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La Ciudad de Dios
LA
CIUDAD DE DIOS
REVISTA RELIGIOSA, CIENTÍFICA Y LITERARIA
DEDICADA
AL GRAN PADRE SAN AGUSTÍN
Y REDACTADA POR ALUMNOS DE SU ORDEN
CON APROBACIÓN ECLESIÁSTICA
REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
REAL MONASTERIO DE SAN LORENZO DEL ESCORIAL (MADRID)
1900
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Madrid, 1900.— Imp. de la Viuda é Hija de Gómez Fuentenebro,
Bordadores, 10.
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El
(1)
XV
La electricidad en la Edad Media.
arece extraño; pero registrando los escritos de carác-
ter científico de los hombres más eminentes de la
Edad Media, así nacionales como extranjeros, y con-
sultando á los principales bibliófilos, cataloguistas é historia-
dores de aquella época, tales como Humboldt, Pouchet,
Hoefer, Henri Martin, etc., y entre los españoles Nava-
rrete, Gallardo, Luanco, Vallín, Carracido, Menéndez Pe-
layo y otros, se adquiere el pleno convencimiento de lo po-
quísimo que, desde el siglo V hasta la aparición de Guillermo
Gilbert en pleno siglo XVI, progresaron los conocimientos
relativos á la electricidad, pudiendo asegurarse que apenas
salieron del círculo estrechísimo marcado por Plinio, el com-
pilador de los griegos, y sobre cuya Historia Natural están
calcadas, en lo que á este punto se refiere, las Etimologías
de San Isidoro de Sevilla, que tan capital influencia ejercie-
ron hasta bien entrado el período de la Escolástica.
Si el tiempo y la inmensa labor malgastados en busca del
elíxir de la vida y la piedra filosofal se hubieran dirigido á
(i) Véase la pág. 91 del vol. l.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
otros fines verdaderamente científicos, algo más hubiesen
adelantado los conocimientos relativos al magnetismo y la
electricidad. Y al cabo, la aplicación que entre otros menos
importantes se hizo del imán á la orientación terrestre y ma-
rítima, merece figurar entre ios grandes descubrimientos;
pero, en cambio, la suerte del succino fué bien poco afortu-
nada. Hasta que las experiencias de Gilbert vinieron á de-
mostrar que no eran solos el succino y algunas piedras pre-
ciosas los cuerpos que, previamente frotados, presentaban
propiedades atractivas y repulsivas, sino otras muchas sus-
tancias, como el vidrio, la resina, el azufre, etc., señalando
con esto nuevos derroteros á los fenómenos eléctricos y mag-
néticos, antes confundidos, puede asegurarse que de los pri-
meros nadie se cuidó en toda la Edad Media, y no porque,
al hablar de los segundos, se sobrentendiese la identidad
entre unos y otros, sino porque prestándose, como se pres-
taba el imán, á efectos y aplicaciones de mayor sorpresa,
ofrecía mayores estímulos para detenerse á examinar sus pro-
piedades.
En comprobación de lo dicho, véase lo que acerca del
succino ó lyncurio escribieron los genios más ilustres de la
Edad Media, empezando por San Isidoro y sus Etimologías.
En el lib. xv, cap. ív, De lapidibus insigniorum, hace la
historia detallada del imán, atribuyendo su invención al pas-
tor Magnes; y después de indicar su principal propiedad de
atraer al hierro, citando el fenómeno de atracción mediante
el vaso de plata y el movimiento de la mano (de lo cual ha-
bla San Agustín), y otros observados por los antiguos y que
menciona Plinio, pasa á tratar de varias piedras preciosas
que también presentan propiedades atractivas, tales como el
Azabache de Cilicia, el Asbestos de la Arcadia, la Hematites,
el Andró damas, «que se encuentra en África y atrae la plata
y el cobre, y triturado adquiere, como la Hematites, color
de sangre,» etc. Señala la Etiopía como patria de algunos
imanes raros, los clasifica al estilo de Plinio, y hace depen-
der su excelencia del color más ó menos azulado que pre-
sentan. Omnis autem Magnes tanto melior est quanto ma~
gis cceruleus.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD,
En el lib. xvi, cap. vin, De rubris gemmis, escribe: «El
succino, que llaman los griegos electrón, de color rojo de
cera, cuentan que es el jugo de un árbol, y por esto le llaman
succino. Mas el nombre de electrón proviene de una narra-
ción fabulosa.» (Sigue la fábula de las hermanas de Faetón
convertidas en álamos, derramando todos los años junto á las
márgenes del Erídano copiosas lágrimas de electrón, etc.) Y
continúa diciendo: «Conste, sin embargo, que este (electrón)
no es el jugo del álamo, sino del pino, pues al arder exhala
un aroma resinoso. Se cría en las islas del Océano Septen-
trional, como la goma, y se deseca como el cristal por la ac-
ción del frío ó la del calor moderado. De él hacen dijes para
adornarse las mujeres salvajes, y llámanle algunos harpaga
(garfio, arpón), por la propiedad que adquiere cuando se le
frota con los dedos, de desarrollar cierto calor vital y atraer
las hojas, las pajas y los ruedos de los vestidos, como el imán
atrae al hierro. Se le puede humedecer á voluntad, pues se
mezcla é impregna muy bien con la raíz de la ancusa y con
la púrpura. Llámase lyncurio porque resulta de la orina del
lince, endurecida por la acción del tiempo. Es rojo como el
succino, y atrae, mediante un fluido sutilísimo (spiritú), Jas
hojas próximas de árboles ó plantas.»
En el cap. xxi del mismo libro, De ferro, compara el
imán con el hierro, mejor dicho, hace notar la concordancia
que existe entre ambos, atribuyendo al imán la fuerza que se
desarrolla en el hierro, cuando éste se adhiere á aquél. Refie-
re la fábula del templo de Alejandría fabricado con piedra
imán, donde figuraba pendiente en el aire una estatua de hie-
rro sostenida por las fuerzas de atracción de bóvedas y. arcos
imanados.
En el cap. xxiv, De Electro, escribe: «Llámasele Elec-
tron, porque con los rayos del sol brilla con más intensidad
que el oro y la plata; y al sol le llaman Elector los poetas.
Este metal es el más puro de todos los metales. Se conocen
tres géneros: uno que fluye de los pinos, y se llama succino;
otro que es el que se encuentra en estado nativo, y es tenido
en gran estima, y el tercero que se compone de tres partes
de oro y una de plata, como se prueba disolviéndole natural-
10 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
mente, no importando, por consiguiente, el que sea nativo ó
artificial, puesto que uno y otro son de la misma naturaleza.
El electrón natural se comporta de tal modo, que con la luz
brilla más que todos los metales y descubre la existencia del
veneno; pues vertiendo veneno sobre él, decrepita é irradia
multitud de colores como los del arco iris.»
Por último, en el lib. xvu, cap. vn, De propris nominibus
arborum, al describir el pino, dice: «El pino, árbol que da
pez, se llama así por la terminación de sus hojas: los anti-
guos le llamaban agudo. A otro pino le llamaban Pitin, y los
griegos designaban á otro con el nombre de «có^v, que era el
que nosotros llamamos de pe^ porque pez es lo que segrega.
Mas difieren en la especie. En las islas de la Germania las
lágrimas de este árbol engendran el electrón. Las gotas que
fluyen se van endureciendo hasta solidificarse por la acción
del frío ó de un calor moderado, transformándose en piedras
preciosas, cuyo nombre indica su procedencia, esto es, succi-
no, por ser el jugo del árbol. Cuéntase que el pino beneficia
á cuanto se cobija bajo su sombra, al revés de lo que sucede
con el nogal, que todo lo daña.»
Esto es todo lo que referente á electricidad hemos encon-
trado en las Etimologías de, San Isidoro; decimos mal: en el
cap. iv del lib. xx, De potu, al definir la bebida y enumerar
las distintas clases conocidas hasta su tiempo, refiriendo
cómo entre los antiguos el vino era tenido por un veneno,
por lo cual estaba prohibida su bebida, particularmente á las
jóvenes, de igual manera que se la prohibía á las vírgenes
San Jerónimo, cita entre los diversos vinos el llamado de los
succínicos, análogo á la piedra succínica, es decir, del mismo
color rojo (i).
(i) Etimol., lib. xv, cap. iv, pág. 305. — «De lapidibus insigniorum.
Magnus lapis Indicus ab inventore vocatus. Fuit autem in India ita
primum repertus: cía vis crepidarum, baculique cuspidi haerens, cum
armenta idem Magnes pasceret: postea et passim inventus. Est autem
colore ferrugineus, sed probatur cum ferro adjunctus ejus fecerit ra-
ptum. Nam adeo apprehendit ferrum ut catenam faciat annulorum.
Unde et eum vulgus ferrum vivum appellat. Lignorem quoque vitri,
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 11
Compárense estos conceptos con los que expusimos en
el artículo XII acerca del succino, y se verá claramente que,
si aquéllos se encuentran en su mayor parte en la Historia
Natural de Plinio , las Etimologías de San Isidoro no son
otra cosa, á lo menos en lo que á este asunto se refiere , que
mera transcripción de datos conocidos. Y aún se extiende
mucho más en la narración Plinio que San Isidoro , lo cual
prueba el escaso interés que comenzaba á inspirar , desde
los comienzos de la Edad Media, el conocimiento del succino
y de sus propiedades , debido acaso á lo que tantas veces
ut ferrum, trahere creditur, cujus tanta vis est (ut refert beatissimus
Augustinus) quod quídam eumdem Magnetem lapidem tenuerit sub
vaso argénteo, ferrumque super argentum posuerit: deinde subtermo-
vente manu cum lapide ferrum cursim desuper moveatur. Unde fac-
tum est, ut in quodam templo simulacrum in ferro penderé in aere
videretur. Est quippe alius in ¿Ethiopia Magnes, qui ferrum omne
abigit respuitque.
»Omnis autem Magnes tanto melior est, quanto magis cseruleus.»
Lib. xvi, cap. vm. — «De rubris getnmist pág. 311. Succinus, quem
appellant Graeci Electrum^ fulvi caereique colorís, fertur arboris suc-
cus esse, et ob id Succinum appellari. Electrum autem vocari fabu-
losa argumentatio dedit. Namque Phaetonte fulminis ictu interem-
pto, sórores ejus luctu mutatas in arbores populos, lacrymis Electrum
ómnibus annis fundere juxta Eridanum amnem, et Electrum appel-
latum quoniam Sol vocitatus sit Elector, ut plurimi poetas dixerunt.
Constat autem eum non esse succum populi, sed pineas arboris. Nam
accensus tedae nidore fragrat. Nascitur autem in insulis Oceani Sep-
tentrionalis, sicut gummi, disecaturque ut crystallum rigore, vel te-
pore. Ex ea fiunt decoris gratia agrestium fceminarum monilia, vo-
cari autem á quibusdam harpaga, eo quod attritu digitorum, accepta
caloris anima, folia paleasque et vestium fimbrias rapiat, sicut Mag-
nes ferrum. Quocumque autem modo libeat tinguitur. Nam Anchu-
sae radice Conchylioque inficitur.
Lyncurius vocatus, quod fiat ex urina lyncis bestias tempore in-
durata. Est autem, sicut et Succinum, fulva, attrahens spiritu folia
propinquantia.»
Id. lib. xvi, cap. xxiv, pág. 321. — «De Electro. Electrum vocatum
12 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
hemos indicado, esto es, á la preferencia que al imán se otor-
gaba generalmente.
En vano se pretenderá hallar nuevos progresos en esta
materia en España ni fuera de España durante el largo pe-
ríodo de la Edad Media. San Isidoro, «el genio más porten-
toso de la España visigoda, el varón doctísimo que asombró
con su erudición al mundo, siendo la antorcha que iluminó
aquellos siglos, penetrando los rayos de su saber á través del
tiempo hasta nuestros días , y de quien se decía que el que
estudiara á fondo sus obras, podía jactarse de conocer todas
las obras divinas y humanas» (i), condensó en sus E timólo-
quod ad radium Solis clarius auro argentoque reluceat. Sol enim a
poetis Elector vocatur. Defecatius est enim hoc metallum ómnibus
metallis. Hujus tria genera. Unum quod ex pini arboribus fluit, quod
Succinum dicitur. Alterum metallum, quod naturaliter invenitur, et
in pretio habetur. Tertium quod sit de tribus partibus auri, et argenti
una. Quas partes, etiam si naturale solvas, invenies. Unde nihil inte-
rest, natum sit, an factum: utrumque enim ejusdem naturae est.
Electrum, quod est naturale, ejusmodi natura est, ut in convivio, et
ad lumina clarius cunctis metallis fulgeat, et venenum prodat. Nam
si eo infundas venenum, stridorem edit, et colores varios in modum
arcus coelestisemittit.»
Id. lib. xvn, cap. vn, pág. 335. — «Deprofiriis nominibus arborum.
Pinus arbor picea, ab acumine foliorum vocata. Pinum enim antiqui
acutum nominabant. Pinum autem aliam Pitin, aliam Graeci Trefyxtjy
vocant, quam nos Piceam dicimus, eo quod desudet picem. Nam et
specie sibi differunt. In Germanise autem insulis hujus arboris lacry-
ma electrum gignit. Gutta enim defluens rigore, vel tepore in solidi-
tatem durescit, et gemmam facit de qualitate sua nomen accipiens,
id est, Succinum: eo quod succus sit arboris. Pinus creditur prodesse
cunctis, quae sub ea feruntur, sicut nux nocere ómnibus.»
Id. lib. xx, cap. iv, pág. 3gj. — «Depotu... Sucinatium (potum)
succinse gemmae simile est, id est, fulvi colorís. — Di vi Isidori Hisp.
Episcopi Opera, Philippi II, cathol. Regís jussu e vetustis exemplari-
bus emendata. Matriti, ex typographa regia. CI3.ID.XCIX.»
(1) Discurso del Sr. Vallín, pág. 170, nota B.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 13
gías, verdadera enciclopedia que sirvió de guía á los sabios,
toda clase de doctrinas y conocimientos que la Iglesia latina
heredó del gentilismo. En lo que á nuestra patria se refiere,
«ni un momento se interrumpió durante la Edad Media ei
estudio de las Etimologías. En los tiempos más calamitosos,
en ei siglo VIII y en el IX, vive , y no sin gloria , la ciencia
española. Los muzárabes cordobeses, San Eulogio , Alvaro,
Sansón, Spera in Deo, conservan, por su parte, el tesoro de
las antiguas enseñanzas» (i).
A pesar de esto, y de que en España existía «el foco de
una civilización brillante, atrayendo la celebridad de sus
escuelas de literatura, de ciencias y artes, de sus bibliotecas,
museos y riquísimos monumentos , multitud de estudiantes
de todas las comarcas de Europa , Asia y África,» entre los
que se cuenta , en la segunda mitad del siglo X , el ilustre
monje Gerberto , después Papa con el nombre de Silves-
tre II..., forzoso es confesar que por entonces poco ó nada
progresaron los conocimientos á que aquí nos referimos, ya
sea porque , como dice muy bien Carracido (2) , cada época
tiene sus predilecciones por determinados estudios que se
atemperan mejor al espíritu reinante , ya porque «las pala-
bras magnetismo, electricidad, y las ideas que expresan su-
ponen un inmenso trabajo de concentración; no son primeras
denominaciones de unas cuantas apariencias físicas , sino
poderosas síntesis en las que se ha conseguido encerrar al
fin multitud de fenómenos en un principio esencialmente
distintos» (3). Y como, por una parte, de la propiedad atrac-
tiva del ámbar previamente frotado, no era fácil sospechar la
derivación de una ciencia que , andando el tiempo , sería el
alma de todos los progresos, y, por otra, con la piedra de
Lydia se obtenían los mismos ó mejores efectos sin necesidad
(1) Menéndez y Pelayo: La Ciencia Española, tomo n, pág. 103,.
tercera edición. Madrid, 1887.
(2) Estudios histórico- críticos de La Ciencia Española.
(3) Echegaray : Teorías modernas de la Física , primera serie,
tercera edición, pág. 139.
14 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
de previos frotamientos, á ésta, y no al ámbar, se dio ia pre-
ferencia.
Cítanse, entre otros autores de tratados de alquimia y de
piedras preciosas , á Abul Cassem Moslema ben Ahmed el
Magherity, en el siglo X, y Avenpace y Averroes en el XII;
pero todos hablan del electrón al estilo de Plinio , de San
Agustín y San Isidoro , sin emitir conceptos que revelen al-
guna novedad digna de tenerse en cuenta.
Tampoco hay grandes novedades en los autores cristia-
nos de que vamos á hablar, comenzando por los españoles.
Arnaldo de Vilanova, médico insigne y químico reputa-
dísimo, fué una de nuestras primeras glorias científicas del
siglo XIII. Se le atribuyen multitud de tratados, cuya auten-
ticidad es dudosa, y «yo añadiría, escribe Menéndez Pela-
yo (i), que los tratados alquimicos de A. de Vilanova (que
real y verdaderamente fué alquimista) son, en gran parte, y
con uno ó con diversos títulos, los mismos atribuidos á
Raimundo (Lulio), y les cogen muchas veces las mismas ra-
zones de ilegitimidad, aunque no á todos.» Por esta razón, y
porque no es de nuestra competencia resolver el litigio, nos
limitaremos á exponer sucintamente lo que hace á nuestro
caso, tomado de las obras que corren como de Arnaldo, ó
mejor dicho, á divagar sobre ellas, ya que nada de provecho
hayamos logrado encontrar, advirtiendo que de las trece que
cita Menéndez Pelayo en su Inventario bibliográfico, sólo
hemos consultado las que, á nuestro juicio, podrían intere-
sarnos.
En el proemio del famoso libro Tesoro de los tesoros y
Rosario de los Filósofos y El Mayor Secreto de todos los
Secretos, etc., escribe: «Este libro se llama Rosario por ser
un resumen de los libros de los filósofos, en el cual, Dios es
testigo, nada se ha ocultado, alterado, ni disminuido, sino
que todo cuanto ha sido necesario para el complemento de
nuestra obra, encuéntrase en él. Se divide en parte teórica y
parte práctica, y además en diversos capítulos...» Explica
el por qué de la división y la necesidad de que á la práctica
(i) Obra citada, tomo n, pág. 121
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 15
preceda la teoría, y prosigue: «He dado á este libro el título
de Rosario por haberle extractado del mejor modo que me
ha sido posible de los libros de los filósofos, y le he dividido
en diversos capítulos. Este tratado consta de dos libros, que
dividiré en capítulos por el orden siguiente.» Sigue la enu-
meración de los capítulos del libro primero, que son diez,
tods con títulos que resumen el contenido de las explana-
ciones, encaminadas, en su mayor parte, á sorprender el se-
creto de la piedra filosofal, ó más bien á revelarlo, puesto
que, según confiesa en otra parte, Dios se ha servido reve-
lárselo á él.
No obstante sus protestas de independencia de criterio y
de entusiasmo por toda innovación científica, se hace solida-
rio de todos los absurdos y ñoñeces de los antiguos, citando
como autoridades inapelables en materia de alquimia y me-
dicina, á Aristóteles y Avicena, ensalzando hasta la exagera-
ción las influencias decisivas de los astros y de algunas subs-
tancias imprescindibles para el buen éxito de la transmuta-
ción y el progreso de la medicina, y exhortando con insisten-
cia á no desfallecer en el trabajo penoso de^ las mezclas y
combinaciones y á no prescindir nunca del Sol y la Luna,
«padre y madre de nuestra medicina, porque de ellos proce-
de, combinados con su correspondiente cantidad de azufre ó
arsénico, previamente preparados» (i).
(i) «Iste namque Líber vocatur Rosarium, quod ex libris Philo-
sophorum abbreviatus: in quo, Deo teste, nihil occultum, nihil divi-
sum, nihil diminutum est: ut quidquid est necessarium ad nostri
Operis complementum, est in ipso. Dividitur autem iste liber in
Theoricam et Practicam, et etiam in diversa capitula...» «Istum autem
librum nominavi Rosarium, eo quod ipsum abbreviavi ex libris Phi-
losophorum quantum potui melius, et in diversa divisi capitula.
