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PUBLICADOS POR EL
Doctor MOISÉS S. BERTONI (Helvetius)
en PUERTO BERTONI ( Paraguay )
Número 1 Serie II
1.° de Antropología
Noviembre de 1916
iFLlEJÍCIA DE LA LENGUA GUARANÍ
EN SUD- AMÉRICA Y ANTILLAS
por el
Dr. MOISÉS S. BERTONI ,.
I PARTE
Los Nombres Guaraní, Tupí, Karaíve y Tapüya.
II PARTE
Enumeración de los Dialectos Guaraníes.
III PARTE
Cuadro Comparativo de la Influencia Guaraní en las
Lenguas Guaranianas.
IV PARTE
Los Karaíves o Karaí-Guaraní en las Antillas t
Centro América.
V PARTE
Analogías Lingüísticas Guaraní- Pe ruanas, í\%^^^^
==— = íñTvo A^
Resumen de las partes correspondientes de la División « Antropología »
de la < Descripción Física y Económica del Paraguay.
FE DE ERRATAS
Pág.
Línea
DONDE DICE :
LÉASE:
4
36
[2]
[3]
7
38
Guaraníes, y constituyó
Guaraníes, fué antropó-
faga y constituyó.
11
23
del punto más remoto
del punto remoto
11
34
uso del diptongo ai
uso del diptongo ai,
16
3
y paraguayas.
y paraguayos antiguos.
19
18
antiguamente hablaban.
antiguamente hablaban
aquellos indios.
20
8
Kamayurá:
Kamayurá:
30
13
después caídas,
después de caídas,
31
7
qiio est
quod est
»
8
[lato Hsensu]
(lato sensu)
»
23
basado únicamente
basado principalmente
32
12
las idiomas
los idiomas.
32
19
veces
voces
32
21
si quiera
siquiera
36
1
Ethnologio (llamada)
Ethnologie
38
1
Palikúra
Palikúre.
»
18
Vakairú
Vakairí
39
(4) (llamada)
m
42
23
SS sil
1 s 11
))
p. 87 Martius 312 (llama. )
p. 87 y Martius 312.
43
7
en L elementos
en L; elementos
»
A este subgrupo, el Koroá
A este subgrupo pertene-
de Matto Grosso (Y. S.
cen: el Koroá de Matto
Fonseca) Kalimaya, pa-
Grosso ( J. S. Fonseca) ,
lia, Kumanagotó, gua-
las lenguas kalimaya.
yamaré, bonarí, akaná,
paria, kumanagotó.
goyaguá y otras del Nor-
guayamaré, bonarí.
te, (llamada)
akauá, goyaguá y otras
del Norte.
44
1
HORINO
KARINA
45
Hamon tupí, (llamada 7)
llaman tupí.
46
6
Apihteré (— Coroados)
Apihteré (^Coroados)
»
abjetivo (llamada 10)
adjetivo.
47
(triáus) » 11
(tribus)
»
Llamadas 12, 13 y 14 :
Todos los signos— que hay
en las llamadas 12, 13
y 14 substituyanse por
el signo =
47
Dyihpororok — securis la-
Dyihpororok=sec2ms la-
pídea implita — hacha
pidea impolita=hsLchsL
de piedra (llamada 14)
de piedra lajada
Pá3.
Línea
DONDE DICE:
LÉASE:
48
52
»
53
55
57
59
15
21
úiti.
1
1
2
Akrá-mirí, (llamada 14^)
Marlaté
Katina
caina) .
elemento, quechua, (lia. 26
0 sculati.
Akroá— mirí,
Mariaté
kariná
kariná).
elementos quechua.
Osculati.
En la columna del centro
»
suprímase las palabras
diélsede [Borda] okó-
cha (Quadros)
67
78
83
85
»
37
22
19
18
32
11
12
PiHRIK- IHTI,
(In; yá)
que no tenga
Kainí gang
Pikrihkikti =
(Inyá);
que no tengan
Kaingang
La palabra avachit que
87
aparece en la columna
de la derecha pásese a
la columna del centro.
En la línea 11 donde dice
»
■
Makuchí en la columna
4^: agregúese la misma
palabra Makuchí en la
columnas^ ; y la palabra
KARiNAque aparece en
la línea 21 de la 2» co-
lumna debe estar en la
línea 10.
»
88
91
»
92
93
94
95
24
6
))
26
9
11
12
HÍVATÓ:
Nu) —Guaraní
(recte)
Filus
Hortis
venir (llamada 11)
Uvas,
del plural) .
GwATÓ:
Nu-Guaraní
(recte ?)
Filius
Hostis
venirle
Uvag,
el plural).
96
32
38
y Kaliná, faltando
y Kaliná (13 b), faltando
»
97
99
10
5
20
21
(13j (llamada)
palabra mono-
Ortografía
(13b)
palabras mono—
Etnografía
Las palabras mama, n"a-.
101
que aparecen en la lí-
Pág. I Línea
DONDE DICE:
LÉASE:
101
104
106
107
108
110
8 Imikí
»
11
02
19
»
»
21
»
03
1
»
carnosa
quaedan
an
Spixili.
Prainga
influencia ( línea 9 de
llamada )
11 aún
24 O, U; etc.
30 íRo
1 |Eo
20 es muv reducida
la
nea 20 deben ser baja-
das a la línea 21.
Pertenece a la 2^ colum-
na (Kechua)
cariñosa
quaedam
suprímase esa palabra
LapalabraPrainga, que
aparece en la 3^ colum-
na (Guaraní ), del" pr-a-
sara la2^columnr. (Ke-
chua).
Spixii.
Suprimir esa palabra,
pues perteneze a la pá-
gina anterior.
influencia lingüística
aun
OE, Ü, etc.
suprimir esa sílaba
suprimir esa sílaba
es, en ese caso, muy re-
ducida.
ÍÍ3 ^
Influencia de la Lengua Guaraní
en Sud América y Antillas
PARTE I
AL RESPECTO DE LOS NOMBRES GUARANÍ, TUPÍ,
KARAÍVE Y TAPUYA
Los dos primeros son sinónimos (1); el tercero lo
es también, desde que se le atribuye su verdadero
ralor, como más detenidamente he de demostrar en otro
estudio. La confusión de estos tres nombres es per-
judicial bajo cualquier punto de vista e importa que
desaparezca.
El nombre «guaraní» debe ser preferido al de «tupí»
por muchos motivos. Primeramente, seguros estamos a
su respecto, de que no encierra ningún error; no queda
duda, ni hay equivocación posible en cuanto a su
valor. Por otra parte, ya es de uso general en ambos
mundos; y no creo que esté fuera de lugar el recordar
«1 hecho de que es el solo admitido en los países actua-
les más importantes de lengua guaraní. Tres razones
que ya serían terminantes por sí solas.
(1) Vide el capítulo «El nombre Tupí> de mi trabajo presen-
tado al Congreso Científico de 1910 en Buenos Aires.
Conviene mucho más que otro nombre, para una
designación general, por no constar, al menos con segu-
ridad, que haya sido el de una tribu, parcialidad o linaje
especial. Al punto que algunos suponen que hayan sido
los conquistadores los que lo adoptaran como nombre
de la raza y de la lengua. La cosa, sin ser probada, es
posible; así designarían los europeos a esas tribus y
naciones, de lengua común y costumbres muy parecidas,
que dominaban a las otras por ser las más valientes
y hábiles para la guerra (guariní,) y en lo sucesivo,
por haber sido siempre las que fornecían a los espa-
ñoles de soldados o «indios de pelea» (avá-guariní).
El cambio de i en a inadmisible en guaraní, habría
sido obra de los europeos. Pero es notable que el
nombre en cuestión no aparezca nunca bajo otra for:
ma, sino siempre bajo la de «guaraní», en todo eí
continente y en todo tiempo; pues es también de notar
que, contrariamente a lo que algunos pretendieron,
ese nombre es antiguo, apareciendo en los escritos
de los primeros descubridores del Brasü.
Para establecer la prioridad y legitimidad de esa
designación, bastaría el hecho de que Lopes de Souza
(1530 1532), los primeros exploradores del Paraná y
Schmiedel, no llaman sino «guaraní^ a la lengua en
cuestión. El primero recorrió toda la costa del Bra-
sil, y sus intérpretes eran indios Tupinambá; esto
comprueba que el nombre guaraní ya era dado anti-
guamente y por los mismos indios, a la lengua que
hablaba esa grande unidad étnica, que encerraba a la
mayor parte de las naciones guaraníes del Brasil, (2)
En cuanto a la forma «karaní», no es más que
una suposición aislada y sin fundamento alguno, pues
no existe en ningún dialecto vivo o muerto, ni en au
tor alguno antiguo o moderno, aparte el que 1^ ideara.
La de «Guaranianos», es una designación general
que ya he dado en mis trabajos anteriores (52), cuya
extensión se ve más claramente en la lista de las len-
guas que va en la parte tercera de este breve resú-
(2) Pedro Lopes de Souza: «Diario de Navegacao pela Costa
do Brasil até o Uruguay». Solo Luis Ramírez, en su carta de
1528, escribió «Guarenys».
men. Un título parecido, el de <'Guaranio-caraíbes»,
ya fué dado en el siglo pasado a la generalidad de
los pueblos que yo llamo Guaranianos; pero ese título
<;onvenia más bien al grupo lingüístico que comprende
al guaraní propiamente dicho, las lenguas caraíbicas
y algunas otras más estrictamente ligadas a esos ele-
mentos principales; mientras sería muy mal aplicado
a las del grupo Tapuya, y peor aún a los subgrupos
Goyataká, Kren, Kamaká y Gés, tan numerosos e
importantes.
El Nombre « Tupí » : Creo haber demostrado ya,
en mis trabajos anteriores (3), la conveniencia de
abandonarlo. De cualquier manera que se le emplee,
cualquiera sea la extensión que se le dé, hoy día ya
no puede sino engendrar confusión. Como sinónimo
de « guaraní » está de sobra; como substituto, expone
a desagradables equivocaciones; como nombre histó-
rico es de significado artificial; como nombre indígena
es de significado contradictorio; como verdadero nom-
bre de pueblo, no existió nunca; etimológicamente,
es absurdo: por fin, los Guaraníes modernos lo recha-
zan en absoluto y lo dan a sus enemigos.
El pueblo que ocupó mayor extensión y cuya
lengua fué la más hablada de América, no se llamó
nunca Tupí, ni así la designó ningún autor antiguo.
Soarez, Thevet, Lery, Cardim, Schmiedel, los Padres
Bolaños, Nobrega, Anchieta, Figueira, Seixas, Vicente
do Salvador, Montoya, Restivo, Charlevoix, Bernal,^
Insaurralde, Serrano, Techo y Cardiell, Acuña, Ivon
d' Evreux, Abbeville, Lopes de Souza, Marcgraf, Pi-
són, Yapuguay. Mascareñas. Jaboatan, Francia, Faria,
Ocon, Guimaráes, Praceres Maranhao, Accioh, Baptis-
ta Caetano y Couto de Magalhaes, lo llaman Tupi-
nambá o Guaraní, a veces Tupinambú, y a la lengua
que hablaba, guaraní, lengua brasílica, lengua gene-
ral, lengua más usada, tupinambá, avañeénga o ñe-
éngatú.
Son los autores modernos los que emplearon, ge-
neralizándola erróneamente, la voz « tupí », siguiendo
(3) «Resumen de Prehistoria y Protohistoria de los Países
Guaraníes», Conferencias dadas en Asunción en Julio-Agosto de 1913.
«1 ejemplo de Martius. El enorme prestigio de este
botánico, su fama de etnógrafo, bien merecida por la
fundación indiscutible de la etnografía brasileña, hi-
cieron que buena parte de los europeos, los Germanos
principalmente, y la mayoría de los autores Brasileros,
adoptasen el nombre de Tupí como el genérico de los
pueblos y de la lengua guaraní. Pero la obra del
maestro no deja de adolecer de muchos defectos,
como las de todos los grandes fundadores de ciencias
o ramas de ciencias.
Hallándose frente a una serie de nombres de
pueblos cuya raíz parecía evidentemente ser la voz
« tupí » ( Tupinámbá, Tupinámbú, Tupináe y Tupiná-
ki), pueblos que hablaban todos la misma lengua,
creyó naturalmente que aquella voz fuera el verda-
dero nombre general de la extensa unidad étnica de que
hablamos. Y se lo impuso, adoptándolo desde ya, como
si se hubiera tratado de una designación universal-
mente adoptada e indiscutida.
Todos los pueblos y tribus guaraníes que yo co-
nozco, rechazan absolutamente a ese nombre; y con
sobrada razón. Pues en lengua guaraní, la palabra
«tupí» significa rudo, basto, inculto, y se aplica a se-
res inferiores en el sentido de la evolución cultural.
Por ejemplo, se califican de tupí las variedades de
plantas cultivadas que se asemejan todavía al tipo
primitivo, o están más cerca de él si se comparan
con las variedades que el cultivo ha transformado
más completamente. El mismo calificativo es dado a
las naciones no-guaraníes que el Guaraní considera,
y con razón, como inferiores a él en cultura; a los
Kaingang, Kimdá, Ingái. Chimeón (Coroados del Pa-
raná); lo daban también, en todas las misiones cris-
tianas del Paraguaj', Uruguay, Guaihrá y Bolivia a
los indios de pelea que constituían ias hordas destruc-
toras de esas misiones y cazadoras de esclavos, no
obstante ser casi todos de habla guaraní, (Guayanáes
de Sao Paulo y Mamelucos, o sean mestizos de Gua-
raníes). Téngase presente que tanto en el caso de las
plantas, como en el de los Indios, el calificativo de
tupí es más o menos deprimente, pero no desprecia-
tivo; aquéllas son relativamente inferiores, pero muy
ntilizables; éstos son más incultos, pero no verdaderos
salvajes, y en todo caso, respetables por su valor ó
fuerza bruta.
Aparte el caso citado, muy explicable, los Guara-
níes no pudieron haber llamado Tupíes a sus herma-
nos de lengua y raza. Pero en realidad, el califica-
tivo genérico de los citados nombres de naciones
guaraníes del Brasil, no es Tupí, como creyó Martius,
sino TupiNÁ. Si fuera «tupí», tendríamos en los nom-
bres de las naciones una serie de voces: nambá,
nambú, nakí, naé, desconocidas en guaraní o de sen-
tido muy dudoso y sin aplicación en el caso. Al con-
trario, todo se aclara sobre la base de tupiná.
Tapiña significa «pariente o parecido a tupí>,
siendo la segunda versión mejor para el caso. El cali-
ficativo ya no es despreciativo, indica solamente una
semejanza con naciones de evolución algo inferior,
pero no despreciables. Ihering y casi todos los auto-
res están de acuerdo en que la civilización, ya sea
ella originaria del Perú, ya de un centro especial gua-
raní, ha ido de Occidente a Oriente; las naciones
«tupiná» han tenido por tanto que ser las que más
tardíamente la recibieran. En todo caso, el hecho de
que las naciones guaraníes de mayor cultura hayan
sido las sud-occideiitales, Jos Guarayos, Jarayes, Ita-
tines, Guaireños, Tapes y Mbiháces, ya nadie lo pone
en duda. Y esto basta para justificar el calificativo
tupiná, indicio tan sólo de un estado evolutivo algo
atrasado. Lo último explica suficientemente cómo los
Tnpiíiá-mbá declarasen sin ambajes. llamarse tales,
como asegura Porto Seguro, en el Amazonas, en el Para
y en Bahía; pues la voz distintiva mbá equivale á fuerte.
Tupinaé claramente dice «Tupiná de otro linaje
o separados, apartados», como efectivamente lo eran,
siendo contrarios de los Tupinambá, y habitando más
al norte o más al interior, con respecto a los otros
Tupiná. Tapinákí trae el calificativo de «mala»,
como conviene a la nación que se puso en contra de
los otros Guaraníes, y constituyó, juntamente con los
Guayanases y sus mestizos (Mamelucos), las hordas
cazadoras de esclavos y destructoras de misiones giia-
raníes, (4) lo que le valió, no obstante la lengua, ser ti-
(4) Lery, el más antiguo autor sobre la lengua brasílica.
tulada también de «Tupí '.de donde vino probablemente,
la variante «Tupinikí. Por fin, Tapínámbú dice
claramente (5'') «Tupiná perforado», alusión segura-
mente a la costumbre de horadar el tabique de la na-
riz para introducir un adorno, uso que también dio el
nombre a la nación Tímbii.
¿ Quién bautizó de tales a los jiueblos Tupiná'^.
Evidentemente los otros Guaraníes del Brasil, vecinos o
colindantes; es decir, los Oatú-avá los ^bihá
(incluyendo los Chiripá y parte de los Karró)
y los Tapé todas naciones numerosas y de cultura
relativamente más elevada.
¿Quiénes eran, para los Guaraníes, los verdaderos
Tupí ? Eran Indios que hablaban lenguas del sub-
grupo ren, familias Kaingang, Kimdá y Chimeón, y
precisamente las naciones Kaingang o Tupí de Misio-
nes, Kamé, Ingái, Chimeón o Coroados del Paraná, y
laPurí. Yesta clasificación no la hicieron solamente los
Guaraníes del Paraguay, como resulta de Schmiedel
y de todos los historiadores y documentos emanados
de la Asunción y de las misiones cristianas; (6) la
hicieron también los Guaraníes del Brasil que acabo
de indicar. Pues, por ejemplo, llaman éstos (7) Tupí-
escribe Tiipinaki (cou ortogr. francesa <rToupínenkm»).
(5 '» ) Estas etimologías uo implican la alteración de una sola
letra de la lengua como actualmente se habla. Ya en otros
trabajos («Ortografía Guaraní», Asunción, 1914; «Congreso Cientit.
Internac. Americano», Buenos Aires, 1910; «Las Plantas Usuales
Del Alto Paraná», etc., 1907) tuve ocasión de llamar la atención
de los estudiosos sobre los peligros que presenta al buscador de
etimologías la inflexibilidad de la lengua guaraní, en la cual el
cambio de una sola letra o de un acento, transforma completa-
mente el sentido.
(6) A.mbrosetti jk había hecho notar: «La palabra Tupy.
desde tiempo inmemorial, parece haber sido aplicada por los
Guaranís a todas las tribus enemigas». Aparte la excesiva exten-
sión que da a esa palabra, la advertencia era justa y mu}"^ opoi -
tuna.
E, Riemel Schuller dice (en Azara «Geogr. Esférica* 109).
«Los Cainguá del Paraguay suelen llamar Tupí a todo indio san-
guinario. »
(7) Peckolt, «Volksbenennungen» 237.
— 9 —
kurí, o sea almendra tupí, al « pino » o Araucaria
del Brasil, cuya área de extensión coincide casi con
la de los pueblos que indico como verdaderos Tupíes,
y cuyas almendras consumen éstos como principal
alimento. Llaman algunos igualmente Mandió-tupí a
ciertas especies de Dioacorea indígenas y comestibles;
y este nombre no puede ser considerado como de
variedad de Mandioca, pues se trata de otra familia
de plantas y de varias especies; sino que da a enten-
der que las Dioscorea subtituían a la Mandioca entre
los Tupíes, lo cual es exacto, siquiera parcialmente.
Ni faltan autores que contrapongan Tupíes a Guara
níes (en el mismo Brasil); como Taques de Almeida
Paes Leme, quien escribe que el río de los Patos se-
paraba a los Carijós, al norte, de los Indios Tupíes,
al sud. Tan lejos estaban los Indios del Brasil de lla-
mar Tupíes a los Guaraníes, que varias tribus veci-
nas de estos últimos, y de raza Tapuya, como los
Guayatakáes Kapochós y los Kumanachós y Panya-
mes, designaban con el nombre de « Tupí * a los
Mulatos.
El Nombre « Karibe » o « Karaí > : Es palabra
usada por todos los pueblos Guaraníes, y muchos otros
de entre los Guaranianos, y en tan numerosas len-
guas su significado es tan constante y claro, que no
me parace admitir discusión alguna. Entre los Gua-
raníes actuales corresponde a < Señor, Monsieur, Herr »
de los Europeos, y con este sentido, no se usa otra
en el Paraguay, hablando la lengua popuLir. Poco o
nada difiere el sentido antiguo, y el que le atribuyen
ahora los Indios independientes. Pero, como los Gua-
raníes no reconocían Señores ni otro pueblo superior
a ellos, Karaí sólo significaba y significa hombre su-
perior, hombre por excelencia, concediéndose este tí
tulo en primera línea a los magos, a los ancianos
notables, a los caciques y a veces a los hijos de éstos,
por fin, a todo hombre de cualidades superiores a
las de la generalidad, pero, nótese bien, no debidas
esencialmente a la fuerza bruta, sino más bien, o al
mismo tiempo, á dotes del alma. Durante y después
de la conquista, fué concedido en general a los Eu-
ropeos, siempre a los Franceses, que eran amigos de
los Guaraníes y con ellos más generosamente se por-
— 10 -
taron; a los Portugueses y Españoles también, aunque
eonnotablesexcepeiones, (8) por fin, al hombre cristiano
y a cosas de la religión, por más que los sacerdotes
católicos aquí se opusieran.
Esta palabra viene seguramente de dos voces de
uso corriente en guaraní: kard, que implica el sentido
de diestro e inteligente e i, sufijo confirmativo. Apoya
esta etimología el aumentativo /mm-/cíí¿zí, «bien dies-
tro, muy astuto». Jamás fué dado a los comedores de
carne humana, como pretendiera Azara (9), ni a
persona o colectividad de hábitos indignos. Tiene, sí,
un «titeo», o variante con sentido irónico, kalaí, que
se dice de persona ridicula, despreciable por lo inútil
a la vez que pretenciosa. También se usa vulgarmente
la variante «karí».
Merece nuestra atención otro aumentativo: karaí-
vé, corresponde a «hombre de mayor valer»; es super-
lativo comparativo, que se concede a la persona de
mayor prestigio. ¿No podría ser éste el origeh del
nombre Kai^aíve'? (10). Agrego para los extranjeros,
que la b de los Españoles e Ibero-Americanos es igual
fa la V latina. Las variantes Karaiva (con las ortogra
fías Ibéricas Caray ba), Kariví y Kalibi (con mala,
ortografía Galibí) serían simples variantes de pronun-
ciación. Kaliná, nombre que se daban los Indios que
varios autores quisieron llamar Galibís. sería (íiparte
(8) Pues no lo meFecipron siempre. Los Españoles eran fre-
cuentemente apodados de Mbaí (probablemente de w&íí-fuerza e í
confirnativo, alasión a la fuerza material y armada únicamente) y
los Europeos en general Pihfagwá, «gente que marcha sobre los
talones»), en oposición a los Indios que marchan más bien sobre
la punta del pié.
(9) La fé que merece este gran naturalista en cuestiones de
etnografía, no corresponde a la justa celebridad como zoólogo j
geógrafo. Lafone-Quevedo ya lo ha demostrado, como Manuel Do-
mínguez lo demostró en lo referente a historia. Azara mism©
confiesa no haber visitado ninguna tribu indígena: tampoco co-
noció la lengua.
(10) Lo pensó uno de mis allegados y colaboradores de
ocasión Juan B. Giménez.
La variante «karí» es vulgar, leve contracción pero tiene
absolutamente el mismo significado de «karaí».
— 11 —
el cambio de la ;• en /, común entre varias naciones
septentrionales del grupo guaraní) sería Kari-ná o
Karaí-ná, «parientes de los Karaí». Véase a este res-
pecto, el Anexo intitulado «Los Karaí ves o Karaí-
Guaraníes en Centro América>.
La voz karaí se alarga en karaíva, y esta última
forma predomina, en el sentido estricto como en el lato
en varios dialectos brasílicos y amazónicos. Esto es
de conformidad con el uso y las reglas de esta lengua.
En Amazonia, junto con la forma fundamental karaí
(como en sabuya), se oye la alargada karaíva (como
en kirichaná, makuchí puríkotó y marawuá), y la leve
contracción karíva (Ñapo, karipuná), que lleva al karí
de la lengua taina (Antillas) y al kalí de los Kaliná
de la Guayana. No se trata por tanto sino de varian-
tes evolutivas de aquella forma, a las que hay que agregar
la forma alargada correspondiente a karaí-vé, es decir,
karaiva-vé (Amazonas). (11) En esta, como en. las innú-
meras comparaciones que pude hacer, la lengua gua-
raní resulta más pura y sencilla en los dialectos meri-
dionales y occideniales. parece estar en ellos en su foco
natural de irradiación. Y en este caso, talvez esté más cer-
ca del punto de origen ó del punto más remoto de origen
común; pues en la lengua peruana kari o karí tam-
bién significa «hombre», el vir latino, y hombre en
cierto modo superior, pues se da también al de raza
blanca. (12)
(11) De lo expuesto ya resulta errada la etimología dada poi-
Martius, que era: Karí-aybá, «hombres malos». Eesulta tambié»
insostenible, si se analiza con conocimiento suficiente del guaraní.
La voz ai tiene un sentido de ruindad, fealdad, corrupción, que
ya la hace desechar por sí misma; no encierra la idea de bravio
y valiente que se necesita en este caso. Y si Martius entendió ha-
cer uso del diptongo ai, que en los dialectos orientales y septen-
trionales suele alargarse en áiva, se le presenta otros escollos pues
en los dialectos meridionales y occidentales tendríamos, en vez de
karaí, la palabra kardi, que jamás pudo ser nombre de gente y
solo signiñca «rascar».
(12) En otra parte, que hará continuación a este trabajo, me
permitiré llamar la atención sobre lo numeroso e importante que
son las analogías que presenta el guaraní con el quechua, las que,,
por otra parte, tienen su correspondiente en caracteres de otr©
orden.
Y estos hechos me impulsan a tomar la libertad
de llamar la atención de los estudiosos de la etnogra-
fía y de las antigüedades de este gran mundo guara-
niano, que interesa a la mitad de América, sobre la
conveniencia de aprovechar de una manera más aten-
ta y eficaz el precioso documento vivo que ofrecen,
desde el pié de los Andes de Bolivia hasta el Para-
napanema, y desde el Sud de Corrientes hasta el Nor-
te del Paraguay, millón y medio de Guaraníes y mes-
tizos hablando la antigua lengua, y una docena de
pueblos indígenas que aún conservan, con su inde-
pendencia, los dialectos más ricos y puros.
Esto me lleva a decir dos palabras de otro nom-
bre que fué muy discutido, mientras no hubiera deja-
do lugar a ninguna duda, de haberse consultado con
más atención al documento a que aludo.
El nombre tapuya : Desde tiempos antiguos, este
nombre sirvió para designar al conjunto de los pue-
blos que no eran de raza y lengua guaraní, y vivían
en varias partes del interior del Brasil, casi todos
bajo el dominio permanente o temporario de los Gua-
raníes, y presentando, además, ciertos caracteres comu-
nes que este cuadro no permite especificar. Según
varias tradiciones guaraníes (13) y el claro recuerdo
histórico recogido ya por los primeros exploradores
del Brasil, la raza guaraní, al invadir al Brasil, se
encontró con que ese país ya era habitado por los
Tapuyos que sometió u obligó a refugiarse en el
interior.
Empero, le tocó a este nombre la mala suerte
que al de Tupí, al de Karaí y al de Guayaná : una
vez adoptado por los conquistadores, gente que de
todo se ocupaba, menos de averiguar estas cosas, perdió
su exactitud, alterándose su extensión y aún su valor.
Aun ciertos Indios, durante esa época de confusión que
fué la conquista, contribuyeron para el enredo; pues,
acostumbrados a estar en guerra con los Tapuyos,
(13) Por ejemplo, en la leyenda antropogenética guaraní,
Tamoi, el padre de los actuales Guaraníes, después del hundimiento
de su primitiva patria, al arribar a estos países, encontrólos pobla-
dos ya, y díó origen a la actual raza, casándose con una mujer
indígena.
— 13 —
dieron por extensión este nombre a tribus que no lo
eran, y con los cuales estuvieron mucho tiempo en
guerra, y hasta a los Europeos, con quienes tenían
que guerrear. El vulgo completó el embrollo; al pun-
to que un ilustre autor brasilero del siglo pasado,
etnógrafo al cual debemos mil precioses datos, llegó
a confundir los Tapuyos con los Guaraníes, y no po-
cos le siguieron (Barboza Rodríguez),
El sabio etnógrafo Cari von den Steinen puso fin
a Ja anarquía, reuniendo bajo el nombre de Tapüya a
los Oé» y Kren de Martius. Con el ingreso de
los subgrupos Tukaná, Karadyá, Yurí. Tarumá y Koe-
runa, y la separación de unas pocas lenguas que deben
pasar a otras divisiones, los cuales cambios resultarían
necesarios según el estudio que acabo de ensayar, el
grupo Tapuya quedaría deslindado.
Mas sobre el nombre y su origen, no solamente
reina aún la duda, sino que, de la discusión que per-
dura, deduzco que ninguno ha dado con el dato reve-
lador. Tapuya no significa «bárbaros», ni «enemigos>
por más que en ciertos casos tales conceptos hayan
podido coincidir con el de <tapuya». Tampoco viene
de tapíhi, porque así siempre llamaron los Guaraníes
a sus propios caseríos o a sus casas, no a las de otras
naciones; y tapihia, de existir este nombre, sería un
indeterminado extensivo de casa, nunca de gente.
Menos aún puede venir de tihplh (origen) y ser esta
voz la radical común de tupí y tapuya; pues tanta
variabilidad no es suponible en estas lenguas, sin
datos positivos, y es totabnente inadmisible en el
guaraní, lengua rígida e inflexible, en la cual, repito,
el cambio de una letra o de un acento transforma
completameate el significado.
El más conocido de los vocabularios guaraníes, el
«Tesoro de la Lengua Guaraní» de Montoya, a folio
355, de la voz Tapihíhi dice que significa esclavo, y
agrega: «aní llama el Onarauí a las demás na-
ciones». No puede ser más claro. Hago observar
que ili guaraní, escollo mayor de la ortografía, la es-
cribieron generalmente los portugueses con u, resul-
tando Tapuúya o Tapuya. (14) Para evitar la más
(14) Martius escribe Tapuüia; Couto de Magalhaes y Seixas,
— 14 —
pequeña duda, observo también que la Y no es la
consonante que erróneamente pronuncian cierto? ame-
ricanos, sobre todo en el Plata, sino la semivocal muy
parecida a ii\ además, que la terminación Ihi es un
diptongo.
En cuanto a la a final, es un extensivo indetermi-
nado, usado en varios casos semejantes. Exactamente,
tapihihi significa esclavo o siervo, y Tapihihia, « las
gentes de que se sacan esclavos-, o bien, «las gentes
que se tienen sojuzgadas », o « avasalkdas ».
El hecho extraño de que el autor arribo aludido
haya podido confundir a los Tupíes (así llama él a los
Guaraníes ) con los Tapuyas, así como otra confusión
semejante, puede haberse originado de otra palabra
parecida, que es Tihpihyá. Aun hoy día, los Guaraníes
pertenecientes a las parcialidades más adelantadas,
dan este nombre a sus hermanos de raza y de len-
gua que llevan una vida más primitiva; y en efecto,
la palabra significa « gente primitiva », (t'ihpíh-eíi-á),
o bien « linaje o descendencia primitiva» (t'ihpíh-
-eíhi-á). Los que escribieron «Tapuya», hubieran es-
crito esta otra palabra «Tupuya»; la semejanza es
grande, aunque no haya ninguna en el sentido.
Tapyiya; Cardin y Jaboatara, Tapuya; Figueira, Tapyyia;
Anchieta Tapüa; el Diccionario Anónimo, Tapúy.
PARTE II
DIALECTOS DE LA VERDADERA LENGUA GUARANÍ O « NYEENGATÚ »
( que otros llamaron « tupí » )
Varios autores suelen llamar dialectos a idiomas
de pueblos de América que, aun cuando se trate
deformas vulgares, corresponden a verdaderas lenguas
distintas. En la lista que sigue, traté de no incurrir
en esa inexactitud. La mayor parte de las hablas que
enumero, y especialmente las principales, he podido
estudiarlas yo mismo, o encontrar datos suficientes en
los autores antiguos o modernos, para cerciorarme del
puesto que corresponde a cada una. Cuando me que-
dó una duda la indiqué.
Es relativamente fácil hacer una clasificación na
tural de ellas, limitándonos, por supuesto, a las que
poseen un vocabulario escrito, siquiera escaso, además,
sobre la base de los dialectos principales, guiándose
por ciertos caracteres de orden más general, y a la
luz de otras lenguas americanas que hayan podido
influir en su actual composición. Pero, como el estudio
que a este respecto emprendí esté inconcluso, opto pro-
visoriamente por el orden alfabético.
1 Amazonas: Mezcla que dilucidar; lo más
es del dial, llamado por algunos « tupinambá del
Norte » .
2 Apiaká: Clasificada entre las lenguas lla-
madas caraíbes; no es, sin embargo, sino un dialecto gua-
raní, parecido a los del Paraguay pero con más ter-
minaciones largas. Contiene, en verdad, algunos ele-
— 16 —
mentos karaives, y más exactamente, tainos (15). Hay
igual analogía entre los caracteres físicos y morales
y en las costumbres apiaká y paraguayas.
3 Apoto: Al Norte del río Amazonas, cerca
del Yamundá.
4 Aragnayú: A tres quintas partes ( % ) de
sus voces encontré idénticas o análogas en nuestros
dialectos paraguayos; a esto hay que agregar las
analogías con los otros dialectos guaraníes. Muchí-
simo menos numerosas son las palabras de analogía
kariná; por tanto es imposible incluirla en el sub-
grupo Kariná. El nombre Uára-guaQÚ es una de las
tantas ortografías deducidas por Martius de etimolo-
gías que él suponía.
5 Aracha: Probablemente parecido al kari'ó.
6 Aré: Hablado por una parcialidad apartada
que algunos llaman impropiamente Botocudos ( del Pa-
raná ); cultura inferior o decaída.
7 Asunceño: Dialecto actual de la mayoría
de los Paraguayos; guaraní puro con influencia cas-
tellana (no andaluza), la cual le dio la jota, cada vez
más frecuente (j, jh) y buen número de voces extranje-
ras, que, sin embargo, no es muy elevado en las co-
marcas del interior. Su fonética fué estudiada según
métodos modernos por Ramón V. (Caballero, de Asun-
ción (16) Casi no tiene terminaciones llanas. Usan,
los hombres ciertas expresiones de que antes solo
usaban las mujeres. Lucien Adam lo llama avañeéme.
8 Anettt: vecino del kamayurá (Chingú). Auetih?
9 Avá chiripá: uno de los dialectos llamados
impropiamente cayobá o cainguá; lo hablan los des-
cendientes de indios de las antiguas misiones del Guai-
ra que volvieron a la vida independiente de las selvas
después de la destrucción de dichas misiones por los
Paulistas, según he podido averiguar. Guaraní muy
(15) Pero «eqiia» = agua, no es sino mala ortografía de ihjcua
= hoyo de agua, en que la voz que corresponde a agua es ih úni-
camente, es decir, guaraní puro.
(16) «Contributions a la Connaissance de la Phonetique du,
Gruaraní», París 1911, en la «Eevue Phonetique» Estudio merece-
dor y único, según creo, de fonética guaraní, según método mo-
derno.
_ 17 —
puro, con elementos especiales que. pertenecieron segu-
ramente al antiguo dialecto «guaihraé».
10 Avá-katú: dialecto del río S. Francisco cu-
yas afinidades se ignoran.
11 JkTá-mbihá: hablado por los indios del
mismo nombre, conocidos también, -y generalmente,
por el apodo de Cainguá o Cayová que ellos consi-
deran ofensivo, y solo significa '-vagantes de la selva»
(kaá-ihwuá). Este y Nordeste del Paraguay y algu-
nas comarcas vecinas del Brasil (actualmente). Gua-
raní muy puro, pero con importantes elementos espe-
ciales; la sílaba wá, uá, wuá, suena frecuentemente
kuá, 3^ la letra ch (quasi sh) suele transformarse en
tsh o tcsh alemana, así como a veces \ñ s o z; la f
ante i cambia en ch; ejemplos: guasú o Wuasú, suena
kuatshú, y Avatí suena Avachí. Forma un grupo na-
tural con el chiripá, el guayaná actual y tal vez el
kari'ó antiguo del Brasil.
— Avaiieeiiga (vide karió,. Avánceme (vide Asun-
ceño y Guaireño)
12 CorrentSno: dialecto actual, parecido al asunce-
ño pero más corrompido por la influencia española; en
la nomenclatura tiene, no obstante, voces especiales.
13 Cbaná: hablado en dependencias de Tarija y
Santa Cruz de la Sierra, en Boiivia, con ciertas voces
propias no guaraníes. Tiene variantes de construcción
y pronunciación, según una gramática inédita del
Museo Mitre.
14 C/haraá: (charúa), (]omo ya lo demostré en
otro trabajo («Prehistoria y Protohist. d, 1. Países
Guar»), los Oharúas, principales pobladores del Uruguay
hablaban guaraní Lo que se sabe de la habla charúa
(nombres geográficos y pocas palabras más) no difiere
del guaraní puro de los Tapes y Paraguayos; no
obstante, por ciertos motivos, creo que debe haber
incluido algunos elementos propios, o de otro grupa
lingüístico.
15 Chiri «ruana: dialecto hablado por los Chirigua-
nos del Chaco y Boiivia, pueblo numeroso antiguamente
emigrado del Paraguay; conserva relación íntima con
los de este país, y ciertos elementos propios que tal
vez pertenecían al dialecto itati.
16 Oaaibraé: habla de los indios de la región
ANALES C. PARAGUAYOS . 2
— 18 —
del Guaihrá. Guaraíií evidentemente puro con voces
y modalidades especiales que son seguramente en
buena parte las que notamos en el guaireño actual.
y también en el chiripá, aré y otros emigrados de
esa región.
17 Onaireño actual: más puro que el asunceño
su pronunciación es suave y armoniosa; tiene giros
muy expresivos y voces especiales, seguramente
heredadas del precedente y numerosas voces antiguas
en peligro de perderse. El conjunto, así como ciertos
detalles, indican una cultura relativamente superior.
Merece ser estudiado con la mayor atención
Hablado en la región de Villarrica (Paraguay) y
pueblos vecinos.
s/n Oaaraiií. No existe dialecto que se pueda
designar con este nombre. Las hablas guaraníes más
puras, los dialectos que presentan la base más segura
y rica para la reconstrucción de la leogna castiza, en
la actualidad o en lo pasado, son seguramente el
tapé, el guaihraé, el chiripá, el guaireño, el mbihá,
el guayaná brasílico, el kari'ó, el buen asunceño o
paraguayo puro, el guarayú, el chiriwuaná el tupinam-
bá, el tembé (según B. Rodríguez), el apiaká y el
oayapí de las Guayanas, sin olvidar al omagwá.
Estos dialectos hicieron el papel principal en la
difusión anteibérica del guaraní.
18 s/n Oaarapé? Por varios motivos, yo
supongo que hablaban un dialecto guaraní estos
indios de la R. Argentina.
19 Ouarayú: Hablado por uno de los pueblos
guaraníes más adelantados, los Guarayos o Barbudos
de Bolivia.
20 Guarayo del mamoré: Diferente, con al-
gunos elementos extraños a la lengua (17)
21 Owenná: Hablado por los Indios de)
mismo nombre llamado también Guenoá, Guanaó y,
según creo, Minuanos (la forma original sería: vvinuá
o uinuá); no se tienen datos especiales de él.
22 Oaayaná brasílico antiguo: era seguramente
un dialecto guaraní, y, según Lucían Adam, el primero
(17) Lo cual deduzco del vocabulario recogido por J. Sev da
Fonae^a cViaje ao redor do Brasil».
— 19 —
en que escribió el P. Anchieta; a las razones ya
aducidas por otros autores, agrego que los pocos
nombres guayanaes dados por Suares son del guaraní
más puro. Según se desprendería de la nomenclatura
geográfica, ya usaba bastante de las formas llanas,
que predominan en el tupinámbá; con todo era más
parecido al karí'ó, pues los Guayanás se entendían
más fácilmente con los Garios que con los Tupinámbás.
23 Onayaná paraguayo actual: hablado por
los Guayanás cristianos que volvieron de las antiguas
misiones jesuíticas, y sus parientes de la selva que
ellos instruyeron a su vez en la nueva lengua y
culto católico; en la pronunciación tiene ciertas ca-
racterísticas del mbihá, lo que hace suponer que este
último predominaba en las misiones de Corpus, Tavaí
y tal vez otras vecinas; pero encierra algunos ele-
mentos ihvihtirokái (Kren), restos de la lengua que
antiguamente hablaban.
24 Harayé o mejor Kharayé. Otros autores ya
pensaron inscribir a los Jarayés, o Xarayés, en la
lista de los pueblos de lengua guaraní, sin aducir
pruebas.
Hay, no obstante, numerosos indicios de que
hablaban un dialecto o lengua muy parecida, y los
expongo en un capítulo de «Etnología y Civilización
Guaraní.» Kharayé sería igual a Karaié o Karaí-é,
es decir, «parcialidad o nación Karaí.
Como se tratara de una de las parcialidades más
civilizadas, es de sentir que los Españoles no nos
hayan dejado ningún dato especial y directo al respecto
del dialecto que hablaba.
25 Itatt. No tenemos datos especiales sobre el
■dialecto que hablaban los Itatines, pueblo bastante
adelantado; es posible que haya sido muy parecido
al chiriwuaná; es posible también que se le puedan
relacionar ciertas voces especiales (nomenclatura etc.)
-de las Misiones del Paraguay y del Norte de Corrientes.
s/n Kaá-íhwaá, o cainguá, caninguá, cayová, ca-
jobá cauvá, y hasta cahahyba y ubayhá, (Martius). Nom-
bre desgraciado que ninguna tribu ha llevado espontá-
neamente, ni aceptado; aplicado vagamente a pueblos
diferentes; estropeado a gusto por los criollos y hasta
por hombres de ciencia; indica precisamente «hombrea
— 20 —
que vagan por la selvas>, por lo cual todos lo consi-
deran por ofensivo o deprimente. No puede ser adop-
tado para ninguna parcialidad o dialecto, y debe ser
borrado de la ciencia; Vide mbiha, chiripá, tarumá
aré.
26 Kaité: hablado hacia^ el extremo oriental del
continente; acaso no poco alejado del tupinambá.
27 Kamayará: hablado por la «tribu soberbia
de los Kamayurás» (von den Steinen) y vecino del
aueto (Chingú)
28 Kará-kará: En origen este pueblo, que habi-
taba parte de la prov. de Corrientes, debe haber
hablado otra lengua; pero más tarde los Guaraníes
le impusieron la suya, lo cual no debe haber sucedido
de una manera tan radical, que no sobreviviera algún
elemento antiguo. Es conjetura, pero no sin funda-
mentos.
29 Karí-gaanit: de las nacientes del río Trom-
beta, donde los idiomas, sino son karí-ná, sienten su
influencia.
30 Karíó, carijó (bras), carichó o cario: dia-
lecto de un pueblo muy numeroso y de dihitados
dominios. Más que ningún otro, parecido al guayaná
brasíHco antiguo, pues los Guayaná del Brasil podían
conversar con sus vecinos los carijós mucho mejor
que con los Tupiná. De él tuvo origen el que llamo
asunceño, si es que no se trata en realidad de dos
dialectos, lo que ¡a distancia puede hacer suponer. El
habla karí ó del Paraguaj'- era, muy suave y con
muy pocas terminaciones llanas, y se extendía des
de el río Paraguay, hasta 30 leguas a] nurte y 30
al este de Asunción (Schmiedel). Lucien Adam lo lla-
ma Abañeénga, pero da este nombro también al tu-
pinambá antiguo, incluyendo al del Norte.
31 ÜLokaiuá: dialecto del Alto Amazonas en el
que se notan elementos aruá y quechua; el QO%^áe las
voces es parecido o idéntico a lo del Paraguay.
32 l^eitgua OeiieraK La así titulada puede ser
considerada como una forma de relación general, ori-
ginaria principalmente del dialecto tupinambá. Habien-
do sido su objeto el de í'ornecer a los europeos un
medio práctico para entenderse con los numerosos
pueblos guaraníes y otros más que se servían del
— 21 —
guaraní como lengua de relación, y habiéndose tenido
que servir de ella la gente inmigrada, la que muy di-
fícilmente podía someterse a los rigorismos de la len-
gua pura y compenetrarse de todas sus complicaciones,
la «lingua geral» corriente, admitió desde un principio
ciertas simplificaciones, y vino generalizando ciertas
formas más fáciles para el extranjero, no pocas veces
con perjuicio de una exactitud, que en la práctica no
se buscaba. Y como el Indio por su parte sacrificara
algo él también a la necesidad de comprenderse, y los
invasores ejercieran naturalmente en eso mayor pre-
sión, la tal lengua llegó a tener en el uso corriente,
algo convencional, que no pudo producirse sin algu-
na decadencia. «E' a dos Tupinambá corrupta» dice
también el Fr. Juan de Queiroz, todo lo contrario de
lo que afirma Martius.
33 maué: dialecto amazónico del que no tengo
datos especiales-
sn Minuano: Vide gwenuá.
34 niutoniwaj: probablemente eub-dialecto del
apiaká.
35 IVotobotjDcuclo: von Ihering dio este nombre
a la temida tribu de Indios que vive al sud del río
Ihguasú, conocida en la comarca que terroriza bajo
la vaga designación de Bugres. De las 14 palabras
que examiné, 11 son netamente guaraníes, y 3 son
guaraní alterado o pertenecen a otra lengua de la
familia guaraní, habiendo analogías con la guayakí,
como las noté en las costumbres. Su verdadero nom-
bre es desconocido aún; sospecho sea berihvéguasú, o
bien pihtá-dyovái.
s/n Hyeéugatú: significa «habla castiza» y no
debe ser usado sino para indicar al guaraní puro.
36 Onyapt: dialecto de la Guayana Brasilera y
de la Francesa.
Es tal vez más correcto escribir uayapí o wua-
yapí (gwadyapí en la forma del sud).
Es uno de los más puros de la lengua guaraní,
y es el más septentrional de todos, lo cual es muy
sftgestívo. Tiene la letra 1, como el omagwá, por in-
fluencia kaliná o galibí.
Omagwá=Vide umagwá.
37 Falikara antigua: de filiación tupí, o «ea
— 22 —
guaraní, según Goeldi, mientras en el dialecto moder-
no parecen predominar las formas kariná.
38 Para: Por hallarlo corrompido y pobre trató
de recomponerlo el padre M. S. G. en un pequeño
vocabulario publicado en 1853 para el uso del semi-
nario del Para; por tanto no parece ser el mismo que
el tembé, el cual es puro y rico (B. Rodriguez) al
punto que Martius lo supone fijado gramaticalmente
y completado por los Padres.
Las voces que los Padres adoptaron para ex-
presar las cosas de la religión, son casi todas indí-
genas, acaso todas, si bien algunas modificadas.
39 Paranaé. En el Norte de la provincia ar-
gentina de Corrientes y correspondientes islas del
río, así como por el litoral del Bajo Paraná hasta
Misiones, los intrépidos Paranaes, por constituir el
mejor baluarte contra las invasiones de los aleves
Padyagwá, y de los Guaikurú, obtuvieron el privi-
legio de no ser «encomendados*, es decir, de conser-
var su libertad; lo que les valió ingresar poco a poco
y espontáneamente en la colectividad correntina, a
la cual aportaron seguramente elementos de su dia-
lecto. De estos han de ser, algunos de los que aún
sobreviven como especiales de esa provincia. Creo
que es el paranaé el dialecto del Sud que tenía la 1.
40 Pareiiti: entre Santarem y el Río Negro.
41 Parikí: vecino del precedente y tan poco
conocido.
42 Pato: probablemente muy vecino del kari ó
Desgraciadamente, no parece que haya quedado resto
caracterizado de los Patos, ni documento especial.
43: Pinaré: este nombre bilingüe indicaría una
distinción moderna, si su ortografía no es Píhnaré;
pero su terminación, una diferencia en el habla. Los
Pinares ocupaban una reducida comarca en el Norte
de Río Grande; es posible que hayan dejado rastros
de su habla, en las misiones de San Javier o Santa
María, y de ellos sean las voces que el P. Restivo
notó que allí se usaban y eran diferentes de las del
P. Montoya.
44 PoUliwára: la toponimia lo hace suponer
muy vecino del tupinambá; empero, en la parte más
oriental del continente deben existir restos de elemen-
— 23 —
tos especiales, con los cuales tal vez se pueda carac-
terizar a las hablas respectivas de los Potihwaras,
Kaités y Mborokámas, si es que todos las tenían.
45 y 46 Santa liaría y S. Javier: dialectos que
creo se podrán restituir mediante los manuscritos del
Padre Restivo (1)
47 Tamoyo (tamoyé?=^). Las particularidades
que se notaban en sus costumbres y la naturaleza
de sus relaciones con sus vecinos, no podían ir sino
acompañadas por cierta especialidad en el habla, de
los Tamoyos de Río de Janeiro. Su nombre podría
ser tomado como un indicio de cruzamiento con la
raza autóctona, lo que haría suponer un dialecto bien
caracterizado
48 Tapé: es el dialecto del cual tenemos más
abundante documentación, principalmente el «Tesoro
y Vocabulario» del P. Montoya, los libros impresos
en guaraní en las misiones de los Jesuítas, las notas
y súplicas elevadas por los Indios a las autoridades
reales, etc. Suave, armonioso, expresivo y muy rico,
dominó en las misiones de) Alto Paraná, Alto Uru-
guay, y Sud del Paraguay, aunque sin desterrar com-
pletamente la influencia mbihá y guaihraé, ni la de
ciertos dialectos hoy desconocidos que parcialmente
persistían en algunas misiones, como en S. Javier y
Santa María, según resulta de una obra inédita del
Padre Restivo, de la Biblioteca Mitre. Fuera de las
misiones, se hablaba también en pueblos de españo
les del Paraguay meridional, donde modismos espe-
ciales y giros interesantes están todavía en la memo-
ria de muchos ancianos; es rica de expresiones sinté-
ticas o abstractas, que los tales ancianos igualmente
suelen recordar; los cuales hechos eliminan la supo-
sición de que los Padres Jesuítas mejorasen la len-
gua creando expresiones que le faltaban, salvo pocas
excepciones relativas al culto.
49 Tathi o tai: Aunque nada quede de la tribu
agricultora y temida que llevó este nombre, en el Es-
(1) En una obra inédita del Museo Mitre el P. Restivo con-
signa la lista de las voces y locuciones del vocabulario de Mon-
toya que en esas dos misiones no eran conipiendidas (B. Mitre:
«Catálogo Razonado»).
„ 24 --
te del Paraguay, el nombre y ciertos datos o indicios
me llevan ahora a admitir que hablase un dialecto
guaraní, acaso muy alterado, y perteneciente al mismo
grupo que el guayakí y el notobotocudo, tal vez que
considerar como lengua.
50 Tapanyúna: vecino del apiaká, con elemen-
tos africanos (Castelnau) y karaíves
51 Tapieté: dialecto del Chaco boliviano que
parece igual al chiriwuaná; pero algunos pretenden
que los Tapietés saben hablar de manera que los
Chiriguanos no les comprendan. Aquellos serían sólo
guaranizantes (Nordenskiold); en este caso es proba-
ble que su dialecto contenga algún elemento chaqueño
52 Tareknuá, entre los ríos Watumá y Aravi
llana.
53 Tarumsl dialecto muy poco conocido, de una
tribu paraguaya de estado evolutivo inferior; vecino
principalmente del mbihá. Parece, no obstante que los
Tarumá comi)rendían a los Tai, y hasta a los
Guayakí, y eran «apihteré» como los Tal y los Co-
roados.
54 Tenibé: Vide Para. Barbosa Rodríguez lo dá
como «puro y rico». Amazonia.
55 Thetai, cetái: entre el Río Negro y Santarem.
56 Tovatí, dialecto del cual no tengo noticia
exacta.
En la faja Serrana de la Región del Este (Para-
guay); puede haber sido el de los Barbudos, hoy
extinguidos, y ser del mismo pueblo, lo que ciertos
otros indicios confirmarían.
57 Tovayára, Antes numerosa población del
Nordeste del Brasil, de filiación guaraní y dialecto por
estudiar, tal vez igual al tupinanibá.
58 Tnpiíiambá. El más importante y extenso
de los dialectos guaraníes del Brasil, así como el más
conocido de ellos; se confundió más tarde con la len-
gua General», a la que sirvió de base. Constituye el
núcleo de los dialectos orientales, cuya característica
general es (entre otras) la frecuencia de terminaciones
llanas. Parece que «tupinakí», «tupinambú», «tupiná»
y tal vez «tupináé» no son lingüísticamente sino sinó-
nimos. No obstante, teniendo en cuenta la costumbre
de cambiar ciertos nombres, y el procedimiento so-
— 25 —
lemne para este fin, procedimiento que no era aplica-
ble sino en el seno de la parcialidad, es probable que
cada una de éstas tuviese su dialecto propio. Lucien
Adam lo llama «abañeénga», como al karíó.
59 Tnpináé: quedan probabilidades de que fuese
dialecto especial, por el aislamiento de la nación.
s/n Tupí moderno del Brasil: expresión colectiva
incluyendo a varios dialectos pero vaga. No es «nyeén-
gatú-.
s/n Tupí austral: expresión vaga que incluiría a
varios dialectos pertenecientes a diferentes agrupacio-
nes naturales del Sud del Brasil y del Paraguay. Con-
viene sea abandonada, como la precedente.
60 Uinagwá: importante dialecto del Alto Ama-
zonas, notablemente caracterizado por sí mismo, a
más de ofrecer cierto elemento extraño a la lengua;
éste sin embargo es tan reducido, en realidad, que eí
habla no puede pasar de la categoría de dialecto.
Usa mucho de la letra L, empleada frecuentemente
en vez de la R, como el apiaká, el odyapí, y se-
guramente también uno de los dialectos del Sud;
además, tiene la GH, aspiración como caida de la k,
al principio de la palabra. (X según ortografía antigua)
OMITIDO EN LA LISTA:
61 Síriono: dialecto de Bolivia que supongo
vecino del gwaradjú o guarayo.
Nota; Esta lista es seguramente incompleta. A
la luz de nuevos estudios, algún número tal vez tenga
que desaparecer. Los Potihwára, por ejemplo, según
Martius, hablaban el «dialecto común», es decir el
tupinambá.
Los Kaité tal vez hablaban en origen otra len-
gua, no guaraní. Esos feroces indios, que contribuye-
ron a esparcir la inmerecida fama de antropófagos de
ciertos pueblos guaraníes, eran probablemente descen-
dientes de la raza autóctona, y no se servirían del
guaraní sino como lengua de relación,como sucedía con
varios otros pueblos; el estudio de los cráneos podría re-
solver este punto de mucho interés. En esperas, el título
que les daban los Guaraníes hace suponer una dife^
rencia étnica: Kaité, sin alterar ni agregar una letra,
significa «verdaderos monos»; y un nombre tan des-
preciativo, muestra claramente que aquéllos conside-
— ae-
raban a ese pueblo como de raza muy inferior y ex-
traño a la familia.
Empero, mas numerosos serán los casos en que,
mejor estudiados, ciertos dialectos tendrán que ser
subdivididos; por otro lado, documentos nuevos o me-
jor aprovechados, harán surguir nuevas parcialidades
étnicas con dialecto propio.
PARTE III
CUADRO COMPARATIVO DE LA INFLUENCIA DEL GUARANÍ
EN LAS LENGUAS DE LA RAMA GUARANIANA
( Guaranio-caraíbe )
a): Cálculo de la influencia. — No siendo éste sino
un resumen hecho apuradamente, (1) no podré dar en
él todas las explicaciones; pero juzgo necesarias las
siguientes:
La enorme extensión de los nombres geográficos
guaraníes, que cubren de una manera casi exclusiva
a la mitad del continente sudamericano, me llevó a
estudiar la influencia ejercida por la lengua guaraní
en los idiomas de los pueblos que habitaron desde el
Río de la Placa hasta las Antillas, como complemento
del material que he reunido al respecto de la civi-
lización guaraní.
Comparé primeramente los diversos glosarios con
la lengua guaraní tal* como se habla en el Paraguay
y países limítrofes, por nacionales o indios libres.
Y llegué a reunir muchos datos de no poco valor.
Pues, como se sabe, el estudio de la lengua de un
(1) Estos trabajos destinaba ya para ser preseiiiauos y am-
pliados ante el congreso de Washington, Diciembre de 1916.
— 28 —
pueblo es un manantial de informaciones de todas
clases, y a veces, de verdaderas revelaciones. Pero mi
objeto principal era el de establecer de una manera
suficientemente exacta el grado de infljencia que el
guaraní ejerciera sobre cada lengua. Necesitaba para
eso que ios resultados fueran fácilmente comparables
Y como existe una diferencia muy grande entre los
glosarios en cuanto a su importancia, siendo algunos
verdaderos vocabularios, mientras otros no son sino
breves listas de voces escogidas sin plan uniforme,
juzgué conveniente resumir los resultados en un dato
relativo global, o porcentaje.
Es ese dato el que voy a consignar en este
breve resumen. Y aunque no pueda ser considerado
siempre como definitivo, en vista de la escasez de
documentos en ciertos casos, bastará para dar una
idea más exacta de la influencia en cuestión, lo cual
es la sola cosa que pretendo en este trabajo.
Conocidas son las dificultades que se presentan
en trabajos semejantes. Si yo me permito enumerar
las que enconiré, es únicamente para dar cuenta de
las precauciones que he tomado.
La principal talvez esté en las grandes diferencias
entre los sistemas ortográficos de autores alemanes,
franceses, ingleses, españoles, holandeses y portugueses,
sistemas que los autores olvidan muy generalmente
hacernos previamente conocer. No nos queda a veces
otra guía que la experiencia, la cual con frecuencia
nos deja en dudas. Martius y los autores alemanes,
que son los más, escriben frecuentemente (lo peor es
que no siempre) B por P, D por T, G por K, o vice-versa
y a menudo escriben W por V. Los franceses suelen
dar la É por AI, la ü por OU, Ü por U. Todos, o,
casi, omiten buena parte de los acentos, principalmente
el de la vocal final, lo que es más grave. La IH (üh,
ífde Montoya, hl de los rusos), que es la letra más
característica de la fonética guaraní, los franceses la
escriben EU, U o E, los alemanes oH, Ü, los portugueses
y brasileños Y, I e U, los castellanos generalmente Y,
no faltando quien escriba IG, I, IC, , sucediendo con
frecuencia que el mismo autor la escriba a reglón
seguido de manera diferente, ya por descuido, ya por
la duda en que a veces queda por la dificultad de
— 29 —
la audición. Lo mismo pasa con la OH guaraní,
también característica, aunque común en las lenguas
guaranianas, y que no es precisamente ni TH, ni TSH
(inglesas), ni SH, ni S. ni Z. pero de todas esas letras
tiene algo; no solamente la escriben de todas esas
maneras, y muchos con X, sino que frecuentemente
la indican o la toman por una J, una G o una Y.
Agregúese el general abuso de la H, la cual, además.,,
puede ser aspirada o muda, o mero substituto de
acento, siendo a veces dificilísimo descubrir la intención
del autor.
No menos grave es la falta de separación de los
posesivos y de los verbales, de aquéllos sobre todo.
Es sabido que en la gran mayoría de estas lenguas
van unidos al sustantivo y a los verbos, como prefijos
o subfijos, y como ellos pueden cambiar de una lengua
a otra, sin que por eso cambie el radical, es nece-
sario separarlo para descubrir a este último. La cosa
no es siempre fácil, porque esas partículas, las pose-
sivas especialmente, suelen variar en la misma lengua
según la primera letra del radical, la ley del menor
esfuerzo u otra razón, sin contar los defectos de
ortografía o audición. Un ejemplo: en el .elosario del
idioma de los Oregones, leemos que h u h á significa
«cabeza^ y que h u a ó significa <casa». Aparentemente,
no hay comparación posible con el guaraní, en cuya
lengua, cabeza es á (1) y casa es ó. No obstante, si
suprimimos las h, que el autor (Castelnau) suele usar
como simples separaciones mudas, tenemos u-á y ua-ó.
Ahora bien, u es el posesivo «mi», en oregón; u-á
significa «mi cabeza» como uá ó es «mi casa»; si en
este último caso el oregón agrega al posesivo una a,
es seguramente para evitar una confusión grave,
pues la palabra que significa casa sonaría lo mismo
como la que quiere decir «nariz», qyie es u-ó. Resultado
final: las voces correspondientes a cabeza y casa son
idénticas en las dos lenguas.
Otra causa de error está en la existencia de
varias palabras que en guaraní sólo se usan en
composición, es decir, unidas a otras, a pesar de que
tengan su significado propio, bien determinado. Esto-
[^í) Akd es eii realidad <:iiue>o de la cabeza»..
— 30 -
puede engañar al más atento. La palabra a=cabeza,
arriba indicada, ya es un ejemplo. Uno de los mejores
conocedores del guaraní, y más serios autores, Telémaco
Borba, escribe en su vocabulario kaingang-guaraní.
Hoja Féye, en kaingag, e luirárogué, en guaraní
Rama=Capén » » e luirá-racangué » »
Si tales fueran las voces guaraníes, a más de indicar
inferioridad lingüística, no tendrían parecido en
ninguna otra lengua. Pero en realidad, hoja es ó
solamente, y rama es aká% las demás son voces que
componen una frase, no una palabra sola. Pues,
iuirárogué (ihvihrá-ro-gwé) significa: «hoja que fué
de árbol», y sólo se dice de las hojas después caídas,
o separadas de la planta, y cuando son de árbol.
E iuirá-racangué (ihvihrá-r-aká-ngwé) significa «rama
que fué de árbol», y sólo se dice de la rama después
de separada y cuando es de árbol.
Otra advertencia necesaria, es la existencia en
el propio guaraní, y en el mismo dialecto, de dos
formas, una trunca y otra llana, principalmente para
los substantivos. Algunas veces la forma llana sirve
para evitar confusión; como áva y ara, (cabello y
aire o tiempo) (1), cuyas formas truncas sólo se
emplean en composición, porque solas, á y a, se
confundirían completamente. Pero, en general, la forma
llana tiene un sentido lato, genérico, sintético o vago;
mientras la trunca se emplea más bien en un sentido
estricto, especial analítico y bien determinado. Esto
contribuye mucho para la precisión y claridad que
se admira en el guaraní, así como para su riqueza.
Pero puede y suele inducir fácilmente en error a los
que tratan de hacer comparaciones, o buscan etimo-
logías, sin estar prevenidos.
Es tanto más fácil el errar, en cuanto estas
palabras truncas resultan frecuentemente muy breves,
y no pocas veces reducidas a una sola vocal; p. e.
entre las de uso más corriente;
(1) También sufijos, genéricos, de la cosa hecha el primero,
y del hacedor el segundo.
— 31 —
t — negro (color) é — bueno, sabor (en comp.)
ú — venir (en comp.) é,é — salir, linaje id. /seminasal)
'ú — tomar (alimento) é — ■ apto, hábil,
ó — casa (en comp.) é(é) — aparte (snbtijo)
ó — hoja id. 'é — decir
ih — sin (prepos.), absque á — ad (subfijo verbal)
ih — agua á — quo est (snbf, inonin.)
íh — árbol (subfijo) á — cabeza {lato Hsensu)
i — él, a él, de él (prefijo á — cabello
i — mismo (subfijo verb.) a — sostener, estar de pié, sombra
i — estar (en com.) á — torcer (verbo subfijo)
b) coordinación de las LENGUAS: La coordinación
que aparece en el cuadro siguiente, no implica la
pretención de establecer una nueva clasificación
completa de las lenguas en cuestión. Pero en el
curso de mi estudio me apercibí pronto de que, en
la clasificación general, no se había tenido en cuenta
suficientemente al elemento guaraní. Y los cambios
numerosos introducidos en el coordinamiento tienen
principalmente por objeto, el de llamar la atención
de los estudiosos sobre cuestiones y problemas, que
acaso pueden ser resueltos en el sentido que yo me
permito indicar, no obstante haberme basado únicamente
en la lexicografía.
Poniéndome desde el punto de vista especial del
guaraní, lengua de capital importancia por ser la
más extensa de A.mérica, y la del pueblo que ejerciera
en Sudamérica más dilatada influencia, no pude menos
que apercibirme de que las clasificaciones adoptadas
en la actualidad resultan insuficientes y defectuosas
en varias partes, a veces esenciales.
Esto me llevó a colocarme sucesivamente en otros
puntos de vista también, por ver si desde allí el
conjunto y los detalles apareciesen de distinta manera.
Resolví entonces proceder de una manera muy metódica,
adoptando un plan más limitado pero estrictamente
uniforme, el cual sin excluir la comparación general,
pudiese permitirme llegar a resultados satisfactoriamen-
te comparables, cuando no perfectamente.
Escojí primeramente 25 voces que me parecieron
más aptas para establecer las relaciones entre los
idiomas más diferentes, a la vez que entre los más
— 32 —
próximos. Entre ellos he creído muy útil incluir al
posesivo de la Primera persona del singular, así
como el pronombre verbal de la misma persona.
Estos prefijos (lo son casi siempre) tienen por ellos
mismos gran valor comparativo; además, su separación
es necesaria para poder llegar a una comparación
seria de los nombres y verbos. Esta separación no
es siempre muy fácil, como ya se reconoció; a veces
deja lugar a algunas dudas; no obstante echa casi
siempre tanta luz, que no creo posible llegar a un
resultado satisfactorio omitiéndola.
Luego comparé cada uno de las idiomas sucesi-
vamente con todas las demás, anotando las analogías
respectivas con las sendas lenguas toda vez que las
reconocía. Pues de haber anotado las analogías sólo
con cada familia, los cuadros hubiesen resultado muy
simplificados, pero la comparación hubiera resultado
en varios puntos errada, pues todas las lenguas tienen
cierto número de veces extrañas a la familia a que
pertenecen.
Los resultados, si quiera en buena parte, confir-
maron mis dudas, persuadiéndome de que muchos
cambios eran necesarios. Ya en el primer estudio
global de los glosarios había visto, por ej., que idiomas
como el aragnayú y el apiinká, con 65 y respect.
87 % de voces guaraníes, y por tanto simples dialec-
tos del guaraní, no podían estar al lado de las lenguas
pimenteira, woyawai, atorái y otras, que sólo cuentan
el 1 % de palabras análogas a las guaraníes. En el
segundo me pareció ver con claridad, quo si por un
lado no se había dado al guaraní todo el peso que
evidentemente tiene, por el otro se había exagerada
un tanto la importancia de ciertos otros, elementos
el arnak principalmente, también el fearí-ua o ca-
raíbico continental.
De manera que, tal como -stá y con todos sus
defectos, la clasificación que aparece en el cuadro
que va a continuación es la que resulta colocándose
en el punto de vista guaraní principalmente, pero
sin desatender a las otras influencias; y con el objeto
esencial da poner en evidencia lo inmenso que fué
la influencia de esta lengua. Por eso no he creído-
necesario hacer comparaciones gramaticales, aparte
— 33 —
la ya indicada, que son necesarias para justificar o
rectificar ciertas agrupaciones.
Advertencias: He distinguido para cada lengua
las analogías en dos grupos: las voces idénticas en
las dos lenguas comparadas; y las parecidas (deriva-
das, corrompidas, bilingües, y las idénticas en la forma,
pero aplicada a cosas solo parecidas). Por ser ésie un
breve resumeo, doy sólo las sumas y la proporción
general calculada sobre el total de analogías.
Ortografía: Sigo siempre la que expuse deta-
lladamente en mis anteriores publicaciones (20) como
ortografía filológica general. Por otro lado, es muy
difícil reconocer la verdadera forma originaria de los
nombres de la mayor parte de las lenguas Enderecé
las que pude.
(20) «Plantas Usuales del Alto Paraná> 1901— Actas del Con-
j^reso Científ. Internacional Am. de B. Aires, en 1910 — «Ortografía
(Tuaraní> Asunción 1913 — Vide resumen al ñn de este opiisculo.
ANALES C. PARAGUAYOS
LENGUAS DE LA RAMA GUARANIANA
Con la proporción de \4pces de la lengua guaraní propia
o "Nyeengatú"
SÜBGRIIPOS Familias
LENGUAS
Autor del glosario estudiado, da-
tos numéricos y observaciones di-
versas.
I GRUPO GUARANÍ
(¡rARáM Nyeéngatú nyeéngatú Autores varios. Dialec-
o (Guaraní) o (Guaraní) tos principales: tapé, asun-
propio ceno, guaireño, mbihá,
chirigwaná, guaradyú,
apiaká, tupinambá, chiri-
pá, oyapí, araguayú, tem
bé, kokamá y omagwá;
los del Paraguay, Bolivia
y Brasil Meridional, apar
te la influencia europea
en algunos, son los más
puros; pero el oyapí de
las Guaj'^anas lo es nota-
blemente.
GUAYAKÍ Bertoni. Lengua
pura del Mondaíh.
Resultado comple-
- 36 - -
SIBOBÜPOS Familias lenguas Autor .U-l glosario, ot.-. o/^
(ilC4R.4KI Nyeéngatú GüAYAKÍ to en un trabajo
apnrte Proporción
aproximativa bO%
El glosario del P.
Vogt es de una mez-
cla de guayakí y
guaraní (1) que no
sería sino un dialec-
to de este último.
. Usa la letra L.
Yuruna achipáya *E. Snethlage. Tie-
ne la L y la F. 8 &
34 s/163 (2) 2Q%
Sin los nom. de
animales v plantas:
6 & 25 s/fl3... 28 í^
YURÚNA Veci;ia de la prece.
dente
Mundurukú mundurükú Martius.9&20s/133 22^^
La sola del subgru-
po que no tenga el
posesivo guaraní,
siendo ni. (3) Ha-
blada también por
los Pariliiin.
Kairirí (3b) KAiRiRÍ Mamiani y Anóni-
mo, e n M a r t i u s ,
8 & 20 s/175 16
(1) cZeitschr ñir Ethnologio» 1902 Heft 1.
(2) En estas lórmulas numéricas, el guarismo 1." indica el
número de voces idénticas, el 2.° el de voces análogas y el 3." eJ
total de voces estudiadas.
(3) Probable unión de dos razas, de lenguas rau}'' diferentes
en época bastante antigua.
(3b^ Karirí o Kirirí, según otros. Perfectamente estudiada
por Manianí Baptista Caetano, Lucien Adam y Ehrenreich, resul-
SDBCIRÜPOS Familias
LENGUAS
Autor -del o^losario. etc.
líüARáNI Kairirí
Ulriná (3c.) UIRINÁ
Katukiná
KAiRiBÍ Falta nomenclatu-
ra natural.
SABUYÁ Martius.4&10s/102 U%
Familia bastante
distinta, pero sin
analogías suficien-
tes con otros grupos.
Mejor como subgru-
po.
Natterer.6&17s/82 28*^
Notable propor-
ción de elementos
karaíves, tainos y
gés (gentium collu-
vio?); pero con pre-
dominio evidente del
guaraní. Pocos ele-
mentos propios.
(Wuiriná).
KATUKINÁ Spix. 2 & 24 s/211 12%'
Proporción de
voces karaíves casi
tan alta como la de
guaraníes; relacio-
nes con las chima-
nas (Guk). Mezcla
de tribus, s/Martius.
Posesivo variable
( hi, ba, nu. )
taria í'amilia irreductible. Pero lexicográfícamente me parece debe
ser este su Ing-ar. Mejor e.stuuiadas. o cuando se tengan más
datos, es posible que resulte lo mismo de otras familias de este
subgrupo. cuyo antiguo origen puede ser diferente, pero en cuya
composición actual el elemento guaraní tiene especial importancia.
L'ii estudio gramatical es complemento necesario.
(3c.) Las familias Urina, Katukiná, Palikúra y Vakairí cons-
tituyen una agrupación natural desde el punto de vista de la
influencia karaíve y kaliná. La Taina, otra, con elementos espe-
ciales y poco kalina.
SÜBGRÜPOS Familias
— H8 —
LENGUAS Autores, etc.
CiUiR4i\l Pallkúra palikúra Anónimo (en Mar-
tius.) Mal anotado.
4 & 1^ s/46 35 %
Predominio guara-
ní; mucho karaíve;
bastante aruak; es-
pecialidad en la no-
menclatura natural.
Estas tres son pro-
visoriamente consi-
deradas como fami-
lias lingüísticas, los
respectivos idiomas
no caben en otras,
ni tienen entre ellos
afinidades de fa-
milia.
Vakairú (4) kuruá'é Snethlage 10 & 37
s/180 26 f¿
Los elementos de
la familia nyeengatú
por un lado, y los
de las familias taina
5'' karina por el otro,
entran casi en igual
proporción.
VAKAIRÍ Von den Steinen
(Bacairi) Recle an
Vakaraí v. avá-ka-
raí. Est. incompleto.
NAHUKUÁ Von den Steinen.
Est. inconcluso, am-
bas lenguas parecen
de esta familia.
(4) Avá es nombre general que se dan los Guaraníes; karaí
es el correspondiente de karaíbe; el de avá-karaí rae parece
expresar perfectamente lo que es esencialmente el resultado de
esta mezcla étnica o cultural; sospecho sea ésta la forma originaria
de Bacaiví o Vacakairí.
39
SIIBORÜPOS Familias
LENGUAS
Autor del glosario, etu.
GÜAR:trí! Taina (4») taina
Rafinesqiie, Pedro
Mártir, Oviedo,
A costa y otros, co-
lacionados por Mar-
tius. Sobre el total
de las voces: 16 &
60 s/223
De los nombres
de plantas de igual
especie. 9 s/19
f^Vide Boriken y
Cuba, dial:
^^%
4.7 0/
^1 /o
EYERÍ: (Cabré, caure, kauá-
ra o eyerí) Mismos
autores. Pequeñas
Antillas 17 & 13 s/47 64^
Relaciones con el
gtiaraní más anti-
guas que las de la
precedente. La no-
menclatura natural
parece algo más di-
ferente del guaraní
que las voces comu-
nes, sin poder ser
afirmativos, por la
escasez de datos
(4) Las lenguas con que constituj'^o esta íauíilla, por más
que se presenten con mezcla, tienen nmciios elementos propios
esenciales que las hacen distintas. Tienen mucha semejanza entre
ellas, pero no pueden ser consideradas como dialectos, salvo e
boriken. Es extraordinario su parecido con el auax'aní en cuya
familia (Nyeéng-atú) habría que colocarlas, si no se opusieran los
elementos numerosos de una lengua muy diferente en sus voces y
mecanismos; elementos que son seguramente los restos de la
primitiva lengua de los pueblos sojuzgados por los Karcú-Gnaraní;
además, consideraciones de orden gramatical (forma del plural.
posesivos, etc).
— 40 —
SUBGRÜPOS Familias
LENGUAS
Autor del tílosario. etc.
(iUáRAM Borikén
KABIXA Kaliná
Karaí-ná
borikén: Lengua o dialecto
taino de la isla de
Puerto Rico.
Muy pocos datos;
de las voces comu-
nes 1 c<;- 4 s/12 40':.
cuba: Nombres de las
plantas (con exclu-
sión de los europeos
o de reciente intro-
ducción): «íFlora de
Cuba' p. G. de la
Maza & J. T. Roig;
obtengo20&61s 148 b5%
Esto sin contar
31 nombres de es-
tructura guaraní,con
los cuales la propor-
ción llegaría a 76
p. 100.
En el caso de plan-
tas de la misma es-
pecie: 6 & 1 s/7 100*;
GALiví (4b) Caraíbe continen-
tal. Caída déla ren /.
Boyer, Meland, Pe-
lleprat, Biet, Laet,
Barreré, y M. D. L. S.
1.»: De la suma
total de palabras:
100 & 206 s;l078.... 29';
2.0: Excluyendo
los nom. de anima-
(4b) ^Craübí» .segúu el autor del vocabulario aludido, el cual
reconoce, no obstante, que esos indios se llamaban, a ellos mismos
«Kaliná». Como es general entre los pueblos caraíbicos la co-
rrupción de la r en :". nos hallamos frente a esta designacióu
muy clara en guaraní: Kari-níi. es decir, «parecidos (o parientes)
de los Kan' o Karaí>.
SIBCRDPOS Familias
- 41
LENGUAS
Autor del glosario, etc.
KáRINA Kaliná
Karaí-ná
GALiví les y plantas: 46 &
153 s/706 28?^
3.° De todos los
nom. de animales:
23 v^ 28 s/132 40%
(existentes en ambos
países).
4.°: De los nom
bres de animales
cuando se trata de
la misma especie:
11 & 4 s/26 58?^
5.°: De todos los
nombres de plantas:
31 & 25 s/205 27%
6°: De los nom-
bres de plantas cuan-
do se trata de la
misma especie: 14
& 5 s/30 63%
(Autores: adde Au-
blet y Noyer, por
los nombres de plan-
tas)
PÁLMELA J. S. da Fonseca
4 & 14 s/160
Guaporé. Costum-
bres guaraníes. In-
migrados; ¿del Nor-
te?
63%
Obsei'vaudo siempre qiu- eu guaraní, Karé es forma muy
común de Karaí. El nombre de Kalind. a más de ser el propio
de la nación más importante del subgrupo. es mu}"^ conveniente
para este último, por expresar muy bien la idea de pueblos
sometidos por los verdaderos Kara/ o Karí, y como, consecuencia,
más o menos parecidos a éstos en lengua y costumbres, y caracte-
rizados además, por la caída de la r en /.
— 42 —
^EBCÍRÜPOS FaiUiliaS lenguas Autor del glosario, etc. %
MK\M Kaliná pakavirianá (paravilhana)
Karaí-na Natterer. 10 & 6 S/152 11 %
Influencia guaraní
principalmente cul-
tural. ¿Es la areve-
riana de Gily?
TAMANAKÁ (tamanáco). Martius
Aproximadamente.. IOS
Muy vecina a la pre-
cedente.
KARAViCHí (karavisí, carabisí):
Schomburgk 1 & 3
s 17, aproximada-
mente (5) 2A%
AKAWAÍ (accawai). Schom
burgk O & 2 s/18 14%
WAYAMARÁ (waiamara); Schom-
burgk O & 3 s/18 U%
piANOKHOTÓ (pianoghotto):
Schomburgk 1 & 1
s/13 : 157o
TivERiKHOTÓ (tiverighotto): Schomb.
ss s/11 ' 10-^^
Makuchi makuchí a) Dialecto del Río
Negro. Natterer en
1832. Caída muy fre-
cuente de la R en L 4
& 10 s/116 12^
(5) La escasez de datos no me permite mayor aproximación
al respecto de estas lenguas, de las cuales sólo tengo el cuadro
de Schoraburg-k, del «Repo'-^ n+^ -^^ • Brit. Asoc.» 1848, p. 87
Martius 312.
43
SIIBGRÜPOS Familias
LENGUAS
Autor del glosario, etc.
UMk Makuchi
Karaí-ná
MAKUCHÍ b) Dialecto actual
del Yawaperíh; Bar-
boza Rodriguez. 7
& 37 s/740 (IH
guaraní) ■• Q%
La R ca i^bia rara-
mente en L elemen-
tos propios impor-
tantes; casieslengua.
c) Dialecto de la
Guayan a: Schom-
bure-k, muv afine al
. primero. 1 ^^ 2 s/20 14%
PURIKOTÓ (ipurucotó). Bar-
boza Rodriguez. No
usa la L, y tiene
la IH guaraní. 7
& 49 s/720 8%
KiRiCHANA (crichaná). Barbo-
za Rodriguez. No
usa la L y tiene la
IH guaraní. Casi dia-
lecto de la preceden-
te 5 & 38 s/1172 e%
AREKUNÁ (areeuna, uareke-
na). Schombrrgk.
1 & 1 s/18; aproxi-
madamente (5^^) 107o
Wlayong-Atorai ATORAI
Schomburgk. O & 1
O 2 s/18; aproxima-
damente 7 %
5aa) A este subgrupo, el koroá de Matto Grosso (Y. S.
Fonseca) kalimaya pa.ia, kurnanagotó, guayamaré, bonari, akauliá,
goyaguá y otras del Norte.
44 —
SüBCrRCPOS Familias lenguas Auto.- del glosario, et.-.
HOBh'O Nlayong-Atorai wapitianA (o wapitian, wapi-
Karaí-ná siana; ortografía du-
dosa). Schomburgk.
O & 2 s 18 10^^
woYAWAí (voyawai) Schom-
burgk. O & 1 s/18
aproximadamente... 5%
piMENTEiRA Martius. Piauhy.
O & 3 s/124 2%
MAYONKüN (Maiongkong). Schom-
burgk. O & 1 s/19,
aproximadamente... b%
Con tan pocos do-
cumentos, las pro-
porciones indicadas
apenas se pueden
llamar aproxima-
ciones.
r
Y4GIIA Vaguá yagua Castelnau. Con ta-
puya y quechua. 1
& 3 s/66 ^%
MURA Mura MURA , Martius. 5 &3 s/81 107»
Las relaciones con
el guaraní no son
muy antiguas y no
indican común ori-
gen.
Lengua probable-
mente extraña al
grupo (5.^).
(5a) Pero sin mayoi relación con las de los otros urupoo
-de la Rama Cxuaraniana. Raza aiitóctonaV
SÜBGRrPOS Familias
- 45 —
LEKGUAS Autor .Inl glosario, «te.
II GRUPO TAPÜYA (Tapihíhia) (6)
mmU Patacho
Koropó
Kapochó
PATACHO Neu wied. O & 2 s/90 2 %
Una de las pocas
tribus que casi es-
. caparon a la influen-
cia guaraní.
KOROPÓ Martius y Schott.
4 & 14 s/141 1S%
KAPOCHÓ Anóninio.6&14s/218 9'^,
El KUMANACHÓ pare-
ce simple dialecto.
MAKüNÍ Martius y Saint Hi-
laire. 12 & 12 s/225 11 S
MACHAKULÍ Saint Hilaire y
Neuwied. 3 & 5 s/58 U%
Kaingang
KAINGANG
Ambrosetti, T.
Borba y M. Bertoni
Hablada porlosTUPÍ,
o Bugres de Misio-
nes y Paraná 11 &
40 s/176
87,.
KAMÉ (7)
Martius. Hablada
por los Bugres de
Sao Paulo, o Kaikí.
7 & 18 s/176 14:1,
(6) Vide el capítulo o parte primera de este resumen.
(7) Una parte de los Kaingag también fué llamada Coreados
Los Guaraní, los llamón Tupí. El nombre kaí-kí significa en
guaraní «monos malos». La mayoría de los pueblos «:Nyeengáiva>
(no-Gruaraní) eran designados por los Guaraníes con nombres
despreciativos; no obstante tales nombres quedaron y frecuente-
mente son los únicos conocidos actualmente, tan grande era el
jütder de la influencia guaraní.
- 46
S Familias lenguas Autor del slosario. etc. %
RRES KImdá (8) ihvihtihrokái D. Patino, Bove y
M.Bertoni. Hablado
por la tribu de Ihvi-
htihrokái y la del
Paikeré, En guaraní,
Tupi y Api/iteré ( —
Coroados) Casi ex-
tinguida. 1 &3 s/71 Q%
iNGÁi Ambrosetti.l t^2s/48 &%
Dialecto del prece-
dente?
piRAPiHTÁ M. Bertoni, inédi-
ta Antiguamente ha-
blada por los llama
dos «Guayaná» del
Paraguay (9) Apro-
ximad 20^
Chimeón chi:.ieón Varios. Lengua de
los Coroados orien-
tales (10). Dialecto
del Río Chipotó:
11 & 13 s/200 11%
Dialecto de Aldea da
Pedra: 14 &24s 790 b%
(8) Nombre que esos pueblos se dan a sí mismos; rechazando
el de «guaj'aná».
(9) Hoy casi extinta. Los llamados «Gruayaná», que no son
tales, hablan actualmente el guaraní (vide lista dialectos guaraníes);
son Kimdá, bastante mezclados con Misioneros de Corpus y Mbihá;
es probable que en origen hablasen la misma lengua que los
Tlivihtihrokái, sus vecinos.
(10) Chimeón es el nombre que se dan esos pueblos. El de
«Coroados» no conviene, pues es dado igualmente a pueblos de los
subgrupos Guaraní y Kren, induciendo en error a Martius, Brinton
y otros sabios; es un abjetivo referente a una costumbre general
de todos los pueblos llamados Botocudos y Apihteré, y otros más
(cabello en forma de coronas).
— 47
SlBGRrPOS Familias lenguas Autor del glosario, etc.
KRE\
Chitneón pukí Martius. 5 & 12 s/117 14^
Casi es dialecto de
Ja precedente.
Malalí MALALÍ Martius y SaintHi-
laire. 3 & 9 s/97 12%
Masakará masakará Martius y Spix.
1 & 4 s/120 á%
Aimoré (11) enkrekmijn Varios en Martius.
Relaciones muy an-
tiguas y suí^estivas
9 & 35 s/460 10%
krekmún(12) Jomard.2&16s 181 lOf^
Misma observación.
NAKNYUK (13) Castelnau. Relacio-
nes más modernas:
5 & 8 s/275, y me-
nos importantes 5%
dyihpororók(14) Castelnau. Habla-
do también por los
Baturunas. 7 & 20
s/460 Q%
(11) Botocudos del Eío Doce, los solos verdaderos. Otro
nombre que conviene a)3audonar, pues fue dado hasta a dos nacio-
nes guaraníes (triáus^, los Aré y los Notoliotocudos del Guaihrá
y Ihguasú respectivamente.
("12) Krek-mun — capife (vértice) fo«.vo— coronados — apihteré
("guar); todos los Aimoré o Botocudos verdaderos se dan este
título.
(13) Nak-nyuk— /íommes terrae, id est, antochthones—dMióoXo-
nas, como efectivamente lo son, de raza, diferente de los Guaraníes
imigrados.
(14) Dyihpororok — seciiris iapidea implifa — hacha de piedra
lajada, (en guaraní), denominación preciosa por la enseñanza que
encierra.
— 48 —
SÜBGRÜPOS Familias
LENGUAS
Autor del glosario, etc.
um
Gwató
Yeikó
TÜKANO Tukaná
Yupuá
R4RáDYA Karadyá
GWATÓ Castelnau. O & 14
s/144 9%
YEIKÓ (U»») Martius.O&ll s/69 i6%
TUKÁNÁ Wallacel & 10 s/84 13 %
Importantísimas re-
laciones oriainarias
KOBEU
YAtJNA
Wallce. O &9 s/85 10 í^
Misma obs.
Martius. 1 s/20,
aproximadamente.
b%
KUiiETÚ-ERMEU Wallace. (Vi-
de Koretú!) (15) 3
& 6S/86 lO'i-
YUPUÁ Martius 3 & 12 s/132 11 %
Relaciones min'^ an-
tiguas e interesan-
tes. Muy gutural!
KARADYÁ'í Castelnau. 5 & 22
s/170 1&%
Relaciones muy an-
tiguase importantes.
Raza dolicocéfala !
Etimol.: «Karadyá
propio.»
YAVAÉ Tal vez dialecto
del prec.
CHEMBiuÁ Misma observa-
ción. Chembihá?
(14a) Lejos de ser dialecto del Akrá-mirí, pertenece franca-
mente al snbgruüo Kren, aunque conservando mucha originalidad,
(15) Agrego el calificativo «ermeu», que se dan los hombres
en esa lengua, para no confundirla con la Koretú-laaé, de otro
siibgrupo.
49
SlíBGRCPOS Familias
LENGUAS
Autor del glosario, etc.
KUilKA Kamaká
KAMAKÁ Martius.0&ls/150 l^^
Relaciones dudosas,
casi nulas.
YURl
Yurí
KOTOCHÓ Martius y Neuwied.
O & 6 s/220
Misma observación.
MENiÉ Neuwied. l&4s/71
Misma obs.; el % re-
lat. alto, debido a
la mezcla con Ne-
gros fugitivos.
YURÍ Wallace, Spix y
Martius. Algún ele-
mento caraíbe. Re-
lac. íntimas guar.
8 & 13 s/267
1%
no/
Q 0/
O /o
KOREír Koretú
KORETú'LAÁE. Martius (Vide Ku-
retú!) Relaciones an-
tiguas pocas; in-
fluencia cultural (16)
10 & 4 s/170
7o
WaraQ
WARAú Schomburgk. O & 3
s/19, apr 10%
Relaciones muy an-
tiguas. (]7) Castella-
no: guaraúna
(16) Agrego el calificativo «laáe», que se dan los hombres
en esta lengua, para no confundirla con la Kuretú-ermeu, ya
enumerada.
(17) No tiene relación con las otras de Guayanas que pude
estudiar.
ANALES C. PARAGUAYOS
50
«GRUPOS Familias
LENGUAS
Autor del glosario, etc.
TARUlVA Tarumá tarumá SchomburgK. 0&4
s/19;
materialinsuf.;apro-
ximativo 2i)%
OES (CHES) Gós (18) KARAHÓ Casteliiau.O &5 s/110 ^%
APONEYíKRAN. Mai'tius.l &5 s/163 4 %
Casi dialecto de la
preced.
APiNAYÉ Castelnau. 3 A 6
s/206 b%
Relación, muy anti-
guas.
Chavante chavante Castelnau y Pohl.
Relación antigua. 1
& 15 s,300 b%
CHERENTE Casteluau. 2 & 11
s/190 1%
CHiKRiAVÁ Eschwege y Cas-
telnau. 1 & 4 s/91.. ^%
AKROÁ-MiRí Martius. l&4s/127 4"^,,
Kayapó KAYAPÓ Pohl y Saint Hi-
laire. Relaciones an-
tiguas. 2 & 10 s/101 12^^
Mbororó mbororó Castelnau, 9 & 9
s/94 19f^
De los Mbororó; Bo-
roró Barbudos (no
Borori ! ! )
(18) Esta palabra, en el entender de Martius, debe soiíac
romo en alemán «schehs»; dado esto por exacto, le correspondería el
castellano «Cliés» o «Yes». La ch guaraní reproduce el sonido
jiiús exactamente (?j
51 —
18DBGRÜP0S Familias lenguas -^iifoi' 'lel glosai-io, ote.
<iÉS (CHES) Eochavante eochavante T. Borba y Ew.
Quadros. Lengua de
los «Chavantes» de
S. Paulo o Kúli (19).
2 & 6 s/98 8%
TIKIM Tlkuná TiKUNÁ Castelnau y Spix.
(20) 4 & 9 s,169 8%
KOERCM Koeruna koérúna Martius.O&S s/161 6%
Relación muy anti-
gua con el guaraní;
une el grupo Tapu-
ya al subgr. Ka-
raíve.
KARAPANÁ Martius. (Miraña
Karapaná tapuya) 3
& 7 s/178 Q%
Une el tapuya (gru-
po) con el Paño; in-
fluencia karaíve.
uiHRÁ-ASú Martius (Miranha-
oirá agu tapuya) O &
8 s/160 5%
Relación más anti-
gua. (21)
(19) Parece el nombre q^ue se dan ellos misinos; el nombre
guaraní es Otó; adopto, no obstante el que le diera Iliering. Afi-
nidades evidentes con las del subgrupo Gés; algunas analogías con
la cliavante, y las kamaká. yurí y paño.
(20) Creo será necesario descuidar el criterio geográfico,
como se tuvo que venir haciendo en las otras ciencias naturales;
las migraciones fueron más de lo que se creyera; por mi parte,
después de registrar las analogías taino-paraguayas, tan íntimas y
nnnierosas, veo que, dentro del continente americano, no hay que
sorprenderse más de nada.
(21) Parece ser el koeruna primitivo; con pocas influencias
^-xtrafias. Podríase formar un grupo Koeruna, intermedio del Gua-
iHUÍ, Ta])uya y Paño.
SÜBORÜPOS Fainiiias
LENGUAS
Autor del glosario, etc.
in GRUPO GUK (22) O KOKO
ÍÍÜ-(SÜ4R4XI Chimana
CHOiÁNA Martius y Spix.
(Juniána) Relacio-
nes originarias y
cnlturales. 14 & 15
s/260 11 f;
PASÉ (23) Spix. Relación origi-
naria. Posesivo gua-
raní. De las voces
comunes:4y 16S/158 \2%
YUKüNÁ Natterer. Relacio-
nes originarias. 2 &
10 s/90 is-;;,
Marlaté maiíiaté fepix. 3 & 10 s/131 lO;-;,
Con bastante kari-
ná o caraíbe.
fílaypure marawá Spix. 12 & 16 s/229 12 %
Con bastante caraí-
be (mejor sería de-
cir katiná o galibí.)
(22) Creo conveniente conservar esta designación de Martius.
pues la de Nu-Aruak no conviene al primer subg-rupo, eu el que
el guaraní predomina de una manera decisiva. Si la proporción
de voces aruacas debiera bastar para dar este nombre a todo el
grupo, los grupos Tapuja y Paño, y la mayor parte del mismo
Guk, tendrían que ser llamados <Guaraní>. Aún menos justo
sería darle el nombre de Aruak, sencillamente, como le dieran
autores eminentes. Conviene también tener en cuenta al karaíve,
que en realidad debe ser inscripto en el grupo Guaraní, no obs-
tante la confusión con el aruak.
(23) Conservaron en parte el posesivo guaraní che (z, s, ch).
no obstante la adopción posterior del e(jo aruak «nu».
SUBGRÜPOS Familias
— 53 —
LENGUAS Autor del glosario, etc.
^Ü-GÜARAM Maypuré isÁNA
(Banivadelganna),
Wallace. 1 & 11 s/89 U%
Subfamilia con la
precedente con bas-
tante aruak y caraí-
be y ausencia que-
chua.
BARE
Kayoavá
Subfamilia baré,
con las dos siguien-
tes; mismos carac-
teres, con bastante
influencia quechua.
Spix. 4 & 12 s/129 9 7o
MAYPtJRE Muy próxima de la
precedente Aproxi-
madamente 10%
TARiANA Wallace. Antiguo
yawí. 1 & 10 s/89 12%
KAYOAVÁ J. S. Fonseca. Ubi-
cación dudosa. O &
4 s/66 5%
Posesivo na. Muy
especializada.
i\lI-ARlAR Moia
Mbaure
Manáo
MOJA
Varios. Aproxim.
Algunos elementos
caraíbes; muchos es-
peciales.
5%
MBAÚRE
J. S. Fonseca 1 &
9 s/326 (posesivo ni)
s%
MANÁO
Spix. 0 & 2 s/147
aprox
1 (>/
Algún elemento ca-
raíbe (o dicho me-
jor cainá).
— 54 —
SUBGRÜPOS Familias lenguas Autores etc.
NI-AR14K Nlanáo
Baniva
Kauichaná
Guyanaú
Gwaná
KARIAÍH Spix. O &: 2 s/1'25 2%
Pocas analogías ca-
raíbes.
ARAiKú Spix. 1 & 6 s/144 5 %
Algunos elementos
caraíbes.
BANÍVA (Baniva de Tomo
V Maroá) Wallace.
b & 4 s/90 A%
Bastante caraíbe.
KAUICHANÁ Martius. O (<L- 11
s/223
Sin elementos ca-
raíbes.
5 %
GUYANAÚ Schombugk. Ma-
terial insuficiente.
Tal vez sólo el: í%
Mucho caraíbe.
GWANÁ Castelnau. O & 14
s/176 8f¿
Posesivos da y mi,
Poco aruak y algo
caraíbe. (24)
(24) El gwaná podría ser colocado en el subgnipo Nu-Guaraní
Agrego la circiinstancia de que el Crwaná era pueblo «tapihílii»
(tapüüí), es decir siervo de los Guaraníes, y supongo habrá ha-
blado dialectos más parecidos a la lengua de sus amos. Los del
Paraguaj' hablaban derechamente el guaraní, seguramente desde
mucho tiempo, no obstante haber conservado su tipo físico tan
diferente. En cuanto al kinildrum^ no solamente no pertenece a la
familia Guana o Mojo-mbaúre. como afirmó Guido Boggiani en su
Etnografía Paraguaya y mapa anexo, sino que no pertenece a este
grupo, ni a la rama, sino a la pampeana, siendo un simple dia-
lecto de la lengua guaikurú.
55
SDBGRIPOS Familias
LENGUAS Autor del glosario, etc.
NU-ARllAR Gwaná
Wainumá
ARfAM (25) Aruak
LAYANÁídial?) Fonseca. Pose-
sivo djé. O & 4 s/84 5f^
WAINUMÁ Martius y Walla-
ce. Posesivo, nu y pa.
4 el: 15 s/400 5%
Algo caraíbe! Rela-
ciones con el guar.
muy antiguas, casi
nulas en la nomen-
clatura animal y ve-
getal.
ARUAK C Quandt. 5 & 12
s/310 Q%
YAViTERA Wallace. 1 & 4 s/61 8 %
Algún elemento ca-
raíbe.
IV GRUPO PAÑO (26)
PAÑO (27) Machuruna
MACHURUNA Spix. 1 & 15 S/138 11 f¿
Relación con la for-
ma más antigua del
guaraní.
(25) La ortografía no es segura. Varios autores brasileros
(i-scriben Aruan (arua); la palabra vendría a significar, en guaraní
corriente y sin alterar letra, Uos pacíficos».
(26) Elementos propios; notable proporción guaraní; elemento,
quechua. (Por esta razón le adjunto el Iquito). Posesivo, ui, vi, ki
El escaso elemento karaíve no basta para que se le ponga en un
(.hnpo Caraíbe.
(27) Bastante karaíve y quechua; mucho guaraní; posesivo i.ú
*'Xcepcionalmente no. La lengua paño no es la más característica
<U'l subgrupo.
SÜBGRÜPOS Familias
— 56 —
LENGUAS Autor del glosario, etc.
P4X0 Machuruna mayoruna Castelnau. 1 & 8
s/85 10:^
Parece mezcla de dos
lenguas, relativ. mo-
derna.
KULiNO Spix. 7 & 20 s/154 17 %
Relaciones de toda
clase.
Peva
PEVA
Paño
KARIPUNA
IQITO(2S) Iquita
PAÑO
IQUITA
Castelnau. 1 & 7
s/86 9>%
Lengua de los Kau-
wachí, Kaumarí y
Pakayá. Relaciones
muchas con las len-
guas Tapujas.
Tschudi y Natte.
rer. (=Yaun-avo) 6
& 11 s/162 lOf;
Posesivo excepcio-
nal: no.
Castelnau. 2 & 16
s/90 20f^
Castelnau. 1 & 4
s/52 10%
No poco karaíve y
mucho quechua; po-
sesivo ki.
(28) El nombro verdadero tal vez es otro.
SÜBGRIPOS Familias
LEXGUAS
Autor del glosario, etc.
V GRUPO ZÁPARO (29)
ZAPáRO
Zapara
ZAPARA
Itcnama (30) itonama
O sculati. O & 10
s/400 2%
Mucha relación con
lenguas Tapuyas,
poca con la karaíve
y bastante con la
quechua.
J. S. da Fonseca.
1 & 3 s/224 2%
Algunas relaciones
con la precedente y
quechua.
COMPARACIÓN NORMAL DE LA LENGUA
EOCHAVANTE U OTÓ
(Grupo TAPUYA, Subgrupo gés, familia eochavante)
Como ejemplo del método seguido para la compa-
ración de las lenguas, a continuación va la de ésta,
cuyas afinidades no habían sido hasta ahora encon-
(29) No confundir con Hevero (Jebero) o con Hívaro o Jíbaro
(Cliivorá). Martius se equivoca al respecto. Parece que el Chivorá,
probablemente un subgrupo, es más parecido al guaraní. Pero las
lenguas zaparas tienen una estructura tan especial, y guardan tan
poca relación con las de los grupo procedentes, que no me parece
posible sino hacer con ellas un grupo aparte. Apenas se pueden
incluir en la Eama Guaraniana, lo que no hago sino con reserva.
Parecen representar a las de una época anterior a la grande exten-
sión del guaraní y karaíve.
(30) Ubicación provisoria
— 58 —
tradas (31), habiendo quedado por tanto problemática
su ubicación. Para que ésta aparezca más clara, pongo
a la derecha la comparación con las sendas lenguas,
y en resumen final, la relación general con las familias
y grupos.
Tenemos dos glosarios de esta interesante lengua,
debidos al modesto y excelente investigador Telémaco
Borba y al General Ewerton Quadros. Los reuní, para
mi estudio; advirtiendo que me permití modificar algu-
nas ortografías, para uniformarlas en lo más necesario,
con la general que adopté, y hacer más claras las
comparaciones.
í-órmnla de Lciiíjua oochavante (32) Analo<rías
coinparacion general: " ^
1 Agua, aqna diélsede (Borba) Parece voz
especial
okócha (33) (Quadros) Fam. Gés y
(ol) .íTlie Anthroi)ology of the State of S. Paulo» by Pr. Dr. H
von lliering-, 2 d. ed., p. 2.8. El ilustre autor es quien dio el nom-
bre de Eocliavautes a esta tribu, para distinguirla de los Chavan-
tes verdaderos. Otó es el nombre guaraní y Kúli parece el que la
tribu se da a sí misma.
Advierto que la comparación con el guaraní, así como con
ciertas otras lenguas, fue hecha, aparte, sobre la totalidad del glo-
sario.
(32) Como ya advertí, he creído necesario eliminar el posesivo.
Sospecho la existencia de un segundo posesivo, a. que establecería
una analogía con la lengua Geikó, del subgrupo Kren, grupo T"a
puya
(33) En la ortografía de las lenguas guaranianas, me he visto
obligado a escribir con ch la letra guaraní que los Españoles es-
criben de Ja misma manera, así como la mayoría de los modernos,
mientras otros tratan de dar por o, siguiendo el ejemplo de variu>
antiguos y de Mont03'^a. Pues es, en realidad, una subafricath-a al-
veolar especial, parecida a la ¿^ y o castellanas, a la tli ingles;i.
a la ch francesa y portuguesa, a la ch castellana y ish inglesa, y
aun a la s- pura universal; pero no es idéntica a ninguna de ellas. Y
creo que esta letra es propia, si no de todas, al menos de la mayo-
ría de las lenguas guaranianas.
no -
1 Agua, aqua
diélsede (Borda)
okócha (Quadros)
2 Arco, arcus: nyestekiide
8 Banana, Musa: ?
4 Cabellos, capilii: eteche
5 Canoa, cymba:
6 Casa, donius:
7 Cuchillo, culler:
8 Dientes, dentes'
9 Dios, deus:
10 Fuego, ignis:
11 Hembra, mujer;
* femina:
12 Harina, fariña:
13 Luna, luna:
14 Madre, rtiater:
15 Maíz, Zea;
16 Mano, nianus:
17 Nariz, nasus:
18 Padre, pate?-:
góve
vé
iná (Borba)
achó (Quadros)
hipipá (borba)
donduéde (Qua-
dros)
kiyáde
fiduá (B.)
idúa (Q.)
chatle
nsuá
asondláive
athrave (B.)
askava (Q.)
19 Posesivo, possessi-
vum: in, i, (e), y
Kayapó (nko,
ko); yurí
(Koára)
Especial
?
Fam.Kamaká,
menié
(nche)
?
Go, intervers,
de og, guar.?
9
Especial
Quechua
(nina)
Cherente (ku-
cho), chavan-
te (kuché);
fam. chavante
Yurí (iyuo)
chimana (in-
yúa)
peva (watúa)
Paño? (cheki)
Kaírirí(musá),
sabuyá (mu-
soé)
Especial
Especial
Diferencia de
audición
Casi todas las
lenguas del
subgrupo Gés;
además: menié
— 60 —
19 Posesivo, possesi-
vum: in, i, (e), y
20 Sol, solis:
21 Tapiro, Tapirus:
22 Tierra, térra, hu-
mus:
23 Varón vir
24 id. Negro, niger
25 Verbal verbale:
eskentáve
Apila
biroa
y kotochó, de
la fam. afin
K a m a k a, y
mbororó
Especial
Guaraní apia-
ká (tapíra) y
otros dialectos
del guaraní
Especial
uade, inuade(Q.) Hombre, ma-
rido. Especial.
kueché (B.)
hü
ya, a
Anciano, se-
nex; en guar.
kueché= tiem-
po pasado
Igualmente en
guaraní. Anal,
con kayapó
Igualmente en
guaraní. La
forma inyá,C0'
mo también
yá, es la reu-
nión del pose-
sivo i?i o i con
el verbal a.
También: ka-
raya, yurí,
cherente.
RESUMEN COMPARATIVO GENERAL
(número de analogías)
CON LOS grupos: con los subgrupos: con las familias:
TAPUYA 13
Gés
Gés
Chavante
Kayapó
Mbororó
— 61 —
TAPUYA
13
Karayá
1
Karayá
1
Kamaká
2
Kamaká
2
Yurí
3
Yurí
3
aUARANT
5
Avanyeénga
5
Nyeéngatú
Kaírirí
GUK
1
Nu- Guaraní
1
Chiman a
PAÑO
1
Paño
1
Páno
QUECHUA
1
Quechua
1
Quechua
Observación: Este cuadro, a más de mostrar
claramente cuál es el puesto que corresponde a esta
lengua, permite otra deducción. En él se observará
que las relaciones lingüísticas corresponden exacta-
mente, salvas muy pocas excepciones, con las geográ-
ficas; las lenguas que más han influido son de las
naciones limítrofes; la influencia de las de pueblos
más alejados es casi nula. Esto viene a indicar con
seguridad que los Eochavantes viven desde tiempos
muy remotos en la región que actualmente ocupan.
Por otro lado, es indicio de que aquellos pueblos
limítrofes tampoco cambiaron muy sensiblemente de
«habitat».
El subgrupo Gés es típico del grupo Tapuya, el
cual comprende todas las tribus que los Guaraníes
encontraron ya establecidas en el Brasil central y
meridional, en parte probablemente autóctonas.
Por otra parte, la estructura e índole de esta
lengua, bastante especial, es indicio de que las reía
clones entre los Eochavantes y los demás pueblos Gés
y los Guaraníes, nunca fueron muy íntimas, y que el
origen común con los Tapuyas es asaz remoto. Los
Guaraníes, tuvieron como uno de los caracteres esen-
ciales el de silvícolas: no apreciaban ni codiciaban
sino a la selva; rara vez mostraron interés por la
sabana; en cuanto a las praderías más limitadas que
se encuentran en las regiones forestales, las dejaban
generalmente a las pocas tribus de raza inferior que
las habitaban y nada poseían que pudiese tentar su
codicia.
Observación general.— Aunque no debiera de ser
necesario, creo sin embargo útil el advertir que todas
estas comjjaraciones de otras lenguas con el guaraní,
— G2 —
710 se hacen, ni deben hacerse, con íiingún dialecto
especial, sino con la lengua, en cuya constitución
entran naturalmente todos los dialectos que se pueden,
considerar como puros en cuanto al origen de sus
vocablos.
OBSERVACIONES FINALES
Este trabajo no es tan completo como yo hubiera
querido que fuese. Fáltame comparar cierto número
de lenguas, de los altos afluentes del Amazonas, Gua-
yanas, Colombia y Centro ■ América especialmente.
Pero si es difícil en un gran centro científico reunir
en breve tiempo todos los documentos necesarios,
imposible debe ser eso en las condiciones de aisla-
miento en que actúo. Por tanto, y habiendo destinado
este escrito como pequeña contribución y obsequio al
Congreso de los Americanistas que acaba de tener
lugar en Washington, lo limité a un resumen, y de-
morando un poco la impresión del trabajo completo,
podré tal vez agregar buena parte de lo que falta.
Con todo, aparte el interés que puedan presentar en
su esencia, los nuevos documentos no podrán modifi-
car sensiblemente los grandes lineamientos de la in-
fluencia guaraní, que acabo de trazar. Así que yo
creo haber alcanzado el principal objeto que me ha-
bía propuesto.
En cuanto a las numerosas modificaciones y cam-
bios que he creído deber introducir en la clasificación
de las lenguas, podrían hacer suponer osadía de mi
parte, en la mente de los que se limitaren o se apre-
suraren en deducir juicio de los cuadros que hoy
presento, sin examinar atentamente las razones con
que los apoyo, en general y en cada caso. Y como
estas razones, excepto las expuestas, no pueden ir en
este resumen, los especialistas ecuánimes y prudentes
se abstendrán sin duda de emitir juicio definitivo,
hasta ver el detalle de todas las comparaciones, salvo
en las partes que este trabajo parece dejar suficien-
temente ilustradas. (1)
Si aparece buen número de familias y subgrupos
nuevos, y aun grupos, es que, según mi opinión, mu-
cho mejor es comenzar por agrupaciones pequeñas y
— G3 —
bien caracterizadas, que hacer divisiones muj'' nume-
rosas y de una caracterización difícil y frecuentemen-
te dudosa. Se comprende perfectamente que !a urgen-
cia de orientar los estudios haya obligado a estable-
cer clasificaciones prehminares, con grandes divisiones
acaso vagamente deslindadas, por medio de ciertos
caracteres de elección, que más aptos parecían para
introducir un orden indispensable, guía y orientación
de los estudios. Por eso, los grandes maestros que tal
hicieron, prestaron un inolvidable servicio a la ciencia.
Por otra parte, de la misma manera se procedió, al
principio, en todas las ciencias naturales, hasta que
un análisis más completo permitiera caracterizar a los
seres, bajo todos los puntos de vista y llegar a una
minuciosa clasificación natural. El aumento del núme-
ro de agrupaciones de toda categoría es una conse-
cuencia natural del conocimiento más perfecto de todos
los componentes. En la botánica, los géneros y las
familias han aumentado en cada revisión; en zoología,
la familia ha bajado casi a la categoría que el género
ocupaba antiguamente, e innúmeros géneros nuevos
se han formado por subdivisión de los antiguos. El
cuadro es más complicado; pero las sendas divisiones
son más consentáneas con la naturaleza facilitando
su estudio, y esto es lo que importa.
En cuanto a la familia lingüística, base de la cla-
sificación, entiendo que al tratar de establecerla, no
podemos acogernos a mejor criterio que el ya adop-
tado para la clasificación de las lenguas más conoci-
das, las europeas especialmente. Y al ver que se recono-
ce una familia neo-latina, una céltica, una germánica,
una griega, y otras más, en las cuales sólo caben res-
pectivamente las lenguas que ofrecen u n a g r a n pro-
porción de palabras comunes o muy parecidas, así
como una gramática y construcción muy semejante, com-
prenderemos que las pocas familias propuestas o es-
tablecidas para las numerosas lenguas sudamericanas,
no presentan en general, ni con mucho, la homoge-
neidad necesaria. Cada una de las lenguas que com-
ponen una familia natural, puesta por escrito, o co-
municada oralmente por medio de ciertas palabras
aisladas y frases compuestas ad hoc, deba ser com-
prendida en parte y sin previa enseñanza, por cual-
— G4 —
quier persona intelicíente que hable cualquier otra
lengua de la misma familia. Es este el criterio que yo
he seguido.
En cuanto al subgrupo, lo he considerado como
la división más alta a la cual se pueda llegar lexico-
gráficamente con relativa seguridad. Pero la compa-
ración gramatical empieza a hacerse igualmente ne-
cesaria, y no puede ser descuidada en abordando e!
estudio de las divisiones de categoría superior. Es
decir lo que éstas aún tienen de provisorias, dada la
escasez de buenos documentos y la ma,!7nitud del pro-
blema, cuya completa solución, si algú' día la tendre-
mos, habrá exigido el esfuerzo de muchas y más au-
torizadas voluntades.
En esperas, siempre será conveniente precavernos
contra ciertas sugestiones, cuya presión influye a ve-
ces para alejarnOvS de la verdad. Consejo más fácil
de dar que de seguir })ara el mismo que lo da, pero
que registro porque otro más autorizado ya lo diera,
y quiero recordarlo al respecto de un criterio que
sólo produjo desvíos, el geográfico. Varios hechos que
la ciencia ya ha puesto en ciaro, han venido a indicar
seguramente que la distancia, aun cuando sea grande,
no debe ser por sí sola una razón que se pueda opo-
ner a ningún acercamiento, lingüístico o etnográfico.
Las migraciones van resultando mucho más extensas
y longincuas de lo que se suponía, y aun los pueblos
más inferiores, o que de tales titulamos, resultan do
tados frecuentemente de un poder y capacidad mi-
gratoria no sospechada. Si esto es cierto en general,
mucho más lo será dentro del continente americano,
y en tratándose de la extensión del guaraní, lengua
de un pueblo cuya cultura relativamente elevada, va-
lor guerrero, espíritu dominador, y pericia en las co-
sas del mar como en las luchas de la selva, no pue-
den ser puestas en duda. Con todo, la enorme super-
ficie abarcada y el número y diversidad de pueblos
sobre los cuales la raza y la lengua guaraní ejercie-
ron su influencia, quedarán como uno de los hechos
más sorprendentes del pasado.
Y al terminar esto ensayo, recordaré, como ya lo
hiciera en acápite de su «Compendio de Etnografía»
el malogrado Guido Boggiani, las palabras de esa
— 65 —
privilegiada mentalidad que fue Pablo Mantegazza:
«Clasificar en un orden natural los indígenas de la
América ]\Ieridional es uno de los más arduos proble-
mas de la etnografía, y de tantos que lo abordaron,
el más afortunado es el que ha cometido menor nú-
mero de errores».
LA LENGUA GUARANÍ EN COLOMBIA
El estudio de las lenguas de Colombia promete
ser fértil de revelaciones al respecto de sus relacio-
nes con el guaraní. Se sabe que los Karaíves domi-
naron a buena parte de ese país y Venezuela, ocu-
pando principalmente el litoral hasta más allá de
Panamá, lo cual dio lugar a que se llamase Mar de
Caribes a la parte correspondiente del océano. Se
cree que los numerosos y aún indómitos indios de
la península de Guajira constituyan una parcialidad
notable del valiente pueblo Karaíve; el tipo físico
lo confirmaría plenamente, pues se parece muchísimo
al de ciertas parcialidades guaraníes de seguro lina-
je. No obstante, se persiste en creer que Karaíves
y Guaraníes constituían dos entidades distintas.
Este es el error, y creo haberlo demostrado, así como
lo haré con más acopio y detalles en otro trabajo
que irá a la prensa a continuación del presente (35).
La RE CARAÍBic.\ es inseparable de la re guaraní-
tica. Esto resulta cierto en lingüística, como en etno-
grafía y en antropografía; y ya lo indican en los
cuadros precedentes, las elevadísimas proporciones a
que alcanza la lengua guaraní en los dialectos taino,
borikén, eyerí, galibí, y otros, algunos de los cuales
podrían ser considerados como dialectos guaraníes.
El célebre D'Orbigny ya había «tratado de probar,
por la comparación de las lenguas, que los Guaraníes
han llevado sus migraciones hasta las orillas del
Orinoco y en las Antillas.» Son sus palabras. Pero
faltándole suficiente conocimiento del guaraní y acaso
el tiempo necesario, no pudo llegar sino a establecer
(35) Ya tuve ocasión de hacer notar este error en mi ensayo
«Prehistoria y Protohistoria de los Países Gnarauíess., 1913.
ANALES C. PARAGUAYOS
— GG —
la identidad o semejanza de un corto número de pa-
labras; lo cual resultó contraproducente, pues confir-
mó la creencia de que las dos lenguas eran muy di
ferentes. El etnólogo D'Eichthal no fue más feliz (36):
pues sobre 120 palabras caraíbicas, sólo halló cinco
guaraníes según él, de las cuales yo tuve que recha-
zar dos, que en reahdad no lo son (nanichí y upupú).
Con respecto a (3olombia, no pude, hasta ahora,
sino hacer el estadio de la nomenclatura de las plaii-
tas. Me sirvió de guía la .; Flora de Colombia» por
Santiago Cortés, 1897. Como se comprende, este libro
trata de los vegetales de toda esa república, cuyo te-
rritorio abarca extensas regiones pobladas antiguamen-
mente, o en la actualidad, por indios de lenguas muy
distintas. El porcentaje de analogías guaraníes hubiera
sido naturalmente mucho mayor, de existir un diccio-
nario de las plantas que crecen en las regiones del
litoral, dominadas por los Kai-aíves. No obstante, te-
niendo en cuenta la enorme distancia que separa a
ese país del foco de la raza guaraní, y la existencia,
en Colombia, de un gran pueblo de civilización ade-
lantada, la proporción resulta elevada. Lo sería aún
más, si la mayor izarte de los nombres indígenas no
se hubiesen perdido, bajo la influencia del español.
Por fin, hé aquí los resultados totales:
Nombres indígenas estudiados ... ... 434
Nombres guaraníes indénticos a los del Para-
guay 12
Nombres guaraníes alterados, fácilmente
reconocibles: 66
Suma 78
o sea el 18 7^
No cuento 36 nombres más, cuyo origen guaraní
considero posible, pero difícil de establecer, ya por ser
dudoso, ya porque sean probablemente muy alterados.
He notado que los nombres indígenas de Colombia
son mucho más alterados que los de cualquier otra len-
gua sudamericana que yo haya estudiado.
(3G^ «Euules 8. l'Histoire Primitive de Races Océanienaes et
Ámericaínes», ji. 250.
— G7 ~
Creo oportuno agregar, aunque se trate de un
documento muy incompleto, que el análisis de los re-
feridos nombres me ha permitido reconocer cierto nú-
mero de voces comunes, o elementos, que también se
-relacionan con la lengua guaraní. Son las siguientes:
Avatá: sinónimo guaraní de tembetá == barbote.
Unde:
Avá: hombre, homo, 1. s.
A: subfijo con el sentido de qiiod est
Ahí=ahihi, picante, gusto ardiente, urens
Akaiig: rama, ramaje, ramus, ramorura i:)anni-
cala
Aká: botón, pimpollo, alabastrum
Aniáu: lluvia, pluvia
Billa =mbihá: gentes, gentes
£iiibé (muy probablemente = sembé): labio (in-
ferior), lahiuní inferiun
Gualan<lá= karandá: calificativo genérico de
plantas
Ouaká = guá'a o guaká, según los dialectos:
grandes papagayos, psittacidae Arae generis.
Onachíh* fruto erizado o arrugado, fructus
inuricatiis vel rugos2is
Hiví; hibí = ihvíh: tierra, suelo, iLumiis, solum.
Kaá (ká): planta, planta
Kaa, kaanga: follaje, foliornm copia.
Kacliimbó :=kaachimbó: pipa, aparato de fu-
mar, siphuitcnhis
Kaii: excitante, inebriativo, stimulans, inebrians.
Kokó: fruto de palmeras, palmaruní friict^is
Karakolí =^ kará • kurí, almendra redondeada,
glans rolundata.
Knruwá: cucurbitáceo, cuc/iirbitinus .
O: hoja, folium
Panamá: mariposa, papilio; como en los dia-
lectos guaraníes del Norte.
Píhrihk=ihtí, pirikití: granos, cuentas, semina
(id torques
Pó: vara delgada, virgula
Pochíh: bravo, malo, feriis
Rarú (=lulú, en los países del Norte la R gua-
raní se dulcifica frecuentemente en L): sucu-
lento, succnlentus
— G8 —
Uá (==ihvá): fruto, baya; fructus, bacca
Uí; harina, fariña
Uí-ra: ceniciento, cinereus, incanus (37).
Estos elementos son los que entran en la com-
))Osición de los nombres de plantas, sin que por el
momento pueda agregar más al respecto de su fun-
ción en la lengua. El análisis de los nombres geo-
gráficos proporcionará seguramente un número asaz
elevado. Al respecto de las plantas, tengo que adver-
tir que en la flora consultada, faltan casi completa-
mente las de la Amazonia Colombiana, vastísima región
poblada de elementos guaranianos, y cuya flora no
es muy conocida; es de presumir que el estudio de
esta última daría una proporción mucho más elevada
de nombres y voces guaraníes, como la que da en
Venezuela, país comprendido todo entero en la gran
región guaraniana del norte.
De un examen preliminar, |)arece que no va a
ser cosa fácil el deslindar geográficamente en Colom-
bia los elementos karaíve-guaraníes de los que no lo
son; sólo podrá permitirlo una documentación más
completa bajo todo punto de vista. En todo caso,
llama la ateución el que existan nombres geográficos
guaraníes hasta en la parte central y meridional, como
Ibague, Jaguara, Mariquita, Ubaté y muchos otros.
Dificultad parecida se encontrará en el Ecuador,
donde, según autores ecuatorianos, una parcialidad
guaraní, viniendo del Este, llegó hasta la costa del
Pacífico; seguramente en la región donde ho}'^ todavía
leemos los nombres de Guayaquil y Yaguachí.
PARTE IV
LOS CARAIBES O KARAÍ - GUARANÍ EN ANTILLAS
Y CENTRO -AMÉRICA
Desde el primer siglo de la conquista, los españo-
les denuncian la existencia de pueblos caraíbicos en
Centro América. (Dviedo v Herrera la indican clara-
(37) Omití estos: t ú a = (tuá) cogollo, surculus, ajma crassa
T Á V A (ttába), pueblo, aldea, pagiis, victis^
— 69 —
mente. Los autores posteriores sucesivamente la confir-
man; en el país de Chirikí y en la costa de Honduras,
especialmente en Trujillo, así como en las costas de
Mosquitia y Nicaragua; en la hoy república de Pana-
má, todo el país pertenece a los Karai— Guarcnií, que
allí como en el Ecuador, después de cruzar a lo largo
y a lo ancho todo el continente sud-americano, contem-
plan al Grande Océano que esconde su cuna en la in-
mensidad de sus misterios.
Los autores modernos confirman a los antiguos,
agregando algún descubrimiento nuevo. Waitz recono-
ce la presencia de los Caraíbes hasta en el Norte de
la América Central (Antrop. IH, 355). D'Eichthal su-
pone que hayan ejercido alguna influencia hasta en
los Estados Unidos de Norte-América; otros admitie-
ron correrías en Florida; lo cual nada tendría de ex-
traño, pues los pueblos conocidos bajo ese nombre,
eran dueños exclusivos de esos mares y dominaban
a todas (38) las Antillas y las Bahamas. Por fin, do-
cumentos históricos comprobaron que esos pueblos lle-
garon al Yucatán, atacando a los Mayas y mante-
niéndose algún tiempo en ese país.
El hecho de que los Caraíbes dominaran a una
parte de la América Central, sugirió a un autor la
hipótesis de que por esa parte del continente hubie-
sen llegado a Sud-América. Empero, todo lo que sa-
bemos con cierta seguridad de la protohistoria karaí-
guaraní, viene a confirmar que la migración general
tuvo lugar, en la fase correspondiente, de sud a nor-
te, conformemente con lo que ya indicaban las tradi-
ciones guaraníes (39)
Los autores antiguos que on tales cosas se ocu-
paron, están conformes en declarar que en la época
(38) Cuando Las Casas dice: .<Nuuca jamás se halló que los Cari-
bes, si los hay, descendiesen tanto abajo de sus ishis, que son las
de Guadahipe y Dominica, ... y auna esta Española creo que no
bajabau sino de cuando en cuando «(Hist. de las Indias, 1875, III,
484), evidentemente alude a la parcialidad o tribu especial sobre la
cual pesaba la acusación de aniropófaga, acusación que, diré de pa-
so, Las Casas, el hombre que más conoció a los indios, declara in-
fundada.
(39) Martius, «Ethnogr» 748
— 70 ~
del descubrimiento, en todas las Antillas sólo había
una raza de indios, hablando una lengua común. Es
probable que la uniformidad física no fuese tan
completa como a esos autores aparecía, y que el
antropólogo moderno hubiese hallado alguna variación.
En cuanto a la lengua, ya he mostrado que los idio-
mas ej'^erí y taino y tal vez el borikén. pueden ser
considerados como lenguas. Pero sería aventurado
negar que el conjunto físico no presentase notable
uniformidad general; y es evidente que esos idiomas
tienen mucho parecido entre ellos (como lo tienen con
el guaraní), tanto que fueran considerados como dia-
lectos de una misma lengua; sobre todo si se admite
una circunstancia probable, esto es. que las diferencias
vengan en parte de la audición y de la ortografía,
ambas muy defectuosas, y además, de lo incompleto
y reducido de los correspondientes glosarios.
Esa raza era la de los verdaderos y antiguos
Karaíves, o Karaí-Guaraní. El conjunto de sus carac-
teres físicos era el de los Guaraníes: braquicefalía,
frente más ancha C|ue en la generalidad de los ame-
ricanos, distancia notable entre los ojos, color de la
piel bastante clara, facciones asaz regulares, cara
mongoloide (40). cuerpo bien proporcionado, bien for-
nido, pies y manos pequeños, ojo pequeño y vivo, la
mirada y la expresión bondadosa y el cabello cortado
como sabemos. Mas al respecto de los Guaraníes es
necesario hacer una advertencia; y es que, habiendo
en sus largas migraciones sometido a un gran núme-
ro de naciones y tribus diferentes, y formado con la
mayor parte de éstas cruzamientos en diverso grado
y manera, su tipo físico vino presentando diversidades
cada vez más notables. Imponían generalmente su
lengua, sus ideas religiosas y sociales, sus conocimien-
tos agrícolas y otros, como corresponde siempre a
pueblo de mayor cultura; pero recibían parte de la
sangre y varios estigmas de razas diferentes. Por
consecuencia, si como pueblo presentaban una unifor-
midad que considerando la enorme extensión de los
(40) Vespucio, exacto observador, decía de ella: «Quoniam lata-
facies Tartariis adsimilata habent», esto es, «pues que tieueu la
cara ancha como los Mono:oles».
— 71 —
países ocupados resulta admirable, en cambio, su
aspecto físico, aunque manteniéndose casi siempre
dentro de! molde general, ofrecía diferencias no des-
cuidables.
En el caso de que hablamos, las parcialidades
de las Antillas se distinguían por una braquicefalía
más marcada ganando el cráneo en altura lo que per-
día en largura. Aunque es de observar tal forma es
común entre ciertas parcialidades guaraníes del con-
tinente, como los Omac/iud, y de ella hay casos hasta
en los Guaraníes del Sud, que la distinguen con el
nombre expresivo de apihterakuá, es decir «coronilla
aguda». Tanto llamó la atención de los conquistado-
res esta forma, que la atribuyeron a una deformación
artificial del cráneo (41); sin pretender influir en la
debatida cuestión, debo decir que ninguna noticia ha,y,
ni creo haya habido de tal operación entre los Gua-
raníes del Sud, donde semejante forma no debió ser
tan rara cuando se inventó una palabra para distin-
guirla.
Todo lo que sé directamente de estos últimos
Guaraníes, lo que dejan entender los historiadores y
misionarios y ios documentos esparcidos, así como lo
poco que se sabe de la protohistoria de los del Norte,
y los numerosos datos al respecto de los habitantes
de las Guayanas, Antillas y países del Mar de Caribes
después del descubrimiento, todo tiende a comprobar
que el nombre Karaí, con sus variantes, cuando no
era aplicado de una manera mu}'' lata, y sí en su sen-
tido verdadero y originario, no designaba a ninguna
nación, o parcialidad o tribu especial, sino a una
especie de nobleza, clase social a veces mal definida
pero no menos cierta, y según las circunstancias pa-
cífica y culta, o bien netamente guerrera. Este último
caso era el de las Antillas, como el de varias partes
del continente.
En cuanto a las Antillas, queda confirmado por
lo que refiere la mayor ]iarte de ios autores antiguos.
La uniformidad de raza en esas islas, y por otra par-
(41) Varios autores niegan que tal práctica haya existido en las
Antillas; entre otros- Juan Ignacio de Armas («Les Cránes dits De-
formes» Havaue, 1885) que hizo una clara exposición de la cuestión.
— 12 —
te, la comunidad de los caracteres físicos cor. los de
la raza Karai- Guaraní, o simplemente guaraní, son
pruebas evidentes de que, en época más antigua,
ésta invadió y pobló a todos esos países, absorbiendo
más o menos completamente a los pueblos autóctonos.
(42) Las clases sedentarias quedaron bajo el dominio
de la guerrera, y las condiciones geográficas vinieron
a exagerar las diferencias. Teniendo que vivir en islas
a veces de superficie muy reducida, donde la caza
mayor era nula o muy escasa y ya no había enemi-
gos que combatir, los moradores se hicieron aun más
exclusivamente agrícolas, entregándose por completo
a la vida rural más pacífica y tranquila. Al contrario,
la clase militar, encontrando fácil dominio en las islas
y enemigos (|ue guerrear en el continente, 3' no que-
riendo abandonar aquéllo por lo provechoso que era.
ni esto por el placer y la ventaja que hallaba en la
pelea, adquirió ciertos hábitos de nomadismo, con
mayor altanería y rudeza en las costumbres, llegando a
constituir como una casta que llevaba como distintivo
el cabello largo. En correrías más o menos periódicas,
pasaban del archipiélago al continente, y de éste de
nuevo a las islas, cruzando los mares en sus Kanáua
en que había hasta sesenta y ochenta remadores;
paraban lo suficiente paui cobrar los tributos y dar
se vida, eventualraente reprimir ijlguna protesta;
holgaban por más tiempo e:i ciertas islas, donde
tenían mujeres y familia que periódicamente visitaban,
(43) y cuando llegaba el tiempo o se aburrían de tanta
holganza, volvían proa para las Guayanas, donde los
Aruakes y los Kalind tenían nuevos tributos para
entregar, y eventualmente bríos para resistir, lo cual
celebraban los Karaives con verdadera alegría.
(42) Difícil es saber cuáles fueran. Lhs Antillas tuvieron población
desde época muy antigua; el eminente cubano Prof. Montañé descu-
brió el hombre prehistórico de Cuba, que Ameghino estudió y llamó
Homo cahensis. considerándolo especie nueva; pero esta raza segu-
ramente liabía desaparecido hace mucho tiempo, tal vez completa-
mente.
(43) De tan extraña organización había algún ejemplo en el con-
tinente, o de parecida, rehicionada con lo referente a las famosas y
semi-fabulusas Amazuiias.
— 73 —
Mas todo lo vence el tiempo o lo altera. Cuando
Colón descorrió el velo que cubría a las Antillas, esa
clase militar de los antiguos y verdaderos Karaives
{44), reducida tal vez de número por su propio método
de vida, vuelta seguramente en parte a una existen-
cia más sedentaria, ya no menudeaba tanto, ni llevaba
tan lejos sus incursiones, quedando las grandes Anti-
llas más o menos libres de su dominio. No obstante,
lejos de someterse fácilmente a los Españoles, se
defendieron reciamente y aun atacaron, con tanto
valor y tenacidad, que ellos mismos apuraron su
exterminio, completo al cabo de medio siglo.
Siendo aún muy escasa la inmigración española,
las islas en que esos Karaives habían tenido su asien-
to quedaron en buena parte desiertas. Entonces una
nueva inmigración de indios se presenta y ocupa el
lugar vacío. También viene del continente, de las
Guayanas, y sus hombres se llaman también /ca7-i,
keríf o kclí; esto basta para que los Europeos los
designen igualmente bajo el nombre de Caraíbes. Pero
ya no son los Karaives verdaderos o Karaí-Guaraní,
sino los descendientes de la mezcla étnica de éstos
con las poblaciones indígenas y sometidas de las
Guayanas y Amazonia, los Karí-nd o Kalincí, como
ellos mismos se" titulan, es decir, los «parientes de los
Kai^aí o Kart.» Su lengua es muy mezclada de guara-
ní; sus costumbres e ideas también; pero el tipo
físico difiere mayormente, pues si en la mezcla cultu-
ral el más adelantado predomina siempre, en la de
las razas se sobrepone el que cuenta con el número.
Fueron ellos, no obstante, los que en el siglo XVII
llevaron el nombre de Caraíbes, otorgádoles por los
Franceses y demás Europeos que se habían apoderado
de esa parte del archipiélago (45).
(44) El lector liabrá notado el uso inteucioual de dos ortografías
para este nombre. Caraíbes o Caribes tiene el sentido general y
bastante vago que le dieron los más, y Karaives el propio y estricto.
(45) Una parte tuvo cruzamiento con los Negros importados y
dio nacimiento a los llamados Caraíbes Negros, de las Pequeñas
Antillas.
— 74 —
Nos encontramos por tanto frente a dos colectivi-
dades diferentes conocidas, o mejor diclio confundidas
bajo el mismo nombre de Caraíbes: Los verdaderos
y antiguos, los Karaí, los de las multitudes (Eii-rí
en guaraní), (Kaaiiára o Caures) rurales y sedenta-
rias de las Antillas y Bahamps, así como de la casta
militar dominante, los que se titulaban también
Taihin (o sea «gente de linaje, en guaraní), y
Giiám.a (o sea «los adornados, Guá, los jefes o del
linaje (Huáma) de los jefes), y Kariv (o sea «los
más fuertes», en guaraní Karivé); raza antiguamente
invasora, de cabeza redonda }'■ frente ancha y alta,
notablemente uniforme y pura, debido seguramente a
la escasez de la población autóctona o antecedente.
Y, por otra parte, los Ka7'i-nd, los Caraíbes modernos
de los autores franceses, tan sólo «parientes de los
Karaí» como indica ese nombre guaraní que se daban;
invasores de la época histórica, mezcla étnica de las
Guayanas, mucho menos braquicéfala, de frente más
baja y estrecha, de estatura más alta aunque gene-
ralmente menos robusta, con algo de ese elemento
leptorrino (46) escasamente, pero generalmente espar
ciclo entre los Guaraníes y Guaranianos del Centro y
aún más entre los del Norte, con una lengua de elevada
proporción guaraní, pero con mayor elemento extra-
ño y un frecuente uso de la letra L (47).
La confusión de estas dos clases de Caraíbe fué una
de las causas principales de no haberse dado con la
verdadera naturaleza y origen de ambas, y especial-
mente de la primera. Es de grande interés que desa-
parezca (48), para la ciencia antropológica y la histó-
(46) Que se distingue por la nariz delgada o estrecha, frecuen-
temente algo aguileña, o bien de lomo convexo, y se acompaña a
menudo de cierta dolicocefalía y la estrechez y largura del cráneo
con la de la cara. A una de estas combinaciones de formas suelen
varios autores titular semítica, con poco acierto, según me parece.
(47) En estos estudios noté que el uso de la L, dentro de la
rama, coincide con la existencia de un elemento leptorrino.
(48) .1. I. de Armas ya lo indicó hace treinta años; pero no
tuvo mayor eco, por faltarle el dato lingüístico y creer que los ver-
daderos Karaíves no hubiesen llegado nunca a Cuba o más allá de
las Pequeñas Antillas.
— 75 —
rica y para el público americano, que irá interesándo-
se cada vez más de conocer el pasado de su raza o
de su país.
Recordando la elevadísima proporción de voces
guaraníes corrientes que tenía la lengua general de
las Antillas, observando que todos los nombres
y títulos que se daban los hombres que la hablaban
son del más puro guaraní y teniendo presente la fuer-
te braquicefalía, así como la uniformidad de tipo y
la relativa ausencia del elemento dolicocéfalo y del
leptorrino, que con cierta frecuencia aparecen, más o
menos combinados, en el Centro y hasta en el Sud de
los países guaraníes, se siente uno llevado a suponer
que los habitantes de las Antillas en la época del descu-
brimiento constituyesen una de las parcialidades más
puras de la raza, conservada por la vida insular.
La lengua no guarda la alta proporción o pureza
que hubiera debido observarse en este último caso.
Apartando el elemento guaraní, y algunas voces arua-
kes o kaliná queda aún una proporción menor de
cierto elemento especial irreductible. ¿Sería autóctono,
o el del pueblo que precedió a los Karaíves? Fué cos-
tumbre general de los que invadieron en son de gue-
rra, apoderarse y hacer suyas las mujeres indígenas
u lugareñas, las cuales, teniendo naturalmente el car
go de enseñar los primeros conocimientos a los hijos,
hacían que su propia iengua en mayor o menor pro-
porción se perpetuase, no obstante el conquistador.
De manera que ese elemento especial se explicaría.
Mas entonces, ¿cómo justificar la uniformidad de los
caracteres físicos, que según los autores Españoles era
tan grande? Queda en esto un punto inexplicado muy
importante. Tal vez el elemento físico autóctono ha3''a
sido casi completamente absorbido, en razón de su po-
ca importancia numérica; no así el lingüístico, mejor
conservado mediante la influencia materna. Por otro
lado, los conquistadores no eran tan finos observado-
res, la ciencia antropológica no existía aún, y es muy
probable que en el conjunto de la mayoría uniforme
haya pasado desapercibida más de una forma excep-
cional.
La identidad o el íntimo paí^entesco Karaíve-
giiaraní no podía ser comprobada sino por la Un-
— 76 -
güistica, por tratarse de un graá pueblo que en ra-
zón de la enorme extensión que ocupaba y de los nu-
merosos pueblos sometidos, no pudo conservar siempre
la pureza de su tipo antiguo. Es por eso que el gran
D'Orbigny, no obstante haber probado la identidad
Karaíve-guaraní en cuanto a la raza, no pudo ven-
cer a las antiguas preconcepciones, que hacían de los
Guaraníes y Caraíbes dos pueblos muy distintos, por-
que «hablaban lenguas completamente diferentes».
En este trabajo, los cuadros comparativos demues-
tran a primera vista que, no solamente esas lenguas
no son tan diferentes como hasta ahora se creyera, si-
no que existe entre ellas más aún que simple analo-
gía. Una vez conocidos todos los detalles de las com-
paraciones (49), eso bastará para demostrar definitiva-
mente esa identidad étnica; no debiendo constituir
obstáculo' para admitir tal verdad, el hecho natural
y necesario de que la entidad karaíve-guaraní, esen-
cialmente conquistadora, haya venido englobando los
elementos de lenguas extrañas, resultando mezclas
lingüísticas como las hubo físicas.
Según los cuadros aludidos, la íntima analogía no
existe sólo entre la lengua guaraní y la de los Karaí-
ves verdaderos; es tan grande entre aquella y la de
los kaií-ná, o Caraíbes del continente y de la inva-
sión moderna, los «parientes de los Kai^i o KaraU.
Como ejemplo, va a continuación la comparación me-
tódica de la propia lengua kaliná, o «galibí», como
dieron en llamarla algunos autores, no sé cómo.
COMPARACIÓN xMETODICA
DE LA LENGUA «KALINA>
1 Agua tuna Característica de las
lenguas pálmela, maku-
chí, karivisí, akawuaí,
arekuná, wuaiyamará,
mayonkong, pianohotó,
(49) Ver más adelante la comparación global del eyerí. La del
taino ai)arece en la monografía correspondiente de «Descripción Fí-
sica y Económica del Paraguay-»
— 77
Agua
Río
2 Arco
Tuna
ipolíhri
rapa
8 Banana
4 Cabellos
5 Canoa
6 Casa
palalaná
onsé, onké
kanáua
koliára
amoanyá
tiverihotó, atoraí y pál-
mela, del subgrupo Karí-
ná; además: guana (tona)
Guaraní mbihá (íhri)
Guaraní característica:
idéntica en la mayor par-
te de los uialectos; en-
los demás, base idéntica.
Además: guayakí, maku-
chí, arekuná, tiverihotó,
kirichaná y purikotó (ra-
pa); karavisí. akawaí,
pianahotó y dial, guara-
ní (huíhrapá siendo huíh
=flecha); chimaná y dial,
guar. (huihrapára); yu-
kuná (para); wuaiyamará
(hurapá); wuiriná (kol-
yopá).
Aruak y yavitero (pa-
latána).
Yagua (nonké); wuiri-
ná (oké).
Guaraní chiripá (ka-
nóa); kaingang (kan-kéi).
Makuchí, purikotó (ku-
riará); kirichaná (kuriá-
rá); aruak (kulyára).
Guaraní (50); yagua
(amonyú); palikura (mon-
yó)-
(50) Advierto que nt=ñ. En guaraní, amoiíyá=«yo hice», la
que yo hice; mi hechura; es un posesivo; esta desiguációu parece
corresponder a las pequeñas casas que cada familia hacía, no a la
grande común. El mismo posesivo sirve para indicar la pequeña canoa
de uso personal, de donde amonyú en yagua y monyó en palikura.
7b —
sura Voz especial.
7 Cuchillo maría Wuiriiiá;k¡richaná(ma-
riai).
8 Dientes ré, rí (51) Guaraní (rái); pálmela
(ré). Especial de la fam.
Kalina.
9 Dios Tamúsí, Tamiisú: Guaraní (Tamóichi, Ta-
móiusú, Tamoi - guasú);
paño (Temuí).
Tupa
Anaanh
Diablo
Yuruká
Mapurú
Guaraní, kairirí, koro-
pó, kauochó, niakuní, ma-
chakulí. kimdá, aymoré,
chimeón, purí, malalí, ti-
kuna (Tupa); chiquito
(Tupáh); wuiriná, paliku-
ra, mura, yiirí, koretú,
karapaná (Tupána); kain-
gang, kamé (Tupé); mbo-
roró (Topa); koeruna
(Toibá); sabuyá (Tupuí)
Guaraní (Anyá); ore-
gón (Anyá); yukuna (In;
yá); guayakí (Anyavé)-
en otras lenguas como
diablo, o espíritu malo.
Guaraní (52)
Especial?
(51) El prefijo ye es el posesivo mi; queda con esto aclarada la
confusión que hacia la voz yerí, «ésto», que también parecía
significar «diente».
(52) En esta lengua significó también soldado (español); lo cual
es sugestivo; compárese con el nombre que dieron al perro, que en
•veinte leng-uas hallé idéntico al que daban al tigre.
79
10 Fuego wuató
11 (Harina) Pan medj'ü
12 Hembra, mujer uorí, olí
13 Luna
mina
14 Madre
15 Maiz
VIVÍ
ai ai
avasi
16 Mano apóri
amekú
Kirichaná, karivisí, aka-
wuaí, \vuayamará,mayon-
kong (wuató); wuoyawaí
(wuetá); pianahotó (ma-
tó). Especial de la fami-
lia.
Guaraní, chimeón (mbe
dyú); karadyá (odyii)
Pálmela (genitale mu-
lieris: orí)
Especial de la familia.
Wuaiy amará, mayon-
kong, pianohotó (nuna);
pálmela (luna): karavisí,
akawuaí (nuno); woya-
waí (nuni); tiverihotó
(niano); yavitero (enoo).
Eyerí (viví); guaraní
(guáí-ví) (53)
C uaraní chiripá (a'í);
kuruá'é (ai); koeruna (í).
Guaraní, eyerí (ava-
chí); wuiriná (auatí); Ma-
rawuá (uatí).
Guaraní (póri = en la
mano).
Pálmela (amemuká); ma-
yoruna (makú); wuaraú
(ma muhú); ingái am en-
gá); ihvihtihrokái (ara-
enenká).
(53) Giiáíví es la forma correcta y antigua de la palabra que
corresponde a «vieja, anciana», y no guaínú, como muchos dict-H
actualmente; los maridos daban a sus mujeres ese nombre, también
a las que eran jóvenes. La razón está en que tal palabra se com-
pone de (juáí, que es tan sólo un abjetivo cariñoso, v de vi que
resulta ser el verdadaro nombre originario, correspondiente del
viví kaliná y kauára (eyerí).
— 80
17 Nariz enetalí
18 Padre baba
19 Posesivo ye
u
20 Sol
wueyu
Karavisí (enarí); pia-
nohotó, wuaiyavará, ma-
yonkong, wuoyawuaí (oa-
narí); akawuaí (enotarí).
Especial karí na.
Guaraní, achipaya (pa-
pá, pá); eyerí (baba);,
makuclií, machuruna, ka-
ripuná (pái)a); wuiriná
(apa); baré (mbába); ka-
rapan á (ámba) kulino
(mpá); pálmela (pakóne>
Guaraní (che, jese);
pálmela, macuchí, chiqui-
to, karavisí, akawuaí, pia-
nahotó (ye).
Mundurukú, makuchí^
arekuná, mayonkong,ato-
rai, kuruá'é, kirichaná,
purikotó, oregón (u); wua-
pisiana (un); tiverihotó
(o).
Kirichaná, wuaiyamará;
karavisí (wué'ú); palme-
la (veo); akawuai (vvui-
yeyú); makusí, pianoho-
ló, tiverihotí') (wué); ma-
kuchí, purikotó (wuéí);
arekuná (wuaé). Espec.
karí-ná.
21 Tapiro tapir
22 Tierra nono
Guaraní (tapíí, tapiíra,
tapíra en varios dial);
chinioón tapíra; eocha-
vante (apila).
Mayonkong; makuchí
(non);Wuaiyamará(oono)'
arekuná (nunk); kiricha-
Tierra
23 Varón
81
nono ná, purikoló (noné); wo-
yawiiai (roon); katukiná
(oung); karapaná (nünü);
koeruna (noüne); tikuna
(noáme); oregón (náni).
kerí, kalí, kelí Guaraní, taino, karivi-
sí, sabuyá (karí); gua-
raní, paño (karaí) mara-
wuá (karaíva): karipuná
(karíva); purikotó (ku-
raí); palikura (uairí).
24 Negro
25 Verbal
tivurú
au
Especial.
