienza en punta de Cas-
tilla, tomíindo el puerto de Trujillo, casi todo el departamento
deOlancho, parte del de Tegucigalpa, y todo el de Segovia, hasta
e! ñaeríe cié Sin Carlas, Decidlo, hombres imparciales, es esto
íipíipetíiT híi proTne^lr"1es de Ins naciones? — El T.
XXVI
en todo lo que concierne á Centro-América no^
puede mirarse como una autoridad: puede ser-
vir sol&thente para confusión y extravío.
Sin embargo, debe advertirse que es gene-
ral en su carácter y que no pretende ninguna
específica exactitud. No sucede lo mismo con
un gran mapa recientemente publicado en Lon-
dres, y que ha sido generalmente aceptado-
como autoridad, llamado Mapa dk Centro-
América, incluyendo ios Estados de Guatema-
la^ Honduras^ El Salvador^ Nicaragua y Cos-
ta-Rica, etc,^ por John Baily^esq. — Tr^lawney
Saundet^s^ London^ 1850.
No nos admira encontrar en este mapa com-
prendidas todas las pretensiones territoriales
y la arbitraria división política' hecba por el
Gobierno británico. Unas pocas brochas con
colores han bastado para indicar la soberanía
inglesa en las dos terceras partes del. departa-
mento de Verapaz,^ en Guatemala, y convertir
las islas de Honduras, en la bahía del mismo
nombre, en dependencias británicas; y llevar
la jurisdicción mosquita más allá de la mitad
de los Estados de Honduras y Nicaragua.
No ha sido menos potente colocar la cuestión
límites entre el propio Nicaragua y ^Costa-Ri-^
ca á favor de éste, en donde, por una singular
XXVII
I
coincidencia, ha predominado siempre la in-
fluencia británica. ( ^ ) Tales peculiaridades^
atendido su origen, no deben absolutamente
sorprender. Los que lo formaron, bien deben
haberse reído al conocer con qué servil igno-
rancia lo copiaron de este» lado del Atlántico-
Confesaremos, no obstante, que en ciertos
puntos es el que más se aproxima á la exacti-
tudj aunque en algunos rasgos geográficos y
políticos es deficiente, y en otros totalmente
erróneg. Dejando á Guatemala y Costa-Rica,,
hallamos en los otros Estados una porción de
errores bastante trítscendentales, que son tan-
to más notableSj cuanto que Mr. Baily ha per-^
maoecido muchos años en Centro- America y
viajado por algniios puntos de su territorio-
Por ejemplo, cu el Estado de El Salvador co.
loca el río Lempa como divisorio entre este
Estado y el de Honduras, cuando corre en la
("^ } Sí la excepeiojial influencia inglesa que se ha ejercida
en Guatemala y Cofita-Rica hubiera sido puramente local, los
pueblos í!e Centto-Aintírrca ]a Habrían visto con la indiferencia
ó la compasión con q^ie se ven los extravíos de la razón huma-
na; pero, deagraciarlatneuLe^ á esa influencia deben los otros Es-
tados la mayor parte ilc '*ijs divisiones; á ella deben los ultrajes,
los despojos y las exacciones injustas que sufrieron del Cónsul
Cbatfield; y ella fué el fícente más temible que se empleara para
alcanzar ciertos fiíitrH ilt ^jartido! ¡Pueda en fin el nombre cen-
troamericano ocupar íf] lui^'ar que había cedido á pequeños inte-
reses! - El T.
XXVIII
mayor parte de su extensión por el centro lon-
gitudinal del último, y forma su límite norte
en unas pocas millas de su curso. Luego las
aguas superiores del río Santiago, en el depar-
tamento de Gracias, las marca describiendo el
segmento de un círculo de Este á Oeste, antes
de tomar su curso general de Este á Norte,
hasta el mar, cuando es precisamente todo lo
contrario. Por consecuencia de este error, el
pueblo y ruinas de Copan caen al territorio de
Guatemala, siendo evidente que están bastan-
te al interior de los términos de Honduras.
¡La laguna de Yojoa se halla en la singular
circunstancia de tener cinco bocas. El curso
del río Humuya está demasiado inclinado al
Este de su verdadero curso. El Guayambre
y el Guayape, que, en efecto, unidos forman
el Patuca, que corre á la Bahía de Honduras,
en Brus, están señalados como los principales
afluentes del gran Segovia, que va al Mar Ca-
ribe, en el Ca bo Gracias á Dios. También es-
tá representado este no, que nace en las mon-
tañas de Chile, alrededor del Ocotal ó Nueva
Segovia, como naciente al Este de aquellas
montañas, y la cabeza de las aguas del río Es-
condido ó Bluefields, sustituyendo alas de aquél.
El río Goascorán, que toma su origen cerca
XXIX
del Humuya, y corre al sur á la Bahía de Fon-
seca, no se encuentra. Los errores sobre la
, colocación de los lugares no son menos nota-
b]es, é infinitamente más numerosos. Estos,
empero, son más disimulables, porque ellos
serán puestos sin duda alguna por informes
de personas mal orientadas de las distancias.
Bl distinguido geógrafo prasiano, Ber-
ghaus, es el primero que h^ indicado, con más
aproximación á la verdad, los grandes caracte-
res físicos de Centro- América. En lugar de
admitir una continua cadena de montañas ex-
tendiéndose por aquel país, desde Tehuante-
pec hasta Panamá, dividió las montañas de
Centro-América en tres sistemas ó' grupos:
i^, el de Costa-Rica, cuyo núcleo es el volcán
de Cartago; 2^, el de Honduras; y 3^, el de
Guatemala. Entre el primero y el segundo
se interpone el bajo transversal del lago de
Nicaragua, con una mínima altura de 180
pies; y entre el segundo y tercero el plano de
Comayagua, con sus ^ dependientes valles, ter-
mina una altura máxima de 2.0CK) pies. Bajo
este respecto, y en todos en general, el mapa
de Berghaus, publicado en su Physikalischen
Atlas^ 1840, ha sido, en un período reciente,,
el mejor de Centro- América.
XXX
En explicación del de Honduras y El Sal-
arador, que ahora presento, debo advertir, que
los puntos sobre que la línea del proyectado
'Camino de hierro por Honduras debe pasar,
fueron determinados por el Teniente JeíFers^
por numerosas y prolijas observaciones astro-
nómicas. Estos constituyen las bases calcu-^
ladas de las -relaciones de los lugares visitados
por la e^pedicióa ó sus miembros. Estos
cálculos tienen la adicional confianza de que,
tanto en Hojiduras como en El Salvador, el
gran número de montañas y picos volcánicos,
'que constantemente se presentan á la vista del
viajero, dan la mayor facilidad para determi-
nar su posición con la mayor exactitud. Cuan-
do se presentaba la oportunidad de examinar"
la situación de estos puntos, no se descuidaba, .
lo cual^ ha servido satisfactoriamente para la
formación del mapa. Se notará qHíe aquellos
cuya posición se considera como aproximada
á la exactitud, están señalados con una peque-
ña raya debajo. Los otros son de la más
cumplida que se ha podido obtener, y son muy
pocos los que se han colocado como conjetura-
les.- El curso del río Patuca, en la relativa
posición de los pueblos situados en su cabecera,
se ha tomado de un rústico mapa formado por
\ XXXI
los cortadores de madera establecidos en el río
y sus tríbutanü?. Muchos de los datos que
contiene el mapa, dentro ^e los límites del fle-
partamento de Gracias, son extraídos del que
formó don José María Cacho, en 1834, actual
Secretario de Estado de Honduras.
De paso haré observar la poca confianza que
se puede tener en los "itinerarios" que se pu-
blicau en el apéndice de algunos "calendarios,"
^ü C en tro-Am erica, respecto á las distancias.
Las computaciones son en leguas, obtenidas
eu general de los arrieros del país, que calcu-
lan tan vagamente las distancias, como lo con-
fiesan algunas veces con sencillez, "según las
cualidades de sus muías." He visto que en
los comparativos terrenos planos de Honduras
y El Salvador, el valor de una legua raramen-
te excede dos millas inglesas; y que en los dis--
tritos montañosos disminuyen milla y media
de distancia horizontal.
Cuanto he dicho acerca de los datos geo-
gráficos que contienen esta memoria y mapa
incluso, puede considerarse también respecto
de los hechos estadísticos que se representan.
Ellos son el resultado de observaciones y tra-
bajos personales^ pero formados de una mane-
ra que naturalmente deben tener imperfeccio-
XXXII
nes. Por ejemplo, los hechos sobre la pobla-
ción han sido recogidos unos de los registros^,
parroquiales^ y otros de las irregulares tablas
publicadas por las gacetas oficiales de cada Es-
tado. Pocos de los que no hayan emprendido
. un trabajo semejante, podrán comprender
cuántas fatigas é investigaciones se necesitan
pata obtener algún resultado en tan desfavo-
rables circunstancias, y que después de agotar
todos los esfuerzos posibles no se puede alean-
zar una completa exactitud. Nadie más que '
yo mismo siente los defectos y deficiencias '
que esta memoria tiene sobr^ muchos puntos
de interés general. Sin embargo, me lisonjeo
de que ella será de ajguna importancia, sir-
viendo de punto de partida para lo sucesivo, y
que, corrigiéndose sus errores y llenándose las
omisiones que tenga, se concluirá por dar al
mundo un todo completo y exacto del carácter,,
clima, riqueza, población y condición física y
política de los Estados de Centro- América; y
tengo la esperanza de que estos ensayos in-
fluirán para despertar la atención dei pueblo y
gobiernos de aquel país, en recoger y publicar
lo que contribuya á este objeto.
No hay más que una obra impresa en Cen-
tro-América, que intenta dar una idea del
XXXIII
país, acerca de su carácter, riqueza, etc. Es^
ta es la Historia del reino de Guatemala^ por
Juarrbs. Pero esta obra no es más que una
pequeña trascripción de las crónicas municipa-
les y monacales de Guatemala. Raramente
se hace referencia á los rasgos físicos del
país, y aun en un exagerado y maravilloso
tono, qué siempre denota la falta positiva de
conocimientos. Historietas de la producción
de una planta, como la calabaza^ ó de los de-
pósitos de los huevos de un insecto conocido
con el nombre de chapulín^ son las que se en-
cuentran en Juarros. ¡Extraño parecerá decir,
pero nada es más cierto, que todos los escritos
que se han publicado en Centro-América so-
bredi país mismo, no han sido más que una re-
petición servil, rara vez cambiando de lenguaje,
de las aserciones de Juarros! ^
Después de la independencia, don José del
Valle, y posteriormente don Alejandro Maru-
re, dedicaron su atención al estudio del país,
bajo su aspeclio físico, y á la reunión de datos
ilustrativos sobre su riqueza y condición polí-
tica; pero excepto una memoria sobre el canal
de Nicaragua y una breve lista cronológica de
algunos acontecimientos históricos de Centro-
América, no tenemos nada de Marure, aunque
HONDCRAS.— 3
XXXIV
se dice que escribió bastante en común con
Valle, respecto de todo. * El único nombre que
merece ser mencionado, es el de don José Ma-
ría Cacho, como el solo hijo de Centro-Amé-
rica que ha hecho un trabajo completo del de-
partamento de Gracias. Sus breves notas
acerca de él, son de grande interés, y pueden
servir como un modelo que deben seguir sus
conciudadanos.
Todo lo poco , que se ha escrito sobre Cen-
tro-América ha sido por los extranjeros; pero
sus obras, en la mayor parte, no han conteni-
do más que rápidas narraciones de viajes y
aventuras, desnudas de observaciones é inex-
actas en sus asertos. Pocas son las que se
han escrito por personas de competente capa-
cidad, ó acostumbradas por hábito á hacet? in-
vestigaciones formales y ciertas. Especial-
mente^edicadas á hechos políticos, están lle-
nas de incidentes y conmociones, cuyo origen
y significación son incógnitos para sus autores.
Puedo, quizá, excluir las obras de 'j^hom-
son, Henderson, Young, Robefta, Dunn Baily
y Brow, que ciertamente contienen hechos y
observaciones de mérito.
Como una revista de todo, yo creo que ha-
ré un servicio al público incluyendo, en apén-
^ xxxy
MÜce á esta memoria, una lista de los libros y
panfletos concernientes á Centro- América en
general, ó á algunas de sus partes, que se han
publicado desde el principio de este siglo, y
que he tenido á la vista. Mi objeto ha sido
Tiacer esta lista tan completa como fuese posi-
l)le, sin atender al mérito de las obras. Se
observará que los títulos siguen unos á otros
•^en orden cronológico.
HONDURAS
POR
K. G. SQUIER
J^osición geográfica y topográfica de Centro^ América^ y su
• • ; influeficiá a^ei^ccC de la potíación»
g.
^ENTRO-AMÉRICA, respecto á su posición
geográfica, casi realiza la antigua idea del cen-
tro del mundo. No solamente une las dos
grandes divisiones del continente americano,
los hemisferios del Norte y del Sur, sino que
abre sus puertos á Europa y África por el Este,
y á la Polinesia, Asia y Australia, por el
Oeste.
Examinando el mapa, encontramos el istmo
de Tehuantepec y el Golfo de Méjico aproxi-
mándose poco menos de 200 millas del Océano
Occidental, y las aguas del río Coatzacoalcos,
que desemboca en el primero, casi mezclándose
con las del Chicapa, que caen en el segundo.
Abajo de este punto, el continente se extien-
de, abrazando las altas plataformas de Guate-
mala al Oeste, y los dilatados llanos de Tabas-
co, Chiapas y Yucatán al N. y al E» El golfo
ó bahía de Honduras, sin embargo, cierra en
redondo esta sección al S. E., y aun estrecha
el continente á menos de 150 millas. Colocado
el país entre esta bahía y él* -Pacífico, es corta-
do por una completa interrupción de cordille-
ras, y cruzado '|)or ún'igfan'^ane trasversal de
Norte á Sur, por el cual corre el caudaloso ría
Ulúa hacia el Atlántico, y el pequeño Goasco^
rán á la bahía de Fonseca, en el Pacífico.
Descendiendo y pasando el gran bajo de
Nicaragua, se encuentra el bien conocido y es-
trecho istmo de Panamá ó Darién, sobre el
cual el flujo de la emigración ha derramado dos
veces sus inundaciones; una al Perú y otra á las>
doradas playas de California.
No son menoís notables los caracteres topo-
gráficos de Centro-América que sus figuras
geográficas. En su aspecto físico y en la confi-
guración de su superficie, se ha considerada
justamente como un epítome de todos los paí-
~'**nas del globo. Altas ^las de montañas^.
— 3 —
separados volcanes en formas efüteramente có-
nicaS) elevadas planicies, profundos valles, an-
chos y fértiles llanos y extensos aluviones se
encuentran allí agrupados y variados por dila-
tados y hermosos lagos y majestuosos ríos;
produciendo todo, una vida animal y vegetal,
y gozándose de una gran variedad de climas,
desde los tórridos calores hasta la fresca y for-
tificante temperatura de una eterna primavera.
La gran cadena de cordilleras aquí, como
en la América del Sur, se aproxima más á la
costa del Pacífico; pero cortada en varios pun-
tos, como he dicho, toma la forma de separa-
dos ramales, grupos ó collados, entre los cua-
les pasan hacia los dos océanos los riachuelos
de los altos valles del interior. Por consiguien-
te los principales aluviones van á morir al
Golfo de México ó al Mar Caribe. Las lluvias
son más 6 menos copiosas por todo el año, la
vegetación exuberante, el clima húmedo y pro-
porcionalmente insalubre. Los monzones so-
plan al NE., y la humedad con que son satu-
rados, condensada en las partes elevadas del
continente, cae en el Atlántico. Por esto es
por lo que la pendiente del Pacífico es compa-
rativamente seca y saludable, como todas las
regiones elevadas del interior.
— 4 —
Topográficamente, Centro-América presen-
ta tres marcátios centros de elevación^ que
tienen á cierto grado fijadas sus divisiones po^
líticas. El primero ^s el gran llano ó las al-
tas entrecortadas planicies en que está situada
Guatemala, y que está más de 4.000 pies sobre
el nivel del mar. Aquí toman su nacimiento los
grandes ríos Usumacinta y Tabasco, que corren
hacia el Norte, por Chiapas y Tabasco, al Gol-
fo de México. Sus fuentes se tocan con las
del Motagua ó Gualán que desemboca al Este
en el Golfo de Honduras, y con las de una
porción de riachuelos que derraman al Oeste,
en el Pacífico. Honduras ocupa un grupo de
montañas, presentando casi una muralla en-
frente del Pacífico; pero formando numerosos es-
polones ó ramales, como los dedos de una ma-
no abierta, al Norte y al Este. Entre estos
ramales y en algunos puntos circulados por co-
llados, hay varios valles y llanos en diferentes
elevaciones, donde se reúnen las aguas de mil
arrollos, que forman considerables ríos que des-
aguan al Norte y al Este en el Mar Caribe, y
al Sur y al Oeste en el Océano Meridional.
Éntrelos más notables, se cuentan el Chame-
lecón,el Ulúa, Lean, el Romano ó Tinto, Pa-
tuca, Coco ó Segovia, sobre la inclinación
— 5 —
oriental; y el Choluteca, Nacaome, Goascorán,
^an Miguel y Lempa, sobre la occidental.
Entre estos y el tercer gran centro de ele-
vación en Costa-Rica, está el bajo del lago de
líicaragua, con sus verdes pendientes y poco
ondulantes planadas. El núcleo de la elevá-
-ción de Costa— Rica, es el gran volcán de
Cartagó que domina en el medio. Aquí las
cordilleras toman el aspecto general de una
:gran barrera continuada de montañas que
pronto descienden alas llanuras del istmo de
Panamá.
Además de los ríos de Centro-América, de
los cuales he enumerado los principales, hay
multitud de extensos y hermosos lagos, á saber:
— Nicaragua y Managua, en Nicaragua; Yojoa
ó Taulabé, en Honduras; Guija é Ilopango, en
San Salvador; Golfo Dulce, Peten ó Itza, Ati-
tlán y Amatitlán, en Guatemala. De todos
los lagos, los de Nicaragua y Managua son
los más grandes.
He dicho que los puertos de Centro- Améri-
ca se abren á Europa y África por una parte, y
á la Polinesia, Asia y Australia, por otra (i).
(i) Hoy que el vapor ha disminuido considerablemente las
distancias, hoy que las relaciones del mundo se extienden con
admirable rapidez, Centro-América puede comunicar en pocos
— 6 —
En el Atlántico, Guatemala, tiene Belice, Iza-
bal y Santo Tomás (este último sólo de valor);.
Honduras tiene Omoa, Puerto Caballos, Puer-
to Sal, Triunfo de la Cruz, Trujillo y otros;
Nicaragua tiene Gracias á Dios, Bluefieíds y
San Juan. Costa-Rica no tiene ningún puer-
to bueno al Este; pero tiene varios al Oeste, de
los cuales Golfo Dulce, Puntarenas y Caldera
son los principales., Nicargua tiene sobre el
Pacífico, Culebra, Salinas, San Juan del Sur y
Realejo. Honduras tiene una reunión en la
bahía de Fonseca, á saber: Amapaía, puerto li-
bre, San Lorenzo, La Paz, etc.; El Salvador
tipne La Unión, también en la bahía de Fon-
seca, Jiquilisco ó Espiritu Santo, Jaltepec ó
Concordia, La Libertad y Acajutla ó Sonsona-
te. Los dos últimos apenas puede llamárseles
puertos, porque realmente no son más que ra-
das. Guatemala tiene solamente un puerto ó
días con los Estados Unidos y algunas repúblicas del Sur, y en
pocas semanas con Europa. — ¡Posición feliz!! Ella llama á ese
país á la agricultura y á la marina.— Que lo conozca, pues, que
abandone ese espíritu de desunión que lo desoía; — que escuche
la voz de la razón;— que entre en la vía de la cordura y del buen
sentido;- que se fije en la apertura de las vías de comunicación
interior;— que piense en remover los obstáculos que embarazan
el desarrollo de la primera;— que atienda al mejoramiento de sus
puertos, etc., y gozará de las relaciones que da la una y de las
riquezas que proporciona la otra.— jE"/ 71
— 7 —
rada, llamado Iztapa. Los mejores puertos
del Atlántico son Santo Tomás, Omoa, Puerta
Caballos y San Juan del Norte; y los del Pací-
fico, el puerto libre de Amapla (Isla del Ti-
gre) y La Unión.
El área de Centro-América puede calcu-
larse en un número redondo de 155.000 millas
cuadradas, casi igual á la de la Nueva Ingla-
terra y los estados del medio reunidos. La
población se estima solamente en 2.000.000 de-
habitantes, de los cuales Guatemala tiene
850.000; San Salvador 394.000; Honduras
350.OQ0; Nicaragua 300.000, y Costa-Rica
125,000 (i) C).
(i) Diversos son los cálculos que se han hecho sobre la ex*
tensión y población de Centro-América. — Todos, enipero, difie*-
ren considerablemente entre sí, y, salvas algunas excepciones^
el del autor es el que consideramos más aproximado á la exac-
titud.—^/ r.
(*) Población de Centro- América. — Según el Anuario del
Comercio de Bailly-Bailliere, , la población de las cinco Repú-
blicas es de 4.1 14.218, en esta forma:
Guatemala 1.500.000 habitantes
El Salvador 1.063.600
Honduras. 800.000
Nicaragua 428.000
Costa Rica 322.618
Total , 4. 114. 218
Nota de ''La Bandera Liberal,' *
— 8 —
La posición geográfica y topográfica de to-
dos los países lia tenido, y deberá siempre tener,
una importante, y frecuentemente, una podero-,
sa influencia en el carácter y destino de sus po-
blaciones. La naturaleza y extensión de esta
influencia recibe una brillante ilustración tanto
«n la pasada como en la presente condición de
Centro-América. En la época de su descubri-
miento se encontró ocupada por dos familias,
presentando la una á la otra los puntos más di-
versos de contraste. En las altas planicies del
interior del país, y en el declive del continente
«n el Pacífico, donde las lluvias son comparati-
vamente ligeras, el país abierto y el clima rela-
tivamente sano, se encontraron grandes y po-
pulosas naciones, bastante avanzadas en civili-
zación. Conservando un sistema religioso una
•organización civil. En el declive opuesto del
Atlántico, en los espesos bosques, que las cons-
tantes lluvias hacen vegetar con lozanía, en las
costas bajas donde los pantanos y lagunatos,
recalentados por un sol ardiente, exhalan mias-
mas húmedos, se encontraron tribus de hom-
bres salvajes, sin habitaciones fijas, viviendo de
frutos naturales, con el precario auxilio de la
pesca y de la caza, sin religión, y casi sin nigu-
na reunión social ni establecimiento político.
— 9 —
Es imposible resistir á la convicción de que
las diferentes condicione^ de estas dos familias
son debidas al contraste físico de sus respecti-^
vos países. Con los primitivos naturales del
lado del Atlántico en Centro-América, ningún
progreso más allá de los rústicos hábitos de la
vida, era posible. Ningún poder tenían contra
la exuberante vitalidad de la naturaleza salva-
je, que aun el hombre civilizado, con todos los
recursos que la inteligencia ha llamado gra-
dualmente en su auxilio, es incapaz de subyu-
gar, y que aun conserva su antiguo dominia
en los anchos aluviones, tanto en la América
Central como en la del Sur. Sus medios de
subsistencia eran extremadamente escasos y
precarios para que pudiesen hacerse estable-
cimientos permanentes, que, á la vez, desenvol-
viesen las relaciones y ajustasen una organiza-
ción social. Por esta razón eran necesaria-
mente caladores, nómadas en sus hábitos, y
obligados á disputar su vida con los que, como
ellos», eran casi menos que las bestias de los
bosques.
Jamás la civilización se habría desarrollado
bajo tan adversa situación. Solamente donde
favorables circunstancias físicas pudiesen ali-
viar al hombre de sus inmediatas y exigentes
- 12 —
Las relaciones naturales de Centro-Amé^
irica, como lo indica la posición física descrita,,
son evidentemente con el Pacífico y con los
Estados existentes, <S que se formen en la costa.
California, la mayor parte de Méjico y algunos
de los Estados de Sur-América, tendrán tar-
de ó temprano que sostener una posición co^
rrespondiente á la que las Indias Occidentales
han conservado con los Estados Unidos y
Europa, con la importante adición de ser una.
vía de comunicación, y quizá últimamente de
comercio entre los hemisferios oriental y occi-
dental. Su destino está plenamente escrito en
1a delincación de sus costas é impreso en su.
superficie, así como demostrado en su posición,
geográfica.
\
CAPITULO II
Descubrimiento.— Límites.— Aspecto general,— Topografía
Bi
)N Honduras fué donde primero puso los
pies Colón en el continente de América, En
1502, en su cuarto viaje, descubrió la isla de
Guanaja (ó Bonacá), que llamó la Isla de Pi-
nos. Desde esta isla divisó hacia el Sur las
altas montañas de tierra firme, y prosiguiendo
su curso en aquella dirección, llegó el 4 de
agosto al punto que llamó Punta Caxinas (hoy
Cabo de Honduras), y formalmente tomó po-
sesión del país á nombre de la corona de Espa-
ña (i). Continuando, costeando al Este, tocó
la boca del Tinto ó río Negro, y por último,
después de algún tiempo y de bastantes peli-
gros, arribó al lugar donde la costa, dando
(i) Cristóbal Colón no tocó tierra hondurena; quien tomó
posesión del paisen nombre del rey de España, fué el Adelan-
tado don Bartolomé, hermano del descubridor. Nota de ''La
Bandera Liberal. "
Honduras.— 4
194663
— 14 —
vuelta precipitadamente al Sur, forma un cabo,
al que, en gratitud de su salvación, le dio el
nombre ¿e ^^Cabo Gracias á Dzos^\ Procurando
entrar al gran cabo ó río Wanks, perdió un
bote con algunos marineros, y en consecuencia
de esta desgracia, le llamó el ^^Rio del desasir e^
Del cabo Gracias siguió su viaje á lo largo de
la Costa Mosquito, que llamó ''^Cartay^'' hasta
el itsmo de Darién.
Poco menos de veinte afios después, el con*
quistador de México, Hernán Cortés, inspira-
do por las narraciones de los vastos y populo-
sos reinos hacia el Sur del humillado imperio
de Motezuma, emprendió una expedición á
üondüras, que entonces era llamado Hibueras
ó Higueras. Esta expedición, por la distan-
cia y por las dificultades que la rodeaban y le
debían sobrevenir, ha sido y será siempre sin
ejemplo en la historia de las marciales aven-
turas.
Partiendo del itsmo de Tehuantepec, Cor-
tés entró atrevidamente á los vastos y desco-
nocidos desiertos interpuestos entre los confi-
nes de Méjico y el país que buscaba. Por es-
pacio de dos aflos luchó entre profundos lagos,
anchos é impasables ríos, y altas y desoladas
montañas, con un valor y una firmeza casi
15
-sobrehumanos. Al cabo de este tiempo llegó^
al lugar donde Colón desembarcó (i) por pri-
mera vez en Honduras, y después de haber
obtenido la sumisión de los vecinos jefes, fun-
4ó allí la antigua ciudad, hoy puerto de
T^rujillo.
En adición á los nombres de Colón y Cor-
tés, se encuentran los de Al varado, Cristóbal
de Olid y Córdoba en la lista de los intrépidos
y celosos capitanes que se distinguieron en la
exploración del país y su sujeción á la cocona
•de España. Pero no es mi propósito escribir
la Historia del poder de España en Honduras. .
Basta decir que hacia el año de 1540, sesenta
años antes que fuese fundado Jameston y ca-
si cien años antes que Hudson entrara á la
bahía de Nueva York, Honduras tenía sus
grandes y florecientes ciudades, y se había es-
tablecido la Audiencia ' de los confines en su
jurisdicción.
Después se trasladó esta Audiencia á Gua-
temala, y desde aquella época hasta la Inde-
pendencia de los Estados Hispano-americanos»
Honduras constituyó una parte del reino ó
Capitanía General de Guatemala, que com-
prendía la3 provincias ó intendencias de Gua-
(i) véase nota anterior.
— i6 —
témala, Honduras, San Salvador, Nicaragua y
>Costa Rica. Estas se declararon libres del
dominio de España en 1821, y asumieron el
rango de Estados soberanos form ando luego
una confederación denorninada ** república,
DE CENTRO-AMÉRICA ". Pero á consecuencia
de las divisiones intestinas y del dioque dé
las facciones, se disolvió esta unión en 1839,.
desde cuya época, á pesar de varios esfuerzos
hechos para restablecerla, algunos Estados la
han rehusado, y al presente conservan su pri-
mitivo poder soberano; como repúblicas inde-
pendientes.
Así que la de Honduras comprende el te-
rritorio que le pertenecía como provincia^
Los límites son: por el N. y E., la bahía de
Honduras y el mar Caribe, extendiéndose des-
de la boca del río Tinto, 15^ 45' lat. N, y 88^'
30' long. W., hasta el Cabo Gracias á Dios, en
la boca del río Wanks ó Segovia, en lat. 14°
59' y long. 83" 11', sigiendo una línea-costa de
cerca' de 400 millas. Por el S. confina con la
República de Nicaragua. La línea divisoria
sigue por el río Wanks hasta cerca de los dos
tercios de su extensión, y de allí, apartándose
al S. W., hasta la cabeza del río Negro, con-^
tinúa al Golfo de Fonseca.
— 17 —
Tiene una línea-costa de cerca de sesenta
millas en este golfo, desde el rio Negro hasta
^1 río Goascorán, abrazando las grandes islas
del Tigre, Zacategrande y Güegüensi. Al W.
y S. W. con las Repúblicas de El Salvador y
<íuatemala. La línea divisoria es irregular.
Comenzando en el Golfo de Fonseca, en la bo-
-ca del río Goascorán, sigue el curso de este río
por cerca de treinta millas hacia el Norte, has-
ta la boca de uno de sus afluentes al N. W.,
llamado el Pescado. Desde la cabeza de este
TÍO, cortando un brazo del Torola (que desagua
al S. W. del Lempa), le sigue hasta su boca.
De allí continúa por el curso del Lempa hasta
la boca del Sumpul, que crece casi en su naci-
miento, hasta el punto donde sus aguas se
aproximan al río Paz, que divide á San Salva-
dor de Guatemala. De este punto pasa un po-
-co al N. E. á lo largo de la cadena de monta-
ñas del Merendón y la Grita, abrazando las
ruinas de Copan, casi quince millas al S. E.,
hasta cortar la cabeza del pequeño río Tinto,
que desemboca en la Bahía de Honduras (*).
(*) Excepción hecha de los límites entre Honduras y Ni-
caragua, definidos por el Laudo Arbitral de S. M. C. el Rey de
España, el 23 de diciembre de 1906, los que corresponden á
muestras fronteras hacia El Salvador y Guatemala no están to-
— i8 —
Así, pues, el estado se encuentra entera-^
mente dentro de los 83° 20' y 89^ 30' longi-
tud W., y los 13^ 10' y 16° latitud Norte, com-
prendiendo no metios que 39.600 millas cua-
dradas, cerca de la misma área del Estado de
Ohio.
La extensa isla de Roatán con sus depen-
dencias, Gúaíiaja, Bonacá, Utila, Helena, Bar-
barat y Morat, también pertenecen á Honduras;
pero están hoy bajo la denominación de ^^Co^
lony of the Islands^\ Colonia de las Islas de la ,
Babia, violentamente ocup¡adas por la Gran Bre-
taña, con violación de los derechos y sobera-
nía de Honduras y de los términos explícitos
del tratado de 1850 con los Estados Unidos.
También ha puesto su dominio la Gran Breta-
ña en una considerable porción de la Costa
Oriental de Honduras, desde el Cabo Cama-
rón hasta el Cabo de Honduras, pocas millas
hacia el E. de Trujillo al Gabo Gracias á Dios,
á nombre del supuesto "Rey mosquito".
La posición física de Honduras queda iudi^
cada en el capítulo precedente sobre la geogra-
fía y topografía de Centro-América en gene-
davia definitivamente demarcados, pero lo serán conforme á las
Convenciones de Límites existentes entre los respectivos países.
Nota de La Bandera Liberal.
— 19 —
ral. Síb embargo, como la mayor parte de la
memoria se contrae á este Estado, tengo que
entrar en más detalles acerca de é\.
Su aspecto general, como he indicado, es
montañoso, es decir, está atravesado en varias
direcciones por líneas de montañas y collados
radiantes de la común base de las cordilleras.
Esta gran cadena, que puede mirarse como el
primer apoyo del continente, no se aproxima
en Honduras menos que 50 ó 60 millas al Pa-
cifico. No conserva por todas partes el carác-
ter general de una entrecortada línea, sino que
en su curso cambia algunas veces su faz sobre
sí misma, formando interiores valles, donde se
unen las aguas de los grandes ríos que atra-
viesan el país, en dirección al Océano Atlán-
tico. No obstante, vista desde el Pacífico,
tiene la apariencia de una muralla natural,
con una baja línea de montañas, variada con
picos de volcanes, de admirable regularidad en
su redondez, que se interponen entre ella y el
mar occidental. Podría casi creerse que en
algún tiempo las aguas del Pacífico rompieron
á los pies mismos de esta gran barrera de mon-
tañas, y que la línea inferior de la costa había
sido subsecuentemente elevada por fuerzas vol-
cánicas. En San Salvador parece verificarse
— 20 —
esta conjetura. -En la alta superficie, que ten-
drá algunos dos mil pies por término medio, y
que se extiende desde el volcán de San Miguel
hasta el de Apaneca, separada de la verdadera
cordillera por el valle paralelo del río Lempa,
todo es de origen volcánico. No menos que
once picos de volcanes erizan su cima, y el via-
jero camina de uno á otro extremo del Estado
por una no interrumpida c^pa de escoria y ce-
nizas, mezcladas de piedra pómez y algunas
veces de lava y piedras volcánicas. En Nica-
ragua esta línea volcánica se aplana por inter-
valos, y e$ notable solamente por altos conos
y abiertos cráteres, mientras la cordillera sigue
su curso al S. E. en los límites N, del bajo
transversal del Lago de Nicaragua.
Conforme he indicado, Honduras tiene sólo
una estrecha frente de cerca de sesenta millas,
en cuyos términos la línea volcánica desapare-
ce. Ocupan su lugar altas islas de origen
volcánico, pertenecientes al Estado, en la ba-
hía de Fon seca.
Las costas septentrional y oriental de Hon-
duras presentan varios grupos prominentes de
montañas, que son los términos de los depen-
dientes ramales N. y E., de las cordilleras.
Estas montañas inferiores cortan la costa del
— 21 —
norte diagonalmente, y arrollan á una y á otra
porción, en cierta manera, según se ve de la
. mar, como una entrecortada cadena. De ahí
lia ocurrido que en varias cartas de esa costa,
aunque se señalan las bocas de los grandes
ríos que corren del interior, siendo imposible
el curso de los mismos ríos por una continua-
da cadena de montañas, los colocan como cor-f
tando la costa á poca distancia de tierra firme.
Las verdaderas cordilleras, ó la gran divi-
sión que separa las aguas que corren al Pací-
fico de las aguas que van al Atlántico, atravie-
san el Estado en una dirección general de N.
W. y S. E. Su curso, no obstante es serpen-
tino, y en un punto, al menos, es interrumpi-
do por un ancho valle transversal, que el que
problablemente ofrece más facilidad para un
-camino de hierro entre los dos mares, como
tendré ocasión de indicarlo. Partiendo de las
altas plataformas de Guatemala, esta línea si*
gue un curso casi al E. hasta llegar á la fron-
tera de Honduras, donde se aparta al S. E.,
mientras un gran espolón,, no inferior en eleva-
ción á la "Sierra Madre," corre de Este por el
Norte á la bahía de Honduras. En el punto
de separación, esta línea es llamada "Montaña
^del Merendón," en otro tiempo La Grita, y
f
— 22 —
cerca á la costa, mon^afla del **Espíritu San-
to." En la misma costa, donde se eleva la
majestuosa altura de siete á ocho mil pies, se
llama "Montaña de Omoa."
Por su base Norte, corre el río Montagua,
que nace cerca de la ciudad de Guatemala, y
cae á la bahía de Honduras; y á sus pies, en el
Sur, pasa el Chamelecón, que, en la vuelta, es
separado del paralelo río Santiago, solamente
por una línea de collados, que termina en el
ancho llano de Sula, cerca de la boca del río
Ulúa.
Continuando el curso de la montaña Ma-
dre, la encontramos envolviéndose en una en-
trelazada ma^a ó nudos de montañas conoci-
das con el nombre de "Montañas de Selaque".
En su intermedio está el ancho Valle de Sen-
senti; donde toma su nacimiento el río Santia-
go. Este gran llano no tiene menos que
treinta millas de largo, de diez á veinte de an-
cho, y es casi circunvalado de montañas. La
sola abertura que tiene es el estrecho valle, ó
más bien la garganta por donde pasa el río
Higuito ó Talgua.
Las montañas de Selaque constituyen uno
de los principales centros de elevación de
Honduras, y sus cimas suben de 8 á lo.ooo
— 23 —
pies. El mayor brazo del río Santiago, lla-
mado en varios puntos Talgua, Higuito, Alas
y río del Valle, tiene su cauce alrededor de
estas montañas al Norte y al W. Otro bra-
zo, el río Mej ocote ó río Grande de Gracias,^
las separa, al Este de las montañas de Patuca,
con sus altos picos, y de las planas montañas
de Opalaca ó Intibucá, donde se producen to-
dos los cereales y frutos de la zona templada.
Siguiendo el mismo orden, viene el valle
del río Santa Bárbara, uno de los principales
confluentes del Santiago, el cual, abajo de su
afluencia, toma el nombre de la Venta. El
río Santa Bárbara como el Santiago, tienen su
nacimiento en altos planos, siendo el primero
el valle ó llano de Otoro, separado del de Coma-
yagua solamente por el grupo de montañas co-
nocidas con el nombre de ^^Montecillos." Estas
son formadas de la verdadera línea de la cordi-
llera, que cambiando precipitadamente de su ge-
neral curso de Este á Sur, á la dirección Norte,
termina perdiéndose en varios ramales hacia la
costa. Tal división forma otro valle encerra-
do, en el que está el lago de Yojoa ó Taulabé.
Ahora vamos á los rasgos topográficos más
importantes del Eetado, considerados con rela-
ción á las facilidades que ofrecen para la gran
24
•de y ecoiíómica vía de comunicación proyecta-
da entre los dos océanos. En la base oriental
de la línea de los Montecillos, donde la inte-
rrupción de las cordilleras es completa, está el
llano de Comayagua, en el cual, extendiéndose'
al Norte hacia el Océano Atlántico, está el
valle del río Humuya; y al Sur hacia el Pací-
fico, el valle del río Goascorán, que, unidos»
forman un gran valle trasversal de uno á otro
mar. Estos dos ríos pueden decirse que na-
-cen en el mismo llano, porque se forman el
uno á lado del otro, en la pequeüa elevación
•que describe la extremidad Sur.
El llano de Comayagua tiene una exten-
sión como de 40 millas de largo y de 5 á 15 de
ancho. Su eje principal es casi de Norte á
SvLTj coincidiendo con la dirección general de
los dos ríos mencionados. Se inclina casi im-
perceptiblemente hacia el Norte, y es bañado
por el río Humuya que corre por todo su cen-
tro. Está separado del considerable llano del
Espino, al Norte, por bajos collados que impi-
den que estos llanos se miren como uno sólo.
Unidos, ambos de una belleza, una fertilidad
y un clima extraordinarios, ocupan casi la ter-
<!era parte de distancia entre la Bahía de Hon-
duras y la de Fonseca.
— 25 —
Pasando el llano de Comayagua, las cor-
dilleras se reúnen en una masa ó grupo de al-
tas montañas conocidas en el Norte con el nom-^
bre de "Montañas de Comayagua,"y en el Sur
con el de "Montañas de Lepaterique". Se ex-
tienden cerca de ochenta millas de Norte á Sur^
y casi en el centro sale un alto ramal, que lla-
man montañas de Ule, á cuyo alrededor pasa
describiendo un círculo el río Choluteca.
El valle de este río, después que ha vuelto
á los flancos de las montañas de Ule, es ancha
yTértil. En su aproximación ala Bahía de
Fonseca, su anchura es extensa, llena de alu-
viones cubiertos de bosques, que, sin embargo,
son tan altos para ser inundados, que no tie-
nen pantanos ni lagunas. Dependiente de ese
valle está otro más peqeño de gran belleza,
llamado valle de Yusguare.
Un poco hacia el Este de las altas monta-
ñas de Comayagua, después de pasar el río y
valle de Sulaco, se llega al nudo ó grupo de
altas montañas llamadas "Montañas de Sula*
co." Colocadas casi en el centro del Estado,
despiden los ríos que nacen en su garganta,,
en un verdadero punto de compás. Allí tiene
su origen el gran río Wanks ó Segovia, que
desemboca en el Cabo Gracias á Dios, en el A-
— 26 -
tlántico, así como los ríos Aguan ó Romauo y
el Tinto ó río Negro, que desaguan al Norte
de la Bahía de Honduras, y los tributarios del
Choluteca, que corre al Pacífico. De este ele-
vado centro radian también varias extensas lí-
neas de montañas, muy poco inferiores á las
principales en elevación. Las que se extien-
den al N. E. separando los numerosos ríos que
llevan sus aguas á la Bahía de Honduras, del
valle del río Segovia se llaman "Montañas de
Misoco". La línea que se extiende al Norte y
-que terminan sus numeroso espolones en los
picos de Congrehoy, frunciéndose en la Bahía
<le Honduras, se conoce con el nombre de "Mon-
tañas de Pija," mientras que la cadena que si-
gue un tortuoso curso al S; W,, y que finali-
za los límites hacia al Norte del valle del lago
^e Nicaragua, tienen el de "Montañas de Chile.*'
La última puede mirarse como una verda-
dera cordillera. En la base de las montañas
de Sulaco, al E. y N. E., están . los anchos y
elevados llanos de Olancho y Yoro, célebres
aun en Centro América por la abundancia y
excelencia de sus ganados. Los ríos de este de-
clive del Continente abundan en oro en polvo, y,
cuando el país llegue á ser conocido, dará quizá
muy poco menos que el que se ha obtenido en
— 27 —
California. Desgraciadamente la más ancha
región entre las montañas de Snlaco y el A-
tlántico, abrazando casi la mitad del territorio
^el Estado, no esfá habitada, sino por algunas
tribus salvajes. Poco (i) se conoce del país;
solamente se sabe que es muy variado y rico
en las producciones naturales de su suelo, co
mo por la diversidad de sus minerales.
La costa del Norte de Honduras presenta
una diferente superficie. Una parte es plana
y cubierta de maderas de construcción. En-
tre éstas, la que más abunda es el caoba. Se-
ría un error creer que esta costa tiene el mis-
mo carácter que la conocida con el nombre de
Costa Mosquita^ donde la tierra es baja y está
llena de mil pantanos (2) y lagunas. Las
montañas, como he indicado frecuentemente vie-
nen á aplanarse en el mar, ó se elevan á corta
distancia, las de O moa sombrían en la Bahía
de Amatique, y laS de Congrehoy y Poyas
son verdaderamente fanales del Océano, á cu-
yos pies viene casi á estrellarse.
ii) Hoy, graciaíí á los estudios hechos por Zúñiga Echenique
y otro^j que publicüremo^ como Apéndice, la Costa Mosquita es-
tá más estudiada y coiníea^a á penetar en ella la civilización. —
No¿<t de'* La Bnuí/ací ¡JberaL''
(2) Los pantaiioi; de que habla el señor Squier son moy
pocos, y salo se encuentran en algunos lugares, durante la es-
tación délas lluvias- -Ni^ta de ** La Bandera Liberal.''
— 28 —
SECCIONES FÍSICAS
Los rasgos topográficos que he descrito^,
serán probablemente mejor explanados, acom-^
paflándolos de secciones verticales formadas de
nna serie de observaciones barométricas.
I. Una secci(5n de Honduras, comenzanda
en Puerto Caballos, en la Bahía de Honduras/
y extendiéndose hacia el Sur, siguiendo los^
valles, primero del río Ulúa y después del
Humuya, por los planos del Espino y Coma-
yagua, pasa la altura divisoria (que tiene su
mayor elevación en la extremidad Sur del
último) al valle del río Goascorán, en la Ba-
hía de Fon seca, en el Pacífico, á distancia de
ciento cincuenta millas. Esta sección corre
por el paso más bajo de toda la línea de cordi-
lleras en el valle transversal del Lago de Nica-^
ragua al Istmo de Tehuantepec Presenta
una viv«ta longitudinal de los planos del Espina
y Comayagua, que pueden considerarse como
uno solo. Estos son notables, no sólo por
tener su más largo eje de Norte á Sur, sino
porque colocados transversalmente en el gene-
ral curso de las cordilleras, la altura, donde son
interrumpidos, es también perteneciente á la
sección.
— 29 —
Esta misma sección demuestra el perfil del
proyectado camino de hierro de Puerto Caba-
llos á la Bahía de Fonseca, y evidencia su emi-
nente facilidad respecto á grados. Bajo este
aspecto, considerándose como una avenida entre
los dos ínares el gran valle de Comayagua,
puede justamente mirarse como el rasgo físico
más importante de Honduras.
II. Otra sección comienza en la ciudad de
León, en Nicaragua, y siguiendo el camino
provincial ca^i al Norte hacia el Ocotal, capital
de la Nueva Segovia, (i) pasa de allí un poco
al noroeste de los departamentos de Teguci-
galpa y Comayagua, á Santa Rosa, en el de-
partamento de Gracias, en Hondurs^s. Esta
sección debe observarse que casi coincide con
el curso de las cordilleras. De León á la cima
de las áontafias inmediatas á San Juan de la
Maya, (2) el camino va á la parte W. de las
cordilleras y de allí á la cima de las montañas
de Chile, sobre su declive E. De este último
punto á la cima de las montañas que miran al
valle de Comayagua, las aguas corren al S., y
de éste á la cima de las de Intibucá al N. — Las
(i) Hoy es capital del departamento la ciudad de Someto
Grande.— iV¿7/fl de '^La Bandera Liberal.''
(2) San Juan de Limay.— iV<?/a de ^'La Bandera Liberal. "
Honduras.-— 5
_ 30 —
siguientes cimas se cruzan cerca del pequeño
pueblo de San Juan (departamento de Gracias),
del otro lado del cual las aguas corren al Norte.
En otras palabras, estas secciones interceptan
las cordilleras en seis puntos:
1 Cerca de San Juan de la Maya, en Ni-
caragua, á una elevación de 1.900 pies.
2 En la cresta de las montañas de Chile, á
una elevación de 3.400.
3 En la cresta de las montañas de Coma-
yagua, á una elevación 4.900.
4 En el alto paso de Guajoca, llano de Co-
mayaguá, 2.400.
5 En la cresta de las montañas de Intibu-
cá, 5.900.
6 Cerca del .pueblo de San Juan de Gracias,
4.000.
El camino de Santa Rosa á San Salvador
cruza las cordilleras en él paso de Canguacota,
á una elevación de 4.100 pies; pero el camino
de muías solamente las atraviesa en su parte
más baja. Estas tendrán una elevación de
3.800 pies. Según estas bases y otras obser-
vaciones, yo creo que la elevación común de las
montañas de Honduras, excepto los picos se-
parados, no puede ser menos que de 6.000 pies.
La plataforma de Tegucigalpa tiene una eleva-
31
<ión de 3.400 pies, la de Intibucá de 5.300 y la
de Santa Rosa, ó más bien del departamento
de Gracias en general, de 3.200, y el plano de
Comayagua, de T.900. Las porciones centra-
les inhabitadas del Estado, que bien pueden
llamarse ^ gran platean de Honduras, tienen
una común elevación de 3.200, ó algo menos
-d^ la mitad de la gran plataforma de Méjico.
Se calcula que la temperatura disminuye en
la proporción de un grado de Fahrenheit por
cada 334 pies de elevación. La temperatura
media en la boca del río Negro, al mediodía,
en la costa de Honduras, como se. demostró en
la tabla anterior, es de 70^ Fahr. Estos ele-
mentos de cálculo darían, pues, una tempefa-
tura común de 60^ Fahr. en el gran platean
de Honduras, que es igual ó casi el medio co-
mún de 55^.
III. Esta sección debe entenderse como
coíncidente con ^1 meridiano 89^ 10' long. W.
de Greenwich, ó 12^ 10' W. del de Washington»
Comienza en el punto preciso donde termina
la sección segunda, es decir,' en Santa Rosa,
departamento de Gracias, en Honduras, y se
extiende de allí un poco al Sur, cruzando el
Estado de El Salvador al Océano Pacífico.
Forma un perfil longitudinal del valle de Sen-
— 32 —
gentj, como también una sección transversal
del valle del río Lempa, que puede conside-
rarse extendiéndose desde el paso de Monte
Redondo basta la línea volcánica que se inter-
pone entre la verdadera cordillera y el Océano
Pacífico. Las particularidades de esta sección
serán más explanadas cuando tratemos espe-
cialmente de la conformación física del Estado
de El Salvador.
Se comprenderá fácilmente que el cvuírso de
estas secciones es solamente aproximativ.o res-
pecto de las distancias horizontales, y qu|e las
generales elevaciones, excepto en ciertos ^'^^^'
• tos, son también bajas, aproximadamen?^^-
Fuera de esto, ninguna otra cosa es posible ^ *^
el reconocimiento general de un país tan d\^'
versificado. ^
Así, pues, topográficamente Honduras tiene \^
la mayor diversidad de superficies y de eleva- \
ciones; anchos aluviones, fértiles valles, exten- \
sos y elevados llanos y planizas montañas, for- V
man colectivamente toda la variedad posible ^«í"*;
de climas, suelos y producciones. Estas favo-
rables condiciones alimentarían y sostendrían
una inmensa población, cuyos resultados cier-
tos serían el pronto y gran desarrollo de un
rico y .poderoso Estado. Un gobierno estable
^.ilij;
— 33 —
y liberal,' que atendiese primordialmente á los
intereses materiales del país, y que abriese
nuevas y buenas vías de comunicación, indefec-
tiblemente atraería á Honduras una emigra-r
•ción europea, no menos en proporción á la
que constantemente afluye á las playas de los
Estados Unidos.
■ CAPÍTULO III
Rios^ lagos y lagunas
Eos ríos de Honduras son numerosos;
muchos de ellos bastante caudalosos, y mere-
cen una particular mención. El Chamelecón,
Ulúa, Lean, Aguan ó Romano, Tinto ó río
Negro, Patuca y Wanks ó Segovia, que corren
al Mar del Norte; y el Choluteca, Nacaome y
Goascorán, que van al del Sur, en la Bahía de
Fonseca, son los más importantes. De éstos,
el Ulúa, Aguan, Tinto, Patuca, Segovia y Cho-
luteca son naturalmente capaces de navegación,
en más ó menos extensión, por vapores.
Rió Chamelecón, — El Chamelecón es un
largo río; pero comparativamente recorre una
estrecha sección del país, y por consiguiente
no es muy caudaloso. Es rápido en su corrien-
te y está lleno de bajos.
Río Ulúa, — El Ulúa, sobre ser el más ancho
río de Honduras, riega una extensa porción
-36-
del terrítono, comprecoüendo casi la tci ceí a
parte de todo el Estado; y probablemente es el
que más descarga en el mar de todos los de
Centro-América, excepto qnizá, el Segovia.
Sti5 principales tributarios son: el Santiago,
Santa Bárbara ó Chinda, Blanco, Hnmnya y
Snlaco; y abajo de su confluencia es majestno>
so. De los reconocimientos bechos por el
Teniente Jeffers, aparece que tiene una barra
en la boca, en la que solamente hay nueve
pies de agua; pero que, excepto el tiempo de
los fuertes vientos, puede ser navegado por
buques que calen siete pies. Ligeros vapores
pueden ir basta la confluencia del Humuya, y
en la estación de las aguas hasta la del Sulaco.
La misma clase de buques se cree que pueden
subir el Santiago á un punto algo distante de
su unión con el Santa Bárbara. Donde se pasa
el Santiago en el tránsito de Yojoa á Omoa, es
un ancho y profundo río, que tiene de 8 á 12
pies de agua. El río Blanco es angosto, pero
profundo, y podría ser un ventajoso medio de
comunicación interior. La capacidad del lago
de Yojoa ó Taulabé, con que se comunica, no
es bien conocida. Los informes sobre su
extensión y profundidad difieren mucho; pero
todos convienen en que es bastante profundo.
— 37 —
Se dice que dpn José del Valle escribió una
memoria sobre la posibilidad de abrir una co-
municación comercial entre el río y este lago,
vía el río Ulúa y el mar (i).
(i) No hemos visto ese escrito; pero podemos asegurar que
si hay una empresa senciUa, es ésta. — Sabemos que algunos hi-
jos de Honduras han pensado en ella; pero deseáramos que se
fijara seriamente la atención en un objeto que tanto la merece.
—No debe más el coriiercio de Europa á los caminos de hierro,
que al Támesis, al Mosa, al Rin, etc., y á los lagos Un y Verba-
no; asi como los Estados Unidos al Míssissipi.
Que el Ulúa es navegable hasta su unión con el Blanco, y
que éste lo es hasta las inmediacioi^s del lago de Yojoa, no hay
duda.— Tampoco la hay de que el último lo es^en toda su ex-
tensión hasta Taulabé, diez y siete leguas de Comayagua.-^EÍ
único inconveniente que se presenta, es que el segundo de los
ríos indicados se pierde dos 6 tres leguas en su nacimiento del
lago. — Pero esta dificultad se salvaría, ó por una canalización,
ó por un macadam^ ó por un rail^ pues que el terreno es ente-
ramente plano.— Mas, si ni aun este pequeño trabajo se quisiese
emprender, bien podría establecerse la comunicación hasta Yo-
joa solamente: no por eso dejaría de ser de la mayor importan-
cia, pues proporcionaría al negociante un medio breve y econó-
mico para la exportación é introducción de sus mercancías, y
evitaría al viajera las penalidades de la costa.
También el Humuya puede ser, con pocos gastos, una fácil
vía de comunicación hasta los Ojos de Agua, á doce leguas de
Comayagua, no pudiendo pasar hasta el Espino por la catarata
de Guasistagua. — El Coronel José María Bueso, del Carrizal,
demostró la posibilidad de este tránsito. — En Í851 se embarcó
en aquel punto en un pipante cargado de artículos del país: lle-
gó á Omoa, y regresó con mercancías del puerto. — En 15 días
subió el río, y en 9 ó 10 descendió.— ¿Por qué, pues, el Gobierno
de Honduras no dirige una mirada hacia esos puntos de interés
general?— Que deje de ser puramente político, y que sea pro^
^resista^ en el sentido propio de la palabra. — El T,
- 38 -
En general, el Ulúa y sus tributarios ofre-
cen muclias facilidades para una comunicación
por agua con el interior, que sería un poderoso-
medio para el desarrollo del país. No es
imposible, al contrario, según la cantidad de
agua que todos tienen, es más que probable..
El Chamelecón y el Santiago podían ser arti-
ficialmente mejorados para transportar á la
costa los productos naturales de los ricos de-
partamentos de Gracias y Santa Bárbara. Pe-
ro si esto no se verificase, es cierto que los va-
lles de estos ríos ofrecen toda facilidad para la
construcción de caminos carreteros ó de railsy
toda vez que las circunstancias exijan su sus-^
titución á los tardíos y costosos de muías que
hoy existen.
Respecto al Ulúa, puede añadirse que tiene
una ensenada un poco al Este de la boca, la
cual se extiende casi ¿l doscientas varas del río.
Pueden en ella llegar los buques hasta tierra
con comparativa facilidad y sin riesgo. En
caso de que se abriese alguna comunicación
por el Ulúa, esta ensenada serviría de fondea-
dero, y evitaría la necesidad de pasar la barra.
Blunt, en su "Piloto de la Costa," observa:
"El río Ulúa, es ancho y profundo, y enfrente
tiene un anclaje de excelente asidero." El
— 39
Uliia, en su unión con el Santiago ó Venta^
c«rre por un extenso llano que los conquista-
dores llamaron el plano de Sula. pl suelo en
sus riberas es extraordinariamente Tértil. Du-
rante la estación de aguas, varias porciones al
Este son inundadas por el río, así como algu-
nas tierras, entre él y el Chamelecón. En
verdad j en esta época las aguas de estos dos
ríos frecuentemente se uneli.
Río Aguan,— ^Á Aguan ó Romano es un
ancho río que nace en las montañas de Sulaco,,
y cae en el mar un poco al Este de Trujillo.
Su total extensión es casi de ciento veinte mi-
llas. Su principal tributario es el Mangualil
ó Mangulile, célebre por sus auríferas arenas
y gran cantidad de oro en polvo. En su curso^
pasa por la ciudad de San Jorge, Olanchito,,
á través del rico valle del mismo nombre, y del
igualmente rico valle de Sonaguera. Toda la
parte de Honduras que comprende sus riberas^
es superior á cualquiera otra del mundo en fer^
tilidad, maderas preciosas, minerales y otros
productos. Tiene, según informes, una com-^
parativamente favorable barra (de cinco á siete
pies de agua) y practicable por ligeros vapores
hasta ochenta millas. Su capacidad para una
vía de transporte, es cuestión de mucho interés,.
— 40 —
por la riqueza de los lugares que estáu junto
á él, como se ha di^ho.
Río Tinto 6 Negro, — Este río, que á una cor?
ta distancia %¿í mar toma el nombre de Fo-
yer, Polyer, Poyas ó Payas, €S bastante consi-
4erable, y se dice que tiene ciento veinte millas
de largo. Como muchos de los otros ríos de la
costa, tiene una mala y variable barra en la
boca, donde las aguas, según las estaciones,
son de cinco á nueve pies. Pequeños buqu^
pueden entrar hasta cuarenta ó sesenta» millas.
En este río fué donde los ingleses tuvieron una
fortaleza y algunos establecÍ9aientos, en el úl-
timo siglo, que evacuaron en 1786, de confor-
midad con el tratado que en ese año celebró Es-
paña con Inglaterra. Subsecuentes tentativas
se hicieron después para formar perniánentes
establecimientos, uno bajo los auspicios del ca-
cique de los poyas, Sir Gregor Me Gregor, y
otro en 1839-41, por una compañía inglesa, ba-
jo la protección del de Belice; pero los dos fraca-
saron (i). Los últimos aventureros llamaron
(i) Aunque el plan de Me Gregor era oscuro y sin combi-
nación, deslumhró la imaginación de muchas personas irrefle-
xivas, y sus agentes pensaron disponer de muchas partes del
maginario reino de Poyas. — Posteriormente se publicó en Lon-
dres una obra, en 1822, intitulada **Bosquejo de la Costa Mos-
quito, incluyendo el' territorio de Poyas, etc., por Thomas
41
al distrito "Provincia Victoria," é . hicieron un
importante establecimieiito al que dieron el
nombre de "Fuerte dé Wellington." La na-
rración que sobre esta expedición escribió M.
Thomas Young, persona de alguna conocida
capacidad, contiene informes importantes acer-
ca de esta porción de la Costa. Dice que par-
te del río llamadl> Tinto, pasa por ünbajo^
pero rico y cubierto de maderas; que un poco
más arriba es pantanoso y lleno de sauces.
En el lugar donde el brazo del río principal
*'sé separa á unirse con la Criba ó laguna de
río Negro, comienza la sabana' y pinares, don-
de algunos zambos tienen un establecimiento.
I^a sabana alimenta un poco de ganado; pero
Strang^ways, K. G. C. etc.," que contenía algunos informes
importantes, particularmente sobre los recursos, carácter y pro-
ducciones del país. — Parece que JMc Gregor tenía pretensiones
no sólo sobre la Costa Mosquito, sino también sobre las islas de
la bahía de Honduras.— Un panfleto publicado en Londres, sin
fecha, se iiixúsLbSi* Constitución de la nación poya en Centro^
América^ comenzando: * 'Gregor, por la gracia de Dios, caci-
que de los Poyas,*' y concluía: "en el año de 1825, 6." de nues-
tro reinado." El artículo 4." dividía el reino de Poyas en doce
provincias, á saber:
sla de
Roa tan. Provincia Neustria.
»i >>
Guanaja^
, Panamaker
Provincii
\ Caribania.
, Towkas.
>»
Romana.
,, Cackeras.
'»>
Tinto.
, Wolwas.
}»
Cartago.
, Ramas.
— 42 —
la tierra es estéril é inútil para el cultivo:
'^^mas á pesar de su aridez, es de gran belleza."
Se extiende algunas millas por cada dirección,
y parece haber sido arreglada por algún hábil
jardinero. Toda está variada de grupos de
arbustos, que son las guaridas de multitud
de ciervos.
Hay también gran captidad de elevados
pinos. Algunos de los pinares de esta costa
son muy extensos, de muy buena madera de
construcción y muy ricos en reciñas de varias
clases. En dichos pinares se elevan muchos
terrazos sobre el nivel de la superficie, de ocho
y diez pies de altura y cuyas cimas son tan
anchas que pueden edificarse casas en ellas.
Sin embargo, en, algunas partes, la sabana es
pantanosa y produce molestos insectos, (i)
Arriba de estos pinares, los bordes del río están
<:ubiertos de arbustos, variados por graciosos
bambúes y altos palmitos, cuyo cogollo es un
agradable alimento, y de cuyo recto tronco sa-
can los indios hermosas planchas para cons-
truir sus casas
Como á dieciséis millas de la boca del río,
los antiguos ingleses tenían un establecimien-
to donde ahora se encuentra zarzaparrilla y
(i) Young's narrative, p. 91.
— 43 —
cacao. Cerca de este punto había un cafetal
en un lugar llamado "Las Montañas de Lo-
wry/' en cuyas inmediaciones había un inge-
nio de azúcar, del cual existían los hornos en
tiempo de la visita de Young. "Mil pies de
bananos cargados de frutos habían crecido
espontáneamente." Aquí el terreno se eleva
tanto, que el Poyar ó pico Pan-^iazúcar, impi-
de la vista det mar. En el embarcadero el
río es obstruido por bancos, que aun en pe-
•queflos botes es difícil pasar. Young añade
"que en una avenida del río se Va en un pit-
pante del fuerte Wellington al embarcadero,
-en seis días y medio. Descendiendo en iguales
circunstancias, se puede ir en día y medio."
Este embarcadero lo calcula Roberts (Stran-
^eways, siguiendo su historia) en noventa
miillas distante del mar; pero este cálculo pro-
bablemente es exagerado.
En el propio río Poyer los bancos no son
numerosos; pero la corriente es fuerte. El Cao-
ba, que se había cortado, comienza á reaparecer.
La escena también cambia: los bordes son de
altas rocas, y aun el cauce mismo es formado de
rocas. Entrando luego en las montañas Poyer,
*no se conoce más sino que es rápido y tortuo.
-so. A cierto punto del embarcadero se divide
- 44 —
en dos brazos princi|>alep llamados, Tespecti-
vamente, Agalta y Paon. Este punto ha si-
do examinado por don Guillermo Herrera,
Jefe Político de Olancho, quien bajó el Paon
y Poyas, en 1840, "comx) treinta y cinco le-
guas en el valle de Olancho, siendo el camino
escabroso, y pasando el Paon no menos que
veintitrés veces; río, según dice, de mucha
agua y muy pedregoso."
' Enfáticamente concluye manifestando la
imposibilidad de abrir ninguna comunicación
entre el distrito de Olancho y el mar, por el
río Poyas y sus brazos.
Los indios poyas tienen un gran número
de establecimientos entre las montañas del
mismo nombre y los tributarios de este río.
Young refiere que el terreno cerca de las mon-
tañas Poyer es excesivamente fértil y el tem-
peramento saludable.
La laguna del ríq, Negro^ llamada Criba
por los españoles, de acuerdo con Roberts, que
la visitó, es de cerca de quince millas de largo
y siete de ancho. Contiene varias pequeñas
islas, que fueron cultivadas durante la ocupa-
ción del río Negro por los ingleses. En esta
época hicieron algunos trabajos de defensa,
que continuaron y aumentaron los españoles
i
45
después de la evacuación inglesa, cuyas rui-
nas se encuentran todavía. En los bordes de
la laguna hay algunas sabanas y pinares ide
que los pobladores sacarotí considerable can-
tidad de goma, alquitrán y trementina.
El río Patuca entra al mar por una boca
principal cerca de la medianía, entre las lagu-
nas Caftina (llamada por los españoles, Brus,
y por los ingleses Brewer's) y Cartago ó Ca-
ratasca. Parece ser el más ancho de los de la
Costa del Norte de Honduras, entre el Ulúa
y el Herbias ó cabo de Gracias á Dios. Toma
su nacimiento en el verdadero corazón del de-
partamento de Olancho, en la inmediación de
la población española de Jtiticalpa (capital del
departamento) y el pueblo de indios de Cata-
camas. Los principales ríos que concurren á
formar el Patuca son el Jalan, Tinto de Olan-
cho, ^ Guayape y Guayambre. Los dos últi-
mos son célebres por su abundancia de oro en
polvo, como se ha dicho . en otra parte. El
geográfico bajo en que ^este río reúne sus
aguas, es uno de los más ricos y hermosos de
Centro-América. Está separado del Río Se-
govia por una alta y estrecha cadena de mon-
tañas, escarpadas en el Sur, pero aplanadas
en el Norte. El señor Herrera, en su infor-
HONDURAS.— 6
-46 -
me citado, asegura que el Patuca es navega-
ble por cauoas, hasta en su unión con el Jalan
y el Guayape. Sin embargo, en los aluvio-
nes de la costa tiene una poderosa corriente,
y es interrumpido por rápidas corrientes, que
llaman "chiflones." En la boca del Guayam-
bre está el puerto Delon, y abajo de este pun-
to hay numerosos "chiflones,'' siendo los prin-
cipales de ellos el Campanera y el Caoba.
En cierto lugar el río se estrecha entre
altas y precipitadas rocas, por una gran distan-
cia. Este lugar es llamado ^Tortal del Infier-
no" y á él probablemente se refiere Roberts
cuando dice "que en una parte de su curso^ el
río ha forzado el paso en medio de utios collados,
siendo uno de ellos completamente cavado
por el mismo, formando un arco natural de
cerca de quinientas varas, por donde descien-
de." (i) Los principales afluentes abajo del
Guayambre, son los siguientes en dialecto pa-
ya, á saber: río Guineo, Cuyamel, Armac-was
(río de la Colmena), Was-pres-senia (brami-
do de las aguas), Wampu y üpurra (río del
retiro.)
La principal boca del Patuca se abre al
mar por una mala é irregular barra, en que hay
(i) Roberts's narrative, p. 159.
47
:generalmente de ocho á diez pies de agua. Al-
:gunas veces, después de las tormentas, es de
más profundidad. Aunque el flujo y reflujo
^s ligero, ocasionalmente corre la marea por el
río, algunas millas. Las tierras por lo común,
y según el informe dado por los señores Hí^ly,
Upton y Deacon, en 1844, en esas sabanas no
son pantanosas como las de la costa, y tienen
un suelo negro y fértil.
Una grande extensión de pinares se en-
<:uentra en más ó menos de treinta millas arri-
ba del río, sobre el cual, como abajo, cerca del-
mar, las márgenes están cubiertas de madera;
siendo el terreno de una gran variedad, todo
admirablemente adaptable al cultivo del café,
cacao, caña-miel, algodóa, índigo, etc. Es in-
mensa Ja cantidad de caoba, cedro, rosa y palo
de santamaría que se encuentra en todo el va-
lle del río, y los pinares pueden suministrar
una inagotable de buenos pinOs y encinas.
