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Full text of "Honduras: descripcion historica"

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HONDURAS 



Pablicaciones de "La Bandera Liberal" 



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HONDURAS 



OBSCRIPCIOS HISTÓRICA; GBpGRAFlCA T BSTADISTICA DB BSTA 
nCI'DBLICA 02 CA AMERICA CENTRAL 

E. G,.BeüIER;*M. A.,' F. S. A. 



EDICIÓN CORREGIDA T ANOTADA 
POR 

J. M. C. 



Hic locus Gemini^janua vasta «aríj. — Ovidio. 




TEGUCIGALPA 

Tip. Nacional — Avenida Cervantes — Núm. 42 

1908 



194663 



-J¡-é-/f' 



PROLOGO DEL TRADUCTOR 



X^o hay país de que no se haya presenta- 
dlo un cuadro más ó menos exacto, más ó me- 
dios completo. No hay uno que no tenga sus 
^cartas geográfica y topográfica: — no hay uno 
que no posea la de su estadística general: — no 
hay uno cuyas latitudes y longitudes no hayan 
sido medidas: — no hay uno del cual la econo- 
mía política no haya investigado y valuado sus 
^riquezas y producciones: — no hay uno, en fin, 
-que no se haya dado á conocer en su valor re- 
lativo, — Centro^América solamente es el que 
ha lamentado esta falta. — Después de tres si- 
glos y medio de descubierto el país, y después 
de treinticuatro de ser independiente, no se 
sabe en el extranjero que existe Honduras sino 
por el caoba y la zarzaparrilla, El Salva- 
dor por el índigo, Guatemala por la cochinilla,, 
Costa-Rica por el café, y Nicaragua por el 
proyectado canal. 



VI 



La falta, empero, no sería tan notáblle, si 
ella proviniese de la de hombres inteligentes 
que pudiesen emprender un trabajo tan impor- 
tante. — Nada de eso: los ha habido en diferen- 
tes escalas y en diversos ramos; pero abstraídos 
en la fatal política, han abandonado ú olvidado 
el mejor servicio que podrían hacer ásu patria. 
— ¿Habría otro más útil para Centro-América 
que darlo á conocer al mundo? ¿Habría ocupa- 
ción más digíia y más honrosa para un centro- 
americano, que bosquejar siquiera el cuadro 
general de su propio país? — Si exceptuamos dos 
ó tres que han publicado unas pocas notas his- 
tóricas, las más tal vez en un lenguaje indiges- 
to, nada encontramos de nuestros compatriotas. 
Los únicos hechos y observaciones de mérito 
que se han recogido, han sido por viajeros extra-^ 
fios, sin más objeto que el de su propia curio-^ 
sidad, y presentados en obras- diversas y en 
idiomas diferentes, sin formar un todo analítica 
y metódico. — Y los que intencionadamente se 
han tomado la pena de levantar mapas y car- 
tas, han causado males superiores á la falta 
misma que se pretendía llenar. — Siendo su 
objeto ostensible tirar líneas divisorias sobre 
supuestas propiedades, contienen errores vch 
luntartos tan perniciosos, que en cualquiera. 



VII 



otro país habrían merecido la más expresa 
prohibición, ó sido seriamente combatidos. 

Pero á ninguno de los Estados de Centro- 
América afectaban tanto esos errores como al 
de Honduras: por consiguiente, Honduras era 
el que más exigía una rectificación justa y le- 
gal. Honduras era también, por otra parte, 
el menos conocido (á excepción de la Costa 
Mosquita y de las Islas de la Bahía) y el que 
más debía serlo por su posición y por las fuen- 
tes de riqueza que encierra. — Es Mr. E. Geo 
Sqüier el que acaba de cumplir ese deber de 
la civilización: es él el que, después de inmen- 
sos trabajos personales, de investigaciones de 
todo género y de un estudio serio y profundo, 
ha presentado una formal reseña geográfica, 
topográfica y estadística de Centro-América 
en general, y el cuadro perfecto de Hondu- 
ras y El Salvador, en particular, en la obra 
que, traducida al idioma del país para el cual 
ha sido escrita, damos hoy al público. 

No intentaremps hacer el elogio de ella. 
Los talentos de Mr. Squier son bien conocidos 
en el continente de América, y el nombre del 
autor es la más alta recomendación que puede 
tener. Únicamente diremos, que rica en obser- 
vaciones, llena de hechos, justa en sus apre- 



VIII 

daciones, exacta en sus detalles, curiosa y 
erudita en su parte etnológica, ella es el más 
rico presente que se ha podido hacer á Centro- 
América y especialmente á Honduras. No 
había en este estado una sola obra elemental 
para estudiar su geografía y topografía: la de 
que tratamos puede llenar ampliamente este 
objeto, así como ^n la parte estadística y de 
historia natural: — puede, en una palabra, ser- 
vir de instrucción para el joven, y de recreo 
para el hombre amante de su país. 

Empero la importancia de esta obra no se 
limita solamente á Honduras y El Salvador, 
ó Centro-América: — la es para todo el mundo. 
El irlandés, á quien el estrecho y pobre 
terreno en que vive apenas le da una misera- 
ble subsistencia; el alemán, que tiene que ir á 
buscarla en otras regiones; el holandés, que 
eternamente lucha contra las aguas para adqui- 
rirla; el suizo, que no la obtiene sino á fuerza 
de fatigas; todos aprovecharán los informes de 
Mr. Squier: todos irán á Honduras, en donde 
un extenso, rico y fértil terreno les ofrece las 
más abundantes y diversas producciones. Y 
el inglés, y el francés, y el norteamericano, á 
quienes el espíritu de empresa lleva á las leja- 
nas regiones de Australia y á las dilatadas 



IX 



-playas de California, ciertos de que Honduras 
posee tantos metales preciosos como aquellos 
puntos; que además, cuenta con un suelo fe- 
cundo en produccioíies naturales y con tempe- 
raturas en que cada uno puede encontrar la 
que más le pinga, escogerán este lugar con 
predilección, ¡Oh! sí: todos irán; y todos 
pueden ir. El hondureno los "recibirá con la 
liberalidad que distingue su carácter, y partirá 
con ellos las riquezas de su suelo. El hondu- 
reno no es egoísta: el hondureno sabe que la 
naturaleza es la madre común de la especie íim- 
mana: el hondureno no mira más que al 
hombre, á su semejante: el hondureno odia 
solamente la usurpación, la violencia. 

Tiene aún otro mérito la obra de Mr. 
Squier. A imitación de aquellos grandes ge- 
nios que se elevan sobre sí mismos, que todo 
lo indagan, que todo lo investigan, el de nues- 
tro autor se fijó en descubrir una vía de co- 
municación inter-oceánica á través del territo- 
rio de Honduras. Su pensamiento es hoy un 
hecho positivo. El capítulo que dedica á esta 
importante materia, acompañado de tantas 
observaciones y demostraciones científicas y 
fundadas, evidencian no sólo su factibilidad; 
pero que, en todos respectos, hará ventaja á 



todas las líneas proyectadas y puestas en eje- 
cución. La empresa es digna de la atención 
del mundo, y de inferes universal, y, según su 
misma expresión, "como tarde ó temprano ella 
será cumplida," cuando lo sea, el hombre que 
tan feliz idea pudo concebir, merecerá, con jus- 
ticia, el nombre de Colón de Honduras. 

En cuanto á nosotros, puede tenerse enten- 
dido que cualquiera que sea el interés perso- 
nalque sé nos quiera atribuir en nuestro tra- 
bajo, debe considerarse muy accesorio al que 
verdaderamente nos ha impelido á ejecutarlo.. 
Para hacer una traducción, es preciso tener 
un amplio conocimiento de los dos idiomas, y 
poseer la inteligencia necesaria sobre las mate- 
rias de la versión: todo nos faltaba á nosotros^ 
y aunque sentíamos nuestras pocas fuerzas, nos 
alentó únicamente el deseo de hacer á nuestro 
país este pequeño servicio. Tal vez no hemos 
alcanzado el objeto satisfactoriamente; pero 
nuestro DEBER ES cumplido; así como lo llena- 
mos, como hijos de Honduras, consagrando 
una línea en testimonio del más puro recono- 
cimiento á Mr. E. Geo Squier. 



INTRODUCCIÓN 



Cotnunicación interoceánica de Honduras. — Exploradores mo^ 
dernos. — Origen del ferrocarril interoceánico de Hon- 
duras, 



raN el aflo de 1850, que ocupaba yo la po- 
sición de representante diplomático de los Es- 
tados Unidos en Centro-América, tuve el de- 
signio de visitar la Bahía de Fonseca, que 
ocupa un punto geográfico de bastante impor- 
tancia entre los Estados de Nicaragua y El 
Salvador, en el Océano Pacífico. Durante mi 
permanencia en el puerto de La Unión, me 
llamó la atención la circunstancia de que parte 
de la bahía sufría los fuertes vientos del norte, 
haciéndome it^ferir que debía existir una inte- 
rrupción en la gran cadena de montañas de la 
cordillera que, de otra manera, debía oponer 
una insuperable muralla á los vientos que so- 
plan en aquella dirección. Mayores fueron 
mis presunciones cuando supe que los vientos^ 



XII 



^el norte no se experimentan allí, sino es ea 
-el período en qne dominan en la costa del 
Atlántico j y por último se confirmaron, por U 
adicional circunstancia de que estos vientos 
-corren, hasta llegar al Pacífico, por un estrecho 
•espacio que no excede de lo millas. Así, 
pues, subiendo el volcán de Conchagua, que se 
eleva sobre el puerto de La Unión, fijé mi 
anteojo hacia el Norte, y sin ninguna sorpresa 
vi que en efecto las montañas de Honduras 
estaban completamente cortadas en aquella 
dirección. 

Este hecho no me interesó entonces sino 
^omo un rasgo notable del carácter físico del 
país; y no fué sino hasta el afto de 1852 que 
me ocurrió la idea de establecer por allí una 
xomunicación interoceánica. En este tiempo 
los reconocimientos prácticos del Istmo de 
Tehuantepec, con objeto de establecer un ca- 
mino de hierro* entre los dos mares, habían 
ciado por resultado la falta absoluta de puertos 
á propósito en los dos océanos. Además, el 
proyecto de una comuoicación por aquel punto 
envolvía, políticamente, un grado de esperanza 
muy pequeño para proseguirlo con suceso, 
sino es hasta que un nuevo orden de cosas se 
estableciera en México, el que, según la histo- 



XIII 

ria de aquel país, no debía esperarse dentro de 
muchos años. 

Esa triste convicción persuadió al público 
que, en la necesidad de pasar para California^ 
tenía que continuar la molesta y dilatada ruta 
del Istmo de Panamá. 

Entonces fué que las observaciones que yo 
había hecho en La Unión me indujeron á in- 
vestigar si sería factible establecer un camino 
de hierro que cortara el Continente y termina- 
ra en la Bahía de Fonseca, lo que debía cum- 
plir la predicción que había ^venturado **de 
que, por su posición y capacidad, debería ser 
con el tiempo el emporio del comercio y el cen- 
tro de las empresas en aquella parte del Con- 
tinente.' ' Pronto encontré que en el año de 
1504 los empleados de la Corona de España 
habían descubierto un pasaje entre los dos ma- 
res en esta línea, y que habían fundado la 
ciudad de Comayagua en la medianía del Atlán- 
tico y el Pacífico, "con objeto de comunicar 
fácilmente con uno y otro, evitando las enfer- 
medades, fatigas y privaciones que había expe- 
rimentado en el viaje del Nombre de Dios á 
Panamá." 

Habiendo comunicado mi pensamiento á 
unos pocos amigos personales y hombres de 



XIV 

T^astante espíritu público, fué adoptado por 
ellos, y se aprontaron á concurrir con el con- 
tingente necesario para los gastos de un proli- 
jo reconocimiento del país en cuestión. En el 
acto procedí á la organización de un competen- 
te cuerpo de reconocimiento^ y la fortuna me 
favoreció con la concurrencia y asistencia de 
personas de grandes conocimientos científicos 
y de una práctica habilidad. Debo aquí men- 
cionar los nombres del Teniente W. N. JeflFers, 
últimamente profesor de Matemáticas en la 
Academia de Navegación de los Estados Uni- 
dos; del Dr. S. W. Woodhouse, cuyas califica- 
ciones en la expedición del Gobierno al Colo- 
rado, en California, bajo las órdenes del Capi- 
tán Sitgreaves, habían sido satisfactoriamente 
formadas; y de M. D. C. Hitchcock, que acom- 
pañaba la expedición, como dibujante.' 

Esta salió de los Estados Unidos en febrero 
<ie 1853, y en abril siguiente comenzó sus ope- 
raciones en el terreno, tomando la Bahía de 
Fonseca por punto de partida. La exactitud 
de mis primeras experiencias pronto se verificó. 
Una línea de observaciones y medidas baromé- 
tricas fué seguida á través del Continente, por 
^1 Teniente JejQfers. Otra igual, desde León, 
de Nicaragua, hasta la ciudad de Comayagua, 



XV 



^n Honduras, llevó el Dr. Woodhouse; y otra 
tomé yo mismo desde Comayagua hasta Santa 
Rosa, en el extreimo occidental de Honduras, 
y de allí á la ciudad de San Salvador, en el 
Estado del mismo nombre, recorriendo éste des- 
ude Sonsonate hasta La Unión, punto de nuestra 
partida. 

Sobre las observaciones y hechos recogidos 
^n este reconocimiento está fundada la memo- 
ria que, precipitadamente escrita, presento 
ahora. No creo demás manifestar que mi pri- 
mitiva intención fué ilustrarla con un pequeño 
MAPA DE Honduras y El Salvador; y que 
si he dado la forma y extensión que. tiene el 
<jue acompaña este volumen, ha sido en la con- 
-vicción de que el interés público no sería satis- 
fecho con un simple detalle de los rasgos físi- 
cos y característicos de aquellos poco conocidos, 
pero importantes Estados. 

En el deseo de presentarlo de una manera 
inteligible, he tenido que seguir en un todo 
mis propias observaciones; En verdad, todo 
ha sido preciso formarlo: no hay una sola auto- 
ridad acreditada, no hay un solo dato que pu- 
-diese servir de niicleo para una agregación de 
hechos. La condición primera de Centro- 
América, bajo el celoso y exclusivo sistema 



XVI 



colonial de España, y las deplorables circuns^ 
tancias en que se ha encontrado desde la inde- 
pendencia, han sido bastantt desfavorables para 
toda clase de investigaciones, aun en los depar- 
tamentos geográfico y estadístico. Todo lo que 
pertenece á la historia, caráxiteres naturales,, 
clinía, población, producciones, comercio y ri- 
queza del país, está en una ignorancia casi 
completa. Aun las personas q ue se supone estar 
mejor instruidas sobre las peculiaridades del 
país, no son capaces de dar un informe circuns- 
tanciado y exacto acerca de ellas, y el investi- 
gador tiene que sujetarse á su propio trabajo, 
tan penoso y difícil, que no deja de desalentar. 
En vano se buscan libros impresos ó documen- 
tos que lo ayuden. De los pocos que pude 
recoger, no hay una sola colección completa, y 
en vano se buscan también datos en los archi- 
vos públicos, donde un total abandono y falta 
de orden hace imposible adquirir ninguno. 

Podía suponerse que respecto á la geografía 
general del país, ó de algunos Estados, fuese 
fácil encontrar informes claros y positivos; pero^ 
exepto un mapa del Estado de Guatemala, 
hecho por don Alejandro Marure, intitulado 
Atlas dk Guatemala, en ocho cartas forma- 
das y grabadas en Guatemala^ de orden del 



XVII 

Jefe del Esíado^ ciudadano Dr. Mariano Gá/pez 
año de i8j2^ pueHe decirse que ninguno haya 
grabado del tcdo ó parte de Centro- América. 
Los pocos mapas, así llamados, que existen en 
los archivos de algunos Estados, apenas difie- 
ren de las rudas pistas que forman los indios 
para guiar á sus. com paceros en el camino de 
la gjUerra. Sin embargo, fui bastante afortu- 
nado en encontrar en poder de una persona re- 
sidente en San Salvador, un mapa sin concluir 
intitulado Mapa del Reino de Guatemala 
afw de i8iOy por el Coronel Lacierra^ ingeniero 
real. Este mapa, pur lo que hace á Costa-Rica 
Nicaragua y Guatemala, está concluido, y se- 
gún mis observaciones en los puntos que he 
recorrido, es exactu. Empero, para mi trabajo 
fué de muy poca importancia, porque los Esta- 
dos de Honduras y El Salvador están comple- 
tamente en blanco, y aun sin definir la línea- 
costa del Pacífico. Así que, no lo he seguido 
más que eu lo que toca á la llamada **Costa 
Mosquito,'' cuya exactitud he confirmado por 
mí mismo. El mapa de Marure, siendo, como 
he dichoj solamente de Guatemala, tampoco 
pudo auxiliarme para la construcción del que 
presento, no teniendo, por consiguiente, ningu- 
na fuente que pueda llamarse natn^a ó indígena. 



XX 

* \ 

empleado por el General Morazán, Presidente 
de la Antigua Feaeración de Centro- América^. 
para hacer un reconocimiento en el Istmo de 
Nicaragua, sobre el proyectado canal. 

Por otra parte: La ciudad de Comayágua,. 
capital de Honduras, que era grande y flore-^ 
ciénte antes que Hudson descubriera la Bahía 
de New York, algunas veces varía más de un 
grado de su verdadera latitud y longitud, y en 
muchos mapas lleva el nombre de Valladolid^ 
qué hace iliás de ciento cincuenta afios que no- 
se usa. La ciudad de légucigalpa, la prime- 
ra de Honduras, en punto á población, tiene 
tódp.vía una posición más variada. 

Entre las cosas desagradables para viajar eu 
Centro — América, es el e¿tereoptipado u s o 
qué hacen los mapas de nombres de lugares^ 
que, si'alguna vtz los han tenido, al presente 
son desconocidos, ó' que son miserables aldeas^ 
que no merecen ser colocadas sino es en mapas 
locales, mientras que muchos de importancia. 
no se encuentran absolutamente. Así es que 
vemos en los de Honduras á Tambla, y no^ 
están Las Piedras y la villa de San Antonio^ 
que existen en el mismo llano. ¡Y Tambla 
no es más que una aldea de 200 habitantes^, 
en tanto que Las Piedras tienen 5.000 y la vi- 



XXI 



lia de San Antonio 2.500! Además, en el de- 
partamento de Gracias*, en el mismo Estado, 
Guancapla, una colección de pocos ranchos, es 
claramente indicada, y Santa Rosa, grande 
y hermosa ciudad que contiene 6.000 habitan- 
tes, está absolutamente omitida. 

Estos ejemplos pudieran llevarse á lo infini- 
to, pero ellos^on errores debidos á los pocos in- 
formes que el mundo ha tenido de estos países. 
Los que se han ocupado en formar mapas, desti- 
tuidos de toda especie de datos exactos, se han 
visto obligados á copiar las obras de sus ante- 
cesores, y han contribuido así á la perpetuación 
de los errores. Los que los han hecho, con 
poco ó ningún cuidado, son en cierto punto 
excusables, porque el poco interés que habían 
tenido del país, no los estimulaba á hacer una 
exacta infestigáción de él. Hoy todo es di- 
ferente: no sólo se conoce el valor de Cen- 
tro—América eú todos sus puntos de vista, 
sino que ya el espíritu de empresa se dirige 
progresivamente sobre aquel lugar prvilegiado. 

Pero aparte de los errores puramente geo- 
gráficos, hay otros en varios mapas de Cen- 
. tro— América que no tienen excusa ninguna. 

Hablo de esa servil perpetuación seguida 
por los manas americanos, de la arbitraria di- 



XXII 

^visión política del país hecha por las autorida- 
des inglesas, sosteniendo así las injustas pre~ 
tensiones del Gobierno británico. Este servi- 
lismo de los autores americanos demuestra 
cuan poco trabajo se han tomado para verifi- 
car los hechos que han procurado representar^ 
y cuan profunda ha sido la ignorancia en que 
han permancido acerca de las pretensiones 
inglesas en Centro-^ímérica. Varios mapas 
publicados en el espacio de un año, en los Es- 
tados Unidos, merecen la más seve-ra censura 
á este respecto. 

Tomaré, para probar la justicia de esta cen- 
sura, y para aprovechar la oportunidad de co- 
rregir varios desatinos sorprendentes, un ma- 
pa intitula'íio Johnston's ilustrated and 

EMBELLISHED MAP.AND CHART OF THE NEW 
WORLD. — New York, 1854. Entre ^anto, de- 
bo observar, que aunque este mapa está lleno de 
-errores, por lo que toca á Centrd-América, tanto 
geográfica como políticamente, no es más dig- 
.no de crítica que las nueve décimas partes de 
los otros. 

i^ En primer lugar encontramos en todos 
los mapas á Verapaz como un Estado indepen- 
diente. — Este es y ha sido siempre un depar- 
tamento del Estado de Guatemala. 



X^III 

2^ Los límites del establecimiento británico 
de Belice, que están claramente definidos por 
los tratados celebrados entre Inglaterra y Es- 
paña, extendiéndose solamente del río Jabón 
al río Hondo, se representan incluyendo cuatro 
veces más territorio que el que legítimamente 
corresponde, y extendiéndose desde río Hon- 
do hasta la Bahía de Amatique. Tales lí- 
mites jamás fueron reconocidos ni por Espa- 
ña, ni por los herederos de su territorio en 
esa cuarta parte del mundo, ni por los Esta- 
dos Unidos, ni por ningún país civilizado. 
Esas son pretensiones imprudentes, que los 
autores de miapas ingleses, accesoriamente á 
los designios de su Gobierno, han adoptado 
sin escrúpulo. Si se colocara el Estado de 
Michigan como una parte del Canadá Occi- 
dental, sería la mayor ofensa á la verdad; y si 
los autores americanos aceptaran tal preten- 
sión, no sería más absurdo que admitir las 
serviles divisiones políticas de Centro — Amé- 
rica hechas por las autoridades inglesas. 

3^ Honduras, que se extiende de mar á 
mar, teniendo un frente de más de 50 millas 
en el Pacífico (Golfo de Fonseca), es represen- 
tado en este mapa como enteramente cortado 
antes del Océano, por Estados del Salvador y 



XXIV 

Nicaragua; cuando, como he manifestado, és- 
tos están separados por territorios de Honduras. 
^ 4^ Casi una tercef a parte de todo Centro- 
América está señalada como **Costa-;Mosqui- 
to," que se presenta como un distinto Estado 
soberano. El término "Costa-Mosquito" ja- 
más lia tenido una significación política, sino 
que siempre se ha usado geográficamente para 
designar una porción de la costa oriental de 
Centro — América. Los indios conocidos con 
el nombre "Mosquitos" son solamente unos 
pocos miles de miserables. salvajes, confinados 
tn la costa sin ninguna clase de estableci- 
mientos. Esencialmente pescadores, apenas 
obtienen Una escasa subsistencia en las nume- 
rosas lagunas cerca de la costa, y su tráfico 
consiste sólo en unas pocas conchas de tortuga 
y alguna zarzaparrilla. Pero aun cuando es- 
tos salvajes se consideraran en el rango de 
nación, jamás podrían tener una pretensión 
de soberanía sobre la gran porción de territorio 
que este mapa sefiala. Mas, no sólo no tienen 
ninguna soberanía sobre la pequeña fracción 
que ocupan; no sólo no la reclaman ni la desean, 
sino que ni tienen idea de nada; y es solamen- 
te la Gran Bretaña, por miras siniestras, 
que la ha tomado á nombre de aquellos, he- 



XXV 

cho altamente reprobado por los Estados Uni- 
dos y por todas las naciones del globo. La 
porción de territorio atribuida á la ficticia na- 
cionalidad mosquita por este mapa, llega hasta 
el río Segovia^^más allá de Honduras, toman- 
do parte de Nicaragufa ( * ) 

5^ Los límites de Costa-Rica al norte no 
son exactos, ni concedidos por Nicaragua. 
Pero este error puede excusarse en razón de 
la disputa que hay entre estos dos Estados; 
mas no parece propio que el autor de un mapa 
sea el qtfe venga á decidir cuestiones de límites. 
Los verdaderos de Costa-Rica están definidos 
en su propia Constitución, extendiéndose des- 
de abajo de la boca del río SaiL Juan hasta- el 
TÍO Salto de Kicoya ó Alvarado, cayendo al 
Golfo de Nicoya. Consiguientemente, el te- 
rritorio de Costa-Rica no toca ni al río San 
Juan, ni al lago de Nicaragua, sino que pasa 
por el sur de los dos. El mapa en cuestión es 
también erróneo á este respecto. En suma, 

(*) üscáíiilalo íttl mundo, ofensa á la razón y la justicia, 
es la última di vis h^u hecha por los agentes británicos de este 
fcenitono. Mticlios ácm los pueblos de Honduras y Nicaragua 
c|ue declaran * "Mosquitos." Su línea comienza en punta de Cas- 
tilla, tomíindo el puerto de Trujillo, casi todo el departamento 
deOlancho, parte del de Tegucigalpa, y todo el de Segovia, hasta 
e! ñaeríe cié Sin Carlas, Decidlo, hombres imparciales, es esto 
íipíipetíiT híi proTne^lr"1es de Ins naciones? — El T. 



XXVI 

en todo lo que concierne á Centro-América no^ 
puede mirarse como una autoridad: puede ser- 
vir sol&thente para confusión y extravío. 

Sin embargo, debe advertirse que es gene- 
ral en su carácter y que no pretende ninguna 
específica exactitud. No sucede lo mismo con 
un gran mapa recientemente publicado en Lon- 
dres, y que ha sido generalmente aceptado- 
como autoridad, llamado Mapa dk Centro- 
América, incluyendo ios Estados de Guatema- 
la^ Honduras^ El Salvador^ Nicaragua y Cos- 
ta-Rica, etc,^ por John Baily^esq. — Tr^lawney 
Saundet^s^ London^ 1850. 

No nos admira encontrar en este mapa com- 
prendidas todas las pretensiones territoriales 
y la arbitraria división política' hecba por el 
Gobierno británico. Unas pocas brochas con 
colores han bastado para indicar la soberanía 
inglesa en las dos terceras partes del. departa- 
mento de Verapaz,^ en Guatemala, y convertir 
las islas de Honduras, en la bahía del mismo 
nombre, en dependencias británicas; y llevar 
la jurisdicción mosquita más allá de la mitad 
de los Estados de Honduras y Nicaragua. 
No ha sido menos potente colocar la cuestión 
límites entre el propio Nicaragua y ^Costa-Ri-^ 
ca á favor de éste, en donde, por una singular 



XXVII 

I 

coincidencia, ha predominado siempre la in- 
fluencia británica. ( ^ ) Tales peculiaridades^ 
atendido su origen, no deben absolutamente 
sorprender. Los que lo formaron, bien deben 
haberse reído al conocer con qué servil igno- 
rancia lo copiaron de este» lado del Atlántico- 
Confesaremos, no obstante, que en ciertos 
puntos es el que más se aproxima á la exacti- 
tudj aunque en algunos rasgos geográficos y 
políticos es deficiente, y en otros totalmente 
erróneg. Dejando á Guatemala y Costa-Rica,, 
hallamos en los otros Estados una porción de 
errores bastante trítscendentales, que son tan- 
to más notableSj cuanto que Mr. Baily ha per-^ 
maoecido muchos años en Centro- America y 
viajado por algniios puntos de su territorio- 
Por ejemplo, cu el Estado de El Salvador co. 
loca el río Lempa como divisorio entre este 
Estado y el de Honduras, cuando corre en la 

("^ } Sí la excepeiojial influencia inglesa que se ha ejercida 
en Guatemala y Cofita-Rica hubiera sido puramente local, los 
pueblos í!e Centto-Aintírrca ]a Habrían visto con la indiferencia 
ó la compasión con q^ie se ven los extravíos de la razón huma- 
na; pero, deagraciarlatneuLe^ á esa influencia deben los otros Es- 
tados la mayor parte ilc '*ijs divisiones; á ella deben los ultrajes, 
los despojos y las exacciones injustas que sufrieron del Cónsul 
Cbatfield; y ella fué el fícente más temible que se empleara para 
alcanzar ciertos fiíitrH ilt ^jartido! ¡Pueda en fin el nombre cen- 
troamericano ocupar íf] lui^'ar que había cedido á pequeños inte- 
reses! - El T. 



XXVIII 

mayor parte de su extensión por el centro lon- 
gitudinal del último, y forma su límite norte 
en unas pocas millas de su curso. Luego las 
aguas superiores del río Santiago, en el depar- 
tamento de Gracias, las marca describiendo el 
segmento de un círculo de Este á Oeste, antes 
de tomar su curso general de Este á Norte, 
hasta el mar, cuando es precisamente todo lo 
contrario. Por consecuencia de este error, el 
pueblo y ruinas de Copan caen al territorio de 
Guatemala, siendo evidente que están bastan- 
te al interior de los términos de Honduras. 
¡La laguna de Yojoa se halla en la singular 
circunstancia de tener cinco bocas. El curso 
del río Humuya está demasiado inclinado al 
Este de su verdadero curso. El Guayambre 
y el Guayape, que, en efecto, unidos forman 
el Patuca, que corre á la Bahía de Honduras, 
en Brus, están señalados como los principales 
afluentes del gran Segovia, que va al Mar Ca- 
ribe, en el Ca bo Gracias á Dios. También es- 
tá representado este no, que nace en las mon- 
tañas de Chile, alrededor del Ocotal ó Nueva 
Segovia, como naciente al Este de aquellas 
montañas, y la cabeza de las aguas del río Es- 
condido ó Bluefields, sustituyendo alas de aquél. 
El río Goascorán, que toma su origen cerca 



XXIX 

del Humuya, y corre al sur á la Bahía de Fon- 
seca, no se encuentra. Los errores sobre la 
, colocación de los lugares no son menos nota- 
b]es, é infinitamente más numerosos. Estos, 
empero, son más disimulables, porque ellos 
serán puestos sin duda alguna por informes 
de personas mal orientadas de las distancias. 

Bl distinguido geógrafo prasiano, Ber- 
ghaus, es el primero que h^ indicado, con más 
aproximación á la verdad, los grandes caracte- 
res físicos de Centro- América. En lugar de 
admitir una continua cadena de montañas ex- 
tendiéndose por aquel país, desde Tehuante- 
pec hasta Panamá, dividió las montañas de 
Centro-América en tres sistemas ó' grupos: 
i^, el de Costa-Rica, cuyo núcleo es el volcán 
de Cartago; 2^, el de Honduras; y 3^, el de 
Guatemala. Entre el primero y el segundo 
se interpone el bajo transversal del lago de 
Nicaragua, con una mínima altura de 180 
pies; y entre el segundo y tercero el plano de 
Comayagua, con sus ^ dependientes valles, ter- 
mina una altura máxima de 2.0CK) pies. Bajo 
este respecto, y en todos en general, el mapa 
de Berghaus, publicado en su Physikalischen 
Atlas^ 1840, ha sido, en un período reciente,, 
el mejor de Centro- América. 



XXX 

En explicación del de Honduras y El Sal- 
arador, que ahora presento, debo advertir, que 
los puntos sobre que la línea del proyectado 
'Camino de hierro por Honduras debe pasar, 
fueron determinados por el Teniente JeíFers^ 
por numerosas y prolijas observaciones astro- 
nómicas. Estos constituyen las bases calcu-^ 
ladas de las -relaciones de los lugares visitados 
por la e^pedicióa ó sus miembros. Estos 
cálculos tienen la adicional confianza de que, 
tanto en Hojiduras como en El Salvador, el 
gran número de montañas y picos volcánicos, 
'que constantemente se presentan á la vista del 
viajero, dan la mayor facilidad para determi- 
nar su posición con la mayor exactitud. Cuan- 
do se presentaba la oportunidad de examinar" 
la situación de estos puntos, no se descuidaba, . 
lo cual^ ha servido satisfactoriamente para la 
formación del mapa. Se notará qHíe aquellos 
cuya posición se considera como aproximada 
á la exactitud, están señalados con una peque- 
ña raya debajo. Los otros son de la más 
cumplida que se ha podido obtener, y son muy 
pocos los que se han colocado como conjetura- 
les.- El curso del río Patuca, en la relativa 
posición de los pueblos situados en su cabecera, 
se ha tomado de un rústico mapa formado por 



\ XXXI 

los cortadores de madera establecidos en el río 
y sus tríbutanü?. Muchos de los datos que 
contiene el mapa, dentro ^e los límites del fle- 
partamento de Gracias, son extraídos del que 
formó don José María Cacho, en 1834, actual 
Secretario de Estado de Honduras. 

De paso haré observar la poca confianza que 
se puede tener en los "itinerarios" que se pu- 
blicau en el apéndice de algunos "calendarios," 
^ü C en tro-Am erica, respecto á las distancias. 
Las computaciones son en leguas, obtenidas 
eu general de los arrieros del país, que calcu- 
lan tan vagamente las distancias, como lo con- 
fiesan algunas veces con sencillez, "según las 
cualidades de sus muías." He visto que en 
los comparativos terrenos planos de Honduras 
y El Salvador, el valor de una legua raramen- 
te excede dos millas inglesas; y que en los dis-- 
tritos montañosos disminuyen milla y media 
de distancia horizontal. 

Cuanto he dicho acerca de los datos geo- 
gráficos que contienen esta memoria y mapa 
incluso, puede considerarse también respecto 
de los hechos estadísticos que se representan. 
Ellos son el resultado de observaciones y tra- 
bajos personales^ pero formados de una mane- 
ra que naturalmente deben tener imperfeccio- 



XXXII 



nes. Por ejemplo, los hechos sobre la pobla- 
ción han sido recogidos unos de los registros^, 
parroquiales^ y otros de las irregulares tablas 
publicadas por las gacetas oficiales de cada Es- 
tado. Pocos de los que no hayan emprendido 
. un trabajo semejante, podrán comprender 
cuántas fatigas é investigaciones se necesitan 
pata obtener algún resultado en tan desfavo- 
rables circunstancias, y que después de agotar 
todos los esfuerzos posibles no se puede alean- 
zar una completa exactitud. Nadie más que ' 
yo mismo siente los defectos y deficiencias ' 
que esta memoria tiene sobr^ muchos puntos 
de interés general. Sin embargo, me lisonjeo 
de que ella será de ajguna importancia, sir- 
viendo de punto de partida para lo sucesivo, y 
que, corrigiéndose sus errores y llenándose las 
omisiones que tenga, se concluirá por dar al 
mundo un todo completo y exacto del carácter,, 
clima, riqueza, población y condición física y 
política de los Estados de Centro- América; y 
tengo la esperanza de que estos ensayos in- 
fluirán para despertar la atención dei pueblo y 
gobiernos de aquel país, en recoger y publicar 
lo que contribuya á este objeto. 

No hay más que una obra impresa en Cen- 
tro-América, que intenta dar una idea del 



XXXIII 

país, acerca de su carácter, riqueza, etc. Es^ 
ta es la Historia del reino de Guatemala^ por 
Juarrbs. Pero esta obra no es más que una 
pequeña trascripción de las crónicas municipa- 
les y monacales de Guatemala. Raramente 
se hace referencia á los rasgos físicos del 
país, y aun en un exagerado y maravilloso 
tono, qué siempre denota la falta positiva de 
conocimientos. Historietas de la producción 
de una planta, como la calabaza^ ó de los de- 
pósitos de los huevos de un insecto conocido 
con el nombre de chapulín^ son las que se en- 
cuentran en Juarros. ¡Extraño parecerá decir, 
pero nada es más cierto, que todos los escritos 
que se han publicado en Centro-América so- 
bredi país mismo, no han sido más que una re- 
petición servil, rara vez cambiando de lenguaje, 
de las aserciones de Juarros! ^ 

Después de la independencia, don José del 
Valle, y posteriormente don Alejandro Maru- 
re, dedicaron su atención al estudio del país, 
bajo su aspeclio físico, y á la reunión de datos 
ilustrativos sobre su riqueza y condición polí- 
tica; pero excepto una memoria sobre el canal 
de Nicaragua y una breve lista cronológica de 
algunos acontecimientos históricos de Centro- 
América, no tenemos nada de Marure, aunque 

HONDCRAS.— 3 



XXXIV 

se dice que escribió bastante en común con 
Valle, respecto de todo. * El único nombre que 
merece ser mencionado, es el de don José Ma- 
ría Cacho, como el solo hijo de Centro-Amé- 
rica que ha hecho un trabajo completo del de- 
partamento de Gracias. Sus breves notas 
acerca de él, son de grande interés, y pueden 
servir como un modelo que deben seguir sus 
conciudadanos. 

Todo lo poco , que se ha escrito sobre Cen- 
tro-América ha sido por los extranjeros; pero 
sus obras, en la mayor parte, no han conteni- 
do más que rápidas narraciones de viajes y 
aventuras, desnudas de observaciones é inex- 
actas en sus asertos. Pocas son las que se 
han escrito por personas de competente capa- 
cidad, ó acostumbradas por hábito á hacet? in- 
vestigaciones formales y ciertas. Especial- 
mente^edicadas á hechos políticos, están lle- 
nas de incidentes y conmociones, cuyo origen 
y significación son incógnitos para sus autores. 

Puedo, quizá, excluir las obras de 'j^hom- 
son, Henderson, Young, Robefta, Dunn Baily 
y Brow, que ciertamente contienen hechos y 
observaciones de mérito. 

Como una revista de todo, yo creo que ha- 
ré un servicio al público incluyendo, en apén- 



^ xxxy 

MÜce á esta memoria, una lista de los libros y 
panfletos concernientes á Centro- América en 
general, ó á algunas de sus partes, que se han 
publicado desde el principio de este siglo, y 
que he tenido á la vista. Mi objeto ha sido 
Tiacer esta lista tan completa como fuese posi- 
l)le, sin atender al mérito de las obras. Se 
observará que los títulos siguen unos á otros 
•^en orden cronológico. 



HONDURAS 

POR 

K. G. SQUIER 



J^osición geográfica y topográfica de Centro^ América^ y su 
• • ; influeficiá a^ei^ccC de la potíación» 



g. 



^ENTRO-AMÉRICA, respecto á su posición 
geográfica, casi realiza la antigua idea del cen- 
tro del mundo. No solamente une las dos 
grandes divisiones del continente americano, 
los hemisferios del Norte y del Sur, sino que 
abre sus puertos á Europa y África por el Este, 
y á la Polinesia, Asia y Australia, por el 
Oeste. 

Examinando el mapa, encontramos el istmo 
de Tehuantepec y el Golfo de Méjico aproxi- 
mándose poco menos de 200 millas del Océano 
Occidental, y las aguas del río Coatzacoalcos, 



que desemboca en el primero, casi mezclándose 
con las del Chicapa, que caen en el segundo. 
Abajo de este punto, el continente se extien- 
de, abrazando las altas plataformas de Guate- 
mala al Oeste, y los dilatados llanos de Tabas- 
co, Chiapas y Yucatán al N. y al E» El golfo 
ó bahía de Honduras, sin embargo, cierra en 
redondo esta sección al S. E., y aun estrecha 
el continente á menos de 150 millas. Colocado 
el país entre esta bahía y él* -Pacífico, es corta- 
do por una completa interrupción de cordille- 
ras, y cruzado '|)or ún'igfan'^ane trasversal de 
Norte á Sur, por el cual corre el caudaloso ría 
Ulúa hacia el Atlántico, y el pequeño Goasco^ 
rán á la bahía de Fonseca, en el Pacífico. 

Descendiendo y pasando el gran bajo de 
Nicaragua, se encuentra el bien conocido y es- 
trecho istmo de Panamá ó Darién, sobre el 
cual el flujo de la emigración ha derramado dos 
veces sus inundaciones; una al Perú y otra á las> 
doradas playas de California. 

No son menoís notables los caracteres topo- 
gráficos de Centro-América que sus figuras 
geográficas. En su aspecto físico y en la confi- 
guración de su superficie, se ha considerada 
justamente como un epítome de todos los paí- 
~'**nas del globo. Altas ^las de montañas^. 



— 3 — 

separados volcanes en formas efüteramente có- 
nicaS) elevadas planicies, profundos valles, an- 
chos y fértiles llanos y extensos aluviones se 
encuentran allí agrupados y variados por dila- 
tados y hermosos lagos y majestuosos ríos; 
produciendo todo, una vida animal y vegetal, 
y gozándose de una gran variedad de climas, 
desde los tórridos calores hasta la fresca y for- 
tificante temperatura de una eterna primavera. 
La gran cadena de cordilleras aquí, como 
en la América del Sur, se aproxima más á la 
costa del Pacífico; pero cortada en varios pun- 
tos, como he dicho, toma la forma de separa- 
dos ramales, grupos ó collados, entre los cua- 
les pasan hacia los dos océanos los riachuelos 
de los altos valles del interior. Por consiguien- 
te los principales aluviones van á morir al 
Golfo de México ó al Mar Caribe. Las lluvias 
son más 6 menos copiosas por todo el año, la 
vegetación exuberante, el clima húmedo y pro- 
porcionalmente insalubre. Los monzones so- 
plan al NE., y la humedad con que son satu- 
rados, condensada en las partes elevadas del 
continente, cae en el Atlántico. Por esto es 
por lo que la pendiente del Pacífico es compa- 
rativamente seca y saludable, como todas las 
regiones elevadas del interior. 



— 4 — 

Topográficamente, Centro-América presen- 
ta tres marcátios centros de elevación^ que 
tienen á cierto grado fijadas sus divisiones po^ 
líticas. El primero ^s el gran llano ó las al- 
tas entrecortadas planicies en que está situada 
Guatemala, y que está más de 4.000 pies sobre 
el nivel del mar. Aquí toman su nacimiento los 
grandes ríos Usumacinta y Tabasco, que corren 
hacia el Norte, por Chiapas y Tabasco, al Gol- 
fo de México. Sus fuentes se tocan con las 
del Motagua ó Gualán que desemboca al Este 
en el Golfo de Honduras, y con las de una 
porción de riachuelos que derraman al Oeste, 
en el Pacífico. Honduras ocupa un grupo de 
montañas, presentando casi una muralla en- 
frente del Pacífico; pero formando numerosos es- 
polones ó ramales, como los dedos de una ma- 
no abierta, al Norte y al Este. Entre estos 
ramales y en algunos puntos circulados por co- 
llados, hay varios valles y llanos en diferentes 
elevaciones, donde se reúnen las aguas de mil 
arrollos, que forman considerables ríos que des- 
aguan al Norte y al Este en el Mar Caribe, y 
al Sur y al Oeste en el Océano Meridional. 
Éntrelos más notables, se cuentan el Chame- 
lecón,el Ulúa, Lean, el Romano ó Tinto, Pa- 
tuca, Coco ó Segovia, sobre la inclinación 



— 5 — 

oriental; y el Choluteca, Nacaome, Goascorán, 
^an Miguel y Lempa, sobre la occidental. 

Entre estos y el tercer gran centro de ele- 
vación en Costa-Rica, está el bajo del lago de 
líicaragua, con sus verdes pendientes y poco 
ondulantes planadas. El núcleo de la elevá- 
-ción de Costa— Rica, es el gran volcán de 
Cartagó que domina en el medio. Aquí las 
cordilleras toman el aspecto general de una 
:gran barrera continuada de montañas que 
pronto descienden alas llanuras del istmo de 
Panamá. 

Además de los ríos de Centro-América, de 
los cuales he enumerado los principales, hay 
multitud de extensos y hermosos lagos, á saber: 
— Nicaragua y Managua, en Nicaragua; Yojoa 
ó Taulabé, en Honduras; Guija é Ilopango, en 
San Salvador; Golfo Dulce, Peten ó Itza, Ati- 
tlán y Amatitlán, en Guatemala. De todos 
los lagos, los de Nicaragua y Managua son 
los más grandes. 

He dicho que los puertos de Centro- Améri- 
ca se abren á Europa y África por una parte, y 
á la Polinesia, Asia y Australia, por otra (i). 



(i) Hoy que el vapor ha disminuido considerablemente las 
distancias, hoy que las relaciones del mundo se extienden con 
admirable rapidez, Centro-América puede comunicar en pocos 



— 6 — 

En el Atlántico, Guatemala, tiene Belice, Iza- 
bal y Santo Tomás (este último sólo de valor);. 
Honduras tiene Omoa, Puerto Caballos, Puer- 
to Sal, Triunfo de la Cruz, Trujillo y otros; 
Nicaragua tiene Gracias á Dios, Bluefieíds y 
San Juan. Costa-Rica no tiene ningún puer- 
to bueno al Este; pero tiene varios al Oeste, de 
los cuales Golfo Dulce, Puntarenas y Caldera 
son los principales., Nicargua tiene sobre el 
Pacífico, Culebra, Salinas, San Juan del Sur y 
Realejo. Honduras tiene una reunión en la 
bahía de Fonseca, á saber: Amapaía, puerto li- 
bre, San Lorenzo, La Paz, etc.; El Salvador 
tipne La Unión, también en la bahía de Fon- 
seca, Jiquilisco ó Espiritu Santo, Jaltepec ó 
Concordia, La Libertad y Acajutla ó Sonsona- 
te. Los dos últimos apenas puede llamárseles 
puertos, porque realmente no son más que ra- 
das. Guatemala tiene solamente un puerto ó 



días con los Estados Unidos y algunas repúblicas del Sur, y en 
pocas semanas con Europa. — ¡Posición feliz!! Ella llama á ese 
país á la agricultura y á la marina.— Que lo conozca, pues, que 
abandone ese espíritu de desunión que lo desoía; — que escuche 
la voz de la razón;— que entre en la vía de la cordura y del buen 
sentido;- que se fije en la apertura de las vías de comunicación 
interior;— que piense en remover los obstáculos que embarazan 
el desarrollo de la primera;— que atienda al mejoramiento de sus 
puertos, etc., y gozará de las relaciones que da la una y de las 
riquezas que proporciona la otra.— jE"/ 71 



— 7 — 

rada, llamado Iztapa. Los mejores puertos 
del Atlántico son Santo Tomás, Omoa, Puerta 
Caballos y San Juan del Norte; y los del Pací- 
fico, el puerto libre de Amapla (Isla del Ti- 
gre) y La Unión. 

El área de Centro-América puede calcu- 
larse en un número redondo de 155.000 millas 
cuadradas, casi igual á la de la Nueva Ingla- 
terra y los estados del medio reunidos. La 
población se estima solamente en 2.000.000 de- 
habitantes, de los cuales Guatemala tiene 

850.000; San Salvador 394.000; Honduras 

350.OQ0; Nicaragua 300.000, y Costa-Rica 

125,000 (i) C). 



(i) Diversos son los cálculos que se han hecho sobre la ex* 
tensión y población de Centro-América. — Todos, enipero, difie*- 
ren considerablemente entre sí, y, salvas algunas excepciones^ 
el del autor es el que consideramos más aproximado á la exac- 
titud.—^/ r. 

(*) Población de Centro- América. — Según el Anuario del 
Comercio de Bailly-Bailliere, , la población de las cinco Repú- 
blicas es de 4.1 14.218, en esta forma: 

Guatemala 1.500.000 habitantes 

El Salvador 1.063.600 

Honduras. 800.000 

Nicaragua 428.000 

Costa Rica 322.618 

Total , 4. 114. 218 

Nota de ''La Bandera Liberal,' * 



— 8 — 

La posición geográfica y topográfica de to- 
dos los países lia tenido, y deberá siempre tener, 
una importante, y frecuentemente, una podero-, 
sa influencia en el carácter y destino de sus po- 
blaciones. La naturaleza y extensión de esta 
influencia recibe una brillante ilustración tanto 
«n la pasada como en la presente condición de 
Centro-América. En la época de su descubri- 
miento se encontró ocupada por dos familias, 
presentando la una á la otra los puntos más di- 
versos de contraste. En las altas planicies del 
interior del país, y en el declive del continente 
«n el Pacífico, donde las lluvias son comparati- 
vamente ligeras, el país abierto y el clima rela- 
tivamente sano, se encontraron grandes y po- 
pulosas naciones, bastante avanzadas en civili- 
zación. Conservando un sistema religioso una 
•organización civil. En el declive opuesto del 
Atlántico, en los espesos bosques, que las cons- 
tantes lluvias hacen vegetar con lozanía, en las 
costas bajas donde los pantanos y lagunatos, 
recalentados por un sol ardiente, exhalan mias- 
mas húmedos, se encontraron tribus de hom- 
bres salvajes, sin habitaciones fijas, viviendo de 
frutos naturales, con el precario auxilio de la 
pesca y de la caza, sin religión, y casi sin nigu- 
na reunión social ni establecimiento político. 



— 9 — 

Es imposible resistir á la convicción de que 
las diferentes condicione^ de estas dos familias 
son debidas al contraste físico de sus respecti-^ 
vos países. Con los primitivos naturales del 
lado del Atlántico en Centro-América, ningún 
progreso más allá de los rústicos hábitos de la 
vida, era posible. Ningún poder tenían contra 
la exuberante vitalidad de la naturaleza salva- 
je, que aun el hombre civilizado, con todos los 
recursos que la inteligencia ha llamado gra- 
dualmente en su auxilio, es incapaz de subyu- 
gar, y que aun conserva su antiguo dominia 
en los anchos aluviones, tanto en la América 
Central como en la del Sur. Sus medios de 
subsistencia eran extremadamente escasos y 
precarios para que pudiesen hacerse estable- 
cimientos permanentes, que, á la vez, desenvol- 
viesen las relaciones y ajustasen una organiza- 
ción social. Por esta razón eran necesaria- 
mente caladores, nómadas en sus hábitos, y 
obligados á disputar su vida con los que, como 
ellos», eran casi menos que las bestias de los 
bosques. 

Jamás la civilización se habría desarrollado 
bajo tan adversa situación. Solamente donde 
favorables circunstancias físicas pudiesen ali- 
viar al hombre de sus inmediatas y exigentes 



- 12 — 

Las relaciones naturales de Centro-Amé^ 
irica, como lo indica la posición física descrita,, 
son evidentemente con el Pacífico y con los 
Estados existentes, <S que se formen en la costa. 
California, la mayor parte de Méjico y algunos 
de los Estados de Sur-América, tendrán tar- 
de ó temprano que sostener una posición co^ 
rrespondiente á la que las Indias Occidentales 
han conservado con los Estados Unidos y 
Europa, con la importante adición de ser una. 
vía de comunicación, y quizá últimamente de 
comercio entre los hemisferios oriental y occi- 
dental. Su destino está plenamente escrito en 
1a delincación de sus costas é impreso en su. 
superficie, así como demostrado en su posición, 
geográfica. 



\ 



CAPITULO II 

Descubrimiento.— Límites.— Aspecto general,— Topografía 



Bi 



)N Honduras fué donde primero puso los 
pies Colón en el continente de América, En 
1502, en su cuarto viaje, descubrió la isla de 
Guanaja (ó Bonacá), que llamó la Isla de Pi- 
nos. Desde esta isla divisó hacia el Sur las 
altas montañas de tierra firme, y prosiguiendo 
su curso en aquella dirección, llegó el 4 de 
agosto al punto que llamó Punta Caxinas (hoy 
Cabo de Honduras), y formalmente tomó po- 
sesión del país á nombre de la corona de Espa- 
ña (i). Continuando, costeando al Este, tocó 
la boca del Tinto ó río Negro, y por último, 
después de algún tiempo y de bastantes peli- 
gros, arribó al lugar donde la costa, dando 



(i) Cristóbal Colón no tocó tierra hondurena; quien tomó 
posesión del paisen nombre del rey de España, fué el Adelan- 
tado don Bartolomé, hermano del descubridor. Nota de ''La 
Bandera Liberal. " 



Honduras.— 4 



194663 



— 14 — 

vuelta precipitadamente al Sur, forma un cabo, 
al que, en gratitud de su salvación, le dio el 
nombre ¿e ^^Cabo Gracias á Dzos^\ Procurando 
entrar al gran cabo ó río Wanks, perdió un 
bote con algunos marineros, y en consecuencia 
de esta desgracia, le llamó el ^^Rio del desasir e^ 
Del cabo Gracias siguió su viaje á lo largo de 
la Costa Mosquito, que llamó ''^Cartay^'' hasta 
el itsmo de Darién. 

Poco menos de veinte afios después, el con* 
quistador de México, Hernán Cortés, inspira- 
do por las narraciones de los vastos y populo- 
sos reinos hacia el Sur del humillado imperio 
de Motezuma, emprendió una expedición á 
üondüras, que entonces era llamado Hibueras 
ó Higueras. Esta expedición, por la distan- 
cia y por las dificultades que la rodeaban y le 
debían sobrevenir, ha sido y será siempre sin 
ejemplo en la historia de las marciales aven- 
turas. 

Partiendo del itsmo de Tehuantepec, Cor- 
tés entró atrevidamente á los vastos y desco- 
nocidos desiertos interpuestos entre los confi- 
nes de Méjico y el país que buscaba. Por es- 
pacio de dos aflos luchó entre profundos lagos, 
anchos é impasables ríos, y altas y desoladas 
montañas, con un valor y una firmeza casi 



15 



-sobrehumanos. Al cabo de este tiempo llegó^ 
al lugar donde Colón desembarcó (i) por pri- 
mera vez en Honduras, y después de haber 
obtenido la sumisión de los vecinos jefes, fun- 
4ó allí la antigua ciudad, hoy puerto de 
T^rujillo. 

En adición á los nombres de Colón y Cor- 
tés, se encuentran los de Al varado, Cristóbal 
de Olid y Córdoba en la lista de los intrépidos 
y celosos capitanes que se distinguieron en la 
exploración del país y su sujeción á la cocona 
•de España. Pero no es mi propósito escribir 
la Historia del poder de España en Honduras. . 
Basta decir que hacia el año de 1540, sesenta 
años antes que fuese fundado Jameston y ca- 
si cien años antes que Hudson entrara á la 
bahía de Nueva York, Honduras tenía sus 
grandes y florecientes ciudades, y se había es- 
tablecido la Audiencia ' de los confines en su 
jurisdicción. 

Después se trasladó esta Audiencia á Gua- 
temala, y desde aquella época hasta la Inde- 
pendencia de los Estados Hispano-americanos» 
Honduras constituyó una parte del reino ó 
Capitanía General de Guatemala, que com- 
prendía la3 provincias ó intendencias de Gua- 

(i) véase nota anterior. 



— i6 — 

témala, Honduras, San Salvador, Nicaragua y 
>Costa Rica. Estas se declararon libres del 
dominio de España en 1821, y asumieron el 
rango de Estados soberanos form ando luego 
una confederación denorninada ** república, 
DE CENTRO-AMÉRICA ". Pero á consecuencia 
de las divisiones intestinas y del dioque dé 
las facciones, se disolvió esta unión en 1839,. 
desde cuya época, á pesar de varios esfuerzos 
hechos para restablecerla, algunos Estados la 
han rehusado, y al presente conservan su pri- 
mitivo poder soberano; como repúblicas inde- 
pendientes. 

Así que la de Honduras comprende el te- 
rritorio que le pertenecía como provincia^ 
Los límites son: por el N. y E., la bahía de 
Honduras y el mar Caribe, extendiéndose des- 
de la boca del río Tinto, 15^ 45' lat. N, y 88^' 
30' long. W., hasta el Cabo Gracias á Dios, en 
la boca del río Wanks ó Segovia, en lat. 14° 
59' y long. 83" 11', sigiendo una línea-costa de 
cerca' de 400 millas. Por el S. confina con la 
República de Nicaragua. La línea divisoria 
sigue por el río Wanks hasta cerca de los dos 
tercios de su extensión, y de allí, apartándose 
al S. W., hasta la cabeza del río Negro, con-^ 
tinúa al Golfo de Fonseca. 



— 17 — 

Tiene una línea-costa de cerca de sesenta 
millas en este golfo, desde el rio Negro hasta 
^1 río Goascorán, abrazando las grandes islas 
del Tigre, Zacategrande y Güegüensi. Al W. 
y S. W. con las Repúblicas de El Salvador y 
<íuatemala. La línea divisoria es irregular. 
Comenzando en el Golfo de Fonseca, en la bo- 
-ca del río Goascorán, sigue el curso de este río 
por cerca de treinta millas hacia el Norte, has- 
ta la boca de uno de sus afluentes al N. W., 
llamado el Pescado. Desde la cabeza de este 
TÍO, cortando un brazo del Torola (que desagua 
al S. W. del Lempa), le sigue hasta su boca. 
De allí continúa por el curso del Lempa hasta 
la boca del Sumpul, que crece casi en su naci- 
miento, hasta el punto donde sus aguas se 
aproximan al río Paz, que divide á San Salva- 
dor de Guatemala. De este punto pasa un po- 
-co al N. E. á lo largo de la cadena de monta- 
ñas del Merendón y la Grita, abrazando las 
ruinas de Copan, casi quince millas al S. E., 
hasta cortar la cabeza del pequeño río Tinto, 
que desemboca en la Bahía de Honduras (*). 



(*) Excepción hecha de los límites entre Honduras y Ni- 
caragua, definidos por el Laudo Arbitral de S. M. C. el Rey de 
España, el 23 de diciembre de 1906, los que corresponden á 
muestras fronteras hacia El Salvador y Guatemala no están to- 



— i8 — 

Así, pues, el estado se encuentra entera-^ 
mente dentro de los 83° 20' y 89^ 30' longi- 
tud W., y los 13^ 10' y 16° latitud Norte, com- 
prendiendo no metios que 39.600 millas cua- 
dradas, cerca de la misma área del Estado de 
Ohio. 

La extensa isla de Roatán con sus depen- 
dencias, Gúaíiaja, Bonacá, Utila, Helena, Bar- 
barat y Morat, también pertenecen á Honduras; 
pero están hoy bajo la denominación de ^^Co^ 
lony of the Islands^\ Colonia de las Islas de la , 
Babia, violentamente ocup¡adas por la Gran Bre- 
taña, con violación de los derechos y sobera- 
nía de Honduras y de los términos explícitos 
del tratado de 1850 con los Estados Unidos. 
También ha puesto su dominio la Gran Breta- 
ña en una considerable porción de la Costa 
Oriental de Honduras, desde el Cabo Cama- 
rón hasta el Cabo de Honduras, pocas millas 
hacia el E. de Trujillo al Gabo Gracias á Dios, 
á nombre del supuesto "Rey mosquito". 

La posición física de Honduras queda iudi^ 
cada en el capítulo precedente sobre la geogra- 
fía y topografía de Centro-América en gene- 



davia definitivamente demarcados, pero lo serán conforme á las 
Convenciones de Límites existentes entre los respectivos países. 

Nota de La Bandera Liberal. 



— 19 — 

ral. Síb embargo, como la mayor parte de la 
memoria se contrae á este Estado, tengo que 
entrar en más detalles acerca de é\. 

Su aspecto general, como he indicado, es 
montañoso, es decir, está atravesado en varias 
direcciones por líneas de montañas y collados 
radiantes de la común base de las cordilleras. 
Esta gran cadena, que puede mirarse como el 
primer apoyo del continente, no se aproxima 
en Honduras menos que 50 ó 60 millas al Pa- 
cifico. No conserva por todas partes el carác- 
ter general de una entrecortada línea, sino que 
en su curso cambia algunas veces su faz sobre 
sí misma, formando interiores valles, donde se 
unen las aguas de los grandes ríos que atra- 
viesan el país, en dirección al Océano Atlán- 
tico. No obstante, vista desde el Pacífico, 
tiene la apariencia de una muralla natural, 
con una baja línea de montañas, variada con 
picos de volcanes, de admirable regularidad en 
su redondez, que se interponen entre ella y el 
mar occidental. Podría casi creerse que en 
algún tiempo las aguas del Pacífico rompieron 
á los pies mismos de esta gran barrera de mon- 
tañas, y que la línea inferior de la costa había 
sido subsecuentemente elevada por fuerzas vol- 
cánicas. En San Salvador parece verificarse 



— 20 — 

esta conjetura. -En la alta superficie, que ten- 
drá algunos dos mil pies por término medio, y 
que se extiende desde el volcán de San Miguel 
hasta el de Apaneca, separada de la verdadera 
cordillera por el valle paralelo del río Lempa, 
todo es de origen volcánico. No menos que 
once picos de volcanes erizan su cima, y el via- 
jero camina de uno á otro extremo del Estado 
por una no interrumpida c^pa de escoria y ce- 
nizas, mezcladas de piedra pómez y algunas 
veces de lava y piedras volcánicas. En Nica- 
ragua esta línea volcánica se aplana por inter- 
valos, y e$ notable solamente por altos conos 
y abiertos cráteres, mientras la cordillera sigue 
su curso al S. E. en los límites N, del bajo 
transversal del Lago de Nicaragua. 

Conforme he indicado, Honduras tiene sólo 
una estrecha frente de cerca de sesenta millas, 
en cuyos términos la línea volcánica desapare- 
ce. Ocupan su lugar altas islas de origen 
volcánico, pertenecientes al Estado, en la ba- 
hía de Fon seca. 

Las costas septentrional y oriental de Hon- 
duras presentan varios grupos prominentes de 
montañas, que son los términos de los depen- 
dientes ramales N. y E., de las cordilleras. 
Estas montañas inferiores cortan la costa del 



— 21 — 

norte diagonalmente, y arrollan á una y á otra 
porción, en cierta manera, según se ve de la 
. mar, como una entrecortada cadena. De ahí 
lia ocurrido que en varias cartas de esa costa, 
aunque se señalan las bocas de los grandes 
ríos que corren del interior, siendo imposible 
el curso de los mismos ríos por una continua- 
da cadena de montañas, los colocan como cor-f 
tando la costa á poca distancia de tierra firme. 
Las verdaderas cordilleras, ó la gran divi- 
sión que separa las aguas que corren al Pací- 
fico de las aguas que van al Atlántico, atravie- 
san el Estado en una dirección general de N. 
W. y S. E. Su curso, no obstante es serpen- 
tino, y en un punto, al menos, es interrumpi- 
do por un ancho valle transversal, que el que 
problablemente ofrece más facilidad para un 
-camino de hierro entre los dos mares, como 
tendré ocasión de indicarlo. Partiendo de las 
altas plataformas de Guatemala, esta línea si* 
gue un curso casi al E. hasta llegar á la fron- 
tera de Honduras, donde se aparta al S. E., 
mientras un gran espolón,, no inferior en eleva- 
ción á la "Sierra Madre," corre de Este por el 
Norte á la bahía de Honduras. En el punto 
de separación, esta línea es llamada "Montaña 
^del Merendón," en otro tiempo La Grita, y 



f 



— 22 — 

cerca á la costa, mon^afla del **Espíritu San- 
to." En la misma costa, donde se eleva la 
majestuosa altura de siete á ocho mil pies, se 
llama "Montaña de Omoa." 

Por su base Norte, corre el río Montagua, 
que nace cerca de la ciudad de Guatemala, y 
cae á la bahía de Honduras; y á sus pies, en el 
Sur, pasa el Chamelecón, que, en la vuelta, es 
separado del paralelo río Santiago, solamente 
por una línea de collados, que termina en el 
ancho llano de Sula, cerca de la boca del río 
Ulúa. 

Continuando el curso de la montaña Ma- 
dre, la encontramos envolviéndose en una en- 
trelazada ma^a ó nudos de montañas conoci- 
das con el nombre de "Montañas de Selaque". 
En su intermedio está el ancho Valle de Sen- 
senti; donde toma su nacimiento el río Santia- 
go. Este gran llano no tiene menos que 
treinta millas de largo, de diez á veinte de an- 
cho, y es casi circunvalado de montañas. La 
sola abertura que tiene es el estrecho valle, ó 
más bien la garganta por donde pasa el río 
Higuito ó Talgua. 

Las montañas de Selaque constituyen uno 
de los principales centros de elevación de 
Honduras, y sus cimas suben de 8 á lo.ooo 



— 23 — 

pies. El mayor brazo del río Santiago, lla- 
mado en varios puntos Talgua, Higuito, Alas 
y río del Valle, tiene su cauce alrededor de 
estas montañas al Norte y al W. Otro bra- 
zo, el río Mej ocote ó río Grande de Gracias,^ 
las separa, al Este de las montañas de Patuca, 
con sus altos picos, y de las planas montañas 
de Opalaca ó Intibucá, donde se producen to- 
dos los cereales y frutos de la zona templada. 

Siguiendo el mismo orden, viene el valle 
del río Santa Bárbara, uno de los principales 
confluentes del Santiago, el cual, abajo de su 
afluencia, toma el nombre de la Venta. El 
río Santa Bárbara como el Santiago, tienen su 
nacimiento en altos planos, siendo el primero 
el valle ó llano de Otoro, separado del de Coma- 
yagua solamente por el grupo de montañas co- 
nocidas con el nombre de ^^Montecillos." Estas 
son formadas de la verdadera línea de la cordi- 
llera, que cambiando precipitadamente de su ge- 
neral curso de Este á Sur, á la dirección Norte, 
termina perdiéndose en varios ramales hacia la 
costa. Tal división forma otro valle encerra- 
do, en el que está el lago de Yojoa ó Taulabé. 

Ahora vamos á los rasgos topográficos más 
importantes del Eetado, considerados con rela- 
ción á las facilidades que ofrecen para la gran 



24 



•de y ecoiíómica vía de comunicación proyecta- 
da entre los dos océanos. En la base oriental 
de la línea de los Montecillos, donde la inte- 
rrupción de las cordilleras es completa, está el 
llano de Comayagua, en el cual, extendiéndose' 
al Norte hacia el Océano Atlántico, está el 
valle del río Humuya; y al Sur hacia el Pací- 
fico, el valle del río Goascorán, que, unidos» 
forman un gran valle trasversal de uno á otro 
mar. Estos dos ríos pueden decirse que na- 
-cen en el mismo llano, porque se forman el 
uno á lado del otro, en la pequeüa elevación 
•que describe la extremidad Sur. 

El llano de Comayagua tiene una exten- 
sión como de 40 millas de largo y de 5 á 15 de 
ancho. Su eje principal es casi de Norte á 
SvLTj coincidiendo con la dirección general de 
los dos ríos mencionados. Se inclina casi im- 
perceptiblemente hacia el Norte, y es bañado 
por el río Humuya que corre por todo su cen- 
tro. Está separado del considerable llano del 
Espino, al Norte, por bajos collados que impi- 
den que estos llanos se miren como uno sólo. 
Unidos, ambos de una belleza, una fertilidad 
y un clima extraordinarios, ocupan casi la ter- 
<!era parte de distancia entre la Bahía de Hon- 
duras y la de Fonseca. 



— 25 — 

Pasando el llano de Comayagua, las cor- 
dilleras se reúnen en una masa ó grupo de al- 
tas montañas conocidas en el Norte con el nom-^ 
bre de "Montañas de Comayagua,"y en el Sur 
con el de "Montañas de Lepaterique". Se ex- 
tienden cerca de ochenta millas de Norte á Sur^ 
y casi en el centro sale un alto ramal, que lla- 
man montañas de Ule, á cuyo alrededor pasa 
describiendo un círculo el río Choluteca. 

El valle de este río, después que ha vuelto 
á los flancos de las montañas de Ule, es ancha 
yTértil. En su aproximación ala Bahía de 
Fonseca, su anchura es extensa, llena de alu- 
viones cubiertos de bosques, que, sin embargo, 
son tan altos para ser inundados, que no tie- 
nen pantanos ni lagunas. Dependiente de ese 
valle está otro más peqeño de gran belleza, 
llamado valle de Yusguare. 

Un poco hacia el Este de las altas monta- 
ñas de Comayagua, después de pasar el río y 
valle de Sulaco, se llega al nudo ó grupo de 
altas montañas llamadas "Montañas de Sula* 
co." Colocadas casi en el centro del Estado, 
despiden los ríos que nacen en su garganta,, 
en un verdadero punto de compás. Allí tiene 
su origen el gran río Wanks ó Segovia, que 
desemboca en el Cabo Gracias á Dios, en el A- 



— 26 - 

tlántico, así como los ríos Aguan ó Romauo y 
el Tinto ó río Negro, que desaguan al Norte 
de la Bahía de Honduras, y los tributarios del 
Choluteca, que corre al Pacífico. De este ele- 
vado centro radian también varias extensas lí- 
neas de montañas, muy poco inferiores á las 
principales en elevación. Las que se extien- 
den al N. E. separando los numerosos ríos que 
llevan sus aguas á la Bahía de Honduras, del 
valle del río Segovia se llaman "Montañas de 
Misoco". La línea que se extiende al Norte y 
-que terminan sus numeroso espolones en los 
picos de Congrehoy, frunciéndose en la Bahía 
<le Honduras, se conoce con el nombre de "Mon- 
tañas de Pija," mientras que la cadena que si- 
gue un tortuoso curso al S; W,, y que finali- 
za los límites hacia al Norte del valle del lago 
^e Nicaragua, tienen el de "Montañas de Chile.*' 
La última puede mirarse como una verda- 
dera cordillera. En la base de las montañas 
de Sulaco, al E. y N. E., están . los anchos y 
elevados llanos de Olancho y Yoro, célebres 
aun en Centro América por la abundancia y 
excelencia de sus ganados. Los ríos de este de- 
clive del Continente abundan en oro en polvo, y, 
cuando el país llegue á ser conocido, dará quizá 
muy poco menos que el que se ha obtenido en 



— 27 — 

California. Desgraciadamente la más ancha 
región entre las montañas de Snlaco y el A- 
tlántico, abrazando casi la mitad del territorio 
^el Estado, no esfá habitada, sino por algunas 
tribus salvajes. Poco (i) se conoce del país; 
solamente se sabe que es muy variado y rico 
en las producciones naturales de su suelo, co 
mo por la diversidad de sus minerales. 

La costa del Norte de Honduras presenta 
una diferente superficie. Una parte es plana 
y cubierta de maderas de construcción. En- 
tre éstas, la que más abunda es el caoba. Se- 
ría un error creer que esta costa tiene el mis- 
mo carácter que la conocida con el nombre de 
Costa Mosquita^ donde la tierra es baja y está 
llena de mil pantanos (2) y lagunas. Las 
montañas, como he indicado frecuentemente vie- 
nen á aplanarse en el mar, ó se elevan á corta 
distancia, las de O moa sombrían en la Bahía 
de Amatique, y laS de Congrehoy y Poyas 
son verdaderamente fanales del Océano, á cu- 
yos pies viene casi á estrellarse. 



ii) Hoy, graciaíí á los estudios hechos por Zúñiga Echenique 
y otro^j que publicüremo^ como Apéndice, la Costa Mosquita es- 
tá más estudiada y coiníea^a á penetar en ella la civilización. — 
No¿<t de'* La Bnuí/ací ¡JberaL'' 

(2) Los pantaiioi; de que habla el señor Squier son moy 
pocos, y salo se encuentran en algunos lugares, durante la es- 
tación délas lluvias- -Ni^ta de ** La Bandera Liberal.'' 



— 28 — 
SECCIONES FÍSICAS 

Los rasgos topográficos que he descrito^, 
serán probablemente mejor explanados, acom-^ 
paflándolos de secciones verticales formadas de 
nna serie de observaciones barométricas. 

I. Una secci(5n de Honduras, comenzanda 
en Puerto Caballos, en la Bahía de Honduras/ 
y extendiéndose hacia el Sur, siguiendo los^ 
valles, primero del río Ulúa y después del 
Humuya, por los planos del Espino y Coma- 
yagua, pasa la altura divisoria (que tiene su 
mayor elevación en la extremidad Sur del 
último) al valle del río Goascorán, en la Ba- 
hía de Fon seca, en el Pacífico, á distancia de 
ciento cincuenta millas. Esta sección corre 
por el paso más bajo de toda la línea de cordi- 
lleras en el valle transversal del Lago de Nica-^ 
ragua al Istmo de Tehuantepec Presenta 
una viv«ta longitudinal de los planos del Espina 
y Comayagua, que pueden considerarse como 
uno solo. Estos son notables, no sólo por 
tener su más largo eje de Norte á Sur, sino 
porque colocados transversalmente en el gene- 
ral curso de las cordilleras, la altura, donde son 
interrumpidos, es también perteneciente á la 
sección. 



— 29 — 

Esta misma sección demuestra el perfil del 
proyectado camino de hierro de Puerto Caba- 
llos á la Bahía de Fonseca, y evidencia su emi- 
nente facilidad respecto á grados. Bajo este 
aspecto, considerándose como una avenida entre 
los dos ínares el gran valle de Comayagua, 
puede justamente mirarse como el rasgo físico 
más importante de Honduras. 

II. Otra sección comienza en la ciudad de 
León, en Nicaragua, y siguiendo el camino 
provincial ca^i al Norte hacia el Ocotal, capital 
de la Nueva Segovia, (i) pasa de allí un poco 
al noroeste de los departamentos de Teguci- 
galpa y Comayagua, á Santa Rosa, en el de- 
partamento de Gracias, en Hondurs^s. Esta 
sección debe observarse que casi coincide con 
el curso de las cordilleras. De León á la cima 
de las áontafias inmediatas á San Juan de la 
Maya, (2) el camino va á la parte W. de las 
cordilleras y de allí á la cima de las montañas 
de Chile, sobre su declive E. De este último 
punto á la cima de las montañas que miran al 
valle de Comayagua, las aguas corren al S., y 
de éste á la cima de las de Intibucá al N. — Las 



(i) Hoy es capital del departamento la ciudad de Someto 
Grande.— iV¿7/fl de '^La Bandera Liberal.'' 

(2) San Juan de Limay.— iV<?/a de ^'La Bandera Liberal. " 

Honduras.-— 5 



_ 30 — 

siguientes cimas se cruzan cerca del pequeño 
pueblo de San Juan (departamento de Gracias), 
del otro lado del cual las aguas corren al Norte. 
En otras palabras, estas secciones interceptan 
las cordilleras en seis puntos: 

1 Cerca de San Juan de la Maya, en Ni- 
caragua, á una elevación de 1.900 pies. 

2 En la cresta de las montañas de Chile, á 
una elevación de 3.400. 

3 En la cresta de las montañas de Coma- 
yagua, á una elevación 4.900. 

4 En el alto paso de Guajoca, llano de Co- 
mayaguá, 2.400. 

5 En la cresta de las montañas de Intibu- 
cá, 5.900. 

6 Cerca del .pueblo de San Juan de Gracias, 
4.000. 

El camino de Santa Rosa á San Salvador 
cruza las cordilleras en él paso de Canguacota, 
á una elevación de 4.100 pies; pero el camino 
de muías solamente las atraviesa en su parte 
más baja. Estas tendrán una elevación de 
3.800 pies. Según estas bases y otras obser- 
vaciones, yo creo que la elevación común de las 
montañas de Honduras, excepto los picos se- 
parados, no puede ser menos que de 6.000 pies. 
La plataforma de Tegucigalpa tiene una eleva- 



31 



<ión de 3.400 pies, la de Intibucá de 5.300 y la 
de Santa Rosa, ó más bien del departamento 
de Gracias en general, de 3.200, y el plano de 
Comayagua, de T.900. Las porciones centra- 
les inhabitadas del Estado, que bien pueden 
llamarse ^ gran platean de Honduras, tienen 
una común elevación de 3.200, ó algo menos 
-d^ la mitad de la gran plataforma de Méjico. 
Se calcula que la temperatura disminuye en 
la proporción de un grado de Fahrenheit por 
cada 334 pies de elevación. La temperatura 
media en la boca del río Negro, al mediodía, 
en la costa de Honduras, como se. demostró en 
la tabla anterior, es de 70^ Fahr. Estos ele- 
mentos de cálculo darían, pues, una tempefa- 
tura común de 60^ Fahr. en el gran platean 
de Honduras, que es igual ó casi el medio co- 
mún de 55^. 

