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Full text of "Influencia de la lengua Guaraní en Sud-America y Antillas"

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lilliS  |¡litlfÍi@S  I l!l|il|®8 

PUBLICADOS   POR   EL 

Doctor  MOISÉS  S.  BERTONI   (Helvetius) 
en  PUERTO  BERTONI  (  Paraguay  ) 


Número  1    Serie  II 


1.°  de  Antropología 


Noviembre  de  1916 


iFLlEJÍCIA  DE  LA  LENGUA  GUARANÍ 
EN  SUD- AMÉRICA  Y  ANTILLAS 


por   el 
Dr.    MOISÉS    S.   BERTONI ,. 


I  PARTE 
Los  Nombres  Guaraní,  Tupí,  Karaíve  y  Tapüya. 

II  PARTE 
Enumeración  de  los  Dialectos  Guaraníes. 

III  PARTE 

Cuadro    Comparativo  de  la  Influencia  Guaraní  en  las 
Lenguas  Guaranianas. 

IV  PARTE 

Los    Karaíves    o    Karaí-Guaraní    en    las    Antillas    t 
Centro  América. 

V  PARTE 

Analogías  Lingüísticas  Guaraní- Pe  ruanas,  í\%^^^^ 

==— =  íñTvo  A^ 

Resumen    de  las  partes   correspondientes   de  la  División    «  Antropología  » 
de  la  <  Descripción  Física  y  Económica  del  Paraguay. 


FE    DE   ERRATAS 


Pág. 

Línea 

DONDE    DICE  : 

LÉASE: 

4 

36 

[2] 

[3] 

7 

38 

Guaraníes,  y  constituyó 

Guaraníes,  fué  antropó- 
faga  y  constituyó. 

11 

23 

del  punto  más  remoto 

del  punto  remoto 

11 

34 

uso  del  diptongo  ai 

uso  del  diptongo  ai, 

16 

3 

y  paraguayas. 

y  paraguayos  antiguos. 

19 

18 

antiguamente  hablaban. 

antiguamente  hablaban 
aquellos  indios. 

20 

8 

Kamayurá: 

Kamayurá: 

30 

13 

después  caídas, 

después  de  caídas, 

31 

7 

qiio  est 

quod  est 

» 

8 

[lato  Hsensu] 

(lato  sensu) 

» 

23 

basado  únicamente 

basado  principalmente 

32 

12 

las  idiomas 

los  idiomas. 

32 

19 

veces 

voces 

32 

21 

si  quiera 

siquiera 

36 

1 

Ethnologio  (llamada) 

Ethnologie 

38 

1 

Palikúra 

Palikúre. 

» 

18 

Vakairú 

Vakairí 

39 

(4)       (llamada) 

m 

42 

23 

SS  sil 

1  s  11 

)) 

p.  87  Martius  312  (llama. ) 

p.  87  y  Martius  312. 

43 

7 

en  L  elementos 

en  L;  elementos 

» 

A  este  subgrupo,  el  Koroá 

A  este  subgrupo  pertene- 

de Matto  Grosso  (Y.  S. 

cen:  el  Koroá  de  Matto 

Fonseca)  Kalimaya,  pa- 

Grosso ( J.  S.  Fonseca) , 

lia,   Kumanagotó,   gua- 

las  lenguas  kalimaya. 

yamaré,  bonarí,  akaná, 

paria,   kumanagotó. 

goyaguá  y  otras  del  Nor- 

guayamaré,   bonarí. 

te,   (llamada) 

akauá,  goyaguá  y  otras 
del  Norte. 

44 

1 

HORINO 

KARINA 

45 

Hamon  tupí,  (llamada  7) 

llaman  tupí. 

46 

6 

Apihteré  (— Coroados) 

Apihteré  (^Coroados) 

» 

abjetivo         (llamada  10) 

adjetivo. 

47 

(triáus)                »         11 

(tribus) 

» 

Llamadas  12,  13  y  14 : 

Todos  los  signos— que  hay 
en  las  llamadas  12,  13 
y  14  substituyanse  por 
el  signo  = 

47 

Dyihpororok  —  securis  la- 

Dyihpororok=sec2ms la- 

pídea  implita  —  hacha 

pidea  impolita=hsLchsL 

de  piedra  (llamada  14) 

de  piedra  lajada 

Pá3. 

Línea 

DONDE    DICE: 

LÉASE: 

48 
52 
» 

53 
55 
57 
59 

15 

21 

úiti. 

1 
1 
2 

Akrá-mirí,  (llamada  14^) 

Marlaté 

Katina 

caina) . 

elemento,  quechua,  (lia.  26 

0  sculati. 

Akroá— mirí, 

Mariaté 

kariná 

kariná). 

elementos  quechua. 

Osculati. 

En  la  columna  del  centro 

» 

suprímase  las  palabras 
diélsede  [Borda]   okó- 
cha  (Quadros) 

67 
78 
83 
85 
» 

37 
22 
19 
18 
32 

11 
12 

PiHRIK-  IHTI, 

(In;  yá) 
que  no  tenga 
Kainí  gang 

Pikrihkikti  = 

(Inyá); 

que  no  tengan 

Kaingang 

La  palabra  avachit  que 

87 

aparece  en  la  columna 

de  la  derecha  pásese  a 

la  columna  del  centro. 

En  la  línea  11  donde  dice 

» 

■ 

Makuchí  en  la  columna 
4^:  agregúese  la  misma 
palabra  Makuchí  en  la 
columnas^ ;  y  la  palabra 
KARiNAque aparece  en 
la  línea  21  de  la  2»  co- 
lumna debe  estar  en  la 
línea  10. 

» 

88 
91 
» 

92 
93 
94 
95 

24 
6 
)) 

26 
9 

11 
12 

HÍVATÓ: 

Nu)  —Guaraní 

(recte) 

Filus 

Hortis 

venir  (llamada  11) 

Uvas, 

del  plural) . 

GwATÓ: 
Nu-Guaraní 
(recte  ?) 
Filius 
Hostis 
venirle 
Uvag, 
el  plural). 

96 

32 
38 

y  Kaliná,  faltando 

y  Kaliná  (13  b),  faltando 

» 

97 

99 

10 

5 

20 

21 

(13j  (llamada) 
palabra  mono- 
Ortografía 

(13b) 

palabras  mono— 

Etnografía 

Las  palabras  mama,  n"a-. 

101 

que  aparecen  en  la  lí- 

Pág.  I  Línea 


DONDE    DICE: 


LÉASE: 


101 


104 
106 
107 
108 
110 


8    Imikí 


» 

11 

02 

19 

» 

» 

21 

» 

03 

1 

» 

carnosa 

quaedan 

an 


Spixili. 
Prainga 


influencia    ( línea  9  de 
llamada ) 
11      aún 
24     O,  U;  etc. 
30    íRo 
1    |Eo 
20     es  muv  reducida 


la 


nea  20  deben  ser  baja- 
das a  la  línea  21. 

Pertenece  a  la  2^  colum- 
na (Kechua) 

cariñosa 

quaedam 

suprímase  esa  palabra 

LapalabraPrainga,  que 
aparece  en  la  3^  colum- 
na (Guaraní ),  del" pr-a- 
sara  la2^columnr.  (Ke- 
chua). 

Spixii. 

Suprimir  esa  palabra, 
pues  perteneze  a  la  pá- 
gina anterior. 

influencia  lingüística 

aun 

OE,  Ü,  etc. 
suprimir  esa  sílaba 
suprimir  esa  sílaba 
es,  en  ese  caso,  muy  re- 
ducida. 


ÍÍ3  ^ 


Influencia  de  la  Lengua  Guaraní 
en  Sud  América  y  Antillas 


PARTE  I 


AL    RESPECTO  DE   LOS  NOMBRES  GUARANÍ,  TUPÍ, 
KARAÍVE    Y    TAPUYA 

Los  dos  primeros  son  sinónimos  (1);  el  tercero  lo 
es  también,  desde  que  se  le  atribuye  su  verdadero 
ralor,  como  más  detenidamente  he  de  demostrar  en  otro 
estudio.  La  confusión  de  estos  tres  nombres  es  per- 
judicial bajo  cualquier  punto  de  vista  e  importa  que 
desaparezca. 

El  nombre  «guaraní»  debe  ser  preferido  al  de  «tupí» 
por  muchos  motivos.  Primeramente,  seguros  estamos  a 
su  respecto,  de  que  no  encierra  ningún  error;  no  queda 
duda,  ni  hay  equivocación  posible  en  cuanto  a  su 
valor.  Por  otra  parte,  ya  es  de  uso  general  en  ambos 
mundos;  y  no  creo  que  esté  fuera  de  lugar  el  recordar 
«1  hecho  de  que  es  el  solo  admitido  en  los  países  actua- 
les más  importantes  de  lengua  guaraní.  Tres  razones 
que  ya  serían  terminantes  por  sí  solas. 


(1)  Vide  el  capítulo  «El  nombre  Tupí>  de    mi  trabajo  presen- 
tado al  Congreso  Científico  de  1910  en  Buenos  Aires. 


Conviene  mucho  más  que  otro  nombre,  para  una 
designación  general,  por  no  constar,  al  menos  con  segu- 
ridad, que  haya  sido  el  de  una  tribu,  parcialidad  o  linaje 
especial.  Al  punto  que  algunos  suponen  que  hayan  sido 
los  conquistadores  los  que  lo  adoptaran  como  nombre 
de  la  raza  y  de  la  lengua.  La  cosa,  sin  ser  probada,  es 
posible;  así  designarían  los  europeos  a  esas  tribus  y 
naciones,  de  lengua  común  y  costumbres  muy  parecidas, 
que  dominaban  a  las  otras  por  ser  las  más  valientes 
y  hábiles  para  la  guerra  (guariní,)  y  en  lo  sucesivo, 
por  haber  sido  siempre  las  que  fornecían  a  los  espa- 
ñoles de  soldados  o  «indios  de  pelea»  (avá-guariní). 
El  cambio  de  i  en  a  inadmisible  en  guaraní,  habría 
sido  obra  de  los  europeos.  Pero  es  notable  que  el 
nombre  en  cuestión  no  aparezca  nunca  bajo  otra  for: 
ma,  sino  siempre  bajo  la  de  «guaraní»,  en  todo  eí 
continente  y  en  todo  tiempo;  pues  es  también  de  notar 
que,  contrariamente  a  lo  que  algunos  pretendieron, 
ese  nombre  es  antiguo,  apareciendo  en  los  escritos 
de  los  primeros  descubridores  del  Brasü. 

Para  establecer  la  prioridad  y  legitimidad  de  esa 
designación,  bastaría  el  hecho  de  que  Lopes  de  Souza 
(1530  1532),  los  primeros  exploradores  del  Paraná  y 
Schmiedel,  no  llaman  sino  «guaraní^  a  la  lengua  en 
cuestión.  El  primero  recorrió  toda  la  costa  del  Bra- 
sil, y  sus  intérpretes  eran  indios  Tupinambá;  esto 
comprueba  que  el  nombre  guaraní  ya  era  dado  anti- 
guamente y  por  los  mismos  indios,  a  la  lengua  que 
hablaba  esa  grande  unidad  étnica,  que  encerraba  a  la 
mayor  parte  de  las  naciones  guaraníes  del  Brasil,  (2) 

En    cuanto    a  la   forma  «karaní»,   no  es  más  que 
una  suposición  aislada  y  sin  fundamento  alguno,  pues 
no  existe  en  ningún  dialecto  vivo  o  muerto,  ni  en  au 
tor  alguno  antiguo  o  moderno,  aparte  el  que  1^  ideara. 

La  de  «Guaranianos»,  es  una  designación  general 
que  ya  he  dado  en  mis  trabajos  anteriores  (52),  cuya 
extensión  se  ve  más  claramente  en  la  lista  de  las  len- 
guas que  va  en   la  parte  tercera    de  este  breve  resú- 


(2)  Pedro  Lopes  de  Souza:  «Diario  de  Navegacao  pela  Costa 
do  Brasil  até  o  Uruguay».  Solo  Luis  Ramírez,  en  su  carta  de 
1528,  escribió  «Guarenys». 


men.  Un  título  parecido,  el  de  <'Guaranio-caraíbes», 
ya  fué  dado  en  el  siglo  pasado  a  la  generalidad  de 
los  pueblos  que  yo  llamo  Guaranianos;  pero  ese  título 
<;onvenia  más  bien  al  grupo  lingüístico  que  comprende 
al  guaraní  propiamente  dicho,  las  lenguas  caraíbicas 
y  algunas  otras  más  estrictamente  ligadas  a  esos  ele- 
mentos principales;  mientras  sería  muy  mal  aplicado 
a  las  del  grupo  Tapuya,  y  peor  aún  a  los  subgrupos 
Goyataká,  Kren,  Kamaká  y  Gés,  tan  numerosos  e 
importantes. 

El  Nombre  «  Tupí  »  :  Creo  haber  demostrado  ya, 
en  mis  trabajos  anteriores  (3),  la  conveniencia  de 
abandonarlo.  De  cualquier  manera  que  se  le  emplee, 
cualquiera  sea  la  extensión  que  se  le  dé,  hoy  día  ya 
no  puede  sino  engendrar  confusión.  Como  sinónimo 
de  «  guaraní »  está  de  sobra;  como  substituto,  expone 
a  desagradables  equivocaciones;  como  nombre  histó- 
rico es  de  significado  artificial;  como  nombre  indígena 
es  de  significado  contradictorio;  como  verdadero  nom- 
bre de  pueblo,  no  existió  nunca;  etimológicamente, 
es  absurdo:  por  fin,  los  Guaraníes  modernos  lo  recha- 
zan en  absoluto  y  lo  dan  a  sus  enemigos. 

El  pueblo  que  ocupó  mayor  extensión  y  cuya 
lengua  fué  la  más  hablada  de  América,  no  se  llamó 
nunca  Tupí,  ni  así  la  designó  ningún  autor  antiguo. 
Soarez,  Thevet,  Lery,  Cardim,  Schmiedel,  los  Padres 
Bolaños,  Nobrega,  Anchieta,  Figueira,  Seixas,  Vicente 
do  Salvador,  Montoya,  Restivo,  Charlevoix,  Bernal,^ 
Insaurralde,  Serrano,  Techo  y  Cardiell,  Acuña,  Ivon 
d'  Evreux,  Abbeville,  Lopes  de  Souza,  Marcgraf,  Pi- 
són, Yapuguay.  Mascareñas.  Jaboatan,  Francia,  Faria, 
Ocon,  Guimaráes,  Praceres  Maranhao,  Accioh,  Baptis- 
ta  Caetano  y  Couto  de  Magalhaes,  lo  llaman  Tupi- 
nambá  o  Guaraní,  a  veces  Tupinambú,  y  a  la  lengua 
que  hablaba,  guaraní,  lengua  brasílica,  lengua  gene- 
ral, lengua  más  usada,  tupinambá,  avañeénga  o  ñe- 
éngatú. 

Son  los  autores  modernos  los  que  emplearon,  ge- 
neralizándola erróneamente,  la  voz  « tupí  »,  siguiendo 


(3)  «Resumen  de    Prehistoria  y    Protohistoria    de    los    Países 
Guaraníes»,  Conferencias  dadas  en  Asunción  en  Julio-Agosto  de  1913. 


«1  ejemplo  de  Martius.  El  enorme  prestigio  de  este 
botánico,  su  fama  de  etnógrafo,  bien  merecida  por  la 
fundación  indiscutible  de  la  etnografía  brasileña,  hi- 
cieron que  buena  parte  de  los  europeos,  los  Germanos 
principalmente,  y  la  mayoría  de  los  autores  Brasileros, 
adoptasen  el  nombre  de  Tupí  como  el  genérico  de  los 
pueblos  y  de  la  lengua  guaraní.  Pero  la  obra  del 
maestro  no  deja  de  adolecer  de  muchos  defectos, 
como  las  de  todos  los  grandes  fundadores  de  ciencias 
o  ramas  de  ciencias. 

Hallándose  frente  a  una  serie  de  nombres  de 
pueblos  cuya  raíz  parecía  evidentemente  ser  la  voz 
«  tupí  »  (  Tupinámbá,  Tupinámbú,  Tupináe  y  Tupiná- 
ki),  pueblos  que  hablaban  todos  la  misma  lengua, 
creyó  naturalmente  que  aquella  voz  fuera  el  verda- 
dero nombre  general  de  la  extensa  unidad  étnica  de  que 
hablamos.  Y  se  lo  impuso,  adoptándolo  desde  ya,  como 
si  se  hubiera  tratado  de  una  designación  universal- 
mente  adoptada  e  indiscutida. 

Todos  los  pueblos  y  tribus  guaraníes  que  yo  co- 
nozco, rechazan  absolutamente  a  ese  nombre;  y  con 
sobrada  razón.  Pues  en  lengua  guaraní,  la  palabra 
«tupí»  significa  rudo,  basto,  inculto,  y  se  aplica  a  se- 
res inferiores  en  el  sentido  de  la  evolución  cultural. 
Por  ejemplo,  se  califican  de  tupí  las  variedades  de 
plantas  cultivadas  que  se  asemejan  todavía  al  tipo 
primitivo,  o  están  más  cerca  de  él  si  se  comparan 
con  las  variedades  que  el  cultivo  ha  transformado 
más  completamente.  El  mismo  calificativo  es  dado  a 
las  naciones  no-guaraníes  que  el  Guaraní  considera, 
y  con  razón,  como  inferiores  a  él  en  cultura;  a  los 
Kaingang,  Kimdá,  Ingái.  Chimeón  (Coroados  del  Pa- 
raná); lo  daban  también,  en  todas  las  misiones  cris- 
tianas del  Paraguaj',  Uruguay,  Guaihrá  y  Bolivia  a 
los  indios  de  pelea  que  constituían  ias  hordas  destruc- 
toras de  esas  misiones  y  cazadoras  de  esclavos,  no 
obstante  ser  casi  todos  de  habla  guaraní,  (Guayanáes 
de  Sao  Paulo  y  Mamelucos,  o  sean  mestizos  de  Gua- 
raníes). Téngase  presente  que  tanto  en  el  caso  de  las 
plantas,  como  en  el  de  los  Indios,  el  calificativo  de 
tupí  es  más  o  menos  deprimente,  pero  no  desprecia- 
tivo; aquéllas  son  relativamente  inferiores,  pero  muy 
ntilizables;  éstos  son  más  incultos,  pero  no  verdaderos 


salvajes,  y  en  todo  caso,  respetables  por  su  valor  ó 
fuerza  bruta. 

Aparte  el  caso  citado,  muy  explicable,  los  Guara- 
níes no  pudieron  haber  llamado  Tupíes  a  sus  herma- 
nos de  lengua  y  raza.  Pero  en  realidad,  el  califica- 
tivo genérico  de  los  citados  nombres  de  naciones 
guaraníes  del  Brasil,  no  es  Tupí,  como  creyó  Martius, 
sino  TupiNÁ.  Si  fuera  «tupí»,  tendríamos  en  los  nom- 
bres de  las  naciones  una  serie  de  voces:  nambá, 
nambú,  nakí,  naé,  desconocidas  en  guaraní  o  de  sen- 
tido muy  dudoso  y  sin  aplicación  en  el  caso.  Al  con- 
trario, todo  se  aclara  sobre  la  base  de  tupiná. 

Tapiña  significa  «pariente  o  parecido  a  tupí>, 
siendo  la  segunda  versión  mejor  para  el  caso.  El  cali- 
ficativo ya  no  es  despreciativo,  indica  solamente  una 
semejanza  con  naciones  de  evolución  algo  inferior, 
pero  no  despreciables.  Ihering  y  casi  todos  los  auto- 
res están  de  acuerdo  en  que  la  civilización,  ya  sea 
ella  originaria  del  Perú,  ya  de  un  centro  especial  gua- 
raní, ha  ido  de  Occidente  a  Oriente;  las  naciones 
«tupiná»  han  tenido  por  tanto  que  ser  las  que  más 
tardíamente  la  recibieran.  En  todo  caso,  el  hecho  de 
que  las  naciones  guaraníes  de  mayor  cultura  hayan 
sido  las  sud-occideiitales,  Jos  Guarayos,  Jarayes,  Ita- 
tines,  Guaireños,  Tapes  y  Mbiháces,  ya  nadie  lo  pone 
en  duda.  Y  esto  basta  para  justificar  el  calificativo 
tupiná,  indicio  tan  sólo  de  un  estado  evolutivo  algo 
atrasado.  Lo  último  explica  suficientemente  cómo  los 
Tnpiíiá-mbá  declarasen  sin  ambajes.  llamarse  tales, 
como  asegura  Porto  Seguro,  en  el  Amazonas,  en  el  Para 
y  en  Bahía;  pues  la  voz  distintiva  mbá  equivale  á  fuerte. 

Tupinaé  claramente  dice  «Tupiná  de  otro  linaje 
o  separados,  apartados»,  como  efectivamente  lo  eran, 
siendo  contrarios  de  los  Tupinambá,  y  habitando  más 
al  norte  o  más  al  interior,  con  respecto  a  los  otros 
Tupiná.  Tapinákí  trae  el  calificativo  de  «mala», 
como  conviene  a  la  nación  que  se  puso  en  contra  de 
los  otros  Guaraníes,  y  constituyó,  juntamente  con  los 
Guayanases  y  sus  mestizos  (Mamelucos),  las  hordas 
cazadoras  de  esclavos  y  destructoras  de  misiones  giia- 
raníes,  (4)  lo  que  le  valió,  no  obstante  la  lengua,  ser  ti- 


(4)     Lery,    el    más    antiguo  autor    sobre  la    lengua    brasílica. 


tulada  también  de  «Tupí '.de donde  vino  probablemente, 
la  variante  «Tupinikí.  Por  fin,  Tapínámbú  dice 
claramente  (5'')  «Tupiná  perforado»,  alusión  segura- 
mente a  la  costumbre  de  horadar  el  tabique  de  la  na- 
riz para  introducir  un  adorno,  uso  que  también  dio  el 
nombre  a  la  nación  Tímbii. 

¿  Quién  bautizó  de  tales  a  los  jiueblos  Tupiná'^. 
Evidentemente  los  otros  Guaraníes  del  Brasil,  vecinos  o 
colindantes;  es  decir,  los  Oatú-avá  los  ^bihá 
(incluyendo  los  Chiripá  y  parte  de  los  Karró) 
y  los  Tapé  todas  naciones  numerosas  y  de  cultura 
relativamente  más  elevada. 

¿Quiénes  eran,  para  los  Guaraníes,  los  verdaderos 
Tupí  ?  Eran  Indios  que  hablaban  lenguas  del  sub- 
grupo  ren,  familias  Kaingang,  Kimdá  y  Chimeón,  y 
precisamente  las  naciones  Kaingang  o  Tupí  de  Misio- 
nes, Kamé,  Ingái,  Chimeón  o  Coroados  del  Paraná,  y 
laPurí.  Yesta  clasificación  no  la  hicieron  solamente  los 
Guaraníes  del  Paraguay,  como  resulta  de  Schmiedel 
y  de  todos  los  historiadores  y  documentos  emanados 
de  la  Asunción  y  de  las  misiones  cristianas;  (6)  la 
hicieron  también  los  Guaraníes  del  Brasil  que  acabo 
de  indicar.  Pues,  por  ejemplo,  llaman  éstos  (7)  Tupí- 
escribe  Tiipinaki  (cou  ortogr.  francesa  <rToupínenkm»). 

(5 '»  )  Estas  etimologías  uo  implican  la  alteración  de  una  sola 
letra  de  la  lengua  como  actualmente  se  habla.  Ya  en  otros 
trabajos  («Ortografía  Guaraní»,  Asunción,  1914;  «Congreso  Cientit. 
Internac.  Americano»,  Buenos  Aires,  1910;  «Las  Plantas  Usuales 
Del  Alto  Paraná»,  etc.,  1907)  tuve  ocasión  de  llamar  la  atención 
de  los  estudiosos  sobre  los  peligros  que  presenta  al  buscador  de 
etimologías  la  inflexibilidad  de  la  lengua  guaraní,  en  la  cual  el 
cambio  de  una  sola  letra  o  de  un  acento,  transforma  completa- 
mente el  sentido. 

(6)  A.mbrosetti  jk  había  hecho  notar:  «La  palabra  Tupy. 
desde  tiempo  inmemorial,  parece  haber  sido  aplicada  por  los 
Guaranís  a  todas  las  tribus  enemigas».  Aparte  la  excesiva  exten- 
sión que  da  a  esa  palabra,  la  advertencia  era  justa  y  mu}"^  opoi  - 
tuna. 

E,  Riemel  Schuller  dice  (en  Azara  «Geogr.  Esférica*  109). 
«Los  Cainguá  del  Paraguay  suelen  llamar  Tupí  a  todo  indio  san- 
guinario. » 

(7)  Peckolt,  «Volksbenennungen»  237. 


—   9   — 

kurí,  o  sea  almendra  tupí,  al  « pino »  o  Araucaria 
del  Brasil,  cuya  área  de  extensión  coincide  casi  con 
la  de  los  pueblos  que  indico  como  verdaderos  Tupíes, 
y  cuyas  almendras  consumen  éstos  como  principal 
alimento.  Llaman  algunos  igualmente  Mandió-tupí  a 
ciertas  especies  de  Dioacorea  indígenas  y  comestibles; 
y  este  nombre  no  puede  ser  considerado  como  de 
variedad  de  Mandioca,  pues  se  trata  de  otra  familia 
de  plantas  y  de  varias  especies;  sino  que  da  a  enten- 
der que  las  Dioscorea  subtituían  a  la  Mandioca  entre 
los  Tupíes,  lo  cual  es  exacto,  siquiera  parcialmente. 
Ni  faltan  autores  que  contrapongan  Tupíes  a  Guara 
níes  (en  el  mismo  Brasil);  como  Taques  de  Almeida 
Paes  Leme,  quien  escribe  que  el  río  de  los  Patos  se- 
paraba a  los  Carijós,  al  norte,  de  los  Indios  Tupíes, 
al  sud.  Tan  lejos  estaban  los  Indios  del  Brasil  de  lla- 
mar Tupíes  a  los  Guaraníes,  que  varias  tribus  veci- 
nas de  estos  últimos,  y  de  raza  Tapuya,  como  los 
Guayatakáes  Kapochós  y  los  Kumanachós  y  Panya- 
mes,  designaban  con  el  nombre  de  « Tupí  *  a  los 
Mulatos. 

El  Nombre  «  Karibe  »  o  «  Karaí  >  :  Es  palabra 
usada  por  todos  los  pueblos  Guaraníes,  y  muchos  otros 
de  entre  los  Guaranianos,  y  en  tan  numerosas  len- 
guas su  significado  es  tan  constante  y  claro,  que  no 
me  parace  admitir  discusión  alguna.  Entre  los  Gua- 
raníes actuales  corresponde  a  <  Señor,  Monsieur,  Herr  » 
de  los  Europeos,  y  con  este  sentido,  no  se  usa  otra 
en  el  Paraguay,  hablando  la  lengua  popuLir.  Poco  o 
nada  difiere  el  sentido  antiguo,  y  el  que  le  atribuyen 
ahora  los  Indios  independientes.  Pero,  como  los  Gua- 
raníes no  reconocían  Señores  ni  otro  pueblo  superior 
a  ellos,  Karaí  sólo  significaba  y  significa  hombre  su- 
perior, hombre  por  excelencia,  concediéndose  este  tí 
tulo  en  primera  línea  a  los  magos,  a  los  ancianos 
notables,  a  los  caciques  y  a  veces  a  los  hijos  de  éstos, 
por  fin,  a  todo  hombre  de  cualidades  superiores  a 
las  de  la  generalidad,  pero,  nótese  bien,  no  debidas 
esencialmente  a  la  fuerza  bruta,  sino  más  bien,  o  al 
mismo  tiempo,  á  dotes  del  alma.  Durante  y  después 
de  la  conquista,  fué  concedido  en  general  a  los  Eu- 
ropeos, siempre  a  los  Franceses,  que  eran  amigos  de 
los  Guaraníes  y  con  ellos  más  generosamente   se  por- 


—   10    - 

taron;  a  los  Portugueses  y  Españoles  también,  aunque 
eonnotablesexcepeiones,  (8)  por  fin,  al  hombre  cristiano 
y  a  cosas  de  la  religión,  por  más  que  los  sacerdotes 
católicos  aquí  se  opusieran. 

Esta  palabra  viene  seguramente  de  dos  voces  de 
uso  corriente  en  guaraní:  kard,  que  implica  el  sentido 
de  diestro  e  inteligente  e  i,  sufijo  confirmativo.  Apoya 
esta  etimología  el  aumentativo  /mm-/cíí¿zí,  «bien  dies- 
tro, muy  astuto».  Jamás  fué  dado  a  los  comedores  de 
carne  humana,  como  pretendiera  Azara  (9),  ni  a 
persona  o  colectividad  de  hábitos  indignos.  Tiene,  sí, 
un  «titeo»,  o  variante  con  sentido  irónico,  kalaí,  que 
se  dice  de  persona  ridicula,  despreciable  por  lo  inútil 
a  la  vez  que  pretenciosa.  También  se  usa  vulgarmente 
la  variante   «karí». 

Merece  nuestra  atención  otro  aumentativo:  karaí- 
vé,  corresponde  a  «hombre  de  mayor  valer»;  es  super- 
lativo comparativo,  que  se  concede  a  la  persona  de 
mayor  prestigio.  ¿No  podría  ser  éste  el  origeh  del 
nombre  Kai^aíve'?  (10).  Agrego  para  los  extranjeros, 
que  la  b  de  los  Españoles  e  Ibero-Americanos  es  igual 
fa  la  V  latina.  Las  variantes  Karaiva  (con  las  ortogra 
fías  Ibéricas  Caray ba),  Kariví  y  Kalibi  (con  mala, 
ortografía  Galibí)  serían  simples  variantes  de  pronun- 
ciación. Kaliná,  nombre  que  se  daban  los  Indios  que 
varios  autores  quisieron    llamar  Galibís.  sería  (íiparte 


(8)  Pues  no  lo  meFecipron  siempre.  Los  Españoles  eran  fre- 
cuentemente apodados  de  Mbaí  (probablemente  de  w&íí-fuerza  e  í 
confirnativo,  alasión  a  la  fuerza  material  y  armada  únicamente)  y 
los  Europeos  en  general  Pihfagwá,  «gente  que  marcha  sobre  los 
talones»),  en  oposición  a  los  Indios  que  marchan  más  bien  sobre 
la  punta  del  pié. 

(9)  La  fé  que  merece  este  gran  naturalista  en  cuestiones  de 
etnografía,  no  corresponde  a  la  justa  celebridad  como  zoólogo  j 
geógrafo.  Lafone-Quevedo  ya  lo  ha  demostrado,  como  Manuel  Do- 
mínguez lo  demostró  en  lo  referente  a  historia.  Azara  mism© 
confiesa  no  haber  visitado  ninguna  tribu  indígena:  tampoco  co- 
noció la  lengua. 

(10)  Lo  pensó  uno  de  mis  allegados  y  colaboradores  de 
ocasión  Juan  B.  Giménez. 

La  variante  «karí»  es  vulgar,  leve  contracción  pero  tiene 
absolutamente  el  mismo  significado  de  «karaí». 


—  11  — 

el  cambio  de  la  ;•  en  /,  común  entre  varias  naciones 
septentrionales  del  grupo  guaraní)  sería  Kari-ná  o 
Karaí-ná,  «parientes  de  los  Karaí».  Véase  a  este  res- 
pecto, el  Anexo  intitulado  «Los  Karaí  ves  o  Karaí- 
Guaraníes  en  Centro  América>. 

La  voz  karaí  se  alarga  en  karaíva,  y  esta  última 
forma  predomina,  en  el  sentido  estricto  como  en  el  lato 
en  varios  dialectos  brasílicos  y  amazónicos.  Esto  es 
de  conformidad  con  el  uso  y  las  reglas  de  esta  lengua. 
En  Amazonia,  junto  con  la  forma  fundamental  karaí 
(como  en  sabuya),  se  oye  la  alargada  karaíva  (como 
en  kirichaná,  makuchí  puríkotó  y  marawuá),  y  la  leve 
contracción  karíva  (Ñapo,  karipuná),  que  lleva  al  karí 
de  la  lengua  taina  (Antillas)  y  al  kalí  de  los  Kaliná 
de  la  Guayana.  No  se  trata  por  tanto  sino  de  varian- 
tes evolutivas  de  aquella  forma,  a  las  que  hay  que  agregar 
la  forma  alargada  correspondiente  a  karaí-vé,  es  decir, 
karaiva-vé  (Amazonas).  (11)  En  esta,  como  en.  las  innú- 
meras comparaciones  que  pude  hacer,  la  lengua  gua- 
raní resulta  más  pura  y  sencilla  en  los  dialectos  meri- 
dionales y  occideniales.  parece  estar  en  ellos  en  su  foco 
natural  de  irradiación.  Y  en  este  caso,  talvez  esté  más  cer- 
ca del  punto  de  origen  ó  del  punto  más  remoto  de  origen 
común;  pues  en  la  lengua  peruana  kari  o  karí  tam- 
bién significa  «hombre»,  el  vir  latino,  y  hombre  en 
cierto  modo  superior,  pues  se  da  también  al  de  raza 
blanca.  (12) 


(11)  De  lo  expuesto  ya  resulta  errada  la  etimología  dada  poi- 
Martius,  que  era:  Karí-aybá,  «hombres  malos».  Eesulta  tambié» 
insostenible,  si  se  analiza  con  conocimiento  suficiente  del  guaraní. 
La  voz  ai  tiene  un  sentido  de  ruindad,  fealdad,  corrupción,  que 
ya  la  hace  desechar  por  sí  misma;  no  encierra  la  idea  de  bravio 
y  valiente  que  se  necesita  en  este  caso.  Y  si  Martius  entendió  ha- 
cer uso  del  diptongo  ai,  que  en  los  dialectos  orientales  y  septen- 
trionales suele  alargarse  en  áiva,  se  le  presenta  otros  escollos  pues 
en  los  dialectos  meridionales  y  occidentales  tendríamos,  en  vez  de 
karaí,  la  palabra  kardi,  que  jamás  pudo  ser  nombre  de  gente  y 
solo  signiñca  «rascar». 

(12)  En  otra  parte,  que  hará  continuación  a  este  trabajo,  me 
permitiré  llamar  la  atención  sobre  lo  numeroso  e  importante  que 
son  las  analogías  que  presenta  el  guaraní  con  el  quechua,  las  que,, 
por  otra  parte,  tienen  su  correspondiente  en  caracteres  de  otr© 
orden. 


Y  estos  hechos  me  impulsan  a  tomar  la  libertad 
de  llamar  la  atención  de  los  estudiosos  de  la  etnogra- 
fía y  de  las  antigüedades  de  este  gran  mundo  guara- 
niano,  que  interesa  a  la  mitad  de  América,  sobre  la 
conveniencia  de  aprovechar  de  una  manera  más  aten- 
ta y  eficaz  el  precioso  documento  vivo  que  ofrecen, 
desde  el  pié  de  los  Andes  de  Bolivia  hasta  el  Para- 
napanema,  y  desde  el  Sud  de  Corrientes  hasta  el  Nor- 
te del  Paraguay,  millón  y  medio  de  Guaraníes  y  mes- 
tizos hablando  la  antigua  lengua,  y  una  docena  de 
pueblos  indígenas  que  aún  conservan,  con  su  inde- 
pendencia, los  dialectos  más  ricos  y  puros. 

Esto  me  lleva  a  decir  dos  palabras  de  otro  nom- 
bre que  fué  muy  discutido,  mientras  no  hubiera  deja- 
do lugar  a  ninguna  duda,  de  haberse  consultado  con 
más  atención  al  documento  a  que  aludo. 

El  nombre  tapuya  :  Desde  tiempos  antiguos,  este 
nombre  sirvió  para  designar  al  conjunto  de  los  pue- 
blos que  no  eran  de  raza  y  lengua  guaraní,  y  vivían 
en  varias  partes  del  interior  del  Brasil,  casi  todos 
bajo  el  dominio  permanente  o  temporario  de  los  Gua- 
raníes, y  presentando,  además,  ciertos  caracteres  comu- 
nes que  este  cuadro  no  permite  especificar.  Según 
varias  tradiciones  guaraníes  (13)  y  el  claro  recuerdo 
histórico  recogido  ya  por  los  primeros  exploradores 
del  Brasil,  la  raza  guaraní,  al  invadir  al  Brasil,  se 
encontró  con  que  ese  país  ya  era  habitado  por  los 
Tapuyos  que  sometió  u  obligó  a  refugiarse  en  el 
interior. 

Empero,  le  tocó  a  este  nombre  la  mala  suerte 
que  al  de  Tupí,  al  de  Karaí  y  al  de  Guayaná :  una 
vez  adoptado  por  los  conquistadores,  gente  que  de 
todo  se  ocupaba,  menos  de  averiguar  estas  cosas,  perdió 
su  exactitud,  alterándose  su  extensión  y  aún  su  valor. 
Aun  ciertos  Indios,  durante  esa  época  de  confusión  que 
fué  la  conquista,  contribuyeron  para  el  enredo;  pues, 
acostumbrados  a  estar    en    guerra    con    los    Tapuyos, 

(13)  Por  ejemplo,  en  la  leyenda  antropogenética  guaraní, 
Tamoi,  el  padre  de  los  actuales  Guaraníes,  después  del  hundimiento 
de  su  primitiva  patria,  al  arribar  a  estos  países,  encontrólos  pobla- 
dos ya,  y  díó  origen  a  la  actual  raza,  casándose  con  una  mujer 
indígena. 


—   13  — 

dieron  por  extensión  este  nombre  a  tribus  que  no  lo 
eran,  y  con  los  cuales  estuvieron  mucho  tiempo  en 
guerra,  y  hasta  a  los  Europeos,  con  quienes  tenían 
que  guerrear.  El  vulgo  completó  el  embrollo;  al  pun- 
to que  un  ilustre  autor  brasilero  del  siglo  pasado, 
etnógrafo  al  cual  debemos  mil  precioses  datos,  llegó 
a  confundir  los  Tapuyos  con  los  Guaraníes,  y  no  po- 
cos le  siguieron  (Barboza  Rodríguez), 

El  sabio  etnógrafo  Cari  von  den  Steinen  puso  fin 
a  Ja  anarquía,  reuniendo  bajo  el  nombre  de  Tapüya  a 
los  Oé»  y  Kren  de  Martius.  Con  el  ingreso  de 
los  subgrupos  Tukaná,  Karadyá,  Yurí.  Tarumá  y  Koe- 
runa,  y  la  separación  de  unas  pocas  lenguas  que  deben 
pasar  a  otras  divisiones,  los  cuales  cambios  resultarían 
necesarios  según  el  estudio  que  acabo  de  ensayar,  el 
grupo  Tapuya  quedaría  deslindado. 

Mas  sobre  el  nombre  y  su  origen,  no  solamente 
reina  aún  la  duda,  sino  que,  de  la  discusión  que  per- 
dura, deduzco  que  ninguno  ha  dado  con  el  dato  reve- 
lador. Tapuya  no  significa  «bárbaros»,  ni  «enemigos> 
por  más  que  en  ciertos  casos  tales  conceptos  hayan 
podido  coincidir  con  el  de  <tapuya».  Tampoco  viene 
de  tapíhi,  porque  así  siempre  llamaron  los  Guaraníes 
a  sus  propios  caseríos  o  a  sus  casas,  no  a  las  de  otras 
naciones;  y  tapihia,  de  existir  este  nombre,  sería  un 
indeterminado  extensivo  de  casa,  nunca  de  gente. 
Menos  aún  puede  venir  de  tihplh  (origen)  y  ser  esta 
voz  la  radical  común  de  tupí  y  tapuya;  pues  tanta 
variabilidad  no  es  suponible  en  estas  lenguas,  sin 
datos  positivos,  y  es  totabnente  inadmisible  en  el 
guaraní,  lengua  rígida  e  inflexible,  en  la  cual,  repito, 
el  cambio  de  una  letra  o  de  un  acento  transforma 
completameate  el  significado. 

El  más  conocido  de  los  vocabularios  guaraníes,  el 
«Tesoro  de  la  Lengua  Guaraní»  de  Montoya,  a  folio 
355,  de  la  voz  Tapihíhi  dice  que  significa  esclavo,  y 
agrega:  «aní  llama  el  Onarauí  a  las  demás  na- 
ciones». No  puede  ser  más  claro.  Hago  observar 
que  ili  guaraní,  escollo  mayor  de  la  ortografía,  la  es- 
cribieron generalmente  los  portugueses  con  u,  resul- 
tando   Tapuúya  o  Tapuya.  (14)    Para    evitar    la    más 


(14)     Martius  escribe  Tapuüia;  Couto    de    Magalhaes  y  Seixas, 


—    14    — 

pequeña  duda,  observo  también  que  la  Y  no  es  la 
consonante  que  erróneamente  pronuncian  cierto?  ame- 
ricanos, sobre  todo  en  el  Plata,  sino  la  semivocal  muy 
parecida  a  ii\  además,  que  la  terminación  Ihi  es  un 
diptongo. 

En  cuanto  a  la  a  final,  es  un  extensivo  indetermi- 
nado, usado  en  varios  casos  semejantes.  Exactamente, 
tapihihi  significa  esclavo  o  siervo,  y  Tapihihia,  « las 
gentes  de  que  se  sacan  esclavos-,  o  bien,  «las  gentes 
que  se  tienen  sojuzgadas  »,  o  «  avasalkdas  ». 

El  hecho  extraño  de  que  el  autor  arribo  aludido 
haya  podido  confundir  a  los  Tupíes  (así  llama  él  a  los 
Guaraníes )  con  los  Tapuyas,  así  como  otra  confusión 
semejante,  puede  haberse  originado  de  otra  palabra 
parecida,  que  es  Tihpihyá.  Aun  hoy  día,  los  Guaraníes 
pertenecientes  a  las  parcialidades  más  adelantadas, 
dan  este  nombre  a  sus  hermanos  de  raza  y  de  len- 
gua que  llevan  una  vida  más  primitiva;  y  en  efecto, 
la  palabra  significa  «  gente  primitiva  »,  (t'ihpíh-eíi-á), 
o  bien  «  linaje  o  descendencia  primitiva»  (t'ihpíh- 
-eíhi-á).  Los  que  escribieron  «Tapuya»,  hubieran  es- 
crito esta  otra  palabra  «Tupuya»;  la  semejanza  es 
grande,  aunque  no  haya  ninguna  en  el  sentido. 


Tapyiya;     Cardin    y    Jaboatara,    Tapuya;    Figueira,    Tapyyia; 
Anchieta  Tapüa;  el  Diccionario  Anónimo,  Tapúy. 


PARTE  II 

DIALECTOS  DE  LA  VERDADERA  LENGUA  GUARANÍ  O  «  NYEENGATÚ  » 

(  que  otros  llamaron  « tupí  »  ) 

Varios  autores  suelen  llamar  dialectos  a  idiomas 
de  pueblos  de  América  que,  aun  cuando  se  trate 
deformas  vulgares,  corresponden  a  verdaderas  lenguas 
distintas.  En  la  lista  que  sigue,  traté  de  no  incurrir 
en  esa  inexactitud.  La  mayor  parte  de  las  hablas  que 
enumero,  y  especialmente  las  principales,  he  podido 
estudiarlas  yo  mismo,  o  encontrar  datos  suficientes  en 
los  autores  antiguos  o  modernos,  para  cerciorarme  del 
puesto  que  corresponde  a  cada  una.  Cuando  me  que- 
dó una  duda  la  indiqué. 

Es  relativamente  fácil  hacer  una  clasificación  na 
tural  de  ellas,  limitándonos,  por  supuesto,  a  las  que 
poseen  un  vocabulario  escrito,  siquiera  escaso,  además, 
sobre  la  base  de  los  dialectos  principales,  guiándose 
por  ciertos  caracteres  de  orden  más  general,  y  a  la 
luz  de  otras  lenguas  americanas  que  hayan  podido 
influir  en  su  actual  composición.  Pero,  como  el  estudio 
que  a  este  respecto  emprendí  esté  inconcluso,  opto  pro- 
visoriamente por  el  orden  alfabético. 

1  Amazonas:  Mezcla  que  dilucidar;  lo  más 
es  del  dial,  llamado  por  algunos  « tupinambá  del 
Norte  » . 

2  Apiaká:  Clasificada  entre  las  lenguas  lla- 
madas caraíbes;  no  es,  sin  embargo,  sino  un  dialecto  gua- 
raní, parecido  a  los  del  Paraguay  pero  con  más  ter- 
minaciones largas.    Contiene,  en  verdad,  algunos    ele- 


—    16   — 

mentos  karaives,  y  más  exactamente,  tainos  (15).  Hay 
igual  analogía  entre  los  caracteres  físicos  y  morales 
y  en  las  costumbres  apiaká  y  paraguayas. 

3  Apoto:  Al  Norte  del  río  Amazonas,  cerca 
del  Yamundá. 

4  Aragnayú:  A  tres  quintas  partes  ( % )  de 
sus  voces  encontré  idénticas  o  análogas  en  nuestros 
dialectos  paraguayos;  a  esto  hay  que  agregar  las 
analogías  con  los  otros  dialectos  guaraníes.  Muchí- 
simo menos  numerosas  son  las  palabras  de  analogía 
kariná;  por  tanto  es  imposible  incluirla  en  el  sub- 
grupo  Kariná.  El  nombre  Uára-guaQÚ  es  una  de  las 
tantas  ortografías  deducidas  por  Martius  de  etimolo- 
gías que  él  suponía. 

5  Aracha:    Probablemente    parecido    al   kari'ó. 

6  Aré:  Hablado  por  una  parcialidad  apartada 
que  algunos  llaman  impropiamente  Botocudos  ( del  Pa- 
raná );  cultura  inferior  o  decaída. 

7  Asunceño:  Dialecto  actual  de  la  mayoría 
de  los  Paraguayos;  guaraní  puro  con  influencia  cas- 
tellana (no  andaluza),  la  cual  le  dio  la  jota,  cada  vez 
más  frecuente  (j,  jh)  y  buen  número  de  voces  extranje- 
ras, que,  sin  embargo,  no  es  muy  elevado  en  las  co- 
marcas del  interior.  Su  fonética  fué  estudiada  según 
métodos  modernos  por  Ramón  V.  (Caballero,  de  Asun- 
ción (16)  Casi  no  tiene  terminaciones  llanas.  Usan, 
los  hombres  ciertas  expresiones  de  que  antes  solo 
usaban  las  mujeres.  Lucien  Adam  lo  llama  avañeéme. 

8  Anettt:  vecino  del  kamayurá  (Chingú).  Auetih? 

9  Avá  chiripá:  uno  de  los  dialectos  llamados 
impropiamente  cayobá  o  cainguá;  lo  hablan  los  des- 
cendientes de  indios  de  las  antiguas  misiones  del  Guai- 
ra que  volvieron  a  la  vida  independiente  de  las  selvas 
después  de  la  destrucción  de  dichas  misiones  por  los 
Paulistas,    según    he  podido  averiguar.     Guaraní  muy 


(15)  Pero  «eqiia»  =  agua,  no  es  sino  mala  ortografía  de  ihjcua 
=  hoyo  de  agua,  en  que  la  voz  que  corresponde  a  agua  es  ih  úni- 
camente, es  decir,  guaraní  puro. 

(16)  «Contributions  a  la  Connaissance  de  la  Phonetique  du, 
Gruaraní»,  París  1911,  en  la  «Eevue  Phonetique»  Estudio  merece- 
dor y  único,  según  creo,  de  fonética  guaraní,  según  método  mo- 
derno. 


_   17   — 

puro,  con  elementos  especiales  que.  pertenecieron  segu- 
ramente al  antiguo  dialecto  «guaihraé». 

10  Avá-katú:  dialecto  del  río  S.  Francisco  cu- 
yas afinidades  se  ignoran. 

11  JkTá-mbihá:  hablado  por  los  indios  del 
mismo  nombre,  conocidos  también,  -y  generalmente, 
por  el  apodo  de  Cainguá  o  Cayová  que  ellos  consi- 
deran ofensivo,  y  solo  significa  '-vagantes  de  la  selva» 
(kaá-ihwuá).  Este  y  Nordeste  del  Paraguay  y  algu- 
nas comarcas  vecinas  del  Brasil  (actualmente).  Gua- 
raní muy  puro,  pero  con  importantes  elementos  espe- 
ciales; la  sílaba  wá,  uá,  wuá,  suena  frecuentemente 
kuá,  3^  la  letra  ch  (quasi  sh)  suele  transformarse  en 
tsh  o  tcsh  alemana,  así  como  a  veces  \ñ  s  o  z;  la  f 
ante  i  cambia  en  ch;  ejemplos:  guasú  o  Wuasú,  suena 
kuatshú,  y  Avatí  suena  Avachí.  Forma  un  grupo  na- 
tural con  el  chiripá,  el  guayaná  actual  y  tal  vez  el 
kari'ó  antiguo  del  Brasil. 

— Avaiieeiiga  (vide  karió,.  Avánceme  (vide  Asun- 
ceño y  Guaireño) 

12  CorrentSno:  dialecto  actual,  parecido  al  asunce- 
ño pero  más  corrompido  por  la  influencia  española;  en 
la  nomenclatura  tiene,  no  obstante,  voces  especiales. 

13  Cbaná:  hablado  en  dependencias  de  Tarija  y 
Santa  Cruz  de  la  Sierra,  en  Boiivia,  con  ciertas  voces 
propias  no  guaraníes.  Tiene  variantes  de  construcción 
y  pronunciación,  según  una  gramática  inédita  del 
Museo  Mitre. 

14  C/haraá:  (charúa),  (]omo  ya  lo  demostré  en 
otro  trabajo  («Prehistoria  y  Protohist.  d,  1.  Países 
Guar»),  los  Oharúas,  principales  pobladores  del  Uruguay 
hablaban  guaraní  Lo  que  se  sabe  de  la  habla  charúa 
(nombres  geográficos  y  pocas  palabras  más)  no  difiere 
del  guaraní  puro  de  los  Tapes  y  Paraguayos;  no 
obstante,  por  ciertos  motivos,  creo  que  debe  haber 
incluido  algunos  elementos  propios,  o  de  otro  grupa 
lingüístico. 

15  Chiri «ruana:  dialecto  hablado  por  los  Chirigua- 
nos del  Chaco  y  Boiivia,  pueblo  numeroso  antiguamente 
emigrado  del  Paraguay;  conserva  relación  íntima  con 
los  de  este  país,  y  ciertos  elementos  propios  que  tal 
vez  pertenecían  al  dialecto  itati. 

16  Oaaibraé:    habla  de    los   indios  de  la  región 

ANALES    C.     PARAGUAYOS  .  2 


—   18  — 

del  Guaihrá.  Guaraíií  evidentemente  puro  con  voces 
y  modalidades  especiales  que  son  seguramente  en 
buena  parte  las  que  notamos  en  el  guaireño  actual. 
y  también  en  el  chiripá,  aré  y  otros  emigrados  de 
esa  región. 

17  Onaireño  actual:  más  puro  que  el  asunceño 
su  pronunciación  es  suave  y  armoniosa;  tiene  giros 
muy  expresivos  y  voces  especiales,  seguramente 
heredadas  del  precedente  y  numerosas  voces  antiguas 
en  peligro  de  perderse.  El  conjunto,  así  como  ciertos 
detalles,  indican  una  cultura  relativamente  superior. 

Merece  ser  estudiado  con  la  mayor  atención 
Hablado  en  la  región  de  Villarrica  (Paraguay)  y 
pueblos  vecinos. 

s/n  Oaaraiií.  No  existe  dialecto  que  se  pueda 
designar  con  este  nombre.  Las  hablas  guaraníes  más 
puras,  los  dialectos  que  presentan  la  base  más  segura 
y  rica  para  la  reconstrucción  de  la  leogna  castiza,  en 
la  actualidad  o  en  lo  pasado,  son  seguramente  el 
tapé,  el  guaihraé,  el  chiripá,  el  guaireño,  el  mbihá, 
el  guayaná  brasílico,  el  kari'ó,  el  buen  asunceño  o 
paraguayo  puro,  el  guarayú,  el  chiriwuaná  el  tupinam- 
bá,  el  tembé  (según  B.  Rodríguez),  el  apiaká  y  el 
oayapí  de  las  Guayanas,  sin  olvidar  al  omagwá. 

Estos  dialectos  hicieron  el  papel  principal  en  la 
difusión  anteibérica  del  guaraní. 

18  s/n  Oaarapé?  Por  varios  motivos,  yo 
supongo  que  hablaban  un  dialecto  guaraní  estos 
indios  de  la  R.  Argentina. 

19  Ouarayú:  Hablado  por  uno  de  los  pueblos 
guaraníes  más  adelantados,  los  Guarayos  o  Barbudos 
de  Bolivia. 

20  Guarayo  del  mamoré:  Diferente,  con  al- 
gunos   elementos    extraños   a    la  lengua  (17) 

21  Owenná:  Hablado  por  los  Indios  de) 
mismo  nombre  llamado  también  Guenoá,  Guanaó  y, 
según  creo,  Minuanos  (la  forma  original  sería:  vvinuá 
o  uinuá);  no  se  tienen  datos  especiales  de  él. 

22  Oaayaná  brasílico  antiguo:  era  seguramente 
un  dialecto  guaraní,  y,  según  Lucían  Adam,  el  primero 


(17)  Lo  cual  deduzco  del    vocabulario   recogido  por  J.  Sev  da 
Fonae^a  cViaje  ao  redor  do  Brasil». 


—   19  — 

en  que  escribió  el  P.  Anchieta;  a  las  razones  ya 
aducidas  por  otros  autores,  agrego  que  los  pocos 
nombres  guayanaes  dados  por  Suares  son  del  guaraní 
más  puro.  Según  se  desprendería  de  la  nomenclatura 
geográfica,  ya  usaba  bastante  de  las  formas  llanas, 
que  predominan  en  el  tupinámbá;  con  todo  era  más 
parecido  al  karí'ó,  pues  los  Guayanás  se  entendían 
más  fácilmente  con  los  Garios  que  con  los  Tupinámbás. 

23  Onayaná  paraguayo  actual:  hablado  por 
los  Guayanás  cristianos  que  volvieron  de  las  antiguas 
misiones  jesuíticas,  y  sus  parientes  de  la  selva  que 
ellos  instruyeron  a  su  vez  en  la  nueva  lengua  y 
culto  católico;  en  la  pronunciación  tiene  ciertas  ca- 
racterísticas del  mbihá,  lo  que  hace  suponer  que  este 
último  predominaba  en  las  misiones  de  Corpus,  Tavaí 
y  tal  vez  otras  vecinas;  pero  encierra  algunos  ele- 
mentos ihvihtirokái  (Kren),  restos  de  la  lengua  que 
antiguamente  hablaban. 

24  Harayé  o  mejor  Kharayé.  Otros  autores  ya 
pensaron  inscribir  a  los  Jarayés,  o  Xarayés,  en  la 
lista  de  los  pueblos  de  lengua  guaraní,  sin  aducir 
pruebas. 

Hay,  no  obstante,  numerosos  indicios  de  que 
hablaban  un  dialecto  o  lengua  muy  parecida,  y  los 
expongo  en  un  capítulo  de  «Etnología  y  Civilización 
Guaraní.»  Kharayé  sería  igual  a  Karaié  o  Karaí-é, 
es  decir,  «parcialidad  o  nación  Karaí. 

Como  se  tratara  de  una  de  las  parcialidades  más 
civilizadas,  es  de  sentir  que  los  Españoles  no  nos 
hayan  dejado  ningún  dato  especial  y  directo  al  respecto 
del  dialecto  que  hablaba. 

25  Itatt.  No  tenemos  datos  especiales  sobre  el 
■dialecto  que  hablaban  los  Itatines,  pueblo  bastante 
adelantado;  es  posible  que  haya  sido  muy  parecido 
al  chiriwuaná;  es  posible  también  que  se  le  puedan 
relacionar  ciertas  voces  especiales  (nomenclatura  etc.) 
-de  las  Misiones  del  Paraguay  y  del  Norte  de  Corrientes. 

s/n  Kaá-íhwaá,  o  cainguá,  caninguá,  cayová,  ca- 
jobá  cauvá,  y  hasta  cahahyba  y  ubayhá,  (Martius).  Nom- 
bre desgraciado  que  ninguna  tribu  ha  llevado  espontá- 
neamente, ni  aceptado;  aplicado  vagamente  a  pueblos 
diferentes;  estropeado  a  gusto  por  los  criollos  y  hasta 
por  hombres  de  ciencia;  indica  precisamente  «hombrea 


—   20   — 

que  vagan  por  la  selvas>,  por  lo  cual  todos  lo  consi- 
deran por  ofensivo  o  deprimente.  No  puede  ser  adop- 
tado para  ninguna  parcialidad  o  dialecto,  y  debe  ser 
borrado  de  la  ciencia;  Vide  mbiha,  chiripá,  tarumá 
aré. 

26  Kaité:  hablado  hacia^  el  extremo  oriental  del 
continente;  acaso  no  poco  alejado  del  tupinambá. 

27  Kamayará:  hablado  por  la  «tribu  soberbia 
de  los  Kamayurás»  (von  den  Steinen)  y  vecino  del 
aueto  (Chingú) 

28  Kará-kará:  En  origen  este  pueblo,  que  habi- 
taba parte  de  la  prov.  de  Corrientes,  debe  haber 
hablado  otra  lengua;  pero  más  tarde  los  Guaraníes 
le  impusieron  la  suya,  lo  cual  no  debe  haber  sucedido 
de  una  manera  tan  radical,  que  no  sobreviviera  algún 
elemento  antiguo.  Es  conjetura,  pero  no  sin  funda- 
mentos. 

29  Karí-gaanit:  de  las  nacientes  del  río  Trom- 
beta,  donde  los  idiomas,  sino  son  karí-ná,  sienten  su 
influencia. 

30  Karíó,  carijó  (bras),  carichó  o  cario:  dia- 
lecto de  un  pueblo  muy  numeroso  y  de  dihitados 
dominios.  Más  que  ningún  otro,  parecido  al  guayaná 
brasíHco  antiguo,  pues  los  Guayaná  del  Brasil  podían 
conversar  con  sus  vecinos  los  carijós  mucho  mejor 
que  con  los  Tupiná.  De  él  tuvo  origen  el  que  llamo 
asunceño,  si  es  que  no  se  trata  en  realidad  de  dos 
dialectos,  lo  que  ¡a  distancia  puede  hacer  suponer.  El 
habla  karí  ó  del  Paraguaj'-  era,  muy  suave  y  con 
muy  pocas  terminaciones  llanas,  y  se  extendía  des 
de  el  río  Paraguay,  hasta  30  leguas  a]  nurte  y  30 
al  este  de  Asunción  (Schmiedel).  Lucien  Adam  lo  lla- 
ma Abañeénga,  pero  da  este  nombro  también  al  tu- 
pinambá antiguo,  incluyendo  al  del  Norte. 

31  ÜLokaiuá:  dialecto  del  Alto  Amazonas  en  el 
que  se  notan  elementos  aruá  y  quechua;  el  QO%^áe  las 
voces  es  parecido  o  idéntico  a  lo  del  Paraguay. 

32  l^eitgua  OeiieraK  La  así  titulada  puede  ser 
considerada  como  una  forma  de  relación  general,  ori- 
ginaria principalmente  del  dialecto  tupinambá.  Habien- 
do sido  su  objeto  el  de  í'ornecer  a  los  europeos  un 
medio  práctico  para  entenderse  con  los  numerosos 
pueblos  guaraníes    y  otros  más    que    se    servían    del 


—   21   — 

guaraní  como  lengua  de  relación,  y  habiéndose  tenido 
que  servir  de  ella  la  gente  inmigrada,  la  que  muy  di- 
fícilmente podía  someterse  a  los  rigorismos  de  la  len- 
gua pura  y  compenetrarse  de  todas  sus  complicaciones, 
la  «lingua  geral»  corriente,  admitió  desde  un  principio 
ciertas  simplificaciones,  y  vino  generalizando  ciertas 
formas  más  fáciles  para  el  extranjero,  no  pocas  veces 
con  perjuicio  de  una  exactitud,  que  en  la  práctica  no 
se  buscaba.  Y  como  el  Indio  por  su  parte  sacrificara 
algo  él  también  a  la  necesidad  de  comprenderse,  y  los 
invasores  ejercieran  naturalmente  en  eso  mayor  pre- 
sión, la  tal  lengua  llegó  a  tener  en  el  uso  corriente, 
algo  convencional,  que  no  pudo  producirse  sin  algu- 
na decadencia.  «E'  a  dos  Tupinambá  corrupta»  dice 
también  el  Fr.  Juan  de  Queiroz,  todo  lo  contrario  de 
lo  que    afirma  Martius. 

33  maué:  dialecto  amazónico  del  que  no  tengo 
datos    especiales- 

sn  Minuano:  Vide  gwenuá. 

34  niutoniwaj:  probablemente  eub-dialecto  del 
apiaká. 

35  IVotobotjDcuclo:  von  Ihering  dio  este  nombre 
a  la  temida  tribu  de  Indios  que  vive  al  sud  del  río 
Ihguasú,  conocida  en  la  comarca  que  terroriza  bajo 
la  vaga  designación  de  Bugres.  De  las  14  palabras 
que  examiné,  11  son  netamente  guaraníes,  y  3  son 
guaraní  alterado  o  pertenecen  a  otra  lengua  de  la 
familia  guaraní,  habiendo  analogías  con  la  guayakí, 
como  las  noté  en  las  costumbres.  Su  verdadero  nom- 
bre es  desconocido  aún;  sospecho  sea  berihvéguasú,  o 
bien  pihtá-dyovái. 

s/n  Hyeéugatú:  significa  «habla  castiza»  y  no 
debe  ser  usado  sino  para  indicar  al  guaraní  puro. 

36  Onyapt:  dialecto  de  la  Guayana  Brasilera  y 
de  la  Francesa. 

Es  tal  vez  más  correcto  escribir  uayapí  o  wua- 
yapí  (gwadyapí  en  la  forma  del  sud). 

Es  uno  de  los  más  puros  de  la  lengua  guaraní, 
y  es  el  más  septentrional  de  todos,  lo  cual  es  muy 
sftgestívo.  Tiene  la  letra  1,  como  el  omagwá,  por  in- 
fluencia kaliná  o  galibí. 

Omagwá=Vide  umagwá. 

37  Falikara    antigua:  de    filiación    tupí,    o   «ea 


—  22  — 

guaraní,  según  Goeldi,  mientras  en  el  dialecto  moder- 
no parecen  predominar  las  formas  kariná. 

38  Para:  Por  hallarlo  corrompido  y  pobre  trató 
de  recomponerlo  el  padre  M.  S.  G.  en  un  pequeño 
vocabulario  publicado  en  1853  para  el  uso  del  semi- 
nario del  Para;  por  tanto  no  parece  ser  el  mismo  que 
el  tembé,  el  cual  es  puro  y  rico  (B.  Rodriguez)  al 
punto  que  Martius  lo  supone  fijado  gramaticalmente 
y  completado  por  los  Padres. 

Las  voces  que  los  Padres  adoptaron  para  ex- 
presar las  cosas  de  la  religión,  son  casi  todas  indí- 
genas, acaso  todas,  si  bien  algunas  modificadas. 

39  Paranaé.  En  el  Norte  de  la  provincia  ar- 
gentina de  Corrientes  y  correspondientes  islas  del 
río,  así  como  por  el  litoral  del  Bajo  Paraná  hasta 
Misiones,  los  intrépidos  Paranaes,  por  constituir  el 
mejor  baluarte  contra  las  invasiones  de  los  aleves 
Padyagwá,  y  de  los  Guaikurú,  obtuvieron  el  privi- 
legio de  no  ser  «encomendados*,  es  decir,  de  conser- 
var su  libertad;  lo  que  les  valió  ingresar  poco  a  poco 
y  espontáneamente  en  la  colectividad  correntina,  a 
la  cual  aportaron  seguramente  elementos  de  su  dia- 
lecto. De  estos  han  de  ser,  algunos  de  los  que  aún 
sobreviven  como  especiales  de  esa  provincia.  Creo 
que  es  el  paranaé  el  dialecto  del  Sud  que  tenía    la  1. 

40  Pareiiti:  entre  Santarem  y  el  Río  Negro. 

41  Parikí:  vecino  del  precedente  y  tan  poco 
conocido. 

42  Pato:  probablemente  muy  vecino  del  kari  ó 
Desgraciadamente,  no  parece  que  haya  quedado  resto 
caracterizado  de  los  Patos,  ni  documento  especial. 

43:  Pinaré:  este  nombre  bilingüe  indicaría  una 
distinción  moderna,  si  su  ortografía  no  es  Píhnaré; 
pero  su  terminación,  una  diferencia  en  el  habla.  Los 
Pinares  ocupaban  una  reducida  comarca  en  el  Norte 
de  Río  Grande;  es  posible  que  hayan  dejado  rastros 
de  su  habla,  en  las  misiones  de  San  Javier  o  Santa 
María,  y  de  ellos  sean  las  voces  que  el  P.  Restivo 
notó  que  allí  se  usaban  y  eran  diferentes  de  las  del 
P.  Montoya. 

44  PoUliwára:  la  toponimia  lo  hace  suponer 
muy  vecino  del  tupinambá;  empero,  en  la  parte  más 
oriental  del  continente  deben  existir  restos  de  elemen- 


—   23    — 

tos  especiales,  con  los  cuales  tal  vez  se  pueda  carac- 
terizar a  las  hablas  respectivas  de  los  Potihwaras, 
Kaités  y  Mborokámas,  si  es  que  todos  las  tenían. 

45  y  46  Santa  liaría  y  S.  Javier:  dialectos  que 
creo  se  podrán  restituir  mediante  los  manuscritos  del 
Padre  Restivo  (1) 

47  Tamoyo  (tamoyé?=^).  Las  particularidades 
que  se  notaban  en  sus  costumbres  y  la  naturaleza 
de  sus  relaciones  con  sus  vecinos,  no  podían  ir  sino 
acompañadas  por  cierta  especialidad  en  el  habla,  de 
los  Tamoyos  de  Río  de  Janeiro.  Su  nombre  podría 
ser  tomado  como  un  indicio  de  cruzamiento  con  la 
raza  autóctona,  lo  que  haría  suponer  un  dialecto  bien 
caracterizado 

48  Tapé:  es  el  dialecto  del  cual  tenemos  más 
abundante  documentación,  principalmente  el  «Tesoro 
y  Vocabulario»  del  P.  Montoya,  los  libros  impresos 
en  guaraní  en  las  misiones  de  los  Jesuítas,  las  notas 
y  súplicas  elevadas  por  los  Indios  a  las  autoridades 
reales,  etc.  Suave,  armonioso,  expresivo  y  muy  rico, 
dominó  en  las  misiones  de)  Alto  Paraná,  Alto  Uru- 
guay, y  Sud  del  Paraguay,  aunque  sin  desterrar  com- 
pletamente la  influencia  mbihá  y  guaihraé,  ni  la  de 
ciertos  dialectos  hoy  desconocidos  que  parcialmente 
persistían  en  algunas  misiones,  como  en  S.  Javier  y 
Santa  María,  según  resulta  de  una  obra  inédita  del 
Padre  Restivo,  de  la  Biblioteca  Mitre.  Fuera  de  las 
misiones,  se  hablaba  también  en  pueblos  de  españo 
les  del  Paraguay  meridional,  donde  modismos  espe- 
ciales y  giros  interesantes  están  todavía  en  la  memo- 
ria de  muchos  ancianos;  es  rica  de  expresiones  sinté- 
ticas o  abstractas,  que  los  tales  ancianos  igualmente 
suelen  recordar;  los  cuales  hechos  eliminan  la  supo- 
sición de  que  los  Padres  Jesuítas  mejorasen  la  len- 
gua creando  expresiones  que  le  faltaban,  salvo  pocas 
excepciones  relativas  al  culto. 

49  Tathi  o  tai:  Aunque  nada  quede  de  la  tribu 
agricultora  y  temida  que  llevó  este  nombre,  en  el  Es- 


(1)  En  una  obra  inédita  del  Museo  Mitre  el  P.  Restivo  con- 
signa la  lista  de  las  voces  y  locuciones  del  vocabulario  de  Mon- 
toya que  en  esas  dos  misiones  no  eran  conipiendidas  (B.  Mitre: 
«Catálogo  Razonado»). 


„    24  -- 

te  del  Paraguay,  el  nombre  y  ciertos  datos  o  indicios 
me  llevan  ahora  a  admitir  que  hablase  un  dialecto 
guaraní,  acaso  muy  alterado,  y  perteneciente  al  mismo 
grupo  que  el  guayakí  y  el  notobotocudo,  tal  vez  que 
considerar  como  lengua. 

50  Tapanyúna:  vecino  del  apiaká,  con  elemen- 
tos africanos  (Castelnau)  y  karaíves 

51  Tapieté:  dialecto  del  Chaco  boliviano  que 
parece  igual  al  chiriwuaná;  pero  algunos  pretenden 
que  los  Tapietés  saben  hablar  de  manera  que  los 
Chiriguanos  no  les  comprendan.  Aquellos  serían  sólo 
guaranizantes  (Nordenskiold);  en  este  caso  es  proba- 
ble que  su  dialecto  contenga  algún  elemento  chaqueño 

52  Tareknuá,  entre  los  ríos  Watumá  y  Aravi 
llana. 

53  Tarumsl  dialecto  muy  poco  conocido,  de  una 
tribu  paraguaya  de  estado  evolutivo  inferior;  vecino 
principalmente  del  mbihá.  Parece,  no  obstante  que  los 
Tarumá  comi)rendían  a  los  Tai,  y  hasta  a  los 
Guayakí,  y  eran  «apihteré»  como  los  Tal  y  los  Co- 
roados. 

54  Tenibé:  Vide  Para.  Barbosa  Rodríguez  lo  dá 
como  «puro  y  rico».  Amazonia. 

55  Thetai,  cetái:  entre  el  Río  Negro  y  Santarem. 

56  Tovatí,  dialecto  del  cual  no  tengo  noticia 
exacta. 

En  la  faja  Serrana  de  la  Región  del  Este  (Para- 
guay); puede  haber  sido  el  de  los  Barbudos,  hoy 
extinguidos,  y  ser  del  mismo  pueblo,  lo  que  ciertos 
otros  indicios  confirmarían. 

57  Tovayára,  Antes  numerosa  población  del 
Nordeste  del  Brasil,  de  filiación  guaraní  y  dialecto  por 
estudiar,  tal  vez  igual  al  tupinanibá. 

58  Tnpiíiambá.  El  más  importante  y  extenso 
de  los  dialectos  guaraníes  del  Brasil,  así  como  el  más 
conocido  de  ellos;  se  confundió  más  tarde  con  la  len- 
gua General»,  a  la  que  sirvió  de  base.  Constituye  el 
núcleo  de  los  dialectos  orientales,  cuya  característica 
general  es  (entre  otras)  la  frecuencia  de  terminaciones 
llanas.  Parece  que  «tupinakí»,  «tupinambú»,  «tupiná» 
y  tal  vez  «tupináé»  no  son  lingüísticamente  sino  sinó- 
nimos. No  obstante,  teniendo  en  cuenta  la  costumbre 
de  cambiar  ciertos  nombres,    y    el    procedimiento    so- 


—   25  — 

lemne  para  este  fin,  procedimiento  que  no  era  aplica- 
ble sino  en  el  seno  de  la  parcialidad,  es  probable  que 
cada  una  de  éstas  tuviese  su  dialecto  propio.  Lucien 
Adam  lo  llama   «abañeénga»,  como  al  karíó. 

59  Tnpináé:  quedan  probabilidades  de  que  fuese 
dialecto  especial,  por  el  aislamiento  de  la  nación. 

s/n  Tupí  moderno  del  Brasil:  expresión  colectiva 
incluyendo  a  varios  dialectos  pero  vaga.  No  es  «nyeén- 
gatú-. 

s/n  Tupí  austral:  expresión  vaga  que  incluiría  a 
varios  dialectos  pertenecientes  a  diferentes  agrupacio- 
nes naturales  del  Sud  del  Brasil  y  del  Paraguay.  Con- 
viene sea  abandonada,  como  la  precedente. 

60  Uinagwá:  importante  dialecto  del  Alto  Ama- 
zonas, notablemente  caracterizado  por  sí  mismo,  a 
más  de  ofrecer  cierto  elemento  extraño  a  la  lengua; 
éste  sin  embargo  es  tan  reducido,  en  realidad,  que  eí 
habla  no  puede  pasar  de  la  categoría  de  dialecto. 
Usa  mucho  de  la  letra  L,  empleada  frecuentemente 
en  vez  de  la  R,  como  el  apiaká,  el  odyapí,  y  se- 
guramente también  uno  de  los  dialectos  del  Sud; 
además,  tiene  la  GH,  aspiración  como  caida  de  la  k, 
al  principio  de  la  palabra. (X  según  ortografía  antigua) 

OMITIDO  EN  LA  LISTA: 

61  Síriono:  dialecto  de  Bolivia  que  supongo 
vecino  del  gwaradjú  o  guarayo. 

Nota;  Esta  lista  es  seguramente  incompleta.  A 
la  luz  de  nuevos  estudios,  algún  número  tal  vez  tenga 
que  desaparecer.  Los  Potihwára,  por  ejemplo,  según 
Martius,  hablaban  el  «dialecto  común»,  es  decir  el 
tupinambá. 

Los  Kaité  tal  vez  hablaban  en  origen  otra  len- 
gua, no  guaraní.  Esos  feroces  indios,  que  contribuye- 
ron a  esparcir  la  inmerecida  fama  de  antropófagos  de 
ciertos  pueblos  guaraníes,  eran  probablemente  descen- 
dientes de  la  raza  autóctona,  y  no  se  servirían  del 
guaraní  sino  como  lengua  de  relación,como  sucedía  con 
varios  otros  pueblos;  el  estudio  de  los  cráneos  podría  re- 
solver este  punto  de  mucho  interés.  En  esperas,  el  título 
que  les  daban  los  Guaraníes  hace  suponer  una  dife^ 
rencia  étnica:  Kaité,  sin  alterar  ni  agregar  una  letra, 
significa  «verdaderos  monos»;  y  un  nombre  tan  des- 
preciativo,  muestra  claramente  que    aquéllos    conside- 


—  ae- 
raban a  ese  pueblo  como  de  raza  muy  inferior  y  ex- 
traño a  la  familia. 

Empero,  mas  numerosos  serán  los  casos  en  que, 
mejor  estudiados,  ciertos  dialectos  tendrán  que  ser 
subdivididos;  por  otro  lado,  documentos  nuevos  o  me- 
jor aprovechados,  harán  surguir  nuevas  parcialidades 
étnicas  con  dialecto  propio. 


PARTE   III 

CUADRO    COMPARATIVO    DE    LA     INFLUENCIA    DEL    GUARANÍ 
EN    LAS    LENGUAS    DE    LA    RAMA    GUARANIANA 

( Guaranio-caraíbe ) 

a):  Cálculo  de  la  influencia. — No  siendo  éste  sino 
un  resumen  hecho  apuradamente,  (1)  no  podré  dar  en 
él  todas  las  explicaciones;  pero  juzgo  necesarias  las 
siguientes: 

La  enorme  extensión  de  los  nombres  geográficos 
guaraníes,  que  cubren  de  una  manera  casi  exclusiva 
a  la  mitad  del  continente  sudamericano,  me  llevó  a 
estudiar  la  influencia  ejercida  por  la  lengua  guaraní 
en  los  idiomas  de  los  pueblos  que  habitaron  desde  el 
Río  de  la  Placa  hasta  las  Antillas,  como  complemento 
del  material  que  he  reunido  al  respecto  de  la  civi- 
lización guaraní. 

Comparé  primeramente  los  diversos  glosarios  con 
la  lengua  guaraní  tal*  como  se  habla  en  el  Paraguay 
y  países  limítrofes,  por  nacionales  o  indios  libres. 
Y  llegué  a  reunir  muchos  datos  de  no  poco  valor. 
Pues,  como    se  sabe,  el    estudio    de  la    lengua    de  un 

(1)  Estos  trabajos  destinaba  ya  para  ser  preseiiiauos  y  am- 
pliados ante  el  congreso  de  Washington,  Diciembre  de  1916. 


—   28   — 

pueblo  es  un  manantial  de  informaciones  de  todas 
clases,  y  a  veces,  de  verdaderas  revelaciones.  Pero  mi 
objeto  principal  era  el  de  establecer  de  una  manera 
suficientemente  exacta  el  grado  de  infljencia  que  el 
guaraní  ejerciera  sobre  cada  lengua.  Necesitaba  para 
eso  que  ios  resultados  fueran  fácilmente  comparables 
Y  como  existe  una  diferencia  muy  grande  entre  los 
glosarios  en  cuanto  a  su  importancia,  siendo  algunos 
verdaderos  vocabularios,  mientras  otros  no  son  sino 
breves  listas  de  voces  escogidas  sin  plan  uniforme, 
juzgué  conveniente  resumir  los  resultados  en  un  dato 
relativo  global,  o  porcentaje. 

Es  ese  dato  el  que  voy  a  consignar  en  este 
breve  resumen.  Y  aunque  no  pueda  ser  considerado 
siempre  como  definitivo,  en  vista  de  la  escasez  de 
documentos  en  ciertos  casos,  bastará  para  dar  una 
idea  más  exacta  de  la  influencia  en  cuestión,  lo  cual 
es  la  sola  cosa  que  pretendo  en  este  trabajo. 

Conocidas  son  las  dificultades  que  se  presentan 
en  trabajos  semejantes.  Si  yo  me  permito  enumerar 
las  que  enconiré,  es  únicamente  para  dar  cuenta  de 
las  precauciones  que  he  tomado. 

La  principal  talvez  esté  en  las  grandes  diferencias 
entre  los  sistemas  ortográficos  de  autores  alemanes, 
franceses,  ingleses,  españoles,  holandeses  y  portugueses, 
sistemas  que  los  autores  olvidan  muy  generalmente 
hacernos  previamente  conocer.  No  nos  queda  a  veces 
otra  guía  que  la  experiencia,  la  cual  con  frecuencia 
nos  deja  en  dudas.  Martius  y  los  autores  alemanes, 
que  son  los  más,  escriben  frecuentemente  (lo  peor  es 
que  no  siempre)  B  por  P,  D  por  T,  G  por  K,  o  vice-versa 
y  a  menudo  escriben  W  por  V.  Los  franceses  suelen 
dar  la  É  por  AI,  la  ü  por  OU,  Ü  por  U.  Todos,  o, 
casi,  omiten  buena  parte  de  los  acentos,  principalmente 
el  de  la  vocal  final,  lo  que  es  más  grave.  La  IH  (üh, 
ífde  Montoya,  hl  de  los  rusos),  que  es  la  letra  más 
característica  de  la  fonética  guaraní,  los  franceses  la 
escriben  EU,  U  o  E,  los  alemanes  oH,  Ü,  los  portugueses 
y  brasileños  Y,  I  e  U,  los  castellanos  generalmente  Y, 
no  faltando  quien  escriba  IG,  I,  IC, ,  sucediendo  con 
frecuencia  que  el  mismo  autor  la  escriba  a  reglón 
seguido  de  manera  diferente,  ya  por  descuido,  ya  por 
la  duda    en  que  a  veces    queda    por    la  dificultad  de 


—  29  — 

la  audición.  Lo  mismo  pasa  con  la  OH  guaraní, 
también  característica,  aunque  común  en  las  lenguas 
guaranianas,  y  que  no  es  precisamente  ni  TH,  ni  TSH 
(inglesas),  ni  SH,  ni  S.  ni  Z.  pero  de  todas  esas  letras 
tiene  algo;  no  solamente  la  escriben  de  todas  esas 
maneras,  y  muchos  con  X,  sino  que  frecuentemente 
la  indican  o  la  toman  por  una  J,  una  G  o  una  Y. 
Agregúese  el  general  abuso  de  la  H,  la  cual,  además.,, 
puede  ser  aspirada  o  muda,  o  mero  substituto  de 
acento,  siendo  a  veces  dificilísimo  descubrir  la  intención 
del  autor. 

No  menos  grave  es  la  falta  de  separación  de  los 
posesivos  y  de  los  verbales,  de  aquéllos  sobre  todo. 
Es  sabido  que  en  la  gran  mayoría  de  estas  lenguas 
van  unidos  al  sustantivo  y  a  los  verbos,  como  prefijos 
o  subfijos,  y  como  ellos  pueden  cambiar  de  una  lengua 
a  otra,  sin  que  por  eso  cambie  el  radical,  es  nece- 
sario separarlo  para  descubrir  a  este  último.  La  cosa 
no  es  siempre  fácil,  porque  esas  partículas,  las  pose- 
sivas especialmente,  suelen  variar  en  la  misma  lengua 
según  la  primera  letra  del  radical,  la  ley  del  menor 
esfuerzo  u  otra  razón,  sin  contar  los  defectos  de 
ortografía  o  audición.  Un  ejemplo:  en  el  .elosario  del 
idioma  de  los  Oregones,  leemos  que  h  u  h  á  significa 
«cabeza^  y  que  h  u  a  ó  significa  <casa».  Aparentemente, 
no  hay  comparación  posible  con  el  guaraní,  en  cuya 
lengua,  cabeza  es  á  (1)  y  casa  es  ó.  No  obstante,  si 
suprimimos  las  h,  que  el  autor  (Castelnau)  suele  usar 
como  simples  separaciones  mudas,  tenemos  u-á  y  ua-ó. 
Ahora  bien,  u  es  el  posesivo  «mi»,  en  oregón;  u-á 
significa  «mi  cabeza»  como  uá  ó  es  «mi  casa»;  si  en 
este  último  caso  el  oregón  agrega  al  posesivo  una  a, 
es  seguramente  para  evitar  una  confusión  grave, 
pues  la  palabra  que  significa  casa  sonaría  lo  mismo 
como  la  que  quiere  decir  «nariz»,  qyie  es  u-ó.  Resultado 
final:  las  voces  correspondientes  a  cabeza  y  casa  son 
idénticas  en  las  dos  lenguas. 

Otra  causa  de  error  está  en  la  existencia  de 
varias  palabras  que  en  guaraní  sólo  se  usan  en 
composición,  es  decir,  unidas  a  otras,  a  pesar  de  que 
tengan  su  significado  propio,  bien   determinado.    Esto- 


[^í)     Akd  es  eii  realidad   <:iiue>o  de   la  cabeza».. 


—   30    - 

puede  engañar  al  más  atento.  La  palabra  a=cabeza, 
arriba  indicada,  ya  es  un  ejemplo.  Uno  de  los  mejores 
conocedores  del  guaraní,  y  más  serios  autores,  Telémaco 
Borba,    escribe    en  su    vocabulario  kaingang-guaraní. 

Hoja     Féye,  en  kaingag,  e  luirárogué,  en  guaraní 
Rama=Capén    »  »    e  luirá-racangué    »  » 

Si  tales  fueran  las  voces  guaraníes,  a  más  de  indicar 
inferioridad  lingüística,  no  tendrían  parecido  en 
ninguna  otra  lengua.  Pero  en  realidad,  hoja  es  ó 
solamente,  y  rama  es  aká%  las  demás  son  voces  que 
componen  una  frase,  no  una  palabra  sola.  Pues, 
iuirárogué  (ihvihrá-ro-gwé)  significa:  «hoja  que  fué 
de  árbol»,  y  sólo  se  dice  de  las  hojas  después  caídas, 
o  separadas  de  la  planta,  y  cuando  son  de  árbol. 
E  iuirá-racangué  (ihvihrá-r-aká-ngwé)  significa  «rama 
que  fué  de  árbol»,  y  sólo  se  dice  de  la  rama  después 
de  separada  y  cuando  es  de  árbol. 

Otra  advertencia  necesaria,  es  la  existencia  en 
el  propio  guaraní,  y  en  el  mismo  dialecto,  de  dos 
formas,  una  trunca  y  otra  llana,  principalmente  para 
los  substantivos.  Algunas  veces  la  forma  llana  sirve 
para  evitar  confusión;  como  áva  y  ara,  (cabello  y 
aire  o  tiempo)  (1),  cuyas  formas  truncas  sólo  se 
emplean  en  composición,  porque  solas,  á  y  a,  se 
confundirían  completamente.  Pero,  en  general,  la  forma 
llana  tiene  un  sentido  lato,  genérico,  sintético  o  vago; 
mientras  la  trunca  se  emplea  más  bien  en  un  sentido 
estricto,  especial  analítico  y  bien  determinado.  Esto 
contribuye  mucho  para  la  precisión  y  claridad  que 
se  admira  en  el  guaraní,  así  como  para  su  riqueza. 
Pero  puede  y  suele  inducir  fácilmente  en  error  a  los 
que  tratan  de  hacer  comparaciones,  o  buscan  etimo- 
logías, sin  estar  prevenidos. 

Es  tanto  más  fácil  el  errar,  en  cuanto  estas 
palabras  truncas  resultan  frecuentemente  muy  breves, 
y  no  pocas  veces  reducidas  a  una  sola  vocal;  p.  e. 
entre  las  de  uso  más  corriente; 


(1)     También    sufijos,  genéricos,  de  la  cosa    hecha  el  primero, 
y  del  hacedor  el  segundo. 


—  31   — 

t    —  negro    (color)  é  —  bueno,  sabor  (en  comp.) 

ú    —  venir    (en  comp.)  é,é  —    salir,  linaje  id.  /seminasal) 

'ú  —  tomar  (alimento)  é  — ■  apto,  hábil, 

ó    —  casa      (en  comp.)  é(é)  —  aparte  (snbtijo) 

ó    —  hoja  id.  'é  —  decir 

ih  —  sin         (prepos.),  absque  á  —    ad    (subfijo  verbal) 

ih  —  agua  á  —   quo  est  (snbf,   inonin.) 

íh  —  árbol   (subfijo)  á  —   cabeza  {lato  Hsensu) 

i     —  él,  a  él,  de  él  (prefijo  á  —  cabello 

i     —  mismo  (subfijo  verb.)    a  —  sostener,  estar  de  pié,  sombra 

i     —  estar  (en   com.)  á  —   torcer  (verbo    subfijo) 

b)  coordinación  de  las  LENGUAS:  La  coordinación 
que  aparece  en  el  cuadro  siguiente,  no  implica  la 
pretención  de  establecer  una  nueva  clasificación 
completa  de  las  lenguas  en  cuestión.  Pero  en  el 
curso  de  mi  estudio  me  apercibí  pronto  de  que,  en 
la  clasificación  general,  no  se  había  tenido  en  cuenta 
suficientemente  al  elemento  guaraní.  Y  los  cambios 
numerosos  introducidos  en  el  coordinamiento  tienen 
principalmente  por  objeto,  el  de  llamar  la  atención 
de  los  estudiosos  sobre  cuestiones  y  problemas,  que 
acaso  pueden  ser  resueltos  en  el  sentido  que  yo  me 
permito  indicar,  no  obstante  haberme  basado  únicamente 
en  la  lexicografía. 

Poniéndome  desde  el  punto  de  vista  especial  del 
guaraní,  lengua  de  capital  importancia  por  ser  la 
más  extensa  de  A.mérica,  y  la  del  pueblo  que  ejerciera 
en  Sudamérica  más  dilatada  influencia,  no  pude  menos 
que  apercibirme  de  que  las  clasificaciones  adoptadas 
en  la  actualidad  resultan  insuficientes  y  defectuosas 
en  varias  partes,  a  veces  esenciales. 

Esto  me  llevó  a  colocarme  sucesivamente  en  otros 
puntos  de  vista  también,  por  ver  si  desde  allí  el 
conjunto  y  los  detalles  apareciesen  de  distinta  manera. 
Resolví  entonces  proceder  de  una  manera  muy  metódica, 
adoptando  un  plan  más  limitado  pero  estrictamente 
uniforme,  el  cual  sin  excluir  la  comparación  general, 
pudiese  permitirme  llegar  a  resultados  satisfactoriamen- 
te comparables,  cuando  no  perfectamente. 

Escojí  primeramente  25  voces  que  me  parecieron 
más  aptas  para  establecer  las  relaciones  entre  los 
idiomas    más  diferentes,  a    la  vez  que    entre    los  más 


—  32   — 

próximos.  Entre  ellos  he  creído  muy  útil  incluir  al 
posesivo  de  la  Primera  persona  del  singular,  así 
como  el  pronombre  verbal  de  la  misma  persona. 
Estos  prefijos  (lo  son  casi  siempre)  tienen  por  ellos 
mismos  gran  valor  comparativo;  además,  su  separación 
es  necesaria  para  poder  llegar  a  una  comparación 
seria  de  los  nombres  y  verbos.  Esta  separación  no 
es  siempre  muy  fácil,  como  ya  se  reconoció;  a  veces 
deja  lugar  a  algunas  dudas;  no  obstante  echa  casi 
siempre  tanta  luz,  que  no  creo  posible  llegar  a  un 
resultado  satisfactorio  omitiéndola. 

Luego  comparé  cada  uno  de  las  idiomas  sucesi- 
vamente con  todas  las  demás,  anotando  las  analogías 
respectivas  con  las  sendas  lenguas  toda  vez  que  las 
reconocía.  Pues  de  haber  anotado  las  analogías  sólo 
con  cada  familia,  los  cuadros  hubiesen  resultado  muy 
simplificados,  pero  la  comparación  hubiera  resultado 
en  varios  puntos  errada,  pues  todas  las  lenguas  tienen 
cierto  número  de  veces  extrañas  a  la  familia  a  que 
pertenecen. 

Los  resultados,  si  quiera  en  buena  parte,  confir- 
maron mis  dudas,  persuadiéndome  de  que  muchos 
cambios  eran  necesarios.  Ya  en  el  primer  estudio 
global  de  los  glosarios  había  visto,  por  ej.,  que  idiomas 
como  el  aragnayú  y  el  apiinká,  con  65  y  respect. 
87  %  de  voces  guaraníes,  y  por  tanto  simples  dialec- 
tos del  guaraní,  no  podían  estar  al  lado  de  las  lenguas 
pimenteira,  woyawai,  atorái  y  otras,  que  sólo  cuentan 
el  1  %  de  palabras  análogas  a  las  guaraníes.  En  el 
segundo  me  pareció  ver  con  claridad,  quo  si  por  un 
lado  no  se  había  dado  al  guaraní  todo  el  peso  que 
evidentemente  tiene,  por  el  otro  se  había  exagerada 
un  tanto  la  importancia  de  ciertos  otros,  elementos 
el  arnak  principalmente,  también  el  fearí-ua  o  ca- 
raíbico  continental. 

De  manera  que,  tal  como  -stá  y  con  todos  sus 
defectos,  la  clasificación  que  aparece  en  el  cuadro 
que  va  a  continuación  es  la  que  resulta  colocándose 
en  el  punto  de  vista  guaraní  principalmente,  pero 
sin  desatender  a  las  otras  influencias;  y  con  el  objeto 
esencial  da  poner  en  evidencia  lo  inmenso  que  fué 
la  influencia  de  esta  lengua.  Por  eso  no  he  creído- 
necesario    hacer    comparaciones    gramaticales,    aparte 


—    33    — 

la  ya  indicada,  que  son  necesarias  para  justificar  o 
rectificar  ciertas  agrupaciones. 

Advertencias:  He  distinguido  para  cada  lengua 
las  analogías  en  dos  grupos:  las  voces  idénticas  en 
las  dos  lenguas  comparadas;  y  las  parecidas  (deriva- 
das, corrompidas,  bilingües,  y  las  idénticas  en  la  forma, 
pero  aplicada  a  cosas  solo  parecidas).  Por  ser  ésie  un 
breve  resumeo,  doy  sólo  las  sumas  y  la  proporción 
general  calculada  sobre  el  total  de  analogías. 

Ortografía:  Sigo  siempre  la  que  expuse  deta- 
lladamente en  mis  anteriores  publicaciones  (20)  como 
ortografía  filológica  general.  Por  otro  lado,  es  muy 
difícil  reconocer  la  verdadera  forma  originaria  de  los 
nombres  de  la  mayor  parte  de  las  lenguas  Enderecé 
las  que  pude. 


(20)  «Plantas  Usuales  del  Alto  Paraná>  1901— Actas  del  Con- 
j^reso  Científ.  Internacional  Am.  de  B.  Aires,  en  1910 — «Ortografía 
(Tuaraní>  Asunción  1913 — Vide   resumen  al  ñn  de  este  opiisculo. 


ANALES  C.   PARAGUAYOS 


LENGUAS  DE  LA  RAMA  GUARANIANA 

Con   la   proporción  de  \4pces   de  la  lengua   guaraní   propia 
o  "Nyeengatú" 


SÜBGRIIPOS    Familias 


LENGUAS 


Autor  del  glosario  estudiado,  da- 
tos numéricos  y  observaciones  di- 
versas. 


I  GRUPO  GUARANÍ 

(¡rARáM  Nyeéngatú  nyeéngatú  Autores  varios.  Dialec- 
o  (Guaraní)  o  (Guaraní)  tos  principales:  tapé, asun- 
propio  ceno,  guaireño,  mbihá, 
chirigwaná,  guaradyú, 
apiaká,  tupinambá,  chiri- 
pá, oyapí,  araguayú,  tem 
bé,  kokamá  y  omagwá; 
los  del  Paraguay,  Bolivia 
y  Brasil  Meridional,  apar 
te  la  influencia  europea 
en  algunos,  son  los  más 
puros;  pero  el  oyapí  de 
las  Guaj'^anas  lo  es  nota- 
blemente. 

GUAYAKÍ  Bertoni.     Lengua 

pura   del    Mondaíh. 
Resultado     comple- 


-    36   -  - 

SIBOBÜPOS      Familias  lenguas  Autor    .U-l    glosario,  ot.-.  o/^ 

(ilC4R.4KI        Nyeéngatú       GüAYAKÍ      to     en    un      trabajo 

apnrte      Proporción 

aproximativa bO% 

El  glosario  del  P. 
Vogt  es  de  una  mez- 
cla de  guayakí  y 
guaraní  (1)  que  no 
sería  sino  un  dialec- 
to de  este  último. 
.    Usa  la  letra  L. 

Yuruna  achipáya       *E.  Snethlage.  Tie- 

ne la  L  y  la  F.  8  & 

34  s/163    (2) 2Q% 

Sin  los  nom.  de 
animales  v  plantas: 
6  &  25  s/fl3... 28 í^ 

YURÚNA       Veci;ia  de  la  prece. 
dente 

Mundurukú  mundurükú  Martius.9&20s/133  22^^ 
La  sola  del  subgru- 
po  que  no  tenga  el 
posesivo  guaraní, 
siendo  ni.  (3)  Ha- 
blada también  por 
los  Pariliiin. 

Kairirí  (3b)      KAiRiRÍ           Mamiani  y  Anóni- 
mo,   e  n     M  a  r  t  i  u  s , 
8  &  20  s/175 16 


(1)  cZeitschr  ñir  Ethnologio»   1902  Heft   1. 

(2)  En  estas  lórmulas  numéricas,  el  guarismo  1."  indica  el 
número  de  voces  idénticas,  el  2.°  el  de  voces  análogas  y  el  3."  eJ 
total  de  voces  estudiadas. 

(3)  Probable  unión  de  dos  razas,  de  lenguas  rau}''  diferentes 
en  época  bastante  antigua. 

(3b^  Karirí  o  Kirirí,  según  otros.  Perfectamente  estudiada 
por  Manianí  Baptista    Caetano,  Lucien    Adam  y  Ehrenreich,  resul- 


SDBCIRÜPOS    Familias 


LENGUAS 


Autor  -del    o^losario.  etc. 


líüARáNI        Kairirí 


Ulriná  (3c.)      UIRINÁ 


Katukiná 


KAiRiBÍ  Falta  nomenclatu- 

ra natural. 

SABUYÁ  Martius.4&10s/102  U% 
Familia  bastante 
distinta,  pero  sin 
analogías  suficien- 
tes con  otros  grupos. 
Mejor  como  subgru- 
po. 

Natterer.6&17s/82     28*^ 

Notable  propor- 
ción de  elementos 
karaíves,  tainos  y 
gés  (gentium  collu- 
vio?);  pero  con  pre- 
dominio evidente  del 
guaraní.  Pocos  ele- 
mentos propios. 
(Wuiriná). 

KATUKINÁ    Spix.  2  &  24  s/211      12%' 
Proporción      de 
voces  karaíves  casi 
tan  alta  como  la  de 
guaraníes;     relacio- 
nes con  las     chima- 
nas    (Guk).     Mezcla 
de  tribus,  s/Martius. 
Posesivo    variable 
(  hi,    ba,    nu.  ) 


taria  í'amilia  irreductible.  Pero  lexicográfícamente  me  parece  debe 
ser  este  su  Ing-ar.  Mejor  e.stuuiadas.  o  cuando  se  tengan  más 
datos,  es  posible  que  resulte  lo  mismo  de  otras  familias  de  este 
subgrupo.  cuyo  antiguo  origen  puede  ser  diferente,  pero  en  cuya 
composición  actual  el  elemento  guaraní  tiene  especial  importancia. 
L'ii  estudio  gramatical  es  complemento  necesario. 

(3c.)  Las  familias  Urina,  Katukiná,  Palikúra  y  Vakairí  cons- 
tituyen una  agrupación  natural  desde  el  punto  de  vista  de  la 
influencia  karaíve  y  kaliná.  La  Taina,  otra,  con  elementos  espe- 
ciales y  poco  kalina. 


SÜBGRÜPOS   Familias 


—   H8   — 

LENGUAS  Autores,  etc. 


CiUiR4i\l       Pallkúra         palikúra        Anónimo  (en  Mar- 

tius.)  Mal  anotado. 
4  &  1^  s/46  35  % 
Predominio  guara- 
ní; mucho  karaíve; 
bastante  aruak;  es- 
pecialidad en  la  no- 
menclatura natural. 
Estas  tres  son  pro- 
visoriamente consi- 
deradas como  fami- 
lias lingüísticas,  los 
respectivos  idiomas 
no  caben  en  otras, 
ni  tienen  entre  ellos 
afinidades  de  fa- 
milia. 

Vakairú  (4)      kuruá'é      Snethlage    10    &  37 

s/180 26  f¿ 

Los  elementos  de 
la  familia  nyeengatú 
por  un  lado,  y  los 
de  las  familias  taina 
5''  karina  por  el  otro, 
entran  casi  en  igual 
proporción. 

VAKAIRÍ  Von   den    Steinen 

(Bacairi)  Recle  an 
Vakaraí  v.  avá-ka- 
raí.  Est.  incompleto. 

NAHUKUÁ        Von  den    Steinen. 
Est.  inconcluso,  am- 
bas lenguas  parecen 
de  esta  familia. 

(4)  Avá  es  nombre  general  que  se  dan  los  Guaraníes;  karaí 
es  el  correspondiente  de  karaíbe;  el  de  avá-karaí  rae  parece 
expresar  perfectamente  lo  que  es  esencialmente  el  resultado  de 
esta  mezcla  étnica  o  cultural;  sospecho  sea  ésta  la  forma  originaria 
de  Bacaiví  o  Vacakairí. 


39 


SIIBORÜPOS    Familias 


LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etu. 


GÜAR:trí!        Taina  (4»)       taina 


Rafinesqiie,  Pedro 
Mártir,  Oviedo, 
A  costa  y  otros,  co- 
lacionados por  Mar- 
tius.  Sobre  el  total 
de  las  voces:  16  & 
60    s/223 

De  los  nombres 
de  plantas  de  igual 
especie.  9  s/19 

f^Vide  Boriken  y 
Cuba,  dial: 


^^% 


4.7  0/ 
^1  /o 


EYERÍ:  (Cabré,  caure,  kauá- 
ra  o  eyerí)  Mismos 
autores.  Pequeñas 
Antillas  17  &  13  s/47  64^ 

Relaciones  con  el 
gtiaraní  más  anti- 
guas que  las  de  la 
precedente.  La  no- 
menclatura natural 
parece  algo  más  di- 
ferente del  guaraní 
que  las  voces  comu- 
nes, sin  poder  ser 
afirmativos,  por  la 
escasez  de  datos 


(4)  Las  lenguas  con  que  constituj'^o  esta  íauíilla,  por  más 
que  se  presenten  con  mezcla,  tienen  nmciios  elementos  propios 
esenciales  que  las  hacen  distintas.  Tienen  mucha  semejanza  entre 
ellas,  pero  no  pueden  ser  consideradas  como  dialectos,  salvo  e 
boriken.  Es  extraordinario  su  parecido  con  el  auax'aní  en  cuya 
familia  (Nyeéng-atú)  habría  que  colocarlas,  si  no  se  opusieran  los 
elementos  numerosos  de  una  lengua  muy  diferente  en  sus  voces  y 
mecanismos;  elementos  que  son  seguramente  los  restos  de  la 
primitiva  lengua  de  los  pueblos  sojuzgados  por  los  Karcú-Gnaraní; 
además,  consideraciones  de  orden  gramatical  (forma  del  plural. 
posesivos,  etc). 


—    40   — 


SUBGRÜPOS    Familias 


LENGUAS 


Autor    del    tílosario.  etc. 


(iUáRAM         Borikén 


KABIXA  Kaliná 

Karaí-ná 


borikén:  Lengua  o  dialecto 
taino  de  la  isla  de 
Puerto  Rico. 

Muy  pocos  datos; 
de  las  voces  comu- 
nes 1  c<;-  4  s/12 40':. 

cuba:  Nombres    de     las 

plantas  (con  exclu- 
sión de  los  europeos 
o  de  reciente  intro- 
ducción): «íFlora  de 
Cuba'  p.  G.  de  la 
Maza  &  J.  T.  Roig; 
obtengo20&61s  148  b5% 

Esto  sin  contar 
31  nombres  de  es- 
tructura guaraní,con 
los  cuales  la  propor- 
ción llegaría  a  76 
p.   100. 

En  el  caso  de  plan- 
tas de  la  misma  es- 
pecie: 6  &  1  s/7 100*; 

GALiví  (4b)  Caraíbe  continen- 
tal. Caída  déla  ren  /. 
Boyer,  Meland,  Pe- 
lleprat,  Biet,  Laet, 
Barreré,  y  M.  D.  L.  S. 
1.»:  De  la  suma 
total  de  palabras: 
100  &  206  s;l078....  29'; 

2.0:  Excluyendo 
los  nom.    de  anima- 


(4b)  ^Craübí»  .segúu  el  autor  del  vocabulario  aludido,  el  cual 
reconoce,  no  obstante,  que  esos  indios  se  llamaban,  a  ellos  mismos 
«Kaliná».  Como  es  general  entre  los  pueblos  caraíbicos  la  co- 
rrupción de  la  r  en  :".  nos  hallamos  frente  a  esta  designacióu 
muy  clara  en  guaraní:  Kari-níi.  es  decir,  «parecidos  (o  parientes) 
de  los  Kan'  o  Karaí>. 


SIBCRDPOS   Familias 


-      41 
LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


KáRINA  Kaliná 

Karaí-ná 


GALiví        les  y  plantas:  46  & 

153    s/706 28?^ 

3.°  De  todos  los 
nom.    de    animales: 

23  v^  28  s/132 40% 

(existentes  en  ambos 
países). 

4.°:    De    los    nom 
bres     de     animales 
cuando  se    trata  de 
la     misma     especie: 
11  &  4    s/26 58?^ 

5.°:  De  todos  los 
nombres  de  plantas: 
31  &  25  s/205 27% 

6°:  De  los  nom- 
bres de  plantas  cuan- 
do se  trata  de  la 
misma    especie:     14 

&   5    s/30 63% 

(Autores:  adde  Au- 
blet  y  Noyer,  por 
los  nombres  de  plan- 
tas) 


PÁLMELA        J.  S.  da    Fonseca 

4  &    14   s/160 

Guaporé.  Costum- 
bres guaraníes.  In- 
migrados; ¿del  Nor- 
te? 


63% 


Obsei'vaudo  siempre  qiu-  eu  guaraní,  Karé  es  forma  muy 
común  de  Karaí.  El  nombre  de  Kalind.  a  más  de  ser  el  propio 
de  la  nación  más  importante  del  subgrupo.  es  mu}"^  conveniente 
para  este  último,  por  expresar  muy  bien  la  idea  de  pueblos 
sometidos  por  los  verdaderos  Kara/  o  Karí,  y  como,  consecuencia, 
más  o  menos  parecidos  a  éstos  en  lengua  y  costumbres,  y  caracte- 
rizados además,  por  la  caída  de  la  r  en  /. 


—   42    — 

^EBCÍRÜPOS     FaiUiliaS  lenguas  Autor    del    glosario,  etc.    % 

MK\M         Kaliná  pakavirianá  (paravilhana) 

Karaí-na  Natterer.  10  & 6  S/152  11  % 

Influencia  guaraní 
principalmente  cul- 
tural. ¿Es  la  areve- 
riana     de     Gily? 

TAMANAKÁ  (tamanáco).  Martius 

Aproximadamente..  IOS 
Muy  vecina  a  la  pre- 
cedente. 

KARAViCHí  (karavisí,  carabisí): 
Schomburgk  1  &  3 
s  17,  aproximada- 
mente  (5) 2A% 

AKAWAÍ       (accawai).      Schom 

burgk     O   &   2  s/18  14% 

WAYAMARÁ  (waiamara);  Schom- 
burgk O     &   3    s/18  U% 

piANOKHOTÓ     (pianoghotto): 

Schomburgk  1  &  1 
s/13 : 157o 

TivERiKHOTÓ  (tiverighotto):  Schomb. 

ss  s/11 ' 10-^^ 

Makuchi  makuchí  a)  Dialecto  del  Río 
Negro.  Natterer  en 
1832.  Caída  muy  fre- 
cuente de  la  R  en  L  4 
&  10  s/116 12^ 


(5)     La  escasez  de  datos    no  me  permite    mayor  aproximación 

al  respecto    de  estas    lenguas,  de  las  cuales    sólo  tengo  el   cuadro 

de  Schoraburg-k,    del  «Repo'-^    n+^  -^^  •    Brit.    Asoc.»     1848,    p.    87 
Martius  312. 


43 


SIIBGRÜPOS   Familias 


LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


UMk  Makuchi 

Karaí-ná 


MAKUCHÍ  b)  Dialecto  actual 
del  Yawaperíh;  Bar- 
boza  Rodriguez.  7 
&     37      s/740      (IH 

guaraní) ■•  Q% 

La  R  ca  i^bia  rara- 
mente en  L  elemen- 
tos propios  impor- 
tantes; casieslengua. 
c)  Dialecto  de  la 
Guayan  a:  Schom- 
bure-k,  muv  afine  al 
.    primero.  1  ^^  2  s/20  14% 


PURIKOTÓ  (ipurucotó).  Bar- 
boza  Rodriguez.  No 
usa  la  L,  y  tiene 
la     IH     guaraní.    7 

&   49   s/720 8% 

KiRiCHANA  (crichaná).  Barbo- 
za  Rodriguez.  No 
usa  la  L  y  tiene  la 
IH  guaraní.  Casi  dia- 
lecto de  la  preceden- 
te 5  &  38  s/1172 e% 

AREKUNÁ  (areeuna,  uareke- 
na).  Schombrrgk. 
1  &  1  s/18;  aproxi- 
madamente (5^^) 107o 


Wlayong-Atorai  ATORAI 


Schomburgk.  O  &  1 
O  2  s/18;  aproxima- 
damente       7  % 


5aa)  A  este  subgrupo,  el  koroá  de  Matto  Grosso  (Y.  S. 
Fonseca)  kalimaya  pa.ia,  kurnanagotó,  guayamaré,  bonari,  akauliá, 
goyaguá  y  otras  del  Norte. 


44    — 
SüBCrRCPOS     Familias  lenguas  Auto.-    del    glosario,  et.-. 

HOBh'O         Nlayong-Atorai  wapitianA      (o  wapitian,  wapi- 
Karaí-ná                                       siana;  ortografía  du- 
dosa). Schomburgk. 
O  &  2   s  18 10^^ 

woYAWAí  (voyawai)  Schom- 
burgk. O  &  1  s/18 
aproximadamente...     5% 

piMENTEiRA    Martius.     Piauhy. 

O  &  3    s/124 2% 

MAYONKüN  (Maiongkong).  Schom- 
burgk. O  &  1  s/19, 
aproximadamente...     b% 

Con  tan  pocos  do- 
cumentos, las  pro- 
porciones indicadas 
apenas  se  pueden 
llamar  aproxima- 
ciones. 

r 

Y4GIIA  Vaguá  yagua  Castelnau.  Con  ta- 

puya  y  quechua.  1 
&   3    s/66 ^% 

MURA  Mura  MURA    ,         Martius.  5  &3  s/81  107» 

Las  relaciones  con 
el  guaraní  no  son 
muy  antiguas  y  no 
indican  común  ori- 
gen. 

Lengua  probable- 
mente extraña  al 
grupo  (5.^). 


(5a)     Pero    sin  mayoi   relación    con    las  de    los    otros    urupoo 
-de  la  Rama  Cxuaraniana.  Raza  aiitóctonaV 


SÜBGRrPOS    Familias 


-  45   — 

LEKGUAS  Autor    .Inl    glosario,  «te. 


II  GRUPO  TAPÜYA     (Tapihíhia)  (6) 


mmU     Patacho 


Koropó 


Kapochó 


PATACHO         Neu wied.  O  &  2  s/90    2  % 
Una    de    las    pocas 
tribus  que   casi   es- 
.    caparon  a  la  influen- 
cia guaraní. 

KOROPÓ  Martius  y   Schott. 

4  &  14  s/141 1S% 

KAPOCHÓ     Anóninio.6&14s/218     9'^, 
El  KUMANACHÓ  pare- 
ce  simple   dialecto. 

MAKüNÍ  Martius  y  Saint  Hi- 

laire.  12  &  12  s/225  11  S 

MACHAKULÍ     Saint    Hilaire    y 

Neuwied.  3  &  5  s/58  U% 


Kaingang 


KAINGANG 


Ambrosetti,  T. 
Borba  y  M.  Bertoni 
Hablada  porlosTUPÍ, 
o  Bugres  de  Misio- 
nes y  Paraná  11  & 
40   s/176 


87,. 


KAMÉ    (7) 


Martius.  Hablada 
por  los  Bugres  de 
Sao  Paulo,  o  Kaikí. 
7  &  18    s/176 14:1, 


(6)  Vide  el  capítulo  o  parte  primera  de  este  resumen. 

(7)  Una  parte  de  los  Kaingag  también  fué  llamada  Coreados 
Los  Guaraní,  los  llamón  Tupí.  El  nombre  kaí-kí  significa  en 
guaraní  «monos  malos».  La  mayoría  de  los  pueblos  «:Nyeengáiva> 
(no-Gruaraní)  eran  designados  por  los  Guaraníes  con  nombres 
despreciativos;  no  obstante  tales  nombres  quedaron  y  frecuente- 
mente son  los  únicos  conocidos  actualmente,  tan  grande  era  el 
jütder  de  la  influencia  guaraní. 


-    46 

S     Familias  lenguas  Autor    del    slosario.  etc.  % 

RRES  KImdá  (8)    ihvihtihrokái  D.  Patino,  Bove  y 

M.Bertoni.  Hablado 
por  la  tribu  de  Ihvi- 
htihrokái y  la  del 
Paikeré,  En  guaraní, 
Tupi  y  Api/iteré  ( — 
Coroados)  Casi  ex- 
tinguida. 1  &3  s/71     Q% 

iNGÁi  Ambrosetti.l  t^2s/48     &% 

Dialecto  del  prece- 
dente? 

piRAPiHTÁ  M.  Bertoni,  inédi- 
ta Antiguamente  ha- 
blada por  los  llama 
dos  «Guayaná»  del 
Paraguay  (9)  Apro- 
ximad   20^ 

Chimeón  chi:.ieón  Varios.  Lengua  de 
los  Coroados  orien- 
tales (10).  Dialecto 
del     Río     Chipotó: 

11  &  13   s/200 11% 

Dialecto  de  Aldea  da 
Pedra:  14  &24s  790     b% 


(8)  Nombre  que  esos  pueblos  se  dan  a  sí  mismos;  rechazando 
el  de  «guaj'aná». 

(9)  Hoy  casi  extinta.  Los  llamados  «Gruayaná»,  que  no  son 
tales,  hablan  actualmente  el  guaraní  (vide  lista  dialectos  guaraníes); 
son  Kimdá,  bastante  mezclados  con  Misioneros  de  Corpus  y  Mbihá; 
es  probable  que  en  origen  hablasen  la  misma  lengua  que  los 
Tlivihtihrokái,  sus  vecinos. 

(10)  Chimeón  es  el  nombre  que  se  dan  esos  pueblos.  El  de 
«Coroados»  no  conviene,  pues  es  dado  igualmente  a  pueblos  de  los 
subgrupos  Guaraní  y  Kren,  induciendo  en  error  a  Martius,  Brinton 
y  otros  sabios;  es  un  abjetivo  referente  a  una  costumbre  general 
de  todos  los  pueblos  llamados  Botocudos  y  Apihteré,  y  otros  más 
(cabello  en  forma  de  coronas). 


—   47 


SlBGRrPOS     Familias  lenguas  Autor    del    glosario,  etc. 


KRE\ 


Chitneón  pukí  Martius.  5  &  12  s/117  14^ 

Casi  es   dialecto  de 
Ja  precedente. 

Malalí  MALALÍ  Martius  y  SaintHi- 

laire.  3  &  9  s/97 12% 

Masakará        masakará       Martius     y     Spix. 

1   &  4  s/120 á% 

Aimoré  (11)  enkrekmijn  Varios  en  Martius. 
Relaciones  muy  an- 
tiguas y  suí^estivas 
9  &  35  s/460 10% 

krekmún(12)  Jomard.2&16s  181  lOf^ 
Misma   observación. 

NAKNYUK  (13)  Castelnau.  Relacio- 
nes más  modernas: 
5  &  8  s/275,  y  me- 
nos importantes 5% 

dyihpororók(14)  Castelnau.  Habla- 
do también  por  los 
Baturunas.  7  &  20 
s/460 Q% 


(11)  Botocudos  del  Eío  Doce,  los  solos  verdaderos.  Otro 
nombre  que  conviene  a)3audonar,  pues  fue  dado  hasta  a  dos  nacio- 
nes guaraníes  (triáus^,  los  Aré  y  los  Notoliotocudos  del  Guaihrá 
y  Ihguasú  respectivamente. 

("12)  Krek-mun — capife  (vértice)  fo«.vo— coronados — apihteré 
("guar);  todos  los  Aimoré  o  Botocudos  verdaderos  se  dan  este 
título. 

(13)  Nak-nyuk— /íommes  terrae,  id  est,  antochthones—dMióoXo- 
nas,  como  efectivamente  lo  son,  de  raza,  diferente  de  los  Guaraníes 
imigrados. 

(14)  Dyihpororok — seciiris  iapidea  implifa — hacha  de  piedra 
lajada,  (en  guaraní),  denominación  preciosa  por  la  enseñanza  que 
encierra. 


—   48   — 


SÜBGRÜPOS    Familias 


LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


um 


Gwató 


Yeikó 
TÜKANO         Tukaná 


Yupuá 


R4RáDYA        Karadyá 


GWATÓ  Castelnau.  O  &  14 

s/144 9% 

YEIKÓ  (U»»)    Martius.O&ll  s/69  i6% 

TUKÁNÁ  Wallacel  &  10  s/84  13  % 

Importantísimas  re- 
laciones oriainarias 


KOBEU 


YAtJNA 


Wallce.  O  &9  s/85  10  í^ 
Misma  obs. 


Martius.     1     s/20, 
aproximadamente. 


b% 


KUiiETÚ-ERMEU  Wallace.  (Vi- 
de  Koretú!)  (15)  3 
&  6S/86 lO'i- 

YUPUÁ         Martius  3  &  12  s/132  11  % 
Relaciones  min'^  an- 
tiguas   e    interesan- 
tes.   Muy     gutural! 

KARADYÁ'í      Castelnau.  5  &  22 

s/170 1&% 

Relaciones  muy  an- 
tiguase importantes. 
Raza  dolicocéfala ! 
Etimol.:  «Karadyá 
propio.» 

YAVAÉ  Tal    vez    dialecto 

del  prec. 

CHEMBiuÁ  Misma  observa- 
ción.  Chembihá? 


(14a)  Lejos  de  ser  dialecto  del  Akrá-mirí,  pertenece  franca- 
mente al  snbgruüo  Kren,    aunque  conservando    mucha  originalidad, 

(15)  Agrego  el  calificativo  «ermeu»,  que  se  dan  los  hombres 
en  esa  lengua,  para  no  confundirla  con  la  Koretú-laaé,  de  otro 
siibgrupo. 


49 


SlíBGRCPOS   Familias 


LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


KUilKA  Kamaká 


KAMAKÁ  Martius.0&ls/150     l^^ 

Relaciones  dudosas, 
casi  nulas. 


YURl 


Yurí 


KOTOCHÓ      Martius  y  Neuwied. 

O  &  6  s/220 

Misma  observación. 

MENiÉ  Neuwied.  l&4s/71 

Misma  obs.;  el  %  re- 
lat.  alto,  debido  a 
la  mezcla  con  Ne- 
gros fugitivos. 

YURÍ  Wallace,  Spix  y 
Martius.  Algún  ele- 
mento caraíbe.  Re- 
lac.  íntimas  guar. 
8  &  13  s/267 


1% 


no/ 


Q  0/ 
O  /o 


KOREír         Koretú 


KORETú'LAÁE.  Martius  (Vide  Ku- 
retú!)  Relaciones  an- 
tiguas pocas;  in- 
fluencia cultural  (16) 
10  &  4  s/170 


7o 


WaraQ 


WARAú  Schomburgk.  O  &  3 

s/19,  apr 10% 

Relaciones  muy  an- 
tiguas. (]7)  Castella- 
no: guaraúna 


(16)  Agrego  el  calificativo  «laáe»,  que  se  dan  los  hombres 
en  esta  lengua,  para  no  confundirla  con  la  Kuretú-ermeu,  ya 
enumerada. 

(17)  No  tiene  relación  con  las  otras  de  Guayanas  que  pude 
estudiar. 


ANALES   C.   PARAGUAYOS 


50 


«GRUPOS   Familias 


LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


TARUlVA        Tarumá  tarumá  SchomburgK.  0&4 

s/19; 

materialinsuf.;apro- 
ximativo  2i)% 

OES  (CHES)    Gós  (18)         KARAHÓ      Casteliiau.O &5 s/110    ^% 

APONEYíKRAN.     Mai'tius.l  &5  s/163    4  % 
Casi    dialecto  de  la 
preced. 

APiNAYÉ         Castelnau.    3  A  6 

s/206 b% 

Relación,  muy  anti- 
guas. 

Chavante  chavante  Castelnau  y  Pohl. 
Relación  antigua.  1 
&  15    s,300 b% 

CHERENTE      Casteluau.  2  &  11 

s/190 1% 

CHiKRiAVÁ      Eschwege  y    Cas- 
telnau. 1  &  4  s/91..     ^% 

AKROÁ-MiRí    Martius.  l&4s/127     4"^,, 

Kayapó  KAYAPÓ  Pohl  y  Saint    Hi- 

laire.  Relaciones  an- 
tiguas. 2  &  10  s/101  12^^ 

Mbororó  mbororó        Castelnau,  9   &   9 

s/94 19f^ 

De  los  Mbororó;  Bo- 
roró  Barbudos  (no 
Borori  !  !  ) 

(18)  Esta  palabra,  en  el  entender  de  Martius,  debe  soiíac 
romo  en  alemán  «schehs»;  dado  esto  por  exacto,  le  correspondería  el 
castellano  «Cliés»  o  «Yes».  La  ch  guaraní  reproduce  el  sonido 
jiiús  exactamente  (?j 


51    — 

18DBGRÜP0S     Familias  lenguas  -^iifoi'    'lel    glosai-io,  ote. 


<iÉS  (CHES)    Eochavante      eochavante     T.  Borba  y  Ew. 

Quadros.  Lengua  de 
los  «Chavantes»  de 
S.  Paulo  o  Kúli  (19). 
2  &  6   s/98 8% 

TIKIM         Tlkuná  TiKUNÁ  Castelnau  y  Spix. 

(20)  4  &  9   s,169 8% 

KOERCM       Koeruna  koérúna         Martius.O&S  s/161     6% 

Relación  muy  anti- 
gua con  el  guaraní; 
une  el  grupo  Tapu- 
ya  al  subgr.  Ka- 
raíve. 

KARAPANÁ      Martius.    (Miraña 
Karapaná  tapuya)  3 

&  7  s/178 Q% 

Une  el  tapuya  (gru- 
po) con  el  Paño;  in- 
fluencia karaíve. 

uiHRÁ-ASú      Martius  (Miranha- 
oirá  agu  tapuya)  O  & 

8   s/160 5% 

Relación  más  anti- 
gua. (21) 


(19)  Parece  el  nombre  q^ue  se  dan  ellos  misinos;  el  nombre 
guaraní  es  Otó;  adopto,  no  obstante  el  que  le  diera  Iliering.  Afi- 
nidades evidentes  con  las  del  subgrupo  Gés;  algunas  analogías  con 
la   cliavante,  y  las  kamaká.  yurí  y  paño. 

(20)  Creo  será  necesario  descuidar  el  criterio  geográfico, 
como  se  tuvo  que  venir  haciendo  en  las  otras  ciencias  naturales; 
las  migraciones  fueron  más  de  lo  que  se  creyera;  por  mi  parte, 
después  de  registrar  las  analogías  taino-paraguayas,  tan  íntimas  y 
nnnierosas,  veo  que,  dentro  del  continente  americano,  no  hay  que 
sorprenderse  más  de  nada. 

(21)  Parece  ser  el  koeruna  primitivo;  con  pocas  influencias 
^-xtrafias.  Podríase  formar  un  grupo  Koeruna,  intermedio  del  Gua- 
iHUÍ,  Ta])uya  y  Paño. 


SÜBORÜPOS   Fainiiias 


LENGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


in  GRUPO  GUK  (22)  O  KOKO 


ÍÍÜ-(SÜ4R4XI  Chimana 


CHOiÁNA  Martius  y  Spix. 
(Juniána)  Relacio- 
nes originarias  y 
cnlturales.  14  &  15 
s/260 11  f; 


PASÉ  (23)  Spix.  Relación  origi- 
naria. Posesivo  gua- 
raní. De  las  voces 
comunes:4y  16S/158  \2% 

YUKüNÁ  Natterer.  Relacio- 

nes originarias.  2  & 

10  s/90 is-;;, 

Marlaté  maiíiaté  fepix.  3  &  10  s/131   lO;-;, 

Con    bastante   kari- 
ná  o  caraíbe. 


fílaypure  marawá  Spix.  12  &  16  s/229  12  % 

Con  bastante  caraí- 
be (mejor  sería  de- 
cir katiná  o  galibí.) 


(22)  Creo  conveniente  conservar  esta  designación  de  Martius. 
pues  la  de  Nu-Aruak  no  conviene  al  primer  subg-rupo,  eu  el  que 
el  guaraní  predomina  de  una  manera  decisiva.  Si  la  proporción 
de  voces  aruacas  debiera  bastar  para  dar  este  nombre  a  todo  el 
grupo,  los  grupos  Tapuja  y  Paño,  y  la  mayor  parte  del  mismo 
Guk,  tendrían  que  ser  llamados  <Guaraní>.  Aún  menos  justo 
sería  darle  el  nombre  de  Aruak,  sencillamente,  como  le  dieran 
autores  eminentes.  Conviene  también  tener  en  cuenta  al  karaíve, 
que  en  realidad  debe  ser  inscripto  en  el  grupo  Guaraní,  no  obs- 
tante la  confusión  con  el  aruak. 

(23)  Conservaron  en  parte  el  posesivo  guaraní  che  (z,  s,  ch). 
no  obstante  la  adopción  posterior  del  e(jo  aruak  «nu». 


SUBGRÜPOS    Familias 


—  53  — 

LENGUAS  Autor    del    glosario,  etc. 


^Ü-GÜARAM  Maypuré  isÁNA 


(Banivadelganna), 
Wallace.  1  &  11  s/89  U% 
Subfamilia  con  la 
precedente  con  bas- 
tante aruak  y  caraí- 
be  y  ausencia  que- 
chua. 


BARE 


Kayoavá 


Subfamilia  baré, 
con  las  dos  siguien- 
tes; mismos  carac- 
teres, con  bastante 
influencia  quechua. 
Spix.  4  &  12  s/129  9  7o 
MAYPtJRE  Muy  próxima  de  la 
precedente  Aproxi- 
madamente   10% 

TARiANA         Wallace.    Antiguo 

yawí.   1    &    10   s/89  12% 

KAYOAVÁ        J.  S.  Fonseca.  Ubi- 
cación dudosa.   O  & 

4  s/66 5% 

Posesivo    na.    Muy 
especializada. 


i\lI-ARlAR      Moia 


Mbaure 


Manáo 


MOJA 

Varios.  Aproxim. 
Algunos    elementos 
caraíbes;  muchos  es- 
peciales. 

5% 

MBAÚRE 

J.  S.  Fonseca  1  & 
9  s/326  (posesivo  ni) 

s% 

MANÁO 

Spix.  0  &  2  s/147 

aprox 

1    (>/ 

Algún  elemento  ca- 
raíbe   (o  dicho  me- 

jor cainá). 

—  54  — 

SUBGRÜPOS    Familias  lenguas  Autores  etc. 


NI-AR14K      Nlanáo 


Baniva 


Kauichaná 


Guyanaú 


Gwaná 


KARIAÍH  Spix.  O  &:  2  s/1'25     2% 

Pocas  analogías  ca- 
raíbes. 

ARAiKú  Spix.  1  &  6  s/144    5  % 

Algunos    elementos 
caraíbes. 

BANÍVA  (Baniva  de  Tomo 

V    Maroá)    Wallace. 

b  &  4  s/90 A% 

Bastante  caraíbe. 


KAUICHANÁ     Martius.    O    (<L-    11 

s/223 

Sin    elementos     ca- 
raíbes. 


5  % 


GUYANAÚ        Schombugk.    Ma- 
terial     insuficiente. 

Tal  vez  sólo  el: í% 

Mucho  caraíbe. 

GWANÁ  Castelnau.  O  &  14 

s/176 8f¿ 

Posesivos  da  y  mi, 
Poco  aruak  y  algo 
caraíbe.  (24) 


(24)  El  gwaná  podría  ser  colocado  en  el  subgnipo  Nu-Guaraní 
Agrego  la  circiinstancia  de  que  el  Crwaná  era  pueblo  «tapihílii» 
(tapüüí),  es  decir  siervo  de  los  Guaraníes,  y  supongo  habrá  ha- 
blado dialectos  más  parecidos  a  la  lengua  de  sus  amos.  Los  del 
Paraguaj'  hablaban  derechamente  el  guaraní,  seguramente  desde 
mucho  tiempo,  no  obstante  haber  conservado  su  tipo  físico  tan 
diferente.  En  cuanto  al  kinildrum^  no  solamente  no  pertenece  a  la 
familia  Guana  o  Mojo-mbaúre.  como  afirmó  Guido  Boggiani  en  su 
Etnografía  Paraguaya  y  mapa  anexo,  sino  que  no  pertenece  a  este 
grupo,  ni  a  la  rama,  sino  a  la  pampeana,  siendo  un  simple  dia- 
lecto de  la  lengua  guaikurú. 


55 


SDBGRIPOS    Familias 


LENGUAS  Autor    del    glosario,  etc. 


NU-ARllAR     Gwaná 


Wainumá 


ARfAM  (25)  Aruak 


LAYANÁídial?)    Fonseca.  Pose- 
sivo djé.  O  &  4  s/84     5f^ 

WAINUMÁ        Martius  y    Walla- 
ce.  Posesivo,  nu  y  pa. 

4  el:  15  s/400 5% 

Algo  caraíbe!  Rela- 
ciones con  el  guar. 
muy  antiguas,  casi 
nulas  en  la  nomen- 
clatura animal  y  ve- 
getal. 

ARUAK  C  Quandt.  5  &  12 

s/310 Q% 

YAViTERA       Wallace.  1  &  4  s/61     8  % 
Algún  elemento  ca- 
raíbe. 


IV  GRUPO  PAÑO  (26) 


PAÑO  (27)     Machuruna 


MACHURUNA       Spix.  1  &  15  S/138    11  f¿ 

Relación  con  la  for- 
ma más  antigua  del 
guaraní. 


(25)  La  ortografía  no  es  segura.  Varios  autores  brasileros 
(i-scriben  Aruan  (arua);  la  palabra  vendría  a  significar,  en  guaraní 
corriente  y  sin  alterar  letra,    Uos  pacíficos». 

(26)  Elementos  propios;  notable  proporción  guaraní;  elemento, 
quechua.  (Por  esta  razón  le  adjunto  el  Iquito).  Posesivo,  ui,  vi,  ki 
El  escaso  elemento  karaíve  no  basta  para  que  se  le  ponga  en  un 
(.hnpo  Caraíbe. 

(27)  Bastante  karaíve  y  quechua;  mucho  guaraní;  posesivo  i.ú 
*'Xcepcionalmente  no.  La  lengua  paño  no  es  la  más  característica 
<U'l  subgrupo. 


SÜBGRÜPOS  Familias 


—   56  — 

LENGUAS  Autor    del    glosario,  etc. 


P4X0  Machuruna      mayoruna      Castelnau.    1  &  8 

s/85 10:^ 

Parece  mezcla  de  dos 
lenguas,  relativ.   mo- 
derna. 


KULiNO  Spix.  7  &  20  s/154  17  % 

Relaciones  de    toda 
clase. 


Peva 


PEVA 


Paño 


KARIPUNA 


IQITO(2S)    Iquita 


PAÑO 


IQUITA 


Castelnau.  1   &   7 

s/86 9>% 

Lengua  de  los  Kau- 
wachí,  Kaumarí  y 
Pakayá.  Relaciones 
muchas  con  las  len- 
guas Tapujas. 

Tschudi  y    Natte. 
rer.  (=Yaun-avo)    6 

&  11   s/162 lOf; 

Posesivo  excepcio- 
nal: no. 

Castelnau.  2  &  16 
s/90 20f^ 

Castelnau.    1  &  4 

s/52 10% 

No  poco  karaíve  y 
mucho  quechua;  po- 
sesivo ki. 


(28)     El  nombro  verdadero  tal  vez  es  otro. 


SÜBGRIPOS   Familias 


LEXGUAS 


Autor    del    glosario,  etc. 


V  GRUPO  ZÁPARO  (29) 


ZAPáRO 


Zapara 


ZAPARA 


Itcnama  (30)    itonama 


O  sculati.   O  &  10 

s/400 2% 

Mucha  relación  con 
lenguas  Tapuyas, 
poca  con  la  karaíve 
y  bastante  con  la 
quechua. 

J.  S.  da  Fonseca. 

1  &  3  s/224 2% 

Algunas  relaciones 
con  la  precedente  y 
quechua. 


COMPARACIÓN  NORMAL  DE  LA  LENGUA 
EOCHAVANTE  U  OTÓ 

(Grupo  TAPUYA,  Subgrupo  gés,  familia  eochavante) 

Como  ejemplo  del  método  seguido  para  la  compa- 
ración de  las  lenguas,  a  continuación  va  la  de  ésta, 
cuyas  afinidades  no  habían  sido    hasta  ahora    encon- 


(29)  No  confundir  con  Hevero  (Jebero)  o  con  Hívaro  o  Jíbaro 
(Cliivorá).  Martius  se  equivoca  al  respecto.  Parece  que  el  Chivorá, 
probablemente  un  subgrupo,  es  más  parecido  al  guaraní.  Pero  las 
lenguas  zaparas  tienen  una  estructura  tan  especial,  y  guardan  tan 
poca  relación  con  las  de  los  grupo  procedentes,  que  no  me  parece 
posible  sino  hacer  con  ellas  un  grupo  aparte.  Apenas  se  pueden 
incluir  en  la  Eama  Guaraniana,  lo  que  no  hago  sino  con  reserva. 
Parecen  representar  a  las  de  una  época  anterior  a  la  grande  exten- 
sión del  guaraní  y  karaíve. 

(30)  Ubicación  provisoria 


—  58   — 

tradas  (31),  habiendo  quedado  por  tanto  problemática 
su  ubicación.  Para  que  ésta  aparezca  más  clara,  pongo 
a  la  derecha  la  comparación  con  las  sendas  lenguas, 
y  en  resumen  final,  la  relación  general  con  las  familias 
y  grupos. 

Tenemos  dos  glosarios  de  esta  interesante  lengua, 
debidos  al  modesto  y  excelente  investigador  Telémaco 
Borba  y  al  General  Ewerton  Quadros.  Los  reuní,  para 
mi  estudio;  advirtiendo  que  me  permití  modificar  algu- 
nas ortografías,  para  uniformarlas  en  lo  más  necesario, 
con  la  general  que  adopté,  y  hacer  más  claras  las 
comparaciones. 


í-órmnla    de  Lciiíjua  oochavante  (32)  Analo<rías 

coinparacion  general:  "  ^ 

1  Agua,  aqna  diélsede  (Borba)  Parece  voz 

especial 
okócha  (33)  (Quadros)     Fam.  Gés  y 


(ol)  .íTlie  Anthroi)ology  of  the  State  of  S.  Paulo»  by  Pr.  Dr.  H 
von  lliering-,  2  d.  ed.,  p.  2.8.  El  ilustre  autor  es  quien  dio  el  nom- 
bre de  Eocliavautes  a  esta  tribu,  para  distinguirla  de  los  Chavan- 
tes verdaderos.  Otó  es  el  nombre  guaraní  y  Kúli  parece  el  que  la 
tribu  se  da  a  sí   misma. 

Advierto  que  la  comparación  con  el  guaraní,  así  como  con 
ciertas  otras  lenguas,  fue  hecha,  aparte,  sobre  la  totalidad  del  glo- 
sario. 

(32)  Como  ya  advertí,  he  creído  necesario  eliminar  el  posesivo. 
Sospecho  la  existencia  de  un  segundo  posesivo,  a.  que  establecería 
una  analogía  con  la  lengua  Geikó,  del  subgrupo  Kren,  grupo  T"a 
puya 

(33)  En  la  ortografía  de  las  lenguas  guaranianas,  me  he  visto 
obligado  a  escribir  con  ch  la  letra  guaraní  que  los  Españoles  es- 
criben de  Ja  misma  manera,  así  como  la  mayoría  de  los  modernos, 
mientras  otros  tratan  de  dar  por  o,  siguiendo  el  ejemplo  de  variu> 
antiguos  y  de  Mont03'^a.  Pues  es,  en  realidad,  una  subafricath-a  al- 
veolar especial,  parecida  a  la  ¿^  y  o  castellanas,  a  la  tli  ingles;i. 
a  la  ch  francesa  y  portuguesa,  a  la  ch  castellana  y  ish  inglesa,  y 
aun  a  la  s-  pura  universal;  pero  no  es  idéntica  a  ninguna  de  ellas.  Y 
creo  que  esta  letra  es  propia,  si  no  de  todas,  al  menos  de  la  mayo- 
ría de  las  lenguas  guaranianas. 


no    - 


1  Agua,  aqua 


diélsede  (Borda) 
okócha  (Quadros) 


2  Arco,  arcus:  nyestekiide 

8  Banana,  Musa:  ? 

4  Cabellos,  capilii:     eteche 


5  Canoa,  cymba: 

6  Casa,  donius: 

7  Cuchillo,  culler: 

8  Dientes,  dentes' 

9  Dios,  deus: 
10  Fuego,  ignis: 


11  Hembra,  mujer; 
*      femina: 


12  Harina,  fariña: 

13  Luna,  luna: 

14  Madre,  rtiater: 


15  Maíz,  Zea; 

16  Mano,  nianus: 


17  Nariz,  nasus: 

18  Padre,  pate?-: 


góve 
vé 


iná  (Borba) 
achó  (Quadros) 


hipipá  (borba) 
donduéde  (Qua- 
dros) 

kiyáde 
fiduá  (B.) 


idúa  (Q.) 

chatle 

nsuá 


asondláive 
athrave  (B.) 
askava  (Q.) 


19  Posesivo,  possessi- 

vum:  in,  i,  (e),  y 


Kayapó   (nko, 
ko);    yurí 
(Koára) 
Especial 
? 

Fam.Kamaká, 
menié 
(nche) 

? 

Go,  intervers, 
de  og,    guar.? 

9 

Especial 

Quechua 

(nina) 
Cherente  (ku- 
cho),   chavan- 
te   (kuché); 
fam.  chavante 


Yurí  (iyuo) 
chimana  (in- 
yúa) 

peva  (watúa) 
Paño?  (cheki) 
Kaírirí(musá), 
sabuyá  (mu- 
soé) 

Especial 
Especial 
Diferencia    de 
audición 

Casi  todas  las 
lenguas  del 
subgrupo  Gés; 
además:  menié 


—   60   — 

19  Posesivo,  possesi- 

vum:  in,  i,  (e),  y 


20  Sol,  solis: 

21  Tapiro,   Tapirus: 


22  Tierra,  térra,  hu- 

mus: 

23  Varón  vir 


24  id.  Negro,  niger 


25  Verbal  verbale: 


eskentáve 
Apila 


biroa 


y  kotochó,  de 
la  fam.  afin 
K  a  m  a  k  a,  y 
mbororó 
Especial 
Guaraní  apia- 
ká  (tapíra)  y 
otros  dialectos 
del  guaraní 

Especial 


uade,  inuade(Q.)  Hombre,    ma- 
rido. Especial. 


kueché  (B.) 


hü 


ya,  a 


Anciano,  se- 
nex;  en  guar. 
kueché= tiem- 
po pasado 
Igualmente  en 
guaraní.  Anal, 
con  kayapó 
Igualmente  en 
guaraní.  La 
forma  inyá,C0' 
mo  también 
yá,  es  la  reu- 
nión del  pose- 
sivo i?i  o  i  con 
el  verbal  a. 
También:  ka- 
raya,  yurí, 
cherente. 


RESUMEN  COMPARATIVO  GENERAL 
(número  de  analogías) 

CON  LOS  grupos:     con  los  subgrupos:     con  las  familias: 


TAPUYA       13 


Gés 


Gés 

Chavante 
Kayapó 
Mbororó 


—  61  — 


TAPUYA 

13 

Karayá 

1 

Karayá 

1 

Kamaká 

2 

Kamaká 

2 

Yurí 

3 

Yurí 

3 

aUARANT 

5 

Avanyeénga 

5 

Nyeéngatú 
Kaírirí 

GUK 

1 

Nu- Guaraní 

1 

Chiman  a 

PAÑO 

1 

Paño 

1 

Páno 

QUECHUA 

1 

Quechua 

1 

Quechua 

Observación:  Este  cuadro,  a  más  de  mostrar 
claramente  cuál  es  el  puesto  que  corresponde  a  esta 
lengua,  permite  otra  deducción.  En  él  se  observará 
que  las  relaciones  lingüísticas  corresponden  exacta- 
mente, salvas  muy  pocas  excepciones,  con  las  geográ- 
ficas; las  lenguas  que  más  han  influido  son  de  las 
naciones  limítrofes;  la  influencia  de  las  de  pueblos 
más  alejados  es  casi  nula.  Esto  viene  a  indicar  con 
seguridad  que  los  Eochavantes  viven  desde  tiempos 
muy  remotos  en  la  región  que  actualmente  ocupan. 
Por  otro  lado,  es  indicio  de  que  aquellos  pueblos 
limítrofes  tampoco  cambiaron  muy  sensiblemente  de 
«habitat». 

El  subgrupo  Gés  es  típico  del  grupo  Tapuya,  el 
cual  comprende  todas  las  tribus  que  los  Guaraníes 
encontraron  ya  establecidas  en  el  Brasil  central  y 
meridional,  en  parte  probablemente  autóctonas. 

Por  otra  parte,  la  estructura  e  índole  de  esta 
lengua,  bastante  especial,  es  indicio  de  que  las  reía 
clones  entre  los  Eochavantes  y  los  demás  pueblos  Gés 
y  los  Guaraníes,  nunca  fueron  muy  íntimas,  y  que  el 
origen  común  con  los  Tapuyas  es  asaz  remoto.  Los 
Guaraníes,  tuvieron  como  uno  de  los  caracteres  esen- 
ciales el  de  silvícolas:  no  apreciaban  ni  codiciaban 
sino  a  la  selva;  rara  vez  mostraron  interés  por  la 
sabana;  en  cuanto  a  las  praderías  más  limitadas  que 
se  encuentran  en  las  regiones  forestales,  las  dejaban 
generalmente  a  las  pocas  tribus  de  raza  inferior  que 
las  habitaban  y  nada  poseían  que  pudiese  tentar  su 
codicia. 

Observación  general.— Aunque  no  debiera  de  ser 
necesario,  creo  sin  embargo  útil  el  advertir  que  todas 
estas  comjjaraciones  de  otras  lenguas  con  el  guaraní, 


—   G2   — 

710  se  hacen,  ni  deben  hacerse,  con  íiingún  dialecto 
especial,  sino  con  la  lengua,  en  cuya  constitución 
entran  naturalmente  todos  los  dialectos  que  se  pueden, 
considerar  como  puros  en  cuanto  al  origen  de  sus 
vocablos. 

OBSERVACIONES    FINALES 

Este  trabajo  no  es  tan  completo  como  yo  hubiera 
querido  que  fuese.  Fáltame  comparar  cierto  número 
de  lenguas,  de  los  altos  afluentes  del  Amazonas,  Gua- 
yanas,  Colombia  y  Centro  ■  América  especialmente. 
Pero  si  es  difícil  en  un  gran  centro  científico  reunir 
en  breve  tiempo  todos  los  documentos  necesarios, 
imposible  debe  ser  eso  en  las  condiciones  de  aisla- 
miento en  que  actúo.  Por  tanto,  y  habiendo  destinado 
este  escrito  como  pequeña  contribución  y  obsequio  al 
Congreso  de  los  Americanistas  que  acaba  de  tener 
lugar  en  Washington,  lo  limité  a  un  resumen,  y  de- 
morando un  poco  la  impresión  del  trabajo  completo, 
podré  tal  vez  agregar  buena  parte  de  lo  que  falta. 
Con  todo,  aparte  el  interés  que  puedan  presentar  en 
su  esencia,  los  nuevos  documentos  no  podrán  modifi- 
car sensiblemente  los  grandes  lineamientos  de  la  in- 
fluencia guaraní,  que  acabo  de  trazar.  Así  que  yo 
creo  haber  alcanzado  el  principal  objeto  que  me  ha- 
bía propuesto. 

En  cuanto  a  las  numerosas  modificaciones  y  cam- 
bios que  he  creído  deber  introducir  en  la  clasificación 
de  las  lenguas,  podrían  hacer  suponer  osadía  de  mi 
parte,  en  la  mente  de  los  que  se  limitaren  o  se  apre- 
suraren en  deducir  juicio  de  los  cuadros  que  hoy 
presento,  sin  examinar  atentamente  las  razones  con 
que  los  apoyo,  en  general  y  en  cada  caso.  Y  como 
estas  razones,  excepto  las  expuestas,  no  pueden  ir  en 
este  resumen,  los  especialistas  ecuánimes  y  prudentes 
se  abstendrán  sin  duda  de  emitir  juicio  definitivo, 
hasta  ver  el  detalle  de  todas  las  comparaciones,  salvo 
en  las  partes  que  este  trabajo  parece  dejar  suficien- 
temente ilustradas.  (1) 

Si  aparece  buen  número  de  familias  y  subgrupos 
nuevos,  y  aun  grupos,  es  que,  según  mi  opinión,  mu- 
cho mejor  es  comenzar  por  agrupaciones  pequeñas  y 


—   G3   — 

bien  caracterizadas,  que  hacer  divisiones  muj''  nume- 
rosas y  de  una  caracterización  difícil  y  frecuentemen- 
te dudosa.  Se  comprende  perfectamente  que  !a  urgen- 
cia de  orientar  los  estudios  haya  obligado  a  estable- 
cer clasificaciones  prehminares,  con  grandes  divisiones 
acaso  vagamente  deslindadas,  por  medio  de  ciertos 
caracteres  de  elección,  que  más  aptos  parecían  para 
introducir  un  orden  indispensable,  guía  y  orientación 
de  los  estudios.  Por  eso,  los  grandes  maestros  que  tal 
hicieron,  prestaron  un  inolvidable  servicio  a  la  ciencia. 
Por  otra  parte,  de  la  misma  manera  se  procedió,  al 
principio,  en  todas  las  ciencias  naturales,  hasta  que 
un  análisis  más  completo  permitiera  caracterizar  a  los 
seres,  bajo  todos  los  puntos  de  vista  y  llegar  a  una 
minuciosa  clasificación  natural.  El  aumento  del  núme- 
ro de  agrupaciones  de  toda  categoría  es  una  conse- 
cuencia natural  del  conocimiento  más  perfecto  de  todos 
los  componentes.  En  la  botánica,  los  géneros  y  las 
familias  han  aumentado  en  cada  revisión;  en  zoología, 
la  familia  ha  bajado  casi  a  la  categoría  que  el  género 
ocupaba  antiguamente,  e  innúmeros  géneros  nuevos 
se  han  formado  por  subdivisión  de  los  antiguos.  El 
cuadro  es  más  complicado;  pero  las  sendas  divisiones 
son  más  consentáneas  con  la  naturaleza  facilitando 
su  estudio,   y  esto  es  lo  que  importa. 

En  cuanto  a  la  familia  lingüística,  base  de  la  cla- 
sificación, entiendo  que  al  tratar  de  establecerla,  no 
podemos  acogernos  a  mejor  criterio  que  el  ya  adop- 
tado para  la  clasificación  de  las  lenguas  más  conoci- 
das, las  europeas  especialmente.  Y  al  ver  que  se  recono- 
ce una  familia  neo-latina,  una  céltica,  una  germánica, 
una  griega,  y  otras  más,  en  las  cuales  sólo  caben  res- 
pectivamente las  lenguas  que  ofrecen  u  n  a  g  r  a  n  pro- 
porción de  palabras  comunes  o  muy  parecidas,  así 
como  una  gramática  y  construcción  muy  semejante,  com- 
prenderemos que  las  pocas  familias  propuestas  o  es- 
tablecidas para  las  numerosas  lenguas  sudamericanas, 
no  presentan  en  general,  ni  con  mucho,  la  homoge- 
neidad necesaria.  Cada  una  de  las  lenguas  que  com- 
ponen una  familia  natural,  puesta  por  escrito,  o  co- 
municada oralmente  por  medio  de  ciertas  palabras 
aisladas  y  frases  compuestas  ad  hoc,  deba  ser  com- 
prendida en  parte  y  sin    previa    enseñanza,   por  cual- 


—    G4   — 

quier  persona  intelicíente  que  hable  cualquier  otra 
lengua  de  la  misma  familia.  Es  este  el  criterio  que  yo 
he  seguido. 

En  cuanto  al  subgrupo,  lo  he  considerado  como 
la  división  más  alta  a  la  cual  se  pueda  llegar  lexico- 
gráficamente con  relativa  seguridad.  Pero  la  compa- 
ración gramatical  empieza  a  hacerse  igualmente  ne- 
cesaria, y  no  puede  ser  descuidada  en  abordando  e! 
estudio  de  las  divisiones  de  categoría  superior.  Es 
decir  lo  que  éstas  aún  tienen  de  provisorias,  dada  la 
escasez  de  buenos  documentos  y  la  ma,!7nitud  del  pro- 
blema, cuya  completa  solución,  si  algú'  día  la  tendre- 
mos, habrá  exigido  el  esfuerzo  de  muchas  y  más  au- 
torizadas   voluntades. 

En  esperas,  siempre  será  conveniente  precavernos 
contra  ciertas  sugestiones,  cuya  presión  influye  a  ve- 
ces para  alejarnOvS  de  la  verdad.  Consejo  más  fácil 
de  dar  que  de  seguir  })ara  el  mismo  que  lo  da,  pero 
que  registro  porque  otro  más  autorizado  ya  lo  diera, 
y  quiero  recordarlo  al  respecto  de  un  criterio  que 
sólo  produjo  desvíos,  el  geográfico.  Varios  hechos  que 
la  ciencia  ya  ha  puesto  en  ciaro,  han  venido  a  indicar 
seguramente  que  la  distancia,  aun  cuando  sea  grande, 
no  debe  ser  por  sí  sola  una  razón  que  se  pueda  opo- 
ner a  ningún  acercamiento,  lingüístico  o  etnográfico. 
Las  migraciones  van  resultando  mucho  más  extensas 
y  longincuas  de  lo  que  se  suponía,  y  aun  los  pueblos 
más  inferiores,  o  que  de  tales  titulamos,  resultan  do 
tados  frecuentemente  de  un  poder  y  capacidad  mi- 
gratoria no  sospechada.  Si  esto  es  cierto  en  general, 
mucho  más  lo  será  dentro  del  continente  americano, 
y  en  tratándose  de  la  extensión  del  guaraní,  lengua 
de  un  pueblo  cuya  cultura  relativamente  elevada,  va- 
lor guerrero,  espíritu  dominador,  y  pericia  en  las  co- 
sas del  mar  como  en  las  luchas  de  la  selva,  no  pue- 
den ser  puestas  en  duda.  Con  todo,  la  enorme  super- 
ficie abarcada  y  el  número  y  diversidad  de  pueblos 
sobre  los  cuales  la  raza  y  la  lengua  guaraní  ejercie- 
ron su  influencia,  quedarán  como  uno  de  los  hechos 
más  sorprendentes  del  pasado. 

Y  al  terminar  esto  ensayo,  recordaré,  como  ya  lo 
hiciera  en  acápite  de  su  «Compendio  de  Etnografía» 
el    malogrado    Guido    Boggiani,   las   palabras    de    esa 


—   65   — 

privilegiada  mentalidad  que  fue  Pablo  Mantegazza: 
«Clasificar  en  un  orden  natural  los  indígenas  de  la 
América  ]\Ieridional  es  uno  de  los  más  arduos  proble- 
mas de  la  etnografía,  y  de  tantos  que  lo  abordaron, 
el  más  afortunado  es  el  que  ha  cometido  menor  nú- 
mero de   errores». 

LA  LENGUA  GUARANÍ   EN  COLOMBIA 

El  estudio  de  las  lenguas  de  Colombia  promete 
ser  fértil  de  revelaciones  al  respecto  de  sus  relacio- 
nes con  el  guaraní.  Se  sabe  que  los  Karaíves  domi- 
naron a  buena  parte  de  ese  país  y  Venezuela,  ocu- 
pando principalmente  el  litoral  hasta  más  allá  de 
Panamá,  lo  cual  dio  lugar  a  que  se  llamase  Mar  de 
Caribes  a  la  parte  correspondiente  del  océano.  Se 
cree  que  los  numerosos  y  aún  indómitos  indios  de 
la  península  de  Guajira  constituyan  una  parcialidad 
notable  del  valiente  pueblo  Karaíve;  el  tipo  físico 
lo  confirmaría  plenamente,  pues  se  parece  muchísimo 
al  de  ciertas  parcialidades  guaraníes  de  seguro  lina- 
je. No  obstante,  se  persiste  en  creer  que  Karaíves 
y  Guaraníes  constituían  dos  entidades  distintas. 
Este  es  el  error,  y  creo  haberlo  demostrado,  así  como 
lo  haré  con  más  acopio  y  detalles  en  otro  trabajo 
que  irá  a  la  prensa  a  continuación  del  presente  (35). 

La  RE  CARAÍBic.\  es  inseparable  de  la  re  guaraní- 
tica.  Esto  resulta  cierto  en  lingüística,  como  en  etno- 
grafía y  en  antropografía;  y  ya  lo  indican  en  los 
cuadros  precedentes,  las  elevadísimas  proporciones  a 
que  alcanza  la  lengua  guaraní  en  los  dialectos  taino, 
borikén,  eyerí,  galibí,  y  otros,  algunos  de  los  cuales 
podrían  ser  considerados  como  dialectos  guaraníes. 
El  célebre  D'Orbigny  ya  había  «tratado  de  probar, 
por  la  comparación  de  las  lenguas,  que  los  Guaraníes 
han  llevado  sus  migraciones  hasta  las  orillas  del 
Orinoco  y  en  las  Antillas.»  Son  sus  palabras.  Pero 
faltándole  suficiente  conocimiento  del  guaraní  y  acaso 
el  tiempo  necesario,  no  pudo    llegar  sino  a  establecer 


(35)     Ya  tuve  ocasión  de  hacer  notar  este  error  en  mi  ensayo 
«Prehistoria  y  Protohistoria  de  los  Países  Gnarauíess.,  1913. 


ANALES  C.   PARAGUAYOS 


—    GG   — 

la  identidad  o  semejanza  de  un  corto  número  de  pa- 
labras; lo  cual  resultó  contraproducente,  pues  confir- 
mó la  creencia  de  que  las  dos  lenguas  eran  muy  di 
ferentes.  El  etnólogo  D'Eichthal  no  fue  más  feliz  (36): 
pues  sobre  120  palabras  caraíbicas,  sólo  halló  cinco 
guaraníes  según  él,  de  las  cuales  yo  tuve  que  recha- 
zar dos,  que  en  reahdad  no  lo  son  (nanichí  y  upupú). 
Con  respecto  a  (3olombia,  no  pude,  hasta  ahora, 
sino  hacer  el  estadio  de  la  nomenclatura  de  las  plaii- 
tas.  Me  sirvió  de  guía  la  .; Flora  de  Colombia»  por 
Santiago  Cortés,  1897.  Como  se  comprende,  este  libro 
trata  de  los  vegetales  de  toda  esa  república,  cuyo  te- 
rritorio abarca  extensas  regiones  pobladas  antiguamen- 
mente,  o  en  la  actualidad,  por  indios  de  lenguas  muy 
distintas.  El  porcentaje  de  analogías  guaraníes  hubiera 
sido  naturalmente  mucho  mayor,  de  existir  un  diccio- 
nario de  las  plantas  que  crecen  en  las  regiones  del 
litoral,  dominadas  por  los  Kai-aíves.  No  obstante,  te- 
niendo en  cuenta  la  enorme  distancia  que  separa  a 
ese  país  del  foco  de  la  raza  guaraní,  y  la  existencia, 
en  Colombia,  de  un  gran  pueblo  de  civilización  ade- 
lantada, la  proporción  resulta  elevada.  Lo  sería  aún 
más,  si  la  mayor  izarte  de  los  nombres  indígenas  no 
se  hubiesen  perdido,  bajo  la  influencia  del  español. 
Por  fin,  hé  aquí  los  resultados  totales: 

Nombres   indígenas    estudiados  ...      ...     434 

Nombres  guaraníes  indénticos  a  los  del  Para- 
guay    12 

Nombres    guaraníes     alterados,     fácilmente 

reconocibles: 66 

Suma     78 

o  sea  el 18  7^ 

No  cuento  36  nombres  más,  cuyo  origen  guaraní 
considero  posible,  pero  difícil  de  establecer,  ya  por  ser 
dudoso,  ya  porque  sean  probablemente  muy  alterados. 
He  notado  que  los  nombres  indígenas  de  Colombia 
son  mucho  más  alterados  que  los  de  cualquier  otra  len- 
gua sudamericana  que  yo  haya   estudiado. 


(3G^     «Euules  8.  l'Histoire  Primitive  de  Races   Océanienaes  et 
Ámericaínes»,  ji.  250. 


—   G7    ~ 

Creo  oportuno  agregar,  aunque  se  trate  de  un 
documento  muy  incompleto,  que  el  análisis  de  los  re- 
feridos nombres  me  ha  permitido  reconocer  cierto  nú- 
mero de  voces  comunes,  o  elementos,  que  también  se 
-relacionan  con  la  lengua  guaraní.    Son  las  siguientes: 

Avatá:     sinónimo  guaraní  de  tembetá  ==  barbote. 
Unde: 

Avá:     hombre,   homo,  1.  s. 

A:     subfijo  con  el  sentido  de  qiiod  est 

Ahí=ahihi,  picante,  gusto  ardiente,  urens 

Akaiig:  rama,  ramaje,  ramus,  ramorura  i:)anni- 
cala 

Aká:     botón,   pimpollo,  alabastrum 

Aniáu:     lluvia,  pluvia 

Billa  =mbihá:  gentes,  gentes 

£iiibé  (muy  probablemente  =  sembé):  labio  (in- 
ferior), lahiuní    inferiun 

Gualan<lá=  karandá:  calificativo  genérico  de 
plantas 

Ouaká  =  guá'a  o  guaká,  según  los  dialectos: 
grandes  papagayos,  psittacidae  Arae  generis. 

Onachíh*  fruto  erizado  o  arrugado,  fructus 
inuricatiis  vel  rugos2is 

Hiví;  hibí  =  ihvíh:     tierra,  suelo,  iLumiis,  solum. 

Kaá  (ká):     planta,  planta 

Kaa,  kaanga:     follaje,  foliornm  copia. 

Kacliimbó  :=kaachimbó:  pipa,  aparato  de  fu- 
mar, siphuitcnhis 

Kaii:     excitante,  inebriativo,  stimulans,  inebrians. 

Kokó:     fruto   de  palmeras,  palmaruní  friict^is 

Karakolí  =^  kará  •  kurí,  almendra  redondeada, 
glans  rolundata. 

Knruwá:     cucurbitáceo,  cuc/iirbitinus . 

O:     hoja,    folium 

Panamá:  mariposa,  papilio;  como  en  los  dia- 
lectos guaraníes  del   Norte. 

Píhrihk=ihtí,  pirikití:  granos,  cuentas,  semina 
(id   torques 

Pó:     vara   delgada,  virgula 

Pochíh:     bravo,   malo,   feriis 

Rarú  (=lulú,  en  los  países  del  Norte  la  R  gua- 
raní se  dulcifica  frecuentemente  en  L):  sucu- 
lento, succnlentus 


—  G8  — 

Uá  (==ihvá):     fruto,  baya;  fructus,    bacca 

Uí;     harina,  fariña 

Uí-ra:     ceniciento,  cinereus,  incanus  (37). 

Estos  elementos  son  los  que  entran  en  la  com- 
))Osición  de  los  nombres  de  plantas,  sin  que  por  el 
momento  pueda  agregar  más  al  respecto  de  su  fun- 
ción en  la  lengua.  El  análisis  de  los  nombres  geo- 
gráficos proporcionará  seguramente  un  número  asaz 
elevado.  Al  respecto  de  las  plantas,  tengo  que  adver- 
tir que  en  la  flora  consultada,  faltan  casi  completa- 
mente las  de  la  Amazonia  Colombiana,  vastísima  región 
poblada  de  elementos  guaranianos,  y  cuya  flora  no 
es  muy  conocida;  es  de  presumir  que  el  estudio  de 
esta  última  daría  una  proporción  mucho  más  elevada 
de  nombres  y  voces  guaraníes,  como  la  que  da  en 
Venezuela,  país  comprendido  todo  entero  en  la  gran 
región  guaraniana  del  norte. 

De  un  examen  preliminar,  |)arece  que  no  va  a 
ser  cosa  fácil  el  deslindar  geográficamente  en  Colom- 
bia los  elementos  karaíve-guaraníes  de  los  que  no  lo 
son;  sólo  podrá  permitirlo  una  documentación  más 
completa  bajo  todo  punto  de  vista.  En  todo  caso, 
llama  la  ateución  el  que  existan  nombres  geográficos 
guaraníes  hasta  en  la  parte  central  y  meridional,  como 
Ibague,    Jaguara,    Mariquita,    Ubaté    y   muchos  otros. 

Dificultad  parecida  se  encontrará  en  el  Ecuador, 
donde,  según  autores  ecuatorianos,  una  parcialidad 
guaraní,  viniendo  del  Este,  llegó  hasta  la  costa  del 
Pacífico;  seguramente  en  la  región  donde  ho}'^  todavía 
leemos  los  nombres  de  Guayaquil  y  Yaguachí. 


PARTE     IV 

LOS  CARAIBES  O  KARAÍ  -  GUARANÍ  EN  ANTILLAS 
Y  CENTRO -AMÉRICA 

Desde  el  primer  siglo  de  la  conquista,  los  españo- 
les denuncian  la  existencia  de  pueblos  caraíbicos  en 
Centro  América.     (Dviedo   v  Herrera     la  indican  clara- 


(37)     Omití  estos:     t  ú  a  =  (tuá)  cogollo,  surculus,  ajma  crassa 
T  Á  V  A     (ttába),  pueblo,  aldea,  pagiis,  victis^ 


—   69   — 

mente.  Los  autores  posteriores  sucesivamente  la  confir- 
man; en  el  país  de  Chirikí  y  en  la  costa  de  Honduras, 
especialmente  en  Trujillo,  así  como  en  las  costas  de 
Mosquitia  y  Nicaragua;  en  la  hoy  república  de  Pana- 
má, todo  el  país  pertenece  a  los  Karai— Guarcnií,  que 
allí  como  en  el  Ecuador,  después  de  cruzar  a  lo  largo 
y  a  lo  ancho  todo  el  continente  sud-americano,  contem- 
plan al  Grande  Océano  que  esconde  su  cuna  en  la  in- 
mensidad de  sus  misterios. 

Los  autores  modernos  confirman  a  los  antiguos, 
agregando  algún  descubrimiento  nuevo.  Waitz  recono- 
ce la  presencia  de  los  Caraíbes  hasta  en  el  Norte  de 
la  América  Central  (Antrop.  IH,  355).  D'Eichthal  su- 
pone que  hayan  ejercido  alguna  influencia  hasta  en 
los  Estados  Unidos  de  Norte-América;  otros  admitie- 
ron correrías  en  Florida;  lo  cual  nada  tendría  de  ex- 
traño, pues  los  pueblos  conocidos  bajo  ese  nombre, 
eran  dueños  exclusivos  de  esos  mares  y  dominaban 
a  todas  (38)  las  Antillas  y  las  Bahamas.  Por  fin,  do- 
cumentos históricos  comprobaron  que  esos  pueblos  lle- 
garon al  Yucatán,  atacando  a  los  Mayas  y  mante- 
niéndose algún  tiempo  en  ese  país. 

El  hecho  de  que  los  Caraíbes  dominaran  a  una 
parte  de  la  América  Central,  sugirió  a  un  autor  la 
hipótesis  de  que  por  esa  parte  del  continente  hubie- 
sen llegado  a  Sud-América.  Empero,  todo  lo  que  sa- 
bemos con  cierta  seguridad  de  la  protohistoria  karaí- 
guaraní,  viene  a  confirmar  que  la  migración  general 
tuvo  lugar,  en  la  fase  correspondiente,  de  sud  a  nor- 
te, conformemente  con  lo  que  ya  indicaban  las  tradi- 
ciones guaraníes  (39) 

Los  autores  antiguos  que  on  tales   cosas  se   ocu- 
paron, están    conformes    en  declarar  que  en  la  época 


(38)  Cuando  Las  Casas  dice:  .<Nuuca  jamás  se  halló  que  los  Cari- 
bes, si  los  hay,  descendiesen  tanto  abajo  de  sus  ishis,  que  son  las 
de  Guadahipe  y  Dominica,  ...  y  auna  esta  Española  creo  que  no 
bajabau  sino  de  cuando  en  cuando  «(Hist.  de  las  Indias,  1875,  III, 
484),  evidentemente  alude  a  la  parcialidad  o  tribu  especial  sobre  la 
cual  pesaba  la  acusación  de  aniropófaga,  acusación  que,  diré  de  pa- 
so, Las  Casas,  el  hombre  que  más  conoció  a  los  indios,  declara  in- 
fundada. 

(39)     Martius,  «Ethnogr»   748 


—   70   ~ 

del  descubrimiento,  en  todas  las  Antillas  sólo  había 
una  raza  de  indios,  hablando  una  lengua  común.  Es 
probable  que  la  uniformidad  física  no  fuese  tan 
completa  como  a  esos  autores  aparecía,  y  que  el 
antropólogo  moderno  hubiese  hallado  alguna  variación. 
En  cuanto  a  la  lengua,  ya  he  mostrado  que  los  idio- 
mas ej'^erí  y  taino  y  tal  vez  el  borikén.  pueden  ser 
considerados  como  lenguas.  Pero  sería  aventurado 
negar  que  el  conjunto  físico  no  presentase  notable 
uniformidad  general;  y  es  evidente  que  esos  idiomas 
tienen  mucho  parecido  entre  ellos  (como  lo  tienen  con 
el  guaraní),  tanto  que  fueran  considerados  como  dia- 
lectos de  una  misma  lengua;  sobre  todo  si  se  admite 
una  circunstancia  probable,  esto  es.  que  las  diferencias 
vengan  en  parte  de  la  audición  y  de  la  ortografía, 
ambas  muy  defectuosas,  y  además,  de  lo  incompleto 
y  reducido  de  los  correspondientes  glosarios. 

Esa  raza  era  la  de  los  verdaderos  y  antiguos 
Karaíves,  o  Karaí-Guaraní.  El  conjunto  de  sus  carac- 
teres físicos  era  el  de  los  Guaraníes:  braquicefalía, 
frente  más  ancha  C|ue  en  la  generalidad  de  los  ame- 
ricanos, distancia  notable  entre  los  ojos,  color  de  la 
piel  bastante  clara,  facciones  asaz  regulares,  cara 
mongoloide  (40).  cuerpo  bien  proporcionado,  bien  for- 
nido, pies  y  manos  pequeños,  ojo  pequeño  y  vivo,  la 
mirada  y  la  expresión  bondadosa  y  el  cabello  cortado 
como  sabemos.  Mas  al  respecto  de  los  Guaraníes  es 
necesario  hacer  una  advertencia;  y  es  que,  habiendo 
en  sus  largas  migraciones  sometido  a  un  gran  núme- 
ro de  naciones  y  tribus  diferentes,  y  formado  con  la 
mayor  parte  de  éstas  cruzamientos  en  diverso  grado 
y  manera,  su  tipo  físico  vino  presentando  diversidades 
cada  vez  más  notables.  Imponían  generalmente  su 
lengua,  sus  ideas  religiosas  y  sociales,  sus  conocimien- 
tos agrícolas  y  otros,  como  corresponde  siempre  a 
pueblo  de  mayor  cultura;  pero  recibían  parte  de  la 
sangre  y  varios  estigmas  de  razas  diferentes.  Por 
consecuencia,  si  como  pueblo  presentaban  una  unifor- 
midad que    considerando  la  enorme    extensión  de  los 


(40)  Vespucio,  exacto  observador,  decía  de  ella:  «Quoniam  lata- 
facies  Tartariis  adsimilata  habent»,  esto  es,  «pues  que  tieueu  la 
cara  ancha  como  los  Mono:oles». 


—   71   — 

países  ocupados  resulta  admirable,  en  cambio,  su 
aspecto  físico,  aunque  manteniéndose  casi  siempre 
dentro  de!  molde  general,  ofrecía  diferencias  no  des- 
cuidables. 

En  el  caso  de  que  hablamos,  las  parcialidades 
de  las  Antillas  se  distinguían  por  una  braquicefalía 
más  marcada  ganando  el  cráneo  en  altura  lo  que  per- 
día en  largura.  Aunque  es  de  observar  tal  forma  es 
común  entre  ciertas  parcialidades  guaraníes  del  con- 
tinente, como  los  Omac/iud,  y  de  ella  hay  casos  hasta 
en  los  Guaraníes  del  Sud,  que  la  distinguen  con  el 
nombre  expresivo  de  apihterakuá,  es  decir  «coronilla 
aguda».  Tanto  llamó  la  atención  de  los  conquistado- 
res esta  forma,  que  la  atribuyeron  a  una  deformación 
artificial  del  cráneo  (41);  sin  pretender  influir  en  la 
debatida  cuestión,  debo  decir  que  ninguna  noticia  ha,y, 
ni  creo  haya  habido  de  tal  operación  entre  los  Gua- 
raníes del  Sud,  donde  semejante  forma  no  debió  ser 
tan  rara  cuando  se  inventó  una  palabra  para  distin- 
guirla. 

Todo  lo  que  sé  directamente  de  estos  últimos 
Guaraníes,  lo  que  dejan  entender  los  historiadores  y 
misionarios  y  ios  documentos  esparcidos,  así  como  lo 
poco  que  se  sabe  de  la  protohistoria  de  los  del  Norte, 
y  los  numerosos  datos  al  respecto  de  los  habitantes 
de  las  Guayanas,  Antillas  y  países  del  Mar  de  Caribes 
después  del  descubrimiento,  todo  tiende  a  comprobar 
que  el  nombre  Karaí,  con  sus  variantes,  cuando  no 
era  aplicado  de  una  manera  mu}''  lata,  y  sí  en  su  sen- 
tido verdadero  y  originario,  no  designaba  a  ninguna 
nación,  o  parcialidad  o  tribu  especial,  sino  a  una 
especie  de  nobleza,  clase  social  a  veces  mal  definida 
pero  no  menos  cierta,  y  según  las  circunstancias  pa- 
cífica y  culta,  o  bien  netamente  guerrera.  Este  último 
caso  era  el  de  las  Antillas,  como  el  de  varias  partes 
del  continente. 

En  cuanto  a  las  Antillas,  queda  confirmado  por 
lo  que  refiere  la  mayor  ]iarte  de  ios  autores  antiguos. 
La  uniformidad  de  raza  en  esas  islas,  y  por  otra  par- 


(41)  Varios  autores  niegan  que  tal  práctica  haya  existido  en  las 
Antillas;  entre  otros- Juan  Ignacio  de  Armas  («Les  Cránes  dits  De- 
formes»  Havaue,  1885)  que  hizo  una  clara  exposición  de  la  cuestión. 


—  12  — 

te,  la  comunidad  de  los  caracteres  físicos  cor.  los  de 
la  raza  Karai- Guaraní,  o  simplemente  guaraní,  son 
pruebas  evidentes  de  que,  en  época  más  antigua, 
ésta  invadió  y  pobló  a  todos  esos  países,  absorbiendo 
más  o  menos  completamente  a  los   pueblos  autóctonos. 

(42)  Las  clases  sedentarias  quedaron  bajo  el  dominio 
de  la  guerrera,  y  las  condiciones  geográficas  vinieron 
a  exagerar  las  diferencias.  Teniendo  que  vivir  en  islas 
a  veces  de  superficie  muy  reducida,  donde  la  caza 
mayor  era  nula  o  muy  escasa  y  ya  no  había  enemi- 
gos que  combatir,  los  moradores  se  hicieron  aun  más 
exclusivamente  agrícolas,  entregándose  por  completo 
a  la  vida  rural  más  pacífica  y  tranquila.  Al  contrario, 
la  clase  militar,  encontrando  fácil  dominio  en  las  islas 
y  enemigos  (|ue  guerrear  en  el  continente,  3'  no  que- 
riendo abandonar  aquéllo  por  lo  provechoso  que  era. 
ni  esto  por  el  placer  y  la  ventaja  que  hallaba  en  la 
pelea,  adquirió  ciertos  hábitos  de  nomadismo,  con 
mayor  altanería  y  rudeza  en  las  costumbres,  llegando  a 
constituir  como  una  casta  que  llevaba  como  distintivo 
el  cabello  largo.  En  correrías  más  o  menos  periódicas, 
pasaban  del  archipiélago  al  continente,  y  de  éste  de 
nuevo  a  las  islas,  cruzando  los  mares  en  sus  Kanáua 
en  que  había  hasta  sesenta  y  ochenta  remadores; 
paraban  lo  suficiente  paui  cobrar  los  tributos  y  dar 
se  vida,  eventualraente  reprimir  ijlguna  protesta; 
holgaban  por  más  tiempo  e:i  ciertas  islas,  donde 
tenían  mujeres  y  familia  que  periódicamente  visitaban, 

(43)  y  cuando  llegaba  el  tiempo  o  se  aburrían  de  tanta 
holganza,  volvían  proa  para  las  Guayanas,  donde  los 
Aruakes  y  los  Kalind  tenían  nuevos  tributos  para 
entregar,  y  eventualmente  bríos  para  resistir,  lo  cual 
celebraban  los  Karaives  con  verdadera  alegría. 


(42)  Difícil  es  saber  cuáles  fueran.  Lhs  Antillas  tuvieron  población 
desde  época  muy  antigua;  el  eminente  cubano  Prof.  Montañé  descu- 
brió el  hombre  prehistórico  de  Cuba,  que  Ameghino  estudió  y  llamó 
Homo  cahensis.  considerándolo  especie  nueva;  pero  esta  raza  segu- 
ramente liabía  desaparecido  hace  mucho  tiempo,  tal  vez  completa- 
mente. 

(43)  De  tan  extraña  organización  había  algún  ejemplo  en  el  con- 
tinente, o  de  parecida,  rehicionada  con  lo  referente  a  las  famosas  y 
semi-fabulusas  Amazuiias. 


—   73  — 

Mas  todo  lo  vence  el  tiempo  o  lo  altera.  Cuando 
Colón  descorrió  el  velo  que  cubría  a  las  Antillas,  esa 
clase  militar  de  los  antiguos  y  verdaderos  Karaives 
{44),  reducida  tal  vez  de  número  por  su  propio  método 
de  vida,  vuelta  seguramente  en  parte  a  una  existen- 
cia más  sedentaria,  ya  no  menudeaba  tanto,  ni  llevaba 
tan  lejos  sus  incursiones,  quedando  las  grandes  Anti- 
llas más  o  menos  libres  de  su  dominio.  No  obstante, 
lejos  de  someterse  fácilmente  a  los  Españoles,  se 
defendieron  reciamente  y  aun  atacaron,  con  tanto 
valor  y  tenacidad,  que  ellos  mismos  apuraron  su 
exterminio,  completo  al  cabo  de  medio  siglo. 

Siendo  aún  muy  escasa  la  inmigración  española, 
las  islas  en  que  esos  Karaives  habían  tenido  su  asien- 
to quedaron  en  buena  parte  desiertas.  Entonces  una 
nueva  inmigración  de  indios  se  presenta  y  ocupa  el 
lugar  vacío.  También  viene  del  continente,  de  las 
Guayanas,  y  sus  hombres  se  llaman  también  /ca7-i, 
keríf  o  kclí;  esto  basta  para  que  los  Europeos  los 
designen  igualmente  bajo  el  nombre  de  Caraíbes.  Pero 
ya  no  son  los  Karaives  verdaderos  o  Karaí-Guaraní, 
sino  los  descendientes  de  la  mezcla  étnica  de  éstos 
con  las  poblaciones  indígenas  y  sometidas  de  las 
Guayanas  y  Amazonia,  los  Karí-nd  o  Kalincí,  como 
ellos  mismos  se"  titulan,  es  decir,  los  «parientes  de  los 
Kai^aí  o  Kart.»  Su  lengua  es  muy  mezclada  de  guara- 
ní; sus  costumbres  e  ideas  también;  pero  el  tipo 
físico  difiere  mayormente,  pues  si  en  la  mezcla  cultu- 
ral el  más  adelantado  predomina  siempre,  en  la  de 
las  razas  se  sobrepone  el  que  cuenta  con  el  número. 
Fueron  ellos,  no  obstante,  los  que  en  el  siglo  XVII 
llevaron  el  nombre  de  Caraíbes,  otorgádoles  por  los 
Franceses  y  demás  Europeos  que  se  habían  apoderado 
de  esa  parte  del  archipiélago  (45). 


(44)  El  lector  liabrá  notado  el  uso  inteucioual  de  dos  ortografías 
para  este  nombre.  Caraíbes  o  Caribes  tiene  el  sentido  general  y 
bastante  vago  que  le  dieron  los  más,  y  Karaives  el  propio  y  estricto. 

(45)  Una  parte  tuvo  cruzamiento  con  los  Negros  importados  y 
dio  nacimiento  a  los  llamados  Caraíbes  Negros,  de  las  Pequeñas 
Antillas. 


—   74  — 

Nos  encontramos  por  tanto  frente  a  dos  colectivi- 
dades diferentes  conocidas,  o  mejor  diclio  confundidas 
bajo  el  mismo  nombre  de  Caraíbes:  Los  verdaderos 
y  antiguos,  los  Karaí,  los  de  las  multitudes  (Eii-rí 
en  guaraní),  (Kaaiiára  o  Caures)  rurales  y  sedenta- 
rias de  las  Antillas  y  Bahamps,  así  como  de  la  casta 
militar  dominante,  los  que  se  titulaban  también 
Taihin  (o  sea  «gente  de  linaje,  en  guaraní),  y 
Giiám.a  (o  sea  «los  adornados,  Guá,  los  jefes  o  del 
linaje  (Huáma)  de  los  jefes),  y  Kariv  (o  sea  «los 
más  fuertes»,  en  guaraní  Karivé);  raza  antiguamente 
invasora,  de  cabeza  redonda  }'■  frente  ancha  y  alta, 
notablemente  uniforme  y  pura,  debido  seguramente  a 
la  escasez  de  la  población  autóctona  o  antecedente. 
Y,  por  otra  parte,  los  Ka7'i-nd,  los  Caraíbes  modernos 
de  los  autores  franceses,  tan  sólo  «parientes  de  los 
Karaí»  como  indica  ese  nombre  guaraní  que  se  daban; 
invasores  de  la  época  histórica,  mezcla  étnica  de  las 
Guayanas,  mucho  menos  braquicéfala,  de  frente  más 
baja  y  estrecha,  de  estatura  más  alta  aunque  gene- 
ralmente menos  robusta,  con  algo  de  ese  elemento 
leptorrino  (46)  escasamente,  pero  generalmente  espar 
ciclo  entre  los  Guaraníes  y  Guaranianos  del  Centro  y 
aún  más  entre  los  del  Norte,  con  una  lengua  de  elevada 
proporción  guaraní,  pero  con  mayor  elemento  extra- 
ño y  un  frecuente  uso  de  la  letra  L  (47). 

La  confusión  de  estas  dos  clases  de  Caraíbe  fué  una 
de  las  causas  principales  de  no  haberse  dado  con  la 
verdadera  naturaleza  y  origen  de  ambas,  y  especial- 
mente de  la  primera.  Es  de  grande  interés  que  desa- 
parezca (48),  para  la  ciencia  antropológica  y  la  histó- 


(46)  Que  se  distingue  por  la  nariz  delgada  o  estrecha,  frecuen- 
temente algo  aguileña,  o  bien  de  lomo  convexo,  y  se  acompaña  a 
menudo  de  cierta  dolicocefalía  y  la  estrechez  y  largura  del  cráneo 
con  la  de  la  cara.  A  una  de  estas  combinaciones  de  formas  suelen 
varios  autores  titular  semítica,  con    poco  acierto,  según   me  parece. 

(47)  En  estos  estudios  noté  que  el  uso  de  la  L,  dentro  de  la 
rama,  coincide  con  la  existencia  de  un  elemento  leptorrino. 

(48)  .1.  I.  de  Armas  ya  lo  indicó  hace  treinta  años;  pero  no 
tuvo  mayor  eco,  por  faltarle  el  dato  lingüístico  y  creer  que  los  ver- 
daderos Karaíves  no  hubiesen  llegado  nunca  a  Cuba  o  más  allá  de 
las  Pequeñas  Antillas. 


—   75   — 

rica  y  para  el  público  americano,  que  irá  interesándo- 
se cada  vez  más  de  conocer  el  pasado  de  su  raza  o 
de  su  país. 

Recordando  la  elevadísima  proporción  de  voces 
guaraníes  corrientes  que  tenía  la  lengua  general  de 
las  Antillas,  observando  que  todos  los  nombres 
y  títulos  que  se  daban  los  hombres  que  la  hablaban 
son  del  más  puro  guaraní  y  teniendo  presente  la  fuer- 
te braquicefalía,  así  como  la  uniformidad  de  tipo  y 
la  relativa  ausencia  del  elemento  dolicocéfalo  y  del 
leptorrino,  que  con  cierta  frecuencia  aparecen,  más  o 
menos  combinados,  en  el  Centro  y  hasta  en  el  Sud  de 
los  países  guaraníes,  se  siente  uno  llevado  a  suponer 
que  los  habitantes  de  las  Antillas  en  la  época  del  descu- 
brimiento constituyesen  una  de  las  parcialidades  más 
puras  de  la  raza,  conservada  por  la  vida  insular. 

La  lengua  no  guarda  la  alta  proporción  o  pureza 
que  hubiera  debido  observarse  en  este  último  caso. 
Apartando  el  elemento  guaraní,  y  algunas  voces  arua- 
kes  o  kaliná  queda  aún  una  proporción  menor  de 
cierto  elemento  especial  irreductible.  ¿Sería  autóctono, 
o  el  del  pueblo  que  precedió  a  los  Karaíves?  Fué  cos- 
tumbre general  de  los  que  invadieron  en  son  de  gue- 
rra, apoderarse  y  hacer  suyas  las  mujeres  indígenas 
u  lugareñas,  las  cuales,  teniendo  naturalmente  el  car 
go  de  enseñar  los  primeros  conocimientos  a  los  hijos, 
hacían  que  su  propia  iengua  en  mayor  o  menor  pro- 
porción se  perpetuase,  no  obstante  el  conquistador. 
De  manera  que  ese  elemento  especial  se  explicaría. 
Mas  entonces,  ¿cómo  justificar  la  uniformidad  de  los 
caracteres  físicos,  que  según  los  autores  Españoles  era 
tan  grande?  Queda  en  esto  un  punto  inexplicado  muy 
importante.  Tal  vez  el  elemento  físico  autóctono  ha3''a 
sido  casi  completamente  absorbido,  en  razón  de  su  po- 
ca importancia  numérica;  no  así  el  lingüístico,  mejor 
conservado  mediante  la  influencia  materna.  Por  otro 
lado,  los  conquistadores  no  eran  tan  finos  observado- 
res, la  ciencia  antropológica  no  existía  aún,  y  es  muy 
probable  que  en  el  conjunto  de  la  mayoría  uniforme 
haya  pasado  desapercibida  más  de  una  forma  excep- 
cional. 

La  identidad  o  el  íntimo  paí^entesco  Karaíve- 
giiaraní  no  podía   ser    comprobada    sino  por  la  Un- 


—   76    - 

güistica,  por  tratarse  de  un  graá  pueblo  que  en  ra- 
zón de  la  enorme  extensión  que  ocupaba  y  de  los  nu- 
merosos pueblos  sometidos,  no  pudo  conservar  siempre 
la  pureza  de  su  tipo  antiguo.  Es  por  eso  que  el  gran 
D'Orbigny,  no  obstante  haber  probado  la  identidad 
Karaíve-guaraní  en  cuanto  a  la  raza,  no  pudo  ven- 
cer a  las  antiguas  preconcepciones,  que  hacían  de  los 
Guaraníes  y  Caraíbes  dos  pueblos  muy  distintos,  por- 
que «hablaban  lenguas  completamente  diferentes». 

En  este  trabajo,  los  cuadros  comparativos  demues- 
tran a  primera  vista  que,  no  solamente  esas  lenguas 
no  son  tan  diferentes  como  hasta  ahora  se  creyera,  si- 
no que  existe  entre  ellas  más  aún  que  simple  analo- 
gía. Una  vez  conocidos  todos  los  detalles  de  las  com- 
paraciones (49),  eso  bastará  para  demostrar  definitiva- 
mente esa  identidad  étnica;  no  debiendo  constituir 
obstáculo'  para  admitir  tal  verdad,  el  hecho  natural 
y  necesario  de  que  la  entidad  karaíve-guaraní,  esen- 
cialmente conquistadora,  haya  venido  englobando  los 
elementos  de  lenguas  extrañas,  resultando  mezclas 
lingüísticas  como  las  hubo  físicas. 

Según  los  cuadros  aludidos,  la  íntima  analogía  no 
existe  sólo  entre  la  lengua  guaraní  y  la  de  los  Karaí- 
ves  verdaderos;  es  tan  grande  entre  aquella  y  la  de 
los  kaií-ná,  o  Caraíbes  del  continente  y  de  la  inva- 
sión moderna,  los  «parientes  de  los  Kai^i  o  KaraU. 
Como  ejemplo,  va  a  continuación  la  comparación  me- 
tódica de  la  propia  lengua  kaliná,  o  «galibí»,  como 
dieron  en  llamarla  algunos  autores,  no  sé  cómo. 


COMPARACIÓN  xMETODICA 

DE  LA  LENGUA     «KALINA> 

1  Agua  tuna  Característica    de    las 

lenguas    pálmela,    maku- 

chí,     karivisí,     akawuaí, 

arekuná,     wuaiyamará, 

mayonkong,      pianohotó, 

(49)  Ver  más  adelante  la  comparación  global  del  eyerí.  La  del 
taino  ai)arece  en  la  monografía  correspondiente  de  «Descripción  Fí- 
sica y  Económica  del  Paraguay-» 


—   77 


Agua 

Río 
2  Arco 


Tuna 

ipolíhri 
rapa 


8  Banana 

4  Cabellos 

5  Canoa 


6  Casa 


palalaná 
onsé,  onké 
kanáua 
koliára 

amoanyá 


tiverihotó,  atoraí  y  pál- 
mela, del  subgrupo  Karí- 
ná;  además:  guana  (tona) 

Guaraní  mbihá  (íhri) 

Guaraní  característica: 
idéntica  en  la  mayor  par- 
te de  los  uialectos;  en- 
los  demás,  base  idéntica. 
Además:  guayakí,  maku- 
chí,  arekuná,  tiverihotó, 
kirichaná  y  purikotó  (ra- 
pa); karavisí.  akawaí, 
pianahotó  y  dial,  guara- 
ní (huíhrapá  siendo  huíh 
=flecha);  chimaná  y  dial, 
guar.  (huihrapára);  yu- 
kuná  (para);  wuaiyamará 
(hurapá);  wuiriná  (kol- 
yopá). 

Aruak  y  yavitero  (pa- 
latána). 

Yagua  (nonké);  wuiri- 
ná (oké). 

Guaraní    chiripá    (ka- 
nóa);  kaingang  (kan-kéi). 

Makuchí,  purikotó  (ku- 
riará);  kirichaná  (kuriá- 
rá);  aruak  (kulyára). 

Guaraní    (50);    yagua 
(amonyú);  palikura  (mon- 

yó)- 


(50)  Advierto  que  nt=ñ.  En  guaraní,  amoiíyá=«yo  hice»,  la 
que  yo  hice;  mi  hechura;  es  un  posesivo;  esta  desiguációu  parece 
corresponder  a  las  pequeñas  casas  que  cada  familia  hacía,  no  a  la 
grande  común.  El  mismo  posesivo  sirve  para  indicar  la  pequeña  canoa 
de  uso    personal,  de  donde  amonyú  en  yagua  y  monyó  en   palikura. 


7b    — 


sura  Voz  especial. 

7  Cuchillo        maría  Wuiriiiá;k¡richaná(ma- 

riai). 

8  Dientes         ré,  rí  (51)  Guaraní  (rái);  pálmela 

(ré).  Especial  de  la   fam. 
Kalina. 

9  Dios  Tamúsí,  Tamiisú:  Guaraní  (Tamóichi,  Ta- 

móiusú,      Tamoi  -  guasú); 
paño  (Temuí). 


Tupa 


Anaanh 


Diablo 


Yuruká 
Mapurú 


Guaraní,  kairirí,  koro- 
pó,  kauochó,  niakuní,  ma- 
chakulí.  kimdá,  aymoré, 
chimeón,  purí,  malalí,  ti- 
kuna  (Tupa);  chiquito 
(Tupáh);  wuiriná,  paliku- 
ra,  mura,  yiirí,  koretú, 
karapaná  (Tupána);  kain- 
gang,  kamé  (Tupé);  mbo- 
roró  (Topa);  koeruna 
(Toibá);  sabuyá  (Tupuí) 

Guaraní  (Anyá);  ore- 
gón  (Anyá);  yukuna  (In; 
yá);  guayakí  (Anyavé)- 
en  otras  lenguas  como 
diablo,  o  espíritu  malo. 

Guaraní  (52) 

Especial? 


(51)  El  prefijo  ye  es  el  posesivo  mi;  queda  con  esto  aclarada  la 
confusión  que  hacia  la  voz  yerí,  «ésto»,  que  también  parecía 
significar   «diente». 

(52)  En  esta  lengua  significó  también  soldado  (español);  lo  cual 
es  sugestivo;  compárese  con  el  nombre  que  dieron  al  perro,  que  en 
•veinte  leng-uas  hallé  idéntico  al  que  daban  al  tigre. 


79 


10   Fuego  wuató 


11  (Harina)  Pan    medj'ü 

12  Hembra,  mujer     uorí,  olí 


13  Luna 


mina 


14  Madre 


15  Maiz 


VIVÍ 


ai  ai 


avasi 


16  Mano  apóri 

amekú 


Kirichaná,  karivisí,  aka- 
wuaí,  \vuayamará,mayon- 
kong  (wuató);  wuoyawaí 
(wuetá);  pianahotó  (ma- 
tó). Especial  de  la  fami- 
lia. 

Guaraní,  chimeón  (mbe 
dyú);  karadyá  (odyii) 

Pálmela  (genitale  mu- 
lieris:    orí) 

Especial  de  la  familia. 

Wuaiy  amará,  mayon- 
kong,  pianohotó  (nuna); 
pálmela  (luna):  karavisí, 
akawuaí  (nuno);  woya- 
waí  (nuni);  tiverihotó 
(niano);  yavitero    (enoo). 

Eyerí  (viví);  guaraní 
(guáí-ví)  (53) 

C  uaraní  chiripá  (a'í); 
kuruá'é  (ai);  koeruna  (í). 

Guaraní,  eyerí  (ava- 
chí);  wuiriná  (auatí);  Ma- 
rawuá  (uatí). 

Guaraní  (póri  =  en  la 
mano). 

Pálmela  (amemuká);  ma- 
yoruna  (makú);  wuaraú 
(ma  muhú);  ingái  am  en- 
gá);  ihvihtihrokái  (ara- 
enenká). 


(53)  Giiáíví  es  la  forma  correcta  y  antigua  de  la  palabra  que 
corresponde  a  «vieja,  anciana»,  y  no  guaínú,  como  muchos  dict-H 
actualmente;  los  maridos  daban  a  sus  mujeres  ese  nombre,  también 
a  las  que  eran  jóvenes.  La  razón  está  en  que  tal  palabra  se  com- 
pone de  (juáí,  que  es  tan  sólo  un  abjetivo  cariñoso,  v  de  vi  que 
resulta  ser  el  verdadaro  nombre  originario,  correspondiente  del 
viví  kaliná  y  kauára  (eyerí). 


—   80 


17  Nariz  enetalí 


18  Padre  baba 


19  Posesivo      ye 


u 


20  Sol 


wueyu 


Karavisí  (enarí);  pia- 
nohotó,  wuaiyavará,  ma- 
yonkong,  wuoyawuaí  (oa- 
narí);  akawuaí  (enotarí). 
Especial  karí  na. 

Guaraní,  achipaya  (pa- 
pá, pá);  eyerí  (baba);, 
makuclií,  machuruna,  ka- 
ripuná  (pái)a);  wuiriná 
(apa);  baré  (mbába);  ka- 
rapan  á  (ámba)  kulino 
(mpá);  pálmela  (pakóne> 

Guaraní  (che,  jese); 
pálmela,  macuchí,  chiqui- 
to, karavisí,  akawuaí,  pia- 
nahotó  (ye). 

Mundurukú,  makuchí^ 
arekuná,  mayonkong,ato- 
rai,  kuruá'é,  kirichaná, 
purikotó,  oregón  (u);  wua- 
pisiana  (un);  tiverihotó 
(o). 

Kirichaná,  wuaiyamará; 
karavisí  (wué'ú);  palme- 
la  (veo);  akawuai  (vvui- 
yeyú);  makusí,  pianoho- 
ló,  tiverihotí')  (wué);  ma- 
kuchí,  purikotó  (wuéí); 
arekuná  (wuaé).  Espec. 
karí-ná. 


21  Tapiro  tapir 


22  Tierra  nono 


Guaraní  (tapíí,  tapiíra, 
tapíra  en  varios  dial); 
chinioón  tapíra;  eocha- 
vante  (apila). 

Mayonkong;  makuchí 
(non);Wuaiyamará(oono)' 
arekuná  (nunk);  kiricha- 


Tierra 


23  Varón 


81 


nono  ná,  purikoló  (noné);  wo- 

yawiiai  (roon);  katukiná 
(oung);  karapaná  (nünü); 
koeruna  (noüne);  tikuna 
(noáme);  oregón  (náni). 

kerí,  kalí,  kelí  Guaraní,  taino,  karivi- 
sí,  sabuyá  (karí);  gua- 
raní, paño  (karaí)  mara- 
wuá  (karaíva):  karipuná 
(karíva);  purikotó  (ku- 
raí);  palikura  (uairí). 


24  Negro 

25  Verbal 


tivurú 


au 


Especial. 

Guaraní,  achipaya,  pa- 
likura, malalí,  karadyá, 
yurí,  koretú,  cherente, 
masakará,eochavante,ku- 
lino  (a);  makuchí,  akroá 
(a,  áu);  katukiná  (uá);  ka- 
ripuná (ái);  chiquito  (a,  ái) 


RESUMEN:   ANALOGÍAS   EN  35   PALABRAS 

GRUPO:  SIJBGRIJPO:  Familia  ^  cada  lengua; 


mUm.     Guaraní 


NYEENGATÚ: 

yüruna: 

MUNDURUKÚ: 

Guaraní 
(Guayakí) 
Achipaya 
Mundurukú 

19 
2 
2 
1 

KAIRIRÍ: 

WUIRINÁ: 

KATUKINÁ: 

PALIKURA: 

Kairirí 

Sabuyá 

Wuiriná 

Katukiná 

Palikura 

1 
2 
5 
1 
4 

VAKAIRÍ: 

Kuruá'é 

2 

taina: 

Taina 

Eyerí    (kauára) 

1 
2 

AKALES   C.    PARAGUAYOS 


82 


mmi 


mvu: 


Kariná: 

KALINÁ: 

Pálmela 

8 

Karavisí 

8 

Akawuaí 

7 

Wnaiyamará 

7 

Pianohoíó 

7 

Ti  veri  hoto 

5 

MAKUCHÍ: 

Makuchí 

8 

Piirikotó 

6 

Kirichaná 

5 

Arekuná 

5 

MAYONG-ATORAi: 

Mayonkong 

6 

Wiioyavaí 

4 

Wiiapitianá 

1 

Atorai 

2 

Yagua: 

YAGUA: 

Yagua 

2 

Mura: 

mura: 

Mura 

1 

Coyataká: 

KOROPÓ: 

Koropó 

1 

KAPOCHÓ: 

Ka pocho 

1 

Machakulí 

1 

Makuní 

1 

Kren: 

KAIMGANG: 

Kaingang 

1 

Kamé 

1 

KIMDÁ: 

Ingái 

1 

Ihvihtihrokái 

2 

CHIMEÓN: 

Chimeón 

2 

Purí 

1 

MALALÍ: 

Malah' 

í 

AYMORÉ: 

A  y  moré 

1 

Karadya: 

KARADYÁ: 

Karadyá 

2 

Yurí: 

YURÍ. 