Además de las maderas preciosas, los bosques
producen abundancia de zarzaparrilla, hule,
copal y vainilla. Haly pretende "que el JPa-
tuca es navegable por pequeños vapores hasta
las inmediaciones de los establecimientos espa-
ñoles de Olancho," ó hasta la caída del *Tortal
•del Infierno," y* que es el mejor río que entra
- 48 -
á la costa, excepto el de San Juan de Nicara-
gua, para el comerció con el interior. Piensa
igualmente, que un establecimiento en la boca^
sostenido por el río y por caminos al interior,
sería en breve tiempo el más importante de la
costa de Omoa. Según Haly se puede subir
en diez y siete días hasta los pueblos de' Oían-
cho, porque la corriente es fuerte y la navega-
ción debe ser tardía. Calcula treinta millas
por día, y afiade "que dichos pueblos están á
quinientas diez millas distantes de la boca del
río." Este calculo es absolutamente absurdo,
pues que tal distancia en la dirección del curso
del río, no sólo atravesaría el Continente, sino
que llevaría al viajero más allá de la vista de
la tierra, en el Océano Pacífico. Como he
Manifestado ya, las distancias en Centro- Amé-
rica se aumentan demasiado, pues según el
uso del país, las calcula uno conforme el caba-
llo que monta. En otras palabras, lo que son
cinco leguas con un buen caballo, son diez con
uno malo (i). Roberts, más moderado, calcula
el largo del Patuca en ciento cincuenta millas,
(i) Todas las distancias están medidas en Centro- América;,
y la única irregularidad que hay es que en muchos puntos se
conservan las regulaciones hechas por los españoles, que, por
economizar el gasto en los corraos, disminuían el número de
leguas.— £^/ T.
— 49 —
y Strangeways en cien, solamente. Varios
-establecimientos de caribes yzambos existen en
la parte más baja del río, y los toacas y poyas
{payas en español) en algunos de sus tribu-
tarios.
Un brazo d^l Patuca, llamado Zoomtoom
Creek, separándose de la madre del río, á corta
distancia . de la boca, se reúne con el Brus.
Este tiene una ancha boca; pero no admitirá
buques que calen más de seis á siete pies. A
tres ó cuatro millas de su entrada hay una isla
de pequeña altura, de casi dos millas de cir-
cunferencia, bastante fértil, antiguamente for-
tificada por los ingleses, y al parecer bien cul-
tivada. En este río abunda el buen pescado,
aves acuáticas y tiene una gran cantidad de
ostras. ^'El país, hacia el Norte, dice Roberts,
es hermoso y variado por altas colinas, valles
y sabanas; y el suelo, generalmente hablando,
es execelente."
La laguna de Caratasca ó Cartago^ **es de
considerable extensión, variando en ancho, y
teniendo en algunos lugares la apariencia de
varias lagunas reunidas, en diferentes direccio-
nes, la mayor parte paralelas á la costa; pero no
excediendo de doce millas de ancho. '' Tiene dos
■entradas; una de ellas es una pequeña ensena-
— 50 —
da llamada **Tibacunta." La boca principal
es ancha, con trece ó catorce pies de agua en
la barra. La laguna se calcula en treinta y
seis millas de extensión. En la mayor parte
es seca, variando en profundidad de seis á doce
y diecioclio pies. El Capitán Henderson, que
la visitó, describe el país inmediato al pueblo
zambo de Carta ó Cartago, **como una espacio-
sa sabana, formando un completo nivel cubierto^^
de verdura y de buen pasto, cortado por un la-
do por las aguas de la laguna, y por otro por
elevadas colinas.
Las cúpulas de los pinos y de los altos
árboles, esparcidos graciosamente, dan una
agradable vista y apariencia de estar todo cul-
tivado con arte, presentando un hermoso relie-
ve. Varios pequeños ríos descargan en la la-
guna, á saber: el Ibentara, Cartago, Locca,.
Warunta y Caucarí. Tiene también tres con-
siderables islas. Un gran número de pueblos
de zambos rodean la laguna, que poseen algún
ganado; pero el suelo está sin ningún cultivo,,
hallándose grosera é indolentemente descuida-
do. "Las tierras inmediatas á la laguna," se-
gún Roberts, '*son en su mayor parte hermo-
sas sabanas cubiertas de buenos pastos y abun-
dantes en ciervos.'' Hay algunos pinos ert
, — 51 —
Caratasca; pero en el lado opuesto, es decir, al
Sur, hay unas lomas de tierra, llenas de ma-
dera de construcción, tan anchas como en nin-
guna parte de la costa. Detrás de ellas las
sabanas son cortadas por altas colinas, cuyas
cimas están cubiertas de la más exuberante
regetación. En las márgenes del río, en el
interior, hay excelentes caobas y cedros de la
mejor calidad y grosura. El pimiento y otras
varias plantas indígenas se encuentran tam-
bién."
El río Wanks ó Segovia (llamado también
Herbias, Yare, Cabo, Coco y Oro), que entra
-al mar en el Cabo Gracias á Dios, es el río
más largo, aunque en otro respecto no es el
más ancho de Centro-América. Nace en el
departamento de la Nueva Segovia, en el ex-
tremo NW. de Nicaragua, poco menos de 50
millas de la Bahía de Fonseca, y corre al N.
al Mar Caribe. En la mayor parte de su cur-
so forma los límites de Honduras y Nicara-
gua. Su total extensión no puede ser menos
que de trescientas cincuenta millas. Casi á
doscientas cincuenta millas de su boca, pasa
por desiertos entre altas montañas, y en una
gran parte de su curso, por un cauce rocalloso
é irregular. Sin embargo, es ocasionalmente
-52- ,
- * '
navegable por canoas á poca distancia del Oco-
tal (ó Nueva Segovia). Don Francisco Irías,
vecino de este país, bajó por él en 1842 en
una canoa, y regresó de la misma manera.
Salió de un punto llamado el Coco, que pare-
ce no distar mucho del Ocotal. De ese lugar
al de Pailla, dice que el río no tiene ninguna
obstrucción. '^Justamente sobre el Pailla cae
en el principal río otro ancho y hermoso, lla-
mado Bocay, cuya boca está cerca del no me-
nos ancho Fantasma, que entra á la derecha.
Hay otros tributarios más pequeños, entre los
cuales está el Poteca, que nace en la base iz-
quierda de las montañas que terminan el gran
valle de Jalapa, en el punto llamado Macaralí.
El Poteca es demasiado irregular para nave-
garse. ^ Hay también otro, llamado Coa, que
corre del Sur entre altas y escarpadas monta-
ñas: Abunda en pescado, y los bosques de
las márgenes son ricos en colmenas y en ma-
deras preciosas.''
Abajo de Pailla comienza una serie de co-
rrientes que se suceden con rapidez, por algu-
nas de las cuales no pueden pasar sino canoas
• descargadas y algunas veces es preciso llevar-
las sobre tierra. "Estas son las solas obs-
trucciones," continúa el señor Irías, en la na-
— 53 —
vegación del río desde el embarcadero hasta
la mar, en el Cabo Gracias á Dios. Al pre-
sente se emplean cerca de diez días descen-
diendo. Dos se ocupan pasando las corrien-
tes, de la misma manera, y cuatro remontán-
dolas.
Debe observarse que, en todo el viaje, no
hay más que una quinta parte obstruida en el
río. El lapso de tiempo empleado depende de
la más ó menos carga por el paso de las co-
rrientes referidas. De Tilras y Quipispe, la
última de estas, al cabo, apenas hay corriente
alguna y es necesario el uso de los remos.
Todo el país, por donde pasa el río, es de una
belleza extraordinaria, consistiendo en abier-
tos llanos cubiertos de hierba y de árboles dis-
persos. Son propios para repasto y se podría
criar mucho ganado y caballos para exportar-
los á Cuba y Jamaica. ^^Subiendo el río des-
de el cabo, he tardado veinte días."
El Cabo Gracias á Dios, desgraciadamente,
no tiene ningún comercio, pero es de una fa-
vorable y pintoresca situación. Üiene una
laguna salada de gran capacidad, separada de
ja mar por una banda de tierra arenosa y cu-
Herta de mangles. Su entrada es al Sur. Es
lamentable que una sección tan hermosa co-
• 54 -
mo la que rodea el Cabo, no tenga más pobla-
ción que la de unos pocos moscos (mosquitos
ó zambos), carentes de toda instrucción é in-^
capaces de poder mejorar en lo futuro.
En 1688, un cuerpo de piratas ingleses y
franceses, como de trescientos hombres, habien-
do abandonado sus buques en el Golfo de Fon-
seca, se vieron forzados á atravesar el continen-
te por Nueva Segovia y á bajar por este río al
Cabo Gracias. Hicieron el viaje en pequeñas
balsas, que llamaban /^j^^WV^, llevando cada una
dos ó tres hombres. Muchos se ahogaron; y De
Lussan, uno de los jefes, nos ha dejado una ani-
mada, aunque tal vez exagerada descripción.
— *^Este río— dice -^ nace en las montañas de
Segovia y descarga en el Mar del Norte, en el
Cabo Gracias á Dios, después de un largo y
rápido curso por un vasto número de rocas de
prodigioso tamaño, y por los más espantosos
precipicios, que pueden considerarse como cas-
cadas, las cuales no bajarán de ciento: es im-
posible que á su aspecto no tiemble el hombre
y no cambie la cabeza al ver y oir la caída de
las aguas en aquéllos profundos abismos. E^
aquello tan formidable, que sólo los hombres
de experiencia pueden formarse una idea jus-
ta. En cuanto á mí, que he pasado esos lu-
55
gares, que he vivido tanto y que tengo mi
imaginación llena de todos los riesgos que he
corrido^ no podré darla exacta, por la misma
razón de que he conocido tantos y que aque-
líos no hicieron en mí toda la impresión 4^-
bida^' (i).
.De Lussan habla de una cantidad de bana-
nas que encontraron en las márgenes del río^
"que les servían para alimentarse,'' porque,,
aunque había ^'abundante caza, tenían la pólvo-
ra mojada y no podían cazar nada." El restó-
del río lo describe como **muy bueno."
Robert, que paró algunos meses en el Ca-
bo Gracias, dice "que el suelo de las inmedia-
ciones es muy pobre, y que, excepto unos po-
cos lunares sembrados de casabe, es incapaz
de producir más que una gruesa hierba, que
sin embargo, sirve de pasto;" los pocos habi-
tantes que residen allí, viven de los que hacen
un considerable viaje por el río, que les ven-
den plátanos, maíz y otras provisiones. La
caza es insignificante, y hay una gran escasez
de agua buena; de manera que el Cabo no pre--
senta ventaja alguna para ningún estableci-
(i) Diario de un viaje hecho en la mar del Sur por los cor-
sarios de América, por el señor Raveneau De lyussan, I^ondres^
1704, p. 171.
56
miento de agricultura, aunque sí pueden fun-
darse algunos de comercio y para la cría de
ganados.
El*río entra al océano á poca distancia al
norte de la bahía, con la cual se une por un
estero ó canal, pasable por canoas, y que po-
dría profundizarse para pequeños buques que
quisieran evitar la peligrosa barra, pues ten-
drá de cuatro á cinco pies de agua. "A cua-
renta ó cincuenta millas de la boca, continúa
Roberts, el terreno es bajo, arenoso y pobre,
con algunas lomas de pinos, teniendo varios
trechos de tierra buena." No hay duda de
que el río Segovia pueda ser útil para el des-
arrollo del comercio del país.
Tres ríos notables corren en el interior de
Honduras hacia el Pacífico. ' Estos son el
Goascorán, el Nacaome y el Choluteca: el úl-
timo es el más ancho, nace en las montañas
de Lepaterique, en la cabeza del llano de
Comayagua; corre al Este hasta el meridiano
de Tegucigalpa, donde cambia al Norte, pasa
por esta ciudad, y después, describiendo un
círculo, entra un poco al Sur de la bahía de
Fonseca, teniendo una extensión de cerca de
150 millas. Su curso demuestra lo que he
respecto á las peculiaridades de los gru-
57
pos de las montañas de Honduras. Las de
Lepaterique se^hacen un gran nudo, y, bas-
tante interrumpidas en la curvatura del río^
abrazan unos de los distritos minerales más
ricos de Centro- América. Las minas de Yus-
carán, San Antonio, Santa Lucía, San Juan,
Cantarranas, etc., todas están dentro de esta
vuelta. El valle del Choluteca es estrecho
hasta el punto en que toma dirección al Sur,
donde gradualmente se extiende en anchos
aluviones sobre el golfo. En medio de estos
aluviones está situada la ciudad de Choluteca
(antigjiamente Jerez de la Frontera), lugar al-
go considerable. El Yusguare es un tributario
del Choluteca. Corre por un ancho valle, dis-
tinguido aun en Honduras por su belleza y fer-
tilidad. Bongos y otras canoas del país suben
el Choluteca hasta largas distancias. Cierta-
mente, el río, á lo ó 12 millas del ^olfo, puede
mirársele como un brazo de mar. Sus márge-
nes, en toda la parte baja de su curso, están cu-
biertas de cedros, caobas y otras maderas, que la
'facilidad de extraerlas por su inmediación á la
costa, las hace más estimadas. Este río será
de grande utilidad para trabajar las numero-
sas y ricas minas de plata que están cerca de
El Corpus y en las colinas que cortan el valle.
- 58-
El río Nacaome reúne sus aguas al Sur
de las mismas montañas de Lepaterique,
mientras el Choluteca las recoge al Norte.
No es muy largo; pero es bastante caudaloso.
Es demasiado rápido y no tiene capacidad
para ser navegado sino es en la estación de
aguas, que se puede subir por canoas hasta la
, -ciudad de Nacaome. Abajo de este punto co-
rre por aluviones; y arriba, por el pueblo de
Pespire, tiene un ancho valle. Después corre
solamente por entre collados y montañas. Su
principal tributario es el Moramulca.
El río Goascorán nace entre las bajas co-
linas que están á la cabeza del gran llano de
Comayagua; y su valle puede mirarse como la
prolongación de aquél. Tiene su fuente en
las mismas sabanas .que el Humuya, que co-
rre al Norte á la bahía de Honduras. Corre
casi al Sur^ y, en unión del Humuya, abre un
valle trasversal, cortando completamente la
cordillera, extendiéndose de mar á mar. De
esta circunstancia deriva su principal impor-
tancia. El valle consiste en una sucesión de
terrazos de más ó menos anchura, con algu-
na especie de aluviones, hasta lo millas cerca
del Golfo de Fonseca, donde se extiende en-
un ancho, bajo y fértil llano. En Caridad,
— 59 —
-donde el río rompe las montañas de J^epateri-
que, el valle es más estrecho; pero esto es so-
lamente por uijios pocos centenares de varas.
El primer pueblo cerca del río, es Goascorán,
sobre el que están los de Aramecina, Saco,
<íaridad, San Antonio del No^^te, Aguanquete-
rique y San Juan. Toda extensión del Goas-
corán es como de setenta á ochenta millas.
Durante la estación de lluvias tiene una gran
porción de agua, pero en la seca puede pasar-
se sin dificultad. Dudosamente podría hacer-
se navegable hasta Goascorán por medios artifi-
ciales; pero por sí no lo será nunca. Del gol-
fo hacia el río del Pescado, que entra al Oeste,
pocas millas abajo de Caridad, están los lími-
tes entre el Estado de Honduras y El Salva-
dor. La principal importancia de este río, co-
mo he dicho, consiste en su dependencia del
llano de Comayagua, para cuando se abra un
camino de hierro entre los dos mares.
Lago de Yojoa. — El lago de Yojoa ó Tau-
labé es el único de importancia que tiene Hon-
duras. Su extensión no es conocida, y ningún
informe se puede tener de los hijos del país.
Probablemente es de veinticinco millas de lar-
go y de tres á ocho de ancho, cerrado por mon-
tañas.* El río Blanco, un estrecho pero profun-
— 6o —
do río, sale de su extremidad Norte y se une
con el Ulúa en el mismo lugar en que viene á.
juntarse con el Humuya. Este desagüe, según
me informó el señor Agustín Follin, Cónsul
de los Estados ynidos en Omoa, se pierde sub-
terráneamente en su propio nacimiento, por
algunas millas. Otra particular circunstancia
que se asegura de este lago, y que adopta M.
B aiely en su mapa de Centro-América, es que
hay otros tres desagües que corren al río de
Santa Bárbara y dos al Sur, que entran al Hu-
muya. A pesar délas comunes peculiarida-
des que llegaron á oídos del autor del mapa,^
hay que hacerse nuevas investigaciones; y
mientras no se descubra de una manera posi-
tiva, yo creeré que no hay más que un sola
desagüe. Nada será más interesante, ni nada
es más de desearse que practicar un examen de
este importante lago (i). Ocupa uno de aque-
llos numerosos bajos de que varias veces he
(i) Don José Francisco Zelaya, hondureñoí es el único que
ha examinado este lago.— Según él, tiene veintidós 6 veintitrés
millas de largo, y de tres á nueve de ancho.— Su profundidad
en las extremidades es de cinco á siete pies de agua, y en el
centro de tres á seis y siete brazas.— Cuando los nortes reinan
en la costa, forma tumbos que no resisten las pequeñas canoas
de pescar: es abundante en toda clase dé peces. —No tiene, ni
puede tener más desagüe que el río Blanco, que, copio dice el
autor, va subterráneo por espacio de dos ó tres leguas, —i^/ T,
— 6i —
hablado, como rasgos peculiares de la conforma-
ción física de Honduras, en que las montañas
parece que se vuelven sobre sí, formapdo gru-
pos en vez de continuar en una línea corrida
como las demás montañas. Alrededor de la
cabeza del lago, el terreno parece comparativa-
mente planizo. Varios pueblos se encuentran
allí, mientras que las playas laterales son
completamente inhabitadas. De aquí infiero
que esos lugares son de ásperas y escabrosas
montañas, que no presentan tierras de cultivo,
ni son favorables * para formar poblaciones.
Se creerá que los hijos del país podrían satis-
facer estas diferencias; pero estando el lago
extraviado de toda línea de comunicación, no
tienen ningún conocimiento de él.
Honduras.— 7
CAPITULO IV
Bahías^ puertos y fondeaderos
Ea Bahía de Fonseca, algunas veces 11a-
Tnada Golfo de Añiapala- ó Conchagua, es, sin
•dispnta, una de las más hermosas, mejor di-
-cho "una constelación de puertos" de toda
la costa del Pacífico en el Continente. Tie-
ne como cincuenta millas en su parfe más
larga, y treinta de ancho. La carta que se
incluye, formada de un reconocimiento que
hizo el Capitán Sir Edward Belcher, de la M.
R., en 1838, es la mejor explicación que puede
-darse de sus peculiaridades, que ninguna des-
cripción:. Se verá en el mapa general, que es-
ta bahía está dentro del gran valle longitudi-
nal comprendido entre los cerros volcánicos
<de lá costa y la verdadera cordillera, que se
extiende desde Guatemala hasta Costa-Rica.
En San Salvador, este valle es regado por el
irlo Lempa, que rompe precipitadamente es-
— 66 —
de Zacate Grande, y que recibe el río de Na--
caome y el de San Lorenzo, un gran cuerpo»
de agua al Este de la misma isla. A la cabe-
za de esta bahía está situada el nominal puerto*
de San Lorenzo, que e^ solamente una depen-
dencia del de Amapala. Eí pi'incipal remanso.
de la bahía, llamado Estaro Real, se extiende
hasta Nicaragua, deti^ás del volcán de El Vie-
jo. Sale del extremo Sur de la bahía y pene-
tra en 'el interior, incluyelido sus vueltas como^
cincuenta' millas. Tiene una anchura de dos-^
cicutas varas, y á 30 millas por lo menos de
su boca, una profundidad que no baja de tres.
brazas de agua. Sir Edward Belcher entró á
este estero en 1838, en el **Starling," buque
que calaba diez pies de agua, hasta treinta mi-
llas; y según su propio lenguaje, "hubiera
fácilmente ido más lejos, si los vientos se lo-
hubieran permitido." Este estero se extiende-
hasta cerca de veinte ó veinticinco millas del
lago de Managua, del que se separa por el lla-
no del Conejo. ( i )
Las principales islas en la Bahía de Fonseca^
son: Zacate Grande, Tigre, Güegüensi y Ex-
( I ) En otra obra he indicado esta línea como la más fácil
para una comunicación interoceánica, por el río San Juan y los.
lagos de Nicaragua. — Véase la parte tercera de "Nicaragua, su*
pueblo, sus monumentos y el proyectado canal. "
-67-
posición, pertenecientes á Honduras; y Pun-
ta-Zacate, Martín Pérejs, Conchagüita y Mian-
guera (ya descritas), á El Salvador.
Zacate Grande e& considerablemente la inás
ancha; y, como las otras, es de origen volcáni-
co. Tiene siejte millas de largo y cuatro de an-
cho. La parte Sur es alta, elevándose en una
porción de picos á la altura de dos mil pies.
Estas elevaciones declinan al Norte y se apla-
nan hasta ponerse á nivel de las tierras alu-
viales, que son de una fertilidad extraordinaria.
Tanto éstas, como los declives que descienden
de ellas, están cubiertos de cedros, caobas, sau-
ces y otras maderas importantes. Los picos
mismos, en sus más precipitadas pendientes
al Sur, están llenas de una hierba que los in-
dios llaman zacate^ de donde la isla deriva su
nombre. En estos zacatales pastan gran can-
tidad de ganados, y se asegura que en una so-
la época ha habido hasta cuatro mil animales.
En la mayor parte del aflo, excepto en la esta-
ción seca, se reúnen en dichos lugares varios
arroyos, al Norte de la isla. No obstante, se
puede obtener bastante agua por medio de ex«
cavaciones sobré las capas de lava, debajo de
las cuales, como sucede con frecuencia en los
países volcánicos, corren constantemente rau-
— 6g —
dales. Los picos de Zaci^e Grande, así c&mo
los de las otras islas, son de una variedad y
eterna belleza.
Al principio de la estación de las lluvias
se visten de la delicada y trasluciente verdutia
de la hierba de la primavera, que, á medida
que la estación avanza, va cambiando en color
y uniéndose más y más, hasta que todas las
asperidades de la tierra se cubren de un lu-
joso vestido de esmeralda. Y así que el ve-
rano entra, la hierba comienza á marchitarse,
concluyendo por volverse de un color amarillo;
de manera que la isla parece un fajeado manto
de granos dorados, que Ceres misma envidiaría.
Entonces viene la antorcha del vaquero^ que,
destru3^éndolo to/lo con su rápida llama, y de-
jando el terreno negro y sombrío, en contraste
con sus primeros adornos de oro y verdura, lo
prepara para una nueva y fresca reproducción.
La isla de Güegüeusi puede mirarse como
una dependencia de Zacate Grande, de la que
se separa solamente por un pequeño estrecho.
Tiene una sola eminencia de gran belleza y
regularidad. El resto de la isla es planizo,
cubierto de césped, fértil y propio para el cul-
tivo del arroz, algodón y cafia miel. Está ce-
ñida por una cintura de mangles que, á prime-
-69-
Ta vista, podría suponerse el terreno bajo y
pantanoso.
En esta posid<$n la Isla del Tigre es la más
ímpoitante. Tiene tal vez veinte millas de
^circunferencia, elevándose en la forma de un
-cono perfecto, de 2.500 pies de altura. El de-
>clive del agua, á alguna distancia en el inte-
rior, es ligero y admite cultivo. En la parte
del Sur y del •Bste,- la lava forma barreras de
rocas á las olas, de 8, 10 y 18 pies; pero al
Norte y al Este hay una considerable porción
áeplayaSj perfectamente planas. El puerto de
Amapala está situado en el lugar más impor-
tante de la isla. El agua de enfrente es de tal
profundidad, y tiene un anclaje tan daro, que
con un largo cable pueden asirse de la playa
buques de una capacidad común.
Esta isla fué asilo favorito de los piratas,
y en ella fué donde Drake tuvo su depósito
durante sus excursiones en el mar del Sur.
En aquella época, tanto allí como en Zaca-
te Grande y otras islas de la bahía, había
considerables poblaciones de indios, que las
abandonaron y se fueron al interior por temor
de los piratas mismos. Desde entonces per-
maneció casi enteramente desierta, hasta el
año de 1838, que una empresa comercial, por
— 70 —
influencias de don Carlos Dárdano, comercian-^
te sardo, concibió la idea de hacer un puerta
libre* SoHdtó esta concesión del Gobierno de
Honduras, y el puerto libre de Amapala fué
establecido. Con este motivo lia tenido un.
aumento grande de población, y al presente es.
uno de los puntos más importantes del golfo
y lo será aiin del Pacífico, entre San Francisco
y Valparaíso. Su clima es bastante saludable,,
debido á la buena ventilación que tiene^ á sa
proximidad á las tierras elevadas y á la falta
de lagunatos. Es accesible al comercio de los.
tres Estados; su arribada es la más fácil en
toda la bahía, y los buques más grandes de lí-
nea pueden permanecer con toda seguridad en
sus aguas. La población puede considerarse
como de mil habitantes. Hay ya establecido-
un comercio directo entre Amapala y Bremen,,
Liverpool, Marsella, Genova, New York y
Valparaíso. No hay, empero, ningún conoci-
miento que señale ^u extensión y valor. La
exportación es: índigo, cueros, tabaco, oro y
plata bruta, brozas de este último metal, cobre,
palo de brasil, juntamente con maíz para los
puertos de la costa. El cultivo del azúcar se
ha introducido en el interior, con objeto de re-
mitirlo á California. \
^ 71 ~
Caminando frente al puerto de Anaapala^
hacia el Nordeste de la Isla del Tigre, está la
dé Exposición. íEs alta, con una ancha playa,
en la parte Sur, pero deficiente de agua* Sin
embargo, se puede proveer toda la necesaria
por medid de pozos de alguna capacidad. La'
misma observación debe hacerse respecto á la
considerable isla de Punta Zacate. La peque-
ña de Martín ' Pérez es comparativamente baja
y llana, y tiene un rico y productivo suelo..
Conserva su verdura en la mayor parte del
año; y cuando las, otras están marchitas ó ama-
rillas, ella está perfectamente verde. Las otras
islas, que son varias, pueden considerarse co-
mo promontorios volcánicos, que no producen
más que la hierba que oculta las ásperas rocas,
de que se componen.
La bahía abunda en peces y sus playas es-
tán cubiertas de una gran* variedad de aves
acuáticas, como grullas, garzas, pelícanos, íbi-
ses, patos, chorlitos, etc. Extensas capas de
ostras se encuentran en las bajas aguas de las
bahías de La Unión y el Chismuyo. Su can-
tidad es inagotable. Inmensa es la porción de
conchas que se encuentra en las playas, lo
que demuestra el gran uso que hacían de ellas
los aborígenes. De las ostras comunes hay
— 72
^asi tantas como en las inmediaciones de New
ITork, y de un gusto excelente. Las tortugas
y los cangrejos son abundantes. '
Todos los lugares del rededor de la bakia
son eminentemente productivos, y retribuye»
•4 medida del deseo. Las tierras át las már-
genes del Choluteca, el Nacaome y el Goasco-
rán son de una fertilidad extraordinaria, pro-
pias para el cultivo de todos los frutos tropica-
les. Las sabanas que caen atrás, que en com-
paración son tierras bajas, son de repastos;
pero en las pendientes de las montañas y en
las mesetas del interior, se puede cultivar el
trigo, patatas ' y otros productos de la zona
templada. Maderas de valor para la exporta-
ción y para la construcción de casas y de bu-
ques, excepto el pino, existen en inagotable
cantidad en la costa de la babía, que pueden
salir en balsas por los ríos del interior. Estos
ríos también ofrecen facilidad para la nave-
gación, por pequeños botes, á gran distancia,
hasta cerca de los puntos donde se exti:aen los
metales en los espolones de la cordillera. Las
minas de oro y plata del distrito del Tabanco,
en el departamento de San Miguel ÍSan Sal-
vador j, y las de plata de Aramecina, San Mar-
tín, y las famosas de El Corpus, todas están
^ -75-
cerca de diez á veinte millas de esta bahía. Ett
toda la parte navegable del estero de Cabulero
hay mucha piedra de jcal y bastante laja colo-^
rada ea las inmediaciones de Nacaome, en la
margen del río del mismo nombre. Esta bahía
Mrá también, con el tiempo, un depósito de
carbón de piedra, cuando se trabajen las gran»
des masas que hay en el valle del río Lem»
pa, para suministrarlo á los vapores del Pa-
cífico. Se asegura que lo hay también en los
ríos Simara y Choluteca; pero esta aserción no
está ratificada.
La Bahía de Fpnseca, por los admirables
puertos que tiene, por los medios que ofrece
para la construcción y reparación de buques^
por sus productibles terrenos y por su comer-
cio local con El Salvador, Honduras y Nica-
ragua, es de gran valor é importancia comer-
cial. Pero nuestra estimación es aun mayor^
considerada su posición bajo un punto de vista
político y geográfico, y especialmente como el
término invariable destinado en el Pacífico pa-
ra un perpetuo camino de hierro entre los dos
Océanos. Yo no vacilo en repetir lo que en
otra ocasión dije al Gobierno de los Estados
Unidos, cuando era su Representante en Cen-
tro-América, á saber: ^*que la Bahía de Fon-
74 —
iseca es en todos conceptos la más importante
posición de las costas de Centro-América en
el Pacífico, y tan favorecida por la natnraleza^
•qne irremisiblemente será el emporio del co-
mercio y el centrp de las empresas en esa parte
•del Continente.'' .Esto fué escrito antes de que
se demostrara y aun de que m concibiera la fa-
cilidad de un camino de hierra por Honduras,
y que termine "^^en aqnel punto.
Los principales puertos de Honduras en el
Atlántico, son Omoa, Puerto Caballos y Tru-
jillo; y en el Pacífico, Amapala ó Isla del
Tigre*
Puerto Caballos. — El primer puerto esta-
blecido por los españoles fué Puerto Caballos,
latitud 150 49' N. y longitud, 87^ 57^ O- Fué
escogido por Cortés en su expedición á Hon-
-duras, y fundó en él un establecimiento con el
objeto de que sirviera de gran depósito de la
Nueva España, que llamó Natividad. Por
más de doscientos años fué el principal de la
costa; pero en la época de los filibusteros se
trasladó á Omoa, pocas millas al Oeste, en ra-
^ón de que la extensión de la bahía no era
propia para formar fuertes de Idefensa, mien-
tras que en el otro, u^o solo basta para prote-
gerlo.
— 75 —
El puerto, ó más bien la bahía, es de gran
•capacidad, teniendo no menos de 9 millas en
'Circunferencia. Ks amplia y profunda, y por
más de dos terceras partes de su área^ tiene de
cuatro á doce brazas, con un seguro fondeade-
ro. Hacia la parte del Norte, el agua es de
mayor profundidad; y se pueden construir
muelles de sesenta pies de largo, donde los
T)uques de la mayor capacidad entrarían y re-
cibirían en tierra pasajeros y carga con más
facilidad que en los de New York; habiendo,
además, la circunstancia de que en este punto
<le la Bahía de Honduras el flujo y reflujo de
la marea es casi imperceptible.
Unida al puerto ó á la bahía, está una la-
^na de agua, salada, de dos millas de largo
y una y tres cuartos de ancho, de igual pro-
fundidad al puerto mismo.
Los vientos que dominan en la costa del
Norte de Honduras, son del Nordeste, Norte y
Nomoroeste; de todos los cuales, el puerto está
perfectamente protegido. Los vientos del Oes-
te y del Sudoeste, son poco conocidos, y además,
los detienen las altas colinas y montañas que
-están en la orilla del puerto en esa dirección.
Omoa. — El puerto de Omoa está en latitud'
15^ 47' N., longitud 88^ 3' W. Es pequeño,
- 76-
pera seguro, y defendido por un buen fuerte,,
llamado "Castillo de San Fernando." Su an-^
claje es bueno y de dos á seis brazas. El pue-
blo está Siituado á un eijiarto de milla detrás de
la costa, y tiene de mil quinientos á dos mil ha-
bitantes. Su configuración es plana, pero á stt
espalda se eleva una cadena de altas montañas^
que, comenzando en Puerto Caballos, sigue al
W., y se une con la Sierra-Madre, en el de-
partamento de Gracias. Por esta razón, la
agricultura en las inmediaciones de Omoa, es
muy poca, y de los pueblos de indios de cerca
de Puerto Caballos y de Choloma, en el plano
de Sula, es de donde se le provee de todo. Por
Omoa es por donde los comerciantes de Gracias,.
Santa Bárbara, Comayagua y Tegucigalpa,.
( I ) hacen sus introducciones de mercancías, y
( I ) El comercio por el puerto de Omoa ha decaído casi por
completo, pues el tráfico, actualmente, todo se hace por Puerto
Cortés. Omoa, tan floreciente en los tiempos que escribió el
ilustre Squier, ha quedado reducido á la condición de puerto
menor— y su población consta de unos 1.168 habitantes.
Omoa no tiene por hoy más de notable que su castillo con
sus grandes recuerdos hist(6ricos. Esta obra, que tiene ahora de
edificada 212 años, fué fabricada por los reyes españoles para
defender el litoral Norte de las correrías de los piratas y corsa-
rios que infestaban las costas del Mar Caribe.
Varias veces ese castillo ha sido teatro y refugio de piratas,
traidores y filibusteros. Entre estos últimos figura el escanda-
loso bombardeo que sufrió ^1 castillo, cuyos daños causó el Ya<^
_ 77 —
además, hay agencias en el puerto. También
se introducen efectos que pasan á El Salva-
dor y Guatemala. Por consiguiente, de este
mismo puerto es de donde se hacen las expor-
taciones de los departamentos que he indicado.
Estas consisten en oro y plata, caoba, cueros,
tabaco, índigo, zarzaparrilla, etc.; pero el valor
á que ascienden estos artículos, no se sabe»
Una gran cantidad de ganado se embarca
anualmente para venderlo en los cortes de ma-
dera establecidos cerca de Belice, llevando
siempre porción de bueyes que sirven para ti-
rar la madera. ( 2 )
por '*Niobe/' alas órdenes de su Comandante Lambtón Loraine,
impulsado por los conservadores, enemigos y traidores á la pa-
tria, el año de 1873.
L06 daños sufridos por el castillo, dice un testigo presencial,
fueron los siguientes: las murallas de la cortina curva y del
bastión Suj:, que dan frente al puerto, desmoronadas; la casita
de la playa y la que servia de cuartel general, demolidas; otros
erarios puntos del castillo, arruinados. — JVaía de ''La Bandera
Liberal''
(2) Bl puerto de Omoa lo forma una pequeña bahía, con
unos estrechos bajos de arena de media milla hacia el Norte,
cubiertos de mangles y arbustos, que lo guardan de los fuertes
▼lentos del Norte. —El castillo está en la cabeza de la bahía,
cerca del cual hay el mejor anclaje, de 4 á 16 brazas de agua. —
A medida que uno se aproxima á la costa, puede escoger el fon-
do, desde 16 hasta 4 brazas, siendo todo ¡¡bueno y limpio.— En
resumen, es un excelente y seguro puerto. —El castillo es ancho
y, como todas las fortificaciones de los españoles, fuerte.— Cuan-
HONDUK AS.— 8
-78 ~
Omoa, por su posicióxi, recibe toda la yea-
tilaciÓQ de l?os mQnzom^j y sxx' clima, gea^ral-
mente habÍpEpáo^;^^ saludable. .Rara vez 1#
han vÍ3ÍtadQja<juellgs epid^tuias que frecuente-
mente 4esolai?i las Islaa Caribes y los puertos
mexi<?anó$^ ea el Golfo de M^xico^ Esta exen-
ción no hay duda U debe, en ^gran parte, á sü
proxiipidad á las montañas, y á los ningunos
lagunatos que tiene en sus inmediaciones.
Ojpoa reísibe ujB^ abundante provisión de
pescada, tortugas y aves silvestres, de los ca-
yos de la costa y d^ las aguas de las cercanías.
Trujillo. — Este antiguo puerto está situa-
do en la latitud 15^ 55' N,, longitud 86^ W.,
$obre la costa O, de una magnífica bahía, for-
n^ada por la prominente Punta de Castilla.
Young calculab.'i la población, en el año de
1842, en 2.500 habitantes, de los cuales mil
eran blancos ó ladinos y mil quinientos cari-
bes. Estos los describe de una talla alta, atlé-
tica, robustos y muy industriosos. El comer-
cio de la plaza es casi todo con el departamento
do la provincia estaba bajo el dominio de España, servia de pri-
sión.— La población está casi á una milla al Este del Castillo. —
Al presente es pequeña, conteniendo solamente como doscientas
casas.— El pueblo, en general, es honrado y bondadoso, y desea
siempre complacer á los extranjeros que visitan el puerto. —
CoggeshaU's voyages, 2 seríes, p. 142.
- 79 —
de Olancho, el cual bien puedfe considerarlo
como su puerto. Sus exportaciones^ como l^s
de Omoa, son cueros, zarzaparrilla, cochinilla.
Índigo, cobrjs y plata. La siguiente descrip.
ción de Txujillo es extractada de/ la narración
de G, W. Montgomery, omiisionado de los
Estados Unidos en Centro-América, que lo
visitó en 1838. ( I )
*-La población de Trujillo esté rodeada del
mar, al pie de una alta montaña, coronada de
árboles y cubierta d« vegetación, que llega á
la orilla misma de las aguas. Bs una aislada
y solitaria ciudad, de antigua apariencia, con
pocas casas y todas en mala condición. En
sus primeros tiempos, Trujillo fué un lugar
úe mucha importancia, bajo el punto de vista
comercial y político. Contenía una considera-
ble guarnición, existiendo aún las ruinas de
grandes casernas. Tenía un floreciente co-
mercio con la metrópoli, cuyas manufacturas
cambiaba por artículos del país. De éstos, los
principal^ eran el caoba, cedro y otras made-
re^] zarzaparrilla, pieles y sebo. Hay tam-
bién algun^.s minas de oro en las inmediacio-
nes, que pueden trabajarse con alguna utilidad.
( I ) Narrative of a journey to Guatemala, etc., in 1838, by
O. W. Montgomery.
8o
Sin embargo, esta plaza ha declinado, y su pros-^
peridad parece que no volverá dentro de muchos,
aflos. Su población, que hoy es de i.ooo al-
mas, fué primeramente dos ó tres veces mayor^
'*La principal calle, ó estrictamente ha--
blando, la única, porque las otras no merecen
el nombre de tales, se extiende de una á otra,
extremidad del pueblo, y está toda empedrada..
Las casas, en la mayor parte, son de un sola
piso, y su sombría apariencia con la yerba que
cubre el pavimento, dan al lugar un melancó-
lico aspecto de abandono. Tiene, sin embar-
go, algo de romántico en su situación, estanda
encerrado por montañas elevadas y en medio
de una exuberante vegetación, que la mano-
del hombre parece incapaz de reprimir.
"Apenas hay un terreno abierto en las in-
mediaciones, sino es uno ú otro pedazo, donde
se cultivan plátanos, yucas, y algunos pocos,
granos, que sirven para el consumo individual..
Como los bosques ofrecen un buen pasto, el
ganado es bueno y la leche abundante; y el
suelo, con su fertilidad y liberalidad, repaga el
poco trabajo que se emplea en él, llenando las
pocas necesidades de los habitantes.
"Durante mi permanencia en Trujillo, hi-^
ce una correría por los bosques, acompañado
— 8i —
*del Capitán del buque. Hay en las inmedia-
<:iones un raudal que lleva un curso tortuoso,
«ntre peflas y rocas, hasta que cae al mar*
Resolvimos examinar sus márgenes, hasta
■donde fuera posible. Nos armamos de fuertes
bastones para defendernos de las culebras; por-
gue, en verdad, eran tan exagerados los infor-
imes que teníamos de la multitud de reptiles
que infestan los bosques, que dudábamos dar
un paso sin ser atacados por ellos. A medida
que continuábamos nuestra excursión, yo que-
-daba más y más sorprendido por la belleza de la
-escena. La grosura y altura de los árboles, al-
gunos de ellos en flor, y la verdura de sus ho-
jas, era superior á cuanto jamás he visto en el
campo. Tamarindos y limones silvestres car-
gados de frutos, así como el zazafrás, se en-
contraba en abundancia. Este último y el
caoba, son los que dan más utilidad al país, y
hay mil otros, cuyas propiedades y nombres
no conocí. También se encontraba una in-
mensidad de plantas, que me parecieron curio-
sas y dignas del estudio de un botánico. Pa-
pagallos, pelícanos y otras aves de hermosos
plumajes, volaban á nuestro alrededor; porción
*de pájaros repetían sus gorgeos en los árboles,
anientras que en las límpidas aguas se veían
— 82 —
t
los plateados flancos de loa peces que jugue-
teaban en ellas. Algunas veces el arroyo for-
maba ruido entre grupos de focas ó estrechos-
pasos, y eíi otro:^ lugares corría apaciblemente.
En cierto punto se hada una pequeña bahía^,
profunda y fría, en cuya tersa superficie, de
gran transparencia, se reflejaba como en un es-
pejo el follaje de los árboles. Era imposible
no impresionarse con la soledad y hermosura de
la escena. Una agradable brisa del mar, que so-
plaba al mismo tiempo, nos salvó por casuali-
dad de la molestia de \6s mosquitos; sienda
singular, como me parece, no haber encontrada
en nuestro paso ni una víbora, ni ningún ani-
mal peligroso" (i).
( I ) Bl puerto y ciudad de Trujillo es hoy la capital del^
distrito de su nombre y del departamento de Colón, que fué eri-
gido por decreto gubernativo de 19 de diciembre de 1881. Tie-
ne 3.000 iiabitantes y dista 533 kilómetros de Tegucigalpa. Es
uno de los puertos principales al N. de la República, situado-
entr^ los ríos Negro y Cristales. Su comercio de frutas (bana-
nos, naranjas, limones, ananas), es grande con los Estados Uni-
dos del Norte. Es uno de los mejores centros de exportación
de ganado vacuno para Cuba y Belice, así como de zarzaparri-
lla, hule, toda clase de pieles y cueros, y^de maderas de cons-
tracción y tinte. Cuenta con buenos edificios, entre los cuales,
merecen indicarse la Gobernación Política y el Juzgado de Le-
tras. En su distrito hay minas de cobre y lavaderos de oro.
Tienen allí Cónsules: Cuba, España, Estados Unidos del Nortea
é Inglaterra.— iV¿?/¿i de ''La Bandera Liberal.''
-83 -
Puerto Sal es un pequeño puerto, á pocas
jnillas hacia el Este de Puerto Caballos. La
profundidad de l^ts aguas no es suficiente para
grandes buques. • Hay algunas altas rocas al
Norte, en el punto que ^rra el puerto, llama-
das del Obispo, bajo las cuales hay un buen
anclaje.
Triunfo de la Cruz (i) es una ancha ba-
kla, que comienza en Puerto Sal y da vuelta
al interior, formando una línea-costa de veinte
millas, y terminando en un cabo, llamado cabo
Triunfo. Está bien guarecida de los vientos y
tiene un buen anclaje para buques de toda di-
mensión. A su lado hay muchos puntos, en
la costa de Hoiiduras, donde pueden anclar los
buques bajo favorables circunstancias. En las
bocas del Chamelecón, Ulúa, Lean, Río Negro,
Patuca y la laguna de Caratasca, hay radas
con buenos fondeaderos, que son seguros, ex-
cepto en la época de los vientos del Norte.
Las islas de Reatan y Guanaja tienen ex-
celentes fondeaderos, y hay un buen puerto
al Sur de Utila. Las referencias hechas en
otro lugar nos relevan de una especial indica-
( I ) Hoy Tela, puerto mayor y villa, y cabecera del Muni-
cipio, que cuenta con^^.ioo habitantes. Nota de ^^La B ande}' a
Liberal: '
- 84 -
ción de estas islas. Basta decir que estáu ro-
deadas de arrecifes de coral y cayos, que hacen
difícil su aproximación, sino es para experi-
mentados pilotos.
Amapala es un puerto libre situado en la
Isla del Tigre, en el Golfo de Fonseca, y es el
principal, ó más bien, el único de Honduras
en el Pacífico. El nominal de La Paz, en tie-
rra firme, no sirve más que para la colectación
de los derechos de Aduana, por las mercancías
que se introducen. Queda hecha una sufi-
ciente descripción de él en el parágrafo de la
Bahía de Fonseca, y se extenderá más, en el
capítulo siguiente, al tratar de la Isla del
Tigre.
CAPITULA). V
Islas de Honduras
\x, Norte del territorio de Honduras, en la
l^alila del mismo nombre, hay un grupo de is-
las casi paralelas á la costa, á distancia de
treinta á cincuenta millas. Sus nombres, en
orden á su extensión, son: Roatán (algunas
veces escrito Ruatán y Rattan), Guana] a (ó
Bonacca), Utila, Barbareta, Elena y Morat.
(^ 1 ) Dependientes de ellas hay numerosos
( I ) Por el tratado Clayton-Bulwer, firmado el ii de abril
de 1850 entre los Estados Unidos de Norte- América y la Gran
Bretaña, ^^ ni los Estados Unidos ni la Gran Bretaña podrán
ocupar ^fortificara colonizar ni ejercer dominio sobre parte ai-
^guna de Centro^ América y ni hacer uso de protectorado de nin-
guna clase, ^^ A pesar de exposición tan explícita, el 11 de julio
de 1852 el Superintendente de Belice declaró oficialmente: ''''que
- Su Majestad Británica se había dignado constituir una colonia
de Roatán^ Bonaca^ Utila^ Barbareta, Helena y Moral y desig-
nada con el nombre de Colonia de las Islas de la Bahías
En vista de esto, la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado de los Estados Unidos, declaró: ^^que las Islas de la Ba-
. hia eran de Honduras^ y que su ocupación por la Gran Breta-
ña constituía una violación del mismo tratado y
86
islotes ó cayos de pequeño espacio. Estas is-
las tienen un buen terreno, magnífico clima^,
ventajosa posición y algunos excelentes fon-
deaderos, haciendo de una grande importancia
acuella porción del Continente á que geográ*^
ficamente pertenecen.
Entonces la Gran Bretaña, para evitar complicaciones, nom-
bró su representante ante el Gobierno de Hojidnras, á Mr.
Charles I^ennox Wike, quien concluyó con nuestro represen-
tante don Francisco Cruz, el Tratado de 29 de noviembre de
1859, en cuyo primer artículo se declaraba que: ^* Su Majestad'
Británica convenia en reconocer ¿as Islas de la Bahia^ Guana^
ja^ Helena^ Utila^ Barbareta y Moraty conocidas por las Islas
de la Bahía ^ y situadas en la Bahía de Honduras ^ corno unm
parte de la República de Honduras y
Bn cumplimiento de este Tratado, las Islas de la Bahía fue-
ron devueltas y entregadas al Comisionado por Honduras, Li-
cenciado don Rafael Padilla Duran, el 22 de abril de 186 1. El
departamento de las Islas de la Bahía, dice don Francisco Cruz, .
después de diversas vicisitudes que han sufrido sus diversos po-
bladores, constituye hoy una preciosa sección de Honduras,
llena de porvenir. Todos los que conocen aquellas fértiles co-
marcas, se encantan, de su situación y de las felices condiciones
de su suelo. Así, en sentir de Alcedo, Michelet y otros via-
jeros, á las islas de que nos ocupamos, por sus buenos puertos,
J)or su fértil y elevado terreno, por su favorable clima y por sus
producciones naturales, se les ha llamado proverbialmente, *V/
jardín de las Indias Occidentales^ " y deben considerarse como
la llave de la América Española, como un nuevo Gibraltar y el
futuro emporio del comercio hondureno con los países extranje*
ros. Las Islas de la Bahía tienen una extensión de 127.100
hectáreas. Su población actual, 6.000 habitantes. — Nota de
^*La Bandera Liberal,^^
-87-
Roatáfiy la más grande 4e estas islas, es de~
cerca de treinta millas de largo y nueve de
ancho. "Puede considerársele dice Alcedo-
como la llave de la Bahía de Honduras y el fo-
co del comercio con los países extranjeros/*
"Esta bella isla — ^repite Mac. Gregor — 'tiene
un excelente anclaje, fácilmente defendido, y
el terreno es propio para el cultivo del algodón,
café y otros productos de los países tropica-
les." Y el Capitán Mitchcl, de la marina in-
glesa, que escribió en 1850, afiade: "que la
local posición de la isla es de una importancia
grande, no sólo bajo el punto de vista comer-
cial, sino político. Este es el único lugar don-
de se encuentra un buen fondeadero, en una
extensa y peligrosa costa. Y por su proximi-
dad á Centro-América y al Estado de Hondu-
ras, parece un punto propio para un depósito
de mercancías inglesas, donde se encontraría
un pronto mercado, aun en ^oposición á todos^
los derechos que se le impusieran.'^ ^ "Roatán
y Bonacca, — escribe otro autor inglés — por sus
buenos fondeaderos, fértil suelo, puro aire y
gran cantidad de animales, peces y frutas, y
por su elevado terreno, son proverbialmente
llamadas el jardín de las Indias Occidentales,
la llave de la América Española y un nueva
- 88 -
Gibraltar. Por sus naturales fortalezas se
pueden hacer indomables, sosteniéndolas con
^ina pequeña fuerza." ( i )
Strangeways afirma que allí se encuentra
'''gran cantidad de árboles ¿e coco, higos sil-
vestres y excelentes uvas. Los bosques pro-
ducen encina blanca y pino, propios para más-
tiles de buques mercantes. Abundan los cier-
vos, cerdos de monte, conejos y pájaros de
muchas especies. Una constante brisa del Es-
te refresca y tempera el aire; y hay abundan-
te y excelente agua." Young describe la isla
^'como una hermosa masa de siemprevivas, déla
playa á los copos de las altas colinas, intercep*-
tada por jardines de cocales; encontrándose al-
gunas manchas de café, que, aunque abando-
nadas, continúan reproduciendo bien."
La relación de esta isla por el Capitán Mit-
chel, de la M. R., es la más reciente y com-
pleta. Dice que hay una parte de terreno sin
cultivo, que todo podría serlo ventajosamente.
"La piedra de cal es su principal forma-
ción: hay también piedra arenosa y cuarzo, y
una gran porción de coral en las partes ba-
jas. La isla parece haber sido originalmente
( I ) Memoir on the Mosquito territory, by captain John
Wright, p. i6.
-89-
elevada pe* alguna erupción volcánica, y los
lugares inferiores lavados por la subsecuente
acción del agua de mar. Las arenas reunidas
sobre el coral y lia materia vegetal, arrojada
por los vientos ó por los pájaros, de las tierras
inmediatas, formaron un suelo fértil, sobre el
cual el hombre ha establecido su morada, en-
contrándolo propicio á sus necesidades. Estas
observaciones son acerca de las partes bajas de
la isla solamente. Ningún mineral sé que se
haya descubierto en la isla.
Esta tiene una singular belleza á cierta dis-
tancia eü que uno se aproxima. Las monta-
fias se elevan gradualmente á una altura de
novecientos pies; y parece que se suceden de
una á otra, interceptadas por valles cubiertos
de una lozana vegetación. Así que se acerca
á ella se descubren los cocales alrededor de
las playas, y árboles de varias clases sobre las
cimas de las colinas. La natural belleza de
de esta vista se aumenta extraordinariamente^
cuando se echa el ancla en alguno de los mu—
chos fondeaderos que tiene en la parte del
Sur.
"En los valles, aluviales, depósitos y mate-
rias vegetables forman el suelo, que es excesi-
vamente rico y profundo. En las montañas,.
— 90 —
^na tierra arcillosa ó margales la que pred#-
Tnina.
"Una gran cantidad de maderas de cons-
trucción se encuentran por todas partes de la
isla^ tales como el santamaría, generalmente
nsado para la construcción de buques, tres cla-
ses de «encina, cedro, olmo español, etc.; y las
playas están llenas de alátuedas de cocales, ár-
bol que, ayudando á las necesidades del hom-
bre, es gigantesco en las regiones tropicales.
Su plantación se remonta á los tiempos; pere
probablemente fué arrojado allí por el viento;
y como la arena en los bajos de la costa es pro-
pia para su cultivo, se ha propagado.
"Al presente la isla produce con profusióm
cocos, plátanos, y ames, bananas, etc., etc.; y
yo creo firmemente que muchos frutos vegeta-
les y producciones europeas, ó de la zona tem-
plada, se cultivarían en ella.
"El país es propio para todos los productos
tropicales, tales como la caña miel, café, taba-
co, etc., que serían los primeros artículos de
exportación. Antes que la isla fuese habita-
da, había una gran cantidad de ciervos, puer-
cos silvestres, liebres, papagayos, pichones y
aves de varias especies Algunos años antes
<iue se poblara, los pequeños buques y botes
— 91 —
^scadores que recorrían la costa, ibaxi á ella
para cazar y proveerse de madera de que-
mar. *
"Porción de animales doméstícos^ como ga-
llinas, cerdos, etc., se crían perfectamente bien;
y el ganado, sería lo mi$mo, pero los vernos
no tienen los medios nece^irios para impedir
que destruya sus sementeras.
"Parece probable que en un remoto perío-
do la isla fué liabitada por indios^ Limpiando
la tierra para las sementeras, se han encontra-
ndo muchos útiles de cocina y de uso domésti-
co. Hay tradición de que los españoles (con
su sistema de crueldad) en el descubrimiento
de la América, desfpoblaron esta' isla, tomando
á los aborígenes para que fuesen á trabajar las
minas del Continente, y jamás volvieron.
"En los meses de septiembre á febrero,
llueve considerablemente. Estas lluvias re-
frescan el aire más que en ninguna otra parte
de las islas occidentales, y la brisa tempera los
ardores del sol. Si el país fuera seco y libre
4e humedades, el clima sería no sólo excesiva-
mente agradable, sino muy saludable. Los
Tneses secos son calurosos; sin embargo, los
nativos no se quejan del calor; y, al contrario,
miran la estación seca como la más saludable.
— 92 -
El termómetro, desde que llegué (enero), tenía
un medio de 88^ Fahrenheit.
"El reumatismo es muy común, así coma
una especie de fiebre intermitente. Esta úl-
tima proviene, sin duda, dé la fermentación de
las montuosidades, cuando no se quitan; y la-
primera, de la constante humedad. Sin em-
bargo, según mis pocas observaciones, yo crea
que el clima no es malo, no sólo para los que
nacen en aquellas ardientes latitudes, sino pa-
ra el europeo que, con algunas precauciones,,
viviría contento y llegaría á una avanzada-
edad.
"La población de la isla es al presente de
1 .600 á 1.700 habitantes. En 1843 ^^^ sola-
mente de 80. ( I ) Ha ido con un constante
y rápido progreso, y en el día se cuentan de
tres nacidos á un muerto. Con los medios de
existencia que tienen en la mano, y casi pre-
parados para ello, los jóvenes tienen gran dis-
posición á casarse en muy tierna edad; sus-
familias son numerosas, muchas de las cuales-
son de nueve, diez y más hijos. Es observa-
(i) Actualmente Roatán tiene 8.191 habitantes. Está si-
tuado á 611 kilómetros de Tegucigalpa. Puerto muy importan-
te por su comercio, que lo coloca á la altura de las principales^
poblaciones de la República. Tiene buenos edificios.— iVb^a de^
*^La Bandera Liberal, "
— 93 —
c\án que s? he^ hecho en los pal$?s civilizados,
de que el alimento de vegetale$ y pescado es
feyorabl^ para la población.
"B^ta se halla diseminada en diferentes^
pf^ites, á lo largo de las playaá^de-te'lsTa; son
obvias las razones por que prefieren estas lo-
Cí^lidade^ á las del interior. Edifican sus ca-
^s en medio de las alamedas de cocales y plá-
tanos, teniendo sus buquecitos ó botes de pes-
car en rincones abrigados, para salir á buscar
lo que necesitan.
"En Coxen Holen ó puerto McDonald, la
mayor parte de vecinos tienen habitaciones —
$erán tal vez quinientos. Es un seguro fon-
deadero; sin embargo, yo creo que la casuali-
dad lo habrá establecido allí, porque á mi en-
tender, hay otros puntos mejores que podían
escogerse para puerto.
"La masa de la población se compone de
esclavos manumitidos del Gran Caimán, y de
una pequeña porción de habitantes de color,
nativos de la isla, y primeramente propietarios
die esclavos. Estos son los más miserables:
poco acostumbrados al trabajo, y habiendo
perdido sus propiedades y sus esclavos, ó disi-
pado lo que por ellos habían adquirido, se en-
centran sin habitaciones y sin medios de
HONDüItAS.— 9
— 94 —
subsistir. Por un falso sentimiento de orgu-
llo, tan común en el hombre y en todo país,
ellos no quisieron dedicarse al trabajo en un
punto donde habían sido mirados con alguna
superioridad, y emigraron á buscar su fortuna
en las despobladas playas de Roatán. Los
esclavos que habían obtenido su libertad no qui-
sieron ocuparse en una isla tan pequeña como
la del Gran Caimán, y habiendo sabido el su-
ceso que habían tenido sus primeros señores,
siguieron sus pasos.
"La población de color, ó aquellos que ha-
bían sido esclavos, por su constitución física y
por su habitud al trabajo, pronto excedieron á
los blancos en la acumulación de medios para
subsistir, y hoy viven con prosperidad.
"Si la riqueza se estima por lo necesario
para llenar las necesidades del hombre, fácil-
mente adquirida, y aun por acumular algo
más, este pueblo no sólo es más rico, sino-que
está en mejores circunstancias que muchos de
Europa, que viven del trabajo material.
"Además de estas dos clases, hay una ter-
cera, mucho más pequeña, que se compone de
europeos puros. Son hombres que han ejer-
cido varias profesiones de vida, que por cir-
cunstancias particulares han abandonado, y
— 95 —
^ue, familiarizándose con la rudeza de la ad-
versidad, han tomado otras; retirándose á esta
remota isla (algunos viejos y otros en su me-
dia edad), con objeto de reparar sus fortunas
perdidas, ó en busca de acumular riquezas.
Aunque pequeña en número esta clase, es la
que ejerce más influencia sobre las otras.
"La masa de la población es una hermosa
raza. Todos son fuertes, activos, atléticos,
temperados, quietos y regulares en sus hábi-
tos, sin ninguna clase de excesos. Los sexos
son igualmente divididos, y los viejos que han
divido con algunas mujeres durante la escla-
vitud, procuran casarse. Podría decir que tie-
nen menos vicios qué los que en general se*
observan en su clase. Como una prueba de
su buen carácter, han vivido y viven sin nin*
guna clase de Gobierno ó autoridad, y los crí-
menes que se han cometido son muy pocos.
* "Su ocupación consiste en cultivar la tie-
rra, pescar, coger tortugas, etc. La necesidad
^n todo país y en las primeras edades de la
<!Ívilización, ha sido fecunda en invenciones,
y, por consiguiente, no es extraño encontrar á
este pueblo familiarizado con aquellas groseras
^rtes mecánicas que necesita. Cada hombre
hace su propia casa, cultiva sus tierras, etc.;
- 98 -
yas, fondeando en una pequeña bahía de gran^
profundidad, pero tan clara que se perciben los
|ieces y rocas de coral del fondo. "Esta parte
de la isla — continúa es altamente romántica^
y, como la de Roatán, cubierta de árboles.
Sus productos naturales son los mismos.'' (i)
Roberts también la visitó, ^^anclando en un
fondeadero al Sur. En la parte superior de la
playa está profusameute cubierta de árboles de
coco; y en la tierra se veían muchas huellas
de cerdos silvestres. Hay colinas de conside-
rable elevación, pobladas de árboles; y se dice
que tienen piedra de cal y vetas de zinc." ( 2 )
La relación de Young, que fué obligado á
guarecer allí de la violencia de los vientos, es^
la más extensa, y hace una completa pintu-
ra de la situación de la isla en 1841.
"Tiene altas colinas dice — que producen
gran cantidad de maderas de construcción, y
en los ricos valles y fértiles sabanas, son nu-
merosos los árboles frutales de varias especies^
que se encuentran. A lo largo de la orilla del
agua, son inmensos los cocales. Un lugar^
sobre todo, en medio de la isla, es llamado el
(jj Henderson's Honduras, p. 124.
(2) Robert's Narrative, p. 276.
— 99 —
jardín de cocosy donde se ve que la mano de la
industria ha intervenido. Vista la isla por
una parte, tiene una agradable apariencia, y,
aunque pequeña, sería de gran importancia si
los ingleses se establecieran en ella. Los bos-
ques abundan en cerdos silvestres de gran ta-
maño, así como en millares de liebres; los ár
boles están siempre copados de pichones y pa-
pagayos, y las lagunas y fondeaderos son céle-
bres por la inmensa variedad de peces, que fá-
cilmente se pueden extraer en las orillas de
los arrecifes, en un dort (canoa). Los abani-
cos de mar se extienden continuamente, y casi
invitan á uno á tomarlos ¡tan seductora es su
apariencia y tan transparentes son las aguas!
En algunos lugares se ven grupos de espon-
jas; y en otros, hermosos huevos de mar, que
es difícil cogerlos; y todo, con los numerosos
cayos que hay, rodeados de graciosos cocales,
forman una escena verdaderamente novelesca
y agradable. Las rocas, en los arrecifes que
rodean los cayos, están llenas de tortugas; por
todas partes se encuentran conchas de éstas;
y una especie de iguana llamada illishle^ abun-
da en los cayos. El clima es excesivamente
bueno, y en la época en que el cólera devasta-
ba á Trujillo, pocos años antes, el Comandan-
— lOO —
te de aquella plaza lüandó muchos enferinos á
la isla para recobrar su salud. Tres solamen-
te murieron. Cuando el Río Negro fué ocu-
pado por los ingleses, antes de su evacuación
en 1778, por los arreglos que el Gobierno in-
glés hizo con el de España, se enviaban á la
Guanaja los colonos que eran atacados de la
fiebre intermitente, y pronto regresaban robus-
tos y fuertes. Es admirable la salubridad de
esta isla, las riquezas de su suelo, sus made-
ras, su pesca, y su facilidad para todo; y jamás
ha sido poblada por los ingleses. Por muchos
indicios se advierte que primeramente fué ha*
hitada por los indios. ( 1 )
"En una parte de la isla, cerca del Caba
Cayo-Sabana, hay una hermosa sabana con
muchos árboles frutales; y lo que es más sin-
gular, es una pared de piedra que se ha descu-
bierto, probando la obra que es hecha por una
mano incivilizada. Este muro ó pared es bas-
tante largo, de pocos jñes de altura y con al-
gunos groseros nichos para colocar sillas de
piedra, que supongo eran los lugares de los ído-
(ij Guanaja tiene actualmente una población de 300 habi-
tantes en su cabecera y 815 en todo el municipio. Dista 13Í
kilómetros de Roatán. Su puerto fué descubierto por Colón en
su cuarto y último viaje. Produce plátanos, cocos, bananos,
pina y hortaliza.— iVb/a de ''La Bandera Liberal,''
— IDl —
los. En varios ptmtos se han descubierto ro-
<ías cortadas representando sillas; y muchos
artículos de servicio doméstico se han encontra-
do, así como algunos fragmentos de loza y hie-
rros ingleses; y he visto en poder de los veci-
nos cosas tan curiosas, de manufacturas de
los indios, que se han excavado, que ciertamen-
te llaman la atención. La adyacente isla de
Roatán presenta aún más pruebas de haber sido
habitada por una raza no civilizada.
"En los meses de abril y mayo, millares
de aves, que llsunan pájaro bobo^ depositan sus
huevos al Sur de Cayo-Medialuna, que es una
deliciosa provisión, por cerca de dos meses.
"El número de cocales es verdaderamente
increíble, y podrían dar tanta más utilidad en
aceite, cuanto que los gastos para extraerlo se-
rían insignificantes; sobre todo, después de los
doce primeros meses de residencia, los costos
serían menos, porque se establecerían semen-
teras, para lo que el terreno es á propósito.
El plátano, que se puede considerar como el
primer alimento, se produce extraordinaria-
mente; éste, con algunos cerdos y volátiles en
un cayo que se alimentarían con cocos, etc.,
presentarían la más completa subsistencia.
Unos pocos perros españoles para cazar los cer-
— I02 —
dos silvestres, dos ó tres redes para coger tor-
tugas, harpones y anzuelos, serían indispensa-
bles. En la isla viene bien el café, tabaco, ca-^
cao, etc. En la mayor parte del afio se puede
coger todo el pescado que se quiera; pero cuan-
do hay mal tiempo, lo que sucede algunas ve-
ces, es escaso.
"Con respecto á la fabricación de aceite, de
catorce grandes cocos se hace un cuarterón,,
por el método empleado en Roatán; pero intro-
duciendo ó empleando prensas hidráulicas, po-
dría sacarse la misma porción de nueve ó diez,
cocos solamente, y con grande economía de
trabajo.
"Los muchos usos para que el árbol y la
fruta del coco se destinan, son bien conoc^os;^^
basta decir que es una de las producciones más^
importantes con que la bondadosa providencia
ha favorecido los países tropicales. A pesar
de la abundancia de cerdos silvestres, poco se
cazan. Los caribes van rara vez á la isla con
este objeto; pero como no es con frecuencia, los
animales aumentan considerablemente. La
única cosa que hay desagradable en la isla y
sus cayos, son los millares de tábanos en la
primera, y mosquitos y zancudos en los segun-
dos, que parece impiden que las gentes vayart
f
— 103 —
á poblarlos; pero es evidente que cuando un?
lugar está cubierto de vegetación, estos insec^
tos abundan y que, á medida que se va desmon-
tando, van disminuyendo.
"De marzo á junio los cayos están sujetos
á la peste de ejércitos de cangrejos, que suben
por todas partes, en el momento en que el sol
se pone, haciendo un ruido increíble, A nos-
otros nos importunaron demasiado, teniendo
que alzar nuestras hamacas bastante alto.
"En resumen, la Guanaja es una bella is-
la, en donde el hombre puede, en breve tiempo^^
obtener lo necesario para vivir; y con energía^
actividad y una estricta sobriedad, no debe te-
mer de ir á pasar su avanzada edad en un
castillo."
Elena^ Morat y Barbar eta^ son comparati-
vamente pequeñas islas, que pueden mirarse
como partes de Roatán. En efecto, están uni-
das á ella por arrecifes, que forman unos estre-
chos canales. El Capitán Henderson, que vi-
sitó Barbareta en 1804, nos ha dejado una ani-
mada y entusiasta relación de su belleza. La
describe alta y cubierta de bosques espesos.
"Después de una marcha de milla y media^
á lo largo de la costa, en dirección opuesta á
la que me había propuesto seguir el día ante—
— io4 —
TÍor, llegamos á las rocas, en donde pocas difi-
cultades se presentaban á la vista para conti-
nuar á pie. Algunas, sin embargo, fué nece-
sario vencer, y después de un poco de trabajo,
llegamos á una pequeña eminencia. Sin usar
del extravagante lenguaje que en semejantes
casos suele emplearse, diré que todo era encan-
tador, hermoso y pintoresco. El lugar en que
estaba, puede contener, en todo, como medio
acre, enteramente sembrado de árboles y cu-
bierto de una alta hierba. Más adelante había
un espeso y continuado bosque.
"Were scarce a spoek of day
Fallo on the lengthened gloom."
^^donde apenas un rayo de luz penetraba en
:su profunda obscuridad.''
**En la base de las rocas venía el mar á es-
trellarse con extraordinario ruido, y las confu-
sas masas de piedra que se extendían, le pre-
sentaban los límites á sus dominios."
Después fué visitada por Young, quien en-
contró algunos españoles establecidos. Uno
^e ellos, el señor Ruiz, le enseñó una extensa
sementera, llena de toda clase de productos
alimenticios y de guisantes y habas de varias
— 105 —
espacies. "Tenía un gran terreno senil;)radQ^
de algodón y algunos centenares de árboles de
pftpaya, cuya fruta consumí^t en las gallinas y
cerdos. Tenía igualmente cañamiel y un pe-
queño molino para molerla y hacer azúcar.
Enfrente d^ la casa habla formado un gran
receptáculo, que contenía ocho tortugas. En
ln estaci(5f^ de lluvias empleaba su gente en fa-
bricar aceite de coco." A la vista de tantos
medios p^ra una cómoda existencia, Young
fué sorprendido cuando supo que este hombre
"apenas tenía tres años de estar establecido, y
que no llevó más que á su mujer y á su hijo,^
de once años, sin más provisiones que un fu-
sil, dos ó tres machetes, unos anzuelos y otras
bagatelas." "Desde luego pensé — continúa el
autor — en tantos miles de pobres paisanos, que
en vano luchan por adquirir una decente sub-
sistencia, y que, en una situación igual, vivi-
rían con toda independencia, en lugar de que
prematuramente sucumben por las remotas es-
peranzas de adquirir algo ó por el peso de una
gran familia." Robert, que igualmente visitd
á Barbareta, dice que encontró "tres ó cuatro
clases de uvas silvestres.'^
La Elena es más pequeña que Barbareta^
distante de ella cuatro ó cinco millas, cerca de
— io6 —
la extremidad Nordeste de Roatán. Young
-encontró allí un francés bajo el servicio de
Honduras, '^que tenía grandes sementeras."