III. Esta sección debe entenderse como 
coíncidente con ^1 meridiano 89^ 10' long. W. 
de Greenwich, ó 12^ 10' W. del de Washington» 
Comienza en el punto preciso donde termina 
la sección segunda, es decir,' en Santa Rosa, 
departamento de Gracias, en Honduras, y se 
extiende de allí un poco al Sur, cruzando el 
Estado de El Salvador al Océano Pacífico. 
Forma un perfil longitudinal del valle de Sen- 



— 32 — 

gentj, como también una sección transversal 
del valle del río Lempa, que puede conside- 
rarse extendiéndose desde el paso de Monte 
Redondo basta la línea volcánica que se inter- 
pone entre la verdadera cordillera y el Océano 
Pacífico. Las particularidades de esta sección 
serán más explanadas cuando tratemos espe- 
cialmente de la conformación física del Estado 
de El Salvador. 

Se comprenderá fácilmente que el cvuírso de 
estas secciones es solamente aproximativ.o res- 
pecto de las distancias horizontales, y qu|e las 
generales elevaciones, excepto en ciertos ^'^^^' 
• tos, son también bajas, aproximadamen?^^- 
Fuera de esto, ninguna otra cosa es posible ^ *^ 
el reconocimiento general de un país tan d\^' 
versificado. ^ 

Así, pues, topográficamente Honduras tiene \^ 
la mayor diversidad de superficies y de eleva- \ 
ciones; anchos aluviones, fértiles valles, exten- \ 
sos y elevados llanos y planizas montañas, for- V 
man colectivamente toda la variedad posible ^«í"*; 
de climas, suelos y producciones. Estas favo- 
rables condiciones alimentarían y sostendrían 
una inmensa población, cuyos resultados cier- 
tos serían el pronto y gran desarrollo de un 
rico y .poderoso Estado. Un gobierno estable 



^.ilij; 



— 33 — 

y liberal,' que atendiese primordialmente á los 
intereses materiales del país, y que abriese 
nuevas y buenas vías de comunicación, indefec- 
tiblemente atraería á Honduras una emigra-r 
•ción europea, no menos en proporción á la 
que constantemente afluye á las playas de los 
Estados Unidos. 



■ CAPÍTULO III 

Rios^ lagos y lagunas 



Eos ríos de Honduras son numerosos; 
muchos de ellos bastante caudalosos, y mere- 
cen una particular mención. El Chamelecón, 
Ulúa, Lean, Aguan ó Romano, Tinto ó río 
Negro, Patuca y Wanks ó Segovia, que corren 
al Mar del Norte; y el Choluteca, Nacaome y 
Goascorán, que van al del Sur, en la Bahía de 
Fonseca, son los más importantes. De éstos, 
el Ulúa, Aguan, Tinto, Patuca, Segovia y Cho- 
luteca son naturalmente capaces de navegación, 
en más ó menos extensión, por vapores. 

Rió Chamelecón, — El Chamelecón es un 
largo río; pero comparativamente recorre una 
estrecha sección del país, y por consiguiente 
no es muy caudaloso. Es rápido en su corrien- 
te y está lleno de bajos. 

Río Ulúa, — El Ulúa, sobre ser el más ancho 
río de Honduras, riega una extensa porción 



-36- 



del terrítono, comprecoüendo casi la tci ceí a 
parte de todo el Estado; y probablemente es el 
que más descarga en el mar de todos los de 
Centro-América, excepto qnizá, el Segovia. 
Sti5 principales tributarios son: el Santiago, 
Santa Bárbara ó Chinda, Blanco, Hnmnya y 
Snlaco; y abajo de su confluencia es majestno> 
so. De los reconocimientos bechos por el 
Teniente Jeffers, aparece que tiene una barra 
en la boca, en la que solamente hay nueve 
pies de agua; pero que, excepto el tiempo de 
los fuertes vientos, puede ser navegado por 
buques que calen siete pies. Ligeros vapores 
pueden ir basta la confluencia del Humuya, y 
en la estación de las aguas hasta la del Sulaco. 
La misma clase de buques se cree que pueden 
subir el Santiago á un punto algo distante de 
su unión con el Santa Bárbara. Donde se pasa 
el Santiago en el tránsito de Yojoa á Omoa, es 
un ancho y profundo río, que tiene de 8 á 12 
pies de agua. El río Blanco es angosto, pero 
profundo, y podría ser un ventajoso medio de 
comunicación interior. La capacidad del lago 
de Yojoa ó Taulabé, con que se comunica, no 
es bien conocida. Los informes sobre su 
extensión y profundidad difieren mucho; pero 
todos convienen en que es bastante profundo. 



— 37 — 

Se dice que dpn José del Valle escribió una 
memoria sobre la posibilidad de abrir una co- 
municación comercial entre el río y este lago, 
vía el río Ulúa y el mar (i). 

(i) No hemos visto ese escrito; pero podemos asegurar que 
si hay una empresa senciUa, es ésta. — Sabemos que algunos hi- 
jos de Honduras han pensado en ella; pero deseáramos que se 
fijara seriamente la atención en un objeto que tanto la merece. 
—No debe más el coriiercio de Europa á los caminos de hierro, 
que al Támesis, al Mosa, al Rin, etc., y á los lagos Un y Verba- 
no; asi como los Estados Unidos al Míssissipi. 

Que el Ulúa es navegable hasta su unión con el Blanco, y 
que éste lo es hasta las inmediacioi^s del lago de Yojoa, no hay 
duda.— Tampoco la hay de que el último lo es^en toda su ex- 
tensión hasta Taulabé, diez y siete leguas de Comayagua.-^EÍ 
único inconveniente que se presenta, es que el segundo de los 
ríos indicados se pierde dos 6 tres leguas en su nacimiento del 
lago. — Pero esta dificultad se salvaría, ó por una canalización, 
ó por un macadam^ ó por un rail^ pues que el terreno es ente- 
ramente plano.— Mas, si ni aun este pequeño trabajo se quisiese 
emprender, bien podría establecerse la comunicación hasta Yo- 
joa solamente: no por eso dejaría de ser de la mayor importan- 
cia, pues proporcionaría al negociante un medio breve y econó- 
mico para la exportación é introducción de sus mercancías, y 
evitaría al viajera las penalidades de la costa. 

También el Humuya puede ser, con pocos gastos, una fácil 
vía de comunicación hasta los Ojos de Agua, á doce leguas de 
Comayagua, no pudiendo pasar hasta el Espino por la catarata 
de Guasistagua. — El Coronel José María Bueso, del Carrizal, 
demostró la posibilidad de este tránsito. — En Í851 se embarcó 
en aquel punto en un pipante cargado de artículos del país: lle- 
gó á Omoa, y regresó con mercancías del puerto. — En 15 días 
subió el río, y en 9 ó 10 descendió.— ¿Por qué, pues, el Gobierno 
de Honduras no dirige una mirada hacia esos puntos de interés 
general?— Que deje de ser puramente político, y que sea pro^ 
^resista^ en el sentido propio de la palabra. — El T, 



- 38 - 

En general, el Ulúa y sus tributarios ofre- 
cen muclias facilidades para una comunicación 
por agua con el interior, que sería un poderoso- 
medio para el desarrollo del país. No es 
imposible, al contrario, según la cantidad de 
agua que todos tienen, es más que probable.. 
El Chamelecón y el Santiago podían ser arti- 
ficialmente mejorados para transportar á la 
costa los productos naturales de los ricos de- 
partamentos de Gracias y Santa Bárbara. Pe- 
ro si esto no se verificase, es cierto que los va- 
lles de estos ríos ofrecen toda facilidad para la 
construcción de caminos carreteros ó de railsy 
toda vez que las circunstancias exijan su sus-^ 
titución á los tardíos y costosos de muías que 
hoy existen. 

Respecto al Ulúa, puede añadirse que tiene 
una ensenada un poco al Este de la boca, la 
cual se extiende casi ¿l doscientas varas del río. 
Pueden en ella llegar los buques hasta tierra 
con comparativa facilidad y sin riesgo. En 
caso de que se abriese alguna comunicación 
por el Ulúa, esta ensenada serviría de fondea- 
dero, y evitaría la necesidad de pasar la barra. 
Blunt, en su "Piloto de la Costa," observa: 
"El río Ulúa, es ancho y profundo, y enfrente 
tiene un anclaje de excelente asidero." El 




— 39 



Uliia, en su unión con el Santiago ó Venta^ 
c«rre por un extenso llano que los conquista- 
dores llamaron el plano de Sula. pl suelo en 
sus riberas es extraordinariamente Tértil. Du- 
rante la estación de aguas, varias porciones al 
Este son inundadas por el río, así como algu- 
nas tierras, entre él y el Chamelecón. En 
verdad j en esta época las aguas de estos dos 
ríos frecuentemente se uneli. 

Río Aguan,— ^Á Aguan ó Romano es un 
ancho río que nace en las montañas de Sulaco,, 
y cae en el mar un poco al Este de Trujillo. 
Su total extensión es casi de ciento veinte mi- 
llas. Su principal tributario es el Mangualil 
ó Mangulile, célebre por sus auríferas arenas 
y gran cantidad de oro en polvo. En su curso^ 
pasa por la ciudad de San Jorge, Olanchito,, 
á través del rico valle del mismo nombre, y del 
igualmente rico valle de Sonaguera. Toda la 
parte de Honduras que comprende sus riberas^ 
es superior á cualquiera otra del mundo en fer^ 
tilidad, maderas preciosas, minerales y otros 
productos. Tiene, según informes, una com-^ 
parativamente favorable barra (de cinco á siete 
pies de agua) y practicable por ligeros vapores 
hasta ochenta millas. Su capacidad para una 
vía de transporte, es cuestión de mucho interés,. 



— 40 — 

por la riqueza de los lugares que estáu junto 
á él, como se ha di^ho. 

Río Tinto 6 Negro, — Este río, que á una cor? 
ta distancia %¿í mar toma el nombre de Fo- 
yer, Polyer, Poyas ó Payas, €S bastante consi- 
4erable, y se dice que tiene ciento veinte millas 
de largo. Como muchos de los otros ríos de la 
costa, tiene una mala y variable barra en la 
boca, donde las aguas, según las estaciones, 
son de cinco á nueve pies. Pequeños buqu^ 
pueden entrar hasta cuarenta ó sesenta» millas. 
En este río fué donde los ingleses tuvieron una 
fortaleza y algunos establecÍ9aientos, en el úl- 
timo siglo, que evacuaron en 1786, de confor- 
midad con el tratado que en ese año celebró Es- 
paña con Inglaterra. Subsecuentes tentativas 
se hicieron después para formar perniánentes 
establecimientos, uno bajo los auspicios del ca- 
cique de los poyas, Sir Gregor Me Gregor, y 
otro en 1839-41, por una compañía inglesa, ba- 
jo la protección del de Belice; pero los dos fraca- 
saron (i). Los últimos aventureros llamaron 



(i) Aunque el plan de Me Gregor era oscuro y sin combi- 
nación, deslumhró la imaginación de muchas personas irrefle- 
xivas, y sus agentes pensaron disponer de muchas partes del 
maginario reino de Poyas. — Posteriormente se publicó en Lon- 
dres una obra, en 1822, intitulada **Bosquejo de la Costa Mos- 
quito, incluyendo el' territorio de Poyas, etc., por Thomas 



41 



al distrito "Provincia Victoria," é . hicieron un 
importante establecimieiito al que dieron el 
nombre de "Fuerte dé Wellington." La na- 
rración que sobre esta expedición escribió M. 
Thomas Young, persona de alguna conocida 
capacidad, contiene informes importantes acer- 
ca de esta porción de la Costa. Dice que par- 
te del río llamadl> Tinto, pasa por ünbajo^ 
pero rico y cubierto de maderas; que un poco 
más arriba es pantanoso y lleno de sauces. 
En el lugar donde el brazo del río principal 
*'sé separa á unirse con la Criba ó laguna de 
río Negro, comienza la sabana' y pinares, don- 
de algunos zambos tienen un establecimiento. 
I^a sabana alimenta un poco de ganado; pero 

Strang^ways, K. G. C. etc.," que contenía algunos informes 
importantes, particularmente sobre los recursos, carácter y pro- 
ducciones del país. — Parece que JMc Gregor tenía pretensiones 
no sólo sobre la Costa Mosquito, sino también sobre las islas de 
la bahía de Honduras.— Un panfleto publicado en Londres, sin 
fecha, se iiixúsLbSi* Constitución de la nación poya en Centro^ 
América^ comenzando: * 'Gregor, por la gracia de Dios, caci- 
que de los Poyas,*' y concluía: "en el año de 1825, 6." de nues- 
tro reinado." El artículo 4." dividía el reino de Poyas en doce 
provincias, á saber: 



sla de 


Roa tan. Provincia Neustria. 


»i >> 


Guanaja^ 


, Panamaker 


Provincii 


\ Caribania. 


, Towkas. 


>» 


Romana. 


,, Cackeras. 


'»> 


Tinto. 


, Wolwas. 


}» 


Cartago. 


, Ramas. 



— 42 — 

la tierra es estéril é inútil para el cultivo: 
'^^mas á pesar de su aridez, es de gran belleza." 
Se extiende algunas millas por cada dirección, 
y parece haber sido arreglada por algún hábil 
jardinero. Toda está variada de grupos de 
arbustos, que son las guaridas de multitud 
de ciervos. 

Hay también gran captidad de elevados 
pinos. Algunos de los pinares de esta costa 
son muy extensos, de muy buena madera de 
construcción y muy ricos en reciñas de varias 
clases. En dichos pinares se elevan muchos 
terrazos sobre el nivel de la superficie, de ocho 
y diez pies de altura y cuyas cimas son tan 
anchas que pueden edificarse casas en ellas. 
Sin embargo, en, algunas partes, la sabana es 
pantanosa y produce molestos insectos, (i) 
Arriba de estos pinares, los bordes del río están 
<:ubiertos de arbustos, variados por graciosos 
bambúes y altos palmitos, cuyo cogollo es un 
agradable alimento, y de cuyo recto tronco sa- 
can los indios hermosas planchas para cons- 
truir sus casas 

Como á dieciséis millas de la boca del río, 
los antiguos ingleses tenían un establecimien- 
to donde ahora se encuentra zarzaparrilla y 

(i) Young's narrative, p. 91. 



— 43 — 

cacao. Cerca de este punto había un cafetal 
en un lugar llamado "Las Montañas de Lo- 
wry/' en cuyas inmediaciones había un inge- 
nio de azúcar, del cual existían los hornos en 
tiempo de la visita de Young. "Mil pies de 
bananos cargados de frutos habían crecido 
espontáneamente." Aquí el terreno se eleva 
tanto, que el Poyar ó pico Pan-^iazúcar, impi- 
de la vista det mar. En el embarcadero el 
río es obstruido por bancos, que aun en pe- 

•queflos botes es difícil pasar. Young añade 
"que en una avenida del río se Va en un pit- 
pante del fuerte Wellington al embarcadero, 

-en seis días y medio. Descendiendo en iguales 
circunstancias, se puede ir en día y medio." 
Este embarcadero lo calcula Roberts (Stran- 

^eways, siguiendo su historia) en noventa 

miillas distante del mar; pero este cálculo pro- 
bablemente es exagerado. 

En el propio río Poyer los bancos no son 
numerosos; pero la corriente es fuerte. El Cao- 
ba, que se había cortado, comienza á reaparecer. 
La escena también cambia: los bordes son de 
altas rocas, y aun el cauce mismo es formado de 
rocas. Entrando luego en las montañas Poyer, 

*no se conoce más sino que es rápido y tortuo. 
-so. A cierto punto del embarcadero se divide 



- 44 — 

en dos brazos princi|>alep llamados, Tespecti- 
vamente, Agalta y Paon. Este punto ha si- 
do examinado por don Guillermo Herrera, 
Jefe Político de Olancho, quien bajó el Paon 
y Poyas, en 1840, "comx) treinta y cinco le- 
guas en el valle de Olancho, siendo el camino 
escabroso, y pasando el Paon no menos que 
veintitrés veces; río, según dice, de mucha 
agua y muy pedregoso." 

' Enfáticamente concluye manifestando la 
imposibilidad de abrir ninguna comunicación 
entre el distrito de Olancho y el mar, por el 
río Poyas y sus brazos. 

Los indios poyas tienen un gran número 
de establecimientos entre las montañas del 
mismo nombre y los tributarios de este río. 
Young refiere que el terreno cerca de las mon- 
tañas Poyer es excesivamente fértil y el tem- 
peramento saludable. 

La laguna del ríq, Negro^ llamada Criba 
por los españoles, de acuerdo con Roberts, que 
la visitó, es de cerca de quince millas de largo 
y siete de ancho. Contiene varias pequeñas 
islas, que fueron cultivadas durante la ocupa- 
ción del río Negro por los ingleses. En esta 
época hicieron algunos trabajos de defensa, 
que continuaron y aumentaron los españoles 



i 



45 



después de la evacuación inglesa, cuyas rui- 
nas se encuentran todavía. En los bordes de 
la laguna hay algunas sabanas y pinares ide 
que los pobladores sacarotí considerable can- 
tidad de goma, alquitrán y trementina. 

El río Patuca entra al mar por una boca 
principal cerca de la medianía, entre las lagu- 
nas Caftina (llamada por los españoles, Brus, 
y por los ingleses Brewer's) y Cartago ó Ca- 
ratasca. Parece ser el más ancho de los de la 
Costa del Norte de Honduras, entre el Ulúa 
y el Herbias ó cabo de Gracias á Dios. Toma 
su nacimiento en el verdadero corazón del de- 
partamento de Olancho, en la inmediación de 
la población española de Jtiticalpa (capital del 
departamento) y el pueblo de indios de Cata- 
camas. Los principales ríos que concurren á 
formar el Patuca son el Jalan, Tinto de Olan- 
cho, ^ Guayape y Guayambre. Los dos últi- 
mos son célebres por su abundancia de oro en 
polvo, como se ha dicho . en otra parte. El 
geográfico bajo en que ^este río reúne sus 
aguas, es uno de los más ricos y hermosos de 
Centro-América. Está separado del Río Se- 
govia por una alta y estrecha cadena de mon- 
tañas, escarpadas en el Sur, pero aplanadas 
en el Norte. El señor Herrera, en su infor- 

HONDURAS.— 6 



-46 - 

me citado, asegura que el Patuca es navega- 
ble por cauoas, hasta en su unión con el Jalan 
y el Guayape. Sin embargo, en los aluvio- 
nes de la costa tiene una poderosa corriente, 
y es interrumpido por rápidas corrientes, que 
llaman "chiflones." En la boca del Guayam- 
bre está el puerto Delon, y abajo de este pun- 
to hay numerosos "chiflones,'' siendo los prin- 
cipales de ellos el Campanera y el Caoba. 

En cierto lugar el río se estrecha entre 
altas y precipitadas rocas, por una gran distan- 
cia. Este lugar es llamado ^Tortal del Infier- 
no" y á él probablemente se refiere Roberts 
cuando dice "que en una parte de su curso^ el 
río ha forzado el paso en medio de utios collados, 
siendo uno de ellos completamente cavado 
por el mismo, formando un arco natural de 
cerca de quinientas varas, por donde descien- 
de." (i) Los principales afluentes abajo del 
Guayambre, son los siguientes en dialecto pa- 
ya, á saber: río Guineo, Cuyamel, Armac-was 
(río de la Colmena), Was-pres-senia (brami- 
do de las aguas), Wampu y üpurra (río del 
retiro.) 

La principal boca del Patuca se abre al 
mar por una mala é irregular barra, en que hay 

(i) Roberts's narrative, p. 159. 



47 



:generalmente de ocho á diez pies de agua. Al- 
:gunas veces, después de las tormentas, es de 
más profundidad. Aunque el flujo y reflujo 
^s ligero, ocasionalmente corre la marea por el 
río, algunas millas. Las tierras por lo común, 
y según el informe dado por los señores Hí^ly, 
Upton y Deacon, en 1844, en esas sabanas no 
son pantanosas como las de la costa, y tienen 
un suelo negro y fértil. 

Una grande extensión de pinares se en- 
<:uentra en más ó menos de treinta millas arri- 
ba del río, sobre el cual, como abajo, cerca del- 
mar, las márgenes están cubiertas de madera; 
siendo el terreno de una gran variedad, todo 
admirablemente adaptable al cultivo del café, 
cacao, caña-miel, algodóa, índigo, etc. Es in- 
mensa Ja cantidad de caoba, cedro, rosa y palo 
de santamaría que se encuentra en todo el va- 
lle del río, y los pinares pueden suministrar 
una inagotable de buenos pinOs y encinas. 
Además de las maderas preciosas, los bosques 
producen abundancia de zarzaparrilla, hule, 
copal y vainilla. Haly pretende "que el JPa- 
tuca es navegable por pequeños vapores hasta 
las inmediaciones de los establecimientos espa- 
ñoles de Olancho," ó hasta la caída del *Tortal 
•del Infierno," y* que es el mejor río que entra 



- 48 - 

á la costa, excepto el de San Juan de Nicara- 
gua, para el comerció con el interior. Piensa 
igualmente, que un establecimiento en la boca^ 
sostenido por el río y por caminos al interior, 
sería en breve tiempo el más importante de la 
costa de Omoa. Según Haly se puede subir 
en diez y siete días hasta los pueblos de' Oían- 
cho, porque la corriente es fuerte y la navega- 
ción debe ser tardía. Calcula treinta millas 
por día, y afiade "que dichos pueblos están á 
quinientas diez millas distantes de la boca del 
río." Este calculo es absolutamente absurdo, 
pues que tal distancia en la dirección del curso 
del río, no sólo atravesaría el Continente, sino 
que llevaría al viajero más allá de la vista de 
la tierra, en el Océano Pacífico. Como he 
Manifestado ya, las distancias en Centro- Amé- 
rica se aumentan demasiado, pues según el 
uso del país, las calcula uno conforme el caba- 
llo que monta. En otras palabras, lo que son 
cinco leguas con un buen caballo, son diez con 
uno malo (i). Roberts, más moderado, calcula 
el largo del Patuca en ciento cincuenta millas, 

(i) Todas las distancias están medidas en Centro- América;, 
y la única irregularidad que hay es que en muchos puntos se 
conservan las regulaciones hechas por los españoles, que, por 
economizar el gasto en los corraos, disminuían el número de 
leguas.— £^/ T. 



— 49 — 

y Strangeways en cien, solamente. Varios 
-establecimientos de caribes yzambos existen en 
la parte más baja del río, y los toacas y poyas 
{payas en español) en algunos de sus tribu- 
tarios. 

Un brazo d^l Patuca, llamado Zoomtoom 
Creek, separándose de la madre del río, á corta 
distancia . de la boca, se reúne con el Brus. 
Este tiene una ancha boca; pero no admitirá 
buques que calen más de seis á siete pies. A 
tres ó cuatro millas de su entrada hay una isla 
de pequeña altura, de casi dos millas de cir- 
cunferencia, bastante fértil, antiguamente for- 
tificada por los ingleses, y al parecer bien cul- 
tivada. En este río abunda el buen pescado, 
aves acuáticas y tiene una gran cantidad de 
ostras. ^'El país, hacia el Norte, dice Roberts, 
es hermoso y variado por altas colinas, valles 
y sabanas; y el suelo, generalmente hablando, 
es execelente." 

La laguna de Caratasca ó Cartago^ **es de 
considerable extensión, variando en ancho, y 
teniendo en algunos lugares la apariencia de 
varias lagunas reunidas, en diferentes direccio- 
nes, la mayor parte paralelas á la costa; pero no 
excediendo de doce millas de ancho. '' Tiene dos 
■entradas; una de ellas es una pequeña ensena- 



— 50 — 

da llamada **Tibacunta." La boca principal 
es ancha, con trece ó catorce pies de agua en 
la barra. La laguna se calcula en treinta y 
seis millas de extensión. En la mayor parte 
es seca, variando en profundidad de seis á doce 
y diecioclio pies. El Capitán Henderson, que 
la visitó, describe el país inmediato al pueblo 
zambo de Carta ó Cartago, **como una espacio- 
sa sabana, formando un completo nivel cubierto^^ 
de verdura y de buen pasto, cortado por un la- 
do por las aguas de la laguna, y por otro por 
elevadas colinas. 

Las cúpulas de los pinos y de los altos 
árboles, esparcidos graciosamente, dan una 
agradable vista y apariencia de estar todo cul- 
tivado con arte, presentando un hermoso relie- 
ve. Varios pequeños ríos descargan en la la- 
guna, á saber: el Ibentara, Cartago, Locca,. 
Warunta y Caucarí. Tiene también tres con- 
siderables islas. Un gran número de pueblos 
de zambos rodean la laguna, que poseen algún 
ganado; pero el suelo está sin ningún cultivo,, 
hallándose grosera é indolentemente descuida- 
do. "Las tierras inmediatas á la laguna," se- 
gún Roberts, '*son en su mayor parte hermo- 
sas sabanas cubiertas de buenos pastos y abun- 
dantes en ciervos.'' Hay algunos pinos ert 



, — 51 — 

Caratasca; pero en el lado opuesto, es decir, al 
Sur, hay unas lomas de tierra, llenas de ma- 
dera de construcción, tan anchas como en nin- 
guna parte de la costa. Detrás de ellas las 
sabanas son cortadas por altas colinas, cuyas 
cimas están cubiertas de la más exuberante 
regetación. En las márgenes del río, en el 
interior, hay excelentes caobas y cedros de la 
mejor calidad y grosura. El pimiento y otras 
varias plantas indígenas se encuentran tam- 
bién." 

El río Wanks ó Segovia (llamado también 
Herbias, Yare, Cabo, Coco y Oro), que entra 
-al mar en el Cabo Gracias á Dios, es el río 
más largo, aunque en otro respecto no es el 
más ancho de Centro-América. Nace en el 
departamento de la Nueva Segovia, en el ex- 
tremo NW. de Nicaragua, poco menos de 50 
millas de la Bahía de Fonseca, y corre al N. 
al Mar Caribe. En la mayor parte de su cur- 
so forma los límites de Honduras y Nicara- 
gua. Su total extensión no puede ser menos 
que de trescientas cincuenta millas. Casi á 
doscientas cincuenta millas de su boca, pasa 
por desiertos entre altas montañas, y en una 
gran parte de su curso, por un cauce rocalloso 
é irregular. Sin embargo, es ocasionalmente 



-52- , 

- * ' 

navegable por canoas á poca distancia del Oco- 
tal (ó Nueva Segovia). Don Francisco Irías, 
vecino de este país, bajó por él en 1842 en 
una canoa, y regresó de la misma manera. 
Salió de un punto llamado el Coco, que pare- 
ce no distar mucho del Ocotal. De ese lugar 
al de Pailla, dice que el río no tiene ninguna 
obstrucción. '^Justamente sobre el Pailla cae 
en el principal río otro ancho y hermoso, lla- 
mado Bocay, cuya boca está cerca del no me- 
nos ancho Fantasma, que entra á la derecha. 
Hay otros tributarios más pequeños, entre los 
cuales está el Poteca, que nace en la base iz- 
quierda de las montañas que terminan el gran 
valle de Jalapa, en el punto llamado Macaralí. 
El Poteca es demasiado irregular para nave- 
garse. ^ Hay también otro, llamado Coa, que 
corre del Sur entre altas y escarpadas monta- 
ñas: Abunda en pescado, y los bosques de 
las márgenes son ricos en colmenas y en ma- 
deras preciosas.'' 

Abajo de Pailla comienza una serie de co- 
rrientes que se suceden con rapidez, por algu- 
nas de las cuales no pueden pasar sino canoas 
• descargadas y algunas veces es preciso llevar- 
las sobre tierra. "Estas son las solas obs- 
trucciones," continúa el señor Irías, en la na- 



— 53 — 

vegación del río desde el embarcadero hasta 
la mar, en el Cabo Gracias á Dios. Al pre- 
sente se emplean cerca de diez días descen- 
diendo. Dos se ocupan pasando las corrien- 
tes, de la misma manera, y cuatro remontán- 
dolas. 

Debe observarse que, en todo el viaje, no 
hay más que una quinta parte obstruida en el 
río. El lapso de tiempo empleado depende de 
la más ó menos carga por el paso de las co- 
rrientes referidas. De Tilras y Quipispe, la 
última de estas, al cabo, apenas hay corriente 
alguna y es necesario el uso de los remos. 
Todo el país, por donde pasa el río, es de una 
belleza extraordinaria, consistiendo en abier- 
tos llanos cubiertos de hierba y de árboles dis- 
persos. Son propios para repasto y se podría 
criar mucho ganado y caballos para exportar- 
los á Cuba y Jamaica. ^^Subiendo el río des- 
de el cabo, he tardado veinte días." 

El Cabo Gracias á Dios, desgraciadamente, 
no tiene ningún comercio, pero es de una fa- 
vorable y pintoresca situación. Üiene una 
laguna salada de gran capacidad, separada de 
ja mar por una banda de tierra arenosa y cu- 
Herta de mangles. Su entrada es al Sur. Es 
lamentable que una sección tan hermosa co- 



• 54 - 

mo la que rodea el Cabo, no tenga más pobla- 
ción que la de unos pocos moscos (mosquitos 
ó zambos), carentes de toda instrucción é in-^ 
capaces de poder mejorar en lo futuro. 

En 1688, un cuerpo de piratas ingleses y 
franceses, como de trescientos hombres, habien- 
do abandonado sus buques en el Golfo de Fon- 
seca, se vieron forzados á atravesar el continen- 
te por Nueva Segovia y á bajar por este río al 
Cabo Gracias. Hicieron el viaje en pequeñas 
balsas, que llamaban /^j^^WV^, llevando cada una 
dos ó tres hombres. Muchos se ahogaron; y De 
Lussan, uno de los jefes, nos ha dejado una ani- 
mada, aunque tal vez exagerada descripción. 
— *^Este río— dice -^ nace en las montañas de 
Segovia y descarga en el Mar del Norte, en el 
Cabo Gracias á Dios, después de un largo y 
rápido curso por un vasto número de rocas de 
prodigioso tamaño, y por los más espantosos 
precipicios, que pueden considerarse como cas- 
cadas, las cuales no bajarán de ciento: es im- 
posible que á su aspecto no tiemble el hombre 
y no cambie la cabeza al ver y oir la caída de 
las aguas en aquéllos profundos abismos. E^ 
aquello tan formidable, que sólo los hombres 
de experiencia pueden formarse una idea jus- 
ta. En cuanto á mí, que he pasado esos lu- 



55 



gares, que he vivido tanto y que tengo mi 
imaginación llena de todos los riesgos que he 
corrido^ no podré darla exacta, por la misma 
razón de que he conocido tantos y que aque- 
líos no hicieron en mí toda la impresión 4^- 
bida^' (i). 

.De Lussan habla de una cantidad de bana- 
nas que encontraron en las márgenes del río^ 
"que les servían para alimentarse,'' porque,, 
aunque había ^'abundante caza, tenían la pólvo- 
ra mojada y no podían cazar nada." El restó- 
del río lo describe como **muy bueno." 

Robert, que paró algunos meses en el Ca- 
bo Gracias, dice "que el suelo de las inmedia- 
ciones es muy pobre, y que, excepto unos po- 
cos lunares sembrados de casabe, es incapaz 
de producir más que una gruesa hierba, que 
sin embargo, sirve de pasto;" los pocos habi- 
tantes que residen allí, viven de los que hacen 
un considerable viaje por el río, que les ven- 
den plátanos, maíz y otras provisiones. La 
caza es insignificante, y hay una gran escasez 
de agua buena; de manera que el Cabo no pre-- 
senta ventaja alguna para ningún estableci- 



(i) Diario de un viaje hecho en la mar del Sur por los cor- 
sarios de América, por el señor Raveneau De lyussan, I^ondres^ 
1704, p. 171. 



56 



miento de agricultura, aunque sí pueden fun- 
darse algunos de comercio y para la cría de 
ganados. 

El*río entra al océano á poca distancia al 
norte de la bahía, con la cual se une por un 
estero ó canal, pasable por canoas, y que po- 
dría profundizarse para pequeños buques que 
quisieran evitar la peligrosa barra, pues ten- 
drá de cuatro á cinco pies de agua. "A cua- 
renta ó cincuenta millas de la boca, continúa 
Roberts, el terreno es bajo, arenoso y pobre, 
con algunas lomas de pinos, teniendo varios 
trechos de tierra buena." No hay duda de 
que el río Segovia pueda ser útil para el des- 
arrollo del comercio del país. 

Tres ríos notables corren en el interior de 
Honduras hacia el Pacífico. ' Estos son el 
Goascorán, el Nacaome y el Choluteca: el úl- 
timo es el más ancho, nace en las montañas 
de Lepaterique, en la cabeza del llano de 
Comayagua; corre al Este hasta el meridiano 
de Tegucigalpa, donde cambia al Norte, pasa 
por esta ciudad, y después, describiendo un 
círculo, entra un poco al Sur de la bahía de 
Fonseca, teniendo una extensión de cerca de 
150 millas. Su curso demuestra lo que he 
respecto á las peculiaridades de los gru- 



57 



pos de las montañas de Honduras. Las de 
Lepaterique se^hacen un gran nudo, y, bas- 
tante interrumpidas en la curvatura del río^ 
abrazan unos de los distritos minerales más 
ricos de Centro- América. Las minas de Yus- 
carán, San Antonio, Santa Lucía, San Juan, 
Cantarranas, etc., todas están dentro de esta 
vuelta. El valle del Choluteca es estrecho 
hasta el punto en que toma dirección al Sur, 
donde gradualmente se extiende en anchos 
aluviones sobre el golfo. En medio de estos 
aluviones está situada la ciudad de Choluteca 
(antigjiamente Jerez de la Frontera), lugar al- 
go considerable. El Yusguare es un tributario 
del Choluteca. Corre por un ancho valle, dis- 
tinguido aun en Honduras por su belleza y fer- 
tilidad. Bongos y otras canoas del país suben 
el Choluteca hasta largas distancias. Cierta- 
mente, el río, á lo ó 12 millas del ^olfo, puede 
mirársele como un brazo de mar. Sus márge- 
nes, en toda la parte baja de su curso, están cu- 
biertas de cedros, caobas y otras maderas, que la 
'facilidad de extraerlas por su inmediación á la 
costa, las hace más estimadas. Este río será 
de grande utilidad para trabajar las numero- 
sas y ricas minas de plata que están cerca de 
El Corpus y en las colinas que cortan el valle. 



- 58- 

El río Nacaome reúne sus aguas al Sur 
de las mismas montañas de Lepaterique, 
mientras el Choluteca las recoge al Norte. 
No es muy largo; pero es bastante caudaloso. 
Es demasiado rápido y no tiene capacidad 
para ser navegado sino es en la estación de 
aguas, que se puede subir por canoas hasta la 
, -ciudad de Nacaome. Abajo de este punto co- 
rre por aluviones; y arriba, por el pueblo de 
Pespire, tiene un ancho valle. Después corre 
solamente por entre collados y montañas. Su 
principal tributario es el Moramulca. 

El río Goascorán nace entre las bajas co- 
linas que están á la cabeza del gran llano de 
Comayagua; y su valle puede mirarse como la 
prolongación de aquél. Tiene su fuente en 
las mismas sabanas .que el Humuya, que co- 
rre al Norte á la bahía de Honduras. Corre 
casi al Sur^ y, en unión del Humuya, abre un 
valle trasversal, cortando completamente la 
cordillera, extendiéndose de mar á mar. De 
esta circunstancia deriva su principal impor- 
tancia. El valle consiste en una sucesión de 
terrazos de más ó menos anchura, con algu- 
na especie de aluviones, hasta lo millas cerca 
del Golfo de Fonseca, donde se extiende en- 
un ancho, bajo y fértil llano. En Caridad, 



— 59 — 

-donde el río rompe las montañas de J^epateri- 
que, el valle es más estrecho; pero esto es so- 
lamente por uijios pocos centenares de varas. 
El primer pueblo cerca del río, es Goascorán, 
sobre el que están los de Aramecina, Saco, 
<íaridad, San Antonio del No^^te, Aguanquete- 
rique y San Juan. Toda extensión del Goas- 
corán es como de setenta á ochenta millas. 
Durante la estación de lluvias tiene una gran 
porción de agua, pero en la seca puede pasar- 
se sin dificultad. Dudosamente podría hacer- 
se navegable hasta Goascorán por medios artifi- 
ciales; pero por sí no lo será nunca. Del gol- 
fo hacia el río del Pescado, que entra al Oeste, 
pocas millas abajo de Caridad, están los lími- 
tes entre el Estado de Honduras y El Salva- 
dor. La principal importancia de este río, co- 
mo he dicho, consiste en su dependencia del 
llano de Comayagua, para cuando se abra un 
camino de hierro entre los dos mares. 

Lago de Yojoa. — El lago de Yojoa ó Tau- 
labé es el único de importancia que tiene Hon- 
duras. Su extensión no es conocida, y ningún 
informe se puede tener de los hijos del país. 
Probablemente es de veinticinco millas de lar- 
go y de tres á ocho de ancho, cerrado por mon- 
tañas.* El río Blanco, un estrecho pero profun- 



— 6o — 

do río, sale de su extremidad Norte y se une 
con el Ulúa en el mismo lugar en que viene á. 
juntarse con el Humuya. Este desagüe, según 
me informó el señor Agustín Follin, Cónsul 
de los Estados ynidos en Omoa, se pierde sub- 
terráneamente en su propio nacimiento, por 
algunas millas. Otra particular circunstancia 
que se asegura de este lago, y que adopta M. 
B aiely en su mapa de Centro-América, es que 
hay otros tres desagües que corren al río de 
Santa Bárbara y dos al Sur, que entran al Hu- 
muya. A pesar délas comunes peculiarida- 
des que llegaron á oídos del autor del mapa,^ 
hay que hacerse nuevas investigaciones; y 
mientras no se descubra de una manera posi- 
tiva, yo creeré que no hay más que un sola 
desagüe. Nada será más interesante, ni nada 
es más de desearse que practicar un examen de 
este importante lago (i). Ocupa uno de aque- 
llos numerosos bajos de que varias veces he 

(i) Don José Francisco Zelaya, hondureñoí es el único que 
ha examinado este lago.— Según él, tiene veintidós 6 veintitrés 
millas de largo, y de tres á nueve de ancho.— Su profundidad 
en las extremidades es de cinco á siete pies de agua, y en el 
centro de tres á seis y siete brazas.— Cuando los nortes reinan 
en la costa, forma tumbos que no resisten las pequeñas canoas 
de pescar: es abundante en toda clase dé peces. —No tiene, ni 
puede tener más desagüe que el río Blanco, que, copio dice el 
autor, va subterráneo por espacio de dos ó tres leguas, —i^/ T, 



— 6i — 

hablado, como rasgos peculiares de la conforma- 
ción física de Honduras, en que las montañas 
parece que se vuelven sobre sí, formapdo gru- 
pos en vez de continuar en una línea corrida 
como las demás montañas. Alrededor de la 
cabeza del lago, el terreno parece comparativa- 
mente planizo. Varios pueblos se encuentran 
allí, mientras que las playas laterales son 
completamente inhabitadas. De aquí infiero 
que esos lugares son de ásperas y escabrosas 
montañas, que no presentan tierras de cultivo, 
ni son favorables * para formar poblaciones. 
Se creerá que los hijos del país podrían satis- 
facer estas diferencias; pero estando el lago 
extraviado de toda línea de comunicación, no 
tienen ningún conocimiento de él. 

Honduras.— 7 



CAPITULO IV 

Bahías^ puertos y fondeaderos 

Ea Bahía de Fonseca, algunas veces 11a- 
Tnada Golfo de Añiapala- ó Conchagua, es, sin 
•dispnta, una de las más hermosas, mejor di- 
-cho "una constelación de puertos" de toda 
la costa del Pacífico en el Continente. Tie- 
ne como cincuenta millas en su parfe más 
larga, y treinta de ancho. La carta que se 
incluye, formada de un reconocimiento que 
hizo el Capitán Sir Edward Belcher, de la M. 
R., en 1838, es la mejor explicación que puede 
-darse de sus peculiaridades, que ninguna des- 
cripción:. Se verá en el mapa general, que es- 
ta bahía está dentro del gran valle longitudi- 
nal comprendido entre los cerros volcánicos 
<de lá costa y la verdadera cordillera, que se 
extiende desde Guatemala hasta Costa-Rica. 
En San Salvador, este valle es regado por el 
irlo Lempa, que rompe precipitadamente es- 



— 66 — 

de Zacate Grande, y que recibe el río de Na-- 
caome y el de San Lorenzo, un gran cuerpo» 
de agua al Este de la misma isla. A la cabe- 
za de esta bahía está situada el nominal puerto* 
de San Lorenzo, que e^ solamente una depen- 
dencia del de Amapala. Eí pi'incipal remanso. 
de la bahía, llamado Estaro Real, se extiende 
hasta Nicaragua, deti^ás del volcán de El Vie- 
jo. Sale del extremo Sur de la bahía y pene- 
tra en 'el interior, incluyelido sus vueltas como^ 
cincuenta' millas. Tiene una anchura de dos-^ 
cicutas varas, y á 30 millas por lo menos de 
su boca, una profundidad que no baja de tres. 
brazas de agua. Sir Edward Belcher entró á 
este estero en 1838, en el **Starling," buque 
que calaba diez pies de agua, hasta treinta mi- 
llas; y según su propio lenguaje, "hubiera 
fácilmente ido más lejos, si los vientos se lo- 
hubieran permitido." Este estero se extiende- 
hasta cerca de veinte ó veinticinco millas del 
lago de Managua, del que se separa por el lla- 
no del Conejo. ( i ) 

Las principales islas en la Bahía de Fonseca^ 
son: Zacate Grande, Tigre, Güegüensi y Ex- 

( I ) En otra obra he indicado esta línea como la más fácil 
para una comunicación interoceánica, por el río San Juan y los. 
lagos de Nicaragua. — Véase la parte tercera de "Nicaragua, su* 
pueblo, sus monumentos y el proyectado canal. " 



-67- 

posición, pertenecientes á Honduras; y Pun- 
ta-Zacate, Martín Pérejs, Conchagüita y Mian- 
guera (ya descritas), á El Salvador. 

Zacate Grande e& considerablemente la inás 
ancha; y, como las otras, es de origen volcáni- 
co. Tiene siejte millas de largo y cuatro de an- 
cho. La parte Sur es alta, elevándose en una 
porción de picos á la altura de dos mil pies. 
Estas elevaciones declinan al Norte y se apla- 
nan hasta ponerse á nivel de las tierras alu- 
viales, que son de una fertilidad extraordinaria. 
Tanto éstas, como los declives que descienden 
de ellas, están cubiertos de cedros, caobas, sau- 
ces y otras maderas importantes. Los picos 
mismos, en sus más precipitadas pendientes 
al Sur, están llenas de una hierba que los in- 
dios llaman zacate^ de donde la isla deriva su 
nombre. En estos zacatales pastan gran can- 
tidad de ganados, y se asegura que en una so- 
la época ha habido hasta cuatro mil animales. 
En la mayor parte del aflo, excepto en la esta- 
ción seca, se reúnen en dichos lugares varios 
arroyos, al Norte de la isla. No obstante, se 
puede obtener bastante agua por medio de ex« 
cavaciones sobré las capas de lava, debajo de 
las cuales, como sucede con frecuencia en los 
países volcánicos, corren constantemente rau- 



— 6g — 

dales. Los picos de Zaci^e Grande, así c&mo 
los de las otras islas, son de una variedad y 
eterna belleza. 

Al principio de la estación de las lluvias 
se visten de la delicada y trasluciente verdutia 
de la hierba de la primavera, que, á medida 
que la estación avanza, va cambiando en color 
y uniéndose más y más, hasta que todas las 
asperidades de la tierra se cubren de un lu- 
joso vestido de esmeralda. Y así que el ve- 
rano entra, la hierba comienza á marchitarse, 
concluyendo por volverse de un color amarillo; 
de manera que la isla parece un fajeado manto 
de granos dorados, que Ceres misma envidiaría. 
Entonces viene la antorcha del vaquero^ que, 
destru3^éndolo to/lo con su rápida llama, y de- 
jando el terreno negro y sombrío, en contraste 
con sus primeros adornos de oro y verdura, lo 
prepara para una nueva y fresca reproducción. 

La isla de Güegüeusi puede mirarse como 
una dependencia de Zacate Grande, de la que 
se separa solamente por un pequeño estrecho. 
Tiene una sola eminencia de gran belleza y 
regularidad. El resto de la isla es planizo, 
cubierto de césped, fértil y propio para el cul- 
tivo del arroz, algodón y cafia miel. Está ce- 
ñida por una cintura de mangles que, á prime- 



-69- 

Ta vista, podría suponerse el terreno bajo y 
pantanoso. 

En esta posid<$n la Isla del Tigre es la más 
ímpoitante. Tiene tal vez veinte millas de 
^circunferencia, elevándose en la forma de un 
-cono perfecto, de 2.500 pies de altura. El de- 
>clive del agua, á alguna distancia en el inte- 
rior, es ligero y admite cultivo. En la parte 
del Sur y del •Bste,- la lava forma barreras de 
rocas á las olas, de 8, 10 y 18 pies; pero al 
Norte y al Este hay una considerable porción 
áeplayaSj perfectamente planas. El puerto de 
Amapala está situado en el lugar más impor- 
tante de la isla. El agua de enfrente es de tal 
profundidad, y tiene un anclaje tan daro, que 
con un largo cable pueden asirse de la playa 
buques de una capacidad común. 

Esta isla fué asilo favorito de los piratas, 
y en ella fué donde Drake tuvo su depósito 
durante sus excursiones en el mar del Sur. 
En aquella época, tanto allí como en Zaca- 
te Grande y otras islas de la bahía, había 
considerables poblaciones de indios, que las 
abandonaron y se fueron al interior por temor 
de los piratas mismos. Desde entonces per- 
maneció casi enteramente desierta, hasta el 
año de 1838, que una empresa comercial, por 



— 70 — 

influencias de don Carlos Dárdano, comercian-^ 
te sardo, concibió la idea de hacer un puerta 
libre* SoHdtó esta concesión del Gobierno de 
Honduras, y el puerto libre de Amapala fué 
establecido. Con este motivo lia tenido un. 
aumento grande de población, y al presente es. 
uno de los puntos más importantes del golfo 
y lo será aiin del Pacífico, entre San Francisco 
y Valparaíso. Su clima es bastante saludable,, 
debido á la buena ventilación que tiene^ á sa 
proximidad á las tierras elevadas y á la falta 
de lagunatos. Es accesible al comercio de los. 
tres Estados; su arribada es la más fácil en 
toda la bahía, y los buques más grandes de lí- 
nea pueden permanecer con toda seguridad en 
sus aguas. La población puede considerarse 
como de mil habitantes. Hay ya establecido- 
un comercio directo entre Amapala y Bremen,, 
Liverpool, Marsella, Genova, New York y 
Valparaíso. No hay, empero, ningún conoci- 
miento que señale ^u extensión y valor. La 
exportación es: índigo, cueros, tabaco, oro y 
plata bruta, brozas de este último metal, cobre, 
palo de brasil, juntamente con maíz para los 
puertos de la costa. El cultivo del azúcar se 
ha introducido en el interior, con objeto de re- 
mitirlo á California. \ 



^ 71 ~ 

Caminando frente al puerto de Anaapala^ 
hacia el Nordeste de la Isla del Tigre, está la 
dé Exposición. íEs alta, con una ancha playa, 
en la parte Sur, pero deficiente de agua* Sin 
embargo, se puede proveer toda la necesaria 
por medid de pozos de alguna capacidad. La' 
misma observación debe hacerse respecto á la 
considerable isla de Punta Zacate. La peque- 
ña de Martín ' Pérez es comparativamente baja 
y llana, y tiene un rico y productivo suelo.. 
Conserva su verdura en la mayor parte del 
año; y cuando las, otras están marchitas ó ama- 
rillas, ella está perfectamente verde. Las otras 
islas, que son varias, pueden considerarse co- 
mo promontorios volcánicos, que no producen 
más que la hierba que oculta las ásperas rocas, 
de que se componen. 

La bahía abunda en peces y sus playas es- 
tán cubiertas de una gran* variedad de aves 
acuáticas, como grullas, garzas, pelícanos, íbi- 
ses, patos, chorlitos, etc. Extensas capas de 
ostras se encuentran en las bajas aguas de las 
bahías de La Unión y el Chismuyo. Su can- 
tidad es inagotable. Inmensa es la porción de 
conchas que se encuentra en las playas, lo 
que demuestra el gran uso que hacían de ellas 
los aborígenes. De las ostras comunes hay 



— 72 

^asi tantas como en las inmediaciones de New 
ITork, y de un gusto excelente. Las tortugas 
y los cangrejos son abundantes. ' 

Todos los lugares del rededor de la bakia 
son eminentemente productivos, y retribuye» 
•4 medida del deseo. Las tierras át las már- 
genes del Choluteca, el Nacaome y el Goasco- 
rán son de una fertilidad extraordinaria, pro- 
pias para el cultivo de todos los frutos tropica- 
les. Las sabanas que caen atrás, que en com- 
paración son tierras bajas, son de repastos; 
pero en las pendientes de las montañas y en 
las mesetas del interior, se puede cultivar el 
trigo, patatas ' y otros productos de la zona 
templada. Maderas de valor para la exporta- 
ción y para la construcción de casas y de bu- 
ques, excepto el pino, existen en inagotable 
cantidad en la costa de la babía, que pueden 
salir en balsas por los ríos del interior. Estos 
ríos también ofrecen facilidad para la nave- 
gación, por pequeños botes, á gran distancia, 
hasta cerca de los puntos donde se exti:aen los 
metales en los espolones de la cordillera. Las 
minas de oro y plata del distrito del Tabanco, 
en el departamento de San Miguel ÍSan Sal- 
vador j, y las de plata de Aramecina, San Mar- 
tín, y las famosas de El Corpus, todas están 



^ -75- 

cerca de diez á veinte millas de esta bahía. Ett 
toda la parte navegable del estero de Cabulero 
hay mucha piedra de jcal y bastante laja colo-^ 
rada ea las inmediaciones de Nacaome, en la 
margen del río del mismo nombre. Esta bahía 
Mrá también, con el tiempo, un depósito de 
carbón de piedra, cuando se trabajen las gran» 
des masas que hay en el valle del río Lem» 
pa, para suministrarlo á los vapores del Pa- 
cífico. Se asegura que lo hay también en los 
ríos Simara y Choluteca; pero esta aserción no 
está ratificada. 

La Bahía de Fpnseca, por los admirables 
puertos que tiene, por los medios que ofrece 
para la construcción y reparación de buques^ 
por sus productibles terrenos y por su comer- 
cio local con El Salvador, Honduras y Nica- 
ragua, es de gran valor é importancia comer- 
cial. Pero nuestra estimación es aun mayor^ 
considerada su posición bajo un punto de vista 
político y geográfico, y especialmente como el 
término invariable destinado en el Pacífico pa- 
ra un perpetuo camino de hierro entre los dos 
Océanos. Yo no vacilo en repetir lo que en 
otra ocasión dije al Gobierno de los Estados 
Unidos, cuando era su Representante en Cen- 
tro-América, á saber: ^*que la Bahía de Fon- 



74 — 



iseca es en todos conceptos la más importante 
posición de las costas de Centro-América en 
el Pacífico, y tan favorecida por la natnraleza^ 
•qne irremisiblemente será el emporio del co- 
mercio y el centrp de las empresas en esa parte 
•del Continente.'' .Esto fué escrito antes de que 
se demostrara y aun de que m concibiera la fa- 
cilidad de un camino de hierra por Honduras, 
y que termine "^^en aqnel punto. 

Los principales puertos de Honduras en el 
Atlántico, son Omoa, Puerto Caballos y Tru- 
jillo; y en el Pacífico, Amapala ó Isla del 
Tigre* 

Puerto Caballos. — El primer puerto esta- 
blecido por los españoles fué Puerto Caballos, 
latitud 150 49' N. y longitud, 87^ 57^ O- Fué 
escogido por Cortés en su expedición á Hon- 
-duras, y fundó en él un establecimiento con el 
objeto de que sirviera de gran depósito de la 
Nueva España, que llamó Natividad. Por 
más de doscientos años fué el principal de la 
costa; pero en la época de los filibusteros se 
trasladó á Omoa, pocas millas al Oeste, en ra- 
^ón de que la extensión de la bahía no era 
propia para formar fuertes de Idefensa, mien- 
tras que en el otro, u^o solo basta para prote- 
gerlo. 



— 75 — 

El puerto, ó más bien la bahía, es de gran 
•capacidad, teniendo no menos de 9 millas en 
'Circunferencia. Ks amplia y profunda, y por 
más de dos terceras partes de su área^ tiene de 
cuatro á doce brazas, con un seguro fondeade- 
ro. Hacia la parte del Norte, el agua es de 
mayor profundidad; y se pueden construir 
muelles de sesenta pies de largo, donde los 
T)uques de la mayor capacidad entrarían y re- 
cibirían en tierra pasajeros y carga con más 
facilidad que en los de New York; habiendo, 
además, la circunstancia de que en este punto 
<le la Bahía de Honduras el flujo y reflujo de 
la marea es casi imperceptible. 

Unida al puerto ó á la bahía, está una la- 
^na de agua, salada, de dos millas de largo 
y una y tres cuartos de ancho, de igual pro- 
fundidad al puerto mismo. 

Los vientos que dominan en la costa del 
Norte de Honduras, son del Nordeste, Norte y 
Nomoroeste; de todos los cuales, el puerto está 
perfectamente protegido. Los vientos del Oes- 
te y del Sudoeste, son poco conocidos, y además, 
los detienen las altas colinas y montañas que 
-están en la orilla del puerto en esa dirección. 

Omoa. — El puerto de Omoa está en latitud' 
15^ 47' N., longitud 88^ 3' W. Es pequeño, 



- 76- 

pera seguro, y defendido por un buen fuerte,, 
llamado "Castillo de San Fernando." Su an-^ 
claje es bueno y de dos á seis brazas. El pue- 
blo está Siituado á un eijiarto de milla detrás de 
la costa, y tiene de mil quinientos á dos mil ha- 
bitantes. Su configuración es plana, pero á stt 
espalda se eleva una cadena de altas montañas^ 
que, comenzando en Puerto Caballos, sigue al 
W., y se une con la Sierra-Madre, en el de- 
partamento de Gracias. Por esta razón, la 
agricultura en las inmediaciones de Omoa, es 
muy poca, y de los pueblos de indios de cerca 
de Puerto Caballos y de Choloma, en el plano 
de Sula, es de donde se le provee de todo. Por 
Omoa es por donde los comerciantes de Gracias,. 
Santa Bárbara, Comayagua y Tegucigalpa,. 
( I ) hacen sus introducciones de mercancías, y 



( I ) El comercio por el puerto de Omoa ha decaído casi por 
completo, pues el tráfico, actualmente, todo se hace por Puerto 
Cortés. Omoa, tan floreciente en los tiempos que escribió el 
ilustre Squier, ha quedado reducido á la condición de puerto 
menor— y su población consta de unos 1.168 habitantes. 

Omoa no tiene por hoy más de notable que su castillo con 
sus grandes recuerdos hist(6ricos. Esta obra, que tiene ahora de 
edificada 212 años, fué fabricada por los reyes españoles para 
defender el litoral Norte de las correrías de los piratas y corsa- 
rios que infestaban las costas del Mar Caribe. 

Varias veces ese castillo ha sido teatro y refugio de piratas, 
traidores y filibusteros. Entre estos últimos figura el escanda- 
loso bombardeo que sufrió ^1 castillo, cuyos daños causó el Ya<^ 



_ 77 — 

además, hay agencias en el puerto. También 
se introducen efectos que pasan á El Salva- 
dor y Guatemala. Por consiguiente, de este 
mismo puerto es de donde se hacen las expor- 
taciones de los departamentos que he indicado. 
Estas consisten en oro y plata, caoba, cueros, 
tabaco, índigo, zarzaparrilla, etc.; pero el valor 
á que ascienden estos artículos, no se sabe» 
Una gran cantidad de ganado se embarca 
anualmente para venderlo en los cortes de ma- 
dera establecidos cerca de Belice, llevando 
siempre porción de bueyes que sirven para ti- 
rar la madera. ( 2 ) 



por '*Niobe/' alas órdenes de su Comandante Lambtón Loraine, 
impulsado por los conservadores, enemigos y traidores á la pa- 
tria, el año de 1873. 

L06 daños sufridos por el castillo, dice un testigo presencial, 
fueron los siguientes: las murallas de la cortina curva y del 
bastión Suj:, que dan frente al puerto, desmoronadas; la casita 
de la playa y la que servia de cuartel general, demolidas; otros 
erarios puntos del castillo, arruinados. — JVaía de ''La Bandera 
Liberal'' 

(2) Bl puerto de Omoa lo forma una pequeña bahía, con 
unos estrechos bajos de arena de media milla hacia el Norte, 
cubiertos de mangles y arbustos, que lo guardan de los fuertes 
▼lentos del Norte. —El castillo está en la cabeza de la bahía, 
cerca del cual hay el mejor anclaje, de 4 á 16 brazas de agua. — 
A medida que uno se aproxima á la costa, puede escoger el fon- 
do, desde 16 hasta 4 brazas, siendo todo ¡¡bueno y limpio.— En 
resumen, es un excelente y seguro puerto. —El castillo es ancho 
y, como todas las fortificaciones de los españoles, fuerte.— Cuan- 

HONDUK AS.— 8 



-78 ~ 

Omoa, por su posicióxi, recibe toda la yea- 
tilaciÓQ de l?os mQnzom^j y sxx' clima, gea^ral- 
mente habÍpEpáo^;^^ saludable. .Rara vez 1# 
han vÍ3ÍtadQja<juellgs epid^tuias que frecuente- 
mente 4esolai?i las Islaa Caribes y los puertos 
mexi<?anó$^ ea el Golfo de M^xico^ Esta exen- 
ción no hay duda U debe, en ^gran parte, á sü 
proxiipidad á las montañas, y á los ningunos 
lagunatos que tiene en sus inmediaciones. 

Ojpoa reísibe ujB^ abundante provisión de 
pescada, tortugas y aves silvestres, de los ca- 
yos de la costa y d^ las aguas de las cercanías. 

Trujillo. — Este antiguo puerto está situa- 
do en la latitud 15^ 55' N,, longitud 86^ W., 
$obre la costa O, de una magnífica bahía, for- 
n^ada por la prominente Punta de Castilla. 
Young calculab.'i la población, en el año de 
1842, en 2.500 habitantes, de los cuales mil 
eran blancos ó ladinos y mil quinientos cari- 
bes. Estos los describe de una talla alta, atlé- 
tica, robustos y muy industriosos. El comer- 
cio de la plaza es casi todo con el departamento 



do la provincia estaba bajo el dominio de España, servia de pri- 
sión.— La población está casi á una milla al Este del Castillo. — 
Al presente es pequeña, conteniendo solamente como doscientas 
casas.— El pueblo, en general, es honrado y bondadoso, y desea 
siempre complacer á los extranjeros que visitan el puerto. — 
CoggeshaU's voyages, 2 seríes, p. 142. 



- 79 — 

de Olancho, el cual bien puedfe considerarlo 
como su puerto. Sus exportaciones^ como l^s 
de Omoa, son cueros, zarzaparrilla, cochinilla. 
Índigo, cobrjs y plata. La siguiente descrip. 
ción de Txujillo es extractada de/ la narración 
de G, W. Montgomery, omiisionado de los 
Estados Unidos en Centro-América, que lo 
visitó en 1838. ( I ) 

*-La población de Trujillo esté rodeada del 
mar, al pie de una alta montaña, coronada de 
árboles y cubierta d« vegetación, que llega á 
la orilla misma de las aguas. Bs una aislada 
y solitaria ciudad, de antigua apariencia, con 
pocas casas y todas en mala condición. En 
sus primeros tiempos, Trujillo fué un lugar 
úe mucha importancia, bajo el punto de vista 
comercial y político. Contenía una considera- 
ble guarnición, existiendo aún las ruinas de 
grandes casernas. Tenía un floreciente co- 
mercio con la metrópoli, cuyas manufacturas 
cambiaba por artículos del país. De éstos, los 
principal^ eran el caoba, cedro y otras made- 
re^] zarzaparrilla, pieles y sebo. Hay tam- 
bién algun^.s minas de oro en las inmediacio- 
nes, que pueden trabajarse con alguna utilidad. 

( I ) Narrative of a journey to Guatemala, etc., in 1838, by 
O. W. Montgomery. 



8o 



Sin embargo, esta plaza ha declinado, y su pros-^ 
peridad parece que no volverá dentro de muchos, 
aflos. Su población, que hoy es de i.ooo al- 
mas, fué primeramente dos ó tres veces mayor^ 

'*La principal calle, ó estrictamente ha-- 
blando, la única, porque las otras no merecen 
el nombre de tales, se extiende de una á otra, 
extremidad del pueblo, y está toda empedrada.. 
Las casas, en la mayor parte, son de un sola 
piso, y su sombría apariencia con la yerba que 
cubre el pavimento, dan al lugar un melancó- 
lico aspecto de abandono. Tiene, sin embar- 
go, algo de romántico en su situación, estanda 
encerrado por montañas elevadas y en medio 
de una exuberante vegetación, que la mano- 
del hombre parece incapaz de reprimir. 

"Apenas hay un terreno abierto en las in- 
mediaciones, sino es uno ú otro pedazo, donde 
se cultivan plátanos, yucas, y algunos pocos, 
granos, que sirven para el consumo individual.. 
Como los bosques ofrecen un buen pasto, el 
ganado es bueno y la leche abundante; y el 
suelo, con su fertilidad y liberalidad, repaga el 
poco trabajo que se emplea en él, llenando las 
pocas necesidades de los habitantes. 

"Durante mi permanencia en Trujillo, hi-^ 
ce una correría por los bosques, acompañado 



— 8i — 

*del Capitán del buque. Hay en las inmedia- 
<:iones un raudal que lleva un curso tortuoso, 
«ntre peflas y rocas, hasta que cae al mar* 
Resolvimos examinar sus márgenes, hasta 
■donde fuera posible. Nos armamos de fuertes 
bastones para defendernos de las culebras; por- 
gue, en verdad, eran tan exagerados los infor- 
imes que teníamos de la multitud de reptiles 
que infestan los bosques, que dudábamos dar 
un paso sin ser atacados por ellos. A medida 
que continuábamos nuestra excursión, yo que- 
-daba más y más sorprendido por la belleza de la 
-escena. La grosura y altura de los árboles, al- 
gunos de ellos en flor, y la verdura de sus ho- 
jas, era superior á cuanto jamás he visto en el 
campo. Tamarindos y limones silvestres car- 
gados de frutos, así como el zazafrás, se en- 
contraba en abundancia. Este último y el 
caoba, son los que dan más utilidad al país, y 
hay mil otros, cuyas propiedades y nombres 
no conocí. También se encontraba una in- 
mensidad de plantas, que me parecieron curio- 
sas y dignas del estudio de un botánico. Pa- 
pagallos, pelícanos y otras aves de hermosos 
plumajes, volaban á nuestro alrededor; porción 
*de pájaros repetían sus gorgeos en los árboles, 
anientras que en las límpidas aguas se veían 



— 82 — 

t 

los plateados flancos de loa peces que jugue- 
teaban en ellas. Algunas veces el arroyo for- 
maba ruido entre grupos de focas ó estrechos- 
pasos, y eíi otro:^ lugares corría apaciblemente. 
En cierto punto se hada una pequeña bahía^, 
profunda y fría, en cuya tersa superficie, de 
gran transparencia, se reflejaba como en un es- 
pejo el follaje de los árboles. Era imposible 
no impresionarse con la soledad y hermosura de 
la escena. Una agradable brisa del mar, que so- 
plaba al mismo tiempo, nos salvó por casuali- 
dad de la molestia de \6s mosquitos; sienda 
singular, como me parece, no haber encontrada 
en nuestro paso ni una víbora, ni ningún ani- 
mal peligroso" (i). 



( I ) Bl puerto y ciudad de Trujillo es hoy la capital del^ 
distrito de su nombre y del departamento de Colón, que fué eri- 
gido por decreto gubernativo de 19 de diciembre de 1881. Tie- 
ne 3.000 iiabitantes y dista 533 kilómetros de Tegucigalpa. Es 
uno de los puertos principales al N. de la República, situado- 
entr^ los ríos Negro y Cristales. Su comercio de frutas (bana- 
nos, naranjas, limones, ananas), es grande con los Estados Uni- 
dos del Norte. Es uno de los mejores centros de exportación 
de ganado vacuno para Cuba y Belice, así como de zarzaparri- 
lla, hule, toda clase de pieles y cueros, y^de maderas de cons- 
tracción y tinte. Cuenta con buenos edificios, entre los cuales, 
merecen indicarse la Gobernación Política y el Juzgado de Le- 
tras. En su distrito hay minas de cobre y lavaderos de oro. 
Tienen allí Cónsules: Cuba, España, Estados Unidos del Nortea 
é Inglaterra.— iV¿?/¿i de ''La Bandera Liberal.'' 



-83 - 

Puerto Sal es un pequeño puerto, á pocas 
jnillas hacia el Este de Puerto Caballos. La 
profundidad de l^ts aguas no es suficiente para 
grandes buques. • Hay algunas altas rocas al 
Norte, en el punto que ^rra el puerto, llama- 
das del Obispo, bajo las cuales hay un buen 
anclaje. 

Triunfo de la Cruz (i) es una ancha ba- 
kla, que comienza en Puerto Sal y da vuelta 
al interior, formando una línea-costa de veinte 
millas, y terminando en un cabo, llamado cabo 
Triunfo. Está bien guarecida de los vientos y 
tiene un buen anclaje para buques de toda di- 
mensión. A su lado hay muchos puntos, en 
la costa de Hoiiduras, donde pueden anclar los 
buques bajo favorables circunstancias. En las 
bocas del Chamelecón, Ulúa, Lean, Río Negro, 
Patuca y la laguna de Caratasca, hay radas 
con buenos fondeaderos, que son seguros, ex- 
cepto en la época de los vientos del Norte. 

Las islas de Reatan y Guanaja tienen ex- 
celentes fondeaderos, y hay un buen puerto 
al Sur de Utila. Las referencias hechas en 
otro lugar nos relevan de una especial indica- 



( I ) Hoy Tela, puerto mayor y villa, y cabecera del Muni- 
cipio, que cuenta con^^.ioo habitantes. Nota de ^^La B ande}' a 
Liberal: ' 



- 84 - 

ción de estas islas. Basta decir que estáu ro- 
deadas de arrecifes de coral y cayos, que hacen 
difícil su aproximación, sino es para experi- 
mentados pilotos. 

Amapala es un puerto libre situado en la 
Isla del Tigre, en el Golfo de Fonseca, y es el 
principal, ó más bien, el único de Honduras 
en el Pacífico. El nominal de La Paz, en tie- 
rra firme, no sirve más que para la colectación 
de los derechos de Aduana, por las mercancías 
que se introducen. Queda hecha una sufi- 
ciente descripción de él en el parágrafo de la 
Bahía de Fonseca, y se extenderá más, en el 
capítulo siguiente, al tratar de la Isla del 
Tigre. 



CAPITULA). V 

Islas de Honduras 

\x, Norte del territorio de Honduras, en la 
l^alila del mismo nombre, hay un grupo de is- 
las casi paralelas á la costa, á distancia de 
treinta á cincuenta millas. Sus nombres, en 
orden á su extensión, son: Roatán (algunas 
veces escrito Ruatán y Rattan), Guana] a (ó 
Bonacca), Utila, Barbareta, Elena y Morat. 
(^ 1 ) Dependientes de ellas hay numerosos 

( I ) Por el tratado Clayton-Bulwer, firmado el ii de abril 
de 1850 entre los Estados Unidos de Norte- América y la Gran 
Bretaña, ^^ ni los Estados Unidos ni la Gran Bretaña podrán 
ocupar ^fortificara colonizar ni ejercer dominio sobre parte ai- 
^guna de Centro^ América y ni hacer uso de protectorado de nin- 
guna clase, ^^ A pesar de exposición tan explícita, el 11 de julio 
de 1852 el Superintendente de Belice declaró oficialmente: ''''que 
- Su Majestad Británica se había dignado constituir una colonia 
de Roatán^ Bonaca^ Utila^ Barbareta, Helena y Moral y desig- 
nada con el nombre de Colonia de las Islas de la Bahías 

En vista de esto, la Comisión de Relaciones Exteriores del 
Senado de los Estados Unidos, declaró: ^^que las Islas de la Ba- 
. hia eran de Honduras^ y que su ocupación por la Gran Breta- 
ña constituía una violación del mismo tratado y 



86 



islotes ó cayos de pequeño espacio. Estas is- 
las tienen un buen terreno, magnífico clima^, 
ventajosa posición y algunos excelentes fon- 
deaderos, haciendo de una grande importancia 
acuella porción del Continente á que geográ*^ 
ficamente pertenecen. 



Entonces la Gran Bretaña, para evitar complicaciones, nom- 
bró su representante ante el Gobierno de Hojidnras, á Mr. 
Charles I^ennox Wike, quien concluyó con nuestro represen- 
tante don Francisco Cruz, el Tratado de 29 de noviembre de 
1859, en cuyo primer artículo se declaraba que: ^* Su Majestad' 
Británica convenia en reconocer ¿as Islas de la Bahia^ Guana^ 
ja^ Helena^ Utila^ Barbareta y Moraty conocidas por las Islas 
de la Bahía ^ y situadas en la Bahía de Honduras ^ corno unm 
parte de la República de Honduras y 

Bn cumplimiento de este Tratado, las Islas de la Bahía fue- 
ron devueltas y entregadas al Comisionado por Honduras, Li- 
cenciado don Rafael Padilla Duran, el 22 de abril de 186 1. El 
departamento de las Islas de la Bahía, dice don Francisco Cruz, . 
después de diversas vicisitudes que han sufrido sus diversos po- 
bladores, constituye hoy una preciosa sección de Honduras, 
llena de porvenir. Todos los que conocen aquellas fértiles co- 
marcas, se encantan, de su situación y de las felices condiciones 
de su suelo. Así, en sentir de Alcedo, Michelet y otros via- 
jeros, á las islas de que nos ocupamos, por sus buenos puertos, 
J)or su fértil y elevado terreno, por su favorable clima y por sus 
producciones naturales, se les ha llamado proverbialmente, *V/ 
jardín de las Indias Occidentales^ " y deben considerarse como 
la llave de la América Española, como un nuevo Gibraltar y el 
futuro emporio del comercio hondureno con los países extranje* 
ros. Las Islas de la Bahía tienen una extensión de 127.100 
hectáreas. Su población actual, 6.000 habitantes. — Nota de 
^*La Bandera Liberal,^^ 



-87- 

Roatáfiy la más grande 4e estas islas, es de~ 
cerca de treinta millas de largo y nueve de 
ancho. "Puede considerársele dice Alcedo- 
como la llave de la Bahía de Honduras y el fo- 
co del comercio con los países extranjeros/* 
"Esta bella isla — ^repite Mac. Gregor — 'tiene 
un excelente anclaje, fácilmente defendido, y 
el terreno es propio para el cultivo del algodón, 
café y otros productos de los países tropica- 
les." Y el Capitán Mitchcl, de la marina in- 
glesa, que escribió en 1850, afiade: "que la 
local posición de la isla es de una importancia 
grande, no sólo bajo el punto de vista comer- 
cial, sino político. Este es el único lugar don- 
de se encuentra un buen fondeadero, en una 
extensa y peligrosa costa. Y por su proximi- 
dad á Centro-América y al Estado de Hondu- 
ras, parece un punto propio para un depósito 
de mercancías inglesas, donde se encontraría 
un pronto mercado, aun en ^oposición á todos^ 
los derechos que se le impusieran.'^ ^ "Roatán 
y Bonacca, — escribe otro autor inglés — por sus 
buenos fondeaderos, fértil suelo, puro aire y 
gran cantidad de animales, peces y frutas, y 
por su elevado terreno, son proverbialmente 
llamadas el jardín de las Indias Occidentales, 
la llave de la América Española y un nueva 



- 88 - 

Gibraltar. Por sus naturales fortalezas se 
pueden hacer indomables, sosteniéndolas con 
^ina pequeña fuerza." ( i ) 

Strangeways afirma que allí se encuentra 
'''gran cantidad de árboles ¿e coco, higos sil- 
vestres y excelentes uvas. Los bosques pro- 
ducen encina blanca y pino, propios para más- 
tiles de buques mercantes. Abundan los cier- 
vos, cerdos de monte, conejos y pájaros de 
muchas especies. Una constante brisa del Es- 
te refresca y tempera el aire; y hay abundan- 
te y excelente agua." Young describe la isla 
^'como una hermosa masa de siemprevivas, déla 
playa á los copos de las altas colinas, intercep*- 
tada por jardines de cocales; encontrándose al- 
gunas manchas de café, que, aunque abando- 
nadas, continúan reproduciendo bien." 

La relación de esta isla por el Capitán Mit- 
chel, de la M. R., es la más reciente y com- 
pleta. Dice que hay una parte de terreno sin 
cultivo, que todo podría serlo ventajosamente. 

"La piedra de cal es su principal forma- 
ción: hay también piedra arenosa y cuarzo, y 
una gran porción de coral en las partes ba- 
jas. La isla parece haber sido originalmente 

( I ) Memoir on the Mosquito territory, by captain John 
Wright, p. i6. 



-89- 

elevada pe* alguna erupción volcánica, y los 
lugares inferiores lavados por la subsecuente 
acción del agua de mar. Las arenas reunidas 
sobre el coral y lia materia vegetal, arrojada 
por los vientos ó por los pájaros, de las tierras 
inmediatas, formaron un suelo fértil, sobre el 
cual el hombre ha establecido su morada, en- 
contrándolo propicio á sus necesidades. Estas 
observaciones son acerca de las partes bajas de 
la isla solamente. Ningún mineral sé que se 
haya descubierto en la isla. 

Esta tiene una singular belleza á cierta dis- 
tancia eü que uno se aproxima. Las monta- 
fias se elevan gradualmente á una altura de 
novecientos pies; y parece que se suceden de 
una á otra, interceptadas por valles cubiertos 
de una lozana vegetación. Así que se acerca 
á ella se descubren los cocales alrededor de 
las playas, y árboles de varias clases sobre las 
cimas de las colinas. La natural belleza de 
de esta vista se aumenta extraordinariamente^ 
cuando se echa el ancla en alguno de los mu— 
chos fondeaderos que tiene en la parte del 
Sur. 