Guaraní, achipaya, pa-
likura, malalí, karadyá,
yurí, koretú, cherente,
masakará,eochavante,ku-
lino (a); makuchí, akroá
(a, áu); katukiná (uá); ka-
ripuná (ái); chiquito (a, ái)
RESUMEN: ANALOGÍAS EN 35 PALABRAS
GRUPO: SIJBGRIJPO: Familia ^ cada lengua;
mUm. Guaraní
NYEENGATÚ:
yüruna:
MUNDURUKÚ:
Guaraní
(Guayakí)
Achipaya
Mundurukú
19
2
2
1
KAIRIRÍ:
WUIRINÁ:
KATUKINÁ:
PALIKURA:
Kairirí
Sabuyá
Wuiriná
Katukiná
Palikura
1
2
5
1
4
VAKAIRÍ:
Kuruá'é
2
taina:
Taina
Eyerí (kauára)
1
2
AKALES C. PARAGUAYOS
82
mmi
mvu:
Kariná:
KALINÁ:
Pálmela
8
Karavisí
8
Akawuaí
7
Wnaiyamará
7
Pianohoíó
7
Ti veri hoto
5
MAKUCHÍ:
Makuchí
8
Piirikotó
6
Kirichaná
5
Arekuná
5
MAYONG-ATORAi:
Mayonkong
6
Wiioyavaí
4
Wiiapitianá
1
Atorai
2
Yagua:
YAGUA:
Yagua
2
Mura:
mura:
Mura
1
Coyataká:
KOROPÓ:
Koropó
1
KAPOCHÓ:
Ka pocho
1
Machakulí
1
Makuní
1
Kren:
KAIMGANG:
Kaingang
1
Kamé
1
KIMDÁ:
Ingái
1
Ihvihtihrokái
2
CHIMEÓN:
Chimeón
2
Purí
1
MALALÍ:
Malah'
í
AYMORÉ:
A y moré
1
Karadya:
KARADYÁ:
Karadyá
2
Yurí:
YURÍ.
Yurí
2
Koretú:
KORETÚ:
Koretú
2
Wuaraü
1
Gés:
CHAYANTE:
Ch eren te
1
Akroá
1
MBORORÓ:
Mbororó
1
EOCHAVANTtí:
Eochavante
2
83
TAPl\4: Tikuná:
Koeruná:
VOCES ESPEílALKS
(!liK:
TIKUNÁ:
KOERUNa:
Tikuna
Koeruná
Karapaná
Kaliná
Nu) Guaraní:
CHIMANÁ:
Chimaná
Yukuná
maypure:
Marawllá
Baré
Nu) Aruak:
CtWaná:
Gwaná
Aruak:
ARUAK:
Aruak
Yavitero
P4K0:
Paño:
DIBIAE SEDIS
machuruna: Machuruna
Kulino
Karipuná
PAÑO: Paño
CHiKiTO: Chikito (5)
Observaciones: Llama la atención eso que la len-
gua no presente en el precedente cuadro sino tres pa-
labras especiales, es decir, que no tenga ninguna rela-
ción con las correspondientes de otra lengua. Esto,
y las numerosas relaciones que el resumen indica,
harían suponer que se trate de una gentis colluvio.
No obstante, haré notar que las analogías con las
lenguas del grupo Tapuya se reducen a una o dos
para cada lengua, y lo mismo pasa con las del gru-
po Guk; esto indicaría una proporción de 3 a 5 ?¿ .
la- cual cae a 1 o 8 f^ haciendo la comparación de todas
las palabras conocidas en los respectivos idiomas; y
esta última proporción es la que se encuentra en ca-
si todas la lenguas sud y centroamericanas, aunque
pertenezcan no solamente a otros grupos, sino tam-
bién a otras ramas.
(5) En otro trabajo me ocuparé de las analogías que presen-
ta esta lengua, qwyü ubicación en la clasificación general parece
particularmente difícil.
— 84 —
Las analogías con la lengua guaraní llegan al 55 7o^
de las voces, y al 60 \ si se incluye en esta lengua
el idioma guayakí. Aun haciendo la comparación de
todo el vocabulario, bastante completo, la proporción
se mantiene en las alturas del 30 %, es decir, altísi
ma. Notable es el hecho de que sobrepase en mu
cho a la que alcanzan las otras lenguas del propio
subgrupo kai'iná; estas no dan en el cuadro precedente
sino de 1Qsl2S% de voces parecidas, proporción que se
reduce a 8 y 15 % comparando la totalidad de los vo-
cabularios. El elemento guaraní, lejos de ser muy
escaso como se creyera, predomina por tanto indiscu-
tiblemente.
Comparemos ahora la lengua de los Karaí-
Guarani, los hombres de linaje o de la clase militar
dominante, los Tathin. La comparación de la totalidad
de su vocabulario (6) sería lo más instructivo; mas
para mi demostración bastará la reducida que va a
continuación.
COMPARACIÓN METÓDICA DE LA LENGUA
TAÍNA (Taíhin)
1 Agua ama Guaraní, amá=lluvia;
chimeon (namá);
2 (Arco) Clava makána Guayakí, maká=pierna
y fémur; éste fue la pri-
mera clava.
3 Banana banana Uiriná; kulino; peva;
koeruna; chima na ( )•
4 Cabellos ?
5 Canoa kanóa Guoraní chiripá; kali-
ná (kanáua)
(6) Aparecerá eix breve en «Etnografía y Civilización Guara-
ní,! un volumen de «Descr. Física.»
6 Casa boa, boliio Chimana (bahü); aruak
(payú), inbaure ( pórí );
maya (buhio); apalache
(bohio).
7 Cuchillo heiiekén Maya? (henekén plan-
ta de hojas ensiformes
Voz especial
8 Dientes
9 Dios Hovaná, Yoka Chavante (Ovaná); ka-
húna ripuná (Oará); peva (Yii-
na); ikito (Chuará) Ma-
boya Guaraní (Uamboya)
10 Fuego kúyo Malalí (kuyá);
11 (Harina) Pan kasaví Especial
12 Hembra, mujer, inuyá Guaraní (kunyá y ku;
yá); otros guaran, (unyá)-
achipaya (clyá); kairir;
(idyá);koropó (ayá);kainí
gang (nyá); yurí (inyuó-
mbororó (kunyá); chima)
na (inyua); pasé (ainyú)
guato (M'uayá)
13 Luna Maroyo, Marohu Especial
14 Madre mamá Guaraní (mamá); cha-
vante, machuruna, uiriná
(mama); baré (memi); tu-
kaná (máu); mundurukú,
kuretú, yapúa (mái)
15 Maiz maís, marichi Guato (mayei); purí, o
chimeón (miakí); makuchí
(amaí); eyerí (marichi).
Avachit; guaraní, eyerí ;
kaliná (avasí); uiriná
(auatí); marawá (natí).
16 Mano ?
17 Nariz ?
— 86
8 Padre báia (=páia), iia Guaraní, (paí, túa iúa));
muiidurukú (pai pai); ku-
ruahé (bai); kamé (pa'í);
tukaná (pagi); apinayé
(papái); chimana y yuku-
ná (páio); pasé (paiü).
19 Posesivo mi
20 Sol boinial (?)
Kotochó (ni, mi)? Es-
pecial.
Ilivihtihrokái íroinyá)?
Especial.
21 (Tapiro) Tabaco: kó-óva Guaraní (kaú-óva); ma-
kuchí (kaú-ái); kirichaná
(kaú-iái).
22 Tierra
23 Varón
háva, guaka Guaraní, (táva). Pata-
cho, kapochó y kumana-
chó (aba, aa).
karí Guaraní, purikotó, sa-
buyá, paño (karí y karaí);
marawá (karaíva); kaliná
(kerí); karipuná, kechua.
(7) guama, magua, taihin Guaraní, (huama); ko-
ropó (guaimá); chimeón
(koáima); yagua (huáno).
Guaraní taihin o teihin
o teihi.
24 Varón Negro ?
25 Verbal da, a
Guaraní, (ta, a); achipa-
ya, palikura, malalí, ka-
radyá, koretú, cherente.
masakará (a); kaliná (áu);
kulino (a, üá),
(7) Varón de linaje, y linaje. Se daban también el nombre
de Guaní (no Guani, sino probablemente por el descuido habitual
del acento), que mucho se parece a Guaraní, tanto más cuando
existe la forma Guaaní y Guananí. debidas a que la r de f/uarmii
se vuelve nasal por serlo la vocal vecina, y según la regla.
- 87 —
RESUMEN: analogías EN 28 VOCES:
ORIIPO
Sabgrupo
FAMILIA
Ijengua:
%
OÜ4R.4XI:
Guaraní
NYEEGATÚ:
Guaraní
14
YURUNA:
Achipaya
2
MÜNDURUKÚ:
Mundurukú
2
KAIRIRÍ:
Kairirí
S a buya
1
1
wüirina:
AVuiriná
3
PALIKURA:
Palikura
1
VAKAIRÍ:
Kuruá'é
1
TAÍNA:
Eyerí (kauára)
Kaliná: (galibí)
Makuchí
2
4
2
Kariná
KALINÁ:
Kiriehaná
1
MAKUCHÍ:
Purikotó
1
Yagua
YAGUA:
Yagua
1
TAPIIA
Goyataká
PATACHO:
Patacho
1
KOROPÓ:
Koropó
2
KAPACHO:
Kapachó
1
Kren
^ KAINGANG:
Kaingang
Kamé
1
1
KIMDÁ:
Ihvihtihrokái
1
chimeón:
Chimeón
Purí
3
1
MALALÍ:
Malalí
1
HWATÓ:
Gwató
2
Tucano
TUKANÁ:
Tukaná
2
YUPUÁ:
Yupuá
Knretii-ermeu
1
2
Karadyá karadyá: Karadyá
Kamaká kamaká: Kamaká
Yurí YURÍ: Yurí
88 —
«RÜPO
TÜPHA
Gil
?m
SIBGKIPÜ
Familias
LENGUA
Koretú
KORETÚ:
Koretúlaáe
1
Gés
chavante:
MBORORÓ:
Chavante
Clierente
Mbororó
2
Koeruna
koeruna:
Koeruna
Nu)-Guaraní
CHIMANA:
Chimana
Pasé
Yukuna
maypure:
Marawuá
Baré
Nu-Aruak
mbaure:
Mbaure
Aruak
aruak:
Aruak
Paño
machuruna:
peva:
M a churu na
Kuiino
Peva
paño:
Karipuná
Paño
Ikito
IKITA:
Ikita
OBSERVACIONES:
Exactamente el 50 % de las voces resultan gua-
raníes. Muy probableinentes esta proporción sería
aún mayor, si no faltaran los nombres correspondien-
tes a las partos del cuerpo. En cambio, le da una
importancia especial el hecho de que la única reía
ción verdaderamente íntiiiia que esta lengua tiene, es
con el guaraní. Por un escrúpulo, y también poj' no
negar un pequeño tributo a la costumbre, no he in-
cluido a esta lengua en la familia Ñeengatú, con la
taina y la eyerí.
Otro hecho importantísimo está en la baja pro-
porción de voces kaliná, la lengua principal de los
«Caraibes del continente»^, apenas llega a^ 14 ^¿,
— 89 —
cuando la confusión histórica de que ya hablé, hacía
suponer casi identidad o, cuando menos, un párenles
co muy estricto. Aá^réguese que la proi)orcióñ es más
baja aún y casi nula, en las lenguas «caraíbe» de
la familia Macuchí, de las Guayanas y Brasil, desapa-
rece por completo en las otras lenguas del continente
llamadas caraíbes. Son casi nulas también las relacio
nes con el aruak, una de las lenguas principales de
las Guayanas y de un pueblo de relativa cultura.
Este segundo hecho indica claramente que la ra-
za guaraní, o caraí-guaraní, ha sido la sola invnsora
de las Antillas, con exclusión de ia aruak; y que si
aquella ha arrastrado algún otro elemento continen-
tal no guaraní, poca o ninguna influencia tuvo éste
en la etnografía y sociología de las islas. Por otra
parte, el estudio de las lenguas de las Antillas mues-
tra que son el resultado de la fusión del guaraní
con la o la- lenguas de los habitantes primitivos, no
del guaraní con otra lengua continental.
No son descuidables las relaciones del taino con
el chima na y alguna otra lengua del grupo Guk; en
el kaliná ajjsrecen algunas relaciones con la familia
machuruna-karimpuná; varias lenguas del grupo Guk.
así como las del grupo Paño, que con él tiene bas-
tante analogía, ofrecen analogías tampoco descuida-
bles con el kechua. Todo eso lleva a pensar en la
posibilidad de una corriente secundaria, cuya ruta
sería el Alto Amazonas y las Guayanas, y cuyos ex-
tremos tendríamos en el Antiguo Perú y en Antillas.
Una vez se tengan presentes las relaciones kechua-
guaraníes, que en otra parte indicaré, ocurre la pre-
gunta de si aquéllas no son la consecuencia de éstas.
Sin embargo las voces de aquéllas son diferentes en
buena parte; de manera que, no obstante los extremos
sean comunes, puede tratarse de dos fenómenos distin-
tos, los cuales podrían ser diferentes en cuanto al tiem-
po, como lo son en lo rt^ferente a la ruta seguida.
Un examen atento de la lengua eyerí o kauára,
acabará de poner en evidencia lo fundado de mis
deducciones, y muy especialmente de la principal
Hablaban esta lengua las poblaciones de las Peque-
ñas Antillas, formadas por la primera invasión ka-
raí-guaraní y los primitivos habitantes Por tanto la
!H)
usaban las mujeres de los Karaíves de la invasión
}30sterior, los hombres de la casta militar entonces
dominante.
LENGUA KAÚRE (KAUARA) O EYERT
(Kiimiliii taina: Pequeñas Aiitillasi
Por la distancia enorme que la separaba del que,
de acuerdo con varios autores, tengo por foco del
pueblo guaraní, es también particularmente interesan-
te la comparación de esta lengua, la cual, como las
que coloco en la misma familia, y que otros conside-
raron como simples dialectos, podría ser incluida en
la familia Nj^eengatú. Para el efecto, reúno en la lista
siguiente todos los datos esparcidos, aplicándoles en'
lo posible la ortografía que uniformemente he segui-
do, y comparándolos con el guaraní.
Angelí — ángeles: eheminyúm La forma del plurales
especial.
Ángelus — ángel: chemín Chemí en guaraní, <mi
( protector ) escondido »,
aludiendo al espíritu pro-
tector (con reserva )
Arcus — arco: chimala Chimara ora nombre
de la flecha en el conti-
nente (aruak). Tal vez la
tiraban antiguamente me-
diante el Uih-Kupíh co-
mo los O magua.
Avus- abuelo: narguti Voz especial.
Bellum— guerra: huktú Kutü=horir, en guara-
ní.
Cocos— cocotero: kaikó Akó, en mbororó; ko-
kó-aú en guar., con sen-
tido relativo. Tal vez kái-
kó (8)
(8) n Sea: aliiin'nro de las islas.
91
Coelum- cielo: uvék
Cor - corazón na-nichí
Cymba— canoa:
Daemon diablo:
Domus — casa:
Femina -mujer: inarú
Ihvág en guar.; uvag,
según otra ortografía.
Aruak (sinihíi). La so-
la palabra que D'Eicht-
hal asimila al guaraní (!)
pages (recte) Especial
Mabuya Uambóya en dialectos
guaraní delNorte, Mboya-
uasú en otros
tuhonoko Oka en guar. y tuhan
en aruak se juntan, con
el mismo significado.
Lo mismo en varias
lenguas guaranianas y
en el aruak; en guaraní,
inyaró parece voz relati-
va, y nyá es originaria-
mente mujer (9).
Sinónimo. Especial.
Es el plural eyerí de
la voz taina y guaraní
inyá=mujer, con la for-
ma inuya=unyá.
Raíh, en guar. en cier-
tos dial., rayíh.
Raíh en guar.; rahü
según otra ortogr.
Más castellanizado en
Caures y Cabres, nombre
de ese pueblo, segura-
mente, como ya lo hizo
notar Martius, es el gua-
raní Kaauára=:ihombres
de las selvas.
(9) En raíiio iiiu\'á, iüyá: eu Kpchua y araucano, nya-nya=
liennaua; en <>uaraní. también las formas unya, inyá (advirtiendo
qne nj^^ñ).
Femina— mujer: churón
P'eminae — mujeres inuyúm
Filia — hija:
Filus— hijo:
Gentes — gentes:
jahé, raíh?
rahú, ravú
Kaure
- 92
Hóminos--- hombres: eyeriúm
Homo (mas)--- varón e3^erí
Hortus jardín: chalí
Hortis— enemigo: akaní
Lectiis— leclio, cama ne-kéra
Plural del guaraní eíi-rí
Eíi-rí, en guaraní,=^mu-
chedumbres (plural del
colectivo eii=muchos)
Guaraní, de cha=mirar
y admirar, y rí por pro,
sufijo relativo. Caída fre-
cuente de r en 1.
Interversión de la voz
taina anakí; en guaraní,
dial, orient., akí=malo;
aná-kí=pariente malo.
En guaraní, ké y kéra
=dormir, acostarse.
Luna— luna:
Katí, Mona (Katí parece correspon-
der a «astro» (Vide Sol
y Tierra).
Magus, V. Sacerdos bayé
Mare— mar: balaná
Manihot— mandioca: vúka
Mater— madre: viví
Mater - madre:
Musa — banana: kamuá
Payé, guar. Cambia la
P en B y probablemente
en V.
Paraná, en algunos
dial, guaraní.
La variedad venenosa.
En guar., dyuká, yuká=
matar, dañar.
Guaraní ivi, vi (Vide
lengua kaliná, llamada 4).
mikü-churón Especial
Camois, con la ortogr.
francesa de Rochefort
Kaá-muá, guar.,=planta,
que tiene dedos (ni fa-
llor!); las bananas en to-
das partes se llaman de-
dos.
93 -
Musca —mosca: sieva
Nihil— nada: nianti
Pañis- pan: marú
Parvus— pequeño: nianti
Pater— padre: baba
Peregrinator — viajero: umakuá
Especial
Especial
Guar. maerú=cosa que
comer (10). En un dialec-
to tendríamos mború y
morú^comer.
Como se dijo.
Papá en guaraní, va-
rios dial. En eyerí la P.
cambia frec. en B.
En guar. oho=que se
va, y guá=andar «que
va andando» (11); kuá=
pasar.
Possessivum— posesivo: na, ne, ni Kayoavá y marawua
(Alta-Amazonia).
Purpureus— purpúreo: pú
Especial.
Sanguis — sangre: moinalú
Serpens— serpiente: h6va bnjd
Sacerdos -sacerdote: Bayé, boyó Payé, en guar. Daban
el mismo título a los ma-
gos o hechiceros.
Especial.
Mbóya en los dialectos
guar. del Este y Norte;
mbóy, en los del Sud.
Tapíhihi o Tapihihin
en todos los dial, guar.,
y con otra ortcgr., ta-
puüin.o tapüyn (la ihi fi.
nal os un di[)tongo nasal)
(10) No confundir con maeú (arabaeú)z=conier cosa.
(ll)Omaguá es nombro de nación guaraní, que se dijo veniri •
})or haber sido migradora; se escribió también Uraagua y en algu
dialecto, como el mbihá, la sílaba gúa se pronuncia kuá. Oma=s
fue (o — óraa=él se fué).
Servus— siervo:
tabúyn
94
Solis-Sol:
Kachí
Spiritus espíritu: opoyé
Supra—arriba, sobre: uvek
Tempestas — tempestad: iirogán
Kuachíh y kuarachíh,
formas que usan varios
dialectos guar. Con re-
serva.
O — payé, en guar.: o,
prefijo de recíproco, y
payé, mago; alusión al
poder de los magos so-
bre los espíritus, grande
y esencial.
Uvas, ihvág=cielo (vi-
de supra)
(Origen de la palabra
huracán) Especial.
Terra -Tierra:
Ka tí
Uxor- esposa
n laní
Parece que se debe tra-
ducir por «mundo» o «as-
tro»; agregarían un cali-
ficativo para distinguir
de Luna (12)
Especial. Posesivo n'.
Liani=su esposa.
Zea Maís — marichí.avachit, ñachí Avachí. en guar., varios
dial. En taino marichí.
A dde: Ananas -apañas fampclomí (Oomiple?) Especial
Gossypium -algodón mapú
( Gossypii tomentum )
En guar., amandihpú==
algodón abierto; de don-
de mandihpúy mapú, con-
tracción que se explica
en una lengua híbrida
como la eyerí.
(12) Si se considera que la ch y la f, se confunden y substi-
tuyen en los dialectos guaraníes, resulta casi comprobado que esos
pueblos tenían noción de la similitud esencial de la Tierra, Luna
V Sol como astros.
— Oó —
Resumen: No doy aquí el resumen metódico, por
haber reproducido todo el vocabulario que hoy se pue-
de tener de esa lengua. Pero salta a la vista el he-
cho de que, aparte el elemento guaraní preponderan-
te, y el que se puede considerar como autóctono, el-
eyerí no guarda relaciones con otras lenguas del con-
tinente sino con el aruak. El total de las voces se des-
compone así:
Palabras guaraníes o derivadas del
guaraní 29
Palabras especiales del eyerí (además,
del plural) 11
Palabns con analogía en otras lenguas
y no con el guaraní 6
Estas últimas se dividen en:
Voces aruak sin relación con el guaraní 5
Voces kaliná sin relación con el guaraní 1
Las voces aruak son chímala, tuhon (en tuhonoko)
na- nichí, katí y raarísi, a las cuales tal vez haya que
agregar inarú y kachí, si bien la primera puede ser
también guaraní, y la segunda lo es, si es que difie-
re en realidad de katí, lo cual no me parece. En
sun"»/^ las palabras aruak entran, según el criterio, en
una proporción de 11 a 15%' por cierto no insignifi-
cante.
Al contrario, sólo aparece una palabra kaliná, o
de los Caraíbes del continente (mona), y sólo es un
sinónimo, un nombre auxiliar de la Luna. Y ninguna
voz perteneciente a otras lenguas del continente. El
posesivo que he creído deducir, na ne o n' (13) apare-
ce, es cierto, en algunas lenguas de la Alta Amazonia;
estas son: el kayoavá (na) y el marawuá (na, ne) co-
mo en ciertas palabras del baré y del tikuná (na); se le
puede acercar el mbaure y kechua ni, sobre todo
teniendo en cuenta que es ni en taino también. Pero
todo esto se encadena en una misma filiación, se com-
bina con una corriente, secundaria pero no descuida
ble, que coincide con la que ya he supuesto al hablar
de la lengua taina, sólo que en este caso fue reforza-
da por el elemento aruak. Creo por tanto permitido
(13) Según Roohefoit sería sólo n.
— 9G ~
sponer una invasión, o corriente de presiones suce-
sivas, con origen en Boiivia, rumbo Alto Amazonas y
Guayanas (Aruak), y término en las Antillas. Esta ha-
bría sido más antigua que la déla vía Paraguay Bra
sil, explicaría ciertas analogías muy curiosas de las
que no hago mención aquí por ser extrañas a la cues-
tión, y habría constituido la población protohistórica
de las Antillas con los elementos guaraní, aruak y
autóctono.
En cuanto a la parte que corresponde a la lengua
guaraní, cabe decir que es absolutamente preponde-
lante: De 47 voces, 17 son más o menos idénticas
y 13 análogas o derivadas; en suma 30 o sea el 64
7o- Aun cuando se deduzcan algunas analogías seña-
ladas con reserva, la proporción queda tan grande,
que el eyerí podría ser considerado como simple dia-
lecto de la lengua guaraní.
La vida insular puede explicar el fenómeno de
que, de las lenguas guaranianas, la situada en el ex-
tremo norte sea la más parecida a la hablada en el
extremo sud (13)
Los elementos «caraibicoíi'^ comienzan mucho más
al Sud. Los que así se pueden llamar, porque han
servido para distinguir a cierta agrupación lingüística
con el nombre de Caraíbe, aparecen mucho más al
Sud de lo que ningún autor parece haber supuesto
Oreo que el principio está entre los dialectos del gru-
po Mbíhá, hablados en el Este del Paraguay en la
región brasileña del Guaira, y antiguamente, siguien-
do a! Sudeste hasta el Atlántico. En la comparación
metódica del dialecto chiripá, por ejemplo, de las 25
voces, tres son comunes de las lenguas taina y kali-
ná, faltando a la mayor parte o a muchos de los dia-
lectos guaraníes geográficamente intermediaros. Son:
Á;a?ioa^canoa, a-i- madre; ra/?á=arco en la del dialecto
(13) Escribo con la L este nombre porque así lo pronuncian
los Indios de esta familia lingüística; en cambio escribo Kariaá
cuando se trata del subgrupo, pues en este generalmente se pro-
Buníia la R guaraní.
— í}7 —
tihpihyá, a falta de la primera, hay tapíi- tapiro y
íJtri- río (14).
La aparición de estos elementos sucede en una
zona que va desde el pie de los Andes hasta el Atlántico,
entre el 15° y el 27° de Lat. La proporción va en au-
mento más o menos gradual hacia el Norte, para alcan-
zar su máximum en las Guayanas. Estas serían por
tanto el foco. Pero, estudiándolos detenidamente, tales
elementos resultan constituir dos grupos diferentes.
El primero lleva el sello guaraní: palabra mono-
11 óligo-^ilábicas, reductibles casi siempre a componen-
tes monosilábicos con sentido propio; falta de fusiones
verdaderas y de contracciones, polisintetismo resultan-
te de la justaposición, sílabas «unisonantes» y general-
mente «univocales»; exclusión de la L; acento sobre la
última vocal (14b). El segudo lleva otro asaz distinto:
palabras polisilábicas; fusiones; polisintetismo general
americano; frecuencia de la L; palabras llanas en ma-
yor proporción, o acento sobre la penúltima vocal.
A naturaleza tan distinta, corresponden lógicamen-
te focos diferentes. En efecto; las comparaciones los in-
dican con la mayor claridad; uno en el Sud, en el país
clásico del guaraní; otro en el Norte, en las G-uayanas
})rincipalmente, el pais de los kari-ná y del kaliná.
Irradiaron por tanto en sentido opuesto.
(14) Tapíí se descompone en: tá::=:::pétreo o piedra, pí=piel,
í, sufijo conñrmativo: «piel verdaderamente dura». Es por tanto
guaraní genuino, y tipo de las voces del segundo grupo, cuj'o foco
es el Sud; mientras tapir es corrupción o cambio de índole.
(14b) No es, pues, sin cierta razón, que algunos autores
quisieron eliminar ai guaraní de la lista de las lenguas polisinté-
ticas; sólo incurrieron en una exageración. Pero exageraron igual-
mente los que, rebatiendo a los primeros, quisieron hacer del gua-
raní un tipo perfectamente característico del polisintetismo general.
Pues hay una distinción evidente, y el del guaraní es seguramente
un polisintetismo especial dentro del §-eneral americano.
AVALES C. PARAGUAYOS
APÉNDICE I
analogías lingüísticas guaraní-peruanas
Me permito llamar la atención de los estudiosos
sobre ciertas analogías existentes entre los pueblos
peruanos y guaraníes, las cuales, mejor estudiadas,
pueden resultar de una importancia especial para la
ortografía y la historia de las razas americanas. Y no
se crea que sólo existen en las lenguas. El estricto
cuadro que el resumen de esta parte me impone, no
me permite entrar en otros órdenes de ideas; pero
no puedo hacer menos de aludir de paso a la existen-
cia de analogías serias desde el punto de vista de la
raza, como también en el campo de la religión, y el
ds las costumbres.
Martius ya había indicado algunas voces comune»
de la lengua kechua como análogas a las correspon-
dientes del guaraní; pero como sólo indicara seis, de
las cuales sólo cuatro son admisibles (vide ultra), su
observación no encontró eco, y hasta cierto punto
resultó contraproducente, pues tan escaso número no
representaba más que ],2 %.
La lista quo va a continuación no puede ser con-
siderada como completa; mucho le falta seguramente
para eso, pues, por la escasez de documentos, en estas
selvas donde sólo cuento con mi modesta biblioteca,
tuve que limitar el estudio al del breve vocabulario
que resulta de los glosarios dados por Tschudi, Her-
vas y Spix. y sólo tiene unas 600 palabras. Estos
glosarios adoJeren además de algún defecto: su orto-
grafía varía según el autor, el acento falta evidente-
mente a varías voces, y éstas fueron recogidas en regio-
nes diferentes. Pero, mi objeto es esencialmente el de
llamar la atención sobre un hecho que considero d«
— 100 —
la mayor importancia y creo, con iodo, haberlo alcan-
zado.
Se podría preguntar si analogías semejantes con
el quechua no existen también en varias otras lenguas
del Brasil, Amazonia y Guayanas, y si no se tratase
entonces de un fenómeno de carácter general, expli-
cable por la cultura superior peruana, y la influencia
que se puede suponer haya ejercido sobre todos los
pueblos aludidos Empero, dadas las altas proporcio-
nes que alcanza, resulta evidente que se trata de una
analogía especial kechua-guaraní, tal como no se
encuentra en aquéllos países, a no ser en algunos
pueblos de la Alta Amazonia, más o menos fronteri-
zos de los peruanos.
Latín 7 Reclina
Oaaraní
y Español
Aer
uaira
ara
aire
Anima
songo
áng
Radical: ong=ang; al
ma, espíritu.
Auferre
ppa
apa
Arcus, cambiando la
acción de dirección (1)
Cortex
kara
kará
Viva en kara-ti, kara-
hú, kara-tiá. karái, kara-
chá, karachái, etc. Cor-
teza
Deus oyuac oih-ihvag =*est in coelo»; ihuag,
ihvag^cielo
Dicere ñi ñeé
Dolentia nana nanái
Ferus kila ki
Decir, hablar
(vox pueroruní) Dolen-
cia, dicen los niños
Feo, malo
(1) Uihrapá, chiinarapá y collapá en las diferentes lenguas
auaranianas.
101 —
Fiare puhu
Flaviis hilyu
Hamus pinta
Hic, hoc kay
Homo albus karí
Humidus ukú, mikí
Iníans (ma-
trisblandilia) huahua
Intueri kaua
pii.mbopú Tocar música. Mbo es
prefijo de acción
yu Amarillo
pindá, piufá Anzuelo
ko Este, esto
karí, caraí Hombre de raza blan-
ca (Vide: vir)
kih, okíh Mojado, moja, llueve
El radical siempre es
igual
Aflorno (guai, voz car-
huá. guá ñosa) y vastago
kuaá
Juvenis huáyna guaina
Saber, haber visto o
descubierto
Igual sentido. También,
húa=vástago, y huáma=
linaje, descendencia, par-
cialidad
Magnus atún, hatuo asú, athii Grande
mamá, ma-
Mater
mama .
mai
Mulier
Patera cu
uarmy
uaimi
curbitina
purú
porii
Frofundus
hukú
pukú
Prosternere
siri
sihrih
Pus
kea
kih'á
Quahs?
may?
maé?
Madre
Mujer de edad, vieja.
Vasija de calabaza.
Alto, largo.
Deslizarse, caer desli-
zándose
Cosa sucia (en general)
Cual?
102 —
Radix
Regalis
sapi
Tupa
sapo
Tupa
Sanguis
yauar
yauar
Scindere
kuchu
küchi
Sic, sane
arí
eré
Tussis
uhú
uhú
Vermis
kurú
kurú
Vir
karí
karí
Raíz (2)
El que todo lo gobier-
na, el Rey del mundo
Animal sanguinario (3)
=Kihti o kihchi, cortar
Así; voz confirmativa
Tos
Sarna
Varón (cari, caraí, ca-
ri v, o caraí V, según los
dialectos)
Científico
NATURALIA
Kecbua
Guaraní
Mycteria americana Tuyuyú Tuyuyú
Crax urumutum Mutyty Mutú
Psittaci Arae gene-
ris
Ostrea vel conchula
quaedan indet. (4) Iriry
Uaká-mayu Gua á, Uaká
Irirí (an ih-rirí)
Serrasalmonis aut
Pygocentri especies
quaedam Páinya
Piscis acara (Spix) Akarasú
Piscis tucunaré
(Spix) Tukunaré
Piráinya, Prainga
(Brasil)
Akará
Tukunaré
(2) Según los dialectos: sapo, tapó o rapó (este 3." en com-
posición.
(3) Nombre dado al tigre y a los perros de sangre introduci-
dos para cazar Indios (Aguaraí=perros caseros; Chinú=perro <cliino>)
{4:) E nomine Anafis brasiliensis, fide Spixili.
— 103
Capsicum frutescens Achí
Lagheiiaria viilgaris Purü
Ahí, Achí Prainga
Porú (5)
Como documento, doy a continuación las analo-
(fías indicadas por Martius:
Aperiri tokya pok
Vagari tacuri tucura
Sic, sane ari eré
Hamus pinta pinta
Kegalis tupa tupa
Sanguis yahuar yahuar
dehiscer^e, según Mar-
tius; en realidad, estre-
llarse.
que es «langosta» (lo-
custa); inadmisible como
la precedente
ANALOGÍAS EN OTRAS LENGUAS: (6)
En su lugar ya dejo advertida la existencia de
cierto número de voces kechuas en ciertas lenguas
como la maypure, baré y zapara, y las del Norte, del
grupo Paño. Pero en todas las lenguas del Brasil
central y meridional, de los Estados del Plata (gua-
ranianas), y aun en la mayor parte de las del Brasil
septentrional y Guayanas, el elemento kechua falta
absoluta o casi completamente. Martius comparó al
kechua «nanuc» la voz aymoré (botocuda) « ñuc -
(nyuk), que significa infans, o niño; pero me parece
(G) No será uecesario advertir lo que resulta claramente: que
toilas estas analogías son lexicográficas.
. (5) Es de notar que todos estos nombres de animales y plan-
tas son de especies tropicales. Esto es prueba de que los Peruanos,
al ocupar o relacionarse con algunos puntos de la tierra caliente
«eupada por los Guaraníes, en vez de imponer nombres de su len-
;^ua, nuevos, o dados por analogía, como hizo el pueblo guaraní e»
todos los países más o menos invadidos, adoptaron los que encon-
traron. Esto indicaría que su influencia fue menor de la que mu-
chos suponen en lo referente a la mitad oriental de Sud-Amérioci.
— 104 —
algo forzado; por lo demás, los Aj^morés no presen-
tan absolutamente ninguna otra analogía con los Pe-
ruanos. El «uirú», bebida que los Coroados hacen con
el maíz, bien puede haber traído su nombre de la
misma voz kechua, que en el Perú corresponde a la
planta del maíz, como quiere Martius. Por mi j)ar-
te, encontré en el otó o eochavante, *^iná*, íuego, algo
muy parecido al «nina» de los Peruanos, que signifi-
ca ia misma cosa. Se trata de dos nombres correspon-
dientes a cosas que representan un relativo progreso,
lo cual podría explicar la analogía, y aún la identidad.
Pero a esto se limitan las comparaciones posibles; y
es tan poca cosa, que la pregunta de si no se trata
de coincidencias casuales, se presenta naturalmente.
Positivas son las analogías kechua araucanas, y
muy explicables históricamente; versan sobre la no-
menclatura, el sistema numeral y aun sobre voces co-
munes; pero esto me llevaría fuera de mi cuadro
Lo que por cierto estaría aquí en su lugar, sería
el tratar de las cnutlogia- araucano- guaraníes. Lo
que he podido ver u oir (7), ya me permite afirmar que
las hay no numerosas, pero importantes, pues indican
influencia guaraní de orden cultural. Asi, por ejemplo,
los nombres correspondientes a casa, perro, tabaco. Es
probable que en el habla de la Pampa Argentina la
proporción sea más importante. Empero, en la espe-
ranza de poder realizar una comparación más com
plata, me abstengo por ahora de entrar en detalles.
(7) Allá por 1892, murió eu mi casa Juan Coliqueo, de Jos ca-
eiques de la Pampa, en la edad segiin aseguraba, de 109 años. Du-
rante el largo tiempo que pasó con nosotros, el soberbio e inteligen-
te anciano nos dio muchos datos de su antigua vida, costumbres,
creencias y lengua. Pero, tratándose de Indios que vivían tan cerca
de Buenos Aires, y no conociendo yo entonces sino la menor parte
de la bibliogratía etnográfica de esa región, suponía que todo aque-
llo ya debía ser entonces perfectamente conocido, y descuidé mucho
el apuntar. Posteriormente me di cuenta de haber cometido un error
y perdido una ocasión preciosa: pero ya era tarde. Con todo, algo
salvé.
APÉNDICE II:
ORTOGRAFÍA GUARANÍ
Usada en este trabajo para las otras lenguas
igualmente excepto en ciertos casos
de dudosa pronunciación
letra Clasificación Correspondientes
A Vocal común Como en las lenguas
latinas.
B» Labial sonante Como en francés, ita-
liano, inglés.
CH Alveolar subafricativa (1) Intermedia de CH, TSH
y TH inglesas, de CH,
TCH, J y S francesas, de
SCH, TSCH, y S alema-
nas, de CH, Z, y S cas-
tellanas. Frecuente en los
idiomas sudamericanos
(1) Para las letras CH, DY, IH, MB, ND, Rn, ÍH, IHI e IHI
las caracterizaciones y designaciones de la clasificación son miai.
Para las demás hago uso de la nomenclatara generalmente adop-
tada, especialmente en Norte-América. ,
106
«D(2)Dental sonante
DY Dental africativa sorda
E Vocal común
»F Labial sorda
G Postpalatal sonante
H Aspiración leve
I Vocal común
Como en las lenguas
latinas
Intermedia de la semi
vocal Y, la D latina y
la DJ italiana (G dulce)
Como en los idiomas
latinos.
Como en las lenguas
latinas.
Siempre es fuerte, como
en la sílaba GA de las
lenguas latinas. La GW
es su labialización
Como en alemán (ha-
ben, hohen).
Como en las lenguas
latinas.
IH Vocal oscura postpalatal Parecida a la hl rusa:
subgutural abierta (es- En el Plata se ha orto-
pecial)
K Postpalatal stop
KH Aspirante de K
grafiado Y, IC, IG; en el
Brasil, U, I, E, IG; los
franceses la escribieron
EU, U, É, I; los alema-
nes, O. U; etc. Muy usada.
Letra universal!
En omagwá (3). Aspi-
ración fuerte.
(2) Las letras marcadas cou comillas (») no formaa parte del
alfabeto guaraní propio.
(3) Este importante dialecto obliga a admitir esta letra eu el
alfabeto guaraní general. Es probable que apareciera en otros dia-
lectos. Creo que en general no difiere de la X de los antiguos es-
critores españoles, adoptada en Centro y Norte-América. Spix y
Martius la escriben GH. y los alemanes del Sud KH,
— 107 —
L Alveolar continuante la- Como en las lenguas
teral latinas, etc. Usada en al
gunos dialectos del Nor-
te y, aunque poco, en
uno del Sud.
M Labial continuante nasal Como en las lenguas
latinas, etc.
MB Labial nasal sonante Combinación en la cual
la B conserva su natura-
leza sonante, ut supra;
se corrompe a veces en
M o V (B).
N Alveolar continuante na- Como en las lenguas
sal latinas etc.
ND Dental nasal sonante Combinación en que la
D conserva su valor ut
supra. Cae frecuentemen-
te en N por corrupción.
NY Prepalatal continuante Es la Ñ castellana, NH
nasal portuguesa y GN france-
sa e italiana. }'• NY cata-
lana.
O Vocal común Como en las lenguas
latinas y alemán.
P Labial sonante Como en las lenguas
latinas.
K Prepalatal continuante Como en las lenguas
trémula latinas menos la france-
sa, aunque menos fuerte.
RoRn Postpalatal continuante Es una R nasal (en
nasal ortografía lingüistica Rn
y r") que los extranjeros
dan frecuentemente por
N, y aun cae a veces en
N entre los Guaraníes
modeiiuos. En el uso or-
— 108 —
RoRnPostpalatal continuante tografías corrientes se es-
nasal cribe casi siempre con R,
bastando que lleve el
signo de la nasal la vo-
cal siguiente, la cual siem-
pre lo es (rá, re, ro, rfi,
ri.)
S Alveolar fricativa sorda Gomo la italiana y por
tuguesa, menos sibilante
que en alemán; presenta
ciertas variantes que só-
lo deben interesar a la
fonética de los dialectos.
En castellano se abusa
dándola por Z.
T Dental sonante «stop» Como en las lenguas
latinas. En varios dialec-
tos cae en CH ante la I.
ü Vocal común
V Labial fricativa
W Semivocal labial
Como en castellano, ita-
liano y alemán.
Como en las lenguas
latinas y la W alemana.
La versión ibérica por
B es abusiva y centraría
a toda regla. Hasta los
autores franceses, alema-
nes e ingleses se dejaron
influenciar frecuentemen-
te por esa mala costum-
bre.
Como en inglés. Los
autores castellanos la sue-
len alterar en GU, como
también en ciertos dia-
lectos modernos; los por-
tugueses la escriben ge-
neralmente U. Es redun-
dancia escribir WU, pero
109
Y Semivocal prepalatal
{') Detención glotal
W Semivocal labial es útil para evitar que
sea tomada por una V,
como frecuentemente su-
cediera.
Como en castellano pu-
ro, francés, alemán, in-
glés, en los casos corres-
pondientes. En el Brasil
se suele escribir I o Y;
en el Plata se le confun-
de con la DY, que se es-
cribe Y pero suena como
DJ internacional o GI ita-
liana y Y andaluza.
«Glottal stop* o I sus-
pensión de sonido o emi-
sión; muy frecuente en
guaraní, aparece en otras
lenguas de esta rama. Los
autores la substituyen fre-
cuentemente por una H, o
la suprimen; ambas im-
perfecciones son graves.
Son letras con valor
propio distinto; su natu-
raleza nasal no depende
de su posición en la pa-
labra o de la presencia
de otra letra.
Haj'' también semina-
sales, algunas como mo-
dalidades de dialectos,
pero otras con valor es-
pecial y distintivo del
significado de la palabra.
ÍH Vocal oscura postpalatal Sonido especial y asaz
abierta nasal frecuente del guaraní.
Los escritores, excepto
algunos lingüistas, la con-
fundieron con la IH,
A, É,.í, Vocales nasales
Ó,Ú,
~ lio —
ÍHI Diptongo especial post- La base es la letra IH,
palatal Asaz frecuente.
iHI Diptongo postpalatal na- Es la nasalización del
sal (1). precedente. También fre-
cuente. Confundido con
el precedente por la ma-
yoría de los autores.
Obsertación: Es fácil reconocer los numerosos dip-
tongos comunes por la falta de acento
gramatical sobre la última vocal, o la
segunda del diptongo; también los na-
sales (ejemplo mokói, Tai); pues en és-
tos, cuando el signo de la nasal cae
sobre la segunda vocal, la primera lleva
el acento gramatical (ejemplo: karáú).
No hay consonantes dobles. Tampo-
co vocales dobles o muy largas; cuan-
do en los nombres compuestos se escri-
be kaá, soó en vez de ka'á y so^ó, es
que la suspensión de sonido es muy
reducida y se puede descuidar, pero no
ha desaparecido completamente.
Puerto Bertovi, 24 Marzo 1916,
(1) Siento mucho no poder contar entre las obras de consulta
n raí alcance, el estudio ya citado, del Sr. Ramón V. Caballero so-
"bre la fonética del guaraní, al cual la prensa lia tributado elogios,
j que parece responder a las exigencias modernas de la ciencia.
Empero, como el estudio de la fonética corresponde más espe-
cialmente a los dialectos, al tratar de estos detalladamente y com-
pararlos, espero poder aprovechar ese documento.
índice analítico
Origen y propiedad del nombre Guaraní 4
Los Pueblos Guaranianos 4
El nombre Tupí, su origen y significado artificial e impropio 5
El uso del nombre Tupí como genérico se debe a. un error
de Martius 6
Naciones a las que los Guaraníes llaman Tupí 6
La raíz de los nombres Tupinambá, etc., no esTupí sinoTupiná 6
Los pueblos Guaraníes rechazan el nombre Tupí y lo dan a
naciones inferiores 6
Significado y verdadero valor d el nombre Tu pí 6
Etimología y /alor del nombre Tupiná (1) 7
Origen y marcha evolutiva de la civilización americana 7
Los verdaderos Tupí eran indios del subgrupo Kren 8
Los indios del Brasil no llamaban Tupí a los Guaraníes 9
El nombre P'ari ve o K^raí, su etimología y origen 9
Origen, significado y variantes de la voz Karaí 11
Origen y etimología del nombre Tapuya 12
Dialectos de la verdadera Lengua Guaraní o Nyeengatú. Lista
alfabética y razonada 15
Guaraní es nombre de pueblo, no de dialecto especial 18
Los Jarayes (Harayé) eran Guaraníes 19
El Tupinambá es dialecto guaraní y constituye el núcleo de
los dialectos orientales 24
Influencia del guaraní en las lenguas guaranianas (cuadros
comparativos) 27
Los diversos sistemas de ortografía y sus inconvenientes... 28
Coordinación de las lenguas 31
Las lenguas de la rama Guaraniana 35
Las lenguas del grupo Guaraní ; 35
(1) En este índice y en el siguiente las letras acentuadas na-
sales figuran con acento simple por no haber recibido aún, nues-
tra imprenta, los acentos correspondientes.
-114-
Las lenguas del grupo Tapuya 45
y> n )» » Guk O Koko 52
' » )) )> Paño 55
Comparación de la Lengua Eochavante u Otó 57
Ortografía de las lenguas Guaranianas 58
Origen y afinidades del pueblo Eochavante 61
Observaciones respecto a las modificaciones introducidas en
la seriación de las lenguas 62
•Bases de nuestra seriación de las lenguas 63
Influencia de la Lengua Guaraní en Colombia 65
Extensión de la dominación Karaíve 65 69
Afinidades Guaraní-Karai ves 65
En la nomenclatura délas plantas colombianas hay el 18'/^
de nombres guaraníes 66
Los Karaíves o Karaí-Guaraní en Antillas y Centro América 68
Caracteres físicos de los Karaíves 70
Valor original del nombre Karaí 71
Las castas Karaíves y sus re^^pectivos hábitos 72
Exterminada la población Karaíve, las Antillas son repobla-
das con nuevos elementos étnicos 73
Los Kariná modernos son sólo parientes de los Karaíves. . . 74
Elementos leptorrinos entre los Guaraníes 74
Comparación metódica de la lengua Kaliná 76
El 55 9r de las vo es Kaliná son análogas al Guaraní 84
Comparación metódica de la Lengua Taina 84
El 50% de las voces tainas resultan guaraníes 88
La raza Karaí-ouaraní es la sola invasorade las Antillas. . 89
Las lenguas de las Antilks son resultado de la fusión del Gua-
raní con elementos autóctonos 89
Comparación de la lengua Kaúre o Eyerí 90
El elemente guaraní prepondera (64 7í) en la lengua Kaúre 96
J-.0S 'elementos •'caraíbicos» empiezan en el Paraguay 96
Analogías lingüísticas Guaraní-Peruanas 99
La analogía Quechua-Guaraní no es solo en la lengua pero
también en la raza y la religión 99
Consideraciones acerca de las analogías del guaraní con
otras lengias 103
Analogías araucano-guaraníes 104
Ortografía guaraní y clasificación fonética de las voces. . . . 105
índice Alfabético de Pueblos y Lenguas
Achipaya
36
Caraive (v. karaive)
Aimoré
47
Cayová
17,19
Akawaí
42
Coroado (v. Chi
meón)
Akroá-mirí
50
Correntino
17
Amazonas
15
Cuba
40
Apiaká
15,
3'¿
CHaná
Charuá
Chavante
Chembiuá
17
17
iO
4S
Apinayé
Aponeyikran
Apoto
Arachá
50
5U
16
16
Araguayú
Araikú
16,
32
54
Cherente
Chikriavá
50
50
Araucanos
104
Chimána
52
Aré
16
Chirneón
6, 46
Arekuná
43
Chiripá
8
Aruak 32,
55, 89,
. 95
Chiriwaaná
17
Asunceño
16
Chivorá
57
Atorai
Auetó
43
16
Dyíhpororok
47
Avá-chiripá
16
Eií-rí
74
Avá-katú
17
Enkrekmún
47
Ava-mbihá
17
Eochavante
51,
57, 104
Avanyeénga
5,
17
Eyerí
39,
89, 90
Baró
53
Caliví
10, 40
Baníva
54
Gés
5,13,
50, 61
Borikén
¿0
Goyataká
15, 45
Botocudos
47
Guaihraé
17
Bugres
21
Guaikurú
Guaireño
22
18
Cainguá
17
. 19
Guaradyú
18
Cario (v. Karihó)
Guaraní
3,
18, 35
- 116
Guaranianos
4
Katukiná
37
Guaranío-Karaíves
5, 27
Kauichaná
54
Guarapé
18
Kaúre
90
Guarayo de Mamoré
18
Kayapó
5Q
Guayakí
35
Kayoavá
53
Guayaná
6, 18
Kimdá
16. 46
Guayaná-paraguayo
19
Kirichaná
43
Guavanau
54
Kobeú
48
Guk
52, 89
Koerúna
51
Gwaná
54
Kokamá
20
Gwató
48
Koko
.-2
Gwenuá
18
Koretú
49
Koretu-ei meu
48
Harayé
19
Koretú-iaáe
49
Koropó
45
Ingái
6,46
Kotochó
49
Iquito
56
Krekmún
47
Isa na
53
Kren
8, 45
Itatí
19
Kúli
58
Itonama
57
Kiilino
56
Jarayé
19
Kurua'é
38
Kaá-íhwuá
19
Layaná
55
Kaingang
Kairirí
Kaité
6, 45
36
20. ^5
Lengua brasílica
Lengua castiza
Lengua general
5
18
5. 20
Kaliná 10, 32,
Kaliví
Kamakó
Kamayura
Kapochó
Karadyá
40, 73
10,40
5, 49
20
45
48
IVIachaculí
Machurur.a
Makuchí
Makuní
Malalí
45
55
42
45
47
Karahó
50
Mamelucos
G, 7
Karaí (v. Karaíve)
Manáo
53
Karaí-Guaraní
89
Mané
21
Karaive 3, 9,
68, 88
Marawá
52
Kará-kará
20
Mariaté
52
Kará-katú
10
Masakará
47
Karapaná
51
Miyong-Atorai
43
Karavichí
42
Mayonkón
44
Kariaíh
54
Mayoruna
56
Karí-guaná
20
May puré
52, 53
Kariná 40,
73. 76
Menié
49
Karió
8, 20
Minuano
21
Karipuná
56
Moja
53
Katuavá
8
Mundurukú
36
- 117
Mutoniwai
21
Tapieté
24
Mura
44
Tapihíhi
54
Mbaúre
53
Tapuya
3. 5, 12, 45, 61
Mbihá
8
Tarekuná
24
Mbororó
50
Tarianá
Tarumá
53
24, 50
Nahukuá
88
Tembé
24
Naknyuk
47
Thetaí
24
Notobotocudos
21
Tikuna
51
Nu-Aruak
53
Timbú
8
Nu-Guaraní
52
Tiverikhotó
42
Nyeengatú
5, 21,
35
Tihpihiá
Tovatí
14
24
Oayapí
21
Tovayára
24
Omagwá (v.Umagwé
i)
Tukaná
61
Otó (v. Eochavante)
Tupí
Tupí-austral
5
25
Padyaguá
22
Tupí-moderno
25
Palikúre
21,
38
Tupiná
7, 24
Pálmela
41
Tupinaé
7, 24, 25
Paño
55,
56
Tupinákí
7, 24
Para
22
Tupinambá
4, 5, 7, 24
Paravirianá
42
Tupinambú
8,24
Parentí
22
Uiriná
Parikí
22
37
Pasé
52
Uihrá-asú
51
Patacho
44
Umagwá
25, 71, 93
Pato
Pianokhotó
22
42
Wainumá
55
É A
Pimenteira
Pin aré
Pirá-pihtá
Potíhwára
44
22
46
22
Wapitianá
Waraú
Wayamará
Wuayapí
TT7" ' '
44
49
42
21
44
Purí
47
Wayawai
Purikotó
43
Xaraye
19
Sabuyá
37
Yagua
44
San Javier
28
Yaúna
4«
Santa Marta
23
Yavaé
48
Siriono
mam
25
Yavitera
Yeikó
55
48
I aína
39
Yukuná
52
Taíhi
23,
, 74
Yupuá
48
Tamanaká
42
Yurí
49
Tamoyo
23
Yuruna
S6
Tapaniúna
24
"V -^ *
57
Tapé
3,8.
, 23
Zaparo
EXPLICACIONES A LOS LECTORES
Y PARTICULARMENTE A LOS HOMBRES DE CIENCIA
Infandum regina jubes renovare dolor em....
Al respecto del presente trabajo — y habiendo pasado
ya tanto tiempo entre su impresión y su distribución ge-
neral— me considero obligado a dar las siguientes expli-
caciones.
Habiendo llevado a cabo, durante el año 1915, una
comparación lexicográfica general de todas las lenguas
sudamericanas cuyos glosarios estuvieran en mi posesión,
resolví hacer de ese estudio un resumen para ser presen-
tado al Congreso de Washington, que debía reunirse en
Diciembre de ese año, y así lo anuncié. Pero ciertas cir-
cunstancias me impidieron de tomar parte en esa asam-
blea, y para remitir un voluminoso manuscrito ya era
tarde. Entregué entonces el original a una imprenta de
la capital, resuelto a presentar el trabajo al Congreso
Histórico que la R. Argentina celebrar debía el 9 de Julio
de 1916. r^ero mis esperanzas debían ser defraudadas
una segunda vez. No obstante mi insistencia, no pude
verlo impreso sino en 1917 .... magna locorum inopia.
Pasado tanto tiempo, las condiciones resultaban cam-
biadas. La forma concisa y en parte trunca de mi trabajo,
la desnudez de la lista principal de lenguas, con datos
numéricos solamente, podían convenir a un resumen he-
cho apuradamente y con promesa de completarlo, pero
no a una publicación normalmente completa y hecha con
el tiempo necesario. Resolví por tanto publicarlo como
libro, con el estudio completo, todos los cuadros compa-
rativos y demás datos ilustrativos.
- 120 -
Convencido- -después de repetidos y costosos ensa-
yos— de la imposibilidad de llegar a una corrección tole-
rable, dada la distancia y la imposibilidad de estable-
cerme personalmente en la capital sin desatender a mis
estudios, resolví adquirir una segunda imprenta y esta-
blecerla, esta vez, en mi propia casa. De allí un nuevo e
inevitable retardo, en esperas del material y su instala-
ción. Y cuando ya nos disponíamos para comenzar la
impresión del volumen aludido, una nueva dificultad
momentánea surgía, la falta de letras acentuadas para
la lingüística, no incluidas, según parece, en las pólizas
de las fundiciones de tipos estadunidenses; de donde una
nueva demora en vista, y de largos meses.
Así las cosas, no puedo retardar más. No me queda
sino distribuir el presente trabajo tal como se encuentra,
agregando solamente la Fé de Errata y los índices, im-
presos en ésta. Lo cual no hago sin llamar una vez
MÁS LA ATENCIÓN DE LOS ESTUDIOSOS SOBRE LAS RESER-
VAS QUE YA HICE EN EL TEXTO, al respecto de SU justa
interpretación.
Que estas explicaciones sirvan, al mismo tiempo, pa-
ra dar una idea de la prolongada serie de dificultades
que surgieron ante mi prístino propósito de qus TODO SE
IMPRIMIERA EN EL PARAGUAY; dificultades que me han
hecho perder varios años, pero sin quebrantar mi resolu-
ción; la cual por fin va triunfando, gracias principalmente
a que el sabio legato del emperador Severo, concentrado
en la histórica recomendación: ''Estote concordes, cetera
contemnite^' — omitida., por supuesto, la parte milites—
encontró unísono eco en el numeroso hogar que en esta
selva yo fundara.
¿Moisés S. ^ertoni
Puerto Bertoni, Julio de 1918.
ANALES científicos PARAGUAYOS
Publicados por el Dr. Moisés S. Bektoni
SERIE II 60 DE BOTÁNICA NÚM. 2
PUERTO BERTONI - Panguay ENERO DE 1918
La Stevia Rebaudiana Bertoni
La Estevina y la Rebaudina
NUEVAS SUBSTANCIAS EDULCORANTES
por el
Dr. MOISÉS S. BERTONI
Estudio sistemático— Pequeña yerba de 40 a SOcenti-
metros de altura, ordinariamente 50; raíces vivaces; tallo anual,
subleñoso, pubescente, débil y con pocas ramificaciones terminales
coronadas por panículas formadas de pequeños corimbos llevando
2 a 6 flores pequeñas con corola de lóbulos blancos, alargados y
abiertos.
Habitaba los campos altos desde la región del Amambáih
hasta el Mondaíh, especialmente en los yerbales de San Pedro,
Alto Jejuíh, Vaca'retá e Ih'ú, siendo ahora sumamente rara.
Hacia el 1887, en mis exploraciones por las extensas forestas
del Paraguay oriental, tuve referencias acerca de esta planta,
de yerbateros del N E. e indios del Mondaíh. Estos últimos la
conocían de campos cercanos del Mbaeverá y Kaá Guasú, aunque
ya muy rara. Pero no pude obtenerla ni llegar a mayor certeza.
Años después, en Asunción, el señor Daniel Candía, admi-
nistrador de la Aduana, me sometía una muestra enviad ale por
un yerbatero del norte. Desgraciadamente la constituía una por-
ción de ramillas reducidas a fragmentos para ser tomadas con el
mate. (1)
Algunos fragmentos de inflorescencias me permiten estudiarla
bien que mal. Pero, el mal estado de las muestras estudiadas,
alguna deficiencia de la obra fundamental que me sirve en ese
momento de base y ciertas afinidades entre los géneros 5/eüía y £upa-
(1) Las hojas de Kaá he'é así fragmentadas se emplean, mezcladas en
pequeña proporción a la Yerba Mate, para edulcorar el mate amargo.
130 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
torium, que pertenecen a la misma tribu, me inducen a colocar mí
especie en este último género, con una advertencia que luego
hago. (2)
En 1899 publico pues, mi planta, denominándola Eupatorium
Rehaudianum sx>. n. (3), dedicándola como merecido homenaje al
ilustrado químico paraguayo doctor Ovidio Rebaudi, cuya aten-
ción llamo, y más tarde le remito una muestra de la cual hace el
primer estudio químico completo.
Siguen varios años de indagaciones infructuosas para conse-
guir semillas, plantas vivas o material completo para mejor estu-
dio, quedando sin resultado hasta las circulares enviadas con
insistencia por el Ministerio del Interior a las autoridades de la
campaña.
Por fin el M. R. párroco de San Pedro se hace acreedor de
nuestro agradecimiento remitiéndome una planta viva. Esta flo-
rece en 1904, me permite por fin hacer^un estudio completo, y me
comprueba que efectivamente se trata de una Eupatoriea, pero del
género Stevia, y como tal la publico en 1905 (4), con una minu-
ciosa descripción latina.
Con esto termina la fase botánica de la cuestión.
Estudio químico.— Al doctor Ovidio Rebaudi corres-
ponde la prioridad del estudio químico e industrial detenido sobre
una muestra que yo le sometiera (5), comprobando que el princi-
pio azucarado de nuestra Stevia se debe a un glucósido (glicirricina) ,
Pero este glucósido, a diferencia del que se encuentra en las raíces
del regaliz que está combinado con amoniaco, se hallaba en las
hojas del Kaá he'é en combinación con la soda; mas esta substan-
cia no era el solo principio activo de la planta, pues separaba así
mismo dicho químico una resina aromática conteniendo un princi-
pio amargo, al cual ese autor atribuye especial importancia.
El doctor Rebaudi terminaba haciendo notar las relevantes
ventajas del empleo de estas sustancias en medicina; como apli-
cación inmediata ensayaba la preparación de un bitter, cuyos
caracteres organolépticos debían ser muy apreciados, y de propie-
dades estomacales que, si bien no completamente estudiadas,
podían suponerse no inferiores a las de los amargos usuales.
Años después, Karl Dietrich (6) , emprendiendo de nuevo el
estudio químico en Alemania, conseguía también separar del Kaá
(2) (I Revista de Agronomía n, Vol. III, pág. 56.
(3) «Revista de Agronomía», Vol. II, pág. 35, Asunción, 1899.
Í4) «Anales Científicos Paraguayos», Serie I, N" 5, Asunción, 1905.
(5) «Revista de Química y Farmacia», núms. 2, 3 y 4, Buenos AirtS,19CC.
BERTDNI: STEVÍA RZ3AUDIANA, ESTEVINA. REBAUDINA 131
he'é el glucósido ediiborante, pero bajo dos formas que denc-
mina Eupatorína y Rebaudina; además los aceites, resinas y sulsíf r.-
cias amargas.
Este vina. —La nomenclatura establecida por Dietrich en-
cierra un error que se debe a que este químico no conocía mi
segundo trabajo, y que debe ser corregido, pues nada déte justi-
ficar en la ciencia la persistencia de un error reconocido. Tal es
la denominación de Eupatorína que dio a uno de los principios dul-
cificantes de la planta y que debe ser sustituido por ESTEVINA
(Stevina) para evitar las confusiones que traería el primer nombre,
el cual, por lo demás, resulta falso por si mismo.
LREstevinaipaYece, y lo afirma el autor, ser el glucósido, pues
por hidrólisis se desdobla en una substancia que reduce el licor de
Fehling.
La Rebaudina es— añade el mismo autor— la sal de sodio y
potasio de la Estevina (Eupatorína).
La Estevina tiene un poder dulcificante ciento cincuenta ve-
ces mayor que la sacarosa, y, con todo, es algo menos edulcorante
que la Rebaudina, que alcanzaría a cerca de doscientas veces!
Es difícil— continúa el mismo autor— separar al estado de
pureza ambos principios edulcorantes, por cuya razón cree más
conveniente emplear directamente el polvo de la hoja. Cuando
esto no sea inconveniente, las dos substancias pueden quedar uni-
das, pues tienen la misma propiedad industrial. Es lo que resul-
taría también de otros informes.
Efectivamente, en 1913, nuevos exámenes de la ya famosa
Stevia Rehaudiana fueron llevados a cabo en tres laboratorios dis-
tintos : en Amberes, en Wiesbaden y en Hamburgo.
El informe más terminante parece ser el del Laboratorio Pú-
blico Oficial de Hamburgo, que dice así: « Las muestras recibidas
son de la conocida planta que algunos años atrás había alarmado
a los productores de azúcar. La substancia dulce que contienen
las hojas es más o menos ciento ocheyíta veces más dulce que el
azúcar de caña. Se han aislado de ellas dos substancias dulces
diferentes: la Eupatorina (o Estevina) y la. Rebaudina, siendo la
última la sal tripotásica y sódica de la primera. La substancia
cristalizada, dulce y roja es probablemente un glucósido o glucosa
y está contenida en las hojas junto con resinas y materias curtien-
tes, cera y un poco de aceite, en proporción de 20 a 26 %. La
substancia dulce no es fermentescible. »
(6) « Chemische Zeitung », N"? 66, pág. 685, 'Año 1909.
132 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
«Procede de los exámenes verificados, que la planta no tiene
igual en cuanto a la potencia de sus sacáridos, pero en su aplica-
ción industrial no podrá probablemente entrar en competencia
con las clases conocidas de azúcar— caña de azúcar y remolacha-
limitándose a fines medicinales a modo de los preparados de sa-
carina para los diabéticos >'
La importancia del Kaá he'é está efectiva y principalmente
en la calidad de substituto de la sacarina. Pues, como tal, presenta
sobre la sacarina estas grandes ventajas:
I*' Por no tener efecto tóxico y ser, al contrario, saludable,
por larga experiencia y según el estudio del doctor Rebaudi.
2" En ser la substancia edulcorante de mayor poder. (7)
3° En poder ser empleada directamente como se encuentra
en la naturaleza (hoja pulverizada).
4P En poder ser ofrecida a un un precio mucho más bajo que
el de la sacarina.
Como planta cultural e industrial.— El Kaá he'é
no es una de las tantas plantas que brindan productos apreciables y
valiosos, pero que se encuentran sólo en la naturaleza virgen, y
cuando se quiere resolver el problema de su cultivo o explotación in-
dustrial se tropieza con obstáculos infranqueables. Es al contrario,
de cultivo, explotación y aprovechamiento muy factible y sumará
un importante aporte a la productividad de estos países. Así pues,
de antemano tiene abierto un mercado seguro, que no tardará
en ensancharse desde que haya producción suficiente. Pequeñas
muestras por mí remitidas a Europa y Norte América despertaron
vivo interés, hasta entusiasmos, contestándoseme infaliblemente
con pedidos que oscilaron entre algunos kilos y varias toneladas.
Las ventajas que la planta presenta, con relación al azúcar,
para varios usos medicinales (jarabes, licores, alimentación de
los diabéticos, etc.), la infermentescibilidad del glucósido y su de-
rivado, el enorme poder dulcificante ciento cincuenta veces ma-
yor que el azúcar y ciento ochenta la Rebaudina, y sabor agra-
dable del jarabe o licor con él preparado, prueban no ser exceso
de optimismo augurar un risueño porvenir al cultivo de nuestra
Stevia.
Cultivo.— Ofrece ciertamente algunas dificultades, siendo
la única de importancia el hecho de que las plantas que tenemos
(7) Esto se entiende, como substancia natural y tal como se encuentra.
Pues de las proporciones arriba indicadas por el laboratorio de Hamburgo, la
hoja seca resulta 40 a 45 veces más dulce que el azúcar, proporción ya pOCO más O
menos confirmada por la práctica.
BERTONI: STEVIA REBAUDIANA, ESTEVINA, REBAUDINA 133
no dan semillas fértiles. Pero la multiplicación por estaca, acodo
y división de cepa, esta última principalmente, es relativamente
fácil. Aquí creemos que la esterilidad de las semillas de las
plantas de nuestros cultivos se debe a la autofecundación que se
operó en el primero y único individuo, el cual dio aún algunas ce-
millas fértiles, las que permitieron la multiplicación inicial, y que
esto haya influido para que desde la segunda generación la planta
resultase estéril. El Kaá he'é parece, en efecto, que debe ser
incluido en el número de las especies que, aún presentando órganos
masculinos y femeninos en el mismo individuo, necesitan que sus
flores sean fecundadas por el polen proveniente de pies diversos
(alogamia o fecundación cruzada). En este caso puede ser su-
primido el motivo de esterilidad, obteniendo algunas otras plantas
de allá donde crecen naturalmente, y cultivándolas entremezcla-
das con las que tenemos en cultivo, para que pueda operarse la
fecundación cruzada. Desgraciadamente, a esto se opuso hasta
ahora lo rara que es la planta en su estado natural.
El Kaá he'é en su carácter de planta de ciertos campos que
no son de los más fértiles, es rústica y poco exigente en lo que se
refiere a composición y humedad del suelo. No teme nuestras
sequías, y sólo la humedad estancada y las fuertes lluvias muy
continuadas le son adversas. Puede dar almenos dos cortes por
año, con un rendimiento por año y hectárea mayor del que Heuzé
establece para el regaliz (700 a 1000 kilos) según ensayos efec-
tuados ya sobre cierta escala en esta colonia por el agrónomo Juan
B. Jiménez. Y puedo agregar que este último, mediante cierto
método de multiplicación a que ha podido llegar, ha resuelto ya
el problema del cultivo en grande escala, aún en el caso de que
no fuere posible obtener semillas fértiles. Ciertamente, la abun-
dancia de semilla, permitirá algún día obtener el producto en
condiciones notablemente más económicas. Pero el cultivo puede
ser emprendido desde ya de una manera remunerativa.
Conclusions. — P Le principe édulcorant separé en 1900
par DiETRiCH sous le nom d' Eupatorine, doit prende le nom de
Stévine, car il ne vient pas á' un Eupatorium, maisdela Stevia Re-
baudiana Bertoni; c'est un glycoside découvert en 1900 par
Ovidio Rebaudi. ( Voir la note) .
2° Pour l'usage industrielil n'estpasnécessairedeséparer la
Stévine de son sel, la Rebaudine.
3° Pour l'usage medicinal et industriel on pourra générale-
ment employer la feuille pulvérisée.
134 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
4" Le pouvoir édulcorant delaStévineestlSO foisplus grard
que celui de la saccharose et celui de la Rébaudine presque 2C0
fois.
Quant á la feuille, son pouvoir est de 40 a 45 fois, bien supé-
rieur á celui de toute autre substance naturelle.
5° La feuille no contient aucun autre principe a3tif ni au-
cune substance nuisible. La resine aromatique amere indiquée
par Rebaudi n'a qu' une action tonique favorable sur les voies
digestives.
6" La Stevine et la T^éhaudine ne sont pas fermentéscibles.
7" La feuille conserve son pouvoir indéfiniment, sansaucune
altération.
8^^ La culture de la plante serait faciie; elle pourra se faire
dans les conditions les plus économiques quand on pourra obtenir
des graines fértiles; mais, en attendant, elle peut se faire par
división des touíTes.
Note: — Mr. Louis Rabéry, prafesseuráTEcíle nationale d'Agriculture,
quelques mois avant, avait indique la prestnce d'un principe non fern-ientés-
ciíjle analogue á la glj cirrhizine et qu'il supi-osait combine avcc Tammoniaque.
.liíf ,t0
CONTRIBUCIONES PRELIMINARES
AL ESTIDIO SISTEMÁTICO, EIOLOGICO Y ECONÓMICO DE LAS
PLANTAS DEL PARAGUAY
POR EL
E>r. MOISÉS S. BERTONI
IV
LOS CEDROS = CEDRELAE
DEL ALTO PARANÁ MEDIO
(Núms. 24 - 28)
Cedrela tubi flora Bertoni sp. n.
24 Typica:
Paniculae terminales magnae (25-45 ctm. long. 20-35 ctm.
lat.) laxae, ramis recte patentibus, foliiultimi longitudinem non
aequantes, vellutinohirtellae, floribus breviter pedicellatis. C a 1 y x
sub anthesi tubuloso-campanulatus, per anthesin v. ante anthesin
lateraliter fissus atque canipanulatus, brevis (2-3 mm.), dense
tomentellus, viridiusculus saepeque sordide purpuraceus, indu-
mento Ji fuscescente; dentibus 5 ovato-triangularibus. Cor olí a
cylindrica, long. 7 mm., lat. 2-3 mm., extus densissime = retror-
sum tomentosa, dilutissime viridis lobis stricte purpureo-margi"*
natis, indum^ento albo in tríente superiore = fusco, intus pilis
albis vestita. Pétala 5 integra inferné ad gynophorum 5-cos-
tatum adhaerentia, praeterea inter se connata, tubum cylindri-
cum f ormantia. Antherae glabrae late ellipticae basi cordatae,
summo truncatae vel vixapiculatae, flavescentes filamentis albis.
Stylus ovarium aequans etparum incurvus, viridiusculus; stig-
mate turgide discoideo supra convexo, circumcirca piloso, petalis
vix incluso. Ovarium late obovatum, obsolete 10-sulcatum vel
sublaeve, sub lente valida punctis promunulis creberrime cooper-
tum. Fructus majusculus, stricte obovatus, gynophoro pedi-
cellato, non sulcatus, immaturus avellaneus, maturitate nigre-
£cens, ab initiocrebre ferrugineo-lentic^ilatus, 9-12 cm, longus 3
136 BERTONI: CONTRIS. PREL. PLANTAS DEL PARAGUAY
que crassus. Semen cum ala praeter vacuitatem lateralem
elliptico-lanceolatum subacutum, 10-14 mm. ^36 mm., alae
parte libera triangular!.
Folia ad normam abrupte pinnata, magna, omnia patentia
V. nonnuUa — pendentia; ad ramos flo.'entes 45-60 em. longa, 20
-25 lata, 12-15-juga; ad vegeíiores 60-140 cm. a 30-40 cm, 18-25
juga; folióla, promiscué opposita atque subopposita sed nun-
quam veré alterna, brevissimepetiolulata, falcato-lanceolata ápice
subobtuso, basivel totamfereper longitudineminaequalia, utrin-
que, subtusque praesertim, molliter pilosa, patentia vel ir pen-
dentia; majora 15-22 cm. 4-6 cm., supra opaca vel nitidula,
interdum flavescenti-viridia, per exsiccationem cupreo-castanea
vel colore cupri vetusti, subtus flavescenti-viridia et in exsiccatis
avellanea.
Arbor magna, saepe gigantea, spectabilis etsi parum como-
sa. Truncus: sapinus sat rectus, cylindricus, saepe columnaris,
surculis destitutus, altitudine i: 18 m.; fusterna (1) contorta,
paucirame?, altit. ^12 m. Rami sparsi, crassi, erecto-patentes,
saepe arcuati; paniculam formantes laxam, irregulariter atque
late obconicam. Cortex crassus (3-5 cm.) mollis, fibrosus, pro-
funde rimosus, rimis parallelis; extus terrosiis, castaneus, lame-
llatim et in vetustioribus etiam ramentatim decid uus ; intus pulchre
roseus, optime lamellatus, sueco aqueo tannosoque farctus. Ra-
muli crassi summo ramoium sparsi, haud numerosi, adscenden-
tes, cortice crasso lenticellato.
Alburnum álbum, spongiosum, gradatim in duramen ver-
gens, quoad usum contemptibile. Duramen - nitide cupreo-ru-
brum = rosaceum, colore vulgo •< acayú », haud durum, satis
aromaticum, fibrarom fasciculis rectilineis atque crassis; quoad
colorationem et duritiam variabile (videdescr. var. ).
Per regiones littorales Paranenses, Paraguariae, Brasiliae
atque Argentinensem (Misiones), aLatitudine26í>boreamversus;
communis, materiae maximam partem «cedro de Misiones» prae-
bens. Floret Novembri in Januarium.
Synonimia: = Cecrela tubiflora Bertoni, in litt. et op.
nostris atque clariss. Spegazzini, Lillo, etc. ;=C. brasiliensis St.
HiL. in Niederlein «Result. Bot. ));=C.fissüis Vell., auctoribus
plurimis et recentissime Lillo in «Segunda Contrib. Arboles R.
Argentina»» p. 34, sec. det. ciar. C. De Candolle.
Vulgo Cedro Colorado, C. de Misiones; guaranitice
Ihgaríh, id est «arbor ad cymbas (e trunco) excavandas".
(1) Trunci pars superior ramos ferens.
ANALES científicos PAR/.CUAYOS - SERIE II, N. 2 i 37
Forma typica m., Bertoni 3460, per sylvas littorales obvia,
ibique a vicinitate civitatis Encairacicn atque vici Candelariae
R. A. ad cataractas Guaihrá usque eam inveni. Collectione xy-
Icgraphica nostra sub N, 73, et n. «Cedro Colorado Común" pon-
dere s^ecifico 550-666.
25 Var. grandifolia m., var, nova:
A forma typica differt: Foliis maximis, ad ramos caulescentes
atque caules vegetiores longitud. 80-150 cm., foliolis majoribus
ad 22 7 cm; ad florentes 45-85 cm. long., inflorescentiam fere
duplo superantibus, supra satúrate atque nitidissime viridibus,
subtus glaucescentibus; petalis rosaceis, ápice patentibus, 8 mm.
long.; ramulis junioribus castaneis, serius atraterubentibus,dein
nigricantibus; corolla ovato-cylindrica. Bertoni 3463; Puerto Ber-
toni, Mondaíh;etiam Puerto Aguirre in Rep. Argentina.
Arbor gigantea, non veré communis. Lignum praebet pul-
chre coloratum etsi mollem, pondere specifico 450-550, ad scaphas
e trunco excavandas laudatum.
26 Var. intermedia m., var. n. :
Foliclis Ion ge acuminatis marginibus reflexis; cortice pro rata
haud cra^so (lé-2cm.), non alte rimoso, intus sub cutícula intense
rosacec, interius in flavum vergente, libro albo; fructu obscure
5-gono, 9-11 cm. longo, 3 i cm. crasso; semine elliptico alae cum
parte libera stricte ovata. Bertoni 4617. Sat communis et cum
varietate typica crescens.
27 Subsp. bertoniensism., subsp. n. :
A Cedrela tiibifloí^a m., forma typica, differt: paniculis folia
aequantibus; cálice albido vel flavescenti-víridulo; corolla tubulo-
£o-ventrico£a, haud rosacea; ovario sat profunde 10-sulcato; stig-
mate 5-sulcato nitideque viridi; fructu parvo (5-7 cm, long. 2 4
crass.) creberrime lenticulato; semine cum ala elliptico-oblanceo-
lato, obtuso, 9 22 mm. alae parte libera ovata vel stricte ovata;
foliis patentibus, minoribus, 30-40 cm. longis ad 20 cm. latis, ve-
getioribus 50-70 cm.; foliolis 9-12-jugis, longitudine 12 cm., pa-
llidioribus; cortice parce rimoso; ligno duriusculo, duramine pul-
cherrime nitideque rubro-roseo, pond. spec. 600-700, in varietate
xylographica Duro 685-755, ad supellectiles quam máxime laudato.
Vulgo Cedro Colorado Rosa, Ditione Puerto Bertoni et ad amnem
Mbokaíh argentinensem hactenus inventa. Eodem tempore flo-
rens.
Forma typica : Bertoni 4198.
Forma angustifolia m. , fa. n. : foliis ad ramos vegetiores
12 40usque 18 50 cm., foliolis longe aíiuminatis; Bertoni 4633.
138 BERTONI: CONTRIB. PREL. PLANTAS DEL PARAGUAY
28 Var. lagenaria Bertoni, var. n. : A subspeciei forma ty-
pica (4198) differt: cerolla saepissimemagisventri cosa, in tríente
superiore valde constricta instar lagenae; ovario minus profunde
sulcato; fructu majusculo, haud vel obsolete sulcato, oscurissime
5-gono, summo rotundato sine ulla depressione et interdum etiam
subacutum; cortice profunde rimoso, minus crasso (2-2 5 cm.)
intus pallide rosaceo. Lignum praebet praeter alburnum álbum
pallide rosaceum, mollem atque spongiosum. Bertoni 4616, Per
fascias littorales paraguariensem, argentinensemacbrasiliensem
passim, Ínter 27<? et 24*? latitud.. Eodemtempore florens. Vulgo
«Cedro Fofo» idest Cedrela spongiosa.
RESUMEN DE L03 CEDROS
La determinación definitiva de las diferentes especies y va-
riedades de Cedro, tiene mucha importancia práctica, por la razón
de que a cada variedad corresponde una clase de madera distinta
o asaz diferente para que sus aplicaciones sean diferentes también.
El comercio ya se había dado cuenta, en la Argentina, de la necesi-
dad de hacer distinciones, y ya separaba el Cedro de Tucumán
del de Misiones, y trataba de separar a este último del de Asun-
ción. Pero la clasificación de los del Paraguay y Alto Paraná
permaneció muy vaga por faltarle una base; lo cual es un grave
perjuicio, para la exportación a Europa principalmente; pues,
mientras tenemos aquí la mejor clase de "Acajou Femelle", capaz
de competir con el mejor Acayú. maderas que en Europa y Esta-
dos Unidos se pagan carísimo, sucede que en las partidas expor-
tadas han ido siempre mezcladas clases inferiores, las que impiden
conseguir el alto precio que correspondería a las buenas, y son
destinadas en gran parte a trabajos mediocres, como la fabri-
cación de cajas para cigarros, de donde el nombre comercial de
«Cigarettenkistenholz» que le dan en Alemania.
Podemos ahora establecer la siguiente correspondencia botá-
nico-económica :
CEDRO DE TUCUMÁN=Ce(¿re/a Lüloi C. DC.
CEDRO DE ASUNCI0N=Cedre¿a^ssí7isVell.;este suele ir
mezclado con el siguiente, proveniente de ciertas partes centrales-
del Paraguay.
CEDRO DEL ALTO PARANÁ, O DE MISIONES=CeíZrete
tubiflora Bertoni.
Esta última especie se divide en ;
CEDRO COLORADO; C. tiihiüora typyca;
CEDRO ROSA: C. tubiflora bertoniensis typica;
ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2 139
CEDRO FOFO: C. tubiflora lagenaria;
CEDRO COLORADO BLANDO : C. tuHflora grandifolia.
De esta especie existen otras variantes forestales o variedades
xylográficas, de menor importancia para este trabajo, y cuyo es-
tudio detallado se verá en el capítulo correspondiente de mi obra
« Plantas Usuales " en curso de publicación.
V
EL SAMUHÚ BLANCO
29 Chorisia Josephinae Bertoni sp. n.
Flores praeter calycem viridulum albi, vix ad petalorum
columnaeque basin isabellíni; ad 12 cm. lati 8-que (absque pe-
dúnculo) longi.
Petalorum lamina sat late oblongo-elliptica, plana vel fe-
re plana, parum vel haud decurva, intus et extus dense tomentosa
ad 3 cm. lata, Petali basis valde angustata, propter margines
incurvos canaliculata. Petalum autem totum 7-8 cm, longum.
Corona vix 13 mm. lata, badia, columna alba.
Columna stam.inea insigniter sulcata, petali minoris lon-
gitudinem non aequans. Rollen flavum.
S t y 1 u m petali majoris longitudinem non aequans, stygmate
parvo purpurascente.
Calyx ovato-campanulatus, basi abrupte longeque angus-
tatus, 3-4-dentatus,
Pedunculus aeque f ere longus ac calyx,
Foliorum segmenta petiolulata, ad ramos florentes 5-7;
laminis late ellipticis, ad 4 cm. latis 8-9-que longis, petiolulo
10-12 mm., costa subtus purpurascente, dentibus brevibus sub-
aequalibus, pro rata distantibus; petiolo longitudinem segmentis
majoris non aequante.
A r b o r procera, ad 20 m, alta, trunco armato, cylindrico (an
interdumventricoso?) ; sapino ad 15 m. altit. veré erecto; fuster-
na brevi, erecta, ramis primariis subverticillatis, paniculam late
conicam, modice densam formantibus. Summa aestate florens.
Herbario nostro sub N» 6416; ditione. Puerto Bertoni tantum
Í40 BERTONI: STEVÍA REaAUDÍANA.ESTEVIN A , REBAUDINA
inventa, ubi rara. In memoriam plantarum amicissimae Jose-
phinae Bertoni.
Hasta ahora sólo encontré este hermoso ártol en
esta localidad, donde es raro. Su aspecto rer.eral
es el de nuestro Samuhú, y como éste, produce un
excelente "kapok»». Es admirable cuando se cubre
de sus grandes flores blancas.
VI
EL POROTO CARACOL
De esta naen'fica liana— uno de los n^ís bellfs
adornos de ruestras selvas— remití semillas a varias
partes del n u"do. con el nombre que le diera, hace
muchos aros, el propietario de un grande tstabltci-
miento hortícola de California, pues a mí tambii^n pa-
recía pertenectr a otra especie qup no las supuestas
hasta ahora. Y no averigné más. Pero, no hace mu-
cho, el Jardin Botánico de Buitenzorg y el señor D.
Fairchild, del Ministerio de Agricultura de los Esta-
dos Unidos, me escribieron en demanda de la indica-
ción del lugar y obra en que primero se j ublicara el
nombre aludido; lo que así contesta a ambos :
«Es el doctor Franceschi, de Santa Bárbara, quien la publicó bajo el nom-
bre de PhaseolusBerionü, en SUS numerosos catálogos y circulares con indicación,
en parte al menos, de caracteres y buenos fotograbados, declarándola especie
distinta del Ph. caracalla L.
«No fué sino mucho tiempo después, que yo escribí preguntándole dónde
había hecho la publicación primera y principal de la especie — por haber yo
resuelto, no hace mucho, hacer de esta planta interesante un estudio completo.
No tuve hasta ahora contestación. Para evitar mayor demora, cr¿o mejor
enviarle la descripción botánica que hice yo mismo para mi obra en curso de
publicación « Las Plantas Usuales del Paraguay» y es laque va al pie de esta
carta.
«Los botánicos que han estudiado las plantas del Paraguay mencionaron
principalmente al P/i. caracalla L. : MarcMicheli (ContributionsrLégumineuses
sobre las plantas de Balanza, ) Barbosa Rodríguez ( Hortus Fluminensis) y
Niederlein (Resultados Botánicos). Pero, axcepto el último, no parece hayan
siempre estudiado la planta en cuestión, sino otra afine. En «Plantae Hass-
lerianaen I Parte, Marc Micheli parece darlo por Ph. lobalus Hook, pues esta
es la única especie del grupo que enumera. Pero como esta especie tiene el
pabellón color de lila, no podía tratarse del mismo tipo. En la II Parte de
esa obra, Chodat y Hassler, en una enumeración más completa, no hablan de
Ph. lobaíus, y sí, ponen en su lugar el Ph. caracalla; eso indica que no aceptan la
BERTONI: CONTRIS. PREL. PLANTAS DEL PARAGUAY 141
cl t^rrinación de Micheli. P. ro en este último trabajo, la indicación de «flor
albn-roseus o sea blanco rosado«. viene a confirmar de que no se trata de la
planta en cuestión, sino, cuando menos, de otra variedad.
«Marc Micheli (Ice. cit. pag. 27) dice, al hablar de las «numerosas mues-
tras» que tenía en su mano : " seguram.ente pertenecen a esta especie (Ph. ca-
racalla) cultivada desde tiempo, y cuya patria, todavía en cuestión, pareceser
Sud Amárica», Ese «seguramente» que sería la versión dtl latin cerlo, si bien
la interpreto, en vez de absoluta seguridad implicaría cierta duda. Es proba-
ble que nos encontremos frente a varias plantas muy afines, cuya nómina
d-~finitiva no podrá ser establecida sino por comparación de un material com-
pleto de todas las procedencias y bien conservado, esto último no siendo cosa
fácil por vía Scca. En todo caso el doctor Franceschi cultivó la planta en cues-
tión, cuvas semillas le remití, al lado de "Ph. caracalla, y no titubeó en declarsr
qu^ son dos especies distintas, y como tales se tienen en los Estados Unidos.
Por otra parte, el nombre de Ph. lohaius Hook., a pesar de haber sido dado por
MlCHEi I y de haber figurado en un herbario paraguayo en 1910, fu'^ mss tarde
elin-inadoporCHODATy Hassler, pareciéndome que efectivamente no le puede
ser dado, rúes el 'Ph. lohaius se aleja ¡ or sus ho u las hasialo-tnlobala y su pavi-
llon. El "Ph. derasus Schrank es también afine al nuestro, hasta cierto { unto,
se^uraTient ; noteng'ode él una descripción completa, pero difiere en todo caso
por sus florcs Verdosas, racimes pancifloros y semillas negras con hilo blanco.
(■Con este motivo se complace en saludar a Vd. con su más distinguida
consideración. Firmado: M. S. Bertoni. >
30 Phaseolus Bertonii Francés.
Forma typica silvestris :
Calyx cupuliformis, coriaceo-carnosus, glaber, jam in ala-
bastro violaceus, 14 mm. altus, dentibus brevibus, brevissime
denseque ciliatis summoque rotimdatis, superiore vix elatiore.
V e X i 1 1 u m ovato-elongatum, 6cm. longum, spiraliter contortum,
in alabastro pallide viride, dein virens, eburneum atque in fine
oíhraceum, summo emarginatum et medio callu imum longitudi-
nalem exhibens. A 1 a e pro rata parvae, inaequales, lamina lila-
cino-cyanea, valde adhaerentes, sicut carina longe (13 mm. )
stricteque unguiculatae. Carina longissima, in distentione ultra
10 cm., flavescens, rostro parum dilatata. Stamen liberum
exiliter filiforme. S t i g m a introrsum laterale, penicillatum.
Legumen ad 18 cm. longum 11 13 mm. crassum, apicem
versus magis dilatatum, sat longe apiculatum, inter semina haud
depressum, calyce exsicco persistente. Semina rotundato-de-
pressa, 6 mm. diam., laevia, avellanea vel castanea, hilo brevi
albido, 15-20 in qq legumine.
142 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIEN, N. 2
Racemi foliorum longitudinem non aequantes, floribus 4-6
sparsis aut per paria dispositis. omnino inodoris pedúnculo petio-
lum vix aequante, pedicellis ad 1 cm. longis.
Folia ad ramos florales 17-22 cm. longa, advegetiores 25-30
cm., petiolo 6-12 cm., recto, rigidulo, canaliculato. Laminaepla-
nae, acuminatae, supra pilis adpressis sparse vestitae, venis ner-
visque primariis utrinqueprominulis, petiolulisteretibus crassius-
culis 4-7 mm. longis; summa rhomboidali-ovata, medioxima (ad
ramos floreles) 12 cm. longa 9 que lata; laterales oblique ovatae,
vix vel haud majores. Stipellae 4, erectae, rhomboidales. Stipulae
caducae.
Liana alte scadens, vix volubilis, 15-25 m. longa, basi 5-10
cm. diam., ramulis bullulatis, ramis viridibus, radice haud tube-
rosa.
Caulis teres valde flexibilis, cortice gríseo.
Silva rediviva ac virgínea, terrisParaguariae, Brasiliae etAr-
gentinae regionis littoralis Paranai inter 28*^ et 23° Latitudinis
inveni.
Florens a Decembri in Junium; ab Aprili maturans.
Forma alhus Franc. (f. n.) ; floribus omnino albis, suaveolen-
tibus; radice tuberosa; a ciar. Dre Franceschi California Meridio-
nali obtenta.
A Phaseolo Caracalla L. prima facie differt, máxima exaltatione
plantae summum arborum majorum saepe attingentis, foliis ma-
joribus, habitu veré tropicali, legumine inter trópicos tantum ma-
turante, vexilli (nunquam purpurissi) atque carinae (nonrosaceae)
coloratione.
Flores saltem sub coelo natali omnino inodori evadunt, qua
ratione etiam a floribus T*h. caracallae differre videntur. Attamen
forma Californiae meridie culta, e seminibus a Paraguaria oriun-
dis cultione obtenta, flores odore vanillae veré suaveolentes po-
rrigit, quod mirum est. Propter hoc atque radicis naturam sub
coelo californico ut videtur diversam, suspicionem babeo ne va-
rietas tropicalis vel subspecies sit.
^0 ^Éf
QRAMINACEAS
DE LAS REGIONES FORESTALES LITORALES
DEL ALTO PARANÁ
CPARAGUAYA. BRASILEÑA Y ARGENTINA)
POR EL
Dr. moisés s. bertoni
PRIMERA ENUMERACIÓN SEGÚN LAS DETERMINACIONES DEL PROF.
E. HACKEL
En el año 1910 tuve el placer de recibir del ilustre
agrostólogo prof . Eduardo Hackel, las determinaciones
correspondientes a un primer envío que tuve el honor de
hacerle, de mi colección de Gramináceas de estas regiones,
netamente higrófilas, casi completamente cubiertas por
las grandes selvas vírgenes y constituidas por las fajas
litorales pertenecientes a la región del Este del Paraguay,
al territorio argentino de Misiones y al Estado brasileño
de Paraná. Estas regiones parecen muy pobres de Gra-
mináceas, a primera vista ; pero una atenta investigación
lleva a descubrir gran número de especies, algunas muy
interesantes, aún excluyendo, naturalmente, los «campos»
■o pequeñas sabanas que acá y acullá se abren en las tres
grandes selvas, sin romper la continuidad de éstas.
Posteriormente, pude reunir unas 20 especies más,
las cuales, una vez bien estudiadas, me permitirán una
publicación más completa. Por ahora me limito a ésta.
Observaré también que los detalles y datos respecto la
sinonimia, nomenclatura vulgar y aplicaciones o propie-
dades, irán en mis publicaciones en curso « Plantae Ber-
tonianae))y «Plantas Usuales», como corresponda.
144 ANALES científicos PARAGUAYOS - SER. E II, N. 2
En la siguiente lista, los tres países van designados
mediante las abreviaciones siguientes :
Par. -litoral paraguayo, Bra. =1' toral del Estado de
Paraná, Arg. = litoral del Territorio de Misiones. He
marcado con el signo '•' algunas determinaciones que no
son debidas al Proí. Hackel. Los números son los de ni
herbario y de mis plantas que existen en el Herbario Hl -
ckeliano; el número negro es el principal de mi hsrbario
y de distribución.
Andropogon
1 Andropogon paniculatus Kunth — Bertoni 380G —
Par. , Bra. ; no es común.
2 A. bicornis L. — B. 3989. — En los tres países. Es
Aguar á-rugwái.
3 A. bicornis L. var. paranensis Bertoni, var. n.:/o-
liorum la77iinis multo brevioribus et aliquod laiiori-
bus, semper erectis, utrinque viridibiis, subplanis.
Stirps exilis, niinus caespitosa, humilis, 70-100 cm.
altit. . In herbosis insolatis ripaefluvii, Par. et Arg. ,
non obvia. — N. 6134.
4 A. rufus Kunth— B. 2841, 3809.— Es el Dyarag^vá ;
Par. , Arg. ; no común en las regiones forestales.
5 A.sorghum Brot. var. saccharatus Hack. — B. 4772
Par., cultis auffugum.
6 A. sorghum var. subglobosum Hack. — N. 5703. —
Par. ; idem.
7 A. s. var.vulgaris Hack. — N. 3678 — Par., Arg. Ru-
deral.
Caiamagrostis
8 Caiamagrostis montevidensis Nees. — N. 5806 -
Par. y Arg.; riparia; no parece común.
BERTCNl: GRAM] MACEAS DEL ALTO PARANÁ 145
Cenchrus
9 Cenchrus echinatus L.— N. 3635. — Común en Arg. ;
de introducción (?) más reciente en el litoral del Par.
y Bra. Ruderal y arvense.
Chioris
10 Chioris radíala Sw. — N. 2493 — Par., pero probable-
mente casual en la región.
11* C. Gayana (Doell?) Par. , Arg. ; casualmente y subspon-
tánea. Sinón. Choris virgataGsLj.
.12 C. species non. det. Par. , Bra. , la sola especie natural.
Chusquea
13 Chusquea ramosissima Lindm. — N. 2088 y 4712.
Es el Takuarembó, comunísimo en los tres países.
Nota : mi número 3845, en el que yo y Hackel creí-
mos ver una especie distinta, es, según reconocí más
tarde, una vegetación anormal accidental. Forestal
característico.
Cynodon
14 Cynodon dactylon Pers. — N. 2731 (forma espontá-
nea de los «campos»), 4618 (forma neotropica genui-
na), 3377 (a forma purpurascens, nec var tetas pro-
pria)), Hackel). La segunda y la tercera aparecen
esporádicamente en la formación ribereña o riparia,
en los tres países.
Eragrostis
15 Eragrostis flaccida Lindm.— N. 5850.— En los tres
países; riparia.
16 E. hypnoides P. de B.— Núms. 2138, 2429 y 3406.
— En los tres países. {=E. reptans Nees).
146 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
17 E. interrupta DoelL— Núms. 3577, 4202 y 5296.—
Común en los tres países; riparia.
18 E. megastachya Link. — N. 5855. — Hermoso Kaa-
pií-pé de la Costa; esporádicamente en los tres países.
19 E. Neesü Trin.— N. 4742.— Riparia. Ibidem.
20 E. pilosa Beanv.— N. 3395— Riparia. Ibidem. Más
común. Una forma con espigas violáceas; Par.
Eríochloa
21 Eriochloa punctata Ham. — N. 3875 — Riparia; en
los tres países; es la forma común. Addenda: N. 3517
^i forma hirsutior'^ (Hackel), igualmente en los tres
países.
Eleusínc
22 Eleusine indica Gaern., "typica" (Hack.) — N. 445
— Ruderal y riparia; en los tres países. Agregar:
N. 2476 E.tristachya Lam., determinada sobre spe-
cimen de Asunción ; no estoy seguro de si pertenece
igualmente a la región forestal ; Par. ? — Una forma
de la especie 22, calificada de "ad E. coracanam
vergens'^ por dicho monógrafo, es cultis auffuga=
escapada de los cultivos, y proviene del «Mijo de
Yokohama», variedad cultivada; lleva el N. 4769.
Cynerium
23 Qynerium sagittatum Beauv. =G. saccharoides H
B K. — N. 3958 {foeminea ) Característico de la cos-
ta e islas, en los tres países. Huihvá y Takuatín en
guaraní.
BERTONT: GRAMINACEAS DEL ALTO PARANÁ 147
IchPkanthus
24 Schnanthus palíens Munro.— Núms. 1282, 3646 y
3766 — Forestal; en los tres países. Agregar: N. 4958,
forma más grande; Par.
25 1. specíes ''indeteminahilis, nimis juvenilis" (Hslc-
kel).— N. 4980— Par, Forestal.
Imperata
26 Imperata brasiliensis Trin. — N. 2608 — Campestre
y subforestal; en los tres países; no es común en nin-
guna de estas regiones forestales. Es el Yahapé de
los Paraguayos y Sapé de algunos Brasileros.
Leptochloa
27 Leptochloa procera Nees. — N. 3785 — Subforestal y
arvense. Par., Bra. y Arg. ; no abunda ni forma
grandes agregaciones.
Mélica
28 Mélica sarmentosaNees.— N. 5895 — Forestal. Par.,
Ai'g. ; creo no haberla encontrado al norte del Para-
lelo 26'?30'.
Melinis
29 Melinis rosea Rsick. = Tricholaena rosea Nees=Pa-
nicum tonsmn Steud. — N. 4703 — Par., Arg.; cidtis
auffuga?
30* M. minutifloraBeauv. ^PanicummelinisTrm.~l>í.
6167— riparia: Par. , Arg. , probablemente Bra. , pues
es el famoso Capim Melado de los Brasileños y Ca-
pim Gordura; dos formas; la segunda solamente en-
T48 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
contré, y puede ser también cultis auffiíga, pues en
más de un lugar fué sembrada y se naturaliza fácil-
mente.
Merostachys
31 Merostachys Cíaussení Munro, "typíca'' Hackel —
N. 3589— Forestal; común en los tres países; es el
famoso Takuá-pí. Agregar: N. 5842, "forma petiolis
glabris'' (Hackel), forma tal vez instable.
Olyra
32 Olyra cordifolia H.B.K. N. 5856 -Forestal; Par.,
Bra. ; no estoy seguro de haberla encontrado en te-
rritorio argentino, aunque creo que sí.
33 O. humilis Nees.— N. 3413 - Forestal ; en los tres
países.
34 O. latifolia L. — N. 3838 -Forestal; en los tres países.
La llaman algunos Takuapí'í y los brasileros Tacua-
rinha; no abunda.
35 O. mícrantha H. B.K.-N. 2301 y 5828 -Forestal y
subforestal; en los tres países.
36 O. paucíflora Sw.— N. 5826— Forestal; mismos paí-
, ses. Anoto pro\ásoriamente la O. semíovataTrin.,
que tengo anotado de Yaguarasapá (Lat. 26^50') sin
estar seguro de si era de Misiones o del Paraguay.
Oplísmenus
37 Oplísmenus setarius R. & Sch.— N. 3596, 3671-
Forestal ; común en los tres países. Es el Takuarí o
Pasto Bezerro.
Panícum
38 Panícum amplexícaule Rudge. — N. 4045— Ripa-
ria; común en los tres países.
BERTONT: CRAM'N^CEAS DEL ALTO PARANÁ 149
39 P. auriculatum W.— N. 4655 Ripsra y subf ores-
tai. Par., Arp-.. y creo cug Bra.
40 P. Bertonii Hack.— N. 4701— Forestal caracterís-
tico, pues es el césped cue resiste n^ás a la sombra.
En los tres países;asaz atundente en ciertos parajes.
En giiar. Kaapií-pé-kaagVvil^,
41 P. capillare L.— N. 5118 — Subf crcstal, ruderal y
campestre; en los tres países,
■42 P. crus=galli L. var. brevisetum Ccel].- N.4044—
Riparia y subforcstal; Par., Arg.
43 P. c.-g. vf r, sabuHcolum Doell-N. 3579 y 3581.
—Riparia y subiorestal;en los tres países. =Panicum
sabulicolum Nees.
44 P. divaricatumL.-Núm.s. 446, 4C42 y 5272-Fo-
restal ; passim en los tres países. En guaraní Takua-
Yemb6-í;= Liciacis divaricata (L) Hitchc.
45 P. filiforme L.— N. 5617— Riparia; Par., Arg. (y
Bra.? No abunda.
46 P. glutinosum Sw.— N. 4013— Forestal amnícola;
Par. y Bra. ; en Arg. (Misiones) lo halló Niederlein.
47 P. insulare C. A. Mey. = P.leiícopheumll. B. K.—
N. 4613 —Subf orestal, arvense y ruderal ; común en
los tres países. En guaraní (Paraguay, Brasil y Mi-
siones), Kaapí-pororó.
48* P. ins. var. penicilligerum (Speg.) Hack.=Pam-
cum peniicilligermn Speg. =^Mi¡mm lanatuvi Gris. —
N. 5843— Lo dicho del precedente. El examen com-
parativo de gran número de individuos de estas dos
plagas tan comunes, me convence de que esta planta
merece ser considerada como especie distinta.
48 P. laxum Sw.-Núms. 1336 y 3610 (ahjpicum)^);i%l
{((forma macra))). Riparia; en los tres países; no co-
múm
150 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
49 P. laxum Sw. var. pubescens Doell— Núms. 3673,
4756, 5254, 5299; agregar una ((forma glabrescens)}
(Hackel), sub N. 3602. Esta última es forestal; la
variedad pubescens típica es riparia y subforestal ;
todos son comunes en los tres países.
51 P. molinioides Trin. var. lasiocoleum Hack. — N.
3542— riparia y subforestal amnícola; Par., Arg. Es
una de las llamadas Pajas Cortadoras o Cortaderas
y Pajas Bravas. Era variedad nueva. Guaraní Kaa-
pí-kihsé.
52 P. ovuliferum Trin— N. 5698.— Escaso; parece más
bien campastre, pero no pude observarlo suficiente-
mente. Par., Bra.
47 P. penicilligerum Speg. ; videsupra.
53 P. pilosum Swartz— Núm.s. 337, 388, y 4029 Subfo-
restal; en los tres países; no abunda. Agregar: «/o?--
ma glabrescens n (Hackel), N. 4988; Par.
54 P. prionitis Nees— N. 4614?— riparia; en los tres
países. Temo haya habido error en la numeración;
los individuos de mi herbario que llevan este nú-
mero pertenecen a otra especie.
55 P. proliferum Lam. var. xanthochlorum Hack. —
Núms. 389, 2095, 2096, 3405 y 3551-riparia y sub-
forestal; bastante común en en los tres países; estos
números pertenecen a la variedad xanthochlorum
Hack. , que era nueva para la ciencia. Conviene agre-
gar mi N. 325=«/orma máxima)) (Hack.); Arg.
h<d P. ruguíosum Trin. -Núms. 3486 y 3941, 5829-5849
—Forestal típico; en los tres países. Es P. millegra-
na Foir, según Hitchkock y Chase.
57 P. repens L. — N. 2168— riparia y campestre; orilla
del río cerca del salto Guaihrá, Par. ; probablemente
aparecerá en las orillas correspondientes del Bra.
y Arg.
berton:: craminaceas del alto PARANÁ iri
58 P. sanscuinale L. Es la molesta Cebaclinha da los
Brasileños, nombre del cual los Misionenscs hicieron
Cebadilla, originando confusión, por no parecerse
en nada a la que lleva legítimamente este último
nombre en Argentina; Kaapií-ahíhi en guaraní. En-
contré las variedades siguientes: P. sang. var. ho=
rizontale (Mey.)— N. 3414 — Arvense infestante,
passim riparia; comunísima en los tres países; y
59 P. sanguinale L. var. longiglume Trin. — N. 5801.
Como la precedente y en las mismas regiones, pero
más frecuentemente subforestal.
60 P. Schiffneri Hack., in «Oest. Bot. Zeitschr.», 1901.
— Núms. 3949,4001, 4005y 4096. Interesante especie
forestal típica; Par., Arg., donde forma frecuente-
mente densas agregaciones,
60b P. sempervirens O. K.— Vide sub numero 68.
61 P. subpetiolatum Hack.— N. 5356. —Encontré esta
novedad científica con el mismo habitat que la pre-
cedente, formando agregaciones menores; pero pa-
rece más frecuentemente amnícola; Par., Arg. y
casi seguram^ente Bra.
62 P. stoloniferum Poir.— Núms. 3545y5840.— Fores-
tal típico ; aspecto del 37 (Oplismenus); en los tres
países.
63'^P. Swartzianum Hitchk. = P. lanatun Sw.— N.
3010B. —Forestal típico; bastante común en los tres
países.
64* P. Swartzianum var. vel sp. — N. 60S9.- Planta
pro rata minina, omnino rufa, haucl vel vix ra-
mosa, erecta, spiculis parvis. Crece en los mismos
lugares (habitat) que el Swartzianum, cuya variedad
me parece; Par.
65 P. trichoidcs Sw. N. 3668 y 3486. Forestal y ar-
vense; en los tres países. El N. 3668 me parece una
152 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
forma glabrata, m,, serótina, si bien crece en los
mismos habitat; Par.
6Q P. zizanioides H. B.K.— N.4746 y 5300 -riparia y
subforestal; en los tres países. Bastante común.
67 P. species Maximiliani Sclii\ affine— N. 3777.
(( Status hebetatus, anomalics, inde cluhium)) anota
Hackel en su lista. No obstante, los indi\áduos co-
leccionados presentan iguales caracteres; se trata,
por tanto, probablemente^ de una especie distinta.
Par., Arg. Subforestal.
68 P. sempervirens O. K.-N. 4138-riparia; Par., Arg.
y probablemente Era. ; no abunda.
Paspalum
69 Paspalum Bertonü Hack.—Núms. 2124, 3410, 3888
y 4054. Es la graminácea más característica de am-
bas playas del río Alto Paraná Medio, no faltando
nunca desde el Salto Guaihrá hasta el Paralelo
27*^50'. En esta formación, es la graminácea que
puede resistir más tiempo bajo de agua, como tam-
bién a la sequía más prolongada. Vulgo « Espartillo
de la playa»; buen pasto; forma agregaciones nota-
blemente extensas.
70 P. conjugatum Berg.—Núms. 3266, 3547, 3710 y
4865. — Forestal y subforestal; en los tres países;
invade los cultivos y resiste el pleno sol. En guaraní
Kaapií-rapé y Kaapií-kaagwíh. Forrajera de pasto-
reo a media sombra y de cortar. Forma agregacio-
nes bastante extensas.
71* P. conj. var. pubescens (Berg.?) — N. 4865. — Va-
riedad notable, distinguiéndose a primera vista por
sus dimensiones menores, color más claro y por su:j
BERTONI: GRAMINACEASDELALTOPARANA 153
hojas más angostas y pubescentes. En los tres paí-
ses; igual habitat, pero menos forestal. (1)
72 P. compressum (Sw.) Rasp. — N. 5841 — riparia, pe-
ro no rara; Par. y Arg. ; como pratícola, es de intro-
ducción reciente. En guaraní Kaápií-pé-saíhdyú y
Kaapií-pé-cabayú, excelente para pastoreo.
73* P. comp. var. arenarium Bertoni n. v. : minor,
strictior, purpurascens, in arenariis atque saxosis
ripaefluvii crescens. Posible es que sea simple for-
ma de pasajera adaptación — ISi. 4866 — Par. Arg.
74* P. dilatatum Poir., forma typica y cultivada, por
tanto, natural o subspontánea ; Par. , Arg. ; no abunda
en esta región forestal; más común en las Bajas
Misiones, región medio sabana y medio forestal;
nyuakapé (vacuis saltibus).
75 P. dil. var. p^rviflorum Doell -N. 1721 — Antheris
flavis dein rubescentibus, culmis 80-120 cm. altit;
sylvis haud opaciset vacuis saltibus! (de mis apun-
tes). Forestal y subforestal; Arg., Par., al sud del
27« de Latitud.
76 P. inaequivalveRaddi.—N. 1335 y 5839— Forestal;
en los tres países. El número 1335 corresponde a una
forma angustifolia, que probablemente es variedad
permanente; Par. ; Arg.
77 P. paniculatam L.— 3930, 3963 y 3979— Forestal y
subforestal ; en los tres países. El número 3979, co-
rresponde a una forma atropurpureum m.,f.n,
que talvez sea una variedad botánica.
78 P. scoparium Fluegge — N. 3891 — riparia; en los
tres países. Es una de las « Pajas Mansas» ; forrajera.
79 P. scop. var. angustifolium Doell— N. 3787— ripa-
ria; en los tres países. Nombres y usos iguales.
(1) Probablemente, la misma de que habla Fio Correa, en
« Flora do Brazil » p. 126.
158 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE ÍI. N.2
98 Arundo donax h. = Scholochloa donax (L.) Gaudín.
Vulgo caña de Castilla, bras. Cannafrexa,Uvá;guar.
Takuarí Huihvá. Accidentalmente riparia, rara en
estas regiones; sólo la encontré en las Bajas Misiones.
99* Bambusa guadua Humb. et Bompl. sinónimo Gua-
dua angustifolia Kunth— N. 6000— Especie riparia
típica en todo el Alto Paraná Medio e Inferior; no
obstante, reaparece en la que llamé Faja Serrana (3),
como igualmente en la cumbre de algunas lomas o
colinas de poca elevación del hinterland paraguayo;
de manera que es igualmente forestal. Ls la Tacuara
Grande o simplemente Tacuara, en guaraní Takua-
rusú, y en algún dialecto Takuá-pará.
100* BambusaTrinüNeesGKac/i/arrimiRupr.-N. 5567
Ekman: Gram. Misiones; Lillo: «Segunda Contrib.
Arboles R. Arg.» En guaraní Yatevó, en el Brasil
Tevóca, corr. en Taboca. Forestal amnícola típica;
nunca riparia paranense. Común en los tres países.
En guaraní le correspondería el n. deTakuarasíh, id
est, bambusa dolens; este nombre es poco conocido y
corrompido frecuentemente en Takuarusú: también
la llaman algunos Takuavó (4), y Pindaíh.
101* Bambusa Species vulgo Takuára Saihdyú, id est^
bambusa flavescens. No pude encontrarla con flores;
iguala en dimensiones a la Bambusa guadua, o casi;
se distingue a primera vista por su coloración ge-
neral amarillenta; es menos hueca y tiene fama de
(3) «Anales Científicos Paraguayos», Serie I, N. 2. —Condi-
ciones de la Vida Orgánica»' en «Descr. Física y Econ. del Para-
guay».
(4) Se ha producido actualmente una gran confusión en esta
nomenclatura vulgar délos Bambúes, por varias causas; no podré
aclararla, en lo posible, sino en un trabajo especial; sólo indicólo
principal.
BERTONI: GRAM I MACEAS DEL ALTO PARANÁ 159
ser más duradera y resistente a los insectos. Fores-
tal y amnícola; Río Mondaíh, Par., probablemente
también Bra. Opino que es la legítima Takuavó,
nombre que le correspondería por la mayor plenitud
■de su culmo o tronco; el nombre de Takuára Saihd-
yú es evidentemente moderno, lo indica su construc-
ción. Creo útil agregar que esta especie no es la
Bamb usa taguara Nees; y que esta última no fué
encontrada en estas regiones. Niederlein registróla
por error como planta de Misiones?
Anoto por memor\Si\?LBambusaparagiiayana(Doe\\)
"= Guadua Paraguay ana Doell, en guaraní Takua-
ratín, o mejor, Pindá-íh, nombres antiguos que han
;sido substituidos casi completamente por los moder-
nos de Picanilla, Takuára -Picanilla, Caña Brava,
etc. Pretenden algunos que, de la Región del Centro
(Paraguay), donde ya es rara, se extiende por la
Región del Este, donde habría sido vista en algunos
puntos. No me es posible afirmar cosa alguna al res-
pecto.
La Bambusa vulgaris Schrad, no fué importada en
estas regiones ni en otra parte del Paraguay.
102*Chusquea species — Bertoni N. 7550B. Esotro
Takuarembó. Forestal amnícola; margen es de afluen-
tes del Alto Paraná; en la Faja Litoral de la Región
del Este, Par. ; parece especie rara; sus tallos rígidos,
rectísimos, erguidos y más gruesos, la distinguen a
primera vista; tanto, que si fuera más común, ya
hubiera sido indicada en varios puntos.
103*Er¡anthus saccharoides Mich. — N. 6417. -Con
alguna reserva coloco bajo este nombre una especie
riparia que en estas regiones vara vez he visto, pero
156 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
mar importantes agregaciones. Género notable; des-
graciadamente, el correspondiente cuadernillo de
excursiones botánicas parece habérseme perdido.
Zea
94 Zea Mays L. ; «status depauperatus^^ (Hackel) —
3511. — Esta forma enana, pigmea, con una única
espiga terminal, generalmente provista de flores fe-
meninas o completas, mezcladas con las masculinas,
se encuentra asaz frecuentemente cerca de los cul-
tivos {cultis auffuga), sl veces muy lejos de ellos por
la costa del río Paraná.
APÉNDICE
95 Aristida sp., forte A. recúrvala H. B. K. — N. 7411B
—de sabana; probablemente originaria de las gran-
des sabanas («campos») del Centro Este del Para-
guay, se extiende gradualmente en dirección al Pa-
raná, llegando ya casi a la costa, mediante el incendio
continuo de todo minúsculo lugar abierto. Parece
la única Stipea de esta región o faja litoral. Nombre
indígena Kaapií-ya'á, id est, gramen capiliatum;
brasil. «Barba de Bode), dado también a otra espe-
cie.
96* Andropogon sorghum Brot. var. perennis Bertoni
(«Revista de Agronomía» Vol. IV, N. 1, pág. 7;
Asunción, Oct. 1909, con descripción (2). Originario
(2) En vista de que las colecciones de la «Revista de Agro-
nomía» se hacen raras, transcribo la descripción correspondiente:
A varietate typica differt:
Caespite perenni; culmis magnopre numerosioribus, ad nor-
mam 50-150, exilibus, etsi 1,50-usque 2,50 altitudinem attingen-
tibus, parum nudosis; pannicula semper erecta, ramis totidem et
BERTONl: CRAMINACEAS DEL ALTO PARANÁ 157
ele Matto Grosso, donde es subspontáneo, verisimil-
ments producto de adaptación, y probablemente
también del Alto Paraná Superior (2), esta variedad
interesante, cultivada actualmente en todo el Alto
Paraná Medio, so perpetúa en los cultivos abando-
nados (cultis relictis) donde una planta vive 10 a 15
años; y puede encontriTSO p..ssimpor las costas del
gran río, como planta rip:iria. N. '^'7631— Par., Arg.
y prob. Bra.
97* A. sor^hum Brot. vai'. halepensis Hack., sinón.
Sorghum halepense Pers. — N. 6163 — Naturalizado
desde Bahía (Correa) hasta C3rri entes, se encuentra
con frecuencia ascendente, como ruderal, riparia y
hasta nemorosa. En guaraní Masambará, segura-
mente por su analogía con el Andropogon avenaceus
Michx.
po3t maturitatem friictuj erez'íli, laxa; fru:Lu parveo, gluma una
longe acuminata tutato; foliis numerosioribus, angustioribus;
planta totum per annum f lorente.
(2) He adoptado, en mis pu-:licaciones anteriores, esta no-
menclatura, de Alto Paraná Superior y A. P. Medio, que se im-
pone para evitar confusiones, en vista del uso general del nombre
Alto Paraná para designar la parte que corie hasta la confluencia
con el río Paraguay, cerca de Con ien!;e3. Tenemos por consecuen-
cia:
Bajo Paraná : desde el Río de la Plata hasta la confluencia
con el río Paraguay;
Alto Paraná Inferior : de la confluencia a Candelaria;
Alto Paraná Medio: de Candelaria al Salto Guaira;
Alto Paraná Superior : del Salto Guaihrá hasta el Parana-
Ihva;
Paranaíhva : hasta las nacientes (este nombre guaraní sig-
nifica « alto Pai-aná ».
Cada una de estas secciones tiene su fisiognomía particular,
física y botánica.
154 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
80 P.virgatum L.— Núms.3507, 3802y 3966— riparia;
común en los tres países; forrajera.
Pennisetum
81 Pennisetum nervosum Trin.— N. 4760-riparia y
ruderal; en los tres países; no forma poblaciones
densas. Simbol, bras. Rabo de. Mucura, guar, Mih-
kuré-rugwái.
Pharus
82 Pharus glaber Kunth -Núms. 3604 y 3663— Fores-
tal típico; común en los tres países. Avatirí-dyaguá,
bras. Arroz da Cotia.
83 Ph. micranthus Schrad.— N. 5802— Forestal ; me-
nos común; Par., Arg. ; parece menos gregario.
84 Ph. scaber Kunth— N. 5853 Forestal típico; en los
tres países; no es escaso, aunque por sus dimensiones
menores sea menos notado. Algunas veces toda la
inflorescencia se cambia en hojas (liisusfoliaceus).
Roa
85 Pea pallens Poir. Specim. Mase. : 1653, 4816 y 5804;
specim. foem. 3580 — Riparia; en los tres países; no
es común y es poco notada, por ser planta modesta.
Nota: * Poaannua L. — Esta especie europea, na-
turalizada en Argentina, apareció en mis cultivos,
hace muchos años, desapareciendo el año siguiente
completamente; esto indicaría que es especie inacli-
matable en esta región,
Reímaria
86 Reimaria acuta Flügge -N. 5509 — Riparia; en los
trespaíses; poco gregaria ;noes precisamente co:rún.
BERTONI: CRAMl MACEAS DEL ALTO PARAN A 155
Rottboellia
87 Rotboellia compressa L. var. fasciculata Hack. —
Núms. 4524, 4530 y 5701 — Riparia subforestal am-
nícola; en los tres países; no forma grandes agrega-
ciones en estas regiones. Sinónimos : Rottboellia fas-
ciculata Lam. Stenotaphrum americanum Gris, non
Schrank; es uno de los Camalotes.
Setaria
88 Setaria flava Kunth -Núms. 3526, 4158 y 2094—
Riparia y campestre; común en los tres países, espe-
cialmente en la formación de la playa del Paraná.
Agregar mw^í forma exaltata del «camalotal del río»,
número 5453, que alcanza un metro de altura.
89 S. itálica Beauv. — N. 4768 — ((Forma macra» (Hac-
kel); esta forma puede haberse escapado de algún
cultivo {cultis auff liga); no obstante la encontré en
ambas costas. Par. y Árg. , y Ekman la encontró en
Misiones.
90 S. macrostachya H. B.K.—N. 4648 y 4706— Ripa-
ria, forestal y amnícola; en los tres países; bastante
común.
91 S. setosa R. & Sch. ((gemiina^^ (Hackel)— N.3674—
Subforestal y subruderal; Par. y Arg. ; no abunda.
Forrajera.
92 S. setosa var. aestiva Hack. — Núms. 3877, 3969 y
4000. — Subforestal y riparia; en los tres países. Fo-
rrajera, g-uar. Kaapí-apé;no es muy escasa; variedad
nueva.
Streptochaeta
93 Streptochaeta spicata Schrad.— N. 5825 — Riparia;
Par. y Arg. ; parece que no abunda; pero puede for-
160 ANALES C:ENr:FtCD3 P -.RAGÚ AYOS - SERIE ¡I. N. 2
que no debe ser muy rara, por ser natural de San
Paulo, ]\Iatto Grosso y Farar uay. Guaraní Yahapé-
guasú.
104* Merostachys Cíausseni Munro var. nova? M.Se-
lloii Munro? (5)— N. 2356— Forestal amnícola; selva
virgen en la Región del Este, Par. Es probable que
rea especie; pero no he visto flores ni frutos, y creo
haber perdido el único espécimen de mi herbario. Se
distingue a primera vista por el color amarilhnto de
toda la planta, que dio oriren al nombre guaraní;
igualmente por ser menores todas sus proporciones;
por fin, parece crecer en terrenos generalmente ba-
jos. Mondaíh y, según referencias, en la Cordillera
de Caaguasú; en guaraní Takuapí-saihdyú, preten-
den que sea el mejor para el uso.
105 Panicum cuyabenseTrin. ver. micranthumHack.
— Núms. 5825 y 58^0— Ripai ia; Far. , probablemente
también Arg. y Bra.
106 P. sulcatum Aublet--N. 7677— Forestal típica de
los declivios cálidos y húmedos del Alto Paraná Me-
dio y Superior, con extensión desde Misiones hasta
las Guayanas. Kaapín-Palmera, CapímLeque, Rabo
de Raposa; es una hermosa graminácea de adorno.
Ex ((Appendice'í omissae :
107 Coix lacrima L., var. humillima Bertoni, var. n.
— N. 3615 — I\ana, culmo simplice, praeter flosculos
omnino redacta, palmaria vel vix ultra etsi solo ubé-
rrimo crescens; exeunte hieme vel a Septemhri, dein
(5) El Mercstachys relloii fué encontrado únicamente « en la
cumbre del monte Cabo do Butucaray en las fronteras del Para-
guay", diceDoell en Flora B)xisilie7isi,LXXXlll 218 (porSellou);
y esas montañas, como las de Caaguasú, presentan depresiones
humedad entre cerros.
BERTONI: CRAMl MACEAS DEL ALTO PARAN A 16 1
plnries in anno florens; locis sylva virgínea exusta
porrectis. — Esta variedad, mutación o forma de
adaptación de la curiosa planta antiguamente cono-
.cida bajo el nombre de Lacrima Christi, apareció
por breves años en esta región donde nunca fué cul-
tivada, en lugares donde nunca existieron cultivos
de gente cristiana ; si bien, unos 300 kilómetros más
al Norte, posiblemente la cultivasen los Jesuítas en
el siglo XVIII; recuerdo que el siglo pasado, los mis-
mos Padres, importaron del Sud de la China a Eu-
ropa una forma apta para el consumo, de que los
Chinos prepararían alimento ; esa forma que yo cul-
tivé en Suiza, presentaba cariopses relativamente
mas gruesos, com.o la humillima.
CONCLUSIONS PHYTOGEOGRAPHIQUES
Graminacées nouvelles pour la Repúblique Ar=
gentine (Territoire de Misiones) Cette liste est facile á
dresser, car nous possédons Texcellenttravail de L. Hau-
man et G. Vanderveken « Catalogue des Phanérogames
de TArgentine» publié en 1917:
Andropogon bicomis L. var. paranensis Bertoni
)) sorghum Brot. var. saccharatus Hackel
)) » )» var. subglobosum Hackel
» niftis Kunt
Chloris Gayana=Ch. virgata Gay non Sw. (c'est le Rho-
des Grass, qui porte ees mons dans les cata-
logues de graines. Noms d'auteur á véri-
fier).
Leptochloa procera Nees
Melinis rosea Hackel. Nouveau genre argentin.
)) minutiflora Beauv.
162 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
Olyra cordifolia H. B. K. , ayec reserve.
)) humilis Nees.
» micrantha H. B. K.
Panicum auriculatam W.
» Bertonii Hackel.
)) filiforme L.
)) laxum Sw. var. pubescens Doell.
» molinioides Trin., representé par:
» )) var. lasiocoleum Hackel.
» proliferum Lam. var. xanthochlorum Hackel.
» sanguinale L. var. hcrizontale Mey.
» )> var. longiglume Trin.
» Schifíheri Hackel.
» sempervirens O. K.
» subpetiolatum Hackel.
)) Swartzianum Hitchc. var. ; Bertoni 6089.
Paspalum Bertonii Hackel.
)) conjugatum Berg. var. pubescens
» compressum Rasp. var. arenarium Bertoni.
)) scoparium Fluegge var. angustifolium Doell.
Pharus micranthus Schrad.
)) scaber Kunt.
Reimaria acuta Fluegge. Genre nouveau pour la flore
argentine.
Setaria setosa Beauv. var. aestiva Hackel.
Streptochaeta spicata Sciirad. Genre nouveau pour 1' Ar-
gentine.
En somme, 33 especes et varietés et trois genres
nouveaux pour la flore du territoire des Missions et
de FArgentine. II faudra probablement ajouter le Pani-
cum cuyabefise Trin. var. micranthum et le P. repens L.
Graminácées nGuyelles pour le Paraguay. La
liste suivante contient les norns des Graminácées déter-
minées de mon herbier qui ne figurent pas dans les publi
BERTONI: CRAMINACEAS DEL ALTO PARANÁ 163
cations suivantes: Doell, Graminaceae, en Flora Bras.
II, 2& 3 — Balanza et Poitrasson, Contributions á V
AgTostograpliie de rAmérique du Sud (Bulletin de la
Sociétéd'HistoireNaturellede Toulouse, 1878)-Hackel,
Gramineae, en Flora Brasiliensis; et DC. Monog. Phané-
rog. VI— MoRONG et Britton, Enumer. Plants Collected
in Paraguay (Annals New York Academy of Se, VII,
1892) — LiNDMANN, Beitraege zur Gramineenflora Süd-
amerikas (K. Svensk. Vet. Akad. Handl. Bd. XXXIV,
6)— R. Chodat et E. Hassler, Plantae Hasslerianae
(Bulletin de THerbier Boissier II, Serie 1903 -07—11 ASS-
LER, Florula Pilcomayensis, 1909.— Fedde, Rep. I-XIII
(hasta 1914).
Androdogon bicomis L. var. paranensis Bertoni.
)) rufus Kunth.
» sorghum Brot var. saccharatum Hackel.
)) )' var. subglobosum Hackel.
» » var. perennis Bertoni.
Bambusa guadua Hum. et Bonp.= Guadua angustífolia
Kunth.
» Trinii Nees = Guadua Trinii Rupr.
» species vulgo Takuára-saihdyú— Bertoni 5567.
Chusquea species vulgo Takuarembó (otro ) — Bertoni
7550 B.
Eragrostis megastachya Link.
Ichnanthus pallens Munro.
Leptochloa procera Nees.
Melinis rosea Hackel ="Tricholaena rosea Nees. Genre
nouveau pour la flore.
Merostachys Clausseni Munro vulgo Takuapí.
» )) varietas ? M. Selloii^ Munro?
Mélica sarmentosa Nees. Genre nouveau pour la flore.
Olyra humilis Nees.
)) micrantha H. B. K.
164 ANALES CIENTIFÍCOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
Panicum Bertonii Hackel.
» filiforme L.
» laxun Swartz var. pubescens Doell.
» molinioides Trin., par sa varíete:
)) )) var. lasiocoleum Hackel.
)) ovuliferum Trin.
» penicilligerum Speg. insulare Mey. var. peni-
cilligemm (Speg.) Hackel.
)) prionitis Nees.
» proliferum Lam. var. xanthochlorum Hackel.
)) sanguinale L. var. horizontale ( Mey. ) Hackel.
)) )) var. longiglume Trin.
)) Schiffheri Hackel.
)' sempervirens O. K.
» subpetiolatum Hackel.
» sulcatum Aublet.
)) Swartzianum Hitchc. var. (si non sp. )
» zizanioides H. B. K.
» Paspalum Bertonii Hackel.
)) conjugatum Berg. var. pubescens Berg.
» compressum Rasp. var. arenarium Bertoni.
» scoparium Fluegge var. angustifolium Doell.
Pharus scaber Kunth.
Setaria setosa Beauv. var. aestiva Hackel.
Streptochaeta spicata Schrad. Genre nouveau pour le Pa-
raguay; (2esp. du Brésil, Equateur).
Zeamays L. forma cultis auífuga.
En somme 43 especes et varietés nouvelles et 4 gen-
res nouveaux pour la flore du Paraguay, sur un total de
107. Cette proportion sera sans doute main tenue par 1'
étude des números de mon herbier qui n'ont pas encoré
été determines.
BERTONl: CRAM 1 NACEAS DEL ALTO PARAN A 165
L'objet principal de ees comparaisons est ce-
lui de donner ime idee des difíerences et des relations
phytogéographiques. Nos dévanciers, ainsi que E. Hass-
1er et T, Eojas, ayant surtout exploré les Régions du
Centre, Sud et Nord du Paraguay et la bande littorale
du fleuve omonyme, le fait que le 40 % de mes gramina-
cées manque dans les catalogues ci-dessus enumeres est
"bien significatif. -Lacumparaison des genres ne l'estpas
moins. Des genres nouveaux por le Paraguay, Melinis
est probablemente naturalisé, depuis le Brésil, et Mélica,
dont j'ai reccntré le seul représentant sous le paralléle
27°, dans la partie la plus méridionale du Paraguay, est
un genre extratropical qui trouve probablemente sous
cette latitude la limite nord de son extensión. Mais Me-
rostachys est un genre tropical; Streptochaeta, encoré
mieux;et on pourrait ajouter i^cima^^m, dont Lindmann
avait trouvé la seule forme parmi des plantes récoltées
dans le Nord, mais que Hassier et Rojas n'ont pas re-
trouvé. A remarquer encoré la liste des Bambuseae. Doell
n'avait indiqué que la Guadua paraguayana du voisinage
de l'Assomption; Balanza, malgré avoir poussé ses ex-
plorations botaniques jusqu'au Wihrangwá (Haut Mon-
daíh), n'arriva á permettre la détermination d'aucune
autre; Morong n'ajouta que la Chusquea tenella ; Rassler
et Rojas n'avaient trouvé aucune Bambousée en fleur et
une seule, stérile et non déterminée, est indiquée en
en ((PlantaeHasslerianae»; en fin, Karl Fiebrign'en trou-
va aucune. Ma liste apporte 3 Bambusa, 2 Giusquea, 2
Merostachys, sans compter deux autres types quine figu-
rent pas encoré dans ma liste, mais qui porteront á 9 le
nombre des Bambousées de cette región et á 11 celles du
Paraguay.
Sans entrer dans les détails^qui seraient hors de pla-
ce dans ce simple resume, mais qui rendraient la demos-
1 66 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
tration plus evidente, on voit d'emblée que ees régions
du Haut Paraná Moyen ne se distinguent pas seulement
comme régions boisées, mais aussi par Tensemble de leur
flore graminée. On arrivera á un résultat semblable en
étudiant d'autres familles. Leur elassement comme ré-
gions phytogéographiques que j'osai proposer dans mea
travaux antérieurs (6) n'est done pas sans fondement.
-i# ^
(6) «Plantas usuales del Paraguay; Introducción», en «Anales
Cient. Par. » Serie I, N, 2, pártela Asunción 1901. — «Resumen de
Geografía Botánica del Paraguay»», ibidem, Serie I, N. 2, parte
2^, Asunción 1907 (y Congreso Científico Internacional Am. de
Buenos Aires, 1910; trabajo revisado.)
ÍSspeclcifmente cíe obras que interesan al Á aragiiaij
Esperamos dar, en esta sección, una idea o
referencia de todas las publicaciones que inte-
resen directamente al estudio científico y social
del Paraguay, incluyendo toda obra científica
que llegue a nuestra mesa de redacción y cuyo
envío desde ya agradecemos. — M. S. Bertoni.
1 R. CHODAT: La Végétation du Paraguay. Resultáis
Scientifiques d'une Mission Boianique Suisse au Paraguay. AveC
la collaboratíon de IV. Vischer. Fsc. I. COn 3 lám. en colores
y 123 fig. en el texto. Ginebra 1916.
Es verdaderamente grato para nosotros el poder inaugurar
esta sección con el anuncio de una obra de tan capital importancia.
El benévolo lector, que no sea naturalista ni especializado en la
botánica, sabrá con placer que se trata de una obra de lectura
amena y cautivante, no obstante su gran valor científico. Chodat
resuelve felizmente el difícil problema de introducir al lector has-
ta en los más intrincados misterios de la ciencia sin cansarlo nunca,
y no solamente eso, sino interesándole cada vez más, y provocan-
do un creciente placer a medida que despierta el interés. El
ilustre maestro nos lleva a través de todo el Paraguay, como dando
una lección de cosas, y, enseñando a admirar las bellezas natura-
les, que muchas veces él mismo nos descubre, nos instruye en los
sendos fenómenos de la ciencia, echando luz placentera sobre cien
cuestiones y problemas, que, expuestos por otra pluma, resultan
generalmente de mucha aridez, tantp que sólo el especialista las
puede seguir.
Í68 AMALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE If. M. 2
Este primer fascículo, de más de 150 páginas (1), se compo-
ne de cuatro partes. La primera trata de la Climatología y
Geografía Física. Hemos tenido la satisfacción de ver muchos
de nuestros datos reproducidos y aceptados como base de observa-
ción meteorológica de la parte referente al clima; y leer: «M. Ber-
toni tiene la intención de publicar los numerosísimos datos me-
teorológicos consignados en los voluminosos registros que he
tenido la ventaja de poder hojear en ocasión de mi visita a Puerto
Bertoni, y de los cuales hay que desear la más rápida publicación,
cuando menos como resúmenes en un archivo científico al alcance
de les sabios de Europa». Agradecemos, ansiosos de poder satis-
facer tan halagüeño desiderátum. En el final, el ilustre sabio nos
promete hacer, al fin de la obra, una síntesis fitogeográfica del
Paraguay, que esperamos con el mayor interés.
La segunda parte trata de una de las principales familias, las
Solanáceas, exponiéndonos la más interesante biología y eco-
logía, en colaboración con el Dr. W. Vischer, y terminando con
un estudio crítico de numerosas especies de esa familia, como todo,
profusameute ilustrado.
La tercera, la constituye un estudio especial de la curiosa fa-
milia de las Hidnoráceas, y principalmente de la especie que he-
mos tenido el placer de descubrir y publicar, Prosopaiwhe berto-
niensis, y cuyo análisis minucioso aparece allí ilustrado por 15
grabados.
La cuarta es un detenido estudio de las Bromeliáceas, nues-
tros interesantes Karagwatá, por Chodat y Vischer. Los
autores nos muestran sucesivamente las más bellas y variadas
formas, primeramente tal como se las encuentra en la naturaleza,
asociadas a sus compañeras habituales, en los parajes y paisaje
que afeccionan; luego en su notable estructura anatómica, ligada
a las curiosas particularidades de su vida aérea o terrestre.
La obra es de las que no se pueden analizar, por la razón de
que, tan repletas de datos y escritas en estilo tan sobrio, a la vez
que ameno, habría para eso que reproducirla casi por completo.
Por lo demás creemos que ninguno de los intelectuales del Para-
guay dejará pasar mucho tiempo antes de enriquecer con ella su
biblioteca.
No terminaremos estas breves líneas sin tomar nota de las
numerosas referencias que el ilustre maestro hace al respecto del
naturalista paraguayo cuya extrema modestia es causa de que aún
permanezca, en su propio país, en una semi-oscuridad contra la
(1) Esperamos de día en día el segundo y ya se anuncia un tercero.
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 169
cual ya hemos tenido ocasión de protestar. Dice Chodat: «En el
Paraguay hemos tenido la ventaja, mediante la recomendación
del Dr. Hassler, de obtener los preciosos servicios de T. Rojas. »
Felicitamos al joven botánico por esa frase, que vale más que un
diploma.
2 MIGUEL LILLO : Segunda Contribución al Conocimien-
to de los Arboles de la Argentina. Tucumán 1917; foll. de 69
pág. ; por la Universidad de Tucumán.
Notas sobre el herbario Venturi, correspondiente a la colec-
ción de maderas Argentinas presentadas a la Exposición de Cen-
tenario de 1910. Esta colección es en su mayor parte de Misiones
y del Chaco, perteneciendo a la flora paraguaya la mayoría de sus
especies. Es decir todo el interés que tiene para nosotros. Este es
aumentado aún por la minuciosa atención con que el autor comparó
todas las muestras con las de su grande herbario, determinado
por los mejores especialistas o por él mismo. Es así que pudo co-
rregir numerosas inexactitudes en que incurrieron inevitablemen-
te los botánicos que tuvieron que hacer de esa colección una dema-
siado rápida y provisoria determinación. Varias determinaciones
son de De Candolle, Hassler y otros botánicos de fama. El
autor llevó a cabo un trabajo que se hacía indispensable.
3 E. HASSLER : Une Supercherie Scientifique. Ginebra
1917.
Se nos informa que, bajo el crudo título de « Una Superchería
Científica» su autor acaba de publicar en una revista científica
suiza una denuncia contra el finado doctor Domingo Parodi,
revelando haberse éste apropiado de los escritos del malogrado
botánico sueco, Dr. Everardo Monck von Rosenskiold, publi-
cándolos más tarde en Buenos Aires bajo su propio nombre
Pocos, de entre los que nos hemos ocupado de botánica argentino
-paraguaya, hemos dejado de apercibirnos de que el acusado se
había dejado ir hasta incurrir en abuso más o menos grande.
No faltó quien lo afirmara verbalmente, y hasta lo dejara com-
prender bien claramente en sus escritos. Barboza Rodríguez,
verbi gratia, escribió lo siguiente, hablando del malafortunado
Sueco: «Todos os seus trabalhos desappareceram, nao se sabendo
até hoje o paradeiro de seus manuscriptos, que, querem algums,
tem sido aproveitados e publicados por outrem». Solo faltaba—
y acaso no hacía falta— quien tuviese la constitución psicológica
necesaria para formalizar tal acusación.
170 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
No conocemos el texto de la denuncia de nuestro terrible co-
lega; pero, conociendo un poco las idiosincracias personales teme-
mos que haya exageración. Parodi no es solam.ente el autor
firmado y probablemente parcial, de «Contribuciones para la
Flora del Paraguay"; lo es también, y exclusivamente, de
«Notas sobre Plantas Usuales del Paraguay», publicado
en 1860, y la 2^ ed. en 1877. Y esta obrita es de verdadero valor,
no obstante sus defectos, explicables en gran parte en esa época.
Parodi mantuvo relaciones con varios botánicos de fama, y en-
riqueció los conocimientos de la botánica médica siendo útil a
BoNPLAND y Balanza en varias indagaciones. Nosotros creemos
que tales méritos pueden bastar para que se perdone algo, o al
menos se deje en un piadosoy convencional olvido, ya que la falta
probablemente no perjudicó en nada a la ciencia. Efectivamente,
no parece que importe mucho al progreso de la ciencia, eso de que
ciertos nombres de plantas hayan sido dados por Parodi o por
MONCK.
Nos hemos adelantado, porque prevemos que la acusación
será discutida entre los botánicos del Plata, acaso vivamente; con
más razón todavía, otra cuestión, de verdadero interés científico,
la del derecho de prioridad de los nombres dados por PARODI o
MONCK, sea quién fuere.
4: A. C. se AL A : Clave Universal para la Determinación
de las Familias de las Plantas. Bueiios Aires 1915, Librería
Augusto Galli ; 134 pág.
Las sucesivas ediciones de «Clave Analítica de las Fami-
lias de las P 1 antas» de E.L.HoLMBERGhabiéndose agotado por
completo, y la reimpresion.de ese meritorio libro habiendo queda-
do suspendida desde tiempo atrás, era urgente llenar la falta, y
el Prof. Augusto Scala la llenó debidamente. Justificando su
título de Universal, la nueva clave analítica incluye todas las
familias Fanerógam.as; podría por tanto utilizarse en todos los
países de la Tierra. El autor tuvo además en cuenta, no sólo los
caracteres generales de cada familia, sino también los de cada
género, de manera qr.e la clave podrá servir aun en el caso de
géneros excepcionales. Tal como está, esta obra resulta tan útil
para los profesores elementales como para los alumnos de botá-
nica, y puede ser empleada por toda persona algo familiarizada
con la nomenclatura orgánica de las plantas.
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 171
5 L. HAUMAN eta VANDERVEKEN : Catalogue
des T^hanérogames de l'jlrgentme; vol. I, Qynmospermes ettM^o-
nocotylédones. Buenos Aires 1917, 357 pág. ; en «Anales del
Museo Nacional», vol. XXIX.
Una obra que se hacía indispensable al estudio global de la
flora argentina y como preliminar de la ansiada « Flora » descrip-
tiva de ese gran país. Como primer catálogo de todas las plantas
actualmente conocidas de tan extenso territorio, con minuciosa
revisión de la intrincada y a veces caótica sinonimia, no se limita
a una simple lista de nombres con todos sus respectivos datos bi-
bliográficos, sino que, en forma concisa pero clara, ya nos presenta
un Sistema de las Fanerógamas argentinas, habiendo el autor
efectuado un trabajo enorme, que beneficiará a todos, y desde ya
alivia grandemente la tarea de los que nos ocupamos de estudiar
las plantas de estos países.
Decimos estos países, porque la flora argentina está ínti-
mamente ligada a la nuestra, siendo comunes muchísimas espe-
cies. El estudio de la vegetación del Territorio argentino de
Misiones, ahora muy activo, hará que el próximo tomo sea aún
más interesante, si cabe, para esta zona. El sabio profesor yahabía
hecho él mismo la revisión especial de algunas familias, lo que
aumenta aún el valor de la obra. Solo cabe hacer votos por su feliz
terminación, en el plazo que las fuerzas del incansable autor per-
mitan.
6 HAUMAN : Les T)icscoreacées de Vjlrgentme; Bue-
nosAiresl916. «Anales del Museo Nacional», vol. XXVII,
pág. 441-513.
Es una revisión monográfica completa de las especies del Plata,
cuyo número eleva de 7 a 18, sienllo 6 nuevas para la ciencia; 33
grabados nos dan hábitus y análisis de cada una; las descripcio-
nes, con abundante material a la vista, a veces vivo, son muy
minuciosas; por fin, tres claves muy completas terminan la obra.
Será por tanto ésta indispensable para la determinación dé nues-
tros Kara, Kará-tín y congéneres, de los cuales tenemos en el
Paraguay muchas especies, y algunas comestibles, aunque muy
poco conocidas a este respecto.
172 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
7 HAUMAN : ü^otes Floristiques; Buenos Aires 1917,
«Anales del Museo Nacional», t. XXIX, 391-444.
Pablicación miscelánea de especies nuevas o insuficientemente
conocidas; algunas pertenecientes a nuestra flora. Nuevos datos
sobre Dioscóreas; una clave de las Pontederiáceas; varias Mono-
cotiledóneas de nuestra zona, algunas nuevas para la ciencia.
8 HAUMAN: Quelques Orchídées de rylrgentine; Bue-
nos Aires 1917; Ibidem, t. XXIX 353-389.
Enumeración crítica y descriptiva de 40 Orquidáceas, algu-
nas nuevas para la ciencia, buen número perte necientes a la flora
paraguaya igualmente. Bajo el nombre de Vanilla verriicosa des-
cribe una Vainilla que parece ser una forma de nuestra Vanilla
perexilis, cuya descripción no tenía a la vista el distinguido botá-
nico, debido a un descuido nuestro de lo cual pedimos disculpa.
La otra especie, que no pudo determinar por falta de material con
flores, es casi seguramente nuestra Vainilla bertoniensis, mucho
mayor y acaso económicamente aprovechable ( «Anales Cient.
Par. I, Serie N. 8, 1910). Notable el descubrimiento de un Kaá-
toríh—Physiü^us platen^isHaiiman—en las costas de Buenos Aires
y La Plata.
9 A. GANCEDO: Flora Jrhórea del Territorio ü\Cacio-
nal del Chaco, por Alejandro Gancedo, Gobernador; Bue-
nos Aires 1916; vol de 244 pág., profusamente ilustrado.
Como álbum de botánica forestal esta obra presenta inte-
rés científico, además del interés como estudio económico regional;
el hábitus de las numerosas especies está bien tomado en sendos
buenos fotograbados; el follaje también; y éste y los correspon-
dientes datos descriptivos, permitirán casi siempre averiguar las
determinaciones, donde puede surgir alguna duda. Rojas Agosta
describe allí una nueva especie de Palo Santo, Bulnesia Gancedii
Rojas, que sería muy interesante. Los largos viajes del autor en
las partes centrales le permitieron hacer figurar casi todos los
árboles importantes, más de 70 especies.
10 CSPEGAZZINI: "Revisión de las Lahoulheniales Jlr-
geniinas; B. Aires 1917, en «Anales del Museo Nacional»,
vol. IX; 244 pág. con 213 fig.
La curiosísima y variada flora de estos micrófitos, parásitos
o subparásitos de Artrópodos y especialmente de los Insectos, ha-
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 173
bía sido estudiada en estos países por R. Thaxter y por el mismo
Spegazzini. Este último, con su nueva obra, que representa un
trabajo muy considerable, eleva a casi el doble el número de es-
pecies. Nuestra zona, sobre todo en las partes más húmedas, es
seguramente muy rica de Laboulbeniales y podría dar un contin-
gente mucho mayor, si nuestros naturalistas o simples curiosos
no descuidaren las recomendaciones que el sabio botánico hace al
respecto de la recolección, la cual es sencilla y fácil, pudiéndose,
sin conocimientos especiales ni sacrificio mayor de tiempo, pres-
tar un buen servicio a la ciencia.
11 A. C. se AL A : Contrihuc. al estudio histológico de la
flora chilena; en Rev. Chil. de Hist. Nat. XXI 127 - 136,
1917.
Es el estudio histológico de la Villaresia mucronata R. & Pav.
hermana de las especies congonha y megaphylla del Paraguay y
Brasil, que han servido, con mayor o menor frecuencia, para adul-
terar la Yerba Mate. El autor no cree posible que la especie que
acaba de estudiar haya servido para este fin, « dada la gran dis-
tancia de la patria de origen y la poca difusión que tiene, aun en
Chile...