Sin embargo, su principal ocupación era que-
mar cal, para venderla en Omoa y Trujillo, á
dos ó tres pesos el barril, precio á la verdad
elevado, pero que él lo obtenía por sus esfuer-
zos y por la bondad de la piedra de que la ha-
cía, que se encuentra con abundancia en la is-
la. Las dos grandes islas que tiene Honduras
en el Pacífico, El Tigre y Zacate Grande, es-
tán ya descritas en la que se hizo sobre el Gol-
fo de Fonseca en general.
CAPITULO VIII
divisiones Políticas. - D epartamentos de Comayagua^ Gracias^
Choluteca^ Tegticigalpa^ Olancho, Yor o y Santa Bárbara
Las divisiones políticas de Honduras son
:siete, á saber: los departamentos de Comaya-
:gua, Gracias, Choluteca, Tegucigalpa, Oían-
<lio, Yoro y Santa Bárbara. ( i ) La tabla si-
guiente expresa la capital, área y población
^e cada uno, así como el área general y pobla-
ción del Estado. ( 2 )
( I ) Actualmente, Honduras está dividida en diez y siete de-
:partamento8, que son: Tegucigalpa, Atlántida, Colón, Comaya-
:gua, Copan, Choluteca, Gracias, Intibucá, Islas de la Bahfa,
Ocotepeque, Olancho, Kl Paraíso, I^a Paz, Santa Bárbara, Yoro,
Valle y Cortés. Estos departamentos se dividen en distritos, los
-cuales están formados por municipios.— iVb/a de ^^La Bandera
Liberal.''
( 3 ) Hacemos el siguiente cuadro, tomando los datos, aun-
que algo exagerados, del "Anuario del Comercio' ' de Bailly-Bai-
lliére é Hijos, publicado este año en Madrid, en cuatro tomos,
^mientras se rectifica por la oficina de Estadística ó la Comisión
'que deba formar el mapa de la República.
— io8 —
Honduras. — Capital, Coma yagua.
Departamentos
Capitales
Área en
millas
cuadradas
Pobla-
ción
Habitan-
tes por
milla cua-
drada
Comayagua
Te^ruciflralpa
Choluteca
Sta. Bárbara
Gracias
Comayasrua
Te^cigalpa
Naeaome...
Sta. Bárbara
Gracias
4.800
1.500
3.250
4.050
15.100
U.300
70.000
60.000
50.000
50.000
56 000
20.000
45.000
14H
43
25
13H
13H
Yoro
Yoro
Juticalpa
IH
Olancho
4
Total
42.000
850.000
9
Cada departamento tiene una distinta re-
presentación en el Congreso del Estado, y es
gobernado por nn funcionario nombrado por
el Gobierno Central, con el nombre ^^Jefe Po^
República de Honduras. — Capital ^ Tegucigalpa
Nombre de los de-
partamentos
Capitales
Hectáreas
cuadradas
Número de
habitantes
Tesruciffalpa
Atlántida
Colón
Comayasrua
Copan
Choluteca
Cortés
f Gracias
ntibueá
Islas de la Bahía. .
Ocoteaeaue
Olancho
El Paraíso
La Paz
Santa Bárbara....
Valle
Yoro
Total.
Teguclcralpa
La Ceiba
Trujillo
Comayasrua
Santa Rosa
Choluteca
San Pedro Sula.
gracias
a Esperanza..
Boatán
Ocotepeaue
Juticalpa
Yuscarán ,
La Paz
Santa Bárbara.
Naeaome
Yoro
1.843.425
1.127.100
1.655.776
1.523.100
1.558.52$
609.525
1.044.700
127.100
8 675.437
1.204.350
1.117.756
2.553.026
2.569.900
74.743
lO.OOO
15.009
20.^
62.308>
31.000
13.665
33.15a
30.154
4.877
11.000
40.247
37.976
22.902
40.000
Nota de ''La Bandera Liberal:
— I09 —
Utico. ( I ) Los departamentos se subdivi—
den en distritos por la conveniencia de los ha-
bitantes y para la mejor administración de jus-
ticia.
DEPARTAMENTO DE COMAYAGUA
Distritos. ( 2 ) — Comayagua, Lejamaní,
Yncasapa, Siguatepeque, Meámbar, Aguanque-
terique, Goascorán, Esquías, Lamaní, China-
da, Jurla, Langue y San Antonio del Norte.
Poblaciones principales. — Las Piedras ó Vi-
lla de la Paz, ( 3 ) Villa de San Antonio, Opo-
teca, Esquías, San Antonio del Norte, Goasco-
rán, Caridad, Márcala, Aramecina y. Langue.
( I ) Hoy tiene el nombre de Gobernador Político.— iV<?/a de
''La Bandera Liberal:'
( 2 ) Comayagua está' actualmente dividido en 6 distritos:
Comayagua, Bsquias, Meámbar, El Rosario, Opoteca, San An-
tonio y Siguatepeque, que se subdividen en i6 municipios.— A^<?-
ia de ''La Bandera LiberaU*
( 3 ) La Paz es hoy capital del departamento de su nombre,
con 4 distritos, que son: I^Paz, Márcala, Opatoro y San Anto-
nio del Norte, que comprenden 17 municipios. — Nota de '^La
Bandera Liberal: '
HoNoxntAS.— 10
^
— lio —
El departamento de Comayagua, que ocupa
el propio centro de Honduras, y que compren-
de su capital, ( I ) la antigua ciudad de Coma-
yagua merece el primer lugar al hablarse de
la división territorial del Estado. Su distin-
guida posición geográfica la forma el llano del
mismo nombre, de que he hecho referencia va-
rias veces, en el cual está concentrada la ma-
yor parte de la población del departamento.
La capital misma, las considerables poblacio-
nes de La Paz y San Antonio, y los peque-
ños pueblos de Ajuteriqu?, Lejamaní, Yaru-
mela. Cañe, Tambla y Lamanl, están en este
llano, conteniendo una población de ¿5.000 al-
mas por lo menos.
La ciudad de Comayagua (antiguamente
llamada Valladolid), está situada á la cabeza
de él. Fué fundada en 1540 por Alonso de
Cáceres, en cumplimiento de instrucciones
**de encontrar una situación aparente para
formar una ciudad en el medio de los dos
océanos. *'
Al presente tiene de 7 á 8.000 habitantes*
Antes de 1827 contenía como 18.000, y hermo-
sas fuentes y monumentos la embellecían.
( I ) Iva capital actualmente es Tegucigalpa.— jVb/a de ^'La
Bandeja Líber al ^
— III —
En ese año fué tomada é incendiada por la
facción monarquista de Guatemala, y jamás
la podido restablecer su antigua situación.
En el mapa se ha colocado demasiado lejos
:al Este y al Sur. Su posición está en los 14*"
28' lat. N. y 87"^ 39' long. W., y casi en línea
recta entre la toca del Ulúa y la del Goasco-
rán. Su distancia de la Bahía de Fonseca es
-de setenta millas, y poco más ó menos tiene
la misma al otro mar.
( I ) Comayagua.—VaXXsiáoVíá 6 país de las Hibueras fué el
nombre que le dieron los españoles; mas ella conserva el primi-
tivo del lugar. Es puramente indígeno. Difieren algunos en
su etimología; pero no hay duda de que es compuesto de **coma*'
(que en dialecto lenca significa páramo) y de ^^agua\^^ siendo
su verdadera acepción "Páramo abundante de agua."
La fundó Alonso de Cáceresde orden de don Francisco Mon-
tejo, primer Gobernador de Honduras, en 1540, con el título de
villa. El 20 de diciembre de 1557 obtuvo el de ciudad, en 1558
se eligieron los primeros capitulares. En 1561 se trasladó á
^lla la silla episcopal que residía en Trujillo. En 1585 se hizo
la primera catedral; y la que ahora existe se comenzó en 1700
y se concluyó en 1715.
Su población el año de 1821, era de 17 á 18.000 habitantes.
Hoy cuenta con mucho menos de la mitad. Incediada y sa-
queada por las tropas de Guatemala en 1827, tuvo una emigra-
ción que jamás ha repuesto; y menos todas las fortunas que
desaparecieron. De la catedral solamente, se extrajeron más
de 80.000 pesos, que sirvieron para comprar fusiles con que pcwr
segunda vez invadió á Honduras la misma facción, en 1832.
El T.
— 112
1
Comayagua es la residencia de la silla
episcopal y tiene una grande y elegante cate-
dral al estilo español. También tiene una
Universidad fundada hace muchos años ( i ^
pero que las convulsiones políticas del país
habían casi nulificado, hasta que el año de
1849 ^^ restableció el Doctor don Juan Lindo,,
hombre de bastante ilustración, que servía la
Presidencia del Estado. (2) El comercia
de la ciudad es pequeño. Las dificultades que
presentan las vías de comunicación con la cos-^
ta, impiden que éste tome incremento. Pera
cuando se ofrezcan los incentivos y medios de
desarrollar las riquezas de los puntos inmedia-
tos, esta plaza será de la mayor importancia..
El llano es cortado al Este y Oeste por
montañas de cinco á seis mil pies de elevación^
( I ) Esta Universidad se fundó en 1678; pero en ella na
podían estudiar, como es bien sabido, más que los españoles
puros; y cuando en 1821 se declaró general la enseñanza, co-
menzaron las disensiones políticas, y con la ruina de Comaya-
gua concluyó. Se restableció el año de 1833; pero hasta la pre-
sente marcha sin un^plan de estudios fijo, uniforme y regu-
lar. BIT.
( 2 ) Comayagua posee actualmente un Seminario, un Cole-
gio Nacional, una Escuela Superior de Varones y otra de niños.
Su Gobierno lo forman un Gobernador Político y un Coman-
dante de Armas. Existe un Juzgado de I^etras de lo Civil y de
lo Criminal. Las rentas las maneja un Administrador, y existe^
ttn Consulado, el de Chile.— iVb/a de ^*La Bandera Liberal.**
— 113 —
y consecuentemente de un clima frío, igual y
saludable, comparable, respecto á temperatura,
al de los Estados del medio de nuestra Unión,
en el mes de junio. Las colinas y montañas
adyacentes al referido llano están cubiertas de
pinos, y en sus pendientes se cultiva el trigo,
patatas y otros productos de las zonas templa-
bas, que podrían obtenerse en abundancia.
Sin embargo, los del llano son puramente tro-
picales. Su terreno es extraordinariamente
fértil. En suma, el llano de Comayagua ofre-
ce todas las proporciones posibles para atraer
y sostener cómodamente, como en otras épocas
se ha visto, una grande y floreciente población.
En verdad, no se da un paso por cualquie-
ra dirección que sea, que no se encuentren se-
ñales de los primitivos poseedores, y aun los
nombres de los principales pueblos y valles,
conservan los que tenían antes de la conquis-
ta. En algunos de ellos, la mayor parte de la
población es aún mezclada de indios. Lama-
ní, Tambla, Yarumela, Ajuterique, Lejamanl
y Cururú, son nombres indígenas. También
iay muchos lugares de indios que han sido
abandonados enteramente por los habitantes,
y de los cuales apenas se encuentranjvestigios.
Xas principales ruinas, verdaderamente aborí-
— 114 —
genes y de una antigua arquitectura, están em
las inmediaciones de Yarumela, Lejamaní y
Cururú. Estas consisten en •piramidales es-
tructuras aterradas, cubiertas de piedras fre-
cuentemente, conos de tierra y muros de pie-
dra. En ellas y en sus inmediaciones se en-
cuentran vasos de piedra esculpidos y pinta-
dos, de una belleza extraordinaria.
Sin embargo, los principales monumentos
conservan distintamente sus primitivas for-
mas, pudiéndose decir que están en el llano^
de Comayagua. Existen en los valles latera-
les ó mesas de las montañas. Las más im-^
portantes son las de Calamuya, en el camino del
pueblo de indios deGuajiquiro; las de Jamalteca,
en el pequeño valle del mismo nombre; las de
Manianí, en el de El Espino; las de Guasista-
gua, cerca de la aldea del propio nombre; las
de Chapuluca, en las inmediaciones de Opote-
ca; y las de Chapulistagua, en un gran valle
detrás de las montañas de Comayagua. Yo
las visité todas, pero ningunas son tan intere-
santes, bajo todos respectos, que las de Te-
nampúa.
Tenampúa, vulgarmente llamado Pueblo
Viejo, está situado sobre la cima de una alta
colina que casi merece el nombre de montaña^
— "5 -
como veinte millas al Sudeste de Comayagua,
cerca de Lo de Flores, al lado del camino que
va á Tegucigalpa. La cima de esta colina es-
tá sembrada de pinos, y á una elevación como
de 1.600 pies ^sobre el llano de Comayagua,
del cual, en varias partes, se tiene una magní-
fica vista! La colina está compuesta de talpe-
tate, que es tan común en aquellos puntos; y
en sus flancos, excepto en tres puntos, es tan
escarpada y precipitada, que casi es inaccesi-
ble. En la parte baja, donde la colina se une
con las otras del grupo, hay muros artificiales
de piedra bruta, de seis á ocho pies de altura,
y de diez á veinte de ancbo en la base. Estos
muros están en el interior terraplenados, como
para defensa. En varios puntos hay vestigios
de torres, quizás para las guardias ó centine-
las. Las dimensiones del muro corresponden
á la más ó menos inclinación de la pendiente,
aumentando hacia el lado del ascenso. En
los estrechos pasos naturales, los huecos están
rellenados de piedras, formando una faz verti-
cal que corresponde con las rocas escarpadas
de la colina. Creo no haber visto una posi-
ción natural más fuerte. No hay duda que
ella fué escogida para una fácil defensa. Bajo
ningún sistema de guerra de los aborígenes
— ii6 —
podía ser tomada. El designio de haberse he*
cho para defensa, se conoce más por su exis-
tencia en medio del área de la cima, en un lu-
gar bajo de dos grandes excavaciones cuadra-
das, que claramente fueron designadas para
repositorios.
Pero los rasgos más importantes de Te-
nampúa, son los muros y defensas que existen
aún: El nivel de la cima de la colina es como
de milla y media de largo y media de ancho.
Al Este, la mitad de su área está cubierta de
ruinas, que consisten en terraplenes cubiertos
de piedras, de formas perfectamente rectangu-
lares, correspondiendo sus lados con los pun-
tos cardinales. Aunque las piedras no son
talladas, están colocadas en buen orden. Mu-
chas de estas prominencias, que están en gru-
pos y arregladas una respecto de otra, son de
veinte á treinta pies cuadrados y de cuatro á
ocho de alto. Ninguna tiene menos de dos, y
todas son de tres y cuatro escalas. Al lado de
ellas hay un número considerable de grandes
y piramidales estructuras, variando sus dimen-
siones de 6o á 1 20 pies de largo, de un ancho
proporcional, y de diferentes alturas. Estas
también están terraplenadas, y generalmente
tienen ruinas de escalones al lado Oeste. Asi-
— 117 —
mismo hay varias cercas rectangulares de pie-
dra y una gran porción de plataformas.
El principal vallado está en el centro de
las ruinas, en un punto conspicuo de toda la
porción -de la colina. Es de trescientos pies
^e largo y de ciento ocho de ancho. El muro
es de catorce pies de ancho; pero al presente
apenas se eleva un poco de la tierra. Parece
haber sido formado de dos paredes, de dos pies
de grueso cada una y rellenado el hueco de
tierra. Los muros transversales que se encuen-
tran, por intervalos, dividiendo áreas rectan-
gulares, parecen haber sido descasas. No es
remoto que hayan estado cubiertas de madera,
según el uso de los sacerdotes ó guardianes
del gran templo, de la misma manera que,
según la crónica, "los claustros de los sacerdo-
tes y cortesanos" rodeaban el gran templo de
México. La línea de muros es solamente in-
terrumpida por la puerta ó entrada, que está
al Este, entre dos oblongas prominencias don*
de termina aquél. Para conservar la simetría
del cercado, el lado opuesto del muro tiene en
^1 centro otro terraplén informe, igual en ta-
maño á los de la entrada.
Dentro del referido cercado hay dos terra-
plenes de relativa posición y tamaño, cuya ex-
^ ii8 -
plicación puede verse mejor en el plano. Eí
más grande tiene tres escalones en el ángulo^
que mira al Oeste. En el del Sudeste, una lí-
nea de grandes piedras que está al nivel de la
tierra, va al Sur del muro. La litiga Norte
coincide con una de Este á Oeste que va al
centro del cercado. Entre ella y la puerta hay
unas piedras cuadradas que pueden conside-
rarse como los cimientos de algún edificio. La
segunda pirámide está en la esquina Nordeste-
del cercado mismo, teniendo igual número de
escalones á la mayor que acabamos de descri-
bir, y, como ella, tiene una escalera al lado del
Oeste. En el extremo Sur de la colina está
otro cercado igual á éste, con la diferencia de
ser cuadrado y tener puertas en el centro de
cada lado. También contiene dos prominen-
cias á las cuales se sube por escalones. Entre
el gran cercado y el precipicio de enfrente de
la colina, hay una depresión ó pequeño valle.
Este está terraplenado por los dos lados, cu-
biertos de piedras, con algunos escalones para
subir. La principal de aquéllas, del otro lado
de la presión, está en el borde del precipicio,
al Sur de la más grande, en el primer vallado.
Tiene una vista dominante sobre una parte
del llano de Comayagua, tal que las luces se
- 119 —
ven perfectamente por los habitantes del bajo-
Yo creo firmemente que esta circunstancia es
la que se procuró al escoger tal posición.
Hay otras muchas cosas notables en estas
ruinas, de que no se puede dar idea perfecta
en un plano, por cuya razón no he intentada
describirlas. Las más singulares consisten
en dos largas prominencias paralelas, cada
una de cuarenta pies de largo, treinta y seis
de ancho en la base y diez de alto en el centro.
La parte interior de las dos, enfrente la una
de la otra, parece haber tenido tres terrazas,
como los puestos de un anfiteatro. Los bajos
son de cuarenta pies separados, cubiertos de
bastas piedras cuadradas, colocadas perpendi-
cularmente, que presentan un frente igual.
En el exterior tienen aquellas una especie de
correspondencia con las de los muros del gran
vallado, y cada una parece haber sido los ci-
mientos de tres grandes edificios. El todo de
las terrazas es de trescientos sesenta pies de
largo. Exactamente, en una línea del centro
del espacio entre las paralelas, distante veinti-
cuatro pasos, hay dos grandes piedras coloca-
das á uno y otro lado, con una abertura de un.
pie entre las dos. Enfrente á ellas, hacia el
Norte, y como á ciento veinte pasos de distan-
— I20 —
•cia, está otra prominencia que ocupa una po-
sición relativa respecto á las paralelas con
algunos escalones en la parte Sur. Sobre ella,
como en otras muchas, hay grandes pinos de
dos pies de diámetro. Sin procurar definir el
verdadero objeto de estas paralelas, me parece
muy probable que tienen el mismo designio
de los muros paralelos que Stephens encontró
en Chinchen-Itiza y Uxmal, en Yucatán. No
hay duda que servían para juegos, procesiones
ú otras ceremonias religiosas ó civiles, en pre-
sencia de los sacerdotes ó dignatarios, que se
colocaban en las terrazas de uno y otro lado.
La forma de los varios túmulos de Tenam-
púa indica que no fueron edificios de habita-
ción. Evidentemente, parece que algunos fue-
ron templos, semejantes á los de Guatemala,
Yucatán y México, y de una proporción igual
Á los que se encontraron en el valle Mississipí,
con los cuales coinciden en su construcción.
Yo pude excavar solamente uno, situado en la
inmediación del gran templo. Después de pe-
netrar la capa de piedra que tenía, el resto no
era más que de simple tierra; pero el interior
del terreno superior estaba compuesto de ma-
terias quemadas, cenizas y fragmentos de pie-
zas de barro. Recogí bastantes de estos frag*
— 121 —
mentos, muchos de los cuales eran de vasijas
bien proporcionadas, pintadas y adornadas ex-
teriormente. Algunas eran planizas, como
pailas; otras tenían la forma de vasos diferen-
tes. Todos eran cuidadosamente pintados con
simples adornos ó figuras mitológicas. Un
pequeño vaso de tierra, groseramente trabaja-
do, fué el único que pude obtener entero. Es-
taba filetado de negro y rosado, de una mate-
ria tan sólida, que no se podía mover. Tam-
bién se encontraron fragmentos de cuchillos
enmohecidos.
Cerca de la extremidad Oeste de la colina
hay dos profundas cavidades, con flancos per-
pendiculares, que llegan á la roca: son de
veinte pies cuadrados y doce de profundidad.
Aunque parcialmente rellenado de tierra, se
descubre un pasaje en la parte inferior de ca-
da una; hacia el Norte, de una profundidad po-
co más ó menos de tres pies y otros tantos de
ancho. Cómo pasaban por ellos, ó de qué ser-
vían, no se sabe. Las aguas que corren por
ellas en la estación de lluvias, tienen una fácil
salida. Yo no puedo decidir si son naturales ó
artificiales, pero me inclino á creer que son
naturales con algunas mejoras artificiales-
Una arruinada pirámide está en la boca prin-
— 122 —
<ipal. La tradición que sobre ellos hay, es de
<jue fueron cavados por los antiguos^ condu-
ciendo á las ruinas de Chapulistagua, al otro
lado de las ínontañas, para huir fácilmente
por ellos en caso de peligro.
En todo hay como trescientas ó cuatrocien-
tas terrazas y pirámides truncadas de varias
dimensiones, además de los singulares valla-
dos que he mencionado.
Probablemente toda esta posesión servía
para fiestas religiosas y para defensa. La
unión de estos dos objetos fué común en todas
las familias semicivilizadas del Continente.
En mi obra sobre .los monumentos del valle
•de Mississipí, he presentado muchos ejemplos
en que las estructuras puramente religiosas
se encontraban en las de defensa. No fué si-
no en el área de las terrazas del gran templo
de México, donde los aztecas hicieron la últi-
ma resistencia á las armas de Cortés. ^ Sin
embargo, no se supone que éste fuese un pue-
blo fortificado, ó el lugar donde permaneciese
una gran población. Las cimas de las colinas
son rocallosas y el suelo pobre, poco á propósi-
to para una población de indios, que procura-
ban abundante agua y buenas tierras. Indu-
dablemente, las habitaciones permanentes las
— 123 —
tenían en el bajo, y sólo iban allí á practicar
tsus ritos religiosos, ó á procurar su salvación
*en caso de peligro.
Dentro del departamento de Comayagua
^e halla el llano de El Espino. Está al Norte
4el de Comayagua, del que se separa solamen-
te por una línea de collados, de manera que
puede considerarse como una extensión ó de-
pendencia. Es regado por el mismo río Hu-
muya, que lo atraviesa enteramente. El 11a-
:no de El Espino es algunas veces llamado de
Manianí. Es mucho más pequeño que el de
Comayagua, pero tiene doce millas de largo y
ochí) de ancho; y en otros respectos, como cli-
ma, producciones, etc., nada puede decirse del
nno sin que corresponda exactamente al
•otro.
Dependiente también del llano de El Espi-
no, es el pequeño valle lateral de Jamalteca,
de una belleza sorprendente, y tan abundante
en agua, que mantiene su vegetación fresca y
rigorosa, recogiendo sus habitantes una no in-
terrumpida sucesión de cosechas, aun durante
la estación seca, en que la agricultura está en
suspenso. En este valle hay algunos intere-
:santes monumentos de los aborígenes, indi-
ciando que hubo una gran población.
— 124 —
Casi toda la extensión del valle del río
Goascorán, que corre al Golfo de Fonseca, es-
tá dentro de este departamento. Este valle es
estrecho, y á excepción de su boca, donde se
extiende á los planos del Pacífico, no contiene
tierras de importancia. Es interesante todo él
por la facilidad que presenta para la proyectada
línea del camino de hierro.
Las montañas de San Juan ó Guajiquiro,.
en la parte Sur del departamento, son exclusi-
vamente ocupadas por indios descendientes de
los aborígenes lencas. Estas montañas están
estratificadas de tal petate blanco, pero tienen
hermosas áreas de un fértil suelo, en que los
indios cultivan trigo y otros granos, y frutas
de las más altas latitudes. Tienen una exqui-
sita raza de muías, y manifiestan un grado de
perseverancia y de industria, aunque sin la
empresa necesaria, que no vi entre los semi—
europeos habitantes. Cada departamento en
Honduras posee más ó menos minerales ricos.
Aunque á este respecto el de Comayagua no
es superior á los otros, no es, sin embargo^
menos favorecido. El considerable pueblo de
Opoteca está literalmente edificado sobre una
mina de plata, que fué trabajada en una esca-
la bien superior, y con los mejores resultados^
-j
— 125 —
en tiempo de la corona. Al presente, la aten--
ción de los vecinos se dirige á la agricultura^
por razones muy sencillas. Cerca de Arame-
sina, Las Piedras y en las montañas de Lau-
terique hay numerosas y muy ricas minas,
unas abandonadas y otras mal trabajadas. No
necesitan más que inteligencia, empresa y ca-
pitales para ser productibles. El cobre se en-
cuentra en abundancia, pero tampoco se ela-
bora. En todo el departamento hay vastas
capas de mármol azul, propio para toda clase
de construcciones ó para hacer cal. Las ro-
cas predominantes son de piedra granosa, ge-
neralmente blanca y algunas veces de color
de naranja. Cerca de Guajiquiro se encuen-
tran también inextinguibles capas de varios
colores de ocres, de buena calidad. Estos fue-
ron usados por los aborígenes, y lo son hasta
el presente, para pintar. Los colores son ex-
traordinariamente vivos.
Pinos y encinos abundan por todas las co-
linas del departamento; y el caoba, cedro y el
lignumvitae (guanacaste), así como otras mu-
chas maderas de uso, se hallan en la cantidad
deseable en los valles de los riachuelos. Una
gran variedad de cactus se encuentra en el
llano de Comayagua, El más común es el
Honduras.— II
126
llamado nopal en México, que se cultiva en
los Estados del Sur de aquel país, y en Gua-
temala, para la producción de la cochinilla.
Las numerosas plantas silvestres que hay en
Honduras producen lo que llaman grana sil-
vestre ó cochinilla silvestre. Los llanos de
Comayagua y El Espino son admirablemente
adaptables para el cultivo de la grana, café y to-
das las plantas de las regiones semitropicales.
DEPARTAMENTO DE GRACIAS (1-2)
Distritos. (3) — Gracias, Ocotepeque, Gua-
nta, Erandique, Corquín, Gualcho, Sensenti,
Camasca, Intibucá, Santa Rosa y Trinidad.
____________ %
f 1 ) Después de Trujillo, Gracias es la ciudad más antigua
de Honduras. Enviado Juan de Chávez por el conquistador
don Pedro de Alvarado á buscar un lugar aparente para esta>
blecer una ciudad entre los dos mares, después de vencer las
dificultades ñsicas del país y las que le oponían los indios, bajo
las órdenes de Lempira, cuando llegó á uu lugar ptanizo ex-
clamó como Colón: ''Gracias á Dios^'^ y este fué el nombre
que dieron á la población.— Herrera. — El Traductor,
( 2 J Este departamento en la actualidad limita: al Norte,
con los departamentos de Santa Bárbara y Copan; al Sur, con el
de Intibucá; al Este, con Santa Bárbara é Intibucá, y al Oeste,
con la República de El Salvador. — Nota de ''La Bandera Li*
beral,''
( ^i) Tiene 4 distritos: Gracias, Candelaria, Erandique y
Guarita. que comprenden 21 municipios. — Nota de "La Ban-^
dera Liberal:'
— 127 —
Pueblos principales. ( i )— Gracias, Santa
^osa, Intibucá, Sensenti, Corquín, San José,
Ocotepeque, Cololaca y Guarita.
El departamento de Gracias está en el án-
;gnlo Nordeste del Estado, tocando á El Sal-
vador y Guatemala. Su territorio es, en mu-
chos respectos, el más interesante de todo
Centro- América, del que puede mirarse como
un compendio. Es del único que hemos obte-
nido datos ciertos. Estos son debidos al seftor
-don José María Cacho, actual Secretario de
Estado de Honduras, que, como Jefe Político
^e este departamento en 1834, cumplió su de-
ber, atendidas las dificultades del casoy de una
manera acreditáble y satisfactoria.
Su superficie es la más diversificada, y dis-
tinguida por varios grupos de majestuosas
montañas. Las de Selaque ocupan casi todo
^1 centro del departamento; y al Norte tiene la
línea del Merendón que, como he manifestado
( \ ) lyas poblaciones principales son: Gracias, con 6.590
liabitantes; I^as Flores, con 850 habitantes; Belem, con 1.500
habitantes; La Iguala, con 1.939; Lepaera, 1.312 habitantes;
San Sebastián, 727 habitantes; Talgua, 792; Candelaria, 500;
Gaalcincej 2.000; Mapulaca, 900; Piraera, 325; Virginia, 224;
Erandique, 2.387; San Andrés, 1.810; San Francisco, 1.825;
Ouarita, 4.871; Cololaca, 297; Tambla, ; Tómala, 993; Va-
lladolid, 905; La Virtud, 1.273.— iVi?/a ^^ *'-^^ Bandera Libe-
— 128 —
en otra parte, se extiende desde los límites de
El Salvador hasta la Bahía de Honduras, en
una distancia deciento cincuenta millas. Es
conocida con diferentes nombres en distintos
puntos, como El Merendón, Gallinero, Grita^.
Espíritu Santo y Omoa. Ningún pueblo hay
en estas montañas, á excepción de la pequeña,
aldea Dolores Merendón. Al pie, hacia al
Norte, hay varios hermosos valles, entre los-
que se cuentan Copan, célebre por los anti-
guos monumentos que contiene. Al Sur, casi
coincidiendo con los límites entre este departa-
mento y el de Comayagua, están las montañas
de Opalaca y Puca, ambas de una dominante
altura. Se extienden al Nordeste, paralelas á
las de Omoa, hasta interceptar el valle del ría
de Santa Bárbara.
Todas estas montañas están cubiertas de
maderas de construcción, de pinos y encinas.
En las pendientes y valles que - hay al pie, el
cedro, caoba y otras maderas preciosas son
abundantes. En las montañas de Merendón
se encuentra el quetzal^ el pájaro real y sa-
grado del reino aborígene del Quiche y uno
de los más hermosos del mundo.
Este departamento, como todas las otras
partes de Honduras, es profusamente regado.
129
Bn él nacen los ríos más grandes de Centro-
América. Al Oeste de las montañas del Me-
Tendón, y de sns gargantas, salen los peque-
ños ríos Jila y Gualán, que caen al Motagua.
A lo largo de la base Este de la misma línea,
<:orre el Chamelecón, que tiene su nacimiento
á pocas leguas al Norte de la ciudad de Santa
Rosa. Forma un valle de gran belleza y fer-
tilidad que, como el Copan, abunda en monu-
mentos de una gran población aborígene. El
TÍO Santiago ó Venta, que después de su unión
<íon el Humuya tiene el nombre de Ulúa, nace
en el gran valle de Sensenti, donde le dan
otros varios, como Río del Valle, Alas, Higui-
to y Talgua. Su grande tributario en este
departamento es el Mej ocote ó Gracias, que
<:orre al Este en la base de las montañas de
Celaque. A lo largo de los límites Sur del
departamento, separando los de El Salvador,
<:orre el río Sumpul, uno de los más afluentes
4el gran Lempa, que desemboca en el Pacífico.
Algunos tributarios de consideración recibe
también del propio departamento. Entre ellos
se pueden mencionar el Guarajambala, Piri-
gual, Mocal y Cololaca.
Quizás el más interesante rasgo topográfi-
co de este departamento, es el llano ó valle de
• — I30 —
Sensenti, casi circulado por las montaflas de
Celaque, Pacaya y Mereüdón. Es como de
30 millas de largo y de 5 á 15 de ancho.. Ape--
ñas lo divide una línea de collados que se ex-
tiende hasta las inmediaciones de Corquín.
Con propiedad puede decirse que el valle su-^
perior es el de Sensenti, y el inferior el llano-
de Cucuyagua. El último tiene una altura
de 2.300 pies, y el primero de 2.800 sobre el
nivel del mar. El suelo, en general, es bueno
y el clima delicioso. Constituye parte de loa
dominios del aborígene Lempira, que es el que
más resistió á los españoles que ninguno otro de
los jefes de Centro-América El ejército con
que salió á encontrar al Gral. español Chávez,
era mayor que toda la población presente del
departamento. El clima de todo él es saluda-
ble. La temperatura general, como puede in-
ferirse de la elevación del país, es fría, aunque
no puede decirse que haya dos lugares igua-
les. El clima varía con su elevación. Inti-
bucá, pueblo de indios, situado en el medio de
un considerable plano ó terraza de la montaña
de Opalaca, está á 5.200 pies sobre el nivel del
mar. Ocasionalmente cae alguna nieve en
los meses de diciembre á enero. Yo pasé por
el país á principios del mes de julio, cuando
— 131 —
el termómetro marcaba 56^ Fahrenheit. Los
melocotones, manzanas y ciruelas vienen bien
en este llano, y la mora es indígena de aque-
llas montañas. Los pueblos de Corquín y
Colohete tienen uba temperatura aun más ba-
ja que Intibucá. Durante tres semanas que
permanecí en Santa Rosa, del 9 de julio al i^
de agosto, la temperatura media, por la maña-
na, fué de 68°, la de medio día de 72*^ y á las
3 p. m. de 73° de Fahrenheit. De septiembre
á febrero tiene el termómetro un medio más
bajo.
Los productos vegetales de este departa-
mento, actuales y posibles, llenan la lista de
todas las producciones de las zonas templadas
y de los trópicos. El trigo, la cebada y el cen-
teno y las patatas, etc., vienen perfectamente
bien en las montañas; mientras la caña-miel,
el índigo, tabaco, café, algodón, cacao, pláta-
nos, naranjas, etc., florecen en los llanos y va-
lles. Las maderas preciosas son abundantes.
Pinos, iguales á los mejores de Nort-Caroli-
na^ cubren los collados. También hay in-
mensidad de caoba, cedro, granadillo, brasil,
mora, etc., para objetos de manufacturas y pa-
ra tintes. Copal, bálsamo y liquidámbar son,
entre las gomas, las más comunes. El taba-
— 132 —
co de Gracias, como se verá después, tiene una
grande y conservada celebridad.
Aparte de su rica agricultura, Gracias es
distinguida por sus minerales y preciosos me-
tales. Las minas de oro y plata son numero-
sas y ricas, aunque apenas se elaboran, por
falta de conocimientos científicos, inteligencia,
máquinas y capitales. Los metales de plata y
cobre de las minas de Coloal, en las montañas
del Merendón, son de gran riqueza: dan un
58 p. g de cobre y 98 onzas de plata por to-
nelada. Los metales de plata de las minas de
El Sacramento dan 8.674 -onzas por tonelada.
El carbón dé piedra se encuentra también en
el llano de Sensenti, cerca del medio desierto
pueblo de Chucuyuco. Yo visité las vetas en
un lugar cortado por quebradas, y encontré el
principal depósito de 8 á 10 pies de grueso,
separado por una capa bituminosa de dos pies
también de grueso. El carbón es también bi-
tuminoso, y en el exterior, de buena calidad.
El amianto, cinabrio y la platina, se encuen-
tran igualmente en el departamento. Los
ópalos se obtienen en varias localidades, y ya
se han exportado en considerable cantidad.
Los más y mejores se hallan en las montañas
inmediatas al pueblo de Er^ndique.
— 133 —
Según "La Gaceta Oficial de Honduras,"
-de i^ de abril de 1851, á 31 de enero de 1853,
se habían denunciado diez y seis minas de
ópalos solamente en el distrito de Erandique.
En el mismo período se denunciaron, en todo
el departamento, trece minas de plata, una de
oro y otra de carbón de piedra. Se asegura
que cerca de Campuca se encontraron ama-
tistas.
Inmediato al pequeño pueblo de La Vir^
tud, en el extremo Sur del departamento, está
el curioso fenómeno natural, conocido con el
nombre de mina 6 fuente de sangre, ( i ) Del
interior de una pequeña caverna emana cons-
tantemente utk líquido rojo, que al caer se coa-
gula exactamente como la sangre. Se co-
rrompe como ésta; los insectos depositan su
( \ ) Un poco al Sur del pueblo de La Virtud, está una pe-
queña gruta, que en el día es visitada por los huaros y gavila-
nes y en la noche por multitud de vampiros que van á alimen-
tarse de la sangre natural que sale de la caverna. Esta gruta
está en los bordes de un riachuelo cuyas aguas se enrojecen con
la pequeña vertiente de un líquido del mismo color, olor y gus-
to de la sangre. Aproximándose á la gruta, se siente un olor
desagradable, y al llegar se ven lagos de sangre en estado de
coagulación. Los perros la comen con avidez. Kl difunto don
Rafael Osejo fué el único que procuró mandar dos botellas de
este líquido á Londres, para su análisis; pero á las veinticuatro
horas se había corrompido, y rompió las botellas. — ^^ Gaceta de
JíonduraSy'' de 20 de febrero de 1853.
— 134 —
larva en él, y los perros y huaros van á la ca-
verna para comerlo. En un país donde los
conocimientos científicos son tan escasos coma
en Centro-América, un fenómeno como este
debía ser objeto de grande y aun de supersti-
ciosa admiración, y muchas historias maravi-
llosas se refieren á la fuente de sangre. Va-
rias veces se había intentado hacer el análisis
de ese líquido, pero nunca había sido posible^
porque su rápida descomposición obligaba á
romper las botellas en que se echaba. Dilui-
do en agua, pude traer dos botellas de él á los
Estados Unidos, que sometí al examen del
Profesor B. Silliman Júnior. Sin embargo,
había sufrido gran descomposición y tenía un
olor muy desagradable. Había depositado un
grueso sedimento, conteniendo rasgos de su
original materia orgánica. Las peculiarida-
des del líquido son indudablemente debidas á
la rápida generación que hay en esta gruta de
alguna prolífica especie de infusoria colorada^
DEPARTAMENTO DE CHOLUTECA
Z?2>/ríV¿?5.— Nacaome, Amapala, Choluteca,.
Sabanagrande, Texíguat, Curaren y Santa.
Ana.
JL^
135
Poblaciones principales, — Choluteca, Na-
caome, Texíguat, Langue, Pespire y Sabana-
grande. ( I )
El departamento de Choluteca ( 2 ) está al
Sur de Honduras, fronterizo á la Bahía de
Fonseca, en el declive Oeste de las montañas
de Lepaterique á Hule, en donde nacen los
ríos que lo riegan. Por consiguiente, su su-
perficie es extremadamente variada. Los va-
lles de los ríos Choluteca y Nacaome son an-
chos y fértiles, y el distrito inmediato á la ba-
hía es distinguido por sus extensas sabanas y^
aluviones cubiertos de bosques. A una dis-
tancia de 15 millas, el suelo es admirablemen-
te adaptable para el cultivo y propio para pro-
ducir con abundancia todos los frutos tropica-
les. A medida que el país sube, que es una
serie de terrazas, las sabanas son más anchas
( \ J Sabanagrande, Texíguat y Santa Ana pertenecen á
Tegucigalpa, y Curaren y Langue á Comayagua. Los distritos^
pues, de este departamento, son: Choluteca, Nacaome, Amapala,
San Marcos, El Corpus, Namasigüe, Oropolí y Pespire, y estas
mismas son las poblaciones principales.— íVí?/^ del Traductor.
{2) El departamento tiene 31.000 habitantes. Limita: al
Norte, con los departamentos de Tegucigalpa y El Paraíso; al
Sur, el Mar Pacífico; al Este, Nicaragua, y al Oeste, El Salva-
dor. Se divide en cinco distritos, que son: Choluteca, El Cor-
pus, Orocúina, Pespire y San Marcos, formados por i6 munici-
pios. — Nota de * ^La Bandera Liberal, "
— 136 —
y numerosas, suministrando vastos repastade-
Tos de ganado, que es lo que constituye la
principal riqueza del departamento.
Las montañas de Lepaterique ó Hule, que
forman la frontera del Este al Noite, no tienen
menos que 5.280 pies de altura, en el punto
donde las corta el camino de Nacaome á Te-
gucigalpa. Sus cimas son anchas, ondulan-
tes, frías, saludables y fértiles, y literalmente
constituyen los graneros de los adyacentes
distritos minerales. El trigo, las patatas y
especialmente el maíz, vienen con lozanía.
Granizos y ocasionalmente nieve, caen allí, y
algunas veces ha sido en tal cantidad, que han
emblanquecido el suelo por unos pocos días.
De las cimas de las montañas de Hule se toma
la vista de un paisaje de más de cien millas
de extensión, que forman las azules masas de
montañas de Sulaco, al Norte, y los volcanes
^e Nicaragua y el Golfo de Fonseca al Sur y
Sudeste.
De estas montañas el viajero goza también
de la hermosa vista del valle de Choluteca,
que el curso del río define claramente por los
verdes bosques que conserva en sus márgenes.
Esta vista se obtiene en el ancho y depen-
<liente valle de Yusguare, célebre aun en el
— 137 —
mismo Honduras por su extraordinaria belleza
y por sus inagotables fuentes de riqueza. Ett
este valle hay varios pueblos considerables de
indios, cuyos habitantes son distinguidos por
su industria, por su bravura y por su espíritu
republicano. Los texíguats ( i ) y curare-
nes ( 2 ) obtuvieron una gran nombradla en
las guerras que precedieron á la disolución del
pacto federal de Centro- América; y al presen-
te son los más fieles ciudadanos del Estado y
sus más valientes defensores.
A su rica agricultura, el departamento de
Choluteca agrega la de sus minerales, que to-
dos son de plata. Allí está la famosa mina de
El Corpus, cerca de Choluteca, que en tiempo
de la corona se consideró de tanta importancia,
que indujo á la audiencia á establecer en ella
un ramo del tesoro para recibir los quintos
reales. Al presente se trabaja en una escala
muy pequeña, estando llena de agua y obs-
( I ) El distrito de Texíguat pertenece hoy al departamento
de El ParaísoV y tiene lo.ooo habitantes y está dividido en siete
municipios, que son: Texíguat, Liure, San Antonio de Flores,*
San Lucas, Soledad, Vado Ancho y Yauyupe. — Nota de *^La
Bandera Liberal,'^
( 2 ) Curaren, municipio del distrito de Reitoca, en el de-
partamento de Tegucigalpa. Con 1.800 habitantes, indígenas^
en su mayoría.— iVb^a de ^^La Bandera Liberal,^ '
- 13» -
truida con las rocas que se han desplomado.
También están allí las minas del Cuyal y San
Martín, que aunque no se trabajan en mejor
grado que aquéllas, dan una grande utilidad.
Su importancia es todavía mayor, por su pro-
ximidad á la Bahía de Fonseca, por donde
pueden ir todas las máquinas que se necesiten.
En el Tigre ( i ) se han establecido máquinas
dé aserrar para hacer tablas de cedro, caoba y
otras maderas que abundan, y exportarlas á
Chile, el Perú y California.
Las islas del Tigre y Zacate Grande, de
que hemos hablado, y el puerto libre de Ama-
pala, ( 2 ) están en este departamento. Cho-
luteca, que tiene una población de cerca de
4.000 almas, ( 3 ) es nominalmente la capital;
( 1 J La Isla del Tigre, pertenece al departamento de Va-
lle.— iV¿?/¿i de ''La Bandera Liberal:'
( 2 ) Amapala, puerto importante de la Isla del Tigre, so-
bre la Bahía de Fonseca, con 2.500 habitantes, capital del dis-
trito y municipio del mismo nombre, en el departamento de
Valle. Existen allí siete Consulados — Alemania, Bélgica, Chi-
le, Estados Unidos de Norte América, Inglaterra, Italia, Suecia
y Noruega.— JVÍ7/a de ''La Bandera Líber aV *
f ^J Choluteca es hoy la capital del departamento y dis-
trito de su nombre. Tiene 6.000 habitantes.— iVb/^i de **La
Bandera Liberal :'
— 139 —
^ro hay algunos años que la residencia de las
:autoridades es Nacaome. ( i )
Esta ciudad está situada cerca del río del
mismo nombre, poco más ó menos á ocho mi-
Has de su boca, y tiene una población como de
2.000 almas. A pocas leguas del propio río está
*el considerable pueblo de Pespire. En las in-
mediaciones de Nacaome, en el lugar llamado
"Agua Caliente,'' hay varios ausoles, cuyas
aguas son bien estimadas por sus propiedades
medicinales.
DEPARTAMENTO DE TEGUCIGALPA (^
Poblaciones principales. — Tegucigalpa, Yus-
carán, ( 3 ) Cantarranas, Cedros, San Auto-
( \ ) Nacaome, ciudad de 1.500 habitantes, es hoy capital
y distrito del departamento de Valle. Este departamento cons-
^ de 24.133 habitantes. Está formado por 3 distritos, que son:
Nacaome, Goascorán y Amapala, subdivididos en 8 municipios.
—Nota de ''La Bandera Liberal,' '
fij Capital déla República y del departamento, y dis-
trito del mismo nombre. Tiene el departamento 74.343 habi-
tantes, y se divide en 6 distritos, que son: Tegucigalpa, Cedros,
Reitoca, Sabanagrande, San Antonio de Oriente y San Juan de
Flores, los cuales comprenden 25 municipios. —iVb/a de ^'La
Bandera Liberal, * '
f Z) Yuscarán es hoy capital del departamento, distrito y
municipio de su mismo nombre.— iV<7/a de '*La Bandera Libe-
ral: '
— I40 —
nio, Yusguare, ( i ) Agalteca, Lepaterique^
Ojojona y Santa Lucía.
El departamento de Tegucigalpa es el más^
pequeño, pero el más poblado relativamente^
de las divisiones políticas del Estado. Puede
describirse como ocupando un platean interior^
cortado al Norte y Oeste por las montañas de
Sulaco y Comayagua, y al Sur y Este por las.
de Hule y Chile. La elevación de ^sXjtplateau
es de 3.000 pies sobre el nivel del mar. Es
bañado por el río Choluteca, que casi describe
un círculo, llevando su curso entre las monta»
flas,*gue rompe en una estrecha garganta, pa-
sando á los ricos llanos de la costa del Pacífico..
La temperatura del departamento es fría y
su clima no puede ser más saludable. Su
suelo no es tan productivo como el de los
otros, pero está lleno de minas de gran valor^
En efecto, es un distrito mineral, y hasta que
los disturbios políticos del país hicieron casi
imposible la prosecución de este ramo de in«
dustria, las minas eran la principal riqueza y
ocupación del pueblo. Las de Yuscarán son
todavía trabajadas, así como las de San Anto-
nio y Santa Lucía. Las de oro y plata de San
fij Yusguare pertenece á Choluteca. — Nota de *'La Ban^
dera Liberal: *
T^
141
Juan, Cantarranas, no pueden ser mejores^
pero apenas explotadas, y es muy probable
que en lo sucesivo las encomienden á compa-
filas europeas ó americanas. Los nativos na
quieren establecerse en sus inmediaciones por-^
que el clima es muy frío. La montaña de
Agalteca, en la parte Noroeste del departa-
mento, es una vasta masa de metal puro de
hierro. Algunos dan el ciento por ciento y se
forjan en la mina misma, sin sufrir la primera
fundición.
Desde que el interés de las minas comenzó
á declinar, los propietarios se han ocupado
más en la cría de ganados, de los cuales ven-
den una parte en el Estado de El Salvador.
Tegucigalpa, capital ( i ) del departamen-
to, es sin duda alguna la mejor ciudad del Es-
f\ i La ciudad de Tegucigalpa tiene 16.360 habitantes.
Está situada á la falda Sur del cerro del Picacho, en su base.
Contiene un puente -hoy, 1907, en construcción— que une á la
capital con Comayagüela y por bajo del cual corren unidos los
ríos Choluteca 6 Grande, Guacerique y Chimbo ó Chiquito.
Existen aquí los Supremos Poderes: Poder Ejecutivo y Judicial.
Tiene buenos edificios, entre los cuales descuellan el Palacio
del Poder Ejecutivo, el del Legislativo, Dirección General de
Rentas, Correos y Telégrafos, Hospital General, Palacio de
Justicia, Penitenciaría, Casa Ayuntamiento, la Iglesia Parro-
quial, Universidad, Casa de Moneda, Tipografía Nacional, va-
rias Iglesias, Banco de Honduras y otros. Cuenta con un Mer-
H0NDURA8.— 12
142
tado, y tiene de 9 á 10.000 habitantes. Está
en la margen derecha del río Cholutecá, en un
anfiteati-o entre montañas, y regularmente
construida. Tiene seis iglesias. La parro-
quia es la segunda de la catedral de Comaya-
gua. Un hermoso puente de piedra de diez
arcos sobre el río, une la ciudad con el subur-
bio llamado Comay agüela. Tuvo primera-
mente algunos conventos y una Universidad;
ésta es hasta ahora de una existencia nominal.
( I ) También tiene un cufio, pero que sola
acufia al presente moneda provisional de co-
bre, y de un valor muy bajo. ( 2 ) El co-
mercio de Tegucigalpa se hacía todo por
Omoa y Trujillo; pero desde el establecimiento
cado, 4 parques,— Concordia, Plaza de Morazán, Plaza de La
Merced y de San Francisco.— Tiene varios monumentos, entre
los que sobresalen la estatua ecuestre de Morazán, en bronce,
los bustos de Cabanas y Reyes y la estatua de Valle, en már-
mol. — Nota de *^La Bandera Liberal.^ *
fij La Universidad de TegucigaljSa, cuyo Rector es ac-
tualmente el Doctor don Carlos A. Uclés, tiene tres Facultades:
de Ciencias, de Jurisprudencia y Ciencias Políticas y de Medi-
cina, Cirugía y Farmacia. Existe también un Instituto Nacio-
nal, una Escuela Normal, una Escuela Superior de Señoritas,
un Gabinete de Física y Químita, una Biblioteca Nacional y
una Escuela de Artes y Oficios. — Nota de ^^La Bandera Li-
beral: '
( 1) Actualmente en la Casa Nacional de Moneda se acu-
ñan monedas de oro, plata y cobre.— A(?/a de ''La Bandera Li-
beral,''
— 143 —
4el puerto libre de Amapala, toma una gran
parte esta direccióu. ( i )
DEPARTAMENTO DE OLANCHO (2)
Poblaciones principales. — Juticalpa, Cata-
<:amas, Campamento, Silca, Manto, Yocón,
Laguata, Danlí (3)7 Teupacenti.
El departamento de Olancho se une al de
'Tegucigalpa al Este. Tiene un área de 11.300
millas, ó algo más que todo el Estado de Ma-
ryland. Pero una pequeña porción de este
vasto distrito es ocupada por poblaciones civi*
(\) Tegucigalpa. Degeneración del nombre indígena
Teguzgalpa, que significa cerro de plata. En efecto, la ciudad
-está rodeada de minerales, y á esto debe su progreso. Es, como
'dice el autor, la más importante del Estado. Tiene un comer-
-cio un poco activo, y si se forman buenas vías de comunicación
al Pacífico, tomará creces considerables. Su Universidad no es
antigua— esta fué la que reglamentó el Presidente don Juan
Xrindo en 1849, después de acordada su erección en 1847, 7 P®*"-
manece sostenida por algunos hijos de la propia ciudad. Los
nombres de Trinidad Reyes, Hipólito Matute, Pío Ariza, etc.,
merecen los honores de la mención en este respecto; y si ellos
tienen dignos imitadores, ese pequeño establecimiento, aunque
ahora dé poca importancia, llegará á ser lo que aquella peque-
ña encina que con el tiempo dio sombra á mil viajeros— ¿*
Traductor,
(2) Su población, 40.247 habitantes. Limita: al Norte,
departamentos de YoroyColón; al Sur, El ^Paraíso; al Este,
Colón y la República de Nicaragua, y al Oeste, los de Yoro y
Tegucigalpa. Tiene cinco distritos, Juticalpa, León Alvara-
-do. Manto, Catacamas y Yocón,— que comprenden 20 munici-
pios — Nota de '^La Bandera Liberata
('2>J Pertenece á El Paiaíso.—iVb/íí de ''La Bandera Li^
ieraír
— 144 —
lizadas, estando la mayor parte, comprendida
toda la mitad al Este, en posesión de las tri-
bus de indios, conocidos con los nombres de
hicaques, payas, pantasmas y toacas. Todas
las primeras están casi enteramente confina-
das en el diucho platean interior, conocido ge-
neralmente por el valle de Olancho, donde el
gran río Patuca, el Tinto y el Romano tomart
su nacimiento. Este valle es ondulante, fértil y^
cubierto de inmensas sabanas, conteniendo graa
cantidad de ganado, que es todo lo que forma
la riqueza del pueblo. En verdad, Olancho^^
bajo este respecto, es el primero en todo el cen^
tro, y quizá en toda la América española.
Por su aproximación á las montañas,,
Olancho tiene un clima fresco y delicioso. Sa
pueblo es industrioso y posee no sólo lo nece-
sario, porque aun vive con, lujo. Por su posi-
ción geográfica, lejos del centro de las convul-
siones políticas, ha gozado, comparativamente y.
de quietud durante todos los disturbios á que
ha estado sujeto el país. Esta circunstancia
le ha sido bastante propicia para acumular al-
guna propiedad; y así es que, en proporción^
es el más rico de todos los departamentos.
-Sus principales artículos de exportación
son: ganado, cueros, zarzaparrilla, tabaco, oro
145
y plata, todo dirigido á Omoa y Trujillo, y al-
:guna parte á Tegucigalpa y al Golfo de Fon-
seca. Después de sus crías de ganados, Ifi
principal fuente de riqueza es el oro en polvo.
Casi todos los ríos del departamento llevan en
sus arenas oro de una excelente calidad. Esto
fué descubierto desde el tiempo de la conquis-
ta, y desde entonces tiene el lugar una cele-
bridad local. Pero la política celosa de los es-
pañoles, fué dirigida á ocultar todo conoci-
miento de las fuentes de riquej^a de este país,
y su condición, desde la independencia, no ha
sido la más favorable para desarrollarlas. Sin
embargo, no hay duda que el oro del Guayape'
^1 Mangulili y otros tributarios, es igual en va-
lor al de California, y muy pronto debe atraer
la atención de Europa y de los Estados Unidos.
Al presente no extraen el oro más que algunas
mujeres que ocupan unas pocas horas el do-
mingo en lavar arenas, teniendo con el resul-
tado para vivir toda la semana. En el capítu-
lo sobre minas y minerales se hallará una re-
lación de las ricas que posee este departamento.
Juticalpa, capital del departamento, es la
tercera ciudad del Estado, respecto á su pobla-
ción. Está en una hermosa situación, sobre
un pequeño tributario del Guayape, no lejos
— 146 ~
de él, y se le considera como en S.ocx) habi-
tantes. Cerca está el gran pueblo de indios
de Catacamas, y hay otros también de indios
en todo el valle. Estos son proverbiales por
su índole pacífica y hábitos industriosos.
La comunicación entre el valle de Olancha
y la costa, es toda por muías á través del valle
del río Aguan á Trujillo. Primeramente se
abrió un camino por el valle del río Tinto, pe-
ro era escabroso y se abandonó pronto. Hay
mucha facilidad para abrir una vía de comuni-
cación por el Patuca, que es navegable hasta
el puerto de Delón, pocas leguas de Juticalpa^
Pero la falta de un buen puerto, así como de-
establecimientos comerciales en la boca del
río, ha hecho esta natural vía de poca impor-
tancia. Actualmente sólo se extraen por ella
las maderas de caoba que se cortan en sus
márgenes. Pero aun este comercio tiene sus-
dificultades por la falta de cargadores de ma-
dera en las radas abiertas de la barra. Por
donde podría hacerse últimamente un comer-
cio importante, de este departamento con el de
Segovia, en Nicaragua, es por el río Wanks^
previo un buen reconocimiento, pues que has-
ta ahora apenas se conocen sus capacidades.
— 147 —
DEPARTAMENTO DE YORO ( J )
Poblaciones principales. — Yoro, Trujillo,
Olanchito, Negrito, Jocón, Sonaguera, Sulaco,
Cataguana.
El departamento de Yoro comprende toda
la parte Norte de Honduras, al Este del
río Ulúa. Su área es de sobre 15.000 millas
cuadradas, igual á los tres Estados de Massa-
chussets^ Connecticut y Rhode Island; pero
mientras es el más grande en territorio, es el
más pequeño en población. Su superficie es
extraordinariamente diversificada. Se com-
pone de una serie de valles que forman los
numerosos ríos que corren por el interior á la
Bahía de Honduras. Estos tienen una direc-
ción de Norte á Sur y, excepto en las playas
de la bahía, donde el país es llano y aluvial,
son separados por un correspondiente número
de espolones de diferentes elevaciones. Las
comunicaciones transversales de estos valles
f 1 ) Tiene el departamento 17.544 habitantes. Límites:
al Norte, el Atlántico y el departamento de Colón ; al Sur, Te-
gucigalpa y Comayagua; al Este, Olancho; y al Oeste, Cortés.
Está dividido en cinco distritos:— Yoro, El Negrito, Olanchito»
Sulaco y Tela,— -que comprenden 11 municipios.— iV(?/¿3: de ^^La
Bandera LiberaV
— 148 —
son muy difíciles; y por esta razón toda la po-
blación del departamento se ha concentrado á
los valles de los principales ríos, que tienen
puertos cerca de sus bocas, y en los caminos
que conducen al interior de la costa. Las
montañas de Pija y Sulaco se elevan en la
parte occidental del departamento^ y forman
los límites orientales de los vatíes del Sulaco
y el Ulúa. Son terraplenadas y cortadas, for-
mando altas sabanas cubiertas de pinos; pero
su suelo es pobre y, por consiguiente, no ha
atraído población de las partes más favoreci-
das del Estado. Según tradiciones, contienen
minerales muy ricos; pero jamás han sido ex-
plotados, y nada se puede afirmar sobre este res-
pecto de una manera p,ositiva.
Los valles de todos los. ríos abundan en
maderas preciosas, y puede describirse el de-
partamento como el distrito del caoba en Cen-
tro-América. Hay cortes cerca de todos los
ríos que, por su capacidad, pueden llevar á la
costa las maderas que se cortan. Los habí-
tan tes, en general, son cortadores de madera
por profesión, permaneciendo, en la estación
de cortar, en los mismos cortes, y cuando se
suspenden los trabajos se vuelven á sus casas
ó á sus labores.
■L,ri
149
Arriba de los ríos, y entre las taontaflas
y collados que intervienen entre la costa y el
valle de Olancho, están los restos de una fa-
mosa Nación de indios hicaques. No se co-'
noce su número, pero se calculan en siete mil.
Son pacíficos é inofensivos, y trafican libre-
mente con los españoles, cambiándoles zarza-
parrilla, goma elástica y pieles, por algunos
pocos artículos de civilizada manufactura que
necesitan. ( i )
La mayor parte del llano de Sula cae en
este departamento. Al Este de él, y formando
grande extensión, está un importante territo-
rio llamado Costa de Lean. Es tan bueno pa-
ra la agricultura como el resto del llano, y
bien puede decirse que, bajo este respecto, no
iay una porción mejor en Centro- América y
aun en todas las islas occidentales. Su pro-
ximidad á las montañas, la falta de pantanos
y la abundancia de buena agua, son circuns-
tancias muy favorables para la salubridad, y
tienen una influencia directa para atraer emi-
( 1 ) Un gran número de caribes emigrados de la isla de
San Vicente, están también establecidos en este departamento;
pero como se habla de ellos en otra parte, es preciso hacerlo de
todos en general.
— I50 —
grantes. Los valles de Sonaguera (i) jr
Olanchito pueden también mencionarse por stt
belleza, fertilidad y grandes fuentes de riqueza^
Yoro, (2) ciudad de cerca de tres mil habi-
tantes, es la capital del departamento. (3) Tru-
jillo, ya descrito, es su principal puerto de mar-
DEPARTAMENTO DE SANTA BÁRBARA ( 4 )
Distritos. — Santa Bárbara, Omoa, ( 5 ) Yo-^
joa, La Trinidad, San Pedro, (6) Quimistán
é llama.
( \ ) Sonaguera, pueblo perteneciente al. departamento de
Colón, con 855 habitantes, cabecera del distrito de su nombre,
situado á 88.8 kilómetros de Trujillo. Productos agrícolas en
gran abundancia, tabaco de clase superior. Nota de '^La Ban-
dera Liberal,**
(2) Yoro, ciudad de 4.800 habitantes, capital del departa-
mento y del distrito de su nombre, situado á 222 kilómetros de
Tegucigalpa.— 7Vb/a de ^'La Bandera Liberal,**
( %) Trujillo, como s? dijo en otro lugar, es hoy— 1907, —
capital del d.epartamento de Colón. — Nota de ''La Bandera
Liberal,**
f ^) Santa Bárbara, departamento que limita: por el Norte,
con el Atlántico y el departamento de Cortés; por el Sur, con
los departamentos de Comayagua, Intibucá y Gracias; por el
Este, con el departamento de Cortés, y por el Oeste, con el de-
partamento de Copan y Guatemala. Está dividido en cuatro
distritos: Santa Bárbara, Colinas, Quimistán y Trinidad, que
comprenden 19 municipios. — Nota de ''La Bandera Liberal.'*
( ^) Omoa, ciudad de 1.168 habitantes, situada á 78 kiló-
metros de San Pedro Sula, Puerto importante sobre el Atlán-
tico, defendido por el castillo de San Fernando. Pertenece al
departamento de Cortés. — Nota de "La Bandera Liberal. **
f 6 J San Pedro Sula, capital del departamento de Cortés y
del distrito de su nombre, con 3.383 habitantes. Tiene ferroca-
— 151 —
Poblaciones principales. — Santa Bárbara^
Yojoa, ( 4 ) Omoa, San Pedro, Quimistán, La
Trinidad, Macholoa, llama, Chinda, Zacapa y
Tamagasapa.
Este departamento está al Norte de los de
Comayagua y Gracias, interponiéndose entre
ellos y la Bahía de Honduras. Es atravesado
por varios ríos. El Ulúa corre por él de Sur
á Norte, y el Blanco, Santiago, Santa Bárbara
y Chamelecón, también pasan por él en dis-
tintas direcciones. Los valles de estos ríos
ofrecen terrenos de gran fertilidad, cubiertos
de madera y propios para toda clase de cultivo.
El gran plano de Sula, que puede decirse
comienza en Yojoa, es el más distinguido ras-
go del departamento. Es de la mayor exten-^
sión. Por las tradiciones del país, se sabe que
filé poblado en su mayor parte por los aborí-
genes. Al presente está todo cubierto de altos
bosques, con unos pocos pedazos de tierra cul-
rril á Puerto Cortés y La Pimienta. — Nota de ^^La Bandera Li-
beraL
(\) Yojoa, Santa Cruz de,— pertenece á Cortés,— pobla-
ción de 2.071 habitantes, cabecera del distrito de su nombre, si-
tuada á 122 kilómetros de Santa Bárbara y 10 de La Pimienta,
que es la estación más próxima. Produce café, tabaco y vaini-
lla. Pertenece al departamento de Cortés. —iVb/a de ''La Ban-
dera Liberal,'^
152
tivados en las inmediaciones de - los pueblos
que están diseminados á lo largo del camino
real. Estos bosques están llenos de maderas,
y la mayor parte de los de caoba que se han
extraído de Honduras, son de ellos. El 'Ulúa
y el Chamelecón son canales por donde se han
llevado, y aun se llevan las trozas al mar. La
porción del llano de Sula al Este del Río
Ulúa, está en el departamento de Yoro. To-
mándolo en general, se puede calcular su base
de sesenta á setenta millas en la Bahía de
Honduras, formando un triángulo hasta Yojoa,
á distancia, de cincuenta millas, y compren-
diendo una área no menos de 1.500 millas
cuadradas. En el desarrollo futuro que tenga
el país, este llano será el que más llame la
atención, no sólo por sus ricos productos na-
turales, sino por su inmediación á los puertos,
por sus ríos navegables y por su facilidad para
cultivarlo, propio para el algodón, café, cacao
y toda clase de frutos tropicales. Una gran
variedad de cacao, llamado cacao niico^ igual,
sino superior al famoso de Nicaragua y Soco-
nusco, es indígena, en él, y los habitantes lo
recogen de árboles silvestres en los bosques.
La vainilla y la zarzaparrilla son abundantes.
El copal, hule, palo de rosa, sangre de dragón
— 153 —
y otras maderas preciosas se encuentran en
profusión ^ y las exportaciones que últimamen-
te se han hetho de estos artículos, han sido de
gran valor. Inmensos palmares de toda espe-
cie varían la monotonía de los bosques, en
formas bien graciosas. En un lugar en las
márgenes^ del Ulúa, pocas leguas de su boca,
hay un parque natural de palmas de coco, que
se extiende á lo largo del río por algunas mi-
llas.
En las inmediaciones á Yojoa, el país se
eleva por una serie de grandes terrazas, que
abren al^otro lado anchas y ondulantes saba-
nas. El suelo es bueno, y además de su na-
tural adaptación para la cría de ganado, es
propio para el cultivo. Estas terrazas forman
un distinguido rasgo del país, alrededor de la
ciudad de Santa Bárbara, donde está recon-
centrada la mayor parte de la población del
departamento.
La gran dependiente cadena de montañas
del Merendón, de que se ha hecho mérito en
otra parte, que corta los valles de Chamelecón
y el Motagua, y termina en el mar, sobre
Omoa, ofrece en sus pendientes favorables cir-
cunstancias respecto á suelo y clima, para el
cultivo de granos y frutos de todas las latitu-
■VT!K?-
— 154 —
4es. También es rica en oro, que se encuen-
tra más ó menos abundante en todos los ríos
^ue corren en el declive Sur. Bn las inme-
diaciones de Quimistán hay algunos lavaderos,
•que hace mucho tiempo se miran como de los
más ricos. En esa porción de la espalda de la
montaña de Omoa, y mirando al llano de Su-
la, hay grandes capas de mármol, tan blanco,
fino, compacto y puro, que puede ser bien tra-
bajado en toda clase de objetos. Es más pa-
Tecido al de Carrara, en Italia, que el que se
•encuentra en los Estados Unidos; y puede fá-
<:ilmente obtenerse la cantidad que se quiera.
El hermoso y extenso fondeadero de Puerto
'Caballos, (i) y el pequeño pero seguro puerto
4e Omoa, están en este departamento. Los dos
han sido ampliamente descritos en la subdivi-
sión ^^Puertos de Honduras. ''
Los habitantes de este departamento son, en
general, dedicados á la cría de ganado, del que
exportan una gran parte á Belice y Yucatán y
otra á Guatemala, donde lo venden de cinco á
diez pesos la cabeza. Una porción de este pue-
f 1 ) Puerto Cortés, ciudad de 1.839 habitantes, situado á 66
Itilómetros de San Pedro Sula. Puerto de la República en la
costa septentrional del Atlántico. Seguro y de gran capacidad
de entrada y fácil salida. Hay ferrocarril á San Pedro. —iVb/tf
de la'' Bandera Liberal, * *
155 - 4
l)lo, que vive en el llano de Sula ó sus inmedia-
ciones, se emplea en los cortes de madera, y
•otros pocos, todos indios, en recoger zarzaparri-
lla y, por intervalos, en lavar oro. Todo el de-
partamento es saludable y posee vastas fuentes
*de riqueza, cuyo valor se hace más estimado
por la facilidad para adquirirlas, como por la
posición topográfica para la comunicación inte-
TÍor y exterior. -
CAPITULO IX
Aspecto natural de Honduras
El aspecto de la naturaleza en Honduras es
variado y sorprendente. Las'condiciones de la
conformación de la costa, de su elevación, y por
consiguiente, de su temperatura; la porción de
lluvias que caen en los respectivos declives de
las cordilleras, todo contribuye á diversificar
las formas bajo las cuales se presenta la vida
vegetal á los ojos del viajero. Sin embargo,
los tres grandes caracteres son los aluviones de
la costa, generalmente cubiertos de bosques, los
elevados valles del interior, extendiéndose en
anchas sabanas; y los ^Xios pía ieaux de las mon-
tañas, sembradas de pinos y variados de encinas.