In ista arte dúo sunt libri quos ponam in capitula per ordinem.
CAPITULA LIBRI PRIMI
De modo generationis metallorum, cap. i.
Quod argentum vivum est medicina metallorum, n.
Quod sulphur extraneum, sive vulgi est causa imperfectionis, ni.
16 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
De electrón, succino, lyncurio, ó cosa que se le parezca,
ni una palabra. ¿No es esto ir en zaga á los antiguos respecto
de nuestro asunto?
El mismo silencio se observa en todo el libro segundo,
que se compone de treinta y dos capítulos, á cual más inte-
resantes para médicos y alquimistas, pero estéril para el es-
cudriñador de datos referentes al desarrollo de los fenómenos
de atracción y repulsión eléctricas.
Sigue á este tratado el curiosísimo Novum Lumen, en
cuyo proemio dice el autor que, «aunque desconocedor de las
ciencias liberales, perezoso para el estudio, y sin pertenecer
al estado clerical, Dios «que inspira á quien le place,» se ha
servido por su infinita misericordia revelarle el suspirado
secreto del Elíxir ó Piedra filosofal,)) secreto que, echándo-
selas de manirroto, va él á revelar á los demás. A este fin
endereza todos los artículos, dando reglas y preceptos para
llegar á sorprender el secreto que informa toda la materia
médica, y que ha de reducir considerablemente el contin-
Quod solum argentum vivum est perfectio metallorum, iv.
Quod argentum vivum continet in se sulphur suum, v.
Quod unus est lapis Philosophorum, vi.
Ex quibus extrahatur lapis Philosophorum, vn.
Quod difficile est opus nostrum in prima metallorum materia, vm.
Quid sit opus primum Philosophicum, ix.
Quid sit lapis et quo indiget, x.»
En el cap. vn: «Pater enim ejus (lapidis Philosophorum) est Sol,
Luna mater est, quia ex illis corporibus cum suo sulphure, vel arsé-
nico praeparato, nostra elicitur medicina.»
«Arnaldi de Villa Nova, Philosophi et medici excellentissimi, liber
dictus Thesaurus thesaurorum, et Rosarium Philosophorum, ac om-
nium secretorum máximum Secretum (Sacramentum, dice Menéndez
Pelayo; será errata seguramente) de verissima compositione natura -
lis Philosophiae, qua omne diminutum reducitur ad Solificum et
Lunificum.» De la colección titulada «Artis auriferae, quam Chemiam
vocant, volumen primum, quod continet Turbam Philosophorum,
aliosq. antiq. autores. Basileae, excudebat Conr. Vualdkirch, expen-
sis Claudii de Marne, et Joan. Aubry; anno Sal. CLO. LO. XCIII.»
(Existente en la Biblioteca del Escorial.)
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 17
gente de la mortalidad, prolongando la existencia en iguales
proporciones.
De atracciones y repulsiones del ámbar y demás piedras
preciosas, el mismo silencio. Huelga, pues, toda transcrip-
ción.
Sigue el tratado conocido, entre otros títulos, por el de
Flos Florum, donde enumera, analiza, mezcla y combina
todos los elementos conocidos que pueden entrar en la trans-
mutación; se jacta de haber dado con el codiciado Elíxir,
(por divina inspiración, si no ha de contradecirse), y tras
largas divagaciones sobre los escritos de los antiguos, viene
á parar á lo expuesto en los demás tratados, sin aludir para
nada á propiedades atractivas de cuerpos frotados ó no fro-
tados (i).
Sigue la Epístola sobre alquimia dirigida al Rey de Ña-
póles, en la cual parece que trata de enseñar al Rey á evapo-
rar, liquidar, coagular y solidificar sustancias, recomendán-
dole que no desmaye en la empresa, por graves que sean las
dificultades que se presenten, pues con constancia y abnega-
ción se llega siempre á sorprender el secreto, y una vez sor-
prendido, se dan por muy bien empleados todos los sacri-
ficios (2). Nada de propiedades atractivas ó repulsivas; ni
una palabra que interese á nuestro objeto.
¿A qué continuar el examen de todas las obras que se le
atribuyen, cosa facilísima para nosotros, que las tenemos á
mano, sino todas, casi todas? Con decir que ni en las titula-
das, De lapide philosophorum, Speculum Alchymire, De
origine metallorum, ni en otras que hemos tenido la pa-
ciencia de hojear, se encuentra cosa de provecho, ni que
(1) Incipit perfectum Magisterium, et Gaudium magistri Ar-
naldi de Villanova transmissum per eum ad inclytum Regem Arago-
num, quod quidem est Flos Florum, Thesaurus omnium incompa-
rabilis et Margarita, in quo reperitur veré compositio Elixir, tam
álbum quam ad rubeum componendum, videlicet ad Solem et Lunam
sub compendio declaratum.
(2) Arnaldi de Villanova. Epístola super Alchemia ad Regem
Neapolitanum.
18 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
merezca los honores de ser tenida en cuenta, está dicho todo,
aunque por otra parte no neguemos el mérito científico de
Arnaldo que no fué «un solemne charlatán que sabía por toda
suerte de fantasmagorías, explotar á maravilla la credulidad
de sus contemporáneos,» como quiere Hoefer (i).
Por lo que toca á Raimundo Lulio, «es enteramente fabu-
loso que se dedicase en ninguna época de su vida á las ope-
raciones alquímicas, ni siquiera que estuviese iniciado en
ellas; ai contrario, en sus libros auténticos niega rotunda-
mente la posibilidad de la transmutación» (2).
Creemos, sin embargo, que no carecerá de interés el ex-
tractar algunos conceptos concernientes á nuestro asunto de
los más conocidos opúsculos pseudo-lulianos.
Sea el primero el titulado De secretis natura?, seu de
quinta essentia, evidentemente apócrifo, puesto que todo él
se consagra á la decantada transmutación metálica, en que
nunca creyó el Beato Raimundo, sacando consecuencias
aplicables á la medicina, según puede verse en el Prefacio
de la obra, que dice: «Glorioso Dios: con la virtud de tu su-
blime bondad é infinita potestad comienzo el libro de los
secretos de la naturaleza ó de la quinta esencia, el cual en-
seña la manera de extraerla y aplicarla á los cuerpos huma-
nos, á procurar la obtención de los efectos terribles de todo
el arte de la medicina y á fijar la verdadera vía filosófica,
desconocida la cual, queda oculta la verdadera medicina y
se obstruye también el camino de la transmutación de los
metales; mas definida aquella vía, queda definido cuanto con
ella se relaciona, por ser la imagen, que Dios glorioso se ha
dignado revelarnos, de todos los libros que tratan de estas
materias, para preservar nuestro cuerpo déla corruptibilidad
en cuanto lo consienta la naturaleza, hasta el término prefi-
jado por Dios, y transmutar los metales imperfectos en oro
perfecto y en plata...»
(1) Con más ó menos fundamento se le atribuyela extracción
del espíritu de vino, de la esencia de trementina y de algunos otros
productos.
(2) Menéndez y Pelayo, obra citada, tomo 111, pág. 383.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 19
«Divídese este libro en tres partes ó distinciones. En la
primera tratamos de la intención y conocimiento de la
quinta esencia, así como de su extracción de cualesquiera
elementos. En la segunda del modo de manejarla y aplicarla
al cuerpo humano. Y en la tercera del modo de operar con
ella en los metales, es decir, en la transmutación de éstos en
oro y plata...»
Y en la distinción primera, canon xxv, titulado: Qui te
docebitprius, quce sunt res attractivce, enumera las siguien-
tes: Magues, Pulmones, Lolium, Assa fcetida, Cataputia,
Tapsia, Dietamus ru, Cathimia, Lagaperum, Suiphur, Ar-
moniacum, Petroleum, Scopia regia, Majorana , Apium,
Pulegium y Adeps cunic, sin mencionar el succino, tan traído
y llevado por autores anteriores á quienes cita con frecuen-
cia. Termina el canon diciendo: «Aplica, pues, estas medi-
cinas á nuestro cielo y te acarreará todo genero de bene-
ficios» (i).
(i) Deus glorióse, cum tuae sublimis bonitatis ac infinitas potes-
tatis virtute, incipit liber secretorum naturae, seu quintas essentiae,
qui doctrinam dat ejus extractionis et applicationis ad corpora hu-
mana, ad opera terribilia totius artis medicinas procuranda, et via
philosophica finienda, qua occultata, et vera medicina occultatur,
et etiam metallorum transmutatio obstruitur: et reserata, quaelibet
eorum reseratur, qua quidem est imago omnium librorum super his
tractantium, quae Deus gloriosus exhibuit nobis, ut corpus nostrum
a corruptibilitate, quantum foret possibile per naturam usque ad
terminum nobis constitutum a Deo, et ut etiam ipsa metalla im-
perfecta in perfectum aurum et argentum transmutentur.
At liber iste dividitur in tres partes, vel distinctiones, In prima
vero parte ponimus intentionem et cognitionem essentiae quintae et
extractionem ejus a quibuscumque rebus elementatis. In secunda
vero parte ponimus modum practicandi et applicandi eam ad corpora
humana. In tertia vero parte damus modum practicandi cum ipsa in
metallorum corporibus, scilicet, in eorum transmutatione in aurum
et argentum...
Y en el canon citado:. «Applica ergo medicinas istas ccelo nostro
et attraet tibi omnem rem supra modum.»
Raymundi Lulli doctissimi et celeberrimi philosophi. De secretis
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
Sirve de remate al volumen la Epístola sobre la prepa-
ración de la piedra filosofal dirigida al Rey Roberto {Epís-
tola accurationis lapidis philosophorum Raymundi Lullii ad
Regem Robertum), igualmente apócrifa, plagada de efec-
tos mágicos, hechizos y brujerías, y atenta á todo menos á
lo que interesa á nuestro objeto.
Otra de las obras atribuidas al insigne mallorquín es el
célebre Testamento, editado un año antes en la misma casa
que las anteriores. Dice en el Prefacio:... «Y dejamos como
testamento á los seguidores de nuestra doctrina este libro,
que dividimos en tres libros principales, es á saber: teoría ,,
práctica y codicilo... El primero (teórico) ha sido dividido, á
su vez, en cuatro distinciones, principiando por las figuras
circulares, definiciones, mezclas y aplicaciones diferentes de
las del segundo libro práctico...» (i) Tiene cosas curiosísi-
mas, intercala figuras que por lo raras y complicadas algu-
nas, dejan muy atrás á las mitológicas; amalgama la filosofía,
como ciencia de observación, con la física, que lo es de expe-
rimentación, y barajando é involucrando las observaciones
de los antiguos relativas á las propiedades medicinales de
algunos cuerpos con otras de la propia cosecha del autor ó
autores de la obra, casi, casi da por resuelto el problema de
la vida, es decir, la inmunidad del organismo humano de
toda perturbación morbosa. Pero á todo esto, sin una espe-
cie alusiva á los fenómenos de atracción.
Cítase también como de Lulio el tratado De auditu kaba-
listico, donde se enseña la manera de adquirir en poco tiem-
po conocimientos exactos de todas las ciencias (cabala), cla-
sificándolas por letras del alfabeto y materializándolas, si cabe
la expresión, por medio de figuras originalísimas. Viene á ser
naturae, seu de quinta essentia liber unus, in tres distinctiones divi-
sus, ómnibus jam partibus absolutus. Colonias, apud Joannem Bir-
ckmannum, anno MDLXVII.
(i) ...Et ideo istum dictum librum relinquimus filiis nostrae doc-
trinas permodum testamenti, quem dividimus in tres libros principa-
les; scilicet, theoricam, practicam et codicillum... Iste liber (theori-
cus) in quator distinctiones differentes secundo libro practicali...
EL magnetismo y la electricidad. 21
algo asi como esos métodos para aprender idiomas en unos
cuantos días, con la diferencia de que aquí no son idiomas los
que se aprenden, sino la ciencia universal (i). La cabala ó
enciclopedia general era cosa común y corriente en los escri-
tos de la Edad Media, sin duda por la dificultad de multipli-
car los originales aislados, hasta la aparición de la imprenta.
La Clavicula ó el Apertorium es otro de los tratados
pseudo-lulianos, del mismo carácter que los anteriores, y es-
crito por el mismo estilo. Todos son revelaciones y más reve-
laciones de secretos para sorprender la piedra filosofal y dar
con la panacea del elíxir de la vida. Nada que recuerde los
fenómenos de atracción ó de repulsión (2) .
¿Qué más? Si de las veinte ó veintitantas obras de medi-
cina y alquimia atribuidas á nuestro Lulio pudiésemos sacar
algo pertinente á nuestro caso, gustosos cederíamos al deseo
de seguir exponiendo el resultado de nuestras observaciones;
pero no siendo así, ¿á qué amontonar citas y pasajes que nin-
guna luz arrojan sobre el asunto en que nos ocupamos?
De la transmutación trata el conocido Vade-mecum; de la
transmutación trata la Cantilena Raymundi Lullii; de la
transmutación la Magia Naturalis, el Lucidarium totius
Testamenti, la Investigatio secreti occulti, el Compendium
anima transmutationis artis metallorum et sic de cceteris,
plagiándose y repitiéndose de tal modo y con tal desenfado,
que muy bien pudieran llevar el mismo nombre varios de los
tratados dichos, y ahorrar trabajo superfluo á los lectores.
Sin ser hostil á los procedimientos empíricos, Raimundo
Lulio, enamorado de la unidad transcendental que uniforma
(1) Opusculum Raymundinum. De auditu kabalistico, sive ad
omnes scientias introductorium. Parisiis, apud iEgidium Gorbinum
e regione Colegiis Cameracensis, 1578.
(2) Hállase este tratado en la enciclopedia Theatrum chemicum,
prsecipuos selectorum auctorum tractatus de ChemiaB, et lapidis phi-
losophici antiquitate, veritate, jure, praestantia et operationibus; vol.
tertium. Clavicula Raymundi Lullii Majoricani, quae et Apertorium
dicitur, in qua omnia quae in opere Alchemiag requiruntur, aperte de-
clarantur.
22 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD,
su doctrina, no paró su atención, no tuvo tiempo para parar-
la en las arideces del campo experimental, sembrado de ma-
lezas y muy estrecho para explayar el vuelo de sus geniales
concepciones.
Y aquí entra un nuevo paréntesis científico, que dura
hasta el siglo XVI, si es que en el XIII tuvo interrupción,
acentuándose más y más el silencio de nuestros alquimistas,
ó el de nuestros historiadores, que es lo más probable, casi
lo seguro; porque ¿cómo explicar, si no, ese rompimiento
brusco con las aficiones tradicionales, sobre todo entre los
árabes fanáticos por sus doctrinas cabalísticas, por el arte
transmutatorio y por todo lo que con la alquimia se rela-
cionase?
A falta, pues, de datos más interesantes, nos contentare-
mos con saber que «en el reino de Aragón alcanzaron mucho
favor estos estudios, contando entre sus protectores á los
reyes D. Pedro IV, D. Juan I y D. Martín; atribuyéndose en
Castilla á Alfonso el Sabio, aunque sin fundamento ninguno,
el Libro del Tesoro y el titulado Clavis sapientice; siendo no-
tables también: la Carta de los veinte sabios cordobeses
á D. Enrique de Aragón y respuesta de éste; el Toque de
Alquimia, de Estanihmus; la Colección alquímica, de Gon-
zalo Rodrigo de¿Passera; Recetas alquímicas; Decreto para
aumentar el oro á todo juicio y examen; De la piedra filo-
sofal, etc., etc.» (i)
Fr, Justo Fernández,
o. s. A.
{Continuará.)
(i) Discurso del Sr. Vallín, pág. 266, nota; y Menéndez y Pelayo,
Dbra citada, pág. 384 del tomo m.
EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO
(i)
( Conclusión. )
unque lo dicho anteriormente baste para probar
cómo coinciden, respecto del orgullo y de la vanidad,
las doctrinas del pesimismo y del misticismo orto-
doxo, mucho podríamos todavía añadir, si no lo juzgáramos
innecesario y enojoso. Apuntaremos solamente algunas ideas
generales del filósofo de Francfort sobre la escasa influencia
que la categoría social ejerce de hecho en la felicidad verda-
dera del hombre y sobre el concepto erróneo del honor, tan
extendido, por desgracia, en estos tiempos.
Partiendo siempre de los principios generales de su teoría
eudemonológica, deduce Schopenhauer la importancia insig-
nificante que la categoría social tiene en la felicidad del hom-
bre, porque está fuera de él, siendo no pocas veces su acción
totalmente contraria á la que por su medio se pretende alcan-
zar. Engáñanse, pues, lastimosamente aquellos que no sólo
no desaprovechan ocasión alguna para hacer alarde de su as-
cendencia noble ó ilustre, ó del importante papel que desem-
peñan en la sociedad, sino que de propósito andan buscándo-
las por todos los medios imaginables, creyendo conquistar así
el respeto y la admiración de los hombres. Intentan los tales
colocar fuera de sí mismos, en cosas accidentales á su propia
naturaleza, el fundamento de su alegría y bienestar; y más
pronto ó más tarde, cuando lleguen á persuadirse del verda-
(i) Véase la pág. 588 del vol. li.
24 EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO.
dero valor de la posición social, recogerán como fruto único
de tantas aspiraciones una suma grandísima de dolores, oca-
sionada por los más tristes desengaños, porque la categoría
social «es un valor convencional, ó más propiamente un va-
lor simulado; su acción da por fruto una consideración simu-
lada, y el todo es una burla para la multitud.» (i) Si alguien
desea experimentar la satisfacción positiva que la categoría
social puede producir, prescinda en lo posible de las inquie-
tudes y esfuerzos que se originan de la pretensión de apare-
cer siempre como noble ó como ilustre en las conciencias
ajenas, sin que esto quiera decir que contribuya más á la
felicidad del hombre la opinión que le considera como de
nacimiento humilde ó de escasos servicios para la sociedad.
El pesimismo no condena los bienes de la posición social,
sino los deseos exagerados de los que pretenden hacerla
fuente principal de su dicha.
Para el misticismo católico, la categoría social, conside-
rada en orden á la vida del espíritu, que es el punto desde el
cual hacemos aquí la comparación, no tiene ninguna impor-
tancia. Lo mismo los nobles que los plebeyos, los sabios que
los idiotas, todos son iguales en la presencia de Dios. «Nun-
ca digáis palabras — escribe el P. Rodríguez — que den á en-
tender que sabéis, ó que tengáis habilidad, ingenio ó talento
particular, ni tampoco hagáis cosa por donde puedan los
otros entender que allá en el siglo erais algo. Parece muy mal
en la Religión preciarse de la nobleza y estado de los suyos,
porque todos estos linajes y estados son un poco de viento;
y como decía uno muy bien, la nobleza, ¿sabéis para qué es
buena? Para menospreciarla como la riqueza. De lo que acá
se hace caso es de la virtud y humildad que tuviereis» (2). Y
Santa Teresa de Jesús, para enseñar á sus monjas á que se
preciasen de ser hijas amantes y verdaderas de su Padre ce-
lestial, les proponía el ejemplo de los hombres mundanos que
se vanaglorian de ser hijos de padres nobles, y se tienen por
(1) Schopenhauer: Parerga y Paralipomena, tomo 1, pág. 93.
(2) Ejercicio de perfección y virtudes cristianas. De la humildad, ca-
pítulo XXVI.