"En los valles, aluviales, depósitos y mate- 
rias vegetables forman el suelo, que es excesi- 
vamente rico y profundo. En las montañas,. 



— 90 — 

^na tierra arcillosa ó margales la que pred#- 
Tnina. 

"Una gran cantidad de maderas de cons- 
trucción se encuentran por todas partes de la 
isla^ tales como el santamaría, generalmente 
nsado para la construcción de buques, tres cla- 
ses de «encina, cedro, olmo español, etc.; y las 
playas están llenas de alátuedas de cocales, ár- 
bol que, ayudando á las necesidades del hom- 
bre, es gigantesco en las regiones tropicales. 
Su plantación se remonta á los tiempos; pere 
probablemente fué arrojado allí por el viento; 
y como la arena en los bajos de la costa es pro- 
pia para su cultivo, se ha propagado. 

"Al presente la isla produce con profusióm 
cocos, plátanos, y ames, bananas, etc., etc.; y 
yo creo firmemente que muchos frutos vegeta- 
les y producciones europeas, ó de la zona tem- 
plada, se cultivarían en ella. 

"El país es propio para todos los productos 
tropicales, tales como la caña miel, café, taba- 
co, etc., que serían los primeros artículos de 
exportación. Antes que la isla fuese habita- 
da, había una gran cantidad de ciervos, puer- 
cos silvestres, liebres, papagayos, pichones y 
aves de varias especies Algunos años antes 
<iue se poblara, los pequeños buques y botes 






— 91 — 

^scadores que recorrían la costa, ibaxi á ella 
para cazar y proveerse de madera de que- 
mar. * 

"Porción de animales doméstícos^ como ga- 
llinas, cerdos, etc., se crían perfectamente bien; 
y el ganado, sería lo mi$mo, pero los vernos 
no tienen los medios nece^irios para impedir 
que destruya sus sementeras. 

"Parece probable que en un remoto perío- 
do la isla fué liabitada por indios^ Limpiando 
la tierra para las sementeras, se han encontra- 
ndo muchos útiles de cocina y de uso domésti- 
co. Hay tradición de que los españoles (con 
su sistema de crueldad) en el descubrimiento 
de la América, desfpoblaron esta' isla, tomando 
á los aborígenes para que fuesen á trabajar las 
minas del Continente, y jamás volvieron. 

"En los meses de septiembre á febrero, 
llueve considerablemente. Estas lluvias re- 
frescan el aire más que en ninguna otra parte 
de las islas occidentales, y la brisa tempera los 
ardores del sol. Si el país fuera seco y libre 
4e humedades, el clima sería no sólo excesiva- 
mente agradable, sino muy saludable. Los 
Tneses secos son calurosos; sin embargo, los 
nativos no se quejan del calor; y, al contrario, 
miran la estación seca como la más saludable. 



— 92 - 

El termómetro, desde que llegué (enero), tenía 
un medio de 88^ Fahrenheit. 

"El reumatismo es muy común, así coma 
una especie de fiebre intermitente. Esta úl- 
tima proviene, sin duda, dé la fermentación de 
las montuosidades, cuando no se quitan; y la- 
primera, de la constante humedad. Sin em- 
bargo, según mis pocas observaciones, yo crea 
que el clima no es malo, no sólo para los que 
nacen en aquellas ardientes latitudes, sino pa- 
ra el europeo que, con algunas precauciones,, 
viviría contento y llegaría á una avanzada- 
edad. 

"La población de la isla es al presente de 
1 .600 á 1.700 habitantes. En 1843 ^^^ sola- 
mente de 80. ( I ) Ha ido con un constante 
y rápido progreso, y en el día se cuentan de 
tres nacidos á un muerto. Con los medios de 
existencia que tienen en la mano, y casi pre- 
parados para ello, los jóvenes tienen gran dis- 
posición á casarse en muy tierna edad; sus- 
familias son numerosas, muchas de las cuales- 
son de nueve, diez y más hijos. Es observa- 

(i) Actualmente Roatán tiene 8.191 habitantes. Está si- 
tuado á 611 kilómetros de Tegucigalpa. Puerto muy importan- 
te por su comercio, que lo coloca á la altura de las principales^ 
poblaciones de la República. Tiene buenos edificios.— iVb^a de^ 
*^La Bandera Liberal, " 



— 93 — 

c\án que s? he^ hecho en los pal$?s civilizados, 
de que el alimento de vegetale$ y pescado es 
feyorabl^ para la población. 

"B^ta se halla diseminada en diferentes^ 
pf^ites, á lo largo de las playaá^de-te'lsTa; son 
obvias las razones por que prefieren estas lo- 
Cí^lidade^ á las del interior. Edifican sus ca- 
^s en medio de las alamedas de cocales y plá- 
tanos, teniendo sus buquecitos ó botes de pes- 
car en rincones abrigados, para salir á buscar 
lo que necesitan. 

"En Coxen Holen ó puerto McDonald, la 
mayor parte de vecinos tienen habitaciones — 
$erán tal vez quinientos. Es un seguro fon- 
deadero; sin embargo, yo creo que la casuali- 
dad lo habrá establecido allí, porque á mi en- 
tender, hay otros puntos mejores que podían 
escogerse para puerto. 

"La masa de la población se compone de 
esclavos manumitidos del Gran Caimán, y de 
una pequeña porción de habitantes de color, 
nativos de la isla, y primeramente propietarios 
die esclavos. Estos son los más miserables: 
poco acostumbrados al trabajo, y habiendo 
perdido sus propiedades y sus esclavos, ó disi- 
pado lo que por ellos habían adquirido, se en- 
centran sin habitaciones y sin medios de 

HONDüItAS.— 9 



— 94 — 

subsistir. Por un falso sentimiento de orgu- 
llo, tan común en el hombre y en todo país, 
ellos no quisieron dedicarse al trabajo en un 
punto donde habían sido mirados con alguna 
superioridad, y emigraron á buscar su fortuna 
en las despobladas playas de Roatán. Los 
esclavos que habían obtenido su libertad no qui- 
sieron ocuparse en una isla tan pequeña como 
la del Gran Caimán, y habiendo sabido el su- 
ceso que habían tenido sus primeros señores, 
siguieron sus pasos. 

"La población de color, ó aquellos que ha- 
bían sido esclavos, por su constitución física y 
por su habitud al trabajo, pronto excedieron á 
los blancos en la acumulación de medios para 
subsistir, y hoy viven con prosperidad. 

"Si la riqueza se estima por lo necesario 
para llenar las necesidades del hombre, fácil- 
mente adquirida, y aun por acumular algo 
más, este pueblo no sólo es más rico, sino-que 
está en mejores circunstancias que muchos de 
Europa, que viven del trabajo material. 

"Además de estas dos clases, hay una ter- 
cera, mucho más pequeña, que se compone de 
europeos puros. Son hombres que han ejer- 
cido varias profesiones de vida, que por cir- 
cunstancias particulares han abandonado, y 



— 95 — 

^ue, familiarizándose con la rudeza de la ad- 
versidad, han tomado otras; retirándose á esta 
remota isla (algunos viejos y otros en su me- 
dia edad), con objeto de reparar sus fortunas 
perdidas, ó en busca de acumular riquezas. 
Aunque pequeña en número esta clase, es la 
que ejerce más influencia sobre las otras. 

"La masa de la población es una hermosa 
raza. Todos son fuertes, activos, atléticos, 
temperados, quietos y regulares en sus hábi- 
tos, sin ninguna clase de excesos. Los sexos 
son igualmente divididos, y los viejos que han 
divido con algunas mujeres durante la escla- 
vitud, procuran casarse. Podría decir que tie- 
nen menos vicios qué los que en general se* 
observan en su clase. Como una prueba de 
su buen carácter, han vivido y viven sin nin* 
guna clase de Gobierno ó autoridad, y los crí- 
menes que se han cometido son muy pocos. 
* "Su ocupación consiste en cultivar la tie- 
rra, pescar, coger tortugas, etc. La necesidad 
^n todo país y en las primeras edades de la 
<!Ívilización, ha sido fecunda en invenciones, 
y, por consiguiente, no es extraño encontrar á 
este pueblo familiarizado con aquellas groseras 
^rtes mecánicas que necesita. Cada hombre 
hace su propia casa, cultiva sus tierras, etc.; 



- 98 - 

yas, fondeando en una pequeña bahía de gran^ 
profundidad, pero tan clara que se perciben los 
|ieces y rocas de coral del fondo. "Esta parte 
de la isla — continúa es altamente romántica^ 
y, como la de Roatán, cubierta de árboles. 
Sus productos naturales son los mismos.'' (i) 
Roberts también la visitó, ^^anclando en un 
fondeadero al Sur. En la parte superior de la 
playa está profusameute cubierta de árboles de 
coco; y en la tierra se veían muchas huellas 
de cerdos silvestres. Hay colinas de conside- 
rable elevación, pobladas de árboles; y se dice 
que tienen piedra de cal y vetas de zinc." ( 2 ) 

La relación de Young, que fué obligado á 
guarecer allí de la violencia de los vientos, es^ 
la más extensa, y hace una completa pintu- 
ra de la situación de la isla en 1841. 

"Tiene altas colinas dice — que producen 
gran cantidad de maderas de construcción, y 
en los ricos valles y fértiles sabanas, son nu- 
merosos los árboles frutales de varias especies^ 
que se encuentran. A lo largo de la orilla del 
agua, son inmensos los cocales. Un lugar^ 
sobre todo, en medio de la isla, es llamado el 



(jj Henderson's Honduras, p. 124. 
(2) Robert's Narrative, p. 276. 



— 99 — 

jardín de cocosy donde se ve que la mano de la 
industria ha intervenido. Vista la isla por 
una parte, tiene una agradable apariencia, y, 
aunque pequeña, sería de gran importancia si 
los ingleses se establecieran en ella. Los bos- 
ques abundan en cerdos silvestres de gran ta- 
maño, así como en millares de liebres; los ár 
boles están siempre copados de pichones y pa- 
pagayos, y las lagunas y fondeaderos son céle- 
bres por la inmensa variedad de peces, que fá- 
cilmente se pueden extraer en las orillas de 
los arrecifes, en un dort (canoa). Los abani- 
cos de mar se extienden continuamente, y casi 
invitan á uno á tomarlos ¡tan seductora es su 
apariencia y tan transparentes son las aguas! 
En algunos lugares se ven grupos de espon- 
jas; y en otros, hermosos huevos de mar, que 
es difícil cogerlos; y todo, con los numerosos 
cayos que hay, rodeados de graciosos cocales, 
forman una escena verdaderamente novelesca 
y agradable. Las rocas, en los arrecifes que 
rodean los cayos, están llenas de tortugas; por 
todas partes se encuentran conchas de éstas; 
y una especie de iguana llamada illishle^ abun- 
da en los cayos. El clima es excesivamente 
bueno, y en la época en que el cólera devasta- 
ba á Trujillo, pocos años antes, el Comandan- 



— lOO — 

te de aquella plaza lüandó muchos enferinos á 
la isla para recobrar su salud. Tres solamen- 
te murieron. Cuando el Río Negro fué ocu- 
pado por los ingleses, antes de su evacuación 
en 1778, por los arreglos que el Gobierno in- 
glés hizo con el de España, se enviaban á la 
Guanaja los colonos que eran atacados de la 
fiebre intermitente, y pronto regresaban robus- 
tos y fuertes. Es admirable la salubridad de 
esta isla, las riquezas de su suelo, sus made- 
ras, su pesca, y su facilidad para todo; y jamás 
ha sido poblada por los ingleses. Por muchos 
indicios se advierte que primeramente fué ha* 
hitada por los indios. ( 1 ) 

"En una parte de la isla, cerca del Caba 
Cayo-Sabana, hay una hermosa sabana con 
muchos árboles frutales; y lo que es más sin- 
gular, es una pared de piedra que se ha descu- 
bierto, probando la obra que es hecha por una 
mano incivilizada. Este muro ó pared es bas- 
tante largo, de pocos jñes de altura y con al- 
gunos groseros nichos para colocar sillas de 
piedra, que supongo eran los lugares de los ído- 

(ij Guanaja tiene actualmente una población de 300 habi- 
tantes en su cabecera y 815 en todo el municipio. Dista 13Í 
kilómetros de Roatán. Su puerto fué descubierto por Colón en 
su cuarto y último viaje. Produce plátanos, cocos, bananos, 
pina y hortaliza.— iVb/a de ''La Bandera Liberal,'' 



— IDl — 

los. En varios ptmtos se han descubierto ro- 
<ías cortadas representando sillas; y muchos 
artículos de servicio doméstico se han encontra- 
do, así como algunos fragmentos de loza y hie- 
rros ingleses; y he visto en poder de los veci- 
nos cosas tan curiosas, de manufacturas de 
los indios, que se han excavado, que ciertamen- 
te llaman la atención. La adyacente isla de 
Roatán presenta aún más pruebas de haber sido 
habitada por una raza no civilizada. 

"En los meses de abril y mayo, millares 
de aves, que llsunan pájaro bobo^ depositan sus 
huevos al Sur de Cayo-Medialuna, que es una 
deliciosa provisión, por cerca de dos meses. 

"El número de cocales es verdaderamente 
increíble, y podrían dar tanta más utilidad en 
aceite, cuanto que los gastos para extraerlo se- 
rían insignificantes; sobre todo, después de los 
doce primeros meses de residencia, los costos 
serían menos, porque se establecerían semen- 
teras, para lo que el terreno es á propósito. 
El plátano, que se puede considerar como el 
primer alimento, se produce extraordinaria- 
mente; éste, con algunos cerdos y volátiles en 
un cayo que se alimentarían con cocos, etc., 
presentarían la más completa subsistencia. 
Unos pocos perros españoles para cazar los cer- 



— I02 — 

dos silvestres, dos ó tres redes para coger tor- 
tugas, harpones y anzuelos, serían indispensa- 
bles. En la isla viene bien el café, tabaco, ca-^ 
cao, etc. En la mayor parte del afio se puede 
coger todo el pescado que se quiera; pero cuan- 
do hay mal tiempo, lo que sucede algunas ve- 
ces, es escaso. 

"Con respecto á la fabricación de aceite, de 
catorce grandes cocos se hace un cuarterón,, 
por el método empleado en Roatán; pero intro- 
duciendo ó empleando prensas hidráulicas, po- 
dría sacarse la misma porción de nueve ó diez, 
cocos solamente, y con grande economía de 
trabajo. 

"Los muchos usos para que el árbol y la 
fruta del coco se destinan, son bien conoc^os;^^ 
basta decir que es una de las producciones más^ 
importantes con que la bondadosa providencia 
ha favorecido los países tropicales. A pesar 
de la abundancia de cerdos silvestres, poco se 
cazan. Los caribes van rara vez á la isla con 
este objeto; pero como no es con frecuencia, los 
animales aumentan considerablemente. La 
única cosa que hay desagradable en la isla y 
sus cayos, son los millares de tábanos en la 
primera, y mosquitos y zancudos en los segun- 
dos, que parece impiden que las gentes vayart 



f 
— 103 — 

á poblarlos; pero es evidente que cuando un? 
lugar está cubierto de vegetación, estos insec^ 
tos abundan y que, á medida que se va desmon- 
tando, van disminuyendo. 

"De marzo á junio los cayos están sujetos 
á la peste de ejércitos de cangrejos, que suben 
por todas partes, en el momento en que el sol 
se pone, haciendo un ruido increíble, A nos- 
otros nos importunaron demasiado, teniendo 
que alzar nuestras hamacas bastante alto. 

"En resumen, la Guanaja es una bella is- 
la, en donde el hombre puede, en breve tiempo^^ 
obtener lo necesario para vivir; y con energía^ 
actividad y una estricta sobriedad, no debe te- 
mer de ir á pasar su avanzada edad en un 
castillo." 

Elena^ Morat y Barbar eta^ son comparati- 
vamente pequeñas islas, que pueden mirarse 
como partes de Roatán. En efecto, están uni- 
das á ella por arrecifes, que forman unos estre- 
chos canales. El Capitán Henderson, que vi- 
sitó Barbareta en 1804, nos ha dejado una ani- 
mada y entusiasta relación de su belleza. La 
describe alta y cubierta de bosques espesos. 

"Después de una marcha de milla y media^ 
á lo largo de la costa, en dirección opuesta á 
la que me había propuesto seguir el día ante— 



— io4 — 

TÍor, llegamos á las rocas, en donde pocas difi- 
cultades se presentaban á la vista para conti- 
nuar á pie. Algunas, sin embargo, fué nece- 
sario vencer, y después de un poco de trabajo, 
llegamos á una pequeña eminencia. Sin usar 
del extravagante lenguaje que en semejantes 
casos suele emplearse, diré que todo era encan- 
tador, hermoso y pintoresco. El lugar en que 
estaba, puede contener, en todo, como medio 
acre, enteramente sembrado de árboles y cu- 
bierto de una alta hierba. Más adelante había 
un espeso y continuado bosque. 

"Were scarce a spoek of day 
Fallo on the lengthened gloom." 

^^donde apenas un rayo de luz penetraba en 
:su profunda obscuridad.'' 

**En la base de las rocas venía el mar á es- 
trellarse con extraordinario ruido, y las confu- 
sas masas de piedra que se extendían, le pre- 
sentaban los límites á sus dominios." 

Después fué visitada por Young, quien en- 
contró algunos españoles establecidos. Uno 
^e ellos, el señor Ruiz, le enseñó una extensa 
sementera, llena de toda clase de productos 
alimenticios y de guisantes y habas de varias 



— 105 — 

espacies. "Tenía un gran terreno senil;)radQ^ 
de algodón y algunos centenares de árboles de 
pftpaya, cuya fruta consumí^t en las gallinas y 
cerdos. Tenía igualmente cañamiel y un pe- 
queño molino para molerla y hacer azúcar. 
Enfrente d^ la casa habla formado un gran 
receptáculo, que contenía ocho tortugas. En 
ln estaci(5f^ de lluvias empleaba su gente en fa- 
bricar aceite de coco." A la vista de tantos 
medios p^ra una cómoda existencia, Young 
fué sorprendido cuando supo que este hombre 
"apenas tenía tres años de estar establecido, y 
que no llevó más que á su mujer y á su hijo,^ 
de once años, sin más provisiones que un fu- 
sil, dos ó tres machetes, unos anzuelos y otras 
bagatelas." "Desde luego pensé — continúa el 
autor — en tantos miles de pobres paisanos, que 
en vano luchan por adquirir una decente sub- 
sistencia, y que, en una situación igual, vivi- 
rían con toda independencia, en lugar de que 
prematuramente sucumben por las remotas es- 
peranzas de adquirir algo ó por el peso de una 
gran familia." Robert, que igualmente visitd 
á Barbareta, dice que encontró "tres ó cuatro 
clases de uvas silvestres.'^ 

La Elena es más pequeña que Barbareta^ 
distante de ella cuatro ó cinco millas, cerca de 



— io6 — 

la extremidad Nordeste de Roatán. Young 
-encontró allí un francés bajo el servicio de 
Honduras, '^que tenía grandes sementeras." 
Sin embargo, su principal ocupación era que- 
mar cal, para venderla en Omoa y Trujillo, á 
dos ó tres pesos el barril, precio á la verdad 
elevado, pero que él lo obtenía por sus esfuer- 
zos y por la bondad de la piedra de que la ha- 
cía, que se encuentra con abundancia en la is- 
la. Las dos grandes islas que tiene Honduras 
en el Pacífico, El Tigre y Zacate Grande, es- 
tán ya descritas en la que se hizo sobre el Gol- 
fo de Fonseca en general. 



CAPITULO VIII 

divisiones Políticas. - D epartamentos de Comayagua^ Gracias^ 
Choluteca^ Tegticigalpa^ Olancho, Yor o y Santa Bárbara 

Las divisiones políticas de Honduras son 
:siete, á saber: los departamentos de Comaya- 
:gua, Gracias, Choluteca, Tegucigalpa, Oían- 
<lio, Yoro y Santa Bárbara. ( i ) La tabla si- 
guiente expresa la capital, área y población 
^e cada uno, así como el área general y pobla- 
ción del Estado. ( 2 ) 



( I ) Actualmente, Honduras está dividida en diez y siete de- 
:partamento8, que son: Tegucigalpa, Atlántida, Colón, Comaya- 
:gua, Copan, Choluteca, Gracias, Intibucá, Islas de la Bahfa, 
Ocotepeque, Olancho, Kl Paraíso, I^a Paz, Santa Bárbara, Yoro, 

Valle y Cortés. Estos departamentos se dividen en distritos, los 
-cuales están formados por municipios.— iVb/a de ^^La Bandera 

Liberal.'' 

( 3 ) Hacemos el siguiente cuadro, tomando los datos, aun- 
que algo exagerados, del "Anuario del Comercio' ' de Bailly-Bai- 
lliére é Hijos, publicado este año en Madrid, en cuatro tomos, 
^mientras se rectifica por la oficina de Estadística ó la Comisión 
'que deba formar el mapa de la República. 



— io8 — 



Honduras. — Capital, Coma yagua. 



Departamentos 


Capitales 


Área en 

millas 

cuadradas 


Pobla- 
ción 


Habitan- 
tes por 

milla cua- 
drada 


Comayagua 

Te^ruciflralpa 

Choluteca 

Sta. Bárbara 

Gracias 


Comayasrua 

Te^cigalpa 

Naeaome... 

Sta. Bárbara 

Gracias 


4.800 
1.500 

3.250 

4.050 

15.100 

U.300 


70.000 
60.000 
50.000 
50.000 
56 000 
20.000 
45.000 


14H 

43 

25 

13H 

13H 


Yoro 


Yoro 

Juticalpa 


IH 


Olancho 


4 








Total 


42.000 


850.000 


9 



Cada departamento tiene una distinta re- 
presentación en el Congreso del Estado, y es 
gobernado por nn funcionario nombrado por 
el Gobierno Central, con el nombre ^^Jefe Po^ 



República de Honduras. — Capital ^ Tegucigalpa 



Nombre de los de- 
partamentos 



Capitales 



Hectáreas 
cuadradas 



Número de 
habitantes 



Tesruciffalpa 

Atlántida 

Colón 

Comayasrua 

Copan 

Choluteca 

Cortés 

f Gracias 
ntibueá 

Islas de la Bahía. . 

Ocoteaeaue 

Olancho 

El Paraíso 

La Paz 

Santa Bárbara.... 

Valle 

Yoro 



Total. 



Teguclcralpa 

La Ceiba 

Trujillo 

Comayasrua 

Santa Rosa 

Choluteca 

San Pedro Sula. 

gracias 
a Esperanza.. 

Boatán 

Ocotepeaue 

Juticalpa 

Yuscarán , 

La Paz 

Santa Bárbara. 

Naeaome 

Yoro 



1.843.425 



1.127.100 
1.655.776 
1.523.100 
1.558.52$ 



609.525 

1.044.700 

127.100 



8 675.437 
1.204.350 
1.117.756 
2.553.026 



2.569.900 



74.743 

lO.OOO 
15.009 
20.^ 
62.308> 
31.000 
13.665 
33.15a 
30.154 
4.877 
11.000 
40.247 
37.976 
22.902 
40.000 



Nota de ''La Bandera Liberal: 



— I09 — 

Utico. ( I ) Los departamentos se subdivi— 
den en distritos por la conveniencia de los ha- 
bitantes y para la mejor administración de jus- 
ticia. 



DEPARTAMENTO DE COMAYAGUA 

Distritos. ( 2 ) — Comayagua, Lejamaní, 
Yncasapa, Siguatepeque, Meámbar, Aguanque- 
terique, Goascorán, Esquías, Lamaní, China- 
da, Jurla, Langue y San Antonio del Norte. 

Poblaciones principales. — Las Piedras ó Vi- 
lla de la Paz, ( 3 ) Villa de San Antonio, Opo- 
teca, Esquías, San Antonio del Norte, Goasco- 
rán, Caridad, Márcala, Aramecina y. Langue. 



( I ) Hoy tiene el nombre de Gobernador Político.— iV<?/a de 
''La Bandera Liberal:' 

( 2 ) Comayagua está' actualmente dividido en 6 distritos: 
Comayagua, Bsquias, Meámbar, El Rosario, Opoteca, San An- 
tonio y Siguatepeque, que se subdividen en i6 municipios.— A^<?- 
ia de ''La Bandera LiberaU* 

( 3 ) La Paz es hoy capital del departamento de su nombre, 
con 4 distritos, que son: I^Paz, Márcala, Opatoro y San Anto- 
nio del Norte, que comprenden 17 municipios. — Nota de '^La 
Bandera Liberal: ' 

HoNoxntAS.— 10 



^ 



— lio — 

El departamento de Comayagua, que ocupa 
el propio centro de Honduras, y que compren- 
de su capital, ( I ) la antigua ciudad de Coma- 
yagua merece el primer lugar al hablarse de 
la división territorial del Estado. Su distin- 
guida posición geográfica la forma el llano del 
mismo nombre, de que he hecho referencia va- 
rias veces, en el cual está concentrada la ma- 
yor parte de la población del departamento. 
La capital misma, las considerables poblacio- 
nes de La Paz y San Antonio, y los peque- 
ños pueblos de Ajuteriqu?, Lejamaní, Yaru- 
mela. Cañe, Tambla y Lamanl, están en este 
llano, conteniendo una población de ¿5.000 al- 
mas por lo menos. 

La ciudad de Comayagua (antiguamente 
llamada Valladolid), está situada á la cabeza 
de él. Fué fundada en 1540 por Alonso de 
Cáceres, en cumplimiento de instrucciones 
**de encontrar una situación aparente para 
formar una ciudad en el medio de los dos 
océanos. *' 

Al presente tiene de 7 á 8.000 habitantes* 
Antes de 1827 contenía como 18.000, y hermo- 
sas fuentes y monumentos la embellecían. 



( I ) Iva capital actualmente es Tegucigalpa.— jVb/a de ^'La 
Bandeja Líber al ^ 



— III — 

En ese año fué tomada é incendiada por la 
facción monarquista de Guatemala, y jamás 
la podido restablecer su antigua situación. 

En el mapa se ha colocado demasiado lejos 
:al Este y al Sur. Su posición está en los 14*" 
28' lat. N. y 87"^ 39' long. W., y casi en línea 
recta entre la toca del Ulúa y la del Goasco- 
rán. Su distancia de la Bahía de Fonseca es 
-de setenta millas, y poco más ó menos tiene 
la misma al otro mar. 



( I ) Comayagua.—VaXXsiáoVíá 6 país de las Hibueras fué el 
nombre que le dieron los españoles; mas ella conserva el primi- 
tivo del lugar. Es puramente indígeno. Difieren algunos en 
su etimología; pero no hay duda de que es compuesto de **coma*' 
(que en dialecto lenca significa páramo) y de ^^agua\^^ siendo 
su verdadera acepción "Páramo abundante de agua." 

La fundó Alonso de Cáceresde orden de don Francisco Mon- 
tejo, primer Gobernador de Honduras, en 1540, con el título de 
villa. El 20 de diciembre de 1557 obtuvo el de ciudad, en 1558 
se eligieron los primeros capitulares. En 1561 se trasladó á 
^lla la silla episcopal que residía en Trujillo. En 1585 se hizo 
la primera catedral; y la que ahora existe se comenzó en 1700 
y se concluyó en 1715. 

Su población el año de 1821, era de 17 á 18.000 habitantes. 
Hoy cuenta con mucho menos de la mitad. Incediada y sa- 
queada por las tropas de Guatemala en 1827, tuvo una emigra- 
ción que jamás ha repuesto; y menos todas las fortunas que 
desaparecieron. De la catedral solamente, se extrajeron más 
de 80.000 pesos, que sirvieron para comprar fusiles con que pcwr 
segunda vez invadió á Honduras la misma facción, en 1832. 
El T. 



— 112 



1 



Comayagua es la residencia de la silla 
episcopal y tiene una grande y elegante cate- 
dral al estilo español. También tiene una 
Universidad fundada hace muchos años ( i ^ 
pero que las convulsiones políticas del país 
habían casi nulificado, hasta que el año de 
1849 ^^ restableció el Doctor don Juan Lindo,, 
hombre de bastante ilustración, que servía la 
Presidencia del Estado. (2) El comercia 
de la ciudad es pequeño. Las dificultades que 
presentan las vías de comunicación con la cos-^ 
ta, impiden que éste tome incremento. Pera 
cuando se ofrezcan los incentivos y medios de 
desarrollar las riquezas de los puntos inmedia- 
tos, esta plaza será de la mayor importancia.. 

El llano es cortado al Este y Oeste por 
montañas de cinco á seis mil pies de elevación^ 

( I ) Esta Universidad se fundó en 1678; pero en ella na 
podían estudiar, como es bien sabido, más que los españoles 
puros; y cuando en 1821 se declaró general la enseñanza, co- 
menzaron las disensiones políticas, y con la ruina de Comaya- 
gua concluyó. Se restableció el año de 1833; pero hasta la pre- 
sente marcha sin un^plan de estudios fijo, uniforme y regu- 
lar. BIT. 

( 2 ) Comayagua posee actualmente un Seminario, un Cole- 
gio Nacional, una Escuela Superior de Varones y otra de niños. 
Su Gobierno lo forman un Gobernador Político y un Coman- 
dante de Armas. Existe un Juzgado de I^etras de lo Civil y de 
lo Criminal. Las rentas las maneja un Administrador, y existe^ 
ttn Consulado, el de Chile.— iVb/a de ^*La Bandera Liberal.** 



— 113 — 

y consecuentemente de un clima frío, igual y 
saludable, comparable, respecto á temperatura, 
al de los Estados del medio de nuestra Unión, 
en el mes de junio. Las colinas y montañas 
adyacentes al referido llano están cubiertas de 
pinos, y en sus pendientes se cultiva el trigo, 
patatas y otros productos de las zonas templa- 
bas, que podrían obtenerse en abundancia. 
Sin embargo, los del llano son puramente tro- 
picales. Su terreno es extraordinariamente 
fértil. En suma, el llano de Comayagua ofre- 
ce todas las proporciones posibles para atraer 
y sostener cómodamente, como en otras épocas 
se ha visto, una grande y floreciente población. 
En verdad, no se da un paso por cualquie- 
ra dirección que sea, que no se encuentren se- 
ñales de los primitivos poseedores, y aun los 
nombres de los principales pueblos y valles, 
conservan los que tenían antes de la conquis- 
ta. En algunos de ellos, la mayor parte de la 
población es aún mezclada de indios. Lama- 
ní, Tambla, Yarumela, Ajuterique, Lejamanl 
y Cururú, son nombres indígenas. También 
iay muchos lugares de indios que han sido 
abandonados enteramente por los habitantes, 
y de los cuales apenas se encuentranjvestigios. 
Xas principales ruinas, verdaderamente aborí- 



— 114 — 

genes y de una antigua arquitectura, están em 
las inmediaciones de Yarumela, Lejamaní y 
Cururú. Estas consisten en •piramidales es- 
tructuras aterradas, cubiertas de piedras fre- 
cuentemente, conos de tierra y muros de pie- 
dra. En ellas y en sus inmediaciones se en- 
cuentran vasos de piedra esculpidos y pinta- 
dos, de una belleza extraordinaria. 

Sin embargo, los principales monumentos 
conservan distintamente sus primitivas for- 
mas, pudiéndose decir que están en el llano^ 
de Comayagua. Existen en los valles latera- 
les ó mesas de las montañas. Las más im-^ 
portantes son las de Calamuya, en el camino del 
pueblo de indios deGuajiquiro; las de Jamalteca, 
en el pequeño valle del mismo nombre; las de 
Manianí, en el de El Espino; las de Guasista- 
gua, cerca de la aldea del propio nombre; las 
de Chapuluca, en las inmediaciones de Opote- 
ca; y las de Chapulistagua, en un gran valle 
detrás de las montañas de Comayagua. Yo 
las visité todas, pero ningunas son tan intere- 
santes, bajo todos respectos, que las de Te- 
nampúa. 

Tenampúa, vulgarmente llamado Pueblo 
Viejo, está situado sobre la cima de una alta 
colina que casi merece el nombre de montaña^ 



— "5 - 

como veinte millas al Sudeste de Comayagua, 
cerca de Lo de Flores, al lado del camino que 
va á Tegucigalpa. La cima de esta colina es- 
tá sembrada de pinos, y á una elevación como 
de 1.600 pies ^sobre el llano de Comayagua, 
del cual, en varias partes, se tiene una magní- 
fica vista! La colina está compuesta de talpe- 
tate, que es tan común en aquellos puntos; y 
en sus flancos, excepto en tres puntos, es tan 
escarpada y precipitada, que casi es inaccesi- 
ble. En la parte baja, donde la colina se une 
con las otras del grupo, hay muros artificiales 
de piedra bruta, de seis á ocho pies de altura, 
y de diez á veinte de ancbo en la base. Estos 
muros están en el interior terraplenados, como 
para defensa. En varios puntos hay vestigios 
de torres, quizás para las guardias ó centine- 
las. Las dimensiones del muro corresponden 
á la más ó menos inclinación de la pendiente, 
aumentando hacia el lado del ascenso. En 
los estrechos pasos naturales, los huecos están 
rellenados de piedras, formando una faz verti- 
cal que corresponde con las rocas escarpadas 
de la colina. Creo no haber visto una posi- 
ción natural más fuerte. No hay duda que 
ella fué escogida para una fácil defensa. Bajo 
ningún sistema de guerra de los aborígenes 



— ii6 — 

podía ser tomada. El designio de haberse he* 
cho para defensa, se conoce más por su exis- 
tencia en medio del área de la cima, en un lu- 
gar bajo de dos grandes excavaciones cuadra- 
das, que claramente fueron designadas para 
repositorios. 

Pero los rasgos más importantes de Te- 
nampúa, son los muros y defensas que existen 
aún: El nivel de la cima de la colina es como 
de milla y media de largo y media de ancho. 
Al Este, la mitad de su área está cubierta de 
ruinas, que consisten en terraplenes cubiertos 
de piedras, de formas perfectamente rectangu- 
lares, correspondiendo sus lados con los pun- 
tos cardinales. Aunque las piedras no son 
talladas, están colocadas en buen orden. Mu- 
chas de estas prominencias, que están en gru- 
pos y arregladas una respecto de otra, son de 
veinte á treinta pies cuadrados y de cuatro á 
ocho de alto. Ninguna tiene menos de dos, y 
todas son de tres y cuatro escalas. Al lado de 
ellas hay un número considerable de grandes 
y piramidales estructuras, variando sus dimen- 
siones de 6o á 1 20 pies de largo, de un ancho 
proporcional, y de diferentes alturas. Estas 
también están terraplenadas, y generalmente 
tienen ruinas de escalones al lado Oeste. Asi- 



— 117 — 

mismo hay varias cercas rectangulares de pie- 
dra y una gran porción de plataformas. 

El principal vallado está en el centro de 
las ruinas, en un punto conspicuo de toda la 
porción -de la colina. Es de trescientos pies 
^e largo y de ciento ocho de ancho. El muro 
es de catorce pies de ancho; pero al presente 
apenas se eleva un poco de la tierra. Parece 
haber sido formado de dos paredes, de dos pies 
de grueso cada una y rellenado el hueco de 
tierra. Los muros transversales que se encuen- 
tran, por intervalos, dividiendo áreas rectan- 
gulares, parecen haber sido descasas. No es 
remoto que hayan estado cubiertas de madera, 
según el uso de los sacerdotes ó guardianes 
del gran templo, de la misma manera que, 
según la crónica, "los claustros de los sacerdo- 
tes y cortesanos" rodeaban el gran templo de 
México. La línea de muros es solamente in- 
terrumpida por la puerta ó entrada, que está 
al Este, entre dos oblongas prominencias don* 
de termina aquél. Para conservar la simetría 
del cercado, el lado opuesto del muro tiene en 
^1 centro otro terraplén informe, igual en ta- 
maño á los de la entrada. 

Dentro del referido cercado hay dos terra- 
plenes de relativa posición y tamaño, cuya ex- 



^ ii8 - 

plicación puede verse mejor en el plano. Eí 
más grande tiene tres escalones en el ángulo^ 
que mira al Oeste. En el del Sudeste, una lí- 
nea de grandes piedras que está al nivel de la 
tierra, va al Sur del muro. La litiga Norte 
coincide con una de Este á Oeste que va al 
centro del cercado. Entre ella y la puerta hay 
unas piedras cuadradas que pueden conside- 
rarse como los cimientos de algún edificio. La 
segunda pirámide está en la esquina Nordeste- 
del cercado mismo, teniendo igual número de 
escalones á la mayor que acabamos de descri- 
bir, y, como ella, tiene una escalera al lado del 
Oeste. En el extremo Sur de la colina está 
otro cercado igual á éste, con la diferencia de 
ser cuadrado y tener puertas en el centro de 
cada lado. También contiene dos prominen- 
cias á las cuales se sube por escalones. Entre 
el gran cercado y el precipicio de enfrente de 
la colina, hay una depresión ó pequeño valle. 
Este está terraplenado por los dos lados, cu- 
biertos de piedras, con algunos escalones para 
subir. La principal de aquéllas, del otro lado 
de la presión, está en el borde del precipicio, 
al Sur de la más grande, en el primer vallado. 
Tiene una vista dominante sobre una parte 
del llano de Comayagua, tal que las luces se 



- 119 — 

ven perfectamente por los habitantes del bajo- 
Yo creo firmemente que esta circunstancia es 
la que se procuró al escoger tal posición. 

Hay otras muchas cosas notables en estas 
ruinas, de que no se puede dar idea perfecta 
en un plano, por cuya razón no he intentada 
describirlas. Las más singulares consisten 
en dos largas prominencias paralelas, cada 
una de cuarenta pies de largo, treinta y seis 
de ancho en la base y diez de alto en el centro. 
La parte interior de las dos, enfrente la una 
de la otra, parece haber tenido tres terrazas, 
como los puestos de un anfiteatro. Los bajos 
son de cuarenta pies separados, cubiertos de 
bastas piedras cuadradas, colocadas perpendi- 
cularmente, que presentan un frente igual. 
En el exterior tienen aquellas una especie de 
correspondencia con las de los muros del gran 
vallado, y cada una parece haber sido los ci- 
mientos de tres grandes edificios. El todo de 
las terrazas es de trescientos sesenta pies de 
largo. Exactamente, en una línea del centro 
del espacio entre las paralelas, distante veinti- 
cuatro pasos, hay dos grandes piedras coloca- 
das á uno y otro lado, con una abertura de un. 
pie entre las dos. Enfrente á ellas, hacia el 
Norte, y como á ciento veinte pasos de distan- 



— I20 — 

•cia, está otra prominencia que ocupa una po- 
sición relativa respecto á las paralelas con 
algunos escalones en la parte Sur. Sobre ella, 
como en otras muchas, hay grandes pinos de 
dos pies de diámetro. Sin procurar definir el 
verdadero objeto de estas paralelas, me parece 
muy probable que tienen el mismo designio 
de los muros paralelos que Stephens encontró 
en Chinchen-Itiza y Uxmal, en Yucatán. No 
hay duda que servían para juegos, procesiones 
ú otras ceremonias religiosas ó civiles, en pre- 
sencia de los sacerdotes ó dignatarios, que se 
colocaban en las terrazas de uno y otro lado. 

La forma de los varios túmulos de Tenam- 
púa indica que no fueron edificios de habita- 
ción. Evidentemente, parece que algunos fue- 
ron templos, semejantes á los de Guatemala, 
Yucatán y México, y de una proporción igual 
Á los que se encontraron en el valle Mississipí, 
con los cuales coinciden en su construcción. 
Yo pude excavar solamente uno, situado en la 
inmediación del gran templo. Después de pe- 
netrar la capa de piedra que tenía, el resto no 
era más que de simple tierra; pero el interior 
del terreno superior estaba compuesto de ma- 
terias quemadas, cenizas y fragmentos de pie- 
zas de barro. Recogí bastantes de estos frag* 



— 121 — 

mentos, muchos de los cuales eran de vasijas 
bien proporcionadas, pintadas y adornadas ex- 
teriormente. Algunas eran planizas, como 
pailas; otras tenían la forma de vasos diferen- 
tes. Todos eran cuidadosamente pintados con 
simples adornos ó figuras mitológicas. Un 
pequeño vaso de tierra, groseramente trabaja- 
do, fué el único que pude obtener entero. Es- 
taba filetado de negro y rosado, de una mate- 
ria tan sólida, que no se podía mover. Tam- 
bién se encontraron fragmentos de cuchillos 
enmohecidos. 

Cerca de la extremidad Oeste de la colina 
hay dos profundas cavidades, con flancos per- 
pendiculares, que llegan á la roca: son de 
veinte pies cuadrados y doce de profundidad. 
Aunque parcialmente rellenado de tierra, se 
descubre un pasaje en la parte inferior de ca- 
da una; hacia el Norte, de una profundidad po- 
co más ó menos de tres pies y otros tantos de 
ancho. Cómo pasaban por ellos, ó de qué ser- 
vían, no se sabe. Las aguas que corren por 
ellas en la estación de lluvias, tienen una fácil 
salida. Yo no puedo decidir si son naturales ó 
artificiales, pero me inclino á creer que son 
naturales con algunas mejoras artificiales- 
Una arruinada pirámide está en la boca prin- 



— 122 — 

<ipal. La tradición que sobre ellos hay, es de 
<jue fueron cavados por los antiguos^ condu- 
ciendo á las ruinas de Chapulistagua, al otro 
lado de las ínontañas, para huir fácilmente 
por ellos en caso de peligro. 

En todo hay como trescientas ó cuatrocien- 
tas terrazas y pirámides truncadas de varias 
dimensiones, además de los singulares valla- 
dos que he mencionado. 

Probablemente toda esta posesión servía 
para fiestas religiosas y para defensa. La 
unión de estos dos objetos fué común en todas 
las familias semicivilizadas del Continente. 
En mi obra sobre .los monumentos del valle 
•de Mississipí, he presentado muchos ejemplos 
en que las estructuras puramente religiosas 
se encontraban en las de defensa. No fué si- 
no en el área de las terrazas del gran templo 
de México, donde los aztecas hicieron la últi- 
ma resistencia á las armas de Cortés. ^ Sin 
embargo, no se supone que éste fuese un pue- 
blo fortificado, ó el lugar donde permaneciese 
una gran población. Las cimas de las colinas 
son rocallosas y el suelo pobre, poco á propósi- 
to para una población de indios, que procura- 
ban abundante agua y buenas tierras. Indu- 
dablemente, las habitaciones permanentes las 



— 123 — 

tenían en el bajo, y sólo iban allí á practicar 
tsus ritos religiosos, ó á procurar su salvación 
*en caso de peligro. 

Dentro del departamento de Comayagua 
^e halla el llano de El Espino. Está al Norte 
4el de Comayagua, del que se separa solamen- 
te por una línea de collados, de manera que 
puede considerarse como una extensión ó de- 
pendencia. Es regado por el mismo río Hu- 
muya, que lo atraviesa enteramente. El 11a- 
:no de El Espino es algunas veces llamado de 
Manianí. Es mucho más pequeño que el de 
Comayagua, pero tiene doce millas de largo y 
ochí) de ancho; y en otros respectos, como cli- 
ma, producciones, etc., nada puede decirse del 
nno sin que corresponda exactamente al 
•otro. 

Dependiente también del llano de El Espi- 
no, es el pequeño valle lateral de Jamalteca, 
de una belleza sorprendente, y tan abundante 
en agua, que mantiene su vegetación fresca y 
rigorosa, recogiendo sus habitantes una no in- 
terrumpida sucesión de cosechas, aun durante 
la estación seca, en que la agricultura está en 
suspenso. En este valle hay algunos intere- 
:santes monumentos de los aborígenes, indi- 
ciando que hubo una gran población. 



— 124 — 

Casi toda la extensión del valle del río 
Goascorán, que corre al Golfo de Fonseca, es- 
tá dentro de este departamento. Este valle es 
estrecho, y á excepción de su boca, donde se 
extiende á los planos del Pacífico, no contiene 
tierras de importancia. Es interesante todo él 
por la facilidad que presenta para la proyectada 
línea del camino de hierro. 

Las montañas de San Juan ó Guajiquiro,. 
en la parte Sur del departamento, son exclusi- 
vamente ocupadas por indios descendientes de 
los aborígenes lencas. Estas montañas están 
estratificadas de tal petate blanco, pero tienen 
hermosas áreas de un fértil suelo, en que los 
indios cultivan trigo y otros granos, y frutas 
de las más altas latitudes. Tienen una exqui- 
sita raza de muías, y manifiestan un grado de 
perseverancia y de industria, aunque sin la 
empresa necesaria, que no vi entre los semi— 
europeos habitantes. Cada departamento en 
Honduras posee más ó menos minerales ricos. 
Aunque á este respecto el de Comayagua no 
es superior á los otros, no es, sin embargo^ 
menos favorecido. El considerable pueblo de 
Opoteca está literalmente edificado sobre una 
mina de plata, que fué trabajada en una esca- 
la bien superior, y con los mejores resultados^ 



-j 



— 125 — 

en tiempo de la corona. Al presente, la aten-- 
ción de los vecinos se dirige á la agricultura^ 
por razones muy sencillas. Cerca de Arame- 
sina, Las Piedras y en las montañas de Lau- 
terique hay numerosas y muy ricas minas, 
unas abandonadas y otras mal trabajadas. No 
necesitan más que inteligencia, empresa y ca- 
pitales para ser productibles. El cobre se en- 
cuentra en abundancia, pero tampoco se ela- 
bora. En todo el departamento hay vastas 
capas de mármol azul, propio para toda clase 
de construcciones ó para hacer cal. Las ro- 
cas predominantes son de piedra granosa, ge- 
neralmente blanca y algunas veces de color 
de naranja. Cerca de Guajiquiro se encuen- 
tran también inextinguibles capas de varios 
colores de ocres, de buena calidad. Estos fue- 
ron usados por los aborígenes, y lo son hasta 
el presente, para pintar. Los colores son ex- 
traordinariamente vivos. 

Pinos y encinos abundan por todas las co- 
linas del departamento; y el caoba, cedro y el 
lignumvitae (guanacaste), así como otras mu- 
chas maderas de uso, se hallan en la cantidad 
deseable en los valles de los riachuelos. Una 
gran variedad de cactus se encuentra en el 
llano de Comayagua, El más común es el 

Honduras.— II 



126 



llamado nopal en México, que se cultiva en 
los Estados del Sur de aquel país, y en Gua- 
temala, para la producción de la cochinilla. 
Las numerosas plantas silvestres que hay en 
Honduras producen lo que llaman grana sil- 
vestre ó cochinilla silvestre. Los llanos de 
Comayagua y El Espino son admirablemente 
adaptables para el cultivo de la grana, café y to- 
das las plantas de las regiones semitropicales. 

DEPARTAMENTO DE GRACIAS (1-2) 

Distritos. (3) — Gracias, Ocotepeque, Gua- 
nta, Erandique, Corquín, Gualcho, Sensenti, 

Camasca, Intibucá, Santa Rosa y Trinidad. 

____________ % 

f 1 ) Después de Trujillo, Gracias es la ciudad más antigua 
de Honduras. Enviado Juan de Chávez por el conquistador 
don Pedro de Alvarado á buscar un lugar aparente para esta> 
blecer una ciudad entre los dos mares, después de vencer las 
dificultades ñsicas del país y las que le oponían los indios, bajo 
las órdenes de Lempira, cuando llegó á uu lugar ptanizo ex- 
clamó como Colón: ''Gracias á Dios^'^ y este fué el nombre 
que dieron á la población.— Herrera. — El Traductor, 

( 2 J Este departamento en la actualidad limita: al Norte, 
con los departamentos de Santa Bárbara y Copan; al Sur, con el 
de Intibucá; al Este, con Santa Bárbara é Intibucá, y al Oeste, 
con la República de El Salvador. — Nota de ''La Bandera Li* 
beral,'' 

( ^i) Tiene 4 distritos: Gracias, Candelaria, Erandique y 
Guarita. que comprenden 21 municipios. — Nota de "La Ban-^ 
dera Liberal:' 



— 127 — 

Pueblos principales. ( i )— Gracias, Santa 
^osa, Intibucá, Sensenti, Corquín, San José, 
Ocotepeque, Cololaca y Guarita. 

El departamento de Gracias está en el án- 
;gnlo Nordeste del Estado, tocando á El Sal- 
vador y Guatemala. Su territorio es, en mu- 
chos respectos, el más interesante de todo 
Centro- América, del que puede mirarse como 
un compendio. Es del único que hemos obte- 
nido datos ciertos. Estos son debidos al seftor 
-don José María Cacho, actual Secretario de 
Estado de Honduras, que, como Jefe Político 
^e este departamento en 1834, cumplió su de- 
ber, atendidas las dificultades del casoy de una 
manera acreditáble y satisfactoria. 

Su superficie es la más diversificada, y dis- 
tinguida por varios grupos de majestuosas 
montañas. Las de Selaque ocupan casi todo 
^1 centro del departamento; y al Norte tiene la 
línea del Merendón que, como he manifestado 

( \ ) lyas poblaciones principales son: Gracias, con 6.590 
liabitantes; I^as Flores, con 850 habitantes; Belem, con 1.500 
habitantes; La Iguala, con 1.939; Lepaera, 1.312 habitantes; 
San Sebastián, 727 habitantes; Talgua, 792; Candelaria, 500; 
Gaalcincej 2.000; Mapulaca, 900; Piraera, 325; Virginia, 224; 
Erandique, 2.387; San Andrés, 1.810; San Francisco, 1.825; 

Ouarita, 4.871; Cololaca, 297; Tambla, ; Tómala, 993; Va- 

lladolid, 905; La Virtud, 1.273.— iVi?/a ^^ *'-^^ Bandera Libe- 



— 128 — 

en otra parte, se extiende desde los límites de 
El Salvador hasta la Bahía de Honduras, en 
una distancia deciento cincuenta millas. Es 
conocida con diferentes nombres en distintos 
puntos, como El Merendón, Gallinero, Grita^. 
Espíritu Santo y Omoa. Ningún pueblo hay 
en estas montañas, á excepción de la pequeña, 
aldea Dolores Merendón. Al pie, hacia al 
Norte, hay varios hermosos valles, entre los- 
que se cuentan Copan, célebre por los anti- 
guos monumentos que contiene. Al Sur, casi 
coincidiendo con los límites entre este departa- 
mento y el de Comayagua, están las montañas 
de Opalaca y Puca, ambas de una dominante 
altura. Se extienden al Nordeste, paralelas á 
las de Omoa, hasta interceptar el valle del ría 
de Santa Bárbara. 

Todas estas montañas están cubiertas de 
maderas de construcción, de pinos y encinas. 
En las pendientes y valles que - hay al pie, el 
cedro, caoba y otras maderas preciosas son 
abundantes. En las montañas de Merendón 
se encuentra el quetzal^ el pájaro real y sa- 
grado del reino aborígene del Quiche y uno 
de los más hermosos del mundo. 

Este departamento, como todas las otras 
partes de Honduras, es profusamente regado. 



129 



Bn él nacen los ríos más grandes de Centro- 
América. Al Oeste de las montañas del Me- 
Tendón, y de sns gargantas, salen los peque- 
ños ríos Jila y Gualán, que caen al Motagua. 
A lo largo de la base Este de la misma línea, 
<:orre el Chamelecón, que tiene su nacimiento 
á pocas leguas al Norte de la ciudad de Santa 
Rosa. Forma un valle de gran belleza y fer- 
tilidad que, como el Copan, abunda en monu- 
mentos de una gran población aborígene. El 
TÍO Santiago ó Venta, que después de su unión 
<íon el Humuya tiene el nombre de Ulúa, nace 
en el gran valle de Sensenti, donde le dan 
otros varios, como Río del Valle, Alas, Higui- 
to y Talgua. Su grande tributario en este 
departamento es el Mej ocote ó Gracias, que 
<:orre al Este en la base de las montañas de 
Celaque. A lo largo de los límites Sur del 
departamento, separando los de El Salvador, 
<:orre el río Sumpul, uno de los más afluentes 
4el gran Lempa, que desemboca en el Pacífico. 
Algunos tributarios de consideración recibe 
también del propio departamento. Entre ellos 
se pueden mencionar el Guarajambala, Piri- 
gual, Mocal y Cololaca. 

Quizás el más interesante rasgo topográfi- 
co de este departamento, es el llano ó valle de 



• — I30 — 

Sensenti, casi circulado por las montaflas de 
Celaque, Pacaya y Mereüdón. Es como de 
30 millas de largo y de 5 á 15 de ancho.. Ape-- 
ñas lo divide una línea de collados que se ex- 
tiende hasta las inmediaciones de Corquín. 
Con propiedad puede decirse que el valle su-^ 
perior es el de Sensenti, y el inferior el llano- 
de Cucuyagua. El último tiene una altura 
de 2.300 pies, y el primero de 2.800 sobre el 
nivel del mar. El suelo, en general, es bueno 
y el clima delicioso. Constituye parte de loa 
dominios del aborígene Lempira, que es el que 
más resistió á los españoles que ninguno otro de 
los jefes de Centro-América El ejército con 
que salió á encontrar al Gral. español Chávez, 
era mayor que toda la población presente del 
departamento. El clima de todo él es saluda- 
ble. La temperatura general, como puede in- 
ferirse de la elevación del país, es fría, aunque 
no puede decirse que haya dos lugares igua- 
les. El clima varía con su elevación. Inti- 
bucá, pueblo de indios, situado en el medio de 
un considerable plano ó terraza de la montaña 
de Opalaca, está á 5.200 pies sobre el nivel del 
mar. Ocasionalmente cae alguna nieve en 
los meses de diciembre á enero. Yo pasé por 
el país á principios del mes de julio, cuando 



— 131 — 

el termómetro marcaba 56^ Fahrenheit. Los 
melocotones, manzanas y ciruelas vienen bien 
en este llano, y la mora es indígena de aque- 
llas montañas. Los pueblos de Corquín y 
Colohete tienen uba temperatura aun más ba- 
ja que Intibucá. Durante tres semanas que 
permanecí en Santa Rosa, del 9 de julio al i^ 
de agosto, la temperatura media, por la maña- 
na, fué de 68°, la de medio día de 72*^ y á las 
3 p. m. de 73° de Fahrenheit. De septiembre 
á febrero tiene el termómetro un medio más 
bajo. 

Los productos vegetales de este departa- 
mento, actuales y posibles, llenan la lista de 
todas las producciones de las zonas templadas 
y de los trópicos. El trigo, la cebada y el cen- 
teno y las patatas, etc., vienen perfectamente 
bien en las montañas; mientras la caña-miel, 
el índigo, tabaco, café, algodón, cacao, pláta- 
nos, naranjas, etc., florecen en los llanos y va- 
lles. Las maderas preciosas son abundantes. 
Pinos, iguales á los mejores de Nort-Caroli- 
na^ cubren los collados. También hay in- 
mensidad de caoba, cedro, granadillo, brasil, 
mora, etc., para objetos de manufacturas y pa- 
ra tintes. Copal, bálsamo y liquidámbar son, 
entre las gomas, las más comunes. El taba- 



— 132 — 

co de Gracias, como se verá después, tiene una 
grande y conservada celebridad. 

Aparte de su rica agricultura, Gracias es 
distinguida por sus minerales y preciosos me- 
tales. Las minas de oro y plata son numero- 
sas y ricas, aunque apenas se elaboran, por 
falta de conocimientos científicos, inteligencia, 
máquinas y capitales. Los metales de plata y 
cobre de las minas de Coloal, en las montañas 
del Merendón, son de gran riqueza: dan un 
58 p. g de cobre y 98 onzas de plata por to- 
nelada. Los metales de plata de las minas de 
El Sacramento dan 8.674 -onzas por tonelada. 
El carbón dé piedra se encuentra también en 
el llano de Sensenti, cerca del medio desierto 
pueblo de Chucuyuco. Yo visité las vetas en 
un lugar cortado por quebradas, y encontré el 
principal depósito de 8 á 10 pies de grueso, 
separado por una capa bituminosa de dos pies 
también de grueso. El carbón es también bi- 
tuminoso, y en el exterior, de buena calidad. 
El amianto, cinabrio y la platina, se encuen- 
tran igualmente en el departamento. Los 
ópalos se obtienen en varias localidades, y ya 
se han exportado en considerable cantidad. 
Los más y mejores se hallan en las montañas 
inmediatas al pueblo de Er^ndique. 



— 133 — 

Según "La Gaceta Oficial de Honduras," 
-de i^ de abril de 1851, á 31 de enero de 1853, 
se habían denunciado diez y seis minas de 
ópalos solamente en el distrito de Erandique. 
En el mismo período se denunciaron, en todo 
el departamento, trece minas de plata, una de 
oro y otra de carbón de piedra. Se asegura 
que cerca de Campuca se encontraron ama- 
tistas. 

Inmediato al pequeño pueblo de La Vir^ 
tud, en el extremo Sur del departamento, está 
el curioso fenómeno natural, conocido con el 
nombre de mina 6 fuente de sangre, ( i ) Del 
interior de una pequeña caverna emana cons- 
tantemente utk líquido rojo, que al caer se coa- 
gula exactamente como la sangre. Se co- 
rrompe como ésta; los insectos depositan su 



( \ ) Un poco al Sur del pueblo de La Virtud, está una pe- 
queña gruta, que en el día es visitada por los huaros y gavila- 
nes y en la noche por multitud de vampiros que van á alimen- 
tarse de la sangre natural que sale de la caverna. Esta gruta 
está en los bordes de un riachuelo cuyas aguas se enrojecen con 
la pequeña vertiente de un líquido del mismo color, olor y gus- 
to de la sangre. Aproximándose á la gruta, se siente un olor 
desagradable, y al llegar se ven lagos de sangre en estado de 
coagulación. Los perros la comen con avidez. Kl difunto don 
Rafael Osejo fué el único que procuró mandar dos botellas de 
este líquido á Londres, para su análisis; pero á las veinticuatro 
horas se había corrompido, y rompió las botellas. — ^^ Gaceta de 
JíonduraSy'' de 20 de febrero de 1853. 



— 134 — 

larva en él, y los perros y huaros van á la ca- 
verna para comerlo. En un país donde los 
conocimientos científicos son tan escasos coma 
en Centro-América, un fenómeno como este 
debía ser objeto de grande y aun de supersti- 
ciosa admiración, y muchas historias maravi- 
llosas se refieren á la fuente de sangre. Va- 
rias veces se había intentado hacer el análisis 
de ese líquido, pero nunca había sido posible^ 
porque su rápida descomposición obligaba á 
romper las botellas en que se echaba. Dilui- 
do en agua, pude traer dos botellas de él á los 
Estados Unidos, que sometí al examen del 
Profesor B. Silliman Júnior. Sin embargo, 
había sufrido gran descomposición y tenía un 
olor muy desagradable. Había depositado un 
grueso sedimento, conteniendo rasgos de su 
original materia orgánica. Las peculiarida- 
des del líquido son indudablemente debidas á 
la rápida generación que hay en esta gruta de 
alguna prolífica especie de infusoria colorada^ 

DEPARTAMENTO DE CHOLUTECA 

Z?2>/ríV¿?5.— Nacaome, Amapala, Choluteca,. 
Sabanagrande, Texíguat, Curaren y Santa. 
Ana. 



JL^ 



135 



Poblaciones principales, — Choluteca, Na- 
caome, Texíguat, Langue, Pespire y Sabana- 
grande. ( I ) 

El departamento de Choluteca ( 2 ) está al 
Sur de Honduras, fronterizo á la Bahía de 
Fonseca, en el declive Oeste de las montañas 
de Lepaterique á Hule, en donde nacen los 
ríos que lo riegan. Por consiguiente, su su- 
perficie es extremadamente variada. Los va- 
lles de los ríos Choluteca y Nacaome son an- 
chos y fértiles, y el distrito inmediato á la ba- 
hía es distinguido por sus extensas sabanas y^ 
aluviones cubiertos de bosques. A una dis- 
tancia de 15 millas, el suelo es admirablemen- 
te adaptable para el cultivo y propio para pro- 
ducir con abundancia todos los frutos tropica- 
les. A medida que el país sube, que es una 
serie de terrazas, las sabanas son más anchas 



( \ J Sabanagrande, Texíguat y Santa Ana pertenecen á 
Tegucigalpa, y Curaren y Langue á Comayagua. Los distritos^ 
pues, de este departamento, son: Choluteca, Nacaome, Amapala, 
San Marcos, El Corpus, Namasigüe, Oropolí y Pespire, y estas 
mismas son las poblaciones principales.— íVí?/^ del Traductor. 

{2) El departamento tiene 31.000 habitantes. Limita: al 
Norte, con los departamentos de Tegucigalpa y El Paraíso; al 
Sur, el Mar Pacífico; al Este, Nicaragua, y al Oeste, El Salva- 
dor. Se divide en cinco distritos, que son: Choluteca, El Cor- 
pus, Orocúina, Pespire y San Marcos, formados por i6 munici- 
pios. — Nota de * ^La Bandera Liberal, " 



— 136 — 

y numerosas, suministrando vastos repastade- 
Tos de ganado, que es lo que constituye la 
principal riqueza del departamento. 

Las montañas de Lepaterique ó Hule, que 
forman la frontera del Este al Noite, no tienen 
menos que 5.280 pies de altura, en el punto 
donde las corta el camino de Nacaome á Te- 
gucigalpa. Sus cimas son anchas, ondulan- 
tes, frías, saludables y fértiles, y literalmente 
constituyen los graneros de los adyacentes 
distritos minerales. El trigo, las patatas y 
especialmente el maíz, vienen con lozanía. 
Granizos y ocasionalmente nieve, caen allí, y 
algunas veces ha sido en tal cantidad, que han 
emblanquecido el suelo por unos pocos días. 
De las cimas de las montañas de Hule se toma 
la vista de un paisaje de más de cien millas 
de extensión, que forman las azules masas de 
montañas de Sulaco, al Norte, y los volcanes 
^e Nicaragua y el Golfo de Fonseca al Sur y 
Sudeste. 

De estas montañas el viajero goza también 
de la hermosa vista del valle de Choluteca, 
que el curso del río define claramente por los 
verdes bosques que conserva en sus márgenes. 
Esta vista se obtiene en el ancho y depen- 
<liente valle de Yusguare, célebre aun en el 



— 137 — 

mismo Honduras por su extraordinaria belleza 
y por sus inagotables fuentes de riqueza. Ett 
este valle hay varios pueblos considerables de 
indios, cuyos habitantes son distinguidos por 
su industria, por su bravura y por su espíritu 
republicano. Los texíguats ( i ) y curare- 
nes ( 2 ) obtuvieron una gran nombradla en 
las guerras que precedieron á la disolución del 
pacto federal de Centro- América; y al presen- 
te son los más fieles ciudadanos del Estado y 
sus más valientes defensores. 

A su rica agricultura, el departamento de 
Choluteca agrega la de sus minerales, que to- 
dos son de plata. Allí está la famosa mina de 
El Corpus, cerca de Choluteca, que en tiempo 
de la corona se consideró de tanta importancia, 
que indujo á la audiencia á establecer en ella 
un ramo del tesoro para recibir los quintos 
reales. Al presente se trabaja en una escala 
muy pequeña, estando llena de agua y obs- 



( I ) El distrito de Texíguat pertenece hoy al departamento 
de El ParaísoV y tiene lo.ooo habitantes y está dividido en siete 
municipios, que son: Texíguat, Liure, San Antonio de Flores,* 
San Lucas, Soledad, Vado Ancho y Yauyupe. — Nota de *^La 
Bandera Liberal,'^ 

( 2 ) Curaren, municipio del distrito de Reitoca, en el de- 
partamento de Tegucigalpa. Con 1.800 habitantes, indígenas^ 
en su mayoría.— iVb^a de ^^La Bandera Liberal,^ ' 



- 13» - 

truida con las rocas que se han desplomado. 
También están allí las minas del Cuyal y San 
Martín, que aunque no se trabajan en mejor 
grado que aquéllas, dan una grande utilidad. 
Su importancia es todavía mayor, por su pro- 
ximidad á la Bahía de Fonseca, por donde 
pueden ir todas las máquinas que se necesiten. 
En el Tigre ( i ) se han establecido máquinas 
dé aserrar para hacer tablas de cedro, caoba y 
otras maderas que abundan, y exportarlas á 
Chile, el Perú y California. 

Las islas del Tigre y Zacate Grande, de 
que hemos hablado, y el puerto libre de Ama- 
pala, ( 2 ) están en este departamento. Cho- 
luteca, que tiene una población de cerca de 
4.000 almas, ( 3 ) es nominalmente la capital; 



( 1 J La Isla del Tigre, pertenece al departamento de Va- 
lle.— iV¿?/¿i de ''La Bandera Liberal:' 

( 2 ) Amapala, puerto importante de la Isla del Tigre, so- 
bre la Bahía de Fonseca, con 2.500 habitantes, capital del dis- 
trito y municipio del mismo nombre, en el departamento de 
Valle. Existen allí siete Consulados — Alemania, Bélgica, Chi- 
le, Estados Unidos de Norte América, Inglaterra, Italia, Suecia 
y Noruega.— JVÍ7/a de ''La Bandera Líber aV * 

f ^J Choluteca es hoy la capital del departamento y dis- 
trito de su nombre. Tiene 6.000 habitantes.— iVb/^i de **La 
Bandera Liberal :' 



— 139 — 

^ro hay algunos años que la residencia de las 
:autoridades es Nacaome. ( i ) 

Esta ciudad está situada cerca del río del 
mismo nombre, poco más ó menos á ocho mi- 
Has de su boca, y tiene una población como de 
2.000 almas. A pocas leguas del propio río está 
*el considerable pueblo de Pespire. En las in- 
mediaciones de Nacaome, en el lugar llamado 
"Agua Caliente,'' hay varios ausoles, cuyas 
aguas son bien estimadas por sus propiedades 
medicinales. 

DEPARTAMENTO DE TEGUCIGALPA (^ 

Poblaciones principales. — Tegucigalpa, Yus- 
carán, ( 3 ) Cantarranas, Cedros, San Auto- 



( \ ) Nacaome, ciudad de 1.500 habitantes, es hoy capital 
y distrito del departamento de Valle. Este departamento cons- 
^ de 24.133 habitantes. Está formado por 3 distritos, que son: 
Nacaome, Goascorán y Amapala, subdivididos en 8 municipios. 
—Nota de ''La Bandera Liberal,' ' 

fij Capital déla República y del departamento, y dis- 
trito del mismo nombre. Tiene el departamento 74.343 habi- 
tantes, y se divide en 6 distritos, que son: Tegucigalpa, Cedros, 
Reitoca, Sabanagrande, San Antonio de Oriente y San Juan de 
Flores, los cuales comprenden 25 municipios. —iVb/a de ^'La 
Bandera Liberal, * ' 

f Z) Yuscarán es hoy capital del departamento, distrito y 
municipio de su mismo nombre.— iV<7/a de '*La Bandera Libe- 
ral: ' 



— I40 — 

nio, Yusguare, ( i ) Agalteca, Lepaterique^ 
Ojojona y Santa Lucía. 

El departamento de Tegucigalpa es el más^ 
pequeño, pero el más poblado relativamente^ 
de las divisiones políticas del Estado. Puede 
describirse como ocupando un platean interior^ 
cortado al Norte y Oeste por las montañas de 
Sulaco y Comayagua, y al Sur y Este por las. 
de Hule y Chile. La elevación de ^sXjtplateau 
es de 3.000 pies sobre el nivel del mar. Es 
bañado por el río Choluteca, que casi describe 
un círculo, llevando su curso entre las monta» 
flas,*gue rompe en una estrecha garganta, pa- 
sando á los ricos llanos de la costa del Pacífico.. 

La temperatura del departamento es fría y 
su clima no puede ser más saludable. Su 
suelo no es tan productivo como el de los 
otros, pero está lleno de minas de gran valor^ 
En efecto, es un distrito mineral, y hasta que 
los disturbios políticos del país hicieron casi 
imposible la prosecución de este ramo de in« 
dustria, las minas eran la principal riqueza y 
ocupación del pueblo. Las de Yuscarán son 
todavía trabajadas, así como las de San Anto- 
nio y Santa Lucía. Las de oro y plata de San 

fij Yusguare pertenece á Choluteca. — Nota de *'La Ban^ 
dera Liberal: * 



T^ 



141 



Juan, Cantarranas, no pueden ser mejores^ 
pero apenas explotadas, y es muy probable 
que en lo sucesivo las encomienden á compa- 
filas europeas ó americanas. Los nativos na 
quieren establecerse en sus inmediaciones por-^ 
que el clima es muy frío. La montaña de 
Agalteca, en la parte Noroeste del departa- 
mento, es una vasta masa de metal puro de 
hierro. Algunos dan el ciento por ciento y se 
forjan en la mina misma, sin sufrir la primera 
fundición. 

Desde que el interés de las minas comenzó 
á declinar, los propietarios se han ocupado 
más en la cría de ganados, de los cuales ven- 
den una parte en el Estado de El Salvador. 

Tegucigalpa, capital ( i ) del departamen- 
to, es sin duda alguna la mejor ciudad del Es- 



f\ i La ciudad de Tegucigalpa tiene 16.360 habitantes. 
Está situada á la falda Sur del cerro del Picacho, en su base. 
Contiene un puente -hoy, 1907, en construcción— que une á la 
capital con Comayagüela y por bajo del cual corren unidos los 
ríos Choluteca 6 Grande, Guacerique y Chimbo ó Chiquito. 
Existen aquí los Supremos Poderes: Poder Ejecutivo y Judicial. 
Tiene buenos edificios, entre los cuales descuellan el Palacio 
del Poder Ejecutivo, el del Legislativo, Dirección General de 
Rentas, Correos y Telégrafos, Hospital General, Palacio de 
Justicia, Penitenciaría, Casa Ayuntamiento, la Iglesia Parro- 
quial, Universidad, Casa de Moneda, Tipografía Nacional, va- 
rias Iglesias, Banco de Honduras y otros. Cuenta con un Mer- 

H0NDURA8.— 12 



142 



tado, y tiene de 9 á 10.000 habitantes. Está 
en la margen derecha del río Cholutecá, en un 
anfiteati-o entre montañas, y regularmente 
construida. Tiene seis iglesias. La parro- 
quia es la segunda de la catedral de Comaya- 
gua. Un hermoso puente de piedra de diez 
arcos sobre el río, une la ciudad con el subur- 
bio llamado Comay agüela. Tuvo primera- 
mente algunos conventos y una Universidad; 
ésta es hasta ahora de una existencia nominal. 
( I ) También tiene un cufio, pero que sola 
acufia al presente moneda provisional de co- 
bre, y de un valor muy bajo. ( 2 ) El co- 
mercio de Tegucigalpa se hacía todo por 
Omoa y Trujillo; pero desde el establecimiento 

cado, 4 parques,— Concordia, Plaza de Morazán, Plaza de La 
Merced y de San Francisco.— Tiene varios monumentos, entre 
los que sobresalen la estatua ecuestre de Morazán, en bronce, 
los bustos de Cabanas y Reyes y la estatua de Valle, en már- 
mol. — Nota de *^La Bandera Liberal.^ * 

fij La Universidad de TegucigaljSa, cuyo Rector es ac- 
tualmente el Doctor don Carlos A. Uclés, tiene tres Facultades: 
de Ciencias, de Jurisprudencia y Ciencias Políticas y de Medi- 
cina, Cirugía y Farmacia. Existe también un Instituto Nacio- 
nal, una Escuela Normal, una Escuela Superior de Señoritas, 
un Gabinete de Física y Químita, una Biblioteca Nacional y 
una Escuela de Artes y Oficios. — Nota de ^^La Bandera Li- 
beral: ' 

( 1) Actualmente en la Casa Nacional de Moneda se acu- 
ñan monedas de oro, plata y cobre.— A(?/a de ''La Bandera Li- 
beral,'' 



— 143 — 

4el puerto libre de Amapala, toma una gran 
parte esta direccióu. ( i ) 

DEPARTAMENTO DE OLANCHO (2) 

Poblaciones principales. — Juticalpa, Cata- 
<:amas, Campamento, Silca, Manto, Yocón, 
Laguata, Danlí (3)7 Teupacenti. 

El departamento de Olancho se une al de 
'Tegucigalpa al Este. Tiene un área de 11.300 
millas, ó algo más que todo el Estado de Ma- 
ryland. Pero una pequeña porción de este 
vasto distrito es ocupada por poblaciones civi* 

(\) Tegucigalpa. Degeneración del nombre indígena 
Teguzgalpa, que significa cerro de plata. En efecto, la ciudad 
-está rodeada de minerales, y á esto debe su progreso. Es, como 
'dice el autor, la más importante del Estado. Tiene un comer- 
-cio un poco activo, y si se forman buenas vías de comunicación 
al Pacífico, tomará creces considerables. Su Universidad no es 
antigua— esta fué la que reglamentó el Presidente don Juan 
Xrindo en 1849, después de acordada su erección en 1847, 7 P®*"- 
manece sostenida por algunos hijos de la propia ciudad. Los 
nombres de Trinidad Reyes, Hipólito Matute, Pío Ariza, etc., 
merecen los honores de la mención en este respecto; y si ellos 
tienen dignos imitadores, ese pequeño establecimiento, aunque 
ahora dé poca importancia, llegará á ser lo que aquella peque- 
ña encina que con el tiempo dio sombra á mil viajeros— ¿* 
Traductor, 

(2) Su población, 40.247 habitantes. Limita: al Norte, 
departamentos de YoroyColón; al Sur, El ^Paraíso; al Este, 
Colón y la República de Nicaragua, y al Oeste, los de Yoro y 
Tegucigalpa. Tiene cinco distritos, Juticalpa, León Alvara- 
-do. Manto, Catacamas y Yocón,— que comprenden 20 munici- 
pios — Nota de '^La Bandera Liberata 

('2>J Pertenece á El Paiaíso.—iVb/íí de ''La Bandera Li^ 
ieraír 



— 144 — 

lizadas, estando la mayor parte, comprendida 
toda la mitad al Este, en posesión de las tri- 
bus de indios, conocidos con los nombres de 
hicaques, payas, pantasmas y toacas. Todas 
las primeras están casi enteramente confina- 
das en el diucho platean interior, conocido ge- 
neralmente por el valle de Olancho, donde el 
gran río Patuca, el Tinto y el Romano tomart 
su nacimiento. Este valle es ondulante, fértil y^ 
cubierto de inmensas sabanas, conteniendo graa 
cantidad de ganado, que es todo lo que forma 
la riqueza del pueblo. En verdad, Olancho^^ 
bajo este respecto, es el primero en todo el cen^ 
tro, y quizá en toda la América española. 