En la Costa del Norte, donde el Ulúa y el
Chamelecón corren al mar, el país es tan bajo
que ocasionalmente es inundado á largas dis-
tancias. Inmensos bosques de cedro, caoba, cei-
ba, hule y otras* maderas, se producen allí, mez-
HONDURAS.— 13
- 158 -
ciado de palmares que se elevan sobre ellos, y
que franjean las bases de todas las colinas.
Los raudales pasan por arcos de verdura y
ocultos al sol, mientras que los anchos ríos bri-
llan como bandas plateadas en campos de entre-
cortada esmeralda. Pero aun en esos lugares,
donde la tierra es la más baja, se extienden
grandes praderías cubiertas de yerba, que sir-
ven de retiro á multitud de animales; y duran-
te la estación seca, cuando la de las colinas ha
perdido sn verdura, ofrecen abui^dante pasto
para el ganado. En el corazón de estos primave-
rales bosques ejecutan sus trabajos los cortado-
res de maderas, interrumpiendo el silencio con
los ecos del hacha y con los gritos repetidos de
los tiradores de trozas que, con veinte bue-
yes atados á un solo tronco, le arrastran hasta
la orilla del río donde le echan. Las anchas
praderías proveen á aquéllos con sus ganados,
y además, toda compañía tiene sus cazadores y
pescadores que suministran raciones fijas á los
propietarios de los establecimientos.
Al Este de la misma costa están confinados
los altos bosques en los valles propios de los
ríos, teniendo á pocas distancias sabanas areno-
sas cubiertas de espesos pastos y grandes man-
chas de pinos y acacias. Pero- los llanos de la
— 159 —
<íosta son casi siempre estrechos. Los espolones
<> colinas dependientes de los grupos de monta-
ñas del interior, frecuentemente se aplanan
hasta la playa misma. En las espaldas de
Omoa, á tiro de cafión de las fortalezas, las mon-
tañas se elevan precipitadamente hasta la altura
4e nueve mil pies, mirando á los suyos propios
las claras aguas de la hermosa Bahía de Ama-
tique. Tal es lo que sucede en el puerto de
Trujillo. Los picos de Congrehoy y las mon-
tañas de Santa Cruz y Poyas, forman gigan-
tescos fanales para los marineros que se aproxi-
man á las costas de Honduras.
Los aluviones de la costa del Pacífico son
también densamente cubiertos de bosques, pero
no con extensión. A corta distancia contienen
numerosas sabanas y jicarales^ en que los pe-
queños árboles de calabaza (i) (jícaro), con sus
redondas frutas, semejantes á la manzana, re-
cuerdan al viajero la idea de los huertos de la
Nueva Inglaterra. Estas sabanas están llenas
de acacias (2) (el arbusto de la goma arábiga), y
f\) Crescencia cujete, jícaro, morro, tohimo. — Nota de "Za
Bandera Liberal? *
(2) Acacia farmaciana, de Liuneo. leguminosa, llamada
también aromo, espino blanco, espino de Comayagua. — Nota
^de ^^La Bandera Liberal,^ '
— i6o —
cubiertas de pastos; pero el pino no se encuentra,
en esta parte del Continente, sino es en las^
pendientes de las colinas, á una altura de cer-
ca de doscientos pies.
Los valles de los ríos, en ambas costas, es-
tán llenos de altos bosques, y cubiertos de lia-
nas ó sarmientos; (i) pero á medida que ascien-
den al interior, la vegetación disminuye y se re-
duce sólo á una franja de árboles y arbustos ert
sus inmediatas márgenes. Estos valles, en la
parte superior del interior del país, se extienden
muchas veces en anchos y herinosos llanos, mi-
tad de sabanas, mitad de bosques, en donde los
productos de los trópicos y de la zona templada^
palmas y pinos, florecen de uno y otro lado.
Tales son los de El Espino y Comayagua en el
Humuya, el de Otoro en Santa Bárbara, el de
Sensenti en el de Ulúa, el "de la Florida en el
Chamelecón, el de Yusguare en el Choluteca
y el de Olancho en el Aguan. En todos ellos,,
como en el de Comayagua, las varias formas
de cactus (2) distinguen su aspecto, donde
(\) Bejucos. — Nota de '^La Bandera LiberaV^
( 2 ) Apuntia cochinillifera^ apuntia ficus indica ^ apuntia
ieuco rivica^ apuntia monacontha, cer. intricatus^ cer. acan^
thodeSy etc.j son las especies de cactus — tunas en el país, — que
en general varían en los llanos de Honduras. — Nota del Tra-
ductor,
— i6i —
frecuentemente llegan á un tamaño extraordi-
laario y casi toman el carácter de bosques.
Allí cubren la tierra de una manera esférica y
espinosa, advirtiendo al hombre y á Icts bestias
^e marchar con precaución; pero por ambas
fases radiantes de flores y de frutos, semejan-
tes en forma y en color á la copa del más deli-
cado cristal, llena del dorado rubicón de Bour-
:gogne.
Se elevan en altas y estriadas columnas,
<jue en la confusa vista del crepúsculo se ven
<:omo ruinas de antiguos templos. Y aun de
lejos se advierten las articulaciones y junturas
de sus grandes y suculentas palmas, plateadas
<:on los tachones de cochinilla escarlata, que
se extienden como en adoración al sol. Otras,
en formas contrastadas, se arrastran por el
suelo como serpientes, enlazándose en nudos
alrededor de los troncos tendidos de los árbo-
les, y en las hendiduras de las rocas estériles.
Allí es donde aparece también la agávea, ( i )
con sus espesas y espinosas hojas, elevando
sus altas ramas para florecer una sola vez, re-
gar á su alrededor miles de semillas y morir.
(i) Mezcal de donde se saca e\ pulque. — JVo¿ a de ''La
' Bandera Liberal.*'
— 102 —
Las montañas que se elevan alrededor de
estos valles, son accesibles por terrazas coro-
nadas de bosques, de pinos y encinas, y alfom-
bradas de verdes céspedes. Las cimas termi-
nan algunas veces en picos, pero en general
constituyen plataformas, más ó menos ondu-
lantes y frecuentemente extendiéndose en sa-
banas, cruzadas por pequeñas lomas ó por
bandas de verdes árboles, que caen sobre ria-
chuelos tan claros y fríos como los de la Nue-
va Inglaterra. Allí la .mora es indígena, y los
arbustos que impiden el paso al viajero, están
llenos de frutas.
Los campos de trigos que ondulan con los
frescos vientos de las montañas, y los huertos
de manzanas y de duraznos, luchando contra
la negligencia del hombre, dan á aquellos lu-
gares todos los aspectos de la zona templada;;
y en la noche, cuando al brillante fuego de los
pinos con que se alumbra cada cabana, los ha-
bitantes se reúnen á su alrededor para confor-
tarse, apenas puede creer el viajero que se ha-
lla bajo los trópicos y á 14 grados de la línea.
El contraste que forman sus experimentos de
hoy con los de ayer, cuando se paseaba entre
los platanares y huertos de naranjas, etc., se
hace más decidido todavía á sufrir la lluvia-
— 103 —
fría y glacial que cae sobre su cabeza, de un
cielo nebuloso, tan obscuro y ofuscado como el
de un noviembre en el Norte.
Pero tanto en los llanos como en los valles
y montañas, todos los árboles están cubiertos
de plantas parásitas. Algunas especies de
cactus^ particularmente aquellos cuyos largos
y enredados brazos tienen una forma prismá-
tica, no desdeñan fijarse en las ramas de los
árboles de calabaza (jícaros), que las agobian
con su rápido desarrollo. Tan abundantes
son estas parásitas, que algunas veces es difí-
cil descubrir la verdura de los árbojes á que
están asidas. Varias son tan delicadas como
el algodón ó la seda, y otras groseras y ordi-
narias; pero todas de una singular belleza, y
muchas llenas de flores de brillantes colores.
( I ) La ciencia extinguiría su nomenclatura
clasificándolas, y el viajero es bien contento al
encontrar que no ban sido cambiadas con las
portentosas designaciones del estudio botánico
iDryasdusts)y á quien la naturaleza no le dio '*un
puro recreo," sino un objeto para que lo clasifi-
cara y nombrara en términos griegos ó latinos.
fij Epidentrum radiatum, peristeria elata^ catleya^ aklan-
dice y licaste inacrophylla;ttc.y son las más comunes.— Noia del
Traductor,
— 104 —
£n las más altas crestas de las montañas,
donde la gruesa yerba indica una temperatura
demasiado baja para una lozana vegetación, las
parásitas desaparecen y los pinos y rocosas en-
cinas están vestidas de una ligera capa de lar-
go musgo gris, que flota suavemente con el
viento, como despedazadas banderas en los mu-
ros de una vieja catedral. Las rocas mismas
están cubiertas de musgo, y, excepto los pe-
queños raudales que salen debajo de ellas y
que pronto se pierden con su suave murmullo,
nada hay que interrumpa aquel eternal silen-
cio; cuando más, el viajero ve una ligera som-
bra que pasa por su camino: es la del águila ó
del cuervo que se ciernen en los aires. Tal vez
su mirada descubre á lo lejos, sobre una roca,
alguna ligera y graciosa forma; pero basta un
salto, y el antílope ha desaparecido en la mon-
taña.
Los rasgos geológicos de Hondujas son
igualmente notables é impresivos. Saliendo
del Golfo de Fonseca y avanzando íil Norte, se
presenta la línea volcánica de la costa, con sus
altos picos de escoria, cubiertos'también de yer-
ba; y vastas masas de rocas blancas y berme-
jas rodean los grandes n^úcleos de las grandes
piedras de canto de las plataformas. Vistas á
- 165 -
«cierta distancia, parecen una colina de basalto
y toman diversas formas de castillos, según va
cambiando la posición del viajero. Entre ellaS|
se encuentran ocasionalmente vetas de piedra
4e cal azul, de cuarzo y de piedras verdes; y en
diferentes puntos, se presentan atrevidamente,
á través de las rocas superiores, ricos hilos de
oro y plata.
A medida que se avanza al interior, las
montañas se van elevando por una sucesión de
terrazas, profundamente cortadas por raudales
^ue descienden al mar. Estas terrazas son
una colección ó capas de piedra arenosa (talpe-
tate), que forman puntos tan escarpados, que
las muías pasan con dificultad. Pero cuando
se han acabado de subir, el viajero encuentra á
su vista anchas sabanas sembradas de pinos,
encinas y arbustos. En general, la capa del
suelo es ligera, y en vano una escasa vegeta-
ción se esfuerza en suavizar el aspecto salvaje
de la naturaleza.
Las rocas desnudas reflejan la luz del sol,
que brilla sobre ellas, á través de una atmós-
fera clara y rarificada de aquellas elevadas re-
giones, de una manera ofuscante. El fatigado
viajero busca ante sí, y traza con ojos desfalle-
cidos la línea del solitario y estéril plano que
i66
atraviesa; y agita más y más su fiel muía cott
la esperanza de encontrar algún estrecho, valle
donde formar su aislado campo, y pasar la no^
che con la sola y agradable compañía de los^
verdes árboles y de algún suave y dulce arroyo.
Súbitamente el platean en que ha marcha-
do se disipa en varias terrazas, y luego descu-
bre casi á sus pies un vasto llano, cubierto de
bosques, sabanas y raudales, así como un gran
número de pueblecillos, cuyas blancas iglesias
hacen la luz como el punto de plata en la pers-
pectiva: tan cerca se ve el primer pueblo, que
le parece que arrojando una piedra con la ma-
no, caería en medio de la plaza misma; pero
camina de hora en hora, siempre descendiendo^
cae la noche, mira las luces de habitaciones, y
no es sino hasta después de grandes penas, que
el ladrido de los perros y el paso acelerado de
la muía, le indican que ha llegado al término
de sus fatigas.
Al Oeste de Honduras, entre las montañas
de Corquín, el país es excesivamente diversifi-
cado. Los ríos, recogiendo sus aguas en los
bajos interiores, rompen las montañas de pór-
fido y las colinas que los rodean, en ásperas y
precipitadas gargantas. Sin embargo, en estas
aberturas en cuyo fondo no atraviesan más que
..^¿si
— 167 ~
tortuosas y peligrosas sendas, se entreabren
bandas de tierras aluviales, donde el indio edi*
fica su cabafla, y donde el plátano tiene su ma-
yor frondosidad, bajo peñas elevadas y eriza-
das de puntas, como gigantescos centinelas
sobre rocallosas murallas.
Una gran abundancia de verdura cubre las
colinas y montañas de las costas del Norte,
que, en consecuencia, tienen un aspecto menos
agreste que las pendientes de las costas del Pa-
cífico, donde las lluvias no son tan constantes»
Las colinas son más grandes, y las montañas,
aunque á igual elevación, tienen un exterior
más armonioso. Pocas crestas de rocas pre-
sentan, y en sus densos bosques ofrecen más
caracteres congeniales, á la multitud de formas
de una vida animal, á los que han nacido bajo
los trópicos.
Pájaros de brillantes plumajes esmaltan
las hojas de los árboles, y tropas de monos ju-
guetean en sus ramas. El tapir, el jabalí y el
perico ligero, viven bajo su sombra, y el puma
(león^ y el tigre, acechan en sus guaridas. Allí
es también donde el boa, el variado coral y el
temible tamagás, se atraviesan con más fre-^
cuencia. Allí, donde la vainilla forma hermo-^
sas colgaduras con sus verdes sarmientos, y
— i68 —
-donde la zarzaparrilla cruza la tierra con sus
largas raíces. Y, en tanto, que en el otro ex-
tremo del continente, la plata comprimida en
^1 duro cuarzo ofrece ricas retribuciones al
hombre laborioso, allí el oro corre en las are-
nas de casi todos los ríos.
Así que, pródiga la naturaleza en sus do-
nes, ha comprendido, en los comparativos es-
trechos límites de Honduras, una variedad de
escenas, de climas y de producciones que no
tienen ejemplo en el mundo. En las costas
ella se viste de exuberante verdura y se corona
de flores, mientras la majestuosa mar viene á
besar sus pies con sus espumosos labios. Y
aunque más modesta en las montañas, no por
eso es una madre menos productiva. El viento
levanta los encanecidos cabellos de su serena
frente; y aunque sin movimiento, aun allí se
eleva á proferir un lenguaje sublime y santo
para los oídos de sus verdaderos admirado-
res, (i)
(i) No son estos los destellos de una imaginación poética: es
la expresión pura y sincera de la verdad; es la descripción exac-
ta de los caracteres geológicos que distinguen aquel mundo en
compendio. "Si Honduras, decía el hijo que más la ha honra-
do, el ilustre don José Cecilio del Valle, no tuviese más que un
territorio plano, el carro del orgullo podría pasearse de un extre-
mo á otro, pero no habría esa escala maravillosa de climas, de
...^
CAPITULO X
Minas y minerales {i)
Respecto á minerales, Honduras es el pri-
mero de todos los Estados de Centro-América.
animales, de plantas y de producciones de todos las zonas, ni de
riquezas propias de cada una de ellas.' ' En verdad, todo está
sabiamente equilibrado por la naturaleza. No goza Honduras,
ciertamente, de las ventajas que proporciona una superficie pla-
na; pero tampoco está sujeta á las producciones de una sola la-
titud, ni presenta el aspecto monótono de los qué la tienen.
Bendiga, pues, el hondureno á la Providencia, que ha favoreci-
do á su país de una manera muy superior á muchos otros de la
-ierra.' ' Nota del Traductor.
(\) Pocos países como Honduras están dotados de una envi-
diable riqueza mineralógica, riqueza aun no explotada ni en la
vigésima parte, por falta de vías de comunicación y por la poca
confianza que tiene el extranjero, dadas nuestras continuas re-
vueltas políticas, así como porque, hasta hoy, no se ha nombra-
do una comisión técnica que estudie nuestro territorio y dé á
conocer con amplitud de datos las riquezas naturales en que
abunda nuestro suelo. De las 6i6 minas denunciadas hasta hoy
^n Honduras, puede asegurarse que casi ninguna ha sido des-
cubierta científicamente, sino que la casualidad, á flor de tierra
ha ofrecido á algún obscuro campesino el rico filón del que ex-
trae alguna parte, y viene á presentarla á nuestros comerciantes
— 172 —
^
disensiones civiles que han agitado á Centro-
América durante treinta años. Por una con-
secuencia necesaria, mina tras mina han sido
abandonadas, y una vez suspendidos los tra-
bajos, ningún capital, ninguna empresa, nin-
guna inteligencia los ha restablecido. En los
distritos minerales hay muchos pueblos en de-
cadencia, cuyos propietarios se han hecho ha-
cendados, dueños de inmensos sitios donde cul-
tivan el ganado, que es al presente su princi-
pal patrimonio. Unos pocos establecimientos
existen solamente; y aunque las operaciones
son en una escala tan pequeña y de una ma-
nera tan rústica, demuestran la gran riqueza
de sus minas.
Muy pocas de éstas no fueron abiertas
conforme á un inteligente sistema, ni con re-
ferencia á continuas y extensas operaciones.
Sin máquinas para desaguar, los únicos me-
dios que usan para extraer el agua que inunda
muchas riquezas, son botas de cuero llevadas
en las espaldas de los obreros, de cuya manera
extraen también las brozas, de aberturas tan
estechas que apenas permiten que trabaje más
de un hombre. Cuando las brozas están afue-
ra^ comunmente las rompen con grandes pie-
dras chaflanadas en los cantos, que mueven
— 173 —
dos hombres por uno ú otro lado; y sino de
nna manera pausada por la más grosera ma-
quinaria, movida por bueyes y rara vez por el
agua. En el último caso, el aparato consiste en.
una plancha vertical (movida por una rueda
horizontal), por la cual pasa un^brazo tenienda
en las extremidades dos grandes piedras ata-
das con cadenas, que se arrastran sobre, las
brozas en i;n receptáculo de cal y canto, hasta
que las pulveriza suficientemente para laamal-
gamacióü. Esta última operación se ejecu-
ta poniendo la amalgama en montones en un
patio^ sobre un piso de madera, donde perma-
necen algunas semanas, hasta que la amalga-
mación se forma completamente, y después
de lavadas las masas en artesas, se reducen por
último en fuego.
Pero aun con todas estas dificultades, y á
pesar de los groseros y costosos procedimien-
tos, las minas en Honduras, r he dicho,
fueron de una gran utilidad al principio. Ra-
ra vez fueron trabajadas profundamente, y los
propietarios se veían obligados á abandonarlas
antes de llegar á la profundidad, donde se en-
cuentran las mayores riquezas. Otras se de-
jaron por la falta de conocimientos para el be-
neficio de las brozas, y otras, en fin, por la de
Honduras.— 14
— 174 —
vías por donde transportar las mismas brozas
á los molinos.
Multitud de minas hay en el país abando-
nadas y llenas de agua, muchas de las cuales,
sino todas, pueden trabajarse con grande utili-
dad, por mediQ de máquinas propias. Pero
como no hay caminos por donde éstas puedan
ser conducidas, es preciso esperar el desa-
rrollo general del país para lograrlo. Los es-
carpados y estrechos caminos de muías, en las
inmediaciones de los puertos, están llenos de
fragmentos de grandes y pesadas máquinas,
que Ios-hombres, más empresarios que pruden-
tes, han procurado introducir. Ellos son eter-
nos monumentos que prueban evidentemente
que la ciega energía que descuida los medios
necesarios para llegar á los fines deseables, ja-
más los alcanza.
Los metales de plata son los más abundan-
tes y más ricos de los que existen en el Es-
tado. Todos se encuentran en las líneas ó
grupos de montañas del Pacífico, mientras
que el oro en polvo, y aun minas de oro,
están al lado del Atlántico. La plata se
encuentra en varias combinaciones con el
hierro, plomo y cobre, y algunas veces con
antimonio.
175
El cloruro^de plata es bastante común, que
•^s uno de los más ricos metales del país.
Los grupos de minas de plata en las inme-
diaciones de El Ocotal, en Segovia (Nicaragua),
gozan de la más alta celebridad y se conside-
ran de grande interés. Producen la plata en
forma de sulfuro, bromides y clorudo. Algunas
de.ellas dan un sulfuro de plata y antimonio.
La plata de El Limón, en las inmediaciones de
El Ocotal, formalmente produce gran cantidad
de cloruro de plata; pero al presente no se traba-
ja por falta de máquinas convenientes para des-
aguarla. Las brozas de este distrito producen
de 28 á 727 onzas de plata por cada tonelada
de 2.000 libras ó de 32.000 onzas.
El distrito mineral de Yuscarán, en el de-
partamento de Tegucigalpa, tiene una grande
y bien merecida reputación por e) número de
5US minas y por el valor de sus metales. Es-
tos son, en su mayor parte, de plomo mezcla-
dos con plata, y cuando se trabajan, producen
de 63 á 1. 4 10 onzas por tonelada. Todas las
minas de este departamento y el de Choluteca,
producen un metal semejante, estando gene-
ralmente en una matriz de cuarzo con propor-
<:iones variantes de zinc bruno, sulfuro de zinc
y hierro, y óxido de hierro.
- 176 -
Las del departamento de Gracias son igual-
mente tau distinguidas como las de Teguci-
^h1[^. Algunas notables combinaciones de
plAtA 5^ encuentran en sus metales. La vieja
lUiuA vW Cv^vC^l tiene sulfuro de cobre, plomo
vvu ^uUutv de plvita, y en partes, cobre negro^
iMv\lv\vKnK\v^ tvHÍo un cincuenta y ocho por
vivMU"^ vlc wvbre^ además de setenta y ochó á
^»vhvnUc^ y cuatro onzas de plata por tonelada.^
l,oÁ metales de la nueva mina de Coloal
biiu uua combinación de cloruro de plata, un
jiuco de sulfuro de plata, óxido de hierro y an-
timonio mezclado con tierra, y produce la ad-
mirable proporción de 23.63 por ciento, ú 8.476-
onzas por tonelada de 2.000 libras.
Dependientes á los depósitos de plata de
Honduras, están los de San Miguel, en el Es-
tado de El Salvador. La plata generalmente
sale en forma de sulfuro en combinación con
plomo, hierro, blenda negra, sulfuro de zinc,,
cuarzo y verdes piedras matrices con hilos de
cristal y plata natural. Las principales mi-
nas conocidas son las del "Tabanco," que son
ciertamente las más ricas, y producen de 100
á 2*537 oüzas por tonelada. Estas han sida
trabajadas de una manera formal y han, pro-
ducido la mayor utilidad, y •tienen la gran.
177
Tentaja de su proximidad á la Bahía de Fon-
seca. \
' Las minas de oro sop muy comunes e»
Honduras; pero á excepción de las de San
Andrés, en Gracias, y las de las innlediacjo-
nes de San Juan, Cantarranas, eü Tegucigal-
pa, no se trabajan regularmente. Las princi-
pales cantidades que se obtienen de este metal,
son de los lavaderos de Olancho, que producen
de una manera superabundante. El Guayape
ha gozado siempre de una gran celebridad por
la ■ porción de oro que contienen sus arenas;
pero casi desde el período de la ocupación de
España, no se ha extraído sino en una canti-
dad muy pequeña por los indios, cuya ocupa-
ción casi es exclusiva de las mujeres y de los
jovencitos que se dedican unas pocas horas el-
domingo por la mañana á lavar. Sin embar-
go, aun así, el valor del que se sacó en Juti-
calpa el año de 1853, fué 129.600.
' Los siguientes parágrafos son extráétados
de una carta privada escrita por el Dr. Charles
Dorat, que visitó los distritos auríferos de
Olancho en 1^53. "Entre los ríos de Olancho
que hemos visitado y examinado, el Guayape
y Jalan son sin duda alguna los más ricos en
sus auríferas arenas. Estos dos ríos, que se
178
unen un poco más bajo de Juticalpa, capital
de Olancho, forman el Patuca. Los depósitos
de oro de Guayape comienzan propiamente en.
un punto llamado Alemán, continuando de
allí sobre el río, á una y otra margen, en gran
cantidad. Nosotros encontramos oro ^n los
aluviones á media milla del cauce del río. De-
"" jando á Juticalpa en la direcQÍón Nordeste, y
cruzando el departamento h«ista cerca de Yo-
cón, en una área de veiute^leguas de largo y
diez de ancho, no hay un riachuelo, por insig-
nificante que sea, que no contenga oro en sus
arenas y en sus márgenes.
La mayor parte de estos arroyos salen de
las montañas y caen al Guayape y Jalan.
,Hay algunos, entre ellos, los ríos Sisaca y
Mangulile (el último con más proporción de
oro que los otros), que se unen al Mirajoco, el
cual toma el nombre de Tagusfle, después de
haber fertilizado el hermoso valle de Olancho,
y desemboca en el mar cerca de Trujillo. En
este río el oro se encuentra en depósitos abajo
de las corrientes. El mejor oro es el de Gua-
yape, Jalan y Mangulile, en el departamento
de Olancho, y el del Sulaco, Caimito y Pacaya,
en el de Yoro. ^^ ** En Alemán solamente
las mujeres lavan el oro, y con la ayuda de
— 179 —
sus taiser^hlts daíeaSy en pocas horas se pro-
curan uua cantidad suficiente para subvenir á
las necesidades de la semana. Lo venden en
el lugar, de 11.50 á 12 pesos la onza. En
Guijana se encuentra el oro en una piedra fo-
fa, y en San Felipe, en una tierra ferruginosa
y rojiza. Cerca de cinco millas de Danlí, el
Jalan produce bueno y abundante, y en la
época de nuestra visita, había más de cien
kombres y mujeres ocupadas en lavar. Tam-
bién se servían de bateas y jamás cg^vaban más
de dos ó tres pies de la superficie."
Losdistritos del sur de Honduras, limítro-
fes á Nicaragua, también tienen placeres de
©ro, donde los indios sacan considerable can-
tidad. Ivo mismo es en los del Norte, en el
departamento de Santa Bárbara. Los ríos que
corren entre las montañas de Omoa al Cbama-
lecón, y, especialmente los de las inmediacio-
mes de Quimistán, todos llevan oro en sus are-
nas. Si hubiese mineros provistos competen-
temente para lavar, no hay duda que obten-
drían una rica retribución de su trabajo.
También tiene Honduras minas de cobre
de una riqueza extraordinaria. Los metales
siempre contienen considerable porción de
plata.
— i8o —
Los de Coloal, en Gracias, contienen, como
se ha dicho, 58 p. § de cobre, además de 80
onza$ de plata por tonelada. Los de la mina
de Guanacaste, en 01 ancho, dan sobre 80 p. §
de puro cobre, y 29 p. g de plata, igual á
1.039 onzas de plata por tonelada. Pero á pe-
sar de tales riquezas, estas minas han sido
siempre descuidadas por el interés de la plata,
que es la buscada. Por las circunstancias pe-
culiares del país, y especialmente por la difi-
cultad de las vías de comunica,ción, se ha con-
siderado ese metal de poca utilidad, y rara vez
se transporta á la costa cobre puro; pero con
buenas vías de comunicación y la introduc-
ción de modernos sistemas para elaborar los
metales, las minas de cobre de Honduras se-
rán las primeras fuentes de riqueza del país.
También hay minas de este metal en las in-
mediaciones del Golfo de Fonseca, donde los
comerciantes acostumbran mandarlo como las-
tre, ó para llenar fletes, á Inglaterra ó Alema-
nia, donde es vendido á precios ventajosos,
proporcionando un buen retorno á los buques,
á pesar de los costos de los transportes de
tierra.
Byam, que visitó á Honduras y Nicaragua
con el objeto de minas, dice "que los metales
i8i
<le cobre, en la mayor parte, son combinados
^on azufre, y, sin requerir calcinación, pueden
fundirse — añade— en un horno común, con la
^yuda de igual cantidad de piedras de hierro,
>que abundan ^en las colinas. Los metales son
los que los españoles llaman metal de color ^
óxidos rojo y azul, y carbonato verde. Se cor-
tan fácilmente con el cuchillo y producen de
25 á 60 por cienta Las vetas generalmente
son verticales y su frente de Este á Oeste."
Los metales de hierro son bastante comu-
nes; pero ninguna mina se trabaja, á excepción
de Agalteca, en Tegucigalpa. El metal es alta-
mente magnético, y tan puro, que se puede
forjar sin fundirse. Hay inextinguibles vetas
de él, pudiéndose obtener toda la porción que
se quiera; y, sin embargo, á diez leguas de la
miija, en el mismo departamento, se vende de
10 á 12 pesos el quintal^ ¡igual á 200 pesos la
tonelada! ,
Se dice que tanto en el departamento de
Gracias como en el de Choluteca, existe el pla-
tino;-mas las minas no han sido jamás traba-
jadas. El cinabrio se ha encontrado en varios
puntos; pero probablemente no en cantidad su-
ficiente que pueda dar utilidad. El zinc está
en diversas combinaciones, y los metales su-
— l82 —
periores se burilan con abundancia en las islas
de la Gnanaja (Bonacca) y Roatán. El anti-
monio y el estaño se encuentran igualmente;:
mas si se halla en tal combinación que admite
un producto económico, falta todavía que pro-
barse por la experiencia.
Las minas de ópalos de Gracias se han tra-
bajado algo y han dado utilidades considera-
bles. Algunas piedras son grandes y hermo-
sas; pero los indios, que estiman su valor más
por el núiíiero que por el tamaño, las rompen
en pequeñas piezas.
No hay ningunos datos que -manifiesten el
producto anual de las minas de ópalos; pera
puede calcularse que las minas ó trabajos en
todo el departamento, no bajan de ciento. Se
refiere que algunos amatistas se han encontra-
do en este departamento, mas ninguno ha lie- ■
gado á mis manos. El amianto también exis-
te, y puede creerse con fundamento que se pro-
ducirá en gran cantidad.
El carbón de piedra se ha descubierto en va-
rias localidades. Las vetas de estefósilen el
llano de Sensenti, son bien extensas. Yo visi-
té las de las inmediaciones de Chucuyuco, en
un punto donde son cortadas por los ríos que
corren abajo de las montañas del Merendón y
- i83 -
caen al Higuito. La veta más baja tiene ocho
pies de grueso, separada de otra de dos pies^
también de grueso, por una capa de bitumen.
El carbón es el que llaman bruno^ que es de
inferior calidad al conocido vulgarmente con el
nombre de pit coal (carbón bituminoso), que
se encuentra debajo de una piedra roja y de--
leznable. Es una formación dé tierra como la
greda del valle Mississippi.
Este carbón se encuentra en grandes vetas
en algunas partes de Alemania, donde lo usan
en gran cantidad para las fundiciones de me-
tales y para los hornos de reverberos. Las mues-
tras del de Sensenti dieron los resultados si-
guientes:
Gravedad específica! 1.504
Cenizas 24 por ciento
Pero estas muestras se tomaron de las ve-
tas exteriores, lavados por el río, y, por su-
puesto, impregnadas de sustancias extrañas.
El área de éstas no se conoce; pero es probable
que se extienda á la mayor parte del llano.
Situadas tan al interior, no es presumible que
tengan más "que un interés local en la reduc-
.ción de los ricos metales de plata y cobre que
se encuentran en las montañas inmediatas.
— i84 ~
Otras vetas de carbón se encuentran igual-
mente en el valle del rio de Snlaco, en el de-
partamento de Comayagna, y en las inmedia-
ciones de Nacaome; pero yo no tengo datos
positivos sobre el particular. En el valle del
río Torola hay también grandes vetas; pero de
ellas se hablará cuando se trate de los depósi-
tos de carbón del valle del río de Lempa^ en el
Estado de El Salvador.
En adición á esta brev& reseña de las mi-
nas y minerales de Honduras, manifestaré que,
en todos los departamentos hay una gran can-
tidad de vetas de piedra de cal blanca y azul.
Muchas existen á pocas millas del Golfo de
Fon seca, extendiéndose hasta el valle del río
de Goascorán, llano de Comayagua y valle del
Humuya, hasta la Bahía de Honduras. Las
colinas y montañas detrás de Omoa, tienen
una inagotable cantidad de mármol blanco
muy unido y hermoso, sin ningún defecto para
objetos de adorno y para la estatuaria.
Por la misma carencia de datos, que he de-
plorado, respecto . á todos los otros ramos de
industria, es imposible forrnar un cálculo exac-
to ó aproximado del .producto ¿e las minas,
tanto en los tiempos pasados como en el pre-
sente. Según el informe de personas que han
/ - i85 —
examinado algunos antecedentes, el oro que se
'estraía anualmente por los puertos del Norte,,
durante los últimos afios de la dominación co-
lonial, era en valor de 3.000.000 de pesos.
Desde la independencia se estableció un pe-
queño impuesto sobre el oro y la plata; pero
las facilidades para eludir la ley eran tales, que
apenas una décima parte de las cantidades ex-
portadas se registraba en las Aduanas. Por
consiguiente, ni conjetnralmente se puede for-
mar un cálculo sobre el particular.
En 1825 ^^ ^^2:0 por el Superintendente de
la Casa de Moneda de la República Federal,.
una relación de oro y plata acuñados en un pe-
ríodo de quince años anteriores, hasta el de
1810. Este informe es como sigue:
*^En quince años consecutivos, hasta el de
1810, se acuñaron 285Jmarcos de oro y 253.56a
de plata, montando toda la suma de 2.193.83a
pesos.
**En otros quince años, hasta el de 1825,
se acuñaron 1.524 marcos de oro y 423.881 de
plata, importando¡todo 3.810.383 pesos."
Pero la cantidad acuñada en la Casa de Mo-^
ueda de Guatemala, fué insignificante en com-
paración de los productos del país en el mismo
período. Donde había un peso acuñado en la
— u% —
V\i > i. s^s' \U^Us\l<v b^A>ui. vtíitrte síel el sello del
í^a'SavI'InS vi'^w^C'ítu ykv.tj> de plata cortadas y
.; IV . ''>^i'í 'Vi vr' \v-^. v"- Adetaás^ con
, y,v;v-vi v^^ 'u s\>v'aa'::u y ¿¿Irn'íi^'^veii esa'
> ;\\.i 'oyUi V *iv.x <x,vi*aociies ¿el p5¿¿ ertrt mc-
i -.\.. -.cv^vvv\>. >v>>iTí este pu::ío, e: rr5jrnie
\s v^:v..-.v... ''i\
:ro ¿e esta relac:5a ao áe-
S,' !v\lu/i::»o ^i^uo las. cantidades acuñad^LS sean
.^ '»...aiv;o UwcU de tas minas del país, Fae-
la v\ lo v¿uc SO ha empleado en objetos ce nso,
'el Illas or parte se ha exportado, especiaii^eate
.\. Jic el año de 1S21. Es bien sabido que to-
vlv.> U >s comerciantes de Honduras y de otras
pAius hau extraído grandes cantidades de oro
\ plata, tanto que se cree por personas inteli-
vu Ules, que tal vez una décima parte será la
que se ha enviado á la Casa de Moneda. Así,
pues, es imposible sal>er á cuanto ascienden los
productos de cada aflo, y menos aún lo expor-
tado, porque casi todo se ha hecho clandestina-
mente. En todo el territorio de la República
hay minas en abudancia; pero donde se en-
(i) ThoiTJ8S Oage, un religioso inglés, que residió en Guatema-
la por espacio de doce años, á mediados del siglo XVII, nos ha
dejado algunas noticias que manifiestan la superabundante pro-
ducción de metales preciosos en aquella época. Habla de ciea
muías que entraron á Granada '^cargadas de oro y plata, que
"'el Rey." — New survey o/the West Indi es. p. 421
- i87 -
<íuentran en mayor número, y donde la natu-
raleza ha colocado las más y más ricas, es en el
lEstado de Honduras. * ''^ M. Gourmes, un mi-
-neralogista que ha visitado bien las minas de
JIonduras, me aseguró que era más fácil en-
■<:ontrar minas que Ijombres para trabajarlas; y
-que si se elaboraran y hubiese buenas vías de
^comunicación, las producciones minerales del
^ais podrían, en pdco tiempo, rivalizar á las de
Méjico y el Perú.*' (i) Para la Administra-
-ción de las minas, Honduras ha adoptado, sin
modificación alguna, las famosas ^^Ordenanzas
-de Minería" de España. (2)
f^ij Bn el informe citado se asegura que en el año de 1825
-se descubrieron dos mil vetas de metal.
(2) Actualmente se rige este ramo por una ley especial, el
-Código de Minería.— iV¿?/a de ''La Bandera Liberal:'
CAPITULO XI
Maderas preciosas. — Producciones vegetales.— Animales. —
Peces. —Reptiles. — Insectos.
Las maderas preciosas ocupan el segundo
lugar de los minerales en Honduras, Al pre-
sente, ellas son las que forman el principal
ítem de las exportaciones del Estado. Las
más conocidas son la caoba y rosa; pero la pro-
porción que entra de la primera en el comer-
cio, es mucho mayor, y, en este respecto, las
dos son consideradas como las principales, por
la porción de brazos que emplean.
El caoba de Honduras {Swectinia Mahogo-
nt)^ por su grande y magnífico follaje, es lla-
mado "el rey de los bosques." Comparativa-
mente con él, todos los otros árboles parecen
insignificantes. Tanto la altura y grosura de
su tronico, como la extensión de sus ramas y
el espacio que ocupan sus raíces, son notables.
Crece con grande lentitud, haciendo un aumen-
HONDUBAS.— 15
rr^^
— 190 —
to apenas perceptible en los estrechos límites
de la vida de un hombre.
Se ha calculado que hasta los trescientos
años está de cortarse. Se podrá formar una
idea de la enormidad á que llega algunas veces,
sabiendo que en la parte más baja de un árbol,
un tronco de 17 pies de largo, ha tenido cinco
pies seis pulgadas "en cuadro," ¡igual á 550 pies
cúbicos y á un peso de 17 toneladasl .El coa-
ba crece casi en todas partes de Honduras, es-
pecialmente en los valles de varios ríos. Sin
embargo, donde es más abundante, es en los
bajos inmediatos á los ríos que corren á la Ba-
hía de Honduras, donde llega á su mayor lo-
zanía, y en donde están los principales tra-
bajos, que los españoles llaman "cortes.*' Co-
mo la mayor parte de los terrenos son propie-
dades del Estado, las maderas se cortan con li-
cencia del Gobierno, mediante una suma fija
por cada árbol. Excepto los trabajos que es-
tán en las bocas de algunos ríos para recibir,
marcar y embarcarlas maderas que vienen por
ellos, los demás establecimientos son tempora-
les, cambiándose de tiempo en tiempo, según van
escaseándose los árboles de las inmediaciones.
De todas las ocupaciones del hombre, la más
"ilvestre, por su naturaleza, es la de cortar caoba
191
;y aun éntrelos establecimientos mejor sistema-
dos por sus arreglos. Cuando el empresario
:se ha fijado sobre el valle de un río como el cam-
po de sus operaciones, hace un depósito de
provisiones y de todo lo necesario para cortar y
embarcar las maderas. Allí mantiene una flo-
i:illa á^pttpanies, para transportar las provisio-
nes mismas y para mantener relaciones con los
trabajos propiamente dichos, que se establecen
-en los puntos más abundantes de árboles, más
accesibles y que presentan más comodidad pa-
ra poder hacer entrar los animales necesarios
para tirar la madera.
En estos puntos frecuentemente sucede que
-es preciso conducir los bueyes por espesos é in-
transitables bosques, y llevar las cadenas y rúe-
nlas en pequeños botes, contra fuertes corrientes,
-que pueden remontarse á costa de gran trabajo.
Una vez fijado el lugar del corte, el segun-
do paso es formar provisionales habitaciones;
trabajo á la verdad que no ofrece ninguna difi-
cultad, pues no son más que unas pequeñas
barracas cubiertas con zacate de las ciénagas ó
con palmas, que salven un poco el sol y el
agua.
¡Una hamaca y dos piedras para colocar su
caldera, es cuanto necesita el cortador!
192
La estación de los cortes, que es en los úl-
timos seis meses, comienza en agosto de cada,
año, porque, según la opinión de los cortadores,,
las maderas no pueden votarse ni henderse
desde abril hasta agosto, que llaman la prima-
vera. Para comenzar los trabajos, el cortador
prepara en la estación seca, tanto los lugares^
en que debe establecerlos, como las canoas pa-
ra extraer las maderas.
Los trabajadores son divididos por compa-^
flías de veinte ó cincuenta cada una, bajo di-
rección de un jefe llamado **Capitán," que es ej.
que señala los trabajos diarios á su respectiva
compañía y el que aumenta ó disminuye el
salario de los trabajadores, según lo que ha^
cen. Cada compañía tiene también un^ hom-
bre llamado guía ó monteador, cuya ocupación
es buscar árboles propios para cortar. Este
trabajo comienza antes que los otros, y como
requiere alguna inteligencia y actividad, es pa-
gado á un precio superior al de los simples
cortadores.
Su primera operación es desmontar alrede-
dor del pie de cada árbol, en los bosques espe-
sos, para que los cortadores puedan fácilmente
llegar á ellos, y para que .los cortadores de
maderas los señalen.
— 193 —
^*Eii esta estación del aflo (agosto), las hojas
del caoba son de nn color amarillo, y el ojo
ejercitado puede á gran distancia conocer los
lugares donde hay más. Así que, sin más
guía que su propia observación, él marcha sin
equivocarse al lugar que desea.
Algunas veces el guía ó monteador tiene
que valerse de algunas estratagemas para ocul-
tar sus descubrimientos; todo su ingenio con-
siste en variar el camino que ha tomado, para
que no lo siga alguno otro que ande en la mis-
ma especulación, lo que es bien común. Pe-
ro no siempre lo consigue, porque otros tan
diestros como él, sea por sus observaciones, ó
por las pistas más insignificantes de los pies ó
de hojas secas, descubren el depósito, y mu-
chas veces sucede que personas que cuentan
con las ventajas de ciertas porciones de árbo-
les, cuando van á buscarlos, están ya tomados
por otros. Descubierto el tesoro oculto, la
primera ocupación que sigue es de cortar un
suficiente número de árboles para emplear los
operarios durante la estación. En general,
los árboles se cortan á diez ó doce pies del sue-
lo, formando un andamio para el hachero; y
aunque á primera vista parece un trabajo pe-
ligroso, rara vez sucede algún accidente. El
— 194 —
tronco del árbol, por las dimensiones qne da^
es más estimado, pero para objetos de Injo se
prefieren las ramas por su grano y por la ri-
queza y variedad de sus vetas."
Cortando un número suficiente de árboles^
comienzan los preparativos para tirarlos,,
abriéndose anchos caminos para el río donde
se han de echar. La distancia de estos cami-
nos depende de la situación de los árboles.
Cuando están dispersos, son necesarios mu-
chos y algunos puentes. Por lo común, se
hace un camino general, de donde radian los
otros. El trabajo constantemente se hace por
destajos, de cuenta del empresario. Un ajus-
te se hace para desmontar y cortar los arbus-
tos, que no baja de cien yardas por día cada
operario; y luego se hace otro también de cien
yardas al día para cortar los árboles gruesos-
al haz de la tierra, aunque este trabajo es más
penoso, porque hay árboles tan duros que re-
sisten al hacha y es necesario aplicarles el fue-
go. Los troncos de estos árboles, aunque mu-
chos de. maderas de estimación para toda clase
de objetos, se arrojan como inútiles en los la-
gunatos ó arroyos que interceptan el camino,
y muchas veces los ocupan para formar puen-
tes, que algunos son de bastante extensión..
— 195 —
Cuando los caminos son concluidos, que casi
siempre es en diciembre, se asierran las made-
ras en trozas de diferentes tamaños, para igua-
lar las cargas que los bueyes deben tirar.
Concluidas las trozas, se separan unas de otras
y se colocan en la posición que mejor formen
un cuadrado, según la figura que la extremidad
de cada troza tenga En seguida se reducen
por medio del Hacha de su forma redonda ó
natural á una cuadrada, aunque algunas de las
más pequeñas se llevan en sus formas redon-
das; sin embargo, con los más grandes es esen-
cial de hacerlos cuadrados, no sólo por dismi-
nuir el peso, sino por impedir que rueden en
la carreta/
Los salarios que pagan los empresarios de
Belice en los cortes de la Costa Oriental de
Yucatán, son casi los mismos que en Hondu-
ras. Una compañía, se comprende, que es de
un **CapitáD" y cincuenta trabajadores, divi-
didos en 30 de i^ clase, 10 de segunda y 10
de tercera. El Capitán recibe de 30 á 40 pe-
sos al mes, y los operarios 15, 12 y 10, según
su clase. Los gulas de la compañía ganan 15
pesos al mes, y frecuentemente se les paga un
peso ó medio peso por cada árbol que descu-
bren, según su valor.
-196-
Lo mismo que en Honduras, los operarios
reciben los instromentos y radones, y sus pa-
gos son en efectos y dinero.
En las inmediaciones de Belice, todos los
cortadores de maderas son negros, descen-
dientes de esclavos, que se ocupaban ante-
riormente en lo mismo. Pero en Honduras
son caribes, en su mayor parte, que, en ac-
tividad y fuerza, son superiores á los negros;
también son más inteligentes y requieren
menos cuidado y vigilancia. Muchos van
anualmente á Belice á comprometerse por la
estación y vuelven á sus casas cuando se ha
concluido.
Acerca del comercio de maderas de Hondu-
ras, como de todos los otros ramos de indus-
trias, no tenemos ningún dato de sus produc-
tos. Sin embargo, aumenta considerablemen-
te y tendrá cada día más importancia á medida
que vayan disminuyendo las maderas de las
islas y de la península de Yucatán, y que el
mercado del mundo tenga más demanda. Los
principales establecimientos, al presente, están
en el Río Ulúa y sus brazos, en el Aguan, Río
Negro y Patuca. En los otros ríos no hay, por
las dificultades que presentan para embarcar
las maderas.
— 197 —
Además del .caoba, Honduras tiene una
^ran variedad de maderas propias de los trópi-
cos, todas las cuales son bien conocidas y bas-
ta solamente enumerarlas. La madera de rosa
(Amiris Balsamiferah, L.) es muy común en
las costas del Norte, donde ha comenzado á ser
un artículo de comercio. El lignunvitse ó gua-
nacaste (Ramnus Sarcomphalus, L.) abunda
en el valle de Ulúa y en las márgenes de los
ríos del valle de Comayagua^ así como en to-
dos los del Estado.
Entre los numerosos palos de tinte de que
Honduras está lleno, se pueden mencionar el
fustoc ó palo amarillo (Morus Tinctoria, L.);
^1 sándalo amarillo (S^ntalum); el brasil (Ca-
sal pina Echinata, L.); sangre de dragón (Pete-
rocarpus Draco, L.)? madera de Nicaragua
(una especie de brasil llamada campeche), y el
Achiote (Bixa Orellana.)
No son menos abundantes los árboles que
producen gomas y medicinas. El arbusto de
la goma arábiga (Acacia Arábiga), se encuen-
tra en todas las sabanas abiertas eu los decli-
ves del Pacífico. Y en los bosques es común
-el copaiba (Copaifera Ofi&cinatis, L.); liquidám-
bar (Styrax OflScinalis); copal (Hedwigia bal-
^aminifera); palma cristi (Ricinus Communis);
L_„
— 198 —
hipecacuanay, finalmente, el hule ó caoutchoue
(Siphonia Elástica). Este se halla en gran:
cantidad en las tierras bajas de ambas costas.
Pequeñas cantidades se recogen por los caribes^
en la Bahía de Honduras; pero ya se comienza
á hacer alguna atención sobre él.
Entre las más comunes y usadas maderas,
el pino resinoso merece el primer lugar, no só-
lo por su excelente calidad, como por su extra--
ordinaria abundancia.
Todas las partes elevadas de Honduras, en
uno y otro mar, están cubiertas de estos árbo-
les. En el declive del Pacífico comienza á apa-
• recer en las colinas y montañas á la altura de
1.200 pies del mar. En el interior se encuen-
tra aun en las más bajas elevaciones, y en el
declive del Atlántico abunda casi al nivel del
mar. También se le halla en las bajas colinas
que circiindan el llano de Sula, al Oeste, á 250
pies; y es bien sabido que en las sabanas in-
mediatas á los ríos y á las lagunas, al Este de
Trujillo, así como en la costa Mosquita, es ca-
racterístico. Los árboles no vienen unidos si-
no separados, permitiendo á la yerba extender-
se á su alrededor, tanto que un bosque de pi-
nos no es lo que generalmente llamamos un
'^----^ne, sino que más bien tiene el aspecto de
— 199 —
un arreglado parque. Frecuentemente los ár-
boles llegan á una grande grosura; pero el tér-
mino medio es como de veinte pulgadas de diá-
metro. Son ricos en resina, y la madera es^
fuerte, pesada y durable, y el corazón jamás lo *
roen los insectos. Por consiguiente, es una de
las más baratas y convenientes maderas de
construcción de que se sirven en el país para
edificios, puentes, botes, etc. El Capitán Hen-
derson, hablando del pino de Honduras, dice:
"Como madera de construcción, apenas puede
ser excedida en grosura; y, en general, se con*^
sidera, para toda clase de objetos, muy supe-
rior al que se importa de los Estados Unidos.'*
Y Shangeways manifiesta que las extremida-
des de los bosques de pinos en la Costa Norte,
suministrarían una gran cantidad de resina,
alquitrán y maderas fabriles para el comercio.
El cedro (Cedrola Odorata, L.) es el que
ocupa el segundo lugar del pino en la lista de
las maderas de uso común. Se encuentra en
todos los valles; pero más particularmente en
los de los principales ríos inmediatos á la cos-
ta. Llega á la altura de ocho á setenta ú
ochenta pies, y tiene un diámetro de 4 á 7 pies.
No es atacado por los insectos, fácil para tra-
bajarlo, y es tan hermoso en el color para ob-
— 2CX> —
jetos de gusto, como agradable en el olor. Por
esta razón, es más usado en Honduras que nin-
guna otra madera. La mayor parte de las ca-
noas y pitpantes de los nativos, son hechos de
troncos de cedro; y aunque son ligeros y dura-
bles, tiene el riesgo de que pueden romperse
en las playas.
La ceiba ó árbol de algodón (Bombax Ceiba,
L.); también es abundante y distinguida por
su vasta grosura, y la aplican igualmente pa-
ra bongos y pitpantes. He visto un bote hecho
de un solo tronco que tenía siete pies de uno á
otro lado. Este árbol florece dos ó tres veces
al afio, y en la época de su florescencia, da una
hermosura particular á todo el bosque. Pro-
duce una vaina que contiene una especie de
suave y fino algodón, que emplean en almoha-
das, y que podría servir para otros objetos de
más utilidad.
Además de estas maderas, las siguientes
son más ó menos abundantes, y todas de gran-
de estimación, á saber: encina (Bigonia); san-
tamaría, zumaque, zapotillo (Achras Sapota);
mangle (Rizohora Mangle); mangle grape
(Coccolaba Ubifera); quiebrahacha (Syderoxy-
lum); jícaro (Crescentia); mangle de Saragoza,
algarroba ( Hymenaea Courboril ); palo de
20I
percha, almendro, varias especies de encina^
granadino, gran variedad de palmas, zapote
(zapote mamosa), etc., etc. (i)
Además de la lima, el limón, la naranja y
los pálmales, hay una gran cantidad de árbo-
les frutales, que son indígenas en el país. El
cacao es uno de ellos, y es notablemente abun-
dante en los aluviones del Norte, donde los in-
dios van á recogerlo. Se conoce con el nom-
bre de cacao mico^ ó cacao silvestre, y se dis-
tingue del cultivado, en que la nuez es más lar-
ga, siendo bastante estimado por su buen gusto.
El pimiento, que es exactamente igual al de Ja-
maica (Myrtus Pimienta), también es indígena.
Sus vallas son más grandes que el de las islas^
pero el aroma es más suave, y no tiene grande
consumo en el comercio del país.
La anonay de varias clases, es también in-
dígena, así como el aguacate (Persea Gratimi-
fij Al catálogo anterior, podemos añadir el siguiente de las
maderas fabriles más comunes y estimadas de Honduras: — li-
moncilloy arrayán, laurel, mano de león, ébano blanco y negro,
membrillo silvestre, nogal, madie de cacao, guachipilín, ron-
rón, hoja péndula, guayaco óguayacán,— el verdadero ligunvi-
tae, — pimientillo, nacascotle, etc., etc.; y al de los árboles que
producen gomas, el bálsamo, — que es abundante en las monta-
ñas de Siguatepeque,— el jiñicuite, el copal de Ceylán— Hyg-
menaea Vermicosa,— guapinol en el país, y el copalillo Hygme-
naea Courbaríl,—gua pinolillo, etc.— ^/ Traductor,
— 202 —
ma), la cidra (Citrus Tuberosa), el tamarindo
^Tataarindus Occidentalis), la guayaba (Psi-
<lium Cuajabas), la pifia (Bromelia Ananas),
el mango (Mangifera Doméstica), la papaya
(Carica Papaya), el zapote, el granado (Púni-
ca Granatum), el mamey (Lúcuma Bomplan-
di), el nance, el jocote ó ciruela silvestre, la
manzanilla el negrito, etc., etc. (i)
La zarzaparrilla (Smilax Medicinal), en nin-
guna parte del mundo se produce de mejor ca-
lidad y en más abundancia que en Honduras,
sobre todo al Norte de las costas . orientales.
Toda es recogida por los indios; pero nunca es
una cantidad que pueda servir para cambiar
artículos manufacturados de Europa, como
fundadamente se debe esperar que suceda.
(\J La anona, que en la opinión de Humbolt, es el regalo
más delicado que ha producido la América, es abundante en
Honduras, tanto la llamada chirimoya— Anona Reticulata,— co-
mo la silvestre— Anona Squasumosa, — y la conocida con el
nombre de guanábana — Anona Muricata.— No lo es menos la
guayaba llamada de sabana— Psidium Pomiferum, - y la de chi-
na Psidium Simense. — En cuanto á las demás frutas, agrega-
remos el níspero— que es verdadero zapote — el durazno, el me-
locotón, el membrillo, el marañón ó lebibo— Semicarpus Ana-
cardium,— el marañón de hueso— Cassinium Pomminífera,— la
manzana rosa— Eugenia Jambos,— el caimito, la toronja — Citrus
Decumanum,— el sonzapote— Manguífera doméstica,— el melón,
la sandía, la zuncuya, etc.— ^/ Traductor,
— 203 —
La vainilla (Epidendrum Vanilla), se en-
cuentra en los mismos lugares que la zarzapa-
rrilla, y en todo el interior del país, siendo no-
table por el tamaño de las vainas. No ha sido
iiasta ahora un artículo de comercio; pero los
ensayos que se han hecho en los Estados Uni-
dos y en Europa, han producido órdenes aun
para más de la que suministrarían las costas.
La pita, llamada en México Ixtle^ es una
especie de agávea muy prolífica y llena de
fibras que varían desde el más ordinario cáña-
mo basta el más fino Uno. Se usa para cor-
celajes, hamacas, papel, etc., y siendo, como
•es, tan sencillo su cultivo, puede ser un im-
portante artículo de exportación y de consumo
interior.
Ya he dicho que Honduras produce libre-
mente todos los artículos propios de los trópi-
cos. Las tierras de ambas costas son adapta-
bles para el algodón, que hasta ahora no se
cultiva sino en pequeñas cantidades y en po-
cos lugares, por los indios, que lo destinan á
sus peculiares manufacturas. Los experimen-
tos que se han hecho de este artículo, tanto en
el Estado de El Salvador como en el de Nica-
ragua, han sido tan satisfactorios como pue-
<ien serlo del artículo mismo; pero la falta de
— 204 —
conocimientos prácticos, y, sobre todo, la de
cooperación para el trabajo, han hecho aban-
donar el proyecto de las plantaciones. Sia
embargo, en un aflo se exportaron en los
puertos occidentales de Nicaragua, cincuenta
mil tercios de trescientas libras cada^no. Se-
gún M. Baily, ^*tuvo una alta demanda en los
mercados de Manchester,'' donde siempre ha-
llarla la mejor venta.
La cafla-miel de Honduras, como en todo
Centro- América, es indígena y de una forma
diferente á la asiática, que se cultiva en las In-
dias Occidentales y en los Estados Unidos; pe-
ro más blanda y más delgada, y conteniendo
proporcional mente más jugo. Crece lozana-
mente, tanto en los llanos como en las monta-
ñas, en elevaciones de tres á cuatro mil pies»
Anualmente da dos cortes, y en circunstancias
favorables, hasta tres, y no requiere nueva
plantación sino es cada lo ó 12 afios. El azú-
car que produce esta caña es fina, y, con al-
gún cuidado al fabricarla, sale tan blanca y
tan refinada como la del comercio. No hay
grandes establecimientos de fabricación, pero
por todo el Estado se encuentran pequeños
molinos movidos por bueyes, que producen la
necesaria para el consumo del pueblo. La
1
205
mayor parte se hace **en forma de chancaca^^
6 aziicar baja, en pequeños panes de una ó dos
libras, que transportan envueltos en hojas de
plátano. Estas panelas, con las tortillas^
forman el principal alimento de las clases po-
bres.
Un café de excelente calidad florece en
Honduras, aunque jamás se ha adoptado como
un general artículo de producción; pero ni aun
es suficiente para el consumo del Estado la cose-
cha. He visto varios plantíos abandonados, en el
departamento de Gracias, cuyos arbustos eran
agobiados con el peso de las bayas. En Cos-
ta-Rica el cultivo del café se ha introducido
con el mejor suceso. En 1851 el producto de
este pequeño Estado fué como de 20.r)oo.ooo
de libras, teniendo en el mercado inglés un
precio medio de 12^ pesos por quintal, igual
á 2.500.000 pesos en valor. Hay muchas ra-
zones para creer que el café de Honduras se-
rá tan bueno como el de Costa-Rica, en todos
respectos.
La cochinilla se cultivó antiguamente en
Honduras, aunque en pequeña escala; pero al
presente sólo en Guatemala se cultiva, donde
es el primer artículo de exportación. El no-
pal es indígena y abundante en el llano de Co-
honduras.— 16
— 2o6 —
mayagua, donde se ven sus hojas plateadas
con los huevos de la cochinilla silvestre.
El tabaco de Honduras ha conservado una
gran celebridad en todo Centro-América; y el
de los llanos de Santa Rosa se considera como
el primero del mundo.
Al descubrimiento de las peculiares venta-
jas de esta localidad para el cultivo de ese ar-
tículo, debe la floreciente ciudad de Santa Ro-
sa su fundación, que ahora es la más impor-
tante del departamento, aun que la antigua
ciudad de Gracias.
El cultivo del tabaco comenzó en los llanos
de Santa Rosa, á últimos del siglo pasado, y
aumentó con tanta rapidez, que en 1795 se es-
tableció allí una factoría real con un factor
nombrado por la Corona. Desde entonces el
tabaco de ese lugar tomó una reputación tan
grande, que no sólo se enviaba á todo el reino
de Guatemala sino á México, al Perú y aun á
España misma. La población de Santa Rosa
aumentó en proporción, y en 1825 ^^ Asam-
blea Constituyente le dio el título de villa.
Las convulsiones políticas que han agitado al
país y que no ha dejado de sentir Santa Rosa,
han hecho decaer este importante ramo y dis-
minuido la población. Sin embargo, el pro-
207
^ucto anual es considerable y aun se vende en
Cuba, en donde se manufactura y se vende
después como de la isla. Los llanos de Oían-
<ho, los de Sonaguera y Cataguana, lo produ-
cen también de excelente calidad. Algunos
de los tabacos de Honduras se expenden en
los otros Estados, y grandes cantidades se ex-
traen por los puertos del Pacífico, para Ham-
^ufgo y otros puntos de Alemania. El ensa-
yo que yo hice para la exportación de cigarros,
no tuvo buen resultado, en razón de que ni
la manufactura ni el tabaco estaban conve-
nientemente preparados. Pero con el com-
petente conocimiento sobre el particular, éste
^erá el primer artículo de comercio del Es-
tado.
El índigo no se ha cultivado en Honduras
-en grande extensión. Sin embargo, hace al-
gún tiempo que se ha introducido en los valles
de Chamelecón y en los distritos de Camasca
y Guarita, en Gracias; y Aramesina, Caridad
y San Antonio del Norte, en Comayagua, con
los mejores resultados. Su calidad es igual al
de Nicaragua y El Salvador, que se mira co-
mo superior al de la India. Se cree, con fun-
-damento, que este artículo puede extenderse
<:on facilidad y ventajas en todo el valle de
— 2o8 —
Chamelecón y en los de otros ríos que caen á-
la Bahía de Honduras.
El maíz florece lozanamente y pueden le-
vantarse dos cosechas al aflo, en el mismo te-
rreno, si tiene la suficiente humedad ó si pue-
de ser regado. En el interior y en laá monta-
ñas no se acostumbra sembrar los campos se-
gunda vez, sino es con el objeto de obtener
caflas de maíz, que las cortan como zacate
para las bestias. La variedad del maíz es más
parecida á la de la Nueva Inglaterra que á la
del valle del Mississipi. El grano es notable-
mente grueso y fuerte, y las espigas ó mazor-
cas, no muy grandes, pero numerosas. Allí^.
como en toda la América tropical, el maíz es
EL BÁCULO DE LA VIDA, y en tortillas^ tamales ^
atole^ tiste y otras muchas formas, es el sus-
tentó del pueblo. En general, es barato, pero
ocasionalmente sufre por el chapulín 6 langos-
ta^ una especie de locusta que viene en nubes
tan grandes que, en pocas horas, destruye las- '
milpas más grandes. Como la peste de la lan^
gosta es general, resulta algunas veces una
grave escasez, que raya en hambre; y enton-
ces el maíz llega á venderse al subido precio
de cuatro, cinco y aun diez pesos el almud.
Afortunadamente, el insecto no ataca los plan-
— 209 —
tíos que están en las pendientes de las monta-
"fias, donde el pueblo hace sus milpas durante
el período de la visita del chapulín.
El trigo y otros cereales de la zona tem-
plada, se producen en todos los distritos eleva-
dos de Honduras. Poca ó ninguna harina ex-
tranjera entra al Estado, y todo el consumo se
puede considerar como suministrado por el
país mismo. Yo encontré los campos cubier-
tos de trigo en las inmediaciones de los pue-
blos de indios al Sudoeste de Comayagua, en
las pendientes de las montañas, á una eleva-
ción de cerca de 4.000 pies del nivel del mar;
pero también se cosecha en las bajas latitudes.
La espiga es pequeña y firme, y el grano no
es tan grueso como el de las latitudes del Nor-
te. Esto puede provenir de que la clase que
se usa es pobre, y cuya semilla jamás se ha
variado. La harina es blanca y de buen gus-
to, y en todos respectos igual á la de Chile y
los Estados Unidos.
El arroz es generalmente cultivado, sobre
todo, cerca de las costas, donde se produce con
muy poco trabajo .y de excelente calidad.
Las patatas, como he dicho, se cultivan po-
-co en \os plateaux de las montañas, pero sola-
:mente por los indios, que las llevan á las po-
— 2IO —
blaciones grandes, donde se consumen todas^
El yante y el maniaco 6 casave^ es abundante y
se cultiva en todas partes, teniendo un usa
general. Los yames de las inmediaciones de
Omoa, Puerto Caballos y Trujillo, son nota-
bles, tanto por su excelente calidad, como por
su tamaño ¡pues hay raíz que pesa hasta cin-
cuenta y sesenta libras! El plátano, las ba-
nanas y varias especies de judías, llamadas
fríjoles^ son de universal uso, y constituyen
los principales vegetales del país. El plátano
es de una exuberancia extraordinaria en las^
costas del Norte. Es el que sigue al maíz, (y
más bien el que ocupa el primer lugar ó que
sirve de primer alimento á los pueblos de los^
trópicos. Según Humbolt, un acre de tierra
sembrado de plátanos, produce una cantidad
igual á la de ¡133 de trigo, y á la de 44 de pa-
tatas! (i)
( \ J Por vía de curiosidad, presentamos aquí la descrip-
ción que hizo del plátano el hondureno que antes hemos citada
— Valle, — y las observaciones que siguió, según las de Hum-
boldt.— "En la originalidad de su figura, dice, en la belleza de
su forma, en el esmalte y extensión de sus hojas, en el corto
tiempo que tarda para fructificar, en el poco costo de su cultivo,
en la fecundidad con que se produce, en la cantidad alimenticia
de su fruto, en la harina que da cuando es verde, en los manja-
res á que se presta cuando es en sazón, en todos los elementos,
en fin, que forman un vegetal, se distingue el plátano, gloria
211
En todo cálculo de provisiones para cual-
quier trabajo públic^o en Honduras, éste es el
primer elemento sobre que debe contarse.
El cervato de Centro- América es, según
su inmediata posición geográfica, participan-
do del caráter del de las regiones ecuatoriales
de Sud- América y de los distritos semitropica-
les de México. Así es que encontramos una
gran variedad de mangustas en las costas orien-
tales y septentrionales de Honduras, corres-
de la América, ríqueza de sus hijos, hermosura de la tierra. ***
Según Humboldt, en las inmediaciones de Acapnlco y de San
Blas, un racimo tiene de i6o á i8o plátanos, pesando de 6o á 8o
libras. Haciendo cálculos fundados sobre esta base, loo varas
cuadradas de tierra, donde hubiese un pie á cada tres varas,
tendríamos 1.089 ^^ toda su área; daría cada pie, su racimo res-
pectivo; habría en cada racimo 60 libras, la suma seiia de 65.340
libras de cantidad alimenticia. Son varios los cálculos de la
cantidad de alimentos que necesita el hombre; pero aun conce*
diendo 6 libras, que es el máximum, resultaría que en loo varas
cuadradas de tierra, daría el plátano 65.340 libras, y alimentaría
10.890 individuos. En una legua cuadrada de 5.000 varas, da-
ría 3.670.000 libras, y alimentaría 544.500 individuos. "
A los cálculos precedentes, podemos añadir: que los pláta-
nos de la Costa del Norte, en general, no pesan menos de 16,
17, y 18 onzas, lo que demuestra que son superiores á los de San
Blas; y que un pie, como es bien sabido, se reproduce en 3, 4 y
5. Tomando, pues, el número inferior, es decir 3, tendríamos,
en el primer caso, que las 100 varas cuadradas darían 195.720
libras, y alimentarían 32.670 individuos; y que, en el segundo,
las 5.000 varas producirían 9.801.000 libras, alimento suficiente
para 1.633.500 individuos.—^/ Traductor,
— 212 —
pendiendo á las del valle del Orinoco, mientras
que en los bosques del interior nos saluda con
su familiar gruñido la parda ardilla de nues-
tras latitudes.
Entre los animales domésticos, encontra-
mos el caballo, el asno, el buey, el carnero, la
cabra, el puerco, el perro y el gato, todos de ori-
gen extranjero, excepto una especie de perros,
que es indígena.
El caballo es común en todo Centro-Amé-
rica, aunque no se usa sino muy poco en los
puertos, para carruajes. Las sabanas son
abundantes en pastos, y lo mantiene pefecta-
mente bien; vaga por ella casi silvestremente
y rara vez se le coge sino es lazándolo. Intro-
ducido por los españoles, conserva aún mu-
chas peculiaridades de la raza árabe. Es pe-
queño, de buena figura, de musculaciones fir-
mes, y distinguido por la extraordinaria pe-
quenez de las orejas. Sufre mucho en éstas, por
unos insectos que se le introducen, haciéndose-
las perder muchas veces y desfigurándolo no-
tablemente. También es atacado con frecuencia
por murciélagos (vampiros) y por una especie
de araña que le hace perder el casco.