12 A. J. de SAMPAIO: Jl Flora de Matto Qrosso.
Memoria em homenagem aos trabalhos botánicos da
Commissao Rondón. Río de Janeiro, 1916.
Contiene el histórico de las herborizaciones hechas
hasta ahora en el Estado de Matto Grosso, las colecciones obteni-
das y su distribución en los diversos herbarios mundiales, el ca-
tálogo de las plantas matto-grossenses y bibliografía
botánica relativa. Se comprende fácilmente la importancia de
semejante trabajo; esta es aumentada aún por la edición de diez
grandes mapas indicando minuciosamente los itinerarios de
los botánicos exploradores de ese inmenso territorio. Es el caso
de que la flora de Matto Grosso se continúa con la nues-
tra, siendo numerosísimas las especies comunes a ambos países,
y que buena parte de los botánicos que han herborizado en ese
Estado, empezaron sus recolecciones en el Paraguay. De allí que
para nosotros la obra del sabio jefe de la Sección Botánica del
Museo Nacional brasileño revista igual importancia que para el
Brasil.
174 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
13 A. J. de SAMPAIO: Botánica. Parle VII: Pterido-
phytas (Anexo N. 5: Historia Natural); publicación N. 33
de la Comisión de Líneas Telegráficas Extratégicas de
Matto Grosso al Amazonas. Rio de Janeiro 1916.
Estudio de las colecciones de Heléchos reunidas por los bo-
tánicos Carlos Hoehne, J. G. Kuhlmann, Herbert Smith y
Prof. Julio Cézar Diogo. Es la primera parte del trabajo, in-
cluyendo las Filicales Leptosporangiatae. El autor describe y fi-
gura mediante láminas varias especies nuevas para la ciencia.
14 A. J. SAMPAIO & J. CEZAR DIOGO: Jponta-
mentos para a T^evisao da Flora ^rasiliensis de Martius; I a IV.
Rio de Janeiro 1914; publ. por la Sociedad N. deAgricul-
tura.
Cuidando especialmente del índice de las Nuevas Diag-
nosis posteriores a las diversas monografías de la «Flora de
Martius » y en general de las plantas brasileñas no citadas en esa
obra, así como del área geográfica de las plantas brasileñas;
la nueva obra va a ser un complemento muy útil de la monumen-
tal Flora Brasilensis. En esta primera entrega, los autores se
ocupan mucho de la flora de Matto Grosso.
15 E. HASSLER : 'T^évisión Critique des Oenothéracées du
Paraguay. Ginebra 1913.
Es una crítica a un folleto que hubo de ser publicado,
conteniendo en primera línea un trabajo de Mons. Léveillé, in-
titulado «Les Onothéracées du Paraguay», en el que el autor de-
terminaba las plantas de esa familia recogidas pOr nosotros, des-
cribiendo algunas especies nuevas; y como a continuación, un
trabajo nuestro, titulado «Biología y Anotaciones», en el cual, a
la luz de las publicaciones de dicho especialista, y siguiéndolas al
pié de la letra, nosotros anotábamos lo observado al respecto de
varias especies, indicando éstas con el nombre que les correspon-
dería según las determinaciones de dicho autor y su último tra-
bajo de conjunto sobre el género principal, intitulado « Essai sur
le Genre Jussiaea» publicado en «Bulletinde la Société Botanique
de France » vol. LIV, pág. 421 y sig. ( 1907 ) . Los pocos datos
descriptivos que nosotros agregábamos al nombre de cada especie
—con el principal ñn de que fuere más fácil saber de qué se
hablaba, por tratarse, según dice el autor, de un género « muy
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 175
confuso», son los que este autor indica en dicha obra, pues wosoíros
710 estudiábamos de ninguna manera a esa familia.
Necesitando un especialista para las Enoteráceas de nuestro
herbario, remitimos muestras de esta familia a Mons. Léveillé, el
botánico que había publicado las obras más voluminosas talvez
sobre este grupo, y que amablemente había aceptado el trabajo
de determinarlas. Recibida la determinación, pensamos agregarle
nuestros apuntes sobre ecología, nombres y aplicaciones eventua-
les y, al mismo tiempo, hacer la lista de todas las especies halla-
das hasta entonces en el Paraguay. Para este último fin, como
era muy natural y lógico, tratamos de seguir extrictomiente al mis-
mo autor en su revisión crítica de las especies y variedades, adop-
tando todas sus vistas y copiando todo lo que decíamos al respecto,
de la publicación citada «Essai sur le Genre Jussiaea», que es
muy concisa, siendo un resumen.
Todo eso no podía ser más natural y lógico.
Pero sucedió que nuestro especialista, en el trabajo que nos
envió e hicimos imprimir, había incurrido en un error asaz grave,
y según el doctor Hassler, en varios otros. Y según resultaría de
la crítica de este último, en el trabajo de Mons. Léveillé, que nos
sirvió de guía para la segunda parte de que hablamos, hay algo
o mucho que enmendar. Hasta aquí, nada hay de maravilloso,
pues el más ducho yerra. Pero lo raro es que, según el terrible
colega, de esos errores y de esas opiniones discutibles respecto a
la sistemática, los culpables, los únicos responsables, somos nos-
otros ! ! y con tal motivo se nos descuelga con la crítica más mor-
daz que imaginarse pueda.
Crítica injusta en su esencia, inoportuna como fin científico.
Pasamos por alto lo sujetivo, por no tener ningún interés cientí-
fico, ni otro tampoco; cada uno tenemos nuestras faltas y defec-
tos, y recíprocamente los perdonaríamos si tuviéramos más domi-
nio sobre nosotros mismos. Que fué injusta, la simple exposición
de los hechos lo comprueba.
Que fué inoportuna, dos palabras bastarán para comprobarlo.
Pues, sépase que nosotros fuimos los primeros en apercibirnos del
error principal (Ludwigia). Y la prueba es que, por este motivo,
resolvimos no distribuir ese trabajo. La edición entera quedó en
nuestros depósitos, habiendo preferido perderla que dejar circular
una publicación tan defectuosa. Solo enviáronse veinte ejemplares
al autor de la primera parte. De manera que para la ciencia la
tal monografía no fué publicada (1) , NO existe. Por eso no es ob-
(2) A términos del Código de Nomenclatura Botánica, se necesita distri-
buir cuando menos cien ejemplares para que un trabajo resulte publicado.
176 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 2
tenible en ninguna parte, no fué entregada a ninguna librería, y,
mucho menos al subscritor gobierno nacional, como equivocada-
mente insinuaron los que se apuraron en hacer de la crítica de
Hassler una hábil explotación. Y de que esta resolución la toma-
mos mucho antes de conocer la publicación de Hassler, podríamos
dar cien testigos; pues esta publicación no nosfiié enviada por su
autor, y como este mismo lo declaró, sólo fueron enviados al Pa-
raguay muy pocos ejemplares; y como las personas que los tenían
los ocultaran, por razones que no queremos analizar, y los raros
amigos nuestros que pudieron ver uno, al principio no lo pudieron
conseguir, resultó que pasó un año antes de que nosotros pudié-
ramos obtener un ejemplar.
Por tales razones, consideramos fuera de lugar el hablar en
detalle de la crítica del doctor Hassler, almenos por ahora. Según
este autur, todo o casi todo el trabajo de Mons. Léveillé estaba
mal: de las tres especies nuevas ninguna lo era; en cuanto a la
sistemática, el estudio por el distinguido especialista publicado en
el Boletín de la Sociedad Botánica de Francia, estaría lejos de sa-
tisfacer en muchos puntos. Nos permitimos sin embargo dudar
de que el primero de esos autores tuviera o tenga razón en todo.
El género Jussiaea, al cual pertenecían la casi totalidad de las
plantas por nosotros sometidas, «es hasta ahora muy confuso
las especies son, en general, muy polimorfas », decía Léveillé €n
el exordio de ese estudio, agregando en el final, que él estaba muy
lejos de crer de haber dicho la última palabra.
Pero no podemos menos que protestar contra lo que el doctor
Hassler manifiesta en su folleto en cada párrafo, es decir, que
nosotros hayamos hecho un estudio sistemático cualquiera deesa
familia; ni lo hicimos, ni pensamos hacerlo; al querer hacer una
lista de las especies hasta ahora encontradas en el Paraguay, he-
mos seguido al monógrafo citado, copiando sus notas para la dis-
tinción de las especies; tan es cierto que entre éstas las había que
nosotros declarábamos no haber visto nunca. Podemos haber in-
terpretado mal en algunos casos las breves notas de ese autor en
la publicación ya citada; también podíamos haberlo advertido para
que todos lo viesen claramente; pero el botánico que critica debe
de saberlo; y sobre todo, todo eso no puede ser de ninguna manera
razón para atribuirnos obra agena, buena o mala.
No obstante, de tal manera expone el doctor Hassler los he-
chos, que todas las personas que han leíx3o el panfleto, han creído
que nosotros fuéramos los que estudiaron la familia y los solos
responsables de todo lo que en ese estudio pudo ser criticado. Ni
tenían manera alguna de salir de su error, por la razón de que
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 177
nadie conocía nuestro impreso no distribuido. Todavía, por si
alguien casualmente diera con uno de los raros ejemplares salidos
como se dijo, era éste escrito en lengua española. De modo que
nadie, ni aquí ni en Europa; pudo darse cuenta de lo que en reali-
dad pasara.
Aparte la cuestión principal, el autor aprovecha toda oportu-
nidad para tocar, de una manera absolutamente sujetiva, cosas
que nada tienen que ver con el asunto. A esos respectos, nos li-
mitaremos a decir lo siguiente :
a ) Que es incierto que nosotros hayamos sido autor de ningún
artículo publicado en la revista ilustrada « Patrie Suisse » que se
edita en Ginebra; el doctor Hassler podía y aún puede averi-
guarlo. Al contrario, ese escrito contiene un dato erróneo que,
de ser de nuestra mano, no hubiera podido sino perjudicarnos
mucho, y a^í mismo, nos perjudicó.
6) Que lo de Stevia Rebaudiana quedó explicado más de una
vez (3) para toda persona que nos quiera leer con atención.
c) Que nuestros herbarios antiguos (1884-1894) no se perdie-
ron tan completamente como para que se pueda dudar de que hayan
existido; en parte son todavía utilizables, y, además, consérvelos
apuntes de viaje correspondientes, de las cuales cosas talvez saque-
mos algo todavía. Igual cosa diremos de nuestro herbario de la flora
de los Alpes Réticos y Sud de Suiza; y el doctor Hassler va a te-
ner la culpa de que tengamos que publicar el catálogo con la in-
dica2¡ónde todas la3lo2alidades, así como los datos geo-ecológicos,
a lo cual no atribuíamos ninguna importancia, como se vé, a pesar
de que se tratase frecuentemente de lugares en esa época ( 1876
1883) muy po30 explorados; pero la expresada duda nos obliga.
d) Que los tipos y duplicados de nuestro herbario, a medida
que sea posible, pasarán a los herbarios de los sendos especialis-
tas, como ya en parte van pasando.
e) Que nuestro herbario de Puerto Bertoni, no obstante su
mal arreglo por causa que en un tercio de siglo de trabajos pro
patria no hemos pedido el más mínimo auxilio oficial, ni siquiera
un pasaje, nuestro modesto herbario está abierto para cualquier
botánico que .quiera honrarlo con su visita, como ya lo visitaron
varios, sintiendo mucho, eso sí, que una sorpresa del vapor nos
haya quitado el honor de mostrarlo detenidamente a los doctores
R. Chodat y Vischer, en ocasión de su visita a Puerto Bertoni.
/) Que en cuanto a la demora en imprimirse las publicacio-
nes anunciadas, renunciamos al darlas, al menos por ahora; pues
(3) Ver el artículo «Stevia Rebaudiana, Stevina y Rebaudina» en sete
mismo número. Ver también el artículo siguiente.
178 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
en todo caso, ese retardo no perjudicó seguramente a nadie, sino
a nosotros mismos.
15 P.M. RODRÍGUEZ; "Plantas Medicinales del Pa-
raguay; Asunción 1915; un vol. de 143 pág.
Después de la del doctor Mallorquín, no hubo otra publicación
sobre plantas medicinales del país. Sin embargo, en estos últimos
años, se despectó notablemente y en todo el mundo el interés por
las plantas medicinales. Así que la obra del distinguido farma-
céutico Pedro M. Rodríguez llegó en buena época. La impor-
tancia especial de esta publicación está en que el autor no se li-
mita a la reunión de datos más o menos comprobados, sino que
estudia y ensaya él mismo buen número de especies, de modo que
puede dar de ellas informaciones originales. Otro estudio meri-
torio es el de las dosis. Muchas veces ha sucedido que la virtud
de plantas medicinales fué negada opuesta en duda por haberse
empleado dosis no convenientes. El autor se preocupa con mucha
razón de este punto capital. Y termina su libro con una serie de
100 fórmulas o recetas, compuestas con plantas medicinales pa-
raguayas.
16 P. M. RODRÍGUEZ; & Lihw de las Madres;
Asunción 1917. «Recetario en el que se aprovechan las
propiedades medicamentosas de nuestros propios elemen-
tos».
En este folleto, el autor se limita a su formulario de 100 re-
cetas que con datos más completos e instrucciones para la pre-
paración. Nuevos experimentos le han permitido, además, intro-
ducir varias modificaciones. Es verdaderamente un libro para las
madres.
17 Jl. de WINKEIRIE^D BERTONI : ^ITamhúyla
¿Muerte de las Tacuaras en Sud Jimérica. Washigton, 1917.
Estudio presentado al Congreso Científico Panamericano
de 1915-16.
Es un resumen de la cuestión, muy interesante y en buena
parte aún oscura, de la muerte de las Bambúseas después de su
floración, del periodismo de tal floración y, por fin. de la influen-
cia que sobre ésta pueda ejercer la larva de la mariposa (Tambú)
que en tales Bambúseas con profusión se cría y es muy buscada
REVISTA BIBLICCRAFICA 179
como alimento por los indígenas primitivos y aun por los civiliza-
dos. El autor llega a conclusiones sobre ciertos puntos; v. g., que
es la misma especie la que ataca a las diferentes Bam-
búseas de esta región; que es posible que algunas especies de
Tacuaras desaparezcan de ciertas localidades, por un
período bastante largo, después de la floración y consecuente de-
secamiento — lo que hace oportuna la intervención oficial para
evitar la desaparición de especies muy útiles; etc.
Por un lapsus cálami, el Takuapí es dado como Merostachys
fistulosa (antigua denominación, cuando aún no se conocía la flor) ;
es hoy seguro de que nuestra especie es M. Clausssni Munro, for-
ma típica.
NOTA : Pedimos disculpa si la tiranía del tiempo nos im-
pide completar esta Revista Bibliográfica como desearíamos. Lo
haremos en el próximo número. Entre otras, hemos postergado
la indicación de las publicaciones del Dr. Hassler en el «Reperto-
rium» de Fedde, etc.
LES OENOTHERACEES DU PARAGUAY
Communication á propos d' une critique puhlicée par le docteur
E. Hassler
Dans le « Bulletin de la Société Botanique de Genéve », vol.
V. (1913), le Dr. E. Hassler a publié, á propos d'une petite bro-
chure sur les Oenothéracées du Paraguay que j'avais fait impri-
mer, une critique injuste et déplacée. Je vais le démontrer en
deux mots.
Pour comprendre qu'elle est injuste, il suffit d'examiner les
faits. Ayant besoin d'un spécialiste pour déterminer les Oenothé-
racées de mon herbier, je me suis adresséá Mgr. H. Léveillé, un
des botanistes qui ont le plus étudié cette famille et qui, ayant
aimablement accepté ce travail, quoique trespresséd'entrepren-
dre un voyage— m'écrivait-il— m'envoya enpeu detempssa liste
de détérminations, avec une introduction trop aimable, donnant
la description de quelques formes nouvelles et l'indication d'un
genre nouveau pour la flore du Paraguay. Je passais la liste, te-
lie quelle, á 1' imprimerie.
Mais je désirais ajouter quelques notes á propos de l'habitat,
propriétés, etc., et dresser une liste de toutes les formes trouvées
180 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 2
jusqu'alors dans le pays. Pour cela faire, n'ayantpasétudié moi-
meme la famille, je ne trouvais rien de plus losriqueque de m'en
rapporter, pour l'indication systématique, á l'auteur qui avait
étudié mes plantes, et qui avait publié, peu de temps avant, dans
le Bulletin de la Sociéte Botanique de France ( vol. LIV, p. 421-
427, 1907), un "Essai sur le Genre Jussiaea", Dans cet «Essai»
l'auteur ajoute, pour chaqué groupe ou forme par lui admise,
quelques indications organographiques différentielles, que j'ai
copié, ou cherché á interpréter le plus fldélement possible. Je
compcsais ainsi la secunde partie de la petite monographie.
C'était ce qu'il pouvait y avoir de plus naturel.
Mais il arriva que le spécialiste, dans son étude systématique
de mes Oenothéracées, faite évidemment sans pouvoir disposer
de tout le temps qui aurait été nécessaire, commit une erreur
assez grave, et d'aprés le Dr, Hassler, d'autres encoré, car des
trois especes nouvelles aucune ne le serait, et dans le mémoire
cité de Mgr, Léveillé qui me servit de guide pour la seconde par-
tie, il y aurait, suivant toujours notre critique, bien des chosesá
changer. II n'y aurait en cela rien de bien étrange, les plus grands
auteurs peuvent se tromper, surtout quand ils se trouvent en face
d'un «genre tres confus et sur lequel n'a paru nul travail d'en-
semble» (Léveillé, 1. c.) et dont «les especes sont en general tres
polymorphes» (ibid. p. 421). Mais ce qui est bien étonnant, c'est
que, au diré de notre critique, de toutes ees erreurs ou inexacti-
tudes, vraies au supposées, le seul coupable et l'unique respon-
sable... c'est moi! !
On a vu si la critique était d'accord avec la justice.
On va voir si elle était opportune. Ceci, c'est vrai, le Dr.
Hassler ne le savait pas; mais si avant de m'attaquer d'une fa-
cón si vive, il m'avait demandé la moindre explication, je lui
aurais evité, en deuxmots, le travail d'écrire une confutationinu-
tile. Que l'on sache, done, que j'ai été le premier á m'apercevoir
de l'erreur principale (Ludivigia) et que, par conséquence, j'ai
pris tout de suite la résolution de ne pas mettre en circulation la
brochure qui contenait les deux travaux; l'éditiona été annulée;
vingt exemplaires seuls ont été envoyés á Mgr. Léveillé; une di-
xaine donnés par mégarde á de non botanistes, et c'est tout. Et
je pourrais donner cent témoins de cequecette résolution je l'ai
prise bien avant d'avoir connaissance de la critique du Dr. Hass-
ler; car ce dernier traYailnem'a jamáis été envoyé par so7iauteur,
lequel, suivant sa déclaration, n'envoya au Paraguay que tres
peu d'exemplaires; or, ceux-ciétaient dans les mains de quelques
personnes seulement, lesquelles, pour desraisons queje ne veux
REVISTA BIBLfOGRAFICA 181
pas analyser, les faisaient circuler en cachette; si bien, qu.'il
s'écoula plus d'une année avant qu'unamiput m'enadresser un.
Parcesmotifs, j'ai consideré hors de lieu de discuter
les détails déla critique en question. Mais je ne puis que pro-
tester contre le procede de l'auteur, qui á chaqué pas veut faire
croire que l'auteur de l'étude systématique c'est moi et que je
suis le responsable de toutes et chacune des imperfections qu'il
trouve dans labrochurecritiquée. Je n'ai fait aucune étude
systématique de la famille; voulant dresser la liste des for-
mes trouvées jusqu'á cette époque, j'ai pris comme guide un tra-
vail du meme auteur, á plus forte raison si Ton pense que j'étais
forcé d'indiquer des formes que je n'avais jamáis vues; je puis,
quelque part, avoir mal interpreté le texte, qui est d'ailleurs
d'une grande concisión; mais ce ne sera jamáis une raison pour
m'attribuer l'ensemble du travail, ni les parties principales, ni la
plupart des secondaires.
Le Dr. Hassler touche, en passant, á des choses qui n'ont
rien á faire avec la question, et qui ne peuvent avoir qu'une im-
portance personnelle; je ne puis done m'en occuper ici. Maisil y
a des points qui ont l'air de viser á un résultat general et sur les-
quels je me permettrai de repondré ceci:
1° Je ne suis l'auteur d'aucun article de la revue «Patrie
Suisse» et beaucoup moins de celui qui a provoqué l'attaque du
Dr. Hassler (1) et qui contient une erreur qui m'a fait du tort.
Hassler aurait pu le vérifier bien f acilement, puisque cette revue
est imprimée á deux pas de son bureau. Nous ne sommes pas res-
ponsables de ce qu'on publie sur notre compte; Hassler a laissé
publier par un des meilleurs écrivains paraguay ens, qu'il avait
découvert «dix mille espéces nouvelles»; et je ne lui en ai pas
fait un tort.
2^ Que j'aie rapporté dabord au genre Eupatoriuní des f rag-
ments d'une plante destines á la consommation, quand,
en plus, Bentham et Hooker, dans leur magistral « Genera Plan-
tarum» laissent passer une erreur au respect d'un caractére dif-
férentiel (2), c'est bien explicable, a été expliqué (3) et c'est
(1) Comme Hassler l'a avoué dans un journal de l'Assomption.
(2) Dans le guide magistral «Genera Plantarum «, on donne 10 divisions
du pappus comme máximum (vol. II, p. 173) pour le genre Stevia, quand il est
de 15 á 20, comme chez ma 5. %ebaudiana.
(3) En «Revista de Agronomía» vol. III, p. 56 je faisais la reserve néce-
ssaire. En «Anales Científicos Paraguayos» I Serie, N. 5 (Décembre 1905)
avec une longue description latine et le noraáeSlevia^ebaudíana'Bertom, j'ai
expliqué avec tous les détails les raisons qui m'avaient porté á croire que les
spécimens fragmentaires qu' on m'avait envoyé en 1899 pouvaient venir d'un
Eupalorium.
182 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIEN. N. 2
bonne foi ne plus y revenir. Mais une fois en possession d'un
exemplaire ■ complet j'ai publié la plante comme Stevia Rebau-
diana sp. n. , déterminatíon confirmée plus tard par Hemsley, le
savant directeur des Jardín s de Kiew.
30 Que mon ancien herbier du Haut Paraná (1884 - 1894)
n'est pas totalement perdu; il reste encoré assez de matériel
pour montrer qu'il a existe, mieux encoré, qu'il existe; en plus,
j'ai sauvé presque tous les cahiers de voyage. Etque l'actuel n'
est pas sí méprisable, la liste desGraminacéesque jepubliedans
ce numero le prouve, le 40 -ú étant nouveau pour le Paraguay;
le prouve encoré la publicatíon que j'ai faite de trois familles
nouvelles pour ce pays, ayant pu depuis de longues années en
ajouter une autre encoré (4),
4° Que j'ai encoré sauvé (des innondations de 1888) une
partie de mon herbier de Suisse ( années 1876 - 1882 ) , tous mes
carnets d'herborisation, les observations phénologiques et le ca-
talogue avec l'indication de toutes les localités. Quoique les dis-
tricts par moi visites soyent, en géneial et aujourd'hui encoré,
les moins étudiés de la Suisse (5), jen'attricuais, on le voit, une
bien grande importance á tout cela, puisque je n'ai pensé á lepu-
blier. Mais le doute insinué m'y otlige maintenant; et s'il n'en
résultera que peu d'utilité pour l'étude de mon pays, la faute sera
toute au Dr. Hassler qui m'y aura forcé.
5° Que mon modeste herbier, trop éloigné des grands centres,
c'est vrai, mais sur une des voies actuellement les plus fréquen-
tées par les touristes, est ouvert á tous les botanistes qui vou-
dront bien le visiter, comme quelques uns l'ont fait, regrettant
seulement que, á cause du letcur imprévu du tateau á vapeur
qu'ils devaient prendre, n'ayent pas pu levoir les membres déla
Mission Botanique Suisse dirigée par H. Chodat. II est encoré bien
défectueux, ma foi; mais tel qu'il est, il compte 8000 números des
régions forestales moins explorées, et il représente mon travail ex-
clusif, aidé seulement par mes enfants; car jamáis, pour Vétude
de la flore comme pour mes autres explorations et recherches scien-
tifiques, je n'ai demandé le moindre subside officiel (5).
(4) Les Pinacées, naturellement représentáes au Paraguay par V Araucaria
hrasiliensis, dont la seule localisation, le « Píñarcito )>, aux sources d'un affluent
meridional du Mondaíh, n'a jamáis été indiquée. C'est un joli bois qui se trouve
dans la región la moins connue du pays, dans une partie visitée par les Indiens
Guayakis et Kaaihwuas seulement et plus rarement par les chercheurs de
Yerba Mate.
(5) Les hautes vallées duTessin, de rOberlandGrison etde la Reuss. Le
«Catalogue des Plantes du Tessin» par P. Chenevard (1910) sans doute com-
plet, me fait croire que, aujourd'hui encoré, certaines parties ne sont pas assez
connues.
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 183
6° Qaant aux types, aucune loi botanique indique les grands
herbiers oú les déposer et, je crois, c'est dommage. Mais, dans
les limites du possible, je les metterais toujours avec plaisir á la
disposition des spécialistes qui voudront bien en faire la demande.
Quant aux raisons qui ont retardé d'unefaSon si inusitée mes
travaux et publications, je préférerais nepas entrerdans les dé-
tails; je n'en ai ditque quelquechose dans la préface latine ámon
travail «Contribuciones Preliminares» (N. 8, Sériel,de ces<'Ana-
les»); et un peu indirectement. En tout cas, cela n'a porté pré-
judice qu'á moi et ce n'est pas ici le lieu d'en parler, Mais des
raisons bien différentes m'ont amené á retarder une réponse á la
critique en question. En 1914 et 1915 le plus grand des malheurs
de famille m'a frappé et obligé á abandoner toute étude de bo-
tanique et lacorrespondanceaussi. etjeprofitede l'occasion pour
demander á mes aimables correspondants qu'ils veuillent bien
me pardonner cette faiblesse.
Mon espoir, franchement avoué, est de n'avoir plus á m'oc-
cuper de questions passáes; et mon plus vif désir est que le
Dr. Hassler veuille bien entrer dans lesbonnesrelationsque fai-
sait espérer la lettre assez aimable qu'il voulut bien me diriger
lors de la venue de la Mission Botanique Suisse, en 1914.
Moisés S. Bertoni
ADDENDA Y CORRIGENDA
PÁGINA Y LÍNEA
130
139
141
14a
30^
Adde: Don Lorenzo Estigarribia.
Entre paréntesis, modifiqúese así: (an ín locis
porrectis ventricoso?)
Agregar, después de la caita: Bai boza Rodríguez
[«Hortus Fluminensis» p. 1271 también le atri-
buye algunos caracteres que no convienen al
nuestro.
Volubili?, non vix volubllis.
Adde: et 20 usque (cm. diam.)
et seq. Enmend. : avfagum, avfíiga
al N. 11. Completar: C. Gayana.
al N. 12. Agiegar: C. distichophylla Lag. ?
al N. 25, A^rregar: lengo ahora material mejor.
Completar: coleccionadas después.
Completar: en los nymkapé.
llamada 2] : Mhifructus, Ts\e\\\x's, cariopsis.
al N. 106. Agregar el signo *
Agregar: pero, si estimes hizn infor.nados,
No habiendo recibido todo nuestro matrrial d » imprenta no fuSpcsiblepo-
ner correctamente los acentos del guaraií. Pedimos disculpa.
142
12a
142
12a.
144
145
145
147
152
ga
153
14a
157
160
170
2a
Observación
y
Observation:
N'étant pas encoré en poss^sion de detcutle nrat rialde notr imfrimtrie
(americain) nous avons été obligés d'imprim. r sars tcus ks acccnts ncctssair<. s
pour le frangais. Qu'on veuille bien ncus le [ í.rdonntr.
TIRAJE: 1500 EJEMPLARES. == FtBhIRO 11 de 1918
ANALES científicos PARAGUAYOS
Publicados por el Dr. Moisés S. Bertoni
SERIE II NÚM. 3 6^ DE ZOOLOGÍA
PUERTO BERTONI Paraguay OCTUBRE De 1918
O
Contribución al conocimiento
de los
Himenópteros diplópteros americanos
(Especies y" nidos nuevos o poco conocidos)
por
A. de Wmkelried Bertoni
Fam. VESPIDAE
Metapolybia pediculata Sauss.
Anteriormente describí un nido que imita al de Sí)noeca (1).
Más tarde hallé otro que combinaba perfectamente con la des-
cripción que dá Moebius; la cubierta del nido estaba completa-
mente revestida con polvo de liqúenes, de manera que imitaba
perfectamente la corteza del .Irbol en que estaba pegado. Adap-
ta pues el nido a las condiciones,
Mischocyttarus cassununga (R. IHER. )
La especie es nueva para el Paraguay y no le hallo ningu-
na diferencia con ejemplares de la localidad típica, que debo a
la amabilidad del Sr. Schrottk^.
Mas la manera de colocar el nido es muy diferente. Los
cinco nidos que hemos observado yo y mi hermano IVerner en
Puerto Bertoni, convienen en estar colgados de los troncos con
la cara de las celdas vuelta hacia la corteza del árbol; para es-
to el pedúnculo se dirije paralelamente a las celdas. La parte
dorsal u opuesta a éstas se halla revestida con polvo de liqúenes,
[1] Bertoni. A. de W., <( An. Mus. NI. de Euenos Aires», XXII, pag. 117,
1911.
185 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
los cuales con frecuencia vegetan, de manera que resulta el ni-
do completamente confundible con un pedazo de corteza levan-
tada. En cuanto a la forma es más o menos alargada, según el
tamaño.
Algunos nidos de Eumenes infemalisSciuss. que se hallaban
cerca, también estaban revestidos con liquen, contra lo normal,
quizás imitaría a su vecino, como ya he observado en algunos
Véspidos.
Polistes obscurus Sauss.
De la especie que tengo por tal hallé en el corriente año
2 nidos grandes, el uno inmediato al de ^P. adaeon, el otro a pocos
centímetros de un nido de P. melanosoma; observé que cada uno
de los nidos era notablemente parecido a su vecino. En vida
los ejemplares se confunden fácilmente con los de P. melanosoma
Sauss. El tipo de esta especie rara o mal conocida, es originario
del Brasil.
Polistas actaeon Haliday
Polistes limai, R. von Ihering, « An. Soc. Ent. de France *
vol. 72, p. 145. Según ¿Mr. ¿M:eade-Waldo,áe\ «Biitish Museum»,
los ejemplares de Puerto Bertoni no difieren del tipo de Haliday.
Añadiré a mi conf. anterior que esta forma es constante en el
Paraguay y que sus nidos se distinguen fácilmente de los de P.
cinerascens Sss. por el varnis negro. La diagnosis que dá Haliday
es esta:
((Polistes adaeon n. sp. — Cyaneus; clypeo et metathoracis
macula biloba flavis. Fem.
«Long. coi'p. 7 lin. Alar. 121 lin.
«Fem. Obscure cyaneus. Clypeus flavus, basi lineolis 2
nigris e nigredene faciei continuatis. Metathoracis margo an-
ticus flavo-lineatus. Macula metathoracis magna flava subqua-
drata at postice bifida. Tibiae et tarsi antici latere interno fla-
vicantes. Alae fuscae, costa obscuriore. Abdominis segmen-
tum primum breve, haud petiolatum, margine apicis utrinque
albieante »' St. Catherine's.
{"Trans. Linn. Soc. Lond": p. 323, N. 32, J 836)
BERTONI A. W. HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 186
Fam. EUMENIDAE
Zethus caeruleopennis Fabr.
En mi primera contribución (1) describí la curiosa nidifi-
cación de esta especie como supuesto inquilino de nidos abando-
nados de Xylocopa. Habiendo observado más tarde muchos, al-
gunos en construcción y uno con ejemplares en estado de ninfa
ya no me parece dudoso que el arquitecto es el mismo Zethus.
Las galerías siempre son practicadas en troncos podridos, por
el estilo de los de Xylocopa, con 2 a 5 ramificaciones que bajan
verticalmente y la entrada con una boquilla rudimentaria de re-
sina. Observo que en Puerto Bertoni aún no he podido hallar
el Z. mexicanus, al paso que el presente es muy común cuando
florece la Vernonia mollissima y los Bacharis [Comp05í7ce].
Como especies nuevas para el país señalo: Z. f Tatemas Sss.
y T>iscoelius ¡ignícola Bréth., cazados en Puerto Bertoni.
Pachymenes velutina DuCKE ( var.? )
En mi trabajo anterior (2) describí un nido de células su-
perpuestas, formando cilindro alargado, bajo el título P. ater.
Comparando los ejemplares nacidos del mismo [Coll. Bertoni ü^^
2620) con un cotipo de P. velutina que me proporcionó el Señor
Ducke, no les hallo más diferencia que el color, que es mucho
más oscuro en los de Puerto Bertoni Las notables carenas del
clípeo parecen constantemente muy desarrolladas en mis ejem-
plares, como en el de Amazonas. El clípeo es negro en ambos
sexos; pero sólo el examen de mayor material puede resolver si
se trata de una raza geográfica separable.
Pachymenes atra Sauss.
A continuación del anterior describí como habitado por
esta especie un nido elíptico como los de Sceliphron ; pero debo aña-
dir que el arquitecto es el mismo 'P. atra. Más tarde hallé media do-
cena de nidos, uno de ellos lo observé durante la construcción.
Estos nidos imitan más o menos bien a los de Sceliphron fistulare
(1) Bertoni, A. de W., « Contr. a la Biol. de las Avispa* y Abejas del
Par. », An. Mus. NI. de Buenos Aires, tom© XXII, p. 104, 1911.
(2) Bertoni, A. Je W.. locO citado pag. 109: Pachymenes ater Sss. ( part. )
187 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
pero en general son menores, más globulares, de tierra roja o
blanquizca más arenosa, por tanto menos pulidos. Nacen al fin
del verano y — al menos en algunos años — salen con frecuencia
sólo o casi Chrysis parásitos. Los P. atra obtenidos de estos nidos
son de la forma común oscura, casi sin diseño aparente, con las
carenas del clípeo reducidas a los dientes del ápice.
Pachymenes sericea Sauss.
Coll Bertoni, ^. 3003.
El nido de esta especie es también nuevo. En Puerto Ber-
toni descubrió uno en la orilla del río mi hermano Werner S. Ber-
toni que estaba suspendido de una ramilla que lo atraviesa obli-
cuamente. Imita bastante bien al de Sceliphron fistulare en todo;
pero es fusciforme, alto 80 m m. por 30 de grueso, sus extremi-
dades son agudas y está construido con material más arenoso. Na-
cieron 8 ejemplares típicos, ambos sexos con el clípeo negro.
De Puerto Bertoni son también : "P. bipartita Fox, especie que
recuerda a ciertas A/or/oma; P. pallipes Sauss., apenas diferente de
un ejemplar amazónico y otro de la Guayana, y T^. flavescens Bréth.
muy parecido al anterior £/ 'P. aurala Sauss. existe en la Coll.
Schrottky, probablemente cazado en Encarnación (S. Parag. ).
Eumenes infernaüs Sauss.
En los troncos secos, cubiertos de liqúenes, aplica su nido,
que consiste en una media esfera de barro arcilloso, de superficie
irregular con 8-10 m m. de diámetro. La entrada es central y
después de tapada, sólo se nota una simple prominencia. Con-
cluida la obra, lo reviste con polvo de liquen, de suerte que que-
da perfectamente disimulado; cabe pregentar aquí si esto es
normal en la especie o si ha querido imitar instintivamente al
Mischocyttarus cassununga { R. Iher. ), cuyo nido estaba cerca e
igualmente revestido con liquen.
Los nidos de E. opifex Bréth. y E. tuterculata Fox (1) difieren
en ser menores, elípticos, más pulidos y con una boquilla cerca
del polo superior.
[1] Vide Bertoni, A. de W. « Nidos nuevos de Hym, del Paraguay n. in
(I Rev. de Agronomia » vol. IV, Ns. 9-10, pag. 37; ( Puerto Bertoni 1910 ).
BERTONI A. W. : HiMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 188
Eumenes Bertonií Brethes
Creo pertenecer a esta especie un nido elíptico con boqui-
lla excéntrica que hallé pegado a la corteza de un tronco seco, de
10 mm de eje máximo; pero el ejemplar nacido de él estaba muy
atrofiado para llegar a una determinación segura.
Parecido es el nido de la especie próxima, E. tinctura Fox;
pero con 5 por 7 mm. de diámetro y apenas adherido a la cor-
teza. Esta especie, con E. critica Schidz, cazadas en Pto. Ber-
toni, son nuevas para el Paraguay; lo propio una especie que
tengo por variedadad de E. callimm'pha Sauss.
Eumenes magna BrÉthes
Describí un nido, ocupado por P^eut/agen/a sp. ( Pompilidae)
que debe ser de esta Eumenes (1). De los muchos que hallé rara
vez los parásitos ( crísidos y dípteros ) dejaron nacer algún
ejemplar, El nido es a vece redondeado, pero por lo común
consiste en una media elipse aplicada a las paredes, piedras o
troncos secos, de 40 a 80 mm de largo; la construcción esdebarro
rojo común y la superficie exterior granulosa e irregular.
Uno que observe durante la construcción mostraba, alme-
nos al principio, cantarillas semejantes a las de E- canaliculata.
De un nido crié 6 ejemplares ( N. 2618 ) tan variables en
tamaño y color, que se hubiesen prestado para hacer más de
una especie; el color varía desde el típico hasta tener toda la ca-
beza, tórax y patas ferrugíneas; el menor es un macho de 13
mm. de largo, esto es, menos de la mitad del tamaño máximo
de las hembras Estos hechos dificultan la determinación de
las especies afines con descripciones incompletas.
Un ejemplar amazónico proporcionádome por el Sr. Jl.
Ducke, cazado en la Isla de Marajó, es de cabeza y tórax ferru-
gíneos con el vértice, mesonoto y escudetes negros; el peciolo
abdominal sin el ribete amarillo apical, como en algunos ejem-
plares paraguayos. Algunas hembras grandes de Pto. Bertoni
caresen de tal ribete y lo ferrugíneo se reduce a partes de la
cabeza.
[1] Vide « An. Mus. NI. Bs. Aires » , Tomo XXII, pag. 133. - Bs. Aires
1911.
189 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
Estasúltimasse acercan notablemente, en cuanto al
tamaño y color, a 2 hembras de E. IVagneriana Sauss que tengo
del Ecuador; pero, al menos en una, la mitad apical del peciolo
abdominal es notablemente más inchada.
Montezumia brethesi A. W. BeRTONI, 71, Sp.
( Metazumia )
Foem. M. huastecae simillima. Nigra, margine oculorum
contra antennas, postscutello margine punctis duobus petioloque
lineas ubmarginali interrupta, flavis: scapo macula basali ferru-
ginea.
Capite confertim striato-punctato, haud punctulato, ver-
tice impresso; carina inter antennas producta, superne foveolata
clypeo cordiformi, sparsim punctato, ubique subtiliter granuloso
ápice excavato, bispinoso.
Thorace griseo-puberulo, dense punctato, interstitiis inter
puncta minutissime punctulatis; mesopleuris crebre punctatis,
haud punctulatis; pronoto antice cristato; mesonoto linea longi-
tudinali antica sat impressa, lineis 2 posticis leniter impressis,
post-scutello obliquo, rotundato,argenteo-sericeu; foveola striata,
sulco mediali impresso longitudinaliter carinula aucto. Abdo-
mine argenteo-puberulo; 1° segmento campanulato, tertio ba-
sali filiformi, dimídio apicali utrinque parallelo, supra inflato,
ante apicem sat impresso; segmentis 2*?-6 '" subtiliter punctatis
et punctulatis.
Var. A: post-scutello petioloque omnino nigris.
Var. 3- lineis flavis postscutelli petiolique haud interruptis.
^as similis; tarsis flavis; mandibulis vix dentatis; labro ápice
flavescente; antennis uncinatis, articulo 13^ 11" aequilongo.
Var. Antennis subtus ferrugineis.
Puerto Bertoni ( Paraguay ), 32 ejemplares; tipos en la
Coll. Bertoni ( XII, 1911 ). Pertenece al grupo Me/azumia, como
M. leprieuri Spin, a la que se parece mucho en el aspecto y peciolo
abdominal, Es muy común y representa aquí a la M. plalinia,
común en Asunción y con los mismos colores y tamaño. Es es-
pecie algo variable.
BERTON! A. W.: HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 190
Montezumia leprieuri SPIN.
Poseo un ejemplar de la forma típica coleccionado en
Obidos ( Amazonas). El Sr. Ducke, del « Museu Goeldi», me
envió un ejemplar que foiTna transición con la especie anterior;
pero creo que pertence a esta especie y le llamo: Var, inornata.
n. var.— Macho; negro; dos lineas sobre el ápice del clípeo, otras
entre las antenas y el ojo, una faja transversal en el post-escu-
dete, los bordes laterales del hoyo del segmento mediarlo, una
manchita en el ápice de los femores II y una linea longitudinal
cerca del borde lateral de la campana del primer segmento ab-
dominal, amarillos; tarsos más o menos testáceos. La form.a
general y tamaño es como en M. brethesi; pero difiere en tener
el clípeo menos escotado, el pronoto con carena hacia las pleuras
y en el diseño del segmento mediarlo . — Rio de Janeiro 11-1, 1906.
Montezumia cortesía sub. sp. sepulchralis SauSS.
Es la especie mimética con Polites melanosoma , etc. . Un
ejemplar de Pto. Bertoni, coii los caracteres de M. sepulchralis
Sauss, casi idéntico a ctio de Petss ( Air azoras ).
Es nueva para el Paraguay.
Las otras especies observadas en Pto. Bertoni, son: M.
rufidentata Sauss, M. brunea Sauss. y M. spinolae Satiss. La M.
brasiliensis Saíiss. la cacé en los campos de Igatimí, frontera
de Matto Grosso.
Monobia schrottkyi A. W. BerTONI, n. sp.
Foem. Atra, fulvo-tomentosa: antennis subtus, labro, po-
ne oculos, pronoto postice anguste. legulis, tarsis, post-scutelli
fascia interrupta, metanoti canthis primoque abdominis segmen-
to utrinque, ferrugineis; hoc ápice flavo- ochraceo; alis forte in-
fumatis, costa nigra.
Capite thoraceque ubique densissime reticulato-punctatis;
clypeo piriformi, rugoso-punctato, haud aciculato, bicarinato,
ápice valde bidentato; pronoto antice cristato, (angulis nec den-
tatis) ; mesonoti linea antica vix impressa, lineis posticis modice
impressis; scutello sat punctato, interstitiis aciculatis, in medio
191 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
longitudinaliter antice haud punctatoposticeimpresso: post-scu-
tello integro, vix verticali, confertim punctato: metanoti fovea
postica convexa, superne crasse reticulata instructo, inferné
striata, canthis acutis; clunis grosse punctatis, inferné carina-
tis. Abdomine sat minute punctato, segmento 1° antice trun-
cato. Conformatio abdominis plus minusve ut in ¿M. angulosa;
sed segmento 6" ápice impresso, segmento 1^ paullum angustio-
re. Long. corp. 16 mm, al. 12. lat. abd. 4,2, lat. thor. 4,3, lat.
capit.3,6.
Typus ex Puerto Bertoni, Paraguay, 1908. {Col. ^ertoni
^. 679)
Monobia aurata A. W. BeRTONI, n. sp.
Foem. Parva, ubique tom.ento vellutino aureo-sericeo in-
duta; nigra;clypeo utrinque basi, margine oculorum contra an-
tennas, tibiis anticis in fronte, femoribus mediis ápice .abdomi-
nisque segmentorum 2^-6™ margine lato, flavis; tegulis
testaceis; alis ferrugineis.
Capite rotundato, pone oculos sat producto, aureo-sericeo,
crasse punctato; carina inter antennas superne linea impressa
aucta; clypeo cordiformi, sparsim punctato et microscopice lon-
gitudinaliter striato, ápice truncato, bidentato, dentibus inter se
distantibus, in medio (inter dentes) longitudinaliter unicarina-
to. Thorace elongato, sat dense punctato punctulatoque; pro-
noto antice leniter cristato; mesonoto lineis longitudinalibus sat
impressis; post-scutello integro, obliquo, sat punctato punctula-
toque; metanoto rotundato, obliquo, crasse re ticulato - punctato;
fovea villosa, transverse striata, deorsum versus utrinque cari-
nata, Abdomine minute sericeo, segmento 1^ magis lato quam
longo, antice truncato, apicem versus longitudinaliter impresso;
segmento 2^ thorace aequilato, longitudine sat latiore. Long.
corp. 15 mm, al. 12— (Typus: Coll. Bertoni, N.3051)
Puerto Bertoni, XII, 6 hembras cazadas en flores de Compo-
sitae.
Var. exigua n. var . Foem, DiíTert a var. i}}picd: flagello subtus,
tarsis, tibiis ápice tegulisque, ferrugineis; abdominis primo seg-
mento utrinque ferrugineo, ápice fiavo-limbato; metanoti fovea
omnino punctata, haud striata; abdcininis primo segmento anti-
EERTONl A. W. : HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 192
ce rotundato. L. 12 mm, al 10. Typus ex Puerto Bertoni
ÍN. 3052).
Esta interesante especie la cacé en flores de compuestas,
en compañía de Nortonia guaranitica A. W. Bertoni y Stenody-
nerus serratus Fox, a los que imita en el color y modales a la
perfección.
Parazumia paranensis A. W. Bertoni n. sp.
Foem. P. carinulatae aífi n is; sed nigra, nitida,
mesonoti punctis duabus pone tegulas, segmenti mediani fasciis
duobus longitudinalibus, sulphureis; mandibulis, scapo subtus,
tarsis et tibiis, ferrugineis. Alis fusco-violaceis, costa nigra.
Capite crebre punctato, vértice ( valde foveolato ) fovea
tuberculis duobus notata; sinu oculorum dense tomentoso. Cly-
peo crasse punctato, inferné striato, ubique subtiliter dense gra-
nuloso, utrinqueemarginato, ápice biangulato, paullo emarginato,
supra ángulos dentulo crasso instructo. Carina longitudinali
Ínter antennas haud S'ulcata, fronte impresione pone carinam
notata. T hora ce depresso, latissimo, longiore quam lato;
pronoto crebre, mesonoto et scutellis dense punctatis, hoc in
medio posticeque interstitiis punctulatis; pronoto ro-
tundato, mesonoti lineis posticis valde impressis; post-
scutello declive, punctato punctulatoque; metanoto paullum 'obli-
quo, utrinque convexo, canthis nullis, incisura rugosa.
Abdomine modice punctato, caput aequiter dilatato, cinereo-
sericante; primo segmento infundibuliformi, petiolato, dimidio
utrinque dentulo instructo, apicem versus pone carinam modice
impresso; segmento 6í> longitudinaliter modice impresso, subtus
fulvo-tomentoso; secundo segmento subtus basi gibbo polito
instruct(>. Long. corp. 22 mm., alae 17, lat. abdom. 5, lat. thor.
5.6, lat. capit. 4;6.
Puerto Bertoni, 4 hembras ( n. 3055. )
Los artejos de los palpos maxilares 1 — 3 muy largos; el 49
59 y 69 unidos son largos como el 39.
Parazumia Sauss . parece ser anterior a Nortonia del mis-
mo autor. En todo caso podrían mantenerse separados, al menos
como subgéneros diversos. La P. carinula ( Spin . ) y la mía
se distinguen de las Nartonia verdaderas por el clípeo tan singu-
193 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
lar, con una profunda escotadura lateral, además de la apical,
y otros detalles. Cacé esta especie cuando se ocupaba en acopiar
arcilla para el nido, por Noviembre.
Nortonia difñcilis A. W. BERTONI, 71. sp
Foem. Valida, nigro-cyanea, cinereo-sericans; abdominis
segmento primo ápice sulphureo-limbato; mandibulis ápice, an-
tennis basi tarsisque plusminusve, ferrugineis. Alis fusco-vio-
laceis; costa nigro-cyanea.
Caput grosse haud crebre punctatum; clypeo late piriformi,
ápice emarginato, subbicarinato, angulis obtusis; mandibulis
paullum punctatis; carina inter antennas haud sulcata. Thorace
globoso, omnino sparsim puctato, latissimo, magis longo quam
lato, antice an gusta to; pronoto paullo carinato, haud angulato;
mesonoto postice longitudinaliter bisulcato; scutello in medio
subcarinulato, declive; post-scutello sparse punctato, declive;
segmento mediarlo convexo, sparsim punctato, in medio late sul-
cato, untrinque tumescente vel angulato. Abdominis segnen-
to primo campanuliformi, tertio basali filiformi, apicem ver-
sus longitudinaliter modice impresso, in medio utrinque dentulo
instructo; segmento 29 campanuliformi, longus quam la-
to; segmento 6*? ápice paullo impresso. Abdomine omnino spar-
se subtiliterque punctato. Long. Corp. 20- 21 mm., alae 14,
lat. thor. 5, lat. abd. 4. 2.
Paraguay Pto. Bertoni; typus; C Bertonin^S056, (2 foem.).
Es especie de difícil ubicación; recuerda el aspecto general
a Parazumia paranensis, pero el clípeo es normal y el peciolo
es de Pachymenes, aunque corto y con un dentecillo o tubérculo la-
teral en el medio. Las mandíbulas con apenas 2 dientes rudi-
mentarios y el ensanchamiento del segmento mediarlo, la aparta
de Pachymenes. Se parece a P. bipartita Fox y Nortonia su-
rinama S. R. con diferencia de escultura y detalles del color.
La descripción está hecha con los ejemplares frescos: a la
fecha el color de los tipos es sólo intensamente negro.
Nortonia steinbachi SCHULTHESS
Foem. Hactenus ignota, mari similis, sed valida, Nigra
BERTONI A. W.: HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 194
pronoti margine postico, macula subalari, linea transversa post-
scutelli abdominisque segmentorum li 2i margine, flavis; man-
dibulis ápice, tegulis, tibiis et tarsis, fusco-ferrugineis; capite
et thorace griseo-tomentosis, abdomine sericante. Clypeo su-
bemarginato, subbidentato, sparse punctato. Long. corp. 12
mm, alae 9, lat. abd. 3. Mendoza, R. A,
La hembra de esta especie aún no habia sido descrita; la
recibí confundida con Monobia cingulata, Bréth. (aunque para mí
se parece más a Odyneriis alastoroides . ) El macho me lo envi-
aron determinado como Eumenes argentina, porque, mucho más
débil, se parece a una de sus variedades. Este sexo fué des-
crito en " Zeitschr. für Hym. u. Dipt. " pag. 277, 1904.
Nortonia lungens SCHULTHESS.
Nortonia lungens, Schulth. 1904 ( ex Perú )
Odynerus ( Stenodynerus ) paraguayensis, Bréth. An,
Mus, NI. XIX, p. 234. Bs. Aires, 1909.
Debo al señor Ducke la identificación de la especie.
Schulthess describió sólo la hembra, el Sr. Bréthes disponía
sólo Je un macho. Examiné varias docenas de ejemplares, pues
abundó mucho en Pto. Bertoni en los últimos años; algunos son
negros sin diseño amarillo y el peciolo es un tanto variable.
Pertenece a la categoría de las especies de dudosa ubicación
genérica, o sea, transisorias con Odynerus. Mimicría: Palybia
atra, Sauss. etc.
Nortonia duckei A. W. BERTONI, n. sp.
Foem. Paullo major quam N. lungens iisque formis aífinis,
sed abdominis segmento primo haud transverse carinato. Ni-
gra, fulvesenti-vellutina; pronoti margine postico post-scutelli
linea transversali in medio interrupta, tegulis plus minusve ab-
dominisque segmentorum ápice anguste, testaceis; tibiis tar-
sisque ful vis; ahs fusco-hyalinis, costa fulvescens. Clypeo
piriformi, ápice truncato, canthis obtusis, sparsissime punctato;
abdomine sericante, vix punctato; primo segmento basi petiolato,
dein infundibuliformi, depresso, ápice impresso.
195 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
Long. corp. 14 mm., al 11. ( Typus: Coll. Bertoni n» 3053
Ex sylvis ad flumen Mondaíh (Paraguay): 5 exemplum.
Esta interesante especie es fácil de reconocer porque imita
a la perfección los colores y el aspecto de Polybia minarum Du-
cke. Con N. lungens Schulthess, difiere en el color y escultura
mucho más menuda y disimulada por la pubescencia sedosa.
El I"", segmento abdominal se pare2e al de algunas Monte-
zumia; lo propio el segmento mediario declive, sin cantos y con
impresión longitudinal, formando verdaderas nalgas (Chinis),
lo que no tienen los verdaderos Odynertis. No la he observado
cerca de Pto. Bertoni, sino a unas 10 leguas al interior, ni la he
visto visitar flores.
Nortonia guaranitica A. W. BERTONI, n. sp.
Foem. Statura N. lungentis et ille conformis; atra, flavo
ornata, aureo-sericea ( Stenodynerum serratum simulans ) ; man-
dibulis ferrugineis, dentibus nigris, flagello subtus fusco-ferru-
gineo; margine oculorum contra antennas, linea mandibularum,
pronoto prope tegulas, tibiis exterius abdominisque segmentis
2o-6m (69 vix omnino), flavis.
Capite thoraceque dense, fronte, pleuris scutelloque pau-
llum mimus dense punctatis; abdomine sparse punctato; clypeo
paullum convexo, cordiformi, crasse punctato, subtiliteracicula-
to, ápice bicarinato, interdentes arcuatim vix triangulariter
emarginato; carina inter antennas producta, superne linea im-
pressa aucta. Thorace longiore quam lato, antice vix cristato,
angulis nullis; mesonoto carina longitudinali antica, haud sulcata;
scutello vix quadrato; post-scutello oblique truncato, cantho
transversali serrulato; segmento mediario obliquo, albo-tomen-
toso, utrinque oblique striato, cantho laterali nullo; faveola pau-
llum excavata, punctata, in medio verticaliter carinata, superne
linea impressa aucta. Abdomen subpetiolatum, thorace aequi-
latum, segmento 1*? antice usque ad carinam triangulan, 2? latius
quam longo. Long. corp. 12, al. 9,5. {Typus, Coll. Bertoni,
N. 3054).
Puerto Bertoni, XII, 1911, cazado en Compositae con Ste-
nodinerus serratus Fox. , al que imita en el color.
BERTONI A. W. HIMENCPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 196
Odynerus mimeticus A. W, BERTONI, n. sp.
Foeyn. Nigra, sparsim griseo-puberula; scapo subtus,
mandibulis ápice, tegnlis pedibusque rufis; sinu oculorum, punc-
to post - oculari, margine antica pronoti, puncto utrinque post-
scutelli abdominisque segmentorum !• -2i ápice, sulphureis; alis
subhyalinis. Clypeo elongato, convexo, striato, ápice emargi-
nato, dentibus obtusis; fronte verticeque dense punctatis. Tho-
race confertim punctato, antice trúncalo, postice retracto post-
scutello valde truncato;metanotosubrotundato, paullo impresso.
Abdomen ovatum, haud pediculatum; segmento 1^ antice rotun-
dato, convexo (ut O. co7iformis) , magis lato quam longo, punctato
punctulatoque. Long. corp. 7,5 mm., al, 7, lat. abdom. 2,5.
Mas. Clypeo flavo, sericeo, elongato, paullo convexo,
valde emarginato, dentibus subobtusis; scapo subtus flavo; unco
antennarum ferrugineo.
Cuzco, Perú (3500 m.). Coll. Bertoni N. 2650.
Esta especie se confunde fácilmente con Hypodynerus
joergenseni Schr. y H. tuberculiventris (Spin. ) ; pero el abdomen
sésil y otros caracteres la colocan en los Odynerus (s. str. ) . Po-
seo 3 machos y 1 hembra; la Coll. Schrottky también lo tiene.
Odynerus microcynoeca ( SCHR. )
Aunque no examiné el tipo de la especie, creo que le per-
tenecen varios ejemplares que tengo de Mendoza, La Rioja y
Rosario de Sta. Fé, {Coll. Bertoni N. 2644), El examen de es-
tos ejemplares demuestra que que se trata de un Odynerus ( s.
str.) ,afin a O. cluniculus Sauss. En todo caso sospecho que la
la carena transversal del primer segmento abdominal puede ser
más o menos aparente en la misma especie, en muchos casos.
Odynerus romandinus SSS. var. urubamhae
Niger, Ion ge subflavo-hirsutus; puncto frontali, puncto post-
oculari, macula subalari, linea flexuosa transversa pronoti, te-
gularum abdominisque segmentis 1' 2i margine, flavis;alis
fuliginosis. Pronoto angulato; metanoto utrinque fortissime
bidentato, haud angulato. Clypeo flávo-unimaculato, piriformi,
197 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
ápice trúncate, biangulato. Long. corp. 11 mm. ;al. 10, abd. lat.
3. — Var. Scutellis flavo-bipunctatis.
Mas. Clypeo elongato, trúncate, biangulato, flavo, nigro-
marginato.
Urubamba, Perú, 3000 m: 3 machos y 1 hembra (N. 2605).
Se parece a O. {Ancistroceriis) pilosus Sauss., pero le falta la
carena transversal del primer segmento abdominal, etc. La for-
ma típica, de Colombia y Venezuela, tiene 3 fajas abdominales.
Ancistrocerus pilosus SAUSS,
var. ecuador ianus, n. v.
Foem. Atra, longue fulvo-hirsuta; clypei macula apicem
versus, puncto inter antennas, puncto post-oculari utrinque, pro-
noti linea flexuosa transversa, tegulis margine, post-scutelli f ascia
interrupta abdominisque segmentorum 1 i - 2 i margine, exochra-
ceo-flavis. Segmentum primum abdominis supra longitudine
latius; 2 i margine sparse punctato. Long. 12 mm. ; al 10; lat.
abd. 3,4.
Santa Inés, Ecuador. Coll. Bertoni, N. 2643.
La forma típica, del Perú, tiene los pelos negros, el diseño
blanco, le falta la mancha subalar y el margen del 29 segmento
es «valde punctato».
La especie es, en general, parecida a O. flavomarginatus
Bréthes y O. paredes Sauss.
Ancistrocerus conjuntus paranensis, n. var.
Differt a var. typica: clypeo nigro, flavo-marginato (mas
etfoem.); pronoti marginis, antico et postico, flavis; abdominis
segmento 2^ subtus basi tumescente, ut in O. atripes Foxi; me-
tanoti fovea utrinque angulata. Long. corp. 9-11 mm {foem, ),
7-8 mm ( mas. ) .
En lo demás combina bastante bien con la descripción del
O. conjunctiis de Fox; los menudos artejos V2P y 13^ del macho
son como describe Fox. El primer segmento abdominal «impre-
so» ( como en los Symorphus) lo acerca a O. subcyaneus Bretes.
Este último carácter y el rico ornamento amarillo, lo diferencian
de O. atripes Fox. Entre la carena transversal y la base del
BERTONl A. W.: HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 198
1er segmento se nota una estría longitudinal. En vida se con-
funde fácilmente con Protonectarina sylveirae (Sauss.).
Puerto Bertoni (Paraguay): 8 ejemplares (N. 2608),
Bompland, Misiones (R. A.): un macho.
Odynerus [Stenancistrocerus) anomalicornis, n.sp.
Foem. Atra; scapo subtus, puncto Ínter antennas, puncto
in sinu oculorum, clypei maculis duabus ( vel 4 ) basalibus, pun-
cto pone oculos, spina mesonoti, post-scutelli lineam transversam,
metanoti canthis abdominisque segmentis li — 6™ ápice, flavis;
mandibulis linea basali. flagello subtus, pronoti canthis et mar-
gine postica, puncto subalari, tarsis tegulisque plus minusve,
ferrugineis; tibiis exterius longitudinaliter flavescentibus; alis
subhyalinis, venis fuscis, costa infumata; stigma atra.
Caput et thorax separatím profundeque punctati punctu-
latique; vértice convexo, pone ocelli paullum foveolato, carina
Ínter antennas sursum versus sulco-impressa; clypeo late piri-
formí, latiore quam longo, a carina longitudinali interantennalia
haud separato, longitudinaliter striato-punctato ( fere striato)
interstitiis minutissime longitudinaliter sulcatis, ápice vix emar-
ginato, biangulato:mandibulae 3 -carinatae, ínter carinas series
tribus pilorum ínstructae . Thorace antice lato postice attenua-
to, dense punctato, antice cristato et utrínque acute angulato;
scutello transverso; post-scutellum subtruncato, transverse sub-
crístato. Metanoto paullum ultra post-scutellum producto, trun-
cato, crebre crasseque punctato; foveola modice punctata, mar-
gine utrínque infere angulata; sed in summo, supra foveolam in
cristulam producto, transversam crenatam, in medio divisam.
Abdomen ovato-oblongum; 1^ segm.ento angustiore quam 2^, mo-
dice punctato, transverse carinato, in medio supra carinam lon-
gitudinaliter breve carinato, basi truncato, utrínque apicem versus
gradatim dilatato; 2° superne basi coarctato, subgibboso, spar-
sim punctato, apicem versus magis grosse et dense punctato;
6" punctis nullis.
Mas. Clypeo modice convexo punctatoque, latítudíne paullum
longiore subpoligonali, ápice emarginato et biangulato: flavo,
dentibus testaceis; corxae III flavis ;*antennis uncinatis articu-
199 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
lo 11° elongato, art. 12^ minuto; art. 139 dimidiam partem arti-
culi 10' attingente, ápice latissimo, depresso, trúncalo, inter-
ne basim versus ventricoso, externe ( in medio ) in tuberculum
magnum instructo.
Typus ex Pto. Bertoni, Coll. Bertoni n^ 2646: 4 ejempL,
XII. 1911
En general, esta especie combina bastante bien con la
descripción que Fox dá de su Hypancisty'ocerus reflexus', pero en
el presente las antenas del macho no son más largas que la ca-
beza y tórax, sus artejos son solo 13 y por fin. Fox no habla de
la curiosa configuración del 13^. Falta sólo saber sí el autor tomó
a la protuberancia de este último artejo por la división de un 14^.
Yo no conosco aún con seguridad especies con 14 artejos.
Odynerus (Stenancistr.) giacomellii A. W. B. n. sp .
Foemina. O, foveolato vicinus. Niger, nitidus, brevissime
gríseo puberulus;clypeo, scapo, macula frontali et sinu oculorum,
puncto postoculari, pronoto antice, tibiis tarsisque anticis ferru-
gineis; pronoto postice tegulis antice posticeque, spina mesonoti,
postscutello abdominisque segmentorum 1" , 2' limbo, flavis. A-
lis fusco - hyalinis.
Clypeo cordiformi, grosse punctato, punctis haud elonga-
tis, vix emarginato dentibus divergentibus et obtusis. Capite
thoraceque profunde reticulato-punctatis; thorace subcylindri-
co; pronoto antice angustato, crista in medio nulla, mesonoti li-
neis nullis; postscutello truncato, sat 'grosse haud dense puncta-
to; metanoto rugoso-punctato, fovea rotundata, sat grosse pune-
tata, haud cristato-circumdata. Primi abdominis segmenti su-
tura in facie antica sita, segmento subtus trans verse bicarinato;
2 i margine valde punctato, segmento subtus basi plicato.
Long. 8 mm., al 6, abdom. lat. 1. 9. ( Coll. Bertoni n9 3003)
Mas : Clypeo piriformi, paullo elongato, sat punctato,
emarginato, ex flavescente-ferrugineo. Antennis uncinatis,
art9 139 subcylindrico, apicem articuli 10 i attingente.
Poseo varios ejemplares del Rosario de Sta. Fé y La Rio ja,
ofrecidos por mis amigos Hubrich y Giacomelli. La especie, aun-
que más robusta, parece ser más próxima al O . foveolato Brethes
que a las otras parecidas, que tengo presente para el cotejo.
BERTONI A. W.: HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 200
Odynerus ( Stenancistr. ) anisitsi BrÉTHES.
Pertenece al grupo O. quadrisectus. 5 hembras de Pto.
Bertoni n^ 2128 y 2991. El color es constante en los 5 ejempla-
res. En cuanto a la carena transversal del 1 ^r segmento abdo-
minal, en un ejemplar no se nota; otros la tienen, más o menos
interrumpida en el medio y en uno de ellos es tan notable como
en un macho de O. quadrisectus!
Lasubespecie garleppi, Schrottky ( 1911 ), es del Perú, el
tipo parecía diferir sólo en el color de los ejemplares paraguayos.
Recibí del Museo NI. de Washington un macho de O. (St.)
quadrisectus Say que tiene el mJsmo tamaño, forma y escultura
que nuestra especie, difiere sólo en el diseño amarillo adiccional
de los escudetes y ápice de los 2 primeros segmentos abdomina-
les y en que el hoyo del segmento mediarlo no forma ángulo la-
teral. Este ejemplar, por su tamaño y ornamentos amarillos
claros ( en vez de blancos) se aproxima al A. Aztecus Sauss.—
( E. de Virginia, 27,7, 1881, U. S. A. )
Ambas especies tienen los palpos labiales con algunos pe-
los muy largos, como los de Parazumia paranensis Bertoni; los
artejos de largo parecido, pero en la forma norteamericana son
más delgados, excepto el apical que es más menudo en la nuestra.
Stenodynerus mondaiensis A. W. BERTONI, n. sp.
Foem. S. serrato Foxi simillimus; sed griseo-puberulus, alis
fusco-hyalinis, segmento mediario flavo ornato abdominisque
segmentorum 2-5 apicibus crasse punctatis. Niger; mandibu-
larum basi, oculorum margine contra antennas, clypei margine
utrinque lineolisque duabus apicalibus, scapo subtus, punctis
duobus Ínter antennas, femoris li linea antica, meUrct
crista et punctulo utrinque abdominisque segmentorum 2-6 api-
ce ( late ) , f lavis ; abdominis segmento 1<? utrinque f errugineo-
limbato; tegulis testaceo-unimaculatis flagello subtus, tarsisque
ápice, ferrugineis. Abdominis segmento primo haud tranverse
carinatus.
Clypeo crasse rugoso-punctato, subtiliter granuloso, ápice
triangulariter emarginato, bidentato, sat bicarinato; metanoti
foveola postica sparsissime punctata, inferné transversaliter
201 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
striata. Long. corp. 13 mm., al. 10.
Var. a: carina inter antennas basi flava.
6.' clypeo. scapo et carina inter antennas, nigris.
c: clypeo ápice nigro; mandibulis plus minusve ni-
gris abdominis segmentis 2-6 anguste ochraceo limbatis, sterní-
tis limbis fere nullis,
Coll. Be7ioni n"? 2954 : Diez ejemplares, cazados en Pto.
Bertoni, en fleres de compuestas, con O. ( S ) serratus Fox,
durante XII ( 1911 ) . El color de las alas también es un tanto
variable. El macho no ofrece dif encías notables; el clípeo con
igual diseño y escotadura, parece más corto que en la hembra.
Stenodynerus auratoides A. W. BERTONI, n. sp.
O. (St.) serrato similis; sed major, clypeo magis flavo,
metmoto pone post-scutellum minus producto abdominisque seg-
mento primo haud transverse impresso
Foem. Atra, dense aureo-sericea; mandibulis longitudi-
naliter, marginibus lateralitus cljiei, ficntis punctis 2 vix
contiguis et fascia transversa prope clypeum, scapo subtus,
margine oculorum contra antennas, tibiis anticis intus, spina
mesonoti, metanoti canthis, abdominis segmentorum 2" — 5i
ápice 6"? que segmento in medio, flavis; labro ex flavo-ferrugi-
neo pedibus anticis fere obscure-ferrugineis, áureo - hirtis.
Alis ferrugineis. ápice fusco hyalinis.
Capite dense irregulariterque punctato, sparsim tomento-
so, vértice cirris 2 pilorum fuscorum instructo; carina interan-
tennalia sursum versus lineato-impressa; clypeo subcordiformi,
striato -punctato et minute granuloso, ápice biangulato, paullum
triangulariteremarginato; mandibulis 3 - striatis. Thorace elom-
gato sat punctato punctulatoque; pronoto antice cristato, angu-
lato, utrinque cum pleuris rotundato- congruente; mesonoto
dense tomentoso, paullum convenxo, lineis nullis, prope tegulas
vix impunctato; tegulis sericeis, fere impunctatis; scutello
transverso, longitudinaliter paullo carinato, sparsim punctato et
punctulato; post-scutello integro, comfertim et grosse punctato
postice depresso; metanoto in medio supra quam post-scutellum
sat breviore, grosse crebreque punctato, cristato-serrato ut in
BERTONI A. W. : HIMENOPTEROS DIPLOPTEROS AMERICANOS 202
O. serrato Foxi; foveola postica sat concava, puberula, punctis
fere nullis, verticaliter excissa, utrinque acute unidentata, infe-
rné transverse bistriata; mesopleuris crebre punctatis. meta-
pleuris oblique strigatis. Abdomine densissime sericeo, ovato-
oblongo, modice punctato; segmento 1^ antice tiuncato magis
latoquam longo, fupracupuliformi, in medio paullo impreso, sub-
tus carina transversa laevigata; segmento 2? magis lato qusm lon-
go cupuliformi, supra in tuberculum tumescentem producto; 5^ 6^
fere laevigatis; Long. corp. 14-17 mm., al 11-12.
Mas. Clypeo nagis flavo, elongato, valde emarginato,
sparse punctato; labro flavo, mandibulis longitudinaliter sulphu-
reis; tegulis nigris; abdominis tubérculo fere nullo; unco antenna-
rum gracili, ferrugineo, subcylindrico, usque ad apicem art. lOn^í
attingente. Long. 12-13 mm. - ( Coll. Bertoni n? 1P53 ).
De esta especie, que imita a Monobia aurata con admira-
ble perfección, examiné una docena de ejemplares de Pto. Eerto-
ni. Los cacé en la misma época y flores que la Monobia.
Pertenece al grupo O. í St. ) luctiiosus Sauss. y es muy
relacicngda con St. ¿risens Fox y St. mondaiensis ( mihi ).
Este último tiene el segmento mediano más prolongado
( ccmxO en St. serratus Fox ) y el tórax más cilindrico.
Las otras especies del grupo que cacé en Pto. Bertoni son
St. serratus Fox, mucho mercr; S. subapicalis Fox, una forma
de un negro más intenso que la típica: 5. griseus Fox parecido al
S. mondaiensis pero más delgado ( al menos el macho . ) A pe-
sar del abundante material que tengo, a ningún ejemplar le noté
tendencia a formar carena en el primer segmento abdominal.
Todas estas especies se parecen en el modo de vivir y en la con-
figuración general.
Catálogo de los Véspidos
Sociales y^ solitarios del Paragua}^
por
A. de Winkelried Bertoni
Como suplemento del artículo anterior, creo oportuno pu-
blicar la lista general de las avispas sociales y solitarias halladas
en el país, o sea las que yo hallé y las señaladas por otros hasta
el comienzo de la actual Conflagración, pues estamos incomuni-
cados con muchos países. La lista es ya notable, pero hay mu-
chas especies que omito hasta ser comprobadas. Lo que se co-
noce de los Véspidos del Paraguay hasta hoy casi se reduce a lo
coleccionado por mí, Schrottky y Anisits, por tanto es de esperar
que la lista deba aumentar mucho con el tiempo. Tampoco he
creído necesario incluir las especies cazadas en la R. Argentina
cerca de nuestras fronteras, pues tenemos lista completa de las
especies conocidas del país vecino en el excelente trabajo « La
distribución geogr. de los hymenópteros argentinos » publicada
por el Sr. Schrottky en los Anales de la Soc. Cient. Argentina,
1913 (1910).
Por el momento tenemos menos euméni Jos y más véspidos
1,42 contra 34 especies), lo que se explica fácilmente por las con-
diciones y clima de los dos países; pero debo advertir que casi
todas las especies de véspidos las cacé también en territorio ar-
gentino, menos la Metapolybia, un Megacanthus y el Polistes obs-
ctirus. La presente lista comprende 42 Véspidos, 122 Euméni-
dos y 3 Masáridos. (1)
(1) Cuando las especies fueron halladas en casi todo el pais, pogo única-
mente «Paraguay» y «Alto Paraná» si son de vasta distribución comprobada
en éste río, como he hecho con los Vertebrados.
BERTONI A. W.: VÉSPIDOS SOC. Y SOLIT. DEL PARAGUAY 204
Fam. VESPIDAE
1 Nectarina augusti Saiiss. Pto. Bertoni.
2 » lecheguana (Latr.). Paraguay.
3 Chartergus globiventris Sauss. Rio Paraguay.
4 Parachartergus apicalis (Fabr.) Pto. Bertoni.
5 Metapolybia pediculata {Sauss. ) Id. id.
6 Synoeca cyanea (Fabr.). Paraguay; Pto. Bert.
7 Protopolybia sedula (Sauss. ) . Pto. Bertoni.
8 Protonectarina sylveirae (SaiLss.) Alto Paraná.
9 Polybia occidentalis 01. Paraguay.
10 » » scuteilaris White. Paraguay.
11 » » ruficeps Sch7\ Encarnación?
12 » fastidiosuscula sampaioi Duche. Pto. Bertoni.
13 » minarum Du^ke. Pto Bertoni.
14 » sericea (01.). Paraguay; Pto. Bertoni.
15 » : atra Sauss. Paraguay.
16 Stelopolybia vicina (Sauss. ) . Alto Paraná.
17 » meridionalis (R. v. Ih.). Alto Paraná
18 » pallipes [O/.]. Paraguay.
19 )» angulata (Fabr.). Paraguay.
20 Apoica pallida (01.) var. pallens (F.). Paraguay.
21 Mischocyttarus drewseni Sauss. Pto Bertoni.
22 » labiatus (Fabr.). Paraguay.
23 » (Megacanthopus) ater (01.). Pto. Bertoni.
24 » » cassununga (R. vonih.). Pto. Bertoni.
25 o » bertonii Ducke, i. lit, Pto, Bertoni. (1)
26 » » indeterminabilis (Sauss.). Paraguay.
27 » » punctatus Ducke. Paraguay?
28 Polistes carnifex Fabr. Paraguay.
29 » canadensis Linn. Paraguay.
30 » » ferreri Sauss. Encarnación.
31 » » unicolor Lép. Asunción.
32 >» cavapyta Sau^s. Paraguay, S W
(1) Nuevo nombre que e! Sr. Ducke propone, según me comunicó a su
tiempo por carta para Pol^hia rufidens Ti. \>on Ih. [nec Sauss.'\, Rev. Mus. Paul.,
VI, p. 185 [1904]; Id, A. de W. Bertoni An. Mus. Ni. Bs. Aires, tomo XXII,
p. 126 [1911]. Más tarde el Sr. Ducke me comunicó que puede ser una raza
meridional de JW. injucundus {Saus. ) .
205 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
33 Polistes versicolor 01. Paraguay.
34 » consobrinus Saiiss. Pto. Bertoni.
35 » subsericeus Sauss. Asunción.
36 » ruficornis Id. Asunción.
37 )) spinolae Id. Asunción.
38 » melanosoma Id. Alto Paraná.
39 » obscurus Id. Puerto Bertoni.
40 » actaeon Haliday. Puerto Bertoni.
41 » cinerascens Saz¿ss. Paraguay; Puerto Bertoni.
42 » » var. liliaceusculus Saitss. Paraguay.
Fam. EUMENIDAE
1 Zethus mexicanus (L. ) &form. lugubris Perty Asunción.
2 » caeruleopennis (Fabr.) Puerto Bertoni.
3 » misionus Bréth. Asunción.
4 » holmbergi Bréthes Asunción.
5 » spiniventris obscurus Zav. Asunción.
6 » anisitsi Zav. Asunción.
7 » fraternus Saiiss. Puerto Bertoni.
8 Discoelius gigas Spin
9 » cinerascens Saiiss. ? Puerto Bertoni.
10 » auritulus Bréth. Asunción.
11 » hilarianus Saiiss. Asunción.
12 » productus Fox. Asunción.
13 » sessilis Fox. Asunción.
14 » anisitsi Bréth. Asunción.
15 » striatifrons Fox. Asunción.
16 » \igmco\a. Breth. Paraguay; Pto. Bertoni.
17 » rufipes Fox. Puerto Bertoni ; Asunción.
18 » punctatus Fox. Pto. Bertoni.
19 »> peculiaris Fox. Puerto Bertoni; Asunción.
20 » brethesi Zav. Asunción,
21 » lynchi Bréth. Asunción.
22 » niger Zav. Asunción.
23 * sichelianus Sauss. Paraguay; Pto. Bertoni.
24 » merula Haliday. Asunción.
25 » cuyanus Bréth.? Asunción.
BERTONI A. W.: VÉSPIDOS SOC. Y SOLIT. DEL PARAGUAY 20Ó
26 Pachymenes atra Sauss. Puerto Bertoni
aurata Id. Encarnación (Schrottky)
bipartita Fox. Asunción.
flavescens Bréth. Asunción, Puerto Bertoni.
pallipes Sauss. Pto. Bertoni.
sericea » Paraguay.
velutina Ducke. Pto. Bertoni .
33 Eumenes anisitsi Breth. Asunción.
arrechavaletae Id. ( Par. )
beitoni Id. Pto. Bertoni.
caraliculata (01.). Paraguay
callimorpha Sauss. ? Pto. Bertoni
chalicodomae » »
critica Schulz. Pto. Bertoni ?
deforma Fox. Asunción
filiformis Sauss. Pto. Bertoni.
infernalis » Pto. Bertoni
lae viven tris Fox. Pto. Bertoni; Asunción
laevigata Breth. Asunción & var. maculata Zav.
magna » Paraguay
minúscula » Asunción
novarae Sauss. Pto. Bertoni, Asunción
opifex Breth. Paraguay, Pto Bertoni
paraguay en sis di.
picturata Fox & forma intermedia Breth. Paraguay.
rufomaculata » Asunción
spegazzinii Breth. *
superficialis Fox. Asunción, Pto. Bertoni
strandi Zov. S. Benardino
tegularis Fox. Asunción
tricolorata Zav, S, Benardino
tuberculata Fox. Alto Paraná,
unicincta Breth. Asunción
59 Montezumia brasiliensis Sauss. Ihgatimí: P. superior.
60 » brethesi A. W. Bertoni. Pto. Bertoni
61 » brunea Sauss, Pto. Bertoni
62 » cortesía sepulchralis Sau^s Pto. Bertoni
63 » holmbergi Breth,
27
»
28
»
29
»
30
»
31
»>
32
»
33
Eu]
34
»
35
»
36
»
37
»
38
B
39
)>
40
»
41
»
42
»
43
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44
»
45
»
46
»
47
))
48
»
49
))
50
))
51
»
52
»
53
»
54
»
55
))
56
»
57
»
58
n
207
ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
64 Montezumia ferruginea Sauss. Aunción.
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
» platinia Id. Asunción.
» rufidentata Id. Pto. Bertoni
» sparsa Fox. Asunción
» spinolae Sauss. Peo. Bertoni; Asunción
Monobia anisitsi Breth. Asunción
» angulosa Sauss. Paraguay; Pto. Bertoni
» apicalipennis » Pto. Bertoni
» aurata A. W. Bertoni. Pto. Bertoni
» a. exigua » »
» schrottkyi '» »
Plagiolabra nigra Schulth. Asunción
Parazumia paranensis A. W. Bertoni
Nortonia difficilis »
>» duckei *
» guaranitica *
» lungens Schulth.
Pachodynerus argentinus Sauss
» brachygaster »
» brevithorax »
» nasidens ( Latr ). »
chapadae Fox. Paraguay
Hypancistrocerus advena Sauss. Paraguay
Odynerus ( Stenodynerus ) auratoides A WB. Pto. Bertoni
mondaiensis A W Bertoni Pto. Bertoni
griseus Fox »
subapicalis ( Fox ) Pto. Bertoni
serratus Fox Asunción
» schrottkyi Breth. Pto. Bertoni
( Stenancistrocerus ) abactus Breth. Pto. Bertoni
» anisitsi Breth. Pto. Bert. Asunción
»> anomalicornis A. W. Bertoni Pto. Bert.
» apicipennis Fox Asunción
» assomptionis Breth Asunción
» areatus Fox Parg. As. Pto. Bertoni
» cordatus » »
» coujunctus paranensis A W B. Pto. Bert.
» dallatorrei Breth Asunción
Pto. Bertoni
Rio Mondaíh
Pto. Bertoni
Pto. Bertoni
Paraguay
BERTONI A. W. : VÉSPIDOS SOC. Y SOLIT. DEL PARAGUAY 208
102 Odynerus (Stenancistroserus) dentif ormis Fox S. Bernard.
103 »> »> serratus » Asunción
104 » » subcyaneus Breth. Puerto Bertoni
105 » )) subtropicalis » Pto. Bertoni
106 » » sufusus Fox. Alto Paraná
107 » ( Ancistrocerus ) clarazianus Sauss. Asunción
108 » » cordatus Fox. Pto. Bertoni
109 » » flavomarginatus Breth. Pto, Bertoni
110 » » rufus » Asunción
111 Alastor clypeatus » Asunción
112 » elongatus » Asunción
113 » bicinctus Schrott. Paraguay
114 » macrocephalus Zav. Asunción
115 » melanosoma Sauss. Pto. Bertoni
116 » nitidus Breth Asunción
117 » paraguayensis Sav. San Bernardino
118 » rotundiceps Schrott. Paraguay
119 *> rufipes » Paraguay
120 » schrottkyi Breth. Asunción.
121 »> singularis Sauss. Pto. Bertoni; Asunción
122 » sp. Asunción
Fam. MASARIDAE
1 Trimeria howardi A. W. Bertoni. Pto. Bertoni
2 » buyssoni Breth. Encarnación
3 » neotropica ( Mocz. ). Asunción
209 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
UN NUEVO ESFEQIDO ARGENTINO
Proterosphex schrottkyi, n. sp.
Mas. Validus, clypeo et fronte dense argenteo-sericeis;
capite, thorace abdominisque segmento primo longe fulvo-pilosis,
segmentis 2° 7^ pedibusque brevissime fulvo-sericeis. Niger;
scapo, clypeo dimidio apicali, mandibulis basi, tegulis, trochan-
teribus, femoribus ápice, tibüs tarsisque, rufis; abdomine rufo,
segmentis 1*? et 4*? nigris rufo-limbatis. Clypeo convexo, ápice
valde emarginato; manibulis unidentatis; abdominis segmento
7^ haud impresso. Alis flavo-hyalinis, ápice infumatis, nervis,
fuscis.
Long. corp. 39 mm., al. 27, lat. thor, 9, lat. abd. 8, La
Rio ja.
En lo demás esta robusta especie se parece a P. argentinus
( Taschg. ), con el que la comparo, en el largo relativo del pe-
ciolo abdominal; pero la pubscencia es mucho más densa y dorada,
además la hay parecida a la del tórax en el lado posterior de
los fémores y 7^ segmento abdominal. El tipo es de La Rioja,
R. A. ( Giacomelli leg. ).
Con motivo de la actual Conflagración, no podemos decir la
última palabra respecto a la novedad de esta especie. El Sr.
Schrottky, conosida autoridad en el ramo, me escribe que posee
algunos ejemplares y que le parece ser especie inédita, aunque
con igual reserva.
A. de W. Bertoni
Contribución al conocimiento
de las
Tetralonias sudamericanas - Hym.
por
A. de Winkelried Bertoni
Las subdiviciones del género de abejas llamado Tetralo-
nia son aún poco admitidas, debido a la variabilidad que se ob-
serva en el número de los artejos de los palpos maxilares, no
sólo en la especie, sino también en el mismo individuo. El color
también varía mucho en varias especies: es solo con muchos e-
jemplares de ambos sexos a la vista que se puede definirlas con
seguridad. No obstante el examen de los palpos es de utilidad
para la determinación exacta de las especies. Habiendo recibi-
do material de la R. Argentina y del « Mueseu Goeldi »> del Para
me propongo añadir algunos datos suplemetarios a un trabajo
que hemos publicado anteriormente: J5er¿om, A. W. & Scyrott-
ky, C. « Beitrag zur Kenntnis der mit Tetralonia verwandten
Bienen aus Südamerika » in « Zool. Jahrb. »>, Jena 1910, pags.
563 - 596 et taf . 18.
I. Especies de palpos 6 = articulados.
1. Tetralonia paraguayensis Fr. ( = T. fulvipes Bertoni &
Schr. ( nec Sm. ). El señor Ducke, quien vio el tipo, dice
que la especie de Smith es basada sobre un macho de Melissodes
festivusl. El pues nueva la especie del Paraguay descrita por
Friese.
2. T. gilva Holmb. Macho y hembra típicos del Rosario
de Sta. Fé ( Coll. Hubrich n? 199 ).
211 ANALES científicos PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
II. Especies de palpos 5=articulados
3. T. rufitarsis Fr. Una pareja de Concepción (Chile).
Palpos max. : el 5*? artejo delgado, el 4í> más corto que el 5í> y 3",
el 2*? poco más corto que el 3? y 49 juntos.
4. T. frlessana Herhst. Por los palpos como por el colores
muy próxima a la anterior. Una pareja de Concepción (Chile).
5. T. átropos Sm. Una hembra de Ceará (Coll. Ducke).
Los palpos max. cortos y robustos, el artejo 19 apenas el doble
más largo que grueso; la proporción de los artejos es 11, 7, 5, 3.
4; la de los artejos del macho 12, 9, 5, 3, 4. La hembra tiene la
mitad basal del 69 segmento abdominal estriado transversalmen-
te. El clípeo del macho es todo amarillo.
6. T. leucocephala Bertoni & Schrott. El macho tiene las
antenas poco más largas que el corselete y el clípeo con la mitad
apical amarilla; palpos: 10, 7, 5, 4, 5; la hembra 11, 7, 7, 3, 6.
Barbacena, Minas Geraes; 5 ejemplares (Ducke, coll.).
7. T. fulgorans Holmb. Palpos del macho: 7, 8, 7, 4, 2.
Sta. Fé (Hubrich) . Muy próxima, aunque sin tinte ocráceo, es
la que tengo por Svastra apicalis Breth., Pto. Bertoni. Sus pal-
pos tienen esta proporción: 10, 5, 5, 3, 4.
8. Tetralonia hyptidis Ducke. Palpos: 5, 6, 6, 3, 3. Dos
ejemplares cotípi eos de Ceará (Ducke). Esta pequeña especie
se parece bastante a Epimelissodes melolochias Bert. & Schrott.
9. T. patelücornis Ducke. De esta especie, que recuerda a
T. paraguayevsis Fr. , tengo un cotipo del Para {Ducke leg. ) .
Los palpos maxilares son casi como los de T. zebra: 49 y 59 rela-
tivamente delgados, el 29 largo, el 39 poco menos y más robusto-
10. T. exquisita Cress. Palpos: 9, 12, 10, 4, 5. Una hembra
de Oaxgca (Méjico).
11. T. hubrichi n. sp. Cuerpo y pubescencia intensamente
negros, con los tarsos y las antenas ferrugíneas y una manchita
blanca en cada lado de los segmentos 49 y 5^ del abdomen. En
lo demás parecida a T. leucocephala; pero el clípeo es más grose-
ramente punteado y sin pelos; la cabeza más ancha y el abdomen
nítido y más acortado. Long. 12 mm. ; abdom. ancho 4i. Dos
BERTONIA.W. : TETRALONIAS SUDAMERICANAS 212
hembras del Rosario de Sta. Fé {Hubrich, leg.). Palpos: 12,
11, 9, 5, 5.
Con todo esta especie quizás seh sólo variedad bien marcada
de T. leucocephala Bertoni & Schr. Por el color se parece a E.
átropos Sm.
12. T. cpicaiis ( Breth. )?. El macho parece referible a la
especie de Brethes. En cuanto a la hembra (no conocida) tiene
el tamaño y configuración general de T.fulgorans; pero la escasa
pubescencia es blanquecina sin tinte ocráceo, y además con otras
deferencias. Palpos : 10, 5, 5, 3, 4,.
Puerto Bertoni, Parag., 20 ejemplares hembra y un ma-
cho.
13. T. mimetica { Preth. )?. Dos machos: clípeo amarillo;
antenas negras. Palpos : 10, 11, 10, 5, 3, primeros artejos del
flagelo 8. 10, 50, 25, ( apical 42 ). Un ejemplar con el flagelo
fulvo abajo. Rosario (R. A.) (Hubrich leg.)
14. T. zebra Fr., iorma riojana con las fajas reducidas aman-
chitas blancas en los lados de los segmentos abdominales 1^, 3°,
4^? y 5P. Palpos : 16, 8, 16, 4, 3i La Rioja, R. A. , hembra.
III. Especies de palpos maxilares 4=articulados
15. Nectcrodiaeta oliveirae Holmb. ( Melissodes sp. ). Tres
hembras de Santa Fé, R. A. ( Hubrich n? 77 ). Palpos : 10, 12
17, 4, delgados; primeros artejos del flagelo : 8, 40, 23, 21. Es-
ta especie es ligada a M. uruguayensis Bertoni et Schr. por los
palpos maxilares, y más especialmente a M. catam-arcencis Bert.
et Schr. del que se distingue casi sólo por el color.
16. Melissodes catamarcensis Bei't. et Schr el macho tiene
el clípeo y labro negros. Palpos 10, 12, 17, 4, ; primeros artejos
del flagelo 8, 15, 55, 40. No es genéricamente separable del
anterior. Algunos machos llevan una o dos fajas poco aparen-
tes en el abdomen. Santa Fé R. A. ( Coll. Hubrich 70 ) .
17. M. vcnturn Bert. et Schr. El macho con cKpeo ama-
rillo como M. fervens Sm. Palpos 14, 13, 7, 6, ; abdomen todo
negro. Varios ejemplares del Rosario, R. A.
213 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
18. M. ecuadoria (Fr.)?. Un macho de Sta. Fé (R. Arg.)
y otro de Buenos Aires son más referibles a esta especie que a
M. nigroxneus. Palpos: un lado con la proporción 9, 7, 5, 3; el
otro lado 9, 8, 7 ( 3 artejos solo). Para {Duche leg.), 6 ejemp.
19. M. nigroaeneus (Sm.). En Puerto Bertoni existe la
forma de tórax intensamente negro y la f errugínea como M. ru-
fithorax Breth.; pero a causa de las numerosas formas interme-
diarias (una de ellas es la forma típica de Smíth), aun no hemos
logrado separarlas. Es muy frecuente en la especie tener un
palpo con 3 y el otro con 4 artejos; pero cuando son 3, el apical
es más o menos de doble largura.
20. M. festivus (Sm.) . La proporción de los artejos délos
palpos maxilares de la hembra es: 5, 3, 3, 4A; la del macho: 4, 2i,
3, 4. Son como en M. ecuadoria, el primer artejo más chico, o
sea más grandes que en M. nigroaeneus; pero las células cubitales
se parecen más a las de esta última especie. 11 ejemplares del
Para, Brasil. (Coll. A. Duche). La coloración es bastante cons-
tante en la especie.
21. M. duckei Fr. Palpos maxilares 4-articulados : una pa-
reja de Obidos, Amazonas. (Coll. Duche).
22 M. decoratus {Sm.). Menor que la anterior, pero pa-
recida en el color. Palpos 4-articulados. Amazonas {Duche
leg.).
23. M. adolphi, n. sp. Del grupo M.nigroseneus. Macho.
Negro; clípeo y labro amarillos; flagelo ferrugíneo con el ápice
negro; tarsos, castaño oscuro. Pubescencia de la cabeza, tórax
(muy larga y erecta) y patas, castaño-negro; la corta pubescen-
cia de los segmentos 2-5 del abdomen, gris blanquizca, forman-
do anillos poco aparentes: ápice de los segmentos notablemente
más claros. El clípeo es densa y el tronco moderadamente pun-
turados; la 2^ célula cubital casi cuadrada: los nervios recurren-
tes las tocan en el 4*? apical. El artejo apical de las antenas en for-
ma de cuchara, largo 30, grueso 11 por 8; el ante apical largo 30,
grueso 9, punteadísimo. Primeros artejos del flagelo: 7, 10, 43,
40, 35. La pubescencia del tórax hace parecer la cabeza pe-
queña. A primera vista tiene el aspecto de algunas formas de
BERTONI A. W.: TETRALONIAS SUDAMERICANAS 214
M. nigroaeneiis. Long. 10 mm., ala 7, antenas 6. Palpos con
pelos larguísimos.
Tipo de Barbacena, Para; coleccionado por mi amigo Adol-
pho Ducke, a quien tengo el placer de dedicarla. (Duche n. 11).
24. M. chacoensis, n. sp. En general como el M. adolpki;
pero manor, con las antenas casi normales y relativamente más
cortas, el artejo apical elíptico y las patas menos peludas.
Macho. Negro; clípeo y labro amarillos; flagelo abajo, te-
gulas, base de las nervaduras alares, tarsos y tibias, acaneladas.
Pubescencia de la cara casi blanquecina; la del tórax color cane-
la y la de los ápices de los segmentos abdominales y fémores,
blanquecina y escasa. Long. 8mm., ala?, antenas 41. Propor-
ción de los palpos maxilares: 8, 8, 6, 9; cilindricos y sin pelos.
Tipo del Chaco de Santiago del Estero, R. A. ( E. R. Wag-
ne7' coll. ) .
IV. Especies de palpos maxilares 3=articulados
25. Thygater buccosa ( Vachal). Palpos del macho: 11, 9,
6; maxila larga, 105 por 30 de ancho. Sta. Fé, R. A.
26. Thygater analis (Lép.). La pubescencia del tórax, en
los ejemplares femeninos de una misma colonia, varía desde el
negro hasta el ferrugíneo; los machos todos integramente negros
(Yiáe Bertoni & Schrottky, in «Deutsch. Ent. Zeitschr. >», pag.
402, 1911). Recibí del Sr. Ducke un macho cazado en Tarata, Bo-
livia, rotulado *^Tetralonia laticornis Friese (i. 1.) '», que no difie-
re en nada de los nacidos de la mensionada colonia. Palpos
siempre 3-articulados.
27. Epimeüssodes ir.elolochiae Bertoni & Schrott. Una hem-
bra del Rosario de Sta. Fé, R. A. Palpos max. : 8, 7, 4; flagelo:
8, 19, 8, 10 (apical 14); maxila falcada, largo prop. 85 por 13.
(Coll. Hubrich n^ 220). Un ejemplar del Paraguay tiene los 2
artejos apicales de los palpos soldados de un lado, o sea 3-arti-
culados y 2-art. !.
28. EpimelisEcdes pseudcgil\a Eert. & Schr. Un macho de
Santa Fé, R. A. Palpos: 8, 5, 7; flagelo: 10, 15, 25, 22 (el arte-
jo apical 20).
215 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 3
V. Especies de palpos 2=art¡culados
29. Melissoptila tandilensis HolmbJ. Palpos: 10, 10; prime-
ros artejos del flagelo: 9, 2o, 14, 14 (el apical 18). La maxila di-
fiere de la normal en ser un puñal con ambos ñlos rectos. Una
hembra de Santa Fé, R. A. (Hubrich n^ 80). Por falta de ma-
chos no puedo estar seguro de la determinación,
30. M. uncicornis (Ducke). Un macho de Ceará, (Brasil):
palpos 5, 7; primeros artejos del flagelo 5, 12, 17, 19; palpos pa-
recidos a los de M. pterocauli Bert. & Schr.; mandíbulas sin dien-
tes como Epimelissodes. Viste más o menos los colores M. ri-
chardise Bert. & Schr. 5 machos de Ceará y Maranháo {Ducke coll. )
31. W. submetallescens {Ducke). Proporción de los artejos,
de los palpos maxilares: 8, 9; parecidos a los de M. mudiventris
Bert. & Schr. Una hembra cotípica de Baturité, Ceará. {Ducke
leg.).
32. M. pubescens {Sm.). Un macho de Quixada, Ceará.
Muy parecida, sino idéntica, a una forma muy pajiza de M'.vul-
pemda ^ert. y Schr., pero difiere en las nervaduras recurrentes
del ala. Palpos: 8, 10; primeros art. del flagelo: 6, 12, 34, 27,
(el apical 27). La determinación específica es debida al Sr. Du-
cke: sólo comparando las hembras se resolvería la sinonimia.
33. M. nudiventris Bert. etSchr. En más de 30 ejemplares de
Pto. Bertoni, la coloración es constante y cuando frescos el abdo-
men muestra vivos reflejos violáceos; la faja blanca del
5<? segmento siempre interrumpida en el medio y rara vez nula,
nunca hay indicio de fajas en los demás segmentos. Clípeo y
labro del macho amarillos.
Con el rótulo Tetralonla unifasciata Sm. recibí del Sr. Ducke
un macho de Curitiba que es idéntico a un ejemplar sin reflejos
de Pto. Bertoni; pero le falta completamente el diseño blanco en
el abdomen de que habla Smith. Sólo machos de la forma enana y
clara de Melissodes nigy^oseneus conozco que son más o menos apli-
cables a tal especie, la cual para mí permanece desconocida.
34. M. richardiae Bert. & Schr. Habiendo sido en Puerto
BERTCNI A. W.: TETRALONIAS SUDAMERICANAS 216
Bertoni, excesivamente común en 1916 y 1917, he podido coleccio-
nar en cantidad esta especie. Algunos ejemplares con más
ferrugínea la pubescencia se acercan a M. nemorensis ^ertoni &
Schrctt.; los machos llegan hasta tenerla casi blanquizca. El ma-
cho de M. pubescens Sm. se le parece mucho pero es del tipo de
antenas mucho más largas, corno M. vulpécula.
35. M. vulpécula ^ert. & Schrott. Abundó igualmente o casi
que el anterior. La intensidad del color ferrugíneo de la pubes-
cencia es también un tanto variable. . Algunos machos sólo se
distinguen de la anterior por las antenas mucho más largas,
36. M. pterocauli Bert. \? Schrott. Tres hembras de Puerto
Bertoni idénticas al tipo El macho permanece, para mí, desco-
nocido.
NO TA . Las especies paraguayas que no mensiono son : Me-
lissoptüa abscondita Holmb., M. desiderata Holmb., M. rhopalo-
cera Holmb., Tetralonia quadrata Bertoni et Schrott. y letra-
lonia lorenzicola Str., de Asunción.
Las dedicatorias, lo propio que en los artículos anteriores, son
en honor de mis amigos y colegas: C. Schrottky (Pto. Cantera),
E. Giacomelli (La Rioja), C. Hubrich (Rosario) y Adolpho Du-
cke del «Museu Goeldi» del Para. Añadiré una nueva especie
cazada después de redactado este trabajo:
37. Meüssodes Linnei, n. sp.
Hembra. Negra; flagelo abajo, tégulas, nervaduras del
ala y patas, menos el ápice de los fémores, ferrugíneos. Pubes-
cencia densa en todo el cuerpo (como T. paraguayensis) : en el
clípeo es blanquizca; en el vértice larga, erecta y negro intenso,
también es negra en los segmentos 5^-Q^ del abdomen, menos un
estrecho ribete apical, que es ocráceo-ferrugíneo vivo como en
el resto del cuerpo y patas. El clípeo es densamente punturado;
en el labro y tórax los puntos moderados y ralos y en el abdomen
mucho más menudos. Los nervios recurrentes tocan el ápice de
la 3^ y el 4í* apical de la 2^ célula cubital; ésta es cuadrada. Alas
leonado-hialinas con ancho ápice obscurecido. Long. 12 mm.,
217 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 3
ala 10, abdomen (ancho) 5. Prop. de los palpos: 8, 7, 5, 4: las
divisiones bien marcadas.
Con duda le refiero un macho que difiere sólo en tener el
clípeo y labro amarillos, la pubescencia más clara y escasa, en la
cabeza también leonada y el abdomen más estrecho y alargado.
Long. 12 mm.; ala 10; antenas 10, la proporción de los 3 prime-
ros artejos del flagelo: 7, 8, 74 !
Puerto Bertoni, Paraguay: 2 hembras (30, \) y un ma-
cho (III, 1917)- Tipos en mi colección.
38. Tetralonia fervens Sm. Se tiene por tal a un Melisso-
des de vasta distribución y no raro, con los anillos apicales del
abdomen blanquizcos bastante sucios. Sin embargo el Dr. Holm-
berg,en «Delectus Hym. » (p. 389), reconoció como T. fervens una.
especie de palpos 6-articulados!.
Últimamente recibí del Sr. Hubrich, del Rosario de Santa
Fé, 4 machos de una especie de palpos 5-articulados: uno de ellos
imita perfectamente los colores de T. fervens, en otros las fajas
interrumpidas del abdomen (bien blancas) se reducen hasta casi
desaparecer del todo, pero las antenas son mucho más largas que
en el Melissodes y el cuerpo más estrecho; la proporción de los pal-
pos es: 11, 8, 9, 5, 4; en otro 15, 8, 10, 6, 5. Como se vé, solo el exa-
men de los tipos de Smith (de Mendoza y Santiago) resolverá la
sinonimia: si resulta ser la de Smith una Tetralonia verdadera,
debe llamarse a nuestra especie M. cucurbitae Holmherg ( 188Jf ) .
{Hubrich nos 2U y 219) . Bertoni n? 3060.
Otro macho, coll. Bertoni; no, 3057, que recibí del Rosario de
Sta,Fé, mezclado con los anteriores y parecido a ellos como a un
macho de M. fervens de la misma localidad, tenía los palpos 6-
articulados! Proporción de los mismos: 12, 12, 10, 9, 3, 3,
Como en los anteriores, las fajas del abdomen son más interrum-
pidas que en el Melissodes. Esta forma debe ser la que el Dr.
Holmberg, quizás con razón, tubo por T. fervens Sm
39. T. bombilcns {Holmh.). Ocho ejemplares de LaRioja,
Argentina. Las fajas blancas del abdomen del macho varían has-
ta desaparecer, pareciéndose en este caso a otras especies: un
ejemplar parece tener el último artejo de un palpo soldado (4-
art, ! ), La pubescencia del tórax varía desde el leonado vivo al
BERTONI A. W.: TETRALONIAS SUDAMERICANAS 218
blanquizco ocráceo: en mi colección los más claros son deLaRio-
ja y los leonados de Mendoza.
AO. Tetralonia sp. ? Coll. Bertoni no. 3059. Una hembra de
Puerto Bertoni, que se parece a M. rufithoi^ax Breth. y también
a M. Linnei (mihi) , pero con esta última difiere en tener lo inferi-
or del tórax de pelos negros y el abdomen casi sin pelos. El abdo-
men es globoso y los palpos de un lado 4 y del otro5-articulados!
Resulta de todo esto que se debe siempre examinar los dos pal-
pos y de muchos ejemplares para conocer cual es el número normal
de los artejos, lo propio para el color de la pubescencia del cuerpo.
También estos hechos nos aconsejan tener cuidado en fundar es-
pecies sobre machos únicos y. sobre todo, hacer descripciones
comparativas, para facilitar el estudio de un grupo tan difícil y
embrollado como el de las Tetralonias. Es por esto que, sin cono-
cer las hembras, no describo las formas referidas más arriba.
La T. mephistophelica iSc/ir. es una especie muy grande, ne-
gra, comparable a T. átropos Sm.; pero difiere en el número de
los artejos de los palpos maxilares (6 en vez de 5) . No dispongo
de ejemplares en el momento para hacer comparaciones directas:
el tipo se halla en la colección Schrottky.
Notas Entomológicas
( Biológicas y" Sistemáticas )
por
A. de Winkelried Bertoni
I. HIMENOPTEROS APOIDEOS
Xylocopa artifex Sm. = X. colona Schr. (nec. Lép.)
Debo a mi hermano Walter Bertoni el descubrimiento del
nido de esta especie. Como la X. bambusae Schr. cría en los ca-
nutos de Bambúseas. El que tengo presente y otro que observó
mi hermano, se halla en el hueco de un canuto de Merostachys
clausseni Munro. La entrada es un agujero circular de 8 mm. de
diámetro; las celdas consisten sensillamente en dividir el hueco
con tabiques delgados como papel a 15 mm. uno de otro, constru-
idos con celuloide raspada del interior del mismo canuto. En un
extremo del hueco hay dos celdas y cuatro cerca del otro: la en-
trada se halla entre las dos secciones. Contenía el nido sólo nin-
fas y ejemp'ares yá en estado de imago.
Los machos de esta especie se distinguen fácilmente de
los de X. ciliata Burm. por la claridad de la pubescencia ( casi
blanquizca ) y la cara amarilla con la característica faja negra
que vá del vértice al ápice del clípeo. Los machos de X. ciliata
que tengo de Santa Fé (Argentina) , son mucho más obscuros ó ne-
gros sin tal faja en la cara, que es blanca pálida desde las ante-
nas para abajo; la pubescencia es negra, menos un collar sobre
el protorax y un anillo apical en el primer segmento abdominal
que son blanquecinos.
Las especies de Xylocopa que, con Sch rottkij y Anisits, he-
mos observado en el Paraguay meridional son 10. De Pto. Ber-
toni (región de bosques)* X. frontalis (Oí.), X. nigrocincta Sm.,
BERTONI A. W. : NOTAS ENTOMOLÓGICAS 220
X. viridis Sm., X. ptdchra Sm. y X artifex Sm. ; de Asunción
y otros puntos de la región con campos, pero que faltan en Pto.
Bertoni: X. brasüianorum (L.), X. augusWLé^., X. splendidula
Lép, , A^ ciliata Burm. y X. macro'ps Lép.
Hemisia lanipes {Fabr.)
En Asunción vi centenares de nidos que acribillaban una
pared hecha con barro de una casa campestre. Las galerías pe-
netraban oblicuamente o horizontalmente, según las condiciones,
pero pocos centímetros y una sola, al parecer, para cada hembra.
En el fondo se hallaba el depósito de polen a la manera de otras
especies; tampoco el cocón ofrece nada especial. Era pues como
una colonia la tal cría. En Puerto Bertoni hallé un nido único
mezclado con una colonia de Melitoma euglossoides Lép., en
simbiosis o casualmente. No puedo aseverar que alguna de ellas
no fuera la H. labrosa (Fr. ) que tengo de Pto. Bertoni también.
Además la H. lanipes ofrece variedades locales en Pto. Bertoni,
donde es muy común.
La H. labrosa (Fr. ) y Epicharis obscura Fr. , que cacé en
Pto. Bertoni y la grande H. collaris Lép., que se encuentra en
cantidades sobre la arena húmeda de Igatimí (frontera de Ma-
tto Grosso), son nuevas para la fauna paraguaya. Strand agre-
gó a las especies conocidas de nuestro país la H. tarsata Sm.
De las 19 especies paraguayas, 7 sólo fueron halladas en Puerto
Bertoni; pero en este caso creo que no es sólo debido a la ausen-
cia de campos sino también a la dificultad de cazarlas en los ár-
bcles altos,
Melitoma euglossoides Lép.
Un horno construido con barro, fué completamente acri-
billado pí-r millares de nidos de esta especie durante varios años.
Las abejas entraban y salían durante todo el verano en canti-
dad, produciendo con el sumbidode sus alas el efecto de una
numerosa colmena de Apis. Tantas eran ya, que el interior de
la pared estaba transformado en celdas apretadas una con otra.
La entrada del nido es una simple galería de unos 5 mm.de an-
cho; en el fondo ( a 5— lOcm.) hay una dilatación ovoide y den-
221 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
tro de esta una cantarilla ajustada, pero que se desprende fácil-
mente y abierta en un extremo. El interior de dicha cantarilla
es bien pulido y, después de depositar en ella el polen y el hue-
vo, la tapa con un disco de barro bien pulido. La postura de
los huevos, como su nacimiento, dura meses. Las cantarillas
son más o menos de 12 por 8 mm.
Los habitantes de la colonia se componían en su mayor
parte déla forma typica, de patas negras; una pequeña parte de
la \orma, fulvifrons Sm,, de patas y antenas rojizas; una forma
más enana aun que la M. grisesceris Ducke; otra semejante a
Leptergatis romeroi Holmb. y un solo nido de Hemisia lanipes
Fabr. Esta manera de criar en colectividad varias antofóridas,
motivó la sospecha de mi colega y amigo J. Brethes de que la Meli-
toma podría quizás ser parásita, porque él no tubo oportunidad
de revisar el nido (1).
De Pto. Bertoni es también la rara M. mattogrossensis
(Schr.) ; la M. nudipes (Burm.) laobtube sólo de Sta. Fé, Argen-
tina.
Megachile sp.?
Hasta la fecha, los nidos que conozco de Megachile son del
tipo común envuelto en hojas, que colocan en cualquier agujero
y muy frecuentemente dentro de los cañones de fusil; sólo una
especie vi penetrar en la tierra, sin poder averiguar con certeza
si se trataba de un hueco natural. R. v. Ihering (Rev. Museu
Paul.) describe un nido en forma de cantarilla de M. apicipennis
Schr. sin saber como y donde estaba colocado.
Últimamente hallé un nido singular que pienso que debe
ser de un Megachile o género afín, porque se parece notablemen-
te al de cierta especie europea. Es una elipse de arcilla fina, con
una boquilla larga un tercio del total en la parte superior,
de superficie groseramente granulosa y lo interior pulido:
con la boquilla mide 25 por 14 mm. Tres de estas cantarillas
se hallaban pegadas en hilera dentro del hueco de un cogollo de
Bromelia, muy a la vista. La boquilla es arqueada en sentido
opuesto a la hoja en que estaba pegado. No pude cerciorarme
(1) Vide «An. Mus. NI. de Bs. Aires», tomo XIX, pag. 81.
BERTONl A. W. : NOTAS ENTOMOLÓGICAS 222
de la especie porque estaban parasitados por un díptero del gé-
nero Anthrax del tamaño y color de A. morio. Podría este nido
ser de Lithurgus, pero aun no se ha señalado este género en el
Paraguay, ni me parece que el material de que está construido
permita pensar en un Anthidium.
El género Megachile cuenta con cerca de 40 especies cono-
cidas en el Paraguay. — ( Coll. Bertoni n? 3062 ) ,
Mega I Opta ipomoea Schr.
Esta interesante especie que imita a Odyneropsis holoseri-
cea Schr., la cacé en Pto. Bertoni en pleno día de sol: los autores,
notando lo desarrollado de los ojos, sospecharon que podría ser de
hábitos nocturnos.
El nido no difiere esencialmente del de Augochlora nigro-
marginata Spin. {=^A. gramminea Sm.), sino en el tamaño ma-
yor y en los curiosos apéndices cónicos a manera de piernas de
la parte opuesta a las entradas, o sea la inferior. Las celdas
(en número de 5 a 12) son verticales, alargadas y con la entrada
de 5 mm. por 15 - 20 de profundidad. Se hallan estos nidos en
galerías que penetran verticalmente varios decímetros en la tie-
rra arcillosa. {Coll. Bertoni n^ 3061).
Varios nidos de Puerto Bertoni.
Osiris paraguayensis, n. sp.
Osiris pallidus Sm. (var. ?), Bertoni, A. de W., «Anal.
Mus. NI. de Bs. As., T. XXII, pág. 137, (1911).
El Osiris que indiqué con duda como variedad de O. palli-
dus Sm., porque de éste son las formas y magnitud, pero con el
abdomen a fajas nítidas negras y anchas como el O. marginatus
Cres. de Méjico, me parece que es un representante nuevo del
género en el Paraguay. Cacé la hembra cuando buscaba, al pa-
recer, nidos subterráneos ágenos y al macho sobre flores de plan -
tas compuestas. El fondo sólo puede llamarse amarillo-testáceo
después de estar mucho tiempo en la colección.
Hembra. Amarillo citrino; una mancha circular en la
frente que incluye los ocelos, el mesonoto y el ancho anillo apical
223 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 3
de los segmentos abdominales, negro: el 6*? segmento es todo ne-
gro y en los demás este color es más ancho que lo amarillo basal ;
en el mesonoto se nota una zona central y los bordes laterales
casi testáceos. El flagelo es obscuro con los 2 artejos básales y
el apical amarillo-ferrugíneos; el lado inferior de los fémores y
el estrecho borde apical de los segmentos ventrales, oscuros casi
negros. La puntuación del cuerpo no es aparente, en el clípeo
es grosera y rugosa. Alas amarillentas, con las nervaduras más
ferrugíneas. Todo el tronco lleva una brevísima y no densa pu-
bescencia amarillenta visible sólo con lente. Long. tot. 13 mm. ;
ala 9.
Macho. Difiere en tener lo negro de la frente más redu-
cido, en los segmentos ventrales más fuerte, el diseño del meso-
noto es negro y amarillo y el último segmento ventral apenas
excede al dorsal en ? de su propia longitud.
Puerto Bertoni, Parag. , Coll. Bertoni n? 3063.
En la misma publicación y página, a continuación del pre-
sente, describí el macho de Osiris exulans Holmb., el cual es un
Coelioxoides. El Sr. A. Duche, quien examinó ejemplares de
aquí, me informa que la especie de Holmberg es un sinónimo de
O. punctipennis Cress. Cacé media docena en flores de Ptero-
caulon virgatum D C. {Compos. )
Gen. Rhatymus Lép. (1825)
Este género de abejas parásitas {Nomadidse) cuenta con
8 especies sudamericanas descritas, pero ninguna de este país ni
de la Argentina. Por Marzo de 1917 cacé dos Rhatymus en Pto.
Bertoni. La una parecida a Rh. bicolor^ Sm. , pero grande (25
mm) y variable, unos todo ferrugíneos con las alas obscuro-vio-
láceas, otros con el mesonoto y vértice negros. Entraron 6 ejem-
plares en mi cuarto en la época en que nace la Epicharis rustica,
de la que se supone sea parásito. ( Coll. Bertoni n^ 3021 ) . El
Sr. Schrottky piensa que sea nueva y vá a describirla según me
comunicó.
La otra es una especie del tamaño y figura de Odyneropsis
holosericea Schr. y parecida en la coloración a O. vespiformis Du-
cke; pero es un verdadero Rhatymus: {Coll. Bertoni n? 3064).
BERTONI A. W. : NOTAS ENTOMOLÓGICAS 224
Trígona mínima Gn6. — vulg. Eí-mírí
Esta especie, semejante a T. mosquito pero menor, dispu-
ta y quizás vence a la T. muelleri Friese (=T. tímida Silv.),
el puesto de colmena rudimentaria. Es común en Pto. Bertoni
y su nido se halla en cualquier hueco o grieta pequeña de las pa-
ledes, troncos piedras, etc. Algunos nidos tienen apenas algu-
nas docenas de habitantes. La boquilla es casi nula o de pocos
mm. de largo. En cuanto al interior es amoldado a las condi-
ciones. Las pocas cantarillas de la miel aglomeradas o casi en
panal y los no más abundantes panales de las larvas desordena-
damente sobrepuestos o dispersos. Las cantarillas de la miel son
poco mayores a las de T. muelleri y en todo suelen producir po-
cos gramos de miel. Es, como las otras pequeñas, sumamente
molesta en los bosques, pues acude en enjambres a chupar el
sudor. {CoU. Bertoni, t^9 1816).
iVOT^A.— Los Mehpónidos paraguayos no citados en mis
publicaciones anteriores (1) son: Melipona orhignii Guér. (=M.
quinquefasciata Fr.), Rio Paraguay; M. paraguayaca Str. (id.) ;
Trigona iheringi Friese, (id); T. cupira Sm., Pto. Bert., T.
caerulea Friese, Encarnación; T. nigripes Fr.; T. amaltheaLs.tr,
{=T. fuscipennis Fr.), Pto. Eertoni; T. rufichrus Latr., SO Pa-
rag. ; y T. fulvipennis Friese, Igatimí, Itaimbeíh (Alto Paraná) .
Las tres últimas, quizás sólo razas, no difieren biológicamente.
La T. cupira es reprecentada en Pto. Bertoni por una forma
muy oscura, casi negra, cuyo nido imita a veces al de T. amal-
thea. En todo son 26 especies conocidas del Paraguay. (2)
Tygny (en «Suites a Buffon», VIII, p. 266) describe bien
el nido libre y globular de la T. amalthea típica de la Guayana,
el cual en nada difiere de nuestra supuesta var. fuscipemiis Fr.
Pero al insecto le dá « ailes blanches, transparentes, légerement
lavées d'une couleur obscure».
(l)-Bertoni, A. de W., «An. Mus. NI. Bs. As.» vol. XXII. p. 97-146,
(1911). Id. «Revista de Agron. y Bol. de la E. Agr. de Pto. Bertoni», Vol.
IV, no 7-8, pág. 21, (1910).
(2) —5c/iroH^i; señala sólo 24 para la R. Argentina; pero, con quizás só-
lo una excepción, creo que existen en este país todas las especies señaladas
en el Paraguay.
225 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
II. HIMENOPTEROS VESPOIDEOS
Pompilus flavopíctus Sm. (Sericopompilus sp. )
En Pto. Bertoni abunda una especie que es notablemente
variable en cuanto al color. Tan pronto imita el diseño de Ste-
lopolybia meridionalis (R. v, Ih.) como el de 5. pallipes (01.) y
aun más allá, siendo raro hallar dos ejemplares perfectamente
iguales. Una- hembra y un macho ( Coll. B. n^ 3066 ). combinan
perfectamente con la descripción que Smith dá para el P. flavo-
píctus de Costa Rica. La mancha neerra de la base del clípeo y
las del segmento mediarlo en unos son bien negras; en otros son
ferrugíneas, más o menos apagadas hasta desaparecer del todo.
Inconstantes son también los anillos amarillos del abdomen y la
intensidad del color negro en general. Una forma difiere muy
poco del P. autrani Holmb. (del Chaco) ; otra (ní> 658), no bien
ligada por las transiciones, se acerca a P. barbarus Holmb. Lo
amarillo es citrino, pero en las patas varía hasta el ferrugíneo.
Tengo presente una serie de 14 ejemplares selectos entre las
transisiones.
Cuál es esta especie se sabrá cuando se conozca a qué gé-
nero pertenecen los supuestos Pompilus de los autores: Smith
no dá los caracteres morfológicos. Si la muestra no es la de Cos-
ta Rica, es un representante perfectamente mimético en el Pa-
raguay. El Sr. Schrottky, a quien mandé un ejemplar aberran-
te y quizás diverso, pone en duda la identidad (por carta) ; pero
lo que interesa aquí es llamar la atención de los especialistas so-
bre la variabilidad de nuestra especie.
Parecido también parece ser el P. polistoides Sm. El Sr.
Brethes me determinó como tal un macho de Pto. Bertoni, hace
muchos años, quizás diferente de los ejemplares que conservo,
pues estos no combinan bien con la descripción original, a menos
que sea igualmente variable que la forma anterior. En todo ca-
so es mucho más raro aquí. El Sr. Schrottky piensa que el nu-
estro sea Poecilopompilus .
Observ. —No conozco el nido del presente Sericopompilus,
pero le he visto subir arañas a los árboles altos. En los Anales
del Museo Ni. de Buenos Aires, (XXII, p. 131), describí el supu-
BERTONI A. W.: NOTAS ENTOMOLÓGICAS 22Ó
esto nido de un Pseudagenia, próximo al Pompihis spilopterus
Holmb. Más tarde me convencí que era inquilino y que el ver-
dadero arquitecto de tales nidos es el Eumenes enagua Breth.
Stenancístrocerus herbertü terebrator, n. subsp.
Se parece tanto en las formas al O. herbertü Fox, que no
creo que sea más que subespecie; en cuanto al color, (también
gran parte de las formas), son más del O. relativus Fox. No
menos curiosa es la nidificación; la diagnosis es esta:
Statura 0./¿er6er¿i et illie conformis. Foem. Atra, bre-
vissime aureo-sericea; clypeo superne arcuato, puncto inter an-
tennas, puncto post-oculari utrinque, spina mesonoti abdominis-
que segmentis 1 i - 6^ ápice, flavis; tegulis externe ferrugineis.
Alis ferrugineis, ápice fusco-hyalinis. Mandibulis 4-dentatis.
Long. corp. 9 mm., al. 7i-(Pto. Bertoni, Parag.).
La puntuación y formas son como en la forma típica. El
clípeo rugoso, más ancho que largo, con escotadura apical trian-
gular y dientes agudos, recuerda al de los Alastor como las for-
mas de la cabeza y tórax; la 2^. célula cubital es triangular; el
segmento mediarlo, que se extiende bastante atrás del postescu-
dete, tiene los ángulos postero-laterales muy agudos; y por fin,
la impresión transversal del primer segmento abdominal forma
decididamente dos carenas. Mandíbulas cortas con sus 4 dien-
tes muy fuertes.
Hemos visto que los Odynerus (s. lat. ) crian unos en nido
propio, otros en nidos abandonados ágenos, otros en troncos ta-
ladrados por coleópteros y por fin, el O. clarazianus en galerías
subterráneas. El presente se aparta notablemente en su mane-
ra de nidificar. Difiere de todos los que conozco en el nido y la
alimentación de las larvas. En el tallo de la flor de Eryngium
ebracteatum Lam. (Umbelíferas), practica (en laplantaViva!) un
agujero circular de 3 mm. de diámetro, para utilizar el hueco
natural interno. Siguiendo hacia abajo, divide el hueco en tro-
zos de 20 mm. con discos de barro rojo y en cada uno deposita
un huevo con 10 o 12 larvas para la alimentación. La larva del
Odynerus es normal, alargada, amarillenta con una línea oscura
a lo largo del dorso. El alimento comsiste en larvas amarillen-
227 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 3
tas con cabeza oscura, córnea y seis patas anteriores. Son muy
tiernos y requieren un estudio especial con ejemplares en buen
estado para conocer el grupo; pero no pueden ser sino de cole-
ópteros o himenópteros fitófagos. En todo caso sale de la re-
gla; hasta ahora sólo conocía especies que alimentan la prole
con larvas de lepidópteros, especialmente geométridos. A prin-
cipios de Noviembre cacé al tipo de la nueva forma en su nido.
Este contenía celdas en construcción y larvas a punto de trans-
formarse.
El citado Eryngium es visitado por varios Odynerus y A-
lastor. En condiciones parecidas, pero con dípteros adultos co-
mo alimento, cría el Xylocrabro umhrosus Schr. (V. Schrottky y
Bertoni, «Deutsch. Ent. Zetschr.», p. 624, 1914).
Gen. Polistes Latr. (1802)
Polistes consobrinus Saiiss. ? De la especie que cité con es-
te nombre (1) cacé, en las flores de VernonicL mollissima (Com-
positae), 10 machos y una hembra en Puerto Bertoni y una en
Ihgatimí (Matto Grosso), todos por Marzo.
El macho se distingue fácilmente de las especies vecinas
por tener el ojo anchamente separado del clípeo, más que en P.
carnifex; el clípeo ferrugíneo todo o con sólo los bordes laterales
amarillos. El insecto es ferrugíneo con el vértice, los bordes del
mesonoto m.ís o menos y los dos primeros segmentos abdomina-
les, negros; lo inferior y patas más o menos ferrugíneos, con el
pecho amarillo; el segmento mediarlo con o sin los dos semicírcu
los amarillos; el peciolo con el ápice ferrugíneo o amarillo, y en
uno todos los segmentos llevan un sutil ribete de este color; el
flagelo con el ápice y la base ferrugíneos.
En la hembra el ojo apenas toca al clípeo. La de Ihgatimí
difiere del macho sólo en tener el mesonoto, el fondo del seg-
mento mediarlo y algo por los f émores, negros y en no tener más
amarillo que las dos manchas del segmento mediarlo. La otra
hembra que le refiero, porque la comunicación entre el clípeo y
el ojo es más reducida que en P. versicolor y P. ferreri, difiere
sólo '^,n tener las mesopleuras, trocánteres y tibias, negros.
(1) (lAn. Mus. NI. de Bs. Aires», T.XXII. pág. 129.
BERTONIA. W.: TETRALONIAS SUDAMERICANAS 228
La especie de Saussure permanece oscura, pero a mi ver
la presente concuerda más con la descripción que las formas fe-
rrugíneas de P. versicolor. El P. candidoi R. v. Iher, podría
asimismo ser una forma del presente.
Polistes obscurus Sauss. —Bertoni, loco cit, p. 130.
Podría ser una raza pequeña, esvelta y sedosa de P. actae-
on Halid.; pero no he hallado transiciones aun. La coloración
es constante en cada nido. Los machos tienen todas las antenas
y clípeo negros y carecen de amarillo en las «coxas»; las patas
son todo ferrugíneas. En todos las líneas amarillas del segmen-
to mediarlo son delgadas o casi nulas. Un nido tenía 8 ejem-
plares idénticos entre sí, pero diferían de los comunes en tener
más o menos ferrugíneo oscuro por el abdomen, sin confundirse
por esto los machos con las formas ferrugíneas de P. cinerascens
Sauss. Las variaciones del colorido de las alas no se apartan de
ésta última especie. Las mesopleuras sin la línea superior.
Describiré una forma que creo nueva:
Polistes obscurus simulans, n. var. Hembra negra, sedosa,
con la pubescencia del tórax castaño-oscura y la del abdomen
negra; las mandíbulas, el flagelo (menos la base del primer ar-
tejo), y las alas, ferrugíneos; una línea delante y otra detrás
del ojo amarillas. Long. 14-16 mm., ala 12-141. El protorax es
de los más crestudos anteriormente y la cabeza notablemente
menos prolongada atrás de los ocelos que en las especies veci-
nas.
En lo demás tiene las formas y tamaño de P. cinerascens,
con el hoyo del segmento mediario tal vez más breve y ancho,
bien estriado transversalmente; el peciolo por lo menos tan an-
cho como largo. Este último carácter lo distingue de P. mela-
nosoma, al que imita perfectamente en el color, aspecto atercio-
pelado y casi en el tamaño. El color de las alas sólo se asemeja
b\ de P. jMcificus Fabr. (forma oscura). El nido, que es ne-
gruzco, no difiere del de P. melanusoma sino en las celdas me-
nores.
Puerto Bertoni, Febrero, 1917: 6 hembras criadas del mis-
mo nido {Coll Bertoni, n<?. 3067). '
229 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
Gen. Mischocyttarus Sauss. (1854)
M. smithi Sauss. Esta rara especie era dudosa para los
especialistas y la hembra desconocida. Poseo una de San José,
Costa Rica (C. A.). El cuerpo es bien negro, especialmente
el abdomen (que es más nítido que en las otras) ; el borde poste-
rior del pronoto y las tégulas castaño oscuro, poco aparente; las
patas también con algo de castaño muy oscuro y el ribete api-
cal del peciolo bastante claro; las antenas en la mitad apical
más o menos ferruglneas. El color de las alas es el mismo que
en M. labiatus (F.);pero el insecto es mucho más robusto, por
lo menos como M. drewseni Sauss. ; el primer segmento abdo-
minal largo como la cabeza y el tórax juntos y algo más dila-
tado hacia el ápice, recordando a M. surinamensis Sauss. Log.
tot. 21 mm., ala 17. Ocelos como en M. drewseni, Sauss.
El tipo es amazónico. El. M. dreivseni, que es el que
más se le parece, tiene el abdomen más estrecho con relación
al tórax y las alas bien ferrugíneas, aun en una forma oscura
que tengo de Pebas (Amaz.). Tampoco el M. collaris Ducke
ofrece diferencia entre un ejemplar de Costa Rica y otro ama-
zónico (A. Ducke leg. ) y muy poco de otro de la Isla de Trinidad.
La especie que describo no tiene semejanza notable con
Stelopolybia angulata, que es mimética con M. carhonarius (Sa-
uss.). No conozco esta última especie amazónica que parece
muy rara.
M. phthisicus {F.) Dcke. Cuatro hembras, de Altos, Asun-
ción y Pto. Bertoni, difieren de lo normal en tener el 2^ segmen-
to abdominal ferrugíneo con el ápice amarillo, o sea un principio
de transición hacia la var. alfkeni Ducke, que yo no había obser-
vado en el país (loco cit. p. 127). Estos ejemplares forman ex-
cepción en Pto. Bertoni, donde es común y varía desde el color
de Polybia buyssoni hasta el de P. fastidiosuscula y pallipes.
Un nido contenía 206 ejemplares, todos con el color de esta últi-
ma. De las otras formas también es frecuente hallar nidos con
numerosos ejemplares parecidos entre sí; pero algunos, especial-
mente uno que crié en Marzo, contienen toda la serie de colores.
Con sólo una excepción (en Pt. Bertoni) el diseño es siempre ci-
trino y oscuro o negro. A las formas de nido, debo añadir uno
BERTONl A. W. ; NOTAS ENTOMOLÓGICAS 230
que vi en Ihgxiasú (Brasil) pegado a un techo de casa; tenía tres
apéndices largos en estrella y el pedúnculo central. Los habi-
tantes con los colores y distribución de Gymnopolybia meridio-
nalis (R. V. IH.).
Es frecuente ver que las hembras que comienzan un nido
son más o menos de color normal; aquí cabe preguntar si con la
edad el color negro domina al amarillo o si los ejemplares dema-
siado claros y aberrantes perecen sin procrear,
III. COLEÓPTEROS
Acrocinus longimanus ( L. ) — Este cerambícido grande y
hermoso es bastante común en Pto. Bertoni y parece raro a la
altura de Yaguarasapá ( más al S ) : otro tanto puede decirse de
la planta morácea Chlorophora tinctoria (L.). Este árbol suele
estar barrenado por grandes larvas que le causan la muerte par-
cial o total. El año pasado hemos visto que esta nociva larva
es del A. longimanus. Un grande y lozano árbol de Tatá-dyihvá
o C. tinctoria fué parasitado por unas cuantas parejas del coleóp-
tero en cuestión, secándose completamente en pocos meses. De-
posita los huevos haciendo una incisión transversal, desde los
gajos hasta el suelo. Las larvas se crian rápidamente y causan
un verdadero destrozo en la madera. Esta especie acude tam-
bién a los Ficus recién cortados, pero no sé que deposite en ellos
los huevos. El A. accentifer (Oliv.) es de los más comunes en
nuestros bosques.
Lo más común en nuestros cerambícidos es depositar sus
huevos en árboles enfermos o cortados y unas cuantas especies
los cortan ellos mismos, como Oncoderes y varios del grupo de
Acanthoderes, v. gr., que causan mucho daño a los cultivos.
Los autores han generalizado demasiado, como me he cerciorado
en varios casos, la creencia de que cortan ellos mismos la planta.
IV. HEMIPTEROS HOMOPTEROS
Fulgora lucífera Germ. — guar. Nyakihrá-mbói.
Es ésta la especie que llega hasta Rio Grande do Sul y Pa-
raguay. En Pto. Bertoni cazam.os ^ ejemplares recién nacidos
231 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 3
al pié de una Fagara sp. (Rutáceas), por lo que he sospechado
que su larva podría vivir a expensas de la savia de sus raíces a
semejanza de los Cicádidos. A la F. latemaria L., del Norte,
se le parece sólo en el color.
Mantube vivos varios días dichos ejemplares sin notar la
fosforescencia que observó Madam Merian en la Guayana y q«e
los naturalistas aun no han podido comprobar en un siglo. No
obstante, creo que no se trata de un error de Mad. Merian, sino
que los ejemplares de Fulgora que la sorprendieron de noche
por emitir luz, estarían parasitados por el supuesto hongo fosfo-
rescente invisible que se ha observado en varias aves, o el que
se observa en los troncos después de días de mucha lluvia y ca-
lor. La forma tan rara de este insecto, especialmente el apén-
dice que imita la cabeza de un reptil, ha motivado muchas pa-
trañas en el Paraguay como en el Brasil: el vulgo lo cree alta-
mente venenoso, sin embargo es absolutamente inofensivo.
En Pto. Bertoni hay otra especie muy rara, que debo a la
amabilidad del Sr. José del R. Mereles, quien la descubrió. Pa-
rece ser la F. serrata de Stoll.; pero su estado larval no permite
suficiente certeza. En la misma localidad cacé Phenax variega,-
ta (Oliv.), Flata umhraculata Fabr. y F. phalaenoides Fabr.
Aphrophora sp.?— En «Agronomía» (V, n*?. 3-4, p. 110 y.
Ed. del autor), describí el insecto que hace «llover» a los árboles,
bajo el n. provisorio A. distanti, i. lü.; más tarde observé que
en Asunción cría mucho más temprano y que una de las plantas
preferidas es el Ombú (Phytolaca dioica L.). En Pto. Bertoni
los árboles que hace llover con más frecuencia y abundancia son
Cedrela tubiflora M. S. Bertoni y Lonchocarpus sp. La gran
cantidad de agua que expide la sustancia espumosa de las larvas
proviene seguramente de la savia del árbol. En los días calmosos
y muy húmedos del Alto Paraná los frascos de vidrio con líquido
condensan la humedad del aire hasta gotear; pero no está con-
firmado que la substancia espumosa del insecto pueda condensar
tal cantidad de humedad.
BERTCNI A. W. : NOTAS ENTOMOLÓGICAS 232
EFECTO DEL CIANURO EN LOS COLORES
El Cianuro de potacio, tan empleado para matar insectos,
influye en la alteración de los colores naturales. Cualquiera pue-
de cerciorarse, v. gr., de que echando una flor roja en un frasco
con vapores de cianuro, toma en pocos minutos un bello color
verde tierno y más tarde pasa al amarillo, siempre comenzando
por los bordes de los pétalos ; pero lo que interesa aquí es llamar
la atención de los entomólogos sobre un hecho curioso.
Hace 10 años cacé en Puerto Bertoni una variedad de Pa-
chodynerus argentinus adornada con diseños amarillos citrinos y
la eché en un frasco con fuerte cantidad de cianuro. A la vuel-
ta de la excursión (6 h. más tarde), noté con gran sorpresa que
el diseño se había cambiado en rojizo vivo!. Actualmente el
ejemplar tiene todavía los ornamentos del tórax más o menos fe-
rrugíneos. Se ha repetido este hecho y sospecho que serían
ejemplares recién nacidos de colores muy tiernos. En todo caso
sabemos que hay muchas supuestas especies de insectos que se
distinguen sólo por el diseño amarillo o ferrugíneo, y el hecho
merece ser recordado.
En las colecciones es frecuente también ver que los ama-
rillos tiernos toman un tinte ocráceo, la Rutela lineóla (Coleóp.)
rara vez conserva su color natural. Para mí, el mejor para ma-
tar insectos es el éter sulfúrico, que no daña a la salud, y en su
defecto la nafta ordinaria, que cuesta poco y mata con suficiente
rapidez. Dos Anthidiimí muertos en el cianuro tienen las fajas
abdominales rojas, cuando que en vida debieron ser amarillas.
A. de W. 3-
cAdiciones a los Vertebrados
del Paragua)^
por
A. de Winkelried Bertoni
En esta sección me propongo dar algunas notas y especies
nuevas para el país, descubiertas por mi o por otros, que no fi-
guran en mi «Catálogo de los Vertebrados» (Descr. Fis. y Econ.
del Par., n?. 59: 1).
I. PECES
Pseudocetopsis gobioides (Kner.).
El tipo de este raro Cetópsido es de Irizanga Brasil. El
segundo ejemplar conocido es el de mi colección. Es un ejem-
plar de 145 mm. de largo; en vida es todo blanco plateado bri-
llante, la puntuación oscura del dorso es muy poco aparente.
Aun que tiene una boca muy pequeña, salió pegado a la carnada
de un anzuelo. Puerto Bertoni (Río Paraná), 1903.
Heptapterus mustelinus (Cuv. & Val.).
Varios ejemplares del arroyito de Pto. Bertoni, de 6-12
cm. de largo. El mayor tiene grandes manchas oscuras en el
dorso, poco aparentes. Un ejemplar pequeño fué examinado
por el Prof. Eigenmann. Se encuentra de día reposando bajo las
piedras, por lo que lo creo de hábitos nocturnos. D' Orbigny. ha-
biendo hallado hasta 200 bajo una piedra sola, lo creyó sociable.
No se conocía del país.
Paulisea jahu H. v- Iher— Mangurudyú paró.
A la altura de Pto. Bertoni predomina el Mangurudyú pa-
ra, al paso que más al S parece mucho más raro que el Zungaro
mangurus (Val.). Los ejemplares que examiné discrepan lo
BERTONl A. W.: AD. A LOS VERTEBRADOS DEL PARAGUAY 234
bastante para tenerlos por específicamente distintos de P. lutkeni
(Steind.) de Amazonas. Berg (An. Mus. Bs. As., IV, p. 126) dice,
de un ejemplar del Paraná, que no difiere de la especie amazó-
nica. En un ejemplar de Pto. Bertoni, de 1.200 mm. de largo,
la cabeza cabe 3i veces en el largo parcial y 3 y 5 sextos con la
caudal; el espacio interorbital sólo de 8 diámetros oculares; orla
de los ojos completamente libre. La cabeza es más redondeada
que en la fig. de Steindachner. En vida el fondo es amarillento
oliváceo o pardo oiiváceoencima y blanco puro abajo; las gotas que
lo adornan son oscuras en unos y blanquizcas o sea más claras
que el fondo en un ejemplar grande. En general son poco apa-
rentes y menos en los adultos que en los jóvenes. Puerto Ber-
toni, Yaguarasapá (río Paraná).
Pseudoplatystoma fasciatum (L.)— Suruví.
Quizás por su tamaño no se ha mandado a los especialis-
tas, pero existe en los dos ríos. Un ejemplar de Pto. Bertoni
de 900 mm., combinaba bien con las descripciones . En vida el
fondo es pardo-oliva encima y blanco puro abajo; todas las aletas
goteadas de oscuro; dorso espléndidamente reticulado de negro,
con algunas gotas; cabeza goteada de negro.
Abunda igualmente que P. coruscans Agass.. o sea el Suru-
ví goteado, que párese ser el mayor de nuestros peces
Branchioica Bertoni Eigenm. (1917).
Es el parásito de las branquias del Pakú (Piaractus hra-
chypomus) ; los tipos, que sirvieron a Eig'enmaan para fundar el gé-
nero y especie nueva, son de Puerto Bertoni. Algunos Pakú
llevan muchos ejemplares dentro de la cavidad branquial. A-
provecharé para recordar que el Pakú, o una especie afín, lleva un-
nombre que parece que no conocen los especialistas: es Myletes
(Myleus) mesopotamicus Holmberg, 1889 (in «Bol. de la Acad.
NI. de Ciencias de Córdoba», X, p. 387).
Holoshethes heterodon Eigenm.— Guar. Pikíh
Puerto Bertoni: examinado por el Prof. Eigenman. (Coll.
Bertoni, n^ 604). En vida la caudal es color de oro bello. Es
común en el río Paraná.
235 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
Astyanax fasciatus (Cuv.)— Guar. Pikíh.
Habita donde y como el anterior, a quien se parece en la
magnitud y aspecto, pero la aleta caudal es siempre roja. Veri-
ficado por el Prof. Eigenman.
Knodus moenkhansü (Eig. & Kenn.)
El Prof. Eigenmann, en su admirable monografía de los Cha-
racinidae, creó el gen. Knodus que incluye al Bryconamericus n*?
146 de mi catálogo (loco cit.p. 11). Es común en el río Paraná,
Observo que e\ K. chapadae (Fowl,), Bertoni n? 144, es de las
nacientes del río Paraguay y no está probado que sea el mismo que
llega hasta nuestro territorio.
Hyphessobrycon callistus (Boul.)
Pdo Paraguy, Coll. Anisits y Hasseman (I).
Hyphessbrycon santae (Eig.)
Villarrica, Paraguay, coll. Anisits: Eigenmann (loco cit., p.
202).
Markiana nigripinnis (Perug.) — Guar. Pikíh.
Asunción, Coll. Bertoni n? 1020. Un ejemplar fué verifi-
cado por Eigenmann.
Moenkhausia sanctae filomenae fSteliid.) = M, australisEig.,
Id. Cat. Bertoni pág. 12, n*? 155. Probablemente es también de
nuestras aguas la M. intermedia Eig.
Observ. generales. Una gran parte del Alto Paraná corre
con rapidez entre dos murallas de piedra, prestándose poco para
el desove de los peces. Esto explica a mí ver, el hecho de que
a la altura de Pto. Bertoni una gran cantidad de especies son
de pasa y llegan en bandadas por Octubre, especialmente los
grandes. En invierno es tan difícil pescar que apenas hay quien
se ocupe de ello. Los Salmimis y Leporinus se acumulan al pié
de los saltos o rápidos de los anuentes; allí, en la época de los
amores, se mueren a veces en gran cantidad, quizás por los cho-
ques contra las piedras al perseguirse entre ellos. Lo dicho y
la dificultad de pescar con redes explicaría que hasta ahora se
(l)V. Eigenmann nThe American Characidae», part. 2, pag. 178, (1918).
BERTONl A. W.: AD. A LOS VERTEBRADOS DEL PARAGUAY 230
conocen relativamente poco? peces a esta altura. Algunas fa-
milias, como Cichlidae, brillan por su escasez debido a la ausencia
de charcos, lagunas y bañados.
Aprovecharé la oportunidad para agradecer al eminente
especialista Prof. C. H. Eig-^-imann de Indiana University (U. S. A.)
por la verificación de muchas especies de difícil determinación
y al propio tiempo de recomendar la admirable monografía de
los Characidae que está publicando actualmente.
II. BATRACIOS
GastrophryHe ovale bicolor Ruthven.
Él Prof. A. G. Ruthven. quien examinó un ejemplar de mi
colección (n^ 1080), lo considera buena subespecie, según me es-
cribe el Prof. Fo^vler. Pto. Bertoni
Hyla ruber Daud. — guar, Dyuí.
Pto. Bertoni, (Coll. n». 1395). También determinado por
Ruthven. De la misma localidad es la H. nasica Cope y el Bufo
diptychus Cope. El Phryniscus niaricans Wiegm. lo hallé en
los bañados de Encarnación.
III. REPTILES
Hydraspls hilarii (D. B.) — guar. Karumbé.
Esta especie, que es la más frecuente en el Alto Paraná y
sus afluentes, se alimenta— al menos los que yo examiné— exclu-
sivamente de grandes algas que corta en trozos y traga sin mas-
ticarlas. Wied cree que se alimenta de peces pequeños, caracoles,
vermes, moluscos y tal vez vegetales acuáticos. Goeldi. en su
excelente estudio sobre los Chelonios del Brasil, reproduce esto
(l);pero yo no he observado tal cosa. Vive en el fondo de las
aguas y, cuando le acomoda, se deja flotar en la superficie. Se-
pulta los huevos en la arena, encomendados al calor solar.
Una hembra que tengo presente, tiene el caparazón de
310 mm. de largo por 225 de ancho. La cabeza, con 66 mm. de
(1) «Bol. Mus. Goeldi», Vol. IV, p. 751 (1906)
237 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
largo y 51 de ancho, sobresale 160 del caparazón y lleva dos ten-
táculos de 3 mm. ; el ano se halla en el medio de la cola. Gar-
ganta amarilla manchada de negro; cuello pardo con granulos
rojizos. Cabeza marmolada de pardo y oliváceo; atrás del ojo
hay una ceja olivácea; bajo de ella otra tira oscura y otras del
mismo color en los ángulos de la boca y mentón. La línea pos-
terior de las patas y la divisoria de sus escudos, rosado y amari-
llo. Creo joven de la especie un ejemplar con los escudos más
o menos tubercuhferos. (Pto. Bertoni).
Cuatro huevos, ofrecidos por J. B. Jiménez y Walter Ber-
toni, son casi exatamente esféricos, blancos, con 32 por 31 mm.
de eje: hallados bajo la arena a unos 20 m. del río.
Xenodon neuwiedi Gíhr. — guar. Mbói-pé.
Cacé un ejemplar en Pto. Bertoni, donde es muy rara, al
paso que el X. merremii (Wagl.) es de los más comunes; sin es-
tar seguro creo que, como este último, se alimenta de sapos {Bu-
fo) . Dientes maxilares normales.
Liophis poecilogyrus Wied.
Bajo un montón de basura en descomposición hallé su ni-
do el 21 de Diciembre. Contenía 6 huevos blancos, elípticos y
blandos, con 23-28 por 14-15 mm de eje. La coloración del dor-
so, en Pto. Bertoni, es salpicada de pequeñas manchitas oscuras
en series longitudinales; los embriones ya llevan este diseño po-
co variable antes de salir del huevo.
Clelia petolarius. ( L ) var. ?
En Puerto Bertoni tiene una coloración curiosa: el fondo
es negro y abajo blanco inmaculado; el collar nucal, 3 anillos en
el cuello, seguidos de 4 manchas semicirculares laterales alter-
nadas, son de un bello verde amarillo; el resto y cola con anillos
regulares rojos. Otros ejemplares más desarrollados tienen cer-
ca del medio solo 2 o 3 de las referidas manchas, pero los anillos
son amarillos verdosos en la parte anterior y rojos en lo demás.
ElSr. Ruthven— por carta— piensa que conviene más a C. peto-
larius que a otras especies.