BL PESIMISMO Y EL MISTICISMO. 25
deshonrados al confesar públicamente que sus padres son de
más baja condición que ellos. ((Esto no viene aquí, porque
en esta casa nunca plega á Dios haya acuerdo de estas cosas,
sería infierno, sino la que fuere más, tome menos á su padre
en la boca, todas han de ser iguales» (i). Y si bien es verdad
que en estos dos pasajes se trata de los que han abrazado el
estado religioso, creemos no ser necesario advertir que la
misma doctrina se aplica igualmente á todos los cristianos en
general. Algunas ventajas puede reportar, según el misticis-
mo, la categoría social, en orden á la vida de la gracia; pero
claro es que tales ventajas no proceden de la noble alcurnia
ó de los altos puestos aisladamente considerados, sino de los
mayores obstáculos vencidos para practicar la virtud. El
misticismo tampoco condena la categoría social, pero sí la
vanidad y el orgullo que pueden nacer de ella.
El honor es otra de las circunstancias de lo que el hom-
bre representa, y que en mayor ó menor grado puede con-
tribuir también á su felicidad, observando siempre las rela-
ciones proporcionales de los principios pesimistas, expuestas
anteriormente. Larguísima es la discusión que hace Scho-
penhauer del verdadero y falso concepto del honor; pero nos-
otros veremos de reducirla al menor espacio posible. «El
honor es objetivamente la opinión que tienen los demás de
nuestro valor, y, subjetivamente, el temor que nos inspira
esta opinión. En esta última cualidad hay á veces una acción
muy saludable, aunque en modo alguno fundada en moral
pura sobre el hombre de honor» (2). El sentimiento del ho-
nor es, por decirlo así, tan innato en el hombre, que nadie ca-
rece de él, si exceptuamos á unos pocos, precipitados ya en
la profunda sima de la degradación. La raiz y el origen de
este sentimiento deben buscarse en la conciencia que el hom-
bre tiene del escaso valor de sus esfuerzos individuales, y en
el deseo de ser contado como un miembro útil á la sociedad
y de concurrir por su parte á la acción común, para adquirir
así el derecho de participar de las ventajas de la comunidad
(1) Camino de perfección, cap. xxvn.
(2) Obra y lugar citados, pág. 95.
26 KL PESIMISMO Y EL MISTICISMO.
humana, á cuya fácil consecución ha de ayudarle primera-
mente el conocimiento exacto de lo que se exige y espera de
todo hombre en cualquiera posición, y luego de lo que se exi-
ge y espera de él en la posición especial que ocupa. De las di-
versas relaciones en que puede encontrarse un hombre res-
pecto de los demás, nacen varias especies de honor, como el
honor burgués, el honor de la función, etc. El honor burgués
«consiste en la presunción de que respetaremos absolutamen-
te los derechos de cada uno, y que, por consiguiente, jamás
emplearemos, en ventaja nuestra, medios injustos ó ilíci-
tos» (i). El honor de la función es la opinión general de que
un hombre investido de un empleo posee efectivamente to-
das las cualidades exigidas y que cumple puntualmente y en
todas las circunstancias las obligaciones de su cargo» (2).
Lo interesante para el bienestar del hombre en la conser-
vación y deseos del honor no se funda tanto en la opinión
ajena, como en las propias acciones, y ésta es la principal
nota distintiva entre el honor verdadero y el honor caballe-
resco ó falso honor. Cúmplase bien con las obligaciones todas
originadas de la posición y relaciones sociales, y se experi-
mentará la parte de felicidad que puede proporcionar el ho-
nor. Lo contrario ocasionará muchas inquietudes y muchos
disgustos. «Aquel que viola la fe y la ley queda para siempre
sin fe ni ley; los frutos amargos que la pérdida del honor lleva
consigo, no tardarán en producirse» (3).
Es, pues, un error lamentable, y de funestísimas conse-
cuencias para la humanidad, el hacer depender en absoluto
el honor de las palabras ajenas. Y como es imposible la ma-
yor parte de las veces conseguir una retractación completa
de las injurias y calumnias inferidas, ya por su grande difu-
sión, ya porque la conducta del infamado tampoco puede
contribuir á la reparación del honor, se ha inventado un me-
dio verdaderamente brutal, en que se fía á la suerte ó á la
habilidad la resolución del problema. El honor caballeresco
(1) Schopenhauer: obra y lugar citados, pág. 97.
(2) Pág. 101.
(3) Pág. 98.
EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO. 27
ó falso honor resulta de lo que otro dice ó hace, mientras
que el verdadero honor depende casi exclusivamente de lo
que un hombre hace, es decir, de su conducta respecto de si
mismo y de los demás. El honor caballeresco está á merced
del primero que pretenda robarle, á menos que el ofendido
no le recobre por la violencia, ó por medio de las formalida-
des prescritas en el código del honor, exponiéndose de todos
modos al peligro gravísimo de perder su vida, su fortuna, su
libertad y la tranquilidad del alma. «Aunque fuese la con-
ducta de un hombre la más honrosa y la más noble, su alma
purísima y su cabeza eminente, todo esto no impedirá que su
honor (caballeresco) se pierda tan pronto como plazca á un
individuo cualquiera injuriarle; y con la única reserva de no
haber aún violado los preceptos del honor en cuestión, este
individuo podrá ser el más vil tunante, el bruto más estúpi-
do, un vago, un jugador, un hombre agobiado de deudas, un
hombre indigno de que se le mire á la cara» (i). Según el
Código de este honor, la razón y el derecho están de parte
del que injuria, mientras que el injuriado no lo restablezca ó
pierda para siempre, por medio de la pistola ó de la espada.
A este tenor sigue discurriendo de manera verdaderamente
maravillosa Schopenhauer, acerca de las ridiculas ceremo-
nias y formalidades del duelo. «Todo hombre de buena fe
reconocerá á primera vista que este Código extraño, bárbaro
y ridículo del honor, no puede tener su fuente en la esencia
de la naturaleza humana, ó en una manera sensata de consi-
derar las relaciones de los hombres entre sí» (2).
Si hemos apuntado aquí las ideas de Schopenhauer, rela-
tivas al duelo, ha sido para que mejor se observe el contraste
entre los principios generales del pesimismo, en los que se
defiende ser la existencia un mal, y su aplicación á la vida
práctica. Nada debería haber más conveniente, según aque-
lla teoría, que la pronta terminación de la vida, puesto que
así se libraría el hombre de tantos dolores y trabajos.
Aunque de la doctrina que enseña el misticismo ortodoxo
(1) Lugar citado, pág. 112.
(2) ídem id., pág. 120.
28 BL PESIMISMO V EL MiSTICISMO.
sobre el concepto de la humildad, parece deducirse á prime-
ra vista, no sólo la insignificancia del honor, sino también lo
perjudicial que es para la vida del alma, no obstante el ho-
nor es una de las cualidades que jamás debe perder el ver-
dadero cristiano. No quiere el misticismo que los que se
precian de hijos de Dios aspiren á ser deshonrados, y mucho
menos que busquen esta deshonra por sus malas acciones, ó
por negligencia en el cumplimiento de sus deberes. Lo que el
misticismo aconseja es que internamente se menosprecien los
honores y las dignidades, para huir la tentación de la sober-
bia; mas en público debe conservarse el honor propio, que es
también el honor de Dios. «Verdad es que la humildad me-
nospreciaría la fama, si la caridad no la hubiese menester;
mas porque ella es uno de los fundamentos de la sociedad
humana, y sin ella no sólo somos inútiles, sino dañosos al
público, por el escándalo que recibe, la caridad pide y la hu-
mildad tiene por bien que la deseemos y conservemos por
estimación» (i).
Respecto de la envidia encontramos en el pesimismo ob-
servaciones curiosas, que coinciden también con las señala-
das por el misticismo. Cuéntase la envidia entre los princi-
pales enemigos de la felicidad humana, por las muchas in-
quietudes y continuos desasosiegos que engendra y por los
deseos nunca cumplidos del envidioso, que sólo ve los bie-
nes ajenos, sin reparar que en sí mismo, en lo que él es, con-
siste la razón sólida de su bienestar; y así debería procurar
sofocarla lo antes posible y privarse de este placer, como de
otros muchos, vistas sus funestas consecuencias. «La envi-
dia es natural al hombre, y sin embargo es un vicio y una
desgracia á la vez» (2). El remedio más eficaz contra la en-
vidia no es la comparación de los propios bienes con los bie-
nes superiores de los demás, lo cual contribuiría á hacer aún
más desgraciado al hombre, sino la comparación con los
bienes y ventajas inferiores, para poder apreciar mejor de
(1) San Francisco de Sales: Introducción a la Vida devota, par-
te 3.a, cap. vil
(2) Schopenhauer: obra citada, tomo 11, pág. 55.
EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO. 29
esta manera la superioridad de los bienes que se poseen y
gozarse más en ellos, libre el corazón de sobresaltos y ambi-
ciones. Entre los varios objetos perseguidos por la envidia,
ninguno como las ventajas personales excita tanto el odio y
el rencor del envidioso. «De aquí nace que la envidia más
irreconciliable y al mismo tiempo más cuidadosamente disi-
mulada, es la que tiene por objeto las ventajas persona-
les» (i). Además de la infelicidad del envidioso, sigúese de la
envidia otro mal muy grave, como es el apartamiento de los
hombres, porque en verdad nada repugna tanto como el de-
gradante vicio de la envidia. «La conducta que se debe ob-
servar con los envidiosos consiste en conservar á distancia á
todos aquellos que componen estos bandos y en evitar todo
contacto con tales personas, de modo que se esté de ellas
separado por un hondo abismo; cuando esto no es factible,
se debe soportar con mucha calma los esfuerzos de la envi-
dia, cuya fuente se agotará así» (2).
La envidia también, según el misticismo católico, es uno
de los vicios que más degradan y entristecen al hombre. Al
hablar San Francisco de Sales de los vicios que deben extir-
par los principiantes en la virtud, señala entre los efectos
y manifestaciones de la envidia la tristeza de los bienes aje-
nos y el deseo de ser preferido en todo á los demás. «Porque
acerca de la envidia muchos destos suelen tener movimien-
tos de pesares del bien espiritual de los otros, dándoles algu-
na pena sensible, de que les lleven ventaja en este camino;
y no querían verlos alabar, porque se entristecen de las vir-
tudes ajenas, y á veces no lo pueden sufrir sin decir ellos lo
contrario, deshaciendo aquellas alabanzas como pueden; y
sienten mucho no hacerse con ellos otro tanto, porque que-
rrían hallarse preferidos en todo» (3). Conocidas son de to-
dos las muchas sentencias de los místicos, en que reprueban
con las más duras palabras el vicio de la envidia, por lo cual
no nos detendremos á transcribirlas.
(1) Lugar citado, tomo 1, pág. 24.
(2) Ibidem, tomo 11, pág. 57.
(3) Introducción a la Vida devota, libro 1, cap. vn.
30 EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO.
Sólo queremos advertir que en el misticismo hay otra
clase de envidia, llamada santa, y que no es la que se entris-
tece de las ventajas ajenas, ni procura disminuirlas para ha-
cer así resaltar mejor las propias, sino la que debe servir
al cristiano para enfervorizarle en el camino de la vida es-
piritual, hasta conseguir las virtudes que admira en otros y
que aún no posee.
El ascetismo, según los principios de la doctrina pesimis-
ta, es la fuente más pura y abundante de la felicidad, porque
en el aislamiento puede gozar el hombre de lo que es, y no
necesita andar mendigando las alegrías y placeres de fuera.
La paz del corazón verdadera y profunda y la completa
tranquilidad de espíritu, bienes supremos sobre la tierra,
no se hallan sino en la soledad, y, para ser permanentes, en
la incomunicación absoluta. Cuanto menos se necesite, á
consecuencia de las condiciones objetivas ó subjetivas, po-
nerse en coutacto con los hombres, se disfrutará de una con-
dición más feliz, porque entonces el hombre se basta á sí
mismo, y podrá sustraerse á los grandes sacrificios que im-
pone la vida en común. Dos ventajas importantísimas ofrece
la soledad á quien en sí tiene lo necesario para ser feliz; la
una, estar consigo mismo, y la otra, no estar con los demás.
Para apreciar mejor todo el valor de estas ventajas, deben
tenerse en cuenta las coacciones, penas y peligros que ofre-
ce el comercio con el mundo, en el cual sufre grandemente
la felicidad humana, que no puede existir sin largos ratos de
soledad. «Así, aquel que felizmente está habituado á la so-
ledad y á quien se le ha hecho amable, ha adquirido una
mina de oro» (i).
Nada hay que aleje tanto del camino de la felicidad como
la vida en grande, la vida de orgías y festines, que procura
transformar la miserable existencia del hombre en una suce-
sión de alegrías, de placeres y de goces, que llegan á produ-
cir por fin en el corazón un desengaño cruel que le atormenta
sin cesar. Además el amor á la sociedad está en proporción
inversa del conocimiento ó del valor de la propia personali-
(i) Schopenhauer: obra citada, tomo "ii, pág. 44.
EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO. 31
dad, y por consiguiente, cuanto más incapaz sea el hombre
de soportar la soledad ó de soportarse á sí mismo cuando
está solo, tanto más le arrastrará la sociedad. Siente en su
interior un vacío inmenso, y necesita acudir á excitaciones
exteriores para llenarlo, si no quiere que su espíritu se pre-
cipite en un letargo desolador. El amor á la sociedad nace
también de la pobreza de bienes interiores, y se tiene que re-
currir á la sociabilidad de unos hombres con otros como
medio de prestar calor recíproco á su espíritu. En la socie-
dad, con objeto de suplir la verdadera superioridad, que es
la intelectual, se ha inventado otra superioridad falsa, con-
vencional y arbitraria, que llaman el buen tono, que es la
que brilla en el mundo é impone la obligación de demostrar
una paciencia sin límites ante toda tontería, toda locura, todo
absurdo y toda estupidez, obligando á ocultarse á la verda-
dera superioridad intelectual. «En las reuniones de la socie-
dad hay que abandonar con penosa abnegación de sí mismo,
las tres cuartas partes de la personalidad propia para asimi-
larse la ajena. Es verdad que en cambio se gana á los de-
más, pero cuanto más valor propio se tenga, más se verá
que aquí la ganancia no cubre la pérdida y que el cambio
redunda en nuestro detrimento, porque la generalidad de las
personas es insolvente, es decir, que nada tiene en su comer-
cio que pueda indemnizarnos del fastidio, de las fatigas y de
los disgustos que procura, ni del sacriñcio de uno mismo
que impone; de donde resulta que casi toda sociedad es de
tal naturaleza que aquel que la adquiere á cambio de la so-
ledad, hace un mal negocio» (i).
La soledad, en medio de tantas ventajas, tiene también
algunos inconvenientes é incomodidades; pero ai lado de los
que ofrece la sociedad son tan mínimos é insignificantes, que
los espíritus superiores que tengan conciencia de su propio
valor, la escogerán siempre como el menor de dos males,
siéndoles más fácil prescindir de los demás que mantener re-
laciones con ellos. Entre esos inconvenientes hay uno que
pasa inadvertido por lo general, y es que se hace de tal modo
(i) Obra y lugar citados, pág. 35.
32 EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO.
sensible el carácter del hombre por la soledad y el aislamien-
to prolongados, que los hechos menos importantes, cual-
quier nimiedad, bastan para inquietarle y afligirle, mientras
que no prestan atención alguna á esas bagatelas los que vi-
ven constantemente en el tumulto del mundo. Los que de-
seen librarse en lo posible de los dolores de esa sensibilidad,
habitúense desde la juventud á llevar siempre consigo á una
parte de su soledad , aprendan á estar solos en medio del
mundo, no comunicando en seguida sus pensamientos á los
demás, ni esperando de ellos grandes ventajas, lo mismo en lo
moral que en lo intelectual. ((De este modo, aunque entre ellos
no estén completamente en su sociedad, tendrán enfrente de
ellos una actitud más puramente objetiva, lo cual les prote-
gerá contra un contacto demasiado íntimo con el mundo, y
así contra toda lesión> (i).
De la comparación entre los bienes y satisfacciones que
ofrece la sociedad y los que proporciona la soledad, bien cla-
ramente se deduce que los de la última son muy superiores á
los de la primera. Esta es una de las consecuencias lógicas de
los principios del pesimismo, porque lo que el hombre es,
constituye la parte más esencial de su felicidad, y tanto la
gozará mayor, cuanto más se reconcentre y menos se esfuer-
ce en buscarla en las cosas exteriores.
Conocidísimos son los grandes elogios que el misticismo
hace también de la vida ascética y retirada del comercio con
las criaturas, que sirven casi siempre de estorbo para la
unión con el Creador. Nada favorece tanto á la práctica de
las virtudes como el desasimiento del mundo con sus pom-
pas y vanidades. En la soledad es en donde habla Dios al
corazón de sus hijos predilectos, les comunica sus gracias
y les fortalece con sus dones para salir victoriosos en las te-
rribles luchas del alma. Lejos del tumultuoso ruido del mun-
do es donde halla el alma el descanso apetecido y donde pue-
de entregarse por completo á Dios. Para apreciar los peli-
gros que ofrece el mundo, baste recordar que es considerado
como uno de los enemigos capitales del alma.
(i) Lugar citado, pág. 54.
EL PESIMISMO Y EL MISTICISMO. oó
No necesitamos advertir que también el misticismo, como
hemos dicho antes del pesimismo, aconseja la soledad en
medio del mundo, porque lo interesante es el despego del
corazón de las cosas de la tierra, y de nada serviría el vivir
alejado del trato de los hombres, si el corazón siguiese entre-
gado á ellos por sus recuerdos y afecciones.
De todo lo expuesto , bien claramente se infiere que la
moral de Schopenhauer, en lo que tiene de humana y acep-
table, no encierra ningún principio nuevo que no enseñen y
recomienden los grandes maestros de la vida espiritual, ins-
pirados en el Evangelio; pero, en cambio, le pertenecen de
un modo exclusivo las máximas egoístas, perturbadoras é
infecundas.
Fr. Guillermo Antolín,
o. s. A.
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA
ue la enseñanza en nuestro desgraciado país se halla
j en malísimo estado , es cosa conocida y confesada
á por todos los españoles que desinteresadamente la
juzgan. ¿Quién tiene la'culpade ello? ¿La ley, que ha organi-
zado la instrucción de una manera absurda é ineficaz para
conseguir verdaderos resultados prácticos? ¿El profesorado,
que no sabe ó no quiere cumplir con su deber? ¿Los discípu-
los, que huyen del trabajo ó se han hecho inhábiles para el
estudio? ¿Los programas y libros de texto, por su extensión ó
falta de método y de ciencia? ¿Los exámenes , por la forma
atropellada y superficial con que generalmente se hacen , y
por la influencia de las recomendaciones que llueven sobre
el profesor en Junio y en Septiembre?
No entra en mi propósito contestar , por ahora , á estas
preguntas. Sólo me importa dejar sentado que la enseñanza
actual en todos los órdenes , y muy especialmente la que
constituye el bachillerato , es mala , absurda , detestable ; y
que, por tanto , es necesaria , urgente una reforma. Esto ha
llegado á ser un hecho de conciencia nacional, y como todos
los hechos de conciencia , no necesita demostración. Nos lo
está diciendo ese clamoreo general de la prensa , que ha ve-
nido oyéndose y acentuándose cada vez más, desde que
nuestros inconcebibles desastres expusieron á la vergüenza
pública nuestra decadencia física, moral é intelectual; nos lo
han manifestado esos continuos y estériles debates de las
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA. 35
Cortes sobre libros de texto y otros puntos más ó menos
sustanciales , que de ningún modo sirven para remediar el
mal que padecemos; lo está confesando á todas horas el
mismo profesorado, que tiene el primer voto en la materia,
siempre que hable y juzgue imparcialmente ; nos lo demues-
tran los innumerables proyectos de reforma que vienen ha-
ciendo, desde tiempo inmemorial, cuantos ministros han
obtenido la cartera de Fomento ; lo reclaman á gritos todos
los españoles que desean de corazón la prosperidad y la cul-
tura de su patria, todos los que quieren verla llegar al nivel
intelectual de los demás pueblos de Europa ; lo reclaman,
finalmente , los padres de familia que pagan al Estado para
que sus hijos aprendan algo que les sea útil para su porve-
nir , y los mismos que asisten á las aulas lo reclamarían si
estuviesen en condiciones de comprender sus verdaderos
intereses.