Yurí 

2 

Koretú: 

KORETÚ: 

Koretú 

2 

Wuaraü 

1 

Gés: 

CHAYANTE: 

Ch  eren  te 

1 

Akroá 

1 

MBORORÓ: 

Mbororó 

1 

EOCHAVANTtí: 

Eochavante 

2 

83 


TAPl\4:         Tikuná: 
Koeruná: 

VOCES  ESPEílALKS 
(!liK: 


TIKUNÁ: 
KOERUNa: 


Tikuna 

Koeruná 
Karapaná 

Kaliná 


Nu)  Guaraní: 

CHIMANÁ: 

Chimaná 
Yukuná 

maypure: 

Marawllá 
Baré 

Nu)  Aruak: 

CtWaná: 

Gwaná 

Aruak: 

ARUAK: 

Aruak 
Yavitero 

P4K0: 


Paño: 


DIBIAE  SEDIS 


machuruna:     Machuruna 
Kulino 
Karipuná 
PAÑO:  Paño 

CHiKiTO:         Chikito  (5) 


Observaciones:  Llama  la  atención  eso  que  la  len- 
gua no  presente  en  el  precedente  cuadro  sino  tres  pa- 
labras especiales,  es  decir,  que  no  tenga  ninguna  rela- 
ción con  las  correspondientes  de  otra  lengua.  Esto, 
y  las  numerosas  relaciones  que  el  resumen  indica, 
harían  suponer    que   se    trate  de  una  gentis  colluvio. 

No  obstante,  haré  notar  que  las  analogías  con  las 
lenguas  del  grupo  Tapuya  se  reducen  a  una  o  dos 
para  cada  lengua,  y  lo  mismo  pasa  con  las  del  gru- 
po Guk;  esto  indicaría  una  proporción  de  3  a  5  ?¿  . 
la- cual  cae  a  1  o  8  f^  haciendo  la  comparación  de  todas 
las  palabras  conocidas  en  los  respectivos  idiomas;  y 
esta  última  proporción  es  la  que  se  encuentra  en  ca- 
si todas  la  lenguas  sud  y  centroamericanas,  aunque 
pertenezcan  no  solamente  a  otros  grupos,  sino  tam- 
bién a  otras    ramas. 


(5)  En  otro  trabajo  me  ocuparé  de  las  analogías  que  presen- 
ta esta  lengua,  qwyü  ubicación  en  la  clasificación  general  parece 
particularmente    difícil. 


—   84   — 

Las  analogías  con  la  lengua  guaraní  llegan  al  55  7o^ 
de  las  voces,  y  al  60  \  si  se  incluye  en  esta  lengua 
el  idioma  guayakí.  Aun  haciendo  la  comparación  de 
todo  el  vocabulario,  bastante  completo,  la  proporción 
se  mantiene  en  las  alturas  del  30  %,  es  decir,  altísi 
ma.  Notable  es  el  hecho  de  que  sobrepase  en  mu 
cho  a  la  que  alcanzan  las  otras  lenguas  del  propio 
subgrupo  kai'iná;  estas  no  dan  en  el  cuadro  precedente 
sino  de  1Qsl2S%  de  voces  parecidas,  proporción  que  se 
reduce  a  8  y  15  %  comparando  la  totalidad  de  los  vo- 
cabularios. El  elemento  guaraní,  lejos  de  ser  muy 
escaso  como  se  creyera,  predomina  por  tanto  indiscu- 
tiblemente. 

Comparemos  ahora  la  lengua  de  los  Karaí- 
Guarani,  los  hombres  de  linaje  o  de  la  clase  militar 
dominante,  los  Tathin.  La  comparación  de  la  totalidad 
de  su  vocabulario  (6)  sería  lo  más  instructivo;  mas 
para  mi  demostración  bastará  la  reducida  que  va  a 
continuación. 


COMPARACIÓN  METÓDICA  DE  LA  LENGUA 
TAÍNA  (Taíhin) 

1   Agua  ama  Guaraní,     amá=lluvia; 

chimeon   (namá); 

2  (Arco)  Clava  makána  Guayakí,  maká=pierna 

y  fémur;  éste  fue  la  pri- 
mera clava. 

3  Banana         banana  Uiriná;     kulino;    peva; 

koeruna;  chima  na  (     )• 

4  Cabellos  ? 

5  Canoa  kanóa  Guoraní   chiripá;    kali- 

ná  (kanáua) 


(6)     Aparecerá  eix  breve  en  «Etnografía  y  Civilización    Guara- 
ní,! un  volumen  de  «Descr.  Física.» 


6  Casa  boa,  boliio  Chimana  (bahü);  aruak 

(payú),  inbaure  ( pórí ); 
maya  (buhio);  apalache 
(bohio). 

7  Cuchillo        heiiekén  Maya?  (henekén     plan- 

ta   de    hojas    ensiformes 


Voz  especial 


8  Dientes 


9  Dios  Hovaná,  Yoka      Chavante  (Ovaná);  ka- 

húna  ripuná  (Oará);  peva  (Yii- 
na);  ikito  (Chuará)  Ma- 
boya Guaraní  (Uamboya) 

10  Fuego  kúyo  Malalí    (kuyá); 

11  (Harina)  Pan     kasaví  Especial 

12  Hembra,   mujer,     inuyá  Guaraní    (kunyá  y  ku; 

yá);  otros  guaran,  (unyá)- 
achipaya  (clyá);  kairir; 
(idyá);koropó  (ayá);kainí 
gang  (nyá);  yurí  (inyuó- 
mbororó  (kunyá);  chima) 
na  (inyua);  pasé  (ainyú) 
guato  (M'uayá) 

13  Luna  Maroyo,  Marohu     Especial 

14  Madre  mamá  Guaraní    (mamá);   cha- 

vante, machuruna,  uiriná 
(mama);  baré  (memi);  tu- 
kaná  (máu);  mundurukú, 
kuretú,  yapúa  (mái) 

15  Maiz  maís,  marichi        Guato  (mayei);    purí,  o 

chimeón  (miakí);  makuchí 
(amaí);  eyerí  (marichi). 

Avachit;  guaraní,  eyerí ; 
kaliná  (avasí);  uiriná 
(auatí);  marawá  (natí). 

16  Mano  ? 

17  Nariz  ? 


—   86 


8  Padre         báia  (=páia),  iia     Guaraní,  (paí,  túa  iúa)); 

muiidurukú  (pai  pai);  ku- 
ruahé  (bai);  kamé  (pa'í); 
tukaná  (pagi);  apinayé 
(papái);  chimana  y  yuku- 
ná  (páio);  pasé  (paiü). 


19  Posesivo      mi 

20  Sol  boinial  (?) 


Kotochó    (ni,    mi)?    Es- 
pecial. 

Ilivihtihrokái  íroinyá)? 
Especial. 


21  (Tapiro)  Tabaco:  kó-óva        Guaraní  (kaú-óva);  ma- 

kuchí  (kaú-ái);  kirichaná 
(kaú-iái). 


22  Tierra 


23  Varón 


háva,  guaka  Guaraní,  (táva).  Pata- 
cho, kapochó  y  kumana- 
chó  (aba,  aa). 


karí  Guaraní,   purikotó,    sa- 

buyá,  paño  (karí  y  karaí); 
marawá  (karaíva);  kaliná 
(kerí);  karipuná,  kechua. 

(7)  guama,    magua,    taihin    Guaraní,    (huama);  ko- 

ropó  (guaimá);  chimeón 
(koáima);  yagua  (huáno). 
Guaraní  taihin  o  teihin 
o  teihi. 


24  Varón  Negro  ? 

25  Verbal  da,  a 


Guaraní,  (ta,  a);  achipa- 
ya,  palikura,  malalí,  ka- 
radyá,  koretú,  cherente. 
masakará  (a);  kaliná  (áu); 
kulino  (a,  üá), 


(7)  Varón  de  linaje,  y  linaje.  Se  daban  también  el  nombre 
de  Guaní  (no  Guani,  sino  probablemente  por  el  descuido  habitual 
del  acento),  que  mucho  se  parece  a  Guaraní,  tanto  más  cuando 
existe  la  forma  Guaaní  y  Guananí.  debidas  a  que  la  r  de  f/uarmii 
se  vuelve  nasal  por  serlo  la  vocal  vecina,  y  según  la  regla. 


-    87    — 
RESUMEN:  analogías  EN  28  VOCES: 


ORIIPO 

Sabgrupo 

FAMILIA 

Ijengua: 

% 

OÜ4R.4XI: 

Guaraní 

NYEEGATÚ: 

Guaraní 

14 

YURUNA: 

Achipaya 

2 

MÜNDURUKÚ: 

Mundurukú 

2 

KAIRIRÍ: 

Kairirí 
S a buya 

1 

1 

wüirina: 

AVuiriná 

3 

PALIKURA: 

Palikura 

1 

VAKAIRÍ: 

Kuruá'é 

1 

TAÍNA: 

Eyerí  (kauára) 
Kaliná:  (galibí) 
Makuchí 

2 
4 
2 

Kariná 

KALINÁ: 

Kiriehaná 

1 

MAKUCHÍ: 

Purikotó 

1 

Yagua 

YAGUA: 

Yagua 

1 

TAPIIA 

Goyataká 

PATACHO: 

Patacho 

1 

KOROPÓ: 

Koropó 

2 

KAPACHO: 

Kapachó 

1 

Kren 

^  KAINGANG: 

Kaingang 
Kamé 

1 

1 

KIMDÁ: 

Ihvihtihrokái 

1 

chimeón: 

Chimeón 
Purí 

3 

1 

MALALÍ: 

Malalí 

1 

HWATÓ: 

Gwató 

2 

Tucano 

TUKANÁ: 

Tukaná 

2 

YUPUÁ: 

Yupuá 
Knretii-ermeu 

1 
2 

Karadyá  karadyá:         Karadyá 

Kamaká  kamaká:  Kamaká 

Yurí  YURÍ:  Yurí 


88   — 


«RÜPO 


TÜPHA 


Gil 


?m 


SIBGKIPÜ 

Familias 

LENGUA 

Koretú 

KORETÚ: 

Koretúlaáe 

1 

Gés 

chavante: 

MBORORÓ: 

Chavante 
Clierente 
Mbororó 

2 

Koeruna 

koeruna: 

Koeruna 

Nu)-Guaraní 

CHIMANA: 

Chimana 

Pasé 

Yukuna 

maypure: 

Marawuá 
Baré 

Nu-Aruak 

mbaure: 

Mbaure 

Aruak 

aruak: 

Aruak 

Paño 

machuruna: 
peva: 

M a churu na 

Kuiino 

Peva 

paño: 

Karipuná 
Paño 

Ikito 


IKITA: 


Ikita 


OBSERVACIONES: 


Exactamente  el  50  %  de  las  voces  resultan  gua- 
raníes. Muy  probableinentes  esta  proporción  sería 
aún  mayor,  si  no  faltaran  los  nombres  correspondien- 
tes a  las  partos  del  cuerpo.  En  cambio,  le  da  una 
importancia  especial  el  hecho  de  que  la  única  reía 
ción  verdaderamente  íntiiiia  que  esta  lengua  tiene,  es 
con  el  guaraní.  Por  un  escrúpulo,  y  también  poj'  no 
negar  un  pequeño  tributo  a  la  costumbre,  no  he  in- 
cluido a  esta  lengua  en  la  familia  Ñeengatú,  con  la 
taina  y  la  eyerí. 

Otro  hecho  importantísimo  está  en  la  baja  pro- 
porción de  voces  kaliná,  la  lengua  principal  de  los 
«Caraibes    del    continente»^,    apenas    llega    a^   14  ^¿, 


—   89   — 

cuando  la  confusión  histórica  de  que  ya  hablé,  hacía 
suponer  casi  identidad  o,  cuando  menos,  un  párenles 
co  muy  estricto.  Aá^réguese  que  la  proi)orcióñ  es  más 
baja  aún  y  casi  nula,  en  las  lenguas  «caraíbe»  de 
la  familia  Macuchí,  de  las  Guayanas  y  Brasil,  desapa- 
rece por  completo  en  las  otras  lenguas  del  continente 
llamadas  caraíbes.  Son  casi  nulas  también  las  relacio 
nes  con  el  aruak,  una  de  las  lenguas  principales  de 
las  Guayanas  y  de  un  pueblo  de  relativa  cultura. 

Este  segundo  hecho  indica  claramente  que  la  ra- 
za guaraní,  o  caraí-guaraní,  ha  sido  la  sola  invnsora 
de  las  Antillas,  con  exclusión  de  ia  aruak;  y  que  si 
aquella  ha  arrastrado  algún  otro  elemento  continen- 
tal no  guaraní,  poca  o  ninguna  influencia  tuvo  éste 
en  la  etnografía  y  sociología  de  las  islas.  Por  otra 
parte,  el  estudio  de  las  lenguas  de  las  Antillas  mues- 
tra que  son  el  resultado  de  la  fusión  del  guaraní 
con  la  o  la-  lenguas  de  los  habitantes  primitivos,  no 
del  guaraní  con  otra  lengua  continental. 

No  son  descuidables  las  relaciones  del  taino  con 
el  chima  na  y  alguna  otra  lengua  del  grupo  Guk;  en 
el  kaliná  ajjsrecen  algunas  relaciones  con  la  familia 
machuruna-karimpuná;  varias  lenguas  del  grupo  Guk. 
así  como  las  del  grupo  Paño,  que  con  él  tiene  bas- 
tante analogía,  ofrecen  analogías  tampoco  descuida- 
bles  con  el  kechua.  Todo  eso  lleva  a  pensar  en  la 
posibilidad  de  una  corriente  secundaria,  cuya  ruta 
sería  el  Alto  Amazonas  y  las  Guayanas,  y  cuyos  ex- 
tremos tendríamos  en  el  Antiguo  Perú  y  en  Antillas. 
Una  vez  se  tengan  presentes  las  relaciones  kechua- 
guaraníes,  que  en  otra  parte  indicaré,  ocurre  la  pre- 
gunta de  si  aquéllas  no  son  la  consecuencia  de  éstas. 
Sin  embargo  las  voces  de  aquéllas  son  diferentes  en 
buena  parte;  de  manera  que,  no  obstante  los  extremos 
sean  comunes,  puede  tratarse  de  dos  fenómenos  distin- 
tos, los  cuales  podrían  ser  diferentes  en  cuanto  al  tiem- 
po, como  lo  son  en  lo  rt^ferente  a  la  ruta  seguida. 

Un  examen  atento  de  la  lengua  eyerí  o  kauára, 
acabará  de  poner  en  evidencia  lo  fundado  de  mis 
deducciones,  y  muy  especialmente  de  la  principal 
Hablaban  esta  lengua  las  poblaciones  de  las  Peque- 
ñas Antillas,  formadas  por  la  primera  invasión  ka- 
raí-guaraní  y  los  primitivos    habitantes     Por  tanto  la 


!H) 


usaban  las  mujeres  de  los  Karaíves  de  la  invasión 
}30sterior,  los  hombres  de  la  casta  militar  entonces 
dominante. 


LENGUA  KAÚRE  (KAUARA)  O  EYERT 

(Kiimiliii  taina:  Pequeñas  Aiitillasi 

Por  la  distancia  enorme  que  la  separaba  del  que, 
de  acuerdo  con  varios  autores,  tengo  por  foco  del 
pueblo  guaraní,  es  también  particularmente  interesan- 
te la  comparación  de  esta  lengua,  la  cual,  como  las 
que  coloco  en  la  misma  familia,  y  que  otros  conside- 
raron como  simples  dialectos,  podría  ser  incluida  en 
la  familia  Nj^eengatú.  Para  el  efecto,  reúno  en  la  lista 
siguiente  todos  los  datos  esparcidos,  aplicándoles  en' 
lo  posible  la  ortografía  que  uniformemente  he  segui- 
do, y  comparándolos  con  el  guaraní. 

Angelí  — ángeles:       eheminyúm       La  forma  del  plurales 

especial. 

Ángelus  — ángel:        chemín  Chemí  en  guaraní,  <mi 

(  protector  )  escondido  », 
aludiendo  al  espíritu  pro- 
tector (con   reserva  ) 

Arcus  — arco:  chimala         Chimara    ora    nombre 

de  la  flecha  en  el  conti- 
nente (aruak).  Tal  vez  la 
tiraban  antiguamente  me- 
diante el  Uih-Kupíh  co- 
mo los  O  magua. 

Avus-  abuelo:  narguti  Voz  especial. 

Bellum— guerra:        huktú  Kutü=horir,  en  guara- 

ní. 

Cocos— cocotero:       kaikó  Akó,    en    mbororó;  ko- 

kó-aú  en  guar.,  con  sen- 
tido relativo.  Tal  vez  kái- 
kó  (8) 

(8)   n  Sea:  aliiin'nro  de   las   islas. 


91 


Coelum-  cielo:    uvék 


Cor  -  corazón  na-nichí 

Cymba—  canoa: 
Daemon     diablo: 

Domus  — casa: 

Femina  -mujer:        inarú 


Ihvág  en  guar.;  uvag, 
según  otra  ortografía. 

Aruak  (sinihíi).  La  so- 
la palabra  que  D'Eicht- 
hal  asimila  al  guaraní  (!) 

pages  (recte)     Especial 

Mabuya  Uambóya  en  dialectos 
guaraní  delNorte,  Mboya- 
uasú  en  otros 

tuhonoko  Oka  en  guar.  y  tuhan 
en  aruak  se  juntan,  con 
el  mismo  significado. 

Lo  mismo  en  varias 
lenguas  guaranianas  y 
en  el  aruak;  en  guaraní, 
inyaró  parece  voz  relati- 
va, y  nyá  es  originaria- 
mente mujer  (9). 

Sinónimo.  Especial. 

Es  el  plural    eyerí    de 

la  voz  taina  y  guaraní 
inyá=mujer,  con  la  for- 
ma inuya=unyá. 

Raíh,  en  guar.  en  cier- 
tos dial.,  rayíh. 

Raíh  en  guar.;  rahü 
según  otra  ortogr. 

Más  castellanizado  en 
Caures  y  Cabres,  nombre 
de  ese  pueblo,  segura- 
mente, como  ya  lo  hizo 
notar  Martius,  es  el  gua- 
raní Kaauára=:ihombres 
de  las  selvas. 

(9)  En  raíiio  iiiu\'á,  iüyá:  eu  Kpchua  y  araucano,  nya-nya= 
liennaua;  en  <>uaraní.  también  las  formas  unya,  inyá  (advirtiendo 
qne  nj^^ñ). 


Femina— mujer:        churón 
P'eminae  — mujeres    inuyúm 


Filia  — hija: 
Filus— hijo: 


Gentes — gentes: 


jahé,  raíh? 


rahú,  ravú 


Kaure 


-  92 
Hóminos--- hombres:  eyeriúm 
Homo  (mas)--- varón  e3^erí 

Hortus     jardín:         chalí 
Hortis— enemigo:      akaní 
Lectiis— leclio,  cama  ne-kéra 


Plural  del  guaraní  eíi-rí 

Eíi-rí,  en  guaraní,=^mu- 
chedumbres  (plural  del 
colectivo  eii=muchos) 

Guaraní,  de  cha=mirar 
y  admirar,  y  rí  por  pro, 
sufijo  relativo.  Caída  fre- 
cuente de  r  en  1. 

Interversión  de  la  voz 
taina  anakí;  en  guaraní, 
dial,  orient.,  akí=malo; 
aná-kí=pariente  malo. 

En  guaraní,  ké  y  kéra 

=dormir,  acostarse. 


Luna— luna: 


Katí,  Mona  (Katí  parece  correspon- 
der a  «astro»  (Vide  Sol 
y  Tierra). 


Magus,  V.  Sacerdos  bayé 

Mare— mar:  balaná 

Manihot— mandioca:  vúka 


Mater— madre:  viví 

Mater  -  madre: 

Musa  — banana:  kamuá 


Payé,  guar.  Cambia  la 
P  en  B  y  probablemente 
en  V. 

Paraná,     en     algunos 
dial,  guaraní. 

La  variedad  venenosa. 
En  guar.,  dyuká,  yuká= 
matar,  dañar. 

Guaraní  ivi,  vi  (Vide 
lengua  kaliná,  llamada  4). 


mikü-churón     Especial 


Camois,  con  la  ortogr. 
francesa  de  Rochefort 
Kaá-muá,  guar.,=planta, 
que  tiene  dedos  (ni  fa- 
llor!);  las  bananas  en  to- 
das partes  se  llaman  de- 
dos. 


93    - 


Musca —mosca:  sieva 

Nihil— nada:  nianti 

Pañis-  pan:  marú 

Parvus— pequeño:  nianti 

Pater— padre:  baba 

Peregrinator — viajero:  umakuá 


Especial 

Especial 

Guar.  maerú=cosa  que 
comer  (10).  En  un  dialec- 
to tendríamos  mború  y 
morú^comer. 

Como  se  dijo. 

Papá  en  guaraní,  va- 
rios dial.  En  eyerí  la  P. 
cambia  frec.  en  B. 

En  guar.  oho=que  se 
va,  y  guá=andar  «que 
va  andando»  (11);  kuá= 
pasar. 


Possessivum— posesivo:  na,  ne,  ni        Kayoavá  y    marawua 

(Alta-Amazonia). 


Purpureus— purpúreo:  pú 


Especial. 


Sanguis — sangre:      moinalú 
Serpens— serpiente:  h6va   bnjd 


Sacerdos  -sacerdote:    Bayé,  boyó       Payé,  en  guar.    Daban 

el  mismo  título  a  los  ma- 
gos o  hechiceros. 

Especial. 

Mbóya  en  los  dialectos 
guar.  del  Este  y  Norte; 
mbóy,  en  los  del  Sud. 

Tapíhihi    o    Tapihihin 

en  todos   los  dial,    guar., 

y    con    otra    ortcgr.,    ta- 

puüin.o  tapüyn  (la  ihi  fi. 

nal  os  un  di[)tongo  nasal) 

(10)     No  confundir  con  maeú  (arabaeú)z=conier  cosa. 

(ll)Omaguá  es  nombro  de  nación  guaraní,  que  se  dijo  veniri  • 
})or  haber  sido  migradora;  se  escribió  también  Uraagua  y  en    algu 
dialecto,  como  el  mbihá,  la  sílaba  gúa  se     pronuncia  kuá.  Oma=s 
fue  (o — óraa=él  se  fué). 


Servus— siervo: 


tabúyn 


94 


Solis-Sol: 


Kachí 


Spiritus     espíritu:    opoyé 


Supra—arriba,  sobre:  uvek 


Tempestas  — tempestad:    iirogán 


Kuachíh  y  kuarachíh, 
formas  que  usan  varios 
dialectos  guar.  Con  re- 
serva. 

O  — payé,  en  guar.:  o, 
prefijo  de  recíproco,  y 
payé,  mago;  alusión  al 
poder  de  los  magos  so- 
bre los  espíritus,  grande 
y  esencial. 

Uvas,  ihvág=cielo  (vi- 
de  supra) 

(Origen  de  la  palabra 
huracán)  Especial. 


Terra  -Tierra: 


Ka  tí 


Uxor-  esposa 


n  laní 


Parece  que  se  debe  tra- 
ducir por  «mundo»  o  «as- 
tro»; agregarían  un  cali- 
ficativo para  distinguir 
de  Luna  (12) 


Especial.    Posesivo    n'. 
Liani=su  esposa. 


Zea  Maís — marichí.avachit,  ñachí         Avachí.  en  guar.,  varios 

dial.  En  taino  marichí. 


A dde:  Ananas -apañas  fampclomí         (Oomiple?)  Especial 


Gossypium -algodón  mapú 


( Gossypii  tomentum ) 
En  guar.,  amandihpú== 
algodón  abierto;  de  don- 
de mandihpúy  mapú,  con- 
tracción que  se  explica 
en  una  lengua  híbrida 
como  la  eyerí. 


(12)  Si  se  considera  que  la  ch  y  la  f,  se  confunden  y  substi- 
tuyen en  los  dialectos  guaraníes,  resulta  casi  comprobado  que  esos 
pueblos  tenían  noción  de  la  similitud  esencial  de  la  Tierra,  Luna 
V  Sol  como  astros. 


—    Oó    — 

Resumen:  No  doy  aquí  el  resumen  metódico,  por 
haber  reproducido  todo  el  vocabulario  que  hoy  se  pue- 
de tener  de  esa  lengua.  Pero  salta  a  la  vista  el  he- 
cho de  que,  aparte  el  elemento  guaraní  preponderan- 
te, y  el  que  se  puede  considerar  como  autóctono,  el- 
eyerí  no  guarda  relaciones  con  otras  lenguas  del  con- 
tinente sino  con  el  aruak.  El  total  de  las  voces  se  des- 
compone así: 

Palabras    guaraníes    o    derivadas  del 
guaraní 29 

Palabras  especiales  del  eyerí  (además, 
del   plural) 11 

Palabns  con  analogía  en  otras  lenguas 

y  no  con  el   guaraní 6 

Estas    últimas  se     dividen  en: 

Voces  aruak  sin  relación  con  el  guaraní     5 

Voces  kaliná  sin  relación  con  el  guaraní  1 
Las  voces  aruak  son  chímala,  tuhon  (en  tuhonoko) 
na-  nichí,  katí  y  raarísi,  a  las  cuales  tal  vez  haya  que 
agregar  inarú  y  kachí,  si  bien  la  primera  puede  ser 
también  guaraní,  y  la  segunda  lo  es,  si  es  que  difie- 
re en  realidad  de  katí,  lo  cual  no  me  parece.  En 
sun"»/^  las  palabras  aruak  entran,  según  el  criterio,  en 
una  proporción  de  11  a  15%'  por  cierto  no  insignifi- 
cante. 

Al  contrario,  sólo  aparece  una  palabra  kaliná,  o 
de  los  Caraíbes  del  continente  (mona),  y  sólo  es  un 
sinónimo,  un  nombre  auxiliar  de  la  Luna.  Y  ninguna 
voz  perteneciente  a  otras  lenguas  del  continente.  El 
posesivo  que  he  creído  deducir,  na  ne  o  n'  (13)  apare- 
ce, es  cierto,  en  algunas  lenguas  de  la  Alta  Amazonia; 
estas  son:  el  kayoavá  (na)  y  el  marawuá  (na,  ne)  co- 
mo en  ciertas  palabras  del  baré  y  del  tikuná  (na);  se  le 
puede  acercar  el  mbaure  y  kechua  ni,  sobre  todo 
teniendo  en  cuenta  que  es  ni  en  taino  también.  Pero 
todo  esto  se  encadena  en  una  misma  filiación,  se  com- 
bina con  una  corriente,  secundaria  pero  no  descuida 
ble,  que  coincide  con  la  que  ya  he  supuesto  al  hablar 
de  la  lengua  taina,  sólo  que  en  este  caso  fue  reforza- 
da por  el    elemento  aruak.   Creo    por  tanto    permitido 


(13)     Según  Roohefoit  sería  sólo  n. 


—    9G    ~ 

sponer  una  invasión,  o  corriente  de  presiones  suce- 
sivas, con  origen  en  Boiivia,  rumbo  Alto  Amazonas  y 
Guayanas  (Aruak),  y  término  en  las  Antillas.  Esta  ha- 
bría sido  más  antigua  que  la  déla  vía  Paraguay  Bra 
sil,  explicaría  ciertas  analogías  muy  curiosas  de  las 
que  no  hago  mención  aquí  por  ser  extrañas  a  la  cues- 
tión, y  habría  constituido  la  población  protohistórica 
de  las  Antillas  con  los  elementos  guaraní,  aruak  y 
autóctono. 

En  cuanto  a  la  parte  que  corresponde  a  la  lengua 
guaraní,  cabe  decir  que  es  absolutamente  preponde- 
lante:  De  47  voces,  17  son  más  o  menos  idénticas 
y  13  análogas  o  derivadas;  en  suma  30  o  sea  el  64 
7o-  Aun  cuando  se  deduzcan  algunas  analogías  seña- 
ladas con  reserva,  la  proporción  queda  tan  grande, 
que  el  eyerí  podría  ser  considerado  como  simple  dia- 
lecto de  la  lengua  guaraní. 

La  vida  insular  puede  explicar  el  fenómeno  de 
que,  de  las  lenguas  guaranianas,  la  situada  en  el  ex- 
tremo norte  sea  la  más  parecida  a  la  hablada  en  el 
extremo  sud  (13) 


Los  elementos  «caraibicoíi'^  comienzan  mucho  más 
al  Sud.  Los  que  así  se  pueden  llamar,  porque  han 
servido  para  distinguir  a  cierta  agrupación  lingüística 
con  el  nombre  de  Caraíbe,  aparecen  mucho  más  al 
Sud  de  lo  que  ningún  autor  parece  haber  supuesto 
Oreo  que  el  principio  está  entre  los  dialectos  del  gru- 
po Mbíhá,  hablados  en  el  Este  del  Paraguay  en  la 
región  brasileña  del  Guaira,  y  antiguamente,  siguien- 
do a!  Sudeste  hasta  el  Atlántico.  En  la  comparación 
metódica  del  dialecto  chiripá,  por  ejemplo,  de  las  25 
voces,  tres  son  comunes  de  las  lenguas  taina  y  kali- 
ná,  faltando  a  la  mayor  parte  o  a  muchos  de  los  dia- 
lectos guaraníes  geográficamente  intermediaros.  Son: 
Á;a?ioa^canoa,  a-i-  madre;  ra/?á=arco  en  la  del  dialecto 


(13)  Escribo  con  la  L  este  nombre  porque  así  lo  pronuncian 
los  Indios  de  esta  familia  lingüística;  en  cambio  escribo  Kariaá 
cuando  se  trata  del  subgrupo,  pues  en  este  generalmente  se  pro- 
Buníia  la  R  guaraní. 


—    í}7   — 

tihpihyá,  a  falta  de  la  primera,  hay  tapíi-  tapiro  y 
íJtri-  río    (14). 

La  aparición  de  estos  elementos  sucede  en  una 
zona  que  va  desde  el  pie  de  los  Andes  hasta  el  Atlántico, 
entre  el  15°  y  el  27°  de  Lat.  La  proporción  va  en  au- 
mento más  o  menos  gradual  hacia  el  Norte,  para  alcan- 
zar su  máximum  en  las  Guayanas.  Estas  serían  por 
tanto  el  foco.  Pero,  estudiándolos  detenidamente,  tales 
elementos  resultan  constituir  dos  grupos  diferentes. 

El  primero  lleva  el  sello  guaraní:  palabra  mono- 
11  óligo-^ilábicas,  reductibles  casi  siempre  a  componen- 
tes monosilábicos  con  sentido  propio;  falta  de  fusiones 
verdaderas  y  de  contracciones,  polisintetismo  resultan- 
te de  la  justaposición,  sílabas  «unisonantes»  y  general- 
mente «univocales»;  exclusión  de  la  L;  acento  sobre  la 
última  vocal  (14b).  El  segudo  lleva  otro  asaz  distinto: 
palabras  polisilábicas;  fusiones;  polisintetismo  general 
americano;  frecuencia  de  la  L;  palabras  llanas  en  ma- 
yor proporción,  o  acento  sobre  la  penúltima    vocal. 

A  naturaleza  tan  distinta,  corresponden  lógicamen- 
te focos  diferentes.  En  efecto;  las  comparaciones  los  in- 
dican con  la  mayor  claridad;  uno  en  el  Sud,  en  el  país 
clásico  del  guaraní;  otro  en  el  Norte,  en  las  G-uayanas 
})rincipalmente,  el  pais  de  los  kari-ná  y  del  kaliná. 
Irradiaron  por  tanto  en  sentido  opuesto. 


(14)  Tapíí  se  descompone  en:  tá::=:::pétreo  o  piedra,  pí=piel, 
í,  sufijo  conñrmativo:  «piel  verdaderamente  dura».  Es  por  tanto 
guaraní  genuino,  y  tipo  de  las  voces  del  segundo  grupo,  cuj'o  foco 
es  el  Sud;  mientras  tapir  es    corrupción  o  cambio  de  índole. 

(14b)  No  es,  pues,  sin  cierta  razón,  que  algunos  autores 
quisieron  eliminar  ai  guaraní  de  la  lista  de  las  lenguas  polisinté- 
ticas; sólo  incurrieron  en  una  exageración.  Pero  exageraron  igual- 
mente los  que,  rebatiendo  a  los  primeros,  quisieron  hacer  del  gua- 
raní un  tipo  perfectamente  característico  del  polisintetismo  general. 
Pues  hay  una  distinción  evidente,  y  el  del  guaraní  es  seguramente 
un  polisintetismo  especial  dentro  del  §-eneral  americano. 


AVALES   C.   PARAGUAYOS 


APÉNDICE  I 

analogías  lingüísticas  guaraní-peruanas 

Me  permito  llamar  la  atención  de  los  estudiosos 
sobre  ciertas  analogías  existentes  entre  los  pueblos 
peruanos  y  guaraníes,  las  cuales,  mejor  estudiadas, 
pueden  resultar  de  una  importancia  especial  para  la 
ortografía  y  la  historia  de  las  razas  americanas.  Y  no 
se  crea  que  sólo  existen  en  las  lenguas.  El  estricto 
cuadro  que  el  resumen  de  esta  parte  me  impone,  no 
me  permite  entrar  en  otros  órdenes  de  ideas;  pero 
no  puedo  hacer  menos  de  aludir  de  paso  a  la  existen- 
cia de  analogías  serias  desde  el  punto  de  vista  de  la 
raza,  como  también  en  el  campo  de  la  religión,  y  el 
ds  las  costumbres. 

Martius  ya  había  indicado  algunas  voces  comune» 
de  la  lengua  kechua  como  análogas  a  las  correspon- 
dientes del  guaraní;  pero  como  sólo  indicara  seis,  de 
las  cuales  sólo  cuatro  son  admisibles  (vide  ultra),  su 
observación  no  encontró  eco,  y  hasta  cierto  punto 
resultó  contraproducente,  pues  tan  escaso  número  no 
representaba  más  que  ],2   %. 

La  lista  quo  va  a  continuación  no  puede  ser  con- 
siderada como  completa;  mucho  le  falta  seguramente 
para  eso,  pues,  por  la  escasez  de  documentos,  en  estas 
selvas  donde  sólo  cuento  con  mi  modesta  biblioteca, 
tuve  que  limitar  el  estudio  al  del  breve  vocabulario 
que  resulta  de  los  glosarios  dados  por  Tschudi,  Her- 
vas  y  Spix.  y  sólo  tiene  unas  600  palabras.  Estos 
glosarios  adoJeren  además  de  algún  defecto:  su  orto- 
grafía varía  según  el  autor,  el  acento  falta  evidente- 
mente a  varías  voces,  y  éstas  fueron  recogidas  en  regio- 
nes diferentes.  Pero,  mi  objeto  es  esencialmente  el  de 
llamar  la  atención    sobre  un  hecho  que    considero  d« 


—   100  — 

la  mayor  importancia  y  creo,  con  iodo,  haberlo  alcan- 
zado. 

Se  podría  preguntar  si  analogías  semejantes  con 
el  quechua  no  existen  también  en  varias  otras  lenguas 
del  Brasil,  Amazonia  y  Guayanas,  y  si  no  se  tratase 
entonces  de  un  fenómeno  de  carácter  general,  expli- 
cable por  la  cultura  superior  peruana,  y  la  influencia 
que  se  puede  suponer  haya  ejercido  sobre  todos  los 
pueblos  aludidos  Empero,  dadas  las  altas  proporcio- 
nes que  alcanza,  resulta  evidente  que  se  trata  de  una 
analogía  especial  kechua-guaraní,  tal  como  no  se 
encuentra  en  aquéllos  países,  a  no  ser  en  algunos 
pueblos  de  la  Alta  Amazonia,  más  o  menos  fronteri- 
zos de  los  peruanos. 


Latín    7    Reclina 


Oaaraní 


y       Español 


Aer 

uaira 

ara 

aire 

Anima 

songo 

áng 

Radical:  ong=ang;  al 
ma,  espíritu. 

Auferre 

ppa 

apa 

Arcus,  cambiando  la 
acción  de  dirección  (1) 

Cortex 

kara 

kará 

Viva  en  kara-ti,    kara- 

hú,  kara-tiá.  karái,  kara- 
chá,  karachái,  etc.  Cor- 
teza 

Deus  oyuac        oih-ihvag      =*est  in  coelo»;  ihuag, 

ihvag^cielo 


Dicere       ñi  ñeé 

Dolentia    nana  nanái 

Ferus        kila  ki 


Decir,  hablar 

(vox  pueroruní)  Dolen- 
cia, dicen  los  niños 

Feo,  malo 


(1)     Uihrapá,    chiinarapá  y  collapá  en    las  diferentes    lenguas 
auaranianas. 


101  — 


Fiare         puhu 

Flaviis       hilyu 
Hamus      pinta 
Hic,  hoc    kay 
Homo  albus  karí 

Humidus  ukú,  mikí 


Iníans    (ma- 
trisblandilia)  huahua 

Intueri      kaua 


pii.mbopú  Tocar  música.  Mbo  es 
prefijo  de  acción 

yu  Amarillo 

pindá,  piufá     Anzuelo 

ko  Este,  esto 

karí,  caraí  Hombre  de  raza  blan- 
ca (Vide:  vir) 

kih,  okíh  Mojado,  moja,  llueve 
El  radical  siempre  es 
igual 

Aflorno  (guai,  voz  car- 
huá.  guá  ñosa)  y  vastago 


kuaá 


Juvenis     huáyna      guaina 


Saber,  haber  visto  o 
descubierto 

Igual  sentido.  También, 
húa=vástago,  y  huáma= 
linaje,  descendencia,  par- 
cialidad 


Magnus     atún,  hatuo  asú,  athii      Grande 
mamá,  ma- 


Mater 

mama  . 

mai 

Mulier 
Patera  cu 

uarmy 

uaimi 

curbitina 

purú 

porii 

Frofundus 

hukú 

pukú 

Prosternere 

siri 

sihrih 

Pus 

kea 

kih'á 

Quahs? 

may? 

maé? 

Madre 

Mujer  de  edad,  vieja. 

Vasija  de  calabaza. 

Alto,  largo. 

Deslizarse,   caer   desli- 
zándose 

Cosa  sucia  (en  general) 

Cual? 


102  — 


Radix 
Regalis 

sapi 
Tupa 

sapo 
Tupa 

Sanguis 

yauar 

yauar 

Scindere 

kuchu 

küchi 

Sic,  sane 

arí 

eré 

Tussis 

uhú 

uhú 

Vermis 

kurú 

kurú 

Vir 

karí 

karí 

Raíz   (2) 

El  que  todo  lo  gobier- 
na, el  Rey  del  mundo 

Animal  sanguinario  (3) 

=Kihti  o  kihchi,  cortar 

Así;  voz  confirmativa 

Tos 

Sarna 

Varón  (cari,  caraí,  ca- 
ri v,  o  caraí V,  según  los 
dialectos) 


Científico 


NATURALIA 
Kecbua 


Guaraní 


Mycteria  americana      Tuyuyú  Tuyuyú 

Crax  urumutum  Mutyty  Mutú 


Psittaci  Arae    gene- 
ris 


Ostrea  vel  conchula 
quaedan  indet.    (4)     Iriry 


Uaká-mayu    Gua  á,  Uaká 

Irirí  (an  ih-rirí) 


Serrasalmonis      aut 
Pygocentri  especies 

quaedam  Páinya 

Piscis  acara  (Spix)      Akarasú 

Piscis     tucunaré 
(Spix)  Tukunaré 


Piráinya,       Prainga 
(Brasil) 
Akará 

Tukunaré 


(2)  Según  los  dialectos:    sapo,  tapó  o  rapó  (este  3."  en    com- 
posición. 

(3)  Nombre  dado  al  tigre  y  a  los  perros  de  sangre  introduci- 
dos para  cazar  Indios  (Aguaraí=perros  caseros;  Chinú=perro  <cliino>) 

{4:)     E  nomine  Anafis  brasiliensis,  fide  Spixili. 


—   103 
Capsicum  frutescens     Achí 
Lagheiiaria  viilgaris     Purü 


Ahí,  Achí     Prainga 
Porú  (5) 


Como  documento,    doy  a    continuación  las  analo- 
(fías  indicadas  por  Martius: 


Aperiri      tokya         pok 


Vagari       tacuri         tucura 


Sic,  sane  ari  eré 

Hamus  pinta  pinta 

Kegalis  tupa  tupa 

Sanguis  yahuar  yahuar 


dehiscer^e,  según  Mar- 
tius; en  realidad,  estre- 
llarse. 

que  es  «langosta»  (lo- 
custa); inadmisible  como 
la  precedente 


ANALOGÍAS  EN  OTRAS  LENGUAS:  (6) 

En  su  lugar  ya  dejo  advertida  la  existencia  de 
cierto  número  de  voces  kechuas  en  ciertas  lenguas 
como  la  maypure,  baré  y  zapara,  y  las  del  Norte,  del 
grupo  Paño.  Pero  en  todas  las  lenguas  del  Brasil 
central  y  meridional,  de  los  Estados  del  Plata  (gua- 
ranianas),  y  aun  en  la  mayor  parte  de  las  del  Brasil 
septentrional  y  Guayanas,  el  elemento  kechua  falta 
absoluta  o  casi  completamente.  Martius  comparó  al 
kechua  «nanuc»  la  voz  aymoré  (botocuda)  « ñuc - 
(nyuk),  que  significa   infans,  o  niño;  pero  me    parece 


(G)     No  será  uecesario   advertir  lo  que   resulta  claramente:   que 
toilas  estas  analogías  son  lexicográficas. 

.  (5)  Es  de  notar  que  todos  estos  nombres  de  animales  y  plan- 
tas son  de  especies  tropicales.  Esto  es  prueba  de  que  los  Peruanos, 
al  ocupar  o  relacionarse  con  algunos  puntos  de  la  tierra  caliente 
«eupada  por  los  Guaraníes,  en  vez  de  imponer  nombres  de  su  len- 
;^ua,  nuevos,  o  dados  por  analogía,  como  hizo  el  pueblo  guaraní  e» 
todos  los  países  más  o  menos  invadidos,  adoptaron  los  que  encon- 
traron. Esto  indicaría  que  su  influencia  fue  menor  de  la  que  mu- 
chos suponen  en  lo  referente  a   la  mitad  oriental  de  Sud-Amérioci. 


—    104   — 

algo  forzado;  por  lo  demás,  los  Aj^morés  no  presen- 
tan absolutamente  ninguna  otra  analogía  con  los  Pe- 
ruanos. El  «uirú»,  bebida  que  los  Coroados  hacen  con 
el  maíz,  bien  puede  haber  traído  su  nombre  de  la 
misma  voz  kechua,  que  en  el  Perú  corresponde  a  la 
planta  del  maíz,  como  quiere  Martius.  Por  mi  j)ar- 
te,  encontré  en  el  otó  o  eochavante,  *^iná*,  íuego,  algo 
muy  parecido  al  «nina»  de  los  Peruanos,  que  signifi- 
ca ia  misma  cosa.  Se  trata  de  dos  nombres  correspon- 
dientes a  cosas  que  representan  un  relativo  progreso, 
lo  cual  podría  explicar  la  analogía,  y  aún  la  identidad. 
Pero  a  esto  se  limitan  las  comparaciones  posibles;  y 
es  tan  poca  cosa,  que  la  pregunta  de  si  no  se  trata 
de  coincidencias  casuales,  se  presenta  naturalmente. 

Positivas  son  las  analogías  kechua  araucanas,  y 
muy  explicables  históricamente;  versan  sobre  la  no- 
menclatura, el  sistema  numeral  y  aun  sobre  voces  co- 
munes; pero  esto  me  llevaría  fuera  de  mi  cuadro 

Lo  que  por  cierto  estaría  aquí  en  su  lugar,  sería 
el  tratar  de  las  cnutlogia- araucano- guaraníes.  Lo 
que  he  podido  ver  u  oir  (7),  ya  me  permite  afirmar  que 
las  hay  no  numerosas,  pero  importantes,  pues  indican 
influencia  guaraní  de  orden  cultural.  Asi,  por  ejemplo, 
los  nombres  correspondientes  a  casa,  perro,  tabaco.  Es 
probable  que  en  el  habla  de  la  Pampa  Argentina  la 
proporción  sea  más  importante.  Empero,  en  la  espe- 
ranza de  poder  realizar  una  comparación  más  com 
plata,  me  abstengo  por  ahora  de  entrar  en  detalles. 


(7)  Allá  por  1892,  murió  eu  mi  casa  Juan  Coliqueo,  de  Jos  ca- 
eiques  de  la  Pampa,  en  la  edad  segiin  aseguraba,  de  109  años.  Du- 
rante el  largo  tiempo  que  pasó  con  nosotros,  el  soberbio  e  inteligen- 
te anciano  nos  dio  muchos  datos  de  su  antigua  vida,  costumbres, 
creencias  y  lengua.  Pero,  tratándose  de  Indios  que  vivían  tan  cerca 
de  Buenos  Aires,  y  no  conociendo  yo  entonces  sino  la  menor  parte 
de  la  bibliogratía  etnográfica  de  esa  región,  suponía  que  todo  aque- 
llo ya  debía  ser  entonces  perfectamente  conocido,  y  descuidé  mucho 
el  apuntar.  Posteriormente  me  di  cuenta  de  haber  cometido  un  error 
y  perdido  una  ocasión  preciosa:  pero  ya  era  tarde.  Con  todo,  algo 
salvé. 


APÉNDICE   II: 


ORTOGRAFÍA     GUARANÍ 

Usada  en  este  trabajo  para  las  otras  lenguas 

igualmente   excepto  en  ciertos  casos 

de  dudosa  pronunciación 


letra  Clasificación  Correspondientes 


A       Vocal  común  Como    en    las  lenguas 

latinas. 

B»     Labial  sonante  Como    en  francés,    ita- 

liano, inglés. 

CH    Alveolar  subafricativa  (1)    Intermedia  de  CH,  TSH 

y  TH  inglesas,  de  CH, 
TCH,  J  y  S  francesas,  de 
SCH,  TSCH,  y  S  alema- 
nas, de  CH,  Z,  y  S  cas- 
tellanas. Frecuente  en  los 
idiomas  sudamericanos 


(1)  Para  las  letras  CH,  DY,  IH,  MB,  ND,  Rn,  ÍH,  IHI  e  IHI 
las  caracterizaciones  y  designaciones  de  la  clasificación  son  miai. 
Para  las  demás  hago  uso  de  la  nomenclatara  generalmente  adop- 
tada, especialmente  en  Norte-América.  , 


106 


«D(2)Dental  sonante 

DY  Dental  africativa  sorda 

E  Vocal  común 

»F  Labial  sorda 

G  Postpalatal  sonante 

H  Aspiración  leve 

I  Vocal  común 


Como  en  las  lenguas 
latinas 

Intermedia  de  la  semi 
vocal    Y,  la    D    latina    y 
la  DJ  italiana  (G  dulce) 

Como  en  los  idiomas 
latinos. 

Como  en  las  lenguas 
latinas. 

Siempre  es  fuerte,  como 
en  la  sílaba  GA  de  las 
lenguas  latinas.  La  GW 
es  su  labialización 

Como  en  alemán  (ha- 
ben,  hohen). 

Como  en  las  lenguas 
latinas. 


IH     Vocal  oscura  postpalatal     Parecida  a  la  hl  rusa: 
subgutural    abierta     (es- En  el  Plata  se  ha    orto- 


pecial) 


K       Postpalatal   stop 
KH    Aspirante  de  K 


grafiado  Y,  IC,  IG;  en  el 
Brasil,  U,  I,  E,  IG;  los 
franceses  la  escribieron 
EU,  U,  É,  I;  los  alema- 
nes, O.  U;  etc.  Muy  usada. 

Letra  universal! 

En  omagwá  (3).    Aspi- 
ración fuerte. 


(2)  Las  letras  marcadas  cou  comillas  (»)  no  formaa  parte  del 
alfabeto  guaraní   propio. 

(3)  Este  importante  dialecto  obliga  a  admitir  esta  letra  eu  el 
alfabeto  guaraní  general.  Es  probable  que  apareciera  en  otros  dia- 
lectos. Creo  que  en  general  no  difiere  de  la  X  de  los  antiguos  es- 
critores españoles,  adoptada  en  Centro  y  Norte-América.  Spix  y 
Martius  la  escriben  GH.  y  los  alemanes  del  Sud  KH, 


—   107   — 

L       Alveolar  continuante  la-     Como    en    las   lenguas 
teral  latinas,  etc.  Usada  en  al 

gunos  dialectos  del  Nor- 
te y,  aunque  poco,  en 
uno  del  Sud. 

M       Labial  continuante  nasal      Como    en   las    lenguas 

latinas,  etc. 

MB    Labial  nasal  sonante  Combinación  en  la  cual 

la  B  conserva  su  natura- 
leza sonante,  ut  supra; 
se  corrompe  a  veces  en 
M  o  V  (B). 

N       Alveolar  continuante  na-     Como    en    las    lenguas 
sal  latinas  etc. 

ND    Dental  nasal  sonante  Combinación  en  que  la 

D  conserva  su  valor  ut 
supra.  Cae  frecuentemen- 
te en  N  por  corrupción. 

NY    Prepalatal       continuante     Es  la  Ñ  castellana,  NH 
nasal  portuguesa  y  GN  france- 

sa e  italiana.  }'•  NY  cata- 
lana. 

O       Vocal  común  Como   en    las    lenguas 

latinas  y  alemán. 

P       Labial  sonante  Como    en    las    lenguas 

latinas. 

K       Prepalatal       continuante     Como    en    las   lenguas 
trémula  latinas  menos  la    france- 

sa, aunque  menos  fuerte. 

RoRn Postpalatal     continuante     Es    una    R    nasal    (en 
nasal  ortografía  lingüistica  Rn 

y  r")  que  los  extranjeros 
dan  frecuentemente  por 
N,  y  aun  cae  a  veces  en 
N  entre  los  Guaraníes 
modeiiuos.  En  el  uso  or- 


—    108  — 

RoRnPostpalatal   continuante  tografías  corrientes  se  es- 
nasal  cribe  casi  siempre  con  R, 

bastando  que  lleve  el 
signo  de  la  nasal  la  vo- 
cal siguiente,  la  cual  siem- 
pre lo  es  (rá,  re,  ro,  rfi, 
ri.) 

S        Alveolar  fricativa  sorda      Gomo  la  italiana  y  por 

tuguesa,  menos  sibilante 
que  en  alemán;  presenta 
ciertas  variantes  que  só- 
lo deben  interesar  a  la 
fonética  de  los  dialectos. 
En  castellano  se  abusa 
dándola  por  Z. 

T       Dental  sonante  «stop»         Como    en    las  lenguas 

latinas.  En  varios  dialec- 
tos cae  en  CH  ante  la  I. 


ü       Vocal   común 


V       Labial  fricativa 


W      Semivocal  labial 


Como  en  castellano,  ita- 
liano y  alemán. 

Como  en  las  lenguas 
latinas  y  la  W  alemana. 
La  versión  ibérica  por 
B  es  abusiva  y  centraría 
a  toda  regla.  Hasta  los 
autores  franceses,  alema- 
nes e  ingleses  se  dejaron 
influenciar  frecuentemen- 
te por  esa  mala  costum- 
bre. 

Como  en  inglés.  Los 
autores  castellanos  la  sue- 
len alterar  en  GU,  como 
también  en  ciertos  dia- 
lectos modernos;  los  por- 
tugueses la  escriben  ge- 
neralmente U.  Es  redun- 
dancia escribir  WU,  pero 


109 


Y       Semivocal  prepalatal 


{')      Detención   glotal 


W       Semivocal  labial  es  útil    para    evitar    que 

sea  tomada  por  una  V, 
como  frecuentemente  su- 
cediera. 

Como  en  castellano  pu- 
ro, francés,  alemán,  in- 
glés, en  los  casos  corres- 
pondientes. En  el  Brasil 
se  suele  escribir  I  o  Y; 
en  el  Plata  se  le  confun- 
de con  la  DY,  que  se  es- 
cribe Y  pero  suena  como 
DJ  internacional  o  GI  ita- 
liana y  Y  andaluza. 

«Glottal  stop*  o  I  sus- 
pensión de  sonido  o  emi- 
sión; muy  frecuente  en 
guaraní,  aparece  en  otras 
lenguas  de  esta  rama.  Los 
autores  la  substituyen  fre- 
cuentemente por  una  H,  o 
la  suprimen;  ambas  im- 
perfecciones son  graves. 

Son  letras  con  valor 
propio  distinto;  su  natu- 
raleza nasal  no  depende 
de  su  posición  en  la  pa- 
labra o  de  la  presencia 
de  otra  letra. 

Haj''  también  semina- 
sales,  algunas  como  mo- 
dalidades de  dialectos, 
pero  otras  con  valor  es- 
pecial y  distintivo  del 
significado  de  la  palabra. 

ÍH      Vocal  oscura  postpalatal     Sonido  especial  y  asaz 
abierta  nasal  frecuente     del      guaraní. 

Los  escritores,  excepto 
algunos  lingüistas,  la  con- 
fundieron con  la  IH, 


A, É,.í, Vocales  nasales 
Ó,Ú, 


~  lio  — 

ÍHI   Diptongo    especial    post-     La  base  es  la  letra  IH, 
palatal  Asaz  frecuente. 

iHI     Diptongo  postpalatal  na-     Es  la  nasalización   del 
sal  (1).  precedente.  También  fre- 

cuente. Confundido  con 
el  precedente  por  la  ma- 
yoría de  los  autores. 

Obsertación:  Es  fácil  reconocer  los  numerosos  dip- 
tongos comunes  por  la  falta  de  acento 
gramatical  sobre  la  última  vocal,  o  la 
segunda  del  diptongo;  también  los  na- 
sales (ejemplo  mokói,  Tai);  pues  en  és- 
tos, cuando  el  signo  de  la  nasal  cae 
sobre  la  segunda  vocal,  la  primera  lleva 
el  acento  gramatical  (ejemplo:  karáú). 

No  hay  consonantes  dobles.  Tampo- 
co vocales  dobles  o  muy  largas;  cuan- 
do en  los  nombres  compuestos  se  escri- 
be kaá,  soó  en  vez  de  ka'á  y  so^ó,  es 
que  la  suspensión  de  sonido  es  muy 
reducida  y  se  puede  descuidar,  pero  no 
ha  desaparecido  completamente. 

Puerto  Bertovi,  24  Marzo  1916, 


(1)  Siento  mucho  no  poder  contar  entre  las  obras  de  consulta 
n  raí  alcance,  el  estudio  ya  citado,  del  Sr.  Ramón  V.  Caballero  so- 
"bre  la  fonética  del  guaraní,  al  cual  la  prensa  lia  tributado  elogios, 
j  que  parece  responder  a  las  exigencias  modernas  de  la  ciencia. 

Empero,  como  el  estudio  de  la  fonética  corresponde  más  espe- 
cialmente a  los  dialectos,  al  tratar  de  estos  detalladamente  y  com- 
pararlos, espero  poder  aprovechar  ese  documento. 


índice  analítico 


Origen  y  propiedad  del  nombre  Guaraní 4 

Los  Pueblos  Guaranianos 4 

El  nombre  Tupí,  su  origen  y  significado  artificial  e  impropio  5 
El  uso  del  nombre  Tupí  como  genérico  se  debe  a.  un  error 

de  Martius 6 

Naciones  a  las  que  los  Guaraníes  llaman  Tupí 6 

La  raíz  de  los  nombres Tupinambá,  etc.,  no  esTupí  sinoTupiná  6 
Los  pueblos  Guaraníes  rechazan  el  nombre  Tupí  y  lo  dan  a 

naciones  inferiores 6 

Significado  y  verdadero  valor  d  el  nombre  Tu  pí 6 

Etimología  y  /alor  del  nombre  Tupiná  (1) 7 

Origen  y  marcha  evolutiva  de  la  civilización  americana 7 

Los  verdaderos  Tupí  eran  indios  del  subgrupo  Kren 8 

Los  indios  del  Brasil  no  llamaban  Tupí  a  los  Guaraníes 9 

El  nombre  P'ari ve  o  K^raí,  su  etimología  y  origen 9 

Origen,  significado  y  variantes  de  la  voz  Karaí  11 

Origen  y  etimología  del  nombre  Tapuya 12 

Dialectos  de  la  verdadera  Lengua  Guaraní  o  Nyeengatú.  Lista 

alfabética  y  razonada 15 

Guaraní  es  nombre  de  pueblo,  no  de  dialecto  especial 18 

Los  Jarayes  (Harayé)  eran  Guaraníes 19 

El  Tupinambá  es  dialecto  guaraní  y  constituye  el  núcleo  de 

los  dialectos  orientales 24 

Influencia  del  guaraní  en  las  lenguas  guaranianas  (cuadros 

comparativos)  27 

Los  diversos  sistemas  de  ortografía  y  sus  inconvenientes...  28 

Coordinación  de  las  lenguas 31 

Las  lenguas  de  la  rama  Guaraniana 35 

Las  lenguas  del  grupo  Guaraní ;  35 


(1)  En  este  índice  y  en  el  siguiente  las  letras  acentuadas  na- 
sales figuran  con  acento  simple  por  no  haber  recibido  aún,  nues- 
tra imprenta,  los  acentos  correspondientes. 


-114- 

Las  lenguas  del  grupo  Tapuya 45 

y>        n          )»        »      Guk  O  Koko 52 

'        »          ))        )>      Paño 55 

Comparación  de  la  Lengua  Eochavante  u  Otó 57 

Ortografía  de  las  lenguas  Guaranianas 58 

Origen  y  afinidades  del  pueblo  Eochavante 61 

Observaciones  respecto  a  las  modificaciones  introducidas  en 

la  seriación  de  las  lenguas 62 

•Bases  de  nuestra  seriación  de  las  lenguas 63 

Influencia  de  la  Lengua  Guaraní  en  Colombia 65 

Extensión  de  la  dominación  Karaíve 65  69 

Afinidades  Guaraní-Karai ves 65 

En  la  nomenclatura  délas  plantas  colombianas  hay  el  18'/^ 

de  nombres  guaraníes 66 

Los  Karaíves  o  Karaí-Guaraní  en  Antillas  y  Centro  América  68 

Caracteres  físicos  de  los  Karaíves 70 

Valor  original  del  nombre  Karaí 71 

Las  castas  Karaíves  y  sus  re^^pectivos  hábitos 72 

Exterminada  la  población  Karaíve,  las  Antillas  son  repobla- 
das con  nuevos  elementos  étnicos 73 

Los  Kariná  modernos  son  sólo  parientes  de  los  Karaíves. . .  74 

Elementos  leptorrinos  entre  los  Guaraníes 74 

Comparación  metódica  de  la  lengua  Kaliná 76 

El  55 9r  de  las  vo  es  Kaliná  son  análogas  al  Guaraní  84 

Comparación  metódica  de  la  Lengua  Taina 84 

El  50%  de  las  voces  tainas  resultan  guaraníes 88 

La  raza  Karaí-ouaraní  es  la  sola  invasorade  las  Antillas. .  89 
Las  lenguas  de  las  Antilks  son  resultado  de  la  fusión  del  Gua- 
raní con  elementos  autóctonos 89 

Comparación  de  la  lengua  Kaúre  o  Eyerí 90 

El  elemente  guaraní  prepondera  (64  7í)  en  la  lengua  Kaúre  96 

J-.0S  'elementos  •'caraíbicos»  empiezan  en  el  Paraguay 96 

Analogías  lingüísticas  Guaraní-Peruanas 99 

La  analogía  Quechua-Guaraní  no  es  solo  en  la  lengua  pero 

también  en  la  raza  y  la  religión 99 

Consideraciones  acerca  de   las  analogías   del  guaraní   con 

otras  lengias 103 

Analogías  araucano-guaraníes 104 

Ortografía  guaraní  y  clasificación  fonética  de  las  voces. . . .  105 


índice  Alfabético  de  Pueblos  y  Lenguas 


Achipaya 

36 

Caraive  (v.  karaive) 

Aimoré 

47 

Cayová 

17,19 

Akawaí 

42 

Coroado  (v.  Chi 

meón) 

Akroá-mirí 

50 

Correntino 

17 

Amazonas 

15 

Cuba 

40 

Apiaká 

15, 

3'¿ 

CHaná 

Charuá 

Chavante 
Chembiuá 

17 
17 
iO 

4S 

Apinayé 
Aponeyikran 
Apoto 
Arachá 

50 

5U 
16 
16 

Araguayú 
Araikú 

16, 

32 
54 

Cherente 
Chikriavá 

50 
50 

Araucanos 

104 

Chimána 

52 

Aré 

16 

Chirneón 

6,  46 

Arekuná 

43 

Chiripá 

8 

Aruak                    32, 

55,  89, 

.  95 

Chiriwaaná 

17 

Asunceño 

16 

Chivorá 

57 

Atorai 
Auetó 

43 
16 

Dyíhpororok 

47 

Avá-chiripá 

16 

Eií-rí 

74 

Avá-katú 

17 

Enkrekmún 

47 

Ava-mbihá 

17 

Eochavante 

51, 

57,  104 

Avanyeénga 

5, 

17 

Eyerí 

39, 

89,  90 

Baró 

53 

Caliví 

10,  40 

Baníva 

54 

Gés 

5,13, 

50,  61 

Borikén 

¿0 

Goyataká 

15,  45 

Botocudos 

47 

Guaihraé 

17 

Bugres 

21 

Guaikurú 
Guaireño 

22 
18 

Cainguá 

17 

.  19 

Guaradyú 

18 

Cario  (v.  Karihó) 

Guaraní 

3, 

18,  35 

-  116 


Guaranianos 

4 

Katukiná 

37 

Guaranío-Karaíves 

5,  27 

Kauichaná 

54 

Guarapé 

18 

Kaúre 

90 

Guarayo  de  Mamoré 

18 

Kayapó 

5Q 

Guayakí 

35 

Kayoavá 

53 

Guayaná 

6,  18 

Kimdá 

16.  46 

Guayaná-paraguayo 

19 

Kirichaná 

43 

Guavanau 

54 

Kobeú 

48 

Guk 

52,  89 

Koerúna 

51 

Gwaná 

54 

Kokamá 

20 

Gwató 

48 

Koko 

.-2 

Gwenuá 

18 

Koretú 

49 

Koretu-ei  meu 

48 

Harayé 

19 

Koretú-iaáe 

49 

Koropó 

45 

Ingái 

6,46 

Kotochó 

49 

Iquito 

56 

Krekmún 

47 

Isa  na 

53 

Kren 

8,  45 

Itatí 

19 

Kúli 

58 

Itonama 

57 

Kiilino 

56 

Jarayé 

19 

Kurua'é 

38 

Kaá-íhwuá 

19 

Layaná 

55 

Kaingang 

Kairirí 

Kaité 

6,  45 

36 

20.  ^5 

Lengua  brasílica 
Lengua  castiza 
Lengua  general 

5 

18 
5.  20 

Kaliná                    10, 32, 

Kaliví 

Kamakó 

Kamayura 

Kapochó 

Karadyá 

40,  73 

10,40 

5,  49 

20 

45 

48 

IVIachaculí 

Machurur.a 

Makuchí 

Makuní 

Malalí 

45 
55 
42 
45 

47 

Karahó 

50 

Mamelucos 

G,  7 

Karaí  (v.  Karaíve) 

Manáo 

53 

Karaí-Guaraní 

89 

Mané 

21 

Karaive                     3,  9, 

68,  88 

Marawá 

52 

Kará-kará 

20 

Mariaté 

52 

Kará-katú 

10 

Masakará 

47 

Karapaná 

51 

Miyong-Atorai 

43 

Karavichí 

42 

Mayonkón 

44 

Kariaíh 

54 

Mayoruna 

56 

Karí-guaná 

20 

May  puré 

52,  53 

Kariná                         40, 

73.  76 

Menié 

49 

Karió 

8,  20 

Minuano 

21 

Karipuná 

56 

Moja 

53 

Katuavá 

8 

Mundurukú 

36 

-  117 


Mutoniwai 

21 

Tapieté 

24 

Mura 

44 

Tapihíhi 

54 

Mbaúre 

53 

Tapuya 

3.  5, 12,  45,  61 

Mbihá 

8 

Tarekuná 

24 

Mbororó 

50 

Tarianá 
Tarumá 

53 
24,  50 

Nahukuá 

88 

Tembé 

24 

Naknyuk 

47 

Thetaí 

24 

Notobotocudos 

21 

Tikuna 

51 

Nu-Aruak 

53 

Timbú 

8 

Nu-Guaraní 

52 

Tiverikhotó 

42 

Nyeengatú 

5,  21, 

35 

Tihpihiá 
Tovatí 

14 
24 

Oayapí 

21 

Tovayára 

24 

Omagwá  (v.Umagwé 

i) 

Tukaná 

61 

Otó  (v.  Eochavante) 

Tupí 
Tupí-austral 

5 
25 

Padyaguá 

22 

Tupí-moderno 

25 

Palikúre 

21, 

38 

Tupiná 

7,  24 

Pálmela 

41 

Tupinaé 

7,  24,  25 

Paño 

55, 

56 

Tupinákí 

7,  24 

Para 

22 

Tupinambá 

4,  5,  7,  24 

Paravirianá 

42 

Tupinambú 

8,24 

Parentí 

22 

Uiriná 

Parikí 

22 

37 

Pasé 

52 

Uihrá-asú 

51 

Patacho 

44 

Umagwá 

25,  71,  93 

Pato 
Pianokhotó 

22 
42 

Wainumá 

55 

É  A 

Pimenteira 
Pin  aré 
Pirá-pihtá 
Potíhwára 

44 
22 
46 
22 

Wapitianá 
Waraú 
Wayamará 
Wuayapí 

TT7"                            '    ' 

44 
49 
42 
21 

44 

Purí 

47 

Wayawai 

Purikotó 

43 

Xaraye 

19 

Sabuyá 

37 

Yagua 

44 

San  Javier 

28 

Yaúna 

4« 

Santa  Marta 

23 

Yavaé 

48 

Siriono 

mam 

25 

Yavitera 
Yeikó 

55 

48 

I  aína 

39 

Yukuná 

52 

Taíhi 

23, 

,  74 

Yupuá 

48 

Tamanaká 

42 

Yurí 

49 

Tamoyo 

23 

Yuruna 

S6 

Tapaniúna 

24 

"V  -^                 * 

57 

Tapé 

3,8. 

,  23 

Zaparo 

EXPLICACIONES  A  LOS  LECTORES 

Y   PARTICULARMENTE   A    LOS    HOMBRES    DE    CIENCIA 


Infandum  regina  jubes  renovare  dolor em.... 

Al  respecto  del  presente  trabajo — y  habiendo  pasado 
ya  tanto  tiempo  entre  su  impresión  y  su  distribución  ge- 
neral— me  considero  obligado  a  dar  las  siguientes  expli- 
caciones. 

Habiendo  llevado  a  cabo,  durante  el  año  1915,  una 
comparación  lexicográfica  general  de  todas  las  lenguas 
sudamericanas  cuyos  glosarios  estuvieran  en  mi  posesión, 
resolví  hacer  de  ese  estudio  un  resumen  para  ser  presen- 
tado al  Congreso  de  Washington,  que  debía  reunirse  en 
Diciembre  de  ese  año,  y  así  lo  anuncié.  Pero  ciertas  cir- 
cunstancias me  impidieron  de  tomar  parte  en  esa  asam- 
blea, y  para  remitir  un  voluminoso  manuscrito  ya  era 
tarde.  Entregué  entonces  el  original  a  una  imprenta  de 
la  capital,  resuelto  a  presentar  el  trabajo  al  Congreso 
Histórico  que  la  R.  Argentina  celebrar  debía  el  9  de  Julio 
de  1916.  r^ero  mis  esperanzas  debían  ser  defraudadas 
una  segunda  vez.  No  obstante  mi  insistencia,  no  pude 

verlo  impreso  sino  en  1917  ....  magna  locorum  inopia. 

Pasado  tanto  tiempo,  las  condiciones  resultaban  cam- 
biadas. La  forma  concisa  y  en  parte  trunca  de  mi  trabajo, 
la  desnudez  de  la  lista  principal  de  lenguas,  con  datos 
numéricos  solamente,  podían  convenir  a  un  resumen  he- 
cho apuradamente  y  con  promesa  de  completarlo,  pero 
no  a  una  publicación  normalmente  completa  y  hecha  con 
el  tiempo  necesario.  Resolví  por  tanto  publicarlo  como 
libro,  con  el  estudio  completo,  todos  los  cuadros  compa- 
rativos y  demás  datos  ilustrativos. 


-  120  - 

Convencido-  -después  de  repetidos  y  costosos  ensa- 
yos— de  la  imposibilidad  de  llegar  a  una  corrección  tole- 
rable, dada  la  distancia  y  la  imposibilidad  de  estable- 
cerme personalmente  en  la  capital  sin  desatender  a  mis 
estudios,  resolví  adquirir  una  segunda  imprenta  y  esta- 
blecerla, esta  vez,  en  mi  propia  casa.  De  allí  un  nuevo  e 
inevitable  retardo,  en  esperas  del  material  y  su  instala- 
ción. Y  cuando  ya  nos  disponíamos  para  comenzar  la 
impresión  del  volumen  aludido,  una  nueva  dificultad 
momentánea  surgía,  la  falta  de  letras  acentuadas  para 
la  lingüística,  no  incluidas,  según  parece,  en  las  pólizas 
de  las  fundiciones  de  tipos  estadunidenses;  de  donde  una 
nueva  demora  en  vista,  y  de  largos  meses. 

Así  las  cosas,  no  puedo  retardar  más.  No  me  queda 
sino  distribuir  el  presente  trabajo  tal  como  se  encuentra, 
agregando  solamente  la  Fé  de  Errata  y  los  índices,  im- 
presos en  ésta.  Lo  cual  no  hago  sin  llamar  una  vez 

MÁS  LA  ATENCIÓN  DE  LOS  ESTUDIOSOS  SOBRE  LAS  RESER- 
VAS QUE  YA  HICE  EN  EL  TEXTO,  al  respecto  de  SU  justa 
interpretación. 

Que  estas  explicaciones  sirvan,  al  mismo  tiempo,  pa- 
ra dar  una  idea  de  la  prolongada  serie  de  dificultades 
que  surgieron  ante  mi  prístino  propósito  de  qus  TODO  SE 
IMPRIMIERA  EN  EL  PARAGUAY;  dificultades  que  me  han 
hecho  perder  varios  años,  pero  sin  quebrantar  mi  resolu- 
ción; la  cual  por  fin  va  triunfando,  gracias  principalmente 
a  que  el  sabio  legato  del  emperador  Severo,  concentrado 
en  la  histórica  recomendación:  ''Estote  concordes,  cetera 
contemnite^' —  omitida.,  por  supuesto,  la  parte  milites— 
encontró  unísono  eco  en  el  numeroso  hogar  que  en  esta 
selva  yo  fundara. 

¿Moisés  S.  ^ertoni 

Puerto  Bertoni,  Julio  de  1918. 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS 

Publicados  por  el  Dr.  Moisés  S.  Bektoni 


SERIE  II  60  DE  BOTÁNICA  NÚM.  2 

PUERTO  BERTONI  -  Panguay  ENERO  DE  1918 


La  Stevia  Rebaudiana  Bertoni 
La  Estevina  y  la  Rebaudina 

NUEVAS  SUBSTANCIAS  EDULCORANTES 

por  el 

Dr.  MOISÉS  S.  BERTONI 

Estudio  sistemático— Pequeña  yerba  de  40  a  SOcenti- 
metros  de  altura,  ordinariamente  50;  raíces  vivaces;  tallo  anual, 
subleñoso,  pubescente,  débil  y  con  pocas  ramificaciones  terminales 
coronadas  por  panículas  formadas  de  pequeños  corimbos  llevando 
2  a  6  flores  pequeñas  con  corola  de  lóbulos  blancos,  alargados  y 
abiertos. 

Habitaba  los  campos  altos  desde  la  región  del  Amambáih 
hasta  el  Mondaíh,  especialmente  en  los  yerbales  de  San  Pedro, 
Alto  Jejuíh,  Vaca'retá  e  Ih'ú,  siendo  ahora  sumamente  rara. 

Hacia  el  1887,  en  mis  exploraciones  por  las  extensas  forestas 
del  Paraguay  oriental,  tuve  referencias  acerca  de  esta  planta, 
de  yerbateros  del  N  E.  e  indios  del  Mondaíh.  Estos  últimos  la 
conocían  de  campos  cercanos  del  Mbaeverá  y  Kaá  Guasú,  aunque 
ya  muy  rara.    Pero  no  pude  obtenerla  ni  llegar  a  mayor  certeza. 

Años  después,  en  Asunción,  el  señor  Daniel  Candía,  admi- 
nistrador de  la  Aduana,  me  sometía  una  muestra  enviad  ale  por 
un  yerbatero  del  norte.  Desgraciadamente  la  constituía  una  por- 
ción de  ramillas  reducidas  a  fragmentos  para  ser  tomadas  con  el 
mate.  (1) 

Algunos  fragmentos  de  inflorescencias  me  permiten  estudiarla 
bien  que  mal.  Pero,  el  mal  estado  de  las  muestras  estudiadas, 
alguna  deficiencia  de  la  obra  fundamental  que  me  sirve  en  ese 
momento  de  base  y  ciertas  afinidades  entre  los  géneros  5/eüía  y  £upa- 


(1)   Las  hojas  de  Kaá  he'é  así  fragmentadas  se  emplean,  mezcladas  en 
pequeña  proporción  a  la  Yerba  Mate,  para  edulcorar  el  mate  amargo. 


130  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.   N.  2 

torium,  que  pertenecen  a  la  misma  tribu,  me  inducen  a  colocar  mí 
especie  en  este  último  género,  con  una  advertencia  que  luego 
hago.   (2) 

En  1899  publico  pues,  mi  planta,  denominándola  Eupatorium 
Rehaudianum  sx>.  n.  (3),  dedicándola  como  merecido  homenaje  al 
ilustrado  químico  paraguayo  doctor  Ovidio  Rebaudi,  cuya  aten- 
ción llamo,  y  más  tarde  le  remito  una  muestra  de  la  cual  hace  el 
primer  estudio  químico  completo. 

Siguen  varios  años  de  indagaciones  infructuosas  para  conse- 
guir semillas,  plantas  vivas  o  material  completo  para  mejor  estu- 
dio, quedando  sin  resultado  hasta  las  circulares  enviadas  con 
insistencia  por  el  Ministerio  del  Interior  a  las  autoridades  de  la 
campaña. 

Por  fin  el  M.  R.  párroco  de  San  Pedro  se  hace  acreedor  de 
nuestro  agradecimiento  remitiéndome  una  planta  viva.  Esta  flo- 
rece en  1904,  me  permite  por  fin  hacer^un  estudio  completo,  y  me 
comprueba  que  efectivamente  se  trata  de  una  Eupatoriea,  pero  del 
género  Stevia,  y  como  tal  la  publico  en  1905  (4),  con  una  minu- 
ciosa descripción  latina. 

Con  esto  termina  la  fase  botánica  de  la  cuestión. 

Estudio  químico.— Al  doctor  Ovidio  Rebaudi  corres- 
ponde la  prioridad  del  estudio  químico  e  industrial  detenido  sobre 
una  muestra  que  yo  le  sometiera  (5),  comprobando  que  el  princi- 
pio azucarado  de  nuestra  Stevia  se  debe  a  un  glucósido  (glicirricina) , 
Pero  este  glucósido,  a  diferencia  del  que  se  encuentra  en  las  raíces 
del  regaliz  que  está  combinado  con  amoniaco,  se  hallaba  en  las 
hojas  del  Kaá  he'é  en  combinación  con  la  soda;  mas  esta  substan- 
cia no  era  el  solo  principio  activo  de  la  planta,  pues  separaba  así 
mismo  dicho  químico  una  resina  aromática  conteniendo  un  princi- 
pio amargo,  al  cual  ese  autor  atribuye  especial  importancia. 

El  doctor  Rebaudi  terminaba  haciendo  notar  las  relevantes 
ventajas  del  empleo  de  estas  sustancias  en  medicina;  como  apli- 
cación inmediata  ensayaba  la  preparación  de  un  bitter,  cuyos 
caracteres  organolépticos  debían  ser  muy  apreciados,  y  de  propie- 
dades estomacales  que,  si  bien  no  completamente  estudiadas, 
podían  suponerse  no  inferiores  a  las  de  los  amargos  usuales. 

Años  después,  Karl  Dietrich  (6) ,  emprendiendo  de  nuevo  el 
estudio  químico  en  Alemania,  conseguía  también  separar  del  Kaá 


(2)  (I  Revista  de  Agronomía  n,  Vol.  III,  pág.  56. 

(3)  «Revista  de  Agronomía»,  Vol.  II,  pág.  35,  Asunción,  1899. 

Í4)  «Anales  Científicos  Paraguayos»,  Serie  I,  N"  5,  Asunción,  1905. 

(5)  «Revista  de  Química  y  Farmacia»,  núms.  2,  3  y  4,  Buenos  AirtS,19CC. 


BERTDNI:   STEVÍA   RZ3AUDIANA,    ESTEVINA.    REBAUDINA  131 

he'é  el  glucósido  ediiborante,  pero  bajo  dos  formas  que  denc- 
mina  Eupatorína  y  Rebaudina;  además  los  aceites,  resinas  y  sulsíf  r.- 
cias  amargas. 

Este  vina. —La  nomenclatura  establecida  por  Dietrich  en- 
cierra un  error  que  se  debe  a  que  este  químico  no  conocía  mi 
segundo  trabajo,  y  que  debe  ser  corregido,  pues  nada  déte  justi- 
ficar en  la  ciencia  la  persistencia  de  un  error  reconocido.  Tal  es 
la  denominación  de  Eupatorína  que  dio  a  uno  de  los  principios  dul- 
cificantes de  la  planta  y  que  debe  ser  sustituido  por  ESTEVINA 
(Stevina)  para  evitar  las  confusiones  que  traería  el  primer  nombre, 
el  cual,  por  lo  demás,  resulta  falso  por  si  mismo. 

LREstevinaipaYece,  y  lo  afirma  el  autor,  ser  el  glucósido,  pues 
por  hidrólisis  se  desdobla  en  una  substancia  que  reduce  el  licor  de 
Fehling. 

La  Rebaudina  es— añade  el  mismo  autor— la  sal  de  sodio  y 
potasio  de  la  Estevina  (Eupatorína). 

La  Estevina  tiene  un  poder  dulcificante  ciento  cincuenta  ve- 
ces mayor  que  la  sacarosa,  y,  con  todo,  es  algo  menos  edulcorante 
que  la  Rebaudina,  que  alcanzaría  a  cerca  de  doscientas  veces! 

Es  difícil— continúa  el  mismo  autor— separar  al  estado  de 
pureza  ambos  principios  edulcorantes,  por  cuya  razón  cree  más 
conveniente  emplear  directamente  el  polvo  de  la  hoja.  Cuando 
esto  no  sea  inconveniente,  las  dos  substancias  pueden  quedar  uni- 
das, pues  tienen  la  misma  propiedad  industrial.  Es  lo  que  resul- 
taría también  de  otros  informes. 

Efectivamente,  en  1913,  nuevos  exámenes  de  la  ya  famosa 
Stevia  Rehaudiana  fueron  llevados  a  cabo  en  tres  laboratorios  dis- 
tintos :  en  Amberes,  en  Wiesbaden  y  en  Hamburgo. 

El  informe  más  terminante  parece  ser  el  del  Laboratorio  Pú- 
blico Oficial  de  Hamburgo,  que  dice  así:  «  Las  muestras  recibidas 
son  de  la  conocida  planta  que  algunos  años  atrás  había  alarmado 
a  los  productores  de  azúcar.  La  substancia  dulce  que  contienen 
las  hojas  es  más  o  menos  ciento  ocheyíta  veces  más  dulce  que  el 
azúcar  de  caña.  Se  han  aislado  de  ellas  dos  substancias  dulces 
diferentes:  la  Eupatorina  (o  Estevina)  y  la. Rebaudina,  siendo  la 
última  la  sal  tripotásica  y  sódica  de  la  primera.  La  substancia 
cristalizada,  dulce  y  roja  es  probablemente  un  glucósido  o  glucosa 
y  está  contenida  en  las  hojas  junto  con  resinas  y  materias  curtien- 
tes, cera  y  un  poco  de  aceite,  en  proporción  de  20  a  26  %.  La 
substancia  dulce  no  es  fermentescible. » 


(6)   « Chemische  Zeitung »,  N"?  66,  pág.  685,  'Año  1909. 


132  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

«Procede  de  los  exámenes  verificados,  que  la  planta  no  tiene 
igual  en  cuanto  a  la  potencia  de  sus  sacáridos,  pero  en  su  aplica- 
ción industrial  no  podrá  probablemente  entrar  en  competencia 
con  las  clases  conocidas  de  azúcar— caña  de  azúcar  y  remolacha- 
limitándose  a  fines  medicinales  a  modo  de  los  preparados  de  sa- 
carina para  los  diabéticos  >' 

La  importancia  del  Kaá  he'é  está  efectiva  y  principalmente 
en  la  calidad  de  substituto  de  la  sacarina.  Pues,  como  tal,  presenta 
sobre  la  sacarina  estas  grandes  ventajas: 

I*'  Por  no  tener  efecto  tóxico  y  ser,  al  contrario,  saludable, 
por  larga  experiencia  y  según  el  estudio  del  doctor  Rebaudi. 

2"  En  ser  la  substancia  edulcorante  de  mayor  poder.  (7) 

3°  En  poder  ser  empleada  directamente  como  se  encuentra 
en  la  naturaleza  (hoja  pulverizada). 

4P  En  poder  ser  ofrecida  a  un  un  precio  mucho  más  bajo  que 
el  de  la  sacarina. 

Como  planta  cultural  e  industrial.— El  Kaá  he'é 
no  es  una  de  las  tantas  plantas  que  brindan  productos  apreciables  y 
valiosos,  pero  que  se  encuentran  sólo  en  la  naturaleza  virgen,  y 
cuando  se  quiere  resolver  el  problema  de  su  cultivo  o  explotación  in- 
dustrial se  tropieza  con  obstáculos  infranqueables.  Es  al  contrario, 
de  cultivo,  explotación  y  aprovechamiento  muy  factible  y  sumará 
un  importante  aporte  a  la  productividad  de  estos  países.  Así  pues, 
de  antemano  tiene  abierto  un  mercado  seguro,  que  no  tardará 
en  ensancharse  desde  que  haya  producción  suficiente.  Pequeñas 
muestras  por  mí  remitidas  a  Europa  y  Norte  América  despertaron 
vivo  interés,  hasta  entusiasmos,  contestándoseme  infaliblemente 
con  pedidos  que  oscilaron  entre  algunos  kilos  y  varias  toneladas. 

Las  ventajas  que  la  planta  presenta,  con  relación  al  azúcar, 
para  varios  usos  medicinales  (jarabes,  licores,  alimentación  de 
los  diabéticos,  etc.),  la  infermentescibilidad  del  glucósido  y  su  de- 
rivado, el  enorme  poder  dulcificante  ciento  cincuenta  veces  ma- 
yor que  el  azúcar  y  ciento  ochenta  la  Rebaudina,  y  sabor  agra- 
dable del  jarabe  o  licor  con  él  preparado,  prueban  no  ser  exceso 
de  optimismo  augurar  un  risueño  porvenir  al  cultivo  de  nuestra 

Stevia. 

Cultivo.— Ofrece  ciertamente  algunas  dificultades,  siendo 
la  única  de  importancia  el  hecho  de  que  las  plantas  que  tenemos 


(7)  Esto  se  entiende,  como  substancia  natural  y  tal  como  se  encuentra. 
Pues  de  las  proporciones  arriba  indicadas  por  el  laboratorio  de  Hamburgo,  la 
hoja  seca  resulta  40  a  45  veces  más  dulce  que  el  azúcar,  proporción  ya  pOCO  más  O 
menos  confirmada  por  la  práctica. 


BERTONI:   STEVIA   REBAUDIANA,  ESTEVINA,  REBAUDINA  133 

no  dan  semillas  fértiles.  Pero  la  multiplicación  por  estaca,  acodo 
y  división  de  cepa,  esta  última  principalmente,  es  relativamente 
fácil.  Aquí  creemos  que  la  esterilidad  de  las  semillas  de  las 
plantas  de  nuestros  cultivos  se  debe  a  la  autofecundación  que  se 
operó  en  el  primero  y  único  individuo,  el  cual  dio  aún  algunas  ce- 
millas  fértiles,  las  que  permitieron  la  multiplicación  inicial,  y  que 
esto  haya  influido  para  que  desde  la  segunda  generación  la  planta 
resultase  estéril.  El  Kaá  he'é  parece,  en  efecto,  que  debe  ser 
incluido  en  el  número  de  las  especies  que,  aún  presentando  órganos 
masculinos  y  femeninos  en  el  mismo  individuo,  necesitan  que  sus 
flores  sean  fecundadas  por  el  polen  proveniente  de  pies  diversos 
(alogamia  o  fecundación  cruzada).  En  este  caso  puede  ser  su- 
primido el  motivo  de  esterilidad,  obteniendo  algunas  otras  plantas 
de  allá  donde  crecen  naturalmente,  y  cultivándolas  entremezcla- 
das con  las  que  tenemos  en  cultivo,  para  que  pueda  operarse  la 
fecundación  cruzada.  Desgraciadamente,  a  esto  se  opuso  hasta 
ahora  lo  rara  que  es  la  planta  en  su  estado  natural. 

El  Kaá  he'é  en  su  carácter  de  planta  de  ciertos  campos  que 
no  son  de  los  más  fértiles,  es  rústica  y  poco  exigente  en  lo  que  se 
refiere  a  composición  y  humedad  del  suelo.  No  teme  nuestras 
sequías,  y  sólo  la  humedad  estancada  y  las  fuertes  lluvias  muy 
continuadas  le  son  adversas.  Puede  dar  almenos  dos  cortes  por 
año,  con  un  rendimiento  por  año  y  hectárea  mayor  del  que  Heuzé 
establece  para  el  regaliz  (700  a  1000  kilos)  según  ensayos  efec- 
tuados ya  sobre  cierta  escala  en  esta  colonia  por  el  agrónomo  Juan 
B.  Jiménez.  Y  puedo  agregar  que  este  último,  mediante  cierto 
método  de  multiplicación  a  que  ha  podido  llegar,  ha  resuelto  ya 
el  problema  del  cultivo  en  grande  escala,  aún  en  el  caso  de  que 
no  fuere  posible  obtener  semillas  fértiles.  Ciertamente,  la  abun- 
dancia de  semilla,  permitirá  algún  día  obtener  el  producto  en 
condiciones  notablemente  más  económicas.  Pero  el  cultivo  puede 
ser  emprendido  desde  ya  de  una  manera  remunerativa. 


Conclusions. — P  Le  principe  édulcorant  separé  en  1900 
par  DiETRiCH  sous  le  nom  d'  Eupatorine,  doit  prende  le  nom  de 
Stévine,  car  il  ne  vient  pas  á' un  Eupatorium,  maisdela  Stevia  Re- 
baudiana  Bertoni;  c'est  un  glycoside  découvert  en  1900  par 
Ovidio  Rebaudi.  ( Voir  la  note) . 

2°  Pour  l'usage  industrielil  n'estpasnécessairedeséparer  la 
Stévine  de  son  sel,  la  Rebaudine. 

3°  Pour  l'usage  medicinal  et  industriel  on  pourra  générale- 
ment  employer  la  feuille  pulvérisée. 


134  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

4"  Le  pouvoir  édulcorant  delaStévineestlSO  foisplus  grard 
que  celui  de  la  saccharose  et  celui  de  la  Rébaudine  presque  2C0 
fois. 

Quant  á  la  feuille,  son  pouvoir  est  de  40  a  45  fois,  bien  supé- 
rieur  á  celui  de  toute  autre  substance  naturelle. 

5°  La  feuille  no  contient  aucun  autre  principe  a3tif  ni  au- 
cune  substance  nuisible.  La  resine  aromatique  amere  indiquée 
par  Rebaudi  n'a  qu'  une  action  tonique  favorable  sur  les  voies 
digestives. 

6"  La  Stevine  et  la  T^éhaudine  ne  sont  pas  fermentéscibles. 

7"  La  feuille  conserve  son  pouvoir  indéfiniment,  sansaucune 
altération. 

8^^  La  culture  de  la  plante  serait  faciie;  elle  pourra  se  faire 
dans  les  conditions  les  plus  économiques  quand  on  pourra  obtenir 
des  graines  fértiles;  mais,  en  attendant,  elle  peut  se  faire  par 
división  des  touíTes. 

Note:  — Mr.  Louis  Rabéry,  prafesseuráTEcíle  nationale  d'Agriculture, 
quelques  mois  avant,  avait  indique  la  prestnce  d'un  principe  non  fern-ientés- 
ciíjle  analogue  á  la  glj  cirrhizine  et  qu'il  supi-osait  combine  avcc  Tammoniaque. 


.liíf      ,t0 


CONTRIBUCIONES    PRELIMINARES 

AL  ESTIDIO  SISTEMÁTICO,  EIOLOGICO  Y  ECONÓMICO  DE  LAS 
PLANTAS  DEL  PARAGUAY 


POR   EL 

E>r.  MOISÉS  S.  BERTONI 


IV 
LOS  CEDROS  =  CEDRELAE 
DEL  ALTO  PARANÁ  MEDIO 

(Núms.  24  -  28) 

Cedrela  tubi flora  Bertoni  sp.  n. 

24  Typica: 

Paniculae  terminales  magnae  (25-45  ctm.  long.  20-35  ctm. 
lat.)  laxae,  ramis  recte  patentibus,  foliiultimi  longitudinem  non 
aequantes,  vellutinohirtellae,  floribus  breviter  pedicellatis.  C  a  1  y  x 
sub  anthesi  tubuloso-campanulatus,  per  anthesin  v.  ante  anthesin 
lateraliter  fissus  atque  canipanulatus,  brevis  (2-3  mm.),  dense 
tomentellus,  viridiusculus  saepeque  sordide  purpuraceus,  indu- 
mento Ji  fuscescente;  dentibus  5  ovato-triangularibus.  Cor  olí  a 
cylindrica,  long.  7  mm.,  lat.  2-3  mm.,  extus  densissime  =  retror- 
sum  tomentosa,  dilutissime  viridis  lobis  stricte  purpureo-margi"* 
natis,  indum^ento  albo  in  tríente  superiore  =  fusco,  intus  pilis 
albis  vestita.  Pétala  5  integra  inferné  ad  gynophorum  5-cos- 
tatum  adhaerentia,  praeterea  inter  se  connata,  tubum  cylindri- 
cum  f ormantia.  Antherae  glabrae  late  ellipticae basi cordatae, 
summo  truncatae  vel  vixapiculatae,  flavescentes  filamentis  albis. 
Stylus  ovarium  aequans  etparum  incurvus,  viridiusculus;  stig- 
mate  turgide  discoideo  supra  convexo,  circumcirca  piloso,  petalis 
vix  incluso.  Ovarium  late  obovatum,  obsolete  10-sulcatum  vel 
sublaeve,  sub  lente  valida  punctis  promunulis  creberrime  cooper- 
tum.  Fructus  majusculus,  stricte  obovatus,  gynophoro  pedi- 
cellato,  non  sulcatus,  immaturus  avellaneus,  maturitate  nigre- 
£cens,  ab  initiocrebre  ferrugineo-lentic^ilatus,  9-12  cm,  longus  3 


136  BERTONI:  CONTRIS.   PREL.  PLANTAS  DEL  PARAGUAY 

que  crassus.  Semen  cum  ala  praeter  vacuitatem  lateralem 
elliptico-lanceolatum  subacutum,  10-14  mm.  ^36  mm.,  alae 
parte  libera  triangular!. 

Folia  ad  normam  abrupte  pinnata,  magna,  omnia  patentia 
V.  nonnuUa  —  pendentia;  ad  ramos  flo.'entes  45-60  em.  longa,  20 
-25  lata,  12-15-juga;  ad  vegeíiores  60-140  cm.  a  30-40  cm,  18-25 
juga;  folióla,  promiscué  opposita  atque  subopposita  sed  nun- 
quam  veré  alterna,  brevissimepetiolulata,  falcato-lanceolata  ápice 
subobtuso,  basivel  totamfereper  longitudineminaequalia,  utrin- 
que,  subtusque  praesertim,  molliter  pilosa,  patentia  vel  ir  pen- 
dentia; majora  15-22  cm.  4-6  cm.,  supra  opaca  vel  nitidula, 
interdum  flavescenti-viridia,  per  exsiccationem  cupreo-castanea 
vel  colore  cupri  vetusti,  subtus  flavescenti-viridia  et  in  exsiccatis 
avellanea. 

Arbor  magna,  saepe  gigantea,  spectabilis  etsi  parum  como- 
sa.  Truncus:  sapinus sat rectus,  cylindricus,  saepe columnaris, 
surculis  destitutus,  altitudine  i:  18  m.;  fusterna  (1)  contorta, 
paucirame?,  altit.  ^12  m.  Rami  sparsi,  crassi,  erecto-patentes, 
saepe  arcuati;  paniculam  formantes  laxam,  irregulariter  atque 
late  obconicam.  Cortex  crassus  (3-5 cm.)  mollis,  fibrosus,  pro- 
funde rimosus,  rimis  parallelis;  extus  terrosiis,  castaneus,  lame- 
llatim  et  in  vetustioribus  etiam  ramentatim  decid  uus ;  intus  pulchre 
roseus,  optime  lamellatus,  sueco  aqueo  tannosoque  farctus.  Ra- 
muli  crassi  summo  ramoium  sparsi,  haud numerosi,  adscenden- 
tes,  cortice  crasso  lenticellato. 

Alburnum  álbum,  spongiosum,  gradatim  in  duramen  ver- 
gens,  quoad  usum  contemptibile.  Duramen  -  nitide  cupreo-ru- 
brum  =  rosaceum,  colore  vulgo  •<  acayú »,  haud  durum,  satis 
aromaticum,  fibrarom  fasciculis  rectilineis  atque  crassis;  quoad 
colorationem  et  duritiam  variabile  (videdescr.  var. ). 

Per  regiones  littorales  Paranenses,  Paraguariae,  Brasiliae 
atque  Argentinensem  (Misiones),  aLatitudine26í>boreamversus; 
communis,  materiae  maximam  partem  «cedro  de  Misiones»  prae- 
bens.  Floret  Novembri  in  Januarium. 

Synonimia:  =  Cecrela  tubiflora  Bertoni,  in  litt.  et  op. 
nostris  atque  clariss.  Spegazzini,  Lillo,  etc.  ;=C.  brasiliensis  St. 
HiL.  in  Niederlein  «Result.  Bot. ));=C.fissüis  Vell.,  auctoribus 
plurimis  et  recentissime  Lillo  in  «Segunda  Contrib.  Arboles  R. 
Argentina»»  p.  34,  sec.  det.  ciar.  C.  De  Candolle. 

Vulgo  Cedro  Colorado,  C.  de  Misiones;  guaranitice 
Ihgaríh,  id  est  «arbor  ad  cymbas  (e  trunco)  excavandas". 


(1)  Trunci  pars  superior  ramos  ferens. 


ANALES  científicos  PAR/.CUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2  i  37 

Forma  typica  m.,  Bertoni  3460,  per  sylvas  littorales  obvia, 
ibique  a  vicinitate  civitatis  Encairacicn  atque  vici  Candelariae 
R.  A.  ad  cataractas  Guaihrá  usque  eam  inveni.  Collectione  xy- 
Icgraphica  nostra  sub  N,  73,  et  n.  «Cedro  Colorado  Común"  pon- 
dere s^ecifico  550-666. 

25  Var.  grandifolia  m.,  var,  nova: 

A  forma  typica  differt:  Foliis  maximis,  ad  ramos  caulescentes 
atque  caules  vegetiores  longitud.  80-150  cm.,  foliolis  majoribus 
ad  22  7  cm;  ad  florentes  45-85  cm.  long.,  inflorescentiam  fere 
duplo  superantibus,  supra  satúrate  atque  nitidissime  viridibus, 
subtus  glaucescentibus;  petalis  rosaceis,  ápice  patentibus,  8  mm. 
long.;  ramulis  junioribus  castaneis,  serius  atraterubentibus,dein 
nigricantibus;  corolla  ovato-cylindrica.  Bertoni  3463;  Puerto  Ber- 
toni, Mondaíh;etiam  Puerto  Aguirre  in  Rep.  Argentina. 

Arbor  gigantea,  non  veré  communis.  Lignum  praebet  pul- 
chre  coloratum  etsi  mollem,  pondere  specifico  450-550,  ad  scaphas 
e  trunco  excavandas  laudatum. 

26  Var.   intermedia  m.,   var.  n. : 

Foliclis  Ion  ge  acuminatis  marginibus  reflexis;  cortice  pro  rata 
haud  cra^so  (lé-2cm.),  non  alte  rimoso,  intus  sub  cutícula  intense 
rosacec,  interius  in  flavum  vergente,  libro  albo;  fructu  obscure 
5-gono,  9-11  cm.  longo,  3  i  cm.  crasso;  semine  elliptico  alae  cum 
parte  libera  stricte  ovata.  Bertoni  4617.  Sat  communis  et  cum 
varietate  typica  crescens. 

27  Subsp.  bertoniensism.,  subsp.  n. : 

A  Cedrela  tiibifloí^a  m.,  forma  typica,  differt:  paniculis  folia 
aequantibus;  cálice  albido  vel  flavescenti-víridulo;  corolla  tubulo- 
£o-ventrico£a,  haud  rosacea;  ovario  sat  profunde  10-sulcato;  stig- 
mate  5-sulcato  nitideque  viridi;  fructu  parvo  (5-7  cm,  long.  2  4 
crass.)  creberrime  lenticulato;  semine  cum  ala  elliptico-oblanceo- 
lato,  obtuso,  9  22  mm.  alae  parte  libera  ovata  vel  stricte  ovata; 
foliis  patentibus,  minoribus,  30-40  cm.  longis  ad  20  cm.  latis,  ve- 
getioribus  50-70  cm.;  foliolis  9-12-jugis,  longitudine  12  cm.,  pa- 
llidioribus;  cortice  parce  rimoso;  ligno  duriusculo,  duramine  pul- 
cherrime  nitideque  rubro-roseo,  pond.  spec.  600-700,  in  varietate 
xylographica  Duro  685-755,  ad  supellectiles  quam  máxime  laudato. 
Vulgo  Cedro  Colorado  Rosa,  Ditione  Puerto  Bertoni  et  ad  amnem 
Mbokaíh  argentinensem  hactenus  inventa.  Eodem  tempore  flo- 
rens. 

Forma  typica  :  Bertoni  4198. 

Forma  angustifolia  m. ,  fa.  n. :  foliis  ad  ramos  vegetiores 
12    40usque  18    50  cm.,  foliolis  longe  aíiuminatis;  Bertoni  4633. 


138  BERTONI:    CONTRIB.  PREL.  PLANTAS  DEL  PARAGUAY 

28  Var.  lagenaria  Bertoni,  var.  n. :  A  subspeciei  forma  ty- 
pica  (4198)  differt:  cerolla  saepissimemagisventri cosa,  in  tríente 
superiore  valde  constricta  instar  lagenae;  ovario  minus  profunde 
sulcato;  fructu  majusculo,  haud  vel  obsolete  sulcato,  oscurissime 
5-gono,  summo  rotundato  sine  ulla  depressione  et  interdum  etiam 
subacutum;  cortice  profunde  rimoso,  minus  crasso  (2-2  5  cm.) 
intus  pallide  rosaceo.  Lignum  praebet  praeter  alburnum  álbum 
pallide  rosaceum,  mollem  atque  spongiosum.  Bertoni  4616,  Per 
fascias  littorales  paraguariensem,  argentinensemacbrasiliensem 
passim,  Ínter  27<?  et  24*?  latitud..  Eodemtempore  florens.  Vulgo 
«Cedro  Fofo»  idest  Cedrela  spongiosa. 

RESUMEN  DE  L03  CEDROS 

La  determinación  definitiva  de  las  diferentes  especies  y  va- 
riedades de  Cedro,  tiene  mucha  importancia  práctica,  por  la  razón 
de  que  a  cada  variedad  corresponde  una  clase  de  madera  distinta 
o  asaz  diferente  para  que  sus  aplicaciones  sean  diferentes  también. 
El  comercio  ya  se  había  dado  cuenta,  en  la  Argentina,  de  la  necesi- 
dad de  hacer  distinciones,  y  ya  separaba  el  Cedro  de  Tucumán 
del  de  Misiones,  y  trataba  de  separar  a  este  último  del  de  Asun- 
ción. Pero  la  clasificación  de  los  del  Paraguay  y  Alto  Paraná 
permaneció  muy  vaga  por  faltarle  una  base;  lo  cual  es  un  grave 
perjuicio,  para  la  exportación  a  Europa  principalmente;  pues, 
mientras  tenemos  aquí  la  mejor  clase  de  "Acajou  Femelle",  capaz 
de  competir  con  el  mejor  Acayú.  maderas  que  en  Europa  y  Esta- 
dos Unidos  se  pagan  carísimo,  sucede  que  en  las  partidas  expor- 
tadas han  ido  siempre  mezcladas  clases  inferiores,  las  que  impiden 
conseguir  el  alto  precio  que  correspondería  a  las  buenas,  y  son 
destinadas  en  gran  parte  a  trabajos  mediocres,  como  la  fabri- 
cación de  cajas  para  cigarros,  de  donde  el  nombre  comercial  de 
«Cigarettenkistenholz»  que  le  dan  en  Alemania. 

Podemos  ahora  establecer  la  siguiente  correspondencia  botá- 
nico-económica : 

CEDRO  DE  TUCUMÁN=Ce(¿re/a  Lüloi  C.  DC. 

CEDRO  DE  ASUNCI0N=Cedre¿a^ssí7isVell.;este  suele  ir 
mezclado  con  el  siguiente,  proveniente  de  ciertas  partes  centrales- 
del  Paraguay. 

CEDRO  DEL  ALTO  PARANÁ,  O  DE  MISIONES=CeíZrete 
tubiflora  Bertoni. 

Esta  última  especie  se  divide  en  ; 

CEDRO  COLORADO;  C.  tiihiüora  typyca; 

CEDRO  ROSA:  C.  tubiflora  bertoniensis  typica; 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,   N.  2  139 

CEDRO  FOFO:  C.  tubiflora  lagenaria; 

CEDRO  COLORADO  BLANDO  :  C.  tuHflora  grandifolia. 
De  esta  especie  existen  otras  variantes  forestales  o  variedades 
xylográficas,  de  menor  importancia  para  este  trabajo,  y  cuyo  es- 
tudio detallado  se  verá  en  el  capítulo  correspondiente  de  mi  obra 
«  Plantas  Usuales "  en  curso  de  publicación. 


V 

EL  SAMUHÚ  BLANCO 

29  Chorisia  Josephinae  Bertoni  sp.  n. 

Flores  praeter  calycem  viridulum  albi,  vix  ad  petalorum 
columnaeque  basin  isabellíni;  ad  12  cm.  lati  8-que  (absque  pe- 
dúnculo) longi. 

Petalorum  lamina  sat  late  oblongo-elliptica,  plana  vel  fe- 
re  plana,  parum  vel  haud  decurva,  intus  et  extus  dense  tomentosa 
ad  3  cm.  lata,  Petali  basis  valde  angustata,  propter  margines 
incurvos  canaliculata.  Petalum  autem  totum  7-8  cm,  longum. 

Corona  vix  13  mm.  lata,  badia,  columna  alba. 

Columna  stam.inea  insigniter  sulcata,  petali  minoris  lon- 
gitudinem  non  aequans.  Rollen  flavum. 

S  t  y  1  u  m  petali  majoris  longitudinem  non  aequans,  stygmate 
parvo  purpurascente. 

Calyx  ovato-campanulatus,  basi  abrupte  longeque  angus- 
tatus,  3-4-dentatus, 

Pedunculus  aeque  f ere  longus  ac  calyx, 

Foliorum  segmenta  petiolulata,  ad  ramos  florentes  5-7; 
laminis  late  ellipticis,  ad  4  cm.  latis  8-9-que  longis,  petiolulo 
10-12  mm.,  costa  subtus  purpurascente,  dentibus  brevibus  sub- 
aequalibus,  pro  rata  distantibus;  petiolo  longitudinem  segmentis 
majoris  non  aequante. 

A  r  b  o  r  procera,  ad  20  m,  alta,  trunco  armato,  cylindrico  (an 
interdumventricoso?) ;  sapino  ad  15  m.  altit.  veré  erecto;  fuster- 
na  brevi,  erecta,  ramis  primariis  subverticillatis,  paniculam  late 
conicam,  modice  densam  formantibus.  Summa  aestate  florens. 
Herbario   nostro  sub  N»  6416;  ditione.  Puerto  Bertoni  tantum 


Í40  BERTONI:   STEVÍA   REaAUDÍANA.ESTEVIN  A  ,  REBAUDINA 

inventa,  ubi  rara.     In  memoriam  plantarum  amicissimae  Jose- 

phinae  Bertoni. 

Hasta  ahora  sólo  encontré  este  hermoso  ártol  en 
esta  localidad,  donde  es  raro.  Su  aspecto  rer.eral 
es  el  de  nuestro  Samuhú,  y  como  éste,  produce  un 
excelente  "kapok»».  Es  admirable  cuando  se  cubre 
de  sus  grandes  flores  blancas. 


VI 
EL  POROTO  CARACOL 

De  esta  naen'fica  liana— uno  de  los  n^ís  bellfs 
adornos  de  ruestras  selvas— remití  semillas  a  varias 
partes  del  n  u"do.  con  el  nombre  que  le  diera,  hace 
muchos  aros,  el  propietario  de  un  grande  tstabltci- 
miento  hortícola  de  California,  pues  a  mí  tambii^n  pa- 
recía pertenectr  a  otra  especie  qup  no  las  supuestas 
hasta  ahora.  Y  no  averigné  más.  Pero,  no  hace  mu- 
cho, el  Jardin  Botánico  de  Buitenzorg  y  el  señor  D. 
Fairchild,  del  Ministerio  de  Agricultura  de  los  Esta- 
dos Unidos,  me  escribieron  en  demanda  de  la  indica- 
ción del  lugar  y  obra  en  que  primero  se  j  ublicara  el 
nombre  aludido;  lo  que  así  contesta  a  ambos  : 

«Es  el  doctor  Franceschi,  de  Santa  Bárbara,  quien  la  publicó  bajo  el  nom- 
bre de  PhaseolusBerionü,  en  SUS  numerosos  catálogos  y  circulares  con  indicación, 
en  parte  al  menos,  de  caracteres  y  buenos  fotograbados,  declarándola  especie 
distinta  del  Ph.  caracalla  L. 

«No  fué  sino  mucho  tiempo  después,  que  yo  escribí  preguntándole  dónde 
había  hecho  la  publicación  primera  y  principal  de  la  especie  —  por  haber  yo 
resuelto,  no  hace  mucho,  hacer  de  esta  planta  interesante  un  estudio  completo. 
No  tuve  hasta  ahora  contestación.  Para  evitar  mayor  demora,  cr¿o  mejor 
enviarle  la  descripción  botánica  que  hice  yo  mismo  para  mi  obra  en  curso  de 
publicación  « Las  Plantas  Usuales  del  Paraguay»  y  es  laque  va  al  pie  de  esta 
carta. 

«Los  botánicos  que  han  estudiado  las  plantas  del  Paraguay  mencionaron 
principalmente  al  P/i.  caracalla  L. :  MarcMicheli  (ContributionsrLégumineuses 
sobre  las  plantas  de  Balanza, )  Barbosa  Rodríguez  ( Hortus  Fluminensis)  y 
Niederlein  (Resultados  Botánicos).  Pero,  axcepto  el  último,  no  parece  hayan 
siempre  estudiado  la  planta  en  cuestión,  sino  otra  afine.  En  «Plantae  Hass- 
lerianaen  I  Parte,  Marc  Micheli  parece  darlo  por  Ph.  lobalus  Hook,  pues  esta 
es  la  única  especie  del  grupo  que  enumera.  Pero  como  esta  especie  tiene  el 
pabellón  color  de  lila,  no  podía  tratarse  del  mismo  tipo.  En  la  II  Parte  de 
esa  obra,  Chodat  y  Hassler,  en  una  enumeración  más  completa,  no  hablan  de 
Ph.  lobaíus,  y  sí,  ponen  en  su  lugar  el  Ph.  caracalla;  eso  indica  que  no  aceptan  la 


BERTONI:   CONTRIS.    PREL.  PLANTAS  DEL  PARAGUAY  141 

cl  t^rrinación  de  Micheli.  P.  ro  en  este  último  trabajo,  la  indicación  de  «flor 
albn-roseus  o  sea  blanco  rosado«.  viene  a  confirmar  de  que  no  se  trata  de  la 
planta  en  cuestión,  sino,  cuando  menos,  de  otra  variedad. 

«Marc  Micheli  (Ice.  cit.  pag.  27)  dice,  al  hablar  de  las  «numerosas  mues- 
tras» que  tenía  en  su  mano  :  "  seguram.ente  pertenecen  a  esta  especie  (Ph.  ca- 
racalla)  cultivada  desde  tiempo,  y  cuya  patria,  todavía  en  cuestión,  pareceser 
Sud  Amárica»,  Ese  «seguramente»  que  sería  la  versión  dtl  latin  cerlo,  si  bien 
la  interpreto,  en  vez  de  absoluta  seguridad  implicaría  cierta  duda.  Es  proba- 
ble que  nos  encontremos  frente  a  varias  plantas  muy  afines,  cuya  nómina 
d-~finitiva  no  podrá  ser  establecida  sino  por  comparación  de  un  material  com- 
pleto de  todas  las  procedencias  y  bien  conservado,  esto  último  no  siendo  cosa 
fácil  por  vía  Scca.  En  todo  caso  el  doctor  Franceschi  cultivó  la  planta  en  cues- 
tión, cuvas  semillas  le  remití,  al  lado  de  "Ph.  caracalla,  y  no  titubeó  en  declarsr 
qu^  son  dos  especies  distintas,  y  como  tales  se  tienen  en  los  Estados  Unidos. 
Por  otra  parte,  el  nombre  de  Ph.  lohaius  Hook.,  a  pesar  de  haber  sido  dado  por 
MlCHEi  I  y  de  haber  figurado  en  un  herbario  paraguayo  en  1910,  fu'^  mss  tarde 
elin-inadoporCHODATy  Hassler,  pareciéndome  que  efectivamente  no  le  puede 
ser  dado,  rúes  el  'Ph.  lohaius  se  aleja  ¡  or  sus  ho  u  las  hasialo-tnlobala  y  su  pavi- 
llon.  El  "Ph.  derasus  Schrank  es  también  afine  al  nuestro,  hasta  cierto  { unto, 
se^uraTient  ;  noteng'ode  él  una  descripción  completa,  pero  difiere  en  todo  caso 
por  sus  florcs  Verdosas,  racimes  pancifloros  y  semillas  negras  con  hilo  blanco. 

(■Con  este  motivo  se  complace  en  saludar  a  Vd.  con  su  más  distinguida 
consideración.  Firmado:  M.  S.  Bertoni.  > 


30     Phaseolus  Bertonii  Francés. 

Forma  typica  silvestris  : 

Calyx  cupuliformis,  coriaceo-carnosus,  glaber,  jam  in  ala- 
bastro violaceus,  14  mm.  altus,  dentibus  brevibus,  brevissime 
denseque  ciliatis  summoque  rotimdatis,  superiore  vix  elatiore. 
V  e  X  i  1 1  u  m  ovato-elongatum,  6cm.  longum,  spiraliter  contortum, 
in  alabastro  pallide  viride,  dein  virens,  eburneum  atque  in  fine 
oíhraceum,  summo  emarginatum  et  medio  callu  imum  longitudi- 
nalem  exhibens.  A 1  a  e  pro  rata  parvae,  inaequales,  lamina  lila- 
cino-cyanea,  valde  adhaerentes,  sicut  carina  longe  (13  mm.  ) 
stricteque  unguiculatae.  Carina  longissima,  in  distentione  ultra 
10  cm.,  flavescens,  rostro  parum  dilatata.  Stamen  liberum 
exiliter  filiforme.     S  t  i  g  m  a  introrsum  laterale,  penicillatum. 

Legumen  ad  18  cm.  longum  11  13  mm.  crassum,  apicem 
versus  magis  dilatatum,  sat  longe  apiculatum,  inter  semina  haud 
depressum,  calyce  exsicco  persistente.  Semina  rotundato-de- 
pressa,  6  mm.  diam.,  laevia,  avellanea  vel  castanea,  hilo  brevi 
albido,  15-20  in  qq  legumine. 


142  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIEN,   N.  2 

Racemi  foliorum  longitudinem  non aequantes,  floribus  4-6 
sparsis  aut  per  paria  dispositis.  omnino  inodoris pedúnculo petio- 
lum  vix  aequante,  pedicellis  ad  1  cm.  longis. 

Folia  ad  ramos  florales  17-22  cm.  longa,  advegetiores  25-30 
cm.,  petiolo  6-12  cm.,  recto,  rigidulo,  canaliculato.  Laminaepla- 
nae,  acuminatae,  supra  pilis  adpressis  sparse  vestitae,  venis  ner- 
visque  primariis  utrinqueprominulis,  petiolulisteretibus  crassius- 
culis  4-7  mm.  longis;  summa  rhomboidali-ovata,  medioxima  (ad 
ramos  floreles)  12  cm.  longa  9  que  lata;  laterales  oblique  ovatae, 
vix  vel  haud  majores.  Stipellae  4,  erectae,  rhomboidales.  Stipulae 
caducae. 

Liana  alte  scadens,  vix  volubilis,  15-25  m.  longa,  basi  5-10 
cm.  diam.,  ramulis  bullulatis,  ramis  viridibus,  radice  haud  tube- 
rosa. 

Caulis  teres  valde  flexibilis,  cortice  gríseo. 

Silva  rediviva  ac  virgínea,  terrisParaguariae,  Brasiliae  etAr- 
gentinae  regionis  littoralis  Paranai  inter  28*^  et  23°  Latitudinis 
inveni. 

Florens  a  Decembri  in  Junium;  ab  Aprili  maturans. 

Forma  alhus  Franc.  (f.  n.) ;  floribus  omnino  albis,  suaveolen- 
tibus;  radice  tuberosa;  a  ciar.  Dre Franceschi  California Meridio- 
nali  obtenta. 

A  Phaseolo  Caracalla  L.  prima  facie  differt,  máxima  exaltatione 
plantae  summum  arborum  majorum  saepe  attingentis,  foliis  ma- 
joribus,  habitu  veré  tropicali,  legumine  inter  trópicos  tantum  ma- 
turante,  vexilli  (nunquam  purpurissi)  atque  carinae  (nonrosaceae) 
coloratione. 

Flores  saltem  sub  coelo  natali  omnino  inodori  evadunt,  qua 
ratione  etiam  a  floribus  T*h.  caracallae  differre  videntur.  Attamen 
forma  Californiae  meridie  culta,  e  seminibus  a  Paraguaria  oriun- 
dis  cultione  obtenta,  flores  odore  vanillae  veré  suaveolentes  po- 
rrigit,  quod  mirum  est.  Propter  hoc  atque  radicis  naturam  sub 
coelo  californico  ut  videtur  diversam,  suspicionem  babeo  ne  va- 
rietas  tropicalis  vel  subspecies  sit. 


^0      ^Éf 


QRAMINACEAS 

DE  LAS  REGIONES  FORESTALES  LITORALES 
DEL   ALTO   PARANÁ 

CPARAGUAYA.     BRASILEÑA     Y     ARGENTINA) 

POR  EL 

Dr.  moisés  s.  bertoni 

PRIMERA  ENUMERACIÓN  SEGÚN  LAS  DETERMINACIONES  DEL  PROF. 

E.  HACKEL 

En  el  año  1910  tuve  el  placer  de  recibir  del  ilustre 
agrostólogo  prof .  Eduardo  Hackel,  las  determinaciones 
correspondientes  a  un  primer  envío  que  tuve  el  honor  de 
hacerle,  de  mi  colección  de  Gramináceas  de  estas  regiones, 
netamente  higrófilas,  casi  completamente  cubiertas  por 
las  grandes  selvas  vírgenes  y  constituidas  por  las  fajas 
litorales  pertenecientes  a  la  región  del  Este  del  Paraguay, 
al  territorio  argentino  de  Misiones  y  al  Estado  brasileño 
de  Paraná.  Estas  regiones  parecen  muy  pobres  de  Gra- 
mináceas, a  primera  vista ;  pero  una  atenta  investigación 
lleva  a  descubrir  gran  número  de  especies,  algunas  muy 
interesantes,  aún  excluyendo, naturalmente,  los  «campos» 
■o  pequeñas  sabanas  que  acá  y  acullá  se  abren  en  las  tres 
grandes  selvas,  sin  romper  la  continuidad  de  éstas. 

Posteriormente,  pude  reunir  unas  20  especies  más, 
las  cuales,  una  vez  bien  estudiadas,  me  permitirán  una 
publicación  más  completa.  Por  ahora  me  limito  a  ésta. 
Observaré  también  que  los  detalles  y  datos  respecto  la 
sinonimia,  nomenclatura  vulgar  y  aplicaciones  o  propie- 
dades, irán  en  mis  publicaciones  en  curso  « Plantae  Ber- 
tonianae))y  «Plantas  Usuales»,  como  corresponda. 


144  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SER. E  II,  N.  2 

En  la  siguiente  lista,  los  tres  países  van  designados 
mediante  las  abreviaciones  siguientes  : 

Par.  -litoral  paraguayo,  Bra.  =1' toral  del  Estado  de 
Paraná,  Arg.  =  litoral  del  Territorio  de  Misiones.  He 
marcado  con  el  signo  '•'  algunas  determinaciones  que  no 
son  debidas  al  Proí.  Hackel.  Los  números  son  los  de  ni 
herbario  y  de  mis  plantas  que  existen  en  el  Herbario  Hl  - 
ckeliano;  el  número  negro  es  el  principal  de  mi  hsrbario 
y  de  distribución. 

Andropogon 

1  Andropogon  paniculatus  Kunth — Bertoni  380G — 

Par. ,  Bra. ;  no  es  común. 

2  A.  bicornis  L. — B.  3989. — En  los  tres  países.    Es 

Aguar  á-rugwái. 

3  A.  bicornis  L.  var.  paranensis  Bertoni,  var.  n.:/o- 

liorum  la77iinis  multo  brevioribus  et  aliquod  laiiori- 
bus,  semper  erectis,  utrinque  viridibiis,  subplanis. 
Stirps  exilis,  niinus  caespitosa,  humilis,  70-100  cm. 
altit. .  In  herbosis  insolatis  ripaefluvii,  Par.  et  Arg. , 
non  obvia. — N.  6134. 

4  A.  rufus  Kunth— B.  2841,  3809.— Es  el  Dyarag^vá ; 

Par. ,  Arg. ;  no  común  en  las  regiones  forestales. 

5  A.sorghum  Brot.  var.  saccharatus  Hack. — B.  4772 

Par.,  cultis  auffugum. 

6  A.  sorghum  var.  subglobosum  Hack. — N.  5703. — 

Par. ;  idem. 

7  A.  s.  var.vulgaris  Hack. — N.  3678 — Par.,  Arg.  Ru- 

deral. 

Caiamagrostis 

8  Caiamagrostis  montevidensis  Nees. — N.  5806  - 

Par.  y  Arg.; riparia;  no  parece  común. 


BERTCNl:     GRAM] MACEAS  DEL  ALTO  PARANÁ  145 

Cenchrus 

9  Cenchrus  echinatus  L.— N.  3635. — Común  en  Arg. ; 
de  introducción  (?)  más  reciente  en  el  litoral  del  Par. 
y  Bra.  Ruderal  y  arvense. 

Chioris 

10  Chioris  radíala  Sw. — N.  2493 — Par.,  pero  probable- 
mente casual  en  la  región. 

11*  C.  Gayana  (Doell?)  Par. ,  Arg. ;  casualmente  y  subspon- 
tánea.  Sinón.  Choris  virgataGsLj. 

.12  C.  species  non.  det.  Par. ,  Bra. ,  la  sola  especie  natural. 

Chusquea 

13  Chusquea  ramosissima  Lindm. — N.  2088  y  4712. 

Es  el  Takuarembó,  comunísimo  en  los  tres  países. 
Nota  :  mi  número  3845,  en  el  que  yo  y  Hackel  creí- 
mos ver  una  especie  distinta,  es,  según  reconocí  más 
tarde,  una  vegetación  anormal  accidental.  Forestal 
característico. 

Cynodon 

14  Cynodon  dactylon  Pers. — N.  2731  (forma  espontá- 

nea de  los  «campos»),  4618  (forma  neotropica  genui- 
na),  3377  (a forma  purpurascens,  nec  var tetas  pro- 
pria)),  Hackel).  La  segunda  y  la  tercera  aparecen 
esporádicamente  en  la  formación  ribereña  o  riparia, 
en  los  tres  países. 

Eragrostis 

15  Eragrostis  flaccida  Lindm.— N.  5850.— En  los  tres 

países;  riparia. 

16  E.  hypnoides  P.  de  B.— Núms.  2138,  2429  y  3406. 

— En  los  tres  países.  {=E.  reptans  Nees). 


146  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,   N.  2 

17  E.  interrupta  DoelL— Núms.  3577,  4202  y  5296.— 

Común  en  los  tres  países;  riparia. 

18  E.  megastachya  Link.  — N.  5855. — Hermoso  Kaa- 

pií-pé  de  la  Costa;  esporádicamente  en  los  tres  países. 

19  E.  Neesü  Trin.— N.  4742.— Riparia.  Ibidem. 

20  E.  pilosa  Beanv.— N.  3395— Riparia.  Ibidem.     Más 

común.  Una  forma  con  espigas  violáceas;  Par. 

Eríochloa 

21  Eriochloa  punctata  Ham. — N.  3875 — Riparia;  en 

los  tres  países; es  la  forma  común.  Addenda:  N.  3517 
^i forma  hirsutior'^  (Hackel),  igualmente  en  los  tres 
países. 

Eleusínc 

22  Eleusine  indica  Gaern.,  "typica"  (Hack.) — N.  445 

— Ruderal  y  riparia;  en  los  tres  países.  Agregar: 
N.  2476  E.tristachya  Lam.,  determinada  sobre  spe- 
cimen  de  Asunción ;  no  estoy  seguro  de  si  pertenece 
igualmente  a  la  región  forestal ;  Par.  ? — Una  forma 
de  la  especie  22,  calificada  de  "ad  E.  coracanam 
vergens'^  por  dicho  monógrafo,  es  cultis  auffuga= 
escapada  de  los  cultivos,  y  proviene  del  «Mijo  de 
Yokohama»,  variedad  cultivada;  lleva  el  N.  4769. 

Cynerium 

23  Qynerium  sagittatum  Beauv.  =G.  saccharoides  H 

B  K. — N.  3958  {foeminea  )  Característico  de  la  cos- 
ta e  islas,  en  los  tres  países.  Huihvá  y  Takuatín  en 
guaraní. 


BERTONT:   GRAMINACEAS  DEL  ALTO  PARANÁ  147 

IchPkanthus 

24  Schnanthus  palíens  Munro.— Núms.  1282,  3646  y 

3766 — Forestal;  en  los  tres  países.  Agregar:  N.  4958, 
forma  más  grande;  Par. 

25  1.  specíes  ''indeteminahilis,  nimis  juvenilis"  (Hslc- 

kel).— N.  4980— Par,   Forestal. 

Imperata 

26  Imperata  brasiliensis  Trin. — N.  2608 — Campestre 

y  subforestal;  en  los  tres  países;  no  es  común  en  nin- 
guna de  estas  regiones  forestales.  Es  el  Yahapé  de 
los  Paraguayos  y  Sapé  de  algunos  Brasileros. 

Leptochloa 

27  Leptochloa  procera  Nees. — N.  3785 — Subforestal  y 

arvense.  Par.,  Bra.  y  Arg. ;  no  abunda  ni  forma 
grandes  agregaciones. 

Mélica 

28  Mélica  sarmentosaNees.— N.  5895 — Forestal. Par., 

Ai'g. ;  creo  no  haberla  encontrado  al  norte  del  Para- 
lelo 26'?30'. 

Melinis 

29  Melinis  rosea  Rsick.  =  Tricholaena  rosea  Nees=Pa- 

nicum  tonsmn  Steud. — N.  4703 — Par.,  Arg.;  cidtis 
auffuga? 
30*  M.  minutifloraBeauv.  ^PanicummelinisTrm.~l>í. 
6167— riparia:  Par. ,  Arg. , probablemente  Bra. ,  pues 
es  el  famoso  Capim  Melado  de  los  Brasileños  y  Ca- 
pim  Gordura;  dos  formas;  la  segunda  solamente  en- 


T48  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.   N.  2 

contré,  y  puede  ser  también  cultis  auffiíga,  pues  en 
más  de  un  lugar  fué  sembrada  y  se  naturaliza  fácil- 
mente. 

Merostachys 

31  Merostachys  Cíaussení  Munro,  "typíca''  Hackel  — 

N.  3589— Forestal;  común  en  los  tres  países;  es  el 
famoso  Takuá-pí.  Agregar:  N.  5842,  "forma petiolis 
glabris''  (Hackel),  forma  tal  vez  instable. 

Olyra 

32  Olyra  cordifolia  H.B.K.     N.  5856 -Forestal;  Par., 

Bra. ;  no  estoy  seguro  de  haberla  encontrado  en  te- 
rritorio argentino,  aunque  creo  que  sí. 

33  O.  humilis  Nees.— N.  3413  -  Forestal ;  en  los  tres 

países. 

34  O.  latifolia  L.  — N.  3838  -Forestal;  en  los  tres  países. 

La  llaman  algunos  Takuapí'í  y  los  brasileros  Tacua- 
rinha;  no  abunda. 

35  O.  mícrantha  H.  B.K.-N. 2301  y  5828  -Forestal  y 

subforestal;  en  los  tres  países. 

36  O.  paucíflora  Sw.— N.  5826— Forestal;  mismos paí- 
,     ses.  Anoto  pro\ásoriamente  la  O.  semíovataTrin., 

que  tengo  anotado  de  Yaguarasapá  (Lat.  26^50')  sin 
estar  seguro  de  si  era  de  Misiones  o  del  Paraguay. 

Oplísmenus 

37  Oplísmenus  setarius  R.  &  Sch.— N.  3596,  3671- 

Forestal ;  común  en  los  tres  países.  Es  el  Takuarí  o 
Pasto  Bezerro. 

Panícum 

38  Panícum  amplexícaule  Rudge.  — N.  4045— Ripa- 

ria; común  en  los  tres  países. 


BERTONT:    CRAM'N^CEAS  DEL  ALTO  PARANÁ  149 

39  P.  auriculatum  W.— N.  4655    Ripsra  y  subf ores- 

tai.  Par.,  Arp-..  y  creo  cug  Bra. 

40  P.  Bertonii   Hack.— N.  4701— Forestal  caracterís- 

tico, pues  es  el  césped  cue  resiste  n^ás  a  la  sombra. 
En  los  tres  países;asaz  atundente  en  ciertos  parajes. 
En  giiar.  Kaapií-pé-kaagVvil^, 

41  P.  capillare  L.— N.  5118  — Subf crcstal,  ruderal  y 

campestre;  en  los  tres  países, 
■42  P.  crus=galli  L.  var.  brevisetum  Ccel].- N.4044— 
Riparia  y  subforcstal;  Par.,  Arg. 

43  P.  c.-g.  vf r,  sabuHcolum  Doell-N.  3579  y  3581. 

—Riparia  y  subiorestal;en  los  tres  países.  =Panicum 
sabulicolum  Nees. 

44  P.  divaricatumL.-Núm.s.  446,  4C42  y  5272-Fo- 

restal ;  passim  en  los  tres  países.  En  guaraní  Takua- 
Yemb6-í;=  Liciacis  divaricata  (L)  Hitchc. 

45  P.  filiforme  L.— N.   5617— Riparia;  Par.,  Arg.  (y 

Bra.?  No  abunda. 

46  P.  glutinosum  Sw.— N.  4013— Forestal  amnícola; 

Par.  y  Bra. ;  en  Arg.  (Misiones)  lo  halló  Niederlein. 

47  P.  insulare  C.  A.  Mey.  =  P.leiícopheumll.  B.  K.— 

N.  4613 —Subf orestal,  arvense  y  ruderal ;  común  en 
los  tres  países.  En  guaraní  (Paraguay,  Brasil  y  Mi- 
siones), Kaapí-pororó. 
48*  P.  ins.  var.  penicilligerum  (Speg.)  Hack.=Pam- 
cum  peniicilligermn  Speg.  =^Mi¡mm  lanatuvi  Gris.  — 
N.  5843— Lo  dicho  del  precedente.  El  examen  com- 
parativo de  gran  número  de  individuos  de  estas  dos 
plagas  tan  comunes,  me  convence  de  que  esta  planta 
merece  ser  considerada  como  especie  distinta. 

48  P.  laxum  Sw.-Núms.  1336  y  3610  (ahjpicum)^);i%l 

{((forma  macra))).  Riparia;  en  los  tres  países;  no  co- 
múm 


150  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

49  P.  laxum  Sw.  var.  pubescens  Doell— Núms.  3673, 
4756,  5254,  5299;  agregar  una  ((forma  glabrescens)} 
(Hackel),  sub  N.  3602.  Esta  última  es  forestal;  la 
variedad  pubescens  típica  es  riparia  y  subforestal ; 
todos  son  comunes  en  los  tres  países. 

51  P.  molinioides  Trin.  var.  lasiocoleum  Hack.  — N. 

3542— riparia  y  subforestal  amnícola;  Par.,  Arg.  Es 
una  de  las  llamadas  Pajas  Cortadoras  o  Cortaderas 
y  Pajas  Bravas.  Era  variedad  nueva.  Guaraní  Kaa- 
pí-kihsé. 

52  P.  ovuliferum  Trin— N.  5698.— Escaso;  parece  más 

bien  campastre,  pero  no  pude  observarlo  suficiente- 
mente. Par.,  Bra. 
47  P.  penicilligerum  Speg. ;  videsupra. 

53  P.  pilosum  Swartz— Núm.s.  337,  388,  y  4029  Subfo- 

restal; en  los  tres  países;  no  abunda.  Agregar:  «/o?-- 
ma  glabrescens  n  (Hackel),  N.  4988;  Par. 

54  P.  prionitis  Nees— N.  4614?— riparia;  en  los  tres 

países.  Temo  haya  habido  error  en  la  numeración; 
los  individuos  de  mi  herbario  que  llevan  este  nú- 
mero pertenecen  a  otra  especie. 

55  P.  proliferum  Lam.  var.  xanthochlorum  Hack. — 

Núms.  389,  2095,  2096,  3405  y  3551-riparia  y  sub- 
forestal; bastante  común  en  en  los  tres  países;  estos 
números  pertenecen  a  la  variedad  xanthochlorum 
Hack. ,  que  era  nueva  para  la  ciencia.  Conviene  agre- 
gar mi  N.  325=«/orma  máxima))  (Hack.);  Arg. 

h<d  P.  ruguíosum  Trin. -Núms.  3486  y  3941, 5829-5849 
—Forestal  típico;  en  los  tres  países.  Es  P.  millegra- 
na  Foir,  según  Hitchkock  y  Chase. 

57  P.  repens  L.  — N.  2168— riparia  y  campestre;  orilla 
del  río  cerca  del  salto  Guaihrá,  Par. ;  probablemente 
aparecerá  en  las  orillas  correspondientes  del  Bra. 
y  Arg. 


berton::   craminaceas  del  alto  PARANÁ  iri 

58  P.  sanscuinale  L.     Es  la  molesta  Cebaclinha  da  los 

Brasileños,  nombre  del  cual  los  Misionenscs  hicieron 
Cebadilla,  originando  confusión,  por  no  parecerse 
en  nada  a  la  que  lleva  legítimamente  este  último 
nombre  en  Argentina;  Kaapií-ahíhi  en  guaraní.  En- 
contré las  variedades  siguientes:  P.  sang.  var.  ho= 
rizontale  (Mey.)— N.  3414  — Arvense  infestante, 
passim  riparia;  comunísima  en  los  tres  países;  y 

59  P.  sanguinale  L.  var.  longiglume  Trin.  — N.  5801. 

Como  la  precedente  y  en  las  mismas  regiones,  pero 
más  frecuentemente  subforestal. 

60  P.  Schiffneri  Hack.,  in  «Oest.  Bot.  Zeitschr.»,  1901. 

— Núms.  3949,4001, 4005y  4096.  Interesante  especie 
forestal  típica;  Par.,  Arg.,  donde  forma  frecuente- 
mente densas  agregaciones, 
60b P.  sempervirens  O.  K.— Vide  sub  numero  68. 

61  P.  subpetiolatum  Hack.— N.  5356. —Encontré  esta 

novedad  científica  con  el  mismo  habitat  que  la  pre- 
cedente, formando  agregaciones  menores;  pero  pa- 
rece más  frecuentemente  amnícola;  Par.,  Arg.  y 
casi  seguram^ente  Bra. 

62  P.  stoloniferum  Poir.— Núms. 3545y5840.— Fores- 

tal típico ;  aspecto  del  37  (Oplismenus);  en  los  tres 
países. 

63'^P.  Swartzianum  Hitchk.  =  P.  lanatun  Sw.— N. 
3010B. —Forestal  típico;  bastante  común  en  los  tres 
países. 

64*  P.  Swartzianum  var.  vel  sp.  — N.  60S9.-  Planta 
pro  rata  minina,  omnino  rufa,  haucl  vel  vix  ra- 
mosa, erecta,  spiculis  parvis.  Crece  en  los  mismos 
lugares  (habitat)  que  el  Swartzianum,  cuya  variedad 
me  parece;  Par. 

65  P.  trichoidcs  Sw.  N.  3668  y  3486.  Forestal  y  ar- 
vense; en  los  tres  países.  El  N.  3668  me  parece  una 


152  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

forma  glabrata,  m,,  serótina,  si  bien  crece  en  los 
mismos  habitat;  Par. 
6Q  P.  zizanioides  H.  B.K.— N.4746  y  5300 -riparia  y 
subforestal;  en  los  tres  países.  Bastante  común. 

67  P.  species  Maximiliani  Sclii\  affine— N.  3777. 

(( Status  hebetatus,  anomalics,  inde  cluhium))  anota 
Hackel  en  su  lista.  No  obstante,  los  indi\áduos  co- 
leccionados presentan  iguales  caracteres;  se  trata, 
por  tanto,  probablemente^  de  una  especie  distinta. 
Par.,  Arg.  Subforestal. 

68  P.  sempervirens  O.  K.-N.  4138-riparia;  Par.,  Arg. 

y  probablemente  Era. ;  no  abunda. 

Paspalum 

69  Paspalum  Bertonü  Hack.—Núms.  2124,  3410,  3888 

y  4054.  Es  la  graminácea  más  característica  de  am- 
bas playas  del  río  Alto  Paraná  Medio,  no  faltando 
nunca  desde  el  Salto  Guaihrá  hasta  el  Paralelo 
27*^50'.  En  esta  formación,  es  la  graminácea  que 
puede  resistir  más  tiempo  bajo  de  agua,  como  tam- 
bién a  la  sequía  más  prolongada.  Vulgo  « Espartillo 
de  la  playa»;  buen  pasto;  forma  agregaciones  nota- 
blemente extensas. 

70  P.  conjugatum  Berg.—Núms.  3266,  3547,  3710  y 

4865. — Forestal  y  subforestal;  en  los  tres  países; 
invade  los  cultivos  y  resiste  el  pleno  sol.  En  guaraní 
Kaapií-rapé  y  Kaapií-kaagwíh.  Forrajera  de  pasto- 
reo a  media  sombra  y  de  cortar.  Forma  agregacio- 
nes bastante  extensas. 
71*  P.  conj.  var.  pubescens  (Berg.?) — N.  4865. — Va- 
riedad notable,  distinguiéndose  a  primera  vista  por 
sus  dimensiones  menores,  color  más  claro  y  por  su:j 


BERTONI:     GRAMINACEASDELALTOPARANA  153 

hojas  más  angostas  y  pubescentes.  En  los  tres  paí- 
ses; igual  habitat,  pero  menos  forestal.  (1) 

72  P.  compressum  (Sw.)  Rasp. — N.  5841 — riparia,  pe- 
ro no  rara;  Par.  y  Arg. ;  como  pratícola,  es  de  intro- 
ducción reciente.  En  guaraní  Kaápií-pé-saíhdyú  y 
Kaapií-pé-cabayú,  excelente  para  pastoreo. 

73*  P.  comp.  var.  arenarium  Bertoni  n.  v. :  minor, 
strictior,  purpurascens,  in  arenariis  atque  saxosis 
ripaefluvii  crescens.  Posible  es  que  sea  simple  for- 
ma de  pasajera  adaptación — ISi.  4866 — Par.  Arg. 

74*  P.  dilatatum  Poir.,  forma  typica  y  cultivada,  por 

tanto,  natural  o  subspontánea ;  Par. ,  Arg. ;  no  abunda 

en  esta  región  forestal;  más  común  en  las  Bajas 

Misiones,  región  medio  sabana  y  medio  forestal; 

nyuakapé  (vacuis  saltibus). 

75  P.  dil.  var.  p^rviflorum  Doell  -N.  1721 — Antheris 

flavis  dein  rubescentibus,  culmis  80-120  cm.  altit; 
sylvis  haud  opaciset  vacuis  saltibus!  (de  mis  apun- 
tes). Forestal  y  subforestal;  Arg.,  Par.,  al  sud  del 
27«  de  Latitud. 

76  P.  inaequivalveRaddi.—N.  1335  y 5839— Forestal; 

en  los  tres  países.  El  número  1335  corresponde  a  una 
forma  angustifolia,  que  probablemente  es  variedad 
permanente;  Par. ;  Arg. 

77  P.  paniculatam  L.— 3930,  3963  y  3979— Forestal  y 

subforestal ;  en  los  tres  países.  El  número  3979,  co- 
rresponde a  una  forma  atropurpureum  m.,f.n, 
que  talvez  sea  una  variedad  botánica. 

78  P.  scoparium    Fluegge — N.  3891 — riparia;  en  los 

tres  países.  Es  una  de  las  « Pajas  Mansas» ;  forrajera. 

79  P.  scop.  var.  angustifolium  Doell— N.  3787— ripa- 

ria; en  los  tres  países.    Nombres  y  usos  iguales. 


(1)  Probablemente,  la  misma  de  que  habla  Fio  Correa,  en 
« Flora  do  Brazil »  p.  126. 


158  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  ÍI.   N.2 

98  Arundo  donax  h.  =  Scholochloa  donax  (L.)  Gaudín. 

Vulgo  caña  de  Castilla,  bras.  Cannafrexa,Uvá;guar. 
Takuarí  Huihvá.  Accidentalmente  riparia,  rara  en 
estas  regiones;  sólo  la  encontré  en  las  Bajas  Misiones. 

99*  Bambusa  guadua  Humb.  et  Bompl.  sinónimo  Gua- 
dua angustifolia  Kunth— N.  6000— Especie  riparia 
típica  en  todo  el  Alto  Paraná  Medio  e  Inferior;  no 
obstante,  reaparece  en  la  que  llamé  Faja  Serrana (3), 
como  igualmente  en  la  cumbre  de  algunas  lomas  o 
colinas  de  poca  elevación  del  hinterland  paraguayo; 
de  manera  que  es  igualmente  forestal.  Ls  la  Tacuara 
Grande  o  simplemente  Tacuara,  en  guaraní  Takua- 
rusú,  y  en  algún  dialecto  Takuá-pará. 

100*  BambusaTrinüNeesGKac/i/arrimiRupr.-N.  5567 
Ekman:  Gram.  Misiones;  Lillo:  «Segunda  Contrib. 
Arboles  R.  Arg.»  En  guaraní  Yatevó,  en  el  Brasil 
Tevóca,  corr.  en  Taboca.  Forestal  amnícola  típica; 
nunca  riparia  paranense.  Común  en  los  tres  países. 
En  guaraní  le  correspondería  el  n.  deTakuarasíh,  id 
est,  bambusa  dolens;  este  nombre  es  poco  conocido  y 
corrompido  frecuentemente  en  Takuarusú:  también 
la  llaman  algunos  Takuavó  (4),  y  Pindaíh. 

101*  Bambusa  Species  vulgo  Takuára  Saihdyú,  id  est^ 
bambusa flavescens.  No  pude  encontrarla  con  flores; 
iguala  en  dimensiones  a  la  Bambusa  guadua,  o  casi; 
se  distingue  a  primera  vista  por  su  coloración  ge- 
neral amarillenta;  es  menos  hueca  y  tiene  fama  de 


(3)  «Anales  Científicos  Paraguayos»,  Serie  I,  N.  2. —Condi- 
ciones de  la  Vida  Orgánica»'  en  «Descr.  Física  y  Econ.  del  Para- 
guay». 

(4)  Se  ha  producido  actualmente  una  gran  confusión  en  esta 
nomenclatura  vulgar  délos  Bambúes,  por  varias  causas;  no  podré 
aclararla,  en  lo  posible,  sino  en  un  trabajo  especial;  sólo  indicólo 
principal. 


BERTONI:    GRAM I  MACEAS  DEL  ALTO  PARANÁ  159 

ser  más  duradera  y  resistente  a  los  insectos.  Fores- 
tal y  amnícola;  Río  Mondaíh,  Par.,  probablemente 
también  Bra.  Opino  que  es  la  legítima  Takuavó, 
nombre  que  le  correspondería  por  la  mayor  plenitud 
■de  su  culmo  o  tronco;  el  nombre  de  Takuára  Saihd- 
yú  es  evidentemente  moderno,  lo  indica  su  construc- 
ción. Creo  útil  agregar  que  esta  especie  no  es  la 
Bamb usa  taguara  Nees;  y  que  esta  última  no  fué 
encontrada  en  estas  regiones.  Niederlein  registróla 
por  error  como  planta  de  Misiones? 
Anoto  por  memor\Si\?LBambusaparagiiayana(Doe\\) 
"=  Guadua  Paraguay  ana  Doell,  en  guaraní  Takua- 
ratín,  o  mejor,  Pindá-íh,  nombres  antiguos  que  han 
;sido  substituidos  casi  completamente  por  los  moder- 
nos de  Picanilla,  Takuára -Picanilla,  Caña  Brava, 
etc.  Pretenden  algunos  que,  de  la  Región  del  Centro 
(Paraguay),  donde  ya  es  rara,  se  extiende  por  la 
Región  del  Este,  donde  habría  sido  vista  en  algunos 
puntos.  No  me  es  posible  afirmar  cosa  alguna  al  res- 
pecto. 

La  Bambusa  vulgaris  Schrad,  no  fué  importada  en 
estas  regiones  ni  en  otra  parte  del  Paraguay. 

102*Chusquea  species  — Bertoni  N.  7550B.  Esotro 
Takuarembó.  Forestal  amnícola;  margen  es  de  afluen- 
tes del  Alto  Paraná;  en  la  Faja  Litoral  de  la  Región 
del  Este,  Par. ; parece  especie  rara;  sus  tallos  rígidos, 
rectísimos,  erguidos  y  más  gruesos,  la  distinguen  a 
primera  vista;  tanto,  que  si  fuera  más  común,  ya 
hubiera  sido  indicada  en  varios  puntos. 

103*Er¡anthus  saccharoides  Mich.  — N.  6417.  -Con 

alguna  reserva  coloco  bajo  este  nombre  una  especie 
riparia  que  en  estas  regiones  vara  vez  he  visto,  pero 


156  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,   N.  2 

mar  importantes  agregaciones.  Género  notable; des- 
graciadamente, el  correspondiente  cuadernillo  de 
excursiones  botánicas  parece  habérseme  perdido. 

Zea 

94  Zea   Mays   L. ;  «status  depauperatus^^  (Hackel)  — 

3511. — Esta  forma  enana,  pigmea,  con  una  única 
espiga  terminal,  generalmente  provista  de  flores  fe- 
meninas o  completas,  mezcladas  con  las  masculinas, 
se  encuentra  asaz  frecuentemente  cerca  de  los  cul- 
tivos {cultis  auffuga),  sl  veces  muy  lejos  de  ellos  por 
la  costa  del  río  Paraná. 

APÉNDICE 

95  Aristida  sp.,  forte  A.  recúrvala  H.  B.  K.  — N.  7411B 

—de  sabana;  probablemente  originaria  de  las  gran- 
des sabanas  («campos»)  del  Centro  Este  del  Para- 
guay, se  extiende  gradualmente  en  dirección  al  Pa- 
raná, llegando  ya  casi  a  la  costa,  mediante  el  incendio 
continuo  de  todo  minúsculo  lugar  abierto.  Parece 
la  única Stipea  de  esta  región  o  faja  litoral.  Nombre 
indígena  Kaapií-ya'á,  id  est,  gramen  capiliatum; 
brasil.  «Barba  de  Bode),  dado  también  a  otra  espe- 
cie. 
96*  Andropogon  sorghum  Brot.  var.  perennis  Bertoni 
(«Revista  de  Agronomía»  Vol.  IV,  N.  1,  pág.  7; 
Asunción,  Oct.  1909,  con  descripción  (2).  Originario 


(2)  En  vista  de  que  las  colecciones  de  la  «Revista  de  Agro- 
nomía» se  hacen  raras,  transcribo  la  descripción  correspondiente: 

A  varietate  typica  differt: 

Caespite  perenni;  culmis  magnopre  numerosioribus,  ad  nor- 
mam  50-150,  exilibus,  etsi  1,50-usque  2,50  altitudinem  attingen- 
tibus,  parum  nudosis;  pannicula  semper  erecta,  ramis  totidem  et 


BERTONl:   CRAMINACEAS  DEL  ALTO  PARANÁ  157 

ele  Matto  Grosso,  donde  es  subspontáneo,  verisimil- 
ments  producto  de  adaptación,  y  probablemente 
también  del  Alto  Paraná  Superior  (2),  esta  variedad 
interesante,  cultivada  actualmente  en  todo  el  Alto 
Paraná  Medio,  so  perpetúa  en  los  cultivos  abando- 
nados (cultis  relictis)  donde  una  planta  vive  10  a  15 
años;  y  puede  encontriTSO  p..ssimpor  las  costas  del 
gran  río,  como  planta  rip:iria.  N.  '^'7631— Par.,  Arg. 
y  prob.  Bra. 
97*  A.  sor^hum  Brot.  vai'.  halepensis  Hack.,  sinón. 
Sorghum  halepense  Pers.  —  N.  6163  — Naturalizado 
desde  Bahía  (Correa)  hasta  C3rri entes,  se  encuentra 
con  frecuencia  ascendente,  como  ruderal,  riparia  y 
hasta  nemorosa.  En  guaraní  Masambará,  segura- 
mente por  su  analogía  con  el  Andropogon  avenaceus 
Michx. 


po3t  maturitatem  friictuj  erez'íli,  laxa;  fru:Lu  parveo,  gluma  una 
longe  acuminata  tutato;  foliis  numerosioribus,  angustioribus; 
planta  totum  per  annum  f lorente. 

(2)  He  adoptado,  en  mis  pu-:licaciones  anteriores,  esta  no- 
menclatura, de  Alto  Paraná  Superior  y  A.  P.  Medio,  que  se  im- 
pone para  evitar  confusiones,  en  vista  del  uso  general  del  nombre 
Alto  Paraná  para  designar  la  parte  que  corie  hasta  la  confluencia 
con  el  río  Paraguay,  cerca  de  Con ien!;e3.  Tenemos  por  consecuen- 
cia: 

Bajo  Paraná  :  desde  el  Río  de  la  Plata  hasta  la  confluencia 
con  el  río  Paraguay; 

Alto  Paraná  Inferior  :  de  la  confluencia  a  Candelaria; 

Alto  Paraná  Medio:  de  Candelaria  al  Salto  Guaira; 

Alto  Paraná  Superior  :  del  Salto  Guaihrá  hasta  el  Parana- 
Ihva; 

Paranaíhva  :  hasta  las  nacientes  (este  nombre  guaraní  sig- 
nifica « alto  Pai-aná ». 

Cada  una  de  estas  secciones  tiene  su  fisiognomía  particular, 
física  y  botánica. 


154  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  2 

80  P.virgatum  L.— Núms.3507,  3802y  3966— riparia; 

común  en  los  tres  países;  forrajera. 

Pennisetum 

81  Pennisetum  nervosum  Trin.— N.  4760-riparia  y 

ruderal;  en  los  tres  países;  no  forma  poblaciones 
densas.  Simbol,  bras.  Rabo  de.  Mucura,  guar,  Mih- 
kuré-rugwái. 

Pharus 

82  Pharus  glaber  Kunth  -Núms.  3604  y  3663— Fores- 

tal típico;  común  en  los  tres  países.  Avatirí-dyaguá, 
bras.  Arroz  da  Cotia. 

83  Ph.  micranthus  Schrad.— N.  5802— Forestal ;  me- 

nos común;  Par.,  Arg. ;  parece  menos  gregario. 

84  Ph.  scaber  Kunth— N.  5853     Forestal  típico;  en  los 

tres  países;  no  es  escaso,  aunque  por  sus  dimensiones 
menores  sea  menos  notado.  Algunas  veces  toda  la 
inflorescencia  se  cambia  en  hojas  (liisusfoliaceus). 

Roa 

85  Pea  pallens  Poir.  Specim.  Mase. :  1653,  4816  y  5804; 

specim.  foem.  3580 — Riparia;  en  los  tres  países;  no 
es  común  y  es  poco  notada,  por  ser  planta  modesta. 
Nota:  *  Poaannua  L. — Esta  especie  europea,  na- 
turalizada en  Argentina,  apareció  en  mis  cultivos, 
hace  muchos  años,  desapareciendo  el  año  siguiente 
completamente;  esto  indicaría  que  es  especie  inacli- 
matable  en  esta  región, 

Reímaria 

86  Reimaria  acuta  Flügge  -N.  5509 — Riparia;  en  los 

trespaíses;  poco  gregaria ;noes  precisamente  co:rún. 


BERTONI:    CRAMl  MACEAS  DEL  ALTO  PARAN  A  155 

Rottboellia 

87  Rotboellia  compressa  L.  var.  fasciculata  Hack. — 

Núms.  4524,  4530  y  5701 — Riparia  subforestal  am- 
nícola; en  los  tres  países;  no  forma  grandes  agrega- 
ciones en  estas  regiones.  Sinónimos :  Rottboellia  fas- 
ciculata Lam.  Stenotaphrum  americanum  Gris,  non 
Schrank;  es  uno  de  los  Camalotes. 

Setaria 

88  Setaria  flava   Kunth  -Núms.  3526,  4158  y  2094— 

Riparia  y  campestre;  común  en  los  tres  países,  espe- 
cialmente en  la  formación  de  la  playa  del  Paraná. 
Agregar  mw^í  forma  exaltata  del  «camalotal  del  río», 
número  5453,  que  alcanza  un  metro  de  altura. 

89  S.  itálica  Beauv. — N.  4768 — ((Forma  macra»  (Hac- 

kel);  esta  forma  puede  haberse  escapado  de  algún 
cultivo  {cultis  auff liga); no  obstante  la  encontré  en 
ambas  costas.  Par.  y  Árg. ,  y  Ekman  la  encontró  en 
Misiones. 

90  S.  macrostachya  H.  B.K.—N.  4648  y  4706— Ripa- 

ria, forestal  y  amnícola;  en  los  tres  países;  bastante 
común. 

91  S.  setosa  R.  &  Sch.  ((gemiina^^  (Hackel)— N.3674— 

Subforestal  y  subruderal;  Par.  y  Arg. ;  no  abunda. 
Forrajera. 

92  S.  setosa  var.  aestiva  Hack. — Núms.  3877,  3969  y 

4000. — Subforestal  y  riparia;  en  los  tres  países.  Fo- 
rrajera, g-uar.  Kaapí-apé;no  es  muy  escasa;  variedad 
nueva. 

Streptochaeta 

93  Streptochaeta  spicata  Schrad.— N.  5825 — Riparia; 

Par.  y  Arg. ;  parece  que  no  abunda;  pero  puede  for- 


160  ANALES  C:ENr:FtCD3  P  -.RAGÚ AYOS  -  SERIE  ¡I.  N.  2 

que  no  debe  ser  muy  rara,  por  ser  natural  de  San 
Paulo,  ]\Iatto  Grosso  y  Farar  uay.  Guaraní  Yahapé- 
guasú. 

104*  Merostachys  Cíausseni  Munro  var.  nova?  M.Se- 

lloii  Munro?  (5)— N.  2356— Forestal  amnícola;  selva 
virgen  en  la  Región  del  Este,  Par.  Es  probable  que 
rea  especie;  pero  no  he  visto  flores  ni  frutos,  y  creo 
haber  perdido  el  único  espécimen  de  mi  herbario.  Se 
distingue  a  primera  vista  por  el  color  amarilhnto  de 
toda  la  planta,  que  dio  oriren  al  nombre  guaraní; 
igualmente  por  ser  menores  todas  sus  proporciones; 
por  fin,  parece  crecer  en  terrenos  generalmente  ba- 
jos. Mondaíh  y,  según  referencias,  en  la  Cordillera 
de  Caaguasú;  en  guaraní  Takuapí-saihdyú,  preten- 
den que  sea  el  mejor  para  el  uso. 

105  Panicum  cuyabenseTrin.  ver.  micranthumHack. 
— Núms.  5825  y  58^0—  Ripai  ia;  Far. ,  probablemente 
también  Arg.  y  Bra. 

106  P.  sulcatum  Aublet--N.  7677— Forestal  típica  de 
los  declivios  cálidos  y  húmedos  del  Alto  Paraná  Me- 
dio y  Superior,  con  extensión  desde  Misiones  hasta 
las  Guayanas.  Kaapín-Palmera,  CapímLeque,  Rabo 
de  Raposa;  es  una  hermosa  graminácea  de  adorno. 

Ex  ((Appendice'í  omissae  : 

107  Coix  lacrima  L.,  var.  humillima  Bertoni,  var.  n. 
— N.  3615 — I\ana,  culmo  simplice,  praeter  flosculos 
omnino  redacta,  palmaria  vel  vix  ultra  etsi  solo  ubé- 
rrimo crescens;  exeunte  hieme  vel  a  Septemhri,  dein 

(5)  El  Mercstachys  relloii  fué  encontrado  únicamente  « en  la 
cumbre  del  monte  Cabo  do  Butucaray  en  las  fronteras  del  Para- 
guay", diceDoell  en  Flora  B)xisilie7isi,LXXXlll  218  (porSellou); 
y  esas  montañas,  como  las  de  Caaguasú,  presentan  depresiones 
humedad  entre  cerros. 


BERTONI:     CRAMl  MACEAS  DEL  ALTO  PARAN  A  16  1 

plnries  in  anno  florens;  locis  sylva  virgínea  exusta 
porrectis.  —  Esta  variedad,  mutación  o  forma  de 
adaptación  de  la  curiosa  planta  antiguamente  cono- 
.cida  bajo  el  nombre  de  Lacrima  Christi,  apareció 
por  breves  años  en  esta  región  donde  nunca  fué  cul- 
tivada, en  lugares  donde  nunca  existieron  cultivos 
de  gente  cristiana ;  si  bien,  unos  300  kilómetros  más 
al  Norte,  posiblemente  la  cultivasen  los  Jesuítas  en 
el  siglo  XVIII;  recuerdo  que  el  siglo  pasado,  los  mis- 
mos Padres,  importaron  del  Sud  de  la  China  a  Eu- 
ropa una  forma  apta  para  el  consumo,  de  que  los 
Chinos  prepararían  alimento ;  esa  forma  que  yo  cul- 
tivé en  Suiza,  presentaba  cariopses  relativamente 
mas  gruesos,  com.o  la  humillima. 


CONCLUSIONS  PHYTOGEOGRAPHIQUES 

Graminacées  nouvelles  pour  la  Repúblique  Ar= 
gentine  (Territoire  de  Misiones)  Cette  liste  est  facile  á 
dresser,  car  nous  possédons  Texcellenttravail  de  L.  Hau- 
man  et  G.  Vanderveken  « Catalogue  des  Phanérogames 
de  TArgentine»  publié  en  1917: 
Andropogon  bicomis  L.  var.  paranensis  Bertoni 

))  sorghum  Brot.  var.  saccharatus  Hackel 

))  »  )»      var.  subglobosum  Hackel 

»  niftis  Kunt 

Chloris  Gayana=Ch.  virgata  Gay  non  Sw.  (c'est  le  Rho- 
des  Grass,  qui  porte  ees  mons  dans  les  cata- 
logues de  graines.    Noms  d'auteur  á  véri- 
fier). 
Leptochloa  procera  Nees 
Melinis  rosea  Hackel.  Nouveau  genre  argentin. 

))     minutiflora  Beauv. 


162  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.    N.  2 

Olyra  cordifolia  H.  B.  K. ,  ayec  reserve. 
))      humilis  Nees. 
»      micrantha  H.  B.  K. 
Panicum  auriculatam  W. 

»        Bertonii  Hackel. 

))        filiforme  L. 

))        laxum  Sw.  var.  pubescens  Doell. 

»        molinioides  Trin.,  representé  par: 

»  ))  var.  lasiocoleum  Hackel. 

»        proliferum  Lam.  var.  xanthochlorum  Hackel. 

»        sanguinale  L.  var.  hcrizontale  Mey. 

»  )>  var.  longiglume  Trin. 

»        Schifíheri  Hackel. 

»        sempervirens  O.  K. 

»        subpetiolatum  Hackel. 

))        Swartzianum  Hitchc.  var. ;  Bertoni  6089. 
Paspalum  Bertonii  Hackel. 

))         conjugatum  Berg.  var.  pubescens 

»  compressum  Rasp.  var.  arenarium  Bertoni. 

))  scoparium  Fluegge  var.  angustifolium  Doell. 

Pharus  micranthus  Schrad. 

))         scaber  Kunt. 
Reimaria  acuta  Fluegge.   Genre  nouveau  pour  la  flore 

argentine. 
Setaria  setosa  Beauv.  var.  aestiva  Hackel. 
Streptochaeta  spicata  Sciirad.  Genre  nouveau  pour  1' Ar- 
gentine. 

En  somme,  33  especes  et  varietés  et  trois  genres 
nouveaux  pour  la  flore  du  territoire  des  Missions  et 
de  FArgentine.  II  faudra  probablement  ajouter  le  Pani- 
cum cuyabefise  Trin.  var.  micranthum  et  le  P.  repens  L. 

Graminácées  nGuyelles  pour  le  Paraguay.     La 

liste  suivante  contient  les  norns  des  Graminácées  déter- 
minées  de  mon  herbier  qui  ne  figurent  pas  dans  les  publi 


BERTONI:    CRAMINACEAS  DEL  ALTO  PARANÁ  163 

cations  suivantes:  Doell,  Graminaceae,  en  Flora  Bras. 
II,  2&  3  — Balanza  et  Poitrasson,  Contributions  á  V 
AgTostograpliie  de  rAmérique  du  Sud  (Bulletin  de  la 
Sociétéd'HistoireNaturellede  Toulouse,  1878)-Hackel, 
Gramineae,  en  Flora  Brasiliensis;  et  DC.  Monog.  Phané- 
rog.  VI— MoRONG  et  Britton,  Enumer.  Plants  Collected 
in  Paraguay  (Annals  New  York  Academy  of  Se,  VII, 
1892) — LiNDMANN,  Beitraege  zur  Gramineenflora  Süd- 
amerikas  (K.  Svensk.  Vet.  Akad.  Handl.  Bd.  XXXIV, 
6)— R.  Chodat  et  E.  Hassler,  Plantae  Hasslerianae 
(Bulletin  de  THerbier  Boissier  II,  Serie  1903 -07—11 ASS- 
LER,  Florula  Pilcomayensis,  1909.— Fedde,  Rep.  I-XIII 
(hasta  1914). 
Androdogon  bicomis  L.  var.  paranensis  Bertoni. 

))  rufus  Kunth. 

»  sorghum  Brot  var.  saccharatum  Hackel. 

))  )'  var.  subglobosum  Hackel. 

»  »  var.  perennis  Bertoni. 

Bambusa  guadua  Hum.  et  Bonp.=  Guadua  angustífolia 
Kunth. 

»         Trinii  Nees  =  Guadua  Trinii  Rupr. 

»         species  vulgo  Takuára-saihdyú— Bertoni  5567. 
Chusquea  species  vulgo  Takuarembó  (otro )  —  Bertoni 

7550  B. 
Eragrostis  megastachya  Link. 
Ichnanthus  pallens  Munro. 
Leptochloa  procera  Nees. 
Melinis  rosea  Hackel  ="Tricholaena  rosea  Nees.    Genre 

nouveau  pour  la  flore. 
Merostachys  Clausseni  Munro  vulgo  Takuapí. 

»  ))  varietas  ?  M.  Selloii^ Munro? 

Mélica  sarmentosa  Nees.     Genre  nouveau  pour  la  flore. 
Olyra  humilis  Nees. 

))      micrantha  H.  B.  K. 


164  ANALES  CIENTIFÍCOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  2 

Panicum  Bertonii  Hackel. 

»         filiforme  L. 

»        laxun  Swartz  var.  pubescens  Doell. 

»        molinioides  Trin.,  par  sa  varíete: 

))  ))  var.  lasiocoleum  Hackel. 

))         ovuliferum  Trin. 

»         penicilligerum  Speg.     insulare  Mey.  var.  peni- 
cilligemm  (Speg.)  Hackel. 

))        prionitis  Nees. 

»        proliferum  Lam.  var.  xanthochlorum  Hackel. 

))        sanguinale  L.  var.  horizontale  ( Mey. )  Hackel. 

))  ))  var.  longiglume  Trin. 

))         Schiffheri  Hackel. 

)'         sempervirens  O.   K. 

»         subpetiolatum  Hackel. 

»        sulcatum  Aublet. 

))        Swartzianum    Hitchc.  var.   (si  non  sp. ) 

»         zizanioides  H.  B.   K. 

»         Paspalum  Bertonii  Hackel. 

))         conjugatum  Berg.  var.  pubescens  Berg. 

»         compressum  Rasp.  var.  arenarium  Bertoni. 

»         scoparium   Fluegge  var.  angustifolium  Doell. 
Pharus  scaber  Kunth. 
Setaria  setosa  Beauv.  var.  aestiva  Hackel. 
Streptochaeta  spicata  Schrad.  Genre  nouveau  pour  le  Pa- 
raguay; (2esp.  du  Brésil,  Equateur). 
Zeamays  L.  forma  cultis  auífuga. 

En  somme  43  especes  et  varietés  nouvelles  et  4  gen- 
res  nouveaux  pour  la  flore  du  Paraguay,  sur  un  total  de 
107.  Cette  proportion  sera  sans  doute  main tenue  par  1' 
étude  des  números  de  mon  herbier  qui  n'ont  pas  encoré 
été  determines. 


BERTONl:     CRAM 1  NACEAS  DEL  ALTO  PARAN  A  165 

L'objet  principal  de  ees  comparaisons  est  ce- 
lui  de  donner  ime  idee  des  difíerences  et  des  relations 
phytogéographiques.  Nos  dévanciers,  ainsi  que  E.  Hass- 
1er  et  T,  Eojas,  ayant  surtout  exploré  les  Régions  du 
Centre,  Sud  et  Nord  du  Paraguay  et  la  bande  littorale 
du  fleuve  omonyme,  le  fait  que  le  40  %  de  mes  gramina- 
cées  manque  dans  les  catalogues  ci-dessus  enumeres  est 
"bien  significatif.  -Lacumparaison  des  genres  ne  l'estpas 
moins.  Des  genres  nouveaux  por  le  Paraguay,  Melinis 
est  probablemente  naturalisé,  depuis  le  Brésil,  et  Mélica, 
dont  j'ai  reccntré  le  seul  représentant  sous  le  paralléle 
27°,  dans  la  partie  la  plus  méridionale  du  Paraguay,  est 
un  genre  extratropical  qui  trouve  probablemente  sous 
cette  latitude  la  limite  nord  de  son  extensión.  Mais  Me- 
rostachys  est  un  genre  tropical;  Streptochaeta,  encoré 
mieux;et  on  pourrait  ajouter  i^cima^^m,  dont  Lindmann 
avait  trouvé  la  seule  forme  parmi  des  plantes  récoltées 
dans  le  Nord,  mais  que  Hassier  et  Rojas  n'ont  pas  re- 
trouvé.  A  remarquer  encoré  la  liste  des  Bambuseae.  Doell 
n'avait  indiqué  que  la  Guadua  paraguayana  du  voisinage 
de  l'Assomption;  Balanza,  malgré  avoir  poussé  ses  ex- 
plorations  botaniques  jusqu'au  Wihrangwá  (Haut  Mon- 
daíh),  n'arriva  á  permettre  la  détermination  d'aucune 
autre;  Morong  n'ajouta  que  la  Chusquea  tenella ;  Rassler 
et  Rojas  n'avaient  trouvé  aucune  Bambousée  en  fleur  et 
une  seule,  stérile  et  non  déterminée,  est  indiquée  en 
en  ((PlantaeHasslerianae»;  en  fin,  Karl  Fiebrign'en  trou- 
va  aucune.  Ma  liste  apporte  3  Bambusa,  2  Giusquea,  2 
Merostachys,  sans compter  deux  autres  types  quine  figu- 
rent  pas  encoré  dans  ma  liste,  mais  qui  porteront  á  9  le 
nombre  des  Bambousées  de  cette  región  et  á  11  celles  du 
Paraguay. 

Sans  entrer  dans  les  détails^qui  seraient  hors  de  pla- 
ce dans  ce  simple  resume,  mais  qui  rendraient  la  demos- 


1  66  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

tration  plus  evidente,  on  voit  d'emblée  que  ees  régions 
du  Haut  Paraná  Moyen  ne  se  distinguent  pas  seulement 
comme  régions  boisées,  mais  aussi  par  Tensemble  de  leur 
flore  graminée.  On  arrivera  á  un  résultat  semblable  en 
étudiant  d'autres  familles.  Leur  elassement  comme  ré- 
gions phytogéographiques  que  j'osai  proposer  dans  mea 
travaux  antérieurs  (6)  n'est  done  pas  sans  fondement. 


-i#     ^ 


(6)  «Plantas  usuales  del  Paraguay;  Introducción»,  en  «Anales 
Cient.  Par. »  Serie  I,  N,  2,  pártela  Asunción  1901.  — «Resumen  de 
Geografía  Botánica  del  Paraguay»»,  ibidem,  Serie  I,  N.  2,  parte 
2^,  Asunción  1907  (y  Congreso  Científico  Internacional  Am.  de 
Buenos  Aires,  1910;  trabajo  revisado.) 


ÍSspeclcifmente    cíe    obras    que    interesan    al   Á  aragiiaij 

Esperamos  dar,  en  esta  sección,  una  idea  o 
referencia  de  todas  las  publicaciones  que  inte- 
resen directamente  al  estudio  científico  y  social 
del  Paraguay,  incluyendo  toda  obra  científica 
que  llegue  a  nuestra  mesa  de  redacción  y  cuyo 
envío  desde  ya  agradecemos.  — M.  S.  Bertoni. 

1  R.  CHODAT:  La  Végétation  du Paraguay.  Resultáis 
Scientifiques  d'une  Mission  Boianique  Suisse  au  Paraguay.  AveC 
la  collaboratíon  de  IV.   Vischer.    Fsc.  I.  COn  3  lám.  en  colores 

y  123  fig.  en  el  texto.  Ginebra  1916. 

Es  verdaderamente  grato  para  nosotros  el  poder  inaugurar 
esta  sección  con  el  anuncio  de  una  obra  de  tan  capital  importancia. 
El  benévolo  lector,  que  no  sea  naturalista  ni  especializado  en  la 
botánica,  sabrá  con  placer  que  se  trata  de  una  obra  de  lectura 
amena  y  cautivante,  no  obstante  su  gran  valor  científico.  Chodat 
resuelve  felizmente  el  difícil  problema  de  introducir  al  lector  has- 
ta en  los  más  intrincados  misterios  de  la  ciencia  sin  cansarlo  nunca, 
y  no  solamente  eso,  sino  interesándole  cada  vez  más,  y  provocan- 
do un  creciente  placer  a  medida  que  despierta  el  interés.  El 
ilustre  maestro  nos  lleva  a  través  de  todo  el  Paraguay,  como  dando 
una  lección  de  cosas,  y,  enseñando  a  admirar  las  bellezas  natura- 
les, que  muchas  veces  él  mismo  nos  descubre,  nos  instruye  en  los 
sendos  fenómenos  de  la  ciencia,  echando  luz  placentera  sobre  cien 
cuestiones  y  problemas,  que,  expuestos  por  otra  pluma,  resultan 
generalmente  de  mucha  aridez,  tantp  que  sólo  el  especialista  las 
puede  seguir. 


Í68  AMALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  If.   M.  2 

Este  primer  fascículo,  de  más  de  150  páginas  (1),  se  compo- 
ne de  cuatro  partes.  La  primera  trata  de  la  Climatología  y 
Geografía  Física.  Hemos  tenido  la  satisfacción  de  ver  muchos 
de  nuestros  datos  reproducidos  y  aceptados  como  base  de  observa- 
ción meteorológica  de  la  parte  referente  al  clima;  y  leer:  «M.  Ber- 
toni  tiene  la  intención  de  publicar  los  numerosísimos  datos  me- 
teorológicos consignados  en  los  voluminosos  registros  que  he 
tenido  la  ventaja  de  poder  hojear  en  ocasión  de  mi  visita  a  Puerto 
Bertoni,  y  de  los  cuales  hay  que  desear  la  más  rápida  publicación, 
cuando  menos  como  resúmenes  en  un  archivo  científico  al  alcance 
de  les  sabios  de  Europa».  Agradecemos,  ansiosos  de  poder  satis- 
facer tan  halagüeño  desiderátum.  En  el  final,  el  ilustre  sabio  nos 
promete  hacer,  al  fin  de  la  obra,  una  síntesis  fitogeográfica  del 
Paraguay,  que  esperamos  con  el  mayor  interés. 

La  segunda  parte  trata  de  una  de  las  principales  familias,  las 
Solanáceas,  exponiéndonos  la  más  interesante  biología  y  eco- 
logía, en  colaboración  con  el  Dr.  W.  Vischer,  y  terminando  con 
un  estudio  crítico  de  numerosas  especies  de  esa  familia,  como  todo, 
profusameute  ilustrado. 

La  tercera,  la  constituye  un  estudio  especial  de  la  curiosa  fa- 
milia de  las  Hidnoráceas,  y  principalmente  de  la  especie  que  he- 
mos tenido  el  placer  de  descubrir  y  publicar,  Prosopaiwhe  berto- 
niensis,  y  cuyo  análisis  minucioso  aparece  allí  ilustrado  por  15 
grabados. 

La  cuarta  es  un  detenido  estudio  de  las  Bromeliáceas,  nues- 
tros interesantes  Karagwatá,  por  Chodat  y  Vischer.  Los 
autores  nos  muestran  sucesivamente  las  más  bellas  y  variadas 
formas,  primeramente  tal  como  se  las  encuentra  en  la  naturaleza, 
asociadas  a  sus  compañeras  habituales,  en  los  parajes  y  paisaje 
que  afeccionan;  luego  en  su  notable  estructura  anatómica,  ligada 
a  las  curiosas  particularidades  de  su  vida  aérea  o  terrestre. 

La  obra  es  de  las  que  no  se  pueden  analizar,  por  la  razón  de 
que,  tan  repletas  de  datos  y  escritas  en  estilo  tan  sobrio,  a  la  vez 
que  ameno,  habría  para  eso  que  reproducirla  casi  por  completo. 
Por  lo  demás  creemos  que  ninguno  de  los  intelectuales  del  Para- 
guay dejará  pasar  mucho  tiempo  antes  de  enriquecer  con  ella  su 
biblioteca. 

No  terminaremos  estas  breves  líneas  sin  tomar  nota  de  las 
numerosas  referencias  que  el  ilustre  maestro  hace  al  respecto  del 
naturalista  paraguayo  cuya  extrema  modestia  es  causa  de  que  aún 
permanezca,  en  su  propio  país,  en  una  semi-oscuridad  contra  la 


(1)  Esperamos  de  día  en  día  el  segundo  y  ya  se  anuncia  un  tercero. 


REVISTA  BIBLIOGRÁFICA  169 

cual  ya  hemos  tenido  ocasión  de  protestar.  Dice  Chodat:  «En  el 
Paraguay  hemos  tenido  la  ventaja,  mediante  la  recomendación 
del  Dr.  Hassler,  de  obtener  los  preciosos  servicios  de  T.  Rojas.  » 
Felicitamos  al  joven  botánico  por  esa  frase,  que  vale  más  que  un 
diploma. 

2  MIGUEL  LILLO :  Segunda  Contribución  al  Conocimien- 
to de  los  Arboles  de  la  Argentina.    Tucumán  1917;  foll.  de  69 

pág. ;  por  la  Universidad  de  Tucumán. 

Notas  sobre  el  herbario  Venturi,  correspondiente  a  la  colec- 
ción de  maderas  Argentinas  presentadas  a  la  Exposición  de  Cen- 
tenario de  1910.  Esta  colección  es  en  su  mayor  parte  de  Misiones 
y  del  Chaco,  perteneciendo  a  la  flora  paraguaya  la  mayoría  de  sus 
especies.  Es  decir  todo  el  interés  que  tiene  para  nosotros.  Este  es 
aumentado  aún  por  la  minuciosa  atención  con  que  el  autor  comparó 
todas  las  muestras  con  las  de  su  grande  herbario,  determinado 
por  los  mejores  especialistas  o  por  él  mismo.  Es  así  que  pudo  co- 
rregir numerosas  inexactitudes  en  que  incurrieron  inevitablemen- 
te los  botánicos  que  tuvieron  que  hacer  de  esa  colección  una  dema- 
siado rápida  y  provisoria  determinación.  Varias  determinaciones 
son  de  De  Candolle,  Hassler  y  otros  botánicos  de  fama.  El 
autor  llevó  a  cabo  un  trabajo  que  se  hacía  indispensable. 

3  E.  HASSLER  :   Une  Supercherie  Scientifique.   Ginebra 

1917. 

Se  nos  informa  que,  bajo  el  crudo  título  de « Una  Superchería 
Científica»  su  autor  acaba  de  publicar  en  una  revista  científica 
suiza  una  denuncia  contra  el  finado  doctor  Domingo  Parodi, 
revelando  haberse  éste  apropiado  de  los  escritos  del  malogrado 
botánico  sueco,  Dr.  Everardo  Monck  von  Rosenskiold,  publi- 
cándolos más  tarde  en  Buenos  Aires  bajo  su  propio  nombre 

Pocos,  de  entre  los  que  nos  hemos  ocupado  de  botánica  argentino 
-paraguaya,  hemos  dejado  de  apercibirnos  de  que  el  acusado  se 
había  dejado  ir  hasta  incurrir  en  abuso  más  o  menos  grande. 
No  faltó  quien  lo  afirmara  verbalmente,  y  hasta  lo  dejara  com- 
prender bien  claramente  en  sus  escritos.  Barboza  Rodríguez, 
verbi  gratia,  escribió  lo  siguiente,  hablando  del  malafortunado 
Sueco:  «Todos  os  seus  trabalhos desappareceram,  nao  se  sabendo 
até  hoje  o  paradeiro  de  seus  manuscriptos,  que,  querem  algums, 
tem  sido  aproveitados  e  publicados  por  outrem».  Solo  faltaba— 
y  acaso  no  hacía  falta— quien  tuviese  la  constitución  psicológica 
necesaria  para  formalizar  tal  acusación. 


170  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.   N.  2 

No  conocemos  el  texto  de  la  denuncia  de  nuestro  terrible  co- 
lega; pero,  conociendo  un  poco  las  idiosincracias  personales  teme- 
mos que  haya  exageración.  Parodi  no  es  solam.ente  el  autor 
firmado  y  probablemente  parcial,  de  «Contribuciones  para  la 
Flora  del  Paraguay";  lo  es  también,  y  exclusivamente,  de 
«Notas  sobre  Plantas  Usuales  del  Paraguay»,  publicado 
en  1860,  y  la  2^  ed.  en  1877.  Y  esta  obrita  es  de  verdadero  valor, 
no  obstante  sus  defectos,  explicables  en  gran  parte  en  esa  época. 
Parodi  mantuvo  relaciones  con  varios  botánicos  de  fama,  y  en- 
riqueció los  conocimientos  de  la  botánica  médica  siendo  útil  a 
BoNPLAND  y  Balanza  en  varias  indagaciones.  Nosotros  creemos 
que  tales  méritos  pueden  bastar  para  que  se  perdone  algo,  o  al 
menos  se  deje  en  un  piadosoy  convencional  olvido,  ya  que  la  falta 
probablemente  no  perjudicó  en  nada  a  la  ciencia.  Efectivamente, 
no  parece  que  importe  mucho  al  progreso  de  la  ciencia,  eso  de  que 
ciertos  nombres  de  plantas  hayan  sido  dados  por  Parodi  o  por 

MONCK. 

Nos  hemos  adelantado,  porque  prevemos  que  la  acusación 
será  discutida  entre  los  botánicos  del  Plata,  acaso  vivamente;  con 
más  razón  todavía,  otra  cuestión,  de  verdadero  interés  científico, 
la  del  derecho  de  prioridad  de  los  nombres  dados  por  PARODI  o 
MONCK,  sea  quién  fuere. 

4:  A.  C.  se  AL  A  :    Clave  Universal  para  la  Determinación 

de  las  Familias  de  las  Plantas.  Bueiios  Aires  1915,  Librería 
Augusto  Galli ;  134  pág. 

Las  sucesivas  ediciones  de  «Clave  Analítica  de  las  Fami- 
lias de  las  P 1  antas»  de  E.L.HoLMBERGhabiéndose  agotado  por 
completo,  y  la  reimpresion.de  ese  meritorio  libro  habiendo  queda- 
do suspendida  desde  tiempo  atrás,  era  urgente  llenar  la  falta,  y 
el  Prof.  Augusto  Scala  la  llenó  debidamente.  Justificando  su 
título  de  Universal,  la  nueva  clave  analítica  incluye  todas  las 
familias  Fanerógam.as;  podría  por  tanto  utilizarse  en  todos  los 
países  de  la  Tierra.  El  autor  tuvo  además  en  cuenta,  no  sólo  los 
caracteres  generales  de  cada  familia,  sino  también  los  de  cada 
género,  de  manera  qr.e  la  clave  podrá  servir  aun  en  el  caso  de 
géneros  excepcionales.  Tal  como  está,  esta  obra  resulta  tan  útil 
para  los  profesores  elementales  como  para  los  alumnos  de  botá- 
nica, y  puede  ser  empleada  por  toda  persona  algo  familiarizada 
con  la  nomenclatura  orgánica  de  las  plantas. 


REVISTA   BIBLIOGRÁFICA  171 

5  L.  HAUMAN  eta   VANDERVEKEN :   Catalogue 
des  T^hanérogames  de  l'jlrgentme;  vol.  I,  Qynmospermes  ettM^o- 

nocotylédones.  Buenos  Aires  1917,  357  pág. ;  en  «Anales  del 
Museo  Nacional»,  vol.  XXIX. 

Una  obra  que  se  hacía  indispensable  al  estudio  global  de  la 
flora  argentina  y  como  preliminar  de  la  ansiada  « Flora »  descrip- 
tiva de  ese  gran  país.  Como  primer  catálogo  de  todas  las  plantas 
actualmente  conocidas  de  tan  extenso  territorio,  con  minuciosa 
revisión  de  la  intrincada  y  a  veces  caótica  sinonimia,  no  se  limita 
a  una  simple  lista  de  nombres  con  todos  sus  respectivos  datos  bi- 
bliográficos, sino  que,  en  forma  concisa  pero  clara,  ya  nos  presenta 
un  Sistema  de  las  Fanerógamas  argentinas,  habiendo  el  autor 
efectuado  un  trabajo  enorme,  que  beneficiará  a  todos,  y  desde  ya 
alivia  grandemente  la  tarea  de  los  que  nos  ocupamos  de  estudiar 
las  plantas  de  estos  países. 

Decimos  estos  países,  porque  la  flora  argentina  está  ínti- 
mamente ligada  a  la  nuestra,  siendo  comunes  muchísimas  espe- 
cies. El  estudio  de  la  vegetación  del  Territorio  argentino  de 
Misiones,  ahora  muy  activo,  hará  que  el  próximo  tomo  sea  aún 
más  interesante,  si  cabe,  para  esta  zona.  El  sabio  profesor  yahabía 
hecho  él  mismo  la  revisión  especial  de  algunas  familias,  lo  que 
aumenta  aún  el  valor  de  la  obra.  Solo  cabe  hacer  votos  por  su  feliz 
terminación,  en  el  plazo  que  las  fuerzas  del  incansable  autor  per- 
mitan. 

6  HAUMAN :     Les  T)icscoreacées  de  Vjlrgentme;  Bue- 

nosAiresl916.  «Anales  del  Museo  Nacional»,  vol.  XXVII, 

pág.  441-513. 

Es  una  revisión  monográfica  completa  de  las  especies  del  Plata, 
cuyo  número  eleva  de  7  a  18,  sienllo  6  nuevas  para  la  ciencia;  33 
grabados  nos  dan  hábitus  y  análisis  de  cada  una;  las  descripcio- 
nes, con  abundante  material  a  la  vista,  a  veces  vivo,  son  muy 
minuciosas;  por  fin,  tres  claves  muy  completas  terminan  la  obra. 
Será  por  tanto  ésta  indispensable  para  la  determinación  dé  nues- 
tros Kara,  Kará-tín  y  congéneres,  de  los  cuales  tenemos  en  el 
Paraguay  muchas  especies,  y  algunas  comestibles,  aunque  muy 
poco  conocidas  a  este  respecto. 


172  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

7  HAUMAN :  ü^otes Floristiques;  Buenos  Aires  1917, 
«Anales  del  Museo  Nacional»,  t.  XXIX,  391-444. 

Pablicación  miscelánea  de  especies  nuevas  o  insuficientemente 
conocidas;  algunas  pertenecientes  a  nuestra  flora.  Nuevos  datos 
sobre  Dioscóreas;  una  clave  de  las  Pontederiáceas;  varias  Mono- 
cotiledóneas  de  nuestra  zona,  algunas  nuevas  para  la  ciencia. 

8  HAUMAN:  Quelques  Orchídées  de  rylrgentine;  Bue- 
nos Aires  1917;  Ibidem,  t.  XXIX  353-389. 

Enumeración  crítica  y  descriptiva  de  40  Orquidáceas,  algu- 
nas nuevas  para  la  ciencia,  buen  número  perte  necientes  a  la  flora 
paraguaya  igualmente.  Bajo  el  nombre  de  Vanilla  verriicosa  des- 
cribe una  Vainilla  que  parece  ser  una  forma  de  nuestra  Vanilla 
perexilis,  cuya  descripción  no  tenía  a  la  vista  el  distinguido  botá- 
nico, debido  a  un  descuido  nuestro  de  lo  cual  pedimos  disculpa. 
La  otra  especie,  que  no  pudo  determinar  por  falta  de  material  con 
flores,  es  casi  seguramente  nuestra  Vainilla  bertoniensis,  mucho 
mayor  y  acaso  económicamente  aprovechable  ( «Anales  Cient. 
Par.  I,  Serie  N.  8,  1910).  Notable  el  descubrimiento  de  un  Kaá- 
toríh—Physiü^us  platen^isHaiiman—en  las  costas  de  Buenos  Aires 
y  La  Plata. 

9  A.  GANCEDO:  Flora  Jrhórea  del  Territorio  ü\Cacio- 

nal  del  Chaco,  por  Alejandro  Gancedo,  Gobernador;  Bue- 
nos Aires  1916;  vol  de  244  pág.,  profusamente  ilustrado. 

Como  álbum  de  botánica  forestal  esta  obra  presenta  inte- 
rés científico,  además  del  interés  como  estudio  económico  regional; 
el  hábitus  de  las  numerosas  especies  está  bien  tomado  en  sendos 
buenos  fotograbados;  el  follaje  también;  y  éste  y  los  correspon- 
dientes datos  descriptivos,  permitirán  casi  siempre  averiguar  las 
determinaciones,  donde  puede  surgir  alguna  duda.  Rojas  Agosta 
describe  allí  una  nueva  especie  de  Palo  Santo,  Bulnesia  Gancedii 
Rojas,  que  sería  muy  interesante.  Los  largos  viajes  del  autor  en 
las  partes  centrales  le  permitieron  hacer  figurar  casi  todos  los 
árboles  importantes,  más  de  70  especies. 

10  CSPEGAZZINI:  "Revisión  de  las  Lahoulheniales  Jlr- 

geniinas;  B.  Aires  1917,  en  «Anales  del  Museo  Nacional», 
vol.  IX;  244  pág.  con  213  fig. 

La  curiosísima  y  variada  flora  de  estos  micrófitos,  parásitos 
o  subparásitos  de  Artrópodos  y  especialmente  de  los  Insectos,  ha- 


REVISTA  BIBLIOGRÁFICA  173 

bía  sido  estudiada  en  estos  países  por  R.  Thaxter  y  por  el  mismo 
Spegazzini.  Este  último,  con  su  nueva  obra,  que  representa  un 
trabajo  muy  considerable,  eleva  a  casi  el  doble  el  número  de  es- 
pecies. Nuestra  zona,  sobre  todo  en  las  partes  más  húmedas,  es 
seguramente  muy  rica  de  Laboulbeniales  y  podría  dar  un  contin- 
gente mucho  mayor,  si  nuestros  naturalistas  o  simples  curiosos 
no  descuidaren  las  recomendaciones  que  el  sabio  botánico  hace  al 
respecto  de  la  recolección,  la  cual  es  sencilla  y  fácil,  pudiéndose, 
sin  conocimientos  especiales  ni  sacrificio  mayor  de  tiempo,  pres- 
tar un  buen  servicio  a  la  ciencia. 

11  A.  C.  se  AL  A  :   Contrihuc.  al  estudio  histológico  de  la 

flora  chilena;  en  Rev.  Chil.  de  Hist.  Nat.  XXI  127  - 136, 
1917. 

Es  el  estudio  histológico  de  la  Villaresia  mucronata  R.  &  Pav. 
hermana  de  las  especies  congonha  y  megaphylla  del  Paraguay  y 
Brasil,  que  han  servido,  con  mayor  o  menor  frecuencia,  para  adul- 
terar la  Yerba  Mate.  El  autor  no  cree  posible  que  la  especie  que 
acaba  de  estudiar  haya  servido  para  este  fin,  « dada  la  gran  dis- 
tancia de  la  patria  de  origen  y  la  poca  difusión  que  tiene,  aun  en 
Chile... 

12  A.  J.    de  SAMPAIO:     Jl  Flora  de  Matto  Qrosso. 

Memoria  em  homenagem  aos  trabalhos  botánicos  da 
Commissao  Rondón.  Río  de  Janeiro,  1916. 

Contiene  el  histórico  de  las  herborizaciones  hechas 
hasta  ahora  en  el  Estado  de  Matto  Grosso,  las  colecciones  obteni- 
das y  su  distribución  en  los  diversos  herbarios  mundiales,  el  ca- 
tálogo de  las  plantas  matto-grossenses  y  bibliografía 
botánica  relativa.  Se  comprende  fácilmente  la  importancia  de 
semejante  trabajo;  esta  es  aumentada  aún  por  la  edición  de  diez 
grandes  mapas  indicando  minuciosamente  los  itinerarios  de 
los  botánicos  exploradores  de  ese  inmenso  territorio.  Es  el  caso 
de  que  la  flora  de  Matto  Grosso  se  continúa  con  la  nues- 
tra, siendo  numerosísimas  las  especies  comunes  a  ambos  países, 
y  que  buena  parte  de  los  botánicos  que  han  herborizado  en  ese 
Estado,  empezaron  sus  recolecciones  en  el  Paraguay.  De  allí  que 
para  nosotros  la  obra  del  sabio  jefe  de  la  Sección  Botánica  del 
Museo  Nacional  brasileño  revista  igual  importancia  que  para  el 
Brasil. 


174  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.   N.  2 

13  A.  J.  de  SAMPAIO:     Botánica.  Parle  VII:  Pterido- 

phytas  (Anexo N.  5:  Historia  Natural);  publicación  N.  33 
de  la  Comisión  de  Líneas  Telegráficas  Extratégicas  de 
Matto  Grosso  al  Amazonas.  Rio  de  Janeiro  1916. 

Estudio  de  las  colecciones  de  Heléchos  reunidas  por  los  bo- 
tánicos Carlos  Hoehne,  J.  G.  Kuhlmann,  Herbert  Smith  y 
Prof.  Julio  Cézar  Diogo.  Es  la  primera  parte  del  trabajo,  in- 
cluyendo las  Filicales  Leptosporangiatae.  El  autor  describe  y  fi- 
gura mediante  láminas  varias  especies  nuevas  para  la  ciencia. 

14  A.  J.  SAMPAIO  &  J.  CEZAR  DIOGO:  Jponta- 

mentos  para  a  T^evisao  da  Flora  ^rasiliensis  de  Martius;  I  a  IV. 

Rio  de  Janeiro  1914;  publ.  por  la  Sociedad  N.  deAgricul- 
tura. 

Cuidando  especialmente  del  índice  de  las  Nuevas  Diag- 
nosis posteriores  a  las  diversas  monografías  de  la  «Flora  de 
Martius »  y  en  general  de  las  plantas  brasileñas  no  citadas  en  esa 
obra,  así  como  del  área  geográfica  de  las  plantas  brasileñas; 
la  nueva  obra  va  a  ser  un  complemento  muy  útil  de  la  monumen- 
tal Flora  Brasilensis.  En  esta  primera  entrega,  los  autores  se 
ocupan  mucho  de  la  flora  de  Matto  Grosso. 

15  E.  HASSLER  :  'T^évisión  Critique  des  Oenothéracées  du 

Paraguay.  Ginebra  1913. 

Es  una  crítica  a  un  folleto  que  hubo  de  ser  publicado, 
conteniendo  en  primera  línea  un  trabajo  de  Mons.  Léveillé,  in- 
titulado «Les  Onothéracées  du  Paraguay»,  en  el  que  el  autor  de- 
terminaba las  plantas  de  esa  familia  recogidas  pOr  nosotros,  des- 
cribiendo algunas  especies  nuevas;  y  como  a  continuación,  un 
trabajo  nuestro,  titulado  «Biología  y  Anotaciones»,  en  el  cual,  a 
la  luz  de  las  publicaciones  de  dicho  especialista,  y  siguiéndolas  al 
pié  de  la  letra,  nosotros  anotábamos  lo  observado  al  respecto  de 
varias  especies,  indicando  éstas  con  el  nombre  que  les  correspon- 
dería según  las  determinaciones  de  dicho  autor  y  su  último  tra- 
bajo de  conjunto  sobre  el  género  principal,  intitulado  « Essai  sur 
le  Genre  Jussiaea»  publicado  en  «Bulletinde  la  Société  Botanique 
de  France »  vol.  LIV,  pág.  421  y  sig.  ( 1907 ) .  Los  pocos  datos 
descriptivos  que  nosotros  agregábamos  al  nombre  de  cada  especie 
—con  el  principal  ñn  de  que  fuere  más  fácil  saber  de  qué  se 
hablaba,  por  tratarse,  según  dice  el  autor,  de  un  género  « muy 


REVISTA   BIBLIOGRÁFICA  175 

confuso»,  son  los  que  este  autor  indica  en  dicha  obra,  pues  wosoíros 
710  estudiábamos  de  ninguna  manera  a  esa  familia. 

Necesitando  un  especialista  para  las  Enoteráceas  de  nuestro 
herbario,  remitimos  muestras  de  esta  familia  a  Mons.  Léveillé,  el 
botánico  que  había  publicado  las  obras  más  voluminosas  talvez 
sobre  este  grupo,  y  que  amablemente  había  aceptado  el  trabajo 
de  determinarlas.  Recibida  la  determinación,  pensamos  agregarle 
nuestros  apuntes  sobre  ecología,  nombres  y  aplicaciones  eventua- 
les y,  al  mismo  tiempo,  hacer  la  lista  de  todas  las  especies  halla- 
das hasta  entonces  en  el  Paraguay.  Para  este  último  fin,  como 
era  muy  natural  y  lógico,  tratamos  de  seguir  extrictomiente  al  mis- 
mo autor  en  su  revisión  crítica  de  las  especies  y  variedades,  adop- 
tando todas  sus  vistas  y  copiando  todo  lo  que  decíamos  al  respecto, 
de  la  publicación  citada  «Essai  sur  le  Genre  Jussiaea»,  que  es 
muy  concisa,  siendo  un  resumen. 

Todo  eso  no  podía  ser  más  natural  y  lógico. 

Pero  sucedió  que  nuestro  especialista,  en  el  trabajo  que  nos 
envió  e  hicimos  imprimir,  había  incurrido  en  un  error  asaz  grave, 
y  según  el  doctor  Hassler,  en  varios  otros.  Y  según  resultaría  de 
la  crítica  de  este  último,  en  el  trabajo  de  Mons.  Léveillé,  que  nos 
sirvió  de  guía  para  la  segunda  parte  de  que  hablamos,  hay  algo 
o  mucho  que  enmendar.  Hasta  aquí,  nada  hay  de  maravilloso, 
pues  el  más  ducho  yerra.  Pero  lo  raro  es  que,  según  el  terrible 
colega,  de  esos  errores  y  de  esas  opiniones  discutibles  respecto  a 
la  sistemática,  los  culpables,  los  únicos  responsables,  somos  nos- 
otros ! !  y  con  tal  motivo  se  nos  descuelga  con  la  crítica  más  mor- 
daz que  imaginarse  pueda. 

Crítica  injusta  en  su  esencia,  inoportuna  como  fin  científico. 
Pasamos  por  alto  lo  sujetivo,  por  no  tener  ningún  interés  cientí- 
fico, ni  otro  tampoco;  cada  uno  tenemos  nuestras  faltas  y  defec- 
tos, y  recíprocamente  los  perdonaríamos  si  tuviéramos  más  domi- 
nio sobre  nosotros  mismos.  Que  fué  injusta,  la  simple  exposición 
de  los  hechos  lo  comprueba. 

Que  fué  inoportuna,  dos  palabras  bastarán  para  comprobarlo. 
Pues,  sépase  que  nosotros  fuimos  los  primeros  en  apercibirnos  del 
error  principal  (Ludwigia).  Y  la  prueba  es  que,  por  este  motivo, 
resolvimos  no  distribuir  ese  trabajo.  La  edición  entera  quedó  en 
nuestros  depósitos,  habiendo  preferido  perderla  que  dejar  circular 
una  publicación  tan  defectuosa.  Solo  enviáronse  veinte  ejemplares 
al  autor  de  la  primera  parte.  De  manera  que  para  la  ciencia  la 
tal  monografía  no  fué  publicada  (1) ,  NO  existe.  Por  eso  no  es  ob- 


(2)  A  términos  del  Código  de  Nomenclatura  Botánica,  se  necesita  distri- 
buir cuando  menos  cien  ejemplares  para  que  un  trabajo  resulte  publicado. 


176  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  2 

tenible  en  ninguna  parte,  no  fué  entregada  a  ninguna  librería,  y, 
mucho  menos  al  subscritor  gobierno  nacional,  como  equivocada- 
mente insinuaron  los  que  se  apuraron  en  hacer  de  la  crítica  de 
Hassler  una  hábil  explotación.  Y  de  que  esta  resolución  la  toma- 
mos mucho  antes  de  conocer  la  publicación  de  Hassler,  podríamos 
dar  cien  testigos;  pues  esta  publicación  no  nosfiié  enviada  por  su 
autor,  y  como  este  mismo  lo  declaró,  sólo  fueron  enviados  al  Pa- 
raguay muy  pocos  ejemplares;  y  como  las  personas  que  los  tenían 
los  ocultaran,  por  razones  que  no  queremos  analizar,  y  los  raros 
amigos  nuestros  que  pudieron  ver  uno,  al  principio  no  lo  pudieron 
conseguir,  resultó  que  pasó  un  año  antes  de  que  nosotros  pudié- 
ramos obtener  un  ejemplar. 