Por su aproximación á las montañas,, 
Olancho tiene un clima fresco y delicioso. Sa 
pueblo es industrioso y posee no sólo lo nece- 
sario, porque aun vive con, lujo. Por su posi- 
ción geográfica, lejos del centro de las convul- 
siones políticas, ha gozado, comparativamente y. 
de quietud durante todos los disturbios á que 
ha estado sujeto el país. Esta circunstancia 
le ha sido bastante propicia para acumular al- 
guna propiedad; y así es que, en proporción^ 
es el más rico de todos los departamentos. 

-Sus principales artículos de exportación 
son: ganado, cueros, zarzaparrilla, tabaco, oro 



145 



y plata, todo dirigido á Omoa y Trujillo, y al- 
:guna parte á Tegucigalpa y al Golfo de Fon- 
seca. Después de sus crías de ganados, Ifi 
principal fuente de riqueza es el oro en polvo. 
Casi todos los ríos del departamento llevan en 
sus arenas oro de una excelente calidad. Esto 
fué descubierto desde el tiempo de la conquis- 
ta, y desde entonces tiene el lugar una cele- 
bridad local. Pero la política celosa de los es- 
pañoles, fué dirigida á ocultar todo conoci- 
miento de las fuentes de riquej^a de este país, 
y su condición, desde la independencia, no ha 
sido la más favorable para desarrollarlas. Sin 
embargo, no hay duda que el oro del Guayape' 
^1 Mangulili y otros tributarios, es igual en va- 
lor al de California, y muy pronto debe atraer 
la atención de Europa y de los Estados Unidos. 
Al presente no extraen el oro más que algunas 
mujeres que ocupan unas pocas horas el do- 
mingo en lavar arenas, teniendo con el resul- 
tado para vivir toda la semana. En el capítu- 
lo sobre minas y minerales se hallará una re- 
lación de las ricas que posee este departamento. 
Juticalpa, capital del departamento, es la 
tercera ciudad del Estado, respecto á su pobla- 
ción. Está en una hermosa situación, sobre 
un pequeño tributario del Guayape, no lejos 



— 146 ~ 

de él, y se le considera como en S.ocx) habi- 
tantes. Cerca está el gran pueblo de indios 
de Catacamas, y hay otros también de indios 
en todo el valle. Estos son proverbiales por 
su índole pacífica y hábitos industriosos. 

La comunicación entre el valle de Olancha 
y la costa, es toda por muías á través del valle 
del río Aguan á Trujillo. Primeramente se 
abrió un camino por el valle del río Tinto, pe- 
ro era escabroso y se abandonó pronto. Hay 
mucha facilidad para abrir una vía de comuni- 
cación por el Patuca, que es navegable hasta 
el puerto de Delón, pocas leguas de Juticalpa^ 
Pero la falta de un buen puerto, así como de- 
establecimientos comerciales en la boca del 
río, ha hecho esta natural vía de poca impor- 
tancia. Actualmente sólo se extraen por ella 
las maderas de caoba que se cortan en sus 
márgenes. Pero aun este comercio tiene sus- 
dificultades por la falta de cargadores de ma- 
dera en las radas abiertas de la barra. Por 
donde podría hacerse últimamente un comer- 
cio importante, de este departamento con el de 
Segovia, en Nicaragua, es por el río Wanks^ 
previo un buen reconocimiento, pues que has- 
ta ahora apenas se conocen sus capacidades. 



— 147 — 



DEPARTAMENTO DE YORO ( J ) 

Poblaciones principales. — Yoro, Trujillo, 
Olanchito, Negrito, Jocón, Sonaguera, Sulaco, 
Cataguana. 

El departamento de Yoro comprende toda 
la parte Norte de Honduras, al Este del 
río Ulúa. Su área es de sobre 15.000 millas 
cuadradas, igual á los tres Estados de Massa- 
chussets^ Connecticut y Rhode Island; pero 
mientras es el más grande en territorio, es el 
más pequeño en población. Su superficie es 
extraordinariamente diversificada. Se com- 
pone de una serie de valles que forman los 
numerosos ríos que corren por el interior á la 
Bahía de Honduras. Estos tienen una direc- 
ción de Norte á Sur y, excepto en las playas 
de la bahía, donde el país es llano y aluvial, 
son separados por un correspondiente número 
de espolones de diferentes elevaciones. Las 
comunicaciones transversales de estos valles 



f 1 ) Tiene el departamento 17.544 habitantes. Límites: 
al Norte, el Atlántico y el departamento de Colón ; al Sur, Te- 
gucigalpa y Comayagua; al Este, Olancho; y al Oeste, Cortés. 
Está dividido en cinco distritos:— Yoro, El Negrito, Olanchito» 
Sulaco y Tela,— -que comprenden 11 municipios.— iV(?/¿3: de ^^La 
Bandera LiberaV 



— 148 — 

son muy difíciles; y por esta razón toda la po- 
blación del departamento se ha concentrado á 
los valles de los principales ríos, que tienen 
puertos cerca de sus bocas, y en los caminos 
que conducen al interior de la costa. Las 
montañas de Pija y Sulaco se elevan en la 
parte occidental del departamento^ y forman 
los límites orientales de los vatíes del Sulaco 
y el Ulúa. Son terraplenadas y cortadas, for- 
mando altas sabanas cubiertas de pinos; pero 
su suelo es pobre y, por consiguiente, no ha 
atraído población de las partes más favoreci- 
das del Estado. Según tradiciones, contienen 
minerales muy ricos; pero jamás han sido ex- 
plotados, y nada se puede afirmar sobre este res- 
pecto de una manera p,ositiva. 

Los valles de todos los. ríos abundan en 
maderas preciosas, y puede describirse el de- 
partamento como el distrito del caoba en Cen- 
tro-América. Hay cortes cerca de todos los 
ríos que, por su capacidad, pueden llevar á la 
costa las maderas que se cortan. Los habí- 
tan tes, en general, son cortadores de madera 
por profesión, permaneciendo, en la estación 
de cortar, en los mismos cortes, y cuando se 
suspenden los trabajos se vuelven á sus casas 
ó á sus labores. 



■L,ri 



149 



Arriba de los ríos, y entre las taontaflas 
y collados que intervienen entre la costa y el 
valle de Olancho, están los restos de una fa- 
mosa Nación de indios hicaques. No se co-' 
noce su número, pero se calculan en siete mil. 
Son pacíficos é inofensivos, y trafican libre- 
mente con los españoles, cambiándoles zarza- 
parrilla, goma elástica y pieles, por algunos 
pocos artículos de civilizada manufactura que 
necesitan. ( i ) 

La mayor parte del llano de Sula cae en 
este departamento. Al Este de él, y formando 
grande extensión, está un importante territo- 
rio llamado Costa de Lean. Es tan bueno pa- 
ra la agricultura como el resto del llano, y 
bien puede decirse que, bajo este respecto, no 
iay una porción mejor en Centro- América y 
aun en todas las islas occidentales. Su pro- 
ximidad á las montañas, la falta de pantanos 
y la abundancia de buena agua, son circuns- 
tancias muy favorables para la salubridad, y 
tienen una influencia directa para atraer emi- 



( 1 ) Un gran número de caribes emigrados de la isla de 
San Vicente, están también establecidos en este departamento; 
pero como se habla de ellos en otra parte, es preciso hacerlo de 
todos en general. 



— I50 — 

grantes. Los valles de Sonaguera (i) jr 
Olanchito pueden también mencionarse por stt 
belleza, fertilidad y grandes fuentes de riqueza^ 
Yoro, (2) ciudad de cerca de tres mil habi- 
tantes, es la capital del departamento. (3) Tru- 
jillo, ya descrito, es su principal puerto de mar- 

DEPARTAMENTO DE SANTA BÁRBARA ( 4 ) 

Distritos. — Santa Bárbara, Omoa, ( 5 ) Yo-^ 
joa, La Trinidad, San Pedro, (6) Quimistán 
é llama. 



( \ ) Sonaguera, pueblo perteneciente al. departamento de 
Colón, con 855 habitantes, cabecera del distrito de su nombre, 
situado á 88.8 kilómetros de Trujillo. Productos agrícolas en 
gran abundancia, tabaco de clase superior. Nota de '^La Ban- 
dera Liberal,** 

(2) Yoro, ciudad de 4.800 habitantes, capital del departa- 
mento y del distrito de su nombre, situado á 222 kilómetros de 
Tegucigalpa.— 7Vb/a de ^'La Bandera Liberal,** 

( %) Trujillo, como s? dijo en otro lugar, es hoy— 1907, — 
capital del d.epartamento de Colón. — Nota de ''La Bandera 
Liberal,** 

f ^) Santa Bárbara, departamento que limita: por el Norte, 
con el Atlántico y el departamento de Cortés; por el Sur, con 
los departamentos de Comayagua, Intibucá y Gracias; por el 
Este, con el departamento de Cortés, y por el Oeste, con el de- 
partamento de Copan y Guatemala. Está dividido en cuatro 
distritos: Santa Bárbara, Colinas, Quimistán y Trinidad, que 
comprenden 19 municipios. — Nota de ''La Bandera Liberal.'* 

( ^) Omoa, ciudad de 1.168 habitantes, situada á 78 kiló- 
metros de San Pedro Sula, Puerto importante sobre el Atlán- 
tico, defendido por el castillo de San Fernando. Pertenece al 
departamento de Cortés. — Nota de "La Bandera Liberal. ** 

f 6 J San Pedro Sula, capital del departamento de Cortés y 
del distrito de su nombre, con 3.383 habitantes. Tiene ferroca- 



— 151 — 

Poblaciones principales. — Santa Bárbara^ 
Yojoa, ( 4 ) Omoa, San Pedro, Quimistán, La 
Trinidad, Macholoa, llama, Chinda, Zacapa y 
Tamagasapa. 

Este departamento está al Norte de los de 
Comayagua y Gracias, interponiéndose entre 
ellos y la Bahía de Honduras. Es atravesado 
por varios ríos. El Ulúa corre por él de Sur 
á Norte, y el Blanco, Santiago, Santa Bárbara 
y Chamelecón, también pasan por él en dis- 
tintas direcciones. Los valles de estos ríos 
ofrecen terrenos de gran fertilidad, cubiertos 
de madera y propios para toda clase de cultivo. 

El gran plano de Sula, que puede decirse 
comienza en Yojoa, es el más distinguido ras- 
go del departamento. Es de la mayor exten-^ 
sión. Por las tradiciones del país, se sabe que 
filé poblado en su mayor parte por los aborí- 
genes. Al presente está todo cubierto de altos 
bosques, con unos pocos pedazos de tierra cul- 



rril á Puerto Cortés y La Pimienta. — Nota de ^^La Bandera Li- 
beraL 

(\) Yojoa, Santa Cruz de,— pertenece á Cortés,— pobla- 
ción de 2.071 habitantes, cabecera del distrito de su nombre, si- 
tuada á 122 kilómetros de Santa Bárbara y 10 de La Pimienta, 
que es la estación más próxima. Produce café, tabaco y vaini- 
lla. Pertenece al departamento de Cortés. —iVb/a de ''La Ban- 
dera Liberal,'^ 



152 



tivados en las inmediaciones de - los pueblos 
que están diseminados á lo largo del camino 
real. Estos bosques están llenos de maderas, 
y la mayor parte de los de caoba que se han 
extraído de Honduras, son de ellos. El 'Ulúa 
y el Chamelecón son canales por donde se han 
llevado, y aun se llevan las trozas al mar. La 
porción del llano de Sula al Este del Río 
Ulúa, está en el departamento de Yoro. To- 
mándolo en general, se puede calcular su base 
de sesenta á setenta millas en la Bahía de 
Honduras, formando un triángulo hasta Yojoa, 
á distancia, de cincuenta millas, y compren- 
diendo una área no menos de 1.500 millas 
cuadradas. En el desarrollo futuro que tenga 
el país, este llano será el que más llame la 
atención, no sólo por sus ricos productos na- 
turales, sino por su inmediación á los puertos, 
por sus ríos navegables y por su facilidad para 
cultivarlo, propio para el algodón, café, cacao 
y toda clase de frutos tropicales. Una gran 
variedad de cacao, llamado cacao niico^ igual, 
sino superior al famoso de Nicaragua y Soco- 
nusco, es indígena, en él, y los habitantes lo 
recogen de árboles silvestres en los bosques. 
La vainilla y la zarzaparrilla son abundantes. 
El copal, hule, palo de rosa, sangre de dragón 



— 153 — 

y otras maderas preciosas se encuentran en 
profusión ^ y las exportaciones que últimamen- 
te se han hetho de estos artículos, han sido de 
gran valor. Inmensos palmares de toda espe- 
cie varían la monotonía de los bosques, en 
formas bien graciosas. En un lugar en las 
márgenes^ del Ulúa, pocas leguas de su boca, 
hay un parque natural de palmas de coco, que 
se extiende á lo largo del río por algunas mi- 
llas. 

En las inmediaciones á Yojoa, el país se 
eleva por una serie de grandes terrazas, que 
abren al^otro lado anchas y ondulantes saba- 
nas. El suelo es bueno, y además de su na- 
tural adaptación para la cría de ganado, es 
propio para el cultivo. Estas terrazas forman 
un distinguido rasgo del país, alrededor de la 
ciudad de Santa Bárbara, donde está recon- 
centrada la mayor parte de la población del 
departamento. 

La gran dependiente cadena de montañas 
del Merendón, de que se ha hecho mérito en 
otra parte, que corta los valles de Chamelecón 
y el Motagua, y termina en el mar, sobre 
Omoa, ofrece en sus pendientes favorables cir- 
cunstancias respecto á suelo y clima, para el 
cultivo de granos y frutos de todas las latitu- 



■VT!K?- 



— 154 — 

4es. También es rica en oro, que se encuen- 
tra más ó menos abundante en todos los ríos 
^ue corren en el declive Sur. Bn las inme- 
diaciones de Quimistán hay algunos lavaderos, 
•que hace mucho tiempo se miran como de los 
más ricos. En esa porción de la espalda de la 
montaña de Omoa, y mirando al llano de Su- 
la, hay grandes capas de mármol, tan blanco, 
fino, compacto y puro, que puede ser bien tra- 
bajado en toda clase de objetos. Es más pa- 
Tecido al de Carrara, en Italia, que el que se 
•encuentra en los Estados Unidos; y puede fá- 
<:ilmente obtenerse la cantidad que se quiera. 
El hermoso y extenso fondeadero de Puerto 
'Caballos, (i) y el pequeño pero seguro puerto 
4e Omoa, están en este departamento. Los dos 
han sido ampliamente descritos en la subdivi- 
sión ^^Puertos de Honduras. '' 

Los habitantes de este departamento son, en 
general, dedicados á la cría de ganado, del que 
exportan una gran parte á Belice y Yucatán y 
otra á Guatemala, donde lo venden de cinco á 
diez pesos la cabeza. Una porción de este pue- 

f 1 ) Puerto Cortés, ciudad de 1.839 habitantes, situado á 66 
Itilómetros de San Pedro Sula. Puerto de la República en la 
costa septentrional del Atlántico. Seguro y de gran capacidad 
de entrada y fácil salida. Hay ferrocarril á San Pedro. —iVb/tf 
de la'' Bandera Liberal, * * 



155 - 4 



l)lo, que vive en el llano de Sula ó sus inmedia- 
ciones, se emplea en los cortes de madera, y 
•otros pocos, todos indios, en recoger zarzaparri- 
lla y, por intervalos, en lavar oro. Todo el de- 
partamento es saludable y posee vastas fuentes 
*de riqueza, cuyo valor se hace más estimado 
por la facilidad para adquirirlas, como por la 
posición topográfica para la comunicación inte- 
TÍor y exterior. - 



CAPITULO IX 



Aspecto natural de Honduras 

El aspecto de la naturaleza en Honduras es 
variado y sorprendente. Las'condiciones de la 
conformación de la costa, de su elevación, y por 
consiguiente, de su temperatura; la porción de 
lluvias que caen en los respectivos declives de 
las cordilleras, todo contribuye á diversificar 
las formas bajo las cuales se presenta la vida 
vegetal á los ojos del viajero. Sin embargo, 
los tres grandes caracteres son los aluviones de 
la costa, generalmente cubiertos de bosques, los 
elevados valles del interior, extendiéndose en 
anchas sabanas; y los ^Xios pía ieaux de las mon- 
tañas, sembradas de pinos y variados de encinas. 

En la Costa del Norte, donde el Ulúa y el 
Chamelecón corren al mar, el país es tan bajo 
que ocasionalmente es inundado á largas dis- 
tancias. Inmensos bosques de cedro, caoba, cei- 
ba, hule y otras* maderas, se producen allí, mez- 

HONDURAS.— 13 



- 158 - 

ciado de palmares que se elevan sobre ellos, y 
que franjean las bases de todas las colinas. 
Los raudales pasan por arcos de verdura y 
ocultos al sol, mientras que los anchos ríos bri- 
llan como bandas plateadas en campos de entre- 
cortada esmeralda. Pero aun en esos lugares, 
donde la tierra es la más baja, se extienden 
grandes praderías cubiertas de yerba, que sir- 
ven de retiro á multitud de animales; y duran- 
te la estación seca, cuando la de las colinas ha 
perdido sn verdura, ofrecen abui^dante pasto 
para el ganado. En el corazón de estos primave- 
rales bosques ejecutan sus trabajos los cortado- 
res de maderas, interrumpiendo el silencio con 
los ecos del hacha y con los gritos repetidos de 
los tiradores de trozas que, con veinte bue- 
yes atados á un solo tronco, le arrastran hasta 
la orilla del río donde le echan. Las anchas 
praderías proveen á aquéllos con sus ganados, 
y además, toda compañía tiene sus cazadores y 
pescadores que suministran raciones fijas á los 
propietarios de los establecimientos. 

Al Este de la misma costa están confinados 
los altos bosques en los valles propios de los 
ríos, teniendo á pocas distancias sabanas areno- 
sas cubiertas de espesos pastos y grandes man- 
chas de pinos y acacias. Pero- los llanos de la 



— 159 — 

<íosta son casi siempre estrechos. Los espolones 
<> colinas dependientes de los grupos de monta- 
ñas del interior, frecuentemente se aplanan 
hasta la playa misma. En las espaldas de 
Omoa, á tiro de cafión de las fortalezas, las mon- 
tañas se elevan precipitadamente hasta la altura 
4e nueve mil pies, mirando á los suyos propios 
las claras aguas de la hermosa Bahía de Ama- 
tique. Tal es lo que sucede en el puerto de 
Trujillo. Los picos de Congrehoy y las mon- 
tañas de Santa Cruz y Poyas, forman gigan- 
tescos fanales para los marineros que se aproxi- 
man á las costas de Honduras. 

Los aluviones de la costa del Pacífico son 
también densamente cubiertos de bosques, pero 
no con extensión. A corta distancia contienen 
numerosas sabanas y jicarales^ en que los pe- 
queños árboles de calabaza (i) (jícaro), con sus 
redondas frutas, semejantes á la manzana, re- 
cuerdan al viajero la idea de los huertos de la 
Nueva Inglaterra. Estas sabanas están llenas 
de acacias (2) (el arbusto de la goma arábiga), y 



f\) Crescencia cujete, jícaro, morro, tohimo. — Nota de "Za 
Bandera Liberal? * 

(2) Acacia farmaciana, de Liuneo. leguminosa, llamada 
también aromo, espino blanco, espino de Comayagua. — Nota 
^de ^^La Bandera Liberal,^ ' 



— i6o — 

cubiertas de pastos; pero el pino no se encuentra, 
en esta parte del Continente, sino es en las^ 
pendientes de las colinas, á una altura de cer- 
ca de doscientos pies. 

Los valles de los ríos, en ambas costas, es- 
tán llenos de altos bosques, y cubiertos de lia- 
nas ó sarmientos; (i) pero á medida que ascien- 
den al interior, la vegetación disminuye y se re- 
duce sólo á una franja de árboles y arbustos ert 
sus inmediatas márgenes. Estos valles, en la 
parte superior del interior del país, se extienden 
muchas veces en anchos y herinosos llanos, mi- 
tad de sabanas, mitad de bosques, en donde los 
productos de los trópicos y de la zona templada^ 
palmas y pinos, florecen de uno y otro lado. 
Tales son los de El Espino y Comayagua en el 
Humuya, el de Otoro en Santa Bárbara, el de 
Sensenti en el de Ulúa, el "de la Florida en el 
Chamelecón, el de Yusguare en el Choluteca 
y el de Olancho en el Aguan. En todos ellos,, 
como en el de Comayagua, las varias formas 
de cactus (2) distinguen su aspecto, donde 

(\) Bejucos. — Nota de '^La Bandera LiberaV^ 
( 2 ) Apuntia cochinillifera^ apuntia ficus indica ^ apuntia 
ieuco rivica^ apuntia monacontha, cer. intricatus^ cer. acan^ 
thodeSy etc.j son las especies de cactus — tunas en el país, — que 
en general varían en los llanos de Honduras. — Nota del Tra- 
ductor, 



— i6i — 

frecuentemente llegan á un tamaño extraordi- 
laario y casi toman el carácter de bosques. 
Allí cubren la tierra de una manera esférica y 
espinosa, advirtiendo al hombre y á Icts bestias 
^e marchar con precaución; pero por ambas 
fases radiantes de flores y de frutos, semejan- 
tes en forma y en color á la copa del más deli- 
cado cristal, llena del dorado rubicón de Bour- 
:gogne. 

Se elevan en altas y estriadas columnas, 
<jue en la confusa vista del crepúsculo se ven 
<:omo ruinas de antiguos templos. Y aun de 
lejos se advierten las articulaciones y junturas 
de sus grandes y suculentas palmas, plateadas 
<:on los tachones de cochinilla escarlata, que 
se extienden como en adoración al sol. Otras, 
en formas contrastadas, se arrastran por el 
suelo como serpientes, enlazándose en nudos 
alrededor de los troncos tendidos de los árbo- 
les, y en las hendiduras de las rocas estériles. 
Allí es donde aparece también la agávea, ( i ) 
con sus espesas y espinosas hojas, elevando 
sus altas ramas para florecer una sola vez, re- 
gar á su alrededor miles de semillas y morir. 



(i) Mezcal de donde se saca e\ pulque. — JVo¿ a de ''La 
' Bandera Liberal.*' 



— 102 — 

Las montañas que se elevan alrededor de 
estos valles, son accesibles por terrazas coro- 
nadas de bosques, de pinos y encinas, y alfom- 
bradas de verdes céspedes. Las cimas termi- 
nan algunas veces en picos, pero en general 
constituyen plataformas, más ó menos ondu- 
lantes y frecuentemente extendiéndose en sa- 
banas, cruzadas por pequeñas lomas ó por 
bandas de verdes árboles, que caen sobre ria- 
chuelos tan claros y fríos como los de la Nue- 
va Inglaterra. Allí la .mora es indígena, y los 
arbustos que impiden el paso al viajero, están 
llenos de frutas. 

Los campos de trigos que ondulan con los 
frescos vientos de las montañas, y los huertos 
de manzanas y de duraznos, luchando contra 
la negligencia del hombre, dan á aquellos lu- 
gares todos los aspectos de la zona templada;; 
y en la noche, cuando al brillante fuego de los 
pinos con que se alumbra cada cabana, los ha- 
bitantes se reúnen á su alrededor para confor- 
tarse, apenas puede creer el viajero que se ha- 
lla bajo los trópicos y á 14 grados de la línea. 
El contraste que forman sus experimentos de 
hoy con los de ayer, cuando se paseaba entre 
los platanares y huertos de naranjas, etc., se 
hace más decidido todavía á sufrir la lluvia- 



— 103 — 

fría y glacial que cae sobre su cabeza, de un 
cielo nebuloso, tan obscuro y ofuscado como el 
de un noviembre en el Norte. 

Pero tanto en los llanos como en los valles 
y montañas, todos los árboles están cubiertos 
de plantas parásitas. Algunas especies de 
cactus^ particularmente aquellos cuyos largos 
y enredados brazos tienen una forma prismá- 
tica, no desdeñan fijarse en las ramas de los 
árboles de calabaza (jícaros), que las agobian 
con su rápido desarrollo. Tan abundantes 
son estas parásitas, que algunas veces es difí- 
cil descubrir la verdura de los árbojes á que 
están asidas. Varias son tan delicadas como 
el algodón ó la seda, y otras groseras y ordi- 
narias; pero todas de una singular belleza, y 
muchas llenas de flores de brillantes colores. 
( I ) La ciencia extinguiría su nomenclatura 
clasificándolas, y el viajero es bien contento al 
encontrar que no ban sido cambiadas con las 
portentosas designaciones del estudio botánico 
iDryasdusts)y á quien la naturaleza no le dio '*un 
puro recreo," sino un objeto para que lo clasifi- 
cara y nombrara en términos griegos ó latinos. 



fij Epidentrum radiatum, peristeria elata^ catleya^ aklan- 
dice y licaste inacrophylla;ttc.y son las más comunes.— Noia del 
Traductor, 



— 104 — 

£n las más altas crestas de las montañas, 
donde la gruesa yerba indica una temperatura 
demasiado baja para una lozana vegetación, las 
parásitas desaparecen y los pinos y rocosas en- 
cinas están vestidas de una ligera capa de lar- 
go musgo gris, que flota suavemente con el 
viento, como despedazadas banderas en los mu- 
ros de una vieja catedral. Las rocas mismas 
están cubiertas de musgo, y, excepto los pe- 
queños raudales que salen debajo de ellas y 
que pronto se pierden con su suave murmullo, 
nada hay que interrumpa aquel eternal silen- 
cio; cuando más, el viajero ve una ligera som- 
bra que pasa por su camino: es la del águila ó 
del cuervo que se ciernen en los aires. Tal vez 
su mirada descubre á lo lejos, sobre una roca, 
alguna ligera y graciosa forma; pero basta un 
salto, y el antílope ha desaparecido en la mon- 
taña. 

Los rasgos geológicos de Hondujas son 
igualmente notables é impresivos. Saliendo 
del Golfo de Fonseca y avanzando íil Norte, se 
presenta la línea volcánica de la costa, con sus 
altos picos de escoria, cubiertos'también de yer- 
ba; y vastas masas de rocas blancas y berme- 
jas rodean los grandes n^úcleos de las grandes 
piedras de canto de las plataformas. Vistas á 



- 165 - 

«cierta distancia, parecen una colina de basalto 
y toman diversas formas de castillos, según va 
cambiando la posición del viajero. Entre ellaS| 
se encuentran ocasionalmente vetas de piedra 
4e cal azul, de cuarzo y de piedras verdes; y en 
diferentes puntos, se presentan atrevidamente, 
á través de las rocas superiores, ricos hilos de 
oro y plata. 

A medida que se avanza al interior, las 
montañas se van elevando por una sucesión de 
terrazas, profundamente cortadas por raudales 
^ue descienden al mar. Estas terrazas son 
una colección ó capas de piedra arenosa (talpe- 
tate), que forman puntos tan escarpados, que 
las muías pasan con dificultad. Pero cuando 
se han acabado de subir, el viajero encuentra á 
su vista anchas sabanas sembradas de pinos, 
encinas y arbustos. En general, la capa del 
suelo es ligera, y en vano una escasa vegeta- 
ción se esfuerza en suavizar el aspecto salvaje 
de la naturaleza. 

Las rocas desnudas reflejan la luz del sol, 
que brilla sobre ellas, á través de una atmós- 
fera clara y rarificada de aquellas elevadas re- 
giones, de una manera ofuscante. El fatigado 
viajero busca ante sí, y traza con ojos desfalle- 
cidos la línea del solitario y estéril plano que 



i66 



atraviesa; y agita más y más su fiel muía cott 
la esperanza de encontrar algún estrecho, valle 
donde formar su aislado campo, y pasar la no^ 
che con la sola y agradable compañía de los^ 
verdes árboles y de algún suave y dulce arroyo. 

Súbitamente el platean en que ha marcha- 
do se disipa en varias terrazas, y luego descu- 
bre casi á sus pies un vasto llano, cubierto de 
bosques, sabanas y raudales, así como un gran 
número de pueblecillos, cuyas blancas iglesias 
hacen la luz como el punto de plata en la pers- 
pectiva: tan cerca se ve el primer pueblo, que 
le parece que arrojando una piedra con la ma- 
no, caería en medio de la plaza misma; pero 
camina de hora en hora, siempre descendiendo^ 
cae la noche, mira las luces de habitaciones, y 
no es sino hasta después de grandes penas, que 
el ladrido de los perros y el paso acelerado de 
la muía, le indican que ha llegado al término 
de sus fatigas. 

Al Oeste de Honduras, entre las montañas 
de Corquín, el país es excesivamente diversifi- 
cado. Los ríos, recogiendo sus aguas en los 
bajos interiores, rompen las montañas de pór- 
fido y las colinas que los rodean, en ásperas y 
precipitadas gargantas. Sin embargo, en estas 
aberturas en cuyo fondo no atraviesan más que 



..^¿si 



— 167 ~ 

tortuosas y peligrosas sendas, se entreabren 
bandas de tierras aluviales, donde el indio edi* 
fica su cabafla, y donde el plátano tiene su ma- 
yor frondosidad, bajo peñas elevadas y eriza- 
das de puntas, como gigantescos centinelas 
sobre rocallosas murallas. 

Una gran abundancia de verdura cubre las 
colinas y montañas de las costas del Norte, 
que, en consecuencia, tienen un aspecto menos 
agreste que las pendientes de las costas del Pa- 
cífico, donde las lluvias no son tan constantes» 
Las colinas son más grandes, y las montañas, 
aunque á igual elevación, tienen un exterior 
más armonioso. Pocas crestas de rocas pre- 
sentan, y en sus densos bosques ofrecen más 
caracteres congeniales, á la multitud de formas 
de una vida animal, á los que han nacido bajo 
los trópicos. 

Pájaros de brillantes plumajes esmaltan 
las hojas de los árboles, y tropas de monos ju- 
guetean en sus ramas. El tapir, el jabalí y el 
perico ligero, viven bajo su sombra, y el puma 
(león^ y el tigre, acechan en sus guaridas. Allí 
es también donde el boa, el variado coral y el 
temible tamagás, se atraviesan con más fre-^ 
cuencia. Allí, donde la vainilla forma hermo-^ 
sas colgaduras con sus verdes sarmientos, y 



— i68 — 

-donde la zarzaparrilla cruza la tierra con sus 
largas raíces. Y, en tanto, que en el otro ex- 
tremo del continente, la plata comprimida en 
^1 duro cuarzo ofrece ricas retribuciones al 
hombre laborioso, allí el oro corre en las are- 
nas de casi todos los ríos. 

Así que, pródiga la naturaleza en sus do- 
nes, ha comprendido, en los comparativos es- 
trechos límites de Honduras, una variedad de 
escenas, de climas y de producciones que no 
tienen ejemplo en el mundo. En las costas 
ella se viste de exuberante verdura y se corona 
de flores, mientras la majestuosa mar viene á 
besar sus pies con sus espumosos labios. Y 
aunque más modesta en las montañas, no por 
eso es una madre menos productiva. El viento 
levanta los encanecidos cabellos de su serena 
frente; y aunque sin movimiento, aun allí se 
eleva á proferir un lenguaje sublime y santo 
para los oídos de sus verdaderos admirado- 
res, (i) 



(i) No son estos los destellos de una imaginación poética: es 
la expresión pura y sincera de la verdad; es la descripción exac- 
ta de los caracteres geológicos que distinguen aquel mundo en 
compendio. "Si Honduras, decía el hijo que más la ha honra- 
do, el ilustre don José Cecilio del Valle, no tuviese más que un 
territorio plano, el carro del orgullo podría pasearse de un extre- 
mo á otro, pero no habría esa escala maravillosa de climas, de 



...^ 



CAPITULO X 



Minas y minerales {i) 



Respecto á minerales, Honduras es el pri- 
mero de todos los Estados de Centro-América. 



animales, de plantas y de producciones de todos las zonas, ni de 
riquezas propias de cada una de ellas.' ' En verdad, todo está 
sabiamente equilibrado por la naturaleza. No goza Honduras, 
ciertamente, de las ventajas que proporciona una superficie pla- 
na; pero tampoco está sujeta á las producciones de una sola la- 
titud, ni presenta el aspecto monótono de los qué la tienen. 
Bendiga, pues, el hondureno á la Providencia, que ha favoreci- 
do á su país de una manera muy superior á muchos otros de la 
-ierra.' ' Nota del Traductor. 

(\) Pocos países como Honduras están dotados de una envi- 
diable riqueza mineralógica, riqueza aun no explotada ni en la 
vigésima parte, por falta de vías de comunicación y por la poca 
confianza que tiene el extranjero, dadas nuestras continuas re- 
vueltas políticas, así como porque, hasta hoy, no se ha nombra- 
do una comisión técnica que estudie nuestro territorio y dé á 
conocer con amplitud de datos las riquezas naturales en que 
abunda nuestro suelo. De las 6i6 minas denunciadas hasta hoy 
^n Honduras, puede asegurarse que casi ninguna ha sido des- 
cubierta científicamente, sino que la casualidad, á flor de tierra 
ha ofrecido á algún obscuro campesino el rico filón del que ex- 
trae alguna parte, y viene á presentarla á nuestros comerciantes 



— 172 — 



^ 



disensiones civiles que han agitado á Centro- 
América durante treinta años. Por una con- 
secuencia necesaria, mina tras mina han sido 
abandonadas, y una vez suspendidos los tra- 
bajos, ningún capital, ninguna empresa, nin- 
guna inteligencia los ha restablecido. En los 
distritos minerales hay muchos pueblos en de- 
cadencia, cuyos propietarios se han hecho ha- 
cendados, dueños de inmensos sitios donde cul- 
tivan el ganado, que es al presente su princi- 
pal patrimonio. Unos pocos establecimientos 
existen solamente; y aunque las operaciones 
son en una escala tan pequeña y de una ma- 
nera tan rústica, demuestran la gran riqueza 
de sus minas. 

Muy pocas de éstas no fueron abiertas 
conforme á un inteligente sistema, ni con re- 
ferencia á continuas y extensas operaciones. 
Sin máquinas para desaguar, los únicos me- 
dios que usan para extraer el agua que inunda 
muchas riquezas, son botas de cuero llevadas 
en las espaldas de los obreros, de cuya manera 
extraen también las brozas, de aberturas tan 
estechas que apenas permiten que trabaje más 
de un hombre. Cuando las brozas están afue- 
ra^ comunmente las rompen con grandes pie- 
dras chaflanadas en los cantos, que mueven 



— 173 — 

dos hombres por uno ú otro lado; y sino de 
nna manera pausada por la más grosera ma- 
quinaria, movida por bueyes y rara vez por el 
agua. En el último caso, el aparato consiste en. 
una plancha vertical (movida por una rueda 
horizontal), por la cual pasa un^brazo tenienda 
en las extremidades dos grandes piedras ata- 
das con cadenas, que se arrastran sobre, las 
brozas en i;n receptáculo de cal y canto, hasta 
que las pulveriza suficientemente para laamal- 
gamacióü. Esta última operación se ejecu- 
ta poniendo la amalgama en montones en un 
patio^ sobre un piso de madera, donde perma- 
necen algunas semanas, hasta que la amalga- 
mación se forma completamente, y después 
de lavadas las masas en artesas, se reducen por 
último en fuego. 

Pero aun con todas estas dificultades, y á 
pesar de los groseros y costosos procedimien- 
tos, las minas en Honduras, r he dicho, 
fueron de una gran utilidad al principio. Ra- 
ra vez fueron trabajadas profundamente, y los 
propietarios se veían obligados á abandonarlas 
antes de llegar á la profundidad, donde se en- 
cuentran las mayores riquezas. Otras se de- 
jaron por la falta de conocimientos para el be- 
neficio de las brozas, y otras, en fin, por la de 

Honduras.— 14 



— 174 — 

vías por donde transportar las mismas brozas 
á los molinos. 

Multitud de minas hay en el país abando- 
nadas y llenas de agua, muchas de las cuales, 
sino todas, pueden trabajarse con grande utili- 
dad, por mediQ de máquinas propias. Pero 
como no hay caminos por donde éstas puedan 
ser conducidas, es preciso esperar el desa- 
rrollo general del país para lograrlo. Los es- 
carpados y estrechos caminos de muías, en las 
inmediaciones de los puertos, están llenos de 
fragmentos de grandes y pesadas máquinas, 
que Ios-hombres, más empresarios que pruden- 
tes, han procurado introducir. Ellos son eter- 
nos monumentos que prueban evidentemente 
que la ciega energía que descuida los medios 
necesarios para llegar á los fines deseables, ja- 
más los alcanza. 

Los metales de plata son los más abundan- 
tes y más ricos de los que existen en el Es- 
tado. Todos se encuentran en las líneas ó 
grupos de montañas del Pacífico, mientras 
que el oro en polvo, y aun minas de oro, 
están al lado del Atlántico. La plata se 
encuentra en varias combinaciones con el 
hierro, plomo y cobre, y algunas veces con 
antimonio. 



175 



El cloruro^de plata es bastante común, que 
•^s uno de los más ricos metales del país. 

Los grupos de minas de plata en las inme- 
diaciones de El Ocotal, en Segovia (Nicaragua), 
gozan de la más alta celebridad y se conside- 
ran de grande interés. Producen la plata en 
forma de sulfuro, bromides y clorudo. Algunas 
de.ellas dan un sulfuro de plata y antimonio. 
La plata de El Limón, en las inmediaciones de 
El Ocotal, formalmente produce gran cantidad 
de cloruro de plata; pero al presente no se traba- 
ja por falta de máquinas convenientes para des- 
aguarla. Las brozas de este distrito producen 
de 28 á 727 onzas de plata por cada tonelada 
de 2.000 libras ó de 32.000 onzas. 

El distrito mineral de Yuscarán, en el de- 
partamento de Tegucigalpa, tiene una grande 
y bien merecida reputación por e) número de 
5US minas y por el valor de sus metales. Es- 
tos son, en su mayor parte, de plomo mezcla- 
dos con plata, y cuando se trabajan, producen 
de 63 á 1. 4 10 onzas por tonelada. Todas las 
minas de este departamento y el de Choluteca, 
producen un metal semejante, estando gene- 
ralmente en una matriz de cuarzo con propor- 
<:iones variantes de zinc bruno, sulfuro de zinc 
y hierro, y óxido de hierro. 



- 176 - 

Las del departamento de Gracias son igual- 
mente tau distinguidas como las de Teguci- 
^h1[^. Algunas notables combinaciones de 
plAtA 5^ encuentran en sus metales. La vieja 
lUiuA vW Cv^vC^l tiene sulfuro de cobre, plomo 
vvu ^uUutv de plvita, y en partes, cobre negro^ 
iMv\lv\vKnK\v^ tvHÍo un cincuenta y ocho por 
vivMU"^ vlc wvbre^ además de setenta y ochó á 
^»vhvnUc^ y cuatro onzas de plata por tonelada.^ 

l,oÁ metales de la nueva mina de Coloal 
biiu uua combinación de cloruro de plata, un 
jiuco de sulfuro de plata, óxido de hierro y an- 
timonio mezclado con tierra, y produce la ad- 
mirable proporción de 23.63 por ciento, ú 8.476- 
onzas por tonelada de 2.000 libras. 

Dependientes á los depósitos de plata de 
Honduras, están los de San Miguel, en el Es- 
tado de El Salvador. La plata generalmente 
sale en forma de sulfuro en combinación con 
plomo, hierro, blenda negra, sulfuro de zinc,, 
cuarzo y verdes piedras matrices con hilos de 
cristal y plata natural. Las principales mi- 
nas conocidas son las del "Tabanco," que son 
ciertamente las más ricas, y producen de 100 
á 2*537 oüzas por tonelada. Estas han sida 
trabajadas de una manera formal y han, pro- 
ducido la mayor utilidad, y •tienen la gran. 



177 



Tentaja de su proximidad á la Bahía de Fon- 
seca. \ 

' Las minas de oro sop muy comunes e» 
Honduras; pero á excepción de las de San 
Andrés, en Gracias, y las de las innlediacjo- 
nes de San Juan, Cantarranas, eü Tegucigal- 
pa, no se trabajan regularmente. Las princi- 
pales cantidades que se obtienen de este metal, 
son de los lavaderos de Olancho, que producen 
de una manera superabundante. El Guayape 
ha gozado siempre de una gran celebridad por 
la ■ porción de oro que contienen sus arenas; 
pero casi desde el período de la ocupación de 
España, no se ha extraído sino en una canti- 
dad muy pequeña por los indios, cuya ocupa- 
ción casi es exclusiva de las mujeres y de los 
jovencitos que se dedican unas pocas horas el- 
domingo por la mañana á lavar. Sin embar- 
go, aun así, el valor del que se sacó en Juti- 
calpa el año de 1853, fué 129.600. 

' Los siguientes parágrafos son extráétados 
de una carta privada escrita por el Dr. Charles 
Dorat, que visitó los distritos auríferos de 
Olancho en 1^53. "Entre los ríos de Olancho 
que hemos visitado y examinado, el Guayape 
y Jalan son sin duda alguna los más ricos en 
sus auríferas arenas. Estos dos ríos, que se 



178 



unen un poco más bajo de Juticalpa, capital 
de Olancho, forman el Patuca. Los depósitos 
de oro de Guayape comienzan propiamente en. 
un punto llamado Alemán, continuando de 
allí sobre el río, á una y otra margen, en gran 
cantidad. Nosotros encontramos oro ^n los 
aluviones á media milla del cauce del río. De- 
"" jando á Juticalpa en la direcQÍón Nordeste, y 
cruzando el departamento h«ista cerca de Yo- 
cón, en una área de veiute^leguas de largo y 
diez de ancho, no hay un riachuelo, por insig- 
nificante que sea, que no contenga oro en sus 
arenas y en sus márgenes. 

La mayor parte de estos arroyos salen de 
las montañas y caen al Guayape y Jalan. 
,Hay algunos, entre ellos, los ríos Sisaca y 
Mangulile (el último con más proporción de 
oro que los otros), que se unen al Mirajoco, el 
cual toma el nombre de Tagusfle, después de 
haber fertilizado el hermoso valle de Olancho, 
y desemboca en el mar cerca de Trujillo. En 
este río el oro se encuentra en depósitos abajo 
de las corrientes. El mejor oro es el de Gua- 
yape, Jalan y Mangulile, en el departamento 
de Olancho, y el del Sulaco, Caimito y Pacaya, 
en el de Yoro. ^^ ** En Alemán solamente 
las mujeres lavan el oro, y con la ayuda de 



— 179 — 

sus taiser^hlts daíeaSy en pocas horas se pro- 
curan uua cantidad suficiente para subvenir á 
las necesidades de la semana. Lo venden en 
el lugar, de 11.50 á 12 pesos la onza. En 
Guijana se encuentra el oro en una piedra fo- 
fa, y en San Felipe, en una tierra ferruginosa 
y rojiza. Cerca de cinco millas de Danlí, el 
Jalan produce bueno y abundante, y en la 
época de nuestra visita, había más de cien 
kombres y mujeres ocupadas en lavar. Tam- 
bién se servían de bateas y jamás cg^vaban más 
de dos ó tres pies de la superficie." 

Losdistritos del sur de Honduras, limítro- 
fes á Nicaragua, también tienen placeres de 
©ro, donde los indios sacan considerable can- 
tidad. Ivo mismo es en los del Norte, en el 
departamento de Santa Bárbara. Los ríos que 
corren entre las montañas de Omoa al Cbama- 
lecón, y, especialmente los de las inmediacio- 
mes de Quimistán, todos llevan oro en sus are- 
nas. Si hubiese mineros provistos competen- 
temente para lavar, no hay duda que obten- 
drían una rica retribución de su trabajo. 

También tiene Honduras minas de cobre 
de una riqueza extraordinaria. Los metales 
siempre contienen considerable porción de 
plata. 



— i8o — 

Los de Coloal, en Gracias, contienen, como 
se ha dicho, 58 p. § de cobre, además de 80 
onza$ de plata por tonelada. Los de la mina 
de Guanacaste, en 01 ancho, dan sobre 80 p. § 
de puro cobre, y 29 p. g de plata, igual á 
1.039 onzas de plata por tonelada. Pero á pe- 
sar de tales riquezas, estas minas han sido 
siempre descuidadas por el interés de la plata, 
que es la buscada. Por las circunstancias pe- 
culiares del país, y especialmente por la difi- 
cultad de las vías de comunica,ción, se ha con- 
siderado ese metal de poca utilidad, y rara vez 
se transporta á la costa cobre puro; pero con 
buenas vías de comunicación y la introduc- 
ción de modernos sistemas para elaborar los 
metales, las minas de cobre de Honduras se- 
rán las primeras fuentes de riqueza del país. 
También hay minas de este metal en las in- 
mediaciones del Golfo de Fonseca, donde los 
comerciantes acostumbran mandarlo como las- 
tre, ó para llenar fletes, á Inglaterra ó Alema- 
nia, donde es vendido á precios ventajosos, 
proporcionando un buen retorno á los buques, 
á pesar de los costos de los transportes de 
tierra. 

Byam, que visitó á Honduras y Nicaragua 
con el objeto de minas, dice "que los metales 



i8i 



<le cobre, en la mayor parte, son combinados 
^on azufre, y, sin requerir calcinación, pueden 
fundirse — añade— en un horno común, con la 
^yuda de igual cantidad de piedras de hierro, 
>que abundan ^en las colinas. Los metales son 
los que los españoles llaman metal de color ^ 
óxidos rojo y azul, y carbonato verde. Se cor- 
tan fácilmente con el cuchillo y producen de 
25 á 60 por cienta Las vetas generalmente 
son verticales y su frente de Este á Oeste." 

Los metales de hierro son bastante comu- 
nes; pero ninguna mina se trabaja, á excepción 
de Agalteca, en Tegucigalpa. El metal es alta- 
mente magnético, y tan puro, que se puede 
forjar sin fundirse. Hay inextinguibles vetas 
de él, pudiéndose obtener toda la porción que 
se quiera; y, sin embargo, á diez leguas de la 
miija, en el mismo departamento, se vende de 
10 á 12 pesos el quintal^ ¡igual á 200 pesos la 
tonelada! , 

Se dice que tanto en el departamento de 
Gracias como en el de Choluteca, existe el pla- 
tino;-mas las minas no han sido jamás traba- 
jadas. El cinabrio se ha encontrado en varios 
puntos; pero probablemente no en cantidad su- 
ficiente que pueda dar utilidad. El zinc está 
en diversas combinaciones, y los metales su- 



— l82 — 

periores se burilan con abundancia en las islas 
de la Gnanaja (Bonacca) y Roatán. El anti- 
monio y el estaño se encuentran igualmente;: 
mas si se halla en tal combinación que admite 
un producto económico, falta todavía que pro- 
barse por la experiencia. 

Las minas de ópalos de Gracias se han tra- 
bajado algo y han dado utilidades considera- 
bles. Algunas piedras son grandes y hermo- 
sas; pero los indios, que estiman su valor más 
por el núiíiero que por el tamaño, las rompen 
en pequeñas piezas. 

No hay ningunos datos que -manifiesten el 
producto anual de las minas de ópalos; pera 
puede calcularse que las minas ó trabajos en 
todo el departamento, no bajan de ciento. Se 
refiere que algunos amatistas se han encontra- 
do en este departamento, mas ninguno ha lie- ■ 
gado á mis manos. El amianto también exis- 
te, y puede creerse con fundamento que se pro- 
ducirá en gran cantidad. 

El carbón de piedra se ha descubierto en va- 
rias localidades. Las vetas de estefósilen el 
llano de Sensenti, son bien extensas. Yo visi- 
té las de las inmediaciones de Chucuyuco, en 
un punto donde son cortadas por los ríos que 
corren abajo de las montañas del Merendón y 



- i83 - 

caen al Higuito. La veta más baja tiene ocho 
pies de grueso, separada de otra de dos pies^ 
también de grueso, por una capa de bitumen. 
El carbón es el que llaman bruno^ que es de 
inferior calidad al conocido vulgarmente con el 
nombre de pit coal (carbón bituminoso), que 
se encuentra debajo de una piedra roja y de-- 
leznable. Es una formación dé tierra como la 
greda del valle Mississippi. 

Este carbón se encuentra en grandes vetas 
en algunas partes de Alemania, donde lo usan 
en gran cantidad para las fundiciones de me- 
tales y para los hornos de reverberos. Las mues- 
tras del de Sensenti dieron los resultados si- 
guientes: 

Gravedad específica! 1.504 

Cenizas 24 por ciento 

Pero estas muestras se tomaron de las ve- 
tas exteriores, lavados por el río, y, por su- 
puesto, impregnadas de sustancias extrañas. 
El área de éstas no se conoce; pero es probable 
que se extienda á la mayor parte del llano. 
Situadas tan al interior, no es presumible que 
tengan más "que un interés local en la reduc- 
.ción de los ricos metales de plata y cobre que 
se encuentran en las montañas inmediatas. 



— i84 ~ 

Otras vetas de carbón se encuentran igual- 
mente en el valle del rio de Snlaco, en el de- 
partamento de Comayagna, y en las inmedia- 
ciones de Nacaome; pero yo no tengo datos 
positivos sobre el particular. En el valle del 
río Torola hay también grandes vetas; pero de 
ellas se hablará cuando se trate de los depósi- 
tos de carbón del valle del río de Lempa^ en el 
Estado de El Salvador. 

En adición á esta brev& reseña de las mi- 
nas y minerales de Honduras, manifestaré que, 
en todos los departamentos hay una gran can- 
tidad de vetas de piedra de cal blanca y azul. 
Muchas existen á pocas millas del Golfo de 
Fon seca, extendiéndose hasta el valle del río 
de Goascorán, llano de Comayagua y valle del 
Humuya, hasta la Bahía de Honduras. Las 
colinas y montañas detrás de Omoa, tienen 
una inagotable cantidad de mármol blanco 
muy unido y hermoso, sin ningún defecto para 
objetos de adorno y para la estatuaria. 

Por la misma carencia de datos, que he de- 
plorado, respecto . á todos los otros ramos de 
industria, es imposible forrnar un cálculo exac- 
to ó aproximado del .producto ¿e las minas, 
tanto en los tiempos pasados como en el pre- 
sente. Según el informe de personas que han 



/ - i85 — 

examinado algunos antecedentes, el oro que se 
'estraía anualmente por los puertos del Norte,, 
durante los últimos afios de la dominación co- 
lonial, era en valor de 3.000.000 de pesos. 
Desde la independencia se estableció un pe- 
queño impuesto sobre el oro y la plata; pero 
las facilidades para eludir la ley eran tales, que 
apenas una décima parte de las cantidades ex- 
portadas se registraba en las Aduanas. Por 
consiguiente, ni conjetnralmente se puede for- 
mar un cálculo sobre el particular. 

En 1825 ^^ ^^2:0 por el Superintendente de 
la Casa de Moneda de la República Federal,. 
una relación de oro y plata acuñados en un pe- 
ríodo de quince años anteriores, hasta el de 
1810. Este informe es como sigue: 

*^En quince años consecutivos, hasta el de 
1810, se acuñaron 285Jmarcos de oro y 253.56a 
de plata, montando toda la suma de 2.193.83a 
pesos. 

**En otros quince años, hasta el de 1825, 
se acuñaron 1.524 marcos de oro y 423.881 de 
plata, importando¡todo 3.810.383 pesos." 

Pero la cantidad acuñada en la Casa de Mo-^ 
ueda de Guatemala, fué insignificante en com- 
paración de los productos del país en el mismo 
período. Donde había un peso acuñado en la 



— u% — 

V\i > i. s^s' \U^Us\l<v b^A>ui. vtíitrte síel el sello del 
í^a'SavI'InS vi'^w^C'ítu ykv.tj> de plata cortadas y 
.; IV . ''>^i'í 'Vi vr' \v-^. v"- Adetaás^ con 
, y,v;v-vi v^^ 'u s\>v'aa'::u y ¿¿Irn'íi^'^veii esa' 
> ;\\.i 'oyUi V *iv.x <x,vi*aociies ¿el p5¿¿ ertrt mc- 
i -.\.. -.cv^vvv\>. >v>>iTí este pu::ío, e: rr5jrnie 



\s v^:v..-.v... ''i\ 



:ro ¿e esta relac:5a ao áe- 
S,' !v\lu/i::»o ^i^uo las. cantidades acuñad^LS sean 
.^ '»...aiv;o UwcU de tas minas del país, Fae- 
la v\ lo v¿uc SO ha empleado en objetos ce nso, 
'el Illas or parte se ha exportado, especiaii^eate 
.\. Jic el año de 1S21. Es bien sabido que to- 
vlv.> U >s comerciantes de Honduras y de otras 
pAius hau extraído grandes cantidades de oro 
\ plata, tanto que se cree por personas inteli- 
vu Ules, que tal vez una décima parte será la 
que se ha enviado á la Casa de Moneda. Así, 
pues, es imposible sal>er á cuanto ascienden los 
productos de cada aflo, y menos aún lo expor- 
tado, porque casi todo se ha hecho clandestina- 
mente. En todo el territorio de la República 
hay minas en abudancia; pero donde se en- 

(i) ThoiTJ8S Oage, un religioso inglés, que residió en Guatema- 
la por espacio de doce años, á mediados del siglo XVII, nos ha 
dejado algunas noticias que manifiestan la superabundante pro- 
ducción de metales preciosos en aquella época. Habla de ciea 
muías que entraron á Granada '^cargadas de oro y plata, que 
"'el Rey." — New survey o/the West Indi es. p. 421 



- i87 - 

<íuentran en mayor número, y donde la natu- 
raleza ha colocado las más y más ricas, es en el 
lEstado de Honduras. * ''^ M. Gourmes, un mi- 
-neralogista que ha visitado bien las minas de 
JIonduras, me aseguró que era más fácil en- 
■<:ontrar minas que Ijombres para trabajarlas; y 
-que si se elaboraran y hubiese buenas vías de 
^comunicación, las producciones minerales del 
^ais podrían, en pdco tiempo, rivalizar á las de 
Méjico y el Perú.*' (i) Para la Administra- 
-ción de las minas, Honduras ha adoptado, sin 
modificación alguna, las famosas ^^Ordenanzas 
-de Minería" de España. (2) 



f^ij Bn el informe citado se asegura que en el año de 1825 
-se descubrieron dos mil vetas de metal. 

(2) Actualmente se rige este ramo por una ley especial, el 
-Código de Minería.— iV¿?/a de ''La Bandera Liberal:' 



CAPITULO XI 



Maderas preciosas. — Producciones vegetales.— Animales. — 
Peces. —Reptiles. — Insectos. 

Las maderas preciosas ocupan el segundo 
lugar de los minerales en Honduras, Al pre- 
sente, ellas son las que forman el principal 
ítem de las exportaciones del Estado. Las 
más conocidas son la caoba y rosa; pero la pro- 
porción que entra de la primera en el comer- 
cio, es mucho mayor, y, en este respecto, las 
dos son consideradas como las principales, por 
la porción de brazos que emplean. 

El caoba de Honduras {Swectinia Mahogo- 
nt)^ por su grande y magnífico follaje, es lla- 
mado "el rey de los bosques." Comparativa- 
mente con él, todos los otros árboles parecen 
insignificantes. Tanto la altura y grosura de 
su tronico, como la extensión de sus ramas y 
el espacio que ocupan sus raíces, son notables. 
Crece con grande lentitud, haciendo un aumen- 

HONDUBAS.— 15 



rr^^ 



— 190 — 

to apenas perceptible en los estrechos límites 
de la vida de un hombre. 

Se ha calculado que hasta los trescientos 
años está de cortarse. Se podrá formar una 
idea de la enormidad á que llega algunas veces, 
sabiendo que en la parte más baja de un árbol, 
un tronco de 17 pies de largo, ha tenido cinco 
pies seis pulgadas "en cuadro," ¡igual á 550 pies 
cúbicos y á un peso de 17 toneladasl .El coa- 
ba crece casi en todas partes de Honduras, es- 
pecialmente en los valles de varios ríos. Sin 
embargo, donde es más abundante, es en los 
bajos inmediatos á los ríos que corren á la Ba- 
hía de Honduras, donde llega á su mayor lo- 
zanía, y en donde están los principales tra- 
bajos, que los españoles llaman "cortes.*' Co- 
mo la mayor parte de los terrenos son propie- 
dades del Estado, las maderas se cortan con li- 
cencia del Gobierno, mediante una suma fija 
por cada árbol. Excepto los trabajos que es- 
tán en las bocas de algunos ríos para recibir, 
marcar y embarcarlas maderas que vienen por 
ellos, los demás establecimientos son tempora- 
les, cambiándose de tiempo en tiempo, según van 
escaseándose los árboles de las inmediaciones. 

De todas las ocupaciones del hombre, la más 
"ilvestre, por su naturaleza, es la de cortar caoba 



191 



;y aun éntrelos establecimientos mejor sistema- 
dos por sus arreglos. Cuando el empresario 
:se ha fijado sobre el valle de un río como el cam- 
po de sus operaciones, hace un depósito de 
provisiones y de todo lo necesario para cortar y 
embarcar las maderas. Allí mantiene una flo- 
i:illa á^pttpanies, para transportar las provisio- 
nes mismas y para mantener relaciones con los 
trabajos propiamente dichos, que se establecen 
-en los puntos más abundantes de árboles, más 
accesibles y que presentan más comodidad pa- 
ra poder hacer entrar los animales necesarios 
para tirar la madera. 

En estos puntos frecuentemente sucede que 
-es preciso conducir los bueyes por espesos é in- 
transitables bosques, y llevar las cadenas y rúe- 
nlas en pequeños botes, contra fuertes corrientes, 
-que pueden remontarse á costa de gran trabajo. 

Una vez fijado el lugar del corte, el segun- 
do paso es formar provisionales habitaciones; 
trabajo á la verdad que no ofrece ninguna difi- 
cultad, pues no son más que unas pequeñas 
barracas cubiertas con zacate de las ciénagas ó 
con palmas, que salven un poco el sol y el 
agua. 

¡Una hamaca y dos piedras para colocar su 
caldera, es cuanto necesita el cortador! 



192 



La estación de los cortes, que es en los úl- 
timos seis meses, comienza en agosto de cada, 
año, porque, según la opinión de los cortadores,, 
las maderas no pueden votarse ni henderse 
desde abril hasta agosto, que llaman la prima- 
vera. Para comenzar los trabajos, el cortador 
prepara en la estación seca, tanto los lugares^ 
en que debe establecerlos, como las canoas pa- 
ra extraer las maderas. 

Los trabajadores son divididos por compa-^ 
flías de veinte ó cincuenta cada una, bajo di- 
rección de un jefe llamado **Capitán," que es ej. 
que señala los trabajos diarios á su respectiva 
compañía y el que aumenta ó disminuye el 
salario de los trabajadores, según lo que ha^ 
cen. Cada compañía tiene también un^ hom- 
bre llamado guía ó monteador, cuya ocupación 
es buscar árboles propios para cortar. Este 
trabajo comienza antes que los otros, y como 
requiere alguna inteligencia y actividad, es pa- 
gado á un precio superior al de los simples 
cortadores. 

Su primera operación es desmontar alrede- 
dor del pie de cada árbol, en los bosques espe- 
sos, para que los cortadores puedan fácilmente 
llegar á ellos, y para que .los cortadores de 
maderas los señalen. 



— 193 — 

^*Eii esta estación del aflo (agosto), las hojas 
del caoba son de nn color amarillo, y el ojo 
ejercitado puede á gran distancia conocer los 
lugares donde hay más. Así que, sin más 
guía que su propia observación, él marcha sin 
equivocarse al lugar que desea. 

Algunas veces el guía ó monteador tiene 
que valerse de algunas estratagemas para ocul- 
tar sus descubrimientos; todo su ingenio con- 
siste en variar el camino que ha tomado, para 
que no lo siga alguno otro que ande en la mis- 
ma especulación, lo que es bien común. Pe- 
ro no siempre lo consigue, porque otros tan 
diestros como él, sea por sus observaciones, ó 
por las pistas más insignificantes de los pies ó 
de hojas secas, descubren el depósito, y mu- 
chas veces sucede que personas que cuentan 
con las ventajas de ciertas porciones de árbo- 
les, cuando van á buscarlos, están ya tomados 
por otros. Descubierto el tesoro oculto, la 
primera ocupación que sigue es de cortar un 
suficiente número de árboles para emplear los 
operarios durante la estación. En general, 
los árboles se cortan á diez ó doce pies del sue- 
lo, formando un andamio para el hachero; y 
aunque á primera vista parece un trabajo pe- 
ligroso, rara vez sucede algún accidente. El 



— 194 — 

tronco del árbol, por las dimensiones qne da^ 
es más estimado, pero para objetos de Injo se 
prefieren las ramas por su grano y por la ri- 
queza y variedad de sus vetas." 

Cortando un número suficiente de árboles^ 
comienzan los preparativos para tirarlos,, 
abriéndose anchos caminos para el río donde 
se han de echar. La distancia de estos cami- 
nos depende de la situación de los árboles. 

Cuando están dispersos, son necesarios mu- 
chos y algunos puentes. Por lo común, se 
hace un camino general, de donde radian los 
otros. El trabajo constantemente se hace por 
destajos, de cuenta del empresario. Un ajus- 
te se hace para desmontar y cortar los arbus- 
tos, que no baja de cien yardas por día cada 
operario; y luego se hace otro también de cien 
yardas al día para cortar los árboles gruesos- 
al haz de la tierra, aunque este trabajo es más 
penoso, porque hay árboles tan duros que re- 
sisten al hacha y es necesario aplicarles el fue- 
go. Los troncos de estos árboles, aunque mu- 
chos de. maderas de estimación para toda clase 
de objetos, se arrojan como inútiles en los la- 
gunatos ó arroyos que interceptan el camino, 
y muchas veces los ocupan para formar puen- 
tes, que algunos son de bastante extensión.. 



— 195 — 

Cuando los caminos son concluidos, que casi 
siempre es en diciembre, se asierran las made- 
ras en trozas de diferentes tamaños, para igua- 
lar las cargas que los bueyes deben tirar. 
Concluidas las trozas, se separan unas de otras 
y se colocan en la posición que mejor formen 
un cuadrado, según la figura que la extremidad 
de cada troza tenga En seguida se reducen 
por medio del Hacha de su forma redonda ó 
natural á una cuadrada, aunque algunas de las 
más pequeñas se llevan en sus formas redon- 
das; sin embargo, con los más grandes es esen- 
cial de hacerlos cuadrados, no sólo por dismi- 
nuir el peso, sino por impedir que rueden en 
la carreta/ 

Los salarios que pagan los empresarios de 
Belice en los cortes de la Costa Oriental de 
Yucatán, son casi los mismos que en Hondu- 
ras. Una compañía, se comprende, que es de 
un **CapitáD" y cincuenta trabajadores, divi- 
didos en 30 de i^ clase, 10 de segunda y 10 
de tercera. El Capitán recibe de 30 á 40 pe- 
sos al mes, y los operarios 15, 12 y 10, según 
su clase. Los gulas de la compañía ganan 15 
pesos al mes, y frecuentemente se les paga un 
peso ó medio peso por cada árbol que descu- 
bren, según su valor. 



-196- 

Lo mismo que en Honduras, los operarios 
reciben los instromentos y radones, y sus pa- 
gos son en efectos y dinero. 

En las inmediaciones de Belice, todos los 
cortadores de maderas son negros, descen- 
dientes de esclavos, que se ocupaban ante- 
riormente en lo mismo. Pero en Honduras 
son caribes, en su mayor parte, que, en ac- 
tividad y fuerza, son superiores á los negros; 
también son más inteligentes y requieren 
menos cuidado y vigilancia. Muchos van 
anualmente á Belice á comprometerse por la 
estación y vuelven á sus casas cuando se ha 
concluido. 

Acerca del comercio de maderas de Hondu- 
ras, como de todos los otros ramos de indus- 
trias, no tenemos ningún dato de sus produc- 
tos. Sin embargo, aumenta considerablemen- 
te y tendrá cada día más importancia á medida 
que vayan disminuyendo las maderas de las 
islas y de la península de Yucatán, y que el 
mercado del mundo tenga más demanda. Los 
principales establecimientos, al presente, están 
en el Río Ulúa y sus brazos, en el Aguan, Río 
Negro y Patuca. En los otros ríos no hay, por 
las dificultades que presentan para embarcar 
las maderas. 



— 197 — 

Además del .caoba, Honduras tiene una 
^ran variedad de maderas propias de los trópi- 
cos, todas las cuales son bien conocidas y bas- 
ta solamente enumerarlas. La madera de rosa 
(Amiris Balsamiferah, L.) es muy común en 
las costas del Norte, donde ha comenzado á ser 
un artículo de comercio. El lignunvitse ó gua- 
nacaste (Ramnus Sarcomphalus, L.) abunda 
en el valle de Ulúa y en las márgenes de los 
ríos del valle de Comayagua^ así como en to- 
dos los del Estado. 

Entre los numerosos palos de tinte de que 
Honduras está lleno, se pueden mencionar el 
fustoc ó palo amarillo (Morus Tinctoria, L.); 
^1 sándalo amarillo (S^ntalum); el brasil (Ca- 
sal pina Echinata, L.); sangre de dragón (Pete- 
rocarpus Draco, L.)? madera de Nicaragua 
(una especie de brasil llamada campeche), y el 
Achiote (Bixa Orellana.) 

No son menos abundantes los árboles que 
producen gomas y medicinas. El arbusto de 
la goma arábiga (Acacia Arábiga), se encuen- 
tra en todas las sabanas abiertas eu los decli- 
ves del Pacífico. Y en los bosques es común 
-el copaiba (Copaifera Ofi&cinatis, L.); liquidám- 
bar (Styrax OflScinalis); copal (Hedwigia bal- 
^aminifera); palma cristi (Ricinus Communis); 



L_„ 



— 198 — 

hipecacuanay, finalmente, el hule ó caoutchoue 
(Siphonia Elástica). Este se halla en gran: 
cantidad en las tierras bajas de ambas costas. 
Pequeñas cantidades se recogen por los caribes^ 
en la Bahía de Honduras; pero ya se comienza 
á hacer alguna atención sobre él. 

Entre las más comunes y usadas maderas, 
el pino resinoso merece el primer lugar, no só- 
lo por su excelente calidad, como por su extra-- 
ordinaria abundancia. 

Todas las partes elevadas de Honduras, en 
uno y otro mar, están cubiertas de estos árbo- 
les. En el declive del Pacífico comienza á apa- 
• recer en las colinas y montañas á la altura de 
1.200 pies del mar. En el interior se encuen- 
tra aun en las más bajas elevaciones, y en el 
declive del Atlántico abunda casi al nivel del 
mar. También se le halla en las bajas colinas 
que circiindan el llano de Sula, al Oeste, á 250 
pies; y es bien sabido que en las sabanas in- 
mediatas á los ríos y á las lagunas, al Este de 
Trujillo, así como en la costa Mosquita, es ca- 
racterístico. Los árboles no vienen unidos si- 
no separados, permitiendo á la yerba extender- 
se á su alrededor, tanto que un bosque de pi- 
nos no es lo que generalmente llamamos un 
'^----^ne, sino que más bien tiene el aspecto de 



— 199 — 

un arreglado parque. Frecuentemente los ár- 
boles llegan á una grande grosura; pero el tér- 
mino medio es como de veinte pulgadas de diá- 
metro. Son ricos en resina, y la madera es^ 
fuerte, pesada y durable, y el corazón jamás lo * 
roen los insectos. Por consiguiente, es una de 
las más baratas y convenientes maderas de 
construcción de que se sirven en el país para 
edificios, puentes, botes, etc. El Capitán Hen- 
derson, hablando del pino de Honduras, dice: 
"Como madera de construcción, apenas puede 
ser excedida en grosura; y, en general, se con*^ 
sidera, para toda clase de objetos, muy supe- 
rior al que se importa de los Estados Unidos.'* 
Y Shangeways manifiesta que las extremida- 
des de los bosques de pinos en la Costa Norte, 
suministrarían una gran cantidad de resina, 
alquitrán y maderas fabriles para el comercio. 
El cedro (Cedrola Odorata, L.) es el que 
ocupa el segundo lugar del pino en la lista de 
las maderas de uso común. Se encuentra en 
todos los valles; pero más particularmente en 
los de los principales ríos inmediatos á la cos- 
ta. Llega á la altura de ocho á setenta ú 
ochenta pies, y tiene un diámetro de 4 á 7 pies. 
No es atacado por los insectos, fácil para tra- 
bajarlo, y es tan hermoso en el color para ob- 



— 2CX> — 

jetos de gusto, como agradable en el olor. Por 
esta razón, es más usado en Honduras que nin- 
guna otra madera. La mayor parte de las ca- 
noas y pitpantes de los nativos, son hechos de 
troncos de cedro; y aunque son ligeros y dura- 
bles, tiene el riesgo de que pueden romperse 
en las playas. 

La ceiba ó árbol de algodón (Bombax Ceiba, 
L.); también es abundante y distinguida por 
su vasta grosura, y la aplican igualmente pa- 
ra bongos y pitpantes. He visto un bote hecho 
de un solo tronco que tenía siete pies de uno á 
otro lado. Este árbol florece dos ó tres veces 
al afio, y en la época de su florescencia, da una 
hermosura particular á todo el bosque. Pro- 
duce una vaina que contiene una especie de 
suave y fino algodón, que emplean en almoha- 
das, y que podría servir para otros objetos de 
más utilidad. 

Además de estas maderas, las siguientes 
son más ó menos abundantes, y todas de gran- 
de estimación, á saber: encina (Bigonia); san- 
tamaría, zumaque, zapotillo (Achras Sapota); 
mangle (Rizohora Mangle); mangle grape 
(Coccolaba Ubifera); quiebrahacha (Syderoxy- 
lum); jícaro (Crescentia); mangle de Saragoza, 
algarroba ( Hymenaea Courboril ); palo de 



20I 



percha, almendro, varias especies de encina^ 
granadino, gran variedad de palmas, zapote 
(zapote mamosa), etc., etc. (i) 

Además de la lima, el limón, la naranja y 
los pálmales, hay una gran cantidad de árbo- 
les frutales, que son indígenas en el país. El 
cacao es uno de ellos, y es notablemente abun- 
dante en los aluviones del Norte, donde los in- 
dios van á recogerlo. Se conoce con el nom- 
bre de cacao mico^ ó cacao silvestre, y se dis- 
tingue del cultivado, en que la nuez es más lar- 
ga, siendo bastante estimado por su buen gusto. 
El pimiento, que es exactamente igual al de Ja- 
maica (Myrtus Pimienta), también es indígena. 
Sus vallas son más grandes que el de las islas^ 
pero el aroma es más suave, y no tiene grande 
consumo en el comercio del país. 

La anonay de varias clases, es también in- 
dígena, así como el aguacate (Persea Gratimi- 



fij Al catálogo anterior, podemos añadir el siguiente de las 
maderas fabriles más comunes y estimadas de Honduras: — li- 
moncilloy arrayán, laurel, mano de león, ébano blanco y negro, 
membrillo silvestre, nogal, madie de cacao, guachipilín, ron- 
rón, hoja péndula, guayaco óguayacán,— el verdadero ligunvi- 
tae, — pimientillo, nacascotle, etc., etc.; y al de los árboles que 
producen gomas, el bálsamo, — que es abundante en las monta- 
ñas de Siguatepeque,— el jiñicuite, el copal de Ceylán— Hyg- 
menaea Vermicosa,— guapinol en el país, y el copalillo Hygme- 
naea Courbaríl,—gua pinolillo, etc.— ^/ Traductor, 



— 202 — 

ma), la cidra (Citrus Tuberosa), el tamarindo 
^Tataarindus Occidentalis), la guayaba (Psi- 
<lium Cuajabas), la pifia (Bromelia Ananas), 
el mango (Mangifera Doméstica), la papaya 
(Carica Papaya), el zapote, el granado (Púni- 
ca Granatum), el mamey (Lúcuma Bomplan- 
di), el nance, el jocote ó ciruela silvestre, la 
manzanilla el negrito, etc., etc. (i) 

La zarzaparrilla (Smilax Medicinal), en nin- 
guna parte del mundo se produce de mejor ca- 
lidad y en más abundancia que en Honduras, 
sobre todo al Norte de las costas . orientales. 
Toda es recogida por los indios; pero nunca es 
una cantidad que pueda servir para cambiar 
artículos manufacturados de Europa, como 
fundadamente se debe esperar que suceda. 



(\J La anona, que en la opinión de Humbolt, es el regalo 
más delicado que ha producido la América, es abundante en 
Honduras, tanto la llamada chirimoya— Anona Reticulata,— co- 
mo la silvestre— Anona Squasumosa, — y la conocida con el 
nombre de guanábana — Anona Muricata.— No lo es menos la 
guayaba llamada de sabana— Psidium Pomiferum, - y la de chi- 
na Psidium Simense. — En cuanto á las demás frutas, agrega- 
remos el níspero— que es verdadero zapote — el durazno, el me- 
locotón, el membrillo, el marañón ó lebibo— Semicarpus Ana- 
cardium,— el marañón de hueso— Cassinium Pomminífera,— la 
manzana rosa— Eugenia Jambos,— el caimito, la toronja — Citrus 
Decumanum,— el sonzapote— Manguífera doméstica,— el melón, 
la sandía, la zuncuya, etc.— ^/ Traductor, 



— 203 — 

La vainilla (Epidendrum Vanilla), se en- 
cuentra en los mismos lugares que la zarzapa- 
rrilla, y en todo el interior del país, siendo no- 
table por el tamaño de las vainas. No ha sido 
iiasta ahora un artículo de comercio; pero los 
ensayos que se han hecho en los Estados Uni- 
dos y en Europa, han producido órdenes aun 
para más de la que suministrarían las costas. 

La pita, llamada en México Ixtle^ es una 
especie de agávea muy prolífica y llena de 
fibras que varían desde el más ordinario cáña- 
mo basta el más fino Uno. Se usa para cor- 
celajes, hamacas, papel, etc., y siendo, como 
•es, tan sencillo su cultivo, puede ser un im- 
portante artículo de exportación y de consumo 
interior. 

Ya he dicho que Honduras produce libre- 
mente todos los artículos propios de los trópi- 
cos. Las tierras de ambas costas son adapta- 
bles para el algodón, que hasta ahora no se 
cultiva sino en pequeñas cantidades y en po- 
cos lugares, por los indios, que lo destinan á 
sus peculiares manufacturas. Los experimen- 
tos que se han hecho de este artículo, tanto en 
el Estado de El Salvador como en el de Nica- 
ragua, han sido tan satisfactorios como pue- 
<ien serlo del artículo mismo; pero la falta de 



— 204 — 

conocimientos prácticos, y, sobre todo, la de 
cooperación para el trabajo, han hecho aban- 
donar el proyecto de las plantaciones. Sia 
embargo, en un aflo se exportaron en los 
puertos occidentales de Nicaragua, cincuenta 
mil tercios de trescientas libras cada^no. Se- 
gún M. Baily, ^*tuvo una alta demanda en los 
mercados de Manchester,'' donde siempre ha- 
llarla la mejor venta. 