BERTONI A. W. : AD. A LOS VERTEBRADOS DEL PARAGUAY 238
Hclicops carinicauda. ( Wied )
Esta bella especie de las aguas estancadas, en el Alto Pa-
raná.se la observa siempre en plena corriente viajando amanera
de las anguilas con muctia velocidad o reposando entre dos aguas,
pero siempre durante la noche. De día sólo vi un ejemplar en
tierra, reposando bajo una piedra. Un ejemplar que dejé en un
botellón con agua sin darle ningún alimento, vivió casi 8 meses;
con adelgazar tomó una forma común con la cabeza bien distinta
del cuello. Las fajas del dorso son muy amarillentas; la lateral
y todo lo inferior amarillo puro, con baño anaranjado bajo la co-
la: esto es, más claros que el color normal de la especie. (Coll.
Bertoni n? 1549).
El Sr. Pedro Serié (1) enumera las siguientes especies de
ofidios que no figuran en mi «Catálogo», señaladas para el Para-
guay más tarde por él o por autores que me eran inaccesibles.
1 Drymohius boddaerti Sentz— Schenkel.
2 Liophis trifasciatus Werner— Nueva.
3 Aporophis lineatus meridionalis Schenkel, (Coll. Ternetz).
4 Rhadinaea frenata Werner — Nueva.
5 Oxyrhopus rhombifer inaequifasciatiis Werner— Nueva var.
6 Paroxyrhopus reticulatus Schenkel— Gen. y sp. nuevos.
7 Rhinostoma guianense Trosch. — Boulenger.
8 Tomodon ocellatus D. B. — Boulenger.
9 Phüodryas ternetzi Schenk.— Nueva.
10 Apostolepis d' Orbignyi (Schleg.)— Boulenger.
11 Apostolepis ambinig^^a (Pters.)
Señaladas por el Sr. Serié:
12 Liophis reginae (L.)— Asunción.
13 Atractus reticidatus Boulgr. — Sin indicación.
14 Oxyrhopus labialis Jan — Alto Paraguay.
15 Cochliophagus albifrons (Sauv.)— Pto. Bertoni.
Algunas de ellas figuran también en mi colección.
(1)— V. «Physis«, t. I, pp. 573-582, 1915, (Notas sobre la herpetol
del Parag.).
239 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 3
IV. AVES
Asió flammeus cassini Brewer.
Esta forma parece ser la que Azara denominó Siiindá y, si
sobre él Vieillot basó su Strix suinda, éste último nombre debe
llevar nuestra subespecie. En cuanto a Ciccaba suinda (auct.)
conservaría el n. C. borelliana A. W. Bertoni. Esta especie de há-
bitos diurnos y de campo, sólo fué observada en las Misiones
(Parag.).
Pulsatrix koeniswaldiana A. W. Bertoni.
Este nombre publicado en Enero de 1901, lleva prioridad
sobre P. sharpei Berl. ( de Oct. 30, 1901 ) que suelen emplear los
autores.
Aratinga auricaplüus aurifrons Spix.
El corriente año, anormal por la falta de muchos frutales
a causa de los fríos, ha desviado hasta Pto. Bertoni una pareja de
este bello loro. Cacé la hembra el 11 de Noviembre: long. 305;
ala 162, cola 140. Iris blanco sucio. Se alimenta de semillas de
gramináceas. La especie es nueva para el Paraguay : se conocía
sólo del Brasil.
Pionus maxlmiliani (Kuhl)
La especie es notablemente variable en el Alto Paraná.
El fondo es normalmente verde, pero algunos tienen el dorso ca-
si oliv.íceo. Un ejemplar de Puerto Bertoni y otro de Artaza
( Brasil ) tenían la frente color de rosa; el encuentro a veces es
más o menos amarillo claro y uno lo tenía rojo, y por fin lo rojo
y violáceo de la cola varían notablemente. Todas estas formas
se hallan en la misma bandada. La de frente rosada es típica.
Corythopis calcarata (Wied)
=^Hylocentrites ambidator, Bertoni (1901)
El esternón de esta especie es normal o sea no bifurcado!
En caso de ser idénticas la mía y la de Wied, no pertenecería a
la familia Conopophagidse. La Co7iopophaga anómala {A. W.
Bertoni) tiene en el sitio de la 2^ horqueta del esternón sólo una
perforación subapical, constante en varios ejemplares: falla, pues,
BERTONI A. W. : AD. A LOS VERTEBRADOS DELPARAGUAY 240
el carácter más notable que servía para distinguir la familia y
este hecho explica porqué yo y otros los habíamos tenido por
verdaderos Tyrannidas.
Certhiaxis? ruseola ( Vieill. )
Azara dá a su « Anegadizos » (n^ 233), 12 rectrices. Un
ejemplar que recibí de Sao Paulo (Brasil) también tiene 12. No
ís, pues, Synallaxis como creen los autores; por las costumbres,
el pico, la cola y el tarso robusto y casi holaspideano, se distin-
gue fácilmente de las especies que conozco de Asthenes y Acror-
chilus. Queda a los que disponen de material suficiente averi-
guar si la forma del Norte ( S. cinnamomea ) tiene también 12
rectrices; en caso afirmativo, parece que debe adoptarse como
nombre genérico Certhiaxis Less. ( 1847 ) o Leptoxyura Reich.
(1853).
Aprovecharé para recordar que, para mí . el n? 245 de Azara
es Asthenes striaticeps ( Laf r. & Orb. ) ; en todo caso no tiene nada
que ver con Heliobletus contaminatus ( Licht. ) .
Picolaptes fuscus koeniswaldianus A. W. Bertoni
Esta variedad es muy común en Pto. Bertoni y apenas di-
fiere de la forma de Bahia. Nunca cacé la forma típica de gar-
ganta blanca que Hartert y Venturi señalan para Piraí (Misiones).
En cambio es muy común a la altura de ese punto la especie pa-
recida P. falcinellus ( Cab. & Heine ) .
Cinclodes fuscus (Vieill.)
No cacé esta especie en el Paraguay aún, ni la he visto,
pero Azara (n^ 147) dice que ha visto cuatro ejemplares en este
país. Es muy admisible que extienda sus viajes hasta los cam-
pos del Chaco y S del Paraguay, o que se detenga de paso unos
días como he observado en otras especies viajadoras.
Observaciones:
La lista de las aves señaladas con seguridad para el Para-
guay se eleva a 630 especies ( 660 con las dudosas ) . Foster co-
leccionó en Sapucái 240 especies sólo; pero debe haber allí mucho
más, por ser divisoria de bosques y campos. En Pto. Bertoni,
en una reducida superficie muy alejada de campos y bañados,
coleccioné 379 especies en 25 años, tüon esta colección y las nu-
241 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 3
merosas notas que conservo, me propongo intentar más tarde un
estudio sobre la desordenada migración de nuestras aves y sus
motivos.
Creo que está lejos el día en que se pueda fijar las razas
•'geográficas". Una notable cantidad de aves crían en el Para-
guay y Argentina y se retiran a invernar en el Brasil, de suerte
que un ave cazada en este último país puede muy bien ser naci-
da en el Paraguay. Otras se extravían accidentalmente de su
ruta habitual por varios motivos. Para mí una región cualquie-
ra tiene en el mismo año menos especies que las que se ha seña-
lado durante años y no son siempre exactamente las mismas un
año que otro. Algunas especies viajeras dejan de venir a un
punto a veces por un par de años; las insectívoras de rssa
vuelven invariablemente. Estos hechos motivaron la opinión
—errónea a mi -ver— de que las aves del Estado de S. Paulo au-
mentaron en número de especies. Hay árboles ornitófilos que
no fructifican todos los años y es de suponer que algunas aves
los busquen en otra región. Los fríos del corriente año en Pto.
Bertoni han hecho faltar las frutas que sirven de alimento a las
Euphonia, pues tampoco he visto un solo ejemplar de las espe-
cies de este género que normalmente suelen abundar mucho.
Esto parece explicar porqué algunas aves viajan sin época fija.
Aprovecharé la oportunidad para recordar que, en mis
trabajos anteriores, cuando indico como procedencia de mis aves
«Alto Paraná» o «Misiones», no se trata de especies de origen du-
doso sino de vasta distribución, que, durante un j de siglo, he
cazado en tantos puntos que el detalle resultaría largo y fasti-
dioso.
En el n» 3 de « El Hornero », de Buenos Aires, aparecerá
una lista de nuevas aves paraguayas que no puedo nombrar, pues
los derechos de publicarlas primero los cedí al excelente órgane
de la « Soc. Orn. del Plata ».
BERTCNI A. W.: SOBRE NIDIFICACICN DE LOS EUFONIDOS - 242
AVES LUMINOSAS EN EL PARAGUAY
Llaman los guaraníes Guihrá-tatá, creyendo que se trata
de una especie, a ciertas aves que, debido a una causa aun des-
conocida por la ciencia, tienen el plumaje fosforescente durante
la noche. El fenómeno parece cosmopolita; en el Paraguay las
observaciones más fidedignas son de una garza que parece ser
Nycticorax y una lechuza (probitblemente Tyto perlata) . Ambas
fueron observadas volando y emitían luz por el plumaje ventral.
Muchas veces hemos observado en el Paraguay que des-
pués de largas lluvias, las materias orgánicas y hasta troncos de
árboles son vivamente fosforescentes por la noche, debido a
hongos invisibles. Yo creo que estos hongos pueden también
criarse en los nidos húmedos y comunicar la fosforescencia al
plumaje del ave durante la incubación. En todo caso consigno
( 1 hecho de que el fenómeno se ha observado también en esta
región.
Los sabios que se han ocupado del asunto piensan que se
trata de f otobactérios o de un hongo plumícola especial ; pero son
tan raros los ejemplares luminosos, que no parece dado pensar
sino en parasitismo accidental. Para mí es la misma causa que
: ace luminosas a las Fulgora (Hemípteros) .
A. de W. Bertoni.
SOBRE NIDIFICACION DE LOS EUFONIDOS
(Ornit.)
Ridgway, (Birds of N. a. M. Am.), insinúa la posibilidad
de separar los Eufoninos de los Tanágridos. En efecto, además
de distinguirse por el aspecto externo, difieren de los demás gru-
pos en ser absolutamente frugívoros. El aparato digestivo de
todas las especies paraguayas se reduce a un simple tubo de unos
3 decímetros de largo, sin dilatación ni musculosidad notable.
El alimento se halla distribuido por toda su extensión. Si esto
es general a todas las especies creo que merecen el rango de fa-
milia distinta. Viviendo casi siempre en los bosques, he tenido
la suerte de descubrir el nido de casi todas nuestras especies.
243 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 3
el cual también difiere del de los Tanágridos. Actualmente no hay
un solo ejemplar aquí, ni tampoco hay las frutas que comen, pe-
ro no sabría decir si han emigrado o han muerto a causa del
frío excepcional que hubo.
Euphonia áurea serrirostris (Lafr. & Orb.). Un nido globular
describí como perteneciente a esta especie y en caso de no serlo
so ocupaba en robar el material de un nido ageno. (Véase el n?
3, pág. 3 de la serie I de estos Anales). La especie viaja mucho.
En Fto. Bertoni falta completamente en la mayor parte de los
años y, cuando viene, es la más común en los árboles de Cecrupia,
cuya fruta prefiere a otras. Por tanto es difícil fijar variedades
geográficas.
E. violácea aurantücolüs A. W. Bertoni. La he visto constru-
ir su nido en el hueco de la vaina de una hoja de palmera con
fibras vegetales delgadas y la base de pedazos de corteza y fi-
bras anchas de palmera. Después de extraído de la cavidad,
difiere de la común taza en tener el hoyo muy poco profundo: es
más bien un simple colchón. Fué destruido por los Tucanos e
ingnoro si estaría terminado. La especie es estacionaria y afi-
cionada a la fruta del banano,
E. pectoralis (Lath.). En Agosto la he visto construir su ni-
do dentro del follaje de una cepa espesa de heléchos epífitos sobre
un tronco muy grueso. El nido era una taza semiesférica soste
nida en el costado del tronco por las raíces de los heléchos, cuyas
hojas lo ocultaban bien. Estaba construido con fibras y sin arte,
con el hoyo poco profundo. En Pto. Bertoni parece estacionaria,
per*o rara. El tubo digestivo tiene 35-40 cm. de largo, dilatable
en el esófago, sin molleja ni nada parecido, como, en E. nigrico-
llis. Sinónimo: E. herlepschiana A. W. Bert. (1901).
E. nigricollis (Vieill.). Es especie viajadora. Llega en Pto.
Bertoni sin fecha fija, cuando abundan las frutas de Lorantáce-
as. No le conozco el nido y anda por parejas como la ant'^rior,
pero difiere de ella en incorporarse con frecuencia con las demás
especies.
E. (Ypophaea) chalybea (iVlik.). La mancha clara de la rec-
triz externa y otros detalles de que no hablan los autores, quizás
BERTONI A. W. : SOBRE NIDIFICACION DE LOS EUFONIDOS - 244
justifiquen la separación de una var. eguzquizae Bertoni (1901).
El nido, con envoltura natural de orquídeas, lo describí en el r/?
1, p. 101, de estos Anales; pero no estoy completamente seguro
de que sea suyo o de E. aurantiicollis, pues no maté los padres.
La especie es estacionaria, por tanto puede ofrecer variedades
geográficas.
Chlorophonia chlrocapilla (Shaw.). Esta preciosa especie es
común y estacionaria en una gran parte de los bosques del Para-
guay y podría resultar una forma geográfica. Una hembra de
Pto. Bertoni tenía el «lorum» decididamente amarillo, formando
transición hacia la C. roraimx Salv. & Godm. de la Guayana,
la cual es muy parecida a la nuestra en lo demás. Es la Eupho-
nia cyanohlephara (mihi).
El nido es del sistema de bolsa, pero aplastado contra un
tronco, con la entrada sólo unos cm más arriba que el hoyo. A-
provecha los troncos poblados de musgos y pequeños heléchos,
a los cuales agrega musgos enredados con tal habilidad que pa-
rece una población natural amontonada. Queda así el nido
perfectamente disimulado, porque la entrada es poco aparente.
Dos nidos he hallado adheridos a gruesos troncos verticales, gra-
cias a haberlos sorprendido durante la construcción.
Yo no le hallo a nuestra especie ningún carácter morfoló-
gico que la separe genéricamente de Euphonia áurea sino la
coloración; pienso, por tanto, que ChIo7'opho7iia no es sino un
subgénero de Euphonia.
Observ. Las frutas predilectas de nuestras Euphonia, en
Puerto Bertoni son: Lorantáceas, Cactáceas, Urera, Cecropia,
Achatocayyus y una Amiarantácea . Todas son frutas que falta-
ron debido a los fríos anormales, pero ignoro aún, como ya he
dicho, si han muerto como otras muchas aves frugívoras o han
emigrado, pues faltan completamente hasta las especies estacio-
narias. Son todas de vasta distribución en los bosques del Pa-
raguay, Misiones (R. Arg.) y Estado de Paraná (Brasil.)
A. de W. Bertoni
índice Sistemático de las Aves Nuevas del Paraguay
(An. Cient. Parag., Serie I N'' 1, Enero de 1901 )
1 Mergus octosetaceus (VieilL); Bertoni p. 8, L. A. p. 334, Ih. 340
2 Aramides saracura {Spix) ; Bert. p. 10, L. A. p. 334
3 Aramus scolopaceus {Linn.); Bert. p. 12, L. A. p. 335
4 Árdea cocoi Linn. (1); Bert. p. 13, L. A. p. 335, Ih. p. 339
5 Tigrisoma fasciatum Such?; Bert. p. 15, L. A. p. 335, (2)
6 Penelope superciliaris Illig.; Bertoni p. 16; L. A. p. 336, Ih. p. 342
7 » » var?; Ser/, p. 19, L. A. p. 336, Ih. p. 342
8 y sclateri Gray; Bertoni p. 20, L. A. p. 337, Ihering p. 342
9 Pipile jacutinga {Spix) ; Bertoni p. 21
10 Tinamus solitarius (VieilL); Bertoni p. 23
11 Zenaida auriculata (Des JlíCurs) juv. ; Bertoni p. 24, L. A. p. 338, Ih. p. 341
12 Claravis geoffroyi (Temm. &Knip); Bertoni p. 26, L. A. p. 339, Ih. p. 341
13 » pretiosa Ferr. Pct., Bertoni p. 27, Ihering p. 341
14 Pteroglossus castanotis Gould; Bertoni p. 29, L. A. p. 339, Ihering p. 335
15 Ramphastos dicolorus Linn.; Bertoni página 33
16 Trogonurus curucui {Linn.); Bertoni p. 35 Cü. aurantius, L. A, 340 Ih. 334)
17 » surucura (Vieill,); Bertoni página 38
18 Notarchus swaini bitorquatus (Bertoni), p. 39, L. A. 341, Ihering 334
19 Nonnula rubecula (Spix) ; Bertoni página 41, L. Ar. 341, Ihering 334
20 Aún no identificado por faltar el tipo
21 Dromococcys phasianellus (Spix) ; Bertoni p. 43, L. A. 342, Ihering 335
22 Cissopis leveriana major Cab.; Bertoni p. 46 L. A. 342, Ihering 320
23 Celeus galeatus (Temm) Bertoni; Bertoni página 49
24 » lugubris (Malh.); Bertoni p. 50Trinidad;C. flavescens (Gm.), Bertoni
página 51, Puerto Bertoni
25 Verniliornis spilogaster (Wagl.) juv.; Bertoni p. 52, =1?. agilis L. A., 344
26 Ara chloroptera Qra^; var. major Bertoni p. 52, L. A. 344
27 Phaéthornis eurynome—Less. — ; Bertoni p. L. A. 344, Ihering 332
28 Stephanoxis loddigesi—Gou/J—; Bertoni p. 55, L. A. 345, Ihering 332
(1) Para mí no está probado que sea una sola raza que habita todo el
continente; en esta región parecen mayores.
(2) Quizás sea, como pensé yo y Ihering, una forma de T. marmoratum
(VieilL).
BERTONI A. W.: IND. DE LAS AVES NUEVAS DEL PARGUAY 24o
29 Agyrtria versicolor chlorobroncha—Ser/om—.-Bert. p, 57, =y7. affinislh.SSl
30 Thalurania eryphile— Less. — ; Bertoni p. 59, Ihering 331
31 Calliphlox ametystina-Gm.-; Bert. p. 60, L. A. 346, Ihering 332
32 Thalurania glaucopis— Gm. — ; Bertoni p. 62, Ihering 331
33 Leucochloris albicollis— t^fei//. — ; Bertoni, L. A. 347, Ihering 331
34 Cypseloides senex {'Cemm.); Bertoni p. 66, L. A. 349, Ihering 332
35 Xiphocolaptes albicollis {Vieill); Bertoni p. 68, L. A. 349, Ihering 329
36 Dendi-ocolaptes picumnus Lichl.; Bertoni p. 69, L. A. 350, Ihering 329
37 Campylorhamphus falcularius ( í^ieí//. ); Bertoni p. 70, [=Xiphorhynchus
procurvus, L. A. 350, Ihering 329]
38 Sittasomus erithacus (Licht.), Bertoni p. 72, L. Ar. 350, Ihering 329
39 Picolaptes fuscus koeniswaldianus -fíer/oni , p. 73;=P. falcinellus L. A. 351
40 Lochmias nematura (Licht.) var?, Bertoni p. 74, L. A. 351, Ihering 327
41 Xenops rutilus (Licht. ) ; Bertoni 75, L. A. 352, Ihering 328
42 Synallaxis spixi Sel., Bertoni p. 76 L. A. 352, Ihering 328
43 » ruficapilla Vieill. ?; Bertoni p. 77 L. A. 352, Ihering 328
44 Automolus leucophthalmus bergianus— fíeWoní— , p. 78
45 Sclerurus caudacutus seansor— Mene/r. — ; Bertoni p. 79 [5. umbretta auct.]
46 Agelaius ruficapillus 'ü(e(7/.; Bertoni 81, L. A. 354, Ihering 323
47 Cacicus híemorrhous aphanes Ber/.; Bertoni p. 82, L. A. 354, Ihering 323
48 Sporophila superciliaris— Pe/z. — Bertono p. 83
49 « plúmbea H^/eJ- Bertoni 84, Ihering 321, (S. leucoptera, L. A. 355
50 Pitylus fuliginosus— Daut/. ; Bertoni p. 85, L. A. 355, Ihering 321
51 Stephanophorus leucocephalus— 'üiei//.-; Bertoni 86, Ihering 320
52 Piranga flava Vieill.; juv. ; Bertoni 88, Ihering 320 [P. azarse]
53 Tangara zeledon -Muell. ; Bertoni 89 [var.?]=C. tricolor, L. A. 356, Ih. 319
54 Euphonia violácea aurantiicollis Bertoni, p. 94
55 Chlorophonia chlorocapilla-5/iau;;-Bertoni96, Ih. 319, L. A. 357 [C. viridis]
56 Euphonia pectoralis— La//?. — ; Bertoni p. 98, L. A. 357, Ihering 319
57 » chalybea-Mr;^.- var.; Bertoni p. 99, L. A. 357, Ihering 319
58 Tersina coerulea— t^íei//.-; Bertoni 102, Ihering 319 [ Procnias c. ], L. A.
358-P. viridis-.
59 Scotothorus unicolor— fíp.~; Bertoni p. 104, Ihering 326
60 Phibalura flavirostris Vieill. var. Bertoni p. 105, L. A. 359, Ihering 327
61 Pachyrhamphus castaneus— /artí. & Selb.-; Bert. 108, P. mfus: L. Ar. 359,
Ih. 327
62 Erator atricapillus—í^ici//.-; Bertoni p. 109, T. inqvisitor auct.
63 Tityra brasiliensis— Stüa/nz.-, Bertoni p. 110
64 Pachyrhamphus polychropterus —Vieill. — •,BertoTi\ 112, Ih. 327, L. A. 361
65 » viridis cuvieri— 5ií).-; p. 114; L. A. 362
66 Conopophaga lineata anómala —fíer/om-, p. 115, Ihering 331, L. A. 362
67 No es C. colonus juv. como cree Lynch Arr.
68 Conopias trivirgata — Wied — var.; Bertoni p, 117, L. A. 363, Iharing 326
69 Elsenia sp. próxima a E. hypospodia y E. chiriquensis Lau)r., Bert. p. 119
70 Xanthomyias virescens — Temm. — var., Bertoni p. 120
71 Leptotriccus sylviolus — Cab. &H. — var.?, Bertoni p. 120, Ihering 325
72 Pogonotriccus eximius — Temm. ~? aberratio vel n. sp. ; Ih. p. 324
73 Leptopogon amaurocephalus plumbeipes — Bertoni = icastus Oberh.
74 Hemitriccus diops -remm.- Bert. p. 123,=//. vilis Ih. p. 324
75 Pipromorpha rufiventris Ca¿. Bertoni p. 124, Ih. 325
76 Pachysylvia poecilotis — Temm.-; Bertoni p. 125, Ihering 318
247 ANALES CIENTÍFICOS PARAGS. - SERIE 11, N. 3
77 Corythopis calcarata (Wied); Bertoni p. 126, Ih. 331
78 Alectrurus sp. (juv.); Bertoni p. 128, —A. rísorius—?
79 Myiornis auricularis CVieilL), — Orchilus auct. —
80 Camptostoma obsoletum (Temm.), Bert. p. 130,— Ornithión: L. A. 366, Ih.
325.
81 Piprites chloris {Temm.) var. ; Bert. p. 132
82 Pyriglena leucoptera {Vieili), Bert. p. 134, Ih. p. 330
83 Lochites severus (Licht.), Bert. p. 135, L. A. 367, Ihering 329
84 Dysithamnus mentalis {'üemm.); Bertoni p. 136, Ihering 330
85 Hypoedaleus guttatus rodriguezianus {^ert.), p. 137
86 Herpsilochmus rufomarginatus (Temm.); Bert. p. 138, L. A. 368, Ih. 330
87 Drymophila ferruginea {Licht.); Bert. p. 140, L. A. 368, Ihering 330
88 » malura {Temm.) var.? Bertoni p. 141
89 Terenura maculata {H^ied) var.? Bert. p. 142, L. A. 369, Ihering 330
90 Polioptila láctea Shpe. ; Bert. p. 143, L. A. 369 - P. leucogastra, Ih. 317 —
91 Coereba chloropyga Cab., var.; Bertoni p. 144, L. A. 370, Ihering 319
92 Platycichla flavipes {VíeilL); Bertoni p. 146, L. A. 370, Ihering 316
93 Planesticus subalaris Lev., juv. vel var., Bertoni p. 147
94 Chamaeza brevicanda {Vieili.) var. Bertoni p. 148, L. A. 371 Ihering 331
95 Grallaria varia rufiventris [Bert.), p. 15C, L. A. 372, Ihering 331
96 Thras£etus harpyia {Linn.), p. 153
97 Morphnus guianensis {Daud.), p. 154
98 Spizaetus ornatus {Daud.), juv. (var.?), Bert. p. 154, L. A. 373
99 Leptodon palliatus {Temm.), Bertoni p. 156
100, 101 Rupornis magnirostris superciliaris {Vieili.) B. p. 158 juv. , p. 159 ad.
102 )) pucherani {Ven.), Bert. p. 161, L. A. 376, Ih. 337
103 •> Iriucorrhoa {Quoy &Gaim.), Bert. p. 162, L. Ar. 376, Iher. 338
104 Micrastur gilvicollis {Vieili. )1 juv.; Bert. p. 163
105 « ruficollis {Vieili); Bertoni p. 164, L. A. 377, Ihering 377
106 Harpagus diodon {Temm.); Berrt. p. 165, Ih. 339, L. A. 377
107 Buteo brachyurus {Vieili); Bert. p. 166, Ih. p. 337
108 Falco deiroleucus — Tem/n. — ; Bert. p. 168
109 Rosthramus sociabilis —Vieili— ; Bert. p. 171, L. Arrib. 378, Ihering 338
110, 111 Ciccaba hylophila -Temm.-; Bert. p. 173, L. A. 379, Ih. 336
112 Pulsatrix koeniswaldiana —(Bertoni— , p. 175; — P. sharpei auct. —
113 Ciccaba borelliana —Bertoni—, p. 176—, C. suinda auct. —
114 Tyto perlata Licht. var.?; L. A. 381, Ih. 337
115 Glaucidium brasilianum Gm. , Bert. p. 179, L. A. 381, Ih. 337
Ad\^ertencia: Este índice es la nomenclatura que deben llevar las
aves descritas en estos Anales en 1901. Omito la sinonimia y toda discusión
inútil en un simple índice. Los números que siguen son de las páginas de los
trabajos críticos de E. L^nch Anibálzaga en « Anales del Museo NI. de Buenos
Aires», VII, p. 329, 1902 y H. v. Ihering en « Revista do Museu Paulista », VI,
p. 310-384. Estas críticas, prematuras debido al estado de la nomenclatura
en la época, han sido rectificadas por mí en presencia de material suficiente:
omito las supuestas razas en su mayor parte.
Jl. de W. Sertoni
ANALES científicos PARAGUAYOS
Publicados por el Dr. Moisés S. Bertoni
SERIE II NÚM. 4
PUERTO BERTONI Paraguay
O
79 DE BOTÁNICA
ENERO De 1919
CONTRIBUTIONS
nA L' ETUDE BOTANIQUE
DES PLANTES CULTIVEES
par le
Dr MOISE S. BERTONI
I PARTIE
ESSAI D'UNE MONOGRAPHIE
DU GENRE ANANAS
PUERTO BERTONI
ALTO PARANÁ*» PARAGUAY
IMPRENTA Y EDICIÓN "EX SYLVIS'
Essai d'une oMonographie
du Genre Ananas
par le
Dr. Moise S. Bertoni
Ayant eu d'innombrables occasions d'observerbon
nombre de varietés de ce genre si interéssant, soit dans
leur état naturel, soit cultivées, ainsi que la chance de
découvrir une bonne espéce indiscutablement nouvelle,
je prends la liberté d'en donner les descriptions, me cro-
yant autorisé á en tirer quelques conséquences sous le
rapport de leur valeur taxonomique et de leur groupe-
ment. Mes conclusions ne serón t pas toujours d'accord
avec celles de mes illustres dévanciers ; mais le matériel
vivant dont je dispose permettrait á tout bon observa-
teur de mieux voir; d'autre part, si j'ose me prononcer,
c'est en me rappelant l'indication du savant monographe
de (c Flora Brasiliensis» : opus difficillimum pr aplaque
monographia dignum ex speciminibus siccis perpaucis-
que varietatibus cultis, omnino non suscipiendum iis bo-
tanicis, qui plantas sub solé felici natali perscrutare
non possunt, impossibile.
Ananas microcephalus ( Bak. ) Bertoni
Syn. Ananas sativus Lindl., var. microcephalus Baker
(Handb. Bromel., 23j. Vulgo Ihvira.
251 ■ ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 4
Strobilus ovato-elongatus 8-10 cm longus, post florepcenti-
am non auctus, omnino pallide roseo. Bracteae longissi-
mse, erectae, deltoidexs fere membranáceas, dentibus majuscu-
lis rigidisque marginatse, ad 32 mm. Alabastrum elongatum
acutum, summo aduncato. Flores valde elongati, summum
bractearum mediarum± attingentes, 25-34 mm longi (parte libe-
ra 20-22). Sépala deltoidea, carinata, 8 mm longa, persistentia,
basi non vel obsolete denticulata, alba aut rosacea. Pétala li-
neari-oblonga, a basi aliquantum decurva, triente supexiore in
laminam latiusculam per anthesin recuifvam dilatata, dimidio
superiore roseo-violaceo, 26 mm longa 5 lata. Stamina ac pollen
omnino alba, 20 mm longa, filamentis compressis, 3 ultra médi-
um vel basi petalorum adnata; antheris lineari-sagittatis, erectis,
apiculatis, basi longe appendiculatis, :^ 6 mm longis. Stylus
linearis, 22 mm longus, sulcatus, stygmatibus irregularibus su-
berectus. Ovarium uvatum, summo truncatum, ad 1 cm lon-
gum, axi incrassato plus minusve circumdatum. Ovula in parte
superiore cavitatis numerosa, fere omnia evoluta, haud defor-
mata nec appendiculata. Coma nulla. Gemmae infrastrobilares
nullag. Strobilus maturus ovatus, intus succum dulcem in ma-
ssa valde fibrosa praebens, odore nullo. Semina numerosissima,
parva, nigra, pleraque fertilia. Folia infrastrobilaria viridia,
basi veré membranácea pallida atque angustata. Stolones nu-
merosi, saepe metrales.
Folia 20 usque 40, dense rosulata, vix vaginata, supra ba-
sin aliquantulum angustata, crassa, totum per marginem spino-
so-dentata, dentibus spatio 1-2 cm separatis, inferioribus retro-
hamatis 4-5 mm longis, superioribus erectis; supra nitide atque
satúrate viridia, subtus cinérea, nunquam lepidota, 60-200 cm
longa, 3-5 cm lata, superne persensim attenuata et in spinam de-
sinentia; medio canaliculata, obsolete sulcata; marginibus re-
curvis; infrastrobilaria bracteacea albescentia aut ± rosacea.
Habitat. — Cette plante est commune dans presque tout le
Paraguay, les Missions et les parties limitrophes du Brésil, fai-
sant partie typique du sous-bois et préférant le voisinage des
cours d'eau, les bords aussi, quand ils ne sont que rarement
innondés. Floraison genérale de Septembre á Décembre, puis,
sporadiquement, tout le reste de l'année.
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 252
Propriétés:— C'est une excellente plante á fibre; son nom
guaraní signifie tout simplement fibre; aussi les chrétiens comme
les indiens en font un usage continuel.
Varietés.
minor Bertoni var. n. : Characterem suum praecipue de-
signan! partes fere omnes minores, syncarpium 8-lOcmlongum,
folia 40-80 cm longa 3 que lata, scápalia plerumque 6-10, filamen-
ta saepe ultra médium adnata, flores 25-30 cm longi, bracteae
rosaceae, stolones numerosissimi, fructus parvi etsi bene matu-
ri non edules, fere exsucci. Per quaslibet has regiones passim,
nulla, nisi fallor, obvia.
C'est en partie la variété décrite par Morong et Britton
(Plants Coll. in Par. 235) sous le nom d' Ananas sativus var. mi-
crocephalus; mais le premier auteur l'a sans doute confondue
avec notre var. major.
missionensis Bertoni, var. n. : distincta foliis brevioribus,
pro rata veré latioribus, recurvo-patentibus, syncarpio ovato
acri. Collibus sylvicomis circa flumen Yavevihríh.
Elle serait une forme de la var. precedente, mais je crois
me rappeler qu'elle présentait quelques autres particularités-
Ces deux varietés n'ont presque pas d'application.
mondayana Bertoni, var n. : a minore diífert ovario jam
per anthesin, in speciminibus ómnibus mihi suppetentibus, axi
incrassato circumdato et ei omnino concreto; syncarpio late ova-
to, 10-13 cm longo, bene maturo haud acetinoso nec acri, parce
succoso sed dulce; bracteis albidis subroseis, foliis 65-100 cm Ion-
gis 3 que latis, spinis ut apud var. majorem validis distantibus-
que— Paraguariae Regione Orientali, prope fluvium Mondaíh.
Cette variété, á fruit comestible quoique peu juteux, se
rencontre le plus souvent dans les terres basses de l'intérieur,
innondées quelques fois dans l'année par les cours d'eau.
major Bertoni, var. n. Folia numerosiora, 25-35, longio-
ra, in umbrosis 2 m usque; syncarpio majusculo, 10-16 ■6-8 cm,
cylindroconico; sépala virentia vel albescentia; pétala superne
violácea, sépala fere 3-plo superantia; fructus ±acris, ritematu-
rus vix edulis.
J'ai renc(>ntré cette var. dans les environs d'Assomption.
253 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
Son port rappelle un peu celui de l'A. bracteatus. C'est la plus
employée comme fibre,
robustas Bertoni, var. n. : Caulis foliosus, elatior, 60-80
cm, crassior, superne fulvus indumento albo lepidoto facillime
caduco crebre punctatimque obtecto. Folia 30-35, longitudine
120-200 cm; infrastrobilaria rosacea. Syncarpium juvenile coni-
cum, 12-20 cm altum, basi 8 cm usque crassum. Bracteae brevi-
ter serratae, pallide roseae persensim abbreviatae, inferiores 4
cm longae, superiores ±1 cm. Sépala pallide rosea. Pétala pro
rata breviora, sépala vix ultra duplo superantia, latiora (6-8
mm), dimidio superiore satúrate violácea. Antherae 7-8 mm
longae. Stylus ultra médium subroseus. Paraguariae Regione
Orientali. Fructus probé maturus succosus, dulcis, parum
acetinosus, haud oxalinus, carne alba, extus flavescens. Semi-
na sub-nigra, pro specie haud numerosa.
Usages. Cette variété. que j'ai trouvé á Bertoni, presque
sur la berge, dans la sylve littorale, est la plus robuste et méri-
te l'attention des séleccionneurs au point de vue cultural, parla
grosseur de son fruit et de sa tige rigide, par sa propagation
stolonée extrémement facile, sa rusticité et sa précocité; dans
son état naturel, la maturité de ses fruits arrive en Octobre et
Novembre et la plante a parfaitement resiste a une temperatura
minima de— 2*? et n'aperdu que lamoitié des feunilles (maisnon
les fruils) par —3". Bonne et belle fibre.
Resume différentiel de l'A. microcephalus: Le groupe que
je viens de décrire, spécifiquement distingué par les Guaranit
sous le nom d'lhvíra, s'éloigne de VA. sativas par ses nombreux
stolons, sa pomme, dont le volume n'augmente plus (ou peu)
aprés la floraison, le manque absolu de couronne et de rejetons
au-dessous de la pomme, les feuilles moins nombreuses moins ri-
gides, ne faisant qu'un chéneau imparfait, les bórdsnzrecourbés
en dessous, les épines fortes et espacées, la longueur des brac-
tées, les sépales triangulaires, acuminés et glabres, les étamines
subexertes, en partie adhérentes aux pétales, les anthéres bien
pluslongues (et blanches) etlesgraines plus petites et nombreu-
ses.
Cela sans compter les dif férences de détail. II s'agit done
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 254
d'un groupe spécifiquement separable.
Biologie: Toutes les varietés ci-dessus indiquées fructifient,
ou peuvent fructifier, deux fois dans Tannée, fleurissant de Sep-
tembre jusqu'en Décembreet d'Avril jusqu'au milieu de Fhiver
et arrivant á la maturité en Oct.-Décembre et Mars-Avril, On
ne les trouve jamáis que dans les endroits ombragés; mais un
ombrage touffu en diminue ou supprime la floraison, Elles ne
se multiplient de graines que rarement, quoique celles-ci soient
nombreuses et fértiles: elles se propagent généralement par les
stolons, faisant tache d'huile.
A. bracteatus Lindley (char. locupl.)
^Ananassa bracteata Lindl. ; A. bracteatus Schult. fil.
(pro parte) ; A. sativus Schult. var. bracteatus (Lindl.) Mez, pro
parte. Avakachí Guaranensium; auditur etiam Karagwata-ruá et
Avachí.
Syncarpium post anthesin auctum, maturitate acetinosum
nihilominus plerumque edule. Bracteae elongatae, medioximae
saepe majores, interdun fere omnes aequilongae, supra latam
basin constrictae, Alabastra ovata subacuta v. mutica. Flores
saepe valde elongati vel bractearum longitudinem aequantes.
Sépala deltoidea edentata crassa subacuta. Pétala iis speciei
microce'phaliÚTm\i2i, 18-32 mm longa, violácea vel cyanea. Sta-
mina inclusa, Spetalisbasi connata; filamentacompressa;anthe-
rae eis sp. microcephali símiles sed interdum breviores. Stylus
stamina vix vel non superans, ± purpurascens, demum ut apud
speciem praecedentem. Ovarium 7-14 mm longum, summo ro-
tundatum, truneatum vel parum prominens. Ovula saepe aut
rare evoluta; semina fertilia pauca aut nulla, majuscula. Coma
magna, praecox aut serótina. Gemmae infrastrobilares saepi-
ssime numerosae atque praecoces. Stolones desunt. Folia in-
frastrobilaria pulchre colorata. Caulis basi perfoliatus, in sca-
pum modice foliatum plus minusve lepidotum foliis plus minusve
rubescentibus ornatum desinens; invetustis, obgemmas caulina-
res solemniter producías inter folia erumpentes et 2 post annos
syncarpia iterum gerentes, plus minusve ramosus, inflorescentias
3-5 interdum 10-12 usque praebens, tune parte inf eriore prostra-
255 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 4
tus. Folia in vaginam brevem vix dilátala, rigide erectopaten-
tia deinde parum recurva, optime lateque canaliculata margini-
bus non recurvis, 60-180 cm longa 4-6 que lata, máxime aculeata,
dentibus ómnibus ut videtur sursum-hamatis, majusculis, pluri-
bus interdum per paria dispositis, Phylla comae lanceolata,
dentato-spinosa. Per Paraguariae ac Brasiliae fines sponte cres-
cens aut culta.
Habitat: Les varietés queje viens de reunir sous cett^í
diagnose spécifique ont été observées depuis le Sud du Paraguay
jusqu'au Nord du Brésil, croissant librement ou cultivées. Elles
constituent un groupe assez naturel. Mais en raison des diféren-
ces qu'elles présentent, il vaut mieux, sous le rapport de leurs
propriétés aussi, n'en parler que séparément.
Varietés.
sagenarius (Arruda) m.
Synon.; A. sativus Schult var. bracteatus (Lindl.) Mez;
A. sagejiaria Schult. ñl. ?; A. sylvestris Schult. (Peckolt: Volks-
benenn.); A, silvestris Fritz Müller (Knuth: Blütenbiologie) ?
Bromelia sylvestris Vellozo; Bromelia Sagenaria Arruda da Cá-
mara.
Typus omnino major, foliis elongatioribus latioribusque,
aculéis maximis retro et sursum hamatis (Vell.) . Syncarpium
juvenile coma nondum evoluta, fructiferum longe comatum,
rubens vel fla /um, pulcherrime bracteis rubris perlonge pectina-
to-serratis ornatum, maturum sapore acetinoso. Flores eos spe-
ciei sativi saepius duplo superantes, petalis violaceis vel purpu-
rascentibus. In Brasilia sponte crescens necnon hac illac culta.
Habitat: Mez (Flora Bras. p. 293) dit qu'on la trouve au
Brésil croissant presque spontanément; mais Arruda 1' indique
comme naturelle de Pernambuco et Vellozo affirme qu'elle ha-
bite les forets maritimes de Rio de Janeiro. Le savant mono-
graphe (loco citato) rapporte á cette variété les números 12325
et 13264 de Glaziou, ainsi que le 5500 de Burchell, tous brésili-
ens; il faut toutefois faire quelque reserve, les spéeimensd'her-
bier ne suffisant généralement pas; d'autant plus que je donne
á la variété sagenm'ius une extensión plus limitée.
Propriétés. 11 semble qu^elle n'est utilisée que pour l'ex-
BERTONI: ESSAI DUNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 256
traction de la fibre; au Brésil on en fait des filets {sagenae) et
des hamacs. Pisón (De Medicina Brasil.) et Peckolt (Volksbe-
nennungen) disent que ses fruits sont employés conme emména-
gogues et abortifs, et dans d'autres cas encoré.
macrodontes ( Horren ) m.
Synon: Bromelia macrodosa Hort. ; B. ondúlala Hort. ;
Ananas sativus var. macrodontes Hort. ; A. macrodontes Morren
(Belg. Hortic, 1878 p. 140).
A precedenti differre videtur floribus purpureo-fulvescen-
tibus, syncarpio late cónico, 20 cm longo 18 que basi crasso, ma-
turitate intense odorato atque minus acetinoso. E Brasilia, ubi
culta et cultis aufuga.
Baker et Mez ont rapporté les spécimens de Glaziou et
d'E. Morren respectivement á V Ananas bracteatus Lindl. et A.
sativus Schult. fil, var. bracteatus (Lindl.) Mez; vide «Flora Bra-
sil.» Brom. 293. Malgré l'opinion des savants monographes, je
crois prudent conserver provisoirement cette varíete, en vue des
différences ci-dessus indiquées, retenues par G. Nicholson et S.
Mottetaussi (Dict. d'Horticult. ed. 1892).
rudis Bertoni, var. nova
Synon. : A. bracteatus var. sagenarius m. ( M. S. Bertoni
in «Agronomía» vol. IV et V, 1. plur.) ; Avakachí-tupí vel Kara-
qwatá-ruá Guaranensium.
Strobilus florens ovato-elongatus, post inflorescentiam in-
signiter auctus, roseus.
Bracteae longissimae, pulcherrime roseo-cinerascentes,
erecto-patentes supra basin latissimam abrupte constrictae ibique
marginibus recurvis, validiore«, dentibus spinescentibus crebre
marginatae, rigidae, medioximae ultra 30 mm longae et fere 2
cm basi latae.
Alabastra ovata acutá, summa in gemmas desinentia.
Flores valde elongati, bracteas aequantes majusculi, ad
45 mm. longi, parte libera 30 mm.
Sépala 10 mm longa, carinata, basi viridia, demum rosea.
Pétala lineari-oblonga, dimidio superiore violáceo, 32 mm.
longa, 6 lata.
Stamina 25 mm. longa, antheris ad 6 mm. Stylus stami-
257 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 4
nibus aequilongus. Ovarium ad 14 mm. longum. Ovula saepe
evoluta. Coma praecox, interdum plurifaria. Gemmae infras-
trobilares bracteis roséis basi ornatae, phyllis rosaceo-marginatis
lanceolatis. Strobilus maturus valde elongatus, cylindricus, al-
bidus, acri-acetinosus, odore sub nullo, attamen ultra maturita-
tem sueco dulce copioso farctus. Semina fertilia saepe adsunt.
nigra, parva. Folia infrastrobilaria praeter summitatem omni-
no pulcherrime rosea, basi parum angustata atque submembra-
nacea. Comae phylla roseo-marginata, dentibus spinescentibus
majusculis. Caulis sive scapus sordide purpurascens, pro rata
exilis et post anthesin a strobili pondere saepissime solum usque
declinatus.
Folia 60-160 cm long. 4-5* lata, supra glaberrima, nitida, initio
laete dein satúrate viridia, subtus glabrescentia finissime cine-
rascenti-striata; dentibus ómnibus sursum hamatis validioribus-
que, rubescentibus, spatio l-2é cm separatis. Per regiones Pa-
ranenses Superiores indígena et interdum culta.
Habitat. Croissant spontanément dans la Región de l'Est
du Paraguay et les parties limitrophes du Brésil, cette variété
donne la préférence aux bords clairsemés de la sylve, dont l'air
est toujours assez humide. Entre le Guaihrá et l'Ihguasú on
peut la rencontrer non loin des bords du Paraná, comme á l'Ita-
imbé-ih, Santa Teresa, Yuruká, San Francisco et prés de Tacu-
rupucú et Villa do Iguassú; mais elle n'abonde pas. Cultivée,
elle resiste en plein soleil. Sa croissance est rapide et son gros
fruit s'inclinant jusqu'au sol avant la maturité, les rejetons qui
sortent sous la pom.me et la couronne s'enracinent vite et la
propagation se fait ainsi rapidement, la plante devenant enva-
hissante quand la main de l'homme ne s'y oppose.
Propriétés. Son fruit, fortement acre et piquant lorsqu'il
n'est pas arrivé á une ultra-maturité, devient doux et copieuse-
ment juteux lorsqu'ilest blet;on a done, pour le consommer, un
temps bien court, car la pourriture va commeneer. Cet ineon-
vénient s'oppose á son exportation. A part la consommation
domestique, on l'utilise, comme au Brésil, pour la fabrieation
domestique d.un vin aromatique, que Ton peut ehampagniser et
qui donne, en tout cas, un vinaigre excellent.
Comme plante d fibre, elle est, avec le sagenarius, la mei-
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 258
lleure des varietés. Sa fibre est longue, forte, minee et d'un
beau blanc. Arruda da Cámara en fit apprécier, dans une bro-
chure publiée en 1830, les belles qualités; il démontra qu'une
plante moyenne donne 7 livres de feuilles et 4 onces de fibre fa-
cile á séparer. Malheureusement, la grande industrie ignore
ees avantages. Elle s'est adressée á T Ananas eommun {sati-
vus), qui produit moins de feuilles (3 á 5 livres), qu'on ne peut
pas couper en tout temps, qui demandent un temps plus long et
des frais plus eleves et donnent, en general, une fibre plus
courte. Cultivée dans les bois éclaireis, avee assez d'ombrage, les
feuilles de VA. bracteatus rudis deviennent plus longues, la fibre
en est plus fine et belle et les frais de eulture se réduisent á
bien peu de chose.
rudis m. subvar. tricolor m.,subvar. n.: Differt foliis
elegantissime regulariterque ab Ínfima basi areuatis, ambos pro-
pe margines lata faseia longitudinali albo-cremea ornatis, mar-
ginibusque autem roséis, spinis praeeipue pulehee roséis. Coma
juveneula, tune etiam gemmae,phylla roseo-marginata in primis
ostentant, serius faseias albo-eremeas.
Belle plante d'ornement á feuilles striées vers les bords
de blane jaunatre et de rose, indiquée surtout, par son port plus
élégant, pour la garniture des vases et des jardins. Sa belle co-
loration exige, pour se former, le plein soleil; dans le sous-bois
elle se réduit á une bande margínale blanehatre et la plante
perd son port partieulier.
hondurensis Bertoni, var. n.
Synon. : Wild Honduras, Pina silvestre de Honduras.
Synearpium ovatum, ± elongatum, veré parvum, post
anthesin modiee auetum, maturitate ad 12 em longum 9 que
erassum, pallide flavum, earne albida veré fibrosa modiee sueeo-
sa, sueeo aeetinoso eontemptibili. Braeteae 3 em longae, era-
ssae? (fleshy), acutae, basi dilatata ovariumampleetentes; bása-
les steriles magnae, spinosae, rubrae. Seapus elatus,robustus.
Ovarium parvum, superne rotundatum, apiee satis prominente
depressione eireumdato. Semina adsunt brunnea, asperula, ±
3 in quoque ovario, 41 mm longa. 'Coma altissima, 43 em usque
attingens ("17x11 inches"), potius ereeta, ampia, phyllis elon-
259 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
gato-lanceolatis. Folia pro rata satis dilatata, 30-38 mm, spiíiis
spatio 6-9 mm separatis.
La description queje donne de cette intéressante variété,
n'est que la traduction adaptée de celle que Harold Hume et H.
K. Miller ont publié en 1904 (1), et que les auteurs faisaient
suivre, avec beaucoup de raison, par la conclusión suivante:
«This variety is quite interesting as it evidently comes nearer the
primal type of the pineapple than any other variety now culti-
vatetd in the State.» (p.55).
En effet, ce type se rapproche beaucoup de VA. sativus
Lindl. et on pourrait le considérer comme intermédiaire entre ce
groupe spécifique et le bracteatus Lindl. Cependant, la des-
cription et la photogravure donnée par Harold Hume et H. K.
Miller me portent á le rattacher á ce dernier groupe, avec la va-
riété suivante, laquelle se présente aussi, sous plusieurs points
de vue, comme intermédiaire.
paraguariensis Bertoni, var. nova. Vulgo Pina Para-
guaya, id est, Ananas paraguariensis. Strobilus florens ovatus,
post inflorescentiam insigniter auctus, omnino purpuratus; ma-
turus fibrosus, sueco dulce acetinoso, odore delicioso. Bracteae
longae summae decurvo-patentes, dentibus validis irregulariter
marginatae, 22-25 mm. Alabastra obovata, mutica, summa in-
gemmas desinentia. Flores pro specie breviores, bracteas ae-
quantes vel parum superantes, 25 mm longi (parte libera 18) .
Sépala ovato-deltoidea dimidio superiore carinato purpurato,
inferiore viridi. Pétala dimidio superiore cyanea, crassiuscula,
18-20 mm. longa, 5 lata. Stamina 15 mm. longa, 3 ultra mé-
dium vel basi petalorum adnata; antheris flavescentibus, quam
in var. rudi brevioribus. Stylus 17 mm. Ovarium breve, kte
ovatum summo truncatum, 7 mm. longum. Ovula rare evoluta.
Semina fertilia O vel perrara. Coma magna, praecox ssepissime
multif aria. Gemmae inf rastrobilares praecoces, numerosae. Fo-
lia infrastrobilaria intus intense, extus cinerascenti, apicem ver-
sus ± virescenti-purpurea. Scapus robustus erectus. Folia cau-
linaria 60-120 cm longa 4-5 lata, supra glaberrima nitida laeteque
(1) Pineapple Varieties; Bull. N" 70, Florida Agricultural Experiment
Station, Jacksonville Fia. 1914.
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 260
vel flavescentiviridia, subtus finissimecinerascenti-lepidotaatque
itriata; dentibus ómnibus sursum hamatis, rubescentibus, in
specie minoribus, spatio 4-8 mm separatis. Per Paraguariam
et regiones limitrophas m cultis cultisque relictis obvia, nullibi
veré subspontanea.
Applications :
Cette variété était la seule cultivée, il y a 30 ans, dans
tout le Paraguay, le territoire de Misiones, le Haut Uruguay et la
vallée du Haut Paraná Moyen. A sa parfaite maturité, sa
pomme est des plus grandes etdes plus parfumées; relative-
ment dure, elle se conserve assez longtemps et supporte mieux
les transports, Ces qualités, ajoutées á sa productivité élevée,
paraissent lui devoir conserver une place parmi les varietés
commerciales, malgré sa pulpe un peu fibreuse. Elle resiste
moins aux froids; notablement moins par exemple, que l'Ana-
nas de Pernambuco d'introduction directe, fait bien inattendu,
dont je n'ai pu trouver l'explication. En échange, elle resiste
mieux á l'insolation et il n'est pas nécessaire d'ombrager son
fruit. Comme plante á fibre, elle est économiquement inférieure
á la precedente, mais elle vaut toujours mieux que les varietés
de V Ananas sativus en general.
Resume différentiel de 1' A. bracteatus mihi: Sans doute
voisin du microcephalus, il s'en distingue toutefois spécifique-
ment par la présence d'une tige supraterraine, rameuse, don-
nant origine á denombreux scapes; l'absence de stolons, la pré-
sence d'une couronne termínale et de rejetons sous-strobilaires,
les feuilles du scape pourprées, ainsi que celles des rejetons et
de la couronne, les feuilles caulinaires (il n'y a pas de véritable
rosette) plus solides, non doublées vers le milieu par leur poids,
formant un chéneau complet dans toute leur largeur et sur to'ute
leur longueur, sans marges recourbées en dessous; les bractées
non décroissantes réguliérement de bas en haut de la pomme,
brusquement rétrécies au-dessus de la base qui est d'ailleurs
plus large; ainsi que par l'accroissement de l'infloréscence depuis
la floraison, les boutons de la fleur non allongés ni aigus, les
fleurs plus allongées, les étamines et les anthéres proportion-
nellement plus courtes, le style plus ou moins pourpré et l'ab-
sence de graines fértiles, souvent absolue.
261 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
A. muricatus (Arruda) Schult. fil.
Synonimie: A. sativus Schult. var. muricatus (Schult.
fil.) Mez; Bromelia muricata Arruda; Br. ananas var. aculea-
tus L. ? Ananas de Agulho des Brésiliens = ananas á aíguillons.
"Et mihi et autoribus recentíoribus ignota, bracteis in
acúleos mutatis, adscendentibus valideque pungentibus differre
dicitur. An omnino nostri generis, vel potius Aechmea ex affini-
tate A. sphaerocephalaeV (Mez, Flora Bras.' 293, anno 1893).
L'existence de cette plante, comme véritable Ananas,
nettement indiquée par le botaniste brésilien Arruda da Cáma-
ra, il y a plus d'un siécle, m'a été confirmée par des personnes
dignes de foi; d'ailleurs, un des botanistes qui ont mieux étudié
les plantes usuelles du Brésil, Th. Peckolt, l'avait inscrite dans
son catalogue "Volksbenennungen der brasilianischen Pflanzen"
publié en 1907 (1). Cetauteur n'ajoute que ees mots: «Frucht
essbar. Blaetter zu Faser. » II s'agit done d'un Ananas á fruit
comestible et d'une plante á fibre. La nature de ses bractées
engage á le placer non loin de 1'^. hracteatus; mais il me sem-
ple que provisoirement nous devons suivre l'avis d'Arruda et le
séparer spécifiquement. II se peut qu'il soit confondu avec le
sagenariiis sous le nom de Nana Brava, ananas sauvage dont
parle Marcgrav (Hist. Rerum Natur. Bras., p. 33, edition 1648).
Ananas sativus Lindley.
Sinon. : Anana^sa sativa Lindl. ; Anxinas sativus Schult.
fil.; A. vulgaris Lindl. (in Baillon Dict. Bot.); Bromelia Ana-
nas h. (non B. sylvestris Vell.). Nana Guaranensium (Oviedo,
Pisón, Marcgrav, Martius, Montoya, Caminhoá, Mez), Ananá
recte Guaranensium (Lery, Martius, Peckolt); auditur etiam
Avachí et AyaA;ac/ií (Arruda, Martius, Peckolt, Correa, H. Hume
& H. K. Miller), sed nullo modo PanaM. Etymon, d = fructus,
nana = verissime, insigniter.
(1) Malheureusement les noms vxilgaires présentent un si grand nom-
bre d'erreurs de lecture ou typographiques, que la lecture de ce livre est
malaisée.
BERTONI : ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 262
Syncarpium post anthesin insigniter auctum et altitudi-
nem a 15 usque 40 cm attingens, extus flavum, lubescens, vio-
laceum aut viride, intus álbum, flavescens aut modice rubescens,
carne plerumque vix fibrosa, sueco dulcissimo, gratissimo, in-
te rdum modice acetinoso farcta; quoad formam varium, haud
rare montrosum ; axi sub anthesi ovariis paullo adhaei ente. Brac-
teae pro genere breves, glabrae aut dorso lepidotae; fiorigerae
incurvo-adpressae, alabastra vix superantes et pétala non aequ-
antes aut iis paullo longiores, dentatae aut integrae, rubentes
aut virentes, parte inferiore canescentes, crassae, cymbiformi-
concavae, dorso in porcas prominente, parte superiore triangu-
lari-acuminata erecta; superiores et summae steriles parum re-
curvae. Alabastra ovata, summa in gemmas saepe desinentia.
Flores 28-32 mm longi, violacei, lilacini vel purpurascentes. Sé-
pala erecta ovato-triangularia, ± carinata, ápice late obtuso,
paullo asymmetrica, integra aut minute dentata, crassa, glabra
aut dorso lepidota, violácea vel rosacea aut viridescentia, pétala
ad h vel ad i amplectentia. Pétala elongata vel oblonga, ápice
vix, vel interdum haud recurva, tametsi saepius aperta, in g
fere altitudinis ligulis binis plus minusve fimbriato-incisis aucta,
Stamina petalis conspicue breviora, seriei utriusque basin usque
libera, antheris in genere brevioribus, 2-4mm longis, flavescen-
tibus. Ovarium axi carnose incrassato circumdatum et omnino
ei concretum, late ovatum. Semina fertilia plerumque nulla vel
perpauca, rare numerosa tune nigrescentia, quam in specie mi-
crocephalo majora.
Seapus ereetus robustus; praesertim apieem versus ±
brunneo-tomentellus, interdum albidus, paucies foliorum longi-
tudinem aequans 25-4 cm crassus.
Stolones desunt. Folia 25-50, coriácea, 60-120 cm vel ul-
tra longa, satis rigide erectopatentia, exteriora arcuatim decur-
va; omnia basi in vaginam brevem ± laeiniose dentatam utrin-
que strato lepidoso brunnescente obtectam dilatata atque super
vaginam longe sed parce constricta; ampie solemniterque cana-
liculata, marginibus haud recurvis; dimidio superiore ± sensim
angustata et in spinam elongatam desinentia; supra plañe viri-
dia saepiusque nitidula, subtus tenuiter albo-lepidota atque
finissime secundum venas longitudinales striata; crebre denta-
263 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 4
to-aculeata, dentibus spatio 2-6 mm tantum separatis (1) flaves-
centiviridibus; non rare tamen, apud formas cultione magis
evolutas, subintegra vel integra. Folia infrastrobilaria plerum-
que oblique inserta, — rosacea vel violácea, subamplexicaulia,
anguste peracuteque lanceolata, basi ( dorsoque praesertim )
tomentello-lepidota, saepe aliquantum reflexa.
Species latissime culta, nullibi sponte, nec subsponte,
ñeque fortasse cultis veré aufuga crescens, etsi in cultis relictis
sylvae caesae, multis vertentibus annis, sylvae herbarumque
incursionem hac illac sustinens; ob id non veré naturalis et cul-
tione manifestó expolita; attamen quoad fructum, folia, aliaque
signa non monstrosa. (Formas autem monstrosas, quandoqui-
dem veré instabiles, in hac descriptione praetermisi).
Nomenclature vulgaire. Le nom de l'ananas n'est que le
nom guaraní (2) ajianá, dans lequel, á signifie fruit (dans le sens
le plus general ) et 7ianá signifie excellemment; c'est la forme
la plus corréete. Son abbréviatif nana est toutefois d'un usage
plus étendu; les premiers Européens l'indiquent pour les Anti-
lles, Haití surtout, oú habitait un peuple guaranien, parlant une
langue semblable au guaraní; il se truuve chez les Galibis; Pi-
són, Marcgrav, Martius, Caminhoá etc. Tindiquent pour tout le
Brésil; Montoya le donnecomme le nom guaraní spéciñque dans
les Missions des Jésuites qui allaient jusqu'á l'Uruguay et au
Rio Grande du Sud; c'est le nom le plus general et il ne peut y
avoir de doute au respect. Le nom avachi et sa forme proba-
blement plus moderne avakachi apparaissent aussi dans une
partie du Brésil et au Paraguay; dans ce groupe spécifique il
s'applique aux formes á fruit (syncarpe) cylindrique allongé,
rappelant l'épis du Zea mays et généralement attribuées á la
variété pyramidalis Mili. ; ees varietés horticoles étant considé-
rées au Brésil comme les meilleures, son nom ne pouvait man-
quer de passer par extensión abusiva á d'autres varietés, á tel
[1] Consentaneus b. o D. Munro, in Transact. London. Hortic. Soc,
serie II, 1, 1-34, 1835.
(2) Le nom toupi, ou tupí, donné comme synonime de guaraní par Mar-
tius et ses continuateurs, a dans la langue guaranie, une valeur générique
bien diíf érente et une valeur spécifique opposée. II faut done l'abandonner,
comme je l'ai demontre dans l'introduction á mon étude «Influencia de la
Lengua Guaraní en Sud-América y Antillas» [Asunción, 1916].
BERTONI: ESSAl D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 264
point que dans certaines régions on donne ce nom á tous les
ananas. Avachi étant le nom guaraní du mais, rétymologie se-
rait tout á fait claire; la forme avakachí, mot equivoque dont
le sens originel est consideré comme malpropre, ne serait qu'un
de ees quiproquos voulus dont l'espiéglerie, souvent assez crue,
de la langue populaire guaranie donne plusieurs exemples. (1)
Le nom de caraguatá, générique et s'appliquant á toutes les
broméliacées, ne lui a été donné (Montoya, Lozano) que par
confusión ou extensión excessive (2) . Quant au nom de pana-
kú, il signifie panier en guaraní courant; Mez l'a admis comme
synonime d' ananas, á cause d'une mauvaise interprétation du
texte de Lery (3).
Varietés de TAnanas sativus.
Comme cbez la plupart des plantes cultivées, la caractéri-
sation botanique des varietés et des formes de V Ananas sativus
présente encoré beaucoup de points obscurs, de lacunes et
d'incertitudes et je ne saurais avoir d'autre pretensión que celle
de faire un pas en avant.
A ce propos, qu'il me soit permis de toucher, en passant,
á une difficulté genérale. Le sens, la valeur et le rang qu'au
point de vue botanique on doit attribuer á la variété et á ses
subdivisions, ne sont pas bien fixés. Ainsi, plusieurs botanistes
admettent comme varietés botaniques des types que pour les
autres ne sont que des formes et meme de simples status. Cer-
[1] Quant á l'étymologie donnée par Martius [Woertersammlung
Brasilianischer Sprachen p. 383], elle n'est pas plus fondee que la plupart de
celles que cet auteur, si méritant comme botaniste et ethnographe, prétend
établir sans avoir pu acquérir au préalable une connaisance approximative
du mécanisme da la langue guaranie, qu il croyait volubile et capricieusement
variable [1. c, p. XIII], lorsqu'elle est, au contraire d'une fixité et d'une
rigidité remarquables.
(2) Lozano "Conquista del Río de la Plata, vol. I p. 248, ed. 1873"
donne des détails fort intéressants á propos des applications au XVIIsiécle,
mais enconfondant sous le nom unique de Caraguatá le microcephalus, le bractea-
íus Tudis et notre sativus. II fallait diré, en tout cas, Karaguatá-ni'á.
(3) Jean de Lery, dans le XIII chap. de son Voyage au Brésil, dit
quelesfemmes indiennes apportaient les ananas dans des paniers qu'elles
appelaient panacous: « ganze Koerbe voll welche sie panakus nennen», trad.
allemande, Muenster 1794 p. 228.
2ó5 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE i!. N. 4
taines prétendues varietés ont été établies sur un seul caractére
(1) différentiel. Or je crois que nous ne devons considérer que
comme une simple forme le type derivé qui ne se distingue que
par un seul caractére, quoique celui-ci soit des plus importants.
Ma modeste opinión est qu'une véritable variété doit diíférerdu
type spécifique et par son ensemble et par plusieiars caracteres
d'une certaine importance. Si les différences portent sur des
organes d'une importance secondaire ou manquent de profon-
deur, mais sont constantes, c'est le cas d'établir une sous-va-
riété. Quant au rang de forme, on devrait le réserver aux
types ne s'éloignant que par un seul caractére, ainsi qu'aux
varietés apparentes qui sont le résultat conditionnel d'une cau-
se extérieure, comme par exemple, le climat, l'altitude ou la
nature du sol.
Dans le genre qui nous occupe, certams auteurs et les
grands horticulteurs ont creé plusieures espéces avec une carac-
térisation tout á fait insuffisante. Aussi les botanistes mono-
graphes qui se sont eccupés de cette question, comme Baker et
Mez, en ont repoussé la plus grande partie ou la totalité. Quel-
ques unes n'étaient en réalité que des formes culturales insta-
bles, de simples status ou des monstruosités; les mieux caracté-
risées n'étaient que des varietés ou des sous-variétés. J'ai
cherché á déterminer le rang qui correspond á ees derniéres et
á les identifier avec des types vivants ou assez parfaitement dé-
erits. Mais j'ai négligé les suivantes:
Ananas coccineus E. Morren: Descourt. Fl. Med Ant.,
Vp. 141 1. 341;
A. Mensdorfianus Hort. par E. Morren, Belg. Hortic,
année 1878 p. 143;
A. monstrosus Hort. in Baker Bromel. p. 23;
— ovalisWiW.: Gard. Dict. n. 1;
— Penangensis Hort. par E. Morren 1. c. ;
— prolíferus Hort, in Baker, 1. c. ;
— serótinus Mili, in Gard. Dict. n. 5.
Plusieurs grands horticulteurs ont cherché á établir une
[1] Notre imprimerie demande aux indulgents lecteursqu'ils veuillent
bien pardonner si,n'ayant pas encoré regu, des États Unis á cause de la
guerre, le matériel complémentaire,elle se voit forcee, de temps en temps,
á employer des accents incorrects.
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 266
classification des varietés de 1' Ananas commun: D. Munro, G.
Nicholson, S. Mottet, Harold Hume et H. K. Miller, dont j'ai
les travaux sous mes yeux.
Clef de Munro: Mr D . Munro donna, en 1835, pour la cla-
ssification des varietés horticoles. la clef suivante, laquelle, mal-
gré ses défauts, mérite notre attention (1)
* Feuilles sans épines:
A. Fleurs pourpre Havannah, Smooth Havannah
B, Fleurs lilas, presque blanches:
a) Fruit arrondi Vert d'Antigua
b) Fruit conique allongé Sugar-loaf rayé
** Feuilles á épines petites et nombreuses (espacées de ±;
2 mm) :
A. Fleurs pourpre:
a) Fruit ovale Providence blanc, Vert de Java,
Black Jamaica
b) Fruit cylindrique Orange Sugar-loaf, Dow-
ton Havannah
c) Fruit conique allongé New Jamaica
B. Fleurs lilas New Demerara, Surinam rayé
*** Feuilles moyennement épineuses (épines dissantesde ±
3-4 mm) .
A. Fleurs pourpre:
a)Fruit cylindrique Sierra Leona, Ansons, Mon-
serrat, Trooper's Helmet
b) Fruit conique allongé Providence vert, St
Vincent
B. Fleurs lilas:
a) Fruit cylindrique Globe, Lemon Queen, Ota-
hiti, Surinam, Buck's Se-
edling globe
b) Fruit conique allongé Sugar-loaf á feuilles
bruñes, id. Noir, id.
á feuilles farineuses,
id. Brun, id. á feuilles
rayées, Black 's Seed-
ling, Trinidad, Envi-
lle, New Enville, S-
pring Grove Enville,
(1) Trans. London. Hortic. Soc, Ser. II, 1, 1-34
267 anale:s científicos paraguayos - serie [í. N 4
Lord Bagot's Seedlí-
ng, Blithfield Orange,
**** Feuilles á épines grandes etrigides, espacées de 6mm
en moyenne:
A. Fleurs pourpre Antigua Noir, Welbeck Seedling,
Ripley
B. Fleurs lilas:
a) Fruit arrondi Globe Russe, Cockscomb Russe
b) Fruit cylindrique Reine, Reine de Ripley, Rei-
ne Vert, Reine de Moscou,
Reine rayé, Reine rayé ar-
genté, Reine d' Antigua,
Blood Red.
Quoique trop artificielle, cette méthode de classification
serait fort commode. Malheureusement, dans la pratique elle
resulte trop souvent inappliquable. Comme Harold Hume et H,
K. Miller Tont remarqué, la présence ou absence des épines,
ainsi que leur dimensión et la distance qui les séparent, peuvent
varier selon la vigueur de la feuille et les conditions de végéta-
tion. Pour ma part, j'ai toujours remarqué que la distance quí
separe les épines Tune de Tautre est proportionnelle au degré
d'ombrage et d'humidité. Quant aux formes á feuilles sans
épines, on peut les considérer, sauf probablement le lucidus,
comme des obtentions culturales instables; quelques unes de-
mandent une sélection continuelle et présentent de temps en
temps des feuilles épineuses; cela me fait penser que presque
toutes reviendraient plus ou moins au type épineux, en les trans-
portant sous un climat plus sec ou insoleillé et en les abandon-
nant assez longtemps dans le milieu naturel. On ne peut pas
nier la possibilité d'une mutation,qui serait alors fixe. Mais la
división, par exemple, de toutes les varietés horticoles en deux
groupes caractérisés par la présence ou l'absence d'épines (que
plusieurs horticulteurs ont proposé) , au point de vue botanique
est inadmissible. Malgré ees objections, la clef de Munro peut
présenter quelques avantages lorsqu'il s'agit de déterminer ra-
pidement certaines varietés horticoles.
Harold Hume et Miller ont proposé un groupement tout
diíTérent et plus naturel. lis établissent trois types fondamen-
BERTONl: ESSAl D^UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 268
taux et groupent, par afñnité, toutes les autres formes autour
de ees types. Heureusement choisis parmi les principaux et les
plus connus, ees types sont: Reine (Queen), Cayenne et Espa-
gnol. Le tableau suivant montre le groupement des varietés
cultivées dans l'Etat de Florida étudiées par les auteurs et dont
ils donnent les descriptions détaillées, ainsi qu'une serie d'excel-
lentes photogravures. Je n'ai pas voulu traduire lesdiagnoses
de ees groupes, crainte de ne pas en interpréter exactement
toute's les parties.
* Queen Group— The typical variety, Golden pineapple.
Yellow flesh, pointed eyes sloping upwart from the sides, deep
yellow fruit, syr«py juice, flavor rich and sweet:
Black Ripley, Egyptian, Golden, Ripley vert, Pernambuco.
** Cayenne Group —Ty pe: Smooth Cayenne. Flesh light
yellow, eyes broad and fíat, not elevated at the nipple. Leaves
smooth or serrated; plants strong, up-right, vigorous:
Cayenne, Enville, Rothchild.
*** SpanishGroup—TypeiSpanish -pineapple. Flesh whi-
te; eyes flat but elevated at the corners of the bracts; leaves
strong, stiff and serrated:
Blood, Porto Rico, Prince Albert, Red Ceylon, Sugar Loaf,
Spanish, Yellow Ceylon.
Subdivisions botaniques del'Ananas sativus.
Var. microstachys (Lindm.) Mez.
Synonimie; Ananas microstachys Lindman; Acanthosta-
thys ananassoides Baker.
«Typo omnino minor, Scapus gracilior est et leviter floc-
cosus vel subglaber. Bractearum pars libera minus elongata
quam in forma normali. Sépala explanata minus deformia sunt.
Planta, ex diagnosi iconibusqíie Lindmanianis nequáquam spe-
cifice a typo diversa. »
Cette derniére phrase, si absolue, du monographe Charles
Mez, auteur de cette diagnose, m'oblige á laisser á cette plante
le rang de simple variété, contrairement á l'opinion de Lindman,
qui en donna la description spécifiC[ue, et de Baker, qui la pla-
Sait dans un autre genre. Cependant, Mez avoue ne l'avoir pas
269 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 4
vue; d'autre part, ladifférence indiquée chez les sépales me fait
soup9onner qu'il s'agisse en réalité d'une espéce imparfaitement
étudiée. Elle est d'ailleurs peu connue et n'a été observée que
sur l'Arachá, plateau central brésilien, entre Cuyabá et le Goyaz
et Minas. Cette región étant plus ou moins xérophile, et sur de
grandes étendues remarquablement séche, le microstachys serait
un type d'adaptation.
Var. Debilis (Lindl.) Baker.
Synon. : Ananassa debilis Lindley; Ananas dehiiis Schult.
«Praesertim foliis undulatis recurvis differt. Flores palli-
de purpurei. Syncarpium elongate ovale, immaturum persatu-
rate viride, maturum sordide flavum paulloque virescens» (Mez,
in Flora Bras. Bromel. 293).
Trop imparfaitement décrite, son rang et ses affinités sont
difficiles á établir. Elle n'a été indiquée, á ma connaissance,
que dans les serres d'Europe. Par la coloration et la forme du
syncarpe elle rentrerait dans la var. viridis m. ; la nature ondu-
lée et recourbée de ses feuilles n'est pas bien éloignée de la for-
me élargie des feuilles de celle-ci.
Var. Portearías (C. Koch) Nicholson.
Synonimie: Ananas Porteanus C. Koch, fide E. Morren;
A. sativus Lindl. var. Porteamis K. Koch, G. Nicholson in (Dict.
of Gardening, 1884; Nicholson et Mottet in Dict. d'Hortic,
1892).
Folia olivácea, satis erecta, lata fascia longitudinali cen-
trali pallide flava exornata, ut videtur quam apud formas typi-
cas validius spinosa. Scapus altius erectus. Philippinensis.
Variété ornaméntale originaire des Philippines.
Var. variegatus (Bojer) Baker.
Synonimes: Ananas variegatus Bojer (fide Baker, Brom.
p. 23); A. sativus variegatus Hort., in Nicholson 1. c.
Folia rosulata, eleganter arcuatim recurva, parte centrali
laete viridia et interdum parce striata, ambos versus margines
lata fascia longitudinali cremea exornata, marginibus rubris. E
caldariis Europae.
La coloration de cette variété ornaméntale rappelle tout á
BERTONI: ESSAI D"UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 270
fait celle de la sous-variété tricolor de mon A. bracteatus rudis.
Cependant Nicholson et Mottet, 1, c, qui séparent spécifique-
ment le bracteatus du sativus, la gardentdans ce dernier grcupe.
Var. bracamorensis Bertoni.
Synonime: Anadias bracamorensis Hort., Linden, in Wie-
ner Illustr. Gartenzeitung, 1885, p. 143.
Planta pro genere gigantea e Columbia oriunda.
On ne peut admettre que provisoirement cette variété,
dont je ne connais, pour ma part, aucune description.
Var. lucidas (Mili.) Baker (charact. locupl.)
Synonimie: Ananas lucidtis Miller; Bromelia ananas var.
lucide virens L. ; Bromelia lucida Willd. (Enum. Hort. Berci.
345); Ananassa lucida Lindl. ; Bromelia ananas var. inermis
Pers. Incluses: Apianas glaber Mili. ; Bromelia semiserrata Willd. ;
B. subspinosa WeT\á\.; Anxinas semiserratus Schult. fil.. Vulgo
Ananás Liso, esp. et brés. ; Ananaz Pita, brés. ; King Pineapple,
angl., Smooth Pineapple amér.
Folia omnino inermia aut prope apicem solum dentibus
paucis armata; persensim versus apicem attenuata et in spinam
terminalem validam desinentia; subtus saepius viridia, interdum
optime: supra saepe a basi lucide rubenti-aurantiaca tumque api-
cem versus virentia; sat elongata, nihil admodum dilatata, Syn-
carpium maturum extus pallide flavum, carne flavescente sueco
dulce copiosissimo farcta. Bacca depressa, crassa centro vix
sublato, S2epe rubropicta. Bractese parvse, parte superiore bac-
cas centrum stricte obtegente atque rubente vel pulchre ignea;
básales virides aut rosaceae a lata basi sensim in spinam termi-
nalem validiusculam attenuatas. Scapus robustus. E Guayana
et Venezuela oriunda?
De toutes les formes de l'ananas, le lucidus est celle qui
a été mieux étudiée; de lá, sa synonimie compliquée. Malgré
cette faveur, sa caractérisation était insuffisante, ce qui expli-
que, en partie, qu'elle n'ait pas été acceptée par certains auteurs.
Le type Smooth Cayenne, par exemple, quoique sans nul doute
appartenant a cette variété, ne pourrait ñgurer sous la diagnose
du lucidus donnée par Miller, Baker et Mez. Cette variété pré-
sente un certain nombre de sous-variétés ou formes; entre elles.
271 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE I!, N. 4
j? crois qu'on peut distinguer botaniquement les suivantes:
For. typicus m, {= A. s. lucidus (Mili.) Mez Fl. Bras.):
folíis subtus optime viridibus, supra a basi lucice rubenti-auran-
tiacis, apicem versus virentibus; syncarpio maturo pallide flavo,
bracteis pulcherrime igneis; floribus pulchre coeruleis.
For. cayennensis m.: foliorum coloratione in specie nor-
mali, dentibus nullis; bracteis aurantiacis, parvis, brevibus, ba-
salibus viridibus in rosaceas aliquantum vergentibus; syncarpio
maturo magno, ovato-elongato vel subconico, flavo; bacca veré
depressa interdum seminífera, floribus purpurascentíbus. 1 Va-
rietés horticoles: Cayenne Lisse ou Cayenne, probablement
aussi Havannah, Smooth Havannah.
For antiguensis m. : floribus pallide lilacinis albescenti-
bus; syncarpio maturo late ovato vel subsphaerico, minore, viri-
descente. 1 Var hort Vert. d'Antigua. Je la place ici avec
reserve.
For. mordilonus hort. Linden. {Ananas mordüona hort.
Linden, in E. Morren Belg. Hort. 1819) . Differt praesertim fo-
liis variegatis atque syncarpio maturo magno, odore gratissimo.
Ducit ortum verisimiliter a forma lucido typico. E Columbia.
Var. pyramidalis (Miller) Bertoni
Synonimie: Ananas pyramidalis Mili.; vulgo Avachí, Abba-
chi, Avakachí, guar., bras., ind. occid et amer. septentr. ; Aba-
cachi Legitimo, brasil. Strobilus flores conicus 7-12 pm longus. Syn-
carpium maturum alte conicum vel subcylindricum, magnum
vel máximum, flavum, aurantiacum aut ± rubens, carne subal-
bida vel flava sueco copiosissimo farcta, scapi axis parte centra-
li e syncarpio etiam eduli. Bractease basi dorso in porcas 3-5
prominentes atque crassissimae, in tríente superiore veré stric-
tae aque modice den tatas, canescentes, 15 mm longae; básales
steriles stricte lanceolatse, rosaceae. Flores elongati, bracteas
longe superantes, 30 mm longi, parte libera 20 mm. Sépala dor-
so rotundato dimidio superiore non vel vix carinato, integra,
praeter basin viridem canescenti-violacea. Pétala oblonga, su-
perne pallide lilacina, ápice vix recurva, 18 mm longa 7 que lata.
Stamina 15 mm. Stylus staminibus aequilongus. Ovarium la-
te ovatum supra depressum. Ovula summo cavitatis sat nume-
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 272
rosa nunquam tamen evoluta. Coma magna, stricte erecta
saepissime simplex. Gemmae infras trobilares semper adsunt
plus minusve numerosae, praecoces validiusque evolutae. Folia
potius stricta, pro rata abrupte acuminata, nihil admodum elon-
gata, omnino dentata. E Brasilia ortus; specimina suppetentia
e civitate Pernambuco.
La description que je viens d'en donner prouve bien qu'il
s'agit d'une varíete botanique á distinguer, et elle s'applique
tout aussi bien á mes plantes, originaires des environs de la vi-
lle de Pernambuco, qu'aux plantes étudiées par Harold Hume
et H. K. Miller dans la Florida. C'est une varíete fort renom-
mée dans les marches. Je suis aussi d'accord avec ees auteurs
sur le fait qu'elle n'aime pas le plein air et demande de l'ombra-
ge. Cependant j'ai été étonné de consta ter qu'elle résistait mi-
eux aux froids que presque toutes les autres varietés, botaniques
ou horticoles, et en particulier, beaucoup plus que le bracteatus
par aguar iensis.
En échange,. je ne trouve pas que Ton puisse conserver,
sinon comme des sousvariétés les suivantes:
Subvar. macrocarpus (Dony) m. (A. s. pyramidale vio-
laceum macrocarpum Dony, ap. Chernovitz, Dict. I. 178) ; syn-
carpio maturo máximo, 30-40 cm et ut dicitur 45 usque alto, ru-
bente, axi mollissimo succoso, scapo robustissimo 3-5 cm crasso;
gemmis infrastrobilaribus numerosis majoribusque. E calidio-
ribus Brasiliae. Vulgo Avakachí Roxo.
Subvar. albas Mili. i=A. s. pyramidale álbum Mili.):
syncarpio maturo 20-25 cm alto, carne albescente, sueco acidulo
delicioso farta, axi eentrali etiam eduli. Brasilia quam máxi-
me laudatus.
Je néglige les prétendues sous-variétés violaceum Don.,
aureum Don. et rubrum Don.; mal caractérisées, elles pour-
raient bien appartenir á d'autres varietés.
Var. viridis (Miller) Bertoni (char. locupl.)
Synonimie: Ananas viridis Mili. ; A. pyramidalis viridis
Don,; vulgo Ananás Verde hisp. et brasil., Queen Group (Hume
& Miller).
Synearpium nondum maturum viride vel atrate viride;
maturum satúrate viride vel fere aurantiacum, ovatum-elonga-
273 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 4
tum carne flava parum fibrosa. Baccae prominentes superne zt
conicae, quasi acutae, numerosae. Folia latiora, prorata abrup-
ta acuminata, omnino dentata, saepe breviora, plerumque viri-
dia, interdum rosacea. Bracteae parvae, crassae, in spinam
validius desinentes; básales virides, flavescentes aut rubentes
atque in spinam validam exeuntes. Scapus robustus.
Ainsi caractérisée, cette variété est naturelle et assez
bien limitée. Elle compte bon nombre de varietés horticoles,
dont les suivantes, á ma connaissance, peuvent etre considérées
comme des formes botaniques:
a) Black Rippley, décrite, comme les 4 suivantes par
Harold Hume & Miller dans l'ouvrage cité;
b) Green Rippley, voisine de la precedente;
c) Golden Queen, type du Queen Group des auteurs
cites;
d) Egyptian de la Floride (Cleopatra?) ;
e) Pernambuco, bonne váriété á petit fruit d'un vert
foncé avant la maturité, á la maturité jaune, juteux, presque
sans Abres et a coeur mou, bien connu au Paraguay et dans une
bonne partie du Brésil, oú il a donné lieu á quelques races peu
diíférentes,
f) Ananaz Verde du Brésil, a fruit plus allongé, fibreux
et de mauvaise qualité; plante de collection; forme originaire ou
efferata.
Var. hispanorum Bertoni var. n.
Synonimie: Spajiish, aux Indes Occidentales; Spanish
Group de Harold Hume et Miller, en partie. Pro parte, A. sati-
vus pyramidalis Don.
Syncarpium maturum ovatum (saepius longe), flavum
non rare rubens, nec perrare seminiferum, carne alba vel albes-
cente, saepe fibrosa, sueco saepe acidulo, odore grato; nondum
maturum saepe viride, ovulis magis frequenter evolutis. Bacca
depressa etsi centro aut bracteae latere parum sublata. Brac-
teae básales saepe rubentes vel roseae. Folia potius stricta, non
rare ± rosacea, satis rigida aut fiaccidula, dentata, rare atque
proparte tantum spinis destituta.
Cette variété est moins facile á caractériser, car certaines
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 274
formes qui la composent ont des affinités assez importantes avec
la variété pyramidalis et surtout avec la varíete viridis. Non
obstant, elle parait se dégager assez clairement de l'ensemble
des nombreuses formes qui ne rentrent pas dans les precedentes
varietés. Elle constitue un groupe répandu dans tous les pays
chauds du monde, comptant plusieurs types de grande culture;
ceux-ci, en general, ne soñt pas les plus fins, étant assez fibreux
et plus ou moins acides; mais une certaine acidité plait aux Eu-
ropéens sous les tropiqnes; en outre, les plantes sont générale-
ment rustiques, résistant mieux en plein air que le lucidus, le
pyramidalis et le cayennensis, tout en étant plus fortes contre
les maladies.
Parmi les types mieux coniau?, á citer l'Espagnol, ou
Spanish, de grande longue le plus cultivé dans la Floride; le Pu-
erto Rico, aux fruits enormes; le Sugar-Loaf á feuilles teintées
de rouge, le Sugar-Loaf commun et le vert foncé; le Rouge de
Ceylan, les Blood, Prince Albert, etc.
Ce groupe, en échange, est moins connu dans le Brésil,
oú Ton donne la préférence aux varietés plus douces, dépourvues
de toute acidité et sans fibres, comme l'Avachí, le Pernambueo,
etc., que Ton consommé en forte quantité et sans aucun mélan-
ge ou préparation.
Ananas guaraniticus Bertoni, sp. n.
Synearpium florens elongate cylindricum tríente superio-
re cónico basique rotundatum, sub anthesi 7-10 cm longum 3 que
crassum, e viridi ±:rubescens, post florationem auctum; maturum
13-15 cm longum 4-6 crassum, sordide flavescens, carne densius-
cula etsi eduli potius fibrosa, sueco dulcissimo vix acidulo nullo
modoque acri farcta, odore grato, diu conservabile.
Bracteae majusculae, 18-22 mm longae, a syncarpii basi
ad apicem vix decrescentes, irregulariter insigniterque dentatae,
subrosaceae; dimidio basali dilatatae, carinatae crassae, baccae
mediam parten amplectentes; dimidio superiore erecto-patentes,
ovato-trian guiares, in spinam parvam terminalem desinentes,
marginibus atque repandis, spinis fnajusculis plus vel minus pa-
tentibus, irregularissime dispositis nonnullis retro aut patenti-
275 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS- SERIE II. N 4
hamatis, ± rosaceis, intructis. Bracteae básales steriles vix vel
haud longiores, irregulariter triangulari-acuminatae, sensim in
spinam validiusculam desinentes, tríente vel dimidio basali strí-
atae atque albescerti-lepidosae plus vel minus rosaceae; 20-25
mm longae basique 6-8 mm latae, dentibus eis bracteaiTim fer-
tilium similibus etsi minus irregularibus.
Baccae compressione mutua strictae, quam apud varieta-
tem quamlibet speciei sativi minores; parte superiore solemniter
sublata fereque (et aliquantum oblique sive sursum) pyramida-
ta atque subacuta.
Flores, ex alabastro elongato, pro rata majusculi atque
stricti, parte libera 20 mm longa, bracteas superantes. Sépala
lis speciei sativi similia, = rosacea, exceptione in locis umbro-
sioribus ubi sordide viridia. Pétala stricte oblonga tríente su-
premo obovata, versus apicem parum recurva, superne purpu-
rascentia basinque versus sensim albescentia; demum eis A. sa-
tivi similia. Stamina totidemque similia, tametsi antheris pro
rata magis elongatis vel strictioribus. Stylus antheras paullo
superans et ± exertus, uti stamina omnino candidus, quoad
formas ei A. sativi similis. Ovula numerosa plerumque evolu-
ta. Semina pleraque abortiva, f ertilia saepius parum numerosa,
quam ea speciei sativi Lindl. minora.
Coma subsimplex praecox, jam sub anthesi incipiens,
phyllis lanceolatis violascentibusque in genere crassioribus; dein
ad syncarpium maturum magna, 20-30 cm lata, phyllis lineari-
bus, arcuatim recurvis, indumento lepidoso albo copióse obtectis.
Gemmae infrastrobilares nullae vel non evolutae.
Scapus 55-90 cm altus, strictus sed firmis, erectus, foli-
orum longitudinem interdum aequans, sub copioso tomento le-
pidoso albido gilvus vel rubescenti-isabellinus, foliis compluribus
(16-22) instructus; foliis a scapi basi gradatim decrescentibus;
superioribus basi sordide purpurascentibus prope basin abrupte
dilatatis, demum linearibus, reflexis. Caulis praeter scapum
brevissimus, erectus. Folia caulinaria ad 20, sub-rosulata, di-
midio vel tríente basali regulariter arcuatim recurva, demum
vix arcuata fereque patentia, in genere strictiora, 80-120 cm
longa, 12-18 mm lata, Ínfima tantum basi amplectenti-dilatata,
supra basin non constricta, persensim in spinam terminalem
longam desinentia, valde rígida atque in genere crassiora, opti-
BERTON!; ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 276
me semi-circulatim canaliculata (marginibus veré sublatis, in
canalem semi-orbiculatum vel magis profunde depressum totam
per longitudinem porrecta) ; supra nitidule saturateque viridia,
subtus indumento lepidoso tenuissimo cinéreo obtecta atque
subtilissime striata; valide atque regularissime dentata, denti-
bus spinescentibus, ómnibus sursum hamatis, fere aequidistanti-
bus, spatio 8-10 mm separatis, in umbrosis albidis, in insolatis
roséis.
Stolones omnino desunt. Planta robusta, perrara, nisi
fallor haud vel vix gregaria, in locis haud opacis sylvae virgi-
neae vel in vacuis saltibus stirpibus refertis crescens, aéris
siccitatem ope roris mire sustinens, fortuite etiam máximas
insolationes sustentans. E regione fluminis Jejuíh Superioris,
forte et alus locis Paraguariae Sylva orientali. Nullibi culta.
Propriétés, habitat.
Quoique sauvage, cette plante présente toutes les qualités
essentielles de 1' Ananas cultivé. Son fruit n'est pas bien juteux ;
mais il est remarquablement doux, bien peu acide et nullement
piquant; c'est en somme un fruit comestible, á plus forte raison
que celui du bracteatus ruáis et tout aussi bien que celui du
bracteatus paragiiariensis. Elle fleurit avec le sativus, vers Sep-
tembre, et son fruit arrive á la maturité vers Février, étant un
peu plus tardif que le sativus. N 'étant encoré en possession que
de quelques pieds, il ne m'a pas été possible de la soumettre á
une culture intensive, laquelle donnera probablement un bon ré-
sultat, sinon économique, aumoins au pointdevuede l'étude gé-
nétique. La plante est rare; presque personne la connait au
Paraguay; elle ne vit d'ailleurs, semble-t-il, que dans la partie la
moins explorée du pays, Cette circonstance ne me permet pas
d'indiquer d'une faSon bien exacte son habitat.
Non obstant, et l'endroit oú la plante croissait naturelle-
ment et de longues années d'observation dans mon jardin,
m'autorisent á établir qu'elle donne la préférence á un milieu
moins ombragé, dans un air moins humide que celui que le mi-
crocephalus et le bracteatus demandent. Le cas échéant, elle
resiste en plein soleil dans cette región du Haut Paraná, oú la
chaleur des rayons solaires est de*s plus fortes que Ton puisse
observer dans les pays chauds. Ses feuilles si étroites, char-
277 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
núes, á bords fortement releves, peu ouvertes á l'insolation et
formant un chéneau admirablement disposé pour recevoir la ro-
see et la conduire au coeur de la rosette, expliquent clairement
ees facultes.
Caractérisation dífférenticlle.
Sans doute voisin de V Ananas sativus, VA. guaraniticus
s'en éloigne spécifiquement par les caracteres suivants, que j'in-
diquerai en suivant l'ordre de la description latine.
Les bractées de 1'^. guaraniticus sont plus grandes (éga-
lant celles de certaines varietés de l'A. 6racíeaí?ís) , et ne dé-
croissant presque pas de bas en haut; leur moitié supérieure est
élargie, plus ou moins ovale; les dentsépineusesde leurs marges
sont longues et excessivement irréguliéres, quelques unes diri-
gées en bas. Les bractées stériles de la base sont au contraire
relativement petites, ne dépassant pas, ou presque pas, en lon-
gueur, les precedentes. Les baies sont petites et leur partie
supérieure se dresse en pyramide un peu courbée vers le haut.
Les fleurs sont plus allongées. Les ovules. bien développés,
donnent lieu á des graines fértiles plus petites. La couronne
est plus précoce et relativement plus grande; en échange, il n'y
a pas de pousses á la base du «fruit» ou syncarpe. Le scape est
élancé, assez souvent aussi long que les f euilles et quelques fois
plus long, bien plus minee que chez n'importe quelle variété du
sativus. Les f euilles supéríeures du scape sont brusquement
élargies et seulement dans leur tiers inférieur, le reste étant li-
néaire; elles ne sont pas insérées obliquement. Les f euilles,
moins nomxbreuses marquent prima facie une différence spécifi-
que; vraiment linéaires, elles n'ont que de 12 á 18 mm de lar-
geur sur 80-120 cm de longueur; en échange elles sont bien plus
épaisses et rigides que chez nul autre type du genre Ananas;
leurs bords sont tellement redressés, qu'elles forment, sur toute
leur longueur, un chéneau bien plus profond, régulier et com-
plet que chez le sativus et disposé de fa9on á recueillir le máxi-
mum de rosee; en outre, elles ne sont pas rétrécies vers la base
et ne s-^ dilatent qu'au moment d'embrasser la tige; leurs épi-
nes, enfin, ne sont pas moins caractéristiques, étanL bien plus
fortes et réguliérement éloignées l'une de l'autre de 8 á 10 mm.
Tronc court et point de stolons.
Diagnose du Genre
Ananas
Les types nouveaux, ou nou /ellement étudiés, que je vi-
ens de décrire, me permettent de compléter la diagnose du
genre, tout en étant obligé de rectifier sur certains points celles
qui avaient été données par mes illustres devanciers.
Genus Ananas Adanson:
Sépala basin usque libera, erecta petalisque ad-
pressa, sinistrórsum convoluta vel nonnunquam eutopi-
ce imbricata, deltoidea, ápice obtusa, integra, crassa,
latere tecto in alam perangustam dilatata. Pétala in
aestivatione dextrorsum convoluta, basin usque libera,
sub anthesi stricte erecta atque tubum cylindricum ge-
nitalia ± includentem formantia, ápice tamen ± recur-
vatim aperta, altiuscule ligulis binis margine fimbriato-
incisis aucta. Stamina 6, inclusa aut subexerta, bise-
riatim sepalis petalisque alternantia, alba; filamenta fi-
liformia, compressa, serie I libera, serie II prope basin
aut médium usque petalis connata; antherae anguste
sagittatim lineares longeque acutae, erectae, polline
albo. Tubus epigynus brevissimus. Ovarium solemni-
ter inferum, post anthesin axi ± carnose incrassato ba-
si vel fere omnino cinctum et ei concretum. Stylus fe-
re filiformis, subtrigonus vel trisulcatus, antheras pau-
Uosuperans, aut aequans, auteis pauUo brevior; stigma
lobatum, lobis longiusculis subcontortis atque suberectis.
Placen t^e interno loculorum ángulo prope apicem affixae.
Ovula in quoque lóculo ad normam 3, apud species et
279 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 4
varietates cultas vel cultione obtenías saepe non evoluta
vel nulla; ovata, singula podio cylindrico insidentia.
Syncarpium e baccis numerosissimis (50-150) spiraliter
dispositis, ^ succosis axique carnose incrassato forma-
tum, magnum, saepissime ápice coma coronatum. Co-
ma simplex, e brateis summis sterilibus gradatim in
phylla evolutis; aut pluri- vel multifaria, etiam ex alabas-
tris adjacentibus in gemmas inductis. Baccae summum
ob periathii rudimenta ± alte umbonatum auu depre-
ssum. Semina in syncarpio numerosissima aut parum
numerosa, apud varietates cultas saepius nulla; nigra
vel nigrescentia, parva, depresse ovoidea, exappendicu-
lata.
Folia primaria dense rosulata, basi in vaginam
brevem dilatata, linearla, canaliculata, super vaginam
vix aut non constricta, apicem versus sensim attenuata
atque in spinam terminalem validam desinentia, saspis-
sime spinoso-dentata; dentibus sursum hamatis, infimis
interdum retro-hamatis aut patentibus.
Folia scapalia numerosa ab inferioribus foliis
primariis similibus ad infrastrobilaria gradatim de-
crescentia, saepius spinoso-dentata, subamplexicaulia;
infrastrobilaria brevia, saepe reflexa, saepe oblique
inserta, fere semper = colorata. Folia omnia dorso
tenuissime striata, supra nitidula in rosea pleiTimque
vergentia saltem dorso; júniora, interdum utrinque, in-
dumento lepidoso obtecta. Inflorescentia erecta, densi-
ssime sirobiliformi-spicata. Flores solemniter sessiles,
violacei vel purpurascentes aut lilacini. Herbae peren-
nes, terrestres, silvicolae interdum stoloniferae, grega-
tim crescentes. Syncarpium, etsi esu non semper gra-
tissimo, edule. Species 5, per regiones neotropicas na-
turales, altera latissime culta nuUibique spontanea.
BERTONl: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 280
Observations Dans la description du genre que je viens de
donner, j'ai suivi l'ordre de celle que le savant monographe de
«Flora Bras. » nous a donné, de fa9on á ce que Ton puisse noter
sans perte de temps et exactement les changements que je me
suis permis d'introduire dans la diagnose. Je n'insisterai done
pas sur ees derniers. Je dirai seulement que je n'ai pas touché
á la nature du pollen, ear il me semble que seul eelui de VA. sa-
tivus Lindl. a été étudié, et de mon cóté, je n'ai pas eu le loisir
d'étudier celui du microcephaJus m. et du guaraniticus m., que
je n'ai pas sous la main en ce moment.
Ainsi constitué, le genre Ananas devient tout á fait na-
turel. Un seul des groupes spécifiques n'est pas representé á
Tétat spontané au Brésil ou dans le Paraguay, étant évidem-
ment un produit d'adaptation horticole, que l'on peut reneontrer
de temps en temps, sous les apparences d'une plante subsponta-
née, dans toutes les parties chaudes du monde. h'A. microce.
phalus et VA. guaraniticus ne sont connus qu'á l'état sauvage.
Patrie: C'est un genre indiscutablement néotropical.
L'étendue de sa dispersión naturelle n'est limitée que par les
tropiques, ou plus exactement, par les deux lignes isothermiques
qui limitent la zone tropicale cíimatologique. Mais il me sem-
ble que son centre est plutót au sud de l'équateur. Quant á
VA. sativu^ Lindl., introduit en Europe et en Afrique aprés la
découverte de l'Amérique, et bien plus anciennement en Océanie
et dans l'Asie Oriéntale, il ne peut descendre que de VA. gua-
raniticus, commenous verrons tout á l'heure. Ces deux species
ont done une grande importance pour l'histoire de l'homme, ear,
avee certaines autres dont j'aurai l'oecasion de parler au cours
des études qui feront suite á la présente, elles nous donnent la
certitude de l'existence, á une époque fort reculée, de relations
reciproques on ne peut plus suggestives entre les peuples qui
habitaient l'Asie Oriéntale d'une part et l'Amérique Méridiona-
le et Céntrale de l'autre (1).
(1) Dans un Mémoire presenté en 1910 au congrés scientifique inter-
nátional de Buenos Aires, ainsi que dans mon étude «Pre - y Protohistoria
de los Paises Guaranies» (Asunción, 1914), j'ai cherché á démontrer que ces
relations ont commencé, tres anciennemei^t, par l'intermédiaire de grandes
terres polynésiennes aujourd'hui disparues, et auxquelles je donnais le nom
d'Archinésie. C'est dans ces terres que la sous-race américaine mongoloide
Des Changements Evolutifs
dans le Genre Ananas
Origine des varietés Cultivéés
L' Ananas microcephahis (Miller) m. est sans doute une
Forme anccstrale. Tandis que les autres formes du genre tirent de
la terre un profit qui va toujours en diminuant jusqu'á étre pres-
que nul, le microcephalus est une plante terrestre dans toute
Tacception du mot. Elle est fortement fixée dans le sol, par ses
racines et par ses stolons. Ses racines sont de la méme nature
que celles de tout le genre; maiselles s'enfoncent profondément
et leur fonction (unique, pourrait-on diré) est l'absortion de
l'eau et des aliments.
Ses stolons sont fort caractéristiques: ils sont nombreux,
longs généralment de O, 60 á 2, 00 m et se chargent pratique-
ment des fonctions de propagateurs de l'espéce, car les graine?,
quoique nombreuses, trouvent rarement un milieu favorable á
leur germination. Dans leur trajet ils présentent deux aspect»
différents: la I section estassez minee, couverte d'écailles mar-
céscentes, et son parcours se trouve á 5 ou 10 cm de profondeur
dans le vrai sol; la section II, unie á Tantérieure par un court
trajet presque vertical, court sur le vrai sol, ou entre celui-ci et
la couche de detritus vegetal qui le couvre souvent. Cette se-
conde partie est un peu plus grosse et tout á fait couverte par
des écailles bractéi formes, embrassantes, striées, dentées dans
leur partie supérieure et brusquement terminées en pointe épi-
neuse; la base des écailles est bruñe tirant au rouge; la partie
dominante aurait eu ses origines et la race mongolique probablement son
bereeau. Plus tard, et jusqu'á une époque relativement moderne, une fois
l'Archinésie disparue, ees relations purent continuer, quoique plus rares et
diíficiles, entre les Polynésiens et les peuples Cara'ibes [Guaraniens], har-
dis navigateurs, et ausbi avec les anciens habitants du Pérou et viceversa.
BERTONI: ESSAI DUNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 282
supérieure verdit sous une couverture écailleuse cendrée, Ces
stolons émettent des racines.
En échange, la couronne et les rejetons manquent absolu-
ment chez VA. microcephalus; les stolons suffisent, et la propa-
garon, par ce dernier moyen, est mieux assurée dans la sylve
un peu épaisse, oú la fructification n'est pas ahondante. Ses
feuilles sont souvent imparfaitement canaliculées et les moins
rigides; ellesn'ont pas encoré grand besoin d'exercer les foncti-
ons de collectrices de la rosee, car dans le sous-bois la fraicheur
est toujours suíRsante, et pendant les époques sans pluie extra-
ordinairement longues, la rosee, retenue par le feuillage des
arbres avide d'eau, n'arrive presque pas jusqu'aux Ananas,
dans les bois un peu touffus, préférés par le mic7'ocephalus.
Les étamines de la II serie sont collées aux pétales com-
me chez le genre Acanthostachys, ascendant direct et seul pro-
che parent du genre Ananas. Elles portent, en outre, des éta-
mines plus allongées que dans nul autre groupe. Notons encoré,
parmi les différentiels les plus importants, ses graines, fort
nombreuses dans le syncarpe, généralment assez nombreuses
dans chaqué fruit ou baie, et plus petites.
L' Ananas bracteatus Lindl. nous présente un état évolu-
tif plus avancé, adaptation á un milieu moins ombragé, partant
moins humide, mais oú l'action plus vive et directe des rayons
solaires est compensée par l'abondance des rosees pendant les
époques de sécheresse. Au commencement de la formation de
ce groupe spécifique, les stolons disparaissent, remplaces dans
leurs fonctions de propagateurs par la couronne et les rejetons
infrastrobilaires, Dans la variété sagenarins m. la couronne
ne se développe encoré que tardivement; le jeune syncarpe est
chauve; mais un peu avant la maturité, une grande couronne le
surmonte; on peut supposerque quelques stolons se développent
encoré, de temps en temps, chez les plantes vivant dans leur état
naturel, les bois maritimes du Brésil. Chez la var. rudis m. la
couronne est déjá précoce et puissante; les stolons ont disparu;
non obstant, quoiqüe tres rarement, quelque court stolon se mon-
tre encoré. Chez les deux varietés, les rejetons apparaissent
sous la pomme et contribuent, comme nous l'avons vu, á la pro-
pagation; chez le rudis ils sont nombreux, puissants et aussi
283 ANALES científicos PARAGUAYOS -SERIE II, N 4
precoces que chez les formes cultivées.
Les feuilies présentent toujours une section transversale
plus ou moins ondulée, comme chez toutes les varietés du micro-
cephalus;maisellesprennent chez 1'^. bracteatiis un aspect plus
redressé et solide et chacune constitue un chéneau plus complet,
presque comme chez VA. sativus; il faut résister, plus ou moins,
aux rayons solaires et ramener la plus srrande quantité possible
de rosee. C'est que celle-ci peut déjá se reunir au pied des fe-
uilies en plus grande quantité que chez VA. microcephalus, et
cette eau n'est pas lá seulement pour maintenir la fraicheur de
la plante; elle commence déjá á offrir sa contribution á Tali-
mentation des tissus par des subtances alimentaires, qui se for-
mcnt en elle par l'arrivée de certains insectes et la présence
d'autres matiéres organiques. Aussi les rocines perdent un peu
de leur importance; elles sont moins nombreuses, moins fixées
dans le stú, se contentant souvent de ramper sur terre parmi
les detritus organiques. La plante en souíTre dans sa stabilité;
elle s'incline, se couche souvent, laissant alors, á un rejeton qui
ne manquera pas de pousser, le soin de la reconstituer, car la ro-
sette qui ne peut plus recueillir la rosee languit et meurt.
Chez VA. hracteatus var. paraguariensis, varíete cultivée,
l'évolution est, en suivant lámeme direction, la plus avancéedu
groupe Tnicrvcephalo-hracteatus. La culture, qui cherche á ha-
bituer la plante au plein air et au soleil, y a sans doute contribué.
Le développement radiculaire est réduit au mínimum, Dans
leur milieu naturel, ou abandonnées á elles mémes, les varietés
du hracteatus que j'ai pu étudier sufRsamment, ainsi que 1'^. sa-
tivus, ne méritent le qualificatif de plantes terrestres qu'au po-
int de vue moins important. Car elles ne font que reposer sur
le sol; leurs racines, courtes, faibles, séchant au bout d'un an
et méme avant, rampent sur terre et ne s'enfoncent vraiment
que dans le detritus vegetal. Elles mériteraient bien mieux le
qualificatif d'épigées.
Dans la variété paraguariensis m. les feuilies sont mieux
canaliculées, un peu plus rigides et dressées, moins longues et
les épines ne sont pas si fortes; mais la face supérieure en est
striée et la section transversale est plus ou moins ondulée comme
chez la var. rudis et les épines présentent l'aspect et le groupe-
ment de cette variété. En outre, les feuilies de sa couronne et
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR, DU GENRE ANANAS 284
les supérieures du scape présentent l'aspect et la nature de ce-
lles de VA. hracteatus et sa var. rudis; celles-lá sont assez lar-
gement lancéolées dans les § supérieurs, assez profondément
striées sur la face supérieure et dentées comme les feuilles cau-
linaires; celles-ci ne sont pas réflexes ni insérées obliquement
comme chez VA. sativiis, ne différant presque pas de celles du
hracteatus rudis. Ce qui demontre, avec les aatres différentiels,
que si la var. hracteatus 'paraguariensis se rapproche de VA.
sativus sous certains rapports (á cause sans doute de l'état com-
mun de culture), elle ne s'en éloigne pas moins par ses traits
essentiels; car il faut ajouter á ceux-ci la nature des organes
floraux, qui ressort des descriptions respectives que je viens de
donner. Le fruit de la var. paraguariensis prend l'aspect de
celui de 1'^. sativus; mais ses longues bractées, surtout celles
de la partie inférieure, et sa couronne, montrent encoré la pá-
rente avec la var. rudis, qui est probablement son ascendant
direct, s'il ne faut pas placer entre les deux le Wild Honduras.
En eífet, VA. hracteatus hondurensis m., par ses fruits
petits et non comestibles, la grandeur de ses bractées, et ses
épines fortement espacées, indiquerait une évolution en retard
sur celle de la var. paraguarioisis. D'autre part, son scape
robuste et dressé et la forme de son fruit (syncarpe) indiquerai-
«nt une affinité immédiate avec cette variété. Je le place done
provisoirement entre cette variété et le rudis. Mais n'ayant pu
l'étudierdirectemet, je nepuis le fairesans beaucoup de reserve.
Descendance: En resume, dans cette branche du genre
Ananas, les probabilités de la lignée évolutive suivante parais-
«ent evidentes:
I A. microcephalu^ var. minor Naturel
II = = var. mondayanu^ id.
III = = var. majar id.
IV = = var. robustus Nat. et comest.
V A. hracteatus var. sagenarius Naturel
VI = = var. rudis Natur. et cult.
VII = = var. paraguariensis Cultivé
La variété macrodontes trouverait probablement sa place
entre le rudis el le paraguariensis, et possiblement entre ce
<lernier et Vhondurensis. Mas certaines particularités du ma-
285 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
crodontes paraissent indiquer une branche latérale, possibleraent
issue du sagenarius. Tj Quant á 1'^. muricatus, il esttroppeu
connu pour pouvoir en indiquer, avec une certaine probabilité,
la place dans l'arbre généalogique.
Origines de TAnanas commun.
Comme nous venons de le voir, quelques varietés de
V Ananas bracteatus font l'objetd'une certaine culture. Mais ce
n'est que d'une faSon limitée et seulement, je crois, dans les
pays d'origine. La grande culture ne s'occupe que de l'Ananas
commun, A. sativus. Et comme il s'agit d'une des plantes tro-
picales les plus importantes, son origine et Tbistoire de sa dif-
fusion doivent intéresser au double point de vue, botanique et
humain.
h'A. sativus forme avec le guarajiiticus une branche á
part, dont ce dernier est la forme ancestrale. Ici, l'évolution a
répondu á d'autres causes. II s'agit d'une adaptation á l'état
cultivé. Nous savons que cette adaptation présente des chan-
gements généraux, qui s'observent dans presque tous les cas, et
des changements particuliers, produits surtout par les méthodes
de culture et le but qu'elles se proposent, ainsi que par les
changements de climat ou de -milieu. Parmi les changements
généraux, rappelons d'abord la plus grande ampleur, surtout
chez les organes végétatifs. Ceux-ci perdent en méme temps
de leur résistance: ils deviennent moins rigides. moins fibreux,
moins armes contre les ennemis de toute nature. En échange,
si la graine ne constitue ni l'objet ni le moyen de la culture, et
celle-ci est tres ancienne, elle perd plus ou moins sa propriété
germinative, et dans certains cas elle peut disparaitre totale-
ment.
Tout cela est arrivé chez la lignée guaraniticus-sativus.
Chez le guaraniticus la souche est solide et bien plantee dans le
sol; chez le sativus elle est moins ferme et finit par ne faire que
ramper sur terre; c'est la culture qui doit la maintenir debout;
abandonnée, en general elle se couche et languit. Les feuilles,
coriaces, épaisses, rigides et tres étroites chez le guaraniticus,
s'élargissent remarquablement chez le sativus et arrivent á leur
plus grande largeur chez les varietés soumises á une culture
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 286
plus intensive; naturellement, cela n'est pas sans perte d'épais-
seur et de rigidité. Comme chez la branche microcephalus-brac-
teatvs, les crochets, assez forts sur les feuilles du guaraniticus,
deviennent toujours plus petits et plus rapprochés chez le sati-
víis et disparaissent chez la variété lucidus. Le milieu naturel
du guaraniticus est encoré assez humide: 1800 mm de pluie an-
nuellement, point de sécherese périodique, rosees tres ahondan-
tes et tant soit peu d'ombrage. Quant au sativus, on a cherché
dans maints pays (et souvent réussi) á le cultiver en plein so-
leil. En tout cas, on l'a acclimaté dans des pays n'offrant en
general que 1000 á 1500 mm de pluie et un air bien plus sec
pendant la longue sécheresse périodique tropicale. L'élargisse-
ment des feuilles était done nécessaire pour pouvoir reunir une
plus grande quantité de rosee.
Les feuilles infrastrobilaires, de VA. guaraniticus, soit les
petites feuilles supérieures du scape, ne sont pas insérées obli-
quement; mais cela ne s'observe que chez certaines varietés du
sativus; en échange, elles sont deja réflexes, particularité qui
caractérise le sativus aussi. Le scape est toujours dressé et ro-
buste dans les deux groupes spécifiques; mais, ayant á suppor-
ter une pomme toujours plus grosse, il devient de plus en plus
gros, depuis celui de 1'^. guaraniticus á peine aussi gros que le
petit doigt, jusqu'á celui du sativus pyramidalis macroearpus
qui atteint presque deux pouces de grosseur.
h'A. guaraniticus ne présente aucun rejeton sous la
pomme; la réprodution étant assurée par de nombreuses graines
fértiles et une puissante couronne, les rejetons ne sont pas en-
coré nécessaires. lis n'apparaissent pas tout de suite chez VA.
sativus (1) ; plusieurs types appartenant aux varietés viridis
et hispanorum en sont encoré dépourvus; mais ils atteignent
leur plus grand développement chez la var. pyramidaLis. C'est
une évolutíon paral] ele á celle que nous avons vu dans la branche
microcephalus-bracteatus. Mais la couronne, dans la branche
guaraniticus-sativus, évolutionne plutót dans un sens contraire;
chez aucun type elle n'est plus puissante que chez la forme añ-
il) Voir l'Addendaá la fin ne cette étude. Dans la diagnose de VA.
.sativus, les donn»^es á propos de la couronne'et des rejetons ontété omises par
^négarde.
287 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
cestrale; au contraire, elle est réduite au minimum chez cer-
taines formes de la var. pyramidalis, comme l'Avachí, et peut
disparaitre, comme chez l'Ananaz Pellado du Brésil (1).
Les bractées, déjá assez courtes chez le guaranitieus, se
raceourcissent toujours davantage chez les varietés de T Ananas
commun; en méme temps, leur partie supérieure libre devient
toujours plus étroite; le point culminant de cette double évoluti-
on se trouve précisément chez les varietés les plus profondément
altérées par la culture. C'est ce que Ton peut diré aussi des
dents dont les bractées sont armées; fortes et disposées de fa-
Son tres diíférente chez VA. guaranitieus, elles se régularisent
et se rapetissent chez le sativiis, disparaissant presque chez les
varietés les plus cultivées, le s. hicidus et le s. pyramidalis.
Les baies se sont transformées dans un autre sens, mais
en suivant la méme ligne évolutive. Le fruit, objet de la cultu-
re, devait nécessairement se développer de plus en plus. Aus-
si, petites et étroites chez VA. guaranitieus, les baies prennent
de l'ampleur chez le sativus, surtout chez les meilleures varietés.
Eh méme temps elles s'aplatissent. Leur partie supérieure est
conique et presqu' aigue chez le guaranitieus; elle est encoré
assez soulevée et conique chez le sativus var. viridis; elle Test
moins chez la var. hispanorum, devient assez píate chez la var.
pyramidalis, encoré plus chez la var. lucidus et s'aplatit totale-
ment chez le lucidus eayennensis, la forme sous plusieurs rap-
ports la plus altérée par la culture. Quant á l'ensemble de la
pomme, ou syncarpe, il n'a fait qu'augmenter de volume et de-
venir toujours plus doux et mou, depuis VA. guaranitieus des
bois, jusqu'aux formes les plus modifiées des vars. lucidus et
pyramidalis; \\ fallait s'y attendre, le fruit étant le but de la cul-
ture; mais ce fait est important, car il indique la succession des
états évolutifs.
Les organes floraux ne montrent presqu' aucun change-
ment important, chose facile á prévoir, car dans le changement
de la condition biologique, de sylvestre á cultivé, on ne voit rien
qui puisse aífecter directement ees organes. Comme chez la
(1) Ananaz Pellado = Ananas chauve. Cette forme Test d'une fa-
gon permanente; mais la «pomme chauve» se note assez souvent comme acci-
dentelle chez des types de grande culture comme le Pernambuco, le Cayen-
ne, etc.
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 288
branche microcephalus-bracteatMs, le bouton de la fleur se rac-
courcit dans la lignée guaraniticus-sativus. Les pétales du
guaraniticus sont plus étroits, répondant á la remarquable étroi-
tesse des feuilles; ce dernier caractére n'est pas sans avoir une
certaine influence sur les dimensions relatives des autres orga-
nes floraux aussi. Dans cette lignée, les anthéres diminuent de
longueur, plus ou moins, comme chez la branche microcepha-
líis-bracteatus. Mais ce ne sont lá, en somme, que des change-
ments peu importants et quelquefois méme un peu douteux.
Quant á la présence de graines fértiles chez le guaraniti-
cus des bois et á l'absence de graines et méme d'ovules bien dé-
veloppés chez le sativus, c'est lá un changement que la culture
explique facilement. A noter, cependant, une certaine reprise
chez quelques formes cultivées, lesquelles, dans des conditions
spéciales que j 'ignore (je n'ai jamáis observé ce fait dans cette
zone), peuvent produire un nombre plus ou moins grand de
graines fértiles dans chaqu-^ pomme. Ces graines sont plus
grandes que celles de VA. guaraniticus', H. Hume et H. K, Mi-
11er (1. c. avecfig.) en indiquent d'environ 4 mm dediam. ; c'est
une augmentation analogue á celle qu'on observe dans la serie
microcephahis-bracteatus. Ni la présence de graines fértiles,
ni les plus fortes dimensions de celles-ci, paraissent repondré á
un besoin de la plante. On n'en voit pas la raison. Mais il
faudrait d'abord vérifier si la propriété de produire des graines
appartient á des types determines, et dans le cas contraire, si elle
devient héréditaire.
Concluslons.
Comme nous venons de le voir, V Ananas sativus est la
continuation logique de VA. guaraniticus. On pourra pousser
plus loin les détails comparatifs; on arrivera toujours á une pa-
reille conclusión. L'évolution de chacun des caracteres va, du
guaraniticus sauvage jusqu'aux varietés du sativus les plus
modifiées, toujours en suivant une direction identique. Le pa-
rallélisme de chaqué ligne est remarquable. Les changements
sont coordonnés, harmoniques et s'expliquent le plus souvent
comme conséquences nécéssaires; ils répondent fort bien aux
changements de milieu et aucun* n'est contradictoire. Nous
pouvons done en conclure avec sécurité que V Ananas guaraniti-
289 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE I!. N. 4
cus est la forme naturelle ancestrale de VA. sativus, que Ton
cherchait depuis longtemps.
Le Paraguay devient par ce fait la patrie orginaire de
TAnanas commun. Nous avons vu que celle-ci l'a été aussi
des varietés cultivées du hracteatus; ceci en commun avec le
Brésil et autres paysdu reste de lapartie tropicaledu continent;
tandis que le guaraniticus, plante rare et cantonnée dans une
región peu éteñdue du Paraguay, marque d'une facon precise le
point d'origine de l'Ananas commun. Ce fait a une importance
historique qu'on ne saurait mettre en doute.
iAigrations.
Le tracé des migrations d'une plante cultivée doit co'in-
cider approximativement avec le tracé des migrations du peu-
ple qui l'a conquise sur la nature. Or, selon toutes lesprobabi-
lités, le peuple guaraní (^^ toupí) est originaire d'une región
qui comprend le Paraguay actuel, l'Est de la Bolivie et le Sud du
Matto Grosso, La protohistoire américane voit ce grand peuple
eHvahir en conquérant, successivement, le Sud du Brésil, le
littoral. le centre et la sylve amazonienne de ce vaste pays, puis
les Guyanes et les Antilles d'un cóté, et de l'autre, le Venezue-
la, les régions littorales de la Colombie, le Panamá, en poussant,
sous le nom de Cara'ibe i=seigneur, en guaraní) etdéjá mélan-
gé.jusqu'á l'Amérique Céntrale et le Yucatán. Or, sans comp-
ter la probabilité de relations plus anciennes des Cara 'ibes et
Péruviens avec les Polynésiens, nous savons maintenant que le?
Chinois visitaient de temps en temps l'Amérique Céntrale et
probablement aussi le littoral Pacifique de l'Amérique du Sud.
Ainsi s'explique la présence de l'Ananas á l'état sauvage aux
Célebes et autres pays de la Malésie, indiquée avec sécurité par
Rumphius (1).
Martius dit l'avoir trouvé sauvage dans l'Etat de Babia et
A. de Candolle (2) admet les opinions ou les données de certains
(1) Rumphius, Amboin. V. 228. L'indication de sauvage sígnifie évi-
demment subspontané. Ce fait n'estpas contreditparcetautre, que les meil-
leures varietés de grande culture ont été introduites aux Indes et en
Chine aprés la découverte de l'Amérique.
[2] De Candolle (Origines des Plantes Cult., éd. 1886, p. 249) ne
parle que briévement de cette piante, et dans cet ouvrage magistral il la dit
BERTONI: ESSAi D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 290
auteurs comme Hernández, Seemann et Humboldt, qui l'indi-
quent comme plante naturelle du Mexique, du Panamá, du
Haut Orénoque et de la Guyane. Mais ees auteurs ne distin-
guBiientV A. mic7^ocephalus et VA. bracteatiis de VA.sativus, les
deux premiers étant consideres comme simples varietés cu for-
mes de ce dernier. En outre, il est assez diíRcile, surtout pour
un voyageur, d'indiquer avec sécurité si une plante qui est cul-
tiváe depuis un temps reculé et se montre Sa et lá comme sauva-
ge, est subspontanée ou vraiment spontanée. Or, comme VA.
■microcephalus et le bracteatiis ont une grande dispersión (sans
compter le miirisitits et le microstachys qui croissent aussi dans
]e Brésil), il faut croire qu'il s'agit de ees espéces et non du
vrai sativiis Linld.
A. de Candolle admet que l'Ananas commun se naturali-
se quelquefois dans les pays chauds "quoiqu'il n'ait ordinaire-
ment point ou peu de graines», admettant implicitement que cette
plante s'est naturalisée par ses graines. Jusqu'á la preuve
evidente du contraire, je ne pourrais jamáis admettre une telle
probabilité. C'est excessivement rare de voir germer la graine
d'aucune espéce d'Ananas, méme dans son milieu le plus natu-
rel; il faut pour cela des circonstances exceptionnelles qui se
trouvent rarement réunies. En échange, le rejetons et la cou-
ronne, qu'on les jette n'importe sur quelle terre, pourvu qu'il y
ait de la pluie et de la rosee, s'enracinent facilement sur la surfa-
ce du sol. Ce fait explique amplement pourquoi, dans tout pays
oú Ton cultive l'Ananas, on peut le rencontrer sous l'aspect
d'une plante naturalisée ou subspontanée. Mais c'est toujours
l'homme qui intervient; sans lui, la plante ne pourrait pousser
nulle part et dans de telles conditions, je ne crois pas qu'on
puisse la considérer comme véritablement naturalisée.
Dans ses migrations avec les peuples Guarani-Cara'ibes,
l'Ananas commun conserve son nom guaraní pur jusqu'á la
Guyane et dans une partie des Antilles: Anadia ou Nana; aussi,
il devient universel. Le peuple, le nom et la plante émigrent
ensemble. A. de Candolle est d'opinion que le nom Anarush,
«introduite évidemment dans l'ancien monde depuis la découverte de l'Amé-
rique». II accepte en cela 1 'opinión néga^ive de Rheede, contre ¡'affírination
de Rumphius qui indiquait déjá une introduction plus ancienne, admise aussi
par Mez.
291 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE I!. N 4
qui est donné dans l'Inde á l'Ananas commun, vienne du nom
ananá. Cela estd'autant plus probable, qu'en guaraní, aná=ana-
ná, car nana n'est que le superlatif de na. Le nom Avachí cu
Avakachi, qui n'était que celui d'une varíete, n'aurait pu se
conserver d'une faíon si remarquable. D'ailleurs, il ne s'est
généralisé que dans notre époque.
L'introduction de l'Ananas en Afrique Occidentale serait
aussi antérieure á la découverte de l'Amérique. Le fait ne
serait pas bien étrange. Barton, en 1798, avait annoncé la dé-
couverte de «quelques aíRnités frappantes entre la langue des
Ghiolofs et celle de certaines tribus américaines» (1), Mac-
Culloch (2) chercha a tourner cette annonce en dérision. Mais
D'Eichthal (3), par une étude approfondie de la question,
arriva á la conclusión que ees affinités existaient effectivement,
entre la langue ouolof et celle des Cara'ibes. Ces derniers,
hardis navigateurs qui, selon les premiers historiens de la dé-
couverte, osaient partir pour des centaines de lieues de traver-
sée au moment de la bourrasque et construisaient des bateaux
pouvant contenir 60 ou 100 hommes, auraient poussé maintes fois
jusqu'aux terres de l'Afrique, au point de maintenir avec elles
des relations permettant une certaine influence de la langue et
l'introduction de plantes cultivées. Le fait qu'il s'agit des par-
ties de TAfrique moins éloignées de TAmérique, et cet autre, que
l'Ananas n'existait pas aux Cañarles, fait qui ne rend pas pro-
bable l'introduction de l'Ananas en Afrique par les terres de
l'Atlantide (4), paraissent appuyer une telle opinión. A» sur-
plus, dans ce dernier cas, les formes introduites ne seraient
pas les modernes.
(1) Barton's, New Views of t. Origin of t. Tribes & Nations of Ame-
rica; Philadelphie, 1798.
(2) Researches Philosophical & Antiquarian concerning t. Aboriginal
History of America, Baltimore, 1829.
(3) Gustave d'Eichthal, Études sur l'Historie Primitiva des Races Ocó-
aniennes et Américaines, Paris, 1847? Tirage á part du recueil de la Société
Ethnologique, de laquelle l'auteur était Secrétaire.
(4) Dans le cas oú son existence soit définitivement admise. J'ai
cherché á élucider la question dans mon petit ouvrage déjá cité, me permet-
tant des conclusions affirmatives.
BERTONl:
ESSAI
D'UNE MONOGl
Descendance.
I
Ananas guaraniticus
II
=
sativus
III
=
= var,
IV
=
= var.
V
=
= var,
VI
=
=
VB
=
= var.
VIB
=
=
Naturel
Cultivé (et subspont. ?)
viridis Id.
hispanorum Id.
pyramidalis Cultivé
= for. macrocarpus Id.
lucidus Id.
^ for. cayennensis Id.
Pour VA. sativiis, le tableau ci-dessus n'indique naturelle-
ment que quelques types principaux, mieux caractérisés pour
marquer les étapes de l'adaptation genérale. Quant aux autres
varietés botaniques, quelques unes se présentent comme des
adaptations á des milieuxparticuliers;telles la microsíac/ií/s, pro-
bablement une adaptation xérophile, et la br acamar efisis, type
géant originaire d'un pays dont la flore estdes plus luxuriantes;
d'autres apparaissent comme des mutations, telle la var. Por-
teanus des Philippines et la variegatiis des serres; la var. debilis,
enfin, probablement aussi un produit des serres, n'est pas assez
connue.
Climatologie du Genre Ananas
Température et humidité de l'air. Dans leur état nature],
toutes les formes du genre Ananas ne croissent que dans la zone
limitée par les deux isothermes de 21 degrés de température mo-
yenne annuelle. La culture en est encoré possible, en plein air
ou sous bois, sous l'isotherme de 20 degrés si de fortes congé-
lations ne sont pas á craindre. Mais il faut que l'humidité re-
lative de l'air ne soit pas inférieure á 70 '/( de saturation, mo-
yenne annuelle, A leur limite du Sud, dans le Paraguay, les
Ananas sauvages trouvent encoré une humidité moyenne de
73 ^/f ; c'est-á-dire, une température moyenne humide de 18,0
degrés. Dans les régions élevées de la sous-zone équatoriale,
certaines varietés cultivées pourront encoré fructifier par une
température humide de 17, Oí*, á laquelle correspond une tem-
pérature moyenne de 189 á 20^, selon l'humidité de l'air.
Dans la Región de l'Est du Paraguay et dans la partie
oriéntale de la Región du Nord, ainsi que dans les régions littora-
les brésiliennes d'Ihguasú-Guaihrá et de Guaihrá-Itapúra, les
plus grandes populations naturelles appartenant aux groupes
spécifiques microcephalus et hracteatus sont soumises á une
température moyenne de 21 á 23,5 degrés selon la localité, avec
une humidité moyenne de 85 a 90 '/c C'est aussi dans ees con-
ditions hygrothermiques que 1'^. sativus donne les meilleurs
résultats. Mais il faut avertir que le sous-bois, dans lequel
poussent les formes naturelles, jouit d'une température moins
chaude et d'une humidité bien plus grande. Toutes lesdonnées
precedentes correspondent au plein air (1), dans les conditions
exigées par les bureaux météorologiques. Dans la forét, la
température moyenne, dans les régions ci-dessus indiquées,
n'est que de 20*? á 22», 5; mais l'humidité y est de 90 á 96 Ve ; la
(1) Toutes ees données sont déduites de mes observations météorolo-
giques embrassant une serie de 35 années dans le Haut Paraná.
BERTONI: ESSAI D'UNE MON'OGR. DU GENRE ANANAS 294
température moyenne humide y est done de 19 a 22? (1). Ce
dernier chiffre parait indiquer la condition hygrothermique óp-
tima pour VA. satívi(s aussi; il est dépassé, en plein air et dans
les endroits peu eleves de la sous-zone équatoriale ( 23 á 25? ) ;
mais sans avantage pour la plante, sauf une maturité un peu
plus précoce,
Insolation. Aucune varíete d'Ananas, sauvage ou cultivée,
s'est montrée assez resístante pour supporter, dans le voisinage
des tropiques, les plus fortes insolations sans aucune altération.
Quand la température des rayón s solaires touche á 70 degrés
actinométriques (2) les feuilles jaunissent. Si cette tempéra-
ture est répétée, ou si elle atteint 73 ou 75*?, la partie la plus
exposée des feuilles périt, peu á peu dans le premier cas, rapi-
dement dans le second. Pendant l'été 1917-18 la máxima acti-
nométrique ayant atteint 80, 5*? les Ananas sativtis en plein soleil
perdirent presque toutes leurs feuilles; enfin, en 1889, cette
máxima ayant touché le point culminant de 82,5?, les Ananas
de toute sorte, en plein soleil, perdirent absolument toutes kurs
feuilles dans la journée. UA. guaraniticus est un peu plus ré-
sistant que les autres; vient en suite l'^-l. bracteatus, puis le sa-
tiviis; le microcephaliis est le plus sensible. Dans les localités
oú la máxima actinométrique peut atteindre ou dépasser 70?, la
plante exige de l'ombrage; quant au fruit, il est endommagépar
659, ce qui oblige á le couvrir, sauf chez les variétée á grande
couronne.
Température mínima. La résistance sous ce rapport est des
plus intéressantes, mais, par les moyens ordinaires, elle n'est
pas facile á déterminer. Les données thermométriques sont
généralement contradictoires, car elles ne dépendent pas seu-
lement de la température de l'air, mais aussi de l'irradiation
nocturne et surtout, de l'humidité. J'ai parfaitement constaté
que Von ne peut déterminer la véritable température á laquelle
une plante es soumise que par Vusage d'un instrument moiiillé,
(1) Depuis l'année 1907 j'ai établi une station météorologique en pleine
forét, dont les résultats sont directement comparables á ceux obtenus á l'ob-
servatoire météorologique de la localité (Puerto Bertoni, par 25'' 40'05" de
latitude, 54" 35'00" de longitude et 170 m. sur le niveau déla mer).
(2) Observations suivies, depuis 1884, sur les excellents actinométres
de Geissler (Bonn) et aussi sur ceux du Bureau Météor. Argentin, de Ne-
gretti & Zambra (Londres).
295 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 4
exposé au suleü et d la rosee, absolument comme la plante et place
á la hauteur de celle-ci, oii des parties de la plante qu'on cherche
á étudier. Ce dispositif ne permet qu'une détermination appro-
ximative de la température de Tintérieurdes tissus; mais il peut
indiquer d'une faSon assez exacte la température á laquelle la
plante est soumise et celle de ses parties superficielles. II va
sans diré que pour Tobservation genérale il faut le placer á la
hauteur des Instruments ordinaires sous abri (1),
Dans le tableau suivant, les colonnes I et II indiquent
la température donnée par mon dispositif biothermométrique; la
colonne III indique approximativement celle d'un thermométre
sec dans les conditions d'observations habituelles et dans le cas
oú l'air soit saturé d'humidité, cas assez fréquent dans notre
zone á l'heure habituelle de la température minima. La colon-
ne I donne la température nécessaire pour que la congélation
mortifie toutes les feuilles; la colonne II, ainsi que la III, celle
qui est nécessaire pour que la plante succombe absolument (2) .
(1) J'ai exposé ees faits dans un Mémoire publé en 1886 par l'Acadé-
mie des Sciences de Córdoba (R. Argentine) sous le titre de «Influence des
Basses Températures sur les Végétaux en general et sur les Eucalyptus en
particulieri). Ce dispositif m'a servi pour toutes mes observations faites en
Amérique depuis 1884 jusqu'á ce jour et ses données ont toujours été d'accord
avec la réalité constatée sur les plantes elles-mémes.
Voir mes publications: «Agronomía» Asunción 1897-1913 vols. I á V;
«Boletín de Meteorología Agrícola» Puerto Bertoni: «Agenda y Alm. Agrí-
cola» Asunción 1903; «Descripción Física y Económ. del Paraguay: «Condicio-
nes Generales de la Vida Orgánica» Puerto Bertoni 1918.
(2) Les froids de 1918 et la température minima ultra-séculaire que
nous avons régistrée dans le Paraguay et le Haut Paraná, m'ont permis
d'indiquer la limite extrém.e de la résistance des varietés énumérées dans ce
tableau. Beaucoup sans doute seront surpris de voir indiquées des limites si
basses pour des plantes tropicales. C'est cependant le cas de la majorité de
ees plantes, pourvu qu'elles se trouvent dans leur milieu naturel ou dans la
sous-zone subtropicale, oú les froids ne durent souvent que quelques heures,
le soleil est tres vif et la terre est toujours chaude.
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 296
LIMITES EXTREMES DE LA RESISTANCE
Esp. et varietés
I
11
UI
guaraniticus
-4.8
-5.0
-3.8
sativus var. viridis
-4.5
-4.8
-3.6
=■ var. pyramidalis
-4.5
-4.8
-3.6
microcephalus v. mondayamis
-4.7
?
?
= var. rohustus
-4.7
?
?
bracteatus var. rudis
-4.0
-4.5
-3.3
= subvar tricolor
-3.6
-4.0
-2.8
=^ var. jparaguariensis
-3.0
-3.7
-2.5
Par des temperaturas moins basses, Tordre de résistance
est quelquefois modifié, car rexpérience n'arrive pas jusqu'á la
mort de la plante. Ainsi, par une mínima (therm. sec ordinaire)
de +0,4 et une mínima biothermique de -0,6, (1) V Ananas
hracteatits var. rudis eut la pointe de feuílles jaunie, tandis que
VA. sativus n'indiquait aucune actíon. Et par une mínima
(therm. sec ordinaire) de -1,8 et une mínima biothermique de
-1,9 (2), sur 4 varietés observées, les plus résistantes furent
la bracteatus rudis et la sativus pyramidalis quí n'eurent que le
quart supérieur flétri par la congélation de la rosee; tandisque
la bracteatus paraguariensis et la sativus viridis perdírent la
moitié de la feuille. Mais par la mínima de -0,9 et-1,3 respec-
tivement (3) — ainsi que dans les autres observations que j'ai
pu faire — la succession est identíque á celle qui est indiquée
dans le tableau précédent: 1'^. guaraniticus et le sativus var.
pyramidalis viennent premiers et absolument indemnes, le sati-
vus var. viridis ne souffre presque ríen; mais chez VA. bractea-
tus, la var. rudis a la pointe des feuílles gelée et la var. para-
guariensis presque la moitié.
(1) Juin 1616
(2) Le 23 Aoút 1917; froid le plus extraordinaire observé juiqu'á ce
jour á Puerto Bertoni. La différence entre la donnée ordinaire et la bio-
thermique est quelquefois mininae ou nulle, l'irradiation nocturne faisant
défaut et l'air étant sursaturé. ,
(3) Le 22 Juillet 1915, la minima plus basse observée jusqu'alors
dans le Haut Paraná Moyen.
297 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
Température máxima. Les températures á Tombre les plus
élevées que j'aie pu observer — depuis 42 jusqu* á 45,3 degrés á
l'ombre et sous l'abri ordinaire des stations météorologiques
—n'ont jamáis porté préjudice á aucune variété d ' Ananas pa-
reillement abritée par de Tombrage.
Piule et rosee. Dans les pays oú les Ananas croissent á
l'état naturel, la somme annuelle des piules est de 1200 á 2000
mm; exceptionnellement,de 1000 et 2300. Dans les pays oú on
les cultive, la limite supérieure peut monter á 3000 et méme
davantage. Mais on ne saurait franchir la limite inferieure
sans s'exposer á un échec. Encoré, cette limite n'est possible
que dans les pays favorisés par des rosees abondantes. L'A.
microcephalus et le hracteatus demandent une somme de pluie
plus élevée que celle qui peut suffire au sativus, car ils ne peu-
vent profiter des rosees aussi parfaitement que ce dernier.. Mais
tous, le cas échéant, peuvent résister, souíTrant, mais sans
périr, pendant une sécheresse anormale fort longue.
Raison de la Disposition
des Feuilles chez plusieurs
Broméliacées
A ce propos, je me permettrai une observation genérale:
et c' est que la disposition canaliculée, caractéristique de bon
nombre de Broméliacées, n'a pas pour but précisément la pluie,
mais la rosee. Les pluies, seules, absentes pendant des mois
dans la plupart des pays chauds, ne sauraient suífire á de nom-
breuses plantes de cette famille, dont le réservoir est restreint
ou fort limité; elles ne suffiraient non plus aux formes á grand
réservoir, dans certaines régions á séchereresse absolue durant
normalement plus de trois mois. D'autre part, pour reunir la
quantité due d'eau de pluie dans le ou les réservoirs ménagés par
la base des feuilles, il sufRrait que celles-ci formassent chéneau
sur une petite et souvent minime partie de leur longueur. Cer-
taines formes a réservoir exceptionnellement grand pourraient
faire exception dans les pays peu pluvieux; mais j 'observe
qu'elles présentent alors des feuilles plus dressées, tout juste
comme si elles voulaients'opposer á un trop grand apport d'eau
de pluie; VAechmea polystachya (Vell.) Mez, VA. distichantha
Lem. , les Billbergia magnifica Mez et zehrina Lindl. sont dans
ce cas; ou bien leur feuilles se courbent en are á moitié descen-
dant, avec un résultat identique, comme chez le Macrochordion
de l'Est du Paraguay; ou enfin les deux dispositifs se combi-
nent, comme chez ce dernier et d'autres Aechmea.
C'est qu'un trop grand apport d'eau de pluie n'est nulle-
ment favorable á ees plantes. Nous savons maintenant tout ce
que les Broméliacées á réservoir doivent aux organismes qui se
développent ou se décomposent dans l'eau recueillie par les
feuilles et longtemps conservée dans le récipient aménagé par
■ leur base; leur alimentation en dépénd en grande partie. Or, un
lavage violent, tel comme il résulterait si les feuilles étaient dis-
299 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS- SERIE II, N 4
posees de faSon á bien recueillir l'eau de la pluie, serait de
nature á entraver ees développements et ees décompositions, et
souvent répété, comme il arriverait nécessairement durant les
saisons pluvieuses, les empécherait. De lá les dispositions de la
feuille en vue de limiter l'apport d'eau de pluie.
Au contraire, l'apport de rosee est facilité, et si tout n'est
pas dirige á en recueillir la plus grande quantité possible, c'est
qu'il fallait éviter en méme temps un apport violent d'eau de
pluie. D'ailleurs, la quantité de rósée qui se forme dans les
pays chauds est généralement sufRsante aux besoins des plantes
dont nous parlons, non seulement en temps ordinaire, mais
aussi pendant la saison séche, ou durant les sécheresses acci-
dentelles. Je Tai calculée (1) pendant 35 années: la somme
annuelle, indiquée en équivalents de hauteur de pluie, est de
200 á 230 mm dans les régions humides du Haut Paraná, et de
150 á 200 dans les régions plus séches du bassin du Rio Para-
guay. II arrive assez souvent qu'elle soit plus élevée pendant
les époques séches (2). Pour comprendre toute l'importance
de telles quantités, il est bon de considérer les dispositions pri-
ses par la plante pour diminuer l'évaporation, dispositions qui
en partie sont les mémes qui s'opposent á un trop grand apport
d'eau pluviale.
On n'observe pas, chez les Ananas, un réservoir com-
mun ayant beaucoup de capacité comme celui des Aechmea,
Macróchordion, etc. ; mais une certaine quantité d'eau est re-
tenue á la base de chaqué feuille, surtout chez VA, sativus et le
bracteatus; et qu' une telle quantité suffit, tout au moins dans ees
cas, et pour longtemps, ledémontrent les faits suivants:
I: Si on couche une rosette, ou on la prive d'une autre
faSon de toute possibilité de recueillir la rosee, elle languit et
(1) Toujours au moyen du méme appareil, de fagon á ce que toutes
les observations recueillies fussent absolument comparables.
(2) Les jours de beau temps on a souvent 1 mm et plus. Si la nuit
est calme, et elle Test généralement lorsqu'il fait beáu, dans les régions
néotropicales oú croissent naturellement les Ananas, en arrive á mesurer 1,5
mm; rarementon a moins de 0,5 mm. Ce dernier chiffre représente encoré
500 grammes par m carré; en n'estimant qu'á 15 cm carrés la superficie
horizontale utile d'une plante, on a 80 gr. de rosee, laquelle, en assez forte
proportion, est conduite par les chéneaux aux réservoirs.
BERTONI: ESSAl D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 300
meurt, quoique ees racines plongent dans une terre arrosée.
II: Si on arrache la plante et on la place de faSon qu'el-
le puisse recevoir toute la rosee, mais non la pluie, elle se con-
servera presqu'indéfiniment, en végétant presque normalement,
pourvu qu'elle soit protégée contre le soleil et les vents.
D'ailleurs, le fait demontre que les produits chimiques
fertilisants exercent une action plus sensible ou plus rapide ad-
ministres en solution versee dans la rosette, que mélangés avec
la terre, surtout si la plante n'est pas jeune, prouve bien l'im-
portance de l'absorption des substances alimentaires par les
feuilles.
APPENDICE I
Une Espéce Nouvelle
d'Acanthostachys
Quelques auteurs avaient proposé l'union des deux genres
Acanthostachys et Ananas en un seul. Bentham et Hooker
(«Gen. Plant.» I p, 663) considéraient, en 1883, Je premier
genre comme faisant partie du second. Malgré les concordan-
ees assez nombreuses, le monographe Mez separa de nouveau
les deux genres, en vue de certains caracteres différentielsd'une
importance capitale. Cependant, leurs affinités sont f ort remar-
quables et on est forcé d'admettre leur proche párente.
Cela étant admis, ce ne sera pas hors de place si je fais
suivre á cet essai monographique la description d'une nouvelle
espéce á' Acanthostachys, genre dont on ne connaissait jusqu'ici
qu'un seul type, VA. strobüacea Klotzsch. Cette nouveauté
n'est pas moins intéressante au point de vue phytogéographique,
car elle n'a été trouvée jusqu'ici que dans la R. Argentine, ou á
quelques centaines de métres de sa frontiére.
Acanthostachys exilis Bertoni sp. n.
Caespitosa, epiphyta; innovationibus, e stolone brevi su-
brepente, primum suberectis, deinde recurvis, florentibus f ere ab
Ínfima basi pendulis. Scapus solemniter elongatus (plerumque
1 — I5 m, interdum usque ad 2 m), exillimus (4-5 mm crassus),
teres, totam per longitudinem aequicrassus, ob indumentum
lepidosum labeculatum albidum griseo-viridis, nunquam solita-
rius (1).
Folia rosularia rite e voluta 2 — 3, e squamis infimae scapí
basis late ovatis acutis brunnescentibusque gradatim exeuntia,
brevia (ad 40-60 cm), strictissime linearla atque subcylindracea
[1] Planta in viridario nostro culta, quae viginta mínimum nata est
annos, sueto circa decem, nec raro duodecim vel ultra, infiorescentias porri-
git; júniores quidem 2-6.
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 302
(5 mm lata 4que alta) , plus vel minus contorta, stricte canali-
culata, basi in tubum elongatum anguste cylindricum arete
coalita, superne persensim in aculeum brevissimum debilem ru-
bentem transeuntia; dentibus brevibus ( ± 1 mm longis), spatio
4-10 mm irregulariter separatis, sursum (quoad folii directio-
nem) aliquantum hamatis, e lata basi viridescente stramineis.
Fola scapalia 2, scapi summitate conferta, basi tantum in vagi-
nam brevem dilatata, lateraliter solemniterque compressa, al-
tissime atque anguste carinata, peranguste atque profunde
canaliculata, a basi persensim attenuata, uti rosularia griseo-
viridia, opaca, indumento lepidoso labeculato parce munita,
brevius dentata; summo quoad spicae statum fere horizontaliter
prodito, minore (25-38 cm longo, lh-2 mm lato, basi 4-6 mm
alto), in tríente inferiore tantum dentato; Ínfimo longissimo
(40-80 cm), secundum eamdem scapi directionem pendente, ejus-
dem fabrica, 3 mm lato 6que alto, totam fere per longitudinem
dentato, dentibus basilaribus minusculis irregulariter seriatim
confertis. Folia infrastrobilaria 2-3, bracteiformia, veré spino-
so-dentata, ± purpurea, gradatim in bracteas transeuntia.