Por  tales  razones,  consideramos  fuera  de  lugar  el  hablar  en 
detalle  de  la  crítica  del  doctor  Hassler,  almenos  por  ahora.  Según 
este  autur,  todo  o  casi  todo  el  trabajo  de  Mons.  Léveillé  estaba 
mal:  de  las  tres  especies  nuevas  ninguna  lo  era;  en  cuanto  a  la 
sistemática,  el  estudio  por  el  distinguido  especialista  publicado  en 
el  Boletín  de  la  Sociedad  Botánica  de  Francia,  estaría  lejos  de  sa- 
tisfacer en  muchos  puntos.  Nos  permitimos  sin  embargo  dudar 
de  que  el  primero  de  esos  autores  tuviera  o  tenga  razón  en  todo. 
El  género  Jussiaea,  al  cual  pertenecían  la  casi  totalidad  de  las 

plantas  por  nosotros  sometidas,  «es  hasta  ahora  muy  confuso 

las  especies  son,  en  general,  muy  polimorfas »,  decía  Léveillé  €n 
el  exordio  de  ese  estudio,  agregando  en  el  final,  que  él  estaba  muy 
lejos  de  crer  de  haber  dicho  la  última  palabra. 

Pero  no  podemos  menos  que  protestar  contra  lo  que  el  doctor 
Hassler  manifiesta  en  su  folleto  en  cada  párrafo,  es  decir,  que 
nosotros  hayamos  hecho  un  estudio  sistemático  cualquiera  deesa 
familia;  ni  lo  hicimos,  ni  pensamos  hacerlo;  al  querer  hacer  una 
lista  de  las  especies  hasta  ahora  encontradas  en  el  Paraguay,  he- 
mos seguido  al  monógrafo  citado,  copiando  sus  notas  para  la  dis- 
tinción de  las  especies;  tan  es  cierto  que  entre  éstas  las  había  que 
nosotros  declarábamos  no  haber  visto  nunca.  Podemos  haber  in- 
terpretado mal  en  algunos  casos  las  breves  notas  de  ese  autor  en 
la  publicación  ya  citada;  también  podíamos  haberlo  advertido  para 
que  todos  lo  viesen  claramente;  pero  el  botánico  que  critica  debe 
de  saberlo;  y  sobre  todo,  todo  eso  no  puede  ser  de  ninguna  manera 
razón  para  atribuirnos  obra  agena,  buena  o  mala. 

No  obstante,  de  tal  manera  expone  el  doctor  Hassler  los  he- 
chos, que  todas  las  personas  que  han  leíx3o  el  panfleto,  han  creído 
que  nosotros  fuéramos  los  que  estudiaron  la  familia  y  los  solos 
responsables  de  todo  lo  que  en  ese  estudio  pudo  ser  criticado.  Ni 
tenían  manera  alguna  de  salir  de  su  error,  por  la  razón  de  que 


REVISTA  BIBLIOGRÁFICA  177 

nadie  conocía  nuestro  impreso  no  distribuido.  Todavía,  por  si 
alguien  casualmente  diera  con  uno  de  los  raros  ejemplares  salidos 
como  se  dijo,  era  éste  escrito  en  lengua  española.  De  modo  que 
nadie,  ni  aquí  ni  en  Europa;  pudo  darse  cuenta  de  lo  que  en  reali- 
dad pasara. 

Aparte  la  cuestión  principal,  el  autor  aprovecha  toda  oportu- 
nidad para  tocar,  de  una  manera  absolutamente  sujetiva,  cosas 
que  nada  tienen  que  ver  con  el  asunto.  A  esos  respectos,  nos  li- 
mitaremos a  decir  lo  siguiente : 

a )  Que  es  incierto  que  nosotros  hayamos  sido  autor  de  ningún 
artículo  publicado  en  la  revista  ilustrada  « Patrie  Suisse »  que  se 
edita  en  Ginebra;  el  doctor  Hassler  podía  y  aún  puede  averi- 
guarlo. Al  contrario,  ese  escrito  contiene  un  dato  erróneo  que, 
de  ser  de  nuestra  mano,  no  hubiera  podido  sino  perjudicarnos 
mucho,  y  a^í  mismo,  nos  perjudicó. 

6)  Que  lo  de  Stevia  Rebaudiana  quedó  explicado  más  de  una 
vez  (3)  para  toda  persona  que  nos  quiera  leer  con  atención. 

c)  Que  nuestros  herbarios  antiguos  (1884-1894)  no  se  perdie- 
ron tan  completamente  como  para  que  se  pueda  dudar  de  que  hayan 
existido;  en  parte  son  todavía  utilizables,  y, además,  consérvelos 
apuntes  de  viaje  correspondientes,  de  las  cuales  cosas  talvez  saque- 
mos algo  todavía.  Igual  cosa  diremos  de  nuestro  herbario  de  la  flora 
de  los  Alpes  Réticos  y  Sud  de  Suiza;  y  el  doctor  Hassler  va  a  te- 
ner la  culpa  de  que  tengamos  que  publicar  el  catálogo  con  la  in- 
dica2¡ónde  todas  la3lo2alidades,  así  como  los  datos  geo-ecológicos, 
a  lo  cual  no  atribuíamos  ninguna  importancia,  como  se  vé,  a  pesar 
de  que  se  tratase  frecuentemente  de  lugares  en  esa  época  ( 1876 
1883)  muy  po30  explorados;  pero  la  expresada  duda  nos  obliga. 

d)  Que  los  tipos  y  duplicados  de  nuestro  herbario,  a  medida 
que  sea  posible,  pasarán  a  los  herbarios  de  los  sendos  especialis- 
tas, como  ya  en  parte  van  pasando. 

e)  Que  nuestro  herbario  de  Puerto  Bertoni,  no  obstante  su 
mal  arreglo  por  causa  que  en  un  tercio  de  siglo  de  trabajos  pro 
patria  no  hemos  pedido  el  más  mínimo  auxilio  oficial,  ni  siquiera 
un  pasaje,  nuestro  modesto  herbario  está  abierto  para  cualquier 
botánico  que  .quiera  honrarlo  con  su  visita,  como  ya  lo  visitaron 
varios,  sintiendo  mucho,  eso  sí,  que  una  sorpresa  del  vapor  nos 
haya  quitado  el  honor  de  mostrarlo  detenidamente  a  los  doctores 
R.  Chodat  y  Vischer,  en  ocasión  de  su  visita  a  Puerto  Bertoni. 

/)  Que  en  cuanto  a  la  demora  en  imprimirse  las  publicacio- 
nes anunciadas,  renunciamos  al  darlas,  al  menos  por  ahora;  pues 


(3)  Ver  el  artículo  «Stevia  Rebaudiana,  Stevina  y  Rebaudina»  en  sete 
mismo  número.  Ver  también  el  artículo  siguiente. 


178  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  2 

en  todo  caso,  ese  retardo  no  perjudicó  seguramente  a  nadie,  sino 
a  nosotros  mismos. 

15  P.M.  RODRÍGUEZ;   "Plantas  Medicinales  del  Pa- 
raguay; Asunción  1915;  un  vol.  de  143  pág. 

Después  de  la  del  doctor  Mallorquín,  no  hubo  otra  publicación 
sobre  plantas  medicinales  del  país.  Sin  embargo,  en  estos  últimos 
años,  se  despectó  notablemente  y  en  todo  el  mundo  el  interés  por 
las  plantas  medicinales.  Así  que  la  obra  del  distinguido  farma- 
céutico Pedro  M.  Rodríguez  llegó  en  buena  época.  La  impor- 
tancia especial  de  esta  publicación  está  en  que  el  autor  no  se  li- 
mita a  la  reunión  de  datos  más  o  menos  comprobados,  sino  que 
estudia  y  ensaya  él  mismo  buen  número  de  especies,  de  modo  que 
puede  dar  de  ellas  informaciones  originales.  Otro  estudio  meri- 
torio es  el  de  las  dosis.  Muchas  veces  ha  sucedido  que  la  virtud 
de  plantas  medicinales  fué  negada  opuesta  en  duda  por  haberse 
empleado  dosis  no  convenientes.  El  autor  se  preocupa  con  mucha 
razón  de  este  punto  capital.  Y  termina  su  libro  con  una  serie  de 
100  fórmulas  o  recetas,  compuestas  con  plantas  medicinales  pa- 
raguayas. 

16  P.    M.    RODRÍGUEZ;      &  Lihw  de  las  Madres; 

Asunción  1917.  «Recetario  en  el  que  se  aprovechan  las 
propiedades  medicamentosas  de  nuestros  propios  elemen- 
tos». 

En  este  folleto,  el  autor  se  limita  a  su  formulario  de  100  re- 
cetas que  con  datos  más  completos  e  instrucciones  para  la  pre- 
paración. Nuevos  experimentos  le  han  permitido,  además,  intro- 
ducir varias  modificaciones.  Es  verdaderamente  un  libro  para  las 
madres. 

17  Jl.  de  WINKEIRIE^D  BERTONI :   ^ITamhúyla 
¿Muerte  de  las  Tacuaras  en  Sud  Jimérica.    Washigton,    1917. 

Estudio  presentado  al  Congreso  Científico  Panamericano 

de  1915-16. 

Es  un  resumen  de  la  cuestión,  muy  interesante  y  en  buena 
parte  aún  oscura,  de  la  muerte  de  las  Bambúseas  después  de  su 
floración,  del  periodismo  de  tal  floración  y,  por  fin.  de  la  influen- 
cia que  sobre  ésta  pueda  ejercer  la  larva  de  la  mariposa  (Tambú) 
que  en  tales  Bambúseas  con  profusión  se  cría  y  es  muy  buscada 


REVISTA  BIBLICCRAFICA  179 

como  alimento  por  los  indígenas  primitivos  y  aun  por  los  civiliza- 
dos. El  autor  llega  a  conclusiones  sobre  ciertos  puntos;  v.  g.,  que 
es  la  misma  especie  la  que  ataca  a  las  diferentes  Bam- 
búseas  de  esta  región;  que  es  posible  que  algunas  especies  de 
Tacuaras  desaparezcan  de  ciertas  localidades,  por  un 
período  bastante  largo,  después  de  la  floración  y  consecuente  de- 
secamiento —  lo  que  hace  oportuna  la  intervención  oficial  para 
evitar  la  desaparición  de  especies  muy  útiles;  etc. 

Por  un  lapsus  cálami,  el  Takuapí  es  dado  como  Merostachys 
fistulosa  (antigua  denominación,  cuando  aún  no  se  conocía  la  flor) ; 
es  hoy  seguro  de  que  nuestra  especie  es  M.  Clausssni  Munro,  for- 
ma típica. 

NOTA  :  Pedimos  disculpa  si  la  tiranía  del  tiempo  nos  im- 
pide completar  esta  Revista  Bibliográfica  como  desearíamos.  Lo 
haremos  en  el  próximo  número.  Entre  otras,  hemos  postergado 
la  indicación  de  las  publicaciones  del  Dr.  Hassler  en  el  «Reperto- 
rium»  de  Fedde,  etc. 


LES  OENOTHERACEES  DU  PARAGUAY 

Communication  á  propos  d'  une  critique  puhlicée  par  le  docteur 

E.  Hassler 

Dans  le  « Bulletin  de  la  Société  Botanique  de  Genéve »,  vol. 
V.  (1913),  le  Dr.  E.  Hassler  a  publié,  á  propos  d'une  petite  bro- 
chure  sur  les  Oenothéracées  du  Paraguay  que  j'avais  fait  impri- 
mer,  une  critique  injuste  et  déplacée.  Je  vais  le  démontrer  en 
deux  mots. 

Pour  comprendre  qu'elle  est  injuste,  il  suffit  d'examiner  les 
faits.  Ayant  besoin  d'un  spécialiste  pour  déterminer  les  Oenothé- 
racées de  mon  herbier,  je  me  suis  adresséá  Mgr.  H.  Léveillé,  un 
des  botanistes  qui  ont  le  plus  étudié  cette  famille  et  qui,  ayant 
aimablement  accepté  ce  travail,  quoique  trespresséd'entrepren- 
dre  un  voyage— m'écrivait-il— m'envoya  enpeu  detempssa  liste 
de  détérminations,  avec  une  introduction  trop  aimable,  donnant 
la  description  de  quelques  formes  nouvelles  et  l'indication  d'un 
genre  nouveau  pour  la  flore  du  Paraguay.  Je  passais  la  liste,  te- 
lie  quelle,  á  1' imprimerie. 

Mais  je  désirais  ajouter  quelques  notes  á propos  de  l'habitat, 
propriétés,  etc.,  et  dresser  une  liste  de  toutes  les  formes  trouvées 


180  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.   N.  2 

jusqu'alors  dans  le  pays.  Pour  cela  faire,  n'ayantpasétudié  moi- 
meme  la  famille,  je  ne  trouvais  rien  de  plus  losriqueque  de  m'en 
rapporter,  pour  l'indication  systématique,  á  l'auteur  qui  avait 
étudié  mes  plantes,  et  qui  avait  publié,  peu  de  temps  avant,  dans 
le  Bulletin  de  la  Sociéte  Botanique  de  France  ( vol.  LIV,  p.  421- 
427,  1907),  un  "Essai  sur  le  Genre  Jussiaea",  Dans  cet  «Essai» 
l'auteur  ajoute,  pour  chaqué  groupe  ou  forme  par  lui  admise, 
quelques  indications  organographiques  différentielles,  que  j'ai 
copié,  ou  cherché  á  interpréter  le  plus  fldélement  possible.  Je 
compcsais  ainsi  la  secunde  partie  de  la  petite  monographie. 

C'était  ce  qu'il  pouvait  y  avoir  de  plus  naturel. 

Mais  il  arriva  que  le  spécialiste,  dans  son  étude  systématique 
de  mes  Oenothéracées,  faite  évidemment  sans  pouvoir  disposer 
de  tout  le  temps  qui  aurait  été  nécessaire,  commit  une  erreur 
assez  grave,  et  d'aprés  le  Dr,  Hassler,  d'autres  encoré,  car  des 
trois  especes  nouvelles  aucune  ne  le  serait,  et  dans  le  mémoire 
cité  de  Mgr,  Léveillé  qui  me  servit  de  guide  pour  la  seconde  par- 
tie, il  y  aurait,  suivant  toujours  notre  critique,  bien  des  chosesá 
changer.  II  n'y  aurait  en  cela  rien  de  bien  étrange,  les  plus  grands 
auteurs  peuvent  se  tromper,  surtout  quand  ils  se  trouvent  en  face 
d'un  «genre  tres  confus  et  sur  lequel  n'a  paru  nul  travail  d'en- 
semble»  (Léveillé,  1.  c.)  et  dont  «les  especes  sont  en  general  tres 
polymorphes»  (ibid.  p.  421).  Mais  ce  qui  est  bien  étonnant,  c'est 
que,  au  diré  de  notre  critique,  de  toutes  ees  erreurs  ou  inexacti- 
tudes, vraies  au  supposées,  le  seul  coupable  et  l'unique  respon- 
sable... c'est  moi! ! 

On  a  vu  si  la  critique  était  d'accord  avec  la  justice. 

On  va  voir  si  elle  était  opportune.  Ceci,  c'est  vrai,  le  Dr. 
Hassler  ne  le  savait  pas;  mais  si  avant  de  m'attaquer  d'une  fa- 
cón si  vive,  il  m'avait  demandé  la  moindre  explication,  je  lui 
aurais  evité,  en  deuxmots,  le  travail  d'écrire  une  confutationinu- 
tile.  Que  l'on  sache,  done,  que  j'ai  été  le  premier  á  m'apercevoir 
de  l'erreur  principale  (Ludivigia)  et  que,  par  conséquence,  j'ai 
pris  tout  de  suite  la  résolution  de  ne  pas  mettre  en  circulation  la 
brochure  qui  contenait  les  deux  travaux;  l'éditiona  été  annulée; 
vingt  exemplaires  seuls  ont  été  envoyés  á  Mgr.  Léveillé;  une  di- 
xaine  donnés  par  mégarde  á  de  non  botanistes,  et  c'est  tout.  Et 
je  pourrais  donner  cent  témoins  de  cequecette  résolution  je  l'ai 
prise  bien  avant  d'avoir  connaissance  de  la  critique  du  Dr.  Hass- 
ler; car  ce  dernier  traYailnem'a  jamáis  été  envoyé  par  so7iauteur, 
lequel,  suivant  sa  déclaration,  n'envoya  au  Paraguay  que  tres 
peu  d'exemplaires;  or,  ceux-ciétaient  dans  les  mains  de  quelques 
personnes  seulement,  lesquelles,  pour  desraisons  queje  ne  veux 


REVISTA   BIBLfOGRAFICA  181 

pas  analyser,  les   faisaient  circuler  en    cachette;  si  bien,  qu.'il 
s'écoula  plus  d'une  année  avant  qu'unamiput  m'enadresser  un. 

Parcesmotifs,  j'ai  consideré  hors  de  lieu  de  discuter 
les  détails  déla  critique  en  question.  Mais  je  ne  puis  que  pro- 
tester  contre  le  procede  de  l'auteur,  qui  á  chaqué  pas  veut  faire 
croire  que  l'auteur  de  l'étude  systématique  c'est  moi  et  que  je 
suis  le  responsable  de  toutes  et  chacune  des  imperfections  qu'il 
trouve  dans  labrochurecritiquée.  Je  n'ai  fait  aucune  étude 
systématique  de  la  famille;  voulant  dresser  la  liste  des  for- 
mes trouvées  jusqu'á  cette  époque,  j'ai  pris  comme  guide  un  tra- 
vail  du  meme  auteur,  á  plus  forte  raison  si  Ton  pense  que  j'étais 
forcé  d'indiquer  des  formes  que  je  n'avais  jamáis  vues;  je  puis, 
quelque  part,  avoir  mal  interpreté  le  texte,  qui  est  d'ailleurs 
d'une  grande  concisión;  mais  ce  ne  sera  jamáis  une  raison  pour 
m'attribuer  l'ensemble  du  travail,  ni  les  parties  principales,  ni  la 
plupart  des  secondaires. 

Le  Dr.  Hassler  touche,  en  passant,  á  des  choses  qui  n'ont 
rien  á  faire  avec  la  question,  et  qui  ne  peuvent  avoir  qu'une  im- 
portance  personnelle;  je  ne  puis  done  m'en  occuper  ici.  Maisil  y 
a  des  points  qui  ont  l'air  de  viser  á  un  résultat  general  et  sur  les- 
quels  je  me  permettrai  de  repondré  ceci: 

1°  Je  ne  suis  l'auteur  d'aucun  article  de  la  revue  «Patrie 
Suisse»  et  beaucoup  moins  de  celui  qui  a  provoqué  l'attaque  du 
Dr.  Hassler  (1)  et  qui  contient  une  erreur  qui  m'a  fait  du  tort. 
Hassler  aurait  pu  le  vérifier  bien  f acilement,  puisque  cette  revue 
est  imprimée  á  deux  pas  de  son  bureau.  Nous  ne  sommes  pas  res- 
ponsables de  ce  qu'on  publie  sur  notre  compte;  Hassler  a  laissé 
publier  par  un  des  meilleurs  écrivains  paraguay ens,  qu'il  avait 
découvert  «dix  mille  espéces  nouvelles»;  et  je  ne  lui  en  ai  pas 
fait  un  tort. 

2^  Que  j'aie rapporté dabord au genre Eupatoriuní des  f rag- 
ments  d'une  plante  destines  á  la  consommation,  quand, 
en  plus,  Bentham  et  Hooker,  dans  leur  magistral  « Genera  Plan- 
tarum»  laissent  passer  une  erreur  au  respect  d'un  caractére  dif- 
férentiel  (2),  c'est  bien  explicable,  a  été  expliqué  (3)  et  c'est 


(1)  Comme  Hassler  l'a  avoué  dans  un  journal  de  l'Assomption. 

(2)  Dans  le  guide  magistral  «Genera  Plantarum «,  on  donne  10  divisions 
du  pappus  comme  máximum  (vol.  II,  p.  173)  pour  le  genre  Stevia,  quand  il  est 
de  15  á  20,  comme  chez  ma  5.  %ebaudiana. 

(3)  En  «Revista  de  Agronomía»  vol.  III,  p.  56  je  faisais  la  reserve  néce- 
ssaire.  En  «Anales  Científicos  Paraguayos»  I  Serie,  N.  5  (Décembre  1905) 
avec  une  longue  description  latine  et  le  noraáeSlevia^ebaudíana'Bertom,  j'ai 
expliqué  avec  tous  les  détails  les  raisons  qui  m'avaient  porté  á  croire  que  les 
spécimens  fragmentaires  qu'  on  m'avait  envoyé  en  1899  pouvaient  venir  d'un 
Eupalorium. 


182  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIEN.    N.  2 

bonne  foi  ne  plus  y  revenir.  Mais  une  fois  en  possession  d'un 
exemplaire  ■  complet  j'ai  publié  la  plante  comme  Stevia  Rebau- 
diana  sp.  n. ,  déterminatíon  confirmée  plus  tard  par  Hemsley,  le 
savant  directeur  des  Jardín s  de  Kiew. 

30  Que  mon  ancien  herbier  du  Haut  Paraná  (1884  -  1894) 
n'est  pas  totalement  perdu;  il  reste  encoré  assez  de  matériel 
pour  montrer  qu'il  a  existe,  mieux  encoré,  qu'il  existe;  en  plus, 
j'ai  sauvé  presque  tous  les  cahiers  de  voyage.  Etque  l'actuel  n' 
est  pas  sí  méprisable,  la  liste  desGraminacéesque  jepubliedans 
ce  numero  le  prouve,  le  40  -ú  étant  nouveau  pour  le  Paraguay; 
le  prouve  encoré  la  publicatíon  que  j'ai  faite  de  trois  familles 
nouvelles  pour  ce  pays,  ayant  pu  depuis  de  longues  années  en 
ajouter  une  autre  encoré  (4), 

4°  Que  j'ai  encoré  sauvé  (des  innondations  de  1888)  une 
partie  de  mon  herbier  de  Suisse  ( années  1876  - 1882 ) ,  tous  mes 
carnets  d'herborisation,  les  observations  phénologiques  et  le  ca- 
talogue avec  l'indication  de  toutes  les  localités.  Quoique  les  dis- 
tricts  par  moi  visites  soyent,  en  géneial  et  aujourd'hui  encoré, 
les  moins  étudiés  de  la  Suisse  (5),  jen'attricuais,  on  le  voit,  une 
bien  grande  importance  á  tout  cela,  puisque  je  n'ai  pensé  á  lepu- 
blier.  Mais  le  doute  insinué  m'y  otlige  maintenant;  et  s'il  n'en 
résultera  que  peu  d'utilité  pour  l'étude  de  mon  pays,  la  faute  sera 
toute  au  Dr.  Hassler  qui  m'y  aura  forcé. 

5°  Que  mon  modeste  herbier,  trop  éloigné  des  grands  centres, 
c'est  vrai,  mais  sur  une  des  voies  actuellement  les  plus  fréquen- 
tées  par  les  touristes,  est  ouvert  á  tous  les  botanistes  qui  vou- 
dront  bien  le  visiter,  comme  quelques  uns  l'ont  fait,  regrettant 
seulement  que,  á  cause  du  letcur  imprévu  du  tateau  á  vapeur 
qu'ils  devaient  prendre, n'ayent  pas  pu  levoir  les  membres  déla 
Mission  Botanique  Suisse  dirigée  par  H.  Chodat.  II  est  encoré  bien 
défectueux,  ma  foi;  mais  tel  qu'il  est,  il  compte  8000  números  des 
régions  forestales  moins  explorées,  et  il  représente  mon  travail  ex- 
clusif,  aidé  seulement  par  mes  enfants;  car  jamáis,  pour  Vétude 
de  la  flore  comme  pour  mes  autres  explorations  et  recherches  scien- 
tifiques,  je  n'ai  demandé  le  moindre  subside  officiel  (5). 


(4)  Les  Pinacées,  naturellement  représentáes  au  Paraguay  par  V Araucaria 
hrasiliensis,  dont  la  seule  localisation,  le  « Píñarcito  )>,  aux  sources  d'un  affluent 
meridional  du  Mondaíh,  n'a  jamáis  été  indiquée.  C'est  un  joli  bois  qui  se  trouve 
dans  la  región  la  moins  connue  du  pays,  dans  une  partie  visitée  par  les  Indiens 
Guayakis  et  Kaaihwuas  seulement  et  plus  rarement  par  les  chercheurs  de 
Yerba  Mate. 

(5)  Les  hautes  vallées  duTessin,  de  rOberlandGrison  etde  la  Reuss.  Le 
«Catalogue  des  Plantes  du  Tessin»  par  P.  Chenevard  (1910)  sans  doute  com- 
plet, me  fait  croire  que,  aujourd'hui  encoré,  certaines  parties  ne  sont  pas  assez 
connues. 


REVISTA   BIBLIOGRÁFICA  183 

6°  Qaant  aux  types,  aucune  loi  botanique  indique  les  grands 
herbiers  oú  les  déposer  et,  je  crois,  c'est  dommage.  Mais,  dans 
les  limites  du  possible,  je  les  metterais  toujours  avec  plaisir  á  la 
disposition  des  spécialistes  qui  voudront  bien  en  faire  la  demande. 

Quant  aux  raisons  qui  ont  retardé  d'unefaSon  si  inusitée  mes 
travaux  et  publications,  je  préférerais  nepas  entrerdans  les  dé- 
tails;  je  n'en  ai  ditque  quelquechose  dans  la  préface  latine  ámon 
travail  «Contribuciones  Preliminares»  (N. 8,  Sériel,de  ces<'Ana- 
les»);  et  un  peu  indirectement.  En  tout  cas,  cela  n'a  porté  pré- 
judice  qu'á  moi  et  ce  n'est  pas  ici  le  lieu  d'en  parler,  Mais  des 
raisons  bien  différentes  m'ont  amené  á  retarder  une  réponse  á  la 
critique  en  question.  En  1914  et  1915  le  plus  grand  des  malheurs 
de  famille  m'a  frappé  et  obligé  á  abandoner  toute  étude  de  bo- 
tanique et  lacorrespondanceaussi.  etjeprofitede  l'occasion  pour 
demander  á  mes  aimables  correspondants  qu'ils  veuillent  bien 
me  pardonner  cette  faiblesse. 

Mon  espoir,  franchement  avoué,  est  de  n'avoir  plus  á  m'oc- 
cuper  de  questions  passáes;  et  mon  plus  vif  désir  est  que  le 
Dr.  Hassler  veuille  bien  entrer  dans  lesbonnesrelationsque  fai- 
sait  espérer  la  lettre  assez  aimable  qu'il  voulut  bien  me  diriger 
lors  de  la  venue  de  la  Mission  Botanique  Suisse,  en  1914. 

Moisés  S.  Bertoni 


ADDENDA  Y  CORRIGENDA 


PÁGINA    Y    LÍNEA 


130 
139 

141 


14a 
30^ 


Adde:  Don  Lorenzo  Estigarribia. 

Entre  paréntesis,  modifiqúese  así:  (an  ín  locis 
porrectis  ventricoso?) 

Agregar,  después  de  la  caita:  Bai boza  Rodríguez 
[«Hortus  Fluminensis»  p.  1271  también  le  atri- 
buye algunos  caracteres  que  no  convienen  al 
nuestro. 

Volubili?,  non  vix  volubllis. 

Adde:  et  20  usque  (cm.  diam.) 

et  seq.  Enmend. :  avfagum,  avfíiga 

al  N.  11.  Completar:  C.  Gayana. 

al  N.  12.  Agiegar:  C.  distichophylla   Lag.     ? 

al  N.  25,  A^rregar:  lengo  ahora  material  mejor. 

Completar:  coleccionadas  después. 

Completar:  en  los  nymkapé. 

llamada  2] :  Mhifructus,  Ts\e\\\x's,  cariopsis. 

al  N.  106.  Agregar  el  signo  * 

Agregar:  pero,  si  estimes  hizn  infor.nados, 


No  habiendo  recibido  todo  nuestro matrrial  d  »  imprenta  no  fuSpcsiblepo- 
ner  correctamente  los  acentos  del  guaraií.  Pedimos  disculpa. 


142 

12a 

142 

12a. 

144 

145 

145 

147 

152 

ga 

153 

14a 

157 

160 

170 

2a 

Observación 

y 


Observation: 

N'étant  pas  encoré  en  poss^sion  de  detcutle  nrat  rialde  notr  imfrimtrie 
(americain)  nous  avons  été  obligés  d'imprim.  r  sars  tcus  ks  acccnts  ncctssair<.  s 
pour  le  frangais.  Qu'on  veuille  bien  ncus  le  [  í.rdonntr. 


TIRAJE:  1500  EJEMPLARES.    ==    FtBhIRO  11  de  1918 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS 

Publicados  por  el  Dr.  Moisés  S.  Bertoni 


SERIE  II  NÚM.  3  6^  DE   ZOOLOGÍA 

PUERTO  BERTONI  Paraguay  OCTUBRE  De  1918 


O 


Contribución  al  conocimiento 

de  los 

Himenópteros  diplópteros  americanos 

(Especies  y"  nidos  nuevos  o  poco  conocidos) 

por 

A.  de  Wmkelried  Bertoni 

Fam.  VESPIDAE 

Metapolybia  pediculata  Sauss. 

Anteriormente  describí  un  nido  que  imita  al  de  Sí)noeca  (1). 
Más  tarde  hallé  otro  que  combinaba  perfectamente  con  la  des- 
cripción que  dá  Moebius;  la  cubierta  del  nido  estaba  completa- 
mente revestida  con  polvo  de  liqúenes,  de  manera  que  imitaba 
perfectamente  la  corteza  del  .Irbol  en  que  estaba  pegado.  Adap- 
ta pues  el  nido  a  las  condiciones, 

Mischocyttarus  cassununga    (R.  IHER. ) 

La  especie  es  nueva  para  el  Paraguay  y  no  le  hallo  ningu- 
na diferencia  con  ejemplares  de  la  localidad  típica,  que  debo  a 
la  amabilidad  del  Sr.  Schrottk^. 

Mas  la  manera  de  colocar  el  nido  es  muy  diferente.  Los 
cinco  nidos  que  hemos  observado  yo  y  mi  hermano  IVerner  en 
Puerto  Bertoni,  convienen  en  estar  colgados  de  los  troncos  con 
la  cara  de  las  celdas  vuelta  hacia  la  corteza  del  árbol;  para  es- 
to el  pedúnculo  se  dirije  paralelamente  a  las  celdas.  La  parte 
dorsal  u  opuesta  a  éstas  se  halla  revestida  con  polvo  de  liqúenes, 

[1]  Bertoni.  A.  de  W.,   <(  An.  Mus.  NI.  de  Euenos  Aires»,  XXII,  pag.  117, 
1911. 


185         ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II.    N.     3 

los  cuales  con  frecuencia  vegetan,  de  manera  que  resulta  el  ni- 
do completamente  confundible  con  un  pedazo  de  corteza  levan- 
tada. En  cuanto  a  la  forma  es  más  o  menos  alargada,  según  el 
tamaño. 

Algunos  nidos  de  Eumenes  infemalisSciuss.  que  se  hallaban 
cerca,  también  estaban  revestidos  con  liquen,  contra  lo  normal, 
quizás  imitaría  a  su  vecino,  como  ya  he  observado  en  algunos 
Véspidos. 

Polistes  obscurus  Sauss. 

De  la  especie  que  tengo  por  tal  hallé  en  el  corriente  año 
2  nidos  grandes,  el  uno  inmediato  al  de  ^P.  adaeon,  el  otro  a  pocos 
centímetros  de  un  nido  de  P.  melanosoma;  observé  que  cada  uno 
de  los  nidos  era  notablemente  parecido  a  su  vecino.  En  vida 
los  ejemplares  se  confunden  fácilmente  con  los  de  P.  melanosoma 
Sauss.  El  tipo  de  esta  especie  rara  o  mal  conocida,  es  originario 
del  Brasil. 

Polistas  actaeon  Haliday 

Polistes  limai,  R.  von  Ihering,  «  An.  Soc.  Ent.  de  France  * 
vol.  72,  p.  145.  Según  ¿Mr.  ¿M:eade-Waldo,áe\  «Biitish  Museum», 
los  ejemplares  de  Puerto  Bertoni  no  difieren  del  tipo  de  Haliday. 
Añadiré  a  mi  conf.  anterior  que  esta  forma  es  constante  en  el 
Paraguay  y  que  sus  nidos  se  distinguen  fácilmente  de  los  de  P. 
cinerascens  Sss.  por  el  varnis  negro.  La  diagnosis  que  dá  Haliday 
es  esta: 

((Polistes  adaeon  n.  sp.  — Cyaneus;  clypeo  et  metathoracis 
macula  biloba  flavis.     Fem. 

«Long.  coi'p.  7  lin.     Alar.  121  lin. 

«Fem.  Obscure  cyaneus.  Clypeus  flavus,  basi  lineolis  2 
nigris  e  nigredene  faciei  continuatis.  Metathoracis  margo  an- 
ticus  flavo-lineatus.  Macula  metathoracis  magna  flava  subqua- 
drata  at  postice  bifida.  Tibiae  et  tarsi  antici  latere  interno  fla- 
vicantes.  Alae  fuscae,  costa  obscuriore.  Abdominis  segmen- 
tum  primum  breve,  haud  petiolatum,  margine  apicis  utrinque 
albieante »'  St.  Catherine's. 

{"Trans.  Linn.  Soc.  Lond":  p.  323,  N.  32,  J 836) 


BERTONI  A.  W.  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS      186 

Fam.  EUMENIDAE 

Zethus  caeruleopennis  Fabr. 

En  mi  primera  contribución  (1)  describí  la  curiosa  nidifi- 
cación  de  esta  especie  como  supuesto  inquilino  de  nidos  abando- 
nados de  Xylocopa.  Habiendo  observado  más  tarde  muchos,  al- 
gunos en  construcción  y  uno  con  ejemplares  en  estado  de  ninfa 
ya  no  me  parece  dudoso  que  el  arquitecto  es  el  mismo  Zethus. 
Las  galerías  siempre  son  practicadas  en  troncos  podridos,  por 
el  estilo  de  los  de  Xylocopa,  con  2  a  5  ramificaciones  que  bajan 
verticalmente  y  la  entrada  con  una  boquilla  rudimentaria  de  re- 
sina. Observo  que  en  Puerto  Bertoni  aún  no  he  podido  hallar 
el  Z.  mexicanus,  al  paso  que  el  presente  es  muy  común  cuando 

florece  la  Vernonia  mollissima  y  los  Bacharis  [Comp05í7ce]. 

Como  especies  nuevas  para  el  país  señalo:  Z.  f Tatemas  Sss. 
y  T>iscoelius  ¡ignícola  Bréth.,  cazados  en  Puerto  Bertoni. 

Pachymenes  velutina  DuCKE  (  var.?  ) 

En  mi  trabajo  anterior  (2)  describí  un  nido  de  células  su- 
perpuestas, formando  cilindro  alargado,  bajo  el  título  P.  ater. 
Comparando  los  ejemplares  nacidos  del  mismo  [Coll.  Bertoni  ü^^ 
2620)  con  un  cotipo  de  P.  velutina  que  me  proporcionó  el  Señor 
Ducke,  no  les  hallo  más  diferencia  que  el  color,  que  es  mucho 
más  oscuro  en  los  de  Puerto  Bertoni  Las  notables  carenas  del 
clípeo  parecen  constantemente  muy  desarrolladas  en  mis  ejem- 
plares, como  en  el  de  Amazonas.  El  clípeo  es  negro  en  ambos 
sexos;  pero  sólo  el  examen  de  mayor  material  puede  resolver  si 
se  trata  de  una  raza  geográfica  separable. 

Pachymenes  atra  Sauss. 

A  continuación  del  anterior  describí  como  habitado  por 
esta  especie  un  nido  elíptico  como  los  de  Sceliphron ;  pero  debo  aña- 
dir que  el  arquitecto  es  el  mismo  'P.  atra.  Más  tarde  hallé  media  do- 
cena de  nidos,  uno  de  ellos  lo  observé  durante  la  construcción. 
Estos  nidos  imitan  más  o  menos  bien  a  los  de  Sceliphron  fistulare 

(1)  Bertoni,  A.  de  W.,  « Contr.  a  la  Biol.  de  las  Avispa*  y  Abejas  del 
Par. »,  An.  Mus.  NI.  de  Buenos  Aires,  tom©  XXII,  p.  104,  1911. 

(2)  Bertoni,  A.   Je  W..  locO  citado   pag.    109:  Pachymenes  ater  Sss.     ( part. ) 


187  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II.  N.  3 

pero  en  general  son  menores,  más  globulares,  de  tierra  roja  o 
blanquizca  más  arenosa,  por  tanto  menos  pulidos.  Nacen  al  fin 
del  verano  y  —  al  menos  en  algunos  años  —  salen  con  frecuencia 
sólo  o  casi  Chrysis  parásitos.  Los  P.  atra  obtenidos  de  estos  nidos 
son  de  la  forma  común  oscura,  casi  sin  diseño  aparente,  con  las 
carenas  del  clípeo  reducidas  a  los  dientes  del  ápice. 

Pachymenes  sericea  Sauss. 

Coll  Bertoni,  ^.  3003. 

El  nido  de  esta  especie  es  también  nuevo.  En  Puerto  Ber- 
toni descubrió  uno  en  la  orilla  del  río  mi  hermano  Werner  S.  Ber- 
toni que  estaba  suspendido  de  una  ramilla  que  lo  atraviesa  obli- 
cuamente. Imita  bastante  bien  al  de  Sceliphron  fistulare  en  todo; 
pero  es  fusciforme,  alto  80  m  m.  por  30  de  grueso,  sus  extremi- 
dades son  agudas  y  está  construido  con  material  más  arenoso.  Na- 
cieron 8  ejemplares  típicos,  ambos  sexos  con  el  clípeo  negro. 

De  Puerto  Bertoni  son  también :  "P.  bipartita  Fox,  especie  que 
recuerda  a  ciertas  A/or/oma;  P.  pallipes  Sauss.,  apenas  diferente  de 
un  ejemplar  amazónico  y  otro  de  la  Guayana,  y  T^.  flavescens  Bréth. 
muy  parecido  al  anterior  £/ 'P.  aurala  Sauss.  existe  en  la  Coll. 
Schrottky,  probablemente  cazado  en  Encarnación  (S.  Parag. ). 

Eumenes  infernaüs  Sauss. 

En  los  troncos  secos,  cubiertos  de  liqúenes,  aplica  su  nido, 
que  consiste  en  una  media  esfera  de  barro  arcilloso,  de  superficie 
irregular  con  8-10  m  m.  de  diámetro.  La  entrada  es  central  y 
después  de  tapada,  sólo  se  nota  una  simple  prominencia.  Con- 
cluida la  obra,  lo  reviste  con  polvo  de  liquen,  de  suerte  que  que- 
da perfectamente  disimulado;  cabe  pregentar  aquí  si  esto  es 
normal  en  la  especie  o  si  ha  querido  imitar  instintivamente  al 
Mischocyttarus  cassununga  {  R.  Iher.  ),  cuyo  nido  estaba  cerca  e 
igualmente  revestido  con  liquen. 

Los  nidos  de  E.  opifex  Bréth.  y  E.  tuterculata  Fox  (1)  difieren 
en  ser  menores,  elípticos,  más  pulidos  y  con  una  boquilla  cerca 
del  polo  superior. 


[1]  Vide  Bertoni,  A.  de  W.     «  Nidos  nuevos  de  Hym,   del  Paraguay  n.  in 
(I  Rev.  de  Agronomia  »  vol.  IV,  Ns.  9-10,  pag.  37;  (  Puerto  Bertoni  1910  ). 


BERTONI   A.  W.  :  HiMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS      188 

Eumenes  Bertonií  Brethes 

Creo  pertenecer  a  esta  especie  un  nido  elíptico  con  boqui- 
lla excéntrica  que  hallé  pegado  a  la  corteza  de  un  tronco  seco,  de 
10  mm  de  eje  máximo;  pero  el  ejemplar  nacido  de  él  estaba  muy 
atrofiado  para  llegar  a  una  determinación  segura. 

Parecido  es  el  nido  de  la  especie  próxima,  E.  tinctura  Fox; 
pero  con  5  por  7  mm.  de  diámetro  y  apenas  adherido  a  la  cor- 
teza. Esta  especie,  con  E.  critica  Schidz,  cazadas  en  Pto.  Ber- 
toni,  son  nuevas  para  el  Paraguay;  lo  propio  una  especie  que 
tengo  por  variedadad  de  E.  callimm'pha  Sauss. 

Eumenes  magna     BrÉthes 

Describí  un  nido,  ocupado  por  P^eut/agen/a  sp.  (  Pompilidae) 
que  debe  ser  de  esta  Eumenes  (1).  De  los  muchos  que  hallé  rara 
vez  los  parásitos  (  crísidos  y  dípteros  )  dejaron  nacer  algún 
ejemplar,  El  nido  es  a  vece  redondeado,  pero  por  lo  común 
consiste  en  una  media  elipse  aplicada  a  las  paredes,  piedras  o 
troncos  secos,  de  40  a  80  mm  de  largo;  la  construcción  esdebarro 
rojo  común  y  la  superficie  exterior  granulosa  e  irregular. 

Uno  que  observe  durante  la  construcción  mostraba,  alme- 
nos  al  principio,  cantarillas   semejantes  a  las  de   E-  canaliculata. 

De  un  nido  crié  6  ejemplares  (  N.  2618  )  tan  variables  en 
tamaño  y  color,  que  se  hubiesen  prestado  para  hacer  más  de 
una  especie;  el  color  varía  desde  el  típico  hasta  tener  toda  la  ca- 
beza, tórax  y  patas  ferrugíneas;  el  menor  es  un  macho  de  13 
mm.  de  largo,  esto  es,  menos  de  la  mitad  del  tamaño  máximo 
de  las  hembras  Estos  hechos  dificultan  la  determinación  de 
las  especies  afines  con  descripciones  incompletas. 

Un  ejemplar  amazónico  proporcionádome  por  el  Sr.  Jl. 
Ducke,  cazado  en  la  Isla  de  Marajó,  es  de  cabeza  y  tórax  ferru- 
gíneos  con  el  vértice,  mesonoto  y  escudetes  negros;  el  peciolo 
abdominal  sin  el  ribete  amarillo  apical,  como  en  algunos  ejem- 
plares paraguayos.  Algunas  hembras  grandes  de  Pto.  Bertoni 
caresen  de  tal  ribete  y  lo  ferrugíneo  se  reduce  a  partes  de  la 
cabeza. 


[1]  Vide  «  An.  Mus.  NI.  Bs.  Aires  »  ,  Tomo  XXII,  pag.  133.  -  Bs.  Aires 
1911. 


189  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  3 

Estasúltimasse  acercan  notablemente,  en  cuanto  al 
tamaño  y  color,  a  2  hembras  de  E.  IVagneriana  Sauss  que  tengo 
del  Ecuador;  pero,  al  menos  en  una,  la  mitad  apical  del  peciolo 
abdominal  es  notablemente  más  inchada. 

Montezumia  brethesi     A.  W.  BeRTONI,  71,  Sp. 
(  Metazumia  ) 

Foem.  M.  huastecae  simillima.  Nigra,  margine  oculorum 
contra  antennas,  postscutello  margine  punctis  duobus  petioloque 
lineas  ubmarginali  interrupta,  flavis:  scapo  macula  basali  ferru- 
ginea. 

Capite  confertim  striato-punctato,  haud  punctulato,  ver- 
tice  impresso;  carina  inter  antennas  producta,  superne  foveolata 
clypeo  cordiformi,  sparsim  punctato,  ubique  subtiliter  granuloso 
ápice  excavato,    bispinoso. 

Thorace  griseo-puberulo,  dense  punctato,  interstitiis  inter 
puncta  minutissime  punctulatis;  mesopleuris  crebre  punctatis, 
haud  punctulatis;  pronoto  antice  cristato;  mesonoto  linea  longi- 
tudinali  antica  sat  impressa,  lineis  2  posticis  leniter  impressis, 
post-scutello  obliquo,  rotundato,argenteo-sericeu;  foveola  striata, 
sulco  mediali  impresso  longitudinaliter  carinula  aucto.  Abdo- 
mine  argenteo-puberulo;  1°  segmento  campanulato,  tertio  ba- 
sali filiformi,  dimídio  apicali  utrinque  parallelo,  supra  inflato, 
ante  apicem  sat  impresso;  segmentis  2*?-6  '"  subtiliter  punctatis 
et  punctulatis. 

Var.  A:  post-scutello  petioloque  omnino  nigris. 
Var.  3-  lineis  flavis  postscutelli  petiolique  haud  interruptis. 
^as  similis;  tarsis  flavis;  mandibulis  vix  dentatis;  labro  ápice 
flavescente;  antennis  uncinatis,  articulo  13^  11"  aequilongo. 
Var.     Antennis  subtus  ferrugineis. 

Puerto  Bertoni  ( Paraguay  ),  32  ejemplares;  tipos  en  la 
Coll.  Bertoni  (  XII,  1911  ).  Pertenece  al  grupo  Me/azumia,  como 
M.  leprieuri  Spin,  a  la  que  se  parece  mucho  en  el  aspecto  y  peciolo 
abdominal,  Es  muy  común  y  representa  aquí  a  la  M.  plalinia, 
común  en  Asunción  y  con  los  mismos  colores  y  tamaño.  Es  es- 
pecie algo  variable. 


BERTON!  A.  W.:  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS     190 

Montezumia   leprieuri  SPIN. 

Poseo  un  ejemplar  de  la  forma  típica  coleccionado  en 
Obidos  (  Amazonas).  El  Sr.  Ducke,  del  «  Museu  Goeldi»,  me 
envió  un  ejemplar  que  foiTna  transición  con  la  especie  anterior; 
pero  creo  que  pertence  a  esta  especie  y  le  llamo:  Var,  inornata. 
n.  var.— Macho;  negro;  dos  lineas  sobre  el  ápice  del  clípeo,  otras 
entre  las  antenas  y  el  ojo,  una  faja  transversal  en  el  post-escu- 
dete,  los  bordes  laterales  del  hoyo  del  segmento  mediarlo,  una 
manchita  en  el  ápice  de  los  femores  II  y  una  linea  longitudinal 
cerca  del  borde  lateral  de  la  campana  del  primer  segmento  ab- 
dominal, amarillos;  tarsos  más  o  menos  testáceos.  La  form.a 
general  y  tamaño  es  como  en  M.  brethesi;  pero  difiere  en  tener 
el  clípeo  menos  escotado,  el  pronoto  con  carena  hacia  las  pleuras 
y  en  el  diseño  del  segmento  mediarlo .  —  Rio  de  Janeiro  11-1,  1906. 

Montezumia  cortesía  sub.  sp.  sepulchralis  SauSS. 

Es  la  especie  mimética  con  Polites  melanosoma ,  etc.  .  Un 
ejemplar  de  Pto.  Bertoni,  coii  los  caracteres  de  M.  sepulchralis 
Sauss,  casi  idéntico  a  ctio  de  Petss  ( Air  azoras  ). 

Es  nueva  para  el  Paraguay. 

Las  otras  especies  observadas  en  Pto.  Bertoni,  son:  M. 
rufidentata  Sauss,  M.  brunea  Sauss.  y  M.  spinolae  Satiss.  La  M. 
brasiliensis  Saíiss.  la  cacé  en  los  campos  de  Igatimí,  frontera 
de  Matto  Grosso. 

Monobia  schrottkyi    A.  W.  BerTONI,  n.  sp. 

Foem.  Atra,  fulvo-tomentosa:  antennis  subtus,  labro,  po- 
ne oculos,  pronoto  postice  anguste.  legulis,  tarsis,  post-scutelli 
fascia  interrupta,  metanoti  canthis  primoque  abdominis  segmen- 
to utrinque,  ferrugineis;  hoc  ápice  flavo-  ochraceo;  alis  forte  in- 
fumatis,  costa  nigra. 

Capite  thoraceque  ubique  densissime  reticulato-punctatis; 
clypeo  piriformi,  rugoso-punctato,  haud  aciculato,  bicarinato, 
ápice  valde  bidentato;  pronoto  antice  cristato,  (angulis  nec  den- 
tatis) ;  mesonoti  linea  antica  vix  impressa,  lineis  posticis  modice 
impressis;  scutello  sat  punctato,  interstitiis  aciculatis,  in  medio 


191  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.    3 

longitudinaliter  antice  haud  punctatoposticeimpresso:  post-scu- 
tello  integro,  vix  verticali,  confertim  punctato:  metanoti  fovea 
postica  convexa,  superne  crasse  reticulata  instructo,  inferné 
striata,  canthis  acutis;  clunis  grosse  punctatis,  inferné  carina- 
tis.  Abdomine  sat  minute  punctato,  segmento  1°  antice  trun- 
cato.  Conformatio  abdominis  plus  minusve  ut  in  ¿M.  angulosa; 
sed  segmento  6"  ápice  impresso,  segmento  1^  paullum  angustio- 
re.  Long.  corp.  16  mm,  al.  12.  lat.  abd.  4,2,  lat.  thor.  4,3,  lat. 
capit.3,6. 

Typus  ex  Puerto  Bertoni,  Paraguay,  1908.  {Col.  ^ertoni 
^.  679) 

Monobia  aurata     A.  W.  BeRTONI,   n.  sp. 

Foem.  Parva,  ubique  tom.ento  vellutino  aureo-sericeo  in- 
duta;  nigra;clypeo  utrinque  basi,  margine  oculorum  contra  an- 
tennas,  tibiis  anticis  in  fronte,  femoribus  mediis  ápice  .abdomi- 
nisque  segmentorum  2^-6™  margine  lato,  flavis;  tegulis 
testaceis;  alis  ferrugineis. 

Capite  rotundato,  pone  oculos  sat  producto,  aureo-sericeo, 
crasse  punctato;  carina  inter  antennas  superne  linea  impressa 
aucta;  clypeo  cordiformi,  sparsim  punctato  et  microscopice  lon- 
gitudinaliter striato,  ápice  truncato,  bidentato,  dentibus  inter  se 
distantibus,  in  medio  (inter  dentes)  longitudinaliter  unicarina- 
to.  Thorace  elongato,  sat  dense  punctato  punctulatoque;  pro- 
noto antice  leniter  cristato;  mesonoto  lineis  longitudinalibus  sat 
impressis;  post-scutello  integro,  obliquo,  sat  punctato  punctula- 
toque; metanoto  rotundato,  obliquo,  crasse  re ticulato  -  punctato; 
fovea  villosa,  transverse  striata,  deorsum  versus  utrinque  cari- 
nata,  Abdomine  minute  sericeo,  segmento  1^  magis  lato  quam 
longo,  antice  truncato,  apicem  versus  longitudinaliter  impresso; 
segmento  2^  thorace  aequilato,  longitudine  sat  latiore.  Long. 
corp.  15  mm,  al.  12— (Typus:  Coll.  Bertoni,  N.3051) 

Puerto  Bertoni,  XII,  6  hembras  cazadas  en  flores  de  Compo- 

sitae. 

Var.  exigua  n.  var .  Foem,  DiíTert  a  var.  i}}picd:  flagello  subtus, 
tarsis,  tibiis  ápice  tegulisque,  ferrugineis;  abdominis  primo  seg- 
mento utrinque  ferrugineo,  ápice  fiavo-limbato;  metanoti  fovea 
omnino  punctata,  haud  striata;  abdcininis  primo  segmento  anti- 


EERTONl  A.  W.  :  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS      192 

ce   rotundato.     L.    12   mm,  al  10.     Typus   ex   Puerto   Bertoni 
ÍN.  3052). 

Esta  interesante  especie  la  cacé  en  flores  de  compuestas, 
en  compañía  de  Nortonia  guaranitica  A.  W.  Bertoni  y  Stenody- 
nerus  serratus  Fox,  a  los  que  imita  en  el  color  y  modales  a  la 
perfección. 

Parazumia  paranensis  A.  W.  Bertoni  n.  sp. 

Foem.  P.  carinulatae  aífi  n  is;  sed  nigra,  nitida, 
mesonoti  punctis  duabus  pone  tegulas,  segmenti  mediani  fasciis 
duobus  longitudinalibus,  sulphureis;  mandibulis,  scapo  subtus, 
tarsis  et  tibiis,  ferrugineis.     Alis  fusco-violaceis,  costa  nigra. 

Capite  crebre  punctato,  vértice  (  valde  foveolato  )  fovea 
tuberculis  duobus  notata;  sinu  oculorum  dense  tomentoso.  Cly- 
peo  crasse  punctato,  inferné  striato,  ubique  subtiliter  dense  gra- 
nuloso, utrinqueemarginato,  ápice  biangulato,  paullo  emarginato, 
supra  ángulos  dentulo  crasso  instructo.  Carina  longitudinali 
Ínter  antennas  haud  S'ulcata,  fronte  impresione  pone  carinam 
notata.  T  hora  ce  depresso,  latissimo,  longiore  quam  lato; 
pronoto  crebre,  mesonoto  et  scutellis dense  punctatis,  hoc  in 
medio  posticeque  interstitiis  punctulatis;  pronoto  ro- 
tundato, mesonoti  lineis  posticis  valde  impressis;  post- 
scutello  declive,  punctato  punctulatoque;  metanoto  paullum  'obli- 
quo,  utrinque  convexo,  canthis  nullis,  incisura  rugosa. 

Abdomine  modice  punctato,  caput  aequiter  dilatato,  cinereo- 
sericante;  primo  segmento  infundibuliformi,  petiolato,  dimidio 
utrinque  dentulo  instructo,  apicem  versus  pone  carinam  modice 
impresso;  segmento  6í>  longitudinaliter  modice  impresso,  subtus 
fulvo-tomentoso;  secundo  segmento  subtus  basi  gibbo  polito 
instruct(>.  Long.  corp.  22  mm.,  alae  17,  lat.  abdom.  5,  lat.  thor. 
5.6,  lat.  capit.  4;6. 

Puerto  Bertoni,  4  hembras  ( n.  3055.  ) 

Los  artejos  de  los  palpos  maxilares  1  —  3  muy  largos;  el  49 
59  y  69  unidos  son  largos  como  el  39. 

Parazumia  Sauss .  parece  ser  anterior  a  Nortonia  del  mis- 
mo autor.  En  todo  caso  podrían  mantenerse  separados,  al  menos 
como  subgéneros  diversos.  La  P.  carinula  (  Spin .  )  y  la  mía 
se  distinguen  de  las  Nartonia  verdaderas  por  el  clípeo  tan  singu- 


193  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.    3 

lar,  con  una  profunda  escotadura  lateral,  además  de  la  apical, 
y  otros  detalles.  Cacé  esta  especie  cuando  se  ocupaba  en  acopiar 
arcilla  para  el  nido,  por  Noviembre. 

Nortonia  difñcilis    A.  W.  BERTONI,  71.  sp 

Foem.  Valida,  nigro-cyanea,  cinereo-sericans;  abdominis 
segmento  primo  ápice  sulphureo-limbato;  mandibulis  ápice,  an- 
tennis  basi  tarsisque  plusminusve,  ferrugineis.  Alis  fusco-vio- 
laceis;  costa  nigro-cyanea. 

Caput  grosse  haud  crebre  punctatum;  clypeo  late  piriformi, 
ápice  emarginato,  subbicarinato,  angulis  obtusis;  mandibulis 
paullum  punctatis;  carina  inter  antennas  haud  sulcata.  Thorace 
globoso,  omnino  sparsim  puctato,  latissimo,  magis  longo  quam 
lato,  antice  an gusta to;  pronoto  paullo  carinato,  haud  angulato; 
mesonoto  postice  longitudinaliter  bisulcato;  scutello  in  medio 
subcarinulato,  declive;  post-scutello  sparse  punctato,  declive; 
segmento  mediarlo  convexo,  sparsim  punctato,  in  medio  late  sul- 
cato,  untrinque  tumescente  vel  angulato.  Abdominis  segnen- 
to  primo  campanuliformi,  tertio  basali  filiformi,  apicem  ver- 
sus  longitudinaliter  modice  impresso,  in  medio  utrinque  dentulo 
instructo;  segmento  29  campanuliformi,  longus  quam  la- 
to; segmento  6*?  ápice  paullo  impresso.  Abdomine  omnino  spar- 
se subtiliterque  punctato.      Long.  Corp.  20- 21  mm.,    alae   14, 

lat.  thor.  5,  lat.  abd.  4.  2. 

Paraguay  Pto.  Bertoni;  typus;  C  Bertonin^S056,  (2  foem.). 

Es  especie  de  difícil  ubicación;  recuerda  el  aspecto  general 
a  Parazumia  paranensis,  pero  el  clípeo  es  normal  y  el  peciolo 
es  de  Pachymenes,  aunque  corto  y  con  un  dentecillo  o  tubérculo  la- 
teral en  el  medio.  Las  mandíbulas  con  apenas  2  dientes  rudi- 
mentarios y  el  ensanchamiento  del  segmento  mediarlo,  la  aparta 
de  Pachymenes.  Se  parece  a  P.  bipartita  Fox  y  Nortonia  su- 
rinama  S.  R.  con  diferencia  de   escultura  y  detalles   del  color. 

La  descripción  está  hecha  con  los  ejemplares  frescos:  a  la 
fecha  el  color  de  los  tipos  es  sólo  intensamente  negro. 

Nortonia  steinbachi  SCHULTHESS 

Foem.  Hactenus  ignota,  mari  similis,  sed  valida,     Nigra 


BERTONI  A.  W.:  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS     194 

pronoti  margine  postico,  macula  subalari,  linea  transversa  post- 
scutelli  abdominisque  segmentorum  li  2i  margine,  flavis;  man- 
dibulis  ápice,  tegulis,  tibiis  et  tarsis,  fusco-ferrugineis;  capite 
et  thorace  griseo-tomentosis,  abdomine  sericante.  Clypeo  su- 
bemarginato,  subbidentato,  sparse  punctato.  Long.  corp.  12 
mm,   alae  9,   lat.  abd.  3.  Mendoza,  R.  A, 

La  hembra  de  esta  especie  aún  no  habia  sido  descrita;  la 
recibí  confundida  con  Monobia  cingulata,  Bréth.  (aunque  para  mí 
se  parece  más  a  Odyneriis  alastoroides  . )  El  macho  me  lo  envi- 
aron determinado  como  Eumenes  argentina,  porque,  mucho  más 
débil,  se  parece  a  una  de  sus  variedades.  Este  sexo  fué  des- 
crito en  "  Zeitschr.  für  Hym.  u.  Dipt.  "  pag.  277,  1904. 

Nortonia  lungens  SCHULTHESS. 

Nortonia  lungens,  Schulth.  1904  (  ex  Perú  ) 

Odynerus  (  Stenodynerus  )  paraguayensis,  Bréth.  An, 
Mus,  NI.  XIX,  p.  234.    Bs.  Aires,  1909. 

Debo  al  señor  Ducke   la  identificación  de  la  especie. 

Schulthess  describió  sólo  la  hembra,  el  Sr.  Bréthes  disponía 
sólo  Je  un  macho.  Examiné  varias  docenas  de  ejemplares,  pues 
abundó  mucho  en  Pto.  Bertoni  en  los  últimos  años;  algunos  son 
negros  sin  diseño  amarillo  y  el  peciolo  es  un  tanto  variable. 

Pertenece  a  la  categoría  de  las  especies  de  dudosa  ubicación 
genérica,  o  sea,  transisorias  con  Odynerus.  Mimicría:  Palybia 
atra,  Sauss.  etc. 

Nortonia  duckei    A.  W.  BERTONI,  n.  sp. 

Foem.  Paullo  major  quam  N.  lungens  iisque  formis  aífinis, 
sed  abdominis  segmento  primo  haud  transverse  carinato.  Ni- 
gra,  fulvesenti-vellutina;  pronoti  margine  postico  post-scutelli 
linea  transversali  in  medio  interrupta,  tegulis  plus  minusve  ab- 
dominisque segmentorum  ápice  anguste,  testaceis;  tibiis  tar- 
sisque  ful  vis;  ahs  fusco-hyalinis,  costa  fulvescens.  Clypeo 
piriformi,  ápice  truncato,  canthis  obtusis,  sparsissime  punctato; 
abdomine  sericante,  vix  punctato;  primo  segmento  basi  petiolato, 
dein  infundibuliformi,  depresso,  ápice  impresso. 


195  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  3 

Long.  corp.  14  mm.,  al  11.   (  Typus:  Coll.  Bertoni  n»  3053 

Ex  sylvis  ad  flumen  Mondaíh  (Paraguay):  5  exemplum. 

Esta  interesante  especie  es  fácil  de  reconocer  porque  imita 
a  la  perfección  los  colores  y  el  aspecto  de  Polybia  minarum  Du- 
cke.  Con  N.  lungens  Schulthess,  difiere  en  el  color  y  escultura 
mucho  más  menuda   y   disimulada  por   la  pubescencia   sedosa. 

El  I"",  segmento  abdominal  se  pare2e  al  de  algunas  Monte- 
zumia;  lo  propio  el  segmento  mediario  declive,  sin  cantos  y  con 
impresión  longitudinal,  formando  verdaderas  nalgas  (Chinis), 
lo  que  no  tienen  los  verdaderos  Odynertis.  No  la  he  observado 
cerca  de  Pto.  Bertoni,  sino  a  unas  10  leguas  al  interior,  ni  la  he 
visto  visitar  flores. 

Nortonia  guaranitica     A.  W.  BERTONI,   n.  sp. 

Foem.  Statura  N.  lungentis  et  ille  conformis;  atra,  flavo 
ornata,  aureo-sericea  ( Stenodynerum  serratum  simulans ) ;  man- 
dibulis  ferrugineis,  dentibus  nigris,  flagello  subtus  fusco-ferru- 
gineo;  margine  oculorum  contra  antennas,  linea  mandibularum, 
pronoto  prope  tegulas,  tibiis  exterius  abdominisque  segmentis 
2o-6m  (69  vix  omnino),  flavis. 

Capite  thoraceque  dense,  fronte,  pleuris  scutelloque  pau- 
llum  mimus  dense  punctatis;  abdomine  sparse  punctato;  clypeo 
paullum  convexo,  cordiformi,  crasse  punctato,  subtiliteracicula- 
to,  ápice  bicarinato,  interdentes  arcuatim  vix  triangulariter 
emarginato;  carina  inter  antennas  producta,  superne  linea  im- 
pressa  aucta.  Thorace  longiore  quam  lato,  antice  vix  cristato, 
angulis  nullis;  mesonoto  carina  longitudinali  antica,  haud  sulcata; 
scutello  vix  quadrato;  post-scutello  oblique  truncato,  cantho 
transversali  serrulato;  segmento  mediario  obliquo,  albo-tomen- 
toso,  utrinque  oblique  striato,  cantho  laterali  nullo;  faveola  pau- 
llum excavata,  punctata,  in  medio  verticaliter  carinata,  superne 
linea  impressa  aucta.  Abdomen  subpetiolatum,  thorace  aequi- 
latum,  segmento  1*?  antice  usque  ad  carinam  triangulan,  2?  latius 
quam  longo.  Long.  corp.  12,  al.  9,5.  {Typus,  Coll.  Bertoni, 
N.  3054). 

Puerto  Bertoni,  XII,  1911,  cazado  en  Compositae  con  Ste- 
nodinerus  serratus  Fox. ,  al  que  imita  en  el  color. 


BERTONI  A.  W.  HIMENCPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS      196 
Odynerus  mimeticus     A.  W,  BERTONI,  n.  sp. 

Foeyn.  Nigra,  sparsim  griseo-puberula;  scapo  subtus, 
mandibulis  ápice,  tegnlis  pedibusque  rufis;  sinu  oculorum,  punc- 
to  post  -  oculari,  margine  antica  pronoti,  puncto  utrinque  post- 
scutelli  abdominisque segmentorum  !•  -2i  ápice,  sulphureis;  alis 
subhyalinis.  Clypeo  elongato,  convexo,  striato,  ápice  emargi- 
nato,  dentibus  obtusis;  fronte  verticeque  dense  punctatis.  Tho- 
race  confertim  punctato,  antice  trúncalo,  postice  retracto  post- 
scutello  valde  truncato;metanotosubrotundato,  paullo  impresso. 
Abdomen  ovatum,  haud  pediculatum;  segmento  1^  antice  rotun- 
dato,  convexo  (ut  O.  co7iformis) ,  magis  lato  quam  longo,  punctato 
punctulatoque.     Long.  corp.  7,5  mm.,  al,  7,  lat.  abdom.  2,5. 

Mas.  Clypeo  flavo,  sericeo,  elongato,  paullo  convexo, 
valde  emarginato,  dentibus  subobtusis;  scapo  subtus  flavo;  unco 
antennarum  ferrugineo. 

Cuzco,  Perú  (3500  m.).  Coll.  Bertoni  N.  2650. 

Esta  especie  se  confunde  fácilmente  con  Hypodynerus 
joergenseni  Schr.  y  H.  tuberculiventris  (Spin. ) ;  pero  el  abdomen 
sésil  y  otros  caracteres  la  colocan  en  los  Odynerus  (s.  str. ) .  Po- 
seo 3  machos  y  1  hembra;  la  Coll.  Schrottky  también  lo  tiene. 

Odynerus  microcynoeca     ( SCHR.  ) 

Aunque  no  examiné  el  tipo  de  la  especie,  creo  que  le  per- 
tenecen varios  ejemplares  que  tengo  de  Mendoza,  La  Rioja  y 
Rosario  de  Sta.  Fé,  {Coll.  Bertoni  N.  2644),  El  examen  de  es- 
tos ejemplares  demuestra  que  que  se  trata  de  un  Odynerus  (  s. 
str.)  ,afin  a  O.  cluniculus  Sauss.  En  todo  caso  sospecho  que  la 
la  carena  transversal  del  primer  segmento  abdominal  puede  ser 
más  o  menos  aparente  en  la  misma  especie,  en  muchos  casos. 

Odynerus  romandinus  SSS.  var.  urubamhae 

Niger,  Ion  ge  subflavo-hirsutus;  puncto  frontali,  puncto  post- 
oculari,  macula  subalari,  linea  flexuosa  transversa  pronoti,  te- 
gularum  abdominisque  segmentis  1'  2i  margine,  flavis;alis 
fuliginosis.  Pronoto  angulato;  metanoto  utrinque  fortissime 
bidentato,  haud  angulato.     Clypeo  flávo-unimaculato,  piriformi, 


197         ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II.    N.     3 

ápice  trúncate,  biangulato.     Long.  corp.  11  mm.  ;al.  10,  abd.  lat. 
3.  —  Var.     Scutellis  flavo-bipunctatis. 

Mas.     Clypeo  elongato,  trúncate,  biangulato,  flavo,  nigro- 

marginato. 

Urubamba,  Perú,  3000  m:  3  machos  y  1  hembra  (N.  2605). 
Se  parece  a  O.  {Ancistroceriis)  pilosus  Sauss.,  pero  le  falta  la 
carena  transversal  del  primer  segmento  abdominal,  etc.  La  for- 
ma típica,  de  Colombia  y  Venezuela,  tiene  3  fajas  abdominales. 

Ancistrocerus  pilosus     SAUSS, 
var.  ecuador ianus,  n.  v. 

Foem.  Atra,  longue  fulvo-hirsuta;  clypei  macula  apicem 
versus,  puncto  inter  antennas,  puncto  post-oculari  utrinque,  pro- 
noti  linea  flexuosa  transversa,  tegulis  margine,  post-scutelli  f ascia 
interrupta  abdominisque  segmentorum  1  i  -  2  i  margine,  exochra- 
ceo-flavis.  Segmentum  primum  abdominis  supra  longitudine 
latius;  2  i  margine  sparse  punctato.  Long.  12  mm. ;  al  10;  lat. 
abd.  3,4. 

Santa  Inés,  Ecuador.  Coll.  Bertoni,  N.  2643. 

La  forma  típica,  del  Perú,  tiene  los  pelos  negros,  el  diseño 
blanco,  le  falta  la  mancha  subalar  y  el  margen  del  29  segmento 
es  «valde  punctato». 

La  especie  es,  en  general,  parecida  a  O.  flavomarginatus 
Bréthes  y  O.  paredes  Sauss. 

Ancistrocerus  conjuntus  paranensis,   n.  var. 

Differt  a  var.  typica:  clypeo  nigro,  flavo-marginato  (mas 
etfoem.);  pronoti  marginis,  antico  et  postico,  flavis;  abdominis 
segmento  2^  subtus  basi  tumescente,  ut  in  O.  atripes  Foxi;  me- 
tanoti  fovea  utrinque  angulata.  Long.  corp.  9-11  mm  {foem,  ), 
7-8  mm  (  mas. ) . 

En  lo  demás  combina  bastante  bien  con  la  descripción  del 
O.  conjunctiis  de  Fox;  los  menudos  artejos  V2P  y  13^  del  macho 
son  como  describe  Fox.  El  primer  segmento  abdominal  «impre- 
so» (  como  en  los  Symorphus)  lo  acerca  a  O.  subcyaneus  Bretes. 
Este  último  carácter  y  el  rico  ornamento  amarillo,  lo  diferencian 
de  O.  atripes  Fox.     Entre  la  carena  transversal  y  la  base  del 


BERTONl  A.  W.:  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS      198 

1er  segmento  se  nota  una  estría  longitudinal.     En  vida  se  con- 
funde fácilmente  con  Protonectarina  sylveirae  (Sauss.). 

Puerto  Bertoni  (Paraguay):  8  ejemplares  (N.  2608), 

Bompland,  Misiones  (R.  A.):  un  macho. 

Odynerus  [Stenancistrocerus)  anomalicornis,  n.sp. 

Foem.  Atra;  scapo  subtus,  puncto  Ínter  antennas,  puncto 
in  sinu  oculorum,  clypei  maculis  duabus  ( vel  4  )  basalibus,  pun- 
cto pone  oculos,  spina  mesonoti,  post-scutelli  lineam  transversam, 
metanoti canthis  abdominisque  segmentis  li  —  6™  ápice,  flavis; 
mandibulis  linea  basali.  flagello  subtus,  pronoti  canthis  et  mar- 
gine postica,  puncto  subalari,  tarsis  tegulisque  plus  minusve, 
ferrugineis;  tibiis  exterius  longitudinaliter  flavescentibus;  alis 
subhyalinis,  venis  fuscis,  costa  infumata;  stigma  atra. 

Caput  et  thorax  separatím  profundeque  punctati  punctu- 
latique;  vértice  convexo,  pone  ocelli  paullum  foveolato,  carina 
Ínter  antennas  sursum  versus  sulco-impressa;  clypeo  late  piri- 
formí,  latiore  quam  longo,  a  carina  longitudinali  interantennalia 
haud  separato,  longitudinaliter  striato-punctato  (  fere  striato) 
interstitiis  minutissime  longitudinaliter  sulcatis,  ápice  vix  emar- 
ginato,  biangulato:mandibulae  3  -carinatae,  ínter  carinas  series 
tribus  pilorum  ínstructae .  Thorace  antice  lato  postice  attenua- 
to,  dense  punctato,  antice  cristato  et  utrínque  acute  angulato; 
scutello  transverso;  post-scutellum  subtruncato,  transverse  sub- 
crístato.  Metanoto  paullum  ultra  post-scutellum  producto,  trun- 
cato,  crebre  crasseque  punctato;  foveola  modice  punctata,  mar- 
gine utrínque  infere  angulata;  sed  in  summo,  supra  foveolam  in 
cristulam  producto,  transversam  crenatam,  in  medio  divisam. 
Abdomen  ovato-oblongum;  1^  segm.ento  angustiore  quam  2^,  mo- 
dice punctato,  transverse  carinato,  in  medio  supra  carinam  lon- 
gitudinaliter breve  carinato,  basi  truncato,  utrínque apicem  versus 
gradatim  dilatato;  2°  superne  basi  coarctato,  subgibboso,  spar- 
sim  punctato,  apicem  versus  magis  grosse  et  dense  punctato; 
6"  punctis  nullis. 

Mas.  Clypeo  modice  convexo  punctatoque,  latítudíne  paullum 
longiore  subpoligonali,  ápice  emarginato  et  biangulato:  flavo, 
dentibus   testaceis;  corxae  III  flavis  ;*antennis  uncinatis  articu- 


199  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS   SERIE  II.  N.  3 

lo  11°  elongato,  art.  12^  minuto;  art.  139  dimidiam  partem  arti- 
culi  10'  attingente,  ápice  latissimo,  depresso,  trúncalo,  inter- 
ne basim  versus  ventricoso,  externe  (  in  medio  )  in  tuberculum 
magnum  instructo. 

Typus   ex  Pto.  Bertoni,  Coll.  Bertoni  n^  2646:  4  ejempL, 
XII.  1911 

En  general,  esta  especie  combina  bastante  bien  con  la 
descripción  que  Fox  dá  de  su  Hypancisty'ocerus  reflexus',  pero  en 
el  presente  las  antenas  del  macho  no  son  más  largas  que  la  ca- 
beza y  tórax,  sus  artejos  son  solo  13  y  por  fin.  Fox  no  habla  de 
la  curiosa  configuración  del  13^.  Falta  sólo  saber  sí  el  autor  tomó 
a  la  protuberancia  de  este  último  artejo  por  la  división  de  un  14^. 
Yo  no  conosco  aún  con  seguridad  especies  con  14  artejos. 

Odynerus  (Stenancistr.)  giacomellii  A.  W.  B.  n.  sp  . 

Foemina.  O,  foveolato  vicinus.  Niger,  nitidus,  brevissime 
gríseo  puberulus;clypeo,  scapo,  macula  frontali  et  sinu  oculorum, 
puncto  postoculari,  pronoto  antice,  tibiis  tarsisque  anticis  ferru- 
gineis;  pronoto  postice  tegulis  antice  posticeque,  spina  mesonoti, 
postscutello  abdominisque segmentorum  1"  ,  2'  limbo,  flavis.  A- 
lis  fusco  -  hyalinis. 

Clypeo  cordiformi,  grosse  punctato,  punctis  haud  elonga- 
tis,  vix  emarginato  dentibus  divergentibus  et  obtusis.  Capite 
thoraceque  profunde  reticulato-punctatis;  thorace  subcylindri- 
co;  pronoto  antice  angustato,  crista  in  medio  nulla,  mesonoti  li- 
neis  nullis;  postscutello  truncato,  sat 'grosse  haud  dense  puncta- 
to; metanoto  rugoso-punctato,  fovea  rotundata,  sat  grosse  pune- 
tata,  haud  cristato-circumdata.  Primi  abdominis  segmenti  su- 
tura in  facie  antica  sita,  segmento  subtus  trans verse  bicarinato; 
2  i  margine  valde  punctato,  segmento  subtus  basi  plicato. 

Long.  8  mm.,  al  6,  abdom.  lat.  1.  9.  ( Coll.  Bertoni  n9  3003) 

Mas  :  Clypeo  piriformi,  paullo  elongato,  sat  punctato, 
emarginato,  ex  flavescente-ferrugineo.  Antennis  uncinatis, 
art9  139  subcylindrico,  apicem  articuli  10  i  attingente. 

Poseo  varios  ejemplares  del  Rosario  de  Sta.  Fé  y  La  Rio  ja, 
ofrecidos  por  mis  amigos  Hubrich  y  Giacomelli.  La  especie,  aun- 
que más  robusta,  parece  ser  más  próxima  al  O .  foveolato  Brethes 
que  a  las  otras  parecidas,  que  tengo  presente  para  el  cotejo. 


BERTONI  A.  W.:  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS     200 
Odynerus  ( Stenancistr.  )  anisitsi  BrÉTHES. 

Pertenece  al  grupo  O.  quadrisectus.  5  hembras  de  Pto. 
Bertoni  n^  2128  y  2991.  El  color  es  constante  en  los  5  ejempla- 
res. En  cuanto  a  la  carena  transversal  del  1  ^r  segmento  abdo- 
minal, en  un  ejemplar  no  se  nota;  otros  la  tienen,  más  o  menos 
interrumpida  en  el  medio  y  en  uno  de  ellos  es  tan  notable  como 
en  un  macho  de  O.  quadrisectus! 

Lasubespecie  garleppi,  Schrottky  (  1911  ),  es  del  Perú,  el 
tipo  parecía  diferir  sólo  en  el  color  de  los  ejemplares  paraguayos. 

Recibí  del  Museo  NI.  de  Washington  un  macho  de  O.  (St.) 
quadrisectus  Say  que  tiene  el  mJsmo  tamaño,  forma  y  escultura 
que  nuestra  especie,  difiere  sólo  en  el  diseño  amarillo  adiccional 
de  los  escudetes  y  ápice  de  los  2  primeros  segmentos  abdomina- 
les y  en  que  el  hoyo  del  segmento  mediarlo  no  forma  ángulo  la- 
teral. Este  ejemplar,  por  su  tamaño  y  ornamentos  amarillos 
claros  (  en  vez  de  blancos)  se  aproxima  al  A.  Aztecus  Sauss.— 
(  E.  de  Virginia,  27,7,  1881,  U.  S.  A.  ) 

Ambas  especies  tienen  los  palpos  labiales  con  algunos  pe- 
los muy  largos,  como  los  de  Parazumia  paranensis  Bertoni;  los 
artejos  de  largo  parecido,  pero  en  la  forma  norteamericana  son 
más  delgados,  excepto  el  apical  que  es  más  menudo  en  la  nuestra. 

Stenodynerus  mondaiensis  A.  W.  BERTONI,  n.  sp. 

Foem.  S.  serrato  Foxi  simillimus;  sed  griseo-puberulus,  alis 
fusco-hyalinis,  segmento  mediario  flavo  ornato  abdominisque 
segmentorum  2-5  apicibus  crasse  punctatis.  Niger;  mandibu- 
larum  basi,  oculorum  margine  contra  antennas,  clypei  margine 
utrinque  lineolisque  duabus  apicalibus,  scapo  subtus,  punctis 
duobus  Ínter  antennas,  femoris  li  linea  antica,  meUrct 
crista  et  punctulo  utrinque  abdominisque  segmentorum  2-6  api- 
ce  ( late ) ,  f lavis ;  abdominis  segmento  1<?  utrinque  f errugineo- 
limbato;  tegulis  testaceo-unimaculatis  flagello  subtus,  tarsisque 
ápice,  ferrugineis.  Abdominis  segmento  primo  haud  tranverse 
carinatus. 

Clypeo  crasse  rugoso-punctato,  subtiliter  granuloso,  ápice 
triangulariter  emarginato,  bidentato,  sat  bicarinato;  metanoti 
foveola  postica   sparsissime   punctata,    inferné   transversaliter 


201         ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II,    N.     3 

striata.      Long.  corp.  13  mm.,  al.  10. 

Var.  a:  carina  inter  antennas  basi  flava. 

6.'  clypeo.  scapo  et  carina  inter  antennas,  nigris. 

c:  clypeo  ápice  nigro;  mandibulis  plus  minusve  ni- 
gris abdominis  segmentis  2-6  anguste  ochraceo  limbatis,  sterní- 
tis  limbis  fere  nullis, 

Coll.  Be7ioni  n"?  2954  :  Diez  ejemplares,  cazados  en  Pto. 
Bertoni,  en  fleres  de  compuestas,  con  O.  (  S  )  serratus  Fox, 
durante  XII  ( 1911 ) .  El  color  de  las  alas  también  es  un  tanto 
variable.  El  macho  no  ofrece  dif encías  notables;  el  clípeo  con 
igual  diseño  y  escotadura,  parece  más  corto  que  en  la  hembra. 

Stenodynerus  auratoides  A.  W.  BERTONI,  n.  sp. 

O.  (St.)  serrato  similis;  sed  major,  clypeo  magis  flavo, 
metmoto  pone  post-scutellum  minus  producto  abdominisque  seg- 
mento primo  haud  transverse  impresso 

Foem.  Atra,  dense  aureo-sericea;  mandibulis  longitudi- 
naliter,  marginibus  lateralitus  cljiei,  ficntis  punctis  2  vix 
contiguis  et  fascia  transversa  prope  clypeum,  scapo  subtus, 
margine  oculorum  contra  antennas,  tibiis  anticis  intus,  spina 
mesonoti,  metanoti  canthis,  abdominis  segmentorum  2"  —  5i 
ápice  6"?  que  segmento  in  medio,  flavis;  labro  ex  flavo-ferrugi- 
neo  pedibus  anticis  fere  obscure-ferrugineis,   áureo  -  hirtis. 

Alis  ferrugineis.  ápice  fusco  hyalinis. 

Capite  dense  irregulariterque  punctato,  sparsim  tomento- 
so, vértice  cirris  2  pilorum  fuscorum  instructo;  carina  interan- 
tennalia  sursum  versus  lineato-impressa;  clypeo  subcordiformi, 
striato  -punctato  et  minute  granuloso,  ápice  biangulato,  paullum 
triangulariteremarginato;  mandibulis  3  -  striatis.  Thorace  elom- 
gato  sat  punctato  punctulatoque;  pronoto  antice  cristato,  angu- 
lato,  utrinque  cum  pleuris  rotundato- congruente;  mesonoto 
dense  tomentoso,  paullum  convenxo,  lineis  nullis,  prope  tegulas 
vix  impunctato;  tegulis  sericeis,  fere  impunctatis;  scutello 
transverso,  longitudinaliter  paullo  carinato,  sparsim  punctato  et 
punctulato;  post-scutello  integro,  comfertim  et  grosse  punctato 
postice  depresso;  metanoto  in  medio  supra  quam  post-scutellum 
sat  breviore,  grosse  crebreque  punctato,    cristato-serrato   ut  in 


BERTONI  A.  W.  :  HIMENOPTEROS  DIPLOPTEROS  AMERICANOS      202 

O.  serrato  Foxi;  foveola  postica  sat  concava,  puberula,  punctis 
fere  nullis,  verticaliter  excissa,  utrinque  acute  unidentata,  infe- 
rné transverse  bistriata;  mesopleuris  crebre  punctatis.  meta- 
pleuris  oblique  strigatis.  Abdomine  densissime  sericeo,  ovato- 
oblongo,  modice  punctato;  segmento  1^  antice  tiuncato  magis 
latoquam  longo,  fupracupuliformi,  in  medio  paullo  impreso,  sub- 
tus  carina  transversa  laevigata;  segmento  2?  magis  lato  qusm  lon- 
go cupuliformi,  supra  in  tuberculum  tumescentem  producto;  5^  6^ 
fere  laevigatis;      Long.  corp.  14-17  mm.,  al  11-12. 

Mas.  Clypeo  nagis  flavo,  elongato,  valde  emarginato, 
sparse  punctato;  labro  flavo,  mandibulis  longitudinaliter  sulphu- 
reis;  tegulis  nigris;  abdominis  tubérculo  fere  nullo;  unco  antenna- 
rum  gracili,  ferrugineo,  subcylindrico,  usque  ad  apicem  art.  lOn^í 
attingente.      Long.  12-13  mm.  -  (  Coll.  Bertoni  n?  1P53  ). 

De  esta  especie,  que  imita  a  Monobia  aurata  con  admira- 
ble perfección,  examiné  una  docena  de  ejemplares  de  Pto.  Eerto- 
ni.     Los  cacé  en  la  misma  época  y  flores  que  la  Monobia. 

Pertenece  al  grupo  O.  í  St.  )  luctiiosus  Sauss.  y  es  muy 
relacicngda  con  St.  ¿risens  Fox  y  St.  mondaiensis  (  mihi ). 

Este  último  tiene  el  segmento  mediano  más  prolongado 
(  ccmxO  en  St.  serratus  Fox  )  y  el  tórax  más  cilindrico. 

Las  otras  especies  del  grupo  que  cacé  en  Pto.  Bertoni  son 
St.  serratus  Fox,  mucho  mercr;  S.  subapicalis  Fox,  una  forma 
de  un  negro  más  intenso  que  la  típica:  5.  griseus  Fox  parecido  al 
S.  mondaiensis  pero  más  delgado  (  al  menos  el  macho  . )  A  pe- 
sar del  abundante  material  que  tengo,  a  ningún  ejemplar  le  noté 
tendencia  a  formar  carena  en  el  primer  segmento  abdominal. 
Todas  estas  especies  se  parecen  en  el  modo  de  vivir  y  en  la  con- 
figuración general. 


Catálogo  de  los  Véspidos 
Sociales  y^  solitarios  del  Paragua}^ 

por 

A.  de  Winkelried  Bertoni 

Como  suplemento  del  artículo  anterior,  creo  oportuno  pu- 
blicar la  lista  general  de  las  avispas  sociales  y  solitarias  halladas 
en  el  país,  o  sea  las  que  yo  hallé  y  las  señaladas  por  otros  hasta 
el  comienzo  de  la  actual  Conflagración,  pues  estamos  incomuni- 
cados con  muchos  países.  La  lista  es  ya  notable,  pero  hay  mu- 
chas especies  que  omito  hasta  ser  comprobadas.  Lo  que  se  co- 
noce de  los  Véspidos  del  Paraguay  hasta  hoy  casi  se  reduce  a  lo 
coleccionado  por  mí,  Schrottky  y  Anisits,  por  tanto  es  de  esperar 
que  la  lista  deba  aumentar  mucho  con  el  tiempo.  Tampoco  he 
creído  necesario  incluir  las  especies  cazadas  en  la  R.  Argentina 
cerca  de  nuestras  fronteras,  pues  tenemos  lista  completa  de  las 
especies  conocidas  del  país  vecino  en  el  excelente  trabajo  «  La 
distribución  geogr.  de  los  hymenópteros  argentinos  »  publicada 
por  el  Sr.  Schrottky  en  los  Anales  de  la  Soc.  Cient.  Argentina, 
1913  (1910). 

Por  el  momento  tenemos  menos  euméni  Jos  y  más  véspidos 
1,42  contra  34  especies),  lo  que  se  explica  fácilmente  por  las  con- 
diciones y  clima  de  los  dos  países;  pero  debo  advertir  que  casi 
todas  las  especies  de  véspidos  las  cacé  también  en  territorio  ar- 
gentino, menos  la  Metapolybia,  un  Megacanthus  y  el  Polistes  obs- 
ctirus.  La  presente  lista  comprende  42  Véspidos,  122  Euméni- 
dos  y  3  Masáridos.  (1) 


(1)  Cuando  las  especies  fueron  halladas  en  casi  todo  el  pais,  pogo  única- 
mente «Paraguay»  y  «Alto  Paraná»  si  son  de  vasta  distribución  comprobada 
en  éste  río,  como  he  hecho  con  los  Vertebrados. 


BERTONI  A.  W.:  VÉSPIDOS  SOC.  Y  SOLIT.  DEL  PARAGUAY      204 

Fam.  VESPIDAE 

1  Nectarina  augusti  Saiiss.  Pto.  Bertoni. 

2  »  lecheguana  (Latr.).  Paraguay. 

3  Chartergus  globiventris  Sauss.  Rio  Paraguay. 

4  Parachartergus  apicalis  (Fabr.)  Pto.  Bertoni. 

5  Metapolybia  pediculata  {Sauss. )  Id.        id. 

6  Synoeca  cyanea  (Fabr.).  Paraguay;  Pto.  Bert. 

7  Protopolybia  sedula  (Sauss. ) .  Pto.  Bertoni. 

8  Protonectarina  sylveirae  (SaiLss.)  Alto  Paraná. 

9  Polybia  occidentalis  01.     Paraguay. 

10  »  »        scuteilaris  White.     Paraguay. 

11  »  »        ruficeps  Sch7\  Encarnación? 

12  »  fastidiosuscula  sampaioi  Duche.     Pto.  Bertoni. 

13  »  minarum  Du^ke.     Pto  Bertoni. 

14  »  sericea  (01.).  Paraguay;  Pto.  Bertoni. 

15  »  :    atra  Sauss.    Paraguay. 

16  Stelopolybia  vicina  (Sauss. ) .  Alto  Paraná. 

17  »        meridionalis  (R.  v.  Ih.).  Alto  Paraná 

18  »        pallipes  [O/.].  Paraguay. 

19  )»        angulata  (Fabr.).  Paraguay. 

20  Apoica  pallida  (01.)  var.  pallens  (F.).  Paraguay. 

21  Mischocyttarus  drewseni  Sauss.     Pto  Bertoni. 

22  »  labiatus  (Fabr.).    Paraguay. 

23  »  (Megacanthopus)  ater  (01.).  Pto.  Bertoni. 

24  »  »  cassununga  (R.  vonih.).    Pto.  Bertoni. 

25  o  »  bertonii  Ducke,  i.  lit,  Pto,  Bertoni.   (1) 

26  »  »  indeterminabilis  (Sauss.).  Paraguay. 

27  »  »  punctatus  Ducke.  Paraguay? 

28  Polistes  carnifex  Fabr.    Paraguay. 

29  »  canadensis  Linn.     Paraguay. 

30  »  »        ferreri  Sauss.     Encarnación. 

31  »  »        unicolor  Lép.     Asunción. 

32  >»  cavapyta  Sau^s.     Paraguay,  S  W 


(1)  Nuevo  nombre  que  e!  Sr.  Ducke  propone,  según  me  comunicó  a  su 
tiempo  por  carta  para  Pol^hia  rufidens  Ti.  \>on  Ih.  [nec  Sauss.'\,  Rev.  Mus.  Paul., 
VI,  p.  185  [1904];  Id,  A.  de  W.  Bertoni  An.  Mus.  Ni.  Bs.  Aires,  tomo  XXII, 
p.  126  [1911].  Más  tarde  el  Sr.  Ducke  me  comunicó  que  puede  ser  una  raza 
meridional  de  JW.  injucundus  {Saus. ) . 


205  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II.  N.  3 

33  Polistes  versicolor  01.     Paraguay. 

34  »  consobrinus  Saiiss.     Pto.  Bertoni. 

35  »  subsericeus  Sauss.     Asunción. 

36  »  ruficornis        Id.        Asunción. 

37  ))  spinolae  Id.         Asunción. 

38  »  melanosoma  Id.         Alto  Paraná. 

39  »  obscurus  Id.         Puerto  Bertoni. 

40  »  actaeon  Haliday.     Puerto  Bertoni. 

41  »  cinerascens  Saz¿ss.     Paraguay;  Puerto  Bertoni. 

42  »  »        var.  liliaceusculus  Saitss.  Paraguay. 

Fam.  EUMENIDAE 

1  Zethus  mexicanus  (L. )  &form.  lugubris  Perty    Asunción. 

2  »  caeruleopennis  (Fabr.)     Puerto  Bertoni. 

3  »  misionus  Bréth.     Asunción. 

4  »  holmbergi  Bréthes    Asunción. 

5  »  spiniventris  obscurus  Zav.     Asunción. 

6  »  anisitsi  Zav.     Asunción. 

7  »  fraternus  Saiiss.     Puerto  Bertoni. 

8  Discoelius  gigas  Spin 

9  »  cinerascens  Saiiss.  ?  Puerto  Bertoni. 

10  »  auritulus  Bréth.  Asunción. 

11  »  hilarianus  Saiiss.  Asunción. 

12  »  productus  Fox.     Asunción. 

13  »  sessilis  Fox.      Asunción. 

14  »  anisitsi  Bréth.     Asunción. 

15  »  striatifrons  Fox.  Asunción. 

16  »  \igmco\a.  Breth.    Paraguay;  Pto.  Bertoni. 

17  »  rufipes  Fox.  Puerto  Bertoni ;  Asunción. 

18  »  punctatus  Fox.     Pto.  Bertoni. 

19  »>  peculiaris  Fox.  Puerto  Bertoni;  Asunción. 

20  »  brethesi  Zav.     Asunción, 

21  »  lynchi  Bréth.     Asunción. 

22  »  niger  Zav.     Asunción. 

23  *  sichelianus  Sauss.     Paraguay;  Pto.  Bertoni. 

24  »  merula  Haliday.     Asunción. 

25  »  cuyanus  Bréth.?    Asunción. 


BERTONI  A.  W.:  VÉSPIDOS  SOC.  Y  SOLIT.   DEL  PARAGUAY      20Ó 

26  Pachymenes  atra  Sauss.     Puerto  Bertoni 

aurata        Id.        Encarnación  (Schrottky) 

bipartita  Fox.     Asunción. 

flavescens  Bréth.     Asunción,  Puerto  Bertoni. 

pallipes  Sauss.     Pto.  Bertoni. 

sericea      »  Paraguay. 

velutina  Ducke.     Pto.  Bertoni . 
33    Eumenes  anisitsi  Breth.     Asunción. 

arrechavaletae  Id.   (  Par.  ) 

beitoni    Id.     Pto.   Bertoni. 

caraliculata  (01.).     Paraguay 

callimorpha  Sauss.  ?    Pto.  Bertoni 

chalicodomae      »  » 

critica   Schulz.     Pto.  Bertoni  ? 

deforma    Fox.    Asunción 

filiformis   Sauss.     Pto.  Bertoni. 

infernalis     »      Pto.  Bertoni 

lae  viven  tris   Fox.     Pto.  Bertoni;  Asunción 

laevigata  Breth.  Asunción  &  var.  maculata  Zav. 

magna        »        Paraguay 

minúscula  »        Asunción 

novarae  Sauss.    Pto.  Bertoni,  Asunción 

opifex  Breth.     Paraguay,  Pto  Bertoni 

paraguay  en  sis    di. 

picturata  Fox  &  forma  intermedia  Breth.  Paraguay. 

rufomaculata  »   Asunción 

spegazzinii  Breth.     * 

superficialis  Fox.     Asunción,    Pto.  Bertoni 

strandi  Zov.     S.  Benardino 

tegularis  Fox.     Asunción 

tricolorata  Zav,    S,  Benardino 

tuberculata  Fox.    Alto  Paraná, 
unicincta  Breth.     Asunción 

59  Montezumia  brasiliensis  Sauss.  Ihgatimí:  P.  superior. 

60  »  brethesi    A.  W.  Bertoni.    Pto.  Bertoni 

61  »  brunea  Sauss,   Pto.  Bertoni 

62  »  cortesía  sepulchralis  Sau^s  Pto.  Bertoni 

63  »  holmbergi  Breth, 


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58 

n 

207 


ANALES    científicos    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  3 


64  Montezumia  ferruginea  Sauss.     Aunción. 


65 
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100 

101 


»        platinia  Id.        Asunción. 

»        rufidentata  Id.        Pto.  Bertoni 
»        sparsa  Fox.  Asunción 
»        spinolae   Sauss.    Peo.   Bertoni;    Asunción 
Monobia  anisitsi  Breth.    Asunción 

»        angulosa   Sauss.     Paraguay;  Pto.   Bertoni 
»        apicalipennis   »     Pto.  Bertoni 
»        aurata  A.  W.  Bertoni.     Pto.  Bertoni 
»        a.  exigua      »  » 

»        schrottkyi    '»  » 

Plagiolabra  nigra  Schulth.  Asunción 
Parazumia  paranensis  A.  W.  Bertoni 
Nortonia  difficilis  » 

>»        duckei  * 

»        guaranitica  * 

»        lungens      Schulth. 
Pachodynerus  argentinus    Sauss 
»        brachygaster  » 

»        brevithorax  » 

»        nasidens         (  Latr ).  » 

chapadae       Fox.  Paraguay 

Hypancistrocerus   advena   Sauss.    Paraguay 
Odynerus  (  Stenodynerus  )  auratoides  A  WB.  Pto.  Bertoni 
mondaiensis   A  W  Bertoni   Pto.  Bertoni 
griseus  Fox  » 

subapicalis  (  Fox  )    Pto.  Bertoni 
serratus  Fox  Asunción 
»        schrottkyi  Breth.  Pto.  Bertoni 
(  Stenancistrocerus  )  abactus   Breth.    Pto.     Bertoni 
»        anisitsi  Breth.    Pto.  Bert.   Asunción 
»>        anomalicornis    A.  W.  Bertoni     Pto.  Bert. 
»        apicipennis   Fox  Asunción 
»        assomptionis  Breth  Asunción 
»        areatus  Fox  Parg.  As.    Pto.  Bertoni 
»        cordatus  »  » 

»        coujunctus  paranensis   A  W  B.  Pto.  Bert. 
»        dallatorrei  Breth  Asunción 


Pto.  Bertoni 

Rio  Mondaíh 
Pto.    Bertoni 


Pto.  Bertoni 
Paraguay 


BERTONI  A.  W.  :  VÉSPIDOS  SOC.  Y  SOLIT.  DEL  PARAGUAY      208 

102  Odynerus  (Stenancistroserus)  dentif ormis  Fox  S.  Bernard. 

103  »>  »>        serratus  »         Asunción 

104  »  »        subcyaneus   Breth.       Puerto  Bertoni 

105  »  ))         subtropicalis    »      Pto.  Bertoni 

106  »  »         sufusus  Fox.     Alto  Paraná 

107  »  (  Ancistrocerus  )  clarazianus  Sauss.     Asunción 

108  »  »  cordatus  Fox.     Pto.  Bertoni 

109  »  »  flavomarginatus  Breth.     Pto,  Bertoni 

110  »  »  rufus  »        Asunción 

111  Alastor  clypeatus  »        Asunción 

112  »  elongatus  »        Asunción 

113  »  bicinctus  Schrott.        Paraguay 

114  »  macrocephalus   Zav.    Asunción 

115  »  melanosoma   Sauss.  Pto.  Bertoni 

116  »  nitidus    Breth    Asunción 

117  »  paraguayensis  Sav.     San  Bernardino 

118  »  rotundiceps         Schrott.     Paraguay 

119  *>  rufipes  »      Paraguay 

120  »  schrottkyi  Breth.    Asunción. 

121  »>  singularis    Sauss.     Pto.  Bertoni;  Asunción 

122  »  sp.    Asunción 

Fam.  MASARIDAE 

1  Trimeria  howardi   A.  W.  Bertoni.      Pto.  Bertoni 

2  »        buyssoni   Breth.     Encarnación 

3  »        neotropica  ( Mocz.  ).     Asunción 


209  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II.  N.  3 


UN  NUEVO  ESFEQIDO  ARGENTINO 

Proterosphex  schrottkyi,  n.  sp. 

Mas.  Validus,  clypeo  et  fronte  dense  argenteo-sericeis; 
capite,  thorace  abdominisque  segmento  primo  longe  fulvo-pilosis, 
segmentis  2°  7^  pedibusque  brevissime  fulvo-sericeis.  Niger; 
scapo,  clypeo  dimidio  apicali,  mandibulis  basi,  tegulis,  trochan- 
teribus,  femoribus  ápice,  tibüs  tarsisque,  rufis;  abdomine  rufo, 
segmentis  1*?  et  4*?  nigris  rufo-limbatis.  Clypeo  convexo,  ápice 
valde  emarginato;  manibulis  unidentatis;  abdominis  segmento 
7^  haud  impresso.  Alis  flavo-hyalinis,  ápice  infumatis,  nervis, 
fuscis. 

Long.  corp.  39  mm.,  al.  27,  lat.  thor,  9,  lat.  abd.  8,  La 
Rio  ja. 

En  lo  demás  esta  robusta  especie  se  parece  a  P.  argentinus 
(  Taschg.  ),  con  el  que  la  comparo,  en  el  largo  relativo  del  pe- 
ciolo abdominal;  pero  la  pubscencia  es  mucho  más  densa  y  dorada, 
además  la  hay  parecida  a  la  del  tórax  en  el  lado  posterior  de 
los  fémores  y  7^  segmento  abdominal.  El  tipo  es  de  La  Rioja, 
R.  A.  (  Giacomelli  leg.  ). 

Con  motivo  de  la  actual  Conflagración,  no  podemos  decir  la 
última  palabra  respecto  a  la  novedad  de  esta  especie.  El  Sr. 
Schrottky,  conosida  autoridad  en  el  ramo,  me  escribe  que  posee 
algunos  ejemplares  y  que  le  parece  ser  especie  inédita,  aunque 
con  igual  reserva. 

A.  de  W.  Bertoni 


Contribución  al  conocimiento 

de  las 

Tetralonias  sudamericanas  -  Hym. 

por 

A.  de  Winkelried  Bertoni 

Las  subdiviciones  del  género  de  abejas  llamado  Tetralo- 
nia  son  aún  poco  admitidas,  debido  a  la  variabilidad  que  se  ob- 
serva en  el  número  de  los  artejos  de  los  palpos  maxilares,  no 
sólo  en  la  especie,  sino  también  en  el  mismo  individuo.  El  color 
también  varía  mucho  en  varias  especies:  es  solo  con  muchos  e- 
jemplares  de  ambos  sexos  a  la  vista  que  se  puede  definirlas  con 
seguridad.  No  obstante  el  examen  de  los  palpos  es  de  utilidad 
para  la  determinación  exacta  de  las  especies.  Habiendo  recibi- 
do material  de  la  R.  Argentina  y  del  «  Mueseu  Goeldi  »>  del  Para 
me  propongo  añadir  algunos  datos  suplemetarios  a  un  trabajo 
que  hemos  publicado  anteriormente:  J5er¿om,  A.  W.  &  Scyrott- 
ky,  C.  «  Beitrag  zur  Kenntnis  der  mit  Tetralonia  verwandten 
Bienen  aus  Südamerika  »  in  «  Zool.  Jahrb.  »>,  Jena  1910,  pags. 
563  -  596  et  taf .  18. 

I.  Especies  de  palpos  6  =  articulados. 

1.  Tetralonia  paraguayensis  Fr.  (  =  T.  fulvipes  Bertoni  & 
Schr.  (  nec  Sm.  ).  El  señor  Ducke,  quien  vio  el  tipo,  dice 
que  la  especie  de  Smith  es  basada  sobre  un  macho  de  Melissodes 
festivusl.  El  pues  nueva  la  especie  del  Paraguay  descrita  por 
Friese. 

2.  T.  gilva  Holmb.  Macho  y  hembra  típicos  del  Rosario 
de  Sta.  Fé  (  Coll.  Hubrich  n?  199  ). 


211  ANALES    científicos    PARAGUAYOS    SERIE    II.    N.     3 

II.  Especies  de  palpos  5=articulados 

3.  T.  rufitarsis  Fr.  Una  pareja  de  Concepción  (Chile). 
Palpos  max. :  el  5*?  artejo  delgado,  el  4í>  más  corto  que  el  5í>  y  3", 
el  2*?  poco  más  corto  que  el  3?  y  49  juntos. 

4.  T.  frlessana  Herhst.  Por  los  palpos  como  por  el  colores 
muy  próxima  a  la  anterior.     Una  pareja  de  Concepción  (Chile). 

5.  T.  átropos  Sm.  Una  hembra  de  Ceará  (Coll.  Ducke). 
Los  palpos  max.  cortos  y  robustos,  el  artejo  19  apenas  el  doble 
más  largo  que  grueso;  la  proporción  de  los  artejos  es  11,  7,  5,  3. 
4;  la  de  los  artejos  del  macho  12,  9,  5,  3,  4.  La  hembra  tiene  la 
mitad  basal  del  69  segmento  abdominal  estriado  transversalmen- 
te.     El  clípeo  del  macho  es  todo  amarillo. 

6.  T.  leucocephala  Bertoni  &  Schrott.      El  macho  tiene  las 
antenas  poco  más  largas  que  el  corselete  y  el  clípeo  con  la  mitad 
apical  amarilla;  palpos:  10,  7,  5,  4,  5;  la  hembra  11,  7,  7,  3,  6. 
Barbacena,  Minas  Geraes;  5  ejemplares  (Ducke,  coll.). 

7.  T.  fulgorans  Holmb.  Palpos  del  macho:  7,  8,  7,  4,  2. 
Sta.  Fé  (Hubrich) .  Muy  próxima,  aunque  sin  tinte  ocráceo,  es 
la  que  tengo  por  Svastra  apicalis  Breth.,  Pto.  Bertoni.  Sus  pal- 
pos tienen  esta  proporción:  10,  5,  5,  3,  4. 

8.  Tetralonia  hyptidis  Ducke.  Palpos:  5,  6,  6,  3,  3.  Dos 
ejemplares  cotípi eos  de  Ceará  (Ducke).  Esta  pequeña  especie 
se  parece  bastante  a  Epimelissodes  melolochias  Bert.  &  Schrott. 

9.  T.  patelücornis  Ducke.  De  esta  especie,  que  recuerda  a 
T.  paraguayevsis  Fr. ,  tengo  un  cotipo  del  Para  {Ducke  leg. ) . 
Los  palpos  maxilares  son  casi  como  los  de  T.  zebra:  49  y  59  rela- 
tivamente delgados,  el  29  largo,  el  39  poco  menos  y  más  robusto- 

10.  T.  exquisita  Cress.  Palpos:  9,  12,  10,  4,  5.  Una  hembra 
de  Oaxgca  (Méjico). 

11.  T.  hubrichi  n.  sp.  Cuerpo  y  pubescencia  intensamente 
negros,  con  los  tarsos  y  las  antenas  ferrugíneas  y  una  manchita 
blanca  en  cada  lado  de  los  segmentos  49  y  5^  del  abdomen.  En 
lo  demás  parecida  a  T.  leucocephala;  pero  el  clípeo  es  más  grose- 
ramente punteado  y  sin  pelos;  la  cabeza  más  ancha  y  el  abdomen 
nítido  y  más  acortado.      Long.  12  mm. ;  abdom.  ancho  4i.     Dos 


BERTONIA.W.  :    TETRALONIAS    SUDAMERICANAS  212 

hembras  del  Rosario  de  Sta.   Fé  {Hubrich,   leg.).     Palpos:  12, 
11,  9,  5,  5. 

Con  todo  esta  especie  quizás  seh  sólo  variedad  bien  marcada 
de  T.  leucocephala  Bertoni  &  Schr.  Por  el  color  se  parece  a  E. 
átropos  Sm. 

12.  T.  cpicaiis  (  Breth.  )?.  El  macho  parece  referible  a  la 
especie  de  Brethes.  En  cuanto  a  la  hembra  (no  conocida)  tiene 
el  tamaño  y  configuración  general  de  T.fulgorans;  pero  la  escasa 
pubescencia  es  blanquecina  sin  tinte  ocráceo,  y  además  con  otras 
deferencias.     Palpos  :  10,  5,  5,  3,  4,. 

Puerto  Bertoni,  Parag.,  20  ejemplares  hembra  y  un  ma- 
cho. 

13.  T.  mimetica  {  Preth.  )?.  Dos  machos:  clípeo  amarillo; 
antenas  negras.  Palpos  :  10,  11,  10,  5,  3,  primeros  artejos  del 
flagelo  8.  10,  50,  25,  (  apical  42  ).  Un  ejemplar  con  el  flagelo 
fulvo  abajo.      Rosario  (R.  A.)  (Hubrich  leg.) 

14.  T.  zebra  Fr.,  iorma  riojana  con  las  fajas  reducidas  aman- 
chitas  blancas  en  los  lados  de  los  segmentos  abdominales  1^,  3°, 
4^?  y  5P.      Palpos  :  16,  8,  16,  4,  3i     La  Rioja,    R.   A.  ,  hembra. 

III.  Especies  de  palpos  maxilares  4=articulados 

15.  Nectcrodiaeta  oliveirae  Holmb.  (  Melissodes  sp.  ).  Tres 
hembras  de  Santa  Fé,  R.  A.  (  Hubrich  n?  77  ).  Palpos  :  10,  12 
17,  4,  delgados;  primeros  artejos  del  flagelo  :  8,  40,  23,  21.  Es- 
ta especie  es  ligada  a  M.  uruguayensis  Bertoni  et  Schr.  por  los 
palpos  maxilares,  y  más  especialmente  a  M.  catam-arcencis  Bert. 
et  Schr.  del  que  se  distingue  casi  sólo  por  el  color. 

16.  Melissodes  catamarcensis  Bei't.  et  Schr  el  macho  tiene 
el  clípeo  y  labro  negros.  Palpos  10,  12,  17,  4, ;  primeros  artejos 
del  flagelo  8,  15,  55,  40.  No  es  genéricamente  separable  del 
anterior.  Algunos  machos  llevan  una  o  dos  fajas  poco  aparen- 
tes en  el  abdomen.      Santa  Fé  R.  A.  (  Coll.  Hubrich  70  )  . 

17.  M.  vcnturn  Bert.  et  Schr.  El  macho  con  cKpeo  ama- 
rillo como  M.  fervens  Sm.  Palpos  14,  13,  7,  6,  ;  abdomen  todo 
negro.     Varios   ejemplares  del  Rosario,  R.  A. 


213  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  3 

18.  M.  ecuadoria  (Fr.)?.  Un  macho  de  Sta.  Fé  (R.  Arg.) 
y  otro  de  Buenos  Aires  son  más  referibles  a  esta  especie  que  a 
M.  nigroxneus.  Palpos:  un  lado  con  la  proporción  9,  7,  5,  3;  el 
otro  lado  9,  8,  7  ( 3  artejos  solo).     Para  {Duche  leg.),  6  ejemp. 

19.  M.  nigroaeneus  (Sm.).  En  Puerto  Bertoni  existe  la 
forma  de  tórax  intensamente  negro  y  la  f errugínea  como  M.  ru- 
fithorax  Breth.;  pero  a  causa  de  las  numerosas  formas  interme- 
diarias (una  de  ellas  es  la  forma  típica  de  Smíth),  aun  no  hemos 
logrado  separarlas.  Es  muy  frecuente  en  la  especie  tener  un 
palpo  con  3  y  el  otro  con  4  artejos;  pero  cuando  son  3,  el  apical 
es  más  o  menos  de  doble  largura. 

20.  M.  festivus  (Sm.) .  La  proporción  de  los  artejos  délos 
palpos  maxilares  de  la  hembra  es:  5,  3,  3,  4A;  la  del  macho:  4,  2i, 
3,  4.  Son  como  en  M.  ecuadoria,  el  primer  artejo  más  chico,  o 
sea  más  grandes  que  en  M.  nigroaeneus;  pero  las  células  cubitales 
se  parecen  más  a  las  de  esta  última  especie.  11  ejemplares  del 
Para,  Brasil.  (Coll.  A.  Duche).  La  coloración  es  bastante  cons- 
tante en  la  especie. 

21.  M.  duckei  Fr.  Palpos  maxilares  4-articulados :  una  pa- 
reja de  Obidos,  Amazonas.   (Coll.  Duche). 

22  M.  decoratus  {Sm.).  Menor  que  la  anterior,  pero  pa- 
recida en  el  color.  Palpos  4-articulados.  Amazonas  {Duche 
leg.). 

23.  M.  adolphi,  n.  sp.  Del  grupo  M.nigroseneus.  Macho. 
Negro;  clípeo  y  labro  amarillos;  flagelo  ferrugíneo  con  el  ápice 
negro;  tarsos,  castaño  oscuro.  Pubescencia  de  la  cabeza,  tórax 
(muy  larga  y  erecta)  y  patas,  castaño-negro;  la  corta  pubescen- 
cia de  los  segmentos  2-5  del  abdomen,  gris  blanquizca,  forman- 
do anillos  poco  aparentes:  ápice  de  los  segmentos  notablemente 
más  claros.  El  clípeo  es  densa  y  el  tronco  moderadamente  pun- 
turados;  la  2^  célula  cubital  casi  cuadrada:  los  nervios  recurren- 
tes las  tocan  en  el  4*?  apical.  El  artejo  apical  de  las  antenas  en  for- 
ma de  cuchara,  largo  30,  grueso  11  por  8;  el  ante  apical  largo  30, 
grueso  9,  punteadísimo.  Primeros  artejos  del  flagelo:  7,  10,  43, 
40,  35.  La  pubescencia  del  tórax  hace  parecer  la  cabeza  pe- 
queña.    A  primera  vista  tiene  el  aspecto  de  algunas  formas  de 


BERTONI  A.  W.:    TETRALONIAS    SUDAMERICANAS  214 

M.  nigroaeneiis.     Long.  10  mm.,  ala  7,   antenas  6.      Palpos    con 
pelos  larguísimos. 

Tipo  de  Barbacena,  Para;  coleccionado  por  mi  amigo  Adol- 
pho  Ducke,  a  quien  tengo  el  placer  de  dedicarla.     (Duche  n.  11). 

24.  M.  chacoensis,  n.  sp.  En  general  como  el  M.  adolpki; 
pero  manor,  con  las  antenas  casi  normales  y  relativamente  más 
cortas,  el  artejo  apical  elíptico  y  las  patas  menos  peludas. 

Macho.  Negro;  clípeo  y  labro  amarillos;  flagelo  abajo,  te- 
gulas,  base  de  las  nervaduras  alares,  tarsos  y  tibias,  acaneladas. 
Pubescencia  de  la  cara  casi  blanquecina;  la  del  tórax  color  cane- 
la y  la  de  los  ápices  de  los  segmentos  abdominales  y  fémores, 
blanquecina  y  escasa.  Long.  8mm.,  ala?,  antenas 41.  Propor- 
ción de  los  palpos  maxilares:  8,  8,  6,  9;  cilindricos  y  sin  pelos. 

Tipo  del  Chaco  de  Santiago  del  Estero,  R.  A.  ( E.  R.  Wag- 
ne7'  coll. ) . 

IV.  Especies  de  palpos  maxilares  3=articulados 

25.  Thygater  buccosa  (  Vachal).  Palpos  del  macho:  11,  9, 
6;  maxila  larga,  105  por  30  de  ancho.     Sta.  Fé,  R.  A. 

26.  Thygater  analis  (Lép.).  La  pubescencia  del  tórax,  en 
los  ejemplares  femeninos  de  una  misma  colonia,  varía  desde  el 
negro  hasta  el  ferrugíneo;  los  machos  todos  integramente  negros 
(Yiáe  Bertoni  &  Schrottky,  in  «Deutsch.  Ent.  Zeitschr.  >»,  pag. 
402,  1911).  Recibí  del  Sr.  Ducke  un  macho  cazado  en  Tarata,  Bo- 
livia,  rotulado  *^Tetralonia  laticornis Friese  (i.  1.)  '»,  que  no  difie- 
re en  nada  de  los  nacidos  de  la  mensionada  colonia.  Palpos 
siempre  3-articulados. 

27.  Epimeüssodes  ir.elolochiae  Bertoni  &  Schrott.  Una  hem- 
bra del  Rosario  de  Sta.  Fé,  R.  A.  Palpos  max. :  8,  7,  4;  flagelo: 
8,  19,  8,  10  (apical  14);  maxila  falcada,  largo  prop.  85  por  13. 
(Coll.  Hubrich  n^  220).  Un  ejemplar  del  Paraguay  tiene  los  2 
artejos  apicales  de  los  palpos  soldados  de  un  lado,  o  sea  3-arti- 
culados y  2-art. !. 

28.  EpimelisEcdes  pseudcgil\a  Eert.  &  Schr.  Un  macho  de 
Santa  Fé,  R.  A.  Palpos:  8,  5,  7;  flagelo:  10,  15,  25,  22  (el  arte- 
jo apical  20). 


215  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.    3 

V.   Especies  de  palpos  2=art¡culados 

29.  Melissoptila  tandilensis  HolmbJ.  Palpos:  10,  10;  prime- 
ros artejos  del  flagelo:  9,  2o,  14,  14  (el  apical  18).  La  maxila  di- 
fiere de  la  normal  en  ser  un  puñal  con  ambos  ñlos  rectos.  Una 
hembra  de  Santa  Fé,  R.  A.  (Hubrich  n^  80).  Por  falta  de  ma- 
chos no  puedo  estar  seguro  de  la  determinación, 

30.  M.  uncicornis  (Ducke).  Un  macho  de  Ceará,  (Brasil): 
palpos  5,  7;  primeros  artejos  del  flagelo  5,  12,  17,  19;  palpos  pa- 
recidos a  los  de  M.  pterocauli  Bert.  &  Schr.;  mandíbulas  sin  dien- 
tes como  Epimelissodes.  Viste  más  o  menos  los  colores  M.  ri- 
chardise  Bert.  &  Schr.  5  machos  de  Ceará  y  Maranháo  {Ducke  coll. ) 

31.  W.  submetallescens  {Ducke).  Proporción  de  los  artejos, 
de  los  palpos  maxilares:  8,  9;  parecidos  a  los  de  M.  mudiventris 
Bert.  &  Schr.  Una  hembra  cotípica  de  Baturité,  Ceará.  {Ducke 
leg.). 

32.  M.  pubescens  {Sm.).  Un  macho  de  Quixada,  Ceará. 
Muy  parecida,  sino  idéntica,  a  una  forma  muy  pajiza  de  M'.vul- 
pemda  ^ert.  y  Schr.,  pero  difiere  en  las  nervaduras  recurrentes 
del  ala.  Palpos:  8,  10;  primeros  art.  del  flagelo:  6,  12,  34,  27, 
(el  apical  27).  La  determinación  específica  es  debida  al  Sr.  Du- 
cke: sólo  comparando  las  hembras  se  resolvería  la  sinonimia. 

33.  M.  nudiventris  Bert.  etSchr.  En  más  de  30  ejemplares  de 
Pto.  Bertoni,  la  coloración  es  constante  y  cuando  frescos  el  abdo- 
men muestra  vivos  reflejos  violáceos;  la  faja  blanca  del 
5<?  segmento  siempre  interrumpida  en  el  medio  y  rara  vez  nula, 
nunca  hay  indicio  de  fajas  en  los  demás  segmentos.  Clípeo  y 
labro  del  macho  amarillos. 

Con  el  rótulo  Tetralonla  unifasciata  Sm.  recibí  del  Sr.  Ducke 
un  macho  de  Curitiba  que  es  idéntico  a  un  ejemplar  sin  reflejos 
de  Pto.  Bertoni;  pero  le  falta  completamente  el  diseño  blanco  en 
el  abdomen  de  que  habla  Smith.  Sólo  machos  de  la  forma  enana  y 
clara  de  Melissodes  nigy^oseneus  conozco  que  son  más  o  menos  apli- 
cables a  tal  especie,  la  cual  para  mí  permanece  desconocida. 

34.  M.  richardiae  Bert.  &  Schr.     Habiendo  sido  en  Puerto 


BERTCNI    A.  W.:  TETRALONIAS    SUDAMERICANAS  216 

Bertoni,  excesivamente  común  en  1916  y  1917,  he  podido  coleccio- 
nar en  cantidad  esta  especie.  Algunos  ejemplares  con  más 
ferrugínea  la  pubescencia  se  acercan  a  M.  nemorensis  ^ertoni  & 
Schrctt.;  los  machos  llegan  hasta  tenerla  casi  blanquizca.  El  ma- 
cho de  M.  pubescens  Sm.  se  le  parece  mucho  pero  es  del  tipo  de 
antenas  mucho  más  largas,  corno  M.  vulpécula. 

35.  M.  vulpécula  ^ert.  &  Schrott.  Abundó  igualmente  o  casi 
que  el  anterior.  La  intensidad  del  color  ferrugíneo  de  la  pubes- 
cencia es  también  un  tanto  variable.  .  Algunos  machos  sólo  se 
distinguen  de  la  anterior  por  las  antenas  mucho  más  largas, 

36.  M.  pterocauli  Bert.  \?  Schrott.  Tres  hembras  de  Puerto 
Bertoni  idénticas  al  tipo  El  macho  permanece,  para  mí,  desco- 
nocido. 


NO  TA .  Las  especies  paraguayas  que  no  mensiono  son :  Me- 
lissoptüa  abscondita  Holmb.,  M.  desiderata  Holmb.,  M.  rhopalo- 
cera  Holmb.,  Tetralonia  quadrata  Bertoni  et  Schrott.  y  letra- 
lonia  lorenzicola  Str.,  de  Asunción. 

Las  dedicatorias,  lo  propio  que  en  los  artículos  anteriores,  son 
en  honor  de  mis  amigos  y  colegas:  C.  Schrottky  (Pto.  Cantera), 
E.  Giacomelli  (La  Rioja),  C.  Hubrich  (Rosario)  y  Adolpho  Du- 
cke  del  «Museu  Goeldi»  del  Para.  Añadiré  una  nueva  especie 
cazada  después  de  redactado  este  trabajo: 

37.  Meüssodes  Linnei,  n.  sp. 

Hembra.  Negra;  flagelo  abajo,  tégulas,  nervaduras  del 
ala  y  patas,  menos  el  ápice  de  los  fémores,  ferrugíneos.  Pubes- 
cencia densa  en  todo  el  cuerpo  (como  T.  paraguayensis) :  en  el 
clípeo  es  blanquizca;  en  el  vértice  larga,  erecta  y  negro  intenso, 
también  es  negra  en  los  segmentos  5^-Q^  del  abdomen,  menos  un 
estrecho  ribete  apical,  que  es  ocráceo-ferrugíneo  vivo  como  en 
el  resto  del  cuerpo  y  patas.  El  clípeo  es  densamente  punturado; 
en  el  labro  y  tórax  los  puntos  moderados  y  ralos  y  en  el  abdomen 
mucho  más  menudos.  Los  nervios  recurrentes  tocan  el  ápice  de 
la  3^  y  el  4í*  apical  de  la  2^  célula  cubital;  ésta  es  cuadrada.  Alas 
leonado-hialinas  con  ancho  ápice  obscurecido.     Long.  12  mm., 


217  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  3 

ala  10,  abdomen  (ancho)  5.  Prop.  de  los  palpos:  8,  7,  5,  4:  las 
divisiones  bien  marcadas. 

Con  duda  le  refiero  un  macho  que  difiere  sólo  en  tener  el 
clípeo  y  labro  amarillos,  la  pubescencia  más  clara  y  escasa,  en  la 
cabeza  también  leonada  y  el  abdomen  más  estrecho  y  alargado. 
Long.  12  mm.;  ala  10;  antenas  10,  la  proporción  de  los  3  prime- 
ros artejos  del  flagelo:  7,  8,  74  ! 

Puerto  Bertoni,  Paraguay:  2  hembras  (30,  \)  y  un  ma- 
cho (III,  1917)-  Tipos  en  mi  colección. 

38.  Tetralonia  fervens  Sm.  Se  tiene  por  tal  a  un  Melisso- 
des  de  vasta  distribución  y  no  raro,  con  los  anillos  apicales  del 
abdomen  blanquizcos  bastante  sucios.  Sin  embargo  el  Dr.  Holm- 
berg,en  «Delectus  Hym. »  (p.  389),  reconoció  como  T.  fervens  una. 
especie  de  palpos  6-articulados!. 

Últimamente  recibí  del  Sr.  Hubrich,  del  Rosario  de  Santa 
Fé,  4  machos  de  una  especie  de  palpos  5-articulados:  uno  de  ellos 
imita  perfectamente  los  colores  de  T.  fervens,  en  otros  las  fajas 
interrumpidas  del  abdomen  (bien  blancas)  se  reducen  hasta  casi 
desaparecer  del  todo,  pero  las  antenas  son  mucho  más  largas  que 
en  el  Melissodes  y  el  cuerpo  más  estrecho;  la  proporción  de  los  pal- 
pos es:  11,  8,  9,  5,  4;  en  otro  15,  8, 10,  6,  5.  Como  se  vé,  solo  el  exa- 
men de  los  tipos  de  Smith  (de  Mendoza  y  Santiago)  resolverá  la 
sinonimia:  si  resulta  ser  la  de  Smith  una  Tetralonia  verdadera, 
debe  llamarse  a  nuestra  especie  M.  cucurbitae  Holmherg  ( 188Jf ) . 
{Hubrich  nos  2U  y  219) .  Bertoni  n?  3060. 

Otro  macho,  coll.  Bertoni;  no,  3057,  que  recibí  del  Rosario  de 
Sta,Fé,  mezclado  con  los  anteriores  y  parecido  a  ellos  como  a  un 
macho  de  M.  fervens  de  la  misma  localidad,  tenía  los  palpos  6- 
articulados!  Proporción  de  los  mismos:  12,  12,  10,  9,  3,  3, 
Como  en  los  anteriores,  las  fajas  del  abdomen  son  más  interrum- 
pidas que  en  el  Melissodes.  Esta  forma  debe  ser  la  que  el  Dr. 
Holmberg,  quizás  con  razón,  tubo  por  T.  fervens  Sm 

39.  T.  bombilcns  {Holmh.).  Ocho  ejemplares  de  LaRioja, 
Argentina.  Las  fajas  blancas  del  abdomen  del  macho  varían  has- 
ta desaparecer,  pareciéndose  en  este  caso  a  otras  especies:  un 
ejemplar  parece  tener  el  último  artejo  de  un  palpo  soldado  (4- 
art,  !  ),  La  pubescencia  del  tórax  varía  desde  el  leonado  vivo  al 


BERTONI  A.  W.:    TETRALONIAS    SUDAMERICANAS  218 

blanquizco  ocráceo:  en  mi  colección  los  más  claros  son  deLaRio- 
ja  y  los  leonados  de  Mendoza. 

AO.  Tetralonia  sp.  ?  Coll.  Bertoni  no.  3059.  Una  hembra  de 
Puerto  Bertoni,  que  se  parece  a  M.  rufithoi^ax  Breth.  y  también 
a  M.  Linnei  (mihi) ,  pero  con  esta  última  difiere  en  tener  lo  inferi- 
or del  tórax  de  pelos  negros  y  el  abdomen  casi  sin  pelos.  El  abdo- 
men es  globoso  y  los  palpos  de  un  lado  4  y  del  otro5-articulados! 
Resulta  de  todo  esto  que  se  debe  siempre  examinar  los  dos  pal- 
pos y  de  muchos  ejemplares  para  conocer  cual  es  el  número  normal 
de  los  artejos,  lo  propio  para  el  color  de  la  pubescencia  del  cuerpo. 
También  estos  hechos  nos  aconsejan  tener  cuidado  en  fundar  es- 
pecies sobre  machos  únicos  y.  sobre  todo,  hacer  descripciones 
comparativas,  para  facilitar  el  estudio  de  un  grupo  tan  difícil  y 
embrollado  como  el  de  las  Tetralonias.  Es  por  esto  que,  sin  cono- 
cer las  hembras,  no  describo  las  formas  referidas  más  arriba. 

La  T.  mephistophelica  iSc/ir.  es  una  especie  muy  grande,  ne- 
gra, comparable  a  T.  átropos  Sm.;  pero  difiere  en  el  número  de 
los  artejos  de  los  palpos  maxilares  (6  en  vez  de  5) .  No  dispongo 
de  ejemplares  en  el  momento  para  hacer  comparaciones  directas: 
el  tipo  se  halla  en  la  colección  Schrottky. 


Notas  Entomológicas 

(  Biológicas  y"  Sistemáticas  ) 

por 

A.  de  Winkelried  Bertoni 
I.  HIMENOPTEROS  APOIDEOS 

Xylocopa  artifex  Sm.   =  X.  colona  Schr.  (nec.  Lép.) 

Debo  a  mi  hermano  Walter  Bertoni  el  descubrimiento  del 
nido  de  esta  especie.  Como  la  X.  bambusae  Schr.  cría  en  los  ca- 
nutos de  Bambúseas.  El  que  tengo  presente  y  otro  que  observó 
mi  hermano,  se  halla  en  el  hueco  de  un  canuto  de  Merostachys 
clausseni  Munro.  La  entrada  es  un  agujero  circular  de  8  mm.  de 
diámetro;  las  celdas  consisten  sensillamente  en  dividir  el  hueco 
con  tabiques  delgados  como  papel  a  15  mm.  uno  de  otro,  constru- 
idos con  celuloide  raspada  del  interior  del  mismo  canuto.  En  un 
extremo  del  hueco  hay  dos  celdas  y  cuatro  cerca  del  otro:  la  en- 
trada se  halla  entre  las  dos  secciones.  Contenía  el  nido  sólo  nin- 
fas y  ejemp'ares  yá  en  estado  de  imago. 

Los  machos  de  esta  especie  se  distinguen  fácilmente  de 
los  de  X.  ciliata  Burm.  por  la  claridad  de  la  pubescencia  ( casi 
blanquizca )  y  la  cara  amarilla  con  la  característica  faja  negra 
que  vá  del  vértice  al  ápice  del  clípeo.  Los  machos  de  X.  ciliata 
que  tengo  de  Santa  Fé  (Argentina) ,  son  mucho  más  obscuros  ó  ne- 
gros sin  tal  faja  en  la  cara,  que  es  blanca  pálida  desde  las  ante- 
nas para  abajo;  la  pubescencia  es  negra,  menos  un  collar  sobre 
el  protorax  y  un  anillo  apical  en  el  primer  segmento  abdominal 
que  son  blanquecinos. 

Las  especies  de  Xylocopa  que,  con  Sch  rottkij  y  Anisits,  he- 
mos observado  en  el  Paraguay  meridional  son  10.  De  Pto.  Ber- 
toni (región  de  bosques)*  X.  frontalis  (Oí.),  X.  nigrocincta  Sm., 


BERTONI  A.  W.  :    NOTAS    ENTOMOLÓGICAS  220 

X.  viridis  Sm.,  X.  ptdchra  Sm.  y  X  artifex  Sm. ;  de  Asunción 
y  otros  puntos  de  la  región  con  campos,  pero  que  faltan  en  Pto. 
Bertoni:  X.  brasüianorum  (L.),  X.  augusWLé^.,  X.  splendidula 
Lép, ,  A^  ciliata  Burm.  y  X.  macro'ps  Lép. 

Hemisia  lanipes  {Fabr.) 

En  Asunción  vi  centenares  de  nidos  que  acribillaban  una 
pared  hecha  con  barro  de  una  casa  campestre.  Las  galerías  pe- 
netraban oblicuamente  o  horizontalmente,  según  las  condiciones, 
pero  pocos  centímetros  y  una  sola,  al  parecer,  para  cada  hembra. 
En  el  fondo  se  hallaba  el  depósito  de  polen  a  la  manera  de  otras 
especies;  tampoco  el  cocón  ofrece  nada  especial.  Era  pues  como 
una  colonia  la  tal  cría.  En  Puerto  Bertoni  hallé  un  nido  único 
mezclado  con  una  colonia  de  Melitoma  euglossoides  Lép.,  en 
simbiosis  o  casualmente.  No  puedo  aseverar  que  alguna  de  ellas 
no  fuera  la  H.  labrosa  (Fr. )  que  tengo  de  Pto.  Bertoni  también. 
Además  la  H.  lanipes  ofrece  variedades  locales  en  Pto.  Bertoni, 
donde  es  muy  común. 

La  H.  labrosa  (Fr. )  y  Epicharis  obscura  Fr. ,  que  cacé  en 
Pto.  Bertoni  y  la  grande  H.  collaris  Lép.,  que  se  encuentra  en 
cantidades  sobre  la  arena  húmeda  de  Igatimí  (frontera  de  Ma- 
tto  Grosso),  son  nuevas  para  la  fauna  paraguaya.  Strand  agre- 
gó a  las  especies  conocidas  de  nuestro  país  la  H.  tarsata  Sm. 
De  las  19  especies  paraguayas,  7  sólo  fueron  halladas  en  Puerto 
Bertoni;  pero  en  este  caso  creo  que  no  es  sólo  debido  a  la  ausen- 
cia de  campos  sino  también  a  la  dificultad  de  cazarlas  en  los  ár- 
bcles  altos, 

Melitoma  euglossoides  Lép. 

Un  horno  construido  con  barro,  fué  completamente  acri- 
billado pí-r  millares  de  nidos  de  esta  especie  durante  varios  años. 
Las  abejas  entraban  y  salían  durante  todo  el  verano  en  canti- 
dad, produciendo  con  el  sumbidode  sus  alas  el  efecto  de  una 
numerosa  colmena  de  Apis.  Tantas  eran  ya,  que  el  interior  de 
la  pared  estaba  transformado  en  celdas  apretadas  una  con  otra. 
La  entrada  del  nido  es  una  simple  galería  de  unos  5  mm.de  an- 
cho; en  el  fondo  ( a  5— lOcm.)  hay  una  dilatación  ovoide  y  den- 


221  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II,  N.  3 

tro  de  esta  una  cantarilla  ajustada,  pero  que  se  desprende  fácil- 
mente y  abierta  en  un  extremo.  El  interior  de  dicha  cantarilla 
es  bien  pulido  y,  después  de  depositar  en  ella  el  polen  y  el  hue- 
vo, la  tapa  con  un  disco  de  barro  bien  pulido.  La  postura  de 
los  huevos,  como  su  nacimiento,  dura  meses.  Las  cantarillas 
son  más  o  menos  de  12  por  8  mm. 

Los  habitantes  de  la  colonia  se  componían  en  su  mayor 
parte  déla  forma  typica,  de  patas  negras;  una  pequeña  parte  de 
la  \orma,  fulvifrons  Sm,,  de  patas  y  antenas  rojizas;  una  forma 
más  enana  aun  que  la  M.  grisesceris  Ducke;  otra  semejante  a 
Leptergatis  romeroi  Holmb.  y  un  solo  nido  de  Hemisia  lanipes 
Fabr.  Esta  manera  de  criar  en  colectividad  varias  antofóridas, 
motivó  la  sospecha  de  mi  colega  y  amigo  J.  Brethes  de  que  la  Meli- 
toma  podría  quizás  ser  parásita,  porque  él  no  tubo  oportunidad 
de  revisar  el  nido  (1). 

De  Pto.  Bertoni  es  también  la  rara  M.  mattogrossensis 
(Schr.) ;  la  M.  nudipes  (Burm.)  laobtube  sólo  de  Sta.  Fé,  Argen- 
tina. 

Megachile  sp.? 

Hasta  la  fecha,  los  nidos  que  conozco  de  Megachile  son  del 
tipo  común  envuelto  en  hojas,  que  colocan  en  cualquier  agujero 
y  muy  frecuentemente  dentro  de  los  cañones  de  fusil;  sólo  una 
especie  vi  penetrar  en  la  tierra,  sin  poder  averiguar  con  certeza 
si  se  trataba  de  un  hueco  natural.  R.  v.  Ihering  (Rev.  Museu 
Paul.)  describe  un  nido  en  forma  de  cantarilla  de  M.  apicipennis 
Schr.  sin  saber  como  y  donde  estaba  colocado. 

Últimamente  hallé  un  nido  singular  que  pienso  que  debe 
ser  de  un  Megachile  o  género  afín,  porque  se  parece  notablemen- 
te al  de  cierta  especie  europea.  Es  una  elipse  de  arcilla  fina,  con 
una  boquilla  larga  un  tercio  del  total  en  la  parte  superior, 
de  superficie  groseramente  granulosa  y  lo  interior  pulido: 
con  la  boquilla  mide  25  por  14  mm.  Tres  de  estas  cantarillas 
se  hallaban  pegadas  en  hilera  dentro  del  hueco  de  un  cogollo  de 
Bromelia,  muy  a  la  vista.  La  boquilla  es  arqueada  en  sentido 
opuesto  a  la  hoja  en  que  estaba  pegado.     No   pude  cerciorarme 


(1)     Vide  «An.  Mus.  NI.  de  Bs.  Aires»,  tomo  XIX,  pag.  81. 


BERTONl  A.  W. :  NOTAS   ENTOMOLÓGICAS  222 

de  la  especie  porque  estaban  parasitados  por  un  díptero  del  gé- 
nero Anthrax  del  tamaño  y  color  de  A.  morio.  Podría  este  nido 
ser  de  Lithurgus,  pero  aun  no  se  ha  señalado  este  género  en  el 
Paraguay,  ni  me  parece  que  el  material  de  que  está  construido 
permita  pensar  en  un  Anthidium. 

El  género  Megachile  cuenta  con  cerca  de  40  especies  cono- 
cidas en  el  Paraguay.  —  (  Coll.  Bertoni  n?  3062 ) , 

Mega  I  Opta  ipomoea  Schr. 

Esta  interesante  especie  que  imita  a  Odyneropsis  holoseri- 
cea  Schr.,  la  cacé  en  Pto.  Bertoni  en  pleno  día  de  sol:  los  autores, 
notando  lo  desarrollado  de  los  ojos,  sospecharon  que  podría  ser  de 
hábitos  nocturnos. 

El  nido  no  difiere  esencialmente  del  de  Augochlora  nigro- 
marginata  Spin.  {=^A.  gramminea  Sm.),  sino  en  el  tamaño  ma- 
yor y  en  los  curiosos  apéndices  cónicos  a  manera  de  piernas  de 
la  parte  opuesta  a  las  entradas,  o  sea  la  inferior.  Las  celdas 
(en  número  de  5  a  12)  son  verticales,  alargadas  y  con  la  entrada 
de  5  mm.  por  15  -  20  de  profundidad.  Se  hallan  estos  nidos  en 
galerías  que  penetran  verticalmente  varios  decímetros  en  la  tie- 
rra arcillosa.     {Coll.  Bertoni  n^  3061). 

Varios  nidos  de  Puerto  Bertoni. 

Osiris  paraguayensis,  n.  sp. 

Osiris  pallidus  Sm.  (var. ?),  Bertoni,  A.  de  W.,  «Anal. 
Mus.  NI.  de  Bs.  As.,  T.  XXII,  pág.  137,  (1911). 

El  Osiris  que  indiqué  con  duda  como  variedad  de  O.  palli- 
dus Sm.,  porque  de  éste  son  las  formas  y  magnitud,  pero  con  el 
abdomen  a  fajas  nítidas  negras  y  anchas  como  el  O.  marginatus 
Cres.  de  Méjico,  me  parece  que  es  un  representante  nuevo  del 
género  en  el  Paraguay.  Cacé  la  hembra  cuando  buscaba,  al  pa- 
recer, nidos  subterráneos  ágenos  y  al  macho  sobre  flores  de  plan  - 
tas  compuestas.  El  fondo  sólo  puede  llamarse  amarillo-testáceo 
después  de  estar  mucho  tiempo  en  la  colección. 

Hembra.  Amarillo  citrino;  una  mancha  circular  en  la 
frente  que  incluye  los  ocelos,  el  mesonoto  y  el  ancho  anillo  apical 


223         ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II.    N.    3 

de  los  segmentos  abdominales,  negro:  el  6*?  segmento  es  todo  ne- 
gro y  en  los  demás  este  color  es  más  ancho  que  lo  amarillo  basal ; 
en  el  mesonoto  se  nota  una  zona  central  y  los  bordes  laterales 
casi  testáceos.  El  flagelo  es  obscuro  con  los  2  artejos  básales  y 
el  apical  amarillo-ferrugíneos;  el  lado  inferior  de  los  fémores  y 
el  estrecho  borde  apical  de  los  segmentos  ventrales,  oscuros  casi 
negros.  La  puntuación  del  cuerpo  no  es  aparente,  en  el  clípeo 
es  grosera  y  rugosa.  Alas  amarillentas,  con  las  nervaduras  más 
ferrugíneas.  Todo  el  tronco  lleva  una  brevísima  y  no  densa  pu- 
bescencia amarillenta  visible  sólo  con  lente.  Long.  tot.  13  mm. ; 
ala  9. 

Macho.  Difiere  en  tener  lo  negro  de  la  frente  más  redu- 
cido, en  los  segmentos  ventrales  más  fuerte,  el  diseño  del  meso- 
noto  es  negro  y  amarillo  y  el  último  segmento  ventral  apenas 
excede  al  dorsal  en  ?  de  su  propia  longitud. 

Puerto  Bertoni,  Parag. ,  Coll.  Bertoni  n?  3063. 

En  la  misma  publicación  y  página,  a  continuación  del  pre- 
sente, describí  el  macho  de  Osiris  exulans  Holmb.,  el  cual  es  un 
Coelioxoides.  El  Sr.  A.  Duche,  quien  examinó  ejemplares  de 
aquí,  me  informa  que  la  especie  de  Holmberg  es  un  sinónimo  de 
O.  punctipennis  Cress.  Cacé  media  docena  en  flores  de  Ptero- 
caulon  virgatum  D  C.   {Compos. ) 

Gen.  Rhatymus  Lép.  (1825) 

Este  género  de  abejas  parásitas  {Nomadidse)  cuenta  con 
8  especies  sudamericanas  descritas,  pero  ninguna  de  este  país  ni 
de  la  Argentina.  Por  Marzo  de  1917  cacé  dos  Rhatymus  en  Pto. 
Bertoni.  La  una  parecida  a  Rh.  bicolor^  Sm. ,  pero  grande  (25 
mm)  y  variable,  unos  todo  ferrugíneos  con  las  alas  obscuro-vio- 
láceas, otros  con  el  mesonoto  y  vértice  negros.  Entraron  6  ejem- 
plares en  mi  cuarto  en  la  época  en  que  nace  la  Epicharis  rustica, 
de  la  que  se  supone  sea  parásito.  ( Coll.  Bertoni  n^  3021 ) .  El 
Sr.  Schrottky  piensa  que  sea  nueva  y  vá  a  describirla  según  me 
comunicó. 

La  otra  es  una  especie  del  tamaño  y  figura  de  Odyneropsis 
holosericea  Schr.  y  parecida  en  la  coloración  a  O.  vespiformis  Du- 
cke;  pero  es  un  verdadero  Rhatymus:  {Coll.  Bertoni  n?  3064). 


BERTONI  A.  W.  :  NOTAS    ENTOMOLÓGICAS  224 

Trígona  mínima  Gn6.  — vulg.  Eí-mírí 

Esta  especie,  semejante  a  T.  mosquito  pero  menor,  dispu- 
ta y  quizás  vence  a  la  T.  muelleri  Friese  (=T.  tímida  Silv.), 
el  puesto  de  colmena  rudimentaria.  Es  común  en  Pto.  Bertoni 
y  su  nido  se  halla  en  cualquier  hueco  o  grieta  pequeña  de  las  pa- 
ledes,  troncos  piedras,  etc.  Algunos  nidos  tienen  apenas  algu- 
nas docenas  de  habitantes.  La  boquilla  es  casi  nula  o  de  pocos 
mm.  de  largo.  En  cuanto  al  interior  es  amoldado  a  las  condi- 
ciones. Las  pocas  cantarillas  de  la  miel  aglomeradas  o  casi  en 
panal  y  los  no  más  abundantes  panales  de  las  larvas  desordena- 
damente sobrepuestos  o  dispersos.  Las  cantarillas  de  la  miel  son 
poco  mayores  a  las  de  T.  muelleri  y  en  todo  suelen  producir  po- 
cos gramos  de  miel.  Es,  como  las  otras  pequeñas,  sumamente 
molesta  en  los  bosques,  pues  acude  en  enjambres  a  chupar  el 
sudor.    {CoU.  Bertoni,  t^9  1816). 

iVOT^A.— Los  Mehpónidos  paraguayos  no  citados  en  mis 
publicaciones  anteriores  (1)  son:  Melipona  orhignii  Guér.  (=M. 
quinquefasciata  Fr.),  Rio  Paraguay;  M.  paraguayaca  Str.  (id.) ; 
Trigona  iheringi  Friese,  (id);  T.  cupira  Sm.,  Pto.  Bert.,  T. 
caerulea Friese,  Encarnación;  T.  nigripes  Fr.;  T.  amaltheaLs.tr, 
{=T. fuscipennis  Fr.),  Pto.  Eertoni;  T.  rufichrus  Latr.,  SO  Pa- 
rag. ;  y  T.  fulvipennis  Friese,  Igatimí,  Itaimbeíh  (Alto  Paraná) . 
Las  tres  últimas,  quizás  sólo  razas,  no  difieren  biológicamente. 
La  T.  cupira  es  reprecentada  en  Pto.  Bertoni  por  una  forma 
muy  oscura,  casi  negra,  cuyo  nido  imita  a  veces  al  de  T.  amal- 
thea.     En  todo  son  26  especies  conocidas  del  Paraguay.   (2) 

Tygny  (en  «Suites  a  Buffon»,  VIII,  p.  266)  describe  bien 
el  nido  libre  y  globular  de  la  T.  amalthea  típica  de  la  Guayana, 
el  cual  en  nada  difiere  de  nuestra  supuesta  var.  fuscipemiis  Fr. 
Pero  al  insecto  le  dá  « ailes  blanches,  transparentes,  légerement 
lavées  d'une  couleur  obscure». 


(l)-Bertoni,  A.  de  W.,  «An.  Mus.  NI.  Bs.  As.»  vol.  XXII.  p.  97-146, 
(1911).  Id.  «Revista  de  Agron.  y  Bol.  de  la  E.  Agr.  de  Pto.  Bertoni»,  Vol. 
IV,  no  7-8,  pág.  21,  (1910). 

(2) —5c/iroH^i;  señala  sólo  24  para  la  R.  Argentina;  pero,  con  quizás  só- 
lo una  excepción,  creo  que  existen  en  este  país  todas  las  especies  señaladas 
en  el  Paraguay. 


225  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II,  N.  3 

II.  HIMENOPTEROS  VESPOIDEOS 

Pompilus  flavopíctus  Sm.   (Sericopompilus  sp. ) 

En  Pto.  Bertoni  abunda  una  especie  que  es  notablemente 
variable  en  cuanto  al  color.  Tan  pronto  imita  el  diseño  de  Ste- 
lopolybia  meridionalis  (R.  v,  Ih.)  como  el  de  5.  pallipes  (01.)  y 
aun  más  allá,  siendo  raro  hallar  dos  ejemplares  perfectamente 
iguales.  Una- hembra  y  un  macho  (  Coll.  B.  n^  3066  ).  combinan 
perfectamente  con  la  descripción  que  Smith  dá  para  el  P.  flavo- 
píctus de  Costa  Rica.  La  mancha  neerra  de  la  base  del  clípeo  y 
las  del  segmento  mediarlo  en  unos  son  bien  negras;  en  otros  son 
ferrugíneas,  más  o  menos  apagadas  hasta  desaparecer  del  todo. 
Inconstantes  son  también  los  anillos  amarillos  del  abdomen  y  la 
intensidad  del  color  negro  en  general.  Una  forma  difiere  muy 
poco  del  P.  autrani  Holmb.  (del  Chaco) ;  otra  (ní>  658),  no  bien 
ligada  por  las  transiciones,  se  acerca  a  P.  barbarus  Holmb.  Lo 
amarillo  es  citrino,  pero  en  las  patas  varía  hasta  el  ferrugíneo. 
Tengo  presente  una  serie  de  14  ejemplares  selectos  entre  las 
transisiones. 

Cuál  es  esta  especie  se  sabrá  cuando  se  conozca  a  qué  gé- 
nero pertenecen  los  supuestos  Pompilus  de  los  autores:  Smith 
no  dá  los  caracteres  morfológicos.  Si  la  muestra  no  es  la  de  Cos- 
ta Rica,  es  un  representante  perfectamente  mimético  en  el  Pa- 
raguay. El  Sr.  Schrottky,  a  quien  mandé  un  ejemplar  aberran- 
te y  quizás  diverso,  pone  en  duda  la  identidad  (por  carta) ;  pero 
lo  que  interesa  aquí  es  llamar  la  atención  de  los  especialistas  so- 
bre la  variabilidad  de  nuestra  especie. 

Parecido  también  parece  ser  el  P.  polistoides  Sm.  El  Sr. 
Brethes  me  determinó  como  tal  un  macho  de  Pto.  Bertoni,  hace 
muchos  años,  quizás  diferente  de  los  ejemplares  que  conservo, 
pues  estos  no  combinan  bien  con  la  descripción  original,  a  menos 
que  sea  igualmente  variable  que  la  forma  anterior.  En  todo  ca- 
so es  mucho  más  raro  aquí.  El  Sr.  Schrottky  piensa  que  el  nu- 
estro sea  Poecilopompilus . 

Observ.  —No  conozco  el  nido  del  presente  Sericopompilus, 
pero  le  he  visto  subir  arañas  a  los  árboles  altos.  En  los  Anales 
del  Museo  Ni.  de  Buenos  Aires,  (XXII,  p.  131),  describí  el  supu- 


BERTONI  A.  W.:  NOTAS   ENTOMOLÓGICAS  22Ó 

esto  nido  de  un  Pseudagenia,  próximo  al  Pompihis  spilopterus 
Holmb.  Más  tarde  me  convencí  que  era  inquilino  y  que  el  ver- 
dadero arquitecto  de  tales  nidos  es  el  Eumenes  enagua  Breth. 

Stenancístrocerus  herbertü  terebrator,  n.  subsp. 

Se  parece  tanto  en  las  formas  al  O.  herbertü  Fox,  que  no 
creo  que  sea  más  que  subespecie;  en  cuanto  al  color,  (también 
gran  parte  de  las  formas),  son  más  del  O.  relativus  Fox.  No 
menos  curiosa  es  la  nidificación;  la  diagnosis  es  esta: 

Statura  0./¿er6er¿i  et  illie  conformis.  Foem.  Atra,  bre- 
vissime  aureo-sericea;  clypeo  superne  arcuato,  puncto  inter  an- 
tennas,  puncto  post-oculari  utrinque,  spina  mesonoti  abdominis- 
que  segmentis  1  i  -  6^  ápice,  flavis;  tegulis  externe  ferrugineis. 
Alis  ferrugineis,  ápice  fusco-hyalinis.  Mandibulis  4-dentatis. 
Long.  corp.  9  mm.,  al.  7i-(Pto.  Bertoni,  Parag.). 

La  puntuación  y  formas  son  como  en  la  forma  típica.  El 
clípeo  rugoso,  más  ancho  que  largo,  con  escotadura  apical  trian- 
gular y  dientes  agudos,  recuerda  al  de  los  Alastor  como  las  for- 
mas de  la  cabeza  y  tórax;  la  2^.  célula  cubital  es  triangular;  el 
segmento  mediarlo,  que  se  extiende  bastante  atrás  del  postescu- 
dete, tiene  los  ángulos  postero-laterales  muy  agudos;  y  por  fin, 
la  impresión  transversal  del  primer  segmento  abdominal  forma 
decididamente  dos  carenas.  Mandíbulas  cortas  con  sus  4  dien- 
tes muy  fuertes. 

Hemos  visto  que  los  Odynerus  (s.  lat. )  crian  unos  en  nido 
propio,  otros  en  nidos  abandonados  ágenos,  otros  en  troncos  ta- 
ladrados por  coleópteros  y  por  fin,  el  O.  clarazianus  en  galerías 
subterráneas.  El  presente  se  aparta  notablemente  en  su  mane- 
ra de  nidificar.  Difiere  de  todos  los  que  conozco  en  el  nido  y  la 
alimentación  de  las  larvas.  En  el  tallo  de  la  flor  de  Eryngium 
ebracteatum  Lam.  (Umbelíferas),  practica  (en  laplantaViva!)  un 
agujero  circular  de  3  mm.  de  diámetro,  para  utilizar  el  hueco 
natural  interno.  Siguiendo  hacia  abajo,  divide  el  hueco  en  tro- 
zos de  20  mm.  con  discos  de  barro  rojo  y  en  cada  uno  deposita 
un  huevo  con  10  o  12  larvas  para  la  alimentación.  La  larva  del 
Odynerus  es  normal,  alargada,  amarillenta  con  una  línea  oscura 
a  lo  largo  del  dorso.     El  alimento  comsiste  en  larvas  amarillen- 


227  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  3 

tas  con  cabeza  oscura,  córnea  y  seis  patas  anteriores.  Son  muy 
tiernos  y  requieren  un  estudio  especial  con  ejemplares  en  buen 
estado  para  conocer  el  grupo;  pero  no  pueden  ser  sino  de  cole- 
ópteros o  himenópteros  fitófagos.  En  todo  caso  sale  de  la  re- 
gla; hasta  ahora  sólo  conocía  especies  que  alimentan  la  prole 
con  larvas  de  lepidópteros,  especialmente  geométridos.  A  prin- 
cipios de  Noviembre  cacé  al  tipo  de  la  nueva  forma  en  su  nido. 
Este  contenía  celdas  en  construcción  y  larvas  a  punto  de  trans- 
formarse. 

El  citado  Eryngium  es  visitado  por  varios  Odynerus  y  A- 
lastor.  En  condiciones  parecidas,  pero  con  dípteros  adultos  co- 
mo alimento,  cría  el  Xylocrabro  umhrosus  Schr.  (V.  Schrottky  y 
Bertoni,  «Deutsch.  Ent.  Zetschr.»,  p.  624,  1914). 

Gen.  Polistes  Latr.  (1802) 

Polistes  consobrinus  Saiiss.  ?  De  la  especie  que  cité  con  es- 
te nombre  (1)  cacé,  en  las  flores  de  VernonicL  mollissima  (Com- 
positae),  10  machos  y  una  hembra  en  Puerto  Bertoni  y  una  en 
Ihgatimí  (Matto  Grosso),  todos  por  Marzo. 

El  macho  se  distingue  fácilmente  de  las  especies  vecinas 
por  tener  el  ojo  anchamente  separado  del  clípeo,  más  que  en  P. 
carnifex;  el  clípeo  ferrugíneo  todo  o  con  sólo  los  bordes  laterales 
amarillos.  El  insecto  es  ferrugíneo  con  el  vértice,  los  bordes  del 
mesonoto  m.ís  o  menos  y  los  dos  primeros  segmentos  abdomina- 
les, negros;  lo  inferior  y  patas  más  o  menos  ferrugíneos,  con  el 
pecho  amarillo;  el  segmento  mediarlo  con  o  sin  los  dos  semicírcu 
los  amarillos;  el  peciolo  con  el  ápice  ferrugíneo  o  amarillo,  y  en 
uno  todos  los  segmentos  llevan  un  sutil  ribete  de  este  color;  el 
flagelo  con  el  ápice  y  la  base  ferrugíneos. 

En  la  hembra  el  ojo  apenas  toca  al  clípeo.  La  de  Ihgatimí 
difiere  del  macho  sólo  en  tener  el  mesonoto,  el  fondo  del  seg- 
mento mediarlo  y  algo  por  los  f  émores,  negros  y  en  no  tener  más 
amarillo  que  las  dos  manchas  del  segmento  mediarlo.  La  otra 
hembra  que  le  refiero,  porque  la  comunicación  entre  el  clípeo  y 
el  ojo  es  más  reducida  que  en  P.  versicolor  y  P.  ferreri,  difiere 
sólo  '^,n  tener  las  mesopleuras,  trocánteres  y  tibias,  negros. 


(1)  (lAn.  Mus.  NI.  de  Bs.  Aires»,  T.XXII.  pág.  129. 


BERTONIA.  W.:   TETRALONIAS   SUDAMERICANAS  228 

La  especie  de  Saussure  permanece  oscura,  pero  a  mi  ver 
la  presente  concuerda  más  con  la  descripción  que  las  formas  fe- 
rrugíneas  de  P.  versicolor.  El  P.  candidoi  R.  v.  Iher,  podría 
asimismo  ser  una  forma  del  presente. 

Polistes  obscurus  Sauss.  —Bertoni,  loco  cit,  p.  130. 

Podría  ser  una  raza  pequeña,  esvelta  y  sedosa  de  P.  actae- 
on  Halid.;  pero  no  he  hallado  transiciones  aun.  La  coloración 
es  constante  en  cada  nido.  Los  machos  tienen  todas  las  antenas 
y  clípeo  negros  y  carecen  de  amarillo  en  las  «coxas»;  las  patas 
son  todo  ferrugíneas.  En  todos  las  líneas  amarillas  del  segmen- 
to mediarlo  son  delgadas  o  casi  nulas.  Un  nido  tenía  8  ejem- 
plares idénticos  entre  sí,  pero  diferían  de  los  comunes  en  tener 
más  o  menos  ferrugíneo  oscuro  por  el  abdomen,  sin  confundirse 
por  esto  los  machos  con  las  formas  ferrugíneas  de  P.  cinerascens 
Sauss.  Las  variaciones  del  colorido  de  las  alas  no  se  apartan  de 
ésta  última  especie.  Las  mesopleuras  sin  la  línea  superior. 
Describiré  una  forma  que  creo  nueva: 

Polistes  obscurus  simulans,  n.  var.  Hembra  negra,  sedosa, 
con  la  pubescencia  del  tórax  castaño-oscura  y  la  del  abdomen 
negra;  las  mandíbulas,  el  flagelo  (menos  la  base  del  primer  ar- 
tejo), y  las  alas,  ferrugíneos;  una  línea  delante  y  otra  detrás 
del  ojo  amarillas.  Long.  14-16  mm.,  ala  12-141.  El  protorax  es 
de  los  más  crestudos  anteriormente  y  la  cabeza  notablemente 
menos  prolongada  atrás  de  los  ocelos  que  en  las  especies  veci- 
nas. 

En  lo  demás  tiene  las  formas  y  tamaño  de  P.  cinerascens, 
con  el  hoyo  del  segmento  mediario  tal  vez  más  breve  y  ancho, 
bien  estriado  transversalmente;  el  peciolo  por  lo  menos  tan  an- 
cho como  largo.  Este  último  carácter  lo  distingue  de  P.  mela- 
nosoma,  al  que  imita  perfectamente  en  el  color,  aspecto  atercio- 
pelado y  casi  en  el  tamaño.  El  color  de  las  alas  sólo  se  asemeja 
b\  de  P.  jMcificus  Fabr.  (forma  oscura).  El  nido,  que  es  ne- 
gruzco, no  difiere  del  de  P.  melanusoma  sino  en  las  celdas  me- 
nores. 

Puerto  Bertoni,  Febrero,  1917:  6  hembras  criadas  del  mis- 
mo nido  {Coll  Bertoni,  n<?.  3067).  ' 


229         ANALES   CIENTÍFICOS   PARAGUAYOS   SERIE    II,    N.    3 

Gen.   Mischocyttarus  Sauss.    (1854) 

M.  smithi  Sauss.  Esta  rara  especie  era  dudosa  para  los 
especialistas  y  la  hembra  desconocida.  Poseo  una  de  San  José, 
Costa  Rica  (C.  A.).  El  cuerpo  es  bien  negro,  especialmente 
el  abdomen  (que  es  más  nítido  que  en  las  otras) ;  el  borde  poste- 
rior del  pronoto  y  las  tégulas  castaño  oscuro,  poco  aparente;  las 
patas  también  con  algo  de  castaño  muy  oscuro  y  el  ribete  api- 
cal del  peciolo  bastante  claro;  las  antenas  en  la  mitad  apical 
más  o  menos  ferruglneas.  El  color  de  las  alas  es  el  mismo  que 
en  M.  labiatus  (F.);pero  el  insecto  es  mucho  más  robusto,  por 
lo  menos  como  M.  drewseni  Sauss. ;  el  primer  segmento  abdo- 
minal largo  como  la  cabeza  y  el  tórax  juntos  y  algo  más  dila- 
tado hacia  el  ápice,  recordando  a  M.  surinamensis  Sauss.  Log. 
tot.  21  mm.,  ala  17.  Ocelos  como  en  M.  drewseni,  Sauss. 

El  tipo  es  amazónico.  El.  M.  dreivseni,  que  es  el  que 
más  se  le  parece,  tiene  el  abdomen  más  estrecho  con  relación 
al  tórax  y  las  alas  bien  ferrugíneas,  aun  en  una  forma  oscura 
que  tengo  de  Pebas  (Amaz.).  Tampoco  el  M.  collaris  Ducke 
ofrece  diferencia  entre  un  ejemplar  de  Costa  Rica  y  otro  ama- 
zónico (A.  Ducke  leg. )  y  muy  poco  de  otro  de  la  Isla  de  Trinidad. 

La  especie  que  describo  no  tiene  semejanza  notable  con 
Stelopolybia  angulata,  que  es  mimética  con  M.  carhonarius  (Sa- 
uss.). No  conozco  esta  última  especie  amazónica  que  parece 
muy  rara. 

M.  phthisicus  {F.)  Dcke.  Cuatro  hembras,  de  Altos,  Asun- 
ción y  Pto.  Bertoni,  difieren  de  lo  normal  en  tener  el  2^  segmen- 
to abdominal  ferrugíneo  con  el  ápice  amarillo,  o  sea  un  principio 
de  transición  hacia  la  var.  alfkeni  Ducke,  que  yo  no  había  obser- 
vado en  el  país  (loco  cit.  p.  127).  Estos  ejemplares  forman  ex- 
cepción en  Pto.  Bertoni,  donde  es  común  y  varía  desde  el  color 
de  Polybia  buyssoni  hasta  el  de  P.  fastidiosuscula  y  pallipes. 
Un  nido  contenía  206  ejemplares,  todos  con  el  color  de  esta  últi- 
ma. De  las  otras  formas  también  es  frecuente  hallar  nidos  con 
numerosos  ejemplares  parecidos  entre  sí;  pero  algunos,  especial- 
mente uno  que  crié  en  Marzo,  contienen  toda  la  serie  de  colores. 
Con  sólo  una  excepción  (en  Pt.  Bertoni)  el  diseño  es  siempre  ci- 
trino y  oscuro  o  negro.     A  las  formas  de  nido,  debo  añadir  uno 


BERTONl  A.  W.  ;    NOTAS    ENTOMOLÓGICAS  230 

que  vi  en  Ihgxiasú  (Brasil)  pegado  a  un  techo  de  casa;  tenía  tres 
apéndices  largos  en  estrella  y  el  pedúnculo  central.  Los  habi- 
tantes con  los  colores  y  distribución  de  Gymnopolybia  meridio- 
nalis  (R.  V.  IH.). 

Es  frecuente  ver  que  las  hembras  que  comienzan  un  nido 
son  más  o  menos  de  color  normal;  aquí  cabe  preguntar  si  con  la 
edad  el  color  negro  domina  al  amarillo  o  si  los  ejemplares  dema- 
siado claros  y  aberrantes  perecen  sin  procrear, 

III.  COLEÓPTEROS 

Acrocinus  longimanus  ( L.  )  —  Este  cerambícido  grande  y 
hermoso  es  bastante  común  en  Pto.  Bertoni  y  parece  raro  a  la 
altura  de  Yaguarasapá  (  más  al  S ) :  otro  tanto  puede  decirse  de 
la  planta  morácea  Chlorophora  tinctoria  (L.).  Este  árbol  suele 
estar  barrenado  por  grandes  larvas  que  le  causan  la  muerte  par- 
cial o  total.  El  año  pasado  hemos  visto  que  esta  nociva  larva 
es  del  A.  longimanus.  Un  grande  y  lozano  árbol  de  Tatá-dyihvá 
o  C.  tinctoria  fué  parasitado  por  unas  cuantas  parejas  del  coleóp- 
tero en  cuestión,  secándose  completamente  en  pocos  meses.  De- 
posita los  huevos  haciendo  una  incisión  transversal,  desde  los 
gajos  hasta  el  suelo.  Las  larvas  se  crian  rápidamente  y  causan 
un  verdadero  destrozo  en  la  madera.  Esta  especie  acude  tam- 
bién a  los  Ficus  recién  cortados,  pero  no  sé  que  deposite  en  ellos 
los  huevos.  El  A.  accentifer  (Oliv.)  es  de  los  más  comunes  en 
nuestros  bosques. 

Lo  más  común  en  nuestros  cerambícidos  es  depositar  sus 
huevos  en  árboles  enfermos  o  cortados  y  unas  cuantas  especies 
los  cortan  ellos  mismos,  como  Oncoderes  y  varios  del  grupo  de 
Acanthoderes,  v.  gr.,  que  causan  mucho  daño  a  los  cultivos. 
Los  autores  han  generalizado  demasiado,  como  me  he  cerciorado 
en  varios  casos,  la  creencia  de  que  cortan  ellos  mismos  la  planta. 

IV.  HEMIPTEROS  HOMOPTEROS 

Fulgora  lucífera  Germ. — guar.  Nyakihrá-mbói. 

Es  ésta  la  especie  que  llega  hasta  Rio  Grande  do  Sul  y  Pa- 
raguay.    En  Pto.  Bertoni  cazam.os  ^  ejemplares  recién  nacidos 


231  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.    3 

al  pié  de  una  Fagara  sp.  (Rutáceas),  por  lo  que  he  sospechado 
que  su  larva  podría  vivir  a  expensas  de  la  savia  de  sus  raíces  a 
semejanza  de  los  Cicádidos.  A  la  F.  latemaria  L.,  del  Norte, 
se  le  parece  sólo  en  el  color. 

Mantube  vivos  varios  días  dichos  ejemplares  sin  notar  la 
fosforescencia  que  observó  Madam  Merian  en  la  Guayana  y  q«e 
los  naturalistas  aun  no  han  podido  comprobar  en  un  siglo.  No 
obstante,  creo  que  no  se  trata  de  un  error  de  Mad.  Merian,  sino 
que  los  ejemplares  de  Fulgora  que  la  sorprendieron  de  noche 
por  emitir  luz,  estarían  parasitados  por  el  supuesto  hongo  fosfo- 
rescente invisible  que  se  ha  observado  en  varias  aves,  o  el  que 
se  observa  en  los  troncos  después  de  días  de  mucha  lluvia  y  ca- 
lor. La  forma  tan  rara  de  este  insecto,  especialmente  el  apén- 
dice que  imita  la  cabeza  de  un  reptil,  ha  motivado  muchas  pa- 
trañas en  el  Paraguay  como  en  el  Brasil:  el  vulgo  lo  cree  alta- 
mente venenoso,  sin  embargo  es  absolutamente  inofensivo. 

En  Pto.  Bertoni  hay  otra  especie  muy  rara,  que  debo  a  la 
amabilidad  del  Sr.  José  del  R.  Mereles,  quien  la  descubrió.  Pa- 
rece ser  la  F.  serrata  de  Stoll.;  pero  su  estado  larval  no  permite 
suficiente  certeza.  En  la  misma  localidad  cacé  Phenax  variega,- 
ta  (Oliv.),  Flata  umhraculata  Fabr.  y  F.  phalaenoides  Fabr. 

Aphrophora  sp.?— En  «Agronomía»  (V,  n*?.  3-4,  p.  110  y. 
Ed.  del  autor),  describí  el  insecto  que  hace  «llover»  a  los  árboles, 
bajo  el  n.  provisorio  A.  distanti,  i.  lü.;  más  tarde  observé  que 
en  Asunción  cría  mucho  más  temprano  y  que  una  de  las  plantas 
preferidas  es  el  Ombú  (Phytolaca  dioica  L.).  En  Pto.  Bertoni 
los  árboles  que  hace  llover  con  más  frecuencia  y  abundancia  son 
Cedrela  tubiflora  M.  S.  Bertoni  y  Lonchocarpus  sp.  La  gran 
cantidad  de  agua  que  expide  la  sustancia  espumosa  de  las  larvas 
proviene  seguramente  de  la  savia  del  árbol.  En  los  días  calmosos 
y  muy  húmedos  del  Alto  Paraná  los  frascos  de  vidrio  con  líquido 
condensan  la  humedad  del  aire  hasta  gotear;  pero  no  está  con- 
firmado que  la  substancia  espumosa  del  insecto  pueda  condensar 
tal  cantidad  de  humedad. 


BERTCNI  A.  W.  :    NOTAS    ENTOMOLÓGICAS  232 


EFECTO  DEL  CIANURO  EN  LOS  COLORES 

El  Cianuro  de  potacio,  tan  empleado  para  matar  insectos, 
influye  en  la  alteración  de  los  colores  naturales.  Cualquiera  pue- 
de cerciorarse,  v.  gr.,  de  que  echando  una  flor  roja  en  un  frasco 
con  vapores  de  cianuro,  toma  en  pocos  minutos  un  bello  color 
verde  tierno  y  más  tarde  pasa  al  amarillo,  siempre  comenzando 
por  los  bordes  de  los  pétalos ;  pero  lo  que  interesa  aquí  es  llamar 
la  atención  de  los  entomólogos  sobre  un  hecho  curioso. 

Hace  10  años  cacé  en  Puerto  Bertoni  una  variedad  de  Pa- 
chodynerus  argentinus  adornada  con  diseños  amarillos  citrinos  y 
la  eché  en  un  frasco  con  fuerte  cantidad  de  cianuro.  A  la  vuel- 
ta de  la  excursión  (6  h.  más  tarde),  noté  con  gran  sorpresa  que 
el  diseño  se  había  cambiado  en  rojizo  vivo!.  Actualmente  el 
ejemplar  tiene  todavía  los  ornamentos  del  tórax  más  o  menos  fe- 
rrugíneos.  Se  ha  repetido  este  hecho  y  sospecho  que  serían 
ejemplares  recién  nacidos  de  colores  muy  tiernos.  En  todo  caso 
sabemos  que  hay  muchas  supuestas  especies  de  insectos  que  se 
distinguen  sólo  por  el  diseño  amarillo  o  ferrugíneo,  y  el  hecho 
merece  ser  recordado. 

En  las  colecciones  es  frecuente  también  ver  que  los  ama- 
rillos tiernos  toman  un  tinte  ocráceo,  la  Rutela  lineóla  (Coleóp.) 
rara  vez  conserva  su  color  natural.  Para  mí,  el  mejor  para  ma- 
tar insectos  es  el  éter  sulfúrico,  que  no  daña  a  la  salud,  y  en  su 
defecto  la  nafta  ordinaria,  que  cuesta  poco  y  mata  con  suficiente 
rapidez.  Dos  Anthidiimí  muertos  en  el  cianuro  tienen  las  fajas 
abdominales  rojas,  cuando  que  en  vida  debieron  ser  amarillas. 

A.  de  W.  3- 


cAdiciones  a  los  Vertebrados 
del  Paragua)^ 

por 

A.  de  Winkelried  Bertoni 

En  esta  sección  me  propongo  dar  algunas  notas  y  especies 
nuevas  para  el  país,  descubiertas  por  mi  o  por  otros,  que  no  fi- 
guran en  mi  «Catálogo  de  los  Vertebrados»  (Descr.  Fis.  y  Econ. 
del  Par.,  n?.  59:  1). 

I.  PECES 

Pseudocetopsis  gobioides  (Kner.). 

El  tipo  de  este  raro  Cetópsido  es  de  Irizanga  Brasil.  El 
segundo  ejemplar  conocido  es  el  de  mi  colección.  Es  un  ejem- 
plar de  145  mm.  de  largo;  en  vida  es  todo  blanco  plateado  bri- 
llante, la  puntuación  oscura  del  dorso  es  muy  poco  aparente. 
Aun  que  tiene  una  boca  muy  pequeña,  salió  pegado  a  la  carnada 
de  un  anzuelo.     Puerto  Bertoni  (Río  Paraná),  1903. 

Heptapterus  mustelinus  (Cuv.  &  Val.). 

Varios  ejemplares  del  arroyito  de  Pto.  Bertoni,  de  6-12 
cm.  de  largo.  El  mayor  tiene  grandes  manchas  oscuras  en  el 
dorso,  poco  aparentes.  Un  ejemplar  pequeño  fué  examinado 
por  el  Prof.  Eigenmann.  Se  encuentra  de  día  reposando  bajo  las 
piedras,  por  lo  que  lo  creo  de  hábitos  nocturnos.  D'  Orbigny.  ha- 
biendo hallado  hasta  200  bajo  una  piedra  sola,  lo  creyó  sociable. 
No  se  conocía  del  país. 

Paulisea  jahu  H.  v-  Iher— Mangurudyú  paró. 

A  la  altura  de  Pto.  Bertoni  predomina  el  Mangurudyú  pa- 
ra, al  paso  que  más  al  S  parece  mucho  más  raro  que  el  Zungaro 
mangurus  (Val.).     Los  ejemplares   que  examiné   discrepan  lo 


BERTONl   A.  W.:    AD.  A  LOS  VERTEBRADOS  DEL  PARAGUAY      234 

bastante  para  tenerlos  por  específicamente  distintos  de  P.  lutkeni 
(Steind.)  de  Amazonas.  Berg  (An.  Mus.  Bs.  As.,  IV,  p.  126)  dice, 
de  un  ejemplar  del  Paraná,  que  no  difiere  de  la  especie  amazó- 
nica. En  un  ejemplar  de  Pto.  Bertoni,  de  1.200  mm.  de  largo, 
la  cabeza  cabe  3i  veces  en  el  largo  parcial  y  3  y  5  sextos  con  la 
caudal;  el  espacio  interorbital  sólo  de  8  diámetros  oculares;  orla 
de  los  ojos  completamente  libre.  La  cabeza  es  más  redondeada 
que  en  la  fig.  de  Steindachner.  En  vida  el  fondo  es  amarillento 
oliváceo  o  pardo  oiiváceoencima  y  blanco  puro  abajo;  las  gotas  que 
lo  adornan  son  oscuras  en  unos  y  blanquizcas  o  sea  más  claras 
que  el  fondo  en  un  ejemplar  grande.  En  general  son  poco  apa- 
rentes y  menos  en  los  adultos  que  en  los  jóvenes.  Puerto  Ber- 
toni, Yaguarasapá  (río  Paraná). 

Pseudoplatystoma  fasciatum  (L.)—  Suruví. 

Quizás  por  su  tamaño  no  se  ha  mandado  a  los  especialis- 
tas, pero  existe  en  los  dos  ríos.  Un  ejemplar  de  Pto.  Bertoni 
de  900  mm.,  combinaba  bien  con  las  descripciones  .  En  vida  el 
fondo  es  pardo-oliva  encima  y  blanco  puro  abajo;  todas  las  aletas 
goteadas  de  oscuro;  dorso  espléndidamente  reticulado  de  negro, 
con  algunas  gotas;  cabeza  goteada  de  negro. 

Abunda  igualmente  que  P.  coruscans  Agass..  o  sea  el  Suru- 
ví goteado,  que  párese  ser  el  mayor  de  nuestros  peces 

Branchioica  Bertoni  Eigenm.  (1917). 

Es  el  parásito  de  las  branquias  del  Pakú  (Piaractus  hra- 
chypomus) ;  los  tipos,  que  sirvieron  a  Eig'enmaan  para  fundar  el  gé- 
nero y  especie  nueva,  son  de  Puerto  Bertoni.  Algunos  Pakú 
llevan  muchos  ejemplares  dentro  de  la  cavidad  branquial.  A- 
provecharé  para  recordar  que  el  Pakú,  o  una  especie  afín,  lleva  un- 
nombre  que  parece  que  no  conocen  los  especialistas:  es  Myletes 
(Myleus)  mesopotamicus  Holmberg,  1889  (in  «Bol.  de  la  Acad. 
NI.  de  Ciencias  de  Córdoba»,  X,  p.  387). 

Holoshethes  heterodon  Eigenm.— Guar.  Pikíh 

Puerto  Bertoni:  examinado  por  el  Prof.  Eigenman.  (Coll. 
Bertoni,  n^  604).  En  vida  la  caudal  es  color  de  oro  bello.  Es 
común  en  el  río  Paraná. 


235  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II,  N.  3 

Astyanax  fasciatus  (Cuv.)— Guar.  Pikíh. 

Habita  donde  y  como  el  anterior,  a  quien  se  parece  en  la 
magnitud  y  aspecto,  pero  la  aleta  caudal  es  siempre  roja.  Veri- 
ficado por  el  Prof.  Eigenman. 

Knodus  moenkhansü  (Eig.  &  Kenn.) 

El  Prof.  Eigenmann,  en  su  admirable  monografía  de  los  Cha- 
racinidae,  creó  el  gen.  Knodus  que  incluye  al  Bryconamericus  n*? 
146  de  mi  catálogo  (loco  cit.p.  11).  Es  común  en  el  río  Paraná, 
Observo  que  e\  K.  chapadae  (Fowl,),  Bertoni  n?  144,  es  de  las 
nacientes  del  río  Paraguay  y  no  está  probado  que  sea  el  mismo  que 
llega  hasta  nuestro  territorio. 

Hyphessobrycon  callistus  (Boul.) 

Pdo  Paraguy,  Coll.  Anisits  y  Hasseman  (I). 

Hyphessbrycon  santae  (Eig.) 

Villarrica,  Paraguay,  coll.  Anisits:  Eigenmann  (loco  cit.,  p. 
202). 

Markiana  nigripinnis  (Perug.)  —  Guar.  Pikíh. 

Asunción,  Coll.  Bertoni  n?  1020.  Un  ejemplar  fué  verifi- 
cado por  Eigenmann. 

Moenkhausia  sanctae  filomenae  fSteliid.)  =  M,  australisEig., 
Id.  Cat.  Bertoni  pág.  12,  n*?  155.  Probablemente  es  también  de 
nuestras  aguas  la  M.  intermedia  Eig. 

Observ.  generales.  Una  gran  parte  del  Alto  Paraná  corre 
con  rapidez  entre  dos  murallas  de  piedra,  prestándose  poco  para 
el  desove  de  los  peces.  Esto  explica  a  mí  ver,  el  hecho  de  que 
a  la  altura  de  Pto.  Bertoni  una  gran  cantidad  de  especies  son 
de  pasa  y  llegan  en  bandadas  por  Octubre,  especialmente  los 
grandes.  En  invierno  es  tan  difícil  pescar  que  apenas  hay  quien 
se  ocupe  de  ello.  Los  Salmimis  y  Leporinus  se  acumulan  al  pié 
de  los  saltos  o  rápidos  de  los  anuentes;  allí,  en  la  época  de  los 
amores,  se  mueren  a  veces  en  gran  cantidad,  quizás  por  los  cho- 
ques contra  las  piedras  al  perseguirse  entre  ellos.  Lo  dicho  y 
la  dificultad  de  pescar  con  redes  explicaría  que  hasta  ahora  se 


(l)V.  Eigenmann   nThe  American  Characidae»,  part.  2,  pag.  178,  (1918). 


BERTONl  A.  W.:    AD.  A  LOS  VERTEBRADOS  DEL    PARAGUAY      230 

conocen  relativamente  poco?  peces  a  esta  altura.  Algunas  fa- 
milias, como  Cichlidae,  brillan  por  su  escasez  debido  a  la  ausencia 
de  charcos,  lagunas  y  bañados. 

Aprovecharé  la  oportunidad  para  agradecer  al  eminente 
especialista  Prof.  C.  H.  Eig-^-imann  de  Indiana University  (U.  S.  A.) 
por  la  verificación  de  muchas  especies  de  difícil  determinación 
y  al  propio  tiempo  de  recomendar  la  admirable  monografía  de 
los  Characidae  que  está  publicando  actualmente. 

II.  BATRACIOS 

GastrophryHe  ovale  bicolor  Ruthven. 

Él  Prof.  A.  G.  Ruthven.  quien  examinó  un  ejemplar  de  mi 
colección  (n^  1080),  lo  considera  buena  subespecie,  según  me  es- 
cribe el  Prof.   Fo^vler.  Pto.  Bertoni 

Hyla  ruber  Daud.  —  guar,  Dyuí. 

Pto.  Bertoni,  (Coll.  n».  1395).  También  determinado  por 
Ruthven.  De  la  misma  localidad  es  la  H.  nasica  Cope  y  el  Bufo 
diptychus  Cope.  El  Phryniscus  niaricans  Wiegm.  lo  hallé  en 
los  bañados  de  Encarnación. 

III.  REPTILES 

Hydraspls  hilarii  (D.  B.)  —  guar.  Karumbé. 

Esta  especie,  que  es  la  más  frecuente  en  el  Alto  Paraná  y 
sus  afluentes,  se  alimenta— al  menos  los  que  yo  examiné— exclu- 
sivamente de  grandes  algas  que  corta  en  trozos  y  traga  sin  mas- 
ticarlas. Wied  cree  que  se  alimenta  de  peces  pequeños,  caracoles, 
vermes,  moluscos  y  tal  vez  vegetales  acuáticos.  Goeldi.  en  su 
excelente  estudio  sobre  los  Chelonios  del  Brasil,  reproduce  esto 
(l);pero  yo  no  he  observado  tal  cosa.  Vive  en  el  fondo  de  las 
aguas  y,  cuando  le  acomoda,  se  deja  flotar  en  la  superficie.  Se- 
pulta los  huevos  en  la  arena,  encomendados  al  calor  solar. 

Una  hembra  que  tengo  presente,  tiene  el  caparazón  de 
310  mm.  de  largo  por  225  de  ancho.     La  cabeza,  con  66  mm.  de 


(1)  «Bol.  Mus.  Goeldi»,  Vol.  IV,  p.  751   (1906) 


237         ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II,    N.    3 

largo  y  51  de  ancho,  sobresale  160  del  caparazón  y  lleva  dos  ten- 
táculos de  3  mm. ;  el  ano  se  halla  en  el  medio  de  la  cola.  Gar- 
ganta amarilla  manchada  de  negro;  cuello  pardo  con  granulos 
rojizos.  Cabeza  marmolada  de  pardo  y  oliváceo;  atrás  del  ojo 
hay  una  ceja  olivácea;  bajo  de  ella  otra  tira  oscura  y  otras  del 
mismo  color  en  los  ángulos  de  la  boca  y  mentón.  La  línea  pos- 
terior de  las  patas  y  la  divisoria  de  sus  escudos,  rosado  y  amari- 
llo. Creo  joven  de  la  especie  un  ejemplar  con  los  escudos  más 
o  menos  tubercuhferos.  (Pto.  Bertoni). 

Cuatro  huevos,  ofrecidos  por  J.  B.  Jiménez  y  Walter  Ber- 
toni, son  casi  exatamente  esféricos,  blancos,  con  32  por  31  mm. 
de  eje:  hallados  bajo  la  arena  a  unos  20  m.  del  río. 

Xenodon  neuwiedi  Gíhr.  —  guar.  Mbói-pé. 

Cacé  un  ejemplar  en  Pto.  Bertoni,  donde  es  muy  rara,  al 
paso  que  el  X.  merremii  (Wagl.)  es  de  los  más  comunes;  sin  es- 
tar seguro  creo  que,  como  este  último,  se  alimenta  de  sapos  {Bu- 
fo) .     Dientes  maxilares  normales. 

Liophis  poecilogyrus  Wied. 

Bajo  un  montón  de  basura  en  descomposición  hallé  su  ni- 
do el  21  de  Diciembre.  Contenía  6  huevos  blancos,  elípticos  y 
blandos,  con  23-28  por  14-15  mm  de  eje.  La  coloración  del  dor- 
so, en  Pto.  Bertoni,  es  salpicada  de  pequeñas  manchitas  oscuras 
en  series  longitudinales;  los  embriones  ya  llevan  este  diseño  po- 
co variable  antes  de  salir  del  huevo. 

Clelia  petolarius.  (  L  )  var.  ? 

En  Puerto  Bertoni  tiene  una  coloración  curiosa:  el  fondo 
es  negro  y  abajo  blanco  inmaculado;  el  collar  nucal,  3  anillos  en 
el  cuello,  seguidos  de  4  manchas  semicirculares  laterales  alter- 
nadas, son  de  un  bello  verde  amarillo;  el  resto  y  cola  con  anillos 
regulares  rojos.  Otros  ejemplares  más  desarrollados  tienen  cer- 
ca del  medio  solo  2  o  3  de  las  referidas  manchas,  pero  los  anillos 
son  amarillos  verdosos  en  la  parte  anterior  y  rojos  en  lo  demás. 
ElSr.  Ruthven— por  carta— piensa  que  conviene  más  a  C.  peto- 
larius que  a  otras  especies. 


BERTONI  A.  W.  :   AD.  A  LOS  VERTEBRADOS  DEL   PARAGUAY     238 
Hclicops  carinicauda.  (  Wied  ) 

Esta  bella  especie  de  las  aguas  estancadas,  en  el  Alto  Pa- 
raná.se  la  observa  siempre  en  plena  corriente  viajando  amanera 
de  las  anguilas  con  muctia  velocidad  o  reposando  entre  dos  aguas, 
pero  siempre  durante  la  noche.  De  día  sólo  vi  un  ejemplar  en 
tierra,  reposando  bajo  una  piedra.  Un  ejemplar  que  dejé  en  un 
botellón  con  agua  sin  darle  ningún  alimento,  vivió  casi  8  meses; 
con  adelgazar  tomó  una  forma  común  con  la  cabeza  bien  distinta 
del  cuello.  Las  fajas  del  dorso  son  muy  amarillentas;  la  lateral 
y  todo  lo  inferior  amarillo  puro,  con  baño  anaranjado  bajo  la  co- 
la: esto  es,  más  claros  que  el  color  normal  de  la  especie.  (Coll. 
Bertoni  n?  1549). 


El  Sr.  Pedro  Serié  (1)  enumera  las  siguientes  especies  de 
ofidios  que  no  figuran  en  mi  «Catálogo»,  señaladas  para  el  Para- 
guay más  tarde  por  él  o  por  autores  que  me  eran  inaccesibles. 

1  Drymohius  boddaerti  Sentz— Schenkel. 

2  Liophis  trifasciatus  Werner— Nueva. 

3  Aporophis  lineatus  meridionalis  Schenkel,  (Coll.  Ternetz). 

4  Rhadinaea  frenata  Werner — Nueva. 

5  Oxyrhopus  rhombifer  inaequifasciatiis  Werner— Nueva  var. 

6  Paroxyrhopus  reticulatus  Schenkel— Gen.  y  sp.  nuevos. 

7  Rhinostoma  guianense  Trosch.  —  Boulenger. 

8  Tomodon  ocellatus  D.  B.  —  Boulenger. 

9  Phüodryas  ternetzi  Schenk.— Nueva. 

10  Apostolepis  d' Orbignyi  (Schleg.)— Boulenger. 

11  Apostolepis  ambinig^^a  (Pters.) 

Señaladas  por  el  Sr.  Serié: 

12  Liophis  reginae  (L.)— Asunción. 

13  Atractus  reticidatus  Boulgr.  —  Sin  indicación. 

14  Oxyrhopus  labialis  Jan — Alto  Paraguay. 

15  Cochliophagus  albifrons  (Sauv.)— Pto.  Bertoni. 

Algunas  de  ellas  figuran  también  en  mi  colección. 


(1)— V.  «Physis«,    t.  I,  pp.  573-582,   1915,  (Notas  sobre  la    herpetol 
del  Parag.). 


239  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.    3 

IV.     AVES 

Asió  flammeus  cassini  Brewer. 

Esta  forma  parece  ser  la  que  Azara  denominó  Siiindá  y,  si 
sobre  él  Vieillot  basó  su  Strix  suinda,  éste  último  nombre  debe 
llevar  nuestra  subespecie.  En  cuanto  a  Ciccaba  suinda  (auct.) 
conservaría  el  n.  C.  borelliana  A.  W.  Bertoni.  Esta  especie  de  há- 
bitos diurnos  y  de  campo,  sólo  fué  observada  en  las  Misiones 
(Parag.). 

Pulsatrix  koeniswaldiana  A.  W.  Bertoni. 

Este  nombre  publicado  en  Enero  de  1901,  lleva  prioridad 
sobre  P.  sharpei  Berl.  ( de  Oct.  30,  1901 )  que  suelen  emplear  los 
autores. 

Aratinga  auricaplüus  aurifrons  Spix. 

El  corriente  año,  anormal  por  la  falta  de  muchos  frutales 
a  causa  de  los  fríos,  ha  desviado  hasta  Pto.  Bertoni  una  pareja  de 
este  bello  loro.  Cacé  la  hembra  el  11  de  Noviembre:  long.  305; 
ala  162,  cola  140.  Iris  blanco  sucio.  Se  alimenta  de  semillas  de 
gramináceas.  La  especie  es  nueva  para  el  Paraguay :  se  conocía 
sólo  del  Brasil. 

Pionus  maxlmiliani  (Kuhl) 

La  especie  es  notablemente  variable  en  el  Alto  Paraná. 
El  fondo  es  normalmente  verde,  pero  algunos  tienen  el  dorso  ca- 
si oliv.íceo.  Un  ejemplar  de  Puerto  Bertoni  y  otro  de  Artaza 
(  Brasil )  tenían  la  frente  color  de  rosa;  el  encuentro  a  veces  es 
más  o  menos  amarillo  claro  y  uno  lo  tenía  rojo,  y  por  fin  lo  rojo 
y  violáceo  de  la  cola  varían  notablemente.  Todas  estas  formas 
se  hallan  en  la  misma  bandada.      La  de  frente  rosada  es  típica. 

Corythopis  calcarata  (Wied) 

=^Hylocentrites  ambidator,  Bertoni  (1901) 
El  esternón  de  esta  especie  es  normal  o  sea  no  bifurcado! 
En  caso  de  ser  idénticas  la  mía  y  la  de  Wied,  no  pertenecería  a 
la  familia  Conopophagidse.  La  Co7iopophaga  anómala  {A.  W. 
Bertoni)  tiene  en  el  sitio  de  la  2^  horqueta  del  esternón  sólo  una 
perforación  subapical,  constante  en  varios  ejemplares:  falla,  pues, 


BERTONI  A.  W.  :  AD.  A  LOS  VERTEBRADOS  DELPARAGUAY   240 

el  carácter  más  notable  que  servía  para  distinguir  la  familia  y 
este  hecho  explica  porqué  yo  y  otros  los  habíamos  tenido  por 
verdaderos  Tyrannidas. 

Certhiaxis?  ruseola  (  Vieill. ) 

Azara  dá  a  su  «  Anegadizos  »  (n^  233),  12  rectrices.  Un 
ejemplar  que  recibí  de  Sao  Paulo  (Brasil)  también  tiene  12.  No 
ís,  pues,  Synallaxis  como  creen  los  autores;  por  las  costumbres, 
el  pico,  la  cola  y  el  tarso  robusto  y  casi  holaspideano,  se  distin- 
gue fácilmente  de  las  especies  que  conozco  de  Asthenes  y  Acror- 
chilus.  Queda  a  los  que  disponen  de  material  suficiente  averi- 
guar si  la  forma  del  Norte  ( S.  cinnamomea  )  tiene  también  12 
rectrices;  en  caso  afirmativo,  parece  que  debe  adoptarse  como 
nombre  genérico  Certhiaxis  Less.  ( 1847  )  o  Leptoxyura  Reich. 
(1853). 

Aprovecharé  para  recordar  que,  para  mí .  el  n?  245  de  Azara 
es  Asthenes  striaticeps  (  Laf  r.  &  Orb. ) ;  en  todo  caso  no  tiene  nada 
que  ver  con  Heliobletus  contaminatus  ( Licht. ) . 

Picolaptes  fuscus  koeniswaldianus  A.  W.  Bertoni 

Esta  variedad  es  muy  común  en  Pto.  Bertoni  y  apenas  di- 
fiere de  la  forma  de  Bahia.  Nunca  cacé  la  forma  típica  de  gar- 
ganta blanca  que  Hartert  y  Venturi  señalan  para  Piraí  (Misiones). 
En  cambio  es  muy  común  a  la  altura  de  ese  punto  la  especie  pa- 
recida P.  falcinellus  ( Cab.  &  Heine ) . 

Cinclodes  fuscus  (Vieill.) 

No  cacé  esta  especie  en  el  Paraguay  aún,  ni  la  he  visto, 
pero  Azara  (n^  147)  dice  que  ha  visto  cuatro  ejemplares  en  este 
país.  Es  muy  admisible  que  extienda  sus  viajes  hasta  los  cam- 
pos del  Chaco  y  S  del  Paraguay,  o  que  se  detenga  de  paso  unos 
días  como  he  observado  en  otras  especies  viajadoras. 

Observaciones: 

La  lista  de  las  aves  señaladas  con  seguridad  para  el  Para- 
guay se  eleva  a  630  especies  (  660  con  las  dudosas  ) .  Foster  co- 
leccionó en  Sapucái  240  especies  sólo;  pero  debe  haber  allí  mucho 
más,  por  ser  divisoria  de  bosques  y  campos.  En  Pto.  Bertoni, 
en  una  reducida  superficie  muy  alejada  de  campos  y  bañados, 
coleccioné  379  especies  en  25  años,     tüon  esta  colección  y  las  nu- 


241  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N     3 

merosas  notas  que  conservo,  me  propongo  intentar  más  tarde  un 
estudio  sobre  la  desordenada  migración  de  nuestras  aves  y  sus 
motivos. 

Creo  que  está  lejos  el  día  en  que  se  pueda  fijar  las  razas 
•'geográficas".  Una  notable  cantidad  de  aves  crían  en  el  Para- 
guay y  Argentina  y  se  retiran  a  invernar  en  el  Brasil,  de  suerte 
que  un  ave  cazada  en  este  último  país  puede  muy  bien  ser  naci- 
da en  el  Paraguay.  Otras  se  extravían  accidentalmente  de  su 
ruta  habitual  por  varios  motivos.  Para  mí  una  región  cualquie- 
ra tiene  en  el  mismo  año  menos  especies  que  las  que  se  ha  seña- 
lado durante  años  y  no  son  siempre  exactamente  las  mismas  un 
año  que  otro.  Algunas  especies  viajeras  dejan  de  venir  a  un 
punto  a  veces  por  un  par  de  años;  las  insectívoras  de  rssa 
vuelven  invariablemente.  Estos  hechos  motivaron  la  opinión 
—errónea  a  mi -ver—  de  que  las  aves  del  Estado  de  S.  Paulo  au- 
mentaron en  número  de  especies.  Hay  árboles  ornitófilos  que 
no  fructifican  todos  los  años  y  es  de  suponer  que  algunas  aves 
los  busquen  en  otra  región.  Los  fríos  del  corriente  año  en  Pto. 
Bertoni  han  hecho  faltar  las  frutas  que  sirven  de  alimento  a  las 
Euphonia,  pues  tampoco  he  visto  un  solo  ejemplar  de  las  espe- 
cies de  este  género  que  normalmente  suelen  abundar  mucho. 
Esto  parece  explicar  porqué  algunas  aves  viajan  sin  época  fija. 

Aprovecharé  la  oportunidad  para  recordar  que,  en  mis 
trabajos  anteriores,  cuando  indico  como  procedencia  de  mis  aves 
«Alto  Paraná»  o  «Misiones»,  no  se  trata  de  especies  de  origen  du- 
doso sino  de  vasta  distribución,  que,  durante  un  j  de  siglo,  he 
cazado  en  tantos  puntos  que  el  detalle  resultaría  largo  y  fasti- 
dioso. 

En  el  n»  3  de  «  El  Hornero  »,  de  Buenos  Aires,  aparecerá 
una  lista  de  nuevas  aves  paraguayas  que  no  puedo  nombrar,  pues 
los  derechos  de  publicarlas  primero  los  cedí  al  excelente  órgane 
de  la  «  Soc.  Orn.  del  Plata  ». 


BERTCNI  A.  W.:    SOBRE  NIDIFICACICN    DE    LOS    EUFONIDOS  -  242 

AVES  LUMINOSAS  EN  EL  PARAGUAY 

Llaman  los  guaraníes  Guihrá-tatá,  creyendo  que  se  trata 
de  una  especie,  a  ciertas  aves  que,  debido  a  una  causa  aun  des- 
conocida por  la  ciencia,  tienen  el  plumaje  fosforescente  durante 
la  noche.  El  fenómeno  parece  cosmopolita;  en  el  Paraguay  las 
observaciones  más  fidedignas  son  de  una  garza  que  parece  ser 
Nycticorax  y  una  lechuza  (probitblemente  Tyto  perlata) .  Ambas 
fueron  observadas  volando  y  emitían  luz  por  el  plumaje  ventral. 

Muchas  veces  hemos  observado  en  el  Paraguay  que  des- 
pués de  largas  lluvias,  las  materias  orgánicas  y  hasta  troncos  de 
árboles  son  vivamente  fosforescentes  por  la  noche,  debido  a 
hongos  invisibles.  Yo  creo  que  estos  hongos  pueden  también 
criarse  en  los  nidos  húmedos  y  comunicar  la  fosforescencia  al 
plumaje  del  ave  durante  la  incubación.  En  todo  caso  consigno 
( 1  hecho  de  que  el  fenómeno  se  ha  observado  también  en  esta 
región. 

Los  sabios  que  se  han  ocupado  del  asunto  piensan  que  se 
trata  de  f otobactérios  o  de  un  hongo  plumícola  especial ;  pero  son 
tan  raros  los  ejemplares  luminosos,  que  no  parece  dado  pensar 
sino  en  parasitismo  accidental.  Para  mí  es  la  misma  causa  que 
:  ace  luminosas  a  las  Fulgora  (Hemípteros) . 