La cafla-miel de Honduras, como en todo 
Centro- América, es indígena y de una forma 
diferente á la asiática, que se cultiva en las In- 
dias Occidentales y en los Estados Unidos; pe- 
ro más blanda y más delgada, y conteniendo 
proporcional mente más jugo. Crece lozana- 
mente, tanto en los llanos como en las monta- 
ñas, en elevaciones de tres á cuatro mil pies» 
Anualmente da dos cortes, y en circunstancias 
favorables, hasta tres, y no requiere nueva 
plantación sino es cada lo ó 12 afios. El azú- 
car que produce esta caña es fina, y, con al- 
gún cuidado al fabricarla, sale tan blanca y 
tan refinada como la del comercio. No hay 
grandes establecimientos de fabricación, pero 
por todo el Estado se encuentran pequeños 
molinos movidos por bueyes, que producen la 
necesaria para el consumo del pueblo. La 




1 



205 



mayor parte se hace **en forma de chancaca^^ 
6 aziicar baja, en pequeños panes de una ó dos 
libras, que transportan envueltos en hojas de 
plátano. Estas panelas, con las tortillas^ 
forman el principal alimento de las clases po- 
bres. 

Un café de excelente calidad florece en 
Honduras, aunque jamás se ha adoptado como 
un general artículo de producción; pero ni aun 
es suficiente para el consumo del Estado la cose- 
cha. He visto varios plantíos abandonados, en el 
departamento de Gracias, cuyos arbustos eran 
agobiados con el peso de las bayas. En Cos- 
ta-Rica el cultivo del café se ha introducido 
con el mejor suceso. En 1851 el producto de 
este pequeño Estado fué como de 20.r)oo.ooo 
de libras, teniendo en el mercado inglés un 
precio medio de 12^ pesos por quintal, igual 
á 2.500.000 pesos en valor. Hay muchas ra- 
zones para creer que el café de Honduras se- 
rá tan bueno como el de Costa-Rica, en todos 
respectos. 

La cochinilla se cultivó antiguamente en 
Honduras, aunque en pequeña escala; pero al 
presente sólo en Guatemala se cultiva, donde 
es el primer artículo de exportación. El no- 
pal es indígena y abundante en el llano de Co- 
honduras.— 16 



— 2o6 — 

mayagua, donde se ven sus hojas plateadas 
con los huevos de la cochinilla silvestre. 

El tabaco de Honduras ha conservado una 
gran celebridad en todo Centro-América; y el 
de los llanos de Santa Rosa se considera como 
el primero del mundo. 

Al descubrimiento de las peculiares venta- 
jas de esta localidad para el cultivo de ese ar- 
tículo, debe la floreciente ciudad de Santa Ro- 
sa su fundación, que ahora es la más impor- 
tante del departamento, aun que la antigua 
ciudad de Gracias. 

El cultivo del tabaco comenzó en los llanos 
de Santa Rosa, á últimos del siglo pasado, y 
aumentó con tanta rapidez, que en 1795 se es- 
tableció allí una factoría real con un factor 
nombrado por la Corona. Desde entonces el 
tabaco de ese lugar tomó una reputación tan 
grande, que no sólo se enviaba á todo el reino 
de Guatemala sino á México, al Perú y aun á 
España misma. La población de Santa Rosa 
aumentó en proporción, y en 1825 ^^ Asam- 
blea Constituyente le dio el título de villa. 
Las convulsiones políticas que han agitado al 
país y que no ha dejado de sentir Santa Rosa, 
han hecho decaer este importante ramo y dis- 
minuido la población. Sin embargo, el pro- 



207 



^ucto anual es considerable y aun se vende en 
Cuba, en donde se manufactura y se vende 
después como de la isla. Los llanos de Oían- 
<ho, los de Sonaguera y Cataguana, lo produ- 
cen también de excelente calidad. Algunos 
de los tabacos de Honduras se expenden en 
los otros Estados, y grandes cantidades se ex- 
traen por los puertos del Pacífico, para Ham- 
^ufgo y otros puntos de Alemania. El ensa- 
yo que yo hice para la exportación de cigarros, 
no tuvo buen resultado, en razón de que ni 
la manufactura ni el tabaco estaban conve- 
nientemente preparados. Pero con el com- 
petente conocimiento sobre el particular, éste 
^erá el primer artículo de comercio del Es- 
tado. 

El índigo no se ha cultivado en Honduras 
-en grande extensión. Sin embargo, hace al- 
gún tiempo que se ha introducido en los valles 
de Chamelecón y en los distritos de Camasca 
y Guarita, en Gracias; y Aramesina, Caridad 
y San Antonio del Norte, en Comayagua, con 
los mejores resultados. Su calidad es igual al 
de Nicaragua y El Salvador, que se mira co- 
mo superior al de la India. Se cree, con fun- 
-damento, que este artículo puede extenderse 
<:on facilidad y ventajas en todo el valle de 



— 2o8 — 

Chamelecón y en los de otros ríos que caen á- 
la Bahía de Honduras. 

El maíz florece lozanamente y pueden le- 
vantarse dos cosechas al aflo, en el mismo te- 
rreno, si tiene la suficiente humedad ó si pue- 
de ser regado. En el interior y en laá monta- 
ñas no se acostumbra sembrar los campos se- 
gunda vez, sino es con el objeto de obtener 
caflas de maíz, que las cortan como zacate 
para las bestias. La variedad del maíz es más 
parecida á la de la Nueva Inglaterra que á la 
del valle del Mississipi. El grano es notable- 
mente grueso y fuerte, y las espigas ó mazor- 
cas, no muy grandes, pero numerosas. Allí^. 
como en toda la América tropical, el maíz es 
EL BÁCULO DE LA VIDA, y en tortillas^ tamales ^ 
atole^ tiste y otras muchas formas, es el sus- 
tentó del pueblo. En general, es barato, pero 
ocasionalmente sufre por el chapulín 6 langos- 
ta^ una especie de locusta que viene en nubes 
tan grandes que, en pocas horas, destruye las- ' 
milpas más grandes. Como la peste de la lan^ 
gosta es general, resulta algunas veces una 
grave escasez, que raya en hambre; y enton- 
ces el maíz llega á venderse al subido precio 
de cuatro, cinco y aun diez pesos el almud. 
Afortunadamente, el insecto no ataca los plan- 



— 209 — 

tíos que están en las pendientes de las monta- 
"fias, donde el pueblo hace sus milpas durante 
el período de la visita del chapulín. 

El trigo y otros cereales de la zona tem- 
plada, se producen en todos los distritos eleva- 
dos de Honduras. Poca ó ninguna harina ex- 
tranjera entra al Estado, y todo el consumo se 
puede considerar como suministrado por el 
país mismo. Yo encontré los campos cubier- 
tos de trigo en las inmediaciones de los pue- 
blos de indios al Sudoeste de Comayagua, en 
las pendientes de las montañas, á una eleva- 
ción de cerca de 4.000 pies del nivel del mar; 
pero también se cosecha en las bajas latitudes. 
La espiga es pequeña y firme, y el grano no 
es tan grueso como el de las latitudes del Nor- 
te. Esto puede provenir de que la clase que 
se usa es pobre, y cuya semilla jamás se ha 
variado. La harina es blanca y de buen gus- 
to, y en todos respectos igual á la de Chile y 
los Estados Unidos. 

El arroz es generalmente cultivado, sobre 
todo, cerca de las costas, donde se produce con 
muy poco trabajo .y de excelente calidad. 

Las patatas, como he dicho, se cultivan po- 
-co en \os plateaux de las montañas, pero sola- 
:mente por los indios, que las llevan á las po- 



— 2IO — 

blaciones grandes, donde se consumen todas^ 
El yante y el maniaco 6 casave^ es abundante y 
se cultiva en todas partes, teniendo un usa 
general. Los yames de las inmediaciones de 
Omoa, Puerto Caballos y Trujillo, son nota- 
bles, tanto por su excelente calidad, como por 
su tamaño ¡pues hay raíz que pesa hasta cin- 
cuenta y sesenta libras! El plátano, las ba- 
nanas y varias especies de judías, llamadas 
fríjoles^ son de universal uso, y constituyen 
los principales vegetales del país. El plátano 
es de una exuberancia extraordinaria en las^ 
costas del Norte. Es el que sigue al maíz, (y 
más bien el que ocupa el primer lugar ó que 
sirve de primer alimento á los pueblos de los^ 
trópicos. Según Humbolt, un acre de tierra 
sembrado de plátanos, produce una cantidad 
igual á la de ¡133 de trigo, y á la de 44 de pa- 
tatas! (i) 



( \ J Por vía de curiosidad, presentamos aquí la descrip- 
ción que hizo del plátano el hondureno que antes hemos citada 
— Valle, — y las observaciones que siguió, según las de Hum- 
boldt.— "En la originalidad de su figura, dice, en la belleza de 
su forma, en el esmalte y extensión de sus hojas, en el corto 
tiempo que tarda para fructificar, en el poco costo de su cultivo, 
en la fecundidad con que se produce, en la cantidad alimenticia 
de su fruto, en la harina que da cuando es verde, en los manja- 
res á que se presta cuando es en sazón, en todos los elementos, 
en fin, que forman un vegetal, se distingue el plátano, gloria 



211 



En todo cálculo de provisiones para cual- 
quier trabajo públic^o en Honduras, éste es el 
primer elemento sobre que debe contarse. 

El cervato de Centro- América es, según 
su inmediata posición geográfica, participan- 
do del caráter del de las regiones ecuatoriales 
de Sud- América y de los distritos semitropica- 
les de México. Así es que encontramos una 
gran variedad de mangustas en las costas orien- 
tales y septentrionales de Honduras, corres- 



de la América, ríqueza de sus hijos, hermosura de la tierra. *** 
Según Humboldt, en las inmediaciones de Acapnlco y de San 
Blas, un racimo tiene de i6o á i8o plátanos, pesando de 6o á 8o 
libras. Haciendo cálculos fundados sobre esta base, loo varas 
cuadradas de tierra, donde hubiese un pie á cada tres varas, 
tendríamos 1.089 ^^ toda su área; daría cada pie, su racimo res- 
pectivo; habría en cada racimo 60 libras, la suma seiia de 65.340 
libras de cantidad alimenticia. Son varios los cálculos de la 
cantidad de alimentos que necesita el hombre; pero aun conce* 
diendo 6 libras, que es el máximum, resultaría que en loo varas 
cuadradas de tierra, daría el plátano 65.340 libras, y alimentaría 
10.890 individuos. En una legua cuadrada de 5.000 varas, da- 
ría 3.670.000 libras, y alimentaría 544.500 individuos. " 

A los cálculos precedentes, podemos añadir: que los pláta- 
nos de la Costa del Norte, en general, no pesan menos de 16, 
17, y 18 onzas, lo que demuestra que son superiores á los de San 
Blas; y que un pie, como es bien sabido, se reproduce en 3, 4 y 
5. Tomando, pues, el número inferior, es decir 3, tendríamos, 
en el primer caso, que las 100 varas cuadradas darían 195.720 
libras, y alimentarían 32.670 individuos; y que, en el segundo, 
las 5.000 varas producirían 9.801.000 libras, alimento suficiente 
para 1.633.500 individuos.—^/ Traductor, 



— 212 — 

pendiendo á las del valle del Orinoco, mientras 
que en los bosques del interior nos saluda con 
su familiar gruñido la parda ardilla de nues- 
tras latitudes. 

Entre los animales domésticos, encontra- 
mos el caballo, el asno, el buey, el carnero, la 
cabra, el puerco, el perro y el gato, todos de ori- 
gen extranjero, excepto una especie de perros, 
que es indígena. 

El caballo es común en todo Centro-Amé- 
rica, aunque no se usa sino muy poco en los 
puertos, para carruajes. Las sabanas son 
abundantes en pastos, y lo mantiene pefecta- 
mente bien; vaga por ella casi silvestremente 
y rara vez se le coge sino es lazándolo. Intro- 
ducido por los españoles, conserva aún mu- 
chas peculiaridades de la raza árabe. Es pe- 
queño, de buena figura, de musculaciones fir- 
mes, y distinguido por la extraordinaria pe- 
quenez de las orejas. Sufre mucho en éstas, por 
unos insectos que se le introducen, haciéndose- 
las perder muchas veces y desfigurándolo no- 
tablemente. También es atacado con frecuencia 
por murciélagos (vampiros) y por una especie 
de araña que le hace perder el casco. 

El buey también encuetra abundante pasto 
y una congenial morada en las sabanas y bos- 



— ai3 — 

<ques abiertos. Como el caballo, manifiesta su 
evidente origen español. Crece algo más de lo 
que en este país se mira como de regular tama- 
fio; es de una forma fuerte y hermosa, de un 
<:uello poderoso, de cabeza pequeña, compacto; 
pero de cortos miembros. Sufre menos que el 
caballo por los iusectos, y casi siempre se le 
mira gordo y lucido. Las vacas no dan una 
gran cantidad de leche, pero buena. Hay vas- 
tas haciendas de ganado en varios distritos del 
Estado, que forma la principal parte de la pro- 
piedad del pueblo. Porción de bueyes que sir- 
ven para el yugo se venden en Belice y en los 
cortes de madera, de diez á quince pesos el par. 

El ganado, en general, se vende de cuatro 
á cinco pesos. 

El cerdo es más pequeño que el de las dife- 
rentes clases de Europa: es casi negro, de cer- 
das delgadas, largo hocico, cortas piernas y cor- 
pulento. Algunas veces se le encierra para 
cebarlo; pero, en general, sale él mismo á bus- 
car su alimento. La raza de China ó de la 
India Oriental se ha introducido con buen su- 
ceso por algunos empresarios del departamen- 
to de Gracias. 

No hay muchas cabras; pero se procrean rá- 
pidamente y podrían aumentarse en la propor- 



— 214 — 

ción que se quisiera, sobre todo en los lugares 
elevados. Por la abundancia del^ ganado, no» 
tiene ningún consumo, y se conserva en el 
país más bien como un animal doméstico que 
como un objeto de economía. 

Los carneros se encuentran en más ó me-- 
nos número; y donde únicamente se conserva 
sistemáticamente, es en Quezaltenango y en 
otros departamentos de Guatemala, llamados 
"Los Altos,'* cuyos vecinos manufacturan la 
lana en telas dé varias clases, que son de gran- 
de estimación en todo Centro- América. La 
lana es larga y ordinaria, y la carne se consu- 
me poco. Por analogía, debe creerse que este 
animal podría introducirse con suceso en los 
puntos elevados de Honduras. 

El asno se usa para la carga y para cruzar 
la raza con la de caballos, en la producción de 
muías. Esto es lo más común y más estimado. 
Se les cría en los lugares montañosos y después 
se trasladan álos llanos. Algún trabajo cues- 
ta hacer esta mezcla, pero con suceso. Las 
muías, en general, no son muy grandes; pero 
hay algunas de gran tamaño. Entre éstas, si 
son bien formadas, las hay desde 70 hasta 
300 pesos. El precio ordinario de las de car- 
ga es de 15 a 35 pesos. No hay escasez, sino- 



215 



es en Guatemala; y se les fortifica el casco- 
con el jugo del limón caliente. La carga or* 
diñaría de una muía en Honduras es de ocho 
arrobas (200 libras), y en El Salvador y Ni- 
caragua, donde el terreno es planizo, de diez 
á doce. 

Entre los animales silvestres señala Wright, 
en su memoria sobre la costa Mosquita, ci- 
tada por Straugeways, el búfalo; pero proba- 
blemente es una mezcla de ganado cimarrón d 
silvestre, de la costa, con bisonte. 

El gamo (Cervus Mexicanus y Cervus Ru- 
fus), es abundante en los bosques y sabanas. 
La primera clase es muy semejante á la de 
Europa, en color, pero más pequeña y con más 
grandes mogotes. La segunda es más nume- 
rosa, de color bruno, con cuernos cortos y pun- 
tiagudos, y de dos dentaduras. Cuando están 
jóvenes, son pálidos, casi blancos, y de una 
carne muy sabrosa. El Capitán Henderson 
ha confundido esta especie con el antílope, que 
supone encontrarse en Honduras. "Si este 
animal — dice— que en el país se conoce con el 
nombre de antílope, no lo es en realidad, difí- 
cilmente podrá saberse á qué otra clase perte- 
nece: su semejanza y descripción es esencial- 
mente la misma. 



— 2l6 — 

Es como la mitad. del gamo flavo, corto de 
talla^ con pelo en los muslos, color bruno cla- 
ro, con la parte inferior de la anca blanca, cuer- 
nos como de doce pulgadas y encorvados, en 
forma de lira. Se encuentra en grandes cua- 
drillas. 

El jabalí (Sus Tajasus, L.)? ^s común en 
Honduras en los valles de los ríos y en las in- 
mediaciones de las costas. 

La jagüilla (Sus Americensis), es igual- 
mente común, tanto en Honduras como en 
Nicaragua y Costa Rica. Henderson supone 
que es el ordinario puerco silvestre. 

También se encuentra el tapir (Tapir Ame- 
ricanus, L.)t ^^ ^^^ costas septentrional y meri- 
dional; pero raramente en el interior. Es al- 
gunas veces parcialmente domesticado. 

El manatí ó vaca marina (Manatus Ameri- 
canus, L.)) se halla en todos los esteros y lagu- 
nas de las costas del Norte. Jamás se ha co- 
nocido en la parte del Pacífico. Es bien sabi- 
do que pertenece á la mamalia. Crece hasta 
diez pies, y tiene un peso de setecientas á mil 
libras. Los caribes lo sacan para servirse de 
la carne, la piel y el sebo. Lo cogen con bar- 
pones, pero su pesca requiere destreza y prác- 
tica. 



— 217 ~ 

Los monos (Simia), son numerosos y de 
varias clases, incluyendo los cornudos (Simia 
Fatuellus, L.)? brunos (Simia Apella) y capu- 
chinos (Simia Capuchina). Los últimos Son 
más abundantes, y es un agradable animal. 
Hay otra especie referida por el Capitán Hen- 
derson, y que cree que no se ha hecho refe- 
rencia de ella. **En forma y tamaño— dice— se 
asemeja á la apella; y la hembra, en la cual se 
encuentra más característicamente la diferen- 
cia, tiene una separada y carnosa membra- 
na, que frecuentemente hace equivocar el se- 
xo." (i) 

La racuna (Procyon Lotor ó Ursus Lator, 
L.)> es de un tamaño medio, y se alimenta de 
animales, que es su propensión. Frecuente- 
mente vive separado, y por eso los españoles 
le llaman *^pisote solo." \ 

El maritacaca (Didelphis Opossum) es, por 
lo regular, de ocho.á diez pulgadas, *de color 
gris, de una fuerte cabeza, de larga y flexible 
cola, y los pies son de pezuñas separadas. La 
hembra tiene una cavidad en el vientre, donde 
conserva los hijos. Cuando anda los lleva ge- 



(i) Henderson's, Honduras, pág. 130. 



— 220 -^ 

valles de los ríos principales. El más célebre 
es el quetzal^ que era el pájaro imperial de los 
indios del Quitché. En los museos se cono-* 
ce con el nombre de Trogán Resplendens; y 
donde más se encuentra es en las montañas» 
del Merendón, en Gracias, y en el departa- 
mento de Quezal tenango, en Guatemala Los 
papagallos se hallan por todas partes, en una 
gran diversidad de clases y de los más variados 
colores. La guacamaya rosada y azul, es 
igualmente abundante en las costas, así coma 
el tucán. La chorcha amarilla (Cassicus Mon-^ 
tezuma), es derhasiado familiar al viajero ett 
los ríos de Honduras. Es notable por la her-- 
mosura de su color, como por sus coleantes, 
nidos, que hay hasta cuarenta y cincuenta en. 
las ramas de un solo árbol. 

Entre los raptores ó aves de rapiña, sott 
muchas las especies de buitres que hay, in^ 
cluyendo desde el común huaro ó zopilote^ 
hasta el hibu y el aguilucho. El cuervo^ 
el graio mexicano, el tordo, la golondrina 
y el colibrí (de numerosas especies), son co- 
munes. 

Aves acuáticas, como el pelícano, patos 
blancos y negros, el chorlito, la garza, la cer- 
ceta, la cigüeña, el herón, el ibis, la grulla^ 



— 221 — 

etc., son bastante numerosas en las playas de 
las lagunas y ríos. 

La pava silvestre, el cuan (Penélope Cris- 
tana), la chachalaca ó gallina de monte, la per- 
diz mejicana, la codorniz (en abundancia), la 
becacina ó gallina ciega y una gran variedad 
de pichones y tórtolas, son numerosas en el in- 
terior del país. 

En todas las lagunas y ríos de ambas cos- 
tas, se halla el aligátor. Llega á tener hasta 
quince pies de largo. Huye cuando el hom- 
bre se aproxima, y generalmente abandona los 
ríos cuando las márgenes son habitadas. 

De la tribu de lagartos hay una variedad 
infinita. La más notable es la iguana, que al- 
gunas veces llega hasta á cuatro pies de largo. 
Es de un color gris y vive casi de las flores de 
los árboles. Es temible su mordedura, pero no 
peligrosa. Su carne es delicada. 

Varias especies de serpientes hay tanto en 
Honduras como en El Salvador, pero casi to- 
das están confinadas en las costas. La coman 
práctica de quemar los campos en la estación 
seca, destruye en mucha parte los reptiles. 
Durante un año de permanencia en el Estado, 
y casi siempre ocupado en el campo, no recuer- 
do haber visto más que cuatro serpientes, y de 

HoNbuRAS .—17 



— 222 — 

9 

ellas solamente un coral^ que es de un carácter 
ponzoñoso. Sin embargo, en las inmediacio- 
nes á la costa son numerosas, pero generalmen- 
te de las más inocentes. Respecto á las serpien- 
tes de la costa, M. M. Müyer y Hesse, observan: 
"En la mayor parte son de una especie 
muy inocente, y los nativos las miran con pla- 
cer en sus casas, en lugar de temor ó disgusto, 
pues que les destruyen todos los bichos. Las 
culebras mansas tienen en general manchas 
redondas en la cabeza, algunas angulares de- 
bajo y todo el cuerpo cubierto de escamas ova- 
ladas. La quijada superior, como en mama— 
lia, es toda cubierta de dientes muy sólidos y 
puntiagudos, y en la unión de la quijada tie- 
nen otra andana. La inferior es exactamente 
igual, de manara que abriendo la boca se le 
ven cuatro andanas de dientes. Son largas y 
delgadas, por lo común, estas culebras; la ca- 
beza es hermosa y las escamas muy tersas. 
-En nuestro viaje observamos variasen los bos- 
ques, y especialmente una especie de colorr 
blanco y azul, que no pudimos examinar por 
la rapidez con que desaparecían al aproxi* 
marnós. Estas las llaman los indios woulah 
(zumljadora), y dicen que aunque se alimen- 
tan de aves en los árboles, también destruyen 



— 223 — 

pequeñas víboras ponzoñosas. Las principa- 
les de éstas se distinguen por un cuerpo más 
grueso y corto de cola, cabeza ancha y cubierta 
de escamas, y, sobre todo, por los colmillos ve- 
nenosos, que son puntiagudos, con un canal y 
una abertura en la extremidad, por donde co- 
munican el virus. Detrás dp estos colmillos 
tienen varios dieqtes pequeños, pero ocultos en 
el músculo. Nosotros no tuvimos la ocasión de 
hacer ningún experimento, aunque los indios 
procuraron tomar algunas, y nos contentamos 
con repetir lo que se nos informó. Hay la cu- 
lebra dorada, el bejuquillo, el tamagás y la 
"barba amarilla; estas dos últimas son las más 
peligrosas, y su mordedura causa la muerte. 
Según la experiencia, la raíz del guaco es un 
eficaz remedio para la mordedura de la culebra, 
^(i) Se encuentra por todas partes, y espe— 

(\) Además del guaco { serpentaria^ , se ha descubierto úl- 
timamente otro específico más eficaz, contra toda clase de ví- 
bora: en la raíz de la acacia (espino blanco en el paísy. I^a más 
temible es una especie de tamagás, conocida en la Costa Norte 
con el nombre á^ chinchintor 6 gorro colorado^ que muchas des- 
r ^acias causaba entre los colectadores de zarzaparrilla. Hoy no 
bay ningún accidente. Estos van provistos de aquella raíz, y 
si alguno es mordido de la víbora indicada, 6 de cualquiera otra, 
toma en el acto un poco de agua hervida con dicha raíz y se pone 
fomentos de la misma agua, con algunos pedazos de ésta en la 
parte paciente, cuya 'operación continúa por algunas horas, has- 
ta que el veneno se neutraliza completamente. — El Traductor, 



— 224 — 

cialmente en la isla de ' Roatán. El número 
de serpientes ha disminuido, á medida que 
ha ido avanzando el cultivo de las tierras." 

En adición á las culebras mencionadas en 
este extracto, se deben agregar el cascabel y el 
coral ^ que son tan peligrosas como el tamagás. 
La última tiene los más brillantes colores, cu- 
bierta con alternados anillos verdes, negros y 
rosados. No llega á ser muy larga, ni es común. 

Las tortugas se hallan por todas partes en 
gran cantidad y en diferentes especies. Las 
de tierra, todas de la especia Tabúlala^ tienen 
hasta un pie de largo. Es de una concha ne- 
gra y se come en común con la de mar, pero 
no es de tan buena calidad como ésta. En 
los ríos abundan en una especie llamada Ico- 
tea. Es más pequeña que la de mar, pero na 
inferior en otro respecto. Llega á tener un 
largo de i8 á 20 pulgadas, y es notable por la 
grosura de la concha. Las especies de tortu- 
gas de la costa, conocidas familiarmente con 
los nombres de tortuga verde (Chelonia Mi- 
das) y la tortuga picuda (C. Caretta), son 
abundantes en las dos costas, suministran una 
gran porción de alimentos, y son un recurso 
considerable para los indios. Entre las últi- 
mas, se encuentran las de que se toman las 



— 225 — 

mejores conchas para el comercio. Hay aún 
otra especie, que crece más que las indica- 
das, llamada tortuga-tronco. Su carne no se 
usa, pero la concha es de excelente calidad. 
De esta tortuga se extrae una especie de acei- 
te de mucha estimación, y es de suponerse 
que en lo sucesivo se haga un considerable ar- 
tículo de comercio. 

Las ostras, de dos clases, se encuentran 
también en abundancia. Las llamadas de ribera 
están en nudos de diez á doce, y las de man- 
gle, llamadas así porque se pegan á las raíces 
de los m¿ingles, en tas lagunas y esteros. Am- 
bas clases son estimadas. Bastas capas hay 
de las primeras de la Bahía de Fonseca. 

• Los crustáceos, de varias especies y tama- 
ños, desde la más larga langosta hasta el más 
pequeño cangrejo, son asimismo abundantes; 
en particular, el cangrejo de mangle (Crapsus 
Cruentatus), y el blanco y negro, cangrejo de 
tierra (Gecarcinus), se hallan eu gran canti- 
dad en las lagunas y en las inmediaciones de 
las bocas de los ríos. Todos son de un sabro- 
so y nutritivo alimento. En todos los árboles 
medio podridos, cerca del agua, habitan miles 
de cangrejos-soldados, que en ciertas épocas 
del año emigran á la tierra y después vuelven 



-7 226 — 

á la mar. Los caracoles son numerosos ea 
todos los cayos de las costas del Norte y espe- 
cialmente en los alrededores de las islas de 
Roatán y Guanaja. 

No solamente en las lagunas y esteros hay 
inmensidad de peces de toda especie, sino que 
los ríos están llenos de ellos. En la mar se 
halla el pescado de roca (Labrax Lineatus), el 
peje-puerco (Helops), el peje-rey (Humbriana 
Alburumus), el baracuta (Spyrsena Baracuda)^ 
el peje-papagayo (Tretadou), el grupa (Serra- 
xjus) y el colorado y negro mordedor ^ (Cora- 
ciouns), el porgo (Sargus), el sábalo (Aloza)^ 
el peje-espada, etc. Y en las lagunas, el ju- 
dío, el cabeza de carnero, el roncador (Macro- 
cephalus), el sucio, sargo, dormilón, macarela 
tambor, gruñidor, angtiila, cuyamel, etc., etc». 
En los ríos de las montañas, el sargo y el cu- 
yamel abundan más. El tiburón es común en 
las dos costas. 

En los valles de los ríos hay un Sarmienta 
(Sapindus Saponaria), que lo usan frecuente-^ 
mente los nativos para envenenar, ó más bien 
para aturdir el pescado, (i) Se machaca y 



(ij Hay varias especies. Las principales son el amol y el 
barbasco. Las dos son comunes en todas las montañas eleva- 
das.— i5/ Traductor, 



227 



se echa en el agua, y mezclándose el jugo en 
el agua, atolondra los pescados, que se cogen 
con la mano en la superficie. Pero si se les 
deja largo tiempo en el agua, salen de su em- 
^ briaguez y recobran su energía. 

Diferentes especies de abejas y colmenas 
se encuentran en Honduras. . Una (Apis Pa- 
dilla), es pequeña, de color rosado encendido y 
de un aguijón pequeño, y no causa mal. Las 
otras se hallan en las montañas, y son muy 
diferentes á las comunes de los Estados Uni- 
dos. Las colmenas son muy usadas por los 
nativos, sobre todo, para extraer la cera, que 
consumen en las ceremonias de la iglesia ro- 
mana. 

La falta de mosquitos que se observa en el 
interior de Honduras y El Salvador, á la ver- 
dad, que es bien notable, pues debe suponerse 
que estos insectos son la principal plaga del 
país. La casi total falta de ellos en las inme- 
diaciones de la Bahía de Fonseca, es la mejor 
prueba de que no hay pantanos ni lagu- 
natos* 

La pulga es una eterna causa de disgusto 
y de incomodidad. \fi. garrapata es abundan- 
te en las tierras bajas, y mucho más en los lu- 
gares que habita el ganado. Se quitan fácil- ^ 



— 228 — 

mente del cuerpo con bolas de cera, cuya provi- 
sión lleva el viajero. El chigoe ó nigua, una 
pulga negra pequeña, que ataca los pies y se 
introduce en los dedos, causando dolor, no se 
conoce en U costa del Pacífico. En la del Norte 
sí es común, pero rara vez ataca á las personas 
que conservan los pies aseados. 

Entre las arañas, se cuenta la tarántula, 
pero no se ve frecuentemente. Una especie 
llamada araña de caballo ataca, como antes he 
dicho, los pies de los caballos. En la familia 
de los escarabajos^ la luciérnaga es la más no- 
table por su tamaño. Una noche, en las in- 
mediaciones á la costa, alumbraban por todas 
partes como estrellas, con una brillantez y her- 
mosura extraordinarias. Los escorpiones son 
más ó menos comunes, pero solamente el ala- 
crán de monte es temido. El escorpión de las 
casas es de un color pálido, -y su aguijón 
es menos virulento; casi es como el de las 
avispas. 

El cientopies (Scolopendra Orsítans), llega 
en las costas del Norte á ser de seis y siete 
pulgadas. Tiene en la cabeza dos fuertes ali- 
cates, y en el cuerpo veinte divisiones, conte- 
niendo cada una dos pies. Es muy común en 
las habitaciones, pero poco mal causa. 



— 229 "■ 

De los insectos más perniciosos én Hondu- 
Tas, como en todo Centro-América, es el chapu- 
lín 6 langosta^ una especie de locusta que, por 
intervalos, aflige, á todo el país, pasando de 
una á otra extremidad, en vastas columnas de 
miiles de millones, obscureciendo materialmen- 
te el sol y destruyendo cuanta planta encuen- 
tra. Hay columna qu^ ocupa diez millas de 
-extensión. 

No sólo cubren la tierra, levantándose en 
nubes por donde uno pasa, sino que los árbo- 
les están agobiados con su peso, y de un color 
como si el fuego hubiese pasado por ellos, lle- 
nando al mism© tiempo el aire y cayendo co- 
mo una granizada. Su curso es siempre de 
Sur á Norte. Aparecen primeramente ' como 
saltoneSy de un tamaño pequeño, de color rojo, 
sin alas y cubrjendo la tierra como hormigue- 
ros. En esta época los habitantes matan 
grandes cantidades, abriendo fosos de dos ó 
tres pies de profundidad y echándolos en ellos. 
Cuando están llenos á la mitad, les arrojan 
tierra y quedan sepultados y destruidos. Tam- 
bién los queman en los campos, y los echan 
en los ríos para ahogarlos. Varios otros ex- 
pedientes emplean para salvar las sementeras, 
<íomo quemar azufre, hacer tirps de fusil, sonar 



- 230 - 



tambores^ formar toda especie de ruido, de 
cuya mauera se levantan y dejan aquéllas, (i^ 



(\J Por fortuna, la aparición del chapulín en Centro-Amé- 
rica, es bien raro. Desde el año de 1805 '^^ ^^ había sufrido sm 
terrible visita hasta el año de 1850 651, que la comenzó en el 
litado de Nicaragua.— -ff/ Traductor. 



CAPITULO XII 

existencia de los aborígenes, — Los HicaqueSy payas^ 
zambos y caribes 

En otra parte he dicho que el indígena d 
aborlgene es el elemento que predomina en la 
población de Ceütro-América. Honduras na 
es una excepción; y en algunos distritos del 
Bstado, es difícil decir si son los blancos los 
que más ^se asimilan á los hábitos de vida de 
los indios, ó si son éstos los qiie más se apro- 
xiinan á aquéllos. 

En la parte oriental del mismo Estado, 
entre los distritos del río Romano y el cabo 6 
río Segovia, en una área de 15.000 millas cua- 
dradas, el país etá caisi exclusivamente habitada 
pot tribus aborígenes, conocidas con los nom- 
bres de hicaques y payas. Porción de éstas 
lian adoptado la religión católica y viven en 
buena y pacífica armonía con los españoles. 
El gran pueblo de Catacamas y algunos otros 



— 23? — 

no menos iTOtables en las inmediaciones de Ju- 
ticalpa, en Olancho, son habitados por indios 
hicaques ó payas cristianizados. Pero, además 
de éstos, hay un considerable número que vi- 
ven en las montañas y que se conforman más 
con sus -primitivos métodos de vida. Sin em- 
bargo, también son pacíficos, y sus relaciones 
con los españoles son igualmente amigables- 
Su comercio es la zarzaparrilla, cueros de ve- 
nado, sangre de drago y otros artículos, inclu- 
yendo algún oro que lavan en las arenas de 
las montañas, y que cambian por otras de ma- 
nufacturas civilizadas que necesitan. Tácita- 
mente reconocen la autoridad del Gobierno 
que, sin embargo, no interviene en eí simple 
sistema patriarcal que observan. Algunas ve- 
ces vienen pequeñas partidas á la costa, á tra- 
bajar en los cortes de madera; pero tan pronto 
como concluyen su compromiso, regresan á 
sus habitaciones. En la época de la conquista, 
estos indios se encontraron, respecto á civiliza- 
ción, inferiores á los quitchés, cachiqueles y 
nahuales que ocupaban \o^ plateaux de Gua- 
temala, El Salvador y la parte occidental de 
Honduras. Pero al mismo tiempo fueron 
avanzando más que las tribus pescadoras que 
ocupan las bajas playas del Mar Caribe, lia- 



— 233 — 

mado al presente **Costa Mosquita." Al prin- 
cipio eran intratables, y, favorecidos por las 
condiciones físicas del país, resistieron por lar- 
go tiempo ía dominación de los españoles; pe- 
ro subsecuentemente, cuando se fueron for- 
mando establecimientos hacia la parte occiden- 
tal, y el poder de los españoles se hizo más 
apreciado, euos entraron en una perfecta ar- 
monía, que no se ha interrumpido por muchos 
años. 

Los nombres de hicaques y payas pueden 
mirarse como una designación general. Los 
towcas ó toacas, algunos de los cuales viven 
en las márgenes del Patuca, y los secos^ en el 
río Tinto, probablemente pertenecen á los pa- 
yas. Young, que los visitó, los describe ^^con 
una larga cabellera negra, que les cae á los 
hombros, cara redonda, ojos pequeños, con 
una peculiar expresión de docilidad, que pre- 
dispone el ánimo en su favor. 

*^Son pequeños, continúa, pero extraordi- 
nariamente fuertes y capaces de llevar gran- 
des pesos por los difíciles pasos dé sus escar- 
padas montañas, sin experimentar ninguna 
fatiga. Su cai-ácter es bondadoso y altamente 
lionrado;]f pero, como todas las tribus deTsalva- 
jes, muy inclinados á los licores espirituosos. 



— 234 — 

Venden zarzaparrilla, cacao, pimienta, quin— 
coras^ varias especies de raíces y de animales, 
como patos, etc., y reciben en pago, tiestos ¿le 
hierro, * puñales, machetes^ pólvora, fusiles, 
cuentas ó abalorio y algunos artículos seme- 
jantes para uso. * " Son enteramente ino- 
fensivos, industriosos y hábiles en sus ordina- 
rias manufacturas de algodón silvestre, de que 
hacen una espegie de tela que llaman quincora^ 
la cual tejen con plumas de pájaros, que tie- 
nen una hermosa apariencia. 

**La más grosera superstición reina entre 
los poyas, al presente, y sus íiestas idólatras 
son como siempre; pero su carácter salvaje ha- 
desaparecido, siendo una humilde y pacífica 
raza, cuya ingeniosidad en sus pequeñas ma- 
nufacturas podría confundirse concias produ- 
cidas por una máquina europea. ** Hay 
otra clase de indios payas ó poyas, menos ci- 
vilizados. Se les llama salvajes, porque, como 
los árabes, vagan en los bosques, haciendo sus 
siembras, que no vuelven á \*er sino hasta que 
van á recoger la cosecha. Sacan colmenas, 
zarzaparrilla, etc., que van á vender á sus her- 
manos más civilizados, por anzuelos, harpo- 
nes, cuchillos y otros artículos. No se comu- 
nican con los zambos de la costa, y solamente 



— 235 — 

^or interés de los objetos indicados, visitan, á 
los pueblos de poyas. Estos indios viven en 
las márgenes del río Seco, y por eso los lla- 
man secos. Sn carácter casi es el mismo de 
los poyas. 

"Los towcas (toacas, thuacas ó-^juacas), 
son notables por su industria é inofensivo ca- 
rácter. Es una raza mejor que la de poyas y 
secos. Hablan siempre bajo y qon facilidad, 
y tienen un aire melancólico. El sonido de la 
' S lo hacen oir en casi todas las palabras. Son 
célebres por su habilidad para hacer dorys y 
pitpantes. Su principal residencia es cerca de 
la cabeza del Patuca. * * Los toacas, como 
las otras tribus, tienen una gran reputación, 
por su bueña fe y probidad, é igualmente son 
afamados por su fortaleza para cargar grandes 
pesos. Son muy diestros para cazar animales 
al vuelo con sus flechas, y propios para toda 
cosa que demanda sagacidad y constancia. Es 
admirable la baratez en que valúan su traba- 
jo. Por ejemplo, ellos venderían un pitpante 
por un hacha ó un machete, ó dos ollas de 
hierro, á pesar del inmenso tiempo que em- 
plean en hacerlo.'' 

" Young visitó un pueblo de payas en uno de 
los tributarios del río Negro, del que nos ha da- 



— 236 — 

do la siguiente relación, sobre el método de vi- 
da de los indios, en general. 

"Este pueblo de indios es admirable. Es- 
tá comprendido en una casa de forma ovalada, 
de cerca de 85 pies de largo y 35 de ancho, en 
la cual residen todos los nativos, en un siste- 
ma verdaderamente patriarcal. Cada familia 
vive separada en ciertos departamentos forma- 
dos alrededor de la casa misma. A uno y otro 
lado de la casa, hay una división como de diez 
y seis pies de largo y diez de ancho, cubierta 
con hojas verdes, por el frente. En estos lu- 
gares jíone á las mujeres confinadas, de donde 
salen después de pocos días, á tomar sus diver- 
sas ocupaciones. A nuestra llegada, todas las 
mujeres estaban empleadas. Unas moliendo ca- 
zabe y harina indígena, mezclada; otras hirvien- 
do ésta en agua, para hacer una especie de be- 
bida llamada oulung; otras preparando el caza- 
be, para el pan de la mañana; otras, en fin, tos- 
tando cacao y sacando el jugo de la caña miel; 
y todas, en general, perfectamente ocupadas, 
bajo las órdenes de una directora ó jefe, que ^a- 
man con el nombre inglés offiicer (empleada), 
cuando está ausente. Fuimos recibidos con al- 
guna admiración, y las mujeres nos miraron 
de hito en hito, pero dentro de pocos minutos vol- 



— 237 — 

vieron á sus ocupaciones. El oulung es una 
bebida agradable en un día caluroso, y, sobre to- 
do, para los que gustan de cosas agrias; pero á la 
segunda vez que lo tomé, ya me gustó. El pan* 
es demasiado agrio y sólo lo probé. Es hecho 
de harina de cazabe, en bollos de cerca de 15 
á 16 pulgadas de largo, y como la muñeca de 
un hopibre de grueso. Lo envuelven en hojas. 
Cuando es fresco, es bueno, y el gusto agrio 
lo toma de guardarse. La casa está ente- 
chada en una hermosa manera de ^escarpe, 
hasta á cuatro pies de la tierra, de ma- 
nera que aunque llueva fuerte, no son mo- 
lestados los habitantes. Son notables por 
su aseo. La elección del lugar de la casa fué 
bien hecha. A pocas varas de ella, en un es- 
carpado punto, pasa un riachuelo, formando 
numerosas cascadas, que cae a sobre grandes 
masas de piedra. Sentados allí, oíamos la caí- 
da de las aguas y. nos divertíamos con la agra- 
dable verdura de las colinas, el rico i u aje 
de los pájaros y la algarabía que formaban los 
monos en el bosque. Observé cerca de la casa 
multitud de animales, como patos, pavos, cer- 
dos, etc.; y pueden obtener gamos con muy po- 
co trabajo.. El jabalí, que habita en los luga- 
res altos y secos, no es fácil cazarlo. La ja- 

HONDURAS.— 18 



— 238 — 

guilla no se encuentra en las montañas poyas, 
sino es que algunas partidas de indios, pasan- 
do el río Negro, las busquen en los lugares 
donde se conoce. Pocos tienen fusiles; en ge- 
neral, van armados con lanzas y flechas y ra- 
ra vez regresan sin un buen surtido de provi- 
siones. Después de baber participado de un 
par de volátiles, de algún cacao, plátanos, ca- 
zabe y miel de caña, todo preparado para nos- 
otros por aquella obsequiosa gente, tomamos 
nuestro reposo. Muy de mañana, cuando aun 
estaba en mi hamaca, fué una mujer á tocar- 
me tímidamente, diciéndome ^^znglzs^^ y pre- 
sentándome un bollo de pan fresco; luego fué 
otra con una porción de oulung^ y así conti- 
nuaron hasta que me dejafon bien provisto. 
En retribución, yo les obsequié con un poco 
de tabaco, agujas, sal, y á la Directora le rega- 
lé una navaja. Poco después fui agradable- 
mente sorprendido al ver llegar varios hombres 
cargados de plátanos, cañas, cacao, etc., que 
cariñosamente nos presentaron en cambio de 
los anzuelos, agujas, etc. Allí nos informa- 
ron que á distancia de quince millas había otro 
pueblo, en el propio camino de los estableci- 
mientos españoles. Antes de nuestra salida, 
llegaron una porción de indios de los puntos 



— 239 — 

inmediatos, que habían sabido nuestro arribo, 
á vendernos zarzaparrilla de Osnaburgo; pero 
como nosotros no teníamos ningún artículo, 
regresaron llevándose la zarza en los hombros.'^ 

La costa al rededor de la Laguna Caratas- 
<:a, y hacia al Oeste, hasta Brus, fué por mu- 
chos años ocupada por zambos, que corres- 
ponden generalmente en carácter con los de la 
costa Mosquita. Pero los caribes, extendién- 
dose rápidamente al Oeste de Trujillo y el río 
Negro, retiraron á aquéllos que se han pasado 
al Sur el Cabo Gracias á Dios, en lo que lla- 
man territorio Mosquito. 

Estos zambos ó mosquitos son una raza 
mezclada de negros é indios. Parece que en 
el siglo XVII una gran porción de esclavos 
desembarcaron en el Cabo Gracias. Aunque 
al priticipio los negros fugitivos fueron hosti- 
lizados por lo? indios, por último se armoniza- 
ron y se mezclaron con ellos. Durante la do- 
minación de los corsarios en el Mar Caribe^ 
tuvieron sus habitaciones entre ellos, y les le- 
garon un código de inmoralidad, que las^sub- 
secuentes relaciones con los contrabandistas 
no han contribuido á mejorarlos. El elemento 
negro se aumentó de tiempo en tiempo por es- 
clavos fugos (cimarrones), de los estableci- 



— 240 — 

mientes españoles, y por los que,, salieron de 
Jamaica, que intentaron establecerse en, la cos- 
ta, á principios -del siglo pasado. 

Los Gobernadores reales de Jamaica acari- 
ciaban á los zambos como un medio de moles- 
tar á los españoles, y con el fin de apoderarse 
del país. En 1740, el Gobernador Trelawney 
procuró de algunos jefes una cesión de la cos- 
ta á favor de la Corona británica, cuyo acto 
fué seguido por el nombramiento de un Go- 
bernador ó Superintendente, de erección de 
fuertes y otros actos de verdadera ocupación y 
soberanía. Sin embargo, estas pretensiones 
fueron abandonadas por los tratados que en 
seguida celebró España, quien mandó destruir 
los fuertes ingleses y desocupar enteramente 
la costa. Pero apenas dejó España de conser- 
var su poder en América, que tales pretensio- 
nes se despertaron de nuevo. Aprovechanda 
Inglaterra la débil soberanía de las Repúbli- 
cas americanas, puso en práctica su tradicio- 
nal política sobre la costa Mosquita; y hoy se 
ve la: singular complicación que todo el mun- 
do conoce con el nombre de ^^cuestión mos- 
quita. " 

Las relaciones de los zambos, primero con 
los corsarios y después con los ingleses, quié- 



241 



nes les suministran armas de fuego y otros 
elementos de agresión, los han hecho formida- 
bles á las tribus de indios vecinas. Frecuen- 
temente dejaban los esteros y lagunas de la 
costa y se iban por algunos ríos á varios pue- 
blos de indios de las márgenes, llevándose al- 
gunos vecinos, que vendían como esclavos. 
Por muchos afios se tuvo un comercio seme- 
jante con Jamaica. Por esta razón, *la mayor 
parte de los pueblos de indios inmediatos 
abandonaron sus posesiones, y otros compra- 
l)an su seguridad por medio de un presente 
anual de canoas, pieles y otros productos que 
<iaban á los piratas zambos. 

Empero, con la conclusión del tráfico de 
indios esclavos, los zambos han perdido rriu* 
cho de su actividad, y entregado más y más al 
vicio de la embriaguez que, debilitándoles 
constantemente su constitución, casi los está 
extinguiendo. 

El aumento y expansión de los caribes, 
como he dicho, proviene más de los zambos 
que se establecieron al Norte y al Oeste del 
Cabo Gracias á Dios, en el territorio de Nica- 
ragua, al Sur del cabo. Como toda la pobla- 
ción mosquita no excede, probablemente, de 
seis mil, se sigue que la porción que existe en 



— 242 — 

Honduras es insignificante. Todos los infor- 
mes que hay, presentan una distinción entre 
los zambos y los indios propiamente, que es 
desventajosa para los primeros. 

"La diferencia entre gambos é indios, dice 
Young, es muy notable. Los primeros son de 
un color obscuro, participando del de cobre del 
^indio y del del negro, y el pelo se aproxima 
más al de éste. En general, son bien propor- 
cionados y activos, pero más propios para su- 
frir privaciones que para un trabajo fuerte. 
* * Acostumbran pintarse la cara con pasti- 
llas rosadas ó negras. * * Su inclinación al 
licor es e^^cesiva, y sufren por esto grandes 
calamidades, porque una vez que han comen- 
zado á tomar, continúan hasta quedar en com- 
pleto estado de embriaguez, expuestos á las 
fuertes lluvias que con frecuencia caen. Los 
desórdenes á que se entregan les extenúa su 
constitución, y esta es la causa de su gradual 
decad|&ncia. * '^ Parece que no tienen nin- 
guna idea del Ser Supremo; pero los que han 
ido á Belice algunas veces, conocen el nombre 
de Dios, y frecuentemente dicen "pluga á. 
Dios,'' así, así, ó si quieren ser creídos, grave- 
mente dicen: "juro á Dios." Tienen una en- 
te- "^*a en el espíritu malo, que llaman 



243 



Oulasser^ á quien temen mucho; y después de 
ponerse el sol, ningún zambo sale solo, por 
temor de que en el camino se lo lleve Oulasser. 
También temen al agua espirituosa, que lla- 
man lerrire. * * Los hombres son natural- 
mente apáticos ¿indolentes, cuando no están 
excitados por el licor; cazadores y pescadores, 
y, careciendo de toda idea de moralidad, inne- 
cteario es decir que la castidad no es para 
ellos ;ana virtud. La poligamia les es común. 
Los chicos son bonitos en general, y se apro- 
ximan más á la sangre de los indios; pero asi 
que van creciendo, van aproximándose á la de 
los zambos- Raramente se encuentra uno feo, 
y deforme ninguno; y por temor de esto, han 
establecido la práctica de destruir el último 
que nace. * * Los zambos cuentan con los 
"dedos de las manos y de los pies, y los días 
por sueños y los meses por lunas. Sus casas 
son perfectamente hechas. No tienen divisio- 
nes en ellas, pero duermen en tápeseos forma- 
dos de madera, á cuatro ó cinco pies de alto. 
Todo el menaje de casa y propiedades, consis- 
te en unos pocos tiestos de hierro, arcos de fle- 
chas, cucharas, bancos, calabazos de agua^ 
harpones, fusiles, etc., y algunos siembros de 
plátanos- ó bananos (guineos). * * Pero aun- 



— 244 — 

que los zambos son indolentes y viciosos, 
y aunque no tienen religión ninguna, son muy 
pocos los crímenes de alguna enormidad que 
se cometen entre ellos. " '^ No tuve ocasión 
de poder conocer el número de los habitantes 
al presente (1839); P^^^ ^^ calcula que toda la 
población, incluyendo lo que se llama costa 
Mosquita, no excede de 8.000, pues hace ya 
muchos años que van en decadencia, aunque 
avanzando en civilización. 

"Los zambos del Cabo y al Sur de él, son 
de una raza mejor que los del Norte y del Este. 
* ■ Los mosquitos han degenerado mucho, 
á mi juicio, por la embriguez y por. la falta de 
un jefe que los estimule; y tal es su degradan- 
te condición, que dentro de pocas generaciones, 
casi habrán desaparecido. La raza blanca es 
la que avanza, así como los caribes que, con su 
rápida extensión, ocuparán evidentemente las 
posesiones de los indios, y llevarán la civiliza- 
ción á unas costas que por tanto tiempo han 
sido la cuna de la superstición y de la ig— 
norancia." 

Además de los indios zambos, hay en Hon- 
duras el activo elemento de población de los ca- 
ribes. La historia de su establecimiento en el 
país es tan curiosa como interesante. Ellos 



_ 245 — , 

-constituyen los restos de los aborígenes habi- 
tantes de San Vicente, una de las islas de So- 
tavento. Durante las cuestiones de Francia 
con Inglaterra, por las posesiones de las islas 
de las Pequeñas Antillas, los caribes de San 
Vicente se dedicaron por los intereses de la 
primera, hostilizando á las autoridades y habi- 
tantes ingleses, y después de varios choques 
sangrientos, fueron llevados en masa^ en nú- 
mero de más de 5.000, el año de 1796, á las de- 
siertas islas de Roatán en la Bahía de Hondu- 
ras. El costo de la deportación fué no menos 
que de 5.000.000 de pesos. Pocos meses des- 
pués las autoridades españolas los invitaron á 
pasar á tierra firme, y auxiliados por ellos, 
fundaron varios establecimientos en la costa, 
cerca de Trujillo. Desde entonces se han au- 
- mentado rápidamente y extendido sus estable- 
cimientos, tanto al Este como en el Oeste del 
puerto. En 1832 fueron inducidos muchos de 
ellos á tomar parte en la miserable tentativa 
que hicieron algunos emisarios españoles que 
intentaron cambiar el Gobierno republicano^ 
Esta no pudo ser más desgraciada, y en Omoa, 
como por todas partes, fueron severamente cas- 
tigados los complicados en ella. Una gran 
porción se retiraron á Stann Creek, lugar per- 



246 



teneciente á la supuesta jurisdicción inglesa de 
Belice, donde permanecieron algún tiempo; pero 
después se les otorgó una amnistía, y muchos 
de los fugitivos volvieron á sus hogares. Cuan^ 
do San Vicente fué visitado por la primera vez 
por los europeos, la encontrai'on ocupada por 
dos familias diferentes, que a.unque poseían 
una lengua común, diferían en color y en mé— 
todosMe vida. Estos vecinos los llamaron ca- 
ribes blancos y caribes negros; y los europeos 
mismos engendraron los celos entre ellos, has- 
ta el extremo de hacerlos chocar. Sin embar- 
go, cuando la deportación en 1796, el comúni 
peso de las desgracias hizo desaparecer su di- 
visión y se armonizaron. Pero la fusión de 
sangre no ha sido bastante para extinguir la 
diferencia de colores que se observa hasta la 
presente. Se supone que esta distinción ha 
provenido de la misma manera que en la costa 
Mosquita, de la infusión de la sangre negra. Se 
dice que hacia 1675 se fundó un estableci- 
miento de esclavos de Guinea, en una pequeña 
isla cerca de San Vicente, y que los negros 
que se fugaron se mezclaron con los nativos^ 
de donde se les dio el nombre de caribes negros^ 
Subsecuentes divisiones se suscitaron entre 
éstos y los caribes puros, en cuya situación 



.^¿1^ 



^ — 247 — 

los encontraron los europeos. No parece du- 
dosa la aserción referida, porque la sangre ne- 
gra es evidente y palpable en los cari- 
bes negros. Son más altos y corpulentos que 
los caribes puros, y más vivos y vehementes. 
Losjiltjmos son más pequeños, pero de una 
constitución fuerte. Ambos son activos, in^ 
dustriosos, y en todos respectos contrastan con 
los zambos de la costa Mosquita. Son mu- 
cho más civilizados en sus hábitos, y viven 
en casas bien construidas, aseadas y conforta- 
bles. Conservan su lengua original, que es el 
verdadero caribe de las islas, aunque los más^ 
si no todos, hablan español, así como un poco 
de inglés. Profesan y practican la religión 
católica, pero conservan muchos de sus primi- 
tivos ritos y. supersticiones. Unidos forman 
una buena é industriosa población, y son los 
más inteligentes para los cortes de madera de 
la costa. Surten á Omoa y Trujillo, y en 
parte á Belice, de vegetales y provisiones fres- 
cas, y son los que más reéogen pifeles, zarzapa- 
rrilla y otros artículos que se exportan de 
Honduras. Inteligentes, fieles, aclimatados,, 
expertos en el manejo del hacha, y con algún 
conocimiento en la construcción de caminos y 
de puentes, pueden ser de la mayor importan- 



— 248 — 

p 

<:ia para el desarrollo del país, y muy á propó- 
sito para el trabajo del camino de hierro pro- 
yectado entre los dos mares. Se calcula que 
hay tres mil hombres, más ó menos, y preci- 
samente instruidos en la clase de trabajo que 
requiere la empresa referida, y cuyos jornales 
se obtendrían á precios cómodos. ' 

Todos los viajeros convienen en las buenas 
cualidades de los caribes (llamados karibees 
por Robert) de Honduras. Young dice: 

'^Son pacíficos, amigables, ingeniosos é in- 
dustriosos. Se hacen notar por sus particula- 
res vestidos: llevan banda rosada, como cintu- 
rón; sombrero de palma con las alas volteadas, 
camisa blanca, largos tirantes, frac, y con un 
paraguas ó cafia en la mano, marchan con un 
aire de gran satisfacción ó de amor propio. 
Las mujeres sé adornan con ramales de cuen- 
tas de varios colores. Cuando llevan á ven- 
der los productos de sus sementeras, van ves- 
tidas de calicó con corsés y gallardos talles, y 
un pañuelo envueltcí á la cabeza, cuyas puntas 
caen al hombro. ^ No puede considerarse 
la raza caribe como muy hermosa, pero todos 
son fuertes y atléticos. La diferencia en el 
color es bastante notable, unos son negros co- 
mo el caíbón, y otros amarillos como el aza- 



^ — 249 — 

frán. Son escrupulosamente aseados, y tie- 
nen mucha facilidad para aprender idiomas. 
Gran parte de ellos hablan caribe, español é 
inglés, y muchos también el criollo francés y 
mosquito. * '^ * La poligamia es general en- 
tre ellos, teniendo algunos hasta tres y cuatro 
mujeres; pero el marido es obligado á hacer 
una casa separada y una sementera para cada 
una; y si hace un regalo á alguna, debe hacer- 
lo también á las otras, del mismo valor. Di- 
vide el tiempo entre todas, de manera que una 
semana vive con una, otra semana con otra, y 
así sucesivamente. Tan luego que un cari- 
be toma á su cargo una mujer, hace una casa 
y un plantío, que pone al cuidado de ella, no 
trabajando él sino hasta el año siguiente que 
hace otra siembra. La mujer sabe conservar 
bien tales trabajos, y al cabo de doce ó quince 
meses, las hacen bastante productibles; y com,o 
todo es para sí, deja lo preciso para el consu- 
mo de la casa y vende lo demás para propor- 
cionarse vestidos y lo más que necesita. An- 
tes de navidad, las mujeres hacen grandes ex- 
pediciones á Trujillo y Belice, de raíces, judías, 
yames, plátanos, etc., llevando á sus maridos 
como marineros. Es costumbre que cuando 
una mujer no puede trabajar bien en su semen- 



— 250 — ^ 

tera, el marido se pone al frente del trabajo, y 
aquélla le pas;a dos pesos por semana. Las 
mujeres viajan á grandes distancias con sus 
frutos, que llevan en una cesta de mimbre 
(Catahure en caribe). He visto ir á algunas 
hasta el Fuerte de Wellington, á distancia de 
40 millas, para cambiar sus provisiones por 
sal, calicó, etc. Los hombres las acompañan 
en sus expediciones; pero en ninguna circuns- 
tancia les llevan sus fardos. En la estación 
seca las mujeres recogen madera para quemar, 
que venden en tiempo de los nortes húmedos. 
La industria y el trabajo son característicos 
en las mujeres caribes, y, por consiguiente, se 
proveen de lo necesario para vivir cómodamen- 
te. Los hombres son cazadores, pescadores, 
muy diestros en el uso del hacha, y hacen bue- 
nas casas, botes, velas, etc. Algunos son bue- 
nos carpinteros y otros sastres; y en general, no 
puede haber una sociedad más útil. Frecuen- 
temente van á algunos cortes de maderas cer- 
ca del río Romano, Limas, Trujillo y Belice, 
que por su fortaleza y actividad, los pagan 
bien. Se comprometen por cinco ó seis meses 
ó |nás, de 8 á 12 pesos al mes y ración. Sin 
embargo, he visto á algunos tan inteligentes, 
que los pagan á 15 ó 16 pesos. Cuando con- 



— 251 — 

"xíluyen su compromiso, regresan á sus ho- 
:gares, llevando artículos de uso, é invaria- 
blemente buena ropa. Vi un caribe de Ca- 
petown que regresó de Belice con un par 
de magníficas botas, un sombrero blanco, 
una levita negra, una buena camisa de color, 
un par de hermosos tirantes y un paraguas. 

^^Cultivan lacafia-miel de Borbón, y asegu- 
ran que el terreno es muy propio para ella; yo 
mismo he visto cafias de i6 pies de largo y de 
un grueso en proporción, en el plantío del Ca- 
pitán Sambuler, en el río Zacarías. El tabaco 
lo cultivan poco hasta ahora, así como los 
mosquitos en el Patesca, porque no conocen 
bien el beneficio. Si éste lo supieran, podrían 
hacer un artículo de exportación. En los pue- 
blos españoles del interior se cultiva bastante 
y lo extraen mulos á Trujillo. El de mejor 
calidad lo llevan en cigarros, que venden la 
docena por cinco peniques (poco menos de un 
real), y tres de cigarrillos por el mismo pre- 
<:io. No tiene este tabaco el mismo gusto del 
de la Habana, por la manera en que lo culti- 
van los centroamericanos, pero es igual en ca- 
lidad y tamaño. 

"Las casas de los caribes son perfectamen- 
te bien hechas: los pilares son de quiebra-ha- 



— 252 — 

cha ó suba, las vigas de palo santamaría y el 
techo de paja. Todas tienen ventanas que 
cierran cuidadosamente en la noche, por el 
viento de {ierra, pero las abren siempre á las 
brisas de la mar; y á esto, como al aseo, deben ,„ 
sin duda alguna, la salubridad de que gozan. 

"Los viejos son sostenidos por los hijos & 
parientes, y tratados con el mayor respeto; vi- 
ve siempre un chico con ellos, en testimonio 
de afección. 

"En varios pueblos de caribes hay muchos 
cerdos y animales domésticos, pertenecientes á. 
las mujeres, pero en puntos separados, porque 
prefieren los plantíos; y cuando los cerdos son 
gordos, los llevan á vender á Trujillo y á otros 
lugares." 

En los departamentos de Comayagua, Gra- 
cias, Santa Bárbara y Tegucigalpa, hay una 
porción de pueblos de indios puros, cuyos ha-^ 
hitantes conservan sus antiguos idiomas y 
muchos de sus hábitos primitivos.- La reu- 
nión de pueblos en las montañas de San Juan, 
al Sur de Comayagua, tales como GuajiquirOy 
Opatoro, Similatón, Cacauterique, etc., y los 
de las montañas de Lepaterique, como Aguan- 
queterique, Láuterique, Curaren, Texíguát, 
etc., todos son indios. Son de industriosos, pro- 



~ 253 — 

ductores y pacíficos. En los elevados distri- 
tos que ocupan, cultivan el trigo, patatas y 
otras producciones de las más altas latitudes» 
que van á vender á largas distancias. El via- 
jero los encuentra en los más difíciles pasos, 
siguiendo pacientemente su jornada, sin hablar 
más que el primer saludo. Llevan constante- 
mente sus flechas, pero sólo para protegerse 
contra las bestias feroces. Su residencia en las 
montañas no parece haber sido la primitiva, si- 
no que fueron forzados á irse á ella por la gra- 
dual ocupación que los blancos hacían de sus 
tierras, ó por evitar el contacto con éstos, que 
les desagradaba. Sin embargo, son excesiva- 
mente celosos de sus rústicos retiros, y jamás 
se excitan sino cuando creen que se les usur- 
pan sus límites territoriales. Todos profesan 
la religión católica, pero las formas de su cul- 
to, y especialmente su música, son todavía de 
carácter aborígene. La existencia del elemen- 
to indígena en Honduras promete muy poco ó 
nada pai:a el desarrollo del país; pero introdu- 
ciéndole gente industriosa y de inteligencia, no 
hay duda que progresaría admirablemente . 
Frugales, pacientes, dóciles y con todas las 
buenas cualidades de un pueblo laborioso, só- 
lo les falta dirección y medios para marchar 

Honduras.— 19 



— 254 — 

con el mejor suceso. Los caribes, ciertamen- 
te, Han mostrado la mayor capacidad para el 
trabajo, y en su presente estado de aumento^ 
serían propios para ocuparlos en el cultivo que 
demandan las costas, puesto que están aclima- 
tados en ellas y que no sería favorable para 
operarios extranjeros. 



/ 




CAPITULO XIII 

Organización Poñtica.^— Constitución,— Religión. — Educación^ 
— Industria. — Ingresos. — Circulación de moneda. — Pros-^ 
pecio futuro. , 

La disolución de la República Federal de 
Centro- América en 1838, dejó .á los diversos 
Estados que la componían, en una posicióa 
anómala. Algunos de ellos, incluyendo á 
Honduras, permanecen adheridos á la idea de 
nacionalidad, y aunque de hecho ejercen todos 
los Poderes de distintas soberanías, cuidadosa- 
mente evitan tomar el título de Repúblicas in* 
dependientes. Se denominan Estados^ y nom- 
bran por sí sus Presidentes ó directores Ejecu- 
tivos. Llenan la falta de una Constitución 
general por medio de tratados de amistad que, 
en ciertas eventualidades, se auxilian mutua- 
mente con las armas. 

Sin embargo, los tres Estados liberales de 
Honduras, El Salvador y Nicaragua, en la es- 



— 256 — 

peranza de reorganizar la Federación, han pro- 
curado la concurrencia de Guatemala y Costa- 
Rica, Con tal fin, nombraron una Convención 
Nacional en 1842 y otra en 1847, P^^^ P^^ 1^ 
negativa de estos dos últimos Estados, y por 
la dificultad de definir satisfactoriamente los 
relativos poderes de los aliados, los trabajos 
no tuvieron ningún suceso. Por último, aban- 
donada la esperanza de inducir á Guatemala y 
Costa-Rica á entrar en la nueva República 
Federal, los Estados centrales ó liberales en- 
viaron en 1849 ^^^ representantes á León, eu 
Nicaragua, donde formaron las bases de unión 
ó pacto, bajo el título de "Representación Na- 
cional de Centro- América." Este pacto fué 
unánimemente adoptado por el pueblo de los 
tres Estados, y eligieron representantes con- 
forme á él, para formar una Constitución ge- 
neral en conformidad á los mismos principios* 
La Asamblea Constituyente se reunió en Te- 
gucigalpa, en Honduras, en otofio de 1852, y 
y comenzó á cumplir con sus deberes. Pero en 
esos momentos el elemento reaccionario que 
existe en Guatemala extendió su influencia 
sobre el Gobierno de El Salvador, y lo indujo^ 
á que retirara sus delegados de la Convención. 
Nicaragua siguió pronto el ejemplo, y, por con- 



i — 257 — 

^siguiente, Iíl Asamblea se disolvió. A Hon- 
duras, entretanto, no le ha quedado más que 
-él honor de haber permanecido fiel á los prin- 
cipios de unión y nacionalidad hasta el último 
momento. ^ 

^^ ¡ Faitkful among the faithless found!'^'^ 
"¡Fiel entre infieles-metido!" (i) 



(i) La reorganización política de Gen tro- América se efec- 
i:uará aun antes que se piensa. No será, la ley de una espada, 
ni el resultado de la violencia. Será el acto espontáneo del 
pueblo. El pueblo avanza, el pueblo quiere avanzar, la reac- 
ción contiene su marcha. El pueblo es impelido por el pode- 
roso espíritu de la época; la reacción tiene que ceder \ la des- 
unión Irae la guerra civil; el pueblo no quiere la guerra; la 
-guerra se opone á su bienestar. El pueblo, pues, lo buscará 
instintivamente en el único medio de su seguridad. 

Cierto. ¿Qué es la guerra? 

*'Es un riesgo, responde el político del día, el célebre Girar- 
-dín, pero un riesgo que no existe por sí, como el del naufragio 
ó el del incendio: existe solamente por el hombre;" 

¿Y cómo alejar ó disminuir ese riesgo? »* 

"Nada es más simple, replica él mismo: asegurándose con- 
tra él. El' cálculo de las probabilidades aplicado ala morali- 
dad humana, á los riesgos marítimos, á los incendios, etc., ha 
creado la ciencia de aseguro. El cálculo de las probabilida- 
des aplicado á la vida de las naciones, á los casos de guerra y 
d€ revolución, es el fundamento de la alta política. Que en 
lugar, pues, de ocurrir á los casos de guerra, se ocurra á los 
medios de aseguros, uniéndose y ligándoselas naciones para la 
pacificación universal.' ' 

¡La pacificación universal! ¿No es posible que este gran 
principio, escuchado ya por la Francia y la Inglaterra, las dos 
tnaciones tal vez más opuestas en intereses, lo secunde la Na- 



- 258 - ' i 

Desde entonces Nicaragua y ¿EJl Salvador 
tomaron el título de Repúblicas (i) y aunque 

ción Centroamericana, que no es ni puede ser más que una sola 
familia? Nada es más posible. La Conferdeación Germánica 
puede ser su guía. Allí se ve uno de los imperios más despóti- 
cos — el de Austria — marchar perfectamente unido con conda- 
dos que lo son menos, y con ciudades libres. Así, pues, en 
Centro-América puede un Estado ser regido por un pacha, un 
sátrapa, un dey ó un hetmán; puede otro tener un señor ó un 
dictador, puede otro seguir las formas monarquistas, puede otro- 
ser republicano puro, pueden unos denominarse Repúblicas^ 
pueden, en fin, otros llamarse Estados. Eso es lo que menos 
importa. Conserve cada uno las instituciones con que mejor 
se avenga, y formen un Cuerpo, Congreso ó Convención, ó Die- 
ta periódica permanente que oiga y resuelva las dificultades- 
que se susciten entre los Estados; que haga cumplir el princi- 
pio de la pacificación nacionaly que disponga del ejército de la 
nación para los casos de ataque exterior, que represente á ésta 
los negocios también exteriores, etc., etc. Con tal sistema^ 
los Estadofe no se resentirán con la intervención de una autori- 
dad extraña en sus propias administraciones: los gastos serán 
insignificantes, la paz será asegurada y la Nación dejará de 
presentar al mundo un espectáculo tan triste y degradante. 

El Salvador y ftonduras son los dos pueblos más uniformes 
en principios é intereses. Ellos son los destinados á formar 
primero una garantía común contra los riesgos de la guerra; 
ellos, pues, que den el primer paso. Pronto serán seguidos. 
. Escrita esta nota llegó á nuestra noticia la de la proclama- 
ción del sistema Federal en México. ¡Flagrante suceso en 
apoyo de nuestra opinión! México vuelve hoy, después de una 
cara experiencia, al punto de donde se extravió. ¡Los reaccio- 
narios huyen {—El Traductor. 

( I ) Aunque lo mismo da República que Estado, El Sal- 
vador, sin embargo, conserva el último nombre. Hubo conato» 
de proclamarla República, pero esto sólo fué en unas pocas 
personas.— i5/ Traductor, 



— 259 — 

Honduras no lo tiene, es mirado como una 
nacionalidad distinta. ^ Su Constituci(5n, for- 
mada en 1848, "en nombre del Ser Eterno, 
autor omnipotente y 'supremo legislador del 
unixerso," es enteramente liberal y- republica- 
na. La declaración de los derechos y debe- 
res del pueblo establece: 

i^ La soberanía es inalienable é imprescrip- 
tible, limitada á la felicidad y conveniencia de la 
sociedad, y ninguna fracción del pueblo, ni in- 
dividuo en particular, puede ejercerla sino es 
en virtud de las leyes establecidas por común 
consentimiento; 

2^ Todo poder emana del pueblo, y todo 
funcionaríb es su delegado ó agente, pero que 
no puede transpasar los límites trazados por la 
Constitución ó por las leyes derivadas de ella. 
Estos funcionarios son, además, responsables 
por toda la vida, al pueblo que los ha investi- 
do con el poder, en el fiel cumplimiento de sus 
deberes; 

3^^ Todos los habitantes del Estado tienen 
un indisputable derecho á la vida, á la libertad, 
á procurar su felicidad y adquirir y disponer de 
su propiedad, con tal de no perjudicar el bienes- 
tar de otros. Pero al mismo tiempo son obliga- 
dos á respetar y obedecer las leyes, y á contri- 



— 26o 

buír, en justa proporción á sus facultades, al 
sostenimiento del Gobierno, así como con sus 
vidas, si la defensa del Estado lo requiere; 

4^^ El ejército existe solamente para la de- 
fensa del país, y ningún miembro de él, en ac- 
tual servicio, puede ser elegido Presidente, Se- 
nador ó Diputado; 

5^^ La prensa es libre, y cada ciudadano 
puede escribir y publicar libremente sus pensa- 
mientos, sin previa censura, siendo solamen- 
te responsable del abuso que haga de este 
privilegio; 

6*^^ Ningún ciudadano puede ser juzgado poi 
Tribunales Militares, á excepción de los milita- 
res en actual servicio. Todo ciudadano tiene 
el derecho de expatripción. La correspondencia 
epistolar es inviolable, y cualquier intercep- 
ción es un abuso contra sus derechos; 

7^^^ Todas las diferencias entre los ciudada- 
nos pueden terminarse por arbitros; y los ciuda- 
danos pueden, en cualquier estado que esté el 
juicio, someterlo á un arbitramento, cuya de- 
cisión será final. 

La organización general y poderes del Go- 
bierno, según la Constitución, son como sigue: 

Ciudadanía. — Toda persona nacida en el 
Estado, ó en cualquiera ¡Je los de Centro- Amé- 



— 201 — 

rica, y residente en territorio de Honduras, es 
reconocido como ciudadano. Los extranjeros 
pueden adquirir el derecho de ciudadanía por 
un acuerdo legislativo, pero puede gozar de los 
privilegios de ciudadano desde el momento que 
hayan declarado su intención ante una autori- 
dad competente. 

El 'derecho de sufragio pertenece á todo ciu- 
dadano de veintiún años cumplidos; "pero, des- 
pués del año de 1860, se limitará solamente á 
los que sepan leer y escribir." Estos derechos, 
como el título de ciudadano, se pierde por ad- 
mitir empleo en país extranjero, ó por couvic- 
ción de crimen. Se suspende durante la pro- 
secución de un juicio criminal contra algunas 
personas, por deudor fraudulento, por conduc- 
ta notoriamente viciada, incapacidad moral le- 
galniente declarada, y por ser sirvienie inynedia- 
to á la persona. 

Los extranjeros pueden naturalizarse te— 
niendo bienes raíces, ó cuatro años de residen- 
cia, ó casándose en el Estado. Son obligados 
á pagar los impuestos como los demás ciuda- 
danos, y tienen el mismo derecho de apelacióp. 
á la Corte. 

Gobierno y religión,'— ^\ Gobierno es po- 
pular representativo^y dividido en tres Poderes: 



— 202 — 

Legislativo, Ejeci^tivo y Judiciario. El prime- 
ro reside en la Asamblea Genenal, el segun- 
do en el Presidente y el tercero en la Corte Su- 
prema de Justicia. El Estado reconoce la re- 
ligión católica, apostólica romona, con exclusión 
en el servicio público de cualquiera otra; pero 
' las leyes no intervienen en el ejercicio privado 
de otros cultos ni en la libertad de con — 
ciencia. 

Elecciones. — El Estado se divide en distrir 
tos electorales de 15.000 habitantes, para elegir 
un Diputado; pero mientras se forma el Censo 
(hasta ahora no hecho), cada departamento elige 
un Senador y dos Diputados. Como aquéllos 
son siete, se sigue que el Cuerpo Legislativo se 
compone de catorce Diputados y siete Senadores^, 
cuyas elecciones se renuevan anualmente/ por 
mitad. Un Diputado debe tener veinticinco 
afios, ser ciudadano del departamento que lo eli- 
ge, propietario de bienes equivalentes á quinien- 
tos p^sos, ó en ejercicio de alguna profesión ó 
arte que los produzca al afío. , Los siete Sena- 
dores no deben tener menos de 30 aflos y 
xU,na propiedad de mil pesos, ó Licenciados en al-^ 
guna profesión liberal. Tres de ellos se eligen 
anualmente. Ocho Diputados y cinco Senadores 
forman un quorum del Cuerpo Legislativo, cu- 



^ 



— 26i — 

y as sesiones ordinarias se limitan á cuarenta 
días. La Legislatura establece los impuestos^ 
nombra, en sesión general, los Magistrados de 
la Corte de Justicia, vota el Presupuesto de Gas- 
tos, fija el contingente militar, arregla el siste- 
ma de educación, hace la guerra ó la paz, ratifica 
tratados y tiene el poder de declarar con lugar á 
formación de causa al Poder Ejecutivo y demás 
funcionarios del Estado. 