El buey también encuetra abundante pasto
y una congenial morada en las sabanas y bos-
— ai3 —
<ques abiertos. Como el caballo, manifiesta su
evidente origen español. Crece algo más de lo
que en este país se mira como de regular tama-
fio; es de una forma fuerte y hermosa, de un
<:uello poderoso, de cabeza pequeña, compacto;
pero de cortos miembros. Sufre menos que el
caballo por los iusectos, y casi siempre se le
mira gordo y lucido. Las vacas no dan una
gran cantidad de leche, pero buena. Hay vas-
tas haciendas de ganado en varios distritos del
Estado, que forma la principal parte de la pro-
piedad del pueblo. Porción de bueyes que sir-
ven para el yugo se venden en Belice y en los
cortes de madera, de diez á quince pesos el par.
El ganado, en general, se vende de cuatro
á cinco pesos.
El cerdo es más pequeño que el de las dife-
rentes clases de Europa: es casi negro, de cer-
das delgadas, largo hocico, cortas piernas y cor-
pulento. Algunas veces se le encierra para
cebarlo; pero, en general, sale él mismo á bus-
car su alimento. La raza de China ó de la
India Oriental se ha introducido con buen su-
ceso por algunos empresarios del departamen-
to de Gracias.
No hay muchas cabras; pero se procrean rá-
pidamente y podrían aumentarse en la propor-
— 214 —
ción que se quisiera, sobre todo en los lugares
elevados. Por la abundancia del^ ganado, no»
tiene ningún consumo, y se conserva en el
país más bien como un animal doméstico que
como un objeto de economía.
Los carneros se encuentran en más ó me--
nos número; y donde únicamente se conserva
sistemáticamente, es en Quezaltenango y en
otros departamentos de Guatemala, llamados
"Los Altos,'* cuyos vecinos manufacturan la
lana en telas dé varias clases, que son de gran-
de estimación en todo Centro- América. La
lana es larga y ordinaria, y la carne se consu-
me poco. Por analogía, debe creerse que este
animal podría introducirse con suceso en los
puntos elevados de Honduras.
El asno se usa para la carga y para cruzar
la raza con la de caballos, en la producción de
muías. Esto es lo más común y más estimado.
Se les cría en los lugares montañosos y después
se trasladan álos llanos. Algún trabajo cues-
ta hacer esta mezcla, pero con suceso. Las
muías, en general, no son muy grandes; pero
hay algunas de gran tamaño. Entre éstas, si
son bien formadas, las hay desde 70 hasta
300 pesos. El precio ordinario de las de car-
ga es de 15 a 35 pesos. No hay escasez, sino-
215
es en Guatemala; y se les fortifica el casco-
con el jugo del limón caliente. La carga or*
diñaría de una muía en Honduras es de ocho
arrobas (200 libras), y en El Salvador y Ni-
caragua, donde el terreno es planizo, de diez
á doce.
Entre los animales silvestres señala Wright,
en su memoria sobre la costa Mosquita, ci-
tada por Straugeways, el búfalo; pero proba-
blemente es una mezcla de ganado cimarrón d
silvestre, de la costa, con bisonte.
El gamo (Cervus Mexicanus y Cervus Ru-
fus), es abundante en los bosques y sabanas.
La primera clase es muy semejante á la de
Europa, en color, pero más pequeña y con más
grandes mogotes. La segunda es más nume-
rosa, de color bruno, con cuernos cortos y pun-
tiagudos, y de dos dentaduras. Cuando están
jóvenes, son pálidos, casi blancos, y de una
carne muy sabrosa. El Capitán Henderson
ha confundido esta especie con el antílope, que
supone encontrarse en Honduras. "Si este
animal — dice— que en el país se conoce con el
nombre de antílope, no lo es en realidad, difí-
cilmente podrá saberse á qué otra clase perte-
nece: su semejanza y descripción es esencial-
mente la misma.
— 2l6 —
Es como la mitad. del gamo flavo, corto de
talla^ con pelo en los muslos, color bruno cla-
ro, con la parte inferior de la anca blanca, cuer-
nos como de doce pulgadas y encorvados, en
forma de lira. Se encuentra en grandes cua-
drillas.
El jabalí (Sus Tajasus, L.)? ^s común en
Honduras en los valles de los ríos y en las in-
mediaciones de las costas.
La jagüilla (Sus Americensis), es igual-
mente común, tanto en Honduras como en
Nicaragua y Costa Rica. Henderson supone
que es el ordinario puerco silvestre.
También se encuentra el tapir (Tapir Ame-
ricanus, L.)t ^^ ^^^ costas septentrional y meri-
dional; pero raramente en el interior. Es al-
gunas veces parcialmente domesticado.
El manatí ó vaca marina (Manatus Ameri-
canus, L.)) se halla en todos los esteros y lagu-
nas de las costas del Norte. Jamás se ha co-
nocido en la parte del Pacífico. Es bien sabi-
do que pertenece á la mamalia. Crece hasta
diez pies, y tiene un peso de setecientas á mil
libras. Los caribes lo sacan para servirse de
la carne, la piel y el sebo. Lo cogen con bar-
pones, pero su pesca requiere destreza y prác-
tica.
— 217 ~
Los monos (Simia), son numerosos y de
varias clases, incluyendo los cornudos (Simia
Fatuellus, L.)? brunos (Simia Apella) y capu-
chinos (Simia Capuchina). Los últimos Son
más abundantes, y es un agradable animal.
Hay otra especie referida por el Capitán Hen-
derson, y que cree que no se ha hecho refe-
rencia de ella. **En forma y tamaño— dice— se
asemeja á la apella; y la hembra, en la cual se
encuentra más característicamente la diferen-
cia, tiene una separada y carnosa membra-
na, que frecuentemente hace equivocar el se-
xo." (i)
La racuna (Procyon Lotor ó Ursus Lator,
L.)> es de un tamaño medio, y se alimenta de
animales, que es su propensión. Frecuente-
mente vive separado, y por eso los españoles
le llaman *^pisote solo." \
El maritacaca (Didelphis Opossum) es, por
lo regular, de ocho.á diez pulgadas, *de color
gris, de una fuerte cabeza, de larga y flexible
cola, y los pies son de pezuñas separadas. La
hembra tiene una cavidad en el vientre, donde
conserva los hijos. Cuando anda los lleva ge-
(i) Henderson's, Honduras, pág. 130.
— 220 -^
valles de los ríos principales. El más célebre
es el quetzal^ que era el pájaro imperial de los
indios del Quitché. En los museos se cono-*
ce con el nombre de Trogán Resplendens; y
donde más se encuentra es en las montañas»
del Merendón, en Gracias, y en el departa-
mento de Quezal tenango, en Guatemala Los
papagallos se hallan por todas partes, en una
gran diversidad de clases y de los más variados
colores. La guacamaya rosada y azul, es
igualmente abundante en las costas, así coma
el tucán. La chorcha amarilla (Cassicus Mon-^
tezuma), es derhasiado familiar al viajero ett
los ríos de Honduras. Es notable por la her--
mosura de su color, como por sus coleantes,
nidos, que hay hasta cuarenta y cincuenta en.
las ramas de un solo árbol.
Entre los raptores ó aves de rapiña, sott
muchas las especies de buitres que hay, in^
cluyendo desde el común huaro ó zopilote^
hasta el hibu y el aguilucho. El cuervo^
el graio mexicano, el tordo, la golondrina
y el colibrí (de numerosas especies), son co-
munes.
Aves acuáticas, como el pelícano, patos
blancos y negros, el chorlito, la garza, la cer-
ceta, la cigüeña, el herón, el ibis, la grulla^
— 221 —
etc., son bastante numerosas en las playas de
las lagunas y ríos.
La pava silvestre, el cuan (Penélope Cris-
tana), la chachalaca ó gallina de monte, la per-
diz mejicana, la codorniz (en abundancia), la
becacina ó gallina ciega y una gran variedad
de pichones y tórtolas, son numerosas en el in-
terior del país.
En todas las lagunas y ríos de ambas cos-
tas, se halla el aligátor. Llega á tener hasta
quince pies de largo. Huye cuando el hom-
bre se aproxima, y generalmente abandona los
ríos cuando las márgenes son habitadas.
De la tribu de lagartos hay una variedad
infinita. La más notable es la iguana, que al-
gunas veces llega hasta á cuatro pies de largo.
Es de un color gris y vive casi de las flores de
los árboles. Es temible su mordedura, pero no
peligrosa. Su carne es delicada.
Varias especies de serpientes hay tanto en
Honduras como en El Salvador, pero casi to-
das están confinadas en las costas. La coman
práctica de quemar los campos en la estación
seca, destruye en mucha parte los reptiles.
Durante un año de permanencia en el Estado,
y casi siempre ocupado en el campo, no recuer-
do haber visto más que cuatro serpientes, y de
HoNbuRAS .—17
— 222 —
9
ellas solamente un coral^ que es de un carácter
ponzoñoso. Sin embargo, en las inmediacio-
nes á la costa son numerosas, pero generalmen-
te de las más inocentes. Respecto á las serpien-
tes de la costa, M. M. Müyer y Hesse, observan:
"En la mayor parte son de una especie
muy inocente, y los nativos las miran con pla-
cer en sus casas, en lugar de temor ó disgusto,
pues que les destruyen todos los bichos. Las
culebras mansas tienen en general manchas
redondas en la cabeza, algunas angulares de-
bajo y todo el cuerpo cubierto de escamas ova-
ladas. La quijada superior, como en mama—
lia, es toda cubierta de dientes muy sólidos y
puntiagudos, y en la unión de la quijada tie-
nen otra andana. La inferior es exactamente
igual, de manara que abriendo la boca se le
ven cuatro andanas de dientes. Son largas y
delgadas, por lo común, estas culebras; la ca-
beza es hermosa y las escamas muy tersas.
-En nuestro viaje observamos variasen los bos-
ques, y especialmente una especie de colorr
blanco y azul, que no pudimos examinar por
la rapidez con que desaparecían al aproxi*
marnós. Estas las llaman los indios woulah
(zumljadora), y dicen que aunque se alimen-
tan de aves en los árboles, también destruyen
— 223 —
pequeñas víboras ponzoñosas. Las principa-
les de éstas se distinguen por un cuerpo más
grueso y corto de cola, cabeza ancha y cubierta
de escamas, y, sobre todo, por los colmillos ve-
nenosos, que son puntiagudos, con un canal y
una abertura en la extremidad, por donde co-
munican el virus. Detrás dp estos colmillos
tienen varios dieqtes pequeños, pero ocultos en
el músculo. Nosotros no tuvimos la ocasión de
hacer ningún experimento, aunque los indios
procuraron tomar algunas, y nos contentamos
con repetir lo que se nos informó. Hay la cu-
lebra dorada, el bejuquillo, el tamagás y la
"barba amarilla; estas dos últimas son las más
peligrosas, y su mordedura causa la muerte.
Según la experiencia, la raíz del guaco es un
eficaz remedio para la mordedura de la culebra,
^(i) Se encuentra por todas partes, y espe—
(\) Además del guaco { serpentaria^ , se ha descubierto úl-
timamente otro específico más eficaz, contra toda clase de ví-
bora: en la raíz de la acacia (espino blanco en el paísy. I^a más
temible es una especie de tamagás, conocida en la Costa Norte
con el nombre á^ chinchintor 6 gorro colorado^ que muchas des-
r ^acias causaba entre los colectadores de zarzaparrilla. Hoy no
bay ningún accidente. Estos van provistos de aquella raíz, y
si alguno es mordido de la víbora indicada, 6 de cualquiera otra,
toma en el acto un poco de agua hervida con dicha raíz y se pone
fomentos de la misma agua, con algunos pedazos de ésta en la
parte paciente, cuya 'operación continúa por algunas horas, has-
ta que el veneno se neutraliza completamente. — El Traductor,
— 224 —
cialmente en la isla de ' Roatán. El número
de serpientes ha disminuido, á medida que
ha ido avanzando el cultivo de las tierras."
En adición á las culebras mencionadas en
este extracto, se deben agregar el cascabel y el
coral ^ que son tan peligrosas como el tamagás.
La última tiene los más brillantes colores, cu-
bierta con alternados anillos verdes, negros y
rosados. No llega á ser muy larga, ni es común.
Las tortugas se hallan por todas partes en
gran cantidad y en diferentes especies. Las
de tierra, todas de la especia Tabúlala^ tienen
hasta un pie de largo. Es de una concha ne-
gra y se come en común con la de mar, pero
no es de tan buena calidad como ésta. En
los ríos abundan en una especie llamada Ico-
tea. Es más pequeña que la de mar, pero na
inferior en otro respecto. Llega á tener un
largo de i8 á 20 pulgadas, y es notable por la
grosura de la concha. Las especies de tortu-
gas de la costa, conocidas familiarmente con
los nombres de tortuga verde (Chelonia Mi-
das) y la tortuga picuda (C. Caretta), son
abundantes en las dos costas, suministran una
gran porción de alimentos, y son un recurso
considerable para los indios. Entre las últi-
mas, se encuentran las de que se toman las
— 225 —
mejores conchas para el comercio. Hay aún
otra especie, que crece más que las indica-
das, llamada tortuga-tronco. Su carne no se
usa, pero la concha es de excelente calidad.
De esta tortuga se extrae una especie de acei-
te de mucha estimación, y es de suponerse
que en lo sucesivo se haga un considerable ar-
tículo de comercio.
Las ostras, de dos clases, se encuentran
también en abundancia. Las llamadas de ribera
están en nudos de diez á doce, y las de man-
gle, llamadas así porque se pegan á las raíces
de los m¿ingles, en tas lagunas y esteros. Am-
bas clases son estimadas. Bastas capas hay
de las primeras de la Bahía de Fonseca.
• Los crustáceos, de varias especies y tama-
ños, desde la más larga langosta hasta el más
pequeño cangrejo, son asimismo abundantes;
en particular, el cangrejo de mangle (Crapsus
Cruentatus), y el blanco y negro, cangrejo de
tierra (Gecarcinus), se hallan eu gran canti-
dad en las lagunas y en las inmediaciones de
las bocas de los ríos. Todos son de un sabro-
so y nutritivo alimento. En todos los árboles
medio podridos, cerca del agua, habitan miles
de cangrejos-soldados, que en ciertas épocas
del año emigran á la tierra y después vuelven
-7 226 —
á la mar. Los caracoles son numerosos ea
todos los cayos de las costas del Norte y espe-
cialmente en los alrededores de las islas de
Roatán y Guanaja.
No solamente en las lagunas y esteros hay
inmensidad de peces de toda especie, sino que
los ríos están llenos de ellos. En la mar se
halla el pescado de roca (Labrax Lineatus), el
peje-puerco (Helops), el peje-rey (Humbriana
Alburumus), el baracuta (Spyrsena Baracuda)^
el peje-papagayo (Tretadou), el grupa (Serra-
xjus) y el colorado y negro mordedor ^ (Cora-
ciouns), el porgo (Sargus), el sábalo (Aloza)^
el peje-espada, etc. Y en las lagunas, el ju-
dío, el cabeza de carnero, el roncador (Macro-
cephalus), el sucio, sargo, dormilón, macarela
tambor, gruñidor, angtiila, cuyamel, etc., etc».
En los ríos de las montañas, el sargo y el cu-
yamel abundan más. El tiburón es común en
las dos costas.
En los valles de los ríos hay un Sarmienta
(Sapindus Saponaria), que lo usan frecuente-^
mente los nativos para envenenar, ó más bien
para aturdir el pescado, (i) Se machaca y
(ij Hay varias especies. Las principales son el amol y el
barbasco. Las dos son comunes en todas las montañas eleva-
das.— i5/ Traductor,
227
se echa en el agua, y mezclándose el jugo en
el agua, atolondra los pescados, que se cogen
con la mano en la superficie. Pero si se les
deja largo tiempo en el agua, salen de su em-
^ briaguez y recobran su energía.
Diferentes especies de abejas y colmenas
se encuentran en Honduras. . Una (Apis Pa-
dilla), es pequeña, de color rosado encendido y
de un aguijón pequeño, y no causa mal. Las
otras se hallan en las montañas, y son muy
diferentes á las comunes de los Estados Uni-
dos. Las colmenas son muy usadas por los
nativos, sobre todo, para extraer la cera, que
consumen en las ceremonias de la iglesia ro-
mana.
La falta de mosquitos que se observa en el
interior de Honduras y El Salvador, á la ver-
dad, que es bien notable, pues debe suponerse
que estos insectos son la principal plaga del
país. La casi total falta de ellos en las inme-
diaciones de la Bahía de Fonseca, es la mejor
prueba de que no hay pantanos ni lagu-
natos*
La pulga es una eterna causa de disgusto
y de incomodidad. \fi. garrapata es abundan-
te en las tierras bajas, y mucho más en los lu-
gares que habita el ganado. Se quitan fácil- ^
— 228 —
mente del cuerpo con bolas de cera, cuya provi-
sión lleva el viajero. El chigoe ó nigua, una
pulga negra pequeña, que ataca los pies y se
introduce en los dedos, causando dolor, no se
conoce en U costa del Pacífico. En la del Norte
sí es común, pero rara vez ataca á las personas
que conservan los pies aseados.
Entre las arañas, se cuenta la tarántula,
pero no se ve frecuentemente. Una especie
llamada araña de caballo ataca, como antes he
dicho, los pies de los caballos. En la familia
de los escarabajos^ la luciérnaga es la más no-
table por su tamaño. Una noche, en las in-
mediaciones á la costa, alumbraban por todas
partes como estrellas, con una brillantez y her-
mosura extraordinarias. Los escorpiones son
más ó menos comunes, pero solamente el ala-
crán de monte es temido. El escorpión de las
casas es de un color pálido, -y su aguijón
es menos virulento; casi es como el de las
avispas.
El cientopies (Scolopendra Orsítans), llega
en las costas del Norte á ser de seis y siete
pulgadas. Tiene en la cabeza dos fuertes ali-
cates, y en el cuerpo veinte divisiones, conte-
niendo cada una dos pies. Es muy común en
las habitaciones, pero poco mal causa.
— 229 "■
De los insectos más perniciosos én Hondu-
Tas, como en todo Centro-América, es el chapu-
lín 6 langosta^ una especie de locusta que, por
intervalos, aflige, á todo el país, pasando de
una á otra extremidad, en vastas columnas de
miiles de millones, obscureciendo materialmen-
te el sol y destruyendo cuanta planta encuen-
tra. Hay columna qu^ ocupa diez millas de
-extensión.
No sólo cubren la tierra, levantándose en
nubes por donde uno pasa, sino que los árbo-
les están agobiados con su peso, y de un color
como si el fuego hubiese pasado por ellos, lle-
nando al mism© tiempo el aire y cayendo co-
mo una granizada. Su curso es siempre de
Sur á Norte. Aparecen primeramente ' como
saltoneSy de un tamaño pequeño, de color rojo,
sin alas y cubrjendo la tierra como hormigue-
ros. En esta época los habitantes matan
grandes cantidades, abriendo fosos de dos ó
tres pies de profundidad y echándolos en ellos.
Cuando están llenos á la mitad, les arrojan
tierra y quedan sepultados y destruidos. Tam-
bién los queman en los campos, y los echan
en los ríos para ahogarlos. Varios otros ex-
pedientes emplean para salvar las sementeras,
<íomo quemar azufre, hacer tirps de fusil, sonar
- 230 -
tambores^ formar toda especie de ruido, de
cuya mauera se levantan y dejan aquéllas, (i^
(\J Por fortuna, la aparición del chapulín en Centro-Amé-
rica, es bien raro. Desde el año de 1805 '^^ ^^ había sufrido sm
terrible visita hasta el año de 1850 651, que la comenzó en el
litado de Nicaragua.— -ff/ Traductor.
CAPITULO XII
existencia de los aborígenes, — Los HicaqueSy payas^
zambos y caribes
En otra parte he dicho que el indígena d
aborlgene es el elemento que predomina en la
población de Ceütro-América. Honduras na
es una excepción; y en algunos distritos del
Bstado, es difícil decir si son los blancos los
que más ^se asimilan á los hábitos de vida de
los indios, ó si son éstos los qiie más se apro-
xiinan á aquéllos.
En la parte oriental del mismo Estado,
entre los distritos del río Romano y el cabo 6
río Segovia, en una área de 15.000 millas cua-
dradas, el país etá caisi exclusivamente habitada
pot tribus aborígenes, conocidas con los nom-
bres de hicaques y payas. Porción de éstas
lian adoptado la religión católica y viven en
buena y pacífica armonía con los españoles.
El gran pueblo de Catacamas y algunos otros
— 23? —
no menos iTOtables en las inmediaciones de Ju-
ticalpa, en Olancho, son habitados por indios
hicaques ó payas cristianizados. Pero, además
de éstos, hay un considerable número que vi-
ven en las montañas y que se conforman más
con sus -primitivos métodos de vida. Sin em-
bargo, también son pacíficos, y sus relaciones
con los españoles son igualmente amigables-
Su comercio es la zarzaparrilla, cueros de ve-
nado, sangre de drago y otros artículos, inclu-
yendo algún oro que lavan en las arenas de
las montañas, y que cambian por otras de ma-
nufacturas civilizadas que necesitan. Tácita-
mente reconocen la autoridad del Gobierno
que, sin embargo, no interviene en eí simple
sistema patriarcal que observan. Algunas ve-
ces vienen pequeñas partidas á la costa, á tra-
bajar en los cortes de madera; pero tan pronto
como concluyen su compromiso, regresan á
sus habitaciones. En la época de la conquista,
estos indios se encontraron, respecto á civiliza-
ción, inferiores á los quitchés, cachiqueles y
nahuales que ocupaban \o^ plateaux de Gua-
temala, El Salvador y la parte occidental de
Honduras. Pero al mismo tiempo fueron
avanzando más que las tribus pescadoras que
ocupan las bajas playas del Mar Caribe, lia-
— 233 —
mado al presente **Costa Mosquita." Al prin-
cipio eran intratables, y, favorecidos por las
condiciones físicas del país, resistieron por lar-
go tiempo ía dominación de los españoles; pe-
ro subsecuentemente, cuando se fueron for-
mando establecimientos hacia la parte occiden-
tal, y el poder de los españoles se hizo más
apreciado, euos entraron en una perfecta ar-
monía, que no se ha interrumpido por muchos
años.
Los nombres de hicaques y payas pueden
mirarse como una designación general. Los
towcas ó toacas, algunos de los cuales viven
en las márgenes del Patuca, y los secos^ en el
río Tinto, probablemente pertenecen á los pa-
yas. Young, que los visitó, los describe ^^con
una larga cabellera negra, que les cae á los
hombros, cara redonda, ojos pequeños, con
una peculiar expresión de docilidad, que pre-
dispone el ánimo en su favor.
*^Son pequeños, continúa, pero extraordi-
nariamente fuertes y capaces de llevar gran-
des pesos por los difíciles pasos dé sus escar-
padas montañas, sin experimentar ninguna
fatiga. Su cai-ácter es bondadoso y altamente
lionrado;]f pero, como todas las tribus deTsalva-
jes, muy inclinados á los licores espirituosos.
— 234 —
Venden zarzaparrilla, cacao, pimienta, quin—
coras^ varias especies de raíces y de animales,
como patos, etc., y reciben en pago, tiestos ¿le
hierro, * puñales, machetes^ pólvora, fusiles,
cuentas ó abalorio y algunos artículos seme-
jantes para uso. * " Son enteramente ino-
fensivos, industriosos y hábiles en sus ordina-
rias manufacturas de algodón silvestre, de que
hacen una espegie de tela que llaman quincora^
la cual tejen con plumas de pájaros, que tie-
nen una hermosa apariencia.
**La más grosera superstición reina entre
los poyas, al presente, y sus íiestas idólatras
son como siempre; pero su carácter salvaje ha-
desaparecido, siendo una humilde y pacífica
raza, cuya ingeniosidad en sus pequeñas ma-
nufacturas podría confundirse concias produ-
cidas por una máquina europea. ** Hay
otra clase de indios payas ó poyas, menos ci-
vilizados. Se les llama salvajes, porque, como
los árabes, vagan en los bosques, haciendo sus
siembras, que no vuelven á \*er sino hasta que
van á recoger la cosecha. Sacan colmenas,
zarzaparrilla, etc., que van á vender á sus her-
manos más civilizados, por anzuelos, harpo-
nes, cuchillos y otros artículos. No se comu-
nican con los zambos de la costa, y solamente
— 235 —
^or interés de los objetos indicados, visitan, á
los pueblos de poyas. Estos indios viven en
las márgenes del río Seco, y por eso los lla-
man secos. Sn carácter casi es el mismo de
los poyas.
"Los towcas (toacas, thuacas ó-^juacas),
son notables por su industria é inofensivo ca-
rácter. Es una raza mejor que la de poyas y
secos. Hablan siempre bajo y qon facilidad,
y tienen un aire melancólico. El sonido de la
' S lo hacen oir en casi todas las palabras. Son
célebres por su habilidad para hacer dorys y
pitpantes. Su principal residencia es cerca de
la cabeza del Patuca. * * Los toacas, como
las otras tribus, tienen una gran reputación,
por su bueña fe y probidad, é igualmente son
afamados por su fortaleza para cargar grandes
pesos. Son muy diestros para cazar animales
al vuelo con sus flechas, y propios para toda
cosa que demanda sagacidad y constancia. Es
admirable la baratez en que valúan su traba-
jo. Por ejemplo, ellos venderían un pitpante
por un hacha ó un machete, ó dos ollas de
hierro, á pesar del inmenso tiempo que em-
plean en hacerlo.''
" Young visitó un pueblo de payas en uno de
los tributarios del río Negro, del que nos ha da-
— 236 —
do la siguiente relación, sobre el método de vi-
da de los indios, en general.
"Este pueblo de indios es admirable. Es-
tá comprendido en una casa de forma ovalada,
de cerca de 85 pies de largo y 35 de ancho, en
la cual residen todos los nativos, en un siste-
ma verdaderamente patriarcal. Cada familia
vive separada en ciertos departamentos forma-
dos alrededor de la casa misma. A uno y otro
lado de la casa, hay una división como de diez
y seis pies de largo y diez de ancho, cubierta
con hojas verdes, por el frente. En estos lu-
gares jíone á las mujeres confinadas, de donde
salen después de pocos días, á tomar sus diver-
sas ocupaciones. A nuestra llegada, todas las
mujeres estaban empleadas. Unas moliendo ca-
zabe y harina indígena, mezclada; otras hirvien-
do ésta en agua, para hacer una especie de be-
bida llamada oulung; otras preparando el caza-
be, para el pan de la mañana; otras, en fin, tos-
tando cacao y sacando el jugo de la caña miel;
y todas, en general, perfectamente ocupadas,
bajo las órdenes de una directora ó jefe, que ^a-
man con el nombre inglés offiicer (empleada),
cuando está ausente. Fuimos recibidos con al-
guna admiración, y las mujeres nos miraron
de hito en hito, pero dentro de pocos minutos vol-
— 237 —
vieron á sus ocupaciones. El oulung es una
bebida agradable en un día caluroso, y, sobre to-
do, para los que gustan de cosas agrias; pero á la
segunda vez que lo tomé, ya me gustó. El pan*
es demasiado agrio y sólo lo probé. Es hecho
de harina de cazabe, en bollos de cerca de 15
á 16 pulgadas de largo, y como la muñeca de
un hopibre de grueso. Lo envuelven en hojas.
Cuando es fresco, es bueno, y el gusto agrio
lo toma de guardarse. La casa está ente-
chada en una hermosa manera de ^escarpe,
hasta á cuatro pies de la tierra, de ma-
nera que aunque llueva fuerte, no son mo-
lestados los habitantes. Son notables por
su aseo. La elección del lugar de la casa fué
bien hecha. A pocas varas de ella, en un es-
carpado punto, pasa un riachuelo, formando
numerosas cascadas, que cae a sobre grandes
masas de piedra. Sentados allí, oíamos la caí-
da de las aguas y. nos divertíamos con la agra-
dable verdura de las colinas, el rico i u aje
de los pájaros y la algarabía que formaban los
monos en el bosque. Observé cerca de la casa
multitud de animales, como patos, pavos, cer-
dos, etc.; y pueden obtener gamos con muy po-
co trabajo.. El jabalí, que habita en los luga-
res altos y secos, no es fácil cazarlo. La ja-
HONDURAS.— 18
— 238 —
guilla no se encuentra en las montañas poyas,
sino es que algunas partidas de indios, pasan-
do el río Negro, las busquen en los lugares
donde se conoce. Pocos tienen fusiles; en ge-
neral, van armados con lanzas y flechas y ra-
ra vez regresan sin un buen surtido de provi-
siones. Después de baber participado de un
par de volátiles, de algún cacao, plátanos, ca-
zabe y miel de caña, todo preparado para nos-
otros por aquella obsequiosa gente, tomamos
nuestro reposo. Muy de mañana, cuando aun
estaba en mi hamaca, fué una mujer á tocar-
me tímidamente, diciéndome ^^znglzs^^ y pre-
sentándome un bollo de pan fresco; luego fué
otra con una porción de oulung^ y así conti-
nuaron hasta que me dejafon bien provisto.
En retribución, yo les obsequié con un poco
de tabaco, agujas, sal, y á la Directora le rega-
lé una navaja. Poco después fui agradable-
mente sorprendido al ver llegar varios hombres
cargados de plátanos, cañas, cacao, etc., que
cariñosamente nos presentaron en cambio de
los anzuelos, agujas, etc. Allí nos informa-
ron que á distancia de quince millas había otro
pueblo, en el propio camino de los estableci-
mientos españoles. Antes de nuestra salida,
llegaron una porción de indios de los puntos
— 239 —
inmediatos, que habían sabido nuestro arribo,
á vendernos zarzaparrilla de Osnaburgo; pero
como nosotros no teníamos ningún artículo,
regresaron llevándose la zarza en los hombros.'^
La costa al rededor de la Laguna Caratas-
<:a, y hacia al Oeste, hasta Brus, fué por mu-
chos años ocupada por zambos, que corres-
ponden generalmente en carácter con los de la
costa Mosquita. Pero los caribes, extendién-
dose rápidamente al Oeste de Trujillo y el río
Negro, retiraron á aquéllos que se han pasado
al Sur el Cabo Gracias á Dios, en lo que lla-
man territorio Mosquito.
Estos zambos ó mosquitos son una raza
mezclada de negros é indios. Parece que en
el siglo XVII una gran porción de esclavos
desembarcaron en el Cabo Gracias. Aunque
al priticipio los negros fugitivos fueron hosti-
lizados por lo? indios, por último se armoniza-
ron y se mezclaron con ellos. Durante la do-
minación de los corsarios en el Mar Caribe^
tuvieron sus habitaciones entre ellos, y les le-
garon un código de inmoralidad, que las^sub-
secuentes relaciones con los contrabandistas
no han contribuido á mejorarlos. El elemento
negro se aumentó de tiempo en tiempo por es-
clavos fugos (cimarrones), de los estableci-
— 240 —
mientes españoles, y por los que,, salieron de
Jamaica, que intentaron establecerse en, la cos-
ta, á principios -del siglo pasado.
Los Gobernadores reales de Jamaica acari-
ciaban á los zambos como un medio de moles-
tar á los españoles, y con el fin de apoderarse
del país. En 1740, el Gobernador Trelawney
procuró de algunos jefes una cesión de la cos-
ta á favor de la Corona británica, cuyo acto
fué seguido por el nombramiento de un Go-
bernador ó Superintendente, de erección de
fuertes y otros actos de verdadera ocupación y
soberanía. Sin embargo, estas pretensiones
fueron abandonadas por los tratados que en
seguida celebró España, quien mandó destruir
los fuertes ingleses y desocupar enteramente
la costa. Pero apenas dejó España de conser-
var su poder en América, que tales pretensio-
nes se despertaron de nuevo. Aprovechanda
Inglaterra la débil soberanía de las Repúbli-
cas americanas, puso en práctica su tradicio-
nal política sobre la costa Mosquita; y hoy se
ve la: singular complicación que todo el mun-
do conoce con el nombre de ^^cuestión mos-
quita. "
Las relaciones de los zambos, primero con
los corsarios y después con los ingleses, quié-
241
nes les suministran armas de fuego y otros
elementos de agresión, los han hecho formida-
bles á las tribus de indios vecinas. Frecuen-
temente dejaban los esteros y lagunas de la
costa y se iban por algunos ríos á varios pue-
blos de indios de las márgenes, llevándose al-
gunos vecinos, que vendían como esclavos.
Por muchos afios se tuvo un comercio seme-
jante con Jamaica. Por esta razón, *la mayor
parte de los pueblos de indios inmediatos
abandonaron sus posesiones, y otros compra-
l)an su seguridad por medio de un presente
anual de canoas, pieles y otros productos que
<iaban á los piratas zambos.
Empero, con la conclusión del tráfico de
indios esclavos, los zambos han perdido rriu*
cho de su actividad, y entregado más y más al
vicio de la embriaguez que, debilitándoles
constantemente su constitución, casi los está
extinguiendo.
El aumento y expansión de los caribes,
como he dicho, proviene más de los zambos
que se establecieron al Norte y al Oeste del
Cabo Gracias á Dios, en el territorio de Nica-
ragua, al Sur del cabo. Como toda la pobla-
ción mosquita no excede, probablemente, de
seis mil, se sigue que la porción que existe en
— 242 —
Honduras es insignificante. Todos los infor-
mes que hay, presentan una distinción entre
los zambos y los indios propiamente, que es
desventajosa para los primeros.
"La diferencia entre gambos é indios, dice
Young, es muy notable. Los primeros son de
un color obscuro, participando del de cobre del
^indio y del del negro, y el pelo se aproxima
más al de éste. En general, son bien propor-
cionados y activos, pero más propios para su-
frir privaciones que para un trabajo fuerte.
* * Acostumbran pintarse la cara con pasti-
llas rosadas ó negras. * * Su inclinación al
licor es e^^cesiva, y sufren por esto grandes
calamidades, porque una vez que han comen-
zado á tomar, continúan hasta quedar en com-
pleto estado de embriaguez, expuestos á las
fuertes lluvias que con frecuencia caen. Los
desórdenes á que se entregan les extenúa su
constitución, y esta es la causa de su gradual
decad|&ncia. * '^ Parece que no tienen nin-
guna idea del Ser Supremo; pero los que han
ido á Belice algunas veces, conocen el nombre
de Dios, y frecuentemente dicen "pluga á.
Dios,'' así, así, ó si quieren ser creídos, grave-
mente dicen: "juro á Dios." Tienen una en-
te- "^*a en el espíritu malo, que llaman
243
Oulasser^ á quien temen mucho; y después de
ponerse el sol, ningún zambo sale solo, por
temor de que en el camino se lo lleve Oulasser.
También temen al agua espirituosa, que lla-
man lerrire. * * Los hombres son natural-
mente apáticos ¿indolentes, cuando no están
excitados por el licor; cazadores y pescadores,
y, careciendo de toda idea de moralidad, inne-
cteario es decir que la castidad no es para
ellos ;ana virtud. La poligamia les es común.
Los chicos son bonitos en general, y se apro-
ximan más á la sangre de los indios; pero asi
que van creciendo, van aproximándose á la de
los zambos- Raramente se encuentra uno feo,
y deforme ninguno; y por temor de esto, han
establecido la práctica de destruir el último
que nace. * * Los zambos cuentan con los
"dedos de las manos y de los pies, y los días
por sueños y los meses por lunas. Sus casas
son perfectamente hechas. No tienen divisio-
nes en ellas, pero duermen en tápeseos forma-
dos de madera, á cuatro ó cinco pies de alto.
Todo el menaje de casa y propiedades, consis-
te en unos pocos tiestos de hierro, arcos de fle-
chas, cucharas, bancos, calabazos de agua^
harpones, fusiles, etc., y algunos siembros de
plátanos- ó bananos (guineos). * * Pero aun-
— 244 —
que los zambos son indolentes y viciosos,
y aunque no tienen religión ninguna, son muy
pocos los crímenes de alguna enormidad que
se cometen entre ellos. " '^ No tuve ocasión
de poder conocer el número de los habitantes
al presente (1839); P^^^ ^^ calcula que toda la
población, incluyendo lo que se llama costa
Mosquita, no excede de 8.000, pues hace ya
muchos años que van en decadencia, aunque
avanzando en civilización.
"Los zambos del Cabo y al Sur de él, son
de una raza mejor que los del Norte y del Este.
* ■ Los mosquitos han degenerado mucho,
á mi juicio, por la embriguez y por. la falta de
un jefe que los estimule; y tal es su degradan-
te condición, que dentro de pocas generaciones,
casi habrán desaparecido. La raza blanca es
la que avanza, así como los caribes que, con su
rápida extensión, ocuparán evidentemente las
posesiones de los indios, y llevarán la civiliza-
ción á unas costas que por tanto tiempo han
sido la cuna de la superstición y de la ig—
norancia."
Además de los indios zambos, hay en Hon-
duras el activo elemento de población de los ca-
ribes. La historia de su establecimiento en el
país es tan curiosa como interesante. Ellos
_ 245 — ,
-constituyen los restos de los aborígenes habi-
tantes de San Vicente, una de las islas de So-
tavento. Durante las cuestiones de Francia
con Inglaterra, por las posesiones de las islas
de las Pequeñas Antillas, los caribes de San
Vicente se dedicaron por los intereses de la
primera, hostilizando á las autoridades y habi-
tantes ingleses, y después de varios choques
sangrientos, fueron llevados en masa^ en nú-
mero de más de 5.000, el año de 1796, á las de-
siertas islas de Roatán en la Bahía de Hondu-
ras. El costo de la deportación fué no menos
que de 5.000.000 de pesos. Pocos meses des-
pués las autoridades españolas los invitaron á
pasar á tierra firme, y auxiliados por ellos,
fundaron varios establecimientos en la costa,
cerca de Trujillo. Desde entonces se han au-
- mentado rápidamente y extendido sus estable-
cimientos, tanto al Este como en el Oeste del
puerto. En 1832 fueron inducidos muchos de
ellos á tomar parte en la miserable tentativa
que hicieron algunos emisarios españoles que
intentaron cambiar el Gobierno republicano^
Esta no pudo ser más desgraciada, y en Omoa,
como por todas partes, fueron severamente cas-
tigados los complicados en ella. Una gran
porción se retiraron á Stann Creek, lugar per-
246
teneciente á la supuesta jurisdicción inglesa de
Belice, donde permanecieron algún tiempo; pero
después se les otorgó una amnistía, y muchos
de los fugitivos volvieron á sus hogares. Cuan^
do San Vicente fué visitado por la primera vez
por los europeos, la encontrai'on ocupada por
dos familias diferentes, que a.unque poseían
una lengua común, diferían en color y en mé—
todosMe vida. Estos vecinos los llamaron ca-
ribes blancos y caribes negros; y los europeos
mismos engendraron los celos entre ellos, has-
ta el extremo de hacerlos chocar. Sin embar-
go, cuando la deportación en 1796, el comúni
peso de las desgracias hizo desaparecer su di-
visión y se armonizaron. Pero la fusión de
sangre no ha sido bastante para extinguir la
diferencia de colores que se observa hasta la
presente. Se supone que esta distinción ha
provenido de la misma manera que en la costa
Mosquita, de la infusión de la sangre negra. Se
dice que hacia 1675 se fundó un estableci-
miento de esclavos de Guinea, en una pequeña
isla cerca de San Vicente, y que los negros
que se fugaron se mezclaron con los nativos^
de donde se les dio el nombre de caribes negros^
Subsecuentes divisiones se suscitaron entre
éstos y los caribes puros, en cuya situación
.^¿1^
^ — 247 —
los encontraron los europeos. No parece du-
dosa la aserción referida, porque la sangre ne-
gra es evidente y palpable en los cari-
bes negros. Son más altos y corpulentos que
los caribes puros, y más vivos y vehementes.
Losjiltjmos son más pequeños, pero de una
constitución fuerte. Ambos son activos, in^
dustriosos, y en todos respectos contrastan con
los zambos de la costa Mosquita. Son mu-
cho más civilizados en sus hábitos, y viven
en casas bien construidas, aseadas y conforta-
bles. Conservan su lengua original, que es el
verdadero caribe de las islas, aunque los más^
si no todos, hablan español, así como un poco
de inglés. Profesan y practican la religión
católica, pero conservan muchos de sus primi-
tivos ritos y. supersticiones. Unidos forman
una buena é industriosa población, y son los
más inteligentes para los cortes de madera de
la costa. Surten á Omoa y Trujillo, y en
parte á Belice, de vegetales y provisiones fres-
cas, y son los que más reéogen pifeles, zarzapa-
rrilla y otros artículos que se exportan de
Honduras. Inteligentes, fieles, aclimatados,,
expertos en el manejo del hacha, y con algún
conocimiento en la construcción de caminos y
de puentes, pueden ser de la mayor importan-
— 248 —
p
<:ia para el desarrollo del país, y muy á propó-
sito para el trabajo del camino de hierro pro-
yectado entre los dos mares. Se calcula que
hay tres mil hombres, más ó menos, y preci-
samente instruidos en la clase de trabajo que
requiere la empresa referida, y cuyos jornales
se obtendrían á precios cómodos. '
Todos los viajeros convienen en las buenas
cualidades de los caribes (llamados karibees
por Robert) de Honduras. Young dice:
'^Son pacíficos, amigables, ingeniosos é in-
dustriosos. Se hacen notar por sus particula-
res vestidos: llevan banda rosada, como cintu-
rón; sombrero de palma con las alas volteadas,
camisa blanca, largos tirantes, frac, y con un
paraguas ó cafia en la mano, marchan con un
aire de gran satisfacción ó de amor propio.
Las mujeres sé adornan con ramales de cuen-
tas de varios colores. Cuando llevan á ven-
der los productos de sus sementeras, van ves-
tidas de calicó con corsés y gallardos talles, y
un pañuelo envueltcí á la cabeza, cuyas puntas
caen al hombro. ^ No puede considerarse
la raza caribe como muy hermosa, pero todos
son fuertes y atléticos. La diferencia en el
color es bastante notable, unos son negros co-
mo el caíbón, y otros amarillos como el aza-
^ — 249 —
frán. Son escrupulosamente aseados, y tie-
nen mucha facilidad para aprender idiomas.
Gran parte de ellos hablan caribe, español é
inglés, y muchos también el criollo francés y
mosquito. * '^ * La poligamia es general en-
tre ellos, teniendo algunos hasta tres y cuatro
mujeres; pero el marido es obligado á hacer
una casa separada y una sementera para cada
una; y si hace un regalo á alguna, debe hacer-
lo también á las otras, del mismo valor. Di-
vide el tiempo entre todas, de manera que una
semana vive con una, otra semana con otra, y
así sucesivamente. Tan luego que un cari-
be toma á su cargo una mujer, hace una casa
y un plantío, que pone al cuidado de ella, no
trabajando él sino hasta el año siguiente que
hace otra siembra. La mujer sabe conservar
bien tales trabajos, y al cabo de doce ó quince
meses, las hacen bastante productibles; y com,o
todo es para sí, deja lo preciso para el consu-
mo de la casa y vende lo demás para propor-
cionarse vestidos y lo más que necesita. An-
tes de navidad, las mujeres hacen grandes ex-
pediciones á Trujillo y Belice, de raíces, judías,
yames, plátanos, etc., llevando á sus maridos
como marineros. Es costumbre que cuando
una mujer no puede trabajar bien en su semen-
— 250 — ^
tera, el marido se pone al frente del trabajo, y
aquélla le pas;a dos pesos por semana. Las
mujeres viajan á grandes distancias con sus
frutos, que llevan en una cesta de mimbre
(Catahure en caribe). He visto ir á algunas
hasta el Fuerte de Wellington, á distancia de
40 millas, para cambiar sus provisiones por
sal, calicó, etc. Los hombres las acompañan
en sus expediciones; pero en ninguna circuns-
tancia les llevan sus fardos. En la estación
seca las mujeres recogen madera para quemar,
que venden en tiempo de los nortes húmedos.
La industria y el trabajo son característicos
en las mujeres caribes, y, por consiguiente, se
proveen de lo necesario para vivir cómodamen-
te. Los hombres son cazadores, pescadores,
muy diestros en el uso del hacha, y hacen bue-
nas casas, botes, velas, etc. Algunos son bue-
nos carpinteros y otros sastres; y en general, no
puede haber una sociedad más útil. Frecuen-
temente van á algunos cortes de maderas cer-
ca del río Romano, Limas, Trujillo y Belice,
que por su fortaleza y actividad, los pagan
bien. Se comprometen por cinco ó seis meses
ó |nás, de 8 á 12 pesos al mes y ración. Sin
embargo, he visto á algunos tan inteligentes,
que los pagan á 15 ó 16 pesos. Cuando con-
— 251 —
"xíluyen su compromiso, regresan á sus ho-
:gares, llevando artículos de uso, é invaria-
blemente buena ropa. Vi un caribe de Ca-
petown que regresó de Belice con un par
de magníficas botas, un sombrero blanco,
una levita negra, una buena camisa de color,
un par de hermosos tirantes y un paraguas.
^^Cultivan lacafia-miel de Borbón, y asegu-
ran que el terreno es muy propio para ella; yo
mismo he visto cafias de i6 pies de largo y de
un grueso en proporción, en el plantío del Ca-
pitán Sambuler, en el río Zacarías. El tabaco
lo cultivan poco hasta ahora, así como los
mosquitos en el Patesca, porque no conocen
bien el beneficio. Si éste lo supieran, podrían
hacer un artículo de exportación. En los pue-
blos españoles del interior se cultiva bastante
y lo extraen mulos á Trujillo. El de mejor
calidad lo llevan en cigarros, que venden la
docena por cinco peniques (poco menos de un
real), y tres de cigarrillos por el mismo pre-
<:io. No tiene este tabaco el mismo gusto del
de la Habana, por la manera en que lo culti-
van los centroamericanos, pero es igual en ca-
lidad y tamaño.
"Las casas de los caribes son perfectamen-
te bien hechas: los pilares son de quiebra-ha-
— 252 —
cha ó suba, las vigas de palo santamaría y el
techo de paja. Todas tienen ventanas que
cierran cuidadosamente en la noche, por el
viento de {ierra, pero las abren siempre á las
brisas de la mar; y á esto, como al aseo, deben ,„
sin duda alguna, la salubridad de que gozan.
"Los viejos son sostenidos por los hijos &
parientes, y tratados con el mayor respeto; vi-
ve siempre un chico con ellos, en testimonio
de afección.
"En varios pueblos de caribes hay muchos
cerdos y animales domésticos, pertenecientes á.
las mujeres, pero en puntos separados, porque
prefieren los plantíos; y cuando los cerdos son
gordos, los llevan á vender á Trujillo y á otros
lugares."
En los departamentos de Comayagua, Gra-
cias, Santa Bárbara y Tegucigalpa, hay una
porción de pueblos de indios puros, cuyos ha-^
hitantes conservan sus antiguos idiomas y
muchos de sus hábitos primitivos.- La reu-
nión de pueblos en las montañas de San Juan,
al Sur de Comayagua, tales como GuajiquirOy
Opatoro, Similatón, Cacauterique, etc., y los
de las montañas de Lepaterique, como Aguan-
queterique, Láuterique, Curaren, Texíguát,
etc., todos son indios. Son de industriosos, pro-
~ 253 —
ductores y pacíficos. En los elevados distri-
tos que ocupan, cultivan el trigo, patatas y
otras producciones de las más altas latitudes»
que van á vender á largas distancias. El via-
jero los encuentra en los más difíciles pasos,
siguiendo pacientemente su jornada, sin hablar
más que el primer saludo. Llevan constante-
mente sus flechas, pero sólo para protegerse
contra las bestias feroces. Su residencia en las
montañas no parece haber sido la primitiva, si-
no que fueron forzados á irse á ella por la gra-
dual ocupación que los blancos hacían de sus
tierras, ó por evitar el contacto con éstos, que
les desagradaba. Sin embargo, son excesiva-
mente celosos de sus rústicos retiros, y jamás
se excitan sino cuando creen que se les usur-
pan sus límites territoriales. Todos profesan
la religión católica, pero las formas de su cul-
to, y especialmente su música, son todavía de
carácter aborígene. La existencia del elemen-
to indígena en Honduras promete muy poco ó
nada pai:a el desarrollo del país; pero introdu-
ciéndole gente industriosa y de inteligencia, no
hay duda que progresaría admirablemente .
Frugales, pacientes, dóciles y con todas las
buenas cualidades de un pueblo laborioso, só-
lo les falta dirección y medios para marchar
Honduras.— 19
— 254 —
con el mejor suceso. Los caribes, ciertamen-
te, Han mostrado la mayor capacidad para el
trabajo, y en su presente estado de aumento^
serían propios para ocuparlos en el cultivo que
demandan las costas, puesto que están aclima-
tados en ellas y que no sería favorable para
operarios extranjeros.
/
CAPITULO XIII
Organización Poñtica.^— Constitución,— Religión. — Educación^
— Industria. — Ingresos. — Circulación de moneda. — Pros-^
pecio futuro. ,
La disolución de la República Federal de
Centro- América en 1838, dejó .á los diversos
Estados que la componían, en una posicióa
anómala. Algunos de ellos, incluyendo á
Honduras, permanecen adheridos á la idea de
nacionalidad, y aunque de hecho ejercen todos
los Poderes de distintas soberanías, cuidadosa-
mente evitan tomar el título de Repúblicas in*
dependientes. Se denominan Estados^ y nom-
bran por sí sus Presidentes ó directores Ejecu-
tivos. Llenan la falta de una Constitución
general por medio de tratados de amistad que,
en ciertas eventualidades, se auxilian mutua-
mente con las armas.
Sin embargo, los tres Estados liberales de
Honduras, El Salvador y Nicaragua, en la es-
— 256 —
peranza de reorganizar la Federación, han pro-
curado la concurrencia de Guatemala y Costa-
Rica, Con tal fin, nombraron una Convención
Nacional en 1842 y otra en 1847, P^^^ P^^ 1^
negativa de estos dos últimos Estados, y por
la dificultad de definir satisfactoriamente los
relativos poderes de los aliados, los trabajos
no tuvieron ningún suceso. Por último, aban-
donada la esperanza de inducir á Guatemala y
Costa-Rica á entrar en la nueva República
Federal, los Estados centrales ó liberales en-
viaron en 1849 ^^^ representantes á León, eu
Nicaragua, donde formaron las bases de unión
ó pacto, bajo el título de "Representación Na-
cional de Centro- América." Este pacto fué
unánimemente adoptado por el pueblo de los
tres Estados, y eligieron representantes con-
forme á él, para formar una Constitución ge-
neral en conformidad á los mismos principios*
La Asamblea Constituyente se reunió en Te-
gucigalpa, en Honduras, en otofio de 1852, y
y comenzó á cumplir con sus deberes. Pero en
esos momentos el elemento reaccionario que
existe en Guatemala extendió su influencia
sobre el Gobierno de El Salvador, y lo indujo^
á que retirara sus delegados de la Convención.
Nicaragua siguió pronto el ejemplo, y, por con-
i — 257 —
^siguiente, Iíl Asamblea se disolvió. A Hon-
duras, entretanto, no le ha quedado más que
-él honor de haber permanecido fiel á los prin-
cipios de unión y nacionalidad hasta el último
momento. ^
^^ ¡ Faitkful among the faithless found!'^'^
"¡Fiel entre infieles-metido!" (i)
(i) La reorganización política de Gen tro- América se efec-
i:uará aun antes que se piensa. No será, la ley de una espada,
ni el resultado de la violencia. Será el acto espontáneo del
pueblo. El pueblo avanza, el pueblo quiere avanzar, la reac-
ción contiene su marcha. El pueblo es impelido por el pode-
roso espíritu de la época; la reacción tiene que ceder \ la des-
unión Irae la guerra civil; el pueblo no quiere la guerra; la
-guerra se opone á su bienestar. El pueblo, pues, lo buscará
instintivamente en el único medio de su seguridad.
Cierto. ¿Qué es la guerra?
*'Es un riesgo, responde el político del día, el célebre Girar-
-dín, pero un riesgo que no existe por sí, como el del naufragio
ó el del incendio: existe solamente por el hombre;"
¿Y cómo alejar ó disminuir ese riesgo? »*
"Nada es más simple, replica él mismo: asegurándose con-
tra él. El' cálculo de las probabilidades aplicado ala morali-
dad humana, á los riesgos marítimos, á los incendios, etc., ha
creado la ciencia de aseguro. El cálculo de las probabilida-
des aplicado á la vida de las naciones, á los casos de guerra y
d€ revolución, es el fundamento de la alta política. Que en
lugar, pues, de ocurrir á los casos de guerra, se ocurra á los
medios de aseguros, uniéndose y ligándoselas naciones para la
pacificación universal.' '
¡La pacificación universal! ¿No es posible que este gran
principio, escuchado ya por la Francia y la Inglaterra, las dos
tnaciones tal vez más opuestas en intereses, lo secunde la Na-
- 258 - ' i
Desde entonces Nicaragua y ¿EJl Salvador
tomaron el título de Repúblicas (i) y aunque
ción Centroamericana, que no es ni puede ser más que una sola
familia? Nada es más posible. La Conferdeación Germánica
puede ser su guía. Allí se ve uno de los imperios más despóti-
cos — el de Austria — marchar perfectamente unido con conda-
dos que lo son menos, y con ciudades libres. Así, pues, en
Centro-América puede un Estado ser regido por un pacha, un
sátrapa, un dey ó un hetmán; puede otro tener un señor ó un
dictador, puede otro seguir las formas monarquistas, puede otro-
ser republicano puro, pueden unos denominarse Repúblicas^
pueden, en fin, otros llamarse Estados. Eso es lo que menos
importa. Conserve cada uno las instituciones con que mejor
se avenga, y formen un Cuerpo, Congreso ó Convención, ó Die-
ta periódica permanente que oiga y resuelva las dificultades-
que se susciten entre los Estados; que haga cumplir el princi-
pio de la pacificación nacionaly que disponga del ejército de la
nación para los casos de ataque exterior, que represente á ésta
los negocios también exteriores, etc., etc. Con tal sistema^
los Estadofe no se resentirán con la intervención de una autori-
dad extraña en sus propias administraciones: los gastos serán
insignificantes, la paz será asegurada y la Nación dejará de
presentar al mundo un espectáculo tan triste y degradante.
El Salvador y ftonduras son los dos pueblos más uniformes
en principios é intereses. Ellos son los destinados á formar
primero una garantía común contra los riesgos de la guerra;
ellos, pues, que den el primer paso. Pronto serán seguidos.
. Escrita esta nota llegó á nuestra noticia la de la proclama-
ción del sistema Federal en México. ¡Flagrante suceso en
apoyo de nuestra opinión! México vuelve hoy, después de una
cara experiencia, al punto de donde se extravió. ¡Los reaccio-
narios huyen {—El Traductor.
( I ) Aunque lo mismo da República que Estado, El Sal-
vador, sin embargo, conserva el último nombre. Hubo conato»
de proclamarla República, pero esto sólo fué en unas pocas
personas.— i5/ Traductor,
— 259 —
Honduras no lo tiene, es mirado como una
nacionalidad distinta. ^ Su Constituci(5n, for-
mada en 1848, "en nombre del Ser Eterno,
autor omnipotente y 'supremo legislador del
unixerso," es enteramente liberal y- republica-
na. La declaración de los derechos y debe-
res del pueblo establece:
i^ La soberanía es inalienable é imprescrip-
tible, limitada á la felicidad y conveniencia de la
sociedad, y ninguna fracción del pueblo, ni in-
dividuo en particular, puede ejercerla sino es
en virtud de las leyes establecidas por común
consentimiento;
2^ Todo poder emana del pueblo, y todo
funcionaríb es su delegado ó agente, pero que
no puede transpasar los límites trazados por la
Constitución ó por las leyes derivadas de ella.
Estos funcionarios son, además, responsables
por toda la vida, al pueblo que los ha investi-
do con el poder, en el fiel cumplimiento de sus
deberes;
3^^ Todos los habitantes del Estado tienen
un indisputable derecho á la vida, á la libertad,
á procurar su felicidad y adquirir y disponer de
su propiedad, con tal de no perjudicar el bienes-
tar de otros. Pero al mismo tiempo son obliga-
dos á respetar y obedecer las leyes, y á contri-
— 26o
buír, en justa proporción á sus facultades, al
sostenimiento del Gobierno, así como con sus
vidas, si la defensa del Estado lo requiere;
4^^ El ejército existe solamente para la de-
fensa del país, y ningún miembro de él, en ac-
tual servicio, puede ser elegido Presidente, Se-
nador ó Diputado;
5^^ La prensa es libre, y cada ciudadano
puede escribir y publicar libremente sus pensa-
mientos, sin previa censura, siendo solamen-
te responsable del abuso que haga de este
privilegio;
6*^^ Ningún ciudadano puede ser juzgado poi
Tribunales Militares, á excepción de los milita-
res en actual servicio. Todo ciudadano tiene
el derecho de expatripción. La correspondencia
epistolar es inviolable, y cualquier intercep-
ción es un abuso contra sus derechos;
7^^^ Todas las diferencias entre los ciudada-
nos pueden terminarse por arbitros; y los ciuda-
danos pueden, en cualquier estado que esté el
juicio, someterlo á un arbitramento, cuya de-
cisión será final.
La organización general y poderes del Go-
bierno, según la Constitución, son como sigue:
Ciudadanía. — Toda persona nacida en el
Estado, ó en cualquiera ¡Je los de Centro- Amé-
— 201 —
rica, y residente en territorio de Honduras, es
reconocido como ciudadano. Los extranjeros
pueden adquirir el derecho de ciudadanía por
un acuerdo legislativo, pero puede gozar de los
privilegios de ciudadano desde el momento que
hayan declarado su intención ante una autori-
dad competente.
El 'derecho de sufragio pertenece á todo ciu-
dadano de veintiún años cumplidos; "pero, des-
pués del año de 1860, se limitará solamente á
los que sepan leer y escribir." Estos derechos,
como el título de ciudadano, se pierde por ad-
mitir empleo en país extranjero, ó por couvic-
ción de crimen. Se suspende durante la pro-
secución de un juicio criminal contra algunas
personas, por deudor fraudulento, por conduc-
ta notoriamente viciada, incapacidad moral le-
galniente declarada, y por ser sirvienie inynedia-
to á la persona.
Los extranjeros pueden naturalizarse te—
niendo bienes raíces, ó cuatro años de residen-
cia, ó casándose en el Estado. Son obligados
á pagar los impuestos como los demás ciuda-
danos, y tienen el mismo derecho de apelacióp.
á la Corte.
Gobierno y religión,'— ^\ Gobierno es po-
pular representativo^y dividido en tres Poderes:
— 202 —
Legislativo, Ejeci^tivo y Judiciario. El prime-
ro reside en la Asamblea Genenal, el segun-
do en el Presidente y el tercero en la Corte Su-
prema de Justicia. El Estado reconoce la re-
ligión católica, apostólica romona, con exclusión
en el servicio público de cualquiera otra; pero
' las leyes no intervienen en el ejercicio privado
de otros cultos ni en la libertad de con —
ciencia.
Elecciones. — El Estado se divide en distrir
tos electorales de 15.000 habitantes, para elegir
un Diputado; pero mientras se forma el Censo
(hasta ahora no hecho), cada departamento elige
un Senador y dos Diputados. Como aquéllos
son siete, se sigue que el Cuerpo Legislativo se
compone de catorce Diputados y siete Senadores^,
cuyas elecciones se renuevan anualmente/ por
mitad. Un Diputado debe tener veinticinco
afios, ser ciudadano del departamento que lo eli-
ge, propietario de bienes equivalentes á quinien-
tos p^sos, ó en ejercicio de alguna profesión ó
arte que los produzca al afío. , Los siete Sena-
dores no deben tener menos de 30 aflos y
xU,na propiedad de mil pesos, ó Licenciados en al-^
guna profesión liberal. Tres de ellos se eligen
anualmente. Ocho Diputados y cinco Senadores
forman un quorum del Cuerpo Legislativo, cu-
^
— 26i —
y as sesiones ordinarias se limitan á cuarenta
días. La Legislatura establece los impuestos^
nombra, en sesión general, los Magistrados de
la Corte de Justicia, vota el Presupuesto de Gas-
tos, fija el contingente militar, arregla el siste-
ma de educación, hace la guerra ó la paz, ratifica
tratados y tiene el poder de declarar con lugar á
formación de causa al Poder Ejecutivo y demás
funcionarios del Estado.
Poder Ejecutivo.— VX Poder Ejecutivo resi-
de en un Presidente, que debe ser natural de
Centro-América, que haya gozado de los de-
rechos de ciudadano por cuatro aflos, de 32
aflos de edad y que tenga una propiedad de
cinco mil pesos. Debe obtener una mayoría
absoluta de votos, y en caso que ningún can-
didato tenga esta mayoría, la Asamblea lo eli-
ge entre dos de los que ha3^an recibido más
votos. El Presidente conserva su destino por
cuatro afios, y no puede ser reelegido. El
nombra sus Ministros para los varios Departa-
mentos del Gobierno, quiene? tienen, ex-oficio^
asiento en el Cuerpo Legislativo, pero sin vo-
to. Los demás deberes y poderes son los que
comunmente pertenecen *á un Ejecutivo repu-
blicano, incluyendo el poder del voto. Tiene
especialmente poderes para hacer contratos de
— 204 —
colonización, y para procurar el desarrollo de
las fuentes de riqueza del Estado.
Consejo de Estado.— ^s\jt Consejo se com-
pone de un Senador elegido por la Asamblea
General, un Magistrado nombrado por la Cor-
te de Justicia, el Ministro de Relaciones Inte-
riores, el Director de Rentas y dos ciudadanos
distinguidos por sus servicios, nombrados por
la Asamblea. Sus deberes principales son
aconsejar; pero en caso de revolución, puede
ejercer ciertos poderes extraordinarios, sujetos
á la aprobación de la Asamblea. La necesidad
de un Consejo proviene de las dificultades que
hay para reunir la Asamblea con prontitud eu
casos urgentes, por las distancias en que viven
los Diputados en un territorio tan extenso.
Poder Judtciario,— VA Poder Judicíario con-
siste en una Suprema Corte de Justicia, divi-
dida en dos secciones de tres Magistrados, re-
sidentes una en Comayagua y otra*en Teguci-
galpa. Los Magistrados deben ser Abogados,
de buena reputación, mayores de veinticinco
afios y propietarios de mil pesos. Son elegi-
dos por la Asamblea General y conservan sus
destinos durante su buen desempeño. Toman
conocimiento de todas las causas de un carác-
-^neral, ó que se les remitan de las Cortes
' — 205 —
inferiores de distrito^ cuyos atributos vigila
cuidadosamente. Toda persona acusada de
crimen debe ser examinada dentro de cuarenta
y ocho .horas de su arresto, y el Juez tiene que
decidir* su. detención ó absolución dentro de las
cuarenta y ocho horas siguientes.
Ninguna persona puede ser obligada á de-
clarar contra sí ó contra alguno de sus parien-
tes hasta el cuarto grado de consanguinidad.
La pena capital está abolida.
Departamentos.— Q2A^. uno tiene un fun-^
cionario llamado Jefe Político, nombrado por
el Ejecutivo. Debe ser de veinticinco afios y
tener una propiedad de quinientos pesos en el
departanlento dónde es .nombrado. Es el ór-
gano de las comunicaciones entre q1 Gobierno-
central y el pueblo de los departamentos, para
la promulgación y ejecución de las leyes. Los
funcionarios de cada Municipalidad deben^ sa-
ber leer y escribir, y en común con el Poder
Político, obran en los negocios locales.
Tales son los puntos generales de la Cons-
titución", bajo la cual los negocios interiores
"del país parecen bien administrados. Pocos
casos de importancia van á*la Corte, y todos
los de pequeña naturaleza son resueltos por
los Jueces de Paz.
— 266 —
Aunque la religión católica es la única re-
conocida por la Constitución, ni el pueblo ni
el ^Gobierno son intolerantes. Hay probable-
xuente algunos Estados de Centro- América en
donde no reina una gran libertad respecio á
religión. Esto proviene de varias causas y
circunstancias conocidas en la bistoria del
país. Tanto en la época de la independencia
de Espafia, comp después, durante la en que
se procuraba la organización política de Cen-
tro-América, la Iglesia, representada por un
gran cuerpo de eclesiásticos, tomó una parte
activa con los aristócratas y monarquistas,
contra el Partido Liberal ó Republicano. La
lucha fué tan prolongada y terrible, como no
extraña al clero; pero al fin se cortó su infliien-
cia y poder por las más serias y decisivas me-
didas. El primer golpe fué dirigido contra el
Arzobispo de Guatemala, desterrándolo de la
República. Luego lo fueron también todos
los miembros de las órdenes monacales, supri-
miéndose los conventos y destinándose todas
sus rentas y propiedades á la educación públi-
ca. Se prohibió la promulgación de bulas pa-
pales; y, por último, en 1832, el Congreso Ge-
neral, reconociendo el credo católico como
creencia del país, decretó la libertad de cultos.
— 26; —
^1 Estado de Honduras se distinguió por una
acción todavía más decidida. Emitió una ley
legitimando los hijos de los clérigos, pudiendo
"heredar el nombre y propiedad de sus padres
y autorizando á éstos á casarse legalmente,
sujetándose á las mismas responsabilidades
<[ue los seculares. En vano los Obispos y Pa-
pas publicaron bulas de excomunión contra la
República. Un anatema directo fué dirigido
<:ontra el Presidente Morazán, y aunque esta
extrema medida fué seguida de una especie de
reacción en Guatemala, asiento de las influen-
>cias monarquistas, para el restablecimiento de
los conventos y de censura sobre los libros, en
los^ demás Estados el poder de la Iglesia es in-
significante. Puede concederse bastante igno-
rancia y superstición en el pueblo, pero es du-
doso si entre las clases superiores hay una
verdadera creencia en la infalibilidad del Papa
y en ciertos dogmas; y aunque el pueblo de
Honduras, como todos los de Centro- América,
©s católico, los hombres que han recibido al-
guna educación, casi no tienen una creencia
fija y son, como algunas veces se llaman, libre
pensadores. ( i )
( I ) El pueblo de Centro-América es eminentemente cató-
lico. Si hay uno ú otro libre pensador ^ son, . como en todas
r
— 268 —
Honduras obtuvo la erección de Obispado
hace mucho tiempo, cuya silla se estableció en
Trujillo, y después se trasladó á Comayagua
donde se edificó la Catedral que existe. Por
largo tiempo estuvo vacante, basta el presente
aflo (1855), que se consagró el actual Obispo^
seflor don Hipólito Casiano Flores. La Igle-
sia de Honduras se sostiene solamente por
contribuciones voluntarias y una pequeña par-
te que paga el Estado anualmente. No tiene
rentas de ninguna especie. ( i )
partes, aquellas personas que, procurando ostentar una instruc-
ción poco común, ó deslumbrador cou máximas que no puedeii:
digerir, manifiestan alguna indiferencia hacia la religión; pero-
todos concluyen con Montesquieu— que no gozaba de la mejor
reputación en este respecto,— ^á¿^ e¿ Evangelio es el mefor re-
galo^que nos dejó la revelación. — El Traductor,
( I ) Honduras fué erigido en Obispado el año de 153 1, por
concesión de Paulo III. El catálogo de los Obispos que ha te-
nido, es el siguiente:
El mismo año de 1531, llegó á Trujillo, donde existía la Ca-
tedral, el Ilustrísimo don Francisco Juan Talabera.
El año de 1570, el Ilustrísimo don Francisco de la Cerda,,
promovido á Chiapas.
El año de 1588, el Ilustrísimo don Gaspar de Quintanilla ;:.
fundó la clase de latinidad é hizo la iglesia de la Merced de
Comayagua, donde reposan sus cenizas. v
El año de 1613, el flustrísimo don Francisco de Tresneda
Caldo.
El año de 1628, el Uustrísimo don Luis de Cañizárez. ^
El año de i6a8, el Ilustrísimo don Nicolás Tomé.
El año de 1640, el Ilustrísimo don Juan Merlo.
269
Honduras conserva dos Universidades: una
en Comayagua y otr.a en Tegucigalpa. Tie-
ne nominalmente Cátedras de Leyes, Medicina
y geología, pero en el curso general de ins-
El afí^ de 1640, el Ilüstrísimo don Martín Iglesias.
El año de 1678, el nustrísimo don Alonso de Vargas y Abar-
ca; fundó el Colegio Tridentino de Comayagua.