Es, pues, necesario, absolutamente necesario, que la en-
señanza se reforme. Pero ¿en qué ha de consistir la reforma?
Este es el caballo de batalla. Aquí es donde empieza la dis-
conformidad y la discusión. Cada cual ve las cosas á través
de sus intereses particulares , y no es posible llegar en este
punto á un acuerdo. Hay quien sólo se fija en la facultad que
cada profesor tiene de imponer su programa, bueno ó malo,
corto ó extenso, y cree resuelto el problema con señalar
para cada asignatura un programa ó cuestionario oficial obli-
gatorio para todos los centros respectivos. Útil y aun nece-
saria es esta reforma, aunque sólo sea por razón de unifor-
midad é igualdad ante la ley; pero por si sola es práctica-
mente inútil. Subsistiendo la libertad de la cátedra , tal
como entre nosotros se entienden ésta y todas las libertades,
; quién garantiza que el profesor se atendría estrictamente al
programa oficial, sin aumentar, sin disminuir, sin alterar las
cuestiones? ¿Quién obliga á los catedráticos de todas las Uni-
versidades y de todos los Institutos á que expliquen el pro-
grama íntegro , á que se conformen con su método y sus
ideas, cosas que de algún modo tienen que manifestarse en
un cuestionario , hágase como se quiera? Impóngase el pro-
grama único, y se verá cómo desaparece por sí mismo, á los
56 LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA.
pocos años, si á esta reforma no van unidas otras más sus-
tanciosas y radicales.
Hay también quienes piden la libertad de que los estu-
diantes elijan el texto que les convenga. Confieso ingenua-
mente que nunca he podido comprender el interés de seme-
jante cuestión. ¿Por ventura niega la ley esta facultad? ¿La
niegan los catedráticos? Yo siempre he creído que lo que
aquélla y éstos exigen (si exceptuamos á unos pocos que im-
ponen sus libros como condición para aprobar en los exá-
menes) es que se conteste al programa , que se sepa la asig-
natura, importando poco ó nada el texto de que cada uno se
ha servido para sus estudios. Verdad es que el libro de texto
del profesor se impone de una manera indirecta á los que
con su autor han de examinarse; pero esto procede, no de la
falta de libertad para elegir texto , sino de que el libro del
catedrático ha de corresponder , mejor que ningún otro , al
programa que él mismo ha hecho. ¿Se pretende que los
textos se reduzcan á proporciones más racionales, que cues-
ten menos , que no sean, como son algunos , una deshonra
para el profesorado y una verdadera vergüenza nacional?
Pues para conseguir esto, no quedan más que dos caminos: ó
la aprobación del Estado para que puedan servir de texto , ó
la imposición de un libro único oficial para cada asignatura.
Lo primero no pasaría de una pura fórmula , porque sabido
es cuánto pueden en este desdichado país las influencias de
todo género , y cualquier libro , por detestable que fuera T
obtendría fácilmente la aprobación necesaria. Lo segundo es
impracticable, porque el profesor puede no seguir las doctri-
nas del texto oficial, ó explicar un programa que no se aco-
mode á dicho texto. En resumen: la imposición de un pro-
grama oficial y el texto único ó aprobado son cosas que
deben hacerse, sobre todo lo primero; pero no resuelven por
sí solas, ni poco ni mucho, el problema de la enseñanza.
Tampoco se resuelve con hacer que tal ó cual catedrático
cumpla mejor con su deber; que los exámenes sean más de-
tenidos, rigurosos é imparciales, y mucho menos con que se
supriman , ni con dar á la enseñanza una nueva organiza-
ción, entendiendo por ésta el número de asignaturas que han
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA. 37
de constituir el bachillerato y cada facultad , y el orden y la
extensión con que deben estudiarse. Más de medio siglo lle-
vamos haciendo ensayos sobre este punto , y el resultado es
siempre el mismo ó cada vez peor. Se han aumentado y se
han disminuido los cursos que debe comprender el bachille-
rato ; se han suprimido unas asignaturas y se han añadido
otras; se han hecho diversas combinaciones respecto al orden
en que deben estudiarse; apenas ha habido un solo ministro
de Fomento que no haya modificado el plan del que le pre-
cedió; ¿y qué se ha conseguido con tantas reformas, con tanto
tejer y destejer? Nada, absolutamente nada provechoso.
Nuestros bachilleres, con rarísimas excepciones, empiezan el
estudio de una facultad sin otros conocimientos que el nom-
bre de las asignaturas que con excesiva amplitud estudiaron.
Cualquiera podría comprometerse á hacer que un niño de
doce años, de regular disposición, adquiriera en un solo curso
más conocimientos concretos y útiles de todas las materias
del bachillerato, que los que posee la gran mayoría de nues-
tros bachilleres al graduarse, después de cinco ó seis años de
asistencia diaria á un Instituto ; y con esto queda hecha la
apología de nuestro sistema de enseñanza y de las reformas
introducidas hasta la fecha.
Una larga y triste experiencia nos demuestra que las in-
numerables reformas proyectadas han sido completamente
estériles. ¿Y por qué? Lo diremos claro. Porque se ha andado
siempre por las ramas, y la enfermedad está en la raíz. Por-
que las reformas se han dirigido á puntos puramente acci-
dentales, y lo sustancial queda en pie como una institución
inviolable. Porque se ha pretendido destruir el mal, dejando
subsistentes las causas que lo producen. Mientras el Estado
tenga ese monopolio absoluto ó casi absoluto de la instruc-
ción, que ya sólo queda en España; mientras subsista esa
intangible libertad de la cátedra que concede facultad á cada
profesor oficial para dar á su programa la extensión que le
parezca (desde quince ó veinte lecciones, en una misma fa-
cultad, hasta ciento cincuenta ó más), para explicar y exigir
toda la materia ó una mínima parte, aun suprimiendo lo más
útil, y para imponer, directa ó indirectamente, textos abomi-
88 LAS REFORMAS EN LA ENSEÍÍANZA.
nables; mientras cada alumno se examine con su respectivo
profesor, dependiendo del criterio de éste aprobarle ó des-
aprobarle, sepa ó no sepa, exigir mucho ó no exigir nada7
juzgar con rectitud y prudencia, ó movido por extrañas in-
fluencias; mientras estas y otras causas análogas subsistan ,
es imposible hacer nada provechoso para la enseñanza.
Hasta ridicula va siendo ya la obra de nuestros reformado-
res, reducida á si se ha de poner ó se ha de quitar tal ó cuál
clase, á agregar un curso á la segunda enseñanza para supri-
mirlo al año siguiente, y á otras variaciones no mucho más
importantes.
No; no es esto lo que exige el estado actual de la ense-
ñanza para su mejoramiento. El mal está en otra parte, y
procede de otras causas más hondas; y por no destruir esas
causas, las reformas hasta ahora intentadas han sido inútiles
y lo serán en adelante. Hace falta una reforma radical, un
sistema de instrucción completamente nuevo; hace falta rom-
per los antiguos moldes de la enseñanza, fundarla sobre otras
bases más racionales y más sólidas; sobre las bases en que
la fundan las naciones que marchan al frente de la cultura
intelectual.
Estas bases, presentadas en su más amplia generaliza-
ción, son las siguientes:
Primera. Es necesario que se lleve á la práctica el prin-
cipio de que la enseñanza no es una función propia y perma-
nente del Estado, sino de carácter subsidiario y transitorio.
Lo cual quiere decir que la noble misión de educar é instruir
corresponde, por su naturaleza, á la iniciativa privada, es
una función social, y el Estado debe concretarse á protegerla,
ayudarla, suplir las deficiencias de los particulares, darle una
buena organización. En una palabra: la acción del Estado
debe empezar allí donde terminan las energías ó las faculta-
des de la sociedad. Es inútil detenerse en demostrar esta
doctrina: la admiten en teoría los mismos que se oponen á
su realización respecto de la enseñanza; está proclamada ofi-
cialmente en innumerables decretos, preámbulos de leyes y
hasta en la Constitución del Estado; se practica hoy, con más
ó menos extensión, en todos los países de Europa, fuera de
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA. 39
España, y sus resultados son, como tienen que ser por fuer-
za, satisfactorios.
Monopolizada la instrucción por el Estado, cabe decir
que ni éste enseña, ni deja enseñar. "No enseña, porque ni
es esa su misión propia, ni el Estado ha sido jamás buen
administrador en ningún orden de la vida. No deja enseñar,
porque ahoga las iniciativas particulares, porque la ense-
ñanza privada tiene que someterse en todo y por todo, tiene
que acomodarse, quiera ó no quiera, á la enseñanza que da
por su propia cuenta el Estado, y si ésta es mala, tiene que
serlo también aquélla.
Segunda. Como consecuencia de la base anterior, la in-
tervención del Estado en la enseñanza se reduce á los puntos
siguientes: i.° Organizaría en todas sus fases por medio de
una ley. 2.0 Otorgar títulos, previo el examen correspondien-
te. 5.° Conservar la enseñanza oficial de aquellas Facultades
que no puedan ser debidamente desempeñadas por la inicia-
tiva particular. La Medicina, ó por lo menos una parte de las
materias que comprende, puede servir de ejemplo. 4.0 Esta-
blecer centros gratuitos, sobre todo de segunda enseñanza,
allí donde se vea su necesidad, ya por no haber otros, ya
también por hacer posible la instrucción á los que carecen de
recursos. Pero estos centros han de estar sometidos exacta-
mente á las mismas condiciones que los demás, con sola la
excepción de que los profesores sean puestos y retribuidos
por el Estado.
Tercera. Quedan con esto suprimidas, tanto la enseñan-
za oficial como la libre, en el sentido en que hoy se entien-
den. «Todo español podrá fundar y sostener establecimientos
de instrucción ó de educación, con arreglo á las leyes» (1); y
estas leyes deben concretarse á señalar las condiciones del
establecimiento, y exigir los medios necesarios para la ense-
ñanza, según su clase. Esto lleva consigo la inmensa ventaja
de suscitar la competencia, base del trabajo y del interés con
que se toman las cosas. Sabiendo cada centro docente que su
prosperidad y aun su existencia depende del buen éxito, y
(1) Art. 12 de la Constitución.
40 LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA.
que no hay otro medio de conseguirlo que preparar conve-
nientemente á sus alumnos, procuraría tener buenos profe-
sores, éstos se esmerarían en la enseñanza y se harían esfuer-
zos prodigiosos para elevar los colegios á la mayor altura
posible.
Dos dificultades suelen oponerse á este sistema de liber-
tad que convierte la enseñanza en una función social, en lu-
gar de ser, como es hoy, una función del Estado. Consiste
la primera en afirmar que, llevada esta doctrina á la prác-
tica, todo el que tenga un título se dedicaría á enseñar, y
España se inundaría en poco tiempo de Colegios, Academias,
y Universidades. Así lo creo yo también; pero ¿qué mal hay
en ello? O todos estos centros cumplen perfectamente con la
misión de la enseñanza, ó no. Si cumplen, la competencia
será mayor y la enseñanza prosperará; si no cumplen todos,
los que mejor eduquen y enseñen alcanzarán el grado de es-
plendor que les corresponde, y los que no sepan conseguir
este fin, caerán por su propio peso, y la selección irá hacién-
dose poco á poco por sí misma.
La segunda dificultad, más ó menos embozadamente ex-
puesta por escritores de tendencias distintas, está en la im-
posibilidad de hacer competencia á las Corporaciones reli-
giosas que se dedican á la enseñanza. Aquí, aquí, es donde
duele; y ya que hemos descubierto la llaga, apliquemos el
cauterio. ¿Por qué los particulares no podrían hacer compe-
tencia á las Corporaciones? Porque éstas cuentan con perso-
nal más apto por su disciplina, por su desinterés, por sus
condiciones morales y acaso intelectuales; porque poseen
más recursos, más medios para la enseñanza; en una palabra,
porque educan y enseñan mejor. Y esto, que debiera ser la
principal garantía de la libertad de enseñanza, ¿se quiere con-
vertir en obstáculo para toda reforma útil? ¡Ah! Entonces
hablen claro los que se oponen á la libertad de la enseñanza
por temor á la competencia de las Corporaciones, y digan
que lo que aquí se persigue no es el mejoramiento de la ins-
trucción, sino el interés de los particulares; que no se toma
la enseñanza como fin, sino como medio de ganarse la vida
unos cuantos, en perjuicio de la cultura nacional.
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA. 41
Cuarta. Los exámenes para la obtención de títulos de-
ben correr por cuenta del Estado, que formará un cuerpo de
examinadores compuesto de personas competentes y debida-
mente organizado para el cumplimiento de este fin. Juzgo de
tan vital importancia esta reforma, que sin ella no se podrá
dar un paso en el mejoramiento de la enseñanza. Para que
cada Centro trabaje y ponga verdadero interés en preparar
bien á sus alumnos, es preciso suponer que éstos no han de
ser examinados por sus respectivos profesores, pues depen-
diendo de ellos el éxito de los estudios, desaparece por com-
pleto la competencia, y el mal aumentaría con la libertad de
la enseñanza. No; no ha de ser el profesor quien ha de juz-
gar de los resultados obtenidos con sus explicaciones y su
trabajo, porque sería á la vez juez y parte, y el interés per-
sonal ó corporativo que tiene en el buen éxito es incompati-
ble con la rectitud y la imparcialidad de todo juicio.
Hay que distinguir entre los exámenes de cada curso, sea
en el bachillerato, sea en una Facultad, y los exámenes para
obtener grados. Los primeros no deben tener otro valor que
permitir al alumno pasar al curso siguiente, ú obligarle á re-
petir el anterior, y han de hacerse por los mismos Centros
en que se verificaron los estudios. Los segundos tendrán lu-
gar ante los examinadores oficiales. Deben comprender dos
períodos: en el primero el examen será verbal, y durará cuan-
tos días sean necesarios para que el alumno demuestre su
competencia respecto de todas las materias que abraza la
Facultad que es objeto del examen. En el segundo período el
examen deberá hacerse por escrito y en tal forma, que no
haya lugar á las recomendaciones ni á otras influencias que
inutilizarían bien pronto las mejores reformas y las más pu-
ras intenciones.
El rigor de estos exámenes debe extremarse hasta donde
sea necesario para eliminar á los ineptos y á los holgazanes
y para que todo el que obtenga un título se halle en condicio-
nes de ejercer inmediatamente su carrera. Lo cual significa
que los exámenes sean detenidos, imparciales y prácticos.
Quinta. Los programas deben ser impuestos por el Es-
tado, y el profesor no tendrá más remedio que someterse á
42 LAS RBFOHMAS EN LA ENSEÑANZA.
ellos. Únicamente así puede conseguirse la uniformidad en
la enseñanza, y evitarse esa desigualdad enorme é irritante
entre los diversos programas de una misma asignatura, ese
verdadero caos introducido en la Instrucción pública por el
arbitrio de los profesores que pueden dar á la materia que
explican la extensión y forma que les parezca, sin limitación
alguna.
En cuanto á los libros de texto, opino que deben impo-
nerse por el Estado, lo mismo que el programa, en las asig-
naturas del bachillerato, porque respecto de la segunda ense-
ñanza deben reunir los libros condiciones especialísimas, y
es muy fácil el abuso desde el momento en que cada profesor
tenga facultad para imponer su texto. Pero en la enseñanza
superior no se ve la misma necesidad. El alumno debe estu-
diar, no uno sino muchos libros en cada materia que curse;
y no siendo el profesor quien le ha de examinar, sino otros,
ya procurará señalar aquellas fuentes que mejor sirvan al dis"
cípulo para prepararse.
He aquí las bases en que debe ir fundada toda reforma
de la enseñanza, si se quiere que sea útil y provechosa. Si no
hay valor para acometer esta empresa, mejor es dejar las
cosas como están, y no introducir mayor confusión con mo-
dificaciones que ningún bien producen. No es un puro idea-
lismo la doctrina sentada en estas bases de reforma; es, sub-
tancialmente, lo que viene practicándose en Alemania desde
hace muchos años; es el plan vigente en Francia, impuesto
como medio de regeneración social después del desastre su-
frido en la guerra franco-prusiana; es el sistema que, con más
ó menos extensión, existe en todas las naciones de Europa,
;en todas, menos en España! Pues bien; ya que hemos ido á
buscar al extranjero instituciones que aquí son plantas exóti-
cas que no arraigarán nunca, instituciones absurdas que en-
tre nosotros sólo producen frutos amargos, ¿por qué, tratán-
dose de un plan de enseñanza, no hacemos caso alguno de lo
que nos dicen con los hechos las naciones más sabias y más
prácticas? ¿Por qué no se ha de poner aquí ese plan de ense-
ñanza que está produciendo magníficos resultados en todas
partes? Porque... porque aquí no es posible hacer nada bueno,
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA. 43
como si estuviéramos perseguidos por una triste fatalidad.
Porque no tenemos un solo hombre de energías para luchar
de frente contra todos los obstáculos que se le opongan en la
realización de algo útil para la cultura nacional. Porque,
para hacer una reforma radical y verdadera de la enseñanza,
hay que herir muchos derechos, sobreponerse á muchas in-
fluencias y romper con muchos compromisos. Porque lo
único que aquí impera es el egoísmo, y el que se ve perjudi-
cado por cualquiera reforma, aunque sea reclamada á gritos
por la nación entera, acude á un periódico de gran circula-
ción, truena contra la reforma que se intenta, y el Ministro,
por regla general, cede, y su reforma queda en proyecto.
Porque aquí toda reforma que intenta un Gobierno, prescin-
diendo de si es buena ó mala, se toma como arma de partido
que se esgrime innoblemente contra ese mismo Gobierno,
aunque esté animado de las mejores intenciones. Porque hay
un poder superior á todos los Gobiernos, que es la prensa,
coco de todos los hombres públicos, soberana que viene go-
bernando á este país sin ventura desde hace mucho tiempo,
palanca poderosa que mueve ó paraliza la voluntad de los
que gobiernan, maestra de la opinión pública y juez inapela-
ble de todas las cuestiones administrativas.
Por todas estas causas y otras muchas, la instrucción per-
manecerá en el lamentable estado en que hoy se encuentra.
Se ve y se confiesa el mal; se conoce el remedio y no se
aplica ni se aplicará en mucho tiempo. Los Institutos conti-
nuarán siendo verdaderas fábricas de hacer bachilleres; los
profesores de segunda enseñanza seguirán dando á los niños
textos superiores á su desarrollo intelectual, y hasta á sus
fuerzas físicas, y todo catedrático tendrá facultad, ó más bien
obligación de hacer su programa y dar á su asignatura la ex-
tensión y el carácter que le parezca, sujetándose ó no suje-
tándose al todo orgánico de que debe formar parte. Conti-
nuarán pululando por nuestras Universidades estudiantes dis-
puestos siempre á la insubordinación y al motín; vagabundos
mezclados entre los amantes del trabajo y la disciplina; jó-
venes sin aptitud ó sin vocación para el estudio, de los cua-
les, unos van aprobando cursos con solo el hecho de asistir á
44 LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA.
clase, y otros sin tomarse siquiera este trabajo, porque estu-
dian por libre; jóvenes holgazanes que han recorrido todas
las Universidades del Reino en busca de profesores buenos y
programas fáciles; que aprobaron esta asignatura á fuerza de
recomendaciones, aquella por la gran suerte de tocarles las
tres únicas lecciones que sabían, y laotra porque los exa-
minadores estaban de prisa y ni siquiera se enteraron del
examen. ¿Y cuál es el resultado de todo esto? El que estamos
palpando en la actualidad: que la enseñanza se prostituye;
que el terminar una carrera ya no es honra para nadie; que
las oficinas del Estado se inundan de aspirantes á un empleo
cualquiera, presentando como recomendación un título que
hoy ni da ni supone ciencia; que, retrasada nuestra cultura
intelectual, carecemos de hombres de talla en casi todos los
órdenes del saber humano; que con el sistema actual de en-
señanza se producen graves daños á la nación y se está enga-
ñando á los mismos que, sin aptitud, se empeñan en seguir
estudios que para nada les sirven. Se les está engañando, sí;
porque si la instrucción y los exámenes fueran siempre y en
todas partes una verdad, aquellos infelices se habrían desen-
gañado desde niños de que Dios no les llamaba por ese ca-
mino; se hubieran dedicado á otra cosa más útil para ellos y
para la sociedad, y no tendríamos que contemplar el vergon-
zoso espectáculo de que licenciados ó doctores en Derecho se
conviertan en conductores de un tranvía, ó soliciten... ¡la
plaza de verdugo que queda vacante en la Audiencia de
Madrid!