Poder Ejecutivo.— VX Poder Ejecutivo resi- 
de en un Presidente, que debe ser natural de 
Centro-América, que haya gozado de los de- 
rechos de ciudadano por cuatro aflos, de 32 
aflos de edad y que tenga una propiedad de 
cinco mil pesos. Debe obtener una mayoría 
absoluta de votos, y en caso que ningún can- 
didato tenga esta mayoría, la Asamblea lo eli- 
ge entre dos de los que ha3^an recibido más 
votos. El Presidente conserva su destino por 
cuatro afios, y no puede ser reelegido. El 
nombra sus Ministros para los varios Departa- 
mentos del Gobierno, quiene? tienen, ex-oficio^ 
asiento en el Cuerpo Legislativo, pero sin vo- 
to. Los demás deberes y poderes son los que 
comunmente pertenecen *á un Ejecutivo repu- 
blicano, incluyendo el poder del voto. Tiene 
especialmente poderes para hacer contratos de 



— 204 — 

colonización, y para procurar el desarrollo de 
las fuentes de riqueza del Estado. 

Consejo de Estado.— ^s\jt Consejo se com- 
pone de un Senador elegido por la Asamblea 
General, un Magistrado nombrado por la Cor- 
te de Justicia, el Ministro de Relaciones Inte- 
riores, el Director de Rentas y dos ciudadanos 
distinguidos por sus servicios, nombrados por 
la Asamblea. Sus deberes principales son 
aconsejar; pero en caso de revolución, puede 
ejercer ciertos poderes extraordinarios, sujetos 
á la aprobación de la Asamblea. La necesidad 
de un Consejo proviene de las dificultades que 
hay para reunir la Asamblea con prontitud eu 
casos urgentes, por las distancias en que viven 
los Diputados en un territorio tan extenso. 

Poder Judtciario,— VA Poder Judicíario con- 
siste en una Suprema Corte de Justicia, divi- 
dida en dos secciones de tres Magistrados, re- 
sidentes una en Comayagua y otra*en Teguci- 
galpa. Los Magistrados deben ser Abogados, 
de buena reputación, mayores de veinticinco 
afios y propietarios de mil pesos. Son elegi- 
dos por la Asamblea General y conservan sus 
destinos durante su buen desempeño. Toman 
conocimiento de todas las causas de un carác- 
-^neral, ó que se les remitan de las Cortes 



' — 205 — 

inferiores de distrito^ cuyos atributos vigila 
cuidadosamente. Toda persona acusada de 
crimen debe ser examinada dentro de cuarenta 
y ocho .horas de su arresto, y el Juez tiene que 
decidir* su. detención ó absolución dentro de las 
cuarenta y ocho horas siguientes. 

Ninguna persona puede ser obligada á de- 
clarar contra sí ó contra alguno de sus parien- 
tes hasta el cuarto grado de consanguinidad. 
La pena capital está abolida. 

Departamentos.— Q2A^. uno tiene un fun-^ 
cionario llamado Jefe Político, nombrado por 
el Ejecutivo. Debe ser de veinticinco afios y 
tener una propiedad de quinientos pesos en el 
departanlento dónde es .nombrado. Es el ór- 
gano de las comunicaciones entre q1 Gobierno- 
central y el pueblo de los departamentos, para 
la promulgación y ejecución de las leyes. Los 
funcionarios de cada Municipalidad deben^ sa- 
ber leer y escribir, y en común con el Poder 
Político, obran en los negocios locales. 

Tales son los puntos generales de la Cons- 
titución", bajo la cual los negocios interiores 
"del país parecen bien administrados. Pocos 
casos de importancia van á*la Corte, y todos 
los de pequeña naturaleza son resueltos por 
los Jueces de Paz. 



— 266 — 

Aunque la religión católica es la única re- 
conocida por la Constitución, ni el pueblo ni 
el ^Gobierno son intolerantes. Hay probable- 
xuente algunos Estados de Centro- América en 
donde no reina una gran libertad respecio á 
religión. Esto proviene de varias causas y 
circunstancias conocidas en la bistoria del 
país. Tanto en la época de la independencia 
de Espafia, comp después, durante la en que 
se procuraba la organización política de Cen- 
tro-América, la Iglesia, representada por un 
gran cuerpo de eclesiásticos, tomó una parte 
activa con los aristócratas y monarquistas, 
contra el Partido Liberal ó Republicano. La 
lucha fué tan prolongada y terrible, como no 
extraña al clero; pero al fin se cortó su infliien- 
cia y poder por las más serias y decisivas me- 
didas. El primer golpe fué dirigido contra el 
Arzobispo de Guatemala, desterrándolo de la 
República. Luego lo fueron también todos 
los miembros de las órdenes monacales, supri- 
miéndose los conventos y destinándose todas 
sus rentas y propiedades á la educación públi- 
ca. Se prohibió la promulgación de bulas pa- 
pales; y, por último, en 1832, el Congreso Ge- 
neral, reconociendo el credo católico como 
creencia del país, decretó la libertad de cultos. 



— 26; — 

^1 Estado de Honduras se distinguió por una 
acción todavía más decidida. Emitió una ley 
legitimando los hijos de los clérigos, pudiendo 
"heredar el nombre y propiedad de sus padres 
y autorizando á éstos á casarse legalmente, 
sujetándose á las mismas responsabilidades 
<[ue los seculares. En vano los Obispos y Pa- 
pas publicaron bulas de excomunión contra la 
República. Un anatema directo fué dirigido 
<:ontra el Presidente Morazán, y aunque esta 
extrema medida fué seguida de una especie de 
reacción en Guatemala, asiento de las influen- 
>cias monarquistas, para el restablecimiento de 
los conventos y de censura sobre los libros, en 
los^ demás Estados el poder de la Iglesia es in- 
significante. Puede concederse bastante igno- 
rancia y superstición en el pueblo, pero es du- 
doso si entre las clases superiores hay una 
verdadera creencia en la infalibilidad del Papa 
y en ciertos dogmas; y aunque el pueblo de 
Honduras, como todos los de Centro- América, 
©s católico, los hombres que han recibido al- 
guna educación, casi no tienen una creencia 
fija y son, como algunas veces se llaman, libre 
pensadores. ( i ) 

( I ) El pueblo de Centro-América es eminentemente cató- 
lico. Si hay uno ú otro libre pensador ^ son, . como en todas 



r 



— 268 — 

Honduras obtuvo la erección de Obispado 
hace mucho tiempo, cuya silla se estableció en 
Trujillo, y después se trasladó á Comayagua 
donde se edificó la Catedral que existe. Por 
largo tiempo estuvo vacante, basta el presente 
aflo (1855), que se consagró el actual Obispo^ 
seflor don Hipólito Casiano Flores. La Igle- 
sia de Honduras se sostiene solamente por 
contribuciones voluntarias y una pequeña par- 
te que paga el Estado anualmente. No tiene 
rentas de ninguna especie. ( i ) 



partes, aquellas personas que, procurando ostentar una instruc- 
ción poco común, ó deslumbrador cou máximas que no puedeii: 
digerir, manifiestan alguna indiferencia hacia la religión; pero- 
todos concluyen con Montesquieu— que no gozaba de la mejor 
reputación en este respecto,— ^á¿^ e¿ Evangelio es el mefor re- 
galo^que nos dejó la revelación. — El Traductor, 

( I ) Honduras fué erigido en Obispado el año de 153 1, por 
concesión de Paulo III. El catálogo de los Obispos que ha te- 
nido, es el siguiente: 

El mismo año de 1531, llegó á Trujillo, donde existía la Ca- 
tedral, el Ilustrísimo don Francisco Juan Talabera. 

El año de 1570, el Ilustrísimo don Francisco de la Cerda,, 
promovido á Chiapas. 

El año de 1588, el Ilustrísimo don Gaspar de Quintanilla ;:. 
fundó la clase de latinidad é hizo la iglesia de la Merced de 
Comayagua, donde reposan sus cenizas. v 

El año de 1613, el flustrísimo don Francisco de Tresneda 
Caldo. 

El año de 1628, el Uustrísimo don Luis de Cañizárez. ^ 

El año de i6a8, el Ilustrísimo don Nicolás Tomé. 

El año de 1640, el Ilustrísimo don Juan Merlo. 



269 



Honduras conserva dos Universidades: una 
en Comayagua y otr.a en Tegucigalpa. Tie- 
ne nominalmente Cátedras de Leyes, Medicina 
y geología, pero en el curso general de ins- 



El afí^ de 1640, el Ilüstrísimo don Martín Iglesias. 

El año de 1678, el nustrísimo don Alonso de Vargas y Abar- 
ca; fundó el Colegio Tridentino de Comayagua. 

El año de 1700, el Ilüstrísimo don Juan Pérez de Carpintero r 
edificó la actual Catedral de Comayagua. 

El año de 1723, el Ilüstrísimo don Pedro de los Reyes. 

El año de 1723, el Ilüstrísimo don Antonio de M^caruya. 

El año de 1723, el Ilüstrísimo don Diego de Rivas. 

El año de 1773, el Ilüstrísimo don Francisco José Placencia; 
Ixizo la fuente de la plaza mayor de Comayagua. 

El año de 1783, el Ilüstrísimo don Jerónimo de San Miguel, 
trasladado á Mechoacán. 

El año de 1784, el Ilüstrísimo don Antonio de Guadalupe; 
edificó la iglesia de la Caridad de Comayagua, reedificó el Pa- 
lacio Episcopal, fundó la clase de filosofía y edificó el Conven- 
to íle San Francisco de Tegucigalpa. 

El año de 1793, fué nombrado el Ilüstrísimo don Francisco 
de Molina. 

El año de 1793, el Ilüstrísimo señor Cadiñanos. 

El año de 1802, el Ilüstrísimo don Vicente Navas; murió en 
1809. 

El año de 181 1, fué nombrado el señor Barranco; no se con- 
sagró. 

El año de 1844, el Ilüstrísimo don Francisco de Paula Cam- 
poi; tomó posesión el 4 de octubre del mismo año; y murió en 
octubre de 1849. 

El año de 1855, el Ilüstrísimo don Hipólito Casiano Flores; 
tomó posesión el 27 de mayo. Es el primer Obispo nativo; y el 
Obispado espera mucho de sus capacidades. 

I/a iglesia de Honduras tiene la renta del diezmo, con que 
se sostiene perfectamente bien. — El Traductor, 

Honduras.- 20 



— 270 — 

trucción ^'jn Ir.f^.^/re'i aún á las escuelas co- 
munes d^ *'/H Evt^'V^s Unidos, excepto tal vez 
en !a p^^r*,*: ^í^j: yI:o:r.as, En el ramo de Cien- 
cía.^ Xa*/íríí%:iv y en los estudies de más impor- 
tancia prá/,ticíi para el desarrollo del país, co- 
mo (¿^AÍnr/íi^ Matemáticas }• Mecánica, son 
enl(:ran>^a)tc deficientes, y muchos jóvenes van 
á t:'My]Uir Á l'.'ítaragua, El Salvador y Guate- 
íníi)a, Eli verdad, la mayor parte de las per- 
í>oijí<;> rjue se 1 Liman educadas, han recibido su 
í)j->lnií í ion en otros puntos. Se ha hecho es- 
íwr'//)% por levantar ^stos establecimientos en 
JIonduraH, pero es muy poco lo que se ha ade- 
lantado, Y el hecho de que cuando se han 
rcHtablccído las suspensiones que han sufrido, 
no les faltan pupilos suficientes para los estu- 
dtort elementales, y las bellas disposiciones de 
aquella juventud es una esperanza de que con 
IKi/. y prosperidad nacional, habrá hombres 
que harán honor al país. 

Kl sistema de educación de Lancaster se 
introdujo en Centro-América en tiempo del 
Gobierno Federal, y ha continuado con algu- 
nas modificaciones en varios Estados. No hay 
ningunos datos sobre las escuelas generales 
de Honduras, excepto algunos imperfectos es- 
tados de los departamentos, que se publican 



— 271 — 

€n "La Gaceta." Pueden considerarse cuatro- 
xíientas escuefeis en el Estado, con un término 
medio de 25 alumnos cada una, ó un número 
total de 10.000 ¡en una población de 350.000 
habitantes! No hay librerías, y á excepción 
de "Iva Gaceta'' del Gobierno, no se publica 
ningún periódico. Hay yarias imprentas, pe- 
ro no sirven más que para arrojar criminosos 
panfletos políticos ó folletos de personal carác- 
ter; de donde se sigue que la ignorancia del 
pueblo es profunda y triste. ( i ) 



( 1 ) Libertad de la prensa, progreso; restricción de la pren- 
sa, reacción. Nosotros, pues, proscribimos la restricción de la 
"prensa. Pero al proclamar la libertad, no la deseamos tal cual 
se comprende en Centro- América. Que nos ruborice el confe- 
sailo, pero es preciso decirlo. Poco tendría la especie humana 
que agradecer al hijo de Maguncia, por su divina invención, si 
ésta hubiera servido sólo lo que á Centro- América. La prensa 
periódistica de este psús, olvidando su noble misión, se consti- 
tuye en folletista; y la privada no hallamos nombre con 

qué calificarla. En la prensa ilustrada, el derecho de decirlo 
todo, lo limita el respeto de la misma prensa. La de Centro- 
América no cuenta con este privilegio; yapara que sea lo que 
debe ser, nosotros osamos proponer el sistema siguiente: 

Toda Gaceta— -tal es el nombre de los periódicos oficiales — 
que cometa un desliz y que use de un lenguaje indigno de un 
escrito ministerial, que sea reprochado por sus colegas, sean 
cuales fueren sus colores políticos. 

Todo escrito particular que presente un pensamiento de uti- 
lidad pút)lica, que tienda á ilustrar el puebio, que contenga co- 
nocimientos generales del país, etc., que se costee su impresión 
por la autoridad. 

/ 



— 272 — 

Tampoco l^ay ningún cálenlo sobro el mon* 
to de los productos industriales ¿el país, de su 
comercio y de sus rentas. ' Sobre estos puntos, 
toda apreciación es puraipente conjetural. Sin 
embargo, los productos extranjeros que se con- 
sumen son considerables, y los exportados co- 
rresponden á éstos. 

Los principales 'artículos que se exportan 
se pueden valuar, aunque como he dicho, con* 
jeturalmente, de la manera siguiente, que es 
la más aproximada: 

Oro y plata bruta ..$ 400.000 

Caoba y otras maderas 200.000 

Ganado 125.000 

Cueros, zarzaparrilla, tabaco, 

índigo, etc 400.000 



$ 1. 125.000 
Los ingresos pueden estimarse en 250,00a 
pesos. La venta de aguardiente^ room nativo, 
es estancada por el Gobierno y da un producto 
anual de consideración. 



Todo escrito privado que no sea más que el desahogo de pe- 
queñas pasiones, que se haga pagar dos, tres 6 cuatro veces má» 
de su impresión común. 

De esta manera, el periodismo será moderado; j habrá mas- 
que escriban para bien del público y menos que ofendan al 
"público. — El Traductor. 



273 



La moneda de Honduras ha sido viciada 
por el valor vago que tiene la llamada praiJi— 
sional 6 de cobre ^ es decir, cobre con tina pe- 
queña parte de plata, en cuartos ó medios pe- 
sos. Nunca ha tenido un valor intrínseco por 
la ley, y desde 1839 ha ido teniendo una de- 
preciación hasta el extreaof) de que, al presenta, 
doce pesos de cobre valen uno de plata. Pero 
á pesar de la ley que obliga la circulación de 
esta moneda^ los pueblos de los departamentos 
de Gracias, Yoro, Santa^ Bárbara y Olancho, 
han rehusado recibirla. Es difícil saber qué 
cantidad circula, pefo se puede calcular en va* 
lor nominal i. 000.000 de pesos, igual á 100.000 
pesos de plata. Es justo observar que el actual 
Gobierno de Honduras ha hecho laudables es- 
fuerzos por arreglar su valor, procurando, por 
una gradual amortización reducirla á la deno- 
minación que tiene la de los Estados Unidos. 

Además de la moneda provisional, hay la 
que . llaman macaco^ una especie de moneda 
cortada, del antiguo reino; y ésta, con los tipos 
de la República Federal y el americano é inglés, 
forman toda la circulación de Honduras. Las 
monedas extranjeras pasan por su valor, y no 
es como en la Nueva Granada, Nicaragua, y al- 
gunos Estados de Sud-América, que tiene una 



— 274 — . 

ventaja nominal. Como la exportación es ca- 
si ignal á la importación, la poca moneda qne 
circula queda en el Estado para el limitado co- 
mercio del interior. 

El ganado de Honduras constituye al pre— 
senté el más fácil medio de riqueza. El com- 
parativamente carácter abierto del país en el 
interior, y sus vastas sabanas cubiertas de pas- 
to, son circunstancias muy favorables para 
llevar esta propiedad á una extensión indefini- 
da; pero por razones bastantes sencillas, el ga- 
nado no da á los propietarios las ventajas que 
debía, desde que el consumo interior ha dis- 
minuido, asi como la demanda de los Estados 
vecinos. M. Baily ha sugerido la idea de p<^ 
der salar carne en el Estado y llevarla á las 
Indias Occidentales y á otros mercados, y tie- 
ne mucha razón en pensar así. Podrá objetar- 
se que la alta temperatura del país es un in- 
conveniente para esto, pero ciertamente, hay 
una porción de lugares en el interior, cuj^a ele- 
vación y frío clima salvaría la objeción, si aun 
fuese bien fundada. 

Es preciso confesar que . toda la indus- 
tria del país es escasa. Tal ha sido la 
natural consecuencia de la condición del pro- 
pio país antes y después de la indepen— 



— ^75 — 

« 

dencia, así como de la composición de su 
pueblo. 

El mezquino sistema colonial de España 
en todas sus posesiones de la América, y espe- 
cialmente en el centro, había prohibido la co- 
municación de éstas con el resto del mundo. 
Ninguno de los progresos en las artes ó en la 
agricultura, que han operado gradualmente la 
revolución de la industria -de las naciones, 
era permitido que llegara á aquellos lugares. 
El comercio fué monopolizado por la Corona, 
^que procuró regular el monto de las produccio- 
nes de ciertos artículos, por el de los en que se 
distinguían las colonias. Un ejemplo demos- 
trará mejor á dónde llegaba aquella miserable y 
opresiva política. A principios del siglo XVIII 
se introdujo en la costa del Norte de Hon- 
duras el cultivo de la vifia con el mejor suce- 
so; pero pronto España, fijó la atención en ello^ 
y temiendo que la colonia faese rival de la 
Madre Patria, mandó destruir los viñedos, cu- 
yas órdenes cumplieron exactamente los em- 
pleados de la Corona. Desde este ensayo no 
se ha pensado nuevamente en tan importante 
ram ó; pero no hay duda que se producía con' 
abundancia y llegaría á ser una inmensa fuen- 
te de riqueza en el Estado. 



— 276 — 

Las continuas turbaciones interiores que 
siguieron á la independencia, no han permiti- 
do al país reparar los errores del anterior régi- 
men, que tanto había suprimido su industria 
como el desarrollo de tanto elemento de riqueza. 
Estas conmociones han contenido á toda em- 
presa extranjera á intentar nada, y han emba- 
razado al pueblo mismo á usar de los pocos 
medios con que cuenta para promover su bien- 
estar. 

El grande obstáculo que se presenta en 
Honduras es la falta de buenas vías de ^ 
comunicación interior. Los caminos, así lla- 
mados, no lo son más que para muías, que sir- 
ven para pasar grandes y rápidas corrientes, ó 
escarpadas montañas, donde se encuentran lu- 
gares tan precipitados y tan obstruidos, que el 
viajerp retrocede desesperado de pasar. Las 
cargas que llevan las muías, necesariamante 
son ligeras, y los gastos de transporte son tan 
grandes, que impiden la exportación de muchos 
artículos del país, á excepción de los que están 
inmediatos á la costa. Los de importación que 
no pueden ir en muías, van en hombros de 
hombres; y los pianos, espejos y otros objetos 
voluminosos y de valor, se llevan de esta ma- 
nera al interior, desde los puertos, á distancias 



— 277 — 

^e sesenta ó cien millas. Por la misma razón, 
no se pueden introducir máquinas propias pa- 
ra el laboreo de las minas. Pero abriendo una 
sola buena vía de comunicación á través del 
Estado, y especialmente en el evento de la 
-construcción del proyectado camino de hierro 
entre los dos mares, estas dificultades serían, 
si no en el todo, en la mayor parte removidas, 
y la industria recibiría un incentivo extraordi- 
nario. La importancia de estas materiales 
consideracioi|es es bien comprendida por toda 
la porción ilustrada del pueblo; y con tal obje- 
to, están dispuestos á emplear todos los medios 
de su poder para que la empresa se realice, 
cooperando por su parte al desarrollo del país. 
Liberales en política y religión, ellos repelen 
las sugestiones que, con siniestra mira, les ins- 
piran los demagogos de México* y Guatemala 
contra los Estados Unidos. Como una prueba 
de su buena inteligencia con éstos, y del de 
conservarla, el Gobierno de Honduras nombró 
en el año anterior un Enviado Extraordinario 
y Ministro Plenipotenciario cerca del de la 
Unión, cuyo encargo vino á desempeñar don 
José Barrundia, hombre que, como el más altivo 
promotor de la independencia de Centro-Amé- 
rica, como el autor de su Constitución y su 



— 278 — 

Presidente en otro tiempo, daba el mayor re- 
lieve é importancia á su misión. Sn violenta^ 
muerte, en cumplimiento de ella, fué justa- 
mente mirada en Honduras como una calami- 
dad nacional. 

La civilización es armoniosa; y ningún pro- 
greso intelectual, político ó social puede haber^ 
sino precede el correspondiente progreso ma- 
terial. Esta verdad se ha ido presentando poír 
sí misma á la parte reflexiva del pueblo de 
Centro-América, y la ha convencido de que no 
son los repetidos cambios políticos los que 
operarán la regeneración del país. En esta 
convicción es, pues, que la Constitución de 
Honduras autoriza al Presidente para "con- 
cluir tratados de colonización;" y como en otra 
parte he dicho, solamente por un juicioso sis- 
tema se introduciría la inteligencia, la indus- 
tria y el comercio, y se aseguraría la paz, la^ 
prosperidad y el bienestar del pueblo. Con 
vastos recursos, con un clima adaptable á cada 
capricho y á las producciones de cada zona, y 
con una posición sin igual, el poder y progre- 
so de Honduras, tanto tiempo descuidado, se 
desarrollaría admirablemente. 



CAPITULO XIV 

Catnino de hierro interoceánico. — Proyecto de un camino dr 
hierro interoceánico por Honduras 

"Un corto y fácil pasaje" entre el Atlán- 
tico y el Pacífico, cruzando el istmo que une el 
Norte con el Sud-América, ha sido, por más 
de tres siglos, el grande objeto de la ambición 
humana y del espíritu de empresa. La espe- 
ranza de encontrar "el secreto del estrecho'^ 
fué la que llevó á Colón á lo largo del Conti- 
nente de Honduras hasta el Orinoco, la que 
condujo á Magallanes á los estrechos que con- 
servan su nombre y la que animó á Cortés, 
quien seguido de un puñado de soldados, avan- 
zó hasta el corazón del hostil Imperio de Mé- 
xico, y mandó su exploradora escuadrilla á las 
desconocidas aguas del gran mar del Sur. (i) 



(i) B1 Emperador Carlos V, en 1523, en una carta de Valla- 
dolid, recomendaba á Cortés buscase cuidadosamente "el secre- 
to del estrecho' * que uniese las costas Oriental y Occidental de 



— 2bo — 

Pero áts¿e el momento que se conodó que 
DO había Dicgnoa comunicación natural entre 
los dos mares, sé fijó en la imaginación de 
los hombres la idea de abrir una artificiaL Así 
que, desde 1551, se han señalado tres puntos 
crmio los más favorables para la empresa: 

I, El istmo de Tehuantepec. 

II, El istmo de Nicaragua. 

III, El de Panamá ó Darién. 

Otras dos líneas se han indicado después, 
á saber: una de la laguna Clj^iriquí, en el Mar 
Caribe, al Golfo Dulce, en el Pacífico; y la se- 
gunda, propiamente en el Continente de Sud— 
América, del río Atrato, que cae al Atlántico, 
al río Choco, que va al Pacífico. 

De todas ellas, tres han sido las que se han 
designado como más propias para abrir un ca- 
nal entre los dos mares: Nicaragua, Dariéu y 
Atrato. Se creyó una vez que también por 
Panamá y Tehuantepec podían hacerse cana- 
les, pero desde que se hicieron los reconoci- 
mientos necesarios en estos puntos, desapare- 
ció tal idea. Los que se practicaron reciente- 

Nueva España, y que acortase, como era <Je suponer, las dos ter- 
ceras partes del viaje de Cádiz á las costas de Catay. Cortés 
contestó, lleno de las mayores esperanzas, de hacer el descubri- 
miento "que haría, añadió, al Rey de España, señor de tantos 
"dominios, que se llamaría señor del mundo. " 



— 28l — 

mente en Nicaragua, han demostrad9 que la 
construcción de un canal allí, aunque posible, 
tendrá tan grandes é inesperadas dificultades^ 
como un costo que no permitirá fácilmente el 
reembolso del capital invertido. Otro recono-' 
cimiento que acaba de concluirse en Darién, ha 
probado igualmente la impracticabilidad de un 
canal en esa línea. La del Atrato permanece 
aún abierta al examen, examen que para otras 
especulaciones no ha dado el mejor resultado. 
Pero aun cuando fuese practicable un canal 
por esa línea, su extrema posición meridional 
sería siempre un obstáculo para obtener bueú 
suceso, en razón de que los principales puntos 
del Pacífico con que más importa tener pron- 
tos medios de comunicación, están en las altas 
latitudes del Norte 

En efecto, el gran desiderátum de los Es- 
tados Unidos' es una ruta lo más al Norte posi- 
ble; y ya sea por mar ó por tierra, el requisito 
más indispensable es que haya buenos puertos 
en ambos mares. Sin éstos, no puede haber 
ni fácil ni segura comunicación, y cada milla 
al Sur de la latitud de New Orleans que tenga 
cada ruta, añade dos de distancia entre los Es- 
tados del Atlántico y California, Oregón, islas 
Sandwich y los mayores centros de comunica- 



282 



ción oriental que están abiertos á nuestra em- 
presa. 

Así, pues, la ruta que mejor llene estas dos 
condiciones — una alta latitud y buenos puer- 
tos, satisfará las exigencias públicas y será 
superior á las otras. 

Y aquí debe observarse que cuando el pro- 
yecto de abrir una comunicación interoceánica 
por el istmo de Centro-América llamó por pri- 
mera vez la atención del mundo, no eran cono- 
cidos ni los buques de vapor ni los caminos de 
hierro. Por esta razón, no se habían indicado 
otras líneas, más que las que eran adaptables 
para canales; y de ahí ha resultado esa predi- 
lección, casi preocupadamente, con que se han 
continuado mirando ciertas líneas, aun des- 
pués de que modernos reconocimientos han al- 
terado enteramente la naturaleza de la cues- 
tión. Los españoles designaron los istmos" de 
Panamá y Tehuantepec como los más facti- 
bles para abrir un canal; pero hicieron esta 
elección por el motivo que acabo de exponer, 
al cual toda otra consideración le era subordi- 
nada. Mas si ellos hubieran tenido idea dé la 
aplicación del vapor á la navegación y al trán- 
sito por tierra, jamás hubieran vuelto á pensar 
^ tales istmos, sino que habrían escogido otras 



— 283 — 

líneas que combinasen las grandes é indis- 
pensables condiciones para una vía permanen- 
te de tránsito— "buenos puertos, clima saluda- 
T)le y ventajosa posición comercial.'' 

Siempre sería deseable y útil una comuni- 
-cación por agua entre los dos mares; empero, 
-es bien sabido que al presente muchas de las 
exigencias del comercio, y todas las de viajar, 
:Son mejor satisfechas por caminos de hierro 
-que por canales. Además, su mayor adapta- 
ción á las condiciones naturales, facilidad para 
superar obstáculos físicos y baratez para la 
-construcción, son circunstancias que llaman 
más directamente la atención práctica. 

A la lista, pues, de las vías de comunica- 
>ción interoceánica ya presentadas, añado otra 
-que tifene tales ventajas peculiares que da una 
-superioridad permanente^sobre las otras, como 
medio de tránsito, seguridad, rapidez y facili- 
-dad para comunicar con los puntos más im- 
portantes y centrales del Pacífico. Esta línea 
está dentro del Estado de Honduras^ y ya tiene 
un concluido reconocimiento^ como se verá de 
los resultados que se presentan. 

Comienza en Puerto Caballos, en la Bahía 

lie Honduras, latitud 15^ 49' N^ y longitud 

'87^57' C>., y sigue un poco al Sur, atravesau- 



— 284 — 

do el Continente, hasta la Bahía úe Ponseca,. 
en el Pacífico, latitud 13^ 21' N. y longitud 87° 
35' O. Su total extensión de tondeadero i 
fondeadero, ó de cinco brazas de agua en Puer- 
to Caballos, cinco brazas de agua en la Bahía 
de Fonseca, es de ciento cuarenta y ocho mi- 
llas geográficas, iguales á ciento sesenta mi- 
llas comunes. Partiendo la línea de Puerto 
Caballos, sigue un curso algo al Este y al Sur,, 
y atraviesa el llano de Sula, hasta cortar el 
río Ulúa, cerca del pueblo de Santiago, De aquf 
sigue por el valle de este río, después llamada 
Humuya, hasta su propio nacimiento, en el 
gran llano de Comayagua, á distancia de cien 
millas de Puerto Caballos. A la extremidad 
meridional de este llano, hay una elevación 
que forma la cima entre el Atlántico y^el Pa- 
cífico. Aquí el nacimiento del Humuya casi 
se toca con el del Goascorán, que corre por el 
propio valle á la Bahía de Fonseca. 

Dos circunstancias hay que observar en es- 
ta línea: 

i^ Que los valles del Humuya y del Goas- 
corán, unidos con el plano central de Comaya- 
gua, yÍ7rw¿2« un gran valle transversal que se 
extiende de mar á mar ^cortando completamente 
la cadena de la cordillera. 



— 285 — 

2^ Que este gran valle transversal va de 
Norte á Sur, permitiendo la locación de la pro- 
puesta ruta, sin desviarse en todo su curso ni 
cinco millas de una líuea recta. 

Estas naturales condiciones, así como la 
capacidad, seguridad y excepcionales fondea- 
deros en las dos extremidades, y la gran salu^ 
bridad del país, distinguen á esta línea para 
una^ permanente vía de comunicación inter- 
oceánica. Ella combina todas las circunstan- 
cias precisas, y bajo todos respectos, no tiene 
comparación con las que se han presentado á 
ia consideración pública. 

Comenzando, pues, por Puerto Caballos, 
y siguiendo hacia el Sur, todos los hechos con- 
cernientes á ella llevarán el mismo orden. 

I.— PUERTO CABALLOS 

Habiéndose ya descrito á Puerto Caballos, 
nada hay que añadir, sino que es seguro y ca- 
paz para todas las exigencias presentes y de 
un comercio activo. Fué reconocido en 1853 
por el Teniente JeíFers, de la marina de los 
Estados Unidos (véase la carta), quien con- 
cluye: 

"Puerto Caballos es un excelente fondeade- 
ro, de gran capacidad, suficiente profundidad 

Honduras .—21 



— 286 — 

y fácil entrada. Situado en la base de las co- 
linaSy no tiene ni esteros ni lagunatos que 
afecten la salubridad del lugar, que es bastan- 
te amplio para el establecimiento de una gran 
población. La laguna, que es de agua salada 
y se abre á la mar, abunda en pescado." 

Puede agregarse solamente que el terreno 
inmediato al puerto es firme, limpio y de cul- 
tivo. Su fertilidad y la abundancia de buena 
agua, ofrecen las condiciones necesarias para 
sostener una floreciente población. 

II. — DE PUERTO CABALLOS Á SANTIAGO 

De Puerto Caballos para llegar al hermoso 
llano de Sula ó Santiago, por donde pasan los 
anchos ríos de Chamelecón y Ulúa, es necesa- 
rio hacer un circuito de casi tres millas, dando 
vuelta á la extremidad Este ó base de la alta 
cadena de montañas del Merendón ú Omoa, 
que es un ramal de la cordillera y que termi- 
na precipitadamente. 

El plano de Sula forma un gran triángulo, 
cuya base tiene en el mar, extendiéndose más 
cincuenta millas á lo largo de la costa, al lado 
de afuera de las montañas de Omoa á las de 
Congrehoy, y pasando su ápice al Sur sobre la 



— 287 — 

línea de la propuesta ruta, en dirección á^ Co- 
mayagua. Una porción de este plano á la de- 
recha ó hacia el Este del río Ulúa, es tan baja, 
Kjue en las grandes avenidas es inundada; pero 
no sucede lo mismo en la parte Oeste del llano, 
sobre la cual se formará la ruta. Allí el te- 
rreno es firme, y los ríos tienen profundos 
cauces. Ni en estos lugares, como en toda la 
línea, no se encuentran insondables pantanos, 
^omo los que han obstruido al de Panamá. En 
la opinión del Teniente JeflFers, el camino, des- 
pués de dar vuelta á la base de las colinas á 
la espalda de Puerto Caballos, puede ir recta- 
mente hasta el pueblo de Santiago, donde se 
forma el Ulúa por la unión del Santiago, el 
Blanco y el Humuya. Este, que tiene la di- 
rección áel Ulúa, de Norte á Sur, debería lle- 
gar el mismo nombre. Antiguamente existía 
un camino de Puerto Caballos á Santiago, que 
aun podría seguirse, á pesar de estar casi obs- 
truido por el abandono del puerto. El ascen- 
so á Santiago es tan suave é imperceptible, que 
no merece ser mencionado. 

Santiago puede mirarse como la cabeza de 
la navegación de vapores en el Ulúa, aunque 
en ciertas épocas pueden llegar también con 
facilidad buques de regular . capacidad. El 



— 288 — 

Teniente Jeffers, que examinó el río minucio- 
samente, asegura "que vapores que calen siete 
pies de agua, pueden entrar en todo tiempo en 
el Ulúa, y de junio á enero, llegar hasta la 
confluencia del Humuya. Ligeros vapores 
pueden ascender siempre hasta la boca del 
Humuya, y por el río Blanco hasta cerca de 
Yojoa." 

IIL— DE SANTIAGO, POR EL VALLE DEL HUMU- 
YA, HASTA EL LLANO DEL ESPINO 

Desde Santiago, la línea de la ruta es dis- 
crecional. Puede seguirse por una ú otra 
margen del Humuya. Solamente un dilatado^ 
y prolijo reconocimiento puede demostrar cuál 
es la que ofrece más facilidades. El Teniente 
Jeffers opina que la izquierda, ú occidental, es 
la más favorable. Siguiendo ésta, será nece- 
sario un puente en el Santiago ó Venta, que 
no tendrá menos de quinientos ó setecientos 
pies, y otro en el Blanco, que no excederá de 
sesenta. Puede atravesarse también el Ulúa 
abajo 'de su unión con los otros ríos; pero el 
pu^te será naturalmente de dimensiones más 
considerables que el de la Venta. 

Pero aun sin tomar ninguna margen, la 
ruta puede llevar esencialmente la misma di- 



— 289 — 

Tección. El llano continúa por cerca de diez 
millas más allá de Santiago, donde lo cortan 
las colinas y montañas que forman los límites 
del comparativamente estrecho valle del Hu— 
muya. Desde este punto el ascenso es más 
rápido. El curso del Humuya por el llano del 
Espino es directo; y el valle, según el Tenien- 
te Jeflfers, **es formado por colinas de cincuenta 
á quinientos pies de altura que, en general, se 
aplanan las márgenes del río, pero ocasional- 
mente se encuentran menos avanzadas y dejan 
la banda del mismo nivel superior á las inunda- 
aciones. Las pendientes rara vez son precipitadas, 
y en ningún punto requieren un trabajo serio. 
La alternativa de cavar y rellenar es bien favo- 
rable. Todo el terreno de las inmediaciones 
es generalmente abierto é interceptado por 
numerosos y fértiles valles; pero más propios 
para repastos que para la agricultura. Las 
montañas están cubiertas de pinos y encinas, 
y en las riberas de los ríos hay grandes canti- 
dades de caoba, cedro, guanacaste, hule y otras 
maderas preciosas. 

Casi en la medianía de Santiago y el llano 
del Espino, desciende el río Sulaco á la dere- 
cha y se une con el Humuya. Es un conside- 
rable río que baña un ancho y fértil valle que 



— 290 — 

se extiende en dirección del rico departamento 
de Olancho. La construcción del proyectada 
camino de hierro desarrollarla no sólo el valle 
de Sulaco por medio de caminos de wagones^, 
sino que pondría también en comunicación al 
distrito de Olancho con la costa de Puerto Ca-^ 
ballos, I 

El llano del Espino, puede decirse que co- 
mienza en el pueblo de Ojos de Agua. Este 
pueblo está aproximadamente á cincuenticinco 
millas de Puerto Caballos, y el valle está á no- 
vecientos treintiséis pies de elevación del nivel: 
del mar. El grado común del camino será ei>. 
este punto de setenta pies la milla. 

IV.— DEL LLANO DEL ESPINO AL DE COMA- 
YAGUA 

De Ojos de Agua, donde una línea trans- 
versal de colinas separa el llano del Espino 
del de Comayagua, no hay ninguna dificultad 
para la construcción del camino. Unos pocos 
puentes sobre pequeños ríos, que no pasarán 
de treinta pies, son casi las obras de más tra- 
bajo. El declive del llano del Espino hacia el 
Norte, es ligero, y ayudará á llegar á la cima 
sin ningún esfuerzo de trabajo. De la extre— 



— 291 — 

é 

midad septentrional de este llano para llegar 
al de Comayagua, hay dos vías — seguir el 
valle del Humuya que abre una considerable 
banda al pasar por las colinas interpuestas, ó 
tomar el de estas colinas, en línea recta, sobre 
una intermedia cima de cerca de ciento cin- 
cuenta pies. 

La elección entre estas dos líneas, no dudo 
que será sobre la general cima, á la extremi- 
dad Sur del llano de Comayagua. Si se adop- 
ta el paso de Guajoca, entonces se tomará la lí- 
nea del río; y si se escoge la de Rancho Chi- 
quito, la. línea irá directamente por sobre las 
colinas, pasando por la ciudad de Comayagua, 
capital del Estado. '' 

El llano del Espino, algunas veces llamado 
de Manianí, es como de doce millas de largo y 
ocho de ancho, y de una belleza extraordinaria. 
Se asegura que en tiempo de la Corona, había 
un tráfico establecido entre Manianí y Puerto 
Caballos. Últimamente han ido canoas carga- 
das, y aun el Teniente JeflFers fué en una desde 
Ojos de Agua. Sin embargo, la corriente del 
río es rápida, y en muchas partes hay obstruc- 
ciones que hacen la navegación un poco difícil 
y peligrosa. 



— 292 — 
% 

V.- LLANO DE COMAYAGUA 

El llano de Comayagua constituye precisa- 
mente el rasgo de la topografía general del 
país, que no sólo presenta practicabilidad, sino 
gran facilidad para el referido camino de hie- 
rro. Está situado en el verdadero centro del 
Estado, en la medianía de los dos mares-, y 
tiene cuarenta millas de largo y de 5 á 15 de 
ancho. Su eje principal es de Norte á Sur, 
correspondiendo casi todo él con la línea pro- 
puesta. Sus dimensiones son exclusivas de 
los valles laterales de los ríos que se concen- 
tran en el mismo bajo y de los del Humuya. 
Como el del Espino, su declive va gradual- 
mente al Norte, y así hace los grados del cami- 
no por la cima ligeros y fáciles. Este llano es 
el único en Gentro-América que tiene su eje 
coincidiendo con el meridiano, razón porque 
los españoles fundaron la ciudad de Comaya- 
gua en el punto que ocupa. 

^*Se pensaba, dice Juarros, historiador de* 
Guatemala, obtener por medio de este lugar 
una fácil comunicación entre el Atlántico y el 
Pacífico. Siendo su situación casi en la me- 
dianía de Puerto Caballos y la Bahía de Fon- 
seca, debía servir de un conveniente depósito 



— 293 — 

intermedio. Además, teniendo un clima salu- 
dable y un suelo fértil, se evitarían muchas de 
las enfermedades y fatigas que se experimen- 
tan yendo por el nombre de Dios (Chagres) á 
Panamá, (i) 

La línea del camino á través del llano de 
Comayagua, es discrecional, como he dicho. 
Si se elige él paso de Rancho Chiquito, el 
camino irá por las colinas que separan éste del 
del Espino, en línea recta, poco más ó menos, 
saliendo cerca de la ciudad de Comayagua; de 
aquí sigue la margen derecha del Humuya 
hasta un punto inmediato á San Antonio, en 
donde atraviesa el río y pasa rectamente hasta 
Lamaní. La margen derecha del Humuya es 
más entrecortada que la otra, pero no en tér- 
minos que requiera operaciones de construc- 
ción. 

Y si se designa el de Guajoca, el camino se 
retirará por el valle del río, á través de las 
colinas, en una distancia de tres millas cuando 
más, pasando por la margen izquierda del río, 
siguiendo la parte Oeste del llano y atravesan- 
do los pequeños pueblos de Ajuterique y Leja- 
maní, la villa de La Paz ó Las Piedras y la 

(i) History of the Kiugdom of Guatemala, Baily's trans- 
-lation, p. 331. 



— 294 — 

dirección de Tambla* Esta parte del llano es 
extraordinariamente fértil y favorable para la. 
obra. Los ríos, con nna sola excepción, son 
peqnefios, y una inextinguible cantidad de 
piedra de canto y de mármol azul, hay en las- 
inmediaciones de la línea. 

En el valle del río, entre las colinas que 
dividen los dos llanos, fué donde en los recono- 
cimientos se creyó que había la mayor ó la 
única dificultad, entre la cima y el Atlántico. 
No hay, sin embargo, ninguna para un camino 
de rails; y, al contrario, hay lugar para una 
docena de caminos con poca diferencia de gra« 
dos. Las colinas son altas, pero no tan preci- 
pitadas que impidan el cultivo hasta la orilla 
del agua, las cuales en un país de lluvias,, 
presupone un declive sin inconveniente para 
nuestro objeto. 

De Ojos de Agua á Lamaní y á Tambla hay 
una distaucia de cerca de cuarenta millas. La 
elevación de este último punto es de 1.944 pies,, 
y la del segundo, de 2.016 pies sobre el uivel 
del mar. Así, pues, siendo la elevación del 
segundo mayor de la del primero, 1.008 pies,. 
el grado será de veinticinco pies dos líneas por 
milla. La distancia á Lamaní es algo mayor,. 
y el grado va ligeramente alzando, á conse- 



— 295 — 

cuencia de la intermediaria cima de ciento- 
cincuenta pies entre los llanos. 

La distancia de Puerto Caballos á Tambla 
puede ser de 90 millas, y el término medio del 
grado de 21 pies 9 pulgadas por milla. 

VI. — LA CIMA 

Por cima llamo la sección entre Tambla d 
Lamaní y Rancho Grande, una distancia como 
de quince millas, q\ie divide el punto ó ciiña 
propiamente dicha, entre los dos lugares. Den- 
tro de esta sección es solamente donde se en- 
cuentra la principal, y puede decirse la única 
dificultad que exige los trabajos del Ingeniero. 
Pero aun éstos no son de una naturaleza ex- 
traordinaria y mayores que los que general- 
mente ocurren en todos los caminos de igual 
extensión en cualquier país. No hay que for- 
mar túneles ni que hacer grandes excavaciones 
en el paso de la cima; y del lado del Norte, se 
puede hacer el corte en una espacie de talpe- 
tate parecido al yeso, que cede fácilmente al 
pico. Se puede cortar tan fácilmente como la 
arcilla, con la ventaja de que se pueden formar 
muros verticales sin desmoronarse. 

La cima puede pasarse por dos puntos, sin 
que ninguno varíe de una línea recta: por 



— 298 — 

de, donde los dos ríos se unen y forman el se- 
gundo. Si el corte se hiciese encima, el máxi- 
mum del grado sobre toda la línea del camino, 
no bajaría de 60 pies por milla, y no excedería 
de 40 en una distancia de más* de seis. 



VII. — VALLE DE GOASCORÁN . 

Después de pasar la cima, la línea seguirá 
el valle del río Goascorán á los llanos que ro- 
dean la Bahía de Fonseca. El grado será casi 
uniforme, aunque teniendo su término medio de 
altura en el declive hacia al Norte. El carác- 
ter del terreno y las facilidades que presenta 
para la construcción del camino, las explica el 
Teniente Jefíers de la manera siguiente: 

"El país es en general del más favorable 
carácter. Trazándose la línea del camino so- 
bre la margen del río, presenta el carácter de 
un plano inclinado desde la cima hasta el fon- 
deadero. Poco hay que cortar, excepto en la 
división al uno y al otro lado de la cima; la cur- 
va será buena y los grados no serán mayores 
que los de todos los caminos que se han ejecu- 
tado. Ningún túnel se requiere y jnuy po- 
cas excavaciones hay que hacer sobre roca» 



— 299 — 

"La elevación que hay que salvar en el pa- 
50 de la cima de Rancho Chiquito, es de 2.5cx> 
pies, pero considerándose que no hay descen- 
so, y que es el total de los ascensos^ y no la ele- 
vación de la cima la que constituye los gastos 
del trabajo, se verá que no es absolutamente 
•desfavorable. 

"Al Sur de Goascorán hay gran cantidad de 
piedra de cal, piedra de canto, cuarzo y arena 
mezclada con lava y piedras volcánicas. En 
•Goascorán hay extensas vetas de piedra de cal 
azul, y en el río, porción de granitos y piedra de 
<:anto. Esta piedra se puede cantear bien con 
pico, pero es bastante compacta. Prueban su 
<luración, los diversos grabados que hay en las 
rocas, cerca de Aramesiná, desde antes de la 
<:onquista. La excavación que se haga no ten- 
drán un gasto mayor que sobre la tierra, con 
la ventaja de la duración. Sobre toda la línea 
hay abundante piedra de cal, arena y tierra 
de ladrillo. 

"En las colinas de Aramesiná se encuen- 
tra el pino amarillo, y en San Juan y Aguan- 
queterique, es inmensa la cantidad que hay 
del mayor grueso, inmediato todo al camino. 
El pino llega hasta 30 pulgadas de grueso y 
hasta 50 y 75 pies de alto, sin ninguna dife- 



— 300 — 

rencia al mejor de Nort Carolina. La en- 
ciña se encuentra también en abundancia, asi 
como otras muchas maderas preciosas. 

"El valle no es ancho, comparado con svk 
largura, y no hay que atravesar desde la cima 
más que treinta pies de agua; pero los gastos^ 
en este íUm serán muy pequeños, porque to- 
das las maderas de construcción para puentes 
se encuentran en la cantidad que se desee. 

"Los riachuelos que cortren al Goascorán. 
tienen un poder de agua suficiente para toda 
clase de máquinas ó molinos." 

VIII.— BAHÍA DK FONSECA 

La magnífica Bahía de Fonseca, en los tér- 
minos occidentales de la prepuesta vía, "es, sin 
disputa alguna, el mejor puerto, ó más bién^ 
la constelación de los puertos" en toda la costa 
del Pacífico. Es de 50 millas de largo por 30 
de ancho, perfectamente protegida, con dos 6 
tres islas, puertos interiores de suficiente agua 
y hermosos lugares para establecer ppblacio- 
nes comerciales ó manufactureras de toda es- 
pecie. Los tres Estados de Honduras, El Sal- 
vador y Nicaragua, tocan en ella. Sin embar- 
go, Honduras es el que tiene su mayor frente^ 



301 



El puerto de La Unión, enla pequeña bahía 
del mismo nombre, es el principal de El Sal- 
vador. Su comercio en el líltimo año fué de 
500.000 pesos, y sus ingresos de 100.000 
pesos . El principal puerto de Honduras es 
Amapala, en la isla del Tigre. Es un , puer- 
to libre, y progresa rápidamente en comer- 
cio y en población, la cual ha áoblado en los 
últimos dos años. Una compañía americana 
ha establecido en la isla una máquina de 
aserrar madera, que marcha con actividad. Es- 
ta compañía está pronta á contratar toda la 
madera pue se necesite para la construcción 
del camino en la sección del Pacífico y para 
los edificios, estaciones, depósitos, etc. 

El punto preciso donde termine la línea en 
la bahía, dependerá del examen que hagan los 
Ingenieros con más escrupulosidad, así como 
de otras circunstancias particulares. Puede 
llevarse al puerto de San Lorenzo, á la cabeza 
de la bahía del mismo nombre, que tiene no 
menos de cuatro brazas de agua. En esta di- 
rección irá por un terreno seco y firme; pero 
será preciso un puente de cien pies sobre el río 
de Nacaome. Por medio de otro de estacado, 
de cien pies, el camino puede conducir á la is- 
la de Zacate Grande, en el punto señalado en la 

Honduras.— 22 



— 302 — 

carta, frente á un excelente fondeadero. Tam- 
bién puede llevarse, con alguna dificultad, á 
través de la parte septentrional de la isla, y 
que termine en la del Tigre, por un puente de 
estacado que no bajará de una milla, y en una 
profundidad de seis pies de agua. 

Puede igualmente llevarse sin grandes difi- 
cultades, á un punto enfrente de 1^ Bahía de 
Chismuyo; 'pero allí sería preciso formar un 
muelle de considerable extensión; mientras en 
San Lorenzo, Zacate Grande y el Tigre, un 
muelle común será suficiente para los mayores 
buques en "alta marea," á un lado de los de- 
pósitos de^a compañía. 

Tampoco sería difícil hacer terminar el ca- 
mino en La Unión; pero éste pertenece á otro 
Estado, y no presentando ninguna ventaja 
particular sobre los otros puntos indicados, no 
hay necesidad de manifestar las facilidades 
que ofrece para el trabajo en cuestión. 

La carta de la Bahía de Fonseca, según el 
reconocimiento hecho por Sir Edward Belcher, 
por instrucciones del Gobierno británico, y pu- 
blicada por el Almirantazgo, manifiesta la ne- 
cesidad de verificar otro en esta notable bahía, 
que parece que el Creador la marcó como el 
último centro del comercio del Pacífico. De un 



~ 303 - ' 

<:lima saludable, rodeada de un terreno de ili- 
mitables fuentes de agricultura; con ricas é 
inextinguibles minas de oro, plata y carbón 
de piedra; abundante en pescado, osljas, etc.; 
poseedora, en fin, de cuanto es necesario para 
una próspera y grande población, la Bahía de 
Fonseca es, sin rival, para la adaptación de una 
obra de interés universal como la de que se 
trata. 



. IX. — GRADOS 

En la construcción del camino de hierro, la 
materia de grados es de la más importante 
consideración. Por los precedentes datos, se 
verá que las primeras cincuenta millas del 
propuesto camino tendrán un grado medio de 
17 pies por milla, y las siguientes, 40 millas 
4e 25 pies 2 pulgadas por milla. En la divi- 
sión de 15 millas, cruzando la cima, no consi- 
derándose probable la disminución de grados 
en una cima cortada, será de 55 pies por milla, 
y eso solamente por una corta distancia. De 
allí al Pacífico el .máximum no excederá de 45 
pies por milla. La suma total de ascenso y 
descenso de mar á mar, es de 4.700, queda un 
grado medio de poco más de 28 pies por milla. 



— 304 — 

lyOS resultados son altamente favorables, como 
se verá de la siguiente comparación. 

Tabla de grados máximos 

De Baltimore á Ohío, por milla ii6 pies 

De Baltimore y Susquehanna 90 „ 

De Boston y Albany 89 „ 

De New York y Erie 60 ,, 

De Panamá (declive oriental) 53 „ 

De Panamá (declive al Pacífico) 60 „ 

De Tehuantepec (proyectado cami- 
no) (i) 64. „ 

De Honduras (proyectado camino).... 55 „ 

El camino de Baltimore y Ohío que tiene 
los 116 pies de grados, no es más que de ocho y 
media millas de largo; es decir, 986 pies de 
alto, ó casi la mitad de la suma total de ascen- 
sos y descensos del propuesto camino de Hon- 
duras. La de los del primero, ó del de la divi- 
sión oriental de New York y Erie, en una dis- 
tancia de 71 millas, hay 3^22 pies, que da un 
medio de 54, más que el doble del referido de 
Honduras. El peso de los grados, en el curso,^ 



( I ) En Tehuantepec no se considera media m^lla de túneL 



' — 305 — 

•es objetable; pero las mejoras que se han he- 
<:lio en las locomotivas, pueden pasar alturas 
que antes se consideraba imposible. 

Anteriormente se evitaba el peso de los 
grados, y cualquier sacrificio se hacía en favor 
de ellos, aun cuando la suma de ascensos que 
hubiere que subir fuese la misma, ^n otras 
palabras, se había creído que en un camino de 
loo millas de largo, y con una cima de i.ooo 
pies de alto, en un medio uniforme de lo pies 
por milla en toda la distancia, eran preferibles 
^ de nivel, y de 20 á 50 pies por milla. Pero 
prácticamente se conoce que los últimos arre» 
glos hechos son más ventajosos; esto es, que 
la concentración de grados en un punto, com* 
pensada por un poder auxiliar, es más econó- 
mica en tiempo y costo. 

Empero, la aplicación de este principio per- 
tenecerá á los Ingenieros á quienes se confíe 
la construcción del consabido camino. Afor- 
tunadamente, la naturaleza del terreno admite 
esta discreción. Puede haber una considera- 
ble concentración de grados dentro de 10 mi- 
llas sobre cada lado de la cima, siempre direc- 
tamente; ó puede colocarse el camino en las 
bases de las filas paralelas de colinas sobre los 
más altos y uniformes grados. 



— 3o6 — 

En el mapa seccional que presenta el cursa 
de la línea que debe seguir el camino, se verá 
que la disposición de grados es favorable en el 
tránsito general para transporte de personas y 
de mercancías, teniendo su mayor altura á los 
lados del Pacífico y del Atlántico, en cuya di- 
rección debe calcularse que pasarán las tres^ 
cuartas partes de las segundas y los dos ter- 
cios de las primeras que van de uno á otro 
mar. Esta es una consideración de no poca 
importancia para la economía de la obra pro- 
puesta. 

X.— OPERARIOS, MATERIALES, CLIMA 

Casi todos los materiales para la construc- 
ción del camino, existen ^n la línea. Hay 
inextinguible cantidad de magnífico mármol 
blanco y azul y piedra de cantería, así como el 
mejor pino, encina y otras maderas fabriles. 
El país, con excepción de una estrecha banda 
en la Costa Norte, es fresco, saludable y pro- 
pio para trabajadores extratropicales. En es- 
te respecto (de trabajadores), la propuesta lí- 
nea es notablemente favorecida, pues es pro- 
bable que en la división del Norte se obtengan 
los necesarios de los cortadores de maderas. No 



307 



hay, en verdad, bajo los ti:ópicos, un número 
de ho mbres tan fuertes y propios para la clase 
de trabajos que se requieren en una obra se- 
mejante, como los hay para cortar maderas; 
pero son bien disciplinados y acostumbrados á 
la unidad de acción, tan necesaria para esa mis- 
ma especie de trabajos. Son bien expertos en 
el manejo del hacha, en limpiar caminos y en 
la construcción de gradas y puentes. 

Los caminos de madera en los cortes del 
señor Follin, en el Ulúa, son frecuentemente 
de varias millas de largo, treinta pies de ancho, 
cuidadosamente nivelados, desmontados y con 
puentes tan fuertes, que pasan las más pesadas 
trozas tiradas por seis yuntas de bueyes. Estos 
caminos se hacen por destajo^ á un precio casi 
general de cincuenta pesos por milla. El sa- 
lario de los trabajadores es de 15 pesos al mes 
(i) y ración: ésta consiste en cierta cantidad 
de harina y un número fijo de libras de puerco, 
por semana. Los plátanos, que se cosechan 
en la mayor abundancia en la costa, sustituyen 
bien ala harina. Los ranchos que ocupan los 



(1) La mitad de los pagos se hacen en efectos á precios 
elevados; si todas fuesen en dinero, se conseguirían á 13 pesos, 
ouando más. 



— 3o8 — 

hombres son de horcones y entechados con 
palmas, y rara vez exige más de medio día su 
construcción. Una hamaca colgada de una á 
otra extremidad y dos piedras para formar la 
cocina, es lo que constituyen todos los útiles 
del trabajador. Pocas necesidades artificiales 
tiene, y el invierno no le impide sus trabajos. 
Todo lo que requiere es un abrigo para el sol 
y el agua. No hay duda* que todo el trabajo 
del camino de la costa á los llanos del interior 
se obtendría por medio de estos hombres. En 
el interior y en la sección del Pacífico), los 
operarios del Norte trabajarían con igual faci- 
lidad y menos riesgos que en los Estados 
Unidos^ La mayor parte de la población de 
Centro- América está en la costa del Pacífico, 
y en aquella división se tendría un grande 
auxilio de los Estados de El Salvador, Nicara- 
gua y Honduras mismo. Sobre este punto, 
me remito á la opinión del Teniente Jeffers, 
que dice que en esta porción de la línea "se 
obtendrían de Honduras y de los Estados 
vecinos gran cantidad de trabajadores; y que 
al precio común (veinticinco centavos), sería 
muy cómodo. Sin embargo, no sería difícil 
introducir allí trabajadores extranjeros, cuyo 
empleo sería más satisfactorio.'' 



— 309 — . 

Después del llano de Sula, el país es todo 
abierto en sabanas. Los pinos y encinas no son 
tan densos que impidan pasar libremente á ca- 
ballo en todas direcciones. Así, pues, la loca- 
-ción del camino en casi las dos terceras partes 
-de su extensión será, comparativamente, fácil. 

Respecto al clima, repetiré aquí lo que en 
otra parte he escrito.— '*No creo que haya en 
el mundo un clima más saludable y agradable 
que el de Honduras en general. En este res- 
pecto, el país es superior á los mejores puntos 
de Italia. La costa del Pacífico es mejor que 
la del Atlántico, en cuanto á salubridad, y bien 
^podrían formarse establecimientos alrededor 
de la Bahía de Fonseca, sin ningún riesgo por 
el cambio de clima. En gente moderada y en 
^ircunsta acias iguales, no dudo que en esa 
-costa y en el interior del país se aumentarán 
^iez años de vida que en New York. En el 
primer punto, las pulmonías y esa porción de 
muertes que causan los fríos y repentinos 
cambios de * temperatura, son desconocidas. 
Las fiebres intermitentes son menos comunes 
que en nuestros Estados occidentales, y ceden 
más fácilmente á las medicinas comunes. Hay, 
como en todas partes, muchas personas de 
^costumbres irregulares, que descuidan las pre- 



— 3IO — 

cauciones necesarias en todo clima, y sufren 
sus consecuencias irremisiblemente. Por es- 
pacio de dos aflos yo he estado expuesto á toda 
especie de fatigas, y, sin embargo, he gpzado 
de la más perfecta salud; mejor aún que, en 
iguales circunstancias, no la he disfrutado 
jamás en mi propio país." 

La temperatura en la línea del camino es 
más alta en sus extremidades. Pero la alta 
temperatura de la costa no es igual en el 
interior. La modificante influencia de las mon- 
tañas inmediatas, se experimenta aun antes* 
de llegar á su altura. La de Comayagua 
puede tomarse aproximativamente por la de 
toda la línea, desde San Pedro Sula en el 
Norte, hasta Goascorán en el Sur, es decir, en 
casi las tres cuartas partes de la línea. 

En los meses de abril, mayo y junio, que 
son los más calurosos del año, la temperatura 
media de las seis de la mañana á la misma 
hora en la tarde, era de yg"" i'. El punto 
máximo tocado por el termómetro en estos 
meses, fué 88°; el mínimo 68''; y una escala 
extrema de 20°. Los datos sobre la tempera- 
tura del país en general, y particularmente 
sobre los* lugares menos sanos de la costa,, 
están ya demostrados. ^^ 

\ 
i 



i 



— 311 — 

XI. —RECURSOS EN LA LÍNEA DEL CAMINO 

Además de las ricas fuentes de agricultura 
en todo el tránsito del camino, abrazando la 
gran variedad de los trópicos, como el caf^, co- 
chinilla, algodón, cocos, azúcar, maíz, arroz^ 
plátanos, tabaco, índigo, etc., hay otras vastas 
de riqueza sin explotar. Los valles del Ulúa 
abundan en maderas preciosas, y las colinas y 
montañas del interior contienen numerosas 
minas de toda clase de metales. Apenas hay 
un río en el declive del Atlántico que no lleve 
más ó menols cantidad de oro en sus arenas. 
Recientes experimentos han demostrado que 
en las márgenes de algunos ríos hay placeres 
de oro en tanta cantidad y de tan buena ley, 
como el de California. 'Pero las minas del in- 
terior son más y más ricas en sus metales; y 
fundadamente debe creerse que con la inteli- 
gencia, la industria y los capitales que la em- 
presa del camino atraerá. Honduras será den- 
tro de poco, y en proporción á su extensión, 
el país más productor de plata en el mundo. 

Entre los productos del Estado, hasta aho- 
ra descuidados, puedo mencionar la zarzapa- 
rrilla, el copal, el hule ó cauchouc, la goma 
arábiga, el fustoc, sangre de drago, vainilla ,^ 



— 3^2 - 

brasil, liquidámbar, balsame, quinina, etc, 
etc. El ganado es numeroso, 3^ forma una 
parte considerable de la riqueza del Estado. 
Los cueros, que al presente apenas pagan el 
transporte á la costa en muías, será un impor- 
tante artículo de exportación cuando se esta- 
blezcan nuevos y baratos medios de conducción. 
En suma, el establecimiento de regulares 
vías de comunicación con Honduras, y entre 
sus puertos y el interior, abrirán al mundo un 
rico y extenso campo á la industria y al espí- 
ritu de empresa; creará nuevos mercados para 
nuestras manufacturas, suministrará multitud 
de artículos para nuestro uso, y dará un nue- 
vo inpulso al comercio. 

XII. - NAVEGACIÓN INTERIOR 

Las capacidades del río Ulúa, que coincide 
en su curso con la línea del camino propuesto, 
y que ofrece un accesorio medio de navegación 
general, se han indicado incidentalmente en 
otros párrafos. Gomo se verá en las delineá- 
ciones del mapa que se acompaña, el gran río 
Ulúa y el pequeño Goascorán corren paralelos 
en la proyectada línea. El primero puede ser 
navegable ahora por vapores á una distancia 



313 



de 6o millas de la boca, y hasta' un punto de . 
cerca de 90 millas de la Bahía de Fonseca. EJl 
otro, con algunas mejoras, puede servir para 
el transporte de maderas y de materiales de 
construcción. 

Respecto, al TJlúa, el Teniente Jeflfers dice: 

*Xa boca del Ulúa es obstruida por una ^ 
barra que sólo tiene nueve pies de agua; y 
puede decirse que es impasable por buques de 
gran capacidad, en razón de que afuera se ne- 
cesitan fuertes brisas para remontar la corrien- 
te, y cuando éstas son frescas, la mar es rquy 
alta. Vapores que calen siete pies pueden 
entrar en todo tiempo, y de junio á enero, .has- 
ta la confluencia del Humuya. 

"De diciembre á marzo pueden fondear en 
la boca los buques que van á cargar madera. 
Sin embargo, hay que hacer una curva hacia 
el Oeste, donde se puede ejecutar mejor la 
operación en todo tiempo, excepto en el de los 
nortes. De este punto á la boca hay una dis- 
tancia de cerca de 200 varas, y ligeros vapores 
llegarían siempre hasta la boca del Humuya,^ 
ó, por el río Blanco, hasta Yojoa. 

**E1 Ulúa puede servir accesoriamente, y 
para la construcción del camino sería de la 
mayor utilidad. Pequeños vapores podrían 



— 3^4 — 

ascender e^ todas estaciones hasta la unión 
del Humuya, y en varios meses, hasta la boca 
del Sulaco; más allá no es navegable y no 
puede servir más que para la extracción de 
maderas. Las grandes corrientes que súbita- 
. mente se elevan del nivel, y lo rocalloso que 
es, alejan toda esperanza de mejorarlo más 
arriba." 

La Venta ó el Santiago, que es el más 
grande tributario del Ulúa, y que pasa por los 
ricos departamentos de Santa Bárbara y Gra- 
cias, puede ser también navegable en alguna 
extensión, así como el Chamelecón, en ciertos 
puntos. En todo^ respectos, los valles de es- 
tos ríos ofrecen ventajosos medios de comuni- 
cación con los departamentos mencionados, 
por caminos carreteros, para cuya construc- 
ción existen abundantes materiales en sus in- 
mediaciones. 

Acerca del río Goascorán, el Teniente 
Jeflfers dice: 

"El Goascorán pugde considerarse como 
un medio de transporte en el invierno, ó me- 
jor dicho, en la estación de las lluvias, y con 
algunas mejoras en todo tiempo. La boca de 
este río es obstruida por una barra de arena; 
pero en la marea se puede entrar hasta á una 






3^5 



cuarta parte; también puede limpiarse esta 
barra fácilmente. Arriba hay otras causadas 
por grupos de pedernales, pero estas serían 
removidas sin dificultad del centro del río, y 
st formaría una especie de canal para nave- 
garlo hasta Caridad y probablemente ,hasta 
San Juan. Para extraer maderas y transpor- 
tar materiales, sería esto de grande utilidad.'^ 
Sin embargo, aunque el Ulúa y otros ríos 
ofrecen grandes ventajas para la navegación, 
el objeto de la compañía no es sino servirse 
de ellas como un medio accesorio para la cons- 
trucción del camino, en cuyo respecto será de 
la mayor importancia. Casi en general, en 
toda ruta interoceánica, los transportes por bu- 
ques son inadmisibles. 

Xin. — RESUMEN DE LAS CONCESIONES . 

En 23 de junio de 1853 se «firmó una con- 
trata entre los señores don Justo Rodas y don 
León Alvarado, comisionados de Honduras, y 
M. E. Geo Sqnier, comisionado por la. compa- 
ñía para construir el proyectado camino inter- 
oceánico, cuya contrata fué ratificada por la 
Asamblea Legislativa y publicada por el Pre- 
sidente de la República en 28 de abril de 1854. 



— 3i6 — 

No puede ser más liberal en los privilegios que 
concede á la compañía y está fundada en bases 
tan explícitas, simples y de ^utua utilidad, 
que casi es imposible que se suscite ningún 
desacuerdo entre el Estado y la compañía. 
Sus privilegios son los del resumen siguiente: 

Sección L — Se concede á la compañía el 
derecho exclusivo para una comunicación in- 
teroceánica por navegación ó por camino de 
hierro á través del territorio de Honduras, dan- 
do á la compañía todas las tierras y materiales 
naturales necesarios para el objeto. A los 
ocho años de ratificada la contrata, la obra de- 
be ser concluida, con privilegio de extender el 
término en caso de interrupción por causas na- s 
turarles imprevistas. EV privilegio es por se-^ 
ienta años de concluida la obra, en cuya expi- 
ración el Estado puede comprar el camino por 
su justo valor, ó extender más el privilegio^ 
como mejor le convenga. 

Sección //.—La compañía tiene el libre pa- 
so por todas las tierras públicas ó privadas en 
la línea, y además se le conceden doscientas 
varas á cada lado de la línea misma; libre uso 
de maderas fabriles, piedras y materiales na- 
turales de todos los ríos y fondeaderos del Es- 
tado; de todas las máquinas, instrumentos^ 



— 3^7 — 

provisiones y otros materiales para el propio 
objeto. Los operarios del país que se empleen 
en el trabajo serán excluidos de todo servicio 
civil y militar. La compañía tiene el derecho 
de constituirse en acciones de compañía, y todos 
sus derechos, intereses y propiedades son li- 
bres de todo impuesto por el Estado. 

Sección II 1. — La compañía pagará al Estado 
la suma de un peso por cada persona que pase 
por el camino y que tenga de diez afíos arriba. 
La misma compañía recibirá todos los reos 
convictos, en términos equitativos; y arreglará 
los derechos de tránsito y de comercio á los pre- 
cios má,s bajos y compatibles con sus intereses. 

Sección /F.— Todos los ciudadanos de los 
Estados Unidos y de las naciones que estén en 
paz con Honduras, pasarán libremente por el 
camino sin pagar ninguna contribución y sin 
necesidad de pasaporte. Todos los efectos y 
mercancías in tránsittc pasarán también libre- 
mente, con excepción de una suma de registro 
que pagará la compañía. Los bagajes de los 
pasajeros no pagarán nada ni serán registrados. 

Sección. F. — Cede á la compañía 4.000 
caballerías de tierra que, según la ley, son 
640.000 acres, ó i.ooo millas cuadradas. Tam- 
bién' tiene la compañía el derecho de comprar, 

Honduras.— 23 



-3i8- 

sea en la línea del camino ó en otros puntos, 
hasta quince mil caballerías, pagaderas en ac- 
ciones de la compañía, al par. Todas las per- 
sonas que se establezcan en las tierras áe la 
compañía gozarán de todos los privilegios de 
los ciudadanos nativos, y se excluirán por diez 
años de toda clase de impuestos y de servicios, 
excepto los que voluntariamente quieran ser- 
vir civil ó militarmente. 

Sección VI. — Se estipula que los puertos en 
las extremidades del camino si^xím puertos fran- 
cos. Una comisión de dos personas por el Es- 
tado y otras dos por la compañía, elegirán una 
quinta, y todas formarán "un tribunal de refe- 
rencia," que establecerá los reglamentos y re- 
gulaciones necesarios, conforme al espíritu de 
la contrata, y resolverá todas las disputas que 
puedan suscitarse entre el Estado y la compa- 
ñía. El Gobierno de Honduras abrirá nego- 
ciaciones con todas las naciones marítimas pa- 
ra garantizar la perpetua neutralidad de la ru- 
ta, conforme á la convención de Washington, 
de 5 de julio de 1850. (i) La compañía tiene 

(ij Extracto de la convención entre los Estados Unidos y 
la Gran Bretaña^ firmada en ig de abril de iSso^y ratificada 
y publicada en 5 de julio del mismo año. 

Artícüi^o VIII- — Deseando los Gobiernos de los astados 
Unidos y la Gran Bretaña cumplir no solamente un objeto par- 



— 319 — 

^1 derecho de construir un telégrafo magnéti- 
co. El Gobierno da 50 acres de tierra á cada 
persona que no sea casada, y 75 á toda casada 
^ue vaya á Honduras y declare su intención 
de naturalizarse. . 

Además de lo expuesto, la compañía goza 
del privilegio establecido en la contrata de "na- 
vegación de buques de vapor," de pasar por to- 
-dos los puertos y, ríos del Estado, libre de de- 
rechos de toda especie. 

XIV.— COMPARACIÓN DE LAS RUTAS DE LOS 
ISTMOS, RESPECTO Á DISTANCIA 

^El tiempo^ y no las distancias^ es la verda- 
dera medida de las relaciones entre los lu- 
gares. 

La economía del tiempo, es verdad, depen- 
de más ó menos de la distancia que hay que 
:salvarsej y la más corta siempre será un ele-, 
mentó importante de cálculo para las ventajas 



ticular, al formal esta convención, sino establecet un principio 
general, extenderá su protección á cualquiera otra T^a de comu- 
nicación practicable, por canal ó por camino de hierro, á través 
de los istmos que unen el Norte y el Sur de América, y especial- 
mente á las comunicaciones interoceánicas, por canal ó por ca- 
-mino de hierro que se proyecta al presente por Tehuantepec 6 
Panamá. Garantizando su protección, etc., etc. 



— 320 — 

de las respectivas vías entre Ips Estados del 
Atlántico y California. Pero éste no es más 
que un elemento. Buenos puertos, donde los 
buques puedan embarcar y desembarcar- rápi- 
damente los pasajeros y cargamentos, y mue- 
lles convenientes, en lugar de botes y canoas, 
es otro elemento de no menos importancia, no 
sólo en cuanto á economía de tiempo, sino res- 
pecto á conveniencia,' costos y seguridad. Otra 
elemento es la posesión de puertos fácilmente 
accesibles, y de un libre curso para salir, sin 
la oposición de vientos contrarios ó de causas 
semejantes que causan embarazos. 'Y, por úl- 
timo, otro elemento de bastante consideración,^ 
es el evitar las dilaciones que resultan de la fre- 
cuencia de transportes. Esto no sólo consume 
tiempo, sino que es una fuente de disgustas é 
incomodidades para los viajeros. 

La propuesta ruta, vía Honduras,. es, pues, 
no sólo respecto á distancias, sino en cuanto á 
inconvenientes- ó retenciones por malos puer- 
tos, vientos adversos ó cambios frecuentes, de 
una grande y enfática superiodidad sobre to- 
das las otras proyectadas en los istmos de Gen- 
tro-América. Por lo que Hace á distancias^ 
la siguiente carta del Teniente Maury será la 
más concluyente prueba: 



— 321 — 

^^Observatorio Nacional^ Washington^ 26 de ju^ 
nio de 18^4. 

^*E. Squier, esq: 

*'Senor:— Contesto á Ud. la nota ^n que desea 
saber las distancias de New York á San Fran- 
cisco, vía las varias rutas de los istmos: 

^*Ud. conoce que estas distancias no pueden 
señalarse exactamente por las cartas que hasta 
ahora tenemos. Supongo que Ud. no necesita 
las distancias en general, sino las de puerto á 
puerto, exclusive de las que los buques tienen 
que hacer después de atravesar la barra ó entrar 
al puerto. E^ tal virtud, envío á Ud. la cuenta 
de las más cortas distancias de puerto á puerto 
«n números redondos: 

Millas 

De New York á San Francisco, vía Panamá 5.200 

Nicaragua 4- 700 

Honduras 4.200 

V eracruz y 

Tehuantepec.... 4.200 

^^Ningún cálculo se ha hecho de las distan- 
cias á través del Continente. 

De Ud. respetuosamente. 

M. P. Maury." 



— 322 — 

La distancia del Continente en Panamá es 
de 54 millas, en Nicaragua de 184, en Hondu- 
ras de 160 y en Tehuantepec de 186. En con-^ 
secuencia, las distancias en. general son de 
New York á San Francisco, vía Panamá, de 
5,254 millas; por Nicaragua, 4.884; por Hon- 
duras, 4.360, y por Tehuantepec, 4.386. 