Inflorescentia in scapi ápice devexa ob id pendenti-patens,
multiflora, dense spicata, elongate (5-8 cm longa, ± 15 mm
crassa) strobiliformis. Bracteae nitide purpureae, in spica pro-
be matura castaneae. perlate triangulo-ovatae, ad 15 mm lon-
gae, superne patentes et in mucronem validum productae, stria-
to-venosae, punctatim immerse lepidosae, modice dentatae, sub-
aequilongae. Flores optime sessiles, in bractearum ángulo sub-
plano compressi. Sépala flava, triangulo-carinata, solemniter
erecta petalisque adpressa, apicem versus sensim angustata,pe-
racuta, striata, dorso carinatim paullo producta, ± 13 mm longa,
± 6 mm lata. Pétala omnino flava, erecta et minute solum
aperta, ± 17 mm longa, stricta, glabra. Stamina petalis bre-
víora, ñlamentis seriei II alte petalis connata, antheris valde
elongatis acutisque. Ovarium suborbiculare, basi dilatatumapi-
ceque constrictum.
Spica matura non aucta sordide castanea, in scapo diu
persistens. Bacca compárate haud parva, nitide alba ápice
brunnescente, ovata, basi dilatata,* facie ventrali modice conve-
xa, edulis, facile caduca. Tí Floret sueto a Majo in Decem-
303 ANALES científicos PARAGUAYOS -SERIE II. N. 4
brem. H Hactenus in partibus Cataractae Ihguasú, ad ar-
gén tinenses fines tantum reperta; attamen, in vicino paragua-
riensi clivo semel eam offendi. Tf Bertoni, ni» 3080.
Tout en reconnaissant la nécessité d'une étude plus com-
plete des organes ñoraux, (1) les caracteres ci-dessus indiques
établissent une différence spécifique plus que suffisante.
Son aire de dispersión reste jusqu'á ce jour remarquable-
ment restreinte, et presque exclusivement réduite au petit can-
tón argentin compris entre les grandes cataractes del' Ihguasú et
le cours du Haut Paraná; c'est á peine si je Tai trouvée une seu-
le fois sur la berge paraguayenne d'en face (2).
(1) Que je ne puis pas faire en ce moment sur le vivant.
(2) Trouvée d'abord en 1895, dans les vallons des deux petits fleuves
Mbokaíh et Mbokaíh-mí, cultivée et cataloguée dans ma collection depuis
1897, cette intéressante espéce est sans doute la méme que Van de Venne et
Wollfhuegel (n*? 51) en 1907, ainsi que Rodríguez en 1910 (n<> 376), recueilli-
rent suivant le chemin entre l'embouchure de l'Ihguasú et les Cataractes
(Herbier du Musée d'Hist. Nat. de Buenos Aires). Lucían Hauman enre-
gistre ees spécimens («Notes Floristiques » p. 416) sous le nom d'Acanihos-
iach^s strohilacea ( Roem. & Schult ) Klotzsch, suivant la détermination de
C. M. Hicken. L'insuffisance du matériel explique évidemment l'opinion de
ce dernier auteur, opinión qui a été celle d'autres botanistes aussi et la mi-
enne au commencement.
APPENDICE II
Clef pour la Déterrnination des Ananas
A) Spécifique
1-Feuilles extraordinairemet étroites, avec moins de 2 cm de
largeur, épaisses; scape minee; point de stolons: guaraniticu*
Feuilles de 3 á 6 cm de largeur, ± rigides mais non épaisses;
á chercher sous le numero 2
2-Petite plante á tige minee, croissant á l'état spontané dans le
Brésil Central sp? microstachys
Plantes n'ayant pas ees caraetéres: cherchez sous le ní> S
S-Fruit (syncarpe) chauve, sans eouronne ni rejetons sous la
pomme; plante avee nombreux stolons microcephalus
Fruits surmontés d'une eouronne; pas de stolons 4
4-Bractées changées en forts aiguillons muricatus
Bractées normales, non transformées en aiguillons 5
o-Fruit pourvu de longues braetées; 3 étamines eollées aux
pétales; feuilles armées de fortes dents épineuses largem«nt
espacées; sauvage et plus ou moins cultivée bracteatus
Fruit ne portant que de petites bractéds; étamines libres;
feuille pourrue de petites dents épineuses rapproehées; planté
cultivée et quelquefois apparemment naturalisée sativtu
B) Varietés Botaniques des Ananas Cultives
1-Fruit pourvu de longnes bractées; 3 des étamines sont eollées
aux pétales; feuilles armées de fortes dents épineuses distan-
tes de 4 á 25 mml'une de l'autre, fleurs généralement allon-
gées (25-55 mm) 2
Fruit n'ayant que de petites bractées; Fleurs ceurtes (28-32
mm) ; toutes les étamines libres; feuilles pourvues de petites
dents rapproehées (2 á 6 mm Tune de l'autre) ; 6
305 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
2~{Ananas bracteatus) Fleurs d'un pooirpre fauve; grande
pomme relativement tres grosse, fortement parfumée, á suc
doux et peu acide macrodontes
Plante ne réunissant pas ees caracteres; fleurs pourpre vio-
lacé ou bleu 3
3-Jeune pomme dépourvue de couronne; fruit restant tres
aigre á sa maturité; fleurs relativ. tres grandes . . . .sagenarius
Plante ne réunissant pas ees caracteres; couronne háti ve. . . .4
4-Pomme eylindrique, blanehátre, tres acremaisdoucelorqu'el-
le est blette, inodore; scape assez minee, couché sous le
poids du fruit; dents de la feuille grandes et distantes de
10 á 25 mm riidis
Pomme ovale, parfumée; scape toujours dressé; dents mo-
yennes distantes de 4 á 9 mm Tune de l'autre 5
5-Pomme petite. jaune pále, á suc tres acide, á peine mangea-
ble; graines fértiles nombreuses et relativement grandes;
dents distantes de 6 á 9 mm; couronne tres haute, plutót
simple hondurensis
Pomme grosse, pourprée, á suc doux et peu acide; graines
fértiles nuiles ou rares et plus petites; dents rouges et dis-
tantes de 4 á 8 mm; couronne basse mais large et composée;
fleurs courtes (25 mm) pai'aguariensis
6- (Ananas sativus) Petite plante á tige gréle; bractées tres
courtes, sépales assez plans, Brasil Central. Cultivé? Va-
ríete ou espéee: microstachys
Plante nórmale á tige (et scape) robuste, cultivée 7
7-Feuilles ondulées, courbées en are. Fleurs pourpre pále.
Pomme ovale allongée, vert sombre avant la maturité, jau-
nátre á la maturité: debilis
Plante ne réunissant pas ees caracteres 8
8-Feuilles rubanées de blane jaunátre, dentées épineuses
( voir aussi n? 12) 9
Feuille vertes, non rubanées 10
9-Feuilles d'un vert olive avec un large ruban au milieu; scape
BERTONl: ESSA! D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 306
plus elevé; feuilles plus épineuses Porteanus
Feuilles vertes au milieu, avec un ruban sur chaqué laeitié
et les marges rouges variegatiis
10-Plante géante, tres robuste bracamoreTisis
Plante plusou moins nórmale 11
11 Feuilles lisses, sans épines ou avec quelques dents vers le
sommet; pomme jaune pále extérieurement, á chair jauná-
tre; bales («yeux») déprimées: í^tcicíí^s— Continué sous len^l2
Feuilles dentées épineuses; baies non déprimées ou relevées
au milieu 14
12- (Formes de VA. sativus var. lucidus) Feuilles panachées;
gros f ruit tres parfumé forme mordilonus
Feuilles plus ou moins vertes mais non panachées 13
13 Fleurs lilas blanchátre; pomme verdátre á la maturité, arron-
die, petite (var. hortic. «Vert d' Antigua») . . for. antiguensis
Fleurs purpuréscentes; grandes pomme ovale allongée, á baies
tout á fait aplaties; feuilles absolument sans dents (var.
hortic. «Cayenne» ou «Smooth Cayenne». . . .for. cayennensis
Fleurs bleu ciel; feuilles lavées de rouge vers la base; pomme
jaune pále á bractées rouge vif for. typieus
14-Pomme conique allongée ou presque cylindrique, tres grande,
jaune orangé ou rose, á baies dépriméees, fort juteuse, déli-
cieuse, généralement douce sans acidité, le coeur (axe)
méme étant mangeable; feuilles étroites, atténuées vers le
sommet d'une fa9on relativement brusque: ¡jyramidalis
Voir ses sous-variétés au numero 15
Pomme, au moins avant la maturité, vert ou vert sombre,
ovale ou ovale allongée, á chair jaune; baies faisant une
saillie assez forte, souvent aigues; feuilles plutót largcs, ré-
trécies vers le sommet d'une faSon relativement brusque,
assez souvent courtes viridis
Voír ses formes ou varietés horticoles, au n? 17
Pomme ovale ou ovale allongée, jaune o« ± rouge; chair blan-
che ou blanchátre, souvent assea fibreuse, souvent assez
acide; baies assez platee oú ne faisant qu'une faible
saillie. Feuilles plutót étroites, assez souvent lavées de
307 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS- SERIE 11. N 4
rouge hispanorum
Voir quelques formes ou varietés horti coles au n? 20
Pomme ovale, moyenne, vert clair avant la maturité. puis
jaune; chair presque jaune, fibreuse, assez acide; baies pia-
les, assez nombreuses; bractées projetées latéralement; cou-
ronne tres grande et élargie; feuilles non rigides, tres larges
á leur base (1), grossiérement dentées á dents assez forte-
ment épinéuses; bractées básales jaune de paille; scape
robuste ( = « Yellow Cey Ion » ) var. ceylanicus
15-Plante tres robuste. Pomme enorme, rougeátre; scape tres
gros; rejetons grands et nombreux ( au Brésil «Avakachí
Rouge») ' sub-var macrocarpus
Plantes ne réunissant pas ees caracteres 16
16-Pümme moyenne ou grande, á chair blanche et á suc déli-
cieusement acidulé (au Brésil "Avakachí Blanc») s.-var. alhus
Pomme moyenne ou grande, conique, un peu violacée puis
tirant au rouge; bractées gris clair, cellesde la base rosees;
pétales lilas clair («Avakachí Commun»); forme typicus
Pomme en grand cone allongé ou presque cylindrique, jaune
foncé, á chair jaunátre sans fibres et tres douce; couronne
dressée, étroite, simple; rejetons sous la pomme; feuilles
relativement petites Avachí
17-Pomme allongée, toujours couleur vert, fibreuse, peu juteu-
se et acide («Ananas Vert du Brésil»); Ananaz Verde
Pomme dépourvue de couronne, assez fibreuse et plutót
acide. Brésil Ananaz Pallado
Pomme ovale ou ovale-allongée, peu fibreuse, commerciale 18
18-Pomme petite, ovale vert plus ou moins foncé ou violacé,
jaune á la maturité; chair jaunátre, presque sansfibre, excel-
lente, et coeur (axe) étroit et mou; épines souvent insérées
presqu'á angle droit Pernannbuco
(1) Dont un «contour presque triangulaire» («triangular in outline»,
disent les auteurs). H. Hume et H. K. Miller (1. c. p. 54) donnent une bonne
d-eseription — que j'adapte— de cette varíete, laquelle, mieux comparée, me
semble bonne comme varióte botanique. Je l'avais d'abord rattachée á
ma var. viridis. Voir description latine sous le titre Addenda.
BERTONI; ESSAl D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 308
Pomme moyenne, ovale, vert violacé, jaune orangé á la
maturité; chair comme chez la precedente; couronne petite,
élargie; feuilles courtes, larges, rougeátres, á épines rouges;
bractées básales rouges, fortement pointues comme les feuil-
les et les bractées Black Ripley
Diff érente de la precedente par ses feuilles vertes, sa pomme
vert avant, jaune aprés la maturité, bractées básales vert
clair: Oreen Ripley
Grande pomme ovale jaune foncé á la maturité, á chair jaune
foncé tres douce; couronne moyenne assez large; baies 130-
140 (tres nombreuses) 19
19-Feuilles non rigides, normales bractées básales, vert; brac-
tées de la pomme courtes, n'arrivant pas au sommet de la
baie; («=Cleopatra))?) Egyptien
Feuilles assez rigides, larges á la base; bractées básales, jau-
ne; bractées arrivant au sommet de la baie ou oeil: (— Golden
Queen») Golden
20-Pomme tres grande, conique tronquee, élargie á la base,
vertobscur avant, jaune aprés la maturité; chair blanchátre,
tres fibreuse, douce; baies tres nombreuses, 150 et plus;
feuille non rigide, assez large, á épines rouges: Porto Rico
Pomme petite ou moyenne, ovale 21
21-Pomme ovale allongée, jaune foncé á la maturité, á chair
jaune douce; bractées non terminées en épine, sauf les bása-
les qui sont rouges; feuilles finement dentées; scape f ai-
ble Sugar Loaf
Pomme ovales, chair blanche 22
22-Pomme vert obscur avant la maturité, puis jaune foncé;
chair fibreuse; feuilles élargies á leur base, lavées de rouge,
avec épines rouges; bractées básales á pointe rouge; baies
assez nombreuses: Rouge de Ceylan
Pomme plus ou moins rosee á la maturité; chair peu fibreu-
se; baies peu nombreuses, ± 70 á 90; feuilles vertes 23
23-Pomme petite, rouge, chair fernte non fibreuse, juteuse, dou-
ce, exquise; couronne simple, assez grande, élargie; feuilles
309 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
relativement longues et étroites; bractées á pointe ixni-
ge Blood
Pomme moyenne, jaune tirant souvent au rouge; chair peu
fibreuse, d'un doux agréablement acidulé, juteuse; bractées
básales rouges; couronne dressée rigide, souvent composée;
feuilles relativement courtes, á épines dressées; plante vi-
goureuse {= «Red Spanish, Black Spanish, Key Largo, Lar-
go, Havana, Cubain, Strawberry, Rojo Español») Espagnoi
Autres Varietés Horticoles. Je n'ai évidemment pas lapré-
tention de faire figurer dans cette clef toutes les varietés et
sous-variétés horticoles du genre Ananas. L'eusse-je voulu,
que je n'aurais jamáis pu y arriver. Car il y a, d'abord, des
varietés dont l'ensemble paraít intérmédiaire et qui demande-
raient une étude plus minucieuse sur le vivant, étude qui n'est
pas toujours possible. Ensuite, nombre de sous-variétés, indi-
quées á tort comme varietés, sont difficiles á distinguer, et dans
plusieurs cas on n'y arrive que par la pratique. Au surplus,
maintes varietés ont été trop mal décrites et, instruits par
l'expérience, on est en droit de supposer que la majorité dea
noms publiés dans les catalogues et autres publications hortico-
les n'est constituée que par des synonymes. J'ai pu largement
profiter des belles descriptions données par Harold Hume et H.
K. Miller, car elles indiquent avec soin les caracteres vraiment
botaniques. Quand dans tous les principaux pays on aura dé-
crit les varietés locales en suivant la méthode adoptée par ees
auteurs, ou une autre méthode botanique rigoureuse, on ponrra
dresser le catalogue descriptif complet des varietés horticoles,
de fa9on á éyiter les innombrables confusions et les deplorables
mécomptes qui font un grand tort á la culture de ce genre pré-
cieux.
APÉNDICE III
Resumen '& Conclusiones
Sistemática
El Ananas microcephalus (Baker) Bertoni, o Ihvíra, ho
es variedad sino especie distinta; de ella se describen cuatro
variedades botánicas, todas naturales, una de fruto más o menos
comestible.
El A. hracteatus Lindley es especie distinta, pero debe
ser separada de la precedente. Cuenta con cinco variedades
bien caracterizadas; cuatro naturales y más o menos cultivadas,
y «na sola cultivada, que es la Pina Paraguaya; el Avakachí-tupí,
natural y cultivado, le pertenece también, siendo este nombre
acaso el de toda la especie.
El A. sativus Lindley, o Ananá, incluye a todas las espe-
cies de cultivo general. Se describen diez variedades botáni-
cas — cuatro nuevas — eliminándose siete pretendidas especies
o variedades que no son tales. H Una clave especial permite
determinar todas las variedades botánicas y la mayor parte de
las variedades hortícolas de esta especie y la precedente.
Se describe una especie completamente nueva, el Ananas
guaraniticíis Bertoni, indígena del Paraguay y perfectamente
distinta.
Todos estos cambios y agregados obligan a modificar la
caracterización y diagnosis del género. Por otra parte, el reco-
nocimiento de especies evidentemente silvestres, hace que el
género resulte verdaderamente natural, y además, indiscutible-
mente indígena de la América tropical.
Evolución
En este género — que deriva evidentemente del género
Acanthostachys — se reconocen dos ramas evolutivas, La pri-
mera tiene como forma más antigua al microcephalus Bertoni,
y pasando por el A. Wacteatus Lindley y sus variedades silves-
BERTONl: ESSAl D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 311
tres, llega al A. bracteatus var. paraguariensis Bertoni; es
decir, va de la «Ihvíra» a la «Pina Paraguaya». La segunda es
de consecuencias más importantes.
Pues una minuciosa comparación lleva a la seguridad de
que el A. guaraniticus Bertoni es el ascendente directo del A.
sativus Lindley. Este hecho viene a establecer con precisión
la patria de origen del Ananas común, que resulta ser el Para-
guay. Esto tiene mucha importancia para la prehistoria: pues
es a la raza guaraní que la humanidad debe esta planta cultiva-
da, producto del desbastamiento paulatino de la especie silves-
tre.
cTVligración
La antigua dispersión del Ananás coincide efectivamente
con las migraciones de esa raza histórica. Del Sud del Para-
guay y del Brasil la preciosa planta es llevada para el Nordeste
y el Norte del Brasil y a las Guayanas, y de allí hasta las An-
tillas por un lado y hasta Centro- América por el otro. El nombre
guaraní Ananá o Nana se conserva hasta en las Antillas, con lo
que llega a ser universal. El de Avachí o Avakachí, igualmen-
te guaraní, dado a una variedad, se extiende a toda la América.
El que recibe en la India sería también de origen guaraní, se-
gún la opinión de A. de Candolle, que resulta bastante bien
fundada en la lingüística.
Pues según el testimonio terminante de Rumphius, el
Ananás había sido introducido en la Malesia y en el Asia antes
del descubrimiento de América, lo cual prueba una vez más la
existencia de relaciones directas, en tiempos remotos, entre los
Americanos y los Polinesios y Asiáticos. Hay cierta probabili-
dad de que el Ananás haya sido llevado al África Occidental
antes de ese descubrimiento, lo cual habría sucedido por medio
de los Caraíbes, de cuya lengua parece haber trazas en ese país.
Clima para los Ananases
Las temperaturas, mínima, media, óptima y máxima, no
pueden ser establecidas, para ésta como para la» otras plantas,
tomando observaciones con el termómetro seco solamente; pero
un dispositivo hiotermométrico permite indicarlas con la aproxi-
BERTONI: ESSAl D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 312
mación necesaria.
Como sucede en general con las plantas tropicales, habien-
do mucha humedad, y en su zona natural, los Ananás resisten
a temperaturas mucho más bajas de las que generalmente se
supone. Para que la planta muera absolutamente, se necesita
una temperatura de — 3.7 para el A. hracteatus var. paragua-
riensis, o Pina Paraguaya, y no menos de — 4.8 para el A. sati-
vus var. pyramidalis y A. s. var. viridis. Estas temperaturas
biotermométricas corresponden respectivamente a dos grados y
medio y tres y medio bajo cero del termómetro seco usual y a la
sombra, siempre que el aire esté saturado de humedad, Pero
con mínimas biotermométricas respectivamente de — 3,0 y— 4.0
(a las cuales corresponden mínimas de— 1,8 y— 3,0 del termó-
metro usual, con aire saturo) esas plantas ya pierden aproxima-
damente la mitad de las hojas. Una localidad en que estas úl-
timas mínimas no son raras, puede considerarse como limite del
cultivo en las condiciones normales.
El Ananas común pierde gran parte de sus hojas por
809 de insolación, quedándose ruinado durante un año. En
los países donde las máximas del termómetro solar pueden alcan-
zar a 70 9, el cultivo de esta planta exige sombra. En todos los
casos, el fruto debe ser cubierto desde que esas máximas pue-
den alcanzar a 65 9 ; con excepción de la var. paraguariensis
m., naturalmente protegida por su ancha corona compuesta y
brácteas alargadas.
La humedad del aire es elevada en todos los países donde
los Ananases crecen espontáneamente; la var. o especie micros-
tachys parece la sola y poco conocida excepción. Un prome-
dio anual igual al 70 % de saturacióu es necesario; con menor
cantidad,, se requieren medios artificiales para una buena vege-
tación. Pero la proporción óptima está entre el 80 y el 90 %.
El total de lluvia es también elevado en esos países, con
la excepción ya indicada.
La cantidad óptima la estimo en 2000 mm para las regio-
nes donde llueve en toda época del año. Entre 1500 y 1000 mm
la vegetación es menos activa. Pero la influencia directa de la
lluvia es limitada. Si la vegetación es menos fuerte en los paí-
ses de poca lluvia, esto es debido principalmente a que en tales
313 ANALES CIENTIFICCS PARAGUAYOS- SERIE II. N 4
países la humedad del aire y el rocío son insuficientes.
El rocío es indispensable, siendo necesaria una cantidad
de 0,5 a 1,0 mm diariamente, y una suraa anual de 150 a 200 mm
(medida en equivalentes de altura de lluvia) para que, en las
condiciones naturales, la vegetación no sufra. Abundante rocío
y lluvia escasa, es condición más favorable que la inversa.
Rj>azón de la disposición de las hojas.
Sabido es que varias Bromeliáceas presentan una disposi-
ción de las hojas cuyo objeto es juntar agua y conducirla al
centro del cogollo, donde se conserva al pie de cada hoja o en
un recipiente que las hojas centrales forman. Pero tal disposi-
oión no va dirigida principalmente a juntar el agua de la lluvia,
sino la del rocío. Un arrivo excesivo de agua de lluvia no es
favorable a esas plantas. Al contrario, el rocío es para ellas
indispensable, cuando menos en el estado natural, por ser un
fenómeno mucho más constante que el de la lluvia.
Una nueva Acantostáquida
El género Acanthostachys no puede ser reunido al género
Ananas, No obstante, es su más próximo vecino. La curiosa
especie hallada cerca de las Cataratas del Ihguasú no es A.
strobilacea Klotzsch; es nueva: A. exilis Bertoni. En el orden
evolutivo es anterior a la strobilacea; y como esta última especie
es el ascendente de los Ananases, tenemos en la gran forma-
ción silvestre del Paraguay Oriental y Alto-Paraná (1) toda la
serie evolutiva conocida, desde la epífita A. exiíis, hasta el
Ananas común.
(1) Pour laquelle j'ai proposé le nom de Formation Guaranitique;
voir: «Resumen de Geografía Botánica del Paraguay», Asunción 1907, pág.
141.
APPENDICE IV
cAddenda CS, Emendanda
Ananas microcephalus: Speciei descriptioni, parte «Sto-
lones», adde: « vel bimetrales (vide ultra, sub titulo «Des
Changements Evolutifs»). Ex descriptione varietatum, corri-
ge: mondayanus.
A. bracteatus var, macrodontes: varietatis descriptioni,
adde: Foliorum margines (an semper?) undulati.
A. bracteatus var. rudis: in varietatis descriptione, lapsu
calami, «inflorescentiam» pro «florescentiam» scripsi. Ibidem,
de strobilo maturo ferendo, post «ultra maturitatem» adde: (vi-
etus) ....
A. sativus, in descriptione speciei, locupleto: Scapus. .
. .2^-4 et usque 5 cm crassus.
Eidem descriptioni, adde: Gemmae infrastrobilares fre-
quenter evolutae. plerumque numerosae. Coma saepissime
solemniter evoluta, interdum plurifaria, rarissime deest.
A. sativus var. pyramidalis: emendanda: «Synonymie»
(Comme sous: var. hispanorum) , et «Strobilus «florens» loco
«flores». Ex eadem descriptione quoad ñoris longitudinem, adde:
32 mm usque. Atque post eamdem, ad nomen «Pernambuco»
adde: «et varietatem ¿i/pic^wi mihi, var, n., adjudicata. »
A. sativus var. hispanorum: post vocem «dentata», ex
descriptione varietatis, «dentibus non raro erectis» addendum
est. Atque post hanc descriptionem, sequentem statuo:
A. sativus Lindl. var. ceytanicus Bertoni var. n. Syn-
carpium nondum maturum viride, maturitate flavo, carne paJ-
315 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
lide flava, fibrosa, acida. Baccae depressae, sat numerosae.
Bracteae inter majores, lateraliter deflexas: básales stramineae-
Coma magna, ampia. Folia quam máxime basi dilatata, haud
rigida, insigniter crasseque dentata. Scapus robustus. Ducit
ortum, ut videtur, e Ceylano, Vulgo, Yellow Ceylon ou Cey-
lan Jaune. Tí Cette veriété, assez bien caractérisée, se rappro-
che de la var. viridis par sa couleur et la forme de ses feuilles,
de la var. hispanorum par ses baies et de VA. bracteatus var.
hondurensis par la nature des dents; mais elle s'en éloigne
principalement par les bractées projetées latéralement et l'élar-
gissement particulier de la base des feuilles, qui a fait diré á
H. Hume et H. K. Miller, qui l'ont décrite, que celles-ci ont un
contour triangulaire.
Ralson de la Disposition des Feuilles chez plusieurs Broméüa-
cées. Sous ce titre je me suis permis l'observation genérale,
que cette disposition a pour but principal celui de recueillir la
rosee. La méme maniere de voir peut étre notée sur d'autres
points touchés dans mes modestes travaux. Je sais bien que
cette idee n'est pas celle de tout le monde; elle n'était la mien-
ne non plus, á une époque oú je n'avais pas assez observé; mais
une observation continuelle, toujours au milieu de la nature,
m'a amené peu á peu á une compréhension que je crois plus
juste de la relation entre la structure et la fonction.
«Je suis comme M. Went — a écrit récemment R. Chodat
— persuade que les progrés de la science biologique ne sont
possibles qu'en se posant des problémes á résoudre en dehors
de toute téléologie. Mais il est, d'autre part, inutile et antiscien-
tifique de refuser de voir les nombreuses co'incidences que
l'étude de la nature nous revele entre la structure des organes et
leurs fonctions, l'époque de la manifestation de ees fonctions et
la pos-sibilité de les efectuer d'une maniere utile" (1).
Action de la rosee: A ce point de vue, les faits indiques
á la fin du chapitre «Raison de la Disposition des feuilles chez
plusieurs Bromé lacees», sont exposés d'une maniere trop con-
cise et demanden quelques explications.
(1) R. Chodat: La Végétation du Paraguay, Genéve 1917, pag. 238.
BERTONl: ESSAl D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS 316
I: Si on prive une rosette de toute possibilité de re-
cueillir la rosee (et, naturellement, la pluie aussi), cette rosette
languit et, á la longue, meurt, quoique ses racines aient á leur
disposition une terre suffisamment humide. C'est entendu que
cela arrive dans leur état naturel. Nous avons vu que dans cet
état, les racines de VA. sativus ne s'enfoncent presque pas dans
la terre; elles sont courtes, faibles et peu nombreuses; la quan-
tité d'aliments qu'elles peuvent absorber n'est pas grande et
elles ne peuvent profiter que d'une maniere limitée de rhumidi-
té du sol. C'est la culture qui les fixe plus profondément dans
la terre. Dans ce dernier cas les conditions changent et l'ab-
sorbtion par les racines devient bien plus grande. Mais si on
abandonne la plante á elle méme, elle devient, au bout d'un an
déjá, plus superficielle.
Quant aux Broméliacées épiphytes á réservoir, la rosee
suffit á les entretenir. Exemples, parmi les groupes que j'ai
pu observer assez longtemps, les Aechmea, les Macrochordion,
les Billhergia (subgen. Helicodea) et les Vriesea présentant ees
caracteres. Elles pourraient aussi se soutenir, privées de la
rosee, á l'aide des eaux pluviales, si celles-ci ne venaient jamáis
á manquer; mais les pluies manquent, normalement ou acciden-
tellement, pendant de longs mois et alors ees plantes sont expo-
sées á mourir. On sait que la saison séche dure normalement
de 4 á 6 mois dans certaines régions tropicales et que les séche-
resses accidentelles qu'on observe de temps en temps dans les
autres régions tropicales sans sécheresse périodique, peuvent
durer aussi longtemps. Dans de pareilles conditions, 1'^. sati-
vus privé de rosee serait aussi exposé á succomber.
II: Si on arrache une plante á' Ananas sativus ou d'une
variété cultivée d'^. bracteatus et on la place, sur le sol et
soutenue artificiellement, de maniere qu'elle puisse recevoir toute
la rosee, mais non la pluie, elle se conservera toujours longtems,
et dans les cas favorables, indéfiniment, pourvu qu'elle soit
bien protégée centre le vent, et surtout, centre le soleil. Si
cette protection est sufRsante et que l'humidité de l'air est égale
á celle dont la plante jouit normalement dans son pays d'origi-
ne, la végétation est presque norrrfale, la plante fructifie, quoi-
que plus ou moins chétivement, malgré l'absence de racines.
317 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 4
Les produits fertilisants, chimiques ou organiques dis-
souts, exercent une action plus sensible ou plus rapide lorsqu'on
les administre en solution versee dans la rosette, que lorsqu'on
les applique par la voie terrestre habituelle. Cela est vrai pour
les plantes qu'on laisse pousser librement dans un état sembla-
ble á leur état naturel. Fixées plus profondément dans le sol
par la culture, leur puissance d'absorbtion par les racines aug-
mente évidemment: mais elles ressentent toujours d'une ma-
niere remarquable l'effet des fertilisants verses dans la rosette.
Acantkostachys exHis Bertoni
Acanthostachyos ^x?7isdescriptioni sequentiaaddenda sunt:
Spica post fructus maturitatem plus anno marcescens in scapo
persistit. Scapus, cum foliis scapalibus, statu viridi dúos per
annos permanet, diutius statu sicco; quare, plantae quae decem
natae sunt annos, caespitem densum jam ostentare possunt.
Evolution.
Dans Tordre évolutif, V Acanthostachys exilis est anté-
rieur á VA. strobilacea. Cela nous est bien indiqué par la na-
ture des feuilles, plus rapprochées de celles de certaines Til-
landsia que de celles des Ananas; par l'infloréscence, plutót
en épi qu'en véritable strobile; par la forme amincie et pendan-
te, sans aucune disposition pour profiter des piules ou de la
rosee, dont une alimentation exclusive par les racines; et caetera.
Or, comme le genre Acanthostachys est sans doute l'as-
cendant direct du genre Ananas, nous retrouvons toute la serie
évolutive réunie dans la grande formation foréstale constituée
par la sylve couvrant la plus grande partie du Paraguay Orien-
tal, ainsi que l'extrémité Nord-Est de la R. Argentine, la partie
Occidentale de l'État de Paraná et unebonne partie de la vallée
du Haut Paraná Supérieur (1).
(1) J'ai proposé le nom de Guaranitique pour cette grande fomtiation
foréstale, attendu que tout le pays qu'elle embrasse était la patrie ou l'apa-
nage de la race Guáranle. Comme formation botanique elle est peut-étre
trop étendue; c'est bien possibleque mieux étudiée, elle ne resulte pas assez
uniforme; mais si on laisse á la désignation de «formation» son sens le plus
étendu, je crois qu'elle pourra rester comme naturelle, Je ne trouve, par
exemple, pas assez de différence entre la flore foréstale de la Región de
INDEX ANALYTIQUE
Espéces et varietés du genre Ananas 250
A. microcephalus (Baker) Bertoni, vulg. Ihvíra 250
= = var. minor Bertoni, var, n. 252
= = var. 7nis§ione7isis Bertoni, var. n. 252
= = var. mondayanus Bertoni, var. n. 252
= = var. tnajor Bertoni, var. n. 252
= = var. rohustus Bertoni, var. n. 253
Resume diíférentiel de VA. microcephalus 253
A. bracteatus Lindley (char. locupl.) 254
= = var. sagenarius (Arruda) Bertoni 255
= = var. macrodontes (Morren) Bertoni 256
= = y ar. rudis Bertoni, var. n., Avakachí tupí 256
= = = s. var. tricolor Bertoni 258
= = var. hondurensis Bertoni, var. n. 258
= = var. paraguariensis Bertoni, var. n. 259
Resume différentiel de VA. bracteatus 260
A. muricatus (Arruda) Schult. fil., vulg. Ananaz de Agulha 261
A. sativus Lindley, vulg. Ananá, Nana Avachí 261
A propos des varietés de 1'^. sativus Lindl. 264
Clef de Munro pour la dét. des varietés horticoles 266
Classification de Harold Hume & H. K. Miller, id. id. 267
A. sativus Lindl. var, microstachys (Lindm.) Mez 268
= = var. debilis (Lindl.) Baker 269
l'Estdu Paraguay et celle du Nord de Saint Paul, dont l'affinité avec celle
du Paraguay avait déjá été indiquée par Loefgren. Aux sources mémes du
Haut Paraná (Rio Grande) l'ensemble ne paraít pas bien changé. Certaine-
ment, sur une si grande étendue, il y a nécessairement de nombrtuses
modifications dans la composition floristique; mais la composition genérale
ne paraít pas varier beaucoup (Bertoni: «Resumen de Geografía Botánica
del Paragnay» Asunción, 1907).
319 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 4
A. sativus var. Porteanus (C. Koch) Nicholson 269
— — var. variegatus (Bojer) Baker 269
— — var. hracamoreTisis Bertoni 270
— — var. lucidus (Mili.) Baker 270
— — var. pyramidalis (Mili.) Bertoni 271
— — — s."var. macrocarpus (Don.) m. 272
— — — s.-var. albus Miller 272
— — var. viridis (Mili.) Bertoni, var. n. 272
— — var. ceylanicus Bertoni, v. n. ("Addenda») 314
— — var. hispanorum Bertoni var. n. 273
A. guaraniticus Bertoni sp. n. 274
Caractérisation différentielle de VA. guaraniticus 277
Diagnose du genre Ananas Adanson (enmend. & locupl.) 278
Des changements évolutifs du genre Ananas 281
Descendance: branche microcephalus-bracteatus 284
branche guaraniticu^s-sativus 292, 285
Patrie et migrations de VA. sativus 289
Climatologie du genre Ananas. Conditions hygrothermiques 293
Insolation. — Température minima 294
Dispositif «biothermique» et ses données 295
Température máxima — Pluie et rosee 297
Raison de la disposition des feuilles chez plusieurs Bromélia-
cées. Importance essentielle de la rosee 298 315
Une nouvellc espéce á'Acanthostachys: A. exilis Bertoni 301
Clef pour la détermination des Ananas — A) Espéces 304
B) Varietés botaniques et varietés horticoles 304
RESUMEN Y CONCLUSIONES (en castellano) 310
ADDENDA et emendanda 314
INDEX ALPHABETIQUE
DES NONIS DE PLANTES
Abachí, Abacachí - voir
Avachí, Avakachí 271
Acariiihostachys, genre 282, 317
,, cxiüs Bertoni 301, 317
,, strobilacea Klotzsch 303
Aechmea, genre 316
Aechmea distichantha Lem. 298
,, polystichya Mez 298
albus Miller 272, 307
Ananá 261, 263, 290, 291, 309
Ananas, généralités 298
Ananas genre 278. 293, 299, 317
bracteatus Lindley 254, 316
dehilis Lindley 269
glaber Miller 270
guaraniticus Bertoni 274
277, 285-9, 294, 304, 309 310
lucidus Miller 270
macrodontes Morren 256
Mensdorjiaíius hort, 265
microcephalus Bertoni 250
281, 293 á 297, 309, 314
microstachys Lindman 268
montrosus hort. 265
mordilona hort. 271
muricatus Schult. fil. 261
ovalis Miller 266
penangensis hort. 265
Porteanus C. Koch 269
Proliferus hort. 265
, , pyramidalis Miller 271, 272
, , sagenarta Schult. fil. ? 255
, , sativus Lindley 261, 280, 283
285, 293-7, 309, 311, 314, 316
,, sativus Schult. 254, 255
,, semiserrcLtus Schul. fil. 270
,, serotinus Miller 265
,, sylvestris Schult. 255
,, variegatus Bojer 269
, , viridis Miller 272
Ananas Liso 270
Ananassa — votr Ananas
Ananas Verde 272, 273, 307
Ananaz de Agulha 261
,, Pellado 287, 307
,, Pita 270
Anarush 290
Ansons 266
Antigua Noir 267
antiguensis Bertoni 271, 306
aureimi Don. 272
Avachí 254, 261, 271, 311
Avakachí 254, 261, 271, 311
Avakachí Roxo 272
Avakachí-tupí 256, 309
Billbergia, genre 316
BiUbergia magnifica Mez 298
,, zebrina Lindley 298
Black Antigua 267
Black Jamaica (= Violette) 266
321
ANALES científicos PARAGUAYOS SERIE II, N. 4
Black Ripley
273, 308
Black Spanish
309
Black's Seedling
266
Blithfield
267
Blood
309
Blood Red
267
bracamorensis Bertoni
270, 292, 306
bracteatus Lindley . 254
Bromelia anayias Linné
261, 270
macrodosa hort. 256
lucida Willd. 270
ondidata hort. 256
sagenaria Arruda 255
semiserrato Willd, 270
sylvestris Vellozo 255
subspinosa Wendl. 270
Buck's Seedling Globe 266
Cayenne 271
Cayenne Group 268
cayennensis Bertoni 271, 306
Ceylan 308
ceylanicus Bertoni 307, 314
Cleopatra? 308
coccineus Horren 265
Cockscomb Russe 267
Cubain, Cuban, Cubano 309
debilis Baker 269, 292, 305
Dowton ^ 266
Egyptian, Égiptien 308
Enville 266, 268
Espagnol, Español 309
Globe 266
Globe Russe 267
Golden 308
Golden Queen 273
Green Ripley 273, 308
guaraniticus Bertoni 274. 277
285-9, 294-6. 304, 309, 310
Havana, Habana 309
Havannah 266, 271
Helicodea sous-genre 316
hispanorum Bertoni 273, 307, 314
Ihvíra 250, 253
Karaguatá, Caraguatá 264
Karaguatá-ru'á 254, 256, 264
King Pineapple 270
Large 309
Lemon Queen 266
Lord Bogot's Seedling 267
lucidus Baker 270, 271
Macrochordion, genre 299, 316
macrodontes Bertoni 256, 305, 314
macrocarpus Bertoni
272, 284, 307
major Bertoni 252, 284
Mensdoi'Jianiis hort. 265
microcephalus Bertoni 250, 253
microstachys Mez 268, 305
minor Bertoni 252, 284
missionensis Bertoni 252
mondayanus Bertoni 252, 284, 296
Monserrat 266
montrosiis hort. 265
mordiloniis hort 271, 306
muricatus Schult. fil. 261
Nana 261, 263, 290-1, 311
New Enville 266
New Demerara 266
New Jamaica 266
ovalis Miller 265
Otahiti 266
Panakú 261, 264
paraguariensis Bertoni
259, 283, 284, 296, 305
penangensis hort. 265
Pernambuco 273, 307
Pina Paraguaya 259
Porteanus Nichols. 269, 292, 305
Porto Rico 308
Prince Albert 268, 274
proliferiis hort. 265
Providence Blanc 266
BERTONI: ESSAI D'UNE MONOGR. DU GENRE ANANAS
322
Providence Vert
266
Smooth Pineapple
270
pyramidalis Miller 263,
271,
273
Spanish
273
286, 296,
306,
314
Spanish Group
268,
273
Queen 267,
268,
272
Spring Grove Envílle
266
Queen Group
268,
272
Strawberry
309
Red Spanish
309
Sugar Loaf
274,
308
Reine 267,
268,
272
Sugar Loaf divers
266
Reine d'Antigua
267
Surinam
266
Reine de Moscou
267
Surinam Ripley, S. Rayé
266
Reine Rayé
267
sylvestris Schult.
255
Reine Vert
267
tricolor Bertoni
258,
296
Ripley et Ripley Queen
267
Trinidad
266
robustus Bertoni 253,
284,
293
Trooper's Helmet
266
Rojo Español
309
Tupí 256,
263,
309
Rothchild
268
typicus Bertoni (lucidi
var. ^
»
Rouge de Ceylan
308
271,
306
rlibrum Don,
272
typicus Bertoni (forma
epy
f-
rudis Bertoni
ramidali)
271,
307
256. 284, 296,
305,
314
variegatus Baker 269,
292,
306
sagenarius Bertoni
Vert d'Antigua
271
255. 256, 257. 282,
284,
305
Vert de Java
266
Saint Vincent
266
violaceum Don.
272
sativus Lindley 261. 280, 283
viridis Bertoni 272,
296,
306
285, 293-7,
309,
311
Vriesea. genre
316
serotinus Miller
265
Welbeck Seedling
267
Sierra Leona
266
Wild Honduras
258
Smooth Cayenne
268
Yellow Ceylon
307
Smooth Havannah
271
"Proditum die XXVII Februarü MCMXIX
á
ANALES científicos PARAGUAYOS
Publicados por el Dr. Moisés S. Bertoni
SERIE II NÚM. 5 19 DE AGRONOMÍA
PUERTO BERTOM Paraguay JULIO De 1919
O
Límites de Resistencia
de las
Plantas Tropicales y^ Subtropicales
a las Bajas Temperaturas
Estudiados en la Estación Agronómica de Puerto Bertoni
por el Dr. MOISÉS S. BERTONI
SUMARIO
Un grande error fundamental — De don-
de viene — Insuficiencia de los termóme-
tros — El Biotermómetro — Sus ventajas
— Su diferencia en estas regiones— Mis
estudios anteriores — Contralor de los ter-
mómetros — Explicación de nuestro cua-
dro de 1918 — Cuadro— Deducciones y co-
mentarios.
ERROR fundamental es creer que las plantas tropicales sean
sensibilísimas a los fríos y no puedan soportar temperaturas
mínimas vecinas de cero. No obstante, semejante error es ge-
neral, principalmente en los países templados, E importa des-
truirlo, porque perjudica a la propagación de muchas especies
interesantes, oponiéndose como un axioma a que muchos em-
prendan ensayos de aclimatación que puedan resultar de grande
325 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 5
utilidad. Que muchos de tales ensayos fracasen, es lo que pasa
en todas partes; pero unos pocos que resulten, compensan larga-
mente de todo lo perdido.
El error es tan general, que aún persisten en él autores
de primer rango. Es frecuente leer en sus obras que el café
necesita que la temperatura mínima no baje de 10 grados sobre
cero, que el cacao no produce cuando las mínimas bajen de 20
grados, que las especies ecuatoriales no resisten a menos de 15
y aun 20 grados, etc. Horticultores aclimatadores de fama uni-
versal y muy justa, como Vilmorin-Andrieux & Cia, con relacio-
nes innumerables en todo el mundo tropical y subtropical, no
llegan a dar indicaciones mucho más exactas, salvos algunos ca-
sos especiales.
Seguramente este estado de cosas viene de la falta de su-
ficientes ensayos. Pero esta falta no es sino la consecuencia de
otro error, que se puede calificar igualmente de universal. Este
error está en la creencia — o suposición a príor^i —de que las
heladas, o escarchas, o la simple congelación del rocío, no son
posibles en la zona tropical, o bajo los trópicos. Esta creencia
es general y axiomática en todos los países templados; y como
recibe su confirmación en todos los países no elevados que se
encuentran cerca del ecuador, la mayoría de los cultivadores per-
siste en ella. No reflexiona esta mayoría, en que, entre los ^paí-
ses ecuatoriales, en los que la mínima no baja de 20 grados, y los
países de la zona templado-cálida, donde esa mínima baja cada
invierno a varios grados bajo cero, deben existir necesariamen-
te todos los grados intermedios.
Lo cierto es que la congelación es ¡cosible (claro que más o
menos excepcionalmente) bajo los trópicos y aun en regiones si-
tuadas bastante más cerca del ecuador que las líneas tropicales.
Esto sucede en casi todas las partes del mundo. No es en estas
breves líneas de introducción que se puede entrar en detalles al
respecto. Pero el lector que quiera cerciorarse de esta verdad,
no tiene sino consultar los cuadros de las observaciones de las
estaciones meteorológicas situadas en la sub-zona que corre en-
tre el paralelo 15*? y el trópico. Verá entonces que, tanto en
América como en el resto del mundo, la congelación en esa sub-
zona es po3Íble, y si en ciertas regiones favorecidas no lo es, en
BERTONI: RESIST. PLANTAS TROFICS. A LAS BAJAS TEf/.PS. 326
cambio, en muchas otras no es rara, llegando hasta a ser nor-
mal, una o varias veces por año.
Una advertencia aquí es necesaria.
Para consultar los cuadros de las aludidas estaciones, es
indispensable tener cierto conocimiento de meteorología, y tener
■presente el grado de humedad. Pues si la humedad es grande,
para que haya congelación se precisa que el termómetro indique
una mínima bajo cero, o igual a cero, o, cuando mucho, de un
grado sobre cero. Pero si la humedad de la noche es poca, pue-
de haber congelación con 3 y hasta 5 grados sobre cero. Por
consecuencia, el que no está avisado, puede caer fácilmente en
graves errores.
Este inconveniente es causado por el hecho de que, casi
siempre, esas observaciones se hacen sobre el termómetro seco,
colocado, además, bajo el abrigo usual que lo proteje contra toda
intemperie, inclusive el sereno o relente de la noche. Ya se
comprende que un termómetro de tal manera abrigado, dará ne-
cesariamente indicaciones diferentes de las que diera otro, com-
pletamente expuesto a la intemperie. Pero hay más: el cuerpo
de las plantas, como el de los animales, conteniendo una gran
cantidad de agua, evapora continuamente, y esta evaporación
hace bajar su temperatura. Mientras el termómetro seco no es-
tá sujeto a ninguna evaporación. Esto es muy obvio y evidente.
No obstante, la inmensa mayoría de los observadores no hace
nada para evitar este inconveniente, el que hace difícil la inter-
pretación de sus observaciones, y muy fácilmente produce lamen-
tables confusiones.
Es para remediar a este gran inconveniente — y a otros
varios que no es el caso de recordar aquí — que yo inventé, des-
de algo más de cuarenta años, el siguiente dispositivo: en un lu-
gar completamente descubierto y bastante alejado de toda ha-
bitación o causa de calor, coloco un hiten temómetro de mínima
' con graduaciones trazadas sobre el vidrio, o sin montaje cerca
del bulbo; envuelvo a este último con sólo dos capas de museli-
na, cuya extremidad cae en un vaso lleno de agua. Tengo con
esto un termómetro de mínima mojado y completamente expuesto
a la intemperie. Es lo que, para evitar una larga frase descrip-
tiva, llamé primeramente «fitotermómetro», y llamo ahora BIO-
327 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
TERMÓMETRO, para significar que su uso es indicar con la
mayor aproximación posible, la verdadera temperatura a qué es-
tán sometidos los seres vivientes, vegetales y animales.
Las ventajas de este dispositivo son numerosas y eviden-
tes; lo cual me obligó a adoptarlo en todas mis observaciones
meteorológicas, especialmente las de meteorología agrícola— cu-
ya serie ya se acerca de medio siglo. Dejando a un lado las
ventajas que se refieren a otros puntos de vista — como ser la
de poder indicar las verdaderas condiciones de vegetación de un
país, y la de poder fijar el verdadero límite de las zonas clima-
téricas con relación a la agricultura y a la vida animal — baste
decir que este dispositivo y método de observación elimina toda
contradicción al respecto de la resistencia de las plantas a los
fríos. Pues — cualesquiera sean las condiciones de humedad,
viento, estado del cielo, etcétera — una misma planta o variedad,
por una misma altura de la columna biotermométrica presentará
en cualquier país el mismo estado, y perecerá, toda o en parte,
en cualquier parte del mundo, por el mismo grado de tempera-
tura marcado por el biotermómetro (1)
Una, ventaja especial para estas regiones, es que la dife-
rencia entre las indicaciones del biotermómetro y las del termó-
metro seco usual no son m.uy notables. En el observatorio de
Puerto Bertoni generalmente ne pasa de un grado; pero los cua-
dros que hoy publicamos presentan el caso de no haber pasado
de dos décimas de grado (termómetro seco — 3,3 y biotermóme-
tro— 3,5), Por término medio es algo menor de un grado. De
manera que, en las últimas dos columnas del cuadro que va a
continuación, cuando se dice que el límite de resistencia de una
planta es de 4 grados (siempre bajo cero) se puede calcular que
en el termómetro seco usual ese límite será, en general, de tres
a tres y medio grados. Esta diferencia vale — poco más o me-
nos — para todo el Alto Paraná. En la Región del Centro y co-
marca de Asunción, así como en la de Encarnación y Posadas
es algo mayor, pero no suele pasar de grado y medio.
Diferencias tan débiles son debidas, en primer lugar, a la
(1) Lo que cemprobé en Suiza, en localidades cuya temperatura me-
dia anual variaba de O a 13 grados, y en América en localidades comprendidas
entre 18 y 24 grados de esa mediana anual.
BERTONI: RESIST. PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 323
mucha humedad de las noches, que alcanza siempre (en las no-
ches frías) a la saturación o muy cerca. Contribuye también la
calma nocturna, que es de regla en estos casos, principalmente
en la zona llamada « de las calmas tropicales », en la cual ple-
namente estamos. Pero con eficacia todavía mayor, contri-
buye el hecho de que la irradiación nocturna, en estas regiones
es mucho menos sensible que en las zonas templadas; en el Al-
to Paraná es generalmente menos de un grado, a veces de pocos
décimos, como en el presente caso. En el Chaco la diferencia
ya es más notable, y aún mayor en el NE de Argentina.
Este cuadro es algo así como el resumen de todas mis obser-
vaciones, por referirse al frío mayor observado por mí en Amé-
rica. Pero desde mis estudios en Suiza, donde me ocupé prefe-
rentemente (en lo agrícola) de la aclimatación de especies exóti-
cas, empecé a reunir largas series de todas (1). Más tarde, en
estos países, no dejé pasar un año sin anotar con la mayor aten-
ción los efectos del frío. En 1917, por ejemplo, los observé so-
bre más de 400 especies de plantas. El conjunto de todos esos
materiales constituye la base de una obra especial sobre la «Ac-
ción de las Bajas Temperaturas sobre los Vegetales y Medios de
calcularla», que espero poder publicar en breve. Y como las
mínimas observadas hasta entonces no eran tan fuertes, ese
conjunto de observaciones permitióme establecer los efectos gra-
duales, sobre las sendas especies, de las temperaturas mínimas
incluidas entre + 2,0 y — 1,9.
No obstante, por lo extraordinariamente raro del caso, he
creído conveniente adelantarme publicando lo referente al año
1918, que es algo así como el remate de mis observaciones y se-
guramente el non plus idtra en la región. Y también por la ra-
zón que voy a exponer.
El limite de resistencia de una planta es casi invariable.
Las observaciones anteriores ya me habían convencido de esta
verdad. La mínima secular de 1918 — permitiéndome observar
hasta su muerte varias especies que ya había visto morir en
(1) Ver los resultados generales, y parte de los especiales, así como
las deducciones referentes al nuevo método de observación de las mínimas
efectivas (biotermométricas) enmiobrita: InfluencedesBasse» Tempáratures
sur les Végétaux, Buenos Airts 1S86, y «Boletín de la Academia de Ciencias
de Córdoba» tamo IX p. 351-400.
329 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
Europa — ha venido a permitirme afirmarla con seguridad. Pue-
de decirse que la temperatura a la que una planta muere (salvas
sus partes subterráneas) es siempre la misma, o varía de una
manera generalmente muy poco notable. Esto, se entiende, en
las condiciones normales. Y no preciso repetir aquí, que siem-
pre entiendo la temperatura indicada por el dispositivo bioter-
mométrico.
Tal invariabilidad es un hecho tan notable, que es muy
posible contralorear la exactitud de los termómetros, y con ma-
yor razón, su buena colocación y el valor de las observaciones,
por medio de la atenta observación del estado de las plantas. En
mi larga actuación he tenido centenares de ocasiones de efec-
tuar ese contralor, con el mejor resultado. ¡ Cuantas veces no he
podido descubrir de esta manera la imperfección de un termó-
metro, o su colocación defectuosa, o la negligencia del observa-
dor. Y llego a la conclusión de que: cuando existe una contra-
dicción o discrepancia entre el dato biotermométrico y el estado
de la planta, en la inmensa mayoría de los casos es el instrumen-
to que está nial o que fué mil observado. Esto tal vez resulte
cierto 99 veces sobre 100.
BERTONI: RESIST. PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 330
EXPLICACIÓN DE LAS CIFRAS CON QUE SE INDICA
LA INTENSIDAD DE LOS EFECTOS SEGÚN LAS PARTES HELADAS
PLANTAS HERBÁCEAS
^ Apenas sensible
1 La punta de la hoja (— muy poco)
IJ El tercio superior
2 La mitad de la hoja (= poco)
2h
3 Todas las hojas (= media
mente)
3| Algo de la ramazón
4 La mitad de la ramazón (— mu-
cho)
4| Más de la mitad de la misma
5 El tallo hasta cerca del cuello
5^ El tallo hasta el cuello o base
6 Muere completamente
PLANTAS LEÑOSAS
Los brotes muy tiernos en plena ve-
getación
Pocas hojas superiores
Las hojas superiores
La mitad de las hojas
Todas las hojas
ídem y las ramillas
ídem y las ramas secundarias
ídem y la parte superior del tronco
El tronco hasta cerca de la base
El tronco hasta la base
Muere todo.
ABREVIACIONES:
f planta con hojas
fl ,, ,, flores
fr ,, ,, frutos
jov. ,, joven
def ,, de hojas caducas y ya sin
hojas.
ADVERTENCIA:
Todas las temperaturas del cuadro son bajo cero; por tanto se ha suprimido
el signo—.
EFECTO EN LAS PLANTAS CULTIVADAS
DE LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR
OBSERVADA EN 1918
( Se agrega lo observado en varias plantas indígenas
del Alto Paraná)
•
temperatura'
MINUIA
Lmite resukairte
en grados del teniió-
melro mojado y a la
NOMBRES
s '1-^.^
intemperie
-S.S i -s
•i i
nif jado y
inlcmpeí
2^
-=•0 1
V c:
1.2
1^
Aberia caffra — Frutal de África
3,5
3,8'
0
7.0
Acrocomia totai— Mbocayá
3,3
3
5
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Aechmea polystachya
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5.5
Agave americana — Pita
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rigida sisalana— Si-sal
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0
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5.5
Alchornea iricurana
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5
6
Alloph-ilus edulis, f.— Kokú
3,5
3
8
0
10
Aloe vera — Aloes
3,3
3
5
U
4.5
5.0
Alpinia speciosa
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5
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3,6
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Amygdalus pérsica— Durazno— f. fl.
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Ananas bracteatus paraguariensis— Pi-
na paraguaya
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,, sativus pyramidalis — Ana-
nás Avakachí
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4.8
Andropogon citratus— Citronnelle
3,5
3
8
4
3.8
6
,, sorghum perenne— Sorgo pe-
renne
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1
5
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4.5
,, squarrosus— Vetiver
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4
(10)
Anona muricata Guanábana
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sp. Aratikú-guasú-ihvá
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5.0
7
Apuleia praecox — def
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(10)
Arachis guaranitica— Maní
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3
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5
2
4
,, hypogaea— Maní
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6
2
3.5
BERTON! RESIST. PLANTAS TROPICS A LAS BAJAS TEMPS. 332
Araucaria Bidwillii joven
,, brasiliensis joven
excelsa joven
Areca lutescens— Palmera de India
Arenga saccharifera -- Id. de adúcar
Artocarpas integrifolia joven - Yaca
,, „ adulto
Arundo donax - Caña de Castilla
Aspidosperma de Misiones (def. )
,, ,, Perovusú
Attalea princeps Palmera
Averrhoa carambola Carambolero
Balfourodendron Riedelianum, def.
Bambusa gaadua Gran Takuara
Basana2antha spinosa (fr. )
Bastardiopsis densiflora
Begonia maculata
semperflorens
Bixa orellana joven - Rocú
,, adulto
Blumenbachia sp. f. fl.
Boehmeria nivea Ramio
Bougainvillea bracteosa
Bromelia fulgorens
Brunfelsia Hoppeana
Cabralea Francavillana
Calathea zebrina Banana cebrina
Campomanesia sp. campestris
,, guavira Guavirá
,, trichosepala
Capsicum annuum ~ Locóte
,, frutescens - Pim.entón
Carica papaya Mamón
quercifolia
Casimiroaedulis jov. - Sapote blanco
Cassia fístula— Casia Oficinal
,, florida
oblongifolia
Castilla elástica— Caucho de C. Amér.
ídem
Cedrela odorata jov. —Cedro del Brasil
,, Toona— Cedro de la India
,, tubiflora— Cedro del Alto Paraná
Cereus stenogonus— Tuna gigante
,, triqueter — Pitahaya
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333
ANALES científicos PARAGSUAYOS - SERIE II. N. 5
Cereus sp. Tedyukuaré
Chloris di^tichophylla
Chloiophora tinctoria
Chorisia rosea — Kapok incígera
Citius acida — Lima Sutí
,, aiirantium dulce — Naranjo
ídem de 2 años
,, hystrix — Lima de India
,, limetta ,, de Peisia
,, limón impeiialis
,, cedra, var. rueva, de la Lim.a
paraguaya
,, notilis — Mandarino
,. trifoliata
,, vulgaris — Naranjo agrio
Cocos Rom.anzcffiara (fl)
,, Linneiber'.cnii — Pindotí
Codiceus pictus — Crotón
Coffea arábica vera — Café Moka
ídem
ídem
,, arábica — Café de Jamaica
,, Café del Brasil
,, laurifolia
,, canephora robusta
Colocasia antiquorum — Taró
Cordia frondosa, def.
,, mixa, f.
Crataegus mexicana, f .
Crinum strictum
,, sp. longifolia
Cupania vernalis adulto f,, fr.
Cuphea de grandes flores
Cynodon dactylon — Bermudas Grasí
Cyphom.andra betacea
ídem con hojas
sp. Agwaraihvá
Dicella nucífera f.
Dickia floribunda
,, sp. campestris
Didymopanax morototoni, f.
Dieffenbachia aglaeonematifolia
Dillenia pentagyna, de Java
Dioclea lasiocarpa
Diospyros sp. indígena, f.
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(7)
BERTONl: RESIST. PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 334
Dracaena draco — Dragón de Orotava
Eleusine indica — Coracán
Eragrostris interrupta fl
Erianthus saccharoides
Erythrina cristagalli — Ceibo
,, sp. Ceibo Grande def.
Eucalyptus calophylla, joven
,, citriodora
,, ,, jóvenes
,, maculata
Eugenia Jambos — Pomarrosa, Jambo
pungens jov. — Guaviyú
sp. Añangapiríh (f. )
sp, Ihvaporoitíh
sp. Añangapirihmí
sp. Peroreví
Euphorbia aphylla —Esqueleto
,, splendens
Euterpe Egusquizae— Pamito Alto Pa-
raná
Ficus elástica — Caucho de Assam
,, carica — Higuera
,, doliorum v. aff . — Sapopema
Furcroea cubensis — Cáñamo de Mau-
ritius
li
Gardenia florida— Jasmín del Cabo
Genipa oblongifolia — Jenipapo
Gnaphalium viravira
Gossypium arboreum — Algodonero
, , barbadense - Algodonero arbusto]
Guarea grandifolia — Guare
Haematoxylon campechanum — Palo
Campeche
Hannecartia omphalandra, f.
Helicorn'a Jjsephinae
Helietta í p.
H^liocarpus americanus, adulto
EibiiCus rosa-sinensis
,, siriacus
Holocalyx Balanzae, fol.
Hortalizas comunes de Europa Central
Hovenia dulcis , ¡
Hypochaeris lútea - Achicoria indígenai
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(10)
3.5
4.5
4.5
(10)
(7)
(9)
(12)
(15)
5.5
335
AMALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
«olí
Ilex affinis — Yerba Mate Cor.goña
,, dumosa — id. id. sp.
,, paraguariensis — Yerba Mate
,, Ídem, jov.
Ídem, en brotación
Jacaranda caroba — Caroba, def.
mimosaefolia, f.
Laurus nobilis, jov. — Laurel de España
Lagerstroemia indica — Crespón
Lonchocarpus Muehlenbergianus, f.
Manihot trichotcma — Yequié
,, Tvveedieara— Mandioca silvestre
Maytenus aquifolium
Mimosa sp. — Dyukerí-guasú
Monstera deliciosa— Cerimán deMéjco
Moringa pterygosperma Ben
Morusmulticaulisf. Morera de Filips.
Musa Arnoldiara — Ensete de Arnold
argéntea — Banano Plata
chinensis — Banano Chino
ensete — Ensete de Abisinia
normalis — Banano de América
paradisiaca — Banano Am.arillo
— Banano Manzano
regia — Banano de Oro
religiosa — Banano Fetiche
rhodochlamys - Banano Rodo-
clamis
rubra — Banano Colorado
sapientum — Banano de África
Myrcianthes edulis — Ihvá-hái
Myrocarpus f rondosus Incienso f .
Nerium oleander, f. Laurel Rosa
Opuntia brasiliensis — Urumbeva, fr.
ficus-indica
Oreodoxa regia - Palma Real, jov.
Pandanus utilis, jov. — Pandano
Id. id. de 30 años !
Panicum altissimum Pasto de Guinea
,, amplexicaule. Gramínea indígena
,, crus-gallí Id. id.
,, glutinosum Id. id.
,, ínsulare I. id. y Antillas
3.3
3.5
h
7
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0
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0
9
3.3
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0
6.0
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3.5
0
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3.5
0
(10)
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0
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3.5
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3.5
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6.0
3.5
3.8
0
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2.3
2.5
3^
3.3
3.5
3
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4.0
3.3
3.5
5
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4.5
3.3
3.5
0
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3.3
3.5
3
4
51
5.0
4.0
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3
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9 9
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4.0
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3.5
34
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3.5
3.5
3.3
3.5
44
3.5
6.0
2.8
3.0
6
2.5
3.0
2.8
9 9
5
3.0
4.0
3.3
3.5
14
4.5
8.
2.8
3.0
'
2.6
3.0
BERTONI: RESIST. PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 333
Panicum sulcatum— Gramínea indíge-
na, tropical I
Papaver somniferum Amapola
Parietaria humilis
Paspalum angustifolium (Paja brava
del Alto Paraná)!
Bertonii Gramínea indígena !
compressum - Id. id. Kaapií-pé
Saihyú
conjugatum - Kaapií-membé, I
ecuatorial
notatum Kaapií-pé Kavayú,
indígena
stoloniferum Gram. indígena
sp. exaltata Id. id.
Peltophorum dubium, def. Ihvirá-
píhtá
Persea americana - Aguacate (=P,
gratissima)
Phaseolus Bertonii - Caracol Grande
Philodendron bipinnatifidum - Güembé
ídem
,, sp. integrifolia
Selloum var. robustum
,, sp. triloba
Phoenix canariensis Dátil de Canarias;
cycadifolia — Dátil de Guinea
dactylifera Dátil común !
leonensis -Dátil deSierraLeona
peradenia
rupicola
Pilocarpus Sellowianus — Jaborandi
indígena
Piper médium, f .
Pisum sativum - Arveja verde, fl
Plumería rubra — Jasmín Mango
Poinsetia pulcherrima
Psidium aromaticum — Guayabo Aro-
m.ático
,, Cattleyianum — Guayabo Cereza
,, ,, var. parvifolium
,, guayaba — Guayaba común
Pterogyne nitens, f.
Rauwolfia sp. indígena Kihrandíh sp.
Ravenala madagascariensis
2.8
3.0
5
3.0
5.0
3.3
3.5
0
3.3
3.5
2
4.0
4.0
3.5
3.8
0
5.0
(12)
2.5
3.0
3
3.5
(5)
3.5
3.8
1
5.0
(8)
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3.5
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3.5
3.8
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3.3
3.5
5
3.5
6
3.3
3.5
0
(10)
3.3
3.5
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4.7
6.0
3.3
3.5
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4.5
3.3
3.5
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5.5
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0
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4.0
3.3
3.5
4
4.0
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3h
5?
3.3
3.5
1
3
4.0
5.0
337
ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N 5
Rheedia brasiliensis — Pakurí, jov.
Ricinus communiá — Tártago, Castor
,, zanzibariensis — Id. de Zanzíbar
Rollinia, todas las especies — Aratikú
Rosa canina, fl.
,, multiflora, fl.
, , thea
,, indica
Saccharum ofRcinarum Caña de azúcar
Sapium biglandulosum
Schmiedelia v. Allophilus
Sechium edule — Chayóte, Chuchu
ídem
Solanum granuloleprosum, Fumo Bravo
ídem
ídem
,, inaequale, f.
,, tuberosum guaraniticum, fl.
violaefolium — Motojobobo
Sorocea aquifolium
Spondias kitea — Mombim
Swietenia mahagoni, jov.
Thevetia neriifolia, f.
Trachycarpus excelsus, Palmera
Trichilia catigua, f.
Vangueria edulis — Frutal de África
Vanilla pompona (indígena)
Villaresia megaphylla, Congoña Grande
Washingtonia filifera — Palmera
Xanthosoma sagittifolium — Manga
ratayá, Yautía
Yucca gloriosa
Zingiber officinale — Jengibre
3.3
3.5
3i
5.0
3.3
3.5
9 9
5
4
3.5
4.0
4.0
S.3
3.5
0
8-10
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3.5
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0
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3.5
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6.0
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1.9
2.5
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2.5
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0
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(10)
3.5
3.8
0
3.5
3.8
0
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3.3
3.5
5
3.0
4.5
2.3
2.5
4J
2.7
3.5
3.3
3.5
0
7?
3.3
3.5
0
(8)
1.6
1.9
5
2.0
3.3
3.5
0
7?
1.5
2.0
5
1.5
1
OBSERVACIONES Y COMENTARIOS
AL CUADRO PRECEDENTE
Los datos entre p2réntesÍ3 son dudosos, no habiéndose tenido
lugar de averiguarlos.
Los datos enteros son aproximativos, en el sentido de que
pueden variar de décimas o medio grado. Se entiende, los datos
que no van seguidos de décimas o de un cero. Ejemplo: cuando
se dice 8, puede ser desde 7,5 hasta 8,4; mientras si se dice 8.0,
se entiende que es exactamente, o casi exactamente 8 grados.
¿ Cuál,de las dos últimas coluninis, coviens consultar ^slyb.
conocer el límite de resistencia ? Según el caso. Si se trata de
un árbol o arbusto, palmeras, o cualquier otra clase de planta
que prácticamente se pierde cuando muera todo lo que está fue-
ra de tierra, se debe consultar la penúltima columna.
Si se trata de plantas herbáceas perennes, o de cualquier
otra especie que se conserva no obstante haberse secado todo lo
que está arriba de tierra, se debe consultar la última columna.
Ejemplos: todas las especies tuberosas, los forrajes y varias gra-
mináceas de raíces perennes y muchas plantas herbáceas o sub-
leñosas que se reproducen pronto y fácilmente de sus rizomas o
brotes subterráneos.
No obstante, existen casos dudosos, o mejor dicho, en los
que la persona interesada consultará una u otra columna según
sus intereses económicos particulares. Ejemplos: el caso de la
Caña de azúcar y el del Banano; la pérdida de toda la parte que
está fuera de tierra, en cierta época del año especialmente, cau-
•sa la pérdida de la cosecha de un año; si bien la plantación se
rehace espontáneamente, el propietario puede considerar tal
accidente como ruinoso para su negocio.
El límite de vida, o sea de resistencia última, de las plan-
tas tuberosas o de rizoma, es, por otra parte, asaz difícil de es-
tablecer. Pues no depende solamente de la temperatura del aire,
sino también de la del suelo y del grado de protección que el sue-
339 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
lo recibe de la masa de la vegetación (verde o seca) que lo cubre.
Sin contar otros factores menores pero no descuidables. Esto
trae como consecuencia una gran variabilidad — según las diver-
sas circunstancias — en cuanto al límite de resistencia y facilidad
y prontitud con que semejantes plantas se reconstruyen.
Esta resistencia, de las especies herbáceas vivaces, tube-
rosas, bulbosas o rizomatosas, es en general muy grande en los
países calientes, donde el suelo no se congela nunca. Para mu-
chas de estas especies — aun para las de origen ecuatorial — es
asaz indiferente que la congelación haga morir toda la parte fue-
ra de tierra. Ejemplos: la Colocasia antiquorum, el Xanthoso-
ma sagittifolium, elZingiher officinale y la Mara??¿a arundinacea
(respectivamente: Taró, Mangara tayá, Jengibre y Arrow-rootj,
las que no obstante ser originarias del ecuador, son cultivables
hasta los límites de la zona tropical, malgrado las congelaciones,
casi con el mismo resultado económico.
Otra advertencia es necesaria:
El limite de resistencia de las plantas leñosas, prácticamen-
te, no es el que parece residtar inmediatamente después de la con-
gelación o algunos días después.
Este punto debe ser tenido muy presente en todo caso dé
mínimas extraordinarias y congelaciones peligrosas. Es nece-
sario que la planta ofendida sea observada nuevamente algunos
meses después. Existen muchas especies en las cuales los efec-
tos de la congelación continúan manifestándose cada vez más
graves durante varios meses, por la razón de que la mortificación
de algunas partes de la planta produce una alteración general de
la misma, una decadencia gradual, la que puede llegar hasta la
muerte, en plantas que la congelación había herido al parecer
levemente.
En este caso están, en primer término, las especies de ju-
go lechoso, y entre éstas, todas las Cauchuteras. Algunas, co-
mo el Ficus elástica, todos los Ficus indígenas y la ChloropJiora
tinctoria, habiendo perdido al principio, por congelación directa,
sólo las extremidades superiores, continuaron secándose durante
varios meses, hasta morir en varios casos hasta el suelo, y aun
podrirse las raíces. Es evidente que se produce en ellas una
especie de gangrena progresiva, y que la leche favorece su pro-
BERTONI: RESIST. PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 340
pagación más o menos rápida de tal estado. Pero en el mismo
caso están otras especies arbóreas no lechosas, como el Árbol del
Ben '"- Moringa pterygosperma, el Papayo o Mamón = Carica
papaya, el Nogal del Fará =^Carolin3:i {P:ichirj) alb2, la Dilk-
niapentagyna de la India Holandesa, y otras cuyo tejido leñoso
es muy blando y contiene una fuerte proporción de agua. En
esta serie de plantas se produce, al parecer, la misma gangrena,
y la propagación de ésta puede ser aun más rápida. Pueden pre-
sentar el mismo fenómeno algunas especies de tejido más duro;
pero es raro.
Por fin, existe la categoría de las plantas que son incapa-
ces de producir brotes laterales o nuevas ramas. Tales son las
Palmeras, el Pandaniis ntilis, la Dracoena draco y pocas otras.
En éstas, la mortificación de las yemas terminales causa ne-
cesariamente la muerte completa. En este grupo, la resis-
tencia puede ser más grande en las plantas jóvenes que en ias
adultas; porque, mientras éstas últimas tienen su cogollo o yerra
terminal completamente expuesta al frío y al viento, aquéllas
son frecuentemente abrigadas por la espesura de la vegetación.
Tal aparece, en el cuadro, el caso del Pandanuíi utilis.
En vista de estos hechos, he tenido que retardar la publi-
cación de estos resultados. En ciertas especies el progreso de
la gangrena a frigore no terminó sino a fines de Marzo, 8 o 9
m93es dsspuéjde la helada, y en alganas o.itináa aún.
Advierto también que los datos referentes a fríos más in-
tensos que el observado en nuestros terrenos de ensayos, fueron
contraloreados mediante observaciones en otras localidades más
frías. De estas últimas se habla en el estudio que sigue al pre-
sente. .
Existen otras causas de error que explican la imperfección
de nuestros conocimientos al respecto: me permitiré exponerlas
aquí muy brevemente.
El cuadro que acabo de publicar ha de causar alguna sor-
presa a muchas personas. Focos han de ser, fuera de las dos
sub-zonas yuxtatropicales, los que suponían resistencias tan no-
tables. Es cierto que la temperatura mínima observada en
los termómetros usuales puede ser fácilmente de un grado o gra-
do y medio menos baja de la que indico, como ya expliqué. Con
341 ANALES CIENTIFICCS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
todo, es generalm3nt3 mucho mis baja de las que en general
se suponen .
Pero, para mantener la creencia errónea en una exagerada
sensibilidad de las plantas tropicales, ha contribuido seguramen-
te otro hecho, sobre el cual conviene llamar la atención de los
prácticos como de los estudiosos. Es este: que los periódicos,
los tratados y aun los boletines y archivos de varias oficinas me-
teorológicas están sembrados de datos inexactos en lo referente
a temperaturas mínimas. Un análisis de esta cuestión y de las
causas, saldría del estricto cuadro de este artículo. Pero ha de
llegar forzosamente el día en que tengamos que tocar este pun-
to sensible. Pues — habiendo llevado registro de observaciones
meteorológicas en cinco localidades diferentes — en igualdad de
condiciones y de efectos sohi^e las plantas, siempre he observado
temperaturas ssnsiblemsnte más bijas de las que otros observado-
res habían registrado y muchos aún registran. Y no es justo, ni
está en el interés de la ciencia y de la práctica, que yo, habiéndo-
me empeñado con tanto amor en observar más exactamente,
deje suponer que he sido el menos exacto.
Al decir esto, no aludo solamente a ciertas observaciones
publicadas en el Paraguay, sino también a numerosos datos pu-
blicados en los países limítrofes, Brasil y Argentina, o en otros.
Pues la deficiencia a este respecto es general, y si es m.enor
en los países donde la observación teimcmétrica es más minu-
ciosa, ningún país está ccmpletí mente libre de tila.
Es que existe otra causa de alteración, la cual no depende
de la exactitud de los instrumentos o de la observación: es la si-
tuación defectuosa de muchos puntos de observación, al menos des-
de el punto de vista agrícola.
Las observaciones meteorológicas deben ser hechas en la cam-
paña; es ésta una verdad que la experiencia me obliga a procla-
mar bien alto. La mayoría de los observatorios y estaciones
meteorológicas está situada en las ciudades, o en los suburbios,
en los pueblos, en lugares próximos a innumerables fuentes de ca-
lor que inñuyen más o menos gravemente en las temperaturas,
principalmente las mínimas. Por esta sola causa puede haber
diferencias, es decir errores, de varios grados.
Las cumbres de las colinas y lugares relativamente muy
BERTONI: RESIST. PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 342
elevados no conviene:!. Son excelentes para los observatorios
astronómicos y se necesitan para completar a los observatorios
meteorológicos; no para las observaciones corrientes y prácticas
de meteorología agrícola. Para estas ultimas, el puesto de ob-
servación debe estar situado a una altura mediana, a la altura
general de las plantaciones, o en la llanura, si se trata de culti-
vos en terrenos llanos y bajos. Por fin, el termómetro y el
biotermómetro deben estar donde están las plantas — y en la
campaña, que ea el verdadero país.
APÉNDICE.
Algunas especies interesantes han sido omitidas en el cua-
dro precedente. Entre ellas:
Caryota urens, Palmera Sagú, ecuatorial: 21 — 5,0 — 5,0
Adansonia digitata, Baobab, de Guinea: 3 — 3,5 — (7)
Cocos nucífera, Cocotero, palmeía ecuatorial: 3 — 5 — 5
Flacourtia ramonchi, Ciruelo de Madagascar: 5é — 3,5 — (6)
Manihot Glaziovii, Caucho Manisova Norte del Brasil: 45—4,5—5
Mangifera indica, Mango, de la India: 4 — 5,0 — (7)
Corypha gebanga, Gebang, palmera ecuatorial: i 7 — 7
Corypha australis: O - 8 ? — 8 ?
Livistona sinensis (= Latania borbónica), Latania: O — (8) — (8)
Sabal Blackburniana, Sabal, palmera ecuatorial, fl. : O— (8) — (8) .
CONCLUSIONS GENÉRALES
/^N a grandement exageré la sensibilité des plantes aux bas-
^^ ses températures. C'est une erreur que de croire qu'elles
ne peuvent supporter des mínimas voisines de O?, Le plus
grand nombre supporte plus ou moins bien, mais sans succom-
ber, une température mínima de quelques degrés au dessous du
zéro. Les plantes supportant des températures encoré plus bas-
ses, sans compter les Palmiers, sont assez nombreuses (p. 325).
2 C'est une erreur non moins grande et genérale celle de
croire que la congélation n'est pas possible sous les tropiques.
343 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N, 5
Dans tous les continents, la simple congélation de la rosee, et
méme la gelée tlanche, scnt possibles dans les sous-zones
comprises entre les tropiques et les paralléles de 159 respec-
tifs (p. 325).
3 II y a de nombreuses contradictions entre les données
des différents pays touchant á la résistance des plantes auxbas-
ses températures. Mais, si les observations ont été bien faites
et á l'aide de bons Instruments, ees contradictions ne sont géné-
ralement telles qu'en apparence. Elles viennent surtout de
l'usage exclusif du thermométre sec. Cet instrument ne peut
nou3 indiquer la véritable température á laquelle les plantes sont
soumises, car celles-ci sont en méme temps soumises á une éva-
poration plus ou moins intense (p. 326).
4 Les inconvénients et les contradictions disparaissent par
l'emploi d' un dispositif constitué essentiellement par un thermo-
métre de minima mouillé et complétement exposé au vent, á la
rosee et á l'irradiation nocturne. Indiquée par ce disposrtif, la
limite de résistance d'une variété,dans des conditions normales,
est á peu prés invariable {Biothermométre) . Elle vaiie si peu,
que l'état des plantes endommagées par les congélations, exac-
tement observé, peut souvent servir pour contróler Texactitude
des instruments ou celle des observations (p. 326-329).
5 Faut-il consulter, dans notre tableau, la derniére ou l'a-
vant derniére colonne? Selon le cas. S'il s'agit d'une plante
laquelle, par sa nature, se perde des que la partie hors de terre
succombe, sa limite de résistance est celle qui est donnée par
l'avant derniére colonne. S'il s'agit d'une plante qui se conser-
ve et repousse facilement quoique les parties hors de terre aient
été détruites, il faut chercher dans la derniére colonne. II y a
des cas douteux, dans lesquels on consultera Tune ou l'autre
selcn les conditions éeonomiques.
6 Dans les cas d'endommagements graves, un avertissement
et nécessaire: les effets du gel, sur certaines plantes, s'aggra-
ventdanslasuite par le développement d'une gangréne progres-
sive qui peut amener, plusieurs mois aprés, la ruine ou la mort.
II faut done attendre, pour se prononcer; á moins qu'on ne ve-
uille sauver la plante, ce qui est possible par une taille énergique.
7 C'est le cas surtout des plantes á suc laiteux, les caout-
BERTONI RESIST. PLANTAS TROPICS A LAS BAJAS TEMPS. 344
choucs en particulier, et des arbres á bois tres mou et aqueux.
8 Les Palmiers et autres plantes á bourgeon terminal uni-
que. ou incapables de donner des bourgeons latéraux, présentent
souvent le méme phénoméne (340).
9 Une autre cause genérale d'erreur est le grand nombre
d'observations imparfaites que les journaux et autres publica-
tions non scientifiques publient fréquemment.
10 D'ailleurs — surtout au point de vue agricole — l'emplace-
ment de la plupart des points d'observation est défectueux.
Les observations recueillies dans les villes ou trop prés d'elles,
ainsi que celles des observatoires places sur le sommet des collines,
sont tres souvent bien diíférentes de celles qu'on enregistre
dans les champs. Les thermométres doivent étre places lá oú
sont les plantes et pas autrement.
Enfin, je dois avertir que les limites de résistance plus
basses que -^4.0 je les ai contrólées par l'observation dansd'au-
tres localités plus froides, dont les températures sont indiquées
dans le travail qui va suivre.
La Temperatura Mínima
Secular de 1918
Observaciones y Dates de la
Estación Agronómica de Puerto Bertoni
por el
Dr. MOISÉS S. BERTONI
EL AÑO DE 1917
Los años de 1916 y 1917 ya habían sido verdaderamente excep-
cionales; el último más aún, pues resultaba único y como una
paradoja, como si las características ¿el clima se hubieran com-
pletamente invertido. Presentaba el año 1917 teda una serie de
«records» en mi serie de 36 años de observaciones en estos países,
y en la de 44 años que actualmente tenemos del Paraguay. Fué
el más frío de los que se habían observado hasta entonces, agre-
gando a tan poco envidiable supremacía los siguientes extremos
en la larga serie indicada:
29 la temperatura mínima más baja;
3° la altura barométrica mayor;
49 la mayor evaporación;
5*? la cantidad menor de rocío;
6<? la menor humedad relativa;
79 la mayor intensidad de los vientos nocturnos;
89 la temperatura más baja de los rayos solares;
99 la insolación máxima más reducida;
10° la mayor duración de los vientos S, SW y SE;
lio la mayor frecuencia del viento E;
12° la menor frecuencia del viento N ;
139 el mayor retardo de la vegetación.
Para cemprender lo extraño que es este cuadro, hay que
tener presente que en una serie de 36 o de 44 años, habiendo un
solo record para cada fenómeno, la mayor parte de los años no
BERTONI: RESIST, PLANTAS TROPICS. A LAS BAJAS TEMPS. 346
registra ni uno, o uno sólo, indicando lo3 demás muy pocos.
Paradójico, tal fué el año de 1917, y no le cabe mejor calificativo.
Pues además, y como consecuencia de esos extremos, casi
todos los regímenes meteóricos eran alterados o cambiados. El
régimen de los vientos había cambiado: el más raro de los vien-
tos, el E, fué casi el más frecuente; el N disipaba frecuente-
mente la lluvia, en vez de prepararla, y el S, que antes la disi-
paba, en ese año la provocaba. La manera de llover sufrió igu-
al cambio: la forma tropical, característica de estas regiones,
casi desaparecía; en cambio llovía generalmente como en la zona
templada, lentamente, a menudo sin descargas eléctricas, con
larga preparación de cielo cubierto y no menor lentitud en com-
ponerse. Nuestro clima era tal como si el país hubiese resta-
lado unos cinco grados más al Sud, como si nos halláramos a mi-
tad camino entre Asunción y Buenos Aires.
Consecuencia lógica: los cultivos especiales de la zona die-
ron generalmente mal producto, mientras los de la zona templa-
da, que en años normales escaseaban y aun faltaban, produjeron
generalmente bien, al menos los susceptibles de aclimatación.
EL AÑO DE 1918
A mediados del verano de 1917-18 pareció que íbamos a
reaccionar. La esperanza de volver al clima normal pareció
confirmada por los resultados del mes de Enero 1918. La tem-
peratura mediana — a pesar de estar lejos de llegar alas alturas
que resultarían de las observaciones de Posadas (promedio del
mes 28,7), Corrientes (id. id. 28,9), Formosa (id. id- 29,3) y
algún otro puesto de observación (1) — llegó también a pasar de
(1) Como Goya (media 27,8), Paso de los Libres (id. 27,7) y Santo
Tomé (id. 28, 2j, a pesar de encontrarse a tres o cuatro grados de latitud más
al Sud y a alturas desde 35 hasta 138 metros sobre el nivel del mar, en suma
poco diferentes de la de Puerto Bertoni (167 m.). La estación meteorológi-
ca de Corrientes se encuentra a 54 metros, la de Formosa a 59 y la de Posa-
das a 138 metros sobre el nivel del mar.
Séame permitido decir de paso que estos datos son una de las mil prue-
bas de que la instalación de las estaciones meteorológicas es en general de-
fectuosa, principalmente desde el punto de vista de la meteorología agrícola
y de todo lo que se relaciona con la vida* vegetal y animal. Algo de esto ya
he dicho en mi precedente estudio Limites de Resistencia de las Plantas
Tropicales (pags. 341 y 344).
347 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
la normal, siendo de 26,6 (mediana general de las 24 horas, co-
rregida). Pero seguidamente la temperatura cayó muy debajo
déla normal, con un promedio de 24,4 en Febrero; y 23,0 en
Marzo, y después de un Abril sub-normal con 20,8, Mayo y
Junio caían otra vez a un promedio anormalmente fresco de 17.2
y 15.5 respectivamente.
III LAS CONGELACIONES DE JUNIO
El día 22, una lluvia lenta, prolongada y fría se hace no-
tar por la ausencia completa de descargas eléctricas, y más aún,
por venir acompañada de viento Este, cosa muy rara en esta re-
gión. La lluvia termina con viento Norte, al revés de lo habitu-
al. El 23, el viento pasa al Sud, bajando la temperatura tan
rápidamente, que la mañana del 24 se tiene que registrar la tem-
peratura mínima más baja conocida en el Alto Paraná Medio
hasta entonces. La helada {gelée blanche) es general. El 25
no hay congelación del rocío, gracias a la neblina con brisa dd
Este. Pero el 26 la congelación se repite, aunque menos inten-
sa. En casi todos los demás puntos del litoral, desde el Teyu-
kuaré hasta cerca del Guaihrá, las heladas fueron cuatro, del 24
al 27.
Los datos siguientes merecen ser recordados:
TEMPERATURAS MÍNIMAS DÍAS DE JUNIO 1918
24 25 26
Termómetro usual:
Bajo abrigo usual
-1.6
-1.3
-0.8
Sobre el césped (1)
-2.3
1.0
-L5
Biotermómetro (2) :
A la intemperie
-2.0
-1.0
-1.1
Temperatura del suelo:
A metros 0,10
7.7
7.4
6.9
„ 0,50
14.6
13.9
13.5
1,00
18.7
18.5
18.3
(1) A la intemperie y sobre un ctsped (gazon) de gramilla verde.
(2) Termómetro mojado y completamente expuesto a la intempe>rie,
rocío y relente (irradiation) .
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 348
Digna de nota fué también la temperatura de las aguas
del río Paraná. A las 6 antemeridianas — hora de la más baja
temperatura del aire era de grados 22.8 el día 24, de 21.4 el
día 25 y de 21.2 el día 26. Tan alta, la temperatura era, no obs-
tante, normal (1) ; pero dá una idea de la protección que el río
puede ejercer sobre las tierras del litoral. La mínima del mes fué
de 18. 9 y ésta ocurrió el 29, cinco días después de la más fuerte he-
lada. Esto era un indicio de que en el Alto Paraná Superior
(Brasil Central y Central Sud) el frío había sido más intenso.
Y así fué efectivamente. Los datos de Sao Paulo y Minas
Geraes muestran que en esas regiones los fríos de Junio fueron
los más intensos del año y de recordación, mientras en el Alto
Paraná Medio, en el Chaco y en el Bajo Paraná, fueron mayores
los de Julio. Esto vino de que el Centro Sud-Atlántico de alta
presión se encontraba en Junio más cerca del Brasil Central que
de nuestras regiones.
Los datos referentes al Estado de Sao Paulo son aterrado-
res. Las heladas acaecieron allá también en los días 24 a 27
inclusive. En el Jardín Botánico de la capital, el Director Dr.
LUEDERWALDT observó tres grados bajo cero, temperatura a la
que deben correspander, en ausencia de toda neblina y a esa altura
sobre el mar, de -4, 0 a ~4. 5 grados del termómetro mojado y a la
intemperie. Los demás punios del Estado, con excepción de San-
tos, no fueron más favorecidos. Excluyendo la estación de Ja-
guaribe, por su mucha elevación y donde se observó — 7,4 (prox,
— 9.0 biotermométricos), en muchos puntos de las regiones ca-
fetaleras se registraron mínimas de tres, cuatro y aun cinco
grados bajo cero, a los que corresponden de — 4.0 a — 6.0 de mí
dispositivo biotermométrico.
(1) Según lo que resulta de nuestras observaciones diarias de la tem-
peratura de este río, realizadas desde el año 1888, el Alto Paraná es muy pro-
bablemente el más caliente de lo-, grandes ríos del mundo. En Enero de 1918
su temperatura media fué de 32.1, la mínima de 30.5 y la máxima de 34.0.
Para dar una idea de lo que esto significa, baste decir que el Mar Rojo, el más
caliente de los mares, no indica máximas de más de 32.5. Varios factores
concurren para semejante fenómeno, factores que analizo en otro trabaje.
349 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 5
El resultado fué la destrucción más o menos completa (1)
de una parte tan importante de los grandes cafetales, que el
precio del café experimentó una suba nunca vista, y se augura
que permanecerá muy alto durante algunos años, habiéndose re-
ducido la cDsecha de 1919, según cálculo, de 11000 000 de bolsas,
a 3 800 000.
La congelación se produjo también en los Estados de Mi-
nas Geraes y Goyaz. Es sensible que, por la escasez de estacio-
nes meteorológicas, no sea posible fijar el límite norte de la zona
en que hubo congelación. Pero este límite, aun trazado pruden-
cialmente más al Sud del verdadero, siempre resultará muy sor-
prendente para los que siguen creyendo que las heladas, ni otras
congelaciones, no son posibles dentro de los trópicos.
IV LAS HELADAS DE JULIO
La temperatura mediana del mes de Julio 1918 cayó a 13.8
(2). De la serie de 26 años de Puerto Bertoni fué el mes más
frío. Anteriormente, dos veces se tuvo esa mediana para uno
de los meses del invierno; pero fué en Yaguarasapá (Latitud
26950') y Yabebiry (ir 27920'). De manera que — cuando me-
nos — fué el mes más frío desde el año 1882 (3). Pero, lo ex-
(1) Sao Paulo— no obstante su latitud y ser el gran centro universal de
las plantaciones de Café -fué menos favorecido que nuestra región a este
respecto. Sus cafetales sufrieron casi el mismo desastre en 1892 y otro peor
en 1870. En 1870, las heladas duraron 8 días, del 22 al 29 de Junio (Profr.
FERNANDO DA MOTTA), acaeciendo probablemente en esa época la mí-
nima secular para esa región. En 1892 (19 de Agosto) el efecto sobre los
cafetales fué, poco más o menos, tan desastroso como el de 1918; los árboles
perdidos se contaron por decenas de millones, y las plantaciones más ruina-
das llevaron de 3 a 5 años para reconstituirse. Pero, comoquiera que fuera,
fueron reconstituidas, gracias al crédito agrícola, amplio y verdaderamente
protector, y a la buena organización de casi todos los otros servicios agrícolas.
(2) Siempre se trata del verdadero promedio de las 24 horas.
(3) En la serie de 32 años — de 1875 a 1906 — de observaciones en la
comarca de Asunción hechas por el Sr. Enrique Mangels, el Coron. Fontana,
el Profr. D. Anisits y yo mismo, no aparece ningún mes tan frío. Ni pu-
do haberlo después; porque — aunque no podamos comparar con las nuestras
y las de los citados antecesores las observaciones que se hicieron posterior-
mente en la Quinta de Ibiray (ahora Jardín Botánico) - los resultados de
estas últimas son tan elevados en comparación a los nuestros, que por más
que hubiere lugar a reducirlos, nunca bajarían al nivel del apuntado promedie.
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 350
traordinariamente fenomenal fueron las mínimas y la increíble
ola de frío que se inició el 7 de Julio.
Pródromos. El día 6 llovió asaz copiosamente con viento
SW. Pero esa lluvia había sido preparada por el viento Este,
que empezó a soplar el día 3, virando de tiempo en tiempo al NE
y por fin al N (el 5) . Ese viento sopló durante una alta baro-
métrica de ± 5 mm sobre la normal; el viraje al N coincidió con
una baja de ± 5 mm debajo la normal; pero la suba fué rápida
(hasta 9 mm en las 24 horas) durante la lluvia extraordinaria-
mente fría del 6. Estábamos en el comienzo de una de las altas
barométricas más extraordinarias, que debía alcanzar el record
el día de la catástrofe; pues el 10, a las 9| am observé directa-
mente la presión corregida de 760.1, o sea, redondamente, 776
mm al n. del mar.
Las ConggJaciongs. En los diferentes puntos de estas regiones,
las congelaciones fueron de 5 a 12. En nuestro observatorio fue-
ron 5, del 8 al 12 de Julio inclusive, y con las mínimas siguientes;
TERMÓMETRO BIOTERMÓ- SUPERFICIE AGUA DEL
DÍA USUAL METRO DEL SUELO RÍO ALTO
(1) DESNUDO (2) PARANÁ
8 -1.8 -2.8 +0.3 19.0
9 -1.9 -2.5 +1.0 17.4
10 —3.3 -3.5 +0.2 19.5
11 1.9 -2.5 +2.5 16.6
12 -1.0 -1.3 +3.5 16.5
Cuatro, las del 8, 9, 11 y 12, fueron congelaciones del ro-
cío; es decir, que la helada era debida únicamente a que el rocío
— que había caído con abundancia durante las primeras horas
de la noche — cerca de la madrugada se transformaba en hielo.
(1) Biotermómetro: Termómetro mojado y completamente expuesto
a todas las intemperies y a metros 1.50 del suelo.
(2) Y sin ningún abrigo. Sobre el suelo limpio y natural, no removido
ni afirmado.
La observación de la temperatura sobre el césped ( gazon ) la había
abandonado desde 1917. No es aconsejable, por la incertidumbre y varie-
dad contradictoria de los datos, y por la necesidad de llegar primeramente
— en todo caso — a un convenio minucioso respecto de la exposición.
351 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
Pero el día 10 tuvimos que admirar el manto rutilante de la es-
carcha seca (1). Es cierto que la noche del día 9 hubo cinco
horas de rocío; pero hacia la medianoche, un intempestivo vien-
to SW lo hizo desaparecer en buena parte. La mañana del 10
había también rocío congelado; pero la escarcha seca predomi-
naba, y fué el solo caso que he registrado en la faja litoral de
esta jurisdición.
Las congelaciones en los países limítrofes. No he podido reu-
nir datos que permitan indicar, siquiera aproximadamente el lí-
mite norte de estos fenómenos. Pero fué muy lejos, pues me
consta que al norte del Trópico, en el Alto Paraná Superior, hubo
congelaciones más fuertes que las observadas en mi observatorio.
Si de eso, no tuviéramos datos directos y concretos, hubie-
ra bastado la temperatura de las aguas del río para hacerlo
suponer.
Ya he indicado arrita cual fué la temperatura del río del
8 al 12 de Julio. El día 13 la temperatura del río (observada a
las 7 h. 38.) había subido a 17.6; pero el 14 bajaba a 16.2, tem-
peratura ya más fría que la del 10, lo que indica otra gran mí-
nima (probablemente el 12). Del 15 al 18 la temperatura es
alta, no bajando de 19.8, 18,0, 20.0 y 18.9 respectivamente.
Pero el 19 cae otra vez a 16.2, y por fin, el día 20 cae a 15.5, que
es el record, es decir, la mínima absoluta de las aguas del río
Alto Paraná observada desde el principio de mis observaciones
de la temperatura del río (Enero 1888). Esto prueba que en una
parte de la cuenca del Alto Paraná Superior la onda de frío del
16 — que allá debe haber llegado el 17 (2) —fué aún más fuer-
te que la anterior. Y fué la última; la temperatura se levantó
rápidamente, pues en Puerto Bertoni, la mañana del 21 la tem-
peratura mínima del río era de 22.3 grados, y la mañana sigui-
ente 24.4.
(1) Se hace gentralmente una confusión deplorable en la nomenclatu-
ra de las congelaciones; importa evitarla, sobre todo desde el punto de vista
agrícola. Con el fin de pontrun poco de orden, y sobre todo para poner en
claro ciertos puntos principales, me permito indicar a los lectorts la enume-
ración metódica de las formas de congelación que aparece al fin de este trabajo.
(2) Esta onda (mínima en Puerto Bertoni ^ 2.5 o sea ^2.0 bioter-
mométricos) no causó congelación en esta localidad; pero sí en todo el Para-
gauy Central y en la región del Guaihrá.
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 352
El fenómeno del '^granicillo'\ o lluvia congelada (grésil)
fué observado hasta en la región del Guaihrá, al terminar la llu-
via que precedió a los grandes fríos. Y fué la única vez que se
observara en Puerto Bertoni, aunque durante pocos minutos.
Este fenómeno observé en Loreto, en 1886, y desde entonces
fué observado varias veces en la parte meridional del territorio
de Misiones.
Como se verá de los datos que voy a exponer, en dirección
al Norte, entre Puerto Bertoni y el Trópico, no hubo ninguna
disminución de frío. Seguramente había que ir más al Norte
del 209 paralelo para observar alguna disminución. Esto resulta
de las relaciones que obtuve de las personas que viajaban entre
los saltos del Guaihrá y de Ihrihvú-pungá en esa temporada.
Ya he expuesto en otros trabajos (1) que en todo el Alto
Paraná, arriba de Encarnación, la costa paraguaya es constante-
mente más favorecida por temperatm^as mínimas menos bajas.
Esto es debido a la niebla fluvial y a las brisas del Este que
echan esta niebla sobre el litoral paraguayo, dejando frecuente-
mente descubiertas las costas opuestas.
En la terrible ocasión de que me ocupo, la niebla faltó,
debido a relativa sequedad del aire. Es decir que el litoral pa-
raguayo no fué casi protejido. No obtante, siempre hubo algo
a su favor, debido a las emanaciones del río. Entre 25"? 40' y el
Trópico, sobre la costa occidental del río, se observó una mínima
absoluta que varió desde —0,5 hasta —4,5 aproximadamente,
según las localidades; habiéndose observado el frío más intenso
bajo el paralelo 25í>15', y el menos intenso en un lugar de muy
limitada extensión bajo el 25^40'. Más al Sud, hasta el parale-
lo 27^20', exceptuando Encarnación, el frío extremo fué com-
prendido entre —2.5 y —6?. Pero sobre la costa argentina y
brasilera, ya sea por los datos termométricos, ya por el estado de
las plantaciones de caña de azúcar y otras plantas, entre el pa-
ralelo de 279 20' y el Trópico, el punto extremo fué, según las
localidades, de — 3^ (paralelo 259 29') y — 99 (San Ignacio).
Tales datos parecerán fantásticos, y a mí mismo, un año
(1) «Condiciones Generales de la Vida Orgánica», capítulo c Región del
Este» y en varias otras publicaciones.
353 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N, 5
después, ya no me parecen ciertos. Desgraciadamente, la selva
que me rodea, aún está salpicada por miles de esqueletos de ár-
boles secos, cuya triste silueta, erguida sobre la verde masa de
la vegetación tropical qus reílami sas d3i'e2hoi, atestigua cual
fué la magnitud del desastre.
Y en el interior de las tierras, a ambos lados del río, los
fríos fueron más intensos aún. Es cierto que, allí también, la
región paraguaya presentó notable ventaja. No bajó en ningu-
na parte a la mínima espantosa y bien comprobada de — 13,0
que fué observada en la región brasilera, y el estado de las pal-
meras comprobó que en ninguno de los puntos observados había
bajado a menos de — 9 grados. Hasta hubo un paraje — Puerto
Eugenia, en el Bajo Mondaih, a unas tres leguas del Paraná —
donde la mínima no bajó a más de algunas décimas bajo cero, no
perjudicando a los bananos, cuyos racimos, de grandor normal,
continuaron madurando sin una mancha.
Algunos datos tcrmométricos. Lamentable es la escasez de
estaciones meteorológicas en estas regiones. Muchísimos par-
ticulares poseían termómetros; pero la sensibilidad de éstos, su
corrección y su exposición, en muchos casos, dejaban lugar a
dudas. Por consecuencia, de entre tantos datos que recibí di-
recta o indirectamente, tuve que hacer una selección. Los que
voy a exponer han sido controlados en el mayor número de
casos por datos igualmente fidedignos relativos al estado de la
vegetación, y especialmente de ciertas plantas cuyo grado de
resistencia a las diferentes temperaturas he podido estudiar
más atentamente durante el medio siglo que llevo de obser-
vaciones.
No creo oportuno indicar todos los datos referentes al
Norte Argentino, con excepción de Misiones. Pues este frío
presentó también la particularidad muy rara de que su onda
más glacial vino del Este. De manera que la comparación
con las observaciones de Corrientes, Entrerríos, Santa Fé, etc.,
podría inducir en error. Por lo demás, estas observaciones es-
tán debidamente registradas en el los archivos de la Oficina Me-
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 354
teorológica Argentina (1)
Sección Brasilera (Estado de Paraná) :
Puerto Monjoli, cerca del Salto Guaihrá Altura ± 265
metros sobre el mar —4. 0
Cañaveral bajo el paralelo 25*^29' ala costa del río — 3.0
Foz do Iguassú, en el puerto, en el punto
en que menos frío se notó —5. 5
Foz do Iguassú y alrededores: en diez y seis puntos
se observó desde — 6"? hasta — 9, 0
Predio Schloegl, sobre el río Iguassú a un kilómetro
arriba de la boca. Diez heladas en el mes —9.0
Sao Joáo, sobre el río Iguassú. Doce heladas en el mes...— 10.0
Tamanduá, en la altura (perecieron
todos los naranjos) Altura ± 250 m — 9.00
Tamanduá, en el bajo del arroyo (murieron
las vides o parras de varias clases, que
en Europa no mueren sino por — 159 — 13.0
Sección Paraguaya:
PUERTO BERTONI (Observatorio). Cinco heladas
en el mes. Altura 167 metros sobre el mar —3.3
Misma localidad, en la selva. Altura 208
sobre el n. del mar —1,3
Misma localidad, a ± 400 metros del río Paraná y 180 m.
de altura: Ojo de Agua (no hubo congelación) —0.5
Colonia Bertoni, a cinco kilómetros del Paraná, altura 200
a 220 m. sobre el n. del mar, lugar descampado
(Siete heladas en el mes) — 4.5
Mismo paraje, sobre la costa del arroyo Ihvá-píhtandíh,
±: 170 m. sobre el n. del mar (Nueve heladas
en el mes) —6.5
Puerto Eugenia, sobre el río Mondaíh, a 15 kilómetros del
Paraná, a ±: 180 m. s. el mar. Controlado
mediante el estado de los bananos —0.8
(1) Tampoco indico todas las alturas sobre el nivel del mar. Las di-
ferencias que presentan no tienen imporfancia, pues todas las localidades enu-
meradas están incluidas en el límite vertical dentro del cual la temperatura
mínin^a no puede aumentar por la altura.
355 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
Villa Azara, a una legua del Paraná. (Nueve heladas
en el mes; mueren completamente los naranjos) —7.5
Puerto Cantera (Latitud = 27^ 10')
(Cinco heladas en el mes) —2.5
Kambihretá, misma latilud, cerca de Encarnación. Altu-
ra ± 100 metros. Ya no está en la verdadera re-
gión del Este o del Alto Paraná. En varios puntos
— 9 grados hasta —10.0
Encarnación. Localidad donde hizo perecer los naranjos
de pocos años — 6. 5
Encarnación, en el Puerto. Parece que la temperatura
no bajó tanto como en 1917, cuando se observaron —8.8
(En 1918 hubo diez heladas en Julio)
Región Argentina (Misiones) :
Puerto Aguirre, en el puerto, cerca de la desembocadura,
por 25936' de latitud -6.5
San Ignacio, en las grandes plantaciones de
Martin & Cia., punto más frío —9.0
Colonia Bonpland, en la parte más alta —3.5
Colonia Bonpland, en las partes más bajas 10.0 y —11.0
Loreto, donde asegura el observador que cayó nieve (1) —8.0
Posadas, en la Escuela de Agricultura, localidad de las
más altas, a 138 metros s. el mar y = 80 s. el río
(Diez heladas en el mes, la última (2) con una
temperatura mínima de — 3.5) —3.4
Otras localidades argentinas:
Colonia Benítez (Chaco Argentino. Siete heladas en el
mes, todas con mínimas bajo cero) —4.8
(1) Según los boletines de la Oficina Meteorológica Argentina, la
nieve, que cayó con relativa abundancia en el Uruguay y en Buenos Aires,
no habría pasado mucho de Monte Caseros. De Loreto, esa Oficina no reci-
bía avisos. Pero uno de mis parientes que reside en esa localidad, el cual ha
visto la nieve en Suiza y no puede confundirla con la lluvia congelada o el
granizo menudo, me escribe que cayó nieve. Loreto se encuentra bajo la
latitud de 27 grados y medio, lo que hace de ese fenómeno algo asombroso.
(2) El 16 de Julio. Este dato y el número de heladas, diez ( en vez
de las cinco observadas en Puerto Bertonij, de las cuales cinco con tempera-
turas mínimas sobre cero {ninguna en Puerto Bertoni ni en Colonia Benítez)
me hace creer que el termómetro de mínima de aquella estación estaría mal
corregido (o no se le habría comunicado al observador la corrección) o será
mal calibrado; cosas que no son imposibles, ni tampoco muy raras, según he
visto en la práctica.
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 356
Tucumán, temperaturas observadas en las plantaciones
de Caña de Azúcar, según publicaciones de la
Universidad :
Puntos más favorecidos —4.0
En la Estación Experimental —6.8
Puntos más castigados — 10. 0
A pesar de las temperaturas muy rigurosas observadas en
varios puntos del Norte Argentino, en ese país los fríos de Julio
1918 no fueron, en general, los más intensos que se recuerden.
El 10 de Julio de 1886, por ejemplo, se observó hasta 13 grados
bajo cero en la provincia de Santiago del Estero. No obstante,
la ola de frío pudo, en 1918 también, prolongarse hasta muy
lejos en el Norte, siguiendo sin obtáculo la inmensa llanura del
Chaco y Mato Grosso.
Es deplorable que la falta de estaciones meteorológicas
entre Cuyabá y los límites del Paraguay no nos permita averi-
guar hasta donde llegaron las congelaciones. Parece que en la
baja planicie del curso superior del río Paraguay no se detuvie-
ron sino cerca del paralelo de Cuyabá. En todo caso fueron
mucho más al norte del 20^ paralelo, pues bajo esta última lati-
tud muchos bananales resultaron gravemente quemados.
Y es digno de se7' 7iotado que el Paraguay Oriental, en ge-
neral, fué menos perjudicado que las regiones del río Alto Para-
guay bajo latitudes mucho más bajas. La altura y los accidentes
del terreno explican tal ventaja, y es sensible que la falta de una
red de observaciones y de una oficina meteorológica no permita
hacer de todo este país un estudio más completo íl).
(1) Cuando me encontraba a la dirección de la Escuela Nacional de
Agricultura, cerca de la capital, aproveché todos los fríos mayores sucedidos
entre 1896 y 1906 y mi situación oficial ventajosa, para distribuir con
profusión circulares y formularios en todo el país. El público — es justicia
el reconocerlo — respondió siempre con notable interés, devolviendo centena-
res de formularios, mediante los cuales pude hacer, en cada ocasión, un estu-
dio posiblemente completo. El conjunto — que forma parte del material
para mi obra «Descripción Física y Econóinica del Paraguay», tomo «Climato-
logía», en espera de poder ser publicada — no dejará de presentar interés
práctico. Uno de los hechos más interesantes puestos en claro por esos es-
tudios, es que las regiones más protejidas contra los fríos no son las del
Norte — como muchos suponen, principalmente en el extranjero sino una
zona central de Este a Oeste, la Faja Serrana desde Jesús hasta el Amambáíh
y una estrecha faja litoral entre el Teyukuaré y el Guaihrá.
357 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE 11. N. 5
V ANTECEDENTES HISTÓRICOS
He calificado de secular la temperatura mínima de cuya
intensidad y efectos tratan este trabajo y el precedente. Voy
a justificar tal designación. Con lo cual dejaré comprobado que
se trata de un fenómeno que merece toda la atención de los es-
tudiosos, igualmente desde el punto de vista práctico como
desde el teórico.
Desde luego, dejemos consignado que en todas Igs series
de observaciones metódicas que tenemos del Paraguay, a empe-
zar por las del coronel FONTANA, desde 1875, en Villa Hayes,
no muy lejos de Asunción (1) — no aparece ninguna tempera-
tura mínima comparable con la que nos ocupa. Una simple
inspección de los archivos — desgraciadamente inéditos aún en
su mayor parte — de fontana, mangels, anisits, zambrini y de
otros observadores de Corumbá, Puerto Suárez, Bahía Negra,
Colonia Risso, Misión de los Lenguas, Concepción, Asunción,
San Bernardino, Río Salado, Sapucai, Villa Rica, Nueva Austra-
lia, Colonia Cosme, Santiago y Encarnación (hablando sola-
mente de los documentos de los cuales pude tomar conocimiento,
y creo que muy pocos otros habrá), bastará para comprobarlo.
Escusado repetir que nada hay comparable en mi serie, de 1884
hasta hoy.
En los territorios limítrofes de la República Argentina,
Corrientes, Chaco, Formosa y hasta en el de Misiones, sería
aventurado afirmar que los fríos de 1918 hayan sido los más
fuertes de recordación. Cuando menos esto sería inexacto para
varias localidades. Así, por ejempo: Posadas ha visto tempera-
turas notablemente más bajas que la de Julio 1918. En Santa
Naturalmente, fuera de dichas fajas y zonas existen parajes abrigados,
y algunos muy intesantes. Pero son excepciones, en general no muj^ extensas
y a veces difícilmente aprovechables.
(1) El coronel argentino FONTANA — suizo de origen, al cual se
deben varios estudios geográficos de notable mérito, y cuyo nombre quedó
consagrado en el del lago Fontana - empezó en ese año, en Villa Hayes, en-
tonces llii-mada «Villa Occidental» y ocupada por los Argentinos, la serie m.ás
antigua de observaciones meteorológicas metódicas.
BERTONl: LA TEMPERATURA MINiMA SECULAR DE 1918 358
Ana, he visto naranjos adultos ya, que el invierno de 1882 había
hecho morir casi hasta el suelo, y referencias fidedignas me in-
dicaron que en ese mismo año, en el interior de la ciudad de
Caacatí naranjos viejos se helaron hasta el suelo, lo que implica
una mínima de — 8.0 o cuando menos — 7.5. En Resistencia, a
la costa del río, bajaba a — 7? en 1886, y ya vimos que en ese
año bajaba a — 13.0 en Santiago del Estero. En San Ignacio
parece que se observó hasta — 11*?, contra — 1.8 en Puerto Ber-
toni. Por otro lado, es cierto que — de toda recordación — la
nieve nunca se acercó tanto del trópico como en 1918.
En el Paraguay, los datos sueltos anteriores al año 1875
son pocos; se reducen a la Asunción; pero son significativos. El
célebre naturalista suizo RENGGER (1), en nueve años (1818 a
1826), obtuvo como temperatura más baja +5*?. Refiriéndose a
los fríos de anterior recordación, indica la temperatura mínima
de =nO,0 como extraordinaria. El número de heladas, variaba
en aquellas épocas — según el mismo autor — de O a 3 cada año
(2). Y como fríos ynayores habidos hasta entonces en el Para-
guay, indica como AZARA los de 1786 y 1789, acompañados
de las más intensas heladas conocidas en el Paigguay hasta
1826. En cuanto a la época intermedia de 1826 a 1875, diré
que es demasiado conocida para que una catástrofe igual a la de
1918, que hubiese tenido lugar durante ella, pasase al olvido.
Aún viven muchos viejos de esa época, de la cual se tienen nu-
merosas noticias y recuerdos, no sólo de los fríos, sino de las llu-
vias, sequías, inundaciones, etc. Además — y esto es termi-
nante, como veremos — viven en todas partes miles de árboles
de esa época, o mejor dicho, vivían en 1918, pues una gran par-
te fué destruida por la grande helada.
Efectivamente, numerosas especies de árboles — y entre
ellas no pocos gigantes — se prestan admirablemente como tes-
timonio de los grandes fríos acaecidos durante su vida. Algu-
(1) RENGGER: Reise nach Paraguay, Aarau 1835.
(2) Promedio, menos de 2. Más tarde ENRIQUE MANGELS, en
su larga serie, llegaba a un promedio de 4. A continuación, yo mismo, de
1896 a 1906 encontraba un promedio de,6. \ Siempre más seco, y por lo tanto,
con mínimas más bajas ! He allí el resultado de la tala y del incendio de los
bosques, error fatal en el cual desgraciadamente se persiste.
359 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N, 5
nos sen verdaderos registros, de una exactitud prácticamente
igual a la de los termómetros, y mayor a la de muchos termó-
metros del comercio, o mal situados, o mal corregidos. Cuando
una helada — sin destruirlos — les hizo morir hasta cierta altura
del tronco, o sólo las ramas primarias, aun solamente las secun-
darias, amplias cicatrices marcan indeleblemente el límite del
estrago; por otra parte, el ramaje adquiere una forma especial
que no deja lugar a dudas. El crecimiento posterior a la helada,
marcado en las ramas por el número de brotaciones sucesivas
(1), o bien en el tallo por el número de zonas anuales, o más
frecuentes (2), permite establecer el año en que el árbol fué
castigado; y si la época no es muy antigua o se ha hecho la ob-
servación en varios árboles de las misma especie con el mismo
resultado, la indicación del año resulta con toda seguridad.
Ahora bien, en esta ocasión, no precisó dirigirse a ciertos
árboles especiales, ni hacer averiguaciones difíciles. Miles de
árboles seculares, pertenecientes a docenas de especies y familias
diferentes, fueron muertos, hasta cierta altura del tronco, hasta
la base o hasta las raíces. Y la inspección de esas víctimas de
1918 comprueba, en general muy claramente, que nunca en su
vida habían recibido parecida injuria. Aún están parados gi-
gantes ultra-seculares de uno a dos metros de diámetro, con to-
das las ramas muertas, o secos hasta la base, que en toda su
altura de 25 a 40 m.etros, no muestran la más leve cicatriz, ni otro
indicio alguno de haber sido víctima, en alguna época, de una
catástrofe como ésta, ni de otra menor.
Hay más. La edad de tales árboles, a veces pluri-secular,
(1) En ciertas especies, como Yacaratia dodecaphylla, el Yacaratiá
o Dyakaratiíh, gigante papayo común en el Sud del Brasil y Paraguay (has-
ta el Brasil Central y Mato Grosso), son preciosas para estos fines, pudien-
do leerse en ellas, con un poco de práctica comparativa, tanto la intensidad
de los fríos, como el año en que éstos acaecieron. Estas especies deben tener
un solo crecimiento anual. En las que tienen dos, la investigación es
más difícil.
(2) En esto igualmente deben ser preferidas las especies que sclo
tienen una brotación anual. Hay árboles que tienen 3, 4 y más, anualmen-
te; en ellos el número de brotaciones puede variar de un año a otro, según
como corran las estaciones.
BERTONI: LA TEMPERATURA MIMMA SECULAR DE 1918 360
el perfecto estado anterior de la mayor parte de ellos, y por fin,
la falta de recordación de alguna catástrofe semejante, en un
país donde los longevos ultra-centenarios son extraordinaria-
mente numerosos (1) y donde la escasez de archivos escritos
hace muy persistente el antiguo hábito de trasmisión histórica
de padre a hijo — todos estos indicios, y otros más que dejo por
brevedad — me llevan a admitir que los fríos seculares de 1786
y 1789 no hayan sido tan intensos como los de 1918, al menos
para las regiones de las que más especialmente me he ocupado.
En aquellos años se habría notado en Asunción una míni-
ma de grado y medio bajo cero. El termómetro usado entonces
era el de Réaumur; se trataba luego de una mínima igual a —
1.9 de nuestros termómetros actuales. Como temperatura de
una ciudad de 106 000 habitantes (como es hoy Asunción), la de
— 1,9 sería muy baja, porque correspondería a tres o cuatro gra-
dos bajo cero en la campaña. Pero a fines del siglo XVIII nuestra
capital sólo tenía 6 a 7000 habitantes, y como para tan reducida po-
blación su extensión superficial era muy grande, no había aglome-
ración urbana, y sí, más abundante vegetación, faltando además
las numerosas fuentes de calor que trajo la industria y los empe-
drados que almacenan el calor del día. Tales condiciones no pue-
den haber influido sensiblemente en las indicaciones termomé-
tricas, que debemos considerar como tomadas en la campaña.
La temperatura mínima de fines del siglo XVIII no debe por
tanto ser calculada sino en dos grados bajo cero. Ahora bien,
los efectos del invierno ]918 sobre los vegetales en los alrededo-
res de la capital dejan la impresión de que este último invierno
ha batido el «record» de las temperaturas mínimas, dejando ins-
crita en los anales una mínima probablemente pluri-secular.
Una tradición guaraní bastante generalizada corrobora a
esta conclusión. Según esta interesante tradición, en los tiem-
pos antiguos hubo un invierno tan frío, que la mayor parte de
los animales terrestres y los peces de los arroyos perecieron, y
los árboles de las grandes selvas del Alto Paraná ikaá-guazú)
se secaron casi todos; y el agua de muchos arroyuelos {íhri mi-
(1) En 1916, segHJn el «Anuario Estadístico» morían en el Paraguay
74 personas de más de 100 años de edad.
361 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 5
ri etá) y de las surgentes descampadas «quedó como la piedra
itá-verá (cuarzo cristalizado) », tanto que los Indios que por tales
parajes andaban, tuvieron que romperla y derretirla mediante
el fuego para tener «otra vez» agua.
Es fácil comprender que esta tradición no se refiere a los
fríos de 1786 y 1789, pues los Indios, al decir que eso sucedió
antiguamente {karambó'é aipó), suelen aludir a hechos acaeci-
dos anteriormente a sus recuerdos personales. Ahora bien, el
primero que recogió esta tradición fué el Dr. Antonio de lla-
mas, cuando vivía en Misiones, hace unos 30 años, época en
que seguramente no eran raros los Indios nacidos poco antes de
1789. Por lo demás, dicen los indígenas que eso sucedió en los
tiempos antiguos, y no se refieren a recuerdos de sus padres (1).
Nótese que —haciendo la debida reducción por tratarse
de tradiciones tales, que de generación en generación suelen re-
sultar más o menos exageradas — esos recuerdos de los Guara-
níes pueden aplicarse bastante bien a un caso como el de 1918.
Todo lo que la tradición afirma ha sucedido, acá o acullá, como
excepción, y aun generalmente, en dicho año, como veremos me-
jor en el capítulo siguiente. La catástrofe climatérica a que la
tradición guaraní se refiere, probablemente en muy poco ha su-
perado a la de 1918 y seguramente no en todas partes. Y como
los Guaraníes parecen aludir a cosa de hace dos o tres siglos
cuando menos, es permitido pensar que el espantoso invierno de
1665 que hizo un verdadero estrago en el Hemisferio Norte, de-
bido probablemente a una causa astronómica haya extendido su
acción glacial al Hemisferio Sud, como pasó con el de 1789.
Otros antecedentes. En todo caso y de cualquier manera,
los antecedentes históricos prueban evidentemente que el frío de
1918 es uno de esos fenómenos que — por lo exepcional — no im-
plican ninguna regla, ni modifican regla alguna, ni deben per-
mitir deducciones de carácter general. Así, por ejemplo, si en
1918, en la Región del Centro del Paraguay, en algunas partes
el termjmstro bajó hasta cincD g.'"ado3 bajo caco, y en general
(1) BERTONI, «Descripción Física y Económica del Paraguay» Par-
te IV «Antropología!) libro 46: 2 «Folk-lore, Leyendas Guaraníes», mox
edendum.
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 362
ha bajado allí entre tres y cuatro grados, temperaturas que ha-
cen perecer más o menos completamente ciertas plantas tropi-
cales y perjudican a otras, esto no significa de ninguna manera
que allí se tenga que abandonar todo cultivo tropical. El
Queensland ha visto \ arias veces temperaturas iguales, la India
ha visto más de una vez bajar el termómetro a cinco grados bajo
cero y las oasis del Sahara central hasta ocho grados. Sin em-
bargo ninguno de esos países ha pensado por eso abandonar sus
cultivos tropicales acostumbrados.
Ciertamente es cordura admitir de antemano todas las
posibilidades, aun las remotas, Y más cordura aún es tomar
ciertas precauciones, como, por ejemplo, la policultura, la elecci-
ón de especies tropicales anuales, o de corte anual, o tuberosas,
o absolutamente resistentes aún a las mínimas seculares (1). Y
en este orden de ideas, conviene tener en cuenta aquellos fríos
que, sin ser catastróficos, pueden perjudicar notablemente; estos
pueden tener una periodicidad más frecuente.
De paso, y ya que hablamos de antecedentes históricos,
conviene tocar a una cuestión y ver de contestar a una pregunta
que mil veces se repite: ¿ son periódicos estos fríos ? Contesta-
ré por lo pronto que efectivamente existe cierto periodismo con
arreglo al período de 11 años; pero que será necesaria una serie
más larga de observaciones para deducir algo al respecto con más
seguridad. Veamos cuales fueron los fríos más perjudiciales
durante los 100 años que acaban de pasar, y según los datos es-
parcidos que he podido reunir:
LOS FRÍOS MÁS PERJUDICIALES
1786 Sud América. Primer gran frío secular
1789 Sud América. Segundo, gran frío secular (2)
1830 Hemisferio Norte y parece que aquí también
1842 Principalmente en el Sud del Brasil
1852 Paraguay y Corrientes; frío y sequía excepcional
(1) Ver más adelante su enumeración, aunque necesariamente in-
completa.
(2) Me parece constante el hech'o de que los grandes fríos seculares
vienen en grupos de años fríos, no en un año muy frío aislado entre años nor-
males. Creo que esto se explica fácilmente y resulta muy lógico.
363 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
1870 Sud América; grandes estragos en Sao Paulo con 8
días de heladas consecutivas. Minas Geraes, Mato
Grosso.
1882 Paraguay, Misiones, Corrientes, donde mueren los
naranjos viejos; Mato Grosso.
1893 Paraguay, Sud Brasil
1894 Sud del Brasil; mínima de 36 años en Pelotas (Rio
Grande do Sul )
1902 Principalmente Sud del Brasil. Gran parte de los
cafetales destruida.
1903 Paraguay, Mato Grosso.
1916 hasta
1918 Grupo de años excepcionalmente fríos en el Sud del
Brasil, Paraguay, N. de Argentina, Mato Grosso, etc.
Examinando este cuadro, encontramos los períodos siguientes:
PERÍODOS RESULTANTES
De 1789 a 1830, son 41 años (1) que corres-
ponderían a 4 períodos de :=10 años
De 1830 a 1842, un período de 12
De 1842 a 1852, uno de 10
De 1852 a 1870, dos de 9
De 1870a 1882, uno de 12
De 1882 a 1893, uno de 11
De 1893 a 1903, uno de ' 10
De 1903 a 1916, uno de 13
Duración mediana de los períodos 10 §
La periodicidad de 11 años, aproximadamente, resulta en
esto bastante bien confirmada, no obstante sus variaciones asaz
frecuentes, tales como siempre se suelen observar en este perío-
do. Estas variaciones, o diferencia de duración, disminuyen el
valor práctico sin eliminarlo. Lo mismo puede decirse del pe-
(]) El invierno de 1789 fué el más fríe del grupo. Esto se sabe por-
que fué gran frío universal y bien estudiado en el Hemisferio Norte.
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 364
ríodo de 33 años. En cuanto al período de 132 años (1) no
sería imposible que fuese el de las mínimas seculares. Los años
de 1665, 1789 y 1918 presentan lapsos de 124 y 129 años; y en
Europa, el de 1665 tuvo lugar 123 años después del de 1542.
VI CONSECUENCIAS INMEDIATAS
La inolvidable mañana del 10 de Julio de 1918, el paisaje
amanecía completamente transformado. Tal era la abundancia
de la escarcha, que un blanco manto lo cubría todo, desde las
playas del río hasta la cumbre de las colinas, y desde las yerbas
hasta la copa de los árboles más altos. Era una sábana de des-
lumbrante blancura, igual, sin matices. Cuando apenas clarea-
ba el día, aquélla se hubiera podido confundir con el manto de
nieve de las zonas templadas. Creímos soñar; por momentos
nos creímos transportados en Suiza, al terminar la primera ne-
vada. Más tarde, la viva luz nos hizo admirar de nuevo una
mañana de escarcha en los Alpes. Por fin, al salir el sol por
encima de los vapores del río (2), los rayos de Febo, reflejados
y descompuestos por millones de cristales, llenaron el ambiente
y nos brindaron por momentos un paisaje de rutilante belleza.
Parecía que la naturaleza tropical se vestía de fiesta y se ador-
naba con escondidas joyas, como para el estreno de una nueva,
(1) Según KOPPEN, quién lo propuso, sería de 130 años. Pero de
los cuadros de este autor resulta de 124 a 136 años. Creo por tanto que no
se trata en realidad sino de un per'odo de 4 veces 33 años. No obstante po-
dría ser igual a tres de RENOU, de 41 años cada uno, total 123 años; aunque
el período de Renou sea más dudoso, por no basarse en ningún fenómeno co-
nocido y necesitar varios siglos de experiencia.
(2) Efectivamente, pocos momentos antes de salir el sol, una capa de
neblina fluvial se formó en el cañón por donde corre el río, y levantándose
un poco sobre la línea del horizonte, se opuso a que los rayos solares derritie-
sen muy pronto a la escarcha; es así que esta pudo durar un par de horas
más. A este respecto, debo hacer notar aquí un hecho muy curioso: es creen-
cia universal, entre los meteorólogos como entre los horticultores, que una es-
carcha, o helada, resulta tanto más perjudicial, cuanto más rápidamente es
derretida por los rayos solares. No obstante, según todas miv. innumerables
y minuciosas observaciones hechas durante larguísimos años sobre los efectos
de las congelaciones, lo cierto es precisamente lo contrario: en la gran mayoría
de los casos, la pronta y rápida acción de los rayos solares atenúa los efectos
de las heladas, los cuales, en igualdad de condiciones, son tanto más intensos
365 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE I!. N. 5
pero no menos bella existencia. Sólo el silencio, un silencio
completo, extraño, desconocido en esta zona, advertía que para
los seres orgánicos aquello era una catástrofe. Ni un ave, ni
un insecto, ni siquiera una brisa alteraba la quietud de esas ho-
ras de espléndida muerte. Vacas y cabalk'S permanecían inmó-
biles, duros de frío, en el mismo lugar donde habían pasado la
noche, y los canes no se apartaban de los fogones, donde las fa-
milias y los obreros acurrucados se calentaban los huesos, sin
atreverse a trabajo alguno. Natura, siempre bella, se había
envuelto en un virgíneo ropaje para bajar a su tumba tempora-
ria. Pero, aunque le esperase asaz pronta resurrección, en la
descomposición tendría que pagar el tributo inexorable a la ley
suprema.
Pocas horas de sol bastaron efectivamente para cambiar
el paisaje, y pocos días para que este tomara el más triste aspec-
to. Con excepción de algunos parajes favorecidos, el admirable
cuanto más demora la acción solar directa. En los casos restantes, la acción
solar directa ftaé nula. No he registrado un solo caso bien averiguado en que
resultara perjudicial.
¿ Como se explica tamaña contradicción ? ¿ Debo creer que en estas zo-
nas calientes las cosas pasan al revés de lo que sucede en las templadas ?
¿ O bien es que en las zonas templadas no se ha observado bien, o los meteo-
rólogos no han sometido aún a una investigación metódica y verdaderamen-
te científica una creencia popular europea, la que muy bien puede resultar
tan errónea como aquella de la influencia de la luna en las lluvias y las
siembras, igualmente bien arraigada ? Tal vez esté la verdad en esta últi-
ma suposición. En todo caso, me permito llamar la atención de los hombres
de ciencia, como de los experimentadores en general, sobre esta cuestión,
la cual es de la mayor importancia práctica y no puede dejar de interesar a
la ciencia.
¿ No se estaba acaso en el mayor de los errores en cuanto al proceso
de destrucción de los tejidos vegetales por el frío ? ¿ No tiene el vulgo la
idea más errada en cuanto a la acción del frío sobre los insectos ? Lo que
puedo asegurar, es que observaciones innumerables corroboran mi decir; y lo
aseguro con toda confianza, pues lo que yo he observado, claro es que otros
podrán observar.
Empero ¡ atención ! los rayos solares directos, sobre todo si son muy
vivos, hacen que los efectos de la congelación aparezcan más prontamente.
Hay en esto un hecho que puede a veces confundir a un observador no muy
minucioso y algo precipitado. Y este hecho — así como se explica muy fá-
cilmente por la iTiás rápida desecación de los tejidos mortificados — por otra
parte explica el error de los agricultores, en el mayor número de casos cuan-
do menos, y la creencia general que ese error engendrara. «Post hoc, ergo
propter hoc» ¡ qué de errores ha permitido esta lógica simplista!.
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 366
manto verde de la vegetación tropical desaparecía, para dar
lugar a un colorido general mustio de hoja muerta, salpicado de
manchas negruzcas y de los mil trazos blanquizcos, que los ta-
llos y las ramas de los árboles desnudos dibujaban sobre el
fondo más obscuro. En la selva litoral paraguaya, sobre la cos-
ta del río y en algunos parajes favorecidos de la costa opuesta,
calculé que un tercio de las especies arbóreas había conservado
las hojas. Pero las plantas herbáceas estaban casi todas secas,
en todo lugar abierto cuando menos. De las herbáceas suculen-
tas — tropicales, exóticas o indígenas — no recuerdo una que
haya salido indemne, y durante varios días, un hedor caracterís-
tico de ellas se levantaba, un hedor entre ácido y a podrido, co-
mo de legumbres salcochadas que se alteran. Esto sucedía en
Puerto Bertoni.
Más al interior de las tierras — salvo en los parajes ex-
cepcionales, de los que algunos aparecen en^ el cuadro de las
temperaturas mínimas — el estrago fué en realidad mucho ma-
yor, aunque el aspecto de los primeros días no pudo ser mucho
más impresionante. Sin embargo, a este respecto, es necesaria
una observación de carácter general. Todas estas regiones son
suavemente accidentadas. Las anchas lomas y los vallados se
suceden sin alteración violenta de las líneas curvas, y las dife-
rencias de nivel — en toda la ancha faja que se extiende desde
la costa del Paraná hasta la titulada cordillera — no pasan de al-
gunas decenas de metros. No obstante, entre la cumbre de las
lomadas y el fondo de las hondonadas, la diferencia de tempera-
tura suele ser grande. En ciertas ocasiones he podido estable-
cer que la diferencia entre las temperaturas mínimas no bajaba
de un grado cada diez metros de elevación. No insistiré en este
fenómeno de interversión nocturna de la temperatura, pues
hasta la altura de algunos centenares de metros, es constante
en esta zona. Y aunque menos que en otras ocasiones, las par-
tes más altas fueron las más favorecidas. En cambio, la gran
mayoría de las poblaciones estando situada en las partes bajas,
cerca de las aguadas, es de estas partes que se tiene la mayoría
de los datos termométricos, mientras al respecto de las partes
altas, generalmente no queda sino el recurso de examinar el es-
tado dé las plantas.
367 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
De tal manera, mientras en las cumbres de las lomadas
más elevadas los efectos no fueron más intensos que sobre la
costa del Paraná, y mientras en las alturas de la Faja Serrana
se pudieron ver sitios más protejidos aún, en las hondonadas o
bajíos, el 95 7r de los árboles, y aun más, perdieron las hojas.
En ciertos puntos, a la costa de ciertos arroyos de esta jurisdición,
no aparecían sino tres especies de árboles con su follaje indem-
ne, de más de cien especies que constituían el bosque. Alguna
semana después de la catástrofe, la selva de todos los lugares
bajos o poco elevados presentaba el más extraño aspecto. Aba-
jo, una espesa camada de hojas secas cubriendo el suelo; arriba
un ramaje casi desnudo, como en el otoño de la zona templada;
y por todas partes la luz, como en el campo, el sol vivo donde
reinaba la sombra y aun la penumbra.
El adorno especial de nuestra selva, el que mayormente
contribuye a darle su aspecto tropical, la variadísima vegeta-
ción epífita y las lianas innumerables, casi habían desaparecido.
De los soberbios Philodendron sólo quedaban tristes colgajos de
grandes hojas muertas y peciolos putrescentes. De todas las
enredaderas días antes tan fres zas y tan variadas en su ele-
gante ropaje de todos los matices ~ ya no quedaban sino los
delgados tallos, desnudos y colgantes como el cordaje de los bar-
cos. Las Bromeliáceas epífitas, las cespitosas Aechmea, las
Biühergia ya cubiertas de fiores, los Macrochordion con su cilin-
drica espiga, las frescas y blandas Vrisea, los Canistrum,
habían visto transformarse en un terrón de hielo toda el agua
reunida en sus rosetas, mustias ya y heridas de muerte. Por fin,
casi todas las orquidáceas que, bellas o modestas, pero siempre
agraciadas, adornaban el tronco de tantos árboles, sólo ostenta-
ban hojas e inflorecencias secas, cuando no la putiMdez de sus
pseudo-bulbos. Quedando sólo algunos heléchos, pequeña mi-
noría resistente, entre los más cuyas frondes secas aún erguían
sus formas elegantes pero sin vida.
Los príncipes de la flora, las Palmeras, en todas partes se
distinguían por su robustez. Pero la elegante Euterpe, que con
tanta profusión adornaba los bosques de nuestra comarca, sólo
se salvó en algunos parajes favorecidos; en los demás, sólo que-
dan de ella, los innumerables estípites secos. La Acrocomia to-
tal y la Trithrinax hrasüiensis en muchas partes perdieron sus
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 368
hojas, y hubo parajes en que igual suerte tuvieron el Cocos ya-
tay y la más rústica de nuestras grandes Palmeras, el Cocos Ro-
manzoffiana.
Las regiones al Oriente del río Paraná como aparece del
del cuadro de temperaturas mínimas — sufrieron más aún. Ya
dije que la onda de frío de 1918, como la de 1917, nos vino del
Este o del ESE. Los valles del Yabebiry, del Piraíh, del Agua-
raíh-guasú y del Uruguaíh-guasú en el territorio de Misiones, y
sobre todo el del Ihguasú, fueron los canales naturales. Así
se explican las temperaturas apenas creíbles observadas en las
hondonadas de esos ríos, especialmente en Bonpland (Misiones)
y en la jurisdición de Foz do Iguassú (Brasil). En uno de los
puntos relativamente favorecidos de esas regiones. Puerto Agui-
rre, a fólo algunos centenares de metros del Paraná, se pudo
ver un arroyuelo casi completamente helado; y si bien esto su-
cedía en lugar algo descampado, obsérvase que allí la tempera-
tura no bajó de — 6,5; no causará por tanto sorpresa el saber
que tal fenómeno sucediera en otras localidades vecinas de la
jurisdición de Foz do Iguassú, donde el termómetro bajó a
nueve, diez y hasta trece grados bajo cero. Con lo que resultó
bien fundada la tradición guaraní que creíamos fantástica. Es-
ta última temperatura podría pasar por increíble si no existiera
el testimonio de las vides destruidas (1).
Puede uno pensar cual sería el estado de la selva después
de semejante temperatura. Sólo que allí la exageración del
fenómeno puso de manifiesto a otro fenómeno, que no resulta
menos sorprendente: y es la existe^icia de especies subtropicales
y aun tropicales, que resisten a tan bajas temperaturas. Pues
ni todos los árboles, ni todos los arbustos han muerto; muchos
perdieron sólo las hojas, otros ya se van reponiendo y algunos
resultaron indemnes. Este fenómeno tiene su importancia prác-
tica. Según los últimos autores que se ocuparon de la geogra-
fía física del globo, el clima del Paraguay central y estas regiones
(1) De las especies Vi'íís labrusca y Vitis vinifera; agregando que se
trata de tipos comunes y bien conocidos. Es sabido que estas especies no
mueren en Europa sino cuando el termómetro baja por lo menos a quince
grados bajo cero. Yo mismo, en e' Süd de Suiza, en el famoso invierno de
1879, pude comprobar en los viñedos de mis padres, que poruña temperatura
mínima de 13.3, ninguna de las numerosísimas variedades resultó perjudicada.
369 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
es clasificado como Tropical del tim chino (\). Ahora bien, es
sabido con qué interés en la zona templado-cálida se buscan las
especies resistentes que puedan comunicar un aspecto algo pa-
recido al tropical a los jardines y parques de esa zona. En la
lista que he publicado en mi último trabajo (2) ya se puede
ver buen número de plantas indígenas de alta resistencia. Pe-
ro muchas otras hay que presentan una resistencia igual y aun
mayor, cuyo límite sólo podría ser indicado mediante una ins-
pección minuciosa de las localidades más frías, lo que aún espe-
ro poder hacer.
Lo que precede se refiere a la selva y a los descampados
o rozados, huecos forestales o clairiéres producidos por el culti-
vo. En cuanto a los campos (sabanas) el censo era fácil de le-
vantar: en los del interior, tanto al Este como al Poniente, nin-
guna especie herbácea quedó con hoja verde. Con este motivo
los incendios de campo fueron de una intensidad destructora sin
igual, así como de una extensión muy grande, invadiendo en
muchas partes la selva y destruyendo muchísimos bosques aisla-
dos. Un incendio que tuvo lugar al NNW de nuestro observa-
torio, desde más de veinte leguas de distancia alumbraba duran-
te tres noches el cielo, y con la mayor intensidad. Recién los
últimos días de Julio algunos campos del interior empezaron a
verdear un poco (3).
Acción sobre los Animales. No fué menos desastrosa, ni
menos fértil de consecuencias, y se puede decir que fué más
impresionante aún, pues los animales no brotan de sus restos, y
(1) DE MARTONNE en (iGéographie Physique», etc.
(2) BERTONI: «Límite de Resistencia de las Plantas Tropicales y
Subtropicales a las Bajas Temperaturas)), en este mismo número de «ANA-
LES», pág. 331.
(3) En las praderas o pastoreos artificiales de la costa jiaraguaya al-
gunas Gramináceas se conservaron más o menos verdes. En Puerto Bertoni
el primer puesto en orden de resistencia lo ocupó una especie de Eragrostis,
buen forraje indígena que tengo por la especie interrupta y que, no obstante
las heladas, continuó floreciendo. Conservaron su verdura las especies Pas-
palum angustifolium, P. conjugatum y P. notatum; en but-na parte también
Chloris distichophylla, Eleusine indica, Panicum glutinosum y P. Bertonii; todas
estas especies indígenas son buenas forrajeras, menos la primera; creo por
tanto muy útil registrar sus nombres en tan rara ocasión.
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 370
unos meses después de los fríos, cuando los grandes calores ya
habían permitido al follaje — siquiera al de las plantas herbá-
ceas y trepadoras — cubrir en buena parte a los restos de las
víctimas vegetales, los animales aún seguían muriendo. La mor-
tandad fué producida primero por el frío directo, alguna semana
después por el hambre, pocos meses después por inanición, y
más tarde, siguieron muriendo muchos animales a consecuencia
de los malos alimentos que a falta habían ingerido.
En los parajes de la costa, entre los animales silvestres,
las víctimas de las heladas se contaron desde el día 10 de Julio
por centenares y por miles. El simpático mundo de las Aves
fué el que pagó el tributo más cruel. Por todas partes se en-
contraban pájaros muertos o moribundos. Los había de todas
clases; peor aún: los más caseros, los amigos del hombre, y los
más bellos eran los que parecían haber caído en mayor número.
Cosa parecida pasó con los Mamíferos; pero, escondidos éstos
en las mayores espesuras de la selva, sus restos no fueron vistos
sino después, y en mínima parte. El vacío que se produjo, la
desaparición notada poco a poco, fué lo que dio la medida de la
hecatombe.
No menos triste fué el espectáculo que se nos presentó
durante los días sucesivos. Era el arribo, del interior de las
tierras, de las pocas aves que habían podido sobrevivir. Venían
en busca de un ambiente menos cruel y de algún alimento. Las
fuertes heladas habían dejado todo el hinterland sin una fruta;
raros eran los granos en esa estación; los insectos se habían re-
fugiado en el suelo, en las grietas, en lo más oculto del bosque;
y los Indios defendían sus plantaciones y graneros como su vida.
La sola esperanza era la costa. Pero la costa estaba lejos y el
alimento faltaba. Venían por tanto las aves cansadas, exhaus-
tas, volando por breves trechos, de árbol en árbol, sembrando
el camino de pobres rezagadas que bajaban para dormir en la
maleza el último sueño. ¡ Y siguieron así llegando durante se-
manas!
Y después de tanto esfuerzo ¿ qué les reservaba la costa ?
Un alivio momentáneo, un último desengaño, y para las más,
una agonía más larga. Las poblaciones son aún muy pocas, las
cosechas ya almacenadas y casi agotadas, y los corazones muy
duros, indiferentes cuando menos, porque los hombres aún igno-
371 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N, 5
ran lo que es el animal. Nuestros naranjales estaban cubiertos
de frutos; pronto estubieron cubiertos de aves. Cada naranja
se la disputaban dos, cinco, diez hambrientos ¿ Con qué ánimo
defender aquéllo, con qué corazón oponerse ? Aquello era la-
mentable, conmovedor. Por un tácito acuerdo resolvimos aban-
donar toda fruta. Y siguió siendo ésta disputada ansiosamente
por un enjambre ensordecedor, una hormiguera en los aires. Pero
había muchas aves que ya no gritaban ni disputaban: eran las
más exhaustas, condenadas a presenciar el ageno festín que
apuraba su doble agonía. Y el número de aves ya disminuía,
no obstante la ganga del momento; disminuía rápidamente, por-
que aquello era muy poco para tanto hambriento. En dos se-
manas no quedó más fruta ni grano.
Los pobres animales que aún tenían fuerza andaban como
locos de palo en palo, desesperados; los demás miraban triste-
mente como si vieran la muerte que venía. Fué entonces que
mis hijos apiadados echaron mano de un último recurso. Ha-
cían harina de maíz, y con miel de caña y un poco de agua, com-
ponían una sopa muy nutritiva. Todas las aves que aún queda-
ban, comían con ansia esa mezcla, como un alimento universal
que todas podían asimilar. Espectáculo extraño y conmovedor
a la vez, era el ver las especies más diferentes y a veces enemi-
gas, reunidas por grupos heterogéneos de centenares, sobre los
arbustos deshojados más vecinos, olvidando toda enemistad y
todo miedo, al alcance de la mano, echarse por turno sobre las
vasijas continuamente rellenadas del codiciado alimento. Tanto
más, cuando en esa algazara, en esa ansiosa y desordenada com-
petición, cada individuo buscaba la salvación de su vida sin
atentar a la vida de otros (1).
Aquello era capaz de liquidar con cuanto depósito y gra-
nero. Pero mientras tanto los calores volvían, de día en día 1*
(1) Una observación psico-biológica: En esa ocasión tan rara co-
mo propicia, tuve que convencerme de que, aun en los casos extremos como
ese, el struggle for life no asume generalmente entre los animales el aspec-
to feroz, ni la tenacidad, ni la forma odiosamente egoísta que los hombres
suelen suponer. Salvos casos excepcionales — y seguramente los hay— el
animal, en la lucha por la vida, lo que busca es su parte, su lugar en el fes-
tín, no el aniquilamiento del competidor. Lucha más bien por adelantarse,
que por cortar el camino a otro. Mira más bien adelante que lateralmente.
Aun cuando arrebata la presa a otro más débil, su acción parece determinada
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 372
naturaleza se reanimaba, la brotación se hacía intensa y los in-
sectos abandonaban sus guaridas. Y nuestros protejidos empe-
zaron el desbande. Era un alivio; pero nos dejó algo tristes.
El silencio que sucediera a tamaña algarabía nos pareció algo
ingrato. Pero la libertad es un bien tan grande, para los anima-
les como para el hombre, que los unos como los otros la prefieren
al mejor alimento.
La adaptación momentánea de numerosas especies de aves
a ciertos alimentos seguramente excluidos de su régimen nor-
mal, fué otro fenómeno curioso observado en esa ocasión. Va-
rias especies de aves frugívoras, granívoras y aun insectívoras,
obligadas por el hambre, comieron los brotes tiernos de varias
especies de plantas. ¿ Fué verdadera adaptación ? En ciertos
casos seguramente lo fué; pero la mortalidad elevada de los
meses siguientes parece comprobar que no hubo siempre tole-
rancia. Ciertas especies como el Ramio ~ Boehmeria nivea —
(1) eran muy buscadas y seguramiente bien recibidas por el
exclusivamente por el anhelo a la presa, y no por odio a su posesor. Es
más bien un esfuerzo que una lucha. La lucha es con la naturaleza, no con
el que lucha como él por el mismo fin. Interpretada de esta manera, la célebre
frase de Darwin debiera ser traducida por esfuerzo por la vida, versión que
ha sido propuesta por algunos de los biólogos que— a mi entender — llegaron
a la más exacta interpretación de la teoría darwiniana.
La inteligencia- -y principalmente el espíritu de previsión — hace que la
lucha se vuelva más áspera, porque un animal puede ver en otro el futuro
competidor. Pero la enemistad de especie a especie, o de grupo a grupo -
si se puede llamar tal no se desarrolla generalmente sino en la ocasión de
la competición. Acaso sea el humano el solo género que ha hecho de la
enemistad una pasión permanente y puesto en los actos de la enemistad una
larga premeditación. Lo que prueba una vez más que el desarrollo de la'in-
teligencia — como ninguna otra cosa buena en el mundo no deja de pre-
sentar algún inconveniente, siquiera menor o temporario.