El año de 1700, el Ilüstrísimo don Juan Pérez de Carpintero r
edificó la actual Catedral de Comayagua.
El año de 1723, el Ilüstrísimo don Pedro de los Reyes.
El año de 1723, el Ilüstrísimo don Antonio de M^caruya.
El año de 1723, el Ilüstrísimo don Diego de Rivas.
El año de 1773, el Ilüstrísimo don Francisco José Placencia;
Ixizo la fuente de la plaza mayor de Comayagua.
El año de 1783, el Ilüstrísimo don Jerónimo de San Miguel,
trasladado á Mechoacán.
El año de 1784, el Ilüstrísimo don Antonio de Guadalupe;
edificó la iglesia de la Caridad de Comayagua, reedificó el Pa-
lacio Episcopal, fundó la clase de filosofía y edificó el Conven-
to íle San Francisco de Tegucigalpa.
El año de 1793, fué nombrado el Ilüstrísimo don Francisco
de Molina.
El año de 1793, el Ilüstrísimo señor Cadiñanos.
El año de 1802, el Ilüstrísimo don Vicente Navas; murió en
1809.
El año de 181 1, fué nombrado el señor Barranco; no se con-
sagró.
El año de 1844, el Ilüstrísimo don Francisco de Paula Cam-
poi; tomó posesión el 4 de octubre del mismo año; y murió en
octubre de 1849.
El año de 1855, el Ilüstrísimo don Hipólito Casiano Flores;
tomó posesión el 27 de mayo. Es el primer Obispo nativo; y el
Obispado espera mucho de sus capacidades.
I/a iglesia de Honduras tiene la renta del diezmo, con que
se sostiene perfectamente bien. — El Traductor,
Honduras.- 20
— 270 —
trucción ^'jn Ir.f^.^/re'i aún á las escuelas co-
munes d^ *'/H Evt^'V^s Unidos, excepto tal vez
en !a p^^r*,*: ^í^j: yI:o:r.as, En el ramo de Cien-
cía.^ Xa*/íríí%:iv y en los estudies de más impor-
tancia prá/,ticíi para el desarrollo del país, co-
mo (¿^AÍnr/íi^ Matemáticas }• Mecánica, son
enl(:ran>^a)tc deficientes, y muchos jóvenes van
á t:'My]Uir Á l'.'ítaragua, El Salvador y Guate-
íníi)a, Eli verdad, la mayor parte de las per-
í>oijí<;> rjue se 1 Liman educadas, han recibido su
í)j->lnií í ion en otros puntos. Se ha hecho es-
íwr'//)% por levantar ^stos establecimientos en
JIonduraH, pero es muy poco lo que se ha ade-
lantado, Y el hecho de que cuando se han
rcHtablccído las suspensiones que han sufrido,
no les faltan pupilos suficientes para los estu-
dtort elementales, y las bellas disposiciones de
aquella juventud es una esperanza de que con
IKi/. y prosperidad nacional, habrá hombres
que harán honor al país.
Kl sistema de educación de Lancaster se
introdujo en Centro-América en tiempo del
Gobierno Federal, y ha continuado con algu-
nas modificaciones en varios Estados. No hay
ningunos datos sobre las escuelas generales
de Honduras, excepto algunos imperfectos es-
tados de los departamentos, que se publican
— 271 —
€n "La Gaceta." Pueden considerarse cuatro-
xíientas escuefeis en el Estado, con un término
medio de 25 alumnos cada una, ó un número
total de 10.000 ¡en una población de 350.000
habitantes! No hay librerías, y á excepción
de "Iva Gaceta'' del Gobierno, no se publica
ningún periódico. Hay yarias imprentas, pe-
ro no sirven más que para arrojar criminosos
panfletos políticos ó folletos de personal carác-
ter; de donde se sigue que la ignorancia del
pueblo es profunda y triste. ( i )
( 1 ) Libertad de la prensa, progreso; restricción de la pren-
sa, reacción. Nosotros, pues, proscribimos la restricción de la
"prensa. Pero al proclamar la libertad, no la deseamos tal cual
se comprende en Centro- América. Que nos ruborice el confe-
sailo, pero es preciso decirlo. Poco tendría la especie humana
que agradecer al hijo de Maguncia, por su divina invención, si
ésta hubiera servido sólo lo que á Centro- América. La prensa
periódistica de este psús, olvidando su noble misión, se consti-
tuye en folletista; y la privada no hallamos nombre con
qué calificarla. En la prensa ilustrada, el derecho de decirlo
todo, lo limita el respeto de la misma prensa. La de Centro-
América no cuenta con este privilegio; yapara que sea lo que
debe ser, nosotros osamos proponer el sistema siguiente:
Toda Gaceta— -tal es el nombre de los periódicos oficiales —
que cometa un desliz y que use de un lenguaje indigno de un
escrito ministerial, que sea reprochado por sus colegas, sean
cuales fueren sus colores políticos.
Todo escrito particular que presente un pensamiento de uti-
lidad pút)lica, que tienda á ilustrar el puebio, que contenga co-
nocimientos generales del país, etc., que se costee su impresión
por la autoridad.
/
— 272 —
Tampoco l^ay ningún cálenlo sobro el mon*
to de los productos industriales ¿el país, de su
comercio y de sus rentas. ' Sobre estos puntos,
toda apreciación es puraipente conjetural. Sin
embargo, los productos extranjeros que se con-
sumen son considerables, y los exportados co-
rresponden á éstos.
Los principales 'artículos que se exportan
se pueden valuar, aunque como he dicho, con*
jeturalmente, de la manera siguiente, que es
la más aproximada:
Oro y plata bruta ..$ 400.000
Caoba y otras maderas 200.000
Ganado 125.000
Cueros, zarzaparrilla, tabaco,
índigo, etc 400.000
$ 1. 125.000
Los ingresos pueden estimarse en 250,00a
pesos. La venta de aguardiente^ room nativo,
es estancada por el Gobierno y da un producto
anual de consideración.
Todo escrito privado que no sea más que el desahogo de pe-
queñas pasiones, que se haga pagar dos, tres 6 cuatro veces má»
de su impresión común.
De esta manera, el periodismo será moderado; j habrá mas-
que escriban para bien del público y menos que ofendan al
"público. — El Traductor.
273
La moneda de Honduras ha sido viciada
por el valor vago que tiene la llamada praiJi—
sional 6 de cobre ^ es decir, cobre con tina pe-
queña parte de plata, en cuartos ó medios pe-
sos. Nunca ha tenido un valor intrínseco por
la ley, y desde 1839 ha ido teniendo una de-
preciación hasta el extreaof) de que, al presenta,
doce pesos de cobre valen uno de plata. Pero
á pesar de la ley que obliga la circulación de
esta moneda^ los pueblos de los departamentos
de Gracias, Yoro, Santa^ Bárbara y Olancho,
han rehusado recibirla. Es difícil saber qué
cantidad circula, pefo se puede calcular en va*
lor nominal i. 000.000 de pesos, igual á 100.000
pesos de plata. Es justo observar que el actual
Gobierno de Honduras ha hecho laudables es-
fuerzos por arreglar su valor, procurando, por
una gradual amortización reducirla á la deno-
minación que tiene la de los Estados Unidos.
Además de la moneda provisional, hay la
que . llaman macaco^ una especie de moneda
cortada, del antiguo reino; y ésta, con los tipos
de la República Federal y el americano é inglés,
forman toda la circulación de Honduras. Las
monedas extranjeras pasan por su valor, y no
es como en la Nueva Granada, Nicaragua, y al-
gunos Estados de Sud-América, que tiene una
— 274 — .
ventaja nominal. Como la exportación es ca-
si ignal á la importación, la poca moneda qne
circula queda en el Estado para el limitado co-
mercio del interior.
El ganado de Honduras constituye al pre—
senté el más fácil medio de riqueza. El com-
parativamente carácter abierto del país en el
interior, y sus vastas sabanas cubiertas de pas-
to, son circunstancias muy favorables para
llevar esta propiedad á una extensión indefini-
da; pero por razones bastantes sencillas, el ga-
nado no da á los propietarios las ventajas que
debía, desde que el consumo interior ha dis-
minuido, asi como la demanda de los Estados
vecinos. M. Baily ha sugerido la idea de p<^
der salar carne en el Estado y llevarla á las
Indias Occidentales y á otros mercados, y tie-
ne mucha razón en pensar así. Podrá objetar-
se que la alta temperatura del país es un in-
conveniente para esto, pero ciertamente, hay
una porción de lugares en el interior, cuj^a ele-
vación y frío clima salvaría la objeción, si aun
fuese bien fundada.
Es preciso confesar que . toda la indus-
tria del país es escasa. Tal ha sido la
natural consecuencia de la condición del pro-
pio país antes y después de la indepen—
— ^75 —
«
dencia, así como de la composición de su
pueblo.
El mezquino sistema colonial de España
en todas sus posesiones de la América, y espe-
cialmente en el centro, había prohibido la co-
municación de éstas con el resto del mundo.
Ninguno de los progresos en las artes ó en la
agricultura, que han operado gradualmente la
revolución de la industria -de las naciones,
era permitido que llegara á aquellos lugares.
El comercio fué monopolizado por la Corona,
^que procuró regular el monto de las produccio-
nes de ciertos artículos, por el de los en que se
distinguían las colonias. Un ejemplo demos-
trará mejor á dónde llegaba aquella miserable y
opresiva política. A principios del siglo XVIII
se introdujo en la costa del Norte de Hon-
duras el cultivo de la vifia con el mejor suce-
so; pero pronto España, fijó la atención en ello^
y temiendo que la colonia faese rival de la
Madre Patria, mandó destruir los viñedos, cu-
yas órdenes cumplieron exactamente los em-
pleados de la Corona. Desde este ensayo no
se ha pensado nuevamente en tan importante
ram ó; pero no hay duda que se producía con'
abundancia y llegaría á ser una inmensa fuen-
te de riqueza en el Estado.
— 276 —
Las continuas turbaciones interiores que
siguieron á la independencia, no han permiti-
do al país reparar los errores del anterior régi-
men, que tanto había suprimido su industria
como el desarrollo de tanto elemento de riqueza.
Estas conmociones han contenido á toda em-
presa extranjera á intentar nada, y han emba-
razado al pueblo mismo á usar de los pocos
medios con que cuenta para promover su bien-
estar.
El grande obstáculo que se presenta en
Honduras es la falta de buenas vías de ^
comunicación interior. Los caminos, así lla-
mados, no lo son más que para muías, que sir-
ven para pasar grandes y rápidas corrientes, ó
escarpadas montañas, donde se encuentran lu-
gares tan precipitados y tan obstruidos, que el
viajerp retrocede desesperado de pasar. Las
cargas que llevan las muías, necesariamante
son ligeras, y los gastos de transporte son tan
grandes, que impiden la exportación de muchos
artículos del país, á excepción de los que están
inmediatos á la costa. Los de importación que
no pueden ir en muías, van en hombros de
hombres; y los pianos, espejos y otros objetos
voluminosos y de valor, se llevan de esta ma-
nera al interior, desde los puertos, á distancias
— 277 —
^e sesenta ó cien millas. Por la misma razón,
no se pueden introducir máquinas propias pa-
ra el laboreo de las minas. Pero abriendo una
sola buena vía de comunicación á través del
Estado, y especialmente en el evento de la
-construcción del proyectado camino de hierro
entre los dos mares, estas dificultades serían,
si no en el todo, en la mayor parte removidas,
y la industria recibiría un incentivo extraordi-
nario. La importancia de estas materiales
consideracioi|es es bien comprendida por toda
la porción ilustrada del pueblo; y con tal obje-
to, están dispuestos á emplear todos los medios
de su poder para que la empresa se realice,
cooperando por su parte al desarrollo del país.
Liberales en política y religión, ellos repelen
las sugestiones que, con siniestra mira, les ins-
piran los demagogos de México* y Guatemala
contra los Estados Unidos. Como una prueba
de su buena inteligencia con éstos, y del de
conservarla, el Gobierno de Honduras nombró
en el año anterior un Enviado Extraordinario
y Ministro Plenipotenciario cerca del de la
Unión, cuyo encargo vino á desempeñar don
José Barrundia, hombre que, como el más altivo
promotor de la independencia de Centro-Amé-
rica, como el autor de su Constitución y su
— 278 —
Presidente en otro tiempo, daba el mayor re-
lieve é importancia á su misión. Sn violenta^
muerte, en cumplimiento de ella, fué justa-
mente mirada en Honduras como una calami-
dad nacional.
La civilización es armoniosa; y ningún pro-
greso intelectual, político ó social puede haber^
sino precede el correspondiente progreso ma-
terial. Esta verdad se ha ido presentando poír
sí misma á la parte reflexiva del pueblo de
Centro-América, y la ha convencido de que no
son los repetidos cambios políticos los que
operarán la regeneración del país. En esta
convicción es, pues, que la Constitución de
Honduras autoriza al Presidente para "con-
cluir tratados de colonización;" y como en otra
parte he dicho, solamente por un juicioso sis-
tema se introduciría la inteligencia, la indus-
tria y el comercio, y se aseguraría la paz, la^
prosperidad y el bienestar del pueblo. Con
vastos recursos, con un clima adaptable á cada
capricho y á las producciones de cada zona, y
con una posición sin igual, el poder y progre-
so de Honduras, tanto tiempo descuidado, se
desarrollaría admirablemente.
CAPITULO XIV
Catnino de hierro interoceánico. — Proyecto de un camino dr
hierro interoceánico por Honduras
"Un corto y fácil pasaje" entre el Atlán-
tico y el Pacífico, cruzando el istmo que une el
Norte con el Sud-América, ha sido, por más
de tres siglos, el grande objeto de la ambición
humana y del espíritu de empresa. La espe-
ranza de encontrar "el secreto del estrecho'^
fué la que llevó á Colón á lo largo del Conti-
nente de Honduras hasta el Orinoco, la que
condujo á Magallanes á los estrechos que con-
servan su nombre y la que animó á Cortés,
quien seguido de un puñado de soldados, avan-
zó hasta el corazón del hostil Imperio de Mé-
xico, y mandó su exploradora escuadrilla á las
desconocidas aguas del gran mar del Sur. (i)
(i) B1 Emperador Carlos V, en 1523, en una carta de Valla-
dolid, recomendaba á Cortés buscase cuidadosamente "el secre-
to del estrecho' * que uniese las costas Oriental y Occidental de
— 2bo —
Pero áts¿e el momento que se conodó que
DO había Dicgnoa comunicación natural entre
los dos mares, sé fijó en la imaginación de
los hombres la idea de abrir una artificiaL Así
que, desde 1551, se han señalado tres puntos
crmio los más favorables para la empresa:
I, El istmo de Tehuantepec.
II, El istmo de Nicaragua.
III, El de Panamá ó Darién.
Otras dos líneas se han indicado después,
á saber: una de la laguna Clj^iriquí, en el Mar
Caribe, al Golfo Dulce, en el Pacífico; y la se-
gunda, propiamente en el Continente de Sud—
América, del río Atrato, que cae al Atlántico,
al río Choco, que va al Pacífico.
De todas ellas, tres han sido las que se han
designado como más propias para abrir un ca-
nal entre los dos mares: Nicaragua, Dariéu y
Atrato. Se creyó una vez que también por
Panamá y Tehuantepec podían hacerse cana-
les, pero desde que se hicieron los reconoci-
mientos necesarios en estos puntos, desapare-
ció tal idea. Los que se practicaron reciente-
Nueva España, y que acortase, como era <Je suponer, las dos ter-
ceras partes del viaje de Cádiz á las costas de Catay. Cortés
contestó, lleno de las mayores esperanzas, de hacer el descubri-
miento "que haría, añadió, al Rey de España, señor de tantos
"dominios, que se llamaría señor del mundo. "
— 28l —
mente en Nicaragua, han demostrad9 que la
construcción de un canal allí, aunque posible,
tendrá tan grandes é inesperadas dificultades^
como un costo que no permitirá fácilmente el
reembolso del capital invertido. Otro recono-'
cimiento que acaba de concluirse en Darién, ha
probado igualmente la impracticabilidad de un
canal en esa línea. La del Atrato permanece
aún abierta al examen, examen que para otras
especulaciones no ha dado el mejor resultado.
Pero aun cuando fuese practicable un canal
por esa línea, su extrema posición meridional
sería siempre un obstáculo para obtener bueú
suceso, en razón de que los principales puntos
del Pacífico con que más importa tener pron-
tos medios de comunicación, están en las altas
latitudes del Norte
En efecto, el gran desiderátum de los Es-
tados Unidos' es una ruta lo más al Norte posi-
ble; y ya sea por mar ó por tierra, el requisito
más indispensable es que haya buenos puertos
en ambos mares. Sin éstos, no puede haber
ni fácil ni segura comunicación, y cada milla
al Sur de la latitud de New Orleans que tenga
cada ruta, añade dos de distancia entre los Es-
tados del Atlántico y California, Oregón, islas
Sandwich y los mayores centros de comunica-
282
ción oriental que están abiertos á nuestra em-
presa.
Así, pues, la ruta que mejor llene estas dos
condiciones — una alta latitud y buenos puer-
tos, satisfará las exigencias públicas y será
superior á las otras.
Y aquí debe observarse que cuando el pro-
yecto de abrir una comunicación interoceánica
por el istmo de Centro-América llamó por pri-
mera vez la atención del mundo, no eran cono-
cidos ni los buques de vapor ni los caminos de
hierro. Por esta razón, no se habían indicado
otras líneas, más que las que eran adaptables
para canales; y de ahí ha resultado esa predi-
lección, casi preocupadamente, con que se han
continuado mirando ciertas líneas, aun des-
pués de que modernos reconocimientos han al-
terado enteramente la naturaleza de la cues-
tión. Los españoles designaron los istmos" de
Panamá y Tehuantepec como los más facti-
bles para abrir un canal; pero hicieron esta
elección por el motivo que acabo de exponer,
al cual toda otra consideración le era subordi-
nada. Mas si ellos hubieran tenido idea dé la
aplicación del vapor á la navegación y al trán-
sito por tierra, jamás hubieran vuelto á pensar
^ tales istmos, sino que habrían escogido otras
— 283 —
líneas que combinasen las grandes é indis-
pensables condiciones para una vía permanen-
te de tránsito— "buenos puertos, clima saluda-
T)le y ventajosa posición comercial.''
Siempre sería deseable y útil una comuni-
-cación por agua entre los dos mares; empero,
-es bien sabido que al presente muchas de las
exigencias del comercio, y todas las de viajar,
:Son mejor satisfechas por caminos de hierro
-que por canales. Además, su mayor adapta-
ción á las condiciones naturales, facilidad para
superar obstáculos físicos y baratez para la
-construcción, son circunstancias que llaman
más directamente la atención práctica.
A la lista, pues, de las vías de comunica-
>ción interoceánica ya presentadas, añado otra
-que tifene tales ventajas peculiares que da una
-superioridad permanente^sobre las otras, como
medio de tránsito, seguridad, rapidez y facili-
-dad para comunicar con los puntos más im-
portantes y centrales del Pacífico. Esta línea
está dentro del Estado de Honduras^ y ya tiene
un concluido reconocimiento^ como se verá de
los resultados que se presentan.
Comienza en Puerto Caballos, en la Bahía
lie Honduras, latitud 15^ 49' N^ y longitud
'87^57' C>., y sigue un poco al Sur, atravesau-
— 284 —
do el Continente, hasta la Bahía úe Ponseca,.
en el Pacífico, latitud 13^ 21' N. y longitud 87°
35' O. Su total extensión de tondeadero i
fondeadero, ó de cinco brazas de agua en Puer-
to Caballos, cinco brazas de agua en la Bahía
de Fonseca, es de ciento cuarenta y ocho mi-
llas geográficas, iguales á ciento sesenta mi-
llas comunes. Partiendo la línea de Puerto
Caballos, sigue un curso algo al Este y al Sur,,
y atraviesa el llano de Sula, hasta cortar el
río Ulúa, cerca del pueblo de Santiago, De aquf
sigue por el valle de este río, después llamada
Humuya, hasta su propio nacimiento, en el
gran llano de Comayagua, á distancia de cien
millas de Puerto Caballos. A la extremidad
meridional de este llano, hay una elevación
que forma la cima entre el Atlántico y^el Pa-
cífico. Aquí el nacimiento del Humuya casi
se toca con el del Goascorán, que corre por el
propio valle á la Bahía de Fonseca.
Dos circunstancias hay que observar en es-
ta línea:
i^ Que los valles del Humuya y del Goas-
corán, unidos con el plano central de Comaya-
gua, yÍ7rw¿2« un gran valle transversal que se
extiende de mar á mar ^cortando completamente
la cadena de la cordillera.
— 285 —
2^ Que este gran valle transversal va de
Norte á Sur, permitiendo la locación de la pro-
puesta ruta, sin desviarse en todo su curso ni
cinco millas de una líuea recta.
Estas naturales condiciones, así como la
capacidad, seguridad y excepcionales fondea-
deros en las dos extremidades, y la gran salu^
bridad del país, distinguen á esta línea para
una^ permanente vía de comunicación inter-
oceánica. Ella combina todas las circunstan-
cias precisas, y bajo todos respectos, no tiene
comparación con las que se han presentado á
ia consideración pública.
Comenzando, pues, por Puerto Caballos,
y siguiendo hacia el Sur, todos los hechos con-
cernientes á ella llevarán el mismo orden.
I.— PUERTO CABALLOS
Habiéndose ya descrito á Puerto Caballos,
nada hay que añadir, sino que es seguro y ca-
paz para todas las exigencias presentes y de
un comercio activo. Fué reconocido en 1853
por el Teniente JeíFers, de la marina de los
Estados Unidos (véase la carta), quien con-
cluye:
"Puerto Caballos es un excelente fondeade-
ro, de gran capacidad, suficiente profundidad
Honduras .—21
— 286 —
y fácil entrada. Situado en la base de las co-
linaSy no tiene ni esteros ni lagunatos que
afecten la salubridad del lugar, que es bastan-
te amplio para el establecimiento de una gran
población. La laguna, que es de agua salada
y se abre á la mar, abunda en pescado."
Puede agregarse solamente que el terreno
inmediato al puerto es firme, limpio y de cul-
tivo. Su fertilidad y la abundancia de buena
agua, ofrecen las condiciones necesarias para
sostener una floreciente población.
II. — DE PUERTO CABALLOS Á SANTIAGO
De Puerto Caballos para llegar al hermoso
llano de Sula ó Santiago, por donde pasan los
anchos ríos de Chamelecón y Ulúa, es necesa-
rio hacer un circuito de casi tres millas, dando
vuelta á la extremidad Este ó base de la alta
cadena de montañas del Merendón ú Omoa,
que es un ramal de la cordillera y que termi-
na precipitadamente.
El plano de Sula forma un gran triángulo,
cuya base tiene en el mar, extendiéndose más
cincuenta millas á lo largo de la costa, al lado
de afuera de las montañas de Omoa á las de
Congrehoy, y pasando su ápice al Sur sobre la
— 287 —
línea de la propuesta ruta, en dirección á^ Co-
mayagua. Una porción de este plano á la de-
recha ó hacia el Este del río Ulúa, es tan baja,
Kjue en las grandes avenidas es inundada; pero
no sucede lo mismo en la parte Oeste del llano,
sobre la cual se formará la ruta. Allí el te-
rreno es firme, y los ríos tienen profundos
cauces. Ni en estos lugares, como en toda la
línea, no se encuentran insondables pantanos,
^omo los que han obstruido al de Panamá. En
la opinión del Teniente JeflFers, el camino, des-
pués de dar vuelta á la base de las colinas á
la espalda de Puerto Caballos, puede ir recta-
mente hasta el pueblo de Santiago, donde se
forma el Ulúa por la unión del Santiago, el
Blanco y el Humuya. Este, que tiene la di-
rección áel Ulúa, de Norte á Sur, debería lle-
gar el mismo nombre. Antiguamente existía
un camino de Puerto Caballos á Santiago, que
aun podría seguirse, á pesar de estar casi obs-
truido por el abandono del puerto. El ascen-
so á Santiago es tan suave é imperceptible, que
no merece ser mencionado.
Santiago puede mirarse como la cabeza de
la navegación de vapores en el Ulúa, aunque
en ciertas épocas pueden llegar también con
facilidad buques de regular . capacidad. El
— 288 —
Teniente Jeffers, que examinó el río minucio-
samente, asegura "que vapores que calen siete
pies de agua, pueden entrar en todo tiempo en
el Ulúa, y de junio á enero, llegar hasta la
confluencia del Humuya. Ligeros vapores
pueden ascender siempre hasta la boca del
Humuya, y por el río Blanco hasta cerca de
Yojoa."
IIL— DE SANTIAGO, POR EL VALLE DEL HUMU-
YA, HASTA EL LLANO DEL ESPINO
Desde Santiago, la línea de la ruta es dis-
crecional. Puede seguirse por una ú otra
margen del Humuya. Solamente un dilatado^
y prolijo reconocimiento puede demostrar cuál
es la que ofrece más facilidades. El Teniente
Jeffers opina que la izquierda, ú occidental, es
la más favorable. Siguiendo ésta, será nece-
sario un puente en el Santiago ó Venta, que
no tendrá menos de quinientos ó setecientos
pies, y otro en el Blanco, que no excederá de
sesenta. Puede atravesarse también el Ulúa
abajo 'de su unión con los otros ríos; pero el
pu^te será naturalmente de dimensiones más
considerables que el de la Venta.
Pero aun sin tomar ninguna margen, la
ruta puede llevar esencialmente la misma di-
— 289 —
Tección. El llano continúa por cerca de diez
millas más allá de Santiago, donde lo cortan
las colinas y montañas que forman los límites
del comparativamente estrecho valle del Hu—
muya. Desde este punto el ascenso es más
rápido. El curso del Humuya por el llano del
Espino es directo; y el valle, según el Tenien-
te Jeflfers, **es formado por colinas de cincuenta
á quinientos pies de altura que, en general, se
aplanan las márgenes del río, pero ocasional-
mente se encuentran menos avanzadas y dejan
la banda del mismo nivel superior á las inunda-
aciones. Las pendientes rara vez son precipitadas,
y en ningún punto requieren un trabajo serio.
La alternativa de cavar y rellenar es bien favo-
rable. Todo el terreno de las inmediaciones
es generalmente abierto é interceptado por
numerosos y fértiles valles; pero más propios
para repastos que para la agricultura. Las
montañas están cubiertas de pinos y encinas,
y en las riberas de los ríos hay grandes canti-
dades de caoba, cedro, guanacaste, hule y otras
maderas preciosas.
Casi en la medianía de Santiago y el llano
del Espino, desciende el río Sulaco á la dere-
cha y se une con el Humuya. Es un conside-
rable río que baña un ancho y fértil valle que
— 290 —
se extiende en dirección del rico departamento
de Olancho. La construcción del proyectada
camino de hierro desarrollarla no sólo el valle
de Sulaco por medio de caminos de wagones^,
sino que pondría también en comunicación al
distrito de Olancho con la costa de Puerto Ca-^
ballos, I
El llano del Espino, puede decirse que co-
mienza en el pueblo de Ojos de Agua. Este
pueblo está aproximadamente á cincuenticinco
millas de Puerto Caballos, y el valle está á no-
vecientos treintiséis pies de elevación del nivel:
del mar. El grado común del camino será ei>.
este punto de setenta pies la milla.
IV.— DEL LLANO DEL ESPINO AL DE COMA-
YAGUA
De Ojos de Agua, donde una línea trans-
versal de colinas separa el llano del Espino
del de Comayagua, no hay ninguna dificultad
para la construcción del camino. Unos pocos
puentes sobre pequeños ríos, que no pasarán
de treinta pies, son casi las obras de más tra-
bajo. El declive del llano del Espino hacia el
Norte, es ligero, y ayudará á llegar á la cima
sin ningún esfuerzo de trabajo. De la extre—
— 291 —
é
midad septentrional de este llano para llegar
al de Comayagua, hay dos vías — seguir el
valle del Humuya que abre una considerable
banda al pasar por las colinas interpuestas, ó
tomar el de estas colinas, en línea recta, sobre
una intermedia cima de cerca de ciento cin-
cuenta pies.
La elección entre estas dos líneas, no dudo
que será sobre la general cima, á la extremi-
dad Sur del llano de Comayagua. Si se adop-
ta el paso de Guajoca, entonces se tomará la lí-
nea del río; y si se escoge la de Rancho Chi-
quito, la. línea irá directamente por sobre las
colinas, pasando por la ciudad de Comayagua,
capital del Estado. ''
El llano del Espino, algunas veces llamado
de Manianí, es como de doce millas de largo y
ocho de ancho, y de una belleza extraordinaria.
Se asegura que en tiempo de la Corona, había
un tráfico establecido entre Manianí y Puerto
Caballos. Últimamente han ido canoas carga-
das, y aun el Teniente JeflFers fué en una desde
Ojos de Agua. Sin embargo, la corriente del
río es rápida, y en muchas partes hay obstruc-
ciones que hacen la navegación un poco difícil
y peligrosa.
— 292 —
%
V.- LLANO DE COMAYAGUA
El llano de Comayagua constituye precisa-
mente el rasgo de la topografía general del
país, que no sólo presenta practicabilidad, sino
gran facilidad para el referido camino de hie-
rro. Está situado en el verdadero centro del
Estado, en la medianía de los dos mares-, y
tiene cuarenta millas de largo y de 5 á 15 de
ancho. Su eje principal es de Norte á Sur,
correspondiendo casi todo él con la línea pro-
puesta. Sus dimensiones son exclusivas de
los valles laterales de los ríos que se concen-
tran en el mismo bajo y de los del Humuya.
Como el del Espino, su declive va gradual-
mente al Norte, y así hace los grados del cami-
no por la cima ligeros y fáciles. Este llano es
el único en Gentro-América que tiene su eje
coincidiendo con el meridiano, razón porque
los españoles fundaron la ciudad de Comaya-
gua en el punto que ocupa.
^*Se pensaba, dice Juarros, historiador de*
Guatemala, obtener por medio de este lugar
una fácil comunicación entre el Atlántico y el
Pacífico. Siendo su situación casi en la me-
dianía de Puerto Caballos y la Bahía de Fon-
seca, debía servir de un conveniente depósito
— 293 —
intermedio. Además, teniendo un clima salu-
dable y un suelo fértil, se evitarían muchas de
las enfermedades y fatigas que se experimen-
tan yendo por el nombre de Dios (Chagres) á
Panamá, (i)
La línea del camino á través del llano de
Comayagua, es discrecional, como he dicho.
Si se elige él paso de Rancho Chiquito, el
camino irá por las colinas que separan éste del
del Espino, en línea recta, poco más ó menos,
saliendo cerca de la ciudad de Comayagua; de
aquí sigue la margen derecha del Humuya
hasta un punto inmediato á San Antonio, en
donde atraviesa el río y pasa rectamente hasta
Lamaní. La margen derecha del Humuya es
más entrecortada que la otra, pero no en tér-
minos que requiera operaciones de construc-
ción.
Y si se designa el de Guajoca, el camino se
retirará por el valle del río, á través de las
colinas, en una distancia de tres millas cuando
más, pasando por la margen izquierda del río,
siguiendo la parte Oeste del llano y atravesan-
do los pequeños pueblos de Ajuterique y Leja-
maní, la villa de La Paz ó Las Piedras y la
(i) History of the Kiugdom of Guatemala, Baily's trans-
-lation, p. 331.
— 294 —
dirección de Tambla* Esta parte del llano es
extraordinariamente fértil y favorable para la.
obra. Los ríos, con nna sola excepción, son
peqnefios, y una inextinguible cantidad de
piedra de canto y de mármol azul, hay en las-
inmediaciones de la línea.
En el valle del río, entre las colinas que
dividen los dos llanos, fué donde en los recono-
cimientos se creyó que había la mayor ó la
única dificultad, entre la cima y el Atlántico.
No hay, sin embargo, ninguna para un camino
de rails; y, al contrario, hay lugar para una
docena de caminos con poca diferencia de gra«
dos. Las colinas son altas, pero no tan preci-
pitadas que impidan el cultivo hasta la orilla
del agua, las cuales en un país de lluvias,,
presupone un declive sin inconveniente para
nuestro objeto.
De Ojos de Agua á Lamaní y á Tambla hay
una distaucia de cerca de cuarenta millas. La
elevación de este último punto es de 1.944 pies,,
y la del segundo, de 2.016 pies sobre el uivel
del mar. Así, pues, siendo la elevación del
segundo mayor de la del primero, 1.008 pies,.
el grado será de veinticinco pies dos líneas por
milla. La distancia á Lamaní es algo mayor,.
y el grado va ligeramente alzando, á conse-
— 295 —
cuencia de la intermediaria cima de ciento-
cincuenta pies entre los llanos.
La distancia de Puerto Caballos á Tambla
puede ser de 90 millas, y el término medio del
grado de 21 pies 9 pulgadas por milla.
VI. — LA CIMA
Por cima llamo la sección entre Tambla d
Lamaní y Rancho Grande, una distancia como
de quince millas, q\ie divide el punto ó ciiña
propiamente dicha, entre los dos lugares. Den-
tro de esta sección es solamente donde se en-
cuentra la principal, y puede decirse la única
dificultad que exige los trabajos del Ingeniero.
Pero aun éstos no son de una naturaleza ex-
traordinaria y mayores que los que general-
mente ocurren en todos los caminos de igual
extensión en cualquier país. No hay que for-
mar túneles ni que hacer grandes excavaciones
en el paso de la cima; y del lado del Norte, se
puede hacer el corte en una espacie de talpe-
tate parecido al yeso, que cede fácilmente al
pico. Se puede cortar tan fácilmente como la
arcilla, con la ventaja de que se pueden formar
muros verticales sin desmoronarse.
La cima puede pasarse por dos puntos, sin
que ninguno varíe de una línea recta: por
— 298 —
de, donde los dos ríos se unen y forman el se-
gundo. Si el corte se hiciese encima, el máxi-
mum del grado sobre toda la línea del camino,
no bajaría de 60 pies por milla, y no excedería
de 40 en una distancia de más* de seis.
VII. — VALLE DE GOASCORÁN .
Después de pasar la cima, la línea seguirá
el valle del río Goascorán á los llanos que ro-
dean la Bahía de Fonseca. El grado será casi
uniforme, aunque teniendo su término medio de
altura en el declive hacia al Norte. El carác-
ter del terreno y las facilidades que presenta
para la construcción del camino, las explica el
Teniente Jefíers de la manera siguiente:
"El país es en general del más favorable
carácter. Trazándose la línea del camino so-
bre la margen del río, presenta el carácter de
un plano inclinado desde la cima hasta el fon-
deadero. Poco hay que cortar, excepto en la
división al uno y al otro lado de la cima; la cur-
va será buena y los grados no serán mayores
que los de todos los caminos que se han ejecu-
tado. Ningún túnel se requiere y jnuy po-
cas excavaciones hay que hacer sobre roca»
— 299 —
"La elevación que hay que salvar en el pa-
50 de la cima de Rancho Chiquito, es de 2.5cx>
pies, pero considerándose que no hay descen-
so, y que es el total de los ascensos^ y no la ele-
vación de la cima la que constituye los gastos
del trabajo, se verá que no es absolutamente
•desfavorable.
"Al Sur de Goascorán hay gran cantidad de
piedra de cal, piedra de canto, cuarzo y arena
mezclada con lava y piedras volcánicas. En
•Goascorán hay extensas vetas de piedra de cal
azul, y en el río, porción de granitos y piedra de
<:anto. Esta piedra se puede cantear bien con
pico, pero es bastante compacta. Prueban su
<luración, los diversos grabados que hay en las
rocas, cerca de Aramesiná, desde antes de la
<:onquista. La excavación que se haga no ten-
drán un gasto mayor que sobre la tierra, con
la ventaja de la duración. Sobre toda la línea
hay abundante piedra de cal, arena y tierra
de ladrillo.
"En las colinas de Aramesiná se encuen-
tra el pino amarillo, y en San Juan y Aguan-
queterique, es inmensa la cantidad que hay
del mayor grueso, inmediato todo al camino.
El pino llega hasta 30 pulgadas de grueso y
hasta 50 y 75 pies de alto, sin ninguna dife-
— 300 —
rencia al mejor de Nort Carolina. La en-
ciña se encuentra también en abundancia, asi
como otras muchas maderas preciosas.
"El valle no es ancho, comparado con svk
largura, y no hay que atravesar desde la cima
más que treinta pies de agua; pero los gastos^
en este íUm serán muy pequeños, porque to-
das las maderas de construcción para puentes
se encuentran en la cantidad que se desee.
"Los riachuelos que cortren al Goascorán.
tienen un poder de agua suficiente para toda
clase de máquinas ó molinos."
VIII.— BAHÍA DK FONSECA
La magnífica Bahía de Fonseca, en los tér-
minos occidentales de la prepuesta vía, "es, sin
disputa alguna, el mejor puerto, ó más bién^
la constelación de los puertos" en toda la costa
del Pacífico. Es de 50 millas de largo por 30
de ancho, perfectamente protegida, con dos 6
tres islas, puertos interiores de suficiente agua
y hermosos lugares para establecer ppblacio-
nes comerciales ó manufactureras de toda es-
pecie. Los tres Estados de Honduras, El Sal-
vador y Nicaragua, tocan en ella. Sin embar-
go, Honduras es el que tiene su mayor frente^
301
El puerto de La Unión, enla pequeña bahía
del mismo nombre, es el principal de El Sal-
vador. Su comercio en el líltimo año fué de
500.000 pesos, y sus ingresos de 100.000
pesos . El principal puerto de Honduras es
Amapala, en la isla del Tigre. Es un , puer-
to libre, y progresa rápidamente en comer-
cio y en población, la cual ha áoblado en los
últimos dos años. Una compañía americana
ha establecido en la isla una máquina de
aserrar madera, que marcha con actividad. Es-
ta compañía está pronta á contratar toda la
madera pue se necesite para la construcción
del camino en la sección del Pacífico y para
los edificios, estaciones, depósitos, etc.
El punto preciso donde termine la línea en
la bahía, dependerá del examen que hagan los
Ingenieros con más escrupulosidad, así como
de otras circunstancias particulares. Puede
llevarse al puerto de San Lorenzo, á la cabeza
de la bahía del mismo nombre, que tiene no
menos de cuatro brazas de agua. En esta di-
rección irá por un terreno seco y firme; pero
será preciso un puente de cien pies sobre el río
de Nacaome. Por medio de otro de estacado,
de cien pies, el camino puede conducir á la is-
la de Zacate Grande, en el punto señalado en la
Honduras.— 22
— 302 —
carta, frente á un excelente fondeadero. Tam-
bién puede llevarse, con alguna dificultad, á
través de la parte septentrional de la isla, y
que termine en la del Tigre, por un puente de
estacado que no bajará de una milla, y en una
profundidad de seis pies de agua.
Puede igualmente llevarse sin grandes difi-
cultades, á un punto enfrente de 1^ Bahía de
Chismuyo; 'pero allí sería preciso formar un
muelle de considerable extensión; mientras en
San Lorenzo, Zacate Grande y el Tigre, un
muelle común será suficiente para los mayores
buques en "alta marea," á un lado de los de-
pósitos de^a compañía.
Tampoco sería difícil hacer terminar el ca-
mino en La Unión; pero éste pertenece á otro
Estado, y no presentando ninguna ventaja
particular sobre los otros puntos indicados, no
hay necesidad de manifestar las facilidades
que ofrece para el trabajo en cuestión.
La carta de la Bahía de Fonseca, según el
reconocimiento hecho por Sir Edward Belcher,
por instrucciones del Gobierno británico, y pu-
blicada por el Almirantazgo, manifiesta la ne-
cesidad de verificar otro en esta notable bahía,
que parece que el Creador la marcó como el
último centro del comercio del Pacífico. De un
~ 303 - '
<:lima saludable, rodeada de un terreno de ili-
mitables fuentes de agricultura; con ricas é
inextinguibles minas de oro, plata y carbón
de piedra; abundante en pescado, osljas, etc.;
poseedora, en fin, de cuanto es necesario para
una próspera y grande población, la Bahía de
Fonseca es, sin rival, para la adaptación de una
obra de interés universal como la de que se
trata.
. IX. — GRADOS
En la construcción del camino de hierro, la
materia de grados es de la más importante
consideración. Por los precedentes datos, se
verá que las primeras cincuenta millas del
propuesto camino tendrán un grado medio de
17 pies por milla, y las siguientes, 40 millas
4e 25 pies 2 pulgadas por milla. En la divi-
sión de 15 millas, cruzando la cima, no consi-
derándose probable la disminución de grados
en una cima cortada, será de 55 pies por milla,
y eso solamente por una corta distancia. De
allí al Pacífico el .máximum no excederá de 45
pies por milla. La suma total de ascenso y
descenso de mar á mar, es de 4.700, queda un
grado medio de poco más de 28 pies por milla.
— 304 —
lyOS resultados son altamente favorables, como
se verá de la siguiente comparación.
Tabla de grados máximos
De Baltimore á Ohío, por milla ii6 pies
De Baltimore y Susquehanna 90 „
De Boston y Albany 89 „
De New York y Erie 60 ,,
De Panamá (declive oriental) 53 „
De Panamá (declive al Pacífico) 60 „
De Tehuantepec (proyectado cami-
no) (i) 64. „
De Honduras (proyectado camino).... 55 „
El camino de Baltimore y Ohío que tiene
los 116 pies de grados, no es más que de ocho y
media millas de largo; es decir, 986 pies de
alto, ó casi la mitad de la suma total de ascen-
sos y descensos del propuesto camino de Hon-
duras. La de los del primero, ó del de la divi-
sión oriental de New York y Erie, en una dis-
tancia de 71 millas, hay 3^22 pies, que da un
medio de 54, más que el doble del referido de
Honduras. El peso de los grados, en el curso,^
( I ) En Tehuantepec no se considera media m^lla de túneL
' — 305 —
•es objetable; pero las mejoras que se han he-
<:lio en las locomotivas, pueden pasar alturas
que antes se consideraba imposible.
Anteriormente se evitaba el peso de los
grados, y cualquier sacrificio se hacía en favor
de ellos, aun cuando la suma de ascensos que
hubiere que subir fuese la misma, ^n otras
palabras, se había creído que en un camino de
loo millas de largo, y con una cima de i.ooo
pies de alto, en un medio uniforme de lo pies
por milla en toda la distancia, eran preferibles
^ de nivel, y de 20 á 50 pies por milla. Pero
prácticamente se conoce que los últimos arre»
glos hechos son más ventajosos; esto es, que
la concentración de grados en un punto, com*
pensada por un poder auxiliar, es más econó-
mica en tiempo y costo.
Empero, la aplicación de este principio per-
tenecerá á los Ingenieros á quienes se confíe
la construcción del consabido camino. Afor-
tunadamente, la naturaleza del terreno admite
esta discreción. Puede haber una considera-
ble concentración de grados dentro de 10 mi-
llas sobre cada lado de la cima, siempre direc-
tamente; ó puede colocarse el camino en las
bases de las filas paralelas de colinas sobre los
más altos y uniformes grados.
— 3o6 —
En el mapa seccional que presenta el cursa
de la línea que debe seguir el camino, se verá
que la disposición de grados es favorable en el
tránsito general para transporte de personas y
de mercancías, teniendo su mayor altura á los
lados del Pacífico y del Atlántico, en cuya di-
rección debe calcularse que pasarán las tres^
cuartas partes de las segundas y los dos ter-
cios de las primeras que van de uno á otro
mar. Esta es una consideración de no poca
importancia para la economía de la obra pro-
puesta.
X.— OPERARIOS, MATERIALES, CLIMA
Casi todos los materiales para la construc-
ción del camino, existen ^n la línea. Hay
inextinguible cantidad de magnífico mármol
blanco y azul y piedra de cantería, así como el
mejor pino, encina y otras maderas fabriles.
El país, con excepción de una estrecha banda
en la Costa Norte, es fresco, saludable y pro-
pio para trabajadores extratropicales. En es-
te respecto (de trabajadores), la propuesta lí-
nea es notablemente favorecida, pues es pro-
bable que en la división del Norte se obtengan
los necesarios de los cortadores de maderas. No
307
hay, en verdad, bajo los ti:ópicos, un número
de ho mbres tan fuertes y propios para la clase
de trabajos que se requieren en una obra se-
mejante, como los hay para cortar maderas;
pero son bien disciplinados y acostumbrados á
la unidad de acción, tan necesaria para esa mis-
ma especie de trabajos. Son bien expertos en
el manejo del hacha, en limpiar caminos y en
la construcción de gradas y puentes.
Los caminos de madera en los cortes del
señor Follin, en el Ulúa, son frecuentemente
de varias millas de largo, treinta pies de ancho,
cuidadosamente nivelados, desmontados y con
puentes tan fuertes, que pasan las más pesadas
trozas tiradas por seis yuntas de bueyes. Estos
caminos se hacen por destajo^ á un precio casi
general de cincuenta pesos por milla. El sa-
lario de los trabajadores es de 15 pesos al mes
(i) y ración: ésta consiste en cierta cantidad
de harina y un número fijo de libras de puerco,
por semana. Los plátanos, que se cosechan
en la mayor abundancia en la costa, sustituyen
bien ala harina. Los ranchos que ocupan los
(1) La mitad de los pagos se hacen en efectos á precios
elevados; si todas fuesen en dinero, se conseguirían á 13 pesos,
ouando más.
— 3o8 —
hombres son de horcones y entechados con
palmas, y rara vez exige más de medio día su
construcción. Una hamaca colgada de una á
otra extremidad y dos piedras para formar la
cocina, es lo que constituyen todos los útiles
del trabajador. Pocas necesidades artificiales
tiene, y el invierno no le impide sus trabajos.
Todo lo que requiere es un abrigo para el sol
y el agua. No hay duda* que todo el trabajo
del camino de la costa á los llanos del interior
se obtendría por medio de estos hombres. En
el interior y en la sección del Pacífico), los
operarios del Norte trabajarían con igual faci-
lidad y menos riesgos que en los Estados
Unidos^ La mayor parte de la población de
Centro- América está en la costa del Pacífico,
y en aquella división se tendría un grande
auxilio de los Estados de El Salvador, Nicara-
gua y Honduras mismo. Sobre este punto,
me remito á la opinión del Teniente Jeffers,
que dice que en esta porción de la línea "se
obtendrían de Honduras y de los Estados
vecinos gran cantidad de trabajadores; y que
al precio común (veinticinco centavos), sería
muy cómodo. Sin embargo, no sería difícil
introducir allí trabajadores extranjeros, cuyo
empleo sería más satisfactorio.''
— 309 — .
Después del llano de Sula, el país es todo
abierto en sabanas. Los pinos y encinas no son
tan densos que impidan pasar libremente á ca-
ballo en todas direcciones. Así, pues, la loca-
-ción del camino en casi las dos terceras partes
-de su extensión será, comparativamente, fácil.
Respecto al clima, repetiré aquí lo que en
otra parte he escrito.— '*No creo que haya en
el mundo un clima más saludable y agradable
que el de Honduras en general. En este res-
pecto, el país es superior á los mejores puntos
de Italia. La costa del Pacífico es mejor que
la del Atlántico, en cuanto á salubridad, y bien
^podrían formarse establecimientos alrededor
de la Bahía de Fonseca, sin ningún riesgo por
el cambio de clima. En gente moderada y en
^ircunsta acias iguales, no dudo que en esa
-costa y en el interior del país se aumentarán
^iez años de vida que en New York. En el
primer punto, las pulmonías y esa porción de
muertes que causan los fríos y repentinos
cambios de * temperatura, son desconocidas.
Las fiebres intermitentes son menos comunes
que en nuestros Estados occidentales, y ceden
más fácilmente á las medicinas comunes. Hay,
como en todas partes, muchas personas de
^costumbres irregulares, que descuidan las pre-
— 3IO —
cauciones necesarias en todo clima, y sufren
sus consecuencias irremisiblemente. Por es-
pacio de dos aflos yo he estado expuesto á toda
especie de fatigas, y, sin embargo, he gpzado
de la más perfecta salud; mejor aún que, en
iguales circunstancias, no la he disfrutado
jamás en mi propio país."
La temperatura en la línea del camino es
más alta en sus extremidades. Pero la alta
temperatura de la costa no es igual en el
interior. La modificante influencia de las mon-
tañas inmediatas, se experimenta aun antes*
de llegar á su altura. La de Comayagua
puede tomarse aproximativamente por la de
toda la línea, desde San Pedro Sula en el
Norte, hasta Goascorán en el Sur, es decir, en
casi las tres cuartas partes de la línea.
En los meses de abril, mayo y junio, que
son los más calurosos del año, la temperatura
media de las seis de la mañana á la misma
hora en la tarde, era de yg"" i'. El punto
máximo tocado por el termómetro en estos
meses, fué 88°; el mínimo 68''; y una escala
extrema de 20°. Los datos sobre la tempera-
tura del país en general, y particularmente
sobre los* lugares menos sanos de la costa,,
están ya demostrados. ^^
\
i
i
— 311 —
XI. —RECURSOS EN LA LÍNEA DEL CAMINO
Además de las ricas fuentes de agricultura
en todo el tránsito del camino, abrazando la
gran variedad de los trópicos, como el caf^, co-
chinilla, algodón, cocos, azúcar, maíz, arroz^
plátanos, tabaco, índigo, etc., hay otras vastas
de riqueza sin explotar. Los valles del Ulúa
abundan en maderas preciosas, y las colinas y
montañas del interior contienen numerosas
minas de toda clase de metales. Apenas hay
un río en el declive del Atlántico que no lleve
más ó menols cantidad de oro en sus arenas.
Recientes experimentos han demostrado que
en las márgenes de algunos ríos hay placeres
de oro en tanta cantidad y de tan buena ley,
como el de California. 'Pero las minas del in-
terior son más y más ricas en sus metales; y
fundadamente debe creerse que con la inteli-
gencia, la industria y los capitales que la em-
presa del camino atraerá. Honduras será den-
tro de poco, y en proporción á su extensión,
el país más productor de plata en el mundo.
Entre los productos del Estado, hasta aho-
ra descuidados, puedo mencionar la zarzapa-
rrilla, el copal, el hule ó cauchouc, la goma
arábiga, el fustoc, sangre de drago, vainilla ,^
— 3^2 -
brasil, liquidámbar, balsame, quinina, etc,
etc. El ganado es numeroso, 3^ forma una
parte considerable de la riqueza del Estado.
Los cueros, que al presente apenas pagan el
transporte á la costa en muías, será un impor-
tante artículo de exportación cuando se esta-
blezcan nuevos y baratos medios de conducción.
En suma, el establecimiento de regulares
vías de comunicación con Honduras, y entre
sus puertos y el interior, abrirán al mundo un
rico y extenso campo á la industria y al espí-
ritu de empresa; creará nuevos mercados para
nuestras manufacturas, suministrará multitud
de artículos para nuestro uso, y dará un nue-
vo inpulso al comercio.
XII. - NAVEGACIÓN INTERIOR
Las capacidades del río Ulúa, que coincide
en su curso con la línea del camino propuesto,
y que ofrece un accesorio medio de navegación
general, se han indicado incidentalmente en
otros párrafos. Gomo se verá en las delineá-
ciones del mapa que se acompaña, el gran río
Ulúa y el pequeño Goascorán corren paralelos
en la proyectada línea. El primero puede ser
navegable ahora por vapores á una distancia
313
de 6o millas de la boca, y hasta' un punto de .
cerca de 90 millas de la Bahía de Fonseca. EJl
otro, con algunas mejoras, puede servir para
el transporte de maderas y de materiales de
construcción.
Respecto, al TJlúa, el Teniente Jeflfers dice:
*Xa boca del Ulúa es obstruida por una ^
barra que sólo tiene nueve pies de agua; y
puede decirse que es impasable por buques de
gran capacidad, en razón de que afuera se ne-
cesitan fuertes brisas para remontar la corrien-
te, y cuando éstas son frescas, la mar es rquy
alta. Vapores que calen siete pies pueden
entrar en todo tiempo, y de junio á enero, .has-
ta la confluencia del Humuya.
"De diciembre á marzo pueden fondear en
la boca los buques que van á cargar madera.
Sin embargo, hay que hacer una curva hacia
el Oeste, donde se puede ejecutar mejor la
operación en todo tiempo, excepto en el de los
nortes. De este punto á la boca hay una dis-
tancia de cerca de 200 varas, y ligeros vapores
llegarían siempre hasta la boca del Humuya,^
ó, por el río Blanco, hasta Yojoa.
**E1 Ulúa puede servir accesoriamente, y
para la construcción del camino sería de la
mayor utilidad. Pequeños vapores podrían
— 3^4 —
ascender e^ todas estaciones hasta la unión
del Humuya, y en varios meses, hasta la boca
del Sulaco; más allá no es navegable y no
puede servir más que para la extracción de
maderas. Las grandes corrientes que súbita-
. mente se elevan del nivel, y lo rocalloso que
es, alejan toda esperanza de mejorarlo más
arriba."
La Venta ó el Santiago, que es el más
grande tributario del Ulúa, y que pasa por los
ricos departamentos de Santa Bárbara y Gra-
cias, puede ser también navegable en alguna
extensión, así como el Chamelecón, en ciertos
puntos. En todo^ respectos, los valles de es-
tos ríos ofrecen ventajosos medios de comuni-
cación con los departamentos mencionados,
por caminos carreteros, para cuya construc-
ción existen abundantes materiales en sus in-
mediaciones.
Acerca del río Goascorán, el Teniente
Jeflfers dice:
"El Goascorán pugde considerarse como
un medio de transporte en el invierno, ó me-
jor dicho, en la estación de las lluvias, y con
algunas mejoras en todo tiempo. La boca de
este río es obstruida por una barra de arena;
pero en la marea se puede entrar hasta á una
3^5
cuarta parte; también puede limpiarse esta
barra fácilmente. Arriba hay otras causadas
por grupos de pedernales, pero estas serían
removidas sin dificultad del centro del río, y
st formaría una especie de canal para nave-
garlo hasta Caridad y probablemente ,hasta
San Juan. Para extraer maderas y transpor-
tar materiales, sería esto de grande utilidad.'^
Sin embargo, aunque el Ulúa y otros ríos
ofrecen grandes ventajas para la navegación,
el objeto de la compañía no es sino servirse
de ellas como un medio accesorio para la cons-
trucción del camino, en cuyo respecto será de
la mayor importancia. Casi en general, en
toda ruta interoceánica, los transportes por bu-
ques son inadmisibles.
Xin. — RESUMEN DE LAS CONCESIONES .
En 23 de junio de 1853 se «firmó una con-
trata entre los señores don Justo Rodas y don
León Alvarado, comisionados de Honduras, y
M. E. Geo Sqnier, comisionado por la. compa-
ñía para construir el proyectado camino inter-
oceánico, cuya contrata fué ratificada por la
Asamblea Legislativa y publicada por el Pre-
sidente de la República en 28 de abril de 1854.
— 3i6 —
No puede ser más liberal en los privilegios que
concede á la compañía y está fundada en bases
tan explícitas, simples y de ^utua utilidad,
que casi es imposible que se suscite ningún
desacuerdo entre el Estado y la compañía.
Sus privilegios son los del resumen siguiente:
Sección L — Se concede á la compañía el
derecho exclusivo para una comunicación in-
teroceánica por navegación ó por camino de
hierro á través del territorio de Honduras, dan-
do á la compañía todas las tierras y materiales
naturales necesarios para el objeto. A los
ocho años de ratificada la contrata, la obra de-
be ser concluida, con privilegio de extender el
término en caso de interrupción por causas na- s
turarles imprevistas. EV privilegio es por se-^
ienta años de concluida la obra, en cuya expi-
ración el Estado puede comprar el camino por
su justo valor, ó extender más el privilegio^
como mejor le convenga.
Sección //.—La compañía tiene el libre pa-
so por todas las tierras públicas ó privadas en
la línea, y además se le conceden doscientas
varas á cada lado de la línea misma; libre uso
de maderas fabriles, piedras y materiales na-
turales de todos los ríos y fondeaderos del Es-
tado; de todas las máquinas, instrumentos^
— 3^7 —
provisiones y otros materiales para el propio
objeto. Los operarios del país que se empleen
en el trabajo serán excluidos de todo servicio
civil y militar. La compañía tiene el derecho
de constituirse en acciones de compañía, y todos
sus derechos, intereses y propiedades son li-
bres de todo impuesto por el Estado.
Sección II 1. — La compañía pagará al Estado
la suma de un peso por cada persona que pase
por el camino y que tenga de diez afíos arriba.
La misma compañía recibirá todos los reos
convictos, en términos equitativos; y arreglará
los derechos de tránsito y de comercio á los pre-
cios má,s bajos y compatibles con sus intereses.
Sección /F.— Todos los ciudadanos de los
Estados Unidos y de las naciones que estén en
paz con Honduras, pasarán libremente por el
camino sin pagar ninguna contribución y sin
necesidad de pasaporte. Todos los efectos y
mercancías in tránsittc pasarán también libre-
mente, con excepción de una suma de registro
que pagará la compañía. Los bagajes de los
pasajeros no pagarán nada ni serán registrados.
Sección. F. — Cede á la compañía 4.000
caballerías de tierra que, según la ley, son
640.000 acres, ó i.ooo millas cuadradas. Tam-
bién' tiene la compañía el derecho de comprar,
Honduras.— 23
-3i8-
sea en la línea del camino ó en otros puntos,
hasta quince mil caballerías, pagaderas en ac-
ciones de la compañía, al par. Todas las per-
sonas que se establezcan en las tierras áe la
compañía gozarán de todos los privilegios de
los ciudadanos nativos, y se excluirán por diez
años de toda clase de impuestos y de servicios,
excepto los que voluntariamente quieran ser-
vir civil ó militarmente.
Sección VI. — Se estipula que los puertos en
las extremidades del camino si^xím puertos fran-
cos. Una comisión de dos personas por el Es-
tado y otras dos por la compañía, elegirán una
quinta, y todas formarán "un tribunal de refe-
rencia," que establecerá los reglamentos y re-
gulaciones necesarios, conforme al espíritu de
la contrata, y resolverá todas las disputas que
puedan suscitarse entre el Estado y la compa-
ñía. El Gobierno de Honduras abrirá nego-
ciaciones con todas las naciones marítimas pa-
ra garantizar la perpetua neutralidad de la ru-
ta, conforme á la convención de Washington,
de 5 de julio de 1850. (i) La compañía tiene
(ij Extracto de la convención entre los Estados Unidos y
la Gran Bretaña^ firmada en ig de abril de iSso^y ratificada
y publicada en 5 de julio del mismo año.
Artícüi^o VIII- — Deseando los Gobiernos de los astados
Unidos y la Gran Bretaña cumplir no solamente un objeto par-
— 319 —
^1 derecho de construir un telégrafo magnéti-
co. El Gobierno da 50 acres de tierra á cada
persona que no sea casada, y 75 á toda casada
^ue vaya á Honduras y declare su intención
de naturalizarse. .
Además de lo expuesto, la compañía goza
del privilegio establecido en la contrata de "na-
vegación de buques de vapor," de pasar por to-
-dos los puertos y, ríos del Estado, libre de de-
rechos de toda especie.
XIV.— COMPARACIÓN DE LAS RUTAS DE LOS
ISTMOS, RESPECTO Á DISTANCIA
^El tiempo^ y no las distancias^ es la verda-
dera medida de las relaciones entre los lu-
gares.
La economía del tiempo, es verdad, depen-
de más ó menos de la distancia que hay que
:salvarsej y la más corta siempre será un ele-,
mentó importante de cálculo para las ventajas
ticular, al formal esta convención, sino establecet un principio
general, extenderá su protección á cualquiera otra T^a de comu-
nicación practicable, por canal ó por camino de hierro, á través
de los istmos que unen el Norte y el Sur de América, y especial-
mente á las comunicaciones interoceánicas, por canal ó por ca-
-mino de hierro que se proyecta al presente por Tehuantepec 6
Panamá. Garantizando su protección, etc., etc.
— 320 —
de las respectivas vías entre Ips Estados del
Atlántico y California. Pero éste no es más
que un elemento. Buenos puertos, donde los
buques puedan embarcar y desembarcar- rápi-
damente los pasajeros y cargamentos, y mue-
lles convenientes, en lugar de botes y canoas,
es otro elemento de no menos importancia, no
sólo en cuanto á economía de tiempo, sino res-
pecto á conveniencia,' costos y seguridad. Otra
elemento es la posesión de puertos fácilmente
accesibles, y de un libre curso para salir, sin
la oposición de vientos contrarios ó de causas
semejantes que causan embarazos. 'Y, por úl-
timo, otro elemento de bastante consideración,^
es el evitar las dilaciones que resultan de la fre-
cuencia de transportes. Esto no sólo consume
tiempo, sino que es una fuente de disgustas é
incomodidades para los viajeros.
La propuesta ruta, vía Honduras,. es, pues,
no sólo respecto á distancias, sino en cuanto á
inconvenientes- ó retenciones por malos puer-
tos, vientos adversos ó cambios frecuentes, de
una grande y enfática superiodidad sobre to-
das las otras proyectadas en los istmos de Gen-
tro-América. Por lo que Hace á distancias^
la siguiente carta del Teniente Maury será la
más concluyente prueba:
— 321 —
^^Observatorio Nacional^ Washington^ 26 de ju^
nio de 18^4.
^*E. Squier, esq:
*'Senor:— Contesto á Ud. la nota ^n que desea
saber las distancias de New York á San Fran-
cisco, vía las varias rutas de los istmos:
^*Ud. conoce que estas distancias no pueden
señalarse exactamente por las cartas que hasta
ahora tenemos. Supongo que Ud. no necesita
las distancias en general, sino las de puerto á
puerto, exclusive de las que los buques tienen
que hacer después de atravesar la barra ó entrar
al puerto. E^ tal virtud, envío á Ud. la cuenta
de las más cortas distancias de puerto á puerto
«n números redondos:
Millas
De New York á San Francisco, vía Panamá 5.200
Nicaragua 4- 700
Honduras 4.200
V eracruz y
Tehuantepec.... 4.200
^^Ningún cálculo se ha hecho de las distan-
cias á través del Continente.
De Ud. respetuosamente.
M. P. Maury."
— 322 —
La distancia del Continente en Panamá es
de 54 millas, en Nicaragua de 184, en Hondu-
ras de 160 y en Tehuantepec de 186. En con-^
secuencia, las distancias en. general son de
New York á San Francisco, vía Panamá, de
5,254 millas; por Nicaragua, 4.884; por Hon-
duras, 4.360, y por Tehuantepec, 4.386.
Pero debe tenerse presente también, que na
todas las más cortas distancias "en la carrera
de vapores" son siempre practicables. Así,
pues, después de los Cabos de Florida, los va-
pores no pueden ir con seguridad á Veracruz.
Deben tomar bastante al Norte para evitar los
peligrosos arrecifes y bajos que embaraza el
gran banco de Campeche, al Norte de Yucatán.
Bsta vuelta aumenta la distancia entre New
York y Tehuantepec algunos cientos de millas,
y esto hace la relativa superioridad, respecto
á distancia, de la ruta de Honduras.
XV. — COMPARACIÓN DE RUTAS RESPECTO Á
PUERTOS (l)
Para poder formar una imparcial compara-^
ción entre todas las rutas interoceánicas pro-
fij **Es preciso advertir que además del clima y conside-
raciones politícas, hay otro punto en conexión con cualquiera.
- 323 — ^ .
yectadas, las tomaremos según sú clase. Mira-
remos las de Tehuantepec, Honduras y Pana-
má, como más fáciles para un camino dé hierro;
y las de Nicaragua y Atrato, para canales.
Dejaremos las líneas de Chiriquí y * Darién,
como enteramente impracticables. Nicaragua
lo es también paja un camino de hierro copti-
nuado de un mar al otro. Para construir un
camino en el valle del río San "Juan, sería
preciso pasar por grandes escabrosidades, y
además sería de 119 millas de largo. Y aun
así, habría necesidad de pasar el lago en botes
(porque era imposible salvarlo), y luego pasar
una feasunción de tierra que hay que atrave-
sar del otro lado. La posición geográfica de
la línea del Atrato hace innecesario un camino
de hierro, por su aproximación al de Panamá.
Por consiguiente, la cuestión de puertos res-
pecto al Atrato y Nicaragua, no es de impor-
tancia. No obstante, debe observarse que uno
y otro son excesivamente defectuosos sobre el
particular. La presente línea de tránsito de
ruta que se quiera establecer, sin el cual ningún suceso perma-
nente se podrá obtener: es el de buenos puertos, ^in éstos á las
extremidades de la línea, sea canal ó camino de hierro, los
buques no podrán entrar en todo tiempo, y sufrirán dilaciones^
gastos, etc., si no hay un buen fondeadero."— Gi^V¿í« Fitzroyy
. Journal Royal Geographical, loe. XX., p. 165.
— 32+ —
Nicaragua no • tiene absolutamente puerto en
el Pacífico; y no puede encontrarse un término
adecuado en aquella mar má^ que el puerto
del Realejo, una distancia de más de 300
millas de San Juan, de Nicaragua. I^a ruta
del Atrato tiene la misma desventaja en el
Pacífico; porque Cupica es un pequeño puerto
y expuesto á los vientos sudoestes; y en el
Atlántico, el Atrato tiene una mala barra, con
solo cinco pies de agua.
No hay que dar, en este respecto, mucha
consideración á Panamá. Sus términos en el
Atlántico no son menos que á siete grados de
latitud al Sur de los de la línea de HondiJras;
y los del Pacífico tienen no menos que cuatro
días de distancia bajo la latitud de los corres-
pondientes de*la línea de Honduras, Pero
suponiendo todas las circunstancias iguales, la
economía en la distancia de la línea de Hon-
duras sobre la de Panamá, no admite compa-
ración. Además, los puertos de Panamá en
uno y otro lado, son malos: malos respecto á
clima, y, si no absolutamente inseguros, cier-
tamente inadecuados, pues en la Bahía de Pa-
namá, en el Pacífico, los buques son obligados
á quedar á algunas millas de la costa, en un
punto que no puede llamarse puerto. El tiem-
— 325 —
po que se pierde en embarcar y desembarcar
por medio de botes, sin contar los gastos, mo-
lestias y peligros, será siempre una g¡ran des-
ventaja.
De aquí se sigue, pues, que las rutas que,
^n cuanto á economía de distancia, pueden ser
comparadas, son las de Honduras y Tehuan-
tepec. Estas son las únicas que llenan las
exigencias del comercio y de los viajeros. Y
aquí debe advertir el lector queden la latitud
14^ N., el Continente no va de Norte á Sur,
siuo casi al Este y Oe^te. Los términos Nor-
te de la proyectada ruta de Tehuantepec son
en latitud 18'' 8' N.; la de Honduras, en lati-
tud 15^ 49' N.; y los términos Sur, en latitud
16° 12' y 13^ 21' N., respectivamente. La ab-
soluta diferencia en latitud es, en este caso,
de 2*^*19'; y aunque Teahuantepec está en lon-
gitud 94° 30' O., y Honduras en longitud 87"*
57' O., es inmaterial en el viaje de New York
á San Francisco. Por ejemplo, sea que la
vuelta al Oeste se haga por el Golfo de Méxi-
co ó por el Pacífico, excepto, quizá, que el Pa-
cífico es un mar más suave que el del Golfo, y
se liaría más pronta y fácilmente que por éste.
Resulta, pues, que Tehuantepec tiene una
absoluta ventaja sobre Honduras de 2° 19' de
— 326 —
latitud, igual á 4° 38^ á á 270 millas náuticas^
en todo el viaje de New York á San Francis-
co. Pero esta aparente ventaja es nada en
consecuencia de ciertas dificultades en la na-^
vegación del Golfo de México, y de ciertas
condiciones de la contrata para el camino de
hierro de Tehuantepec, que deben mirarse co-^
mo un punto esencial, á saber; las de la "com-
pañía mixta." Esta contrata establece que
los buques en conexión con el propuesto ca-
mino, llegarán á Veracruz, y que allí todos
los pasajeros y cargamentos serán trasborda-
dos á buques mexicanos antes de ir al istmo..