A.  de  W.  Bertoni. 


SOBRE  NIDIFICACION  DE  LOS  EUFONIDOS 

(Ornit.) 

Ridgway,  (Birds  of  N.  a.  M.  Am.),  insinúa  la  posibilidad 
de  separar  los  Eufoninos  de  los  Tanágridos.  En  efecto,  además 
de  distinguirse  por  el  aspecto  externo,  difieren  de  los  demás  gru- 
pos en  ser  absolutamente  frugívoros.  El  aparato  digestivo  de 
todas  las  especies  paraguayas  se  reduce  a  un  simple  tubo  de  unos 
3  decímetros  de  largo,  sin  dilatación  ni  musculosidad  notable. 
El  alimento  se  halla  distribuido  por  toda  su  extensión.  Si  esto 
es  general  a  todas  las  especies  creo  que  merecen  el  rango  de  fa- 
milia distinta.  Viviendo  casi  siempre  en  los  bosques,  he  tenido 
la  suerte  de  descubrir  el   nido  de  casi  todas  nuestras  especies. 


243  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II,  N.  3 

el  cual  también  difiere  del  de  los  Tanágridos.  Actualmente  no  hay 
un  solo  ejemplar  aquí,  ni  tampoco  hay  las  frutas  que  comen,  pe- 
ro no  sabría  decir  si  han  emigrado  o  han  muerto  a  causa  del 
frío  excepcional  que  hubo. 

Euphonia  áurea  serrirostris  (Lafr.  &  Orb.).  Un  nido  globular 
describí  como  perteneciente  a  esta  especie  y  en  caso  de  no  serlo 
so  ocupaba  en  robar  el  material  de  un  nido  ageno.  (Véase  el  n? 
3,  pág.  3  de  la  serie  I  de  estos  Anales).  La  especie  viaja  mucho. 
En  Fto.  Bertoni  falta  completamente  en  la  mayor  parte  de  los 
años  y,  cuando  viene,  es  la  más  común  en  los  árboles  de  Cecrupia, 
cuya  fruta  prefiere  a  otras.  Por  tanto  es  difícil  fijar  variedades 
geográficas. 

E.  violácea  aurantücolüs  A.  W.  Bertoni.  La  he  visto  constru- 
ir su  nido  en  el  hueco  de  la  vaina  de  una  hoja  de  palmera  con 
fibras  vegetales  delgadas  y  la  base  de  pedazos  de  corteza  y  fi- 
bras anchas  de  palmera.  Después  de  extraído  de  la  cavidad, 
difiere  de  la  común  taza  en  tener  el  hoyo  muy  poco  profundo:  es 
más  bien  un  simple  colchón.  Fué  destruido  por  los  Tucanos  e 
ingnoro  si  estaría  terminado.  La  especie  es  estacionaria  y  afi- 
cionada a  la  fruta  del  banano, 

E.  pectoralis  (Lath.).  En  Agosto  la  he  visto  construir  su  ni- 
do dentro  del  follaje  de  una  cepa  espesa  de  heléchos  epífitos  sobre 
un  tronco  muy  grueso.  El  nido  era  una  taza  semiesférica  soste 
nida  en  el  costado  del  tronco  por  las  raíces  de  los  heléchos,  cuyas 
hojas  lo  ocultaban  bien.  Estaba  construido  con  fibras  y  sin  arte, 
con  el  hoyo  poco  profundo.  En  Pto.  Bertoni  parece  estacionaria, 
per*o  rara.  El  tubo  digestivo  tiene  35-40  cm.  de  largo,  dilatable 
en  el  esófago,  sin  molleja  ni  nada  parecido,  como,  en  E.  nigrico- 
llis.     Sinónimo:  E.  herlepschiana  A.  W.  Bert.  (1901). 

E.  nigricollis  (Vieill.).  Es  especie  viajadora.  Llega  en  Pto. 
Bertoni  sin  fecha  fija,  cuando  abundan  las  frutas  de  Lorantáce- 
as.  No  le  conozco  el  nido  y  anda  por  parejas  como  la  ant'^rior, 
pero  difiere  de  ella  en  incorporarse  con  frecuencia  con  las  demás 
especies. 

E.  (Ypophaea)  chalybea  (iVlik.).  La  mancha  clara  de  la  rec- 
triz externa  y  otros  detalles  de  que  no  hablan  los  autores,  quizás 


BERTONI    A.  W.  :    SOBRE    NIDIFICACION    DE   LOS  EUFONIDOS  -  244 

justifiquen  la  separación  de  una  var.  eguzquizae  Bertoni  (1901). 
El  nido,  con  envoltura  natural  de  orquídeas,  lo  describí  en  el  r/? 
1,  p.  101,  de  estos  Anales;  pero  no  estoy  completamente  seguro 
de  que  sea  suyo  o  de  E.  aurantiicollis,  pues  no  maté  los  padres. 
La  especie  es  estacionaria,  por  tanto  puede  ofrecer  variedades 
geográficas. 

Chlorophonia  chlrocapilla  (Shaw.).  Esta  preciosa  especie  es 
común  y  estacionaria  en  una  gran  parte  de  los  bosques  del  Para- 
guay y  podría  resultar  una  forma  geográfica.  Una  hembra  de 
Pto.  Bertoni  tenía  el  «lorum»  decididamente  amarillo,  formando 
transición  hacia  la  C.  roraimx  Salv.  &  Godm.  de  la  Guayana, 
la  cual  es  muy  parecida  a  la  nuestra  en  lo  demás.  Es  la  Eupho- 
nia  cyanohlephara  (mihi). 

El  nido  es  del  sistema  de  bolsa, pero  aplastado  contra  un 
tronco,  con  la  entrada  sólo  unos  cm  más  arriba  que  el  hoyo.  A- 
provecha  los  troncos  poblados  de  musgos  y  pequeños  heléchos, 
a  los  cuales  agrega  musgos  enredados  con  tal  habilidad  que  pa- 
rece una  población  natural  amontonada.  Queda  así  el  nido 
perfectamente  disimulado,  porque  la  entrada  es  poco  aparente. 
Dos  nidos  he  hallado  adheridos  a  gruesos  troncos  verticales,  gra- 
cias a  haberlos  sorprendido  durante  la  construcción. 

Yo  no  le  hallo  a  nuestra  especie  ningún  carácter  morfoló- 
gico que  la  separe  genéricamente  de  Euphonia  áurea  sino  la 
coloración;  pienso,  por  tanto,  que  ChIo7'opho7iia  no  es  sino  un 
subgénero  de  Euphonia. 

Observ.  Las  frutas  predilectas  de  nuestras  Euphonia,  en 
Puerto  Bertoni  son:  Lorantáceas,  Cactáceas,  Urera,  Cecropia, 
Achatocayyus  y  una  Amiarantácea .  Todas  son  frutas  que  falta- 
ron debido  a  los  fríos  anormales,  pero  ignoro  aún,  como  ya  he 
dicho,  si  han  muerto  como  otras  muchas  aves  frugívoras  o  han 
emigrado,  pues  faltan  completamente  hasta  las  especies  estacio- 
narias. Son  todas  de  vasta  distribución  en  los  bosques  del  Pa- 
raguay, Misiones  (R.  Arg.)  y  Estado  de  Paraná  (Brasil.) 

A.  de  W.  Bertoni 


índice  Sistemático  de  las  Aves  Nuevas  del  Paraguay 

(An.  Cient.  Parag.,  Serie  I  N''  1,  Enero  de  1901  ) 


1  Mergus  octosetaceus  (VieilL);  Bertoni  p.  8,  L.  A.  p.  334,  Ih.  340 

2  Aramides  saracura  {Spix) ;  Bert.  p.  10,  L.  A.  p.  334 

3  Aramus  scolopaceus  {Linn.);  Bert.  p.  12,  L.  A.  p.  335 

4  Árdea  cocoi  Linn.  (1);  Bert.  p.  13,  L.  A.  p.  335,  Ih.  p.  339 

5  Tigrisoma  fasciatum  Such?;  Bert.  p.  15,  L.  A.  p.  335,  (2) 

6  Penelope  superciliaris  Illig.;  Bertoni  p.  16;  L.  A.  p.  336,   Ih.  p.  342 

7  »  »  var?;  Ser/,  p.  19,  L.  A.  p.  336,  Ih.  p.  342 

8  y  sclateri  Gray;  Bertoni  p.  20,  L.  A.  p.  337,  Ihering  p.  342 

9  Pipile  jacutinga  {Spix) ;  Bertoni  p.  21 

10  Tinamus  solitarius  (VieilL);  Bertoni  p.  23 

11  Zenaida  auriculata  (Des  JlíCurs)  juv. ;  Bertoni  p.  24,  L.  A.  p.  338,  Ih.  p.  341 

12  Claravis  geoffroyi  (Temm.  &Knip);  Bertoni  p.  26,  L.  A.  p.  339,  Ih.  p.  341 

13  »  pretiosa  Ferr.  Pct.,  Bertoni  p.  27,  Ihering  p.  341 

14  Pteroglossus  castanotis  Gould;  Bertoni  p.  29,  L.  A.  p.  339,  Ihering  p.  335 

15  Ramphastos  dicolorus  Linn.;  Bertoni  página  33 

16  Trogonurus  curucui  {Linn.);  Bertoni  p.  35  Cü.  aurantius,  L.  A,  340  Ih.  334) 

17  »  surucura  (Vieill,);  Bertoni  página  38 

18  Notarchus  swaini  bitorquatus  (Bertoni),  p.  39,  L.  A.  341,  Ihering  334 

19  Nonnula  rubecula  (Spix) ;  Bertoni  página  41,  L.  Ar.  341,  Ihering  334 

20  Aún  no  identificado  por  faltar  el  tipo 

21  Dromococcys  phasianellus  (Spix) ;  Bertoni  p.  43,  L.  A.  342,  Ihering  335 

22  Cissopis  leveriana  major  Cab.;  Bertoni  p.  46  L.  A.  342,   Ihering  320 

23  Celeus  galeatus  (Temm)  Bertoni;  Bertoni  página  49 

24  »      lugubris  (Malh.);  Bertoni  p.  50Trinidad;C.  flavescens  (Gm.),  Bertoni 
página  51,  Puerto  Bertoni 

25  Verniliornis  spilogaster  (Wagl.)  juv.;  Bertoni  p.  52,  =1?.  agilis  L.  A.,  344 

26  Ara  chloroptera  Qra^;  var.  major  Bertoni  p.  52,  L.  A.  344 

27  Phaéthornis  eurynome—Less.  —  ;  Bertoni  p.        L.  A.  344,  Ihering  332 

28  Stephanoxis  loddigesi—Gou/J—;  Bertoni  p.  55,  L.  A.  345,  Ihering  332 


(1)  Para  mí  no  está  probado  que  sea  una  sola  raza  que  habita  todo  el 
continente;  en  esta  región  parecen  mayores. 

(2)  Quizás  sea,  como  pensé  yo  y  Ihering,  una  forma  de  T.  marmoratum 
(VieilL). 


BERTONI  A.  W.:    IND.    DE  LAS  AVES  NUEVAS  DEL  PARGUAY       24o 

29  Agyrtria  versicolor  chlorobroncha—Ser/om—.-Bert.  p,  57,  =y7.  affinislh.SSl 

30  Thalurania  eryphile— Less.  — ;  Bertoni  p.  59,  Ihering  331 

31  Calliphlox  ametystina-Gm.-;  Bert.  p.  60,  L.  A.  346,  Ihering  332 

32  Thalurania  glaucopis— Gm.  — ;  Bertoni  p.  62,  Ihering  331 

33  Leucochloris  albicollis— t^fei//.  — ;  Bertoni,  L.  A.  347,  Ihering  331 

34  Cypseloides  senex  {'Cemm.);  Bertoni  p.  66,  L.  A.  349,  Ihering  332 

35  Xiphocolaptes  albicollis  {Vieill);  Bertoni  p.  68,  L.  A.  349,  Ihering  329 

36  Dendi-ocolaptes  picumnus  Lichl.;  Bertoni  p.  69,  L.  A.  350,  Ihering  329 

37  Campylorhamphus  falcularius  ( í^ieí//. );  Bertoni  p.  70,   [=Xiphorhynchus 
procurvus,  L.  A.  350,  Ihering  329] 

38  Sittasomus  erithacus  (Licht.),  Bertoni  p.  72,  L.  Ar.  350,  Ihering  329 

39  Picolaptes  fuscus  koeniswaldianus -fíer/oni  ,  p.  73;=P.  falcinellus  L.  A.  351 

40  Lochmias  nematura  (Licht.)  var?,  Bertoni  p.  74,  L.  A.  351,  Ihering  327 

41  Xenops  rutilus  (Licht. ) ;  Bertoni  75,  L.  A.  352,  Ihering  328 

42  Synallaxis  spixi  Sel.,  Bertoni  p.  76  L.  A.  352,  Ihering  328 

43  »  ruficapilla  Vieill.  ?;  Bertoni  p.  77  L.  A.  352,  Ihering  328 

44  Automolus  leucophthalmus  bergianus— fíeWoní— ,  p.  78 

45  Sclerurus  caudacutus  seansor— Mene/r.  — ;  Bertoni  p.  79  [5.  umbretta  auct.] 

46  Agelaius  ruficapillus  'ü(e(7/.;  Bertoni  81,  L.  A.  354,  Ihering  323 

47  Cacicus  híemorrhous  aphanes  Ber/.;  Bertoni  p.  82,  L.  A.  354,  Ihering  323 

48  Sporophila  superciliaris— Pe/z.  —  Bertono  p.  83 

49  «        plúmbea  H^/eJ- Bertoni  84,  Ihering  321,  (S.  leucoptera,  L.  A.  355 

50  Pitylus  fuliginosus— Daut/.  ;  Bertoni  p.  85,  L.  A.  355,  Ihering  321 

51  Stephanophorus  leucocephalus— 'üiei//.-;  Bertoni  86,  Ihering  320 

52  Piranga  flava  Vieill.;  juv. ;  Bertoni  88,  Ihering  320  [P.  azarse] 

53  Tangara  zeledon  -Muell. ;  Bertoni  89  [var.?]=C.  tricolor,  L.  A.  356,  Ih.  319 

54  Euphonia  violácea  aurantiicollis  Bertoni,  p.  94 

55  Chlorophonia  chlorocapilla-5/iau;;-Bertoni96,  Ih.  319,  L.  A.  357  [C.  viridis] 

56  Euphonia  pectoralis— La//?.  — ;  Bertoni  p.  98,  L.  A.  357,  Ihering  319 

57  »  chalybea-Mr;^.-  var.;  Bertoni  p.  99,  L.  A.  357,  Ihering  319 

58  Tersina  coerulea— t^íei//.-;  Bertoni  102,  Ihering  319  [  Procnias  c.  ],  L.  A. 
358-P.  viridis-. 

59  Scotothorus  unicolor— fíp.~;  Bertoni  p.  104,  Ihering  326 

60  Phibalura  flavirostris  Vieill.  var.  Bertoni  p.  105,  L.  A.  359,  Ihering  327 

61  Pachyrhamphus  castaneus— /artí.  &  Selb.-;  Bert.  108,  P.  mfus:  L.  Ar.  359, 
Ih.  327 

62  Erator  atricapillus—í^ici//.-;  Bertoni  p.  109,    T.  inqvisitor  auct. 

63  Tityra  brasiliensis— Stüa/nz.-,  Bertoni  p.  110 

64  Pachyrhamphus  polychropterus  —Vieill.  — •,BertoTi\  112,  Ih.  327,  L.  A.  361 

65  »        viridis  cuvieri— 5ií).-;   p.  114;  L.  A.  362 

66  Conopophaga  lineata  anómala —fíer/om-,  p.  115,  Ihering  331,  L.  A.  362 

67  No  es  C.  colonus  juv.  como  cree  Lynch  Arr. 

68  Conopias  trivirgata — Wied — var.;  Bertoni  p,  117,  L.  A.  363,  Iharing  326 

69  Elsenia  sp.  próxima  a  E.  hypospodia  y  E.  chiriquensis  Lau)r.,  Bert.  p.  119 

70  Xanthomyias  virescens — Temm. — var.,  Bertoni  p.  120 

71  Leptotriccus  sylviolus — Cab.  &H. —  var.?,  Bertoni  p.  120,  Ihering  325 

72  Pogonotriccus  eximius — Temm.  ~?  aberratio  vel  n.  sp. ;  Ih.  p.  324 

73  Leptopogon  amaurocephalus  plumbeipes — Bertoni    =  icastus  Oberh. 

74  Hemitriccus  diops  -remm.-  Bert.  p.  123,=//.  vilis  Ih.  p.  324 

75  Pipromorpha  rufiventris     Ca¿.     Bertoni  p.  124,  Ih.  325 

76  Pachysylvia  poecilotis — Temm.-;  Bertoni  p.  125,  Ihering  318 


247  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGS.   -  SERIE   11,    N.   3 

77  Corythopis  calcarata  (Wied);  Bertoni  p.  126,  Ih.  331 

78  Alectrurus  sp.   (juv.);  Bertoni  p.  128, —A.   rísorius—? 

79  Myiornis  auricularis  CVieilL),  —  Orchilus  auct.  — 

80  Camptostoma  obsoletum  (Temm.),  Bert.  p.  130,— Ornithión:  L.  A.  366,  Ih. 
325. 

81  Piprites  chloris  {Temm.)  var. ;  Bert.  p.  132 

82  Pyriglena  leucoptera  {Vieili),  Bert.  p.  134,  Ih.  p.  330 

83  Lochites  severus  (Licht.),  Bert.  p.  135,  L.  A.  367,  Ihering  329 

84  Dysithamnus  mentalis  {'üemm.);  Bertoni  p.  136,  Ihering  330 

85  Hypoedaleus  guttatus  rodriguezianus  {^ert.),  p.  137 

86  Herpsilochmus  rufomarginatus  (Temm.);  Bert.  p.  138,  L.  A.  368,  Ih.  330 

87  Drymophila  ferruginea  {Licht.);  Bert.  p.  140,  L.  A.  368,  Ihering  330 

88  »        malura  {Temm.)  var.?  Bertoni  p.  141 

89  Terenura  maculata  {H^ied)  var.?  Bert.  p.  142,  L.  A.  369,  Ihering  330 

90  Polioptila  láctea  Shpe. ;  Bert.  p.  143,  L.  A.  369  -  P.  leucogastra,  Ih.  317  — 

91  Coereba  chloropyga  Cab.,  var.;  Bertoni  p.  144,  L.  A.  370,  Ihering  319 

92  Platycichla  flavipes  {VíeilL);  Bertoni  p.  146,  L.  A.  370,  Ihering  316 

93  Planesticus  subalaris  Lev.,  juv.  vel  var.,  Bertoni  p.  147 

94  Chamaeza  brevicanda  {Vieili.)  var.  Bertoni  p.  148,  L.  A.  371  Ihering  331 

95  Grallaria  varia  rufiventris  [Bert.),  p.  15C,  L.  A.  372,  Ihering  331 

96  Thras£etus  harpyia  {Linn.),  p.  153 

97  Morphnus  guianensis  {Daud.),  p.  154 

98  Spizaetus  ornatus  {Daud.),  juv.  (var.?),  Bert.  p.  154,  L.  A.  373 

99  Leptodon  palliatus  {Temm.),  Bertoni  p.  156 

100,  101  Rupornis  magnirostris  superciliaris  {Vieili.)  B.  p.  158  juv.  ,  p.  159   ad. 

102  ))        pucherani  {Ven.),  Bert.  p.  161,  L.  A.  376,  Ih.  337 

103  •>        Iriucorrhoa  {Quoy  &Gaim.),  Bert.  p.  162,  L.  Ar.  376,  Iher.  338 

104  Micrastur  gilvicollis  {Vieili. )1  juv.;  Bert.  p.  163 

105  «  ruficollis  {Vieili);  Bertoni  p.  164,  L.  A.  377,  Ihering  377 

106  Harpagus  diodon  {Temm.);  Berrt.  p.  165,  Ih.  339,  L.  A.  377 

107  Buteo  brachyurus  {Vieili);  Bert.  p.  166,  Ih.  p.  337 

108  Falco  deiroleucus  —  Tem/n.  — ;  Bert.  p.  168 

109  Rosthramus  sociabilis  —Vieili—  ;  Bert.  p.  171,  L.  Arrib.  378,  Ihering  338 
110,  111  Ciccaba  hylophila  -Temm.-;  Bert.  p.  173,  L.  A.  379,  Ih.  336 

112  Pulsatrix  koeniswaldiana  —(Bertoni—  ,  p.  175;  — P.  sharpei  auct. — 

113  Ciccaba  borelliana  —Bertoni—,  p.  176—,  C.  suinda  auct. — 

114  Tyto  perlata      Licht.    var.?;  L.  A.  381,   Ih.  337 

115  Glaucidium  brasilianum      Gm.    ,  Bert.  p.  179,  L.  A.  381,  Ih.  337 

Ad\^ertencia:  Este  índice  es  la  nomenclatura  que  deben  llevar  las 
aves  descritas  en  estos  Anales  en  1901.  Omito  la  sinonimia  y  toda  discusión 
inútil  en  un  simple  índice.  Los  números  que  siguen  son  de  las  páginas  de  los 
trabajos  críticos  de  E.  L^nch  Anibálzaga  en  «  Anales  del  Museo  NI.  de  Buenos 
Aires»,  VII,  p.  329,  1902  y  H.  v.  Ihering  en  « Revista  do  Museu  Paulista »,  VI, 
p.  310-384.  Estas  críticas,  prematuras  debido  al  estado  de  la  nomenclatura 
en  la  época,  han  sido  rectificadas  por  mí  en  presencia  de  material  suficiente: 
omito  las  supuestas  razas  en  su  mayor  parte. 

Jl.  de  W.  Sertoni 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS 

Publicados  por  el  Dr.  Moisés  S.  Bertoni 


SERIE  II         NÚM.  4 

PUERTO  BERTONI  Paraguay 


O 


79  DE  BOTÁNICA 
ENERO  De  1919 


CONTRIBUTIONS 
nA  L'  ETUDE  BOTANIQUE 
DES  PLANTES  CULTIVEES 


par  le 
Dr  MOISE  S.  BERTONI 


I  PARTIE 

ESSAI  D'UNE  MONOGRAPHIE 

DU  GENRE  ANANAS 


PUERTO  BERTONI 

ALTO  PARANÁ*»  PARAGUAY 

IMPRENTA  Y  EDICIÓN  "EX  SYLVIS' 


Essai  d'une  oMonographie 
du  Genre  Ananas 

par  le 

Dr.  Moise  S.  Bertoni 

Ayant  eu  d'innombrables  occasions  d'observerbon 
nombre  de  varietés  de  ce  genre  si  interéssant,  soit  dans 
leur  état  naturel,  soit  cultivées,  ainsi  que  la  chance  de 
découvrir  une  bonne  espéce  indiscutablement  nouvelle, 
je  prends  la  liberté  d'en  donner  les  descriptions,  me  cro- 
yant  autorisé  á  en  tirer  quelques  conséquences  sous  le 
rapport  de  leur  valeur  taxonomique  et  de  leur  groupe- 
ment.  Mes  conclusions  ne  serón t  pas  toujours  d'accord 
avec  celles  de  mes  illustres  dévanciers ;  mais  le  matériel 
vivant  dont  je  dispose  permettrait  á  tout  bon  observa- 
teur  de  mieux  voir;  d'autre  part,  si  j'ose  me  prononcer, 
c'est  en  me  rappelant  l'indication  du  savant  monographe 
de  (c  Flora  Brasiliensis»  :  opus  difficillimum  pr aplaque 
monographia  dignum  ex  speciminibus  siccis  perpaucis- 
que  varietatibus  cultis,  omnino  non  suscipiendum  iis  bo- 
tanicis,  qui  plantas  sub  solé  felici  natali  perscrutare 
non  possunt,  impossibile. 

Ananas  microcephalus  ( Bak. )  Bertoni 

Syn.  Ananas  sativus  Lindl.,  var.  microcephalus  Baker 
(Handb.  Bromel.,  23j.     Vulgo  Ihvira. 


251         ■      ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II.    N.    4 

Strobilus  ovato-elongatus  8-10  cm  longus,  post  florepcenti- 
am  non  auctus,  omnino  pallide  roseo.  Bracteae  longissi- 
mse,  erectae,  deltoidexs  fere  membranáceas,  dentibus  majuscu- 
lis  rigidisque marginatse,  ad  32  mm.  Alabastrum  elongatum 
acutum,  summo  aduncato.  Flores  valde  elongati,  summum 
bractearum  mediarum±  attingentes,  25-34  mm  longi  (parte  libe- 
ra 20-22).  Sépala  deltoidea,  carinata,  8  mm  longa,  persistentia, 
basi  non  vel  obsolete  denticulata,  alba  aut  rosacea.  Pétala  li- 
neari-oblonga,  a  basi  aliquantum  decurva,  triente  supexiore  in 
laminam  latiusculam  per  anthesin  recuifvam  dilatata,  dimidio 
superiore  roseo-violaceo,  26  mm  longa  5  lata.  Stamina  ac  pollen 
omnino  alba,  20  mm  longa,  filamentis  compressis,  3  ultra  médi- 
um vel  basi  petalorum  adnata;  antheris  lineari-sagittatis,  erectis, 
apiculatis,  basi  longe  appendiculatis,  :^  6  mm  longis.  Stylus 
linearis,  22  mm  longus,  sulcatus,  stygmatibus  irregularibus  su- 
berectus.  Ovarium  uvatum,  summo  truncatum,  ad  1  cm  lon- 
gum,  axi  incrassato  plus  minusve  circumdatum.  Ovula  in  parte 
superiore  cavitatis  numerosa,  fere  omnia  evoluta,  haud  defor- 
mata  nec  appendiculata.  Coma  nulla.  Gemmae  infrastrobilares 
nullag.  Strobilus  maturus  ovatus,  intus  succum  dulcem  in  ma- 
ssa  valde  fibrosa  praebens,  odore  nullo.  Semina  numerosissima, 
parva,  nigra,  pleraque  fertilia.  Folia  infrastrobilaria  viridia, 
basi  veré  membranácea  pallida  atque  angustata.  Stolones  nu- 
merosi,  saepe  metrales. 

Folia  20  usque  40,  dense  rosulata,  vix  vaginata,  supra  ba- 
sin  aliquantulum  angustata,  crassa,  totum  per  marginem  spino- 
so-dentata,  dentibus  spatio  1-2  cm  separatis,  inferioribus  retro- 
hamatis  4-5  mm  longis,  superioribus  erectis;  supra  nitide  atque 
satúrate  viridia,  subtus  cinérea,  nunquam  lepidota,  60-200  cm 
longa,  3-5  cm  lata,  superne  persensim  attenuata  et  in  spinam  de- 
sinentia;  medio  canaliculata,  obsolete  sulcata;  marginibus  re- 
curvis;  infrastrobilaria  bracteacea  albescentia  aut  ±  rosacea. 

Habitat.  — Cette  plante  est  commune  dans  presque  tout  le 
Paraguay,  les  Missions  et  les  parties  limitrophes  du  Brésil,  fai- 
sant  partie  typique  du  sous-bois  et  préférant  le  voisinage  des 
cours  d'eau,  les  bords  aussi,  quand  ils  ne  sont  que  rarement 
innondés.  Floraison  genérale  de  Septembre  á  Décembre,  puis, 
sporadiquement,  tout  le  reste  de  l'année. 


BERTONI:  ESSAI  D'UNE  MONOGR.  DU  GENRE  ANANAS  252 

Propriétés:— C'est  une  excellente  plante  á  fibre;  son  nom 
guaraní  signifie  tout  simplement  fibre;  aussi  les  chrétiens  comme 
les  indiens  en  font  un  usage  continuel. 

Varietés. 

minor  Bertoni  var.  n.  :  Characterem  suum  praecipue  de- 
signan! partes  fere  omnes  minores,  syncarpium  8-lOcmlongum, 
folia  40-80  cm  longa  3  que  lata,  scápalia  plerumque  6-10,  filamen- 
ta  saepe  ultra  médium  adnata,  flores  25-30  cm  longi,  bracteae 
rosaceae,  stolones  numerosissimi,  fructus  parvi  etsi  bene  matu- 
ri  non  edules,  fere  exsucci.  Per  quaslibet  has  regiones  passim, 
nulla,  nisi  fallor,  obvia. 

C'est  en  partie  la  variété  décrite  par  Morong  et  Britton 
(Plants  Coll.  in  Par.  235)  sous  le  nom  d' Ananas  sativus  var.  mi- 
crocephalus;  mais  le  premier  auteur  l'a  sans  doute  confondue 
avec  notre  var.  major. 

missionensis  Bertoni,  var.  n. :  distincta  foliis  brevioribus, 
pro  rata  veré  latioribus,  recurvo-patentibus,  syncarpio  ovato 
acri.     Collibus  sylvicomis  circa  flumen  Yavevihríh. 

Elle  serait  une  forme  de  la  var.  precedente,  mais  je  crois 
me  rappeler  qu'elle  présentait  quelques  autres  particularités- 
Ces  deux  varietés  n'ont  presque  pas  d'application. 

mondayana  Bertoni,  var  n. :  a  minore  diífert  ovario  jam 
per  anthesin,  in  speciminibus  ómnibus  mihi  suppetentibus,  axi 
incrassato  circumdato  et  ei  omnino  concreto;  syncarpio  late  ova- 
to, 10-13  cm  longo,  bene  maturo  haud  acetinoso  nec  acri,  parce 
succoso  sed  dulce;  bracteis  albidis  subroseis,  foliis  65-100  cm  Ion- 
gis  3  que  latis,  spinis  ut  apud  var.  majorem  validis  distantibus- 
que— Paraguariae  Regione  Orientali,  prope  fluvium  Mondaíh. 

Cette  variété,  á  fruit  comestible  quoique  peu  juteux,  se 
rencontre  le  plus  souvent  dans  les  terres  basses  de  l'intérieur, 
innondées  quelques  fois  dans  l'année  par  les  cours  d'eau. 

major  Bertoni,  var.  n.  Folia  numerosiora,  25-35,  longio- 
ra,  in  umbrosis  2  m  usque;  syncarpio  majusculo,  10-16  ■6-8  cm, 
cylindroconico;  sépala  virentia  vel  albescentia;  pétala  superne 
violácea,  sépala  fere  3-plo  superantia;  fructus ±acris,  ritematu- 
rus  vix  edulis. 

J'ai  renc(>ntré  cette  var.  dans  les  environs  d'Assomption. 


253  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

Son  port  rappelle  un  peu  celui  de  l'A.  bracteatus.  C'est  la  plus 
employée  comme  fibre, 

robustas  Bertoni,  var.  n.  :  Caulis  foliosus,  elatior,  60-80 
cm,  crassior,  superne  fulvus  indumento  albo  lepidoto  facillime 
caduco  crebre  punctatimque  obtecto.  Folia  30-35,  longitudine 
120-200  cm;  infrastrobilaria rosacea.  Syncarpium  juvenile  coni- 
cum,  12-20  cm  altum,  basi  8  cm  usque  crassum.  Bracteae  brevi- 
ter  serratae,  pallide  roseae  persensim  abbreviatae,  inferiores  4 
cm  longae,  superiores ±1  cm.  Sépala  pallide  rosea.  Pétala  pro 
rata  breviora,  sépala  vix  ultra  duplo  superantia,  latiora  (6-8 
mm),  dimidio  superiore  satúrate  violácea.  Antherae  7-8  mm 
longae.  Stylus  ultra  médium  subroseus.  Paraguariae  Regione 
Orientali.  Fructus  probé  maturus  succosus,  dulcis,  parum 
acetinosus,  haud  oxalinus,  carne  alba,  extus  flavescens.  Semi- 
na sub-nigra,  pro  specie  haud  numerosa. 

Usages.  Cette  variété.  que  j'ai  trouvé  á  Bertoni,  presque 
sur  la  berge,  dans  la  sylve  littorale,  est  la  plus  robuste  et  méri- 
te  l'attention  des  séleccionneurs au  point  de  vue  cultural,  parla 
grosseur  de  son  fruit  et  de  sa  tige  rigide,  par  sa  propagation 
stolonée  extrémement  facile,  sa  rusticité  et  sa  précocité;  dans 
son  état  naturel,  la  maturité  de  ses  fruits  arrive  en  Octobre  et 
Novembre  et  la  plante  a  parfaitement  resiste  a  une  temperatura 
minima  de— 2*?  et  n'aperdu  que  lamoitié  des  feunilles  (maisnon 
les  fruils)  par  —3".     Bonne  et  belle  fibre. 

Resume  différentiel  de  l'A.  microcephalus:  Le  groupe  que 
je  viens  de  décrire,  spécifiquement  distingué  par  les  Guaranit 
sous  le  nom  d'lhvíra,  s'éloigne  de  VA.  sativas  par  ses  nombreux 
stolons,  sa  pomme,  dont  le  volume  n'augmente  plus  (ou  peu) 
aprés  la  floraison,  le  manque  absolu  de  couronne  et  de  rejetons 
au-dessous  de  la  pomme,  les  feuilles  moins  nombreuses  moins  ri- 
gides,  ne  faisant  qu'un  chéneau  imparfait,  les  bórdsnzrecourbés 
en  dessous,  les  épines  fortes  et  espacées,  la  longueur  des  brac- 
tées,  les  sépales  triangulaires,  acuminés  et  glabres,  les  étamines 
subexertes,  en  partie  adhérentes  aux  pétales,  les  anthéres  bien 
pluslongues  (et  blanches)  etlesgraines  plus  petites  et  nombreu- 
ses. 

Cela  sans  compter  les  dif férences  de  détail.     II  s'agit  done 


BERTONI:      ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  254 

d'un  groupe  spécifiquement  separable. 

Biologie:  Toutes  les  varietés  ci-dessus  indiquées  fructifient, 
ou  peuvent  fructifier,  deux  fois  dans  Tannée,  fleurissant  de  Sep- 
tembre  jusqu'en  Décembreet  d'Avril  jusqu'au  milieu  de  Fhiver 
et  arrivant  á  la  maturité  en  Oct.-Décembre  et  Mars-Avril,  On 
ne  les  trouve  jamáis  que  dans  les  endroits  ombragés;  mais  un 
ombrage  touffu  en  diminue  ou  supprime  la  floraison,  Elles  ne 
se  multiplient  de  graines  que  rarement,  quoique  celles-ci  soient 
nombreuses  et  fértiles:  elles  se  propagent  généralement  par  les 
stolons,  faisant  tache  d'huile. 

A.  bracteatus  Lindley  (char.  locupl.) 

^Ananassa  bracteata  Lindl. ;  A.  bracteatus  Schult.  fil. 
(pro parte) ;  A.  sativus  Schult.  var.  bracteatus  (Lindl.)  Mez,  pro 
parte.  Avakachí  Guaranensium;  auditur  etiam  Karagwata-ruá  et 
Avachí. 

Syncarpium  post  anthesin  auctum,  maturitate  acetinosum 
nihilominus  plerumque  edule.  Bracteae  elongatae,  medioximae 
saepe  majores,  interdun  fere  omnes  aequilongae,  supra  latam 
basin  constrictae,  Alabastra  ovata  subacuta  v.  mutica.  Flores 
saepe  valde  elongati  vel  bractearum  longitudinem  aequantes. 
Sépala  deltoidea  edentata  crassa  subacuta.  Pétala  iis  speciei 
microce'phaliÚTm\i2i,  18-32  mm  longa,  violácea  vel  cyanea.  Sta- 
mina  inclusa,  Spetalisbasi  connata;  filamentacompressa;anthe- 
rae  eis  sp.  microcephali  símiles  sed  interdum  breviores.  Stylus 
stamina  vix  vel  non  superans,  ±  purpurascens,  demum  ut  apud 
speciem  praecedentem.  Ovarium  7-14  mm  longum,  summo  ro- 
tundatum,  truneatum  vel  parum  prominens.  Ovula  saepe  aut 
rare  evoluta;  semina  fertilia  pauca  aut  nulla,  majuscula.  Coma 
magna,  praecox  aut  serótina.  Gemmae  infrastrobilares  saepi- 
ssime  numerosae  atque  praecoces.  Stolones  desunt.  Folia  in- 
frastrobilaria  pulchre  colorata.  Caulis  basi  perfoliatus,  in  sca- 
pum  modice  foliatum  plus  minusve  lepidotum  foliis  plus  minusve 
rubescentibus  ornatum  desinens;  invetustis,  obgemmas  caulina- 
res  solemniter  producías  inter  folia  erumpentes  et  2  post  annos 
syncarpia  iterum  gerentes,  plus  minusve  ramosus,  inflorescentias 
3-5  interdum  10-12  usque  praebens,  tune  parte  inf  eriore  prostra- 


255  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  4 

tus.  Folia  in  vaginam  brevem  vix  dilátala,  rigide  erectopaten- 
tia  deinde  parum  recurva,  optime  lateque  canaliculata  margini- 
bus  non  recurvis,  60-180  cm  longa  4-6  que  lata,  máxime  aculeata, 
dentibus  ómnibus  ut  videtur  sursum-hamatis,  majusculis,  pluri- 
bus  interdum  per  paria  dispositis,  Phylla  comae  lanceolata, 
dentato-spinosa.  Per  Paraguariae  ac  Brasiliae  fines  sponte  cres- 
cens  aut  culta. 

Habitat:  Les  varietés  queje  viens  de  reunir  sous  cett^í 
diagnose  spécifique  ont  été  observées  depuis  le  Sud  du  Paraguay 
jusqu'au  Nord  du  Brésil,  croissant  librement  ou  cultivées.  Elles 
constituent  un  groupe  assez  naturel.  Mais  en  raison  des  diféren- 
ces  qu'elles  présentent,  il  vaut  mieux,  sous  le  rapport  de  leurs 
propriétés  aussi,  n'en  parler  que  séparément. 

Varietés. 

sagenarius  (Arruda)  m. 

Synon.;  A.  sativus  Schult  var.  bracteatus  (Lindl.)  Mez; 
A.  sagejiaria  Schult.  ñl.  ?;  A.  sylvestris  Schult.  (Peckolt:  Volks- 
benenn.);  A,  silvestris  Fritz  Müller  (Knuth:  Blütenbiologie)  ? 
Bromelia  sylvestris  Vellozo;  Bromelia  Sagenaria  Arruda  da  Cá- 
mara. 

Typus  omnino  major,  foliis  elongatioribus  latioribusque, 
aculéis  maximis  retro  et  sursum  hamatis  (Vell.) .  Syncarpium 
juvenile  coma  nondum  evoluta,  fructiferum  longe  comatum, 
rubens  vel  fla  /um,  pulcherrime  bracteis  rubris  perlonge  pectina- 
to-serratis  ornatum,  maturum  sapore  acetinoso.  Flores  eos  spe- 
ciei  sativi  saepius  duplo  superantes,  petalis  violaceis  vel  purpu- 
rascentibus.     In  Brasilia  sponte  crescens  necnon  hac  illac  culta. 

Habitat:  Mez  (Flora  Bras.  p.  293)  dit  qu'on  la  trouve  au 
Brésil  croissant  presque  spontanément;  mais  Arruda  1' indique 
comme  naturelle  de  Pernambuco  et  Vellozo  affirme  qu'elle  ha- 
bite les  forets  maritimes  de  Rio  de  Janeiro.  Le  savant  mono- 
graphe  (loco  citato)  rapporte  á  cette  variété  les  números  12325 
et  13264  de  Glaziou,  ainsi  que  le  5500  de  Burchell,  tous  brésili- 
ens;  il  faut  toutefois  faire  quelque  reserve,  les  spéeimensd'her- 
bier  ne  suffisant  généralement  pas;  d'autant  plus  que  je  donne 
á  la  variété  sagenm'ius  une  extensión  plus  limitée. 

Propriétés.     11  semble  qu^elle  n'est  utilisée  que  pour  l'ex- 


BERTONI:      ESSAI    DUNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  256 

traction  de  la  fibre;  au  Brésil  on  en  fait  des  filets  {sagenae)  et 
des  hamacs.  Pisón  (De  Medicina  Brasil.)  et  Peckolt  (Volksbe- 
nennungen)  disent  que  ses  fruits  sont  employés  conme  emména- 
gogues  et  abortifs,  et  dans  d'autres  cas  encoré. 

macrodontes  (  Horren  )  m. 

Synon:  Bromelia  macrodosa  Hort. ;  B.  ondúlala  Hort. ; 
Ananas  sativus  var.  macrodontes  Hort. ;  A.  macrodontes  Morren 
(Belg.  Hortic,  1878  p.  140). 

A  precedenti  differre  videtur  floribus  purpureo-fulvescen- 
tibus,  syncarpio  late  cónico,  20  cm  longo  18  que  basi  crasso,  ma- 
turitate  intense  odorato  atque  minus  acetinoso.  E  Brasilia,  ubi 
culta  et  cultis  aufuga. 

Baker  et  Mez  ont  rapporté  les  spécimens  de  Glaziou  et 
d'E.  Morren  respectivement  á  V  Ananas  bracteatus  Lindl.  et  A. 
sativus  Schult.  fil,  var.  bracteatus  (Lindl.)  Mez;  vide  «Flora  Bra- 
sil.» Brom.  293.  Malgré  l'opinion  des  savants  monographes,  je 
crois  prudent  conserver  provisoirement  cette  varíete,  en  vue  des 
différences  ci-dessus  indiquées,  retenues  par  G.  Nicholson  et  S. 
Mottetaussi  (Dict.  d'Horticult.  ed.  1892). 

rudis  Bertoni,  var.  nova 

Synon. :  A.  bracteatus  var.  sagenarius  m.  ( M.  S.  Bertoni 
in  «Agronomía»  vol.  IV  et  V,  1.  plur.) ;  Avakachí-tupí  vel  Kara- 
qwatá-ruá  Guaranensium. 

Strobilus  florens  ovato-elongatus,  post  inflorescentiam  in- 
signiter  auctus,  roseus. 

Bracteae  longissimae,  pulcherrime  roseo-cinerascentes, 
erecto-patentes  supra  basin  latissimam  abrupte  constrictae  ibique 
marginibus  recurvis,  validiore«,  dentibus  spinescentibus  crebre 
marginatae,  rigidae,  medioximae  ultra  30  mm  longae  et  fere  2 
cm  basi  latae. 

Alabastra  ovata  acutá,  summa  in  gemmas  desinentia. 

Flores  valde  elongati,  bracteas  aequantes  majusculi,  ad 
45  mm.  longi,  parte  libera  30  mm. 

Sépala  10  mm  longa,  carinata,  basi  viridia,  demum  rosea. 

Pétala  lineari-oblonga,  dimidio  superiore  violáceo,  32  mm. 
longa,  6  lata. 

Stamina  25  mm.  longa,  antheris  ad  6  mm.     Stylus  stami- 


257  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    II,    N.    4 

nibus  aequilongus.  Ovarium  ad  14  mm.  longum.  Ovula  saepe 
evoluta.  Coma  praecox,  interdum  plurifaria.  Gemmae  infras- 
trobilares  bracteis  roséis  basi  ornatae,  phyllis  rosaceo-marginatis 
lanceolatis.  Strobilus  maturus  valde  elongatus,  cylindricus,  al- 
bidus,  acri-acetinosus,  odore  sub  nullo,  attamen  ultra  maturita- 
tem  sueco  dulce  copioso  farctus.  Semina  fertilia  saepe  adsunt. 
nigra,  parva.  Folia  infrastrobilaria  praeter  summitatem  omni- 
no  pulcherrime  rosea,  basi  parum  angustata  atque  submembra- 
nacea.  Comae  phylla  roseo-marginata,  dentibus  spinescentibus 
majusculis.  Caulis  sive  scapus  sordide  purpurascens,  pro  rata 
exilis  et  post  anthesin  a  strobili  pondere  saepissime  solum  usque 
declinatus. 

Folia  60-160  cm  long.  4-5*  lata,  supra  glaberrima,  nitida,  initio 
laete  dein  satúrate  viridia,  subtus  glabrescentia  finissime  cine- 
rascenti-striata;  dentibus  ómnibus  sursum  hamatis  validioribus- 
que,  rubescentibus,  spatio  l-2é  cm  separatis.  Per  regiones  Pa- 
ranenses  Superiores  indígena  et  interdum  culta. 

Habitat.  Croissant spontanément  dans  la  Región  de  l'Est 
du  Paraguay  et  les  parties  limitrophes  du  Brésil,  cette  variété 
donne  la  préférence  aux  bords  clairsemés  de  la  sylve,  dont  l'air 
est  toujours  assez  humide.  Entre  le  Guaihrá  et  l'Ihguasú  on 
peut  la  rencontrer  non  loin  des  bords  du  Paraná,  comme  á  l'Ita- 
imbé-ih,  Santa  Teresa,  Yuruká,  San  Francisco  et  prés  de  Tacu- 
rupucú  et  Villa  do  Iguassú;  mais  elle  n'abonde  pas.  Cultivée, 
elle  resiste  en  plein  soleil.  Sa  croissance  est  rapide  et  son  gros 
fruit  s'inclinant  jusqu'au  sol  avant  la  maturité,  les  rejetons  qui 
sortent  sous  la  pom.me  et  la  couronne  s'enracinent  vite  et  la 
propagation  se  fait  ainsi  rapidement,  la  plante  devenant  enva- 
hissante  quand  la  main  de  l'homme  ne  s'y  oppose. 

Propriétés.  Son  fruit,  fortement  acre  et  piquant  lorsqu'il 
n'est  pas  arrivé  á  une  ultra-maturité,  devient  doux  et  copieuse- 
ment  juteux  lorsqu'ilest  blet;on  a  done,  pour  le  consommer,  un 
temps  bien  court,  car  la  pourriture  va  commeneer.  Cet  ineon- 
vénient  s'oppose  á  son  exportation.  A  part  la  consommation 
domestique,  on  l'utilise,  comme  au  Brésil,  pour  la  fabrieation 
domestique  d.un  vin  aromatique,  que  Ton  peut  ehampagniser  et 
qui  donne,  en  tout  cas,  un  vinaigre  excellent. 

Comme  plante  d  fibre,  elle  est,  avec  le  sagenarius,  la  mei- 


BERTONI:  ESSAI  D'UNE  MONOGR.  DU  GENRE  ANANAS  258 

lleure  des  varietés.  Sa  fibre  est  longue,  forte,  minee  et  d'un 
beau  blanc.  Arruda  da  Cámara  en  fit  apprécier,  dans  une  bro- 
chure  publiée  en  1830,  les  belles  qualités;  il  démontra  qu'une 
plante  moyenne  donne  7  livres  de  feuilles  et  4  onces  de  fibre  fa- 
cile  á  séparer.  Malheureusement,  la  grande  industrie  ignore 
ees  avantages.  Elle  s'est  adressée  á  T  Ananas  eommun  {sati- 
vus),  qui  produit  moins  de  feuilles  (3  á  5  livres),  qu'on  ne  peut 
pas  couper  en  tout  temps,  qui  demandent  un  temps  plus  long  et 
des  frais  plus  eleves  et  donnent,  en  general,  une  fibre  plus 
courte.  Cultivée  dans  les  bois  éclaireis,  avee  assez  d'ombrage,  les 
feuilles  de  VA.  bracteatus  rudis  deviennent  plus  longues,  la  fibre 
en  est  plus  fine  et  belle  et  les  frais  de  eulture  se  réduisent  á 
bien  peu  de  chose. 

rudis  m.  subvar.  tricolor  m.,subvar.  n.:  Differt  foliis 
elegantissime  regulariterque  ab  Ínfima  basi  areuatis,  ambos  pro- 
pe  margines  lata  faseia  longitudinali  albo-cremea  ornatis,  mar- 
ginibusque  autem  roséis,  spinis  praeeipue  pulehee  roséis.  Coma 
juveneula,  tune  etiam  gemmae,phylla  roseo-marginata  in  primis 
ostentant,  serius  faseias  albo-eremeas. 

Belle  plante  d'ornement  á  feuilles  striées  vers  les  bords 
de  blane  jaunatre  et  de  rose,  indiquée  surtout,  par  son  port  plus 
élégant,  pour  la  garniture  des  vases  et  des  jardins.  Sa  belle  co- 
loration  exige,  pour  se  former,  le  plein  soleil;  dans  le  sous-bois 
elle  se  réduit  á  une  bande  margínale  blanehatre  et  la  plante 
perd  son  port  partieulier. 

hondurensis  Bertoni,  var.  n. 

Synon. :  Wild  Honduras,  Pina  silvestre  de  Honduras. 

Synearpium  ovatum,  ±  elongatum,  veré  parvum,  post 
anthesin  modiee  auetum,  maturitate  ad  12  em  longum  9  que 
erassum,  pallide  flavum,  earne  albida  veré  fibrosa  modiee  sueeo- 
sa,  sueeo  aeetinoso  eontemptibili.  Braeteae  3  em  longae,  era- 
ssae?  (fleshy),  acutae,  basi  dilatata  ovariumampleetentes;  bása- 
les steriles  magnae,  spinosae,  rubrae.  Seapus  elatus,robustus. 
Ovarium  parvum,  superne  rotundatum,  apiee  satis  prominente 
depressione  eireumdato.  Semina  adsunt  brunnea,  asperula,  ± 
3  in  quoque  ovario,  41  mm  longa.  'Coma  altissima,  43  em  usque 
attingens  ("17x11  inches"),  potius  ereeta,  ampia,  phyllis  elon- 


259  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

gato-lanceolatis.     Folia  pro  rata  satis  dilatata,  30-38  mm,  spiíiis 
spatio  6-9  mm  separatis. 

La  description  queje  donne  de  cette  intéressante  variété, 
n'est  que  la  traduction  adaptée  de  celle  que  Harold  Hume  et  H. 
K.  Miller  ont  publié  en  1904  (1),  et  que  les  auteurs  faisaient 
suivre,  avec  beaucoup  de  raison,  par  la  conclusión  suivante: 
«This  variety  is  quite  interesting  as  it  evidently  comes  nearer  the 
primal  type  of  the  pineapple  than  any  other  variety  now  culti- 
vatetd  in  the  State.»  (p.55). 

En  effet,  ce  type  se  rapproche  beaucoup  de  VA.  sativus 
Lindl.  et  on  pourrait  le  considérer  comme  intermédiaire  entre  ce 
groupe  spécifique  et  le  bracteatus  Lindl.  Cependant,  la  des- 
cription et  la  photogravure  donnée  par  Harold  Hume  et  H.  K. 
Miller  me  portent  á  le  rattacher  á  ce  dernier  groupe,  avec  la  va- 
riété suivante,  laquelle  se  présente  aussi,  sous  plusieurs  points 
de  vue,  comme  intermédiaire. 

paraguariensis  Bertoni,  var.  nova.  Vulgo  Pina  Para- 
guaya, id  est,  Ananas  paraguariensis.  Strobilus  florens  ovatus, 
post  inflorescentiam  insigniter  auctus,  omnino  purpuratus;  ma- 
turus  fibrosus,  sueco  dulce  acetinoso,  odore  delicioso.  Bracteae 
longae  summae  decurvo-patentes,  dentibus  validis  irregulariter 
marginatae,  22-25  mm.  Alabastra  obovata,  mutica,  summa  in- 
gemmas  desinentia.  Flores  pro  specie  breviores,  bracteas  ae- 
quantes  vel  parum  superantes,  25  mm  longi  (parte  libera  18) . 
Sépala  ovato-deltoidea  dimidio  superiore  carinato  purpurato, 
inferiore  viridi.  Pétala  dimidio  superiore  cyanea,  crassiuscula, 
18-20  mm.  longa,  5  lata.  Stamina  15  mm.  longa,  3  ultra  mé- 
dium vel  basi  petalorum  adnata;  antheris  flavescentibus,  quam 
in  var.  rudi  brevioribus.  Stylus  17  mm.  Ovarium  breve,  kte 
ovatum  summo  truncatum,  7  mm.  longum.  Ovula  rare  evoluta. 
Semina  fertilia  O  vel  perrara.  Coma  magna,  praecox  ssepissime 
multif aria.  Gemmae  inf rastrobilares  praecoces,  numerosae.  Fo- 
lia infrastrobilaria  intus  intense,  extus  cinerascenti,  apicem  ver- 
sus  ±  virescenti-purpurea.  Scapus  robustus  erectus.  Folia  cau- 
linaria  60-120  cm  longa  4-5  lata,  supra  glaberrima  nitida  laeteque 

(1)  Pineapple  Varieties;  Bull.  N"  70,  Florida  Agricultural  Experiment 
Station,  Jacksonville  Fia.  1914. 


BERTONI:  ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU   GENRE    ANANAS      260 

vel  flavescentiviridia,  subtus  finissimecinerascenti-lepidotaatque 
itriata;  dentibus  ómnibus  sursum  hamatis,  rubescentibus,  in 
specie  minoribus,  spatio  4-8  mm  separatis.  Per  Paraguariam 
et  regiones  limitrophas  m  cultis  cultisque  relictis  obvia,  nullibi 
veré  subspontanea. 

Applications  : 

Cette  variété  était  la  seule  cultivée,  il  y  a  30  ans,  dans 
tout  le  Paraguay,  le  territoire  de  Misiones,  le  Haut  Uruguay  et  la 
vallée  du  Haut  Paraná  Moyen.  A  sa  parfaite  maturité,  sa 
pomme  est  des  plus  grandes  etdes  plus  parfumées;  relative- 
ment  dure,  elle  se  conserve  assez  longtemps  et  supporte  mieux 
les  transports,  Ces  qualités,  ajoutées  á  sa  productivité  élevée, 
paraissent  lui  devoir  conserver  une  place  parmi  les  varietés 
commerciales,  malgré  sa  pulpe  un  peu  fibreuse.  Elle  resiste 
moins  aux  froids;  notablement  moins  par  exemple,  que  l'Ana- 
nas  de  Pernambuco  d'introduction  directe,  fait  bien  inattendu, 
dont  je  n'ai  pu  trouver  l'explication.  En  échange,  elle  resiste 
mieux  á  l'insolation  et  il  n'est  pas  nécessaire  d'ombrager  son 
fruit.  Comme  plante  á  fibre,  elle  est  économiquement  inférieure 
á  la  precedente,  mais  elle  vaut  toujours  mieux  que  les  varietés 
de  V Ananas  sativus  en  general. 

Resume  différentiel  de  1'  A.  bracteatus  mihi:  Sans  doute 
voisin  du  microcephalus,  il  s'en  distingue  toutefois  spécifique- 
ment  par  la  présence  d'une  tige  supraterraine,  rameuse,  don- 
nant  origine  á  denombreux  scapes;  l'absence  de  stolons,  la  pré- 
sence d'une  couronne  termínale  et  de  rejetons  sous-strobilaires, 
les  feuilles  du  scape  pourprées,  ainsi  que  celles  des  rejetons  et 
de  la  couronne,  les  feuilles  caulinaires  (il  n'y  a  pas  de  véritable 
rosette)  plus  solides,  non  doublées  vers  le  milieu  par  leur  poids, 
formant  un  chéneau  complet  dans  toute  leur  largeur  et  sur  to'ute 
leur  longueur,  sans  marges  recourbées  en  dessous;  les  bractées 
non  décroissantes  réguliérement  de  bas  en  haut  de  la  pomme, 
brusquement  rétrécies  au-dessus  de  la  base  qui  est  d'ailleurs 
plus  large;  ainsi  que  par  l'accroissement  de  l'infloréscence  depuis 
la  floraison,  les  boutons  de  la  fleur  non  allongés  ni  aigus,  les 
fleurs  plus  allongées,  les  étamines  et  les  anthéres  proportion- 
nellement  plus  courtes,  le  style  plus  ou  moins  pourpré  et  l'ab- 
sence de  graines  fértiles,  souvent  absolue. 


261  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 


A.  muricatus  (Arruda)   Schult.  fil. 

Synonimie:  A.  sativus  Schult.  var.  muricatus  (Schult. 
fil.)  Mez;  Bromelia  muricata  Arruda;  Br.  ananas  var.  aculea- 
tus  L.  ?  Ananas  de  Agulho  des  Brésiliens  =  ananas  á  aíguillons. 

"Et  mihi  et  autoribus  recentíoribus  ignota,  bracteis  in 
acúleos  mutatis,  adscendentibus  valideque  pungentibus  differre 
dicitur.  An  omnino  nostri  generis,  vel  potius  Aechmea  ex  affini- 
tate  A.  sphaerocephalaeV  (Mez,  Flora  Bras.'  293,  anno  1893). 

L'existence  de  cette  plante,  comme  véritable  Ananas, 
nettement  indiquée  par  le  botaniste  brésilien  Arruda  da  Cáma- 
ra, il  y  a  plus  d'un  siécle,  m'a  été  confirmée  par  des  personnes 
dignes  de  foi;  d'ailleurs,  un  des  botanistes  qui  ont  mieux  étudié 
les  plantes  usuelles  du  Brésil,  Th.  Peckolt,  l'avait  inscrite  dans 
son  catalogue  "Volksbenennungen  der  brasilianischen  Pflanzen" 
publié  en  1907  (1).  Cetauteur  n'ajoute  que  ees  mots:  «Frucht 
essbar.  Blaetter  zu  Faser. »  II  s'agit  done  d'un  Ananas  á  fruit 
comestible  et  d'une  plante  á  fibre.  La  nature  de  ses  bractées 
engage  á  le  placer  non  loin  de  1'^.  hracteatus;  mais  il  me  sem- 
ple  que  provisoirement  nous  devons  suivre  l'avis  d'Arruda  et  le 
séparer  spécifiquement.  II  se  peut  qu'il  soit  confondu  avec  le 
sagenariiis  sous  le  nom  de  Nana  Brava,  ananas  sauvage  dont 
parle  Marcgrav  (Hist.  Rerum  Natur.  Bras.,  p.  33,  edition  1648). 

Ananas   sativus  Lindley. 

Sinon. :  Anana^sa  sativa  Lindl. ;  Anxinas  sativus  Schult. 
fil.;  A.  vulgaris  Lindl.  (in  Baillon  Dict.  Bot.);  Bromelia  Ana- 
nas h.  (non  B.  sylvestris  Vell.).  Nana  Guaranensium  (Oviedo, 
Pisón,  Marcgrav,  Martius,  Montoya,  Caminhoá,  Mez),  Ananá 
recte  Guaranensium  (Lery,  Martius,  Peckolt);  auditur  etiam 
Avachí  et  AyaA;ac/ií  (Arruda,  Martius,  Peckolt,  Correa,  H.  Hume 
&  H.  K.  Miller),  sed  nullo  modo  PanaM.  Etymon,  d  =  fructus, 
nana  =  verissime,  insigniter. 


(1)  Malheureusement  les  noms  vxilgaires  présentent  un  si  grand  nom- 
bre d'erreurs  de  lecture  ou  typographiques,  que  la  lecture  de  ce  livre  est 
malaisée. 


BERTONI  :      ESSAI    D'UNE    MONOGR.  DU    GENRE   ANANAS  262 

Syncarpium  post  anthesin  insigniter  auctum  et  altitudi- 
nem  a  15  usque  40  cm  attingens,  extus  flavum,  lubescens,  vio- 
laceum  aut  viride,  intus  álbum,  flavescens  aut  modice  rubescens, 
carne  plerumque  vix  fibrosa,  sueco  dulcissimo,  gratissimo,  in- 
te rdum  modice  acetinoso  farcta;  quoad  formam  varium,  haud 
rare  montrosum ;  axi  sub  anthesi  ovariis  paullo  adhaei  ente.  Brac- 
teae  pro  genere  breves,  glabrae  aut  dorso  lepidotae;  fiorigerae 
incurvo-adpressae,  alabastra  vix  superantes  et  pétala  non  aequ- 
antes  aut  iis  paullo  longiores,  dentatae  aut  integrae,  rubentes 
aut  virentes,  parte  inferiore  canescentes,  crassae,  cymbiformi- 
concavae,  dorso  in  porcas  prominente,  parte  superiore  triangu- 
lari-acuminata  erecta;  superiores  et  summae  steriles  parum  re- 
curvae.  Alabastra  ovata,  summa  in  gemmas  saepe  desinentia. 
Flores  28-32  mm  longi,  violacei,  lilacini  vel  purpurascentes.  Sé- 
pala erecta  ovato-triangularia,  ±  carinata,  ápice  late  obtuso, 
paullo  asymmetrica,  integra  aut  minute  dentata,  crassa,  glabra 
aut  dorso  lepidota,  violácea  vel  rosacea  aut  viridescentia,  pétala 
ad  h  vel  ad  i  amplectentia.  Pétala  elongata  vel  oblonga,  ápice 
vix,  vel  interdum  haud  recurva,  tametsi  saepius  aperta,  in  g 
fere  altitudinis  ligulis  binis  plus  minusve  fimbriato-incisis  aucta, 
Stamina  petalis  conspicue  breviora,  seriei  utriusque  basin  usque 
libera,  antheris  in  genere  brevioribus,  2-4mm  longis,  flavescen- 
tibus.  Ovarium  axi  carnose  incrassato  circumdatum  et  omnino 
ei  concretum,  late  ovatum.  Semina  fertilia  plerumque  nulla  vel 
perpauca,  rare  numerosa  tune  nigrescentia,  quam  in  specie  mi- 
crocephalo  majora. 

Seapus  ereetus  robustus;  praesertim  apieem  versus  ± 
brunneo-tomentellus,  interdum  albidus,  paucies  foliorum  longi- 
tudinem  aequans  25-4  cm  crassus. 

Stolones  desunt.  Folia  25-50,  coriácea,  60-120  cm  vel  ul- 
tra longa,  satis  rigide  erectopatentia,  exteriora  arcuatim  decur- 
va;  omnia  basi  in  vaginam  brevem  ±  laeiniose  dentatam  utrin- 
que  strato  lepidoso  brunnescente  obtectam  dilatata  atque  super 
vaginam  longe  sed  parce  constricta;  ampie  solemniterque  cana- 
liculata,  marginibus  haud  recurvis;  dimidio  superiore  ±  sensim 
angustata  et  in  spinam  elongatam  desinentia;  supra  plañe  viri- 
dia  saepiusque  nitidula,  subtus  tenuiter  albo-lepidota  atque 
finissime  secundum  venas  longitudinales  striata;  crebre  denta- 


263  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N     4 

to-aculeata,  dentibus  spatio  2-6  mm  tantum  separatis  (1)  flaves- 
centiviridibus;  non  rare  tamen,  apud  formas  cultione  magis 
evolutas,  subintegra  vel  integra.  Folia  infrastrobilaria  plerum- 
que  oblique  inserta,  —  rosacea  vel  violácea,  subamplexicaulia, 
anguste  peracuteque  lanceolata,  basi  (  dorsoque  praesertim  ) 
tomentello-lepidota,  saepe  aliquantum  reflexa. 

Species  latissime  culta,  nullibi  sponte,  nec  subsponte, 
ñeque  fortasse  cultis  veré  aufuga  crescens,  etsi  in  cultis  relictis 
sylvae  caesae,  multis  vertentibus  annis,  sylvae  herbarumque 
incursionem  hac  illac  sustinens;  ob  id  non  veré  naturalis  et  cul- 
tione manifestó  expolita;  attamen  quoad  fructum,  folia,  aliaque 
signa  non  monstrosa.  (Formas  autem  monstrosas,  quandoqui- 
dem  veré  instabiles,  in  hac  descriptione  praetermisi). 

Nomenclature  vulgaire.  Le  nom  de  l'ananas  n'est  que  le 
nom  guaraní  (2)  ajianá,  dans  lequel,  á  signifie  fruit  (dans  le  sens 
le  plus  general  )  et  7ianá  signifie  excellemment;  c'est  la  forme 
la  plus  corréete.  Son  abbréviatif  nana  est  toutefois  d'un  usage 
plus  étendu;  les  premiers  Européens  l'indiquent  pour  les  Anti- 
lles,  Haití  surtout,  oú  habitait  un  peuple  guaranien,  parlant  une 
langue  semblable  au  guaraní;  il  se  truuve  chez  les  Galibis;  Pi- 
són, Marcgrav,  Martius,  Caminhoá  etc.  Tindiquent  pour  tout  le 
Brésil;  Montoya  le  donnecomme  le  nom  guaraní  spéciñque  dans 
les  Missions  des  Jésuites  qui  allaient  jusqu'á  l'Uruguay  et  au 
Rio  Grande  du  Sud;  c'est  le  nom  le  plus  general  et  il  ne  peut  y 
avoir  de  doute  au  respect.  Le  nom  avachi  et  sa  forme  proba- 
blement  plus  moderne  avakachi  apparaissent  aussi  dans  une 
partie  du  Brésil  et  au  Paraguay;  dans  ce  groupe  spécifique  il 
s'applique  aux  formes  á  fruit  (syncarpe)  cylindrique  allongé, 
rappelant  l'épis  du  Zea  mays  et  généralement  attribuées  á  la 
variété  pyramidalis  Mili. ;  ees  varietés  horticoles  étant  considé- 
rées  au  Brésil  comme  les  meilleures,  son  nom  ne  pouvait  man- 
quer  de  passer  par  extensión  abusiva  á  d'autres  varietés,  á  tel 


[1]  Consentaneus  b.  o  D.   Munro,  in  Transact.  London.  Hortic.   Soc, 
serie  II,  1,  1-34,  1835. 

(2)  Le  nom  toupi,  ou  tupí,  donné  comme  synonime  de  guaraní  par  Mar- 
tius et  ses  continuateurs,  a  dans  la  langue  guaranie,  une  valeur  générique 
bien  diíf érente  et  une  valeur  spécifique  opposée.  II  faut  done  l'abandonner, 
comme  je  l'ai  demontre  dans  l'introduction  á  mon  étude  «Influencia  de  la 
Lengua  Guaraní  en  Sud-América  y  Antillas»  [Asunción,  1916]. 


BERTONI:      ESSAl    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE   ANANAS  264 

point  que  dans  certaines  régions  on  donne  ce  nom  á  tous  les 
ananas.  Avachi  étant  le  nom  guaraní  du  mais,  rétymologie  se- 
rait  tout  á  fait  claire;  la  forme  avakachí,  mot  equivoque  dont 
le  sens  originel  est  consideré  comme  malpropre,  ne  serait  qu'un 
de  ees  quiproquos  voulus  dont  l'espiéglerie,  souvent  assez  crue, 
de  la  langue  populaire  guaranie  donne  plusieurs  exemples.  (1) 
Le  nom  de  caraguatá,  générique  et  s'appliquant  á  toutes  les 
broméliacées,  ne  lui  a  été  donné  (Montoya,  Lozano)  que  par 
confusión  ou  extensión  excessive  (2) .  Quant  au  nom  de  pana- 
kú,  il  signifie  panier  en  guaraní  courant;  Mez  l'a  admis  comme 
synonime  d' ananas,  á  cause  d'une  mauvaise  interprétation  du 
texte  de  Lery  (3). 

Varietés  de  TAnanas  sativus. 

Comme  cbez  la  plupart  des  plantes  cultivées,  la  caractéri- 
sation  botanique  des  varietés  et  des  formes  de  V Ananas  sativus 
présente  encoré  beaucoup  de  points  obscurs,  de  lacunes  et 
d'incertitudes  et  je  ne  saurais  avoir  d'autre  pretensión  que  celle 
de  faire  un  pas  en  avant. 

A  ce  propos,  qu'il  me  soit  permis  de  toucher,  en  passant, 
á  une  difficulté  genérale.  Le  sens,  la  valeur  et  le  rang  qu'au 
point  de  vue  botanique  on  doit  attribuer  á  la  variété  et  á  ses 
subdivisions,  ne  sont  pas  bien  fixés.  Ainsi,  plusieurs  botanistes 
admettent  comme  varietés  botaniques  des  types  que  pour  les 
autres  ne  sont  que  des  formes  et  meme  de  simples  status.     Cer- 


[1]  Quant  á  l'étymologie  donnée  par  Martius  [Woertersammlung 
Brasilianischer  Sprachen  p.  383],  elle  n'est  pas  plus  fondee  que  la  plupart  de 
celles  que  cet  auteur,  si  méritant  comme  botaniste  et  ethnographe,  prétend 
établir  sans  avoir  pu  acquérir  au  préalable  une  connaisance  approximative 
du  mécanisme  da  la  langue  guaranie,  qu  il  croyait  volubile  et  capricieusement 
variable  [1.  c,  p.  XIII],  lorsqu'elle  est,  au  contraire  d'une  fixité  et  d'une 
rigidité  remarquables. 

(2)  Lozano  "Conquista  del  Río  de  la  Plata,  vol.  I  p.  248,  ed.  1873" 
donne  des  détails  fort  intéressants  á  propos  des  applications  au  XVIIsiécle, 
mais  enconfondant  sous  le  nom  unique  de  Caraguatá  le  microcephalus,  le  bractea- 
íus  Tudis  et  notre  sativus.     II  fallait  diré,  en  tout  cas,  Karaguatá-ni'á. 

(3)  Jean  de  Lery,  dans  le  XIII  chap.  de  son  Voyage  au  Brésil,  dit 
quelesfemmes  indiennes  apportaient  les  ananas  dans  des  paniers  qu'elles 
appelaient  panacous:  « ganze  Koerbe  voll  welche  sie  panakus  nennen»,  trad. 
allemande,  Muenster  1794  p.  228. 


2ó5  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  i!.  N.  4 

taines  prétendues  varietés  ont  été  établies  sur  un  seul  caractére 
(1)  différentiel.  Or  je  crois  que  nous  ne  devons  considérer  que 
comme  une  simple  forme  le  type  derivé  qui  ne  se  distingue  que 
par  un  seul  caractére,  quoique  celui-ci  soit  des  plus  importants. 
Ma  modeste  opinión  est  qu'une  véritable  variété  doit  diíférerdu 
type  spécifique  et  par  son  ensemble  et  par  plusieiars  caracteres 
d'une  certaine  importance.  Si  les  différences  portent  sur  des 
organes  d'une  importance  secondaire  ou  manquent  de  profon- 
deur,  mais  sont  constantes,  c'est  le  cas  d'établir  une  sous-va- 
riété.  Quant  au  rang  de  forme,  on  devrait  le  réserver  aux 
types  ne  s'éloignant  que  par  un  seul  caractére,  ainsi  qu'aux 
varietés  apparentes  qui  sont  le  résultat  conditionnel  d'une  cau- 
se extérieure,  comme  par  exemple,  le  climat,  l'altitude  ou  la 
nature  du  sol. 

Dans  le  genre  qui  nous  occupe,  certams  auteurs  et  les 
grands  horticulteurs  ont  creé  plusieures  espéces  avec  une  carac- 
térisation  tout  á  fait  insuffisante.  Aussi  les  botanistes  mono- 
graphes  qui  se  sont  eccupés  de  cette  question,  comme  Baker  et 
Mez,  en  ont  repoussé  la  plus  grande  partie  ou  la  totalité.  Quel- 
ques  unes  n'étaient  en  réalité  que  des  formes  culturales  insta- 
bles, de  simples  status  ou  des  monstruosités;  les  mieux  caracté- 
risées  n'étaient  que  des  varietés  ou  des  sous-variétés.  J'ai 
cherché  á  déterminer  le  rang  qui  correspond  á  ees  derniéres  et 
á  les  identifier  avec  des  types  vivants  ou  assez  parfaitement  dé- 
erits.  Mais  j'ai  négligé  les  suivantes: 

Ananas  coccineus  E.  Morren:  Descourt.  Fl.  Med  Ant., 
Vp.  141 1.  341; 

A.  Mensdorfianus  Hort.  par  E.  Morren,  Belg.  Hortic, 
année  1878  p.  143; 

A.  monstrosus  Hort.  in  Baker  Bromel.  p.  23; 

—  ovalisWiW.:  Gard.  Dict.  n.  1; 

—  Penangensis  Hort.  par  E.  Morren  1.  c. ; 

—  prolíferus  Hort,  in  Baker,  1.  c. ; 

—  serótinus  Mili,  in  Gard.  Dict.  n.  5. 

Plusieurs  grands  horticulteurs  ont  cherché  á  établir  une 

[1]  Notre  imprimerie  demande  aux  indulgents  lecteursqu'ils  veuillent 
bien  pardonner  si,n'ayant  pas  encoré  regu,  des  États  Unis  á  cause  de  la 
guerre,  le  matériel  complémentaire,elle  se  voit  forcee,  de  temps  en  temps, 
á  employer  des  accents  incorrects. 


BERTONI:  ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU   GENRE    ANANAS      266 

classification  des  varietés  de  1' Ananas  commun:  D.  Munro,  G. 
Nicholson,  S.  Mottet,  Harold  Hume  et  H.  K.  Miller,  dont  j'ai 
les  travaux  sous  mes  yeux. 

Clef  de  Munro:     Mr  D .  Munro  donna,  en  1835,  pour  la  cla- 
ssification des  varietés  horticoles.  la  clef  suivante,  laquelle,  mal- 
gré  ses  défauts,  mérite  notre  attention  (1) 
*  Feuilles  sans  épines: 

A.  Fleurs  pourpre Havannah,  Smooth  Havannah 

B,  Fleurs  lilas,  presque  blanches: 

a)  Fruit  arrondi Vert  d'Antigua 

b)  Fruit  conique  allongé Sugar-loaf  rayé 

**  Feuilles  á  épines  petites  et  nombreuses  (espacées  de  ±; 

2  mm) : 

A.  Fleurs  pourpre: 

a)  Fruit  ovale Providence  blanc,  Vert  de  Java, 

Black  Jamaica 

b)  Fruit  cylindrique Orange  Sugar-loaf,  Dow- 

ton  Havannah 

c)  Fruit  conique  allongé New  Jamaica 

B.  Fleurs  lilas New  Demerara,  Surinam  rayé 

***  Feuilles  moyennement  épineuses  (épines  dissantesde  ± 

3-4  mm) . 

A.  Fleurs  pourpre: 

a)Fruit  cylindrique Sierra  Leona,  Ansons,  Mon- 

serrat,  Trooper's  Helmet 

b)  Fruit   conique   allongé Providence  vert,  St 

Vincent 

B.  Fleurs  lilas: 

a)  Fruit  cylindrique Globe,  Lemon  Queen,  Ota- 

hiti,  Surinam,    Buck's  Se- 
edling  globe 

b)  Fruit  conique   allongé Sugar-loaf  á   feuilles 

bruñes,  id.  Noir,  id. 
á  feuilles  farineuses, 
id.  Brun,  id.  á  feuilles 
rayées,  Black 's  Seed- 
ling,  Trinidad,  Envi- 
lle,  New  Enville,  S- 
pring  Grove  Enville, 

(1)  Trans.   London.  Hortic.   Soc,  Ser.  II,  1,  1-34 


267        anale:s  científicos  paraguayos  -  serie  [í.  N   4 

Lord  Bagot's  Seedlí- 
ng,  Blithfield  Orange, 
****  Feuilles  á  épines  grandes  etrigides,  espacées  de  6mm 
en  moyenne: 

A.  Fleurs  pourpre Antigua  Noir,  Welbeck  Seedling, 

Ripley 

B.  Fleurs  lilas: 

a)  Fruit  arrondi Globe  Russe,  Cockscomb  Russe 

b)  Fruit  cylindrique Reine,  Reine  de  Ripley,  Rei- 

ne Vert,  Reine  de  Moscou, 
Reine  rayé,  Reine  rayé  ar- 
genté, Reine  d' Antigua, 
Blood  Red. 


Quoique  trop  artificielle,  cette  méthode  de  classification 
serait  fort  commode.  Malheureusement,  dans  la  pratique  elle 
resulte  trop  souvent  inappliquable.  Comme  Harold  Hume  et  H, 
K.  Miller  Tont  remarqué,  la  présence  ou  absence  des  épines, 
ainsi  que  leur  dimensión  et  la  distance  qui  les  séparent,  peuvent 
varier  selon  la  vigueur  de  la  feuille  et  les  conditions  de  végéta- 
tion.  Pour  ma  part,  j'ai  toujours  remarqué  que  la  distance  quí 
separe  les  épines  Tune  de  Tautre  est  proportionnelle  au  degré 
d'ombrage  et  d'humidité.  Quant  aux  formes  á  feuilles  sans 
épines,  on  peut  les  considérer,  sauf  probablement  le  lucidus, 
comme  des  obtentions  culturales  instables;  quelques  unes  de- 
mandent  une  sélection  continuelle  et  présentent  de  temps  en 
temps  des  feuilles  épineuses;  cela  me  fait  penser  que  presque 
toutes  reviendraient  plus  ou  moins  au  type  épineux,  en  les  trans- 
portant  sous  un  climat  plus  sec  ou  insoleillé  et  en  les  abandon- 
nant  assez  longtemps  dans  le  milieu  naturel.  On  ne  peut  pas 
nier  la  possibilité  d'une  mutation,qui  serait  alors  fixe.  Mais  la 
división,  par  exemple,  de  toutes  les  varietés  horticoles  en  deux 
groupes  caractérisés  par  la  présence  ou  l'absence  d'épines  (que 
plusieurs  horticulteurs  ont  proposé) ,  au  point  de  vue  botanique 
est  inadmissible.  Malgré  ees  objections,  la  clef  de  Munro  peut 
présenter  quelques  avantages  lorsqu'il  s'agit  de  déterminer  ra- 
pidement  certaines  varietés  horticoles. 

Harold  Hume  et  Miller  ont  proposé  un  groupement  tout 
diíTérent  et  plus  naturel.     lis  établissent  trois  types  fondamen- 


BERTONl:      ESSAl    D^UNE   MONOGR.  DU   GENRE  ANANAS  268 

taux  et  groupent,  par  afñnité,  toutes  les  autres  formes  autour 
de  ees  types.  Heureusement  choisis  parmi  les  principaux  et  les 
plus  connus,  ees  types  sont:  Reine  (Queen),  Cayenne  et  Espa- 
gnol.  Le  tableau  suivant  montre  le  groupement  des  varietés 
cultivées  dans  l'Etat  de  Florida  étudiées  par  les  auteurs  et  dont 
ils  donnent  les  descriptions  détaillées,  ainsi  qu'une  serie  d'excel- 
lentes  photogravures.  Je  n'ai  pas  voulu  traduire  lesdiagnoses 
de  ees  groupes,  crainte  de  ne  pas  en  interpréter  exactement 
toute's  les  parties. 

*  Queen  Group— The  typical  variety,  Golden  pineapple. 
Yellow  flesh,  pointed  eyes  sloping  upwart  from  the  sides,  deep 
yellow  fruit,  syr«py  juice,  flavor  rich  and  sweet: 

Black  Ripley,  Egyptian,  Golden,  Ripley  vert,  Pernambuco. 

**  Cayenne  Group —Ty pe:  Smooth  Cayenne.  Flesh  light 
yellow,  eyes  broad  and  fíat,  not  elevated  at  the  nipple.  Leaves 
smooth  or  serrated;  plants  strong,  up-right,  vigorous: 

Cayenne,    Enville,    Rothchild. 

***  SpanishGroup—TypeiSpanish -pineapple.  Flesh  whi- 
te;  eyes  flat  but  elevated  at  the  corners  of  the  bracts;  leaves 
strong,  stiff  and  serrated: 

Blood,  Porto  Rico,  Prince  Albert,  Red  Ceylon,  Sugar  Loaf, 
Spanish,  Yellow  Ceylon. 

Subdivisions  botaniques  del'Ananas  sativus. 

Var.  microstachys  (Lindm.)  Mez. 

Synonimie;  Ananas  microstachys  Lindman;  Acanthosta- 
thys  ananassoides  Baker. 

«Typo  omnino  minor,  Scapus  gracilior  est  et  leviter  floc- 
cosus  vel  subglaber.  Bractearum  pars  libera  minus  elongata 
quam  in  forma  normali.  Sépala  explanata  minus  deformia  sunt. 
Planta,  ex  diagnosi  iconibusqíie  Lindmanianis  nequáquam  spe- 
cifice  a  typo  diversa. » 

Cette  derniére  phrase,  si  absolue,  du  monographe  Charles 
Mez,  auteur  de  cette  diagnose,  m'oblige  á  laisser  á  cette  plante 
le  rang  de  simple  variété,  contrairement  á  l'opinion  de  Lindman, 
qui  en  donna  la  description  spécifiC[ue,  et  de  Baker,  qui  la  pla- 
Sait  dans  un  autre  genre.     Cependant,  Mez  avoue  ne  l'avoir  pas 


269  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  4 

vue;  d'autre  part,  ladifférence  indiquée  chez  les  sépales  me  fait 
soup9onner  qu'il  s'agisse  en  réalité  d'une  espéce  imparfaitement 
étudiée.  Elle  est  d'ailleurs  peu  connue  et  n'a  été  observée  que 
sur  l'Arachá,  plateau  central  brésilien,  entre  Cuyabá  et  le  Goyaz 
et  Minas.  Cette  región  étant  plus  ou  moins  xérophile,  et  sur  de 
grandes  étendues  remarquablement  séche,  le  microstachys  serait 
un  type  d'adaptation. 

Var.  Debilis  (Lindl.)  Baker. 

Synon. :  Ananassa  debilis  Lindley;  Ananas  dehiiis  Schult. 

«Praesertim  foliis  undulatis  recurvis  differt.     Flores  palli- 

de  purpurei.     Syncarpium  elongate  ovale,  immaturum  persatu- 

rate  viride,  maturum  sordide  flavum  paulloque  virescens»  (Mez, 

in  Flora  Bras.     Bromel.     293). 

Trop  imparfaitement  décrite,  son  rang  et  ses  affinités  sont 
difficiles  á  établir.  Elle  n'a  été  indiquée,  á  ma  connaissance, 
que  dans  les  serres  d'Europe.  Par  la  coloration  et  la  forme  du 
syncarpe  elle  rentrerait  dans  la  var.  viridis  m. ;  la  nature  ondu- 
lée  et  recourbée  de  ses  feuilles  n'est  pas  bien  éloignée  de  la  for- 
me élargie  des  feuilles  de  celle-ci. 

Var.  Portearías  (C.  Koch)  Nicholson. 

Synonimie:  Ananas  Porteanus  C.  Koch,  fide  E.  Morren; 
A.  sativus  Lindl.  var.  Porteamis  K.  Koch,  G.  Nicholson  in  (Dict. 
of  Gardening,  1884;  Nicholson  et  Mottet  in  Dict.  d'Hortic, 
1892). 

Folia  olivácea,  satis  erecta,  lata  fascia  longitudinali  cen- 
trali  pallide  flava  exornata,  ut  videtur  quam  apud  formas  typi- 
cas  validius   spinosa.     Scapus  altius  erectus.     Philippinensis. 

Variété  ornaméntale  originaire  des  Philippines. 

Var.  variegatus  (Bojer)   Baker. 

Synonimes:  Ananas  variegatus  Bojer  (fide  Baker,  Brom. 
p.  23);  A.  sativus  variegatus  Hort.,  in  Nicholson  1.  c. 

Folia  rosulata,  eleganter  arcuatim  recurva,  parte  centrali 
laete  viridia  et  interdum  parce  striata,  ambos  versus  margines 
lata  fascia  longitudinali  cremea  exornata,  marginibus  rubris.  E 
caldariis  Europae. 

La  coloration  de  cette  variété  ornaméntale  rappelle  tout  á 


BERTONI:  ESSAI  D"UNE  MONOGR.  DU  GENRE  ANANAS  270 

fait  celle  de  la  sous-variété  tricolor  de  mon  A.  bracteatus  rudis. 
Cependant  Nicholson  et  Mottet,  1,  c,  qui  séparent  spécifique- 
ment  le  bracteatus  du  sativus,  la  gardentdans  ce  dernier  grcupe. 

Var.  bracamorensis  Bertoni. 

Synonime:  Anadias  bracamorensis  Hort.,  Linden,  in  Wie- 
ner Illustr.     Gartenzeitung,  1885,  p.  143. 

Planta  pro  genere  gigantea  e  Columbia  oriunda. 

On  ne  peut  admettre  que  provisoirement  cette  variété, 
dont  je  ne  connais,  pour  ma  part,  aucune  description. 

Var.  lucidas  (Mili.)  Baker  (charact.  locupl.) 

Synonimie:  Ananas  lucidtis  Miller;  Bromelia  ananas  var. 
lucide  virens  L. ;  Bromelia  lucida  Willd.  (Enum.  Hort.  Berci. 
345);  Ananassa  lucida  Lindl. ;  Bromelia  ananas  var.  inermis 
Pers.  Incluses:  Apianas  glaber  Mili. ;  Bromelia  semiserrata  Willd. ; 
B.  subspinosa  WeT\á\.;  Anxinas  semiserratus  Schult.  fil..  Vulgo 
Ananás  Liso,  esp.  et  brés. ;  Ananaz  Pita,  brés. ;  King  Pineapple, 
angl.,  Smooth  Pineapple  amér. 

Folia  omnino  inermia  aut  prope  apicem  solum  dentibus 
paucis  armata;  persensim  versus  apicem  attenuata  et  in  spinam 
terminalem  validam  desinentia;  subtus  saepius  viridia,  interdum 
optime:  supra  saepe  a  basi  lucide  rubenti-aurantiaca  tumque  api- 
cem versus  virentia;  sat  elongata,  nihil  admodum  dilatata,  Syn- 
carpium  maturum  extus  pallide  flavum,  carne  flavescente  sueco 
dulce  copiosissimo  farcta.  Bacca  depressa,  crassa  centro  vix 
sublato,  S2epe  rubropicta.  Bractese  parvse,  parte  superiore  bac- 
cas  centrum  stricte  obtegente  atque  rubente  vel  pulchre  ignea; 
básales  virides  aut  rosaceae  a  lata  basi  sensim  in  spinam  termi- 
nalem validiusculam  attenuatas.  Scapus  robustus.  E  Guayana 
et  Venezuela  oriunda? 

De  toutes  les  formes  de  l'ananas,  le  lucidus  est  celle  qui 
a  été  mieux  étudiée;  de  lá,  sa  synonimie  compliquée.  Malgré 
cette  faveur,  sa  caractérisation  était  insuffisante,  ce  qui  expli- 
que, en  partie,  qu'elle  n'ait  pas  été  acceptée  par  certains  auteurs. 
Le  type  Smooth  Cayenne,  par  exemple,  quoique  sans  nul  doute 
appartenant  a  cette  variété,  ne  pourrait  ñgurer  sous  la  diagnose 
du  lucidus  donnée  par  Miller,  Baker  et  Mez.  Cette  variété  pré- 
sente un  certain  nombre  de  sous-variétés  ou  formes;  entre  elles. 


271  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE    I!,    N.    4 

j?  crois  qu'on  peut  distinguer  botaniquement  les  suivantes: 

For.  typicus  m,  {=  A.  s.  lucidus  (Mili.)  Mez  Fl.  Bras.): 
folíis  subtus  optime  viridibus,  supra  a  basi  lucice  rubenti-auran- 
tiacis,  apicem  versus  virentibus;  syncarpio  maturo  pallide  flavo, 
bracteis  pulcherrime  igneis;  floribus  pulchre  coeruleis. 

For.  cayennensis  m.:  foliorum  coloratione  in  specie  nor- 
mali,  dentibus  nullis;  bracteis  aurantiacis,  parvis,  brevibus,  ba- 
salibus  viridibus  in  rosaceas  aliquantum  vergentibus;  syncarpio 
maturo  magno,  ovato-elongato  vel  subconico,  flavo;  bacca  veré 
depressa  interdum  seminífera,  floribus  purpurascentíbus.  1  Va- 
rietés horticoles:  Cayenne  Lisse  ou  Cayenne,  probablement 
aussi  Havannah,  Smooth  Havannah. 

For  antiguensis  m. :  floribus  pallide  lilacinis  albescenti- 
bus;  syncarpio  maturo  late  ovato  vel  subsphaerico,  minore,  viri- 
descente.  1  Var  hort  Vert.  d'Antigua.  Je  la  place  ici  avec 
reserve. 

For.  mordilonus  hort.  Linden.  {Ananas  mordüona  hort. 
Linden,  in  E.  Morren  Belg.  Hort.  1819) .  Differt  praesertim  fo- 
liis  variegatis  atque  syncarpio  maturo  magno,  odore  gratissimo. 
Ducit  ortum  verisimiliter  a  forma  lucido  typico.  E  Columbia. 

Var.     pyramidalis  (Miller)  Bertoni 

Synonimie:  Ananas  pyramidalis  Mili.;  vulgo  Avachí,  Abba- 
chi,  Avakachí,  guar.,  bras.,  ind.  occid  et  amer.  septentr. ;  Aba- 
cachi  Legitimo,  brasil.  Strobilus  flores  conicus  7-12  pm  longus.  Syn- 
carpium  maturum  alte  conicum  vel  subcylindricum,  magnum 
vel  máximum,  flavum,  aurantiacum  aut  ±  rubens,  carne  subal- 
bida  vel  flava  sueco  copiosissimo  farcta,  scapi  axis  parte  centra- 
li  e  syncarpio  etiam  eduli.  Bractease  basi  dorso  in  porcas  3-5 
prominentes  atque  crassissimae,  in  tríente  superiore  veré  stric- 
tae  aque  modice  den  tatas,  canescentes,  15  mm  longae;  básales 
steriles  stricte  lanceolatse,  rosaceae.  Flores  elongati,  bracteas 
longe  superantes,  30  mm  longi,  parte  libera  20  mm.  Sépala  dor- 
so rotundato  dimidio  superiore  non  vel  vix  carinato,  integra, 
praeter  basin  viridem  canescenti-violacea.  Pétala  oblonga,  su- 
perne  pallide  lilacina,  ápice  vix  recurva,  18  mm  longa  7  que  lata. 
Stamina  15  mm.  Stylus  staminibus  aequilongus.  Ovarium  la- 
te ovatum  supra  depressum.     Ovula  summo  cavitatis  sat  nume- 


BERTONI:       ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  272 

rosa  nunquam  tamen  evoluta.  Coma  magna,  stricte  erecta 
saepissime  simplex.  Gemmae  infras  trobilares  semper  adsunt 
plus  minusve  numerosae,  praecoces  validiusque  evolutae.  Folia 
potius  stricta,  pro  rata  abrupte  acuminata,  nihil  admodum  elon- 
gata,  omnino  dentata.  E  Brasilia  ortus;  specimina  suppetentia 
e  civitate  Pernambuco. 

La  description  que  je  viens  d'en  donner  prouve  bien  qu'il 
s'agit  d'une  varíete  botanique  á  distinguer,  et  elle  s'applique 
tout  aussi  bien  á  mes  plantes,  originaires  des  environs  de  la  vi- 
lle  de  Pernambuco,  qu'aux  plantes  étudiées  par  Harold  Hume 
et  H.  K.  Miller  dans  la  Florida.  C'est  une  varíete  fort  renom- 
mée  dans  les  marches.  Je  suis  aussi  d'accord  avec  ees  auteurs 
sur  le  fait  qu'elle  n'aime  pas  le  plein  air  et  demande  de  l'ombra- 
ge.  Cependant  j'ai  été  étonné  de  consta ter  qu'elle  résistait  mi- 
eux  aux  froids  que  presque  toutes  les  autres  varietés,  botaniques 
ou  horticoles,  et  en  particulier,  beaucoup  plus  que  le  bracteatus 
par  aguar  iensis. 

En  échange,.  je  ne  trouve  pas  que  Ton  puisse  conserver, 
sinon  comme  des  sousvariétés  les  suivantes: 

Subvar.  macrocarpus  (Dony)  m.  (A.  s.  pyramidale  vio- 
laceum  macrocarpum  Dony,  ap.  Chernovitz,  Dict.  I.  178) ;  syn- 
carpio  maturo  máximo,  30-40  cm  et  ut  dicitur  45  usque  alto,  ru- 
bente,  axi  mollissimo  succoso,  scapo  robustissimo  3-5  cm  crasso; 
gemmis  infrastrobilaribus  numerosis  majoribusque.  E  calidio- 
ribus  Brasiliae.     Vulgo  Avakachí  Roxo. 

Subvar.  albas  Mili.  i=A.  s.  pyramidale  álbum  Mili.): 
syncarpio  maturo  20-25  cm  alto,  carne  albescente,  sueco  acidulo 
delicioso  farta,  axi  eentrali  etiam  eduli.  Brasilia  quam  máxi- 
me laudatus. 

Je  néglige  les  prétendues  sous-variétés  violaceum  Don., 
aureum  Don.  et  rubrum  Don.;  mal  caractérisées,  elles  pour- 
raient  bien  appartenir  á  d'autres  varietés. 

Var.     viridis  (Miller)   Bertoni  (char.  locupl.) 
Synonimie:    Ananas  viridis  Mili. ;  A.  pyramidalis  viridis 

Don,;  vulgo  Ananás  Verde  hisp.  et  brasil.,  Queen  Group  (Hume 

&  Miller). 

Synearpium  nondum  maturum  viride  vel  atrate  viride; 

maturum  satúrate  viride  vel  fere  aurantiacum,  ovatum-elonga- 


273  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS   SERIE    II.    N.   4 

tum  carne  flava  parum  fibrosa.  Baccae  prominentes  superne  zt 
conicae,  quasi  acutae,  numerosae.  Folia  latiora,  prorata  abrup- 
ta acuminata,  omnino  dentata,  saepe  breviora,  plerumque  viri- 
dia,  interdum  rosacea.  Bracteae  parvae,  crassae,  in  spinam 
validius  desinentes;  básales  virides,  flavescentes  aut  rubentes 
atque  in  spinam  validam  exeuntes.     Scapus  robustus. 

Ainsi  caractérisée,  cette  variété  est  naturelle  et  assez 
bien  limitée.  Elle  compte  bon  nombre  de  varietés  horticoles, 
dont  les  suivantes,  á  ma  connaissance,  peuvent  etre  considérées 
comme  des  formes  botaniques: 

a)  Black  Rippley,  décrite,  comme  les  4  suivantes  par 
Harold  Hume  &  Miller  dans  l'ouvrage  cité; 

b)  Green  Rippley,  voisine  de  la  precedente; 

c)  Golden  Queen,  type  du  Queen  Group  des  auteurs 
cites; 

d)  Egyptian  de  la  Floride  (Cleopatra?) ; 

e)  Pernambuco,  bonne  váriété  á  petit  fruit  d'un  vert 
foncé  avant  la  maturité,  á  la  maturité  jaune,  juteux,  presque 
sans  Abres  et  a  coeur  mou,  bien  connu  au  Paraguay  et  dans  une 
bonne  partie  du  Brésil,  oú  il  a  donné  lieu  á  quelques  races  peu 
diíférentes, 

f)  Ananaz  Verde  du  Brésil,  a  fruit  plus  allongé,  fibreux 
et  de  mauvaise  qualité;  plante  de  collection;  forme  originaire  ou 
efferata. 

Var.     hispanorum  Bertoni  var.  n. 

Synonimie:  Spajiish,  aux  Indes  Occidentales;  Spanish 
Group  de  Harold  Hume  et  Miller,  en  partie.  Pro  parte,  A.  sati- 
vus  pyramidalis  Don. 

Syncarpium  maturum  ovatum  (saepius  longe),  flavum 
non  rare  rubens,  nec  perrare  seminiferum,  carne  alba  vel  albes- 
cente,  saepe  fibrosa,  sueco  saepe  acidulo,  odore  grato;  nondum 
maturum  saepe  viride,  ovulis  magis  frequenter  evolutis.  Bacca 
depressa  etsi  centro  aut  bracteae  latere  parum  sublata.  Brac- 
teae básales  saepe  rubentes  vel  roseae.  Folia  potius  stricta,  non 
rare  ±  rosacea,  satis  rigida  aut  fiaccidula,  dentata,  rare  atque 
proparte  tantum  spinis  destituta. 

Cette  variété  est  moins  facile  á  caractériser,  car  certaines 


BERTONI:      ESSAI    D'UNE    MONOGR.  DU    GENRE   ANANAS  274 

formes  qui  la  composent  ont  des  affinités  assez  importantes  avec 
la  variété  pyramidalis  et  surtout  avec  la  varíete  viridis.  Non 
obstant,  elle  parait  se  dégager  assez  clairement  de  l'ensemble 
des  nombreuses  formes  qui  ne  rentrent  pas  dans  les  precedentes 
varietés.  Elle  constitue  un  groupe  répandu  dans  tous  les  pays 
chauds  du  monde,  comptant  plusieurs  types  de  grande  culture; 
ceux-ci,  en  general,  ne  soñt  pas  les  plus  fins,  étant  assez  fibreux 
et  plus  ou  moins  acides;  mais  une  certaine  acidité  plait  aux  Eu- 
ropéens  sous  les  tropiqnes;  en  outre,  les  plantes  sont  générale- 
ment  rustiques,  résistant  mieux  en  plein  air  que  le  lucidus,  le 
pyramidalis  et  le  cayennensis,  tout  en  étant  plus  fortes  contre 
les  maladies. 

Parmi  les  types  mieux  coniau?,  á  citer  l'Espagnol,  ou 
Spanish,  de  grande  longue  le  plus  cultivé  dans  la  Floride;  le  Pu- 
erto Rico,  aux  fruits  enormes;  le  Sugar-Loaf  á  feuilles  teintées 
de  rouge,  le  Sugar-Loaf  commun  et  le  vert  foncé;  le  Rouge  de 
Ceylan,  les  Blood,  Prince  Albert,  etc. 

Ce  groupe,  en  échange,  est  moins  connu  dans  le  Brésil, 
oú  Ton  donne  la  préférence  aux  varietés  plus  douces,  dépourvues 
de  toute  acidité  et  sans  fibres,  comme  l'Avachí,  le  Pernambueo, 
etc.,  que  Ton  consommé  en  forte  quantité  et  sans  aucun  mélan- 
ge  ou  préparation. 

Ananas  guaraniticus  Bertoni,  sp.  n. 

Synearpium  florens  elongate  cylindricum  tríente  superio- 
re  cónico  basique  rotundatum,  sub  anthesi  7-10  cm  longum  3  que 
crassum,  e  viridi  ±:rubescens,  post  florationem  auctum;  maturum 
13-15  cm  longum  4-6  crassum,  sordide  flavescens,  carne  densius- 
cula  etsi  eduli  potius  fibrosa,  sueco  dulcissimo  vix  acidulo  nullo 
modoque  acri  farcta,  odore  grato,  diu  conservabile. 

Bracteae  majusculae,  18-22  mm  longae,  a  syncarpii  basi 
ad  apicem  vix  decrescentes,  irregulariter  insigniterque  dentatae, 
subrosaceae;  dimidio  basali  dilatatae,  carinatae  crassae,  baccae 
mediam  parten  amplectentes;  dimidio  superiore  erecto-patentes, 
ovato-trian guiares,  in  spinam  parvam  terminalem  desinentes, 
marginibus  atque  repandis,  spinis  fnajusculis  plus  vel  minus  pa- 
tentibus,  irregularissime  dispositis  nonnullis  retro  aut  patenti- 


275  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS- SERIE  II.  N     4 

hamatis,  ±  rosaceis,  intructis.  Bracteae  básales  steriles  vix  vel 
haud  longiores,  irregulariter  triangulari-acuminatae,  sensim  in 
spinam  validiusculam  desinentes,  tríente  vel  dimidio  basali  strí- 
atae  atque  albescerti-lepidosae  plus  vel  minus  rosaceae;  20-25 
mm  longae  basique  6-8  mm  latae,  dentibus  eis  bracteaiTim  fer- 
tilium  similibus  etsi  minus  irregularibus. 

Baccae  compressione  mutua  strictae,  quam  apud  varieta- 
tem  quamlibet  speciei  sativi  minores;  parte  superiore  solemniter 
sublata  fereque  (et  aliquantum  oblique  sive  sursum)  pyramida- 
ta  atque  subacuta. 

Flores,  ex  alabastro  elongato,  pro  rata  majusculi  atque 
stricti,  parte  libera  20  mm  longa,  bracteas  superantes.  Sépala 
lis  speciei  sativi  similia,  =  rosacea,  exceptione  in  locis  umbro- 
sioribus  ubi  sordide  viridia.  Pétala  stricte  oblonga  tríente  su- 
premo obovata,  versus  apicem  parum  recurva,  superne  purpu- 
rascentia  basinque  versus  sensim  albescentia;  demum  eis  A.  sa- 
tivi similia.  Stamina  totidemque  similia,  tametsi  antheris  pro 
rata  magis  elongatis  vel  strictioribus.  Stylus  antheras  paullo 
superans  et  ±  exertus,  uti  stamina  omnino  candidus,  quoad 
formas  ei  A.  sativi  similis.  Ovula  numerosa  plerumque  evolu- 
ta.  Semina  pleraque  abortiva,  f  ertilia  saepius  parum  numerosa, 
quam  ea  speciei  sativi  Lindl.  minora. 

Coma  subsimplex  praecox,  jam  sub  anthesi  incipiens, 
phyllis  lanceolatis  violascentibusque  in  genere  crassioribus;  dein 
ad  syncarpium  maturum  magna,  20-30  cm  lata,  phyllis  lineari- 
bus,  arcuatim  recurvis,  indumento  lepidoso  albo  copióse  obtectis. 
Gemmae  infrastrobilares  nullae  vel  non  evolutae. 

Scapus  55-90  cm  altus,  strictus  sed  firmis,  erectus,  foli- 
orum  longitudinem  interdum  aequans,  sub  copioso  tomento  le- 
pidoso albido  gilvus  vel  rubescenti-isabellinus,  foliis  compluribus 
(16-22)  instructus;  foliis  a  scapi  basi  gradatim  decrescentibus; 
superioribus  basi  sordide  purpurascentibus  prope  basin  abrupte 
dilatatis,  demum  linearibus,  reflexis.  Caulis  praeter  scapum 
brevissimus,  erectus.  Folia  caulinaria  ad  20,  sub-rosulata,  di- 
midio vel  tríente  basali  regulariter  arcuatim  recurva,  demum 
vix  arcuata  fereque  patentia,  in  genere  strictiora,  80-120  cm 
longa,  12-18  mm  lata,  Ínfima  tantum  basi  amplectenti-dilatata, 
supra  basin  non  constricta,  persensim  in  spinam  terminalem 
longam  desinentia,  valde  rígida  atque  in  genere  crassiora,  opti- 


BERTON!;  ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU   GENRE   ANANAS      276 

me  semi-circulatim  canaliculata  (marginibus  veré  sublatis,  in 
canalem  semi-orbiculatum  vel  magis  profunde  depressum  totam 
per  longitudinem  porrecta) ;  supra  nitidule  saturateque  viridia, 
subtus  indumento  lepidoso  tenuissimo  cinéreo  obtecta  atque 
subtilissime  striata;  valide  atque  regularissime  dentata,  denti- 
bus  spinescentibus,  ómnibus  sursum  hamatis,  fere  aequidistanti- 
bus,  spatio  8-10  mm  separatis,  in  umbrosis  albidis,  in  insolatis 
roséis. 

Stolones  omnino  desunt.  Planta  robusta,  perrara,  nisi 
fallor  haud  vel  vix  gregaria,  in  locis  haud  opacis  sylvae  virgi- 
neae  vel  in  vacuis  saltibus  stirpibus  refertis  crescens,  aéris 
siccitatem  ope  roris  mire  sustinens,  fortuite  etiam  máximas 
insolationes  sustentans.  E  regione  fluminis  Jejuíh  Superioris, 
forte  et  alus  locis  Paraguariae  Sylva  orientali.     Nullibi  culta. 

Propriétés,  habitat. 

Quoique  sauvage,  cette  plante  présente  toutes  les  qualités 
essentielles  de  1' Ananas  cultivé.  Son  fruit  n'est  pas  bien  juteux ; 
mais  il  est  remarquablement  doux,  bien  peu  acide  et  nullement 
piquant;  c'est  en  somme  un  fruit  comestible,  á  plus  forte  raison 
que  celui  du  bracteatus  ruáis  et  tout  aussi  bien  que  celui  du 
bracteatus  paragiiariensis.  Elle  fleurit  avec  le  sativus,  vers  Sep- 
tembre,  et  son  fruit  arrive  á  la  maturité  vers  Février,  étant  un 
peu  plus  tardif  que  le  sativus.  N 'étant  encoré  en  possession  que 
de  quelques  pieds,  il  ne  m'a  pas  été  possible  de  la  soumettre  á 
une  culture  intensive,  laquelle  donnera  probablement  un  bon  ré- 
sultat,  sinon  économique,  aumoins  au  pointdevuede  l'étude  gé- 
nétique.  La  plante  est  rare;  presque  personne  la  connait  au 
Paraguay;  elle  ne  vit  d'ailleurs,  semble-t-il,  que  dans  la  partie  la 
moins  explorée  du  pays,  Cette  circonstance  ne  me  permet  pas 
d'indiquer  d'une  faSon  bien  exacte  son  habitat. 

Non  obstant,  et  l'endroit  oú  la  plante  croissait  naturelle- 
ment  et  de  longues  années  d'observation  dans  mon  jardin, 
m'autorisent  á  établir  qu'elle  donne  la  préférence  á  un  milieu 
moins  ombragé,  dans  un  air  moins  humide  que  celui  que  le  mi- 
crocephalus  et  le  bracteatus  demandent.  Le  cas  échéant,  elle 
resiste  en  plein  soleil  dans  cette  región  du  Haut  Paraná,  oú  la 
chaleur  des  rayons  solaires  est  de*s  plus  fortes  que  Ton  puisse 
observer  dans   les  pays  chauds.     Ses  feuilles  si  étroites,  char- 


277  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

núes,  á  bords  fortement  releves,  peu  ouvertes  á  l'insolation  et 
formant  un  chéneau  admirablement  disposé  pour  recevoir  la  ro- 
see et  la  conduire  au  coeur  de  la  rosette,  expliquent  clairement 
ees  facultes. 

Caractérisation  dífférenticlle. 

Sans  doute  voisin  de  V Ananas  sativus,  VA.  guaraniticus 
s'en  éloigne  spécifiquement  par  les  caracteres  suivants,  que  j'in- 
diquerai  en  suivant  l'ordre  de  la  description  latine. 

Les  bractées  de  1'^.  guaraniticus  sont  plus  grandes  (éga- 
lant  celles  de  certaines  varietés  de  l'A.  6racíeaí?ís) ,  et  ne  dé- 
croissant  presque  pas  de  bas  en  haut;  leur  moitié  supérieure  est 
élargie,  plus  ou  moins  ovale;  les  dentsépineusesde  leurs  marges 
sont  longues  et  excessivement  irréguliéres,  quelques  unes  diri- 
gées  en  bas.  Les  bractées  stériles  de  la  base  sont  au  contraire 
relativement  petites,  ne  dépassant  pas,  ou  presque  pas,  en  lon- 
gueur,  les  precedentes.  Les  baies  sont  petites  et  leur  partie 
supérieure  se  dresse  en  pyramide  un  peu  courbée  vers  le  haut. 
Les  fleurs  sont  plus  allongées.  Les  ovules.  bien  développés, 
donnent  lieu  á  des  graines  fértiles  plus  petites.  La  couronne 
est  plus  précoce  et  relativement  plus  grande;  en  échange,  il  n'y 
a  pas  de  pousses  á  la  base  du  «fruit»  ou  syncarpe.  Le  scape  est 
élancé,  assez  souvent  aussi  long  que  les  f euilles  et  quelques  fois 
plus  long,  bien  plus  minee  que  chez  n'importe  quelle  variété  du 
sativus.  Les  f euilles  supéríeures  du  scape  sont  brusquement 
élargies  et  seulement  dans  leur  tiers  inférieur,  le  reste  étant  li- 
néaire;  elles  ne  sont  pas  insérées  obliquement.  Les  f euilles, 
moins  nomxbreuses  marquent  prima  facie  une  différence  spécifi- 
que;  vraiment  linéaires,  elles  n'ont  que  de  12  á  18  mm  de  lar- 
geur  sur  80-120  cm  de  longueur;  en  échange  elles  sont  bien  plus 
épaisses  et  rigides  que  chez  nul  autre  type  du  genre  Ananas; 
leurs  bords  sont  tellement  redressés,  qu'elles  forment,  sur  toute 
leur  longueur,  un  chéneau  bien  plus  profond,  régulier  et  com- 
plet  que  chez  le  sativus  et  disposé  de  fa9on  á  recueillir  le  máxi- 
mum de  rosee;  en  outre,  elles  ne  sont  pas  rétrécies  vers  la  base 
et  ne  s-^  dilatent  qu'au  moment  d'embrasser  la  tige;  leurs  épi- 
nes,  enfin,  ne  sont  pas  moins  caractéristiques,  étanL  bien  plus 
fortes  et  réguliérement  éloignées  l'une  de  l'autre  de  8  á  10  mm. 
Tronc  court  et  point  de  stolons. 


Diagnose  du  Genre 
Ananas 

Les  types  nouveaux,  ou  nou /ellement  étudiés,  que  je  vi- 
ens  de  décrire,  me  permettent  de  compléter  la  diagnose  du 
genre,  tout  en  étant  obligé  de  rectifier  sur  certains  points  celles 
qui  avaient  été  données  par  mes  illustres  devanciers. 

Genus    Ananas    Adanson: 

Sépala  basin  usque  libera,  erecta  petalisque  ad- 
pressa,  sinistrórsum  convoluta  vel  nonnunquam  eutopi- 
ce  imbricata,  deltoidea,  ápice  obtusa,  integra,  crassa, 
latere  tecto  in  alam  perangustam  dilatata.  Pétala  in 
aestivatione  dextrorsum  convoluta,  basin  usque  libera, 
sub  anthesi  stricte  erecta  atque  tubum  cylindricum  ge- 
nitalia ±  includentem  formantia,  ápice  tamen  ±  recur- 
vatim  aperta,  altiuscule  ligulis  binis  margine  fimbriato- 
incisis  aucta.  Stamina  6,  inclusa  aut  subexerta,  bise- 
riatim  sepalis  petalisque  alternantia,  alba;  filamenta  fi- 
liformia,  compressa,  serie  I  libera,  serie  II  prope  basin 
aut  médium  usque  petalis  connata;  antherae  anguste 
sagittatim  lineares  longeque  acutae,  erectae,  polline 
albo.  Tubus  epigynus  brevissimus.  Ovarium  solemni- 
ter  inferum,  post  anthesin  axi  ±  carnose  incrassato  ba- 
si  vel  fere  omnino  cinctum  et  ei  concretum.  Stylus  fe- 
re  filiformis,  subtrigonus  vel  trisulcatus,  antheras  pau- 
Uosuperans,  aut  aequans,  auteis  pauUo  brevior;  stigma 
lobatum,  lobis  longiusculis  subcontortis  atque  suberectis. 
Placen t^e  interno  loculorum  ángulo  prope  apicem  affixae. 
Ovula  in  quoque  lóculo  ad  normam  3,  apud  species  et 


279  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  4 

varietates  cultas  vel  cultione  obtenías  saepe  non  evoluta 
vel  nulla;  ovata,  singula  podio  cylindrico  insidentia. 
Syncarpium  e  baccis  numerosissimis  (50-150)  spiraliter 
dispositis,  ^  succosis  axique  carnose  incrassato  forma- 
tum,  magnum,  saepissime  ápice  coma  coronatum.  Co- 
ma simplex,  e  brateis  summis  sterilibus  gradatim  in 
phylla  evolutis;  aut  pluri-  vel  multifaria,  etiam  ex  alabas- 
tris  adjacentibus  in  gemmas  inductis.  Baccae  summum 
ob  periathii  rudimenta  ±  alte  umbonatum  auu  depre- 
ssum.  Semina  in  syncarpio  numerosissima  aut  parum 
numerosa,  apud  varietates  cultas  saepius  nulla;  nigra 
vel  nigrescentia,  parva,  depresse  ovoidea,  exappendicu- 
lata. 

Folia  primaria  dense  rosulata,  basi  in  vaginam 
brevem  dilatata,  linearla,  canaliculata,  super  vaginam 
vix  aut  non  constricta,  apicem  versus  sensim  attenuata 
atque  in  spinam  terminalem  validam  desinentia,  saspis- 
sime  spinoso-dentata;  dentibus  sursum  hamatis,  infimis 
interdum  retro-hamatis  aut  patentibus. 

Folia  scapalia  numerosa  ab  inferioribus  foliis 
primariis  similibus  ad  infrastrobilaria  gradatim  de- 
crescentia,  saepius  spinoso-dentata,  subamplexicaulia; 
infrastrobilaria  brevia,  saepe  reflexa,  saepe  oblique 
inserta,  fere  semper  =  colorata.  Folia  omnia  dorso 
tenuissime  striata,  supra  nitidula  in  rosea  pleiTimque 
vergentia  saltem  dorso;  júniora,  interdum  utrinque,  in- 
dumento lepidoso  obtecta.  Inflorescentia  erecta,  densi- 
ssime  sirobiliformi-spicata.  Flores  solemniter  sessiles, 
violacei  vel  purpurascentes  aut  lilacini.  Herbae  peren- 
nes, terrestres,  silvicolae  interdum  stoloniferae,  grega- 
tim  crescentes.  Syncarpium,  etsi  esu  non  semper  gra- 
tissimo,  edule.  Species  5,  per  regiones  neotropicas  na- 
turales, altera  latissime  culta  nuUibique  spontanea. 


BERTONl:      ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  280 

Observations  Dans  la  description  du  genre  que  je  viens  de 
donner,  j'ai  suivi  l'ordre  de  celle  que  le  savant  monographe  de 
«Flora  Bras. »  nous  a  donné,  de  fa9on  á  ce  que  Ton  puisse  noter 
sans  perte  de  temps  et  exactement  les  changements  que  je  me 
suis  permis  d'introduire  dans  la  diagnose.  Je  n'insisterai  done 
pas  sur  ees  derniers.  Je  dirai  seulement  que  je  n'ai  pas  touché 
á  la  nature  du  pollen,  ear  il  me  semble  que  seul  eelui  de  VA.  sa- 
tivus  Lindl.  a  été  étudié,  et  de  mon  cóté,  je  n'ai  pas  eu  le  loisir 
d'étudier  celui  du  microcephaJus  m.  et  du  guaraniticus  m.,  que 
je  n'ai  pas  sous  la  main  en  ce  moment. 

Ainsi  constitué,  le  genre  Ananas  devient  tout  á  fait  na- 
turel.  Un  seul  des  groupes  spécifiques  n'est  pas  representé  á 
Tétat  spontané  au  Brésil  ou  dans  le  Paraguay,  étant  évidem- 
ment  un  produit  d'adaptation  horticole,  que  l'on  peut  reneontrer 
de  temps  en  temps,  sous  les  apparences  d'une  plante  subsponta- 
née,  dans  toutes  les  parties  chaudes  du  monde.  h'A.  microce. 
phalus  et  VA.  guaraniticus  ne  sont  connus  qu'á  l'état  sauvage. 

Patrie:  C'est  un  genre  indiscutablement  néotropical. 
L'étendue  de  sa  dispersión  naturelle  n'est  limitée  que  par  les 
tropiques,  ou  plus  exactement,  par  les  deux  lignes  isothermiques 
qui  limitent  la  zone  tropicale  cíimatologique.  Mais  il  me  sem- 
ble que  son  centre  est  plutót  au  sud  de  l'équateur.  Quant  á 
VA.  sativu^  Lindl.,  introduit  en  Europe  et  en  Afrique  aprés  la 
découverte  de  l'Amérique,  et  bien  plus  anciennement  en  Océanie 
et  dans  l'Asie  Oriéntale,  il  ne  peut  descendre  que  de  VA.  gua- 
raniticus, commenous  verrons  tout  á  l'heure.  Ces  deux  species 
ont  done  une  grande  importance  pour  l'histoire  de  l'homme,  ear, 
avee  certaines  autres  dont  j'aurai  l'oecasion  de  parler  au  cours 
des  études  qui  feront  suite  á  la  présente,  elles  nous  donnent  la 
certitude  de  l'existence,  á  une  époque  fort  reculée,  de  relations 
reciproques  on  ne  peut  plus  suggestives  entre  les  peuples  qui 
habitaient  l'Asie  Oriéntale  d'une  part  et  l'Amérique  Méridiona- 
le  et  Céntrale  de  l'autre  (1). 


(1)  Dans  un  Mémoire  presenté  en  1910  au  congrés  scientifique  inter- 
nátional  de  Buenos  Aires,  ainsi  que  dans  mon  étude  «Pre  -  y  Protohistoria 
de  los  Paises  Guaranies»  (Asunción,  1914),  j'ai  cherché  á  démontrer  que  ces 
relations  ont  commencé,  tres  anciennemei^t,  par  l'intermédiaire  de  grandes 
terres  polynésiennes  aujourd'hui  disparues,  et  auxquelles  je  donnais  le  nom 
d'Archinésie.    C'est  dans  ces  terres  que  la  sous-race  américaine  mongoloide 


Des  Changements  Evolutifs 

dans  le  Genre  Ananas 

Origine  des  varietés  Cultivéés 

L' Ananas  microcephahis  (Miller)  m.  est  sans  doute  une 
Forme  anccstrale.  Tandis  que  les  autres  formes  du  genre  tirent  de 
la  terre  un  profit  qui  va  toujours  en  diminuant  jusqu'á  étre  pres- 
que  nul,  le  microcephalus  est  une  plante  terrestre  dans  toute 
Tacception  du  mot.  Elle  est  fortement  fixée  dans  le  sol,  par  ses 
racines  et  par  ses  stolons.  Ses  racines  sont  de  la  méme  nature 
que  celles  de  tout  le  genre;  maiselles  s'enfoncent  profondément 
et  leur  fonction  (unique,  pourrait-on  diré)  est  l'absortion  de 
l'eau  et  des  aliments. 

Ses  stolons  sont  fort  caractéristiques:  ils  sont  nombreux, 
longs  généralment  de  O,  60  á  2,  00  m  et  se  chargent  pratique- 
ment  des  fonctions  de  propagateurs  de  l'espéce,  car  les  graine?, 
quoique  nombreuses,  trouvent  rarement  un  milieu  favorable  á 
leur  germination.  Dans  leur  trajet  ils  présentent  deux  aspect» 
différents:  la  I  section  estassez  minee,  couverte  d'écailles  mar- 
céscentes,  et  son  parcours  se  trouve  á  5  ou  10  cm  de  profondeur 
dans  le  vrai  sol;  la  section  II,  unie  á  Tantérieure  par  un  court 
trajet  presque  vertical,  court  sur  le  vrai  sol,  ou  entre  celui-ci  et 
la  couche  de  detritus  vegetal  qui  le  couvre  souvent.  Cette  se- 
conde  partie  est  un  peu  plus  grosse  et  tout  á  fait  couverte  par 
des  écailles  bractéi formes,  embrassantes,  striées,  dentées  dans 
leur  partie  supérieure  et  brusquement  terminées  en  pointe  épi- 
neuse;  la  base  des  écailles   est  bruñe  tirant  au  rouge;   la  partie 


dominante  aurait  eu  ses  origines  et  la  race  mongolique  probablement  son 
bereeau.  Plus  tard,  et  jusqu'á  une  époque  relativement  moderne,  une  fois 
l'Archinésie  disparue,  ees  relations  purent  continuer,  quoique  plus  rares  et 
diíficiles,  entre  les  Polynésiens  et  les  peuples  Cara'ibes  [Guaraniens],  har- 
dis  navigateurs,  et  ausbi  avec  les  anciens  habitants  du  Pérou  et  viceversa. 


BERTONI:  ESSAI    DUNE    MONOGR.    DU   GENRE   ANANAS      282 

supérieure  verdit  sous  une  couverture  écailleuse   cendrée,     Ces 
stolons  émettent  des  racines. 

En  échange,  la  couronne  et  les  rejetons  manquent  absolu- 
ment  chez  VA.  microcephalus;  les  stolons  suffisent,  et  la  propa- 
garon, par  ce  dernier  moyen,  est  mieux  assurée  dans  la  sylve 
un  peu  épaisse,  oú  la  fructification  n'est  pas  ahondante.  Ses 
feuilles  sont  souvent  imparfaitement  canaliculées  et  les  moins 
rigides;  ellesn'ont  pas  encoré  grand  besoin  d'exercer  les  foncti- 
ons  de  collectrices  de  la  rosee,  car  dans  le  sous-bois  la  fraicheur 
est  toujours  suíRsante,  et  pendant  les  époques  sans  pluie  extra- 
ordinairement  longues,  la  rosee,  retenue  par  le  feuillage  des 
arbres  avide  d'eau,  n'arrive  presque  pas  jusqu'aux  Ananas, 
dans  les  bois  un  peu  touffus,  préférés  par  le  mic7'ocephalus. 

Les  étamines  de  la  II  serie  sont  collées  aux  pétales  com- 
me  chez  le  genre  Acanthostachys,  ascendant  direct  et  seul  pro- 
che  parent  du  genre  Ananas.  Elles  portent,  en  outre,  des  éta- 
mines plus  allongées  que  dans  nul  autre  groupe.  Notons  encoré, 
parmi  les  différentiels  les  plus  importants,  ses  graines,  fort 
nombreuses  dans  le  syncarpe,  généralment  assez  nombreuses 
dans  chaqué  fruit  ou  baie,  et  plus  petites. 

L' Ananas  bracteatus  Lindl.  nous  présente  un  état  évolu- 
tif  plus  avancé,  adaptation  á  un  milieu  moins  ombragé,  partant 
moins  humide,  mais  oú  l'action  plus  vive  et  directe  des  rayons 
solaires  est  compensée  par  l'abondance  des  rosees  pendant  les 
époques  de  sécheresse.  Au  commencement  de  la  formation  de 
ce  groupe  spécifique,  les  stolons  disparaissent,  remplaces  dans 
leurs  fonctions  de  propagateurs  par  la  couronne  et  les  rejetons 
infrastrobilaires,  Dans  la  variété  sagenarins  m.  la  couronne 
ne  se  développe  encoré  que  tardivement;  le  jeune  syncarpe  est 
chauve;  mais  un  peu  avant  la  maturité,  une  grande  couronne  le 
surmonte;  on  peut  supposerque  quelques  stolons  se  développent 
encoré,  de  temps  en  temps,  chez  les  plantes  vivant  dans  leur  état 
naturel,  les  bois  maritimes  du  Brésil.  Chez  la  var.  rudis  m.  la 
couronne  est  déjá  précoce  et  puissante;  les  stolons  ont  disparu; 
non  obstant,  quoiqüe  tres  rarement,  quelque  court  stolon  se  mon- 
tre  encoré.  Chez  les  deux  varietés,  les  rejetons  apparaissent 
sous  la  pomme  et  contribuent,  comme  nous  l'avons  vu,  á  la  pro- 
pagation;  chez  le   rudis  ils  sont  nombreux,    puissants  et  aussi 


283  ANALES   científicos   PARAGUAYOS -SERIE  II,  N     4 

precoces  que  chez  les  formes  cultivées. 

Les  feuilies  présentent  toujours  une  section  transversale 
plus  ou  moins  ondulée,  comme  chez  toutes  les  varietés  du  micro- 
cephalus;maisellesprennent  chez  1'^.  bracteatiis  un  aspect  plus 
redressé  et  solide  et  chacune  constitue  un  chéneau  plus  complet, 
presque  comme  chez  VA.  sativus;  il  faut  résister,  plus  ou  moins, 
aux  rayons  solaires  et  ramener  la  plus  srrande  quantité  possible 
de  rosee.  C'est  que  celle-ci  peut  déjá  se  reunir  au  pied  des  fe- 
uilies en  plus  grande  quantité  que  chez  VA.  microcephalus,  et 
cette  eau  n'est  pas  lá  seulement  pour  maintenir  la  fraicheur  de 
la  plante;  elle  commence  déjá  á  offrir  sa  contribution  á  Tali- 
mentation  des  tissus  par  des  subtances  alimentaires,  qui  se  for- 
mcnt  en  elle  par  l'arrivée  de  certains  insectes  et  la  présence 
d'autres  matiéres  organiques.  Aussi  les  rocines  perdent  un  peu 
de  leur  importance;  elles  sont  moins  nombreuses,  moins  fixées 
dans  le  stú,  se  contentant  souvent  de  ramper  sur  terre  parmi 
les  detritus  organiques.  La  plante  en  souíTre  dans  sa  stabilité; 
elle  s'incline,  se  couche  souvent,  laissant  alors,  á  un  rejeton  qui 
ne  manquera  pas  de  pousser,  le  soin  de  la  reconstituer,  car  la  ro- 
sette  qui  ne  peut  plus  recueillir  la  rosee  languit  et  meurt. 

Chez  VA.  hracteatus  var.  paraguariensis,  varíete  cultivée, 
l'évolution  est,  en  suivant  lámeme  direction,  la  plus  avancéedu 
groupe  Tnicrvcephalo-hracteatus.  La  culture,  qui  cherche  á  ha- 
bituer  la  plante  au  plein  air  et  au  soleil,  y  a  sans  doute  contribué. 
Le  développement  radiculaire  est  réduit  au  mínimum,  Dans 
leur  milieu  naturel,  ou  abandonnées  á  elles  mémes,  les  varietés 
du  hracteatus  que  j'ai  pu  étudier  sufRsamment,  ainsi  que  1'^.  sa- 
tivus, ne  méritent  le  qualificatif  de  plantes  terrestres  qu'au  po- 
int  de  vue  moins  important.  Car  elles  ne  font  que  reposer  sur 
le  sol;  leurs  racines,  courtes,  faibles,  séchant  au  bout  d'un  an 
et  méme  avant,  rampent  sur  terre  et  ne  s'enfoncent  vraiment 
que  dans  le  detritus  vegetal.  Elles  mériteraient  bien  mieux  le 
qualificatif  d'épigées. 

Dans  la  variété  paraguariensis  m.  les  feuilies  sont  mieux 
canaliculées,  un  peu  plus  rigides  et  dressées,  moins  longues  et 
les  épines  ne  sont  pas  si  fortes;  mais  la  face  supérieure  en  est 
striée  et  la  section  transversale  est  plus  ou  moins  ondulée  comme 
chez  la  var.  rudis  et  les  épines  présentent  l'aspect  et  le  groupe- 
ment  de  cette  variété.     En  outre,  les  feuilies  de  sa  couronne  et 


BERTONI:      ESSAI    D'UNE    MONOGR,  DU    GENRE  ANANAS  284 

les  supérieures  du  scape  présentent  l'aspect  et  la  nature  de  ce- 
lles  de  VA.  hracteatus  et  sa  var.  rudis;  celles-lá  sont  assez  lar- 
gement  lancéolées  dans  les  §  supérieurs,  assez  profondément 
striées  sur  la  face  supérieure  et  dentées  comme  les  feuilles  cau- 
linaires;  celles-ci  ne  sont  pas  réflexes  ni  insérées  obliquement 
comme  chez  VA.  sativiis,  ne  différant  presque  pas  de  celles  du 
hracteatus  rudis.  Ce  qui  demontre,  avec  les  aatres  différentiels, 
que  si  la  var.  hracteatus  'paraguariensis  se  rapproche  de  VA. 
sativus  sous  certains  rapports  (á  cause  sans  doute  de  l'état  com- 
mun  de  culture),  elle  ne  s'en  éloigne  pas  moins  par  ses  traits 
essentiels;  car  il  faut  ajouter  á  ceux-ci  la  nature  des  organes 
floraux,  qui  ressort  des  descriptions  respectives  que  je  viens  de 
donner.  Le  fruit  de  la  var.  paraguariensis  prend  l'aspect  de 
celui  de  1'^.  sativus;  mais  ses  longues  bractées,  surtout  celles 
de  la  partie  inférieure,  et  sa  couronne,  montrent  encoré  la  pá- 
rente avec  la  var.  rudis,  qui  est  probablement  son  ascendant 
direct,  s'il  ne  faut  pas  placer  entre  les  deux  le  Wild  Honduras. 
En  eífet,  VA.  hracteatus  hondurensis  m.,  par  ses  fruits 
petits  et  non  comestibles,  la  grandeur  de  ses  bractées,  et  ses 
épines  fortement  espacées,  indiquerait  une  évolution  en  retard 
sur  celle  de  la  var.  paraguarioisis.  D'autre  part,  son  scape 
robuste  et  dressé  et  la  forme  de  son  fruit  (syncarpe)  indiquerai- 
«nt  une  affinité  immédiate  avec  cette  variété.  Je  le  place  done 
provisoirement  entre  cette  variété  et  le  rudis.  Mais  n'ayant  pu 
l'étudierdirectemet,  je  nepuis  le  fairesans  beaucoup  de  reserve. 

Descendance:  En  resume,  dans  cette  branche  du  genre 
Ananas,  les  probabilités  de  la  lignée  évolutive  suivante  parais- 
«ent  evidentes: 

I  A.  microcephalu^  var.  minor  Naturel 

II  =  =  var.  mondayanu^     id. 

III  =  =  var.  majar  id. 

IV  =  =  var.  robustus        Nat.  et  comest. 

V  A.  hracteatus  var.  sagenarius  Naturel 

VI  =        =         var.  rudis  Natur.  et  cult. 

VII  =        =         var.  paraguariensis    Cultivé 

La  variété  macrodontes  trouverait  probablement  sa  place 
entre  le  rudis  el  le  paraguariensis,  et  possiblement  entre  ce 
<lernier  et  Vhondurensis.     Mas  certaines   particularités  du  ma- 


285  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

crodontes  paraissent  indiquer  une  branche  latérale,  possibleraent 
issue  du  sagenarius.  Tj  Quant  á  1'^.  muricatus,  il  esttroppeu 
connu  pour  pouvoir  en  indiquer,  avec  une  certaine  probabilité, 
la  place  dans  l'arbre  généalogique. 

Origines  de  TAnanas  commun. 

Comme  nous  venons  de  le  voir,  quelques  varietés  de 
V Ananas  bracteatus  font  l'objetd'une  certaine  culture.  Mais  ce 
n'est  que  d'une  faSon  limitée  et  seulement,  je  crois,  dans  les 
pays  d'origine.  La  grande  culture  ne  s'occupe  que  de  l'Ananas 
commun,  A.  sativus.  Et  comme  il  s'agit  d'une  des  plantes  tro- 
picales les  plus  importantes,  son  origine  et  Tbistoire  de  sa  dif- 
fusion  doivent  intéresser  au  double  point  de  vue,  botanique  et 
humain. 

h'A.  sativus  forme  avec  le  guarajiiticus  une  branche  á 
part,  dont  ce  dernier  est  la  forme  ancestrale.  Ici,  l'évolution  a 
répondu  á  d'autres  causes.  II  s'agit  d'une  adaptation  á  l'état 
cultivé.  Nous  savons  que  cette  adaptation  présente  des  chan- 
gements  généraux,  qui  s'observent  dans  presque  tous  les  cas,  et 
des  changements  particuliers,  produits  surtout  par  les  méthodes 
de  culture  et  le  but  qu'elles  se  proposent,  ainsi  que  par  les 
changements  de  climat  ou  de  -milieu.  Parmi  les  changements 
généraux,  rappelons  d'abord  la  plus  grande  ampleur,  surtout 
chez  les  organes  végétatifs.  Ceux-ci  perdent  en  méme  temps 
de  leur  résistance:  ils  deviennent  moins  rigides.  moins  fibreux, 
moins  armes  contre  les  ennemis  de  toute  nature.  En  échange, 
si  la  graine  ne  constitue  ni  l'objet  ni  le  moyen  de  la  culture,  et 
celle-ci  est  tres  ancienne,  elle  perd  plus  ou  moins  sa  propriété 
germinative,  et  dans  certains  cas  elle  peut  disparaitre  totale- 
ment. 

Tout  cela  est  arrivé  chez  la  lignée  guaraniticus-sativus. 
Chez  le  guaraniticus  la  souche  est  solide  et  bien  plantee  dans  le 
sol;  chez  le  sativus  elle  est  moins  ferme  et  finit  par  ne  faire  que 
ramper  sur  terre;  c'est  la  culture  qui  doit  la  maintenir  debout; 
abandonnée,  en  general  elle  se  couche  et  languit.  Les  feuilles, 
coriaces,  épaisses,  rigides  et  tres  étroites  chez  le  guaraniticus, 
s'élargissent  remarquablement  chez  le  sativus  et  arrivent  á  leur 
plus  grande   largeur   chez  les   varietés  soumises   á  une   culture 


BERTONI:  ESSAI  D'UNE  MONOGR.  DU  GENRE  ANANAS  286 

plus  intensive;  naturellement,  cela  n'est  pas  sans  perte  d'épais- 
seur  et  de  rigidité.  Comme  chez  la  branche  microcephalus-brac- 
teatvs,  les  crochets,  assez  forts  sur  les  feuilles  du  guaraniticus, 
deviennent  toujours  plus  petits  et  plus  rapprochés  chez  le  sati- 
víis  et  disparaissent  chez  la  variété  lucidus.  Le  milieu  naturel 
du  guaraniticus  est  encoré  assez  humide:  1800  mm  de  pluie  an- 
nuellement,  point  de  sécherese  périodique,  rosees  tres  ahondan- 
tes et  tant  soit  peu  d'ombrage.  Quant  au  sativus,  on  a  cherché 
dans  maints  pays  (et  souvent  réussi)  á  le  cultiver  en  plein  so- 
leil.  En  tout  cas,  on  l'a  acclimaté  dans  des  pays  n'offrant  en 
general  que  1000  á  1500  mm  de  pluie  et  un  air  bien  plus  sec 
pendant  la  longue  sécheresse  périodique  tropicale.  L'élargisse- 
ment  des  feuilles  était  done  nécessaire  pour  pouvoir  reunir  une 
plus  grande  quantité  de  rosee. 

Les  feuilles  infrastrobilaires,  de  VA.  guaraniticus,  soit  les 
petites  feuilles  supérieures  du  scape,  ne  sont  pas  insérées  obli- 
quement;  mais  cela  ne  s'observe  que  chez  certaines  varietés  du 
sativus;  en  échange,  elles  sont  deja  réflexes,  particularité  qui 
caractérise  le  sativus  aussi.  Le  scape  est  toujours  dressé  et  ro- 
buste  dans  les  deux  groupes  spécifiques;  mais,  ayant  á  suppor- 
ter  une  pomme  toujours  plus  grosse,  il  devient  de  plus  en  plus 
gros,  depuis  celui  de  1'^.  guaraniticus  á  peine  aussi  gros  que  le 
petit  doigt,  jusqu'á  celui  du  sativus  pyramidalis  macroearpus 
qui  atteint  presque  deux  pouces  de  grosseur. 

h'A.  guaraniticus  ne  présente  aucun  rejeton  sous  la 
pomme;  la  réprodution  étant  assurée  par  de  nombreuses  graines 
fértiles  et  une  puissante  couronne,  les  rejetons  ne  sont  pas  en- 
coré nécessaires.  lis  n'apparaissent  pas  tout  de  suite  chez  VA. 
sativus  (1) ;  plusieurs  types  appartenant  aux  varietés  viridis 
et  hispanorum  en  sont  encoré  dépourvus;  mais  ils  atteignent 
leur  plus  grand  développement  chez  la  var.  pyramidaLis.  C'est 
une  évolutíon  paral] ele  á  celle  que  nous  avons  vu  dans  la  branche 
microcephalus-bracteatus.  Mais  la  couronne,  dans  la  branche 
guaraniticus-sativus,  évolutionne  plutót  dans  un  sens  contraire; 
chez  aucun  type  elle  n'est  plus  puissante  que  chez  la  forme  añ- 


il) Voir  l'Addendaá  la  fin  ne  cette  étude.  Dans  la  diagnose  de  VA. 
.sativus,  les  donn»^es  á  propos  de  la  couronne'et  des  rejetons  ontété  omises  par 
^négarde. 


287  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

cestrale;  au  contraire,  elle  est  réduite  au  minimum  chez  cer- 
taines  formes  de  la  var.  pyramidalis,  comme  l'Avachí,  et  peut 
disparaitre,  comme  chez  l'Ananaz  Pellado  du  Brésil  (1). 

Les  bractées,  déjá  assez  courtes  chez  le  guaranitieus,  se 
raceourcissent  toujours  davantage  chez  les  varietés  de  T Ananas 
commun;  en  méme  temps,  leur  partie  supérieure  libre  devient 
toujours  plus  étroite;  le  point  culminant  de  cette  double  évoluti- 
on  se  trouve  précisément  chez  les  varietés  les  plus  profondément 
altérées  par  la  culture.  C'est  ce  que  Ton  peut  diré  aussi  des 
dents  dont  les  bractées  sont  armées;  fortes  et  disposées  de  fa- 
Son  tres  diíférente  chez  VA.  guaranitieus,  elles  se  régularisent 
et  se  rapetissent  chez  le  sativiis,  disparaissant  presque  chez  les 
varietés  les  plus  cultivées,  le  s.  hicidus  et  le  s.  pyramidalis. 

Les  baies  se  sont  transformées  dans  un  autre  sens,  mais 
en  suivant  la  méme  ligne  évolutive.  Le  fruit,  objet  de  la  cultu- 
re, devait  nécessairement  se  développer  de  plus  en  plus.  Aus- 
si, petites  et  étroites  chez  VA.  guaranitieus,  les  baies  prennent 
de  l'ampleur  chez  le  sativus,  surtout  chez  les  meilleures  varietés. 
Eh  méme  temps  elles  s'aplatissent.  Leur  partie  supérieure  est 
conique  et  presqu'  aigue  chez  le  guaranitieus;  elle  est  encoré 
assez  soulevée  et  conique  chez  le  sativus  var.  viridis;  elle  Test 
moins  chez  la  var.  hispanorum,  devient  assez  píate  chez  la  var. 
pyramidalis,  encoré  plus  chez  la  var.  lucidus  et  s'aplatit  totale- 
ment  chez  le  lucidus  eayennensis,  la  forme  sous  plusieurs  rap- 
ports  la  plus  altérée  par  la  culture.  Quant  á  l'ensemble  de  la 
pomme,  ou  syncarpe,  il  n'a  fait  qu'augmenter  de  volume  et  de- 
venir toujours  plus  doux  et  mou,  depuis  VA.  guaranitieus  des 
bois,  jusqu'aux  formes  les  plus  modifiées  des  vars.  lucidus  et 
pyramidalis;  \\  fallait  s'y  attendre,  le  fruit  étant  le  but  de  la  cul- 
ture; mais  ce  fait  est  important,  car  il  indique  la  succession  des 
états  évolutifs. 

Les  organes  floraux  ne  montrent  presqu'  aucun  change- 
ment  important,  chose  facile  á  prévoir,  car  dans  le  changement 
de  la  condition  biologique,  de  sylvestre  á  cultivé,  on  ne  voit  rien 
qui   puisse   aífecter  directement  ees  organes.     Comme  chez   la 

(1)  Ananaz  Pellado  =  Ananas  chauve.  Cette  forme  Test  d'une  fa- 
gon  permanente;  mais  la  «pomme  chauve»  se  note  assez  souvent  comme  acci- 
dentelle  chez  des  types  de  grande  culture  comme  le  Pernambuco,  le  Cayen- 
ne,  etc. 


BERTONI:       ESSAI    D'UNE    MONOGR.  DU    GENRE  ANANAS  288 

branche  microcephalus-bracteatMs,  le  bouton  de  la  fleur  se  rac- 
courcit  dans  la  lignée  guaraniticus-sativus.  Les  pétales  du 
guaraniticus  sont  plus  étroits,  répondant  á  la  remarquable  étroi- 
tesse  des  feuilles;  ce  dernier  caractére  n'est  pas  sans  avoir  une 
certaine  influence  sur  les  dimensions  relatives  des  autres  orga- 
nes  floraux  aussi.  Dans  cette  lignée,  les  anthéres  diminuent  de 
longueur,  plus  ou  moins,  comme  chez  la  branche  microcepha- 
líis-bracteatus.  Mais  ce  ne  sont  lá,  en  somme,  que  des  change- 
ments  peu  importants  et  quelquefois  méme  un  peu  douteux. 

Quant  á  la  présence  de  graines  fértiles  chez  le  guaraniti- 
cus des  bois  et  á  l'absence  de  graines  et  méme  d'ovules  bien  dé- 
veloppés  chez  le  sativus,  c'est  lá  un  changement  que  la  culture 
explique  facilement.  A  noter,  cependant,  une  certaine  reprise 
chez  quelques  formes  cultivées,  lesquelles,  dans  des  conditions 
spéciales  que  j 'ignore  (je  n'ai  jamáis  observé  ce  fait  dans  cette 
zone),  peuvent  produire  un  nombre  plus  ou  moins  grand  de 
graines  fértiles  dans  chaqu-^  pomme.  Ces  graines  sont  plus 
grandes  que  celles  de  VA.  guaraniticus',  H.  Hume  et  H.  K,  Mi- 
11er  (1.  c.  avecfig.)  en  indiquent  d'environ  4  mm  dediam. ;  c'est 
une  augmentation  analogue  á  celle  qu'on  observe  dans  la  serie 
microcephahis-bracteatus.  Ni  la  présence  de  graines  fértiles, 
ni  les  plus  fortes  dimensions  de  celles-ci,  paraissent  repondré  á 
un  besoin  de  la  plante.  On  n'en  voit  pas  la  raison.  Mais  il 
faudrait  d'abord  vérifier  si  la  propriété  de  produire  des  graines 
appartient  á  des  types  determines,  et  dans  le  cas  contraire,  si  elle 
devient  héréditaire. 

Concluslons. 

Comme  nous  venons  de  le  voir,  V Ananas  sativus  est  la 
continuation  logique  de  VA.  guaraniticus.  On  pourra  pousser 
plus  loin  les  détails  comparatifs;  on  arrivera  toujours  á  une  pa- 
reille  conclusión.  L'évolution  de  chacun  des  caracteres  va,  du 
guaraniticus  sauvage  jusqu'aux  varietés  du  sativus  les  plus 
modifiées,  toujours  en  suivant  une  direction  identique.  Le  pa- 
rallélisme  de  chaqué  ligne  est  remarquable.  Les  changements 
sont  coordonnés,  harmoniques  et  s'expliquent  le  plus  souvent 
comme  conséquences  nécéssaires;  ils  répondent  fort  bien  aux 
changements  de  milieu  et  aucun*  n'est  contradictoire.  Nous 
pouvons  done  en  conclure  avec  sécurité  que  V Ananas  guaraniti- 


289  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  I!.  N.  4 

cus  est  la  forme   naturelle  ancestrale  de   VA.    sativus,  que  Ton 
cherchait  depuis  longtemps. 

Le  Paraguay  devient  par  ce  fait  la  patrie  orginaire  de 
TAnanas  commun.  Nous  avons  vu  que  celle-ci  l'a  été  aussi 
des  varietés  cultivées  du  hracteatus;  ceci  en  commun  avec  le 
Brésil  et  autres  paysdu  reste  de  lapartie  tropicaledu  continent; 
tandis  que  le  guaraniticus,  plante  rare  et  cantonnée  dans  une 
región  peu  éteñdue  du  Paraguay,  marque  d'une  facon  precise  le 
point  d'origine  de  l'Ananas  commun.  Ce  fait  a  une  importance 
historique  qu'on  ne  saurait  mettre  en  doute. 

iAigrations. 

Le  tracé  des  migrations  d'une  plante  cultivée  doit  co'in- 
cider  approximativement  avec  le  tracé  des  migrations  du  peu- 
ple  qui  l'a  conquise  sur  la  nature.  Or,  selon  toutes  lesprobabi- 
lités,  le  peuple  guaraní  (^^  toupí)  est  originaire  d'une  región 
qui  comprend  le  Paraguay  actuel,  l'Est  de  la  Bolivie  et  le  Sud  du 
Matto  Grosso,  La  protohistoire  américane  voit  ce  grand  peuple 
eHvahir  en  conquérant,  successivement,  le  Sud  du  Brésil,  le 
littoral.  le  centre  et  la  sylve  amazonienne  de  ce  vaste  pays,  puis 
les  Guyanes  et  les  Antilles  d'un  cóté,  et  de  l'autre,  le  Venezue- 
la, les  régions  littorales  de  la  Colombie,  le  Panamá,  en  poussant, 
sous  le  nom  de  Cara'ibe  i=seigneur,  en  guaraní)  etdéjá  mélan- 
gé.jusqu'á  l'Amérique  Céntrale  et  le  Yucatán.  Or,  sans  comp- 
ter  la  probabilité  de  relations  plus  anciennes  des  Cara 'ibes  et 
Péruviens  avec  les  Polynésiens,  nous  savons  maintenant  que  le? 
Chinois  visitaient  de  temps  en  temps  l'Amérique  Céntrale  et 
probablement  aussi  le  littoral  Pacifique  de  l'Amérique  du  Sud. 
Ainsi  s'explique  la  présence  de  l'Ananas  á  l'état  sauvage  aux 
Célebes  et  autres  pays  de  la  Malésie,  indiquée  avec  sécurité  par 
Rumphius  (1). 

Martius  dit  l'avoir  trouvé  sauvage  dans  l'Etat  de  Babia  et 
A.  de  Candolle  (2)  admet  les  opinions  ou  les  données  de  certains 


(1)  Rumphius,  Amboin.  V.  228.  L'indication  de  sauvage  sígnifie  évi- 
demment  subspontané.  Ce  fait  n'estpas  contreditparcetautre,  que  les  meil- 
leures  varietés  de  grande  culture  ont  été  introduites  aux  Indes  et  en 
Chine  aprés  la  découverte  de  l'Amérique. 

[2]  De  Candolle  (Origines  des  Plantes  Cult.,  éd.  1886,  p.  249)  ne 
parle  que  briévement  de  cette  piante,  et  dans  cet  ouvrage  magistral  il  la  dit 


BERTONI:       ESSAi    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  290 

auteurs  comme  Hernández,  Seemann  et  Humboldt,  qui  l'indi- 
quent  comme  plante  naturelle  du  Mexique,  du  Panamá,  du 
Haut  Orénoque  et  de  la  Guyane.  Mais  ees  auteurs  ne  distin- 
guBiientV A.  mic7^ocephalus  et  VA.  bracteatiis  de  VA.sativus,  les 
deux  premiers  étant  consideres  comme  simples  varietés  cu  for- 
mes de  ce  dernier.  En  outre,  il  est  assez  diíRcile,  surtout  pour 
un  voyageur,  d'indiquer  avec  sécurité  si  une  plante  qui  est  cul- 
tiváe  depuis  un  temps  reculé  et  se  montre  Sa  et  lá  comme  sauva- 
ge,  est  subspontanée  ou  vraiment  spontanée.  Or,  comme  VA. 
■microcephalus  et  le  bracteatiis  ont  une  grande  dispersión  (sans 
compter  le  miirisitits  et  le  microstachys  qui  croissent  aussi  dans 
]e  Brésil),  il  faut  croire  qu'il  s'agit  de  ees  espéces  et  non  du 
vrai  sativiis  Linld. 

A.  de  Candolle  admet  que  l'Ananas  commun  se  naturali- 
se  quelquefois  dans  les  pays  chauds  "quoiqu'il  n'ait  ordinaire- 
ment  point  ou  peu  de  graines»,  admettant  implicitement  que  cette 
plante  s'est  naturalisée  par  ses  graines.  Jusqu'á  la  preuve 
evidente  du  contraire,  je  ne  pourrais  jamáis  admettre  une  telle 
probabilité.  C'est  excessivement  rare  de  voir  germer  la  graine 
d'aucune  espéce  d'Ananas,  méme  dans  son  milieu  le  plus  natu- 
rel;  il  faut  pour  cela  des  circonstances  exceptionnelles  qui  se 
trouvent  rarement  réunies.  En  échange,  le  rejetons  et  la  cou- 
ronne,  qu'on  les  jette  n'importe  sur  quelle  terre,  pourvu  qu'il  y 
ait  de  la  pluie  et  de  la  rosee,  s'enracinent  facilement  sur  la  surfa- 
ce  du  sol.  Ce  fait  explique  amplement  pourquoi,  dans  tout  pays 
oú  Ton  cultive  l'Ananas,  on  peut  le  rencontrer  sous  l'aspect 
d'une  plante  naturalisée  ou  subspontanée.  Mais  c'est  toujours 
l'homme  qui  intervient;  sans  lui,  la  plante  ne  pourrait  pousser 
nulle  part  et  dans  de  telles  conditions,  je  ne  crois  pas  qu'on 
puisse  la  considérer  comme  véritablement  naturalisée. 

Dans  ses  migrations  avec  les  peuples  Guarani-Cara'ibes, 
l'Ananas  commun  conserve  son  nom  guaraní  pur  jusqu'á  la 
Guyane  et  dans  une  partie  des  Antilles:  Anadia  ou  Nana;  aussi, 
il  devient  universel.  Le  peuple,  le  nom  et  la  plante  émigrent 
ensemble.     A.  de  Candolle   est  d'opinion  que   le  nom  Anarush, 

«introduite  évidemment  dans  l'ancien  monde  depuis  la  découverte  de  l'Amé- 
rique».  II  accepte  en  cela  1 'opinión  néga^ive  de  Rheede,  contre  ¡'affírination 
de  Rumphius  qui  indiquait  déjá  une  introduction  plus  ancienne,  admise  aussi 
par  Mez. 


291  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  I!.  N     4 

qui  est  donné  dans  l'Inde  á  l'Ananas  commun,  vienne  du  nom 
ananá.  Cela  estd'autant  plus  probable,  qu'en  guaraní,  aná=ana- 
ná,  car  nana  n'est  que  le  superlatif  de  na.  Le  nom  Avachí  cu 
Avakachi,  qui  n'était  que  celui  d'une  varíete,  n'aurait  pu  se 
conserver  d'une  faíon  si  remarquable.  D'ailleurs,  il  ne  s'est 
généralisé  que  dans  notre  époque. 

L'introduction  de  l'Ananas  en  Afrique  Occidentale  serait 
aussi  antérieure  á  la  découverte  de  l'Amérique.  Le  fait  ne 
serait  pas  bien  étrange.  Barton,  en  1798,  avait  annoncé  la  dé- 
couverte de  «quelques  aíRnités  frappantes  entre  la  langue  des 
Ghiolofs  et  celle  de  certaines  tribus  américaines»  (1),  Mac- 
Culloch  (2)  chercha  a  tourner  cette  annonce  en  dérision.  Mais 
D'Eichthal  (3),  par  une  étude  approfondie  de  la  question, 
arriva  á  la  conclusión  que  ees  affinités  existaient  effectivement, 
entre  la  langue  ouolof  et  celle  des  Cara'ibes.  Ces  derniers, 
hardis  navigateurs  qui,  selon  les  premiers  historiens  de  la  dé- 
couverte, osaient  partir  pour  des  centaines  de  lieues  de  traver- 
sée  au  moment  de  la  bourrasque  et  construisaient  des  bateaux 
pouvant  contenir  60  ou  100  hommes,  auraient  poussé  maintes  fois 
jusqu'aux  terres  de  l'Afrique,  au  point  de  maintenir  avec  elles 
des  relations  permettant  une  certaine  influence  de  la  langue  et 
l'introduction  de  plantes  cultivées.  Le  fait  qu'il  s'agit  des  par- 
ties  de  TAfrique  moins  éloignées  de  TAmérique,  et  cet  autre,  que 
l'Ananas  n'existait  pas  aux  Cañarles,  fait  qui  ne  rend  pas  pro- 
bable l'introduction  de  l'Ananas  en  Afrique  par  les  terres  de 
l'Atlantide  (4),  paraissent  appuyer  une  telle  opinión.  A»  sur- 
plus,  dans  ce  dernier  cas,  les  formes  introduites  ne  seraient 
pas  les  modernes. 


(1)  Barton's,  New  Views  of  t.  Origin  of  t.  Tribes  &  Nations  of  Ame- 
rica; Philadelphie,  1798. 

(2)  Researches  Philosophical  &  Antiquarian  concerning  t.  Aboriginal 
History  of  America,  Baltimore,  1829. 

(3)  Gustave  d'Eichthal,  Études  sur  l'Historie  Primitiva  des  Races  Ocó- 
aniennes  et  Américaines,  Paris,  1847?  Tirage  á  part  du  recueil  de  la  Société 
Ethnologique,  de  laquelle  l'auteur  était  Secrétaire. 

(4)  Dans  le  cas  oú  son  existence  soit  définitivement  admise.  J'ai 
cherché  á  élucider  la  question  dans  mon  petit  ouvrage  déjá  cité,  me  permet- 
tant des  conclusions  affirmatives. 


BERTONl: 

ESSAI 

D'UNE    MONOGl 

Descendance. 

I 

Ananas  guaraniticus 

II 

= 

sativus 

III 

= 

=            var, 

IV 

= 

=            var. 

V 

= 

=           var, 

VI 

= 

= 

VB 

= 

=            var. 

VIB 

= 

= 

Naturel 
Cultivé  (et  subspont.  ?) 
viridis  Id. 

hispanorum     Id. 
pyramidalis  Cultivé 

=  for.  macrocarpus  Id. 
lucidus  Id. 

^  for.  cayennensis      Id. 

Pour  VA.  sativiis,  le  tableau  ci-dessus  n'indique  naturelle- 
ment  que  quelques  types  principaux,  mieux  caractérisés  pour 
marquer  les  étapes  de  l'adaptation  genérale.  Quant  aux  autres 
varietés  botaniques,  quelques  unes  se  présentent  comme  des 
adaptations  á  des  milieuxparticuliers;telles  la  microsíac/ií/s,  pro- 
bablement  une  adaptation  xérophile,  et  la  br acamar efisis,  type 
géant  originaire  d'un  pays  dont  la  flore  estdes  plus  luxuriantes; 
d'autres  apparaissent  comme  des  mutations,  telle  la  var.  Por- 
teanus  des  Philippines  et  la  variegatiis  des  serres;  la  var.  debilis, 
enfin,  probablement  aussi  un  produit  des  serres,  n'est  pas  assez 
connue. 


Climatologie  du  Genre  Ananas 


Température  et  humidité  de  l'air.  Dans  leur  état  nature], 
toutes  les  formes  du  genre  Ananas  ne  croissent  que  dans  la  zone 
limitée  par  les  deux  isothermes  de  21  degrés  de  température  mo- 
yenne  annuelle.  La  culture  en  est  encoré  possible,  en  plein  air 
ou  sous  bois,  sous  l'isotherme  de  20  degrés  si  de  fortes  congé- 
lations  ne  sont  pas  á  craindre.  Mais  il  faut  que  l'humidité  re- 
lative  de  l'air  ne  soit  pas  inférieure  á  70  '/(  de  saturation,  mo- 
yenne  annuelle,  A  leur  limite  du  Sud,  dans  le  Paraguay,  les 
Ananas  sauvages  trouvent  encoré  une  humidité  moyenne  de 
73  ^/f ;  c'est-á-dire,  une  température  moyenne  humide  de  18,0 
degrés.  Dans  les  régions  élevées  de  la  sous-zone  équatoriale, 
certaines  varietés  cultivées  pourront  encoré  fructifier  par  une 
température  humide  de  17,  Oí*,  á  laquelle  correspond  une  tem- 
pérature moyenne  de  189  á  20^,  selon  l'humidité  de  l'air. 

Dans  la  Región  de  l'Est  du  Paraguay  et  dans  la  partie 
oriéntale  de  la  Región  du  Nord,  ainsi  que  dans  les  régions  littora- 
les  brésiliennes  d'Ihguasú-Guaihrá  et  de  Guaihrá-Itapúra,  les 
plus  grandes  populations  naturelles  appartenant  aux  groupes 
spécifiques  microcephalus  et  hracteatus  sont  soumises  á  une 
température  moyenne  de  21  á  23,5  degrés  selon  la  localité,  avec 
une  humidité  moyenne  de  85  a  90  '/c  C'est  aussi  dans  ees  con- 
ditions  hygrothermiques  que  1'^.  sativus  donne  les  meilleurs 
résultats.  Mais  il  faut  avertir  que  le  sous-bois,  dans  lequel 
poussent  les  formes  naturelles,  jouit  d'une  température  moins 
chaude  et  d'une  humidité  bien  plus  grande.  Toutes  lesdonnées 
precedentes  correspondent  au  plein  air  (1),  dans  les  conditions 
exigées  par  les  bureaux  météorologiques.  Dans  la  forét,  la 
température  moyenne,  dans  les  régions  ci-dessus  indiquées, 
n'est  que  de  20*?  á  22», 5;  mais  l'humidité  y  est  de  90  á  96  Ve ;  la 


(1)     Toutes  ees  données  sont  déduites  de  mes  observations  météorolo- 
giques embrassant  une  serie  de  35  années  dans  le  Haut  Paraná. 


BERTONI:  ESSAI  D'UNE  MON'OGR.  DU  GENRE  ANANAS  294 

température  moyenne  humide  y  est  done  de  19  a  22?  (1).  Ce 
dernier  chiffre  parait  indiquer  la  condition  hygrothermique  óp- 
tima pour  VA.  satívi(s  aussi;  il  est  dépassé,  en  plein  air  et  dans 
les  endroits  peu  eleves  de  la  sous-zone  équatoriale  (  23  á  25?  ) ; 
mais  sans  avantage  pour  la  plante,  sauf  une  maturité  un  peu 
plus  précoce, 

Insolation.  Aucune  varíete  d'Ananas,  sauvage  ou  cultivée, 
s'est  montrée  assez  resístante  pour  supporter,  dans  le  voisinage 
des  tropiques,  les  plus  fortes  insolations  sans  aucune  altération. 
Quand  la  température  des  rayón s  solaires  touche  á  70  degrés 
actinométriques  (2)  les  feuilles  jaunissent.  Si  cette  tempéra- 
ture est  répétée,  ou  si  elle  atteint  73  ou  75*?,  la  partie  la  plus 
exposée  des  feuilles  périt,  peu  á  peu  dans  le  premier  cas,  rapi- 
dement  dans  le  second.  Pendant  l'été  1917-18  la  máxima  acti- 
nométrique  ayant  atteint  80, 5*?  les  Ananas  sativtis  en  plein  soleil 
perdirent  presque  toutes  leurs  feuilles;  enfin,  en  1889,  cette 
máxima  ayant  touché  le  point  culminant  de  82,5?,  les  Ananas 
de  toute  sorte,  en  plein  soleil,  perdirent  absolument  toutes  kurs 
feuilles  dans  la  journée.  UA.  guaraniticus  est  un  peu  plus  ré- 
sistant  que  les  autres;  vient  en  suite  l'^-l.  bracteatus,  puis  le  sa- 
tiviis;  le  microcephaliis  est  le  plus  sensible.  Dans  les  localités 
oú  la  máxima  actinométrique  peut  atteindre  ou  dépasser  70?,  la 
plante  exige  de  l'ombrage;  quant  au  fruit,  il  est  endommagépar 
659,  ce  qui  oblige  á  le  couvrir,  sauf  chez  les  variétée  á  grande 
couronne. 

Température  mínima.  La  résistance  sous  ce  rapport  est  des 
plus  intéressantes,  mais,  par  les  moyens  ordinaires,  elle  n'est 
pas  facile  á  déterminer.  Les  données  thermométriques  sont 
généralement  contradictoires,  car  elles  ne  dépendent  pas  seu- 
lement  de  la  température  de  l'air,  mais  aussi  de  l'irradiation 
nocturne  et  surtout,  de  l'humidité.  J'ai  parfaitement  constaté 
que  Von  ne  peut  déterminer  la  véritable  température  á  laquelle 
une  plante  es  soumise   que  par  Vusage  d'un  instrument  moiiillé, 


(1)  Depuis  l'année  1907  j'ai  établi  une  station  météorologique  en  pleine 
forét,  dont  les  résultats  sont  directement  comparables  á  ceux  obtenus  á  l'ob- 
servatoire  météorologique  de  la  localité  (Puerto  Bertoni,  par  25''  40'05"  de 
latitude,  54"  35'00"  de  longitude  et  170  m.  sur  le  niveau  déla  mer). 

(2)  Observations  suivies,  depuis  1884,  sur  les  excellents  actinométres 
de  Geissler  (Bonn)  et  aussi  sur  ceux  du  Bureau  Météor.  Argentin,  de  Ne- 
gretti  &  Zambra  (Londres). 


295  ANALES   CIENTÍFICOS   PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  4 

exposé  au  suleü  et  d  la  rosee,  absolument  comme  la  plante  et  place 
á  la  hauteur  de  celle-ci,  oii  des  parties  de  la  plante  qu'on  cherche 
á  étudier.  Ce  dispositif  ne  permet  qu'une  détermination  appro- 
ximative  de  la  température  de  Tintérieurdes  tissus;  mais  il  peut 
indiquer  d'une  faSon  assez  exacte  la  température  á  laquelle  la 
plante  est  soumise  et  celle  de  ses  parties  superficielles.  II  va 
sans  diré  que  pour  Tobservation  genérale  il  faut  le  placer  á  la 
hauteur  des  Instruments  ordinaires  sous  abri  (1), 

Dans  le  tableau  suivant,  les  colonnes  I  et  II  indiquent 
la  température  donnée  par  mon  dispositif  biothermométrique;  la 
colonne  III  indique  approximativement  celle  d'un  thermométre 
sec  dans  les  conditions  d'observations  habituelles  et  dans  le  cas 
oú  l'air  soit  saturé  d'humidité,  cas  assez  fréquent  dans  notre 
zone  á  l'heure  habituelle  de  la  température  minima.  La  colon- 
ne I  donne  la  température  nécessaire  pour  que  la  congélation 
mortifie  toutes  les  feuilles;  la  colonne  II,  ainsi  que  la  III,  celle 
qui  est  nécessaire  pour  que  la  plante  succombe  absolument   (2) . 


(1)  J'ai  exposé  ees  faits  dans  un  Mémoire  publé  en  1886  par  l'Acadé- 
mie  des  Sciences  de  Córdoba  (R.  Argentine)  sous  le  titre  de  «Influence  des 
Basses  Températures  sur  les  Végétaux  en  general  et  sur  les  Eucalyptus  en 
particulieri).  Ce  dispositif  m'a  servi  pour  toutes  mes  observations  faites  en 
Amérique  depuis  1884  jusqu'á  ce  jour  et  ses  données  ont  toujours  été  d'accord 
avec  la  réalité  constatée  sur  les  plantes  elles-mémes. 

Voir  mes  publications:  «Agronomía»  Asunción  1897-1913  vols.  I  á  V; 
«Boletín  de  Meteorología  Agrícola»  Puerto  Bertoni:  «Agenda  y  Alm.  Agrí- 
cola» Asunción  1903;  «Descripción  Física  y  Económ.  del  Paraguay:  «Condicio- 
nes Generales  de  la  Vida  Orgánica»  Puerto  Bertoni  1918. 


(2)  Les  froids  de  1918  et  la  température  minima  ultra-séculaire  que 
nous  avons  régistrée  dans  le  Paraguay  et  le  Haut  Paraná,  m'ont  permis 
d'indiquer  la  limite  extrém.e  de  la  résistance  des  varietés  énumérées  dans  ce 
tableau.  Beaucoup  sans  doute  seront  surpris  de  voir  indiquées  des  limites  si 
basses  pour  des  plantes  tropicales.  C'est  cependant  le  cas  de  la  majorité  de 
ees  plantes,  pourvu  qu'elles  se  trouvent  dans  leur  milieu  naturel  ou  dans  la 
sous-zone  subtropicale,  oú  les  froids  ne  durent  souvent  que  quelques  heures, 
le  soleil  est  tres  vif  et  la  terre  est  toujours  chaude. 


BERTONI:      ESSAI    D'UNE    MONOGR.  DU    GENRE  ANANAS  296 

LIMITES  EXTREMES  DE  LA  RESISTANCE 


Esp.  et  varietés 

I 

11 

UI 

guaraniticus 

-4.8 

-5.0 

-3.8 

sativus  var.  viridis 

-4.5 

-4.8 

-3.6 

=■       var.  pyramidalis 

-4.5 

-4.8 

-3.6 

microcephalus  v.  mondayamis 

-4.7 

? 

? 

=             var.  rohustus 

-4.7 

? 

? 

bracteatus       var.  rudis 

-4.0 

-4.5 

-3.3 

=            subvar  tricolor 

-3.6 

-4.0 

-2.8 

=^               var.  jparaguariensis 

-3.0 

-3.7 

-2.5 

Par  des  temperaturas  moins  basses,  Tordre  de  résistance 
est  quelquefois  modifié,  car  rexpérience  n'arrive  pas  jusqu'á  la 
mort  de  la  plante.  Ainsi,  par  une  mínima  (therm.  sec  ordinaire) 
de +0,4  et  une  mínima  biothermique  de -0,6,  (1)  V Ananas 
hracteatits  var.  rudis  eut  la  pointe  de  feuílles  jaunie,  tandis  que 
VA.  sativus  n'indiquait  aucune  actíon.  Et  par  une  mínima 
(therm.  sec  ordinaire)  de  -1,8  et  une  mínima  biothermique  de 
-1,9  (2),  sur  4  varietés  observées,  les  plus  résistantes  furent 
la  bracteatus  rudis  et  la  sativus  pyramidalis  quí  n'eurent  que  le 
quart  supérieur  flétri  par  la  congélation  de  la  rosee;  tandisque 
la  bracteatus  paraguariensis  et  la  sativus  viridis  perdírent  la 
moitié  de  la  feuille.  Mais  par  la  mínima  de  -0,9  et-1,3  respec- 
tivement  (3)  —  ainsi  que  dans  les  autres  observations  que  j'ai 
pu  faire  —  la  succession  est  identíque  á  celle  qui  est  indiquée 
dans  le  tableau  précédent:  1'^.  guaraniticus  et  le  sativus  var. 
pyramidalis  viennent  premiers  et  absolument  indemnes,  le  sati- 
vus var.  viridis  ne  souffre  presque  ríen;  mais  chez  VA.  bractea- 
tus, la  var.  rudis  a  la  pointe  des  feuílles  gelée  et  la  var.  para- 
guariensis presque  la  moitié. 


(1)  Juin  1616 

(2)  Le  23  Aoút  1917;  froid  le  plus  extraordinaire  observé  juiqu'á  ce 
jour  á  Puerto  Bertoni.  La  différence  entre  la  donnée  ordinaire  et  la  bio- 
thermique est  quelquefois  mininae  ou  nulle,  l'irradiation  nocturne  faisant 
défaut  et  l'air  étant  sursaturé.  , 

(3)  Le  22  Juillet  1915,  la  minima  plus  basse  observée  jusqu'alors 
dans  le  Haut  Paraná  Moyen. 


297  ANALES  CIENTÍFICOS   PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

Température  máxima.  Les  températures  á  Tombre  les  plus 
élevées  que  j'aie  pu  observer  —  depuis  42  jusqu*  á  45,3  degrés  á 
l'ombre  et  sous  l'abri  ordinaire  des  stations  météorologiques 
—n'ont  jamáis  porté  préjudice  á  aucune  variété  d ' Ananas  pa- 
reillement  abritée  par  de  Tombrage. 

Piule  et  rosee.  Dans  les  pays  oú  les  Ananas  croissent  á 
l'état  naturel,  la  somme  annuelle  des  piules  est  de  1200  á  2000 
mm;  exceptionnellement,de  1000  et  2300.  Dans  les  pays  oú  on 
les  cultive,  la  limite  supérieure  peut  monter  á  3000  et  méme 
davantage.  Mais  on  ne  saurait  franchir  la  limite  inferieure 
sans  s'exposer  á  un  échec.  Encoré,  cette  limite  n'est  possible 
que  dans  les  pays  favorisés  par  des  rosees  abondantes.  L'A. 
microcephalus  et  le  hracteatus  demandent  une  somme  de  pluie 
plus  élevée  que  celle  qui  peut  suffire  au  sativus,  car  ils  ne  peu- 
vent  profiter  des  rosees  aussi  parfaitement  que  ce  dernier..  Mais 
tous,  le  cas  échéant,  peuvent  résister,  souíTrant,  mais  sans 
périr,  pendant  une  sécheresse  anormale  fort  longue. 


Raison  de  la  Disposition 

des  Feuilles  chez  plusieurs 

Broméliacées 


A  ce  propos,  je  me  permettrai  une  observation  genérale: 
et  c'  est  que  la  disposition  canaliculée,  caractéristique  de  bon 
nombre  de  Broméliacées,  n'a  pas  pour  but  précisément  la  pluie, 
mais  la  rosee.  Les  pluies,  seules,  absentes  pendant  des  mois 
dans  la  plupart  des  pays  chauds,  ne  sauraient  suífire  á  de  nom- 
breuses  plantes  de  cette  famille,  dont  le  réservoir  est  restreint 
ou  fort  limité;  elles  ne  suffiraient  non  plus  aux  formes  á  grand 
réservoir,  dans  certaines  régions  á  séchereresse  absolue  durant 
normalement  plus  de  trois  mois.  D'autre  part,  pour  reunir  la 
quantité  due  d'eau  de  pluie  dans  le  ou  les  réservoirs  ménagés  par 
la  base  des  feuilles,  il  sufRrait  que  celles-ci  formassent  chéneau 
sur  une  petite  et  souvent  minime  partie  de  leur  longueur.  Cer- 
taines formes  a  réservoir  exceptionnellement  grand  pourraient 
faire  exception  dans  les  pays  peu  pluvieux;  mais  j 'observe 
qu'elles  présentent  alors  des  feuilles  plus  dressées,  tout  juste 
comme  si  elles  voulaients'opposer  á  un  trop  grand  apport  d'eau 
de  pluie;  VAechmea  polystachya  (Vell.)  Mez,  VA.  distichantha 
Lem. ,  les  Billbergia  magnifica  Mez  et  zehrina  Lindl.  sont  dans 
ce  cas;  ou  bien  leur  feuilles  se  courbent  en  are  á  moitié  descen- 
dant,  avec  un  résultat  identique,  comme  chez  le  Macrochordion 
de  l'Est  du  Paraguay;  ou  enfin  les  deux  dispositifs  se  combi- 
nent,  comme  chez  ce  dernier  et  d'autres  Aechmea. 

C'est  qu'un  trop  grand  apport  d'eau  de  pluie  n'est  nulle- 
ment  favorable  á  ees  plantes.  Nous  savons  maintenant  tout  ce 
que  les  Broméliacées  á  réservoir  doivent  aux  organismes  qui  se 
développent  ou  se  décomposent  dans  l'eau  recueillie  par  les 
feuilles  et  longtemps  conservée  dans  le  récipient  aménagé  par 
■  leur  base;  leur  alimentation  en  dépénd  en  grande  partie.  Or,  un 
lavage  violent,  tel  comme  il  résulterait  si  les  feuilles  étaient  dis- 


299  ANALES  CIENTÍFICOS   PARAGUAYOS- SERIE  II,  N    4 

posees  de  faSon  á  bien  recueillir  l'eau  de  la  pluie,  serait  de 
nature  á  entraver  ees  développements  et  ees  décompositions,  et 
souvent  répété,  comme  il  arriverait  nécessairement  durant  les 
saisons  pluvieuses,  les  empécherait.  De  lá  les  dispositions  de  la 
feuille  en  vue  de  limiter  l'apport  d'eau  de  pluie. 

Au  contraire,  l'apport  de  rosee  est  facilité,  et  si  tout  n'est 
pas  dirige  á  en  recueillir  la  plus  grande  quantité  possible,  c'est 
qu'il  fallait  éviter  en  méme  temps  un  apport  violent  d'eau  de 
pluie.  D'ailleurs,  la  quantité  de  rósée  qui  se  forme  dans  les 
pays  chauds  est  généralement  sufRsante  aux  besoins  des  plantes 
dont  nous  parlons,  non  seulement  en  temps  ordinaire,  mais 
aussi  pendant  la  saison  séche,  ou  durant  les  sécheresses  acci- 
dentelles.  Je  Tai  calculée  (1)  pendant  35  années:  la  somme 
annuelle,  indiquée  en  équivalents  de  hauteur  de  pluie,  est  de 
200  á  230  mm  dans  les  régions  humides  du  Haut  Paraná,  et  de 
150  á  200  dans  les  régions  plus  séches  du  bassin  du  Rio  Para- 
guay. II  arrive  assez  souvent  qu'elle  soit  plus  élevée  pendant 
les  époques  séches  (2).  Pour  comprendre  toute  l'importance 
de  telles  quantités,  il  est  bon  de  considérer  les  dispositions  pri- 
ses  par  la  plante  pour  diminuer  l'évaporation,  dispositions  qui 
en  partie  sont  les  mémes  qui  s'opposent  á  un  trop  grand  apport 
d'eau  pluviale. 

On  n'observe  pas,  chez  les  Ananas,  un  réservoir  com- 
mun  ayant  beaucoup  de  capacité  comme  celui  des  Aechmea, 
Macróchordion,  etc. ;  mais  une  certaine  quantité  d'eau  est  re- 
tenue  á  la  base  de  chaqué  feuille,  surtout  chez  VA,  sativus  et  le 
bracteatus;  et  qu' une  telle  quantité  suffit,  tout  au  moins  dans  ees 
cas,  et  pour  longtemps,  ledémontrent  les  faits  suivants: 

I:  Si  on  couche  une  rosette,  ou  on  la  prive  d'une  autre 
faSon  de  toute   possibilité  de  recueillir   la  rosee,  elle   languit  et 


(1)  Toujours  au  moyen  du  méme  appareil,  de  fagon  á  ce  que  toutes 
les  observations  recueillies  fussent  absolument  comparables. 

(2)  Les  jours  de  beau  temps  on  a  souvent  1  mm  et  plus.  Si  la  nuit 
est  calme,  et  elle  Test  généralement  lorsqu'il  fait  beáu,  dans  les  régions 
néotropicales  oú  croissent  naturellement  les  Ananas,  en  arrive  á  mesurer  1,5 
mm;  rarementon  a  moins  de  0,5  mm.  Ce  dernier  chiffre  représente  encoré 
500  grammes  par  m  carré;  en  n'estimant  qu'á  15  cm  carrés  la  superficie 
horizontale  utile  d'une  plante,  on  a  80  gr.  de  rosee,  laquelle,  en  assez  forte 
proportion,  est  conduite  par  les  chéneaux  aux  réservoirs. 


BERTONI:  ESSAl    D'UNE    MONOGR.    DU   GENRE    ANANAS      300 

meurt,  quoique  ees  racines  plongent  dans  une  terre  arrosée. 

II:  Si  on  arrache  la  plante  et  on  la  place  de  faSon  qu'el- 
le  puisse  recevoir  toute  la  rosee,  mais  non  la  pluie,  elle  se  con- 
servera presqu'indéfiniment,  en  végétant  presque  normalement, 
pourvu  qu'elle  soit  protégée  contre  le  soleil  et  les  vents. 

D'ailleurs,  le  fait  demontre  que  les  produits  chimiques 
fertilisants  exercent  une  action  plus  sensible  ou  plus  rapide  ad- 
ministres en  solution  versee  dans  la  rosette,  que  mélangés  avec 
la  terre,  surtout  si  la  plante  n'est  pas  jeune,  prouve  bien  l'im- 
portance  de  l'absorption  des  substances  alimentaires  par  les 
feuilles. 


APPENDICE    I 

Une  Espéce  Nouvelle 
d'Acanthostachys 

Quelques  auteurs  avaient  proposé  l'union  des  deux  genres 
Acanthostachys  et  Ananas  en  un  seul.  Bentham  et  Hooker 
(«Gen.  Plant.»  I  p,  663)  considéraient,  en  1883,  Je  premier 
genre  comme  faisant  partie  du  second.  Malgré  les  concordan- 
ees  assez  nombreuses,  le  monographe  Mez  separa  de  nouveau 
les  deux  genres,  en  vue  de  certains  caracteres  différentielsd'une 
importance  capitale.  Cependant,  leurs  affinités  sont  f ort  remar- 
quables  et  on  est  forcé  d'admettre  leur  proche  párente. 

Cela  étant  admis,  ce  ne  sera  pas  hors  de  place  si  je  fais 
suivre  á  cet  essai  monographique  la  description  d'une  nouvelle 
espéce  á' Acanthostachys,  genre  dont  on  ne  connaissait  jusqu'ici 
qu'un  seul  type,  VA.  strobüacea  Klotzsch.  Cette  nouveauté 
n'est  pas  moins  intéressante  au  point  de  vue  phytogéographique, 
car  elle  n'a  été  trouvée  jusqu'ici  que  dans  la  R.  Argentine,  ou  á 
quelques  centaines  de  métres  de  sa  frontiére. 

Acanthostachys  exilis  Bertoni  sp.  n. 

Caespitosa,  epiphyta;  innovationibus,  e  stolone  brevi  su- 
brepente,  primum  suberectis,  deinde  recurvis,  florentibus  f ere  ab 
Ínfima  basi  pendulis.  Scapus  solemniter  elongatus  (plerumque 
1  —  I5  m,  interdum  usque  ad  2  m),  exillimus  (4-5  mm  crassus), 
teres,  totam  per  longitudinem  aequicrassus,  ob  indumentum 
lepidosum  labeculatum  albidum  griseo-viridis,  nunquam  solita- 
rius  (1). 

Folia  rosularia  rite  e voluta  2  —  3,  e  squamis  infimae  scapí 
basis  late  ovatis  acutis  brunnescentibusque  gradatim  exeuntia, 
brevia  (ad  40-60  cm),  strictissime  linearla  atque  subcylindracea 


[1]  Planta  in  viridario  nostro  culta,  quae  viginta  mínimum  nata  est 
annos,  sueto  circa  decem,  nec  raro  duodecim  vel  ultra,  infiorescentias  porri- 
git;  júniores  quidem  2-6. 


BERTONI:      ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  302 

(5  mm  lata  4que  alta) ,  plus  vel  minus  contorta,  stricte  canali- 
culata,  basi  in  tubum  elongatum  anguste  cylindricum  arete 
coalita,  superne  persensim  in  aculeum  brevissimum  debilem  ru- 
bentem  transeuntia;  dentibus  brevibus  (  ±  1  mm  longis),  spatio 
4-10  mm  irregulariter  separatis,  sursum  (quoad  folii  directio- 
nem)  aliquantum  hamatis,  e  lata  basi  viridescente  stramineis. 
Fola  scapalia  2,  scapi  summitate  conferta,  basi  tantum  in  vagi- 
nam  brevem  dilatata,  lateraliter  solemniterque  compressa,  al- 
tissime  atque  anguste  carinata,  peranguste  atque  profunde 
canaliculata,  a  basi  persensim  attenuata,  uti  rosularia  griseo- 
viridia,  opaca,  indumento  lepidoso  labeculato  parce  munita, 
brevius  dentata;  summo  quoad  spicae  statum  fere  horizontaliter 
prodito,  minore  (25-38  cm  longo,  lh-2  mm  lato,  basi  4-6  mm 
alto),  in  tríente  inferiore  tantum  dentato;  Ínfimo  longissimo 
(40-80  cm),  secundum  eamdem  scapi  directionem  pendente,  ejus- 
dem  fabrica,  3  mm  lato  6que  alto,  totam  fere  per  longitudinem 
dentato,  dentibus  basilaribus  minusculis  irregulariter  seriatim 
confertis.  Folia  infrastrobilaria  2-3,  bracteiformia,  veré  spino- 
so-dentata,  ±  purpurea,  gradatim  in  bracteas  transeuntia. 

Inflorescentia  in  scapi  ápice  devexa  ob  id  pendenti-patens, 
multiflora,  dense  spicata,  elongate  (5-8  cm  longa,  ±  15  mm 
crassa)  strobiliformis.  Bracteae  nitide  purpureae,  in  spica  pro- 
be  matura  castaneae.  perlate  triangulo-ovatae,  ad  15  mm  lon- 
gae,  superne  patentes  et  in  mucronem  validum  productae,  stria- 
to-venosae,  punctatim  immerse  lepidosae,  modice  dentatae,  sub- 
aequilongae.  Flores  optime  sessiles,  in  bractearum  ángulo  sub- 
plano  compressi.  Sépala  flava,  triangulo-carinata,  solemniter 
erecta  petalisque  adpressa,  apicem  versus  sensim  angustata,pe- 
racuta,  striata,  dorso  carinatim  paullo  producta,  ±  13  mm  longa, 
±  6  mm  lata.  Pétala  omnino  flava,  erecta  et  minute  solum 
aperta,  ±  17  mm  longa,  stricta,  glabra.  Stamina  petalis  bre- 
víora,  ñlamentis  seriei  II  alte  petalis  connata,  antheris  valde 
elongatis  acutisque.  Ovarium  suborbiculare,  basi  dilatatumapi- 
ceque  constrictum. 

Spica  matura  non  aucta  sordide  castanea,  in  scapo  diu 
persistens.  Bacca  compárate  haud  parva,  nitide  alba  ápice 
brunnescente,  ovata,  basi  dilatata,*  facie  ventrali  modice  conve- 
xa, edulis,    facile   caduca.     Tí    Floret   sueto  a  Majo  in  Decem- 


303  ANALES    científicos    PARAGUAYOS -SERIE  II.  N.  4 

brem.  H  Hactenus  in  partibus  Cataractae  Ihguasú,  ad  ar- 
gén tinenses  fines  tantum  reperta;  attamen,  in  vicino  paragua- 
riensi  clivo  semel  eam  offendi.     Tf    Bertoni,  ni»  3080. 

Tout  en  reconnaissant  la  nécessité  d'une  étude  plus  com- 
plete des  organes  ñoraux,  (1)  les  caracteres  ci-dessus  indiques 
établissent  une  différence  spécifique  plus  que  suffisante. 

Son  aire  de  dispersión  reste  jusqu'á  ce  jour  remarquable- 
ment  restreinte,  et  presque  exclusivement  réduite  au  petit  can- 
tón argentin  compris  entre  les  grandes  cataractes  del' Ihguasú  et 
le  cours  du  Haut  Paraná;  c'est  á  peine  si  je  Tai  trouvée  une  seu- 
le  fois  sur  la  berge  paraguayenne  d'en  face  (2). 


(1)  Que  je  ne  puis  pas  faire  en  ce   moment  sur  le  vivant. 

(2)  Trouvée  d'abord  en  1895,  dans  les  vallons  des  deux  petits  fleuves 
Mbokaíh  et  Mbokaíh-mí,  cultivée  et  cataloguée  dans  ma  collection  depuis 
1897,  cette  intéressante  espéce  est  sans  doute  la  méme  que  Van  de  Venne  et 
Wollfhuegel  (n*?  51)  en  1907,  ainsi  que  Rodríguez  en  1910  (n<>  376),  recueilli- 
rent  suivant  le  chemin  entre  l'embouchure  de  l'Ihguasú  et  les  Cataractes 
(Herbier  du  Musée  d'Hist.  Nat.  de  Buenos  Aires).  Lucían  Hauman  enre- 
gistre  ees  spécimens  («Notes  Floristiques »  p.  416)  sous  le  nom  d'Acanihos- 
iach^s  strohilacea  ( Roem.  &  Schult )  Klotzsch,  suivant  la  détermination  de 
C.  M.  Hicken.  L'insuffisance  du  matériel  explique  évidemment  l'opinion  de 
ce  dernier  auteur,  opinión  qui  a  été  celle  d'autres  botanistes  aussi  et  la  mi- 
enne  au  commencement. 


APPENDICE    II 

Clef  pour  la  Déterrnination  des  Ananas 

A)     Spécifique 

1-Feuilles  extraordinairemet  étroites,  avec  moins  de  2  cm  de 
largeur,  épaisses;  scape  minee;  point  de  stolons:  guaraniticu* 

Feuilles  de  3  á  6  cm  de  largeur,  ±  rigides  mais  non  épaisses; 
á  chercher  sous  le  numero 2 

2-Petite  plante  á  tige  minee,  croissant  á  l'état  spontané  dans  le 
Brésil  Central sp?  microstachys 

Plantes  n'ayant  pas  ees  caraetéres:  cherchez  sous  le  ní> S 

S-Fruit  (syncarpe)  chauve,  sans  eouronne  ni  rejetons  sous  la 
pomme;  plante  avee  nombreux  stolons microcephalus 

Fruits  surmontés  d'une  eouronne;  pas  de  stolons 4 

4-Bractées  changées   en  forts  aiguillons muricatus 

Bractées  normales,  non  transformées  en  aiguillons 5 

o-Fruit  pourvu  de  longues  braetées;  3  étamines  eollées  aux 
pétales;  feuilles  armées  de  fortes  dents  épineuses  largem«nt 
espacées;  sauvage  et  plus  ou  moins  cultivée bracteatus 

Fruit  ne  portant  que  de  petites  bractéds;  étamines  libres; 
feuille  pourrue  de  petites  dents  épineuses  rapproehées;  planté 
cultivée  et  quelquefois  apparemment  naturalisée sativtu 

B)     Varietés  Botaniques  des  Ananas  Cultives 

1-Fruit  pourvu  de  longnes  bractées;  3  des  étamines sont  eollées 
aux  pétales;  feuilles  armées  de  fortes  dents  épineuses  distan- 
tes de  4  á  25  mml'une  de  l'autre,  fleurs  généralement  allon- 
gées  (25-55  mm) 2 

Fruit  n'ayant  que  de  petites  bractées;  Fleurs  ceurtes  (28-32 
mm) ;  toutes  les  étamines  libres;  feuilles  pourvues  de  petites 
dents  rapproehées  (2  á  6  mm  Tune  de  l'autre) ; 6 


305  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

2~{Ananas  bracteatus)  Fleurs  d'un  pooirpre  fauve;  grande 
pomme  relativement  tres  grosse,  fortement  parfumée,  á  suc 

doux  et  peu  acide macrodontes 

Plante  ne  réunissant  pas  ees  caracteres;  fleurs  pourpre  vio- 
lacé  ou   bleu 3 

3-Jeune  pomme  dépourvue  de  couronne;  fruit  restant  tres 
aigre  á  sa  maturité;  fleurs  relativ.  tres  grandes . . .  .sagenarius 

Plante  ne  réunissant  pas  ees  caracteres; couronne  háti ve. . .  .4 

4-Pomme  eylindrique,  blanehátre,  tres  acremaisdoucelorqu'el- 
le  est  blette,  inodore;  scape  assez  minee,  couché  sous  le 
poids  du  fruit;  dents  de  la  feuille  grandes  et  distantes  de 
10  á    25   mm riidis 

Pomme  ovale,  parfumée;  scape  toujours  dressé;  dents  mo- 
yennes  distantes  de  4  á  9  mm  Tune  de  l'autre 5 

5-Pomme  petite.  jaune  pále,  á  suc  tres  acide,  á  peine  mangea- 
ble;  graines  fértiles  nombreuses  et  relativement  grandes; 
dents  distantes  de  6  á  9  mm;  couronne  tres  haute,  plutót 
simple hondurensis 

Pomme  grosse,  pourprée,  á  suc  doux  et  peu  acide;  graines 
fértiles  nuiles  ou  rares  et  plus  petites;  dents  rouges  et  dis- 
tantes de  4  á  8  mm;  couronne  basse  mais  large  et  composée; 
fleurs  courtes  (25  mm) pai'aguariensis 

6- (Ananas  sativus)  Petite  plante  á  tige  gréle;  bractées  tres 
courtes,  sépales  assez  plans,  Brasil  Central.  Cultivé?  Va- 
ríete ou  espéee: microstachys 

Plante  nórmale  á  tige  (et  scape)  robuste,  cultivée 7 

7-Feuilles  ondulées,  courbées  en  are.  Fleurs  pourpre  pále. 
Pomme  ovale  allongée,  vert  sombre  avant  la  maturité,  jau- 
nátre  á  la  maturité: debilis 

Plante  ne  réunissant  pas  ees  caracteres 8 

8-Feuilles  rubanées  de  blane  jaunátre,  dentées  épineuses 
( voir  aussi  n?  12) 9 

Feuille   vertes,  non  rubanées 10 

9-Feuilles  d'un  vert  olive  avec  un  large  ruban  au  milieu;  scape 


BERTONl:      ESSA!    D'UNE    MONOGR.  DU    GENRE  ANANAS  306 

plus  elevé;    feuilles  plus  épineuses Porteanus 

Feuilles  vertes  au  milieu,  avec  un  ruban  sur  chaqué  laeitié 
et  les  marges  rouges variegatiis 

10-Plante  géante,  tres  robuste bracamoreTisis 

Plante  plusou  moins  nórmale 11 

11  Feuilles  lisses,  sans  épines  ou  avec  quelques  dents  vers  le 
sommet;  pomme  jaune  pále  extérieurement,  á  chair  jauná- 
tre;  bales  («yeux»)  déprimées:  í^tcicíí^s— Continué  sous  len^l2 

Feuilles  dentées  épineuses;  baies  non  déprimées  ou  relevées 
au  milieu 14 

12- (Formes  de  VA.  sativus  var.  lucidus)  Feuilles  panachées; 
gros  f ruit  tres  parfumé forme  mordilonus 

Feuilles  plus  ou  moins  vertes  mais  non  panachées 13 

13  Fleurs  lilas  blanchátre;  pomme  verdátre  á  la  maturité,  arron- 
die,  petite  (var.  hortic.  «Vert  d' Antigua») . .  for.  antiguensis 

Fleurs  purpuréscentes;  grandes  pomme  ovale  allongée,  á  baies 
tout  á  fait  aplaties;  feuilles  absolument  sans  dents  (var. 
hortic.  «Cayenne»  ou  «Smooth  Cayenne». . .  .for.  cayennensis 

Fleurs  bleu  ciel;  feuilles  lavées  de  rouge  vers  la  base;  pomme 
jaune  pále  á  bractées   rouge  vif for.  typieus 

14-Pomme  conique  allongée  ou  presque  cylindrique,  tres  grande, 
jaune  orangé  ou  rose,  á  baies  dépriméees,  fort  juteuse,  déli- 
cieuse,  généralement  douce  sans  acidité,  le  coeur  (axe) 
méme  étant  mangeable;  feuilles  étroites,  atténuées  vers  le 
sommet  d'une  fa9on  relativement  brusque:  ¡jyramidalis 
Voir  ses  sous-variétés  au  numero 15 

Pomme,  au  moins  avant  la  maturité,  vert  ou  vert  sombre, 
ovale  ou  ovale  allongée,  á  chair  jaune;  baies  faisant  une 
saillie  assez  forte,  souvent  aigues;  feuilles  plutót  largcs,  ré- 
trécies   vers  le   sommet  d'une  faSon  relativement  brusque, 

assez  souvent  courtes viridis 

Voír  ses  formes   ou  varietés  horticoles,  au  n? 17 

Pomme  ovale  ou  ovale  allongée,  jaune  o«  ±  rouge;  chair  blan- 
che  ou  blanchátre,  souvent  assea  fibreuse,  souvent  assez 
acide;  baies  assez  platee  oú  ne  faisant  qu'une  faible 
saillie.     Feuilles   plutót   étroites,    assez   souvent  lavées   de 


307  ANALES   CIENTÍFICOS   PARAGUAYOS- SERIE  11.  N    4 

rouge hispanorum 

Voir  quelques  formes  ou   varietés  horti coles  au  n? 20 

Pomme  ovale,  moyenne,  vert  clair  avant  la  maturité.  puis 
jaune;  chair  presque  jaune,  fibreuse,  assez  acide;  baies  pia- 
les, assez  nombreuses;  bractées  projetées  latéralement;  cou- 
ronne  tres  grande  et  élargie;  feuilles  non  rigides,  tres  larges 
á  leur  base  (1),  grossiérement  dentées  á  dents  assez  forte- 
ment  épinéuses;  bractées  básales  jaune  de  paille;  scape 
robuste ( = « Yellow  Cey Ion » )    var.    ceylanicus 

15-Plante  tres  robuste.  Pomme  enorme,  rougeátre;  scape  tres 
gros;  rejetons  grands  et  nombreux  ( au  Brésil  «Avakachí 
Rouge») '  sub-var macrocarpus 

Plantes  ne  réunissant  pas  ees  caracteres 16 

16-Pümme  moyenne  ou  grande,  á  chair  blanche  et  á  suc  déli- 
cieusement  acidulé  (au  Brésil  "Avakachí  Blanc»)  s.-var.  alhus 

Pomme  moyenne  ou  grande,  conique,  un  peu  violacée  puis 
tirant  au  rouge;  bractées  gris  clair,  cellesde  la  base  rosees; 
pétales  lilas  clair  («Avakachí  Commun»); forme  typicus 

Pomme  en  grand  cone  allongé  ou  presque  cylindrique,  jaune 
foncé,  á  chair  jaunátre  sans  fibres  et  tres  douce;  couronne 
dressée,  étroite,  simple;  rejetons  sous  la  pomme;  feuilles 
relativement  petites Avachí 

17-Pomme  allongée,  toujours  couleur  vert,  fibreuse,  peu  juteu- 
se  et  acide  («Ananas  Vert  du  Brésil»); Ananaz  Verde 

Pomme  dépourvue  de  couronne,  assez  fibreuse  et  plutót 
acide.     Brésil Ananaz  Pallado 

Pomme  ovale  ou  ovale-allongée,  peu  fibreuse,  commerciale  18 

18-Pomme  petite,  ovale  vert  plus  ou  moins  foncé  ou  violacé, 
jaune  á  la  maturité;  chair  jaunátre,  presque  sansfibre,  excel- 
lente,  et  coeur  (axe)  étroit  et  mou;  épines  souvent  insérées 
presqu'á  angle  droit Pernannbuco 


(1)  Dont  un  «contour  presque  triangulaire»  («triangular  in  outline», 
disent  les  auteurs).  H.  Hume  et  H.  K.  Miller  (1.  c.  p.  54)  donnent  une  bonne 
d-eseription — que  j'adapte— de  cette  varíete,  laquelle,  mieux  comparée,  me 
semble  bonne  comme  varióte  botanique.  Je  l'avais  d'abord  rattachée  á 
ma  var.  viridis.     Voir   description  latine  sous  le  titre  Addenda. 