En esa memorable ocasión, nunca he visto a ninguna especie (ni gru-
po de individuos) luchar o pelear por eliminar completamente a los compe-
tidores, echándolos del lugar, como hubiera seguramente sucedido entre na-
ciones humanas. Y eso que había especies diferentísimas. Las disputas,
o los pequeños combates, eran individuales y muy breves; no tenían eviden-
temente otro objeto que el de ocupar un lugar en la mesa común. Cada uno
luchaba por su derecho a vivir, no por quitar permanentemente a otro ese
derecho.
(1) El Ramio según numerosos ensayos de nuestra Estación — es
una excelente planta forrajera y resulta ser una de las pocas especies consu-
madas y apetecidas por todos los animales domésticos, pues la buscan con
avidez las aves de corral.
373 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
organismo de varias aves. Igualmente notóse que ciertas flores
eran aprovechadas por las aves. Puedo indicar muy especial-
mente las de los géneros Erythrina y Abutilón. Aunque menos,
vióse comer flores de Naranjo Dulce y otras especies de Citrus,
principalmente los estambres y el estilo.
Los peces de los afluentes del Paraná también sufrieron
macha mortandad. En algunos arroyos, como el Pirá-píhtá-íh,
el Yhtutí y el Yhroíh-guasú — que recorren una zona conocida
por sus fuertes heladas — en 1917 ya se había visto morir de
frío la mayor parte de los peces. En 1918 el fenómeno fué más
general. Se puede admitir que la temperatura de los pequeños
cursos de agua pudo bajar hasta cerca de cinco grados sobre
cero. Semejante temperatura ya representa una diferencia de
15 grados de la normal o mediana anual, diferencia enorme.
Pero creo deber agregar a ésto que la temperatura de + 4,0 in-
dica también el punto en que la densidad del agua alcanza a su
máximum. De resultas, esos arroyos estuvieron por momentos
densamente sembrados de peces que boyaban, muchos muertos
o moribundos, otros endurecidos por el fiío, medio asñxiados e
incapaces de zambullir. De estos últimos, muchos revivían al-
canzando al río Paraná, allá donde las cascadas verticales no
eran tan altas como para ultimarlos.
Pa7'a la Zoogeografía estos hechos revisten especial impor-
tancia, pues concurren a explicar otros hechos no menos sor-
prendentes. Uno de estos últimos es la gran diferencia entre
la fauna ictiológica del río Alto Paraná Medio y la de s'us
afluentes. Las especies que viven en estos últimos, son gene-
ralmente distintas de las del gran río y son muchísimo menos
numerosas. Tales diferencias son tan profundas que constituyen
un verdadero contraste. Para algunos afluentes la altura de
los saltos puede servir de explicación parcial. Pero el hecho es
general, y por tanto, es mejor y más completamente explicado
por la enorme diferencia entre la temperatura del río y la de sus
afluentes y por la acción de las mínimas seculares sobre estos
últimos.
Sobre los mamíferos, la acción inmediata de los fríos no
podía ser tan desastrosa, pues estos animales pueden guarecerse
mejor, en las cuevas, en los te'oncos huecos, en el suelo y de va-
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 374
ríos modos. No obstante - en las localidades más azotadas
muchos murieron de frío. En el interior de Puerto Bertoni,
hubo monos {Cebiis fatuelhs yar.) que así murieron. Al
oriente del río, con más razón, el frío —que allá fué mayor
debe haberles costado la vida a muchos monos de esas regiones,
el Cebus vellerosiis hacia el Ihguasú, el Cehus cirrifer más al
Sud.
En estas últimas regiones, hemos comprobado el hecho
de haberse muerto mboreví o antas {Tapiriis terrestris) por
el efecto directo de las heladas. Quizá la misma causa no haya
terminado con los raros aó-aó de Misiones {Bradijpus tridactylus) .
Y estas no fueron las solas especies que pagaron inmediato tri-
buto, ni con mucho.
VII CONSECUENCIAS c7»4EDIATAS
A la hecatombe debida al efecto directo de las heladas
del 8-12 de Julio, suceder debía otra mortandad - en ciertos ca-
sos mayor debida a las consecuencias indirectas de los fríos.
En el estudio anteriormente insertado (1) ya dejé consignado
como en buen número de plantas ofendidas poruña congelación
parcial — aunque ésta sea limitada y tal que la planta aparente-
mente pueda reponerse en poco tiempo — se produce una espe-
cie de gangrena progresiva muy peli grosa. Pues esta gangrena
— ya por sí sola, ya complicada por la concurrencia de hongos
saprófilos — sigue agravándose durante meses, y descendiendo
gradualmente, puede llegar hasta el cuello de la raíz, y aun a
las mismas raíces, causando la muerte. No volveré por tanto so-
bre este asunto. Baste decir que — concurriendo circunstancias
favorables a ese desarrollo, como ser la humedad, el calor y ¡a
falta de luz — en varias especies arbóreas o arbustivas la muer-
te aún puede producirse al año y hasta a los 15 meses, como en el
Café {Coffea arábica), en el Caucho de Assam (Ficus elástica),
ciertos Ficus indígenas, y Castilla elástica.
Pero — como ya advertí — para los animales las conse-
cuencias mediatas fueron mucho más graves. Después de la
(1) BERTONI: «Límites de Resistencia de las plantas Tropicales y
Subtropicales a las Bajas Temperaturas» p. 389, 340, 343.
375 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
muerte violenta por el frío, vino la muerte bastante rápida por
el hambre, pues el frío había destruido casi todo el alimento
vegetal y ahuyentado a los insectos. Mas tarde fué la muerte
lenta por inanición, la alimentación siendo para muchos animales
de todo punto insuficiente. Por fin, la muerte por enfermeda-
des causada por la naturaleza de los alimentos inusitados sobre
los cuales el animal hambriento se echaba. A este respecto
conceptúo más rápido y claro extraer los datos correspondientes
de mi Formulario de Observaciones Meteorológicas, sección
Bioclimatológica.
EFECTOS SUBSECUENTES SOBRE LOS ANIMALES
AGOSTO — Primera década: continúa enorme mortandad de animales, e.s-
pecialmente Aves. Ya aparecen mosquitos Siroulium.
II Década: invasión de ratas del monte (Dactylomysamblyo-
nyx y otras) : atacan los depósitos de granos. Otros Roedores
atacan a ios rizomas de los Bananos; otros a la corteza de
varios árboles indígenas.
III Década: La mortandad de Mamíferos es ahora m.ás
grande que nunca. Por todas partes se encuentran cadáveres.
En las cercanías encontráronse Hormigueros (TamaQdua
tetradactyla) muertos, pues parece que no hay más ni hor-
migas. Arriba del Salto de Ihguasú mi hijo Rhetus encuen-
tra muertos varios Tapiros (Tapirus terrestris). Disminu-
ye la mortandad de Aves; éstas comen brotes tiernos, ver-
duras, flores con néctar y ya tienen la primera fruta indígena
que madura, la BasaQacantha spioosa. Muy pocos Insectos;
pero aumentan los mosquitos Simúlidos y Culícidos.
SEPTIEMBRE. I Década. Continúa mortandad, ahora por inanición. Los
Monos (Cebus) que ya no han muerto no pueden subir más a
los árboles; van arrastrándose extenuados por el suelo, donde
son fácil presa de los perros y carnívoros silvestres; al en-
contrarlos, lloran y no disparan.
II Década: la mortandad disminuye para algunos grupos de
animales. Aparecen los primeros Ofidios. Los rarísimos Pi-
caflores supérstites ya tienen varias flores, como Tabaco,
Petunia, Aloe vera, Dickia spp.
OCTUBRE I Década: aún mueren algunos Mamíferos y Aves de inani-
ción. Nunca se vio tan grande escasez de Insectos, y la cre-
encia que los fríos los mata parece plenamente confirmada.
No obstante hay bastante orugas.
II Década: Aparecen bastante numerosas especies de Insectos.
NOVIEMBRE I Década: Gran desilusión al respecto de los Insectos; apare-
cen muchísimos, rápidamente, en todas partes. Numerosísi-
mos los Lepidópteros nocturnos, las Orugas, los Áfidos, los
BERTONl: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918
376
Tábanos y las Uras (Hypoderma horoinis). Invasión ex-
cepcional de Piques y Pulgas. Regular cantidad de nnosquitos.
II Década: Se encuentran muchas Aves y aun Mamíferos
enfermos; algunos muertos. Continúa la invasión de Insectos,
principalmente de los más perjudiciales; una invasión de Oru-
gas devora los mandiocales; ninguna fruta se escapa, toda es
picada de insectos y se agusana.
III Década. Mamíferos y Aves: el estado tiende a normali-
zarse. Va habiendo gran concentración de animales de la
Faja Interior sobre el Litoral. Algunos enfermos. Casi todos
muy flacos.
DICIEMBRE. I Década: Aumenta la invasión de Orugas (larvas de Lepi-
dópteros) que destruye los mandiocales; es de varias especies
a la vez. No se salva una fruta — madura o verde de los
Gusanos (larvas de Dípteros). Los Áfidos son tan numerosos,
que atacan hasta el Maíz. Las Uras (Derrr)atobia spp) nunca
han sido más numerosas; casi ningún animal se escapa. Mu-
chos Mbarigwí (SimuHum spp). Al contrario, hay pocas
Avispa (Vespidae), no obstan ser la estación favorable; algu-
nas especies parecen haber desaparecido completamente. Bas-
tante Zancudos (Culicidae). Pocos Saurios.
III Década: La vida de los Mamíferos parece normalizarse.
Las Aves siguen siendo muy pocas, salvo en algún paraje
cultivado de la costa; las Insectívoras son las que menos se
ven; solamente Loros (Psittaciformes) hay regular cantidad.
Continúa la invasión de Insectos iniciada durante Octubre.
El producto de los árboles frutales es completamente destruido.
Salvo la plaga de los Dípteros (Uras y Moscas) no hubo en
estos meses epizootias.
Disminuye la invasión de Insectos, casi en todos los órdenes
a la vez, menos los Estridos (entre los que más nos interesan).
Aparecen varios Reptiles, no muy numerosos, y menos los
Ofidios
La vida de los Mamíferos parece normalizada, salvo el núme-
ro. Casi lo mismo puede decirse de las Aves. Hay ahora mu-
chas Avispas (como normalmente en Noviembre ). muchos
Cóccidos (especialmente Cl)ionasp¡s citri) y mucho Tetrani-
chus telarius.
Epizootias: fiebre aftosa y cólera de las gallinas.
Desaparecen casi los Estridos (Uras) y los Mosquitos de todas
clases (Culícidos y Simúlidos) . Invasión de Ccmiostoroa
coffeella y de Diabrótica.
En general — y dentro de la escasez numérica la vida ani-
mal puede considerarse como normalizada.
ENERO 1919
FEBRERO
MARZO
ABRIL
VII CONSECUENCIAS DURABLES
ter
Los efectos que acabo de enumerar no son todos de carao-
pasajero. Hay modificaciones en la flora y la fauna que
377 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
persistirán durante mucho tiempo y no desaparecerán, en ciertos
casos, sino al cabo de algunos decenios. Ciertas industrias hu-
manas como la agricultura y la horticultura — con razón o sin ella
— podrán ser también más o menos afectadas. Se trata por
tanto de consecuencias de orden natural y práctico de indiscuti-
ble importancias.
Tenemos por ahora una modificación profunda de la pobla-
ción animal, en lo referente a animales superiores. La población
total está reducida de una manera sorprendente. En el interior de
estas regiones la disminución es más notable aún; la vida animal
parece concentrarse en torno de los poblados y cultivo?, los que,
relativamente a la extensión superficial, son muy poca cosa.
Hay más. En todas las principales clases de animales, inclusi-
ve los Insectos, hay cierto número de especies que parecen ha-
berse extinguido. Yo pienso que en realidad ninguna ha desapa-
recido completamente. Acá o acullá, algunas parejas se habrán
salvado, aprovechando condiciones excepcionales. Hemos visto^
efectivamente, que hubo lugares — si bien muy pocos y bastante
limitados — donde apenas hubo una débil congelación, o no hu-
bo ninguna, pues en esos lugares, cualquier abrigo natural o un
bosque tupido bastó para que el hielo no pudiera producirse. Pero
¿ cuanto tiempo se necesitará para que la especie vuelva a ad-
quirir la importancia numérica que le correspondía en el equili-
brio de los seres ?
Imposible prever todas las complicaciones de la más
simple ruptura de equilibrio. Y cuando la ruptura es general,
no es siquiera posible enumerar todas las consecuencias después
de producidas. Pero, prácticamente, estamos viendo algunas de
mucha importancia.
Entre ellas, la del desequilibrio Aves-Insectos. Las aves in-
sectívoras son las que perecieron en mayor número y proporción.
No era de extrañar, habiéndose ocultado tan completamente los
insectos en los meses de Agosto y Septiembre. Pero la muerte de
tantas aves insectívoras trajo como consecuencia natural la calami-
tosa invasión de insectos de Octubre a Enero. Desgraciadamente,
varias de estas aves cuentan entre las especies que parecen extin-
guidas. Como consecuencia lógica, varias especies de insectos, y
entre ellas algunas de las más perjudiciales a las plantas continúan
BERTON!: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 378
muy numerosas devastando nuestros sembrados; y nadie puede
decir cuanto tiempo llevará antes que haya aves suficientes para
dar cuenta de tales plagas. Al respecto de esta importante cues-
tión, los hechos me obligan a llamar la atención sobre los incon-
venientes prácticos de la exageración de cierta teoría, defendida
principalmente por uno de los más conocidos entomólogos.
Aludo a lo que me atrevo a llamar el error de Berlese. El
grande entomólogo y biólogo italiano ha contribuido como pocos
al estudio de los insectos, en sus relaciones entre ellos y de ellos
con las plantas, así como para dejar bien establecida la existen-
cia de numerosas especies de notable utilidad para el hombre,
pues éstas atacan, como parásitos o como enemigos, a gran nú-
mero de infectos nocivos, deteniendo la multiplicación de éstos
dentro de los límites que convienen al equilibrio general y per-
miten el desarrollo de nuestras industrias. Empero, pagando
él también, no obstante su elevación, el tributo a esa mayor o
menor exageración del amor a la especialidad libremente esco-
gida, a la que no parece escapar ningún especialista, llegó a
atribuir casi exclusivamente a los insectos útiles el control de los
nocivos, negando a las aves el gran papel que desempeñan en la
destrucción de estas plagas, o pretendiendo reducirlo a cosa muy
secundaria. Los pájaros, dijo él, son muy dignos de la simpatía
de los hombres desde otros puntos de vista; pero el gran papel
que se les atribuye en la persecución a lo insectos nocivos, lo
deserrtpeññn en realidad los numerosísimos insectos útiles. Esta
idea, emitida y sostenida por tan alta autoridad científica en
un país donde hábitos destructivos inveterados y creencias vul-
gares erróneas hacían muy difícil el establecimiento de una
eficaz protección a las aves útiles, no pudo sino retardar la pro-
mulgación de leyes adecuadas, y ahora todavía, me figuro que
debe aum.entar los obstáculos al fiel complimiento de las que se
dictaran .
Y en nuestros países sudamericanos — donde ni leyes te-
nemos al respecto, o si las tenemos, carecen más o menos de
eficacia, ya por su imperfección, ya por defectuosa aplicación
— importa mucho corregir ese error tanto más grave por haber
tenido tan alto defensor. Felizmente, podemos impugnarlo sin
ser tachados de pretensiosos, pues fué mera casualidad la que
nos permitió sacar provecho de una ocasión tan rara. Efectiva-
379 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. H. 5
mente, en esta memorable ocasión, todos pudimos presenciar y
seguir fase por fase los cambios de equilibrio sucesivos produci-
dos por la catástrofe térmica de 1918, y todos tuvimos que pa-
decer las consecuencias de esos desequilibrios, consecuencias
que en buena parte permanecen aún, y en parte persistirán
todavía por mucho tiempo.
Los grandes fríos obligaron a los Insectos y Arácnidos a
ocultarse, o detuvieron su evolución, durante dos o tres meses.
Consecuencia inmediata: las aves Insectívoras que no habían
muerto de frío, murieron de hambre o de inanición, Y cuando los
insectos reaparecieron, o se metamorf osaron, o sus huevos na-
cieron, la falta de aquellas aves hizo que los insectos se volvie-
sen plaga, junto con las Arañas, las que se multiplicaron con tal
profusión, que en el país nunca se había visto cosa algo parecida.
(1). Naturalmente, las pocas aves insectívoras supérstites se
regalaron a boca llena, influyendo esto en su procreación. Esto
produjo una disminución de la plaga de los insectos. Pero esta-
mos recién a fines del invierno, no siendo fácil prejuzgar del
verano.
Por otro lado, numerosas especies nocivas continuaron
sus estragos durante este invierno. Así por ejemplo, presen-
ciamos actualmente una invasión de Hormigas pertenecientes al
género Atta, seis o siete especies de Cortaderas {Ihsaú y Akeké)
que aparecen por todas partes, con grave perjuicio para la
agricultura y la horticultura. La Diabrótica speciosa conti-
nuó tan numerosa durante el invierno, que no obstante las varias
resiembras, nos ha dejado casi sin hortaliza; y su hermana la Z).
vittata devoró casi completamente las siembras invernales de
Cucurbitáceas, así como las plantas de esta familia nacidas subs-
pontáneas al principio del invierno. Abundaron también varios
Curculiónidos, y por fin, aparecieron tantas plagas nuevas, que
pocas . fueron las plantas cultivadas que no sufrieran ataques.
(1) La invasión de Arañas fué tan grande, que en las selvas, como
en las plantaciones y caminos, era en extremo molesto el andar, detenidos li-
teralmente a cada paso por las telarañas. Durante este invierno (de 1919)
la invasión disminuyó mucho; pero no sabemos como será el verano. En
cambio los minúsculos Acáridos salvo Tetraoycfjus telarius que abund»
aun en tiempos normales no fueron muy numerosos, pues su control no lo
ejercen los pájaros.
BERTONl: LA TEMPERATURA mínima SECULAR DE 1918 380
Y ahora, lo abundante que es la población de Mariposas durante
este invierno, hace presagiar una nueva invasión de Orugas
para el verano (1).
Por cierto, ninguno piensa en negar la importancia que
tienen muchos insectos en el control y persecución de numerosas
especies de insectos nocivos. Es evidente también que en la
defensa natural contra la excesiva multiplicación de varios gru-
pos de insectos, las aves no toman parte, o muy secundaria,
correspondiendo esa defensa a los insectos útiles, más o menos
exclusivamente. Pero — por más que sean numerosos estos ca-
sos, y realmente notables los resultados prácticos (2) obtenidos
favoreciendo artificialmente ese fenómeno natural no será
posible sostener con suficiente argumento que tal misión provi-
dencial pertenezca exclusiva o esencialmente a los insectos. La
parte que tienen en eso las aves resulta evidente, y ocasiones
como la que relato parecen además indicar que si no es prepon-
derante, muy cerca está de serlo.
Al respecto de los animales domésticos, dos observaciones creo
dignas de ser registradas. La primera es la resistencia a los
fríos de las razas criollas en general, resistencia evidentemente
superior a la de las razas europeas. La vida al aire libre duran-
te todo el año — la selección natural que elimina los individuos
no resistentes — el hábito de resistir noches rigurosas en campo
abierto (3) — los rayos solares generalmente bastante vivos du-
(1) Un caso especial lo presentó el Anastrepha fratercuius, mos-
ca muy común de nuestros frutales. La destrucción de toda fruta por el frío
y por las aves, hizo que este díptero durante meses no encontrase más fruta
en qué poner sus huevos y continuar su habitual paso de especie a especie
hasta la madurez de las naranjas. Como resultado, éstas quedaron casi
completamente libres de tal insecto y la producción de 1919 fué muy abundante.
(2) Algunos de tales resultados constituyen verdaderos triunfos, como
el que se está obteniendo en estos momentos, verbigracia, mediante la Pros-
paitella Berlesei. Agrego quede los Cóccidos no se notó verdadera inva-
sión, aparte el Chionaspis citri. el cual ya está reducido a la proporción
normal.
(3) En los campos o sabanas del Sud del Brasil y Paraguay — en años
normales — se notan siempre varias noches de helada. En el Sud de Mato
Grosso igualmente. A este respecto hay ciertas regiones que son asombrosas.
Por ejemplo, en los campos del valle del Alto Iguassú, en el estado de Paraná,
381 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N, 5
rante las épocas frías — son causas que explican tal resistencia.
A principios de Julio muchas vacas ya habían parido. En las
sabanas, o grandes campos sin bosques, buen número de terne-
ros murió, lo cual no extrañará, pues éstos tenían pocas sema-
nas o pocos días de edad. Pero en los bosques, aun allá donde
la temperatura bajó a algunos grados bajo cero, los terneros
resistieron.
Y como no hay mal que por bien no venga, los bovinos y
los caballares engordaron notablemente a consecuencia de esos
fríos. Tal como suena. En estos países ya se sabía que las
hojas de ciertos árboles indígenas constituyen un excelente fo-
rraje. Pero se ignoraba que la gran mayoría de las especies de
árboles presenta esta utilidad. Los fríos deshojaron a la casi
totalidad; las hojas secas formaban una camada espesa en la
que todas estaban me^jlaias. Pues los animiles — los bovinos
principalmente — con tanta fruición comieron de esas hojas, que
en algunas semanas llegaron aun estado de gordura nunca visto
en estos parajes en animal libre. Seguramente ciertas especies
son preferidas (1) ; pero el número de las aceptadas es elevadí-
simo, siendo probable que en el estado seco dicho número sea
mayor que en el estado verde.
La ocasión ha demostrado con la mayor evidencia el alto
valor de las hojas de árboles como forraje. Ahora falta que se sepa
sacar provecho de la lección. El ramoneo, o sea la práctica de
juntar ramillas con hojas de los árboles más pastables — prácti-
ca vulgar en Suiza, Baviera, Austria, Alta Italia, etc, — debe
ser adoptada en nuestras regiones forestales, y no dudo de que
en el porvenir llegue a ser corriente.
¿ Causaron los fríos modificocicnes permanentee en la flora ?
Aparentemente, sí. El aspecto general de la vegetación ha
se observa frecuentemente mayor número de noches de congelación que en los
campos de Montevideo. Lo mismo \ asa con los campos del extremo Sud del Pa-
raguay. En cuanto a los de la provincia de Corrientes y del Sud del territo-
rio argentino de Misiones, el total de noches de congelación alcanza a un pro-
medio anual de por lómenos el doble del total que indica MORANDI 'doce)
como promedio de la región de Montevideo.
[1] Verbrigracia, las pertenecientes a los géneros Sorocea, Bastar-
diopsis, Alchornea, ChIorophora. Trema, Ficus, Campomanesia, Cas-
sia, Erythrina. Heliocarpus, Psidium, Inga, y ciertas espacies como el
Solanum granuloleprosum.
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 382
cambiado, más o menos en todas partes, en varios parajes pro-
fundamente. Se comprende fácilmente que de todas las espe-
cies indígenas que perecieron más o menos completamente, han
quedado plantitas escondidas en la male7a somonte, o cuando
menos semilla guardada por la naturaleza en ese medio con-
servador admirable constituido por la capa superficial del suelo
y los detritus vegetales que lo cubren. Creo por tanto que la
composición ñorística no ha cambiado. Pero, temporariamente,
las proporciones de las sendas especies en el censo de la pobla-
ción vegetal han padecido cambios tan notables, que en muchí-
simas localidades modificaron el paisaje. Ciertamente los efec-
tos de esta grave perturbación irán borrándose poco a poco.
Empero, el antiguo aspecto no volverá sino dentro de algunos
años en los parajes medianamente castigados, y en los más
azotados, solamente dentro de algunos decenios. Sólo en ciertos
puntos privilegiados será posible admirar — durante esos lapsos
de tiempo — el aspecto que era general antes de la dura prueba,
en las diferentes formaciones forestales. El Palm.etum Euter-
pes. por ejemplo — la más elegante y la más típica de nuestras
formaciones — no llevará menos de veinte años para reconstitu-
irse allá donde se perdió, es decir, casi en todas partes. La
Sylva Amnícola — no obstante haber tenido que soportar las
temperaturas más bajas — se reconstituirá en muy pocos años,
gracias principalmente a la resistencia absoluta de los frondosos
y alegres Symplocos y la no menor resistencia de las Rapanea y
de varias Mirtáceas. Pero el Ficetum — alta formación de gi-
gantescos Ficus, corpulentos Heliocarpus y frondosas Guarea
vagamente gregales — ijo exigirá menos de veinte años, y en
algunas partes más de cuarenta, antes de recuperar su prístino
aspecto, y aun con eso, carecerá todavía de los gigantes hoy
muertos.
VIII DETERMINACIÓN DE NUESTRO CLIMA
Hubo cierta discusión sobre si se debía considerar al clima
del Paraguay como tropical, o menos. Los últimos años, parti-
cularmente fríos, vinieron a dar cierta fuerza a la opinión ne-
383 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 5
gativa, la que anteriormente no era sino la de pocos. El invi-
erno de 1918 ha sembrado mucho desaliento entre los cultivadores
o aclimatadores de plantas tropicales. Los colonos — siendo
extranjeros y en parte inmigrados desde poco tiempo — no se
dan cuenta fácilmente de lo excepcional que fué ese invierno.
Y la mayor parte de los hijos del país no se da tampoco cuenta
de eso cabalmente, pues casi todos seguramente ignoran que se
trata de una mínima secular. La cuestión tiene por tanto una
importancia práctica evidente. De su solución depende en par-
te la orientación que se dará a la agricultura en el Paraguay y
regiones colindantes.
La cuestión es compleja y siento que no sea este el lugar
para entrar en todos los detalles (1). Pero es necesario demos-
trar que — en todo caso — el iyivierno de 1918 no constituye de
ninguna manera la prueba negativa que algunos creen haber
encontrado.
A los entendidos de Climatología no necesito recordar qu?
los Trópicos, ni otro paralelo, ni otra línea astronómica tiene va-
lor en la determinación de un clima o en la delimitación de
una zona climatérica. El límite de la zona tropical en el He-
misferio Sud, por ejemplo. — y cualquiera sea la base principal
que se adopte para trazarlo es una línea muy irregular, si-
nuosísima, con largos trechos de norte a sud y viceversa, pasan-
de caprichosamente al sud o al norte del Trópico, a merced de
las corrientes marinas, de los accidentes orográficos y de los
centros habituales de alta y baja presión, que son las causas
esenciales que lo hacen desviar. Digo esto porque entre legos
muchos son los que tienen por límite al mismo Trópico, confun-
diendo la zona climatérica — la que interesa prácticamente —
con la astronómica. Ya no habría cuestión posible, pues basta-
ría consultar un mapa; sería muy sencillo, casi infantil. Des-
graciadamente la naturaleza nada quiere saber de las rígidas
líneas entre las cuales pretendiéramos encerrarla. En ella, por
regla general, todo fenómeno responde a varios factores, y
cuando un asunto toca á la biología, los factores suelen ser lo
[1] Véase el artículo siguiente: «Los Cultivos Tropicales y la Orien-
tación de la Agricultura Paraguaya».
BERTONI: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 384
más numercsos.
Por eso es norma fundamental que ningún ser, ni objeto,
ni fenómeno biológico puede ser determinado sin tener en cuen-
ta todos sus caracteres. Toda clasificación, de cualquier grupo
que fuera, hecha sobre un carácter sólo — por más importante
que este fuera — resultó artificial, abandonada o conservada
sólo a falta de mejor cosa. Así, en el caso presente, la adopción
de la temperatura mínima como argumento para deslindar la
zona tropical llevaría a lo absurdo, pues excluiría de esta zona
grandes regiones indiscutiblemente tropicales, para incluir países
templados donde es imposible todo cultivo tropical.
¿ Dehe ser considerado como tropical el clima de todo el
Paraguay ? Sí, si se tiene por límite la línea isotérmica de 20
grados de temperatura anual, promedio de las 24 horas, en cuanto
la humedad relativa mediana no baje del 70 '7f de saturación (1).
No, si se adopta el isoterma de 21 o 22 grados — como ciertos
autores proponen. Hay en esto una duda aún . Esta duda se
puede resolver particularmente para el Paraguay y países limí-
trofes teniendo en cuenta las diferencias de humedad; pues una
región que tiene 20.0 de temperatura media y 85 o 90 % de
humedad media admite mayor número de cultivos tropicales,
que no otra región que tuviese 22.0 de temperatura y sólo el
70 % de humedad. No obstante — por cortar la cuestión de una
manera más práctica y al alcance de todos — se puede admitir
que el clima de la Región del Sud del Paraguay, del territorio
argentino de Misiones y del Oriente del estado de Paraná (este
último país con excepción de una estrecha faja litoral) sea sub-
tropical. Es verdad que — no siendo la subtropical una zona
verdadera, sino una faja intermedia, sin contar lo vago y multi-
forme que es — queda aún abierta la cuestión de saber a cual
de las zonas clásica se debe agregar, si la templada o la tropical.
Pero es esta una cuestión meramente teórica y por tanto sin
importancia en este debate.
[1] Adopté estábase en varias publicaciones y en mis dictados de Me-
teorología y de Agricultura Especial en la Escuela Nacional de Agricultura.
Se entiende también que esta temperatura debe ser tomada en abierta cam-
ña; en realidad corresponde a 21 o 22 grados de la mayor parte de las estacio-
nes meteorológicas en los pueblos o en casillas cerradas.
385 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 5
Todos los demás caracteres del clima del Paraguay son tropicales:
La temperatura media va, según las regiones, de 20 a 24 5
grados, lo cual cualquiera que sea la base que se adopte — in-
cluye la mayor parte del Paraguay en la zona tropical.
Con más razón lleva a esta conclusión la temperatura
del, suelo.
La temperatura de los grandes ríos es de las más elevadas
que se observan entre los trópicos.
La tensión del vapor — entre 18 y 20 de mediana anual
— es superior a la de una buena parte de los países indiscutible-
mente tropicales.
La humedad relativa es superior a la de la mitad de los
países tropicales, y la de las regiones del Alto Paraná es una de
las más altas del mundo.
El barómetro varía según las reglas especiales de la zona
tropical.
Nos encontramos en plena zona de las calmas tropicales,
cuyo es el régimen de los vientos. La calma nocturna es típica.
Las lluvias son típicamente tropicales en su manera de
producirse, intensidad, etc.
El 90 'k de ellas viene acompañado de descargas eléctri-
cas, proporción rara; el 95 'k en el Alto Paraná, proporción
rarísima.
Lo raro que es el granizo, la abundancia extrema del rocío
y los hidrometéoros todos, fornecen otros tantos puntos caracte-
rísticos.
La temperatura de los rayos solares ha alcanzado el punto
más alto observado hasta ahora en la zona tropical, con 78.0 en
Posadas, 78.3 en Asunción. 80.5 en Puerto Bertoni y 82.5 en
Yaguarasapá.
La diafanidad de la atmósfera es de las más altas de la
zona tropical.
La proporción de ácido carbónico y la de amoniaco son de
las que se observan en dicha zona.
La actividad de las combustiones orgánicas no es menos
típica.
Por fin — pasando por alto varios otros argumentos — sólo
tenemos dos estaciones, pues en general, el paso de invierno a
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 386
verano y de verano a invierno sucede en pocos días (1).
¿ Qué puede determinar un solo carácter negativo (aun
cuando fuera exclusivo de estas regiones) , el de la temperatura
mínima, contra veinte, contra todos los demás ? No resta la
menor duda; el clima del Paraguay, salvo el de su parte meridio-
nal extrema, debe ser considerado como tropical.
Por eso la naturaleza orgánica lo proclama por todas sus
voces, de la flora, de la fauna, de todas las manifestaciones de
la vida y hasta en las causas de dolencia y de muerte (2). Pues
en el conjunto la fauna y la flora son tropicales. El invierno de
1918 — lejos de refutar esta conclusión — la confirmó claramen-
te. Efectivamente, ha permitido consignar los hechos siguientes:
1° El conjunto de las plantas indígenas fué — cuando
menos — tan perjudicado como el conjunto de las plantas culti-
vadas indiscutiblemente tropicales, como resulta claramente de
las listas que acabamos de publicar (3).
2° Todas las plantas leñosas subtropicales cultivadas en
Puerto Bertoni salieron completamente indemnes, como igual-
mente puede verse en la citada lista Í4),
Ahora bien, es muy evidente que si la flora leñosa indí-
gena de estas regiones fuese subtropical, debía padecer muchí-
simo menos que las especies cultivadas tropicales; mientras
sufrió igualmente, cuando menos. Por otra parte, la resistencia
absoluta de todas las especies genuinamente subtropicales, mi-
(1) Algunas veces en pocas semanas; pero a veces también en un
solo día.
(2) No obstante la proverbial salubridad de su clima, el Paraguay
presenta un tipo tropical en el conjunto de las enfermedades dominantes o
comunes.
(3) Ver el estudio precedente. Por ejemplo, de unas 50 especies de
Palmeras, dos solamente tuvieron individuos muertos completamente, la
Areca lutescens de la India meridional y Euterpe Eguzquizae indígena
y abundante en Puerto Bertoni.
(4) Indicaré algunas entre las más conocidas:
Aberia caffra, Anona cherimolia, Araucaria Bidwilli y excelsa, Casi-
miroa edulis, Citrus cedra, C. nobilis, C. sinensis, C. trifoliata, C. Au-
rantium. Eugenia pungens y muchas otras especies. Eucalyptus, to-
das las especits, menos las plantas jóvenes de algimas. Gardenia florida,
llex paraguariensis, Yacaranda Caroba y mimosaefolia, Myrcianthes
edulis. Phcenix canariensis, P. dactyliFera. Palmeras, todas las especies.
387 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
entras las especies indígenas sufrían un verdadero desastre, es
prueba evidente de que las especies indígenas estaban acostum-
bradas a un clima más caliente que el subtropical; por tanto son
tropicales en su conjunto y, forzosamente, el clima lo es también.
Las temperaturas mínimas del aire, convengamos en que
suelen ser relativamente bajas, con relaciónala latitud. Pero
es el único carácter discordante, por tanto no puede impedir que
se llegue a la conclusión expresada. Por lo demás — con poca
o ninguna diferencia — se nota también en el clima de otros paí-
ses tropicales. En cuanto a las mínimas seculares como la de
1918 — o tan sólo semi-seculares — no pueden ser tomadas en
cuenta para la determinación del clima, vrecisamente por lo raro
que son, además, porque se observan — con mayor o menor in-
tensidad relativa — en casi todos los climas.
Se podría citar un gran número de casos impresionantes
a este respecto. Las crónicas climatográficss antiguas y mo-
dernas, han registrado muchas catástrofes aún más graves de
la que nos ocupa, y cuya historia sería prácticamente muy inte-
teresante, pues nos enseñaría, entre otras cosas, que ninguna
influencia decisiva han ejercido en la distribución de los cultivos
en el mundo, porque el sentido común indica que lo extraordina-
rio no debe ser tomado como base de cálculo.
Unos pocos ejemplos. Se calcula que durante la era cris-
tiana el mar Mediterráneo, en mayor o menor extensión, heló 30
veces. El frío necesario para hacer helar el agua del mar sien-
do mucho más intenso del que necesita para que mueran com-
pletamente los limoneros y los naranjos, resulta que treinta
veces estos cultivos fueron completamente aniquilados, en todas
o en partes de las costas de ese mar. Lo que no impidió nunca
a esos cultivos de renacer y mantenerse entre los principalísimos
de esas regiones, que son, hoy día aún, los países clásicos del
naranjo y del limonero.
Imagínese el mar helado a lo largo de las costas del Uru-
guay y del estado de Río Grande, y tendremos una idea de lo
que fueron esas catástrofes, relativamente mucho más extraor-
dinarias de las que nos afligieron en 1918 y 1789. Sin embargo,
hubo peor. En 1162, no sólo heló el Mediterráneo, sino que el
frío fué tan persistente, que sólo en Italia, se calculó en cuatro-
cientos mil el número de personas que murieron de frío. Cayó
BERTONI- LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 388
seguramente en ese año la temperatura mínima del segundo mile-
nio de la era cristiana. Sin embargo, la primera mínima milena-
ria fué tal vez más baja aún, siendo probablemente la que tuvo
lugar el año 829, cuando el patriarca de Antioquia DIONISIO DE
TALMAHR y el califa mammun, testigos insospechables, encon-
traron el Nilo helado. Para darse una idea de lo que fueron
esos cataclismos, baste decir que el Bajo Egipto tiene la tempe-
ratura media del Sud del Paraguay y Misiones. ¡ Imagínese
por tanto lo que representaría el río Alto Paraná helado!
En todos los órdenes de la naturaleza, la historia nos mu-
estra fenómenos completamente anormales y cataclismos. En
la crónica del tiempo y de los climas, estas regiones — y espe-
cialmente el Paraguay — están muy lejos de ser las que registran
los peores excesos. En suma, los fríos de 1918 fueron relativa-
mente muy intensos y desastrosos; pero, teniendo en cuenta su
extrema excepcionalidad, no deben modificar los juicios favora-
bles que se hacían de este clima, ni influir terminantemente en
la orientación que convenga dar a nuestra agricultura.
IX RESUME & CONCLUSIONS
Les années 1916 á 1918 marquérent une époque
tout á fait exceptionnelle pour le climat du Sud du Bré-
sil et du bassin du Rio de la Plata. Ce climat parut pro-
fondément changé, tant les caracteres en furent alteres
cu complétement bouleversés.
L'année 1917 avait deja battu plusieurs records,
entre autres, celui du froid (346).
En 1918 nous avons eu la température minima la
plus basse enregistrée depuis 1789 et peut-étre méme
encoré plus basse que cette derniére (360).
Ce phénoméne extraordinaire nous a donné l'oc-
casion de vérifier ou constater plusieurs faits intéres-
sants, au point de vue scientijiqne comme au point de
vue pratique.
389 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 5
Dans une partie du Sud du Brésil les plus grands
froids eurent lieu en Juin (347). Dans les autres ré-
gions le froid extreme eut lieu en Juillet, avec le record
de la hauteur barométrique (350).
II y eut du grésil - inconnu jusqu'alors dans la
región de Puerto Bertoni — et la neige tomba, par ci
par la, jusqu'au paralléle 27? 30' (352).
Du a la température du Río Paraná ~ dont les
eaux sont tres chandes (348) — la cote paraguayenne a
été la moins éprouvée, quoique le brouillard ñuvial fút
absent (352).
La gelée hlanche fut observée bien au nord du
paralléle 20^, et la congélation de la rosee parait avoir
atteint la latitude de Cuyaba dans les plaines basses du
bassin du Haut Paraguay.
Les ondes de froids en 1917 comme en 1918 —
nous arrivérent de l'Est, et non du Sud comme cela
arrive normalement.
Certains arbres permettent de connaitre l'époque
et rintensité d'une gelée (359).
Une tradition de Indiens Guaranis veut qu'une
catastrophe pareille soit arrivée il y a quelques siécles
(360).
Le retour des hivers froids chaqué 11 ans en mo-
yenne, parait assez bien confirmé (363).
Contrairement a ce que Ton a toujours admis,
Vaction airéete et rapide des rayons solaires est favora-
ble aux "plantes gelées (364). L'apparence du contraire
ne serait due qu'á l'observation imparfaite d'un fait
coíncidant (365).
Comme toujours, dans ees régions peu élevées,
les températures les plus basses ont été observées dans
les localités moins élevées, (366).
BERTONl: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 390
La región la plus éprouvée fut le bassin du Rio
Ihguasú, et en general, les pays sitúes á TEst du Rio
Paraná (368).
L'existence de plantes indiscutablement tropica-
les résistant a des températures incroyablement basses
a été mise en évidence par cette minima séculaire
(368, 369).
Les effets sur la généralité des animaux supé-
rieurs furent désastreux (369 375). Le froid d'abord,
la famine en suite, puis les maladies, firent périr la
plupart des oiseaux et méme des mammiféres, ainsi
qu'une bonne partie des poissons amnicoles.
Le striiggle for Ufe n'a pas, chez la généralité des
animaux, la férocité, la tenacité et le caractére odieuse-
ment égoíste que Ton suppose trop souvent. La phrase
de DARWIN est mieux traduite par effort pour Vexistence
que par lutte pour la vie (371, 372).
Dans leur effort pour Texistence, de nombreuses
espéces d'oiseaux se jetérent sur des aliments auxquels
ils ne touchent pas en temps ordinaire (372).
La tres grande différence entre la faune ichthyo-
logique du Haut Paraná et celle de ses petits affluents,
pent étre expliquée par l'action des minimas séculaires
ou exceptionnelles (373).
Les conséquences du froid furent encoré plus dé-
sastreuses que les gelées (373 á 376) et ne cessérentqu' en
Avril 1919. La population anímale en ressortit prof on-
dément modifiée (377).
La mortalité fut surtout enorme chez les oiseaux
insectivores. Cela permit une grande invasión d'insec-
tes et d'araignées (375) que les insectes útiles ne purent
enrayer; cela prouva en méme temps que le role des
oiseaux dans la destruction des insectes nuisibles es in-
391 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
dispensable (378).
A signaler surtout les invasions de Chenilles, Lé-
pidoptéres nocturnes, Tabanides, Haltises, Diabr ótica,
Chrysomélides, quelques Curculionides, Fourmis, Atta
surtout, Aphides, Dermatohia, Pulex, Rhijnchoprion et
les Acridides sédentaires (1) ainsi que les Araignées á
toile, Epéirides surtout (375, 379).
Au contraire les insectes nuisibles qui sont at-
taqués surtout par les insectes útiles ne furent pas plus
nombreux que d'habitude. Tels les Coccides, les Cé-
rambicides, la plupart des Curculionides, certains Aphi-
des, etc.
Le bétail creóle montra plus d'endurance que les
races européennes (380).
La haute valeur nutritive des feuilles des arbres
— surtout séches fut mise en évidence (381).
Les changements dans Taspect de la flore ne
pourront disparaitre que dans quelques années, et méme
dans quelques dixaines d'années pour certaines forma-
tios (382).
Cette minima séculaire, et méme quelques an-
nées tres exceptionnelles, ne doivent nullement changer
la détermination du climat du Paraguay, lequel est bien
tropical, sauf dans l'extréme Sud du pays, oú on doit le
considérer comme semi-tropical (382 a 387).
Quoiqu'elle ait causé de grands dégats, elle a été
en somme moins désastreuse que de nombreux grands
froids historiques qui ont ravagé le Sud de l'Europe et
le Nord de TAfrique (387-388). Le Paraguay — méme
en cette occasion — a été relativement favorisé et il
est tout a fait hors de propos qu'on y pense a changer
de cultures.
(1) Ces derniers furent oubliés dans les indications de
la page 376. lis n'ont pas moins causé des dégats tres sérieax,
et ils s'annoncent. parait-il, toutaussi nombreux pour Teté 1919.
BERTONl: LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 392
APÉNDICE
CLASIFICACIÓN DE LAS CONGELACIONES
I Forma: Rocío Semicongelado, Gelée par places: el rocío no
se congela sino sobre las materias secas, o en raros puntos
sobre las hojas verdes. No es muy rara cerca de los
trópicos.
II Forma: Rocío Conqz]aáo, Rosee Congelée, Gefrorener Tau:
la congelación del rocío es general. No es muy rara cer-
ca de los trópicos.
III Forma: Escarcha seca, Escarcha, Gelée Blanche, Reif
(Pernter) , latin pruína: la congelación puede empezar con
rocío; perc^ continúa directamente, o se forma directa-
mente desde el principio. Rara cerca de los trópicos.
Sucede por tiempo calmo.
IV Forma: Helada Negra, Gel intérieur des feuilles sans con-
gélation extérieure. Rara cerca de los trópicos. Con
viento.
V Forma: Dientes de Vieja, Croúte de gel prés de la surface
du sol, d'une forme particuliére. Forma particular: el
suelo no se congela; pero muy cerca de su superficie se
forma una capa de cristales verticales que levanta un poco
el polvo superficial. Rara en los países subtropicales.
VI Forma: Congelación del Suelo, Gel du sol. Muy rara y
muy superficial en los países subtropicales.
VII Forma: Lluvia congelada, granicillo, granizo menudo, abu-
sivamente también «nieve»; Ch'ésil. Precipitación cons-
tituida esencialmente — y por lo común exclusivamente
— de granos menudos de hielo. Difiere esencialmente de
la nieve en ser amorfa (nunca con cristales finos y ± per-
fectos), en ser producida por la congelación de las gotitas
de agua antes de alcanzar al suelo, en durar poco tiempo
y en no cubrir el suelo sino muy raramente. Difiere
393 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
del granizo verdadero (1) en no poder formarse sino cuan-
do la capa inferior del aire es muy fría ( ± entre O y
-2, 0) , en ser siempre muy menuda y en caer generalmente
sola (sin mezcla de lluvia). Rara en los países subtropi-
cales, muy rara en la sub-zona yuxtatropical.
VIII Forma: Nieve, neige, Schnee. Muy conocida. Muy rara
en los países subtropicales, imposible en los yuxtatropi-
cales.
IX Forma: Helada Vitrea, Helada lisa, Verglas, Glatteis: ca-
pa delgada de hielo amorfo y transparente sobre todos
los objetos. Después de una lluvia. Desconocida en los
países subtropicales.
X Forma: Hielo Pendiente, Givre, Givre de Vair (chipt-
CHINSKY), Duft, Rauhreif (pernter) : formado día tras
día por las neblinas que se congelan en los árboles. Im-
posible en los países subtropicales. Posible en las zonas
templado-cálidas.
XI Hielo General, Gel General, Rauhfrost (pernter) : se forma
como la precedente; pero sobre toda cosa, casas, monu-
mentos, barcos, etc. Posible en las zonas templado-frías.
XII Forma: Hielo por ascenso de temperatura (chiptchinsky) :
se forma sobre los objetos muy fríos aún, cuando una
corriente de aire substituye a otra más fría. Zonas frías
y glaciales.
(1) El granizo, gréle, Hagel se forma en regiones atmosféricas rela-
tivamente altas, en condiciones poco conocidas y parece un accidente de la llu-
via, a la cual siempre acompaña. No es fácil darle su lugar en la serie mien-
tras no se conozca bien cómo y cuándo se forma. Sucede no raramente con
temperaturas muy elevadas y no es precisamente raro bajo los trópicos.
La Orientación de la Agricultura
Paraguaya y^ los Cultivos Tropicales
Los acontecimientos meteorológicos de estos últimos años —
y el último principalmente — merecían un detenido estudio.
Para darse cuenta de la necesidad práctica de un examen
minucioso de todos los hechos, basta conocer la impresión que
esos acontecimientos han dejado en el ánimo de muchos agricul-
tores, y aun de una parte del personal dirigente. Y para com-
prender cómo esta impresión ha podido llegar a ser profunda,
hay que tener en cuenta que no se trata solamente de una onda
de frío intenso y excepcionalísimo, sino de un grupo de años
fríos y anormales.
Lo cierto es que desde 1915 nuetro clima paree* cambiado
(1) . Exceptuando algunas breves reacciones como las que nunca
faltan, la temperatura se mantiene debajo de la normal, a veces
muy notablemente (2) ; las mínimas anuales absolutas fueron
extraordinariamente bajas: la fuerza calorífica de los rayos sola-
res sigue debajo de la normal, en el Paraguay principalmente;
(1) Este cambio se notó — con mayor o menor duración, intensidad,
extensión y sincronismo — en todas las regiones del Paraguay, Sud del Bra-
sil, Uruguay y Norte Argentino. Los archivos de las numerosas observa-
ciones meteorológicas lo comprueban en los cuatro países. Por tanto el hecho
no puede ser puesto en duda porque aparezcan observaciones aisladas que lo
pondrían en duda, observaciones de valor local únicamente, o practicadas en
condiciones de cuyos defectos nada diré, pues los entendidos oportunamente
los notarán ellos mismos. Hactenus quod cauta a me scribi posset.
[2] Y esto continúa hasta el momento de entrar en prensa este artí-
culo (principios de Noviembre). En general hay alguna mejora, un movi-
miento hacia la normalización; pero puede que sea más aparente que real, o
sólo parcial. Creo que la normalidad no vendrá mientras tengamos frecuen-
cia de viento Este, y las lluvias se anuncien con este viento, que en époeas
normales no soplaba, o anunciaba tiempo seco firme.
395 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 5
la presión atmosférica consecuentemente mayor: las lluvias fue-
ron generalmente escasas, de poca intensidad o muy lentas, como
en la zona templada; el régimen de los vientos más o menos al-
terado, con aumento notable de los del cuadrante Este, lo cual
también persiste; y esto limitándonos a los puntos principales.
¿ Qué implican todos estos cambios ? Algo así como un
cambio de latitud. Como si estas regiones se hubieran deslizado
hacia el Sud, hasta encontrarse, verbigracia, el Paraguay donde
está la provincia de Corrientes y el Norte de Santa Fé. Por lo
consiguiente, la impresión aludida — principalmente en los ex-
tranjeros que no habían conocido el Paraguay en épocas ante-
riores — se explica perfectamente. Y se explica que la deso-
rientación lleve a pedir el abandono de los cultivos tropicales.
«Las plantas tropicales dicen — no se aclimatan bien»; y no
reflexionan que, habiendo padecido las plantas indígenas como las
tropicales, llegaríamos al divertido absurdo de que las plantas
indígenas no están aclimatadas.
En países mejor organizados, contratiempos semejantes
al de 1918 no desorientan. Sao Paulo ha visto sus inmensos
cafetales perderse en proporción más o menos grande varias
veces. Pero no pensó un momento en abandonar el cultivo del ca-
fé. Las plantas damniñcadas, al cabo de pocos años se repusieron;
las muertas fueron substituidas por otras. Y los buenos años
volvieron y borraron las huellas económicas de los malos. No
hay país ni cultivo que no esté expuesto a catástrofes de
alguna especie.
El Paraguay, habiendo padecido sólo lo que padeció, es de
los más favorecidos. No tenemos las grandes y verdaderas sequías,
lo que aquí llamamos sequía siendo simple escasez de lluvia.
No conocemos las inundaciones; no tememos a los ciclones ni a
los grandes huracanes que amenazan siempre a la mayor parte
de los países calientes; nunca vimos terremotos, y por fin, no
hemos tenido nunca plagas destructivas comparables a las que
aniquilaron al café en Ceylán, a la vid y a la papa en Europa,
al algodonero en Méjico y varios otros. Las enfermedades de
las plantas en general son benignas, y casi todas las importadas
resultaron atenuadas, debido esto en primer lugar a la abun-
dancia o suficiencia de las lluvias y a la fertilidad natural de los
terrenos. Pues es cosa averiguada que muchas enfermedades
BERTONI: LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAGUAYA 396
no son graves sino allá donde la alimentación es defectuosa.
Por otra parte, es caer en el error opuesto el creer que los
cultivos de la zona templada, y aun los subtropicales, estén li-
bres de peligros en el Paraguay. No hay tal cosa, ni aquí, ni
en otra parte. La Papa puede padecer a causa del frío en in-
vierno y por la insolación en el verano. El Trigo puede ser ani-
quilado por las insolaciones (1). El Olivo crece bien, pero fre-
cuentemente se niega a producir. El Algodonero puede ver la
cosecha disminuida por los fríos tempranos, o por los tardíos,
desde que la exposición no sea muy buena. Y sería fácil multi-
plicar los ejemplos.
Y si se consideran las otras causas de pérdida, el balance
de probabilidades de las plantas de la zona templada lleva muy
frecuentemente a resultados negativos. Basta indicar las Vides,
las que malgrado los innumerables, pacientes y costosos ensayos,
y no obstante unos resultados aislados, no dieron hasta ahora
productos serios que permitiesen incluirlas en la lista de los cul-
tivos nacionales. Bastaría también recordar la larga lista de
las plantas frutales europeas, y de la zona templada en general,
de las cuales muy pocas producen regularmente como la citada
Vid, la Hovenia dulcís, la Higuera {Ficus carica), los Duraznos
{Amygdalus pérsica), estos últimos no siempre, la Granada
{Púnica granatum) , el Níspero del Japón {Eriobothrya japóni-
ca), y pocas más; mientras la gran mayoría niega todo producto,
incluyendo en éstas varias especies del Sud de Europa como el
Nogal (Juglans regia) , el Castaño {Castánea vesca) (2) y varias
[1] En los llanos de Yavevihríh. en la mejor de las tierras de monte
y bien regada, sembré en el invierno de 1885 buen número de variedades de
Trigo, Cebada y Avena. Crecieron admirablemente: había trigos de metro
y medio de altura y avenas con 150 tal'os nacidos de un solo grano; había es-
pigas hermosísimas. Pero en Octubre, cuando los granos empezaban a cua-
jar, unos pocos días de sol violento destruyeron todo, espigas y plantas, con
excepción de dos o tres clases no comerciales en estos países. El mismo he-
cho se repitió en Octubre y Noviembre de 1889. Observando que las varie-
dades de trigo empleadas en la panificación están m^ás expuestas a este acci-
dente que no las duras; estas últimas resisten más pero tienen menos demanda.
(2) El Nogal produce en algUHOS puntos altos y relativamente frescos
de la Cordillera; más abajo ya no. *E1 Castaño no ha producido nunca y
muere generalmente antes de llegar a ser árbol (como el Nogal en las par-
tes calientes).
397 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
clases de Vides {Vitis vinífera).
Un resumen estadístico de los resultados de aclimatación obte-
nidos mediante miles de siembras e introducciones realizadas por
mí y personas de mi familia durante 35 años (1) en Misiones y
Paraguay, entre los paralelos 27*? 30' y 25*? lleva aproximada-
mente a estos resultados:
PROPORCIÓN de ESPECIES ACLIMATABLES .
Especies cultivadas o naturales originarias de las
Zonas Frías o creciendo naturalmente también en
aquéllas (2) 1 %
Especies ídem, originarias de las Zonas Tem-
pladas 15 %
Especies ídem, especiales de las Sub-zonas Se-
mitropicales (3) 80 '/c
(1) Siento mucho que no me sea posible publicar aún ¡as listas com-
pletas de esos experimentos, con sus respectivos resultados. Desde los años
1884 y 1885. durante los cuales, gracias al apoyo del Gobierno Argentino, pude
sembrar novecientas especies y variedades imnortadas, y de 1888 hasta el
presente por mi cuenta particular en el Alto Paraná, y paralelamente, de 1896
a 1906 en la Escuela Nacional de Agricultura de Asunción, que tenía el honor
de dirigir, siempre dediqué buena parte de mi tiempo a experimentos de acli-
matación. Los resultados — inéditos en mayor parte, pero cuidadosamente
conservados — verán la luz algún día, «si infortunium mihi non contingit
magnaque locorum inopia invita», y comprobarán lo fundado de estas con-
clusiones generales.
(2) De esta categoría, la única especie naturalizable es el Amargón o
Diente de León (Taráxacum officinale), pues crece subspontánea hasta el
isoterma de 24 grados aproximadamente, en toda tierra no expuesta a larga
sequía. De todas las que conozco, es la planta de mayor adaptabilidad a
las diferentes temperaturas y la de mayor extensión en el mundo, pues crece
natural o naturalizada desde los límites de la Zona Glacial hasta casi el ecuador.
(7) De las especies frutales clasificadas como sub-tropicales en la re-
ciente y asaz completa obra del Dr. E. O. FENZI, «Frutti Tropicali e Semi-
tropicali», Firenze 1916 — dejando a un lado las indígenas de estas regiones o
de igual latitud del Brasil — íie experimentado 10; de ellas dos (Anona Che-
rimolia y Casimiroa edulis) dieron resultado negativo más o menos abso-
luto y 8 se aclimataron más o menos bien. Pero a los resultados negativos hay
que agregar el Olivo y el Crataegus mexicana. En otros grupos econó-
micos — entre los árboles tengo que i'egistrar la no-aclimatación del Euca-
lyptus globulus y de varias otras especies sub-tropicales; en cambio, la
aclimatación perfecta y naturalización del E. citriodora y otras especies
tropicales.
Todo esto, bajo la latitud de Asunción y Puerto Bertoni.
BERTONI: LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAGUAYA 398
Especies ídem ídem de la Zona Tropical con ex-
clusión de las especies propias de la Sub-zona
Ecuatorial 100 %
Especies propias de la Sub-zona Ecuatorial 75 %
En este cuadro consideré sólo las especies que resultaron
aclimatables en condiciones aceptables, y por los medios corrien-
tes, es decir, sin el empleo de medios artificiales dirigidos a re-
mediar a los inconvenientes del clima. Pero se entiende — claro
es — que las plantas deben de ser puestas en localidades y expo-
sición convenientes. Otro sí, que los datos del cuadro correspon-
den má^ bien a la latitud de Asunción y Puerto Bertoni, no al
extremo Sud del Paraguay ni al territorio de Misiones, países
que hemos convenido en calificar de sub-tropicales.
Las condiciones de nuestro mercado principal deben ser tenidas
muy en cuenta. Esto es imperioso, si debemos tender principal-
mente a la exportación. Es cierto que la reciente guerra mun-
dial — contrariando un principio que venía ganando terreno, el
de la especialización — ha puesto de manifiesto la conveniencia
de que toda nación se ponga en las condiciones necesarias para
que en cualquier momento pueda satisfacer posiblemente a todas
sus necesidades sin ayuda del extranjero. Pero eso se refiere
tan sólo a los artículos de consumo en tiempo de guerra. En
cuanto al tiempo de paz, que en el peor de los casos siempre
sera más largo, el principio de que un país sólo debe cultivar en
grande las plantas que en él mejor se dan, será siempre la mejor
guía. Con mucho más razón debemos aplicar el mismo princi-
pio a la exportación, pues a este respecto, la especialización se
impone. Es de todo punto necesario que cada país concentre
sus esfuerzos en el cultivo de los artículos para la producción de
los cuales se encuentra en condiciones de superioridad, compa-
rándose con los países que le han de servir de mercado.
Ahora bien ¿ para cuáles artículos el Paraguay se encuentra
en condiciones de superioridad, comparado a la Argentina y Uru-
guay ? En el orden agrícola, es evidente que son los tropicales.
De éstos, el Uruguay no puede producir ninguno, y la Argentina
pocos. Dos circunstancias limitarán siempre la producción ar-
gentina en este sentido: la de clima y la extensión. En grande
escala, sólo puede cultivar aquellas plantas tropicales que no ne-
399 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 5
cesitando llegar a su completo desarrollo vegetativo para ser
beneficiadas, pueden ser cultivadas en las regiones subtropicales:
pero económicamente, no veo otra sino la Caña de azúcar: el
clima se opone. Por otra parte, la R. Argentina sólo posee una
limitada región con clima tropical: la de Oran. Allá, la mayor
parte de las plantas tropicales crece bien y produce satifactoria-
mente, pero sobre una superficie muy reducida, enclavada entre
la llanura del Chaco expuesta a tórridas sequías, a fuertes he-
ladas y de suelo poco profundo — y la Cordillera, donde pronto
la elevación refresca demasiado el aire: la falta de extensión se
opone a una gran producción.
No incluyo el territorio de Misiones porque su clima es tal,
que hasta el extremo Norte, la gran mayoría de las plantas tro-
picales luchará siempre con la dificultad de las mínimas de tem-
peratura. El clima de este territorio es uno de los más difíciles
de clasificar desde el punto de vista de la agricultura. En la
región meridional, es evidentemente subtropical. Esta región
queda por tanto excluida para la gran mayoría de los cultivos
tropicales, desde que se trate de plantaciones en cierta escala,
pues claro es que para limitados ensayos o cultivos de amateur
en varia localidades es muy posible encontrar puntos excepcio-
nalmente abrigados (1).
En cuanto al Norte de ese territorio, la determinación del
clima, desde el punto de vista práctico, choca con dos hechos
contradictorios, que son: carácter tropical bajo casi todos los
puntos de vista, y posibilidades de temperaturas mínimas relati-
vamente muy bajas y aun tardías. Estas mínimas fueron a ve-
ces tales como para recordar a las de la parte meridional, aunque,
[1] Con más razón esta región queda excluida por un hecho verda-
deramente curioso: los cambios de temperatura tienen tal amplitud, que
las congelaciones, muy frecuentes durante el invierno (en Santa Ana y Lore-
to llegué a registrar más de cincuenta durante el invierno de 1887 ) — son
posibles en cualquier época del verano. He visto la helada en Loreto tres
días seguidos, el 15, 16 y 17 de Diciembre; la vi en Ihacanguasú, cerca de
Corpus, casi a la costa del Paraná, el 9 de Enero; por fin la vi el 12 de Febre-
ro cerca de Encarnación, pues esta localidad, causa la excepcional dirección
del río, participa del clima de las Bajas Misiones, mientras que Posadas, por
la misma razón, no está expuesta a mínimas tan extrañas como las que aca-
bo de recordar, aunque, en plena ciudad, el año 1893, haya visto morir com-
pletamente las plantas de café que ya estaban en producción.
BERTONI: LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAGUAYA 400
naturalmente, sin igualarlas. Las congelaciones tardías son
mucho menos frecuentes y ya no parecen posibles en pleno ve-
rano; pero lo son al principio del verano en toda la región, siendo
a veces tan fuertes como para aniquilar a las primeras siembras
(1). Prácticamente esto elimina a buen número de cultivos tro-
picales, por lo aleatorio que sería el resultado. Y esto, en la faja
litoral. Pues el interior de la región presenta condiciones que
recuerdan las de la región meridional.
La faja litoral paraguaya es más Favorecida — como ya tuve
ocasión de explicarlo (2) —debido ala cerrazón (neblina fluvial)
y las emanaciones caloríñcas del río, cuya temperatura es ex-
traordinariamente alta. El hecho es tan importante, que a riesgo
de caer en repetición tengo que recordarlo: En todo país algo
accidentado, las brisas de la noche bajan de las cordilleras a los
llanos y ríos. En todo el Alto Paraná Medio, la que baja del
oriente, viene de alturas más grandes, es más fría y más fuer-
te; por tanto, al llegar al río, vence a la que viene de poniente,
y pasando generalmente por encima de ésta, empuja hacia el
oeste a la cerrazón y al aire caliente que se levantan del Paraná.
He ahí porque la costa paraguaya presenta una diferencia muy
grande en cuanto a las mínimas de temperatura, y por tanto
una superioridad m^uy notable sobre la costa argentina y la bra-
sileña.
La Faja del Interior — designando con este nombre a la
«zona» (3) que va de Sud a Norte entre la Faja Litoral y la Fa-
ja Serrana que incluye a la titulada cordillera — ya muy alejada
del río, presenta en varios distritos condiciones parecidas a las
de la banda oriental del río (4) . Pero — teniendo en cuenta la
mayor humedad del aire y el verano más caliente — siempre se-
[1] Verbigracia, se ha visto una delgada capa de hielo sobre el agua
en una ollita, en la pl^ya del río, a la embocadura del Ihguasú, el 9 de No-
viembre, lo que implica una muy fuerte helada en toda la región.
[2] M. S. BERTONI: « Condiciones Generales de la Vida Orgánica »
pág. 126 , en varias otras publicaciones, y en este número de ANALES, pág.
352. Ver, por más detalles, tales publicaciones.
[3] Es útil recordar que —por resolución de competentes congresos—
en el lenguaje científico la palabra zbna no debe ser empleada sino en el
genuino sentido de faja climatérica universal, y en el geométrico.
[4] M. S. BERTONI: «Condiciones de la Vida Org. p. 137
401 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 5
rá apta para los productos tropicales anuales o subterráneos que
no pueden ser perjudicados por los caprichos de la estación
fresca. Sin contar que en su parte septentrional, entre el Mon-
daíh y el Guaihrá, las posibilidades aumentan mucho para los
productos más sensibles.
En cuanto a la Faja Serrana, que va a ambos lados del
divortium aquarum de los ríos Paraná y Paraguay, y la Faja
Central Paraguaya, que va de Oeste a Este entre estos ríos
y a ambos lados del 25<? paralelo, así como a las vertientes del
Amambáih y a varios otros distritos o parajes de las Regiones
del Centro, del Norte y del Apa. numerosísimos son los produc-
tos tropicales a que pueden dar lugar. Yo creo firmemente que
sabiendo escoger los terrenos y exposiciones convenientes, no
habrá cultivo tropical que en una parte o en otra de esas regio-
nes no encuentre su lugar, excluyendo apenas algunos que sólo
prosperan en las regiones ecuatoriales.
Una sensata elección es sin embargo necesaria. Primera-
mente se deben estudiar las necesidades de nuestros mercados.
Los cuadros de importación mostrarán que son muchos, algunos
de gran valor, los demás valiosos en su conjunto. No podemos
pensar en el cacao, por la razón apuntada, ni en el caucho de
Amazonia, por la misma razón. Pero hay otros cauchos [1] y
uno tenemos indígena, la Mangavera (Hancornia speciosa) que
de «yapa» produce una fruta excelente. No podemos, ni necesi-
tamos, luchar en baratura con el café del Brasil en los mercados
del Plata; pero hemos demostrado prácticamente que podemos
producir y exportar ventajosamente cafées de clase superior,
que se imponen por su calidad. Hace nueve años ya, los impor-
tadores de bananas de Buenos Aires me habían declarado que
preferirían importar del Paraguay y Alto Paraná, en vez de ir al
BríiSil; esperaban solamente que hubiese producción suficiente;
no la hubo, pero no por culpa del clima o de la tierra, que son
casi ideales, pues el Banano produce aquí como en los países tro-
picales más favorecidos.
(1) El Ule (Castilla elástica), la Manisova (Manihot glaziovii),
él Yequié (Manihot trichotoma) resisten grandemente a las sequías y has-
ta dos grados bajo cero. La Cryptostegia grandiflora; y el Guayule resis-
ten perfectamente a nuestros mayores fríos.
BERTONI: LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAG. 402
Una de las especies comerciales de Vainilla ( Vanilla pom-
vona) 'es indígena y es la de cultivo más económico. La chiri-
moya del Brasil {Anona squamosa), la más deliciosa, se exportó
ya con gran ventaja (i). El Mamón {Carica papaya) puede
hacerse de un gran mercado en el Plata, y hemos experimenta-
do que aquí la clase de Costa Rica, la más gruesa y estimada
para el comercio, es la que mejor produce. El Mango, el Ana-
nás, el Aguacate, tienen en Buenos Aires, Rosario y Montevideo
los mercados más seguros, y no falta sino producir; el primero
da aquí abundantemente; el último sólo pide que se introduzcan
variedades más productivas. Y para terminar con la fruta, no
titubeo en afirmar que en los trópicos hay tanta variedad, y en
los mercados del Plata hay tanta curiosidad por conocerla y ta-
les posibilidades de consumo, que esos mercados pueden ser
tenidos por muy favorables, a condición de que se organice su
aprovechamient-o.
El Rocú {Bixa orellana) — de fácil cultivo, buena produc-
ción y rápido crecimiento en la Faja Litoral, en la Serrana de
la Región del Este y en las vertientes del Amambáih — tiene en
el Plata un buen mercado (2) por su materia colorante, de uso
variado y universal. El Jengibre (Zingiber officinale), impor-
tado de ultramar para la fabricación del «ginger ale» y la far-
macia, produce muy bien, con la ventaja de ser planta para
lugares sombreados, como la Cúrcuma {Cúrcuma longa), otro
rizoma industrial y farmacéutico. La harina bruta de mandioca
se exporta en cantidades cada vez mayores para Europa y Esta-
dos Unidos; no podemos tal vez competir con los fletes más re-
ducidos del Brasil y el capital y brazo chino de Malaca; pero
podemos abastecer de tapioca y almidón a los mercados del Pla-
ta; y la raíz fresca tendrá bastante aceptación en esos mercados
cuando podremos organizar la exportación, pues hay modo de
conservarla unos ocho días.
(1) Los exportadores la pagaban en Asunción cerca de diez centavos
oro cada fruta y en una hectárea caben mil plantas.
(2) Recibimos varios fuertes pedidos, que no pudimos satifacer por
falta de plantaciones, pero que comprobaron la seriedad de este artículo. En
las regiones que indico, sólo cultivan 'algunas plantas los Indios Guaraníes,
que saben apreciar, además, sus notables propiedades medicinales. En la
América trof icál es popular su uso en la cocina.
403 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
Las fibras de gran comercio (1) tienen en el Norte de Argen-
tina dónde producir, pero siendo casi todas especies tropicales,
producen mayormente y con menos gasto en el Paraguay. Po-
demos afirmar que el Yute {CorcJio7nis) , el Sisal {Agave rígida
sisalana) el Abacá {Musa textilis) y el Cáñamo de Mauritius
{Furcroea gigantea = Fourcroya cubensis) se encuentran en
este caso. Las plantas medicinales constituyen otro reglón que
puede ser explotado. La gran guerra vino a demostrar a los
estados del Plata la necesidad de poder producirlas, y una ex-
plotación en regla hubo de realizarse en el Paraguay, pues
buena parte de esas plantas son de tierra caliente. De algunas
se podría ensayar la exportación para Europa. Ejemplo el Ar-
mí (francés Ambrette^ Abelmoschus moschatus = Hibiscits abel-
7noschus) que cultivan nuestros Indios Guaraníes y cuya semilla
se cotizaba antes de la guerra treinta francos el kilo, diez veces
más de lo que aquí cuesta producirla.
Para tierras secas y pedregosas ya indiqué el Sisal y el
Cáñamo de Mauritius. Para otras tierras secas e ingratas te-
nemos también la Citronela {Andropogon citratiis) o falso Pat-
chulí, y el Vetiver {Andró pogon squarrosus = Vetiveria zizanioi-
des) ambos productores de esencia de mercado universal y
mucha demanda. Para esta industria de las esencias tenemos
todavía cierto número de plantas que ensayar, pues dado el alto
precio, la distancia de los mercados no influye. Pero con las
ensayadas, y que por brevedad no enumero, ya hay para un buen
comercio.
Y paro en contar. Una lista más completa la encontra-
rán los lectores, al pie de mi Mapa Fisiográfico, Climatérico y
Agrícola del Paraguay (2) ; y de esta lista, hecha en 1912, una
segunda edición revisada la encontrarán en apéndice a la mono-
grafía N" 12 de la «Descripción Física y Económica del Paraguay»
(1) A ellas hay que agregar los Algodoneros, arbóreo (Gossypium
arboreum), arbustivo (G. barbadense), peruano (G. peruvianum), co-
lorado (G. rufum), etc., que son tropicales.
(2) Grabado eu 1913, recién de él se está haciendo el tiraje en colores
en estos días.
BERTONI: LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAG. 404
Pero los aclimatadores. los experimentadores y los simples
curiosos podrán agregar muchos otros nombres de plantas tropi-
cales a la enumeración que yo esbocé. (1)
Naturalmente, una sensata elección debe hacerse igual-
mente al respecto de las localidades. Gran número de éstas e
innumerables puntos y predios darán lugar a dudas d« si se
prestan o menos para cultivos tropicales. En estos casos, el
agricultor, si nada quiere arriesgar, tendrá a su disposición una
lista de cultivos que — aun exigiendo siempre un clima tropical
en cuanto a la temperatura del año o de la estación calienta —
dan buena cosecha a pesar de que en invierno haya heladas asaz
fuey^tes, de varios grados bajo cero. Tales plantas se agrupan
naturalmente en las siguientes categorías:
I Plantas anuales. Sembradas temprano, estas per-
miten generalmente cosechar el producto antes de que haya
fríos peligrosos. Ejemplos: el Yute, el Wuandzú.
II Plantas pereniies de vegetación anual. De ellas fre-
cuentemente el producto puede ser cosechado antes que los fríos
le puedan perjudicar. Ejemplos los Algodoneros arbustivos, Ve-
tiver, Citronela, Ramio, etc. y la Caña de Azúcar.
III Plantas tuberosas o rizomatosas cuyo producto,
siendo subterráneo, queda fuera de peligro: Mandioca, Ñames
y Kara dirersos, Taró, Mangará-tayá, Arrow-root (2), Mbaku-
kú (3), etc.
IV Plantas tropicales arbóreas, leñosas o herbáceas, de
una resistencia excepcional. El más notable ejemplo es el
Canelero (Cinnamomun zeylanicum) que produce la canela de
Ceilán, el cual, no sólo resiste, sino que vegeta activamente du-
rante nuestros mayores fríos. Agregúese la Cryptostegia cau-
chutera. el Aguacate, ciertas variedades de Mango, el Sisal {Aga-
ve sisalana), las palmeras en general (4), etc. y varias especies
(1) M. S. BERTONI: «Condiciones Generales de la Vida Orgánica»
Puerto Bertoni 1918, pág. 160.
(2) El rizoma que da la mayor proporción (50 "r) de almidón, de ío
más fino y de gran comercio; su forma silvestre es indígena del Paraguay.
(3) Pachyrrhizus tuberosus o Cacara erosa; es probablemente ef
tubérculo de mejor gusto. En el Sud y IVIisiones no produce sino en los años
calientes.
(4) Las hay industriales o comerciales, como el Dátil.
405 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
de las sierras ecuatoriales.
Necesario es también no olvidar que existen medios protec-
tores de bastante eficacia para impedir las heladas u atenuar sus
efectos. Tales medios son de uso general, y sin embargo son
desconocidos o completamente olvidados en estas regiones. Me-
diante ellos, varias regiones de las Zonas Templadas consiguen
cultivar en bastante escala casi todas las plantas subtropicales
y hasta algunas tropicales. Baste citar la California y el Sud
de los Estados Unidos, el litoral del Mar Mediterráneo. Austra-
lia, etc. Las nubes artificiales, el humo, las cubiertas de quita-
lpón, los forros de paja, las camadas cubresuelo, el aporcado, el
enterrado, la poda para formar copa espesa, el desmoche (pinga-
ge), el ingerto sobre variedades o especies más resistentes y
otros procedimientos más, son de práctica corriente en esos
países. Claro es que se impondrán en estas regiones también,
cuando la agricultura habrá llegado a ser verdaderamente inten-
siva y la horticultura habrá alcanzado el grado de desarrollo que
nuestras condiciones naturales le destinan. Entonces se com-
prenderá el poder de tales medios; pues en muchos casos, no se
necesita obrar milagros, sino simplemente ayudar un poco a la
naturaleza, para que los resultados negativos se cambien en fa-
vorables.
Plantas de las Zonas Templadas y Policultura. Todo lo que
acabo de exponer no quiere decir de ninguna manera que con-
venga abandonar la idea de fomentar ciertos cultivos de los
países templados, especialmente aquellos cuyo producto, como el
Trigo, en ciertas circunstancias pueden resultar muy valiosos.
El país es extenso, variado y aún poco estudiado. Es preciso
que encontremos, para cada región, cada lugar y cada clase de
tierra el cultivo que más conviene. Y no basta aún: las circuns-
tancias particulares de cada plantador suelen influir mucho en
la elección del cultivo. Por estas razones también, la policultura
se impone. Los países que un tiempo la olvidaron, sufrieron gra-
ves crisis y a ella van volviendo. Los productos para los cuales
un país favorecido por la naturaleza presenta condiciones de su-
perioridad relativa, son siempre numerosos. Para el Paraguay
son numerosísimos, y como el país está en los comienzos de su
organización agrícola, conviene, en lo posible, no olvidar ninguno,
BERTONl: LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAGUAYA 406
pues muchos son seguramente los que serán adoptados. Siguien-
de el ejemplo de las naciones más adelantadas — y con mayor
razón que en aquéllas — debemos experimentar, experimentar
sin descanso.
Una advertencia es necesaria a este respecto; si es muy con-
veniente 710 x>€rder el ánimo por unos reveses, pues estos pueden
ses debidos a causas accidentales o remediables, es igualmente
necesario no apurarse eyi anunciar como definitivo un resultado
favorable. El crisol de una bastante larga experimentación es
indispensable para que todo resultado reciba el sello definitivo.
La practicaba evidenciado estas verdades en países donde cuenta
siglos y milenios de experiencia. La Ciencia las explica ahora
en sus causas. La principal de éstas está en las largas ñuctua-
ciones que el clima presenta en cada país, fluctuaciones que se
parecen a sucesivos cambios de clima, cuando no son, en reali-
dad, sino ondulaciones arriba y abajo de la línea normal secular
del clima mediano.
Estudiando los resultados prácticos del ciclo de 33 años
durante el siglo y medio que tenemos de buenas observaciones,
se ve que frecuentemente este ciclo se divide en dos mitades, o
en dos partes desiguales, que presentan caracteres notablemen-
te distintos. Es bastante común el ver un período relativamen-
te frío y seco, de 10 a 14 años generalmente, suceder a otro
constituido por 15 o 20 años relativamente calientes y húmedos.
Por otra parte, examinando las diversas Crónicas del Tiempo —
que nos permiten remontar, bien que mal, hasta los principios
de la era cristiana — se notan numerosos períodos, de igual o
mayor duración, que presentaron entre ellos diferencias más no-
tables todavía, a veces asombrosas.
Esos instrutivos antecedentes nos indican que la doble ad-
vertencia que acabo de formular está perfectamente justificada.
Pero nos indican también otra cosa. Es que — no obs-
tante todos los experimentos, prudente selección y larga expe-
riencia ~ para cada cultivo que un país haya adoptado, habrá
siempre períodí'S favorables y otros desfavorables, sin que eso
implique para el hombre avisado — la necesidad, ni tampoco
la conveniencia, de cambiar de cultivos. Durante esos períodos,
no faltarán nunca neófitos, o impacientes, u hombres de poca ex-
407 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
periencia para pedir la muerte o la exaltación de tal o cual cul-
tivo. Pero los hombres provectos harán bien en atenerse a este
consejo que les doy:
QUE SEAN INCANSABLES EN ESTUDIAR
CONSTANTES EN EXPERIMENTAR
PRUDENTES EN REFORMAR
La Gumosis de los CITRUS
Y" un
Nuevo Medio Preventivo y^ Curativo
Estudios de la Estación Agnonómica de Puerto Bertoni
por EL Dr. MOISÉS S. BERTONI
I PREMISAS
^ADIE ignora lo perjudicial que es esta terrible plaga
en todas las partes del mundo donde se cultivan Ci-
trus. No hablando sino de los países del Plata, bas-
tará recordar los estragos que la gumosis ha hecho
en el Norte de la R. Argentina, donde ha aniquilado extensas y
costosas plantaciones, y sigue atacando especialmente al Naran-
jo y al Mandarino. En el Paraguay, la epifitia entró más tarde,
empezando por el Sud; pero se extendió rápidam.ente, y actual-
mente han de ser muy pocos, si aún los hay, los departamentos
no atacados.
Uno de los caracteres más notables y temibles — según
mis observaciones en estos países — es que la gravedad de esta
plaga es cada vez mayor. Al principio — hace ya muchos años —
la gumosis no atacaba en el Paraguay sino al Mandarino; al pun-
to que durante dos o tres años se pudo suponer que era una en-
fermedad propia de esta planta. Más tarde atacó también a los
Naranjos mezclados con los Mandarinos o contiguos, pero des-
pués de estos últimos. Algo más tarde atacó a los naranjales
aislados y creciendo en terrenos pobres o demasiado secos, así
como al Limonero. Por fin, acometió a Naranjales bien situados
y en tierra bastante fértil, así como a la Lima de Persia {Citriis
limetta). La Lima Sotí {Citrus acida Roxb., var. ) resistía to-
davía; ahora ya se enferma; na muere, pero padece. Actual-
mente, en Puerto Bertoni, quedan indemnes únicamente el Na-
ranjo agrio, la Pampelmusa {Citrus granáis — C decumana), la
409 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
Lima de la India (Citnis hystrix) y e\ Citrus trifoUata. Aun
diré que el primero de éstos no lo es de una manera muy absoluta;
probablemente los otros tampoco. Si la naturaleza parasitaria
de la enfermedad fuere comprobada, habría que reconocer que
la virulencia de la misma ha ido continuamente en aumento.
Mientras tanto, opino que cabe acusar a las modificaciones de
las condiciones de la vida, bajo el punto de vista de la tierra y
del clima, com.o factores originales, y a los organismos saprófilos
como cómplices.
La caitsa de la Gumosis pareció dos veces cosa resuelta, y
por fin, queda en la prístina duda. Al principio se le creyó bac-
térica, admitiéndose como autor al Bacillus gummificans de Co-
mes. Más tarde — habiéndome dado resultado negativo mis in-
tentos de inoculación - yo me permití expresar la opinión (1) de
que la verdadera causa fuese un defecto de nutrición, un desequi-
librio que alterase ciertas funciones orgánicas, de donde el decai-
miento y una puerta abierta vara los organismos saprófilos. Y
con tal entendimiento, aconsejaba en la misma obrita todos los
medios conducentes a mejorar la alimentación y equilibrio de la
planta. Los fitopatólogos, sin embargo, persistieron en la teoría
parasitaria; la enfermedad fué anunciada como inoculable y al-
gunos hongos fueron acusados de ser la causa verdadera (2).
Esta teoría pareció un tiempo haber triunfado definitivamente.
Pero esta es la hora en que la duda entra de nuevo, pues traba-
jos muy recientes vendrían en apoyo de mi modesta opinión.
Los medios de defensa o de ataque que han sido propuestos
son bastante numerosos, pero algunos resultan poco eficaces y
otros no son económicos. No entraré en decalles, que el lector
puede hallar en muchas publicaciones especiales. Solo diré que
los medios curativos propuestos pueden resultar muy convenien-
tes cuando se trate de salvar algunos árboles de valor, especial-
mente apreciados, o en quintas de recreo o cultivos limitados;
pero que en los cultivos de mayor escala con fines comerciales—
[1] M. S. BERTONI: «La Gomosis del Naranjo», I y II Contribución,
Asunción 1912; et in «Agronomía» vol. V.
[2] Ya en 1878 el Prof. GIOV. BRIOSI habia denunciado al hongo
Fusisporium Limonii como constantemente asociado a la Gumosis ( « Atti
della R. Academia dei Lincei», vol. XI) y probable causa original.
BERTONM: LA GUMOSIS DE LOS CITRUS 410
hablando sólo de estos países — es muy dudoso que lleguen a
convenir. Es preferible, en general, hacer nuevas plantaciones.
Los medios preventivos serían probablemente más prácti-
cos ; pero no conociéndose todavía con seguridad la causa del mal, no
se pueden indicar sino aquellos medios generales que concurran a
fortalecer la planta, y por fin, el ingerto sobre especies resisten-
tes. Este último es el gran recurso, y hubo que adoptarle. Pero
no deja de tener su incoveniente. Primeramente, no es econó-
mico. La planta de Naranjo borde u obtenido mediante la siem-
bra, es generalmente vendida por un precio tres o cinco veces
menor del precio por el que se ofrece la planta de ingerto.
Además, en estos países no es fácil encontrar fuertes cantidades
de plantas ingertadas. Secundariamente, la resistencia de estas
últimas a la enfermedad no es absoluta. Si se plantan en terre-
nos donde los Naranjos bordes ya han perecido o están enfermos,
los ingertadcs sobre Nuranjo agrio resisten relativamente, no
mueren, pero padecen, siendo limitada su producción; también
se han visto morir algunos. En cuanto al ingerto sobre Citrus
trifoliata, parece resistir algo m.enos (1) y no convenir sino en
los países relativamente fríos. A estos dos inconvenientes ha-
bría que agregar que las plantas de ingerto no suelen alcanzar
el desarrollo de que son susceptibles las obtenidas directamente
de semJllas,
Por ñn, tanto los medios curativos como los preventivos
indicados hasta ahora carecen de efectividad suficiente, o son ina-
plicables, cuando se trata de salvar las plantaciones existentes
atacadas por el mal. Aun las operaciones dirigidas a mejorar las
condiciones de la vege^-ación — tales como el abono, la cubierta
veide o seca y las oportunas labranzas del suelo y pulverización
superficial — no son de efecto muy seguro, ya sea porque no
siempre llegan a tiempo para atajar al mal avanzado, ya porque
no se lleven a cabo como debido, o no sea posible realizarlas.
(1) H. HAROLD HUME, en su excelente tratado «Citrus Fruits and
their Culturen 6* edición, New York, 1915, establece el orden de resistencia
a la gumosis de esta manera: I"? el Naranjo Agrio, 2'' la Lima Agria, S^ e'
Citrus trifoliata, 4" la Pampelmusa ,(C. grandis = C. decumana), 5" el
Limonero, 6'' el Naranjo Dulce (pág. 467). No habla del Mandarino, que aquí
resultó ser el menos resistente de todos, pues muere generalmente antes de
fructificar.
411 ANALES científicos PARAGUAYOS SERIE II. N. 5
Por fin, lo que voy a exponer explicará la razón por qué todos
esos remedios muchas veces no bastan.
II OBSERVACIONES y- EXPERIMENTOS
LA gumosis apareció en Puerto Bertoni el año 1898. También
se le vio en otros puntos descampados de la costa. Pero
pronto noté un hecho interesante: las plantas que se encontraban
a media sombra no se enfermaban. En 1899 planté algunas
lianas o enredaderas (1) indígenas en torno de un grupo de Na-
ranjos muy atacados y próximos a morir. Pronto las lianas cu-
brieron a los Naranjos con exceso; éstos quedaron poco produc-
tivos, pero sanaron de la gumosis, y viven aún. Pero algunos
de dichos Naranjos, a los cuales se quitó toda sombra, volvieron
a enfermarse y rápidamente perecieron.
En 1902 mandé plantar un liño de 60 metros de Manda-
rinos alternados con Bananos. Éstos daban a aquéllos una me-
dia sombra, o bien sombreaban a la mitad de la copa. Y bien:
mientras todos nuestros plantíos de Mandarinos en pleno sol
eran completameute destruidos por el mal, aquellos mandarinos
entre bananos crecieron muy hermosos y aún continúan produ-
ciendo abundantemente, no obstante sus 19 años de edad (2),
menos algunas plantas que fueron muertas por el Lepidosaphes
Becki (3).
Más tarde mandé plantar otro liño de 150 metros con
Mandarinos, de tal manera, que el liño pasaba sucesivamente
por todos los grados del abrigo: desde una sombra apenas sensi-
ble, la media sombra de Bananos, la de árboles raleados, la del
«capuerón» (4) hasta la del bosque casi cerrado. Resultado: las
plantas apenas abrigadas murieron un año después de las no
abrigadas; las plantas sombreadas se conservaroyi más o menos per-
fectamente y proporcionalmente a la sombra; las completamente
(1) Dioclea iasiocarpa, Phaseolus Bertonii, y una especie de Ire-
sine muy alta y frondosa.
(2) Se sabe que el Mandarino borde (de semilla) tiene vida corta.
(3) Este Cóccido — uno de los más temibles — fué invadido por un
hongo que lo aniquiló tun completamente que aquél parece haber desaparecido.
(4) Bosque nuevo, espeso y no alto, ^ sylva caesa rediviva,
BERTONI: LA GUMOSIS DE LOS CITRUS 412
abrigadas dieron poco producto y algunas crecieron muy poco,
pero viven muy sanas, excepto algunas que murieron por habér-
seles quitado la sombra.
En 1895 fueron plantados unos Mandarinos en un cafetal,
a la sombra de árboles raleados. Resultado: buen crecimiento,
árboles fuertes, producción satisfactoria; viven todavía robustí-
simos. Pero se les quitó la sombra a algunos, y éstos, después
de dos años de una producción excesiva ( tanto que se desgaja-
ban) están enfermos o moribundos. Por brevedad omito nume-
rosos ensayos con idénticos resultados. Pero es necesario agre-
gar algo de lo observado en plantas silvestres o subspontáneas.
En estas regiones, el Naranjo Dulce crece expontánea-
mente en los bosques, donde se ha propagado desde siglos. En
tal condición, nunca hemos visto una planta enferma de gumosis
(1). En 1913 recorrí el gran naranjal silvestre de Trinidad, el
que tiene más de mil hectáreas de superficie, bajo el abrigo de
la selva natural; no encontré una planta enferma. Pero en una
parte un agricultor había rozado (2) algunas hectáreas, dejando
los Naranjos en pleno sol; no hacía más de un año o dos; sin em-
bargo, varios árboles ya estaban atacados de gumosis. Otro
ejemplo: en Yaguarasapá, cuando yo abrí ese puerto, en Enero
de 1888, desde el barranco había Naranjos dulces subspontá-
neos; tres de ellos alcanzaban a 15 metros de altura (3); queda-
ron desde ese año en pleno sol, y resistieron perfectamente
sanos hasta 1894, porque la gumosis no existía todavía en la
región; pero en 1899 ya habían muerto. Por fin, en todos los
otros casos análogos, observé análogos residtados, sin una sola ex-
cepción, salvo en los lugares no invadidos de la gumosis.
(1) Ni de otra enfermedad grave. Bien se ve que el bosque es el me-
dio natural, el habitat original de los Citrus.
(2) Rozar = desmontar, = déf richer, significa limpiar el bosque como
para sembrar.
(3) Altura máxima notada por mí. Cerca de Itacuruví del Rosario
medí el más corpulento: 12 metros de altura, 12 metros de diámetro del ra-
maje y m. 0,60 de diámetro cerca de la base. Formaba parte de un grupo
aislado y sin sombra, pero en un corral de vacas. Es probable que el
abundante abono bastalaa para prevenir el mal. Estos hacia el año 1900.
413 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 5
III CONCLUSIÓN jr EXPLICACIÓN
RESULTA por tanto evidente: 1°, que la sombra previene la
gumosis; 2?, que en grado menor la hace soportable; 39, que
en grado mayoría detiene completamente. Estas conclusiones
parecen algo revolucionarias, pues van en contra de lo que gene-
ralmente se suponía. Los tratadistas piden para los CitriLS el
máximum de sol, y resulta que el sol es condición necesaria para
el desarrollo de la peor plaga de estas plantas. H. harold
HUME, acaso la más atendida autoridad en Norte América, va
hasta recomendar que se dé a los Citrus todo el sol que sea posi-
ble, con el fin de prevenir la gumosis (1) .
Semejante contradicción me sugiere esta pregunta:
¿ Será general el fenómeno que yo he observado, o bien corres-
ponde solamente a estas regiones, o mejor dicho, a este clima ?
La seriedad de autoridades y especialistas como el que acabo de
citar, me lleva a creer lo segundo. Hay serias probabilidades de
que la conclusión a la que he llegado no sea aplicable a todos los
climas. Además hay una razón que me lleva a suponer que
en los países menos calientes que éstos las cosas pasen de distin-
ta manera. Allá donde el calor es escaso para los Citrus, el li-
bre y directo acceso del sol es necesario para que la planta crezca
vigorosa; y el crecimiento vigoroso debe naturalmente aumentar
la resistencia de la planta, y aun eliminar la gumosis si se admi-
te, como yo supongo, que esta enfermedad tiene su origen en un
defecto de alimentación y desequilibrio de las funciones orgánicas.
Admitida esta última teoría, la contradicción aludida desapare-
cería, los hechos aparentemente contradictorios resultarían cier-
tos los dos, y lo que pasa en las regiones de calor más limitado,
vendría a ser otro hecho en favor de esta teoría.
La temperatura muy elevada de los rayos solares en estas re-
giones, completa la explicación y daría otra razón en apoyo de la
misma teoría. Efectivamente, en el Paraguay, Misiones y Alto
Paraná la intensidad de los rayos solares es muy notable, pues
(1) En la ya citada obra «Citrus Fruits and their Culture», 6» ed.,
pág. 469, entre los medios preventivos aconseja: «Air vi^ould then be freely
admitted, and the sunlight, ene of the best germicides we have, would be
allowed to reach the soil».
BERTONI: LA GUMOSIS DE LOS CITRUS 414
es más elevada de la que se observa en varios países tropicales,
y aún más si la comparamos a la que se registra en el Sud de los
Estados Unidos (Ü). Por eso (y no por el frío) en estas regio-
nes la sombra es absolutamente necesaria para el Café, el Ana-
nás y otras plantas que en las regiones altas del Brasil y en varios
países ecuatoriales pueden prosperar en pleno sol. Yo creo que
— en general — la media sombra protegerá a los Citrus en todos
los países donde el Café exige sombra. Que una intensidad
muy elevada de los rayos solares favorezca el desarrollo de la gu-
mosis, es algo demasiado evidente y constante en estas regiones
para que pueda ser puesto en duda un solo momento. Y es otro
indicio en favor de la opinión de que la gumosis no sea una en-
fermedad esencialmente parasitaria.
La gumosis responde a dos causas; esto es lo que me parece
resultar del conjunto de los hechos. Una causa — que parece
ser la primera o principal, dado que precede y que por sí sola
puede resultar fatal — está en un defecto o desequilibrio funcio-
nal que trae una alteración de todo el organismo. La otra — que
es generalmente necesaria — es la presencia de organismos
saprófilos o «patófilos», que pueden invadir a la planta gracias a
esa alteración, viviendo probablemente de los productos de las
alteraciones orgánicas. La primera de éstas no puede 'causar
por sí sola la ruina de la planta sino en casos excepcionales. La
segunda no puede obrar profundamente sin la primera.
El desequilibrio funcional inicial — en todos los casos ob-
servados por mí en estas regiones — es debido a un exceso en el
balance absorbción-evaporación. Las plantas expuestas a un
sol violento, evaporan más agua de la que las raíces pueden ab-
sorber, si la tierra no está suficientemente húmeda (2) . Y no
son muy raras las temporadas, o períodos de uno hasta varios
meses, durante los cuales el suelo no contiene suficiente cantidad
(1) En el Paraguay y Misiones, entre los paralelos 20'' y 28<' no pasa
un año sin que los actinómetros o termómetros solares no indiquen máximas
de más de TO"? A la pág ya indiqué algunos ejemplos de máximas excep-
cionales, de 80.5 y hasta 82.5.
(2j En estas regiones la irrigación artificial no se usa páralos Citrus,
pues el total anual medio de lluvia varía entre 1300 y 2000 milímetros, según
los lugares.
415 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
de agua para que la planta pueda mantenerse fresca a pesar de
los ardientes rayos del sol. En estos casos, una media sombra
basta para que la evaporación disminuya mucho (1) y se reesta-
blezca el equilibrio. Aun un cuarto de sombra puede bastar.
Naturalmente, la pobreza o la mala composición de la tierra, o su
falta de espesor, son circunstancias que favorecen el desequilibrio
porque las tierras retienen menos agua.
La falta o imperfección del drenaje es otra causa de dese-
quilibrio; en este caso, la planta no puede evaporar toda el agua
que las raíces absorben; además, hay asfixia y una parte de las
raicillas se pudren. Esto no es raro en las llanuras argentinas
donde asóla la gumosis. Otro motivo inicial lo dan las tierras
pobres de elementos nutritivos, las que contienen ciertos elemen-
tos en exceso, las lavadas por exceso de lluvia, las de mucho de-
clive imprudentemente desnudadas y las pedregosas en exceso.
Todos estos casos he podido observar, con relación a la gumosis.
Más al sud, en regiones menos calientes, las heladas han podido
ser más de una vez la causa inicial. Y sin heladas también, el
frío muy prolongado suspende la vegetación, o disminuye la eva-
poración en los lugares húmedos ; y ambas cosas producen alte-
raciones que pueden abrir la puerta a la gumosis.
Es por tanto muy esplicable que las conclusiones a las que
he llegado al respecto de la causa primera de la gumosis no sean
aplicables a todos los países, ni a todas las circunstancias. Si,
por ejemplo, la causa fuese la falta de drenaje, la sombra no
convendría en los países más calientes tampoco, pues aumentaría
el desequilibrio.
IV APLICACIONES PRACTICAS
POR lo que corresponde a estas regiones, las deducciones
prácticas se presentan claramente. Primeramente, tenemos
un medio práctico de salvar los inmensos vergeles naturales de
Naranjos dulces, los cuales pueden alimentar — y en parte ali-
mentan ya — un activo comercio. Es lo más fácil y lo más eco-
(1) En el Alto Paraná, durante los días de cielo despejado, la evapo-
ración a la sombra, es siempre de tres a cuatro veces menor a la evaporación
en pleno sol.
BERTONI: LA GUMOSIS DE LOS CITRUS 416
nómico: basta dejarles su sombrajo natural. El arte ayuda a la
naturaleza y puede aumentar la productividad de estos vergeles
sin malas consecuencias. Basta suprimir la maraña baja, los ar-
bustos y arbolitos pertenecientes a las especies que no crecen en
altura más que el Naranjo. Allá donde la selva es tupida y los
Nananjos poco productivos, se puede ralear un poco, así como
suprimir las lianas o ihsipó de mucho crecimiento. Procediendo
prudentemente y por grados, la experiencia mostrará el grado
de sombra más conveniente.
También se pueden salvar los restos délas plantaciones ruinadas,
los grupos y árboles aislados de las huertas. Aquí la cosa ya no
es tan fácil, porque los árboles para sombra son lentos en crecer
y las plantas atacadas pueden morir antes de que reciban sombra
suficiente. Hay el recurso de plantar enredaderas; pero éstas
tienen el inconveniente de aplastar a la planta que se quiere
proteger; ésta se salvará; pero producirá poco. Hay que esco-
ger las especies que crecen rápidamente pero no lleguen a dar
sombra excesiva (1).
En cuanto a las nuevas plantaciones, es necesario hacer una
distinción y una advertencia: no todos los Citrus se comportan
igualmente con la sombra. El Naranjo dulce, por poco que la
sombra sea excesiva, produce menos que en pleno sol; y su cre-
cimiento a la sombra es bastante lento. Estos inconvenientes
me obligaron a idear y buscar medios de obviarlos. Así, he
visto que el inconveniente del lento crecimiento puede ser evita-
do en gran parte dejando el naranjal en pleno sol hasta los cua-
tro o cinco años de edad, pues las plantas muy jóvenes no son
atacadas (2) ; pasada esa edad, se plantan los árboles para som-
bra. Para este fin no creo haya árboles mejores que las Legu-
minosas, en primera línea los Ceibos y Búcares (que son especies
[1] El Poroto Caracol grande (Phaseolus Bcrtonii) me parecióla
mejor enredadera para este efecto. Se multiplica fácilmente por estacas o
cortes y por semilla, y es un bello adorno. Pero nc resiste a fuertes heladas
y no madura en los países subtropicales. Creo que en éstos convendría el
Phaseolus caracalla.
[2] Hemos visto que en las bueijas tierras el Naranjo no es atacado de
gumosis sino desde el segundo o tercer año de producción, rara vez antes.
En tierras medianas o algo pobres, puede ser atacado antes; pero el cultivo
superficial y la cubierta verde retardan la aparición del mal.
417 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
afines de Erythrina) , luego las diferentes Inga (1), la Cassia
fístula, las Caesalpinia, la Poinciaiía regia (2). Además, estos
árboles no se deben plantar espeso, sino más o meros raleado
según su respectivo crecimiento. En cambio los Naranjos pueden
ser platados más espeso que cuando deben quedar en pleno sol,
lo cual vendría a compensar, para una superficie dada, la dismi-
nución de la producción por árbol (3).
No es por tanto imposible obtener una producción satis-
factoria, no obstante la sombra. Se puede llegar también a este
fin, adoptando para sombra árboles de hojas caducas. A este
respecto diré que nos falta aún realizar un experimento defini-
tivo sobre cierta escala y más metódico; pero que las observaciones
hechas permiten aconsejar este método. Se entiende, para
estas regiones y para el Naranjo dulce. Se pueden indicar para
el efecto dos especies particularmente: la Hovenia didcis y la
Poinciana regia: aquélla es más segura para el Sud, por ser más
resistente al frío que todos los Citrus, presentando la ventaja,
además, de producir un fruto comestible y hasta cierto punto
utilizable en mayor escala.
Se comprende que los árboles de hojas caducas presenten,
por su parte, estas ventajas:
a) permiten la acción directa de los rayos solares duran-
te toda la estación fresca, durante la cual los Naranjos forman
sus botones, fiorecen y cuajan, elevándose la producción;
b) permiten una madurez más temprana y la obtención
de frutas de mejor gusto, por la misma razón;
c) permiten un crecimiento algo más rápido y más uni-
forme, en anchura también, haciendo menos demorada la en-
trada en producción.
[1] Aquí tenemos el Inga-guasú y el Inga-í.
[2] Estos árboles leguminosos fertilizan a la tierras como es sabido-
Pero he visto que no todos los árboles de esta familia tienen esa propiedad.
Los Kurupaíh (.Piptadenia), el Anchico (P. rígida), el Ihvihrá-pepé (Holo-
calyx Balanzae), y algunos más, resultaron ser malas sombras.
(3) HAROLD HUME indica, como mejor distancia para el Naranjo, 20 a
25 pies, o sean metros 6 a 7,50. Pues bien, bajo una media sombra se puede
reducir eso a cinco metros, siempre que los árboles para sombra sean de hojas
persistentes, pues debajo de éstos, los Naranjos crecen mucho más en altura que
en anchura. Si los árboles para sombra fueran de hojas caducas, habría que
plantar los Naranjos a la distancia habitual, que el autor citado acertadamente
indica.
BERTONI: LA GUMOSIS DE LOS CITRUS 418
El Mandarino a media sombra vegeta y produce perfectamente.
Podemos llegar a esta conclusión sin reserva. Estamos por tanto
en posesión — para las nuevas plantaciones — de un medio pre-
ventivo seguro y sin inconvenientes. Sea por esta razón, sea
porque el Mandarino en pleno sol es atacado desde los primeros
años (1), conviene en este caso que las plantas de sombra sean
plantadas en el mismo tiempo, o el mismo año.
En nuestros experimxentos, la sombra más favorable al
Mandarino fué la del Banano Manzano; plantado en número igual
al de Mandarinos, proporciona la media sombra que hace falta;
además, presenta la ventaja de crecer rápidamente, y la de que
la sombra puede ser disminuida con facilidad cuando se creyere
conveniente, por ejemplo, cuando el crecimiento de los Manda-
rinos o de su sombra resultare más que normal. En el cuadro
siguiente damos un ejemplo de la disposición de semejante plan-
tación. En cuanto al rendimiento, en nuestros ensayos fué
abundantísimo; así que hemos adoptado este método definitiva-
mente.
PLANTACIÓN DE MANDARINOS CON BANANOS
o(^o(x)o@o(x)o
Interliño de 6 metros
OESTE 'tr-m T . 1- j ^ . «»-^ ESTE
Interlmo de 6 metros
o(x)o(x)<>(x)<i-(x)o
Interliño de 6 metros
o(S)<>®o®o®<>
o Bananos ® Mandarinos
La disposición de una plantación de Naranjos dulces puede
ser más variada, pues, no pudiéndose emplear para sombra el
Banano por su poco crecimiento (2) y siendo los árboles de som-
(1) Aun en el vivero, o en el almacigo desde el primer año.
[2] Probablemente convendrían el Banano Plata (Musa argéntea]
y el Ram-kela o Colorado [Musa rubra] por su gran crecimiento, pero sólo
en las buenas tierras, suficientemente regadas artificial o naturalmente y no
muy expuestas al viento y a los fríos, que es donde pueden alcanzar hasta 10
y 11 metros de altura.
419 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
bra tan diferentes (1) en su elevación y amplitud, no es posible
indicar una disposición preferible para todos los casos, debido
principalmente a las diferencias en cuanto a las distancias que
los árboles de sombra exigen. Por tanto indicaremos sólo un
ejemplo, a base de Hoveyíia dulcís:
PLANTACIÓN DE NARANJOS CON HOVENIA
Y EVENTUALMENTE OTRO CITRUS
0O®O®O®O0
• ••••••o
0O®O®O0O®
• •••••••
0O0O0O0O0
0O0O0O0O0
• •••••••
0O0O0O0O0
• Naranjo O Otro citrus (event.) 0 Hovenia
Una advertencia final será necesaria. Todos los métodos
tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Es decir que nunca
un método conviene para todos los casos; pretender lo contrario
es exigir a un buen remedio que cure todos los males; sin em-
bargo hay simplistas que llegan a este extremo. Al respecto
del Mandarino — como ya vimos — el nuevo método puede ser
recomendado en general y con la sola reserva de que los terrenos
deben ser bien desaguados naturalmente, o bien drenados.
Al respecto del Naranjo Dulce hay que limitar la reco-
mendación a ciertos casos, como ser:
[1] Seria conveniente ensayar el Cedro Colorado [Cedrela tubiFlora
Bertoni]. Es la madera de mayor comercio en los Estados del Plata y de
mayor exportación de la América Latina. Es de rápido crecimiento, fácil de
multiplicar y no empobrece al suelo. Poco frondoso, no da sombra excesiva.
Cortado a los 20 o 30 años daría por sí solo un resultado que pocas especies
forestales igualarían. Exige tierras buenas y profundas y, llegado el tiempo
de cortarlo, el destino del naranjal sería otro problema. Pero, en ese tiempo,
el naranjal ya habría producido bastante. Por fin, es una idea; la práctica
sola podrá hacerla buena. Pero téngase por seguro que el cultivo del Cedro
es de porvenir por sí sólo.
BERTONI: LA GUMOSIS DE LOS CITRUS 420
a) plantadores de escasos recursos (por el costo de las
plantas ingertadas) ;
b) colonos y otras familias que quieran plantar para el
uso de su establecimiento, pero con cierta abundancia;
c) plantadores no muy apurados, que tienen otro negocio,
pero que desean formarse una renta de porvenir y con poco gas-
to; principalmente los que piensan en sus hijos y descendientes,
pues los naranjales bajo sombra duran siglos.
En cuanto a los plantadores que quieren hacer del Naranjo
su principal negocio, y disponen del capital necesario, y tienen
interés sobre todo en que la plantación entre en producción en el
menor tiempo posible, la planta ingertada queda la más recomen-
dable, así como el pleno sol.
RESUME & CONCLUSIONS
'ññ'RES graves sont les ravages causes par la gommose dans
^ tout le bassin du Rio de la Plata, et la virulence de cette
maladie parait augmenter d'année en année.
Les moyens préventifs et curatifs indiques jusqu'á pré-
sent, étant donné les conditions de ees régions, ne sortent pas
du domaine de la théorie.
Toutes les observations faites par nous, ainsi que tous les
résultats de nos nombreux essais, démontrent de la faQon la plus
evidente que les clTRUS ombragés ne sont jamáis attaqués par la
gommose, et qu'un ombrage artificiel fait á temps sauve les plan-
tes attaquées.
Ces faits, qui paraissent en contradiction absolue avec ce
que Ton a admis jusqu'ici, ne sont probablement vrais que pour
celles des régions tropicales ou semi-tropicales qui se distinguent
par une insolation tres vive (máximas de 70 a 80 degrés acti-
nométriques ou du thermométre solaire) .
Cette constatation nous confirme dans notre opinión,
exposée il y a dé ja longtemps, que la cause essentielle ou condi-
tion nécessaire de la maladie, est dans un défaut de nutrition et
altération physiologique proveyíant d'un manque d' equilibre entre
421 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
les fonctions organiques et surtout entre Vabsorpüon et Vévapora-
tion. Les différents parassites qu'on a tour a tour indiques
comme cause du mal, ne seraient que des saprophiles aggravant
le mal, lequel, sans eux, ne serait peut-étre pas mortel.
Comme application pratique pour ees régions, la culture
des Citrus dans un milieu plus ou moins ombragé se présente
naturellement.
Pour le Mandarinier {Citrus nobüis, le plus éprouvé par
cette maladie) le résultat de nos essais est complet. Sous un
demi-ombrage, la croissance, la production et la beauté des
f ruits sont tout a fait satisfaisantes, supérieures méme a ce que
Fon obtient en plein soleil.
Pour rOranger commun, la santé es parfaite et les oran-
ges tres belles, quoiqueplustardives;mais las croissance est plus
lente et la production est réduite dans une proportion assez forte.
Néammoins, soit en ne donnant de l'ombrage qu'au bout de
quelques années, soit en choisissant des arbres qui perdent leurs
feuilles pendant la saison fraiche de l'hémiphére Sud, soit en
plantant plus dru (les Orangers ombragés croissant plutót en
hauteur), soit enfin par tous ees moyens combines, on arrive a
parer dans une certaine mesure ees inconvénients.
L'emploi de plantes greffées sur Bigaradier reste le grand
moyen pour les capitaux ayant pour but principal la culture de
rOranger et partant pressés d'avoir des entrées. Mais la cul-
ture demi-ombragée n'en sera pas moins le moyen le plus éco-
nomique et le plus sur pour les colons aux ressources limitées et
pour les planteurs visant a se faire de l'Oranger une rente se-
condaire pour T avenir. Elle est encoré le seul moyen pratique
(dans ees pays) de sauver les vergers deja attaqués et les foréts
naturelles d' Orangers subspontanés.
Dans ees foréts, l'Oranger vit des siécles, sa production
par hectare (les arbres pouvant croitre assez dru) est assez
élevée, la rente nette, étant donné les frais presque nuls, est
tres satisfaisante, et en aidant un peu la nature, elle peut devenir
magnifique,
Pour les autres espéces de Citrus des essais méthodiques
sont encoré nécessaires.
Moisés S. Bertoni
RHIZOCTONIA SUBEPIGEA
PLAGA GENERAL DE LAS PLANTAS Y SUS REMEDIOS
( MBAERASÍH-KANG'Í )
SUMARIO: Esta plaga es grave, casi univer-
sal, y ataca a la mayora de las plantas — Es
sólo parecida a la que publicó Mr. d'Hérelle
bajo el nombre de Phthora vastatrix— Mo-
do de propagación y desarrollo — Medios pre-
ventivos y de destrucción ensayados. Permi-
ten reducir mucho la gravedad del mal.
|ACE más de veinte años, publiqué (1) la descripción
y biología de una enfermedad parasitaria que había
estudiado en mis plantaciones de café. No habiendo
yo entonces obtenido fructificaciones, la inscribí pro-
visoriamente en el género Rhizoctonia, por las analogías que
había observado. Más tarde, el sabio químico microbiólogo
F. H. d'HÉRELLE (2), describiendo una enfermedad del Cafeto
que hacía grandes estragos en Guatemala, da al hongo destruc-
tor el nombre de Phthora vastatrix, considerándolo como una
Esferiácea; opinión puesta en duda por el eminente fitopatólogo
G. DELACROIX (3), el cual opina que «ni la descripción, ni la fi-
gura que aquel autor da, no permiten hacerse una idea suficien-
(1) M. S. BERTONI: « La Rhizoctonia subepigea. Nueva En-
fermedad del Cafeto», in «Revista de Agronomía» vol. I p. 211-222, Asunción,
Agosto 1897.
(2) F. H. D'HÉRELLE: «Maladie du Caféj^er au Guatemala» in Bull.
de la Soc. Mycolog. de France, vol. XXV, p. 171, Paris 1909.
423 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 5
temente exacta de la constitución de este hongo como para
asignarle con seguridad su lugar en la clasificación».
Tanto d'HÉRELLE como yo mismo, habíamos observado
que la enfermedad que describimos atacabaaotros árboles (11. ce. ) .
Pero, poco después de mi primera publicación, y aun más en lo
sucesivo, pude cerciorarme de que la plaga de que trato ataca
a un gran número de especies, arbóreas o herbáceas, y a la mayoría
de las especies leñosas cuando son muy jóvenes. Es la mayor
plaga de los almacigos y viveros, de las siembras de tabaco, Citnis,
Eucaliptus, Coniferas, etc. y en general de toda siembra tupida
que se haga con el objeto de trasplantar; es la pesadilla del sem-
brador hortícola en todas estas regiones calientes, cualquiera sea
la tierra.
En realidad, todos los agricultores y horticultores la cono-
cen. En los otros países creen que se trata de varias enferme-
dades y les dan varios nombres, generalmente el de cada planta
atacada. El campesino paraguayo ha sido el más fino observa-
dor; le dio el nombre genérico y muy expresivo de « Mbaerasíh-
kang'íh». Difícil sería dar un nombre más acertado. Efecti-
vamente, allí tenéis un almacigo de café, o de árboles, o de tabaco,
en buena tierra y bien cuidado; ha germinado y crecido l(>zana-
mente y estáis lo más satisfechos. Pero he ahí que unaplantita
de un día para otro parece desfallecer, se marchita o bien se
pone amarilla, sin causa aparente; los días siguientes ya es un
grupo; el grupo se extiende y acaso toda la siembra perece, si
no se arranca rigurosamente toda planta enferma y las vecinas,
y aun así mismo, porque nuevos focos pueden aparecer.
y bien, según mis observaciones, se trata de una sola en-
fermedad, producida por el mismo hongo, que ataca primera-
mente al cuello de la raíz. El aspecto varía, sobre todo según la
edad de la planta. Las plantitas jóvenes mueren rápidamente;
entonces el mycelium — o filamentos a que está reducido el hon-
go — permanece blanco, de donde el nombre de «Blanco de las
raíces » que dan a la enfermedad en varios países. Las plan-
tas de más edad, resisten meses, y aun más; entonces los filá-
is) Dr. G. DELACROIX: «Maladie du Caféyer au Guatemala» in
• Agrie. Pratique des Pays Chauds» Diciembre 1910, Paris.
BERTONl: LA RHIZOCTONIA SUBEPIGEA 424
mentos invaden toda la corteza de la base del tronco y las raíces
gruesas y se ponen negros. En especies herbáceas, como el ta-
baco, o las arbóreas recién germinadas, la plantita muere tan
rápidamente, que a simple vista no se ven filamentos, ni blancos
ni negros y sólo aparece la destrucción tabescente del pie y de la
raíz principal.
Siento serme imposible entrar, en este breve espacio, en
todos los detalles de observación que me llevaron a la convicción
de que la plaga en cuestión, si bien difiere por algunos caracte-
res de la Phthora vastatrix d'herelle — la que temí al princi-
pio fuese idéntica — en cambio es seguramente la misma que
muchos agricultores y horticultores denunciaron con varios nom-
bres. Así, el citado «Blanco de las raíces»; la «Pudrición de los
semilleros» plaga tan grave, que «el hacer semilleros de tabaco
es uno de los problemas más difíciles de la agricultura de Cuba»
(w. T. horne) ; la Rhizoctonia de los tabacales de esa isla (p. p.
cardin) ; una de las más obstinadas plagas de California, Jamaica,
Brasil, etc., y quizá no es sino una forma, la plaga que ataca a los
alfalfares en Argentina, descrita por H. miatello (1), quién la
atribuye con duda a Rhizoctonia violácea Tul. ^ Leptosphaeria
circinans Sacc.
Cómo se propaga, d'herelle di. ce.) indica, para la Phthora
que su difusión se hace por medio de los esporos. Estos, sem-
brados por el viento, penetran, mediante las lluvia, hasta las
las raíces. Estoy en condiciones de poder afirmar que nuestra
plaga se propaga sobre todo por medio del mycelium, cuyos fila-
mentos pueden vivir meses y años en su primer estado (2), o
extendiéndose sobre la superficie del suelo hasta encontrar una
de las plantas preferidas, que ataca entonces por el cuello de la
raíz. De ahí la aparición usual, por manchas que van exten-
diéndose en todos los sentidos.
La evolución, en las plantas atacadas, varía según la re-
sistencia de estas plantas, desde pocos días (semilleros, almaci-
gos) , hasta dos o tres años (árboles) . Pero nunca la enfermedad
invade sino la base del tronco y la parte más gruesa de las raíces
[1] HUGO MIATELLO «Plagas de la Alfalfa» in «Anales Soc. Ru-
ral», Buenos Aires.
[2] M. S. Bertoni, 1. c, p. 218 y fig.
425 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
hasta poca hondura. La sequía favorece la diseminación de los
esporos, y las lluvias prolongadas, la de los filamentos. Tempo-
radas húmedas que suceden a otras notablemente secas, son lo
que más favorece al desarrollo de esta plaga; pero si todo el año
es lluvioso, ésta disminuye, mientras si todo el año es seco, per-
siste.
Medios de defensa o de destrución. Han sido propuestos
muchos. Sometimos buena parte a experiencia, resultando muy
pocos buenos y prácticos, dudosos o negativos otros, y alguno
hasta contraproducente. He aquí, en resumen, las conclusiones
a que creo poder llegar:
1? La previa quema de la superficie del suelo, en general, no
parece convenir (1). Para la siembra de Tabaco, una quema
superficial suave, si se dejan las cenizas bien esparcidas y no se
remueve más la tierra, puede convenir, también por otros motivos.
29 La limpieza absoluta en torno del árbol o arbusto (Café, Yer-
ba, etc.) detiene el avance del hongo (mycelium) ; pero, por otras
razones, no debe alcanzar a más de un metro del tronco.
39 Arrancar los troncos y las raíces, en el desmonte (défriche-
ment) es trabajo inútil si se hace sólo con este fin; no detiene la
enfermedad.
40 Cub^ñendo la base del tronco, toda la parte atacada y un po-
co más, con tierra pura, se puede salvar un arbusto enfermo
(hay que poner un tutor). Hallé este medio por haber visto que
el hongo no puede vivir a cierta profundidad (± lOcm). Pero
no hay que esperar que el mal sea grave y no dejar secar la
tierra. Esta debe formar un cono, y debe ser extraída de cierta
profundidad, sin mezclarla con la superficial.
50 La alcalinización del suelo, preconizada fundamentalmente
por Mr. d'HÉRELLE, es, en este caso también, un medio excelente,
si no indispensable. El encalado es aconsejable donde puede ser
hecho económicamente. Es preventivo y hasta cierto punto cu-
rativo. La cal debe ser puesta sobre la tierra limpia en torno
[1] En Cuba tampoco ha producido buenos resultados, según W. T.
HORNE «La Esteriliz. de la Tierra» 1918.
En mi primer trabajo (1. c. p. 222) indiqué los resultados de un ensayo
favorables a la quema. Observaciones posteriores volvieron a poner la cosa
en duda.
BERTONI: LA RHIZOCTONIA SUBEPIGEA 426
del pie. Si se abona con materias orgánicas, o acidas (superfos-
fatos), o se usa abono verde, éste y aquéllas deben estar a un
metro o menos del tronco. He visto que las cenizas pueden
substituir la cal hasta cierto punto.
69 La cubierta verde, indirectamente es útil, pero a la misma
distancia (o algo menos) del tronco.
7*? La penetración de los rayos solares hasta el pie de la planta,
dio resultados dudosos o malos para el Café, los Citriis, la Yerba
Mate (en los terrenos atacados) y otras plantas leñosas, (4).
8^ El trasplante a mayor hondura da regulares o buenos resul-
tados para las plantitas jóvenes (Café, Eucaliptos, Acacias, etc.)
si el mal está en su comienzo. Es necesario plantar a unos 10 o
15 cm más hondo, abrigar del sol y el viento y regar frecuente-
mente.
99 El caldo bórdeles dio muy buen resultado para destruir las
manchas da la plaga en los semilleros o eras de Tabaco. Para
este caso conviene que contenga i o g más de cal que en el ordi-
nario. Es útil también como preventivo; pero entonces hay que
repetir la aplicación a las eras después de cada lluvia fuerte.
109 La esterilización previa de la tierra es e\ medio más efectivo
para las siembras de Tabaco y similares y todas clases de alma-
cigos y siembras en cajón o en macetas. Se aconsejó hacerla
por medio de laformalina oformol; en la práctica este medio, a
más de ser el más costoso, resulta infiel, porqué en el comercio y
aun en la farmacia, la formalina, por abuso o por la fácil volati-
lización, en vez del 40 7o legal de ácido fórmico no contiene sino
el 30 % , el 20 % y aun menos. Además obliga a esperar unos
días antes de poder sembrar.
119 La esterilización por el sulfato 'de magnesia parece haber
dado buenos resultados, y es fácil y económica.
[6] He visto que el sol no destruye a los esporos, ni a los filamentos.
Tuve de eso una prueba elocuente: teniendo que hacer en cajones una siem-
bra de Pinos y otras Coniferas— plantas sumamente perseguidas por el hon-
go en cuestión— junté únicamente la tierra arenosa, limpia y muy seca de un
patio abrasado cada día por ardiente sol de seca de 70 a 75 grados. Confiado,
sembré sin desinfectar. Pues nunca vj un desarrollo de Rhizoctonia tan
grande: la superficie de la tierra quedó completamente cubierta de una capa
felpuda y densa de filamentos blancos, y me fué imposible salvar una sola
planta. Semanas después esa felpa tomaba un color oscuro.
427 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 5
129 La esterilización por medio del agua hirviendo resultó ser
el mejor y más económico de los medios preventivos. Ninguna
esterilización permite una seguridad absoluta, pues el viento y
el agna pueden traer gérmenes de afuera; pero si se vigila, éstos
no pueden llegar a perjudicar mayormente. Siempre hay que
regar con abundancia. Pero téngase presente que la acción del
agua hirviendo es tanto más rápida y completa, cuanto más seca
esté la tierra; por tanto, si ésta está muy húmeda, y no se
quiere esperar que se seque un poco, hay que emplear mucho
más agua hirviendo.
APÉNDICE
Polvo ferro-calizo. En otro trabajo (1) he aconsejado co-
mo preventiva — y curativa en las plantas leñosas al principio
del mal — la siguiente fórmula:
Cal apagada 45 %
Cenizas de leña 45 %
Sulfato de hierro en polvo 10 %
Mézclese bien. Si la aplicación es preventiva, el sulfato
de hierro puede ser reducido al 5% . Descalzar un poco la plan-
ta, y colocar el polvo en torno del cuello y sobre las raíces grue-
sas enfermas. Repetir cada año, si es preventiva.
m
[1] M. S. BERTONI: «Contribución al Estudio de Algunas Plagas del
Naranjo y demás Citrus» in «Boletín del Depart. de Fomento» I, n. 4, p, 28,
Asunción 1914.
índice del N"" 5, Serie íl
(19 de Agronomía y Biología)
( Analítico )
LIMITES DE RESISTENCIA DE LAS PLANTAS TROPICALES Y
SUBTROPICALES A LAS BAJAS TEMPERATURAS 324
Error fundamental 324
La congelación en la zona tropical 325
Error en observar la verdadera mínima 326
El BIOTERMÓMETRO resuelve el problema 327
El límite de resistencia es casi invariable 328
Explicación de las cifras y abreviaciones 330
Cuadro general: Efectos de las heladas de 1918 331
Límite de resistencia — Límite de vida 331
Apéndice a este cuadro 342
Comentarios al cuadro precedente 338
El límite de vida depende de varios factores 338
El límite de resistencia no aparece inmediatamente 339
Aparece a veces mucho tiempo después 339
Datos inexactos referentes a mínimas 341
Cómo y dónde hay que observar 341
Conclusions genérales 342
LA TEMPERATURA MÍNIMA SECULAR DE 1918 345
El año de 1917. Records batidos 345
El año de 1918. Antecedentes 346
Las congelaciones de Junio. ídem en el Brasil 347
Las heladas de Julio 349
Pródromos y temperaturas mínimas 350
Las congelaciones en los, países limítrofes 351
El fenómeno del «granicillo* (grésil) 352
Ventaja térmica de la costa paraguaya 352
Algunos Datos Termométricos: Paraguay 353
429 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 5
ídem Argentina y Brasil. Límite de la nieve 355
Las zonas paraguayas más abrigadas 356
Antecedentes Históricos 357
Siglos XVIII y XIX. Número de heladas 358
Una tradición Guaraní 360
Periodicidad de los grandes fríos 362
Consecuencias inmediatas 364
La pronta y directa acción de los rayos solares 364
Atenúa los efectos de las heladas 365
Ventaja de las localidades altas 366
Las regiones al Oriente del Río Paraná 368
Acción sobre los animales 369
Una observación psico-biológica 371
Consecuencias mediatas 374
La gangrena progresiva 374
Efectos subsecuentes en los animales 375
Consecuencias durables 376
Modificaciones en la fauna 377
Preponderancia de la misión de las Aves 378
Al respecto de los animales domésticos 380
Modificaciones permanentes en la flora ? 381
Determinación de nuestro clima 382
Caracteres tropicales. Enumeración 385
Fríos desatrosos en otros países calientes 387
Résnmé et Conclusions 388
CLASIFICACIÓN DE LAS CONGELACIONES 392
LA ORIENTACIÓN DE LA AGRICULTURA PARAGUAYA Y LOS CUL-
TIVOS TROPICALES 394
Aparente cambio de clima 394
Peligros de los cultivos de la zona templada 396
Estadística de nuestros resultados 397
Condiciones de nuestros mercados 398
Clima del territorio de Misiones 399
La Faja Litoral paraguaya, más favorecida 400
Faja del Interior y ia Serrana 401
Cultivos tropicales aconsejables. Elección 401
ídem para lugares de heladas fuertes 404
Medios protectores artificiales 405
ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N, 5 430
Plantas de las zonas templadas. Advertencia 405
Consejo práctico, en general 407
LA GUMOSIS DE LOS CITRUS Y UN NUEVO MEDIO CURATIVO Y
PREVENTIVO 408
Premisas. La gravedad es cada vez mayor 408
La causa de esta plaga 409
Los medios aconsejados resultaron insuficientes... 410
Observaciones y experimentos 411
Los naranjales silvestres son indemnes 412
Conclusión y Explicación 413
La sombra previene y detiene la Gumosis 413
La Gumosis responde a dos causas 414
Aplicaciones prácticas 415
Medios para salvar los naranjales naturales 415
Difícil es salvar los restos atacados 416
Aplicación de la media sombra a nuevas plantaciones 416
El Mandarino a media sombra 418
El Naranjo Dulce a media sombra 419
Resume et conciusions 420
RHIZOCTONIA SUBEPIOEA. PLAGA GENERAL DE LAS PLANTAS 422
Ataca a la mayoría de las plantas leñosas 423
Recibió varios nombres. Cómo se propaga 424
Medios de defensa o destrucción ensayados 425
Un polvo ferro-calizo, nuevo 427
La esterilización de la tierra por el agua hirviendo
resultó ser el mejor medio preventivo 427
*-«:^FEN^—
ANALES científicos PARAGUAYOS
Publicados por el Dr. Moisés S. Bertoni
SERIE II NtJM. 8 29 DE ANTROPOLOGÍA
PUERTO BERTONI Paraguay MARZO De 1920
O
Dr. Moisés S. Bertoni
LA LENGUA GUARANÍ
COMO
DOCUMENTO HISTÓRICO
ESTRUCTURA. FIJEZA. INALTERABILIDAD
CONSECUENCIAS PARA LA ETIMOLOGÍA
f»
PUERTO .BERTONI
ALTO PARANÁ ■ PARAGUAY
IMPRENTA Y EDICIÓN •' EX SYLVIS'
1920
I
IMPORTANCIA DE LOS ESTUDIOS
GUARANIOLOGICOS
L estudio de la raza guaraní, en todas sus
diferentes manifestaciones, es de la más
alta importancia para la historia de Amé-
rica. Pues nos hallamos frente a un fe-
nómeno grandioso: la enorme superficie
que esta raza ocupa, o en un próximo pasado ha ocupa-
do. Desde la foz del Río de la Plata hasta las Antillas y
Panamá, y desde el Atlántico hasta los Andes, y en algu-
nos puntos hasta el océano Pacífico, el mapa de más de la
mitad del continente está cubierto de nombres guara-
níes, los que atestiguan de la ocupación efectiva de la
raza, o de su preponderante influencia. Tan enorme ex-
tensión, la naturaleza y unidad admirable del idioma a
pesar de las distancias, el desarrollo de la agricultura,
los conocimientos en el campo de la medicina y de la
historia natural, las ideas morales y religiosas, la orga-
nización social y económica, el régimen político y otras
pruebas o indicios, nos inducen a admitir la existencia
de una verdadera civilización guaraní, cuyos caracteres,
muy especiales por cierto, en buena parte ya podemos
conocer y en parte nos serán revelados sin duda por las
investigaciones futuras.
No se trata de un pueblo desaparecido o extraño
a nuestra vida actual. Todo lo contrario: millón y
medio de habitantes civilizados hablan todavía la rica y
armoniosa lengua guaraní y la defienden con triunfante
435 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
tenacidad contra ia corriente arrasadora de las lenguas
europeas. Hay más: muchos millones de Americanos,
con el estigma más o menos evidente de la raza, llevan
en sus venas sangre guaraní, y confundidos en la gran
familia, colaboran con ventaja en la magna obra de es-
te continente.
Cuando habrán desaparecido ciertas preocupa-
ciones, cuyo origen está en la falta de conocimiento
cabal del valor intrínseco de las grandes razas sudame-
ricanas — cuando se comprenderá debidamente que, con
el triunfo de la democracia, el que no era antes sino el
estrato inferior de la población, viene a constituir la
mayor fuente de la fuerza moral y material de la nación,
y la base necesaria de sus progresos, entonces todos los
hombres estudiarán sin menosprecios y sin vanidades
el siempre interesante problema de sus orígenes, y
consignarán con satisfacción la verdad tal cual resulte,
al respecto de las agrupaciones de que formen parte y.
de la sangre que corra por sus venas. Las estadísticas
cesarán entonces de halagar a la vanidad de unos y te-
mer la susceptibilidad de otros, y el antropólogo, con la
imparcial serenidad del naturalista, revelará a las nuevas
generaciones todo el secreto de su pasado antrópico.
Entonces solamente se verá con claridad cuan grande
es la parte que corresponde, y a pesar de todas las in-
migraciones corresponderá, a esas razas que alg-unos
consideraban casi como extinguidas, o en vías de ex-
tinción.
Cediendo primero a la voz de la naturaleza, y
más tarde al soplo de las nuevas ideas, un gran cambio
s€ ha operado en esta América Latina. Vencidas por
las armas, exterminadas en parte, condenadas a servi-
dumbre, destruidas por el fanatismo religioso o civil
BERTONl: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUMENTO HIST. 436
SUS mejores instituciones, aniveladas bajo el manto uni-
forme de un nuevo credo, que con ser sublime, no
dejaba de aplastar toda originalidad e impedir las ve-
leidades de independencia mental, las grandes razas in-
dígenas parecían muertas moral e intelectualmente, y
sólo vivían en esa última camada de la gente, que antes
de la revolución francesa el mundo creía destinada a
servir de piso eternamente a los afortunados de la hu-
manidad. Pero en la naturaleza, así como nada salva
de la muerte a un organismo caduco, tienen extraña
resistencia los organismos jóvenes, que llevan en sí las
condiciones elementales del triunfo. Es así como rela-
jadas y rotas por fin las cadenas de la servidumbre, al
soplo de las nuevas ideas que recorrieron todo el mundo
llegando hasta la choza del indio, y bajo la presión de
las necesidades industriales que exigían brazos robustos
y brazos aclimatados, se revelaron aptitudes y se des-
pertaron energías que esperaban latentes la hora de la
rehabilitación. Y al despertar, la nueva generación
criolla se encuentra con que es otra. La naturaleza,
como siempre, había triunfado. Preocupaciones huma-
nas habían pretendido mantener abierto un abismo in-
franqueable entre las dos razas; pero Mater Natura lo
había venido llenando. A la voz irresistible de sus le-
yes, autóctonos y conquistadores se habían abrazado, y
al fin de la larga jornada, nos encontramos con que
amos y siervos han desaparecido para dar vida a un
nuevo ser colectivo, el cual, combinando felizmente las
cualidades de ambos mundos, se presenta en el torneo
de la humanidad lleno de vida y de entusiamos.
Se impone por tantx), en la actualidad con más
urgencia que nunca, el estudio metódico y minucioso
del pasado y del presente de nuestras razas aborígenes.
437 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N ó
Y a este respecto, la menos afortunada de las grandes
razas es la guaraní. Indudablemente, entre las publi-
caciones recientes, podemos registrar, uno que otro tra-
bajo de primera importancia. Pero el campo es inmen-
so y muy variados son los puntos de vista. Por otra
parte, las dificultades suben de punto cuando se trata
de destruir preocupaciones y combatir ideas preconcebi-
das, como las que tienen curso en el público al respecto
de los Guaraníes. De estas ideas, no pocas son inexac-
tas y algunas son completamente falsas ; esto me atrevo
a decirlo al respecto de lo que en general se piensa de
los pueblos antiguos, como con referencia a lo que co-
rrientemente se supone de los Indios de sangre pura que
aún viven más o menos independientes. (1)
En mi concepto, la parte más difícil — como
también la más importante — eí establecer con seguri-
dad, y desde los diferentes puntos de vista, el grado de
(1) Dos ejemplos entre muchos: en un resumen didáctico,
texto para las escuelas de una gran república, se dice, que los
Tupíes y los Guaraníes constituían dos familias etnográficas —
que no tenían animales domésticos— que vivían en completa po-
ligamia—que no tenían ninguna noción de Dios— que eran pura-
mente fetichistas — que sólo tenían una vaga noción de la vida
futura— que envenenaban sus flechas de combate— y que eran
todos insignes antropófagos. En todo lo cual no hay un concep-
to que no sea errado.
En una reciente y grande obra destinada a la educación de
la juventud, con el nombre de uno de los más ilustres intelec-
tuales de la América latina, aparecen algunos cuadros que, según
el rótulo y el texto, pretenden representar a los Guaraníes del
Paraguay. Y bien, salta a la vista que uno de los cuadros repre-
senta a ginetes Guaicurúes del Chaco, y que lo que aparece en
los otros cuadros no son sino grupos de Botocudos, Indios que
jamás vivieron cerca del Paraguay, y son de los más salvajes
de América, y en esos cuadros, con su enorme «bodoque» y el ti-
po exagerado, aparecen aún más horribles de lo que son.
BERTONI; LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 438
civilización que los Guaraníes habían alcanzado a la lle-
gada de los Europeos. El medio, el ambiente natural
en el cual esos pueblos habían tenido que evolucionar, es
completamente adverso a la conservación de varias cla-
se de documentos históricos. Por otro lado, entre los
primeros Europeos que visitaron o poblaron la América
Latina, muy pocos mostraron algún interés en estudiar
a las poblaciones indígenas; y aun estos pocos, forzoso
es reconocerlo, carecían de la preparación necesaria, o
bien no gozaban de esa libertad de pensamiento sin la
cual todo juicio queda obscurecido.
Pero un documento precioso ha llegado perfecta-
mente hasta nosotros: la lengua. Hablando en general,
holgaría recordar el hecho, por todos reconocido, de que
nada hay más poderoso que la lengua para descubrir
las intimidades de la vida de un pueblo, revelar su men-
talidad, darnos los detalles de su organización política y
social, y penetrar hasta lo más profundo de su alma,
reconstruyendo a la vez una parte de su historia. Mas
hablando de la lengua guaraní, cabe insistir en ésto de
una manera especial, pues seguramente no han de ser
muchas las lenguas que presenten tanta ventaja a este
respecto. Esto viene de su estructura, de su índole, de
su matemática precisión, de su rara fijeza, y por tanto,
de una inalterabilidad casi absoluta, que le permitió, a
través de miles de años, llegar hasta nosotros con sus
elementos originales intactos y siempre visibles, como
esos monumentos antiguos sin reboque, en que podemos
ver cada piedra y examinarla en su naturaleza, dimen-
siones y función.
II
FASES DE LA INTERPRETACIÓN
DEL guaraní
DESGRACIADAMENTE, no todos han sabido
aprovechar las ventajas de la lengua guaraní
como documento histórico, y algunos evidente-
mente ni supieron darse cuenta de ellas. A este respec-
to, no parece difícil distinguir tres épocas bien caracte-
rizadas: la de los Padres Jesuítas, la de Martius y la
actual.
La época de los Padres Jesuítas. El estudio de
la lengua guaraní empieza en los siglos XVI y XVII
de la manera más seria. Baste recordar los nombres
de ANCHIETA, MONTO YA y FIGUEIRA. Después de haber
llegado a un conocimiento práctico perfecto del idioma,
esos abnegados apóstoles, consignan en sus escritos las
palabras que recogen directamente del labio de los In-
dios, las coordenan, y nos dejan los primeros vocabula-
rios, que siempre constituyen nuestros mejores docu-
mentos del pasado. Ninguno de ellos era verdadero
filólogo; mas para el fin que se proponían, no era indis-
pensable el serlo. Bastaba ser fieles y exactos; y lo
fueron. Con todo, acometieron el estudio filológico;
trataron de estudiar el mecanismo de la lengua, pusieron
en claro muchas útiles etimologías y cada uno compuso
una gramática guaraní. Este último trabajo debía ser
el más imperfecto; la lingüística, ciencia esencialmente
comparativa, naturalmente como tal no había nacido; y
esos autores construyeron una gramática guaraní sobre
el plan de la latina. Pero si aquél no era el orden na-
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUMENTO HIST. 440
tural, era un orden, y llenó bastante bien las necesida-
des prácticas, sin contar que los planes de ambas len-
guas tienen varios puntos comunes.
Es sensible tener que indicar en esa época unos
lunares. No es seguramente el caso de ocuparnos de
todos los que en los escritos de ese tiempo nos dejaron
algo de guaraní. Pero hubo autores que tuvieron mu-
cha resonancia, y cuyas obras son de indiscutible impor-
tancia bajo otros puntos de vista, los cuales, al consig-
nar nombres y frases en guaraní, lo hicieron con tal
descuido de todas las reglas y aun del sentido común,
que sus datos, obscuros y dudosos en muchos casos,
resultan en otros verdaderos galimatías. Nos duele
tener que aludir en primer término a léry, hans staden
y schmiedel; pero se trata de una advertencia necesa-
ria, pues hemos visto autores modernos seriísimos sacar
deducciones que serían muy importantes para la histo-
ria, la geografía y la etnografía, si no viniesen de pala-
bras de una grafía muy dudosa o de evidentes estropeos.
La época de Martius. Durante la primera mi-
tad del siglo XIX, una gran figura aparece. Eminente
botánico, tan afortunado como desdichado fué el gran
VELLOZO, recibe la misión de estudiar una de las floras
más ricas, más espléndidas y menos conocidas del mun-
do. Viaja y explora botánicamente casi todo el Brasil,
y mientras lleva a cabo esa obra que debía inmortalizar-
le, se va dando cuenta de la importancia que tendría una
exploración etnográfica, la intenta, y en cuanto le es posi-
ble la lleva a cabo. No es posible poner en duda la impor-
tancia de la obra etnográfica de martius; y los docu-
mentos lingüísticos que pudo reunir, no obstante las
imperfecciones, no constituyen evidentemente la parte
menos útil, para quién está en condiciones de poder
441 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N, 6
aprovecharlos. Pero el célebre autor se dejó arrastrar
completamente por el peligroso placer de hacer etimo-
logías, y ese fué su error.
Cuando martius vino al Brasil, la mayoría de las
poblaciones guaraníes independientes ya había desapa-
recido, ruinadas por la caza de esclavos, o refugiadas
en los bosques más alejados e impenetrables, y las más,
refundidas con la raza inmigrada. La lengua había su-
frido peor desatre : el guaraní ya había desaparecido
completamente de casi toda la parte civilizada; nuestro
célebre botánico no pudo estudiarlo debidamente, y
cuando alguna vez se vio frente a tribus guaraníes ver-
daderas, tuvo que valerse de intérpretes. Y ¿ quienes
eran éstos ? El examen de los documentos comprueba
que generalmente esos intérpretes no debían ser lengua-
races verdaderos, sino simples peones o acompañantes
accidentales, más o menos conocedores de la «lengua
general». Por otra parte, es preciso tener en cuenta
dos dificultades de orden general: los defectos de audi-
ción, tan comunes y variados entre los Europeos recién
llegados y aun entre criollos; y la tendencia de los In-
dios—cuando ven que su interlocutor no comprende to-
do perfectamente bien— a emplear palabras y frases
impuras, abreviadas, alteradas, que ellos no usan, pero
que el interlocutor puede comprender mejor; hasta el
extremo de que si éste desconfía e insiste para que
aquéllos le digan bien como ellos suelen decir, no obtiene
muchas veces sino la repetición de la forma alterada.
Y entre tanta variedad de formas e inflexiones
que buenamente creía ser indígenas y originales, MAR-
TIUS se desorientó y se creyó frente a una lengua muy
variable, muy flexible y de fácil corrupción. La in-
mensa extensión territorial parecíale justificar esa su-
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 442
puesta variabilidad, y por otro lado, el ejemplo de las
lenguas europeas, tan flexibles y divididas en un sinnú-
mero de dialectos tan variados como numerosos, no
podía poner sobre la buena vía a una persona que care-
cía de un conocimxiento suñciente de la lingüística, por
más sabio que fuera en otras disciplinas (1). Y es con
semejante idea del guaraní que martius se lanzó con
entusiasmo y plena conñanza en el piélago aleve de las
especulaciones etimológicas. El resultado fué cual debía
ser; con mayor razón, debido a dos causas: el método
de exposición adoptado, y la escuela que un grande y
merecido renombre hizo prosperar.
He aludido al método. He aquí como procedía
habitualmente el autor en cuestión. Imaginaba para un
nombre una etimología; en seguida buscaba entre las
diferentes formas y alteraciones de ese nombre la que
más se aproximaba a lo supuesto, y ya la adoptaba como
si fuera la verdadera e indiscutida. Muchas veces nin-
guna de las formas conocidas respondía a la supuesta
etimología; ideaba entonces el autor una forma nueva,
calcada sobre la misma explicación etimológica y desde
entonces esa forma nueva era adoptada por él en todos
sus escritos, no solamente como si fuera real, pero como
si fuese la sola verdadera, la sola admisible y admitida.
Es evidente que el menor pensamiento deshonesto no
cruzó nunca por su mente y que tampoco le arrastró
ninguna vanidad; pues, a más de ser él un espíritu de-
(1) He aquí, por ejemplo, las transformaciones por las
que -en varios puntos de su obra «Pflanzen-Namen in der
Tupi-Sprache»— hace sufrir al nombre ihvá=fruto (str. sensu):
guá, kuá, juá, gilí, kuí, joá» aba, iba. La voz íhva=ár-
bol, no tiene mejor suerte, pues según ese autor se transforma
en ibí, iby, oba, ova e igbi.
443 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N ó
masiado superior para incurrir en tales debilidades, de
todo su decir se desprende una seguridad tan grande
en lo que creía ver, que la confusión entre la visión y
la realidad debía ser en él tan natural y completa, como
para que lo visto por los ojos del espíritu le resultara
tanto o más real que lo visto u oído por los sentidos ma-
teriales. Lo sensible es que casi nunca hace una dis-
tinción entre sus hipótesis y lo realmente observado.
En todos sus escritos de etnografía y lingüística es fre-
cuentemente imposible— aun para las personas entendi-
das en la lengua— distinguir lo que pertenece a las
opiniones del autor, de lo que corresponde a los hechos
concretos. Es un descuido que ha hecho incurrir en
más de un error a autores muy serios.
Lo peor es que MARTius hizo escuela y fué el
maestro, en Europa y América, de toda una generación.
Preclaras inteligencias siguieron sus huellas y muchos
laboriosos buscadores adoptaron su método. La creen-
cia de que el guaraní fuese idioma variable, versátil y
muy corruptible, se hizo general. Y es así como en
obras importantísimas aparecen deducciones de orden
histórico o etnográfico sacadas de versiones hipotéticas
y aun de meras suposiciones etimológicas, muchas de
las cuales ya pueden ser denunciadas como completa-
mente erradas.
No es el caso, evidentemente, de indicar nombres.
Tampoco puedo erigirme a juez, ni arrogarme una mi-
si 5n depuradora que sólo puede corresponder a una ge-
neración de especialistas. Pero no me es posible reprimir
el recuerdo de un nombre tan simpático como ilustre, de
un corazón tan grande y figura tan eminente como la del
inmortal botánico y etnógrafo barboza rodrigues.
Su patriotismo contagia, su compasivo amor al indio
BERTONI: LA LENGUA guaraní COMO DOCUM. HISTÓRICO 444
conmueve, su incansable laboriosidad se admira, su sin-
ceridad atrae, la multiplicidad de sus conocimientos
impone, sus obras son minas inagotables de preciosas
observaciones y su honestidad está por encima de toda
sospecha; no obstante ¡ qué de peligros no ha sembrado
en sus escritos el puro método martiano !
Época actual. Felizmente una reacción se di-
buja en la última época. Empieza contemporáneamente,
allende los mares con la intervención de eminentes lin-
güistas, y €n el Brasil, donde surgen algimos intelectua-
les de primera fila, los cuales, dedicándose seriamente
al estudio analítico de la lengua, se posesionan de ella
de una manera tanto más notable, en cuanto la falta del
documento vivo y puro es casi completa; y dándose una
cuenta bastante exacta del mecanismo, formulan sensa-
tas advertencias y corrigen más de un extravío. No
ofenderé modestias, ni despertar debo susceptibilidades
indicando nombres. Pero, como dato comparativo, creo
oportuno consignar que los textos, versiones y análisis
dados por el Dr. theodoro sampaio son los que más
aproximan los dialectos brasílicos a los del Paraguay,
siendo por tanto mejor comprendidos en este país, don-
de hay quién atribuye este hecho, no a diferencias de
dialecto, sino a la severidad del método y mayor pureza
del decir.