Pero debe tenerse presente también, que na 
todas las más cortas distancias "en la carrera 
de vapores" son siempre practicables. Así, 
pues, después de los Cabos de Florida, los va- 
pores no pueden ir con seguridad á Veracruz. 
Deben tomar bastante al Norte para evitar los 
peligrosos arrecifes y bajos que embaraza el 
gran banco de Campeche, al Norte de Yucatán. 
Bsta vuelta aumenta la distancia entre New 
York y Tehuantepec algunos cientos de millas, 
y esto hace la relativa superioridad, respecto 
á distancia, de la ruta de Honduras. 

XV. — COMPARACIÓN DE RUTAS RESPECTO Á 
PUERTOS (l) 

Para poder formar una imparcial compara-^ 
ción entre todas las rutas interoceánicas pro- 



fij **Es preciso advertir que además del clima y conside- 
raciones politícas, hay otro punto en conexión con cualquiera. 



- 323 — ^ . 

yectadas, las tomaremos según sú clase. Mira- 
remos las de Tehuantepec, Honduras y Pana- 
má, como más fáciles para un camino dé hierro; 
y las de Nicaragua y Atrato, para canales. 
Dejaremos las líneas de Chiriquí y * Darién, 
como enteramente impracticables. Nicaragua 
lo es también paja un camino de hierro copti- 
nuado de un mar al otro. Para construir un 
camino en el valle del río San "Juan, sería 
preciso pasar por grandes escabrosidades, y 
además sería de 119 millas de largo. Y aun 
así, habría necesidad de pasar el lago en botes 
(porque era imposible salvarlo), y luego pasar 
una feasunción de tierra que hay que atrave- 
sar del otro lado. La posición geográfica de 
la línea del Atrato hace innecesario un camino 
de hierro, por su aproximación al de Panamá. 
Por consiguiente, la cuestión de puertos res- 
pecto al Atrato y Nicaragua, no es de impor- 
tancia. No obstante, debe observarse que uno 
y otro son excesivamente defectuosos sobre el 
particular. La presente línea de tránsito de 

ruta que se quiera establecer, sin el cual ningún suceso perma- 
nente se podrá obtener: es el de buenos puertos, ^in éstos á las 
extremidades de la línea, sea canal ó camino de hierro, los 
buques no podrán entrar en todo tiempo, y sufrirán dilaciones^ 
gastos, etc., si no hay un buen fondeadero."— Gi^V¿í« Fitzroyy 
. Journal Royal Geographical, loe. XX., p. 165. 



— 32+ — 

Nicaragua no • tiene absolutamente puerto en 
el Pacífico; y no puede encontrarse un término 
adecuado en aquella mar má^ que el puerto 
del Realejo, una distancia de más de 300 
millas de San Juan, de Nicaragua. I^a ruta 
del Atrato tiene la misma desventaja en el 
Pacífico; porque Cupica es un pequeño puerto 
y expuesto á los vientos sudoestes; y en el 
Atlántico, el Atrato tiene una mala barra, con 
solo cinco pies de agua. 

No hay que dar, en este respecto, mucha 
consideración á Panamá. Sus términos en el 
Atlántico no son menos que á siete grados de 
latitud al Sur de los de la línea de HondiJras; 
y los del Pacífico tienen no menos que cuatro 
días de distancia bajo la latitud de los corres- 
pondientes de*la línea de Honduras, Pero 
suponiendo todas las circunstancias iguales, la 
economía en la distancia de la línea de Hon- 
duras sobre la de Panamá, no admite compa- 
ración. Además, los puertos de Panamá en 
uno y otro lado, son malos: malos respecto á 
clima, y, si no absolutamente inseguros, cier- 
tamente inadecuados, pues en la Bahía de Pa- 
namá, en el Pacífico, los buques son obligados 
á quedar á algunas millas de la costa, en un 
punto que no puede llamarse puerto. El tiem- 



— 325 — 

po que se pierde en embarcar y desembarcar 
por medio de botes, sin contar los gastos, mo- 
lestias y peligros, será siempre una g¡ran des- 
ventaja. 

De aquí se sigue, pues, que las rutas que, 
^n cuanto á economía de distancia, pueden ser 
comparadas, son las de Honduras y Tehuan- 
tepec. Estas son las únicas que llenan las 
exigencias del comercio y de los viajeros. Y 
aquí debe advertir el lector queden la latitud 
14^ N., el Continente no va de Norte á Sur, 
siuo casi al Este y Oe^te. Los términos Nor- 
te de la proyectada ruta de Tehuantepec son 
en latitud 18'' 8' N.; la de Honduras, en lati- 
tud 15^ 49' N.; y los términos Sur, en latitud 
16° 12' y 13^ 21' N., respectivamente. La ab- 
soluta diferencia en latitud es, en este caso, 
de 2*^*19'; y aunque Teahuantepec está en lon- 
gitud 94° 30' O., y Honduras en longitud 87"* 
57' O., es inmaterial en el viaje de New York 
á San Francisco. Por ejemplo, sea que la 
vuelta al Oeste se haga por el Golfo de Méxi- 
co ó por el Pacífico, excepto, quizá, que el Pa- 
cífico es un mar más suave que el del Golfo, y 
se liaría más pronta y fácilmente que por éste. 

Resulta, pues, que Tehuantepec tiene una 
absoluta ventaja sobre Honduras de 2° 19' de 



— 326 — 

latitud, igual á 4° 38^ á á 270 millas náuticas^ 
en todo el viaje de New York á San Francis- 
co. Pero esta aparente ventaja es nada en 
consecuencia de ciertas dificultades en la na-^ 
vegación del Golfo de México, y de ciertas 
condiciones de la contrata para el camino de 
hierro de Tehuantepec, que deben mirarse co-^ 
mo un punto esencial, á saber; las de la "com- 
pañía mixta." Esta contrata establece que 
los buques en conexión con el propuesto ca- 
mino, llegarán á Veracruz, y que allí todos 
los pasajeros y cargamentos serán trasborda- 
dos á buques mexicanos antes de ir al istmo.. 

(O 

Veracruz es establecido como el único puer-^ 
to de entrada en el Golfo. Además de todas 
las detenciones que estos trasbordes ocasionan,, 
debe agregarse la fatalidad del clima de Vera- 
cruz y la inseguridad de su puerto. (2) 

(\) Artícui^o III. —La Compañía se obliga á establecer- 
una linea de vapores suficiente para el servicio de la comnni— 
cación de la ruta, bajo bandera mexicana, conforme á las leyes 
del país, que transitarán de Veracruz al punto donde comience 
el camino en el río Coatzacoalcos. 

(2 ) ''Veracruz no puede ni aun tener el nombre de radaí 
es un desagradable anclaje entre bajos."— Humboldt, Nueva 
España^ vol. I. p. 2. 

Todos los buques de los Estados del Atlán- 
tico deben evitar el banco de Campeche y sus. 



— 327 — 

mil arrecifes y bajas islas, alejándose siempre 
hacia el Norte. No podrán ir, como he dicho,, 
en línea recta, de los estrechos de la Florida 
por Veíracruz, sino haciendo nn circuito para 
evitar los Alacranes y otros peligros en la na- 
vegación al Norte de Yucatán, donde la compa- 
ñía inglesa de vapores á la India Occidental 
perdió algunos, hasta que se dieron estrictas 
órdenes de pasar al Norte del banco de Cam- 
peche. 

Tomando en cuenta esta vuelta, y el au- 
mentó de distancia que es consiguiente yendo 
á Veracruz, la aparente ventaja de Tehuante- 
pee sobre Honduras no sólo desaparece, sino 
que se la da á éste de más de 200 millas menos. 

Ahora vamos á la cuestión de puertos, so- 
bre la que el Capitán Fitzroy da una fuerza 
que ninguno de los que han hecho investiga* 
ciones de esta especie considerará enfática. 
Para evitar toda imputación parcial en la ma- 
teria, yo soy bien contento en citar autorida- 
des cuya imparcialidad no puede ponerse en 
duda, y que prueban que Tehuantepec no tiene 
puertos propiamente dichos en ninguno de los 
dos mares. Respecto al Pacífico: 

*^E1 puerto de Tehuantepec no es más favo- 
recido por la naturaleza que el de Nicaragua.^ 



328 



Toma su nombre de los huracanes que soplan 
del NO., y que impiden á los buques llegar 
á los pequeños puertos de Sabinas y Vento- 
say (i) Con referencia al mismo Tehuante- 
pec, M. Michel Chevalier, en su obra sobre co- 
municaciones interoceánicas, observa: 

'*Sería necesario remediar, si fuese posible, 
la necesidad de un puerto conveniente en el Pa- 
cífico. A Tehuantepec, muy apenas puede 
dársele el nombre de r^da. La mar de día en 
día retrocede más de sus playas, el anclaje ca- 
da año es peor, las arenas depositadas por el 
Chimalapa aumentan en altura y extensión 
en las barras á la entrada del primer lago al 
segundo y de allí al mar; de manera que Te- 
huantepec casi no es accesible más que para 
pequeños buques." 

En efecto, el plan de ocupación al puerto 
de Tehuantepec fué abandonado por los Inge- 
nieros que practicaron el reconocimiento. En 
consecuencia, propusieron crear un puerto ar- 
tificial en Ventosa, por medio de una especie 
de canal de 2.000 pies de largo. La dificultad, 
por no decir imposibilidad, de construir ancla- 
jes artificiales, quita toda importancia como * 



( I ) Humboldt, Nueva España^ vol. I. p. 20. 



— 329 — 

fádlmente se comprende, y no hay necesidad 
de hacer ninguna observación. 

En una palabra, Tehuantepec no tiene nin- 
gún puerto al Pacífico. Menos favorecido es 
aún en el Atlántico, pues en él no tiene nada 
que parezca puerto. 

Esta falta se pretende suplir entrando por 
el río Coatzacoalcos, que es sin ningún abrigo 
en su boca y que corre directaúiente á la mar 
abierta. Además, tiene una mala barra, que 
en mal tiempo, sería imposible que pasasen 
buques de más de icxd toneladas. ^'^ La profun- 
didad del agua en la barra es de cerca de ij 
pies^ bajando hasta iij*^ Tal es la confesión 
de los mismos que más se han identificado con 
el proyecto de Tehuantepec. (i) Sobre este 
punto, la autoridad del General Orbegoso, que 
fué el primer empleado por el señor Garay pa- 
ra examinar el istmo de Tehuantepec, no puede 
ser aceptada. Asegura que hay de 21 á 25 
pies de agua en la barra, cuando los Iijgenieros 
de lá compañía de Tehuantepec encontraron 
solamente de 11 á 13, y el Comodoro Pexri, 12. 
El señor Moro parece que pertenece á la mis- 
ma escuela. Dice que en la barra, boca-barra 

fij The istmus of Tehuantepec being the results ofa sur- 
ver y, etc., p. 115. 



— 330 — 



y Tehuantepec, hay 23 pies de agua, en tanto 
que la autoridad del informe sobre Tehuante- 
pec refiere solamente ocho. Sin embargo, si- 
guiendo el erróneo supuesto de que Coatza- 
coalcos tiene 18 pies en su barra, en lugar de 
10 ó 13, el Capitán Liot, Superintendente de 
la Compañía de vapores ingleses á la India 
Occidental, observa: 

"Por los precedentes resultados (aun los 
más favorables al proyecto), se ve que el fondo 
es absolutamente insuficiente para buques de 
bastante capacidad y llenos de carga; porque 
aunque el principal canal de la barra tuviese 
siempre una profundidad.de 18 pies (como el 
sefior Orbegoso asegura, pero que después ad- 
mite que por extraordinarias circunstancias tal 
vez no tendrá), ¿cómo podría pasar un buque 
de 600 toneladas que calase por lo menos 18 
pies? Si hubiese agitación en la barra, sería pe- 
ligroso aun para los buques que calasen sólo 15 
pies. Así, pues, el proyectado canal sería útil 
sólo para buques de menos de 300 toneladas, y 
en la estación de los nortes tendrían gran ries- 
go al aproximarse á aquella parte de la costa, 
donde no hay ningún puerto más que el de 
Veracruz (120 millas al Nordeste de la barra 
de Coatzacoalcos). Durante los nortes, la tie- 



— 331 — 

Tra no es más que una playa desierta, fuera de 
la cual los buqués no tendrían ningán escape, 
isino es pasando los riesgos de la barra, lo que 
-difícilmente conseguirían sin un buen piloto; 
y, además, en un norte fuerte la marejada de 
la costa es tan pesada que los pilotos no pue- 
den abordar, sean cuales fuesen los peligros 
^ue se quisiesen evitar." (i) 

En evidencia á lo expuesto, y aun en un 
lenguaje más enfático, se pueden acumular 
-infinitas autoridades. (2) 



(i) ^^Considerationsupon the question comunication bet- 
wen the Atlantic and Pacific Ocean^ by IV, B. Liot.'' P. 8. 

(2) "Bl Coronel Abert, jefe de la oficina topográfica de los 
Estados Unidos^ en una revista publicada por el Congreso 
-acerca de los tránsitos, dice: 

*Xa barra del Golfo no §e la puede considerar más que como 
^e 12 pies de agua. Al lado del Pacifico no hay ningún fon- 
deadero La Bahía de Tehuantepec es baja, peligrosa y ex- 
puesta á frecuentes tempestades.' ' 

El Comodoro Subrick, Comandante de líi escuadrilla del 
Pacífico, en una carta al Secretario de Marina, datada el 7 de 
octubre de 1847, dice: 

*'Hay un anclaje en la Babia de Tehuantepec; pero, según 
^odos los informes que hay y las cartas de M. Forbes, es exce- 
sivamente tempestuoso. El Capitán Hall dice que en ninguna 
parte ha experimentado tempestades más grandes que en esta 
t)ahía, que los españoles llaman "Ventosa." 

M. J. H. Alexander, en una comunicación á la comisión 
especial del Congreso, expone: 

**Cuanto se ha dicho hasta ahora de los defectos del puerto 
de San Juan del Sur, en conexión con la ruta de Nicaragua, se 



— 332 — 

Como hemos visto, el medio propuesto para 
Henar la falta de un puerto en el Pacífico, es 
construir un fondeadero artificial, á cuyo fin 
debe formarse una especie de canal de 2.0CO 
pies de largo y de 36 de profundidad. Ade- 
más de otras consideraciones, basta solamente 
atender al costo y á lo poco adecuado que sería 
el medio que se propone, para estimarlo en su 
verdadero valor. ^ 

*E1 reconocimiento oficial de la entrada del 
río Coatzacoalcos, por el Comodoro Perry, 
publicado por el Gobierno, demuestra que no 
hay más que 12 pies de agua en un canal de 



puede aplicar á otra que ha llamado mucho la atención: la del 
istmo de Tehuantepec... En sus inmediaciones, por ningún 
lado lo ha favorecido la naturaleza; y la Bahía de Ventosa 
explica perfectamente bien el carácter de la rada, en tanto que 
sobre el lado de Coatzacoalcos nada hay que pueda proteger la 
entrada por el río, de los nortes del Golfo de México.' '—J. H. 
Alexander, Congressional report, N.** 145 (1849), P- 44- 

I. M. Pitman, en su obra sobre la practicabilidad de una 
comunicación interoceánica (p. 204), concluye: 

*'La opinión de todas las autoridades demuestra que la boca 
del río Coatzacoalcos no tiene un buen puerto. Tampoco lo 
hay en la boca del río de Tehuantepec, capaz de recibir buques 
de considerable tonelaje, y no hay medios para mejorar el 
presente De todas estas consideraciones, además de las ex- 
puestas anteriormente, se concluye que la proyectada ruta es 
insegura, y, si fio impracticable, al menos inadecuada para un 
extenso comercio. " 



— 333 — 

150 de ancho, fuera de este canal el agua baja 
á II, 10 y 9 pies. 

Los buques que generalmente se han em- 
pleado para el tránsito de California, son el 
Ohio, Georgia, Illinois, etc.; cada uno de los 
cuales tiene una capacidad de más de 3.000 
toneladas. El Falcon, uno de los vapores más 
pequeños, tiene ^50 toneladas, y cala 15 pies 
de agua, ó ¡tres más que la total profundidaa 
de la barra de ^Caatzacoalcos! El lago de 
Tehuantepec requiere buenos puertos; y no 
hay uno que llene las condiciones precisas 
para una comunicación interoceánica. Sería 
difícil, si no imposible, encontrar en el Golfo 
de México, ó en el Atlántico, en toda la costa 
de América, un punto más peligroso ó menos 
adecuado para una comunicación á través del 
Continente, que el de Tehuantepec. Los nor- 
tes que soplan del gran valle del Mississipi, 
tienen allí su mayor influencia; y, como ob- . 
serva el Capitán Liot, ningún vapor ni buque 
de capacidad ordinaria podría pasar la barra de 
Coatzacoalcos cuando aquéllos reinan, que es de 
septiembre á marzo. Por lo común, *las olas 
son de 5 á 6 pies ordinariamente, y con un vien- 
to moderado de la costa que chocase con la co- 
rriente del río, la mar rompería sobre la barra. 
H0NDPRA8 .—24 



— 334 — 

Respecto al clima de Tehuantepec, el sé- 
flor Moro dice, que trecuentemente ha visto el 
termómetro á 92^ Fahr, á las 7 de la mañana. 
El vómito (fiebre amarilla), es común, como 
en toda la costa de^ México, desde Veracniz 
hasta Campeche. 

XVI. — COMPARACIÓN DE RV^AS RESPECTO Á 
SEGURIDAD 

Para establecer una ruta permanente de 
comunicación interoceánica en la presente 
época de investigaciones y descubrimientos, 
preciso es que nos fijemos no sólo en las 
condiciones más obvias y palpables que se 
requieren para que la empresa tenga suceso, 
sino también en las circunstancias incidentales 
que puedan afectarla. Hace pocos años que 
se ha dirigido la atención sobre las corrientes 
de vientos, y su influencia en la navegación 
y el comercio, y sus prolijas investigaciones, 
han producido importantes resultados, que son 
prácticamente observadas por los buques que 
hacen sus viajes con más rapidez y seguridad. 
La economía de tiempo, la propiedad y la 
vida, que vale más que todo, debe ser la graa 
combinación del público. 



— 335 — 

Ahora, haciendo el viaje al Itsmo de Cen- 
tro-América, no sólo tienen los buques que 
atravesar más de i.ocxd millas de agua en el 
Atlántico, el más turbulento de los océanos, 
sino que, para evitar las corrientes del estre- 
cho del Golfo, pasan á Barlovento de Cuba. 
Frecuentemente es el regreso de los vapores 
de Panamá y Nicaragua entre Cuba y Santo 
Domingo, y naturalmente al Este ó al exterior 
de Jamaica. 

De consiguiente, no bien han pasado el 
tormentoso* Atlántico, cuando entran á la par- 
te del Mar Caribe donde soplan con más fre- 
cuencia los huracanes. Los dos grandes cen- 
tros de esta terrible visita son las Indias Occi- 
dentales y la Mar China. Más allá de esos lí- 
mites, es bien rara. 

TABLA CRONOLÓGICA 

de los principales huracanes que han ocurrido 
en las Indias Occidentales^ dentro de i¿o 
años. 

FECHAS Y LOCALIDADES 

1675 — agosto 3^ — Barbados. 

1 68 1 — Antigua. 

1707 — Antigua. 



; 



— 336 — 



1712 — agosto 

1722 — agosto 

1726 — octubre 

1740— 

1744 — octubre 

1 75 1 —septiembre 

1768— agosto 

1772- 

1780 octubre 

1780 — octubre 



1 78 1 — agosto 
1784 — ^julio 
1785 — agosto 
1786— octubre 
1 79 1— octubre 
1792— 

1804— septiembre 
1804 — septiembre 
1805 — julio 

1 806— septiembre 

1807 — octubre 



28 — Jamaica. 
28— Jamaica. 
22— Jamaica. 
Antigua. 
20— Jamaica. 
2— Jamaica. 
13 — Santo Domingo. 

Antigua. 
3 Sabana La Mar (Ja- 
maica). 
10 —Barbados, Martini* 
ca, ]f uerto Rico^ 
Bermuda, Haití. 
I — Jamaica. 
30— Jamaica. 
27— Jamaica. 
20 — Jamaica. 
20 Jamaica. 
Antigua. 
3 — Antigua. 
19 — Bahamas. 
25 — En la parte Sept. de 
Bahamas. 
— En las inmediacio-^ 
nes de Bahamas. 
14 — Entre Jamaica y 
Santa Macta«. 



— 337 — 



1809- 


—agosto 


3— Puerto Rico y San- 
to Domingo. 


l8l2- 


-agosto 


14 — Puerto Rico y San- 
to Domingo. 


I8I2- 


-octubre' 


12— Jamaica. 


I8I3- 


-agosto 


I — Jamaica. 


I8I5- 


-octubre " 18 


y 19 — Jamaica. 


I8I6- 


-Stbre. 10 


y 12 — Islas Caimán y 
Campeche. 


I8I8- 


-septiembre 


19 — Altevala, Santo 
Domingo. 


I8I8- 


-fteptiembre 


21 — Barbados y la Do- 
minica. 


' I8I8- 


-septiembre 22 


y 25 — A Barlovento de 
Antigua. 


I8I8- 


-octubre 


7 — Puerto -Real, Ja- 
maica. 


I8I9- 


- 


JBarbados. 


I82I- 


-septiembre 


I — Bahamas, Caroli- 
na, Massachussett. 


1827- 


-agosto 


17-^San Martín y San- 
to Tomás. 


1830- 


-agosto 


12— Santo Tomás. 


1830- 


-agosto 


22 -Al Norte de Ba* 
hamas. 


1830- 


-septiembre 


29— Al Norte de las Is- 
las Caribes. 



— 338 — 



183 1 — ^junío 

183 1 — agosto 
1835-agosto 

1835 — septiembre 

1837— i^l^o 



1837 — j^lio 
1837— agosto 

1837 — agosto 



23— Trinidad, Taba- 
go y Granada. 
10 — Barbados. 
1 2 — Antigua, Nevis,. 
Santo Tomás.^ 
3 — Barbados. 
10 — Barbados, San 
Vicente, Santa 
Lucía. 
26 — Barbados. 
2 —Antigua y San- 
to Tomás. 
16 y 25 — Al Norte de las 
Pequeñas 
Antillas. 



Se observará que de los 55 huracanes, so- 
lamente dos han cruzado la ruta propuesta pa- 
ra la línea de Honduras por tierra, hasta la 
Florida y de allí por vapores hasta Puerto Ca- 
ballos. 

Además, precisamente en la línea de toda 
comunicación con Nicaragua y Panamá, es 
donde encontramos la región de los huracanes 
caribes, como lo manifiesta el profesor Johns- 
ton. Todo se evitaría en la dirección por 
Honduras. 



— 339 — 

Es, pues, evidente que la propuesta línea 
de comunicación interoceánica por Honduras, 
sería libre de los riesgos de los huracanes. 
Cuando considerainos que no menos de 75.000 
personas pasan anualmente por los istmos de 
las costas del Atlántico á las del Pacífico, la 
seguridad de los peligros de tantas vidas es un 
punto de la mayor atención. La pérdida de 
un buque mercante, que lleva tras sí la de diez 
ó doce personas y algunos pocos miles de pe- 
sos, es sensible, no hay duda; pero se puede 
mirar como insignificante, comparada con la 
de un paquete de California con los 500 ó 600 
pasajeros y los millones de pesos que trae. 
Por consiguiente, toda disminución de peligros 
que haya en el curso de este tránsito, es • un 
bien positivo y de la mayor importancia para 
el público. 

Hay otro punto en la carta del profesor 
Johnston, que merece ser mencionado: Es el 
curso de los "nortes," en el Golfo de México, 
que con frecuencia han producido las mayores 
desgracias á la navegación. Estos soplan aba- 
jo del valle del Mississipi, atravesando el Gol- 
fo de México, en el seno del mismo Golfo, en- 
tre la Península de Yucatán y los Estados más 
bajos del propio México. Por espacio de seis 



/ 

/ 
— 340 — 

meses, de septiembre á marzo, son más ó me- 
nos constantes, y á veces con una fuerza te- 
rrible, llevando casi una línea directa de la bo- 
ca del Mississipi al Istmo de Tehuantepec. A 
medida que avanzan en el Golfo, su fuerza au- 
menta, porque la contracción de la tierra con- 
tribuye á darles más poder, tanto que á veces 
equivalen, á los huracanes de las Antillas. Es- 
to, añadido á la circunstancia de que Tehuan- 
tepec no tiene absolutamente un puerto en 
los términos del Norte, en que los vapores y 
buques puedan refugiarse, es el mayor ^ incon- 
veniente para llevar á cabo la proyectada vía 
de comunicación interoceánica. 

XVII.— COSTO DE CONSTRUCCIÓN Y 
RENTA QUE DARÁ 

Conozco bien la dificultad de calcular los 
gastos de una grande obra, corno la del cami- 
no de hierro de Honduras, no sólo antes sino 
después de un exacto reconocimiento; también sé 
que presentado un cálculo de esta especie de 
gastos, el costo del de Panamá se añadii;á como 
una desaprobación conclusive de su exactitud, 
sin una justa consideración de las condiciones 
naturales y enteramente diferentes de los istmos 



— 341 — 

-de Panamá y Honduras, y con la inteligencia de 
otras circunstancias casi no menos importantes. 

El camino de hierro de Panamá tiene un 
largo total de 49 millas, y ha costado, según el 
informe presentado por la compañía á la Le- 
gislatura de New York, en enero de 1855, una 
suma redonda de 5.000.000 de pesos. Se ne- 
cesitaría aun otra suma de i. 000.000 de pesos 
ó 2.000.000 de pesos para la construcción de 
un puerto artificial en la Bahía de Panamá; pe- 
ro ésta será independiente del costo del camino'' 
propiamente dicho, del que se deducirá el costo 
del de la formación de la ciudad de Aspinwall, 
que ciertamente no%ajará de 500.000 pesos. 

Así, pues, el costo neto del camino de hie- 
rro de Panamá es de 4.500.000 pesos que, 
en 49 millas, de un término medio de cerca 
de 91.000 pesos por milla. Siguiendo el mis- 
mo cálculo, tendríamos que para las 160 mi- 
llas de la línea de Honduras se necesitarían 
$ 14.560.000. 

Pero no vacilo en decir, en vista de la dife- 
renciay favorables circunstancias del caso, que 
el camino de Honduras no costará la mitad, por 
milla, de lo que costó el de Panamá, 

i^ Las primeras 23 del camino de Panamá 
*están en un terreno que bien puede llamarse 



342 



un continuo pantano^ que bajo los trópicos jr 
dentro de una zona en que constantemente ^ 
llueve, equivale á decir que es la sección me- 
nos posible para la construcción de un camino 
de hierro. La mayor parte del camino en esta 
distancia ha sido construida sobre estacados y 
frecuentemente terraplenados. Puede decirse 
que las dificultades que los Ingenieros tuvieron 
que vencer en esa sección, jamás se ha encontra- 
do en ninguno otro, desde que los caminos de 
tierro se establecieron; y que esa obra debe 
considerarse como una maravilla de habilidad y 
de constancia, aunque su costo no ha podido 
ser más caro respecto á vidas y dinero. En 
esta secciones precisamente donde la compañía 
de Panamá hizo los mayores gastos. 

La línea de Honduras no tiene" ninguna 
clase de pantanos, y es de creerse que no re- 
querirá ni loo varas de estacadp en toda su ex- 
tensión. 

2^ Según el informe citado, **hubo que ha- 
cer un corte sobre la cima, de 1.300 pies de lar- 
go y 24 en su mayor profundidad, conteniendo 
300.000 varas cúbicas de excavación, que se su- 
puso ser de una fácil ejecución; pero que se 
encontró más difícil que en ninguna parte del 
istmo, ocupándose toda la fuerza por dos meses^ 



343 



en vencer dificultades que se creyó no pasa- 
rían de dos semanas." 

En toda la línea de Honduras no hay que 
hacer corte de esta especie. 

3^ Siendo el Istmo de Panamá estrecho^ 
despoblado y ^in ninguna clase de provisiones 
ni de materiales, tuvo la compañía que man- 
darlo todo de los Estados Unidos. "Aun la 
madera de construcción para tirantes, fué ob- 
tenida, continúa el informe, de los Estados 
Unidos y de varias partes de Nueva Granada." 

En un parágrafo anterior se ha visto que 
toda la madera necesaria de construcción se 
encontrará en el propuesto camino de Hondu- 
ras^ en el lugar mismo de la línea ó Cerca de ella. 
El caoba, guanacaste, cedro, encina y pino, son 
abundantes; y la compañía americana que ha 
establecido una máquina de aserrar en el Ti- 
gre, está pronta á contratar todos los tirantes 
del camino á precios más bajos que lo serían 
en los Estados Unidos. 

4^ En cuanto á trabajadores, Ifi compañía 
de Panamá ha encontrado insuperables obs* 
táculos. "Los operarios, continúa el informe 
referido, fuesen nativos ó extranjeros^ eran 
pagados en el istmo de 15 á 50 pesos cada 
uno, precio superior al que se da en los Esta- 



— 344 — 

dos Unidos en trabajos semejantes; y casi to- 
das sus provisiones fueron enviadas de los Es- 
tados Unidos misinos/' "Las enfermedades^ 
dice el Ingeniero en jefe, aunque no en la 
exagerada' proporción que se han calculado, 
han sido, no obstante, un considerable ítem de 
gastos/' 

Por lo que hace á esto, nada hay que agre- 
gar á lo que antes se ha dicho respecto á la 
línea de Honduras. No hay duda que para 
la sección del Norte se encontrarán todos los 
trabajadores necesarios de los cortadores de 
maderas de la costa. Fundadamente debe 
creerse que los propietarios mismos de los tra- 
bajos se comprometerían en la obra, pues que 
sería de la mayor utilidad para ellos para 
transportar sus maderas, materiales, ganado, 
etc., etc. Y por lo que toca á las otras seccio- 
nes del camino, habría gran cantidad de ope- 
rarios del populoso Estado de El Salvador y 
de Honduras mismo. Respecto á clima, no 
puede ser más favorable para introducir la 
cantidad de extranjeros que sfe quiera. 

5^*^ Del informe indicado, aparece que la 
causa principal que retardó la apertura del ca- 
mino por un período de i8 meses, "fueron las 
continuas lluvias" de 1853 á 1854. Estando 



345 



bajo una zona de constante precipitación, de 
una estación seca puramente nominal, no hay 
duda que esto es lo que ocasionó los mayores 
gastos, el retraso y la pérdida de tantas vidas. 
Honduras ofrece un contraste absolutamente 
favorable. 

Además, Honduras puede suministrar una 
gran cantidad de bueyes para tirar madera, y 
la que se quiera de ganado para el consumo, á 
precios más baratos que en ninguna parte del 
mundo, á excepción de Buenos Aires, quizá. 
Habiendo en toda la línea ó sus inmediaciones 
una población de más de ioo.chdo habitantes,. 
en un país que produce ilimitadamente el 
maíz, plátanos, yucas y todos los vegetales de 
los trópicos, se obtendrá toda la demanda de 
provisiones que sea necesaria. 

En vista de estas consideraciones, como de 
la que aun en la llamada estación de aguas, el 
trabajo no puede suspenderse, no tengo emba- 
razo en decir que el costo del camino de hierro 
de Honduras será menos de la mitad del de 
Panamá por milla; y consiguientemente, todo 
el costo del camino con sus dependencias, no 
pasará de 7.000.000 de pesos. 

Respecto á la economía del trabajo, ningu- 
na comparacicín puede haber en atención al 



— 346 — 

« 

gran costo que ha habido en hacer y reparar 
el camino en nn clima y en un país tan desti- 
tuido de recursos como el de Panamá. 

El que se ha calculado para el de Tehuan- 
tepec, excluyendo el indefinible gasto para 
abrir un canal y construir un puerto en la Ba- 
hía Ventosa, como también la excavación de 
la barra del Coatzacoalcos, es el siguiente:- 

Exclusive de dependencias.. $ 6.729.000.00 

Dependencias, etc 1. 118.000.00 



Costo total $ 7.837.000.00 

Muelles de 60 pies de largo, tanto en Puer- 
to Caballos como en la Bahía de Fonseca, po- 
drían hacerse para entrar vapores de la mayor 
capacidad, con toda seguridad, al lado de los 
depósitos mismos del camino de Honduras. 
Por otra parte, el costo de abrir la boca del río 
Coatzacoalcos y de construir un puerto artifi- 
cial en la Bahía Ventosa, si fuese posible el 
proyecto de Tehuantepec, y el de formar un 
término en una isla pantanosa, construyendo 
otro puerto artificial en Panamá, son entera- 
mente obvios en Honduras, por la existencia 
de sus dos excepcionales puertos en una y 
otra extremidad. * 



— 347. — f 

Aliorst vamos á las rentas del camino que 
probablemente daría el de Honduras, el que, 
como se ha dicho y se verá, economizaría de 
<:inco á ocho días de tiempo. Esta sola cir- 
cunstancia atraería por él toda la mayor parte 
-de viajeros entre los dos mares. Pero si á ella 
agregamos la facilidad del tránsito comparada 
<ou los cambios y trasbordes de la línea de 
Nicaragua, y el embarque y desembarque que 
^e hace en la de Panamá (donde los buques en 
^1 Pacífico fondean á algunas millas de la pla- 
ya, y á donde los pasajeros y cargamentos tie- 
nen que ir en botes), las ventajas son mucho 
mayores. Y si á todo se añade la salubridad 
del clima, libre de "las fiebres de Chagres" y 
^e '*las calenturas de San Juan," la superio- 
ridad de la línea de Honduras no puede ser 
más manifiesta, y garantiza la aserción de que 
atraería la mayor parte de viajeros entre los 
Aos mares. Las malas tomarían esa expedita 
ruta; y una gran cantidad de cargamentos de 
los que ahora se expiden por Nicaragua y Pa- 
namá, con los inconvenientes que he indicado, 
la seguirían igualmente. ¡Quince centavos 
por libra ó 300 pesos por tonelada, es el precio 
presente por el transporte de bultos en el ist- 
mo de Nicaragua! 



— 348 — 

Las rentas, pues, - que tendría el camina 
propuesto, serían de malas, pasajeros, expresos 
y otros cargamentos, incluyendo el oro y la. 
plata. 

Hay otra consideración todavía acerca del 
referido camino de Honduras, y es que el país 
mismo tiene inmensas fuentes de riqueza,, 
tanto minerales como agrícolas que, constru-^ 
yendo el camino, se explotarían y contribuirían 
á darle más utilidad. No es aventurado decir 
que un país tan favorecido como ese, respecto 
á terreno y clima, una vez abierto el camino^ 
atraería una emigración extraordinaria para 
toda clase de empresas, que proporcionaría 
considerables utilidades. Pero dejando estas 
consideraciones eventuales, y contrayéndonos 
al constante comercio entre los dos mares, no 
hay duda que las rentas de este camino serían 
superiores á las de ninguno de los conocidos 
hasta ahora. 

Los autores del informe del Istmo de 
Tehuantepec calculan que el número de pasa- 
jeros que hubo en los cuatro años anteriores á 
1852, entre los Estados del Atlántico d^ los 
Estados Unidos y California, fué de 412.942^ 
de los cuales 241.522 fueron por Panamá y 
Nicaragua. Asimismo calculan que la suma 



— 349 — 

de cargamentos que se han llevado por los 
istmos, en el mismo período, fué de 47.000 
toneladas, el montante en oro á 1 38.620.00a 
pesos, y el término medio de peso de las malas, 
9.000 libras. Además de los pasajeros indica- 
dos, 1 1. 02 1 fueron por. el Cabo de Hornos. 

Excluyendo el año de 1848, aparece que 
en los tres restantes, la emigración anual entre 
los Estados del Atlántico y California, fué de 
141.350. De éstos, 80.190 fueron anualmente 
por mar. 

Puede alegarse que estos guarismos son de 
los años en que la emigración á California 
estaba en su mayor auge, y que, al presente, 
han bajado. No es así. El número de pasa- 
jeros entre los Estados del Atlántico y Cali- 
fornia, en 1854, es bien sabido que disminuyó 
poif la general depresión financiera durante los 
últimos seis meses del año. Sin embargo, el 
número de las personas que salieron y llega- 
ron á San Ffancisco, ascendió á 59.000; en los 
últimos 6 meses, hubo 9.000 menos que en los 
primeros. En otras palabras, si hubiera sido 
sostenida la emigración en todo el año, como 
á principios de él, el número hubiera sido de 
70.000 personas, sin contar con las que llega- 
ron y salieron por tierra. 

HONDUSAS.— 25 



\vM^^* vUvlM'^ u';4i»vvA^> ul uámcro de partidas 
y \\\ ,^mU^', *\^\\ U'UuvvU»Mdc uiui tabla publicada 
iv vv uu ui\ uu- iK'i Uk^* iK,nKKlKx>5^ de Calüormau 
^Mv iv- ...uvsU^. vU^ Icv Vvlucuui de New Yurk^ 



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— 351 — 

má, y esta circunstancia le ha dado una mayo- 
ría de pasajeros, no obstante que sus vapores 
son inferiores en comodidades, á pesar de los 
miserables botes del río de San Juan, así como 
• de los cuatro ó seis trasbordos que hay que ha- 
cer según la estación. En la seca, cuando el 
agua del río es baja, además de los cambios 
^e San Juan del Norte y San Juan del Sur, 
hay otros en las corrientes de Machuca, en las 
de Castillo, en las del Toro y en la Bahía dfe 
la Virgen. 

Los productos del camino por las mercan- 
cías, aumentarían cada año considerablemente. 
En verdad, no hay paralelo entre la actividad 
de nuestro comercio con el que se ha desarro- 
llado por el Pacífico. El número de tonelajes 
<jue ha salido de los Estados Unidos para las 
islas Sandwich, China, Indias Orientales y el 
Océano Pacífico, generalmente, exclusive Cali- 
fornia y el Oregóu^ por tres años, de 1850 i 
1852, es el siguiente: 

Afios. Americanos. Extranjeros. Total. 



^850 93.588 ton. 11.640 ton. 105.228 
Í851 114-330 „ 28.880 „ 135-210 
1852 198.210 „ 91.640 „ 289.850 



— 352 — 

Aumentó en dos años 173.522, ó cerca de 
140 por ciento. 

Pero sin necesidad dé otras observaciones,, 
hay datos positivos para estimar los productos 
del propuesto camino, deducidos de la expe- 
riencia de una sola sección del de Panamá. 
En el informe de los directores de la Compa- 
fila, á la Legislatura de Nfew York, encon- 
tramos: 

Productos. — Los de febrero de 1854, siendo, en 
la mayor parte del tiempo, de 23 millas $ 771 .526.41 

De febrero á 31 de octubre de 1854, en cuyo pe- 
ríodo se abrieron 34 millas ,... 416. 000. oo 



Productos en general $ 1. 187. 526. 41 

Gastos comunes $ 324.720.95 

Crédito á la Nueva Granada 13.090.28 

Transporte de malas 217.632.63 

Proporción de malas de la Nue- 
va Granada 3.470.68 588.914.54 



Productos netos $ 628.611.87 

Fuera de los cuales y de los de noviembre 
y diciembre, se han pagado los dividendos de 
la manera siguiente, además de pagar el inte- 
rés de los bonos: 

Julio, 1853, 5 p. 8 sobre $ 2.194.064.10 $, 109.703.10 

Enero, 1854, 3)^ p. g sobre 2.716.372.00 95.080.02 

Julio, 1854, 3>^ p. 8 sobre 2.832.000.00 99,120.00 

Enero, 1855, 3^ p. 8 sobre ... 2.875.000.00 100.625.00 



Total I 404.928.1^ 



— 353 — 

Es decir, que en 31 millas de camino, y 
llevando menos de la mitad de pasajeros, el ca- 
mino ha dado, á razón de 52.OCX) pesos por 
mes, igual á 624.000 pesos por año. Si esta 
ruta tuviese un monopolio de tránsito como el 
que probablemente tendría la de Honduras, 
sus productos serían de 1,250.000 pesos por 
año, en 31 millas de camino, igual á 25 p. 8 
sobre el costo de él. Este ha sido menos que 
la mitad del producto general, teniendo la mis* 
ma proporción en lo futuro, la utilidad neta 
que dejará el camino será ¡de un 15 p. § sobre 
el capitall 

Ahora bien, disminuyendo el costo del de 
Honduras, en razón de la abundancia y bara- 
tez de recursos de toda especie; siguiendo las 
mismas bases, incuestionablemente daría un 
interés anual sobre su costo, de 2.000.000 de 
pesos, no menos que de 18 p. § 

En otros términos, yo calculo que los pro- 
ductos del camino de Honduras no serían me- 
nos que 1.750.000 pesos por año; y con el na- 
tural aumento del comercio y de pasajeros que 
"habría, cuando el camino estuviese en toda su 
perfección, llegaría á 2.000.000 de pesos. 

Hay aun otra consideración que, aunque 
toca de una manera directa los productos del 



354 



camino, no debe desatenderse; es la de la utK 
lidad pública. Es demostrado que por la refe- 
rida vía habría una economía de tiempo de los 
Estados del Atlántico á California, no menos^ 
que de siete días, en término medio. En con- 
secuencia, resultaría: 

i^ Que sobre las bases de 70.000 pasajeros^ 
por año, habría una economía de 490.000 días 
al público. A dos pesos por día', á una baja 
valuación de tiempo en los Estados Uilidos, 
sería igual á i. 000.000 de pesos. 

2^ La economía en cuanto á interés, segu- 
ridad, etc., de metales preciosos en el tránsito. 

3^ La economía de siete días en la tras- 
misión de la mala, y la consigixiente facilidad 
y actividad que tendrían las transacciones de 
los negocios entre las costas del Atlántico y el 
Pacífico del Continente. 

Yo sé perfectamente que muchos de aque-^ 
líos cuyos intereses se perjudiquen, mirarán 
todos estos cálculos como aserciones infunda- 
das. Como quiera que sea, el camino de Hon- 
duras será, tarde ó temprano, construido, y no 
temo de arriesgar mi juicio sobre su práctica 
ejecución; á saber. 

"Que su construcción no costará más de 
7.000.000 de pesos; que sus productos en los^ 



, — 355 — 

cuatro primeros años de su establecimiento no 
bajarán de 2.000.000 de pesos por año; y que 
tendrá un término medio de 7 días de econo- 
mía de tiempo, sobre las líneas existentes, en 
el viaje dejNew York á California." 



CAPITULO XV 

^omufiicación interoceánica de Honduras, - Exploradores 
modernos.— Origen del ferrocarril interoceánico de Hon-- 
duras. 

En el año de 1850, que ocupaba yo la posi- 
-ción de Representante diplomático de los Esta- 
dos Unidos en Centro- América, tuve el desig- 
nio de visitar la Bahía de Fonseca, que ocupa- 
ba un punto geográfico de bastante importan- 
<:ia entre los Estados de Nicaragua y El Sal- 
vador, en el Océano Pacífico. Durante mi 
permanencia en el puerto de La Unión, me 
llamó la atención la circunstancia de que par- 
te de la bahía sufría los fuertes vientos del 
Norte, haciéndose inferir que debía existir una 
interrupción en la gran cadena de montañas 
•de la cordillera que, de otra manera, debía 
oponer una insuperable muralla á los vientos 
•que soplan en aquella dirección. Mayores 
fueron mis presunciones cuando supe que los 



-358- 

vientos del Norte no se experimentan allí, sino- 
es en el período en que dominan en la costa 
del Atlántico; y por último se confirmaron^ 
por la adicional circunstancia de que estos 
vientos corren, hasta llegar al Pacífico, por un 
estrecho espacio que no excede de io millas. 
Así, pues, subiendo el volcán de Conchagua,, 
que se eleva sobre el puerto de La Unión, fijé 
mi anteojo hacia el Norte, y sin ninguna sor- 
presa vi que en efecto las montañas de Hon- 
duras estaban completamente cortadas en 
aquella dirección. 

Este hecho - no me interesó entonces sino- 
como un rasgo notable del carácter físico del 
país; y no fué sino hasta el afio de 1852 que 
me ocurrió la idea de establecer por allí una 
comunicación interoceánica. En este tiempa 
los reconocimientos prácticos del Istmo de Te- 
huantepec, con objeto de establecer un camino- 
de hierro entre los dos mares, habían dado por 
resultado la falta absoluta de puertos á propó- 
sito en los dos Océanos. Además, el proyecto 
de una comunicación por aquel punto envolvía,, 
políticamente, un grado de esperanza muy pe- 
queño para proseguirlo con suceso, sino es has- 
ta que un nuevo orden de cosas se estableciera 
en México, el que, según la historia de aquel 



— 359 — 

país, no debía esperarse dentro de muchos 
afios. 

Esa triste convicción persuadió al pública 
que, en la necesidad de pasar para California,, 
tenía que continuar la molesta y dilatada ruta 
del Istmo de Panamá. 

Entonces fué que las observaciones que yo 
había hecho en La Unión me indujeron á in- 
vestigar si sería factible establecer un camina 
de hierro que cortara el Continente y termina- 
ra en la Bahía de Fonseca, lo que debía cum- 
plir la predicción que había aventurado "de 
que, por su posición y capacidad, debería ser 
con el tiempo el emporio del comercio y el cen- 
tro de las empresas en aquella parte del Con- 
tinente." Pronto encontré que en el año de 
1504 los empleados de la Corona de España 
Habían descubierto un pasaje entre los dos ma- 
res en esta línea, y que habían fundado la ciu- 
dad de Comayagua en la medianía del Atlán^ 
tico y el Pacífico, "con objeto de comunicar fá- 
cilmente con uno y otro, evitando las enferme- 
dades, fatigas y privaciones que había experi- 
mentado en el viaje del Nombre de Dios á Pa- 
namá.** 

Habiendo comunicado mi pensamiento á 
unos pocos amigos personales y hombres de 



— 36o — 

bastante espíritu público, fué adoptado por 
ellos, y se aprontaron á concurrir con el con- 
tingente necesario para los gastos de un proli- 
jo reconocimiento del país en cuestión. En el 
acto procedí á la organización de un competen- 
te cuerpo de reconocimiento^ y la fortuna me 
favoreció con la concurrencia y asistencia de 
personas de grandes conocimientos científicos 
y de una práctica habilidad. Debo aquí men- 
cionar los nombres del Teniente W. N. Jeflfers, 
últimamente profesor de Matemáticas en la 
Academia de Navegación de los Estados Uni- 
dos; del Doctor S. W. Woodhouse, cuyas califi- 
caciones en la expedición del Gobierno de Co- 
lombia, bajo las órdenes del Capitán Sitgrea- 
ves, habían sido satisfactoriamente formadas; 
y de M. D. C. Hitchcock, que acompañaba la 
expedición, como dibujante. ^ 

Esta salió de los Estados Unidos en febrero 
de 1853, y en abril siguiente comenzó sus ope- 
raciones en el terreno, tomando la Bahía de 
Fonseca por punto de partida. La exactitud 
-de mis primeras experiencias pronto áe verifi- 
có. Una línea de observaciones y medidas ba- 
rométricas fué seguida á través del Continen* 
te, por el Teniente Jeflfers. Otra igual, desde 
León, de Nicaragua, hasta la ciudad de Coma- 



— 36i — 

yagua, en Honduras, llevó el Dr. Woodliouse; 
y otra tomé yo mismo desde Comayagua hasta 
Santa Rosa, en el extremo occidental de Hon- 
duras, y de allí á la ciudad de San Salvador, 
en el Estado de El Salvador, recorriendo éste 
desde Sonsonate hasta La Unión, punto de 
nuestra partida. 

Sobre las observaciones y hechos recogidos 
en este reconocimiento, está fundada la memo- 
ria que, precipitadamente escrita, presento aho- 
ra. No creo demás manifestar que mi primi- 
tiva intención fué ilustrarla con un pequeño 

MAPA DH HONDURAS Y EL SALVADOR; y que si 

he dado la forma y extensión que tiene el que 
acompaña este volumen, ha sido en la convic- 
ción de que el interés público no sería satisfe- 
cho con un simple detalle de los rasgos físicos 
y característicos de aquellos poco conocidos, 
pero importantes Estados. 

En el deseo de presentarlo de una manera 
inteligible, he tenido que seguir en un todo 
mis propias observaciones. En verdad, todo 
ha sido preciso formarlo; no hay una sola au- 
toridad acreditada; no hay un solo dato que 
pudiese servir de núcleo para una agregación 
de hechos. La condición primera de Centro- 
América, bajo el celoso y exclusivo sistema co- 



— 302 — 

lonial de España, y las deplorables circunstan- 
cias en que se ha encontrado desde la indepen- 
dencia, han sido bastante desfavorables para to- 
da clase de investigaciones, aun en los departa- 
mentos geográfico y estadístico. Todo lo que 
pertenece á la historia, caracteres naturales, 
clima, .población, producciones, comercio y ri- 
queza del país, está en una casi completa igno- 
rancia. Aun las personas que se supone estar 
mejor instruidas sobre las peculiaridades del 
país, no son capaces de dar uu infortne circuns- 
tanciado y exacto acerca de ellas, y el investi- 
gador tiene que sujetarse á su propio trabajo, 
tan penoso y difícil que no deja de desalentar. 
En vano se buscan libros impresos ó documen- 
tos que lo ayuden. De los pocos que pude re- 
coger, no hay una sola colección completa, y 
en vano se buscan también datos en los archi- 
vos públicos, donde un total abandono y falta 
de orden hace imposible adquirir ninguno. 

Podía suponerse que respecto á la geogra- 
fía general del país, ó de algunos Estados, fue- 
se fácil encontrar los informes claros y positi- 
vos; pero, excepto un mapa del solo. Estado de 
Guatemala, hecho por don Alejandro Marure, 
intitulado Atlas de Guatemala, en ocho 
cartas formadas y grabadas en Guatemala de 

\ 



363 



orden del Jefe del Estado^ ciudadano Dr. Ma-- 
riano Gálvez^ año de 1832^ puede decirse que 
ninguno haya grabado del todo ó parte de 
Centro-América. Los pocos mapas, así lla- 
mados, que existen en los archivos de algunos 
Estados, apenas difieren en las rudas pistas 
que forman los indios para guiar á sus com- 
pañeros en el camino de la guerra. Sin em- 
bargo, fui bastante afortunado en encontrar en 
poder de una persona residente en El Salvador, 
nn mapa sin concluir, intitulado Mapa del 
Reino de Guatemala, año de 1810^ por el 
Coronel Lacierra, Ingeniero real. Este ma- 
pa, por lo que hace á Costa-Rica, Nicaragua 
y Guatemala, está concluido, y segiin mis ob^ 
servaciones en los puntos que he recorrido, es 
exacto. Empero, para mi trabajo fué de muy 
poca importancia, porque los Estados de Hon- 
xiuras y del Salvador están completamente en 
blanco, y aun sin definir la línea-costa del 
Pacífico. Así que, no lo he seguido más que 
^n lo que toca á la llamada "Costa Mos- 
quito,'' cuya exactitud he confirmado por mí 
mismo. El mapa de Marure, siendo, como 
he dicho, solamente de Guatemala, tampoco 
pudo auxiliarme para la construcción del que 
presento, no teniendo, por consiguiente, nin- 



~ 364 - 

guiia ímnste c^t^ pueda llamarse sadrá ó in- 
dígena. 

Cuando íínm^jolát intentó la formañán de 
tto njapa de la nueva 'Españz^ notó la insnfi— 
iA^ncíz é inexactitud de todos los publicados. 
No iMo lugares de importancia fueron equivo- 
cadamente colocados, sino que muclios caracte- 
res geí>gráfiCos, cadenas de montañas y gran- 
átn rUm se pusieron donde no existían, y los 
que realmente debían incluirse, se omitieron, 
*^Muchos de los mapas americanos ejecutados 
en Kuropa, observa, están llenos de nombres 
deiiCOMocídos en el país mismo. Estos errores 
nc han |>erpetuado y difícilmente se puede en- 
contrar BU origen/' (i) 

México era un país, comparativamente, 
mejor conocido que Centro-América; y si sus 
mapas eran equivocados, los de éste debían 
considcrarBe como absurdos geográficos. Aun 
cu loH últimos tiempos en que las costas se han 
definido coa exactitud, el interior ha permane- 
cido cu uua oscuridad como cien años antes. 
Los últimos mapas, algunos de ellos bastante 
pretenciosos, son en su mayor parte conjetu- 
rales, y las descripciones geográficas que con- 
tienen, son absolutamente inaplicables al país 

(\J Nueva España, I, vol. p. XXXV, Introducción. 



— 3^5 — 

que quieren representar. Citaré un solo ejem* 
pío que demostráis mejor el poco conocimien- 
to que el mundo ha tenido dé Centro- América. 
No obstante que el proyecto de abrir una co- 
municación entre los mares, vía de Nicaragua, 
se discutía liace trescientos años, todos los ma- 
pas que habían llegado á mis manos presenta- 
ban una alta cadena de montañas, interpo- 
niéndose entre el lago de Managua y el Pací- 
fico. La ciudad de León, la colacaban sobre una 
montaña, ó rodeada de éstas; y en todo lo que 
tenía relación con el canal interoceánico, se 
hacía referencia, como muy importante para 
la empresa, de un río llamado "Tosta," inme- 
diato al puerto de Realejo. Y bien: montaña 
alguna no hay entre el lago de Managua y el 
Océano; la ciudad de León está en el propio 
centro de un vasto llano, y el tal río "Tosta" 
no ha existido jamás, como se demuestra en el 
mapa de aquel Estado, que publiqué en 1851. 
Y aun en el de Mr, Baily, publicado en Lon- 
dres en el mismo año, se presenta una no inte- 
rrumpida cadena de montañas, que se extiende 
desde el lago de Managua hasta el Golfo de Fon- 
seca; cuando no hay tal cadena, pero ni una 
montaña, excepto una serie de conos volcáni- 
cos, enteramente separados uno de otro, que se 

HOKDITRAS.— 26 



— 366 — 

elevan en plano. Estos errores son todavía 
'más sorprendentes, en razian' de qne Mr. Baily 
fué empleado por el General Morazán, Presi- 
dente de la Antigua Federación de Centro - 
América, para hacer un reconocimiento en di 
Istmo de Nicaragua, sobre el proyectado canal. 

Por otra parte: La ciudad de Comayagua, 
capital de Honduras, que era grande y flore- 
ciente antes que Hudson descubriera la Ba- 
hía de New York, algunas veces varía más 
de un grado de su. verdadera latitud y longi- 
tud, y en muchos mapas lleva el nombre de 
Valladolid, que hace más de ciento cincuenta 
aflos que no se usa. La ciudad de Tegucigal- 
pa, la primera de Honduras, en punto á pobla- 
ción, tiene todavía una posición i^iás variada. 

Entre las costas desagradables para viajar 
en Centro- América, es el estereotipado uso 
que hacen los mapas de nonibres de lugares 
que, si alguna vez lo han tenido, al presente 
son desconocidos, ó que son miserables aldeas 
que no merecen ser colocadas sino es en ma- 
pas locales, mientras que muchos de importan- 
cia no se encuentran absolutamente. Así es 
que vemos en los de Honduras á Tambla, y no 
están Las Piedras y la Villa de San Aütonio» 
que existen en el mismo llano. ¡Y Tambla 



— 367 — 

no es más que una aldea de 200 habitantes, 
en tanto que Las Piedras tieneh 5.000 y la Vi- 
lla de San Antonio 2.500! Además, en el de- 
partamento de Gracias, en el mismo Estado, 
Guancapla, una colección de pocos ranchos, es 
•claramente indicada, y Santa Rosa, una gran- 
de y hermosa ciudad que contiene 6.000 habi- 
tantes, está absolutamente omitida. 

Estos ejemplos pudieran llevarse á lo infi- 
nito, pero ellos son errores debidos á los pocos 
informes que el mundo ha tenido de estos paí- 
ses. Los que se han ocupado en formar ma- 
pas, destituidos de toda especie de datos exac- 
tos, se han visto obligados á copiar las obras de 
sus antecesores, y han contribuida así á la 
perpetuación de los errores. Los que los han 
hecho, con poco ó ningún cuidado, son en cier- 
to punto excusables, porque el poco interés 
•que se había tenido del país, no los estimulaba 
á hacer una exacta investigación de él. Hoy 
todo es diferente: no sólo se conoce el ^ 
valor de Centro-América en todos sus puntos 
-de vista,. sino que ya el espíritu de empresa se 
•dirige progresivamente sobre aquellos lugares 
privilegiados. 

Pero aparte de los errores puramente geo- 
gráficos, hay otros mapas de Centro- América 



— 368 — 

que no tiene excusa ninguna. Hablo de esa. 
servil perpetuación seguida por los mapas ame- 
ricanos, de la arbitraria división política del país 
hecha por las autoridades inglesas, sostenienda 
así las injustas pretensiones del Gobierno bri- 
tánico. Este servilismo de los autores ameri- 
canos demuestra cuan poco trabajo se han toma- 
do para verificar los hechos que han procu- 
rado representar, y cuan profunda ha si- 
do la ignorancia en que han permanecido acer- 
ca de las pretensiones inglesas en Centro-Amé- 
rica. Varios mapas publicados en el espacio 
de un afio, en los Estados Unidos, merece la 
más severa censura en este respecto. 

Tomaré, para probar la justicia de esta cen- 
sura, y para aprovechar la oportunidad de co- 
rregir varios desatinos sorprendentes, un ma- 
pa intitulado Johnston's ii^lustrated and 

EMBEI.USHED MAP AND CHART OF THE NEW 

WORLD.— New York, 1854. Entretanto, debo 
observar que, aunque este mapa está lleno de 
errores, por lo que toca á Centro-América,, 
tanto geográfico como políticamente, no es 
más digno de crítica que las nueve décimas 
partes de los otros. 

i^ En primer lugar, encontramos en todos 
los mapas á Verapaz como un Estado indepen- 



— 369 -- 

•diente. Este es y ha sido siempre un depar- 
tamento del Estado de Guatemala. 

2^ Los límites del establecimiento britání- 
<:o de Belice, que son claramente definidos por 
los tratados celebrados entre Inglaterra y Es- 
paña, extendiéndose solamente del río Jabón 
al río Hondo, se representan incluyendo cua- 
tro veces más territorio que el que legítima- 
mente corresponde, y extendiéndose desde río 
Hondo hasta la Bahía de Amatique. Tales 
límites jamás fueron reconocidos ni por Espa- 
ña, ni por los herederos de su territorio en esa 
cuarta parte del mundo, ni por los Estados 
Unidos, ni por ningún país civilizado. Esas 
son pretensiones imprudentes, que los autores 
áe mapas ingleses, accesorian\ente á los desig- 
nios de su Gobierno, han adoptado sin escrú- 
pulo. Si se colocara el Estado de Michigan 
como una parte del Canadá Occidental, sería 
la mayor ofensa á la verdad; y si los autores 
americanos aceptaran tal pretensión, no sería 
más absurdo que admitir las serviles divisio- 
nes políticas de Centro-América hechas por 
las autoridades inglesas. 

3^ Honduras, que se extiende de mar á 
mar, teniendo un frente de más de 50 millas 
-en el Pacífico (Golfo de Fonseca), es repre- 



— 370 — 

sentado en este mapa como enteramente cor- 
tado antes del Océano, por los Estados de Kl 
Salvador y Nicaragua; cuando, como he mani- 
festado, éstos son separados por territorios de 
Honduras. 

4^ Casi una tercera parte de todo Centro- 
América está señalada como "Costa Mosquito,*^^ 
que se presenta como un distinto Estado sobe-^ 
rano. El término '-Costa Mosquito" jamás 
ha tenido una significación política, sino que 
siempre se ha usado geográficamente para de- 
signar una porción de la costa oriental de 
Centro- América. Los indios conocidos con el 
nombre de "Mosquitos," son solamente unos 
pocos miles de miserables salvajes, confinados 
en la costa sin ninguna clase de establecimien- 
tos. Esencialmente pescadores, apenas obtie- 
nen una escasa subsistencia en las numerosas 
lagunas cerca de la costa, y su tráfico consiste 
sólo en unas pocas conchas de tortuga y algu- 
na zarzaparrilla. Pero aun cuando estos sal- 
vajes se consideraran en el rango de nación, 
jamás podrían tener una pretensión de sobe- 
ranía sobre la gran porción de territorio que 
este mapa señala. Mas, no sólo no tienen 
ninguna soberanía sobre la pequeña fracción 
que ocupan; no sólo no la reclaman ni la de- 



— 371 — 

sean, sino que ni tienen idea de nada; y es so- 
lamente la Gran Bretaña, por miras sinies- 
tras, que la lia tomado á nombre de aquéllos, 
hecho alts^mente reprobado por los Estados 
Unidos y por todas las naciones del globo. 
La porción de territorio atribuida á la ficticia 
nacionalidad mosquita por este mapa, es hasta 
sobre el río Segovia, más allá de Honduras, 
tomando parte de Nicaragua, (i) 

5^ Los límites de Costa-Rica, al Norte, no 
son exactos, ni concedidos por Nicaragua. 
Pero este error puede excusarse en razón de 
la disputa que hay entre estos dos Estados; 
mas no parece propio que el autor de un mapa 
sea el que venga á decidir cuestiones de lími- 
tes. Los verdaderos de Costa-Rica están de- 
finidos en su propia Constitución, extendién- 
dose desde abajo de la boca del río San Juan 
hasta el río Salto de Nicoya ó Alvarado, ca- 
yendo al Golfo de Nicoya. Consiguientemen- 
te, el territorio de Costa-Rica no toca ni al río 

( I ) Escándalo del mundo, ofensa á la razón y á la justicia, 
es la última división hecha por los agentes británicos de este te- 
rritorio. Machos son los pueblos de Honduras y Nicaragua que 
declaran "Mosquitos.** Su línea comienza en punta de Castilla, 
tomando el puerto de Trujillo, casi todo el departamento de 
Olancho, parte del de Tegucigalpa, y todo el de Segovia, hasta 
el fuerte de San Carlos. Decidlo, hombres imparciales, es esto 
respetar las propiedades de las naciones?— jE*/ Traductor. 



— 372 ~ 

San Juan, ni al lago de Nicaragua, sino que 
pasa por el Sur de los dos. El mapa en cues- 
tión es también erróneo en este respecto. En 
suma, en todo lo que concierne á Centro-Amé- 
rica, rio puede mirarse como una autoridad; 
puede servir solamente para confusión y ex- 
travío. 

Sin embargo, debe advertirse que es gene- 
ral en su carácter y que no pretende ninguna 
específica exactitud. No sucede lo mismo con 
un gran mapa recientemente publicado en 
Londres, y que ha sido generalmente aceptado 
como autoridad, llamado Mapa de Ckntro- 
AméRICA, incluyendo los Estados de Guatema- 
la^ Honduras^ El Salvador y Nicaragua y Cos- 
ta- Rica ^ etc.y por John Baily^ esq. — Trelawney 
Saunders^ London^ i8¿o. 

No nos admira encontrar en este mapa 
comprendidas todas las pretensiones territoria- 
les y la arbitraria división política hecha por 
el Gobierno británico. Unas pocas brochas 
con colores han bastado para indicar la sobe- 
ranía inglesa en las dos terceras partes del de- 
partamento de Verapaz, en Guatemala, y con- 
vertir las islas de Honduras, en la Bahía del 
mismo nombre, en dependencias británicas; y 
llevar la jurisdicción mosquita más allá de la 



373 



mitad de los Estados de Honduras y Nicara- 
^a. No ha sido menos potente colocar la 
cuestión de limites entre el propio Nicaragua 
y Costa-Rica, á favor de éste, en donde, por 
una singular coincidencia, ha predominado 
siempre la influencia británica, (i) Tales 
peculiaridades, atendido su origen, no deben 
absolutamente sorprender. Los que lo forma- 
ron, bien deben haberse reído al conocer con 
qué servil ignorancia lo copiaron de este lado 
4el Atlántico. 

Confesaremos, no obstante, que en ciertos 
puntos es el que más se aproxima á la exacti- 
tud, aunque en alguos rasgos geográficos y 
políticos es deficiente, y en otros totalmente 
erróneo. Dejando á Guatemala y Costa-Rica, 
hallamos en los otros Estados una porción de 
errores bastante trascendentales, que son tan- 



( I ) Si la excepcional influencia inglesa que ha ejercido en 
Guatemala y Costa-Rica hubiera sido puramente local, los pue- 
blos de Centro-América la habrían visto con la indiferencia ó la 
compasión con que se ven los extravíos de la razón humana; pe- 
ro, desgraciadamente, á CvSa influencia deben los otos Estados la 
mayor parte de sus divisiones; á ella deben los ultrajes, los des- 
pojos y las exacciones injustas que sufrieron del Cónsul Chat- 
fíeld; y ella fué el agente más temible que se empleara para al- 
canzar ciertos fines de partido! ¡Pueda en fin el nombre centro- 
americano ocupar el lugar que se había cedido á pequeños inte- 
reses!—^/ Traductor. 



— 374 — 

to más notables, cnanto qne Mr. Bafly ha per- 
manecido mnchos años en Centro- América y 
viajado por algnnos puntos de ^n territorio. 
Por ejemplo, en el Estado de El Salvador co- 
loca el río Lempa como divisorio entre este 
Estado y el de Honduras, cuando corre en la 
mayor parte de su extensión por el centro lon- 
gitudinal del último, y forma su límite Norte 
en unas pocas millas de sn curso. Luego las 
aguas superiores del rio Santiago, en el depar- 
tamento de Gracias, las marca describiendo el 
segmento de un círculo de Este á Oeste, antes 
de tomar su curso general de Este á Norte,, 
basta el mar, cuando es precisamente todo lo 
contrario- Por consecuencia de este error, el 
pueblo y ruinas de Copan caen al territorio de. 
Guatemala, siendo evidente que están bastante 
al interior de los términos de Honduras. ¡La 
laguna de Yojoa se baila en la singular cir- 
cunstancia de tener cinco bocas. El curso del 
río Humuya está demasiado inclinado al Este 
de su verdadero curso. El Guayambre y el 
Guayape que, en efecto, unidos forman el Pa- 
tuca, que corre á la Bahía de Honduras, en 
Brus, son señalados como los principales 
afluentes del gran Segovia, que va al Mar 
Caribe, en el Cabo Gracias á Dios. También 



— 375 — 

está representado este río, que nace en las 
montañas de Chile, alrededor del Ocotal 6 
Nneva Segovia, como naciente al Este de 
aquellas montañas, y la cabeza de las aguas 
del río Escondido ó Bluefields, sustituyendo á 
las de aquél. El río Goascorán, que toma su 
nombre cerca del Humuya, y corre al Sur á la 
Bahía de Ponseca, no se encuentra. Los erro- 
res sobre la colocación de los lugares, no son 
menos notables, é infinitamente más numero- 
sos» Estos, empero, son más disimulables^ 
porque ellos serán puestos sin duda alguna 
por informes de personas mal orientadas de 
las distancias. 

El distinguido geográfico prusiano Ber— 
ghaus, es el primero que ha indicado, con más 
aproximación á la verdad, los grandes caracte- 
res físicos de Centro- América. En lugar de 
admitir una continua cadena de montañas ex- 
tendiéndose por aquel país, desde Tehuante— 
pee hasta Panamá, dividiendo las montañas de 
Centro-América en tres sistemas ó grupos: i^^ 
el de Costa-Rica, cuyo núcleo es el volcán de 
Cartago; 2^, el de Honduras; y 3^, el de Gua- 
temala. Entre el primero y el segundo se in- 
terpone el bajo transversal del lago do Nicara- 
gua, con una misma altura de 180 pies; y en- 



— 376 — 

tre el segundo y el tercero el plano de Coma- 
yagua, con sus dependientes valles, termina en 
una altura máxima de 2.000 pies. Bajo este 
respecto, y en todos en general, el mapa de 
Berghaus, publicado en su Phynkatischen 
Atlas^ en 1840, ha sido, en un período reciente, 
el mejor de Centro-América. 

En explicación del de Honduras y El Sal- 
vador, que ahora presento, debo advertir, que 
los puntos sobre que la linea del proyectado ca- 
mino de hierro de Honduras debe pasar, fueron 
determinados por el Teniente Jeflfers, por nu- 
merosas y prolijas observaciones astronómicas. 
Estos constituyen las bases calculadas délas re- 
laciones de los lugares visitados por la expedi- 
ción ó sus miembros. Estos cálculos tienen 
la adicional confianza de que, tanto en Hondu- 
ras como en El Salvador, el gran número 
de montañas y picos volcánicos, que constante- 
mente se presentan á la vista del viajero, dan 
la mayor facilidad para determinar su posición 
con la mayor exactiud. Cuando se presentaba 
la oportunidad de examinar la situación de es- 
tos puntos, no se descuidaba, lo cual ha servido 
satisfactoriamente para la formación del mapa. 
Se notará que aquellos cuya posición se consi- 
dera como aproximada á la exactitud, están se- 



— 377 — 

fialádos con una pequeíla raya debajo. Los 
otros son de la más cumplida que se liau podi- 
do obtener, y son muy pocos los que se han co- 
locado como conjeturales. El curso del río Patu- 
ca, en la relativa posición de los pueblos sitúa- 
dos en su cabecera, es tomado de un rústico ma- 
pa formado por los cortadores de madera estja- 
blecidos en el río y sus tributarios. Muchos 
de los datos que contiene el mapa, dentro de 
los límites del departamento de Gracias, son 
extraídos del que formó don José María Cacho, 
de 1834, actual Secretario de Estado de Hon- 
duras, 

De paso haré observar la poca confianza 
que se puede tener en los "itinerarios" que se 
publican en apéndice de algunos "calenda- 
rios," en Centro- América, fespecto á las dis- 
tancias. Las computaciones son en leguas^ 
obtenidas en general de los arrieros del país, 
que calculan tan vagamente las distancias, co- 
mo lo confiesan algunas veces con sencillez, 
"según las cualidades de sus muías." He vis- 
to que en los comparativos terrenos planos de 
Honduras y El Salvador, el valor de una le- 
gua raramente excede dos millas inglesas; y 
que en los [distritos montañosos disminuyen 
milla y media'de distancia horizonts^l. 



r 



— 380 — 

re, dedicaron su atención al estadio del pais, 
bajo su aspecto físico, y á la reunión, de datos 
ilustrativos sobre su riqueza y condición polí- 
tica; pero excepto una memoria sobre el canal 
de Nicaragua y una breve lista cronológica de 
algunos acontecimientos históricos de Centro- 
América, no tenemos nada de Marure, aunque 
se dice que escribió bastante en común con 
Valle, respecto á todo. El único nombre que 
merece ser mencionado es el de don José Ma- 
ría Cacho, como el sólo hijo de Centro- Amé- 
rica que ha hecho un trabajo completo del de- 
partamento de Gracias. Sus breves notas 
acerca de él, son de grande interés, y pueden 
servir como un modelo que deben seguir sus 
conciudadanos. 

Todo lo poco que se ha escrito sobre Centro- 
América, ha sido por los extranjeros; pero sus 
obras, en la mayor parte, no han contenida 
más que rápidas narraciones de viajes y aven- 
turas, desnudas . de observaciones é inexactas 
en sus asertos. Pocas son las que se han es- 
crito por personas de competente capacidad, 6 
acostumbradas por hábito á hacer investigacio- 
nes formales y ciertas. Especialmente dedica- 
das á hechos políticos, están llenas de inciden- 
tes y conmociones, cuyo origen y significación 



381 



son incógnitos para sus autores. Puedo, quizá^ 
excluir las obras de Thompson, Hender^son, 
Young, Roberts, Dunn Baily y Brow, que, cier- 
tamente, contienen hechos y observaciones de 
mérito. 

Cómo una revista de todo, yo cr^o que haré 
un servicio al público incluyendo, en apéndice 
á esta memoria, una lista de los libros y pan- 
fletos concernientes á Centro- América en ge- 
neral, ó á alguna de sus partes, que se han pu- 
blicado desde el principio de este siglo, y que 
he tenido á'la vista. Mi objeto ha sido hacer 
esta lista tan completa como fuese posible, sin 
atender al mérito de las obras. Se observará 
que los títulos siguen unos á otros en orden 
cronológico. 



HONOURAS .—27 



A 



_k.ii_ 



APÉNDICE 



En uoa carta original de don Francisco 
Irías, que bajó el río Coco, Wanks ó Segovia, 
'cn 1842, observa que tiene varios grandes tri- 
butarios, como el Coa y el Poteca, por el Norte; 
y el Bocay y el Fantasma, por el Sur; y luego 
dice : 

*í Ahora voy á describir las grandes y preci- 
pitadas corrientes que comienzan en el lugar 
llamado Pailla. Estas son: Gualiquitán^ que 
es de una fuerza extraordinaria, y aunque pasa 
-en un estrecho canal de rocas, 'puede subirse 
sin el menor peligro. Ulactiz^ que es igual, 
pero también sin peligro, á cuya derecha caen 
las aguas del río Ulacuz, de la espantosa mon- 
tea que, en mi opinión, se extiende al Sud- 
oeste» Guascuru^ que aunque algo precipita- 
da, puede pasarse sin riesgo. Quiroz es seme- 



- 384 - 

jante, y aunque hay una caída antes de llegar 
á ella, la naturaleza ha formado un canal que 
no impide la navegación. Turrzqtntán es una. 
corriente estrecha, y solamente peligrosa para 
transportar ganado, á causa de una. gran roca 
que hay en medio del río, en la que, si los re- 
meros no son diestros, la balsa se romperá. 
Pero pocos accidentes ocurren, porque los re- 
meros están acostumbrados á esta especie de 
navegación desde su juventud. Siiguinquintán 
es otra poco importante corriente, Crautara 
es fuerte; pero el paso es enteramente practica- 
ble, así como la de Pistalquitán, La á^ Cairas 
atemoriza á primera vista al viajero con su 
ruido y sus borbotones de agua, pero no impi- 
de el paso, porque la naturaleza, maravillosa- 
mente ha salvado la dificultad, haciendo un 
canal al lado, antes de llegar al punto peligro- 
so, por donde* los botes pueden pasar en una 
hora con toda seguridad. Tirlas y QuipisquCy 
que son las úitimas, son de poca importancia^ 
"Estas son las únicas obstrucciones que 
tiene ei río desde el punto del embocadero has- 
ta el mar, en el Cabo Gracias á Dios. Al pre- 
sente se emplean diez días en el descenso. Dts 
se ocupan en el paso de las corrientes bajando, 
y cuatro subiendo. Se observará que sólo la. 