BERTONI;  ESSAl    D'UNE    MONOGR.    DU   GENRE    ANANAS      308 

Pomme  moyenne,  ovale,  vert  violacé,  jaune  orangé  á  la 
maturité;  chair  comme  chez  la  precedente;  couronne  petite, 
élargie;  feuilles  courtes,  larges,  rougeátres,  á  épines  rouges; 
bractées  básales  rouges,  fortement  pointues  comme  les  feuil- 
les et  les  bractées Black  Ripley 

Diff érente  de  la  precedente  par  ses  feuilles  vertes,  sa  pomme 
vert  avant,  jaune  aprés  la  maturité,  bractées  básales  vert 
clair: Oreen  Ripley 

Grande  pomme  ovale  jaune  foncé  á  la  maturité,  á  chair  jaune 
foncé  tres  douce;  couronne  moyenne  assez  large;  baies  130- 
140  (tres  nombreuses) 19 

19-Feuilles  non  rigides,  normales  bractées  básales,  vert;  brac- 
tées de  la  pomme  courtes,  n'arrivant  pas  au  sommet  de  la 
baie; («=Cleopatra))?)  Egyptien 

Feuilles  assez  rigides,  larges  á  la  base;  bractées  básales,  jau- 
ne; bractées  arrivant  au  sommet  de  la  baie  ou  oeil:  (— Golden 
Queen») Golden 

20-Pomme  tres  grande,  conique  tronquee,  élargie  á  la  base, 
vertobscur  avant,  jaune  aprés  la  maturité;  chair  blanchátre, 
tres  fibreuse,  douce;  baies  tres  nombreuses,  150  et  plus; 
feuille  non  rigide,  assez  large,  á  épines  rouges:    Porto  Rico 

Pomme  petite  ou  moyenne,  ovale 21 

21-Pomme  ovale  allongée,  jaune  foncé  á  la  maturité,  á  chair 
jaune  douce;  bractées  non  terminées  en  épine,  sauf  les  bása- 
les qui  sont  rouges;  feuilles  finement  dentées;  scape  f ai- 
ble  Sugar  Loaf 

Pomme  ovales,  chair  blanche 22 

22-Pomme  vert  obscur  avant  la  maturité,  puis  jaune  foncé; 
chair  fibreuse;  feuilles  élargies  á  leur  base,  lavées  de  rouge, 
avec  épines  rouges;  bractées  básales  á  pointe  rouge;  baies 
assez  nombreuses: Rouge  de  Ceylan 

Pomme  plus  ou  moins  rosee  á  la  maturité;  chair  peu  fibreu- 
se; baies  peu  nombreuses,  ±  70  á  90;  feuilles  vertes 23 

23-Pomme  petite,  rouge,  chair  fernte  non  fibreuse,  juteuse,  dou- 
ce, exquise;   couronne  simple,  assez  grande,  élargie;  feuilles 


309  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

relativement  longues  et  étroites;  bractées  á  pointe  ixni- 
ge Blood 

Pomme  moyenne,  jaune  tirant  souvent  au  rouge;  chair  peu 
fibreuse,  d'un  doux  agréablement  acidulé,  juteuse;  bractées 
básales  rouges;  couronne  dressée  rigide,  souvent  composée; 
feuilles  relativement  courtes,  á  épines  dressées;  plante  vi- 
goureuse  {=  «Red  Spanish,  Black  Spanish,  Key  Largo,  Lar- 
go, Havana,  Cubain,  Strawberry,  Rojo  Español»)  Espagnoi 

Autres  Varietés  Horticoles.  Je  n'ai  évidemment  pas  lapré- 
tention  de  faire  figurer  dans  cette  clef  toutes  les  varietés  et 
sous-variétés  horticoles  du  genre  Ananas.  L'eusse-je  voulu, 
que  je  n'aurais  jamáis  pu  y  arriver.  Car  il  y  a,  d'abord,  des 
varietés  dont  l'ensemble  paraít  intérmédiaire  et  qui  demande- 
raient  une  étude  plus  minucieuse  sur  le  vivant,  étude  qui  n'est 
pas  toujours  possible.  Ensuite,  nombre  de  sous-variétés,  indi- 
quées  á  tort  comme  varietés,  sont  difficiles  á  distinguer,  et  dans 
plusieurs  cas  on  n'y  arrive  que  par  la  pratique.  Au  surplus, 
maintes  varietés  ont  été  trop  mal  décrites  et,  instruits  par 
l'expérience,  on  est  en  droit  de  supposer  que  la  majorité  dea 
noms  publiés  dans  les  catalogues  et  autres  publications  hortico- 
les n'est  constituée  que  par  des  synonymes.  J'ai  pu  largement 
profiter  des  belles  descriptions  données  par  Harold  Hume  et  H. 
K.  Miller,  car  elles  indiquent  avec  soin  les  caracteres  vraiment 
botaniques.  Quand  dans  tous  les  principaux  pays  on  aura  dé- 
crit  les  varietés  locales  en  suivant  la  méthode  adoptée  par  ees 
auteurs,  ou  une  autre  méthode  botanique  rigoureuse,  on  ponrra 
dresser  le  catalogue  descriptif  complet  des  varietés  horticoles, 
de  fa9on  á  éyiter  les  innombrables  confusions  et  les  deplorables 
mécomptes  qui  font  un  grand  tort  á  la  culture  de  ce  genre  pré- 
cieux. 


APÉNDICE    III 

Resumen  '&  Conclusiones 

Sistemática 

El  Ananas  microcephalus  (Baker)  Bertoni,  o  Ihvíra,  ho 
es  variedad  sino  especie  distinta;  de  ella  se  describen  cuatro 
variedades  botánicas,  todas  naturales,  una  de  fruto  más  o  menos 
comestible. 

El  A.  hracteatus  Lindley  es  especie  distinta,  pero  debe 
ser  separada  de  la  precedente.  Cuenta  con  cinco  variedades 
bien  caracterizadas;  cuatro  naturales  y  más  o  menos  cultivadas, 
y  «na  sola  cultivada,  que  es  la  Pina  Paraguaya;  el  Avakachí-tupí, 
natural  y  cultivado,  le  pertenece  también,  siendo  este  nombre 
acaso  el  de  toda  la  especie. 

El  A.  sativus  Lindley,  o  Ananá,  incluye  a  todas  las  espe- 
cies de  cultivo  general.  Se  describen  diez  variedades  botáni- 
cas —  cuatro  nuevas  —  eliminándose  siete  pretendidas  especies 
o  variedades  que  no  son  tales.  H  Una  clave  especial  permite 
determinar  todas  las  variedades  botánicas  y  la  mayor  parte  de 
las  variedades  hortícolas  de  esta  especie  y  la  precedente. 

Se  describe  una  especie  completamente  nueva,  el  Ananas 
guaraniticíis  Bertoni,  indígena  del  Paraguay  y  perfectamente 
distinta. 

Todos  estos  cambios  y  agregados  obligan  a  modificar  la 
caracterización  y  diagnosis  del  género.  Por  otra  parte,  el  reco- 
nocimiento de  especies  evidentemente  silvestres,  hace  que  el 
género  resulte  verdaderamente  natural,  y  además,  indiscutible- 
mente indígena  de  la  América  tropical. 

Evolución 

En  este  género  —  que  deriva  evidentemente  del  género 
Acanthostachys  —  se  reconocen  dos  ramas  evolutivas,  La  pri- 
mera tiene  como  forma  más  antigua  al  microcephalus  Bertoni, 
y  pasando  por  el  A.  Wacteatus  Lindley  y  sus  variedades   silves- 


BERTONl:      ESSAl    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  311 

tres,  llega  al  A.  bracteatus  var.  paraguariensis  Bertoni;  es 
decir,  va  de  la  «Ihvíra»  a  la  «Pina  Paraguaya».  La  segunda  es 
de  consecuencias  más  importantes. 

Pues  una  minuciosa  comparación  lleva  a  la  seguridad  de 
que  el  A.  guaraniticus  Bertoni  es  el  ascendente  directo  del  A. 
sativus  Lindley.  Este  hecho  viene  a  establecer  con  precisión 
la  patria  de  origen  del  Ananas  común,  que  resulta  ser  el  Para- 
guay. Esto  tiene  mucha  importancia  para  la  prehistoria:  pues 
es  a  la  raza  guaraní  que  la  humanidad  debe  esta  planta  cultiva- 
da, producto  del  desbastamiento  paulatino  de  la  especie  silves- 
tre. 

cTVligración 

La  antigua  dispersión  del  Ananás  coincide  efectivamente 
con  las  migraciones  de  esa  raza  histórica.  Del  Sud  del  Para- 
guay y  del  Brasil  la  preciosa  planta  es  llevada  para  el  Nordeste 
y  el  Norte  del  Brasil  y  a  las  Guayanas,  y  de  allí  hasta  las  An- 
tillas por  un  lado  y  hasta  Centro- América  por  el  otro.  El  nombre 
guaraní  Ananá  o  Nana  se  conserva  hasta  en  las  Antillas,  con  lo 
que  llega  a  ser  universal.  El  de  Avachí  o  Avakachí,  igualmen- 
te guaraní,  dado  a  una  variedad,  se  extiende  a  toda  la  América. 
El  que  recibe  en  la  India  sería  también  de  origen  guaraní,  se- 
gún la  opinión  de  A.  de  Candolle,  que  resulta  bastante  bien 
fundada  en  la  lingüística. 

Pues  según  el  testimonio  terminante  de  Rumphius,  el 
Ananás  había  sido  introducido  en  la  Malesia  y  en  el  Asia  antes 
del  descubrimiento  de  América,  lo  cual  prueba  una  vez  más  la 
existencia  de  relaciones  directas,  en  tiempos  remotos,  entre  los 
Americanos  y  los  Polinesios  y  Asiáticos.  Hay  cierta  probabili- 
dad de  que  el  Ananás  haya  sido  llevado  al  África  Occidental 
antes  de  ese  descubrimiento,  lo  cual  habría  sucedido  por  medio 
de  los  Caraíbes,  de  cuya  lengua  parece  haber  trazas  en  ese  país. 

Clima  para  los  Ananases 

Las  temperaturas,  mínima,  media,  óptima  y  máxima,  no 
pueden  ser  establecidas,  para  ésta  como  para  la»  otras  plantas, 
tomando  observaciones  con  el  termómetro  seco  solamente;  pero 
un  dispositivo  hiotermométrico  permite  indicarlas  con  la  aproxi- 


BERTONI:       ESSAl    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS  312 

mación  necesaria. 

Como  sucede  en  general  con  las  plantas  tropicales,  habien- 
do mucha  humedad,  y  en  su  zona  natural,  los  Ananás  resisten 
a  temperaturas  mucho  más  bajas  de  las  que  generalmente  se 
supone.  Para  que  la  planta  muera  absolutamente,  se  necesita 
una  temperatura  de  —  3.7  para  el  A.  hracteatus  var.  paragua- 
riensis,  o  Pina  Paraguaya,  y  no  menos  de  —  4.8  para  el  A.  sati- 
vus  var.  pyramidalis  y  A.  s.  var.  viridis.  Estas  temperaturas 
biotermométricas  corresponden  respectivamente  a  dos  grados  y 
medio  y  tres  y  medio  bajo  cero  del  termómetro  seco  usual  y  a  la 
sombra,  siempre  que  el  aire  esté  saturado  de  humedad,  Pero 
con  mínimas  biotermométricas  respectivamente  de — 3,0  y— 4.0 
(a  las  cuales  corresponden  mínimas  de— 1,8  y— 3,0  del  termó- 
metro usual,  con  aire  saturo)  esas  plantas  ya  pierden  aproxima- 
damente la  mitad  de  las  hojas.  Una  localidad  en  que  estas  úl- 
timas mínimas  no  son  raras,  puede  considerarse  como  limite  del 
cultivo  en  las  condiciones  normales. 

El  Ananas  común  pierde  gran  parte  de  sus  hojas  por 
809  de  insolación,  quedándose  ruinado  durante  un  año.  En 
los  países  donde  las  máximas  del  termómetro  solar  pueden  alcan- 
zar a  70  9,  el  cultivo  de  esta  planta  exige  sombra.  En  todos  los 
casos,  el  fruto  debe  ser  cubierto  desde  que  esas  máximas  pue- 
den alcanzar  a  65  9 ;  con  excepción  de  la  var.  paraguariensis 
m.,  naturalmente  protegida  por  su  ancha  corona  compuesta  y 
brácteas  alargadas. 

La  humedad  del  aire  es  elevada  en  todos  los  países  donde 
los  Ananases  crecen  espontáneamente;  la  var.  o  especie  micros- 
tachys  parece  la  sola  y  poco  conocida  excepción.  Un  prome- 
dio anual  igual  al  70  %  de  saturacióu  es  necesario;  con  menor 
cantidad,,  se  requieren  medios  artificiales  para  una  buena  vege- 
tación.    Pero  la  proporción  óptima  está  entre  el  80  y  el  90  %. 

El  total  de  lluvia  es  también  elevado  en  esos  países,  con 
la  excepción  ya  indicada. 

La  cantidad  óptima  la  estimo  en  2000  mm  para  las  regio- 
nes donde  llueve  en  toda  época  del  año.  Entre  1500  y  1000  mm 
la  vegetación  es  menos  activa.  Pero  la  influencia  directa  de  la 
lluvia  es  limitada.  Si  la  vegetación  es  menos  fuerte  en  los  paí- 
ses de  poca  lluvia,  esto  es  debido  principalmente  a  que  en  tales 


313  ANALES    CIENTIFICCS    PARAGUAYOS- SERIE  II.  N     4 

países  la  humedad  del  aire  y  el  rocío  son  insuficientes. 

El  rocío  es  indispensable,  siendo  necesaria  una  cantidad 
de  0,5  a  1,0  mm  diariamente,  y  una  suraa  anual  de  150  a  200  mm 
(medida  en  equivalentes  de  altura  de  lluvia)  para  que,  en  las 
condiciones  naturales,  la  vegetación  no  sufra.  Abundante  rocío 
y  lluvia  escasa,  es  condición  más  favorable  que  la  inversa. 

Rj>azón  de  la  disposición  de  las  hojas. 

Sabido  es  que  varias  Bromeliáceas  presentan  una  disposi- 
ción de  las  hojas  cuyo  objeto  es  juntar  agua  y  conducirla  al 
centro  del  cogollo,  donde  se  conserva  al  pie  de  cada  hoja  o  en 
un  recipiente  que  las  hojas  centrales  forman.  Pero  tal  disposi- 
oión  no  va  dirigida  principalmente  a  juntar  el  agua  de  la  lluvia, 
sino  la  del  rocío.  Un  arrivo  excesivo  de  agua  de  lluvia  no  es 
favorable  a  esas  plantas.  Al  contrario,  el  rocío  es  para  ellas 
indispensable,  cuando  menos  en  el  estado  natural,  por  ser  un 
fenómeno  mucho  más  constante  que  el  de  la  lluvia. 

Una  nueva  Acantostáquida 

El  género  Acanthostachys  no  puede  ser  reunido  al  género 
Ananas,  No  obstante,  es  su  más  próximo  vecino.  La  curiosa 
especie  hallada  cerca  de  las  Cataratas  del  Ihguasú  no  es  A. 
strobilacea  Klotzsch;  es  nueva:  A.  exilis  Bertoni.  En  el  orden 
evolutivo  es  anterior  a  la  strobilacea;  y  como  esta  última  especie 
es  el  ascendente  de  los  Ananases,  tenemos  en  la  gran  forma- 
ción silvestre  del  Paraguay  Oriental  y  Alto-Paraná  (1)  toda  la 
serie  evolutiva  conocida,  desde  la  epífita  A.  exiíis,  hasta  el 
Ananas  común. 


(1)  Pour  laquelle  j'ai  proposé  le  nom  de  Formation  Guaranitique; 
voir:  «Resumen  de  Geografía  Botánica  del  Paraguay»,  Asunción  1907,  pág. 
141. 


APPENDICE    IV 

cAddenda  CS,  Emendanda 


Ananas  microcephalus:    Speciei  descriptioni,  parte  «Sto- 

lones»,  adde:  « vel  bimetrales    (vide  ultra,  sub  titulo  «Des 

Changements  Evolutifs»).     Ex  descriptione  varietatum,  corri- 
ge: mondayanus. 

A.  bracteatus  var,  macrodontes:  varietatis  descriptioni, 
adde:  Foliorum  margines  (an  semper?)  undulati. 

A.  bracteatus  var.  rudis:  in  varietatis  descriptione,  lapsu 
calami,  «inflorescentiam»  pro  «florescentiam»  scripsi.  Ibidem, 
de  strobilo  maturo  ferendo,  post  «ultra  maturitatem»  adde:  (vi- 
etus) .... 

A.  sativus,  in  descriptione  speciei,  locupleto:  Scapus. . 
.  .2^-4  et  usque  5  cm  crassus. 

Eidem  descriptioni,  adde:  Gemmae  infrastrobilares  fre- 
quenter  evolutae.  plerumque  numerosae.  Coma  saepissime 
solemniter  evoluta,  interdum  plurifaria,  rarissime  deest. 

A.  sativus  var.  pyramidalis:  emendanda:  «Synonymie» 
(Comme  sous:  var.  hispanorum) ,  et  «Strobilus  «florens»  loco 
«flores».  Ex  eadem  descriptione  quoad  ñoris  longitudinem,  adde: 
32  mm  usque.  Atque  post  eamdem,  ad  nomen  «Pernambuco» 
adde:  «et  varietatem  ¿i/pic^wi  mihi,  var,  n.,  adjudicata. » 

A.  sativus  var.  hispanorum:  post  vocem  «dentata»,  ex 
descriptione  varietatis,  «dentibus  non  raro  erectis»  addendum 
est.     Atque  post  hanc  descriptionem,  sequentem  statuo: 

A.  sativus  Lindl.  var.  ceytanicus  Bertoni  var.  n.  Syn- 
carpium  nondum  maturum   viride,  maturitate  flavo,  carne  paJ- 


315  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

lide  flava,  fibrosa,  acida.  Baccae  depressae,  sat  numerosae. 
Bracteae  inter  majores,  lateraliter  deflexas:  básales  stramineae- 
Coma  magna,  ampia.  Folia  quam  máxime  basi  dilatata,  haud 
rigida,  insigniter  crasseque  dentata.  Scapus  robustus.  Ducit 
ortum,  ut  videtur,  e  Ceylano,  Vulgo,  Yellow  Ceylon  ou  Cey- 
lan  Jaune.  Tí  Cette  veriété,  assez  bien  caractérisée,  se  rappro- 
che  de  la  var.  viridis  par  sa  couleur  et  la  forme  de  ses  feuilles, 
de  la  var.  hispanorum  par  ses  baies  et  de  VA.  bracteatus  var. 
hondurensis  par  la  nature  des  dents;  mais  elle  s'en  éloigne 
principalement  par  les  bractées  projetées  latéralement  et  l'élar- 
gissement  particulier  de  la  base  des  feuilles,  qui  a  fait  diré  á 
H.  Hume  et  H.  K.  Miller,  qui  l'ont  décrite,  que  celles-ci  ont  un 
contour  triangulaire. 

Ralson  de  la  Disposition  des  Feuilles  chez  plusieurs  Broméüa- 
cées.  Sous  ce  titre  je  me  suis  permis  l'observation  genérale, 
que  cette  disposition  a  pour  but  principal  celui  de  recueillir  la 
rosee.  La  méme  maniere  de  voir  peut  étre  notée  sur  d'autres 
points  touchés  dans  mes  modestes  travaux.  Je  sais  bien  que 
cette  idee  n'est  pas  celle  de  tout  le  monde;  elle  n'était  la  mien- 
ne  non  plus,  á  une  époque  oú  je  n'avais  pas  assez  observé;  mais 
une  observation  continuelle,  toujours  au  milieu  de  la  nature, 
m'a  amené  peu  á  peu  á  une  compréhension  que  je  crois  plus 
juste  de  la  relation  entre  la  structure  et  la  fonction. 

«Je  suis  comme  M.  Went  —  a  écrit  récemment  R.  Chodat 
—  persuade  que  les  progrés  de  la  science  biologique  ne  sont 
possibles  qu'en  se  posant  des  problémes  á  résoudre  en  dehors 
de  toute  téléologie.  Mais  il  est,  d'autre  part,  inutile  et  antiscien- 
tifique  de  refuser  de  voir  les  nombreuses  co'incidences  que 
l'étude  de  la  nature  nous  revele  entre  la  structure  des  organes  et 
leurs  fonctions,  l'époque  de  la  manifestation  de  ees  fonctions  et 
la  pos-sibilité  de  les  efectuer  d'une  maniere  utile"  (1). 

Action  de  la  rosee:  A  ce  point  de  vue,  les  faits  indiques 
á  la  fin  du  chapitre  «Raison  de  la  Disposition  des  feuilles  chez 
plusieurs  Bromé  lacees»,  sont  exposés  d'une  maniere  trop  con- 
cise  et  demanden   quelques  explications. 


(1)     R.  Chodat:     La  Végétation  du  Paraguay,  Genéve  1917,  pag.  238. 


BERTONl:  ESSAl    D'UNE    MONOGR.    DU   GENRE    ANANAS      316 

I:  Si  on  prive  une  rosette  de  toute  possibilité  de  re- 
cueillir  la  rosee  (et,  naturellement,  la  pluie  aussi),  cette  rosette 
languit  et,  á  la  longue,  meurt,  quoique  ses  racines  aient  á  leur 
disposition  une  terre  suffisamment  humide.  C'est  entendu  que 
cela  arrive  dans  leur  état  naturel.  Nous  avons  vu  que  dans  cet 
état,  les  racines  de  VA.  sativus  ne  s'enfoncent  presque  pas  dans 
la  terre;  elles  sont  courtes,  faibles  et  peu  nombreuses;  la  quan- 
tité  d'aliments  qu'elles  peuvent  absorber  n'est  pas  grande  et 
elles  ne  peuvent  profiter  que  d'une  maniere  limitée  de  rhumidi- 
té  du  sol.  C'est  la  culture  qui  les  fixe  plus  profondément  dans 
la  terre.  Dans  ce  dernier  cas  les  conditions  changent  et  l'ab- 
sorbtion  par  les  racines  devient  bien  plus  grande.  Mais  si  on 
abandonne  la  plante  á  elle  méme,  elle  devient,  au  bout  d'un  an 
déjá,  plus  superficielle. 

Quant  aux  Broméliacées  épiphytes  á  réservoir,  la  rosee 
suffit  á  les  entretenir.  Exemples,  parmi  les  groupes  que  j'ai 
pu  observer  assez  longtemps,  les  Aechmea,  les  Macrochordion, 
les  Billhergia  (subgen.  Helicodea)  et  les  Vriesea  présentant  ees 
caracteres.  Elles  pourraient  aussi  se  soutenir,  privées  de  la 
rosee,  á  l'aide  des  eaux  pluviales,  si  celles-ci  ne  venaient  jamáis 
á  manquer;  mais  les  pluies  manquent,  normalement  ou  acciden- 
tellement,  pendant  de  longs  mois  et  alors  ees  plantes  sont  expo- 
sées  á  mourir.  On  sait  que  la  saison  séche  dure  normalement 
de  4  á  6  mois  dans  certaines  régions  tropicales  et  que  les  séche- 
resses  accidentelles  qu'on  observe  de  temps  en  temps  dans  les 
autres  régions  tropicales  sans  sécheresse  périodique,  peuvent 
durer  aussi  longtemps.  Dans  de  pareilles  conditions,  1'^.  sati- 
vus privé  de  rosee  serait  aussi  exposé  á  succomber. 

II:  Si  on  arrache  une  plante  á' Ananas  sativus  ou  d'une 
variété  cultivée  d'^.  bracteatus  et  on  la  place,  sur  le  sol  et 
soutenue  artificiellement,  de  maniere  qu'elle  puisse  recevoir  toute 
la  rosee,  mais  non  la  pluie,  elle  se  conservera  toujours  longtems, 
et  dans  les  cas  favorables,  indéfiniment,  pourvu  qu'elle  soit 
bien  protégée  centre  le  vent,  et  surtout,  centre  le  soleil.  Si 
cette  protection  est  sufRsante  et  que  l'humidité  de  l'air  est  égale 
á  celle  dont  la  plante  jouit  normalement  dans  son  pays  d'origi- 
ne,  la  végétation  est  presque  norrrfale,  la  plante  fructifie,  quoi- 
que plus  ou  moins  chétivement,  malgré  l'absence  de  racines. 


317  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  4 

Les  produits  fertilisants,  chimiques  ou  organiques  dis- 
souts,  exercent  une  action  plus  sensible  ou  plus  rapide  lorsqu'on 
les  administre  en  solution  versee  dans  la  rosette,  que  lorsqu'on 
les  applique  par  la  voie  terrestre  habituelle.  Cela  est  vrai  pour 
les  plantes  qu'on  laisse  pousser  librement  dans  un  état  sembla- 
ble  á  leur  état  naturel.  Fixées  plus  profondément  dans  le  sol 
par  la  culture,  leur  puissance  d'absorbtion  par  les  racines  aug- 
mente évidemment:  mais  elles  ressentent  toujours  d'une  ma- 
niere remarquable  l'effet  des  fertilisants  verses  dans  la  rosette. 

Acantkostachys  exHis  Bertoni 

Acanthostachyos  ^x?7isdescriptioni  sequentiaaddenda  sunt: 
Spica  post  fructus  maturitatem  plus  anno  marcescens  in  scapo 
persistit.  Scapus,  cum  foliis  scapalibus,  statu  viridi  dúos  per 
annos  permanet,  diutius  statu  sicco;  quare,  plantae  quae  decem 
natae  sunt  annos,  caespitem  densum  jam  ostentare  possunt. 

Evolution. 

Dans  Tordre  évolutif,  V Acanthostachys  exilis  est  anté- 
rieur  á  VA.  strobilacea.  Cela  nous  est  bien  indiqué  par  la  na- 
ture  des  feuilles,  plus  rapprochées  de  celles  de  certaines  Til- 
landsia  que  de  celles  des  Ananas;  par  l'infloréscence,  plutót 
en  épi  qu'en  véritable  strobile;  par  la  forme  amincie  et  pendan- 
te,  sans  aucune  disposition  pour  profiter  des  piules  ou  de  la 
rosee,  dont  une  alimentation  exclusive  par  les  racines;  et  caetera. 

Or,  comme  le  genre  Acanthostachys  est  sans  doute  l'as- 
cendant  direct  du  genre  Ananas,  nous  retrouvons  toute  la  serie 
évolutive  réunie  dans  la  grande  formation  foréstale  constituée 
par  la  sylve  couvrant  la  plus  grande  partie  du  Paraguay  Orien- 
tal, ainsi  que  l'extrémité  Nord-Est  de  la  R.  Argentine,  la  partie 
Occidentale  de  l'État  de  Paraná  et  unebonne  partie  de  la  vallée 
du  Haut  Paraná  Supérieur  (1). 


(1)  J'ai  proposé  le  nom  de  Guaranitique  pour  cette  grande  fomtiation 
foréstale,  attendu  que  tout  le  pays  qu'elle  embrasse  était  la  patrie  ou  l'apa- 
nage  de  la  race  Guáranle.  Comme  formation  botanique  elle  est  peut-étre 
trop  étendue;  c'est  bien  possibleque  mieux  étudiée,  elle  ne  resulte  pas  assez 
uniforme;  mais  si  on  laisse  á  la  désignation  de  «formation»  son  sens  le  plus 
étendu,  je  crois  qu'elle  pourra  rester  comme  naturelle,  Je  ne  trouve,  par 
exemple,    pas   assez   de   différence    entre    la  flore  foréstale  de  la  Región  de 


INDEX  ANALYTIQUE 

Espéces  et  varietés  du  genre  Ananas  250 

A.  microcephalus  (Baker)  Bertoni,  vulg.  Ihvíra  250 

=            =               var.     minor  Bertoni,  var,  n.  252 

=            =               var.     7nis§ione7isis  Bertoni,  var.  n.  252 

=            =               var.     mondayanus  Bertoni,  var.  n.  252 

=            =               var.     tnajor  Bertoni,  var.  n.  252 

=            =               var.     rohustus  Bertoni,  var.  n.  253 

Resume  diíférentiel  de  VA.  microcephalus  253 

A.  bracteatus  Lindley  (char.  locupl.)  254 

=         =            var.  sagenarius   (Arruda)  Bertoni  255 

=         =            var.  macrodontes  (Morren)   Bertoni  256 
=         =            y ar.  rudis  Bertoni,  var.  n.,  Avakachí  tupí  256 

=         =             =      s.  var.  tricolor  Bertoni  258 

=         =            var.  hondurensis  Bertoni,   var.  n.  258 

=         =            var.  paraguariensis  Bertoni,  var.  n.  259 

Resume  différentiel  de  VA.  bracteatus  260 
A.  muricatus  (Arruda)  Schult.  fil.,  vulg.  Ananaz de  Agulha  261 

A.  sativus  Lindley,  vulg.  Ananá,  Nana  Avachí  261 

A  propos  des  varietés  de  1'^.  sativus  Lindl.  264 

Clef  de  Munro  pour  la  dét.  des  varietés  horticoles  266 

Classification  de  Harold  Hume  &  H.  K.  Miller,  id.  id.  267 

A.     sativus  Lindl.  var,  microstachys  (Lindm.)  Mez  268 

=         =         var.  debilis  (Lindl.)   Baker  269 


l'Estdu  Paraguay  et  celle  du  Nord  de  Saint  Paul,  dont  l'affinité  avec  celle 
du  Paraguay  avait  déjá  été  indiquée  par  Loefgren.  Aux  sources  mémes  du 
Haut  Paraná  (Rio  Grande)  l'ensemble  ne  paraít  pas  bien  changé.  Certaine- 
ment,  sur  une  si  grande  étendue,  il  y  a  nécessairement  de  nombrtuses 
modifications  dans  la  composition  floristique;  mais  la  composition  genérale 
ne  paraít  pas  varier  beaucoup  (Bertoni:  «Resumen  de  Geografía  Botánica 
del  Paragnay»  Asunción,  1907). 


319              ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS   SERIE    II,    N.  4 

A.   sativus      var.  Porteanus  (C.  Koch)  Nicholson  269 

—  —         var.  variegatus  (Bojer)  Baker  269 

—  —         var.  hracamoreTisis  Bertoni  270 

—  —         var.  lucidus  (Mili.)   Baker  270 

—  —         var.  pyramidalis  (Mili.)  Bertoni  271 

—  —                       —    s."var.  macrocarpus  (Don.)  m.  272 

—  —                       —     s.-var.  albus  Miller  272 

—  —         var.  viridis  (Mili.)  Bertoni,  var.  n.  272 

—  —         var.  ceylanicus  Bertoni,  v.  n.  ("Addenda»)  314 

—  —  var.  hispanorum  Bertoni  var.  n.  273 
A.  guaraniticus  Bertoni  sp.  n.  274 
Caractérisation  différentielle  de  VA.  guaraniticus  277 

Diagnose  du  genre  Ananas  Adanson  (enmend.  &  locupl.)  278 

Des  changements  évolutifs  du  genre  Ananas  281 

Descendance:  branche  microcephalus-bracteatus  284 

branche  guaraniticu^s-sativus                  292,  285 

Patrie  et  migrations  de  VA.  sativus  289 
Climatologie  du  genre  Ananas.     Conditions  hygrothermiques  293 

Insolation.  —  Température  minima  294 

Dispositif  «biothermique»  et  ses  données  295 

Température  máxima  —  Pluie  et  rosee  297 
Raison  de  la  disposition  des  feuilles  chez  plusieurs  Bromélia- 

cées.     Importance  essentielle  de  la  rosee                        298  315 

Une  nouvellc  espéce  á'Acanthostachys:  A.  exilis  Bertoni  301 

Clef  pour  la  détermination  des  Ananas  —  A)  Espéces  304 

B)  Varietés  botaniques  et  varietés  horticoles  304 

RESUMEN  Y  CONCLUSIONES  (en  castellano)  310 

ADDENDA  et  emendanda  314 


INDEX  ALPHABETIQUE 

DES  NONIS  DE  PLANTES 


Abachí,  Abacachí  -  voir 

Avachí,  Avakachí  271 

Acariiihostachys,  genre      282,  317 

,,  cxiüs  Bertoni  301,  317 

,,  strobilacea  Klotzsch        303 

Aechmea,  genre  316 

Aechmea  distichantha  Lem.  298 

,,  polystichya  Mez  298 

albus  Miller  272,  307 

Ananá    261,  263,  290,  291,  309 

Ananas,  généralités  298 

Ananas  genre  278.  293,  299,  317 

bracteatus  Lindley   254,  316 

dehilis  Lindley  269 

glaber  Miller  270 

guaraniticus  Bertoni  274 
277,  285-9,  294,  304,  309  310 
lucidus  Miller  270 

macrodontes  Morren  256 
Mensdorjiaíius  hort,  265 
microcephalus  Bertoni  250 
281,  293  á  297,  309,  314 
microstachys  Lindman  268 
montrosus  hort.  265 

mordilona  hort.  271 

muricatus  Schult.  fil.  261 
ovalis  Miller  266 

penangensis  hort.  265 

Porteanus  C.  Koch  269 
Proliferus  hort.  265 


, ,  pyramidalis  Miller  271,  272 

, ,  sagenarta  Schult.  fil.  ?    255 

, ,  sativus  Lindley  261,  280,  283 

285,  293-7,  309,  311,  314,  316 

,,  sativus  Schult.        254,  255 

,,  semiserrcLtus  Schul.  fil.  270 

,,  serotinus  Miller  265 

,,  sylvestris  Schult.  255 

,,  variegatus  Bojer  269 

, ,  viridis  Miller  272 

Ananas  Liso  270 

Ananassa  —  votr  Ananas 

Ananas  Verde       272,  273,  307 

Ananaz  de  Agulha  261 

,,  Pellado  287,  307 

,,  Pita  270 

Anarush  290 

Ansons  266 

Antigua  Noir  267 

antiguensis  Bertoni         271,  306 

aureimi  Don.  272 

Avachí  254,  261,  271,  311 

Avakachí       254,  261,  271,  311 

Avakachí  Roxo  272 

Avakachí-tupí  256,  309 

Billbergia,  genre  316 

BiUbergia  magnifica  Mez     298 

,,  zebrina  Lindley  298 

Black  Antigua  267 

Black  Jamaica  (=  Violette)  266 


321 


ANALES    científicos    PARAGUAYOS    SERIE    II,    N.    4 


Black  Ripley 

273,  308 

Black  Spanish 

309 

Black's  Seedling 

266 

Blithfield 

267 

Blood 

309 

Blood  Red 

267 

bracamorensis  Bertoni 

270,  292,  306 
bracteatus  Lindley       .  254 

Bromelia  anayias  Linné 

261,  270 
macrodosa  hort.  256 

lucida  Willd.  270 

ondidata  hort.  256 

sagenaria  Arruda  255 

semiserrato  Willd,  270 

sylvestris  Vellozo  255 

subspinosa  Wendl.  270 

Buck's  Seedling  Globe         266 
Cayenne  271 

Cayenne  Group  268 

cayennensis  Bertoni         271,  306 
Ceylan  308 

ceylanicus  Bertoni  307,  314 

Cleopatra?  308 

coccineus  Horren  265 

Cockscomb  Russe  267 

Cubain,  Cuban,  Cubano       309 
debilis  Baker  269,  292,  305 

Dowton       ^  266 

Egyptian,  Égiptien  308 

Enville  266,  268 

Espagnol,  Español  309 

Globe  266 

Globe  Russe  267 

Golden  308 

Golden  Queen  273 

Green  Ripley  273,  308 

guaraniticus  Bertoni       274.  277 
285-9,  294-6.  304,  309,  310 
Havana,  Habana  309 

Havannah  266,  271 


Helicodea  sous-genre  316 

hispanorum  Bertoni  273,  307,  314 
Ihvíra  250,  253 

Karaguatá,  Caraguatá  264 
Karaguatá-ru'á  254,  256,  264 
King  Pineapple  270 

Large  309 

Lemon  Queen  266 

Lord  Bogot's  Seedling  267 
lucidus  Baker  270,  271 

Macrochordion,  genre  299,  316 
macrodontes  Bertoni  256,  305,  314 
macrocarpus  Bertoni 

272,  284,  307 
major  Bertoni  252,  284 

Mensdoi'Jianiis  hort.  265 

microcephalus  Bertoni  250,  253 
microstachys  Mez  268,  305 

minor  Bertoni  252,  284 

missionensis  Bertoni  252 

mondayanus  Bertoni 252,  284,  296 
Monserrat  266 

montrosiis  hort.  265 

mordiloniis  hort  271,  306 

muricatus  Schult.  fil.  261 

Nana  261,  263,  290-1,  311 

New  Enville  266 

New  Demerara  266 

New  Jamaica  266 

ovalis  Miller  265 

Otahiti  266 

Panakú  261,  264 

paraguariensis  Bertoni 

259,  283,  284,  296,  305 
penangensis  hort.  265 

Pernambuco  273,  307 

Pina  Paraguaya  259 

Porteanus  Nichols.  269,  292,  305 
Porto  Rico  308 

Prince  Albert  268,  274 

proliferiis  hort.  265 

Providence  Blanc  266 


BERTONI:       ESSAI    D'UNE    MONOGR.    DU    GENRE    ANANAS 


322 


Providence  Vert 

266 

Smooth  Pineapple 

270 

pyramidalis  Miller  263, 

271, 

273 

Spanish 

273 

286,  296, 

306, 

314 

Spanish  Group 

268, 

273 

Queen                     267, 

268, 

272 

Spring  Grove  Envílle 

266 

Queen  Group 

268, 

272 

Strawberry 

309 

Red  Spanish 

309 

Sugar  Loaf 

274, 

308 

Reine                      267, 

268, 

272 

Sugar  Loaf  divers 

266 

Reine  d'Antigua 

267 

Surinam 

266 

Reine  de  Moscou 

267 

Surinam  Ripley,  S.  Rayé 

266 

Reine  Rayé 

267 

sylvestris  Schult. 

255 

Reine  Vert 

267 

tricolor  Bertoni 

258, 

296 

Ripley  et  Ripley  Queen 

267 

Trinidad 

266 

robustus  Bertoni     253, 

284, 

293 

Trooper's  Helmet 

266 

Rojo  Español 

309 

Tupí                        256, 

263, 

309 

Rothchild 

268 

typicus  Bertoni  (lucidi 

var.  ^ 

» 

Rouge  de  Ceylan 

308 

271, 

306 

rlibrum  Don, 

272 

typicus  Bertoni  (forma 

epy 

f- 

rudis  Bertoni 

ramidali) 

271, 

307 

256.  284,  296, 

305, 

314 

variegatus  Baker     269, 

292, 

306 

sagenarius  Bertoni 

Vert  d'Antigua 

271 

255.  256,  257.  282, 

284, 

305 

Vert  de  Java 

266 

Saint  Vincent 

266 

violaceum  Don. 

272 

sativus  Lindley  261. 280,  283 

viridis  Bertoni         272, 

296, 

306 

285,  293-7, 

309, 

311 

Vriesea.  genre 

316 

serotinus  Miller 

265 

Welbeck  Seedling 

267 

Sierra  Leona 

266 

Wild  Honduras 

258 

Smooth  Cayenne 

268 

Yellow  Ceylon 

307 

Smooth  Havannah 

271 

"Proditum  die  XXVII  Februarü  MCMXIX 


á 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS 

Publicados  por  el  Dr.  Moisés  S.  Bertoni 
SERIE  II  NÚM.  5  19  DE  AGRONOMÍA 

PUERTO  BERTOM   Paraguay  JULIO  De  1919 


O 


Límites  de  Resistencia 

de  las 

Plantas  Tropicales  y^  Subtropicales 
a  las  Bajas  Temperaturas 

Estudiados  en  la  Estación  Agronómica  de  Puerto  Bertoni 

por  el  Dr.  MOISÉS  S.  BERTONI 

SUMARIO 

Un  grande  error  fundamental  —  De  don- 
de viene  —  Insuficiencia  de  los  termóme- 
tros —  El  Biotermómetro  —  Sus  ventajas 
—  Su  diferencia  en  estas  regiones—  Mis 
estudios  anteriores  —  Contralor  de  los  ter- 
mómetros —  Explicación  de  nuestro  cua- 
dro de  1918  —  Cuadro—  Deducciones  y  co- 
mentarios. 


ERROR  fundamental  es  creer  que  las  plantas  tropicales  sean 
sensibilísimas  a  los  fríos  y  no  puedan  soportar  temperaturas 
mínimas  vecinas  de  cero.  No  obstante,  semejante  error  es  ge- 
neral, principalmente  en  los  países  templados,  E  importa  des- 
truirlo, porque  perjudica  a  la  propagación  de  muchas  especies 
interesantes,  oponiéndose  como  un  axioma  a  que  muchos  em- 
prendan ensayos  de  aclimatación  que  puedan  resultar  de  grande 


325  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N     5 

utilidad.  Que  muchos  de  tales  ensayos  fracasen,  es  lo  que  pasa 
en  todas  partes;  pero  unos  pocos  que  resulten,  compensan  larga- 
mente de  todo  lo  perdido. 

El  error  es  tan  general,  que  aún  persisten  en  él  autores 
de  primer  rango.  Es  frecuente  leer  en  sus  obras  que  el  café 
necesita  que  la  temperatura  mínima  no  baje  de  10  grados  sobre 
cero,  que  el  cacao  no  produce  cuando  las  mínimas  bajen  de  20 
grados,  que  las  especies  ecuatoriales  no  resisten  a  menos  de  15 
y  aun  20  grados,  etc.  Horticultores  aclimatadores  de  fama  uni- 
versal y  muy  justa,  como  Vilmorin-Andrieux  &  Cia,  con  relacio- 
nes innumerables  en  todo  el  mundo  tropical  y  subtropical,  no 
llegan  a  dar  indicaciones  mucho  más  exactas,  salvos  algunos  ca- 
sos especiales. 

Seguramente  este  estado  de  cosas  viene  de  la  falta  de  su- 
ficientes ensayos.  Pero  esta  falta  no  es  sino  la  consecuencia  de 
otro  error,  que  se  puede  calificar  igualmente  de  universal.  Este 
error  está  en  la  creencia —  o  suposición  a  príor^i  —de  que  las 
heladas,  o  escarchas,  o  la  simple  congelación  del  rocío,  no  son 
posibles  en  la  zona  tropical,  o  bajo  los  trópicos.  Esta  creencia 
es  general  y  axiomática  en  todos  los  países  templados;  y  como 
recibe  su  confirmación  en  todos  los  países  no  elevados  que  se 
encuentran  cerca  del  ecuador,  la  mayoría  de  los  cultivadores  per- 
siste en  ella.  No  reflexiona  esta  mayoría,  en  que,  entre  los  ^paí- 
ses ecuatoriales,  en  los  que  la  mínima  no  baja  de  20  grados,  y  los 
países  de  la  zona  templado-cálida,  donde  esa  mínima  baja  cada 
invierno  a  varios  grados  bajo  cero,  deben  existir  necesariamen- 
te todos  los  grados  intermedios. 

Lo  cierto  es  que  la  congelación  es  ¡cosible  (claro  que  más  o 
menos  excepcionalmente)  bajo  los  trópicos  y  aun  en  regiones  si- 
tuadas bastante  más  cerca  del  ecuador  que  las  líneas  tropicales. 
Esto  sucede  en  casi  todas  las  partes  del  mundo.  No  es  en  estas 
breves  líneas  de  introducción  que  se  puede  entrar  en  detalles  al 
respecto.  Pero  el  lector  que  quiera  cerciorarse  de  esta  verdad, 
no  tiene  sino  consultar  los  cuadros  de  las  observaciones  de  las 
estaciones  meteorológicas  situadas  en  la  sub-zona  que  corre  en- 
tre el  paralelo  15*?  y  el  trópico.  Verá  entonces  que,  tanto  en 
América  como  en  el  resto  del  mundo,  la  congelación  en  esa  sub- 
zona  es  po3Íble,  y  si  en  ciertas  regiones  favorecidas  no  lo  es,  en 


BERTONI:    RESIST.  PLANTAS  TROFICS.  A  LAS  BAJAS  TEf/.PS.       326 

cambio,  en  muchas  otras  no  es  rara,  llegando  hasta  a  ser  nor- 
mal, una  o  varias  veces  por  año. 

Una  advertencia  aquí  es  necesaria. 

Para  consultar  los  cuadros  de  las  aludidas  estaciones,  es 
indispensable  tener  cierto  conocimiento  de  meteorología,  y  tener 
■presente  el  grado  de  humedad.  Pues  si  la  humedad  es  grande, 
para  que  haya  congelación  se  precisa  que  el  termómetro  indique 
una  mínima  bajo  cero,  o  igual  a  cero,  o,  cuando  mucho,  de  un 
grado  sobre  cero.  Pero  si  la  humedad  de  la  noche  es  poca,  pue- 
de haber  congelación  con  3  y  hasta  5  grados  sobre  cero.  Por 
consecuencia,  el  que  no  está  avisado,  puede  caer  fácilmente  en 
graves  errores. 

Este  inconveniente  es  causado  por  el  hecho  de  que,  casi 
siempre,  esas  observaciones  se  hacen  sobre  el  termómetro  seco, 
colocado,  además,  bajo  el  abrigo  usual  que  lo  proteje  contra  toda 
intemperie,  inclusive  el  sereno  o  relente  de  la  noche.  Ya  se 
comprende  que  un  termómetro  de  tal  manera  abrigado,  dará  ne- 
cesariamente indicaciones  diferentes  de  las  que  diera  otro,  com- 
pletamente expuesto  a  la  intemperie.  Pero  hay  más:  el  cuerpo 
de  las  plantas,  como  el  de  los  animales,  conteniendo  una  gran 
cantidad  de  agua,  evapora  continuamente,  y  esta  evaporación 
hace  bajar  su  temperatura.  Mientras  el  termómetro  seco  no  es- 
tá sujeto  a  ninguna  evaporación.  Esto  es  muy  obvio  y  evidente. 
No  obstante,  la  inmensa  mayoría  de  los  observadores  no  hace 
nada  para  evitar  este  inconveniente,  el  que  hace  difícil  la  inter- 
pretación de  sus  observaciones,  y  muy  fácilmente  produce  lamen- 
tables confusiones. 

Es  para  remediar  a  este  gran  inconveniente  —  y  a  otros 
varios  que  no  es  el  caso  de  recordar  aquí  —  que  yo  inventé,  des- 
de algo  más  de  cuarenta  años,  el  siguiente  dispositivo:  en  un  lu- 
gar completamente  descubierto  y  bastante  alejado  de  toda  ha- 
bitación o  causa  de  calor,  coloco  un  hiten  temómetro  de  mínima 
'  con  graduaciones  trazadas  sobre  el  vidrio,  o  sin  montaje  cerca 
del  bulbo;  envuelvo  a  este  último  con  sólo  dos  capas  de  museli- 
na, cuya  extremidad  cae  en  un  vaso  lleno  de  agua.  Tengo  con 
esto  un  termómetro  de  mínima  mojado  y  completamente  expuesto 
a  la  intemperie.  Es  lo  que,  para  evitar  una  larga  frase  descrip- 
tiva, llamé  primeramente  «fitotermómetro»,  y  llamo  ahora  BIO- 


327  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

TERMÓMETRO,  para  significar  que  su  uso  es  indicar  con  la 
mayor  aproximación  posible,  la  verdadera  temperatura  a  qué  es- 
tán sometidos  los  seres  vivientes,  vegetales  y  animales. 

Las  ventajas  de  este  dispositivo  son  numerosas  y  eviden- 
tes; lo  cual  me  obligó  a  adoptarlo  en  todas  mis  observaciones 
meteorológicas,  especialmente  las  de  meteorología  agrícola— cu- 
ya serie  ya  se  acerca  de  medio  siglo.  Dejando  a  un  lado  las 
ventajas  que  se  refieren  a  otros  puntos  de  vista  —  como  ser  la 
de  poder  indicar  las  verdaderas  condiciones  de  vegetación  de  un 
país,  y  la  de  poder  fijar  el  verdadero  límite  de  las  zonas  clima- 
téricas con  relación  a  la  agricultura  y  a  la  vida  animal  —  baste 
decir  que  este  dispositivo  y  método  de  observación  elimina  toda 
contradicción  al  respecto  de  la  resistencia  de  las  plantas  a  los 
fríos.  Pues  —  cualesquiera  sean  las  condiciones  de  humedad, 
viento,  estado  del  cielo,  etcétera  —  una  misma  planta  o  variedad, 
por  una  misma  altura  de  la  columna  biotermométrica  presentará 
en  cualquier  país  el  mismo  estado,  y  perecerá,  toda  o  en  parte, 
en  cualquier  parte  del  mundo,  por  el  mismo  grado  de  tempera- 
tura marcado  por  el  biotermómetro  (1) 

Una,  ventaja  especial  para  estas  regiones,  es  que  la  dife- 
rencia entre  las  indicaciones  del  biotermómetro  y  las  del  termó- 
metro seco  usual  no  son  m.uy  notables.  En  el  observatorio  de 
Puerto  Bertoni  generalmente  ne  pasa  de  un  grado;  pero  los  cua- 
dros que  hoy  publicamos  presentan  el  caso  de  no  haber  pasado 
de  dos  décimas  de  grado  (termómetro  seco  —  3,3  y  biotermóme- 
tro—  3,5),  Por  término  medio  es  algo  menor  de  un  grado.  De 
manera  que,  en  las  últimas  dos  columnas  del  cuadro  que  va  a 
continuación,  cuando  se  dice  que  el  límite  de  resistencia  de  una 
planta  es  de  4  grados  (siempre  bajo  cero)  se  puede  calcular  que 
en  el  termómetro  seco  usual  ese  límite  será,  en  general,  de  tres 
a  tres  y  medio  grados.  Esta  diferencia  vale  —  poco  más  o  me- 
nos —  para  todo  el  Alto  Paraná.  En  la  Región  del  Centro  y  co- 
marca de  Asunción,  así  como  en  la  de  Encarnación  y  Posadas 
es  algo  mayor,  pero  no  suele  pasar  de  grado  y  medio. 

Diferencias  tan  débiles  son  debidas,  en  primer  lugar,  a  la 


(1)  Lo  que  cemprobé  en  Suiza,  en  localidades  cuya  temperatura  me- 
dia anual  variaba  de  O  a  13  grados,  y  en  América  en  localidades  comprendidas 
entre  18  y  24  grados  de  esa  mediana  anual. 


BERTONI:    RESIST.  PLANTAS  TROPICS.  A  LAS  BAJAS  TEMPS.      323 

mucha  humedad  de  las  noches,  que  alcanza  siempre  (en  las  no- 
ches frías)  a  la  saturación  o  muy  cerca.  Contribuye  también  la 
calma  nocturna,  que  es  de  regla  en  estos  casos,  principalmente 
en  la  zona  llamada  « de  las  calmas  tropicales  »,  en  la  cual  ple- 
namente estamos.  Pero  con  eficacia  todavía  mayor,  contri- 
buye el  hecho  de  que  la  irradiación  nocturna,  en  estas  regiones 
es  mucho  menos  sensible  que  en  las  zonas  templadas;  en  el  Al- 
to Paraná  es  generalmente  menos  de  un  grado,  a  veces  de  pocos 
décimos,  como  en  el  presente  caso.  En  el  Chaco  la  diferencia 
ya  es  más  notable,  y  aún  mayor  en  el  NE  de  Argentina. 

Este  cuadro  es  algo  así  como  el  resumen  de  todas  mis  obser- 
vaciones, por  referirse  al  frío  mayor  observado  por  mí  en  Amé- 
rica. Pero  desde  mis  estudios  en  Suiza,  donde  me  ocupé  prefe- 
rentemente (en  lo  agrícola)  de  la  aclimatación  de  especies  exóti- 
cas, empecé  a  reunir  largas  series  de  todas  (1).  Más  tarde,  en 
estos  países,  no  dejé  pasar  un  año  sin  anotar  con  la  mayor  aten- 
ción los  efectos  del  frío.  En  1917,  por  ejemplo,  los  observé  so- 
bre más  de  400  especies  de  plantas.  El  conjunto  de  todos  esos 
materiales  constituye  la  base  de  una  obra  especial  sobre  la  «Ac- 
ción de  las  Bajas  Temperaturas  sobre  los  Vegetales  y  Medios  de 
calcularla»,  que  espero  poder  publicar  en  breve.  Y  como  las 
mínimas  observadas  hasta  entonces  no  eran  tan  fuertes,  ese 
conjunto  de  observaciones  permitióme  establecer  los  efectos  gra- 
duales, sobre  las  sendas  especies,  de  las  temperaturas  mínimas 
incluidas  entre  +  2,0  y  —  1,9. 

No  obstante,  por  lo  extraordinariamente  raro  del  caso,  he 
creído  conveniente  adelantarme  publicando  lo  referente  al  año 
1918,  que  es  algo  así  como  el  remate  de  mis  observaciones  y  se- 
guramente el  non  plus  idtra  en  la  región.  Y  también  por  la  ra- 
zón que  voy  a  exponer. 

El  limite  de  resistencia  de  una  planta  es  casi  invariable. 
Las  observaciones  anteriores  ya  me  habían  convencido  de  esta 
verdad.  La  mínima  secular  de  1918  —  permitiéndome  observar 
hasta  su  muerte  varias  especies  que  ya  había  visto  morir  en 


(1)  Ver  los  resultados  generales,  y  parte  de  los  especiales,  así  como 
las  deducciones  referentes  al  nuevo  método  de  observación  de  las  mínimas 
efectivas  (biotermométricas)  enmiobrita:  InfluencedesBasse»  Tempáratures 
sur  les  Végétaux,  Buenos  Airts  1S86,  y  «Boletín  de  la  Academia  de  Ciencias 
de  Córdoba»  tamo  IX  p.  351-400. 


329  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

Europa  —  ha  venido  a  permitirme  afirmarla  con  seguridad.  Pue- 
de decirse  que  la  temperatura  a  la  que  una  planta  muere  (salvas 
sus  partes  subterráneas)  es  siempre  la  misma,  o  varía  de  una 
manera  generalmente  muy  poco  notable.  Esto,  se  entiende,  en 
las  condiciones  normales.  Y  no  preciso  repetir  aquí,  que  siem- 
pre entiendo  la  temperatura  indicada  por  el  dispositivo  bioter- 
mométrico. 

Tal  invariabilidad  es  un  hecho  tan  notable,  que  es  muy 
posible  contralorear  la  exactitud  de  los  termómetros,  y  con  ma- 
yor razón,  su  buena  colocación  y  el  valor  de  las  observaciones, 
por  medio  de  la  atenta  observación  del  estado  de  las  plantas.  En 
mi  larga  actuación  he  tenido  centenares  de  ocasiones  de  efec- 
tuar ese  contralor,  con  el  mejor  resultado.  ¡  Cuantas  veces  no  he 
podido  descubrir  de  esta  manera  la  imperfección  de  un  termó- 
metro, o  su  colocación  defectuosa,  o  la  negligencia  del  observa- 
dor. Y  llego  a  la  conclusión  de  que:  cuando  existe  una  contra- 
dicción o  discrepancia  entre  el  dato  biotermométrico  y  el  estado 
de  la  planta,  en  la  inmensa  mayoría  de  los  casos  es  el  instrumen- 
to que  está  nial  o  que  fué  mil  observado.  Esto  tal  vez  resulte 
cierto  99  veces  sobre  100. 


BERTONI:     RESIST.  PLANTAS  TROPICS.  A   LAS  BAJAS  TEMPS.      330 


EXPLICACIÓN  DE  LAS  CIFRAS  CON  QUE  SE  INDICA 
LA  INTENSIDAD  DE  LOS  EFECTOS  SEGÚN  LAS  PARTES  HELADAS 


PLANTAS  HERBÁCEAS 
^     Apenas  sensible 

1  La  punta  de  la  hoja  (— muy  poco) 
IJ  El  tercio  superior 

2  La  mitad  de  la  hoja  (=  poco) 
2h 

3  Todas  las  hojas  (=  media 
mente) 

3|     Algo  de  la  ramazón 

4  La  mitad  de  la  ramazón  (—  mu- 
cho) 

4|  Más  de  la  mitad  de  la  misma 

5  El  tallo  hasta  cerca  del  cuello 
5^  El  tallo  hasta  el  cuello  o  base 

6  Muere  completamente 


PLANTAS  LEÑOSAS 

Los  brotes  muy  tiernos  en  plena  ve- 
getación 

Pocas  hojas  superiores 
Las  hojas  superiores 
La  mitad  de  las  hojas 

Todas  las  hojas 

ídem  y  las  ramillas 

ídem  y  las  ramas  secundarias 

ídem  y  la  parte  superior  del  tronco 
El  tronco  hasta  cerca  de  la  base 
El  tronco  hasta  la  base 
Muere  todo. 


ABREVIACIONES: 

f      planta  con  hojas 

fl  ,,         ,,     flores 

fr         ,,         ,,     frutos 

jov.      ,,     joven 

def      ,,     de  hojas  caducas  y  ya  sin 

hojas. 


ADVERTENCIA: 
Todas  las  temperaturas  del  cuadro  son  bajo  cero;  por  tanto  se  ha  suprimido 
el  signo—. 


EFECTO  EN  LAS  PLANTAS  CULTIVADAS 

DE  LA  TEMPERATURA  MÍNIMA  SECULAR 

OBSERVADA  EN  1918 

( Se  agrega  lo  observado  en  varias  plantas  indígenas 
del  Alto  Paraná) 


• 

temperatura' 

MINUIA 

Lmite   resukairte 
en  grados  del  teniió- 
melro  mojado  y  a  la 

NOMBRES 

s    '1-^.^ 

intemperie 

-S.S    i  -s 

•i  i 

nif  jado  y 
inlcmpeí 

2^ 

-=•0    1 

V    c: 
1.2 

1^ 

Aberia  caffra  — Frutal  de  África 

3,5 

3,8' 

0 

7.0 

Acrocomia  totai— Mbocayá 

3,3 

3 

5 

0 

8 

Aechmea  polystachya 

>  > 

> 

2 

5 

5.5 

Agave  americana  — Pita 

>> 

> 

0 

rigida  sisalana— Si-sal 

» > 

> 

0 

5.5 

5.5 

Alchornea  iricurana 

f  f 

> 

4 

5 

6 

Alloph-ilus  edulis,  f.— Kokú 

3,5 

3 

8 

0 

10 

Aloe  vera  —  Aloes 

3,3 

3 

5 

U 

4.5 

5.0 

Alpinia  speciosa 

>> 

3 

5 

4h 

3,6 

6 

Amygdalus  pérsica—  Durazno— f.  fl. 

>  > 

> 

0 

Ananas  bracteatus  paraguariensis— Pi- 

na paraguaya 

»> 

' 

> 

5 

3 

3.7 

,,                ,,        ludis 

f  1 

y 

3i 

3.8 

4 

, ,                , ,        tricolor 

>  t 

> 

3 

4 

4.5 

,,        guaraniticus 

)  > 

> 

1 

4.8 

5.0 

microcephalus 

f  f 

> 

21 

4.7 

6 

,,        sativus   pyramidalis  —  Ana- 

nás Avakachí 

j , 

, 

2i 

4.5 

4.8 

Andropogon  citratus— Citronnelle 

3,5 

3 

8 

4 

3.8 

6 

,,        sorghum  perenne— Sorgo  pe- 

renne 

•> 

1 

5 

3 

4.5 

,,         squarrosus— Vetiver 

>  > 

} 

2 

4 

(10) 

Anona  muricata    Guanábana 

>  > 

t 

5 

sp.  Aratikú-guasú-ihvá 

>  > 

t 

4 

5.0 

7 

Apuleia  praecox  —  def 

1  > 

}  t 

0 

(8) 

(10) 

Arachis  guaranitica— Maní 

3,3 

3 

,5 

5 

2 

4 

,,       hypogaea— Maní 

>  > 

» > 

6 

2 

3.5 

BERTON!      RESIST.  PLANTAS  TROPICS  A  LAS  BAJAS  TEMPS.      332 


Araucaria  Bidwillii  joven 
,,         brasiliensis  joven 
excelsa  joven 
Areca  lutescens— Palmera  de  India 
Arenga  saccharifera  --  Id.  de  adúcar 
Artocarpas  integrifolia  joven  -  Yaca 

,,  „  adulto 

Arundo  donax  -  Caña  de  Castilla 
Aspidosperma  de  Misiones  (def. ) 
,,  ,,  Perovusú 

Attalea  princeps      Palmera 
Averrhoa  carambola     Carambolero 

Balfourodendron  Riedelianum,  def. 
Bambusa  gaadua     Gran  Takuara 
Basana2antha  spinosa  (fr. ) 
Bastardiopsis  densiflora 
Begonia  maculata 

semperflorens 
Bixa  orellana  joven  -  Rocú 

,,        adulto 
Blumenbachia  sp.     f.  fl. 
Boehmeria  nivea     Ramio 
Bougainvillea  bracteosa 
Bromelia  fulgorens 
Brunfelsia  Hoppeana 

Cabralea  Francavillana 
Calathea  zebrina     Banana  cebrina 
Campomanesia  sp.  campestris 
,,        guavira     Guavirá 
,,        trichosepala 
Capsicum  annuum  ~  Locóte 

,,         frutescens  -  Pim.entón 
Carica  papaya     Mamón 

quercifolia 
Casimiroaedulis  jov.  -  Sapote  blanco 
Cassia  fístula— Casia  Oficinal 
,,       florida 

oblongifolia 
Castilla  elástica— Caucho  de  C.  Amér. 
ídem 

Cedrela  odorata  jov.  —Cedro  del  Brasil 
,,       Toona— Cedro  de  la  India 
,,      tubiflora— Cedro  del  Alto  Paraná 
Cereus  stenogonus— Tuna  gigante 
,,       triqueter — Pitahaya 


3.5 

3.8 

0 

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0 

10 

10 

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0 

6.0 

6.0 

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4.0 

3.3 

3.5 

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4.0 

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3.8 

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24 

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3.5 

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2.2 

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3.8 

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3.8 

5 

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6 

3.3 

3.5 

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6 

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8 

3.5 

4.0 

3 

6.0 

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1.3 

1.5 

2 

1.7 

(5) 

3.3 

3.5 

0 

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6.0 

10 

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4.0 

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2 

6.0 

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(9) 

3'.  5 

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4.5 

5.5 

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5 

3.0 

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3i 

5.0 

6 

1.6 

2.5 

5 

2.5 

4 

3.3 

3.5 

54 

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4 

4.5 

>  > 

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0 

(6) 

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0 

(6) 

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0 

(7) 

>  > 

> » 

0 

(5) 

333 


ANALES  científicos  PARAGSUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 


Cereus  sp.  Tedyukuaré 
Chloris  di^tichophylla 
Chloiophora  tinctoria 
Chorisia  rosea  —  Kapok  incígera 
Citius  acida  —  Lima  Sutí 

,,     aiirantium  dulce  —  Naranjo 
ídem  de  2  años 

,,     hystrix  —  Lima  de  India 

,,     limetta         ,,      de  Peisia 

,,     limón  impeiialis 

,,     cedra,  var.  rueva,  de  la  Lim.a 
paraguaya 

,,     notilis  —  Mandarino 

,.     trifoliata 

,,     vulgaris  —  Naranjo  agrio 
Cocos  Rom.anzcffiara  (fl) 

,,     Linneiber'.cnii  —  Pindotí 
Codiceus  pictus  —  Crotón 
Coffea  arábica  vera  —  Café  Moka 
ídem 
ídem 

,,     arábica  —  Café  de  Jamaica 
,,     Café  del  Brasil 

,,     laurifolia 

,,     canephora  robusta 
Colocasia  antiquorum  —  Taró 
Cordia  frondosa,  def. 

,,     mixa,  f. 
Crataegus  mexicana,  f . 
Crinum  strictum 

,,     sp.  longifolia 
Cupania  vernalis  adulto  f,,  fr. 
Cuphea  de  grandes  flores 
Cynodon  dactylon  —  Bermudas  Grasí 
Cyphom.andra  betacea 

ídem    con  hojas 
sp.  Agwaraihvá 

Dicella  nucífera  f. 
Dickia  floribunda 

,,     sp.  campestris 
Didymopanax  morototoni,  f. 
Dieffenbachia  aglaeonematifolia 
Dillenia  pentagyna,  de  Java 
Dioclea  lasiocarpa 
Diospyros  sp.  indígena,  f. 


3.3 

3.5 

0 

(5) 

,, 

3.5 

li 

4.5 

10 

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3.5 

4 

4.5 

5 

?  y 

3.5 

Sé 

4.8 

5.5 

J  9 

3.5 

2 

5 

f  y 

0 

8.0 

10 

J  > 

>  > 

i 

6.5 

8 

9  y 

f  > 

2 

5 

j  > 

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6 

9  9 

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0 

6 

J  > 

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4.5 

9  9 

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0 

8 

10 

9  9 

>  > 

1  0 

9 

3.5 

4.0 

0 

8 

10 

3.3 

3.5 

0 

'(10) 

(10) 

>  > 

») 

0 

(8) 

(8) 

1.3 

1.5 

3 

2.0 

3.0 

L3 

1.5 

2* 

2.0 

2.5 

4 

3.3 

3.5 

5 

3.8 

5.0 

>  > 

>  t 

3.8 

5.0 

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>  > 

5 

3.8 

5.0 

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5 

3.5 

4.0 

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6 

2.5 

3.5 

1.6 

1.9 

5 

2 

5 

3.3 

3.5 

9  9 

i-1 
3 

4.5 

3.3 

3.5 

0 

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9 

3.3 

3.5 

2h 

40 

7' 

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3 

3.5 

4 

3.5 

3.8 

A 

(8) 

1.6 

1.9 

5 

1.5 

3.5 

3.8 

4 

4.5 

(10) 

3.3 

3.5 

4 

4 

3.5 

3.8 

0 

6 

>  > 

>  > 

5 

1 

4 

3.3 

3.5 

1 

(6) 

3.3 

3.5 

1 

5 

5 

9  9 

0 

7 

7 

3.3 

3'.  5 

0 

(S) 

3.3 

3.5 

5 

3 

4 

3.3 

3.5  ü 

4i 

4.0 

4.5 

3.3 

3.5 

3 

5 

3.5 

3.8! 

0 

1 

(7) 

BERTONl:     RESIST.  PLANTAS  TROPICS.  A  LAS  BAJAS  TEMPS.      334 


Dracaena  draco  —  Dragón  de  Orotava 

Eleusine  indica  —  Coracán 
Eragrostris  interrupta  fl 
Erianthus  saccharoides 
Erythrina  cristagalli  —  Ceibo 

,,        sp.  Ceibo  Grande  def. 
Eucalyptus  calophylla,  joven 
,,        citriodora 
,,  ,,        jóvenes 

,,        maculata 
Eugenia  Jambos  —  Pomarrosa,  Jambo 
pungens  jov.  —  Guaviyú 
sp.  Añangapiríh  (f. ) 
sp,  Ihvaporoitíh 
sp.  Añangapirihmí 
sp.  Peroreví 
Euphorbia  aphylla  —Esqueleto 

,,  splendens 

Euterpe  Egusquizae— Pamito  Alto  Pa- 
raná 

Ficus  elástica  —  Caucho  de  Assam 

,,     carica  —  Higuera 

,,     doliorum  v.  aff .  —  Sapopema 
Furcroea  cubensis  —  Cáñamo  de  Mau- 
ritius 


li 

Gardenia  florida— Jasmín  del  Cabo 
Genipa  oblongifolia  —  Jenipapo 
Gnaphalium  viravira 
Gossypium  arboreum  —  Algodonero 

, ,     barbadense  -  Algodonero  arbusto] 
Guarea  grandifolia  —  Guare 

Haematoxylon  campechanum  —  Palo 

Campeche 
Hannecartia  omphalandra,  f. 
Helicorn'a  Jjsephinae 
Helietta  í  p. 

H^liocarpus  americanus,  adulto 
EibiiCus  rosa-sinensis 

,,        siriacus 
Holocalyx  Balanzae,  fol. 
Hortalizas  comunes  de  Europa  Central 
Hovenia  dulcis  ,  ¡ 

Hypochaeris  lútea  -  Achicoria  indígenai 

I 


3.5 

3.5 
3.5 
3.3 
3.3 
3.3 
3.5 


3.3 

3'.  5 
3.3 


3.3 


3.3 
3.3 


3.3 

3.3 
3.3 
3.5 
3.5 

3'.  3 


3.5 
3.3 
2.3 
3.3 
3.3 
3.3 

3'.  3 
3.3 
3.5 
3.5 


3.8    2 


3.8 
3.8 
3.5 
3.5 
3.5 
3.8 


3.5 

3'.  8 
3.5 


3.5 


3.5 
3.5 


3.5 

3.5 
3.5 

3.8 
3.8 

3'.5 


3.8 
3.5 
2.5 
3.5 
3.5 
3.5 

3'.  5 
3.5 

3.8 
3.8 


2 

O 
2 

O 

O 

44 

1 

44 

O 

44 

o 
o 
o 
o 

2é 

6 

5 

44 


O 
4 
O 
5 
5 
34 

6 
O 

44 

O 

5 

4 

O 

O 

O 

O 

O 


3.8 

3.8 

5 

6 

6 

4 

7 

? 

(7) 

3.8 

4.0 

7.5 

9 

4.0 

5 

11 

13 

4.0 

6 

8 

8 

9 

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6 

10 

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3.0 

3.5 

3.5 

3.5 

4.5 

4.5 

4.0 

4.5 

13 

(15) 

3.5 

35 

5 

5 

4.0 

6 

5.0 

3.5 

4.5 

3.5 

4.5 

4.5 

3.5 

3.5 

6 

8 

2.8 

(10) 

3.5 

4.5 

4.5 

(10) 

(7) 

(9) 

(12) 

(15) 

5.5 

335 


AMALES    científicos    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 


«olí 


Ilex  affinis  —  Yerba  Mate  Cor.goña 
,,     dumosa  —  id.  id.  sp. 
,,     paraguariensis  —  Yerba  Mate 
,,  Ídem,  jov. 

Ídem,  en  brotación 

Jacaranda  caroba  —  Caroba,  def. 
mimosaefolia,  f. 

Laurus  nobilis,  jov.  —  Laurel  de  España 
Lagerstroemia  indica  —  Crespón 
Lonchocarpus  Muehlenbergianus,  f. 

Manihot  trichotcma  —  Yequié 

,,     Tvveedieara— Mandioca  silvestre 
Maytenus  aquifolium 
Mimosa  sp.  —  Dyukerí-guasú 
Monstera  deliciosa— Cerimán  deMéjco 
Moringa  pterygosperma       Ben 
Morusmulticaulisf.     Morera  de  Filips. 
Musa  Arnoldiara  —  Ensete  de  Arnold 
argéntea  —  Banano  Plata 
chinensis  —  Banano  Chino 
ensete  —  Ensete  de  Abisinia 
normalis  —  Banano  de  América 
paradisiaca  —  Banano  Am.arillo 
—  Banano  Manzano 
regia  —  Banano  de  Oro 
religiosa  —  Banano  Fetiche 
rhodochlamys  -    Banano  Rodo- 

clamis 
rubra  —  Banano  Colorado 
sapientum  —  Banano  de  África 
Myrcianthes  edulis  —  Ihvá-hái 
Myrocarpus  f rondosus       Incienso  f . 

Nerium  oleander,  f.      Laurel  Rosa 

Opuntia  brasiliensis  —  Urumbeva,  fr. 

ficus-indica 
Oreodoxa  regia  -  Palma  Real,  jov. 
Pandanus  utilis,  jov.  —  Pandano 

Id.  id.  de  30  años  ! 
Panicum  altissimum     Pasto  de  Guinea 

,,     amplexicaule.  Gramínea  indígena 

,,     crus-gallí        Id.  id. 

,,     glutinosum        Id.  id. 

,,     ínsulare        I.  id.  y  Antillas 


3.3 

3.5 

h 

7 

f  > 

> » 

0 

8? 

» > 

> » 

0 

9 

3.3 

3.5 

0 

6.0 

3.8 

4.0 

1 

5.0 

3.3 

3.5 

0 

8? 

f  f 

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0 

9? 

3.3 

3.5 

0 

(10) 

3.3 

3.5 

0 

(8) 

3.3 

3.5 

0 

10? 

3.3 

3.5 

6 

2.5 

3.5 

3.5 

3.8 

4 

4.8 

6.0 

3.5 

3.8 

0 

(8) 

2.3 

2.5 

3^ 

3.3 

3.5 

3 

3.8 

4.0 

3.3 

3.5 

5 

3.7 

4.5 

3.3 

3.5 

0 

(10) 

3.3 

3.5 

3 
4 

51 

5.0 
4.0 
3.3 

5.0 

y  t 

9  9 

3 

4.8 

4.8 

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9  9 

4¿ 

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j  f 

f  9 

3 

4.5 

3.3 

3.5 

5 
5 

3.7 
3.7 

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9  9 

3 

4.5 

j  y 

9  9 

41 

4.0 

9  f 

9  9 

54 

3.5 

6 

3.3 

3.5 

0 

;  ío 

3.3 

3.5 

0 

9 

(11) 

3.3 

3.5 

0 

(10) 

3.3 

3.5 

h 

(5) 

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>  > 

0 

(7) 

3.3 

3.5 

3 

4.0 

4.0 

3.3 

3.5 

34 

3.8 

4.0 

9  9 

9  9 

44 

3.5 

3.5 

3.3 

3.5 

44 

3.5 

6.0 

2.8 

3.0 

6 

2.5 

3.0 

2.8 

9  9 

5 

3.0 

4.0 

3.3 

3.5 

14 

4.5 

8. 

2.8 

3.0 

' 

2.6 

3.0 

BERTONI:    RESIST.  PLANTAS  TROPICS.  A  LAS  BAJAS  TEMPS.       333 


Panicum  sulcatum—  Gramínea  indíge- 
na, tropical  I 
Papaver  somniferum       Amapola 
Parietaria  humilis 

Paspalum  angustifolium     (Paja  brava 
del  Alto  Paraná)! 
Bertonii     Gramínea  indígena  ! 
compressum  -  Id.  id.  Kaapií-pé 

Saihyú 
conjugatum  -  Kaapií-membé,  I 

ecuatorial 
notatum     Kaapií-pé  Kavayú, 

indígena 
stoloniferum    Gram.  indígena 
sp.  exaltata    Id.  id. 
Peltophorum  dubium,    def.      Ihvirá- 

píhtá 
Persea  americana  -  Aguacate  (=P, 

gratissima) 
Phaseolus  Bertonii  -  Caracol  Grande 
Philodendron  bipinnatifidum  -  Güembé 
ídem 
,,        sp.  integrifolia 

Selloum  var.  robustum 
,,        sp.  triloba 
Phoenix  canariensis    Dátil  de  Canarias; 
cycadifolia  —  Dátil  de  Guinea 
dactylifera       Dátil  común       ! 
leonensis -Dátil  deSierraLeona 
peradenia 
rupicola 
Pilocarpus  Sellowianus  —  Jaborandi 

indígena 
Piper  médium,  f . 

Pisum  sativum    -  Arveja  verde,  fl 
Plumería  rubra  —  Jasmín  Mango 
Poinsetia  pulcherrima 
Psidium  aromaticum  —  Guayabo  Aro- 

m.ático 
,,     Cattleyianum  —  Guayabo  Cereza 
,,  ,,  var.  parvifolium 

,,     guayaba  —  Guayaba  común 
Pterogyne  nitens,  f. 

Rauwolfia  sp.  indígena     Kihrandíh  sp. 
Ravenala  madagascariensis 


2.8 

3.0 

5 

3.0 

5.0 

3.3 

3.5 

0 

3.3 

3.5 

2 

4.0 

4.0 

3.5 

3.8 

0 

5.0 

(12) 

2.5 

3.0 

3 

3.5 

(5) 

3.5 

3.8 

1 

5.0 

(8) 

) ) 

» > 

5 

3.8 

4.0 

3.3 

3.5 

1 

(6) 

(12) 

3.5 

3.8 

2 

4.5 

3.3 

3.5 

5 

3.5 

6 

3.3 

3.5 

0 

(10) 

3.3 

3.5 

3i 

4.7 

6.0 

3.3 

3.5 

4 

4.5 

3.3 

3.5 

2i 

3.5 

4.0 

3 

5.5 

5.5   [ 

2.5 

2.8 

1 

3.5 

4 

3.3 

3.5 

5 

5 

6 

2.5 

2.8 

5 

2.5 

3.5 

3.3 

3.5 

0 

(8) 

(8) 

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2 

5 

5 

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0 

(10) 

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1 

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Ih 

5.5 

5.5 

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1 

6.0 

6.0 

3.3 

3.5 

0 

6 

8 

3.3 

3.5 

4-5 

3.8 

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3.3 

3.5 

4 

4.0 

4.0 

3.3 

3.5 

4 

4.0 

5      i 

3.3 

3.5 

5 

3.5 

5 

3.3 

3.5 

44 

4.5 

6 

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>  > 

3 

5.5 

7 

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2 

6.5 

8 

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3 

5.5 

7 

3.' 3 

3.5 

0 

3.3 

3.5 

3h 

5? 

3.3 

3.5 

1 

3 

4.0 

5.0 

337 


ANALES    científicos    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N     5 


Rheedia  brasiliensis  —  Pakurí,  jov. 
Ricinus  communiá  —  Tártago,  Castor 

,,     zanzibariensis  —  Id.  de  Zanzíbar 
Rollinia,  todas  las  especies  —  Aratikú 
Rosa  canina,  fl. 

,,     multiflora,  fl. 

, ,     thea 

,,     indica 

Saccharum  ofRcinarum    Caña  de  azúcar 
Sapium  biglandulosum 
Schmiedelia  v.  Allophilus 
Sechium  edule  —  Chayóte,  Chuchu 

ídem 
Solanum  granuloleprosum,  Fumo  Bravo 

ídem 

ídem 
,,      inaequale,  f. 
,,      tuberosum  guaraniticum,  fl. 

violaefolium  —  Motojobobo 
Sorocea  aquifolium 
Spondias  kitea  —  Mombim 
Swietenia  mahagoni,  jov. 

Thevetia  neriifolia,  f. 
Trachycarpus  excelsus,  Palmera 
Trichilia  catigua,  f. 

Vangueria  edulis  —  Frutal  de  África 
Vanilla  pompona  (indígena) 
Villaresia  megaphylla,  Congoña  Grande 

Washingtonia  filifera  —  Palmera 

Xanthosoma  sagittifolium  —  Manga 
ratayá,  Yautía 

Yucca  gloriosa 

Zingiber  officinale  —  Jengibre 


3.3 

3.5 

3i 

5.0 

3.3 

3.5 

9  9 

5 
4 

3.5 
4.0 

4.0 

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3.5 

0 

8-10 

3.3 

3.5 

h 

•  > 

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0 

>  > 

>  > 

3.3 

3.5 

4 

4.2 

6.0 

3,3 

3.5 

1 

9? 

1.6 

1.9 

2h 

1.9 

2.5 

5 

2.5 

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3.5 

2 

3.5 

3.8 

2h 

3.7 

4.0 

3 

7.0 

9? 

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0 

8 

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4.0 

5 

3.7 

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5.0 

8 

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3.5 

0 

8 

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3.5 

5i 

1.8 

5 

3.3 

3.5 

5 

3.0 

6 

3.3 

3.5 

0 

(8) 

(10) 

3.5 

3.8 

0 

3.5 

3.8 

0 

10? 

3.3 

3.5 

5 

3.0 

4.5 

2.3 

2.5 

4J 

2.7 

3.5 

3.3 

3.5 

0 

7? 

3.3 

3.5 

0 

(8) 

1.6 

1.9 

5 

2.0 

3.3 

3.5 

0 

7? 

1.5 

2.0 

5 

1.5 

1 

OBSERVACIONES  Y  COMENTARIOS 
AL  CUADRO  PRECEDENTE 


Los  datos  entre  p2réntesÍ3  son  dudosos,  no  habiéndose  tenido 
lugar  de  averiguarlos. 

Los  datos  enteros  son  aproximativos,  en  el  sentido  de  que 
pueden  variar  de  décimas  o  medio  grado.  Se  entiende,  los  datos 
que  no  van  seguidos  de  décimas  o  de  un  cero.  Ejemplo:  cuando 
se  dice  8,  puede  ser  desde  7,5  hasta  8,4;  mientras  si  se  dice  8.0, 
se  entiende  que  es  exactamente,  o  casi  exactamente  8  grados. 

¿  Cuál,de  las  dos  últimas  coluninis,  coviens  consultar  ^slyb. 
conocer  el  límite  de  resistencia  ?  Según  el  caso.  Si  se  trata  de 
un  árbol  o  arbusto,  palmeras,  o  cualquier  otra  clase  de  planta 
que  prácticamente  se  pierde  cuando  muera  todo  lo  que  está  fue- 
ra de  tierra,  se  debe  consultar  la  penúltima  columna. 

Si  se  trata  de  plantas  herbáceas  perennes,  o  de  cualquier 
otra  especie  que  se  conserva  no  obstante  haberse  secado  todo  lo 
que  está  arriba  de  tierra,  se  debe  consultar  la  última  columna. 
Ejemplos:  todas  las  especies  tuberosas,  los  forrajes  y  varias  gra- 
mináceas  de  raíces  perennes  y  muchas  plantas  herbáceas  o  sub- 
leñosas  que  se  reproducen  pronto  y  fácilmente  de  sus  rizomas  o 
brotes  subterráneos. 

No  obstante,  existen  casos  dudosos,  o  mejor  dicho,  en  los 
que  la  persona  interesada  consultará  una  u  otra  columna  según 
sus  intereses  económicos  particulares.  Ejemplos:  el  caso  de  la 
Caña  de  azúcar  y  el  del  Banano;  la  pérdida  de  toda  la  parte  que 
está  fuera  de  tierra,  en  cierta  época  del  año  especialmente,  cau- 
•sa  la  pérdida  de  la  cosecha  de  un  año;  si  bien  la  plantación  se 
rehace  espontáneamente,  el  propietario  puede  considerar  tal 
accidente  como  ruinoso  para  su  negocio. 

El  límite  de  vida,  o  sea  de  resistencia  última,  de  las  plan- 
tas tuberosas  o  de  rizoma,  es,  por  otra  parte,  asaz  difícil  de  es- 
tablecer. Pues  no  depende  solamente  de  la  temperatura  del  aire, 
sino  también  de  la  del  suelo  y  del  grado  de  protección  que  el  sue- 


339  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

lo  recibe  de  la  masa  de  la  vegetación  (verde  o  seca)  que  lo  cubre. 
Sin  contar  otros  factores  menores  pero  no  descuidables.  Esto 
trae  como  consecuencia  una  gran  variabilidad  —  según  las  diver- 
sas circunstancias  —  en  cuanto  al  límite  de  resistencia  y  facilidad 
y  prontitud  con  que  semejantes  plantas  se  reconstruyen. 

Esta  resistencia,  de  las  especies  herbáceas  vivaces,  tube- 
rosas, bulbosas  o  rizomatosas,  es  en  general  muy  grande  en  los 
países  calientes,  donde  el  suelo  no  se  congela  nunca.  Para  mu- 
chas de  estas  especies  —  aun  para  las  de  origen  ecuatorial  —  es 
asaz  indiferente  que  la  congelación  haga  morir  toda  la  parte  fue- 
ra de  tierra.  Ejemplos:  la  Colocasia  antiquorum,  el  Xanthoso- 
ma  sagittifolium,  elZingiher  officinale  y  la  Mara??¿a  arundinacea 
(respectivamente:  Taró,  Mangara  tayá,  Jengibre  y  Arrow-rootj, 
las  que  no  obstante  ser  originarias  del  ecuador,  son  cultivables 
hasta  los  límites  de  la  zona  tropical,  malgrado  las  congelaciones, 
casi  con  el  mismo  resultado  económico. 

Otra  advertencia  es  necesaria: 

El  limite  de  resistencia  de  las  plantas  leñosas,  prácticamen- 
te, no  es  el  que  parece  residtar  inmediatamente  después  de  la  con- 
gelación o  algunos  días  después. 

Este  punto  debe  ser  tenido  muy  presente  en  todo  caso  dé 
mínimas  extraordinarias  y  congelaciones  peligrosas.  Es  nece- 
sario que  la  planta  ofendida  sea  observada  nuevamente  algunos 
meses  después.  Existen  muchas  especies  en  las  cuales  los  efec- 
tos de  la  congelación  continúan  manifestándose  cada  vez  más 
graves  durante  varios  meses,  por  la  razón  de  que  la  mortificación 
de  algunas  partes  de  la  planta  produce  una  alteración  general  de 
la  misma,  una  decadencia  gradual,  la  que  puede  llegar  hasta  la 
muerte,  en  plantas  que  la  congelación  había  herido  al  parecer 
levemente. 

En  este  caso  están,  en  primer  término,  las  especies  de  ju- 
go lechoso,  y  entre  éstas,  todas  las  Cauchuteras.  Algunas,  co- 
mo el  Ficus  elástica,  todos  los  Ficus  indígenas  y  la  ChloropJiora 
tinctoria,  habiendo  perdido  al  principio,  por  congelación  directa, 
sólo  las  extremidades  superiores,  continuaron  secándose  durante 
varios  meses,  hasta  morir  en  varios  casos  hasta  el  suelo,  y  aun 
podrirse  las  raíces.  Es  evidente  que  se  produce  en  ellas  una 
especie  de  gangrena  progresiva,  y  que  la  leche  favorece  su  pro- 


BERTONI:     RESIST.  PLANTAS  TROPICS.  A   LAS  BAJAS  TEMPS.      340 

pagación  más  o  menos  rápida  de  tal  estado.  Pero  en  el  mismo 
caso  están  otras  especies  arbóreas  no  lechosas,  como  el  Árbol  del 
Ben  '"-  Moringa  pterygosperma,  el  Papayo  o  Mamón  =  Carica 
papaya,  el  Nogal  del  Fará  =^Carolin3:i  {P:ichirj)  alb2,  la  Dilk- 
niapentagyna  de  la  India  Holandesa,  y  otras  cuyo  tejido  leñoso 
es  muy  blando  y  contiene  una  fuerte  proporción  de  agua.  En 
esta  serie  de  plantas  se  produce,  al  parecer,  la  misma  gangrena, 
y  la  propagación  de  ésta  puede  ser  aun  más  rápida.  Pueden  pre- 
sentar el  mismo  fenómeno  algunas  especies  de  tejido  más  duro; 
pero  es  raro. 

Por  fin,  existe  la  categoría  de  las  plantas  que  son  incapa- 
ces de  producir  brotes  laterales  o  nuevas  ramas.  Tales  son  las 
Palmeras,  el  Pandaniis  ntilis,  la  Dracoena  draco  y  pocas  otras. 
En  éstas,  la  mortificación  de  las  yemas  terminales  causa  ne- 
cesariamente la  muerte  completa.  En  este  grupo,  la  resis- 
tencia puede  ser  más  grande  en  las  plantas  jóvenes  que  en  ias 
adultas;  porque,  mientras  éstas  últimas  tienen  su  cogollo  o  yerra 
terminal  completamente  expuesta  al  frío  y  al  viento,  aquéllas 
son  frecuentemente  abrigadas  por  la  espesura  de  la  vegetación. 
Tal  aparece,  en  el  cuadro,  el  caso  del  Pandanuíi  utilis. 

En  vista  de  estos  hechos,  he  tenido  que  retardar  la  publi- 
cación de  estos  resultados.  En  ciertas  especies  el  progreso  de 
la  gangrena  a  frigore  no  terminó  sino  a  fines  de  Marzo,  8  o  9 
m93es  dsspuéjde  la  helada,  y  en  alganas  o.itináa  aún. 

Advierto  también  que  los  datos  referentes  a  fríos  más  in- 
tensos que  el  observado  en  nuestros  terrenos  de  ensayos,  fueron 
contraloreados  mediante  observaciones  en  otras  localidades  más 
frías.  De  estas  últimas  se  habla  en  el  estudio  que  sigue  al  pre- 
sente.    . 

Existen  otras  causas  de  error  que  explican  la  imperfección 
de  nuestros  conocimientos  al  respecto:  me  permitiré  exponerlas 
aquí  muy  brevemente. 

El  cuadro  que  acabo  de  publicar  ha  de  causar  alguna  sor- 
presa a  muchas  personas.  Focos  han  de  ser,  fuera  de  las  dos 
sub-zonas  yuxtatropicales,  los  que  suponían  resistencias  tan  no- 
tables. Es  cierto  que  la  temperatura  mínima  observada  en 
los  termómetros  usuales  puede  ser  fácilmente  de  un  grado  o  gra- 
do y  medio  menos  baja  de  la  que  indico,  como  ya  expliqué.    Con 


341  ANALES    CIENTIFICCS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

todo,  es  generalm3nt3  mucho  mis  baja  de  las  que  en  general 
se  suponen . 

Pero,  para  mantener  la  creencia  errónea  en  una  exagerada 
sensibilidad  de  las  plantas  tropicales,  ha  contribuido  seguramen- 
te otro  hecho,  sobre  el  cual  conviene  llamar  la  atención  de  los 
prácticos  como  de  los  estudiosos.  Es  este:  que  los  periódicos, 
los  tratados  y  aun  los  boletines  y  archivos  de  varias  oficinas  me- 
teorológicas están  sembrados  de  datos  inexactos  en  lo  referente 
a  temperaturas  mínimas.  Un  análisis  de  esta  cuestión  y  de  las 
causas,  saldría  del  estricto  cuadro  de  este  artículo.  Pero  ha  de 
llegar  forzosamente  el  día  en  que  tengamos  que  tocar  este  pun- 
to sensible.  Pues  —  habiendo  llevado  registro  de  observaciones 
meteorológicas  en  cinco  localidades  diferentes  —  en  igualdad  de 
condiciones  y  de  efectos  sohi^e  las  plantas,  siempre  he  observado 
temperaturas  ssnsiblemsnte  más  bijas  de  las  que  otros  observado- 
res habían  registrado  y  muchos  aún  registran.  Y  no  es  justo,  ni 
está  en  el  interés  de  la  ciencia  y  de  la  práctica,  que  yo,  habiéndo- 
me empeñado  con  tanto  amor  en  observar  más  exactamente, 
deje  suponer  que  he  sido  el  menos  exacto. 

Al  decir  esto,  no  aludo  solamente  a  ciertas  observaciones 
publicadas  en  el  Paraguay,  sino  también  a  numerosos  datos  pu- 
blicados en  los  países  limítrofes,  Brasil  y  Argentina,  o  en  otros. 
Pues  la  deficiencia  a  este  respecto  es  general,  y  si  es  m.enor 
en  los  países  donde  la  observación  teimcmétrica  es  más  minu- 
ciosa, ningún  país  está  ccmpletí  mente  libre  de  tila. 

Es  que  existe  otra  causa  de  alteración,  la  cual  no  depende 
de  la  exactitud  de  los  instrumentos  o  de  la  observación:  es  la  si- 
tuación defectuosa  de  muchos  puntos  de  observación,  al  menos  des- 
de el  punto  de  vista  agrícola. 

Las  observaciones  meteorológicas  deben  ser  hechas  en  la  cam- 
paña; es  ésta  una  verdad  que  la  experiencia  me  obliga  a  procla- 
mar bien  alto.  La  mayoría  de  los  observatorios  y  estaciones 
meteorológicas  está  situada  en  las  ciudades,  o  en  los  suburbios, 
en  los  pueblos,  en  lugares  próximos  a  innumerables  fuentes  de  ca- 
lor que  inñuyen  más  o  menos  gravemente  en  las  temperaturas, 
principalmente  las  mínimas.  Por  esta  sola  causa  puede  haber 
diferencias,  es  decir  errores,  de  varios  grados. 

Las  cumbres  de  las  colinas  y  lugares  relativamente  muy 


BERTONI:    RESIST.  PLANTAS  TROPICS.  A  LAS  BAJAS  TEMPS.      342 

elevados  no  conviene:!.  Son  excelentes  para  los  observatorios 
astronómicos  y  se  necesitan  para  completar  a  los  observatorios 
meteorológicos;  no  para  las  observaciones  corrientes  y  prácticas 
de  meteorología  agrícola.  Para  estas  ultimas,  el  puesto  de  ob- 
servación debe  estar  situado  a  una  altura  mediana,  a  la  altura 
general  de  las  plantaciones,  o  en  la  llanura,  si  se  trata  de  culti- 
vos en  terrenos  llanos  y  bajos.  Por  fin,  el  termómetro  y  el 
biotermómetro  deben  estar  donde  están  las  plantas  —  y  en  la 
campaña,  que  ea  el  verdadero  país. 

APÉNDICE. 

Algunas  especies  interesantes  han  sido  omitidas  en  el  cua- 
dro precedente.     Entre  ellas: 

Caryota  urens,  Palmera  Sagú,  ecuatorial:  21  —  5,0  —  5,0 
Adansonia  digitata,  Baobab,  de  Guinea:  3  —  3,5  —  (7) 
Cocos  nucífera,  Cocotero,  palmeía  ecuatorial:  3  —  5  —  5 
Flacourtia  ramonchi,    Ciruelo  de  Madagascar:  5é  —  3,5  —  (6) 
Manihot  Glaziovii,  Caucho  Manisova  Norte  del  Brasil:  45—4,5—5 
Mangifera  indica,  Mango,  de  la  India:  4  —  5,0  —  (7) 
Corypha  gebanga,  Gebang,  palmera  ecuatorial:  i       7  —  7 
Corypha  australis:  O     -  8  ?  —  8  ? 

Livistona  sinensis  (=  Latania  borbónica),  Latania:  O — (8)  —  (8) 
Sabal  Blackburniana,  Sabal,  palmera  ecuatorial,  fl. :  O—  (8)  —  (8) . 


CONCLUSIONS  GENÉRALES 

/^N  a  grandement  exageré  la  sensibilité  des  plantes  aux  bas- 
^^  ses  températures.  C'est  une  erreur  que  de  croire  qu'elles 
ne  peuvent  supporter  des  mínimas  voisines  de  O?,  Le  plus 
grand  nombre  supporte  plus  ou  moins  bien,  mais  sans  succom- 
ber,  une  température  mínima  de  quelques  degrés  au  dessous  du 
zéro.  Les  plantes  supportant  des  températures  encoré  plus  bas- 
ses,  sans  compter  les  Palmiers,  sont  assez  nombreuses  (p.  325). 
2  C'est  une   erreur  non  moins  grande  et  genérale  celle  de 

croire  que  la  congélation   n'est   pas  possible  sous   les  tropiques. 


343  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N,  5 

Dans  tous  les  continents,  la  simple  congélation  de  la  rosee,  et 
méme  la  gelée  tlanche,  scnt  possibles  dans  les  sous-zones 
comprises  entre  les  tropiques  et  les  paralléles  de  159  respec- 
tifs  (p.  325). 

3  II  y  a  de  nombreuses  contradictions  entre  les  données 
des  différents  pays  touchant  á  la  résistance  des  plantes  auxbas- 
ses  températures.  Mais,  si  les  observations  ont  été  bien  faites 
et  á  l'aide  de  bons  Instruments,  ees  contradictions  ne  sont  géné- 
ralement  telles  qu'en  apparence.  Elles  viennent  surtout  de 
l'usage  exclusif  du  thermométre  sec.  Cet  instrument  ne  peut 
nou3  indiquer  la  véritable  température  á  laquelle  les  plantes  sont 
soumises,  car  celles-ci  sont  en  méme  temps  soumises  á  une  éva- 
poration  plus  ou  moins  intense  (p.  326). 

4  Les  inconvénients  et  les  contradictions  disparaissent  par 
l'emploi  d'  un  dispositif  constitué  essentiellement  par  un  thermo- 
métre de  minima  mouillé  et  complétement  exposé  au  vent,  á  la 
rosee  et  á  l'irradiation  nocturne.  Indiquée  par  ce  disposrtif,  la 
limite  de  résistance  d'une  variété,dans  des  conditions  normales, 
est  á  peu  prés  invariable  {Biothermométre) .  Elle  vaiie  si  peu, 
que  l'état  des  plantes  endommagées  par  les  congélations,  exac- 
tement  observé,  peut  souvent  servir  pour  contróler  Texactitude 
des  instruments  ou  celle  des  observations  (p.  326-329). 

5  Faut-il  consulter,  dans  notre  tableau,  la  derniére  ou  l'a- 
vant  derniére  colonne?  Selon  le  cas.  S'il  s'agit  d'une  plante 
laquelle,  par  sa  nature,  se  perde  des  que  la  partie  hors  de  terre 
succombe,  sa  limite  de  résistance  est  celle  qui  est  donnée  par 
l'avant  derniére  colonne.  S'il  s'agit  d'une  plante  qui  se  conser- 
ve et  repousse  facilement  quoique  les  parties  hors  de  terre  aient 
été  détruites,  il  faut  chercher  dans  la  derniére  colonne.  II  y  a 
des  cas  douteux,  dans  lesquels  on  consultera  Tune  ou  l'autre 
selcn  les  conditions  éeonomiques. 

6  Dans  les  cas  d'endommagements  graves,  un  avertissement 
et  nécessaire:  les  effets  du  gel,  sur  certaines  plantes,  s'aggra- 
ventdanslasuite  par  le  développement  d'une  gangréne  progres- 
sive  qui  peut  amener,  plusieurs  mois  aprés,  la  ruine  ou  la  mort. 
II  faut  done  attendre,  pour  se  prononcer;  á  moins  qu'on  ne  ve- 
uille  sauver  la  plante,  ce  qui  est  possible  par  une  taille  énergique. 

7  C'est  le  cas  surtout  des  plantes  á  suc  laiteux,  les  caout- 


BERTONI      RESIST.   PLANTAS  TROPICS  A   LAS  BAJAS  TEMPS.       344 

choucs  en  particulier,  et  des  arbres  á  bois  tres  mou  et  aqueux. 

8  Les  Palmiers  et  autres  plantes  á  bourgeon  terminal  uni- 
que.  ou  incapables  de  donner  des  bourgeons  latéraux,  présentent 
souvent  le  méme  phénoméne  (340). 

9  Une  autre  cause  genérale  d'erreur  est  le  grand  nombre 
d'observations  imparfaites  que  les  journaux  et  autres  publica- 
tions  non  scientifiques  publient  fréquemment. 

10  D'ailleurs  —  surtout  au  point  de  vue  agricole  —  l'emplace- 
ment  de  la  plupart  des  points  d'observation  est  défectueux. 
Les  observations  recueillies  dans  les  villes  ou  trop  prés  d'elles, 
ainsi  que  celles  des  observatoires  places  sur  le  sommet  des  collines, 
sont  tres  souvent  bien  diíférentes  de  celles  qu'on  enregistre 
dans  les  champs.  Les  thermométres  doivent  étre  places  lá  oú 
sont  les  plantes  et  pas  autrement. 

Enfin,  je  dois  avertir  que  les  limites  de  résistance  plus 
basses  que -^4.0  je  les  ai  contrólées  par  l'observation  dansd'au- 
tres  localités  plus  froides,  dont  les  températures  sont  indiquées 
dans  le  travail  qui  va  suivre. 


La  Temperatura  Mínima 
Secular  de  1918 

Observaciones  y  Dates  de  la 
Estación  Agronómica  de  Puerto  Bertoni 

por  el 
Dr.  MOISÉS  S.  BERTONI 

EL  AÑO  DE  1917 

Los  años  de  1916  y  1917  ya  habían  sido  verdaderamente  excep- 
cionales; el  último  más  aún,  pues  resultaba  único  y  como  una 
paradoja,  como  si  las  características  ¿el  clima  se  hubieran  com- 
pletamente invertido.  Presentaba  el  año  1917  teda  una  serie  de 
«records»  en  mi  serie  de  36  años  de  observaciones  en  estos  países, 
y  en  la  de  44  años  que  actualmente  tenemos  del  Paraguay.  Fué 
el  más  frío  de  los  que  se  habían  observado  hasta  entonces,  agre- 
gando a  tan  poco  envidiable  supremacía  los  siguientes  extremos 
en  la  larga  serie  indicada: 
29  la  temperatura  mínima  más  baja; 

3°  la  altura  barométrica  mayor; 

49         la  mayor  evaporación; 
5*?  la  cantidad  menor  de  rocío; 

6<?  la  menor  humedad  relativa; 

79  la  mayor  intensidad  de  los  vientos  nocturnos; 

89  la  temperatura  más  baja  de  los  rayos  solares; 

99  la  insolación  máxima  más  reducida; 

10°        la  mayor  duración  de  los  vientos  S,  SW  y  SE; 
lio        la  mayor  frecuencia  del  viento  E; 
12°        la  menor  frecuencia  del  viento  N ; 
139        el  mayor  retardo  de  la  vegetación. 

Para  cemprender  lo  extraño  que  es  este  cuadro,  hay  que 
tener  presente  que  en  una  serie  de  36  o  de  44  años,  habiendo  un 
solo  record  para  cada  fenómeno,    la   mayor  parte  de  los  años  no 


BERTONI:    RESIST,  PLANTAS  TROPICS.  A  LAS  BAJAS  TEMPS.      346 

registra  ni  uno,  o  uno  sólo,  indicando  lo3  demás  muy  pocos. 
Paradójico,  tal  fué  el  año  de  1917,  y  no  le  cabe  mejor  calificativo. 

Pues  además,  y  como  consecuencia  de  esos  extremos,  casi 
todos  los  regímenes  meteóricos  eran  alterados  o  cambiados.  El 
régimen  de  los  vientos  había  cambiado:  el  más  raro  de  los  vien- 
tos, el  E,  fué  casi  el  más  frecuente;  el  N  disipaba  frecuente- 
mente la  lluvia,  en  vez  de  prepararla,  y  el  S,  que  antes  la  disi- 
paba, en  ese  año  la  provocaba.  La  manera  de  llover  sufrió  igu- 
al cambio:  la  forma  tropical,  característica  de  estas  regiones, 
casi  desaparecía;  en  cambio  llovía  generalmente  como  en  la  zona 
templada,  lentamente,  a  menudo  sin  descargas  eléctricas,  con 
larga  preparación  de  cielo  cubierto  y  no  menor  lentitud  en  com- 
ponerse. Nuestro  clima  era  tal  como  si  el  país  hubiese  resta- 
lado  unos  cinco  grados  más  al  Sud,  como  si  nos  halláramos  a  mi- 
tad camino  entre  Asunción  y  Buenos  Aires. 

Consecuencia  lógica:  los  cultivos  especiales  de  la  zona  die- 
ron generalmente  mal  producto,  mientras  los  de  la  zona  templa- 
da, que  en  años  normales  escaseaban  y  aun  faltaban,  produjeron 
generalmente  bien,  al  menos  los  susceptibles  de  aclimatación. 

EL  AÑO  DE  1918 

A  mediados  del  verano  de  1917-18  pareció  que  íbamos  a 
reaccionar.  La  esperanza  de  volver  al  clima  normal  pareció 
confirmada  por  los  resultados  del  mes  de  Enero  1918.  La  tem- 
peratura mediana  —  a  pesar  de  estar  lejos  de  llegar  alas  alturas 
que  resultarían  de  las  observaciones  de  Posadas  (promedio  del 
mes  28,7),  Corrientes  (id.  id.  28,9),  Formosa  (id.  id-  29,3)  y 
algún  otro  puesto  de  observación  (1)  —  llegó  también  a  pasar  de 


(1)  Como  Goya  (media  27,8),  Paso  de  los  Libres  (id.  27,7)  y  Santo 
Tomé  (id.  28, 2j,  a  pesar  de  encontrarse  a  tres  o  cuatro  grados  de  latitud  más 
al  Sud  y  a  alturas  desde  35  hasta  138  metros  sobre  el  nivel  del  mar,  en  suma 
poco  diferentes  de  la  de  Puerto  Bertoni  (167  m.).  La  estación  meteorológi- 
ca de  Corrientes  se  encuentra  a  54  metros,  la  de  Formosa  a  59  y  la  de  Posa- 
das a  138  metros  sobre  el  nivel  del  mar. 

Séame  permitido  decir  de  paso  que  estos  datos  son  una  de  las  mil  prue- 
bas de  que  la  instalación  de  las  estaciones  meteorológicas  es  en  general  de- 
fectuosa, principalmente  desde  el  punto  de  vista  de  la  meteorología  agrícola 
y  de  todo  lo  que  se  relaciona  con  la  vida*  vegetal  y  animal.  Algo  de  esto  ya 
he  dicho  en  mi  precedente  estudio  Limites  de  Resistencia  de  las  Plantas 
Tropicales  (pags.  341  y  344). 


347  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

la  normal,  siendo  de  26,6  (mediana  general  de  las  24  horas,  co- 
rregida). Pero  seguidamente  la  temperatura  cayó  muy  debajo 
déla  normal,  con  un  promedio  de  24,4  en  Febrero;  y  23,0  en 
Marzo,  y  después  de  un  Abril  sub-normal  con  20,8,  Mayo  y 
Junio  caían  otra  vez  a  un  promedio  anormalmente  fresco  de  17.2 
y  15.5  respectivamente. 

III     LAS  CONGELACIONES  DE  JUNIO 

El  día  22,  una  lluvia  lenta,  prolongada  y  fría  se  hace  no- 
tar por  la  ausencia  completa  de  descargas  eléctricas,  y  más  aún, 
por  venir  acompañada  de  viento  Este,  cosa  muy  rara  en  esta  re- 
gión. La  lluvia  termina  con  viento  Norte,  al  revés  de  lo  habitu- 
al. El  23,  el  viento  pasa  al  Sud,  bajando  la  temperatura  tan 
rápidamente,  que  la  mañana  del  24  se  tiene  que  registrar  la  tem- 
peratura mínima  más  baja  conocida  en  el  Alto  Paraná  Medio 
hasta  entonces.  La  helada  {gelée  blanche)  es  general.  El  25 
no  hay  congelación  del  rocío,  gracias  a  la  neblina  con  brisa  dd 
Este.  Pero  el  26  la  congelación  se  repite,  aunque  menos  inten- 
sa. En  casi  todos  los  demás  puntos  del  litoral,  desde  el  Teyu- 
kuaré  hasta  cerca  del  Guaihrá,  las  heladas  fueron  cuatro,  del  24 
al  27. 

Los  datos  siguientes  merecen  ser  recordados: 

TEMPERATURAS  MÍNIMAS  DÍAS  DE  JUNIO  1918 

24  25  26 


Termómetro  usual: 

Bajo  abrigo  usual 

-1.6 

-1.3 

-0.8 

Sobre  el  césped  (1) 

-2.3 

1.0 

-L5 

Biotermómetro  (2) : 

A  la  intemperie 

-2.0 

-1.0 

-1.1 

Temperatura  del  suelo: 

A  metros    0,10 

7.7 

7.4 

6.9 

„        0,50 

14.6 

13.9 

13.5 

1,00 

18.7 

18.5 

18.3 

(1)  A  la  intemperie  y  sobre  un  ctsped  (gazon)  de  gramilla  verde. 

(2)  Termómetro  mojado  y  completamente  expuesto  a  la  intempe>rie, 
rocío  y  relente  (irradiation) . 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE   1918  348 

Digna  de  nota  fué  también  la  temperatura  de  las  aguas 
del  río  Paraná.  A  las  6  antemeridianas  —  hora  de  la  más  baja 
temperatura  del  aire  era  de  grados  22.8  el  día  24,  de  21.4  el 
día  25  y  de  21.2  el  día  26.  Tan  alta,  la  temperatura  era,  no  obs- 
tante, normal  (1) ;  pero  dá  una  idea  de  la  protección  que  el  río 
puede  ejercer  sobre  las  tierras  del  litoral.  La  mínima  del  mes  fué 
de  18. 9  y  ésta  ocurrió  el  29,  cinco  días  después  de  la  más  fuerte  he- 
lada. Esto  era  un  indicio  de  que  en  el  Alto  Paraná  Superior 
(Brasil  Central  y  Central  Sud)  el  frío  había  sido  más  intenso. 

Y  así  fué  efectivamente.  Los  datos  de  Sao  Paulo  y  Minas 
Geraes  muestran  que  en  esas  regiones  los  fríos  de  Junio  fueron 
los  más  intensos  del  año  y  de  recordación,  mientras  en  el  Alto 
Paraná  Medio,  en  el  Chaco  y  en  el  Bajo  Paraná,  fueron  mayores 
los  de  Julio.  Esto  vino  de  que  el  Centro  Sud-Atlántico  de  alta 
presión  se  encontraba  en  Junio  más  cerca  del  Brasil  Central  que 
de  nuestras  regiones. 

Los  datos  referentes  al  Estado  de  Sao  Paulo  son  aterrado- 
res. Las  heladas  acaecieron  allá  también  en  los  días  24  a  27 
inclusive.  En  el  Jardín  Botánico  de  la  capital,  el  Director  Dr. 
LUEDERWALDT  observó  tres  grados  bajo  cero,  temperatura  a  la 
que  deben  correspander,  en  ausencia  de  toda  neblina  y  a  esa  altura 
sobre  el  mar,  de  -4, 0  a  ~4. 5  grados  del  termómetro  mojado  y  a  la 
intemperie.  Los  demás  punios  del  Estado,  con  excepción  de  San- 
tos, no  fueron  más  favorecidos.  Excluyendo  la  estación  de  Ja- 
guaribe,  por  su  mucha  elevación  y  donde  se  observó  —  7,4  (prox, 
—  9.0  biotermométricos),  en  muchos  puntos  de  las  regiones  ca- 
fetaleras se  registraron  mínimas  de  tres,  cuatro  y  aun  cinco 
grados  bajo  cero,  a  los  que  corresponden  de  —  4.0  a  —  6.0  de  mí 
dispositivo  biotermométrico. 


(1)  Según  lo  que  resulta  de  nuestras  observaciones  diarias  de  la  tem- 
peratura de  este  río,  realizadas  desde  el  año  1888,  el  Alto  Paraná  es  muy  pro- 
bablemente el  más  caliente  de  lo-,  grandes  ríos  del  mundo.  En  Enero  de  1918 
su  temperatura  media  fué  de  32.1,  la  mínima  de  30.5  y  la  máxima  de  34.0. 
Para  dar  una  idea  de  lo  que  esto  significa,  baste  decir  que  el  Mar  Rojo,  el  más 
caliente  de  los  mares,  no  indica  máximas  de  más  de  32.5.  Varios  factores 
concurren  para  semejante  fenómeno,  factores  que  analizo  en  otro  trabaje. 


349  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  5 

El  resultado  fué  la  destrucción  más  o  menos  completa  (1) 
de  una  parte  tan  importante  de  los  grandes  cafetales,  que  el 
precio  del  café  experimentó  una  suba  nunca  vista,  y  se  augura 
que  permanecerá  muy  alto  durante  algunos  años,  habiéndose  re- 
ducido la  cDsecha  de  1919,  según  cálculo,  de  11000  000  de  bolsas, 
a  3  800  000. 

La  congelación  se  produjo  también  en  los  Estados  de  Mi- 
nas Geraes  y  Goyaz.  Es  sensible  que,  por  la  escasez  de  estacio- 
nes meteorológicas,  no  sea  posible  fijar  el  límite  norte  de  la  zona 
en  que  hubo  congelación.  Pero  este  límite,  aun  trazado  pruden- 
cialmente  más  al  Sud  del  verdadero,  siempre  resultará  muy  sor- 
prendente para  los  que  siguen  creyendo  que  las  heladas,  ni  otras 
congelaciones,  no  son  posibles  dentro  de  los  trópicos. 

IV     LAS  HELADAS  DE  JULIO 

La  temperatura  mediana  del  mes  de  Julio  1918  cayó  a  13.8 
(2).  De  la  serie  de  26  años  de  Puerto  Bertoni  fué  el  mes  más 
frío.  Anteriormente,  dos  veces  se  tuvo  esa  mediana  para  uno 
de  los  meses  del  invierno;  pero  fué  en  Yaguarasapá  (Latitud 
26950')  y  Yabebiry  (ir  27920').  De  manera  que  —  cuando  me- 
nos —  fué  el  mes  más  frío  desde  el   año   1882  (3).     Pero,  lo  ex- 


(1)  Sao  Paulo— no  obstante  su  latitud  y  ser  el  gran  centro  universal  de 
las  plantaciones  de  Café  -fué  menos  favorecido  que  nuestra  región  a  este 
respecto.  Sus  cafetales  sufrieron  casi  el  mismo  desastre  en  1892  y  otro  peor 
en  1870.  En  1870,  las  heladas  duraron  8  días,  del  22  al  29  de  Junio  (Profr. 
FERNANDO  DA  MOTTA),  acaeciendo  probablemente  en  esa  época  la  mí- 
nima secular  para  esa  región.  En  1892  (19  de  Agosto)  el  efecto  sobre  los 
cafetales  fué,  poco  más  o  menos,  tan  desastroso  como  el  de  1918;  los  árboles 
perdidos  se  contaron  por  decenas  de  millones,  y  las  plantaciones  más  ruina- 
das llevaron  de  3  a  5  años  para  reconstituirse.  Pero,  comoquiera  que  fuera, 
fueron  reconstituidas,  gracias  al  crédito  agrícola,  amplio  y  verdaderamente 
protector,  y  a  la  buena  organización  de  casi  todos  los  otros  servicios  agrícolas. 

(2)  Siempre  se  trata  del  verdadero  promedio  de  las  24  horas. 

(3)  En  la  serie  de  32  años  —  de  1875  a  1906  —  de  observaciones  en  la 
comarca  de  Asunción  hechas  por  el  Sr.  Enrique  Mangels,  el  Coron.  Fontana, 
el  Profr.  D.  Anisits  y  yo  mismo,  no  aparece  ningún  mes  tan  frío.  Ni  pu- 
do haberlo  después;  porque  —  aunque  no  podamos  comparar  con  las  nuestras 
y  las  de  los  citados  antecesores  las  observaciones  que  se  hicieron  posterior- 
mente en  la  Quinta  de  Ibiray  (ahora  Jardín  Botánico)  -  los  resultados  de 
estas  últimas  son  tan  elevados  en  comparación  a  los  nuestros,  que  por  más 
que  hubiere  lugar  a  reducirlos,  nunca  bajarían  al  nivel  del  apuntado  promedie. 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE   1918  350 

traordinariamente  fenomenal  fueron  las  mínimas  y  la  increíble 
ola  de  frío  que  se  inició  el  7  de  Julio. 

Pródromos.  El  día  6  llovió  asaz  copiosamente  con  viento 
SW.  Pero  esa  lluvia  había  sido  preparada  por  el  viento  Este, 
que  empezó  a  soplar  el  día  3,  virando  de  tiempo  en  tiempo  al  NE 
y  por  fin  al  N  (el  5) .  Ese  viento  sopló  durante  una  alta  baro- 
métrica de  ±  5  mm  sobre  la  normal;  el  viraje  al  N  coincidió  con 
una  baja  de  ±  5  mm  debajo  la  normal;  pero  la  suba  fué  rápida 
(hasta  9  mm  en  las  24  horas)  durante  la  lluvia  extraordinaria- 
mente fría  del  6.  Estábamos  en  el  comienzo  de  una  de  las  altas 
barométricas  más  extraordinarias,  que  debía  alcanzar  el  record 
el  día  de  la  catástrofe;  pues  el  10,  a  las  9|  am  observé  directa- 
mente la  presión  corregida  de  760.1,  o  sea,  redondamente,  776 
mm  al  n.  del  mar. 

Las  ConggJaciongs.  En  los  diferentes  puntos  de  estas  regiones, 
las  congelaciones  fueron  de  5  a  12.  En  nuestro  observatorio  fue- 
ron 5,  del  8  al  12  de  Julio  inclusive,  y  con  las  mínimas  siguientes; 

TERMÓMETRO      BIOTERMÓ-     SUPERFICIE     AGUA  DEL 
DÍA  USUAL  METRO  DEL  SUELO         RÍO  ALTO 

(1)  DESNUDO  (2)       PARANÁ 

8  -1.8  -2.8  +0.3  19.0 

9  -1.9  -2.5  +1.0  17.4 

10  —3.3  -3.5  +0.2  19.5 

11  1.9  -2.5  +2.5  16.6 

12  -1.0  -1.3  +3.5  16.5 

Cuatro,  las  del  8,  9,  11  y  12,  fueron  congelaciones  del  ro- 
cío; es  decir,  que  la  helada  era  debida  únicamente  a  que  el  rocío 
—  que  había  caído  con  abundancia  durante  las  primeras  horas 
de  la  noche  —  cerca  de  la  madrugada  se  transformaba  en  hielo. 


(1)  Biotermómetro:  Termómetro  mojado  y  completamente  expuesto 
a  todas  las  intemperies  y  a  metros  1.50  del  suelo. 

(2)  Y  sin  ningún  abrigo.     Sobre  el  suelo  limpio  y  natural,  no  removido 

ni  afirmado. 

La  observación  de  la  temperatura  sobre  el  césped  (  gazon  )  la  había 
abandonado  desde  1917.  No  es  aconsejable,  por  la  incertidumbre  y  varie- 
dad contradictoria  de  los  datos,  y  por  la  necesidad  de  llegar  primeramente 
—  en  todo  caso  —  a  un  convenio  minucioso  respecto  de  la  exposición. 


351  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

Pero  el  día  10  tuvimos  que  admirar  el  manto  rutilante  de  la  es- 
carcha seca  (1).  Es  cierto  que  la  noche  del  día  9  hubo  cinco 
horas  de  rocío;  pero  hacia  la  medianoche,  un  intempestivo  vien- 
to SW  lo  hizo  desaparecer  en  buena  parte.  La  mañana  del  10 
había  también  rocío  congelado;  pero  la  escarcha  seca  predomi- 
naba, y  fué  el  solo  caso  que  he  registrado  en  la  faja  litoral  de 
esta  jurisdición. 

Las  congelaciones  en  los  países  limítrofes.  No  he  podido  reu- 
nir datos  que  permitan  indicar,  siquiera  aproximadamente  el  lí- 
mite norte  de  estos  fenómenos.  Pero  fué  muy  lejos,  pues  me 
consta  que  al  norte  del  Trópico,  en  el  Alto  Paraná  Superior,  hubo 
congelaciones  más  fuertes  que  las  observadas  en  mi  observatorio. 

Si  de  eso,  no  tuviéramos  datos  directos  y  concretos,  hubie- 
ra bastado  la  temperatura  de  las  aguas  del  río  para  hacerlo 
suponer. 

Ya  he  indicado  arrita  cual  fué  la  temperatura  del  río  del 
8  al  12  de  Julio.  El  día  13  la  temperatura  del  río  (observada  a 
las  7  h.  38.)  había  subido  a  17.6;  pero  el  14  bajaba  a  16.2,  tem- 
peratura ya  más  fría  que  la  del  10,  lo  que  indica  otra  gran  mí- 
nima (probablemente  el  12).  Del  15  al  18  la  temperatura  es 
alta,  no  bajando  de  19.8,  18,0,  20.0  y  18.9  respectivamente. 
Pero  el  19  cae  otra  vez  a  16.2,  y  por  fin,  el  día  20  cae  a  15.5,  que 
es  el  record,  es  decir,  la  mínima  absoluta  de  las  aguas  del  río 
Alto  Paraná  observada  desde  el  principio  de  mis  observaciones 
de  la  temperatura  del  río  (Enero  1888).  Esto  prueba  que  en  una 
parte  de  la  cuenca  del  Alto  Paraná  Superior  la  onda  de  frío  del 
16  —  que  allá  debe  haber  llegado  el  17  (2)  —fué  aún  más  fuer- 
te que  la  anterior.  Y  fué  la  última;  la  temperatura  se  levantó 
rápidamente,  pues  en  Puerto  Bertoni,  la  mañana  del  21  la  tem- 
peratura mínima  del  río  era  de  22.3  grados,  y  la  mañana  sigui- 
ente 24.4. 


(1)  Se  hace  gentralmente  una  confusión  deplorable  en  la  nomenclatu- 
ra de  las  congelaciones;  importa  evitarla,  sobre  todo  desde  el  punto  de  vista 
agrícola.  Con  el  fin  de  pontrun  poco  de  orden,  y  sobre  todo  para  poner  en 
claro  ciertos  puntos  principales,  me  permito  indicar  a  los  lectorts  la  enume- 
ración metódica  de  las  formas  de  congelación  que  aparece  al  fin  de  este  trabajo. 

(2)  Esta  onda  (mínima  en  Puerto  Bertoni  ^  2.5  o  sea  ^2.0  bioter- 
mométricos)  no  causó  congelación  en  esta  localidad;  pero  sí  en  todo  el  Para- 
gauy  Central  y  en  la  región  del  Guaihrá. 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE    1918  352 

El  fenómeno  del  '^granicillo'\  o  lluvia  congelada  (grésil) 
fué  observado  hasta  en  la  región  del  Guaihrá,  al  terminar  la  llu- 
via que  precedió  a  los  grandes  fríos.  Y  fué  la  única  vez  que  se 
observara  en  Puerto  Bertoni,  aunque  durante  pocos  minutos. 
Este  fenómeno  observé  en  Loreto,  en  1886,  y  desde  entonces 
fué  observado  varias  veces  en  la  parte  meridional  del  territorio 
de  Misiones. 

Como  se  verá  de  los  datos  que  voy  a  exponer,  en  dirección 
al  Norte,  entre  Puerto  Bertoni  y  el  Trópico,  no  hubo  ninguna 
disminución  de  frío.  Seguramente  había  que  ir  más  al  Norte 
del  209  paralelo  para  observar  alguna  disminución.  Esto  resulta 
de  las  relaciones  que  obtuve  de  las  personas  que  viajaban  entre 
los  saltos  del  Guaihrá  y  de  Ihrihvú-pungá  en  esa  temporada. 

Ya  he  expuesto  en  otros  trabajos  (1)  que  en  todo  el  Alto 
Paraná,  arriba  de  Encarnación,  la  costa  paraguaya  es  constante- 
mente más  favorecida  por  temperatm^as  mínimas  menos  bajas. 
Esto  es  debido  a  la  niebla  fluvial  y  a  las  brisas  del  Este  que 
echan  esta  niebla  sobre  el  litoral  paraguayo,  dejando  frecuente- 
mente descubiertas  las  costas  opuestas. 

En  la  terrible  ocasión  de  que  me  ocupo,  la  niebla  faltó, 
debido  a  relativa  sequedad  del  aire.  Es  decir  que  el  litoral  pa- 
raguayo no  fué  casi  protejido.  No  obtante,  siempre  hubo  algo 
a  su  favor,  debido  a  las  emanaciones  del  río.  Entre  25"?  40'  y  el 
Trópico,  sobre  la  costa  occidental  del  río,  se  observó  una  mínima 
absoluta  que  varió  desde  —0,5  hasta  —4,5  aproximadamente, 
según  las  localidades;  habiéndose  observado  el  frío  más  intenso 
bajo  el  paralelo  25í>15',  y  el  menos  intenso  en  un  lugar  de  muy 
limitada  extensión  bajo  el  25^40'.  Más  al  Sud,  hasta  el  parale- 
lo 27^20',  exceptuando  Encarnación,  el  frío  extremo  fué  com- 
prendido entre  —2.5  y  —6?.  Pero  sobre  la  costa  argentina  y 
brasilera,  ya  sea  por  los  datos  termométricos,  ya  por  el  estado  de 
las  plantaciones  de  caña  de  azúcar  y  otras  plantas,  entre  el  pa- 
ralelo de  279  20'  y  el  Trópico,  el  punto  extremo  fué,  según  las 
localidades,  de  —  3^  (paralelo  259  29')  y  —  99  (San  Ignacio). 

Tales  datos  parecerán  fantásticos,  y  a  mí  mismo,  un  año 


(1)     «Condiciones  Generales  de  la  Vida  Orgánica»,  capítulo  c Región  del 
Este»  y  en  varias  otras  publicaciones. 


353  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N,  5 

después,  ya  no  me  parecen  ciertos.  Desgraciadamente,  la  selva 
que  me  rodea,  aún  está  salpicada  por  miles  de  esqueletos  de  ár- 
boles secos,  cuya  triste  silueta,  erguida  sobre  la  verde  masa  de 
la  vegetación  tropical  qus  reílami  sas  d3i'e2hoi,  atestigua  cual 
fué  la  magnitud  del  desastre. 

Y  en  el  interior  de  las  tierras,  a  ambos  lados  del  río,  los 
fríos  fueron  más  intensos  aún.  Es  cierto  que,  allí  también,  la 
región  paraguaya  presentó  notable  ventaja.  No  bajó  en  ningu- 
na parte  a  la  mínima  espantosa  y  bien  comprobada  de  —  13,0 
que  fué  observada  en  la  región  brasilera,  y  el  estado  de  las  pal- 
meras comprobó  que  en  ninguno  de  los  puntos  observados  había 
bajado  a  menos  de  —  9  grados.  Hasta  hubo  un  paraje  —  Puerto 
Eugenia,  en  el  Bajo  Mondaih,  a  unas  tres  leguas  del  Paraná  — 
donde  la  mínima  no  bajó  a  más  de  algunas  décimas  bajo  cero,  no 
perjudicando  a  los  bananos,  cuyos  racimos,  de  grandor  normal, 
continuaron  madurando  sin  una  mancha. 

Algunos  datos  tcrmométricos.  Lamentable  es  la  escasez  de 
estaciones  meteorológicas  en  estas  regiones.  Muchísimos  par- 
ticulares poseían  termómetros;  pero  la  sensibilidad  de  éstos,  su 
corrección  y  su  exposición,  en  muchos  casos,  dejaban  lugar  a 
dudas.  Por  consecuencia,  de  entre  tantos  datos  que  recibí  di- 
recta o  indirectamente,  tuve  que  hacer  una  selección.  Los  que 
voy  a  exponer  han  sido  controlados  en  el  mayor  número  de 
casos  por  datos  igualmente  fidedignos  relativos  al  estado  de  la 
vegetación,  y  especialmente  de  ciertas  plantas  cuyo  grado  de 
resistencia  a  las  diferentes  temperaturas  he  podido  estudiar 
más  atentamente  durante  el  medio  siglo  que  llevo  de  obser- 
vaciones. 

No  creo  oportuno  indicar  todos  los  datos  referentes  al 
Norte  Argentino,  con  excepción  de  Misiones.  Pues  este  frío 
presentó  también  la  particularidad  muy  rara  de  que  su  onda 
más  glacial  vino  del  Este.  De  manera  que  la  comparación 
con  las  observaciones  de  Corrientes,  Entrerríos,  Santa  Fé,  etc., 
podría  inducir  en  error.  Por  lo  demás,  estas  observaciones  es- 
tán debidamente  registradas  en  el  los  archivos  de  la  Oficina  Me- 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE    1918  354 

teorológica  Argentina  (1) 

Sección  Brasilera  (Estado  de  Paraná) : 

Puerto  Monjoli,  cerca  del  Salto  Guaihrá  Altura  ±  265 

metros  sobre  el  mar —4. 0 

Cañaveral  bajo  el  paralelo  25*^29'  ala  costa  del  río — 3.0 

Foz  do  Iguassú,  en  el  puerto,  en  el  punto 

en  que  menos  frío  se  notó —5. 5 

Foz  do  Iguassú  y  alrededores:  en  diez  y  seis  puntos 

se  observó  desde  —  6"?  hasta —  9, 0 

Predio  Schloegl,  sobre  el  río  Iguassú  a  un  kilómetro 

arriba  de  la  boca.     Diez  heladas  en  el  mes —9.0 

Sao  Joáo,  sobre  el  río  Iguassú.     Doce  heladas  en  el  mes...— 10.0 
Tamanduá,  en  la  altura  (perecieron 

todos  los  naranjos)  Altura  ±  250  m — 9.00 

Tamanduá,  en  el  bajo  del  arroyo  (murieron 

las  vides  o  parras  de  varias  clases,  que 

en  Europa  no  mueren  sino  por  —  159 — 13.0 

Sección  Paraguaya: 

PUERTO  BERTONI  (Observatorio).     Cinco  heladas 

en  el  mes.     Altura  167  metros  sobre  el  mar —3.3 

Misma  localidad,  en  la  selva.     Altura  208 

sobre  el  n.  del  mar —1,3 

Misma  localidad,  a  ±  400  metros  del  río  Paraná  y  180  m. 

de  altura:  Ojo  de  Agua  (no  hubo  congelación) —0.5 

Colonia  Bertoni,  a  cinco  kilómetros  del  Paraná,  altura  200 
a  220  m.  sobre  el  n.  del  mar,  lugar  descampado 
(Siete  heladas  en  el  mes) —  4.5 

Mismo  paraje,  sobre  la  costa  del  arroyo  Ihvá-píhtandíh, 
±:  170  m.  sobre  el  n.  del  mar  (Nueve  heladas 
en  el  mes)  —6.5 

Puerto  Eugenia,  sobre  el  río  Mondaíh,  a  15  kilómetros  del 
Paraná,  a  ±:  180  m.  s.  el  mar.     Controlado 
mediante  el  estado  de  los  bananos —0.8 


(1)  Tampoco  indico  todas  las  alturas  sobre  el  nivel  del  mar.  Las  di- 
ferencias que  presentan  no  tienen  imporfancia,  pues  todas  las  localidades  enu- 
meradas están  incluidas  en  el  límite  vertical  dentro  del  cual  la  temperatura 
mínin^a  no  puede  aumentar  por  la  altura. 


355  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

Villa  Azara,  a  una  legua  del  Paraná.  (Nueve  heladas 

en  el  mes;  mueren  completamente  los  naranjos) —7.5 

Puerto  Cantera  (Latitud  =  27^  10') 

(Cinco  heladas  en  el  mes) —2.5 

Kambihretá,  misma  latilud,  cerca  de  Encarnación.  Altu- 
ra ±  100  metros.  Ya  no  está  en  la  verdadera  re- 
gión del  Este  o  del  Alto  Paraná.  En  varios  puntos 
—  9  grados  hasta —10.0 

Encarnación.     Localidad  donde  hizo  perecer  los  naranjos 

de  pocos  años —  6. 5 

Encarnación,  en  el  Puerto.     Parece  que  la  temperatura 

no  bajó  tanto  como  en  1917,  cuando   se  observaron  —8.8 
(En  1918  hubo  diez  heladas  en  Julio) 

Región  Argentina   (Misiones) : 

Puerto  Aguirre,  en  el  puerto,  cerca  de  la  desembocadura, 

por  25936'  de  latitud -6.5 

San  Ignacio,  en  las  grandes  plantaciones  de 

Martin  &  Cia.,  punto  más  frío —9.0 

Colonia  Bonpland,  en  la  parte  más  alta —3.5 

Colonia  Bonpland,  en  las  partes  más  bajas       10.0  y —11.0 

Loreto,  donde  asegura  el  observador  que  cayó  nieve  (1) —8.0 

Posadas,  en  la  Escuela  de  Agricultura,  localidad  de  las 
más  altas,  a  138  metros  s.  el  mar  y  =  80  s.  el  río 
(Diez  heladas  en  el  mes,  la  última  (2)  con  una 
temperatura  mínima  de  —  3.5) —3.4 

Otras  localidades  argentinas: 

Colonia  Benítez  (Chaco  Argentino.      Siete   heladas  en  el 

mes,  todas  con  mínimas  bajo  cero) —4.8 


(1)  Según  los  boletines  de  la  Oficina  Meteorológica  Argentina,  la 
nieve,  que  cayó  con  relativa  abundancia  en  el  Uruguay  y  en  Buenos  Aires, 
no  habría  pasado  mucho  de  Monte  Caseros.  De  Loreto,  esa  Oficina  no  reci- 
bía avisos.  Pero  uno  de  mis  parientes  que  reside  en  esa  localidad,  el  cual  ha 
visto  la  nieve  en  Suiza  y  no  puede  confundirla  con  la  lluvia  congelada  o  el 
granizo  menudo,  me  escribe  que  cayó  nieve.  Loreto  se  encuentra  bajo  la 
latitud  de  27  grados  y  medio,  lo  que  hace  de  ese  fenómeno  algo  asombroso. 

(2)  El  16  de  Julio.  Este  dato  y  el  número  de  heladas,  diez  ( en  vez 
de  las  cinco  observadas  en  Puerto  Bertonij,  de  las  cuales  cinco  con  tempera- 
turas mínimas  sobre  cero  {ninguna  en  Puerto  Bertoni  ni  en  Colonia  Benítez) 
me  hace  creer  que  el  termómetro  de  mínima  de  aquella  estación  estaría  mal 
corregido  (o  no  se  le  habría  comunicado  al  observador  la  corrección)  o  será 
mal  calibrado;  cosas  que  no  son  imposibles,  ni  tampoco  muy  raras,  según  he 
visto  en  la  práctica. 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE   1918  356 

Tucumán,  temperaturas  observadas  en  las  plantaciones 
de  Caña  de  Azúcar,  según  publicaciones  de  la 
Universidad : 

Puntos  más  favorecidos —4.0 

En  la  Estación  Experimental  —6.8 

Puntos  más  castigados — 10. 0 

A  pesar  de  las  temperaturas  muy  rigurosas  observadas  en 
varios  puntos  del  Norte  Argentino,  en  ese  país  los  fríos  de  Julio 
1918  no  fueron,  en  general,  los  más  intensos  que  se  recuerden. 
El  10  de  Julio  de  1886,  por  ejemplo,  se  observó  hasta  13  grados 
bajo  cero  en  la  provincia  de  Santiago  del  Estero.  No  obstante, 
la  ola  de  frío  pudo,  en  1918  también,  prolongarse  hasta  muy 
lejos  en  el  Norte,  siguiendo  sin  obtáculo  la  inmensa  llanura  del 
Chaco  y  Mato  Grosso. 

Es  deplorable  que  la  falta  de  estaciones  meteorológicas 
entre  Cuyabá  y  los  límites  del  Paraguay  no  nos  permita  averi- 
guar hasta  donde  llegaron  las  congelaciones.  Parece  que  en  la 
baja  planicie  del  curso  superior  del  río  Paraguay  no  se  detuvie- 
ron sino  cerca  del  paralelo  de  Cuyabá.  En  todo  caso  fueron 
mucho  más  al  norte  del  20^  paralelo,  pues  bajo  esta  última  lati- 
tud muchos  bananales  resultaron  gravemente  quemados. 

Y  es  digno  de  se7'  7iotado  que  el  Paraguay  Oriental,  en  ge- 
neral, fué  menos  perjudicado  que  las  regiones  del  río  Alto  Para- 
guay bajo  latitudes  mucho  más  bajas.  La  altura  y  los  accidentes 
del  terreno  explican  tal  ventaja,  y  es  sensible  que  la  falta  de  una 
red  de  observaciones  y  de  una  oficina  meteorológica  no  permita 
hacer  de  todo  este  país  un  estudio  más  completo íl). 


(1)  Cuando  me  encontraba  a  la  dirección  de  la  Escuela  Nacional  de 
Agricultura,  cerca  de  la  capital,  aproveché  todos  los  fríos  mayores  sucedidos 
entre  1896  y  1906  y  mi  situación  oficial  ventajosa,  para  distribuir  con 
profusión  circulares  y  formularios  en  todo  el  país.  El  público  —  es  justicia 
el  reconocerlo  —  respondió  siempre  con  notable  interés,  devolviendo  centena- 
res de  formularios,  mediante  los  cuales  pude  hacer,  en  cada  ocasión,  un  estu- 
dio posiblemente  completo.  El  conjunto  —  que  forma  parte  del  material 
para  mi  obra  «Descripción  Física  y  Econóinica  del  Paraguay»,  tomo  «Climato- 
logía», en  espera  de  poder  ser  publicada  —  no  dejará  de  presentar  interés 
práctico.  Uno  de  los  hechos  más  interesantes  puestos  en  claro  por  esos  es- 
tudios, es  que  las  regiones  más  protejidas  contra  los  fríos  no  son  las  del 
Norte  —  como  muchos  suponen,  principalmente  en  el  extranjero  sino  una 
zona  central  de  Este  a  Oeste,  la  Faja  Serrana  desde  Jesús  hasta  el  Amambáíh 
y  una  estrecha  faja  litoral  entre  el  Teyukuaré  y  el  Guaihrá. 


357  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  11.  N.  5 


V     ANTECEDENTES  HISTÓRICOS 

He  calificado  de  secular  la  temperatura  mínima  de  cuya 
intensidad  y  efectos  tratan  este  trabajo  y  el  precedente.  Voy 
a  justificar  tal  designación.  Con  lo  cual  dejaré  comprobado  que 
se  trata  de  un  fenómeno  que  merece  toda  la  atención  de  los  es- 
tudiosos, igualmente  desde  el  punto  de  vista  práctico  como 
desde  el  teórico. 

Desde  luego,  dejemos  consignado  que  en  todas  Igs  series 
de  observaciones  metódicas  que  tenemos  del  Paraguay,  a  empe- 
zar por  las  del  coronel  FONTANA,  desde  1875,  en  Villa  Hayes, 
no  muy  lejos  de  Asunción  (1)  —  no  aparece  ninguna  tempera- 
tura mínima  comparable  con  la  que  nos  ocupa.  Una  simple 
inspección  de  los  archivos  —  desgraciadamente  inéditos  aún  en 
su  mayor  parte  —  de  fontana,  mangels,  anisits,  zambrini  y  de 
otros  observadores  de  Corumbá,  Puerto  Suárez,  Bahía  Negra, 
Colonia  Risso,  Misión  de  los  Lenguas,  Concepción,  Asunción, 
San  Bernardino,  Río  Salado,  Sapucai,  Villa  Rica,  Nueva  Austra- 
lia, Colonia  Cosme,  Santiago  y  Encarnación  (hablando  sola- 
mente de  los  documentos  de  los  cuales  pude  tomar  conocimiento, 
y  creo  que  muy  pocos  otros  habrá),  bastará  para  comprobarlo. 
Escusado  repetir  que  nada  hay  comparable  en  mi  serie,  de  1884 
hasta  hoy. 

En  los  territorios  limítrofes  de  la  República  Argentina, 
Corrientes,  Chaco,  Formosa  y  hasta  en  el  de  Misiones,  sería 
aventurado  afirmar  que  los  fríos  de  1918  hayan  sido  los  más 
fuertes  de  recordación.  Cuando  menos  esto  sería  inexacto  para 
varias  localidades.  Así,  por  ejempo:  Posadas  ha  visto  tempera- 
turas notablemente  más  bajas  que  la  de  Julio  1918.     En  Santa 


Naturalmente,  fuera  de  dichas  fajas  y  zonas  existen  parajes  abrigados, 
y  algunos  muy  intesantes.  Pero  son  excepciones,  en  general  no  muj^  extensas 
y  a  veces  difícilmente  aprovechables. 

(1)  El  coronel  argentino  FONTANA  —  suizo  de  origen,  al  cual  se 
deben  varios  estudios  geográficos  de  notable  mérito,  y  cuyo  nombre  quedó 
consagrado  en  el  del  lago  Fontana  -  empezó  en  ese  año,  en  Villa  Hayes,  en- 
tonces llii-mada  «Villa  Occidental»  y  ocupada  por  los  Argentinos,  la  serie  m.ás 
antigua  de  observaciones  meteorológicas  metódicas. 


BERTONl:    LA  TEMPERATURA    MINiMA  SECULAR  DE    1918  358 

Ana,  he  visto  naranjos  adultos  ya,  que  el  invierno  de  1882  había 
hecho  morir  casi  hasta  el  suelo,  y  referencias  fidedignas  me  in- 
dicaron que  en  ese  mismo  año,  en  el  interior  de  la  ciudad  de 
Caacatí  naranjos  viejos  se  helaron  hasta  el  suelo,  lo  que  implica 
una  mínima  de  —  8.0  o  cuando  menos  —  7.5.  En  Resistencia,  a 
la  costa  del  río,  bajaba  a  —  7?  en  1886,  y  ya  vimos  que  en  ese 
año  bajaba  a  —  13.0  en  Santiago  del  Estero.  En  San  Ignacio 
parece  que  se  observó  hasta  —  11*?,  contra  — 1.8  en  Puerto  Ber- 
toni.  Por  otro  lado,  es  cierto  que  —  de  toda  recordación  —  la 
nieve  nunca  se  acercó  tanto  del  trópico  como  en  1918. 

En  el  Paraguay,  los  datos  sueltos  anteriores  al  año  1875 
son  pocos;  se  reducen  a  la  Asunción;  pero  son  significativos.  El 
célebre  naturalista  suizo  RENGGER  (1),  en  nueve  años  (1818  a 
1826),  obtuvo  como  temperatura  más  baja  +5*?.  Refiriéndose  a 
los  fríos  de  anterior  recordación,  indica  la  temperatura  mínima 
de  =nO,0  como  extraordinaria.  El  número  de  heladas,  variaba 
en  aquellas  épocas  —  según  el  mismo  autor  —  de  O  a  3  cada  año 
(2).  Y  como  fríos  ynayores  habidos  hasta  entonces  en  el  Para- 
guay, indica  como  AZARA  los  de  1786  y  1789,  acompañados 
de  las  más  intensas  heladas  conocidas  en  el  Paigguay  hasta 
1826.  En  cuanto  a  la  época  intermedia  de  1826  a  1875,  diré 
que  es  demasiado  conocida  para  que  una  catástrofe  igual  a  la  de 
1918,  que  hubiese  tenido  lugar  durante  ella,  pasase  al  olvido. 
Aún  viven  muchos  viejos  de  esa  época,  de  la  cual  se  tienen  nu- 
merosas noticias  y  recuerdos,  no  sólo  de  los  fríos,  sino  de  las  llu- 
vias, sequías,  inundaciones,  etc.  Además  —  y  esto  es  termi- 
nante, como  veremos  —  viven  en  todas  partes  miles  de  árboles 
de  esa  época,  o  mejor  dicho,  vivían  en  1918,  pues  una  gran  par- 
te fué  destruida  por  la  grande  helada. 

Efectivamente,  numerosas  especies  de  árboles  —  y  entre 
ellas  no  pocos  gigantes  —  se  prestan  admirablemente  como  tes- 
timonio de  los  grandes  fríos  acaecidos  durante  su  vida.     Algu- 


(1)  RENGGER:     Reise  nach  Paraguay,  Aarau  1835. 

(2)  Promedio,  menos  de  2.  Más  tarde  ENRIQUE  MANGELS,  en 
su  larga  serie,  llegaba  a  un  promedio  de  4.  A  continuación,  yo  mismo,  de 
1896  a  1906  encontraba  un  promedio  de,6.  \  Siempre  más  seco,  y  por  lo  tanto, 
con  mínimas  más  bajas  !  He  allí  el  resultado  de  la  tala  y  del  incendio  de  los 
bosques,  error  fatal  en  el  cual  desgraciadamente  se  persiste. 


359  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N,  5 

nos  sen  verdaderos  registros,  de  una  exactitud  prácticamente 
igual  a  la  de  los  termómetros,  y  mayor  a  la  de  muchos  termó- 
metros del  comercio,  o  mal  situados,  o  mal  corregidos.  Cuando 
una  helada  —  sin  destruirlos  —  les  hizo  morir  hasta  cierta  altura 
del  tronco,  o  sólo  las  ramas  primarias,  aun  solamente  las  secun- 
darias, amplias  cicatrices  marcan  indeleblemente  el  límite  del 
estrago;  por  otra  parte,  el  ramaje  adquiere  una  forma  especial 
que  no  deja  lugar  a  dudas.  El  crecimiento  posterior  a  la  helada, 
marcado  en  las  ramas  por  el  número  de  brotaciones  sucesivas 
(1),  o  bien  en  el  tallo  por  el  número  de  zonas  anuales,  o  más 
frecuentes  (2),  permite  establecer  el  año  en  que  el  árbol  fué 
castigado;  y  si  la  época  no  es  muy  antigua  o  se  ha  hecho  la  ob- 
servación en  varios  árboles  de  las  misma  especie  con  el  mismo 
resultado,  la  indicación  del  año  resulta  con  toda  seguridad. 

Ahora  bien,  en  esta  ocasión,  no  precisó  dirigirse  a  ciertos 
árboles  especiales,  ni  hacer  averiguaciones  difíciles.  Miles  de 
árboles  seculares,  pertenecientes  a  docenas  de  especies  y  familias 
diferentes,  fueron  muertos,  hasta  cierta  altura  del  tronco,  hasta 
la  base  o  hasta  las  raíces.  Y  la  inspección  de  esas  víctimas  de 
1918  comprueba,  en  general  muy  claramente,  que  nunca  en  su 
vida  habían  recibido  parecida  injuria.  Aún  están  parados  gi- 
gantes ultra-seculares  de  uno  a  dos  metros  de  diámetro,  con  to- 
das las  ramas  muertas,  o  secos  hasta  la  base,  que  en  toda  su 
altura  de  25  a  40  m.etros,  no  muestran  la  más  leve  cicatriz,  ni  otro 
indicio  alguno  de  haber  sido  víctima,  en  alguna  época,  de  una 
catástrofe  como  ésta,  ni  de  otra  menor. 

Hay  más.     La  edad  de  tales  árboles,  a  veces  pluri-secular, 


(1)  En  ciertas  especies,  como  Yacaratia  dodecaphylla,  el  Yacaratiá 
o  Dyakaratiíh,  gigante  papayo  común  en  el  Sud  del  Brasil  y  Paraguay  (has- 
ta el  Brasil  Central  y  Mato  Grosso),  son  preciosas  para  estos  fines,  pudien- 
do  leerse  en  ellas,  con  un  poco  de  práctica  comparativa,  tanto  la  intensidad 
de  los  fríos,  como  el  año  en  que  éstos  acaecieron.  Estas  especies  deben  tener 
un  solo  crecimiento  anual.  En  las  que  tienen  dos,  la  investigación  es 
más  difícil. 

(2)  En  esto  igualmente  deben  ser  preferidas  las  especies  que  sclo 
tienen  una  brotación  anual.  Hay  árboles  que  tienen  3,  4  y  más,  anualmen- 
te; en  ellos  el  número  de  brotaciones  puede  variar  de  un  año  a  otro,  según 
como  corran  las  estaciones. 


BERTONI:    LA    TEMPERATURA    MIMMA    SECULAR    DE    1918         360 

el  perfecto  estado  anterior  de  la  mayor  parte  de  ellos,  y  por  fin, 
la  falta  de  recordación  de  alguna  catástrofe  semejante,  en  un 
país  donde  los  longevos  ultra-centenarios  son  extraordinaria- 
mente numerosos  (1)  y  donde  la  escasez  de  archivos  escritos 
hace  muy  persistente  el  antiguo  hábito  de  trasmisión  histórica 
de  padre  a  hijo  —  todos  estos  indicios,  y  otros  más  que  dejo  por 
brevedad  —  me  llevan  a  admitir  que  los  fríos  seculares  de  1786 
y  1789  no  hayan  sido  tan  intensos  como  los  de  1918,  al  menos 
para  las  regiones  de  las  que  más  especialmente  me  he  ocupado. 
En  aquellos  años  se  habría  notado  en  Asunción  una  míni- 
ma de  grado  y  medio  bajo  cero.  El  termómetro  usado  entonces 
era  el  de  Réaumur;  se  trataba  luego  de  una  mínima  igual  a  — 
1.9  de  nuestros  termómetros  actuales.  Como  temperatura  de 
una  ciudad  de  106  000  habitantes  (como  es  hoy  Asunción),  la  de 
—  1,9  sería  muy  baja,  porque  correspondería  a  tres  o  cuatro  gra- 
dos bajo  cero  en  la  campaña.  Pero  a  fines  del  siglo  XVIII  nuestra 
capital  sólo  tenía  6  a  7000  habitantes,  y  como  para  tan  reducida  po- 
blación su  extensión  superficial  era  muy  grande,  no  había  aglome- 
ración urbana,  y  sí,  más  abundante  vegetación,  faltando  además 
las  numerosas  fuentes  de  calor  que  trajo  la  industria  y  los  empe- 
drados que  almacenan  el  calor  del  día.  Tales  condiciones  no  pue- 
den haber  influido  sensiblemente  en  las  indicaciones  termomé- 
tricas,  que  debemos  considerar  como  tomadas  en  la  campaña. 
La  temperatura  mínima  de  fines  del  siglo  XVIII  no  debe  por 
tanto  ser  calculada  sino  en  dos  grados  bajo  cero.  Ahora  bien, 
los  efectos  del  invierno  ]918  sobre  los  vegetales  en  los  alrededo- 
res de  la  capital  dejan  la  impresión  de  que  este  último  invierno 
ha  batido  el  «record»  de  las  temperaturas  mínimas,  dejando  ins- 
crita en  los  anales  una  mínima  probablemente  pluri-secular. 

Una  tradición  guaraní  bastante  generalizada  corrobora  a 
esta  conclusión.  Según  esta  interesante  tradición,  en  los  tiem- 
pos antiguos  hubo  un  invierno  tan  frío,  que  la  mayor  parte  de 
los  animales  terrestres  y  los  peces  de  los  arroyos  perecieron,  y 
los  árboles  de  las  grandes  selvas  del  Alto  Paraná  ikaá-guazú) 
se  secaron  casi  todos;  y  el  agua  de  muchos  arroyuelos  {íhri  mi- 


(1)     En  1916,  segHJn  el  «Anuario  Estadístico»  morían  en  el  Paraguay 
74  personas  de  más  de  100  años  de  edad. 


361  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  5 

ri  etá)  y  de  las  surgentes  descampadas  «quedó  como  la  piedra 
itá-verá  (cuarzo  cristalizado) »,  tanto  que  los  Indios  que  por  tales 
parajes  andaban,  tuvieron  que  romperla  y  derretirla  mediante 
el  fuego  para  tener  «otra  vez»  agua. 

Es  fácil  comprender  que  esta  tradición  no  se  refiere  a  los 
fríos  de  1786  y  1789,  pues  los  Indios,  al  decir  que  eso  sucedió 
antiguamente  {karambó'é  aipó),  suelen  aludir  a  hechos  acaeci- 
dos anteriormente  a  sus  recuerdos  personales.  Ahora  bien,  el 
primero  que  recogió  esta  tradición  fué  el  Dr.  Antonio  de  lla- 
mas, cuando  vivía  en  Misiones,  hace  unos  30  años,  época  en 
que  seguramente  no  eran  raros  los  Indios  nacidos  poco  antes  de 
1789.  Por  lo  demás,  dicen  los  indígenas  que  eso  sucedió  en  los 
tiempos  antiguos,  y  no  se  refieren  a  recuerdos  de  sus  padres  (1). 

Nótese  que  —haciendo  la  debida  reducción  por  tratarse 
de  tradiciones  tales,  que  de  generación  en  generación  suelen  re- 
sultar más  o  menos  exageradas  —  esos  recuerdos  de  los  Guara- 
níes pueden  aplicarse  bastante  bien  a  un  caso  como  el  de  1918. 
Todo  lo  que  la  tradición  afirma  ha  sucedido,  acá  o  acullá,  como 
excepción,  y  aun  generalmente,  en  dicho  año,  como  veremos  me- 
jor en  el  capítulo  siguiente.  La  catástrofe  climatérica  a  que  la 
tradición  guaraní  se  refiere,  probablemente  en  muy  poco  ha  su- 
perado a  la  de  1918  y  seguramente  no  en  todas  partes.  Y  como 
los  Guaraníes  parecen  aludir  a  cosa  de  hace  dos  o  tres  siglos 
cuando  menos,  es  permitido  pensar  que  el  espantoso  invierno  de 
1665  que  hizo  un  verdadero  estrago  en  el  Hemisferio  Norte,  de- 
bido probablemente  a  una  causa  astronómica  haya  extendido  su 
acción  glacial  al  Hemisferio  Sud,  como  pasó  con  el  de  1789. 

Otros  antecedentes.  En  todo  caso  y  de  cualquier  manera, 
los  antecedentes  históricos  prueban  evidentemente  que  el  frío  de 
1918  es  uno  de  esos  fenómenos  que  —  por  lo  exepcional  —  no  im- 
plican ninguna  regla,  ni  modifican  regla  alguna,  ni  deben  per- 
mitir deducciones  de  carácter  general.  Así,  por  ejemplo,  si  en 
1918,  en  la  Región  del  Centro  del  Paraguay,  en  algunas  partes 
el  termjmstro  bajó  hasta  cincD  g.'"ado3  bajo  caco,  y  en  general 


(1)  BERTONI,  «Descripción  Física  y  Económica  del  Paraguay»  Par- 
te IV  «Antropología!)  libro  46:  2  «Folk-lore,  Leyendas  Guaraníes»,  mox 
edendum. 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA  MÍNIMA  SECULAR    DE    1918  362 

ha  bajado  allí  entre  tres  y  cuatro  grados,  temperaturas  que  ha- 
cen perecer  más  o  menos  completamente  ciertas  plantas  tropi- 
cales y  perjudican  a  otras,  esto  no  significa  de  ninguna  manera 
que  allí  se  tenga  que  abandonar  todo  cultivo  tropical.  El 
Queensland  ha  visto  \  arias  veces  temperaturas  iguales,  la  India 
ha  visto  más  de  una  vez  bajar  el  termómetro  a  cinco  grados  bajo 
cero  y  las  oasis  del  Sahara  central  hasta  ocho  grados.  Sin  em- 
bargo ninguno  de  esos  países  ha  pensado  por  eso  abandonar  sus 
cultivos  tropicales  acostumbrados. 

Ciertamente  es  cordura  admitir  de  antemano  todas  las 
posibilidades,  aun  las  remotas,  Y  más  cordura  aún  es  tomar 
ciertas  precauciones,  como,  por  ejemplo,  la  policultura,  la  elecci- 
ón de  especies  tropicales  anuales,  o  de  corte  anual,  o  tuberosas, 
o  absolutamente  resistentes  aún  a  las  mínimas  seculares  (1).  Y 
en  este  orden  de  ideas,  conviene  tener  en  cuenta  aquellos  fríos 
que,  sin  ser  catastróficos,  pueden  perjudicar  notablemente;  estos 
pueden  tener  una  periodicidad  más  frecuente. 

De  paso,  y  ya  que  hablamos  de  antecedentes  históricos, 
conviene  tocar  a  una  cuestión  y  ver  de  contestar  a  una  pregunta 
que  mil  veces  se  repite:  ¿  son  periódicos  estos  fríos  ?  Contesta- 
ré por  lo  pronto  que  efectivamente  existe  cierto  periodismo  con 
arreglo  al  período  de  11  años;  pero  que  será  necesaria  una  serie 
más  larga  de  observaciones  para  deducir  algo  al  respecto  con  más 
seguridad.  Veamos  cuales  fueron  los  fríos  más  perjudiciales 
durante  los  100  años  que  acaban  de  pasar,  y  según  los  datos  es- 
parcidos que  he  podido  reunir: 

LOS   FRÍOS   MÁS   PERJUDICIALES 

1786  Sud  América.     Primer  gran  frío  secular 

1789  Sud  América.     Segundo,  gran  frío  secular  (2) 

1830  Hemisferio  Norte  y  parece  que  aquí  también 

1842  Principalmente  en  el  Sud  del  Brasil 

1852  Paraguay  y  Corrientes;  frío  y  sequía  excepcional 


(1)  Ver  más  adelante  su  enumeración,  aunque  necesariamente  in- 
completa. 

(2)  Me  parece  constante  el  hech'o  de  que  los  grandes  fríos  seculares 
vienen  en  grupos  de  años  fríos,  no  en  un  año  muy  frío  aislado  entre  años  nor- 
males.    Creo  que  esto  se  explica  fácilmente  y  resulta  muy  lógico. 


363  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

1870  Sud  América;  grandes  estragos  en  Sao  Paulo  con  8 
días  de  heladas  consecutivas.  Minas  Geraes,  Mato 
Grosso. 

1882  Paraguay,  Misiones,  Corrientes,  donde  mueren  los 
naranjos  viejos;  Mato  Grosso. 

1893  Paraguay,  Sud  Brasil 

1894  Sud  del  Brasil;  mínima  de  36  años  en  Pelotas  (Rio 
Grande  do  Sul  ) 

1902  Principalmente  Sud  del  Brasil.  Gran  parte  de  los 
cafetales  destruida. 

1903  Paraguay,  Mato  Grosso. 
1916    hasta 

1918  Grupo  de  años  excepcionalmente  fríos  en  el  Sud  del 
Brasil,  Paraguay,  N.  de  Argentina,  Mato  Grosso,  etc. 

Examinando   este  cuadro,  encontramos  los  períodos  siguientes: 

PERÍODOS  RESULTANTES 

De  1789  a  1830,  son  41  años  (1)  que  corres- 
ponderían a  4  períodos  de :=10  años 

De  1830  a  1842,  un  período  de 12 

De  1842  a  1852,  uno  de 10 

De  1852  a  1870,  dos  de 9 

De  1870a  1882,  uno  de 12 

De  1882  a  1893,  uno  de 11 

De  1893  a  1903,  uno  de ' 10 

De  1903  a  1916,  uno  de 13 

Duración  mediana  de  los  períodos  10  § 

La  periodicidad  de  11  años,  aproximadamente,  resulta  en 
esto  bastante  bien  confirmada,  no  obstante  sus  variaciones  asaz 
frecuentes,  tales  como  siempre  se  suelen  observar  en  este  perío- 
do. Estas  variaciones,  o  diferencia  de  duración,  disminuyen  el 
valor  práctico  sin  eliminarlo.     Lo  mismo  puede  decirse  del  pe- 


(])     El  invierno  de  1789  fué  el  más  fríe  del  grupo.     Esto  se  sabe  por- 
que fué  gran  frío  universal  y  bien  estudiado  en  el  Hemisferio  Norte. 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA  MÍNIMA  SECULAR    DE    1918  364 

ríodo  de  33  años.  En  cuanto  al  período  de  132  años  (1)  no 
sería  imposible  que  fuese  el  de  las  mínimas  seculares.  Los  años 
de  1665,  1789  y  1918  presentan  lapsos  de  124  y  129  años;  y  en 
Europa,  el  de  1665  tuvo  lugar  123  años  después  del  de  1542. 

VI     CONSECUENCIAS  INMEDIATAS 

La  inolvidable  mañana  del  10  de  Julio  de  1918,  el  paisaje 
amanecía  completamente  transformado.  Tal  era  la  abundancia 
de  la  escarcha,  que  un  blanco  manto  lo  cubría  todo,  desde  las 
playas  del  río  hasta  la  cumbre  de  las  colinas,  y  desde  las  yerbas 
hasta  la  copa  de  los  árboles  más  altos.  Era  una  sábana  de  des- 
lumbrante blancura,  igual,  sin  matices.  Cuando  apenas  clarea- 
ba el  día,  aquélla  se  hubiera  podido  confundir  con  el  manto  de 
nieve  de  las  zonas  templadas.  Creímos  soñar;  por  momentos 
nos  creímos  transportados  en  Suiza,  al  terminar  la  primera  ne- 
vada. Más  tarde,  la  viva  luz  nos  hizo  admirar  de  nuevo  una 
mañana  de  escarcha  en  los  Alpes.  Por  fin,  al  salir  el  sol  por 
encima  de  los  vapores  del  río  (2),  los  rayos  de  Febo,  reflejados 
y  descompuestos  por  millones  de  cristales,  llenaron  el  ambiente 
y  nos  brindaron  por  momentos  un  paisaje  de  rutilante  belleza. 
Parecía  que  la  naturaleza  tropical  se  vestía  de  fiesta  y  se  ador- 
naba con  escondidas  joyas,  como  para  el  estreno   de  una  nueva, 


(1)  Según  KOPPEN,  quién  lo  propuso,  sería  de  130  años.  Pero  de 
los  cuadros  de  este  autor  resulta  de  124  a  136  años.  Creo  por  tanto  que  no 
se  trata  en  realidad  sino  de  un  per'odo  de  4  veces  33  años.  No  obstante  po- 
dría ser  igual  a  tres  de  RENOU,  de  41  años  cada  uno,  total  123  años;  aunque 
el  período  de  Renou  sea  más  dudoso,  por  no  basarse  en  ningún  fenómeno  co- 
nocido y  necesitar  varios  siglos  de  experiencia. 

(2)  Efectivamente,  pocos  momentos  antes  de  salir  el  sol,  una  capa  de 
neblina  fluvial  se  formó  en  el  cañón  por  donde  corre  el  río,  y  levantándose 
un  poco  sobre  la  línea  del  horizonte,  se  opuso  a  que  los  rayos  solares  derritie- 
sen muy  pronto  a  la  escarcha;  es  así  que  esta  pudo  durar  un  par  de  horas 
más.  A  este  respecto,  debo  hacer  notar  aquí  un  hecho  muy  curioso:  es  creen- 
cia universal,  entre  los  meteorólogos  como  entre  los  horticultores,  que  una  es- 
carcha, o  helada,  resulta  tanto  más  perjudicial,  cuanto  más  rápidamente  es 
derretida  por  los  rayos  solares.  No  obstante,  según  todas  miv.  innumerables 
y  minuciosas  observaciones  hechas  durante  larguísimos  años  sobre  los  efectos 
de  las  congelaciones,  lo  cierto  es  precisamente  lo  contrario:  en  la  gran  mayoría 
de  los  casos,  la  pronta  y  rápida  acción  de  los  rayos  solares  atenúa  los  efectos 
de  las  heladas,  los  cuales,  en  igualdad  de  condiciones,  son  tanto  más  intensos 


365  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  I!.  N.  5 

pero  no  menos  bella  existencia.  Sólo  el  silencio,  un  silencio 
completo,  extraño,  desconocido  en  esta  zona,  advertía  que  para 
los  seres  orgánicos  aquello  era  una  catástrofe.  Ni  un  ave,  ni 
un  insecto,  ni  siquiera  una  brisa  alteraba  la  quietud  de  esas  ho- 
ras de  espléndida  muerte.  Vacas  y  cabalk'S  permanecían  inmó- 
biles,  duros  de  frío,  en  el  mismo  lugar  donde  habían  pasado  la 
noche,  y  los  canes  no  se  apartaban  de  los  fogones,  donde  las  fa- 
milias y  los  obreros  acurrucados  se  calentaban  los  huesos,  sin 
atreverse  a  trabajo  alguno.  Natura,  siempre  bella,  se  había 
envuelto  en  un  virgíneo  ropaje  para  bajar  a  su  tumba  tempora- 
ria. Pero,  aunque  le  esperase  asaz  pronta  resurrección,  en  la 
descomposición  tendría  que  pagar  el  tributo  inexorable  a  la  ley 
suprema. 

Pocas  horas  de  sol  bastaron  efectivamente  para  cambiar 
el  paisaje,  y  pocos  días  para  que  este  tomara  el  más  triste  aspec- 
to.    Con  excepción  de  algunos  parajes  favorecidos,  el  admirable 


cuanto  más  demora  la  acción  solar  directa.  En  los  casos  restantes,  la  acción 
solar  directa  ftaé  nula.  No  he  registrado  un  solo  caso  bien  averiguado  en  que 
resultara  perjudicial. 

¿  Como  se  explica  tamaña  contradicción  ?  ¿  Debo  creer  que  en  estas  zo- 
nas calientes  las  cosas  pasan  al  revés  de  lo  que  sucede  en  las  templadas  ? 
¿  O  bien  es  que  en  las  zonas  templadas  no  se  ha  observado  bien,  o  los  meteo- 
rólogos no  han  sometido  aún  a  una  investigación  metódica  y  verdaderamen- 
te científica  una  creencia  popular  europea,  la  que  muy  bien  puede  resultar 
tan  errónea  como  aquella  de  la  influencia  de  la  luna  en  las  lluvias  y  las 
siembras,  igualmente  bien  arraigada  ?  Tal  vez  esté  la  verdad  en  esta  últi- 
ma suposición.  En  todo  caso,  me  permito  llamar  la  atención  de  los  hombres 
de  ciencia,  como  de  los  experimentadores  en  general,  sobre  esta  cuestión, 
la  cual  es  de  la  mayor  importancia  práctica  y  no  puede  dejar  de  interesar  a 
la  ciencia. 

¿  No  se  estaba  acaso  en  el  mayor  de  los  errores  en  cuanto  al  proceso 
de  destrucción  de  los  tejidos  vegetales  por  el  frío  ?  ¿  No  tiene  el  vulgo  la 
idea  más  errada  en  cuanto  a  la  acción  del  frío  sobre  los  insectos  ?  Lo  que 
puedo  asegurar,  es  que  observaciones  innumerables  corroboran  mi  decir;  y  lo 
aseguro  con  toda  confianza,  pues  lo  que  yo  he  observado,  claro  es  que  otros 
podrán  observar. 

Empero  ¡  atención  !  los  rayos  solares  directos,  sobre  todo  si  son  muy 
vivos,  hacen  que  los  efectos  de  la  congelación  aparezcan  más  prontamente. 
Hay  en  esto  un  hecho  que  puede  a  veces  confundir  a  un  observador  no  muy 
minucioso  y  algo  precipitado.  Y  este  hecho  —  así  como  se  explica  muy  fá- 
cilmente por  la  iTiás  rápida  desecación  de  los  tejidos  mortificados  —  por  otra 
parte  explica  el  error  de  los  agricultores,  en  el  mayor  número  de  casos  cuan- 
do menos,  y  la  creencia  general  que  ese  error  engendrara.  «Post  hoc,  ergo 
propter  hoc»  ¡  qué  de  errores  ha  permitido  esta  lógica  simplista!. 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE    1918  366 

manto  verde  de  la  vegetación  tropical  desaparecía,  para  dar 
lugar  a  un  colorido  general  mustio  de  hoja  muerta,  salpicado  de 
manchas  negruzcas  y  de  los  mil  trazos  blanquizcos,  que  los  ta- 
llos y  las  ramas  de  los  árboles  desnudos  dibujaban  sobre  el 
fondo  más  obscuro.  En  la  selva  litoral  paraguaya,  sobre  la  cos- 
ta del  río  y  en  algunos  parajes  favorecidos  de  la  costa  opuesta, 
calculé  que  un  tercio  de  las  especies  arbóreas  había  conservado 
las  hojas.  Pero  las  plantas  herbáceas  estaban  casi  todas  secas, 
en  todo  lugar  abierto  cuando  menos.  De  las  herbáceas  suculen- 
tas —  tropicales,  exóticas  o  indígenas  —  no  recuerdo  una  que 
haya  salido  indemne,  y  durante  varios  días,  un  hedor  caracterís- 
tico de  ellas  se  levantaba,  un  hedor  entre  ácido  y  a  podrido,  co- 
mo de  legumbres  salcochadas  que  se  alteran.  Esto  sucedía  en 
Puerto  Bertoni. 

Más  al  interior  de  las  tierras  —  salvo  en  los  parajes  ex- 
cepcionales, de  los  que  algunos  aparecen  en^  el  cuadro  de  las 
temperaturas  mínimas  —  el  estrago  fué  en  realidad  mucho  ma- 
yor, aunque  el  aspecto  de  los  primeros  días  no  pudo  ser  mucho 
más  impresionante.  Sin  embargo,  a  este  respecto,  es  necesaria 
una  observación  de  carácter  general.  Todas  estas  regiones  son 
suavemente  accidentadas.  Las  anchas  lomas  y  los  vallados  se 
suceden  sin  alteración  violenta  de  las  líneas  curvas,  y  las  dife- 
rencias de  nivel  —  en  toda  la  ancha  faja  que  se  extiende  desde 
la  costa  del  Paraná  hasta  la  titulada  cordillera  —  no  pasan  de  al- 
gunas decenas  de  metros.  No  obstante,  entre  la  cumbre  de  las 
lomadas  y  el  fondo  de  las  hondonadas,  la  diferencia  de  tempera- 
tura suele  ser  grande.  En  ciertas  ocasiones  he  podido  estable- 
cer que  la  diferencia  entre  las  temperaturas  mínimas  no  bajaba 
de  un  grado  cada  diez  metros  de  elevación.  No  insistiré  en  este 
fenómeno  de  interversión  nocturna  de  la  temperatura,  pues 
hasta  la  altura  de  algunos  centenares  de  metros,  es  constante 
en  esta  zona.  Y  aunque  menos  que  en  otras  ocasiones,  las  par- 
tes más  altas  fueron  las  más  favorecidas.  En  cambio,  la  gran 
mayoría  de  las  poblaciones  estando  situada  en  las  partes  bajas, 
cerca  de  las  aguadas,  es  de  estas  partes  que  se  tiene  la  mayoría 
de  los  datos  termométricos,  mientras  al  respecto  de  las  partes 
altas,  generalmente  no  queda  sino  el  recurso  de  examinar  el  es- 
tado dé  las  plantas. 


367  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

De  tal  manera,  mientras  en  las  cumbres  de  las  lomadas 
más  elevadas  los  efectos  no  fueron  más  intensos  que  sobre  la 
costa  del  Paraná,  y  mientras  en  las  alturas  de  la  Faja  Serrana 
se  pudieron  ver  sitios  más  protejidos  aún,  en  las  hondonadas  o 
bajíos,  el  95 7r  de  los  árboles,  y  aun  más,  perdieron  las  hojas. 
En  ciertos  puntos,  a  la  costa  de  ciertos  arroyos  de  esta  jurisdición, 
no  aparecían  sino  tres  especies  de  árboles  con  su  follaje  indem- 
ne, de  más  de  cien  especies  que  constituían  el  bosque.  Alguna 
semana  después  de  la  catástrofe,  la  selva  de  todos  los  lugares 
bajos  o  poco  elevados  presentaba  el  más  extraño  aspecto.  Aba- 
jo, una  espesa  camada  de  hojas  secas  cubriendo  el  suelo;  arriba 
un  ramaje  casi  desnudo,  como  en  el  otoño  de  la  zona  templada; 
y  por  todas  partes  la  luz,  como  en  el  campo,  el  sol  vivo  donde 
reinaba  la  sombra  y  aun  la  penumbra. 

El  adorno  especial  de  nuestra  selva,  el  que  mayormente 
contribuye  a  darle  su  aspecto  tropical,  la  variadísima  vegeta- 
ción epífita  y  las  lianas  innumerables,  casi  habían  desaparecido. 
De  los  soberbios  Philodendron  sólo  quedaban  tristes  colgajos  de 
grandes  hojas  muertas  y  peciolos  putrescentes.  De  todas  las 
enredaderas  días  antes  tan  fres  zas  y  tan  variadas  en  su  ele- 
gante ropaje  de  todos  los  matices  ~  ya  no  quedaban  sino  los 
delgados  tallos,  desnudos  y  colgantes  como  el  cordaje  de  los  bar- 
cos. Las  Bromeliáceas  epífitas,  las  cespitosas  Aechmea,  las 
Biühergia  ya  cubiertas  de  fiores,  los  Macrochordion  con  su  cilin- 
drica espiga,  las  frescas  y  blandas  Vrisea,  los  Canistrum, 
habían  visto  transformarse  en  un  terrón  de  hielo  toda  el  agua 
reunida  en  sus  rosetas,  mustias  ya  y  heridas  de  muerte.  Por  fin, 
casi  todas  las  orquidáceas  que,  bellas  o  modestas,  pero  siempre 
agraciadas,  adornaban  el  tronco  de  tantos  árboles,  sólo  ostenta- 
ban hojas  e  inflorecencias  secas,  cuando  no  la  putiMdez  de  sus 
pseudo-bulbos.  Quedando  sólo  algunos  heléchos,  pequeña  mi- 
noría resistente,  entre  los  más  cuyas  frondes  secas  aún  erguían 
sus  formas  elegantes  pero  sin  vida. 

Los  príncipes  de  la  flora,  las  Palmeras,  en  todas  partes  se 
distinguían  por  su  robustez.  Pero  la  elegante  Euterpe,  que  con 
tanta  profusión  adornaba  los  bosques  de  nuestra  comarca,  sólo 
se  salvó  en  algunos  parajes  favorecidos;  en  los  demás,  sólo  que- 
dan de  ella,  los  innumerables  estípites  secos.  La  Acrocomia  to- 
tal  y  la  Trithrinax  hrasüiensis  en  muchas  partes  perdieron  sus 


BERTONI:    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA    SECULAR    DE    1918         368 

hojas,  y  hubo  parajes  en  que  igual  suerte  tuvieron  el  Cocos  ya- 
tay  y  la  más  rústica  de  nuestras  grandes  Palmeras,  el  Cocos  Ro- 
manzoffiana. 

Las  regiones  al  Oriente  del  río  Paraná  como  aparece  del 
del  cuadro  de  temperaturas  mínimas  —  sufrieron  más  aún.  Ya 
dije  que  la  onda  de  frío  de  1918,  como  la  de  1917,  nos  vino  del 
Este  o  del  ESE.  Los  valles  del  Yabebiry,  del  Piraíh,  del  Agua- 
raíh-guasú  y  del  Uruguaíh-guasú  en  el  territorio  de  Misiones,  y 
sobre  todo  el  del  Ihguasú,  fueron  los  canales  naturales.  Así 
se  explican  las  temperaturas  apenas  creíbles  observadas  en  las 
hondonadas  de  esos  ríos,  especialmente  en  Bonpland  (Misiones) 
y  en  la  jurisdición  de  Foz  do  Iguassú  (Brasil).  En  uno  de  los 
puntos  relativamente  favorecidos  de  esas  regiones.  Puerto  Agui- 
rre,  a  fólo  algunos  centenares  de  metros  del  Paraná,  se  pudo 
ver  un  arroyuelo  casi  completamente  helado;  y  si  bien  esto  su- 
cedía en  lugar  algo  descampado,  obsérvase  que  allí  la  tempera- 
tura no  bajó  de  —  6,5;  no  causará  por  tanto  sorpresa  el  saber 
que  tal  fenómeno  sucediera  en  otras  localidades  vecinas  de  la 
jurisdición  de  Foz  do  Iguassú,  donde  el  termómetro  bajó  a 
nueve,  diez  y  hasta  trece  grados  bajo  cero.  Con  lo  que  resultó 
bien  fundada  la  tradición  guaraní  que  creíamos  fantástica.  Es- 
ta última  temperatura  podría  pasar  por  increíble  si  no  existiera 
el  testimonio  de  las  vides  destruidas  (1). 

Puede  uno  pensar  cual  sería  el  estado  de  la  selva  después 
de  semejante  temperatura.  Sólo  que  allí  la  exageración  del 
fenómeno  puso  de  manifiesto  a  otro  fenómeno,  que  no  resulta 
menos  sorprendente:  y  es  la  existe^icia  de  especies  subtropicales 
y  aun  tropicales,  que  resisten  a  tan  bajas  temperaturas.  Pues 
ni  todos  los  árboles,  ni  todos  los  arbustos  han  muerto;  muchos 
perdieron  sólo  las  hojas,  otros  ya  se  van  reponiendo  y  algunos 
resultaron  indemnes.  Este  fenómeno  tiene  su  importancia  prác- 
tica. Según  los  últimos  autores  que  se  ocuparon  de  la  geogra- 
fía física  del  globo,  el  clima  del  Paraguay  central  y  estas  regiones 


(1)  De  las  especies  Vi'íís  labrusca  y  Vitis  vinifera;  agregando  que  se 
trata  de  tipos  comunes  y  bien  conocidos.  Es  sabido  que  estas  especies  no 
mueren  en  Europa  sino  cuando  el  termómetro  baja  por  lo  menos  a  quince 
grados  bajo  cero.  Yo  mismo,  en  e'  Süd  de  Suiza,  en  el  famoso  invierno  de 
1879,  pude  comprobar  en  los  viñedos  de  mis  padres,  que  poruña  temperatura 
mínima  de  13.3,  ninguna  de  las  numerosísimas  variedades  resultó  perjudicada. 


369  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

es  clasificado  como  Tropical  del  tim  chino  (\).  Ahora  bien,  es 
sabido  con  qué  interés  en  la  zona  templado-cálida  se  buscan  las 
especies  resistentes  que  puedan  comunicar  un  aspecto  algo  pa- 
recido al  tropical  a  los  jardines  y  parques  de  esa  zona.  En  la 
lista  que  he  publicado  en  mi  último  trabajo  (2)  ya  se  puede 
ver  buen  número  de  plantas  indígenas  de  alta  resistencia.  Pe- 
ro muchas  otras  hay  que  presentan  una  resistencia  igual  y  aun 
mayor,  cuyo  límite  sólo  podría  ser  indicado  mediante  una  ins- 
pección minuciosa  de  las  localidades  más  frías,  lo  que  aún  espe- 
ro poder  hacer. 

Lo  que  precede  se  refiere  a  la  selva  y  a  los  descampados 
o  rozados,  huecos  forestales  o  clairiéres  producidos  por  el  culti- 
vo. En  cuanto  a  los  campos  (sabanas)  el  censo  era  fácil  de  le- 
vantar: en  los  del  interior,  tanto  al  Este  como  al  Poniente,  nin- 
guna especie  herbácea  quedó  con  hoja  verde.  Con  este  motivo 
los  incendios  de  campo  fueron  de  una  intensidad  destructora  sin 
igual,  así  como  de  una  extensión  muy  grande,  invadiendo  en 
muchas  partes  la  selva  y  destruyendo  muchísimos  bosques  aisla- 
dos. Un  incendio  que  tuvo  lugar  al  NNW  de  nuestro  observa- 
torio, desde  más  de  veinte  leguas  de  distancia  alumbraba  duran- 
te tres  noches  el  cielo,  y  con  la  mayor  intensidad.  Recién  los 
últimos  días  de  Julio  algunos  campos  del  interior  empezaron  a 
verdear  un  poco  (3). 

Acción  sobre  los  Animales.  No  fué  menos  desastrosa,  ni 
menos  fértil  de  consecuencias,  y  se  puede  decir  que  fué  más 
impresionante  aún,  pues  los  animales  no  brotan  de  sus  restos,  y 


(1)  DE  MARTONNE  en  (iGéographie  Physique»,  etc. 

(2)  BERTONI:  «Límite  de  Resistencia  de  las  Plantas  Tropicales  y 
Subtropicales  a  las  Bajas  Temperaturas)),  en  este  mismo  número  de  «ANA- 
LES»,    pág.     331. 

(3)  En  las  praderas  o  pastoreos  artificiales  de  la  costa  jiaraguaya  al- 
gunas Gramináceas  se  conservaron  más  o  menos  verdes.  En  Puerto  Bertoni 
el  primer  puesto  en  orden  de  resistencia  lo  ocupó  una  especie  de  Eragrostis, 
buen  forraje  indígena  que  tengo  por  la  especie  interrupta  y  que,  no  obstante 
las  heladas,  continuó  floreciendo.  Conservaron  su  verdura  las  especies  Pas- 
palum  angustifolium,  P.  conjugatum  y  P.  notatum;  en  but-na  parte  también 
Chloris  distichophylla,  Eleusine  indica,  Panicum  glutinosum  y  P.  Bertonii;  todas 
estas  especies  indígenas  son  buenas  forrajeras,  menos  la  primera;  creo  por 
tanto  muy  útil  registrar  sus  nombres  en  tan  rara  ocasión. 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE   1918  370 

unos  meses  después  de  los  fríos,  cuando  los  grandes  calores  ya 
habían  permitido  al  follaje  —  siquiera  al  de  las  plantas  herbá- 
ceas y  trepadoras  —  cubrir  en  buena  parte  a  los  restos  de  las 
víctimas  vegetales,  los  animales  aún  seguían  muriendo.  La  mor- 
tandad fué  producida  primero  por  el  frío  directo,  alguna  semana 
después  por  el  hambre,  pocos  meses  después  por  inanición,  y 
más  tarde,  siguieron  muriendo  muchos  animales  a  consecuencia 
de  los  malos  alimentos  que  a  falta  habían  ingerido. 

En  los  parajes  de  la  costa,  entre  los  animales  silvestres, 
las  víctimas  de  las  heladas  se  contaron  desde  el  día  10  de  Julio 
por  centenares  y  por  miles.  El  simpático  mundo  de  las  Aves 
fué  el  que  pagó  el  tributo  más  cruel.  Por  todas  partes  se  en- 
contraban pájaros  muertos  o  moribundos.  Los  había  de  todas 
clases;  peor  aún:  los  más  caseros,  los  amigos  del  hombre,  y  los 
más  bellos  eran  los  que  parecían  haber  caído  en  mayor  número. 
Cosa  parecida  pasó  con  los  Mamíferos;  pero,  escondidos  éstos 
en  las  mayores  espesuras  de  la  selva,  sus  restos  no  fueron  vistos 
sino  después,  y  en  mínima  parte.  El  vacío  que  se  produjo,  la 
desaparición  notada  poco  a  poco,  fué  lo  que  dio  la  medida  de  la 
hecatombe. 

No  menos  triste  fué  el  espectáculo  que  se  nos  presentó 
durante  los  días  sucesivos.  Era  el  arribo,  del  interior  de  las 
tierras,  de  las  pocas  aves  que  habían  podido  sobrevivir.  Venían 
en  busca  de  un  ambiente  menos  cruel  y  de  algún  alimento.  Las 
fuertes  heladas  habían  dejado  todo  el  hinterland  sin  una  fruta; 
raros  eran  los  granos  en  esa  estación;  los  insectos  se  habían  re- 
fugiado en  el  suelo,  en  las  grietas,  en  lo  más  oculto  del  bosque; 
y  los  Indios  defendían  sus  plantaciones  y  graneros  como  su  vida. 
La  sola  esperanza  era  la  costa.  Pero  la  costa  estaba  lejos  y  el 
alimento  faltaba.  Venían  por  tanto  las  aves  cansadas,  exhaus- 
tas, volando  por  breves  trechos,  de  árbol  en  árbol,  sembrando 
el  camino  de  pobres  rezagadas  que  bajaban  para  dormir  en  la 
maleza  el  último  sueño.  ¡  Y  siguieron  así  llegando  durante  se- 
manas! 

Y  después  de  tanto  esfuerzo  ¿  qué  les  reservaba  la  costa  ? 
Un  alivio  momentáneo,  un  último  desengaño,  y  para  las  más, 
una  agonía  más  larga.  Las  poblaciones  son  aún  muy  pocas,  las 
cosechas  ya  almacenadas  y  casi  agotadas,  y  los  corazones  muy 
duros,  indiferentes  cuando  menos,  porque  los  hombres  aún  igno- 


371  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N,  5 

ran  lo  que  es  el  animal.  Nuestros  naranjales  estaban  cubiertos 
de  frutos;  pronto  estubieron  cubiertos  de  aves.  Cada  naranja 
se  la  disputaban  dos,  cinco,  diez  hambrientos  ¿  Con  qué  ánimo 
defender  aquéllo,  con  qué  corazón  oponerse  ?  Aquello  era  la- 
mentable, conmovedor.  Por  un  tácito  acuerdo  resolvimos  aban- 
donar toda  fruta.  Y  siguió  siendo  ésta  disputada  ansiosamente 
por  un  enjambre  ensordecedor,  una  hormiguera  en  los  aires.  Pero 
había  muchas  aves  que  ya  no  gritaban  ni  disputaban:  eran  las 
más  exhaustas,  condenadas  a  presenciar  el  ageno  festín  que 
apuraba  su  doble  agonía.  Y  el  número  de  aves  ya  disminuía, 
no  obstante  la  ganga  del  momento;  disminuía  rápidamente,  por- 
que aquello  era  muy  poco  para  tanto  hambriento.  En  dos  se- 
manas no  quedó  más  fruta  ni  grano. 

Los  pobres  animales  que  aún  tenían  fuerza  andaban  como 
locos  de  palo  en  palo,  desesperados;  los  demás  miraban  triste- 
mente como  si  vieran  la  muerte  que  venía.  Fué  entonces  que 
mis  hijos  apiadados  echaron  mano  de  un  último  recurso.  Ha- 
cían harina  de  maíz,  y  con  miel  de  caña  y  un  poco  de  agua,  com- 
ponían una  sopa  muy  nutritiva.  Todas  las  aves  que  aún  queda- 
ban, comían  con  ansia  esa  mezcla,  como  un  alimento  universal 
que  todas  podían  asimilar.  Espectáculo  extraño  y  conmovedor 
a  la  vez,  era  el  ver  las  especies  más  diferentes  y  a  veces  enemi- 
gas, reunidas  por  grupos  heterogéneos  de  centenares,  sobre  los 
arbustos  deshojados  más  vecinos,  olvidando  toda  enemistad  y 
todo  miedo,  al  alcance  de  la  mano,  echarse  por  turno  sobre  las 
vasijas  continuamente  rellenadas  del  codiciado  alimento.  Tanto 
más,  cuando  en  esa  algazara,  en  esa  ansiosa  y  desordenada  com- 
petición, cada  individuo  buscaba  la  salvación  de  su  vida  sin 
atentar  a  la  vida  de  otros  (1). 

Aquello  era  capaz  de  liquidar  con  cuanto  depósito  y  gra- 
nero.    Pero  mientras  tanto  los  calores  volvían,  de  día  en  día  1* 


(1)  Una  observación  psico-biológica:  En  esa  ocasión  tan  rara  co- 
mo propicia,  tuve  que  convencerme  de  que,  aun  en  los  casos  extremos  como 
ese,  el  struggle  for  life  no  asume  generalmente  entre  los  animales  el  aspec- 
to feroz,  ni  la  tenacidad,  ni  la  forma  odiosamente  egoísta  que  los  hombres 
suelen  suponer.  Salvos  casos  excepcionales  —  y  seguramente  los  hay—  el 
animal,  en  la  lucha  por  la  vida,  lo  que  busca  es  su  parte,  su  lugar  en  el  fes- 
tín, no  el  aniquilamiento  del  competidor.  Lucha  más  bien  por  adelantarse, 
que  por  cortar  el  camino  a  otro.  Mira  más  bien  adelante  que  lateralmente. 
Aun  cuando  arrebata  la  presa  a  otro  más  débil,  su  acción  parece  determinada 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR   DE   1918  372 

naturaleza  se  reanimaba,  la  brotación  se  hacía  intensa  y  los  in- 
sectos abandonaban  sus  guaridas.  Y  nuestros  protejidos  empe- 
zaron el  desbande.  Era  un  alivio;  pero  nos  dejó  algo  tristes. 
El  silencio  que  sucediera  a  tamaña  algarabía  nos  pareció  algo 
ingrato.  Pero  la  libertad  es  un  bien  tan  grande,  para  los  anima- 
les como  para  el  hombre,  que  los  unos  como  los  otros  la  prefieren 
al  mejor  alimento. 

La  adaptación  momentánea  de  numerosas  especies  de  aves 
a  ciertos  alimentos  seguramente  excluidos  de  su  régimen  nor- 
mal, fué  otro  fenómeno  curioso  observado  en  esa  ocasión.  Va- 
rias especies  de  aves  frugívoras,  granívoras  y  aun  insectívoras, 
obligadas  por  el  hambre,  comieron  los  brotes  tiernos  de  varias 
especies  de  plantas.  ¿  Fué  verdadera  adaptación  ?  En  ciertos 
casos  seguramente  lo  fué;  pero  la  mortalidad  elevada  de  los 
meses  siguientes  parece  comprobar  que  no  hubo  siempre  tole- 
rancia. Ciertas  especies  como  el  Ramio  ~  Boehmeria  nivea  — 
(1)  eran   muy   buscadas  y   seguramiente  bien   recibidas   por  el 


exclusivamente  por  el  anhelo  a  la  presa,  y  no  por  odio  a  su  posesor.  Es 
más  bien  un  esfuerzo  que  una  lucha.  La  lucha  es  con  la  naturaleza,  no  con 
el  que  lucha  como  él  por  el  mismo  fin.  Interpretada  de  esta  manera,  la  célebre 
frase  de  Darwin  debiera  ser  traducida  por  esfuerzo  por  la  vida,  versión  que 
ha  sido  propuesta  por  algunos  de  los  biólogos  que— a  mi  entender  —  llegaron 
a  la  más  exacta  interpretación  de  la  teoría  darwiniana. 

La  inteligencia- -y  principalmente  el  espíritu  de  previsión  — hace  que  la 
lucha  se  vuelva  más  áspera,  porque  un  animal  puede  ver  en  otro  el  futuro 
competidor.  Pero  la  enemistad  de  especie  a  especie,  o  de  grupo  a  grupo  - 
si  se  puede  llamar  tal  no  se  desarrolla  generalmente  sino  en  la  ocasión  de 
la  competición.  Acaso  sea  el  humano  el  solo  género  que  ha  hecho  de  la 
enemistad  una  pasión  permanente  y  puesto  en  los  actos  de  la  enemistad  una 
larga  premeditación.  Lo  que  prueba  una  vez  más  que  el  desarrollo  de  la'in- 
teligencia  —  como  ninguna  otra  cosa  buena  en  el  mundo  no  deja  de  pre- 
sentar algún  inconveniente,   siquiera  menor  o  temporario. 

En  esa  memorable  ocasión,  nunca  he  visto  a  ninguna  especie  (ni  gru- 
po de  individuos)  luchar  o  pelear  por  eliminar  completamente  a  los  compe- 
tidores, echándolos  del  lugar,  como  hubiera  seguramente  sucedido  entre  na- 
ciones humanas.  Y  eso  que  había  especies  diferentísimas.  Las  disputas, 
o  los  pequeños  combates,  eran  individuales  y  muy  breves;  no  tenían  eviden- 
temente otro  objeto  que  el  de  ocupar  un  lugar  en  la  mesa  común.  Cada  uno 
luchaba  por  su  derecho  a  vivir,  no  por  quitar  permanentemente  a  otro  ese 
derecho. 

(1)  El  Ramio  según  numerosos  ensayos  de  nuestra  Estación  —  es 
una  excelente  planta  forrajera  y  resulta  ser  una  de  las  pocas  especies  consu- 
madas y  apetecidas  por  todos  los  animales  domésticos,  pues  la  buscan  con 
avidez  las  aves  de  corral. 


373  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

organismo  de  varias  aves.  Igualmente  notóse  que  ciertas  flores 
eran  aprovechadas  por  las  aves.  Puedo  indicar  muy  especial- 
mente las  de  los  géneros  Erythrina  y  Abutilón.  Aunque  menos, 
vióse  comer  flores  de  Naranjo  Dulce  y  otras  especies  de  Citrus, 
principalmente  los  estambres  y  el  estilo. 

Los  peces  de  los  afluentes  del  Paraná  también  sufrieron 
macha  mortandad.  En  algunos  arroyos,  como  el  Pirá-píhtá-íh, 
el  Yhtutí  y  el  Yhroíh-guasú  —  que  recorren  una  zona  conocida 
por  sus  fuertes  heladas  —  en  1917  ya  se  había  visto  morir  de 
frío  la  mayor  parte  de  los  peces.  En  1918  el  fenómeno  fué  más 
general.  Se  puede  admitir  que  la  temperatura  de  los  pequeños 
cursos  de  agua  pudo  bajar  hasta  cerca  de  cinco  grados  sobre 
cero.  Semejante  temperatura  ya  representa  una  diferencia  de 
15  grados  de  la  normal  o  mediana  anual,  diferencia  enorme. 
Pero  creo  deber  agregar  a  ésto  que  la  temperatura  de  +  4,0  in- 
dica también  el  punto  en  que  la  densidad  del  agua  alcanza  a  su 
máximum.  De  resultas,  esos  arroyos  estuvieron  por  momentos 
densamente  sembrados  de  peces  que  boyaban,  muchos  muertos 
o  moribundos,  otros  endurecidos  por  el  fiío,  medio  asñxiados  e 
incapaces  de  zambullir.  De  estos  últimos,  muchos  revivían  al- 
canzando al  río  Paraná,  allá  donde  las  cascadas  verticales  no 
eran  tan  altas  como  para  ultimarlos. 

Pa7'a  la  Zoogeografía  estos  hechos  revisten  especial  impor- 
tancia, pues  concurren  a  explicar  otros  hechos  no  menos  sor- 
prendentes. Uno  de  estos  últimos  es  la  gran  diferencia  entre 
la  fauna  ictiológica  del  río  Alto  Paraná  Medio  y  la  de  s'us 
afluentes.  Las  especies  que  viven  en  estos  últimos,  son  gene- 
ralmente distintas  de  las  del  gran  río  y  son  muchísimo  menos 
numerosas.  Tales  diferencias  son  tan  profundas  que  constituyen 
un  verdadero  contraste.  Para  algunos  afluentes  la  altura  de 
los  saltos  puede  servir  de  explicación  parcial.  Pero  el  hecho  es 
general,  y  por  tanto,  es  mejor  y  más  completamente  explicado 
por  la  enorme  diferencia  entre  la  temperatura  del  río  y  la  de  sus 
afluentes  y  por  la  acción  de  las  mínimas  seculares  sobre  estos 
últimos. 

Sobre  los  mamíferos,  la  acción  inmediata  de  los  fríos  no 
podía  ser  tan  desastrosa,  pues  estos  animales  pueden  guarecerse 
mejor,  en  las  cuevas,  en  los  te'oncos  huecos,  en  el  suelo  y  de  va- 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR   DE    1918  374 

ríos  modos.  No  obstante  -  en  las  localidades  más  azotadas 
muchos  murieron  de  frío.  En  el  interior  de  Puerto  Bertoni, 
hubo  monos  {Cebiis  fatuelhs  yar.)  que  así  murieron.  Al 
oriente  del  río,  con  más  razón,  el  frío  —que  allá  fué  mayor 
debe  haberles  costado  la  vida  a  muchos  monos  de  esas  regiones, 
el  Cebus  vellerosiis  hacia  el  Ihguasú,  el  Cehus  cirrifer  más  al 
Sud. 

En  estas  últimas  regiones,  hemos  comprobado  el  hecho 
de  haberse  muerto  mboreví  o  antas  {Tapiriis  terrestris)  por 
el  efecto  directo  de  las  heladas.  Quizá  la  misma  causa  no  haya 
terminado  con  los  raros  aó-aó de  Misiones  {Bradijpus  tridactylus) . 
Y  estas  no  fueron  las  solas  especies  que  pagaron  inmediato  tri- 
buto, ni  con  mucho. 

VII     CONSECUENCIAS   c7»4EDIATAS 

A  la  hecatombe  debida  al  efecto  directo  de  las  heladas 
del  8-12  de  Julio,  suceder  debía  otra  mortandad  -  en  ciertos  ca- 
sos mayor  debida  a  las  consecuencias  indirectas  de  los  fríos. 
En  el  estudio  anteriormente  insertado  (1)  ya  dejé  consignado 
como  en  buen  número  de  plantas  ofendidas  poruña  congelación 
parcial  —  aunque  ésta  sea  limitada  y  tal  que  la  planta  aparente- 
mente pueda  reponerse  en  poco  tiempo  —  se  produce  una  espe- 
cie de  gangrena  progresiva  muy  peli  grosa.  Pues  esta  gangrena 
—  ya  por  sí  sola,  ya  complicada  por  la  concurrencia  de  hongos 
saprófilos  —  sigue  agravándose  durante  meses,  y  descendiendo 
gradualmente,  puede  llegar  hasta  el  cuello  de  la  raíz,  y  aun  a 
las  mismas  raíces,  causando  la  muerte.  No  volveré  por  tanto  so- 
bre este  asunto.  Baste  decir  que  —  concurriendo  circunstancias 
favorables  a  ese  desarrollo,  como  ser  la  humedad,  el  calor  y  ¡a 
falta  de  luz  —  en  varias  especies  arbóreas  o  arbustivas  la  muer- 
te aún  puede  producirse  al  año  y  hasta  a  los  15  meses,  como  en  el 
Café  {Coffea  arábica),  en  el  Caucho  de  Assam  (Ficus  elástica), 
ciertos  Ficus  indígenas,  y  Castilla  elástica. 

Pero  —  como  ya  advertí  —  para  los  animales  las  conse- 
cuencias  mediatas   fueron  mucho  más  graves.     Después  de  la 


(1)     BERTONI:  «Límites  de  Resistencia  de  las  plantas   Tropicales  y 
Subtropicales  a  las  Bajas  Temperaturas»  p.  389,  340,  343. 


375  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

muerte  violenta  por  el  frío,  vino  la  muerte  bastante  rápida  por 
el  hambre,  pues  el  frío  había  destruido  casi  todo  el  alimento 
vegetal  y  ahuyentado  a  los  insectos.  Mas  tarde  fué  la  muerte 
lenta  por  inanición,  la  alimentación  siendo  para  muchos  animales 
de  todo  punto  insuficiente.  Por  fin,  la  muerte  por  enfermeda- 
des causada  por  la  naturaleza  de  los  alimentos  inusitados  sobre 
los  cuales  el  animal  hambriento  se  echaba.  A  este  respecto 
conceptúo  más  rápido  y  claro  extraer  los  datos  correspondientes 
de  mi  Formulario  de  Observaciones  Meteorológicas,  sección 
Bioclimatológica. 

EFECTOS  SUBSECUENTES  SOBRE  LOS  ANIMALES 

AGOSTO  —  Primera  década:  continúa  enorme  mortandad  de  animales,  e.s- 
pecialmente  Aves.     Ya    aparecen    mosquitos  Siroulium. 

II  Década:  invasión  de  ratas  del  monte  (Dactylomysamblyo- 
nyx  y  otras) :  atacan  los  depósitos  de  granos.  Otros  Roedores 
atacan  a  ios  rizomas  de  los  Bananos;  otros  a  la  corteza  de 
varios  árboles  indígenas. 

III  Década:  La  mortandad  de  Mamíferos  es  ahora  m.ás 
grande  que  nunca.  Por  todas  partes  se  encuentran  cadáveres. 
En  las  cercanías  encontráronse  Hormigueros  (TamaQdua 
tetradactyla)  muertos,  pues  parece  que  no  hay  más  ni  hor- 
migas. Arriba  del  Salto  de  Ihguasú  mi  hijo  Rhetus  encuen- 
tra muertos  varios  Tapiros  (Tapirus  terrestris).  Disminu- 
ye la  mortandad  de  Aves;  éstas  comen  brotes  tiernos,  ver- 
duras, flores  con  néctar  y  ya  tienen  la  primera  fruta  indígena 
que  madura,  la  BasaQacantha  spioosa.  Muy  pocos  Insectos; 
pero  aumentan  los  mosquitos  Simúlidos  y  Culícidos. 