(O
Veracruz es establecido como el único puer-^
to de entrada en el Golfo. Además de todas
las detenciones que estos trasbordes ocasionan,,
debe agregarse la fatalidad del clima de Vera-
cruz y la inseguridad de su puerto. (2)
(\) Artícui^o III. —La Compañía se obliga á establecer-
una linea de vapores suficiente para el servicio de la comnni—
cación de la ruta, bajo bandera mexicana, conforme á las leyes
del país, que transitarán de Veracruz al punto donde comience
el camino en el río Coatzacoalcos.
(2 ) ''Veracruz no puede ni aun tener el nombre de radaí
es un desagradable anclaje entre bajos."— Humboldt, Nueva
España^ vol. I. p. 2.
Todos los buques de los Estados del Atlán-
tico deben evitar el banco de Campeche y sus.
— 327 —
mil arrecifes y bajas islas, alejándose siempre
hacia el Norte. No podrán ir, como he dicho,,
en línea recta, de los estrechos de la Florida
por Veíracruz, sino haciendo nn circuito para
evitar los Alacranes y otros peligros en la na-
vegación al Norte de Yucatán, donde la compa-
ñía inglesa de vapores á la India Occidental
perdió algunos, hasta que se dieron estrictas
órdenes de pasar al Norte del banco de Cam-
peche.
Tomando en cuenta esta vuelta, y el au-
mentó de distancia que es consiguiente yendo
á Veracruz, la aparente ventaja de Tehuante-
pee sobre Honduras no sólo desaparece, sino
que se la da á éste de más de 200 millas menos.
Ahora vamos á la cuestión de puertos, so-
bre la que el Capitán Fitzroy da una fuerza
que ninguno de los que han hecho investiga*
ciones de esta especie considerará enfática.
Para evitar toda imputación parcial en la ma-
teria, yo soy bien contento en citar autorida-
des cuya imparcialidad no puede ponerse en
duda, y que prueban que Tehuantepec no tiene
puertos propiamente dichos en ninguno de los
dos mares. Respecto al Pacífico:
*^E1 puerto de Tehuantepec no es más favo-
recido por la naturaleza que el de Nicaragua.^
328
Toma su nombre de los huracanes que soplan
del NO., y que impiden á los buques llegar
á los pequeños puertos de Sabinas y Vento-
say (i) Con referencia al mismo Tehuante-
pec, M. Michel Chevalier, en su obra sobre co-
municaciones interoceánicas, observa:
'*Sería necesario remediar, si fuese posible,
la necesidad de un puerto conveniente en el Pa-
cífico. A Tehuantepec, muy apenas puede
dársele el nombre de r^da. La mar de día en
día retrocede más de sus playas, el anclaje ca-
da año es peor, las arenas depositadas por el
Chimalapa aumentan en altura y extensión
en las barras á la entrada del primer lago al
segundo y de allí al mar; de manera que Te-
huantepec casi no es accesible más que para
pequeños buques."
En efecto, el plan de ocupación al puerto
de Tehuantepec fué abandonado por los Inge-
nieros que practicaron el reconocimiento. En
consecuencia, propusieron crear un puerto ar-
tificial en Ventosa, por medio de una especie
de canal de 2.000 pies de largo. La dificultad,
por no decir imposibilidad, de construir ancla-
jes artificiales, quita toda importancia como *
( I ) Humboldt, Nueva España^ vol. I. p. 20.
— 329 —
fádlmente se comprende, y no hay necesidad
de hacer ninguna observación.
En una palabra, Tehuantepec no tiene nin-
gún puerto al Pacífico. Menos favorecido es
aún en el Atlántico, pues en él no tiene nada
que parezca puerto.
Esta falta se pretende suplir entrando por
el río Coatzacoalcos, que es sin ningún abrigo
en su boca y que corre directaúiente á la mar
abierta. Además, tiene una mala barra, que
en mal tiempo, sería imposible que pasasen
buques de más de icxd toneladas. ^'^ La profun-
didad del agua en la barra es de cerca de ij
pies^ bajando hasta iij*^ Tal es la confesión
de los mismos que más se han identificado con
el proyecto de Tehuantepec. (i) Sobre este
punto, la autoridad del General Orbegoso, que
fué el primer empleado por el señor Garay pa-
ra examinar el istmo de Tehuantepec, no puede
ser aceptada. Asegura que hay de 21 á 25
pies de agua en la barra, cuando los Iijgenieros
de lá compañía de Tehuantepec encontraron
solamente de 11 á 13, y el Comodoro Pexri, 12.
El señor Moro parece que pertenece á la mis-
ma escuela. Dice que en la barra, boca-barra
fij The istmus of Tehuantepec being the results ofa sur-
ver y, etc., p. 115.
— 330 —
y Tehuantepec, hay 23 pies de agua, en tanto
que la autoridad del informe sobre Tehuante-
pec refiere solamente ocho. Sin embargo, si-
guiendo el erróneo supuesto de que Coatza-
coalcos tiene 18 pies en su barra, en lugar de
10 ó 13, el Capitán Liot, Superintendente de
la Compañía de vapores ingleses á la India
Occidental, observa:
"Por los precedentes resultados (aun los
más favorables al proyecto), se ve que el fondo
es absolutamente insuficiente para buques de
bastante capacidad y llenos de carga; porque
aunque el principal canal de la barra tuviese
siempre una profundidad.de 18 pies (como el
sefior Orbegoso asegura, pero que después ad-
mite que por extraordinarias circunstancias tal
vez no tendrá), ¿cómo podría pasar un buque
de 600 toneladas que calase por lo menos 18
pies? Si hubiese agitación en la barra, sería pe-
ligroso aun para los buques que calasen sólo 15
pies. Así, pues, el proyectado canal sería útil
sólo para buques de menos de 300 toneladas, y
en la estación de los nortes tendrían gran ries-
go al aproximarse á aquella parte de la costa,
donde no hay ningún puerto más que el de
Veracruz (120 millas al Nordeste de la barra
de Coatzacoalcos). Durante los nortes, la tie-
— 331 —
Tra no es más que una playa desierta, fuera de
la cual los buqués no tendrían ningán escape,
isino es pasando los riesgos de la barra, lo que
-difícilmente conseguirían sin un buen piloto;
y, además, en un norte fuerte la marejada de
la costa es tan pesada que los pilotos no pue-
den abordar, sean cuales fuesen los peligros
^ue se quisiesen evitar." (i)
En evidencia á lo expuesto, y aun en un
lenguaje más enfático, se pueden acumular
-infinitas autoridades. (2)
(i) ^^Considerationsupon the question comunication bet-
wen the Atlantic and Pacific Ocean^ by IV, B. Liot.'' P. 8.
(2) "Bl Coronel Abert, jefe de la oficina topográfica de los
Estados Unidos^ en una revista publicada por el Congreso
-acerca de los tránsitos, dice:
*Xa barra del Golfo no §e la puede considerar más que como
^e 12 pies de agua. Al lado del Pacifico no hay ningún fon-
deadero La Bahía de Tehuantepec es baja, peligrosa y ex-
puesta á frecuentes tempestades.' '
El Comodoro Subrick, Comandante de líi escuadrilla del
Pacífico, en una carta al Secretario de Marina, datada el 7 de
octubre de 1847, dice:
*'Hay un anclaje en la Babia de Tehuantepec; pero, según
^odos los informes que hay y las cartas de M. Forbes, es exce-
sivamente tempestuoso. El Capitán Hall dice que en ninguna
parte ha experimentado tempestades más grandes que en esta
t)ahía, que los españoles llaman "Ventosa."
M. J. H. Alexander, en una comunicación á la comisión
especial del Congreso, expone:
**Cuanto se ha dicho hasta ahora de los defectos del puerto
de San Juan del Sur, en conexión con la ruta de Nicaragua, se
— 332 —
Como hemos visto, el medio propuesto para
Henar la falta de un puerto en el Pacífico, es
construir un fondeadero artificial, á cuyo fin
debe formarse una especie de canal de 2.0CO
pies de largo y de 36 de profundidad. Ade-
más de otras consideraciones, basta solamente
atender al costo y á lo poco adecuado que sería
el medio que se propone, para estimarlo en su
verdadero valor. ^
*E1 reconocimiento oficial de la entrada del
río Coatzacoalcos, por el Comodoro Perry,
publicado por el Gobierno, demuestra que no
hay más que 12 pies de agua en un canal de
puede aplicar á otra que ha llamado mucho la atención: la del
istmo de Tehuantepec... En sus inmediaciones, por ningún
lado lo ha favorecido la naturaleza; y la Bahía de Ventosa
explica perfectamente bien el carácter de la rada, en tanto que
sobre el lado de Coatzacoalcos nada hay que pueda proteger la
entrada por el río, de los nortes del Golfo de México.' '—J. H.
Alexander, Congressional report, N.** 145 (1849), P- 44-
I. M. Pitman, en su obra sobre la practicabilidad de una
comunicación interoceánica (p. 204), concluye:
*'La opinión de todas las autoridades demuestra que la boca
del río Coatzacoalcos no tiene un buen puerto. Tampoco lo
hay en la boca del río de Tehuantepec, capaz de recibir buques
de considerable tonelaje, y no hay medios para mejorar el
presente De todas estas consideraciones, además de las ex-
puestas anteriormente, se concluye que la proyectada ruta es
insegura, y, si fio impracticable, al menos inadecuada para un
extenso comercio. "
— 333 —
150 de ancho, fuera de este canal el agua baja
á II, 10 y 9 pies.
Los buques que generalmente se han em-
pleado para el tránsito de California, son el
Ohio, Georgia, Illinois, etc.; cada uno de los
cuales tiene una capacidad de más de 3.000
toneladas. El Falcon, uno de los vapores más
pequeños, tiene ^50 toneladas, y cala 15 pies
de agua, ó ¡tres más que la total profundidaa
de la barra de ^Caatzacoalcos! El lago de
Tehuantepec requiere buenos puertos; y no
hay uno que llene las condiciones precisas
para una comunicación interoceánica. Sería
difícil, si no imposible, encontrar en el Golfo
de México, ó en el Atlántico, en toda la costa
de América, un punto más peligroso ó menos
adecuado para una comunicación á través del
Continente, que el de Tehuantepec. Los nor-
tes que soplan del gran valle del Mississipi,
tienen allí su mayor influencia; y, como ob- .
serva el Capitán Liot, ningún vapor ni buque
de capacidad ordinaria podría pasar la barra de
Coatzacoalcos cuando aquéllos reinan, que es de
septiembre á marzo. Por lo común, *las olas
son de 5 á 6 pies ordinariamente, y con un vien-
to moderado de la costa que chocase con la co-
rriente del río, la mar rompería sobre la barra.
H0NDPRA8 .—24
— 334 —
Respecto al clima de Tehuantepec, el sé-
flor Moro dice, que trecuentemente ha visto el
termómetro á 92^ Fahr, á las 7 de la mañana.
El vómito (fiebre amarilla), es común, como
en toda la costa de^ México, desde Veracniz
hasta Campeche.
XVI. — COMPARACIÓN DE RV^AS RESPECTO Á
SEGURIDAD
Para establecer una ruta permanente de
comunicación interoceánica en la presente
época de investigaciones y descubrimientos,
preciso es que nos fijemos no sólo en las
condiciones más obvias y palpables que se
requieren para que la empresa tenga suceso,
sino también en las circunstancias incidentales
que puedan afectarla. Hace pocos años que
se ha dirigido la atención sobre las corrientes
de vientos, y su influencia en la navegación
y el comercio, y sus prolijas investigaciones,
han producido importantes resultados, que son
prácticamente observadas por los buques que
hacen sus viajes con más rapidez y seguridad.
La economía de tiempo, la propiedad y la
vida, que vale más que todo, debe ser la graa
combinación del público.
— 335 —
Ahora, haciendo el viaje al Itsmo de Cen-
tro-América, no sólo tienen los buques que
atravesar más de i.ocxd millas de agua en el
Atlántico, el más turbulento de los océanos,
sino que, para evitar las corrientes del estre-
cho del Golfo, pasan á Barlovento de Cuba.
Frecuentemente es el regreso de los vapores
de Panamá y Nicaragua entre Cuba y Santo
Domingo, y naturalmente al Este ó al exterior
de Jamaica.
De consiguiente, no bien han pasado el
tormentoso* Atlántico, cuando entran á la par-
te del Mar Caribe donde soplan con más fre-
cuencia los huracanes. Los dos grandes cen-
tros de esta terrible visita son las Indias Occi-
dentales y la Mar China. Más allá de esos lí-
mites, es bien rara.
TABLA CRONOLÓGICA
de los principales huracanes que han ocurrido
en las Indias Occidentales^ dentro de i¿o
años.
FECHAS Y LOCALIDADES
1675 — agosto 3^ — Barbados.
1 68 1 — Antigua.
1707 — Antigua.
;
— 336 —
1712 — agosto
1722 — agosto
1726 — octubre
1740—
1744 — octubre
1 75 1 —septiembre
1768— agosto
1772-
1780 octubre
1780 — octubre
1 78 1 — agosto
1784 — ^julio
1785 — agosto
1786— octubre
1 79 1— octubre
1792—
1804— septiembre
1804 — septiembre
1805 — julio
1 806— septiembre
1807 — octubre
28 — Jamaica.
28— Jamaica.
22— Jamaica.
Antigua.
20— Jamaica.
2— Jamaica.
13 — Santo Domingo.
Antigua.
3 Sabana La Mar (Ja-
maica).
10 —Barbados, Martini*
ca, ]f uerto Rico^
Bermuda, Haití.
I — Jamaica.
30— Jamaica.
27— Jamaica.
20 — Jamaica.
20 Jamaica.
Antigua.
3 — Antigua.
19 — Bahamas.
25 — En la parte Sept. de
Bahamas.
— En las inmediacio-^
nes de Bahamas.
14 — Entre Jamaica y
Santa Macta«.
— 337 —
1809-
—agosto
3— Puerto Rico y San-
to Domingo.
l8l2-
-agosto
14 — Puerto Rico y San-
to Domingo.
I8I2-
-octubre'
12— Jamaica.
I8I3-
-agosto
I — Jamaica.
I8I5-
-octubre " 18
y 19 — Jamaica.
I8I6-
-Stbre. 10
y 12 — Islas Caimán y
Campeche.
I8I8-
-septiembre
19 — Altevala, Santo
Domingo.
I8I8-
-fteptiembre
21 — Barbados y la Do-
minica.
' I8I8-
-septiembre 22
y 25 — A Barlovento de
Antigua.
I8I8-
-octubre
7 — Puerto -Real, Ja-
maica.
I8I9-
-
JBarbados.
I82I-
-septiembre
I — Bahamas, Caroli-
na, Massachussett.
1827-
-agosto
17-^San Martín y San-
to Tomás.
1830-
-agosto
12— Santo Tomás.
1830-
-agosto
22 -Al Norte de Ba*
hamas.
1830-
-septiembre
29— Al Norte de las Is-
las Caribes.
— 338 —
183 1 — ^junío
183 1 — agosto
1835-agosto
1835 — septiembre
1837— i^l^o
1837 — j^lio
1837— agosto
1837 — agosto
23— Trinidad, Taba-
go y Granada.
10 — Barbados.
1 2 — Antigua, Nevis,.
Santo Tomás.^
3 — Barbados.
10 — Barbados, San
Vicente, Santa
Lucía.
26 — Barbados.
2 —Antigua y San-
to Tomás.
16 y 25 — Al Norte de las
Pequeñas
Antillas.
Se observará que de los 55 huracanes, so-
lamente dos han cruzado la ruta propuesta pa-
ra la línea de Honduras por tierra, hasta la
Florida y de allí por vapores hasta Puerto Ca-
ballos.
Además, precisamente en la línea de toda
comunicación con Nicaragua y Panamá, es
donde encontramos la región de los huracanes
caribes, como lo manifiesta el profesor Johns-
ton. Todo se evitaría en la dirección por
Honduras.
— 339 —
Es, pues, evidente que la propuesta línea
de comunicación interoceánica por Honduras,
sería libre de los riesgos de los huracanes.
Cuando considerainos que no menos de 75.000
personas pasan anualmente por los istmos de
las costas del Atlántico á las del Pacífico, la
seguridad de los peligros de tantas vidas es un
punto de la mayor atención. La pérdida de
un buque mercante, que lleva tras sí la de diez
ó doce personas y algunos pocos miles de pe-
sos, es sensible, no hay duda; pero se puede
mirar como insignificante, comparada con la
de un paquete de California con los 500 ó 600
pasajeros y los millones de pesos que trae.
Por consiguiente, toda disminución de peligros
que haya en el curso de este tránsito, es • un
bien positivo y de la mayor importancia para
el público.
Hay otro punto en la carta del profesor
Johnston, que merece ser mencionado: Es el
curso de los "nortes," en el Golfo de México,
que con frecuencia han producido las mayores
desgracias á la navegación. Estos soplan aba-
jo del valle del Mississipi, atravesando el Gol-
fo de México, en el seno del mismo Golfo, en-
tre la Península de Yucatán y los Estados más
bajos del propio México. Por espacio de seis
/
/
— 340 —
meses, de septiembre á marzo, son más ó me-
nos constantes, y á veces con una fuerza te-
rrible, llevando casi una línea directa de la bo-
ca del Mississipi al Istmo de Tehuantepec. A
medida que avanzan en el Golfo, su fuerza au-
menta, porque la contracción de la tierra con-
tribuye á darles más poder, tanto que á veces
equivalen, á los huracanes de las Antillas. Es-
to, añadido á la circunstancia de que Tehuan-
tepec no tiene absolutamente un puerto en
los términos del Norte, en que los vapores y
buques puedan refugiarse, es el mayor ^ incon-
veniente para llevar á cabo la proyectada vía
de comunicación interoceánica.
XVII.— COSTO DE CONSTRUCCIÓN Y
RENTA QUE DARÁ
Conozco bien la dificultad de calcular los
gastos de una grande obra, corno la del cami-
no de hierro de Honduras, no sólo antes sino
después de un exacto reconocimiento; también sé
que presentado un cálculo de esta especie de
gastos, el costo del de Panamá se añadii;á como
una desaprobación conclusive de su exactitud,
sin una justa consideración de las condiciones
naturales y enteramente diferentes de los istmos
— 341 —
-de Panamá y Honduras, y con la inteligencia de
otras circunstancias casi no menos importantes.
El camino de hierro de Panamá tiene un
largo total de 49 millas, y ha costado, según el
informe presentado por la compañía á la Le-
gislatura de New York, en enero de 1855, una
suma redonda de 5.000.000 de pesos. Se ne-
cesitaría aun otra suma de i. 000.000 de pesos
ó 2.000.000 de pesos para la construcción de
un puerto artificial en la Bahía de Panamá; pe-
ro ésta será independiente del costo del camino''
propiamente dicho, del que se deducirá el costo
del de la formación de la ciudad de Aspinwall,
que ciertamente no%ajará de 500.000 pesos.
Así, pues, el costo neto del camino de hie-
rro de Panamá es de 4.500.000 pesos que,
en 49 millas, de un término medio de cerca
de 91.000 pesos por milla. Siguiendo el mis-
mo cálculo, tendríamos que para las 160 mi-
llas de la línea de Honduras se necesitarían
$ 14.560.000.
Pero no vacilo en decir, en vista de la dife-
renciay favorables circunstancias del caso, que
el camino de Honduras no costará la mitad, por
milla, de lo que costó el de Panamá,
i^ Las primeras 23 del camino de Panamá
*están en un terreno que bien puede llamarse
342
un continuo pantano^ que bajo los trópicos jr
dentro de una zona en que constantemente ^
llueve, equivale á decir que es la sección me-
nos posible para la construcción de un camino
de hierro. La mayor parte del camino en esta
distancia ha sido construida sobre estacados y
frecuentemente terraplenados. Puede decirse
que las dificultades que los Ingenieros tuvieron
que vencer en esa sección, jamás se ha encontra-
do en ninguno otro, desde que los caminos de
tierro se establecieron; y que esa obra debe
considerarse como una maravilla de habilidad y
de constancia, aunque su costo no ha podido
ser más caro respecto á vidas y dinero. En
esta secciones precisamente donde la compañía
de Panamá hizo los mayores gastos.
La línea de Honduras no tiene" ninguna
clase de pantanos, y es de creerse que no re-
querirá ni loo varas de estacadp en toda su ex-
tensión.
2^ Según el informe citado, **hubo que ha-
cer un corte sobre la cima, de 1.300 pies de lar-
go y 24 en su mayor profundidad, conteniendo
300.000 varas cúbicas de excavación, que se su-
puso ser de una fácil ejecución; pero que se
encontró más difícil que en ninguna parte del
istmo, ocupándose toda la fuerza por dos meses^
343
en vencer dificultades que se creyó no pasa-
rían de dos semanas."
En toda la línea de Honduras no hay que
hacer corte de esta especie.
3^ Siendo el Istmo de Panamá estrecho^
despoblado y ^in ninguna clase de provisiones
ni de materiales, tuvo la compañía que man-
darlo todo de los Estados Unidos. "Aun la
madera de construcción para tirantes, fué ob-
tenida, continúa el informe, de los Estados
Unidos y de varias partes de Nueva Granada."
En un parágrafo anterior se ha visto que
toda la madera necesaria de construcción se
encontrará en el propuesto camino de Hondu-
ras^ en el lugar mismo de la línea ó Cerca de ella.
El caoba, guanacaste, cedro, encina y pino, son
abundantes; y la compañía americana que ha
establecido una máquina de aserrar en el Ti-
gre, está pronta á contratar todos los tirantes
del camino á precios más bajos que lo serían
en los Estados Unidos.
4^ En cuanto á trabajadores, Ifi compañía
de Panamá ha encontrado insuperables obs*
táculos. "Los operarios, continúa el informe
referido, fuesen nativos ó extranjeros^ eran
pagados en el istmo de 15 á 50 pesos cada
uno, precio superior al que se da en los Esta-
— 344 —
dos Unidos en trabajos semejantes; y casi to-
das sus provisiones fueron enviadas de los Es-
tados Unidos misinos/' "Las enfermedades^
dice el Ingeniero en jefe, aunque no en la
exagerada' proporción que se han calculado,
han sido, no obstante, un considerable ítem de
gastos/'
Por lo que hace á esto, nada hay que agre-
gar á lo que antes se ha dicho respecto á la
línea de Honduras. No hay duda que para
la sección del Norte se encontrarán todos los
trabajadores necesarios de los cortadores de
maderas de la costa. Fundadamente debe
creerse que los propietarios mismos de los tra-
bajos se comprometerían en la obra, pues que
sería de la mayor utilidad para ellos para
transportar sus maderas, materiales, ganado,
etc., etc. Y por lo que toca á las otras seccio-
nes del camino, habría gran cantidad de ope-
rarios del populoso Estado de El Salvador y
de Honduras mismo. Respecto á clima, no
puede ser más favorable para introducir la
cantidad de extranjeros que sfe quiera.
5^*^ Del informe indicado, aparece que la
causa principal que retardó la apertura del ca-
mino por un período de i8 meses, "fueron las
continuas lluvias" de 1853 á 1854. Estando
345
bajo una zona de constante precipitación, de
una estación seca puramente nominal, no hay
duda que esto es lo que ocasionó los mayores
gastos, el retraso y la pérdida de tantas vidas.
Honduras ofrece un contraste absolutamente
favorable.
Además, Honduras puede suministrar una
gran cantidad de bueyes para tirar madera, y
la que se quiera de ganado para el consumo, á
precios más baratos que en ninguna parte del
mundo, á excepción de Buenos Aires, quizá.
Habiendo en toda la línea ó sus inmediaciones
una población de más de ioo.chdo habitantes,.
en un país que produce ilimitadamente el
maíz, plátanos, yucas y todos los vegetales de
los trópicos, se obtendrá toda la demanda de
provisiones que sea necesaria.
En vista de estas consideraciones, como de
la que aun en la llamada estación de aguas, el
trabajo no puede suspenderse, no tengo emba-
razo en decir que el costo del camino de hierro
de Honduras será menos de la mitad del de
Panamá por milla; y consiguientemente, todo
el costo del camino con sus dependencias, no
pasará de 7.000.000 de pesos.
Respecto á la economía del trabajo, ningu-
na comparacicín puede haber en atención al
— 346 —
«
gran costo que ha habido en hacer y reparar
el camino en nn clima y en un país tan desti-
tuido de recursos como el de Panamá.
El que se ha calculado para el de Tehuan-
tepec, excluyendo el indefinible gasto para
abrir un canal y construir un puerto en la Ba-
hía Ventosa, como también la excavación de
la barra del Coatzacoalcos, es el siguiente:-
Exclusive de dependencias.. $ 6.729.000.00
Dependencias, etc 1. 118.000.00
Costo total $ 7.837.000.00
Muelles de 60 pies de largo, tanto en Puer-
to Caballos como en la Bahía de Fonseca, po-
drían hacerse para entrar vapores de la mayor
capacidad, con toda seguridad, al lado de los
depósitos mismos del camino de Honduras.
Por otra parte, el costo de abrir la boca del río
Coatzacoalcos y de construir un puerto artifi-
cial en la Bahía Ventosa, si fuese posible el
proyecto de Tehuantepec, y el de formar un
término en una isla pantanosa, construyendo
otro puerto artificial en Panamá, son entera-
mente obvios en Honduras, por la existencia
de sus dos excepcionales puertos en una y
otra extremidad. *
— 347. — f
Aliorst vamos á las rentas del camino que
probablemente daría el de Honduras, el que,
como se ha dicho y se verá, economizaría de
<:inco á ocho días de tiempo. Esta sola cir-
cunstancia atraería por él toda la mayor parte
-de viajeros entre los dos mares. Pero si á ella
agregamos la facilidad del tránsito comparada
<ou los cambios y trasbordes de la línea de
Nicaragua, y el embarque y desembarque que
^e hace en la de Panamá (donde los buques en
^1 Pacífico fondean á algunas millas de la pla-
ya, y á donde los pasajeros y cargamentos tie-
nen que ir en botes), las ventajas son mucho
mayores. Y si á todo se añade la salubridad
del clima, libre de "las fiebres de Chagres" y
^e '*las calenturas de San Juan," la superio-
ridad de la línea de Honduras no puede ser
más manifiesta, y garantiza la aserción de que
atraería la mayor parte de viajeros entre los
Aos mares. Las malas tomarían esa expedita
ruta; y una gran cantidad de cargamentos de
los que ahora se expiden por Nicaragua y Pa-
namá, con los inconvenientes que he indicado,
la seguirían igualmente. ¡Quince centavos
por libra ó 300 pesos por tonelada, es el precio
presente por el transporte de bultos en el ist-
mo de Nicaragua!
— 348 —
Las rentas, pues, - que tendría el camina
propuesto, serían de malas, pasajeros, expresos
y otros cargamentos, incluyendo el oro y la.
plata.
Hay otra consideración todavía acerca del
referido camino de Honduras, y es que el país
mismo tiene inmensas fuentes de riqueza,,
tanto minerales como agrícolas que, constru-^
yendo el camino, se explotarían y contribuirían
á darle más utilidad. No es aventurado decir
que un país tan favorecido como ese, respecto
á terreno y clima, una vez abierto el camino^
atraería una emigración extraordinaria para
toda clase de empresas, que proporcionaría
considerables utilidades. Pero dejando estas
consideraciones eventuales, y contrayéndonos
al constante comercio entre los dos mares, no
hay duda que las rentas de este camino serían
superiores á las de ninguno de los conocidos
hasta ahora.
Los autores del informe del Istmo de
Tehuantepec calculan que el número de pasa-
jeros que hubo en los cuatro años anteriores á
1852, entre los Estados del Atlántico d^ los
Estados Unidos y California, fué de 412.942^
de los cuales 241.522 fueron por Panamá y
Nicaragua. Asimismo calculan que la suma
— 349 —
de cargamentos que se han llevado por los
istmos, en el mismo período, fué de 47.000
toneladas, el montante en oro á 1 38.620.00a
pesos, y el término medio de peso de las malas,
9.000 libras. Además de los pasajeros indica-
dos, 1 1. 02 1 fueron por. el Cabo de Hornos.
Excluyendo el año de 1848, aparece que
en los tres restantes, la emigración anual entre
los Estados del Atlántico y California, fué de
141.350. De éstos, 80.190 fueron anualmente
por mar.
Puede alegarse que estos guarismos son de
los años en que la emigración á California
estaba en su mayor auge, y que, al presente,
han bajado. No es así. El número de pasa-
jeros entre los Estados del Atlántico y Cali-
fornia, en 1854, es bien sabido que disminuyó
poif la general depresión financiera durante los
últimos seis meses del año. Sin embargo, el
número de las personas que salieron y llega-
ron á San Ffancisco, ascendió á 59.000; en los
últimos 6 meses, hubo 9.000 menos que en los
primeros. En otras palabras, si hubiera sido
sostenida la emigración en todo el año, como
á principios de él, el número hubiera sido de
70.000 personas, sin contar con las que llega-
ron y salieron por tierra.
HONDUSAS.— 25
\vM^^* vUvlM'^ u';4i»vvA^> ul uámcro de partidas
y \\\ ,^mU^', *\^\\ U'UuvvU»Mdc uiui tabla publicada
iv vv uu ui\ uu- iK'i Uk^* iK,nKKlKx>5^ de Calüormau
^Mv iv- ...uvsU^. vU^ Icv Vvlucuui de New Yurk^
't ^^ -^ ^m
:^í. .. m:^
— 351 —
má, y esta circunstancia le ha dado una mayo-
ría de pasajeros, no obstante que sus vapores
son inferiores en comodidades, á pesar de los
miserables botes del río de San Juan, así como
• de los cuatro ó seis trasbordos que hay que ha-
cer según la estación. En la seca, cuando el
agua del río es baja, además de los cambios
^e San Juan del Norte y San Juan del Sur,
hay otros en las corrientes de Machuca, en las
de Castillo, en las del Toro y en la Bahía dfe
la Virgen.
Los productos del camino por las mercan-
cías, aumentarían cada año considerablemente.
En verdad, no hay paralelo entre la actividad
de nuestro comercio con el que se ha desarro-
llado por el Pacífico. El número de tonelajes
<jue ha salido de los Estados Unidos para las
islas Sandwich, China, Indias Orientales y el
Océano Pacífico, generalmente, exclusive Cali-
fornia y el Oregóu^ por tres años, de 1850 i
1852, es el siguiente:
Afios. Americanos. Extranjeros. Total.
^850 93.588 ton. 11.640 ton. 105.228
Í851 114-330 „ 28.880 „ 135-210
1852 198.210 „ 91.640 „ 289.850
— 352 —
Aumentó en dos años 173.522, ó cerca de
140 por ciento.
Pero sin necesidad dé otras observaciones,,
hay datos positivos para estimar los productos
del propuesto camino, deducidos de la expe-
riencia de una sola sección del de Panamá.
En el informe de los directores de la Compa-
fila, á la Legislatura de Nfew York, encon-
tramos:
Productos. — Los de febrero de 1854, siendo, en
la mayor parte del tiempo, de 23 millas $ 771 .526.41
De febrero á 31 de octubre de 1854, en cuyo pe-
ríodo se abrieron 34 millas ,... 416. 000. oo
Productos en general $ 1. 187. 526. 41
Gastos comunes $ 324.720.95
Crédito á la Nueva Granada 13.090.28
Transporte de malas 217.632.63
Proporción de malas de la Nue-
va Granada 3.470.68 588.914.54
Productos netos $ 628.611.87
Fuera de los cuales y de los de noviembre
y diciembre, se han pagado los dividendos de
la manera siguiente, además de pagar el inte-
rés de los bonos:
Julio, 1853, 5 p. 8 sobre $ 2.194.064.10 $, 109.703.10
Enero, 1854, 3)^ p. g sobre 2.716.372.00 95.080.02
Julio, 1854, 3>^ p. 8 sobre 2.832.000.00 99,120.00
Enero, 1855, 3^ p. 8 sobre ... 2.875.000.00 100.625.00
Total I 404.928.1^
— 353 —
Es decir, que en 31 millas de camino, y
llevando menos de la mitad de pasajeros, el ca-
mino ha dado, á razón de 52.OCX) pesos por
mes, igual á 624.000 pesos por año. Si esta
ruta tuviese un monopolio de tránsito como el
que probablemente tendría la de Honduras,
sus productos serían de 1,250.000 pesos por
año, en 31 millas de camino, igual á 25 p. 8
sobre el costo de él. Este ha sido menos que
la mitad del producto general, teniendo la mis*
ma proporción en lo futuro, la utilidad neta
que dejará el camino será ¡de un 15 p. § sobre
el capitall
Ahora bien, disminuyendo el costo del de
Honduras, en razón de la abundancia y bara-
tez de recursos de toda especie; siguiendo las
mismas bases, incuestionablemente daría un
interés anual sobre su costo, de 2.000.000 de
pesos, no menos que de 18 p. §
En otros términos, yo calculo que los pro-
ductos del camino de Honduras no serían me-
nos que 1.750.000 pesos por año; y con el na-
tural aumento del comercio y de pasajeros que
"habría, cuando el camino estuviese en toda su
perfección, llegaría á 2.000.000 de pesos.
Hay aun otra consideración que, aunque
toca de una manera directa los productos del
354
camino, no debe desatenderse; es la de la utK
lidad pública. Es demostrado que por la refe-
rida vía habría una economía de tiempo de los
Estados del Atlántico á California, no menos^
que de siete días, en término medio. En con-
secuencia, resultaría:
i^ Que sobre las bases de 70.000 pasajeros^
por año, habría una economía de 490.000 días
al público. A dos pesos por día', á una baja
valuación de tiempo en los Estados Uilidos,
sería igual á i. 000.000 de pesos.
2^ La economía en cuanto á interés, segu-
ridad, etc., de metales preciosos en el tránsito.
3^ La economía de siete días en la tras-
misión de la mala, y la consigixiente facilidad
y actividad que tendrían las transacciones de
los negocios entre las costas del Atlántico y el
Pacífico del Continente.
Yo sé perfectamente que muchos de aque-^
líos cuyos intereses se perjudiquen, mirarán
todos estos cálculos como aserciones infunda-
das. Como quiera que sea, el camino de Hon-
duras será, tarde ó temprano, construido, y no
temo de arriesgar mi juicio sobre su práctica
ejecución; á saber.
"Que su construcción no costará más de
7.000.000 de pesos; que sus productos en los^
, — 355 —
cuatro primeros años de su establecimiento no
bajarán de 2.000.000 de pesos por año; y que
tendrá un término medio de 7 días de econo-
mía de tiempo, sobre las líneas existentes, en
el viaje dejNew York á California."
CAPITULO XV
^omufiicación interoceánica de Honduras, - Exploradores
modernos.— Origen del ferrocarril interoceánico de Hon--
duras.
En el año de 1850, que ocupaba yo la posi-
-ción de Representante diplomático de los Esta-
dos Unidos en Centro- América, tuve el desig-
nio de visitar la Bahía de Fonseca, que ocupa-
ba un punto geográfico de bastante importan-
<:ia entre los Estados de Nicaragua y El Sal-
vador, en el Océano Pacífico. Durante mi
permanencia en el puerto de La Unión, me
llamó la atención la circunstancia de que par-
te de la bahía sufría los fuertes vientos del
Norte, haciéndose inferir que debía existir una
interrupción en la gran cadena de montañas
•de la cordillera que, de otra manera, debía
oponer una insuperable muralla á los vientos
•que soplan en aquella dirección. Mayores
fueron mis presunciones cuando supe que los
-358-
vientos del Norte no se experimentan allí, sino-
es en el período en que dominan en la costa
del Atlántico; y por último se confirmaron^
por la adicional circunstancia de que estos
vientos corren, hasta llegar al Pacífico, por un
estrecho espacio que no excede de io millas.
Así, pues, subiendo el volcán de Conchagua,,
que se eleva sobre el puerto de La Unión, fijé
mi anteojo hacia el Norte, y sin ninguna sor-
presa vi que en efecto las montañas de Hon-
duras estaban completamente cortadas en
aquella dirección.
Este hecho - no me interesó entonces sino-
como un rasgo notable del carácter físico del
país; y no fué sino hasta el afio de 1852 que
me ocurrió la idea de establecer por allí una
comunicación interoceánica. En este tiempa
los reconocimientos prácticos del Istmo de Te-
huantepec, con objeto de establecer un camino-
de hierro entre los dos mares, habían dado por
resultado la falta absoluta de puertos á propó-
sito en los dos Océanos. Además, el proyecto
de una comunicación por aquel punto envolvía,,
políticamente, un grado de esperanza muy pe-
queño para proseguirlo con suceso, sino es has-
ta que un nuevo orden de cosas se estableciera
en México, el que, según la historia de aquel
— 359 —
país, no debía esperarse dentro de muchos
afios.
Esa triste convicción persuadió al pública
que, en la necesidad de pasar para California,,
tenía que continuar la molesta y dilatada ruta
del Istmo de Panamá.
Entonces fué que las observaciones que yo
había hecho en La Unión me indujeron á in-
vestigar si sería factible establecer un camina
de hierro que cortara el Continente y termina-
ra en la Bahía de Fonseca, lo que debía cum-
plir la predicción que había aventurado "de
que, por su posición y capacidad, debería ser
con el tiempo el emporio del comercio y el cen-
tro de las empresas en aquella parte del Con-
tinente." Pronto encontré que en el año de
1504 los empleados de la Corona de España
Habían descubierto un pasaje entre los dos ma-
res en esta línea, y que habían fundado la ciu-
dad de Comayagua en la medianía del Atlán^
tico y el Pacífico, "con objeto de comunicar fá-
cilmente con uno y otro, evitando las enferme-
dades, fatigas y privaciones que había experi-
mentado en el viaje del Nombre de Dios á Pa-
namá.**
Habiendo comunicado mi pensamiento á
unos pocos amigos personales y hombres de
— 36o —
bastante espíritu público, fué adoptado por
ellos, y se aprontaron á concurrir con el con-
tingente necesario para los gastos de un proli-
jo reconocimiento del país en cuestión. En el
acto procedí á la organización de un competen-
te cuerpo de reconocimiento^ y la fortuna me
favoreció con la concurrencia y asistencia de
personas de grandes conocimientos científicos
y de una práctica habilidad. Debo aquí men-
cionar los nombres del Teniente W. N. Jeflfers,
últimamente profesor de Matemáticas en la
Academia de Navegación de los Estados Uni-
dos; del Doctor S. W. Woodhouse, cuyas califi-
caciones en la expedición del Gobierno de Co-
lombia, bajo las órdenes del Capitán Sitgrea-
ves, habían sido satisfactoriamente formadas;
y de M. D. C. Hitchcock, que acompañaba la
expedición, como dibujante. ^
Esta salió de los Estados Unidos en febrero
de 1853, y en abril siguiente comenzó sus ope-
raciones en el terreno, tomando la Bahía de
Fonseca por punto de partida. La exactitud
-de mis primeras experiencias pronto áe verifi-
có. Una línea de observaciones y medidas ba-
rométricas fué seguida á través del Continen*
te, por el Teniente Jeflfers. Otra igual, desde
León, de Nicaragua, hasta la ciudad de Coma-
— 36i —
yagua, en Honduras, llevó el Dr. Woodliouse;
y otra tomé yo mismo desde Comayagua hasta
Santa Rosa, en el extremo occidental de Hon-
duras, y de allí á la ciudad de San Salvador,
en el Estado de El Salvador, recorriendo éste
desde Sonsonate hasta La Unión, punto de
nuestra partida.
Sobre las observaciones y hechos recogidos
en este reconocimiento, está fundada la memo-
ria que, precipitadamente escrita, presento aho-
ra. No creo demás manifestar que mi primi-
tiva intención fué ilustrarla con un pequeño
MAPA DH HONDURAS Y EL SALVADOR; y que si
he dado la forma y extensión que tiene el que
acompaña este volumen, ha sido en la convic-
ción de que el interés público no sería satisfe-
cho con un simple detalle de los rasgos físicos
y característicos de aquellos poco conocidos,
pero importantes Estados.
En el deseo de presentarlo de una manera
inteligible, he tenido que seguir en un todo
mis propias observaciones. En verdad, todo
ha sido preciso formarlo; no hay una sola au-
toridad acreditada; no hay un solo dato que
pudiese servir de núcleo para una agregación
de hechos. La condición primera de Centro-
América, bajo el celoso y exclusivo sistema co-
— 302 —
lonial de España, y las deplorables circunstan-
cias en que se ha encontrado desde la indepen-
dencia, han sido bastante desfavorables para to-
da clase de investigaciones, aun en los departa-
mentos geográfico y estadístico. Todo lo que
pertenece á la historia, caracteres naturales,
clima, .población, producciones, comercio y ri-
queza del país, está en una casi completa igno-
rancia. Aun las personas que se supone estar
mejor instruidas sobre las peculiaridades del
país, no son capaces de dar uu infortne circuns-
tanciado y exacto acerca de ellas, y el investi-
gador tiene que sujetarse á su propio trabajo,
tan penoso y difícil que no deja de desalentar.
En vano se buscan libros impresos ó documen-
tos que lo ayuden. De los pocos que pude re-
coger, no hay una sola colección completa, y
en vano se buscan también datos en los archi-
vos públicos, donde un total abandono y falta
de orden hace imposible adquirir ninguno.
Podía suponerse que respecto á la geogra-
fía general del país, ó de algunos Estados, fue-
se fácil encontrar los informes claros y positi-
vos; pero, excepto un mapa del solo. Estado de
Guatemala, hecho por don Alejandro Marure,
intitulado Atlas de Guatemala, en ocho
cartas formadas y grabadas en Guatemala de
\
363
orden del Jefe del Estado^ ciudadano Dr. Ma--
riano Gálvez^ año de 1832^ puede decirse que
ninguno haya grabado del todo ó parte de
Centro-América. Los pocos mapas, así lla-
mados, que existen en los archivos de algunos
Estados, apenas difieren en las rudas pistas
que forman los indios para guiar á sus com-
pañeros en el camino de la guerra. Sin em-
bargo, fui bastante afortunado en encontrar en
poder de una persona residente en El Salvador,
nn mapa sin concluir, intitulado Mapa del
Reino de Guatemala, año de 1810^ por el
Coronel Lacierra, Ingeniero real. Este ma-
pa, por lo que hace á Costa-Rica, Nicaragua
y Guatemala, está concluido, y segiin mis ob^
servaciones en los puntos que he recorrido, es
exacto. Empero, para mi trabajo fué de muy
poca importancia, porque los Estados de Hon-
xiuras y del Salvador están completamente en
blanco, y aun sin definir la línea-costa del
Pacífico. Así que, no lo he seguido más que
^n lo que toca á la llamada "Costa Mos-
quito,'' cuya exactitud he confirmado por mí
mismo. El mapa de Marure, siendo, como
he dicho, solamente de Guatemala, tampoco
pudo auxiliarme para la construcción del que
presento, no teniendo, por consiguiente, nin-
~ 364 -
guiia ímnste c^t^ pueda llamarse sadrá ó in-
dígena.
Cuando íínm^jolát intentó la formañán de
tto njapa de la nueva 'Españz^ notó la insnfi—
iA^ncíz é inexactitud de todos los publicados.
No iMo lugares de importancia fueron equivo-
cadamente colocados, sino que muclios caracte-
res geí>gráfiCos, cadenas de montañas y gran-
átn rUm se pusieron donde no existían, y los
que realmente debían incluirse, se omitieron,
*^Muchos de los mapas americanos ejecutados
en Kuropa, observa, están llenos de nombres
deiiCOMocídos en el país mismo. Estos errores
nc han |>erpetuado y difícilmente se puede en-
contrar BU origen/' (i)
México era un país, comparativamente,
mejor conocido que Centro-América; y si sus
mapas eran equivocados, los de éste debían
considcrarBe como absurdos geográficos. Aun
cu loH últimos tiempos en que las costas se han
definido coa exactitud, el interior ha permane-
cido cu uua oscuridad como cien años antes.
Los últimos mapas, algunos de ellos bastante
pretenciosos, son en su mayor parte conjetu-
rales, y las descripciones geográficas que con-
tienen, son absolutamente inaplicables al país
(\J Nueva España, I, vol. p. XXXV, Introducción.
— 3^5 —
que quieren representar. Citaré un solo ejem*
pío que demostráis mejor el poco conocimien-
to que el mundo ha tenido dé Centro- América.
No obstante que el proyecto de abrir una co-
municación entre los mares, vía de Nicaragua,
se discutía liace trescientos años, todos los ma-
pas que habían llegado á mis manos presenta-
ban una alta cadena de montañas, interpo-
niéndose entre el lago de Managua y el Pací-
fico. La ciudad de León, la colacaban sobre una
montaña, ó rodeada de éstas; y en todo lo que
tenía relación con el canal interoceánico, se
hacía referencia, como muy importante para
la empresa, de un río llamado "Tosta," inme-
diato al puerto de Realejo. Y bien: montaña
alguna no hay entre el lago de Managua y el
Océano; la ciudad de León está en el propio
centro de un vasto llano, y el tal río "Tosta"
no ha existido jamás, como se demuestra en el
mapa de aquel Estado, que publiqué en 1851.
Y aun en el de Mr, Baily, publicado en Lon-
dres en el mismo año, se presenta una no inte-
rrumpida cadena de montañas, que se extiende
desde el lago de Managua hasta el Golfo de Fon-
seca; cuando no hay tal cadena, pero ni una
montaña, excepto una serie de conos volcáni-
cos, enteramente separados uno de otro, que se
HOKDITRAS.— 26
— 366 —
elevan en plano. Estos errores son todavía
'más sorprendentes, en razian' de qne Mr. Baily
fué empleado por el General Morazán, Presi-
dente de la Antigua Federación de Centro -
América, para hacer un reconocimiento en di
Istmo de Nicaragua, sobre el proyectado canal.
Por otra parte: La ciudad de Comayagua,
capital de Honduras, que era grande y flore-
ciente antes que Hudson descubriera la Ba-
hía de New York, algunas veces varía más
de un grado de su. verdadera latitud y longi-
tud, y en muchos mapas lleva el nombre de
Valladolid, que hace más de ciento cincuenta
aflos que no se usa. La ciudad de Tegucigal-
pa, la primera de Honduras, en punto á pobla-
ción, tiene todavía una posición i^iás variada.
Entre las costas desagradables para viajar
en Centro- América, es el estereotipado uso
que hacen los mapas de nonibres de lugares
que, si alguna vez lo han tenido, al presente
son desconocidos, ó que son miserables aldeas
que no merecen ser colocadas sino es en ma-
pas locales, mientras que muchos de importan-
cia no se encuentran absolutamente. Así es
que vemos en los de Honduras á Tambla, y no
están Las Piedras y la Villa de San Aütonio»
que existen en el mismo llano. ¡Y Tambla
— 367 —
no es más que una aldea de 200 habitantes,
en tanto que Las Piedras tieneh 5.000 y la Vi-
lla de San Antonio 2.500! Además, en el de-
partamento de Gracias, en el mismo Estado,
Guancapla, una colección de pocos ranchos, es
•claramente indicada, y Santa Rosa, una gran-
de y hermosa ciudad que contiene 6.000 habi-
tantes, está absolutamente omitida.
Estos ejemplos pudieran llevarse á lo infi-
nito, pero ellos son errores debidos á los pocos
informes que el mundo ha tenido de estos paí-
ses. Los que se han ocupado en formar ma-
pas, destituidos de toda especie de datos exac-
tos, se han visto obligados á copiar las obras de
sus antecesores, y han contribuida así á la
perpetuación de los errores. Los que los han
hecho, con poco ó ningún cuidado, son en cier-
to punto excusables, porque el poco interés
•que se había tenido del país, no los estimulaba
á hacer una exacta investigación de él. Hoy
todo es diferente: no sólo se conoce el ^
valor de Centro-América en todos sus puntos
-de vista,. sino que ya el espíritu de empresa se
•dirige progresivamente sobre aquellos lugares
privilegiados.
Pero aparte de los errores puramente geo-
gráficos, hay otros mapas de Centro- América
— 368 —
que no tiene excusa ninguna. Hablo de esa.
servil perpetuación seguida por los mapas ame-
ricanos, de la arbitraria división política del país
hecha por las autoridades inglesas, sostenienda
así las injustas pretensiones del Gobierno bri-
tánico. Este servilismo de los autores ameri-
canos demuestra cuan poco trabajo se han toma-
do para verificar los hechos que han procu-
rado representar, y cuan profunda ha si-
do la ignorancia en que han permanecido acer-
ca de las pretensiones inglesas en Centro-Amé-
rica. Varios mapas publicados en el espacio
de un afio, en los Estados Unidos, merece la
más severa censura en este respecto.
Tomaré, para probar la justicia de esta cen-
sura, y para aprovechar la oportunidad de co-
rregir varios desatinos sorprendentes, un ma-
pa intitulado Johnston's ii^lustrated and
EMBEI.USHED MAP AND CHART OF THE NEW
WORLD.— New York, 1854. Entretanto, debo
observar que, aunque este mapa está lleno de
errores, por lo que toca á Centro-América,,
tanto geográfico como políticamente, no es
más digno de crítica que las nueve décimas
partes de los otros.
i^ En primer lugar, encontramos en todos
los mapas á Verapaz como un Estado indepen-
— 369 --
•diente. Este es y ha sido siempre un depar-
tamento del Estado de Guatemala.
2^ Los límites del establecimiento britání-
<:o de Belice, que son claramente definidos por
los tratados celebrados entre Inglaterra y Es-
paña, extendiéndose solamente del río Jabón
al río Hondo, se representan incluyendo cua-
tro veces más territorio que el que legítima-
mente corresponde, y extendiéndose desde río
Hondo hasta la Bahía de Amatique. Tales
límites jamás fueron reconocidos ni por Espa-
ña, ni por los herederos de su territorio en esa
cuarta parte del mundo, ni por los Estados
Unidos, ni por ningún país civilizado. Esas
son pretensiones imprudentes, que los autores
áe mapas ingleses, accesorian\ente á los desig-
nios de su Gobierno, han adoptado sin escrú-
pulo. Si se colocara el Estado de Michigan
como una parte del Canadá Occidental, sería
la mayor ofensa á la verdad; y si los autores
americanos aceptaran tal pretensión, no sería
más absurdo que admitir las serviles divisio-
nes políticas de Centro-América hechas por
las autoridades inglesas.
3^ Honduras, que se extiende de mar á
mar, teniendo un frente de más de 50 millas
-en el Pacífico (Golfo de Fonseca), es repre-
— 370 —
sentado en este mapa como enteramente cor-
tado antes del Océano, por los Estados de Kl
Salvador y Nicaragua; cuando, como he mani-
festado, éstos son separados por territorios de
Honduras.
4^ Casi una tercera parte de todo Centro-
América está señalada como "Costa Mosquito,*^^
que se presenta como un distinto Estado sobe-^
rano. El término '-Costa Mosquito" jamás
ha tenido una significación política, sino que
siempre se ha usado geográficamente para de-
signar una porción de la costa oriental de
Centro- América. Los indios conocidos con el
nombre de "Mosquitos," son solamente unos
pocos miles de miserables salvajes, confinados
en la costa sin ninguna clase de establecimien-
tos. Esencialmente pescadores, apenas obtie-
nen una escasa subsistencia en las numerosas
lagunas cerca de la costa, y su tráfico consiste
sólo en unas pocas conchas de tortuga y algu-
na zarzaparrilla. Pero aun cuando estos sal-
vajes se consideraran en el rango de nación,
jamás podrían tener una pretensión de sobe-
ranía sobre la gran porción de territorio que
este mapa señala. Mas, no sólo no tienen
ninguna soberanía sobre la pequeña fracción
que ocupan; no sólo no la reclaman ni la de-
— 371 —
sean, sino que ni tienen idea de nada; y es so-
lamente la Gran Bretaña, por miras sinies-
tras, que la lia tomado á nombre de aquéllos,
hecho alts^mente reprobado por los Estados
Unidos y por todas las naciones del globo.
La porción de territorio atribuida á la ficticia
nacionalidad mosquita por este mapa, es hasta
sobre el río Segovia, más allá de Honduras,
tomando parte de Nicaragua, (i)
5^ Los límites de Costa-Rica, al Norte, no
son exactos, ni concedidos por Nicaragua.
Pero este error puede excusarse en razón de
la disputa que hay entre estos dos Estados;
mas no parece propio que el autor de un mapa
sea el que venga á decidir cuestiones de lími-
tes. Los verdaderos de Costa-Rica están de-
finidos en su propia Constitución, extendién-
dose desde abajo de la boca del río San Juan
hasta el río Salto de Nicoya ó Alvarado, ca-
yendo al Golfo de Nicoya. Consiguientemen-
te, el territorio de Costa-Rica no toca ni al río
( I ) Escándalo del mundo, ofensa á la razón y á la justicia,
es la última división hecha por los agentes británicos de este te-
rritorio. Machos son los pueblos de Honduras y Nicaragua que
declaran "Mosquitos.** Su línea comienza en punta de Castilla,
tomando el puerto de Trujillo, casi todo el departamento de
Olancho, parte del de Tegucigalpa, y todo el de Segovia, hasta
el fuerte de San Carlos. Decidlo, hombres imparciales, es esto
respetar las propiedades de las naciones?— jE*/ Traductor.
— 372 ~
San Juan, ni al lago de Nicaragua, sino que
pasa por el Sur de los dos. El mapa en cues-
tión es también erróneo en este respecto. En
suma, en todo lo que concierne á Centro-Amé-
rica, rio puede mirarse como una autoridad;
puede servir solamente para confusión y ex-
travío.
Sin embargo, debe advertirse que es gene-
ral en su carácter y que no pretende ninguna
específica exactitud. No sucede lo mismo con
un gran mapa recientemente publicado en
Londres, y que ha sido generalmente aceptado
como autoridad, llamado Mapa de Ckntro-
AméRICA, incluyendo los Estados de Guatema-
la^ Honduras^ El Salvador y Nicaragua y Cos-
ta- Rica ^ etc.y por John Baily^ esq. — Trelawney
Saunders^ London^ i8¿o.
No nos admira encontrar en este mapa
comprendidas todas las pretensiones territoria-
les y la arbitraria división política hecha por
el Gobierno británico. Unas pocas brochas
con colores han bastado para indicar la sobe-
ranía inglesa en las dos terceras partes del de-
partamento de Verapaz, en Guatemala, y con-
vertir las islas de Honduras, en la Bahía del
mismo nombre, en dependencias británicas; y
llevar la jurisdicción mosquita más allá de la
373
mitad de los Estados de Honduras y Nicara-
^a. No ha sido menos potente colocar la
cuestión de limites entre el propio Nicaragua
y Costa-Rica, á favor de éste, en donde, por
una singular coincidencia, ha predominado
siempre la influencia británica, (i) Tales
peculiaridades, atendido su origen, no deben
absolutamente sorprender. Los que lo forma-
ron, bien deben haberse reído al conocer con
qué servil ignorancia lo copiaron de este lado
4el Atlántico.
Confesaremos, no obstante, que en ciertos
puntos es el que más se aproxima á la exacti-
tud, aunque en alguos rasgos geográficos y
políticos es deficiente, y en otros totalmente
erróneo. Dejando á Guatemala y Costa-Rica,
hallamos en los otros Estados una porción de
errores bastante trascendentales, que son tan-
( I ) Si la excepcional influencia inglesa que ha ejercido en
Guatemala y Costa-Rica hubiera sido puramente local, los pue-
blos de Centro-América la habrían visto con la indiferencia ó la
compasión con que se ven los extravíos de la razón humana; pe-
ro, desgraciadamente, á CvSa influencia deben los otos Estados la
mayor parte de sus divisiones; á ella deben los ultrajes, los des-
pojos y las exacciones injustas que sufrieron del Cónsul Chat-
fíeld; y ella fué el agente más temible que se empleara para al-
canzar ciertos fines de partido! ¡Pueda en fin el nombre centro-
americano ocupar el lugar que se había cedido á pequeños inte-
reses!—^/ Traductor.
— 374 —
to más notables, cnanto qne Mr. Bafly ha per-
manecido mnchos años en Centro- América y
viajado por algnnos puntos de ^n territorio.
Por ejemplo, en el Estado de El Salvador co-
loca el río Lempa como divisorio entre este
Estado y el de Honduras, cuando corre en la
mayor parte de su extensión por el centro lon-
gitudinal del último, y forma su límite Norte
en unas pocas millas de sn curso. Luego las
aguas superiores del rio Santiago, en el depar-
tamento de Gracias, las marca describiendo el
segmento de un círculo de Este á Oeste, antes
de tomar su curso general de Este á Norte,,
basta el mar, cuando es precisamente todo lo
contrario- Por consecuencia de este error, el
pueblo y ruinas de Copan caen al territorio de.
Guatemala, siendo evidente que están bastante
al interior de los términos de Honduras. ¡La
laguna de Yojoa se baila en la singular cir-
cunstancia de tener cinco bocas. El curso del
río Humuya está demasiado inclinado al Este
de su verdadero curso. El Guayambre y el
Guayape que, en efecto, unidos forman el Pa-
tuca, que corre á la Bahía de Honduras, en
Brus, son señalados como los principales
afluentes del gran Segovia, que va al Mar
Caribe, en el Cabo Gracias á Dios. También
— 375 —
está representado este río, que nace en las
montañas de Chile, alrededor del Ocotal 6
Nneva Segovia, como naciente al Este de
aquellas montañas, y la cabeza de las aguas
del río Escondido ó Bluefields, sustituyendo á
las de aquél. El río Goascorán, que toma su
nombre cerca del Humuya, y corre al Sur á la
Bahía de Ponseca, no se encuentra. Los erro-
res sobre la colocación de los lugares, no son
menos notables, é infinitamente más numero-
sos» Estos, empero, son más disimulables^
porque ellos serán puestos sin duda alguna
por informes de personas mal orientadas de
las distancias.
El distinguido geográfico prusiano Ber—
ghaus, es el primero que ha indicado, con más
aproximación á la verdad, los grandes caracte-
res físicos de Centro- América. En lugar de
admitir una continua cadena de montañas ex-
tendiéndose por aquel país, desde Tehuante—
pee hasta Panamá, dividiendo las montañas de
Centro-América en tres sistemas ó grupos: i^^
el de Costa-Rica, cuyo núcleo es el volcán de
Cartago; 2^, el de Honduras; y 3^, el de Gua-
temala. Entre el primero y el segundo se in-
terpone el bajo transversal del lago do Nicara-
gua, con una misma altura de 180 pies; y en-
— 376 —
tre el segundo y el tercero el plano de Coma-
yagua, con sus dependientes valles, termina en
una altura máxima de 2.000 pies. Bajo este
respecto, y en todos en general, el mapa de
Berghaus, publicado en su Phynkatischen
Atlas^ en 1840, ha sido, en un período reciente,
el mejor de Centro-América.
En explicación del de Honduras y El Sal-
vador, que ahora presento, debo advertir, que
los puntos sobre que la linea del proyectado ca-
mino de hierro de Honduras debe pasar, fueron
determinados por el Teniente Jeflfers, por nu-
merosas y prolijas observaciones astronómicas.
Estos constituyen las bases calculadas délas re-
laciones de los lugares visitados por la expedi-
ción ó sus miembros. Estos cálculos tienen
la adicional confianza de que, tanto en Hondu-
ras como en El Salvador, el gran número
de montañas y picos volcánicos, que constante-
mente se presentan á la vista del viajero, dan
la mayor facilidad para determinar su posición
con la mayor exactiud. Cuando se presentaba
la oportunidad de examinar la situación de es-
tos puntos, no se descuidaba, lo cual ha servido
satisfactoriamente para la formación del mapa.
Se notará que aquellos cuya posición se consi-
dera como aproximada á la exactitud, están se-
— 377 —
fialádos con una pequeíla raya debajo. Los
otros son de la más cumplida que se liau podi-
do obtener, y son muy pocos los que se han co-
locado como conjeturales. El curso del río Patu-
ca, en la relativa posición de los pueblos sitúa-
dos en su cabecera, es tomado de un rústico ma-
pa formado por los cortadores de madera estja-
blecidos en el río y sus tributarios. Muchos
de los datos que contiene el mapa, dentro de
los límites del departamento de Gracias, son
extraídos del que formó don José María Cacho,
de 1834, actual Secretario de Estado de Hon-
duras,
De paso haré observar la poca confianza
que se puede tener en los "itinerarios" que se
publican en apéndice de algunos "calenda-
rios," en Centro- América, fespecto á las dis-
tancias. Las computaciones son en leguas^
obtenidas en general de los arrieros del país,
que calculan tan vagamente las distancias, co-
mo lo confiesan algunas veces con sencillez,
"según las cualidades de sus muías." He vis-
to que en los comparativos terrenos planos de
Honduras y El Salvador, el valor de una le-
gua raramente excede dos millas inglesas; y
que en los [distritos montañosos disminuyen
milla y media'de distancia horizonts^l.
r
— 380 —
re, dedicaron su atención al estadio del pais,
bajo su aspecto físico, y á la reunión, de datos
ilustrativos sobre su riqueza y condición polí-
tica; pero excepto una memoria sobre el canal
de Nicaragua y una breve lista cronológica de
algunos acontecimientos históricos de Centro-
América, no tenemos nada de Marure, aunque
se dice que escribió bastante en común con
Valle, respecto á todo. El único nombre que
merece ser mencionado es el de don José Ma-
ría Cacho, como el sólo hijo de Centro- Amé-
rica que ha hecho un trabajo completo del de-
partamento de Gracias. Sus breves notas
acerca de él, son de grande interés, y pueden
servir como un modelo que deben seguir sus
conciudadanos.
Todo lo poco que se ha escrito sobre Centro-
América, ha sido por los extranjeros; pero sus
obras, en la mayor parte, no han contenida
más que rápidas narraciones de viajes y aven-
turas, desnudas . de observaciones é inexactas
en sus asertos. Pocas son las que se han es-
crito por personas de competente capacidad, 6
acostumbradas por hábito á hacer investigacio-
nes formales y ciertas. Especialmente dedica-
das á hechos políticos, están llenas de inciden-
tes y conmociones, cuyo origen y significación
381
son incógnitos para sus autores. Puedo, quizá^
excluir las obras de Thompson, Hender^son,
Young, Roberts, Dunn Baily y Brow, que, cier-
tamente, contienen hechos y observaciones de
mérito.
Cómo una revista de todo, yo cr^o que haré
un servicio al público incluyendo, en apéndice
á esta memoria, una lista de los libros y pan-
fletos concernientes á Centro- América en ge-
neral, ó á alguna de sus partes, que se han pu-
blicado desde el principio de este siglo, y que
he tenido á'la vista. Mi objeto ha sido hacer
esta lista tan completa como fuese posible, sin
atender al mérito de las obras. Se observará
que los títulos siguen unos á otros en orden
cronológico.
HONOURAS .—27
A
_k.ii_
APÉNDICE
En uoa carta original de don Francisco
Irías, que bajó el río Coco, Wanks ó Segovia,
'cn 1842, observa que tiene varios grandes tri-
butarios, como el Coa y el Poteca, por el Norte;
y el Bocay y el Fantasma, por el Sur; y luego
dice :
*í Ahora voy á describir las grandes y preci-
pitadas corrientes que comienzan en el lugar
llamado Pailla. Estas son: Gualiquitán^ que
es de una fuerza extraordinaria, y aunque pasa
-en un estrecho canal de rocas, 'puede subirse
sin el menor peligro. Ulactiz^ que es igual,
pero también sin peligro, á cuya derecha caen
las aguas del río Ulacuz, de la espantosa mon-
tea que, en mi opinión, se extiende al Sud-
oeste» Guascuru^ que aunque algo precipita-
da, puede pasarse sin riesgo. Quiroz es seme-
- 384 -
jante, y aunque hay una caída antes de llegar
á ella, la naturaleza ha formado un canal que
no impide la navegación. Turrzqtntán es una.
corriente estrecha, y solamente peligrosa para
transportar ganado, á causa de una. gran roca
que hay en medio del río, en la que, si los re-
meros no son diestros, la balsa se romperá.
Pero pocos accidentes ocurren, porque los re-
meros están acostumbrados á esta especie de
navegación desde su juventud. Siiguinquintán
es otra poco importante corriente, Crautara
es fuerte; pero el paso es enteramente practica-
ble, así como la de Pistalquitán, La á^ Cairas
atemoriza á primera vista al viajero con su
ruido y sus borbotones de agua, pero no impi-
de el paso, porque la naturaleza, maravillosa-
mente ha salvado la dificultad, haciendo un
canal al lado, antes de llegar al punto peligro-
so, por donde* los botes pueden pasar en una
hora con toda seguridad. Tirlas y QuipisquCy
que son las úitimas, son de poca importancia^
"Estas son las únicas obstrucciones que
tiene ei río desde el punto del embocadero has-
ta el mar, en el Cabo Gracias á Dios. Al pre-
sente se emplean diez días en el descenso. Dts
se ocupan en el paso de las corrientes bajando,
y cuatro subiendo. Se observará que sólo la.
- 385 -
quinta parte de todo el curso del río es obstrui-
da. La mayor demora en el viaje eá causadfi^
por la molestia de descargar y volver á cargar
en algunos de los puntos mencionados. De la
última al cabo casi no hay ningún inconve-
niente. Toda la parte del país por dond^ pasa
4^1 río, es de la mayor hermosura, por 'los abier-
tos llanos, que se presentan cubiertos de pas-
tos y sembrados de árboles. Es una sección
bien adaptable para la cría de ganado vacuno
y caballar, así como para establecimiento de
colonias, que dentro de poco tiempo adquirirían
ricas propiedades, cultivando un suelo virgen,
cuyos productos podrían ser exportados con fa-
cilidad por el Cabo á las Grandes Antillas.
Las muías y caballos se criarían abundante-
mente y se venderían con buena utilidad en
Cuba, Jamaica ú otros puntos donde tienen va-
lor.
^*Es lamentable encontrar una costa tan
. hermosa, habitada solamente por unos pocos
miserables moscos (mosquitos), carentes de to-
da civilización, y sin esperanza de mejorar en
lo futuro. Daré alguna idea de su salvaje si-
tuación y costumbres. Los más de ellos sub-
sisten de la caza y de la pesca, y muy pocos
-de una rústica agricultura, sembrando en pe-
386
queflos pedazos de tierra, á las márgenes del-
río, plátanos, yucas, cafia y algodón, el cual
hilan y tejen las mujeres en una especie de
manta y lona, para velas de sus canoas y pa-
ra hacer alfombras de plumas. Algunas de
éstas son de la mayor hermosura. Hacen una
tela de la corteza de un árbol que llaman uniy
que les sirve para vestidos y coberturas.
**Celebran el aniversario de la muerte de
sus parientes y amigos, con los más lúgubres
y armoniosos cantos. Sus lamentaciones mor-
tuorias son ejecutadas por las mujeres bajo
una tienda de corteza de hule. Algunas de
las ceremonias son caminar para adelante y
para atrás, á una distancia como de cien varas,
de la manera siguiente: Caminan cuatro ó
cinco pasos y se tiran de bruces con una fuer-
za aparentemente grande, como á matarse ellas
mismas, cuya bárbara ceremonia repiten hasta
que entra la noche. Algunas se pintan con
achiote 6 tile^ y aunque casi tienen el mismo
color de éste, se hacen horribles con la opera-
ción. Son muy inclinadas á las bebidas fuer-
tes, y cuando se les da una copa manifiestan
la mayor satisfacción, y se esfuerzan ^n que-
rer retribuir lo que su situación les permite
dar.
— 387 --
"Parecen bondadosos, y se interesan en
complacer á los extranjeros que los visitan; y
aunque entre ellos hay algunos indios malos,
son muy pocos los que intentan hacer alguna
violencia al viajero, sobre todo, por temor á
sus jefes, á quienes respetan bien. Por nin-
guna falta ó crimen son tan severamente cas-
tigados, como por el insulto que hacen á un
traficante. SoU muy apasionados por las dan-
zas, para las que preparan licores fermentados
de cafla y yuca, en abundancia; y cuando lle-
ga el día fijado, se reúne un gran numero de
familias, todas pintadas. . Cuando todos están
reunidos, dos danzadores designados abren la
ceremonia, los cuales aparecen súbitamente
del bosque donde están ocultos, vestidos de
palmas y pintados en varios colores. Estas
extraordinarias figuras entran en un lugar
cuadrado, cubierto con hojas de pacaya, donde
danzan todo el día, en unión de mucha gente.