El actual Ministro de Instrucción pública, animado indu-
dablemente del buen deseo de mejorar la enseñanza, hizo,
apenas tomó posesión de su cargo, importantes declaracio-
nes referentes á sus proyectos de reforma. Estas declaracio-
nes tienen una parte buena y otra parte mala. La parte bue-
na está en el propósito de dar á la enseñanza un carácter
más práctico, condición de que carecen casi en absoluto las
carreras que se cursan en España. Ingenieros hay (y esto es
bien conocido de todos) que, después de terminar sus estu-
dios y de haber aprendido muchísimas matemáticas, tienen
que recibir lecciones de un gañán, de cualquier maestro de
LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA. 45
obras ó de un mísero albañil, respecto á una multitud de cosas
que aquéllos ignoran. Es, pues, necesario descartar todo lo
que sea inútil y estudiar más á fondo lo que tiene verdadera
importancia práctica.
Pero ¿cómo piensa el señor Ministro ver realizados sus
buenos deseos? ¿Sólo con disponerlo así en un Real decreto?
¿Cambiando por centésima vez el orden y el número de asig-
naturas del bachillerato y la enseñanza superior, y dejando
á cada catedrático la inviolable facultad de imponer su pro-
grama y su libro de texto, y hacer de la materia que explica
Jo que tenga por conveniente? No, esto no puede ser. Si el
señor Ministro quiere realizar sus bellos ideales, tiene que
empezar por poner en práctica algunas de las bases anterior-
mente apuntadas; y nada conseguirá si no lo hace así.
La parte mala de las declaraciones del Sr. García Alix,
si hemos de dar fe á lo que han dicho los periódicos, consiste
en la pretensión de suprimir del bachillerato la clase de reli-
gión, ó sustituirla por una conferencia semanal. ¡Magnífica
idea! ¡Con sólo realizarla, ya está resuelto el gran problema
de la enseñanza! ¿Qué falta hace á los niños que estudian el
bachillerato la religión, si cuando tengan que ejercer un car-
go del Estado no les ha de servir más que de estorbo?
Sin embargo, me permito hacer una observación al señor
Ministro. La religión no se estudia oficialmente en las nacio-
nes degeneradas y caducas de la raza latina; pero se estudia,
y muy á fondo, en las naciones fuertes y vigorosas. En Ale-
mania se estudia durante los nueve cursos que comprende
la segunda enseñanza; y cuando Alemania, que sabe mucho
más que todos nuestros ministros de Fomento, exige con
tanta amplitud el estudio de la religión, por algo será, nduda-
blemente. Y Alemania no se ha arruinado ni lleva trazas de
arruinarse; y lejos de ser una nación retrasada, es la primera
de todas en el orden científico, y cuenta con mayor número
de hombres sabios que ninguna otra nación del mundo, y allí
se imprimen anualmente acaso tantos libros como en todo el
resto de Europa. Luego el estudio de la religión no es nin-
gún obstáculo para el progreso científico, ni puede conside-
rarse como una cosa inútil, sino muy útil y muy práctica
U\ LAS REFORMAS EN LA ENSEÑANZA.
para el individuo y para la sociedad. ¿No ha de ser práctico
lo que de un modo tan directo influye en la conciencia de los
hombres, en sus costumbres y en todos sus actos privados y
públicos? ¿No ha de ser práctico lo único que puede servir
de freno á las pasiones humanas, lo único que puede conte-
ner la inmoralidad administrativa, causa próxima de nuestro
empobrecimiento y de casi todos nuestros infortunios?
«Nosotros creemos — dice un librito que recomiendo á los
reformadores de la enseñanza, — nosotros creemos que sin la
religión no es posible, hablando en tesis general, ni la mora-
lidad, ni la honradez, ni la conciencia; y que el pueblo ateo
necesariamente tiene que ser un pueblo de víctimas ó de ver-
dugos. Evidentemente que los explotadores de los pobres,
los que comercian con su sudor y su sangre, los que han de-
jado morir de miseria y de hambre á nuestros soldados para
enriquecerse ellos, los infieles y perjuros á sus deberes de
hombres de Estado y de la milicia, los libertinos y canallas,
los traidores y asesinos; en una palabra, los malos españoles
que de un modo ó de otro nos han envilecido en las últimas
guerras, seguramente son hombres sin religión y sin Dios» (i).
Vea, pues, el señor Ministro de Instrucción pública cómo
el estudio de la religión es más útil y más práctico de lo que
á primera vista parece. No empiece sus reformas por supri-
mirlo; llévelas por otro camino más recto y seguro; tenga
valor para sobreponerse á las críticas de la prensa impía, y
procure por medio de una sólida instrucción el bien de la
patria. España le bendecirá cuando para ella amanezcan días
mejores; cuando en ella haya quien pueda dirigir á nuestros
profesores las palabras que Moltke dirigió á los profesores
alemanes después de la guerra franco-prusiana: «Si nuestras
armas han vencido, á vosotros se debe la victorias
Fr. Jerónimo Montes,
o. s. a.
(i) La segunda enseñanza en España y fuera de España. (Del Apos-
tolado de la Prensa.)
CATALOGO
DE
Escritores Agustinos Españoles, Portugueses 5 Americanos.
(1)
CUNA (Fr. Ignacio de) C.
Nació en la villa de Provecende, distante dos leguas de la
ciudad de Braga, y profesó en el convento de Lisboa el 3o de
Abril de 1696. Fué Lector jubilado en teología, Examinador
sinodal y Prior del convento de Oporto.
Publicó:
Sermao da canoni\acao dos gloriosos Santos Sao Lui{
Gon^aga, e Santo Estanislao Koscka em o segundo dia do
solemnissimo triduo, que com assistencia do divinissimo Sa-
cramento celebrou o Coilegio de S. Paulo da Companhia de
Jesús da Cidade de Braga en 28 de Julhode 1727. — Lisboa,
na Oíficina Patriarchal da Música, 128, 4.0-— Barb. Mach.,
t. 11, p. 537.
CUNA (Fr. Teodosio) C.
Nació en Lisboa y profesó en el convento de Nuestra Se-
ñora de Gracia de dicha ciudad, el 1680. Salió muy aventa-
jado en los estudios de la carrera eclesiástica, y se graduó de
Doctor en la Universidad de Coimbra. Tuvo la cátedra de
Sagrada Escritura y la de Prima. Fué electo Provincial el
171 5 y falleció en el colegio de Coimbra el 1742 cuando con-
taba ochenta años de edad.
(1) Véase el volumen li, pág. 438.
48 ESCRITORES AGUSTINOS ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS.
Escribió:
Constituifoens das Religiosas da Ordem dos Erimitas de
Santo Agostinho tiradas das Constituifoens geraes da Or-
dem, e por isso nao so uteis para as Religiosas sujeitas aos
illustrissimos Ordinario^, mas tambem para as que sao sub-
ditas do Reverendo P. Geral, confirmadas, e mandadas im-
primir para as Religiosas da mesma Ordem do Convento de
Santa Anna da Cidade de Coimbra.—Coimbra, no Collegio
das Artes, 1734, 4. Va cada capítulo ilustrado con muy
doctas notas.
De las Postillas que explicó en la Universidad de Coimbra
se guardaban en el colegio de la misma ciudad las siguientes:
I. Proaemialia Theologice universce,
II. De Incarnatione.
III. De Adoratione.
IV. De Resurrectione. — Barb. Mach, t. 111, p. 732.
CUPURUL (Fr. Felipe) C.
No se dice dónde profesó y en qué pueblo vio la primera
luz. Salió para Filipinas el 1763 y administró los pueblos de
Aringay, Agoo y Laoag, donde murió el 1881. Era cantor y
organista.
Escribió:
Pláticas para todos los Sacramentos, traducidas al iloca-
no de las que trae el Manual Toledano. Van insertas en el
((Confesonario» del P. Fr. Fernando Rey.
CHAGAS (Fr. Buenaventura de las)
Nació en Lisboa y profesó en el convento de Goa , de la
India Oriental, en 1624. Allí explicó filosofía, y de vuelta en
Portugal ejerció el cargo de Prior en varios conventos , y el
de Provincial en i65i. Asistió al Capítulo general celebrado
en Roma el 1661, y fué nombrado Asistente general. Murió
en Roma el 1664.
Compuso:
1. Cursus Philosophicus. Un tomo fol.
2. Compendium totius Theologice, fol.
Conservábanse estos dos volúmenes en la librería del
convento de Gracia, en Lisboa. — Barb. Mach., t. 1, pág. 539.
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 49
CHAMPANER (Ff. Isidro) C.
Nació en Barcelona el 1797, y profesó en el convento de
dicha ciudad el 18 16. Pasó á Filipinas en la misión del 1821,
y administró los pueblos de Pidig , Sarrat y Laoag , donde
murió el 3 1 de Agosto de 1 853.
Poseía admirablemente el idioma^ilocano , en el cual
compuso unas Pláticas que aún se conservan inéditas. —
Can., pág. 25o.
CHAPERA (Fr. Agustín Ignacio) C.
Nació en Olot el 17 17, y profesó en el convento de Bar-
celona el 1734. Pasó á Filipinas en 1739, y administró los
pueblos de Laglag, San Nicolás, Jaro Capiz y Matagud. Fué
Prior del Santo Niño y murió el i/65 en Tigbaoang.
Tráele el Osario como escritor, sin especificar sus obras.
CHAUREO (Fr. Juan).
Según Ossinger , el cual cita á Elsio, fué este religioso
hijo del convento de Salamanca, Doctor en Sagrada Teolo-
gía y afamado predicador. Ejerció el cargo de Prior en di-
cho convento.
Escribió:
Panegírico del Beato Ignacio de Loyola en la fiesta de
su beatificación. — El mismo, pág. 228.
CHÍA (Fr. Pedro) C.
Nació en Zaragoza y profesó en el convento de dicha
ciudad. Fué Prior délos conventos en Épila, Belchite y Za-
ragoza, Doctor teólogo y Maestro de número. Señalóse por
sus dotes especiales para el pulpito.
Escribió:
1 . Clarísimo norte de Prelado y de Monjes San Juan
Bueno, de Mantua, Religioso Agustino, Panegírico sacro
en su Capítulo provincial de Epila en i6g6. Zaragoza, 1696,
por Manuel Román: 4.0
2. Acción de gracias por la batalla de Almansa, que se
celebró en la villa de Caspe. Zaragoza , por Manuel Ro-
mán,, 1702.
4
50 ESCRITORES AGUSTINOS
Supone Latassa que Fr. Pedro Chia es el mismo que el
P. Jordán cita en el tomo m de su Cron. , pág. 187 , con el
nombre de Gaudioso Chia, el cual imprimió también un docto
sermón del glorioso San Juan Facundo , predicado en el Ca-
pítulo provincial celebrado en Épila el 1696.
Vivía en Zaragoza por los años de 17 16. — Lat., t. 1,
pág. 377.
DAVALO (Fr. Manuel) C.
Nació en Haro , del obispado de Calahorra , en 1701 , y
profesó en 1728 en nuestro convento de Salamanca. El 1732
pasó á Filipinas y administró los pueblos de Santa , Batac y
Bangar. ¿Murió en Manila el 1760.
Son curiosos los datos que sobre este religioso apunta el
Osario. «Ministro de Díngras y soldado en su mocedad en
España. Fué sentenciado á muerte con otro por haber de-
sertado, y queriendo el coronel perdonar al uno , determinó
que echasen suertes entre los dos y que quedase libre el que
sacase más puntos en los dados. El P. Dávalos sacó el nú-
mero uno en los dados. El otro , creyéndose ya libre , tiró
sus dados y sucedió que quedaron montados uno sobre otro,
señalando el de arriba el número uno. Por esta rara y por-
tentosa circunstancia quedó libre el P. Dávalos. Renunció
al mundo y tomó el hábito en la Provincia de Castilla. Por
tener buena voz le destinaron para el convento de San Fe-
lipe el Real de Madrid; pero este venerable varón suplicó al
Señor que le mudase la voz, al beber un vaso de agua que
tenía en las manos , si por su causa había de ofenderle por
la vanagloria, como en efecto se le empeoró, y así no le reci-
bieron en aquel convento. Vino á estas Islas , y destinado á
llocos , fué ministro ejemplarísimo en Dingras y otros pue-
blos. Acometido de escrúpulos volvió á Manila, en donde le
hicieron sacristán mayor. Fué muy penitente y austero , y
tan dado á la oración , que el demonio , envidioso por esto,
le maltrataba mucho, ya dándole golpes, ya levantándole en
alto y haciéndole dar vueltas, como sucedió en Mandaloya á
vista de un corista que estaba con él en oración, y en el coro
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 51
del convento de Manila, viéndole varios religiosos. Tuvo
espíritu profético.»
Escribió:
i . Ceremonial particular para el convento de San Agus-
tín de Manila. MS.
2. Breve relación de las misiones ¿formadas? en mi tiem-
po. Madrid. Imprenta del Consejo Real de Indias , 1756.
Dos tom. 4.0
3. Sermones varios. Doce tomos.
4. Varios opúsculos misceláneos , en idioma pampango.
DÁVALOS (Fr. Buenaventura) C.
Acerca de este agustino no he encontrado más noticia
que la que apunta el P. Conrado cuando dice: «... en las
Essequie poetiche, que los ingenios italianos le dedicaron (á
Lope de Vega) y publicó Fabio Franchi, hay poesías del...
P. M. Fr, Buenaventura Dávaios , agustino también , é hijo
del marqués de Pescara , todas en italiano.» — Ciudad de
Dios, vol. xvn, pág. 317, n.
DÁV1LA (Fr. Tomas) C.
Del prólogo al autor puesto por el editor en la obra pos-
tuma del P. Dávila, Deleytes del espíritu, copio las siguien-
tes noticias relativas al mismo.
«Nació en la villa de Alcázar de San Juan, Arzobispado
de Toledo, y sus padres fueron Sancho Dávila y Ana del
Barco. Tomó el hábito agustiniano en San Felipe el Real de
Madrid en 10 ds Noviembre de 1670. Puede colegirse su apro-
vechamiento y afición á las letras, del Memorial que, siendo
Regente de Teología en Doña María de Aragón de Madrid,
presentó, en que exponía al Difinitorio los deseos de emplear
su talento y noticias en servicio de la provincia; por lo que
suplicaba le nombrasen su Cronista. Lo que se le concedió,
acreditándose su laboriosa industria, ya por el Magisterio,
que se le confirió el año de 170 1, ya también por el testi-
monio de las obras que compuso.»
«Pocos conocen el mérito del Maestro Fray Tomás Dá-
52 ESCRITORES AGUSTINOS
vila, agustiniano, y lo que más debe extrañarse es no se
haga memoria, ni tengan noticia de él los literatos de nues-
tra España, siendo tan reciente su muerte, y su ciencia y
erudición comparables con los hombres más doctos, y que
sin duda acreditan el buen gusto de la nación, la cultura de
las letras humanas, la sólida dirección en promover la reli-
gión y la piedad, trayendo ó haciendo presentar al obsequio
y servicio divino los ingenios y humanas artes. Por lo que
yo doliéndome de la mala suerte que á los sabios suele tocar,
y deseando suscitar la alabanza de los hombres esclarecidos,
que en los siglos en que vivieron hicieron obras recomenda-
bles, pongo toda diligencia en extender su fama, esperando
no quedará sin fruto este honrado deseo.»
Escribió:
/. Epinicio sagrado, certamen olympico avreo, en la so-
lemne dedicación de la insigne Capilla que al Glorioso
Apóstol San Andrés, Patrón de su Casa de Cerralvo, erigió
el Eminentissimo Señor D. Francisco Pacheco, primer Ar-
zobispo de Bvrgos, Cardenal de Santa Cru\, Protector de
España, de la Inquisición General, y Virrey de Ñapóles.
Dedicado á la Catholica Magestad de Doña Mariana de
Av siria, N. Sra. Avgvsta Rey na Madre. Por mano de la
Excelentissima Sra. D.a Leonor de Velasco sv Dama, Con-
desa de Sírvela', Marquesa de Cerralvo, y Patrona de dicha
Capilla. Dispuesto por el P. Fr. Thomas Dauila, Lector de
The o logia del Conuento de N. P. 5. Agustín de Ciudad Ro-
drigo: y al presente Maestro de Estudios en el Colegio de
Doña María de Aragón de Madrid, y Secretario del Certa-
men. Dale á la estampa el Licenc. D. Diego de Cosió y
Bustamante, Abogado de los Reales Consejos, y Gouernador
del Estado de Cerra luo. Año de 1687. Con licencia, en Sala-
manca. Por Lucas Pérez, Impressor de la Vniuersid.
4.0 de 256 hojas. — Dos dedicatorias suscritas por el autor,
la una á la reina madre, y la otra á D.a Leonor de Velasco. —
Aprob. de Fray Bernabé de Castro: Ciudad Rodrigo, 25 de
Abril 1687. — Lie. de la orden: Ciud. Rod., 27 Abril 1686. —
Aprob. del Dr. D. Urban González: Ciud. Rod., i5 de Mar-
zo 1687. — Lie. del Ordin. — Aprob. de Fray José de Almo-
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 53
nacid: Madrid 6 de Mayo 1687. — Priv. al autor por diez
años.
Entre los poetas autores de las composiciones se encuen-
tra también el P. Tomás y otros varios agustinos. — Ga-
llard. t. 11, col. 748.
«Dio ocasión para escribir esta obra, dice el editor de los
Deleytes del Espíritu, la dedicación de una capilla, que los
Marqueses de Cerralbo reedificaron en Ciudad Rodrigo á
San Andrés, por haber destruido un rayo la que antes había.
Lo particular de esta obra son dos Disertaciones del origen
de los templos y poesía llenas de erudición profana y sa-
grada. Lo restante no se reduce á otra cosa, que á extender
ó hacer una relación de las funciones que se hicieron por la
dedicación.»
2. Al Santissimo Sacramento. Oración evangélica pre-
dicada el día octavo del Corpus á la Orden de Santiago asis-
tida de la Católica Magestad del Rey nuestro Señor recien
casado en el Real convento de San Felipe, Orden de Nues-
tro Padre San Augustin. Dedícala alExcmo. Sr.D. Baltasar
Domingo Zúñiga y Guarnan, Marqués de Valero, Señor de
las siete Villas y GentiLHombre de Cámara de su Magestad.
El P. Fr. Tomás Dávila Maestro de Estudiantes en el Co-
legio de la Señora Doña María de Aragón de la misma
Orden. Impreso en Madrid, en la Imprenta del Reyno en la
calle del Carmen. Año de 1690.
3. Historia y vida del Admirable y Extático San Fur-
seo, Príncipe Heredero de Irlanda , Apóstol de muchos
Rey nos y Naciones. Maestro sapientissimo de Reyes y Mi-
nistros, y Alongé antiquissimo del Orden de N. P. S. Agus-
tín. Escrivela Fr. Thomas Davila, Lector Jubilado y Chro-
nista de la Provincia de Castilla, de dicha Orden. Con
Privilegio. En Madrid: Por Lucas Antonio de Bedmar y
Narvaez, Impressor de los Reynos. Año de 1699. Hallaráse
en Casa de Joseph Alvarez Labiada, Mercader de Libros en
la Puerta del Sol, á la esquina de la calle de Cofreros.