SEPTIEMBRE.  I  Década.  Continúa  mortandad,  ahora  por  inanición.  Los 
Monos  (Cebus)  que  ya  no  han  muerto  no  pueden  subir  más  a 
los  árboles;  van  arrastrándose  extenuados  por  el  suelo,  donde 
son  fácil  presa  de  los  perros  y  carnívoros  silvestres;  al  en- 
contrarlos, lloran  y  no  disparan. 

II  Década:  la  mortandad  disminuye  para  algunos  grupos  de 
animales.  Aparecen  los  primeros  Ofidios.  Los  rarísimos  Pi- 
caflores supérstites  ya  tienen  varias  flores,  como  Tabaco, 
Petunia,  Aloe  vera,  Dickia  spp. 

OCTUBRE        I     Década:  aún  mueren  algunos  Mamíferos  y  Aves  de  inani- 
ción.    Nunca    se  vio  tan  grande  escasez  de  Insectos,  y  la  cre- 
encia que  los  fríos    los  mata  parece    plenamente  confirmada. 
No  obstante  hay  bastante  orugas. 
II  Década:  Aparecen  bastante  numerosas  especies  de  Insectos. 

NOVIEMBRE  I  Década:  Gran  desilusión  al  respecto  de  los  Insectos;  apare- 
cen muchísimos,  rápidamente,  en  todas  partes.  Numerosísi- 
mos   los    Lepidópteros  nocturnos,  las    Orugas,  los  Áfidos,  los 


BERTONl:    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA    SECULAR    DE    1918 


376 


Tábanos  y  las  Uras  (Hypoderma  horoinis).  Invasión  ex- 
cepcional de  Piques  y  Pulgas.     Regular  cantidad  de  nnosquitos. 

II  Década:  Se  encuentran  muchas  Aves  y  aun  Mamíferos 
enfermos;  algunos  muertos.  Continúa  la  invasión  de  Insectos, 
principalmente  de  los  más  perjudiciales;  una  invasión  de  Oru- 
gas devora  los  mandiocales;  ninguna  fruta  se  escapa,  toda  es 
picada  de  insectos  y  se  agusana. 

III  Década.  Mamíferos  y  Aves:  el  estado  tiende  a  normali- 
zarse. Va  habiendo  gran  concentración  de  animales  de  la 
Faja  Interior  sobre  el  Litoral.  Algunos  enfermos.  Casi  todos 
muy  flacos. 

DICIEMBRE.  I  Década:  Aumenta  la  invasión  de  Orugas  (larvas  de  Lepi- 
dópteros) que  destruye  los  mandiocales;  es  de  varias  especies 
a  la  vez.  No  se  salva  una  fruta  —  madura  o  verde  de  los 
Gusanos  (larvas  de  Dípteros).  Los  Áfidos  son  tan  numerosos, 
que  atacan  hasta  el  Maíz.  Las  Uras  (Derrr)atobia  spp)  nunca 
han  sido  más  numerosas;  casi  ningún  animal  se  escapa.  Mu- 
chos Mbarigwí  (SimuHum  spp).  Al  contrario,  hay  pocas 
Avispa  (Vespidae),  no  obstan  ser  la  estación  favorable;  algu- 
nas especies  parecen  haber  desaparecido  completamente.  Bas- 
tante Zancudos  (Culicidae).  Pocos  Saurios. 
III  Década:  La  vida  de  los  Mamíferos  parece  normalizarse. 
Las  Aves  siguen  siendo  muy  pocas,  salvo  en  algún  paraje 
cultivado  de  la  costa;  las  Insectívoras  son  las  que  menos  se 
ven;  solamente  Loros  (Psittaciformes)  hay  regular  cantidad. 
Continúa  la  invasión  de  Insectos  iniciada  durante  Octubre. 
El  producto  de  los  árboles  frutales  es  completamente  destruido. 
Salvo  la  plaga  de  los  Dípteros  (Uras  y  Moscas)  no  hubo  en 
estos  meses  epizootias. 

Disminuye  la  invasión  de  Insectos,  casi  en  todos  los  órdenes 
a  la  vez,  menos  los  Estridos  (entre  los  que  más  nos  interesan). 
Aparecen  varios  Reptiles,  no  muy  numerosos,  y  menos  los 
Ofidios 

La  vida  de  los  Mamíferos  parece  normalizada,  salvo  el  núme- 
ro. Casi  lo  mismo  puede  decirse  de  las  Aves.  Hay  ahora  mu- 
chas Avispas  (como  normalmente  en  Noviembre  ).  muchos 
Cóccidos  (especialmente  Cl)ionasp¡s  citri)  y  mucho  Tetrani- 
chus  telarius. 

Epizootias:  fiebre  aftosa  y  cólera  de  las  gallinas. 
Desaparecen  casi  los  Estridos  (Uras)  y  los  Mosquitos  de  todas 
clases    (Culícidos  y   Simúlidos) .       Invasión  de  Ccmiostoroa 
coffeella  y  de   Diabrótica. 

En  general  —  y  dentro  de  la  escasez  numérica  la  vida  ani- 
mal puede  considerarse  como  normalizada. 


ENERO  1919 

FEBRERO 

MARZO 


ABRIL 


VII     CONSECUENCIAS  DURABLES 


ter 


Los  efectos  que  acabo  de  enumerar  no  son  todos  de  carao- 
pasajero.     Hay   modificaciones  en  la  flora   y  la   fauna  que 


377  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

persistirán  durante  mucho  tiempo  y  no  desaparecerán,  en  ciertos 
casos,  sino  al  cabo  de  algunos  decenios.  Ciertas  industrias  hu- 
manas como  la  agricultura  y  la  horticultura  —  con  razón  o  sin  ella 
—  podrán  ser  también  más  o  menos  afectadas.  Se  trata  por 
tanto  de  consecuencias  de  orden  natural  y  práctico  de  indiscuti- 
ble importancias. 

Tenemos  por  ahora  una  modificación  profunda  de  la  pobla- 
ción animal,  en  lo  referente  a  animales  superiores.  La  población 
total  está  reducida  de  una  manera  sorprendente.  En  el  interior  de 
estas  regiones  la  disminución  es  más  notable  aún;  la  vida  animal 
parece  concentrarse  en  torno  de  los  poblados  y  cultivo?,  los  que, 
relativamente  a  la  extensión  superficial,  son  muy  poca  cosa. 
Hay  más.  En  todas  las  principales  clases  de  animales,  inclusi- 
ve los  Insectos,  hay  cierto  número  de  especies  que  parecen  ha- 
berse extinguido.  Yo  pienso  que  en  realidad  ninguna  ha  desapa- 
recido completamente.  Acá  o  acullá,  algunas  parejas  se  habrán 
salvado,  aprovechando  condiciones  excepcionales.  Hemos  visto^ 
efectivamente,  que  hubo  lugares  —  si  bien  muy  pocos  y  bastante 
limitados  —  donde  apenas  hubo  una  débil  congelación,  o  no  hu- 
bo ninguna,  pues  en  esos  lugares,  cualquier  abrigo  natural  o  un 
bosque  tupido  bastó  para  que  el  hielo  no  pudiera  producirse.  Pero 
¿  cuanto  tiempo  se  necesitará  para  que  la  especie  vuelva  a  ad- 
quirir la  importancia  numérica  que  le  correspondía  en  el  equili- 
brio de  los  seres  ? 

Imposible  prever  todas  las  complicaciones  de  la  más 
simple  ruptura  de  equilibrio.  Y  cuando  la  ruptura  es  general, 
no  es  siquiera  posible  enumerar  todas  las  consecuencias  después 
de  producidas.  Pero,  prácticamente,  estamos  viendo  algunas  de 
mucha  importancia. 

Entre  ellas,  la  del  desequilibrio  Aves-Insectos.  Las  aves  in- 
sectívoras son  las  que  perecieron  en  mayor  número  y  proporción. 
No  era  de  extrañar,  habiéndose  ocultado  tan  completamente  los 
insectos  en  los  meses  de  Agosto  y  Septiembre.  Pero  la  muerte  de 
tantas  aves  insectívoras  trajo  como  consecuencia  natural  la  calami- 
tosa invasión  de  insectos  de  Octubre  a  Enero.  Desgraciadamente, 
varias  de  estas  aves  cuentan  entre  las  especies  que  parecen  extin- 
guidas. Como  consecuencia  lógica,  varias  especies  de  insectos,  y 
entre  ellas  algunas  de  las  más  perjudiciales  a  las  plantas  continúan 


BERTON!:    LA  TEMPERATURA  MÍNIMA  SECULAR    DE    1918  378 

muy  numerosas  devastando  nuestros  sembrados;  y  nadie  puede 
decir  cuanto  tiempo  llevará  antes  que  haya  aves  suficientes  para 
dar  cuenta  de  tales  plagas.  Al  respecto  de  esta  importante  cues- 
tión, los  hechos  me  obligan  a  llamar  la  atención  sobre  los  incon- 
venientes prácticos  de  la  exageración  de  cierta  teoría,  defendida 
principalmente  por  uno  de  los  más  conocidos  entomólogos. 

Aludo  a  lo  que  me  atrevo  a  llamar  el  error  de  Berlese.  El 
grande  entomólogo  y  biólogo  italiano  ha  contribuido  como  pocos 
al  estudio  de  los  insectos,  en  sus  relaciones  entre  ellos  y  de  ellos 
con  las  plantas,  así  como  para  dejar  bien  establecida  la  existen- 
cia de  numerosas  especies  de  notable  utilidad  para  el  hombre, 
pues  éstas  atacan,  como  parásitos  o  como  enemigos,  a  gran  nú- 
mero de  infectos  nocivos,  deteniendo  la  multiplicación  de  éstos 
dentro  de  los  límites  que  convienen  al  equilibrio  general  y  per- 
miten el  desarrollo  de  nuestras  industrias.  Empero,  pagando 
él  también,  no  obstante  su  elevación,  el  tributo  a  esa  mayor  o 
menor  exageración  del  amor  a  la  especialidad  libremente  esco- 
gida, a  la  que  no  parece  escapar  ningún  especialista,  llegó  a 
atribuir  casi  exclusivamente  a  los  insectos  útiles  el  control  de  los 
nocivos,  negando  a  las  aves  el  gran  papel  que  desempeñan  en  la 
destrucción  de  estas  plagas,  o  pretendiendo  reducirlo  a  cosa  muy 
secundaria.  Los  pájaros,  dijo  él,  son  muy  dignos  de  la  simpatía 
de  los  hombres  desde  otros  puntos  de  vista;  pero  el  gran  papel 
que  se  les  atribuye  en  la  persecución  a  lo  insectos  nocivos,  lo 
deserrtpeññn  en  realidad  los  numerosísimos  insectos  útiles.  Esta 
idea,  emitida  y  sostenida  por  tan  alta  autoridad  científica  en 
un  país  donde  hábitos  destructivos  inveterados  y  creencias  vul- 
gares erróneas  hacían  muy  difícil  el  establecimiento  de  una 
eficaz  protección  a  las  aves  útiles,  no  pudo  sino  retardar  la  pro- 
mulgación de  leyes  adecuadas,  y  ahora  todavía,  me  figuro  que 
debe  aum.entar  los  obstáculos  al  fiel  complimiento  de  las  que  se 
dictaran  . 

Y  en  nuestros  países  sudamericanos  —  donde  ni  leyes  te- 
nemos al  respecto,  o  si  las  tenemos,  carecen  más  o  menos  de 
eficacia,  ya  por  su  imperfección,  ya  por  defectuosa  aplicación 
—  importa  mucho  corregir  ese  error  tanto  más  grave  por  haber 
tenido  tan  alto  defensor.  Felizmente,  podemos  impugnarlo  sin 
ser  tachados  de  pretensiosos,  pues  fué  mera  casualidad  la  que 
nos  permitió  sacar  provecho  de  una  ocasión  tan  rara.     Efectiva- 


379  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  H.  5 

mente,  en  esta  memorable  ocasión,  todos  pudimos  presenciar  y 
seguir  fase  por  fase  los  cambios  de  equilibrio  sucesivos  produci- 
dos por  la  catástrofe  térmica  de  1918,  y  todos  tuvimos  que  pa- 
decer las  consecuencias  de  esos  desequilibrios,  consecuencias 
que  en  buena  parte  permanecen  aún,  y  en  parte  persistirán 
todavía  por  mucho  tiempo. 

Los  grandes  fríos  obligaron  a  los  Insectos  y  Arácnidos  a 
ocultarse,  o  detuvieron  su  evolución,  durante  dos  o  tres  meses. 
Consecuencia  inmediata:  las  aves  Insectívoras  que  no  habían 
muerto  de  frío,  murieron  de  hambre  o  de  inanición,  Y  cuando  los 
insectos  reaparecieron,  o  se  metamorf osaron,  o  sus  huevos  na- 
cieron, la  falta  de  aquellas  aves  hizo  que  los  insectos  se  volvie- 
sen plaga,  junto  con  las  Arañas,  las  que  se  multiplicaron  con  tal 
profusión,  que  en  el  país  nunca  se  había  visto  cosa  algo  parecida. 
(1).  Naturalmente,  las  pocas  aves  insectívoras  supérstites  se 
regalaron  a  boca  llena,  influyendo  esto  en  su  procreación.  Esto 
produjo  una  disminución  de  la  plaga  de  los  insectos.  Pero  esta- 
mos recién  a  fines  del  invierno,  no  siendo  fácil  prejuzgar  del 
verano. 

Por  otro  lado,  numerosas  especies  nocivas  continuaron 
sus  estragos  durante  este  invierno.  Así  por  ejemplo,  presen- 
ciamos actualmente  una  invasión  de  Hormigas  pertenecientes  al 
género  Atta,  seis  o  siete  especies  de  Cortaderas  {Ihsaú  y  Akeké) 
que  aparecen  por  todas  partes,  con  grave  perjuicio  para  la 
agricultura  y  la  horticultura.  La  Diabrótica  speciosa  conti- 
nuó tan  numerosa  durante  el  invierno,  que  no  obstante  las  varias 
resiembras,  nos  ha  dejado  casi  sin  hortaliza;  y  su  hermana  la  Z). 
vittata  devoró  casi  completamente  las  siembras  invernales  de 
Cucurbitáceas,  así  como  las  plantas  de  esta  familia  nacidas  subs- 
pontáneas  al  principio  del  invierno.  Abundaron  también  varios 
Curculiónidos,  y  por  fin,  aparecieron  tantas  plagas  nuevas,  que 
pocas .  fueron  las   plantas  cultivadas  que  no  sufrieran   ataques. 


(1)  La  invasión  de  Arañas  fué  tan  grande,  que  en  las  selvas,  como 
en  las  plantaciones  y  caminos,  era  en  extremo  molesto  el  andar,  detenidos  li- 
teralmente a  cada  paso  por  las  telarañas.  Durante  este  invierno  (de  1919) 
la  invasión  disminuyó  mucho;  pero  no  sabemos  como  será  el  verano.  En 
cambio  los  minúsculos  Acáridos  salvo  Tetraoycfjus  telarius  que  abund» 
aun  en  tiempos  normales  no  fueron  muy  numerosos,  pues  su  control  no  lo 
ejercen  los  pájaros. 


BERTONl:    LA  TEMPERATURA  mínima  SECULAR    DE    1918  380 

Y  ahora,  lo  abundante  que  es  la  población  de  Mariposas  durante 
este  invierno,  hace  presagiar  una  nueva  invasión  de  Orugas 
para  el  verano  (1). 

Por  cierto,  ninguno  piensa  en  negar  la  importancia  que 
tienen  muchos  insectos  en  el  control  y  persecución  de  numerosas 
especies  de  insectos  nocivos.  Es  evidente  también  que  en  la 
defensa  natural  contra  la  excesiva  multiplicación  de  varios  gru- 
pos de  insectos,  las  aves  no  toman  parte,  o  muy  secundaria, 
correspondiendo  esa  defensa  a  los  insectos  útiles,  más  o  menos 
exclusivamente.  Pero  —  por  más  que  sean  numerosos  estos  ca- 
sos, y  realmente  notables  los  resultados  prácticos  (2)  obtenidos 
favoreciendo  artificialmente  ese  fenómeno  natural  no  será 
posible  sostener  con  suficiente  argumento  que  tal  misión  provi- 
dencial pertenezca  exclusiva  o  esencialmente  a  los  insectos.  La 
parte  que  tienen  en  eso  las  aves  resulta  evidente,  y  ocasiones 
como  la  que  relato  parecen  además  indicar  que  si  no  es  prepon- 
derante, muy  cerca  está  de  serlo. 

Al  respecto  de  los  animales  domésticos,  dos  observaciones  creo 
dignas  de  ser  registradas.  La  primera  es  la  resistencia  a  los 
fríos  de  las  razas  criollas  en  general,  resistencia  evidentemente 
superior  a  la  de  las  razas  europeas.  La  vida  al  aire  libre  duran- 
te todo  el  año  —  la  selección  natural  que  elimina  los  individuos 
no  resistentes  —  el  hábito  de  resistir  noches  rigurosas  en  campo 
abierto  (3)  —  los  rayos  solares  generalmente  bastante  vivos  du- 


(1)  Un  caso  especial  lo  presentó  el  Anastrepha  fratercuius,  mos- 
ca muy  común  de  nuestros  frutales.  La  destrucción  de  toda  fruta  por  el  frío 
y  por  las  aves,  hizo  que  este  díptero  durante  meses  no  encontrase  más  fruta 
en  qué  poner  sus  huevos  y  continuar  su  habitual  paso  de  especie  a  especie 
hasta  la  madurez  de  las  naranjas.  Como  resultado,  éstas  quedaron  casi 
completamente  libres  de  tal  insecto  y  la  producción  de  1919  fué  muy  abundante. 

(2)  Algunos  de  tales  resultados  constituyen  verdaderos  triunfos,  como 
el  que  se  está  obteniendo  en  estos  momentos,  verbigracia,  mediante  la  Pros- 
paitella  Berlesei.  Agrego  quede  los  Cóccidos  no  se  notó  verdadera  inva- 
sión, aparte  el  Chionaspis  citri.  el  cual  ya  está  reducido  a  la  proporción 
normal. 

(3)  En  los  campos  o  sabanas  del  Sud  del  Brasil  y  Paraguay  —  en  años 
normales  —  se  notan  siempre  varias  noches  de  helada.  En  el  Sud  de  Mato 
Grosso  igualmente.  A  este  respecto  hay  ciertas  regiones  que  son  asombrosas. 
Por  ejemplo,  en  los  campos  del  valle  del  Alto  Iguassú,  en  el  estado  de  Paraná, 


381  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N,  5 

rante  las  épocas  frías  —  son  causas  que  explican  tal  resistencia. 
A  principios  de  Julio  muchas  vacas  ya  habían  parido.  En  las 
sabanas,  o  grandes  campos  sin  bosques,  buen  número  de  terne- 
ros murió,  lo  cual  no  extrañará,  pues  éstos  tenían  pocas  sema- 
nas o  pocos  días  de  edad.  Pero  en  los  bosques,  aun  allá  donde 
la  temperatura  bajó  a  algunos  grados  bajo  cero,  los  terneros 
resistieron. 

Y  como  no  hay  mal  que  por  bien  no  venga,  los  bovinos  y 
los  caballares  engordaron  notablemente  a  consecuencia  de  esos 
fríos.  Tal  como  suena.  En  estos  países  ya  se  sabía  que  las 
hojas  de  ciertos  árboles  indígenas  constituyen  un  excelente  fo- 
rraje. Pero  se  ignoraba  que  la  gran  mayoría  de  las  especies  de 
árboles  presenta  esta  utilidad.  Los  fríos  deshojaron  a  la  casi 
totalidad;  las  hojas  secas  formaban  una  camada  espesa  en  la 
que  todas  estaban  me^jlaias.  Pues  los  animiles  —  los  bovinos 
principalmente  —  con  tanta  fruición  comieron  de  esas  hojas,  que 
en  algunas  semanas  llegaron  aun  estado  de  gordura  nunca  visto 
en  estos  parajes  en  animal  libre.  Seguramente  ciertas  especies 
son  preferidas  (1) ;  pero  el  número  de  las  aceptadas  es  elevadí- 
simo,  siendo  probable  que  en  el  estado  seco  dicho  número  sea 
mayor  que  en  el  estado  verde. 

La  ocasión  ha  demostrado  con  la  mayor  evidencia  el  alto 
valor  de  las  hojas  de  árboles  como  forraje.  Ahora  falta  que  se  sepa 
sacar  provecho  de  la  lección.  El  ramoneo,  o  sea  la  práctica  de 
juntar  ramillas  con  hojas  de  los  árboles  más  pastables  —  prácti- 
ca vulgar  en  Suiza,  Baviera,  Austria,  Alta  Italia,  etc,  —  debe 
ser  adoptada  en  nuestras  regiones  forestales,  y  no  dudo  de  que 
en  el  porvenir  llegue  a  ser  corriente. 

¿  Causaron  los  fríos  modificocicnes  permanentee  en  la  flora  ? 
Aparentemente,  sí.     El  aspecto   general   de   la   vegetación   ha 


se  observa  frecuentemente  mayor  número  de  noches  de  congelación  que  en  los 
campos  de  Montevideo.  Lo  mismo  \  asa  con  los  campos  del  extremo  Sud  del  Pa- 
raguay. En  cuanto  a  los  de  la  provincia  de  Corrientes  y  del  Sud  del  territo- 
rio argentino  de  Misiones,  el  total  de  noches  de  congelación  alcanza  a  un  pro- 
medio anual  de  por  lómenos  el  doble  del  total  que  indica  MORANDI  'doce) 
como  promedio  de  la  región  de  Montevideo. 

[1]  Verbrigracia,  las  pertenecientes  a  los  géneros  Sorocea,  Bastar- 
diopsis,  Alchornea,  ChIorophora.  Trema,  Ficus,  Campomanesia,  Cas- 
sia,  Erythrina.  Heliocarpus,  Psidium,  Inga,  y  ciertas  espacies  como  el 
Solanum  granuloleprosum. 


BERTONI:    LA  TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE    1918  382 

cambiado,  más  o  menos  en  todas  partes,  en  varios  parajes  pro- 
fundamente. Se  comprende  fácilmente  que  de  todas  las  espe- 
cies indígenas  que  perecieron  más  o  menos  completamente,  han 
quedado  plantitas  escondidas  en  la  male7a  somonte,  o  cuando 
menos  semilla  guardada  por  la  naturaleza  en  ese  medio  con- 
servador admirable  constituido  por  la  capa  superficial  del  suelo 
y  los  detritus  vegetales  que  lo  cubren.  Creo  por  tanto  que  la 
composición  ñorística  no  ha  cambiado.  Pero,  temporariamente, 
las  proporciones  de  las  sendas  especies  en  el  censo  de  la  pobla- 
ción vegetal  han  padecido  cambios  tan  notables,  que  en  muchí- 
simas localidades  modificaron  el  paisaje.  Ciertamente  los  efec- 
tos de  esta  grave  perturbación  irán  borrándose  poco  a  poco. 
Empero,  el  antiguo  aspecto  no  volverá  sino  dentro  de  algunos 
años  en  los  parajes  medianamente  castigados,  y  en  los  más 
azotados,  solamente  dentro  de  algunos  decenios.  Sólo  en  ciertos 
puntos  privilegiados  será  posible  admirar  —  durante  esos  lapsos 
de  tiempo  —  el  aspecto  que  era  general  antes  de  la  dura  prueba, 
en  las  diferentes  formaciones  forestales.  El  Palm.etum  Euter- 
pes.  por  ejemplo  —  la  más  elegante  y  la  más  típica  de  nuestras 
formaciones  —  no  llevará  menos  de  veinte  años  para  reconstitu- 
irse allá  donde  se  perdió,  es  decir,  casi  en  todas  partes.  La 
Sylva  Amnícola  —  no  obstante  haber  tenido  que  soportar  las 
temperaturas  más  bajas  —  se  reconstituirá  en  muy  pocos  años, 
gracias  principalmente  a  la  resistencia  absoluta  de  los  frondosos 
y  alegres  Symplocos  y  la  no  menor  resistencia  de  las  Rapanea  y 
de  varias  Mirtáceas.  Pero  el  Ficetum  —  alta  formación  de  gi- 
gantescos Ficus,  corpulentos  Heliocarpus  y  frondosas  Guarea 
vagamente  gregales  —  ijo  exigirá  menos  de  veinte  años,  y  en 
algunas  partes  más  de  cuarenta,  antes  de  recuperar  su  prístino 
aspecto,  y  aun  con  eso,  carecerá  todavía  de  los  gigantes  hoy 
muertos. 


VIII       DETERMINACIÓN  DE  NUESTRO  CLIMA 


Hubo  cierta  discusión  sobre  si  se  debía  considerar  al  clima 
del  Paraguay  como  tropical,  o  menos.  Los  últimos  años,  parti- 
cularmente fríos,  vinieron  a  dar   cierta  fuerza  a  la  opinión  ne- 


383  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    5 

gativa,  la  que  anteriormente  no  era  sino  la  de  pocos.  El  invi- 
erno de  1918  ha  sembrado  mucho  desaliento  entre  los  cultivadores 
o  aclimatadores  de  plantas  tropicales.  Los  colonos  —  siendo 
extranjeros  y  en  parte  inmigrados  desde  poco  tiempo  —  no  se 
dan  cuenta  fácilmente  de  lo  excepcional  que  fué  ese  invierno. 
Y  la  mayor  parte  de  los  hijos  del  país  no  se  da  tampoco  cuenta 
de  eso  cabalmente,  pues  casi  todos  seguramente  ignoran  que  se 
trata  de  una  mínima  secular.  La  cuestión  tiene  por  tanto  una 
importancia  práctica  evidente.  De  su  solución  depende  en  par- 
te la  orientación  que  se  dará  a  la  agricultura  en  el  Paraguay  y 
regiones  colindantes. 

La  cuestión  es  compleja  y  siento  que  no  sea  este  el  lugar 
para  entrar  en  todos  los  detalles  (1).  Pero  es  necesario  demos- 
trar que  —  en  todo  caso  —  el  iyivierno  de  1918  no  constituye  de 
ninguna  manera  la  prueba  negativa  que  algunos  creen  haber 
encontrado. 

A  los  entendidos  de  Climatología  no  necesito  recordar  qu? 
los  Trópicos,  ni  otro  paralelo,  ni  otra  línea  astronómica  tiene  va- 
lor en  la  determinación  de  un  clima  o  en  la  delimitación  de 
una  zona  climatérica.  El  límite  de  la  zona  tropical  en  el  He- 
misferio Sud,  por  ejemplo.  —  y  cualquiera  sea  la  base  principal 
que  se  adopte  para  trazarlo  es  una  línea  muy  irregular,  si- 
nuosísima, con  largos  trechos  de  norte  a  sud  y  viceversa,  pasan- 
de  caprichosamente  al  sud  o  al  norte  del  Trópico,  a  merced  de 
las  corrientes  marinas,  de  los  accidentes  orográficos  y  de  los 
centros  habituales  de  alta  y  baja  presión,  que  son  las  causas 
esenciales  que  lo  hacen  desviar.  Digo  esto  porque  entre  legos 
muchos  son  los  que  tienen  por  límite  al  mismo  Trópico,  confun- 
diendo la  zona  climatérica  —  la  que  interesa  prácticamente  — 
con  la  astronómica.  Ya  no  habría  cuestión  posible,  pues  basta- 
ría consultar  un  mapa;  sería  muy  sencillo,  casi  infantil.  Des- 
graciadamente la  naturaleza  nada  quiere  saber  de  las  rígidas 
líneas  entre  las  cuales  pretendiéramos  encerrarla.  En  ella,  por 
regla  general,  todo  fenómeno  responde  a  varios  factores,  y 
cuando   un  asunto   toca  á  la  biología,  los  factores  suelen  ser  lo 


[1]     Véase  el  artículo  siguiente:  «Los  Cultivos  Tropicales  y  la  Orien- 
tación de  la  Agricultura  Paraguaya». 


BERTONI:    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA    SECULAR    DE    1918         384 

más  numercsos. 

Por  eso  es  norma  fundamental  que  ningún  ser,  ni  objeto, 
ni  fenómeno  biológico  puede  ser  determinado  sin  tener  en  cuen- 
ta todos  sus  caracteres.  Toda  clasificación,  de  cualquier  grupo 
que  fuera,  hecha  sobre  un  carácter  sólo  —  por  más  importante 
que  este  fuera  —  resultó  artificial,  abandonada  o  conservada 
sólo  a  falta  de  mejor  cosa.  Así,  en  el  caso  presente,  la  adopción 
de  la  temperatura  mínima  como  argumento  para  deslindar  la 
zona  tropical  llevaría  a  lo  absurdo,  pues  excluiría  de  esta  zona 
grandes  regiones  indiscutiblemente  tropicales,  para  incluir  países 
templados  donde  es  imposible  todo  cultivo  tropical. 

¿  Dehe  ser  considerado  como  tropical  el  clima  de  todo  el 
Paraguay  ?  Sí,  si  se  tiene  por  límite  la  línea  isotérmica  de  20 
grados  de  temperatura  anual,  promedio  de  las  24  horas,  en  cuanto 
la  humedad  relativa  mediana  no  baje  del  70  '7f  de  saturación  (1). 
No,  si  se  adopta  el  isoterma  de  21  o  22  grados  —  como  ciertos 
autores  proponen.  Hay  en  esto  una  duda  aún .  Esta  duda  se 
puede  resolver  particularmente  para  el  Paraguay  y  países  limí- 
trofes teniendo  en  cuenta  las  diferencias  de  humedad;  pues  una 
región  que  tiene  20.0  de  temperatura  media  y  85  o  90  %  de 
humedad  media  admite  mayor  número  de  cultivos  tropicales, 
que  no  otra  región  que  tuviese  22.0  de  temperatura  y  sólo  el 
70  %  de  humedad.  No  obstante  —  por  cortar  la  cuestión  de  una 
manera  más  práctica  y  al  alcance  de  todos  —  se  puede  admitir 
que  el  clima  de  la  Región  del  Sud  del  Paraguay,  del  territorio 
argentino  de  Misiones  y  del  Oriente  del  estado  de  Paraná  (este 
último  país  con  excepción  de  una  estrecha  faja  litoral)  sea  sub- 
tropical. Es  verdad  que  —  no  siendo  la  subtropical  una  zona 
verdadera,  sino  una  faja  intermedia,  sin  contar  lo  vago  y  multi- 
forme que  es  —  queda  aún  abierta  la  cuestión  de  saber  a  cual 
de  las  zonas  clásica  se  debe  agregar,  si  la  templada  o  la  tropical. 
Pero  es  esta  una  cuestión  meramente  teórica  y  por  tanto  sin 
importancia  en  este  debate. 


[1]  Adopté  estábase  en  varias  publicaciones  y  en  mis  dictados  de  Me- 
teorología y  de  Agricultura  Especial  en  la  Escuela  Nacional  de  Agricultura. 
Se  entiende  también  que  esta  temperatura  debe  ser  tomada  en  abierta  cam- 
ña;  en  realidad  corresponde  a  21  o  22  grados  de  la  mayor  parte  de  las  estacio- 
nes meteorológicas  en  los  pueblos  o  en  casillas  cerradas. 


385  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  5 

Todos  los  demás  caracteres  del  clima  del  Paraguay  son  tropicales: 

La  temperatura  media  va,  según  las  regiones,  de  20  a  24  5 
grados,  lo  cual  cualquiera  que  sea  la  base  que  se  adopte  —  in- 
cluye la  mayor  parte  del  Paraguay  en  la  zona  tropical. 

Con  más  razón  lleva  a  esta  conclusión  la  temperatura 
del,  suelo. 

La  temperatura  de  los  grandes  ríos  es  de  las  más  elevadas 
que  se  observan  entre  los  trópicos. 

La  tensión  del  vapor  —  entre  18  y  20  de  mediana  anual 
—  es  superior  a  la  de  una  buena  parte  de  los  países  indiscutible- 
mente tropicales. 

La  humedad  relativa  es  superior  a  la  de  la  mitad  de  los 
países  tropicales,  y  la  de  las  regiones  del  Alto  Paraná  es  una  de 
las  más  altas  del  mundo. 

El  barómetro  varía  según  las  reglas  especiales  de  la  zona 
tropical. 

Nos  encontramos  en  plena  zona  de  las  calmas  tropicales, 
cuyo  es  el  régimen  de  los  vientos.     La  calma  nocturna  es  típica. 

Las  lluvias  son  típicamente  tropicales  en  su  manera  de 
producirse,  intensidad,  etc. 

El  90  'k  de  ellas  viene  acompañado  de  descargas  eléctri- 
cas, proporción  rara;  el  95  'k  en  el  Alto  Paraná,  proporción 
rarísima. 

Lo  raro  que  es  el  granizo,  la  abundancia  extrema  del  rocío 
y  los  hidrometéoros  todos,  fornecen  otros  tantos  puntos  caracte- 
rísticos. 

La  temperatura  de  los  rayos  solares  ha  alcanzado  el  punto 
más  alto  observado  hasta  ahora  en  la  zona  tropical,  con  78.0  en 
Posadas,  78.3  en  Asunción.  80.5  en  Puerto  Bertoni  y  82.5  en 
Yaguarasapá. 

La  diafanidad  de  la  atmósfera  es  de  las  más  altas  de  la 
zona  tropical. 

La  proporción  de  ácido  carbónico  y  la  de  amoniaco  son  de 
las  que  se  observan  en  dicha  zona. 

La  actividad  de  las  combustiones  orgánicas  no  es  menos 
típica. 

Por  fin  —  pasando  por  alto  varios  otros  argumentos  —  sólo 
tenemos  dos  estaciones,  pues  en  general,  el  paso  de  invierno  a 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE   1918  386 

verano  y  de  verano  a  invierno  sucede  en  pocos  días  (1). 

¿  Qué  puede  determinar  un  solo  carácter  negativo  (aun 
cuando  fuera  exclusivo  de  estas  regiones) ,  el  de  la  temperatura 
mínima,  contra  veinte,  contra  todos  los  demás  ?  No  resta  la 
menor  duda;  el  clima  del  Paraguay,  salvo  el  de  su  parte  meridio- 
nal extrema,  debe  ser  considerado  como  tropical. 

Por  eso  la  naturaleza  orgánica  lo  proclama  por  todas  sus 
voces,  de  la  flora,  de  la  fauna,  de  todas  las  manifestaciones  de 
la  vida  y  hasta  en  las  causas  de  dolencia  y  de  muerte  (2).  Pues 
en  el  conjunto  la  fauna  y  la  flora  son  tropicales.  El  invierno  de 
1918  —  lejos  de  refutar  esta  conclusión  —  la  confirmó  claramen- 
te. Efectivamente,  ha  permitido  consignar  los  hechos  siguientes: 

1°  El  conjunto  de  las  plantas  indígenas  fué — cuando 
menos  —  tan  perjudicado  como  el  conjunto  de  las  plantas  culti- 
vadas indiscutiblemente  tropicales,  como  resulta  claramente  de 
las  listas  que  acabamos  de  publicar  (3). 

2°  Todas  las  plantas  leñosas  subtropicales  cultivadas  en 
Puerto  Bertoni  salieron  completamente  indemnes,  como  igual- 
mente puede  verse  en  la  citada  lista  Í4), 

Ahora  bien,  es  muy  evidente  que  si  la  flora  leñosa  indí- 
gena de  estas  regiones  fuese  subtropical,  debía  padecer  muchí- 
simo menos  que  las  especies  cultivadas  tropicales;  mientras 
sufrió  igualmente,  cuando  menos.  Por  otra  parte,  la  resistencia 
absoluta  de  todas  las   especies  genuinamente  subtropicales,  mi- 


(1)  Algunas  veces  en  pocas  semanas;  pero  a  veces  también  en  un 
solo  día. 

(2)  No  obstante  la  proverbial  salubridad  de  su  clima,  el  Paraguay 
presenta  un  tipo  tropical  en  el  conjunto  de  las  enfermedades  dominantes  o 
comunes. 

(3)  Ver  el  estudio  precedente.  Por  ejemplo,  de  unas  50  especies  de 
Palmeras,  dos  solamente  tuvieron  individuos  muertos  completamente,  la 
Areca  lutescens  de  la  India  meridional  y  Euterpe  Eguzquizae  indígena 
y  abundante  en  Puerto  Bertoni. 

(4)  Indicaré  algunas  entre  las  más  conocidas: 

Aberia  caffra,  Anona  cherimolia,  Araucaria  Bidwilli  y  excelsa,  Casi- 
miroa  edulis,  Citrus  cedra,  C.  nobilis,  C.  sinensis,  C.  trifoliata,  C.  Au- 
rantium.  Eugenia  pungens  y  muchas  otras  especies.  Eucalyptus,  to- 
das las  especits,  menos  las  plantas  jóvenes  de  algimas.  Gardenia  florida, 
llex  paraguariensis,  Yacaranda  Caroba  y  mimosaefolia,  Myrcianthes 
edulis.  Phcenix  canariensis,  P.  dactyliFera.  Palmeras,  todas  las  especies. 


387  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

entras  las  especies  indígenas  sufrían  un  verdadero  desastre,  es 
prueba  evidente  de  que  las  especies  indígenas  estaban  acostum- 
bradas a  un  clima  más  caliente  que  el  subtropical;  por  tanto  son 
tropicales  en  su  conjunto  y,  forzosamente,  el  clima  lo  es  también. 

Las  temperaturas  mínimas  del  aire,  convengamos  en  que 
suelen  ser  relativamente  bajas,  con  relaciónala  latitud.  Pero 
es  el  único  carácter  discordante,  por  tanto  no  puede  impedir  que 
se  llegue  a  la  conclusión  expresada.  Por  lo  demás  —  con  poca 
o  ninguna  diferencia  —  se  nota  también  en  el  clima  de  otros  paí- 
ses tropicales.  En  cuanto  a  las  mínimas  seculares  como  la  de 
1918  —  o  tan  sólo  semi-seculares  —  no  pueden  ser  tomadas  en 
cuenta  para  la  determinación  del  clima,  vrecisamente  por  lo  raro 
que  son,  además,  porque  se  observan  —  con  mayor  o  menor  in- 
tensidad relativa  —  en  casi  todos  los  climas. 

Se  podría  citar  un  gran  número  de  casos  impresionantes 
a  este  respecto.  Las  crónicas  climatográficss  antiguas  y  mo- 
dernas, han  registrado  muchas  catástrofes  aún  más  graves  de 
la  que  nos  ocupa,  y  cuya  historia  sería  prácticamente  muy  inte- 
teresante,  pues  nos  enseñaría,  entre  otras  cosas,  que  ninguna 
influencia  decisiva  han  ejercido  en  la  distribución  de  los  cultivos 
en  el  mundo,  porque  el  sentido  común  indica  que  lo  extraordina- 
rio no  debe  ser  tomado  como  base  de  cálculo. 

Unos  pocos  ejemplos.  Se  calcula  que  durante  la  era  cris- 
tiana el  mar  Mediterráneo,  en  mayor  o  menor  extensión,  heló  30 
veces.  El  frío  necesario  para  hacer  helar  el  agua  del  mar  sien- 
do mucho  más  intenso  del  que  necesita  para  que  mueran  com- 
pletamente los  limoneros  y  los  naranjos,  resulta  que  treinta 
veces  estos  cultivos  fueron  completamente  aniquilados,  en  todas 
o  en  partes  de  las  costas  de  ese  mar.  Lo  que  no  impidió  nunca 
a  esos  cultivos  de  renacer  y  mantenerse  entre  los  principalísimos 
de  esas  regiones,  que  son,  hoy  día  aún,  los  países  clásicos  del 
naranjo  y  del  limonero. 

Imagínese  el  mar  helado  a  lo  largo  de  las  costas  del  Uru- 
guay y  del  estado  de  Río  Grande,  y  tendremos  una  idea  de  lo 
que  fueron  esas  catástrofes,  relativamente  mucho  más  extraor- 
dinarias de  las  que  nos  afligieron  en  1918  y  1789.  Sin  embargo, 
hubo  peor.  En  1162,  no  sólo  heló  el  Mediterráneo,  sino  que  el 
frío  fué  tan  persistente,  que  sólo  en  Italia,  se  calculó  en  cuatro- 
cientos mil  el  número  de  personas  que  murieron  de  frío.     Cayó 


BERTONI-    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE   1918  388 

seguramente  en  ese  año  la  temperatura  mínima  del  segundo  mile- 
nio de  la  era  cristiana.  Sin  embargo,  la  primera  mínima  milena- 
ria fué  tal  vez  más  baja  aún,  siendo  probablemente  la  que  tuvo 
lugar  el  año  829,  cuando  el  patriarca  de  Antioquia  DIONISIO  DE 
TALMAHR  y  el  califa  mammun,  testigos  insospechables,  encon- 
traron el  Nilo  helado.  Para  darse  una  idea  de  lo  que  fueron 
esos  cataclismos,  baste  decir  que  el  Bajo  Egipto  tiene  la  tempe- 
ratura media  del  Sud  del  Paraguay  y  Misiones.  ¡  Imagínese 
por  tanto  lo  que  representaría  el  río  Alto  Paraná  helado! 

En  todos  los  órdenes  de  la  naturaleza,  la  historia  nos  mu- 
estra fenómenos  completamente  anormales  y  cataclismos.  En 
la  crónica  del  tiempo  y  de  los  climas,  estas  regiones  —  y  espe- 
cialmente el  Paraguay  —  están  muy  lejos  de  ser  las  que  registran 
los  peores  excesos.  En  suma,  los  fríos  de  1918  fueron  relativa- 
mente muy  intensos  y  desastrosos;  pero,  teniendo  en  cuenta  su 
extrema  excepcionalidad,  no  deben  modificar  los  juicios  favora- 
bles que  se  hacían  de  este  clima,  ni  influir  terminantemente  en 
la  orientación  que  convenga  dar  a  nuestra  agricultura. 


IX    RESUME  &  CONCLUSIONS 

Les  années  1916  á  1918  marquérent  une  époque 
tout  á  fait  exceptionnelle  pour  le  climat  du  Sud  du  Bré- 
sil  et  du  bassin  du  Rio  de  la  Plata.  Ce  climat  parut  pro- 
fondément  changé,  tant  les  caracteres  en  furent  alteres 
cu  complétement  bouleversés. 

L'année  1917  avait  deja  battu  plusieurs  records, 
entre  autres,  celui  du  froid  (346). 

En  1918  nous  avons  eu  la  température  minima  la 
plus  basse  enregistrée  depuis  1789  et  peut-étre  méme 
encoré  plus  basse  que  cette  derniére  (360). 

Ce  phénoméne  extraordinaire  nous  a  donné  l'oc- 
casion  de  vérifier  ou  constater  plusieurs  faits  intéres- 
sants,  au  point  de  vue  scientijiqne  comme  au  point  de 
vue  pratique. 


389  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  5 

Dans  une  partie  du  Sud  du  Brésil  les  plus  grands 
froids  eurent  lieu  en  Juin  (347).  Dans  les  autres  ré- 
gions  le  froid  extreme  eut  lieu  en  Juillet,  avec  le  record 
de  la  hauteur  barométrique  (350). 

II  y  eut  du  grésil  -  inconnu  jusqu'alors  dans  la 
región  de  Puerto  Bertoni  —  et  la  neige  tomba,  par  ci 
par  la,  jusqu'au  paralléle  27?  30'  (352). 

Du  a  la  température  du  Río  Paraná  ~  dont  les 
eaux  sont  tres  chandes  (348)  —  la  cote  paraguayenne  a 
été  la  moins  éprouvée,  quoique  le  brouillard  ñuvial  fút 
absent  (352). 

La  gelée  hlanche  fut  observée  bien  au  nord  du 
paralléle  20^,  et  la  congélation  de  la  rosee  parait  avoir 
atteint  la  latitude  de  Cuyaba  dans  les  plaines  basses  du 
bassin  du  Haut  Paraguay. 

Les  ondes  de  froids  en  1917  comme  en  1918  — 
nous  arrivérent  de  l'Est,  et  non  du  Sud  comme  cela 
arrive  normalement. 

Certains  arbres  permettent  de  connaitre  l'époque 
et  rintensité  d'une  gelée  (359). 

Une  tradition  de  Indiens  Guaranis  veut  qu'une 
catastrophe  pareille  soit  arrivée  il  y  a  quelques  siécles 
(360). 

Le  retour  des  hivers  froids  chaqué  11  ans  en  mo- 
yenne,  parait  assez  bien  confirmé  (363). 

Contrairement  a  ce  que  Ton  a  toujours  admis, 
Vaction  airéete  et  rapide  des  rayons  solaires  est  favora- 
ble aux  "plantes  gelées  (364).  L'apparence  du  contraire 
ne  serait  due  qu'á  l'observation  imparfaite  d'un  fait 
coíncidant  (365). 

Comme  toujours,  dans  ees  régions  peu  élevées, 
les  températures  les  plus  basses  ont  été  observées  dans 
les  localités  moins  élevées,  (366). 


BERTONl:    LA  TEMPERATURA    MÍNIMA  SECULAR  DE    1918  390 

La  región  la  plus  éprouvée  fut  le  bassin  du  Rio 
Ihguasú,  et  en  general,  les  pays  sitúes  á  TEst  du  Rio 
Paraná  (368). 

L'existence  de  plantes  indiscutablement  tropica- 
les résistant  a  des  températures  incroyablement  basses 
a  été  mise  en  évidence  par  cette  minima  séculaire 
(368,  369). 

Les  effets  sur  la  généralité  des  animaux  supé- 
rieurs  furent  désastreux  (369  375).  Le  froid  d'abord, 
la  famine  en  suite,  puis  les  maladies,  firent  périr  la 
plupart  des  oiseaux  et  méme  des  mammiféres,  ainsi 
qu'une  bonne  partie  des  poissons  amnicoles. 

Le  striiggle  for  Ufe  n'a  pas,  chez  la  généralité  des 
animaux,  la  férocité,  la  tenacité  et  le  caractére  odieuse- 
ment  égoíste  que  Ton  suppose  trop  souvent.  La  phrase 
de  DARWIN  est  mieux  traduite  par  effort  pour  Vexistence 
que  par  lutte  pour  la  vie  (371,  372). 

Dans  leur  effort  pour  Texistence,  de  nombreuses 
espéces  d'oiseaux  se  jetérent  sur  des  aliments  auxquels 
ils  ne  touchent  pas  en  temps  ordinaire  (372). 

La  tres  grande  différence  entre  la  faune  ichthyo- 
logique  du  Haut  Paraná  et  celle  de  ses  petits  affluents, 
pent  étre  expliquée  par  l'action  des  minimas  séculaires 
ou  exceptionnelles  (373). 

Les  conséquences  du  froid  furent  encoré  plus  dé- 
sastreuses  que  les  gelées  (373  á  376)  et  ne  cessérentqu'  en 
Avril  1919.  La  population  anímale  en  ressortit  prof on- 
dément  modifiée  (377). 

La  mortalité  fut  surtout  enorme  chez  les  oiseaux 
insectivores.  Cela  permit  une  grande  invasión  d'insec- 
tes  et  d'araignées  (375)  que  les  insectes  útiles  ne  purent 
enrayer;  cela  prouva  en  méme  temps  que  le  role  des 
oiseaux  dans  la  destruction  des  insectes  nuisibles  es  in- 


391  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

dispensable  (378). 

A  signaler  surtout  les  invasions  de  Chenilles,  Lé- 
pidoptéres  nocturnes,  Tabanides,  Haltises,  Diabr ótica, 
Chrysomélides,  quelques  Curculionides,  Fourmis,  Atta 
surtout,  Aphides,  Dermatohia,  Pulex,  Rhijnchoprion  et 
les  Acridides  sédentaires  (1)  ainsi  que  les  Araignées  á 
toile,  Epéirides  surtout  (375,  379). 

Au  contraire  les  insectes  nuisibles  qui  sont  at- 
taqués  surtout  par  les  insectes  útiles  ne  furent  pas  plus 
nombreux  que  d'habitude.  Tels  les  Coccides,  les  Cé- 
rambicides,  la  plupart  des  Curculionides,  certains  Aphi- 
des, etc. 

Le  bétail  creóle  montra  plus  d'endurance  que  les 
races  européennes  (380). 

La  haute  valeur  nutritive  des  feuilles  des  arbres 
—  surtout  séches      fut  mise  en  évidence  (381). 

Les  changements  dans  Taspect  de  la  flore  ne 
pourront  disparaitre  que  dans  quelques  années,  et  méme 
dans  quelques  dixaines  d'années  pour  certaines  forma- 
tios  (382). 

Cette  minima  séculaire,  et  méme  quelques  an- 
nées tres  exceptionnelles,  ne  doivent  nullement  changer 
la  détermination  du  climat  du  Paraguay,  lequel  est  bien 
tropical,  sauf  dans  l'extréme  Sud  du  pays,  oú  on  doit  le 
considérer  comme  semi-tropical  (382  a  387). 

Quoiqu'elle  ait  causé  de  grands  dégats,  elle  a  été 
en  somme  moins  désastreuse  que  de  nombreux  grands 
froids  historiques  qui  ont  ravagé  le  Sud  de  l'Europe  et 
le  Nord  de  TAfrique  (387-388).  Le  Paraguay  —  méme 
en  cette  occasion  —  a  été  relativement  favorisé  et  il 
est  tout  a  fait  hors  de  propos  qu'on  y  pense  a  changer 
de  cultures. 


(1)  Ces  derniers  furent  oubliés  dans  les  indications  de 
la  page  376.  lis  n'ont  pas  moins  causé  des  dégats  tres  sérieax, 
et  ils  s'annoncent.  parait-il,  toutaussi  nombreux  pour  Teté  1919. 


BERTONl:    LA    TEMPERATURA    MÍNIMA    SECULAR    DE    1918         392 


APÉNDICE 

CLASIFICACIÓN  DE  LAS  CONGELACIONES 


I  Forma:  Rocío  Semicongelado,  Gelée  par  places:  el  rocío  no 
se  congela  sino  sobre  las  materias  secas,  o  en  raros  puntos 
sobre  las  hojas  verdes.  No  es  muy  rara  cerca  de  los 
trópicos. 

II  Forma:  Rocío  Conqz]aáo,  Rosee  Congelée,  Gefrorener  Tau: 
la  congelación  del  rocío  es  general.  No  es  muy  rara  cer- 
ca de  los  trópicos. 

III  Forma:     Escarcha   seca,   Escarcha,    Gelée  Blanche,    Reif 
(Pernter)  ,  latin  pruína:  la  congelación  puede  empezar  con 
rocío;  perc^ continúa  directamente,    o  se   forma  directa- 
mente  desde   el  principio.     Rara   cerca  de   los  trópicos. 
Sucede  por  tiempo  calmo. 

IV  Forma:  Helada  Negra,  Gel  intérieur  des  feuilles  sans  con- 
gélation  extérieure.  Rara  cerca  de  los  trópicos.  Con 
viento. 

V  Forma:  Dientes  de  Vieja,  Croúte  de  gel  prés  de  la  surface 
du  sol,  d'une  forme  particuliére.  Forma  particular:  el 
suelo  no  se  congela;  pero  muy  cerca  de  su  superficie  se 
forma  una  capa  de  cristales  verticales  que  levanta  un  poco 
el  polvo  superficial.     Rara  en  los  países  subtropicales. 

VI  Forma:  Congelación  del  Suelo,  Gel  du  sol.  Muy  rara  y 
muy  superficial  en  los  países  subtropicales. 

VII  Forma:  Lluvia  congelada,  granicillo,  granizo  menudo,  abu- 
sivamente también  «nieve»;  Ch'ésil.  Precipitación  cons- 
tituida esencialmente  —  y  por  lo  común  exclusivamente 
—  de  granos  menudos  de  hielo.  Difiere  esencialmente  de 
la  nieve  en  ser  amorfa  (nunca  con  cristales  finos  y  ±  per- 
fectos), en  ser  producida  por  la  congelación  de  las  gotitas 
de  agua  antes  de  alcanzar  al  suelo,  en  durar  poco  tiempo 
y  en  no   cubrir  el   suelo  sino   muy   raramente.     Difiere 


393  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

del  granizo  verdadero  (1)  en  no  poder  formarse  sino  cuan- 
do la  capa  inferior  del  aire  es  muy  fría  (  ±  entre  O  y 
-2, 0) ,  en  ser  siempre  muy  menuda  y  en  caer  generalmente 
sola  (sin  mezcla  de  lluvia).  Rara  en  los  países  subtropi- 
cales, muy  rara  en  la  sub-zona  yuxtatropical. 

VIII  Forma:  Nieve,  neige,  Schnee.  Muy  conocida.  Muy  rara 
en  los  países  subtropicales,  imposible  en  los  yuxtatropi- 
cales. 

IX  Forma:  Helada  Vitrea,  Helada  lisa,  Verglas,  Glatteis:  ca- 
pa delgada  de  hielo  amorfo  y  transparente  sobre  todos 
los  objetos.  Después  de  una  lluvia.  Desconocida  en  los 
países  subtropicales. 

X  Forma:  Hielo  Pendiente,  Givre,  Givre  de  Vair  (chipt- 
CHINSKY),  Duft,  Rauhreif  (pernter)  :  formado  día  tras 
día  por  las  neblinas  que  se  congelan  en  los  árboles.  Im- 
posible en  los  países  subtropicales.  Posible  en  las  zonas 
templado-cálidas. 

XI  Hielo  General,  Gel  General,  Rauhfrost  (pernter)  :  se  forma 
como  la  precedente;  pero  sobre  toda  cosa,  casas,  monu- 
mentos, barcos,  etc.    Posible  en  las  zonas  templado-frías. 

XII  Forma:  Hielo  por  ascenso  de  temperatura  (chiptchinsky)  : 
se  forma  sobre  los  objetos  muy  fríos  aún,  cuando  una 
corriente  de  aire  substituye  a  otra  más  fría.  Zonas  frías 
y  glaciales. 


(1)  El  granizo,  gréle,  Hagel  se  forma  en  regiones  atmosféricas  rela- 
tivamente altas,  en  condiciones  poco  conocidas  y  parece  un  accidente  de  la  llu- 
via, a  la  cual  siempre  acompaña.  No  es  fácil  darle  su  lugar  en  la  serie  mien- 
tras no  se  conozca  bien  cómo  y  cuándo  se  forma.  Sucede  no  raramente  con 
temperaturas  muy  elevadas  y  no  es  precisamente  raro  bajo  los  trópicos. 


La  Orientación  de  la  Agricultura 
Paraguaya  y^  los  Cultivos  Tropicales 


Los  acontecimientos  meteorológicos  de  estos  últimos  años  — 
y  el  último  principalmente  —  merecían  un  detenido  estudio. 
Para  darse  cuenta  de  la  necesidad  práctica  de  un  examen 
minucioso  de  todos  los  hechos,  basta  conocer  la  impresión  que 
esos  acontecimientos  han  dejado  en  el  ánimo  de  muchos  agricul- 
tores, y  aun  de  una  parte  del  personal  dirigente.  Y  para  com- 
prender cómo  esta  impresión  ha  podido  llegar  a  ser  profunda, 
hay  que  tener  en  cuenta  que  no  se  trata  solamente  de  una  onda 
de  frío  intenso  y  excepcionalísimo,  sino  de  un  grupo  de  años 
fríos  y  anormales. 

Lo  cierto  es  que  desde  1915  nuetro  clima  paree*  cambiado 
(1) .  Exceptuando  algunas  breves  reacciones  como  las  que  nunca 
faltan,  la  temperatura  se  mantiene  debajo  de  la  normal,  a  veces 
muy  notablemente  (2) ;  las  mínimas  anuales  absolutas  fueron 
extraordinariamente  bajas:  la  fuerza  calorífica  de  los  rayos  sola- 
res  sigue  debajo   de  la  normal,  en  el  Paraguay  principalmente; 


(1)  Este  cambio  se  notó  —  con  mayor  o  menor  duración,  intensidad, 
extensión  y  sincronismo  —  en  todas  las  regiones  del  Paraguay,  Sud  del  Bra- 
sil, Uruguay  y  Norte  Argentino.  Los  archivos  de  las  numerosas  observa- 
ciones meteorológicas  lo  comprueban  en  los  cuatro  países.  Por  tanto  el  hecho 
no  puede  ser  puesto  en  duda  porque  aparezcan  observaciones  aisladas  que  lo 
pondrían  en  duda,  observaciones  de  valor  local  únicamente,  o  practicadas  en 
condiciones  de  cuyos  defectos  nada  diré,  pues  los  entendidos  oportunamente 
los  notarán  ellos  mismos.     Hactenus  quod  cauta  a  me  scribi  posset. 

[2]  Y  esto  continúa  hasta  el  momento  de  entrar  en  prensa  este  artí- 
culo (principios  de  Noviembre).  En  general  hay  alguna  mejora,  un  movi- 
miento hacia  la  normalización;  pero  puede  que  sea  más  aparente  que  real,  o 
sólo  parcial.  Creo  que  la  normalidad  no  vendrá  mientras  tengamos  frecuen- 
cia de  viento  Este,  y  las  lluvias  se  anuncien  con  este  viento,  que  en  époeas 
normales  no  soplaba,  o  anunciaba  tiempo  seco  firme. 


395  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    5 

la  presión  atmosférica  consecuentemente  mayor:  las  lluvias  fue- 
ron generalmente  escasas,  de  poca  intensidad  o  muy  lentas,  como 
en  la  zona  templada;  el  régimen  de  los  vientos  más  o  menos  al- 
terado, con  aumento  notable  de  los  del  cuadrante  Este,  lo  cual 
también  persiste;  y  esto   limitándonos  a  los   puntos  principales. 

¿  Qué  implican  todos  estos  cambios  ?  Algo  así  como  un 
cambio  de  latitud.  Como  si  estas  regiones  se  hubieran  deslizado 
hacia  el  Sud,  hasta  encontrarse,  verbigracia,  el  Paraguay  donde 
está  la  provincia  de  Corrientes  y  el  Norte  de  Santa  Fé.  Por  lo 
consiguiente,  la  impresión  aludida  —  principalmente  en  los  ex- 
tranjeros que  no  habían  conocido  el  Paraguay  en  épocas  ante- 
riores —  se  explica  perfectamente.  Y  se  explica  que  la  deso- 
rientación lleve  a  pedir  el  abandono  de  los  cultivos  tropicales. 
«Las  plantas  tropicales  dicen  —  no  se  aclimatan  bien»;  y  no 
reflexionan  que,  habiendo  padecido  las  plantas  indígenas  como  las 
tropicales,  llegaríamos  al  divertido  absurdo  de  que  las  plantas 
indígenas  no  están  aclimatadas. 

En  países  mejor  organizados,  contratiempos  semejantes 
al  de  1918  no  desorientan.  Sao  Paulo  ha  visto  sus  inmensos 
cafetales  perderse  en  proporción  más  o  menos  grande  varias 
veces.  Pero  no  pensó  un  momento  en  abandonar  el  cultivo  del  ca- 
fé. Las  plantas  damniñcadas,  al  cabo  de  pocos  años  se  repusieron; 
las  muertas  fueron  substituidas  por  otras.  Y  los  buenos  años 
volvieron  y  borraron  las  huellas  económicas  de  los  malos.  No 
hay  país  ni  cultivo  que  no  esté  expuesto  a  catástrofes  de 
alguna  especie. 

El  Paraguay,  habiendo  padecido  sólo  lo  que  padeció,  es  de 
los  más  favorecidos.  No  tenemos  las  grandes  y  verdaderas  sequías, 
lo  que  aquí  llamamos  sequía  siendo  simple  escasez  de  lluvia. 
No  conocemos  las  inundaciones;  no  tememos  a  los  ciclones  ni  a 
los  grandes  huracanes  que  amenazan  siempre  a  la  mayor  parte 
de  los  países  calientes;  nunca  vimos  terremotos,  y  por  fin,  no 
hemos  tenido  nunca  plagas  destructivas  comparables  a  las  que 
aniquilaron  al  café  en  Ceylán,  a  la  vid  y  a  la  papa  en  Europa, 
al  algodonero  en  Méjico  y  varios  otros.  Las  enfermedades  de 
las  plantas  en  general  son  benignas,  y  casi  todas  las  importadas 
resultaron  atenuadas,  debido  esto  en  primer  lugar  a  la  abun- 
dancia o  suficiencia  de  las  lluvias  y  a  la  fertilidad  natural  de  los 
terrenos.     Pues   es  cosa  averiguada  que  muchas  enfermedades 


BERTONI:  LA  ORIENTACIÓN  DE  LA  AGRICULTURA  PARAGUAYA    396 

no  son  graves  sino  allá  donde  la  alimentación  es  defectuosa. 

Por  otra  parte,  es  caer  en  el  error  opuesto  el  creer  que  los 
cultivos  de  la  zona  templada,  y  aun  los  subtropicales,  estén  li- 
bres de  peligros  en  el  Paraguay.  No  hay  tal  cosa,  ni  aquí,  ni 
en  otra  parte.  La  Papa  puede  padecer  a  causa  del  frío  en  in- 
vierno y  por  la  insolación  en  el  verano.  El  Trigo  puede  ser  ani- 
quilado por  las  insolaciones  (1).  El  Olivo  crece  bien,  pero  fre- 
cuentemente se  niega  a  producir.  El  Algodonero  puede  ver  la 
cosecha  disminuida  por  los  fríos  tempranos,  o  por  los  tardíos, 
desde  que  la  exposición  no  sea  muy  buena.  Y  sería  fácil  multi- 
plicar los  ejemplos. 

Y  si  se  consideran  las  otras  causas  de  pérdida,  el  balance 
de  probabilidades  de  las  plantas  de  la  zona  templada  lleva  muy 
frecuentemente  a  resultados  negativos.  Basta  indicar  las  Vides, 
las  que  malgrado  los  innumerables,  pacientes  y  costosos  ensayos, 
y  no  obstante  unos  resultados  aislados,  no  dieron  hasta  ahora 
productos  serios  que  permitiesen  incluirlas  en  la  lista  de  los  cul- 
tivos nacionales.  Bastaría  también  recordar  la  larga  lista  de 
las  plantas  frutales  europeas,  y  de  la  zona  templada  en  general, 
de  las  cuales  muy  pocas  producen  regularmente  como  la  citada 
Vid,  la  Hovenia  dulcís,  la  Higuera  {Ficus  carica),  los  Duraznos 
{Amygdalus  pérsica),  estos  últimos  no  siempre,  la  Granada 
{Púnica  granatum) ,  el  Níspero  del  Japón  {Eriobothrya  japóni- 
ca), y  pocas  más;  mientras  la  gran  mayoría  niega  todo  producto, 
incluyendo  en  éstas  varias  especies  del  Sud  de  Europa  como  el 
Nogal  (Juglans  regia) ,  el  Castaño  {Castánea  vesca)  (2)  y  varias 


[1]  En  los  llanos  de  Yavevihríh.  en  la  mejor  de  las  tierras  de  monte 
y  bien  regada,  sembré  en  el  invierno  de  1885  buen  número  de  variedades  de 
Trigo,  Cebada  y  Avena.  Crecieron  admirablemente:  había  trigos  de  metro 
y  medio  de  altura  y  avenas  con  150  tal'os  nacidos  de  un  solo  grano;  había  es- 
pigas hermosísimas.  Pero  en  Octubre,  cuando  los  granos  empezaban  a  cua- 
jar, unos  pocos  días  de  sol  violento  destruyeron  todo,  espigas  y  plantas,  con 
excepción  de  dos  o  tres  clases  no  comerciales  en  estos  países.  El  mismo  he- 
cho se  repitió  en  Octubre  y  Noviembre  de  1889.  Observando  que  las  varie- 
dades de  trigo  empleadas  en  la  panificación  están  m^ás  expuestas  a  este  acci- 
dente que  no  las  duras;  estas  últimas  resisten  más  pero  tienen  menos  demanda. 

(2)  El  Nogal  produce  en  algUHOS  puntos  altos  y  relativamente  frescos 
de  la  Cordillera;  más  abajo  ya  no.  *E1  Castaño  no  ha  producido  nunca  y 
muere  generalmente  antes  de  llegar  a  ser  árbol  (como  el  Nogal  en  las  par- 
tes calientes). 


397  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

clases  de  Vides  {Vitis  vinífera). 

Un  resumen  estadístico  de  los  resultados  de  aclimatación  obte- 
nidos mediante  miles  de  siembras  e  introducciones  realizadas  por 
mí  y  personas  de  mi  familia  durante  35  años  (1)  en  Misiones  y 
Paraguay,  entre  los  paralelos  27*?  30'  y  25*?  lleva  aproximada- 
mente a  estos  resultados: 

PROPORCIÓN  de  ESPECIES   ACLIMATABLES      . 

Especies  cultivadas  o  naturales  originarias  de  las 
Zonas  Frías  o  creciendo  naturalmente  también  en 

aquéllas  (2)  1  % 

Especies  ídem,  originarias  de  las  Zonas  Tem- 
pladas      15  % 

Especies  ídem,  especiales  de  las  Sub-zonas  Se- 
mitropicales  (3) 80  '/c 


(1)  Siento  mucho  que  no  me  sea  posible  publicar  aún  ¡as  listas  com- 
pletas de  esos  experimentos,  con  sus  respectivos  resultados.  Desde  los  años 
1884  y  1885.  durante  los  cuales,  gracias  al  apoyo  del  Gobierno  Argentino,  pude 
sembrar  novecientas  especies  y  variedades  imnortadas,  y  de  1888  hasta  el 
presente  por  mi  cuenta  particular  en  el  Alto  Paraná,  y  paralelamente,  de  1896 
a  1906  en  la  Escuela  Nacional  de  Agricultura  de  Asunción,  que  tenía  el  honor 
de  dirigir,  siempre  dediqué  buena  parte  de  mi  tiempo  a  experimentos  de  acli- 
matación. Los  resultados  —  inéditos  en  mayor  parte,  pero  cuidadosamente 
conservados  —  verán  la  luz  algún  día,  «si  infortunium  mihi  non  contingit 
magnaque  locorum  inopia  invita»,  y  comprobarán  lo  fundado  de  estas  con- 
clusiones generales. 

(2)  De  esta  categoría,  la  única  especie  naturalizable  es  el  Amargón  o 
Diente  de  León  (Taráxacum  officinale),  pues  crece  subspontánea  hasta  el 
isoterma  de  24  grados  aproximadamente,  en  toda  tierra  no  expuesta  a  larga 
sequía.  De  todas  las  que  conozco,  es  la  planta  de  mayor  adaptabilidad  a 
las  diferentes  temperaturas  y  la  de  mayor  extensión  en  el  mundo,  pues  crece 
natural  o  naturalizada  desde  los  límites  de  la  Zona  Glacial  hasta  casi  el  ecuador. 

(7)  De  las  especies  frutales  clasificadas  como  sub-tropicales  en  la  re- 
ciente y  asaz  completa  obra  del  Dr.  E.  O.  FENZI,  «Frutti  Tropicali  e  Semi- 
tropicali»,  Firenze  1916  —  dejando  a  un  lado  las  indígenas  de  estas  regiones  o 
de  igual  latitud  del  Brasil  —  íie  experimentado  10;  de  ellas  dos  (Anona  Che- 
rimolia  y  Casimiroa  edulis)  dieron  resultado  negativo  más  o  menos  abso- 
luto y  8  se  aclimataron  más  o  menos  bien.  Pero  a  los  resultados  negativos  hay 
que  agregar  el  Olivo  y  el  Crataegus  mexicana.  En  otros  grupos  econó- 
micos —  entre  los  árboles  tengo  que  i'egistrar  la  no-aclimatación  del  Euca- 
lyptus  globulus  y  de  varias  otras  especies  sub-tropicales;  en  cambio,  la 
aclimatación  perfecta  y  naturalización  del  E.  citriodora  y  otras  especies 
tropicales. 

Todo  esto,  bajo  la  latitud  de  Asunción  y  Puerto  Bertoni. 


BERTONI:  LA  ORIENTACIÓN  DE  LA  AGRICULTURA  PARAGUAYA    398 

Especies  ídem  ídem  de  la  Zona  Tropical  con  ex- 
clusión  de   las  especies  propias  de  la  Sub-zona 

Ecuatorial 100  % 

Especies  propias  de  la  Sub-zona  Ecuatorial 75  % 

En  este  cuadro  consideré  sólo  las  especies  que  resultaron 
aclimatables  en  condiciones  aceptables,  y  por  los  medios  corrien- 
tes, es  decir,  sin  el  empleo  de  medios  artificiales  dirigidos  a  re- 
mediar a  los  inconvenientes  del  clima.  Pero  se  entiende  —  claro 
es  —  que  las  plantas  deben  de  ser  puestas  en  localidades  y  expo- 
sición convenientes.  Otro  sí,  que  los  datos  del  cuadro  correspon- 
den má^  bien  a  la  latitud  de  Asunción  y  Puerto  Bertoni,  no  al 
extremo  Sud  del  Paraguay  ni  al  territorio  de  Misiones,  países 
que  hemos  convenido  en  calificar  de  sub-tropicales. 

Las  condiciones  de  nuestro  mercado  principal  deben  ser  tenidas 
muy  en  cuenta.  Esto  es  imperioso,  si  debemos  tender  principal- 
mente a  la  exportación.  Es  cierto  que  la  reciente  guerra  mun- 
dial —  contrariando  un  principio  que  venía  ganando  terreno,  el 
de  la  especialización  —  ha  puesto  de  manifiesto  la  conveniencia 
de  que  toda  nación  se  ponga  en  las  condiciones  necesarias  para 
que  en  cualquier  momento  pueda  satisfacer  posiblemente  a  todas 
sus  necesidades  sin  ayuda  del  extranjero.  Pero  eso  se  refiere 
tan  sólo  a  los  artículos  de  consumo  en  tiempo  de  guerra.  En 
cuanto  al  tiempo  de  paz,  que  en  el  peor  de  los  casos  siempre 
sera  más  largo,  el  principio  de  que  un  país  sólo  debe  cultivar  en 
grande  las  plantas  que  en  él  mejor  se  dan,  será  siempre  la  mejor 
guía.  Con  mucho  más  razón  debemos  aplicar  el  mismo  princi- 
pio a  la  exportación,  pues  a  este  respecto,  la  especialización  se 
impone.  Es  de  todo  punto  necesario  que  cada  país  concentre 
sus  esfuerzos  en  el  cultivo  de  los  artículos  para  la  producción  de 
los  cuales  se  encuentra  en  condiciones  de  superioridad,  compa- 
rándose con  los  países  que  le  han  de  servir  de  mercado. 

Ahora  bien  ¿  para  cuáles  artículos  el  Paraguay  se  encuentra 
en  condiciones  de  superioridad,  comparado  a  la  Argentina  y  Uru- 
guay ?  En  el  orden  agrícola,  es  evidente  que  son  los  tropicales. 
De  éstos,  el  Uruguay  no  puede  producir  ninguno,  y  la  Argentina 
pocos.  Dos  circunstancias  limitarán  siempre  la  producción  ar- 
gentina en  este  sentido:  la  de  clima  y  la  extensión.  En  grande 
escala,  sólo  puede  cultivar  aquellas  plantas  tropicales  que  no  ne- 


399  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  5 

cesitando  llegar  a  su  completo  desarrollo  vegetativo  para  ser 
beneficiadas,  pueden  ser  cultivadas  en  las  regiones  subtropicales: 
pero  económicamente,  no  veo  otra  sino  la  Caña  de  azúcar:  el 
clima  se  opone.  Por  otra  parte,  la  R.  Argentina  sólo  posee  una 
limitada  región  con  clima  tropical:  la  de  Oran.  Allá,  la  mayor 
parte  de  las  plantas  tropicales  crece  bien  y  produce  satifactoria- 
mente,  pero  sobre  una  superficie  muy  reducida,  enclavada  entre 
la  llanura  del  Chaco  expuesta  a  tórridas  sequías,  a  fuertes  he- 
ladas y  de  suelo  poco  profundo  —  y  la  Cordillera,  donde  pronto 
la  elevación  refresca  demasiado  el  aire:  la  falta  de  extensión  se 
opone  a  una  gran  producción. 

No  incluyo  el  territorio  de  Misiones  porque  su  clima  es  tal, 
que  hasta  el  extremo  Norte,  la  gran  mayoría  de  las  plantas  tro- 
picales luchará  siempre  con  la  dificultad  de  las  mínimas  de  tem- 
peratura. El  clima  de  este  territorio  es  uno  de  los  más  difíciles 
de  clasificar  desde  el  punto  de  vista  de  la  agricultura.  En  la 
región  meridional,  es  evidentemente  subtropical.  Esta  región 
queda  por  tanto  excluida  para  la  gran  mayoría  de  los  cultivos 
tropicales,  desde  que  se  trate  de  plantaciones  en  cierta  escala, 
pues  claro  es  que  para  limitados  ensayos  o  cultivos  de  amateur 
en  varia  localidades  es  muy  posible  encontrar  puntos  excepcio- 
nalmente  abrigados  (1). 

En  cuanto  al  Norte  de  ese  territorio,  la  determinación  del 
clima,  desde  el  punto  de  vista  práctico,  choca  con  dos  hechos 
contradictorios,  que  son:  carácter  tropical  bajo  casi  todos  los 
puntos  de  vista,  y  posibilidades  de  temperaturas  mínimas  relati- 
vamente muy  bajas  y  aun  tardías.  Estas  mínimas  fueron  a  ve- 
ces tales  como  para  recordar  a  las  de  la  parte  meridional,  aunque, 


[1]  Con  más  razón  esta  región  queda  excluida  por  un  hecho  verda- 
deramente curioso:  los  cambios  de  temperatura  tienen  tal  amplitud,  que 
las  congelaciones,  muy  frecuentes  durante  el  invierno  (en  Santa  Ana  y  Lore- 
to  llegué  a  registrar  más  de  cincuenta  durante  el  invierno  de  1887 )  —  son 
posibles  en  cualquier  época  del  verano.  He  visto  la  helada  en  Loreto  tres 
días  seguidos,  el  15,  16  y  17  de  Diciembre;  la  vi  en  Ihacanguasú,  cerca  de 
Corpus,  casi  a  la  costa  del  Paraná,  el  9  de  Enero;  por  fin  la  vi  el  12  de  Febre- 
ro cerca  de  Encarnación,  pues  esta  localidad,  causa  la  excepcional  dirección 
del  río,  participa  del  clima  de  las  Bajas  Misiones,  mientras  que  Posadas,  por 
la  misma  razón,  no  está  expuesta  a  mínimas  tan  extrañas  como  las  que  aca- 
bo de  recordar,  aunque,  en  plena  ciudad,  el  año  1893,  haya  visto  morir  com- 
pletamente las  plantas  de  café  que  ya  estaban  en  producción. 


BERTONI:   LA  ORIENTACIÓN  DE  LA  AGRICULTURA  PARAGUAYA    400 

naturalmente,  sin  igualarlas.  Las  congelaciones  tardías  son 
mucho  menos  frecuentes  y  ya  no  parecen  posibles  en  pleno  ve- 
rano; pero  lo  son  al  principio  del  verano  en  toda  la  región,  siendo 
a  veces  tan  fuertes  como  para  aniquilar  a  las  primeras  siembras 
(1).  Prácticamente  esto  elimina  a  buen  número  de  cultivos  tro- 
picales, por  lo  aleatorio  que  sería  el  resultado.  Y  esto,  en  la  faja 
litoral.  Pues  el  interior  de  la  región  presenta  condiciones  que 
recuerdan  las  de  la  región  meridional. 

La  faja  litoral  paraguaya  es  más  Favorecida  —  como  ya  tuve 
ocasión  de  explicarlo  (2)  —debido  ala  cerrazón  (neblina fluvial) 
y  las  emanaciones  caloríñcas  del  río,  cuya  temperatura  es  ex- 
traordinariamente alta.  El  hecho  es  tan  importante,  que  a  riesgo 
de  caer  en  repetición  tengo  que  recordarlo:  En  todo  país  algo 
accidentado,  las  brisas  de  la  noche  bajan  de  las  cordilleras  a  los 
llanos  y  ríos.  En  todo  el  Alto  Paraná  Medio,  la  que  baja  del 
oriente,  viene  de  alturas  más  grandes,  es  más  fría  y  más  fuer- 
te; por  tanto,  al  llegar  al  río,  vence  a  la  que  viene  de  poniente, 
y  pasando  generalmente  por  encima  de  ésta,  empuja  hacia  el 
oeste  a  la  cerrazón  y  al  aire  caliente  que  se  levantan  del  Paraná. 
He  ahí  porque  la  costa  paraguaya  presenta  una  diferencia  muy 
grande  en  cuanto  a  las  mínimas  de  temperatura,  y  por  tanto 
una  superioridad  m^uy  notable  sobre  la  costa  argentina  y  la  bra- 
sileña. 

La  Faja  del  Interior  —  designando  con  este  nombre  a  la 
«zona»  (3)  que  va  de  Sud  a  Norte  entre  la  Faja  Litoral  y  la  Fa- 
ja Serrana  que  incluye  a  la  titulada  cordillera  —  ya  muy  alejada 
del  río,  presenta  en  varios  distritos  condiciones  parecidas  a  las 
de  la  banda  oriental  del  río  (4) .  Pero  —  teniendo  en  cuenta  la 
mayor  humedad  del  aire  y  el  verano  más  caliente  —  siempre  se- 


[1]  Verbigracia,  se  ha  visto  una  delgada  capa  de  hielo  sobre  el  agua 
en  una  ollita,  en  la  pl^ya  del  río,  a  la  embocadura  del  Ihguasú,  el  9  de  No- 
viembre, lo  que  implica  una  muy  fuerte  helada  en  toda  la  región. 

[2]  M.  S.  BERTONI:  «  Condiciones  Generales  de  la  Vida  Orgánica  » 
pág.  126  ,  en  varias  otras  publicaciones,  y  en  este  número  de  ANALES,  pág. 
352.     Ver,  por  más  detalles,  tales  publicaciones. 

[3]  Es  útil  recordar  que  —por  resolución  de  competentes  congresos— 
en  el  lenguaje  científico  la  palabra  zbna  no  debe  ser  empleada  sino  en  el 
genuino  sentido  de  faja  climatérica  universal,  y  en  el  geométrico. 

[4]     M.  S.  BERTONI:  «Condiciones  de  la  Vida  Org.  p.  137 


401  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    5 

rá  apta  para  los  productos  tropicales  anuales  o  subterráneos  que 
no  pueden  ser  perjudicados  por  los  caprichos  de  la  estación 
fresca.  Sin  contar  que  en  su  parte  septentrional,  entre  el  Mon- 
daíh  y  el  Guaihrá,  las  posibilidades  aumentan  mucho  para  los 
productos  más  sensibles. 

En  cuanto  a  la  Faja  Serrana,  que  va  a  ambos  lados  del 
divortium  aquarum  de  los  ríos  Paraná  y  Paraguay,  y  la  Faja 
Central  Paraguaya,  que  va  de  Oeste  a  Este  entre  estos  ríos 
y  a  ambos  lados  del  25<?  paralelo,  así  como  a  las  vertientes  del 
Amambáih  y  a  varios  otros  distritos  o  parajes  de  las  Regiones 
del  Centro,  del  Norte  y  del  Apa.  numerosísimos  son  los  produc- 
tos tropicales  a  que  pueden  dar  lugar.  Yo  creo  firmemente  que 
sabiendo  escoger  los  terrenos  y  exposiciones  convenientes,  no 
habrá  cultivo  tropical  que  en  una  parte  o  en  otra  de  esas  regio- 
nes no  encuentre  su  lugar,  excluyendo  apenas  algunos  que  sólo 
prosperan  en  las  regiones  ecuatoriales. 

Una  sensata  elección  es  sin  embargo  necesaria.  Primera- 
mente se  deben  estudiar  las  necesidades  de  nuestros  mercados. 
Los  cuadros  de  importación  mostrarán  que  son  muchos,  algunos 
de  gran  valor,  los  demás  valiosos  en  su  conjunto.  No  podemos 
pensar  en  el  cacao,  por  la  razón  apuntada,  ni  en  el  caucho  de 
Amazonia,  por  la  misma  razón.  Pero  hay  otros  cauchos  [1]  y 
uno  tenemos  indígena,  la  Mangavera  (Hancornia  speciosa)  que 
de  «yapa»  produce  una  fruta  excelente.  No  podemos,  ni  necesi- 
tamos, luchar  en  baratura  con  el  café  del  Brasil  en  los  mercados 
del  Plata;  pero  hemos  demostrado  prácticamente  que  podemos 
producir  y  exportar  ventajosamente  cafées  de  clase  superior, 
que  se  imponen  por  su  calidad.  Hace  nueve  años  ya,  los  impor- 
tadores de  bananas  de  Buenos  Aires  me  habían  declarado  que 
preferirían  importar  del  Paraguay  y  Alto  Paraná,  en  vez  de  ir  al 
BríiSil;  esperaban  solamente  que  hubiese  producción  suficiente; 
no  la  hubo,  pero  no  por  culpa  del  clima  o  de  la  tierra,  que  son 
casi  ideales,  pues  el  Banano  produce  aquí  como  en  los  países  tro- 
picales más  favorecidos. 


(1)  El  Ule  (Castilla  elástica),  la  Manisova  (Manihot  glaziovii), 
él  Yequié  (Manihot  trichotoma)  resisten  grandemente  a  las  sequías  y  has- 
ta dos  grados  bajo  cero.  La  Cryptostegia  grandiflora;  y  el  Guayule  resis- 
ten perfectamente  a  nuestros  mayores  fríos. 


BERTONI:    LA  ORIENTACIÓN    DE    LA    AGRICULTURA    PARAG.       402 

Una  de  las  especies  comerciales  de  Vainilla  ( Vanilla  pom- 
vona)  'es  indígena  y  es  la  de  cultivo  más  económico.  La  chiri- 
moya del  Brasil  {Anona  squamosa),  la  más  deliciosa,  se  exportó 
ya  con  gran  ventaja  (i).  El  Mamón  {Carica  papaya)  puede 
hacerse  de  un  gran  mercado  en  el  Plata,  y  hemos  experimenta- 
do que  aquí  la  clase  de  Costa  Rica,  la  más  gruesa  y  estimada 
para  el  comercio,  es  la  que  mejor  produce.  El  Mango,  el  Ana- 
nás, el  Aguacate,  tienen  en  Buenos  Aires,  Rosario  y  Montevideo 
los  mercados  más  seguros,  y  no  falta  sino  producir;  el  primero 
da  aquí  abundantemente;  el  último  sólo  pide  que  se  introduzcan 
variedades  más  productivas.  Y  para  terminar  con  la  fruta,  no 
titubeo  en  afirmar  que  en  los  trópicos  hay  tanta  variedad,  y  en 
los  mercados  del  Plata  hay  tanta  curiosidad  por  conocerla  y  ta- 
les posibilidades  de  consumo,  que  esos  mercados  pueden  ser 
tenidos  por  muy  favorables,  a  condición  de  que  se  organice  su 
aprovechamient-o. 

El  Rocú  {Bixa  orellana)  —  de  fácil  cultivo,  buena  produc- 
ción y  rápido  crecimiento  en  la  Faja  Litoral,  en  la  Serrana  de 
la  Región  del  Este  y  en  las  vertientes  del  Amambáih  —  tiene  en 
el  Plata  un  buen  mercado  (2)  por  su  materia  colorante,  de  uso 
variado  y  universal.  El  Jengibre  (Zingiber  officinale),  impor- 
tado de  ultramar  para  la  fabricación  del  «ginger  ale»  y  la  far- 
macia, produce  muy  bien,  con  la  ventaja  de  ser  planta  para 
lugares  sombreados,  como  la  Cúrcuma  {Cúrcuma  longa),  otro 
rizoma  industrial  y  farmacéutico.  La  harina  bruta  de  mandioca 
se  exporta  en  cantidades  cada  vez  mayores  para  Europa  y  Esta- 
dos Unidos;  no  podemos  tal  vez  competir  con  los  fletes  más  re- 
ducidos del  Brasil  y  el  capital  y  brazo  chino  de  Malaca;  pero 
podemos  abastecer  de  tapioca  y  almidón  a  los  mercados  del  Pla- 
ta; y  la  raíz  fresca  tendrá  bastante  aceptación  en  esos  mercados 
cuando  podremos  organizar  la  exportación,  pues  hay  modo  de 
conservarla  unos  ocho  días. 


(1)  Los  exportadores  la  pagaban  en  Asunción  cerca  de  diez  centavos 
oro  cada  fruta  y  en  una  hectárea  caben  mil  plantas. 

(2)  Recibimos  varios  fuertes  pedidos,  que  no  pudimos  satifacer  por 
falta  de  plantaciones,  pero  que  comprobaron  la  seriedad  de  este  artículo.  En 
las  regiones  que  indico,  sólo  cultivan  'algunas  plantas  los  Indios  Guaraníes, 
que  saben  apreciar,  además,  sus  notables  propiedades  medicinales.  En  la 
América  trof  icál  es  popular  su  uso  en  la  cocina. 


403  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

Las  fibras  de  gran  comercio  (1)  tienen  en  el  Norte  de  Argen- 
tina dónde  producir,  pero  siendo  casi  todas  especies  tropicales, 
producen  mayormente  y  con  menos  gasto  en  el  Paraguay.  Po- 
demos afirmar  que  el  Yute  {CorcJio7nis) ,  el  Sisal  {Agave  rígida 
sisalana)  el  Abacá  {Musa  textilis)  y  el  Cáñamo  de  Mauritius 
{Furcroea  gigantea  =  Fourcroya  cubensis)  se  encuentran  en 
este  caso.  Las  plantas  medicinales  constituyen  otro  reglón  que 
puede  ser  explotado.  La  gran  guerra  vino  a  demostrar  a  los 
estados  del  Plata  la  necesidad  de  poder  producirlas,  y  una  ex- 
plotación en  regla  hubo  de  realizarse  en  el  Paraguay,  pues 
buena  parte  de  esas  plantas  son  de  tierra  caliente.  De  algunas 
se  podría  ensayar  la  exportación  para  Europa.  Ejemplo  el  Ar- 
mí  (francés  Ambrette^  Abelmoschus  moschatus  =  Hibiscits  abel- 
7noschus)  que  cultivan  nuestros  Indios  Guaraníes  y  cuya  semilla 
se  cotizaba  antes  de  la  guerra  treinta  francos  el  kilo,  diez  veces 
más  de  lo  que  aquí  cuesta  producirla. 

Para  tierras  secas  y  pedregosas  ya  indiqué  el  Sisal  y  el 
Cáñamo  de  Mauritius.  Para  otras  tierras  secas  e  ingratas  te- 
nemos también  la  Citronela  {Andropogon  citratiis)  o  falso  Pat- 
chulí,  y  el  Vetiver  {Andró pogon  squarrosus  =  Vetiveria  zizanioi- 
des)  ambos  productores  de  esencia  de  mercado  universal  y 
mucha  demanda.  Para  esta  industria  de  las  esencias  tenemos 
todavía  cierto  número  de  plantas  que  ensayar,  pues  dado  el  alto 
precio,  la  distancia  de  los  mercados  no  influye.  Pero  con  las 
ensayadas,  y  que  por  brevedad  no  enumero,  ya  hay  para  un  buen 
comercio. 

Y  paro  en  contar.  Una  lista  más  completa  la  encontra- 
rán los  lectores,  al  pie  de  mi  Mapa  Fisiográfico,  Climatérico  y 
Agrícola  del  Paraguay  (2) ;  y  de  esta  lista,  hecha  en  1912,  una 
segunda  edición  revisada  la  encontrarán  en  apéndice  a  la  mono- 
grafía N"  12  de  la  «Descripción  Física  y  Económica  del  Paraguay» 


(1)  A  ellas  hay  que  agregar  los  Algodoneros,  arbóreo  (Gossypium 
arboreum),  arbustivo  (G.  barbadense),  peruano  (G.  peruvianum),  co- 
lorado (G.  rufum),  etc.,  que  son  tropicales. 

(2)  Grabado  eu  1913,  recién  de  él  se  está  haciendo  el  tiraje  en  colores 
en  estos  días. 


BERTONI:    LA  ORIENTACIÓN    DE    LA    AGRICULTURA    PARAG.       404 

Pero  los  aclimatadores.  los  experimentadores  y  los  simples 
curiosos  podrán  agregar  muchos  otros  nombres  de  plantas  tropi- 
cales a  la  enumeración  que  yo  esbocé.   (1) 

Naturalmente,  una  sensata  elección  debe  hacerse  igual- 
mente al  respecto  de  las  localidades.  Gran  número  de  éstas  e 
innumerables  puntos  y  predios  darán  lugar  a  dudas  d«  si  se 
prestan  o  menos  para  cultivos  tropicales.  En  estos  casos,  el 
agricultor,  si  nada  quiere  arriesgar,  tendrá  a  su  disposición  una 
lista  de  cultivos  que  —  aun  exigiendo  siempre  un  clima  tropical 
en  cuanto  a  la  temperatura  del  año  o  de  la  estación  calienta  — 
dan  buena  cosecha  a  pesar  de  que  en  invierno  haya  heladas  asaz 
fuey^tes,  de  varios  grados  bajo  cero.  Tales  plantas  se  agrupan 
naturalmente  en  las  siguientes  categorías: 

I  Plantas  anuales.  Sembradas  temprano,  estas  per- 
miten generalmente  cosechar  el  producto  antes  de  que  haya 
fríos  peligrosos.     Ejemplos:  el  Yute,  el  Wuandzú. 

II  Plantas  pereniies  de  vegetación  anual.  De  ellas  fre- 
cuentemente el  producto  puede  ser  cosechado  antes  que  los  fríos 
le  puedan  perjudicar.  Ejemplos  los  Algodoneros  arbustivos,  Ve- 
tiver,  Citronela,  Ramio,  etc.  y  la  Caña  de  Azúcar. 

III  Plantas  tuberosas  o  rizomatosas  cuyo  producto, 
siendo  subterráneo,  queda  fuera  de  peligro:  Mandioca,  Ñames 
y  Kara  dirersos,  Taró,  Mangará-tayá,  Arrow-root  (2),  Mbaku- 
kú  (3),  etc. 

IV  Plantas  tropicales  arbóreas,  leñosas  o  herbáceas,  de 
una  resistencia  excepcional.  El  más  notable  ejemplo  es  el 
Canelero  (Cinnamomun  zeylanicum)  que  produce  la  canela  de 
Ceilán,  el  cual,  no  sólo  resiste,  sino  que  vegeta  activamente  du- 
rante nuestros  mayores  fríos.  Agregúese  la  Cryptostegia  cau- 
chutera.  el  Aguacate,  ciertas  variedades  de  Mango,  el  Sisal  {Aga- 
ve sisalana),  las  palmeras  en  general  (4),  etc.  y  varias  especies 


(1)  M.  S.  BERTONI:  «Condiciones  Generales  de  la  Vida  Orgánica» 
Puerto  Bertoni  1918,  pág.  160. 

(2)  El  rizoma  que  da  la  mayor  proporción  (50  "r)  de  almidón,  de  ío 
más  fino  y  de  gran  comercio;  su  forma  silvestre  es  indígena  del  Paraguay. 

(3)  Pachyrrhizus  tuberosus  o  Cacara  erosa;  es  probablemente  ef 
tubérculo  de  mejor  gusto.  En  el  Sud  y  IVIisiones  no  produce  sino  en  los  años 
calientes. 

(4)  Las  hay  industriales  o  comerciales,  como  el  Dátil. 


405  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

de  las  sierras  ecuatoriales. 

Necesario  es  también  no  olvidar  que  existen  medios  protec- 
tores de  bastante  eficacia  para  impedir  las  heladas  u  atenuar  sus 
efectos.  Tales  medios  son  de  uso  general,  y  sin  embargo  son 
desconocidos  o  completamente  olvidados  en  estas  regiones.  Me- 
diante ellos,  varias  regiones  de  las  Zonas  Templadas  consiguen 
cultivar  en  bastante  escala  casi  todas  las  plantas  subtropicales 
y  hasta  algunas  tropicales.  Baste  citar  la  California  y  el  Sud 
de  los  Estados  Unidos,  el  litoral  del  Mar  Mediterráneo.  Austra- 
lia, etc.  Las  nubes  artificiales,  el  humo,  las  cubiertas  de  quita- 
lpón, los  forros  de  paja,  las  camadas  cubresuelo,  el  aporcado,  el 
enterrado,  la  poda  para  formar  copa  espesa,  el  desmoche  (pinga- 
ge),  el  ingerto  sobre  variedades  o  especies  más  resistentes  y 
otros  procedimientos  más,  son  de  práctica  corriente  en  esos 
países.  Claro  es  que  se  impondrán  en  estas  regiones  también, 
cuando  la  agricultura  habrá  llegado  a  ser  verdaderamente  inten- 
siva y  la  horticultura  habrá  alcanzado  el  grado  de  desarrollo  que 
nuestras  condiciones  naturales  le  destinan.  Entonces  se  com- 
prenderá el  poder  de  tales  medios;  pues  en  muchos  casos,  no  se 
necesita  obrar  milagros,  sino  simplemente  ayudar  un  poco  a  la 
naturaleza,  para  que  los  resultados  negativos  se  cambien  en  fa- 
vorables. 

Plantas  de  las  Zonas  Templadas  y  Policultura.  Todo  lo  que 
acabo  de  exponer  no  quiere  decir  de  ninguna  manera  que  con- 
venga abandonar  la  idea  de  fomentar  ciertos  cultivos  de  los 
países  templados,  especialmente  aquellos  cuyo  producto,  como  el 
Trigo,  en  ciertas  circunstancias  pueden  resultar  muy  valiosos. 
El  país  es  extenso,  variado  y  aún  poco  estudiado.  Es  preciso 
que  encontremos,  para  cada  región,  cada  lugar  y  cada  clase  de 
tierra  el  cultivo  que  más  conviene.  Y  no  basta  aún:  las  circuns- 
tancias particulares  de  cada  plantador  suelen  influir  mucho  en 
la  elección  del  cultivo.  Por  estas  razones  también,  la  policultura 
se  impone.  Los  países  que  un  tiempo  la  olvidaron,  sufrieron  gra- 
ves crisis  y  a  ella  van  volviendo.  Los  productos  para  los  cuales 
un  país  favorecido  por  la  naturaleza  presenta  condiciones  de  su- 
perioridad relativa,  son  siempre  numerosos.  Para  el  Paraguay 
son  numerosísimos,  y  como  el  país  está  en  los  comienzos  de  su 
organización  agrícola,  conviene,  en  lo  posible,  no  olvidar  ninguno, 


BERTONl:  LA  ORIENTACIÓN  DE  LA  AGRICULTURA  PARAGUAYA    406 

pues  muchos  son  seguramente  los  que  serán  adoptados.  Siguien- 
de  el  ejemplo  de  las  naciones  más  adelantadas  —  y  con  mayor 
razón  que  en  aquéllas  —  debemos  experimentar,  experimentar 
sin  descanso. 

Una  advertencia  es  necesaria  a  este  respecto;  si  es  muy  con- 
veniente 710  x>€rder  el  ánimo  por  unos  reveses,  pues  estos  pueden 
ses  debidos  a  causas  accidentales  o  remediables,  es  igualmente 
necesario  no  apurarse  eyi  anunciar  como  definitivo  un  resultado 
favorable.  El  crisol  de  una  bastante  larga  experimentación  es 
indispensable  para  que  todo  resultado  reciba  el  sello  definitivo. 
La  practicaba  evidenciado  estas  verdades  en  países  donde  cuenta 
siglos  y  milenios  de  experiencia.  La  Ciencia  las  explica  ahora 
en  sus  causas.  La  principal  de  éstas  está  en  las  largas  ñuctua- 
ciones  que  el  clima  presenta  en  cada  país,  fluctuaciones  que  se 
parecen  a  sucesivos  cambios  de  clima,  cuando  no  son,  en  reali- 
dad, sino  ondulaciones  arriba  y  abajo  de  la  línea  normal  secular 
del  clima  mediano. 

Estudiando  los  resultados  prácticos  del  ciclo  de  33  años 
durante  el  siglo  y  medio  que  tenemos  de  buenas  observaciones, 
se  ve  que  frecuentemente  este  ciclo  se  divide  en  dos  mitades,  o 
en  dos  partes  desiguales,  que  presentan  caracteres  notablemen- 
te distintos.  Es  bastante  común  el  ver  un  período  relativamen- 
te frío  y  seco,  de  10  a  14  años  generalmente,  suceder  a  otro 
constituido  por  15  o  20  años  relativamente  calientes  y  húmedos. 
Por  otra  parte,  examinando  las  diversas  Crónicas  del  Tiempo  — 
que  nos  permiten  remontar,  bien  que  mal,  hasta  los  principios 
de  la  era  cristiana  —  se  notan  numerosos  períodos,  de  igual  o 
mayor  duración,  que  presentaron  entre  ellos  diferencias  más  no- 
tables todavía,  a  veces  asombrosas. 

Esos  instrutivos  antecedentes  nos  indican  que  la  doble  ad- 
vertencia que  acabo  de  formular  está  perfectamente  justificada. 

Pero  nos  indican  también  otra  cosa.  Es  que  —  no  obs- 
tante todos  los  experimentos,  prudente  selección  y  larga  expe- 
riencia ~  para  cada  cultivo  que  un  país  haya  adoptado,  habrá 
siempre  períodí'S  favorables  y  otros  desfavorables,  sin  que  eso 
implique  para  el  hombre  avisado  —  la  necesidad,  ni  tampoco 
la  conveniencia,  de  cambiar  de  cultivos.  Durante  esos  períodos, 
no  faltarán  nunca  neófitos,  o  impacientes,  u  hombres  de  poca  ex- 


407  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

periencia  para  pedir  la  muerte  o  la  exaltación  de  tal  o  cual  cul- 
tivo. Pero  los  hombres  provectos  harán  bien  en  atenerse  a  este 
consejo  que  les  doy: 

QUE  SEAN  INCANSABLES  EN  ESTUDIAR 

CONSTANTES   EN   EXPERIMENTAR 

PRUDENTES  EN  REFORMAR 


La  Gumosis  de  los  CITRUS 

Y"  un 

Nuevo  Medio  Preventivo  y^  Curativo 

Estudios  de  la  Estación  Agnonómica  de  Puerto  Bertoni 

por  EL  Dr.  MOISÉS  S.  BERTONI 

I     PREMISAS 

^ADIE  ignora  lo  perjudicial  que  es  esta  terrible  plaga 
en  todas  las  partes  del  mundo  donde  se  cultivan  Ci- 
trus.  No  hablando  sino  de  los  países  del  Plata,  bas- 
tará recordar  los  estragos  que  la  gumosis  ha  hecho 
en  el  Norte  de  la  R.  Argentina,  donde  ha  aniquilado  extensas  y 
costosas  plantaciones,  y  sigue  atacando  especialmente  al  Naran- 
jo y  al  Mandarino.  En  el  Paraguay,  la  epifitia  entró  más  tarde, 
empezando  por  el  Sud;  pero  se  extendió  rápidam.ente,  y  actual- 
mente han  de  ser  muy  pocos,  si  aún  los  hay,  los  departamentos 
no  atacados. 

Uno  de  los  caracteres  más  notables  y  temibles  —  según 
mis  observaciones  en  estos  países  —  es  que  la  gravedad  de  esta 
plaga  es  cada  vez  mayor.  Al  principio  —  hace  ya  muchos  años  — 
la  gumosis  no  atacaba  en  el  Paraguay  sino  al  Mandarino;  al  pun- 
to que  durante  dos  o  tres  años  se  pudo  suponer  que  era  una  en- 
fermedad propia  de  esta  planta.  Más  tarde  atacó  también  a  los 
Naranjos  mezclados  con  los  Mandarinos  o  contiguos,  pero  des- 
pués de  estos  últimos.  Algo  más  tarde  atacó  a  los  naranjales 
aislados  y  creciendo  en  terrenos  pobres  o  demasiado  secos,  así 
como  al  Limonero.  Por  fin,  acometió  a  Naranjales  bien  situados 
y  en  tierra  bastante  fértil,  así  como  a  la  Lima  de  Persia  {Citriis 
limetta).  La  Lima  Sotí  {Citrus  acida  Roxb.,  var. )  resistía  to- 
davía; ahora  ya  se  enferma;  na  muere,  pero  padece.  Actual- 
mente, en  Puerto  Bertoni,  quedan  indemnes  únicamente  el  Na- 
ranjo agrio,  la  Pampelmusa  {Citrus granáis  —  C  decumana),  la 


409  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

Lima  de  la  India  (Citnis  hystrix)  y  e\  Citrus  trifoUata.  Aun 
diré  que  el  primero  de  éstos  no  lo  es  de  una  manera  muy  absoluta; 
probablemente  los  otros  tampoco.  Si  la  naturaleza  parasitaria 
de  la  enfermedad  fuere  comprobada,  habría  que  reconocer  que 
la  virulencia  de  la  misma  ha  ido  continuamente  en  aumento. 
Mientras  tanto,  opino  que  cabe  acusar  a  las  modificaciones  de 
las  condiciones  de  la  vida,  bajo  el  punto  de  vista  de  la  tierra  y 
del  clima,  com.o  factores  originales,  y  a  los  organismos  saprófilos 
como  cómplices. 

La  caitsa  de  la  Gumosis  pareció  dos  veces  cosa  resuelta,  y 
por  fin,  queda  en  la  prístina  duda.  Al  principio  se  le  creyó  bac- 
térica, admitiéndose  como  autor  al  Bacillus  gummificans  de  Co- 
mes. Más  tarde  —  habiéndome  dado  resultado  negativo  mis  in- 
tentos de  inoculación  -  yo  me  permití  expresar  la  opinión  (1)  de 
que  la  verdadera  causa  fuese  un  defecto  de  nutrición,  un  desequi- 
librio que  alterase  ciertas  funciones  orgánicas,  de  donde  el  decai- 
miento y  una  puerta  abierta  vara  los  organismos  saprófilos.  Y 
con  tal  entendimiento,  aconsejaba  en  la  misma  obrita  todos  los 
medios  conducentes  a  mejorar  la  alimentación  y  equilibrio  de  la 
planta.  Los  fitopatólogos,  sin  embargo,  persistieron  en  la  teoría 
parasitaria;  la  enfermedad  fué  anunciada  como  inoculable  y  al- 
gunos hongos  fueron  acusados  de  ser  la  causa  verdadera  (2). 
Esta  teoría  pareció  un  tiempo  haber  triunfado  definitivamente. 
Pero  esta  es  la  hora  en  que  la  duda  entra  de  nuevo,  pues  traba- 
jos muy  recientes  vendrían  en  apoyo  de  mi  modesta  opinión. 

Los  medios  de  defensa  o  de  ataque  que  han  sido  propuestos 
son  bastante  numerosos,  pero  algunos  resultan  poco  eficaces  y 
otros  no  son  económicos.  No  entraré  en  decalles,  que  el  lector 
puede  hallar  en  muchas  publicaciones  especiales.  Solo  diré  que 
los  medios  curativos  propuestos  pueden  resultar  muy  convenien- 
tes cuando  se  trate  de  salvar  algunos  árboles  de  valor,  especial- 
mente apreciados,  o  en  quintas  de  recreo  o  cultivos  limitados; 
pero  que  en  los  cultivos  de  mayor  escala  con  fines  comerciales— 


[1]  M.  S.  BERTONI:  «La  Gomosis  del  Naranjo»,  I  y  II  Contribución, 
Asunción  1912;  et  in  «Agronomía»  vol.  V. 

[2]  Ya  en  1878  el  Prof.  GIOV.  BRIOSI  habia  denunciado  al  hongo 
Fusisporium  Limonii  como  constantemente  asociado  a  la  Gumosis  ( «  Atti 
della  R.  Academia  dei  Lincei»,  vol.  XI)  y  probable  causa  original. 


BERTONM:       LA    GUMOSIS    DE    LOS    CITRUS  410 

hablando  sólo  de  estos  países  —  es  muy  dudoso  que  lleguen  a 
convenir.     Es  preferible,  en  general,  hacer  nuevas  plantaciones. 

Los  medios  preventivos  serían  probablemente  más  prácti- 
cos ;  pero  no  conociéndose  todavía  con  seguridad  la  causa  del  mal,  no 
se  pueden  indicar  sino  aquellos  medios  generales  que  concurran  a 
fortalecer  la  planta,  y  por  fin,  el  ingerto  sobre  especies  resisten- 
tes. Este  último  es  el  gran  recurso,  y  hubo  que  adoptarle.  Pero 
no  deja  de  tener  su  incoveniente.  Primeramente,  no  es  econó- 
mico. La  planta  de  Naranjo  borde  u  obtenido  mediante  la  siem- 
bra, es  generalmente  vendida  por  un  precio  tres  o  cinco  veces 
menor  del  precio  por  el  que  se  ofrece  la  planta  de  ingerto. 
Además,  en  estos  países  no  es  fácil  encontrar  fuertes  cantidades 
de  plantas  ingertadas.  Secundariamente,  la  resistencia  de  estas 
últimas  a  la  enfermedad  no  es  absoluta.  Si  se  plantan  en  terre- 
nos donde  los  Naranjos  bordes  ya  han  perecido  o  están  enfermos, 
los  ingertadcs  sobre  Nuranjo  agrio  resisten  relativamente,  no 
mueren,  pero  padecen,  siendo  limitada  su  producción;  también 
se  han  visto  morir  algunos.  En  cuanto  al  ingerto  sobre  Citrus 
trifoliata,  parece  resistir  algo  m.enos  (1)  y  no  convenir  sino  en 
los  países  relativamente  fríos.  A  estos  dos  inconvenientes  ha- 
bría que  agregar  que  las  plantas  de  ingerto  no  suelen  alcanzar 
el  desarrollo  de  que  son  susceptibles  las  obtenidas  directamente 
de  semJllas, 

Por  ñn,  tanto  los  medios  curativos  como  los  preventivos 
indicados  hasta  ahora  carecen  de  efectividad  suficiente,  o  son  ina- 
plicables, cuando  se  trata  de  salvar  las  plantaciones  existentes 
atacadas  por  el  mal.  Aun  las  operaciones  dirigidas  a  mejorar  las 
condiciones  de  la  vege^-ación  —  tales  como  el  abono,  la  cubierta 
veide  o  seca  y  las  oportunas  labranzas  del  suelo  y  pulverización 
superficial  —  no  son  de  efecto  muy  seguro,  ya  sea  porque  no 
siempre  llegan  a  tiempo  para  atajar  al  mal  avanzado,  ya  porque 
no   se  lleven   a  cabo  como  debido,  o  no  sea   posible   realizarlas. 


(1)  H.  HAROLD  HUME,  en  su  excelente  tratado  «Citrus  Fruits  and 
their  Culturen  6*  edición,  New  York,  1915,  establece  el  orden  de  resistencia 
a  la  gumosis  de  esta  manera:  I"?  el  Naranjo  Agrio,  2''  la  Lima  Agria,  S^  e' 
Citrus  trifoliata,  4"  la  Pampelmusa  ,(C.  grandis  =  C.  decumana),  5"  el 
Limonero,  6''  el  Naranjo  Dulce  (pág.  467).  No  habla  del  Mandarino,  que  aquí 
resultó  ser  el  menos  resistente  de  todos,  pues  muere  generalmente  antes  de 
fructificar. 


411  ANALES    científicos    PARAGUAYOS    SERIE  II.  N.  5 

Por  fin,  lo  que  voy   a  exponer  explicará  la  razón  por  qué  todos 
esos  remedios  muchas  veces  no  bastan. 

II     OBSERVACIONES  y-  EXPERIMENTOS 

LA  gumosis  apareció  en  Puerto  Bertoni  el  año  1898.  También 
se  le  vio  en  otros  puntos  descampados  de  la  costa.  Pero 
pronto  noté  un  hecho  interesante:  las  plantas  que  se  encontraban 
a  media  sombra  no  se  enfermaban.  En  1899  planté  algunas 
lianas  o  enredaderas  (1)  indígenas  en  torno  de  un  grupo  de  Na- 
ranjos muy  atacados  y  próximos  a  morir.  Pronto  las  lianas  cu- 
brieron a  los  Naranjos  con  exceso;  éstos  quedaron  poco  produc- 
tivos, pero  sanaron  de  la  gumosis,  y  viven  aún.  Pero  algunos 
de  dichos  Naranjos,  a  los  cuales  se  quitó  toda  sombra,  volvieron 
a  enfermarse  y  rápidamente  perecieron. 

En  1902  mandé  plantar  un  liño  de  60  metros  de  Manda- 
rinos alternados  con  Bananos.  Éstos  daban  a  aquéllos  una  me- 
dia sombra,  o  bien  sombreaban  a  la  mitad  de  la  copa.  Y  bien: 
mientras  todos  nuestros  plantíos  de  Mandarinos  en  pleno  sol 
eran  completameute  destruidos  por  el  mal,  aquellos  mandarinos 
entre  bananos  crecieron  muy  hermosos  y  aún  continúan  produ- 
ciendo abundantemente,  no  obstante  sus  19  años  de  edad  (2), 
menos  algunas  plantas  que  fueron  muertas  por  el  Lepidosaphes 
Becki  (3). 

Más  tarde  mandé  plantar  otro  liño  de  150  metros  con 
Mandarinos,  de  tal  manera,  que  el  liño  pasaba  sucesivamente 
por  todos  los  grados  del  abrigo:  desde  una  sombra  apenas  sensi- 
ble, la  media  sombra  de  Bananos,  la  de  árboles  raleados,  la  del 
«capuerón»  (4)  hasta  la  del  bosque  casi  cerrado.  Resultado:  las 
plantas  apenas  abrigadas  murieron  un  año  después  de  las  no 
abrigadas;  las  plantas  sombreadas  se  conservaroyi  más  o  menos  per- 
fectamente y  proporcionalmente  a  la  sombra;  las  completamente 


(1)  Dioclea  iasiocarpa,  Phaseolus  Bertonii,  y  una  especie  de  Ire- 
sine  muy  alta  y  frondosa. 

(2)  Se  sabe  que  el  Mandarino  borde  (de  semilla)  tiene  vida  corta. 

(3)  Este    Cóccido  —  uno  de  los   más  temibles  —  fué  invadido    por  un 
hongo  que  lo  aniquiló  tun  completamente  que  aquél  parece  haber  desaparecido. 

(4)  Bosque  nuevo,  espeso  y  no  alto,    ^   sylva  caesa  rediviva, 


BERTONI:  LA    GUMOSIS    DE    LOS    CITRUS  412 

abrigadas  dieron  poco  producto  y  algunas  crecieron  muy  poco, 
pero  viven  muy  sanas,  excepto  algunas  que  murieron  por  habér- 
seles quitado  la  sombra. 

En  1895  fueron  plantados  unos  Mandarinos  en  un  cafetal, 
a  la  sombra  de  árboles  raleados.  Resultado:  buen  crecimiento, 
árboles  fuertes,  producción  satisfactoria;  viven  todavía  robustí- 
simos. Pero  se  les  quitó  la  sombra  a  algunos,  y  éstos,  después 
de  dos  años  de  una  producción  excesiva  (  tanto  que  se  desgaja- 
ban) están  enfermos  o  moribundos.  Por  brevedad  omito  nume- 
rosos ensayos  con  idénticos  resultados.  Pero  es  necesario  agre- 
gar algo  de  lo  observado  en  plantas  silvestres  o  subspontáneas. 

En  estas  regiones,  el  Naranjo  Dulce  crece  expontánea- 
mente  en  los  bosques,  donde  se  ha  propagado  desde  siglos.  En 
tal  condición,  nunca  hemos  visto  una  planta  enferma  de  gumosis 
(1).  En  1913  recorrí  el  gran  naranjal  silvestre  de  Trinidad,  el 
que  tiene  más  de  mil  hectáreas  de  superficie,  bajo  el  abrigo  de 
la  selva  natural;  no  encontré  una  planta  enferma.  Pero  en  una 
parte  un  agricultor  había  rozado  (2)  algunas  hectáreas,  dejando 
los  Naranjos  en  pleno  sol;  no  hacía  más  de  un  año  o  dos;  sin  em- 
bargo, varios  árboles  ya  estaban  atacados  de  gumosis.  Otro 
ejemplo:  en  Yaguarasapá,  cuando  yo  abrí  ese  puerto,  en  Enero 
de  1888,  desde  el  barranco  había  Naranjos  dulces  subspontá- 
neos;  tres  de  ellos  alcanzaban  a  15  metros  de  altura  (3);  queda- 
ron desde  ese  año  en  pleno  sol,  y  resistieron  perfectamente 
sanos  hasta  1894,  porque  la  gumosis  no  existía  todavía  en  la 
región;  pero  en  1899  ya  habían  muerto.  Por  fin,  en  todos  los 
otros  casos  análogos,  observé  análogos  residtados,  sin  una  sola  ex- 
cepción, salvo  en  los  lugares  no  invadidos  de  la  gumosis. 


(1)  Ni  de  otra  enfermedad  grave.  Bien  se  ve  que  el  bosque  es  el  me- 
dio natural,  el  habitat  original  de  los  Citrus. 

(2)  Rozar  =  desmontar,  =  déf  richer,  significa  limpiar  el  bosque  como 
para  sembrar. 

(3)  Altura  máxima  notada  por  mí.  Cerca  de  Itacuruví  del  Rosario 
medí  el  más  corpulento:  12  metros  de  altura,  12  metros  de  diámetro  del  ra- 
maje y  m.  0,60  de  diámetro  cerca  de  la  base.  Formaba  parte  de  un  grupo 
aislado  y  sin  sombra,  pero  en  un  corral  de  vacas.  Es  probable  que  el 
abundante  abono  bastalaa  para  prevenir  el  mal.     Estos  hacia  el  año  1900. 


413  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II,  N.  5 

III     CONCLUSIÓN  jr  EXPLICACIÓN 

RESULTA  por  tanto  evidente:  1°,  que  la  sombra  previene  la 
gumosis;  2?,  que  en  grado  menor  la  hace  soportable;  39,  que 
en  grado  mayoría  detiene  completamente.  Estas  conclusiones 
parecen  algo  revolucionarias,  pues  van  en  contra  de  lo  que  gene- 
ralmente se  suponía.  Los  tratadistas  piden  para  los  CitriLS  el 
máximum  de  sol,  y  resulta  que  el  sol  es  condición  necesaria  para 
el  desarrollo  de  la  peor  plaga  de  estas  plantas.  H.  harold 
HUME,  acaso  la  más  atendida  autoridad  en  Norte  América,  va 
hasta  recomendar  que  se  dé  a  los  Citrus  todo  el  sol  que  sea  posi- 
ble, con  el  fin  de  prevenir  la  gumosis  (1) . 

Semejante  contradicción  me  sugiere  esta  pregunta: 
¿  Será  general  el  fenómeno  que  yo  he  observado,  o  bien  corres- 
ponde solamente  a  estas  regiones,  o  mejor  dicho,  a  este  clima  ? 
La  seriedad  de  autoridades  y  especialistas  como  el  que  acabo  de 
citar,  me  lleva  a  creer  lo  segundo.  Hay  serias  probabilidades  de 
que  la  conclusión  a  la  que  he  llegado  no  sea  aplicable  a  todos  los 
climas.  Además  hay  una  razón  que  me  lleva  a  suponer  que 
en  los  países  menos  calientes  que  éstos  las  cosas  pasen  de  distin- 
ta manera.  Allá  donde  el  calor  es  escaso  para  los  Citrus,  el  li- 
bre y  directo  acceso  del  sol  es  necesario  para  que  la  planta  crezca 
vigorosa;  y  el  crecimiento  vigoroso  debe  naturalmente  aumentar 
la  resistencia  de  la  planta,  y  aun  eliminar  la  gumosis  si  se  admi- 
te, como  yo  supongo,  que  esta  enfermedad  tiene  su  origen  en  un 
defecto  de  alimentación  y  desequilibrio  de  las  funciones  orgánicas. 
Admitida  esta  última  teoría,  la  contradicción  aludida  desapare- 
cería, los  hechos  aparentemente  contradictorios  resultarían  cier- 
tos los  dos,  y  lo  que  pasa  en  las  regiones  de  calor  más  limitado, 
vendría  a  ser  otro  hecho  en  favor  de  esta  teoría. 

La  temperatura  muy  elevada  de  los  rayos  solares  en  estas  re- 
giones, completa  la  explicación  y  daría  otra  razón  en  apoyo  de  la 
misma  teoría.  Efectivamente,  en  el  Paraguay,  Misiones  y  Alto 
Paraná  la  intensidad  de  los  rayos  solares  es  muy  notable,  pues 


(1)  En  la  ya  citada  obra  «Citrus  Fruits  and  their  Culture»,  6»  ed., 
pág.  469,  entre  los  medios  preventivos  aconseja:  «Air  vi^ould  then  be  freely 
admitted,  and  the  sunlight,  ene  of  the  best  germicides  we  have,  would  be 
allowed  to  reach  the  soil». 


BERTONI:  LA    GUMOSIS    DE    LOS    CITRUS  414 

es  más  elevada  de  la  que  se  observa  en  varios  países  tropicales, 
y  aún  más  si  la  comparamos  a  la  que  se  registra  en  el  Sud  de  los 
Estados  Unidos  (Ü).  Por  eso  (y  no  por  el  frío)  en  estas  regio- 
nes la  sombra  es  absolutamente  necesaria  para  el  Café,  el  Ana- 
nás y  otras  plantas  que  en  las  regiones  altas  del  Brasil  y  en  varios 
países  ecuatoriales  pueden  prosperar  en  pleno  sol.  Yo  creo  que 
—  en  general  —  la  media  sombra  protegerá  a  los  Citrus  en  todos 
los  países  donde  el  Café  exige  sombra.  Que  una  intensidad 
muy  elevada  de  los  rayos  solares  favorezca  el  desarrollo  de  la  gu- 
mosis,  es  algo  demasiado  evidente  y  constante  en  estas  regiones 
para  que  pueda  ser  puesto  en  duda  un  solo  momento.  Y  es  otro 
indicio  en  favor  de  la  opinión  de  que  la  gumosis  no  sea  una  en- 
fermedad esencialmente  parasitaria. 

La  gumosis  responde  a  dos  causas;  esto  es  lo  que  me  parece 
resultar  del  conjunto  de  los  hechos.  Una  causa  —  que  parece 
ser  la  primera  o  principal,  dado  que  precede  y  que  por  sí  sola 
puede  resultar  fatal  —  está  en  un  defecto  o  desequilibrio  funcio- 
nal que  trae  una  alteración  de  todo  el  organismo.  La  otra  —  que 
es  generalmente  necesaria  —  es  la  presencia  de  organismos 
saprófilos  o  «patófilos»,  que  pueden  invadir  a  la  planta  gracias  a 
esa  alteración,  viviendo  probablemente  de  los  productos  de  las 
alteraciones  orgánicas.  La  primera  de  éstas  no  puede 'causar 
por  sí  sola  la  ruina  de  la  planta  sino  en  casos  excepcionales.  La 
segunda  no  puede  obrar  profundamente  sin  la  primera. 

El  desequilibrio  funcional  inicial  —  en  todos  los  casos  ob- 
servados por  mí  en  estas  regiones  —  es  debido  a  un  exceso  en  el 
balance  absorbción-evaporación.  Las  plantas  expuestas  a  un 
sol  violento,  evaporan  más  agua  de  la  que  las  raíces  pueden  ab- 
sorber, si  la  tierra  no  está  suficientemente  húmeda  (2) .  Y  no 
son  muy  raras  las  temporadas,  o  períodos  de  uno  hasta  varios 
meses,  durante  los  cuales  el  suelo  no  contiene  suficiente  cantidad 


(1)  En  el  Paraguay  y  Misiones,  entre  los  paralelos  20''  y  28<'  no  pasa 
un  año  sin  que  los  actinómetros  o  termómetros  solares  no  indiquen  máximas 
de  más  de  TO"?  A  la  pág ya  indiqué  algunos  ejemplos  de  máximas  excep- 
cionales, de  80.5  y  hasta  82.5. 

(2j  En  estas  regiones  la  irrigación  artificial  no  se  usa  páralos  Citrus, 
pues  el  total  anual  medio  de  lluvia  varía  entre  1300  y  2000  milímetros,  según 
los  lugares. 


415  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

de  agua  para  que  la  planta  pueda  mantenerse  fresca  a  pesar  de 
los  ardientes  rayos  del  sol.  En  estos  casos,  una  media  sombra 
basta  para  que  la  evaporación  disminuya  mucho  (1)  y  se  reesta- 
blezca  el  equilibrio.  Aun  un  cuarto  de  sombra  puede  bastar. 
Naturalmente,  la  pobreza  o  la  mala  composición  de  la  tierra,  o  su 
falta  de  espesor,  son  circunstancias  que  favorecen  el  desequilibrio 
porque  las  tierras  retienen  menos  agua. 

La  falta  o  imperfección  del  drenaje  es  otra  causa  de  dese- 
quilibrio; en  este  caso,  la  planta  no  puede  evaporar  toda  el  agua 
que  las  raíces  absorben;  además,  hay  asfixia  y  una  parte  de  las 
raicillas  se  pudren.  Esto  no  es  raro  en  las  llanuras  argentinas 
donde  asóla  la  gumosis.  Otro  motivo  inicial  lo  dan  las  tierras 
pobres  de  elementos  nutritivos,  las  que  contienen  ciertos  elemen- 
tos en  exceso,  las  lavadas  por  exceso  de  lluvia,  las  de  mucho  de- 
clive imprudentemente  desnudadas  y  las  pedregosas  en  exceso. 
Todos  estos  casos  he  podido  observar,  con  relación  a  la  gumosis. 
Más  al  sud,  en  regiones  menos  calientes,  las  heladas  han  podido 
ser  más  de  una  vez  la  causa  inicial.  Y  sin  heladas  también,  el 
frío  muy  prolongado  suspende  la  vegetación,  o  disminuye  la  eva- 
poración en  los  lugares  húmedos ;  y  ambas  cosas  producen  alte- 
raciones que  pueden  abrir  la  puerta  a  la  gumosis. 

Es  por  tanto  muy  esplicable  que  las  conclusiones  a  las  que 
he  llegado  al  respecto  de  la  causa  primera  de  la  gumosis  no  sean 
aplicables  a  todos  los  países,  ni  a  todas  las  circunstancias.  Si, 
por  ejemplo,  la  causa  fuese  la  falta  de  drenaje,  la  sombra  no 
convendría  en  los  países  más  calientes  tampoco,  pues  aumentaría 
el  desequilibrio. 

IV     APLICACIONES  PRACTICAS 

POR  lo  que  corresponde  a  estas  regiones,  las  deducciones 
prácticas  se  presentan  claramente.  Primeramente,  tenemos 
un  medio  práctico  de  salvar  los  inmensos  vergeles  naturales  de 
Naranjos  dulces,  los  cuales  pueden  alimentar  —  y  en  parte  ali- 
mentan ya  —  un  activo  comercio.     Es  lo  más  fácil  y  lo  más  eco- 


(1)  En  el  Alto  Paraná,  durante  los  días  de  cielo  despejado,  la  evapo- 
ración a  la  sombra,  es  siempre  de  tres  a  cuatro  veces  menor  a  la  evaporación 
en  pleno  sol. 


BERTONI:      LA    GUMOSIS    DE    LOS   CITRUS  416 

nómico:  basta  dejarles  su  sombrajo  natural.  El  arte  ayuda  a  la 
naturaleza  y  puede  aumentar  la  productividad  de  estos  vergeles 
sin  malas  consecuencias.  Basta  suprimir  la  maraña  baja,  los  ar- 
bustos y  arbolitos  pertenecientes  a  las  especies  que  no  crecen  en 
altura  más  que  el  Naranjo.  Allá  donde  la  selva  es  tupida  y  los 
Nananjos  poco  productivos,  se  puede  ralear  un  poco,  así  como 
suprimir  las  lianas  o  ihsipó  de  mucho  crecimiento.  Procediendo 
prudentemente  y  por  grados,  la  experiencia  mostrará  el  grado 
de  sombra  más  conveniente. 

También  se  pueden  salvar  los  restos  délas  plantaciones  ruinadas, 
los  grupos  y  árboles  aislados  de  las  huertas.  Aquí  la  cosa  ya  no 
es  tan  fácil,  porque  los  árboles  para  sombra  son  lentos  en  crecer 
y  las  plantas  atacadas  pueden  morir  antes  de  que  reciban  sombra 
suficiente.  Hay  el  recurso  de  plantar  enredaderas;  pero  éstas 
tienen  el  inconveniente  de  aplastar  a  la  planta  que  se  quiere 
proteger;  ésta  se  salvará;  pero  producirá  poco.  Hay  que  esco- 
ger las  especies  que  crecen  rápidamente  pero  no  lleguen  a  dar 
sombra  excesiva  (1). 

En  cuanto  a  las  nuevas  plantaciones,  es  necesario  hacer  una 
distinción  y  una  advertencia:  no  todos  los  Citrus  se  comportan 
igualmente  con  la  sombra.  El  Naranjo  dulce,  por  poco  que  la 
sombra  sea  excesiva,  produce  menos  que  en  pleno  sol;  y  su  cre- 
cimiento a  la  sombra  es  bastante  lento.  Estos  inconvenientes 
me  obligaron  a  idear  y  buscar  medios  de  obviarlos.  Así,  he 
visto  que  el  inconveniente  del  lento  crecimiento  puede  ser  evita- 
do en  gran  parte  dejando  el  naranjal  en  pleno  sol  hasta  los  cua- 
tro o  cinco  años  de  edad,  pues  las  plantas  muy  jóvenes  no  son 
atacadas  (2) ;  pasada  esa  edad,  se  plantan  los  árboles  para  som- 
bra. Para  este  fin  no  creo  haya  árboles  mejores  que  las  Legu- 
minosas, en  primera  línea  los  Ceibos  y  Búcares  (que  son  especies 


[1]  El  Poroto  Caracol  grande  (Phaseolus  Bcrtonii)  me  parecióla 
mejor  enredadera  para  este  efecto.  Se  multiplica  fácilmente  por  estacas  o 
cortes  y  por  semilla,  y  es  un  bello  adorno.  Pero  nc  resiste  a  fuertes  heladas 
y  no  madura  en  los  países  subtropicales.  Creo  que  en  éstos  convendría  el 
Phaseolus  caracalla. 

[2]  Hemos  visto  que  en  las  bueijas  tierras  el  Naranjo  no  es  atacado  de 
gumosis  sino  desde  el  segundo  o  tercer  año  de  producción,  rara  vez  antes. 
En  tierras  medianas  o  algo  pobres,  puede  ser  atacado  antes;  pero  el  cultivo 
superficial  y  la  cubierta  verde  retardan  la  aparición  del  mal. 


417  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

afines  de  Erythrina) ,  luego  las  diferentes  Inga  (1),  la  Cassia 
fístula,  las  Caesalpinia,  la  Poinciaiía  regia  (2).  Además,  estos 
árboles  no  se  deben  plantar  espeso,  sino  más  o  meros  raleado 
según  su  respectivo  crecimiento.  En  cambio  los  Naranjos  pueden 
ser  platados  más  espeso  que  cuando  deben  quedar  en  pleno  sol, 
lo  cual  vendría  a  compensar,  para  una  superficie  dada,  la  dismi- 
nución de  la  producción  por  árbol  (3). 

No  es  por  tanto  imposible  obtener  una  producción  satis- 
factoria, no  obstante  la  sombra.  Se  puede  llegar  también  a  este 
fin,  adoptando  para  sombra  árboles  de  hojas  caducas.  A  este 
respecto  diré  que  nos  falta  aún  realizar  un  experimento  defini- 
tivo sobre  cierta  escala  y  más  metódico;  pero  que  las  observaciones 
hechas  permiten  aconsejar  este  método.  Se  entiende,  para 
estas  regiones  y  para  el  Naranjo  dulce.  Se  pueden  indicar  para 
el  efecto  dos  especies  particularmente:  la  Hovenia  didcis  y  la 
Poinciana  regia:  aquélla  es  más  segura  para  el  Sud,  por  ser  más 
resistente  al  frío  que  todos  los  Citrus,  presentando  la  ventaja, 
además,  de  producir  un  fruto  comestible  y  hasta  cierto  punto 
utilizable  en  mayor  escala. 

Se  comprende  que  los  árboles  de  hojas  caducas  presenten, 
por  su  parte,  estas  ventajas: 

a)  permiten  la  acción  directa  de  los  rayos  solares  duran- 
te toda  la  estación  fresca,  durante  la  cual  los  Naranjos  forman 
sus  botones,  fiorecen  y  cuajan,  elevándose  la  producción; 

b)  permiten  una  madurez  más  temprana  y  la  obtención 
de  frutas  de  mejor  gusto,  por  la  misma  razón; 

c)  permiten  un  crecimiento  algo  más  rápido  y  más  uni- 
forme, en  anchura  también,  haciendo  menos  demorada  la  en- 
trada en  producción. 


[1]     Aquí  tenemos  el  Inga-guasú  y  el  Inga-í. 

[2]  Estos  árboles  leguminosos  fertilizan  a  la  tierras  como  es  sabido- 
Pero  he  visto  que  no  todos  los  árboles  de  esta  familia  tienen  esa  propiedad. 
Los  Kurupaíh  (.Piptadenia),  el  Anchico  (P.  rígida),  el  Ihvihrá-pepé  (Holo- 
calyx  Balanzae),  y  algunos  más,  resultaron  ser  malas  sombras. 

(3)  HAROLD  HUME  indica,  como  mejor  distancia  para  el  Naranjo,  20  a 
25  pies,  o  sean  metros  6  a  7,50.  Pues  bien,  bajo  una  media  sombra  se  puede 
reducir  eso  a  cinco  metros,  siempre  que  los  árboles  para  sombra  sean  de  hojas 
persistentes,  pues  debajo  de  éstos,  los  Naranjos  crecen  mucho  más  en  altura  que 
en  anchura.  Si  los  árboles  para  sombra  fueran  de  hojas  caducas,  habría  que 
plantar  los  Naranjos  a  la  distancia  habitual,  que  el  autor  citado  acertadamente 
indica. 


BERTONI:    LA    GUMOSIS    DE    LOS    CITRUS  418 

El  Mandarino  a  media  sombra  vegeta  y  produce  perfectamente. 

Podemos  llegar  a  esta  conclusión  sin  reserva.  Estamos  por  tanto 
en  posesión  —  para  las  nuevas  plantaciones  —  de  un  medio  pre- 
ventivo seguro  y  sin  inconvenientes.  Sea  por  esta  razón,  sea 
porque  el  Mandarino  en  pleno  sol  es  atacado  desde  los  primeros 
años  (1),  conviene  en  este  caso  que  las  plantas  de  sombra  sean 
plantadas  en  el  mismo  tiempo,  o  el  mismo  año. 

En  nuestros  experimxentos,  la  sombra  más  favorable  al 
Mandarino  fué  la  del  Banano  Manzano;  plantado  en  número  igual 
al  de  Mandarinos,  proporciona  la  media  sombra  que  hace  falta; 
además,  presenta  la  ventaja  de  crecer  rápidamente,  y  la  de  que 
la  sombra  puede  ser  disminuida  con  facilidad  cuando  se  creyere 
conveniente,  por  ejemplo,  cuando  el  crecimiento  de  los  Manda- 
rinos o  de  su  sombra  resultare  más  que  normal.  En  el  cuadro 
siguiente  damos  un  ejemplo  de  la  disposición  de  semejante  plan- 
tación. En  cuanto  al  rendimiento,  en  nuestros  ensayos  fué 
abundantísimo;  así  que  hemos  adoptado  este  método  definitiva- 
mente. 

PLANTACIÓN  DE  MANDARINOS  CON  BANANOS 

o(^o(x)o@o(x)o 

Interliño  de  6  metros 

OESTE    'tr-m  T    .     1-     j      ^         .  «»-^    ESTE 

Interlmo  de  6  metros 

o(x)o(x)<>(x)<i-(x)o 

Interliño  de  6  metros 

o(S)<>®o®o®<> 

o     Bananos        ®    Mandarinos 

La  disposición  de  una  plantación  de  Naranjos  dulces  puede 
ser  más  variada,  pues,  no  pudiéndose  emplear  para  sombra  el 
Banano  por  su  poco  crecimiento  (2)    y  siendo  los  árboles  de  som- 


(1)     Aun  en  el  vivero,  o  en  el  almacigo  desde  el  primer  año. 

[2]  Probablemente  convendrían  el  Banano  Plata  (Musa  argéntea] 
y  el  Ram-kela  o  Colorado  [Musa  rubra]  por  su  gran  crecimiento,  pero  sólo 
en  las  buenas  tierras,  suficientemente  regadas  artificial  o  naturalmente  y  no 
muy  expuestas  al  viento  y  a  los  fríos,  que  es  donde  pueden  alcanzar  hasta  10 
y  11  metros  de  altura. 


419  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

bra  tan  diferentes  (1)  en  su  elevación  y  amplitud,  no  es  posible 
indicar  una  disposición  preferible  para  todos  los  casos,  debido 
principalmente  a  las  diferencias  en  cuanto  a  las  distancias  que 
los  árboles  de  sombra  exigen.  Por  tanto  indicaremos  sólo  un 
ejemplo,  a  base  de  Hoveyíia  dulcís: 

PLANTACIÓN  DE  NARANJOS  CON  HOVENIA 
Y  EVENTUALMENTE  OTRO  CITRUS 

0O®O®O®O0 

•  ••••••o 

0O®O®O0O® 

•  ••••••• 

0O0O0O0O0 
0O0O0O0O0 

•  ••••••• 

0O0O0O0O0 
•     Naranjo        O     Otro  citrus  (event.)        0    Hovenia 

Una  advertencia  final  será  necesaria.  Todos  los  métodos 
tienen  sus  ventajas  y  sus  inconvenientes.  Es  decir  que  nunca 
un  método  conviene  para  todos  los  casos;  pretender  lo  contrario 
es  exigir  a  un  buen  remedio  que  cure  todos  los  males;  sin  em- 
bargo hay  simplistas  que  llegan  a  este  extremo.  Al  respecto 
del  Mandarino  —  como  ya  vimos  —  el  nuevo  método  puede  ser 
recomendado  en  general  y  con  la  sola  reserva  de  que  los  terrenos 
deben  ser  bien  desaguados  naturalmente,  o  bien  drenados. 

Al  respecto  del  Naranjo  Dulce  hay  que  limitar  la  reco- 
mendación a  ciertos  casos,  como  ser: 


[1]  Seria  conveniente  ensayar  el  Cedro  Colorado  [Cedrela  tubiFlora 
Bertoni].  Es  la  madera  de  mayor  comercio  en  los  Estados  del  Plata  y  de 
mayor  exportación  de  la  América  Latina.  Es  de  rápido  crecimiento,  fácil  de 
multiplicar  y  no  empobrece  al  suelo.  Poco  frondoso,  no  da  sombra  excesiva. 
Cortado  a  los  20  o  30  años  daría  por  sí  solo  un  resultado  que  pocas  especies 
forestales  igualarían.  Exige  tierras  buenas  y  profundas  y,  llegado  el  tiempo 
de  cortarlo,  el  destino  del  naranjal  sería  otro  problema.  Pero,  en  ese  tiempo, 
el  naranjal  ya  habría  producido  bastante.  Por  fin,  es  una  idea;  la  práctica 
sola  podrá  hacerla  buena.  Pero  téngase  por  seguro  que  el  cultivo  del  Cedro 
es  de  porvenir  por  sí  sólo. 


BERTONI:       LA    GUMOSIS    DE    LOS    CITRUS  420 

a)  plantadores  de  escasos  recursos  (por  el  costo  de  las 
plantas  ingertadas) ; 

b)  colonos  y  otras  familias  que  quieran  plantar  para  el 
uso  de  su  establecimiento,  pero  con  cierta  abundancia; 

c)  plantadores  no  muy  apurados,  que  tienen  otro  negocio, 
pero  que  desean  formarse  una  renta  de  porvenir  y  con  poco  gas- 
to; principalmente  los  que  piensan  en  sus  hijos  y  descendientes, 
pues  los  naranjales  bajo  sombra  duran  siglos. 

En  cuanto  a  los  plantadores  que  quieren  hacer  del  Naranjo 
su  principal  negocio,  y  disponen  del  capital  necesario,  y  tienen 
interés  sobre  todo  en  que  la  plantación  entre  en  producción  en  el 
menor  tiempo  posible,  la  planta  ingertada  queda  la  más  recomen- 
dable, así  como  el  pleno  sol. 


RESUME  &  CONCLUSIONS 


'ññ'RES  graves  sont  les  ravages  causes  par  la  gommose  dans 
^    tout  le  bassin  du  Rio  de   la  Plata,    et  la  virulence  de  cette 
maladie  parait  augmenter  d'année  en  année. 

Les  moyens  préventifs  et  curatifs  indiques  jusqu'á  pré- 
sent,  étant  donné  les  conditions  de  ees  régions,  ne  sortent  pas 
du  domaine  de  la  théorie. 

Toutes  les  observations  faites  par  nous,  ainsi  que  tous  les 
résultats  de  nos  nombreux  essais,  démontrent  de  la  faQon  la  plus 
evidente  que  les  clTRUS  ombragés  ne  sont  jamáis  attaqués  par  la 
gommose,  et  qu'un  ombrage  artificiel  fait  á  temps  sauve  les  plan- 
tes attaquées. 

Ces  faits,  qui  paraissent  en  contradiction  absolue  avec  ce 
que  Ton  a  admis  jusqu'ici,  ne  sont  probablement  vrais  que  pour 
celles  des  régions  tropicales  ou  semi-tropicales  qui  se  distinguent 
par  une  insolation  tres  vive  (máximas  de  70  a  80  degrés  acti- 
nométriques  ou  du  thermométre  solaire) . 

Cette  constatation  nous  confirme  dans  notre  opinión, 
exposée  il  y  a  dé  ja  longtemps,  que  la  cause  essentielle  ou  condi- 
tion  nécessaire  de  la  maladie,  est  dans  un  défaut  de  nutrition  et 
altération  physiologique  proveyíant  d'un  manque  d' equilibre  entre 


421  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

les  fonctions  organiques  et  surtout  entre  Vabsorpüon  et  Vévapora- 
tion.  Les  différents  parassites  qu'on  a  tour  a  tour  indiques 
comme  cause  du  mal,  ne  seraient  que  des  saprophiles  aggravant 
le  mal,  lequel,  sans  eux,  ne  serait  peut-étre  pas  mortel. 

Comme  application  pratique  pour  ees  régions,  la  culture 
des  Citrus  dans  un  milieu  plus  ou  moins  ombragé  se  présente 
naturellement. 

Pour  le  Mandarinier  {Citrus  nobüis,  le  plus  éprouvé  par 
cette  maladie)  le  résultat  de  nos  essais  est  complet.  Sous  un 
demi-ombrage,  la  croissance,  la  production  et  la  beauté  des 
f ruits  sont  tout  a  fait  satisfaisantes,  supérieures  méme  a  ce  que 
Fon  obtient  en  plein  soleil. 

Pour  rOranger  commun,  la  santé  es  parfaite  et  les  oran- 
ges  tres  belles,  quoiqueplustardives;mais  las  croissance  est  plus 
lente  et  la  production  est  réduite  dans  une  proportion  assez  forte. 
Néammoins,  soit  en  ne  donnant  de  l'ombrage  qu'au  bout  de 
quelques  années,  soit  en  choisissant  des  arbres  qui  perdent  leurs 
feuilles  pendant  la  saison  fraiche  de  l'hémiphére  Sud,  soit  en 
plantant  plus  dru  (les  Orangers  ombragés  croissant  plutót  en 
hauteur),  soit  enfin  par  tous  ees  moyens  combines,  on  arrive  a 
parer  dans  une  certaine  mesure  ees  inconvénients. 

L'emploi  de  plantes  greffées  sur  Bigaradier  reste  le  grand 
moyen  pour  les  capitaux  ayant  pour  but  principal  la  culture  de 
rOranger  et  partant  pressés  d'avoir  des  entrées.  Mais  la  cul- 
ture demi-ombragée  n'en  sera  pas  moins  le  moyen  le  plus  éco- 
nomique  et  le  plus  sur  pour  les  colons  aux  ressources  limitées  et 
pour  les  planteurs  visant  a  se  faire  de  l'Oranger  une  rente  se- 
condaire  pour  T avenir.  Elle  est  encoré  le  seul  moyen  pratique 
(dans  ees  pays)  de  sauver  les  vergers  deja  attaqués  et  les  foréts 
naturelles  d' Orangers  subspontanés. 

Dans  ees  foréts,  l'Oranger  vit  des  siécles,  sa  production 
par  hectare  (les  arbres  pouvant  croitre  assez  dru)  est  assez 
élevée,  la  rente  nette,  étant  donné  les  frais  presque  nuls,  est 
tres  satisfaisante,  et  en  aidant  un  peu  la  nature,  elle  peut  devenir 
magnifique, 

Pour  les  autres  espéces  de  Citrus  des  essais  méthodiques 
sont  encoré  nécessaires. 


Moisés  S.  Bertoni 

RHIZOCTONIA  SUBEPIGEA 

PLAGA  GENERAL  DE  LAS  PLANTAS  Y  SUS  REMEDIOS 


( MBAERASÍH-KANG'Í ) 


SUMARIO:  Esta  plaga  es  grave,  casi  univer- 
sal, y  ataca  a  la  mayora  de  las  plantas  —  Es 
sólo  parecida  a  la  que  publicó  Mr.  d'Hérelle 
bajo  el  nombre  de  Phthora  vastatrix—  Mo- 
do de  propagación  y  desarrollo  —  Medios  pre- 
ventivos y  de  destrucción  ensayados.  Permi- 
ten reducir  mucho  la  gravedad  del  mal. 


|ACE  más  de  veinte  años,  publiqué  (1)  la  descripción 
y  biología  de  una  enfermedad  parasitaria  que  había 
estudiado  en  mis  plantaciones  de  café.  No  habiendo 
yo  entonces  obtenido  fructificaciones,  la  inscribí  pro- 
visoriamente en  el  género  Rhizoctonia,  por  las  analogías  que 
había  observado.     Más  tarde,   el  sabio  químico  microbiólogo 

F.  H.  d'HÉRELLE  (2),  describiendo  una  enfermedad  del  Cafeto 
que  hacía  grandes  estragos  en  Guatemala,  da  al  hongo  destruc- 
tor el  nombre  de  Phthora  vastatrix,  considerándolo  como  una 
Esferiácea;  opinión  puesta  en  duda  por  el  eminente  fitopatólogo 

G.  DELACROIX  (3),  el  cual  opina  que  «ni  la  descripción,  ni  la  fi- 
gura que  aquel  autor  da,  no  permiten  hacerse  una  idea  suficien- 


(1)  M.  S.  BERTONI:  «  La  Rhizoctonia  subepigea.  Nueva  En- 
fermedad del  Cafeto»,  in  «Revista  de  Agronomía»  vol.  I  p.  211-222,  Asunción, 
Agosto  1897. 

(2)  F.  H.  D'HÉRELLE:  «Maladie  du  Caféj^er  au  Guatemala»  in  Bull. 
de  la  Soc.  Mycolog.  de  France,  vol.  XXV,  p.  171,  Paris  1909. 


423  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II.  N.  5 

temente  exacta  de  la  constitución  de  este  hongo  como  para 
asignarle  con  seguridad  su  lugar  en  la  clasificación». 

Tanto  d'HÉRELLE  como  yo  mismo,  habíamos  observado 
que  la  enfermedad  que  describimos  atacabaaotros  árboles  (11.  ce. ) . 
Pero,  poco  después  de  mi  primera  publicación,  y  aun  más  en  lo 
sucesivo,  pude  cerciorarme  de  que  la  plaga  de  que  trato  ataca 
a  un  gran  número  de  especies,  arbóreas  o  herbáceas,  y  a  la  mayoría 
de  las  especies  leñosas  cuando  son  muy  jóvenes.  Es  la  mayor 
plaga  de  los  almacigos  y  viveros,  de  las  siembras  de  tabaco,  Citnis, 
Eucaliptus,  Coniferas,  etc.  y  en  general  de  toda  siembra  tupida 
que  se  haga  con  el  objeto  de  trasplantar;  es  la  pesadilla  del  sem- 
brador hortícola  en  todas  estas  regiones  calientes,  cualquiera  sea 
la  tierra. 

En  realidad,  todos  los  agricultores  y  horticultores  la  cono- 
cen. En  los  otros  países  creen  que  se  trata  de  varias  enferme- 
dades y  les  dan  varios  nombres,  generalmente  el  de  cada  planta 
atacada.  El  campesino  paraguayo  ha  sido  el  más  fino  observa- 
dor; le  dio  el  nombre  genérico  y  muy  expresivo  de  «  Mbaerasíh- 
kang'íh».  Difícil  sería  dar  un  nombre  más  acertado.  Efecti- 
vamente, allí  tenéis  un  almacigo  de  café,  o  de  árboles,  o  de  tabaco, 
en  buena  tierra  y  bien  cuidado;  ha  germinado  y  crecido  l(>zana- 
mente  y  estáis  lo  más  satisfechos.  Pero  he  ahí  que  unaplantita 
de  un  día  para  otro  parece  desfallecer,  se  marchita  o  bien  se 
pone  amarilla,  sin  causa  aparente;  los  días  siguientes  ya  es  un 
grupo;  el  grupo  se  extiende  y  acaso  toda  la  siembra  perece,  si 
no  se  arranca  rigurosamente  toda  planta  enferma  y  las  vecinas, 
y  aun  así  mismo,  porque  nuevos  focos  pueden  aparecer. 

y  bien,  según  mis  observaciones,  se  trata  de  una  sola  en- 
fermedad, producida  por  el  mismo  hongo,  que  ataca  primera- 
mente al  cuello  de  la  raíz.  El  aspecto  varía,  sobre  todo  según  la 
edad  de  la  planta.  Las  plantitas  jóvenes  mueren  rápidamente; 
entonces  el  mycelium  —  o  filamentos  a  que  está  reducido  el  hon- 
go —  permanece  blanco,  de  donde  el  nombre  de  «Blanco  de  las 
raíces  »  que  dan  a  la  enfermedad  en  varios  países.  Las  plan- 
tas de  más  edad,  resisten   meses,  y  aun   más;  entonces   los  filá- 


is)    Dr.  G.  DELACROIX:  «Maladie   du  Caféyer   au   Guatemala»  in 
•  Agrie.  Pratique  des  Pays  Chauds»  Diciembre  1910,  Paris. 


BERTONl:  LA    RHIZOCTONIA   SUBEPIGEA  424 

mentos  invaden  toda  la  corteza  de  la  base  del  tronco  y  las  raíces 
gruesas  y  se  ponen  negros.  En  especies  herbáceas,  como  el  ta- 
baco, o  las  arbóreas  recién  germinadas,  la  plantita  muere  tan 
rápidamente,  que  a  simple  vista  no  se  ven  filamentos,  ni  blancos 
ni  negros  y  sólo  aparece  la  destrucción  tabescente  del  pie  y  de  la 
raíz  principal. 

Siento  serme  imposible  entrar,  en  este  breve  espacio,  en 
todos  los  detalles  de  observación  que  me  llevaron  a  la  convicción 
de  que  la  plaga  en  cuestión,  si  bien  difiere  por  algunos  caracte- 
res de  la  Phthora  vastatrix  d'herelle  —  la  que  temí  al  princi- 
pio fuese  idéntica  —  en  cambio  es  seguramente  la  misma  que 
muchos  agricultores  y  horticultores  denunciaron  con  varios  nom- 
bres. Así,  el  citado  «Blanco  de  las  raíces»;  la  «Pudrición  de  los 
semilleros»  plaga  tan  grave,  que  «el  hacer  semilleros  de  tabaco 
es  uno  de  los  problemas  más  difíciles  de  la  agricultura  de  Cuba» 
(w.  T.  horne)  ;  la  Rhizoctonia  de  los  tabacales  de  esa  isla  (p.  p. 
cardin)  ;  una  de  las  más  obstinadas  plagas  de  California,  Jamaica, 
Brasil,  etc.,  y  quizá  no  es  sino  una  forma,  la  plaga  que  ataca  a  los 
alfalfares  en  Argentina,  descrita  por  H.  miatello  (1),  quién  la 
atribuye  con  duda  a  Rhizoctonia  violácea  Tul.  ^  Leptosphaeria 
circinans  Sacc. 

Cómo  se  propaga,  d'herelle  di.  ce.)  indica,  para  la  Phthora 
que  su  difusión  se  hace  por  medio  de  los  esporos.  Estos,  sem- 
brados por  el  viento,  penetran,  mediante  las  lluvia,  hasta  las 
las  raíces.  Estoy  en  condiciones  de  poder  afirmar  que  nuestra 
plaga  se  propaga  sobre  todo  por  medio  del  mycelium,  cuyos  fila- 
mentos pueden  vivir  meses  y  años  en  su  primer  estado  (2),  o 
extendiéndose  sobre  la  superficie  del  suelo  hasta  encontrar  una 
de  las  plantas  preferidas,  que  ataca  entonces  por  el  cuello  de  la 
raíz.  De  ahí  la  aparición  usual,  por  manchas  que  van  exten- 
diéndose en  todos  los  sentidos. 

La  evolución,  en  las  plantas  atacadas,  varía  según  la  re- 
sistencia de  estas  plantas,  desde  pocos  días  (semilleros,  almaci- 
gos) ,  hasta  dos  o  tres  años  (árboles) .  Pero  nunca  la  enfermedad 
invade  sino  la  base  del  tronco  y  la  parte  más  gruesa  de  las  raíces 


[1]     HUGO  MIATELLO  «Plagas   de  la  Alfalfa»  in  «Anales  Soc.  Ru- 
ral», Buenos  Aires. 

[2]     M.  S.  Bertoni,  1.  c,  p.  218  y  fig. 


425  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

hasta  poca  hondura.  La  sequía  favorece  la  diseminación  de  los 
esporos,  y  las  lluvias  prolongadas,  la  de  los  filamentos.  Tempo- 
radas húmedas  que  suceden  a  otras  notablemente  secas,  son  lo 
que  más  favorece  al  desarrollo  de  esta  plaga;  pero  si  todo  el  año 
es  lluvioso,  ésta  disminuye,  mientras  si  todo  el  año  es  seco,  per- 
siste. 

Medios  de  defensa  o  de  destrución.  Han  sido  propuestos 
muchos.  Sometimos  buena  parte  a  experiencia,  resultando  muy 
pocos  buenos  y  prácticos,  dudosos  o  negativos  otros,  y  alguno 
hasta  contraproducente.  He  aquí,  en  resumen,  las  conclusiones 
a  que  creo  poder  llegar: 

1?  La  previa  quema  de  la  superficie  del  suelo,  en  general,  no 
parece  convenir  (1).  Para  la  siembra  de  Tabaco,  una  quema 
superficial  suave,  si  se  dejan  las  cenizas  bien  esparcidas  y  no  se 
remueve  más  la  tierra,  puede  convenir,  también  por  otros  motivos. 
29  La  limpieza  absoluta  en  torno  del  árbol  o  arbusto  (Café,  Yer- 
ba, etc.)  detiene  el  avance  del  hongo  (mycelium) ;  pero,  por  otras 
razones,  no  debe  alcanzar  a  más  de  un  metro  del  tronco. 

39  Arrancar  los  troncos  y  las  raíces,  en  el  desmonte  (défriche- 
ment)  es  trabajo  inútil  si  se  hace  sólo  con  este  fin;  no  detiene  la 
enfermedad. 

40  Cub^ñendo  la  base  del  tronco,  toda  la  parte  atacada  y  un  po- 
co más,  con  tierra  pura,  se  puede  salvar  un  arbusto  enfermo 
(hay  que  poner  un  tutor).  Hallé  este  medio  por  haber  visto  que 
el  hongo  no  puede  vivir  a  cierta  profundidad  (±  lOcm).  Pero 
no  hay  que  esperar  que  el  mal  sea  grave  y  no  dejar  secar  la 
tierra.  Esta  debe  formar  un  cono,  y  debe  ser  extraída  de  cierta 
profundidad,  sin  mezclarla  con  la  superficial. 

50  La  alcalinización  del  suelo,  preconizada  fundamentalmente 
por  Mr.  d'HÉRELLE,  es,  en  este  caso  también,  un  medio  excelente, 
si  no  indispensable.  El  encalado  es  aconsejable  donde  puede  ser 
hecho  económicamente.  Es  preventivo  y  hasta  cierto  punto  cu- 
rativo.    La   cal  debe   ser  puesta  sobre  la  tierra  limpia  en  torno 


[1]  En  Cuba  tampoco  ha  producido  buenos  resultados,  según  W.  T. 
HORNE  «La  Esteriliz.  de  la  Tierra»  1918. 

En  mi  primer  trabajo  (1.  c.  p.  222)  indiqué  los  resultados  de  un  ensayo 
favorables  a  la  quema.  Observaciones  posteriores  volvieron  a  poner  la  cosa 
en  duda. 


BERTONI:     LA    RHIZOCTONIA    SUBEPIGEA  426 

del  pie.  Si  se  abona  con  materias  orgánicas,  o  acidas  (superfos- 
fatos),  o  se  usa  abono  verde,  éste  y  aquéllas  deben  estar  a  un 
metro  o  menos  del  tronco.  He  visto  que  las  cenizas  pueden 
substituir  la  cal  hasta  cierto  punto. 

69  La  cubierta  verde,  indirectamente  es  útil,  pero  a  la  misma 
distancia  (o  algo  menos)  del  tronco. 

7*?  La  penetración  de  los  rayos  solares  hasta  el  pie  de  la  planta, 
dio  resultados  dudosos  o  malos  para  el  Café,  los  Citriis,  la  Yerba 
Mate  (en  los  terrenos  atacados)  y  otras  plantas  leñosas,  (4). 
8^  El  trasplante  a  mayor  hondura  da  regulares  o  buenos  resul- 
tados para  las  plantitas  jóvenes  (Café,  Eucaliptos,  Acacias,  etc.) 
si  el  mal  está  en  su  comienzo.  Es  necesario  plantar  a  unos  10  o 
15  cm  más  hondo,  abrigar  del  sol  y  el  viento  y  regar  frecuente- 
mente. 

99  El  caldo  bórdeles  dio  muy  buen  resultado  para  destruir  las 
manchas  da  la  plaga  en  los  semilleros  o  eras  de  Tabaco.  Para 
este  caso  conviene  que  contenga  i  o  g  más  de  cal  que  en  el  ordi- 
nario. Es  útil  también  como  preventivo;  pero  entonces  hay  que 
repetir  la  aplicación  a  las  eras  después  de  cada  lluvia  fuerte. 
109  La  esterilización  previa  de  la  tierra  es  e\  medio  más  efectivo 
para  las  siembras  de  Tabaco  y  similares  y  todas  clases  de  alma- 
cigos y  siembras  en  cajón  o  en  macetas.  Se  aconsejó  hacerla 
por  medio  de  laformalina  oformol;  en  la  práctica  este  medio,  a 
más  de  ser  el  más  costoso,  resulta  infiel,  porqué  en  el  comercio  y 
aun  en  la  farmacia,  la  formalina,  por  abuso  o  por  la  fácil  volati- 
lización, en  vez  del  40  7o  legal  de  ácido  fórmico  no  contiene  sino 
el  30  % ,  el  20  %  y  aun  menos.  Además  obliga  a  esperar  unos 
días  antes  de  poder  sembrar. 

119  La  esterilización  por  el  sulfato 'de  magnesia  parece  haber 
dado  buenos  resultados,  y  es  fácil  y  económica. 


[6]  He  visto  que  el  sol  no  destruye  a  los  esporos,  ni  a  los  filamentos. 
Tuve  de  eso  una  prueba  elocuente:  teniendo  que  hacer  en  cajones  una  siem- 
bra de  Pinos  y  otras  Coniferas— plantas  sumamente  perseguidas  por  el  hon- 
go en  cuestión— junté  únicamente  la  tierra  arenosa,  limpia  y  muy  seca  de  un 
patio  abrasado  cada  día  por  ardiente  sol  de  seca  de  70  a  75  grados.  Confiado, 
sembré  sin  desinfectar.  Pues  nunca  vj  un  desarrollo  de  Rhizoctonia  tan 
grande:  la  superficie  de  la  tierra  quedó  completamente  cubierta  de  una  capa 
felpuda  y  densa  de  filamentos  blancos,  y  me  fué  imposible  salvar  una  sola 
planta.     Semanas  después  esa  felpa  tomaba  un  color  oscuro. 


427  ANALES   CIENTÍFICOS   PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  5 

129  La  esterilización  por  medio  del  agua  hirviendo  resultó  ser 
el  mejor  y  más  económico  de  los  medios  preventivos.  Ninguna 
esterilización  permite  una  seguridad  absoluta,  pues  el  viento  y 
el  agna  pueden  traer  gérmenes  de  afuera;  pero  si  se  vigila,  éstos 
no  pueden  llegar  a  perjudicar  mayormente.  Siempre  hay  que 
regar  con  abundancia.  Pero  téngase  presente  que  la  acción  del 
agua  hirviendo  es  tanto  más  rápida  y  completa,  cuanto  más  seca 
esté  la  tierra;  por  tanto,  si  ésta  está  muy  húmeda,  y  no  se 
quiere  esperar  que  se  seque  un  poco,  hay  que  emplear  mucho 
más  agua  hirviendo. 


APÉNDICE 

Polvo  ferro-calizo.  En  otro  trabajo  (1)  he  aconsejado  co- 
mo preventiva  —  y  curativa  en  las  plantas  leñosas  al  principio 
del  mal  —  la  siguiente  fórmula: 

Cal  apagada  45  % 

Cenizas  de  leña  45  % 

Sulfato  de  hierro  en  polvo  10  % 

Mézclese  bien.  Si  la  aplicación  es  preventiva,  el  sulfato 
de  hierro  puede  ser  reducido  al  5% .  Descalzar  un  poco  la  plan- 
ta, y  colocar  el  polvo  en  torno  del  cuello  y  sobre  las  raíces  grue- 
sas enfermas.     Repetir  cada  año,  si  es  preventiva. 


m 


[1]  M.  S.  BERTONI:  «Contribución  al  Estudio  de  Algunas  Plagas  del 
Naranjo  y  demás  Citrus»  in  «Boletín  del  Depart.  de  Fomento»  I,  n.  4,  p,  28, 
Asunción  1914. 


índice  del  N""  5,  Serie  íl 

(19  de  Agronomía  y  Biología) 

( Analítico ) 


LIMITES  DE  RESISTENCIA  DE  LAS  PLANTAS  TROPICALES  Y 
SUBTROPICALES  A  LAS  BAJAS  TEMPERATURAS 324 

Error  fundamental 324 

La  congelación  en  la  zona  tropical 325 

Error  en  observar  la  verdadera  mínima 326 

El  BIOTERMÓMETRO  resuelve  el  problema 327 

El  límite  de  resistencia  es  casi  invariable 328 

Explicación  de  las  cifras  y  abreviaciones 330 

Cuadro  general:  Efectos  de  las  heladas  de  1918 331 

Límite  de  resistencia  —  Límite  de  vida 331 

Apéndice  a  este  cuadro 342 

Comentarios  al  cuadro  precedente 338 

El  límite  de  vida  depende  de  varios  factores 338 

El  límite  de  resistencia  no  aparece  inmediatamente  339 

Aparece  a  veces  mucho  tiempo  después 339 

Datos  inexactos  referentes  a  mínimas 341 

Cómo  y  dónde  hay  que  observar 341 

Conclusions  genérales 342 

LA  TEMPERATURA  MÍNIMA  SECULAR  DE  1918 345 

El  año  de  1917.     Records  batidos 345 

El  año  de  1918.    Antecedentes 346 

Las  congelaciones  de  Junio.    ídem  en  el  Brasil 347 

Las  heladas  de  Julio 349 

Pródromos  y  temperaturas  mínimas  350 

Las  congelaciones  en  los,  países  limítrofes 351 

El  fenómeno  del  «granicillo*  (grésil) 352 

Ventaja  térmica  de  la  costa  paraguaya 352 

Algunos  Datos  Termométricos:  Paraguay 353 


429  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    5 

ídem  Argentina  y  Brasil.     Límite  de  la  nieve 355 

Las  zonas  paraguayas  más  abrigadas 356 

Antecedentes  Históricos 357 

Siglos  XVIII  y  XIX.     Número  de  heladas 358 

Una  tradición  Guaraní 360 

Periodicidad  de  los  grandes  fríos 362 

Consecuencias  inmediatas 364 

La  pronta  y  directa  acción  de  los  rayos  solares 364 

Atenúa  los  efectos  de  las  heladas 365 

Ventaja  de  las  localidades  altas 366 

Las  regiones  al  Oriente  del  Río  Paraná 368 

Acción  sobre  los  animales 369 

Una  observación  psico-biológica 371 

Consecuencias  mediatas 374 

La  gangrena  progresiva 374 

Efectos  subsecuentes  en  los  animales 375 

Consecuencias  durables 376 

Modificaciones  en  la  fauna 377 

Preponderancia  de  la  misión  de  las  Aves 378 

Al  respecto  de  los  animales  domésticos 380 

Modificaciones  permanentes  en  la  flora  ? 381 

Determinación  de  nuestro  clima 382 

Caracteres  tropicales.    Enumeración 385 

Fríos  desatrosos  en  otros  países  calientes 387 

Résnmé  et  Conclusions 388 

CLASIFICACIÓN  DE  LAS  CONGELACIONES 392 

LA  ORIENTACIÓN  DE  LA  AGRICULTURA  PARAGUAYA  Y  LOS  CUL- 
TIVOS TROPICALES 394 

Aparente  cambio  de  clima 394 

Peligros  de  los  cultivos  de  la  zona  templada 396 

Estadística  de  nuestros  resultados 397 

Condiciones  de  nuestros  mercados 398 

Clima  del  territorio  de  Misiones 399 

La  Faja  Litoral  paraguaya,  más  favorecida 400 

Faja  del  Interior  y  ia  Serrana 401 

Cultivos  tropicales  aconsejables.    Elección 401 

ídem  para  lugares  de  heladas  fuertes 404 

Medios  protectores  artificiales 405 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N,  5  430 

Plantas  de  las  zonas  templadas.    Advertencia 405 

Consejo  práctico,  en  general 407 

LA  GUMOSIS  DE  LOS  CITRUS  Y  UN  NUEVO  MEDIO  CURATIVO  Y 
PREVENTIVO 408 

Premisas.    La  gravedad  es  cada  vez  mayor 408 

La  causa  de  esta  plaga 409 

Los  medios  aconsejados  resultaron  insuficientes...  410 

Observaciones  y  experimentos 411 

Los  naranjales  silvestres  son  indemnes 412 

Conclusión  y  Explicación 413 

La  sombra  previene  y  detiene  la  Gumosis 413 

La  Gumosis  responde  a  dos  causas 414 

Aplicaciones  prácticas 415 

Medios  para  salvar  los  naranjales  naturales 415 

Difícil  es  salvar  los  restos  atacados 416 

Aplicación  de  la  media  sombra  a  nuevas  plantaciones  416 

El  Mandarino  a  media  sombra 418 

El  Naranjo  Dulce  a  media  sombra 419 

Resume  et  conciusions 420 

RHIZOCTONIA  SUBEPIOEA.    PLAGA  GENERAL  DE  LAS  PLANTAS  422 

Ataca  a  la  mayoría  de  las  plantas  leñosas 423 

Recibió  varios  nombres.     Cómo  se  propaga 424 

Medios  de  defensa  o  destrucción  ensayados 425 

Un  polvo  ferro-calizo,  nuevo 427 

La  esterilización  de  la  tierra  por  el  agua  hirviendo 
resultó  ser  el  mejor  medio  preventivo 427 


*-«:^FEN^— 


ANALES  científicos  PARAGUAYOS 

Publicados  por  el  Dr.  Moisés  S.  Bertoni 


SERIE  II  NtJM.   8  29  DE  ANTROPOLOGÍA 

PUERTO  BERTONI  Paraguay  MARZO   De  1920 


O 


Dr.   Moisés  S.   Bertoni 

LA  LENGUA  GUARANÍ 

COMO 

DOCUMENTO  HISTÓRICO 

ESTRUCTURA.  FIJEZA.   INALTERABILIDAD 
CONSECUENCIAS  PARA   LA  ETIMOLOGÍA 


f» 


PUERTO  .BERTONI 

ALTO    PARANÁ  ■  PARAGUAY 

IMPRENTA  Y  EDICIÓN  •'  EX  SYLVIS' 
1920 


I 

IMPORTANCIA  DE  LOS  ESTUDIOS 
GUARANIOLOGICOS 


L  estudio  de  la  raza  guaraní,  en  todas  sus 
diferentes  manifestaciones,  es  de  la  más 
alta  importancia  para  la  historia  de  Amé- 
rica. Pues  nos  hallamos  frente  a  un  fe- 
nómeno grandioso:  la  enorme  superficie 


que  esta  raza  ocupa,  o  en  un  próximo  pasado  ha  ocupa- 
do. Desde  la  foz  del  Río  de  la  Plata  hasta  las  Antillas  y 
Panamá,  y  desde  el  Atlántico  hasta  los  Andes,  y  en  algu- 
nos puntos  hasta  el  océano  Pacífico,  el  mapa  de  más  de  la 
mitad  del  continente  está  cubierto  de  nombres  guara- 
níes, los  que  atestiguan  de  la  ocupación  efectiva  de  la 
raza,  o  de  su  preponderante  influencia.  Tan  enorme  ex- 
tensión, la  naturaleza  y  unidad  admirable  del  idioma  a 
pesar  de  las  distancias,  el  desarrollo  de  la  agricultura, 
los  conocimientos  en  el  campo  de  la  medicina  y  de  la 
historia  natural,  las  ideas  morales  y  religiosas,  la  orga- 
nización social  y  económica,  el  régimen  político  y  otras 
pruebas  o  indicios,  nos  inducen  a  admitir  la  existencia 
de  una  verdadera  civilización  guaraní,  cuyos  caracteres, 
muy  especiales  por  cierto,  en  buena  parte  ya  podemos 
conocer  y  en  parte  nos  serán  revelados  sin  duda  por  las 
investigaciones  futuras. 

No  se  trata  de  un  pueblo  desaparecido  o  extraño 
a  nuestra  vida  actual.  Todo  lo  contrario:  millón  y 
medio  de  habitantes  civilizados  hablan  todavía  la  rica  y 
armoniosa  lengua  guaraní  y  la  defienden  con  triunfante 


435  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  6 

tenacidad  contra  ia  corriente  arrasadora  de  las  lenguas 
europeas.  Hay  más:  muchos  millones  de  Americanos, 
con  el  estigma  más  o  menos  evidente  de  la  raza,  llevan 
en  sus  venas  sangre  guaraní,  y  confundidos  en  la  gran 
familia,  colaboran  con  ventaja  en  la  magna  obra  de  es- 
te continente. 

Cuando  habrán  desaparecido  ciertas  preocupa- 
ciones, cuyo  origen  está  en  la  falta  de  conocimiento 
cabal  del  valor  intrínseco  de  las  grandes  razas  sudame- 
ricanas —  cuando  se  comprenderá  debidamente  que,  con 
el  triunfo  de  la  democracia,  el  que  no  era  antes  sino  el 
estrato  inferior  de  la  población,  viene  a  constituir  la 
mayor  fuente  de  la  fuerza  moral  y  material  de  la  nación, 
y  la  base  necesaria  de  sus  progresos,  entonces  todos  los 
hombres  estudiarán  sin  menosprecios  y  sin  vanidades 
el  siempre  interesante  problema  de  sus  orígenes,  y 
consignarán  con  satisfacción  la  verdad  tal  cual  resulte, 
al  respecto  de  las  agrupaciones  de  que  formen  parte  y. 
de  la  sangre  que  corra  por  sus  venas.  Las  estadísticas 
cesarán  entonces  de  halagar  a  la  vanidad  de  unos  y  te- 
mer la  susceptibilidad  de  otros,  y  el  antropólogo,  con  la 
imparcial  serenidad  del  naturalista,  revelará  a  las  nuevas 
generaciones  todo  el  secreto  de  su  pasado  antrópico. 
Entonces  solamente  se  verá  con  claridad  cuan  grande 
es  la  parte  que  corresponde,  y  a  pesar  de  todas  las  in- 
migraciones corresponderá,  a  esas  razas  que  alg-unos 
consideraban  casi  como  extinguidas,  o  en  vías  de  ex- 
tinción. 

Cediendo  primero  a  la  voz  de  la  naturaleza,  y 
más  tarde  al  soplo  de  las  nuevas  ideas,  un  gran  cambio 
s€  ha  operado  en  esta  América  Latina.  Vencidas  por 
las  armas,  exterminadas  en  parte,  condenadas  a  servi- 
dumbre, destruidas  por  el  fanatismo  religioso  o  civil 


BERTONl:    LA    LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUMENTO    HIST.        436 

SUS  mejores  instituciones,  aniveladas  bajo  el  manto  uni- 
forme de  un  nuevo  credo,  que  con  ser  sublime,  no 
dejaba  de  aplastar  toda  originalidad  e  impedir  las  ve- 
leidades de  independencia  mental,  las  grandes  razas  in- 
dígenas parecían  muertas  moral  e  intelectualmente,  y 
sólo  vivían  en  esa  última  camada  de  la  gente,  que  antes 
de  la  revolución  francesa  el  mundo  creía  destinada  a 
servir  de  piso  eternamente  a  los  afortunados  de  la  hu- 
manidad. Pero  en  la  naturaleza,  así  como  nada  salva 
de  la  muerte  a  un  organismo  caduco,  tienen  extraña 
resistencia  los  organismos  jóvenes,  que  llevan  en  sí  las 
condiciones  elementales  del  triunfo.  Es  así  como  rela- 
jadas y  rotas  por  fin  las  cadenas  de  la  servidumbre,  al 
soplo  de  las  nuevas  ideas  que  recorrieron  todo  el  mundo 
llegando  hasta  la  choza  del  indio,  y  bajo  la  presión  de 
las  necesidades  industriales  que  exigían  brazos  robustos 
y  brazos  aclimatados,  se  revelaron  aptitudes  y  se  des- 
pertaron energías  que  esperaban  latentes  la  hora  de  la 
rehabilitación.  Y  al  despertar,  la  nueva  generación 
criolla  se  encuentra  con  que  es  otra.  La  naturaleza, 
como  siempre,  había  triunfado.  Preocupaciones  huma- 
nas habían  pretendido  mantener  abierto  un  abismo  in- 
franqueable entre  las  dos  razas;  pero  Mater  Natura  lo 
había  venido  llenando.  A  la  voz  irresistible  de  sus  le- 
yes, autóctonos  y  conquistadores  se  habían  abrazado,  y 
al  fin  de  la  larga  jornada,  nos  encontramos  con  que 
amos  y  siervos  han  desaparecido  para  dar  vida  a  un 
nuevo  ser  colectivo,  el  cual,  combinando  felizmente  las 
cualidades  de  ambos  mundos,  se  presenta  en  el  torneo 
de  la  humanidad  lleno  de  vida  y  de  entusiamos. 

Se  impone  por  tantx),  en  la  actualidad  con  más 
urgencia  que  nunca,  el  estudio  metódico  y  minucioso 
del  pasado  y  del  presente  de  nuestras  razas  aborígenes. 


437  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    ó 

Y  a  este  respecto,  la  menos  afortunada  de  las  grandes 
razas  es  la  guaraní.  Indudablemente,  entre  las  publi- 
caciones recientes,  podemos  registrar,  uno  que  otro  tra- 
bajo de  primera  importancia.  Pero  el  campo  es  inmen- 
so y  muy  variados  son  los  puntos  de  vista.  Por  otra 
parte,  las  dificultades  suben  de  punto  cuando  se  trata 
de  destruir  preocupaciones  y  combatir  ideas  preconcebi- 
das, como  las  que  tienen  curso  en  el  público  al  respecto 
de  los  Guaraníes.  De  estas  ideas,  no  pocas  son  inexac- 
tas y  algunas  son  completamente  falsas ;  esto  me  atrevo 
a  decirlo  al  respecto  de  lo  que  en  general  se  piensa  de 
los  pueblos  antiguos,  como  con  referencia  a  lo  que  co- 
rrientemente se  supone  de  los  Indios  de  sangre  pura  que 
aún  viven  más  o  menos  independientes.    (1) 

En  mi  concepto,  la  parte  más  difícil  —  como 
también  la  más  importante  —  eí  establecer  con  seguri- 
dad, y  desde  los  diferentes  puntos  de  vista,  el  grado  de 


(1)  Dos  ejemplos  entre  muchos:  en  un  resumen  didáctico, 
texto  para  las  escuelas  de  una  gran  república,  se  dice,  que  los 
Tupíes  y  los  Guaraníes  constituían  dos  familias  etnográficas  — 
que  no  tenían  animales  domésticos— que  vivían  en  completa  po- 
ligamia—que no  tenían  ninguna  noción  de  Dios— que  eran  pura- 
mente fetichistas  —  que  sólo  tenían  una  vaga  noción  de  la  vida 
futura— que  envenenaban  sus  flechas  de  combate— y  que  eran 
todos  insignes  antropófagos.  En  todo  lo  cual  no  hay  un  concep- 
to que  no  sea  errado. 

En  una  reciente  y  grande  obra  destinada  a  la  educación  de 
la  juventud,  con  el  nombre  de  uno  de  los  más  ilustres  intelec- 
tuales de  la  América  latina,  aparecen  algunos  cuadros  que,  según 
el  rótulo  y  el  texto,  pretenden  representar  a  los  Guaraníes  del 
Paraguay.  Y  bien,  salta  a  la  vista  que  uno  de  los  cuadros  repre- 
senta a  ginetes  Guaicurúes  del  Chaco,  y  que  lo  que  aparece  en 
los  otros  cuadros  no  son  sino  grupos  de  Botocudos,  Indios  que 
jamás  vivieron  cerca  del  Paraguay,  y  son  de  los  más  salvajes 
de  América,  y  en  esos  cuadros,  con  su  enorme  «bodoque»  y  el  ti- 
po exagerado,  aparecen  aún  más  horribles  de  lo  que  son. 


BERTONI;    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         438 

civilización  que  los  Guaraníes  habían  alcanzado  a  la  lle- 
gada de  los  Europeos.  El  medio,  el  ambiente  natural 
en  el  cual  esos  pueblos  habían  tenido  que  evolucionar,  es 
completamente  adverso  a  la  conservación  de  varias  cla- 
se de  documentos  históricos.  Por  otro  lado,  entre  los 
primeros  Europeos  que  visitaron  o  poblaron  la  América 
Latina,  muy  pocos  mostraron  algún  interés  en  estudiar 
a  las  poblaciones  indígenas;  y  aun  estos  pocos,  forzoso 
es  reconocerlo,  carecían  de  la  preparación  necesaria,  o 
bien  no  gozaban  de  esa  libertad  de  pensamiento  sin  la 
cual  todo  juicio  queda  obscurecido. 

Pero  un  documento  precioso  ha  llegado  perfecta- 
mente hasta  nosotros:  la  lengua.  Hablando  en  general, 
holgaría  recordar  el  hecho,  por  todos  reconocido,  de  que 
nada  hay  más  poderoso  que  la  lengua  para  descubrir 
las  intimidades  de  la  vida  de  un  pueblo,  revelar  su  men- 
talidad, darnos  los  detalles  de  su  organización  política  y 
social,  y  penetrar  hasta  lo  más  profundo  de  su  alma, 
reconstruyendo  a  la  vez  una  parte  de  su  historia.  Mas 
hablando  de  la  lengua  guaraní,  cabe  insistir  en  ésto  de 
una  manera  especial,  pues  seguramente  no  han  de  ser 
muchas  las  lenguas  que  presenten  tanta  ventaja  a  este 
respecto.  Esto  viene  de  su  estructura,  de  su  índole,  de 
su  matemática  precisión,  de  su  rara  fijeza,  y  por  tanto, 
de  una  inalterabilidad  casi  absoluta,  que  le  permitió,  a 
través  de  miles  de  años,  llegar  hasta  nosotros  con  sus 
elementos  originales  intactos  y  siempre  visibles,  como 
esos  monumentos  antiguos  sin  reboque,  en  que  podemos 
ver  cada  piedra  y  examinarla  en  su  naturaleza,  dimen- 
siones y  función. 


II 

FASES  DE  LA  INTERPRETACIÓN 
DEL  guaraní 

DESGRACIADAMENTE,  no  todos  han  sabido 
aprovechar  las  ventajas  de  la  lengua  guaraní 
como  documento  histórico,  y  algunos  evidente- 
mente ni  supieron  darse  cuenta  de  ellas.  A  este  respec- 
to, no  parece  difícil  distinguir  tres  épocas  bien  caracte- 
rizadas: la  de  los  Padres  Jesuítas,  la  de  Martius  y  la 
actual. 

La  época  de  los  Padres  Jesuítas.  El  estudio  de 
la  lengua  guaraní  empieza  en  los  siglos  XVI  y  XVII 
de  la  manera  más  seria.  Baste  recordar  los  nombres 
de  ANCHIETA,  MONTO  YA  y  FIGUEIRA.  Después  de  haber 
llegado  a  un  conocimiento  práctico  perfecto  del  idioma, 
esos  abnegados  apóstoles,  consignan  en  sus  escritos  las 
palabras  que  recogen  directamente  del  labio  de  los  In- 
dios, las  coordenan,  y  nos  dejan  los  primeros  vocabula- 
rios, que  siempre  constituyen  nuestros  mejores  docu- 
mentos del  pasado.  Ninguno  de  ellos  era  verdadero 
filólogo;  mas  para  el  fin  que  se  proponían,  no  era  indis- 
pensable el  serlo.  Bastaba  ser  fieles  y  exactos;  y  lo 
fueron.  Con  todo,  acometieron  el  estudio  filológico; 
trataron  de  estudiar  el  mecanismo  de  la  lengua,  pusieron 
en  claro  muchas  útiles  etimologías  y  cada  uno  compuso 
una  gramática  guaraní.  Este  último  trabajo  debía  ser 
el  más  imperfecto;  la  lingüística,  ciencia  esencialmente 
comparativa,  naturalmente  como  tal  no  había  nacido;  y 
esos  autores  construyeron  una  gramática  guaraní  sobre 
el  plan  de  la  latina.     Pero  si  aquél  no  era  el  orden  na- 


BERTONI:    LA    LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUMENTO   HIST.        440 

tural,  era  un  orden,  y  llenó  bastante  bien  las  necesida- 
des prácticas,  sin  contar  que  los  planes  de  ambas  len- 
guas tienen  varios  puntos  comunes. 

Es  sensible  tener  que  indicar  en  esa  época  unos 
lunares.  No  es  seguramente  el  caso  de  ocuparnos  de 
todos  los  que  en  los  escritos  de  ese  tiempo  nos  dejaron 
algo  de  guaraní.  Pero  hubo  autores  que  tuvieron  mu- 
cha resonancia,  y  cuyas  obras  son  de  indiscutible  impor- 
tancia bajo  otros  puntos  de  vista,  los  cuales,  al  consig- 
nar nombres  y  frases  en  guaraní,  lo  hicieron  con  tal 
descuido  de  todas  las  reglas  y  aun  del  sentido  común, 
que  sus  datos,  obscuros  y  dudosos  en  muchos  casos, 
resultan  en  otros  verdaderos  galimatías.  Nos  duele 
tener  que  aludir  en  primer  término  a  léry,  hans  staden 
y  schmiedel;  pero  se  trata  de  una  advertencia  necesa- 
ria, pues  hemos  visto  autores  modernos  seriísimos  sacar 
deducciones  que  serían  muy  importantes  para  la  histo- 
ria, la  geografía  y  la  etnografía,  si  no  viniesen  de  pala- 
bras de  una  grafía  muy  dudosa  o  de  evidentes  estropeos. 

La  época  de  Martius.  Durante  la  primera  mi- 
tad del  siglo  XIX,  una  gran  figura  aparece.  Eminente 
botánico,  tan  afortunado  como  desdichado  fué  el  gran 
VELLOZO,  recibe  la  misión  de  estudiar  una  de  las  floras 
más  ricas,  más  espléndidas  y  menos  conocidas  del  mun- 
do. Viaja  y  explora  botánicamente  casi  todo  el  Brasil, 
y  mientras  lleva  a  cabo  esa  obra  que  debía  inmortalizar- 
le, se  va  dando  cuenta  de  la  importancia  que  tendría  una 
exploración  etnográfica,  la  intenta,  y  en  cuanto  le  es  posi- 
ble la  lleva  a  cabo.  No  es  posible  poner  en  duda  la  impor- 
tancia de  la  obra  etnográfica  de  martius;  y  los  docu- 
mentos lingüísticos  que  pudo  reunir,  no  obstante  las 
imperfecciones,  no  constituyen  evidentemente  la  parte 
menos  útil,  para  quién   está  en  condiciones  de  poder 


441  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N,  6 

aprovecharlos.  Pero  el  célebre  autor  se  dejó  arrastrar 
completamente  por  el  peligroso  placer  de  hacer  etimo- 
logías, y  ese  fué  su  error. 

Cuando  martius  vino  al  Brasil,  la  mayoría  de  las 
poblaciones  guaraníes  independientes  ya  había  desapa- 
recido, ruinadas  por  la  caza  de  esclavos,  o  refugiadas 
en  los  bosques  más  alejados  e  impenetrables,  y  las  más, 
refundidas  con  la  raza  inmigrada.  La  lengua  había  su- 
frido peor  desatre :  el  guaraní  ya  había  desaparecido 
completamente  de  casi  toda  la  parte  civilizada;  nuestro 
célebre  botánico  no  pudo  estudiarlo  debidamente,  y 
cuando  alguna  vez  se  vio  frente  a  tribus  guaraníes  ver- 
daderas, tuvo  que  valerse  de  intérpretes.  Y  ¿  quienes 
eran  éstos  ?  El  examen  de  los  documentos  comprueba 
que  generalmente  esos  intérpretes  no  debían  ser  lengua- 
races verdaderos,  sino  simples  peones  o  acompañantes 
accidentales,  más  o  menos  conocedores  de  la  «lengua 
general».  Por  otra  parte,  es  preciso  tener  en  cuenta 
dos  dificultades  de  orden  general:  los  defectos  de  audi- 
ción, tan  comunes  y  variados  entre  los  Europeos  recién 
llegados  y  aun  entre  criollos;  y  la  tendencia  de  los  In- 
dios—cuando ven  que  su  interlocutor  no  comprende  to- 
do perfectamente  bien— a  emplear  palabras  y  frases 
impuras,  abreviadas,  alteradas,  que  ellos  no  usan,  pero 
que  el  interlocutor  puede  comprender  mejor;  hasta  el 
extremo  de  que  si  éste  desconfía  e  insiste  para  que 
aquéllos  le  digan  bien  como  ellos  suelen  decir,  no  obtiene 
muchas  veces  sino  la  repetición  de  la  forma  alterada. 

Y  entre  tanta  variedad  de  formas  e  inflexiones 
que  buenamente  creía  ser  indígenas  y  originales,  MAR- 
TIUS se  desorientó  y  se  creyó  frente  a  una  lengua  muy 
variable,  muy  flexible  y  de  fácil  corrupción.  La  in- 
mensa extensión  territorial  parecíale  justificar  esa  su- 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         442 

puesta  variabilidad,  y  por  otro  lado,  el  ejemplo  de  las 
lenguas  europeas,  tan  flexibles  y  divididas  en  un  sinnú- 
mero de  dialectos  tan  variados  como  numerosos,  no 
podía  poner  sobre  la  buena  vía  a  una  persona  que  care- 
cía de  un  conocimxiento  suñciente  de  la  lingüística,  por 
más  sabio  que  fuera  en  otras  disciplinas  (1).  Y  es  con 
semejante  idea  del  guaraní  que  martius  se  lanzó  con 
entusiasmo  y  plena  conñanza  en  el  piélago  aleve  de  las 
especulaciones  etimológicas.  El  resultado  fué  cual  debía 
ser;  con  mayor  razón,  debido  a  dos  causas:  el  método 
de  exposición  adoptado,  y  la  escuela  que  un  grande  y 
merecido  renombre  hizo  prosperar. 

He  aludido  al  método.  He  aquí  como  procedía 
habitualmente  el  autor  en  cuestión.  Imaginaba  para  un 
nombre  una  etimología;  en  seguida  buscaba  entre  las 
diferentes  formas  y  alteraciones  de  ese  nombre  la  que 
más  se  aproximaba  a  lo  supuesto,  y  ya  la  adoptaba  como 
si  fuera  la  verdadera  e  indiscutida.  Muchas  veces  nin- 
guna de  las  formas  conocidas  respondía  a  la  supuesta 
etimología;  ideaba  entonces  el  autor  una  forma  nueva, 
calcada  sobre  la  misma  explicación  etimológica  y  desde 
entonces  esa  forma  nueva  era  adoptada  por  él  en  todos 
sus  escritos,  no  solamente  como  si  fuera  real,  pero  como 
si  fuese  la  sola  verdadera,  la  sola  admisible  y  admitida. 
Es  evidente  que  el  menor  pensamiento  deshonesto  no 
cruzó  nunca  por  su  mente  y  que  tampoco  le  arrastró 
ninguna  vanidad;  pues,  a  más  de  ser  él  un  espíritu  de- 


(1)  He  aquí,  por  ejemplo,  las  transformaciones  por  las 
que -en  varios  puntos  de  su  obra  «Pflanzen-Namen  in  der 
Tupi-Sprache»— hace  sufrir  al  nombre  ihvá=fruto  (str.  sensu): 
guá,  kuá,  juá,  gilí,  kuí,  joá»  aba,  iba.  La  voz  íhva=ár- 
bol,  no  tiene  mejor  suerte,  pues  según  ese  autor  se  transforma 
en    ibí,    iby,    oba,    ova  e  igbi. 


443  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    ó 

masiado  superior  para  incurrir  en  tales  debilidades,  de 
todo  su  decir  se  desprende  una  seguridad  tan  grande 
en  lo  que  creía  ver,  que  la  confusión  entre  la  visión  y 
la  realidad  debía  ser  en  él  tan  natural  y  completa,  como 
para  que  lo  visto  por  los  ojos  del  espíritu  le  resultara 
tanto  o  más  real  que  lo  visto  u  oído  por  los  sentidos  ma- 
teriales. Lo  sensible  es  que  casi  nunca  hace  una  dis- 
tinción entre  sus  hipótesis  y  lo  realmente  observado. 
En  todos  sus  escritos  de  etnografía  y  lingüística  es  fre- 
cuentemente imposible— aun  para  las  personas  entendi- 
das en  la  lengua— distinguir  lo  que  pertenece  a  las 
opiniones  del  autor,  de  lo  que  corresponde  a  los  hechos 
concretos.  Es  un  descuido  que  ha  hecho  incurrir  en 
más  de  un  error  a  autores  muy  serios. 

Lo  peor  es  que  MARTius  hizo  escuela  y  fué  el 
maestro,  en  Europa  y  América,  de  toda  una  generación. 
Preclaras  inteligencias  siguieron  sus  huellas  y  muchos 
laboriosos  buscadores  adoptaron  su  método.  La  creen- 
cia de  que  el  guaraní  fuese  idioma  variable,  versátil  y 
muy  corruptible,  se  hizo  general.  Y  es  así  como  en 
obras  importantísimas  aparecen  deducciones  de  orden 
histórico  o  etnográfico  sacadas  de  versiones  hipotéticas 
y  aun  de  meras  suposiciones  etimológicas,  muchas  de 
las  cuales  ya  pueden  ser  denunciadas  como  completa- 
mente erradas. 

No  es  el  caso,  evidentemente,  de  indicar  nombres. 
Tampoco  puedo  erigirme  a  juez,  ni  arrogarme  una  mi- 
si  5n  depuradora  que  sólo  puede  corresponder  a  una  ge- 
neración de  especialistas.  Pero  no  me  es  posible  reprimir 
el  recuerdo  de  un  nombre  tan  simpático  como  ilustre,  de 
un  corazón  tan  grande  y  figura  tan  eminente  como  la  del 
inmortal  botánico  y  etnógrafo  barboza  rodrigues. 
Su  patriotismo  contagia,  su  compasivo  amor  al  indio 


BERTONI:    LA  LENGUA  guaraní  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         444 

conmueve,  su  incansable  laboriosidad  se  admira,  su  sin- 
ceridad atrae,  la  multiplicidad  de  sus  conocimientos 
impone,  sus  obras  son  minas  inagotables  de  preciosas 
observaciones  y  su  honestidad  está  por  encima  de  toda 
sospecha;  no  obstante  ¡  qué  de  peligros  no  ha  sembrado 
en  sus  escritos  el  puro  método  martiano  ! 

Época  actual.  Felizmente  una  reacción  se  di- 
buja en  la  última  época.  Empieza  contemporáneamente, 
allende  los  mares  con  la  intervención  de  eminentes  lin- 
güistas, y  €n  el  Brasil,  donde  surgen  algimos  intelectua- 
les de  primera  fila,  los  cuales,  dedicándose  seriamente 
al  estudio  analítico  de  la  lengua,  se  posesionan  de  ella 
de  una  manera  tanto  más  notable,  en  cuanto  la  falta  del 
documento  vivo  y  puro  es  casi  completa;  y  dándose  una 
cuenta  bastante  exacta  del  mecanismo,  formulan  sensa- 
tas advertencias  y  corrigen  más  de  un  extravío.  No 
ofenderé  modestias,  ni  despertar  debo  susceptibilidades 
indicando  nombres.  Pero,  como  dato  comparativo,  creo 
oportuno  consignar  que  los  textos,  versiones  y  análisis 
dados  por  el  Dr.  theodoro  sampaio  son  los  que  más 
aproximan  los  dialectos  brasílicos  a  los  del  Paraguay, 
siendo  por  tanto  mejor  comprendidos  en  este  país,  don- 
de hay  quién  atribuye  este  hecho,  no  a  diferencias  de 
dialecto,  sino  a  la  severidad  del  método  y  mayor  pureza 
del  decir. 

En  el  Paraguay,  me  permití  hace  mucho  llamar  la 
atención  sobre  la  unidad  de  la  lengua  guaraní  y  lo  poco 
que  es  la  diferencia  que  en  realidad  corre  entre  los  dia- 
lectos brasílicos  y  los  nuestros;  e  igualmente  sobre  la  es- 
tructura y  consecuente  fijeza  de  la  lengua,  y  lo  estre- 
cho que  son  los  límites  que  ésta  impone  a  las  especula- 
ciones etimológicas.  En 'estos  últimos  tiempos  el  movi- 
miento se  acentúa.    El  Dr.  MANUEL  Domínguez  acomete 


445  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

el  estudio  metódico  de  las  raíces  guaraníes;  hacía  falta 
una  autoridad,  que  con  un  completo  conocimiento  prác- 
tico y  teórico  de  su  idioma,  demostrase  como  cada  parte 
de  la  palabra  y  casi  cada  sílaba,  no  solamente  desempe- 
ña una  función  determinada,  sino  que  conserva  siempre 
autonomía  y  valor  propio.  Y  este  valor  había  que  des- 
cubrirlo y  fijarlo,  tarea  a  veces  muy  difícil,  que  ese  autor 
emprende  con  felicidad  y  acierto. 

Recientemente,  el  análisis  de  la  palabra  guaraní 
es  llevado  más  lejos  aún.  Un  ilustre  hijo  de  la  guara- 
nítica  provincia  de  Corrientes,  el  Dr.  ALFREDO  Martínez, 
llega  hasta  las  que  él  titula  de  «células  prim^ordiales))  de 
la  lengua,  y  acaso,  en  origen,  de  todas  las  lenguas.  Se- 
gún su  análisis,  no  solamente  desaparecen  todos  los 
bisílabos,  sino  que  todas  las  sílabas  sun  reducidas  a  su 
vez;  pues  cada  vocal  expresa  un  concepto  diferente,  y 
el  autor  indica  21  vocales.  Ciertamente  ya  sabíamos 
que  buen  número  de  éstas  expresan  por  sí  solas  un  con- 
cepto, y  aun  constituyen  una  palabra  que  figura  como 
tal—  o  debe  figurar— en  todo  vocabulario.  Pero  todas 
las  consonantes  también  serían  raíces,  como  general- 
mente los  acentos  también ;  y  en  definitiva,  las  vocales, 
los  acentos  y  las  consonantes  serían  las  solas  raíces  ver- 
daderas. Lo  modesta  que  es  mi  preparación  en  la 
materia,  no  me  permite  seguir  al  autor  en  su  aspiración 
a  una  nueva  orientación  de  la  ciencia  filológica,  y  en 
toda  la  aplicación  de  su  método,  el  cual  permitiría  des- 
cubrir el  origen  de  los  más  diferentes  y  distantes  idiomas 
(MARTÍNEZ  denuncia  un  parentesco  del  guaraní  con  los 
idiomas  indo-europeos),  y  demostrar  cuáles  tienen  un 
origen  común,  y  desde  qué  período  se  diversificaron;  ni 
prejuzgar  de  si  el  porvenir  confirmará  la  posibilidad  de 
poder  siempre  ir  tan  lejos  en  el  análisis  del  guaraní  y 


BERTONI:    LA  LENGUA  guaraní  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         446 

la  edad  que  ese  autor  asigna  a  esta  lengua,  que  sería 
«infinitamente  superior  ala  de  los  idiomas  indo-euro- 
peos». Empero,  dejando  aparte  cuestiones  de  detalle, 
ese  minucioso  estudio  aporta  un  gran  número  de  datos 
que  vienen,  no  sólo  a  confirmar,  sino  a  reforzar  y  ensan- 
char el  concepto  que  venía  formándose  del  guaraní;  y 
ciertas  ideas  generales  me  parecen  como  rayos  de  luz 
que  aclaran  el  camino;  en  todo  caso,  esas  ideas,  llaman- 
do fuertemente  la  atención  de  los  especialistas  más  auto- 
rizados, contribuirán  muy  eficazmente  al  progreso  de 
los  estudios  guaraniológicos. 

«El  guaraní— dice  el  Dr.  Alfredo  Martínez  — 
es  algo  más  que  un  idioma,  es  un  sistema  filológico» ... 
«Es  uno  de  los  más  curiosos  idiomas  conocidos,  porque 
ha  conservado  y  presenta  íntegra,  por  lo  menos  en  sus 
rasgos  fundamentales,  toda  la  evolución  del  lenguaje 
de  la  raza,  desde  su  primer  palabra».  Y  es  en  esta  con- 
servación íntegra,  a  través  de  los  siglos,  de  sus  partes 
constitutivas,  que  está  la  que  llamo  fijeza  de  la  lengua 
y  su  incorruptibilidad,  cualidades  no  absolutas,  se  en- 
tiende, pero  poseídas  de  una  manera  cuando  menos 
muy  notable. 