En el Paraguay, me permití hace mucho llamar la
atención sobre la unidad de la lengua guaraní y lo poco
que es la diferencia que en realidad corre entre los dia-
lectos brasílicos y los nuestros; e igualmente sobre la es-
tructura y consecuente fijeza de la lengua, y lo estre-
cho que son los límites que ésta impone a las especula-
ciones etimológicas. En 'estos últimos tiempos el movi-
miento se acentúa. El Dr. MANUEL Domínguez acomete
445 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
el estudio metódico de las raíces guaraníes; hacía falta
una autoridad, que con un completo conocimiento prác-
tico y teórico de su idioma, demostrase como cada parte
de la palabra y casi cada sílaba, no solamente desempe-
ña una función determinada, sino que conserva siempre
autonomía y valor propio. Y este valor había que des-
cubrirlo y fijarlo, tarea a veces muy difícil, que ese autor
emprende con felicidad y acierto.
Recientemente, el análisis de la palabra guaraní
es llevado más lejos aún. Un ilustre hijo de la guara-
nítica provincia de Corrientes, el Dr. ALFREDO Martínez,
llega hasta las que él titula de «células prim^ordiales)) de
la lengua, y acaso, en origen, de todas las lenguas. Se-
gún su análisis, no solamente desaparecen todos los
bisílabos, sino que todas las sílabas sun reducidas a su
vez; pues cada vocal expresa un concepto diferente, y
el autor indica 21 vocales. Ciertamente ya sabíamos
que buen número de éstas expresan por sí solas un con-
cepto, y aun constituyen una palabra que figura como
tal— o debe figurar— en todo vocabulario. Pero todas
las consonantes también serían raíces, como general-
mente los acentos también ; y en definitiva, las vocales,
los acentos y las consonantes serían las solas raíces ver-
daderas. Lo modesta que es mi preparación en la
materia, no me permite seguir al autor en su aspiración
a una nueva orientación de la ciencia filológica, y en
toda la aplicación de su método, el cual permitiría des-
cubrir el origen de los más diferentes y distantes idiomas
(MARTÍNEZ denuncia un parentesco del guaraní con los
idiomas indo-europeos), y demostrar cuáles tienen un
origen común, y desde qué período se diversificaron; ni
prejuzgar de si el porvenir confirmará la posibilidad de
poder siempre ir tan lejos en el análisis del guaraní y
BERTONI: LA LENGUA guaraní COMO DOCUM. HISTÓRICO 446
la edad que ese autor asigna a esta lengua, que sería
«infinitamente superior ala de los idiomas indo-euro-
peos». Empero, dejando aparte cuestiones de detalle,
ese minucioso estudio aporta un gran número de datos
que vienen, no sólo a confirmar, sino a reforzar y ensan-
char el concepto que venía formándose del guaraní; y
ciertas ideas generales me parecen como rayos de luz
que aclaran el camino; en todo caso, esas ideas, llaman-
do fuertemente la atención de los especialistas más auto-
rizados, contribuirán muy eficazmente al progreso de
los estudios guaraniológicos.
«El guaraní— dice el Dr. Alfredo Martínez —
es algo más que un idioma, es un sistema filológico» ...
«Es uno de los más curiosos idiomas conocidos, porque
ha conservado y presenta íntegra, por lo menos en sus
rasgos fundamentales, toda la evolución del lenguaje
de la raza, desde su primer palabra». Y es en esta con-
servación íntegra, a través de los siglos, de sus partes
constitutivas, que está la que llamo fijeza de la lengua
y su incorruptibilidad, cualidades no absolutas, se en-
tiende, pero poseídas de una manera cuando menos
muy notable.
III
LA etimología GUARANÍ
Hace casi veinte años, después de recordar la va-
riabilidad que presentan los idiomas de flexión y las
variaciones a veces profundas que ofrecen sus innume-
rables dialectos— cosas que hacen extraviar tan frecuen-
temente a los inmigrados Europeos cuando tratan de
descubrir la etimología de las voces guaraníes y no llegan
447 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 6
en general sino a divertidos absurdos— yo decía (1):
«Lo contrario pasa con el guaraní. La rigidez de su
mecanismo es extrema y su plasticidad es tan poca (2),
que durante una larga serie de siglos, de miles de años
tal vez, tribus separadas por mil leguas de desierto y sin
comunicación entre ellas, hablan aún el mismo idioma,
con diferencias que en Europa se consideran provincialis-
mos, y eso a pesar de la falta completa de literatura.
Con esto comprenderán cuan grande es su engaño los
que, al buscar la etimología de palabras guaraníes, no ti-
tubean, para justificar la solución que pretenden, en
forzar y estirar no solamente letras sino sílabas enteras.
Fuera de las modificaciones de que ya di ejemplos
(principalmente la forma llana o alargada de muchas
palabras, en la que no hay, sin embargo, sino una cues-
tión de grado), del «tupí» del Amazonas a nuestro
guaraní, es apenas si se encuentran variaciones entre
esos dialectos. Así, el Tupinambá dice kué-sé (ayer),
el Avambihá kué-é y el Paraguayo moderno kué-hé.
La diferencia más importante está tal vez en la conso-
nante adicional prefija, que es en algunos casos (léase
dialectos) s en vez de t ; así dice el Tupinambá sesá en
lugar de tesa (^ojo), y concede esa prefija a algunas
palabras más, diciendo, por ej., sakú en lugar de akú
(= caliente), de donde ihsakú (agua cahente) en lu-
gar de ihrakú (dial, mbihá) y de ihtakú (en paraguayo
moderno). Ya he notado que la sílaba guá del para-
guayo moderno es uá, o mejor wuá, en ciertos dialectos
y kuá en ciertos otros. Varias otras diferencias, que
(1) «Anales Científicos Paraguayos» Serie I n» 2, 1^ par-
te, pág. 29 & seq., Asunción 1901.
(2) El valor que doy a estos calificativos se explica más
adelante.
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUMENTO HIST. 448
resultarían tales si se consultara superficialmente los
léxicos recogidos por los viajeros o las diferentes obras
que poseemos, no son sino aparentes, debidas a las dife-
rencias muy grandes entre las ortografías adoptadas, y
a la variabilidad que se nota aun en la ortografía de un
mismo autor, aumentado todo esto por la dificultad pri-
mordial del oído, que a tantos y tantas veces ha en-
gañado.
Analisando el nombre guaraní, se le encuentra
compuesto esencialmente de radicales (1) principales y
complementarias, de prefijas y subfijas genéricas, que
esta]3lecen la calidad ó la acción. Fuera de eso, es apenas
si se nota algunas veces la ligadura, constituida por la
letra adicional r [como en (t)embé-itá-(r)-íh, nombre del
zantóxilo oclavalier; embé=labio, itá^piedra, íh= ár-
bol, la t es adicional explosiva y la r es adicional liga-
dura], la inicial explosiva t, la inicial eufónica i (2), y
de vez en cuando una terminación llana, necesaria para
evitar ciertas confusiones, o bien sencillamente eufónicas,
siendo este último caso muy raro y aun discutible.
Esas radicales y fijas genéricas son generalmente mo-
nosilábicas, cuando máí bisilábicas, y son absolutamente
inmutables. Digo inmutables, porque en este momento
no recuerdo una so] a excepción (3), fuera de las peque-
(1) Son las «raíces» de Manuel Domínguez, los «radica-
les» de ALFREDO MARTÍNEZ.
(2) El ejemplo que entonces di no es bueno; véase más
bien las voces ikatú, iporá', etc., y aun dudo que en ellas
la i sea puramente eufónica; todo en la palabra guaraní tiene
su valor especial.
(3) Ulteriores indagaciones me mostraron que hay algu-
nas excepciones si se compara un dialecto con otros; el interro-
gativo «pá, » por ejemplo, en algunos dialectos brasílicos es
449 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYO^ - SERIE II. N o
ñas modificaciones ya indicadas. Hasta la más común
de todas las transformaciones, la de la a en á y en
e, no tiene ejemplo en el guaraní... Aún más: la vocal
simple no puede transformarse siquiera en letra nasal,
salvo en los dialectuchos muy modernos de los civiliza-
dos o europeizantes.
Por consecuencia, desde que se penetre el meca-
nismo del guaraní, se ve muy pronto que, en cuanto a
etimologías, hay que rechazar a priori todas aquellas
soluciones que implicarían una alteración de las radica-
les o de las fijas genéricas, con seguridad de que el re-
chazo será confirmado a posteriori en la inmensa mayo-
ría de los casos. Con las letras del tupí-guaraní (1) no
se puede jugar, pues cada una, o cada sílaba, tiene su
significado fijo e inalterable (2), como inalterable es su
forma.
El guaraní tiene también su elasticidad — y muy
notable— pero es de otro orden. Está en la posibilidad
que con esta lengua se tiene, de formar palabras com-
«pé, )) y «teihi» = generación, gentes, es «taihi» en otros dia-
lectos. Otro caso, más común, es el del cambio de la vocal co-
mún «u» en la vocal especial «ih»; mientras aquélla, en las
palabras correspondientes, reina casi exclusiva en los dialectos
de Amazonia y parece haber predominado o ser común en los
del «Pindorama», ésta domina en los del Sud. Podría citar
algún otro caso mucho menos frecuente. Pero no conozco nin-
gún caso dentro del mismo dialecto.
(1) Usaba entonces esa expresión, que condeno ahora
por redundante y por ser causa de confusiones, pues, para todas
las grandes poblaciones guaraníes actuales, que son las del Pa-
raguay, Argentina Bolivia, el título de Tupí es dado exclusiva-
mente a razas muy distintas de la guaraní y tradicionalmente
enemigas.
(2) Inalterable, se entiende en su valor general; o en su
«valor abstracto»', según la expresión de Martínez.
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 450
puestas nuevas, o nuevas disposiciones de los elementos
de la palabra, cuantas veces se quiera, sin que estas
nuevas formas constituyan neologismos, y siendo com-
prendidas por todos (1). Esta preciosa facultad, eleva-
da hasta tan alto grado, es una ventaja que pocas len-
guas poseerán, y bastaría para explicar el hecho diaria-
mente observado, de que el extranjero que llega a pose-
sionarse práctica y completamente del guaraní, prefiere
para la conversación este idioma a cualquier otro y al
propio. Y si una cuestión educacional no se opusiera,
y si las necesidades de la civilización no impusieran una
lengua que facilite las relaciones internacionales, esa
ventaja rara permitiría al giaaraní una evolución sin lí-
mites, y constituiría para la literatura y la ciencia una
fuente inagotable de formas, a cual más feliz y expre-
siva ; formas nuevas sin ser nuevas, pero continuamente
renovables; no siendo siempre necesario que sean defi-
nitivamente fijadas en el vocabulario, pues siempre exis-
ten en la extructura y posibilidades de la lengua, como
en estado latente, o como las anotaciones de la química
o de la matemática, que teóricamente ya existen antes
de conocerse la nlateria, el valor o la relación a que se-
rán aplicadas, y son perfectamente comprendidas por
todos en cuanto llegue el caso práctico de ser emplea-
(1) «El idioma es rico, abundante, elástico; y todas estas
calidades residen en las radicales, que cada sujeto usa a diario,
para formar nuevas palabras, que no trascienden, que todos en-
tienden, pero nadie usa». (ALFREDO MARTÍNEZ, Op. cit. 334).
Nadie usa, habitualmente, o definitivamente, y salvas
excepciones. Así, creo, debe ser interpretada la última frase
del autor citado.
451 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 6
das (1).
Pe7^o esta elasticidad especial no concede ninguna
facilidad al etimologista. Pues no alcanza a las raíces
y los radicales. Las combinaciones pueden variar al
infinito; pero si cada uno puede hacer cuantas combina-
ciones nuevas le sean necesarias, y éstas ser inmediata-
mente comprendidas, es precisamente porque los ele-
mentos de las combinaciones conservan siempre y cada
uno su valor propio. Toda alteración haría la combina-
ción incomprensible, o le daría un significado absurdo o
muy diferente al que se desea.
Será fácil convencerse de esta verdad examinando
la siguiente lista, en la que reúno palabras homógrafas,
de la letra A solamente. Esta lista, hecha rápida-
mente, es forzosamente muy incompleta; además, la
forma y necesaria claridad del cuadro me obligó a eli-
minar varios casos que necesitan más prolija explicación.
No obstante, bastará para dar una idea de los peligros
e incertidumbres que el campo de la etimología guaraní
opone a los más preparados.
PALABRAS HOMÓGRAFAS
Estada en pié á' á caída
Día 2) á á sombra
(1) Esto ya bastaría para explicar la excepcional venta-
ja que tiene el arte oratori(> en la vida de relación interna délas
poblaciones guaraníes, ventaja^ aun mayor de la que da el verda-
dero conocimiento, y muchísimo mayor —por. más que se haya
repetido lo contrario — de la que presenta el valor personal en
las luchas armadas.
2) Cheá = mi día
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 452
Cabeza
á...
...á
fruto
Entidad
á
a
pelo
Cabello, pelo
áva
...áva
la cosa que es objeto
Tiempo, los espacios
...ara
...ara
el sujeto, él que hace
mucho, fuertemente
avá
avá
persona (de la raza)
alto personaje
avaré
avaré'
persona sumamente
despreciable
maíz
avatí
avati'
de pelo blanco
cráneo, cabeza
aká
aká
riña
cabello
akárá
akará
especie de pez
aquél
akoi
akoí
así
persona (1. sensu)
asé
asé'
yo salgo
corto, pedazo
asíh
'asíh
enfermo
adorno
agua
agua
porrilla, botón
cerca
aguí'
aguíh
bambaleo
chico, ruin
ai
aíh
secreciones liqui- •
das (genérica)
ácido, malo, áspero
ái
ái
solo (sin ayuda)
ruin, vil
aihvi'
áiví
nota compasiva
flojo
akíh
akí
malo, picante
dichoso
adyé
adyé
¿ no es verdad ?
pescuezo
adyú
adyú'
adormecido
asir del pescuezo
adyuá
adyúá
espeso, pegajoso
lluvia
ama'
ama'
círculo, cerco
bigote
ambotá
ambotá
bien querer
cientopies
ambuá
ambú'á
que hace ruido
solía (v, soler)
amí
ami'
exprimir, prensar
alguno
amó
amo'
donde, ubicación
lejos
a'mó'
amo'
deudo, " allegado
yo robo o arrebato
amondá
amóndá
vecindario
pariente
ana'
ana'
grosero, espeso
alma, espíritu
áng
áng'
ahora (1)
éstos
ang
áng
sombra
recelo
áng'ú
angú
cierto manjar
ahora
ánga
angá
expresión de ternura
muesca (2)
anyái
anyái
frente a frente
ropa
aó
...aó
pelear, combatir
torcido
apa
apa'
hacer sonar
(1) Diferencia de pronunciación según los casos.
(2) Añái según la ortografía castellana y anhaim según la port.
453 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
todo (el ser)
a'pá
apa
calificativo racial (1)
superficie
a'pé
ápe
adv. de lugar
escama, cascara
apé
apé'
cercar, rodear
naranjo agrio
apepú
apépú'
sonido de hueco
tirar
api
a'pí
piel cabelluda
pelar, desollejar
api'
api
despuntar
rad. de sentar
apíh
apíh
ladear
principio (2)
apíh
apíh
fin, extremidad
manchas (de la piel)
apí'á
apiá'
porrilla, maceta
oído
apihsá
apihsá'
espeso
argolla
apihi'
apií
rad. de perseverancia
punta de nariz
apihi
apihi
a punto
punta fina
apihmi'
ápihmi'
desaparecer
esquina
apipé
apipé
agachar
caer de bruzas
apihrá
apíhra
extremidad
añadir
apihru
apirú
hinchado
sobre
apihté
apihté
en el medio
trabajo (acción)
apó
apó
cosa gruesa (3)
cosa sonora
a'pó
a'pó
reñir
redondo
apuá
apúá'
yo me levanto
hocico, esquina
akuá'
akúá'
corro (verbo)
cosa tierna
akíh
akíh (4)
mojado
núcleo
akihtá^
akihitá
piedra húmeda
otro día
aramó'
áramo
sobre
tardar
aré
aré
lo que cae y nace
contrario, adverso
aruá
aruá'
bien parecido
fruto inflado
-á-ruá
arúá'
pacífico
resaca
arurú
a'rurú
aterido
duro
ata'
átá' !
eheu ! exclamación
andar
ata
ata
semi-
atajar
áti'
ati'
pelo blanco, canas
cubrir
atíh
atíh
montón (5)
montón (lato s. )
atíhra
atihrá
copete, hopo
mancha
áu
aú
desiderativo
imprecativo
aú^
aú'
ficticio, mera apa-
riencia
(1) De raza no guaraní — (2) Según los casos.
(3) Semi-nasal — (4) ídem — (5) No recibe la con-
junción «r»: ihvihatíhrusú = sierra (forma antigua).
En todo esto he tratado de ser fiel lo más posible a la
pronunciación original.
IV
INCORRUPTIBILIDAD DEL GUARANÍ
Se comprende que una lengua de esa naturaleza
debe ser muy poco corruptible. Y así es efectivamente.
Aun podríamos concederle el calificativo de incorrupti-
ble, porque los cambios que en ella se notan a través
de los siglos y en la inmensidad de las regiones ocupa-
das por la raza, no son verdaderas corrupciones. Estos
cambios son de dos clases: la substitución de palabras
extranjeras (1) a las guaraníes, y la creación de nuevas
voces indígenas (2). Esta última clase, muy impor-
tante antiguamente, no infiuye en la actualidad sino en
la nomenclatura, y cada día menos. La primera, es
cierto, ejerce una influencia cada vez mayor. Mas las
palabras guaraníes que ceden el campo a las extranjeras,
desaparecen, pero no se corrompen. Los que para sostener
una solución etimológica invocan la corrupción de voces
guaraníes, se exponen a incurrir en graves errores.
La evolución especial de ciertos dialectos alejados,
aislados y sometidos a influencias particulares ^ como
el homaguá, el kokamá, el odyapí, de Amazonia y
Guayanas — seguramente ha podido producir numero-
sas divergencias. Pero éstas han consistitido sobre to-
do en la adopción de voces extranjeras, o en la forma-
ción de voces nuevas, principalmente en la nomenclatura.
(1) Portuguesas y españolas generalmente, algunas afri-
canas o peruanas, raramente otras.
(2) Aparte los que fueron producidos por la evolución
general de la lengua. Estos se reducen a -ina simplificación muy
conocida de ciertas desinencias, algunas raras contracciones y
otros de poco momento.
455 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE I!. N. 6
Y en general, ninguna de estas formas de la evolución
es difíl de reconocer. En cuanto a la estructura propia
de la lengua y a sus elementos constitutivos, es eviden-
te que no han podido ser alterados seriamente, pues de
no ser así, la evolución hubiera producido idiomas dis-
tintos y lenguas separables, no simples dialectos.
Desde el punto de vista práctico de la comprensión
del guaraní puro, como desde el del conocimiento gene-
ral de la lengua, la adopción de palabras y modismos
extranjeros, agrava seguramente las dificultades. Em-
pero, en tratándose de textos antiguos, es curioso de
ver como esa adopción deja — a primera vista — la im-
presión de un cambio mucho más grande del que ha
sucedido en realidad. Otro hecho resultante — bastan-
te curioso, pero fácilmente explicable — es este: que los
intelectuales, y en general las personas más instruidas,
son los que encuentran mayores dificultades en la lectu-
ra de los textos antiguos. Es la consecuencia inevita-
ble del hecho necesario, que los intelectuales, aun en el
Paraguay, usan mucho más la lengua europea que la
gente del pueblo, y llegan a «saturarse)) de esa lengua,
hasta pensar verdaderamente y de continuo en ella,
mientras el pueblo piensa todavía en guaraní y traduce
en castellano en el momento de hablar.
No se puede omitir otra causa que explica en
parte la dificultad que la lectura de los textos antiguos
presenta, sobre todo al que no está prevenido. Son los
numerosos defectos de redacción. A este respecto, los
antiguos pecan todos de una u otra manera, y frecuen-
temente, de todas las maneras a la vez. Primeramente,
separan las palabras a su antojo y cada redactor de una
manera diferente, siendo frecuente ver diferencias no-
tables en el mismo autor y a renglón seguido. Cierta-
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 456
mente se trata de un problema grave y complicado aun
hoy día ; pero los antiguos ni siquiera le concedieron im-
portancia. En segundo lugar, usan de la puntuación
con una parcimonia excesiva, y frecuentemente la omi-
ten. Por fin — y en esto los modernos merecemos un
reproche más severo— adoptaban cualquier ortografía o
inventaban una como para salir de apuro. Por conse-
cuencia, los textos antiguos — a primera vista dejan
una impresión de diversidad que no alienta.
De lo cual traen su origen dos errores comunes:
el que esos escritos correspondan a dialectos diferentes
de los actuales, y la suposición de que los Padres Jesuítas
hayan alterado la lengua primitiva, sometiéndola a nue-
vas leyes y convenciones y completándola para que sir-
viese a los fines de la catequización. Ambas suposicio-
nes desaparecen completamente al consultar el precioso
testimonio de los Indios independientes. Estudiando el
idioma de parcialidades que jamás tuvieron contacto con
los catequizadores ni otros Europeos, se llega a la per-
suasión de que los Jesuítas no solamente nada inven-
taron, ni agregaron, ni coordinaron — sino que consi-
gnaron imperfectamente el tesoro de la lengua en sus
vocabularios. Las frases que ellos combinaban con el fin
de explicar al Indio los misterios de la religión, así como
sus hábiles giros para exponer al catequizando Guaraní
conceptos tan nuevos para él, como los que implicaban
la supresión completa de su profundo e inflexible indi-
vidualismo, lo infinito del universo y de la bondad de
Dios, la sumisión material y moral absoluta a un sobe-
rano y la idea de cierta propiedad particular absoluta,
todo eso, lo obtenian por medio de nuevas combinacio-
nes de elementos inalterados, de radicales y palabras
que conservaban, aisladamente, todo su valor original.
457 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 6
Es apenas si modificaron el concepto del Tupa', obli-
gados por la adopción oportunista de este nombre. El
concepto del Anyá" (Aña, Añanga) tuvo que sufrir
mayor alteración para responder al de espíritu del mal
exclusivamente. Por fin, inventaron el título de Nyan-
deyara como cualidad de Tupa', hicieron del payé un
simple hechicero y reservaron para el sacerdote cristiano
el título de avaré. Pero semejantes cambios no consti-
tuyen ninguna alteración de la lengua.
Varios conceptos nuevos obligaron a introducir en
el léxico nuevas combinaciones; y en ciertos casos fué
necesario crear nuevas aplicaciones: por ejemplo, ye-
5aarumboyá - besar; la voz guaraní )airumboyá, lite-
ralmente =- boca mediana o boca menor, tenía el sentido
abstracto de «modestia y moderación en el hablar», y en
los casos especiales, se concretaba para expresar (me-
diante otras raíces) diferentes cosas o acciones, menos
el beso, que no forma parte de las costumbres guaraníes.
La aparición de un vocablo semejante puede dejar per-
plejo a cualquier traductor, si el vocabulario o el com-
plexo del texto no le ayudan.
Así la voz monda, con el valor de robar, no es
sino una aplicación moderna. El concepto de robo es
consecuencia del concepto de propiedad. Los Guara-
níes, comunistas puros y absolutos — pues en último
análisis, no admiten tampoco la propiedad de los obje-
tos personales — no podían robar, sino simplemente
arrebatar, llevar indebidamente, o a escondidas; y éste
es el concepto que encierra la voz monda, tanto en su
origen, como en la vida de relación interna de los Indios
puros actuales. Adjudicación violenta, posesión o uso
indebido, abuso de derecho; esto únicamente es lo que
puede haber entre ellos, cuando no se trata de un conato
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUMENTO HIST. 458
de apropiación particular aconsejado por los cristianos.
Los Jesuítas habrán podido simpatizar con el comunis-
mo guaraní por otras razones. Mas para todos los que
conocen íntimamente a los Indios libres actuales, los
Padres lo adoptaron también por la imposibilidad de
imponer al Indio Guaraní el régimen de la propiedad
particular.
Por fin, todos los cambios a que he aludido no
constituyen alteración del idioma, y salvas pocas excep-
ciones, es fácil percatarse de ellos. Y que el idioma
hablado hoy día en el Paraguay no haya variado
sino muy poco del que se hablaba y escribía hace un
'par de siglos, lo demostrará la siguiente comparación.
Se trata de un manifiesto de sumisión elevado al rey de
España por las autoridades civiles (indígenas) de los
treinta pueblos que habían sido de las Misiones Jesuíti-
cas, con fecha 10 de Marzo 1768. La primera colum-
na contiene el texto original, en el cual sólo he cambiado
la ortografía, aplicando la que teóricamente fué adop-
tada yuso en todas mis obras; viéndome obligado tam-
bién a modificar con cierta frecuencia la antojadiza
separación de las palabras, con el fin de facilitar la
comprensión; y con el mismo fin, he introducido con
cierta abundancia la puntuación, la que faltaba casi
completamente — En la segunda columna doy el mismo
texto, con las variantes actualmente introducidas en el
idioma popular del Paraguay Central; tal como aparece,
este texto fué literal y completamente traducido por
habitantes de la campaña paraguaya.
459
ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
(CON LA ORTOGRAFÍA MODERNA)
TEXTO ANTIGUO TEXTO ACTUAL
Aguihyeveté oró eánga
Tupa' Nyandeyáraupe, haé ndé
oré Réymtuupe; Tupa' torneé'
ánga ndéve, tekó aguihyeí
pavé, haé toríhvamtu; Tupa'
re'eguá toikoánga ndepihápe;
haé Tupa' toikoánga
opoakarusú
nungareih-píhpe nde rekové,
oré nde mboyá poriahú
pihtihvó haguáma re'é, opa
tekó aguihyeí pavé píhpé.
Aipovaé re'éni á", oré,
treinta táva re'eguá Corregido-
res, haé treinta Caciques, oró
nyemboatíh nderovaké, oró
yeroviá-guasú-a-pe, oró
yeitíhvo nderovaké, nde pih
re'é oró yerumboyávo. Tupa'
tanderááró oró yávo ánga
ndéve, haé nderémimbotá
mboayé haguáma re'é, oré
roríh pape, haé oré
pihagwetévo, oró moi'ánga
ko kuatí-á nde pope.
Oró echáma-anga-nikó,
Réymtu, Tupa' nde resá-pe
hagwé oré re'é, oré
poriahú-verekó-guasú-ápe,
tekó poriahú pavé égwi. oré
pihihró' hagwéra re'é.
Ndeiteíramo, oré roríh pá-pe,
oró yopihgíh ko Paí Avaré,
oréve ndé-re-mí-me'é" Tupa'
réra pihpé, haé ndé oré
Réymtu réra pihpé, oré
ánga-re'é onyangarekó vaé
rama, ara nyávo M'ssamtu
apóvo, haé doctrina pihpé ore
mboévo, Tupa' rekómtu re'é.
Aguihdyeveté roeánga
Tupa' Nyandedyárape, haé ndé
oré Réymtupe: Tupa' torneé'
ánga ndéve, tekó aguihdyeí
pavé, haé toríhvamtu; Tupa'
re'eguá toikoánga nde pihápe;
haé Tupa' toikoánga opoakarusú
nungareih-píhpe nde rekové,
oré nde mbodyá poriahú
pihtihvó haguá' re'é, opa tekó
guihdyeí pavé píhpé.
Aipovaé re'é á\ oré,
treinta táva re'eguá Corregido-
res, haé treinta Caciques,
ro nyemboatih nderovaké, ro
dyeroviá-guasú-a-pe,
rodyeitíhvo nderovaké, nde píh
re'é ro dyerumbodyávo. Tupa'
tanderááró ro dyávo ánga
ndéve, haé nderémimbotá
haguá' re'é, oré roríh pape, haé
oré pihagwetévo, ro moi' ánga
ko kuatí-á nde pope.
Ro echáma-nga-nikó,
Réymtu, Tupa' nde resápe
hagwé oré re'é, oré
poriahú-verekó-guasú-ápe,
tekó poriahú pavégwi, oré
pihihró' hagwé re'e.
Ndeiteíramo, oré roríh pá-pe,
ro ipihíh ko Paí Avaré,
oréve ndé-re-mí-me'é Tupa'
réra pihpé, haé ndé oré
Réymtu réra pihpé, oré
ánga-re'é onyangarekó vaerá,
ara dyávo Míssamtu apóvo,
haé doctrina pihpé ore mboévo,
Tupa' rekómtu re'é.
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 460
TRADUCCIÓN FIEL (1):
«Gracias decimos a Dios Nuestro Señor, y a tí, nuestro sa-
grado Rey ; Dios te dé toda felicidad y santa alegría ; Dios
inspire tu corazón y conserve con su divino poder tu vida, para
auxilio de estos tus pobres vasallos, en medio de toda felicidad.
Por esto mismo es que nosotros treinta Corregidores de
pueblos y treinta Caciques nos reunimos a tu presencia, y con
gran confianza nos echamos ante tí y besamos tu pies. Dios te
aguarde al tiempo de acercarnos a tí, y permita cumplir tu de-
seo, con toda nuestra alegría, y con todo nuestro abierto cora-
zón, poner este papel en tus manos.
Hemos visto, sagrado Rey, que Dios le hacía mirar hacia
nosotros, al tenernos mucha compasión, habernos librado de una
vida de pobreza (2) . Como si fueras verdaderamente tú mismo,
con toda nuestra alegría recibimos a los Padres Sacerdotes, que
tú nos das bondadosamente, a nombre de Dios y al nombre tuyo,
nuestro sagrado Rey, para cuidar nuestras almas, diariamente
hacer la sagrada Misa, y enseñarnos en la doctrina la santa
vida de Dios».
Como se ve, los cambios efectivos Jueron de muy
poca importancia, y no son ellos los que constituyen la
dificultad de leerlos escritos antiguos, sino las diferencias
aparentes debidas a los inconvenientes ya indicados.
Aun diré que ciertas diferencias, que parecen debidas
a un cambio, en realidad, son imputables a diferencia
de dialecto; tal es, por ejemplo, el uso de la «g» en
vez de la «h» en ciertas palabras, como Karigó (dia-
lecto tapé) en vez de Karihó (= Carijó, dial, asunce-
ño), Karichó (dial, guaireño^^ Carijó, brasílico actual) y
Karí-ó (dial, mbihá y chiripá). Insisto en este nombre
por ser el de la famosa nación (y parcialidades) de los
(1) Me vi obligado a corregir *en varios puntos la traducción que los
Padres dieron, pues es demasiado libre para una comparación minuciosa, y
en algunos lugares es inexacta.
(2) Transposición de estas últimas dos frases.
46 1 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
Garios del Paraguay y Sud del Brasil.
Ciertamente, en el habla actual y vulgar del Pa-
raguay, hay palabras y composiciones que ya no son de
USO corriente; sólo las recuerdan ciertas personas, o sólo
son comprendidas en ciertas localidades. Y aquí debo
indicar el peligro que actualmente corre el documento
histórico. Lo que no ha sucedido en siglos, sucederá
ahora en el lapso de una generación o dos. Los estu-
diosos deben apurarse. Ciertamente, el guaraní, como
lengua popular, no tiene visos de desaparecer durante el
siglo XX. Pero los recuerdos de un pasado cada vez
más remoto van borrándose rápidamente de la mente
de la población nacionalizada. El antiguo uso de la
transmisión de las tradiciones y memorias, se va per-
diendo, y los mismos historiadores nacionales — que
me perdonen este reproche hasta ahora no han sabi-
do aprovechar debidamente esa mina de oro. No hay
más tiempo que perder. La alteración profunda que
va sufriendo la vida de familia en la campaña del Para-
guay — fenómeno cuyas causas complejas nos aparta-
rían completamente del objeto de este trabajo — hace
que las memorias del pasado desaparezcan, con rapidez
cada vez mayor. Y los historiadores, etnógrafos y so-
ciólogos del futuro no perdonarán a los intelectuales de
esta generación un descuido que ya no tendrá remedio.
Volviendo a la incorruptibilidad de la lengua,
terminaré diciendo que el examen de documentos más
antiguos aún, conduce a la misma conclusión. Verbi-
gracia, en la serie bastante larga de palabras y locucio-
nes recogidas en el siglo XVI por el célebre jean de
LÉRY, todos los vocablos son guaraní puro, y todos ellos,
salvos unos pocos que se refieren a cosas que no existen
en el Paraguay, y puesto algún orden en la ortografía —
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 462
se encuentran vivos en nuestras campañas o en nuestras
selvas. Y el valor de esta comparación se duplica si se
considera que LÉRY estudió la extrema región orien-
tal del Brasil, a una distancia enorme del Paraguay, y
que, a otro punto de vista, recogió esas voces de la boca
de los supuestos «Tupí», o así titulados Indios, que en
último análisis no eran sino Guaraníes. Por ese docu-
mento — y por todos los que se comparen debidamente
— (da lengua más hablada de América)), como la llama-
ron los antiguos, brilla por su unidad, como por su in-
corruptibilidad y su inmensa extensión.
Esas cualidades son las que la hacen más precio-
sa como documento histórico. Y para que este docu-
mento pueda ser fácilmente aprovechado, no solamente
por los que conocen más o menos la lengua, sino por
todos los hombres de estudio de ambos mundos, no fal-
ta sino la adopción general de una ortografía racional
y uniforme.
Lo demás — para la comprensión de los textos
antig-uos — es cuestión de atento análisis, y -ésto sobre
todo — habituarse a las composiciones clásicas. En el
lenguaje guaraní corriente, que es esencialmente popu-
lar, ciertas locuciones de estilo elevado no pueden ser
comprendidas. Esto sucede, más o menos, en todas las
lenguas. Pero en el guaraní la cosa se agrava por la
falta, casi absoluta de literatura clásica moderna. La
tendencia es a ingertar palabras o frases castellanas en
lugar de clásicas guaraníes, so pretexto que éstas ya no
son comprendidas por todos. Las producciones moder-
nas casi no presentan sino dos estilos: el de la cancione-
ta y el de la conversación callejera. Por este camino
— por más que el guaraní tenga larga vida como idioma
íntimo — la pureza y el clasicismo de la verdadera len-
463 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N ó
gua se perderán fatalmente en el vulgarismo de algunos
dialectos híbridos.
Además, yo creo que demasiado frecuentemente
se olvida que la lengua de un gran pueblo no puede en-
contrarse integralmente en ningún dialecto o provincia.
Seguramente el castellano pasó a ser la base de la len-
gua española, como el toscano de la italiana; pero la
lengua española y la italiana están lejos de hallarse
completas en Castilla y en Toscana; y más lejos aún es-
tán ciertas voces corrientes de esas provincias, de ser
admitidas como buen español o buen italiano. Esas
grandes lenguas han constituido poco a poco su actual
vocabulario asimilándose elementos de muy diverso ori-
gen, completándose por medio de la adopción de nume-
rosísimas voces esparcidas en las otras provincias, bas-
tándole que fuesen necesarias, o útiles, o muy conocidas.
De la misma manera, el guaraní no puede hallarse
completo en los dialectos del Paraguay, ni mucho menos,
en el dialecto asunceño, ni en el del Guaihrá, ni en el
tapé de las misiones, por más que sean éstos los que
ofrecen un léxico más rico, y más abundante material,
antiguo y moderno. Tampoco pueden pretender tales
dialectos que todas sus voces sean aceptadas como las
más convenientes, o como las más clásicas y generales
de la lengua. La lengua está en el conjunto de los dia-
lectos, en el lenguaje clásico como en el vulgar, en el
del indio libre como en el del cristiano, y sus mejores jo-
yas son a veces las más escondidas. Mientras es tiempo
todavía, habría que purificarla, completarla por medio
de los elementos dispersos en los varios dialectos; en
parte restaurarla, por medio de la readopción de las
voces y las locuciones olvidadas. No ya para oponerla
a la lengua oficial o nacional, sino para que adquiera
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO OCCUM. HISTÓRICO 464
todo su valor como docmneiito históricOy de manera que
— religiosamente conservada en el archivo literario de
las nueve o diez naciones en que se habla o fué hablada
— pueda continuar siendo hasta el más lejano porvenir ^
la mina sin término^ la fuente más inagotable para to-
dos los estudiosos.
Moíse S. Bertoni
APERCU ETHNOGRAPHIQUE
PRELIMINAIRE
DU PARAGUAY ORIENTAL
&
DU HAUT PARANÁ
Eu égard surtout aux Nations ou Partialités Indiennes
les cTVIoins Connues
CHAPITRE I
LE PAYS, LES INDIENS, LA NATURE
A grande región dont je vais m'occuper et que
j' habite depuis 36 ans, est, aux points de vue
ethnographique et historique, une des plus in-
téressante de TAmérique. II suffira, pour s'en
convaincre, de jeter un coup d'oeil sur la lon-
gue liste des «nations» et des tribus indigénes
qui l'habitent ou qui l'ont habitée: la plupart sont peu connues;
quelques unes méme apparaitront ici pour la premiére foi dans
la littérature, une dixaine des peuplades énumérées (les
Mberihvés, les Apihterés du Piraíh, les Guayanás du Sud, les
Pagueros, ainsi que les Barbudos, les Guaihraés, les Avás, les
Guanas, les Terenoés et les Leptorhiniens du Paraguay) étant
encoré inconnues pour la science, et méme pour le public en
dehors du Paraguay ou de leur región respective. C'est bien
regrettable que quelques unes aient disparu. Car aucune, sauf
peut-étre les Kaíngangs, n'a été étudiée comme elle le mérite.
En suivant l'ancien usage general dans ees pays, je
laisserai le titre de nation á tout groupe d'Indiens parlant une
langue ou un dialecte particulier et politiquement ou historique-
ment separé de tout autre. Je sais bien que cet emploi est á
certain point de vue discutable; mais celui de bñbu Test plus
encoré. Au surplus, le titre de nation ne laisse aucun doute;
tandis que celui de tribu — appliqué aux groupements les plus
différents, depuis le petit groupe pré-tribual dépourvu d'organi-
sation, jusqu'á la nation politiquement assez organisée — nous
laissfe souvent dans le doute et méme dans l'erreur. Une nation
indienne se divise d'ailleurs en partialités et celles-ci en tribus,
ou en clans, ou en des groupes plus primitifs; il faut done gar-
der des expressions pour ees catégories. Ainsi, les Indiens
Guaranis actuéis — occupant, eux, une étendue exceptioñnelle
— se divisent en nations (quelquefois alliées, souvent sans rela-
tions entre elles a cause des diStances enormes) ; les nations en
partialités (généralement confédérées etindiquées par le sufRxe
«é»); les partialités en «amondó» (commune) et celles-ci en tova
469 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
(village ou hameau). On peut appeler tribu k\a. partialité ou
á Tamonda. Chez les peuplades «aré» (arriérées ou déchues),
le tava est souvent remplacé par le «tapihi», simple hameau.
Cette grande región est comprise a peu prés entre le
20me et le 29me paralléle et entre la ri viere du Paraguay et
le méridien 53, quoique dans l'ancienne province du Guaihrá elle
s'étendit jusqu'au Paranapanéma. Elle présente un intérét par-
ticulier a d'autres points de vue encere. Pour certains chroni-
queurs elle était la plus densement peuplée de l'Amérique du
Sud; on a attribué jusqu'á deux millions d'habitants á laseule
province du Guaihrá; la ville de Ciuda Real aurait enregistré
40 000 habitants Guaranis et 200 000 son district. Elle vit se
dérouler des événements d'une haute importance: Íes premieres
traversées continentales de l'Amérique du Sud, l'établissement
de la célebre république chrétienne des Jésuites, les terribles
invasions des «Mamelucos» chasseurs d'esclaves, la guerre
des Guaranis, la ruine des missions et la débandade. C'est elle
qui fut le foyer historique de la grande race qui joua le premier
role dans la partie oriéntale et céntrale du continent, ainsi que
de cette civilisation guaranie, si curieuse, sui generis, mais mo-
ralement si élevée. C'est elle encoré qui garde les restes des
temples et des monuments élevées par les Guaranis convertís,
ruines parfois encoré imposantes, mais que la forét envahissante
et les vandales de toute espéce ont malheureusement vouées á
la destruction.
La nature voulut qu'un si intéressant théatre eút un dé-
cor digne de lui. Le célebre Bonpland l'appela «jardin de
l'Amérique du Sud». De l'avis unánime de tous les voyageurs,
le Paraguay Central est un des plus beaux pays du monde. Plus
a l'Est, depuis le Haut Uruguay jusqu'aux campos de Sao Paulo,
une immense forét vierge couvre de son manteau éternelle-
ment vert plus d'un demi million de kilométres carrés; c'est la
sylve mistérieuse, berceau d'une race qui lui fut fidéle et dont
les restes indépendants trouvent encoré dans ses profondeurs
le réfuge ideal; c'est le milieu étrange — mélange de richesse et
de pauvreté - qui imprima son cachet si particulier a une civi-
lisation qui fut, comme lui, un mélange de lumiére et d'obscu-
rité, mais qui était en pleine évolution quant la fatalité vint
l'écraser. Et pour qu'une telle étendue ne fút pas trop impé-
BERTONI: LA LENGUA GUARANÍ COMO DOCUM. HISTÓRICO 470
nétrable, le Paraná — grande riviére étrange par ses caracteres
et ses contrastes — la parcourt dans presque toute sa longueur,
ses grandes cataractes et celle de l'Ihguasú n'opposant une bar-
riere, que pour rehausser la beauté de Tensemble par un des
plus grandioses spectacles qui soient au monde.
CHAPITRE II
DANS LA PARTIE BRESILIENNE
E la grande región qui nous intéresse, les parties
brésiliennes appartiennent aux Etats de Paraná,
Santa Catharina et Rio Grande do Sul. Toutes
1 ees parties, sauf la plus méridionale, sont encoré
tant soit peu peuplées d'Indiens indépendants, et quoique cer-
taines peuplades soient assez connues, ees parties présentent
encoré un champ assez vaste et des problémes intéressants
A) L'ANCIENNE PROVINCE DU GUAIHRÁ
Séparée du Mato Grosso par le cours supérieur du Haut
Paraná, et de l'Etat de Sao Paulo par le Paranapanéma, elle
ne dépassait pas beaucoup, au Sud, le paralléle des cataractes
du Guaihrá, car elle s'arrétait, en general, a la región des pins
{Araucaria), habitat favori des Kaíngangs. Anciennement,
elle était habitée exclusivement par des Guaranis; aujourd'hui
elle est hantée un peu partout par des partialités kaíngangues,
semi-nomades et empiétant sur les partialités guaraníes peu
nombreuses.
Aprés la destruction des missions des Jésuites et des vil-
Íes et établissements des Espagnols, un certain nombre de Gua-
ranis qui n'avaient pas voulu suivre les néophytes dans leur
pitoyable exode vers le Sud, restérent dans le pays, cher-
chant leur salut dans l'abandon de leurs villages et Téparpil-
lement dans les endroits les plus caches de leur forét. C' était
deja, de par ce seul fait, la faiblésse et la déchéance. Mais leurs
traditionnels ennemis, les Toupis ou Kaíngangs, en profitérent
pour sortir de la región des pins — oú le cacique guaraní Guaira
471 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
les avait refoulés un demi siécle avant — et pour obtenir une
sanglante et cruelle revanche. On vit alors changer les roles:
des Guaranis devenir esclaves des Kaíngangs, phénoméne qui
n'a pas encoré complétement disparu de ees parages.
Les Aré = Faux Botocudos.
Malgré le nom que les Brésiliens leur donnent, ce sont de
véritables Guaranis. Ce faux nom leur vient du «tembetá»
qu'ils aiment porter enchassé dans la lévre inférieure (a la
mode de tous les Guaranis), lequel, étant tres court et gros, rap-
pelle un peu l'ornement si connu des vrais Botocudos. Le mot
«aré» signifie en guaraní «déchu», et aussi, « arriaré»; le con-
cept des radicaux guaranis étant généralement une abstraction,
la cause est secondaire; le qualificatif peut done étre appliqué a
toute peuplade dont la culture et le genre de vie soient ceux
d'un peuple en déchéance ou arriéré. Et c'est bien le cas des
Ares. lis vivent separes du reste du monde, en groupes peu
nombreux, un peu nómades a la fagon des Guayaquis (nemori-
vagi), renonQant a toute agriculture, pour que leur demeure ne
soit pas découverte par leurs empito.yables ennemis, les Kaín-
gangs, qui les pourchassent sans reláche. Leur origine, leur
párente, leur dialecte, les caracteres physiques et les moraux,
voilá bien des motifs d'études tres intéressants, Malheurement
cette nation est en train de disparaitre.
Les Kualachi' -^ Gualachi, Gualachíes.
L'ortographie la plus corréete est probablement la pre-
miére, quoique le changement de la syllabe «guá» en «kuá»
et viceversa soit fréquent dans les dialectes du Haut Paraná,
lis habitaient le district du Tayaoba a la frontiére du pays des
Kaingangs. Les Jésuites réussirent a en soumettre et en peu-
plérent trois communes. Mais les «Kualachi'», malgré l'Evan-
gile, avaient gardé toute leur nature violente et insoumise; á
i'arrivée de l'armée des «Mamelucos», ils se défendirent vail-
lamment et chassérent méme les Peres Jésuites qui avaient
ordonné la retraite. Ils finirent par étre vaincus par le nombre
et les armes a feu; mais comme ils étaient trop turbulents et
qu'ils ne pratiquaient presque pas l'agriculture, les chasseurs
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 472
d'esclaves n'en voulurent pas et se contentérent de disperser
ceux qui n'étaient pas tombés dans une lutte tres acharnée.
lis habitaient a peu prés la méme región que les actuéis
«Aré»; mais leur territoire s'étendait plus loin dans le Brésil.
«Kualachi'» est le nom d'une abeille sauvage peu commode.
Les Guaihraé = Guaraní, Cayguá, Cayuá, etc.
Le nom Guaihrá-é signífie «partialité du Guaihrá»; quoi-
que perdu dans la littérature du temps des missions, il tire son
origine du nom de «Guaihrá», le cacique de la grande partialité
qui habitait prés des cataractes et de celui de la partialité elle-mé-
me. C'est le seul que Ton puisse donner a l'ensemble des
partialités guaraníes confédérées qui habitaient l'ancienne pro-
vince du Guaihrá, car celui de «Guaireños'» est donné actuel-
lement á leurs descendants métis qui habitent le Paraguay. lis
s'appellent aussi «Guaraní», nom qu'ils méritent, stricto serisu,
car ce sont effectivement des Guaranis typiques. Quant aux
sobriquets de «Cayguá, Cayuá" et semblables, nous en ferons
justiceau chapitre suivant. lis habitaient aussi, anciennement,
une zone cótiére a l'occident du Paraná, depuis le pays des
«Kayapó» jusqu'á l'Akaraíh et aux frontiéres des «Mbihá»
dans le Paraguay, zone dans laquelle on peut trouver aujourd'hui
encoré quelques partialités, purés ou mélangées. Honnétes,
intelligents, constants dans le travail, agriculteurs et d'aspect
attrayant, ils excitérent, un demi siécle durant, la convoitise
des chassears d'esclaves; les grandes missions des Jésuites, les
nombreux villages chrétiens en formation, les nombreuses com-
munes, villages et hameau des partialités indépendantes et les
villes des Espagnols, tout fut détruit par le f eu, et les survivants
d'une lutte deséspérée, trainés en longues caravanes jusqu'aux
villes du Brésil, y étaient plus ou moins ouvertement vendus
aux planteurs, aux anciennes familles et lá oú le manque d'une
femme de race blanche empéchait d'en constituer une nouvelle.
Car la femme guáranle était presqu'aussi estimée que l'europé-
enne, et méme préférée par les colons et les gargons des classes
pauvres, pour lesquels, par son activité, son intelligence et sa
connaissance du pays, elle constituait une aide précieuse. La
473 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
sourde lutte entre le clergé séculier et les Jésuites, la jalousie
du pouvoir civil, la convoitise des habitants espagnols de l'As-
somption (qui désiraient, eux aussi, avoir nombre d'esclaves),
la complicité trop evidente d'un gourverneur du Paraguay et
l'ordre de ne pas résiter par les armes, si malencontreusement
donné par le chef des Jésuites, voilá, d'une part, les causes de
ce grand desastre; de l'autre, la chasse a l'esclave, abominable
institution de l'époque, contre laquelle le christianisme lui-mé-
me était encoré impuissant, il y a bien peu de temps.
Le desastre fut complet; car lachasse continua longtemps
apres la destruction des missions. De telle faQon que, quand
les Brésiliens s'avisérent d'établir une colonie de Guaranis
Guairaés dans la vallée du Tibagy, en 1854, ils furent obligas
d'aller chercher lescolonschez lespartialitésétabliesáToccident
du Haut Paraná et dans le Paraguay. Nous possédons, heureu-
sement, sur les Indiens de cette colonie. une étude due au color.el
brésilien telemaco borba, ethnographe tres scrupuleux, qui
parlait le guaraní et vécut de longues années parmi les Guara-
nis et les Kaíngangs. Je préfére lui laisser la parole:
«lis sont (les Guaranis) d'un aspect physique générale-
ment agréable, les femmes surtout. Les hommes sont robustes,
musculeux, de taille au-dessus de la moyenne, tete réguliére,
cheveux noirs, lisses et rudes, parfois rougeátres, les yeux
grands, au regard doux; le nez bien fait, quoiqu'un peu gros;
bouche réguliére, bonnes dents et bien disposées; peu ou point
de barbe; mains etpieds moyens et réguliers. Si leurs femmes,
étaient ornees et soignées comme les nótres, elles leur feraient
envié, telle est la perfection de leurs formes. Les hommes
portent une piéce de cotón ( «chiripá" ou «rambé-ó» ) qui
couvre les cuisses et passe entre les jambes, ainsi qu'un poncho
de cotón; les femmes portent une tunique de cotón sans manches
(«tipoiasá») ; le tout confectionné par elles, dans des métiersqui
leur servent aussi pour tísser de jolies ceintures pour soutenir
le chiripá (1)
«lis sont d'abord tres méfiants et réservées; ils ne se
montrent expansifs que rarement; c'est extrémement difficile
(1) Malheureustment l'ouvrage du col. T. BORBA fourmille d'er-
reurs d'impression ou de copie. Ses glossaires encoré plus.
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. 8c HAUT PARANÁ 474
d'obtenir d'eux qu'ils ouvrent leur coeur, mais des qu'on l'a
obtenu, ils sont d'une loyauté parfaite. Extrémement patients,
ils n'abandonnent jamáis un travail qu'ils ont commencé. Leur
naturel est doux comme leur regard. Ils ne cherchent jamáis
querelle, méme avec les tribus d'une autre race: mais des qu'ils
sont attaqués, ils soutiennent la défense opiniátrement... Com-
me travailleurs agricoles, ils sont assidus et résistants. Com-
me canotiers, ils sont a préférer a nos Brésiliens...Ils prennent
en affection les personnes qui se portent dignement avec eux et
ils détestent ceux qui les traitent avec dédain; les traiter avec
mépris, ou les menacer d'un chátiment corporel, c'est la plus
grande offense qu'on puisse leur infliger».
Leur demeures («óga») sont généralement synoiques.
Leur arme favorito est le large glaive en bois dur («ihvihrapé»)
qui est aussi l'instrument principal pour le défrichement agri-
cole. Point de tatouage, Hommes et femmes aiment tracer,
de temps en temps, sur leur visage, des dessins variés, au rocou
et au suc de Genipa (bleu noir) . Leurs idees religieuses ne sont
pas mélangées de christianisme (1) ; ils ont un cuite solaire et
aussi un cuite lunaire; «Tupa'» n'est pas le Dieu supréme;
«Anyá'» n'est pas du tout l'esprit du mal, mais bien le dieu
protecteur general de la forét, tandis que "Kaá-póra" est le
protecteur spécial des animaux; «Nyandé-yára)» n'est qu'un
titre inventé par les chrétiens. Ils sont monógamos; les beaux-
fils vivent avec leur beau-pére; le gargon doit satisfaire, d'une
fagon ou de l'autre, une redevance au pére de la jeune filie; non
comme payement, mais comme apport a la famille commune, le
mariage est sanctionné par une féte publique et les nouveaux
mariés passent leur lune de miel en excursions agréables.
Tous ees caracteres sociaux, á de petites différences prés.
(1) Les quelques lignes que l'auteur donne a la page 61,
comme resume, contredisent sur quelques points les données de
source directo que Ton trouve dans le méme livre. C'est que
l'auteur — comme les anciens auteurs en general, confond le
concept religión avec le concept cuite et rites, faisant consister,
pratiquement, la religión dans'le cuite. D'ailleurs, les données
du col. T. BORBA sont tout á fait d'accord avec cellos que
nous avons obtenues des Guaranis de la méme nation.
475 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
sont aussi ceux des nations actuelles, «Chiripá», «Chirignaná»
et «Mbihá», de l'ancienne confédération «Tapé», et, jusqu'á
un certain point, ceux des anciens Garios, Itatines et Guarayos,
c'est á diré, de la plupart des Guaranis du Sud-Ouest.
Les Tukupí:
Anciennement établis entre le Tibagy et le Paranapané-
ma, n'étaient probablement qu'une partialité "Guaihraéo, un peu
arriérée. Convertís et concentres á San José, ils se fusion-
nérent, durant l'exode, avec les auti'es Guaíhraés. Disparus
comme entité ethnique.
Les Tayaopeguá ou Tayaoba :
Le grand district du «Tayaóva», dans la partie orién-
tale de la province, était anciennement habité par des Indiens
arriérés, de langue guaranie— et peut-étre de race aussi— ac-
cusés d'antropophagie. Réduits en partie, tous furent disper-
ses, captures ou massacrés par les chasseurs d'esclaves. Mais
il parait bien que quelque partialité a survecu et qu'il faut
voir leurs descendants dans une partialité assez sauvage,
laquelle, vivant ancore dans les environs, a été accusée d'an-
tropophagie par le general ewerton cuadros.
Les Tayatíh:
Petite natioR, ou partialité, habitant anciennement la
zone cótiére en face des savanes de Mato Grosso, prés de
Tembouchure du Paranapanéma. Guaranisants, de race incon-
nue, réduits avec beaucoup de difficulté, les Tayaties se per-
dirent dans l'ensemble des Indiens des missions. Leur état
social etait a peu pré? celui des «Tayaopeguá», leurs voisins.
Les Indiens de l'lhvihtihrambetá:
lis habitaient, hors de la ürovince, les terres du Brésil,
d'oú ils furent amenes, en partie, par les Jésuites, qui fondérent
avec eux la mission de San Javier. Nation tres inférieure en
culture aux Guaíhraés, parlant le guaraní, plus ou moins an-
thropofage. Eut le méme sort que la plupart des Tayaovas.
Ils tiraient leur nom de celui d'une petite chaine de mon tagnes
de leur pays d' origine.
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 476
Les Iniá:
Partialité tayaova, vivant prés de ses compatriotes.
Réduite á la misson de San Pablo, avec 4000 ames. Fusión
avec les autres Indiens des missions. Les anciens ne manqué-
rent pas de Taccuser d'antropophagie. Le crédule P. du toit
(P. del TECHO, 1. VIII c. VIH) donne sur leur compte des
détails assez fantaisistes. Toujours est-il qu'ils demandérent
eux-mémes, spontanément, a étre initiés au christianisme et
l'envoi d'un missionnaire chez eux (1).
Les sauvages de l'Apukarána:
Sur les hauteurs bolsees qui terminent a l'ouest la
Sierre d'Apukarána, vivait une petite nation, ou partialité, de
race inconnue, parlant probablement un dialecte guaraní, á
«tembetá» courts et múltiples, dont l'état social était tres
inférieur. Disparue, parait-il,car les Kaingangs, qui hantent
actuellement la región, n'en donnen aucune notice.
Les Chlkí ou Chiquitos du Guaihrá:
Les anciens auteurs ne parlent que briévement d'une
nation de langue guáranle, qu'ils appellent «Chiquí» ou «Chi-
quitos», ou n'y font qu'une simple allusion. Méme le P.
TECHO ne nous parle d'eux que pour nous diré (1. c, 1.
VIII, chap. 37) qu'ils lui demandérent spontanément un sacer-
dot pour aller les convertir et qu'ils vivaient au sud du Pi-
quirí, Comme il s'agissait du Haut Pihkihrih — aujourd'hui
appelé Pequirí par les Brésiliens — les Chiquis venaient á se
trouver prés de l'Ihguasú, et partant, dans le Mbihasá, dont
nous parlerons tout a l'heure. C'était done, tres probable-
ment, une partialité mbihá. On les disait tres intelligents
et plus avances que leurs voisins. Dans les mémes para-
(1) Un conseil, sur lequel il est peut-étre utile d'insister
— á propos des anciens chroniqueurs en general — est qu'avant
d'étudier un écrit, on étudie la personnalité de l'auteur, sa
mentalité, ses connaissances et ses relations sociales. Méme
parmi les PP. Jésuites il y a, Sous ce rapport, des différences
profondes, On ne saurait comparer, par exemple, un cardiel
ou un Del techo, avec un lozano ou avec un charlevoix.
477 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 6
ges vit aujourd'hui la partialité mbihá dite des Catandúvas
(Kaátándíhva), étudiée par ambrosetti (op. cit.). Les
«Chikí" ayant été convertís au christianisme, il serait facile
de vérifier si les Catandúvas son leurs descendants.
B) Le PAIKERÉ
Quoique souvent compris dans la province du Guaihrá,
le «Paikeré», región limitée, lato sevfíu, par le 24éme paral-
léle et rihguasú et par le Paraná et le o2éme méridien, pré-
sente des caracteres physiques bien différents. C'est un haut
plateau ondulé, aux abords déchiquetés par l'érosion et for-
mant des successions de cóteaux abruptes separes par de
profonds vallons, dont Taspect est souvent celui de petites
chaines de montagnes. Le plateau, au climat temperé, et aux
pluies abondantes, est la región des pins (Araucaria brasi-
liensis) et la patrie des Kaíngangs. Son nom signifie lit-
téralment «pierre á feu») en langue kaingang, et lui vient
des nombreux affleurements de silex et autres varietés de
cuartz.
Les Kaingang ou Tupí:
Cette nation habitait anciennement presque toute la
partie élevée de la región; quoique réduite, elle en habite
aujourd'hui encoré une bonne partie. De la, elle s'étendait
á Test jusqu'á l'Etat actuel de Sao Paulo et au sud jusqu'aux
vallées qui vont a 1' Uruguay. Aprés la destruction des mis-
sions et l'exode des néophytes survivants, les Kaíngangs, al-
liés des chasseurs d'esclaves, étendirent leur domination: ils
poussérent au nord et á l'ouest jusqu'au Paraná, et peu en
aval des cataractes, ils passérent méme, pour quelque temps,
la grande ri viere. Battus par le general boní, «tuvicha-
veté» des Guaranis Chiripas, et refoulés par le méme au
déla de leurs anciennes limites, ils en revinrent, poussant
par places jusqu'au Paraná, aprés le passage de la plupart
des Chiripas, qui s'en furent reconquérir, vis-á-vis, les tér-
ras du Paraguay envahies par des Indiens de la famille
Kaingang. Aujourd'hui, on peut en rencontrer des partia-
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 478
lites un peu partout dans le Paikeré, et dans toute l'an-
cienne province du Guaihrá, ainsí que dans l'Etat de Sao
Paulo et dans le territoire argentin de Misiones. Leur nombre
diminue rapidement, car ils se civilisent peu a peu, en se
mélangeant á la population brésilienne. Ils font maintenant
d'assez bons travailleurs.
Les Kaingangs sont les véritables Toupis.
Je suis sur que, quand on aura étudié tous les documents
anciens et modernes, et surtout les vivants, on trouvera que
c'est injuste et antiscientifique de vouloir imposer á toute
une grande race un nom qu'elle n'a jamáis donné qiCá ses
traditionnels ennemis. En définitive, les seuls juges doivent
bien étre les représentants vivants de la race. Or, tous
les peuples de race ou de langue guáranle, nationalisés ou
indépendants, depuis la province du Guaíhra jusqu'á TUruguay
et depuis l'Ihguasú jusqu'aux Andes, sont unánimes a re-
pousser un tel nom et a déclarer que c'est bien la le seul
nom qu'ils donnaient aux peuples ennemis de race kaín-
gang. Et les anciens, et tous les documents écrits, complé-
tent cette unanimité.
«Tupí» n'est pas un qualificatif péjoratif ou mépri-
sant; les Kaingangs étaient et sont, au contraire, les seuls
ennemis que les Guaranis respectaient, et respectent, et consi-
déraient dignes de se battre avec eux (1). Ce mot signifie
«rude» et son radical «upí» exprime le concept d'adversaire,
d'inimitié et de persécution. «Tupiná» ne signifie pas "parent
des Toupis», mais bien «semblable au Toupí», ce qui n'est
pas la méme chose, et s'applique tres bien aux peuples
Guaranis plus ou moins arrieras, comme ceux dont j'ai
parlé, ainsi qu'á certaines anciennes nations du Brésil. Le
mot qui signiñe «parent» est «aná\ mot composé de «á»>
= «étre» {ens) et de «na» = «semblable»; je me suis trompé
(1) lis les appelaient quelquefois «oré-rovayá» ou «tova-
yára))=compétiteurs ou adversaires, non «beaux f reres» com-
me dit T. BORBA.
479 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE 11. N. 6
aussi (dans mon mémoire «Influencia») mais ¡1 ne peut y
avoir de doute lá-dessus; et cet «á» étant un radical (et plus en-
coré, indiquant un conceptessentiel), sa suppression— étant don-
né surtout la nature de la langue guaranie — est impossible;
plus impossible encoré une suppression si complete et si
genérale, que personne n'ait jamáis dit ni écrit «Tupianá».
Les Kaíngangs ont été Tobject de tres sérieuses études;
il sufíirait de rappeler les noms d'H. von ihering, de J.
B. AMBROSETTi, de TELÉMACO BORBA. Aussi je n'entrerai
dans aucun détail á propos de leurs caracteres ethniques.
Les iVlbihá Mbaeverá=guá (voir au ch. III)
J'aurai a m'occuper, dans le chapitre suivant, de eette
intéressante nation guaranie. Mais elle doit prendre place
ici, car une partialité habite la bande cótiére entre les
hauteurs du Paikéré et le Paraná, surtout prés du 25éme
paralléle et de la vallée du Yaguaríh, faussement appelé
Sao Francisco sur les cartes modernes (le vrai San Fran-
cisco est la premiére riviére en aval et tres prés des ca-
taractes, et l'ancienne ville d'Ontiveros se trouvait á peu prés
á une lieue des chutes, et non dix lieues plus au sud, oú les
cartes la placent) .
Cette partialité, toujours en lutte avec les Kaíngangs,
avait cependant réussi a maintenir ses ennemis loin du Paraná
et dans leurs anciennes limites. Le Dr. adolph schuster
(«Argentinien» v. II) en ñt une étude tres intéressante, malgré
la briéveté du temps dont il disposait. Comme tant d'autres,
elle fut presque détruite par la petite vérole.
Les Mbihá d'Ihguasúa (v. chap. III)
Quoique soumise aux incursions des Kaíngangs du Paíke-
ré et de Misiones, la partie basse ou peu élevée de la vallée
de rihguasú— au noíd de la riviére surtout — était densement
habitée par des «Mbihá», partialités de la nation guaranie qui
habitait le «Mbihasá», grande región qui s'étendait jusqu'á la
mer (voir au chapitre suivant) . Comme dans tout le Mbihasá,
on se trouvait en présence de partialités de culture assez élevée
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 480
(varangatú). cotoyant et dominant des peuplades ou partialités
incultes ou arriérées, mais de la méme race, et partant,
admises dans la confédération comme vassaux (mboyá). Dans
le district de rihguasúa, prés de Tembouchure et au nord
des cataractes, sur la base d'un populeux «amondá», les
Jésuites fondérent la ville de Santa María la Mayor, qui
compta 8600 habitants guaranis des deux catégories, Mais
la réduction de quelques peuplades «Avá-mboya» leur coúta
des sacrifices de toute nature. Cette mission, appelée aussi
Yguasúa. fut choisie comme capitale de la république chrétien-
ne; les Peres y établirent une imprimerie — la plus ancien-
ne des Etats du Sud et la seconde en date de l'Amérique la-
tine — et les Indiens y fabriquérent des types en bois qui
pouvaient rivaliser avec les meilleurs types fabriques en
Europe.
Le bel essort d'Ihguasúa fut malheureusement brisé
peu aprés: l'invasion des «Mamelucos" avec leur armée de
Toupis (Kaíngangs) bien pourvue d'armes a feu (défendues
aux Indiens par la plus respectée mais injuste des ordon-
nances royales) obligea les «Yguazuanos» a émigrer vers
le sud, jusqu'aux bords de 1' Uruguay, cu ils fondérent
une nouvelle Santa María la Mayor. Les villages restes indé-
pendants furent aussi complétement ravagés et les restes
obligas de se disperser dans les parties les plus cachees
de la forét, sauf un petit contingent qui passa au Para-
guay, et probablement, une petite partialité qui alia s'établir
á rintérieur de Misiones, sur l'Uruguaíh-guasú, II parait
que les derniers restes vaguent encoré dans leur ancienne
patrie, presque deserte.
C) AU SUD DE L'IHGUASÚ
Depuis cette riviére jusqu'á l'Uruguay, le pays était
anciennement partagé entre les Kaingangs, les vrais «Ka-
aihnguá» (voir chap. IV) et les Indiens dont nous allons
parler. Aujourd'hui, parait-il, il n'y existe plus que ees der-
niers et une partialité Mbihá irlimigrée. Je ne parlerai pas du
nord du Rio Grande do Sul, n'ayant aucune donnée person-
nelle a ajouter a celles — un peu confuses — que nous pos-
481 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
sédons déjá. Vers le milieu du siécle passé, une partialité
«Avá-Mbihá» immigra du Paraguay. Elle traversait la región,
venant du nord, lorsqu'elle fut attaquée, dans la savane
de Campo Eré, par une armée de Kaíngangs. Surprise et
accablée par le nombre, elle fut en partie massacrée; les restes
ne poussérent pas moins vers le sud, oü ils habitent encoré
quelques affluents du Haut Uruguay,
La petite nation des Ivianguies (Ihvihang'í ?), parlant
sans doute le guaraní, habitait au sud de la province du
Guaihrá, mais déjá prés de la mer, hors de la región qui
nous intéresse. Mais les Jésuites en transportérent une
partie a la mission de San Miguel, pour la sauver des
chasseurs d'esclaves. Ce n'était probablement qu'unepar-^
tialité «mbihá») de la confédération du Mbihasá.
Les Notobotocudos ou Píhtadyovái
Mon savant ami le Dr. H. von ihering, donna le
nom de Notobotocudos a l'horde d'Indiens sauvages qui vit
au sud de l'Ihguasú, connue par les Brésiliens sous le nom
trop vague de Bougres et celui trop inexact de Botocudos.
J'ai déjá dit («Anales Científ. Paraguayos» vol, II, N*? 19,
p. 21) qu'il s'agit en réalité d'une nation tres arriérée
parlant un dialecte guaraní. Ce dialecte, d'ailleurs, pré-
sente des différences si importantes, qu'il peut étre con-
sideré comme une langue á part, comme le guayakí, avec
lequel il présente des analogies. C'est une question sur la-
quelle on ne pourra se prononcer qu'aprés une étude plus
complete. Peu d'Indiens la mériteraient comme les Noto-
botocudos, sous d'autres rapport aussi.
II s'agit d'une peuplade redoutable, qui constitue,
aujourd-hui encoré, un véritable danger pour les voyageurs et
les populations environnantes. II est tres difficile d'entier
en rapport avec elle. Dans un traváil encoré inédit (1)
j' expose les motifs qui me portent a accepter pour elle le
nom de «Pihtá-dyovái» qui lui a été donné par quelques «yer-
(1) «Descripción Física & Económica del Paraguay», di-
visión «Antropología», en cours de publication.
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 482
hateros» Paraguayens qui travaillaient prés de la frontiére
de Misiones. Disons seulement que, d'aprés une tradition
genérale et tres enracinée au Paraguay et dans le Haut Pa-
raná, vivait encoré il y a peu de temps, dans les parties les
plus cachees de nos foréts, une race si feroce et bestiale,
qu'elle ne méritait pas le nom d'humaine; on en parle
toujours sous le nom de <'Píhhtá-dyovái)) qui signifie «talón
pareil». Ce nom leur venait de la propriété qu'ils avaient
de pouvoir marcher le pied tordu en dedans et les orteils
fermés, de telle fagon, qu'on ne pouvait savoir, en examinant
l'empreinte, de quel cóté était le talón, et partant, la direc-
ción prise par le sauvage. Or les Notobotocudos, entre autres
points de ressemblance, auraient cette curieuse faculté, cons-
tatée chez quelques uns d'entre eux.
D) A L'EST DU PARANÁ
Constituée par les bassins de l'Ihgatihmí, de l'Ama-
mbáih et du Bas Ihvihnyeéma, la región a l'occident du
Haut Paraná Supérieur était anciennement habitée par des
populations guaraníes et traversée par le chemin qui ral-
liait les missions Jésuites avec l'Assomption, chemin qui ne
passait pas par Ciudad Real, mais plus au nord, tres pro-
bablement a la hauteur des bouches de l'Ivahy (Huihvá-íh =
riviére des fleches), la oú une «sierrita» arrive jusqu'aux
bords du Paraná et permet le passage sans toucher aux
redoutables marais, générateurs de flévre paludique. Nous
n'avons presqu'aucune donnée sur ees populations. Quand
les «Mamelucos" et leur armée «tupí», aprés avoir détruit
toutes les missions des Jésuites de la province du Guaihrá,
attaquérent et ravagérent les villages et les villes des Es-
pagnols, — qui avaient été, quelques fois, leurs cómplices (1),
(1) Si les individus, dont la vie est courte, échap-
pent quelquefois aux conséquences de leurs erreurs, il n'en
est pas de méme des nations. Cette attitude coúta á l'Es-
pagne et au Paraguay la perte de la grande et belle pro-
vince du Guaihrá. Quant au Brésil, sa tolérance envers les
organisateurs des invasions et leurs excés, s'expliquaient faci-
483 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N, 6
actifs ou passifs — une partie des Indiens des dites villes
— de l'ancienne Villa Rica surtout — mirent la grande riviére
entre eux et leurs persécuteurs et s'établirent sur la cote
occidentale. On trouve encoré les vestiges de la seconde
Villa Rica. Mais la barriere ne tarda longtemps a devenir
insuffisante et les «Mamelucos» obligérent les «Guaireños» á
reprendre leur longue et sanglante vía crucis, qui ne devait
terminer qu'au centre du Paraguay, á l'actuelle Villa Rica, la
cinquiéme étape de ce nom.
Cependant, une partie des Guaranis du Guaihrá, sur-
tout ceux qui avaient gai'dé leurs croyances et leur liberté,
(«Tekó-katú»), restérent dans la región, bravant l'ennemi et
s'étendant a Tintérieur jusqu'au faite de rAmambáih et du
Mbarakayú. Leurs descendants s'y trouvent encoré. Ce sont les
Guaihraé de rAmambáih:
Ce sont les fréres des Guaranis étudiés par T. borba
(v. ch. II ), mais aujourd'hui ce sera assez diíRcile, ou im-
possible, de reconnaítre les fusions qui ont eu lieu, ancien-
nement entre «tekó-katú» et néophytes, et plus tard entre
tous ees immigrés et les
Avá-mbihá ou Mbaéverá-guá:
Nation guáranle libre et presque puré de toute in-
fluence, dont nous nous occuperons au chapitre suivant. Je
dirai seulement que ees Indiens paraissent de beaucoup les
plus nombreux dans cette región, quoique tres éprouvés par
les épidémies, la petite vérole surtout.
E) L'ANCIENNE PROVINCE DU TAPÉ
Aprés la destruction des missions du Guaihrá et de
l'Akaraíh et l'abandon de ceile d'Ihguasúa et des établis-
sements éphéméres de la vallée du Mondaíh, les Jésuites táché-
rent de reconstituer leur belle république chrétienne en étendant
leur admirable activité aux nombreuses peuplades guaraníes
lement — aussi bien que par son intérét immédiat — par une
previsión avisée des conséquences médiates au point de vue de
1' extensión territoriale.
BERTONl: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 484
qui occupaient TEtat actuel du Rio Grande et TUruguay.
lis y réussirent a merveille pour ce qui regardait aux
Indiens Tapé:
Ces Indiens constituaient une nation nombreuse, ré-
publique fédérative qui dominait le nord du Rio Grande,
jusqu'á la riviére de l'Uruguay, et méme le nord de la
république de ce nom. Tres intelligents, agriculteurs et d'une
excellente nature, les Tapes ne se contentérent pas de re-
cevoir favorablement les premieres avances des PP. Jésuites;
ils résolurent eux mémes, tres spontanément, leur conver-
sión, et avec un enthousiasme si sincere, que chez la plupart
des partialités, ils bátirent des églises et des maisons pour
les Peres, avant méme l'arrivée chez eux du premier ca-
téchéte ou de tout autre Européen. Tout marcha a souhait
et de tres populeuses missions surgirent rapidement. Mais
la fatalité ne voulut pas qu'une si belle oeuvre fút complete:
Tarmée des chasseurs d'esclaves apparut. Les Tapes, surpris,
ne purent s'organiser a temps; quand leur armée fut préte,
elle ne put rejoindre l'ennemi, qui était deja loin a Tinté-
rieur du Brésii, amenant plus de 25 000 esclaves. Une
seconde invasión fut encoré désastreuse; mais lors de la troi-
siéme, les Guaranis avaient enfin regu la permission d'avoir
quelques armes á feu; ils en firent un si bon usage, que les
ennemis furent mis en déroute, perdant les trois quarts de
leurs effectifs.
Mais des dix villes des Tapes, six avaient été détruites et
les autres si gravement endommagées, que la province ne se re-
leva jamáis qu'á demi. Une partie de ses habitants avaient emi-
gré directement au Paraguay, ou, d'abord, au Paraná. Plus tard,
ce fut la guerre dite des Guaranis, amenée par les arrange-
ments survenus entre le gouvernement d'Espagne et celui
du Portugal; enfin, l'expulsion des Jésuites et la déchéance
définitive. Des missions, il ne reste plus que quelques rui-
nes. Quant aux descendants de la noble nation des Tapes,
ceux qui n'ont pas disparu dans la masse de la population
brésilienne, nous les trouveroHS au Paraguay, dans une partie
de la population nationale. Nous en reparlerons done au cha-
pitre suivant.
CHAPITRE III
LE KAA-GUASU
OU LA SYLVE DE L'EST DU PARAGUAY
OUTE la grande forét vierge qui couvre le Paraguay
depuis le Paraná jusqu'á la ligne de faite qui
partage le pays de nord a sud, avait regu des In-
diens le nom expressif de *Kaá-guasú», ou «la
grande forét». C'est en effet la sylve tropicale toujours humide,
á sous bois tres dense et difRcilement penetrable, s'étendant
sur les 97 % de la superficie totale de la región. Ces con-
ditions naturelles mirent l'intérieur du pays a l'abri des
incursions des chasseurs d'esclaves; d'un autre cóté, elles
favorisérent la conservation d'anciens types ethniques avec
leur organisation originelle, comme l'Avá-Mbihá, et celle
d'éléments tres primitifs, comme ceux du groupe Guayakí.
C'est aussi dans le Kaá-guasú que d'autres Indiens retrou-
vérent une patrie, aprés la destruction ou la déchéance des
missions des Jésuites. Mais ce que les «Mamelucos» ne
purent faire, les épidémies, depuis un demi siécle surtout,
s'en chargent avec un résultat tout aussi terrifiant. En
1886 j 'estimáis, sur de nombreuses données, que la popu-
lation totale du Kaá-guasú montait a 58 000 Indiens indépen-
dants; aujourd'hui elle est probablement réduite au tiers; la
perte par nationalisation étant peu importante et, d'un autre
cóté, la natalité étant élevée chez les Guaranis, on peut se
faire une idee assez exacte des ravages causes par les ma-
ladies que les Européens nous avons importées.
Les Avá=Ch¡r¡pá, ou Chiripá, ou Guaraní.
Ces Indiens, comme j'ai pu l'établir, sont, en grande
partie, les descendants a peu prés purs des Guaihraés des
missions. lis habitent, au nord de l'Akaraíh et jusque tout
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 486
prés du Guaihrá, le territoire qui était aux «Kimdá» et aux
«Tai», peuples du groupe «Kren»; quelques partialités s'éta-
blirent méme plus au sud, sur le Mondaíh, ainsi qu'á l'in-
térieur, vers la ligne de faite.
Vers 1810, fatigues par les vexations des autorités civi-
les et militaires et répondant á un besoin impérieux de liberté,
une partie des Guaranis du district du Paraná résolurent faire
retour a leur ancienne patrie. Ce fut l'exode du Guaihrá en
sens contraire; seulement, cette fois-ci, Tennemi n'était plus le
barbare, mais le soi-disant civilisé. C'était surtout les Indiens
des villes de Loreto et San Ignacio-miri\ originaires du Guaih-
rá, avec leurs compatriotes voisins. L'entreprise était difficile:
11 fallait se frayer un passage le long de plus de 500 kilomé-
tres de forét vierge, avec plusieurs milliers d'hommes, femmes
et enfants, tout en soutenant une lutte continuelle avec leurs
traditionnels ennemis, les "Tupí» (Kaingangs et Kimdá),
soigner les blessés et les malades — que les Guaranis n'aban-
donnent jamáis — et ravitailler tout ce monde dans un pays
ennemi et sans agriculture. Heureusement ils s'étaient donné
un chef qui sut se maintenir a la hauteur de sa tache, le ge-
neral BONÍ, indien pur sang, dont le souvenir est toujours vif
parmi ses compatriotes. Le voyage dura longtemps, mais 11
aboutit; les Guaranis arrivérent a leur ancienne province. Mais
la, la lutte ne devint que plus acharnée: les Kaingang du
Paikeré tenaient les vallées du Pihkihríh (Pequirí) et du San
Francisco (le vrai) en maítres; c'était leur citadelle. Le gene-
ral BONÍ les mit non obstant en pleine déroute et les refoula
dans le haut plateau. Cependant les Avá Chiripas comprirent
qu'ils ne seraient jamáis tranquilles avec de tels voisins, et
changeant itinéraire, passérent le Paraná et vinrent recon-
quérir une bonne partie du territoire usurpé par les «Ihvihtih-
rokái» et les «Tai», Indiens du groupe «Kren». La, oú ils
habitent actuellement, ils absorbérent quelques partialités
Guaihraés restées indépendantes et méme quelques «Avá-
Mbihá». J'ai obtenu de mon ami le chef actuel des Chiripas
les renseignements historiques 'que je viens de résumer.
Nous avons deja vu (chap. II) leurs caracteres physi-
ques. Quant aux autres particularités principales, je ne tou-
487 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE i!. N. 6
cherai qu'á celles qui les distinguent de leur nation originelle,
dues surtout a un reste de l'influence chrétienne. Au com-
mencement ils táchérent de conserver le cuite chrétien et
préchérent méme la nouvelle religión a leurs compatriotes
payens. Ils en gardent encoré quelques idees, certaines pra-
tiques et quelques priéres. Je posséde un Christ que la
partialité des «Itaimbeihpeguá» s'était taillé et adorait. Mais
en general ils refusent le baptéme et au fond, c'est l'ensemble
des idees morales et religieuses des Guaranis qui domine tout.
Et ees idees genérales sont toujours les mémes chez tous les
vrais Guaranis.
Les Chiripas ont naturellement conservé leur ancien
communisme et leur monogamie originelle; mais ils ne sont
pas revenus au systéme synoique; quoique Ton trouve encoré la
maison patriarcale, les familles vivent plutót séparées. Tou-
jours un peu méfiants et reserves — ils ont trop de raisons
pour cela — ils sont bien plus communicatifs que les autres
Guaranis. Ils sont plus soignés et mieux vétus que les Mbihás,
d'oú le nom qu'on leur a donné. Ils aiment, eux, se donner le
titiede «Guaraní» et ils appellent de méme leur dialecte, qui
n'est que le dialecte general des missions des Jésuites. Tres
intelligents, tres doux, rangés, scrupuleusement honnétes,
assidus á la besogne, ils font les travailleurs les plus désirables
du Haut Paraná. Au restant, leurs moeurs sont a peu prés
celles des «Avá-Mbihá».
J. B, Ambrosetti en parle longuement dans son étude
(«Los Indios Cainguá»), la meilleure parue jusqu'ici sur les
Guaranis du Haut Paraná. Malheureusement cet auteur— d'ail-
leurs si consciencieux — méle involontairement sous le nom de
«Cainguá» tout ce qui se rapporte a deux nations difieren tes,
les Mbihás et les Chiripas. La faute en est aux cicerones et
aux interpretes qui ne súrent pas l'avertir de la distinction né-
cessaire— qu'ils n'ont d'ailleurs pas 1' habitude de faire eux-mé-
mes— et de l'habitude aussi genérale que detestable d'infliger á
tous ees Guaranis le stupide sobriquet de «Kaaihwuá», nom
d'une race non-guaranie, habitant un autre pays et complete-
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 488
ment disparue (1).
Les Avá=Mbihá, ou Mbihá, Mbaéverá-guá,
Mbaé-verá, Kaagwihpóra, Teihi, Tihpihyá ou Baticola,
faussement appelés Kaaihwuá ou Cainguá.
Rarement une nation aura regu autant de noms. Le
premier est le seul legitime, car c'est celui-lá que la nation
elle-méme se donne; il signifie «la gent guaranie», «Avá» étant
le qualificatif general de tous les Guaranis. Le 3éme vient du
4éme, nom de leur capitale. «Kaagwihpóra" est aussi un titre
qu'ils se donnent et qui signifie «habitants de la forét».
«Teihi» = «Taihi» = «Taino» (espagnolisé) signifie «de la race»
(guaranie). «Tihpihyá» est un mot de quatre racines juxta-
posées qui designe la jupe, ou piéce de tissu avec laquelle les
femmes se couvrent. «Baticola» est en espagnol la croupiére ou
bacul et est le nom péjoratif que les creóles donnent a la piéce
de cotón avec laquelle les hommes se couvrent toutes les par-
ties circa verenda («També-aó»). Enfin, le dernier est l'orto-
graphie corréete de la serie de variantes: «Cayguá, Caygúé,
Caigúé, Cahiguá, Caayová, Cayová, Caanguá, Caainguá,
Canguá, Conguá, Cauguá, Caiguá, Cayuá, Caiuá» varian-
tes dont la traduction, tres variée, serait amusante si elle
n'était pas quelquefois indecente, et qu'on s' obstine a infliger
a cette nation, comme aux Avá-Chiripás, contre la vérité his-
torique, contre tout bon sens et en offengant gratuitement ees
nations. Dans le double radical «ihwuá», — qui est employé
leí expressément au lieu de «ihguá» ou «ihguára» (= habi-
tants), ou de «peguá» ou «peguára», forme qui precise mieux
la fixité de la résidence — la nasalisation donne a l'expression
•un sens indéfini, du vague, dont le concept de vagabondage et
la valeur de nemorivagi, in sylva vagantes; et dans la pratique,
(1) Je considere d'une telle importance le témoignage de
mon regretté ami, que dans mon étude souspresse («Etnografía
y Civilización Guaraní») je me euis mis en devoir de reproduire
tous les passages principaux, en indiquant toujours la nation á
laquelle ils doivent étre rapportés.
489 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
vagabond est presque synonyme de maraudeur, comme l'étaient,
en effet, les véritables «Kaaihwuá». Voilá pourquoi tous les
Guaranis se considérent offensés de l'emploi imprudent de ce
qualificatif, capable á lui seui de couper court a toute intimité
avec un voyageur,
Nous avons deja vu que le «Mbihasá» ( - región des
Mbihás) s'étendait depuis le centre du Paraguay (chaine de
rihvihtihrusú) jusqu'á I'Atlantique. Depuis la cote de Santa
Catharina, il était parcouru tout le long par un chemin indien
lequel, suivant l'Ihguasú, qu'il passait prés des cataractes (ce
qui explique leur nom de «Salto del Funil»), pour passer le
Paraná a la "Vuelta de Mbokaíh" et remonter la vallée du
Mondaíh jusqu'á la frontiére des Karihó et de lá au chei-lieu
de cette nation, prés de l'actuelle Assomption. C'est le chemin
que suivirent. en toute sécurité, ALVAR nuñez d'abord, puis
bien d'autres Espagnols désireux d'abréger leur voyage.
La nation des Avá-Mbihá occupe encoré une grande ex-
tensión: dans le Paraguay, la plus grande partie du bassin du
Paraná, depuis les foréts a l'Est de la ville d'Encarnación, et
les hauteurs de la ligne de faite: au Brésil, une partie de la
región au sud du Guaíhrá et vers l'Ihguasú, etune bonne partie
de la región á l'orient déla grande riviére (voir chap. II);
mais il m'est impossible d'indiquer leur frontiére au nord, car
c'est dans le nord que se trouve leur capitale, «Mbaé-verá« et
lis se refusent religieusement á donner le moindre renseigne-
ment quant á son ubication.
Aucune race au monde n'est plus méfiante et plus ré-
servée. La difficulté d'ouvrir son coeur, de pénétrer dans les
mistéres de ses idees, et de ses croyances, et méme de con-
naitre á fond ses moeurs, est bien plus grande que chez tous
les autres Guaranis. Le soin qu'ils mettent a tout cacher est
incroyable. Causes: ils craignent la dérision stupide qui blesse
vivement leur amour-propre et leur extreme susceptibilité; et
plus encoré, ils craignent la conduite, trop souvent immorale,
iíidigne et quelquefois méme infame, des soi-disant civilisés. Ils
aiment leur liberté bien plus que leur vie; leur genre de vie ne
leur parait nullement inférieur au nótre; ils se considérent
assez heureux; aussi ils refusent nettement tout ce qui serait
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 490
de nature á changer leur maniere d'étre.
Mais si on arrive á pénétrer dans leur vie intime et á
ouvrir leur coeur, on va de surprise en surprise. Sous les ap-
parences les plus modestes, souvent méme délaisées, dans la
vie intérieure de leurs chaumiéres, qui ne nous rappellent que
bien peu l'ancien «táva», dans l'áme de cet individu a l'air
doux, mais un peu triste et méme un peu déchu, on trouve un
homme tres digne et méme orgueilleux, on découvre une intel-
ligence fine, une perception vive, un esprit d'observation admi-
rable, des idees d'une élévation surprenante, et surtout, un
étre moral vraiment supérieur. Mais qu'on se méfie des grou-
pes qui ont des relations suivies, et depuis longtemps, avec les
«civilisés»; ce que ceux-ci leur apportent, en échange de toute
sorte de loyaux services, ce n'est presque toujours que la
déchéance.
Comme ma relation complete est en voie de publication,
je serai tres bref. Le chapitre religión est des plus intéres-
sants, mais il est fort compliqué et on ne pourrait en faire un
resume sans l'altérer. Caractére fondamental: la religión guá-
ranle est une sanction de la morale. Toutes les croj^ances
religieuses et méme les supersticieuses, ainsi' que toutes les
légendes, ont constamment un but moral, II y a d'abord un
Incognitus Deus ("Manhú", ant.), invisible («Ndayaecháiva»),
qui a été avant tout («Tenondé-té»), grand Créateur («Poro-
monyangára»), Pére de tous les hommes («Nyandé-rú») et
de tous les étres, tous ees noms correspondant exactement á
chacun des attributs que je viens d'indiquer. Fuis les divi-
nités secondaires et évoquables, «Tupa » d'abord; puis celles
qui sont plus ou moins visibles, «Anyá'» ou «Anyánga», le
Soleil, etc. ; puis les mythes, le lunaire surtout, les grands per-
sonnages divinisés, et enñn, les Génies Tutélaires, tres
nombreux. Point de dieu du mal; les divinités et les génies de
toutes les catégories sont justes; on craint beaucoup celles-lá
qui sont plus spécialement chargées de punir les mauvaises
actions; mais toutes, le cas échéant, sont bienfaisantes. Au
surplus, tous les Guaranis sont des spiritualistes convaincus.
Ce sont méme de parfaits spiritistes, dans le sens moderne
du mot.
491 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE I!. N. 6
Les Avá-Mbihás refusent encoré plus obstinément que
les autres Guaranis toute avance dans le sens de les catéchiser.
Voici pourquoi: leur religión étant une sanction pratique de la
morale, ils ne jugent toute autre religión que d'aprés la maniere
de mettre en pratique les idees morales. Inutile de leur faire
des doctrines; ils restent silencieux, avec un vague geste d'ap-
provation; mais ils observent attentivement nos actes. Si
ceux-ci ne répondent scrupuleusement aux doctrines, toute
notre éloquence est perdue. Et Dieu le sait si les actions des
«chrétiens» répondent souvent a ses commandements ! De la,
Téternelle objection qu'ils nous opposent: «Vous enseignez une
doctrine qui est tres bonne; vous ditesque votre Dieu n'ordonne
que le bien; mais nous voyons que les actes des chrétiens
s'éloignent trop souvent de leur doctrine; cela prouve bien que
votre Dieu ne vaut pas le nótre, puisqu'il ne sait pas vous
guider». Ou bien: «Vous dites que votre Dieu vous ordonne
d'aimer tous les hommes; mais vous mentez, vous nous volez,
vous offensez nos femmes et vous nous tuez méme pour une
bagatelle; votre Dieu n'est done pas le Dieu des Indiens,
tandis que le nótre, qui Test de tous les hommes, nous ordonne
de ne jamáis vous faire du tort, ce qui prouve bien qu'il est
supérieur au votre». En 1887, j'avais réussi á persuader les
notables Mbihás de la partíalité du Pirapeíh, de l'utilité de nous
reunir et fonder une réduction sur la cote du Paraná, a orga-
niser sur leur base communiste. Pour compléter la chose,
j'eus l'idée de leur offrir de les catéchiser. «Gardez vous-en
— exclama mon meilleur agent, Indien lui aussi — tout serait
perdu a jamáis !».
Les nombreuses partialités mbihás constitiíent une répu-
blique représentative organisée d'une fagon toute spéciale, qui
rappelle un peu celle de l'ancienne confédération helvétique.
Chaqué partialité, ainsi que chaqué groupe inférieur, a ses
assemblées, dans lesquelles tous les citoyens ont les mémes
droits; mais on ne vote pas; on discute jusqu'á ce que l'oíi
puisse arriver a un accord qui soit plus ou moins volontaire-
ment accepté par tout le monde, soit par conviction ou persua-
sión, soit par espi'it de solidarité. A des époques ou dans des
circonstances qui restent réservées, ees groupes envoient des
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 492
reprépentants ou des messagers a Mbaé-verá, ou Mbaeverá-gua-
sú, capitale oú reside le chef exécutif supérieur, assisté par
un conseil de doyens d'áge et oú se tiennent les assemblées
supérieures, Les femmes sont admises a toutes les charges;
nous avons vu des femmes caciques et chefs de partialité et on
a vu, derniérement, une femme comme chef exécutif supréme
de la confédération. L'accés á la mistérieuse capitale est
absolument défendu a tout étranger, ainsi qu'aux Guaranis
d'une autre nation.
Ces Guaranis sont les plus parfaits des individualistes.
L'autorité est acceptée, mais non imposée; les ordres sont con-
sentís par le citoyen dans chaqué cas; mais c'est bien rarequ'on
cherche a les imposer par la forcé; aussi Vautorité morale est
presque tout, et un bon cacique, exerce toujours des fontions
sacerdotales et est surtout un conseiller spirituel. La pólice,
dans le sens européen, n'existe pas; la persuasión est le grand
moyen. Cela fait que la supériorité morale soit indispensable
pour toutes les charges et explique pourquoi celles-ci, électives
en principe, aient une certaine tendance a étre héréditaires.
On ne procede que bien rarement par destitution. Le change-
ment de personnel dirigeant s'obtient par une action passive
des mécontents; ceux-ci -forts de ce qu'ils ne sont pas forcé-
ment tenus d'obéir — font le vide autour du chef et se groupent
autour d'un autre. Si les hommes restes fidéles sont nombreux,
r«amondá» ou la partialité peut se diviser en deux groupes;
s'ils ne le sont pas, le personnage visé comprend sa décbéance
et s'effacé sans trop de mauvaise gráce. En somme, il n'y a
pas de vrais chefs, mais des directeurs, et le respect, substitué
á l'obéissance, est le grand moyen qui impose. Tout person-
nage, et méme toute personne d'élite, peut recevoir le titre de
«karaí» ou «karí») (1), titre qui peut étre donné, chez les
Guaranis, á toute une collectivité ou a une nation.
Le communisme guaraní est le plus pur, et peut-étre
(1) Augmentatif: «karaivé». Oú la chute de la R en
L est habituelle: «kalí». D'oú le^nom des Caraibes (les anciens,
branche guáranle) et des Calinas (Kalí-ná' = semblables aux
Karí), appelés aussi Galibis, Caraibes modernes.
493 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
aussi le pías prfxtique, la <m il existe chez Tindividu assez d'es-
prit de dignité. Surtout, est-il arrivé á harmoniser le plus vif
individualisme avec Taltruisme qu'il exige, ainsi qu'á respecter
l'initiative personnelle et la jouissance du produit d'un plus
grand effort personnel. Trait intéressant: un Guarani ne re-
fuse presque jamáis ce qu'un autre lui demande. De la, deux
conséquences: que méme la propriété des objets personnels, á
la rigueur, n'existe pas; et d'un autre cote, que la dignité
guáranle impose une assez grande prudence dans les requétes,
et fasse une question d'honneur de ne jamáis rien demander
sans une véritable nécessité. Le quémandeur est, pour les
Guaranis, un étre si méprisable, qui'il est tres rare qu'un In-
dien mérite ce nom. Ce haut esprit de dignité explique bien
des choses qui nous paraissent impossibles.
Les familles vivent séparément, mais on trouve les res-
tes de la famille patriarcale. Des qu'un membre de la famille
meurt, on abandonne la maison; s'il s'agit d'un personnage
tres respecté, il arrive que l'on abandonne tout le village ou
l'amondá. Cette habitude a exercé une fácheuse influence sur
le développement de l'art et de la culture matérielle. La
polygamie est permise et n'est pas tres rare; mais elle est régle-
mentée par le droit coutumier d'une fagon si intelligente, que
— toute considération religieuse a part — elle n'est pas con-
traire á la morale, ni a la bonne harmonie, ni á l'éducation des
enfants. Point tres important: elle est plutót favorable aux
intéréts de la femme. Cette réglementation n'étant pas suscep-
tible d'un abrégé, je suis obligé de renvoyer á mon ouvrage
«Ethnographie & Civilisation Guar. ». Je dirai seulement que
la premiére femme reste toujours a la direction de la maison,
regoit seule le titre et les honneurs de la femme legitime (tem-
birekó) et doit étre consultée sur le choix de l'autre femme;
celle-ci ne sera appelée que «takihkué'» = «celle qui doit rester
en arriére» et pourra étre renvoyée a ses parents sur l'exi-
gence de la femme legitime. On voit rarement plus de deux
femmes. Les infractions aux comtumes matrimoniales sont, en
dernier lieu, du ressort des autorités suprémes, ainsi que toutes
questions relatives, car on les prend tellement au sérieux,
qu'elles peuvent amener des luttes armées et la guerre civile,
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 494
chLcim prenant fait et cause pour une des parties.
Leur amour familial est touchant. Les parents ne bat-
tent jamáis leurs enfants, et méme, n'emploient jamáis avec
eux des paroles violentes ou impatientes; ils les idolátrent et
pour rien au monde n'acceptent de se séparer d'eux; mais ils
néglie:ent leur hygiéne. Ils ont un grand respect pour les
vieillards, qu'ils soignent avec tendresse, prenant toujours au
sérieux leurs conseils. La femme est consultée dans toutes
les aíTaires cobrantes, ccmme dans toutes les tiansacticns plus
importantes; sa situation a été tres bien exposée par ambro-
SETTI (op. cit). Le méme auteur a deja noté que la loyauté
et l'honnéteté des Mbihás est encoré plus parfaite que celle
des Chiripas et qu'en cas de différend, ils sont toujours portes
par leur bienveillance a se soumettre, pourvu qu'on ne touche
pas a leur dignité. Ils ont donné des preuves éclatantes de
l'absence presque complete, chez eux, de l'esprit de vengeance.
II leur arrive d'étre en guerre contre leurs voisins, méme con-
tre les Chiripas; ils sont ennemis des Kaingangs, des Kimdás
et des Guayanás; quant aux Gsayakís, ils ne les considérent
que comme des animaux; mais certaines armes sont considérées
par eux comme déloyales et ne les emploient jamáis contre les
hommes.
Le duel est un moyen fréquent de trancher les diíférends
et les questions d'honneur; il est fort bien réglementé et public.
Le viol, le meurtre et le rapt, son consideres parmi les
crimes les plus graves; l'enlévement violent ou occulte de toute
chose en possession d'autrui, est sévérement chátié. D'ailleurs,
les délits et les crimes bont rares, la vie étant tres simple et
paisible. L'entr'aide est dans toutes les habitudes. Les par-
tialités sans contact avec les «cirilisés» ne connaissent et
refusent les boissons alcoholiques; les tetes sont assez paisibles
et n'ont rien de l'orgie que la fantaisie des faiseurs de légendes
a souvent voulu y voir.
Leur vie est plus exclusivement sylvestre, dont une plus
grande simplicité dans le costume, celui des hommes surtout, et
moins de propreté; car dans cfes foréts on se mouiDe et salit
presque tout le temps. Ils prennent plaisir a domestiquer
toutes espéces d'animaux sauvages, méme les plus farouches,
495 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
avec une telle adresse, qu'ils arrivent a les faire vivre en har-
monie, autour de leurs chaumiéres et en liberté, quoique ap-
partenant a des espéces instinctivement ennemies. Pour cela,
ils n'emploient que la douceur. Nous avons vu, a la maison,
une femme allaiter un petit singe, en méme temps que son
enfant en bas age. Ils arrivent méme a greffer les plumes,
changeant ainsi la coloration, moyen avec lequel il réussis-
saient a tromper azara lui-méme, le célebre naturaliste. Sous
le rapport de leur amour pour les animaux, ils offrent un
touchant contraste avec les «civilisés*» de la región.
Ils ne font aucun commerce, dans le strict sens du mot,
quoiqu'ils élaborent souvent du Maté pour les chrétiens. Aussi
leur systéme numeral est imparfait et présente un curieux
contraste avec l'ensemble de leurs connaissances. Ce sont des
agriculteurs tres soigneux et intelligents, et avec le surplus de
leur production, ils permettent souvent aux industriéis de la
región de se tirer d 'embarras. Ils connaissent la sélection et
les dangers des croisements; aussi leurs graines sont tres re-
cherchées a cause de leurs pureté, lis possédent des plantes
cultivées spéciales, que méme les agriculteurs paraguayens ne
connaissent pas; voire des procedes trés-modernes, comme celui
qui permet d'obtenir des fruits dépourvus de graines.
Quoique les pratiques mystiques aient une assez large
part dans leur médecine, ils ne connaissent pas moins un
nombre prodigieux de plantes medicinales, dont les propriétés
— il faut le noter — n'ont pu leur étre révélées par aucune
autre race. Ils ont trouvé des traitements eíRcaces ou ration-
nels pour nombre de maladies, méme les importées, comme la
grippe et la tuberculose. Ils pratiquent couramment la sug-
gestion, méme la suggestion hypnotique, souvent avec résultat.
Ils ont une idee de l'immunisation et ils pratiquent la scarifi-
cation dans un but medical, ainsi que dans un but mystique.
Leur connaissance de la flore et de la faune est admirable
non seulement pour le nombre des faits, ce qui s'expliquerait
chez un peuple si intelligent et vivant dans la nature — mais
bien plus encoré au point de vue de la généralisation et de la
synthése. J'ai déjá exposé («Pl. Us. : Diccionario de los Gé-
neros botánicos Latino-guaraní») leur connaissance du genre et
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 496
méme de la famille botanique. Aussi leur nomenclature, tou-
jours descriptive et marquant un grand esprit d'observation,
est quasi-scientifique. En astronomie, ils ont a peu prés les
mémes connaissances que le barón E. nordenskioeld a notées
chez les Chiriguanás.
Au physique, les Avá-Mbihás paraissent se distinguer
généralement des Avá-Chiripás et des Guairaés par des traits
souvent moins fins, plus mongoliques, les lévres et le nez un
peu plus charnus, les mains et les pieds gros et courts et leur
taille, qui est au-dessous de la moyenne.
Les Avá-Mbihás parlent un dialecte un peu différent, au
point de vue phonétique comme au point de vue lexicographique.
Leur maniere de prononcer est un peu plus dure; la T change
souvent en CH, la CH en TSH, la G en K et il y a
une H aspirée et un certain emploi de la L. Leur glossaire
dialectal renferme plusieurs mots parmi ceux qui sont consi-
deres comme particuliers de la langue caraibe, ce qui est sans
doute tres intéressant; d'autant plus que la proportion de ees
éléments augmente chez les Apiakás Guaranis, encoré plus chez
les Vakairís (Avá-karaí ?) et les Guaranis des Guyanes.
Les Barbudos:
Nation ou partialité guáranle inédite, sur laquelle je n'ai
que des données un peu vagues. Elle habitait a peu prés les
hauteurs du divortium aquarum Paraná-Paraguay vers le 25éme
paralléle et les sources du Mondaíh. Les hommes étaient tres
barbus (comparativement), vaillants et moins pacifiques; ils
attaquérent, dans les temps la mission de Caaguasú. On voit
chez les Avá-Mbihás quelques hommes fort barbus, dont le
type aussi est différent; on peut voir en eux les descendants
des Barbudos, probablement soumis, car ce peuple a disparu.
Certaines données rappellent un peu les «Guaradyú», ou
Guara y os.
Les Avá=Quayaná, ou Guayanás Guaranis, ou
Guayanás du Sud (faux Guayanás). Inianís?
Au sud du Tembeíh et a peu prés jusqu'au fleuve Kaapi-
wuaríh (Capibary), sur la cote du Paraná, habita une petite
497 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 6
nation qui a été appelée Guayaná, probablement a cause de ses
habitudes fluviales, car ce n'est que bien plus tard que de vrais
Guayanás vinrent s'établir dans cette región. Son vrai nom
reste inconnu. Ce peuple est d'assez bonne taille, plus blanc
que beaucoup d'autres Guaranís, les traits souvent assez agréa-
bles, les extrémités plus fines etplus longues, la partie infraocu-
laire du visage plus développée, II rappelle certainement par
quelques caracteres le groupe Kimdá, mais il s'en éloigne par
d'autres; son dialecte et sa maniere de prononcer le guaraní
fait supposer qu'il a toujours parlé cette langue, et si on peut
en juger de son état actuel, ses caracteres sociaux sont assez
nettement guaranís. Complétement nationalisé, surtout dans
le village de Trinidad. Les Jésuítes fondérent dans la región
la mission de San Francisco de Paula (tres peu connue) et,
paraít-il, avaient essayé de catéchiser le village de Yaguara-
sapá, oú moi-méme, de 1888 á 1893, et plus tard Mr. maynt-
ZHUSEN, nous fimes des fouilles assez heureuses. II résulterait
de mes fouilles que deux peuplades non-guaranies ont habité
cet anclen village, qui fut des «Paranaihguá».
Les Tarumá, ou Avá-Apihtéré du Paraguay.
Aujourd'hui peu nombreux, ils habitaient jadis une bon-
ne partie des foréts qui continuent le Kaá-guasú sur le versant
du Río Paraguay, au nord du 25éme paralléle, et la «Grande
Forét» depuis San Joaquín jusqu'á l'Amambáih, régions qu'íls
habitent encoré, par petits groupes d'une organisation défec-
tueuse. Ils rappellent sous bien des rapports les Avá-Mbihás;
mais ce sont des «aré», aux moeurs plus arriérées, dont la
déchéance s'explíquerait en partie par leur long contact avec
les Blancs. Ils en dífférent encoré par certains caracteres phy-
siq.ues: ils sont plus petits; robustos et fortement batís, mais
mal proportionnés; la largeur zygomatíque plus grande, la má-
choire ínférieure plus forte, les traits moins agréables et l'air
moins doux et moins íntellígent; aussi, les vieilles personnes
sont laidos.
Malgré cela, leur nature est bonne, ils n'ont jamáis été
anthropophages et — malgré la corruption qu'une fausse civi-
lisation leur a apportée — ils gardent encoré certaines bonnes
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 498
moeurs. Leurs idees sont plus simples. Tupa' est leur Dieu
supréme; il habite le ciel et estl'auteur de tout, du mal comme
du bien. lis sont monogames, á maisons familiales, chasseurs
et assez agriculteurs.
Leur qualificatif d'«Apihteré'» leur vient de ce qu'ils
coupaient les cheveux en tonsure, coutume rare chez les Guara-
nís. Etant, paimi les Indiens Guaranís, les plus connus a l'As-
somption et dans la región oú travaillent les Paraguayens
chercheurs de maté, leur retard évolutif et leur aspect n'a pas
peu contribué a ce que Ton ait si mal connu les Guaranís indé-
peadants en general. Nous devons á mon célebre compatriote
RENGGER ( «Reise nach Paraguay») la premiére étude des
Tarumas, car azara convient qu'il n'a jamáis eu Toccasion
d'observer lui-méme des Guaranís dits sauvages (Le. I, 104.
Des Guayakí, en general
Ce nom nous rappelle une des plus séduisantes enigmes
de l'ethnographie, car c'est celui qu'on a donné á la peuplade
indienne la plus farouche et la moins abordable, on peut méme
diré, insaisissable. Aucune race n'a excité la curiosité publique
plus que les Guayakís, aucune n'a été l'objet de légendes plus
extravagantes. On a trop oublié que les Jésuites avaient réus-
si a avoir quelques relations avec eux. Au XVII siécle, le R.
P. CARDIEL avait appris leur langue. Plusieurs tentatives furent
faites pour les soumettre, toujours infructueuses; cependant on
avait réussi á en catéchiser trente a la mission de Jesús, fondee
peu avant l'expulsion des Jésuites. dumersay, du graty,
AZARA, voyageurs naturalistes, nous parlent des Guayakís, ainsi
que tous les anciens historiens des Missions. A la fin du siécle
passé, LA HiTTE et TEN KATE publíérent leur belles études
dans les Annales du Musée de la Plata. Plus tard, Mr. mayntz-
HUSEN s'établissait a Yaguarasapá et réussissait a soumettre
— durant plusieurs années — un certain nombre de Guayakís,
ce qui lui permettait de parler en connaissance de cause de la
partialité du Sud; et les anthropologistes lehmann-nietsche,
GIUFFRIDA-RUGGIERI, SCRLAGIJ^IHAUPEN et autres, publiaient de
tres intéressantes études partielles.
Pour ma part, habitant la región hantée par les Guayakís,
499 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
depuis 1887 dans le Sud, á Yaguarasapá, et depuis 1893 dans
le Nord, et suitout, ayant eu la chance d'avoir dans le sein de
ma famille un fils adoptif de la plus puré race guayakie, j'avais
pu reunir un assez grsnd matériel; mais me rendant compte
des les commencements de ce que le probléme guayakí présentait
de difficultés et de complications, je ne me suis nullement sou-
cié de sauver des priorités aux dépens de l'exactitude, et je
n'ai qu'á me réjouir de ma prudence. Les résultats auxquels
je viens de faire allusions étant a la veille d'étre publiés, je me
bornerai a quelques données et a certarnes conclusions.
Q'on me permette d'indiquer d'abord la derniére des con-
clusions auxquelles j'ai cru pouvoir arriver: il ne m'est plus pos-
sible d^admetíre V imité des Guayakis. Aussi je me vois obligé
de considérer les sauvages auxquels on a donné ce nom, comme
un groupe, formé par les peuplades que j'appelleraí Guayakis
«Mbra'á», Guayakis du Sud et "Mberihvé-guasú». Ces peu-
plades ont évidemment des caracteres communs: le genre de
vie en est un. Mais, méme a ce propos, la généralisation nous
conduirait trop souvent a l'erreur. En outre, il y a encoré trop
de points obscurs ou critiques. Je pense done que la distinc-
tion que j 'indique est d'une prudence élémentaire. La syn-
thése, la diagnose générique — s'il y aura lieu d'en faire une
— ne pourra étre établie que quand l'ensemble sera mieux
connu; en attendant, les faits particuliers (et méme certaines
données qui nous paraissent genérales) ne pourront que gagner
en exactitude si on les rattache á la partialité chez laquelle ils
ont été observes.
Les Guayakí=Mbra'á, ou Mbra'á, Guayakis
purs, Guayakis du Nord
Je donne ce nom a l'horde qui vague au sud de la riviére
Mondaíh, depuis la cote du Paraná, ne poussant pas tres loin —
parait-il — a l'intérieur et allant au sud jusqu'au Ñacundaíh,
voire méme jusqu'au Tembeíh. II m'a été donné par silvano
BERTONI, Guayakí d'une intelligence tres remarquable, dont
j'ai deja parlé. J'inclus, provisoirement, sous le méme nom
l'horde qui hante les hauteurs du faite prés des villages de
Caaguasú, Ajos, Carayaó et San Joaquín. Ce sont les repré-
BERTONl: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 500
sentants les plus purs de la race, dont les caracteres physiques
sont assez connus, gráce a la plupart des études auxquelles j'ai
fait allusion. L'apport de nouveaux documents prouvera peut-
étre qu'ils sont plus hypsicéphales, qu'ils ont une capacité cra-
nienne plus forte, la tete en general plus grosse et la taille un
peu plus basse.
C'est a cette peuplade qui se rapportent les données ex-
posées par mon fils Guillaume Tell bertoni dans un travail tres
récent. Extrémement farouches, fuyant également et les Gua-
ranis et les Blancs, ils sont, au fond, d'une nature assez bon-
ne, quoique tres versatile et sujette a de mauvaises humeurs
apparemment inexpHquables. Ils ne sont dangereux que quand
la peur les rend aveugles. Leur genre de vie est le plus primi-
tif ; marqué surtout par l'absence de demeure fixe et de toute
habitation, ainsi que de vrais chefs, de vétement et de toute
agriculture. Ils vivent en groupeg tres peu nombreux, des gens
rudimentaires sans cohesión entre elles. Les Avá-Mbihás, sur
le territoire desquels ils vivent, leur ont transmis quelques con-
naissances pra tiques. Cependant l'état general de leur évolu-
tion spirituelle est évidemment tres arriéré et plutot enfantin;
mais il ne Test pas sous tous les rapports, ce qui est bien fait
pour fourvoyer les observateurs superficiels ou pressés. Une
étude détaillée devant étre publiée incessamment, je me bor-
nerai a ees vues genérales. J'ajouterai seulement qu'ils sont
monogames et endogames, et qu'aucun fait ne nous permet de
les accuser d'anthropophagie.
Leur langage appartient á la famille guaranie, avec des
simplifications curieuses et avec un substj'atum différent; ce qui
me fait penser que leur langue originelle appartenait á un autre
groupe linguistique. Leur phonétique se rapproche beaucoup
de celle des Avá-Mbihás et des Guayanás, mais elle est plus
dure. Ils sont tres peu nombreux et en train de disparaitre.
La science perdrait en eux un des documents les plus précieux.
Les Quayakí du Sud
De 1887 a 1893 j'ai habRé leur región — qui s'étendait
depuis le fleuve Tembeíh jusqu'á l'ouest de la ville d'Encarna-
ción - et j'ai eu quelques rapides contacts avec eux. Mr.
501 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N, 6
Fréd. MAYNTZHUSEN i'éussit plus tard á en réduire un certain
nombre dans sa colonie de Yaguarasapá et c'est surtout á lui
que nous devons nos connaissances de cette horde nemorivaga.
Aussi je dirai seulement que celle-ci se compose de deux élé-
ments bien diíférents: les Autochtones, qui ne présentent peu-
étre aucune diíférence essentielle des Guayakís du Nord, et les
Matacos.
Ces derniers, originaires du Chaco Argentin, transportes
comme prisonniers de guerre a Santa Ana, s'insurgérent, pas-
sérent au Paraguay, oú une partie alia se joindre aux Guayakís,
Quoique barbares, leur supériorité les plaga á la tete de ces sau-
vages, lesquels, gráce a eux, devinrent parfois dangereux, at-
taquérent plusieurs établissements et la partialité mbihá des
Pirapeihpeguá, qu'ils obligérent á passer, en partie, le Paraná.
Si BOUS le rapport des caracteres physiques les Matacos — peu
nombreux — n'ont pu exercer une grande influence, il n'en est
pas de méme pour ce qui touche aux caracteres sociaux. C'est
aux Guayakís du Sud qu'il faut rapporter les cranes publiés par
TEN-KATE et GIUFFRIDA-RUGGERI. II faut regretter que les
nouveaux propriétaires de la colonie n'aient pas continué l'essai
de réduction fait par Mr. mayntzhusen, ces Guayakís ayant
fait retour a leur vie sauvage.
Les iVlberihvé=guasú
Petite, mais tres intéressante unité ethnique, tout á fait
inédite et encoré assez mystérieuse. Errant un peu á la fagon
de tous les Guayakís, elle parcourt a peu prés la méme región
que les «Mbra'á», sortant de temps en temps a la cote du Pa-
raná prés de Puerto Bertoni. Le nom est celui que lui donne
la partialité Mbra'á. D'apresles quelques individus que j'ai
observes (les deux cranes publiés par schlaginhaufen, de ma
collection, appartiennent á cette horde, laquelle, en outre, nous
attaqua lors de notre exploration avec Mrs. STANLEY barnes
et A. SCHOCH, et plus tard, attaqua mon établissement d'Ih-
roíhguasú), ils ont une taille remarquablement plus élevée que
celle des autres Guayakís, le corps moins lourd et mieux propor-
tionné, les traits moins grossiers, les cheveux quelquefois plus
fins et a reflets roussátres et la couleur quelquefois moins f oncee.
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 502
Les cranes auxquels je viens de faire allusion, les seuls que
ní)us possédons de cette race (1), indiqueraient une tete et une
capacité cranienne exceptionnellement petites, et d'autres dif-
férences encoré.
Leur état social parait un peu moins inférieur. Nous
avons vu qu'ils attaquent hardiment; attaqués á leur tour, ils
résistérent vaillamment et ne furent mis en déroute que par
les armes a feu. Poar l'attaque, ils aiment s'enduire tout le
corps de suie, et n'abandonnent leurs blessés, et méme leurs
morts, qu'á la derniére extrémité. Font usage de l'arc comme
arme de guerre; nous ne leur avons pas vu de grand harpon, ou
«punga» arme favorite des Guayakís. II vont aussi ñus que
ees derniers, m.ais ils savent se constiuire des chaumiéres de
fortune.
Silvano BERTONI — qui fut, avec son pére, leur prison-
nier — me dit qu'ils parlent un dialecte qu'eux, les Guayakís,
peuvent comprendre, mais que leur voix est plus dure et plus
forte. Anthropophages, ils capturent des Mbra'á pour s'en
régaler. Comme ils parlent une langue de la famille guáranle,
c'est peut-étre la Toriginede l'accusation d'anthropophagie faite
anciennement aux vrais Guaranís. Ni azara, ni rengger, ni T.
BORBA, ni AMBROSETTI, ni moi, nous n'avons trouvé aucune
trace d'une telle habitude, ni présente, ni antique, chez aucune
nation ou peuple guaraní du Paraguay, de l'Uruguay ou du Haut
Paraná; et le barón É. nordenskiceld, a propos des Guaranís
de Bolivie, pense qu'une telle accusation n'est que de la fan-
taisie.
Fort peu nombreux, leur genre de vie et certaines habi-
tudes les condamnent á une disparition qui ne tardera pas.
Les Paranaihguá, pro parte, Paranaé.
Encoré une nation trop vaguement indiquée. Cependant
tous les chroniqueurs des missions en parlent et elle a joué un
(1) lis appartenaient bien á des hommes, et á des hom-
mes adultes, contrairement a la supposition du Prof r. SCHLAGIN-
HAUFEN a cause de leur petitesse.
503 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
role important dans Fhistoire. C'était des Guaranís typiques
adaptes á la vie fluviale ou cótiére. Depuis Tile d'Apihpé (lat.
279 30') jusqu'au pays des «Tai» (lat. ± 24° 30') — exception
faite de la región des bouches des riviéres Mondaíh, Aka-
raíh et Ihguasú (qui étaient aux Mbihás) et du pays des «Inia-
ní» — ils tenaient en maitres la grande riviére et les deux cotes,
refoulant les Kaingangs et les •'Kaaihwuá» a Est, et faisant
bon ménage, a l'Ouest, avec les Mbihás, qui ont toujours pré-
féré l'intérieur, comme aujourd'hui. De nombreux cimetiérep
— toujours places sur la berge — indiquent l'emplacement de
leurs villages, qui étaient toujours des ports.
Les fouilles m'ont demontre que leurs coutumes funé-
raires étaient celle des Chiriguanos modernes, bien différentes
de celles des Mbihás. Ils enterraient leurs morts dans de grandes
urnes de terre cuite, dans l'intérieur des maisons, qu'ils n'aban-
donnaient pas. Ces maisons étaient assez grandes pour abriter
plusieurs familles (vie synoíque). Leur sens artistique était
assez développé; leur taille souvent assez élevée. II nous ont
laissé des glyphes qui semblent bien étre de véritables inscrip-
tions.
Les données que nous trouvons — tres éparpillées — chez
les anciens historiens, ainsi que la tradition chez leurs voisins,
nous les montrent d'une nature forte et énergique. Cela ex-
plique un peu leur étonnant exode. Vers l'année 1525, avant
Farrivée des Espagnols au Paraguay, une grande partie des
«Paranaihguá» — exités, parait-il, par des Guaranís qui avaient
piloté ALEJO GARCÍA depuis l'Atlantique jusqu'au Pérou —
résolvent émigrer en masse pour aller conquerir les belles pro-
vinces orientales du Haut Pérou, d'accord avec des f reres de
race de l'actuelle Bolivie et quelques contingents du Nord du
Paraguay. II partent, 4000 avec toutes leurs familles, descen-
dent le Paraná en des centaines de grands canots, remontent
le Rio Paraguay, puis, remontant par eau et par terre la vallée
du Pilcomayo, battent les Guaikurús, refoulent les sauvages du
Chaco et s'emparent de la belle et fertile región élevée qui a
aujourd'hui pour centre Santa Cruz de la Sierra. Voilá done,
l'origine de la nati(»n des «Chiriguaná», ou Chiriguanos, de Boli-
vie, en partie encoré indépendante et si bien étudiée par le
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 504
barón Erland nordenskioeld. Les Chiriguanás soumirent les
Tapietis et les Chañes,. en leur imposant leur langue et une bon-
ne partie de leurs moeurs. Les indépendants vivent, actuel-
lement, plus au sud, dans la pré-cordillére et le Chaco voisinant.
Les Paranaé ou Paranaes
L'exode des Paranaihguás laissa les cotes du Paraná —
au nord du Teyukuaré — a la merci des Kaingangs, d'un cóté,
et des Mbihás de l'autre; on n'y trouve aucune trace plus ré-
cente de la nation émigrée; et comme ees autres nations ne sor-
taient que rarement á la cote, sauf sur quelques points, cette
partie du cours du Paraná resta presque deserte. II n'en fut
pas de méme des partialités habitant au sud du Teyukuaré: cel-
les-lá restérent, et les principaux villages entre ce groupe mon-
tagneux et les derniers rapides, comme Marakaná, Yaguapúa,
Itapúa, Apererá, Yasihrétá et Apihpé, servirent de base aux
Jésuites pour l'établissement des premieres missions du Paraná.
Une autre partialité dominait la zone cótiére jusqu'á la con-
fluence avec le Rio Paraguay; en vue de ses qualités guerriéres,
elle fut exonerée de toute servitude par les Espagnols de Co-
rrientes, avec la condition de garder le littoral contre les inva-
sions des Payaguás. La ressemblance, si remarquable, des
restes trouvés dans les iles de l'estuaire du Rio de la Plata —
de ceux étudiés par F. OuTES surtout — avec ceux que je pos-
sede des anciennes populations «Paranaihguá", me fait sup-
poser que la méme nation, éminemment fluviale, dominait le
Bas Paraná jusqu'au Rio de la Plata.
Lors des invasions de Mamelucos, des milliers d'Indiens
des missions du Tapé et de l'Uruguay vinrent se joindre aux
((Paranaé", sur la cote paraguay enne surtout, Dans la suite,
tous passérent au Paraguay Meridional, oú les survivants font
partie, actuellement, de la population nationale.
Les Kimdá
Au point de vue ethnographique, comme sous le rapport
linguistique, les Kimdá formaient une nation soeur de celle des
Kaingang; d'oú la nécessité, á mon avis, de conserver le nom
505 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 6
de «Krenn», comme celui d'un sous-groupe Tapuya, assez dis-
tínct et bien caractérisé. Anciennement elle n'habitait que le
Paikeré, á l'ouest et au sud des Kaingangs. Lors de mon explo-
ration au Guaihrá, en 1893, deux groupes habitaient encoré á
Torient du Paraná et quelques représentants doivent s'y trou-
ver encoré. Les Guaranís — leurs ennemis — les appelaient
«Tupí» et «Apihteré»; ce dernier nom est l'équivalent de «Co-
roado» ^ couronné et était dú aux cheveux qu'ils coupaient en
tonsure. On les appelait aussi «Guayaná», comme les Guala-
chis, et plusieurs índices me portent a indure provisoiremet ees
derníers aussi dans le sous-groupe «Krenr». Le nom que je leur
donne, est celui qu'ils se donnaient eux-mémes et qui signifie
«la gent». Alliés habituéis des Kaingang — au moins contre les
Guaranís — ils furent bien souvent confondus avec leurs fréres;
mais leur langue était diííérente, et leurs genre de vie aussi.
C'était des pécheurs aussi adonnés a la vie fluviale tropicale que
les Kaingangs l'étaient a celle des pays montagneux a Arauca-
ria. Mais les Guaranís les empéchaient de descendre au sud
du 25éme paralléle; voilá pourquoi cette nation est inconnue
dans la littérature.
Les Ihvihtihrokái
L'exode des "Paranaihguá» avait sans doute permis
aux «Kimdá» un peu plus d 'expansión. Mais ce ne fut qu'au
XVIII siécle qu'ils osérent attaquer les «Mbihá». Sous la
conduite d'un chef militaire appelé «Koran», ils envahirent en
masse les terres du Paraguay. Les Guaranís (sans doute af-
faiblis par l'exode des néophytes de l'Akaraíh et du Mondaíh)
furent d'abord refoulés avec de grandes pertes. Les "Mbihá»
ne tardérent pas a organiser une guerre genérale et a reconqué-
rir une bonne partie du territoire perdu, et un grand nombre
de «Kimdá» y trouvérent la mort. Non obstant, ceux-ci pú-
rent se soutenir dans une región accidentée, au sud du fleuve
Itaimbeíh, appelée Ihvihtihrokái, c'est a diré, «enclos de col-
lines». Mais vers 1811, les «Avá-Ghiripá» arrivent, passent
le Paraná et les attaquent a leur tour. Cette fo's-ci les «Kimdá»
sont extermines, sauf deux petites partialités: l'une, qui restera
cantonnée au sud du fleuve Kambaíh (ou Ihakanguasú) — la-
BERTONi: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 506
titude 25"? 05'— et sera connue désormais sous le nom d'«Ihvih-
tihrokái»); l'autre prés de l'Akaraíh — latitude 25^25' — sera
plus connue sous le nom de «Guayaná»; mais comme ce nom
est surtout attribué aux anciens néophytes de la méme nation—
et a d'autres peuples encoré — nous lui conserverons celui
d'«Ingái).
Les «Ihvihtihrokái)» sont des Indiens dégagés et assez
sympathiques. Leurs traits sont plus fins et agréables que ceux
des Kaingangs, leur teint moins foncé, et leur nature meilleure.
Cas d'albinisme fréquents. La peche et l'agriculture consti-
tuaient leur occupation favorite. Presque disparus comme unité
ethnique — la plupart s'étant nationalisés spontanément Para-
guayens ou Brésiliens — une seule famille méne encoré l'an-
cienne vie dans leur ancien cantón.
Le glossaire que j'ai pu reunir, accuse le 20 '/^, á peu
prés, de mots kaingangs et une proportion moindre d'éléments
guaranís, mais presque le 40 'h des mots se retrouve dansl'en-
semble des langues "krenn» (kaingang, malalí, guato et chi-
méon).
Les Ingái
lis ne se distinguent pas, au physique, des précédents.
Nationalisés depuis plus longtemps, ils ne parlent plus leur
dialecte, qui ne différe pas beaucoup de celui des «Ihvihtihro-
kái»; ils se sont guaranisés. Mais ils ont conservé certaines
particularités dans les mceurs et gardérent presque toutes leurs
croyances superstitieuses. Plus ou moins mélangés avec les
«Guayaná» dont nous allons parler — ci-devant chrétiens des
missions — il serait difficile de faire leur portrait moral actuel;
mais ils sont, au demeurant, plus honnétes et plus communicatif s
et ils paraissent plus intelligents.
Ambrosetti trouva chez les Kaingangs un Indien captif,
lequel lui dit qu'il était d'une nation qu'il appelait higai: la
bibliographie ce ce petit peuple^part de la. Le mot «ingái», ou
«ngái» signifie multitude, mais de n' importe quels étres, hu-
mains, animaux ou végétaux.
507 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE 11, N. 6
Les Pirapihtanguá ou Guayanás Modernes du
Paraná.
Ce petit peuple est généralement appelé "Guayaná»; mais
on a fait de ce nom un tel abus, que le conserver dans ce cas,
ce serait augmenter une confusión déjá trop grande; tandis que
le nom géographique que je leur laisse, ne permet aucun doute,
car tous habitaient — il n'y a pas tres longtemps — le grand
village de Pirapihtá' et ses environs, au moins pendant une
partie de l'année. Le nom de "Guayaná" doit étre reservé —
par droit de priorité, comme pour son importance — aux Guaya-
nás de l'ancienne Capitanie de San Vicente, ou de l'Etat actuel
de Sao Paulo, qui étaient une des principales nations guaraníes
du Brésil.
On peut facilement suivre dans les chroniques des mis-
sions l'histoire de ce peuple au XVII siécle et jusqu'á l'ex-
pulsion des Jésuites. Aprés, les chroniques restent muettes.
Elle ne disent rien de son nouvel exode. C'est D. Patino, of-
ficier paraguayen, le premier qui en parle, un siécle aprés la
dite expulsión, en nous donnant un bon glossaire. Ver 1818,
peu aprés l'exode des «Chiripá», ees Guayanás abandonnent les
missions de Corpus, Tavaí et S. Francisco de Paula — oü ils ha-
bitaient avec les "Inianí» — remontent la vallée du Paraná par
eau et par la forét de Misiones et arriventchez les "Ingái», leurs
fréres, pour les amener au christianisme et se former avec eux
une nouvelle patrie. Mais les Guaranís s'y opposent et les
obligent á descendre jusqu'au fleuve Piíapihtag'íh (sous le
26éme paralléle), ou ils établissent leur centie, le grand village
de Pirapihtá, qui put donner 5C0 soldats a l'aimée paraguayen-
ne, vers 1868. Au commencement, ils táchérent de conserver
pur leur christianisme, et amenérent méme á la nouvelle foi
bon nombre d'<'Ingái)», fait tres important. Des sacristains et
les caciques leur servirent de prétres. En 1889, lors de ma
premiére visite, ils conservaient encoré un petit temple oú
Vavaré dirigeait les cérémonies catholiques a sa fagon; les vieux
savent encoré assez bien les priéres que les Jésuites leur ont
enseignées, toutes en langue guáranle.
Mais, justement a cause de leur conversión, ils continué-
BERTONl: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 508
rent toujours en contact avec les Blancs et les Creóles, faisant,
surtout, le commerce du maté. Cela a suffi, malheureusement,
pour leur ruine morale. L'histoire de ees relations déborderait
le cadre de ce resume préliminaire; qu'il me suffise de diré que
les résuitats prouvent bien— et de la maniere la plus tristement
evidente — que les Jésuites avaient raison de s'opposer au libre
accés des civils dans leurs missions. D'ailleurs, toutes les
personnes, qui ont traite assez longtemps et sincérement avec
les Indiens, le reconnaissent: ou l'on exclut le libre commerce
avec les Blancs et les Creóles, ou toute collectivité indienne
tombe dans la corruption et se dissout; c'est a prendre ou a
laisser. La catéchisation elle-méme n'est pas sans danger; il
suffit que les catéchistes ne soient pas de premier choix, ou que
certains intéréts matériels les dominent, pour que les résultats
soient fort critiquables et les avantages douteux.
Actuellement, les "Pirapihtanguá" ne parlent que le gua-
raní, mais d'une fagon qui leur est particuliére, sur le lexique
des anciennes missions, de plus en plus alteré par le dialecte
moderne, et avec la phonétique mbihá. Les vieux se rappellent
encoré, plus ou moins, de leur ancienne langue. Leur ideal est
toujours la vie fluviale; ce sont des maitres pécheurs et leur
nombre n'est plus que d'environ 500 ames. Leur état marque,
á la fois, chute spirituelle et régression á la phase amorale, de
laquelle leurs fréres sylvestres ne nous ont donné aucun
exemple évident.
Les Tá¡, ou Tai
Nation tres peu connue qui habitait, au sud du Mbara-
kadyú, les vallées du Karápá' (=Ihgureíh), du Pozuelos et de
ritáimbeíh. Aujourd'hui disparue. On ne sait rien de leur
langue: mais ils étaient amis des «Kimdá»> et ennemis des Gua-
ranís; ils portaient les cheveux en tonsure comme les Kaingangs;
battus par les Mbihás, ou les Guaranís confederes, á plusieurs
reprises, les survivants repassaient toujours au pays des Kimdás
et des Kaingangs; ils cultivaient une plante particuliére a ees
derniers peuples, dont ils avaient aussi la hache; tout cela et
d'autres Índices encoré, m'oblig'ent a les classer dans le groupe
Tapuya, sous-groupe Krenn, avec les Kaingangs et les Kimdás.
Vaillante petite nation, probablement alliée des Kimdás, comme
509 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 6
ceux-ci aimait la chasse et faisait un peu d'agriculture; mais la
peche lui était presque défendue par la nature des riviéres de
son pays, presque dépourvues de poissons. Une de ses partia-
lités était appelée «Payaguá» par les Guaranís et habitait un af-
fluent de ritaimbeíh.
CHAPITRE IV
LES INDIENS DE MISIONES
FFICIELLEMENT, on appelle aujourd'hui Misiones
le territorie qui appartient politiquement á la Répu-
blique Argentine. Dans le Paraguay on donne le
méme nom á la partie céntrale de la Región du Sud,
oú plusieurs missions existaient aussi. L'extréme Sud-Ouest
de Misiones est une región de savanes, entrecoupées par d'assez
importantes étendues de foréts; a peu prés tout le reste du pays
est couvert par la grande sylve, comme le Kaá-guasú. Mais le
elimat general est plus temperé et moins humide, les parties
centrales étant bien plus élevées, avec certaines bandes a végé-
tation plutót xérophile.
II n'y a dans le pays presque plus d'Indiens libres, et
méme les «nationalisés» sont peu nombreux. Nous avons déjá
vu, dans les chapitres précédents, la plupart des nations a re-
gistrer pour Misiones; je ne ferai done que les indiquer, n'in-
sistant que sur celles qui y étaient particuliéres.
Les Inianí. Avá-Guayaná ou Guayanás du Sud?
lis habitaient, sur le Paraná, á quinze lieues (ancienne
mesure) en amont d'Itapúa (Encarnación), dit le P. Nicolás
Del Techo, qui vécut une année avec eux. Azara les place
entre l'Uruguay et le Paraná: c'est inexact (1). Conjointe-
(1) Azara méprisait tous les Indiens, les Guaranís sur-
tout. Aussi fut-il si mauvais ethnographe, qu'il était bon na-
turaliste; il ne s'en occupait pas personnellement. II avoue
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 510
ment avec 400 familles Mbihás amenées du Paraguay, les Peres
Jésuites les réduisirent sans tropdedifñcultés, dans une nouvelle
mission qu'ils appelérent Corpus Christi. Plus tard, celle-ci
fut complétée par les réductions de Tavaí et de San Francisco
de Paula. Lors des invasions des Mamelucos, une bonne partie
des habitants des missions établies au sud du Paraná furent
transportes au nord de cette riviére. Les «Inianís» furent
sans doute de ce nombre, et partant, on doit retrouver leurs
descendants dans les villages modernes du Sud du Paraguay.
Faut-ils les voir dans les Guayanás Guaranís de Trinidad et du
Sud de ce pays, ainsi que dans l'élément blanc que Ton observe
chez les ((Pirapihtanguá», emigres de Corpus eux-aussi ?
Certains caracteres le feraient supposer. Ainsi, les Inianís
étaient beaucoup plus blancs que les autres Indiens; ils ne s'arra-
chaientpas les sourcils et les cils; leur naturel était doux et intel-
ligent; ils avaient des animaux domestiques et faisaient de l'agri-
culture. Mais azara dit qu'ils parlaient une langue diíférente
de toutes les autres, que leurs habitations et leurs armes étaient
semblables á celles des «Tupí» (1); que les hommes allaient
complétement ñus et les femmes ne se couvraient que la cein-
ture; cela les éloignerait des Guaranís, qui avaient, tous, des
métiers á tisser et dont les armes sont diíférentes de celles des
Kaingangs. La question reste ouverte. Le nom est guaraní; il
méme n'avoir jamáis observé des Guaranís dans leur état natu-
rel. Quant aux «Inianí)), il ressort de ses écrits qu'il n'a pas
visité leur región, ni aucune autre partie du Haut Paraná, et
contrairement a ce que Ton a affirmé, il n'a pas visité les cata-
ractes du Guaíhrá. Quoiqu'il ne se gene nullement pour décla-
rer fausses les données de schmiedel et de bien d'autres, et
mens(«ngéres les notices du «criminel lozano», bien souvent
il n'a pas su contróler celles qu'on lui donnait, et ses critiques,
acerbes, passionnées et trop souvent in justes, ont introduit bien
plus d'erreurs qu'ils n'en ont fait disparaitre. En general, á
propos des Indiens, il ne faut reteñir ¿'Azara comme de véri-
tables données, que les documents des Archives d'Assomption,
qu'il a patiemment fouillées et úfint une partie est perdue.
(1) Azara appelle Tupí les Kaingangs et Krenns, ce
que T. Borba n'a pas remarqué.
51 1 ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
vient de «inr» = hamac et «aní», qui est la négation courante;
les «Inianí» n'avaient effectivement pas de hamac, lit universel
des peuples Guaranís.
Les vrais Kaaihwuá (Caainguá, Kaaynguá,
Caaj^guá, Cayuá, Cayobá, etc.) ou Guayakís de Misiones.
De méme que les dénominations de Caraibes, Avás, Gua-
yanás, Bugres, Guaicurús, Botocudos, Coroados et d'autres
encoré, le qualificatif de «Kaaihwuá» {^ per sylvam vagantes)
est devenu —par nonchalance, bien plus que par ignorance -
une désignation vague, appliquée a des peuples tres diíférents.
Des le XVII siécle, les chroniqueurs des missions avaient déjá
dénoncé l'erreur; mais leurs écrits étaient si peu connus, que
celle-ci se perpetua et finit par ee généraliser á tel point, que,
dans les régions étudiées dans ce travail, les indigénes qui de-
vaient recevoir ce nom, étaient presque les seuls a ne pas le re-
cevoir.
Done, les vrais «Kaaihwuá», étaient des sauvages tres
arriérés et vivaient sur le territoire argentin qui est aujourd'hui
de Misiones, et, sur le territoire brésilien, dans les vallées au
nord et au nord-est du fleuve Uruguay. N'ayant aucune de-
meure fixe, maraudant et empiétant sur les territoires des
autres Indiens, il est impossible de leur indiquer des limites
moins vagues. On les voit, tour á tour, attaquer la mission de
rihguasú, celles du Paraná, et méme les «Mamelucos» qui
faisaient la chasse aux esclaves dans le Haut Uruguay. Leur
langue était diíférente, parai-il, de toutes les autres et tres
dure. On ne sait a quel groupe ethnique les rattacher.
En resuma, les indications que les anciens nous ont lais-
sées sont les suivantes: Bonne taille; couleur de la peau assez
claire; traits tres grossiers; nez presque simien. D'une nature
tres violente, ils attaquaient furieusement et, battus, ils ne se
rendaient jamáis. Ils étaient anthropophages et ne faisaient
aucune agriculture. Ne vivant que dans la forét et se tenant
caches dans les parties moins accessibles, ils ne sortaient a l'orée
des bois que pour surprendre les établissements ou voler du
bétail, qu'ils dévoraient sur-le-champ. Faits prisonniers, ils ne
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. &HAUT PARANÁ 512
survivaient généralement pas, malgré les soins. Cela arrive
souvent pour les Guayakís, ce qui serait dú. d'aprés mes obser-
vations, au grand changement diététique. Aussi les Jésuites
— quelques cas individuéis exceptes — ne purent les réduire.
Pourchassés par les autres Indiens aussi bien que par
tous les Chrétiens, leur disparition est aujourd'hui complete (1) .
Mais j'ai eu la chance d'étre a Loreto quand on y massacra,
en 1884, les derniers survivants. Les données et renseignements
que j'ai pu reunir, confirment — quelques exagera tions a part
— le tableau que le P. DU TOIT nous présente de ees sauvages,
tant au point de vue physique, comme au point de vue social,
et me permirent de le compléter.
Bien plus au sud, entre la «province» des Tapes et la
mer, existait une autre peuplade qui recevait le méme nom et
n'était pas si sauvage. Elle était probablement guaraníe et les
Jésuites pensaient la catéchiser.
Les Ceratos:
Ce n'était peut-étre qu'une partialité « kaaihwuá » la peu-
plade fort sauvage rencontrée vers les sources du Liví, affiuent
du Haut Uruguay, et qu'on appela Ceratos ( =-- encirés) á cause
de leur coutume de s'enduire complétement les cheveux de cire.
D'aprés le récit qu'une personne tres sérieuse me fit, la méme
étrange habitude fut observée chez des Guayakís (ou «Mberih-
vé-guasú» ?) du Mondaíh. Les Jésuites n'essayérent méme
pas d'amener les Ceratos a la civilisation. Et on n'en sut
plus rien.
Les Kaingang de Misiones, ou Tupi
Nous avons deja vu (chap. II) que la race Kaingang
était repandue sur un ensemble de pays tres étendu. Mais il
(1) D'aprés une tres curieuse légende — dont l'origine
est peut-étre dans un fait réel ~ un groupe vivrait encoré á
Test de Campo Eré, et se serait a cause de lui que personne
n'ose pénétrer jusqu'á un endroit mystérieux appelé Mboré, oú
les Jésuites, a leur expulsión, auraient caché leur livres et
d 'autres trésors, sous la garde d'un groupe de fidéles néophytes.
513 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
faut avertir qu'elle n'était nullement sédentaire; aussi son ha-
bitat varia continuellement, étant impossible de lui fixer des
limites historiques. Rien que durant le cours du XIX siécle,
toutes les régions de Misiones, sauf les savanes de l'extréme
Sud-Ouest, furent successivement envahies et abandonnées par
les bordes des Toupís. La región á Araucaria, sur le plateau
accidenté du faite, entre le 26éme et le 27éme paralléles, paraít,
non obstant, avoi)- toujours été leur domaine. C'est encoré la
que se trouvent leurs derniers descendants, réduits par un Gua-
raní argentin, leur cacique Maidana. II y a une quarantaine
d'années, ce domaine arrivait encoré jusqu'au Paraná, oú se
trouvait leur chef-lieu, appelé Forumbang et situé prés l'embou-
chure du Paranaí, oú j'en ai pu voir les restes en 1886.
Une autre partialité, assez nombreuse, vint s'établir sur
la cote du Paraná, entre les fleuves Paranaí et Piraíh, sous la
conduite d'un Brésilien bien méritant. Fructuoso D'utra, qui
était devenu leur cacique et fit au risque de sa vie tous les
efforts possibles pour les réduire et fonder plusieurs villages
dans ce cantón, L'appui du gouvernement de Corrientes, fai-
ble et maladroit, fit tout échouer: les Indiens se soulevérent,
abandonnérent le pays et allérent au Brésil, oú, assure-t-on, ils
firent des razzias tres sérieuses, étant partís avec l'intention
d'attaquer la ville de Guarapuáva. Quant a Mr. D'utra, soup-
Qonné par ses Indiens, ne sauva sa vie que gráce a une heureuse
stratagéme etáune fuite des plus dangereuses. A mon arrivée
d'Europe, j'eus, des témoins oculaires, le récit de cet intéres-
sant essai, et en 1886, je pus voir moi-méme les traces encoré
assez visibles des établissements éphéméres.
Les Pagueros
Dans la partie la plus méridionale de Misiones et surtout
dans les parties vcisines de la province de Corrientes, on peut
encoré noter, chez les Creóles, la présence d'un type guaraní
particulier, qu'on a encoré l'habitude de distinguer sous le nom
de Pagueros, quoique l'on donne assez souvent ce nom ád'autres
Guaranís qui ne le méritent pas. Les traits, en general, sont
ceux des Guaranís: sa taille, au-dessous de la moyenne, est
cependant plus élevée que celle des «Mbihá» et surtout des
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 514
«Tarumá» et des «Tapé»; son regard est souvent doux et ses
moeurs paisibles, ce qui lui a valu de la part de ses voisáns
plus turbulents — le reproche d'étre peu intelligent, qui me
parait immérité. II rappelle assez l'Avá-Mbihá.
Dans la región habitaient anciennement les Guaranís
appelés Yapeyúes et Yaguaraitíes, partialités assez douces que
la catéchése trouva assez bien préparées. Plus tard vint pro-
bablement les rejoindre une autre partialité, les Piratines, qui
habitait de 1' autre cote de 1' Uruguay et qui se sauvait des «Ma-
melucos». Tout ce que nous savons des temps passés et les
quelques données ethniques que Ton peut reunir, portent a
croire que les Paguéros sont les descendants de ees partialités.
L'embrouillement actuel n'est pas facile a déméler; mais les
types individuéis que les lois du croisement raménent aux
types primitifs, ne sont pas fáciles á confondre — dans ce cas
du moins — car les autres types guaranís, ou guaranisants, de
la province de Corrientes ont des caracteres propres assez
marqués.
Les Karopeguá ou Caros
Entre les Paranaés, au nord, le fleuve Uruguay au sud et
l'Akaráguá a Test, habitait une unité ethnique guárame qui fit
parler d'elle assez souvent. D'une nature forte et un peu tur-
bulente, un peu arriérée relativement aux autres Guaranís, for-
mant, non obstant, une population dense et agricole, elle don-
na bien des soucis aux Jésuites, qui en firent censément d'assez
bons chrétiens. A l'approche des «Mamelucos» — sur l'ordre
des prétres — ils abandunnérent leurs villages pour aller s'éta-
blir d'abord sur la cote du Paraná, puis dans le Sud du Para-
guay, oú il n'est plus possible de les reconnaitre, dans la popu-
lation nationale, dans l'ignorance ou nous sommes de leurs
caracteres distinctifs.
Les Avá=Mbihá de Misiones
Anciennement, aucune partialité de cette nation habitait
ce territoire; ceux que les Jésuites y amenérent plus tard. repas-
sérent au Paraguay lors des invasions des «Mamelucos», puis,
515 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
peu á peu, aprés l'expulsions des Jésuites, et en dernier lieu, en
1818. Mais aprés la réduction des Kaíngangs par Maidana et
l'exode de ceux de D'Utra, quelques partialités Mbihás allérent
s'établir dans les foréts de Misiones restées desertes. Vers
1870 le Brésilien Macenna, second explorateur des Yerbales (=
bois á maté) du Nord de Misiones — le premier ayant été Fruc-
tuoso D'Utra — trouva une partialité mbihá dans la partie
oriéntale des vallées de l'Uruguaíh-guasú et de l'Aguaraíh-gua-
sú; on ne sait pas si elle était venue du Paraguay ou de l'Ihgua-
sú, mais le premier cas est plus probable. Mon ami l'ingénieur
argentin Queirel — auquel je dois des données tres intéres-
santes — en rencontra une autre dans son exploration du Piraíh-
miní et du Piraíh-guasú, et en 1886, j'ai pu constater qu'elle
s'étendait jusqu'au littoral du Paianá. Une autre petite partia-
lité — étudiée par Ambrosetti — était venue s'établir, depuis
assez longtemps, dans les foréts de San Ignacio et de Corpus.
Vers 1890, les Guayakís du Sud, poussés et commandés par les
Matacos, attaquérent la partialité mbihá de la vallée du Pira-
yuíh, laquelle, harcelée, emigra a Misiones, remit 40 orfelins
aux autorités de Corpus et s'établit dans le cantón, II parait
que dans la vallée du Pépirí on trouve aussi une petite partialité
guaran ie.