4.0 de 1 1 h. s. n. de prel. y 36o de tex.
Dedic. al Excmo. D. Antonio Alvarez de Toledo. Fech.
en el Gol. de D.a María de Aragón 10 de Julio de 1699. —
54 ESCRITORES AGUSTINOS
Aprob. del P. Fr. Diego Florez. S. Felipe el Real 4 de Feb.
1699. — Aprob. del P. Fr. Miguel Varona, Rector del Col.
de D.a María de Aragón.— Lie. del Ord. — Aprob. del Padre
Fr. Juan Campuzano, bernardo. — Suma del Privilegio. —
Erratas. — Tassa. — Al lector.
4> Vida y milagros de la gloriosa Santa Rita de Cassia,
del Orden de los Ermitaños de San Agustín: Por el Maes-
tro Fr. Tomás Dávila, Difinidor de la Provincia de Castilla^
y Chronista General de su Religión: Sácala á luz el Padre
Predicador Fray Joseph de Badarán, de la misma Orden.
Y va al fin la Novena de la Santa. Año ijoS. Con licencia.
En Madrid: En la Imprenta de Francisco Sanz, Impressor
del Reyno y Portero de Cámara de su Magestad.
4.0 de 1 1 h. s. n. y 235 págs. de tex.
Dedic. á la bienaventurada Santa Rita de Casia. — Aprob.
del P. Fr. Eugenio Aguado, agustino. S. Felipe el Real 6 de
Junio de 1705. — Lie. del Prov. Fr. Antonio Gómez. Conv.
de S. Agust. de Burgos, 9 de Jul. 1705. — Censura del Padre
Agustin de Marchena, mercenario. — Lie. del Ordinario. —
Aprob. del P. José de S. Juan, franciscano. — Lie. del Con-
sejo.— Fe de erratas. — Suma de la Tasa. — Pról. al lector. —
Una lámina que ocupa toda la plana, en la cual se representa
á la Santa extasiada, y el milagro de la espina que se des-
prende del Crucifixo.
Ene. en núes. Col. de Vallad.
El P. Miguel Varona en la aprobación á la obra que an-
tecede dice: «Desconsuelo fuera de todos... Mas consuélame,
que ya tiene concluida con todo acierto la (vida) de Santa
Eudozia, y tiradas las lineas para otras mas, sino mejores,,
mas abultadas de cuerpo. Y así no solo se le debe dar al
autor la licencia que pide, para que esta vida se imprima,
sino solicitar, quien tiene potestad para ello, que cuanto an-
tes saque á luz los libros que han de ser de gran utilidad
para las almas y crédito de la religión...»
Ignoramos cuáles fueran esas obras de mayor volumen á
que se alude en lo transcrito, y no sabemos si quedaron pu-
blicadas.
5. Vida y Passion de la Santa Martyr Eudocia, Sama-
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 55
r i tana, sacada de sus antiquissimas Actas, por el P. Fray
Thomas Davila, del Orden de San Agustín. Segunda im-
pression. Año de (Pequeño escudo) 1736. Con licencia: En
Madrid: A costa de D. Pedro Joseph Alonso y Padilla, Li-
brero de Cámara de su Mag. Se hallará en su Imprenta y
Librería, calle de Santo Thomas, junto al Contraste.
Un tom. en 12.0 de i5 hoj. de prel. sin n. y 187 pág. de
tex. mas la Tab. de cap.
Ded. á la Madre Priora y Religiosas Carm. Desc. del
conv. de Santa Ana. Col. de D.a María de Aragón 26 de
Agosto 1699.— Aprob. del P. Francisco Aviles, Reg. de
Teol. en dicho Col. — Lie. de la Ord. — Aprob del P. Varona,
Rector del mismo Col. — Lie. del Cons. — Lie. del Ord. — Fe
de err. — Tassa.— Al lector.
En la dedicatoria se hace notar la gran amistad que al-
gunos célebres agustinos tuvieron con la V. Ana de Jesús y
cómo el Mtro. Basilio Ponce de León tradujo las obras de
Santa Teresa al latín, y tenía comenzada la Vida de la dicha
V. Ana de Jesús, aunque murió antes de tener ésta termi-
nada, y sin que consiguiera ver aquéllas impresas.
6. Deleytes del Espíritu, del Maestro Tomas Dávila,
agustiniano. Obra posthuma.
Tomo primero. En Madrid, por Fuentenebro y Compa-
ñía, i8o3. Se hallará en la librería de Pérez, calle de las
Carretas.
Tomo segundo, 1804. 8.° De xxvi. — 328 págs. el primero
y 287 el segundo.
Lleva el primer tomo un Prólogo, cuyo autor no he po-
dido averiguar quién sea, y en él se encuentran las noticias
que sobre el P. Dávila quedan transcritas.
El editor de esta obra no pudo encontrar íntegro el pró-
logo que el autor escribió para la misma, y trae algunos
párrafos, con algunas observaciones en que se encierra el
juicio crítico de los Deleytes del Espíritu que no dudamos
reproducir, por lo mismo que el P. Dávila es poco conocido.
«Quiero explicarlo con frases vivas y sentenciosas. Ni el
prurito insaciable de los ojos conmoverá, ni atraerá con sus
alhagos la sobervia de la humana conversación; ni los delei-
56 ESCRITORES AGUSTINOS
tes de la carne podrán ofuscar al que ponga su atención á los
diálogos de los Deleytes del Espíritu del Maestro Fr. Tomas
Dávila. Este es el fin que él se propuso, como aparece de la
parte del prefacio, que se halla en el ejemplar de la Biblioteca
Complutense Agustiniana, de que nos hemos valido para la
impresión que ahora hacemos y transcribimos á la letra como
sigue:
»De aquellos gigantes famosos antes del diluvio, dice la
Sagrada Escritura que fueron á Dios tan enfadosos, que llegó
á arrepentirse de haber criado al hombre. Di jóse de ello que
eran cuerpo ó carne, y no alma, porque obraban de suerte,
que no parecía en ellos haber alma intelectual, inmortal y
despierta, sino cuerpo tosco, mortal y estúpido: eran hom-
bres, en fin, que sobre la faz de la tierra no levantaban de ella
sus vuelos, sus deseos, ni los honrados pundonores de ser
mas que bestias. Después en otras edades lamentaba David
esta ruina diciendo: El hombre como estuviese en honor y no
lo entendió, comparóse á los jumentos, y se hi\o semejante á
ellos.
» Ningunos más bestias que los que llegan á dudar si hay
Dios, y caen en el ateismo. Sabido es que todos los pecados
anublan la razón y obscurecen el entendimiento; pero entre
todos la concupiscencia ó lascivia la turba tanto, que parece
la apaga, y reduce al hombre á bestia y bruto. De ella viene
la ceguedad de la mente, la inconsideración, la precipitación,
la inconstancia, el amor de sí propio, y el odio á Dios, el
afecto al presente siglo y el horror al futuro, y desesperación
de llegar á verse en él, temiendo á la eternidad como á re-
gión de su infelicísimo destino. Debilita tanto este vicio á la
parte superior del hombre, la razón y la voluntad, que aun-
que alguna vez quieren sacudir las alas estas nobles poten-
cias y rescatarse, vuelven á caerse fácilmente y desmayar.
Y esto, dice Santo Tomás de Aquino, lo explicó bien el
cómico Terencio, cuando hablando de uno que ofrecía ó
proponía dejar á su amiga, dice él que una falsa lagrimilla
de ella se lo estorbaría.»
«Los que llegan á perder el conocimiento de Dios, y á
dudar que hay un Numen Soberano, que lo entiende y mira,
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 57
y les dio el ser, son comunmente hombres desbaratados,
torpes, sucios y lascivos; y consiguientemente ciegos y sor-
dos. ¿Cómo haremos que vean y oigan? ¿Con qué estilo les
daremos á entender...»
((No he podido hallar lo que resta de su prefacio; más
bastará á los doctos lo que acabamos de trasladar, para que
se persuadan de la discreción del Maestro Dávila en formar
su obra con un estilo que aun los que no conocen á Dios, y
la excelencia de sus espíritus, se puedan preparar y engolo-
sinar con los deleites que les ofrece. Porque no es cordura,
sin duda, ó como la frase latina dice: es dar voces á sordos
y cantarles canciones, pretender aficionar con palabras de
violencia de pasiones, mortificación de sentidos, penitencia
y dolor, á los embelesados con los gustos que ofrece el
cuerpo. Asi que imitando el Maestro Dávila á los médicos
experimentados que suelen preparar sus medicinas, infun-
diéndolas el color y sabor, que es agradable á la imaginación
pervertida de los enfermos, ocultando la virtud obradora de
su felicidad, y disimulándola para que no desechen los me-
dios de ser traídos á su integridad y sana constitución... Si-
guiendo estos ejemplos el Maestro Dávila propone á los
Naturalistas deleites formando unos diálogos en que intro-
duce personas acomodadas al propósito suyo de persuadirles
cuáles sean los verdaderos. Y así hablan en estas conversa-
ciones, Philidon y Eusebio. Para convencer de que en solo
sentir á Dios, conocerle y gozarle está el verdadero deleite,
y todo el bien del hombre, pone en la persona de Eusebio
tal aparato, de doctrina y variedad de sentencias, que Phi-
lidon se ve con frecuencia conmovido y avergonzado, y
puesto en la precisión de confesar: que sus pensamientos han
sido errados en sospechar ser los mejores y únicos deleites
que ofrecen la carne y los sentidos. En cuyo estado puesto
ya Philidon no es ya dificultoso admita deleites superiores,
como en efecto Eusebio le persuade y convence á que es así,
representándole y trayéndole á la memoria con viveza la
armonía de la música, embeleso de la buena pintura, fuerza
de la retórica, gracias de la poesía, demostraciones de las
matemáticas, razones sentenciosas de la filosofía, tomando
58 ESCRITORES AGUSTINOS ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS.
de esto ocasión para convencerle de la espiritualidad de las
almas. Y como Philidon quisiera contentarse con los deleites
de las ciencias y artes que puede proporcionar sola la hu-
mana razón, Eusebio le reconviene con la excelencia y capa-
cidad de nuestro ánimo y sentimientos prácticos que conven-
cen no poderla llenar y saciar las artes y humanas ciencias.
Se hace ver no es desproporcionada la fe á la racionalidad,
á lo que se sigue una instrucción de los motivos de credibi-
lidad, por cuya proposición reconociendo Philidon llevar
camino las cosas de fe, se excitan en él deseos de creer. A la
conversión de Philidon añadió el Maestro Dávila, en persona
de Eusebio, una instrucción de mucha doctrina, por la que le
enseña la perfección que el hombre puede adquirir uniéndose
con Dios. Previniendo por último convenir esta obra en mu-
cha parte y pensamientos, con la idea del Hombre feliz y el
Evangelio en triunfo, no pudiéndose esto atribuir á plagio
de nuestro Autor, que murió antes de haber nacido los que
las compusieron. Que da un nuevo realce al Maestro Dávila,
y estimación á su obra acreditando el buen gusto de la Na-
ción en los siglos tenidos por incultos y rudos.»
aSon sin duda, afirma el editor ya mencionado, de mayor
aprecio y estimación las obras manuscritas, de que se halla-
ron exemplares en la Biblioteca Complutense Agustiniana, y
son las siguientes:
» Apología por el Duque de Aquitania, San Guillermo.
»Doce Vidas de Santos del Orden de San Agustín.
»Merece alguna atención y memoria especial, la obra de
las guerras de los cristianos en la que habla con erudición
sólida, asi profana como sagrada, del origen de ellas: solici-
tud y precauciones que en las guerras deben tomarse para
evitar los desórdenes á que por la avaricia de los soldados
suelen estar expuestas: es sin duda obra sólida.»
Fr. Bonifacio Moral,
o. s. A.
(Continuará.)
Revista Canónica
obre las Misas en cuya celebración se emplearon
hostias hechas de harina cuya genuinidad es du-
dosa.— Tanto ha progresado la industria moderna, y hasta
tal extremo se abusa de sus inventos, que apenas se encuentra una
substancia, sobre todo entre las alimenticias, que no haya sido falsi-
ficada. Y nadie ignora la trascendencia que entraña esta práctica
criminal en lo relativo á las materias que por divina institución de-
ben emplearse en los Sacramentos; por lo que la Iglesia, centinela
siempre vigilante, previene con tiempo los gravísimos inconvenientes
que de tales abusos pueden originarse, dando al efecto providencias
oportunas según las necesidades.
Ciñéndonos por ahora al sacramento augusto de la Eucaristía,
sabido es que la materia válida son el pan de trigo y el vino de vid
(Conc. Flor., Decret. pro armenis), dos substancias con harta frecuen-
cia falsificadas. Nunca será, pues, excesiva la vigilancia y solicitud
de los sacerdotes en materia tan delicada.
Claro es que si la materia es dudosa, dudosa será igualmente la
existencia del sacrificio, y en tal hipótesis no procede exigir ni rete-
ner el estipendio de la Misa, porque aquí tiene perfecta aplicación el
principio: non satisfit obligationi certae impletione dubia. Por tanto,
prescindiendo del gravísimo pecado de que se hace reo quien celebra
dudando fundadamente de la genuinidad de la harina ó del vino, desde
el instante en que empieza la duda acerca de la validez de la mate-
ria empleada urge la obligación de inquirir, y si de las averiguacio-
nes resulta confirmada más ó menos plenamente la falsificación, hay
que restituir los estipendios correspondientes, ó aplicar igual núme-
ro de Misas, ó implorar de la Santa Sede la reducción. Mas como no
es tarea fácil el desvanecer tales dudas, lo más práctico y seguro
60 REVISTA CANÓNICA..
para tranquilizar las conciencias es recurrir á la Suprema Inquisi-
ción, exponiendo el caso y pidiendo las subsanaciones que fueren ne-
cesarias.
Así lo hizo el obispo de N. en favor de algunos sacerdotes dioce-
sanos suyos que se encontraban en el caso que implica el epígrafe, y
la Sagrada Congregación del Santo Oficio resolvió el 27 de Enero
de 1897 (1) lo siguiente: «Supplicandum Sanctissimo ut suppleat de
Thesauro Ecclesiae, quantum opus sit, habita ratione circa Missas
celebrandas eorum qui in bona et eorum qui in dubia fide celebra-
runt.» Esta resolución fué confirmada por Su Santidad, quien conce-
dió también la gracia pedida.
El sacramento de la Confirmación administrado con
el óleo de los catecúmenos.— El obispo de N. N. expuso á
la Santa Sede el siguiente caso: «Hallándome administrando el
sacramento de la Confirmación en un pueblo grande, y siendo
muchos los confirmandos, después de haber confirmado las dos ter-
ceras partes, llegó á faltar el crisma que yo llevaba conmigo, y fué
necesario recurrir al de la parroquia. Hice uso del contenido en la
ampolla, que tenía grabada la inscripción sacrum chrisma; pero des-
graciadamente, según comprobamos después, no era el crisma, sino
el óleo de los catecúmenos lo que aquélla encerraba. En vista de esto
ruego á Vuestra Santidad se digne indicarme el medio de reparar
este involuntario error. »
La Inquisición Suprema se limitó á responder el 22 de Noviem-
bre de 1899: Sileai.
Sin pretender resolver la cuestión tan debatida entre los teólogos
acerca de la materia esencial de la Confirmación, advertiremos que
los que la colocan en la primera imposición general, pueden alegar
la respuesta transcrita en apoyo de su parecer, porque la Sagrada
Congregación no trata de fallar el litigio, sino simplemente de seña-
lar la norma que la prudencia prescribe se siga en casos de la índole
del presente. Abrigamos la convicción de que, si en el caso del obispo
de N. N., hubiera sido fácil conocer quiénes habían sido ungidos
(1) Advertiremos de una vez para siempre que, si no se dan á conocer
puntualmente algunas resoluciones de la Suprema Inquisición, es debido a
que en este alto Tribunal se observa el más riguroso secreto pontificio, por
lo que muchas de sus decisiones no llegan á ser del dominio público, y otras
son promulgadas, pero casi siempre con retraso.
REVISTA CANÓNICA. 61
con el óleo de los catecúmenos, y la repetición del acto no llamara
la atención de un modo extraordinario, la Sagrada Congregación, en
vez de responder Sileat, ordenara que fueran confirmados con el
crisma sub conditione. Más aún: si la Confirmación fuera un Sacra-
mento de absoluta necesidad, también hubiera ordenado lo último,
como lo prueban las repetidas veces que ha prescrito se reiteren
otros Sacramentos. Resulta de lo dicho que cuando es fácil saber
quiénes son los confirmados con el óleo de los catecúmenos, y lo
mismo debe decirse del de los enfermos, la Confirmación no sólo
puede, sino que debe ser reiterada condicionalmente.
Acerca de la admisión de educandas, hijas de here-
jes, en los Institutos femeninos católicos. — La superiora
de uno de esos Institutos admitió como educandas externas á tres
niñas de familia protestante, obtenida la previa licencia del Ordi-
nario, quien impuso la condición de recurrir en tiempo oportuno al
Santo Oficio, al cual acudió la superiora proponiendo las dudas si-
guientes:
«i.a ¿Puede continuar teniendo entre ks alumnas externas ó
semipensionistas á las tres citadas niñas, advirtiendo que los padres
de éstas han dado á las institutrices facultades amplísimas para que
usen con ellas del mismo reglamento respecto de la enseñanza del
catecismo, asistencia á las funciones religiosas, etc.?
»2.a ¿Cómo conducirse en lo futuro si otras familias no católi-
cas desean colocar á sus hijas en el Colegio como alumnas, sea in-
ternas ó externas?»
La Sagrada Congregación de la Suprema Inquisición respondió el
6 de Diciembre de 1899, con la aprobación del Padre Santo: «Tres
alumnas jam receptas toleran posse, modo absit quodvis perversio-
nis periculum catholicarum alumnarum; qua de re sedulo a Modera-
tricibus advigilandum. Quoad caeteras, pro internis, negative. Pro
externis, recurrant in singulis casibus, semper exceptis apostatarum
filiabus.»
La respuesta es harto obvia de suyo, y no necesita aclaraciones.
Notaremos tan sólo: primero, que no debe extenderse á los Colegios
ó educandados para niños; y segundo, que no deben ser comprendidas
en la prohibición las niñas nacidas en el seno del Catolicismo, aun -
que sus padres nada tengan de católicos, por ejemplo, si uno de ellos
ó los dos pertenecen á la masonería, siempre que no hayan aposta -
tado del Catolicismo y dado su nombre á una de tantas sectas disi-
62 REVISTA CANÓNICA.
dentes. La misma doctrina debe aplicarse en el caso de que uno solo
de los padres haya apostatado de hecho, ingresando en alguna de las
aludidas sectas , ó abrazando una religión falsa , mientras la parte
fiel pueda vigilar por sus hijas. La resolución presente se refiere á
hijas de protestantes, nacidas en el protestantismo; pero desde luego
se comprende que no basta para esto el matrimonio mixto.
Los Obispos pueden dispensar «in articulo mortis»
del impedimento de clandestinidad. — RepetidRs veces hemos
mencionado en esta sección los decretos-indultos de 20 de Febre-
ro de 1888 y i.° de Marzo de 1889 , por los que se concede á los Or-
dinarios la facultad de dispensar con los que, hallándose en artículo
de muerte, y debiendo contraer matrimonio para reparar el escándalo
y legitimar la prole, de todos los impedimentos dirimentes, es decir,
de todos aquellos en que la Iglesia puede y suele dispensar , excep-
tuados el del Orden del presbiterado y el de afinidad en primer grado
procedente de cópula lícita.