III 

LA  etimología  GUARANÍ 

Hace  casi  veinte  años,  después  de  recordar  la  va- 
riabilidad que  presentan  los  idiomas  de  flexión  y  las 
variaciones  a  veces  profundas  que  ofrecen  sus  innume- 
rables dialectos— cosas  que  hacen  extraviar  tan  frecuen- 
temente a  los  inmigrados  Europeos  cuando  tratan  de 
descubrir  la  etimología  de  las  voces  guaraníes  y  no  llegan 


447  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II.  N.   6 

en  general  sino  a  divertidos  absurdos— yo  decía  (1): 
«Lo  contrario  pasa  con  el  guaraní.  La  rigidez  de  su 
mecanismo  es  extrema  y  su  plasticidad  es  tan  poca  (2), 
que  durante  una  larga  serie  de  siglos,  de  miles  de  años 
tal  vez,  tribus  separadas  por  mil  leguas  de  desierto  y  sin 
comunicación  entre  ellas,  hablan  aún  el  mismo  idioma, 
con  diferencias  que  en  Europa  se  consideran  provincialis- 
mos, y  eso  a  pesar  de  la  falta  completa  de  literatura. 
Con  esto  comprenderán  cuan  grande  es  su  engaño  los 
que,  al  buscar  la  etimología  de  palabras  guaraníes,  no  ti- 
tubean, para  justificar  la  solución  que  pretenden,  en 
forzar  y  estirar  no  solamente  letras  sino  sílabas  enteras. 
Fuera  de  las  modificaciones  de  que  ya  di  ejemplos 
(principalmente  la  forma  llana  o  alargada  de  muchas 
palabras,  en  la  que  no  hay,  sin  embargo,  sino  una  cues- 
tión de  grado),  del  «tupí»  del  Amazonas  a  nuestro 
guaraní,  es  apenas  si  se  encuentran  variaciones  entre 
esos  dialectos.  Así,  el  Tupinambá  dice  kué-sé  (ayer), 
el  Avambihá  kué-é  y  el  Paraguayo  moderno  kué-hé. 
La  diferencia  más  importante  está  tal  vez  en  la  conso- 
nante adicional  prefija,  que  es  en  algunos  casos  (léase 
dialectos)  s  en  vez  de  t ;  así  dice  el  Tupinambá  sesá  en 
lugar  de  tesa  (^ojo),  y  concede  esa  prefija  a  algunas 
palabras  más,  diciendo,  por  ej.,  sakú  en  lugar  de  akú 
(= caliente),  de  donde  ihsakú  (agua  cahente)  en  lu- 
gar de  ihrakú  (dial,  mbihá)  y  de  ihtakú  (en  paraguayo 
moderno).  Ya  he  notado  que  la  sílaba  guá  del  para- 
guayo moderno  es  uá,  o  mejor  wuá,  en  ciertos  dialectos 
y   kuá    en  ciertos  otros.     Varias  otras  diferencias,  que 


(1)  «Anales  Científicos  Paraguayos»  Serie  I  n»  2,  1^  par- 
te, pág.  29  &  seq.,   Asunción  1901. 

(2)  El  valor  que  doy  a  estos  calificativos  se  explica  más 
adelante. 


BERTONI:    LA    LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUMENTO   HIST.        448 

resultarían  tales  si  se  consultara  superficialmente  los 
léxicos  recogidos  por  los  viajeros  o  las  diferentes  obras 
que  poseemos,  no  son  sino  aparentes,  debidas  a  las  dife- 
rencias muy  grandes  entre  las  ortografías  adoptadas,  y 
a  la  variabilidad  que  se  nota  aun  en  la  ortografía  de  un 
mismo  autor,  aumentado  todo  esto  por  la  dificultad  pri- 
mordial del  oído,  que  a  tantos  y  tantas  veces  ha  en- 
gañado. 

Analisando  el  nombre  guaraní,  se  le  encuentra 
compuesto  esencialmente  de  radicales  (1)  principales  y 
complementarias,  de  prefijas  y  subfijas  genéricas,  que 
esta]3lecen  la  calidad  ó  la  acción.  Fuera  de  eso,  es  apenas 
si  se  nota  algunas  veces  la  ligadura,  constituida  por  la 
letra  adicional  r  [como  en  (t)embé-itá-(r)-íh,  nombre  del 
zantóxilo  oclavalier;  embé=labio,  itá^piedra,  íh= ár- 
bol, la  t  es  adicional  explosiva  y  la  r  es  adicional  liga- 
dura], la  inicial  explosiva  t,  la  inicial  eufónica  i  (2),  y 
de  vez  en  cuando  una  terminación  llana,  necesaria  para 
evitar  ciertas  confusiones,  o  bien  sencillamente  eufónicas, 
siendo  este  último  caso  muy  raro  y  aun  discutible. 
Esas  radicales  y  fijas  genéricas  son  generalmente  mo- 
nosilábicas, cuando  máí  bisilábicas,  y  son  absolutamente 
inmutables.  Digo  inmutables,  porque  en  este  momento 
no  recuerdo  una  so]  a  excepción  (3),  fuera  de  las  peque- 


(1)  Son  las  «raíces»  de  Manuel  Domínguez,  los  «radica- 
les» de  ALFREDO  MARTÍNEZ. 

(2)  El  ejemplo  que  entonces  di  no  es  bueno;  véase  más 
bien  las  voces  ikatú,  iporá',  etc.,  y  aun  dudo  que  en  ellas 
la  i  sea  puramente  eufónica;  todo  en  la  palabra  guaraní  tiene 
su  valor  especial. 

(3)  Ulteriores  indagaciones  me  mostraron  que  hay  algu- 
nas excepciones  si  se  compara  un  dialecto  con  otros;  el  interro- 
gativo   «pá, »    por  ejemplo,   en  algunos   dialectos   brasílicos   es 


449  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYO^  -  SERIE  II.  N    o 

ñas  modificaciones  ya  indicadas.  Hasta  la  más  común 
de  todas  las  transformaciones,  la  de  la  a  en  á  y  en 
e,  no  tiene  ejemplo  en  el  guaraní... Aún  más:  la  vocal 
simple  no  puede  transformarse  siquiera  en  letra  nasal, 
salvo  en  los  dialectuchos  muy  modernos  de  los  civiliza- 
dos o  europeizantes. 

Por  consecuencia,  desde  que  se  penetre  el  meca- 
nismo del  guaraní,  se  ve  muy  pronto  que,  en  cuanto  a 
etimologías,  hay  que  rechazar  a  priori  todas  aquellas 
soluciones  que  implicarían  una  alteración  de  las  radica- 
les o  de  las  fijas  genéricas,  con  seguridad  de  que  el  re- 
chazo será  confirmado  a  posteriori  en  la  inmensa  mayo- 
ría de  los  casos.  Con  las  letras  del  tupí-guaraní  (1)  no 
se  puede  jugar,  pues  cada  una,  o  cada  sílaba,  tiene  su 
significado  fijo  e  inalterable  (2),  como  inalterable  es  su 
forma. 

El  guaraní  tiene  también  su  elasticidad  —  y  muy 
notable—  pero  es  de  otro  orden.  Está  en  la  posibilidad 
que  con  esta  lengua  se  tiene,  de  formar  palabras  com- 


«pé, ))  y  «teihi»  =  generación,  gentes,  es  «taihi»  en  otros  dia- 
lectos. Otro  caso,  más  común,  es  el  del  cambio  de  la  vocal  co- 
mún «u»  en  la  vocal  especial  «ih»;  mientras  aquélla,  en  las 
palabras  correspondientes,  reina  casi  exclusiva  en  los  dialectos 
de  Amazonia  y  parece  haber  predominado  o  ser  común  en  los 
del  «Pindorama»,  ésta  domina  en  los  del  Sud.  Podría  citar 
algún  otro  caso  mucho  menos  frecuente.  Pero  no  conozco  nin- 
gún caso  dentro  del  mismo  dialecto. 

(1)  Usaba  entonces  esa  expresión,  que  condeno  ahora 
por  redundante  y  por  ser  causa  de  confusiones,  pues,  para  todas 
las  grandes  poblaciones  guaraníes  actuales,  que  son  las  del  Pa- 
raguay, Argentina  Bolivia,  el  título  de  Tupí  es  dado  exclusiva- 
mente a  razas  muy  distintas  de  la  guaraní  y  tradicionalmente 
enemigas. 

(2)  Inalterable,  se  entiende  en  su  valor  general;  o  en  su 
«valor  abstracto»',  según  la  expresión  de  Martínez. 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         450 

puestas  nuevas,  o  nuevas  disposiciones  de  los  elementos 
de  la  palabra,  cuantas  veces  se  quiera,  sin  que  estas 
nuevas  formas  constituyan  neologismos,  y  siendo  com- 
prendidas por  todos  (1).  Esta  preciosa  facultad,  eleva- 
da hasta  tan  alto  grado,  es  una  ventaja  que  pocas  len- 
guas poseerán,  y  bastaría  para  explicar  el  hecho  diaria- 
mente observado,  de  que  el  extranjero  que  llega  a  pose- 
sionarse práctica  y  completamente  del  guaraní,  prefiere 
para  la  conversación  este  idioma  a  cualquier  otro  y  al 
propio.  Y  si  una  cuestión  educacional  no  se  opusiera, 
y  si  las  necesidades  de  la  civilización  no  impusieran  una 
lengua  que  facilite  las  relaciones  internacionales,  esa 
ventaja  rara  permitiría  al  giaaraní  una  evolución  sin  lí- 
mites, y  constituiría  para  la  literatura  y  la  ciencia  una 
fuente  inagotable  de  formas,  a  cual  más  feliz  y  expre- 
siva ;  formas  nuevas  sin  ser  nuevas,  pero  continuamente 
renovables;  no  siendo  siempre  necesario  que  sean  defi- 
nitivamente fijadas  en  el  vocabulario,  pues  siempre  exis- 
ten en  la  extructura  y  posibilidades  de  la  lengua,  como 
en  estado  latente,  o  como  las  anotaciones  de  la  química 
o  de  la  matemática,  que  teóricamente  ya  existen  antes 
de  conocerse  la  nlateria,  el  valor  o  la  relación  a  que  se- 
rán aplicadas,  y  son  perfectamente  comprendidas  por 
todos  en  cuanto  llegue  el  caso  práctico  de  ser  emplea- 


(1)  «El  idioma  es  rico,  abundante,  elástico;  y  todas  estas 
calidades  residen  en  las  radicales,  que  cada  sujeto  usa  a  diario, 
para  formar  nuevas  palabras,  que  no  trascienden,  que  todos  en- 
tienden, pero  nadie  usa».      (ALFREDO  MARTÍNEZ,     Op.  cit.     334). 

Nadie  usa,  habitualmente,  o  definitivamente,  y  salvas 
excepciones.  Así,  creo,  debe  ser  interpretada  la  última  frase 
del  autor  citado. 


451  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II,  N.    6 

das  (1). 

Pe7^o  esta  elasticidad  especial  no  concede  ninguna 
facilidad  al  etimologista.  Pues  no  alcanza  a  las  raíces 
y  los  radicales.  Las  combinaciones  pueden  variar  al 
infinito;  pero  si  cada  uno  puede  hacer  cuantas  combina- 
ciones nuevas  le  sean  necesarias,  y  éstas  ser  inmediata- 
mente comprendidas,  es  precisamente  porque  los  ele- 
mentos de  las  combinaciones  conservan  siempre  y  cada 
uno  su  valor  propio.  Toda  alteración  haría  la  combina- 
ción incomprensible,  o  le  daría  un  significado  absurdo  o 
muy  diferente  al  que  se  desea. 

Será  fácil  convencerse  de  esta  verdad  examinando 
la  siguiente  lista,  en  la  que  reúno  palabras  homógrafas, 
de  la  letra  A  solamente.  Esta  lista,  hecha  rápida- 
mente, es  forzosamente  muy  incompleta;  además,  la 
forma  y  necesaria  claridad  del  cuadro  me  obligó  a  eli- 
minar varios  casos  que  necesitan  más  prolija  explicación. 
No  obstante,  bastará  para  dar  una  idea  de  los  peligros 
e  incertidumbres  que  el  campo  de  la  etimología  guaraní 
opone  a  los  más  preparados. 


PALABRAS  HOMÓGRAFAS 


Estada  en  pié  á'  á  caída 

Día    2)  á  á  sombra 


(1)  Esto  ya  bastaría  para  explicar  la  excepcional  venta- 
ja que  tiene  el  arte  oratori(>  en  la  vida  de  relación  interna  délas 
poblaciones  guaraníes,  ventaja^ aun  mayor  de  la  que  da  el  verda- 
dero conocimiento,  y  muchísimo  mayor  —por. más  que  se  haya 
repetido  lo  contrario  —  de  la  que  presenta  el  valor  personal  en 
las  luchas  armadas. 

2)     Cheá  =  mi  día 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         452 


Cabeza 

á... 

...á 

fruto 

Entidad 

á 

a 

pelo 

Cabello,  pelo 

áva 

...áva 

la  cosa  que  es  objeto 

Tiempo,  los  espacios 

...ara 

...ara 

el  sujeto,  él  que  hace 

mucho,  fuertemente 

avá 

avá 

persona  (de   la   raza) 

alto  personaje 

avaré 

avaré' 

persona  sumamente 
despreciable 

maíz 

avatí 

avati' 

de  pelo  blanco 

cráneo,  cabeza 

aká 

aká 

riña 

cabello 

akárá 

akará 

especie  de  pez 

aquél 

akoi 

akoí 

así 

persona  (1.  sensu) 

asé 

asé' 

yo  salgo 

corto,  pedazo 

asíh 

'asíh 

enfermo 

adorno 

agua 

agua 

porrilla,  botón 

cerca 

aguí' 

aguíh 

bambaleo 

chico,  ruin 

ai 

aíh 

secreciones  liqui-     • 
das  (genérica) 

ácido,  malo,  áspero 

ái 

ái 

solo  (sin  ayuda) 

ruin,  vil 

aihvi' 

áiví 

nota  compasiva 

flojo 

akíh 

akí 

malo,  picante 

dichoso 

adyé 

adyé 

¿  no  es  verdad  ? 

pescuezo 

adyú 

adyú' 

adormecido 

asir  del  pescuezo 

adyuá 

adyúá 

espeso,  pegajoso 

lluvia 

ama' 

ama' 

círculo,  cerco 

bigote 

ambotá 

ambotá 

bien  querer 

cientopies 

ambuá 

ambú'á 

que  hace  ruido 

solía  (v,  soler) 

amí 

ami' 

exprimir,  prensar 

alguno 

amó 

amo' 

donde,  ubicación 

lejos 

a'mó' 

amo' 

deudo, "  allegado 

yo  robo  o  arrebato 

amondá 

amóndá 

vecindario 

pariente 

ana' 

ana' 

grosero,  espeso 

alma,  espíritu 

áng 

áng' 

ahora  (1) 

éstos 

ang 

áng 

sombra 

recelo 

áng'ú 

angú 

cierto  manjar 

ahora 

ánga 

angá 

expresión  de  ternura 

muesca  (2) 

anyái 

anyái 

frente  a  frente 

ropa 

aó 

...aó 

pelear,  combatir 

torcido 

apa 

apa' 

hacer  sonar 

(1)  Diferencia  de  pronunciación  según  los  casos. 

(2)  Añái  según  la  ortografía  castellana  y  anhaim  según  la  port. 


453           ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  6 

todo  (el  ser) 

a'pá 

apa 

calificativo  racial   (1) 

superficie 

a'pé 

ápe 

adv.  de  lugar 

escama,  cascara 

apé 

apé' 

cercar,  rodear 

naranjo  agrio 

apepú 

apépú' 

sonido  de  hueco 

tirar 

api 

a'pí 

piel  cabelluda 

pelar,  desollejar 

api' 

api 

despuntar 

rad.  de  sentar 

apíh 

apíh 

ladear 

principio  (2) 

apíh 

apíh 

fin,  extremidad 

manchas  (de  la  piel) 

apí'á 

apiá' 

porrilla,  maceta 

oído 

apihsá 

apihsá' 

espeso 

argolla 

apihi' 

apií 

rad.  de  perseverancia 

punta  de  nariz 

apihi 

apihi 

a  punto 

punta  fina 

apihmi' 

ápihmi' 

desaparecer 

esquina 

apipé 

apipé 

agachar 

caer  de  bruzas 

apihrá 

apíhra 

extremidad 

añadir 

apihru 

apirú 

hinchado 

sobre 

apihté 

apihté 

en  el  medio 

trabajo  (acción) 

apó 

apó 

cosa  gruesa  (3) 

cosa  sonora 

a'pó 

a'pó 

reñir 

redondo 

apuá 

apúá' 

yo  me  levanto 

hocico,  esquina 

akuá' 

akúá' 

corro  (verbo) 

cosa  tierna 

akíh 

akíh  (4) 

mojado 

núcleo 

akihtá^ 

akihitá 

piedra  húmeda 

otro  día 

aramó' 

áramo 

sobre 

tardar 

aré 

aré 

lo  que  cae  y  nace 

contrario,  adverso 

aruá 

aruá' 

bien  parecido 

fruto  inflado 

-á-ruá 

arúá' 

pacífico 

resaca 

arurú 

a'rurú 

aterido 

duro 

ata' 

átá'  ! 

eheu  !  exclamación 

andar 

ata 

ata 

semi- 

atajar 

áti' 

ati' 

pelo  blanco,  canas 

cubrir 

atíh 

atíh 

montón  (5) 

montón  (lato  s. ) 

atíhra 

atihrá 

copete,  hopo 

mancha 

áu 

aú 

desiderativo 

imprecativo 

aú^ 

aú' 

ficticio,  mera  apa- 
riencia 

(1)     De  raza  no  guaraní  —  (2)  Según  los  casos. 

(3)  Semi-nasal  —  (4)  ídem  —  (5)  No  recibe  la  con- 
junción   «r»:    ihvihatíhrusú  =  sierra  (forma  antigua). 

En  todo  esto  he  tratado  de  ser  fiel  lo  más  posible  a  la 
pronunciación  original. 


IV 

INCORRUPTIBILIDAD  DEL  GUARANÍ 

Se  comprende  que  una  lengua  de  esa  naturaleza 
debe  ser  muy  poco  corruptible.  Y  así  es  efectivamente. 
Aun  podríamos  concederle  el  calificativo  de  incorrupti- 
ble, porque  los  cambios  que  en  ella  se  notan  a  través 
de  los  siglos  y  en  la  inmensidad  de  las  regiones  ocupa- 
das por  la  raza,  no  son  verdaderas  corrupciones.  Estos 
cambios  son  de  dos  clases:  la  substitución  de  palabras 
extranjeras  (1)  a  las  guaraníes,  y  la  creación  de  nuevas 
voces  indígenas  (2).  Esta  última  clase,  muy  impor- 
tante antiguamente,  no  infiuye  en  la  actualidad  sino  en 
la  nomenclatura,  y  cada  día  menos.  La  primera,  es 
cierto,  ejerce  una  influencia  cada  vez  mayor.  Mas  las 
palabras  guaraníes  que  ceden  el  campo  a  las  extranjeras, 
desaparecen,  pero  no  se  corrompen.  Los  que  para  sostener 
una  solución  etimológica  invocan  la  corrupción  de  voces 
guaraníes,  se  exponen  a  incurrir  en  graves  errores. 

La  evolución  especial  de  ciertos  dialectos  alejados, 
aislados  y  sometidos  a  influencias  particulares  ^  como 
el  homaguá,  el  kokamá,  el  odyapí,  de  Amazonia  y 
Guayanas  —  seguramente  ha  podido  producir  numero- 
sas divergencias.  Pero  éstas  han  consistitido  sobre  to- 
do en  la  adopción  de  voces  extranjeras,  o  en  la  forma- 
ción de  voces  nuevas,  principalmente  en  la  nomenclatura. 


(1)  Portuguesas  y  españolas  generalmente,  algunas  afri- 
canas o  peruanas,  raramente  otras. 

(2)  Aparte  los  que  fueron  producidos  por  la  evolución 
general  de  la  lengua.  Estos  se  reducen  a  -ina  simplificación  muy 
conocida  de  ciertas  desinencias,  algunas  raras  contracciones  y 
otros  de  poco  momento. 


455  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  I!.  N.   6 

Y  en  general,  ninguna  de  estas  formas  de  la  evolución 
es  difíl  de  reconocer.  En  cuanto  a  la  estructura  propia 
de  la  lengua  y  a  sus  elementos  constitutivos,  es  eviden- 
te que  no  han  podido  ser  alterados  seriamente,  pues  de 
no  ser  así,  la  evolución  hubiera  producido  idiomas  dis- 
tintos y  lenguas  separables,  no  simples  dialectos. 

Desde  el  punto  de  vista  práctico  de  la  comprensión 
del  guaraní  puro,  como  desde  el  del  conocimiento  gene- 
ral de  la  lengua,  la  adopción  de  palabras  y  modismos 
extranjeros,  agrava  seguramente  las  dificultades.  Em- 
pero, en  tratándose  de  textos  antiguos,  es  curioso  de 
ver  como  esa  adopción  deja  —  a  primera  vista  —  la  im- 
presión de  un  cambio  mucho  más  grande  del  que  ha 
sucedido  en  realidad.  Otro  hecho  resultante  —  bastan- 
te curioso,  pero  fácilmente  explicable  —  es  este:  que  los 
intelectuales,  y  en  general  las  personas  más  instruidas, 
son  los  que  encuentran  mayores  dificultades  en  la  lectu- 
ra de  los  textos  antiguos.  Es  la  consecuencia  inevita- 
ble del  hecho  necesario,  que  los  intelectuales,  aun  en  el 
Paraguay,  usan  mucho  más  la  lengua  europea  que  la 
gente  del  pueblo,  y  llegan  a  «saturarse))  de  esa  lengua, 
hasta  pensar  verdaderamente  y  de  continuo  en  ella, 
mientras  el  pueblo  piensa  todavía  en  guaraní  y  traduce 
en  castellano  en  el  momento  de  hablar. 

No  se  puede  omitir  otra  causa  que  explica  en 
parte  la  dificultad  que  la  lectura  de  los  textos  antiguos 
presenta,  sobre  todo  al  que  no  está  prevenido.  Son  los 
numerosos  defectos  de  redacción.  A  este  respecto,  los 
antiguos  pecan  todos  de  una  u  otra  manera,  y  frecuen- 
temente, de  todas  las  maneras  a  la  vez.  Primeramente, 
separan  las  palabras  a  su  antojo  y  cada  redactor  de  una 
manera  diferente,  siendo  frecuente  ver  diferencias  no- 
tables en  el  mismo  autor  y  a  renglón  seguido.     Cierta- 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         456 

mente  se  trata  de  un  problema  grave  y  complicado  aun 
hoy  día ;  pero  los  antiguos  ni  siquiera  le  concedieron  im- 
portancia. En  segundo  lugar,  usan  de  la  puntuación 
con  una  parcimonia  excesiva,  y  frecuentemente  la  omi- 
ten. Por  fin  —  y  en  esto  los  modernos  merecemos  un 
reproche  más  severo— adoptaban  cualquier  ortografía  o 
inventaban  una  como  para  salir  de  apuro.  Por  conse- 
cuencia, los  textos  antiguos  —  a  primera  vista  dejan 
una  impresión  de  diversidad  que  no  alienta. 

De  lo  cual  traen  su  origen  dos  errores  comunes: 
el  que  esos  escritos  correspondan  a  dialectos  diferentes 
de  los  actuales,  y  la  suposición  de  que  los  Padres  Jesuítas 
hayan  alterado  la  lengua  primitiva,  sometiéndola  a  nue- 
vas leyes  y  convenciones  y  completándola  para  que  sir- 
viese a  los  fines  de  la  catequización.  Ambas  suposicio- 
nes desaparecen  completamente  al  consultar  el  precioso 
testimonio  de  los  Indios  independientes.  Estudiando  el 
idioma  de  parcialidades  que  jamás  tuvieron  contacto  con 
los  catequizadores  ni  otros  Europeos,  se  llega  a  la  per- 
suasión de  que  los  Jesuítas  no  solamente  nada  inven- 
taron, ni  agregaron,  ni  coordinaron  —  sino  que  consi- 
gnaron imperfectamente  el  tesoro  de  la  lengua  en  sus 
vocabularios.  Las  frases  que  ellos  combinaban  con  el  fin 
de  explicar  al  Indio  los  misterios  de  la  religión,  así  como 
sus  hábiles  giros  para  exponer  al  catequizando  Guaraní 
conceptos  tan  nuevos  para  él,  como  los  que  implicaban 
la  supresión  completa  de  su  profundo  e  inflexible  indi- 
vidualismo, lo  infinito  del  universo  y  de  la  bondad  de 
Dios,  la  sumisión  material  y  moral  absoluta  a  un  sobe- 
rano y  la  idea  de  cierta  propiedad  particular  absoluta, 
todo  eso,  lo  obtenian  por  medio  de  nuevas  combinacio- 
nes de  elementos  inalterados,  de  radicales  y  palabras 
que  conservaban,  aisladamente,  todo  su  valor  original. 


457  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II,  N.    6 

Es  apenas  si  modificaron  el  concepto  del  Tupa',  obli- 
gados por  la  adopción  oportunista  de  este  nombre.  El 
concepto  del  Anyá"  (Aña,  Añanga)  tuvo  que  sufrir 
mayor  alteración  para  responder  al  de  espíritu  del  mal 
exclusivamente.  Por  fin,  inventaron  el  título  de  Nyan- 
deyara  como  cualidad  de  Tupa',  hicieron  del  payé  un 
simple  hechicero  y  reservaron  para  el  sacerdote  cristiano 
el  título  de  avaré.  Pero  semejantes  cambios  no  consti- 
tuyen ninguna  alteración  de  la  lengua. 

Varios  conceptos  nuevos  obligaron  a  introducir  en 
el  léxico  nuevas  combinaciones;  y  en  ciertos  casos  fué 
necesario  crear  nuevas  aplicaciones:  por  ejemplo,  ye- 
5aarumboyá  -  besar;  la  voz  guaraní  )airumboyá,  lite- 
ralmente =-  boca  mediana  o  boca  menor,  tenía  el  sentido 
abstracto  de  «modestia  y  moderación  en  el  hablar»,  y  en 
los  casos  especiales,  se  concretaba  para  expresar  (me- 
diante otras  raíces)  diferentes  cosas  o  acciones,  menos 
el  beso,  que  no  forma  parte  de  las  costumbres  guaraníes. 
La  aparición  de  un  vocablo  semejante  puede  dejar  per- 
plejo a  cualquier  traductor,  si  el  vocabulario  o  el  com- 
plexo del  texto  no  le  ayudan. 

Así  la  voz  monda,  con  el  valor  de  robar,  no  es 
sino  una  aplicación  moderna.  El  concepto  de  robo  es 
consecuencia  del  concepto  de  propiedad.  Los  Guara- 
níes, comunistas  puros  y  absolutos  —  pues  en  último 
análisis,  no  admiten  tampoco  la  propiedad  de  los  obje- 
tos personales  —  no  podían  robar,  sino  simplemente 
arrebatar,  llevar  indebidamente,  o  a  escondidas;  y  éste 
es  el  concepto  que  encierra  la  voz  monda,  tanto  en  su 
origen,  como  en  la  vida  de  relación  interna  de  los  Indios 
puros  actuales.  Adjudicación  violenta,  posesión  o  uso 
indebido,  abuso  de  derecho;  esto  únicamente  es  lo  que 
puede  haber  entre  ellos,  cuando  no  se  trata  de  un  conato 


BERTONI:    LA    LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUMENTO   HIST.        458 

de  apropiación  particular  aconsejado  por  los  cristianos. 
Los  Jesuítas  habrán  podido  simpatizar  con  el  comunis- 
mo guaraní  por  otras  razones.  Mas  para  todos  los  que 
conocen  íntimamente  a  los  Indios  libres  actuales,  los 
Padres  lo  adoptaron  también  por  la  imposibilidad  de 
imponer  al  Indio  Guaraní  el  régimen  de  la  propiedad 
particular. 

Por  fin,  todos  los  cambios  a  que  he  aludido  no 
constituyen  alteración  del  idioma,  y  salvas  pocas  excep- 
ciones, es  fácil  percatarse  de  ellos.  Y  que  el  idioma 
hablado  hoy  día  en  el  Paraguay  no  haya  variado 
sino  muy  poco  del  que  se  hablaba  y  escribía  hace  un 
'par  de  siglos,  lo  demostrará  la  siguiente  comparación. 
Se  trata  de  un  manifiesto  de  sumisión  elevado  al  rey  de 
España  por  las  autoridades  civiles  (indígenas)  de  los 
treinta  pueblos  que  habían  sido  de  las  Misiones  Jesuíti- 
cas, con  fecha  10  de  Marzo  1768.  La  primera  colum- 
na contiene  el  texto  original,  en  el  cual  sólo  he  cambiado 
la  ortografía,  aplicando  la  que  teóricamente  fué  adop- 
tada yuso  en  todas  mis  obras;  viéndome  obligado  tam- 
bién a  modificar  con  cierta  frecuencia  la  antojadiza 
separación  de  las  palabras,  con  el  fin  de  facilitar  la 
comprensión;  y  con  el  mismo  fin,  he  introducido  con 
cierta  abundancia  la  puntuación,  la  que  faltaba  casi 
completamente  —  En  la  segunda  columna  doy  el  mismo 
texto,  con  las  variantes  actualmente  introducidas  en  el 
idioma  popular  del  Paraguay  Central;  tal  como  aparece, 
este  texto  fué  literal  y  completamente  traducido  por 
habitantes  de  la  campaña  paraguaya. 


459 


ANALES    científicos    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 


(CON  LA  ORTOGRAFÍA  MODERNA) 

TEXTO  ANTIGUO         TEXTO  ACTUAL 


Aguihyeveté   oró  eánga 
Tupa'  Nyandeyáraupe,  haé  ndé 
oré  Réymtuupe;  Tupa'  torneé' 
ánga  ndéve,  tekó  aguihyeí 
pavé,  haé  toríhvamtu;  Tupa' 
re'eguá  toikoánga   ndepihápe; 
haé   Tupa'    toikoánga 
opoakarusú 

nungareih-píhpe  nde  rekové, 
oré  nde  mboyá  poriahú 
pihtihvó  haguáma  re'é,  opa 
tekó  aguihyeí  pavé  píhpé. 

Aipovaé  re'éni  á",  oré, 
treinta  táva  re'eguá  Corregido- 
res, haé   treinta   Caciques,  oró 
nyemboatíh  nderovaké,  oró 
yeroviá-guasú-a-pe,   oró 
yeitíhvo  nderovaké,    nde  pih 
re'é   oró  yerumboyávo.     Tupa' 
tanderááró  oró  yávo  ánga 
ndéve,  haé  nderémimbotá 
mboayé  haguáma   re'é,  oré 
roríh  pape,  haé  oré 
pihagwetévo,  oró  moi'ánga 
ko  kuatí-á  nde  pope. 

Oró  echáma-anga-nikó, 
Réymtu,  Tupa'  nde  resá-pe 
hagwé  oré    re'é,    oré 
poriahú-verekó-guasú-ápe, 
tekó  poriahú  pavé    égwi.    oré 
pihihró'    hagwéra    re'é. 
Ndeiteíramo,    oré  roríh  pá-pe, 
oró  yopihgíh  ko  Paí  Avaré, 
oréve  ndé-re-mí-me'é"  Tupa' 
réra  pihpé,  haé  ndé  oré 
Réymtu  réra  pihpé,    oré 
ánga-re'é   onyangarekó  vaé 
rama,  ara  nyávo  M'ssamtu 
apóvo,  haé  doctrina  pihpé  ore 
mboévo,  Tupa'  rekómtu  re'é. 


Aguihdyeveté  roeánga 
Tupa'  Nyandedyárape,  haé  ndé 
oré  Réymtupe:  Tupa'  torneé' 
ánga  ndéve,  tekó  aguihdyeí 
pavé,    haé   toríhvamtu;   Tupa' 
re'eguá  toikoánga  nde  pihápe; 
haé  Tupa' toikoánga  opoakarusú 
nungareih-píhpe  nde  rekové, 
oré  nde  mbodyá  poriahú 
pihtihvó  haguá'  re'é,   opa  tekó 
guihdyeí  pavé  píhpé. 

Aipovaé   re'é    á\    oré, 
treinta  táva  re'eguá  Corregido- 
res, haé  treinta  Caciques, 
ro  nyemboatih  nderovaké,  ro 
dyeroviá-guasú-a-pe, 
rodyeitíhvo  nderovaké,  nde  píh 
re'é  ro  dyerumbodyávo.    Tupa' 
tanderááró  ro  dyávo  ánga 
ndéve,  haé  nderémimbotá 
haguá'  re'é,  oré  roríh  pape,  haé 
oré  pihagwetévo,  ro  moi'  ánga 
ko  kuatí-á  nde  pope. 

Ro  echáma-nga-nikó, 
Réymtu,  Tupa'  nde  resápe 
hagwé  oré  re'é,  oré 
poriahú-verekó-guasú-ápe, 
tekó  poriahú  pavégwi,  oré 
pihihró'  hagwé  re'e. 
Ndeiteíramo,  oré   roríh  pá-pe, 
ro    ipihíh  ko  Paí  Avaré, 
oréve  ndé-re-mí-me'é  Tupa' 
réra  pihpé,  haé  ndé  oré 
Réymtu  réra  pihpé,  oré 
ánga-re'é  onyangarekó  vaerá, 
ara  dyávo  Míssamtu  apóvo, 
haé  doctrina  pihpé  ore  mboévo, 
Tupa'  rekómtu  re'é. 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         460 

TRADUCCIÓN  FIEL     (1): 

«Gracias  decimos  a  Dios  Nuestro  Señor,  y  a  tí,  nuestro  sa- 
grado Rey  ;  Dios  te  dé  toda  felicidad  y  santa  alegría  ;  Dios 
inspire  tu  corazón  y  conserve  con  su  divino  poder  tu  vida,  para 
auxilio  de  estos  tus  pobres  vasallos,  en  medio  de  toda  felicidad. 

Por  esto  mismo  es  que  nosotros  treinta  Corregidores  de 
pueblos  y  treinta  Caciques  nos  reunimos  a  tu  presencia,  y  con 
gran  confianza  nos  echamos  ante  tí  y  besamos  tu  pies.  Dios  te 
aguarde  al  tiempo  de  acercarnos  a  tí,  y  permita  cumplir  tu  de- 
seo, con  toda  nuestra  alegría,  y  con  todo  nuestro  abierto  cora- 
zón, poner  este  papel  en  tus  manos. 

Hemos  visto,  sagrado  Rey,  que  Dios  le  hacía  mirar  hacia 
nosotros,  al  tenernos  mucha  compasión,  habernos  librado  de  una 
vida  de  pobreza  (2) .  Como  si  fueras  verdaderamente  tú  mismo, 
con  toda  nuestra  alegría  recibimos  a  los  Padres  Sacerdotes,  que 
tú  nos  das  bondadosamente,  a  nombre  de  Dios  y  al  nombre  tuyo, 
nuestro  sagrado  Rey,  para  cuidar  nuestras  almas,  diariamente 
hacer  la  sagrada  Misa,  y  enseñarnos  en  la  doctrina  la  santa 
vida  de  Dios». 

Como  se  ve,  los  cambios  efectivos  Jueron  de  muy 
poca  importancia,  y  no  son  ellos  los  que  constituyen  la 
dificultad  de  leerlos  escritos  antiguos,  sino  las  diferencias 
aparentes  debidas  a  los  inconvenientes  ya  indicados. 
Aun  diré  que  ciertas  diferencias,  que  parecen  debidas 
a  un  cambio,  en  realidad,  son  imputables  a  diferencia 
de  dialecto;  tal  es,  por  ejemplo,  el  uso  de  la  «g»  en 
vez  de  la  «h»  en  ciertas  palabras,  como  Karigó  (dia- 
lecto tapé)  en  vez  de  Karihó  (=  Carijó,  dial,  asunce- 
ño), Karichó  (dial,  guaireño^^ Carijó,  brasílico  actual)  y 
Karí-ó  (dial,  mbihá  y  chiripá).  Insisto  en  este  nombre 
por  ser  el  de  la  famosa  nación  (y  parcialidades)  de  los 


(1)  Me  vi  obligado  a  corregir  *en  varios  puntos  la  traducción  que  los 
Padres  dieron,  pues  es  demasiado  libre  para  una  comparación  minuciosa,  y 
en  algunos  lugares  es  inexacta. 

(2)  Transposición  de  estas  últimas  dos  frases. 


46  1  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  6 

Garios  del  Paraguay  y  Sud  del  Brasil. 

Ciertamente,  en  el  habla  actual  y  vulgar  del  Pa- 
raguay, hay  palabras  y  composiciones  que  ya  no  son  de 
USO  corriente;  sólo  las  recuerdan  ciertas  personas,  o  sólo 
son  comprendidas  en  ciertas  localidades.  Y  aquí  debo 
indicar  el  peligro  que  actualmente  corre  el  documento 
histórico.  Lo  que  no  ha  sucedido  en  siglos,  sucederá 
ahora  en  el  lapso  de  una  generación  o  dos.  Los  estu- 
diosos deben  apurarse.  Ciertamente,  el  guaraní,  como 
lengua  popular,  no  tiene  visos  de  desaparecer  durante  el 
siglo  XX.  Pero  los  recuerdos  de  un  pasado  cada  vez 
más  remoto  van  borrándose  rápidamente  de  la  mente 
de  la  población  nacionalizada.  El  antiguo  uso  de  la 
transmisión  de  las  tradiciones  y  memorias,  se  va  per- 
diendo, y  los  mismos  historiadores  nacionales  —  que 
me  perdonen  este  reproche  hasta  ahora  no  han  sabi- 
do aprovechar  debidamente  esa  mina  de  oro.  No  hay 
más  tiempo  que  perder.  La  alteración  profunda  que 
va  sufriendo  la  vida  de  familia  en  la  campaña  del  Para- 
guay —  fenómeno  cuyas  causas  complejas  nos  aparta- 
rían completamente  del  objeto  de  este  trabajo  —  hace 
que  las  memorias  del  pasado  desaparezcan,  con  rapidez 
cada  vez  mayor.  Y  los  historiadores,  etnógrafos  y  so- 
ciólogos del  futuro  no  perdonarán  a  los  intelectuales  de 
esta  generación  un  descuido  que  ya  no  tendrá  remedio. 

Volviendo  a  la  incorruptibilidad  de  la  lengua, 
terminaré  diciendo  que  el  examen  de  documentos  más 
antiguos  aún,  conduce  a  la  misma  conclusión.  Verbi- 
gracia, en  la  serie  bastante  larga  de  palabras  y  locucio- 
nes recogidas  en  el  siglo  XVI  por  el  célebre  jean  de 
LÉRY,  todos  los  vocablos  son  guaraní  puro,  y  todos  ellos, 
salvos  unos  pocos  que  se  refieren  a  cosas  que  no  existen 
en  el  Paraguay,  y  puesto  algún  orden  en  la  ortografía  — 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         462 

se  encuentran  vivos  en  nuestras  campañas  o  en  nuestras 
selvas.  Y  el  valor  de  esta  comparación  se  duplica  si  se 
considera  que  LÉRY  estudió  la  extrema  región  orien- 
tal del  Brasil,  a  una  distancia  enorme  del  Paraguay,  y 
que,  a  otro  punto  de  vista,  recogió  esas  voces  de  la  boca 
de  los  supuestos  «Tupí»,  o  así  titulados  Indios,  que  en 
último  análisis  no  eran  sino  Guaraníes.  Por  ese  docu- 
mento —  y  por  todos  los  que  se  comparen  debidamente 

—  (da  lengua  más  hablada  de  América)),  como  la  llama- 
ron los  antiguos,  brilla  por  su  unidad,  como  por  su  in- 
corruptibilidad  y  su  inmensa  extensión. 

Esas  cualidades  son  las  que  la  hacen  más  precio- 
sa como  documento  histórico.  Y  para  que  este  docu- 
mento pueda  ser  fácilmente  aprovechado,  no  solamente 
por  los  que  conocen  más  o  menos  la  lengua,  sino  por 
todos  los  hombres  de  estudio  de  ambos  mundos,  no  fal- 
ta sino  la  adopción  general  de  una  ortografía  racional 
y  uniforme. 

Lo  demás  —  para  la  comprensión  de  los  textos 
antig-uos  —  es  cuestión  de  atento  análisis,  y  -ésto  sobre 
todo  —  habituarse  a  las  composiciones  clásicas.  En  el 
lenguaje  guaraní  corriente,  que  es  esencialmente  popu- 
lar, ciertas  locuciones  de  estilo  elevado  no  pueden  ser 
comprendidas.  Esto  sucede,  más  o  menos,  en  todas  las 
lenguas.  Pero  en  el  guaraní  la  cosa  se  agrava  por  la 
falta,  casi  absoluta  de  literatura  clásica  moderna.  La 
tendencia  es  a  ingertar  palabras  o  frases  castellanas  en 
lugar  de  clásicas  guaraníes,  so  pretexto  que  éstas  ya  no 
son  comprendidas  por  todos.  Las  producciones  moder- 
nas casi  no  presentan  sino  dos  estilos:  el  de  la  cancione- 
ta  y  el  de  la  conversación  callejera.     Por  este  camino 

—  por  más  que  el  guaraní  tenga  larga  vida  como  idioma 
íntimo  —  la  pureza  y  el  clasicismo  de  la  verdadera  len- 


463  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    ó 

gua  se  perderán  fatalmente  en  el  vulgarismo  de  algunos 
dialectos  híbridos. 

Además,  yo  creo  que  demasiado  frecuentemente 
se  olvida  que  la  lengua  de  un  gran  pueblo  no  puede  en- 
contrarse integralmente  en  ningún  dialecto  o  provincia. 
Seguramente  el  castellano  pasó  a  ser  la  base  de  la  len- 
gua española,  como  el  toscano  de  la  italiana;  pero  la 
lengua  española  y  la  italiana  están  lejos  de  hallarse 
completas  en  Castilla  y  en  Toscana;  y  más  lejos  aún  es- 
tán ciertas  voces  corrientes  de  esas  provincias,  de  ser 
admitidas  como  buen  español  o  buen  italiano.  Esas 
grandes  lenguas  han  constituido  poco  a  poco  su  actual 
vocabulario  asimilándose  elementos  de  muy  diverso  ori- 
gen, completándose  por  medio  de  la  adopción  de  nume- 
rosísimas voces  esparcidas  en  las  otras  provincias,  bas- 
tándole que  fuesen  necesarias,  o  útiles,  o  muy  conocidas. 

De  la  misma  manera,  el  guaraní  no  puede  hallarse 
completo  en  los  dialectos  del  Paraguay,  ni  mucho  menos, 
en  el  dialecto  asunceño,  ni  en  el  del  Guaihrá,  ni  en  el 
tapé  de  las  misiones,  por  más  que  sean  éstos  los  que 
ofrecen  un  léxico  más  rico,  y  más  abundante  material, 
antiguo  y  moderno.  Tampoco  pueden  pretender  tales 
dialectos  que  todas  sus  voces  sean  aceptadas  como  las 
más  convenientes,  o  como  las  más  clásicas  y  generales 
de  la  lengua.  La  lengua  está  en  el  conjunto  de  los  dia- 
lectos, en  el  lenguaje  clásico  como  en  el  vulgar,  en  el 
del  indio  libre  como  en  el  del  cristiano,  y  sus  mejores  jo- 
yas son  a  veces  las  más  escondidas.  Mientras  es  tiempo 
todavía,  habría  que  purificarla,  completarla  por  medio 
de  los  elementos  dispersos  en  los  varios  dialectos;  en 
parte  restaurarla,  por  medio  de  la  readopción  de  las 
voces  y  las  locuciones  olvidadas.  No  ya  para  oponerla 
a  la  lengua  oficial  o  nacional,  sino  para  que  adquiera 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  OCCUM.  HISTÓRICO         464 

todo  su  valor  como  docmneiito  históricOy  de  manera  que 

—  religiosamente  conservada  en  el  archivo  literario  de 
las  nueve  o  diez  naciones  en  que  se  habla  o  fué  hablada 

—  pueda  continuar  siendo  hasta  el  más  lejano  porvenir ^ 
la  mina  sin  término^  la  fuente  más  inagotable  para  to- 
dos los  estudiosos. 


Moíse  S.  Bertoni 

APERCU  ETHNOGRAPHIQUE 

PRELIMINAIRE 
DU  PARAGUAY  ORIENTAL 
& 
DU  HAUT  PARANÁ 


Eu  égard  surtout  aux  Nations  ou  Partialités  Indiennes 
les  cTVIoins  Connues 


CHAPITRE     I 
LE  PAYS,  LES  INDIENS,  LA  NATURE 


A  grande  región  dont  je  vais  m'occuper  et  que 
j' habite  depuis  36  ans,  est,  aux  points  de  vue 
ethnographique  et  historique,  une  des  plus  in- 
téressante  de  TAmérique.  II  suffira,  pour  s'en 
convaincre,  de  jeter  un  coup  d'oeil  sur  la  lon- 
gue  liste  des  «nations»  et  des  tribus  indigénes 
qui  l'habitent  ou  qui  l'ont  habitée:  la  plupart  sont  peu  connues; 
quelques  unes  méme  apparaitront  ici  pour  la  premiére  foi  dans 
la  littérature,  une  dixaine  des  peuplades  énumérées  (les 
Mberihvés,  les  Apihterés  du  Piraíh,  les  Guayanás  du  Sud,  les 
Pagueros,  ainsi  que  les  Barbudos,  les  Guaihraés,  les  Avás,  les 
Guanas,  les  Terenoés  et  les  Leptorhiniens  du  Paraguay)  étant 
encoré  inconnues  pour  la  science,  et  méme  pour  le  public  en 
dehors  du  Paraguay  ou  de  leur  región  respective.  C'est  bien 
regrettable  que  quelques  unes  aient  disparu.  Car  aucune,  sauf 
peut-étre  les  Kaíngangs,  n'a  été  étudiée  comme  elle  le  mérite. 
En  suivant  l'ancien  usage  general  dans  ees  pays,  je 
laisserai  le  titre  de  nation  á  tout  groupe  d'Indiens  parlant  une 
langue  ou  un  dialecte  particulier  et  politiquement  ou  historique- 
ment  separé  de  tout  autre.  Je  sais  bien  que  cet  emploi  est  á 
certain  point  de  vue  discutable;  mais  celui  de  bñbu  Test  plus 
encoré.  Au  surplus,  le  titre  de  nation  ne  laisse  aucun  doute; 
tandis  que  celui  de  tribu  —  appliqué  aux  groupements  les  plus 
différents,  depuis  le  petit  groupe  pré-tribual  dépourvu  d'organi- 
sation,  jusqu'á  la  nation  politiquement  assez  organisée  — nous 
laissfe  souvent  dans  le  doute  et  méme  dans  l'erreur.  Une  nation 
indienne  se  divise  d'ailleurs  en  partialités  et  celles-ci  en  tribus, 
ou  en  clans,  ou  en  des  groupes  plus  primitifs;  il  faut  done  gar- 
der  des  expressions  pour  ees  catégories.  Ainsi,  les  Indiens 
Guaranis  actuéis  —  occupant,  eux,  une  étendue  exceptioñnelle 
—  se  divisent  en  nations  (quelquefois  alliées,  souvent  sans  rela- 
tions  entre  elles  a  cause  des  diStances  enormes) ;  les  nations  en 
partialités  (généralement  confédérées  etindiquées  par  le  sufRxe 
«é»);    les  partialités  en  «amondó»   (commune)  et  celles-ci  en  tova 


469  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.    6 

(village  ou  hameau).  On  peut  appeler  tribu  k\a.  partialité  ou 
á  Tamonda.  Chez  les  peuplades  «aré»  (arriérées  ou  déchues), 
le  tava  est  souvent  remplacé  par  le  «tapihi»,  simple  hameau. 

Cette  grande  región  est  comprise  a  peu  prés  entre  le 
20me  et  le  29me  paralléle  et  entre  la  ri  viere  du  Paraguay  et 
le  méridien  53,  quoique  dans  l'ancienne  province  du  Guaihrá  elle 
s'étendit  jusqu'au  Paranapanéma.  Elle  présente  un  intérét  par- 
ticulier  a  d'autres  points  de  vue  encere.  Pour  certains  chroni- 
queurs  elle  était  la  plus  densement  peuplée  de  l'Amérique  du 
Sud;  on  a  attribué  jusqu'á  deux  millions  d'habitants  á  laseule 
province  du  Guaihrá;  la  ville  de  Ciuda  Real  aurait  enregistré 
40  000  habitants  Guaranis  et  200  000  son  district.  Elle  vit  se 
dérouler  des  événements  d'une  haute  importance:  Íes  premieres 
traversées  continentales  de  l'Amérique  du  Sud,  l'établissement 
de  la  célebre  république  chrétienne  des  Jésuites,  les  terribles 
invasions  des  «Mamelucos»  chasseurs  d'esclaves,  la  guerre 
des  Guaranis,  la  ruine  des  missions  et  la  débandade.  C'est  elle 
qui  fut  le  foyer  historique  de  la  grande  race  qui  joua  le  premier 
role  dans  la  partie  oriéntale  et  céntrale  du  continent,  ainsi  que 
de  cette  civilisation  guaranie,  si  curieuse,  sui  generis,  mais  mo- 
ralement  si  élevée.  C'est  elle  encoré  qui  garde  les  restes  des 
temples  et  des  monuments  élevées  par  les  Guaranis  convertís, 
ruines  parfois  encoré  imposantes,  mais  que  la  forét  envahissante 
et  les  vandales  de  toute  espéce  ont  malheureusement  vouées  á 
la  destruction. 

La  nature  voulut  qu'un  si  intéressant  théatre  eút  un  dé- 
cor  digne  de  lui.  Le  célebre  Bonpland  l'appela  «jardin  de 
l'Amérique  du  Sud».  De  l'avis  unánime  de  tous  les  voyageurs, 
le  Paraguay  Central  est  un  des  plus  beaux  pays  du  monde.  Plus 
a  l'Est,  depuis  le  Haut  Uruguay  jusqu'aux  campos  de  Sao  Paulo, 
une  immense  forét  vierge  couvre  de  son  manteau  éternelle- 
ment  vert  plus  d'un  demi  million  de  kilométres  carrés;  c'est  la 
sylve  mistérieuse,  berceau  d'une  race  qui  lui  fut  fidéle  et  dont 
les  restes  indépendants  trouvent  encoré  dans  ses  profondeurs 
le  réfuge  ideal;  c'est  le  milieu  étrange  —  mélange  de  richesse  et 
de  pauvreté  -  qui  imprima  son  cachet  si  particulier  a  une  civi- 
lisation qui  fut,  comme  lui,  un  mélange  de  lumiére  et  d'obscu- 
rité,  mais  qui  était  en  pleine  évolution  quant  la  fatalité  vint 
l'écraser.     Et  pour  qu'une   telle   étendue  ne  fút  pas  trop  impé- 


BERTONI:    LA  LENGUA  GUARANÍ  COMO  DOCUM.  HISTÓRICO         470 

nétrable,  le  Paraná  —  grande  riviére  étrange  par  ses  caracteres 
et  ses  contrastes  —  la  parcourt  dans  presque  toute  sa  longueur, 
ses  grandes  cataractes  et  celle  de  l'Ihguasú  n'opposant  une  bar- 
riere, que  pour  rehausser  la  beauté  de  Tensemble  par  un  des 
plus   grandioses   spectacles  qui  soient  au  monde. 


CHAPITRE     II 
DANS  LA  PARTIE  BRESILIENNE 

E  la  grande  región  qui  nous  intéresse,  les  parties 
brésiliennes  appartiennent  aux  Etats  de  Paraná, 
Santa  Catharina  et  Rio  Grande  do  Sul.  Toutes 
1  ees  parties,  sauf  la  plus  méridionale,  sont  encoré 
tant  soit  peu  peuplées  d'Indiens  indépendants,  et  quoique  cer- 
taines  peuplades  soient  assez  connues,  ees  parties  présentent 
encoré  un  champ  assez  vaste  et  des  problémes  intéressants 

A)     L'ANCIENNE  PROVINCE  DU  GUAIHRÁ 

Séparée  du  Mato  Grosso  par  le  cours  supérieur  du  Haut 
Paraná,  et  de  l'Etat  de  Sao  Paulo  par  le  Paranapanéma,  elle 
ne  dépassait  pas  beaucoup,  au  Sud,  le  paralléle  des  cataractes 
du  Guaihrá,  car  elle  s'arrétait,  en  general,  a  la  región  des  pins 
{Araucaria),  habitat  favori  des  Kaíngangs.  Anciennement, 
elle  était  habitée  exclusivement  par  des  Guaranis;  aujourd'hui 
elle  est  hantée  un  peu  partout  par  des  partialités  kaíngangues, 
semi-nomades  et  empiétant  sur  les  partialités  guaraníes  peu 
nombreuses. 

Aprés  la  destruction  des  missions  des  Jésuites  et  des  vil- 
Íes  et  établissements  des  Espagnols,  un  certain  nombre  de  Gua- 
ranis qui  n'avaient  pas  voulu  suivre  les  néophytes  dans  leur 
pitoyable  exode  vers  le  Sud,  restérent  dans  le  pays,  cher- 
chant  leur  salut  dans  l'abandon  de  leurs  villages  et  Téparpil- 
lement  dans  les  endroits  les  plus  caches  de  leur  forét.  C' était 
deja,  de  par  ce  seul  fait,  la  faiblésse  et  la  déchéance.  Mais  leurs 
traditionnels  ennemis,  les  Toupis  ou  Kaíngangs,  en  profitérent 
pour  sortir  de  la  región  des  pins  —  oú  le  cacique  guaraní  Guaira 


471  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

les  avait  refoulés  un  demi  siécle  avant  —  et  pour  obtenir  une 
sanglante  et  cruelle  revanche.  On  vit  alors  changer  les  roles: 
des  Guaranis  devenir  esclaves  des  Kaíngangs,  phénoméne  qui 
n'a  pas  encoré  complétement  disparu  de  ees  parages. 

Les  Aré  =  Faux  Botocudos. 

Malgré  le  nom  que  les  Brésiliens  leur  donnent,  ce  sont  de 
véritables  Guaranis.  Ce  faux  nom  leur  vient  du  «tembetá» 
qu'ils  aiment  porter  enchassé  dans  la  lévre  inférieure  (a  la 
mode  de  tous  les  Guaranis),  lequel,  étant  tres  court  et  gros,  rap- 
pelle  un  peu  l'ornement  si  connu  des  vrais  Botocudos.  Le  mot 
«aré»  signifie  en  guaraní  «déchu»,  et  aussi,  « arriaré»;  le  con- 
cept  des  radicaux  guaranis  étant  généralement  une  abstraction, 
la  cause  est  secondaire;  le  qualificatif  peut  done  étre  appliqué  a 
toute  peuplade  dont  la  culture  et  le  genre  de  vie  soient  ceux 
d'un  peuple  en  déchéance  ou  arriéré.  Et  c'est  bien  le  cas  des 
Ares.  lis  vivent  separes  du  reste  du  monde,  en  groupes  peu 
nombreux,  un  peu  nómades  a  la  fagon  des  Guayaquis  (nemori- 
vagi),  renonQant  a  toute  agriculture,  pour  que  leur  demeure  ne 
soit  pas  découverte  par  leurs  empito.yables  ennemis,  les  Kaín- 
gangs, qui  les  pourchassent  sans  reláche.  Leur  origine,  leur 
párente,  leur  dialecte,  les  caracteres  physiques  et  les  moraux, 
voilá  bien  des  motifs  d'études  tres  intéressants,  Malheurement 
cette  nation  est  en  train  de  disparaitre. 

Les  Kualachi'  -^  Gualachi,  Gualachíes. 

L'ortographie  la  plus  corréete  est  probablement  la  pre- 
miére,  quoique  le  changement  de  la  syllabe  «guá»  en  «kuá» 
et  viceversa  soit  fréquent  dans  les  dialectes  du  Haut  Paraná, 
lis  habitaient  le  district  du  Tayaoba  a  la  frontiére  du  pays  des 
Kaingangs.  Les  Jésuites  réussirent  a  en  soumettre  et  en  peu- 
plérent  trois  communes.  Mais  les  «Kualachi'»,  malgré  l'Evan- 
gile,  avaient  gardé  toute  leur  nature  violente  et  insoumise;  á 
i'arrivée  de  l'armée  des  «Mamelucos»,  ils  se  défendirent  vail- 
lamment  et  chassérent  méme  les  Peres  Jésuites  qui  avaient 
ordonné  la  retraite.  Ils  finirent  par  étre  vaincus  par  le  nombre 
et  les  armes  a  feu;  mais  comme  ils  étaient  trop  turbulents  et 
qu'ils  ne   pratiquaient  presque  pas   l'agriculture,  les  chasseurs 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         472 

d'esclaves  n'en    voulurent   pas  et   se  contentérent  de  disperser 
ceux  qui  n'étaient  pas  tombés  dans  une  lutte  tres  acharnée. 

lis  habitaient  a  peu  prés  la  méme  región  que  les  actuéis 
«Aré»;  mais  leur  territoire  s'étendait  plus  loin  dans  le  Brésil. 
«Kualachi'»    est   le  nom   d'une  abeille  sauvage  peu   commode. 

Les  Guaihraé  =  Guaraní,  Cayguá,  Cayuá,  etc. 

Le  nom  Guaihrá-é  signífie  «partialité  du  Guaihrá»;  quoi- 
que  perdu  dans  la  littérature  du  temps  des  missions,  il  tire  son 
origine  du  nom  de  «Guaihrá»,  le  cacique  de  la  grande  partialité 
qui  habitait  prés  des  cataractes  et  de  celui  de  la  partialité  elle-mé- 
me.  C'est  le  seul  que  Ton  puisse  donner  a  l'ensemble  des 
partialités  guaraníes  confédérées  qui  habitaient  l'ancienne  pro- 
vince  du  Guaihrá,  car  celui  de  «Guaireños'»  est  donné  actuel- 
lement  á  leurs  descendants  métis  qui  habitent  le  Paraguay.  lis 
s'appellent  aussi  «Guaraní»,  nom  qu'ils  méritent,  stricto  serisu, 
car  ce  sont  effectivement  des  Guaranis  typiques.  Quant  aux 
sobriquets  de  «Cayguá,  Cayuá"  et  semblables,  nous  en  ferons 
justiceau  chapitre  suivant.  lis  habitaient  aussi,  anciennement, 
une  zone  cótiére  a  l'occident  du  Paraná,  depuis  le  pays  des 
«Kayapó»  jusqu'á  l'Akaraíh  et  aux  frontiéres  des  «Mbihá» 
dans  le  Paraguay,  zone  dans  laquelle  on  peut  trouver  aujourd'hui 
encoré  quelques  partialités,  purés  ou  mélangées.  Honnétes, 
intelligents,  constants  dans  le  travail,  agriculteurs  et  d'aspect 
attrayant,  ils  excitérent,  un  demi  siécle  durant,  la  convoitise 
des  chassears  d'esclaves;  les  grandes  missions  des  Jésuites,  les 
nombreux  villages  chrétiens  en  formation,  les  nombreuses  com- 
munes,  villages  et  hameau  des  partialités  indépendantes  et  les 
villes  des  Espagnols,  tout  fut  détruit  par  le  f eu,  et  les  survivants 
d'une  lutte  deséspérée,  trainés  en  longues  caravanes  jusqu'aux 
villes  du  Brésil,  y  étaient  plus  ou  moins  ouvertement  vendus 
aux  planteurs,  aux  anciennes  familles  et  lá  oú  le  manque  d'une 
femme  de  race  blanche  empéchait  d'en  constituer  une  nouvelle. 
Car  la  femme  guáranle  était  presqu'aussi  estimée  que  l'europé- 
enne,  et  méme  préférée  par  les  colons  et  les  gargons  des  classes 
pauvres,  pour  lesquels,  par  son  activité,  son  intelligence  et  sa 
connaissance   du  pays,  elle   constituait  une  aide  précieuse.     La 


473  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

sourde  lutte  entre  le  clergé  séculier  et  les  Jésuites,  la  jalousie 
du  pouvoir  civil,  la  convoitise  des  habitants  espagnols  de  l'As- 
somption  (qui  désiraient,  eux  aussi,  avoir  nombre  d'esclaves), 
la  complicité  trop  evidente  d'un  gourverneur  du  Paraguay  et 
l'ordre  de  ne  pas  résiter  par  les  armes,  si  malencontreusement 
donné  par  le  chef  des  Jésuites,  voilá,  d'une  part,  les  causes  de 
ce  grand  desastre;  de  l'autre,  la  chasse  a  l'esclave,  abominable 
institution  de  l'époque,  contre  laquelle  le  christianisme  lui-mé- 
me  était  encoré  impuissant,  il  y  a  bien  peu  de  temps. 

Le  desastre  fut  complet;  car  lachasse  continua  longtemps 
apres  la  destruction  des  missions.  De  telle  faQon  que,  quand 
les  Brésiliens  s'avisérent  d'établir  une  colonie  de  Guaranis 
Guairaés  dans  la  vallée  du  Tibagy,  en  1854,  ils  furent  obligas 
d'aller  chercher  lescolonschez  lespartialitésétabliesáToccident 
du  Haut  Paraná  et  dans  le  Paraguay.  Nous  possédons,  heureu- 
sement,  sur  les  Indiens  de  cette  colonie.  une  étude  due  au  color.el 
brésilien  telemaco  borba,  ethnographe  tres  scrupuleux,  qui 
parlait  le  guaraní  et  vécut  de  longues  années  parmi  les  Guara- 
nis et  les  Kaíngangs.     Je  préfére  lui  laisser  la  parole: 

«lis  sont  (les  Guaranis)  d'un  aspect  physique  générale- 
ment  agréable,  les  femmes  surtout.  Les  hommes  sont  robustes, 
musculeux,  de  taille  au-dessus  de  la  moyenne,  tete  réguliére, 
cheveux  noirs,  lisses  et  rudes,  parfois  rougeátres,  les  yeux 
grands,  au  regard  doux;  le  nez  bien  fait,  quoiqu'un  peu  gros; 
bouche  réguliére,  bonnes  dents  et  bien  disposées;  peu  ou  point 
de  barbe;  mains  etpieds  moyens  et  réguliers.  Si  leurs  femmes, 
étaient  ornees  et  soignées  comme  les  nótres,  elles  leur  feraient 
envié,  telle  est  la  perfection  de  leurs  formes.  Les  hommes 
portent  une  piéce  de  cotón  ( «chiripá"  ou  «rambé-ó»  )  qui 
couvre  les  cuisses  et  passe  entre  les  jambes,  ainsi  qu'un  poncho 
de  cotón;  les  femmes  portent  une  tunique  de  cotón  sans  manches 
(«tipoiasá») ;  le  tout  confectionné  par  elles,  dans  des  métiersqui 
leur  servent  aussi  pour  tísser  de  jolies  ceintures  pour  soutenir 
le   chiripá  (1) 

«lis  sont  d'abord  tres  méfiants  et  réservées;  ils  ne  se 
montrent  expansifs   que  rarement;   c'est  extrémement  difficile 


(1)     Malheureustment  l'ouvrage    du    col.    T.   BORBA  fourmille  d'er- 
reurs  d'impression  ou  de  copie.     Ses  glossaires  encoré  plus. 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  8c  HAUT  PARANÁ        474 

d'obtenir  d'eux  qu'ils  ouvrent  leur  coeur,  mais  des  qu'on  l'a 
obtenu,  ils  sont  d'une  loyauté  parfaite.  Extrémement  patients, 
ils  n'abandonnent  jamáis  un  travail  qu'ils  ont  commencé.  Leur 
naturel  est  doux  comme  leur  regard.  Ils  ne  cherchent  jamáis 
querelle,  méme  avec  les  tribus  d'une  autre  race:  mais  des  qu'ils 
sont  attaqués,  ils  soutiennent  la  défense  opiniátrement... Com- 
me travailleurs  agricoles,  ils  sont  assidus  et  résistants.  Com- 
me canotiers,  ils  sont  a  préférer  a  nos  Brésiliens...Ils  prennent 
en  affection  les  personnes  qui  se  portent  dignement  avec  eux  et 
ils  détestent  ceux  qui  les  traitent  avec  dédain;  les  traiter  avec 
mépris,  ou  les  menacer  d'un  chátiment  corporel,  c'est  la  plus 
grande  offense  qu'on  puisse  leur  infliger». 

Leur  demeures  («óga»)  sont  généralement  synoiques. 
Leur  arme  favorito  est  le  large  glaive  en  bois  dur  («ihvihrapé») 
qui  est  aussi  l'instrument  principal  pour  le  défrichement  agri- 
cole.  Point  de  tatouage,  Hommes  et  femmes  aiment  tracer, 
de  temps  en  temps,  sur  leur  visage,  des  dessins  variés,  au  rocou 
et  au  suc  de  Genipa  (bleu  noir) .  Leurs  idees  religieuses  ne  sont 
pas  mélangées  de  christianisme  (1) ;  ils  ont  un  cuite  solaire  et 
aussi  un  cuite  lunaire;  «Tupa'»  n'est  pas  le  Dieu  supréme; 
«Anyá'»  n'est  pas  du  tout  l'esprit  du  mal,  mais  bien  le  dieu 
protecteur  general  de  la  forét,  tandis  que  "Kaá-póra"  est  le 
protecteur  spécial  des  animaux;  «Nyandé-yára)»  n'est  qu'un 
titre  inventé  par  les  chrétiens.  Ils  sont  monógamos;  les  beaux- 
fils  vivent  avec  leur  beau-pére;  le  gargon  doit  satisfaire,  d'une 
fagon  ou  de  l'autre,  une  redevance  au  pére  de  la  jeune  filie;  non 
comme  payement,  mais  comme  apport  a  la  famille  commune,  le 
mariage  est  sanctionné  par  une  féte  publique  et  les  nouveaux 
mariés  passent  leur  lune  de  miel  en  excursions  agréables. 

Tous  ees  caracteres  sociaux,  á  de  petites  différences  prés. 


(1)  Les  quelques  lignes  que  l'auteur  donne  a  la  page  61, 
comme  resume,  contredisent  sur  quelques  points  les  données  de 
source  directo  que  Ton  trouve  dans  le  méme  livre.  C'est  que 
l'auteur  —  comme  les  anciens  auteurs  en  general,  confond  le 
concept  religión  avec  le  concept  cuite  et  rites,  faisant  consister, 
pratiquement,  la  religión  dans'le  cuite.  D'ailleurs,  les  données 
du  col.  T.  BORBA  sont  tout  á  fait  d'accord  avec  cellos  que 
nous  avons  obtenues  des  Guaranis  de  la  méme  nation. 


475  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

sont  aussi  ceux  des  nations  actuelles,  «Chiripá»,  «Chirignaná» 
et  «Mbihá»,  de  l'ancienne  confédération  «Tapé»,  et,  jusqu'á 
un  certain  point,  ceux  des  anciens  Garios,  Itatines  et  Guarayos, 
c'est  á  diré,  de  la  plupart   des   Guaranis  du   Sud-Ouest. 

Les  Tukupí: 

Anciennement  établis  entre  le  Tibagy  et  le  Paranapané- 
ma,  n'étaient  probablement  qu'une  partialité  "Guaihraéo,  un  peu 
arriérée.  Convertís  et  concentres  á  San  José,  ils  se  fusion- 
nérent,  durant  l'exode,  avec  les  auti'es  Guaíhraés.  Disparus 
comme  entité  ethnique. 

Les  Tayaopeguá  ou  Tayaoba : 

Le  grand  district  du  «Tayaóva»,  dans  la  partie  orién- 
tale de  la  province,  était  anciennement  habité  par  des  Indiens 
arriérés,  de  langue  guaranie— et  peut-étre  de  race  aussi— ac- 
cusés  d'antropophagie.  Réduits  en  partie,  tous  furent  disper- 
ses, captures  ou  massacrés  par  les  chasseurs  d'esclaves.  Mais 
il  parait  bien  que  quelque  partialité  a  survecu  et  qu'il  faut 
voir  leurs  descendants  dans  une  partialité  assez  sauvage, 
laquelle,  vivant  ancore  dans  les  environs,  a  été  accusée  d'an- 
tropophagie par  le  general  ewerton   cuadros. 

Les  Tayatíh: 

Petite  natioR,  ou  partialité,  habitant  anciennement  la 
zone  cótiére  en  face  des  savanes  de  Mato  Grosso,  prés  de 
Tembouchure  du  Paranapanéma.  Guaranisants,  de  race  incon- 
nue,  réduits  avec  beaucoup  de  difficulté,  les  Tayaties  se  per- 
dirent  dans  l'ensemble  des  Indiens  des  missions.  Leur  état 
social  etait  a  peu  pré?  celui  des    «Tayaopeguá»,   leurs    voisins. 

Les  Indiens  de  l'lhvihtihrambetá: 

lis  habitaient,  hors  de  la  ürovince,  les  terres  du  Brésil, 
d'oú  ils  furent  amenes,  en  partie,  par  les  Jésuites,  qui  fondérent 
avec  eux  la  mission  de  San  Javier.  Nation  tres  inférieure  en 
culture  aux  Guaíhraés,  parlant  le  guaraní,  plus  ou  moins  an- 
thropofage.  Eut  le  méme  sort  que  la  plupart  des  Tayaovas. 
Ils  tiraient  leur  nom  de  celui  d'une  petite  chaine  de  mon tagnes 
de  leur  pays  d' origine. 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         476 

Les  Iniá: 

Partialité  tayaova,  vivant  prés  de  ses  compatriotes. 
Réduite  á  la  misson  de  San  Pablo,  avec  4000  ames.  Fusión 
avec  les  autres  Indiens  des  missions.  Les  anciens  ne  manqué- 
rent  pas  de  Taccuser  d'antropophagie.  Le  crédule  P.  du  toit 
(P.  del  TECHO,  1.  VIII  c.  VIH)  donne  sur  leur  compte  des 
détails  assez  fantaisistes.  Toujours  est-il  qu'ils  demandérent 
eux-mémes,  spontanément,  a  étre  initiés  au  christianisme  et 
l'envoi  d'un  missionnaire  chez  eux  (1). 

Les  sauvages  de  l'Apukarána: 

Sur  les  hauteurs  bolsees  qui  terminent  a  l'ouest  la 
Sierre  d'Apukarána,  vivait  une  petite  nation,  ou  partialité,  de 
race  inconnue,  parlant  probablement  un  dialecte  guaraní,  á 
«tembetá»  courts  et  múltiples,  dont  l'état  social  était  tres 
inférieur.  Disparue,  parait-il,car  les  Kaingangs,  qui  hantent 
actuellement  la  región,  n'en  donnen  aucune  notice. 

Les  Chlkí  ou  Chiquitos  du  Guaihrá: 

Les  anciens  auteurs  ne  parlent  que  briévement  d'une 
nation  de  langue  guáranle,  qu'ils  appellent  «Chiquí»  ou  «Chi- 
quitos», ou  n'y  font  qu'une  simple  allusion.  Méme  le  P. 
TECHO  ne  nous  parle  d'eux  que  pour  nous  diré  (1.  c,  1. 
VIII,  chap.  37)  qu'ils  lui  demandérent  spontanément  un  sacer- 
dot  pour  aller  les  convertir  et  qu'ils  vivaient  au  sud  du  Pi- 
quirí,  Comme  il  s'agissait  du  Haut  Pihkihrih  —  aujourd'hui 
appelé  Pequirí  par  les  Brésiliens  —  les  Chiquis  venaient  á  se 
trouver  prés  de  l'Ihguasú,  et  partant,  dans  le  Mbihasá,  dont 
nous  parlerons  tout  a  l'heure.  C'était  done,  tres  probable- 
ment, une  partialité  mbihá.  On  les  disait  tres  intelligents 
et   plus    avances   que   leurs   voisins.     Dans   les  mémes   para- 


(1)  Un  conseil,  sur  lequel  il  est  peut-étre  utile  d'insister 
—  á  propos  des  anciens  chroniqueurs  en  general  —  est  qu'avant 
d'étudier  un  écrit,  on  étudie  la  personnalité  de  l'auteur,  sa 
mentalité,  ses  connaissances  et  ses  relations  sociales.  Méme 
parmi  les  PP.  Jésuites  il  y  a,  Sous  ce  rapport,  des  différences 
profondes,  On  ne  saurait  comparer,  par  exemple,  un  cardiel 
ou  un  Del  techo,  avec  un  lozano  ou  avec  un  charlevoix. 


477  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II.  N.    6 

ges  vit  aujourd'hui  la  partialité  mbihá  dite  des  Catandúvas 
(Kaátándíhva),  étudiée  par  ambrosetti  (op.  cit.).  Les 
«Chikí"  ayant  été  convertís  au  christianisme,  il  serait  facile 
de   vérifier   si   les   Catandúvas   son   leurs   descendants. 

B)     Le     PAIKERÉ 

Quoique  souvent  compris  dans  la  province  du  Guaihrá, 
le  «Paikeré»,  región  limitée,  lato  sevfíu,  par  le  24éme  paral- 
léle  et  rihguasú  et  par  le  Paraná  et  le  o2éme  méridien,  pré- 
sente des  caracteres  physiques  bien  différents.  C'est  un  haut 
plateau  ondulé,  aux  abords  déchiquetés  par  l'érosion  et  for- 
mant  des  successions  de  cóteaux  abruptes  separes  par  de 
profonds  vallons,  dont  Taspect  est  souvent  celui  de  petites 
chaines  de  montagnes.  Le  plateau,  au  climat  temperé,  et  aux 
pluies  abondantes,  est  la  región  des  pins  (Araucaria  brasi- 
liensis)  et  la  patrie  des  Kaíngangs.  Son  nom  signifie  lit- 
téralment  «pierre  á  feu»)  en  langue  kaingang,  et  lui  vient 
des  nombreux  affleurements  de  silex  et  autres  varietés  de 
cuartz. 

Les  Kaingang  ou  Tupí: 

Cette  nation  habitait  anciennement  presque  toute  la 
partie  élevée  de  la  región;  quoique  réduite,  elle  en  habite 
aujourd'hui  encoré  une  bonne  partie.  De  la,  elle  s'étendait 
á  Test  jusqu'á  l'Etat  actuel  de  Sao  Paulo  et  au  sud  jusqu'aux 
vallées  qui  vont  a  1' Uruguay.  Aprés  la  destruction  des  mis- 
sions  et  l'exode  des  néophytes  survivants,  les  Kaíngangs,  al- 
liés  des  chasseurs  d'esclaves,  étendirent  leur  domination:  ils 
poussérent  au  nord  et  á  l'ouest  jusqu'au  Paraná,  et  peu  en 
aval  des  cataractes,  ils  passérent  méme,  pour  quelque  temps, 
la  grande  ri viere.  Battus  par  le  general  boní,  «tuvicha- 
veté»  des  Guaranis  Chiripas,  et  refoulés  par  le  méme  au 
déla  de  leurs  anciennes  limites,  ils  en  revinrent,  poussant 
par  places  jusqu'au  Paraná,  aprés  le  passage  de  la  plupart 
des  Chiripas,  qui  s'en  furent  reconquérir,  vis-á-vis,  les  tér- 
ras du  Paraguay  envahies  par  des  Indiens  de  la  famille 
Kaingang.     Aujourd'hui,  on   peut    en    rencontrer   des  partia- 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         478 

lites  un  peu  partout  dans  le  Paikeré,  et  dans  toute  l'an- 
cienne  province  du  Guaihrá,  ainsí  que  dans  l'Etat  de  Sao 
Paulo  et  dans  le  territoire  argentin  de  Misiones.  Leur  nombre 
diminue  rapidement,  car  ils  se  civilisent  peu  a  peu,  en  se 
mélangeant  á  la  population  brésilienne.  Ils  font  maintenant 
d'assez   bons   travailleurs. 

Les    Kaingangs  sont  les  véritables   Toupis. 

Je  suis  sur  que,  quand  on  aura  étudié  tous  les  documents 
anciens  et  modernes,  et  surtout  les  vivants,  on  trouvera  que 
c'est  injuste  et  antiscientifique  de  vouloir  imposer  á  toute 
une  grande  race  un  nom  qu'elle  n'a  jamáis  donné  qiCá  ses 
traditionnels  ennemis.  En  définitive,  les  seuls  juges  doivent 
bien  étre  les  représentants  vivants  de  la  race.  Or,  tous 
les  peuples  de  race  ou  de  langue  guáranle,  nationalisés  ou 
indépendants,  depuis  la  province  du  Guaíhra  jusqu'á  TUruguay 
et  depuis  l'Ihguasú  jusqu'aux  Andes,  sont  unánimes  a  re- 
pousser  un  tel  nom  et  a  déclarer  que  c'est  bien  la  le  seul 
nom  qu'ils  donnaient  aux  peuples  ennemis  de  race  kaín- 
gang.  Et  les  anciens,  et  tous  les  documents  écrits,  complé- 
tent   cette   unanimité. 

«Tupí»  n'est  pas  un  qualificatif  péjoratif  ou  mépri- 
sant;  les  Kaingangs  étaient  et  sont,  au  contraire,  les  seuls 
ennemis  que  les  Guaranis  respectaient,  et  respectent,  et  consi- 
déraient  dignes  de  se  battre  avec  eux  (1).  Ce  mot  signifie 
«rude»  et  son  radical  «upí»  exprime  le  concept  d'adversaire, 
d'inimitié  et  de  persécution.  «Tupiná»  ne  signifie  pas  "parent 
des  Toupis»,  mais  bien  «semblable  au  Toupí»,  ce  qui  n'est 
pas  la  méme  chose,  et  s'applique  tres  bien  aux  peuples 
Guaranis  plus  ou  moins  arrieras,  comme  ceux  dont  j'ai 
parlé,  ainsi  qu'á  certaines  anciennes  nations  du  Brésil.  Le 
mot  qui  signiñe  «parent»  est  «aná\  mot  composé  de  «á»> 
=  «étre»  {ens)    et  de   «na»  =  «semblable»;   je   me   suis  trompé 


(1)  lis  les  appelaient  quelquefois  «oré-rovayá»  ou  «tova- 
yára))=compétiteurs  ou  adversaires,  non  «beaux  f reres»  com- 
me dit  T.  BORBA. 


479  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  11.  N.  6 

aussi  (dans  mon  mémoire  «Influencia»)  mais  ¡1  ne  peut  y 
avoir  de  doute  lá-dessus;  et  cet  «á»  étant  un  radical  (et  plus  en- 
coré, indiquant  un  conceptessentiel),  sa  suppression— étant  don- 
né  surtout  la  nature  de  la  langue  guaranie  —  est  impossible; 
plus  impossible  encoré  une  suppression  si  complete  et  si 
genérale,  que  personne  n'ait  jamáis  dit  ni  écrit  «Tupianá». 
Les  Kaíngangs  ont  été  Tobject  de  tres  sérieuses  études; 
il  sufíirait  de  rappeler  les  noms  d'H.  von  ihering,  de  J. 
B.  AMBROSETTi,  de  TELÉMACO  BORBA.  Aussi  je  n'entrerai 
dans   aucun   détail    á   propos   de    leurs   caracteres   ethniques. 

Les  iVlbihá  Mbaeverá=guá  (voir  au  ch.  III) 

J'aurai  a  m'occuper,  dans  le  chapitre  suivant,  de  eette 
intéressante  nation  guaranie.  Mais  elle  doit  prendre  place 
ici,  car  une  partialité  habite  la  bande  cótiére  entre  les 
hauteurs  du  Paikéré  et  le  Paraná,  surtout  prés  du  25éme 
paralléle  et  de  la  vallée  du  Yaguaríh,  faussement  appelé 
Sao  Francisco  sur  les  cartes  modernes  (le  vrai  San  Fran- 
cisco est  la  premiére  riviére  en  aval  et  tres  prés  des  ca- 
taractes,  et  l'ancienne  ville  d'Ontiveros  se  trouvait  á  peu  prés 
á  une  lieue  des  chutes,  et  non  dix  lieues  plus  au  sud,  oú  les 
cartes  la  placent) . 

Cette  partialité,  toujours  en  lutte  avec  les  Kaíngangs, 
avait  cependant  réussi  a  maintenir  ses  ennemis  loin  du  Paraná 
et  dans  leurs  anciennes  limites.  Le  Dr.  adolph  schuster 
(«Argentinien»  v.  II)  en  ñt  une  étude  tres  intéressante,  malgré 
la  briéveté  du  temps  dont  il  disposait.  Comme  tant  d'autres, 
elle  fut  presque  détruite  par  la  petite  vérole. 

Les  Mbihá  d'Ihguasúa  (v.  chap.  III) 

Quoique  soumise  aux  incursions  des  Kaíngangs  du  Paíke- 
ré  et  de  Misiones,  la  partie  basse  ou  peu  élevée  de  la  vallée 
de  rihguasú— au  noíd  de  la  riviére  surtout  —  était  densement 
habitée  par  des  «Mbihá»,  partialités  de  la  nation  guaranie  qui 
habitait  le  «Mbihasá»,  grande  región  qui  s'étendait  jusqu'á  la 
mer  (voir  au  chapitre  suivant) .  Comme  dans  tout  le  Mbihasá, 
on  se  trouvait  en  présence  de  partialités  de  culture  assez  élevée 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         480 

(varangatú).  cotoyant  et  dominant  des  peuplades  ou  partialités 
incultes  ou  arriérées,  mais  de  la  méme  race,  et  partant, 
admises  dans  la  confédération  comme  vassaux  (mboyá).  Dans 
le  district  de  rihguasúa,  prés  de  Tembouchure  et  au  nord 
des  cataractes,  sur  la  base  d'un  populeux  «amondá»,  les 
Jésuites  fondérent  la  ville  de  Santa  María  la  Mayor,  qui 
compta  8600  habitants  guaranis  des  deux  catégories,  Mais 
la  réduction  de  quelques  peuplades  «Avá-mboya»  leur  coúta 
des  sacrifices  de  toute  nature.  Cette  mission,  appelée  aussi 
Yguasúa.  fut  choisie  comme  capitale  de  la  république  chrétien- 
ne;  les  Peres  y  établirent  une  imprimerie  —  la  plus  ancien- 
ne  des  Etats  du  Sud  et  la  seconde  en  date  de  l'Amérique  la- 
tine —  et  les  Indiens  y  fabriquérent  des  types  en  bois  qui 
pouvaient  rivaliser  avec  les  meilleurs  types  fabriques  en 
Europe. 

Le  bel  essort  d'Ihguasúa  fut  malheureusement  brisé 
peu  aprés:  l'invasion  des  «Mamelucos"  avec  leur  armée  de 
Toupis  (Kaíngangs)  bien  pourvue  d'armes  a  feu  (défendues 
aux  Indiens  par  la  plus  respectée  mais  injuste  des  ordon- 
nances  royales)  obligea  les  «Yguazuanos»  a  émigrer  vers 
le  sud,  jusqu'aux  bords  de  1' Uruguay,  cu  ils  fondérent 
une  nouvelle  Santa  María  la  Mayor.  Les  villages  restes  indé- 
pendants  furent  aussi  complétement  ravagés  et  les  restes 
obligas  de  se  disperser  dans  les  parties  les  plus  cachees 
de  la  forét,  sauf  un  petit  contingent  qui  passa  au  Para- 
guay, et  probablement,  une  petite  partialité  qui  alia  s'établir 
á  rintérieur  de  Misiones,  sur  l'Uruguaíh-guasú,  II  parait 
que  les  derniers  restes  vaguent  encoré  dans  leur  ancienne 
patrie,  presque  deserte. 

C)     AU   SUD   DE   L'IHGUASÚ 

Depuis  cette  riviére  jusqu'á  l'Uruguay,  le  pays  était 
anciennement  partagé  entre  les  Kaingangs,  les  vrais  «Ka- 
aihnguá»  (voir  chap.  IV)  et  les  Indiens  dont  nous  allons 
parler.  Aujourd'hui,  parait-il,  il  n'y  existe  plus  que  ees  der- 
niers et  une  partialité  Mbihá  irlimigrée.  Je  ne  parlerai  pas  du 
nord  du  Rio  Grande  do  Sul,  n'ayant  aucune  donnée  person- 
nelle  a  ajouter   a   celles  —  un  peu   confuses  —  que    nous    pos- 


481  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

sédons  déjá.  Vers  le  milieu  du  siécle  passé,  une  partialité 
«Avá-Mbihá»  immigra  du  Paraguay.  Elle  traversait  la  región, 
venant  du  nord,  lorsqu'elle  fut  attaquée,  dans  la  savane 
de  Campo  Eré,  par  une  armée  de  Kaíngangs.  Surprise  et 
accablée  par  le  nombre,  elle  fut  en  partie  massacrée;  les  restes 
ne  poussérent  pas  moins  vers  le  sud,  oü  ils  habitent  encoré 
quelques   affluents   du   Haut   Uruguay, 

La  petite  nation  des  Ivianguies  (Ihvihang'í  ?),  parlant 
sans  doute  le  guaraní,  habitait  au  sud  de  la  province  du 
Guaihrá,  mais  déjá  prés  de  la  mer,  hors  de  la  región  qui 
nous  intéresse.  Mais  les  Jésuites  en  transportérent  une 
partie  a  la  mission  de  San  Miguel,  pour  la  sauver  des 
chasseurs  d'esclaves.  Ce  n'était  probablement  qu'unepar-^ 
tialité   «mbihá»)   de   la   confédération   du   Mbihasá. 

Les  Notobotocudos  ou  Píhtadyovái 

Mon  savant  ami  le  Dr.  H.  von  ihering,  donna  le 
nom  de  Notobotocudos  a  l'horde  d'Indiens  sauvages  qui  vit 
au  sud  de  l'Ihguasú,  connue  par  les  Brésiliens  sous  le  nom 
trop  vague  de  Bougres  et  celui  trop  inexact  de  Botocudos. 
J'ai  déjá  dit  («Anales  Científ.  Paraguayos»  vol,  II,  N*?  19, 
p.  21)  qu'il  s'agit  en  réalité  d'une  nation  tres  arriérée 
parlant  un  dialecte  guaraní.  Ce  dialecte,  d'ailleurs,  pré- 
sente des  différences  si  importantes,  qu'il  peut  étre  con- 
sideré comme  une  langue  á  part,  comme  le  guayakí,  avec 
lequel  il  présente  des  analogies.  C'est  une  question  sur  la- 
quelle  on  ne  pourra  se  prononcer  qu'aprés  une  étude  plus 
complete.  Peu  d'Indiens  la  mériteraient  comme  les  Noto- 
botocudos, sous  d'autres   rapport   aussi. 

II  s'agit  d'une  peuplade  redoutable,  qui  constitue, 
aujourd-hui  encoré,  un  véritable  danger  pour  les  voyageurs  et 
les  populations  environnantes.  II  est  tres  difficile  d'entier 
en  rapport  avec  elle.  Dans  un  traváil  encoré  inédit  (1) 
j' expose  les  motifs  qui  me  portent  a  accepter  pour  elle  le 
nom  de  «Pihtá-dyovái»   qui  lui   a  été  donné  par   quelques  «yer- 


(1)     «Descripción  Física  &  Económica  del  Paraguay»,  di- 
visión «Antropología»,  en  cours  de  publication. 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         482 

hateros»  Paraguayens  qui  travaillaient  prés  de  la  frontiére 
de  Misiones.  Disons  seulement  que,  d'aprés  une  tradition 
genérale  et  tres  enracinée  au  Paraguay  et  dans  le  Haut  Pa- 
raná, vivait  encoré  il  y  a  peu  de  temps,  dans  les  parties  les 
plus  cachees  de  nos  foréts,  une  race  si  feroce  et  bestiale, 
qu'elle  ne  méritait  pas  le  nom  d'humaine;  on  en  parle 
toujours  sous  le  nom  de  <'Píhhtá-dyovái))  qui  signifie  «talón 
pareil».  Ce  nom  leur  venait  de  la  propriété  qu'ils  avaient 
de  pouvoir  marcher  le  pied  tordu  en  dedans  et  les  orteils 
fermés,  de  telle  fagon,  qu'on  ne  pouvait  savoir,  en  examinant 
l'empreinte,  de  quel  cóté  était  le  talón,  et  partant,  la  direc- 
ción prise  par  le  sauvage.  Or  les  Notobotocudos,  entre  autres 
points  de  ressemblance,  auraient  cette  curieuse  faculté,  cons- 
tatée  chez   quelques   uns   d'entre  eux. 

D)     A   L'EST   DU   PARANÁ 

Constituée  par  les  bassins  de  l'Ihgatihmí,  de  l'Ama- 
mbáih  et  du  Bas  Ihvihnyeéma,  la  región  a  l'occident  du 
Haut  Paraná  Supérieur  était  anciennement  habitée  par  des 
populations  guaraníes  et  traversée  par  le  chemin  qui  ral- 
liait  les  missions  Jésuites  avec  l'Assomption,  chemin  qui  ne 
passait  pas  par  Ciudad  Real,  mais  plus  au  nord,  tres  pro- 
bablement  a  la  hauteur  des  bouches  de  l'Ivahy  (Huihvá-íh  = 
riviére  des  fleches),  la  oú  une  «sierrita»  arrive  jusqu'aux 
bords  du  Paraná  et  permet  le  passage  sans  toucher  aux 
redoutables  marais,  générateurs  de  flévre  paludique.  Nous 
n'avons  presqu'aucune  donnée  sur  ees  populations.  Quand 
les  «Mamelucos"  et  leur  armée  «tupí»,  aprés  avoir  détruit 
toutes  les  missions  des  Jésuites  de  la  province  du  Guaihrá, 
attaquérent  et  ravagérent  les  villages  et  les  villes  des  Es- 
pagnols,  —  qui  avaient  été,  quelques   fois,  leurs  cómplices  (1), 


(1)  Si  les  individus,  dont  la  vie  est  courte,  échap- 
pent  quelquefois  aux  conséquences  de  leurs  erreurs,  il  n'en 
est  pas  de  méme  des  nations.  Cette  attitude  coúta  á  l'Es- 
pagne  et  au  Paraguay  la  perte  de  la  grande  et  belle  pro- 
vince du  Guaihrá.  Quant  au  Brésil,  sa  tolérance  envers  les 
organisateurs  des  invasions  et  leurs  excés,  s'expliquaient   faci- 


483  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N,  6 

actifs  ou  passifs  —  une  partie  des  Indiens  des  dites  villes 
—  de  l'ancienne  Villa  Rica  surtout  —  mirent  la  grande  riviére 
entre  eux  et  leurs  persécuteurs  et  s'établirent  sur  la  cote 
occidentale.  On  trouve  encoré  les  vestiges  de  la  seconde 
Villa  Rica.  Mais  la  barriere  ne  tarda  longtemps  a  devenir 
insuffisante  et  les  «Mamelucos»  obligérent  les  «Guaireños»  á 
reprendre  leur  longue  et  sanglante  vía  crucis,  qui  ne  devait 
terminer  qu'au  centre  du  Paraguay,  á  l'actuelle  Villa  Rica,  la 
cinquiéme   étape   de   ce   nom. 

Cependant,  une  partie  des  Guaranis  du  Guaihrá,  sur- 
tout ceux  qui  avaient  gai'dé  leurs  croyances  et  leur  liberté, 
(«Tekó-katú»),  restérent  dans  la  región,  bravant  l'ennemi  et 
s'étendant  a  Tintérieur  jusqu'au  faite  de  rAmambáih  et  du 
Mbarakayú.    Leurs  descendants  s'y  trouvent  encoré.    Ce  sont  les 

Guaihraé  de  rAmambáih: 

Ce  sont  les  fréres  des  Guaranis  étudiés  par  T.  borba 
(v.  ch.  II  ),  mais  aujourd'hui  ce  sera  assez  diíRcile,  ou  im- 
possible,  de  reconnaítre  les  fusions  qui  ont  eu  lieu,  ancien- 
nement  entre  «tekó-katú»  et  néophytes,  et  plus  tard  entre 
tous   ees  immigrés   et  les 

Avá-mbihá   ou   Mbaéverá-guá: 

Nation  guáranle  libre  et  presque  puré  de  toute  in- 
fluence,  dont  nous  nous  occuperons  au  chapitre  suivant.  Je 
dirai  seulement  que  ees  Indiens  paraissent  de  beaucoup  les 
plus  nombreux  dans  cette  región,  quoique  tres  éprouvés  par 
les   épidémies,  la   petite   vérole    surtout. 

E)     L'ANCIENNE  PROVINCE  DU  TAPÉ 

Aprés  la  destruction  des  missions  du  Guaihrá  et  de 
l'Akaraíh  et  l'abandon  de  ceile  d'Ihguasúa  et  des  établis- 
sements  éphéméres  de  la  vallée  du  Mondaíh,  les  Jésuites  táché- 
rent  de  reconstituer  leur  belle  république  chrétienne  en  étendant 
leur  admirable  activité    aux   nombreuses   peuplades   guaraníes 


lement  —  aussi  bien  que  par  son  intérét  immédiat  —  par  une 
previsión  avisée  des  conséquences  médiates  au  point  de  vue  de 
1' extensión  territoriale. 


BERTONl:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        484 

qui   occupaient    TEtat  actuel    du    Rio   Grande    et   TUruguay. 
lis  y  réussirent  a  merveille   pour  ce   qui   regardait  aux 

Indiens  Tapé: 

Ces  Indiens  constituaient  une  nation  nombreuse,  ré- 
publique  fédérative  qui  dominait  le  nord  du  Rio  Grande, 
jusqu'á  la  riviére  de  l'Uruguay,  et  méme  le  nord  de  la 
république  de  ce  nom.  Tres  intelligents,  agriculteurs  et  d'une 
excellente  nature,  les  Tapes  ne  se  contentérent  pas  de  re- 
cevoir  favorablement  les  premieres  avances  des  PP.  Jésuites; 
ils  résolurent  eux  mémes,  tres  spontanément,  leur  conver- 
sión, et  avec  un  enthousiasme  si  sincere,  que  chez  la  plupart 
des  partialités,  ils  bátirent  des  églises  et  des  maisons  pour 
les  Peres,  avant  méme  l'arrivée  chez  eux  du  premier  ca- 
téchéte  ou  de  tout  autre  Européen.  Tout  marcha  a  souhait 
et  de  tres  populeuses  missions  surgirent  rapidement.  Mais 
la  fatalité  ne  voulut  pas  qu'une  si  belle  oeuvre  fút  complete: 
Tarmée  des  chasseurs  d'esclaves  apparut.  Les  Tapes,  surpris, 
ne  purent  s'organiser  a  temps;  quand  leur  armée  fut  préte, 
elle  ne  put  rejoindre  l'ennemi,  qui  était  deja  loin  a  Tinté- 
rieur  du  Brésii,  amenant  plus  de  25  000  esclaves.  Une 
seconde  invasión  fut  encoré  désastreuse;  mais  lors  de  la  troi- 
siéme,  les  Guaranis  avaient  enfin  regu  la  permission  d'avoir 
quelques  armes  á  feu;  ils  en  firent  un  si  bon  usage,  que  les 
ennemis  furent  mis  en  déroute,  perdant  les  trois  quarts  de 
leurs   effectifs. 

Mais  des  dix  villes  des  Tapes,  six  avaient  été  détruites  et 
les  autres  si  gravement  endommagées,  que  la  province  ne  se  re- 
leva jamáis  qu'á  demi.  Une  partie  de  ses  habitants  avaient  emi- 
gré directement  au  Paraguay,  ou,  d'abord,  au  Paraná.  Plus  tard, 
ce  fut  la  guerre  dite  des  Guaranis,  amenée  par  les  arrange- 
ments  survenus  entre  le  gouvernement  d'Espagne  et  celui 
du  Portugal;  enfin,  l'expulsion  des  Jésuites  et  la  déchéance 
définitive.  Des  missions,  il  ne  reste  plus  que  quelques  rui- 
nes. Quant  aux  descendants  de  la  noble  nation  des  Tapes, 
ceux  qui  n'ont  pas  disparu  dans  la  masse  de  la  population 
brésilienne,  nous  les  trouveroHS  au  Paraguay,  dans  une  partie 
de  la  population  nationale.  Nous  en  reparlerons  done  au  cha- 
pitre  suivant. 


CHAPITRE     III 
LE  KAA-GUASU 

OU  LA  SYLVE   DE  L'EST  DU  PARAGUAY 


OUTE  la  grande  forét  vierge  qui  couvre  le  Paraguay 
depuis  le  Paraná  jusqu'á  la  ligne  de  faite  qui 
partage  le  pays  de  nord  a  sud,  avait  regu  des  In- 
diens  le  nom  expressif  de  *Kaá-guasú»,  ou  «la 
grande  forét».  C'est  en  effet  la  sylve  tropicale  toujours  humide, 
á  sous  bois  tres  dense  et  difRcilement  penetrable,  s'étendant 
sur  les  97  %  de  la  superficie  totale  de  la  región.  Ces  con- 
ditions  naturelles  mirent  l'intérieur  du  pays  a  l'abri  des 
incursions  des  chasseurs  d'esclaves;  d'un  autre  cóté,  elles 
favorisérent  la  conservation  d'anciens  types  ethniques  avec 
leur  organisation  originelle,  comme  l'Avá-Mbihá,  et  celle 
d'éléments  tres  primitifs,  comme  ceux  du  groupe  Guayakí. 
C'est  aussi  dans  le  Kaá-guasú  que  d'autres  Indiens  retrou- 
vérent  une  patrie,  aprés  la  destruction  ou  la  déchéance  des 
missions  des  Jésuites.  Mais  ce  que  les  «Mamelucos»  ne 
purent  faire,  les  épidémies,  depuis  un  demi  siécle  surtout, 
s'en  chargent  avec  un  résultat  tout  aussi  terrifiant.  En 
1886  j 'estimáis,  sur  de  nombreuses  données,  que  la  popu- 
lation  totale  du  Kaá-guasú  montait  a  58  000  Indiens  indépen- 
dants;  aujourd'hui  elle  est  probablement  réduite  au  tiers;  la 
perte  par  nationalisation  étant  peu  importante  et,  d'un  autre 
cóté,  la  natalité  étant  élevée  chez  les  Guaranis,  on  peut  se 
faire  une  idee  assez  exacte  des  ravages  causes  par  les  ma- 
ladies  que  les  Européens    nous   avons    importées. 

Les  Avá=Ch¡r¡pá,  ou  Chiripá,  ou  Guaraní. 

Ces  Indiens,  comme  j'ai  pu  l'établir,  sont,  en  grande 
partie,  les  descendants  a  peu  prés  purs  des  Guaihraés  des 
missions.     lis   habitent,    au   nord   de  l'Akaraíh   et  jusque  tout 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         486 

prés  du  Guaihrá,  le  territoire  qui  était  aux  «Kimdá»  et  aux 
«Tai»,  peuples  du  groupe  «Kren»;  quelques  partialités  s'éta- 
blirent  méme  plus  au  sud,  sur  le  Mondaíh,  ainsi  qu'á  l'in- 
térieur,  vers   la   ligne  de   faite. 

Vers  1810,  fatigues  par  les  vexations  des  autorités  civi- 
les et  militaires  et  répondant  á  un  besoin  impérieux  de  liberté, 
une  partie  des  Guaranis  du  district  du  Paraná  résolurent  faire 
retour  a  leur  ancienne  patrie.  Ce  fut  l'exode  du  Guaihrá  en 
sens  contraire;  seulement,  cette  fois-ci,  Tennemi  n'était  plus  le 
barbare,  mais  le  soi-disant  civilisé.  C'était  surtout  les  Indiens 
des  villes  de  Loreto  et  San  Ignacio-miri\  originaires  du  Guaih- 
rá, avec  leurs  compatriotes  voisins.  L'entreprise  était  difficile: 
11  fallait  se  frayer  un  passage  le  long  de  plus  de  500  kilomé- 
tres  de  forét  vierge,  avec  plusieurs  milliers  d'hommes,  femmes 
et  enfants,  tout  en  soutenant  une  lutte  continuelle  avec  leurs 
traditionnels  ennemis,  les  "Tupí»  (Kaingangs  et  Kimdá), 
soigner  les  blessés  et  les  malades  —  que  les  Guaranis  n'aban- 
donnent  jamáis  —  et  ravitailler  tout  ce  monde  dans  un  pays 
ennemi  et  sans  agriculture.  Heureusement  ils  s'étaient  donné 
un  chef  qui  sut  se  maintenir  a  la  hauteur  de  sa  tache,  le  ge- 
neral BONÍ,  indien  pur  sang,  dont  le  souvenir  est  toujours  vif 
parmi  ses  compatriotes.  Le  voyage  dura  longtemps,  mais  11 
aboutit;  les  Guaranis  arrivérent  a  leur  ancienne  province.  Mais 
la,  la  lutte  ne  devint  que  plus  acharnée:  les  Kaingang  du 
Paikeré  tenaient  les  vallées  du  Pihkihríh  (Pequirí)  et  du  San 
Francisco  (le  vrai)  en  maítres;  c'était  leur  citadelle.  Le  gene- 
ral BONÍ  les  mit  non  obstant  en  pleine  déroute  et  les  refoula 
dans  le  haut  plateau.  Cependant  les  Avá  Chiripas  comprirent 
qu'ils  ne  seraient  jamáis  tranquilles  avec  de  tels  voisins,  et 
changeant  itinéraire,  passérent  le  Paraná  et  vinrent  recon- 
quérir  une  bonne  partie  du  territoire  usurpé  par  les  «Ihvihtih- 
rokái»  et  les  «Tai»,  Indiens  du  groupe  «Kren».  La,  oú  ils 
habitent  actuellement,  ils  absorbérent  quelques  partialités 
Guaihraés  restées  indépendantes  et  méme  quelques  «Avá- 
Mbihá».  J'ai  obtenu  de  mon  ami  le  chef  actuel  des  Chiripas 
les  renseignements  historiques  'que  je  viens  de  résumer. 

Nous  avons  deja  vu  (chap.  II)  leurs  caracteres  physi- 
ques.     Quant    aux  autres   particularités  principales,  je  ne  tou- 


487  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  i!.  N.   6 

cherai  qu'á  celles  qui  les  distinguent  de  leur  nation  originelle, 
dues  surtout  a  un  reste  de  l'influence  chrétienne.  Au  com- 
mencement  ils  táchérent  de  conserver  le  cuite  chrétien  et 
préchérent  méme  la  nouvelle  religión  a  leurs  compatriotes 
payens.  Ils  en  gardent  encoré  quelques  idees,  certaines  pra- 
tiques  et  quelques  priéres.  Je  posséde  un  Christ  que  la 
partialité  des  «Itaimbeihpeguá»  s'était  taillé  et  adorait.  Mais 
en  general  ils  refusent  le  baptéme  et  au  fond,  c'est  l'ensemble 
des  idees  morales  et  religieuses  des  Guaranis  qui  domine  tout. 
Et  ees  idees  genérales  sont  toujours  les  mémes  chez  tous  les 
vrais  Guaranis. 

Les  Chiripas  ont  naturellement  conservé  leur  ancien 
communisme  et  leur  monogamie  originelle;  mais  ils  ne  sont 
pas  revenus  au  systéme  synoique;  quoique  Ton  trouve  encoré  la 
maison  patriarcale,  les  familles  vivent  plutót  séparées.  Tou- 
jours un  peu  méfiants  et  reserves  —  ils  ont  trop  de  raisons 
pour  cela  —  ils  sont  bien  plus  communicatifs  que  les  autres 
Guaranis.  Ils  sont  plus  soignés  et  mieux  vétus  que  les  Mbihás, 
d'oú  le  nom  qu'on  leur  a  donné.  Ils  aiment,  eux,  se  donner  le 
titiede  «Guaraní»  et  ils  appellent  de  méme  leur  dialecte,  qui 
n'est  que  le  dialecte  general  des  missions  des  Jésuites.  Tres 
intelligents,  tres  doux,  rangés,  scrupuleusement  honnétes, 
assidus  á  la  besogne,  ils  font  les  travailleurs  les  plus  désirables 
du  Haut  Paraná.  Au  restant,  leurs  moeurs  sont  a  peu  prés 
celles  des  «Avá-Mbihá». 

J.  B,  Ambrosetti  en  parle  longuement  dans  son  étude 
(«Los  Indios  Cainguá»),  la  meilleure  parue  jusqu'ici  sur  les 
Guaranis  du  Haut  Paraná.  Malheureusement  cet  auteur— d'ail- 
leurs  si  consciencieux  —  méle  involontairement  sous  le  nom  de 
«Cainguá»  tout  ce  qui  se  rapporte  a  deux  nations  difieren  tes, 
les  Mbihás  et  les  Chiripas.  La  faute  en  est  aux  cicerones  et 
aux  interpretes  qui  ne  súrent  pas  l'avertir  de  la  distinction  né- 
cessaire— qu'ils  n'ont  d'ailleurs  pas  1'  habitude  de  faire  eux-mé- 
mes— et  de  l'habitude  aussi  genérale  que  detestable  d'infliger  á 
tous  ees  Guaranis  le  stupide  sobriquet  de  «Kaaihwuá»,  nom 
d'une  race  non-guaranie,  habitant  un  autre  pays  et  complete- 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         488 
ment  disparue  (1). 

Les  Avá=Mbihá,  ou  Mbihá,  Mbaéverá-guá, 
Mbaé-verá,  Kaagwihpóra,  Teihi,  Tihpihyá  ou  Baticola, 
faussement  appelés  Kaaihwuá  ou  Cainguá. 

Rarement  une  nation  aura  regu  autant  de  noms.  Le 
premier  est  le  seul  legitime,  car  c'est  celui-lá  que  la  nation 
elle-méme  se  donne;  il  signifie  «la  gent  guaranie»,  «Avá»  étant 
le  qualificatif  general  de  tous  les  Guaranis.  Le  3éme  vient  du 
4éme,  nom  de  leur  capitale.  «Kaagwihpóra"  est  aussi  un  titre 
qu'ils  se  donnent  et  qui  signifie  «habitants  de  la  forét». 
«Teihi»  =  «Taihi»  =  «Taino»  (espagnolisé)  signifie  «de  la  race» 
(guaranie).  «Tihpihyá»  est  un  mot  de  quatre  racines  juxta- 
posées  qui  designe  la  jupe,  ou  piéce  de  tissu  avec  laquelle  les 
femmes  se  couvrent.  «Baticola»  est  en  espagnol  la  croupiére  ou 
bacul  et  est  le  nom  péjoratif  que  les  creóles  donnent  a  la  piéce 
de  cotón  avec  laquelle  les  hommes  se  couvrent  toutes  les  par- 
ties  circa  verenda  («També-aó»).  Enfin,  le  dernier  est  l'orto- 
graphie  corréete  de  la  serie  de  variantes:  «Cayguá,  Caygúé, 
Caigúé,  Cahiguá,  Caayová,  Cayová,  Caanguá,  Caainguá, 
Canguá,  Conguá,  Cauguá,  Caiguá,  Cayuá,  Caiuá»  varian- 
tes dont  la  traduction,  tres  variée,  serait  amusante  si  elle 
n'était  pas  quelquefois  indecente,  et  qu'on  s' obstine  a  infliger 
a  cette  nation,  comme  aux  Avá-Chiripás,  contre  la  vérité  his- 
torique,  contre  tout  bon  sens  et  en  offengant  gratuitement  ees 
nations.  Dans  le  double  radical  «ihwuá»,  —  qui  est  employé 
leí  expressément  au  lieu  de  «ihguá»  ou  «ihguára»  (=  habi- 
tants), ou  de  «peguá»  ou  «peguára»,  forme  qui  precise  mieux 
la  fixité  de  la  résidence  —  la  nasalisation  donne  a  l'expression 
•un  sens  indéfini,  du  vague,  dont  le  concept  de  vagabondage  et 
la  valeur  de  nemorivagi,  in  sylva  vagantes;  et  dans  la  pratique, 


(1)  Je  considere  d'une  telle  importance  le  témoignage  de 
mon  regretté  ami,  que  dans  mon  étude  souspresse  («Etnografía 
y  Civilización  Guaraní»)  je  me  euis  mis  en  devoir  de  reproduire 
tous  les  passages  principaux,  en  indiquant  toujours  la  nation  á 
laquelle  ils  doivent  étre  rapportés. 


489  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  6 

vagabond  est  presque  synonyme  de  maraudeur,  comme  l'étaient, 
en  effet,  les  véritables  «Kaaihwuá».  Voilá  pourquoi  tous  les 
Guaranis  se  considérent  offensés  de  l'emploi  imprudent  de  ce 
qualificatif,  capable  á  lui  seui  de  couper  court  a  toute  intimité 
avec  un  voyageur, 

Nous  avons  deja  vu  que  le  «Mbihasá»  (  -  región  des 
Mbihás)  s'étendait  depuis  le  centre  du  Paraguay  (chaine  de 
rihvihtihrusú)  jusqu'á  I'Atlantique.  Depuis  la  cote  de  Santa 
Catharina,  il  était  parcouru  tout  le  long  par  un  chemin  indien 
lequel,  suivant  l'Ihguasú,  qu'il  passait  prés  des  cataractes  (ce 
qui  explique  leur  nom  de  «Salto  del  Funil»),  pour  passer  le 
Paraná  a  la  "Vuelta  de  Mbokaíh"  et  remonter  la  vallée  du 
Mondaíh  jusqu'á  la  frontiére  des  Karihó  et  de  lá  au  chei-lieu 
de  cette  nation,  prés  de  l'actuelle  Assomption.  C'est  le  chemin 
que  suivirent.  en  toute  sécurité,  ALVAR  nuñez  d'abord,  puis 
bien  d'autres   Espagnols  désireux  d'abréger  leur  voyage. 

La  nation  des  Avá-Mbihá  occupe  encoré  une  grande  ex- 
tensión: dans  le  Paraguay,  la  plus  grande  partie  du  bassin  du 
Paraná,  depuis  les  foréts  a  l'Est  de  la  ville  d'Encarnación,  et 
les  hauteurs  de  la  ligne  de  faite:  au  Brésil,  une  partie  de  la 
región  au  sud  du  Guaíhrá  et  vers  l'Ihguasú,  etune  bonne  partie 
de  la  región  á  l'orient  déla  grande  riviére  (voir  chap.  II); 
mais  il  m'est  impossible  d'indiquer  leur  frontiére  au  nord,  car 
c'est  dans  le  nord  que  se  trouve  leur  capitale,  «Mbaé-verá«  et 
lis  se  refusent  religieusement  á  donner  le  moindre  renseigne- 
ment  quant  á  son  ubication. 

Aucune  race  au  monde  n'est  plus  méfiante  et  plus  ré- 
servée.  La  difficulté  d'ouvrir  son  coeur,  de  pénétrer  dans  les 
mistéres  de  ses  idees,  et  de  ses  croyances,  et  méme  de  con- 
naitre  á  fond  ses  moeurs,  est  bien  plus  grande  que  chez  tous 
les  autres  Guaranis.  Le  soin  qu'ils  mettent  a  tout  cacher  est 
incroyable.  Causes:  ils  craignent  la  dérision  stupide  qui  blesse 
vivement  leur  amour-propre  et  leur  extreme  susceptibilité;  et 
plus  encoré,  ils  craignent  la  conduite,  trop  souvent  immorale, 
iíidigne  et  quelquefois  méme  infame,  des  soi-disant  civilisés.  Ils 
aiment  leur  liberté  bien  plus  que  leur  vie;  leur  genre  de  vie  ne 
leur  parait  nullement  inférieur  au  nótre;  ils  se  considérent 
assez  heureux;   aussi   ils  refusent  nettement   tout  ce  qui  serait 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        490 

de  nature  á  changer  leur  maniere  d'étre. 

Mais  si  on  arrive  á  pénétrer  dans  leur  vie  intime  et  á 
ouvrir  leur  coeur,  on  va  de  surprise  en  surprise.  Sous  les  ap- 
parences  les  plus  modestes,  souvent  méme  délaisées,  dans  la 
vie  intérieure  de  leurs  chaumiéres,  qui  ne  nous  rappellent  que 
bien  peu  l'ancien  «táva»,  dans  l'áme  de  cet  individu  a  l'air 
doux,  mais  un  peu  triste  et  méme  un  peu  déchu,  on  trouve  un 
homme  tres  digne  et  méme  orgueilleux,  on  découvre  une  intel- 
ligence  fine,  une  perception  vive,  un  esprit  d'observation  admi- 
rable, des  idees  d'une  élévation  surprenante,  et  surtout,  un 
étre  moral  vraiment  supérieur.  Mais  qu'on  se  méfie  des  grou- 
pes  qui  ont  des  relations  suivies,  et  depuis  longtemps,  avec  les 
«civilisés»;  ce  que  ceux-ci  leur  apportent,  en  échange  de  toute 
sorte  de  loyaux  services,  ce  n'est  presque  toujours  que  la 
déchéance. 

Comme  ma  relation  complete  est  en  voie  de  publication, 
je  serai  tres  bref.  Le  chapitre  religión  est  des  plus  intéres- 
sants,  mais  il  est  fort  compliqué  et  on  ne  pourrait  en  faire  un 
resume  sans  l'altérer.  Caractére  fondamental:  la  religión  guá- 
ranle est  une  sanction  de  la  morale.  Toutes  les  croj^ances 
religieuses  et  méme  les  supersticieuses,  ainsi'  que  toutes  les 
légendes,  ont  constamment  un  but  moral,  II  y  a  d'abord  un 
Incognitus  Deus  ("Manhú",  ant.),  invisible  («Ndayaecháiva»), 
qui  a  été  avant  tout  («Tenondé-té»),  grand  Créateur  («Poro- 
monyangára»),  Pére  de  tous  les  hommes  («Nyandé-rú»)  et 
de  tous  les  étres,  tous  ees  noms  correspondant  exactement  á 
chacun  des  attributs  que  je  viens  d'indiquer.  Fuis  les  divi- 
nités  secondaires  et  évoquables,  «Tupa  »  d'abord;  puis  celles 
qui  sont  plus  ou  moins  visibles,  «Anyá'»  ou  «Anyánga»,  le 
Soleil,  etc. ;  puis  les  mythes,  le  lunaire  surtout,  les  grands  per- 
sonnages  divinisés,  et  enñn,  les  Génies  Tutélaires,  tres 
nombreux.  Point  de  dieu  du  mal;  les  divinités  et  les  génies  de 
toutes  les  catégories  sont  justes;  on  craint  beaucoup  celles-lá 
qui  sont  plus  spécialement  chargées  de  punir  les  mauvaises 
actions;  mais  toutes,  le  cas  échéant,  sont  bienfaisantes.  Au 
surplus,  tous  les  Guaranis  sont  des  spiritualistes  convaincus. 
Ce  sont  méme  de  parfaits  spiritistes,  dans  le  sens  moderne 
du  mot. 


491  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  I!.  N.   6 

Les  Avá-Mbihás  refusent  encoré  plus  obstinément  que 
les  autres  Guaranis  toute  avance  dans  le  sens  de  les  catéchiser. 
Voici  pourquoi:  leur  religión  étant  une  sanction  pratique  de  la 
morale,  ils  ne  jugent  toute  autre  religión  que  d'aprés  la  maniere 
de  mettre  en  pratique  les  idees  morales.  Inutile  de  leur  faire 
des  doctrines;  ils  restent  silencieux,  avec  un  vague  geste  d'ap- 
provation;  mais  ils  observent  attentivement  nos  actes.  Si 
ceux-ci  ne  répondent  scrupuleusement  aux  doctrines,  toute 
notre  éloquence  est  perdue.  Et  Dieu  le  sait  si  les  actions  des 
«chrétiens»  répondent  souvent  a  ses  commandements  !  De  la, 
Téternelle  objection  qu'ils  nous  opposent:  «Vous  enseignez  une 
doctrine  qui  est  tres  bonne;  vous  ditesque  votre  Dieu  n'ordonne 
que  le  bien;  mais  nous  voyons  que  les  actes  des  chrétiens 
s'éloignent  trop  souvent  de  leur  doctrine;  cela  prouve  bien  que 
votre  Dieu  ne  vaut  pas  le  nótre,  puisqu'il  ne  sait  pas  vous 
guider».  Ou  bien:  «Vous  dites  que  votre  Dieu  vous  ordonne 
d'aimer  tous  les  hommes;  mais  vous  mentez,  vous  nous  volez, 
vous  offensez  nos  femmes  et  vous  nous  tuez  méme  pour  une 
bagatelle;  votre  Dieu  n'est  done  pas  le  Dieu  des  Indiens, 
tandis  que  le  nótre,  qui  Test  de  tous  les  hommes,  nous  ordonne 
de  ne  jamáis  vous  faire  du  tort,  ce  qui  prouve  bien  qu'il  est 
supérieur  au  votre».  En  1887,  j'avais  réussi  á  persuader  les 
notables  Mbihás  de  la  partíalité  du  Pirapeíh,  de  l'utilité  de  nous 
reunir  et  fonder  une  réduction  sur  la  cote  du  Paraná,  a  orga- 
niser  sur  leur  base  communiste.  Pour  compléter  la  chose, 
j'eus  l'idée  de  leur  offrir  de  les  catéchiser.  «Gardez  vous-en 
—  exclama  mon  meilleur  agent,  Indien  lui  aussi  —  tout  serait 
perdu  a  jamáis  !». 

Les  nombreuses  partialités  mbihás  constitiíent  une  répu- 
blique  représentative  organisée  d'une  fagon  toute  spéciale,  qui 
rappelle  un  peu  celle  de  l'ancienne  confédération  helvétique. 
Chaqué  partialité,  ainsi  que  chaqué  groupe  inférieur,  a  ses 
assemblées,  dans  lesquelles  tous  les  citoyens  ont  les  mémes 
droits;  mais  on  ne  vote  pas;  on  discute  jusqu'á  ce  que  l'oíi 
puisse  arriver  a  un  accord  qui  soit  plus  ou  moins  volontaire- 
ment  accepté  par  tout  le  monde,  soit  par  conviction  ou  persua- 
sión, soit  par  espi'it  de  solidarité.  A  des  époques  ou  dans  des 
circonstances  qui  restent   réservées,  ees   groupes  envoient  des 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         492 

reprépentants  ou  des  messagers  a  Mbaé-verá,  ou  Mbaeverá-gua- 
sú,  capitale  oú  reside  le  chef  exécutif  supérieur,  assisté  par 
un  conseil  de  doyens  d'áge  et  oú  se  tiennent  les  assemblées 
supérieures,  Les  femmes  sont  admises  a  toutes  les  charges; 
nous  avons  vu  des  femmes  caciques  et  chefs  de  partialité  et  on 
a  vu,  derniérement,  une  femme  comme  chef  exécutif  supréme 
de  la  confédération.  L'accés  á  la  mistérieuse  capitale  est 
absolument  défendu  a  tout  étranger,  ainsi  qu'aux  Guaranis 
d'une  autre  nation. 

Ces  Guaranis  sont  les  plus  parfaits  des  individualistes. 
L'autorité  est  acceptée,  mais  non  imposée;  les  ordres  sont  con- 
sentís par  le  citoyen  dans  chaqué  cas;  mais  c'est  bien  rarequ'on 
cherche  a  les  imposer  par  la  forcé;  aussi  Vautorité  morale  est 
presque  tout,  et  un  bon  cacique,  exerce  toujours  des  fontions 
sacerdotales  et  est  surtout  un  conseiller  spirituel.  La  pólice, 
dans  le  sens  européen,  n'existe  pas;  la  persuasión  est  le  grand 
moyen.  Cela  fait  que  la  supériorité  morale  soit  indispensable 
pour  toutes  les  charges  et  explique  pourquoi  celles-ci,  électives 
en  principe,  aient  une  certaine  tendance  a  étre  héréditaires. 
On  ne  procede  que  bien  rarement  par  destitution.  Le  change- 
ment  de  personnel  dirigeant  s'obtient  par  une  action  passive 
des  mécontents;  ceux-ci  -forts  de  ce  qu'ils  ne  sont  pas  forcé- 
ment  tenus  d'obéir  —  font  le  vide  autour  du  chef  et  se  groupent 
autour  d'un  autre.  Si  les  hommes  restes  fidéles  sont  nombreux, 
r«amondá»  ou  la  partialité  peut  se  diviser  en  deux  groupes; 
s'ils  ne  le  sont  pas,  le  personnage  visé  comprend  sa  décbéance 
et  s'effacé  sans  trop  de  mauvaise  gráce.  En  somme,  il  n'y  a 
pas  de  vrais  chefs,  mais  des  directeurs,  et  le  respect,  substitué 
á  l'obéissance,  est  le  grand  moyen  qui  impose.  Tout  person- 
nage, et  méme  toute  personne  d'élite,  peut  recevoir  le  titre  de 
«karaí»  ou  «karí»)  (1),  titre  qui  peut  étre  donné,  chez  les 
Guaranis,  á  toute  une  collectivité  ou  a  une  nation. 

Le    communisme    guaraní    est  le    plus   pur,  et  peut-étre 


(1)  Augmentatif:  «karaivé».  Oú  la  chute  de  la  R  en 
L  est  habituelle:  «kalí».  D'oú  le^nom  des  Caraibes  (les  anciens, 
branche  guáranle)  et  des  Calinas  (Kalí-ná'  =  semblables  aux 
Karí),  appelés  aussi  Galibis,  Caraibes  modernes. 


493  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

aussi  le  pías  prfxtique,  la  <m  il  existe  chez  Tindividu  assez  d'es- 
prit  de  dignité.  Surtout,  est-il  arrivé  á  harmoniser  le  plus  vif 
individualisme  avec  Taltruisme  qu'il  exige,  ainsi  qu'á  respecter 
l'initiative  personnelle  et  la  jouissance  du  produit  d'un  plus 
grand  effort  personnel.  Trait  intéressant:  un  Guarani  ne  re- 
fuse  presque  jamáis  ce  qu'un  autre  lui  demande.  De  la,  deux 
conséquences:  que  méme  la  propriété  des  objets  personnels,  á 
la  rigueur,  n'existe  pas;  et  d'un  autre  cote,  que  la  dignité 
guáranle  impose  une  assez  grande  prudence  dans  les  requétes, 
et  fasse  une  question  d'honneur  de  ne  jamáis  rien  demander 
sans  une  véritable  nécessité.  Le  quémandeur  est,  pour  les 
Guaranis,  un  étre  si  méprisable,  qui'il  est  tres  rare  qu'un  In- 
dien  mérite  ce  nom.  Ce  haut  esprit  de  dignité  explique  bien 
des  choses  qui  nous  paraissent  impossibles. 

Les  familles  vivent  séparément,  mais  on  trouve  les  res- 
tes de  la  famille  patriarcale.  Des  qu'un  membre  de  la  famille 
meurt,  on  abandonne  la  maison;  s'il  s'agit  d'un  personnage 
tres  respecté,  il  arrive  que  l'on  abandonne  tout  le  village  ou 
l'amondá.  Cette  habitude  a  exercé  une  fácheuse  influence  sur 
le  développement  de  l'art  et  de  la  culture  matérielle.  La 
polygamie  est  permise  et  n'est  pas  tres  rare;  mais  elle  est  régle- 
mentée  par  le  droit  coutumier  d'une  fagon  si  intelligente,  que 
—  toute  considération  religieuse  a  part  —  elle  n'est  pas  con- 
traire  á  la  morale,  ni  a  la  bonne  harmonie,  ni  á  l'éducation  des 
enfants.  Point  tres  important:  elle  est  plutót  favorable  aux 
intéréts  de  la  femme.  Cette  réglementation  n'étant  pas  suscep- 
tible d'un  abrégé,  je  suis  obligé  de  renvoyer  á  mon  ouvrage 
«Ethnographie  &  Civilisation  Guar. ».  Je  dirai  seulement  que 
la  premiére  femme  reste  toujours  a  la  direction  de  la  maison, 
regoit  seule  le  titre  et  les  honneurs  de  la  femme  legitime  (tem- 
birekó)  et  doit  étre  consultée  sur  le  choix  de  l'autre  femme; 
celle-ci  ne  sera  appelée  que  «takihkué'»  =  «celle  qui  doit  rester 
en  arriére»  et  pourra  étre  renvoyée  a  ses  parents  sur  l'exi- 
gence  de  la  femme  legitime.  On  voit  rarement  plus  de  deux 
femmes.  Les  infractions  aux  comtumes  matrimoniales  sont,  en 
dernier  lieu,  du  ressort  des  autorités  suprémes,  ainsi  que  toutes 
questions  relatives,  car  on  les  prend  tellement  au  sérieux, 
qu'elles   peuvent   amener  des  luttes  armées  et  la  guerre  civile, 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         494 

chLcim  prenant  fait  et  cause  pour  une  des  parties. 

Leur  amour  familial  est  touchant.  Les  parents  ne  bat- 
tent  jamáis  leurs  enfants,  et  méme,  n'emploient  jamáis  avec 
eux  des  paroles  violentes  ou  impatientes;  ils  les  idolátrent  et 
pour  rien  au  monde  n'acceptent  de  se  séparer  d'eux;  mais  ils 
néglie:ent  leur  hygiéne.  Ils  ont  un  grand  respect  pour  les 
vieillards,  qu'ils  soignent  avec  tendresse,  prenant  toujours  au 
sérieux  leurs  conseils.  La  femme  est  consultée  dans  toutes 
les  aíTaires  cobrantes,  ccmme  dans  toutes  les  tiansacticns  plus 
importantes;  sa  situation  a  été  tres  bien  exposée  par  ambro- 
SETTI  (op.  cit).  Le  méme  auteur  a  deja  noté  que  la  loyauté 
et  l'honnéteté  des  Mbihás  est  encoré  plus  parfaite  que  celle 
des  Chiripas  et  qu'en  cas  de  différend,  ils  sont  toujours  portes 
par  leur  bienveillance  a  se  soumettre,  pourvu  qu'on  ne  touche 
pas  a  leur  dignité.  Ils  ont  donné  des  preuves  éclatantes  de 
l'absence  presque  complete,  chez  eux,  de  l'esprit  de  vengeance. 
II  leur  arrive  d'étre  en  guerre  contre  leurs  voisins,  méme  con- 
tre  les  Chiripas;  ils  sont  ennemis  des  Kaingangs,  des  Kimdás 
et  des  Guayanás;  quant  aux  Gsayakís,  ils  ne  les  considérent 
que  comme  des  animaux;  mais  certaines  armes  sont  considérées 
par  eux  comme  déloyales  et  ne  les  emploient  jamáis  contre  les 
hommes. 

Le  duel  est  un  moyen  fréquent  de  trancher  les  diíférends 
et  les  questions  d'honneur;  il  est  fort  bien  réglementé  et  public. 
Le  viol,  le  meurtre  et  le  rapt,  son  consideres  parmi  les 
crimes  les  plus  graves;  l'enlévement  violent  ou  occulte  de  toute 
chose  en  possession  d'autrui,  est  sévérement  chátié.  D'ailleurs, 
les  délits  et  les  crimes  bont  rares,  la  vie  étant  tres  simple  et 
paisible.  L'entr'aide  est  dans  toutes  les  habitudes.  Les  par- 
tialités  sans  contact  avec  les  «cirilisés»  ne  connaissent  et 
refusent  les  boissons  alcoholiques;  les  tetes  sont  assez  paisibles 
et  n'ont  rien  de  l'orgie  que  la  fantaisie  des  faiseurs  de  légendes 
a  souvent  voulu  y  voir. 

Leur  vie  est  plus  exclusivement  sylvestre,  dont  une  plus 
grande  simplicité  dans  le  costume,  celui  des  hommes  surtout,  et 
moins  de  propreté;  car  dans  cfes  foréts  on  se  mouiDe  et  salit 
presque  tout  le  temps.  Ils  prennent  plaisir  a  domestiquer 
toutes   espéces  d'animaux  sauvages,  méme   les  plus   farouches, 


495  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

avec  une  telle  adresse,  qu'ils  arrivent  a  les  faire  vivre  en  har- 
monie,  autour  de  leurs  chaumiéres  et  en  liberté,  quoique  ap- 
partenant  a  des  espéces  instinctivement  ennemies.  Pour  cela, 
ils  n'emploient  que  la  douceur.  Nous  avons  vu,  a  la  maison, 
une  femme  allaiter  un  petit  singe,  en  méme  temps  que  son 
enfant  en  bas  age.  Ils  arrivent  méme  a  greffer  les  plumes, 
changeant  ainsi  la  coloration,  moyen  avec  lequel  il  réussis- 
saient  a  tromper  azara  lui-méme,  le  célebre  naturaliste.  Sous 
le  rapport  de  leur  amour  pour  les  animaux,  ils  offrent  un 
touchant  contraste  avec  les    «civilisés*»    de  la  región. 

Ils  ne  font  aucun  commerce,  dans  le  strict  sens  du  mot, 
quoiqu'ils  élaborent  souvent  du  Maté  pour  les  chrétiens.  Aussi 
leur  systéme  numeral  est  imparfait  et  présente  un  curieux 
contraste  avec  l'ensemble  de  leurs  connaissances.  Ce  sont  des 
agriculteurs  tres  soigneux  et  intelligents,  et  avec  le  surplus  de 
leur  production,  ils  permettent  souvent  aux  industriéis  de  la 
región  de  se  tirer  d 'embarras.  Ils  connaissent  la  sélection  et 
les  dangers  des  croisements;  aussi  leurs  graines  sont  tres  re- 
cherchées  a  cause  de  leurs  pureté,  lis  possédent  des  plantes 
cultivées  spéciales,  que  méme  les  agriculteurs  paraguayens  ne 
connaissent  pas;  voire  des  procedes  trés-modernes,  comme  celui 
qui  permet  d'obtenir  des  fruits  dépourvus  de  graines. 

Quoique  les  pratiques  mystiques  aient  une  assez  large 
part  dans  leur  médecine,  ils  ne  connaissent  pas  moins  un 
nombre  prodigieux  de  plantes  medicinales,  dont  les  propriétés 
—  il  faut  le  noter  —  n'ont  pu  leur  étre  révélées  par  aucune 
autre  race.  Ils  ont  trouvé  des  traitements  eíRcaces  ou  ration- 
nels  pour  nombre  de  maladies,  méme  les  importées,  comme  la 
grippe  et  la  tuberculose.  Ils  pratiquent  couramment  la  sug- 
gestion,  méme  la  suggestion  hypnotique,  souvent  avec  résultat. 
Ils  ont  une  idee  de  l'immunisation  et  ils  pratiquent  la  scarifi- 
cation  dans  un  but  medical,  ainsi  que  dans  un  but  mystique. 
Leur  connaissance  de  la  flore  et  de  la  faune  est  admirable 
non  seulement  pour  le  nombre  des  faits,  ce  qui  s'expliquerait 
chez  un  peuple  si  intelligent  et  vivant  dans  la  nature  —  mais 
bien  plus  encoré  au  point  de  vue  de  la  généralisation  et  de  la 
synthése.  J'ai  déjá  exposé  («Pl.  Us. :  Diccionario  de  los  Gé- 
neros botánicos  Latino-guaraní»)  leur  connaissance  du  genre  et 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         496 

méme  de  la  famille  botanique.  Aussi  leur  nomenclature,  tou- 
jours  descriptive  et  marquant  un  grand  esprit  d'observation, 
est  quasi-scientifique.  En  astronomie,  ils  ont  a  peu  prés  les 
mémes  connaissances  que  le  barón  E.  nordenskioeld  a  notées 
chez  les  Chiriguanás. 

Au  physique,  les  Avá-Mbihás  paraissent  se  distinguer 
généralement  des  Avá-Chiripás  et  des  Guairaés  par  des  traits 
souvent  moins  fins,  plus  mongoliques,  les  lévres  et  le  nez  un 
peu  plus  charnus,  les  mains  et  les  pieds  gros  et  courts  et  leur 
taille,  qui  est  au-dessous  de  la  moyenne. 

Les  Avá-Mbihás  parlent  un  dialecte  un  peu  différent,  au 
point  de  vue  phonétique  comme  au  point  de  vue  lexicographique. 
Leur  maniere  de  prononcer  est  un  peu  plus  dure;  la  T  change 
souvent  en  CH,  la  CH  en  TSH,  la  G  en  K  et  il  y  a 
une  H  aspirée  et  un  certain  emploi  de  la  L.  Leur  glossaire 
dialectal  renferme  plusieurs  mots  parmi  ceux  qui  sont  consi- 
deres comme  particuliers  de  la  langue  caraibe,  ce  qui  est  sans 
doute  tres  intéressant;  d'autant  plus  que  la  proportion  de  ees 
éléments  augmente  chez  les  Apiakás  Guaranis,  encoré  plus  chez 
les  Vakairís  (Avá-karaí  ?)    et  les  Guaranis  des  Guyanes. 

Les  Barbudos: 

Nation  ou  partialité  guáranle  inédite,  sur  laquelle  je  n'ai 
que  des  données  un  peu  vagues.  Elle  habitait  a  peu  prés  les 
hauteurs  du  divortium  aquarum  Paraná-Paraguay  vers  le  25éme 
paralléle  et  les  sources  du  Mondaíh.  Les  hommes  étaient  tres 
barbus  (comparativement),  vaillants  et  moins  pacifiques;  ils 
attaquérent,  dans  les  temps  la  mission  de  Caaguasú.  On  voit 
chez  les  Avá-Mbihás  quelques  hommes  fort  barbus,  dont  le 
type  aussi  est  différent;  on  peut  voir  en  eux  les  descendants 
des  Barbudos,  probablement  soumis,  car  ce  peuple  a  disparu. 
Certaines  données  rappellent  un  peu  les  «Guaradyú»,  ou 
Guara  y  os. 

Les  Avá=Quayaná,  ou  Guayanás  Guaranis,  ou 
Guayanás  du  Sud  (faux  Guayanás).     Inianís? 

Au  sud  du  Tembeíh  et  a  peu  prés  jusqu'au  fleuve  Kaapi- 
wuaríh  (Capibary),  sur   la  cote  du   Paraná,  habita  une   petite 


497  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II,  N.    6 

nation  qui  a  été  appelée  Guayaná,  probablement  a  cause  de  ses 
habitudes  fluviales,  car  ce  n'est  que  bien  plus  tard  que  de  vrais 
Guayanás  vinrent  s'établir  dans  cette  región.  Son  vrai  nom 
reste  inconnu.  Ce  peuple  est  d'assez  bonne  taille,  plus  blanc 
que  beaucoup  d'autres  Guaranís,  les  traits  souvent  assez  agréa- 
bles,  les  extrémités  plus  fines  etplus  longues,  la  partie  infraocu- 
laire  du  visage  plus  développée,  II  rappelle  certainement  par 
quelques  caracteres  le  groupe  Kimdá,  mais  il  s'en  éloigne  par 
d'autres;  son  dialecte  et  sa  maniere  de  prononcer  le  guaraní 
fait  supposer  qu'il  a  toujours  parlé  cette  langue,  et  si  on  peut 
en  juger  de  son  état  actuel,  ses  caracteres  sociaux  sont  assez 
nettement  guaranís.  Complétement  nationalisé,  surtout  dans 
le  village  de  Trinidad.  Les  Jésuítes  fondérent  dans  la  región 
la  mission  de  San  Francisco  de  Paula  (tres  peu  connue)  et, 
paraít-il,  avaient  essayé  de  catéchiser  le  village  de  Yaguara- 
sapá,  oú  moi-méme,  de  1888  á  1893,  et  plus  tard  Mr.  maynt- 
ZHUSEN,  nous  fimes  des  fouilles  assez  heureuses.  II  résulterait 
de  mes  fouilles  que  deux  peuplades  non-guaranies  ont  habité 
cet  anclen  village,  qui  fut  des  «Paranaihguá». 

Les  Tarumá,    ou  Avá-Apihtéré    du  Paraguay. 

Aujourd'hui  peu  nombreux,  ils  habitaient  jadis  une  bon- 
ne partie  des  foréts  qui  continuent  le  Kaá-guasú  sur  le  versant 
du  Río  Paraguay,  au  nord  du  25éme  paralléle,  et  la  «Grande 
Forét»  depuis  San  Joaquín  jusqu'á  l'Amambáih,  régions  qu'íls 
habitent  encoré,  par  petits  groupes  d'une  organisation  défec- 
tueuse.  Ils  rappellent  sous  bien  des  rapports  les  Avá-Mbihás; 
mais  ce  sont  des  «aré»,  aux  moeurs  plus  arriérées,  dont  la 
déchéance  s'explíquerait  en  partie  par  leur  long  contact  avec 
les  Blancs.  Ils  en  dífférent  encoré  par  certains  caracteres  phy- 
siq.ues:  ils  sont  plus  petits;  robustos  et  fortement  batís,  mais 
mal  proportionnés;  la  largeur  zygomatíque  plus  grande,  la  má- 
choire  ínférieure  plus  forte,  les  traits  moins  agréables  et  l'air 
moins  doux  et  moins  íntellígent;  aussi,  les  vieilles  personnes 
sont  laidos. 

Malgré  cela,  leur  nature  est  bonne,  ils  n'ont  jamáis  été 
anthropophages  et  —  malgré  la  corruption  qu'une  fausse  civi- 
lisation   leur  a  apportée  —  ils  gardent  encoré  certaines  bonnes 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         498 

moeurs.  Leurs  idees  sont  plus  simples.  Tupa'  est  leur  Dieu 
supréme;  il  habite  le  ciel  et  estl'auteur  de  tout,  du  mal  comme 
du  bien.  lis  sont  monogames,  á  maisons  familiales,  chasseurs 
et  assez  agriculteurs. 

Leur  qualificatif  d'«Apihteré'»  leur  vient  de  ce  qu'ils 
coupaient  les  cheveux  en  tonsure,  coutume  rare  chez  les  Guara- 
nís.  Etant,  paimi  les  Indiens  Guaranís,  les  plus  connus  a  l'As- 
somption  et  dans  la  región  oú  travaillent  les  Paraguayens 
chercheurs  de  maté,  leur  retard  évolutif  et  leur  aspect  n'a  pas 
peu  contribué  a  ce  que  Ton  ait  si  mal  connu  les  Guaranís  indé- 
peadants  en  general.  Nous  devons  á  mon  célebre  compatriote 
RENGGER  ( «Reise  nach  Paraguay»)  la  premiére  étude  des 
Tarumas,  car  azara  convient  qu'il  n'a  jamáis  eu  Toccasion 
d'observer  lui-méme  des  Guaranís  dits  sauvages  (Le.  I,  104. 

Des  Guayakí,  en  general 

Ce  nom  nous  rappelle  une  des  plus  séduisantes  enigmes 
de  l'ethnographie,  car  c'est  celui  qu'on  a  donné  á  la  peuplade 
indienne  la  plus  farouche  et  la  moins  abordable,  on  peut  méme 
diré,  insaisissable.  Aucune  race  n'a  excité  la  curiosité  publique 
plus  que  les  Guayakís,  aucune  n'a  été  l'objet  de  légendes  plus 
extravagantes.  On  a  trop  oublié  que  les  Jésuites  avaient  réus- 
si  a  avoir  quelques  relations  avec  eux.  Au  XVII  siécle,  le  R. 
P.  CARDIEL  avait  appris  leur  langue.  Plusieurs  tentatives  furent 
faites  pour  les  soumettre,  toujours  infructueuses;  cependant  on 
avait  réussi  á  en  catéchiser  trente  a  la  mission  de  Jesús,  fondee 
peu  avant  l'expulsion  des  Jésuites.  dumersay,  du  graty, 
AZARA,  voyageurs  naturalistes,  nous  parlent  des  Guayakís,  ainsi 
que  tous  les  anciens  historiens  des  Missions.  A  la  fin  du  siécle 
passé,  LA  HiTTE  et  TEN  KATE  publíérent  leur  belles  études 
dans  les  Annales  du  Musée  de  la  Plata.  Plus  tard,  Mr.  mayntz- 
HUSEN  s'établissait  a  Yaguarasapá  et  réussissait  a  soumettre 
—  durant  plusieurs  années  —  un  certain  nombre  de  Guayakís, 
ce  qui  lui  permettait  de  parler  en  connaissance  de  cause  de  la 
partialité  du  Sud;  et  les  anthropologistes  lehmann-nietsche, 
GIUFFRIDA-RUGGIERI,  SCRLAGIJ^IHAUPEN  et  autres,  publiaient  de 
tres  intéressantes  études  partielles. 

Pour  ma  part,  habitant  la  región  hantée  par  les  Guayakís, 


499  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

depuis  1887  dans  le  Sud,  á  Yaguarasapá,  et  depuis  1893  dans 
le  Nord,  et  suitout,  ayant  eu  la  chance  d'avoir  dans  le  sein  de 
ma  famille  un  fils  adoptif  de  la  plus  puré  race  guayakie,  j'avais 
pu  reunir  un  assez  grsnd  matériel;  mais  me  rendant  compte 
des  les  commencements  de  ce  que  le  probléme  guayakí  présentait 
de  difficultés  et  de  complications,  je  ne  me  suis  nullement  sou- 
cié  de  sauver  des  priorités  aux  dépens  de  l'exactitude,  et  je 
n'ai  qu'á  me  réjouir  de  ma  prudence.  Les  résultats  auxquels 
je  viens  de  faire  allusions  étant  a  la  veille  d'étre  publiés,  je  me 
bornerai  a  quelques  données  et  a  certarnes  conclusions. 

Q'on  me  permette  d'indiquer  d'abord  la  derniére  des  con- 
clusions auxquelles  j'ai  cru  pouvoir  arriver:  il  ne  m'est  plus  pos- 
sible  d^admetíre  V imité  des  Guayakis.  Aussi  je  me  vois  obligé 
de  considérer  les  sauvages  auxquels  on  a  donné  ce  nom,  comme 
un  groupe,  formé  par  les  peuplades  que  j'appelleraí  Guayakis 
«Mbra'á»,  Guayakis  du  Sud  et  "Mberihvé-guasú».  Ces  peu- 
plades ont  évidemment  des  caracteres  communs:  le  genre  de 
vie  en  est  un.  Mais,  méme  a  ce  propos,  la  généralisation  nous 
conduirait  trop  souvent  a  l'erreur.  En  outre,  il  y  a  encoré  trop 
de  points  obscurs  ou  critiques.  Je  pense  done  que  la  distinc- 
tion  que  j 'indique  est  d'une  prudence  élémentaire.  La  syn- 
thése,  la  diagnose  générique  —  s'il  y  aura  lieu  d'en  faire  une 
—  ne  pourra  étre  établie  que  quand  l'ensemble  sera  mieux 
connu;  en  attendant,  les  faits  particuliers  (et  méme  certaines 
données  qui  nous  paraissent  genérales)  ne  pourront  que  gagner 
en  exactitude  si  on  les  rattache  á  la  partialité  chez  laquelle  ils 
ont  été  observes. 

Les    Guayakí=Mbra'á,    ou    Mbra'á,    Guayakis 
purs,  Guayakis  du  Nord 

Je  donne  ce  nom  a  l'horde  qui  vague  au  sud  de  la  riviére 
Mondaíh,  depuis  la  cote  du  Paraná,  ne  poussant  pas  tres  loin  — 
parait-il  —  a  l'intérieur  et  allant  au  sud  jusqu'au  Ñacundaíh, 
voire  méme  jusqu'au  Tembeíh.  II  m'a  été  donné  par  silvano 
BERTONI,  Guayakí  d'une  intelligence  tres  remarquable,  dont 
j'ai  deja  parlé.  J'inclus,  provisoirement,  sous  le  méme  nom 
l'horde  qui  hante  les  hauteurs  du  faite  prés  des  villages  de 
Caaguasú,  Ajos,    Carayaó   et   San  Joaquín.     Ce  sont  les  repré- 


BERTONl:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        500 

sentants  les  plus  purs  de  la  race,  dont  les  caracteres  physiques 
sont  assez  connus,  gráce  a  la  plupart  des  études  auxquelles  j'ai 
fait  allusion.  L'apport  de  nouveaux  documents  prouvera  peut- 
étre  qu'ils  sont  plus  hypsicéphales,  qu'ils  ont  une  capacité  cra- 
nienne  plus  forte,  la  tete  en  general  plus  grosse  et  la  taille  un 
peu  plus  basse. 

C'est  a  cette  peuplade  qui  se  rapportent  les  données  ex- 
posées  par  mon  fils  Guillaume  Tell  bertoni  dans  un  travail  tres 
récent.  Extrémement  farouches,  fuyant  également  et  les  Gua- 
ranis  et  les  Blancs,  ils  sont,  au  fond,  d'une  nature  assez  bon- 
ne,  quoique  tres  versatile  et  sujette  a  de  mauvaises  humeurs 
apparemment  inexpHquables.  Ils  ne  sont  dangereux  que  quand 
la  peur  les  rend  aveugles.  Leur  genre  de  vie  est  le  plus  primi- 
tif ;  marqué  surtout  par  l'absence  de  demeure  fixe  et  de  toute 
habitation,  ainsi  que  de  vrais  chefs,  de  vétement  et  de  toute 
agriculture.  Ils  vivent  en  groupeg  tres  peu  nombreux,  des  gens 
rudimentaires  sans  cohesión  entre  elles.  Les  Avá-Mbihás,  sur 
le  territoire  desquels  ils  vivent,  leur  ont  transmis  quelques  con- 
naissances  pra tiques.  Cependant  l'état  general  de  leur  évolu- 
tion  spirituelle  est  évidemment  tres  arriéré  et  plutot  enfantin; 
mais  il  ne  Test  pas  sous  tous  les  rapports,  ce  qui  est  bien  fait 
pour  fourvoyer  les  observateurs  superficiels  ou  pressés.  Une 
étude  détaillée  devant  étre  publiée  incessamment,  je  me  bor- 
nerai  a  ees  vues  genérales.  J'ajouterai  seulement  qu'ils  sont 
monogames  et  endogames,  et  qu'aucun  fait  ne  nous  permet  de 
les  accuser  d'anthropophagie. 

Leur  langage  appartient  á  la  famille  guaranie,  avec  des 
simplifications  curieuses  et  avec  un  substj'atum  différent;  ce  qui 
me  fait  penser  que  leur  langue  originelle  appartenait  á  un  autre 
groupe  linguistique.  Leur  phonétique  se  rapproche  beaucoup 
de  celle  des  Avá-Mbihás  et  des  Guayanás,  mais  elle  est  plus 
dure.  Ils  sont  tres  peu  nombreux  et  en  train  de  disparaitre. 
La  science  perdrait  en  eux  un  des  documents  les  plus  précieux. 

Les  Quayakí  du  Sud 

De  1887  a  1893  j'ai  habRé  leur  región  —  qui  s'étendait 
depuis  le  fleuve  Tembeíh  jusqu'á  l'ouest  de  la  ville  d'Encarna- 
ción   -  et    j'ai  eu    quelques    rapides    contacts  avec  eux.     Mr. 


501  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N,  6 

Fréd.  MAYNTZHUSEN  i'éussit  plus  tard  á  en  réduire  un  certain 
nombre  dans  sa  colonie  de  Yaguarasapá  et  c'est  surtout  á  lui 
que  nous  devons  nos  connaissances  de  cette  horde  nemorivaga. 
Aussi  je  dirai  seulement  que  celle-ci  se  compose  de  deux  élé- 
ments  bien  diíférents:  les  Autochtones,  qui  ne  présentent  peu- 
étre  aucune  diíférence  essentielle  des  Guayakís  du  Nord,  et  les 
Matacos. 

Ces  derniers,  originaires  du  Chaco  Argentin,  transportes 
comme  prisonniers  de  guerre  a  Santa  Ana,  s'insurgérent,  pas- 
sérent  au  Paraguay,  oú  une  partie  alia  se  joindre  aux  Guayakís, 
Quoique  barbares,  leur  supériorité  les  plaga  á  la  tete  de  ces  sau- 
vages,  lesquels,  gráce  a  eux,  devinrent  parfois  dangereux,  at- 
taquérent  plusieurs  établissements  et  la  partialité  mbihá  des 
Pirapeihpeguá,  qu'ils  obligérent  á  passer,  en  partie,  le  Paraná. 
Si  BOUS  le  rapport  des  caracteres  physiques  les  Matacos  —  peu 
nombreux  —  n'ont  pu  exercer  une  grande  influence,  il  n'en  est 
pas  de  méme  pour  ce  qui  touche  aux  caracteres  sociaux.  C'est 
aux  Guayakís  du  Sud  qu'il  faut  rapporter  les  cranes  publiés  par 
TEN-KATE  et  GIUFFRIDA-RUGGERI.  II  faut  regretter  que  les 
nouveaux  propriétaires  de  la  colonie  n'aient  pas  continué  l'essai 
de  réduction  fait  par  Mr.  mayntzhusen,  ces  Guayakís  ayant 
fait  retour  a  leur  vie  sauvage. 

Les  iVlberihvé=guasú 

Petite,  mais  tres  intéressante  unité  ethnique,  tout  á  fait 
inédite  et  encoré  assez  mystérieuse.  Errant  un  peu  á  la  fagon 
de  tous  les  Guayakís,  elle  parcourt  a  peu  prés  la  méme  región 
que  les  «Mbra'á»,  sortant  de  temps  en  temps  a  la  cote  du  Pa- 
raná prés  de  Puerto  Bertoni.  Le  nom  est  celui  que  lui  donne 
la  partialité  Mbra'á.  D'apresles  quelques  individus  que  j'ai 
observes  (les  deux  cranes  publiés  par  schlaginhaufen,  de  ma 
collection,  appartiennent  á  cette  horde,  laquelle,  en  outre,  nous 
attaqua  lors  de  notre  exploration  avec  Mrs.  STANLEY  barnes 
et  A.  SCHOCH,  et  plus  tard,  attaqua  mon  établissement  d'Ih- 
roíhguasú),  ils  ont  une  taille  remarquablement  plus  élevée  que 
celle  des  autres  Guayakís,  le  corps  moins  lourd  et  mieux  propor- 
tionné,  les  traits  moins  grossiers,  les  cheveux  quelquefois  plus 
fins  et  a  reflets  roussátres  et  la  couleur  quelquefois  moins  f oncee. 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         502 

Les  cranes  auxquels  je  viens  de  faire  allusion,  les  seuls  que 
ní)us  possédons  de  cette  race  (1),  indiqueraient  une  tete  et  une 
capacité  cranienne  exceptionnellement  petites,  et  d'autres  dif- 
férences  encoré. 

Leur  état  social  parait  un  peu  moins  inférieur.  Nous 
avons  vu  qu'ils  attaquent  hardiment;  attaqués  á  leur  tour,  ils 
résistérent  vaillamment  et  ne  furent  mis  en  déroute  que  par 
les  armes  a  feu.  Poar  l'attaque,  ils  aiment  s'enduire  tout  le 
corps  de  suie,  et  n'abandonnent  leurs  blessés,  et  méme  leurs 
morts,  qu'á  la  derniére  extrémité.  Font  usage  de  l'arc  comme 
arme  de  guerre;  nous  ne  leur  avons  pas  vu  de  grand  harpon,  ou 
«punga»  arme  favorite  des  Guayakís.  II  vont  aussi  ñus  que 
ees  derniers,  m.ais  ils  savent  se  constiuire  des  chaumiéres  de 
fortune. 

Silvano  BERTONI  —  qui  fut,  avec  son  pére,  leur  prison- 
nier  —  me  dit  qu'ils  parlent  un  dialecte  qu'eux,  les  Guayakís, 
peuvent  comprendre,  mais  que  leur  voix  est  plus  dure  et  plus 
forte.  Anthropophages,  ils  capturent  des  Mbra'á  pour  s'en 
régaler.  Comme  ils  parlent  une  langue  de  la  famille  guáranle, 
c'est  peut-étre  la  Toriginede  l'accusation  d'anthropophagie  faite 
anciennement  aux  vrais  Guaranís.  Ni  azara,  ni  rengger,  ni  T. 
BORBA,  ni  AMBROSETTI,  ni  moi,  nous  n'avons  trouvé  aucune 
trace  d'une  telle  habitude,  ni  présente,  ni  antique,  chez  aucune 
nation  ou  peuple  guaraní  du  Paraguay,  de  l'Uruguay  ou  du  Haut 
Paraná;  et  le  barón  É.  nordenskiceld,  a  propos  des  Guaranís 
de  Bolivie,  pense  qu'une  telle  accusation  n'est  que  de  la  fan- 
taisie. 

Fort  peu  nombreux,  leur  genre  de  vie  et  certaines  habi- 
tudes les  condamnent  á  une  disparition  qui  ne  tardera  pas. 

Les  Paranaihguá,  pro  parte,  Paranaé. 

Encoré  une  nation  trop  vaguement  indiquée.  Cependant 
tous  les  chroniqueurs  des  missions  en  parlent  et  elle  a  joué  un 


(1)  lis  appartenaient  bien  á  des  hommes,  et  á  des  hom- 
mes  adultes,  contrairement  a  la  supposition  du  Prof  r.  SCHLAGIN- 
HAUFEN  a  cause  de  leur  petitesse. 


503  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

role  important  dans  Fhistoire.  C'était  des  Guaranís  typiques 
adaptes  á  la  vie  fluviale  ou  cótiére.  Depuis  Tile  d'Apihpé  (lat. 
279  30')  jusqu'au  pays  des  «Tai»  (lat.  ±  24°  30')  —  exception 
faite  de  la  región  des  bouches  des  riviéres  Mondaíh,  Aka- 
raíh  et  Ihguasú  (qui  étaient  aux  Mbihás)  et  du  pays  des  «Inia- 
ní»  —  ils  tenaient  en  maitres  la  grande  riviére  et  les  deux  cotes, 
refoulant  les  Kaingangs  et  les  •'Kaaihwuá»  a  Est,  et  faisant 
bon  ménage,  a  l'Ouest,  avec  les  Mbihás,  qui  ont  toujours  pré- 
féré  l'intérieur,  comme  aujourd'hui.  De  nombreux  cimetiérep 
—  toujours  places  sur  la  berge  —  indiquent  l'emplacement  de 
leurs  villages,  qui  étaient  toujours  des  ports. 

Les  fouilles  m'ont  demontre  que  leurs  coutumes  funé- 
raires  étaient  celle  des  Chiriguanos  modernes,  bien  différentes 
de  celles  des  Mbihás.  Ils  enterraient  leurs  morts  dans  de  grandes 
urnes  de  terre  cuite,  dans  l'intérieur  des  maisons,  qu'ils  n'aban- 
donnaient  pas.  Ces  maisons  étaient  assez  grandes  pour  abriter 
plusieurs  familles  (vie  synoíque).  Leur  sens  artistique  était 
assez  développé;  leur  taille  souvent  assez  élevée.  II  nous  ont 
laissé  des  glyphes  qui  semblent  bien  étre  de  véritables  inscrip- 
tions. 

Les  données  que  nous  trouvons  —  tres  éparpillées  —  chez 
les  anciens  historiens,  ainsi  que  la  tradition  chez  leurs  voisins, 
nous  les  montrent  d'une  nature  forte  et  énergique.  Cela  ex- 
plique un  peu  leur  étonnant  exode.  Vers  l'année  1525,  avant 
Farrivée  des  Espagnols  au  Paraguay,  une  grande  partie  des 
«Paranaihguá»  —  exités,  parait-il,  par  des  Guaranís  qui  avaient 
piloté  ALEJO  GARCÍA  depuis  l'Atlantique  jusqu'au  Pérou  — 
résolvent  émigrer  en  masse  pour  aller  conquerir  les  belles  pro- 
vinces  orientales  du  Haut  Pérou,  d'accord  avec  des  f reres  de 
race  de  l'actuelle  Bolivie  et  quelques  contingents  du  Nord  du 
Paraguay.  II  partent,  4000  avec  toutes  leurs  familles,  descen- 
dent  le  Paraná  en  des  centaines  de  grands  canots,  remontent 
le  Rio  Paraguay,  puis,  remontant  par  eau  et  par  terre  la  vallée 
du  Pilcomayo,  battent  les  Guaikurús,  refoulent  les  sauvages  du 
Chaco  et  s'emparent  de  la  belle  et  fertile  región  élevée  qui  a 
aujourd'hui  pour  centre  Santa  Cruz  de  la  Sierra.  Voilá  done, 
l'origine  de  la  nati(»n  des  «Chiriguaná»,  ou  Chiriguanos,  de  Boli- 
vie, en   partie   encoré   indépendante   et   si   bien  étudiée  par  le 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         504 

barón  Erland  nordenskioeld.  Les  Chiriguanás  soumirent  les 
Tapietis  et  les  Chañes,. en  leur  imposant  leur  langue  et  une  bon- 
ne  partie  de  leurs  moeurs.  Les  indépendants  vivent,  actuel- 
lement,  plus  au  sud,  dans  la  pré-cordillére  et  le  Chaco  voisinant. 

Les  Paranaé  ou  Paranaes 

L'exode  des  Paranaihguás  laissa  les  cotes  du  Paraná  — 
au  nord  du  Teyukuaré  —  a  la  merci  des  Kaingangs,  d'un  cóté, 
et  des  Mbihás  de  l'autre;  on  n'y  trouve  aucune  trace  plus  ré- 
cente de  la  nation  émigrée;  et  comme  ees  autres  nations  ne  sor- 
taient  que  rarement  á  la  cote,  sauf  sur  quelques  points,  cette 
partie  du  cours  du  Paraná  resta  presque  deserte.  II  n'en  fut 
pas  de  méme  des  partialités  habitant  au  sud  du  Teyukuaré:  cel- 
les-lá  restérent,  et  les  principaux  villages  entre  ce  groupe  mon- 
tagneux  et  les  derniers  rapides,  comme  Marakaná,  Yaguapúa, 
Itapúa,  Apererá,  Yasihrétá  et  Apihpé,  servirent  de  base  aux 
Jésuites  pour  l'établissement  des  premieres  missions  du  Paraná. 
Une  autre  partialité  dominait  la  zone  cótiére  jusqu'á  la  con- 
fluence  avec  le  Rio  Paraguay;  en  vue  de  ses  qualités  guerriéres, 
elle  fut  exonerée  de  toute  servitude  par  les  Espagnols  de  Co- 
rrientes, avec  la  condition  de  garder  le  littoral  contre  les  inva- 
sions  des  Payaguás.  La  ressemblance,  si  remarquable,  des 
restes  trouvés  dans  les  iles  de  l'estuaire  du  Rio  de  la  Plata  — 
de  ceux  étudiés  par  F.  OuTES  surtout  —  avec  ceux  que  je  pos- 
sede  des  anciennes  populations  «Paranaihguá",  me  fait  sup- 
poser  que  la  méme  nation,  éminemment  fluviale,  dominait  le 
Bas  Paraná  jusqu'au  Rio  de  la  Plata. 

Lors  des  invasions  de  Mamelucos,  des  milliers  d'Indiens 
des  missions  du  Tapé  et  de  l'Uruguay  vinrent  se  joindre  aux 
((Paranaé",  sur  la  cote  paraguay enne  surtout,  Dans  la  suite, 
tous  passérent  au  Paraguay  Meridional,  oú  les  survivants  font 
partie,  actuellement,  de  la  population  nationale. 

Les  Kimdá 

Au  point  de  vue  ethnographique,  comme  sous  le  rapport 
linguistique,  les  Kimdá  formaient  une  nation  soeur  de  celle  des 
Kaingang;  d'oú  la   nécessité,  á  mon   avis,  de  conserver  le  nom 


505  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    6 

de  «Krenn»,  comme  celui  d'un  sous-groupe  Tapuya,  assez  dis- 
tínct  et  bien  caractérisé.  Anciennement  elle  n'habitait  que  le 
Paikeré,  á  l'ouest  et  au  sud  des  Kaingangs.  Lors  de  mon  explo- 
ration  au  Guaihrá,  en  1893,  deux  groupes  habitaient  encoré  á 
Torient  du  Paraná  et  quelques  représentants  doivent  s'y  trou- 
ver  encoré.  Les  Guaranís  —  leurs  ennemis  —  les  appelaient 
«Tupí»  et  «Apihteré»;  ce  dernier  nom  est  l'équivalent  de  «Co- 
roado»  ^  couronné  et  était  dú  aux  cheveux  qu'ils  coupaient  en 
tonsure.  On  les  appelait  aussi  «Guayaná»,  comme  les  Guala- 
chis,  et  plusieurs  índices  me  portent  a  indure  provisoiremet  ees 
derníers  aussi  dans  le  sous-groupe  «Krenr».  Le  nom  que  je  leur 
donne,  est  celui  qu'ils  se  donnaient  eux-mémes  et  qui  signifie 
«la  gent».  Alliés  habituéis  des  Kaingang  —  au  moins  contre  les 
Guaranís  —  ils  furent  bien  souvent  confondus  avec  leurs  fréres; 
mais  leur  langue  était  diííérente,  et  leurs  genre  de  vie  aussi. 
C'était  des  pécheurs  aussi  adonnés  a  la  vie  fluviale  tropicale  que 
les  Kaingangs  l'étaient  a  celle  des  pays  montagneux  a  Arauca- 
ria. Mais  les  Guaranís  les  empéchaient  de  descendre  au  sud 
du  25éme  paralléle;  voilá  pourquoi  cette  nation  est  inconnue 
dans  la  littérature. 

Les  Ihvihtihrokái 

L'exode  des  "Paranaihguá»  avait  sans  doute  permis 
aux  «Kimdá»  un  peu  plus  d 'expansión.  Mais  ce  ne  fut  qu'au 
XVIII  siécle  qu'ils  osérent  attaquer  les  «Mbihá».  Sous  la 
conduite  d'un  chef  militaire  appelé  «Koran»,  ils  envahirent  en 
masse  les  terres  du  Paraguay.  Les  Guaranís  (sans  doute  af- 
faiblis  par  l'exode  des  néophytes  de  l'Akaraíh  et  du  Mondaíh) 
furent  d'abord  refoulés  avec  de  grandes  pertes.  Les  "Mbihá» 
ne  tardérent  pas  a  organiser  une  guerre  genérale  et  a  reconqué- 
rir  une  bonne  partie  du  territoire  perdu,  et  un  grand  nombre 
de  «Kimdá»  y  trouvérent  la  mort.  Non  obstant,  ceux-ci  pú- 
rent  se  soutenir  dans  une  región  accidentée,  au  sud  du  fleuve 
Itaimbeíh,  appelée  Ihvihtihrokái,  c'est  a  diré,  «enclos  de  col- 
lines».  Mais  vers  1811,  les  «Avá-Ghiripá»  arrivent,  passent 
le  Paraná  et  les  attaquent  a  leur  tour.  Cette  fo's-ci  les  «Kimdá» 
sont  extermines,  sauf  deux  petites  partialités:  l'une,  qui  restera 
cantonnée   au  sud  du  fleuve  Kambaíh    (ou  Ihakanguasú)  —  la- 


BERTONi:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        506 

titude  25"?  05'— et  sera  connue  désormais  sous  le  nom  d'«Ihvih- 
tihrokái»);  l'autre  prés  de  l'Akaraíh  —  latitude  25^25'  — sera 
plus  connue  sous  le  nom  de  «Guayaná»;  mais  comme  ce  nom 
est  surtout  attribué  aux  anciens  néophytes  de  la  méme  nation— 
et  a  d'autres  peuples  encoré  —  nous  lui  conserverons  celui 
d'«Ingái). 

Les  «Ihvihtihrokái)»  sont  des  Indiens  dégagés  et  assez 
sympathiques.  Leurs  traits  sont  plus  fins  et  agréables  que  ceux 
des  Kaingangs,  leur  teint  moins  foncé,  et  leur  nature  meilleure. 
Cas  d'albinisme  fréquents.  La  peche  et  l'agriculture  consti- 
tuaient  leur  occupation  favorite.  Presque  disparus  comme  unité 
ethnique  —  la  plupart  s'étant  nationalisés  spontanément  Para- 
guayens  ou  Brésiliens  —  une  seule  famille  méne  encoré  l'an- 
cienne  vie  dans  leur  ancien  cantón. 

Le  glossaire  que  j'ai  pu  reunir,  accuse  le  20 '/^,  á  peu 
prés,  de  mots  kaingangs  et  une  proportion  moindre  d'éléments 
guaranís,  mais  presque  le  40  'h  des  mots  se  retrouve  dansl'en- 
semble  des  langues  "krenn»  (kaingang,  malalí,  guato  et  chi- 
méon). 

Les  Ingái 

lis  ne  se  distinguent  pas,  au  physique,  des  précédents. 
Nationalisés  depuis  plus  longtemps,  ils  ne  parlent  plus  leur 
dialecte,  qui  ne  différe  pas  beaucoup  de  celui  des  «Ihvihtihro- 
kái»; ils  se  sont  guaranisés.  Mais  ils  ont  conservé  certaines 
particularités  dans  les  mceurs  et  gardérent  presque  toutes  leurs 
croyances  superstitieuses.  Plus  ou  moins  mélangés  avec  les 
«Guayaná»  dont  nous  allons  parler  —  ci-devant  chrétiens  des 
missions  —  il  serait  difficile  de  faire  leur  portrait  moral  actuel; 
mais  ils  sont,  au  demeurant,  plus  honnétes  et  plus  communicatif s 
et  ils  paraissent  plus  intelligents. 

Ambrosetti  trouva  chez  les  Kaingangs  un  Indien  captif, 
lequel  lui  dit  qu'il  était  d'une  nation  qu'il  appelait  higai:  la 
bibliographie  ce  ce  petit  peuple^part  de  la.  Le  mot  «ingái»,  ou 
«ngái»  signifie  multitude,  mais  de  n' importe  quels  étres,  hu- 
mains,  animaux  ou  végétaux. 


507  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  11,  N.   6 

Les  Pirapihtanguá  ou  Guayanás  Modernes  du 
Paraná. 

Ce  petit  peuple  est  généralement  appelé  "Guayaná»;  mais 
on  a  fait  de  ce  nom  un  tel  abus,  que  le  conserver  dans  ce  cas, 
ce  serait  augmenter  une  confusión  déjá  trop  grande;  tandis  que 
le  nom  géographique  que  je  leur  laisse,  ne  permet  aucun  doute, 
car  tous  habitaient  —  il  n'y  a  pas  tres  longtemps  —  le  grand 
village  de  Pirapihtá'  et  ses  environs,  au  moins  pendant  une 
partie  de  l'année.  Le  nom  de  "Guayaná"  doit  étre  reservé  — 
par  droit  de  priorité,  comme  pour  son  importance  —  aux  Guaya- 
nás de  l'ancienne  Capitanie  de  San  Vicente,  ou  de  l'Etat  actuel 
de  Sao  Paulo,  qui  étaient  une  des  principales  nations  guaraníes 
du  Brésil. 

On  peut  facilement  suivre  dans  les  chroniques  des  mis- 
sions  l'histoire  de  ce  peuple  au  XVII  siécle  et  jusqu'á  l'ex- 
pulsion  des  Jésuites.  Aprés,  les  chroniques  restent  muettes. 
Elle  ne  disent  rien  de  son  nouvel  exode.  C'est  D.  Patino,  of- 
ficier  paraguayen,  le  premier  qui  en  parle,  un  siécle  aprés  la 
dite  expulsión,  en  nous  donnant  un  bon  glossaire.  Ver  1818, 
peu  aprés  l'exode  des  «Chiripá»,  ees  Guayanás  abandonnent  les 
missions  de  Corpus,  Tavaí  et  S.  Francisco  de  Paula  —  oü  ils  ha- 
bitaient avec  les  "Inianí»  —  remontent  la  vallée  du  Paraná  par 
eau  et  par  la  forét  de  Misiones  et  arriventchez  les  "Ingái»,  leurs 
fréres,  pour  les  amener  au  christianisme  et  se  former  avec  eux 
une  nouvelle  patrie.  Mais  les  Guaranís  s'y  opposent  et  les 
obligent  á  descendre  jusqu'au  fleuve  Piíapihtag'íh  (sous  le 
26éme  paralléle),  ou  ils  établissent  leur  centie,  le  grand  village 
de  Pirapihtá,  qui  put  donner  5C0  soldats  a  l'aimée  paraguayen- 
ne,  vers  1868.  Au  commencement,  ils  táchérent  de  conserver 
pur  leur  christianisme,  et  amenérent  méme  á  la  nouvelle  foi 
bon  nombre  d'<'Ingái)»,  fait  tres  important.  Des  sacristains  et 
les  caciques  leur  servirent  de  prétres.  En  1889,  lors  de  ma 
premiére  visite,  ils  conservaient  encoré  un  petit  temple  oú 
Vavaré  dirigeait  les  cérémonies  catholiques  a  sa  fagon;  les  vieux 
savent  encoré  assez  bien  les  priéres  que  les  Jésuites  leur  ont 
enseignées,  toutes  en  langue  guáranle. 

Mais,  justement  a  cause  de  leur  conversión,  ils   continué- 


BERTONl:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ  508 

rent  toujours  en  contact  avec  les  Blancs  et  les  Creóles,  faisant, 
surtout,  le  commerce  du  maté.  Cela  a  suffi,  malheureusement, 
pour  leur  ruine  morale.  L'histoire  de  ees  relations  déborderait 
le  cadre  de  ce  resume  préliminaire;  qu'il  me  suffise  de  diré  que 
les  résuitats  prouvent  bien— et  de  la  maniere  la  plus  tristement 
evidente  —  que  les  Jésuites  avaient  raison  de  s'opposer  au  libre 
accés  des  civils  dans  leurs  missions.  D'ailleurs,  toutes  les 
personnes,  qui  ont  traite  assez  longtemps  et  sincérement  avec 
les  Indiens,  le  reconnaissent:  ou  l'on  exclut  le  libre  commerce 
avec  les  Blancs  et  les  Creóles,  ou  toute  collectivité  indienne 
tombe  dans  la  corruption  et  se  dissout;  c'est  a  prendre  ou  a 
laisser.  La  catéchisation  elle-méme  n'est  pas  sans  danger;  il 
suffit  que  les  catéchistes  ne  soient  pas  de  premier  choix,  ou  que 
certains  intéréts  matériels  les  dominent,  pour  que  les  résultats 
soient  fort  critiquables  et  les  avantages  douteux. 

Actuellement,  les  "Pirapihtanguá"  ne  parlent  que  le  gua- 
raní, mais  d'une  fagon  qui  leur  est  particuliére,  sur  le  lexique 
des  anciennes  missions,  de  plus  en  plus  alteré  par  le  dialecte 
moderne,  et  avec  la  phonétique  mbihá.  Les  vieux  se  rappellent 
encoré,  plus  ou  moins,  de  leur  ancienne  langue.  Leur  ideal  est 
toujours  la  vie  fluviale;  ce  sont  des  maitres  pécheurs  et  leur 
nombre  n'est  plus  que  d'environ  500  ames.  Leur  état  marque, 
á  la  fois,  chute  spirituelle  et  régression  á  la  phase  amorale,  de 
laquelle  leurs  fréres  sylvestres  ne  nous  ont  donné  aucun 
exemple  évident. 

Les    Tá¡,  ou  Tai 

Nation  tres  peu  connue  qui  habitait,  au  sud  du  Mbara- 
kadyú,  les  vallées  du  Karápá'  (=Ihgureíh),  du  Pozuelos  et  de 
ritáimbeíh.  Aujourd'hui  disparue.  On  ne  sait  rien  de  leur 
langue:  mais  ils  étaient  amis  des  «Kimdá»>  et  ennemis  des  Gua- 
ranís;  ils  portaient  les  cheveux  en  tonsure  comme  les  Kaingangs; 
battus  par  les  Mbihás,  ou  les  Guaranís  confederes,  á  plusieurs 
reprises,  les  survivants  repassaient  toujours  au  pays  des  Kimdás 
et  des  Kaingangs;  ils  cultivaient  une  plante  particuliére  a  ees 
derniers  peuples,  dont  ils  avaient  aussi  la  hache;  tout  cela  et 
d'autres  Índices  encoré,  m'oblig'ent  a  les  classer  dans  le  groupe 
Tapuya,  sous-groupe  Krenn,  avec  les  Kaingangs  et  les  Kimdás. 
Vaillante  petite  nation,  probablement  alliée  des  Kimdás,  comme 


509  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II,  N.   6 

ceux-ci  aimait  la  chasse  et  faisait  un  peu  d'agriculture;  mais  la 
peche  lui  était  presque  défendue  par  la  nature  des  riviéres  de 
son  pays,  presque  dépourvues  de  poissons.  Une  de  ses  partia- 
lités  était  appelée  «Payaguá»  par  les  Guaranís  et  habitait  un  af- 
fluent  de  ritaimbeíh. 


CHAPITRE     IV 
LES  INDIENS  DE  MISIONES 


FFICIELLEMENT,  on  appelle  aujourd'hui  Misiones 
le  territorie  qui  appartient  politiquement  á  la  Répu- 
blique   Argentine.     Dans   le    Paraguay   on  donne  le 

méme  nom  á  la  partie  céntrale  de  la  Región  du  Sud, 

oú  plusieurs  missions  existaient  aussi.  L'extréme  Sud-Ouest 
de  Misiones  est  une  región  de  savanes,  entrecoupées  par  d'assez 
importantes  étendues  de  foréts;  a  peu  prés  tout  le  reste  du  pays 
est  couvert  par  la  grande  sylve,  comme  le  Kaá-guasú.  Mais  le 
elimat  general  est  plus  temperé  et  moins  humide,  les  parties 
centrales  étant  bien  plus  élevées,  avec  certaines  bandes  a  végé- 
tation  plutót  xérophile. 

II  n'y  a  dans  le  pays  presque  plus  d'Indiens  libres,  et 
méme  les  «nationalisés»  sont  peu  nombreux.  Nous  avons  déjá 
vu,  dans  les  chapitres  précédents,  la  plupart  des  nations  a  re- 
gistrer  pour  Misiones;  je  ne  ferai  done  que  les  indiquer,  n'in- 
sistant  que  sur  celles  qui  y  étaient  particuliéres. 

Les  Inianí.     Avá-Guayaná  ou   Guayanás  du  Sud? 

lis  habitaient,  sur  le  Paraná,  á  quinze  lieues  (ancienne 
mesure)  en  amont  d'Itapúa  (Encarnación),  dit  le  P.  Nicolás 
Del  Techo,  qui  vécut  une  année  avec  eux.  Azara  les  place 
entre   l'Uruguay   et   le  Paraná:  c'est   inexact  (1).     Conjointe- 


(1)  Azara  méprisait  tous  les  Indiens,  les  Guaranís  sur- 
tout.  Aussi  fut-il  si  mauvais  ethnographe,  qu'il  était  bon  na- 
turaliste;  il   ne   s'en   occupait  pas   personnellement.     II   avoue 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         510 

ment  avec  400  familles  Mbihás  amenées  du  Paraguay,  les  Peres 
Jésuites  les  réduisirent  sans  tropdedifñcultés,  dans  une  nouvelle 
mission  qu'ils  appelérent  Corpus  Christi.  Plus  tard,  celle-ci 
fut  complétée  par  les  réductions  de  Tavaí  et  de  San  Francisco 
de  Paula.  Lors  des  invasions  des  Mamelucos,  une  bonne  partie 
des  habitants  des  missions  établies  au  sud  du  Paraná  furent 
transportes  au  nord  de  cette  riviére.  Les  «Inianís»  furent 
sans  doute  de  ce  nombre,  et  partant,  on  doit  retrouver  leurs 
descendants  dans  les  villages  modernes  du  Sud  du  Paraguay. 
Faut-ils  les  voir  dans  les  Guayanás  Guaranís  de  Trinidad  et  du 
Sud  de  ce  pays,  ainsi  que  dans  l'élément  blanc  que  Ton  observe 
chez  les    ((Pirapihtanguá»,  emigres  de  Corpus  eux-aussi  ? 

Certains  caracteres  le  feraient  supposer.  Ainsi,  les  Inianís 
étaient  beaucoup  plus  blancs  que  les  autres  Indiens;  ils  ne  s'arra- 
chaientpas  les  sourcils  et  les  cils;  leur  naturel  était  doux  et  intel- 
ligent;  ils  avaient  des  animaux  domestiques  et  faisaient  de  l'agri- 
culture.  Mais  azara  dit  qu'ils  parlaient  une  langue  diíférente 
de  toutes  les  autres,  que  leurs  habitations  et  leurs  armes  étaient 
semblables  á  celles  des  «Tupí»  (1);  que  les  hommes  allaient 
complétement  ñus  et  les  femmes  ne  se  couvraient  que  la  cein- 
ture;  cela  les  éloignerait  des  Guaranís,  qui  avaient,  tous,  des 
métiers  á  tisser  et  dont  les  armes  sont  diíférentes  de  celles  des 
Kaingangs.     La  question  reste  ouverte.    Le  nom  est  guaraní;  il 


méme  n'avoir  jamáis  observé  des  Guaranís  dans  leur  état  natu- 
rel. Quant  aux  «Inianí)),  il  ressort  de  ses  écrits  qu'il  n'a  pas 
visité  leur  región,  ni  aucune  autre  partie  du  Haut  Paraná,  et 
contrairement  a  ce  que  Ton  a  affirmé,  il  n'a  pas  visité  les  cata- 
ractes  du  Guaíhrá.  Quoiqu'il  ne  se  gene  nullement  pour  décla- 
rer  fausses  les  données  de  schmiedel  et  de  bien  d'autres,  et 
mens(«ngéres  les  notices  du  «criminel  lozano»,  bien  souvent 
il  n'a  pas  su  contróler  celles  qu'on  lui  donnait,  et  ses  critiques, 
acerbes,  passionnées  et  trop  souvent  in justes,  ont  introduit  bien 
plus  d'erreurs  qu'ils  n'en  ont  fait  disparaitre.  En  general,  á 
propos  des  Indiens,  il  ne  faut  reteñir  ¿'Azara  comme  de  véri- 
tables  données,  que  les  documents  des  Archives  d'Assomption, 
qu'il  a  patiemment  fouillées  et  úfint  une  partie  est  perdue. 

(1)     Azara  appelle    Tupí    les  Kaingangs  et  Krenns,  ce 
que    T.  Borba   n'a  pas  remarqué. 


51  1  ANALES  científicos  PARAGUAYOS  -   SERIE  II,  N.  6 

vient  de  «inr»  =  hamac  et  «aní»,  qui  est  la  négation  courante; 
les  «Inianí»  n'avaient  effectivement  pas  de  hamac,  lit  universel 
des  peuples  Guaranís. 

Les    vrais    Kaaihwuá    (Caainguá,    Kaaynguá, 
Caaj^guá,  Cayuá,  Cayobá,  etc.)  ou  Guayakís  de  Misiones. 

De  méme  que  les  dénominations  de  Caraibes,  Avás,  Gua- 
yanás,  Bugres,  Guaicurús,  Botocudos,  Coroados  et  d'autres 
encoré,  le  qualificatif  de  «Kaaihwuá»  {^  per  sylvam  vagantes) 
est  devenu  —par  nonchalance,  bien  plus  que  par  ignorance  - 
une  désignation  vague,  appliquée  a  des  peuples  tres  diíférents. 
Des  le  XVII  siécle,  les  chroniqueurs  des  missions  avaient  déjá 
dénoncé  l'erreur;  mais  leurs  écrits  étaient  si  peu  connus,  que 
celle-ci  se  perpetua  et  finit  par  ee  généraliser  á  tel  point,  que, 
dans  les  régions  étudiées  dans  ce  travail,  les  indigénes  qui  de- 
vaient  recevoir  ce  nom,  étaient  presque  les  seuls  a  ne  pas  le  re- 
cevoir. 

Done,  les  vrais  «Kaaihwuá»,  étaient  des  sauvages  tres 
arriérés  et  vivaient  sur  le  territoire  argentin  qui  est  aujourd'hui 
de  Misiones,  et,  sur  le  territoire  brésilien,  dans  les  vallées  au 
nord  et  au  nord-est  du  fleuve  Uruguay.  N'ayant  aucune  de- 
meure  fixe,  maraudant  et  empiétant  sur  les  territoires  des 
autres  Indiens,  il  est  impossible  de  leur  indiquer  des  limites 
moins  vagues.  On  les  voit,  tour  á  tour,  attaquer  la  mission  de 
rihguasú,  celles  du  Paraná,  et  méme  les  «Mamelucos»  qui 
faisaient  la  chasse  aux  esclaves  dans  le  Haut  Uruguay.  Leur 
langue  était  diíférente,  parai-il,  de  toutes  les  autres  et  tres 
dure.     On  ne  sait  a  quel  groupe  ethnique  les  rattacher. 

En  resuma,  les  indications  que  les  anciens  nous  ont  lais- 
sées  sont  les  suivantes:  Bonne  taille;  couleur  de  la  peau  assez 
claire;  traits  tres  grossiers;  nez  presque  simien.  D'une  nature 
tres  violente,  ils  attaquaient  furieusement  et,  battus,  ils  ne  se 
rendaient  jamáis.  Ils  étaient  anthropophages  et  ne  faisaient 
aucune  agriculture.  Ne  vivant  que  dans  la  forét  et  se  tenant 
caches  dans  les  parties  moins  accessibles,  ils  ne  sortaient  a  l'orée 
des  bois  que  pour  surprendre  les  établissements  ou  voler  du 
bétail,  qu'ils  dévoraient  sur-le-champ.     Faits  prisonniers,  ils  ne 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &HAUT  PARANÁ         512 

survivaient  généralement  pas,  malgré  les  soins.  Cela  arrive 
souvent  pour  les  Guayakís,  ce  qui  serait  dú.  d'aprés  mes  obser- 
vations,    au  grand   changement   diététique.     Aussi  les  Jésuites 

—  quelques  cas   individuéis    exceptes  —  ne  purent  les  réduire. 

Pourchassés   par  les   autres   Indiens   aussi  bien  que  par 

tous  les  Chrétiens,  leur  disparition  est  aujourd'hui  complete  (1) . 

Mais  j'ai  eu  la  chance  d'étre  a  Loreto  quand  on  y  massacra, 

en  1884,  les  derniers  survivants.    Les  données  et  renseignements 

que  j'ai  pu  reunir,    confirment  —  quelques  exagera tions  a  part 

—  le  tableau  que  le  P.  DU  TOIT  nous  présente  de  ees  sauvages, 
tant  au  point  de  vue  physique,  comme  au  point  de  vue  social, 
et  me  permirent  de  le  compléter. 

Bien  plus  au  sud,  entre  la  «province»  des  Tapes  et  la 
mer,  existait  une  autre  peuplade  qui  recevait  le  méme  nom  et 
n'était  pas  si  sauvage.  Elle  était  probablement  guaraníe  et  les 
Jésuites  pensaient  la  catéchiser. 

Les  Ceratos: 

Ce  n'était  peut-étre  qu'une  partialité  «  kaaihwuá  » la  peu- 
plade fort  sauvage  rencontrée  vers  les  sources  du  Liví,  affiuent 
du  Haut  Uruguay,  et  qu'on  appela  Ceratos  ( =--  encirés)  á  cause 
de  leur  coutume  de  s'enduire  complétement  les  cheveux  de  cire. 
D'aprés  le  récit  qu'une  personne  tres  sérieuse  me  fit,  la  méme 
étrange  habitude  fut  observée  chez  des  Guayakís  (ou  «Mberih- 
vé-guasú»  ?)  du  Mondaíh.  Les  Jésuites  n'essayérent  méme 
pas  d'amener  les  Ceratos  a  la  civilisation.  Et  on  n'en  sut 
plus  rien. 

Les  Kaingang  de  Misiones,  ou  Tupi 

Nous  avons  deja  vu  (chap.  II)  que  la  race  Kaingang 
était   repandue   sur  un   ensemble  de  pays  tres  étendu.     Mais  il 


(1)  D'aprés  une  tres  curieuse  légende  —  dont  l'origine 
est  peut-étre  dans  un  fait  réel  ~  un  groupe  vivrait  encoré  á 
Test  de  Campo  Eré,  et  se  serait  a  cause  de  lui  que  personne 
n'ose  pénétrer  jusqu'á  un  endroit  mystérieux  appelé  Mboré,  oú 
les  Jésuites,  a  leur  expulsión,  auraient  caché  leur  livres  et 
d 'autres  trésors,  sous  la  garde  d'un  groupe  de  fidéles  néophytes. 


513  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

faut  avertir  qu'elle  n'était  nullement  sédentaire;  aussi  son  ha- 
bitat varia  continuellement,  étant  impossible  de  lui  fixer  des 
limites  historiques.  Rien  que  durant  le  cours  du  XIX  siécle, 
toutes  les  régions  de  Misiones,  sauf  les  savanes  de  l'extréme 
Sud-Ouest,  furent  successivement  envahies  et  abandonnées  par 
les  bordes  des  Toupís.  La  región  á  Araucaria,  sur  le  plateau 
accidenté  du  faite,  entre  le  26éme  et  le  27éme  paralléles,  paraít, 
non  obstant,  avoi)-  toujours  été  leur  domaine.  C'est  encoré  la 
que  se  trouvent  leurs  derniers  descendants,  réduits  par  un  Gua- 
raní argentin,  leur  cacique  Maidana.  II  y  a  une  quarantaine 
d'années,  ce  domaine  arrivait  encoré  jusqu'au  Paraná,  oú  se 
trouvait  leur  chef-lieu,  appelé  Forumbang  et  situé  prés  l'embou- 
chure  du  Paranaí,  oú  j'en  ai  pu  voir  les  restes  en    1886. 

Une  autre  partialité,  assez  nombreuse,  vint  s'établir  sur 
la  cote  du  Paraná,  entre  les  fleuves  Paranaí  et  Piraíh,  sous  la 
conduite  d'un  Brésilien  bien  méritant.  Fructuoso  D'utra,  qui 
était  devenu  leur  cacique  et  fit  au  risque  de  sa  vie  tous  les 
efforts  possibles  pour  les  réduire  et  fonder  plusieurs  villages 
dans  ce  cantón,  L'appui  du  gouvernement  de  Corrientes,  fai- 
ble  et  maladroit,  fit  tout  échouer:  les  Indiens  se  soulevérent, 
abandonnérent  le  pays  et  allérent  au  Brésil,  oú,  assure-t-on,  ils 
firent  des  razzias  tres  sérieuses,  étant  partís  avec  l'intention 
d'attaquer  la  ville  de  Guarapuáva.  Quant  a  Mr.  D'utra,  soup- 
Qonné  par  ses  Indiens,  ne  sauva  sa  vie  que  gráce  a  une  heureuse 
stratagéme  etáune  fuite  des  plus  dangereuses.  A  mon  arrivée 
d'Europe,  j'eus,  des  témoins  oculaires,  le  récit  de  cet  intéres- 
sant  essai,  et  en  1886,  je  pus  voir  moi-méme  les  traces  encoré 
assez  visibles  des  établissements  éphéméres. 

Les  Pagueros 

Dans  la  partie  la  plus  méridionale  de  Misiones  et  surtout 
dans  les  parties  vcisines  de  la  province  de  Corrientes,  on  peut 
encoré  noter,  chez  les  Creóles,  la  présence  d'un  type  guaraní 
particulier,  qu'on  a  encoré  l'habitude  de  distinguer  sous  le  nom 
de  Pagueros,  quoique  l'on  donne  assez  souvent  ce  nom  ád'autres 
Guaranís  qui  ne  le  méritent  pas.  Les  traits,  en  general,  sont 
ceux  des  Guaranís:  sa  taille,  au-dessous  de  la  moyenne,  est 
cependant  plus   élevée  que   celle  des    «Mbihá»    et   surtout  des 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         514 

«Tarumá»  et  des  «Tapé»;  son  regard  est  souvent  doux  et  ses 
moeurs  paisibles,  ce  qui  lui  a  valu  de  la  part  de  ses  voisáns 
plus  turbulents  —  le  reproche  d'étre  peu  intelligent,  qui  me 
parait  immérité.     II  rappelle  assez  l'Avá-Mbihá. 

Dans  la  región  habitaient  anciennement  les  Guaranís 
appelés  Yapeyúes  et  Yaguaraitíes,  partialités  assez  douces  que 
la  catéchése  trouva  assez  bien  préparées.  Plus  tard  vint  pro- 
bablement  les  rejoindre  une  autre  partialité,  les  Piratines,  qui 
habitait  de  1' autre  cote  de  1' Uruguay  et  qui  se  sauvait  des  «Ma- 
melucos». Tout  ce  que  nous  savons  des  temps  passés  et  les 
quelques  données  ethniques  que  Ton  peut  reunir,  portent  a 
croire  que  les  Paguéros  sont  les  descendants  de  ees  partialités. 
L'embrouillement  actuel  n'est  pas  facile  a  déméler;  mais  les 
types  individuéis  que  les  lois  du  croisement  raménent  aux 
types  primitifs,  ne  sont  pas  fáciles  á  confondre  —  dans  ce  cas 
du  moins  —  car  les  autres  types  guaranís,  ou  guaranisants,  de 
la  province  de  Corrientes  ont  des  caracteres  propres  assez 
marqués. 

Les  Karopeguá  ou  Caros 

Entre  les  Paranaés,  au  nord,  le  fleuve  Uruguay  au  sud  et 
l'Akaráguá  a  Test,  habitait  une  unité  ethnique  guárame  qui  fit 
parler  d'elle  assez  souvent.  D'une  nature  forte  et  un  peu  tur- 
bulente,  un  peu  arriérée  relativement  aux  autres  Guaranís,  for- 
mant,  non  obstant,  une  population  dense  et  agricole,  elle  don- 
na  bien  des  soucis  aux  Jésuites,  qui  en  firent  censément  d'assez 
bons  chrétiens.  A  l'approche  des  «Mamelucos»  —  sur  l'ordre 
des  prétres  —  ils  abandunnérent  leurs  villages  pour  aller  s'éta- 
blir  d'abord  sur  la  cote  du  Paraná,  puis  dans  le  Sud  du  Para- 
guay, oú  il  n'est  plus  possible  de  les  reconnaitre,  dans  la  popu- 
lation nationale,  dans  l'ignorance  ou  nous  sommes  de  leurs 
caracteres  distinctifs. 

Les  Avá=Mbihá  de  Misiones 

Anciennement,  aucune  partialité  de  cette  nation  habitait 
ce  territoire;  ceux  que  les  Jésuites  y  amenérent  plus  tard.  repas- 
sérent  au  Paraguay  lors   des  invasions  des  «Mamelucos»,  puis, 


515  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  6 

peu  á  peu,  aprés  l'expulsions  des  Jésuites,  et  en  dernier  lieu,  en 
1818.  Mais  aprés  la  réduction  des  Kaíngangs  par  Maidana  et 
l'exode  de  ceux  de  D'Utra,  quelques  partialités  Mbihás  allérent 
s'établir  dans  les  foréts  de  Misiones  restées  desertes.  Vers 
1870  le  Brésilien  Macenna,  second  explorateur  des  Yerbales  (= 
bois  á  maté)  du  Nord  de  Misiones  —  le  premier  ayant  été  Fruc- 
tuoso D'Utra  —  trouva  une  partialité  mbihá  dans  la  partie 
oriéntale  des  vallées  de  l'Uruguaíh-guasú  et  de  l'Aguaraíh-gua- 
sú;  on  ne  sait  pas  si  elle  était  venue  du  Paraguay  ou  de  l'Ihgua- 
sú,  mais  le  premier  cas  est  plus  probable.  Mon  ami  l'ingénieur 
argentin  Queirel  —  auquel  je  dois  des  données  tres  intéres- 
santes  —  en  rencontra  une  autre  dans  son  exploration  du  Piraíh- 
miní  et  du  Piraíh-guasú,  et  en  1886,  j'ai  pu  constater  qu'elle 
s'étendait  jusqu'au  littoral  du  Paianá.  Une  autre  petite  partia- 
lité —  étudiée  par  Ambrosetti  —  était  venue  s'établir,  depuis 
assez  longtemps,  dans  les  foréts  de  San  Ignacio  et  de  Corpus. 
Vers  1890,  les  Guayakís  du  Sud,  poussés  et  commandés  par  les 
Matacos,  attaquérent  la  partialité  mbihá  de  la  vallée  du  Pira- 
yuíh,  laquelle,  harcelée,  emigra  a  Misiones,  remit  40  orfelins 
aux  autorités  de  Corpus  et  s'établit  dans  le  cantón,  II  parait 
que  dans  la  vallée  du  Pépirí  on  trouve  aussi  une  petite  partialité 
guaran  ie. 

Les  derniers  Charrúas 

Les  quelques  exemplaires  de  cette  vaillante  race  qu'on 
ait  pu  voir  a  Misiones  ne  justifieraient  l'inclusion  de  ce  peuple 
dans  cet  apergu,  s'il  ne  s'agissait  d'une  nation  fameuse  dont  les 
origines  sont  encoré  assez  discutées.  On  a  assuré  que  les 
derniers  Charrúas  furent  tous  extermines:  c'est  une  erreur. 
Bien  avant  les  derniéres  tueries  qu'on  dit  avoir  eu  lieu  dans 
rUruguay,  bon  nombre  de  ees  Indiens  se  trouvaient  deja  entre 
la  ririére  homonyme  et  la  Laguna  Ihverá.  Dans  l'Uruguay 
non  plus,  il  ne  disparurent  que  comme  unité  ethnique.  C'est  vrai 
que  —  du  surtout  á  leur  résistance  opiniátre  —  la  plupart  tom- 
bérent  dans  les  innombrables  rencontres  avec  les  Espagnols  et 
les  Creóles.  Mais  une  partie  fut  peu  a  peu  absorbée  par  la  po- 
pulation  nationale,  dans  laquelle,  gráce  aux  retours  que  les  lois 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        516 

du  croisement  imposent,  on  peut  toujours  rencontrer  des  spéci- 
mens  assez  caractéristiques.  L'absorption  creóle  des  éléments 
disperses,  en  amena  quelques  uns  dans  le  Sud  de  Misiones,  oú 
j'ai  pu  observer,  il  y  a  bientot  quarante  ans,  quelques  familles. 

Dans  le  groupe  Guaraní,  les  Charrúas  présentaient  évi- 
demment  un  type  physique  facile  á  distinguer;  mais  un  air  de 
famille  dominait  les  détails.  D'ailleurs,  la  race  guaranie  est 
loin  de  présenter  un  type  uniforme.  Au  point  de  vue  des  coutu- 
mes  et  de  la  nature,  il  y  a  grande  analogie,  si  on  compare  les 
Charrúas  aux  Paranaihguás,  aux  Itatines  et  aux  Chiriguanás, 
Celle  d'une  mutilation  a  la  mort  de  leurs  proches  parents,  ne 
saurait  étre  une  raison  sufRsante  pour  les  séparer  des  Guaranís, 
car  les  Itatines  du  Paraguay  et  du  Sud  du  Mato  Grosso,  dans  le 
méme  cas,  se  donnaient  une  mortification  physique  plus  grave 
et  surtout  plus  dangereuse,  sautant  d'une  telle  hauteur,  que 
beaucoup  en  mouraient  sur-le-champ.  Ces  deux  terribles  cou- 
tumes,  différentes  dans  le  détail  pratique,  mais  identiques  dans 
le  sentiment  qui  en  fut  Torigine,  sont  plutót  de  nature  á  rappro- 
cher  ces  deux  peuples.  L'adaptation  a  un  climat  moins  doux, 
á  la  savane  brúlée  par  le  soleil,  a  la  rude  vie  de  chasseurs,  dans 
un  pays  plus  ouvert  et  dans  une  nature  avare  d'aliments 
végétaux  naturels  etbien  moins  favorable  á  l'agriculture,  devait 
nécessairement  donner  aux  Charrúas  un  développement  physique 
plus  f ort  (qui  ne  dépassait,  non  obstant,  celui  des  Itatines) ,  un 
teint  souvent  plus  foncé,  une  nature  encoré  moins  pacifique  et 
des  habitudes  un  peu  plus  dures.  Mais,  au  moral,  le  fond  était 
essentiellement  le  méme.  On  a  d'ailleurs  exageré  la  barbarie 
des  Charrúas,  jugée  sur  des  actesmal  interpretes  et  qui  n'étaient 
souvent  que  la  conséquence  de  l'amour  de  l'indépendance,  du 
besoin  impérieux  de  liberté  et  de  domination,  qui  les  distinguait 
de  certaines  nations  guaraníes,  mais  qui  les  rapprochait  de  la 
plupart  des  Guaranís,  des  nations  surtoutque  je  viens  d'indiquer. 