Les derniers Charrúas
Les quelques exemplaires de cette vaillante race qu'on
ait pu voir a Misiones ne justifieraient l'inclusion de ce peuple
dans cet apergu, s'il ne s'agissait d'une nation fameuse dont les
origines sont encoré assez discutées. On a assuré que les
derniers Charrúas furent tous extermines: c'est une erreur.
Bien avant les derniéres tueries qu'on dit avoir eu lieu dans
rUruguay, bon nombre de ees Indiens se trouvaient deja entre
la ririére homonyme et la Laguna Ihverá. Dans l'Uruguay
non plus, il ne disparurent que comme unité ethnique. C'est vrai
que — du surtout á leur résistance opiniátre — la plupart tom-
bérent dans les innombrables rencontres avec les Espagnols et
les Creóles. Mais une partie fut peu a peu absorbée par la po-
pulation nationale, dans laquelle, gráce aux retours que les lois
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 516
du croisement imposent, on peut toujours rencontrer des spéci-
mens assez caractéristiques. L'absorption creóle des éléments
disperses, en amena quelques uns dans le Sud de Misiones, oú
j'ai pu observer, il y a bientot quarante ans, quelques familles.
Dans le groupe Guaraní, les Charrúas présentaient évi-
demment un type physique facile á distinguer; mais un air de
famille dominait les détails. D'ailleurs, la race guaranie est
loin de présenter un type uniforme. Au point de vue des coutu-
mes et de la nature, il y a grande analogie, si on compare les
Charrúas aux Paranaihguás, aux Itatines et aux Chiriguanás,
Celle d'une mutilation a la mort de leurs proches parents, ne
saurait étre une raison sufRsante pour les séparer des Guaranís,
car les Itatines du Paraguay et du Sud du Mato Grosso, dans le
méme cas, se donnaient une mortification physique plus grave
et surtout plus dangereuse, sautant d'une telle hauteur, que
beaucoup en mouraient sur-le-champ. Ces deux terribles cou-
tumes, différentes dans le détail pratique, mais identiques dans
le sentiment qui en fut Torigine, sont plutót de nature á rappro-
cher ces deux peuples. L'adaptation a un climat moins doux,
á la savane brúlée par le soleil, a la rude vie de chasseurs, dans
un pays plus ouvert et dans une nature avare d'aliments
végétaux naturels etbien moins favorable á l'agriculture, devait
nécessairement donner aux Charrúas un développement physique
plus f ort (qui ne dépassait, non obstant, celui des Itatines) , un
teint souvent plus foncé, une nature encoré moins pacifique et
des habitudes un peu plus dures. Mais, au moral, le fond était
essentiellement le méme. On a d'ailleurs exageré la barbarie
des Charrúas, jugée sur des actesmal interpretes et qui n'étaient
souvent que la conséquence de l'amour de l'indépendance, du
besoin impérieux de liberté et de domination, qui les distinguait
de certaines nations guaraníes, mais qui les rapprochait de la
plupart des Guaranís, des nations surtoutque je viens d'indiquer.
Les Charrúas parlaientla langue guaranie; des documents
de toute nature ne me permettent le moindre doute lá-dessus.
II suffirait de diré que, absolument tous les noms géographiques
indigénes et tous les lieux-dits de la République de l'Uruguay
sont nettement guaranís; que tous les noms bilingües ne sont
composés que d'espagnol et de guaraní; que les noms person-
517 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
neis que les chroniques nous ont laissés sont purement guaranís
et que le sont aussi les rares mots charrúas que l'on peut déni-
cher de ees chroniques. Quant au mot «kihyapí», avec l'ortc-
graphe creóle «quiyapí» ou «quillapí» — sur lequel on a pré-
tendu établir un rapprochement des Charrúas avec des Indiens
d'un autre race — c'est du guaraní pur et courant.
CHAPITRE V
LES PARAGUAYENS MODERNES
fARTIE essentielle du Paraguay — puisqu'elle renfer-
me. au bas mot, les trois quarts de sa population —
la región qu'il nous reste a voir a été le théátre de
si nombreux changements, que son histoireethnogra-
phique complete déborderait de trop le cadre que cet apergu
impose. Sauf quelques visites que de rares et peu nombreux
éléments Mbihás, Tarumas ou Chagüenos font encoré, de temps
en temps, aux populations chrétiennes, on ne voit plus d'Indi-
ens dans cette región, dans leur état naturel, Quant a la po-
pulation chrétienne, si le mélange des races fút partout si com-
plet qu'il Test dans la capitale et dans certains autres centres,
son étude dans la supposition qu'elle fút possible — n'aurait
peut-étre aucune utilité. Mais il n'en est pas ainsi.
Un rapide examen des populations rurales suffit pour
nous montrer qu'il y a entre elles de remarquables différences,
et que les types dominants sont loin d'étre partout les mémes.
Et ce n'est pas seulement au point de vue de l'anthropologie
physique que quelques districts, ou méme certaines régions,
présentent des différences importantes; celles-ci intéressent sou-
vent également l'ethnographie en general et la sociologie.
Or, l'histoire nous donne tres souvent la clef de ce phé-
noméne; et c'est la oú l'ethnographie de cette partie principale
du Paraguay devient intéressante. L'histoire elle-méme peut
y trouver, a son tour, des moyens souvent insoupQonnés de com-
pléter ses renseigncments et de mieux fixer ses données, voire
méme de les corriger. Je suis persuade que le jour oú l'étude
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 518
ethnographique de nos populations rurales sera plus avancée,
I'histoire ne pourra plus se passer d'un tel document.
Ce serait bien difficile d'indiquer — méme approximative-
ment — quelle est la proportion genérale de sang indien dans la
population creóle du Paraguay, et quelle est la fréquence des
types indiens que Ton peut considérer comme a peu prés purs,
soit faute de mélange, soit par légressicn. Ce re seía que plus
tard, gráce á des recherches méthodiques, que Ton pourra se
prononcer. En attendant, qu'il me soit permis d'observer que
la chose serait d'autant plus difñcile — si on voulait la hasarder
sans une étude anthropographique complete — qu'il se trouvait,
parmi les nations indiennes qui ont contribué a la formation de
la population nationale, des types qui se rapprochaient remar-
quablement de l'Européen du Sud, soit par la regulante de leurs
traits, soit parle teint clair, soit encoré par les deux caracteres
réunis (1), Tels les Guairaés, les Inianís, les Guayanás Guara-
nís, les Tapes et méme quelques Mbihás, Guanas, ele.
Les Indiens qui habitérent cette partie du Paraguay et
qui ont contribué a la formation de la population nationale
actuelle, appartenaient aux deux groupes ethniques Nu-Aruak
et Guaraní, de la branche Guaranienne. Aucun élément en
dehors de cette branche ne parait y avoir laissé des traces sensi-
bles. Les Nu-Aruaks eux-mémes étaient peu nombreux et il
n'en reste qu'une proportion insignifiante. La partie céntrale
et de beaucoup la plus peuplée du Paraguay est done encoré la
terre classique des Guaranís. Certes, on observe dans la popu-
lation métisse ou américaine une certaine proportion de sous-do-
lichocéphales: mais une semblable proportion s'observe chez la
plupart — la totalité peut-étre — des Guaranís purs ou indépen-
dants, et je n'y vois que le témoignage du croisement originaire
des Protoguaranís avec une population vraisemblablement auto-
chtone, croisement auquel la tradition guaraníe fait allusion.
Aussi n'aurai-je cure, dans ce rapide apergu, des peuples
d'une autre race que la guaraníe, qui ont habité certaines parties
(1) Plusieurs auteurs ont appelé l'attention sur ce phé-
noméne, depuis les plus anciens, caminha et soares de souza,
jusqu'á Telémaco borba et nous méme.
519 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE ii. N. 6
du pays sans y laisser des traces, comme les Mbayás et les Paya-
guás, ou qui n'y ont fait que des incursions, comme les Indiens du
Chaco. Non plus, de certains petits groupes, comme les surviyants
des Orejones et des Guatos amenes á l'Assomption, qui n'ont pu
avoir aucune influence réelle sur l'ensemble de la population.
Les Chana, ou Gwaná, Guana, Chañé, Chaneses,
Chañes.
Le peuple qui a reQU ees noms — et qui s'appelait, lui,
du premier — habitait anciennement a l'occident du Río Para-
guay; mais il passa en partie a l'orient de ce fleuve au XVIII
siécle, amené surtout par les Mbayás, qui prenaient la place
des Itatines. lesquels, au contraire, avaient envahi les terres
á Toccident, ou avaient été amenes vers le sud par les Espa-
gnols. II appartenait au groupe Nu-Aruak et il parait que de
tout temps il n'a jamáis été que le serf — non pas « esclave »,
comme les anciens disaient — des Mbayás et des Guaranís. La
plus forte partialité survivante — sous le nom de Chañé — est
encoré serve des Chiriguanás.
D'une nature bonne et humble et assez intelligent, il
pratiquait l'agriculture au profit de ses maitres et en vivait lui-
méme. Le meilleur et le plus sérieux de ses connaisseurs (par-
mi les anciens), le Pére Sánchez Labrador, dit qu'il « res-
semble beaucoup avec les Guaranís par la physionomie et la
taille » des individus, et que le teint des femmes et des enfants
était un peu plus clair. Mais aujourd'hui nous ne pouvons diré
grand'chose des Chañas en general. Ce peuple fut divisé en
six partialités, vivant fort éloignées Tune de l'autre, soumises
á des mélanges ethnographiques et méme a des croisements dif-
férents, et parlant des dialectes et méme des langues diíférentes.
II nous faut done parler séparément de ees nouveaux
petits peuples, d'autant plus que les auteurs modernes ne s'oe-
eupent d'eux que séparément. Nous ne parlerons, ici, des
« Etelená », vivant sous le 18éme paralléle et, parait-il, disparus
comme unité ethnique, quoique sous le nom de •' Teréna '• on les
reconnaisse encoré parmi les Brésiliens de Miranda. Les
« Chañé », serfs des Chiriguanás, nationalisés ou a peu prés in-
dépendants, mais parlant le guaraní, habitent au sud de Santa
BERTONl: AP. ETHNOGR. DU PAR, ORIENT. &HAUT PARANÁ 520
Cruz de la Sierra, ville bolivienne, et sortent de notre cadre.
Les « Ekini-kináo » vivent plus prés, ál'orient du Río Paraguay
et parlent une langue du groupe Guaíkurú; mais, prés de s'étein-
dre et vivant hors du Paraguay moderne, ils sortent de ce cha-
pitre. II nous reste a diré quelques mots des « Layaná », des
« Gwaná » modernes et des « Terenoé ».
Les Layaná
II s'appelaient, eux-mémes, « Chana », mais ils étaient
plus connus sous le nom derivé de «Layaná» {^^la Chana),
nom qu'il convient de leur conserver pour éviter la confusión
avec les autres peuples Chañas. Habitant d'abord des deux
cotes du Río Paraguay, a peu prés sous le Tropique, on fonda
avec la partialité oriéntale, les communes de Takuatí et Lima,
vers la fin du XVIII siécle. Une autre partialité passa au
Brésil.
C'est aux Layanás surtout que les données ethnographi-
ques du Pére Sánchez Labrador sont applicables. Ils étaient
monogames, laborieux, de la meilleure nature et ne faisaient
usage d'aucune boisson alcoholique. Je trouve que le dialecte
qu'ils parlaient présentait des différences assez remarquables,
méme au point de vue grammatical, si on peut en juger d'aprés
celui que parlait encoré, á la fin du XIX siécle, la partialité bré-
silienne, étudiée par J. S. da FONSECA,
Les Gwaná du Paraguay, ou Guana, Echoalídí,
Chaavaraáne, Chavarána, Chabaraná.
Forte de 2000 ames, cette partialité alia s'établir, en
1797, dans l'ancien département de Caazapá, dans le Centre-Sud
du Paraguay (Azara), oú ses descendants se trouvent encoré,
constituant une assez forte proportion de la population. Malgré
les croisements avec les Guaranís et d'assez nombreuses analo-
gies physiques originaires avec les mémes, ils sont encoré assez
caractérisés, dans leur ensemble, pour étre facilement reconnus.
Leur taille est généralement plus élevée, les mains et les pieds
tres souvent plus grands, le mentón plus prononcé, proéminent,
le visage plus ovale, l'ensemble moins mongolique et la peau
521 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
tirant quelquefois, chez les hommes, sur le teint cuivré. On
note, chez eux, le type arouak; un gros gargon de mon service
paraissait le sosie du Mojo dansant figuré par Keller-Leuzin-
GER dans son voyage au Madéira.
lis ne parlent, actuellement, que le guaraní, et il parait
que tous ont oublié leur ancienne langue; beaucoup d'entre eux
ignorent méme leur origine, tous étant aujourd'hui compléte-
ment guaranisés.
Les Terenoé du Paraguay
Le peuple « Etelená », auquel nousavonsdéjáfait allusion
á Tarticle « Les Chana », était aussi appelé <• Etelenoá » « Tere-
noá »' et «Terenoé»; mais il était le plus septentrional des
peuples Chañas — vivant prés des Chiquitos, sous le 18éme
paralléle — et aucun document, parait-il, ne fait allusion a une
partialité détachée, qui serait venue s'établir au centre du Pa-
raguay. Comment expliquer, alors, la présence d'une partialité
du méme nom dansle village d'Itapé, prés de Villa Rica ? Cette
derniére, est-elle vraiment chana, ou n'a-t-elle de commun que
le nom avec ce peuple nu-aruak ?
Toujours est-il que des Indiens de ce ncm, et ron Guara-
nís, habitent ce village. II n'y a pas longtemps qu'ils se sont
assimilés a la population nationale 30 a 50 ans, dit-on — et les
vieux se rappellent encoré de leur ancienne langue. Je me pro-
mets bien de résoudre incessamment ce curieux probléme, J'ai
été longtemps en relation avec un indigéne de ce village, Indien
de sang pur, dont la couleur cuivrée et le type particulier, et
peu guaraní, appelait toujours mon attention . II rappelait á la
fois le Chana et le Mbayá. Cette derniére nation — appelée
aussi •' Avá-pihtá « a cause de la couleur cuivrée de son teint —
avait soumis au servage une bonne partie des Chañas, d'oú un
croisement plus ou moins marqué. L'Indien dont je parle était
admirablement bien batí; ses factions étaient réguliéres, le nez
elevé, le mentón volontaire, les zygomas peu proéminents, les
yeux extrémement vifs; son front était ti'op bas, mais cet hom-
me ne manquait pas d'intelligence et surtout d'habileté, et au
demeurant, il était énérgique, mais honnéte et laborieux.
BERTONi: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 522
Les Leptorrhiniens du Paraguay
Des mes premiers voyages — particuliérement dans la
región habitée par les Guanas dont nous venons de parler —
mon attention fut attirée par la présence d'un type nettement
distinct de tous les autres types indigénes, caractérisé, princi-
palement, par un nez bien plus elevé a la racine et assez fran-
chement aquilin, et un perfil rappelant celui qu'il est convenu
d'appeler sémitique. Ces caracteres essentiels me paraissent
acompagnés, en general, d'un teint plus clair, d'un Índice cé-
phalique tirant sur la dolichocéphalie et une taille ne dépassant
pas la moyenne. Selon certains renseignements particuliers,
on noterait un « type sémitique » chez les Guanas; mais je crois
qu'il y a la une confusión, l'élément leptorrhinien habitant á
peu prés la méme región (Caasapá, Iturbe, Yutíh) et mélangé
avec tous les autres. Nous ne trouvons, chez les anciens qui
parlent des Guanas, ou des Chañas, aucune allusion a l'exis-
tence de ce type, et Rengger, observateur minutieux qui nous
laissa une étude scientifique de ces derniers Indiens, n'aurait
pas manqué de la dénoncer. Au contraire, cet auteur nous dit
que les Guanas avaient le nez plus large {in etivas breiter) que
les Mbayás, dont le nez n'était qu'un peu plus elevé {in etivas
erhohener) que celui des Guaranís; autant diré que les Guanas
avaient á peu prés le nez des Guaranís, observation qui confir-
ma implicitement celle du catéchéte des Guanas, Sánchez La-
brador, qui nous dit que la physionomie de ces derniers res-
semble beaucoup {se parece mucho) a celle des Guaranís.
II s'agit done d'un type particulier. Son origine reste
un probléme. C'est vraí que l'existence d'un « type sémitique »
a été indiquée chez certaines nations du Centre et du Nord du
Brésil; mais cela ne nous avance guére pour ce qui regarde nos
Leptorrhiniens. Au surplus, la désignation de ce type est res-
tée trop vague, et dans certains cas, elle n'a été faite que
d'aprés la courburedu nez, quand les autres caracteres n'étaient
nullement sémitiques. Cela n'exclut pas l'existence d'un élé-
ment ethnique qui mérite plus ou moins une telle désignation,
existence qui parait réelle et pourrait bien fournir un puissant
argument á l'hypothése d'une relation antéibérique avec l'An-
523 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N, 6
cien Monde, Mais il ne faudrait s'engager qu'avec méthode
sur cette voie, qu'il s'agit d'abord de déblayer des erreurs
d'observation et de toute idee préconQue.
Qu'il me soit permis d'indiquer, au Paraguay, l'existence
d'un type — personnel au « gentilice ", peu-étre méme ethnique
— á nez busqué, qu'il ne faudrait pas confondre avec celui —
á nez aquilin— que je viens d'indiquer dans cet article. L'ayant
remarqué á Belén et a Horquetfi, je me demande s'il ne serait
dú au passage des Mbayás, qui ont occupé cette región assez
longtemps.
Les Mbayá ou Avá-píhtá, Edyiguayeguí
Les derniers survivants de cette naticn qui habita
longtemps le Nord du Paraguay et a laquelle on a donné tres
souvent le nom de « Guaikurú " — habitent le Sud de Mato
Grosso, oú D'EsCRAGNOLLES Taunay et BoGGiANí indiquérent
les descendants de deux de leurs partialités, prés de Miranda et
dans les Cadyuveos, plus exactement « Kaadiuvueo »». Quat a
savoir s'ils ont laissé des traces plus ou moins sensibles dans la
population paraguayenne actuelle, c'est erfcore la, pour moi du
moins, un probléme.
Les 1000 Mbayás réduits et en voie d'étre amenes au
christianisme, se dispersérent — á cause surtout de leur caractére
farouche, de leur oisiveté et leur nature méfiante — et les Mhsyás
libres qui avaient survécu aux épidémies et aux guerres, avaient
abandonné le pays. On peut supposer qu'il y a eu croisement
avec les Chañas.
Azara Taífirme en disant que les Mbayás " partagent
avec les Guanas tout ce qu'ils possédent, sans excepter leurs
propres femmes ». Mais je ne considere pas son témoignage
comme sufRsant et on n'admettrait sans des preuves indiscuta-
bles que des maitres — et des maitres si orgueilleux et de mau-
vaise nature que les Mbayás — aient poussé leur amabilité jus-
qu'á mettre leurs femmes a la disposition de leurs serfs. J'ad-
mettrais plutót le contraire, tout en ne le considérant que peu
probable, si ce n'était comme chose exceptionnelle. L'étude an-
thropographique sérieuse que Rengger fit plus tard, des deux
peuples, laisse ouverte une telle possibilité.
BERTONi: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 524
Les Ñyuára, ou Ñuára
Nous commencerons Véniímération des Peuples Guaranís
— en suivant un ordre centripéte - par cette petite nation qui
habitait, á l'arrivée des conquérants, les savanes de la región
oú plus tard surgit la ville de Santiago de Jerez, aujourd'hui
Miranda, dans le Sud de Mato Grosso. Les Guaranís n'aimaient
pas les campos, ou savanes, qu'ils laissaient généralment aux
Indiens qu'ils considéraient inférieurs, ou qu'ils avaient soumis
au servage. Les Nyuáras, comme les Charrúas, faisaient ex-
ception et il parait que le milieu avait exercé sur eux la méme
influence que sur ees derniers. Toujours est-il que leur soumis-
sion donna aux Espagnols beaucoup de travail et ne fut jamáis
que temporaire. Les «Mamelucos» ruinérent leurs établissements:
la ville de Jerez elle-méme resta deserte. Alors, les Espagnols,
pour mieux dominer les survivants, les amenérent prés du Río
Paraguay (en partie du moins), oú ils fondérent avec eux le
village de Pericó-guasú, non loin de l'Ypané. Un demi siécle
aprés, en 1632, ce village fut attaqué et détruit, toujours par les
« Mamelucos »>, tandis que les gouverneurs de l'Assomption se
disaient sans doute, comme Horace: leviusfit patientia ! Les
chasseurs d'esclaves enlevérent probablement une partie de la
population, réduisant a bien peu son contingent dans la popu-
lation nationale.
Les Quachikó, ou Giiacharapó, Guazarapos,
Guachiri, Guachié, Guachi, Guachies, Guachis, proba-
blement Givihrapó ou Guirapos.
Nous devons les données les plus sérieuses, au regard de
cette nation, au Pére Sánchez Labrador; et- si comme je
pense, les « Gv^ihrapó '» n'étaient qu'une grande partialité habi-
tant le Chaco, vis-á-vis de la partialité-souche — il faut teñir
compte de la relation du Pére Del Techo. Nous savons que
ees derniers étaient Guaranís. Je crois qu'il en était de méme
des Guachikós Orientaux, lesqiiels, tout au moins, savaient par-
1er cette langue. D'ailleurs, les dits Guarazapós, au temps de
la découverte, habitaient aussi le littoral occidental du Río Para-
525 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
guay, vers le 19éme paralléle. Les luttes contre les Espagnols
et les Guaíkurús, et surtout les épidémies, diminuerént peu a
peu la population et l'extension territoriale de la nation. En
1767, ils étaient réduits a une región entre le Río Paraguay et
les escarpements de TAmanbáib, a peu prés entre les paralléles
20^ et 21<^, oú ils défiaient encoré, non obstant, les redoutables
Guaikurús, desquels ils prétendaient avoir toujours été vain-
queurs. Les Espagnols ne purent les soumettre. Mais les at-
taques répétées et obstinées des « Mamelucos » honteusement
alliés, au besoin, aux Guaikurús — les ruinérent. Les Brésiliens
établirent les derniers survivants, en 1860, dans une colonie in-
digéne prés de Miranda, avec des « Etelená » et une partialité
des « Layan á »>, en tout 2500 ames.
Ils étaient surtout agriculteurs. II paraít qu'on a amené
des Guazarapos a la Assomption. En tout cas, cette nation,
vivant prés de la frontiére actuelle du Paraguay, méritait une
mention dans ce travail, d'autant plus que son Identification
présente, dans l'histoire, quelques difficultés, dues surtout á la
multiplicité des noms qu'on lui a donnés.
Les Itati, ou Itatines
Le peuple guaraní des « Itati' » a été un des plus impor-
tants de l'ancienne et grande province du Paraguay, et l'histoire
de ce pays et du Pérou s'en occupe bien souvent, depuis la dé-
couverte, jusqu'á Texpulsion des Jésuites. A l'arrivée des
premiers Européens, il occupait, a Torient du Río Paraguay, la
plus grande partie du pays situé entre le 20éme paralléle et le
Tropique, et a l'occident de cette riviére, il avait conquis une
assez grande extensión de territoire, vers le 18éme paralléle. II
n'arrivait pas partout jusqu'á la cote du Paraguay; mais il pous-
sait a l'est jusqu'aux terres des Guaíhraés. Ses caciques su-
prémes prétendaient méme exercer leur juridiction jusqu'á peu
de distance de 1' Assomption (P. del techo), ce qui implique-
rait une certaine domination sur les Tarumas.
Quoique souvent confederes ou alliés d'autres peuples
guaranís, les Itatines méritaient le titre de nation; car ils se
distinguaient, parmi les Guaranís, et par leur type physique, et-
par certains caracteres sociaux. Au physique, leur haute taille
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 52G
était leur premier caractére distinctif. Habitant un pays boisé,
mais entrecoupé de nombreuses savanes, leur teint était plus
foncé. Leurs factions étaient plus fortes et les traits moins fins
que chez d'autres Guaranís, les Guaihraés, par exemple. Au
moral, ils étaient moins doux que la généralité et plus énergi-
ques que bien d'autres, et en somme, ils rappelaient plus les
Charrúas que leurs voisins du Guaihrá et du Mbihasá. Cepen-
dant, et malgré les accusations des Espagnols et des Jésuites,
il ressort évidemment, de l'analyse de tous les faits relates par
les accusateurs, qu'ils étaient d'assez bonne nature, francs et
de bonne foi. Certaines coutumes, comme le tatouage et les
mortifications á la mort de leurs parents, les distinguaient aussi.
Agriculteurs, chasseurs et souvent guerriers, leur état social
n'était pas inférieur. Ils admettaient la polygamie; ils aimaient
beaucoup les jeux athlétiques, connaissaient l'usage de caout-
chouc, certaines industries, l'élevage et entretenaient avec les
autres peuples un certain commerce, dont les métaux du Pérou
étaient un des principaux articies.
L'histoire de ce peuple — dont la vie fut tres mouvementée
— serait des plus intéressantes; ont trouve d'assez nombreux
documents, qui demandent, cependant, un esprit avisé, car la
plupart ne parlent que d'aprés les idees précongues et selon les
intéréts exclusifs de leurs auteurs. Avant l'arrivée des Europé-
ens, ils avaient envahi l'empire des Incas; repoussés, ils n'en
gardérent pas moins un territoire, qui servit de base a une au-
tre invasión plus heureuse. Alliés des <• Paranaihguá », ils con-
tribuérent á la conquéte du pays oú surgit la nouvelle nation
des Chiriguanás. Leur attitude envers Alejo García, le pre-
mier explora. teur qui traversa le continent, et le capitaine espa-
gnol Nuflo de Chaves — qu'ils mirent a mort — ne peut étre
attribuée qu'au fait qu'ils étaient tres jaloux de leur indépen-
dance. Ils résistérent aux Guaikurús, et les Mbayás ne purent
occuper leur pays qu'aprés les exodes des Itatines. Leur sou-
mission coúta de longs efforts aux Espagnols et ne fut jamáis
complete.
Mais les guerres incessarites et les épidémies finirent par
les ruiner. On parvint aussi á les amener en grande partie au
christianisme. On en fonda plusieurs villages plus au sud,
527 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
dans la vallée du Jejuíh, ainsi que les bourgades de Santiago et
de Santa María, dans le Sud du Paraguay. Les " Mamelucos »
ne manquérent par de les attaquer á leur tour et ils en ravagé-
rent le village de Jejuíh, dont les habitants furent vendus au
Brésil. II paraít bien que quelques groupes vivaient encoré
dans les foréts du Nord du Paraguay, vers la fin du XVIII siécle,
confondus avec les Monteses. Mais la population la plus impor-
tante qu'il en reste — aujourd'hui évidemment métissée — est
celle qui habite surtout les bourgades susmentionnées, et en ge-
neral, le district appelé de Las Misiones. La haute taille indi-
quée par Demersay pour les Paraguayens (1) est due a ce que
les mesures de cet auteur — ainsi que les observations de BoN-
PLAND ! — ont été prises dans ce district, oú le croisement avec
les Itatines a produit la belle race que nous connaissons. Les
bourgades d'Atirá, Guarambaré et Ihpané' étaient aussi, origi-
nairement, itatines.
Les Itatines comptaient plusieurs partialités importantes.
Entre elles :
Les Guarambaré : une des partialités les plus énergiques:
elle opposa aux Espagnols et aux « Mamelucos » une résistance
opiniátre; apparemment soumise, elle se" souleva a plusieurs re-
prises, en 1577 et 1616 surtout, et sa mission principale, origi-
nairement dans le Matto Grosso sous le nom d'Encarnación,
passa plus tard au 23° 23' de Latitude, sous le nom de Guaram-
baré, et finalement, láoú est maintenant le village du mémenom.
Les Tareíh: étaient les derniers Guaranís de la cote para-
guayenne, allant au nord jusqu'á l'embouchure du Apa, oú ils
vivaient avec les Mombói {Bonibois de Schmiedel). Une fois
convertís au christianisme, ou put les reunir dans les missions
de Santiago et Santa María de Fée, transportées plus tard dans
le Sud du Paraguay. Ils avaient soutenu, auparavant, une lutte
acharnée contre les Espagnols, qui termina, a leur défaveur,
par le combat du 12 Novembre 1568.
Les Atihrá, établis d'abord dans la vallée de l'Ihpané', ou
Ypané, puis dans la bourgade homonyme.
Les Pihtú, dont le village principal, Ihpané, était d'abord
sous le 239 16' de Latitude.
(1) D'ailleurs exagérée, méme pour ce district.
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. &HAUT PARANÁ 528
Les Itatí Occidentaux: leur centre était le puebío á'ltsiti,
situé á peu prés á 150 kilométres á l'Est du viilage actuel de
San José, en Bolivie. Azara (II. 219) dit qu'il fut fondé par
les Espagnols; mais les Itatines étaient déjá établis depuis long-
temps dans la contrée. Les documents péruviens les appellent
souvent Chiriguanaes; ils n'étaient que les alliés de ees derniers.
Ce sont eux qui tuérent le fameux Nuflo de Chaves.
Les Kurupaihtíh: habitaient le Alto Jejuíh et la Laguna
Blanca, oú fut établi le pueblo de Jejuíh (Azara, II, § 143) ;
mais en 1676 les « Mamelucos >» ravagérent la bourgade et ame-
nérent tous les habitants au Brésil, sans que les gouverneurs
de TAssomption aient protesté.
Les Avá=Mbihá Paraguayens
Nous avons déjá parlé — au chapitre III — de cette inté-
ressante nation. Les Espagnols les confondaient — sous le nom
de Monteses — avec les « Taruma »>. On peut rectifier, en gene-
ral, les erreurs dues a cette confusión. Les missions de San
Joaquín et de San Estanislao étaient évidemment mbihás; les
bourgades de Tobatí (Tovati, d'abord sur le Manduvirá) et-de
Yoís, et probablement celle d'Altos aussi, furent fondees par les
Espagnols avec des Avá-Mbihás amenes de la región monta-
gneuse á l'est de Villarrica; celle de Mbarakayú (sous le 24éme
et sur les hauteurs du faite ) et celles d'Ihvihrá-pariyá, Can-
delaria et Terekañyíh, plus a l'ouest (et non dans le Mondaíh,
comme Azara prétend, vol. II p. 87), étaient aussi des fonda-
tions espagnoles de servage, dans la partie conquise du Mbiha-
sá. Et c'est pour la défense de cette partie, contre les vellóités
de revanche des Mbihás, que les Espagnols établirent la garde
militaire avancée de Palomares, á l'est de San Joaquín.
Nous ne connaissons — dans cette región — que quelques
partialités mbihás. A l'orient de San Estanislao et sans doute
au nord de Palomares, les Guebís (Gwevíh, a coup sur), étaient
nombreux et ne furent pas soumis. Plus au nord, les Ihvihtihrih-
guá, ou Senruios, vivaient dans les montagnes de l'Amambáih,
au déla du Jejuíh; ils étaient nombreux et doux (Sánchez La-
brador), mais gardérent leur indépendance.
529 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 6
Les Tarumá', ou Monteses (Voir ch. III)
Nous avons vu que quoique contigus les « Tarumá «
se distinguaient des Mbihás par leur état évolutif arriéré et
certains caracteres physiques qui n'étaient pasa leur avantage.
Aussi, les Jésuites, aussi bien que les Espagnols, eurent de la
peine a en soumettre quelques groupes a une vie plus rangée;
le plus grand nombre restérent dans leurs fortéts, oú on les
trouve aujourd'hui encoré, quoique bien moins nombreux, car
ils étaient pourchassés, a la fois, par les Espagnols qui táchaient
d'en faire des esclaves, et par les Payagiiás qui leur volaient les
récoltes, des femmes et des enfants et poussaient leurs incur-
sions jusqu'aux frontiéres des Mbihás; sans compter les Mbayás,
qu'ils craignaient beaucoup.
Leur influence dans la formation de la population natio-
nale fut tres peu remarquable. Les efforts pour les réduire
échouérent presque toujours. Vers 1723, les Jésuites — se cro-
yant autorisés par la plausibilité de leur but — employérent des
moyens captieux pour amener 4C0 familles tariLmanes á leur
mission de Santa María de Fé. Mais ees Indiens, détrompés
en voyant la discipline a laquelle ils auraient dú se soumettre,
se soulevérent presque tous et regagnérent leurs foréts. Cela
ne fut pas sans leur valoii-, aux Jésuites, d'acerbes critiques de la
part de leurs adversaires systématiques. Mais je crois que toute
personne impartíale trouvera assez piquant et a la fois instruc-
tif, que ceux-lá mémes qui admettaient la ruse comme la chose
la plus naturelle lorsqu'il s'agissait de tuer des Indiens on d'en
faire des esclaves, crient au scandale parce que les Jésuites
s'avisérent — pour une fois — d'employer la luse pour en faire
des chrétiens.
Certains motifs me portent a considérer comme une par-
tialité taroumane les Arekayá, ou Arecayanos', mais je soupQon-
ne que ees Indiens avaient des caracteres á eux. Ils vivaient
sur certains afluents du Jejuíh, vers le 24éme paralléle. Petit
peuple, mais remuant et assez revéche, il donna beaucoup á
faire. On en essaya d'abord la réduction en établissant avec
eux le village de Concepción de Arecayá, dans la vallée du
Kuruguatíh, village qui ne dura pas longtemps. Quelques fa-
BERTONI; AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 530
milles restérert dans la bourgade de San Joaquín. Etablis dans
le village d'Arekayá, au sud des marais du Yetihtíh, ils se sou-
levérent contre les Espagnols et ne furent vaincus que grace á
la valeur des néophytes Itatines (Sánchez Labrador, II, 245).
Le village fut abandonné et pour achever de soumettre les sur-
vivants — quoique peu nombreux — on les obligea de s'établir
prés de l'Assomption et de la bourgade actuelle de Limpio.
Les Paranaé du Paraguay (Voir ch. III).
A Torigine historique, les partialités paranaés qui habi-
taient la cote septentrionale étendaient leur domaine jusqu'au
fleuve Tebicuary (Tihvihkuaríh). De la race guerriére des Pa-
ranaihguás — aussi forte au moral que solide au physique — ils
surent garder leur complete indépendance pendant tout le XVI
siécle. Une partialité, celle des Mahómas, qui s'avisa d'entrer
en relations amicales avec les Espagnols, en fut sevérement
chátiée. Quoique raisonnables, ils n'admettaient aucune impo-
sition et la forcé fut toujours impuissante contre eux. Ils ne
purent étre soumis que par la religión, et encoré, ce ne fut nul.
lement d'emblée qu'ils adoptérent le christianisme. On orga-
nisa alors — sur la base de leurs villages — les grosses bourgades
d'Itapúa (aujourd'hui Villa Encarnación), de San Ignacio et de
San Cosme, sans compter celles qui n'existent plus et dont les
habitants passérent aux autres villages du Sud, oú l'on peut
toujours reconnaitre leur descendants a leur taille moyenne ou
dépassant la moyenne, á leur solide musculature, a leurs par-
faites proportions et á leurs traits réguliers, et méme attra-
yants, sans étre trop fins.
La plus importante des partialités fut celle des Mahómo.
Ils habitaient le district actuellement appelé de Las Misiones,
en partie boisé et montagneux. Ce sont ceux-lá qui furent
chátiés pour avoir eu quelque relation avec les Espagnols, tout
en gardant leur complete indépendance. Ils furent aussi les
premiers a se plier au christianisme. Les Jésuites établirent
chez eux l'importante mission de San Ignacio la Grande, base
de la conversión guaduelle de^ Paranaés de la cote et du Sud du
Paraná. Les Mahómas ont contribué avec les Itatines a la for-
mation de la superbe race actuelle de Las Misiones.
b3\ ANALES CIENTÍFICOS FARAGUAYCS - SERIE II, N 6
Les Tapes du Paraguay (Voir chap. II)
La contribution de ce peuple á la formation de la popula-
tion nationale du Sud fut importante, car il faut déduire de
toutes les données que nous possédons, que plus de 10 COO Tapes
passérent successivement au Paraguay. Les cercles actuéis
d'Encarnación, San Cosme, Carmen, Bobí-Cangó, San Pedro
del Paraná et Yuty en reQurent la plus grande partie. lis se
distinguaient nettement des Paranaés par leur taille remarqua-
blement petite; mais leurs factions étaient plus fines, le teint
plus clair et ils apportérent leur esprit particuliérement vif et
intelligent. Nullement turbulents et plus rangés, mais vaillants
dans la guerre, ils avaient généralement formé la base des troupes
qui furent souvent envoyées au secours de Buenos Aires, Santa
Fé et Montevideo, et qu'on avait pris l'habitude d'appeler
« troupes de Tapes ».
Nous avons vu (fin du chap. II) que leur conversión fut
spontanée. Aucun peuple en Amérique ~ disent les historiens
Jésuites — n'était mieux preparé pour recevoir le christianisme
et il fut un modele de peuple chrétien.
Les Guaireños
Nous avons vu (chap, II) que — dans la province du
Guaíhrá — les « Mamelucos », aprés avoir détruit toutes les mis-
sions des Jésuites, attaquérent les villages et les villes des Es-
pagnols, qui eurent le méme sort, et que les survivants de ees
derniéres, a leur tour, furent obligés de chercher un pays plus
sur, essayant d'abord de s'étabiir sur la cote occidentale du
Haut Paraná. Les fiévres et les « Mamelucos » les chassérent de
la si vite, que les traces de leurs établissements ont presque
disparu. Alors la Via Criicis des Guaireños recommenQa. II
serait trop long d'en indiquer ici toutes les étapes, et ses vicis-
situdes ne sont d'ailleurs pas toutes connues. Pourchassés ou
harcelés par les chasseurs d'esciaves, les Guaireños fondérent
toute une serie de villages et de villes sous le nom de " Villa
Rica », depuis le Mbarakadyú, puis dans le bassin du Jejuíh,
puis dans celui du Manduvirá, pour aboutir á celui du Tevicua-
ríh et á l'emplacement actuel de la ville et des gros villages en-
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 532
vironnants (Yataitíh, Mbokayatíh, Itapé, Hihatíh et Ihakan-
guasú surtout).
lis étaient tres nombreux. Malgré leurs pertes et les
épidémies, ils conservérent encoré une population tres impor-
tante, et leurs descendants actuéis, métissés a tous les degrés et
sans doute, en partie, plus cu moins purs, comptent pour beau-
coup dans la population nationale. Nous connaissons deja les
caracteres ethnographiques des Guaihraés; modifiés par notre
civllization, nous les retrouvons, en bonne partie, chez leurs des-
cendants. Parmi les peuples chrétiens du Paraguay moderne,
c'est a coup sur celui qui a conservé le mieux certaines coutu-
mes, la langue et certaines traditions. Le dialecte guaireño est
plus pur que celui de la plupart des Paraguayens, bien plus
harmonieux que celui des Mbihás et se rapproche peut-étre plus
que nul autre au dialecte general des anciennes missions; par
son abondance d'expressions tres variées, il décéle une intel-
ligence vive et souple. Cependant le Guaireño est plus modeste
et rangé; il aime la vie paisible de ses labours, etcomme ouvrier,
il montre une bonne foi et une conscience du devoir qu'on ne
trouve pas chez tous les autres. Tres attaché a son terroir, il
ne le quitte qu'á contre-coeur, et il y revient des que cela est
possible; on ne dirait pas qu'il a été, deux siécles durant, le Juif
Errant de ees pays, Aussi, malgré les longues absences d'une
partie des hommes dans les yerbales, sa famille s'est mieux con-
servée que dans certaines autres parties du Paraguay et les
statistiques démographiques en font foi.
Au physique — la métisation a part ~ il est bien toujours
le Guaihraé que nous connaissons, que T, Borba a décrit et
que nous retrouvons aussi chez les Avá-Chiripás. Quant au
degrés du croisement, la difRculté de le déceler est particuliére-
ment grande chez le Guaireño, en raison du teint remarqnable-
ment clair, des formes proportionnées et des factions réguliéres
et assez fines qui distinguaient ses ancétres américains; les ta-
ches mongoliques etlesi'/Zonduméme nom — quoiqu'ilsne parais-
sent pas rares — ne sont pas des caracteres constants, méme
chez les Mongols d'Asie, et ne peuvent étre utilisés, en outre,
dans la plupart des cas.
533 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
Les Avá, ou China ( -- Rea ? )
On rencontre ci et la, un peu partout dans la Región du
Centre du Paraguay, mais nulle part nombreux, un type parti-
culier auquel les Paraguayens donnent le nom d'« Avá », qui
signifie tout simplement « Indien Guaraní », les femmes étant
appelées China, c'est a diré. « Chinoises >», nom general en Amé-
rique pour désigner les femmes indigénes ou creóles prolétaires.
II s'agirait done des restes d'une nation guárame dont l'assimi-
lation est relativement récente. On m'assure que les « Avá «
appellent les autres Paraguayens "Kaá-dyarihi ». Ce nom —
qui est celui du Génie Tutélaire déla yei'ba mate, ou thédu Para-
guay — m'a d'abord surpris; mais je pense que ce n'est la
qu'une faible contraction de « Kaá-yára-eihi », littéralement, <" la
foule des maitres de la forét •». Comme cet appellatif récele un
sens péjoratif, je me demande si les Avás ne sont pas les de-
scendants d'une nation vivant dans les savanes — si étendues
dans le Sud — et si le sobriquet qu'ils donnent aux autres Para-
guayens n'est pas une revanche contre ceux qui leur reprochent
leur qualité d'Indiens récemment civilisés. On parle bien d'In-
diens qui vivaient par la dans les savanes, ou campos, et qu'on
appelait, anciennement, Rea. en guaraní; mais je n'ai pu trou-
ver aucune donnée precise sur leur compte.
Quoiqu'il en soit, les Avás sont encoré assez bien recon-
naissables, surtout á leure petite taille, leur crane brachycéphale,
leur visage plus arrondi, leur factions assez mongoliques, mais
aux traits agréables et souvent assez fins, et en somme, a une
physionomie qui leur est propre.
Les Mongola
Curieux petit peuple dont le territoire — enclavé dans
celui des Kariós — se trouvait a 4 ou 5 lieues en amont de
l'endroit oú surgit l'Assomption. Cette ubication fait croire
qu'il était vassal des Kariós, un de ees peuples-aré que les Gua-
ranís avaient l'habitude de s'adjoindre en qualité á'auamboyá.
Son village s'appelait Tapúa; mais, sur l'ordre des Espagnols,
ils alia s'établir un peu plus au S E, oú il fonda la bourgade
d'Areguá. II parait que quelques Mongolas s'établirent dans
BERTONl: AP. ETHNDGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 534
celle d'Altos. Tous accompag^iérent les Kariós dans l'insur-
rection de 1546, et dans les chroniques, il est quelquefois difRcile
de les déméler de cette derniére ñation.
Aussi pourrait-on considérer les Mongolas comme une
partialité karió. Mais il me semble qu'ils présentalent des
différences ethniques qu'il est peut-étre encoré possible de
reconnaítre. Agriculteurs, ils avaient des poules et élevaient
des cerfs et des lamas (Schmiedel).
Les Karí O, ou Carioes, Garios, Karichó, Caricó,
Carijó (non Karivó ou Cariocas)
Historiquement. la plus importante des nations du Para-
guay et une de celles qui ont exercé une plus grande influence
dans la formation de la population nationale. Leur chef-lieu
était situé tres prés de Templacement oú surgit l'Assomption.
Leur domaine s'étendait: au S E jusqu'au Tevicuaríh, riviére
qui les séparait des Paranaés; a l'E jusqu'á 100 et méme 150
kilometres du Río Paraguay, oú ils touchaient aux Avá-Mbihás;
au N, jusqu'au Jejuíh, qui les séparait des Itatines; mais
sur le Río Paraguay ils ne dépassaient pas La Frontiére (au-
jourd'hui Villeta) a cause des marais, des incursions des « Agá »,
sauvages du Chaco et des attaques des " Payaguá », pirates de
toutes ees riviéres.
Ils vivaient dans de grands villages, fortines (Schmiedel)
pour ce défendre des surprises des barbares du Chaco et des
écumeurs de mer qu'étaient les Payaguás. Ils faisaient usage
de différents objets et ornements en or et en argent, qu'ils ob-
tenaient par leur commerce avec les Péruviens; les hommes
portaient une brillante plaque en metal précieux qui leur cou-
vrait le front. Ce commerce, fortement limité par l'occupation
espagnole, ne cessa complétement qu'aprés la grande guerre de
1865-70. Les Kariós revendaient de ees objets aux Mbayás,
lesquels, á leur tour, en revendaient aux Guachikós: il en ar-
rivait dans le Haut Paraná, voire méme jusqu'á la mer. Ils im-
portaient aussi du Pérou quelques autres articles, ainsi que « les
grandes brebis indigénes », qui he résistaient pas longtemps sous
le climát d'Assomption; méme les Mongolas en avaient; mais les
Espagnols en abandonnérent l'élevage et l'importation.
535 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
Leur population était trop dense pour que la chasse leur
rapportát sensiblement, et sous la menace contiriuelle des trai-
tres Paj'aguás, la peche restait éliminée. C'est pourquoi les
Kariós étaient le plus exclusivement agriculteurs et végétariens
des peuples guaranís, et il y a des preuves de ce que ce dernier
régime ne s'est modifié que tres lentement. Au XIX siécle,
Rengger écrivait: « II y a tres peu de personnes au Paraguay
qui maiigent du gibier ». Et en 1865, l'armée paraguayenne
qui traversa la province de Corrientes, eut presque tous les hom-
mes malades et une mortalité tres élevée, a cause du régime
carnivore de ce pays. Une croyance religieuse — analogue a la
métempsycose et genérale chez les Guaranís anciens et moder-
nes contribuait au maintien du régime végétarien, car cette
croyance s'oppose a ce que la chair des animaux domestiques
soit consommée et méme á ce que ees animaux soient tués.
Leur nom consacrait la noblesse de leur lignée, l'élément
sufñxe ó correspondant au concept de se détacher et karí (ou
karaí, indifféremment) étant chez tous les Guaranís le titre de
la supériorité. La justesse des proportions et la régularité des
factions, souvent tres agréables, la confirmaient. Les anciens
ne nous ont laissé la dessus que tres peu de renseignements, et
encoré, sans le vouloir; mais la métisation si avancée qu'elle
soit — ne nous empéche nullement de reconnaitre les caracteres
prinsipaux de la race. Par comparaison, le type karió se dis-
tingue du tapé et de l'itati' par sa taille moyenne; du mbihá,
par ses extrémités plus fines et les factions plus réguliéres; du
tarumá, par la taille. ses proportions réguliéres et les traits
moins mongoliques; du paranaé et du chiriguaná par les ancien-
nes coutumes funéraires; sans compter d'autres caracteres. 11
es plus difficile de le distinguer, au physique, du guaihraé, quoi-
que chez ce dernier le teint en general, soit plus clair et tirant
plutót sur le jaunátre; mais la les dialectes sont assez différents
et ils suffisent amplement — avec le document géographique et
historique — a séparer ees deux types.
Les anciens — méme ceux-lá qui haíssaient la race indi-
gene et les auteurs, comme Azara, n'ayant pas de sympathie
pour les Guaranís -^ étaient obligés de reconnaitre l'excellente
nature des Kariós, lesquels demontrérent aux Espagnols les
meilleur-es dispositions. Des les premiers temps, ceux-ci furent
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 533
bien plus les alliés que les sujets des Espagnols; ils furent aussi
leurs fournisseurs et les sauvérent de la famine et de la mort,
ravitaillant non seulement ceux d'Assomption, mais aussi ceux
de Buenos Aires, Lujan, etc. Irala et son lieutenant Salazar,
si peu suspectes d'indianophilie, admiraient chez les Kariós
Tabondance de produits alimentaires, et Azara, par plus sus-
pecte, les cite (II. 56, 69 etc.). Pendant des siécles, toutes les
denrées alimentaires étaient le produit des Guaranís, des Kariós
surtout. Les tissus aussi, sauf les plus précieux, lesquels étaient
apportés personnellement par les arrivants. Les cotonnades
pour toute la population espagnole et mélisse du Paraguay etdu
Río de la Plata, étaient exclusivement de fabrication indienne.
L'aune, ou vare de toile indigéne était encoré — a la findu XVI
siécle — la seule unité monétaire de ees colonies espagnoles, qui
n'avaient pas d'autre monnaie. Mais pour les grosses valeurs,
l'unité monétaire était — contraste douloureux ! — l'esclave
Guaraní; ga nous rend réveurs et nous rappelle — au respet de
l'histoire — la célebre phrase de Voltaire.
Et les Kariós — qui alimentaient et vétaient les Espa-
gnols — leur fournissaient aussi des armées pour leurs conque-
tes, et la femme, qui devait former avec eux la nouvelle nation
paraguayenne. Dans les nombreuses campagnes et expédition
militaires, le contingent karió ne manqua jamáis, et allant de
1 000 á 10 000 hommes, il était toujours bien plus nombreux
que l'espagnol, formé lui aussi, en partie et de bonne heure,
par des métis. Si on réfléchit sur tout ce que les anciens docu-
ments nous disent — souvent sans le savoir — ou nous laissent
comprendre — souvent sans le vouloir — on arrive a cette syn-
thése historique: qu'au Paraguay — y compris le Guaihrá et le
Tapé — essentiellement, il n'y eut point de véritable conquéte;
il y eut alliance d'abord, avec les peuples guaranís principaux,
et en suite, une pénétration successive chez les autres peuplades,
mais á l'aide de ees mémes Guaranís. Souvent aussi, la con-
quéte ne fut que spirituelle. D'emblée — chez les Kariós com-
me chez les Guaihraés, chez les Tapes et chez les Mbihás de
la cote du Brésil — les Espagnols furent regus avec les demons-
trations d'amitié les plus positives. Azara lui-méme, avoue
que quand Salazar laissa prés du chef-lieu des Kariós les pre-
537 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N 6
miers 60 soldats Espagnols « le cacique Ñanduá en démontra
la plus grande joie «. Et peu aprés ralliance était faite, contre
les barbares du Chaco, ennemis traditionnels des Guaranís,
comme le furent toujours des Espagnols.
Chose regrettable, de mauvais germes de discorde exis-
taient dans le caractére des deux nations. Si les Espagnols
étaient orgueilleux et méfiants et n'aimaient pas trop le travail,
les Kariós avaient sans doute aussi leur orgueil, et comme tous
les Guaranís, ils n'admettaient absolument pas qu'on se méfiát
d'eux. Quant au travail, si les Kariós désiraient sincérement
étre les alliés et les aides des Espagnols, ils ne pouvaient accep-
ter d'en étre les serfs. De la, les protestations armées, tout de
suite appelées rébellions, car dans le vocabulaire de tous les en-
vahisseurs aujourd'hui encoré — les hommes qui défendent
leur liberté et leur patrie contre l'étranger sont des rebelles.
Un de ees soulévements — celui de 1546 faillit marquer la fin
de la domination espagnole: les Kariós armérent 15 000 hommes,
et les Espagnols malgré l'alliance qu'ils se croyérent obligés
de faire avec les barbares du Chaco (Guaikurús, Tolas et Len-
guas) — n'auraient probablement pas pu obtenir la victoire, sans
la trahison d'un cacique guaraní. Non obstant, ce soulévement
ne fut pas le dernier. Une nouvelle reprise d 'armes éclata en
1560. Mais l'issue n'aurait pu étre différente; car Tusage d'ar-
mes á feu était interdit aux Indiens, et d'un autre cóté, tandis
que le pouvoir des Espagnols grandissait toujours, celui des
Kariós diminuait graduellement. Ceci pour plusieurs motifs:
ees guerres étaient fort sanglantes; les prisonniers et leurs fa-
milles devenaient les esclaves des Espagnols; les épidemies
nouvelles faisaient des ravages; et la croyance — genérale chez
les Indiens Guaranís — que le fils descendait exclusivement du
pére, ne faisant que passer par le corps de la mere, faisait de
tout métis un nouvel ennemi. Cela finit par soumettre les In-
diens Guaranís a la dure raison des faits ineluctables, et dans
la nouvelle alliance — définitive cette fois — la fusión des races
devint genérale,
C'est ce qui arriva forcément pour certaines autres nations
ou partialités, surtout pour celles-lá que les Jésuites n'avaient
pas pu réduire, au préalable, spirituellement. Et il en fut de
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PAFJANA 538
méme des Guaranís du Brésil. Le droit et la justice étaient
rarement du cóté des Européens, et á ce point de vue, il n'y a
pas de doute que le beau role était celui des Guaranís. Quant
aux gouvernements de TAssomption, il parait bien qu'ils ont
souvent eu la main particuliérement dure, puisque des rois leurs
en ont fait le reproche (1). Mais il ne faudrait pas s'appesan-
tir sur la responsabilité des Espagnols en general, devant l'his-
toire. Caril faut reconnaitre que les gouvernements d'Espagne
ont fait tout ce qui était en leur pouvoir pour proteger les In-
diens; ils avaient instamment défendu, non seulement d'en
faire des esclaves ou des serfs, mais aussi de les soumettre au
service personnel pour le payement du tribut qu'ils devaient
payer aux encomenderos. — « Vous savez bien, disait Philippe
IV, que par de nombreux décrets, moi et les rois mes ancétres,
nous avons ordonné que les Indiens de ees provinces jouissent
d'une entiere liberté et ne me servent que comme les autres
vassaux libres de mes royaumes « (2). Une telle attitude ne se
démentit presque jamáis. Mais un abime en fonction d' espace,
plus grand encoré en fonction de temps, séparait la métropole
des colonies, et la nature est plus forte que le pouvoir des rois.
(1) Ordonnances (Cédulas) royales et lettres de PhJlippe IV, in
Jarque, « Ruiz de Montoya en Indias» voL IV p. 1-S7.
(2) Jarque, 1. c, 31.
INDEX ALPHABETIQUE
Des Nations ou races survivantes;
des partialités et de certains autres peuples;
des synonymes et des
GRANOS GROUPES ETHNIQUES
Apiaká guaranis
65
Caainguá, Cainguá, les
Apihteré :
66,
74
vrais (non Avá-Mbihá,
Apukarána:
45
Avá-Chiripá, Tarumá) 80
Atihrá
96
Cainguás, voir Caainguá
Aré
40
Caingiiás du Sud 81
Arecayanos
98
Calinas 61
Arekayá
98
Caraibes 61
Avá (str. sensu)
102
Caricó, Carijó 103
Avá-Apihteré
66
Cariocas 103
Avá=Ch¡r¡pá
44,
54.
,74
Carioes 103
Avá=Quayaná
65,
78
Carlos 103
Ava-karaí ?
65
Caros, Caros 83
Avá=Mbihá 44,
45,
48,
50
Catandúvas 46
52, 57,
74,
8S,
97
Cayová, Cayuá, Cau-
Avá-mboyá
49
guá; 54, 57
Avá-pihtá'
90,
92
Capóleos 92
Barbudos
65
Ceratos 81
Baticola
57
Chaavaraáne 89
Bombois
96
Chabaraná 89
Botocudos, faux
40
Chana 73, 88, 89, 92
Caainguá, Cainguá,
Chañé, Chañes, Chaneses:
Caiguá, Caiuá, Cai-
voir Chana
gúé ; les faux :
54,
57
Charrúas 5^
Chavarána 89
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ
540
Chikí, Chiquís 45
Chimeón 75
China (stricto sensu) 102
Chiquitos du Guaihrá: 45
Chiriguaná 44, 72, 95, 97
Chiriguanos : voir Chiri-
giianá
Chiripá, voir Avá-Chiripá
Coroaclos 74, J^.7
Echoahdí 89
Edyiguayeguí 92
Ekini-kináo 89
Etelená 90, 94
Etelenoá 90
Gahbís 61
Guacharapó 93
Guachi, Guachié, Guachíes,
Guachirí, Guachis 93
Guachikó 93
Quaihraé 41, 52, 101
Guaikii ni 92
Guairaré. Voir Guaihraé
Quaireños 52, 100
Gualaches: Voir Kualachi'
Giialachi ,, ,,
Gualachíes ,, ,,
Guana 88, 89
Guananas: Voir Kualachi"
Guarambaré 96
GuARANiENNE (branche) 87
Quaranís 38, 39, 41, 5^, 86
Guato 75, 88
Quayakí 50, 67, 68, 70, 81 *
Guayakí de Misiones 80
Giiayaki du Sud 69, 84
Guayaná 75, 76
Guayanás du Sud ^ faux
Guayanas ^ Guananas du
Sud 65, 78
Guayanás Modernes 76
Guayrarés. Voir Guaihraé
Guazarapos 93
Guebís 97
Qwaná 88, 89, 91
Gwevih 97
Ckvihrapó, Guirapos 93
Ihvihang'íh 50
IJivihtihrambetá 44
Ihvihtirihgiiá 97
Ihvihtihrokái 74-
Ingái 75, 76
Tnia 45
Inianí 65, 78
Itambeihpeguá 56
Itati 85, .94
Itatines: voir Itati
Itatis Occidentatix 97
Kaadiuvueo 92
Kaag\\ihpóra 57
Kaaihwuá, les faux: 54, 57
Kaaihwuá, les vrais: 80
Kaatandihva 46
Kaingang 39, 478=47, 50
74, 81
Kali-na' 61
Karaivé 61
Karí 61, 104
Karichó 103
Karí'ó 103
Karivó 103
541
ANALES científicos PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
Karopeguá 83
Kimdá 7U
Krenn 46, 74, 75, 77, 79
Kualachi 40
Kiinipaihtíh 97
Layaná 89, 94
Leptorrhiniens 91
Mahóvia 99
Malali 75
Matacos dii Paraguaij 70
Mbaé-verá; voir suivant:
Mbaeverá=guá 48, 52, 57
Mhayá 90, 91, á>^
Mbenhvé=guasú 70
Mbihá, voir Avá-Mbihá
Mhoré 81
Mhraá 68
Mojos 90
Mombói 96
Mongola 102
Monteses 66, 96, 97, 98
Notobotocudos 50
NU-ARUAK 87, 88, 90
Ñuára 93
Ñyuára 93
Pagueros 82
PARAGUAYENS modernes:
86, 94, 96
Paranaé 71, 73, 99
Paranaihguá 71, 95
Payaguá (Tai) 78
Pihtádyovái 50
Pihtú, Pihtú 96
Pirapihtanguá 76
Piratines 83
PROTOGUARANÍS 87
Rea 102
Sémitique (type) 91
Serranos 97
Tai
Taihi, Taino
Tapé
Tapietis
Tareíh
Tarumá
55, 77
57
44, 53, 100
73
96
66, 98
Tayaóba; voir Tayaopeguá
Tayaopeguá: 44
Tayatíh: 44
Teihi 57
Tekó-katú 52
Terena - 88
Terenoá 90
Terenoé 90
Tihpihyá 57
Toupis (les Vrais) 47, 79, 81
Tukupí 44
Tupí (Voir Kaingang,
Kimdá, et Krenn) 47, 74, 81
Tupiná' 47
Varangatú 49
Yaguaraities 83
Yapeyúes 83
Yguazuanos 49
AUTEURS CITES
Ambrosetti, Juan B. — « Los Indios Cainguá del Alto Pa-
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« Diccionario de los géneros Botánicos latino-guaraní »
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Borba, Telémaco Morosines — « Breve noticia sobre os In-
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Charlevolx, P. Pierre FranQois-Xarier de — « Histoire du
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Ibering, H. von — « Os Guayanás e Caingangs de Sao Paulo»
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«A Civilisacáo Prehistórica do Brazil Meridional»: Sao
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Jorque, Dr. Francisco — « Ruiz de Montoya en Indias »;
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543 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II, N. 6
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Sampaio, Theodoro " A nagáo Guayañá da Cap. de Sao
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in « Rev. do Instituto •>, vol. VIII
Sánchez Labrador, P. — •' El Paraguay Católico », 2 vol.
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Schmiedel, Ulrich — " Viaje al Rio de la Plata» Buenos
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Schuster, Adolph N. — «Argentinien, Land, Volk, Wir-
tsch. u. Koloniz. »; München 1913
Techo, P. Nicolás del — « Historia de la Provincia del Pa-
raguay de la Compañía de Jesús »', Madrid 1897
cylDDENDA
Page
471 Sous Kualachí\ ajouter comme synonymes: « Guananas,
Guananas (non Guayañás) »».
472 Au méme § ajouter: « Charlevoix (II 249) dit: « On ne
saurait guére douter que les uns et les autres (Gualachís et
Guanoás) ne fussent Guaranís d'origine ». Ces Guanoás
(ou Guenoás) «étaient plus éloignésau Sud que les Gualaches»
473 Aprés le § Les Tiikupí, ajouter ce § : " Les Aguará: lis éta-
ient tres probablement une partialité Guaihraé, Habitant
le Bas Huihvaíh (aujourd'hui Ybay ou Yvaí), ils se trouvé-
rent de bonne heure en contact avec les Espagnols, qu'ils
regurentde lameilleurefaQon. Azara (II. 178) le reconnait.
476 Aprés le § Les Iniá, ajouter ce §:
«Les Ihvihrayá: Nation qui comptait 10 000 hommes et vivait
a 30 lieues — au Sud?— de Villa Rica; le P. Del Techo nous
la montre comme vivant de la chasse et assez barbare, tout
en laissant comprendre qu'elle parlait guaraní. Elle n'étaít,
possiblement, qu'une partialité tayaóva, Villa Rica étant
álors situé plus au nord ».
476 Sous uChikU, 5éme ligne; lisez: « ils lui demandérent spon-
tanément un prétre ».
482 22éme 1., compléter: •' (Huihvá-íh - riviére des hampes de
fleches »» ) .
482 26éme 1., ajouter: Le célebre P. Bolaños les visita, avant
Tarrivée des Jésuites au Guaihra et réussit méme á conver-
tir une partie des habitants des bourgades de Kuruñyái et
de Paková, ainsi que de l'amondá d'Itá-angu'á, qui étaient
probablement de la nation des « Mbae veragua ». Mais cela
ne dura pas longtemps ».
484 20éme 1., compléter: « emmenant un si grand nombre de
prisonniers, qu'il put vendré 25 000 esclaves (Techo).
486 35émel., aprés « Chiripas »; ajouter: « Anacreto Galiano».
521 18éme 1., au lieu de « derniére », lisez: « partialité »,
536 6éme 1., liesz: « Azara, pas plus suspecte ».
LOS . CHIRIGUANA »
ACTUAL ESTADO DE CULTURA DE UNA NACIÓN GUARANÍ
Resumen de un estudio del Barón Erland Nordenskioeld
por EL Dr. MOISÉS S. BERTONI
Existe sólo un medio para co7iocer
algo de la naturaleza: vivir en ella.
Cuando yo traté de comprotar aunque muy sucinta-
mente — la verdad de que los Guaraníes habían llegado a un
grado de civilización relativamente adelantado, y que aun hoy
día, ciertas parcialidades consevan más o menos una civilización,
sui generis, pero comparativamente elevada, algunos pretendie-
ron — no obstante la general aprobación de mis ideas — que se
tratase únicamente de una opinión mía particular, y que seme-
jante opinión no tuviese fundamente serio.
Ningún etnógrafo, ningún indianólogo, hizo hasta ahora
una objeción seria a esa « mi teoría », mientras varios la apo-
yaron y me felicitaron por haberla sostenido decididamente.
Uno de los más conocidos- escritores paraguayos, el doctor
Cecilio Báez, bajo el título de « Estudios Americanos '», publi-
có algunos artículos en la prensa diaria de Asunción, en los
cuales pretende probar todo lo contrario; pero, no teniendo él
un conocimiento personal de los indios actuales, ni disponiendo,
por lo visto, de todo lo publicado al respecto por los verdaderos
especialistas, pretendió obtener su objeto mediante meras cita-
ciones.
El procedimiento no es científico, y menos en este caso.
Porque si he sostenido, como se pretende, una teoría nueva,
claro es que todos los que me han precedido deben forzosamente
haber tenido ideas diferentes de las mías. Si parva licet com-
ponere magnis, es con semejante procedimiento que otrora se
pretendió comprobar que Galileo era un soñador y Colón un vi-
sionario. Ese proceder es inadmisible, pues no habría verdad
BERTONI: AP ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 54Ó
científica o histórica que resistiese, y los historiadores más se
parecerían a abogados tribimalicios que a serenos jueces de las
acciones humanas.
Pero en todo caso — cuando el objeto es exclusivamente
la indagación de la verdad es obligación primaria la de hacer
previamente una imparcial elección de autores, ateniéndose so-
bre todo a los más modernos y especi-alizados. Ahora bien, el
doctor Báez hace caso omiso de varias obras capitales, y entre
ellas, la de Erland Nordenskioeld; y como yo doy como indiscuti-
ble su buena fe, supongo que no tuvo esas publicaciones a su
alcance.
Esa obra es una de las últimas que se hayan publicado y
traten de la vida, costumbres e ideas de un pueblo guaraní. Es
también la de una autoridad de primer orden, de un etnógrafo
especialista de primera fila, y de uno de los hombres de ciencia
que han realizado en estos últimos tiempos más novedosos via-
jes y más largas estadías entre los Indios.
Para dar una idea de la importancia de su libro, basta
decir que, publicado primeramente en lengua sueca, pronto fué
traducido y publicado en francés por la Sociedad Geográfica
de París, en 1912,. existiendo además una traducción alemana.
Es que Nordenskioeld, para conocer los Indio?, ha tomado
la sola vía que conduce a cosa seria: ha ido a ellos; mejor aún,
ha vivido años con ellos, en la mayor intimidad que le fuera po-
sible; y casi huyendo de aquellos que tenían comercio con los
europeos o pertenecen a las misiones, se lanzó en pleno país des-
conocido, para estudiar las tribus vírgenes todavía, o bastante
puras para conservar su prístino carácter. "
Ahora bien, he aquí, reducido a las frases esenciales (1)
que me permito citar, lo que ese etnógrafo explorador dice de
los Indios Guaraníes (2) :
(1) Las pocas frases entre paréntesis son mías
(2) El autor se refiere especialmente a los indios Chiriguanos y Cha-
neses. Estos últimos hablaban antiguamente una lengua del grupo Nu-Ar-
uak, pero fueron sometidos por los primeros, que les impusieron la lengua
guaraní y casi tedas sus costumbres.'
En cuanto a lo.s Chiriguanos, son Guaraníes puros. Emigrados del
Paraguay, en varias épocas, antes del descubrimiento, fueron a establecerse
en la región que fué después de Santa Cruz de la Sierra, conquistando una
547 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE 11. N. 6
« Estos indios están mucho más adelantados en civiliza-
ción que los " salvages '» del Chaco .. Con los Chiriguaná y Cha-
neses aprendemos a conocer indios que tienen una civilización
especial, completamente diferente de la de los pueblos que hemos
considerado en los capítulos precedentes (132) ...
Después de haber notado que saben trazar el mapa de su
país (133), dice " Yo experimentaba un gran placer en conver-
sar con esos hombres finos, llenos de tacto y aun ^ instruidos »>
(139). Los Chaneses, de raza aruak. adoptaron completamente
la lengua y civilización guaraní (lo cual constituye una de las
pruebas de que los Aruak, en vez de ser superiores, mucho reci-
bieron de los Guaraní) Los « Chiriguaná " llaman Tapuyes a
los Chaneses (es decir « esclavos » (tapihihi), como a los «Gua-
na», Tapuyas, etc).
Son trabajadores. De las naciones de indios que van a
trabajar en los establecimientos argentinos, los " Chiriguaná >»
son los únicos que ganan un jornal elevado y los solos que tra-
bajan asiduamente (7). Son verdaderos agricultores. En esto
y en todo lo demás consideran a las otras tribus del Chaco como
inferiores, y éstas, por lo demás, admiran a los « Chiriguaná »
(85). Y tan convencidos están esos Guaraníes de su superiori-
dad, que « consideran como una cosa inconcebible que una mu-
jer Chiriguaná se entregue a un Chorotí » indio de otra nación
(ibidem) ..." Esto no impide que un Chiriguaná se divierta con
una bella Churotí. Pero no la tomará como esposa; sería de-
masiado chocante » (264) ...Igual distancia en lo demás. Por
ejemplo: que un Chiriguaná pueda servir a un Tapíete, es
de las regiones más fértiles de Bolivia. El emperador del Perú, Yupanki,
trató en vano de someterlos. Los Españoles los sometieron en parte, obli-
gando a los demás a replegarse más al Sud, donde ahora viven. Algunas
parcialidades supieron conservar su independencia. Otras reconocen las au-
toridades Bolivianas. Estas últimas tribus intentaron recuperar su comple-
ta independencia en 1890, y por poco no logran su intento; lucharon con bas-
tante resultado, aunque sin armas de fuego, contra un ejército co.mpuesto
de 500 soldados bolivianos y 1000 auxiliares indios; en la batalla decisiva de
Kuruyukíh, que había durado todo el día sin ventaja para ningún bando, los
Bolivianos habían casi agotado sus municiones y se hallaban en una situación
que pronto llegaría a ser grave; pero los Chiriguanos, que ignoraban ese
particular y suponían lo contrario, durante la noche silenciosamente aban-
donaron el campo.
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 548
una cosa absurda, cómica, tan disparatada como el de admitir
que una niña chiri guana pueda ser amante de un Chorotí pio-
jento ^^ (ibidem).
Nordenskioeld considera como una fantasía la acusación
de antropofagia (147), y calumniosa la del infanticidio y abor-
to (180).
« Sus plantaciones son « muy extensas » y sus cultivos
" bien cuidados ». En los tiempos usaban azadas de madera du-
ra, con mangos muy bonitos, como lo muestran los grabados
(159) ... Sus cultivos son encerrados por medio de cercas difíci-
les de pasar» (ibidem).
« Sus aldeas son muy limpias; se barre todos los días los
ranchos y las plazas, y las basuras se queman, pues les gusta
que todo sea limpio en torno de ellos ... El interior de los ranchos
es bastante espacioso ... y no tiene sabandijas, al revés de lo que
pasa en las habitaciones de los otros indios, y aun de los blancos
de ]a región (152) ... «La primera cosa que hacen las mujeres
al levantarse, es ir a buscar agua para tomar un baño (154),
que frecuentemente repiten durante el día (175). « Este amor
al aseo es tanto más notable, en cuanto persiste entre las tribus
que viven en regiones muy escasas de agua, como la del valle
del Caipipendi (Kaipihpendíh). Naturalmente no pueden to-
mar baño durante la estación seca; no abstante las mujeres per-
sisten en lavarse completamente el cuerpo cada mañana » (176) .
*< La suciedad y desaseo que preside a la cocina y alimen-
tación entre los Chorotí y Ashluslay (indios no Guaraní), no
se nota entie estos indios » (163) ... Cada uno tiene su plato, y
concluida la comida, se lavan la boca y las manos (164).
Cuidan con mucho esmero de sus vestidos. Los limpian
y componen desde que haga falta » (177). Los ancianos, lejos
de tener el aspecto repugnante que se nota entre los otros indios
del Chaco, » saben llevar una hermosa vejez, y conservar con su
limpieza, un aspecto « agradable » (138).
« Son muy hospitalarios y reciben amablemente a todos
los que los visitan (164).
« Las mujeres no quedan punca inactivas ... He sido mara-
villado por su operosidad' y de ver con que cuidado se aplican al
cumplimiento de sus deberes como madres y mujeres caseras "
(165).
549 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 6
« Los niños ayudan a los grandes. Juegan también, y
alegremente; pero jamás pelean entre ellos, ni se insultan (169).
Usan adornos de turquesas, crisolitas y perlas (173). Los
que visten todavía a la antigua, tienen hermosos ponchos, pecto-
ral de plata y otros adornos de buen gusto (209).
« Los jóvenes varones y las hijas no casadas nunca andan
rodando con el fin de entregarse a ilícitos amores. Las decentes
hijas Chaneses y Chiriguaná, vigiladas por sus madres, no
tienen vicios y no buscan frecuentaciones con los jóvenes » 154
... Los hijos ilegítimos son muy raros (179.) En la aldea de Iti-
yurú, uno solo entre 500 habitantes. La niña debe ser pedida
a su madre, la cual impone al aspirante un año de noviazgo, du-
rante la cual el novio debe servir a la familia sin tener relacio-
nes con la novia (183).
« En las aldeas de indios no cristianos jamás un miem-
bro de nuestra expedición recibió la oferta de una muchacha,
como sucedió en las aldeas cristianadas » (184). Aun el Padre
Chomé escribía en 173.5, hablando de los Chiriguaná, que en
ese tiempo no habían recibido aún la influencia de los blancos:
(( nunca los hombres se dejan ir a la más mínima acción indecen-
te con las mujeres; jamás he oído salir de su boca la más míni-
ma palabra deshonesta » (185).
Es notable como saben atender a ciertos enfermos. « A-
plican las reglas de la asepsia. Muchas veces los he visto curar
llagas y heridas según los principios más modernos, y servirse
por ejemplo, de agua hervida. ¡ Qué contraste con los blancos,
que en el mismo país, se sirven para ese uso de excrementos de
chancho, o de orina humana adicionada de sal ! » (189).
Recuerdan con cariño inalterable a sus muertos; por eso
no tienen cementerios. « Estos indios pasan su vida entre las
tumbas de los miembros de su familia. «Los cristianos (me decía
un cacique) llevan sus muertos lejos de las casas; pero nosotros,
que conservamos siempre una grande afección para ellos, los
guardamos en nuestras casas '» 190. (No puede darse senti-
miento más delicado, más profundamente espiritual. )
El luto es de rigor. La viuda Chiriguaná debe cortarse
dos veces el cabello y no puede contraer matrimonio hasta que
el cabello haya adquirido la primitiva largura. « El viudo no
BERTONI: AP. ETHNOGR. DU PAR. ORIENT. & HAUT PARANÁ 550
puede cacarse sino un año después de la muerte de su esposa.
La mujer que está de luto, no puede llevar ningún adorno »
(161).
El sentimiento del pudor es mucho más vivo que entre
los demás indios (19G). La perversión es rarísima, si es tal,
pues es ingenua, y « en suma está lejos de igualar a la que se
nota demasiado frecuentemente en las regiones civilizadas »
(197).
Todo crimen es castigado severamente; el robo igualmen-
te. Los ciímenes considerados como más graves son el asesi-
nato, la seducción y la brujería (201). Las cuestiones entre
particulares se lesuelven frecuentemente por medio del duelo
reglamentado. (Llam.o la atención sobre el capítulo seducción,
en el cual se podría hacer comparaciones muy sugestivas. Lla-
mará también la atención de muchos el que la brujería sea tan
severamente condenada, cuando es corriente creer que los payé
sean meros hechiceros o impostores; es sin embargo así, y es
natural, pues hay entre el verdadero y el falso payé, la misma
diferencia que corre entre el creer y obrar en buena fe y la
mistificación con fines condenables).
« Los Chiriguaná y Chaneses son tribus en que la in-
dustria artística se ha desarrollado en alto grado » 210. íEsto
deja mucho atrás lo que yo he dicho al repecto de arte). « Cier-
tas mujeres poseen el arte de pintar las vasijas con habilidad
y elegancia notables ... Todas tratan de presentar algo original
y pintar algún motivo nuevo » 203. Algunas asombraron al
autor por su ejecución « tan segura y llena de gusto » 204. Y
nada, al respecto, han aprendido de los blancos; al contrario, la
infiuencia de los pretendidos civilizados echa a perder el arte
indio (210).
Tienen conocimientos astronómicos. « Conocen bien to-
das las constelaciones . . . Estando sentados en el interior de sus
casas, pueden indicar las principales sin verlas, pues conocen
sus posiciones para cualquier época de año '» 251. Saben que
las estrellas están muy alejadas. Dan de las fases lunares una
explicación que no es nada absurda, y por fin conocen la redon-
dez de la tierra y el curso aparente del sol durante la noche
(aunque Nordenskioeld suponga que tal conocimiento lo reci-
551 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
bieron de los blancos, lo cual es un error, como lo demuestro en
su lugar).
He allí lo que son los Indios Guaraníes actuales, según
uno de los americanistas etnógrafos de mayor fama, viajero
explorador que vivió largo tiempo entre ellos. He allí los bár-
baros, los salvajes, los primitivos de crueles instintos, groseras
pasiones y bestial vivir, he allí la raza indolente, inferior, estú-
pida y antropófaga de mi contrincante, escritor a cuya inteli-
gencia y merecida fama en otras disciplinas rindo homenaje,
pero cuya falta casi completa de conocimientos personales y di-
rectos en la cuestión sinceramente deploro, no por lo que me
toca personalmente - pues la verdad es verdad, y tarde o tem-
prano se ha de abrir camino en todas partes — sino por el daño
que indirectamente puede sufrir la causa de la raza americana
que por su bondad con los blancos, por su noble inteligencia,
por su vida tan moral, por su organización tan interesante, por
su valor admirable y por su sangre, que corre por las venas de
millones de ciudadanos americanos, más que ninguna otra me-
rece gratitud y protección, o cuando menos, que se deje vivir en
paz a sus últimas parcialidades independientes, sin completar
con la más gratuita difamación, el daño que ya les hacemos
con el alcoholismo, la tuberculosis, la viruela, las enfermedades
venéreas y los atentados contra sus buenas costumbres, que es
lo único que les ofrecemos de nuestra tan cacareada civilización.
NOTA: Los guarismos al fin de las frases citadas indi-
can las páginas correspondientes de la versión francesa: La vie
des Indiens dans le Chaco, par Erland Nordenskiceld, traduit
par H. Beuchat, Paris, 1912.
Este artículo fué publicado primeramente en el diario
« Patria », Asunción, el 9 de Nov. de 1918.
SOBRE PREHISTORIA, CIVILIZACIÓN
Y ortografía guaraní
CARTA DEL
Dr. THEODORO SAMPAIO
Señor Doctor Moisés S. Bertoni:
Muy estimado Señor mío:
Con pesar por la involuntaria demora, acuso haber recibi-
do, y leído con mucho aprecio y especial interés las sabias con-
ferencias sobre prehistoria y protohistoria de los países guaraníes
por usted realizadas en el Colegio Nacional de Asunción del Pa-
raguay en 1913, bien como el folleto versando sobre la ortogra-
fía guaraní, de acuerdo con la base internacional propuesta por
usted y aceptada por el Congreso Científico Internacional de
Buenos Aires en 1910.
Agradézcole profundamente por ambos trabajos, por su
amable atención, por la riqueza de saber y de sentimientos que
ellos contienen.
El Dr. Bertoni es, en ciencia, autoridad tan acatada, que
nadie hay, en ese ramo de actividad humana, que no le rinda
debido homenaje. Pero, en el Dr, Bertoni, sobre el hombre de
ciencia que el mundo conoce, hay el hombre de corazón y de
elevados sentimientos que hace de la ciencia una verdadera re-
ligión. La ciencia, así enseñada a los pueblos, y sobre todo a
los pueblos jóvenes de nuestra América, es en verdad un soplo
divino que eleva las almas, alentándolas con un ideal superior
humano, lanzándolos confiados en la senda de sus destinos.
Me agradó sobremanera el tema de las conferencias. Eh
estas, la ciencia es solicitada como potencia para solevantar la
moral de los pueblos de fondo guaraní, de la raza más avasalla-
dora de Sud América, El Para*guay, que, por esa raza se her-
mana a nosotros los brasileños, tendrá, en la ciencia para con la
generación nueva que se levanta, la comprensión verdadera de
553 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 6
cómo el pasado prepara las sendas del futuro, de cómo el senti-
miento de raza, bien entendido, puede ser justo motivo de noble
orgullo, demostrando que ro hay razas inferiores, pero sólo ra-
zas infantes y razas adolescentes en la humanidad, reservas pro-
videnciales del futuro, con que los pueblos más avanzados se
rejuvenecerán con el cruzamiento para no perecer.
Asi enseñada, la ciencia está en su papel más noble; vuél-
vese fuente inagotable de elevados sentimientos, fuerza saluda-
ble pera estrechar entre los pueblos de la Tierra los lazos de
solidaridad.
Las hipótesis desarrolladas en las conferencias las encon-
tré muy plausibles. La Arquinesia del Pacífico ya se va esbo-
zando más claramente en sus probables lincamientos de acuerdo
con las más recientes investigaciones científicas, así cerno la
Atlántida del Sud, proyectada de África hasta las Antillas, por
las Canarias, Madeira y Azores, se va definiendo positivamente
según los estudios geológicos más modernos. Son los dos enig-
mas que, descifrados, han de explicarlas razas americanas en su
origen, los braquieéfalos mongoloides de un lado y los dolicocé-
falos de otro.
Las cualidades y defectos de los pueblos guaraníes ahí es-
tan bien expuestas y explicadas. La expansión guaraniana y
una muy probable civilización guaraniana se explica también.
Siempre sostuve que entre las tribus indígenas brasileñas había
muy sensibles desigualdades de desenvolvimiento, y que, guar-
dadas debidas proporciones, había entre ellas civilizadas y no
civilizadas', y esto mismo acabo de verificar en inscripciones la-
pidarias en el m.edio Paraguassú, de las más extensas e impor-
tantes aquí conocidas, acerca de las cuales escribí una mem.oria,
presentada al 5? Congreso Brasileño de Geografía, reunido en
Bahía en 1916.
Ruinas de ciudades en nuestras selvas, referidas por algu-
nos viajeros y exploradores, todavía son un enigma indescifrado.
Mas nuestras selvas mismas son, a su vez, otro enigma que aún
no se explicó debidamente y que nos puede traer resultados
inesperados. Recorrí en 1878 las cabeceras del río Una, afluen-
te de la margen del Paraguassú, buscando las ruinas de una
ciudad, denunciada por el canónigo Benigno, pero no la encentré.
SAMPAIO- CARTA SOBRE PREHIST. CIVIL. Y ORT, GUARANÍ 554
Pero no juzgo imposible un hallazgo de estos en el Brasil.
Aún hace poco, una persona fidedigna me dio noticia de una ex-
tensa ccnstrucción de casi media legua de largo, en Monte Alto,
Estado de Bahía y valle del San Francisco, donde se ven gran-
des piedras alineadas como los monumentos megalíticos del
Morbihan. Estoy organizando una exploración para verificar
esto.
Lo que la botánica y las industrias correlativas deben a
los pueblos guaraníes es en verdad muy interesante y está bien
estudiado en las conferencias. No menos interesante es la in-
terpretación dada al tupí de acuerdo con el sentido en uso entre
los actuales guaraníes, inteipretsción donde se refleja cierto
orgullo nacional, talvez bien fundado. Mucho se escribió entre
nosotros acerca del significado de ese vocablo. Los pueblos
guaraníes del Brasil entre estos, los de Río de Janeiro, Bahía y
Maranháo, se llamaban a sí mismos Tupinambás y esto lo hacían
con énfasis y por orgullo, como se ve en los escritos de J. de
Lery, Thevet, de los cronistas portugueses y de Ivés d'Evreux.
Las denominaciones nacionales, así procedentes, no tenían sig-
nificado empeorativo; lo tenían ciertamente aquellos nombres
que les daban las tribus enemigas, ¿ Se darían a sí mismos el
nombre tupi los indígenas de la costa del Brasil, si para ellos
tuviese ese vocablo el significado de rudis, grosero, atrasado ?
Es cosa de aclarar desde el punto de vista de la autenticidad de
esos nombres nacionales.
La ortografía guaraní, como la propone usted debe ser la
preferida. Razones decisivas militan en su favor. En la nue-
va edición de mis libros sobre el tupí, y en mis nuevos estudios
voy a adoptarla como de rigor.
Tengo una observación que hacer al respecto de la raiz
guara en los nombres de madera y de animales, cual se nota en
la lengua vulgar brasileña. En « Ortografía Guaraní », página
6, dice usted que el vocablo yvyrá o ihvihrá (árbol) se transfor-
mó en imirá, umirá, moirá, guara ... ; es posible, pero creo
que la voz guara, y no guará, de aquellos nombres procede del
participio presente del verbo ú,' comer, participio presente sus-
tantivado que vale decir — viviente, erde, ser, una vez que lite-
ralmente quiere áecir— aquel que come, que se alimenta. De ahí
555 ANALES CIE'NTIFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
los nombres de madera: giiararema (guara-rema), el ser fétido,
el ente mal oloroso; guarantan (guara-antan), el individuo o
ente duro, rí^iáo; guaratincia (guara-tinga), el individuo blanco;
guarauna (guára-una), el individuo negro, y así muchos otros.
El vocablo yvyrá o ihvihrá dio en el Brasil varias formas
en vista también de las formas dialectales ihirá o imirá, cuya i
media tuvo entre algunas tribus brasílicas el valor de la u de los
franceses o ü de los alemanes, de donde resultaron por corrupción,
las formas birá, hura, mira, mura, 7í?oí"?"á ... alteraciones que
faeron hasta dar la forma contraída hra, frecuente en los nom-
bres de maderas como se vé en hraúma, brajaúva, bratinga, etc.
La uniformación de la ortografía guaraní en el Brasil,
Paraguay y Río de la Plata vuélvese urgente e indispensable.
No terminaré estas ligeras observaciones sin una palabra
de profunda simpatía para con esa juventud paragauya, que oyó
la palabra alentadora del sabio conferencista, nuestra hermana
de sangre guaraní a la que nos debemos unir nosotros los brasi-
leños, por el corazón, por el pensamiento y por el estudio de los
orígenes nacionales, como ella lo hará con satisfacción y amor
para que comprenda como bien dice usted, « que tales estudios,
lejos de ahondar fronteras mostrarán a los paraguayos que están
rodeados de hermanos ».
Con toda la estima y la más alta consideración me suscri-
bo de usted atto. servidor y sincero admirador.
bibliografía
Publicaciones que interesan directamente al estudio antropológico
DEL Paraguay
MARTÍNEZ, "Dr. T. JLFREDO: Orígenes y teyúes
del Lenguaje aplicadas al Idioma Guaraní. Buenos Aires 1916
Esta obra, verdaderamente notable, debe ser considerada,
a nuestro entender, bajo dos puntos de vista diferentes. Desde
el punto de vista general de la filología, se presenta como nove-
dosa y hasta revolucionaria, aspecto que su autor no oculta. « El
porvenir de esta ciencia está más allá de la gramática; radica
en el estudio de las raíces, para aislar y explicar cada uno de
sus componentes, a fin de poder seguirlas en su evolución hacia
la constitución de los diversos idiomas. Este estudio nos dará
su ley, como la gramática comparada nos diera la suya » (p. 121)
Y efectivamente, el A., llevando el análisis hasta el extremo
non plus ultra, no aisla sólo a las sílabas, sino a las letras, y no
atribuye un valor determinado o determinable sólo a cada vocal,
sino también a las consonantes. Verdad es que el guaraní se
presta mucho para sostener— siquiera en parte— esta tesis; tan-
to, que el A. cree poder afirmar que « las verdaderas raíces del
idioma son las vocales y las consonantes. En este concepto, los
diferentes acentos pueden ser considerados, a veces, como raí-
ces » (p. 333) . Y agrega que «'este trabajo de análisis, hasta
llegar a las células, por decir asi, del idioma, no se ha hecho,
sino hasta las llamadas raíces, que no son sino conglomerados
557 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE II. N. 6
radicales, que nadie ha disuelto para el examen » (194). Pues
este proceso formativo del guaraní no es para el A. un fenóme-
no aislado, « es un sistema, que con variantes leves o grandes,
fué el de todos los idiomas; y la comprobación del fenómeno nos
dará quizá la prueba de la unidad del lenguaje humano » (p. 194)
Desde ya el A. indica numerosas similitudes entre el guaraní y
las lenguas indo-europeas. " Yo denuncio el hecho, sin ofusca-
ción, sin pasiones; noto que las raíces tan nítidas del guaraní se
encuentran transportadas al latín, con una extensión tan grande,
y a veces empleadas con una exactitud tan manifiesta, que exige
de los sabios la necesidad de desprenderse de prejuicios, para
iniciar una nueva era en los estudios filológicos...» (264). El
A. insiste en que la « evidencia de las similitudes, y a veces de
las identidades de las raíces >» del guaraní con las de los idiomas
indo-europeos, y otros más, « ahí está, inconmovible, desmintien-
do a la filología de las familias cerradas en lingüística " (ibid).
Es indudable que si la tesis del A. es admitida, la teoría
monogenista resultará notablemente reforzada, para no decir
definitivamente comprobada. Tan notable analogía en el proce-
so de la formación de los idiomas, no podría ser sino la conse-
cuencia de iguales analogías anatómicas y espirituales. En cam-
bio, las relaciones insospechadas descubiertas o para descubrir
según el método del A., perderían mucho de su valor indicativo
de migraciones y relaciones de los pueblos entre ellos.
Las interrupciones causadas por la guerra mundial no nos
han permitido conocer exactamente la acogida que la obra del
Dr. Martínez ha tenido en el mundo científico. Las Academias
son más bien conservadoras y suelen rechazar fácilmente las
tesis revolucionarias; lo cual no quiere decir que siempre tengan
razón, pues no pocas veces han tenido que aceptar lo que antes
habían rechazado. Lo que nos parece indudable, es que esta
obra es de las que se imponen a un serio y detenido examen, y
que si hay algo absolutamente inadmisible en este caso, es todo
juicio a priori o precipitado. La dificultad práctica está en que
ese examen exige, a la vez, una preparación filológica indiscuti-
ble y un conocimiento perfecto y minucioso del idioma guaraní.
El segundo punto de vista, desde el cual debemos consi-
rar esta obra, es el del estudio especial de la lengua guaraní.
BERTONl: BIBLIOGRAFÍA 558
A este respecto nos cabe decir que esperamos ansiosamente el
juicio del Dr. Manuel Domínguez, por la indiscutible autoridad
de este autor en la materia, y por su especialización en el estu-
dio de capital importancia de las raíces guaraníes. La obra del
Dr. MARTÍNEZ no es de aqiaellas que se pueden analizar dentro
de tan breve cuadro. En nuestro trabajo La Lengua guaraní
como Documento Histórico, ya hemos indicado algunas de las
ideas generales del A. (p. 444), que tuvimos el placer de ver
concordar, en varios puntos, con las que nos habíamos permiti-
do exponer. No lo repetiremos.
Conviene el A. en la admirable inalterabilidad del gua-
raní a través de los siglos, y considera a este idioma infinita-
mente más antiguo que los indo-europeos (336). En su for-
mación, reduce a muy poco el papel de la onomatopeya, que
« para, es rara en guaraní » (227). En cambio « todo el lengua-
je es metonimia, y hasta la onomatopeya está reducida a meto-
nimia » (333) , . . . que es una forma de metáfora.
Y lejos, muy lejos de negar al guaraní capacidad para las
abstracciones, afirma que «toda raíz y cada radical — como la
metonimia que rige su formación — son abstracciones; todo el
lenguaje está hecho de abstracciones; y toda raíz y todo radical,
son nociones abstractas ... Por esta razón, el concepto radical es
aplicable a concretos diferentes, siempre que todos ellos pro-
cedan de, o contengan, el mismo elemento abstracto» (p. 333).
Creemos que este es uno de los puntos más luminosos de la
obra.
Saldríamos del cuadro, al querer bajar a los detalles. Por
otra parte, creemos que no nos corresponde hacerlo. Sin em-
bargo, precisamente la importancia trascendental de la obra es
la que nos hace desear que un estudio crítico minucioso sea
hecho de ella, con el fin de depurarla de los inevitables errores
de detalle, y quizá de algún concepto discutible. Si nos es
permitido indicar — por nuestra modesta parte — algún defecto,
diremos que el A, seguramente hubiera sacado ventaja de
tener más en cuenta el idioma actualmente hablado de los Indios
Guaraníes, y algunos dialectos* principales, aun del Paraguay
cristiano, así como las ideas de los Guaraníes puros que aún
podemos consultar.
559 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N. 6
Verbigracia, el idioma puro aludido, o algunos de esos gran-
des dialectos, no están muy de acuerdo con las interpretaciones
dadas por el A. de ciertas voces o raíces, como « héé" » (p. 171);
« tóroró », o mejor « chororó " (p. 227) ; « miri' », no diferen-
te de « míní' « (p. 266) ; « suirirí «, simplificación dialectal de
« thíi-rirí » ; así como del supuesto concepto o valor de la h
del verbo " hó » (p. 153), letra moderna, pues el Indio pro-
nuncia ó puramente, y o' ó la tercera persona, así como á, la
partícula pronominal, que no es ha; y de la supuesta consonante
y (p. 186), en realidad tomada del dialecto andaluz, pues no la
hemos oído de ninguna tribu guaraní; y del valor y supuesto
origen de la vocal característica naso-gutural « ih » (p. 177),
que es base de la dulce voz con que la madre india llama a su
niño (« gwihri' », de donde el dialectal brasileño moderno gurí),
y de la expresión más tierna, dulce y compadeciente que el Gua-
raní sepa emplear, al recordar dolorosamente a los seres más
amados y perdidos, o al verse a sí mismo abandonado en la des-
gracia: ¡ amihri' !
En la actitud descrita por el A. al establecer la génesis
de la naso-gutural « ih » - aparte cierta exageración, hasta
cierto punto necesaria para que comprendan los no iniciados —
no deja de haber realidad. Pero estamos seguramente ante
uno de esos casos en que los mismos órganos son llamados directa
o indirectamente a expresar sentimientos muy diversos y hasta
opuestos; como, verbigracia, al besar a un ni-ño que idolatramos,
apretamos los dientes como si fuéramos a morderlo.
El A. tiene la enorme ventaja de una posesión práctica
perfecta del idioma, cuando menos dentro de los Hmites dialec-
tales del guaraní actual de Corrientes y de una parte del Para-
guay. Su estudio es concienzudo.
No nos corresponde juzgar de sus procedimientos; pero
son metódicos. No sabemos si su plan le llevará a un completo
triunfo; pero ese plan es armónico; y es grandioso en sus concep-
tos esenciales y hasta en su atrevimiento. Y creemos que con
todos los defectos que pueda tener — y que inevitablemente
debe de tener — la obi'a del Dr Martínez es de aquellas que
ningún estudioso de la filología guaraní podrá dejar de tomar en
seria cuenta.
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 560
SAMTAIO, Dr. "ÜHEODORO: Os ü\Caturalistas
'Viajantes dos Seculos XVIIJ & XIX e o T^rogresso da
Ethnographia indígena do ^rcsil — Rjio de Janeiro 1915,
in « R^ev. do Inst. Histórico e Geogr. Brasileiro », to-
mo especial.
Como varias otras obras del maestro brasileño, ésta revis-
te una importancia especial para nosotros, sobre todo en ciertos
capítulos. Tesis oficial del primer Congreso de Historia Na-
cional del Brasil, su ilustre A. dedica en ella una parte prefe-
rente (p. 565 a 580) al estudio de la dificilísima y seductora
cuestión de las inscripciones antiguas — o litóglifos y pictografías
que llamar se quieran — de las cuales reproduce buen número.
Los pueblos que llegaron en la América del Sud — dice
el A. — no poseían escritura o signos gráficos para la trasmi-
sión del pensamiento; los de la América Central y Méjico, sí;-
« la escritura ideográfica existía entre esos pueblos, y no se
puede negar, con serio fundamento, que los reflejes de tales
pueblos más cultos hayan alcanzado al valle del Orinoco, a las
Guayanas, y por éstas al Brasil » (p. 566). La creencia en un
verdadero Genio del Mal parece haber tenido el mismo origen,
lo que explicaiía —agregamos nosotros— el hecho que fuera casi
universal entre los Guaraníes del Norte, mientras no existe,
propiamente, entre los del Sud que conocemos; pero aquella
influencia no pudo ejercer efectos en esta región del Sud de
« Guáranla », para la cual, el A. tampoco la indica.
El sabio A. ensaya — en varias lámmas — una catalo-
gación sistemática de los signos, primer paso a la ansiada clasi-
ficación, sobre el mejor camino para acercarnos — sino llegar —
al desciframiento. Obra difícil, que exigirá mucha sagacidad
y un gran conocimiento práctico de la vida del Indio. En el
texto, el A. ensaya la interpretación de varios signos, y nos
es grato decir que la averiguación directa, hecha en esta región,
confirma la interpretación de algunos de ellos.
Varios etnógrafos brasileños, o exploradores del Brasil,
han dado en atribuir, buena parte siquiera de los glifos y picto-
grafías del Brasil, a pueblos TapuycLs {tapihihia), lo que el A.
parece admitir. Sin inscribirnos, de una manera absoluta, en
561 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE I!. N. 6
contra de esa opinión —pues al respecto de algunas de las muy
numerosas naciones tapuyas puede ser bien fundada — nos per-
mitiremos observar que ciertos hechos importantísimos no la
apoyan, o la desvirtúan como tesis general. Así, verbigracia,
el fado de que parecidísimos glifos se han encontrado en estas
regiones, sud-brasílica, platina, paraguaya y boliviana, donde
los Indios distinguen y saben bien lo que es Tapuya, y no die-
ron nunca este nombre a nación que fuera de raza guaraní.
En el Brasil Central y Oriental hubo seguramente confusión
en la aplicación de este nombre. Consta que los mismos Tupi-
nanibá lo dieron hasta a los Blancos (Tapuya-tinga). Y los
modernos autores brasileños no están de acuerdo en el deslinde
de Tapuyas y No-Tapuyas, llegando algunos a admitir, entre
los primeros y a sabiendas, naciones de raza guaraní reconocida.
Más aún: algunos autores llegan a dar el nombre de Tapuya a
los mismos Tupiná\ o Guaraníes del Brasil llamados Tupi por
muchos escritores de ese país y de allende los mares; tanto que
el P. C. TATEVIN llama tapihiya a la lengua (guaraní) cuyo
vocabulario y gramática publicó no ha mucho. Para aumentar
la confusión, se presenta el hecho de que siendo las verdade-
ras tapuyas naciones siervas, o dominadas, y aun esclavas, como
lo indica claramente el nombre tapihíhia — ]os Tapuyas forzo-
samente recibieron mayor o menor influencia guaraní, llegando
alguna de sus naciones a adoptar casi completamente los usos y
creencias guaraníes, como vemos en el ejemplo actual e indiscu-
tible de los Chañé de Bolivia. De manera que si, de facto^
naciones tapuyas han dejado inscripciones como las guaraníes,
o han sepultado a sus muertos dentro de los grandes yapepó o
ihgasava como los Guaraníes, estos hechos pueden ser conside-
rados como consecuencias necesarias de un hecho histórico
general.
Tratando de interpretar su sentido general, el A. llega
a la conclusión de que las inscripciones son, generalmente, fune-
rarias (p. 573). Varios datos que el A. recuerda, o él nos
proporciona (como los de p. 565), son pruebas evidentes de que
esa interpretación es la que cabe para buen número de casos. De
que quepa en general, debemos admitirlo por lo que correspon-
de al Centro y Norte del Brasil, en homenaje a los datos y al
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 562
conocimiento acabado que el A. tiene de esas regiones; empe-
ro, para estas del Sud y Bolivia, lo dudaríamos, si a éstas se
quisiera extender, lo que el A. juiciosamente se abstiene de
hacer. Buena parte de las naciones a que aludimos no tenían
necrópolis ni cementerios aislados; enterraban, y entierran
todavía, sus deudos y allegados en la propia aldea, entre las
casas y aun dentro de éstas (1). Y de las inscripciones que
conocemos, las principales se hallan lejos de todo resto de en-
tierro funerario.
Este último dato — que consignamos únicamente con el
fin de que la interpretación de las ideas del A. por nuestros
estudiosos sea justa — no infirma de ninguna manera, y por lo
contrario en parte confirma, la conclusión a que el Dr. Theodo-
ro SAMPAio llega (p. 580), que las inscripciones lapidarias « son,
y sólo por excepción dejan de serlo, un medio gráfico de que esa
gente se servía para señalar sus jacet o necrópolis, y muchas
veces para perpetuar los nombres de aquéllos que por sus obras
y estimación más se distinguieran ». Y es evidente, como dice
el A., que « estudiadas así, a esta luz, con la debida prudencia
para no incurrir en el vicio de fantasía, las inscripciones lapi-
darias han de tener valor en la etnología indígena, llegando a
ser más acreedoras de nuestro respeto » (p, 580).
Por fin, la tercera parte de la obra es una magistral des-
cripción etnográfica del Brasil, tan rica de datos y tan conden-
sada, que un análisis de ella sería muy largo; y como nuestra
etnografía está íntimamente ligada a la de ese gran país, su
lectura, o mejor dicho, su estudio, es para nosotros del mayor
interés. Tal vez sea que lo que sucediera en nuestras regiones,
y lo que aún observar se pueda en el Alto Paraná, Sud del
Brasil y Bolivia, ayude a practicar poco a poco un deslinde
completo entre Tapuyas verdaderos y titulados Tapuyas, de-
siderátum que evidentemente no se ha realizado sino en parte.
(1) « Porque nosotros siempre amamos a nuestros pobres queridos ex-
tintos, y no queremos olvidarlos nunca; no como vosotros, que queréis olvi-
dar a los vuestros, y por eso los lleváis a enterrar muy lejos de vosotros »,
como nos dicen los Indios, y poco más o menos decían los « Chiriguaná » a
E. NORDENSKIOELD (ver « La Vie des Sauvages dans le Chaco ») .
563 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
FREITAS, JFFONSO J¡. DE - : T>istribuigao
Qeographka das 'tribus Indígenas na época do descohrimento, in
« Roev. do Inst. Histórico Brasileiro, tomo especial, Rj)io
de Janeiro 1915.
Nuestro estricto cuadro no permitiéndonos analizar sino
las partes que interesan directamente a la Antropología del
Paraguay, nos limitaremos a la parte que trata del origen y mi-
graciones de la raza guaraní.
Es el problema más arduo de la prehistoria americana,
pues los datos son escasos, a veces vagos y de variable interpre-
tación; estamos casi reducidos a simples hipótesis y la hora en
que se podrá sintetizar con alguna seguridad parece aún leja-
na. Por eso mismo es interesante conocer las ideas de todos los
que creen haber podido rasgar el velo.
El A. — contra la mayoría de los pareceres — es decidi-
do partidario del autoctonismo americano, que ya sostuvo en
una publicación anterior (Revista do Inst. Hist. de Sao Paulo,
vol. XIV, 1909), pero sus ideas difieren casi completamente
de las de Fl. Amechino, a cuyas teorías no hace alusión en este
escrito. « Creemos que los primitivos Brasileros vienen de dos
troncos distintos, uno de los cuales, autóctono, tuvo por cuna
el divortium aquarum de las cuencas del Plata y del Amazonas;
y el segundo, el tupí-guaraní, descendió en tiempos inmemoria-
les de la altiplanicie boliviana, al este y al sud del lago Titica-
ca (p. 493), .... en esa alta llanura que, desde las cabeceras
más remotas del río Madeira, se alargaba hacia el noroeste
hasta el lago Titicaca y las cabeceras del Beni » (p. 495).
Pero no admite el origen polinesio de este último, y parece darlo
por autóctono también.
Al primer tronco, que llama Homo hrasiliensis, el A.
asigna remotísima antigüedad y le supone terciario. Tiene su
representante prehistórico en el hombre de Lagoa Santa, y
su representante actual en los Aimoré o Botocudos. (Como
se ve, corresponde a la raza dolicocéfala americana, en la cual
tenemos que incluir a los hombres de los Sambaquíes y a los
más antiguos de la Pampa; raza que — si debemos atenernos a
lo observado de facto y a los hechos concretos, eliminando toda
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 564
conjetura u opinión no fundada en hechos — debemos tener por
autóctona, mientras nuevos descubrimientos concretos no ven-
gan a comprobar otro origen).
El A, cree que el choque entre las dos razas no se pro-
dujo sino en épocas relativamente recientes. El movimiento de
expansión habría sido simultáneo. El resultado fué una amal-
gama, de la cual surgieron los ascendientes de las naciones actua-
les del Brasil Central que hablan lenguas diversas de la guay^ani.
El A, insiste en la gran diferencia de cultura que existía
entre esos dos troncos. Los hombres del primero — no obstante
su antigüedad — no habían evolucionado mayormente « Sus
usos y costumbres tocaban a la raya de la irracionalidad. Afir-
ma un antiguo cronista que la antropofagia por alimento era en-
tre ellos de uso corriente .... No siendo ni agricultores ni pasto-
res, no sentían la necesidad de fijarse en determinados puntos.
.... De la eterna dualidad del Bien y del Mal, solo creían en la
deidad maléfica .... De Dios no tenían la mínima noción ...No
practicaban el culto de los muertos y desconocían la inmotalidad
del alma, lo que en parte disculpa (y explica) el vicio de la an-
tropofagia» (p. 495).
Los hombres del tronco guaraní eran mucho más adelanta-
dos. « Guerreros por necesidad, inventaron armas agresivas y
defensivas ». Hábiles navegantes, construyeron embarcaciones
cuyo tipo adelantado se conserva y persiste. Eran agricultores
y conocían varias industrias. No tenían culto religioso, pero
creían en la existencia de un Poder superior que llamaban Tu-
pán, así como en la inmortalidad del alma, y mantenían un cul-
to a los muertos. « En cuanto a la propiedad, habían llegado a
la forma del perfecto y completo , comunismo, que la organiza-
ción social de los pueblos ultra-civilizados modernos está todavía
muy lejos de alcanzar; ... La antropofagia, desconocida entre los
Guaraníes, fué introducida en sus hermanos, los « Tupís »> por
el contacto de éstos con los autóctonos; empero, nunca constitu-
yó un hábito, sino una ceremonia de guerra, en que, por vengan-
za, devoraban a los prisioneros», (496-497).
El A. admite que, como consecuencia de tamañas diferen-
cias, los autóctonos « vencidos, pero no totalmente absorbidos,
se fundieron con los invasores Tupí-Guaraníes adulterando las
565 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N ó
costumbres de estos vencedores, por la barbarie de sus propias
costumbres «. De donde un retroceso de la cultiuu guaraní. (494)
En cambio « hubo la relativa ventaja de que, al fundirse con los
autóctonos, los Guaraníes los modificaron y mejoraron con la di-
fusión de su sangre y con la práctica de sus hábitos incontesta-
blemente más blandos y humanos (497) .
En cuanto a las rutas seguidas por los pueblos guaraníes,
el A. indica una en el Norte, por los valles del Tapajóz, del Ara-
guaya, del Tocan tins y del San Francisco; otra para el Sud, des-
cendiendo los ríos Paraguay y Pilcomayo, donde se bifurcaría,
siguiendo una parte hacia Corrientes, el Plata, el Uruguay y el
Sud del Brasil hasta Cananéa; mientras otros pueblos penetra-
ban hacia el este por las tierras del Brasil, hasta dar con el mar
en las bajadas de Paranapiasáva, donde de nuevo encontraron
contacto con sus hermanos del Sud. Hipótesis en parte muy
diversa, y en parte absolutamente opuesta a la de Martius.
Agrega el A. que los pueblos que siguieron estas últimas
dos rutas, conservaron inalteradas sus costumbres y la pureza
de su lengua, « por la razón principal de no haberse mezclado
con ninguna otra raza. Son los conocidos hoy todavía bajo la
denominación genérica de Guaraní ». « La antropofagia era
desconocida entre ellos «. Su índole, sin dejar de ser enérgica,
era bondadosa y apacible. « Para que se lanzasen en luchas fra-
tricidas de exterminio, fue menester que el Europeo conquista-
dor interviniese, sirviéndose de ellos como instrumento para la
satisfacción de sus odios y de sus intereses mercantiles » (498) .
MORENO, T>r. FULGENCIO % : Cuestión de
Límites con ^alivia; cAsunción 1917, 2 vol.
De esta notable obra — publicación oficial del Ministerio
de Relaciones Exteriores, sobre las negociaciones diplomáticas
con respecto a la cuestión de límites Paraguay-Bolivia — no nos
corresponde hacer referencia sino a la parte etnográfica. Pero
esta es importantísima.
Se puede decir que todo el segundo volumen es un verda-
dero tratado de etnografía de la vasta región situada entre el
Río Paraguay y las Cordilleras Preandinas, y entre los paralelos
159 y 22? aproximadamente. Hasta ahora no se había reunido.
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 566
coordenado, estudiado y comentado igual copia de documentos
de las épocas pasadas, al respecto de la etnografía de esa inmen-
sa región. El servicio que el A. ha hecho a la ciencia etnográ-
fica es muy grande, mucho más de lo que, al parecer, él se figura.
Aquellos documentos constituyen una mina casi inagotable para
los variados futuros estudios.
Pero el A. no se ha limitado a eso: ya nos presenta un es-
tudio hecho, general y especial, metódico, concienzudo y expues-
to con toda la claridad que tan intrincado tema permite. Con
un espíritu crítico tan penetrante como reposado y prudente, ha-
ce desvanecer no pocos errores, rectifica otros puntos, pone de
manifiesto más de un hecho nuevo o ignorado, e indica, median-
te un análisis comparativo minucioso, las contradicciones apa-
rentes o reales, los puntos que permanecen obscuros, o la solu-
ción feliz. Buen número de exposiciones gráficas facilitan la
comprensión. La disposición tipográfica es perfecta.
No analizaremos esta obra, muy conocida ya entre noso-
tros; deseamos que lo sea igualmente en el extranjero, y sobre
todo la recomendamos a los cultores de la Etnografía geográfi-
ca e histórica. Sólo sentimos que — como en general las publi-
caciones oficiales sudamericanas (contrasentido e inconveniente
que urge ser remediado) no sea fácil su adquisición para todos.
OUTES, FÉLIX F. : (SI Trimer Hallazgo arqueo-
lógico en la Isla ¿Martín Qarda. In (( cy4.nales de la Soc.
Cientif. cylrgent. », Buenos Aires 1916, vol. 82^ entrega
V-VI.
Esta Memoria— publicada en realidad en 1917— es de muy
notable importancia para el estudio de la difusión de la raza
guaraní en el Rio de la Plata, cuestión muy debatida, pero ge-
neralmente con argumentos de poco peso. Y el A. trae uno del
mayor peso: es el descubrimiento de los primeros objetos arque-
ológicos hallados en la Isla de Martín García, piezas de alfarería
principalmente. Contra la opinión de otros arqueólogos, atri-
buye éstas a los Guaraníes, por la semejanza notable que el A.
halla entre tales piezas y las halladas por nuestro llorado amigo
567 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
J. B, Ambrosetti (1). Este último - como con justicia el A,
i'ecuerda — ya había vinculado sus hallazgos del Alto Paraná
Medio con los anteriores del Delta de Buenos Aires.
Tenemos el placer de asegurar al ilustrado A. que al
referir sus hallazgos a los pueblos guaraníes del río Paraná, an-
dubo perfectamente acertado. Las piezas que él publica, las
principales sobre todo, que son las pintadas sobre fondo blanco,
de las fig. 9 (N9 484»), de curvas sigmoides) y 10 (N9 22789),
son tan idénticas a otras de mi actual colección (exhumadas de
varios puntos del Alto Paraná Medio), que se diría que son su
reproducción fotográfica. El estudio del material colorante em-
pleado, comprobará muy probablemente que era importado del
Norte, donde sólo pueden prosperar, por ejemplo, las Diocha
{reflexa y lasiocarpa) , con cuyas gruesas semillas se hacían
los fondos blancos y lustrosos,
OUTES, FÉLIX F: ü\Cuevos ^lastros de la Cultura
Quaraní en la Cuenca del Paraná Inferior. In «chínales
Soc. Cient. c^lrg.», vol. 85^ p. 153-182, Buenos cAires 1918
En otro punto del Delta del Río de la Plata, recoge el
Sr. Enrique de Garles importantísimos materiales que « no
sólo permiten al A. ampliar sus observaciones anteriores, sino
también reafirmar sus inducciones sobre la procedencia cultural
de esos restos ». Esta vez el resultado es « decisivo. En am-
bos complejos los procedimientos tecnológicos observados para
preparar y modelar las alfarerías son los mismos; la forma de
los vasos es semejante; los grupos ornamentales denotan una
completa unidad tecnológica y estilista; y la semejanza tipológi-
ca es absoluta . . . Dicho paralelismo se presenta con tal perma-
nencia, que extremando el análisis, pienso se obtendrán los mis-
mos resultados; desgraciadamente esa comprobación final no
puedo verificarla, pues las investigaciones realizadas en los yaci-
mientos aludidos (del Alto Paraná Medio, por otros estudiosos)
distan mucho de ser sistemáticas y las publicaciones a que die-
ron lugar apenas comprenden vagas descripciones generales.
(1) Y yo mismo, que le acompañé en algunas excavaciones y le cedí
algunas ollas funerarias y piezas anteriormente exhumadas en Yaguasapá,
donde yo vivía.
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 568
complementadas, a las veces, con una información iconográfica
insuficiente » (p. 182).
Esperamos que estos últimos inconveniestes desaparece-
rán en breve, con nuevas publicaciones. Aseguramos al A.
que, entonces, el análisis confirmará sus deducciones de la
manera más completa. Pues sus descripciones metódicas y
exactas y la buena ilustración gráfica de su publicación, nos
permiten asegurarle que hay completa identidad entre las pie-
zas del Delta que él estudia y las correspondientes de nuestra
colección. A notar, por lo raro, una hermosa hacha, pertene-
ciente al tipo neolítico clásico europeo; es la verdadera hacha
guaraní, casi idéntica a la de nuestra colección (que sólo difiere
por el color obscuro) , y la segunda hallada, creemos de esta
nación, que tempranamente había adoptado la de acero de los
conquistadores, y la de hierro o de acero que ella misma trató
de forjar.
Estas interesantísimas publicaciones del ilustrado A. nos
permite7i asegurar que una misma nación guaraní extendió su^
dominios, sobre ambas márgenes del Paraná, desde el 259 pa.
ralelo hasta el Río de la Plata. Era la de los « Paranaihguá »,
o « Paranaé », o Paranáes, cuyos descendientes formaron con
los Europeos buena parte de la población del Sud del Paraguay
y del Litoral de la provincia de Corrientes, y de la cual proba-
blemente no eran sino parcialidades, varias colectividades del
Bajo Paraná tenidas por naciones o tribus separadas.
MARTÍNEZ, BENIGNO ^.: (elementos de la Cla-
sificación y Ubicación de las 'tribus del l^ío de la Tálala; in
« Rjev. de la Univers. Nacional de Córdoba », año VI,
N9 9-10, pág. 1-52.
Buena reseña general con varios datos y comparaciones
interesantes, y la reproducción de varios glosarios. La clasifi-
cación que el A. adopta, tiene por base la distribución geográ-
fica. Además, el A. reúne un útil repertorio de datos y auto-
res. A notar una contribución al vocabulario toba, un glosario
comparado guaraní-chiriguaná-guarayú y otro del « grupo gua-
yaná » (nuestra familia kimdá).
569 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N d
Es sensible que las comparacior.es del titulado " tupí »
(dialectos ñyeengatú) con el « guararí » (dialectos avañyeé')
— pág. 5, 41 y 49 — sean defectuosos, por el número elevado
de errores de transcripción o de imprenta que los varios auto-
res, o los copiadores, han dejado pasar; varias palabras resultan
desfiguradas, y esos dos grupos de dialectos, resultarían mucho
más diferentes de lo que en realidad son.
También por deber indicar que la ubicación de los Guaya-
kí es fantástica, aunque el A. no tenga la culpa, pues admitió
como serios los datos presentados al respecto por Ramón Lis-
ta, autor a quién no negamos seriedad, pero que anotó como
evangelio y sin selección todo lo que le decía un famoso cice-
rone que no quiero nombrar, pero que pretendiendo conocer
« palmiO por palmo » (era su expresión) todo el Alto Paraná,
se le colgaba como indispensable a todo explorador, o tourista
de nota, y le endilgaba a chorro continuo cuanto él había real-
mente visto o creído ver — pues ciertamente había viajado mu-
cho—pero sazonado eso con lo que le dictaba su imaginación
« meridional » y su anhelo de nunca dejarse agarrar en falta,
por más desconocida que fuera la cosa que se le preguntaba.
BovE, GoDio y algunos más incurrieron en varias inexactitudf^s
por la misma causa. No hablo de Adam Lucchesi, modesto
explorador que también muchos datos diera a los nombrados
autores, pero quién jamás hubiera dicho que los Guc^yakí viven
entre el Mondaíh y el Guaihrá, y en Misiones; pues aquella co-
marca es la sola de la región del Este del Paraguay donde fal-
ten, y en territorio argentino jamás hubo un Guayakí.
COLMAN, NARCISO %: Ocára Toty. {Cantares
de T^osicrán). Con un apéndice que contiene producciones
poéticas de otros bardos Guaraníes. Un vol. de 150 p.,
o4sunción 1917.
En un primero y feliz ensayo de antología guaraní.
En los medios no versados en estas disciplinas científicas,
es frecuente el creer que el estudio de una lengua implica y exi-
ge necesariamente un conocimiento práctico perfecto de la mis-
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 570
ma. De allí que se nos haga el honor de pedirnos un juicio al
respecto de una obra guaraní de carácter literario. El estudio
científico de un idioma, y el aprovechamiento de éste en el cam-
po literario, o en el uso vulgar, son cosas muy distintas. Lu-
den Adam, que dictó la primera gramática guaraní comparada
y Platzmann, que publicó varios vocabularios de esta lengua,
no podrían seguramente conversar con un campesino paraguayo.
Es el caso del albañil que maneja con destreza los ladrillos,
que se caerían de las manos inhábiles del arquitecto. La
literatura plana a mayor altura, pero igualmente alejada de la
Ciencia.
En el buen poeta hay dos personas: el artista y el
psicólogo; el primero descubre las armonías del decir y llega a
la música de la palabra; el segundo descubre las intimidades del
corazón humano y llega a la palabra que las hacen comprender.
Ambas obran lejos del campo estrictamente científico, que para
ellas estaría sembrado de enojosos obstáculos. Y nosotros, para
conocerlas, nos vemos obligados a salir del nuestro. Feliz-
mente, tenemos un medio a nuestro alcance: el análisis; es mu-
cho m.ás demorado; pero él también, presenta algunas ventajas,
como la de ser más razonado. Y ese análisis nos ha persuadido
de que ambas personas existen en el Autor, y netamente carac-
terizadas. Esto explica el favor que sus poesías han encontra-
do en el público. En ellas, la armonía de la palabra adorna a la
del sentir. El recurso mágico del guaraní — sistema filológico
más único que raro, que posee en potencialidad miles de pala-
bras jamiás consignadas en ningún léxico, y posibilidades infinitas
de formar cuantas se necesiten, aun para expresar lo que jamás
se ha expresado, y siempre de una manera tan precisa y clara
que todos han de comprender — ese recurso sabe aprovecharlo
el A. magistralmente. Es uno de los secretos de su éxito.
Pero el otro factor esencial está seguramente en la elevación y
delicadeza sentimental, en la ternura de la expresión y en el vi-
gor de la pintura, realista sin trivialismos, que revelan en el
A. un alma verdadera y profundamente poética, que vibra
como sabe vibrar el alma guaraní, al unísono de la silvestre na-
turaleza en que tan felizmente vive; naturaleza virgen y lozana,
pródiga de favores, de infinitas bellezas y dulces armonías, en
571 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS SERIE I!. N. 6
la que el espíritu no se educa en el egoísmo, ni para ingratas
luchas materiales, sino para una vida moralmente sana, en el
bien de todos apaciblemente conquistado, y en el amor bajo to-
das sus formas pero sin enfermizos arrebatos. En parte se
debe al medio ambiente, si — como escribió al respecto autoriza-
da y conocedora pluma — « en los cantares de nuestra tierra
hay más estructura de alma, esa flauta interior que si no gime
canta, pero que siempre es alma, más lirismo, más sinceridad y
representación ética, que en el cosmopolitismo consonante de es-
ta Europa sin alma y sin corazón » (Federico García). Juicio
éste algo severo para una parte, pero esencialmente justo en
cuanto se refiere al alma guaraní. Mas ¿ quién interpreta a
esta alma ? El avisado psicólogo seguramente; pero nadie me-
jor que el buen poeta; y Narciso R. Colman, consagrado buen
poeta por los entendidos, tiene evidentemente cualidades natu-
rales de psicólogo.
No quisiéramos terminar indicando una nota discordante:
la ortografía. Es verdad que el A. no tiene la culpa, si cul-
pa hay, sino su editor y comentador, nuestro muy estimado
amigo Don Rufino A. Villalba, laborioso y distinguido perio-
dista, cultor muy activo de la lengua guaraní, pero llevado por
su reconocido y fuerte espíritu de independencia a ser poco ami-
go de convenciones. En otro trabajo, nos permitiremos volver
sobre este punto. Si aquí nos permitimos una observación, es
en el interés del A., quién seguramente no ha pensado en la
importancia de su obra como documento lingüístico, y por ende,
para los especialistas extranjeros.
Y nuestro poeta, que nos hizo el honor de pedir nuestro
modesto parecer ¿ quiere permitirnos un consejo ? La poesía, en
todos los países, es conservadora celosa de las más puras y ele-
vadas formas del lenguaje, tanto que lo más corriente es que
no sea fácilmente comprendida por el inculto vulgo. ¿ Porqué,
en este país también, no trataría de salvar tantas expresiones
felices que se van perdiendo, tomando al mismo tiempo la defen-
sa de la lengua, contra la invasión creciente de palabras extran-
jeras, rara vez necesarias ? La poesía popular, salva la de
orden muy inferior, admite también cierto clasicismo; con más
razón la de orden elevado. Evitando la exageración, un poeta
BERTONI: BIBLIOGRAFÍA 572
como el A. podría hacer mucho bien a la lengua y aumentar el
valor de su obra. En el país, miles de ancianos recuerdan to-
davía innumerables palabras y locuciones, agonizantes en sus
recuerdos. ¡ Con qué placer las verían renacer y las explica-
rían a los jóvenes ! Por lo demás, el olvido no es tan grande
como muchos Asunceños suponen; véase, al respecto, nuestro
modesto estudio: « La Lengua Guaraní como Documento His-
tórico»; una inteligente anciana de Yuty nos tradujo dos pá-
ginas de un texto, guaraní purísimo del tiempo de los Jesuítas,
con excepción de una palabra o dos. Que se pueda hacer poesías
en guaraní absolutamente puro, lo comprueba el excelente so-
neto del llorado Dr. J. A. Pane (p. 119).
Y ¿ por qué no recordar el dialecto guaireño, más puro,
más rico, armonioso, y tan paraguayo como el asunceño ? La
Academia italiana, la francesa, la española y otras más, han
aceptado miles de provincialismos cuando hacían falta. Así se
completa el vocabulario de una lengua. La cuestión de si con-
viene conservar el uso de la lengua guaraní es muy debatida
y comprendemos que haya razones en contra. Pero los que
quieren conservarlo, absolutamente no tienen sino un solo cami-
no: defender la relativa pureza del idioma y restablecer en lo
posible lo que no ha caído en completo olvido. Hombres como
nuestro poeta y su comentador, que han sabido conquistar una
situación ventajosa como cultores del idioma popular, pueden
hacer mucho en este sentido.
CUERVO-MÁRQUEZ, CARLOS: Orígenes (3t-
nográficos de Colombia; Washington 1917, en el vol. I de
« Proceedíng of the Second Pan American Scientific Con-
gress )).
Entre los trabajos de Antropología presentados a ese con-
greso ( y al de Americanistas ) , el del eminente historiador e
ilustre presidente de la Academia de Historia de Colombia, es de
los que más nos interesan, portel número y valor de los datos
referientes a los « Karai » o Caribes, cuya identidad con los Gua-
raníes ya hemos demostrado en otro trabajo. Muy brevemente
indicaremos algunas.
573 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
Los Taironas, de la Sierra Nevada de Santa Marta, ha-
brían sacado su nombre de la voz guaraní « taihra ». En el va-
lle de Upai", cerca de esa misma sierra y vecinos de los Tairona?,
vivía una tribu importante llamada Tvpi y otra, Karai.
« La mayor ^jarte del territorio de Colombia estaba ocupa-
da por tribus pertenecientes a la raza caribe » — «Preferían dar-
se la muerte antes que someterse a la esclavitud. El orgullo
europeo, despechado por no poder reducir, ni por la perfidia ni por
las armas, a esta altiva y orgullosa raza, vengaba su impotencia
pintándola con los más negros colores . . . pero guardando silencio
respecto de sus virtudes y sus grandes cualidades» (p. 301).
Lo que había de condenable en sus costumbres era " común a
todos los pueblos americanos, aun a los más cultos » — « En
cambio eran una raza valiente, intrépida, inteligente y ambicio-
sa. Su organización política estaba sólidamente constituida y
en ella se consagraban el poder aristocrático y la influencia sa-
cerdotal, el respeto a los principios y a la religión, el obedeci-
miento a las leyes y la adhesión a las antiguas costumbres. . . .
Según el testimonio de los misioneros franceses de las Antillas,
y según se desprende de las crónicas de los conquistadores de
Tierrafirme, la perfidia, la mentira y otros vicios les eran desco-
nocidos antes de la llegada de los Españoles. Las relaciones
de la conquista abundan en rasgos de heroísmos y de abnegación
ejecutados por individuos de esta raza, en la cual los afectos de
familia estaban intensamente desarrollados . . . Intrépidos marinos
en el Océano, montañeses atrevidos en la cordillera, dominado-
res de los grandes ríos, a donde quiera que les guía su espíritu
emprendedor y de conquista ... en todas partes se les reconoce
al primer golpe de vista » .... empleando « la misma táctica mi-
litar, los mismos cerrados escuadrones de los cuales decían los
Españoles que parecían « soldados tudescos o que hubieron he-
cho la guerra de Flandes »; y en todas partes la misma altivez
individual, el mismo orgullo de raza » (302).
Claro que había entre ellos tribus atrasadas, como los
Paéces, lo que el A. explica razonadamente. Pero otras ha-
bían evolucionado notablemente; los Panches, p. ej., «que se
distinguían por su organización política y social » — los de Haití,
que habían fundado « Estados florecientes » donde se pensaba
BERTONi: BIBLIOGRAFÍA 574
en « lo cómodo y bello, las poblaciones eran grandes, las habi-
taciones cómodas y rodeadas de jardines, comunicando con el
mar por medio de avenidas con plantas y con flores cultivadas
con esmero » (3G3) — muchas otras tribus del continente, los
Noanamaes, por ejemplo, cultivaban hermosos jardines que sor-
prendieron agradablemente a los primeros descubridores — los
Fijaos de la Cordillera Central, que tenían relojes solares —
los Caras, que fundaron en el Ecuador « un reino bien orga-
nizado y floreciente », el de los Scyris, que resistió tanto a los
Españoles como a los Incas.
El A. cita al P. Dutertre y demás misioneros franceses
de las Antillas, todos de acuerdo en afirmar que los Caraíbes,
a la llegada de los Europeos, eran « el pueblo más dichoso, el
más laborioso, el más feliz, el menos vicioso y el más sociable de
la^ naciones del mundo ^^ (Dutertre: Hist. Gen. de las Anti-
llas). Su sentimiento religioso, « más que aparente y externo,
era de sentido interior; se ha dicho que carecían de templos,
porque sus templos estaban en la naturaleza. Sin embargo
tenían tan arraigadas sus ideas religiosas, que su conversión
fué siempre difícil M (308).
El A. asigna al nombre Karaíve, o Karive el mismo ori-
gen que para nosotros no puede presentar dudas: pues en el
dialecto de los Caraíbes de Colombia (como en nuestros dia-
lectos del Sud) kará es el equivalente de « excelente » (o muy
diestro) y karai o kari « equivale a hombre, pero a hombre
de esta raza, o sea a hombre noble o varón por excelencia >» (304,
exactamente como en el Paraguay) .
Sin insistir en ninguna de las hipótesis anteriormente for-
muladas respecto del origen de los Karaives, el A. entra en
interesantísimos pormenores al respecto de sus migraciones, o
invasiones, desde las Guayanas o el Brasil y Antillas, por todo
Venezuela, hasta Colombia, el Ecuador, Panamá y la mayor
parte de las costas del Pacífico, desde el Ecuador hasta más al
norte del Panamá. La mayor parte del territorio colombiano y
ecuatoriano u vino a quedar ocupada por las tribus de esta raza
enérgica y vigorosa ". Hasta loe Chibchas '• cediendo terreno,
tuvieron que encastillarse en las altas mesas de la Cordillera
Oriental ». La raza conquitadora se extendió también " en to-
575 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE ii, N. 6
dos los Llanos de Casanare y de San Martín en donde aún
viven muchos de sus descendientes, conservando puros los ca-
racteres distintivos de la raza, así como en el Caquetá y en el
Putumayo .... tanto que algunos viajeros la han creído, por esta
circunstancia, originaria de la región comprendida entre el Ori-
noco y el Amazonas » (314),
Los Karaíves no se mazclaban fácilm3nte con las otras
razas, que ellos despreciaban. No obstante, la enorme exten-
sión de sus conquistas, debilitando cada vez más su fuerza nu-
mérica relativa, impuso inevitablemente ciertas fusiones con los
pueblos sometidos. Así tuvieron origen muchas tribus o nacio-
nes que el A. enumera. « Las poblaciones chibchas debieron
también recibir la influencia caribe ».
Siguiendo a lo largo del Istmo de Panamá, los Karaíves
llegaron hasta la costa de Mosquitos. Desde tiempos anteriores
dominaban a todo Venezuela. En cuanto a Colombia, « la raza
caraíbe dominaba, pues, en todo el territorio de la República,
con excepción de las mesas de Pasto y de Túquerres y de las
altiplanicies de Bogotá y de Tunja, ocupadas por los Chib-
chas »> (323) . Los restos de los Chibchas — pueblo cuyo origen
el A. registra en el Sud, con gran acopio de indicios — no cons-
tituyen hoy día la base demográfica sino en los departamentos
de Cundinamarca, Boyacá y Santander (p. 329). El A. ad-
mite que la llegada de los Españoles es la que salvó a los Chib-
chas de caer completamente bajo el dominio de los Karaíves.
"ROJAS, JRISTIDES: "Prehistoria Racional. Cari-
bes }) Quaraníes, Caracas 1917 ( Reproduc. en «Patria»,
Asunción, 1918)
En este interesante estudio del gran americanista venezo-
lano, con placer vemos confirmadas en lo esencial nuestras con-
clusiones al respecto de la unidad Karaíbe-guaraní y su civiliza-
ción, expuestas en « Prehistoria y Protohistoria de los Países
Guaraníes ». En la obscura cuestión de los primeros orígenes de
esta gran raza, el A. opina que la cuna debió estar en el Norte.
No se opone a la antigua idea de Rochefort, según el cual los
Karaíves serían origmarios de la Florida y estuario del Missisipi.
BERTONl: BIBLIOGRAFÍA 576
Pero supone que sean una rama de los Toltecas, y por tanto de
raza náhuatl. Esto explicaría sus notables cualidades de hom-
bres civilizados, en las cuales el A. insiste con acopio de pruebas.
El Caribe de la época del descubrimiento, ya es un pueblo en
decadencia, « el representante altivo de una civilización que se
hunde ". (Sería derivación de los más antiguos Toltecas).
« El estudio de los pueblos americanos revela que los Ca-
raíbes y Guaraníes tienen muchos puntos de semejanza, pare-
ciendo derivarse de un mismo origen ».
El A. lamenta con mucha razón « los males que engendró
el fatal concepto de España de suponer antropófagos a todos los
habitantes de América ». No niega que en ciertas parcialidades
caribes « el antiguo rito de comer carne humana hubiese dege-
nerado ». Pero en cambio, las « que poblaron a Venezuela, se-
gún Herrera y otros historiadores, estaban al nivel de las na-
ciones de Cundinamarca (Chibchas) y Nicaragua ».
Reconoce dos clases de Caribes. « Los C. conquistadores
de las Antillas (los «modernos» y mezclados, «karí-ná'» o kaliná,
nohis, en plena decadencia) no son los Caribes civilizadores del
Continente ». Aquéllos son los que, en la época del descubri-
miento, tenían terrorizadas a las Antillas menores, y sólo eran
mestizos de Karaíves antiguos con elementos de muy escasa
evolución. Mientras en los antiguos del Continente y costa en-
tre Cartagena y Paria, todos los cronistas vieron los descendien-
tes de una gran nación, y —como dice Humboldt — « los restos
de vastas y sabias instituciones.
La raza náhuatl que representó papel tan grande en la
historia de América— y los Nahuas primitivos, serían los proge-
nitores. « Los Caribes decían a los conquistadores españoles que
ellos descendían del Norte y que su origen se remontaba hasta
las primitivas naciones que se establecieron en el Golfo de Mé-
jico» ... Los Nahuas de Méjico serían oriundos de Florida y hu-
bieran desprendido parcialidades hacia el oeste; una de ellas, los
Cosachites emprendedores y atrevidos, vecinos de los Apalaches
al oeste del Missisipi, ocuparon un país llamado Amana, tomado
a estos últimos, y serían los ^progenitores de los Caribes de las
Antillas. Observa el autor que el nombre Amana aparece en el
Estado de Maturín, en Venezuela, y, agregamos nosotros, es voz
577 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
guaraní pura, respondiendo al concepto de mucha agua ^ inun-
dación=gran lluvia. Del Amana pasarían a las Antillas, con el
nombre apalache de Caribes. Pero los Caribes del Continente
serían más antiguos, así como eran más adelantados. Mucho
tiempo antes de la conquista española, los Nahuas habrían se-
guido (• la costa occidental de San Salvador, Nicaragua y costas
de la América del Sur; por esto Brasseur de Bourbourg deri-
va a los Caribes de los Nahuas de Nuevo Méjico y de la Florida'».
Tales serían las migraciones protohistóricas del antiguo
pueblo Karaí-Guaraní « aquel pueblo guerrero, el primero de
América y el más absorbente, altivo y amable de todos » sintetisa
el eminente americanista.
LA FIESTA DE LA RjAZA
Accediendo con el mayor gusto a una invitación del Exmo
Sr. Presidente de la « Unión Ibero-Americana, Marqués de Fi-
gueroa, pensábamos tomar modesta parte en la Fiesta de la
Raza, cuando imprevistos retardos vinieron a hacerlo imposible
para la indicada fecha. Nos limitamos por tanto a manifestar
nuestra franca adhesión a la celebración de la (.i fiesta interna-
cional del 12 de Octubre, aniversario y conmemoración del des-
cubrimiento de América » y haciendo nuestra la feliz expresión
del Exmo Sr. Presidente, hacemos también votos por que
« haya sucesivamente de celebrarse la Fiesta de la Raza como
verdadera fiesta de la Humanidad ».
La Dirección
Js
necrología
nació ^^¿6erto Á ane
El 1<) de Marzo del corriente año, en nuestra capital, caía
víctima de larga y fatal dolencia cardiaca uno de los primeros
intelectuales paraguayos, el conocido sociólogo y poeta Ignacio
A. Pane, La intelectualidad paraguaya fué unánime en reco-
nocer la magnitud de la pérdida y en asociarse al duelo nacional.
Unanimidad rara, pues el ilustre extinto había tenido también
una activa participación en las luchas políticas, en las cuales es
tan difícil, sino imposible, mantenerse constantemente alejado
de todo apasionamiento.
Profesor de sociología, filosofía del derecho, derecho pe-
nal y derecho constitucional en la Universidad, profesor de psi-
cología y de filosofía en el Colegio NI. y de literatura en la Es-
cuela Normal — autor de un tratado de sociología bien recibido
por eminentes especialistas extranjeros; de un tratado de litera-
tura en dos volúmenes; de una obra sobre los Guaraníes, en cur-
so de publicación; de obras poéticas que le asignaron uno de los
primeros puestos entre los autores nacionales; de numerosas
otras publicaciones de sociología, filosofía, derecho, etc. — Igna-
cio A. Pane fué, a la vez, un educador de rara dedicación y
abnegación, un trabajador y estudioso incansable, y sobre todo,
un autor original.
Brilló sobre todo en la sociología. Su fuerza principa-
fué haber comprendido tempranamente esta gran verdad, que
hoy día se abre camino también en el campo materialista: que
en los fenómenos sociológicos, el papel esencial lo desempeñan,
en realidad, las fuerzas psíquicas. Aceptaba la evolución spen-
ceriana, reconocía el poder de la raza; pero comprendió que los
fenómenos de la asociación humana responden sobre todo a aqué-
579 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II, N 6
Has fuerzas, y que la misma raza física debe esencialmente su
influencia a los valores psicológicos que contiene. Como conse-
cuencia, y a pesar de sus tendencias socialistas, combatió vigo-
rosamente el materialismo histórico de Marx. En esto, como en
todo. Pane no era de esos autores que adoptan un credo, o se
alistan bajo una bandera. Por el estudio imparcial, por la ob-
servación metódica y la comparación desinteresada, siempre
quería llegar él mismo a un criterio propio. Por eso, el carácter
más o menos conservador de su reformismo no le impedía ser un
renovador de ideas; contradicción sólo aparente, pues la verda-
dera sabiduría trata precisamente de poner de acuerdo la idea
conservadora con la renovadora, ambas indispensables.
Sus ideales eran de paz, amor y justicia. Su medio era la
enseñanza bajo todas sus formas, la enseñanza a la cual dedicó
toda su breve pero fecunda vida, con el amor, la constancia y la
abnegación del verdadero sacerdocio. Pocos han comprendido
como él, la gran verdad altruista que enseñar es un deber; y
tal deber lo cumplió hasta más allá de sus fuerzas. La nueva
generación le recordará siempre con respetuoso cariño, y las fu-
turas le rendirán el homenaje que mereció. Pues las dos gran-
des preocupaciones de su vida, fueron buscar la verdad y ense-
ñarla.
Sentimos muy deveras no poder escribir una biografía del
Dr, Ignacio A. Pane. Otros más autorizados lo harán. Pero
no podemos dejar la pluma sin recordar las cualidades persona-
les, y entre ellas, las más reconocidas: la honestidad y franque-
za de sus procederes y las virtudes de su vida privada. Siempre
fué leal con todos; siempre fué desinteresado y, después de
haber servido a una generación como educador y a su patria
como representante y diplomático, murió pobre.
M. S. B.
AMALES CHEMTIFIICOS PARAGUAYOS
Serie ( y volumen ) II
índice
Los trabajos principales tiencQ índices Especiales
N<^ 1 (1^ de Antropología):
Bertoni, Dr Moisés S.; «Influencia de la Lengua Guaraní
en Sud-América y Antillas»; pag. 1-120, con un índice Analítico
y un índice Alfabético.
I parte: al respecto de los nombres Guaraní, Tupí, Karaíve (Ca-
raíbe) y Tapuya, p. 3
II parte: Enumeración de 61 Dialectos Guaraníes, p. 15
IW parte: Cuadro comparativo de la Influeneia del Guaraní en las
Lenguas de la rama Guaraniana (Guaranío-Caraíbe) p. 27
IV parte: Los Caraíbes o Karaí-Guaraní en Antillas y Centro-Amé-
rica p. 68
V parte: Analogías Guaraní-Peruanas p. 101
Apéndice: Ortografía Guaraní (y clasificación fonética de las letras)
p. 105
N9 2 (6<? de Botánica);
BertonÍ, Dr. Moisés S. : La Stevia Rebaudiana, la Este-
vina y la Rebaudina, nuevas substancias edulcorantes p. 129
Del mismo: Contribuciones Preliminares al Estudio Siste-
mático, Biológico y Económico de las Plantas del Paraguay p. 135
IV Parte : Cedrela tuhiflora sp. n 135
Samuhú Blanco {Chorisia Josephinae sp. n.)... 139
Poroto Caracol {Phaseolus Bertonii Franc.) 140
Del mismo: Grami náceos de las regiones Forestales del
Alto Paraná: Enumeración p. 143
Revista Bibliográfica 167
Les Oenothéracées du Paraguay. Communication á propos d'une
critique 179
NO 3 (6P de Zoología):
Bertoni, A. de Winkelried; Contribución al conocimien-
to de los Himenópteros Diplópteros americanos (Especies y nidos
nuevos) • 184
Del mismo: Catalogo de los Véspidoe Sociales y Solitarios
del Paraguay 203
581 ANALES CIENTÍFICOS PARAGUAYOS - SERIE II. N. 6
Del mismo: Un nuevo Efégido Argentino 209
Del mismo: Contribución al conocimiento de las Tetralo-
nias Sudamericanas CCat. et spp. nov.) 210
Del mismo: Notas Entomológicas 219
I Himenópteros Apóideos 219
II „ Vespóideos 225
III Coleópteros (Acrocinus longimanus) 230
IV Hemíijteros Homópteros 230
Efecto del Cianuro en los colores 232
Del mismo: Adiciones a los Vertebrados ¿el Poraguy 233
I Peces 233
II Batracios 239
III Reptiles 236
IV Aves 239
Aves luminosas del Paraguay 242
Sobre Nidificación de los Eufónidos 2^2
Del mismo: índice Sistemático de las Aves nuevas del Paraguay
(Ver Serie I, n? 19) 245
NP 4 (7<? de Botánica):
Bertoni, Dr. Moise S. : Contribution ál'Etude Botanique
des Plantes Cultivées I Partie: Essai d' une Monographie du
Genre Ananas. Pag. 248 a 323, avec un Index Analytique et un
Index Alphabétique.
Description des especes et des varietés 250
Diagnose (modifiée) du genre Ananas 278
Des Changements Evolutifs dans le genre, et Origines des var.
cultivées. 281
Climatologie du genre Ananás 293
Raison de la Dispcsition des Feuilles chez plusieurs Broméliacées 2S8
Une espece nouvelle á' Acanthostachys 301
Clef pour la détermination des Ananás 304
Resumen y Conclusiones (en espagnol) • 310
Addenda y Emendanda 314
N9 5 (1^ de Agronomía y Biología — Con índice
Analítico ) :
Bertoni, Dr. Moisés S. : Límites de Resistencia de las Plan-
tas Tropicales y Subtropicales a las Bajas Temperaturas 324
Del mismo: La La Temperatura Mínima Secular de 1918,
Efectos. Antecedentes. Consecuencias. Determinación del
clima de Paraguay 345
Del mismo: Clasificación de las Congelaciones 392
Del mismo: La Orientación de la Agricultura Paraguaya y
ANALES científicos PARAGUAYOS SERIE II. N. 6 582
los Cultivos tropicales 394
Del mismo: La Gumosis de ios Citrus y un Nuevo Medio
Preventivo y Curativo (Estación Agron.) 408
Del mismo: Rhizoctonia subepigaea, plaga general de las
plantas y sus Remedios 422
N<? 6 (2^ de Antropología):
Bertoni Dr Moisés S. : La Lengua Guaraní como Documen-
to Histórico. Estructura; fijeza; inalterabilidad; consecuencias
para la Etimología 432
Importancia de los estudios guaraniológicos 434
Fases de la interpretación del gxiaraní 439
La Etimología guaraní (Dificultades) 446
Palabras Homográticas (de la letra A ) 451
Incorrupiibilidad del guaraní 454
Texto antiguo y Texto actual (Paralelo) 459
Bertoni, Dr. Moisés S. : Apergu Etlinographique Prélimi-
naire du Paraguay Oriental et du Haut Paraná, eu égard surtout
aux nations indiennes les moins connues. Page 466 a 544.
Avec un Index Alphabétique.
Del mismo: Los Cliiriguaná — Actual Estado de Cultura de
una Nacián Guaraní. Según un estudio del Barón Erland
NORDENSKIOELD. 545
Sampaio, Dr. Theodoro. Carta sobre civilización, pre-
historia y ortografía guaraní 552
Bertoni, Dr. Moisés S. : Bibliografía:
I Martínez, Dr. T. Alfredo, « Orígenes y Leyes del Lenguaje aplica-
das al Idioma Guaraní » 556
II Sampaio Dr. Theodoro, « Os Naturalistas Viajantes dos Seculos
XVIII & XIX e o Progresso da Ethnographia indígena do Brasil »
(Partic, la cuestión Inscripciones) 560
III Freitas, Affonso a. de — , « Distribuigao Geographica das Tri-
bus Indígenas na época do Descobr. » (Orígenes, migraciones) 563
IV Moreno, Dr. Fulgencio R., «Cuestión de Límites con Bolivia »
(Etnografía) 565
V OUTES, FÉLIX, « Primer Hallazgo Arqueológico en la Isla Martín
Garc'a ». (Artefactos guaranís) 566
VI Del mismo, « Nuevos rastros de la Cultura Guaraní » 567
VII Martínez, Benigno T., « Clasificación y Ubicación de las Tribus
del Río de la Plata » (Guayakís) 568
VIII Colman, Narciso R., « Ocára Potíh » (Antología Guaraní. Cues-
tión ortografía y pureza de la lengua) 569
IX Cuervo Márquez, Carlos, « Orígenes Etnográficos de Colombia »
(Los Karaíves) • 572
X Rojas, ArÍSTIDES, « Prehistoria Nacional. Caribes y Guaraníes »
(Orígenes, civilización) 575
M. S. B. : Necrología: Ignacio Alberto Pane 578
University ol Toronto
Library
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