¿Esta concesión deberá extenderse al impedimento de clandesti -
nidad? Aunque no creemos sea muy frecuente el caso en que tal dis-
pensa se necesite , puede ocurrir alguna vez : por ejemplo , dos
concubinarios, ligados ó no por algún impedimento dirimente , resi-
den en un punto donde pasan por legítimos cónyuges: uno de ellos
se halla en peligro de muerte, llama al párroco del lugar, y espontá-
neamente, ó movido por los consejos del párroco, quiere legalizar su
situación. Añadamos todavía que, ó por falta de tiempo, ó por otras
razones, no es posible reunir dos personas de confianza que sirvan de
testigos y guarden el secreto. ¿Puede en este caso el párroco dispensar
del impedimento de clandestinidad , suponiendo que el Ordinario le
haya subdelegado las facultades á que se refieren los citados in -
dultos?
Atendido el carácter especial del impedimento en cuestión , de-
biéramos dar respuesta negativa ; pero como los indultos referidos
sólo exceptúan los dos impedimentos indicados , tampoco existe
razón alguna valedera para excluir de la concesión lo que la ley
misma no excluye.
Rectamente podemos, por tanto, concluir que en el caso propues-
to, y en cuantos ocurran , puede el párroco dispensar. Actualmente
ya no cabe dudar de la rectitud de esta conclusión , una vez que el
Santo Oficio respondió con fecha 13 de Diciembre de 1899 afirmati-
vamente á la siguiente duda propuesta por el obispo de N. N.:
REVISTA CANÓNICA. 63
«Utrum in citatis decretis veré comprehendatur etiam facultas
dispensandi ab impedimento clandestinitatis ; adeo ut ex. gr. , paro-
chus ab Episcopo habitualiter delegatus , possit in sua paroecia vel
conjungere non suos sed extráñeos inibi casu existentes, dispensando
a praesentia parochi proprii, ad quem nullimode valeat habere recur-
sus; vel etiam conjungere suos, sed sine testibus, pariter dispensando
ab eorum praesentia, cum omnino non sint qui testium muñere
fungi possint?»
Extensión del Decreto del 3 de Mayo de 1899 á los
Superiores generales de las Ordenes religiosas. — En virtud
de este Decreto, todas las facultades especiales que la Santa Sede
suele conceder á los Ordinarios, aunque aquéllas sean ad tempus,
pasan á sus sucesores. Ahora bien; siendo también Ordinarios los
Superiores generales de las Ordenes religiosas, parecía natural que el
citado Decreto se extendiese también á éstos, y creemos que la única
razón para no incluirlos en ellas, es la de que las facultades á que la
concesión se refiere son acerca de dispensas de impedimentos y de
otros casos para los cuales la Santa Sede no acostumbra autorizar á
los Superiores generales de las Ordenes, por no ser de su incumben-
cia, y sí álos Obispos, vicarios, capitulares, vicarios apostólicos, etc.
Esto no obstante, la cuestión no era clara, y para desvanecer todas
las dudas, la Inquisición Suprema, ha respondido á la consulta pre-
sentada por un Superior general el 20 de Diciembre de 1899: «Suppli-
candum Sanctissimo pro extensione Decreti fer. IV, 3 Maii 1899 ad
Superiores generales Ordinum religiosorum;» resolución aprobada
por Su Santidad, que concede la extensión pedida, el 22 del mismo
mes y año.
Pero en este privilegio no están comprendidos los Superiores ge-
nerales de las Congregaciones religiosas, á no ser que alguna de
ellas comunique con las Ordenes.
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. A.
CRÓNICA GENERAL
EXTRANJERO
oma. — En el Consistorio secreto celebrado el ig de Abril se
verificó la preconización de varios Prelados, entre los que
figuran los nuevos Obispos de Segorbe y Cuenca, y el Ar-
zobispo titular Mons. D. Rafael Merry del Val y Zulueta, hijo del
embajador español en el Vaticano. A continuación se abrió el Con-
sistorio público, y en él fueron presentados los expedientes de beati-
ficación de la bienaventurada Rita de Casia, religiosa agustina, y del
beato Lasalle, fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas,
cuya canonización se celebrará, con la solemnidad y pompa acos-
tumbradas, el 24 del corriente mes, día de la Ascensión del Señor.
Su Santidad continúa disfrutando de una salud admirable, que le ha
permitido tomar parte en las ceremonias y oficios de Semana Santa,
y le permite soportar actualmente las numerosas audiencias diarias
que motiva la afluencia extraordinaria de ilustres peregrinos y visi-
tantes de la Ciudad Eterna con ocasión del Jubileo. Entre los eleva-
dos personajes que han sido recibidos por León XIII, merecen citarse
la Princesa heredera del trono de Suecia y Noruega; los Príncipes de
Sajonia con su primogénito; la Condesa de Hatzfeld, esposa del go-
bernador de Berlín; el Gran Duque Miguel Nicolaivitch, Presidente
del Consejo de Estado de Rusia, y su hijo el Gran Duque Jorge, y
por último, el mandarín católico chino Magielt-Chong, personaje de
gran influencia y representación en la corte del Celeste Imperio, de
quien tienen mucho que esperar las misiones católicas.
— El número de asistentes al segundo Congreso internacional de
CRÓNICA GENERAL. 65
Arqueología Cristiana que se celebra en Roma, pasa ya de quinien-
tos. A instancias del Cardenal Parochi, nombrado Presidente Ponti-
ficio del mencionado Congreso, Su Santidad ha concedido para la
celebración de sesiones el gran salón del Seminario romano de Apo-
linario. Los congresistas gozarán el privilegio de visitar las recientes
excavaciones practicadas en las Catacumbas, ocultas hasta hoy á las
miradas de los curiosos, y los importantes trabajos de exploración
que se ejecutan en la iglesia de Santa Cecilia de Transtevere, con
objeto de descubrir la casa de la Santa, obras para las que el Carde-
nal Rampol^pt ha dado la cantidad de 100.000 liras.
*
* *
Portugal. — Mucho ha dado que hablar á la prensa de este país
y á la extranjera la autorización concedida por el Gobierno portugués
á las tropas de la Gran Bretaña para atravesar el territorio de Beira,
situado al Norte de la bahía de Delagoa. La opinión dominante es la
de que el vecino reino se ha hecho responsable de una verdadera
violación de neutralidad, llegando algunos diarios alemanes á soste-
ner que los boers se hallan en el caso de apelar á las represalias y de
contestar á la mencionada autorización invadiendo la posesión por-
tuguesa. El Gobierno transvaalense, sin embargo, se ha concretado
por el momento á formular su protesta, en la que, si bien se omite
hasta el más leve anuncio de hostilidades, aparece reconocida, en
términos claros y precisos, la complicidad de Portugal en la agresión
violenta é injusta que las repúblicas sudafricanas sufren por parte de
Inglaterra. El tratado de 1891, existente entre esta nación y la por-
tuguesa, no justifica en manera alguna la travesía efectuada por la
columna del general Carrington en ferrocarriles de una potencia que
se declara neutral y amiga de las partes beligerantes. Prescindiendo
de que no consta que se haya efectuado el cambio de ratificaciones
necesarias para la validez del documento con que el Gobierno de
Lisboa pretende disculpar su conducta, no hay en él cláusula ni ar-
tículo que se refieran al paso de fuerza armada, sino á la cuestión de
límites y relaciones comerciales. El mismo art. 12, malamente invo-
cado para explicar la conducta de las autoridades de Lourengo Mar-
ques, dice textualmente:
«La navegación del Zambeze y del Shiré, sin exceptuar ninguna
de sus ramas y desembocaduras, será enteramente libre para los bu-
ques de todas las naciones.
»E1 Gobierno portugués se obliga á permitir y á facilitar el tránsito
de todas las personas y mercancías, de cualquier clase que sean, so-
5
66 CRÓNICA GENERAL,
bre los cursos de agua del Zambeze, el Shiré, el Pungwe, el Busi, el
Limpopo, el Sabí y sus tributarios, así como por las vías terrestres
que proporcionan medios de comunicación en los puntos donde aque-
llos ríos no sean navegables.»
La prensa de oposición de Portugal extrema con este motivo sus
ataques al Ministerio, acusándole de haber infringido el art. 15 de
la Constitución de la Monarquía, según el cual no puede el Gobierno
consentir el paso de tropas extranjeras por territorio portugués sin el
previo beneplácito del Poder legislativo. «¿Adonde iríamos á parar —
añade cierto diario — si se establecen y consagran como legítimos
semejantes procedimientos? Mañana ese mismo Poder que se cree
con atribuciones para poner á disposición de una potencia extraña el
tránsito por nuestras colonias, se juzgará autorizado para conceder
el establecimiento de un arsenal en la desembocadura del Tajo, si
circunstancias análogas á las actuales llegaran á exigirlo.» De desear
es que los acontecimientos futuros no pongan algún día á Inglaterra
en la necesidad de llevar á cabo una obra de ese género; pero si tal
sucediera, no lo duden los enemigos del Gobierno, éste se vería en la
triste precisión de ceder, mal que le pesase, á las pretensiones de su
poderoso aliado el Imperio británico. Es ciertamente extraño que no
habiendo ya quien ignore lo que son y significan desde hace tiempo
las relaciones entre Inglaterra y Portugal, se esfuercen tanto los dia-
rios del vecino reino por aparentar desconocerlo.
*
* *
Francia. — El asunto Philipp y la cuestión de Argelia son los
únicos temas que han compartido, con el inagotable de la Exposición,
el interés principal de la prensa de la nación vecina durante la pasa-
da quincena. Por lo que al primero se refiere, ha quedado definitiva-
mente probada la culpabilidad del susodicho funcionario del Ministe-
rio de Marina, y fallada, por consiguiente, su destitución. La condena
alcanza, además, á otros dos funcionarios rebajados de categoría y
sueldo, sin contar á los que, por negligencia en el cumplimiento de su
deber, se han hecho acreedores á una severa amonestación. La ocu-
pación de los oasis del Tuat por las columnas argelinas despierta
vivos recelos en Marruecos, cuyo Gobierno protesta contra la inva-
sión de territorios qué, según él, le pertenecen. Francia niega que el
imperio del Sultán haya considerado como parte de sus dominios el
Tuat, invocando al efecto el convenio acordado recientemente con
Inglaterra, donde se consigna que los oasis en cuestión pertenecen al
CRÓNICA GENERAL. 67
hinterland de Argelia. Se concede escasa importancia á este asunto,
creyéndose que no ha de dar lugar á prolongadas negociaciones di-
plomáticas.
— En la Exposición se trabaja activamente con el fin de comple-
tar cuanto antes la ejecución de los proyectos y el establecimiento de
instalaciones. Calcúlase que hasta mediados de mes no se habrán
terminado todas las obras. En el breve espacio de tiempo que ha
transcurrido desde la apertura, han ocurrido algunas desgracias, efecto
de la precipitación con que se llevan los trabajos, obedeciendo al de-
seo de satisfacer inmoderadas ambiciones de empresa. A últimos del
pasado se hundió el puentecillo tendido por encima de la Avenida
Suffren, y que establecía la comunicación entre el Campo de Marte y
el panorama del Globo celeste. De las personas que á la sazón cru-
zaban por la Avenida resultaron ocho muertas y diez con heridas
graves, á consecuencia de las cuales fallecieron poco tiempo después.
También en la sala de fiestas de la Exposición , la rotura de unos
maderos que sostenían el andamiaje en que trabajaban varios obre-
ros, ocasionó la muerte de dos de ellos.
* *
Alemania. — En Berlín se organizan extraordinarios festejos para
celebrar la entrada en la mayor edad del Príncipe heredero del Im-
perio y del trono de Prusia. Ampliando las noticias apuntadas en la
Crónica anterior, añadiremos que, además del emperador de Austria,
Francisco José, asistirán á la solemne ceremonia el Príncipe de Ña-
póles , heredero de la corona de Italia ; el Gran Duque Constantino
Constantinovitsch, de Rusia; el general turco Djevad Bajá , gober-
nador militar de Damasco ; el duque de Teck , en representación de
Inglaterra; el infante D. Alfonso de Portugal ; el duque de Noailles,
comisionado por el Presidente de la República francesa, y todos los
Soberanos de los diversos Estados de Alemania. El recibimiento
especial que los berlineses dispensarán al anciano Francisco José,
obedeciendo á indicaciones de Guillermo II, constituye una seña-
lada distinción, significativa del excepcional aprecio que hace el Go-
bierno alemán de las estrechas relaciones que le unen con el Impe-
rio de Austria. De una correspondencia de Berlín tomamos los si-
guientes datos, referentes á los preparativos de fiesta que se dedican
al mencionado recibimiento: «El Municipio de la capital del Imperio
ha votado un crédito de 50.000 marcos, que se emplea en adornar la
Plaza de París (Pariser Plater) y el Paseo de los Tilos (Unter den
eS CRÓNICA GENERAL.
Linden ) que conduce desde la Puerta de Brandemburgo al Palacio
Imperial. La Plaza de París es cuadrada, tiene á un lado y á otro de
los que corren en la misma dirección que la avenida Unter den Lin-
den, magníficos edificios, uno de ellos la Enbajada francesa, y la li-
mitan por los otros dos lados contrarios la Puerta de Brandemburgo,
que es una imitación de los Propíleos de Atenas, y la referida Aveni-
da, que tiene 50 metros de ancho y 1.500 de longitud. Miles de obre-
ros trabajan en el decorado, bajo la dirección del arquitecto munici-
pal Hoffmann. Allí se construye, frente á la Puerta de Brandembur-
go, un arco de triunfo de 30 metros de altura. En el cruce de Unter
den Linden con Friedrichstrasse , se instalan cuatro candelabros
gigantescos de luz eléctrica, adornados con guirnaldas de flores. Co-
menzarán las fiestas preparadas el día 6 de Mayo , fecha del aniver-
sario del nacimiento del Príncipe. En ese día se hará solemnemente
la declaración oficial de su mayoría de edad. S. A. Imperial y Real
el Príncipe Federico Guillermo Víctor Augusto Ernesto, primero de
los hijos nacidos del matrimonio de Guillermo II con la emperatriz
Augusta Victoria, nació el día 6 de Mayo de 1882 en Marmorpalais,
cerca de Postdam. Cumple , pues, ahora dieciocho años. En el ejér-
cito alemán figura el Kromprintz como teniente del primer regimiento
de la Guardia de á pie, y agregado á otros distintos regimientos. Entre
las diversas condecoraciones que le han sido concedidas, figura la del
Águila Negra , la de la Anunciata y la de los Serafines. La última
condecoración recibida por S. A. I. ha sido la española del Toisón de
Oro. Con ocasión de su mayoría de edad le serán otorgadas algunas
otras, entre ellas la Gran Cruz de la Torre y la Espada de Portugal.
Tiene el Príncipe apostura gallarda. Es alto y fuerte, como su padre,
de quien ha heredado muchas virtudes y rasgos de carácter. Su in-
teligencia es viva y perspicaz. Educado cuidadosamente por su pa-
dre, á quien ha tenido por principal maestro , ha sido formado el
Príncipe á imagen del autor de sus días. Con él ha aprendido á amar
al pueblo y á su patria; con él ha aprendido también á hacer del
honor un culto. Desde hace algunos años, á pesar de su juventud, co-
noce perfectamente toda la organización del Ejército de su país. El
Emperador ha puesto en esto especial empeño, y el Príncipe, enamo-
rado también de la milicia, será también un verdadero soldado. Como
buen militar, nadie es más celoso que él de la disciplina y del presti-
gio del Ejército. Participa el carácter del heredero de Guillermo II>
ai mismo tiempo que de la energía del de su padre, de la dulzura del
de su madre. Educado con extremado cariño por la emperatriz Au-
gusta Victoria en aquel hogar del Kaiser, modesto y apacible como
CRÓNICA GENERAL. 69
el de cualquier burgués, es bondadoso y afable. Lleno de generosos
sentimientos, se capta las simpatías de cuantos le tratan. Una de
las notas principales de su carácter , heredada también de su padre,
es el acendrado amor á su patria. Como Guillermo II, prefiere lo
alemán á todo, y de lo alemán es siempre rendido devoto. El Krom-
printz, como el Kaiser, es tudesco puro.
— Según leemos en otra correspondencia, «ya es cosa resuelta el
aumento de la flota de guerra. En la Comisión de presupuestos el
Centro católico ha presentado una proposición otorgando al Gobierno
lo que pide, menos los cruceros que se destinan para las estaciones
navales del extranjero. Y como éstos no había pensado el Gobierno
construirlos antes de siete años , y con lo que se le concede tiene
hasta entonces resuelto su problema, el ministro de Marina ha pres-
tado su conformidad á estos acuerdos. En cuanto á los medios para
las nuevas construcciones , el Centro católico desea se obtengan de
nuevos impuestos de Bolsa, lotería , conocimientos de embarque,
timbre, vinos espumosos, licores extranjeros , cigarros y cigarrillos.
Se supone que una de las ventajas que el Centro católico obtendrá
por aprobar la ley de aumento de la flota , será el nombramiento de
un embajador de Alemania cerca del Sumo Pontífice. Hay quien así
lo deduce de una nota oficiosa publicada por la Norddeutsche Allge-
meine Zeitung (Gaceta general de Alemania del Norte) , diciendo que por
haber regresado para continuar explicando su cátedra en Munich el
barón von Hertling , que negociaba en Roma el establecimiento de
una Universidad católica en Strasburgo, queda el Imperio sin una
representación acreditada cerca del Obispo de Roma, cuando sólo de-
pendía el término de las negociaciones de la fijación de pequeños
detalles.»
* *
Inglaterra. — Iniciada por los boers la guerra de guerrillas, único
sistema de combate que la excesiva superioridad numérica del ene-
migo les permite adoptar, no cabe esperar en lo sucesivo otra cosa
que encuentros y escaramuzas de mayor ó menor importancia, por el
estilo de las últimas de Elands Laagte y Tabha Nchu, en los que la
victoria estará, de ordinario, de parte de los guerrilleros republica-
nos. Se habló á principios de la quincena de un segundo movimiento
envolvente organizado por lord Roberts con el fin de encerrar á nume-
rosos comandos en el territorio que media entre Bloenfontein y la Ba-
sutolandia. Ignoramos hasta qué punto merecen fe las informaciones
70 CRÓNICA GENERAL.
de la prensa que suponen el conocimiento de los planes del generalí-
simo inglés; pero de resultar ciertos los propósitos que se le atribu-
yeron, el fracaso no ha podido ser mayor. Los boers, después de hos-
tilizar al enemigo en su avance, han ido abandonando sus posiciones
tan luego como la permanencia en ellas ofrecía algún peligro, para
internarse en el Transvaal. Las censuras é invectivas de la prensa
londinense, dirigidas contra los generales todos del Imperio, sin respe-
tar al mismo lord Roberts, exceden á toda ponderación; y bien puede
asegurarse que en su comparación, los desplantes más fieros de nues-
tros diarios son modelos de mesura y comedimiento. Y claro es que
si los generales salen tan mal librados de las apreciaciones de los
diarios patrióticos de la Gran Bretaña, lo propio debía suceder y suce-
de, en efecto, con la oficialidad, cuya ineptitud se pondera al extremo
de considerarla indigna de que se le confíe la operación de llevar los
caballos al abrevadero. Algunos jefes han sido destituidos y embar-
cados en las costas de África para Londres, donde se les exigirá
cuenta del modo con que se han conducido en la campaña; y se ase-
gura además que entre el generalísimo y el jefe de su Estado Mayor
han mediado graves desavenencias. Durante varios días las tropas de
lord Roberts han permanecido en la mayor inacción, que el Ministe-
rio de la Guerra explica por la falta de preparativos necesarios para
el avance, y á los incesantes combates que es preciso librar para re-
chazar á los destacamentos enemigos que amenazan las comunica-
ciones. Si á todo esto se agregan las nuevas dificultades procedentes
de la estación, que hacen punto menos que imposible la movilización
de las columnas británicas, se comprenderá la penosa lentitud con
que el generalísimo inglés logrará llevar á la práctica su anunciado
proyecto de apoderarse de Pretoria. La situación actual y resumen
de las últimas operaciones de la campaña se hallan contenidas en las
siguientes líneas, que transcribimos de un diario madrileño:
«Las dos grandes columnas en que avanzaba el ejército inglés,
han llegado, una á Brandfort, siguiendo la dirección del ferrocarril y
camino carretero que une á este punto con Bloenfontein (52 kilóme-
tros), y la otra desde Tabha Nchu hasta las márgenes del río Vet, por
Isabelsfontein. La primera columna constaba de dos divisiones de
infantería (Pole Carew y Tucker), de las cuales esta última cubrió el
flanco derecho, mientras aquélla marchaba directamente. Una briga-
da de infantería montada (Hunter) cubría el flanco izquierdo. Como
Brandfort está situado en terreno relativamente llano, en la orilla de-
recha del río Doorn, afluente del Modder, los boers dicen que tenían
decidido no sostenerse en dicho punto; así es que lo evacuaron á la
CRÓNICA GENERAL. 71
vista de las tropas inglesas, retirándose hacia Vinburgo. De no ha-
cerlo así, se exponían á ser envueltos por su izquierda, ya que las
tropas de French, Rundle y Hamilton dominan la cuenca del alto
Vet. Fácil habrá sido también á la vanguardia de Pole Carew ade-
lantar los treinta y tantos kilómetros que median entre Brandfort y
el citado río, frente á Plessis; y si es así, puede decirse que las tropas
inglesas se extienden en dirección Noroeste -Sudeste, que es la que el
curso del Vet sigue. A la otra orilla de éste se halla Vinburgo, unido
por un ramal de ferrocarril á la línea general de Bloenfontein á Pre-
toria, y el terreno que se extiende entre el río tantas veces nombrado
y su afluente el Zand, será probablemente el de las próximas opera-
ciones, en las que, si los boers no cambian de sistema, seguirán pro-
curando mantenerse en la región oriental del Estado de Orange, lo
cual, por extenderse en ella los contrafuertes de la abrupta cordillera
de Maluti, es más montañosa y les ofrece más seguridad para sus mo-
vimientos. A todo lo anterior hay que añadir que al Sur, en Smith-
field, el general Hart cogió 25 prisioneros boers, y ocupó dicha pobla-
ción, lo que prueba que el enemigo anda aún por allí. Por último, el
general Hunter ha comenzado sus movimientos desde Kimberley,
pasando el río Vaal por Windsorton, 30 kilómetros al Sudoeste de
Warrenton. Su objeto, sin duda, es envolver las posiciones boers de
Fourteen Streams y abrir el paso hacia el Norte. En el Natal siguen
las cosas sin alteración. Los boers han situado cañones en unas altu-
ras frente á Elandslaagte.»