- 385 - 

quinta parte de todo el curso del río es obstrui- 
da. La mayor demora en el viaje eá causadfi^ 
por la molestia de descargar y volver á cargar 
en algunos de los puntos mencionados. De la 
última al cabo casi no hay ningún inconve- 
niente. Toda la parte del país por dond^ pasa 
4^1 río, es de la mayor hermosura, por 'los abier- 
tos llanos, que se presentan cubiertos de pas- 
tos y sembrados de árboles. Es una sección 
bien adaptable para la cría de ganado vacuno 
y caballar, así como para establecimiento de 
colonias, que dentro de poco tiempo adquirirían 
ricas propiedades, cultivando un suelo virgen, 
cuyos productos podrían ser exportados con fa- 
cilidad por el Cabo á las Grandes Antillas. 
Las muías y caballos se criarían abundante- 
mente y se venderían con buena utilidad en 
Cuba, Jamaica ú otros puntos donde tienen va- 
lor. 

^*Es lamentable encontrar una costa tan 
. hermosa, habitada solamente por unos pocos 
miserables moscos (mosquitos), carentes de to- 
da civilización, y sin esperanza de mejorar en 
lo futuro. Daré alguna idea de su salvaje si- 
tuación y costumbres. Los más de ellos sub- 
sisten de la caza y de la pesca, y muy pocos 
-de una rústica agricultura, sembrando en pe- 



386 



queflos pedazos de tierra, á las márgenes del- 
río, plátanos, yucas, cafia y algodón, el cual 
hilan y tejen las mujeres en una especie de 
manta y lona, para velas de sus canoas y pa- 
ra hacer alfombras de plumas. Algunas de 
éstas son de la mayor hermosura. Hacen una 
tela de la corteza de un árbol que llaman uniy 
que les sirve para vestidos y coberturas. 

**Celebran el aniversario de la muerte de 
sus parientes y amigos, con los más lúgubres 
y armoniosos cantos. Sus lamentaciones mor- 
tuorias son ejecutadas por las mujeres bajo 
una tienda de corteza de hule. Algunas de 
las ceremonias son caminar para adelante y 
para atrás, á una distancia como de cien varas, 
de la manera siguiente: Caminan cuatro ó 
cinco pasos y se tiran de bruces con una fuer- 
za aparentemente grande, como á matarse ellas 
mismas, cuya bárbara ceremonia repiten hasta 
que entra la noche. Algunas se pintan con 
achiote 6 tile^ y aunque casi tienen el mismo 
color de éste, se hacen horribles con la opera- 
ción. Son muy inclinadas á las bebidas fuer- 
tes, y cuando se les da una copa manifiestan 
la mayor satisfacción, y se esfuerzan ^n que- 
rer retribuir lo que su situación les permite 
dar. 



— 387 -- 

"Parecen bondadosos, y se interesan en 
complacer á los extranjeros que los visitan; y 
aunque entre ellos hay algunos indios malos, 
son muy pocos los que intentan hacer alguna 
violencia al viajero, sobre todo, por temor á 
sus jefes, á quienes respetan bien. Por nin- 
guna falta ó crimen son tan severamente cas- 
tigados, como por el insulto que hacen á un 
traficante. SoU muy apasionados por las dan- 
zas, para las que preparan licores fermentados 
de cafla y yuca, en abundancia; y cuando lle- 
ga el día fijado, se reúne un gran numero de 
familias, todas pintadas. . Cuando todos están 
reunidos, dos danzadores designados abren la 
ceremonia, los cuales aparecen súbitamente 
del bosque donde están ocultos, vestidos de 
palmas y pintados en varios colores. Estas 
extraordinarias figuras entran en un lugar 
cuadrado, cubierto con hojas de pacaya, donde 
danzan todo el día, en unión de mucha gente. 
Entretanto, la mayor parte de los invitados 
permanecen en la barraca del huésped princi- 
pal, bebiendo el licor fermentado, que pronto 
les causa náuseas y vómitos. Cuando han 
restablecido un poco y que el sol comienza á 
declinar, los hombres forman su baile aparte 
del de las mujeres, cuya música es un tambor 



— 388 — 

y uuas pipas, que hacen un ruido espantoso, á 
medida del cual, tanto los músicos, cOmo todos 
en general, danzan hasta las 9 ó lo de la no- 
che. Las mujeres, también aparte, comien- 
zan su baile de las ocho de la noche hasta las 
5 de la mañana. Forman una línea recta, asi- 
das todas las manos, separándose ocasional- 
mente y tocando una calabaza, cuyo sonido 
acompañan con un bajo canto. Puede decirse 
que ninguna de estas danzas son conocidas; 
pero ciertamente, por su extravagancia mis- 
ma, divierten al espectador civilizado. 

**Algunos de estos mosquitos crían yeguas 
y vacas, y tienen un pequeño comercio con Be- 
lice, en cuya plaza compran telas, tiestos de 
hierro, fusiles, hachas y otros artículos que 
llevan á diferentes puntos del valle de Fantas- 
ma y al pueblo de Talpeneca, donde los cam- 
bian por vacas paridas, que llevan en balsas. 

*'E1 jefe ó rey que gobernaba á aquellos 
salvajes, era de pequeña estatura, de nariz 
aguileña y de color oscuro, descendiente de los 
hicaques-moscos antecesores, quien tenía al- 
guna educación. Era hospitalario t:on los via- 
jeros, invitándoles siempre á que se hospeda- 
ran en su habitación, que estaba en la margen 
del río. 



— 389 — 

" Desgraciadamente, el Cabo Gracias á 
Dios no tiene ningún comercio; pero su situa- 
ción es pintoresca y favorable. Bnfrente tie- 
ne una. laguna de agua salada de, gran capa- 
cidad, separada del Octano por una lengua de 
tierra cubierta de mangles, que se abre á la 
mar, hacia el Sur, donde los buques pueden 
llegar hasta el pueblo. La costa es ocupada 
^r moscos y zambos, entre los cuales hay 
unos pocos ingleses. Uno de éstos, llamado 
Stanislaus Thomas Haly, tiene como loo ca- 
bezas de ganado, algunas lleguas, y caballos 
de silla. El clima es saludable ed este pu^to, 
así como en todo el valle del río, pues en mi 
viaje no vi más que una persona enferma. 

"De la isla á la costa no tengo ningún co- 
nocimiento personal. Mr. Haly me aseguró 
que podría abrirse un camino por donde se 
iría al Cabo en seis días. También me dijo 
c[ue, en su opinión, con un costo de $ lo.ooo 
se removerían todos los obstáculos del río.'' 

La costa de Centro-América, limítit)fe al 
Mar Caribe, desde la laguna Bluefields (70 
millas al Norte de San Juan) hasta el cabo 
Camarón, á alguna distancia hacia al Norte y 
al Oeste del Cabo Gracias á Dios, tiene unos 
^extensos límites bajo la vaga designación de 



— 39o — 

**Co6ta del Mosquito" ó "Costa Mosquito.'* Es- 
te nombre ha sido siempre puramente geográ- 
fico y jamás ha envuelto ninguna idea de se- 
paración política del resto de Centro- América. 
No es derivado, como algunos han supuesto,, 
por la abundancia de insectos llamados mos-^ 
quitos, sino de una horda de zambos ó indios 
mezclados coi; negros existentes allí, que los 
españoles llamaron moscos^ los filibusteros. 
musties y los ingleses mosquitos. Estos bár- 
baros jamás han oqupado el todo de la costa,, 
sino que siempre han estado confinados á un 
estrecho lugar de ella en la inmediación á la 
Bahía Arenosa. 

Esta costa, como ya he tenido ocasión de 
observar, es en la mayor parte aluvial. El 
clima es húmedo, más caliente que el del inte- 
rior y no tan saludable, aunque en este res- 
pecto se le considera como más alto que nin- 
guno de las Indias Occidentales. Además de 
los ríos Wanks y Escondido, la atraviesan 
otros bastante grandes que nacen en los pía- 
teaux de Nicaragua y Honduras. Cerca de 
su origen son precipitados y correntosos; pero, 
así que se aproximan al Océano, pierden su 
carácter violento y corren majestuosamente á 
la mar. Algunos de ellos han formado una^ 



— 39^: — 

gran laguna de agua salada, que constitxiye 
un buen fondeadero para buques de pequeña 
capacidad. La mayor parte del terreno es fér- 
til, y propio para producir una gran cantidad 
de algodón, caña-miel, café, índigo, ^rroz y 
tabaco. También tienp inmensas sabanas cu- 
biertas de pastos, que pueden ser útiles para 
la cría de ganado; y una inextinguible canti- 
dad de caoba, í^edro, rosa y otras maderas fa- 
briles, existen cerca de los ríos. ( i ) Roberts 



( I ) Bl pasaje siguiente es de una memoria sobre la costa 
Mosquito, formada por el Consejo de Estado de Jamaica, y tras- 
mitida al Tribunal de Comercio y Agricultura en 1773: 

**El clima de la costa Mosquito es más dulce que ninguno 
de las Indias Occidentales, y el aire más saludable^ El terreno 
es bien regado y excesivamente fértil. Es rico en un grado su- 
perior. Presenta por todas partes no sólo lo necesario, sino 
aun para vivir con lujo. En los ríos, lagunas y la mar, abun- 
da el pescado; y la costa ofrece gran cantidad de tortugas, en 
tal proporción, que no la hay en el mundo, en una extensión 
igual de terreno. El algodón, cacao y vainilla florece en todo 
él. El índigo es nativo, y parece ser el mismo que' produce 
J&uatemala, que es el más estimado. La caña-miel viene coma 
en ninguna de las islas; y el caoba y zarzaparrilla, que se ex- 
porta anualmente, es en una cantidad tan considerable, que ha- 
ce ya el establecimiento de la mayor importancia para la Gran 
Bretaña. 800.000 pies del primero y 200.000 libras de la segun- 
da, exclusives 10.000 libras de carne de tortuga, se mandaron á 
Inglaterra en 1769. En las márgenes de los ríos y en las lagu- 
nas hay tanto palo de campeche como en ninguna parte de 
Honduras, y tenemos razón de creer que será el lugar que más 
lo suministrará á Europa. " 



— 392 — 

nos asegura también que detrás de los ríos 
hay anclios planos de arena, cubiertos de pi- 
nos propios para mástiles de buques. *^E1 pi- 
no de estas sabanas, añade, es parecido al que 
produce North Carolina." Los cayos, bahías 
é islas inmediatas á la costa abundan en tor- 
tugas, que ya son un artículo de exportación. 

La geografía de la costa Mosquito es im- 
perfectamente conocida. Sin embargo, en esta 
costa hay muy buenos fondeaderos y posicio- 
nes capaces para formar colonias. La laguna 
Bluefields toma su nombre del de un pirata 
holandés llamado Blanvelt, que tuvo allí su 
cuartel general en la época de las filibusterías 
en aquellos mares. Es una considerable por- 
ción de agua, como de 30 á 40 millas de largo. 
Tiene una barra en la entrada, con sólo 14 
pies de agua; pero en el interior hay de 4 á 6 
brazas. El gran río Escondido y algunos 
otros pequeños caen á ella. 

A 30 millas al Norte está la laguna Cayo- 
Perla. Tiene un regular fondeadero para bu- 
ques pequeños; pero los grandes no pueden 
entrar en la boca. El considerable río Wa- 
washman desemboca en ella. El terreno que 
la rodea corresponde en general con el de las 
inmediaciones de Bluefields. Treinta millas 



- 393 — 

más al Norte cae á la mar el Río- Grande. Tie- 
ne una peligrosa barra en la boca; pero pasada 
ésta, se dice que es navegable por pequeños 
botes hasta la distancia de loo millas al inte- 
rior. Más al Norte están el Priuzapulka, el 
Tongla, Brackmtan, Wawa, Ducwara y otros 
ríos considerables. En el mismo sigue el río 
Wanks al Cabo Gracias á Dios. Los caracte- 
res geográficos más importantes sobre este ca- 
|>o son las lagunas Caratasca y Brus, y los 
' ríos Patuca y Tinto ó Negro. ( i ) 

Ya se ha dicho que sólo una muy pequeña 
parte de la costa es habitada por los llamados 
indios mosquitos. Su número no es grande^ 
y todos son zambos (indios cruzados con ne- 
gros) é hijos dejos capitanes de los buques 
guardaco^ta de Jamaica con mujeres indias, ne- 
gras ó zambas. El elemento negro se intro- 
dujo allí por los esclavos de xm buque que nau- 
fragó hace cerca de 200 años en el Cabo Gra- 
cias á Dios, por los fugitivos de los estableci- 
mientos españoles, y por los que llegaron de 
Jamaica cuando la Inglaterra intentó tomar 

( I ) Una gran parte de esta costa, dice Roberts, es inunda- 
da durante la estación de aguas, y es fácil de pasar en una ca- 
noa de la laguna Perla al río Wawa. Ksto sucede, generalmen- 
te hablando, en todas las bajas sabanas desde la laguna Perla 
hasta el rio del Plátano. 



— 394 — 

posesión de la costa, á mediados del siglo pa- 
sado. Al principio esta raza estuvo confinada 
^n las inmediaciones de la JBahía Arenosa y el 
Cabo Gracias; (i) pero después, ayudados de 
los piratas y de los traficantes de Jamaica, se 
extendieron al Sur, en Cayo-Perla y la lagu- 
na Bluefields. Empero, jamás han ocupado 
más porción de la costa que la indicada, aun- 
que no es dudable que ocasionalmente ocupa- 
ban los puntos de los filibusteros ingleses. 

El número total de éstos no excede, proba- 
blemente, de 2.000. En los cáldulos anterior- 
mente hechos, con objeto de dar á la costa 
mosquito una importancia mayor, se incluían 
los indios puros (wolwas, tonglas, cookras, 
etc.) Pero estos indios nunca han reconocido 
la llamada "autoridad mosquita,'' y han estado 
siempre en un estado de hostilidad con los 
zambos. 

Los verdaderos mosquitos están principad 
mente establecidos en Bluefields, Cayo-Perla, 
Prinzapulka, Río Grande, Bahía Arenosa y 
Cabo Gracias. Su carácter y hábitos han sido 

. (\) Robert Hodgson, que fué enviado eu 1740 ppr el Gober- 
nador Trelawney, á excitar estos indios contra los españoles, di- 
ce que el territorio ocupado por ellos, era de 8 millas hacia al 
Sur del Cabo Gracias. Su extensión hasta la laguna Bluefields 
fué después ayudada por los ingleses. 



— 39S — 

imparcialménte descritos por el Coronel Irías, 
los cuales corresponden á toda la raza en ge- 
neral. De las criminales relaciones con los 
traficantes y marineros y de la falta de matri- 
monios, han contraído una especie de lepra, 
semejante á la que tanta destrucción ha cau- 
sado en las islas Sandwich. Por esta razón, 
como por el odio que les tienen, las tribus de 
indios del interior no permiten ninguna mez- 
cla con ellos; y, según se dice, castigan con 
pena de muerte á los culpables. La naturale- 
za de sus relaciones sociales puede inferirse de 
la que hace Roberts, un negociante inglés en 
la costa. En su obra escrita en 1827, ^^^^• 

^*Jamás he conocido un matrimonio entre 
ellos. Todos sus contratos son tácitos, y al- 
gunas veces se disuelven pon mutuo consenti- 
miento. Los chicos aquí en Bluefields (que 
es la capital), son bautizados por los capitanes 
de los buques mercantes de Jamaica, quienes, 
en su visita anual á la costa, practican la cere- 
monia sin ninguna reverencia, en todos los 
que han nacido en su ausencia; y muchos de 
los bautizados son hijos de estos mismos capi- 
tanes. En prueba de esto, puedo señalar más 
de una docena de chicos que conozco de los ca- 
pitanes, que parecen haber adoptado, sin es- 



— 396 — 

crúpulo ninguno, la idea indígena de la poli- 
gamia, en su mayor extensión. Por esta licen- 
ciosa é inmoral conducta, se han identificado 
tanto con los nativos, que han obtenido una 
especie de monopolio en la venta de sus 
efectos." 

"Esta libre y fácil comunicación no se ha 
alterado mucho hasta el presente, pues M. 
Gregor, en su informe sobre la cuestión Mos- 
quito, formado y publicado por orden del Par- 
lamento en 1849, ^^^^ ^^ siguiente confesión^ 
que ilustra, incidentalmente, el origen de la 
influencia británica en la costa: 

**En la costa Mosquito no es mal mirada la 
pluralidad de mujeres. No es circunstancia 
poco común encontrar á un subdito británica 
con una ó más mujeres en diferentes partes de 
la costa. Ellos han adquirido grande influen- 
cía, etc.'' 

De la frecuente mención que se ha hecha 
en los últimos años, de un personaje titulado 
'*rey ele los mosquitos,'' alguna parte del púr 
blico pudo haber caído en el error de suponer 
que los que se llamaban indios mosquitos, re- 
conocían algún potentado. Nada de eso. Nin- 
guna forma de gobierno ha existido jamás en- 
tre ellos, excepto un jefe local, que ha sido uu 



~ 397 — 

motivo de continuas discordias entre sí. AU 
gunos han asumido el título de Gobernadares, 
otros de Generales y otros de Almirantes, sin 
comprender lo que significan estos términos. 
Así, en el tiempo de la visita de Roberts, un 
jefe llamado Gobernador Clemente, era reco- 
nocido en la costa, desde Cayo-perla hasta la 
laguna de la Bahía Arenosa; y otro, titulado 
General Robinson, tenía la autoridad en las 
inmediaciones al Cabo Gracias. Cuando al 
Superintendente de Belice le ocurrió fabricar 
tin rey en la costa Mosquito, mandó reunir un 
número de estos jefes, y después de algunas 
liberales aplicaciones de rum^ los indujo á po- 
ner unos signos en un papel, de donde resul- 
tó el acta de obediencia á un zambo elegido 
por los agentes británicos. Pero ninguno de 
estos jefes comprendió lo que hizo, ni volvió á 
ver el papel. La ficción, sin embargo, corres- 
pondió al objeto, como se verá cuando se hable 
délas pretensiones británicas sobre la costa 
Mosquito. 

Desde que los agentes ingleses han ido á 
residir en ella, Bluefields ha sido el lugar de su 
permanencia. Roberts dice que cuando él es- 
tuvo, ese lugar estaba bajo la influencia de dos 
jóvenes que se llamaban parientes del último 

Honduras.- 28 



— 398 - 

Superintendente de Belice, y "que aunque no 
era reconocido por el Gobierno como un esta- 
blecimiento británico, debía considerarse como 
tal.'' ¿Qué se hicieron esos dos jóvenes f No 
se sabe; pero Bluefields es al presente la resi- 
dencia del supuesto "rey de los mosquitos." 
La siguiente descripción es de un papel inglés 
publicado en Belice, el cual es el que más ha- 
bla sobre el particular: 

"Bluefields es la capital mosquita. Está si- 
tuada en el río y laguna del mismo nombre. 
En medio de las palmas inmediatas al río está 
la residencia del rey y su tutor ó guardián in- 
glés, dónde flota la bandera inglesa. A poca 
distancia está la casa de justicia, sobre la cual 
se halla la bandera mosquita. Me. Gregor di- 
ce "que una insignia y una bandera de la na- 
ción mosquita le mandó la Inglaterra." En 
octubie de 1847, Bluefields y sus dependencias 
contenían 599 habitantes de toda edad, de los 
cuales III eran blancos y 488 negros. Ocu- 
paban dos reducciones, siendo la principal la 
misma Bluefields, que tenía 78 casas; y la otra, 
Carlsruhe, de la colonia prusiana, con 92 ha- 
bitantes y 16 casas. Pocas de éstas son cons- 
truidas de madera; y en una de ellas reside 
Mr. Walker, Agente diplomática y Cónsul Ge- 



— 399 — 

Tieral de Inglaterra, con quien vive S. M. mos- 
«quito. No hay ninguna iglesia ni clérigos; es 
Mr. Green, un doctor inglés, el que lee algu- 
nos pasajes de la biblia, los domingos, ' en la 
<:asa de justicia." 

Los mosquitos no tienen ningún estableci- 
miento, excepto inmediato á la costa. El in- 
terior del país está ocupado por un número de 
tribus que, en general, ó universalmente, re- 
-conocen las autoridades españolas, y, más ó 
menos, la mayor parte hablan español. En- 
tre Bluefields y San Juan, están los ramas, que 
se dice es un pueblo humilde é inofensivo, que 
tiene comunicación con las otras tribus. So- 
bre el río Escondido ó Bluefields, están situa- 
dos los cookras y wolwas, de quienes se tiene 
Tiasta ahora poco conocimiento, y no se sabe 
más sino que tienen una constante hostilidad 
contra los mosquitos, proveniente desde cuan- 
do éstos, en unión de algunos vecinos de 
Jamaica, invadían su territorio para capturar 
prisioneros y venderlos. Entre los ramas y 
woíwas y el río de San Juan, está una tribu ó 
fragmento de tribu, llamada '*los melchores.'* 
Byam, un viajero inglés, asegura que son ca- 
ribes, que fueron llevados de las islas por los 
piratas ingleses. Añade que tienen gran te- 



— 400 — 

mor á los ingleses, y que no se comunican con? 
ningún blanco mientras no están ciertos de 
que no hay un inglés. Sobre el río Grande y 
el Prinzapulka, y al Norte de los wolwas y 
cookras, están los toacas y payas. Sobre és- 
tos, y en dirección á las lagunas Caratasca y 
Brus y el río Patuca, están los caribes de las 
islas de Sotavento. Se extienden hasta Tru-^ 
jillo, formando parte de los habitantes del 
puerto. Son temidos por los mosquitos, y han 
avanzado tanto en civilización como ninguna 
otra de las tribus de la costa. Hay algunas> 
otras, incluyendo las antiguamente llamadas 
hicpques, pantasmas, tahuas, gaulas, iziles, 
motucas, etc., que están diseminados en todo 
el territorio y que intervienen entre la costa 
y las regiones montañosas del centro del Con- 
tinente. Ninguna de éstas tiene relaciones 
con los mosquitos, ni reconoce su autoridad; 
ni pueden incluirse en ningún cálculo de po- 
blación del fantástico llamado reino mos- 
quito. 



— 40I — 

II 

(nota al capítulo vi) 

LAS. ISLAS DE LA BAHÍA 

Las Islas de la Bahía dé Honduras, como 
lie tenido ocasión de manifestar, son de gran 
belleza, salubridad, fertilidad, y poseen gran- 
des y seguros pi^ertos. Estas circunstancias 
dan particular significación al hecho que, en 
17 de julio de 1852, por una disposición del. 
Superintendente de Belice se declaró que, Su 

MUY GRACIOSA MAJESTAD LA REINA, SE HABÍA 
DIGNADO CONSTITUIR UNA COLONIA DE LAS IS- 
LAS DE ROATÁN, BONACA, UTILA, BaRBARETA, 
HeLKNA y MoRAT, DESIGNADA CON EL NOM- 
BRE DE ^^COLONIA DE LAS ISLAS DE LÁ BaHÍA." 
Esta resolución se tomó, como se ve por la fe- 
cha, casi dos años después de la formal pro- 
mulgación del convenio de Washington, de 5 
de julio de 1850 (conocido por tratado de Clay- 
ton-Bulwer), que, entre otras cosas, establece 
"que ni el Gobierno de Iqs Estados Unidos, ni 
-el de la Gran Bretaña ocuparán jamás, ni for- 
^tificarán, colonizarán, ni asumirán ó ejercerán 



— 402 -^ 

ningún dominio sobre Costa-Rica, Nicaragna^. 
Costa Mosquito ó cualquiera otra parte de Cen- 
tro-América. Aquí debe hacerse observar que 
la organización de esa colonia llamó, como era 
justo, la atención del Congreso de los Estados 
Unidos. La comisión de Relaciones Exterio- 
res del Senado, después de una amplia consi- 
deración sobre el negocio, expuso: ^*que las is- 
las de Roatán, Bonaca, Utila, etc:, en la Bahía- 
de Honduras y cerca de ella, constituían parte 
del territorio de la República de Honduras, 
que siempre había formado una parte de Cen- 
tro-América; y que, en consecuencia, toda ocu- 
pación de estas islas por la Gran Bretaña, era 
una violación del tratado de 5 de julio de i8¿o.''^^ 

Esa violación del tratado, como la de los 
derechos de Honduras, invadiéndose su terri- 
torio, me ponen en el deber de hacer un ligero 
compendio de todos los acontecimientos que 
han dado lugar á ese extragrdinario resultado, 
aunque sea lejos del objeto de la presente me- 
moria. 

Bonaca, en otro tiempo Guau aja, fué des- 
cubierta por Colón, en su cuarto viaje, en 1502. 

Tomó posesión de ella á nombre de la Co- 
rona de España, y sucesivamente descubrió y^ 
tomó posesión también de Roatán. 



— 403 — 

Entre las naciones marítimas, y en toda 
^poca, los descubrimientos se han entendido 
dar un título de soberanía; y estas islas y eos- 
tas del Continente fueron por la misma razón 
reconocidas como dependientes del dominio de 
Espafla, Las poseyó sin disputa ni inquietud 
alguna, hasta que las hordas de filibusteros 
inundaron el Golfo de México y el Mar Caribe. 

La mayor parte de éstos eran ingleses, no 
malayos ni borneses; sus buques eran de cons- 
trucción inglesa, no groseras y bárbaras em- 
barcaciones» Ninguna escuadrilla había man- 
dada por oficiales ingleses, para imponer un 
ejemplar castigo á los piratas, como en el caso 
de Saribus Dyaks. Al contrario, los ingleses 
de Jamaica los protegían desembozadajnente, 
y, con poca excepción, eran tan piratas como 
ellos. En aquella época. Jamaica era casi sos- 
tenida por filibusteros, y es bien sabido que 
sus Gobernadores se ligaban con los jefes prin- 
cipales y dividían con ellos el botín. Tan es- 
candalosa fué la conducta de algunos de esos 
funcionarios, que la Corona, aunque poco dis- 
puesta á cortar un sistema que le producía ri- 
oas remisiones, se vio obligada á removerlos. 
"El Rey de Inglaterra, dice el pirata Esque- 
me ling, que escribió en 1670, para satisfacer al 



— 404 — 

de España, llamó á alguno de los Gobernado- 
res de Jamaica; pero esto no impidió que los 
piratas continuaran como antes." 

No satisfechos con sus depredaciones de mar 
y animados por el buen suceso, desembarca- 
ron, capturaron, pillaron y quemaron cuantas 
poblaciones españolas eran accesibles. Orga- 
nizaron un sistema de piratería por tierra, mu- 
cho más terrible que el que habían ejercido 
por mar. Hacían incursiones á Costa-Rica, 
Nicaragua, Honduras y Guatemala, así como á 
las provincias de la frontera de la Nueva Gra- 
nada y Mé:?cico. Formaron residencias perma- 
nentes en varios puntos separados, tanto en 
tierra firme como en las islas adyacentes, que 
era donde se reunían después de sus incursio- 
nes, para dividir sus presas y para combinar 
nuevas expediciones. Bluefields y Cabo Gra- 
cias á Dios, en la Costa Mosquitia y en la par- 
te de Guatemala, ahora llamada Belice, eran 
los puntos favoritos de sus reuniones. Belice 
y Bluefields derivan sus nombres de dos jefes 
piratas. 

Desde luego se comprenderá que Roatán, 
con sus buenos puertos, excelente clima y abun- 
dantes producciones, no debía salvarse de las 
plantas de los ladrones. Un destacamento in- 



— 405 — 

glés, de aquella honrada comunidad, desem- 
barcó en ella á principios del año 1642, y al 
mismo tiempo tomó á Guanaja y las demás is- 
las inmediatas. "Esta ocupación, dice el his- 
toriador Juarros, fué excesivamente ventajosa 
á ellos, y muy perjudicial á los españoles, por- 
que estando tan cerca de la costa, los ingleses 
(piratas), podían ir cuando querían, y con igual 
facilidad interceptaban el comercio de España 
con el reino de Guatemala. Estos males, por 
último, llegaron al extremb, y el Virrey de 
Guatemala, en unión del Gobernador de la Ha- 
bana y el Presidente de la Real Audiencia de 
Santo Domingo, organizaron una expedición 
para expulsar á los ingleses de sus fuertes po- 
siciones. La expedición consistía en cuatro 
buques de guerra, bajo las órdenes de Francis- 
co Villalba y Toledo, que intentó sorprender á 
los piratas; pero no pudo. Encontró los puer- 
tos fortificados, y tuvo que ir á tierra firme á 
buscar refuerzos. Luego volvió, y en marzo 
de 1650, después de una reñida acción, logró 
desalojar á los piratas de las islas. España 
recobró estas posesiones, encontrando solamen- 
te ruinas. Los pocos nativos que los piratas 
habían reducido á la esclavitud, temieron que 
éstos volvieran, y emigraron al interior, donde 



— 4o6 — 

el Gobierno les distribuyó tierras. Abandona- 
das asi las islas, permanecieron desiertas hasta 
el año de 1742, en que los ingleses intentaron 
tomar posesión de toda la costa del Atlántico 
en Centro- América. En consecuencia de este 
plan, atacaron varios puntos de consideración^ 
tomaron á Trujillo y formaron un estableci- 
miento y fortificaciones en la boca del Río Ne- 
gro. También ocuparon y fortificaron a Roa- 
tán. Estos sucesos, en unión de otros, produ- 
jeron una guerra Cbn España, que duró hasta 
1763, en que se concluyó un tratado, cuyo ar- 
tículo 17 establecía "que S. M. B. haría demo^ 
1er todas las fortificaciones que sus subditos 
habían construido en la Bahía de Honduras y 
otros lugares del territorio de España, en aque- 
lla parte del mundo, cuya operación se ejecu- 
taría dentro de cuatro meses, etc., etc". En 
consecuencia de este tratado, se evacuaron los 
fuertes del río Negro y otros puntos, en 1764. 
Pero en violación de él, los ingleses continua- 
ron ocupando á Roatán. También ents^blaron 
relaciones seductoras con los indios de la costa, 
lo que exasperó á España y declaró nueva- 
mente la guerra en 1780. En el mismo año 
las autoridades de Guatemala expelieron otra 
vez á los ingleses de Roatán. El tratado de 



— 407 — 

paz de 1783, haciendo una especial referencia 
á estas islas, establecía que los ingleses aban- 
donarían no sólo el Continente (excepto cier- 
tos puntos bien definidos, para cortar palo de 
campeche, y no más), sino todas las islas y sus 
dependencias. Habiendo evadido los ingleses 
este tratado, los españoles establecieron condi- 
ciones más estrictas, agregando al tratado de 
1786, que los ingleses "evacuarían el territorio 
mosquito y todo el Continente en general é is- 
las adyacentes, sin condición ninguna.'' Nada 
pudo ser más claro y explícito que esto; y no 
' teniendo ya los ingleses ningún medio de eva- 
sión, abandonaron no sólo las islas, sino toda 
la costa. 

Por la guerra de 1796 se suspendieron los 
términos de este tratado, cuando Inglaterra 
ocupó nuevamente estas importantes islas, for- 
mando en ellas un establecimiento penal para 
los infelices nativos de San Vicente y otras 
islas que su crueldad echó de allí. Dos mil 
parece que se colocaron en Roatán; pero tan 
luego como se supo la invasión en Guatemala, 
el Capitán General ordenó al Intendente de 
Honduras que la rescatara. En consecuencia^ 
se mandó á don José Rossi y Rubia con la 
tropa necesaria, y la tomó el 17 de marzo de 



— 4o8 — 

1797. Esta parece que fué la últíma tenta- 
tiva que hizo Inglaterra en el último siglo, 
quedando España en pacifica posesión de las 

islas. 

En 28 de agosto de 1814 se ajustó otro tra- 
tado entre España é Inglaterra, en el cual se 
repitieron los términos del de 1785, palabra 
por palabra, excluyendo á Inglaterra del '*te- 
rritorio mosquito, del Continente en general lé 
islas adyacentes, sin excepción ninguna." 
Este tratado permaneció en su vigor y fuerza, 
y los españoles en pacífica posesión de las is- 
las, hasta que las provincias de Centro-Amé- 
rica se independieron de ellos, en 182 1. Hasta 
esa época Inglaterra no había adquirido nin- • 
gún título á esas ísIps, ni por conquista, ni 
por coacción alguna. Cuatro veces había in- 
tentado tomarlas por la fuerza, y otras tantas 
había sido expelida. Por el tratado de 1815 
estaba solemnemente obligada á no pensar en 
ninguna ocupación. El testimonio de un ofi- 
cial inglés que mandaba las fuerzas de Belice, 
el Capitán Henderson, prueba igualmente que 
las islas eran una posesión de España. "La 
isla de Roatán, dice, como antes he indicado, 
pertenece á España y hay en ella una guarni- 
ción militar.'' 



-A 



— 409 — 

Después de la independenciia de Centro- 
América, Roatán y sus islas inmediatas que- 
daron bajo la juridicción de Honduras. Cuan- 
do la provincia asumió el rango de Estado, las 
autoridades tomaron posesión de las islas, y 
eran reconocidas generalmente como perte- 
necientes á la jurisdicción de Honduras. Su 
título era incuestionable y las poseía con toda 
derecho. 

En este Estado, continuaron en la época 
que Honduras tormaba parte de la RepúlDlica 
Federal de Centro -x\mérica, hasta en mayo de 
1830, el Superintendente de Belice, irritado 
contra la República por no haberle querido en- 
tregar unos esclavos fugitivos, por una especie 
de venganza, tomó á Roatán á nombre de la 
Corona de Inglaterra. En esa época los Esta- 
dos de Centro-América estaban unidos y no se 
ultrajaban tan impunemente como ahora. In- 
mediatamente hizo el Gobierno Federal una 
enérgica reclamación al Gobierno británico, 
quien desaprobó el hecho y mandó desocupar la 
isla. 

Después de esto, Honduras quedó ejercien- 
do su soberanía en ella, aunque el Superinten- 
dente de Belice acechaba constantemente el 
pretexto de llevar á cabo sus pretensiones so- 



— 4^2 — 

de su antecesor; pero nada adelantó el Gobier- 
no de Honduras, aunque la ocasión era favora- 
ble para repetir sus reclamaciones sobré la pi- 
rática toma de Roatán. Dirigió una comuni- 
cación al Coronel Fancourt, quejándose de la 
conducta de Me. Donald y pidiéndole la devolu- 
ción de la isla; aquél contestó en términos 
muy políticos, evadiendo toda responsabilidad 
de parte de él y del Gobierno británico. El re- 
sultado fué mandar después una orden á Mr. 
Chatfiel para que hiciese saber al Gobierno de 
Honduras que los procedimientos del Coronel 
Me. Donald habían sido por instrucción del Go- 
bierno británico. 

Esto no era positivo, porque el hecho de 
Roatán había sido espontáneo de Me. Donald; 
pero, por esa declaración, el Gobierno inglés 
asumió la responsabilidad de él. Parece que 
este paso se dio por salvar á un celoso oficial, 
porque no es creíble que la Gran Bretaña fría- 
mente tuviera el designio de robar á Hondu- 
ras esa parte del territorio, en presencia de los 
tratados de 1786 y 1814, y de su propia reso- 
lución de 1830, en que mandó desocupar las 
islas. La asunción de la responsabilidad de 
Me. Donald por el Gobierno británico, no impli- 
ca necesariamente que la Gran Bretaña preten- 



413 



diese tener ningún derecho á las islas; pero el 
Gobierno de Honduras, amedrentado por ame- 
nazas y bloqueos constantes, por frivolos pre- 
textos, siempre temió recobrar su autoridad, y 
se limitó al único recurso que queda á un poder 

débil: PROTESTAR Y NO MÁS QUE PROTESTAR. 

Entretanto, considerable número de veci- 
nos de las islas Caimanes, atraídos por las 
fuentes de riqueza de Roatán, fueron á esta- 
blecerse en ella; tanto, que dentro de pocos 
aflos la población ha llegado á más de mil ha- 
bitantes. No tenían ninguna clase de Gobier- 
no; pero con el aumento de la población for- 
maron un Consejo, eligiendo los miembros de 
él dentro de ellos mismos. Tal estado de co- 
sas no se escapaba al ojo alerta del Superin- 
tendente de Belice, quien, á pretexto de que 
los caimanes eran subditos británicos, encon- 
tró uno para sellar su soberanía en las islas. 
Varias ocasiones había manifestado á algunos 
de ellos que, como subditos ingleses, deseaba 
nombrarles Magistrados que los tuviesen en 
paz en la isla, si ellos lo querían; y que aun- 
que él no pretendía ninguna autoridad en les 
negocios interiores de la isla, sí se interesaba 
eñ que hubiese el mejor orden, etc. Los isle- 
ños, sin embargo, prefirieron nombrar ellos 

Honduras.— 29 



— 414 — 

sus Magistrados, de los cuales el principal fbé 
un tal Mr, Fitzgibbon, ciudadano de los Bsta- 
dos Unidos, Así permanecieron hasta el año 
de 1849, ^° ^^^> instruidos precisamente en 
su róle^ '*;llamaron al Coronel Fanconrt á que 
fuese á establecer un Gobierno regular en la 
isla!" Hasta qué términos se llevó esta apli- 
cación por los agentes británicos, no es nece- 
sario investigarlo. Baste decir que fué la 
consumación de la violencia de Me. Donald. 

En seguida el Coronel Fanconrt recomen- 
dó á los habitantes que eligiesen doce Repre- 
sentantes para que formasen una Asamblea 
Legislativa que emitiera las leyes necesarias. 
Nombró cinco Magistrados, á quienes pronto 
cambió el pueblo, por su mala conducta. El 
Superintendente declaró que esta era una in- 
gerencia en las prerrogativas de la Corona; y 
que mientras no se sometieran á la autoridad 
de los nombrados, les retiraba la protección de 
Su Majestad, Ellos contestaron respetuosa- 
mente, que no teniendo el Superintendente los 
conocimientos necesarios sobre las cualidades 
de los individuos que debían nombrarse, se les 
concediera el privilegio de elegir una Munici- 
palidad.- El pueblo se dividió en dos partidos, 
y el que deseaba la protección de la Corona, 



— 415 — 

pidió un Magistrado, pagado con las rentas 
<jue debían crearse con tal fin. 

Ese era el estado^de las cosas en 1850, y 
según el Capitán Mitcíiell, ni el pueblo mismo 
ni el Gobierno británico miraban á Roatán ba- 
jo la autoridad inglesa. 

**E1 pueblo ignoraba enteramente bajo qué 
Gobierno estaba, y aunque el de Belice tenía 
alguna autoridad sobre él, deseaba éste saber 
bajo qué posición se le miraba. Algunos des- 
contentos, como los hay en toda comunidad, 
indujeron á muchos á reunirse y nombrar Ma- 
gistrados en oposición á los recomendados por 
S. E. el Superintendente de Belice. 

'*A la vez la isla estaba sin ninguna clase 
de 'Gobierno, obrando cada individuo por sí. 
Este era el verdadero estado de la isla cuando 
yo llegué. Ahora tienen un Magistrado, ele- 
gido universalmente, que funcionará hasta 
que el Gobernador de Jamaica apruebe el nom- 
bramiento, á quien le dirigieron los habitantes 
una petición.'' 

Esta es bastante curiosa. Tiene dos par- 
tes, una favorable y otra opuesta á la protec- 
-cióu británica, y por consiguiente inútil. Los 
nombres de los hijos de la escuela de la mi- 
sión Wesleyan, fueron incluidos, en la lista 



— 4^6 — 

con tal objeto. Este precioso documento se 
remitió al Superintendente de Belice, para que 
lo trasmitiera al Secretario de Estado de las 
Colonias. En consecuencia, sir Charles Grey^ 
Secretario de las Colonias, mandó al Capitán 
Jolly, de la Marina británica, á que manifes- 
tase á los habitantes que si el Gobierno nom- 
braba un Magistrado pagado, deberían pagar 
á la Corona un impuesto de un chelin por ca- 
da área de tien;a. Esta proposición, que se 
hizo por medio de algunos caffones en un bu- 
que de guerra, y con otros argumentos de 
igual potencia, fué naturalmente aceptada por 
los infelices negros de la isla. 

Al mismo tiempo se nombró un nuevo Su- 
perintendente de Belice, el Coronel P.' E. 
Wodehouse (á quien se conocerá fácilmente 
sabiendo que es el cómplice de Torinton, en 
Ceylán). Uno de sus primeros actos fué visi- 
tar á Roatán, en persona. Llegó allí el lo de 
agosto de 1852 (poco más de dos años de la 
ratificación del tratado de Washington), eu el 
bergantín de guerra de S. M. B. ^Tersa," lle- 
vando consigo una conveniente comitiva. En- 
tonces tomó formalmente posesión de Roatán 
é' islas adyacentes, á nombre de la Corona bri- 
tánica, y declarándolas anexas á la Superin- 



^ - — 417 — 

tendencia de Belice, bajo el título de * ^Colonia 
4e las Islas de la Bahía." 

Este compendio de la historia política de 
esas islas, manifiesta evidentemente un siste- 
ma de agresión á los derechos y soberanía de 
Honduras, sin ejemplo, por su persist^cia y 
por el desembozo con que se han cometido tan- 
tos fraudes. La fuerza brutal del Coronel Me. 
Donald fué consumada por la piratería de 
Wodehouse; y estas bellas islas están hoy en 
poder de la Gran Bretaña, con mengua del 
tratado, y bajo pretextos tan especiosos que 
sólo sirven para evidenciar más el crimen que 
se ha querido salvar, (i) 



(ij \ Oh, si estas islas hubiesen sido un Sebastopol, una to- 
rre MálacoíF, un Redan siquiera, donde el poder inglés se ha 

puesto á prueba ! Que lo sepan las naciones del mundo: — 

la Inglaterra que hoy cubre con su estandarte una débil nacio- 
ilalidad:-*la Inglaterra que hoy combate en el Báltico y en el 
Mar Negro á una nación usurpadora, no es consecuente en sqis 
4)rocedimientos en el Atlántico: — no lo es ocupando posesiones 
que jamás la puedan pertenecer: —no lo eá ultrajando á un pue- 
blo indefenso.— iVb/a del Traductor, 



— 4i8 — 
III 

(nota al capítulo XII ) . 

aborígenes de honduras 

Según las antigua? tradiciones, podría, 
creerse qué los lugares hacia el Noroeste de 
Honduras, limítrofes á Guatemala, incluyendo 
el valle de Sen sen ti, el de Copan y parte, si 
no todo, del del río Chamelecón, fueron ocu- 
pados por naciones civilizadas. El nombre de 
Calel ó Kalet, que daban á sus jefes, y el he- 
cho de que su lengua pertenece á la de la mis-^ 
ma raza de los quichés, catchiqueles, mayas,. 
etc., prueba que pertenecían á la misma gran 
familia de naciones semi-civilizadas, que estri- 
ban diseminadas sobre Guatemala, Chiapas y 
Yucatán. • Pero, respecto á Honduras, no te- 
nemos informes claros. Los cronistan hablan 
de un número de naciones bárbaras que exis- 
tían encías anchas regiones que abrazan la 
costa del río Aguan ó Romano hasta la de San 
Juan de Nicaragua (después señalada costa . 
Mosquito), y extendiéndose al interior hasta 
los llanos de Olancho ó Ulancho. Entre las^ 



— 419 — 

tribus que habitaban esta región y que eran 
relativamente salvajes ó bárbaras, los hicaques 
y payas son constantemente considerados co- 
mo los más fuertes y poderosos. Estos nom- 
bres se conservan aún por los indios que exis- 
ten entre el río Ulna y el Cabo Gracias á Dios. 
Los primeros ocupan el distrito entre Ulúa y 
el Tinto, y los segundos, el triángulo entre 
el Tinto, la mar y el Wanks ó Segovia. Pa- 
rece que los hicaques fueron anteriormente di- 
seminados áesde los llanos de Olancho hasta 
el departamento de Nueva Segovia, en Nica- 
ragua. 

La cuestión que, en consecuencia, se pre- 
senta, es ésta: ¿Qué naciones habitaron el 
país entre los chorites de Sensenti y los na- 
huales de San Salvador, por una parte, y cuá- 
les fueron las naciones bárbaras de Totogalpa 
y Tegucigalpa, por otra? En otros términos: 
¿Qué naciones ocuparon el departamento de 
San Miguel, en el Salvador, y cuáles las de 
los de Santa Bárbara, Comayagua, Choluteca 
y parte de los de Tegucigalpa y Yoro, en 
Honduras? 

Ninguna respuesta explícita se encuentra en 
los historiadores antiguos; pero recientes inves- 
tigaciones pueden servir á deshacer toda duda. 



— 420 — 

Que esos distritos fueron ocupados por 
pueblos homogéneos, lo indican evidentemente 
los nombres de los lugares que han conserva- 
do desde él período de la conquista. El pre- 
sente departamento de San Miguel se llamaba 
Chaparrastique cuando lo invadió Alvarado; y 
esta terminación ique la encontramos enr todos 
los lugares, como Lepaterique, Lolotique, Aju- 
terique y Jaitique, desde el Golfo de Fonseca, 
hacia el Norte, hasta el lago de Yojoa ó Tau- 
labé. • 

Dentro de este distrito hay un número de 
pueblos, todos habitados por indios, que po- 
seen má^ ó menos su lengua original. Estos 
pueblos están situados todos en las montañas 
de Lepaterique y Guajiquiro, abrazando á 
Lauterique, Guajiquiro, Opatoro, Cacauteri- 
que, Similatón, Yamaranguila, Yucasapa y el 
gran pueblo de Intibucá. Yo obtuve un pe- 
queño vocabulario del dialecto de Opatoro, de 
un indio que encontré en la ciudad de Comaya- 
gua. También pude conseguir otro del de 
Guajiquiro, cuyo pueblo visité en junio de 
1853, y por último, otro del de Yamaranguila, 
dos leguas al Oeste de Intibucá y que cierra 
el distrito de los antiguos jefes de Sensenti- 
Después obtuve una lista^umeral del pueblo 



— 421 — 

<le Similatón, con unas pocas palabras y fra- 
ses que me suministró un caballero ¿e Tegu- 
cigalpa, que en su juventud había permaneci- 
do algún tiempo en el pueblo. De la compa- 
ración de estos vocabularios, aparece que todos 
son dialectos de una misma lengua. El Gua- 
jiquiro pronuncia su idioma lenca, y como cons- 
tantemente encuentro en las relaciones de los 
misioneros que fueron á Honduras, hacer refe- 
rencia á los indios lencas, he adoptado el nom- 
bre para designar á los qaie ocuparon este dis- 
trito. 

Los más de los misioneros que penetraron 
á las regiones de los hicaques y payas, fueron 
primero á Comayagua, donde casi generalmen- 
te tomaban indios lencas para que los acom- 
pañaran en sus expediciones. Estos fueron 
los que siguieron á Verdelet, cuando fué á 
Ólancho, en 1808, por el río Guayape, dentro 
del país de los hicaques. El nos hace conje- 
turar que éstos pueden muy posiblemente ha- 
ber sido de la misma raza de los lencas, ha- 
blando un dialecto de la propia lengua. Esta 
conjetura se apoya más en las expresiones de 
Juarros, acerca de la reducción de la provincia 
de Tegucigalpa. Dice que en 1661 los indios 
j)ayas atacaban frecuentemente á los pequeños 



— 424 - 

tado, es, en la mayor parte, baja, caliente é in- 
salubre y llena de lagunatos y esteros, cir- 
cunstancias favorables solamente para tribus 
cazadoras y pescadoras; tal era en verdad el 
carácter de los indios encontrados allí por los 
primeros viajeros, y tal es aún el que conser- 
van hasta hoy. Las mismas causas que im- 
pedían á las naciones serai-civilizadas del de- 
clive del Pacífico, á habitar estas costas, priva- 
ron á los españoles de formar en ella sus esta- 
blecimientos, y han permanecido los indios ca- 
si en su primitivo estado. 

Como he expuesto en un párrafo preceden- 
te, esta costa fué descubierta por Colón, en su 
cuarto viaje, en 1502. Del conciso, pero ter- 
minante informe que él dio de su viaje, podre- 
mos conocer exactamente el carácter y condi- 
ciones de los habitantes. 

La primera tierra descubierta por Colón, en 
este viaje, después de dejar á Jamaica, fué la 
isla de Guanaja, la parte más oriental de un 
grupo de éstas en la Bahía de Honduras, que 
largo tiempo sq conocieron con el nombre de 
Guanajas. Llegó á esta isla el 30 de julio de 
1502. Don Bartolomé Colón saltó á tierra en 
'ella, donde encontró una gran canoa (como un 
galeón), cubierta con un toldo, cargada de al- 



425 



^gunos artículos, tales como pantalones de tela. 
de algodón, en colores, ' una especie de cha-- 
quetas sin mangas, espadas con filos de piedra^ 
de piezas de madera bien formadas, hachas de 
cobre, crisoles para fundirlas y bayas de cacaa 
(que era la moneda usada). Colón despidió al 
pueblo, excepto á un viejo (que parecía ser el 
más discreto y mejor impuesto del país que los 
otros), llamado Jumbo, á quien conservó como 
intérprete. Habiendo enseñado el oro, fué él 
á tierra firme, y señaló las montañas en que se 
encontraba. 

Este indio lo llaman ^*negociante" los cro- 
nistas, y Herrera indica que regresó de Yuca- 
tán cuando Colón lo descubrió. 

No hay duda que los habitantes de las Gua- 
najas constituían una sola familia, considera- 
blemente avanzada en civilización y pertene 
ciente quizás á la misma rama que ocupaba la 
tierra firme /entre Punta de Castilla al Oeste y 
el Golfo Dulce. Diego de Porras, en su rela- 
ción del viaje de Colón, los describe de una her- 
mosa y'guerrera estatura, pero de un exterior 
modesto y recogido. La isla misma es descrita 
f>or Pedro Mártir: tan floreciente y fructifican- 
te, que puede considerarse un paraíso te- 
rrestre. 



— 426 — 

Colón llegó á Punta Caxinas el 14 de agos- 
to, y formaltnente tomó posesión del país el 17 
del mismo mes. Este es el punto que cierra 
la bahía á cuya cabeza se fundó después Tru- 
jillo. Las gentes que allí encontró eran seme- 
jantes á las Je las Guanajas Vestían de la 
misma manera un pantalón de algodón y te- 
nían una especie de armadura como los mexi- 
canos, de algodón acolchonado tan grueso que, 
según Fernando Colón, resistían frecuente- 
mente á los golpes de las espadas de los espa- 
ñoles. Hay razones para creer que los aborí- 
genes de la regjón inmediata á Trujillo esta- 
ban unidos con los que vivían al Oeste y al in- 
terior del país, incluyendo los grandes valles 
de Olancho, donde había dos importantes pro- 
vincias, gobernadas por poderosos jefes, que 
tenían jurisdicción sobre la costa de Trujillo. 
Del carácter y hábitos de estos indios, tenemos 
muy pocos informes. Herrera nos dice que 
•cuando Salcedo fué nombrado Gobernador de 
Hibueras (Honduras), se dedicó á conocerla 
religión, costumbres y capacidades de los in- 
dios de la provincia.. Encontró tres ídolos 
principales que se adoraban en la vecindad de 
Trujillo: uno á cuatro leguas de la ciudad; otro 
á veinte; y el tercero á quince. Todos tenían 



— 427 — 

las figuras de mujeres, hechas de una especie 
-áe piedra verde como mármol. También te- 
nían ídolos y lugares donde ofrecían sus sacri- 
icios. Los grandes sacerdotes de cada Aino de 
«stos templos (i) no eran casados. Llevaban 
los cabellos largos hasta la cintura. Salcedo 
dice que el pueblo no era tan político como el 
mexicano y que difería poco del de Hispaniola. 
Después de dejar Colón á Punta Caxinas, 
procedió hacia el Este á lo largo de la costa, y 
pocos días después llegó á la boca de un gran 
río, donde también tomó posesión del país, lla- 
mándolo, por esta circunstancia, río de la Po- 
sesión, ahora Tinto ó Negro. Los indios allí 
no tenían frente grande como los isleños. Ha- 
blaban varias lenguas, y tenían en las orejas 
unos agujeros tan grandes que podían pasar 
un huevo por ellos, por lo que llamó á esta 
costa la Gosta de las Orejas. Fernando Colón 
distingue á los habitantes de aquí y los que 
estaban á lo largo de la costa oriental, de los 
de Punta Caxinas. Dice en su historia: *^Pe- 
ro los del Oriente hacia el Cabo Gracias á Dios, 
son casi negros, brutales, desnudos, en 'todo 



(i) La isla á que se hace referencia era probablemente la 
Ouanaja, donde, como antes hemos visto, se encuentran todavía 
monumentos aborígenes de grande extensión. 



— 428 — 

respecto salvajes, y, según el indio Jumbo, co- 
men carne hnmana y pescado crudo, cuando 
pueden cogerlo." Porras correctamente descri- 
be la costa como tierra muy baja, habitada por 
un pueblo enteramente salvaje. 

El 14 de septiembre, después de grandes 
dificultades, por causa de vientos contrarios y 
corrientes. Colón llegó á un cabo donde la tie- 
rra da vuelta precipitadamente al Sur, á que 
dio el nombre de Gracias á Dios. Allí encon- 
tró un gran río que entra á la mar y mandó 
un bote á examinarlo, donde perdió algunos 
marineros, por lo que lo llamó el río del des- 
astre. Nada dice de los habitantes que en- 
contró en aquel lugar; pero se infiere muy 
-bien, por Fernando Colón, que no diferían 
esencialmente de los de la costa de la Orejai. 
Dice que la detención del buque y las dificul- 
tades que le rodearon, fueron hasta el 25 de 
septiembre, cuando llegaron á la isla llama- 
da Quiriviri, donde había un pueblo en tierra 
firme, llamado Cariari. La tierra, según él^ 
era alta y el país mejor. Colón llamó á la 
costa allí, por el pueblo interiqr, Cariari ó Ca- 
riay. En su carta á los soberanos españoles 
habla de los habitantes como pescadores y co- 
mo grandes hechiceros y inuy terribles. En 



— 429 — 

el interior encontró varias casas de madera 
entechadas con palmas, que eran sepulcros. 
En una de ellas estaba un cuerpo embalsama^ 
do y otros dos sin mal olor^ cuidadosamente 
envueltos entelas de algodón. Sobre estos 
cuerpos había tablas de madera, esculpidas con 
varias figuras de animales y otros , objetos, y 
algunas representaciones de la muerte. El 
pueblo .tenía adornos de oro nativo é instru- 
mentos de cobre. Su lengua era muy difícil, 
y los diferentes pueblos tenían distintos dia- 
lectos; pero si esto era en los pueblos de la 
costa, Colón juzga de muy distinta manera los 
del interior. Herrera distingue al pueblo de 
Cariari de los del Norte, y los describe como 
los del Castello de Oro, que eran los designa- 
dos en el país de la laguna de Chiriquí, al Sur 
del Golfo de Üraba. 

De Cariari Colón siguió su curso hasta lle- 
gar á Zerabora (al presente Boca del Toro)^ 
que estaba cerca de Abuerna (laguna Chiriquí 
ahora). Allí el pueblo tenía muebles de oro, co- 
mo el de Cariari, y habla^ una lengua conna- 
ta, pues que, según Herrera, no manifestaban 
temor, en razón de que los indios de Cariari les 
hablaban. Estos indios parece que persuadían 
á aquéllos á que dieran sus adornos de oro. 

Honduras.— 30 



-- 430 — 

De todos estos hechos resulta, pues, que 
Honduras fué antiguamente ocupada lo menos 
por cuatro familias ó grupos distintos de abo- 
rígenes: 

i^ Los chortises de Sensenti, pertenecien- 
tes al mismo grupo de los quichés, catchiqúe- 
les, mayas, etc., que ocupaban lo que ahora es 
el departamento de Gracias. 

2^ Los lencas, menos avanzados en civili- 
zación; y, bajo los -varios nombres de chonta- 
Íes, quizá los payas é hicaques, que ocupaban 
el presente departamento de San Miguel, en 
El Salvador, y los de Comayagua, Choluteca, 
Tegucigalpa y parte de los de Olancho y Ye- 
ro, en Honduras, incluyendo las islas de Roa- 
tán, Guanaja, etc. 

3^ Varias tribus interpiiestas entre los len- 
cas propiamente dichos y los habitantes de 
Cariari, ó lo que ahora se llama costa Mosqui- 
to; y 

4^ Los salvajes que habitaban la costa 
Mosquito, desde la laguna Caratasca, al Sur 
del río San Juan, que hablaban, como al pre- 
sente hablan, una lengua enteramente distinta 
de los dialectos de los indios del interior, con 
quienes en ningún respecto eran iguales. 



— 431 — 

IV 
BIBLIOGRAFÍA 

En la introducción geográfica de esta Me- 
moria, he ofrecido dar la lista cronológica de 
todos los libros y panfletos relativos á Centro- 
América en general, ó parte de ella, que están 
en mi poder y que he consultado en el curso 
^e mis investigaciones. És la siguiente: 

1 Viaje por tierra desde el Golfo de Hondu- 
ras hasta la gran mar del Sur, por John 
Cockburn y cinco ingleses más, etc. — Lon- 
dres, 1735. 

2 Viaje de Honduras á Mérida, etc., por el 
- Teniente Cook. — Londres, 1769. 

3 Noticia sobre los establecimientos británi* 
eos en la costa Mosquito, vol. V de la His- 
toria de las Indias Occidentales, por Bryam 
Edward. — Londres, 1773. 

.4 Respuesta al último Manifiesto del Rey de 
España, respecto á la Bahía de Honduras, 
etc.— Londres, 1779. 

.5 Memorias sobre el territorio Mosquito, por 
el Capitán John Wright. R, N. — Lon- 
dres, 1808. 



— 432 — 

6 Relación sobre los establecimientos britá- 
, nicos de Honduras, conteniendo un infor- 
me acerca de su comercio, agricultura, sue-^ 
lo, clima é historia natural, con algunas^ 
descripciones de las maneras y costumbres 
de los indios mosquitos, precedido de un 
diario de un viaje á la costa Mosquito, é 
ilustrado con un inapa, por el Capitán 
George Henderson, del regimiento 44. — 
Londres, 181 1. 

7 Noticia sobre los establecimientos británi-^ 
eos en la costa Mosquito, sacada de un ma- 
nuscrito del Coronel H o d g s o n. — Edim— 
burgh, 1822. 

8 Bosquejo de la costa Mosquito, incluyendo 
el territorio de Poyas, por Tomás Strange- 
ways.-r-Edimburgh, 1822. 

9 Bosquejo político y estadístico de Nicara- 
gua, por Miguel González Saravia, Gene- 
ral de Brigada. —Guatemala, 1824. 

10 Diario del Dr. Laraguino, desde Omoa 
hasta Guatemala, british New Monthly 
Magazine^ N^ 60. — Diciembre, 1825. 

11 Memorias de Mr. William Veith y George 
Brysson, etc. Edimburgh, 1825, 

12 Historia estadística y comercial del reina 
de Guatemala, en la América española, etc.^ 



— 433 — 

por Domingo Juarros, traducida por John 
Baily.— Londres, 1825. 

13 Practicabilidad de unir los Océanos Atlán- 
tico y Pacífico, por un canal marítimo en 
los istmos de América, por Robert Pitman. 
—Londres, 1825. 

14 Seis meses de residencia y viajes en Cen- 
tro-América, por los Estados libres de Ni- 
caragua y particularmente de Costa- Rica, 
dando una relación de las bellezas del país, 
etc., etc., por J. Hale, publicada por el au- 
tor y vendida por Bowodaile, 114 Fulton 
Street. New York, 1828. 

(En París se publicó un compendio de este 
bosquejo, por Mr. Worden.) 

15 Relación de los viajes y excursiones á la 
costa Oriental y al interior de C.-A., por 
Orlando W. Roberts.— Edimburgh, i827* 

16 Anales de Jamaica, capítulo XIII, vol. IL 
— Lon'dres, 1828. 

17 Guatemala, ó las provincias unidas de Cen- 
tro-América eñ 1827-28, por Henry Dunn. 
—New York, 1828. 

j8 Visita oficial á Guatemala, por G, A. 
Thompson esq., é informe al Gobierno de 
S. M. B. sobre los Estados de Centro-Amé- 
rica, con un mapa. Londres, 1829. 



— 434 — 

19 Reis naar Gutemala in 1829. Central A- 
mérica beschowd tiit aan geschitdkunding, 
en Statisk opunt. — J. Haefkeus.— Dordre-^ 
cht, 1832. 

20 Memorias para la revolución de Centro-A- 
mérica, por un guatemalteco (José Montú- 
far).— Jalapa, 1832, p. 257. 

21 Revista sobre la República de Centro- Amé- 
rica, acompañada de una nota, por MM. 
Durmatrey y Rouhaud. — París, 1832/ 

22 Sobre U comunicación entre el Atlántico y 
el Pacífico, por el lago de Nicaragua, por 
Caleb Phillips. Journal of the Royal Geo- 
graphical Society of London^ vol. III, p. 

280-375. 'Londres, 1833. 
(Juan Galiudo, un irlandés que entró al 
servicio de la Antigua Federación de Cen- 
tro-América, en el año de 1827, obtuvo el 
título de Coronel del Ejército, fué Gotó^r- 
nador del departamento del Peten, en Gua- 
temala, y después nombrado Representan- 
te de la República á la Corte de San ja- 
mes; pero no se le admitió por ser subdito 
inglés, y por último murió en un pueblo 
de indios de Honduras. Fué bastante ob- 
servador, y aunque no tenía grandes ca- 
pacidades, era industrioso y dio al mundo- 



435 



muchos informes interesantes sobre Cen- 
tro-América. Después de Juarros, parece 
que él fué el que llamó la atención pública 
sobre las ruinas de Copan. — Escribió.) 

23 Descripción del río Usumacinta, en Gua- 
temala, datada en Flores, lago del Peten, 
marzo 12, 1832, con un m^^di,— Journal oj 
t he Roy al Geographical Society^ vol. III, 
p. 59-64. 

¿4 Noticia sobre los caribes en Centro- Amé- 
rica, por el Coronel Galindo, una sola pá- 
gina (290). Transactions of the Royal 
Geographical Society of London^ vol. III. 

-1833. 

25 Relación sobre la explosión del volcán de 
Cosigtiina, en Nicaragua, el 17 de enero de 
1835, por Juan Galindo. Transactions of 
the Royal Geographical Society of London^ 
vol. V, p. 387-392.— 1835. 

26 Sobre Centro-América (conteniendo una 
general descripción del país y en particu- 
lar de Costa-Rica), con un mapa, por Juan 
Galindo. Journal of the Royal Geographi- 
cal Society of Londou^ vol. VI, p. 11 6-1 36. 

- 1836. 

27 Las ruinas de Copán/en Centro-América, 
por Galindo, datad^ en Copan, junio 10, 

/ 



— 436 — 

1 835* Transacízons of the American Anti- 
quarian Society^ vol. II, p. 543-550. 

28 Narración de un viaje á Guatenmla, en 
Centro-América en 1838, por G. W, Mont- 
gomery. -New York, 1839. 

29 Memoria sobre Guate^nala y la colonización 
del departamento de La Paz.— Bruselas, 
1840. 

30 Incidentes de un viaje á Centro-América, 
Chiapas y Yucatán, por John L. Sethe- 
pen. — New York, 1841. 

31 Centro- América. Reclamación contra la 
intervención del Coronel Alejandro Me. 
Donald, Superintendente de Belice, en el 
Coronel Quijano, Administrador del De- 
partamento de San Juan del Norte .-León, 
1842. 

32 Defensa de los derechos del país, en la cues- 
tión promovida por el Cónsul de S. M. B., 
etc. — León, 1843. 

33 Memoria sobre el fuego de los volcanes de 
Centro- América, por Miguel Larreinaga.- 
Guatemala, 1843. 

34 Efemérides de los hechos notables acaeci- 
dos en la República de Centro-América, 
desde el año de 182 1 hasta el de 1842, por 
Alejandro Marure. — Guatemala, 1844. - 



— 437 — 

35 Excursión al lago de Nicaragua sobre el 
río San Juan, por George Lawrence. Nau~ 
tical Maga^ine. — 1 840-1 841. 

36 Relación sobre la Costa Oriental de Centro 
América., formada de las notas del Capitán 
Richard Owen, por el Capitán Bird Alien. 
Journal of the Roy al Geog raphical Society 

of London^ vol. XI>-i84i. 

37 Noticia sobre la provincia de Verapaz, en 
Guatemala, y los establecimientos de in- 
dios, por el padre Fray Alonso de Escobar. 
Journal of tiu Royal Geographical Society 

of London^ vol. XI. — 1841. 

38 Notas sobre el lago de Nicaragua y la Pro- 
vincia de Chontales, por Chevalier Emma- 
nuel Friedricksthal. Journal of the Royat 
Geographical Society of London^ vol. XI. — 
1844. 

39 Sobre el istmo entre el lago de Granada 
(Nicaragua), y el Pacífico, por Jóhn Baily. 

Journal of the Royal Geographical Society 
of London^ vol XIV, pág. 127-128— .1844. 

40 Notas sobre el Golfo de México, río Tam- 
pico y sus inmediaciones, y el río Tabasco^ 
con un mapa, por Peter Master, marinero 
de Liverpool. Journal of the Royal Geogra^ 
phical Society of London^ vol. XV. — 1845. 



— 438 - 

41 Berich über^dit im hóchtten Auftrage Sei-^ 
ner Kóniglichen Hohei des Princen Cari 
von Preussen, und Sr. Durchlauch des 
Herrn Ftirsten V, Shoemburg-Waldembur 
bewirkte Untersuckung einger Theiie des 
mosquito laudes, etc. — Berlín, 1845. 

42 Canal de Nicaragua, etc., por L. N. B. 
(Luis Napoleón Bonaparte).— Londres,^ 
1846. 

43 Narración de una residencia en la costa 
Mosquito, ó sobre Trujillo é islas adyacen- 
tes de Roatán y Bonaca, por Thomas 
Young.— Londres, 1847. 

44 Documentos en que se funda el derecho 
que el Estado de Nicaragua tiene al terri- 
torio Mosquito, que se disputa por el Go- 
bierno inglés.— León, 1847. 

45 Viajes á Centro-América, por R. G, Dun- 
lop. — Londres, 1847. 

46 Memoria dirigida por el Ministro de Estado 
y de Relaciones de Nicaragua, á la Asam- 
blea Constituyente del mismo Estado, so- 
bre los derechos territoriales del propio país, 
en la costa del Norte, llamada Mosquito^ 
por Pablo^ Buitragó. — León, 1847. 

47 Documentos importantes sobre el atentado 
cometido por algunos ingleses residentes 



— 439 -^ 

en Bluefield, usurpándose con mano arma- 
da el puerto de San Juan del Norte, etc.— 
San Salvador, 1848. 

48 Manifiesto que el Supremo Gobierno del 
Estado de Nicaragua hace á los Gobiernos 
de América, sobre el tratado celebrado con 
el Comandante inglés, Sr. Granville Loch, 
etc., por José Guerrero, Presidente.— León ^ 
1848. 

49 Vida rústica en el interior de C.-A., por 
George Bryam. — Londres, 1849. 

50 Revista rápida sobre la República de Cos- 
ta-Rica, por F. M. (Felipe Molina.)— París^ 
1849. 

51 Comunicación entre los Océanos Atlántica 
y Pacífico, por el Capitán W. B. Liot. 
— Londres, 1849. 

52 Auswanderung und Colonisation in inere- 
sse des deutschan Haudels.— Der Freistaat 
Nicaragua und seine Wichtigkeit fur den 
JVelthandel, etc., von A. Bülow. — Berlín, 

^1849. 

53 El Evangelio de C.-A., etc., por Frederick 
Crowe. — Londres, 1850. 

54 Relación estadística y descripción de la isla 
de Roatán, por el Comondante R. C. Mit- 
chell. — United service Magazine. — 1850. 



— 440 — 

55 Centro- América, conteniendo una descrip- 
ción de cada uno de los Estados de Gua- 
temala, Honduras, El Salvador, nicaragua 
y Costa-Rica, por John Baily. — Londres, 
1850. 

56 La cuestión Mosquito, etc., por E. Geo. 
Squier. — American Whig Review (febrero 
y marzo). — New York, 1850. 

57 La gran cuestión del Canal Interoceánico, 
por E. Geo. Squier. — American Whig Re- 
view (Nbre). — 1850. 

58 Los volcanes de C.-A. y los caracteres geo- 
gráficos y topográficos de Nicaragua, por 
E. Geo. Squier. — 1850. 

59 La isla del Tigre en Centro-América. 
Documento oficial N^ 75, primera sesión 
del 31 Congreso. — 1850. 

60 Extracto de una relación sobre el antiguo 
reine de Guatemala, hecha por el Ingeniero 
don Luis Díaz de Navarro, en 1745. • 

61 Investigaciones sobre la colonia de S?.nto 
Tomás, por Bloude Evaná Cuelebronk, con 
cartas. — Bruselas, 1850. 

62 Informe sobre la colonia de Santo Tomás, 
por Cloquet. — Bruselas, 1850. 

63 Recuerdos de Centro-América, por H. de 
T. d'Arlach.— París, 1850, 



— 441 - 

64 Canal del lago de Nicaragua, á lo largo del 
del río Sapra, hasta Salinas, por A. S.^Oers- 
ted, de Copenhague. —Journal ofthe Roy'al 
Geographical Sociely of London^ voL XXI, 
p. 96-99.— 1851. 

65 Centro- América, ^ach gegenwartigen, etc., 
etc., von C. F. Reichadt. — Brunschweig, 
1851. 

66 Bosquejo de la República de Costa-Rica^ 
por Felipe Molina. New York, 1851. 

67 Despachos de E. Geci. Squier, encargado de 
Negosios de los Estados Unidos de C.-A., 
sobre las dificultades entre la Gran Bretaña 
y El Salvador, publicadas por orden del 
Senado. Documento N^ 43. — 1851. 

68 Informe sobre el reconocimiento de una ru- 
ta acerca del proyectado canal 'de Nicara- 
gua, desde San Juan del Norte, en el Atlán- 
tico, hasta Brito, en el Pacífico, por O. W, 
Childs.— New York, 1851. 

69 Centro-América y el proyecto de Crampton 
y Webster, por E. Geo. Squier. — N^ze/ 
York Democratic Review^ noviembre, 1852. 

70 Las islas de la Bahía de Honduras; su to- 
ma y organización como colonia, por E. 
Geo. Squier. — Democratic RevieWy diciem- 
bre, 1852. 



— 442 — 

7 1 Correspondencia relativa á los reclamos de 
la G-ran Bretaña, sobre la costa Mosquito, 
etc. Documento oficial N^ 27, segunda se- 
sión del 32 Congreso. — 1853. 

72 Documentos relativos á la cuestión Mosqui- 
to, por don Francisco Castellano. San 
Salvador, 1852. 

73 Nicaragua: Su pueblo, monumentos, esce- 
nas y el proyectado canal, con numerosos 
mapas originales é ilustraciones, por E. 
Geo. Squier, 2 vol. — New York, 185*2. 

74 Memorias para la historia del antiguo rei- 
no de Guatemala, redactado por el Illmo. 
Sr. Dr. don Francisco de Paula García Pe- 
láez. Arzobispo, etc., 3 vol.— Guatemala, 
1852. 

75 luforme de la comisión de Relaciones Ex- 
teriores del Senado de los Estados Unidos, 
sobre el establecimiento de una colonia en 
la isla de Roa tan, etc., presentado por el 
honorable J. M. Masón. N^ 407, segunda 
sesión del 32 Congreso. — 1853. 

76 Correspondencia entre Mr. Marey, Secreta- 
rio de Estado, y Mr. Crampton, Ministro 
británico, sobre el tratado de Washington, 
de 5 de julio de 1850. Documento oficial 
N<? 13.— 1853. 



X 



— 443 — 

77 Wanderbilder aus Gentro-América, etc., 
von Wilhem Hem. — Leipzig, 1853. ^ 

78 Consideraciones sobre el gran istmo de 
Centro-América, por el Capitán Robert Fit- 
zory.— Journal of the Geographical Society 
of Londofiy vol. XXIII.--1853. 

79 Nicaragua nacheigner Anschanung in Ja- 
hre, 1852, vor C. F. Reichard. — Brauns- 
chweig, 1854. 

So Aventuras en la costa Mosquito, por Sa- 
muel A. Bard. — New York, 1855. 




• ^» 



índice 



Página 

PbÓIOÜO D«l-TKIUJÜm:'J?QR'. V 

iNTkmiccióN ^ XI 

CAPITÜX^O I.— Posición geográfica y topográfica de Centro- 
América, y su influenbia acerca de la pobIa> 

ción „ „„, i 

— II.— Descubrimiento.- Límites.— Aspecto general. 

—Topografía ,.., ,-, 

Secciones físicas ^ 2a 

— III.— Ríos, lagos y lagunas.. 35 

— IV.— Bahías, puertos y fondeaderos „,., 63 

— V.— Islas de Honduras 5^ 

— VIII.— Divisiones Políticas.— Departamentos de Co- 

mayagua, Gracias, Choluteca, Tegucigalpa, 

Olancho, Yoro y Santa Bárbara .... ... 107 

Departamento de Comayagua íog 

— — Gracias , ijfi 

— - Choluteca „,, 134 

— — Tegucigalpa , 139 



Olancho.. 

— Yoro 

— Santa Bárbara.. 



t43 

Í47 



150 



IX.— Aspecto natural de Honduras ,,„, 15^ 

X.— Minas y minerales , ^^ 

XI.— Maderas preciosas.— Producciones vegetnlea. 

-Animales.— Peces.— Reptiles.— Insectoi .,..., 1S9 
xn.— Existencia de los aborígenes.— Los hicnques» 

payas, zambos y caribes 331 

XIII.— Organización Política.- Constitución. ^ Reli- 
gión. — Educación. — Industria. — Ingresos. 
—Circulación de moneda.— Prospecto futuro. 255 



— 446 — 



Página 



C APITüI^O Xrv. - Camino de hierro interoceánico. -Proyecto de 
un camino de hierro interoceánico por Hon- 
duras 279 

I.— Puerto Cat>aIloa 285 

ir.— De puerto Caballos á Santiago 286 

ni.— De Santiago, por el valle del Humuya, hasta 

el llano del espino a88 

IV.— Del llano del Bspino al de Comayagua 290 

V.- Llano de Comayagua 292 

VI. — I^acima 295 

VII.— Valle de Goascorán 296 

vm.— Bahia dePonseca J, „ 300 

IX.— Orados 303 

X.— Operarios, materiales, clima 306 

XI.— Recursos en la linea del camino 311 

xn.— Navegación interior 312 

xni.— Resumen de las concesiones 31S 

xrv.— Comparación de las rutas de los istmos, res- 
pecto á distancia ' 319 

XV.— Comparación de rutas respecto á puertos. 322 

XVI.— Comparación de rutas respecto á seguridad.. 334 

xvn.— Coato de construcción y renta que dará 340 

— XV — Comunicación interoceánica de Honduras. 
—Exploradores modernos.— Origen del ferro- 
carril interoceánico de Honduras « 357 

APBNDIC9 1.— 383 

n.—i.Noía al Capitulo VI) I«as Islas de la Bahía.. 401 
III. ^{Nota al Capitulo XII) Aborígenes de Hon- 
duras « 418 

IV.— Bibliografía 43i 



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