Entretanto, la mayor parte de los invitados
permanecen en la barraca del huésped princi-
pal, bebiendo el licor fermentado, que pronto
les causa náuseas y vómitos. Cuando han
restablecido un poco y que el sol comienza á
declinar, los hombres forman su baile aparte
del de las mujeres, cuya música es un tambor
— 388 —
y uuas pipas, que hacen un ruido espantoso, á
medida del cual, tanto los músicos, cOmo todos
en general, danzan hasta las 9 ó lo de la no-
che. Las mujeres, también aparte, comien-
zan su baile de las ocho de la noche hasta las
5 de la mañana. Forman una línea recta, asi-
das todas las manos, separándose ocasional-
mente y tocando una calabaza, cuyo sonido
acompañan con un bajo canto. Puede decirse
que ninguna de estas danzas son conocidas;
pero ciertamente, por su extravagancia mis-
ma, divierten al espectador civilizado.
**Algunos de estos mosquitos crían yeguas
y vacas, y tienen un pequeño comercio con Be-
lice, en cuya plaza compran telas, tiestos de
hierro, fusiles, hachas y otros artículos que
llevan á diferentes puntos del valle de Fantas-
ma y al pueblo de Talpeneca, donde los cam-
bian por vacas paridas, que llevan en balsas.
*'E1 jefe ó rey que gobernaba á aquellos
salvajes, era de pequeña estatura, de nariz
aguileña y de color oscuro, descendiente de los
hicaques-moscos antecesores, quien tenía al-
guna educación. Era hospitalario t:on los via-
jeros, invitándoles siempre á que se hospeda-
ran en su habitación, que estaba en la margen
del río.
— 389 —
" Desgraciadamente, el Cabo Gracias á
Dios no tiene ningún comercio; pero su situa-
ción es pintoresca y favorable. Bnfrente tie-
ne una. laguna de agua salada de, gran capa-
cidad, separada del Octano por una lengua de
tierra cubierta de mangles, que se abre á la
mar, hacia el Sur, donde los buques pueden
llegar hasta el pueblo. La costa es ocupada
^r moscos y zambos, entre los cuales hay
unos pocos ingleses. Uno de éstos, llamado
Stanislaus Thomas Haly, tiene como loo ca-
bezas de ganado, algunas lleguas, y caballos
de silla. El clima es saludable ed este pu^to,
así como en todo el valle del río, pues en mi
viaje no vi más que una persona enferma.
"De la isla á la costa no tengo ningún co-
nocimiento personal. Mr. Haly me aseguró
que podría abrirse un camino por donde se
iría al Cabo en seis días. También me dijo
c[ue, en su opinión, con un costo de $ lo.ooo
se removerían todos los obstáculos del río.''
La costa de Centro-América, limítit)fe al
Mar Caribe, desde la laguna Bluefields (70
millas al Norte de San Juan) hasta el cabo
Camarón, á alguna distancia hacia al Norte y
al Oeste del Cabo Gracias á Dios, tiene unos
^extensos límites bajo la vaga designación de
— 39o —
**Co6ta del Mosquito" ó "Costa Mosquito.'* Es-
te nombre ha sido siempre puramente geográ-
fico y jamás ha envuelto ninguna idea de se-
paración política del resto de Centro- América.
No es derivado, como algunos han supuesto,,
por la abundancia de insectos llamados mos-^
quitos, sino de una horda de zambos ó indios
mezclados coi; negros existentes allí, que los
españoles llamaron moscos^ los filibusteros.
musties y los ingleses mosquitos. Estos bár-
baros jamás han oqupado el todo de la costa,,
sino que siempre han estado confinados á un
estrecho lugar de ella en la inmediación á la
Bahía Arenosa.
Esta costa, como ya he tenido ocasión de
observar, es en la mayor parte aluvial. El
clima es húmedo, más caliente que el del inte-
rior y no tan saludable, aunque en este res-
pecto se le considera como más alto que nin-
guno de las Indias Occidentales. Además de
los ríos Wanks y Escondido, la atraviesan
otros bastante grandes que nacen en los pía-
teaux de Nicaragua y Honduras. Cerca de
su origen son precipitados y correntosos; pero,
así que se aproximan al Océano, pierden su
carácter violento y corren majestuosamente á
la mar. Algunos de ellos han formado una^
— 39^: —
gran laguna de agua salada, que constitxiye
un buen fondeadero para buques de pequeña
capacidad. La mayor parte del terreno es fér-
til, y propio para producir una gran cantidad
de algodón, caña-miel, café, índigo, ^rroz y
tabaco. También tienp inmensas sabanas cu-
biertas de pastos, que pueden ser útiles para
la cría de ganado; y una inextinguible canti-
dad de caoba, í^edro, rosa y otras maderas fa-
briles, existen cerca de los ríos. ( i ) Roberts
( I ) Bl pasaje siguiente es de una memoria sobre la costa
Mosquito, formada por el Consejo de Estado de Jamaica, y tras-
mitida al Tribunal de Comercio y Agricultura en 1773:
**El clima de la costa Mosquito es más dulce que ninguno
de las Indias Occidentales, y el aire más saludable^ El terreno
es bien regado y excesivamente fértil. Es rico en un grado su-
perior. Presenta por todas partes no sólo lo necesario, sino
aun para vivir con lujo. En los ríos, lagunas y la mar, abun-
da el pescado; y la costa ofrece gran cantidad de tortugas, en
tal proporción, que no la hay en el mundo, en una extensión
igual de terreno. El algodón, cacao y vainilla florece en todo
él. El índigo es nativo, y parece ser el mismo que' produce
J&uatemala, que es el más estimado. La caña-miel viene coma
en ninguna de las islas; y el caoba y zarzaparrilla, que se ex-
porta anualmente, es en una cantidad tan considerable, que ha-
ce ya el establecimiento de la mayor importancia para la Gran
Bretaña. 800.000 pies del primero y 200.000 libras de la segun-
da, exclusives 10.000 libras de carne de tortuga, se mandaron á
Inglaterra en 1769. En las márgenes de los ríos y en las lagu-
nas hay tanto palo de campeche como en ninguna parte de
Honduras, y tenemos razón de creer que será el lugar que más
lo suministrará á Europa. "
— 392 —
nos asegura también que detrás de los ríos
hay anclios planos de arena, cubiertos de pi-
nos propios para mástiles de buques. *^E1 pi-
no de estas sabanas, añade, es parecido al que
produce North Carolina." Los cayos, bahías
é islas inmediatas á la costa abundan en tor-
tugas, que ya son un artículo de exportación.
La geografía de la costa Mosquito es im-
perfectamente conocida. Sin embargo, en esta
costa hay muy buenos fondeaderos y posicio-
nes capaces para formar colonias. La laguna
Bluefields toma su nombre del de un pirata
holandés llamado Blanvelt, que tuvo allí su
cuartel general en la época de las filibusterías
en aquellos mares. Es una considerable por-
ción de agua, como de 30 á 40 millas de largo.
Tiene una barra en la entrada, con sólo 14
pies de agua; pero en el interior hay de 4 á 6
brazas. El gran río Escondido y algunos
otros pequeños caen á ella.
A 30 millas al Norte está la laguna Cayo-
Perla. Tiene un regular fondeadero para bu-
ques pequeños; pero los grandes no pueden
entrar en la boca. El considerable río Wa-
washman desemboca en ella. El terreno que
la rodea corresponde en general con el de las
inmediaciones de Bluefields. Treinta millas
- 393 —
más al Norte cae á la mar el Río- Grande. Tie-
ne una peligrosa barra en la boca; pero pasada
ésta, se dice que es navegable por pequeños
botes hasta la distancia de loo millas al inte-
rior. Más al Norte están el Priuzapulka, el
Tongla, Brackmtan, Wawa, Ducwara y otros
ríos considerables. En el mismo sigue el río
Wanks al Cabo Gracias á Dios. Los caracte-
res geográficos más importantes sobre este ca-
|>o son las lagunas Caratasca y Brus, y los
' ríos Patuca y Tinto ó Negro. ( i )
Ya se ha dicho que sólo una muy pequeña
parte de la costa es habitada por los llamados
indios mosquitos. Su número no es grande^
y todos son zambos (indios cruzados con ne-
gros) é hijos dejos capitanes de los buques
guardaco^ta de Jamaica con mujeres indias, ne-
gras ó zambas. El elemento negro se intro-
dujo allí por los esclavos de xm buque que nau-
fragó hace cerca de 200 años en el Cabo Gra-
cias á Dios, por los fugitivos de los estableci-
mientos españoles, y por los que llegaron de
Jamaica cuando la Inglaterra intentó tomar
( I ) Una gran parte de esta costa, dice Roberts, es inunda-
da durante la estación de aguas, y es fácil de pasar en una ca-
noa de la laguna Perla al río Wawa. Ksto sucede, generalmen-
te hablando, en todas las bajas sabanas desde la laguna Perla
hasta el rio del Plátano.
— 394 —
posesión de la costa, á mediados del siglo pa-
sado. Al principio esta raza estuvo confinada
^n las inmediaciones de la JBahía Arenosa y el
Cabo Gracias; (i) pero después, ayudados de
los piratas y de los traficantes de Jamaica, se
extendieron al Sur, en Cayo-Perla y la lagu-
na Bluefields. Empero, jamás han ocupado
más porción de la costa que la indicada, aun-
que no es dudable que ocasionalmente ocupa-
ban los puntos de los filibusteros ingleses.
El número total de éstos no excede, proba-
blemente, de 2.000. En los cáldulos anterior-
mente hechos, con objeto de dar á la costa
mosquito una importancia mayor, se incluían
los indios puros (wolwas, tonglas, cookras,
etc.) Pero estos indios nunca han reconocido
la llamada "autoridad mosquita,'' y han estado
siempre en un estado de hostilidad con los
zambos.
Los verdaderos mosquitos están principad
mente establecidos en Bluefields, Cayo-Perla,
Prinzapulka, Río Grande, Bahía Arenosa y
Cabo Gracias. Su carácter y hábitos han sido
. (\) Robert Hodgson, que fué enviado eu 1740 ppr el Gober-
nador Trelawney, á excitar estos indios contra los españoles, di-
ce que el territorio ocupado por ellos, era de 8 millas hacia al
Sur del Cabo Gracias. Su extensión hasta la laguna Bluefields
fué después ayudada por los ingleses.
— 39S —
imparcialménte descritos por el Coronel Irías,
los cuales corresponden á toda la raza en ge-
neral. De las criminales relaciones con los
traficantes y marineros y de la falta de matri-
monios, han contraído una especie de lepra,
semejante á la que tanta destrucción ha cau-
sado en las islas Sandwich. Por esta razón,
como por el odio que les tienen, las tribus de
indios del interior no permiten ninguna mez-
cla con ellos; y, según se dice, castigan con
pena de muerte á los culpables. La naturale-
za de sus relaciones sociales puede inferirse de
la que hace Roberts, un negociante inglés en
la costa. En su obra escrita en 1827, ^^^^•
^*Jamás he conocido un matrimonio entre
ellos. Todos sus contratos son tácitos, y al-
gunas veces se disuelven pon mutuo consenti-
miento. Los chicos aquí en Bluefields (que
es la capital), son bautizados por los capitanes
de los buques mercantes de Jamaica, quienes,
en su visita anual á la costa, practican la cere-
monia sin ninguna reverencia, en todos los
que han nacido en su ausencia; y muchos de
los bautizados son hijos de estos mismos capi-
tanes. En prueba de esto, puedo señalar más
de una docena de chicos que conozco de los ca-
pitanes, que parecen haber adoptado, sin es-
— 396 —
crúpulo ninguno, la idea indígena de la poli-
gamia, en su mayor extensión. Por esta licen-
ciosa é inmoral conducta, se han identificado
tanto con los nativos, que han obtenido una
especie de monopolio en la venta de sus
efectos."
"Esta libre y fácil comunicación no se ha
alterado mucho hasta el presente, pues M.
Gregor, en su informe sobre la cuestión Mos-
quito, formado y publicado por orden del Par-
lamento en 1849, ^^^^ ^^ siguiente confesión^
que ilustra, incidentalmente, el origen de la
influencia británica en la costa:
**En la costa Mosquito no es mal mirada la
pluralidad de mujeres. No es circunstancia
poco común encontrar á un subdito británica
con una ó más mujeres en diferentes partes de
la costa. Ellos han adquirido grande influen-
cía, etc.''
De la frecuente mención que se ha hecha
en los últimos años, de un personaje titulado
'*rey ele los mosquitos,'' alguna parte del púr
blico pudo haber caído en el error de suponer
que los que se llamaban indios mosquitos, re-
conocían algún potentado. Nada de eso. Nin-
guna forma de gobierno ha existido jamás en-
tre ellos, excepto un jefe local, que ha sido uu
~ 397 —
motivo de continuas discordias entre sí. AU
gunos han asumido el título de Gobernadares,
otros de Generales y otros de Almirantes, sin
comprender lo que significan estos términos.
Así, en el tiempo de la visita de Roberts, un
jefe llamado Gobernador Clemente, era reco-
nocido en la costa, desde Cayo-perla hasta la
laguna de la Bahía Arenosa; y otro, titulado
General Robinson, tenía la autoridad en las
inmediaciones al Cabo Gracias. Cuando al
Superintendente de Belice le ocurrió fabricar
tin rey en la costa Mosquito, mandó reunir un
número de estos jefes, y después de algunas
liberales aplicaciones de rum^ los indujo á po-
ner unos signos en un papel, de donde resul-
tó el acta de obediencia á un zambo elegido
por los agentes británicos. Pero ninguno de
estos jefes comprendió lo que hizo, ni volvió á
ver el papel. La ficción, sin embargo, corres-
pondió al objeto, como se verá cuando se hable
délas pretensiones británicas sobre la costa
Mosquito.
Desde que los agentes ingleses han ido á
residir en ella, Bluefields ha sido el lugar de su
permanencia. Roberts dice que cuando él es-
tuvo, ese lugar estaba bajo la influencia de dos
jóvenes que se llamaban parientes del último
Honduras.- 28
— 398 -
Superintendente de Belice, y "que aunque no
era reconocido por el Gobierno como un esta-
blecimiento británico, debía considerarse como
tal.'' ¿Qué se hicieron esos dos jóvenes f No
se sabe; pero Bluefields es al presente la resi-
dencia del supuesto "rey de los mosquitos."
La siguiente descripción es de un papel inglés
publicado en Belice, el cual es el que más ha-
bla sobre el particular:
"Bluefields es la capital mosquita. Está si-
tuada en el río y laguna del mismo nombre.
En medio de las palmas inmediatas al río está
la residencia del rey y su tutor ó guardián in-
glés, dónde flota la bandera inglesa. A poca
distancia está la casa de justicia, sobre la cual
se halla la bandera mosquita. Me. Gregor di-
ce "que una insignia y una bandera de la na-
ción mosquita le mandó la Inglaterra." En
octubie de 1847, Bluefields y sus dependencias
contenían 599 habitantes de toda edad, de los
cuales III eran blancos y 488 negros. Ocu-
paban dos reducciones, siendo la principal la
misma Bluefields, que tenía 78 casas; y la otra,
Carlsruhe, de la colonia prusiana, con 92 ha-
bitantes y 16 casas. Pocas de éstas son cons-
truidas de madera; y en una de ellas reside
Mr. Walker, Agente diplomática y Cónsul Ge-
— 399 —
Tieral de Inglaterra, con quien vive S. M. mos-
«quito. No hay ninguna iglesia ni clérigos; es
Mr. Green, un doctor inglés, el que lee algu-
nos pasajes de la biblia, los domingos, ' en la
<:asa de justicia."
Los mosquitos no tienen ningún estableci-
miento, excepto inmediato á la costa. El in-
terior del país está ocupado por un número de
tribus que, en general, ó universalmente, re-
-conocen las autoridades españolas, y, más ó
menos, la mayor parte hablan español. En-
tre Bluefields y San Juan, están los ramas, que
se dice es un pueblo humilde é inofensivo, que
tiene comunicación con las otras tribus. So-
bre el río Escondido ó Bluefields, están situa-
dos los cookras y wolwas, de quienes se tiene
Tiasta ahora poco conocimiento, y no se sabe
más sino que tienen una constante hostilidad
contra los mosquitos, proveniente desde cuan-
do éstos, en unión de algunos vecinos de
Jamaica, invadían su territorio para capturar
prisioneros y venderlos. Entre los ramas y
woíwas y el río de San Juan, está una tribu ó
fragmento de tribu, llamada '*los melchores.'*
Byam, un viajero inglés, asegura que son ca-
ribes, que fueron llevados de las islas por los
piratas ingleses. Añade que tienen gran te-
— 400 —
mor á los ingleses, y que no se comunican con?
ningún blanco mientras no están ciertos de
que no hay un inglés. Sobre el río Grande y
el Prinzapulka, y al Norte de los wolwas y
cookras, están los toacas y payas. Sobre és-
tos, y en dirección á las lagunas Caratasca y
Brus y el río Patuca, están los caribes de las
islas de Sotavento. Se extienden hasta Tru-^
jillo, formando parte de los habitantes del
puerto. Son temidos por los mosquitos, y han
avanzado tanto en civilización como ninguna
otra de las tribus de la costa. Hay algunas>
otras, incluyendo las antiguamente llamadas
hicpques, pantasmas, tahuas, gaulas, iziles,
motucas, etc., que están diseminados en todo
el territorio y que intervienen entre la costa
y las regiones montañosas del centro del Con-
tinente. Ninguna de éstas tiene relaciones
con los mosquitos, ni reconoce su autoridad;
ni pueden incluirse en ningún cálculo de po-
blación del fantástico llamado reino mos-
quito.
— 40I —
II
(nota al capítulo vi)
LAS. ISLAS DE LA BAHÍA
Las Islas de la Bahía dé Honduras, como
lie tenido ocasión de manifestar, son de gran
belleza, salubridad, fertilidad, y poseen gran-
des y seguros pi^ertos. Estas circunstancias
dan particular significación al hecho que, en
17 de julio de 1852, por una disposición del.
Superintendente de Belice se declaró que, Su
MUY GRACIOSA MAJESTAD LA REINA, SE HABÍA
DIGNADO CONSTITUIR UNA COLONIA DE LAS IS-
LAS DE ROATÁN, BONACA, UTILA, BaRBARETA,
HeLKNA y MoRAT, DESIGNADA CON EL NOM-
BRE DE ^^COLONIA DE LAS ISLAS DE LÁ BaHÍA."
Esta resolución se tomó, como se ve por la fe-
cha, casi dos años después de la formal pro-
mulgación del convenio de Washington, de 5
de julio de 1850 (conocido por tratado de Clay-
ton-Bulwer), que, entre otras cosas, establece
"que ni el Gobierno de Iqs Estados Unidos, ni
-el de la Gran Bretaña ocuparán jamás, ni for-
^tificarán, colonizarán, ni asumirán ó ejercerán
— 402 -^
ningún dominio sobre Costa-Rica, Nicaragna^.
Costa Mosquito ó cualquiera otra parte de Cen-
tro-América. Aquí debe hacerse observar que
la organización de esa colonia llamó, como era
justo, la atención del Congreso de los Estados
Unidos. La comisión de Relaciones Exterio-
res del Senado, después de una amplia consi-
deración sobre el negocio, expuso: ^*que las is-
las de Roatán, Bonaca, Utila, etc:, en la Bahía-
de Honduras y cerca de ella, constituían parte
del territorio de la República de Honduras,
que siempre había formado una parte de Cen-
tro-América; y que, en consecuencia, toda ocu-
pación de estas islas por la Gran Bretaña, era
una violación del tratado de 5 de julio de i8¿o.''^^
Esa violación del tratado, como la de los
derechos de Honduras, invadiéndose su terri-
torio, me ponen en el deber de hacer un ligero
compendio de todos los acontecimientos que
han dado lugar á ese extragrdinario resultado,
aunque sea lejos del objeto de la presente me-
moria.
Bonaca, en otro tiempo Guau aja, fué des-
cubierta por Colón, en su cuarto viaje, en 1502.
Tomó posesión de ella á nombre de la Co-
rona de España, y sucesivamente descubrió y^
tomó posesión también de Roatán.
— 403 —
Entre las naciones marítimas, y en toda
^poca, los descubrimientos se han entendido
dar un título de soberanía; y estas islas y eos-
tas del Continente fueron por la misma razón
reconocidas como dependientes del dominio de
Espafla, Las poseyó sin disputa ni inquietud
alguna, hasta que las hordas de filibusteros
inundaron el Golfo de México y el Mar Caribe.
La mayor parte de éstos eran ingleses, no
malayos ni borneses; sus buques eran de cons-
trucción inglesa, no groseras y bárbaras em-
barcaciones» Ninguna escuadrilla había man-
dada por oficiales ingleses, para imponer un
ejemplar castigo á los piratas, como en el caso
de Saribus Dyaks. Al contrario, los ingleses
de Jamaica los protegían desembozadajnente,
y, con poca excepción, eran tan piratas como
ellos. En aquella época. Jamaica era casi sos-
tenida por filibusteros, y es bien sabido que
sus Gobernadores se ligaban con los jefes prin-
cipales y dividían con ellos el botín. Tan es-
candalosa fué la conducta de algunos de esos
funcionarios, que la Corona, aunque poco dis-
puesta á cortar un sistema que le producía ri-
oas remisiones, se vio obligada á removerlos.
"El Rey de Inglaterra, dice el pirata Esque-
me ling, que escribió en 1670, para satisfacer al
— 404 —
de España, llamó á alguno de los Gobernado-
res de Jamaica; pero esto no impidió que los
piratas continuaran como antes."
No satisfechos con sus depredaciones de mar
y animados por el buen suceso, desembarca-
ron, capturaron, pillaron y quemaron cuantas
poblaciones españolas eran accesibles. Orga-
nizaron un sistema de piratería por tierra, mu-
cho más terrible que el que habían ejercido
por mar. Hacían incursiones á Costa-Rica,
Nicaragua, Honduras y Guatemala, así como á
las provincias de la frontera de la Nueva Gra-
nada y Mé:?cico. Formaron residencias perma-
nentes en varios puntos separados, tanto en
tierra firme como en las islas adyacentes, que
era donde se reunían después de sus incursio-
nes, para dividir sus presas y para combinar
nuevas expediciones. Bluefields y Cabo Gra-
cias á Dios, en la Costa Mosquitia y en la par-
te de Guatemala, ahora llamada Belice, eran
los puntos favoritos de sus reuniones. Belice
y Bluefields derivan sus nombres de dos jefes
piratas.
Desde luego se comprenderá que Roatán,
con sus buenos puertos, excelente clima y abun-
dantes producciones, no debía salvarse de las
plantas de los ladrones. Un destacamento in-
— 405 —
glés, de aquella honrada comunidad, desem-
barcó en ella á principios del año 1642, y al
mismo tiempo tomó á Guanaja y las demás is-
las inmediatas. "Esta ocupación, dice el his-
toriador Juarros, fué excesivamente ventajosa
á ellos, y muy perjudicial á los españoles, por-
que estando tan cerca de la costa, los ingleses
(piratas), podían ir cuando querían, y con igual
facilidad interceptaban el comercio de España
con el reino de Guatemala. Estos males, por
último, llegaron al extremb, y el Virrey de
Guatemala, en unión del Gobernador de la Ha-
bana y el Presidente de la Real Audiencia de
Santo Domingo, organizaron una expedición
para expulsar á los ingleses de sus fuertes po-
siciones. La expedición consistía en cuatro
buques de guerra, bajo las órdenes de Francis-
co Villalba y Toledo, que intentó sorprender á
los piratas; pero no pudo. Encontró los puer-
tos fortificados, y tuvo que ir á tierra firme á
buscar refuerzos. Luego volvió, y en marzo
de 1650, después de una reñida acción, logró
desalojar á los piratas de las islas. España
recobró estas posesiones, encontrando solamen-
te ruinas. Los pocos nativos que los piratas
habían reducido á la esclavitud, temieron que
éstos volvieran, y emigraron al interior, donde
— 4o6 —
el Gobierno les distribuyó tierras. Abandona-
das asi las islas, permanecieron desiertas hasta
el año de 1742, en que los ingleses intentaron
tomar posesión de toda la costa del Atlántico
en Centro- América. En consecuencia de este
plan, atacaron varios puntos de consideración^
tomaron á Trujillo y formaron un estableci-
miento y fortificaciones en la boca del Río Ne-
gro. También ocuparon y fortificaron a Roa-
tán. Estos sucesos, en unión de otros, produ-
jeron una guerra Cbn España, que duró hasta
1763, en que se concluyó un tratado, cuyo ar-
tículo 17 establecía "que S. M. B. haría demo^
1er todas las fortificaciones que sus subditos
habían construido en la Bahía de Honduras y
otros lugares del territorio de España, en aque-
lla parte del mundo, cuya operación se ejecu-
taría dentro de cuatro meses, etc., etc". En
consecuencia de este tratado, se evacuaron los
fuertes del río Negro y otros puntos, en 1764.
Pero en violación de él, los ingleses continua-
ron ocupando á Roatán. También ents^blaron
relaciones seductoras con los indios de la costa,
lo que exasperó á España y declaró nueva-
mente la guerra en 1780. En el mismo año
las autoridades de Guatemala expelieron otra
vez á los ingleses de Roatán. El tratado de
— 407 —
paz de 1783, haciendo una especial referencia
á estas islas, establecía que los ingleses aban-
donarían no sólo el Continente (excepto cier-
tos puntos bien definidos, para cortar palo de
campeche, y no más), sino todas las islas y sus
dependencias. Habiendo evadido los ingleses
este tratado, los españoles establecieron condi-
ciones más estrictas, agregando al tratado de
1786, que los ingleses "evacuarían el territorio
mosquito y todo el Continente en general é is-
las adyacentes, sin condición ninguna.'' Nada
pudo ser más claro y explícito que esto; y no
' teniendo ya los ingleses ningún medio de eva-
sión, abandonaron no sólo las islas, sino toda
la costa.
Por la guerra de 1796 se suspendieron los
términos de este tratado, cuando Inglaterra
ocupó nuevamente estas importantes islas, for-
mando en ellas un establecimiento penal para
los infelices nativos de San Vicente y otras
islas que su crueldad echó de allí. Dos mil
parece que se colocaron en Roatán; pero tan
luego como se supo la invasión en Guatemala,
el Capitán General ordenó al Intendente de
Honduras que la rescatara. En consecuencia^
se mandó á don José Rossi y Rubia con la
tropa necesaria, y la tomó el 17 de marzo de
— 4o8 —
1797. Esta parece que fué la últíma tenta-
tiva que hizo Inglaterra en el último siglo,
quedando España en pacifica posesión de las
islas.
En 28 de agosto de 1814 se ajustó otro tra-
tado entre España é Inglaterra, en el cual se
repitieron los términos del de 1785, palabra
por palabra, excluyendo á Inglaterra del '*te-
rritorio mosquito, del Continente en general lé
islas adyacentes, sin excepción ninguna."
Este tratado permaneció en su vigor y fuerza,
y los españoles en pacífica posesión de las is-
las, hasta que las provincias de Centro-Amé-
rica se independieron de ellos, en 182 1. Hasta
esa época Inglaterra no había adquirido nin- •
gún título á esas ísIps, ni por conquista, ni
por coacción alguna. Cuatro veces había in-
tentado tomarlas por la fuerza, y otras tantas
había sido expelida. Por el tratado de 1815
estaba solemnemente obligada á no pensar en
ninguna ocupación. El testimonio de un ofi-
cial inglés que mandaba las fuerzas de Belice,
el Capitán Henderson, prueba igualmente que
las islas eran una posesión de España. "La
isla de Roatán, dice, como antes he indicado,
pertenece á España y hay en ella una guarni-
ción militar.''
-A
— 409 —
Después de la independenciia de Centro-
América, Roatán y sus islas inmediatas que-
daron bajo la juridicción de Honduras. Cuan-
do la provincia asumió el rango de Estado, las
autoridades tomaron posesión de las islas, y
eran reconocidas generalmente como perte-
necientes á la jurisdicción de Honduras. Su
título era incuestionable y las poseía con toda
derecho.
En este Estado, continuaron en la época
que Honduras tormaba parte de la RepúlDlica
Federal de Centro -x\mérica, hasta en mayo de
1830, el Superintendente de Belice, irritado
contra la República por no haberle querido en-
tregar unos esclavos fugitivos, por una especie
de venganza, tomó á Roatán á nombre de la
Corona de Inglaterra. En esa época los Esta-
dos de Centro-América estaban unidos y no se
ultrajaban tan impunemente como ahora. In-
mediatamente hizo el Gobierno Federal una
enérgica reclamación al Gobierno británico,
quien desaprobó el hecho y mandó desocupar la
isla.
Después de esto, Honduras quedó ejercien-
do su soberanía en ella, aunque el Superinten-
dente de Belice acechaba constantemente el
pretexto de llevar á cabo sus pretensiones so-
— 4^2 —
de su antecesor; pero nada adelantó el Gobier-
no de Honduras, aunque la ocasión era favora-
ble para repetir sus reclamaciones sobré la pi-
rática toma de Roatán. Dirigió una comuni-
cación al Coronel Fancourt, quejándose de la
conducta de Me. Donald y pidiéndole la devolu-
ción de la isla; aquél contestó en términos
muy políticos, evadiendo toda responsabilidad
de parte de él y del Gobierno británico. El re-
sultado fué mandar después una orden á Mr.
Chatfiel para que hiciese saber al Gobierno de
Honduras que los procedimientos del Coronel
Me. Donald habían sido por instrucción del Go-
bierno británico.
Esto no era positivo, porque el hecho de
Roatán había sido espontáneo de Me. Donald;
pero, por esa declaración, el Gobierno inglés
asumió la responsabilidad de él. Parece que
este paso se dio por salvar á un celoso oficial,
porque no es creíble que la Gran Bretaña fría-
mente tuviera el designio de robar á Hondu-
ras esa parte del territorio, en presencia de los
tratados de 1786 y 1814, y de su propia reso-
lución de 1830, en que mandó desocupar las
islas. La asunción de la responsabilidad de
Me. Donald por el Gobierno británico, no impli-
ca necesariamente que la Gran Bretaña preten-
413
diese tener ningún derecho á las islas; pero el
Gobierno de Honduras, amedrentado por ame-
nazas y bloqueos constantes, por frivolos pre-
textos, siempre temió recobrar su autoridad, y
se limitó al único recurso que queda á un poder
débil: PROTESTAR Y NO MÁS QUE PROTESTAR.
Entretanto, considerable número de veci-
nos de las islas Caimanes, atraídos por las
fuentes de riqueza de Roatán, fueron á esta-
blecerse en ella; tanto, que dentro de pocos
aflos la población ha llegado á más de mil ha-
bitantes. No tenían ninguna clase de Gobier-
no; pero con el aumento de la población for-
maron un Consejo, eligiendo los miembros de
él dentro de ellos mismos. Tal estado de co-
sas no se escapaba al ojo alerta del Superin-
tendente de Belice, quien, á pretexto de que
los caimanes eran subditos británicos, encon-
tró uno para sellar su soberanía en las islas.
Varias ocasiones había manifestado á algunos
de ellos que, como subditos ingleses, deseaba
nombrarles Magistrados que los tuviesen en
paz en la isla, si ellos lo querían; y que aun-
que él no pretendía ninguna autoridad en les
negocios interiores de la isla, sí se interesaba
eñ que hubiese el mejor orden, etc. Los isle-
ños, sin embargo, prefirieron nombrar ellos
Honduras.— 29
— 414 —
sus Magistrados, de los cuales el principal fbé
un tal Mr, Fitzgibbon, ciudadano de los Bsta-
dos Unidos, Así permanecieron hasta el año
de 1849, ^° ^^^> instruidos precisamente en
su róle^ '*;llamaron al Coronel Fanconrt á que
fuese á establecer un Gobierno regular en la
isla!" Hasta qué términos se llevó esta apli-
cación por los agentes británicos, no es nece-
sario investigarlo. Baste decir que fué la
consumación de la violencia de Me. Donald.
En seguida el Coronel Fanconrt recomen-
dó á los habitantes que eligiesen doce Repre-
sentantes para que formasen una Asamblea
Legislativa que emitiera las leyes necesarias.
Nombró cinco Magistrados, á quienes pronto
cambió el pueblo, por su mala conducta. El
Superintendente declaró que esta era una in-
gerencia en las prerrogativas de la Corona; y
que mientras no se sometieran á la autoridad
de los nombrados, les retiraba la protección de
Su Majestad, Ellos contestaron respetuosa-
mente, que no teniendo el Superintendente los
conocimientos necesarios sobre las cualidades
de los individuos que debían nombrarse, se les
concediera el privilegio de elegir una Munici-
palidad.- El pueblo se dividió en dos partidos,
y el que deseaba la protección de la Corona,
— 415 —
pidió un Magistrado, pagado con las rentas
<jue debían crearse con tal fin.
Ese era el estado^de las cosas en 1850, y
según el Capitán Mitcíiell, ni el pueblo mismo
ni el Gobierno británico miraban á Roatán ba-
jo la autoridad inglesa.
**E1 pueblo ignoraba enteramente bajo qué
Gobierno estaba, y aunque el de Belice tenía
alguna autoridad sobre él, deseaba éste saber
bajo qué posición se le miraba. Algunos des-
contentos, como los hay en toda comunidad,
indujeron á muchos á reunirse y nombrar Ma-
gistrados en oposición á los recomendados por
S. E. el Superintendente de Belice.
'*A la vez la isla estaba sin ninguna clase
de 'Gobierno, obrando cada individuo por sí.
Este era el verdadero estado de la isla cuando
yo llegué. Ahora tienen un Magistrado, ele-
gido universalmente, que funcionará hasta
que el Gobernador de Jamaica apruebe el nom-
bramiento, á quien le dirigieron los habitantes
una petición.''
Esta es bastante curiosa. Tiene dos par-
tes, una favorable y otra opuesta á la protec-
-cióu británica, y por consiguiente inútil. Los
nombres de los hijos de la escuela de la mi-
sión Wesleyan, fueron incluidos, en la lista
— 4^6 —
con tal objeto. Este precioso documento se
remitió al Superintendente de Belice, para que
lo trasmitiera al Secretario de Estado de las
Colonias. En consecuencia, sir Charles Grey^
Secretario de las Colonias, mandó al Capitán
Jolly, de la Marina británica, á que manifes-
tase á los habitantes que si el Gobierno nom-
braba un Magistrado pagado, deberían pagar
á la Corona un impuesto de un chelin por ca-
da área de tien;a. Esta proposición, que se
hizo por medio de algunos caffones en un bu-
que de guerra, y con otros argumentos de
igual potencia, fué naturalmente aceptada por
los infelices negros de la isla.
Al mismo tiempo se nombró un nuevo Su-
perintendente de Belice, el Coronel P.' E.
Wodehouse (á quien se conocerá fácilmente
sabiendo que es el cómplice de Torinton, en
Ceylán). Uno de sus primeros actos fué visi-
tar á Roatán, en persona. Llegó allí el lo de
agosto de 1852 (poco más de dos años de la
ratificación del tratado de Washington), eu el
bergantín de guerra de S. M. B. ^Tersa," lle-
vando consigo una conveniente comitiva. En-
tonces tomó formalmente posesión de Roatán
é' islas adyacentes, á nombre de la Corona bri-
tánica, y declarándolas anexas á la Superin-
^ - — 417 —
tendencia de Belice, bajo el título de * ^Colonia
4e las Islas de la Bahía."
Este compendio de la historia política de
esas islas, manifiesta evidentemente un siste-
ma de agresión á los derechos y soberanía de
Honduras, sin ejemplo, por su persist^cia y
por el desembozo con que se han cometido tan-
tos fraudes. La fuerza brutal del Coronel Me.
Donald fué consumada por la piratería de
Wodehouse; y estas bellas islas están hoy en
poder de la Gran Bretaña, con mengua del
tratado, y bajo pretextos tan especiosos que
sólo sirven para evidenciar más el crimen que
se ha querido salvar, (i)
(ij \ Oh, si estas islas hubiesen sido un Sebastopol, una to-
rre MálacoíF, un Redan siquiera, donde el poder inglés se ha
puesto á prueba ! Que lo sepan las naciones del mundo: —
la Inglaterra que hoy cubre con su estandarte una débil nacio-
ilalidad:-*la Inglaterra que hoy combate en el Báltico y en el
Mar Negro á una nación usurpadora, no es consecuente en sqis
4)rocedimientos en el Atlántico: — no lo es ocupando posesiones
que jamás la puedan pertenecer: —no lo eá ultrajando á un pue-
blo indefenso.— iVb/a del Traductor,
— 4i8 —
III
(nota al capítulo XII ) .
aborígenes de honduras
Según las antigua? tradiciones, podría,
creerse qué los lugares hacia el Noroeste de
Honduras, limítrofes á Guatemala, incluyendo
el valle de Sen sen ti, el de Copan y parte, si
no todo, del del río Chamelecón, fueron ocu-
pados por naciones civilizadas. El nombre de
Calel ó Kalet, que daban á sus jefes, y el he-
cho de que su lengua pertenece á la de la mis-^
ma raza de los quichés, catchiqueles, mayas,.
etc., prueba que pertenecían á la misma gran
familia de naciones semi-civilizadas, que estri-
ban diseminadas sobre Guatemala, Chiapas y
Yucatán. • Pero, respecto á Honduras, no te-
nemos informes claros. Los cronistan hablan
de un número de naciones bárbaras que exis-
tían encías anchas regiones que abrazan la
costa del río Aguan ó Romano hasta la de San
Juan de Nicaragua (después señalada costa .
Mosquito), y extendiéndose al interior hasta
los llanos de Olancho ó Ulancho. Entre las^
— 419 —
tribus que habitaban esta región y que eran
relativamente salvajes ó bárbaras, los hicaques
y payas son constantemente considerados co-
mo los más fuertes y poderosos. Estos nom-
bres se conservan aún por los indios que exis-
ten entre el río Ulna y el Cabo Gracias á Dios.
Los primeros ocupan el distrito entre Ulúa y
el Tinto, y los segundos, el triángulo entre
el Tinto, la mar y el Wanks ó Segovia. Pa-
rece que los hicaques fueron anteriormente di-
seminados áesde los llanos de Olancho hasta
el departamento de Nueva Segovia, en Nica-
ragua.
La cuestión que, en consecuencia, se pre-
senta, es ésta: ¿Qué naciones habitaron el
país entre los chorites de Sensenti y los na-
huales de San Salvador, por una parte, y cuá-
les fueron las naciones bárbaras de Totogalpa
y Tegucigalpa, por otra? En otros términos:
¿Qué naciones ocuparon el departamento de
San Miguel, en el Salvador, y cuáles las de
los de Santa Bárbara, Comayagua, Choluteca
y parte de los de Tegucigalpa y Yoro, en
Honduras?
Ninguna respuesta explícita se encuentra en
los historiadores antiguos; pero recientes inves-
tigaciones pueden servir á deshacer toda duda.
— 420 —
Que esos distritos fueron ocupados por
pueblos homogéneos, lo indican evidentemente
los nombres de los lugares que han conserva-
do desde él período de la conquista. El pre-
sente departamento de San Miguel se llamaba
Chaparrastique cuando lo invadió Alvarado; y
esta terminación ique la encontramos enr todos
los lugares, como Lepaterique, Lolotique, Aju-
terique y Jaitique, desde el Golfo de Fonseca,
hacia el Norte, hasta el lago de Yojoa ó Tau-
labé. •
Dentro de este distrito hay un número de
pueblos, todos habitados por indios, que po-
seen má^ ó menos su lengua original. Estos
pueblos están situados todos en las montañas
de Lepaterique y Guajiquiro, abrazando á
Lauterique, Guajiquiro, Opatoro, Cacauteri-
que, Similatón, Yamaranguila, Yucasapa y el
gran pueblo de Intibucá. Yo obtuve un pe-
queño vocabulario del dialecto de Opatoro, de
un indio que encontré en la ciudad de Comaya-
gua. También pude conseguir otro del de
Guajiquiro, cuyo pueblo visité en junio de
1853, y por último, otro del de Yamaranguila,
dos leguas al Oeste de Intibucá y que cierra
el distrito de los antiguos jefes de Sensenti-
Después obtuve una lista^umeral del pueblo
— 421 —
<le Similatón, con unas pocas palabras y fra-
ses que me suministró un caballero ¿e Tegu-
cigalpa, que en su juventud había permaneci-
do algún tiempo en el pueblo. De la compa-
ración de estos vocabularios, aparece que todos
son dialectos de una misma lengua. El Gua-
jiquiro pronuncia su idioma lenca, y como cons-
tantemente encuentro en las relaciones de los
misioneros que fueron á Honduras, hacer refe-
rencia á los indios lencas, he adoptado el nom-
bre para designar á los qaie ocuparon este dis-
trito.
Los más de los misioneros que penetraron
á las regiones de los hicaques y payas, fueron
primero á Comayagua, donde casi generalmen-
te tomaban indios lencas para que los acom-
pañaran en sus expediciones. Estos fueron
los que siguieron á Verdelet, cuando fué á
Ólancho, en 1808, por el río Guayape, dentro
del país de los hicaques. El nos hace conje-
turar que éstos pueden muy posiblemente ha-
ber sido de la misma raza de los lencas, ha-
blando un dialecto de la propia lengua. Esta
conjetura se apoya más en las expresiones de
Juarros, acerca de la reducción de la provincia
de Tegucigalpa. Dice que en 1661 los indios
j)ayas atacaban frecuentemente á los pequeños
— 424 -
tado, es, en la mayor parte, baja, caliente é in-
salubre y llena de lagunatos y esteros, cir-
cunstancias favorables solamente para tribus
cazadoras y pescadoras; tal era en verdad el
carácter de los indios encontrados allí por los
primeros viajeros, y tal es aún el que conser-
van hasta hoy. Las mismas causas que im-
pedían á las naciones serai-civilizadas del de-
clive del Pacífico, á habitar estas costas, priva-
ron á los españoles de formar en ella sus esta-
blecimientos, y han permanecido los indios ca-
si en su primitivo estado.
Como he expuesto en un párrafo preceden-
te, esta costa fué descubierta por Colón, en su
cuarto viaje, en 1502. Del conciso, pero ter-
minante informe que él dio de su viaje, podre-
mos conocer exactamente el carácter y condi-
ciones de los habitantes.
La primera tierra descubierta por Colón, en
este viaje, después de dejar á Jamaica, fué la
isla de Guanaja, la parte más oriental de un
grupo de éstas en la Bahía de Honduras, que
largo tiempo sq conocieron con el nombre de
Guanajas. Llegó á esta isla el 30 de julio de
1502. Don Bartolomé Colón saltó á tierra en
'ella, donde encontró una gran canoa (como un
galeón), cubierta con un toldo, cargada de al-
425
^gunos artículos, tales como pantalones de tela.
de algodón, en colores, ' una especie de cha--
quetas sin mangas, espadas con filos de piedra^
de piezas de madera bien formadas, hachas de
cobre, crisoles para fundirlas y bayas de cacaa
(que era la moneda usada). Colón despidió al
pueblo, excepto á un viejo (que parecía ser el
más discreto y mejor impuesto del país que los
otros), llamado Jumbo, á quien conservó como
intérprete. Habiendo enseñado el oro, fué él
á tierra firme, y señaló las montañas en que se
encontraba.
Este indio lo llaman ^*negociante" los cro-
nistas, y Herrera indica que regresó de Yuca-
tán cuando Colón lo descubrió.
No hay duda que los habitantes de las Gua-
najas constituían una sola familia, considera-
blemente avanzada en civilización y pertene
ciente quizás á la misma rama que ocupaba la
tierra firme /entre Punta de Castilla al Oeste y
el Golfo Dulce. Diego de Porras, en su rela-
ción del viaje de Colón, los describe de una her-
mosa y'guerrera estatura, pero de un exterior
modesto y recogido. La isla misma es descrita
f>or Pedro Mártir: tan floreciente y fructifican-
te, que puede considerarse un paraíso te-
rrestre.
— 426 —
Colón llegó á Punta Caxinas el 14 de agos-
to, y formaltnente tomó posesión del país el 17
del mismo mes. Este es el punto que cierra
la bahía á cuya cabeza se fundó después Tru-
jillo. Las gentes que allí encontró eran seme-
jantes á las Je las Guanajas Vestían de la
misma manera un pantalón de algodón y te-
nían una especie de armadura como los mexi-
canos, de algodón acolchonado tan grueso que,
según Fernando Colón, resistían frecuente-
mente á los golpes de las espadas de los espa-
ñoles. Hay razones para creer que los aborí-
genes de la regjón inmediata á Trujillo esta-
ban unidos con los que vivían al Oeste y al in-
terior del país, incluyendo los grandes valles
de Olancho, donde había dos importantes pro-
vincias, gobernadas por poderosos jefes, que
tenían jurisdicción sobre la costa de Trujillo.
Del carácter y hábitos de estos indios, tenemos
muy pocos informes. Herrera nos dice que
•cuando Salcedo fué nombrado Gobernador de
Hibueras (Honduras), se dedicó á conocerla
religión, costumbres y capacidades de los in-
dios de la provincia.. Encontró tres ídolos
principales que se adoraban en la vecindad de
Trujillo: uno á cuatro leguas de la ciudad; otro
á veinte; y el tercero á quince. Todos tenían
— 427 —
las figuras de mujeres, hechas de una especie
-áe piedra verde como mármol. También te-
nían ídolos y lugares donde ofrecían sus sacri-
icios. Los grandes sacerdotes de cada Aino de
«stos templos (i) no eran casados. Llevaban
los cabellos largos hasta la cintura. Salcedo
dice que el pueblo no era tan político como el
mexicano y que difería poco del de Hispaniola.
Después de dejar Colón á Punta Caxinas,
procedió hacia el Este á lo largo de la costa, y
pocos días después llegó á la boca de un gran
río, donde también tomó posesión del país, lla-
mándolo, por esta circunstancia, río de la Po-
sesión, ahora Tinto ó Negro. Los indios allí
no tenían frente grande como los isleños. Ha-
blaban varias lenguas, y tenían en las orejas
unos agujeros tan grandes que podían pasar
un huevo por ellos, por lo que llamó á esta
costa la Gosta de las Orejas. Fernando Colón
distingue á los habitantes de aquí y los que
estaban á lo largo de la costa oriental, de los
de Punta Caxinas. Dice en su historia: *^Pe-
ro los del Oriente hacia el Cabo Gracias á Dios,
son casi negros, brutales, desnudos, en 'todo
(i) La isla á que se hace referencia era probablemente la
Ouanaja, donde, como antes hemos visto, se encuentran todavía
monumentos aborígenes de grande extensión.
— 428 —
respecto salvajes, y, según el indio Jumbo, co-
men carne hnmana y pescado crudo, cuando
pueden cogerlo." Porras correctamente descri-
be la costa como tierra muy baja, habitada por
un pueblo enteramente salvaje.
El 14 de septiembre, después de grandes
dificultades, por causa de vientos contrarios y
corrientes. Colón llegó á un cabo donde la tie-
rra da vuelta precipitadamente al Sur, á que
dio el nombre de Gracias á Dios. Allí encon-
tró un gran río que entra á la mar y mandó
un bote á examinarlo, donde perdió algunos
marineros, por lo que lo llamó el río del des-
astre. Nada dice de los habitantes que en-
contró en aquel lugar; pero se infiere muy
-bien, por Fernando Colón, que no diferían
esencialmente de los de la costa de la Orejai.
Dice que la detención del buque y las dificul-
tades que le rodearon, fueron hasta el 25 de
septiembre, cuando llegaron á la isla llama-
da Quiriviri, donde había un pueblo en tierra
firme, llamado Cariari. La tierra, según él^
era alta y el país mejor. Colón llamó á la
costa allí, por el pueblo interiqr, Cariari ó Ca-
riay. En su carta á los soberanos españoles
habla de los habitantes como pescadores y co-
mo grandes hechiceros y inuy terribles. En
— 429 —
el interior encontró varias casas de madera
entechadas con palmas, que eran sepulcros.
En una de ellas estaba un cuerpo embalsama^
do y otros dos sin mal olor^ cuidadosamente
envueltos entelas de algodón. Sobre estos
cuerpos había tablas de madera, esculpidas con
varias figuras de animales y otros , objetos, y
algunas representaciones de la muerte. El
pueblo .tenía adornos de oro nativo é instru-
mentos de cobre. Su lengua era muy difícil,
y los diferentes pueblos tenían distintos dia-
lectos; pero si esto era en los pueblos de la
costa, Colón juzga de muy distinta manera los
del interior. Herrera distingue al pueblo de
Cariari de los del Norte, y los describe como
los del Castello de Oro, que eran los designa-
dos en el país de la laguna de Chiriquí, al Sur
del Golfo de Üraba.
De Cariari Colón siguió su curso hasta lle-
gar á Zerabora (al presente Boca del Toro)^
que estaba cerca de Abuerna (laguna Chiriquí
ahora). Allí el pueblo tenía muebles de oro, co-
mo el de Cariari, y habla^ una lengua conna-
ta, pues que, según Herrera, no manifestaban
temor, en razón de que los indios de Cariari les
hablaban. Estos indios parece que persuadían
á aquéllos á que dieran sus adornos de oro.
Honduras.— 30
-- 430 —
De todos estos hechos resulta, pues, que
Honduras fué antiguamente ocupada lo menos
por cuatro familias ó grupos distintos de abo-
rígenes:
i^ Los chortises de Sensenti, pertenecien-
tes al mismo grupo de los quichés, catchiqúe-
les, mayas, etc., que ocupaban lo que ahora es
el departamento de Gracias.
2^ Los lencas, menos avanzados en civili-
zación; y, bajo los -varios nombres de chonta-
Íes, quizá los payas é hicaques, que ocupaban
el presente departamento de San Miguel, en
El Salvador, y los de Comayagua, Choluteca,
Tegucigalpa y parte de los de Olancho y Ye-
ro, en Honduras, incluyendo las islas de Roa-
tán, Guanaja, etc.
3^ Varias tribus interpiiestas entre los len-
cas propiamente dichos y los habitantes de
Cariari, ó lo que ahora se llama costa Mosqui-
to; y
4^ Los salvajes que habitaban la costa
Mosquito, desde la laguna Caratasca, al Sur
del río San Juan, que hablaban, como al pre-
sente hablan, una lengua enteramente distinta
de los dialectos de los indios del interior, con
quienes en ningún respecto eran iguales.
— 431 —
IV
BIBLIOGRAFÍA
En la introducción geográfica de esta Me-
moria, he ofrecido dar la lista cronológica de
todos los libros y panfletos relativos á Centro-
América en general, ó parte de ella, que están
en mi poder y que he consultado en el curso
^e mis investigaciones. És la siguiente:
1 Viaje por tierra desde el Golfo de Hondu-
ras hasta la gran mar del Sur, por John
Cockburn y cinco ingleses más, etc. — Lon-
dres, 1735.
2 Viaje de Honduras á Mérida, etc., por el
- Teniente Cook. — Londres, 1769.
3 Noticia sobre los establecimientos británi*
eos en la costa Mosquito, vol. V de la His-
toria de las Indias Occidentales, por Bryam
Edward. — Londres, 1773.
.4 Respuesta al último Manifiesto del Rey de
España, respecto á la Bahía de Honduras,
etc.— Londres, 1779.
.5 Memorias sobre el territorio Mosquito, por
el Capitán John Wright. R, N. — Lon-
dres, 1808.
— 432 —
6 Relación sobre los establecimientos britá-
, nicos de Honduras, conteniendo un infor-
me acerca de su comercio, agricultura, sue-^
lo, clima é historia natural, con algunas^
descripciones de las maneras y costumbres
de los indios mosquitos, precedido de un
diario de un viaje á la costa Mosquito, é
ilustrado con un inapa, por el Capitán
George Henderson, del regimiento 44. —
Londres, 181 1.
7 Noticia sobre los establecimientos británi-^
eos en la costa Mosquito, sacada de un ma-
nuscrito del Coronel H o d g s o n. — Edim—
burgh, 1822.
8 Bosquejo de la costa Mosquito, incluyendo
el territorio de Poyas, por Tomás Strange-
ways.-r-Edimburgh, 1822.
9 Bosquejo político y estadístico de Nicara-
gua, por Miguel González Saravia, Gene-
ral de Brigada. —Guatemala, 1824.
10 Diario del Dr. Laraguino, desde Omoa
hasta Guatemala, british New Monthly
Magazine^ N^ 60. — Diciembre, 1825.
11 Memorias de Mr. William Veith y George
Brysson, etc. Edimburgh, 1825,
12 Historia estadística y comercial del reina
de Guatemala, en la América española, etc.^
— 433 —
por Domingo Juarros, traducida por John
Baily.— Londres, 1825.
13 Practicabilidad de unir los Océanos Atlán-
tico y Pacífico, por un canal marítimo en
los istmos de América, por Robert Pitman.
—Londres, 1825.
14 Seis meses de residencia y viajes en Cen-
tro-América, por los Estados libres de Ni-
caragua y particularmente de Costa- Rica,
dando una relación de las bellezas del país,
etc., etc., por J. Hale, publicada por el au-
tor y vendida por Bowodaile, 114 Fulton
Street. New York, 1828.
(En París se publicó un compendio de este
bosquejo, por Mr. Worden.)
15 Relación de los viajes y excursiones á la
costa Oriental y al interior de C.-A., por
Orlando W. Roberts.— Edimburgh, i827*
16 Anales de Jamaica, capítulo XIII, vol. IL
— Lon'dres, 1828.
17 Guatemala, ó las provincias unidas de Cen-
tro-América eñ 1827-28, por Henry Dunn.
—New York, 1828.
j8 Visita oficial á Guatemala, por G, A.
Thompson esq., é informe al Gobierno de
S. M. B. sobre los Estados de Centro-Amé-
rica, con un mapa. Londres, 1829.
— 434 —
19 Reis naar Gutemala in 1829. Central A-
mérica beschowd tiit aan geschitdkunding,
en Statisk opunt. — J. Haefkeus.— Dordre-^
cht, 1832.
20 Memorias para la revolución de Centro-A-
mérica, por un guatemalteco (José Montú-
far).— Jalapa, 1832, p. 257.
21 Revista sobre la República de Centro- Amé-
rica, acompañada de una nota, por MM.
Durmatrey y Rouhaud. — París, 1832/
22 Sobre U comunicación entre el Atlántico y
el Pacífico, por el lago de Nicaragua, por
Caleb Phillips. Journal of the Royal Geo-
graphical Society of London^ vol. III, p.
280-375. 'Londres, 1833.
(Juan Galiudo, un irlandés que entró al
servicio de la Antigua Federación de Cen-
tro-América, en el año de 1827, obtuvo el
título de Coronel del Ejército, fué Gotó^r-
nador del departamento del Peten, en Gua-
temala, y después nombrado Representan-
te de la República á la Corte de San ja-
mes; pero no se le admitió por ser subdito
inglés, y por último murió en un pueblo
de indios de Honduras. Fué bastante ob-
servador, y aunque no tenía grandes ca-
pacidades, era industrioso y dio al mundo-
435
muchos informes interesantes sobre Cen-
tro-América. Después de Juarros, parece
que él fué el que llamó la atención pública
sobre las ruinas de Copan. — Escribió.)
23 Descripción del río Usumacinta, en Gua-
temala, datada en Flores, lago del Peten,
marzo 12, 1832, con un m^^di,— Journal oj
t he Roy al Geographical Society^ vol. III,
p. 59-64.
¿4 Noticia sobre los caribes en Centro- Amé-
rica, por el Coronel Galindo, una sola pá-
gina (290). Transactions of the Royal
Geographical Society of London^ vol. III.
-1833.
25 Relación sobre la explosión del volcán de
Cosigtiina, en Nicaragua, el 17 de enero de
1835, por Juan Galindo. Transactions of
the Royal Geographical Society of London^
vol. V, p. 387-392.— 1835.
26 Sobre Centro-América (conteniendo una
general descripción del país y en particu-
lar de Costa-Rica), con un mapa, por Juan
Galindo. Journal of the Royal Geographi-
cal Society of Londou^ vol. VI, p. 11 6-1 36.
- 1836.
27 Las ruinas de Copán/en Centro-América,
por Galindo, datad^ en Copan, junio 10,
/
— 436 —
1 835* Transacízons of the American Anti-
quarian Society^ vol. II, p. 543-550.
28 Narración de un viaje á Guatenmla, en
Centro-América en 1838, por G. W, Mont-
gomery. -New York, 1839.
29 Memoria sobre Guate^nala y la colonización
del departamento de La Paz.— Bruselas,
1840.
30 Incidentes de un viaje á Centro-América,
Chiapas y Yucatán, por John L. Sethe-
pen. — New York, 1841.
31 Centro- América. Reclamación contra la
intervención del Coronel Alejandro Me.
Donald, Superintendente de Belice, en el
Coronel Quijano, Administrador del De-
partamento de San Juan del Norte .-León,
1842.
32 Defensa de los derechos del país, en la cues-
tión promovida por el Cónsul de S. M. B.,
etc. — León, 1843.
33 Memoria sobre el fuego de los volcanes de
Centro- América, por Miguel Larreinaga.-
Guatemala, 1843.
34 Efemérides de los hechos notables acaeci-
dos en la República de Centro-América,
desde el año de 182 1 hasta el de 1842, por
Alejandro Marure. — Guatemala, 1844. -
— 437 —
35 Excursión al lago de Nicaragua sobre el
río San Juan, por George Lawrence. Nau~
tical Maga^ine. — 1 840-1 841.
36 Relación sobre la Costa Oriental de Centro
América., formada de las notas del Capitán
Richard Owen, por el Capitán Bird Alien.
Journal of the Roy al Geog raphical Society
of London^ vol. XI>-i84i.
37 Noticia sobre la provincia de Verapaz, en
Guatemala, y los establecimientos de in-
dios, por el padre Fray Alonso de Escobar.
Journal of tiu Royal Geographical Society
of London^ vol. XI. — 1841.
38 Notas sobre el lago de Nicaragua y la Pro-
vincia de Chontales, por Chevalier Emma-
nuel Friedricksthal. Journal of the Royat
Geographical Society of London^ vol. XI. —
1844.
39 Sobre el istmo entre el lago de Granada
(Nicaragua), y el Pacífico, por Jóhn Baily.
Journal of the Royal Geographical Society
of London^ vol XIV, pág. 127-128— .1844.
40 Notas sobre el Golfo de México, río Tam-
pico y sus inmediaciones, y el río Tabasco^
con un mapa, por Peter Master, marinero
de Liverpool. Journal of the Royal Geogra^
phical Society of London^ vol. XV. — 1845.
— 438 -
41 Berich über^dit im hóchtten Auftrage Sei-^
ner Kóniglichen Hohei des Princen Cari
von Preussen, und Sr. Durchlauch des
Herrn Ftirsten V, Shoemburg-Waldembur
bewirkte Untersuckung einger Theiie des
mosquito laudes, etc. — Berlín, 1845.
42 Canal de Nicaragua, etc., por L. N. B.
(Luis Napoleón Bonaparte).— Londres,^
1846.
43 Narración de una residencia en la costa
Mosquito, ó sobre Trujillo é islas adyacen-
tes de Roatán y Bonaca, por Thomas
Young.— Londres, 1847.
44 Documentos en que se funda el derecho
que el Estado de Nicaragua tiene al terri-
torio Mosquito, que se disputa por el Go-
bierno inglés.— León, 1847.
45 Viajes á Centro-América, por R. G, Dun-
lop. — Londres, 1847.
46 Memoria dirigida por el Ministro de Estado
y de Relaciones de Nicaragua, á la Asam-
blea Constituyente del mismo Estado, so-
bre los derechos territoriales del propio país,
en la costa del Norte, llamada Mosquito^
por Pablo^ Buitragó. — León, 1847.
47 Documentos importantes sobre el atentado
cometido por algunos ingleses residentes
— 439 -^
en Bluefield, usurpándose con mano arma-
da el puerto de San Juan del Norte, etc.—
San Salvador, 1848.
48 Manifiesto que el Supremo Gobierno del
Estado de Nicaragua hace á los Gobiernos
de América, sobre el tratado celebrado con
el Comandante inglés, Sr. Granville Loch,
etc., por José Guerrero, Presidente.— León ^
1848.
49 Vida rústica en el interior de C.-A., por
George Bryam. — Londres, 1849.
50 Revista rápida sobre la República de Cos-
ta-Rica, por F. M. (Felipe Molina.)— París^
1849.
51 Comunicación entre los Océanos Atlántica
y Pacífico, por el Capitán W. B. Liot.
— Londres, 1849.
52 Auswanderung und Colonisation in inere-
sse des deutschan Haudels.— Der Freistaat
Nicaragua und seine Wichtigkeit fur den
JVelthandel, etc., von A. Bülow. — Berlín,
^1849.
53 El Evangelio de C.-A., etc., por Frederick
Crowe. — Londres, 1850.
54 Relación estadística y descripción de la isla
de Roatán, por el Comondante R. C. Mit-
chell. — United service Magazine. — 1850.
— 440 —
55 Centro- América, conteniendo una descrip-
ción de cada uno de los Estados de Gua-
temala, Honduras, El Salvador, nicaragua
y Costa-Rica, por John Baily. — Londres,
1850.
56 La cuestión Mosquito, etc., por E. Geo.
Squier. — American Whig Review (febrero
y marzo). — New York, 1850.
57 La gran cuestión del Canal Interoceánico,
por E. Geo. Squier. — American Whig Re-
view (Nbre). — 1850.
58 Los volcanes de C.-A. y los caracteres geo-
gráficos y topográficos de Nicaragua, por
E. Geo. Squier. — 1850.
59 La isla del Tigre en Centro-América.
Documento oficial N^ 75, primera sesión
del 31 Congreso. — 1850.
60 Extracto de una relación sobre el antiguo
reine de Guatemala, hecha por el Ingeniero
don Luis Díaz de Navarro, en 1745. •
61 Investigaciones sobre la colonia de S?.nto
Tomás, por Bloude Evaná Cuelebronk, con
cartas. — Bruselas, 1850.
62 Informe sobre la colonia de Santo Tomás,
por Cloquet. — Bruselas, 1850.
63 Recuerdos de Centro-América, por H. de
T. d'Arlach.— París, 1850,
— 441 -
64 Canal del lago de Nicaragua, á lo largo del
del río Sapra, hasta Salinas, por A. S.^Oers-
ted, de Copenhague. —Journal ofthe Roy'al
Geographical Sociely of London^ voL XXI,
p. 96-99.— 1851.
65 Centro- América, ^ach gegenwartigen, etc.,
etc., von C. F. Reichadt. — Brunschweig,
1851.
66 Bosquejo de la República de Costa-Rica^
por Felipe Molina. New York, 1851.
67 Despachos de E. Geci. Squier, encargado de
Negosios de los Estados Unidos de C.-A.,
sobre las dificultades entre la Gran Bretaña
y El Salvador, publicadas por orden del
Senado. Documento N^ 43. — 1851.
68 Informe sobre el reconocimiento de una ru-
ta acerca del proyectado canal 'de Nicara-
gua, desde San Juan del Norte, en el Atlán-
tico, hasta Brito, en el Pacífico, por O. W,
Childs.— New York, 1851.
69 Centro-América y el proyecto de Crampton
y Webster, por E. Geo. Squier. — N^ze/
York Democratic Review^ noviembre, 1852.
70 Las islas de la Bahía de Honduras; su to-
ma y organización como colonia, por E.
Geo. Squier. — Democratic RevieWy diciem-
bre, 1852.
— 442 —
7 1 Correspondencia relativa á los reclamos de
la G-ran Bretaña, sobre la costa Mosquito,
etc. Documento oficial N^ 27, segunda se-
sión del 32 Congreso. — 1853.
72 Documentos relativos á la cuestión Mosqui-
to, por don Francisco Castellano. San
Salvador, 1852.
73 Nicaragua: Su pueblo, monumentos, esce-
nas y el proyectado canal, con numerosos
mapas originales é ilustraciones, por E.
Geo. Squier, 2 vol. — New York, 185*2.
74 Memorias para la historia del antiguo rei-
no de Guatemala, redactado por el Illmo.
Sr. Dr. don Francisco de Paula García Pe-
láez. Arzobispo, etc., 3 vol.— Guatemala,
1852.
75 luforme de la comisión de Relaciones Ex-
teriores del Senado de los Estados Unidos,
sobre el establecimiento de una colonia en
la isla de Roa tan, etc., presentado por el
honorable J. M. Masón. N^ 407, segunda
sesión del 32 Congreso. — 1853.
76 Correspondencia entre Mr. Marey, Secreta-
rio de Estado, y Mr. Crampton, Ministro
británico, sobre el tratado de Washington,
de 5 de julio de 1850. Documento oficial
N<? 13.— 1853.
X
— 443 —
77 Wanderbilder aus Gentro-América, etc.,
von Wilhem Hem. — Leipzig, 1853. ^
78 Consideraciones sobre el gran istmo de
Centro-América, por el Capitán Robert Fit-
zory.— Journal of the Geographical Society
of Londofiy vol. XXIII.--1853.
79 Nicaragua nacheigner Anschanung in Ja-
hre, 1852, vor C. F. Reichard. — Brauns-
chweig, 1854.
So Aventuras en la costa Mosquito, por Sa-
muel A. Bard. — New York, 1855.
• ^»
índice
Página
PbÓIOÜO D«l-TKIUJÜm:'J?QR'. V
iNTkmiccióN ^ XI
CAPITÜX^O I.— Posición geográfica y topográfica de Centro-
América, y su influenbia acerca de la pobIa>
ción „ „„, i
— II.— Descubrimiento.- Límites.— Aspecto general.
—Topografía ,.., ,-,
Secciones físicas ^ 2a
— III.— Ríos, lagos y lagunas.. 35
— IV.— Bahías, puertos y fondeaderos „,., 63
— V.— Islas de Honduras 5^
— VIII.— Divisiones Políticas.— Departamentos de Co-
mayagua, Gracias, Choluteca, Tegucigalpa,
Olancho, Yoro y Santa Bárbara .... ... 107
Departamento de Comayagua íog
— — Gracias , ijfi
— - Choluteca „,, 134
— — Tegucigalpa , 139
Olancho..
— Yoro
— Santa Bárbara..
t43
Í47
150
IX.— Aspecto natural de Honduras ,,„, 15^
X.— Minas y minerales , ^^
XI.— Maderas preciosas.— Producciones vegetnlea.
-Animales.— Peces.— Reptiles.— Insectoi .,..., 1S9
xn.— Existencia de los aborígenes.— Los hicnques»
payas, zambos y caribes 331
XIII.— Organización Política.- Constitución. ^ Reli-
gión. — Educación. — Industria. — Ingresos.
—Circulación de moneda.— Prospecto futuro. 255
— 446 —
Página
C APITüI^O Xrv. - Camino de hierro interoceánico. -Proyecto de
un camino de hierro interoceánico por Hon-
duras 279
I.— Puerto Cat>aIloa 285
ir.— De puerto Caballos á Santiago 286
ni.— De Santiago, por el valle del Humuya, hasta
el llano del espino a88
IV.— Del llano del Bspino al de Comayagua 290
V.- Llano de Comayagua 292
VI. — I^acima 295
VII.— Valle de Goascorán 296
vm.— Bahia dePonseca J, „ 300
IX.— Orados 303
X.— Operarios, materiales, clima 306
XI.— Recursos en la linea del camino 311
xn.— Navegación interior 312
xni.— Resumen de las concesiones 31S
xrv.— Comparación de las rutas de los istmos, res-
pecto á distancia ' 319
XV.— Comparación de rutas respecto á puertos. 322
XVI.— Comparación de rutas respecto á seguridad.. 334
xvn.— Coato de construcción y renta que dará 340
— XV — Comunicación interoceánica de Honduras.
—Exploradores modernos.— Origen del ferro-
carril interoceánico de Honduras « 357
APBNDIC9 1.— 383
n.—i.Noía al Capitulo VI) I«as Islas de la Bahía.. 401
III. ^{Nota al Capitulo XII) Aborígenes de Hon-
duras « 418
IV.— Bibliografía 43i
^^ >í
A..%
<m
^■\^
?^^
h.
Í3^^-
áí*
.^^..
>-^g.,<.^^ FWJI