Les  Charrúas  parlaientla  langue  guaranie;  des documents 
de  toute  nature  ne  me  permettent  le  moindre  doute  lá-dessus. 
II  suffirait  de  diré  que,  absolument  tous  les  noms  géographiques 
indigénes  et  tous  les  lieux-dits  de  la  République  de  l'Uruguay 
sont  nettement  guaranís;  que  tous  les  noms  bilingües  ne  sont 
composés   que   d'espagnol   et  de  guaraní;  que  les  noms  person- 


517  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

neis  que  les  chroniques  nous  ont  laissés  sont  purement  guaranís 
et  que  le  sont  aussi  les  rares  mots  charrúas  que  l'on  peut  déni- 
cher  de  ees  chroniques.  Quant  au  mot  «kihyapí»,  avec  l'ortc- 
graphe  creóle  «quiyapí»  ou  «quillapí»  —  sur  lequel  on  a  pré- 
tendu  établir  un  rapprochement  des  Charrúas  avec  des  Indiens 
d'un  autre  race  —  c'est  du  guaraní  pur  et  courant. 


CHAPITRE     V 
LES  PARAGUAYENS  MODERNES 


fARTIE  essentielle  du  Paraguay  —  puisqu'elle  renfer- 
me.  au  bas  mot,  les  trois  quarts  de  sa  population  — 
la  región  qu'il  nous  reste  a  voir  a  été  le  théátre  de 
si  nombreux  changements,  que  son  histoireethnogra- 
phique  complete  déborderait  de  trop  le  cadre  que  cet  apergu 
impose.  Sauf  quelques  visites  que  de  rares  et  peu  nombreux 
éléments  Mbihás,  Tarumas  ou  Chagüenos  font  encoré,  de  temps 
en  temps,  aux  populations  chrétiennes,  on  ne  voit  plus  d'Indi- 
ens  dans  cette  región,  dans  leur  état  naturel,  Quant  a  la  po- 
pulation chrétienne,  si  le  mélange  des  races  fút  partout  si  com- 
plet  qu'il  Test  dans  la  capitale  et  dans  certains  autres  centres, 
son  étude  dans  la  supposition  qu'elle  fút  possible  —  n'aurait 
peut-étre  aucune  utilité.     Mais  il  n'en  est  pas  ainsi. 

Un  rapide  examen  des  populations  rurales  suffit  pour 
nous  montrer  qu'il  y  a  entre  elles  de  remarquables  différences, 
et  que  les  types  dominants  sont  loin  d'étre  partout  les  mémes. 
Et  ce  n'est  pas  seulement  au  point  de  vue  de  l'anthropologie 
physique  que  quelques  districts,  ou  méme  certaines  régions, 
présentent  des  différences  importantes;  celles-ci  intéressent  sou- 
vent  également  l'ethnographie  en  general  et  la  sociologie. 

Or,  l'histoire  nous  donne  tres  souvent  la  clef  de  ce  phé- 
noméne;  et  c'est  la  oú  l'ethnographie  de  cette  partie  principale 
du  Paraguay  devient  intéressante.  L'histoire  elle-méme  peut 
y  trouver,  a  son  tour,  des  moyens  souvent  insoupQonnés  de  com- 
pléter  ses  renseigncments  et  de  mieux  fixer  ses  données,  voire 
méme  de  les   corriger.     Je  suis   persuade  que  le  jour  oú  l'étude 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         518 

ethnographique  de  nos  populations  rurales  sera  plus  avancée, 
I'histoire  ne  pourra  plus  se  passer  d'un  tel  document. 

Ce  serait  bien  difficile  d'indiquer  —  méme  approximative- 
ment  —  quelle  est  la  proportion  genérale  de  sang  indien  dans  la 
population  creóle  du  Paraguay,  et  quelle  est  la  fréquence  des 
types  indiens  que  Ton  peut  considérer  comme  a  peu  prés  purs, 
soit  faute  de  mélange,  soit  par  légressicn.  Ce  re  seía  que  plus 
tard,  gráce  á  des  recherches  méthodiques,  que  Ton  pourra  se 
prononcer.  En  attendant,  qu'il  me  soit  permis  d'observer  que 
la  chose  serait  d'autant  plus  difñcile  —  si  on  voulait  la  hasarder 
sans  une  étude  anthropographique  complete  —  qu'il  se  trouvait, 
parmi  les  nations  indiennes  qui  ont  contribué  a  la  formation  de 
la  population  nationale,  des  types  qui  se  rapprochaient  remar- 
quablement  de  l'Européen  du  Sud,  soit  par  la  regulante  de  leurs 
traits,  soit  parle  teint  clair,  soit  encoré  par  les  deux  caracteres 
réunis  (1),  Tels  les  Guairaés,  les  Inianís,  les  Guayanás  Guara- 
nís,  les  Tapes  et  méme  quelques  Mbihás,  Guanas,  ele. 

Les  Indiens  qui  habitérent  cette  partie  du  Paraguay  et 
qui  ont  contribué  a  la  formation  de  la  population  nationale 
actuelle,  appartenaient  aux  deux  groupes  ethniques  Nu-Aruak 
et  Guaraní,  de  la  branche  Guaranienne.  Aucun  élément  en 
dehors  de  cette  branche  ne  parait  y  avoir  laissé  des  traces  sensi- 
bles. Les  Nu-Aruaks  eux-mémes  étaient  peu  nombreux  et  il 
n'en  reste  qu'une  proportion  insignifiante.  La  partie  céntrale 
et  de  beaucoup  la  plus  peuplée  du  Paraguay  est  done  encoré  la 
terre  classique  des  Guaranís.  Certes,  on  observe  dans  la  popu- 
lation métisse  ou  américaine  une  certaine  proportion  de  sous-do- 
lichocéphales:  mais  une  semblable  proportion  s'observe  chez  la 
plupart  —  la  totalité  peut-étre  —  des  Guaranís  purs  ou  indépen- 
dants,  et  je  n'y  vois  que  le  témoignage  du  croisement  originaire 
des  Protoguaranís  avec  une  population  vraisemblablement  auto- 
chtone,    croisement   auquel  la   tradition  guaraníe  fait  allusion. 

Aussi  n'aurai-je  cure,  dans  ce  rapide  apergu,  des  peuples 
d'une  autre  race  que  la  guaraníe,  qui  ont  habité  certaines  parties 


(1)  Plusieurs  auteurs  ont  appelé  l'attention  sur  ce  phé- 
noméne,  depuis  les  plus  anciens,  caminha  et  soares  de  souza, 
jusqu'á  Telémaco  borba  et  nous  méme. 


519  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  ii.  N.   6 

du  pays  sans  y  laisser  des  traces,  comme  les  Mbayás  et  les  Paya- 
guás,  ou  qui  n'y  ont  fait  que  des  incursions,  comme  les  Indiens  du 
Chaco.  Non  plus,  de  certains  petits  groupes,  comme  les  surviyants 
des  Orejones  et  des  Guatos  amenes  á  l'Assomption,  qui  n'ont  pu 
avoir  aucune  influence  réelle  sur  l'ensemble  de  la  population. 

Les  Chana,  ou  Gwaná,  Guana,  Chañé,  Chaneses, 
Chañes. 

Le  peuple  qui  a  reQU  ees  noms  —  et  qui  s'appelait,  lui, 
du  premier  —  habitait  anciennement  a  l'occident  du  Río  Para- 
guay; mais  il  passa  en  partie  a  l'orient  de  ce  fleuve  au  XVIII 
siécle,  amené  surtout  par  les  Mbayás,  qui  prenaient  la  place 
des  Itatines.  lesquels,  au  contraire,  avaient  envahi  les  terres 
á  Toccident,  ou  avaient  été  amenes  vers  le  sud  par  les  Espa- 
gnols.  II  appartenait  au  groupe  Nu-Aruak  et  il  parait  que  de 
tout  temps  il  n'a  jamáis  été  que  le  serf  — non  pas  «  esclave  », 
comme  les  anciens  disaient  —  des  Mbayás  et  des  Guaranís.  La 
plus  forte  partialité  survivante  —  sous  le  nom  de  Chañé  —  est 
encoré  serve  des  Chiriguanás. 

D'une  nature  bonne  et  humble  et  assez  intelligent,  il 
pratiquait  l'agriculture  au  profit  de  ses  maitres  et  en  vivait  lui- 
méme.  Le  meilleur  et  le  plus  sérieux  de  ses  connaisseurs  (par- 
mi  les  anciens),  le  Pére  Sánchez  Labrador,  dit  qu'il  « res- 
semble  beaucoup  avec  les  Guaranís  par  la  physionomie  et  la 
taille  »  des  individus,  et  que  le  teint  des  femmes  et  des  enfants 
était  un  peu  plus  clair.  Mais  aujourd'hui  nous  ne  pouvons  diré 
grand'chose  des  Chañas  en  general.  Ce  peuple  fut  divisé  en 
six  partialités,  vivant  fort  éloignées  Tune  de  l'autre,  soumises 
á  des  mélanges  ethnographiques  et  méme  a  des  croisements  dif- 
férents,  et  parlant  des  dialectes  et  méme  des  langues  diíférentes. 

II  nous  faut  done  parler  séparément  de  ees  nouveaux 
petits  peuples,  d'autant  plus  que  les  auteurs  modernes  ne  s'oe- 
eupent  d'eux  que  séparément.  Nous  ne  parlerons,  ici,  des 
«  Etelená »,  vivant  sous  le  18éme  paralléle  et,  parait-il,  disparus 
comme  unité  ethnique,  quoique  sous  le  nom  de  •'  Teréna  '•  on  les 
reconnaisse  encoré  parmi  les  Brésiliens  de  Miranda.  Les 
«  Chañé »,  serfs  des  Chiriguanás,  nationalisés  ou  a  peu  prés  in- 
dépendants,  mais   parlant  le  guaraní,  habitent  au  sud  de  Santa 


BERTONl:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR,  ORIENT.  &HAUT  PARANÁ         520 

Cruz  de  la  Sierra,  ville  bolivienne,  et  sortent  de  notre  cadre. 
Les  «  Ekini-kináo  »  vivent  plus  prés,  ál'orient  du  Río  Paraguay 
et  parlent  une  langue  du  groupe  Guaíkurú;  mais,  prés  de  s'étein- 
dre  et  vivant  hors  du  Paraguay  moderne,  ils  sortent  de  ce  cha- 
pitre.  II  nous  reste  a  diré  quelques  mots  des  «  Layaná  »,  des 
«  Gwaná  »  modernes  et  des  «  Terenoé  ». 

Les  Layaná 

II  s'appelaient,  eux-mémes,  « Chana »,  mais  ils  étaient 
plus  connus  sous  le  nom  derivé  de  «Layaná»  {^^la  Chana), 
nom  qu'il  convient  de  leur  conserver  pour  éviter  la  confusión 
avec  les  autres  peuples  Chañas.  Habitant  d'abord  des  deux 
cotes  du  Río  Paraguay,  a  peu  prés  sous  le  Tropique,  on  fonda 
avec  la  partialité  oriéntale,  les  communes  de  Takuatí  et  Lima, 
vers  la  fin  du  XVIII  siécle.  Une  autre  partialité  passa  au 
Brésil. 

C'est  aux  Layanás  surtout  que  les  données  ethnographi- 
ques  du  Pére  Sánchez  Labrador  sont  applicables.  Ils  étaient 
monogames,  laborieux,  de  la  meilleure  nature  et  ne  faisaient 
usage  d'aucune  boisson  alcoholique.  Je  trouve  que  le  dialecte 
qu'ils  parlaient  présentait  des  différences  assez  remarquables, 
méme  au  point  de  vue  grammatical,  si  on  peut  en  juger  d'aprés 
celui  que  parlait  encoré,  á  la  fin  du  XIX  siécle,  la  partialité  bré- 
silienne,  étudiée  par  J.  S.  da  FONSECA, 

Les  Gwaná  du  Paraguay,  ou  Guana,  Echoalídí, 
Chaavaraáne,  Chavarána,  Chabaraná. 

Forte  de  2000  ames,  cette  partialité  alia  s'établir,  en 
1797,  dans  l'ancien  département  de  Caazapá,  dans  le  Centre-Sud 
du  Paraguay  (Azara),  oú  ses  descendants  se  trouvent  encoré, 
constituant  une  assez  forte  proportion  de  la  population.  Malgré 
les  croisements  avec  les  Guaranís  et  d'assez  nombreuses  analo- 
gies  physiques  originaires  avec  les  mémes,  ils  sont  encoré  assez 
caractérisés,  dans  leur  ensemble,  pour  étre  facilement  reconnus. 
Leur  taille  est  généralement  plus  élevée,  les  mains  et  les  pieds 
tres  souvent  plus  grands,  le  mentón  plus  prononcé,  proéminent, 
le  visage   plus   ovale,  l'ensemble   moins   mongolique  et  la  peau 


521  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  6 

tirant  quelquefois,  chez  les  hommes,  sur  le  teint  cuivré.  On 
note,  chez  eux,  le  type  arouak;  un  gros  gargon  de  mon  service 
paraissait  le  sosie  du  Mojo  dansant  figuré  par  Keller-Leuzin- 
GER  dans  son  voyage  au  Madéira. 

lis  ne  parlent,  actuellement,  que  le  guaraní,  et  il  parait 
que  tous  ont  oublié  leur  ancienne  langue;  beaucoup  d'entre  eux 
ignorent  méme  leur  origine,  tous  étant  aujourd'hui  compléte- 
ment  guaranisés. 

Les  Terenoé  du  Paraguay 

Le  peuple  «  Etelená  »,  auquel  nousavonsdéjáfait  allusion 
á  Tarticle  «  Les  Chana  »,  était  aussi  appelé  <•  Etelenoá  »  «  Tere- 
noá »'  et  «Terenoé»;  mais  il  était  le  plus  septentrional  des 
peuples  Chañas  —  vivant  prés  des  Chiquitos,  sous  le  18éme 
paralléle  —  et  aucun  document,  parait-il,  ne  fait  allusion  a  une 
partialité  détachée,  qui  serait  venue  s'établir  au  centre  du  Pa- 
raguay. Comment  expliquer,  alors,  la  présence  d'une  partialité 
du  méme  nom  dansle  village  d'Itapé,  prés  de  Villa  Rica  ?  Cette 
derniére,  est-elle  vraiment  chana,  ou  n'a-t-elle  de  commun  que 
le  nom  avec  ce  peuple  nu-aruak  ? 

Toujours  est-il  que  des  Indiens  de  ce  ncm,  et  ron  Guara- 
nís,  habitent  ce  village.  II  n'y  a  pas  longtemps  qu'ils  se  sont 
assimilés  a  la  population  nationale  30  a  50  ans,  dit-on  —  et  les 
vieux  se  rappellent  encoré  de  leur  ancienne  langue.  Je  me  pro- 
mets  bien  de  résoudre  incessamment  ce  curieux  probléme,  J'ai 
été  longtemps  en  relation  avec  un  indigéne  de  ce  village,  Indien 
de  sang  pur,  dont  la  couleur  cuivrée  et  le  type  particulier,  et 
peu  guaraní,  appelait  toujours  mon  attention .  II  rappelait  á  la 
fois  le  Chana  et  le  Mbayá.  Cette  derniére  nation  —  appelée 
aussi  •'  Avá-pihtá  «  a  cause  de  la  couleur  cuivrée  de  son  teint  — 
avait  soumis  au  servage  une  bonne  partie  des  Chañas,  d'oú  un 
croisement  plus  ou  moins  marqué.  L'Indien  dont  je  parle  était 
admirablement  bien  batí;  ses  factions  étaient  réguliéres,  le  nez 
elevé,  le  mentón  volontaire,  les  zygomas  peu  proéminents,  les 
yeux  extrémement  vifs;  son  front  était  ti'op  bas,  mais  cet  hom- 
me  ne  manquait  pas  d'intelligence  et  surtout  d'habileté,  et  au 
demeurant,  il  était  énérgique,  mais  honnéte  et  laborieux. 


BERTONi:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        522 

Les  Leptorrhiniens  du  Paraguay 

Des  mes  premiers  voyages  —  particuliérement  dans  la 
región  habitée  par  les  Guanas  dont  nous  venons  de  parler  — 
mon  attention  fut  attirée  par  la  présence  d'un  type  nettement 
distinct  de  tous  les  autres  types  indigénes,  caractérisé,  princi- 
palement,  par  un  nez  bien  plus  elevé  a  la  racine  et  assez  fran- 
chement  aquilin,  et  un  perfil  rappelant  celui  qu'il  est  convenu 
d'appeler  sémitique.  Ces  caracteres  essentiels  me  paraissent 
acompagnés,  en  general,  d'un  teint  plus  clair,  d'un  Índice  cé- 
phalique  tirant  sur  la  dolichocéphalie  et  une  taille  ne  dépassant 
pas  la  moyenne.  Selon  certains  renseignements  particuliers, 
on  noterait  un  « type  sémitique  »  chez  les  Guanas;  mais  je  crois 
qu'il  y  a  la  une  confusión,  l'élément  leptorrhinien  habitant  á 
peu  prés  la  méme  región  (Caasapá,  Iturbe,  Yutíh)  et  mélangé 
avec  tous  les  autres.  Nous  ne  trouvons,  chez  les  anciens  qui 
parlent  des  Guanas,  ou  des  Chañas,  aucune  allusion  a  l'exis- 
tence  de  ce  type,  et  Rengger,  observateur  minutieux  qui  nous 
laissa  une  étude  scientifique  de  ces  derniers  Indiens,  n'aurait 
pas  manqué  de  la  dénoncer.  Au  contraire,  cet  auteur  nous  dit 
que  les  Guanas  avaient  le  nez  plus  large  {in  etivas  breiter)  que 
les  Mbayás,  dont  le  nez  n'était  qu'un  peu  plus  elevé  {in  etivas 
erhohener)  que  celui  des  Guaranís;  autant  diré  que  les  Guanas 
avaient  á  peu  prés  le  nez  des  Guaranís,  observation  qui  confir- 
ma implicitement  celle  du  catéchéte  des  Guanas,  Sánchez  La- 
brador, qui  nous  dit  que  la  physionomie  de  ces  derniers  res- 
semble  beaucoup  {se  parece  mucho)  a  celle  des  Guaranís. 

II  s'agit  done  d'un  type  particulier.  Son  origine  reste 
un  probléme.  C'est  vraí  que  l'existence  d'un  « type  sémitique » 
a  été  indiquée  chez  certaines  nations  du  Centre  et  du  Nord  du 
Brésil;  mais  cela  ne  nous  avance  guére  pour  ce  qui  regarde  nos 
Leptorrhiniens.  Au  surplus,  la  désignation  de  ce  type  est  res- 
tée  trop  vague,  et  dans  certains  cas,  elle  n'a  été  faite  que 
d'aprés  la  courburedu  nez,  quand  les  autres  caracteres  n'étaient 
nullement  sémitiques.  Cela  n'exclut  pas  l'existence  d'un  élé- 
ment  ethnique  qui  mérite  plus  ou  moins  une  telle  désignation, 
existence  qui  parait  réelle  et  pourrait  bien  fournir  un  puissant 
argument  á  l'hypothése   d'une  relation  antéibérique  avec  l'An- 


523  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II.  N,    6 

cien  Monde,  Mais  il  ne  faudrait  s'engager  qu'avec  méthode 
sur  cette  voie,  qu'il  s'agit  d'abord  de  déblayer  des  erreurs 
d'observation  et  de  toute  idee  préconQue. 

Qu'il  me  soit  permis  d'indiquer,  au  Paraguay,  l'existence 
d'un  type  —  personnel  au  «  gentilice  ",  peu-étre  méme  ethnique 
—  á  nez  busqué,  qu'il  ne  faudrait  pas  confondre  avec  celui  — 
á  nez  aquilin— que  je  viens  d'indiquer  dans  cet  article.  L'ayant 
remarqué  á  Belén  et  a  Horquetfi,  je  me  demande  s'il  ne  serait 
dú  au  passage  des  Mbayás,  qui  ont  occupé  cette  región  assez 
longtemps. 

Les  Mbayá  ou  Avá-píhtá,  Edyiguayeguí 

Les  derniers  survivants  de  cette  naticn  qui  habita 
longtemps  le  Nord  du  Paraguay  et  a  laquelle  on  a  donné  tres 
souvent  le  nom  de  «  Guaikurú  "  —  habitent  le  Sud  de  Mato 
Grosso,  oú  D'EsCRAGNOLLES  Taunay  et  BoGGiANí  indiquérent 
les  descendants  de  deux  de  leurs  partialités,  prés  de  Miranda  et 
dans  les  Cadyuveos,  plus  exactement  «  Kaadiuvueo  »».  Quat  a 
savoir  s'ils  ont  laissé  des  traces  plus  ou  moins  sensibles  dans  la 
population  paraguayenne  actuelle,  c'est  erfcore  la,  pour  moi  du 
moins,  un  probléme. 

Les  1000  Mbayás  réduits  et  en  voie  d'étre  amenes  au 
christianisme,  se  dispersérent  —  á  cause  surtout  de  leur  caractére 
farouche,  de  leur  oisiveté  et  leur  nature  méfiante  — et  les  Mhsyás 
libres  qui  avaient  survécu  aux  épidémies  et  aux  guerres,  avaient 
abandonné  le  pays.  On  peut  supposer  qu'il  y  a  eu  croisement 
avec  les  Chañas. 

Azara  Taífirme  en  disant  que  les  Mbayás  "  partagent 
avec  les  Guanas  tout  ce  qu'ils  possédent,  sans  excepter  leurs 
propres  femmes  ».  Mais  je  ne  considere  pas  son  témoignage 
comme  sufRsant  et  on  n'admettrait  sans  des  preuves  indiscuta- 
bles  que  des  maitres  —  et  des  maitres  si  orgueilleux  et  de  mau- 
vaise  nature  que  les  Mbayás  —  aient  poussé  leur  amabilité  jus- 
qu'á  mettre  leurs  femmes  a  la  disposition  de  leurs  serfs.  J'ad- 
mettrais  plutót  le  contraire,  tout  en  ne  le  considérant  que  peu 
probable,  si  ce  n'était  comme  chose  exceptionnelle.  L'étude  an- 
thropographique  sérieuse  que  Rengger  fit  plus  tard,  des  deux 
peuples,  laisse  ouverte  une  telle  possibilité. 


BERTONi:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         524 

Les  Ñyuára,  ou  Ñuára 

Nous  commencerons  Véniímération  des  Peuples  Guaranís 
—  en  suivant  un  ordre  centripéte  -  par  cette  petite  nation  qui 
habitait,  á  l'arrivée  des  conquérants,  les  savanes  de  la  región 
oú  plus  tard  surgit  la  ville  de  Santiago  de  Jerez,  aujourd'hui 
Miranda,  dans  le  Sud  de  Mato  Grosso.  Les  Guaranís  n'aimaient 
pas  les  campos,  ou  savanes,  qu'ils  laissaient  généralment  aux 
Indiens  qu'ils  considéraient  inférieurs,  ou  qu'ils  avaient  soumis 
au  servage.  Les  Nyuáras,  comme  les  Charrúas,  faisaient  ex- 
ception  et  il  parait  que  le  milieu  avait  exercé  sur  eux  la  méme 
influence  que  sur  ees  derniers.  Toujours  est-il  que  leur  soumis- 
sion  donna  aux  Espagnols  beaucoup  de  travail  et  ne  fut  jamáis 
que  temporaire.  Les  «Mamelucos»  ruinérent  leurs  établissements: 
la  ville  de  Jerez  elle-méme  resta  deserte.  Alors,  les  Espagnols, 
pour  mieux  dominer  les  survivants,  les  amenérent  prés  du  Río 
Paraguay  (en  partie  du  moins),  oú  ils  fondérent  avec  eux  le 
village  de  Pericó-guasú,  non  loin  de  l'Ypané.  Un  demi  siécle 
aprés,  en  1632,  ce  village  fut  attaqué  et  détruit,  toujours  par  les 
«  Mamelucos  »>,  tandis  que  les  gouverneurs  de  l'Assomption  se 
disaient  sans  doute,  comme  Horace:  leviusfit  patientia  !  Les 
chasseurs  d'esclaves  enlevérent  probablement  une  partie  de  la 
population,  réduisant  a  bien  peu  son  contingent  dans  la  popu- 
lation  nationale. 

Les  Quachikó,  ou  Giiacharapó,  Guazarapos, 
Guachiri,  Guachié,  Guachi,  Guachies,  Guachis,  proba- 
blement Givihrapó  ou  Guirapos. 

Nous  devons  les  données  les  plus  sérieuses,  au  regard  de 
cette  nation,  au  Pére  Sánchez  Labrador;  et-  si  comme  je 
pense,  les  «  Gv^ihrapó  '»  n'étaient  qu'une  grande  partialité  habi- 
tant  le  Chaco,  vis-á-vis  de  la  partialité-souche  —  il  faut  teñir 
compte  de  la  relation  du  Pére  Del  Techo.  Nous  savons  que 
ees  derniers  étaient  Guaranís.  Je  crois  qu'il  en  était  de  méme 
des  Guachikós  Orientaux,  lesqiiels,  tout  au  moins,  savaient  par- 
1er  cette  langue.  D'ailleurs,  les  dits  Guarazapós,  au  temps  de 
la  découverte,  habitaient  aussi  le  littoral  occidental  du  Río  Para- 


525  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

guay,  vers  le  19éme  paralléle.  Les  luttes  contre  les  Espagnols 
et  les  Guaíkurús,  et  surtout  les  épidémies,  diminuerént  peu  a 
peu  la  population  et  l'extension  territoriale  de  la  nation.  En 
1767,  ils  étaient  réduits  a  une  región  entre  le  Río  Paraguay  et 
les  escarpements  de  TAmanbáib,  a  peu  prés  entre  les  paralléles 
20^  et  21<^,  oú  ils  défiaient  encoré,  non  obstant,  les  redoutables 
Guaikurús,  desquels  ils  prétendaient  avoir  toujours  été  vain- 
queurs.  Les  Espagnols  ne  purent  les  soumettre.  Mais  les  at- 
taques  répétées  et  obstinées  des  «  Mamelucos  »  honteusement 
alliés,  au  besoin,  aux  Guaikurús  —  les  ruinérent.  Les  Brésiliens 
établirent  les  derniers  survivants,  en  1860,  dans  une  colonie  in- 
digéne  prés  de  Miranda,  avec  des  «  Etelená  »  et  une  partialité 
des  «  Layan á  »>,  en  tout  2500  ames. 

Ils  étaient  surtout  agriculteurs.  II  paraít  qu'on  a  amené 
des  Guazarapos  a  la  Assomption.  En  tout  cas,  cette  nation, 
vivant  prés  de  la  frontiére  actuelle  du  Paraguay,  méritait  une 
mention  dans  ce  travail,  d'autant  plus  que  son  Identification 
présente,  dans  l'histoire,  quelques  difficultés,  dues  surtout  á  la 
multiplicité  des  noms  qu'on  lui  a  donnés. 

Les  Itati,  ou  Itatines 

Le  peuple  guaraní  des  « Itati' »  a  été  un  des  plus  impor- 
tants  de  l'ancienne  et  grande  province  du  Paraguay,  et  l'histoire 
de  ce  pays  et  du  Pérou  s'en  occupe  bien  souvent,  depuis  la  dé- 
couverte,  jusqu'á  Texpulsion  des  Jésuites.  A  l'arrivée  des 
premiers  Européens,  il  occupait,  a  Torient  du  Río  Paraguay,  la 
plus  grande  partie  du  pays  situé  entre  le  20éme  paralléle  et  le 
Tropique,  et  a  l'occident  de  cette  riviére,  il  avait  conquis  une 
assez  grande  extensión  de  territoire,  vers  le  18éme  paralléle.  II 
n'arrivait  pas  partout  jusqu'á  la  cote  du  Paraguay;  mais  il  pous- 
sait  a  l'est  jusqu'aux  terres  des  Guaíhraés.  Ses  caciques  su- 
prémes  prétendaient  méme  exercer  leur  juridiction  jusqu'á  peu 
de  distance  de  1' Assomption  (P.  del  techo),  ce  qui  implique- 
rait  une  certaine   domination   sur  les  Tarumas. 

Quoique  souvent  confederes  ou  alliés  d'autres  peuples 
guaranís,  les  Itatines  méritaient  le  titre  de  nation;  car  ils  se 
distinguaient,  parmi  les  Guaranís,  et  par  leur  type  physique,  et- 
par  certains  caracteres  sociaux.     Au  physique,  leur  haute  taille 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         52G 

était  leur  premier  caractére  distinctif.  Habitant  un  pays  boisé, 
mais  entrecoupé  de  nombreuses  savanes,  leur  teint  était  plus 
foncé.  Leurs  factions  étaient  plus  fortes  et  les  traits  moins  fins 
que  chez  d'autres  Guaranís,  les  Guaihraés,  par  exemple.  Au 
moral,  ils  étaient  moins  doux  que  la  généralité  et  plus  énergi- 
ques  que  bien  d'autres,  et  en  somme,  ils  rappelaient  plus  les 
Charrúas  que  leurs  voisins  du  Guaihrá  et  du  Mbihasá.  Cepen- 
dant,  et  malgré  les  accusations  des  Espagnols  et  des  Jésuites, 
il  ressort  évidemment,  de  l'analyse  de  tous  les  faits  relates  par 
les  accusateurs,  qu'ils  étaient  d'assez  bonne  nature,  francs  et 
de  bonne  foi.  Certaines  coutumes,  comme  le  tatouage  et  les 
mortifications  á  la  mort  de  leurs  parents,  les  distinguaient  aussi. 
Agriculteurs,  chasseurs  et  souvent  guerriers,  leur  état  social 
n'était  pas  inférieur.  Ils  admettaient  la  polygamie;  ils  aimaient 
beaucoup  les  jeux  athlétiques,  connaissaient  l'usage  de  caout- 
chouc,  certaines  industries,  l'élevage  et  entretenaient  avec  les 
autres  peuples  un  certain  commerce,  dont  les  métaux  du  Pérou 
étaient  un  des  principaux  articies. 

L'histoire  de  ce  peuple  —  dont  la  vie  fut  tres  mouvementée 
—  serait  des  plus  intéressantes;  ont  trouve  d'assez  nombreux 
documents,  qui  demandent,  cependant,  un  esprit  avisé,  car  la 
plupart  ne  parlent  que  d'aprés  les  idees  précongues  et  selon  les 
intéréts  exclusifs  de  leurs  auteurs.  Avant  l'arrivée  des  Europé- 
ens,  ils  avaient  envahi  l'empire  des  Incas;  repoussés,  ils  n'en 
gardérent  pas  moins  un  territoire,  qui  servit  de  base  a  une  au- 
tre  invasión  plus  heureuse.  Alliés  des  <•  Paranaihguá  »,  ils  con- 
tribuérent  á  la  conquéte  du  pays  oú  surgit  la  nouvelle  nation 
des  Chiriguanás.  Leur  attitude  envers  Alejo  García,  le  pre- 
mier explora. teur  qui  traversa  le  continent,  et  le  capitaine  espa- 
gnol  Nuflo  de  Chaves  —  qu'ils  mirent  a  mort  —  ne  peut  étre 
attribuée  qu'au  fait  qu'ils  étaient  tres  jaloux  de  leur  indépen- 
dance.  Ils  résistérent  aux  Guaikurús,  et  les  Mbayás  ne  purent 
occuper  leur  pays  qu'aprés  les  exodes  des  Itatines.  Leur  sou- 
mission  coúta  de  longs  efforts  aux  Espagnols  et  ne  fut  jamáis 
complete. 

Mais  les  guerres  incessarites  et  les  épidémies  finirent  par 
les  ruiner.  On  parvint  aussi  á  les  amener  en  grande  partie  au 
christianisme.     On   en   fonda   plusieurs   villages   plus   au  sud, 


527  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

dans  la  vallée  du  Jejuíh,  ainsi  que  les  bourgades  de  Santiago  et 
de  Santa  María,  dans  le  Sud  du  Paraguay.  Les  "  Mamelucos  » 
ne  manquérent  par  de  les  attaquer  á  leur  tour  et  ils  en  ravagé- 
rent  le  village  de  Jejuíh,  dont  les  habitants  furent  vendus  au 
Brésil.  II  paraít  bien  que  quelques  groupes  vivaient  encoré 
dans  les  foréts  du  Nord  du  Paraguay,  vers  la  fin  du  XVIII  siécle, 
confondus  avec  les  Monteses.  Mais  la  population  la  plus  impor- 
tante qu'il  en  reste  —  aujourd'hui  évidemment  métissée  —  est 
celle  qui  habite  surtout  les  bourgades  susmentionnées,  et  en  ge- 
neral, le  district  appelé  de  Las  Misiones.  La  haute  taille  indi- 
quée  par  Demersay  pour  les  Paraguayens  (1)  est  due  a  ce  que 
les  mesures  de  cet  auteur  —  ainsi  que  les  observations  de  BoN- 
PLAND  !  —  ont  été  prises  dans  ce  district,  oú  le  croisement  avec 
les  Itatines  a  produit  la  belle  race  que  nous  connaissons.  Les 
bourgades  d'Atirá,  Guarambaré  et  Ihpané'  étaient  aussi,  origi- 
nairement,  itatines. 

Les  Itatines  comptaient  plusieurs  partialités  importantes. 
Entre  elles  : 

Les  Guarambaré :  une  des  partialités  les  plus  énergiques: 
elle  opposa  aux  Espagnols  et  aux  «  Mamelucos  »  une  résistance 
opiniátre;  apparemment  soumise,  elle  se"  souleva  a  plusieurs  re- 
prises,  en  1577  et  1616  surtout,  et  sa  mission  principale,  origi- 
nairement  dans  le  Matto  Grosso  sous  le  nom  d'Encarnación, 
passa  plus  tard  au  23°  23'  de  Latitude,  sous  le  nom  de  Guaram- 
baré, et  finalement,  láoú  est  maintenant  le  village  du  mémenom. 

Les  Tareíh:  étaient  les  derniers  Guaranís  de  la  cote  para- 
guayenne,  allant  au  nord  jusqu'á  l'embouchure  du  Apa,  oú  ils 
vivaient  avec  les  Mombói  {Bonibois  de  Schmiedel).  Une  fois 
convertís  au  christianisme,  ou  put  les  reunir  dans  les  missions 
de  Santiago  et  Santa  María  de  Fée,  transportées  plus  tard  dans 
le  Sud  du  Paraguay.  Ils  avaient  soutenu,  auparavant,  une  lutte 
acharnée  contre  les  Espagnols,  qui  termina,  a  leur  défaveur, 
par  le  combat  du  12  Novembre  1568. 

Les  Atihrá,  établis  d'abord  dans  la  vallée  de  l'Ihpané',  ou 
Ypané,  puis  dans  la  bourgade  homonyme. 

Les  Pihtú,  dont  le  village  principal,  Ihpané,  était  d'abord 
sous  le  239  16'  de  Latitude. 


(1)     D'ailleurs  exagérée,  méme  pour  ce  district. 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &HAUT  PARANÁ         528 

Les  Itatí  Occidentaux:  leur  centre  était  le  puebío  á'ltsiti, 
situé  á  peu  prés  á  150  kilométres  á  l'Est  du  viilage  actuel  de 
San  José,  en  Bolivie.  Azara  (II.  219)  dit  qu'il  fut  fondé  par 
les  Espagnols;  mais  les  Itatines  étaient  déjá  établis  depuis  long- 
temps  dans  la  contrée.  Les  documents  péruviens  les  appellent 
souvent  Chiriguanaes;  ils  n'étaient  que  les  alliés  de  ees  derniers. 
Ce  sont  eux  qui  tuérent  le  fameux  Nuflo  de  Chaves. 

Les  Kurupaihtíh:  habitaient  le  Alto  Jejuíh  et  la  Laguna 
Blanca,  oú  fut  établi  le  pueblo  de  Jejuíh  (Azara,  II,  §  143) ; 
mais  en  1676  les  «  Mamelucos  >»  ravagérent  la  bourgade  et  ame- 
nérent  tous  les  habitants  au  Brésil,  sans  que  les  gouverneurs 
de  TAssomption  aient  protesté. 

Les  Avá=Mbihá  Paraguayens 

Nous  avons  déjá  parlé  —  au  chapitre  III  —  de  cette  inté- 
ressante  nation.  Les  Espagnols  les  confondaient  —  sous  le  nom 
de  Monteses  —  avec  les  «  Taruma  »>.  On  peut  rectifier,  en  gene- 
ral, les  erreurs  dues  a  cette  confusión.  Les  missions  de  San 
Joaquín  et  de  San  Estanislao  étaient  évidemment  mbihás;  les 
bourgades  de  Tobatí  (Tovati,  d'abord  sur  le  Manduvirá)  et-de 
Yoís,  et  probablement  celle  d'Altos  aussi,  furent  fondees  par  les 
Espagnols  avec  des  Avá-Mbihás  amenes  de  la  región  monta- 
gneuse  á  l'est  de  Villarrica;  celle  de  Mbarakayú  (sous  le  24éme 
et  sur  les  hauteurs  du  faite  )  et  celles  d'Ihvihrá-pariyá,  Can- 
delaria et  Terekañyíh,  plus  a  l'ouest  (et  non  dans  le  Mondaíh, 
comme  Azara  prétend,  vol.  II  p.  87),  étaient  aussi  des  fonda- 
tions  espagnoles  de  servage,  dans  la  partie  conquise  du  Mbiha- 
sá.  Et  c'est  pour  la  défense  de  cette  partie,  contre  les  vellóités 
de  revanche  des  Mbihás,  que  les  Espagnols  établirent  la  garde 
militaire  avancée  de  Palomares,  á  l'est  de  San  Joaquín. 

Nous  ne  connaissons  —  dans  cette  región  —  que  quelques 
partialités  mbihás.  A  l'orient  de  San  Estanislao  et  sans  doute 
au  nord  de  Palomares,  les  Guebís  (Gwevíh,  a  coup  sur),  étaient 
nombreux  et  ne  furent  pas  soumis.  Plus  au  nord,  les  Ihvihtihrih- 
guá,  ou  Senruios,  vivaient  dans  les  montagnes  de  l'Amambáih, 
au  déla  du  Jejuíh;  ils  étaient  nombreux  et  doux  (Sánchez  La- 
brador), mais  gardérent  leur  indépendance. 


529  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  II,  N.   6 

Les  Tarumá',  ou  Monteses  (Voir  ch.    III) 

Nous  avons  vu  que  quoique  contigus  les  «  Tarumá  « 
se  distinguaient  des  Mbihás  par  leur  état  évolutif  arriéré  et 
certains  caracteres  physiques  qui  n'étaient  pasa  leur  avantage. 
Aussi,  les  Jésuites,  aussi  bien  que  les  Espagnols,  eurent  de  la 
peine  a  en  soumettre  quelques  groupes  a  une  vie  plus  rangée; 
le  plus  grand  nombre  restérent  dans  leurs  fortéts,  oú  on  les 
trouve  aujourd'hui  encoré,  quoique  bien  moins  nombreux,  car 
ils  étaient  pourchassés,  a  la  fois,  par  les  Espagnols  qui  táchaient 
d'en  faire  des  esclaves,  et  par  les  Payagiiás  qui  leur  volaient  les 
récoltes,  des  femmes  et  des  enfants  et  poussaient  leurs  incur- 
sions  jusqu'aux  frontiéres  des  Mbihás;  sans  compter  les  Mbayás, 
qu'ils  craignaient  beaucoup. 

Leur  influence  dans  la  formation  de  la  population  natio- 
nale  fut  tres  peu  remarquable.  Les  efforts  pour  les  réduire 
échouérent  presque  toujours.  Vers  1723,  les  Jésuites  —  se  cro- 
yant  autorisés  par  la  plausibilité  de  leur  but  —  employérent  des 
moyens  captieux  pour  amener  4C0  familles  tariLmanes  á  leur 
mission  de  Santa  María  de  Fé.  Mais  ees  Indiens,  détrompés 
en  voyant  la  discipline  a  laquelle  ils  auraient  dú  se  soumettre, 
se  soulevérent  presque  tous  et  regagnérent  leurs  foréts.  Cela 
ne  fut  pas  sans  leur  valoii-,  aux  Jésuites,  d'acerbes  critiques  de  la 
part  de  leurs  adversaires  systématiques.  Mais  je  crois  que  toute 
personne  impartíale  trouvera  assez  piquant  et  a  la  fois  instruc- 
tif,  que  ceux-lá  mémes  qui  admettaient  la  ruse  comme  la  chose 
la  plus  naturelle  lorsqu'il  s'agissait  de  tuer  des  Indiens  on  d'en 
faire  des  esclaves,  crient  au  scandale  parce  que  les  Jésuites 
s'avisérent  —  pour  une  fois  — d'employer  la  luse  pour  en  faire 
des  chrétiens. 

Certains  motifs  me  portent  a  considérer  comme  une  par- 
tialité  taroumane  les  Arekayá,  ou  Arecayanos',  mais  je  soupQon- 
ne  que  ees  Indiens  avaient  des  caracteres  á  eux.  Ils  vivaient 
sur  certains  afluents  du  Jejuíh,  vers  le  24éme  paralléle.  Petit 
peuple,  mais  remuant  et  assez  revéche,  il  donna  beaucoup  á 
faire.  On  en  essaya  d'abord  la  réduction  en  établissant  avec 
eux  le  village  de  Concepción  de  Arecayá,  dans  la  vallée  du 
Kuruguatíh,    village  qui  ne  dura  pas  longtemps.     Quelques  fa- 


BERTONI;    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         530 

milles  restérert  dans  la  bourgade  de  San  Joaquín.  Etablis  dans 
le  village  d'Arekayá,  au  sud  des  marais  du  Yetihtíh,  ils  se  sou- 
levérent  contre  les  Espagnols  et  ne  furent  vaincus  que  grace  á 
la  valeur  des  néophytes  Itatines  (Sánchez  Labrador,  II,  245). 
Le  village  fut  abandonné  et  pour  achever  de  soumettre  les  sur- 
vivants  —  quoique  peu  nombreux  —  on  les  obligea  de  s'établir 
prés  de  l'Assomption  et  de  la  bourgade  actuelle  de  Limpio. 

Les  Paranaé  du  Paraguay    (Voir  ch.    III). 

A  Torigine  historique,  les  partialités  paranaés  qui  habi- 
taient  la  cote  septentrionale  étendaient  leur  domaine  jusqu'au 
fleuve  Tebicuary  (Tihvihkuaríh).  De  la  race  guerriére  des  Pa- 
ranaihguás  —  aussi  forte  au  moral  que  solide  au  physique  —  ils 
surent  garder  leur  complete  indépendance  pendant  tout  le  XVI 
siécle.  Une  partialité,  celle  des  Mahómas,  qui  s'avisa  d'entrer 
en  relations  amicales  avec  les  Espagnols,  en  fut  sevérement 
chátiée.  Quoique  raisonnables,  ils  n'admettaient  aucune  impo- 
sition  et  la  forcé  fut  toujours  impuissante  contre  eux.  Ils  ne 
purent  étre  soumis  que  par  la  religión,  et  encoré,  ce  ne  fut  nul. 
lement  d'emblée  qu'ils  adoptérent  le  christianisme.  On  orga- 
nisa  alors  —  sur  la  base  de  leurs  villages  —  les  grosses  bourgades 
d'Itapúa  (aujourd'hui  Villa  Encarnación),  de  San  Ignacio  et  de 
San  Cosme,  sans  compter  celles  qui  n'existent  plus  et  dont  les 
habitants  passérent  aux  autres  villages  du  Sud,  oú  l'on  peut 
toujours  reconnaitre  leur  descendants  a  leur  taille  moyenne  ou 
dépassant  la  moyenne,  á  leur  solide  musculature,  a  leurs  par- 
faites  proportions  et  á  leurs  traits  réguliers,  et  méme  attra- 
yants,  sans  étre  trop  fins. 

La  plus  importante  des  partialités  fut  celle  des  Mahómo. 
Ils  habitaient  le  district  actuellement  appelé  de  Las  Misiones, 
en  partie  boisé  et  montagneux.  Ce  sont  ceux-lá  qui  furent 
chátiés  pour  avoir  eu  quelque  relation  avec  les  Espagnols,  tout 
en  gardant  leur  complete  indépendance.  Ils  furent  aussi  les 
premiers  a  se  plier  au  christianisme.  Les  Jésuites  établirent 
chez  eux  l'importante  mission  de  San  Ignacio  la  Grande,  base 
de  la  conversión  guaduelle  de^  Paranaés  de  la  cote  et  du  Sud  du 
Paraná.  Les  Mahómas  ont  contribué  avec  les  Itatines  a  la  for- 
mation  de  la  superbe  race  actuelle  de  Las  Misiones. 


b3\  ANALES    CIENTÍFICOS    FARAGUAYCS  -  SERIE  II,  N    6 

Les  Tapes  du  Paraguay  (Voir  chap.  II) 

La  contribution  de  ce  peuple  á  la  formation  de  la  popula- 
tion  nationale  du  Sud  fut  importante,  car  il  faut  déduire  de 
toutes  les  données  que  nous  possédons,  que  plus  de  10  COO  Tapes 
passérent  successivement  au  Paraguay.  Les  cercles  actuéis 
d'Encarnación,  San  Cosme,  Carmen,  Bobí-Cangó,  San  Pedro 
del  Paraná  et  Yuty  en  reQurent  la  plus  grande  partie.  lis  se 
distinguaient  nettement  des  Paranaés  par  leur  taille  remarqua- 
blement  petite;  mais  leurs  factions  étaient  plus  fines,  le  teint 
plus  clair  et  ils  apportérent  leur  esprit  particuliérement  vif  et 
intelligent.  Nullement  turbulents  et  plus  rangés,  mais  vaillants 
dans  la  guerre,  ils  avaient  généralement  formé  la  base  des  troupes 
qui  furent  souvent  envoyées  au  secours  de  Buenos  Aires,  Santa 
Fé  et  Montevideo,  et  qu'on  avait  pris  l'habitude  d'appeler 
« troupes  de  Tapes  ». 

Nous  avons  vu  (fin  du  chap.  II)  que  leur  conversión  fut 
spontanée.  Aucun  peuple  en  Amérique  ~  disent  les  historiens 
Jésuites  —  n'était  mieux  preparé  pour  recevoir  le  christianisme 
et  il  fut  un  modele  de  peuple  chrétien. 

Les  Guaireños 

Nous  avons  vu  (chap,  II)  que  —  dans  la  province  du 
Guaíhrá  —  les  «  Mamelucos  »,  aprés  avoir  détruit  toutes  les  mis- 
sions  des  Jésuites,  attaquérent  les  villages  et  les  villes  des  Es- 
pagnols,  qui  eurent  le  méme  sort,  et  que  les  survivants  de  ees 
derniéres,  a  leur  tour,  furent  obligés  de  chercher  un  pays  plus 
sur,  essayant  d'abord  de  s'étabiir  sur  la  cote  occidentale  du 
Haut  Paraná.  Les  fiévres  et  les  «  Mamelucos  » les  chassérent  de 
la  si  vite,  que  les  traces  de  leurs  établissements  ont  presque 
disparu.  Alors  la  Via  Criicis  des  Guaireños  recommenQa.  II 
serait  trop  long  d'en  indiquer  ici  toutes  les  étapes,  et  ses  vicis- 
situdes  ne  sont  d'ailleurs  pas  toutes  connues.  Pourchassés  ou 
harcelés  par  les  chasseurs  d'esciaves,  les  Guaireños  fondérent 
toute  une  serie  de  villages  et  de  villes  sous  le  nom  de  "  Villa 
Rica  »,  depuis  le  Mbarakadyú,  puis  dans  le  bassin  du  Jejuíh, 
puis  dans  celui  du  Manduvirá,  pour  aboutir  á  celui  du  Tevicua- 
ríh  et  á  l'emplacement  actuel  de  la  ville  et  des  gros  villages  en- 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        532 

vironnants  (Yataitíh,  Mbokayatíh,  Itapé,  Hihatíh  et  Ihakan- 
guasú  surtout). 

lis  étaient  tres  nombreux.  Malgré  leurs  pertes  et  les 
épidémies,  ils  conservérent  encoré  une  population  tres  impor- 
tante, et  leurs  descendants  actuéis,  métissés  a  tous  les  degrés  et 
sans  doute,  en  partie,  plus  cu  moins  purs,  comptent  pour  beau- 
coup  dans  la  population  nationale.  Nous  connaissons  deja  les 
caracteres  ethnographiques  des  Guaihraés;  modifiés  par  notre 
civllization,  nous  les  retrouvons,  en  bonne  partie,  chez  leurs  des- 
cendants. Parmi  les  peuples  chrétiens  du  Paraguay  moderne, 
c'est  a  coup  sur  celui  qui  a  conservé  le  mieux  certaines  coutu- 
mes,  la  langue  et  certaines  traditions.  Le  dialecte  guaireño  est 
plus  pur  que  celui  de  la  plupart  des  Paraguayens,  bien  plus 
harmonieux  que  celui  des  Mbihás  et  se  rapproche  peut-étre  plus 
que  nul  autre  au  dialecte  general  des  anciennes  missions;  par 
son  abondance  d'expressions  tres  variées,  il  décéle  une  intel- 
ligence  vive  et  souple.  Cependant  le  Guaireño  est  plus  modeste 
et  rangé;  il  aime  la  vie  paisible  de  ses  labours,  etcomme  ouvrier, 
il  montre  une  bonne  foi  et  une  conscience  du  devoir  qu'on  ne 
trouve  pas  chez  tous  les  autres.  Tres  attaché  a  son  terroir,  il 
ne  le  quitte  qu'á  contre-coeur,  et  il  y  revient  des  que  cela  est 
possible;  on  ne  dirait  pas  qu'il  a  été,  deux  siécles  durant,  le  Juif 
Errant  de  ees  pays,  Aussi,  malgré  les  longues  absences  d'une 
partie  des  hommes  dans  les  yerbales,  sa  famille  s'est  mieux  con- 
servée  que  dans  certaines  autres  parties  du  Paraguay  et  les 
statistiques  démographiques  en  font  foi. 

Au  physique  —  la  métisation  a  part  ~  il  est  bien  toujours 
le  Guaihraé  que  nous  connaissons,  que  T,  Borba  a  décrit  et 
que  nous  retrouvons  aussi  chez  les  Avá-Chiripás.  Quant  au 
degrés  du  croisement,  la  difRculté  de  le  déceler  est  particuliére- 
ment  grande  chez  le  Guaireño,  en  raison  du  teint  remarqnable- 
ment  clair,  des  formes  proportionnées  et  des  factions  réguliéres 
et  assez  fines  qui  distinguaient  ses  ancétres  américains;  les  ta- 
ches mongoliques  etlesi'/Zonduméme  nom  —  quoiqu'ilsne  parais- 
sent  pas  rares  —  ne  sont  pas  des  caracteres  constants,  méme 
chez  les  Mongols  d'Asie,  et  ne  peuvent  étre  utilisés,  en  outre, 
dans  la  plupart  des  cas. 


533  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  6 

Les  Avá,  ou  China  (  --  Rea    ?  ) 

On  rencontre  ci  et  la,  un  peu  partout  dans  la  Región  du 
Centre  du  Paraguay,  mais  nulle  part  nombreux,  un  type  parti- 
culier  auquel  les  Paraguayens  donnent  le  nom  d'«  Avá  »,  qui 
signifie  tout  simplement  « Indien  Guaraní »,  les  femmes  étant 
appelées  China,  c'est  a  diré.  «  Chinoises  >»,  nom  general  en  Amé- 
rique  pour  désigner  les  femmes  indigénes  ou  creóles  prolétaires. 
II  s'agirait  done  des  restes  d'une  nation  guárame  dont  l'assimi- 
lation  est  relativement  récente.  On  m'assure  que  les  «  Avá  « 
appellent  les  autres  Paraguayens  "Kaá-dyarihi  ».  Ce  nom  — 
qui  est  celui  du  Génie  Tutélaire  déla  yei'ba  mate,  ou  thédu  Para- 
guay —  m'a  d'abord  surpris;  mais  je  pense  que  ce  n'est  la 
qu'une  faible  contraction  de  «  Kaá-yára-eihi  »,  littéralement,  <"  la 
foule  des  maitres  de  la  forét  •».  Comme  cet  appellatif  récele  un 
sens  péjoratif,  je  me  demande  si  les  Avás  ne  sont  pas  les  de- 
scendants  d'une  nation  vivant  dans  les  savanes  —  si  étendues 
dans  le  Sud  —  et  si  le  sobriquet  qu'ils  donnent  aux  autres  Para- 
guayens n'est  pas  une  revanche  contre  ceux  qui  leur  reprochent 
leur  qualité  d'Indiens  récemment  civilisés.  On  parle  bien  d'In- 
diens  qui  vivaient  par  la  dans  les  savanes,  ou  campos,  et  qu'on 
appelait,  anciennement,  Rea.  en  guaraní;  mais  je  n'ai  pu  trou- 
ver  aucune  donnée  precise  sur  leur  compte. 

Quoiqu'il  en  soit,  les  Avás  sont  encoré  assez  bien  recon- 
naissables,  surtout  á  leure  petite  taille,  leur  crane  brachycéphale, 
leur  visage  plus  arrondi,  leur  factions  assez  mongoliques,  mais 
aux  traits  agréables  et  souvent  assez  fins,  et  en  somme,  a  une 
physionomie  qui  leur  est  propre. 

Les  Mongola 

Curieux  petit  peuple  dont  le  territoire  —  enclavé  dans 
celui  des  Kariós  —  se  trouvait  a  4  ou  5  lieues  en  amont  de 
l'endroit  oú  surgit  l'Assomption.  Cette  ubication  fait  croire 
qu'il  était  vassal  des  Kariós,  un  de  ees  peuples-aré  que  les  Gua- 
ranís  avaient  l'habitude  de  s'adjoindre  en  qualité  á'auamboyá. 
Son  village  s'appelait  Tapúa;  mais,  sur  l'ordre  des  Espagnols, 
ils  alia  s'établir  un  peu  plus  au  S  E,  oú  il  fonda  la  bourgade 
d'Areguá.     II   parait   que  quelques  Mongolas  s'établirent  dans 


BERTONl:    AP.  ETHNDGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ  534 

celle  d'Altos.  Tous  accompag^iérent  les  Kariós  dans  l'insur- 
rection  de  1546,  et  dans  les  chroniques,  il  est  quelquefois  difRcile 
de  les  déméler  de   cette  derniére  ñation. 

Aussi  pourrait-on  considérer  les  Mongolas  comme  une 
partialité  karió.  Mais  il  me  semble  qu'ils  présentalent  des 
différences  ethniques  qu'il  est  peut-étre  encoré  possible  de 
reconnaítre.  Agriculteurs,  ils  avaient  des  poules  et  élevaient 
des  cerfs  et  des  lamas  (Schmiedel). 

Les  Karí  O,  ou  Carioes,  Garios,  Karichó,  Caricó, 
Carijó  (non  Karivó  ou  Cariocas) 

Historiquement.  la  plus  importante  des  nations  du  Para- 
guay et  une  de  celles  qui  ont  exercé  une  plus  grande  influence 
dans  la  formation  de  la  population  nationale.  Leur  chef-lieu 
était  situé  tres  prés  de  Templacement  oú  surgit  l'Assomption. 
Leur  domaine  s'étendait:  au  S  E  jusqu'au  Tevicuaríh,  riviére 
qui  les  séparait  des  Paranaés;  a  l'E  jusqu'á  100  et  méme  150 
kilometres  du  Río  Paraguay,  oú  ils  touchaient  aux  Avá-Mbihás; 
au  N,  jusqu'au  Jejuíh,  qui  les  séparait  des  Itatines;  mais 
sur  le  Río  Paraguay  ils  ne  dépassaient  pas  La  Frontiére  (au- 
jourd'hui  Villeta)  a  cause  des  marais,  des  incursions  des  «  Agá  », 
sauvages  du  Chaco  et  des  attaques  des  "  Payaguá  »,  pirates  de 
toutes  ees  riviéres. 

Ils  vivaient  dans  de  grands  villages,  fortines  (Schmiedel) 
pour  ce  défendre  des  surprises  des  barbares  du  Chaco  et  des 
écumeurs  de  mer  qu'étaient  les  Payaguás.  Ils  faisaient  usage 
de  différents  objets  et  ornements  en  or  et  en  argent,  qu'ils  ob- 
tenaient  par  leur  commerce  avec  les  Péruviens;  les  hommes 
portaient  une  brillante  plaque  en  metal  précieux  qui  leur  cou- 
vrait  le  front.  Ce  commerce,  fortement  limité  par  l'occupation 
espagnole,  ne  cessa  complétement  qu'aprés  la  grande  guerre  de 
1865-70.  Les  Kariós  revendaient  de  ees  objets  aux  Mbayás, 
lesquels,  á  leur  tour,  en  revendaient  aux  Guachikós:  il  en  ar- 
rivait  dans  le  Haut  Paraná,  voire  méme  jusqu'á  la  mer.  Ils  im- 
portaient  aussi  du  Pérou  quelques  autres  articles,  ainsi  que  « les 
grandes  brebis  indigénes  »,  qui  he  résistaient  pas  longtemps  sous 
le  climát  d'Assomption;  méme  les  Mongolas  en  avaient;  mais  les 
Espagnols  en  abandonnérent  l'élevage  et  l'importation. 


535  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

Leur  population  était  trop  dense  pour  que  la  chasse  leur 
rapportát  sensiblement,  et  sous  la  menace  contiriuelle  des  trai- 
tres  Paj'aguás,  la  peche  restait  éliminée.  C'est  pourquoi  les 
Kariós  étaient  le  plus  exclusivement  agriculteurs  et  végétariens 
des  peuples  guaranís,  et  il  y  a  des  preuves  de  ce  que  ce  dernier 
régime  ne  s'est  modifié  que  tres  lentement.  Au  XIX  siécle, 
Rengger  écrivait:  « II  y  a  tres  peu  de  personnes  au  Paraguay 
qui  maiigent  du  gibier  ».  Et  en  1865,  l'armée  paraguayenne 
qui  traversa  la  province  de  Corrientes,  eut  presque  tous  les  hom- 
mes  malades  et  une  mortalité  tres  élevée,  a  cause  du  régime 
carnivore  de  ce  pays.  Une  croyance  religieuse  —  analogue  a  la 
métempsycose  et  genérale  chez  les  Guaranís  anciens  et  moder- 
nes  contribuait  au  maintien  du  régime  végétarien,  car  cette 
croyance  s'oppose  a  ce  que  la  chair  des  animaux  domestiques 
soit  consommée  et  méme  á  ce  que  ees  animaux  soient  tués. 

Leur  nom  consacrait  la  noblesse  de  leur  lignée,  l'élément 
sufñxe  ó  correspondant  au  concept  de  se  détacher  et  karí  (ou 
karaí,  indifféremment)  étant  chez  tous  les  Guaranís  le  titre  de 
la  supériorité.  La  justesse  des  proportions  et  la  régularité  des 
factions,  souvent  tres  agréables,  la  confirmaient.  Les  anciens 
ne  nous  ont  laissé  la  dessus  que  tres  peu  de  renseignements,  et 
encoré,  sans  le  vouloir;  mais  la  métisation  si  avancée  qu'elle 
soit  —  ne  nous  empéche  nullement  de  reconnaitre  les  caracteres 
prinsipaux  de  la  race.  Par  comparaison,  le  type  karió  se  dis- 
tingue du  tapé  et  de  l'itati'  par  sa  taille  moyenne;  du  mbihá, 
par  ses  extrémités  plus  fines  et  les  factions  plus  réguliéres;  du 
tarumá,  par  la  taille.  ses  proportions  réguliéres  et  les  traits 
moins  mongoliques;  du  paranaé  et  du  chiriguaná  par  les  ancien- 
nes  coutumes  funéraires;  sans  compter  d'autres  caracteres.  11 
es  plus  difficile  de  le  distinguer,  au  physique,  du  guaihraé,  quoi- 
que  chez  ce  dernier  le  teint  en  general,  soit  plus  clair  et  tirant 
plutót  sur  le  jaunátre;  mais  la  les  dialectes  sont  assez  différents 
et  ils  suffisent  amplement  —  avec  le  document  géographique  et 
historique  —  a  séparer  ees  deux  types. 

Les  anciens  —  méme  ceux-lá  qui  haíssaient  la  race  indi- 
gene  et  les  auteurs,  comme  Azara,  n'ayant  pas  de  sympathie 
pour  les  Guaranís  -^  étaient  obligés  de  reconnaitre  l'excellente 
nature  des  Kariós,  lesquels  demontrérent  aux  Espagnols  les 
meilleur-es  dispositions.     Des  les  premiers  temps,  ceux-ci  furent 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         533 

bien  plus  les  alliés  que  les  sujets  des  Espagnols;  ils  furent  aussi 
leurs  fournisseurs  et  les  sauvérent  de  la  famine  et  de  la  mort, 
ravitaillant  non  seulement  ceux  d'Assomption,  mais  aussi  ceux 
de  Buenos  Aires,  Lujan,  etc.  Irala  et  son  lieutenant  Salazar, 
si  peu  suspectes  d'indianophilie,  admiraient  chez  les  Kariós 
Tabondance  de  produits  alimentaires,  et  Azara,  par  plus  sus- 
pecte,  les  cite  (II.  56,  69  etc.).  Pendant  des  siécles,  toutes  les 
denrées  alimentaires  étaient  le  produit  des  Guaranís,  des  Kariós 
surtout.  Les  tissus  aussi,  sauf  les  plus  précieux,  lesquels  étaient 
apportés  personnellement  par  les  arrivants.  Les  cotonnades 
pour  toute  la  population  espagnole  et  mélisse  du  Paraguay  etdu 
Río  de  la  Plata,  étaient  exclusivement  de  fabrication  indienne. 
L'aune,  ou  vare  de  toile  indigéne  était  encoré  —  a  la  findu  XVI 
siécle  —  la  seule  unité  monétaire  de  ees  colonies  espagnoles,  qui 
n'avaient  pas  d'autre  monnaie.  Mais  pour  les  grosses  valeurs, 
l'unité  monétaire  était  —  contraste  douloureux  !  —  l'esclave 
Guaraní;  ga  nous  rend  réveurs  et  nous  rappelle  —  au  respet  de 
l'histoire  —  la  célebre  phrase  de  Voltaire. 

Et  les  Kariós  —  qui  alimentaient  et  vétaient  les  Espa- 
gnols —  leur  fournissaient  aussi  des  armées  pour  leurs  conque- 
tes,  et  la  femme,  qui  devait  former  avec  eux  la  nouvelle  nation 
paraguayenne.  Dans  les  nombreuses  campagnes  et  expédition 
militaires,  le  contingent  karió  ne  manqua  jamáis,  et  allant  de 
1  000  á  10  000  hommes,  il  était  toujours  bien  plus  nombreux 
que  l'espagnol,  formé  lui  aussi,  en  partie  et  de  bonne  heure, 
par  des  métis.  Si  on  réfléchit  sur  tout  ce  que  les  anciens  docu- 
ments  nous  disent  —  souvent  sans  le  savoir  —  ou  nous  laissent 
comprendre  —  souvent  sans  le  vouloir  —  on  arrive  a  cette  syn- 
thése  historique:  qu'au  Paraguay  —  y  compris  le  Guaihrá  et  le 
Tapé  —  essentiellement,  il  n'y  eut  point  de  véritable  conquéte; 
il  y  eut  alliance  d'abord,  avec  les  peuples  guaranís  principaux, 
et  en  suite,  une  pénétration  successive  chez  les  autres  peuplades, 
mais  á  l'aide  de  ees  mémes  Guaranís.  Souvent  aussi,  la  con- 
quéte ne  fut  que  spirituelle.  D'emblée  —  chez  les  Kariós  com- 
me  chez  les  Guaihraés,  chez  les  Tapes  et  chez  les  Mbihás  de 
la  cote  du  Brésil  —  les  Espagnols  furent  regus  avec  les  demons- 
trations  d'amitié  les  plus  positives.  Azara  lui-méme,  avoue 
que  quand  Salazar  laissa  prés  du  chef-lieu  des  Kariós  les  pre- 


537  ANALES   CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    6 

miers  60  soldats  Espagnols  «  le  cacique  Ñanduá  en  démontra 
la  plus  grande  joie  «.  Et  peu  aprés  ralliance  était  faite,  contre 
les  barbares  du  Chaco,  ennemis  traditionnels  des  Guaranís, 
comme  le  furent  toujours  des  Espagnols. 

Chose  regrettable,  de  mauvais  germes  de  discorde  exis- 
taient  dans  le  caractére  des  deux  nations.  Si  les  Espagnols 
étaient  orgueilleux  et  méfiants  et  n'aimaient  pas  trop  le  travail, 
les  Kariós  avaient  sans  doute  aussi  leur  orgueil,  et  comme  tous 
les  Guaranís,  ils  n'admettaient  absolument  pas  qu'on  se  méfiát 
d'eux.  Quant  au  travail,  si  les  Kariós  désiraient  sincérement 
étre  les  alliés  et  les  aides  des  Espagnols,  ils  ne  pouvaient  accep- 
ter  d'en  étre  les  serfs.  De  la,  les  protestations  armées,  tout  de 
suite  appelées  rébellions,  car  dans  le  vocabulaire  de  tous  les  en- 
vahisseurs  aujourd'hui  encoré  —  les  hommes  qui  défendent 
leur  liberté  et  leur  patrie  contre  l'étranger  sont  des  rebelles. 
Un  de  ees  soulévements  —  celui  de  1546  faillit  marquer  la  fin 
de  la  domination  espagnole:  les  Kariós  armérent  15  000  hommes, 
et  les  Espagnols  malgré  l'alliance  qu'ils  se  croyérent  obligés 
de  faire  avec  les  barbares  du  Chaco  (Guaikurús,  Tolas  et  Len- 
guas) —  n'auraient  probablement  pas  pu  obtenir  la  victoire,  sans 
la  trahison  d'un  cacique  guaraní.  Non  obstant,  ce  soulévement 
ne  fut  pas  le  dernier.  Une  nouvelle  reprise  d 'armes  éclata  en 
1560.  Mais  l'issue  n'aurait  pu  étre  différente;  car  Tusage  d'ar- 
mes  á  feu  était  interdit  aux  Indiens,  et  d'un  autre  cóté,  tandis 
que  le  pouvoir  des  Espagnols  grandissait  toujours,  celui  des 
Kariós  diminuait  graduellement.  Ceci  pour  plusieurs  motifs: 
ees  guerres  étaient  fort  sanglantes;  les  prisonniers  et  leurs  fa- 
milles  devenaient  les  esclaves  des  Espagnols;  les  épidemies 
nouvelles  faisaient  des  ravages;  et  la  croyance  —  genérale  chez 
les  Indiens  Guaranís  —  que  le  fils  descendait  exclusivement  du 
pére,  ne  faisant  que  passer  par  le  corps  de  la  mere,  faisait  de 
tout  métis  un  nouvel  ennemi.  Cela  finit  par  soumettre  les  In- 
diens Guaranís  a  la  dure  raison  des  faits  ineluctables,  et  dans 
la  nouvelle  alliance  —  définitive  cette  fois  —  la  fusión  des  races 
devint  genérale, 

C'est  ce  qui  arriva  forcément  pour  certaines  autres  nations 
ou  partialités,  surtout  pour  celles-lá  que  les  Jésuites  n'avaient 
pas  pu   réduire,  au  préalable,  spirituellement.     Et   il  en  fut  de 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PAFJANA        538 

méme  des  Guaranís  du  Brésil.  Le  droit  et  la  justice  étaient 
rarement  du  cóté  des  Européens,  et  á  ce  point  de  vue,  il  n'y  a 
pas  de  doute  que  le  beau  role  était  celui  des  Guaranís.  Quant 
aux  gouvernements  de  TAssomption,  il  parait  bien  qu'ils  ont 
souvent  eu  la  main  particuliérement  dure,  puisque  des  rois  leurs 
en  ont  fait  le  reproche  (1).  Mais  il  ne  faudrait  pas  s'appesan- 
tir  sur  la  responsabilité  des  Espagnols  en  general,  devant  l'his- 
toire.  Caril  faut  reconnaitre  que  les  gouvernements  d'Espagne 
ont  fait  tout  ce  qui  était  en  leur  pouvoir  pour  proteger  les  In- 
diens;  ils  avaient  instamment  défendu,  non  seulement  d'en 
faire  des  esclaves  ou  des  serfs,  mais  aussi  de  les  soumettre  au 
service  personnel  pour  le  payement  du  tribut  qu'ils  devaient 
payer  aux  encomenderos.  —  «  Vous  savez  bien,  disait  Philippe 
IV,  que  par  de  nombreux  décrets,  moi  et  les  rois  mes  ancétres, 
nous  avons  ordonné  que  les  Indiens  de  ees  provinces  jouissent 
d'une  entiere  liberté  et  ne  me  servent  que  comme  les  autres 
vassaux  libres  de  mes  royaumes  «  (2).  Une  telle  attitude  ne  se 
démentit  presque  jamáis.  Mais  un  abime  en  fonction  d' espace, 
plus  grand  encoré  en  fonction  de  temps,  séparait  la  métropole 
des  colonies,  et  la  nature  est  plus  forte  que  le  pouvoir  des  rois. 


(1)  Ordonnances   (Cédulas)   royales    et    lettres  de    PhJlippe  IV,  in 
Jarque,  «  Ruiz  de  Montoya  en  Indias»    voL     IV    p.  1-S7. 

(2)  Jarque,  1.  c,  31. 


INDEX  ALPHABETIQUE 

Des  Nations  ou  races  survivantes; 

des  partialités  et  de  certains  autres  peuples; 
des  synonymes  et  des 

GRANOS  GROUPES  ETHNIQUES 


Apiaká  guaranis 

65 

Caainguá,  Cainguá,  les 

Apihteré : 

66, 

74 

vrais  (non  Avá-Mbihá, 

Apukarána: 

45 

Avá-Chiripá,  Tarumá)     80 

Atihrá 

96 

Cainguás,  voir  Caainguá 

Aré 

40 

Caingiiás  du  Sud            81 

Arecayanos 

98 

Calinas                            61 

Arekayá 

98 

Caraibes                          61 

Avá  (str.  sensu) 

102 

Caricó,  Carijó                103 

Avá-Apihteré 

66 

Cariocas                         103 

Avá=Ch¡r¡pá 

44, 

54. 

,74 

Carioes                           103 

Avá=Quayaná 

65, 

78 

Carlos                            103 

Ava-karaí  ? 

65 

Caros,  Caros                    83 

Avá=Mbihá  44, 

45, 

48, 

50 

Catandúvas                      46 

52,  57, 

74, 

8S, 

97 

Cayová,  Cayuá,  Cau- 

Avá-mboyá 

49 

guá;                           54,  57 

Avá-pihtá' 

90, 

92 

Capóleos                           92 

Barbudos 

65 

Ceratos                             81 

Baticola 

57 

Chaavaraáne                   89 

Bombois 

96 

Chabaraná                       89 

Botocudos,  faux 

40 

Chana            73,  88,  89,  92 

Caainguá,  Cainguá, 

Chañé,   Chañes,  Chaneses: 

Caiguá,  Caiuá,  Cai- 

voir  Chana 

gúé ;  les  faux : 

54, 

57 

Charrúas                         5^ 

Chavarána         89 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ 


540 


Chikí,  Chiquís  45 

Chimeón  75 

China  (stricto  sensu)     102 
Chiquitos  du  Guaihrá:     45 
Chiriguaná  44,  72,  95,  97 
Chiriguanos :  voir  Chiri- 
giianá 

Chiripá,  voir  Avá-Chiripá 
Coroaclos  74,  J^.7 

Echoahdí  89 

Edyiguayeguí  92 

Ekini-kináo  89 

Etelená  90, 94 

Etelenoá  90 

Gahbís  61 

Guacharapó  93 

Guachi,  Guachié,  Guachíes, 
Guachirí,  Guachis  93 

Guachikó  93 

Quaihraé  41,  52,  101 

Guaikii  ni  92 

Guairaré.  Voir  Guaihraé 
Quaireños  52,  100 

Gualaches:  Voir  Kualachi' 
Giialachi       ,,  ,, 

Gualachíes     ,,  ,, 

Guana  88,  89 

Guananas:  Voir  Kualachi" 
Guarambaré  96 

GuARANiENNE  (branche)  87 
Quaranís  38,  39,  41,  5^,  86 
Guato  75,  88 

Quayakí  50,  67,  68,  70,  81  * 
Guayakí  de  Misiones       80 
Giiayaki  du  Sud        69,  84 


Guayaná  75,  76 

Guayanás  du  Sud  ^  faux 
Guayanas  ^  Guananas  du 
Sud  65,  78 

Guayanás  Modernes  76 
Guayrarés.  Voir  Guaihraé 
Guazarapos  93 

Guebís  97 

Qwaná  88,  89,  91 

Gwevih  97 

Ckvihrapó,  Guirapos  93 
Ihvihang'íh  50 

IJivihtihrambetá  44 

Ihvihtirihgiiá  97 

Ihvihtihrokái  74- 

Ingái  75,  76 

Tnia  45 

Inianí  65,  78 

Itambeihpeguá  56 

Itati  85,  .94 

Itatines:    voir  Itati 
Itatis  Occidentatix  97 

Kaadiuvueo  92 

Kaag\\ihpóra  57 

Kaaihwuá,  les  faux:  54,  57 
Kaaihwuá,  les  vrais:  80 
Kaatandihva  46 

Kaingang  39,  478=47,  50 

74,  81 
Kali-na'  61 

Karaivé  61 

Karí  61,  104 

Karichó  103 

Karí'ó  103 

Karivó  103 


541 


ANALES    científicos    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 


Karopeguá  83 

Kimdá  7U 

Krenn      46,  74,  75,  77,  79 
Kualachi  40 

Kiinipaihtíh  97 

Layaná  89,  94 

Leptorrhiniens  91 

Mahóvia  99 

Malali  75 

Matacos  dii  Paraguaij     70 
Mbaé-verá;  voir  suivant: 
Mbaeverá=guá  48,  52,  57 
Mhayá  90,  91,  á>^ 

Mbenhvé=guasú  70 

Mbihá,  voir  Avá-Mbihá 
Mhoré  81 

Mhraá  68 

Mojos  90 

Mombói  96 

Mongola  102 

Monteses       66,  96,  97,  98 
Notobotocudos  50 

NU-ARUAK  87,  88,  90 

Ñuára  93 

Ñyuára  93 

Pagueros  82 

PARAGUAYENS  modernes: 

86,  94,  96 
Paranaé  71,  73,  99 

Paranaihguá  71,  95 

Payaguá  (Tai)  78 

Pihtádyovái  50 


Pihtú,  Pihtú  96 

Pirapihtanguá  76 

Piratines  83 

PROTOGUARANÍS  87 

Rea  102 

Sémitique  (type)  91 

Serranos  97 


Tai 

Taihi,  Taino 

Tapé 

Tapietis 

Tareíh 

Tarumá 


55,  77 

57 

44,  53,  100 

73 

96 

66,  98 


Tayaóba;  voir  Tayaopeguá 
Tayaopeguá:  44 

Tayatíh:  44 

Teihi  57 

Tekó-katú  52 

Terena  -  88 

Terenoá  90 

Terenoé  90 

Tihpihyá  57 

Toupis  (les  Vrais)  47,  79,  81 
Tukupí  44 

Tupí  (Voir  Kaingang, 
Kimdá,  et  Krenn)  47, 74, 81 
Tupiná'  47 

Varangatú  49 

Yaguaraities  83 

Yapeyúes  83 

Yguazuanos  49 


AUTEURS  CITES 

Ambrosetti,  Juan  B.  —  «  Los  Indios  Cainguá  del  Alto  Pa- 
raná »  Buenos  Aires,  1895  in  « Bol.  Inst.  Geográf.  Arg.  »  vol  XV. 

«  Los  Indios  Kaingangues  de  S.  Pedro  »,  B,  Aires  1895 
in  Rev.  Jardin  ZooL,  vol.  II 

Azara,  Félix  de  —  «  Descr.  é  Historia  del  Paraguay  y  del 
Río  de  la  Plata  »;  Madrid  y  Asunción,  1896. 

Bertoni,  Moisés  S.  —  «  Influencia  de  la  Lengua  Guaraní 
en  Sudamérica  y  Antillas  » ;  Puerto  Bertoni,  1916 

«  Resumen  de  Prehistoria  y  Protohistoria  de  los  Países 
Guaraníes,  1915 

«  Diccionario  de  los  géneros  Botánicos  latino-guaraní  » 
Asunción  1914 

"  Civilización  y  Etnografía  Guaraní »  (sous  presse) 

Borba,  Telémaco  Morosines  —  «  Breve  noticia  sobre  os  In- 
dios Caingangs,  acomp.  de  un  Vocabul.  da  Lingua  g  da  dos  Cay- 
guás  e  Chavantes  ".  Río  de  Janeiro  1883  in  «  Rev.  SecQáo  da 
Soc.  de  Geogr.  de  Lisboa  no  Brasil »  vol .  II 

«  Actualidade  Indígena »  Curitiba,  1903  (Avec  quelques 
articles  publiés  antérieurement) . 

((  ObservaQoes  sobre  os  Indígenas  do  Estado  do  Paraná  » 
in  Rev.  Mus.  Paulista  v.  I,  1895 

Charlevolx,  P.  Pierre  FranQois-Xarier  de  —  «  Histoire  du 
Paraguay  «;  París  1762. 

Ewerton-Quadros,  Franc.  R.  «  Memoria  "  in  «  Rev.  do  Inst. 
Hist.  do  Rio  de  Janeiro  »  vol.  LV,  1892. 

Ibering,  H.  von  —  «  Os  Guayanás  e  Caingangs  de  Sao  Paulo» 
Sao  Paulo,  1895 

«A  Civilisacáo  Prehistórica  do  Brazil  Meridional»:  Sao 
Paulo,   1895 

«  Os  Guayanás  e  Caingangs  de  Sao  Paulo  »  in  «  Rev.  Mu- 
sen Paulista  .),  vol.    VI.    S.  Paulo  1905 

"  The  Anthropology  of  the  State  of  S.  Paulo  «,  enlarged 
ed.,  Sao  Paulo  1906 

Jorque,  Dr.  Francisco  —  «  Ruiz  de  Montoya  en  Indias  »; 
Madrid  1900. 


543  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II,  N.   6 

Nordenskioeld,  Erland:  —  «  La  Vie  des  Indiens  dans  le  Cha- 
co »,  vol.  VI  de  la    «  Revue  de    Geogr,  »    Paris    1912 

Rengger  —  «  Reise  nach  Paraguay  >»;  Aarau    1835 

Sampaio,  Theodoro  "  A  nagáo  Guayañá  da  Cap.  de  Sao 
Vicente  » ;  Sao  Paulo    1895 

«  Os  Guayanás  da  Cap.  de  Sao  Vicente  •',  San  Paulo  1904, 
in  «  Rev.  do  Instituto  •>,  vol.    VIII 

Sánchez  Labrador,  P.  —  •'  El  Paraguay  Católico  »,  2  vol. 
Buenos  Aires,  1910 

Schiaginhaufen,  Otto  —  «  Anthropologische  Beobacht.  an 
Vertretern  d.  Cainguá  und  Guayakí  »;  München  1913  (in  Schus- 
ter,  « Argent.  ») 

Schmiedel,  Ulrich  —  "  Viaje  al  Rio  de  la  Plata»  Buenos 
Aires    1903 

Schuster,  Adolph  N.  —  «Argentinien,  Land,  Volk,  Wir- 
tsch.  u.  Koloniz.  »;  München    1913 

Techo,  P.  Nicolás  del  —  «  Historia  de  la  Provincia  del  Pa- 
raguay de  la    Compañía  de  Jesús  »',  Madrid    1897 


cylDDENDA 

Page 

471  Sous  Kualachí\  ajouter  comme  synonymes:  «  Guananas, 
Guananas  (non  Guayañás)  »». 

472  Au  méme  §  ajouter:  «  Charlevoix  (II  249)  dit:  «  On  ne 
saurait  guére  douter  que  les  uns  et  les  autres  (Gualachís  et 
Guanoás)  ne  fussent  Guaranís  d'origine  ».  Ces  Guanoás 
(ou  Guenoás)  «étaient  plus  éloignésau  Sud  que  les  Gualaches» 

473  Aprés  le  §  Les  Tiikupí,  ajouter  ce  §  :  "  Les  Aguará:  lis  éta- 
ient  tres  probablement  une  partialité  Guaihraé,  Habitant 
le  Bas  Huihvaíh  (aujourd'hui  Ybay  ou  Yvaí),  ils  se  trouvé- 
rent  de  bonne  heure  en  contact  avec  les  Espagnols,  qu'ils 
regurentde  lameilleurefaQon.  Azara  (II.  178)  le  reconnait. 

476  Aprés  le  §  Les  Iniá,  ajouter  ce  §: 

«Les  Ihvihrayá:  Nation  qui  comptait  10  000  hommes  et  vivait 
a  30  lieues  — au  Sud?—  de  Villa  Rica;  le  P.  Del  Techo  nous 
la  montre  comme  vivant  de  la  chasse  et  assez  barbare,  tout 
en  laissant  comprendre  qu'elle  parlait  guaraní.  Elle  n'étaít, 
possiblement,  qu'une  partialité  tayaóva,  Villa  Rica  étant 
álors  situé  plus  au  nord  ». 

476  Sous  uChikU,  5éme  ligne;  lisez:  « ils lui  demandérent  spon- 
tanément  un  prétre  ». 

482  22éme  1.,  compléter:  •'  (Huihvá-íh  -  riviére  des  hampes  de 
fleches  »» ) . 

482  26éme  1.,  ajouter:  Le  célebre  P.  Bolaños  les  visita,  avant 
Tarrivée  des  Jésuites  au  Guaihra  et  réussit  méme  á  conver- 
tir une  partie  des  habitants  des  bourgades  de  Kuruñyái  et 
de  Paková,  ainsi  que  de  l'amondá  d'Itá-angu'á,  qui  étaient 
probablement  de  la  nation  des  «  Mbae veragua  ».  Mais  cela 
ne  dura  pas  longtemps  ». 

484  20éme  1.,  compléter:  «  emmenant  un  si  grand  nombre  de 
prisonniers,  qu'il  put  vendré  25  000  esclaves  (Techo). 

486  35émel.,  aprés  «  Chiripas  »;  ajouter:  «  Anacreto  Galiano». 

521  18éme  1.,  au  lieu  de  «  derniére  »,  lisez:  «  partialité  », 

536  6éme  1.,  liesz:  «  Azara,  pas  plus  suspecte  ». 


LOS    .   CHIRIGUANA  » 

ACTUAL  ESTADO  DE  CULTURA  DE  UNA  NACIÓN  GUARANÍ 

Resumen  de  un  estudio  del  Barón  Erland  Nordenskioeld 

por  EL  Dr.  MOISÉS  S.  BERTONI 

Existe  sólo   un  medio  para   co7iocer 
algo  de  la  naturaleza:  vivir  en  ella. 

Cuando  yo  traté  de  comprotar  aunque  muy  sucinta- 
mente —  la  verdad  de  que  los  Guaraníes  habían  llegado  a  un 
grado  de  civilización  relativamente  adelantado,  y  que  aun  hoy 
día,  ciertas  parcialidades  consevan  más  o  menos  una  civilización, 
sui  generis,  pero  comparativamente  elevada,  algunos  pretendie- 
ron —  no  obstante  la  general  aprobación  de  mis  ideas  —  que  se 
tratase  únicamente  de  una  opinión  mía  particular,  y  que  seme- 
jante opinión  no  tuviese  fundamente  serio. 

Ningún  etnógrafo,  ningún  indianólogo,  hizo  hasta  ahora 
una  objeción  seria  a  esa  «  mi  teoría  »,  mientras  varios  la  apo- 
yaron y  me  felicitaron  por  haberla  sostenido  decididamente. 

Uno  de  los  más  conocidos- escritores  paraguayos,  el  doctor 
Cecilio  Báez,  bajo  el  título  de  «  Estudios  Americanos  '»,  publi- 
có algunos  artículos  en  la  prensa  diaria  de  Asunción,  en  los 
cuales  pretende  probar  todo  lo  contrario;  pero,  no  teniendo  él 
un  conocimiento  personal  de  los  indios  actuales,  ni  disponiendo, 
por  lo  visto,  de  todo  lo  publicado  al  respecto  por  los  verdaderos 
especialistas,  pretendió  obtener  su  objeto  mediante  meras  cita- 
ciones. 

El  procedimiento  no  es  científico,  y  menos  en  este  caso. 
Porque  si  he  sostenido,  como  se  pretende,  una  teoría  nueva, 
claro  es  que  todos  los  que  me  han  precedido  deben  forzosamente 
haber  tenido  ideas  diferentes  de  las  mías.  Si  parva  licet  com- 
ponere  magnis,  es  con  semejante  procedimiento  que  otrora  se 
pretendió  comprobar  que  Galileo  era  un  soñador  y  Colón  un  vi- 
sionario.    Ese  proceder  es  inadmisible,  pues  no  habría  verdad 


BERTONI:    AP    ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         54Ó 

científica  o  histórica  que  resistiese,  y  los  historiadores  más  se 
parecerían  a  abogados  tribimalicios  que  a  serenos  jueces  de  las 
acciones  humanas. 

Pero  en  todo  caso  —  cuando  el  objeto  es  exclusivamente 
la  indagación  de  la  verdad  es  obligación  primaria  la  de  hacer 
previamente  una  imparcial  elección  de  autores,  ateniéndose  so- 
bre todo  a  los  más  modernos  y  especi-alizados.  Ahora  bien,  el 
doctor  Báez  hace  caso  omiso  de  varias  obras  capitales,  y  entre 
ellas,  la  de  Erland  Nordenskioeld;  y  como  yo  doy  como  indiscuti- 
ble su  buena  fe,  supongo  que  no  tuvo  esas  publicaciones  a  su 
alcance. 

Esa  obra  es  una  de  las  últimas  que  se  hayan  publicado  y 
traten  de  la  vida,  costumbres  e  ideas  de  un  pueblo  guaraní.  Es 
también  la  de  una  autoridad  de  primer  orden,  de  un  etnógrafo 
especialista  de  primera  fila,  y  de  uno  de  los  hombres  de  ciencia 
que  han  realizado  en  estos  últimos  tiempos  más  novedosos  via- 
jes y  más  largas  estadías  entre  los  Indios. 

Para  dar  una  idea  de  la  importancia  de  su  libro,  basta 
decir  que,  publicado  primeramente  en  lengua  sueca,  pronto  fué 
traducido  y  publicado  en  francés  por  la  Sociedad  Geográfica 
de  París,  en  1912,.  existiendo  además  una  traducción  alemana. 

Es  que  Nordenskioeld,  para  conocer  los  Indio?,  ha  tomado 
la  sola  vía  que  conduce  a  cosa  seria:  ha  ido  a  ellos;  mejor  aún, 
ha  vivido  años  con  ellos,  en  la  mayor  intimidad  que  le  fuera  po- 
sible; y  casi  huyendo  de  aquellos  que  tenían  comercio  con  los 
europeos  o  pertenecen  a  las  misiones,  se  lanzó  en  pleno  país  des- 
conocido, para  estudiar  las  tribus  vírgenes  todavía,  o  bastante 
puras  para  conservar  su  prístino  carácter. " 

Ahora  bien,  he  aquí,  reducido  a  las  frases  esenciales  (1) 
que  me  permito  citar,  lo  que  ese  etnógrafo  explorador  dice  de 
los  Indios  Guaraníes  (2) : 


(1)  Las  pocas  frases  entre  paréntesis  son  mías 

(2)  El  autor  se  refiere  especialmente  a  los  indios  Chiriguanos  y  Cha- 
neses. Estos  últimos  hablaban  antiguamente  una  lengua  del  grupo  Nu-Ar- 
uak,  pero  fueron  sometidos  por  los  primeros,  que  les  impusieron  la  lengua 
guaraní  y  casi  tedas  sus  costumbres.' 

En  cuanto  a  lo.s  Chiriguanos,  son  Guaraníes  puros.  Emigrados  del 
Paraguay,  en  varias  épocas,  antes  del  descubrimiento,  fueron  a  establecerse 
en  la  región  que  fué  después  de  Santa  Cruz  de  la  Sierra,    conquistando    una 


547  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  11.  N.    6 

«  Estos  indios  están  mucho  más  adelantados  en  civiliza- 
ción que  los  "  salvages  '»  del  Chaco  ..  Con  los  Chiriguaná  y  Cha- 
neses aprendemos  a  conocer  indios  que  tienen  una  civilización 
especial,  completamente  diferente  de  la  de  los  pueblos  que  hemos 
considerado  en  los  capítulos  precedentes  (132)  ... 

Después  de  haber  notado  que  saben  trazar  el  mapa  de  su 
país  (133),  dice  "  Yo  experimentaba  un  gran  placer  en  conver- 
sar con  esos  hombres  finos,  llenos  de  tacto  y  aun  ^  instruidos  »> 
(139).  Los  Chaneses,  de  raza  aruak.  adoptaron  completamente 
la  lengua  y  civilización  guaraní  (lo  cual  constituye  una  de  las 
pruebas  de  que  los  Aruak,  en  vez  de  ser  superiores,  mucho  reci- 
bieron de  los  Guaraní)  Los  «  Chiriguaná  "  llaman  Tapuyes  a 
los  Chaneses  (es  decir  «  esclavos  »  (tapihihi),  como  a  los  «Gua- 
na», Tapuyas,  etc). 

Son  trabajadores.  De  las  naciones  de  indios  que  van  a 
trabajar  en  los  establecimientos  argentinos,  los  "  Chiriguaná  >» 
son  los  únicos  que  ganan  un  jornal  elevado  y  los  solos  que  tra- 
bajan asiduamente  (7).  Son  verdaderos  agricultores.  En  esto 
y  en  todo  lo  demás  consideran  a  las  otras  tribus  del  Chaco  como 
inferiores,  y  éstas,  por  lo  demás,  admiran  a  los  «  Chiriguaná  » 
(85).  Y  tan  convencidos  están  esos  Guaraníes  de  su  superiori- 
dad, que  «  consideran  como  una  cosa  inconcebible  que  una  mu- 
jer Chiriguaná  se  entregue  a  un  Chorotí »  indio  de  otra  nación 
(ibidem)  ..."  Esto  no  impide  que  un  Chiriguaná  se  divierta  con 
una  bella  Churotí.  Pero  no  la  tomará  como  esposa;  sería  de- 
masiado chocante  »  (264)  ...Igual  distancia  en  lo  demás.  Por 
ejemplo:  que  un    Chiriguaná    pueda   servir   a  un    Tapíete,    es 


de  las  regiones  más  fértiles  de  Bolivia.  El  emperador  del  Perú,  Yupanki, 
trató  en  vano  de  someterlos.  Los  Españoles  los  sometieron  en  parte,  obli- 
gando a  los  demás  a  replegarse  más  al  Sud,  donde  ahora  viven.  Algunas 
parcialidades  supieron  conservar  su  independencia.  Otras  reconocen  las  au- 
toridades Bolivianas.  Estas  últimas  tribus  intentaron  recuperar  su  comple- 
ta independencia  en  1890,  y  por  poco  no  logran  su  intento;  lucharon  con  bas- 
tante resultado,  aunque  sin  armas  de  fuego,  contra  un  ejército  co.mpuesto 
de  500  soldados  bolivianos  y  1000  auxiliares  indios;  en  la  batalla  decisiva  de 
Kuruyukíh,  que  había  durado  todo  el  día  sin  ventaja  para  ningún  bando,  los 
Bolivianos  habían  casi  agotado  sus  municiones  y  se  hallaban  en  una  situación 
que  pronto  llegaría  a  ser  grave;  pero  los  Chiriguanos,  que  ignoraban  ese 
particular  y  suponían  lo  contrario,  durante  la  noche  silenciosamente  aban- 
donaron el  campo. 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ         548 

una  cosa  absurda,  cómica,  tan  disparatada  como  el  de  admitir 
que  una  niña  chiri guana  pueda  ser  amante  de  un  Chorotí  pio- 
jento ^^  (ibidem). 

Nordenskioeld  considera  como  una  fantasía  la  acusación 
de  antropofagia  (147),  y  calumniosa  la  del  infanticidio  y  abor- 
to  (180). 

«  Sus  plantaciones  son  « muy  extensas  »  y  sus  cultivos 
"  bien  cuidados  ».  En  los  tiempos  usaban  azadas  de  madera  du- 
ra, con  mangos  muy  bonitos,  como  lo  muestran  los  grabados 
(159)  ...  Sus  cultivos  son  encerrados  por  medio  de  cercas  difíci- 
les de  pasar»   (ibidem). 

«  Sus  aldeas  son  muy  limpias;  se  barre  todos  los  días  los 
ranchos  y  las  plazas,  y  las  basuras  se  queman,  pues  les  gusta 
que  todo  sea  limpio  en  torno  de  ellos  ...  El  interior  de  los  ranchos 
es  bastante  espacioso  ...  y  no  tiene  sabandijas,  al  revés  de  lo  que 
pasa  en  las  habitaciones  de  los  otros  indios,  y  aun  de  los  blancos 
de  ]a  región  (152)  ...  «La  primera  cosa  que  hacen  las  mujeres 
al  levantarse,  es  ir  a  buscar  agua  para  tomar  un  baño  (154), 
que  frecuentemente  repiten  durante  el  día  (175).  «  Este  amor 
al  aseo  es  tanto  más  notable,  en  cuanto  persiste  entre  las  tribus 
que  viven  en  regiones  muy  escasas  de  agua,  como  la  del  valle 
del  Caipipendi  (Kaipihpendíh).  Naturalmente  no  pueden  to- 
mar baño  durante  la  estación  seca;  no  abstante  las  mujeres  per- 
sisten en  lavarse  completamente  el  cuerpo  cada  mañana  »  (176) . 

*<  La  suciedad  y  desaseo  que  preside  a  la  cocina  y  alimen- 
tación entre  los  Chorotí  y  Ashluslay  (indios  no  Guaraní),  no 
se  nota  entie  estos  indios  »  (163)  ...  Cada  uno  tiene  su  plato,  y 
concluida  la  comida,  se  lavan  la  boca  y  las  manos  (164). 

Cuidan  con  mucho  esmero  de  sus  vestidos.  Los  limpian 
y  componen  desde  que  haga  falta  »  (177).  Los  ancianos,  lejos 
de  tener  el  aspecto  repugnante  que  se  nota  entre  los  otros  indios 
del  Chaco,  »  saben  llevar  una  hermosa  vejez,  y  conservar  con  su 
limpieza,  un  aspecto  «  agradable  »  (138). 

«  Son  muy  hospitalarios  y  reciben  amablemente  a  todos 
los  que  los  visitan  (164). 

«  Las  mujeres  no  quedan  punca  inactivas  ...  He  sido  mara- 
villado por  su  operosidad'  y  de  ver  con  que  cuidado  se  aplican  al 
cumplimiento  de  sus  deberes  como  madres  y  mujeres  caseras  " 
(165). 


549  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    6 

«  Los  niños  ayudan  a  los  grandes.  Juegan  también,  y 
alegremente;  pero  jamás  pelean  entre  ellos,  ni  se  insultan  (169). 

Usan  adornos  de  turquesas,  crisolitas  y  perlas  (173).  Los 
que  visten  todavía  a  la  antigua,  tienen  hermosos  ponchos,  pecto- 
ral de  plata  y  otros  adornos  de  buen  gusto  (209). 

«  Los  jóvenes  varones  y  las  hijas  no  casadas  nunca  andan 
rodando  con  el  fin  de  entregarse  a  ilícitos  amores.  Las  decentes 
hijas  Chaneses  y  Chiriguaná,  vigiladas  por  sus  madres,  no 
tienen  vicios  y  no  buscan  frecuentaciones  con  los  jóvenes  »  154 
...  Los  hijos  ilegítimos  son  muy  raros  (179.)  En  la  aldea  de  Iti- 
yurú,  uno  solo  entre  500  habitantes.  La  niña  debe  ser  pedida 
a  su  madre,  la  cual  impone  al  aspirante  un  año  de  noviazgo,  du- 
rante la  cual  el  novio  debe  servir  a  la  familia  sin  tener  relacio- 
nes con  la  novia  (183). 

«  En  las  aldeas  de  indios  no  cristianos  jamás  un  miem- 
bro de  nuestra  expedición  recibió  la  oferta  de  una  muchacha, 
como  sucedió  en  las  aldeas  cristianadas  »  (184).  Aun  el  Padre 
Chomé  escribía  en  173.5,  hablando  de  los  Chiriguaná,  que  en 
ese  tiempo  no  habían  recibido  aún  la  influencia  de  los  blancos: 
((  nunca  los  hombres  se  dejan  ir  a  la  más  mínima  acción  indecen- 
te con  las  mujeres;  jamás  he  oído  salir  de  su  boca  la  más  míni- 
ma palabra  deshonesta  »   (185). 

Es  notable  como  saben  atender  a  ciertos  enfermos.  « A- 
plican  las  reglas  de  la  asepsia.  Muchas  veces  los  he  visto  curar 
llagas  y  heridas  según  los  principios  más  modernos,  y  servirse 
por  ejemplo,  de  agua  hervida.  ¡  Qué  contraste  con  los  blancos, 
que  en  el  mismo  país,  se  sirven  para  ese  uso  de  excrementos  de 
chancho,  o  de  orina  humana  adicionada  de  sal  !  »   (189). 

Recuerdan  con  cariño  inalterable  a  sus  muertos;  por  eso 
no  tienen  cementerios.  «  Estos  indios  pasan  su  vida  entre  las 
tumbas  de  los  miembros  de  su  familia.  «Los  cristianos  (me decía 
un  cacique)  llevan  sus  muertos  lejos  de  las  casas;  pero  nosotros, 
que  conservamos  siempre  una  grande  afección  para  ellos,  los 
guardamos  en  nuestras  casas  '»  190.  (No  puede  darse  senti- 
miento más  delicado,  más  profundamente  espiritual. ) 

El  luto  es  de  rigor.  La  viuda  Chiriguaná  debe  cortarse 
dos  veces  el  cabello  y  no  puede  contraer  matrimonio  hasta  que 
el  cabello  haya   adquirido   la  primitiva   largura.     «  El  viudo  no 


BERTONI:    AP.  ETHNOGR.  DU  PAR.  ORIENT.  &  HAUT  PARANÁ        550 

puede  cacarse  sino  un  año  después  de  la  muerte  de  su  esposa. 
La  mujer  que  está  de  luto,  no  puede  llevar  ningún  adorno  » 
(161). 

El  sentimiento  del  pudor  es  mucho  más  vivo  que  entre 
los  demás  indios  (19G).  La  perversión  es  rarísima,  si  es  tal, 
pues  es  ingenua,  y  «  en  suma  está  lejos  de  igualar  a  la  que  se 
nota  demasiado  frecuentemente  en  las  regiones  civilizadas » 
(197). 

Todo  crimen  es  castigado  severamente;  el  robo  igualmen- 
te. Los  ciímenes  considerados  como  más  graves  son  el  asesi- 
nato, la  seducción  y  la  brujería  (201).  Las  cuestiones  entre 
particulares  se  lesuelven  frecuentemente  por  medio  del  duelo 
reglamentado.  (Llam.o  la  atención  sobre  el  capítulo  seducción, 
en  el  cual  se  podría  hacer  comparaciones  muy  sugestivas.  Lla- 
mará también  la  atención  de  muchos  el  que  la  brujería  sea  tan 
severamente  condenada,  cuando  es  corriente  creer  que  los  payé 
sean  meros  hechiceros  o  impostores;  es  sin  embargo  así,  y  es 
natural,  pues  hay  entre  el  verdadero  y  el  falso  payé,  la  misma 
diferencia  que  corre  entre  el  creer  y  obrar  en  buena  fe  y  la 
mistificación  con  fines  condenables). 

«  Los  Chiriguaná  y  Chaneses  son  tribus  en  que  la  in- 
dustria artística  se  ha  desarrollado  en  alto  grado  »  210.  íEsto 
deja  mucho  atrás  lo  que  yo  he  dicho  al  repecto  de  arte).  «  Cier- 
tas mujeres  poseen  el  arte  de  pintar  las  vasijas  con  habilidad 
y  elegancia  notables  ...  Todas  tratan  de  presentar  algo  original 
y  pintar  algún  motivo  nuevo  »  203.  Algunas  asombraron  al 
autor  por  su  ejecución  « tan  segura  y  llena  de  gusto  »  204.  Y 
nada,  al  respecto,  han  aprendido  de  los  blancos;  al  contrario,  la 
infiuencia  de  los  pretendidos  civilizados  echa  a  perder  el  arte 
indio  (210). 

Tienen  conocimientos  astronómicos.  «  Conocen  bien  to- 
das las  constelaciones  . . .  Estando  sentados  en  el  interior  de  sus 
casas,  pueden  indicar  las  principales  sin  verlas,  pues  conocen 
sus  posiciones  para  cualquier  época  de  año  '»  251.  Saben  que 
las  estrellas  están  muy  alejadas.  Dan  de  las  fases  lunares  una 
explicación  que  no  es  nada  absurda,  y  por  fin  conocen  la  redon- 
dez de  la  tierra  y  el  curso  aparente  del  sol  durante  la  noche 
(aunque   Nordenskioeld   suponga   que  tal   conocimiento  lo  reci- 


551  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

bieron  de  los  blancos,  lo  cual  es  un  error,  como  lo  demuestro  en 
su  lugar). 

He  allí  lo  que  son  los  Indios  Guaraníes  actuales,  según 
uno  de  los  americanistas  etnógrafos  de  mayor  fama,  viajero 
explorador  que  vivió  largo  tiempo  entre  ellos.  He  allí  los  bár- 
baros, los  salvajes,  los  primitivos  de  crueles  instintos,  groseras 
pasiones  y  bestial  vivir,  he  allí  la  raza  indolente,  inferior,  estú- 
pida y  antropófaga  de  mi  contrincante,  escritor  a  cuya  inteli- 
gencia y  merecida  fama  en  otras  disciplinas  rindo  homenaje, 
pero  cuya  falta  casi  completa  de  conocimientos  personales  y  di- 
rectos en  la  cuestión  sinceramente  deploro,  no  por  lo  que  me 
toca  personalmente  -  pues  la  verdad  es  verdad,  y  tarde  o  tem- 
prano se  ha  de  abrir  camino  en  todas  partes  —  sino  por  el  daño 
que  indirectamente  puede  sufrir  la  causa  de  la  raza  americana 
que  por  su  bondad  con  los  blancos,  por  su  noble  inteligencia, 
por  su  vida  tan  moral,  por  su  organización  tan  interesante,  por 
su  valor  admirable  y  por  su  sangre,  que  corre  por  las  venas  de 
millones  de  ciudadanos  americanos,  más  que  ninguna  otra  me- 
rece gratitud  y  protección,  o  cuando  menos,  que  se  deje  vivir  en 
paz  a  sus  últimas  parcialidades  independientes,  sin  completar 
con  la  más  gratuita  difamación,  el  daño  que  ya  les  hacemos 
con  el  alcoholismo,  la  tuberculosis,  la  viruela,  las  enfermedades 
venéreas  y  los  atentados  contra  sus  buenas  costumbres,  que  es 
lo  único  que  les  ofrecemos  de  nuestra  tan  cacareada  civilización. 


NOTA:  Los  guarismos  al  fin  de  las  frases  citadas  indi- 
can las  páginas  correspondientes  de  la  versión  francesa:  La  vie 
des  Indiens  dans  le  Chaco,  par  Erland  Nordenskiceld,  traduit 
par  H.  Beuchat,  Paris,  1912. 

Este  artículo  fué  publicado  primeramente  en  el  diario 
«  Patria »,  Asunción,  el  9  de  Nov.  de  1918. 


SOBRE  PREHISTORIA,  CIVILIZACIÓN 

Y  ortografía  guaraní 

CARTA     DEL 
Dr.  THEODORO  SAMPAIO 

Señor  Doctor  Moisés  S.  Bertoni: 

Muy  estimado  Señor  mío: 

Con  pesar  por  la  involuntaria  demora,  acuso  haber  recibi- 
do, y  leído  con  mucho  aprecio  y  especial  interés  las  sabias  con- 
ferencias sobre  prehistoria  y  protohistoria  de  los  países  guaraníes 
por  usted  realizadas  en  el  Colegio  Nacional  de  Asunción  del  Pa- 
raguay en  1913,  bien  como  el  folleto  versando  sobre  la  ortogra- 
fía guaraní,  de  acuerdo  con  la  base  internacional  propuesta  por 
usted  y  aceptada  por  el  Congreso  Científico  Internacional  de 
Buenos  Aires  en  1910. 

Agradézcole  profundamente  por  ambos  trabajos,  por  su 
amable  atención,  por  la  riqueza  de  saber  y  de  sentimientos  que 
ellos  contienen. 

El  Dr.  Bertoni  es,  en  ciencia,  autoridad  tan  acatada,  que 
nadie  hay,  en  ese  ramo  de  actividad  humana,  que  no  le  rinda 
debido  homenaje.  Pero,  en  el  Dr,  Bertoni,  sobre  el  hombre  de 
ciencia  que  el  mundo  conoce,  hay  el  hombre  de  corazón  y  de 
elevados  sentimientos  que  hace  de  la  ciencia  una  verdadera  re- 
ligión. La  ciencia,  así  enseñada  a  los  pueblos,  y  sobre  todo  a 
los  pueblos  jóvenes  de  nuestra  América,  es  en  verdad  un  soplo 
divino  que  eleva  las  almas,  alentándolas  con  un  ideal  superior 
humano,  lanzándolos  confiados  en  la  senda  de  sus  destinos. 

Me  agradó  sobremanera  el  tema  de  las  conferencias.  Eh 
estas,  la  ciencia  es  solicitada  como  potencia  para  solevantar  la 
moral  de  los  pueblos  de  fondo  guaraní,  de  la  raza  más  avasalla- 
dora de  Sud  América,  El  Para*guay,  que,  por  esa  raza  se  her- 
mana a  nosotros  los  brasileños,  tendrá,  en  la  ciencia  para  con  la 
generación  nueva  que  se  levanta,  la  comprensión  verdadera  de 


553  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    6 

cómo  el  pasado  prepara  las  sendas  del  futuro,  de  cómo  el  senti- 
miento de  raza,  bien  entendido,  puede  ser  justo  motivo  de  noble 
orgullo,  demostrando  que  ro  hay  razas  inferiores,  pero  sólo  ra- 
zas infantes  y  razas  adolescentes  en  la  humanidad,  reservas  pro- 
videnciales del  futuro,  con  que  los  pueblos  más  avanzados  se 
rejuvenecerán  con  el  cruzamiento  para  no  perecer. 

Asi  enseñada,  la  ciencia  está  en  su  papel  más  noble;  vuél- 
vese fuente  inagotable  de  elevados  sentimientos,  fuerza  saluda- 
ble pera  estrechar  entre  los  pueblos  de  la  Tierra  los  lazos  de 
solidaridad. 

Las  hipótesis  desarrolladas  en  las  conferencias  las  encon- 
tré muy  plausibles.  La  Arquinesia  del  Pacífico  ya  se  va  esbo- 
zando más  claramente  en  sus  probables  lincamientos  de  acuerdo 
con  las  más  recientes  investigaciones  científicas,  así  cerno  la 
Atlántida  del  Sud,  proyectada  de  África  hasta  las  Antillas,  por 
las  Canarias,  Madeira  y  Azores,  se  va  definiendo  positivamente 
según  los  estudios  geológicos  más  modernos.  Son  los  dos  enig- 
mas que,  descifrados,  han  de  explicarlas  razas  americanas  en  su 
origen,  los  braquieéfalos  mongoloides  de  un  lado  y  los  dolicocé- 
falos  de  otro. 

Las  cualidades  y  defectos  de  los  pueblos  guaraníes  ahí  es- 
tan  bien  expuestas  y  explicadas.  La  expansión  guaraniana  y 
una  muy  probable  civilización  guaraniana  se  explica  también. 
Siempre  sostuve  que  entre  las  tribus  indígenas  brasileñas  había 
muy  sensibles  desigualdades  de  desenvolvimiento,  y  que,  guar- 
dadas debidas  proporciones,  había  entre  ellas  civilizadas  y  no 
civilizadas',  y  esto  mismo  acabo  de  verificar  en  inscripciones  la- 
pidarias en  el  m.edio  Paraguassú,  de  las  más  extensas  e  impor- 
tantes aquí  conocidas,  acerca  de  las  cuales  escribí  una  mem.oria, 
presentada  al  5?  Congreso  Brasileño  de  Geografía,  reunido  en 
Bahía  en  1916. 

Ruinas  de  ciudades  en  nuestras  selvas,  referidas  por  algu- 
nos viajeros  y  exploradores,  todavía  son  un  enigma  indescifrado. 
Mas  nuestras  selvas  mismas  son,  a  su  vez,  otro  enigma  que  aún 
no  se  explicó  debidamente  y  que  nos  puede  traer  resultados 
inesperados.  Recorrí  en  1878  las  cabeceras  del  río  Una,  afluen- 
te de  la  margen  del  Paraguassú,  buscando  las  ruinas  de  una 
ciudad,  denunciada  por  el  canónigo  Benigno,  pero  no  la  encentré. 


SAMPAIO-      CARTA  SOBRE  PREHIST.  CIVIL.  Y  ORT,  GUARANÍ       554 

Pero  no  juzgo  imposible  un  hallazgo  de  estos  en  el  Brasil. 
Aún  hace  poco,  una  persona  fidedigna  me  dio  noticia  de  una  ex- 
tensa ccnstrucción  de  casi  media  legua  de  largo,  en  Monte  Alto, 
Estado  de  Bahía  y  valle  del  San  Francisco,  donde  se  ven  gran- 
des piedras  alineadas  como  los  monumentos  megalíticos  del 
Morbihan.  Estoy  organizando  una  exploración  para  verificar 
esto. 

Lo  que  la  botánica  y  las  industrias  correlativas  deben  a 
los  pueblos  guaraníes  es  en  verdad  muy  interesante  y  está  bien 
estudiado  en  las  conferencias.  No  menos  interesante  es  la  in- 
terpretación dada  al  tupí  de  acuerdo  con  el  sentido  en  uso  entre 
los  actuales  guaraníes,  inteipretsción  donde  se  refleja  cierto 
orgullo  nacional,  talvez  bien  fundado.  Mucho  se  escribió  entre 
nosotros  acerca  del  significado  de  ese  vocablo.  Los  pueblos 
guaraníes  del  Brasil  entre  estos,  los  de  Río  de  Janeiro,  Bahía  y 
Maranháo,  se  llamaban  a  sí  mismos  Tupinambás  y  esto  lo  hacían 
con  énfasis  y  por  orgullo,  como  se  ve  en  los  escritos  de  J.  de 
Lery,  Thevet,  de  los  cronistas  portugueses  y  de  Ivés  d'Evreux. 
Las  denominaciones  nacionales,  así  procedentes,  no  tenían  sig- 
nificado empeorativo;  lo  tenían  ciertamente  aquellos  nombres 
que  les  daban  las  tribus  enemigas,  ¿  Se  darían  a  sí  mismos  el 
nombre  tupi  los  indígenas  de  la  costa  del  Brasil,  si  para  ellos 
tuviese  ese  vocablo  el  significado  de  rudis,  grosero,  atrasado  ? 
Es  cosa  de  aclarar  desde  el  punto  de  vista  de  la  autenticidad  de 
esos  nombres  nacionales. 

La  ortografía  guaraní,  como  la  propone  usted  debe  ser  la 
preferida.  Razones  decisivas  militan  en  su  favor.  En  la  nue- 
va edición  de  mis  libros  sobre  el  tupí,  y  en  mis  nuevos  estudios 
voy  a  adoptarla  como  de  rigor. 

Tengo  una  observación  que  hacer  al  respecto  de  la  raiz 
guara  en  los  nombres  de  madera  y  de  animales,  cual  se  nota  en 
la  lengua  vulgar  brasileña.  En  «  Ortografía  Guaraní  »,  página 
6,  dice  usted  que  el  vocablo  yvyrá  o  ihvihrá  (árbol)  se  transfor- 
mó en  imirá,  umirá,  moirá,  guara  ...  ;  es  posible,  pero  creo 
que  la  voz  guara,  y  no  guará,  de  aquellos  nombres  procede  del 
participio  presente  del  verbo  ú,'  comer,  participio  presente  sus- 
tantivado que  vale  decir  —  viviente,  erde,  ser,  una  vez  que  lite- 
ralmente quiere  áecir— aquel  que  come,  que  se  alimenta.     De  ahí 


555  ANALES    CIE'NTIFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

los  nombres  de  madera:  giiararema  (guara-rema),  el  ser  fétido, 
el  ente  mal  oloroso;  guarantan  (guara-antan),  el  individuo  o 
ente  duro,  rí^iáo;  guaratincia  (guara-tinga),  el  individuo  blanco; 
guarauna  (guára-una),  el  individuo  negro,  y  así  muchos  otros. 

El  vocablo  yvyrá  o  ihvihrá  dio  en  el  Brasil  varias  formas 
en  vista  también  de  las  formas  dialectales  ihirá  o  imirá,  cuya  i 
media  tuvo  entre  algunas  tribus  brasílicas  el  valor  de  la  u  de  los 
franceses  o  ü  de  los  alemanes,  de  donde  resultaron  por  corrupción, 
las  formas  birá,  hura,  mira,  mura,  7í?oí"?"á  ...  alteraciones  que 
faeron  hasta  dar  la  forma  contraída  hra,  frecuente  en  los  nom- 
bres de  maderas  como  se  vé  en  hraúma,  brajaúva,  bratinga,  etc. 

La  uniformación  de  la  ortografía  guaraní  en  el  Brasil, 
Paraguay  y  Río  de  la  Plata  vuélvese   urgente  e  indispensable. 

No  terminaré  estas  ligeras  observaciones  sin  una  palabra 
de  profunda  simpatía  para  con  esa  juventud  paragauya,  que  oyó 
la  palabra  alentadora  del  sabio  conferencista,  nuestra  hermana 
de  sangre  guaraní  a  la  que  nos  debemos  unir  nosotros  los  brasi- 
leños, por  el  corazón,  por  el  pensamiento  y  por  el  estudio  de  los 
orígenes  nacionales,  como  ella  lo  hará  con  satisfacción  y  amor 
para  que  comprenda  como  bien  dice  usted,  «  que  tales  estudios, 
lejos  de  ahondar  fronteras  mostrarán  a  los  paraguayos  que  están 
rodeados  de  hermanos  ». 

Con  toda  la  estima  y  la  más  alta  consideración  me  suscri- 
bo de  usted  atto.  servidor  y  sincero  admirador. 


bibliografía 


Publicaciones  que  interesan  directamente  al  estudio  antropológico 

DEL  Paraguay 


MARTÍNEZ,  "Dr.  T.  JLFREDO:  Orígenes  y  teyúes 
del  Lenguaje  aplicadas  al  Idioma  Guaraní.    Buenos  Aires  1916 

Esta  obra,  verdaderamente  notable,  debe  ser  considerada, 
a  nuestro  entender,  bajo  dos  puntos  de  vista  diferentes.  Desde 
el  punto  de  vista  general  de  la  filología,  se  presenta  como  nove- 
dosa y  hasta  revolucionaria,  aspecto  que  su  autor  no  oculta.  «  El 
porvenir  de  esta  ciencia  está  más  allá  de  la  gramática;  radica 
en  el  estudio  de  las  raíces,  para  aislar  y  explicar  cada  uno  de 
sus  componentes,  a  fin  de  poder  seguirlas  en  su  evolución  hacia 
la  constitución  de  los  diversos  idiomas.  Este  estudio  nos  dará 
su  ley,  como  la  gramática  comparada  nos  diera  la  suya  »  (p.  121) 
Y  efectivamente,  el  A.,  llevando  el  análisis  hasta  el  extremo 
non  plus  ultra,  no  aisla  sólo  a  las  sílabas,  sino  a  las  letras,  y  no 
atribuye  un  valor  determinado  o  determinable  sólo  a  cada  vocal, 
sino  también  a  las  consonantes.  Verdad  es  que  el  guaraní  se 
presta  mucho  para  sostener— siquiera  en  parte— esta  tesis;  tan- 
to, que  el  A.  cree  poder  afirmar  que  «  las  verdaderas  raíces  del 
idioma  son  las  vocales  y  las  consonantes.  En  este  concepto,  los 
diferentes  acentos  pueden  ser  considerados,  a  veces,  como  raí- 
ces »  (p.  333) .  Y  agrega  que  «'este  trabajo  de  análisis,  hasta 
llegar  a  las  células,  por  decir  asi,  del  idioma,  no  se  ha  hecho, 
sino  hasta  las  llamadas  raíces,  que  no  son   sino   conglomerados 


557  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS     SERIE  II.  N.   6 

radicales,  que  nadie  ha  disuelto  para  el  examen  »  (194).  Pues 
este  proceso  formativo  del  guaraní  no  es  para  el  A.  un  fenóme- 
no aislado,  «  es  un  sistema,  que  con  variantes  leves  o  grandes, 
fué  el  de  todos  los  idiomas;  y  la  comprobación  del  fenómeno  nos 
dará  quizá  la  prueba  de  la  unidad  del  lenguaje  humano  »  (p.  194) 
Desde  ya  el  A.  indica  numerosas  similitudes  entre  el  guaraní  y 
las  lenguas  indo-europeas.  "  Yo  denuncio  el  hecho,  sin  ofusca- 
ción, sin  pasiones;  noto  que  las  raíces  tan  nítidas  del  guaraní  se 
encuentran  transportadas  al  latín,  con  una  extensión  tan  grande, 
y  a  veces  empleadas  con  una  exactitud  tan  manifiesta,  que  exige 
de  los  sabios  la  necesidad  de  desprenderse  de  prejuicios,  para 
iniciar  una  nueva  era  en  los  estudios  filológicos...»  (264).  El 
A.  insiste  en  que  la  «  evidencia  de  las  similitudes,  y  a  veces  de 
las  identidades  de  las  raíces  >»  del  guaraní  con  las  de  los  idiomas 
indo-europeos,  y  otros  más,  «  ahí  está,  inconmovible,  desmintien- 
do a  la  filología  de  las  familias  cerradas  en   lingüística  "   (ibid). 

Es  indudable  que  si  la  tesis  del  A.  es  admitida,  la  teoría 
monogenista  resultará  notablemente  reforzada,  para  no  decir 
definitivamente  comprobada.  Tan  notable  analogía  en  el  proce- 
so de  la  formación  de  los  idiomas,  no  podría  ser  sino  la  conse- 
cuencia de  iguales  analogías  anatómicas  y  espirituales.  En  cam- 
bio, las  relaciones  insospechadas  descubiertas  o  para  descubrir 
según  el  método  del  A.,  perderían  mucho  de  su  valor  indicativo 
de  migraciones  y  relaciones  de  los  pueblos  entre  ellos. 

Las  interrupciones  causadas  por  la  guerra  mundial  no  nos 
han  permitido  conocer  exactamente  la  acogida  que  la  obra  del 
Dr.  Martínez  ha  tenido  en  el  mundo  científico.  Las  Academias 
son  más  bien  conservadoras  y  suelen  rechazar  fácilmente  las 
tesis  revolucionarias;  lo  cual  no  quiere  decir  que  siempre  tengan 
razón,  pues  no  pocas  veces  han  tenido  que  aceptar  lo  que  antes 
habían  rechazado.  Lo  que  nos  parece  indudable,  es  que  esta 
obra  es  de  las  que  se  imponen  a  un  serio  y  detenido  examen,  y 
que  si  hay  algo  absolutamente  inadmisible  en  este  caso,  es  todo 
juicio  a  priori  o  precipitado.  La  dificultad  práctica  está  en  que 
ese  examen  exige,  a  la  vez,  una  preparación  filológica  indiscuti- 
ble y  un  conocimiento  perfecto  y  minucioso  del  idioma  guaraní. 

El  segundo  punto  de  vista,  desde  el  cual  debemos  consi- 
rar  esta  obra,    es  el  del  estudio  especial  de  la   lengua    guaraní. 


BERTONl:       BIBLIOGRAFÍA  558 

A  este  respecto  nos  cabe  decir  que  esperamos  ansiosamente  el 
juicio  del  Dr.  Manuel  Domínguez,  por  la  indiscutible  autoridad 
de  este  autor  en  la  materia,  y  por  su  especialización  en  el  estu- 
dio de  capital  importancia  de  las  raíces  guaraníes.  La  obra  del 
Dr.  MARTÍNEZ  no  es  de  aqiaellas  que  se  pueden  analizar  dentro 
de  tan  breve  cuadro.  En  nuestro  trabajo  La  Lengua  guaraní 
como  Documento  Histórico,  ya  hemos  indicado  algunas  de  las 
ideas  generales  del  A.  (p. 444),  que  tuvimos  el  placer  de  ver 
concordar,  en  varios  puntos,  con  las  que  nos  habíamos  permiti- 
do exponer.     No  lo  repetiremos. 

Conviene  el  A.  en  la  admirable  inalterabilidad  del  gua- 
raní a  través  de  los  siglos,  y  considera  a  este  idioma  infinita- 
mente más  antiguo  que  los  indo-europeos  (336).  En  su  for- 
mación, reduce  a  muy  poco  el  papel  de  la  onomatopeya,  que 
«  para,  es  rara  en  guaraní »  (227).  En  cambio  « todo  el  lengua- 
je es  metonimia,  y  hasta  la  onomatopeya  está  reducida  a  meto- 
nimia »   (333) , . . .  que  es  una  forma  de  metáfora. 

Y  lejos,  muy  lejos  de  negar  al  guaraní  capacidad  para  las 
abstracciones,  afirma  que  «toda  raíz  y  cada  radical  —  como  la 
metonimia  que  rige  su  formación  —  son  abstracciones;  todo  el 
lenguaje  está  hecho  de  abstracciones;  y  toda  raíz  y  todo  radical, 
son  nociones  abstractas  ...  Por  esta  razón,  el  concepto  radical  es 
aplicable  a  concretos  diferentes,  siempre  que  todos  ellos  pro- 
cedan de,  o  contengan,  el  mismo  elemento  abstracto»  (p.  333). 
Creemos  que  este  es  uno  de  los  puntos  más  luminosos  de  la 
obra. 

Saldríamos  del  cuadro,  al  querer  bajar  a  los  detalles.  Por 
otra  parte,  creemos  que  no  nos  corresponde  hacerlo.  Sin  em- 
bargo, precisamente  la  importancia  trascendental  de  la  obra  es 
la  que  nos  hace  desear  que  un  estudio  crítico  minucioso  sea 
hecho  de  ella,  con  el  fin  de  depurarla  de  los  inevitables  errores 
de  detalle,  y  quizá  de  algún  concepto  discutible.  Si  nos  es 
permitido  indicar  —  por  nuestra  modesta  parte  —  algún  defecto, 
diremos  que  el  A,  seguramente  hubiera  sacado  ventaja  de 
tener  más  en  cuenta  el  idioma  actualmente  hablado  de  los  Indios 
Guaraníes,  y  algunos  dialectos*  principales,  aun  del  Paraguay 
cristiano,  así  como  las  ideas  de  los  Guaraníes  puros  que  aún 
podemos  consultar. 


559  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N.  6 

Verbigracia,  el  idioma  puro  aludido,  o  algunos  de  esos  gran- 
des dialectos,  no  están  muy  de  acuerdo  con  las  interpretaciones 
dadas  por  el  A.  de  ciertas  voces  o  raíces,  como  «  héé"  »  (p.  171); 
« tóroró »,  o  mejor  «  chororó  "  (p.  227) ;  «  miri' »,  no  diferen- 
te de  «  míní' «  (p.  266) ;  «  suirirí  «,  simplificación  dialectal  de 
« thíi-rirí » ;  así  como  del  supuesto  concepto  o  valor  de  la  h 
del  verbo  "  hó »  (p.  153),  letra  moderna,  pues  el  Indio  pro- 
nuncia ó  puramente,  y  o' ó  la  tercera  persona,  así  como  á,  la 
partícula  pronominal,  que  no  es  ha;  y  de  la  supuesta  consonante 
y  (p.  186),  en  realidad  tomada  del  dialecto  andaluz,  pues  no  la 
hemos  oído  de  ninguna  tribu  guaraní;  y  del  valor  y  supuesto 
origen  de  la  vocal  característica  naso-gutural  « ih  »  (p.  177), 
que  es  base  de  la  dulce  voz  con  que  la  madre  india  llama  a  su 
niño  («  gwihri'  »,  de  donde  el  dialectal  brasileño  moderno  gurí), 
y  de  la  expresión  más  tierna,  dulce  y  compadeciente  que  el  Gua- 
raní sepa  emplear,  al  recordar  dolorosamente  a  los  seres  más 
amados  y  perdidos,  o  al  verse  a  sí  mismo  abandonado  en  la  des- 
gracia: ¡  amihri'  ! 

En  la  actitud  descrita  por  el  A.  al  establecer  la  génesis 
de  la  naso-gutural  « ih  »  -  aparte  cierta  exageración,  hasta 
cierto  punto  necesaria  para  que  comprendan  los  no  iniciados  — 
no  deja  de  haber  realidad.  Pero  estamos  seguramente  ante 
uno  de  esos  casos  en  que  los  mismos  órganos  son  llamados  directa 
o  indirectamente  a  expresar  sentimientos  muy  diversos  y  hasta 
opuestos;  como,  verbigracia,  al  besar  a  un  ni-ño  que  idolatramos, 
apretamos  los  dientes  como  si  fuéramos  a  morderlo. 

El  A.  tiene  la  enorme  ventaja  de  una  posesión  práctica 
perfecta  del  idioma,  cuando  menos  dentro  de  los  Hmites  dialec- 
tales del  guaraní  actual  de  Corrientes  y  de  una  parte  del  Para- 
guay.    Su  estudio  es  concienzudo. 

No  nos  corresponde  juzgar  de  sus  procedimientos;  pero 
son  metódicos.  No  sabemos  si  su  plan  le  llevará  a  un  completo 
triunfo;  pero  ese  plan  es  armónico;  y  es  grandioso  en  sus  concep- 
tos esenciales  y  hasta  en  su  atrevimiento.  Y  creemos  que  con 
todos  los  defectos  que  pueda  tener  —  y  que  inevitablemente 
debe  de  tener  —  la  obi'a  del  Dr  Martínez  es  de  aquellas  que 
ningún  estudioso  de  la  filología  guaraní  podrá  dejar  de  tomar  en 
seria  cuenta. 


BERTONI:       BIBLIOGRAFÍA  560 

SAMTAIO,  Dr.  "ÜHEODORO:  Os  ü\Caturalistas 
'Viajantes  dos  Seculos  XVIIJ  &  XIX  e  o  T^rogresso  da 
Ethnographia  indígena  do  ^rcsil  —  Rjio  de  Janeiro  1915, 
in  « R^ev.  do  Inst.  Histórico  e  Geogr.  Brasileiro »,  to- 
mo especial. 

Como  varias  otras  obras  del  maestro  brasileño,  ésta  revis- 
te una  importancia  especial  para  nosotros,  sobre  todo  en  ciertos 
capítulos.  Tesis  oficial  del  primer  Congreso  de  Historia  Na- 
cional del  Brasil,  su  ilustre  A.  dedica  en  ella  una  parte  prefe- 
rente (p.  565  a  580)  al  estudio  de  la  dificilísima  y  seductora 
cuestión  de  las  inscripciones  antiguas  —  o  litóglifos  y  pictografías 
que  llamar  se  quieran  —  de  las  cuales  reproduce  buen  número. 

Los  pueblos  que  llegaron  en  la  América  del  Sud  —  dice 
el  A.  —  no  poseían  escritura  o  signos  gráficos  para  la  trasmi- 
sión del  pensamiento;  los  de  la  América  Central  y  Méjico,  sí;- 
« la  escritura  ideográfica  existía  entre  esos  pueblos,  y  no  se 
puede  negar,  con  serio  fundamento,  que  los  reflejes  de  tales 
pueblos  más  cultos  hayan  alcanzado  al  valle  del  Orinoco,  a  las 
Guayanas,  y  por  éstas  al  Brasil »  (p.  566).  La  creencia  en  un 
verdadero  Genio  del  Mal  parece  haber  tenido  el  mismo  origen, 
lo  que  explicaiía  —agregamos  nosotros—  el  hecho  que  fuera  casi 
universal  entre  los  Guaraníes  del  Norte,  mientras  no  existe, 
propiamente,  entre  los  del  Sud  que  conocemos;  pero  aquella 
influencia  no  pudo  ejercer  efectos  en  esta  región  del  Sud  de 
«  Guáranla »,  para  la  cual,  el    A.    tampoco  la  indica. 

El  sabio  A.  ensaya  —  en  varias  lámmas  —  una  catalo- 
gación sistemática  de  los  signos,  primer  paso  a  la  ansiada  clasi- 
ficación, sobre  el  mejor  camino  para  acercarnos  —  sino  llegar  — 
al  desciframiento.  Obra  difícil,  que  exigirá  mucha  sagacidad 
y  un  gran  conocimiento  práctico  de  la  vida  del  Indio.  En  el 
texto,  el  A.  ensaya  la  interpretación  de  varios  signos,  y  nos 
es  grato  decir  que  la  averiguación  directa,  hecha  en  esta  región, 
confirma  la  interpretación  de  algunos  de  ellos. 

Varios  etnógrafos  brasileños,  o  exploradores  del  Brasil, 
han  dado  en  atribuir,  buena  parte  siquiera  de  los  glifos  y  picto- 
grafías del  Brasil,  a  pueblos  TapuycLs  {tapihihia),  lo  que  el  A. 
parece   admitir.     Sin  inscribirnos,  de  una  manera  absoluta,  en 


561  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  I!.  N.   6 

contra  de  esa  opinión  —pues  al  respecto  de  algunas  de  las  muy 
numerosas  naciones  tapuyas  puede  ser  bien  fundada  —  nos  per- 
mitiremos observar  que  ciertos  hechos  importantísimos  no  la 
apoyan,  o  la  desvirtúan  como  tesis  general.  Así,  verbigracia, 
el  fado  de  que  parecidísimos  glifos  se  han  encontrado  en  estas 
regiones,  sud-brasílica,  platina,  paraguaya  y  boliviana,  donde 
los  Indios  distinguen  y  saben  bien  lo  que  es  Tapuya,  y  no  die- 
ron nunca  este  nombre  a  nación  que  fuera  de  raza  guaraní. 
En  el  Brasil  Central  y  Oriental  hubo  seguramente  confusión 
en  la  aplicación  de  este  nombre.  Consta  que  los  mismos  Tupi- 
nanibá  lo  dieron  hasta  a  los  Blancos  (Tapuya-tinga).  Y  los 
modernos  autores  brasileños  no  están  de  acuerdo  en  el  deslinde 
de  Tapuyas  y  No-Tapuyas,  llegando  algunos  a  admitir,  entre 
los  primeros  y  a  sabiendas,  naciones  de  raza  guaraní  reconocida. 
Más  aún:  algunos  autores  llegan  a  dar  el  nombre  de  Tapuya  a 
los  mismos  Tupiná\  o  Guaraníes  del  Brasil  llamados  Tupi  por 
muchos  escritores  de  ese  país  y  de  allende  los  mares;  tanto  que 
el  P.  C.  TATEVIN  llama  tapihiya  a  la  lengua  (guaraní)  cuyo 
vocabulario  y  gramática  publicó  no  ha  mucho.  Para  aumentar 
la  confusión,  se  presenta  el  hecho  de  que  siendo  las  verdade- 
ras tapuyas  naciones  siervas,  o  dominadas,  y  aun  esclavas,  como 
lo  indica  claramente  el  nombre  tapihíhia  —  ]os  Tapuyas  forzo- 
samente recibieron  mayor  o  menor  influencia  guaraní,  llegando 
alguna  de  sus  naciones  a  adoptar  casi  completamente  los  usos  y 
creencias  guaraníes,  como  vemos  en  el  ejemplo  actual  e  indiscu- 
tible de  los  Chañé  de  Bolivia.  De  manera  que  si,  de  facto^ 
naciones  tapuyas  han  dejado  inscripciones  como  las  guaraníes, 
o  han  sepultado  a  sus  muertos  dentro  de  los  grandes  yapepó  o 
ihgasava  como  los  Guaraníes,  estos  hechos  pueden  ser  conside- 
rados como  consecuencias  necesarias  de  un  hecho  histórico 
general. 

Tratando  de  interpretar  su  sentido  general,  el  A.  llega 
a  la  conclusión  de  que  las  inscripciones  son,  generalmente,  fune- 
rarias (p.  573).  Varios  datos  que  el  A.  recuerda,  o  él  nos 
proporciona  (como  los  de  p.  565),  son  pruebas  evidentes  de  que 
esa  interpretación  es  la  que  cabe  para  buen  número  de  casos.  De 
que  quepa  en  general,  debemos  admitirlo  por  lo  que  correspon- 
de al  Centro  y  Norte  del  Brasil,  en   homenaje   a  los  datos  y  al 


BERTONI:      BIBLIOGRAFÍA  562 

conocimiento  acabado  que  el  A.  tiene  de  esas  regiones;  empe- 
ro, para  estas  del  Sud  y  Bolivia,  lo  dudaríamos,  si  a  éstas  se 
quisiera  extender,  lo  que  el  A.  juiciosamente  se  abstiene  de 
hacer.  Buena  parte  de  las  naciones  a  que  aludimos  no  tenían 
necrópolis  ni  cementerios  aislados;  enterraban,  y  entierran 
todavía,  sus  deudos  y  allegados  en  la  propia  aldea,  entre  las 
casas  y  aun  dentro  de  éstas  (1).  Y  de  las  inscripciones  que 
conocemos,  las  principales  se  hallan  lejos  de  todo  resto  de  en- 
tierro funerario. 

Este  último  dato  —  que  consignamos  únicamente  con  el 
fin  de  que  la  interpretación  de  las  ideas  del  A.  por  nuestros 
estudiosos  sea  justa  —  no  infirma  de  ninguna  manera,  y  por  lo 
contrario  en  parte  confirma,  la  conclusión  a  que  el  Dr.  Theodo- 
ro  SAMPAio  llega  (p.  580),  que  las  inscripciones  lapidarias  «  son, 
y  sólo  por  excepción  dejan  de  serlo,  un  medio  gráfico  de  que  esa 
gente  se  servía  para  señalar  sus  jacet  o  necrópolis,  y  muchas 
veces  para  perpetuar  los  nombres  de  aquéllos  que  por  sus  obras 
y  estimación  más  se  distinguieran  ».  Y  es  evidente,  como  dice 
el  A.,  que  «  estudiadas  así,  a  esta  luz,  con  la  debida  prudencia 
para  no  incurrir  en  el  vicio  de  fantasía,  las  inscripciones  lapi- 
darias han  de  tener  valor  en  la  etnología  indígena,  llegando  a 
ser  más  acreedoras  de   nuestro  respeto  »   (p,  580). 

Por  fin,  la  tercera  parte  de  la  obra  es  una  magistral  des- 
cripción etnográfica  del  Brasil,  tan  rica  de  datos  y  tan  conden- 
sada,  que  un  análisis  de  ella  sería  muy  largo;  y  como  nuestra 
etnografía  está  íntimamente  ligada  a  la  de  ese  gran  país,  su 
lectura,  o  mejor  dicho,  su  estudio,  es  para  nosotros  del  mayor 
interés.  Tal  vez  sea  que  lo  que  sucediera  en  nuestras  regiones, 
y  lo  que  aún  observar  se  pueda  en  el  Alto  Paraná,  Sud  del 
Brasil  y  Bolivia,  ayude  a  practicar  poco  a  poco  un  deslinde 
completo  entre  Tapuyas  verdaderos  y  titulados  Tapuyas,  de- 
siderátum que  evidentemente   no  se  ha  realizado  sino  en  parte. 


(1)  «  Porque  nosotros  siempre  amamos  a  nuestros  pobres  queridos  ex- 
tintos, y  no  queremos  olvidarlos  nunca;  no  como  vosotros,  que  queréis  olvi- 
dar a  los  vuestros,  y  por  eso  los  lleváis  a  enterrar  muy  lejos  de  vosotros  », 
como  nos  dicen  los  Indios,  y  poco  más  o  menos  decían  los  «  Chiriguaná  »  a 
E.  NORDENSKIOELD  (ver    «  La  Vie  des  Sauvages  dans  le    Chaco  ») . 


563  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  6 

FREITAS,  JFFONSO  J¡.  DE  -  :     T>istribuigao 

Qeographka  das  'tribus  Indígenas  na  época  do  descohrimento,  in 
«  Roev.  do  Inst.  Histórico  Brasileiro,  tomo  especial,  Rj)io 
de  Janeiro    1915. 

Nuestro  estricto  cuadro  no  permitiéndonos  analizar  sino 
las  partes  que  interesan  directamente  a  la  Antropología  del 
Paraguay,  nos  limitaremos  a  la  parte  que  trata  del  origen  y  mi- 
graciones de  la  raza  guaraní. 

Es  el  problema  más  arduo  de  la  prehistoria  americana, 
pues  los  datos  son  escasos,  a  veces  vagos  y  de  variable  interpre- 
tación; estamos  casi  reducidos  a  simples  hipótesis  y  la  hora  en 
que  se  podrá  sintetizar  con  alguna  seguridad  parece  aún  leja- 
na. Por  eso  mismo  es  interesante  conocer  las  ideas  de  todos  los 
que  creen  haber  podido  rasgar  el  velo. 

El  A.  —  contra  la  mayoría  de  los  pareceres  —  es  decidi- 
do partidario  del  autoctonismo  americano,  que  ya  sostuvo  en 
una  publicación  anterior  (Revista  do  Inst.  Hist.  de  Sao  Paulo, 
vol.  XIV,  1909),  pero  sus  ideas  difieren  casi  completamente 
de  las  de  Fl.  Amechino,  a  cuyas  teorías  no  hace  alusión  en  este 
escrito.  «  Creemos  que  los  primitivos  Brasileros  vienen  de  dos 
troncos  distintos,  uno  de  los  cuales,  autóctono,  tuvo  por  cuna 
el  divortium  aquarum  de  las  cuencas  del  Plata  y  del  Amazonas; 
y  el  segundo,  el  tupí-guaraní,  descendió  en  tiempos  inmemoria- 
les de  la  altiplanicie  boliviana,  al  este  y  al  sud  del  lago  Titica- 
ca (p.  493),  ....  en  esa  alta  llanura  que,  desde  las  cabeceras 
más  remotas  del  río  Madeira,  se  alargaba  hacia  el  noroeste 
hasta  el  lago  Titicaca  y  las  cabeceras  del  Beni  »  (p.  495). 
Pero  no  admite  el  origen  polinesio  de  este  último,  y  parece  darlo 
por  autóctono  también. 

Al  primer  tronco,  que  llama  Homo  hrasiliensis,  el  A. 
asigna  remotísima  antigüedad  y  le  supone  terciario.  Tiene  su 
representante  prehistórico  en  el  hombre  de  Lagoa  Santa,  y 
su  representante  actual  en  los  Aimoré  o  Botocudos.  (Como 
se  ve,  corresponde  a  la  raza  dolicocéfala  americana,  en  la  cual 
tenemos  que  incluir  a  los  hombres  de  los  Sambaquíes  y  a  los 
más  antiguos  de  la  Pampa;  raza  que  —  si  debemos  atenernos  a 
lo  observado  de  facto  y  a  los  hechos  concretos,  eliminando  toda 


BERTONI:       BIBLIOGRAFÍA  564 

conjetura  u  opinión  no  fundada  en  hechos  —  debemos  tener  por 
autóctona,  mientras  nuevos  descubrimientos  concretos  no  ven- 
gan a  comprobar  otro   origen). 

El  A,  cree  que  el  choque  entre  las  dos  razas  no  se  pro- 
dujo sino  en  épocas  relativamente  recientes.  El  movimiento  de 
expansión  habría  sido  simultáneo.  El  resultado  fué  una  amal- 
gama, de  la  cual  surgieron  los  ascendientes  de  las  naciones  actua- 
les del  Brasil  Central  que  hablan  lenguas  diversas  de  la  guay^ani. 

El  A,  insiste  en  la  gran  diferencia  de  cultura  que  existía 
entre  esos  dos  troncos.  Los  hombres  del  primero  —  no  obstante 
su  antigüedad  —  no  habían  evolucionado  mayormente  «  Sus 
usos  y  costumbres  tocaban  a  la  raya  de  la  irracionalidad.  Afir- 
ma un  antiguo  cronista  que  la  antropofagia  por  alimento  era  en- 
tre ellos  de  uso  corriente ....  No  siendo  ni  agricultores  ni  pasto- 
res, no  sentían  la  necesidad  de  fijarse  en  determinados  puntos. 
....  De  la  eterna  dualidad  del  Bien  y  del  Mal,  solo  creían  en  la 
deidad  maléfica  ....  De  Dios  no  tenían  la  mínima  noción  ...No 
practicaban  el  culto  de  los  muertos  y  desconocían  la  inmotalidad 
del  alma,  lo  que  en  parte  disculpa  (y  explica)  el  vicio  de  la  an- 
tropofagia»   (p.  495). 

Los  hombres  del  tronco  guaraní  eran  mucho  más  adelanta- 
dos. «  Guerreros  por  necesidad,  inventaron  armas  agresivas  y 
defensivas  ».  Hábiles  navegantes,  construyeron  embarcaciones 
cuyo  tipo  adelantado  se  conserva  y  persiste.  Eran  agricultores 
y  conocían  varias  industrias.  No  tenían  culto  religioso,  pero 
creían  en  la  existencia  de  un  Poder  superior  que  llamaban  Tu- 
pán,  así  como  en  la  inmortalidad  del  alma,  y  mantenían  un  cul- 
to a  los  muertos.  «  En  cuanto  a  la  propiedad,  habían  llegado  a 
la  forma  del  perfecto  y  completo ,  comunismo,  que  la  organiza- 
ción social  de  los  pueblos  ultra-civilizados  modernos  está  todavía 
muy  lejos  de  alcanzar;  ...  La  antropofagia,  desconocida  entre  los 
Guaraníes,  fué  introducida  en  sus  hermanos,  los  «  Tupís  »>  por 
el  contacto  de  éstos  con  los  autóctonos;  empero,  nunca  constitu- 
yó un  hábito,  sino  una  ceremonia  de  guerra,  en  que,  por  vengan- 
za, devoraban  a  los  prisioneros»,    (496-497). 

El  A.  admite  que,  como  consecuencia  de  tamañas  diferen- 
cias, los  autóctonos  «  vencidos,  pero  no  totalmente  absorbidos, 
se  fundieron  con  los  invasores  Tupí-Guaraníes  adulterando  las 


565  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    ó 

costumbres  de  estos  vencedores,  por  la  barbarie  de  sus  propias 
costumbres  «.  De  donde  un  retroceso  de  la  cultiuu  guaraní.  (494) 
En  cambio  « hubo  la  relativa  ventaja  de  que,  al  fundirse  con  los 
autóctonos,  los  Guaraníes  los  modificaron  y  mejoraron  con  la  di- 
fusión de  su  sangre  y  con  la  práctica  de  sus  hábitos  incontesta- 
blemente más  blandos  y  humanos  (497) . 

En  cuanto  a  las  rutas  seguidas  por  los  pueblos  guaraníes, 
el  A.  indica  una  en  el  Norte,  por  los  valles  del  Tapajóz,  del  Ara- 
guaya,  del  Tocan tins  y  del  San  Francisco;  otra  para  el  Sud,  des- 
cendiendo los  ríos  Paraguay  y  Pilcomayo,  donde  se  bifurcaría, 
siguiendo  una  parte  hacia  Corrientes,  el  Plata,  el  Uruguay  y  el 
Sud  del  Brasil  hasta  Cananéa;  mientras  otros  pueblos  penetra- 
ban hacia  el  este  por  las  tierras  del  Brasil,  hasta  dar  con  el  mar 
en  las  bajadas  de  Paranapiasáva,  donde  de  nuevo  encontraron 
contacto  con  sus  hermanos  del  Sud.  Hipótesis  en  parte  muy 
diversa,  y  en  parte  absolutamente  opuesta  a  la  de  Martius. 

Agrega  el  A.  que  los  pueblos  que  siguieron  estas  últimas 
dos  rutas,  conservaron  inalteradas  sus  costumbres  y  la  pureza 
de  su  lengua,  «  por  la  razón  principal  de  no  haberse  mezclado 
con  ninguna  otra  raza.  Son  los  conocidos  hoy  todavía  bajo  la 
denominación  genérica  de  Guaraní  ».  «  La  antropofagia  era 
desconocida  entre  ellos  «.  Su  índole,  sin  dejar  de  ser  enérgica, 
era  bondadosa  y  apacible.  «  Para  que  se  lanzasen  en  luchas  fra- 
tricidas de  exterminio,  fue  menester  que  el  Europeo  conquista- 
dor interviniese,  sirviéndose  de  ellos  como  instrumento  para  la 
satisfacción  de  sus  odios  y  de  sus  intereses  mercantiles  »   (498) . 

MORENO,    T>r.     FULGENCIO  %  :     Cuestión  de 
Límites  con  ^alivia;      cAsunción  1917,  2  vol. 

De  esta  notable  obra  —  publicación  oficial  del  Ministerio 
de  Relaciones  Exteriores,  sobre  las  negociaciones  diplomáticas 
con  respecto  a  la  cuestión  de  límites  Paraguay-Bolivia  —  no  nos 
corresponde  hacer  referencia  sino  a  la  parte  etnográfica.  Pero 
esta  es  importantísima. 

Se  puede  decir  que  todo  el  segundo  volumen  es  un  verda- 
dero tratado  de  etnografía  de  la  vasta  región  situada  entre  el 
Río  Paraguay  y  las  Cordilleras  Preandinas,  y  entre  los  paralelos 
159  y  22?  aproximadamente.     Hasta  ahora  no  se  había  reunido. 


BERTONI:       BIBLIOGRAFÍA  566 

coordenado,  estudiado  y  comentado  igual  copia  de  documentos 
de  las  épocas  pasadas,  al  respecto  de  la  etnografía  de  esa  inmen- 
sa región.  El  servicio  que  el  A.  ha  hecho  a  la  ciencia  etnográ- 
fica es  muy  grande,  mucho  más  de  lo  que,  al  parecer,  él  se  figura. 
Aquellos  documentos  constituyen  una  mina  casi  inagotable  para 
los  variados  futuros  estudios. 

Pero  el  A.  no  se  ha  limitado  a  eso:  ya  nos  presenta  un  es- 
tudio hecho,  general  y  especial,  metódico,  concienzudo  y  expues- 
to con  toda  la  claridad  que  tan  intrincado  tema  permite.  Con 
un  espíritu  crítico  tan  penetrante  como  reposado  y  prudente,  ha- 
ce desvanecer  no  pocos  errores,  rectifica  otros  puntos,  pone  de 
manifiesto  más  de  un  hecho  nuevo  o  ignorado,  e  indica,  median- 
te un  análisis  comparativo  minucioso,  las  contradicciones  apa- 
rentes o  reales,  los  puntos  que  permanecen  obscuros,  o  la  solu- 
ción feliz.  Buen  número  de  exposiciones  gráficas  facilitan  la 
comprensión.     La  disposición  tipográfica  es  perfecta. 

No  analizaremos  esta  obra,  muy  conocida  ya  entre  noso- 
tros; deseamos  que  lo  sea  igualmente  en  el  extranjero,  y  sobre 
todo  la  recomendamos  a  los  cultores  de  la  Etnografía  geográfi- 
ca e  histórica.  Sólo  sentimos  que  —  como  en  general  las  publi- 
caciones oficiales  sudamericanas  (contrasentido  e  inconveniente 
que  urge  ser  remediado)  no  sea  fácil  su  adquisición  para  todos. 

OUTES,  FÉLIX  F.  :  (SI  Trimer  Hallazgo  arqueo- 
lógico en  la  Isla  ¿Martín  Qarda.  In  (( cy4.nales  de  la  Soc. 
Cientif.  cylrgent.  »,  Buenos  Aires  1916,  vol.  82^  entrega 
V-VI. 

Esta  Memoria— publicada  en  realidad  en  1917— es  de  muy 
notable  importancia  para  el  estudio  de  la  difusión  de  la  raza 
guaraní  en  el  Rio  de  la  Plata,  cuestión  muy  debatida,  pero  ge- 
neralmente con  argumentos  de  poco  peso.  Y  el  A.  trae  uno  del 
mayor  peso:  es  el  descubrimiento  de  los  primeros  objetos  arque- 
ológicos hallados  en  la  Isla  de  Martín  García,  piezas  de  alfarería 
principalmente.  Contra  la  opinión  de  otros  arqueólogos,  atri- 
buye éstas  a  los  Guaraníes,  por  la  semejanza  notable  que  el  A. 
halla  entre  tales  piezas  y  las  halladas  por  nuestro  llorado  amigo 


567  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

J.  B,  Ambrosetti  (1).  Este  último  -  como  con  justicia  el  A, 
i'ecuerda  —  ya  había  vinculado  sus  hallazgos  del  Alto  Paraná 
Medio  con  los  anteriores  del  Delta  de  Buenos  Aires. 

Tenemos  el  placer  de  asegurar  al  ilustrado  A.  que  al 
referir  sus  hallazgos  a  los  pueblos  guaraníes  del  río  Paraná,  an- 
dubo  perfectamente  acertado.  Las  piezas  que  él  publica,  las 
principales  sobre  todo,  que  son  las  pintadas  sobre  fondo  blanco, 
de  las  fig.  9  (N9  484»),  de  curvas  sigmoides)  y  10  (N9  22789), 
son  tan  idénticas  a  otras  de  mi  actual  colección  (exhumadas  de 
varios  puntos  del  Alto  Paraná  Medio),  que  se  diría  que  son  su 
reproducción  fotográfica.  El  estudio  del  material  colorante  em- 
pleado, comprobará  muy  probablemente  que  era  importado  del 
Norte,  donde  sólo  pueden  prosperar,  por  ejemplo,  las  Diocha 
{reflexa  y  lasiocarpa) ,  con  cuyas  gruesas  semillas  se  hacían 
los  fondos  blancos  y  lustrosos, 

OUTES,  FÉLIX  F:  ü\Cuevos  ^lastros  de  la  Cultura 
Quaraní  en  la  Cuenca  del  Paraná  Inferior.  In  «chínales 
Soc.  Cient.  c^lrg.»,  vol.  85^  p.  153-182,  Buenos  cAires  1918 

En  otro  punto  del  Delta  del  Río  de  la  Plata,  recoge  el 
Sr.  Enrique  de  Garles  importantísimos  materiales  que  «  no 
sólo  permiten  al  A.  ampliar  sus  observaciones  anteriores,  sino 
también  reafirmar  sus  inducciones  sobre  la  procedencia  cultural 
de  esos  restos  ».  Esta  vez  el  resultado  es  «  decisivo.  En  am- 
bos complejos  los  procedimientos  tecnológicos  observados  para 
preparar  y  modelar  las  alfarerías  son  los  mismos;  la  forma  de 
los  vasos  es  semejante;  los  grupos  ornamentales  denotan  una 
completa  unidad  tecnológica  y  estilista;  y  la  semejanza  tipológi- 
ca es  absoluta  . . .  Dicho  paralelismo  se  presenta  con  tal  perma- 
nencia, que  extremando  el  análisis,  pienso  se  obtendrán  los  mis- 
mos resultados;  desgraciadamente  esa  comprobación  final  no 
puedo  verificarla,  pues  las  investigaciones  realizadas  en  los  yaci- 
mientos aludidos  (del  Alto  Paraná  Medio,  por  otros  estudiosos) 
distan  mucho  de  ser  sistemáticas  y  las  publicaciones  a  que  die- 
ron  lugar   apenas   comprenden  vagas  descripciones   generales. 


(1)  Y  yo  mismo,  que  le  acompañé  en  algunas  excavaciones  y  le  cedí 
algunas  ollas  funerarias  y  piezas  anteriormente  exhumadas  en  Yaguasapá, 
donde  yo  vivía. 


BERTONI:      BIBLIOGRAFÍA  568 

complementadas,  a  las  veces,  con  una  información  iconográfica 
insuficiente  »  (p.  182). 

Esperamos  que  estos  últimos  inconveniestes  desaparece- 
rán en  breve,  con  nuevas  publicaciones.  Aseguramos  al  A. 
que,  entonces,  el  análisis  confirmará  sus  deducciones  de  la 
manera  más  completa.  Pues  sus  descripciones  metódicas  y 
exactas  y  la  buena  ilustración  gráfica  de  su  publicación,  nos 
permiten  asegurarle  que  hay  completa  identidad  entre  las  pie- 
zas del  Delta  que  él  estudia  y  las  correspondientes  de  nuestra 
colección.  A  notar,  por  lo  raro,  una  hermosa  hacha,  pertene- 
ciente al  tipo  neolítico  clásico  europeo;  es  la  verdadera  hacha 
guaraní,  casi  idéntica  a  la  de  nuestra  colección  (que  sólo  difiere 
por  el  color  obscuro) ,  y  la  segunda  hallada,  creemos  de  esta 
nación,  que  tempranamente  había  adoptado  la  de  acero  de  los 
conquistadores,  y  la  de  hierro  o  de  acero  que  ella  misma  trató 
de  forjar. 

Estas  interesantísimas  publicaciones  del  ilustrado  A.  nos 
permite7i  asegurar  que  una  misma  nación  guaraní  extendió  su^ 
dominios,  sobre  ambas  márgenes  del  Paraná,  desde  el  259  pa. 
ralelo  hasta  el  Río  de  la  Plata.  Era  la  de  los  «  Paranaihguá  », 
o  «  Paranaé  »,  o  Paranáes,  cuyos  descendientes  formaron  con 
los  Europeos  buena  parte  de  la  población  del  Sud  del  Paraguay 
y  del  Litoral  de  la  provincia  de  Corrientes,  y  de  la  cual  proba- 
blemente no  eran  sino  parcialidades,  varias  colectividades  del 
Bajo  Paraná  tenidas  por  naciones  o  tribus  separadas. 

MARTÍNEZ,  BENIGNO  ^.:  (elementos  de  la  Cla- 
sificación y  Ubicación  de  las  'tribus  del  l^ío  de  la  Tálala;  in 
«  Rjev.  de  la  Univers.  Nacional  de  Córdoba »,  año  VI, 
N9   9-10,  pág.   1-52. 

Buena  reseña  general  con  varios  datos  y  comparaciones 
interesantes,  y  la  reproducción  de  varios  glosarios.  La  clasifi- 
cación que  el  A.  adopta,  tiene  por  base  la  distribución  geográ- 
fica. Además,  el  A.  reúne  un  útil  repertorio  de  datos  y  auto- 
res. A  notar  una  contribución  al  vocabulario  toba,  un  glosario 
comparado  guaraní-chiriguaná-guarayú  y  otro  del  «  grupo  gua- 
yaná »   (nuestra   familia    kimdá). 


569  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N    d 

Es  sensible  que  las  comparacior.es  del  titulado  "  tupí  » 
(dialectos  ñyeengatú)  con  el  «  guararí  »  (dialectos  avañyeé') 
—  pág.  5,  41  y  49  —  sean  defectuosos,  por  el  número  elevado 
de  errores  de  transcripción  o  de  imprenta  que  los  varios  auto- 
res, o  los  copiadores,  han  dejado  pasar;  varias  palabras  resultan 
desfiguradas,  y  esos  dos  grupos  de  dialectos,  resultarían  mucho 
más  diferentes  de  lo  que  en  realidad  son. 

También  por  deber  indicar  que  la  ubicación  de  los  Guaya- 
kí  es  fantástica,  aunque  el  A.  no  tenga  la  culpa,  pues  admitió 
como  serios  los  datos  presentados  al  respecto  por  Ramón  Lis- 
ta, autor  a  quién  no  negamos  seriedad,  pero  que  anotó  como 
evangelio  y  sin  selección  todo  lo  que  le  decía  un  famoso  cice- 
rone que  no  quiero  nombrar,  pero  que  pretendiendo  conocer 
«  palmiO  por  palmo  »  (era  su  expresión)  todo  el  Alto  Paraná, 
se  le  colgaba  como  indispensable  a  todo  explorador,  o  tourista 
de  nota,  y  le  endilgaba  a  chorro  continuo  cuanto  él  había  real- 
mente visto  o  creído  ver  —  pues  ciertamente  había  viajado  mu- 
cho—pero sazonado  eso  con  lo  que  le  dictaba  su  imaginación 
«  meridional »  y  su  anhelo  de  nunca  dejarse  agarrar  en  falta, 
por  más  desconocida  que  fuera  la  cosa  que  se  le  preguntaba. 
BovE,  GoDio  y  algunos  más  incurrieron  en  varias  inexactitudf^s 
por  la  misma  causa.  No  hablo  de  Adam  Lucchesi,  modesto 
explorador  que  también  muchos  datos  diera  a  los  nombrados 
autores,  pero  quién  jamás  hubiera  dicho  que  los  Guc^yakí  viven 
entre  el  Mondaíh  y  el  Guaihrá,  y  en  Misiones;  pues  aquella  co- 
marca es  la  sola  de  la  región  del  Este  del  Paraguay  donde  fal- 
ten, y  en  territorio  argentino  jamás  hubo  un  Guayakí. 


COLMAN,  NARCISO  %:  Ocára  Toty.  {Cantares 
de  T^osicrán).  Con  un  apéndice  que  contiene  producciones 
poéticas  de  otros  bardos  Guaraníes.  Un  vol.  de  150  p., 
o4sunción  1917. 

En  un  primero  y  feliz  ensayo  de  antología  guaraní. 

En  los  medios  no  versados  en  estas  disciplinas  científicas, 
es  frecuente  el  creer  que  el  estudio  de  una  lengua  implica  y  exi- 
ge necesariamente  un   conocimiento  práctico  perfecto  de  la  mis- 


BERTONI:       BIBLIOGRAFÍA  570 

ma.  De  allí  que  se  nos  haga  el  honor  de  pedirnos  un  juicio  al 
respecto  de  una  obra  guaraní  de  carácter  literario.  El  estudio 
científico  de  un  idioma,  y  el  aprovechamiento  de  éste  en  el  cam- 
po literario,  o  en  el  uso  vulgar,  son  cosas  muy  distintas.  Lu- 
den Adam,  que  dictó  la  primera  gramática  guaraní  comparada 
y  Platzmann,  que  publicó  varios  vocabularios  de  esta  lengua, 
no  podrían  seguramente  conversar  con  un  campesino  paraguayo. 
Es  el  caso  del  albañil  que  maneja  con  destreza  los  ladrillos, 
que  se  caerían  de  las  manos  inhábiles  del  arquitecto.  La 
literatura  plana  a  mayor  altura,  pero  igualmente  alejada  de  la 
Ciencia. 

En  el  buen  poeta  hay  dos  personas:  el  artista  y  el 
psicólogo;  el  primero  descubre  las  armonías  del  decir  y  llega  a 
la  música  de  la  palabra;  el  segundo  descubre  las  intimidades  del 
corazón  humano  y  llega  a  la  palabra  que  las  hacen  comprender. 
Ambas  obran  lejos  del  campo  estrictamente  científico,  que  para 
ellas  estaría  sembrado  de  enojosos  obstáculos.  Y  nosotros,  para 
conocerlas,  nos  vemos  obligados  a  salir  del  nuestro.  Feliz- 
mente, tenemos  un  medio  a  nuestro  alcance:  el  análisis;  es  mu- 
cho m.ás  demorado;  pero  él  también,  presenta  algunas  ventajas, 
como  la  de  ser  más  razonado.  Y  ese  análisis  nos  ha  persuadido 
de  que  ambas  personas  existen  en  el  Autor,  y  netamente  carac- 
terizadas. Esto  explica  el  favor  que  sus  poesías  han  encontra- 
do en  el  público.  En  ellas,  la  armonía  de  la  palabra  adorna  a  la 
del  sentir.  El  recurso  mágico  del  guaraní  —  sistema  filológico 
más  único  que  raro,  que  posee  en  potencialidad  miles  de  pala- 
bras jamiás  consignadas  en  ningún  léxico,  y  posibilidades  infinitas 
de  formar  cuantas  se  necesiten,  aun  para  expresar  lo  que  jamás 
se  ha  expresado,  y  siempre  de  una  manera  tan  precisa  y  clara 
que  todos  han  de  comprender  —  ese  recurso  sabe  aprovecharlo 
el  A.  magistralmente.  Es  uno  de  los  secretos  de  su  éxito. 
Pero  el  otro  factor  esencial  está  seguramente  en  la  elevación  y 
delicadeza  sentimental,  en  la  ternura  de  la  expresión  y  en  el  vi- 
gor de  la  pintura,  realista  sin  trivialismos,  que  revelan  en  el 
A.  un  alma  verdadera  y  profundamente  poética,  que  vibra 
como  sabe  vibrar  el  alma  guaraní,  al  unísono  de  la  silvestre  na- 
turaleza en  que  tan  felizmente  vive;  naturaleza  virgen  y  lozana, 
pródiga  de  favores,  de   infinitas  bellezas  y  dulces   armonías,  en 


571  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS    SERIE  I!.  N.   6 

la  que  el  espíritu  no  se  educa  en  el  egoísmo,  ni  para  ingratas 
luchas  materiales,  sino  para  una  vida  moralmente  sana,  en  el 
bien  de  todos  apaciblemente  conquistado,  y  en  el  amor  bajo  to- 
das sus  formas  pero  sin  enfermizos  arrebatos.  En  parte  se 
debe  al  medio  ambiente,  si  —  como  escribió  al  respecto  autoriza- 
da y  conocedora  pluma  —  «  en  los  cantares  de  nuestra  tierra 
hay  más  estructura  de  alma,  esa  flauta  interior  que  si  no  gime 
canta,  pero  que  siempre  es  alma,  más  lirismo,  más  sinceridad  y 
representación  ética,  que  en  el  cosmopolitismo  consonante  de  es- 
ta Europa  sin  alma  y  sin  corazón  »  (Federico  García).  Juicio 
éste  algo  severo  para  una  parte,  pero  esencialmente  justo  en 
cuanto  se  refiere  al  alma  guaraní.  Mas  ¿  quién  interpreta  a 
esta  alma  ?  El  avisado  psicólogo  seguramente;  pero  nadie  me- 
jor que  el  buen  poeta;  y  Narciso  R.  Colman,  consagrado  buen 
poeta  por  los  entendidos,  tiene  evidentemente  cualidades  natu- 
rales de  psicólogo. 

No  quisiéramos  terminar  indicando  una  nota  discordante: 
la  ortografía.  Es  verdad  que  el  A.  no  tiene  la  culpa,  si  cul- 
pa hay,  sino  su  editor  y  comentador,  nuestro  muy  estimado 
amigo  Don  Rufino  A.  Villalba,  laborioso  y  distinguido  perio- 
dista, cultor  muy  activo  de  la  lengua  guaraní,  pero  llevado  por 
su  reconocido  y  fuerte  espíritu  de  independencia  a  ser  poco  ami- 
go de  convenciones.  En  otro  trabajo,  nos  permitiremos  volver 
sobre  este  punto.  Si  aquí  nos  permitimos  una  observación,  es 
en  el  interés  del  A.,  quién  seguramente  no  ha  pensado  en  la 
importancia  de  su  obra  como  documento  lingüístico,  y  por  ende, 
para  los  especialistas  extranjeros. 

Y  nuestro  poeta,  que  nos  hizo  el  honor  de  pedir  nuestro 
modesto  parecer  ¿  quiere  permitirnos  un  consejo  ?  La  poesía,  en 
todos  los  países,  es  conservadora  celosa  de  las  más  puras  y  ele- 
vadas formas  del  lenguaje,  tanto  que  lo  más  corriente  es  que 
no  sea  fácilmente  comprendida  por  el  inculto  vulgo.  ¿  Porqué, 
en  este  país  también,  no  trataría  de  salvar  tantas  expresiones 
felices  que  se  van  perdiendo,  tomando  al  mismo  tiempo  la  defen- 
sa de  la  lengua,  contra  la  invasión  creciente  de  palabras  extran- 
jeras, rara  vez  necesarias  ?  La  poesía  popular,  salva  la  de 
orden  muy  inferior,  admite  también  cierto  clasicismo;  con  más 
razón  la  de  orden   elevado.     Evitando  la  exageración,  un  poeta 


BERTONI:       BIBLIOGRAFÍA  572 

como  el  A.  podría  hacer  mucho  bien  a  la  lengua  y  aumentar  el 
valor  de  su  obra.  En  el  país,  miles  de  ancianos  recuerdan  to- 
davía innumerables  palabras  y  locuciones,  agonizantes  en  sus 
recuerdos.  ¡  Con  qué  placer  las  verían  renacer  y  las  explica- 
rían a  los  jóvenes  !  Por  lo  demás,  el  olvido  no  es  tan  grande 
como  muchos  Asunceños  suponen;  véase,  al  respecto,  nuestro 
modesto  estudio:  «  La  Lengua  Guaraní  como  Documento  His- 
tórico»; una  inteligente  anciana  de  Yuty  nos  tradujo  dos  pá- 
ginas de  un  texto,  guaraní  purísimo  del  tiempo  de  los  Jesuítas, 
con  excepción  de  una  palabra  o  dos.  Que  se  pueda  hacer  poesías 
en  guaraní  absolutamente  puro,  lo  comprueba  el  excelente  so- 
neto del  llorado    Dr.  J.  A.  Pane  (p.  119). 

Y  ¿  por  qué  no  recordar  el  dialecto  guaireño,  más  puro, 
más  rico,  armonioso,  y  tan  paraguayo  como  el  asunceño  ?  La 
Academia  italiana,  la  francesa,  la  española  y  otras  más,  han 
aceptado  miles  de  provincialismos  cuando  hacían  falta.  Así  se 
completa  el  vocabulario  de  una  lengua.  La  cuestión  de  si  con- 
viene conservar  el  uso  de  la  lengua  guaraní  es  muy  debatida 
y  comprendemos  que  haya  razones  en  contra.  Pero  los  que 
quieren  conservarlo,  absolutamente  no  tienen  sino  un  solo  cami- 
no: defender  la  relativa  pureza  del  idioma  y  restablecer  en  lo 
posible  lo  que  no  ha  caído  en  completo  olvido.  Hombres  como 
nuestro  poeta  y  su  comentador,  que  han  sabido  conquistar  una 
situación  ventajosa  como  cultores  del  idioma  popular,  pueden 
hacer  mucho  en  este  sentido. 

CUERVO-MÁRQUEZ,  CARLOS:  Orígenes  (3t- 
nográficos  de  Colombia;  Washington  1917,  en  el  vol.  I  de 
«  Proceedíng  of  the  Second  Pan  American  Scientific  Con- 
gress  )). 

Entre  los  trabajos  de  Antropología  presentados  a  ese  con- 
greso (  y  al  de  Americanistas  ) ,  el  del  eminente  historiador  e 
ilustre  presidente  de  la  Academia  de  Historia  de  Colombia,  es  de 
los  que  más  nos  interesan,  portel  número  y  valor  de  los  datos 
referientes  a  los  «  Karai  »  o  Caribes,  cuya  identidad  con  los  Gua- 
raníes ya  hemos  demostrado  en  otro  trabajo.  Muy  brevemente 
indicaremos  algunas. 


573  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.    6 

Los  Taironas,  de  la  Sierra  Nevada  de  Santa  Marta,  ha- 
brían sacado  su  nombre  de  la  voz  guaraní  « taihra  ».  En  el  va- 
lle de  Upai",  cerca  de  esa  misma  sierra  y  vecinos  de  los  Tairona?, 
vivía  una  tribu  importante  llamada  Tvpi  y  otra,  Karai. 

«  La  mayor  ^jarte  del  territorio  de  Colombia  estaba  ocupa- 
da por  tribus  pertenecientes  a  la  raza  caribe  »  —  «Preferían  dar- 
se la  muerte  antes  que  someterse  a  la  esclavitud.  El  orgullo 
europeo,  despechado  por  no  poder  reducir,  ni  por  la  perfidia  ni  por 
las  armas,  a  esta  altiva  y  orgullosa  raza,  vengaba  su  impotencia 
pintándola  con  los  más  negros  colores . . .  pero  guardando  silencio 
respecto  de  sus  virtudes  y  sus  grandes  cualidades»  (p.  301). 
Lo  que  había  de  condenable  en  sus  costumbres  era  "  común  a 
todos  los  pueblos  americanos,  aun  a  los  más  cultos »  —  «  En 
cambio  eran  una  raza  valiente,  intrépida,  inteligente  y  ambicio- 
sa. Su  organización  política  estaba  sólidamente  constituida  y 
en  ella  se  consagraban  el  poder  aristocrático  y  la  influencia  sa- 
cerdotal, el  respeto  a  los  principios  y  a  la  religión,  el  obedeci- 
miento a  las  leyes  y  la  adhesión  a  las  antiguas  costumbres.  . . . 
Según  el  testimonio  de  los  misioneros  franceses  de  las  Antillas, 
y  según  se  desprende  de  las  crónicas  de  los  conquistadores  de 
Tierrafirme,  la  perfidia,  la  mentira  y  otros  vicios  les  eran  desco- 
nocidos antes  de  la  llegada  de  los  Españoles.  Las  relaciones 
de  la  conquista  abundan  en  rasgos  de  heroísmos  y  de  abnegación 
ejecutados  por  individuos  de  esta  raza,  en  la  cual  los  afectos  de 
familia  estaban  intensamente  desarrollados  . . .  Intrépidos  marinos 
en  el  Océano,  montañeses  atrevidos  en  la  cordillera,  dominado- 
res de  los  grandes  ríos,  a  donde  quiera  que  les  guía  su  espíritu 
emprendedor  y  de  conquista  ...  en  todas  partes  se  les  reconoce 
al  primer  golpe  de  vista  »  ....  empleando  «  la  misma  táctica  mi- 
litar, los  mismos  cerrados  escuadrones  de  los  cuales  decían  los 
Españoles  que  parecían  «  soldados  tudescos  o  que  hubieron  he- 
cho la  guerra  de  Flandes  »;  y  en  todas  partes  la  misma  altivez 
individual,  el  mismo  orgullo  de  raza  »   (302). 

Claro  que  había  entre  ellos  tribus  atrasadas,  como  los 
Paéces,  lo  que  el  A.  explica  razonadamente.  Pero  otras  ha- 
bían evolucionado  notablemente;  los  Panches,  p.  ej.,  «que  se 
distinguían  por  su  organización  política  y  social  »  —  los  de  Haití, 
que  habían  fundado    «  Estados   florecientes  »  donde  se  pensaba 


BERTONi:       BIBLIOGRAFÍA  574 

en  « lo  cómodo  y  bello,  las  poblaciones  eran  grandes,  las  habi- 
taciones cómodas  y  rodeadas  de  jardines,  comunicando  con  el 
mar  por  medio  de  avenidas  con  plantas  y  con  flores  cultivadas 
con  esmero  »  (3G3)  —  muchas  otras  tribus  del  continente,  los 
Noanamaes,  por  ejemplo,  cultivaban  hermosos  jardines  que  sor- 
prendieron agradablemente  a  los  primeros  descubridores  —  los 
Fijaos  de  la  Cordillera  Central,  que  tenían  relojes  solares  — 
los  Caras,  que  fundaron  en  el  Ecuador  «  un  reino  bien  orga- 
nizado y  floreciente  »,  el  de  los  Scyris,  que  resistió  tanto  a  los 
Españoles  como  a  los    Incas. 

El  A.  cita  al  P.  Dutertre  y  demás  misioneros  franceses 
de  las  Antillas,  todos  de  acuerdo  en  afirmar  que  los  Caraíbes, 
a  la  llegada  de  los  Europeos,  eran  «  el  pueblo  más  dichoso,  el 
más  laborioso,  el  más  feliz,  el  menos  vicioso  y  el  más  sociable  de 
la^  naciones  del  mundo  ^^  (Dutertre:  Hist.  Gen.  de  las  Anti- 
llas). Su  sentimiento  religioso,  «  más  que  aparente  y  externo, 
era  de  sentido  interior;  se  ha  dicho  que  carecían  de  templos, 
porque  sus  templos  estaban  en  la  naturaleza.  Sin  embargo 
tenían  tan  arraigadas  sus  ideas  religiosas,  que  su  conversión 
fué  siempre  difícil  M   (308). 

El  A.  asigna  al  nombre  Karaíve,  o  Karive  el  mismo  ori- 
gen que  para  nosotros  no  puede  presentar  dudas:  pues  en  el 
dialecto  de  los  Caraíbes  de  Colombia  (como  en  nuestros  dia- 
lectos del  Sud)  kará  es  el  equivalente  de  «  excelente  »  (o  muy 
diestro)  y  karai  o  kari  «  equivale  a  hombre,  pero  a  hombre 
de  esta  raza,  o  sea  a  hombre  noble  o  varón  por  excelencia  >»  (304, 
exactamente  como  en  el    Paraguay) . 

Sin  insistir  en  ninguna  de  las  hipótesis  anteriormente  for- 
muladas respecto  del  origen  de  los  Karaives,  el  A.  entra  en 
interesantísimos  pormenores  al  respecto  de  sus  migraciones,  o 
invasiones,  desde  las  Guayanas  o  el  Brasil  y  Antillas,  por  todo 
Venezuela,  hasta  Colombia,  el  Ecuador,  Panamá  y  la  mayor 
parte  de  las  costas  del  Pacífico,  desde  el  Ecuador  hasta  más  al 
norte  del  Panamá.  La  mayor  parte  del  territorio  colombiano  y 
ecuatoriano  u  vino  a  quedar  ocupada  por  las  tribus  de  esta  raza 
enérgica  y  vigorosa  ".  Hasta  loe  Chibchas  '•  cediendo  terreno, 
tuvieron  que  encastillarse  en  las  altas  mesas  de  la  Cordillera 
Oriental ».     La  raza  conquitadora  se   extendió  también   "  en  to- 


575  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  ii,  N.  6 

dos  los  Llanos  de  Casanare  y  de  San  Martín  en  donde  aún 
viven  muchos  de  sus  descendientes,  conservando  puros  los  ca- 
racteres distintivos  de  la  raza,  así  como  en  el  Caquetá  y  en  el 
Putumayo  ....  tanto  que  algunos  viajeros  la  han  creído,  por  esta 
circunstancia,  originaria  de  la  región  comprendida  entre  el  Ori- 
noco y  el  Amazonas  »  (314), 

Los  Karaíves  no  se  mazclaban  fácilm3nte  con  las  otras 
razas,  que  ellos  despreciaban.  No  obstante,  la  enorme  exten- 
sión de  sus  conquistas,  debilitando  cada  vez  más  su  fuerza  nu- 
mérica relativa,  impuso  inevitablemente  ciertas  fusiones  con  los 
pueblos  sometidos.  Así  tuvieron  origen  muchas  tribus  o  nacio- 
nes que  el  A.  enumera.  «  Las  poblaciones  chibchas  debieron 
también  recibir  la  influencia  caribe  ». 

Siguiendo  a  lo  largo  del  Istmo  de  Panamá,  los  Karaíves 
llegaron  hasta  la  costa  de  Mosquitos.  Desde  tiempos  anteriores 
dominaban  a  todo  Venezuela.  En  cuanto  a  Colombia,  «  la  raza 
caraíbe  dominaba,  pues,  en  todo  el  territorio  de  la  República, 
con  excepción  de  las  mesas  de  Pasto  y  de  Túquerres  y  de  las 
altiplanicies  de  Bogotá  y  de  Tunja,  ocupadas  por  los  Chib- 
chas »>  (323) .  Los  restos  de  los  Chibchas  —  pueblo  cuyo  origen 
el  A.  registra  en  el  Sud,  con  gran  acopio  de  indicios  —  no  cons- 
tituyen hoy  día  la  base  demográfica  sino  en  los  departamentos 
de  Cundinamarca,  Boyacá  y  Santander  (p.  329).  El  A.  ad- 
mite que  la  llegada  de  los  Españoles  es  la  que  salvó  a  los  Chib- 
chas de  caer  completamente  bajo  el  dominio  de  los  Karaíves. 

"ROJAS,  JRISTIDES:  "Prehistoria  Racional.  Cari- 
bes })  Quaraníes,  Caracas  1917  (  Reproduc.  en  «Patria», 
Asunción,  1918) 

En  este  interesante  estudio  del  gran  americanista  venezo- 
lano, con  placer  vemos  confirmadas  en  lo  esencial  nuestras  con- 
clusiones al  respecto  de  la  unidad  Karaíbe-guaraní  y  su  civiliza- 
ción, expuestas  en  «  Prehistoria  y  Protohistoria  de  los  Países 
Guaraníes  ».  En  la  obscura  cuestión  de  los  primeros  orígenes  de 
esta  gran  raza,  el  A.  opina  que  la  cuna  debió  estar  en  el  Norte. 
No  se  opone  a  la  antigua  idea  de  Rochefort,  según  el  cual  los 
Karaíves  serían  origmarios  de  la  Florida  y  estuario  del  Missisipi. 


BERTONl:       BIBLIOGRAFÍA  576 

Pero  supone  que  sean  una  rama  de  los  Toltecas,  y  por  tanto  de 
raza  náhuatl.  Esto  explicaría  sus  notables  cualidades  de  hom- 
bres civilizados,  en  las  cuales  el  A.  insiste  con  acopio  de  pruebas. 
El  Caribe  de  la  época  del  descubrimiento,  ya  es  un  pueblo  en 
decadencia,  « el  representante  altivo  de  una  civilización  que  se 
hunde  ".   (Sería  derivación  de  los  más  antiguos  Toltecas). 

«  El  estudio  de  los  pueblos  americanos  revela  que  los  Ca- 
raíbes  y  Guaraníes  tienen  muchos  puntos  de  semejanza,  pare- 
ciendo derivarse  de  un  mismo  origen  ». 

El  A.  lamenta  con  mucha  razón  « los  males  que  engendró 
el  fatal  concepto  de  España  de  suponer  antropófagos  a  todos  los 
habitantes  de  América ».  No  niega  que  en  ciertas  parcialidades 
caribes  «  el  antiguo  rito  de  comer  carne  humana  hubiese  dege- 
nerado ».  Pero  en  cambio,  las  «  que  poblaron  a  Venezuela,  se- 
gún Herrera  y  otros  historiadores,  estaban  al  nivel  de  las  na- 
ciones de  Cundinamarca  (Chibchas)  y  Nicaragua  ». 

Reconoce  dos  clases  de  Caribes.  «  Los  C.  conquistadores 
de  las  Antillas  (los  «modernos»  y  mezclados,  «karí-ná'»  o  kaliná, 
nohis,  en  plena  decadencia)  no  son  los  Caribes  civilizadores  del 
Continente ».  Aquéllos  son  los  que,  en  la  época  del  descubri- 
miento, tenían  terrorizadas  a  las  Antillas  menores,  y  sólo  eran 
mestizos  de  Karaíves  antiguos  con  elementos  de  muy  escasa 
evolución.  Mientras  en  los  antiguos  del  Continente  y  costa  en- 
tre Cartagena  y  Paria,  todos  los  cronistas  vieron  los  descendien- 
tes de  una  gran  nación,  y  —como  dice  Humboldt  — «  los  restos 
de  vastas  y  sabias  instituciones. 

La  raza  náhuatl  que  representó  papel  tan  grande  en  la 
historia  de  América— y  los  Nahuas  primitivos,  serían  los  proge- 
nitores. «  Los  Caribes  decían  a  los  conquistadores  españoles  que 
ellos  descendían  del  Norte  y  que  su  origen  se  remontaba  hasta 
las  primitivas  naciones  que  se  establecieron  en  el  Golfo  de  Mé- 
jico»  ...  Los  Nahuas  de  Méjico  serían  oriundos  de  Florida  y  hu- 
bieran desprendido  parcialidades  hacia  el  oeste;  una  de  ellas,  los 
Cosachites  emprendedores  y  atrevidos,  vecinos  de  los  Apalaches 
al  oeste  del  Missisipi,  ocuparon  un  país  llamado  Amana,  tomado 
a  estos  últimos,  y  serían  los  ^progenitores  de  los  Caribes  de  las 
Antillas.  Observa  el  autor  que  el  nombre  Amana  aparece  en  el 
Estado  de  Maturín,  en  Venezuela,  y,  agregamos  nosotros,  es  voz 


577  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.   6 

guaraní  pura,  respondiendo  al  concepto  de  mucha  agua  ^  inun- 
dación=gran  lluvia.  Del  Amana  pasarían  a  las  Antillas,  con  el 
nombre  apalache  de  Caribes.  Pero  los  Caribes  del  Continente 
serían  más  antiguos,  así  como  eran  más  adelantados.  Mucho 
tiempo  antes  de  la  conquista  española,  los  Nahuas  habrían  se- 
guido (•  la  costa  occidental  de  San  Salvador,  Nicaragua  y  costas 
de  la  América  del  Sur;  por  esto  Brasseur  de  Bourbourg  deri- 
va a  los  Caribes  de  los  Nahuas  de  Nuevo  Méjico  y  de  la  Florida'». 
Tales  serían  las  migraciones  protohistóricas  del  antiguo 
pueblo  Karaí-Guaraní  «  aquel  pueblo  guerrero,  el  primero  de 
América  y  el  más  absorbente,  altivo  y  amable  de  todos  »  sintetisa 
el  eminente  americanista. 


LA  FIESTA  DE  LA  RjAZA 


Accediendo  con  el  mayor  gusto  a  una  invitación  del  Exmo 
Sr.  Presidente  de  la  «  Unión  Ibero-Americana,  Marqués  de  Fi- 
gueroa,  pensábamos  tomar  modesta  parte  en  la  Fiesta  de  la 
Raza,  cuando  imprevistos  retardos  vinieron  a  hacerlo  imposible 
para  la  indicada  fecha.  Nos  limitamos  por  tanto  a  manifestar 
nuestra  franca  adhesión  a  la  celebración  de  la  (.i  fiesta  interna- 
cional del  12  de  Octubre,  aniversario  y  conmemoración  del  des- 
cubrimiento de  América  »  y  haciendo  nuestra  la  feliz  expresión 
del  Exmo  Sr.  Presidente,  hacemos  también  votos  por  que 
«  haya  sucesivamente  de  celebrarse  la  Fiesta  de  la  Raza  como 
verdadera  fiesta  de  la    Humanidad  ». 

La    Dirección 


Js 


necrología 

nació  ^^¿6erto   Á  ane 


El  1<)  de  Marzo  del  corriente  año,  en  nuestra  capital,  caía 
víctima  de  larga  y  fatal  dolencia  cardiaca  uno  de  los  primeros 
intelectuales  paraguayos,  el  conocido  sociólogo  y  poeta  Ignacio 
A.  Pane,  La  intelectualidad  paraguaya  fué  unánime  en  reco- 
nocer la  magnitud  de  la  pérdida  y  en  asociarse  al  duelo  nacional. 
Unanimidad  rara,  pues  el  ilustre  extinto  había  tenido  también 
una  activa  participación  en  las  luchas  políticas,  en  las  cuales  es 
tan  difícil,  sino  imposible,  mantenerse  constantemente  alejado 
de  todo  apasionamiento. 

Profesor  de  sociología,  filosofía  del  derecho,  derecho  pe- 
nal y  derecho  constitucional  en  la  Universidad,  profesor  de  psi- 
cología y  de  filosofía  en  el  Colegio  NI.  y  de  literatura  en  la  Es- 
cuela Normal  —  autor  de  un  tratado  de  sociología  bien  recibido 
por  eminentes  especialistas  extranjeros;  de  un  tratado  de  litera- 
tura en  dos  volúmenes;  de  una  obra  sobre  los  Guaraníes,  en  cur- 
so de  publicación;  de  obras  poéticas  que  le  asignaron  uno  de  los 
primeros  puestos  entre  los  autores  nacionales;  de  numerosas 
otras  publicaciones  de  sociología,  filosofía,  derecho,  etc.  —  Igna- 
cio A.  Pane  fué,  a  la  vez,  un  educador  de  rara  dedicación  y 
abnegación,  un  trabajador  y  estudioso  incansable,  y  sobre  todo, 
un  autor  original. 

Brilló  sobre  todo  en  la  sociología.  Su  fuerza  principa- 
fué  haber  comprendido  tempranamente  esta  gran  verdad,  que 
hoy  día  se  abre  camino  también  en  el  campo  materialista:  que 
en  los  fenómenos  sociológicos,  el  papel  esencial  lo  desempeñan, 
en  realidad,  las  fuerzas  psíquicas.  Aceptaba  la  evolución  spen- 
ceriana,  reconocía  el  poder  de  la  raza;  pero  comprendió  que  los 
fenómenos  de  la  asociación  humana  responden  sobre  todo  a  aqué- 


579  ANALES    CIENTÍFICOS    PARAGUAYOS  -  SERIE  II,  N    6 

Has  fuerzas,  y  que  la  misma  raza  física  debe  esencialmente  su 
influencia  a  los  valores  psicológicos  que  contiene.  Como  conse- 
cuencia, y  a  pesar  de  sus  tendencias  socialistas,  combatió  vigo- 
rosamente el  materialismo  histórico  de  Marx.  En  esto,  como  en 
todo.  Pane  no  era  de  esos  autores  que  adoptan  un  credo,  o  se 
alistan  bajo  una  bandera.  Por  el  estudio  imparcial,  por  la  ob- 
servación metódica  y  la  comparación  desinteresada,  siempre 
quería  llegar  él  mismo  a  un  criterio  propio.  Por  eso,  el  carácter 
más  o  menos  conservador  de  su  reformismo  no  le  impedía  ser  un 
renovador  de  ideas;  contradicción  sólo  aparente,  pues  la  verda- 
dera sabiduría  trata  precisamente  de  poner  de  acuerdo  la  idea 
conservadora  con  la  renovadora,  ambas  indispensables. 

Sus  ideales  eran  de  paz,  amor  y  justicia.  Su  medio  era  la 
enseñanza  bajo  todas  sus  formas,  la  enseñanza  a  la  cual  dedicó 
toda  su  breve  pero  fecunda  vida,  con  el  amor,  la  constancia  y  la 
abnegación  del  verdadero  sacerdocio.  Pocos  han  comprendido 
como  él,  la  gran  verdad  altruista  que  enseñar  es  un  deber;  y 
tal  deber  lo  cumplió  hasta  más  allá  de  sus  fuerzas.  La  nueva 
generación  le  recordará  siempre  con  respetuoso  cariño,  y  las  fu- 
turas le  rendirán  el  homenaje  que  mereció.  Pues  las  dos  gran- 
des preocupaciones  de  su  vida,  fueron  buscar  la  verdad  y  ense- 
ñarla. 

Sentimos  muy  deveras  no  poder  escribir  una  biografía  del 
Dr,  Ignacio  A.  Pane.  Otros  más  autorizados  lo  harán.  Pero 
no  podemos  dejar  la  pluma  sin  recordar  las  cualidades  persona- 
les, y  entre  ellas,  las  más  reconocidas:  la  honestidad  y  franque- 
za de  sus  procederes  y  las  virtudes  de  su  vida  privada.  Siempre 
fué  leal  con  todos;  siempre  fué  desinteresado  y,  después  de 
haber  servido  a  una  generación  como  educador  y  a  su  patria 
como  representante  y  diplomático,  murió  pobre. 

M.  S.  B. 


AMALES  CHEMTIFIICOS  PARAGUAYOS 

Serie  (  y  volumen  )     II 

índice 


Los  trabajos  principales  tiencQ  índices  Especiales 

N<^  1  (1^  de  Antropología): 
Bertoni,  Dr  Moisés  S.;  «Influencia  de  la  Lengua  Guaraní 
en  Sud-América  y  Antillas»;  pag.    1-120,  con  un  índice  Analítico 
y  un  índice  Alfabético. 

I  parte:  al    respecto  de  los  nombres  Guaraní,    Tupí,    Karaíve  (Ca- 
raíbe)  y    Tapuya,  p.   3 

II  parte:     Enumeración  de   61  Dialectos  Guaraníes,  p.  15 
IW     parte:     Cuadro    comparativo   de  la    Influeneia  del  Guaraní  en  las 

Lenguas  de  la  rama  Guaraniana  (Guaranío-Caraíbe)  p.  27 

IV  parte:     Los  Caraíbes  o  Karaí-Guaraní  en  Antillas  y  Centro-Amé- 
rica p.  68 

V  parte:     Analogías  Guaraní-Peruanas  p.   101 
Apéndice:     Ortografía  Guaraní    (y  clasificación  fonética  de  las  letras) 

p.   105 

N9  2    (6<?  de  Botánica); 

BertonÍ,  Dr.  Moisés  S.  :  La  Stevia  Rebaudiana,  la  Este- 
vina  y  la  Rebaudina,  nuevas  substancias  edulcorantes  p.  129 
Del  mismo:     Contribuciones  Preliminares  al  Estudio  Siste- 
mático, Biológico  y  Económico  de  las  Plantas  del  Paraguay       p.  135 

IV     Parte :  Cedrela  tuhiflora  sp.  n 135 

Samuhú  Blanco  {Chorisia  Josephinae  sp.  n.)...  139 

Poroto  Caracol  {Phaseolus  Bertonii  Franc.) 140 

Del  mismo:  Grami náceos  de  las  regiones  Forestales  del 
Alto  Paraná:  Enumeración  p.  143 

Revista  Bibliográfica  167 

Les  Oenothéracées  du  Paraguay.     Communication  á  propos  d'une 
critique  179 

NO  3    (6P  de  Zoología): 

Bertoni,  A.  de  Winkelried;  Contribución  al  conocimien- 
to de  los  Himenópteros  Diplópteros  americanos  (Especies  y  nidos 
nuevos)  •  184 

Del  mismo:  Catalogo  de  los  Véspidoe  Sociales  y  Solitarios 
del  Paraguay  203 


581  ANALES  CIENTÍFICOS  PARAGUAYOS  -  SERIE  II.  N.  6 

Del  mismo:    Un  nuevo  Efégido  Argentino  209 

Del  mismo:     Contribución  al  conocimiento  de  las  Tetralo- 

nias  Sudamericanas  CCat.  et  spp.  nov.)  210 

Del  mismo:    Notas    Entomológicas  219 

I  Himenópteros  Apóideos  219 

II  „  Vespóideos  225 

III  Coleópteros  (Acrocinus  longimanus)  230 

IV  Hemíijteros  Homópteros  230 
Efecto  del  Cianuro  en  los  colores                                                                 232 

Del  mismo:    Adiciones  a  los  Vertebrados  ¿el  Poraguy      233 

I  Peces  233 

II  Batracios  239 

III  Reptiles  236 

IV  Aves  239 
Aves  luminosas  del  Paraguay  242 
Sobre  Nidificación  de  los  Eufónidos  2^2 

Del  mismo:  índice  Sistemático  de  las  Aves  nuevas  del  Paraguay 

(Ver  Serie  I,  n?  19)  245 

NP  4  (7<?  de  Botánica): 
Bertoni,  Dr.  Moise  S. :  Contribution  ál'Etude  Botanique 
des  Plantes  Cultivées        I  Partie:    Essai  d'  une  Monographie  du 
Genre  Ananas.     Pag.  248  a  323,  avec  un  Index  Analytique  et  un 
Index  Alphabétique. 

Description  des  especes  et  des  varietés  250 

Diagnose  (modifiée)  du  genre  Ananas  278 
Des  Changements  Evolutifs  dans  le  genre,  et  Origines  des  var. 

cultivées.  281 

Climatologie  du  genre  Ananás  293 

Raison  de  la  Dispcsition  des  Feuilles  chez  plusieurs  Broméliacées  2S8 

Une  espece  nouvelle  á' Acanthostachys  301 

Clef  pour  la  détermination  des  Ananás  304 

Resumen  y  Conclusiones   (en  espagnol)  •  310 

Addenda  y  Emendanda  314 

N9  5    (1^  de  Agronomía  y  Biología  —  Con    índice 
Analítico ) : 

Bertoni,  Dr.  Moisés  S.  :  Límites  de  Resistencia  de  las  Plan- 
tas Tropicales  y  Subtropicales  a  las  Bajas  Temperaturas        324 

Del  mismo:  La  La  Temperatura  Mínima  Secular  de  1918, 
Efectos.  Antecedentes.  Consecuencias.  Determinación  del 
clima  de  Paraguay  345 

Del  mismo:  Clasificación  de  las  Congelaciones  392 

Del  mismo:    La   Orientación  de  la  Agricultura  Paraguaya  y 


ANALES    científicos    PARAGUAYOS     SERIE  II.  N.    6  582 

los  Cultivos  tropicales  394 

Del  mismo:    La  Gumosis  de  ios  Citrus  y  un  Nuevo  Medio 

Preventivo  y  Curativo  (Estación  Agron.)  408 

Del  mismo:    Rhizoctonia  subepigaea,  plaga   general   de  las 

plantas  y  sus  Remedios  422 

N<?  6  (2^  de  Antropología): 

Bertoni  Dr  Moisés  S.  :  La  Lengua  Guaraní  como  Documen- 
to Histórico.  Estructura;  fijeza;  inalterabilidad;  consecuencias 
para  la  Etimología  432 

Importancia  de  los  estudios  guaraniológicos  434 

Fases  de  la  interpretación  del  gxiaraní  439 

La  Etimología  guaraní  (Dificultades)  446 

Palabras  Homográticas   (de  la  letra  A  )  451 

Incorrupiibilidad  del  guaraní  454 

Texto  antiguo  y  Texto  actual   (Paralelo)  459 

Bertoni,  Dr.  Moisés  S.  :  Apergu  Etlinographique  Prélimi- 
naire  du  Paraguay  Oriental  et  du  Haut  Paraná,  eu  égard  surtout 
aux  nations  indiennes  les  moins  connues.  Page  466  a  544. 
Avec  un  Index  Alphabétique. 

Del  mismo:  Los  Cliiriguaná  —  Actual  Estado  de  Cultura  de 
una  Nacián  Guaraní.      Según   un   estudio   del   Barón   Erland 

NORDENSKIOELD.  545 

Sampaio,  Dr.  Theodoro.     Carta  sobre  civilización,  pre- 
historia y  ortografía  guaraní  552 
Bertoni,  Dr.  Moisés  S.  :    Bibliografía: 

I  Martínez,  Dr.  T.  Alfredo,  «  Orígenes  y  Leyes  del  Lenguaje  aplica- 
das al  Idioma  Guaraní  »  556 

II  Sampaio  Dr.  Theodoro,  «  Os  Naturalistas  Viajantes  dos  Seculos 
XVIII  &  XIX  e  o  Progresso  da  Ethnographia  indígena  do  Brasil » 
(Partic,  la  cuestión     Inscripciones)  560 

III  Freitas,  Affonso  a.  de  — ,  «  Distribuigao  Geographica  das  Tri- 
bus Indígenas  na  época  do    Descobr.  »   (Orígenes,  migraciones)        563 

IV  Moreno,  Dr.  Fulgencio  R.,    «Cuestión   de    Límites  con    Bolivia  » 

(Etnografía)  565 

V  OUTES,  FÉLIX,  «  Primer  Hallazgo  Arqueológico  en  la  Isla  Martín 
Garc'a  ».     (Artefactos    guaranís)  566 

VI  Del  mismo,     «  Nuevos  rastros  de  la    Cultura  Guaraní  »  567 

VII  Martínez,  Benigno  T.,  «  Clasificación  y  Ubicación  de  las  Tribus 
del    Río  de  la  Plata  »     (Guayakís)  568 

VIII  Colman,  Narciso  R.,  «  Ocára  Potíh  »  (Antología  Guaraní.  Cues- 
tión ortografía  y  pureza  de  la  lengua)  569 

IX  Cuervo  Márquez,  Carlos,  «  Orígenes  Etnográficos  de  Colombia  » 
(Los  Karaíves)  •  572 

X  Rojas,  ArÍSTIDES,  «  Prehistoria  Nacional.  Caribes  y  Guaraníes  » 
(Orígenes,  civilización)  575 

M.  S.  B.  :    Necrología:    Ignacio  Alberto  Pane         578 


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