La Comisión boer, encargada de gestionar la paz mediante la in-
tervención de las grandes potencias, se ha embarcado para América
con objeto de solicitar el concurso de los Estados Unidos, donde la
opinión pública se muestra favorable á la causa de la república trans-
vaalense. Los resultados obtenidos en Europa han debido de ser poco
satisfactorios.
«Un periódico de Berlín, el Dresdner Neuesten Nachrichten, dice
que en una conferencia que el ministro de Negocios Extranjeros del
Gobierno holandés celebró con la Comisión extraordinaria boer para
la paz, se esforzó dicho ministro en convencer á los delegados trans-
vaalenses de la inutilidad de su misión, si no modificaban sus preten-
siones. Dice también el periódico alemán que, defiriendo á los deseos
de los boers, el ministro se dirigió á las potencias, aconsejándoles la
conveniencia y oportunidad de la intervención. A esta invitación con-
testaron las potencias, si es cierto lo que dice el diario alemán, que
la intervención no era posible, porque el fracaso de la iniciativa sería
seguro, y que lo más pertinente y eficaz sería que el mismo Trans-
72 CRÓNICA GENERAL.
vaal tomara directamente con Inglaterra la iniciativa para la paz,
dando á las negociaciones preliminares un sesgo que garantizara el
resultado de las mismas.»
El mismo Manifiesto publicado por los Comisionados boers antes
de emprender el viaje á América viene á dar caracteres de probabili-
dad á la información del Novísimo Noticiero de Dresde antes citado,
toda vez que los autores del documento se concretan á invocar la
aplicación de los principios solemnemente consignados en las con-
clusiones aprobadas de la Conferencia de La Haya, y expresan su de-
seo de solicitar de los Estados Unidos que interpongan su media-
ción para poner término á la guerra, sometiendo la cuestión al fallo
de un tribunal de arbitraje.
— En Jahanesburg ha ocurrido una explosión que produjo la vo-
ladura del almacén de la fábrica de material de guerra de Begby,
pereciendo en el accidente veinte operarios, todos ellos extranjeros.
El dictamen pericial de los ingenieros transvaalenses encargados de
estudiar las causas generadoras de la catástrofe, afirma que el hecho
ha sido intencionadamente determinado mediante un hilo metálico
puesto en comunicación con los alambres del alumbrado eléctrico de
la ciudad. Han sido presos veinte individuos por sospechas, y se ha
prohibido á otros varios salir del Transvaal.
* *
Dinamarca. —Ha quedado resuelta la crisis, aceptando el Rey la
dimisión del Ministerio Hverring y nombrando para sustituirle otro
de la derecha parlamentaria compuesto del siguiente modo:
Deschasted, Presidencia y Negocios Extranjeros; Profesor Goos,
Justicia; Barón Inel Ryssantain, Obras públicas; Früs, Agricultura;
Profesor Scharlin, Hacienda; comandante Middelbon, Marina; Bie-
rra, Cultos; coronel Schmack, Guerra; Brauson, Interior.
* *
Asia: Filipinas. — Días pasados ha transmitido el telégrafo la
noticia de haber sido relevado de su cargo de Gobernador general
del Archipiélago Mr. Ottis, y designado para reemplazarlo Mac-
Arthur. Los americanos prosiguen la guerra de conquista que han
emprendido con éxito favorable, á pesar de la obstinada resistencia
de los indígenas y de los descalabros sufridos en más de una oca-
sión. Dominan por completo la isla de Panay y procuran organizaría
civilmente; lo mismo han conseguido en la provincia de Nueva-
CRÓNICA GKNERAL. 73
Cáceres; y únicamente el Norte de Luzón, asiento de los principales
elementos del Katipunan, es donde la pacificación definitiva presenta
grandes dificultades. Los insurrectos cuentan con el apoyo del Im-
perio del Sol naciente, que no ha podido menos de ver con recelosa
envidia la ocupación de Filipinas por los yankees, y sin duda nin-
guna esta circunstancia ha de hacer que la campaña sea mucho más
larga y difícil de lo que se cree en los Estados Unidos.
La liberación de prisioneros españoles continúa; y según tele-
grama del cónsul de España en Manila, recibido en el Ministerio de
Estado de Madrid, se hallan ya en la capital del Archipiélago los cua-
renta libertados á que se hacía referencia en anteriores despachos.
II
ESPAÑA
La fiesta obrera del i.° de Mayo se ha celebrado este año en
Madrid y provincias sin incidente alguno digno de particular men-
ción. En la mayor parte de los discursos pronunciados con tal mo-
tivo, los oradores se han mostrado partidarios de la propaganda
pacífica, y en perfecto desacuerdo con la Unión Nacional, cuyos
proyectos no secundará la masa obrera del país. A pesar de esto, el
Gobierno se preocupa de la actitud adoptada por el Directorio en el
Manifiesto que á continuación transcribimos en parte, y del que pue-
den resultar alteraciones del orden público de mayor ó menor im-
portancia, antes de expirar el primer plazo señalado para el cobro de
la contribución industrial y territorial. El documento á que hemos
aludido, dice así:
«Siguen viviendo en interinidad, veinte meses después de la
caída, la nación lo mismo que el Estado; y es fuerza á las clases
gobernadas pensar en ponerle término, ya que las clases gobernantes,
bien halladas con ella, no quieren ó no aciertan á hacerlo. Les ha-
bíamos puesto por condición que España sea una nación culta, rica,
fuerte, libre, europea; y por el camino por donde la han encarrilado,
no lo será nunca. Unos presupuestos generales que contienen estas
cifras: Deuda pública, clases pasivas, Guerra y Marina, obligaciones
eclesiásticas, casa real, 731 millones; carreteras (material de estu-
dios y obras nuevas), 16 millones y medio; aprovechamiento de aguas,
ríos y canales, tres millones y tercio; primera enseñanza, un millón
y tres cuartos. Unos presupuestos así, repetimos, son incompatibles
con la existencia de la nación como nación autónoma; representan
74 CRÓNICA GENERAL.
una quiebra en que el deudor lo da todo, bienes y persona, lo que
posee y lo que puede trabajar hasta la muerte, sin reservarse lo pre-
ciso para vivir, ó si se quiere para progresar, dado que en las nacio-
nes el progresar es parte del vivir. Representa, por tanto, más que
una quiebra de la fortuna, una quiebra de la vida. Juzguen por este
detalle los contribuyentes. Fiábamos la restauración de la patria y
su europeización, principalmente, á la transformación del español
por la escuela; y he aquí cómo contestan á esa ambición nuestra las
estadísticas de los presupuestos: una sola ciudad de Europa, París;
una sola ciudad de América, Nueva York, gasta anualmente en su
enseñanza primaria una suma, no igual, sino mayor, bastante mayor
que toda la nación española, sumadas las partidas con que contri-
buyen los municipios, las provincias y el Estado. Fiábamos la res-
tauración de la patria, en segundo término, al fomento de la produc-
ción económica por las obras públicas, y los presupuestos consagran
á construcciones nuevas en caminos, canales y puertos, para toda la
nación, una cantidad igual á la que hemos estado gastando cada diez
días, durante varios años, en la guerra de Cuba, empeñando rentas
y cargando de deudas el Tesoro.
»No nos ordenaría otro tratamiento, no nos haría otros presupues-
tos lord Salisbury, interesado en precipitar «el término fatal de los
tristes destinos» de nuestra España. Eso es más que una enajena-
ción de la libertad; es más que una adscripción al peso muerto de
nuestro pasado: es la vida de un pueblo que se extingue; es el mapa
de una nación histórica que se borra. Y nosotros declaramos, en
nombre de la Unión Nacional, que no queremos desaparecer de la
historia como hemos desaparecido de las Antillas: doblada la frente,
más que al peso del dolor, al de la vergüenza. Un movimiento reac-
tivo de parte de lo que aún quede vivo en el país, y acaso los presu-
puestos no serán la partida de defunción de nuestra patria.
» Cierto que esos presupuestos son resultante fatal de la constitu-
ción política del país, ó mejor dicho de su falta de constitución; pero
esto no significa más sino que hay que descender á su raíz, que no
es á ellos donde el contribuyente tiene que apuntar para combatirlos.
Carece España de instituciones públicas, aunque otra cosa parezca
de su colección legislativa. Como dijo con verdad el Sr. Silvela,
«tenemos todas las apariencias y ninguna de las realidades de un
» pueblo constituido según ley y orden jurídico.» Donde las naciones
europeas tienen instituciones administrativas y políticas, que com-
ponen el conjunto normal y regular de su constitución, hay aquí
oligarquías de personajes, con su cortejo de caciques, formando todo
CRÓNICA GENERAL. 75
un orden jerárquico, repartido por los centros y por la periferia, que
como hiedra sofocan al país, no dejándole respirar.
»Lo mismo después de la caída que antes, España se halla com-
puesta de un millar de reyezuelos, sueltos de toda ley, y dieciocho
millones de pecheros suyos, por ninguna ley amparados. Ni los Go-
biernos ni las Cortes se han cuidado de proveer á la nación de esas
instituciones que necesita para ser libre y regirse á sí propia: sólo
se han cuidado de proveer de víveres al Estado. Digamos que tam-
poco podía esperarse otra cosa, no siendo el Estado sino una secre-
ción artificial de aquel engranaje oligárquico que usurpa nombre de
partidos, y hallándose instaurado de hecho, no para ser brazo de la
nación, sino como para fin de sí propio.
El presupuesto , resorte y condición de vida para el sistema , el
sistema tenía que acomodarlo á esa necesidad de vivir, imponiéndose
el instinto de conservación á todos los dictados y exigencias del deber,
del convencimiento y del honor. De ahí esa barrera alzada entre el
Parlamento y el país ; de ahí que no sea aquél orgánica creación de
éste , sino que se engendre y renueve á sí propio. Esas oligarquías,
representación de las clases directoras y gobernantes, que tienen
bloqueada la prerrogativa del poder moderador en el Palacio Real,
según descubre el Sr. Maura, tienen secuestrada al propio tiempo la
voluntad del país en las urnas electorales , según denuncia el señor
Silvela. Urge romper ese cerco , reponer el problema de la libertad y
de la soberanía de la nación al estado que tenía antes de 1868; desen-
cantar la Gaceta , arrancándosela á los que han hecho de ella instru-
mento para torcer y anular todo el sentido de la reforma constitucio-
nal, y menguar física y moralmente la bandera de la patria , tejida
con esfuerzo infinito por diez generaciones.»
Después de la publicación del Manifiesto, el Sr. Paraíso ha em-
prendido un viaje de propaganda por varias capitales, celebrándose
con esta ocasión importantes meetings, en los que se ha insistido so-
bre la necesidad de apelar á la resistencia pasiva al pago de los tri-
butos. El Gobierno contesta á los ataques de la Unión Nacional
instruyendo las primeras diligencias para formar proceso á los fir-
mantes del documento antes citado, por contener éste excitaciones á
la rebeldía, y amenazando á los contribuyentes morosos ú opuestos al
pago, con la aplicación de los siguientes artículos que han visto la
luz pública en la Gaceta:
«Art. 57. Todo contribuyente que hallándose inscrito en la ma-
trícula industrial y de comercio dejase transcurrir el plazo del primer
grado de apremio sin haber satisfecho la cuota de contribución que
76 CRÓNICA GENERAL.
le hubiere sido impuesta , se entenderá que renuncia á continuar en
el ejercicio de su industria , profesión , arte ú oficio, y será dado de
baja en el repartimiento para todos los efectos determinados en
el art. 122 del Reglamento del ramo de 28 de Mayo de 1896.
»Art. 58. De conformidad con lo prescrito en el artículo anterior,
y en armonía con el principio que establece el art. 61 del Reglamen-
to citado, según el cual es requisito indispensable para celebrar actos
de conciliación ó promover cualquier demanda ante los tribunales,
que el reclamante, si se halla sujeto á la contribución industrial y la
acción que se entable tiene relación con su industria, justifique estar
al corriente en el pago de la cuota respectiva , simultáneamente con
la baja que de oficio acordará la Administración respecto de los indus-
triales morosos, se dispondrá también la privación á éstos del ejerci-
cio de su industria ínterin no satisfagan la cuota y recargos de apre-
mio que adeuden.
«Tampoco podrán dedicarse á la misma industria por medio de
individuos de su familia ó servicio, ni otra cualquiera , por sí ni en
compañía, sin que paguen el descubierto ó sean responsables solida-
rios los asociados.
»Art. 59. Los industriales á quienes se hubiere dado de baja en la
matrícula y privado del ejercicio de su industria por no haber satis-
fecho la cuota de contribución, deberán cesar de hecho en aquélla en
el acto de publicarse el acuerdo en el Boletín oficial de la provincia;
y si no lo hicieren, serán considerados como defraudadores de la
contribución industrial , como comprendidos en el caso 2.0 del ar-
tículo 172 del Reglamento del ramo, y se dará conocimiento de la
desobediencia á los tribunales de justicia.»
— El 29 del pasado se verificó en el astillero de Cádiz la botadura
del nuevo crucero que regalan por suscripción los españoles residen-
tes en América, y que lleva el nombre de Extremadura. He aquí la
descripción que hace del acto el corresponsal de un diario de la cor-
te: «En la tribuna levantada frente al buque toman puesto el minis-
tro de Instrucción pública, el obispo de Cádiz, y el general López
Domínguez, con otras personas de significación invitadas al espec-
táculo. La madrina es la Sra. Doña Ana María de Lacave, viuda de
Lizaur, hija del rico naviero D. Pedro Luis Lacave, que fué muy res-
petado en Cádiz . Acompañan á la madrina al puesto de honor que la
corresponde la señora de Cano y Cueto, el ministro de Instrucción
pública, el general López Domínguez y el capitán general de Anda-
lucía. Inmediatamente se procede á la bendición del buque. El pre-
lado Sr. Ranees, con mitra y báculo, pronuncia una elocuente pláti-
CRÓNICA GENERAL. 77
ca, asociándose, en representación de la Iglesia, á la gran fiesta que el
pueblo de Cádiz celebra. Manifestó que el trabajo es la base de la re-
dención humana, y que se congratulaba de que España, tan desven-
turada como rica de virtudes, entrara en este camino, auxiliada por
la inteligencia y el trabajo de sus hijos. Terminó dando su bendición
al buque. Las palabras del Prelado son recibidas con grandes y entu-
siastas aplausos.
» Llega el momento solemne. El público, conmovido, guarda pro-
fundo silencio. El ingeniero director del astillero, Sr. Fuster, entrega
á la madrina el hacha de plata, un arma primorosa, que es una ex-
celente obra de arte. La señora viuda de Lizaur pronuncia, emocio-
nada, algunas frases, deseando al buque feliz suerte, y corta la cinta
de colores. Funciona en este momento la prensa hidráulica, que da
impulso al buque; las brigadas de obreros, atentos á la voz de man-
do, se agitan á ambos costados del buque, acuñando con rapidez y
realizando otros trabajos. A una voz del ingeniero Sr. Fuster ceden
las amarras, se escucha un fuerte crujido, y el barco, libre, triunfan-
te, se desliza sobre su quilla con la mayor gallardía. No se advierte
un solo cabeceo. Todo obedece con precisión matemática á la volun-
tad del ingeniero. La emoción, durante algunos segundos, es inten-
sa. El buque recorre su breve camino levemente y entra majestuoso
en el mar, levantando á ambos lados dos grandes montañas de agua
coronadas de espuma. A la emoción sucede el entusiasmo. El públi-
co rompe en estrepitosos aplausos, que van resonando como un eco
de gloria por todos los ámbitos del astillero. En la bahía, los buques
anclados saludan al nuevo barco con sus poderosos silbatos y sus ron-
cas sirenas. En los palos y en las vergas, los marineros agitan sus
gorras y pañuelos. Desde la cubierta de estos buques, un clamor de
júbilo estruendoso responde al entusiasmo extraordinario que reina
en la tierra. Las músicas de los regimientos de Álava y Pavía y las
de los buques de guerra completan el concierto, tocando la Marcha
Real. El Sr. García Alix da vivas al Rey y á la Reina, que son con-
testados por todos. Aplacado el entusiasmo, todos se dirigen á feli-
citar á los individuos de la Constructora Naval y á los ingenieros di-
rectores del astillero. Elogiase, con justicia, la precisión con que han
sido dirigidas y ejecutadas todas las maniobras.»
—El nuevo Ministro de Gracia y Justicia, señor marqués de Va-
dirlo, ha hecho desde luego importantes declaraciones sobre las re-
formas que se propone introducir en lo que se relaciona con la admi-
nistración de justicia. «El Jurado — dice el señor Marqués — atrae hoy
las miradas de todo el mundo. Sus partidarios más convencidos no
78 CRÓNICA GENERAL.
ocultan el disgusto que les produce observar que la democrática ins-
titución no responde á lo que de ella se esperaba en el terreno pura-
mente especulativo. En este punto, mi partido, y por lo tanto yo,
estamos donde estábamos. Combatimos el Jurado mientras fué tiem-
po de combatirlo. Establecido por la ley, tiene de nosotros el respeto
que los hombres de orden guardan siempre á la ley positiva. Pero
ese respeto no es incompatible con el deseo de mejorar en cuanto me
sea permitido el modo de ser y de funcionar el tribunal de hecho.
Trataré, pues, de remediar en la ley las deficiencias que la práctica
de este modo de juzgar ha puesto de relieve. Y como no creo que sólo
en la calidad de los llamados á ser jueces populares está la causa de
esas deficiencias, acudiré también á la naturaleza de los asuntos á
ellos encomendados. Una resta en la jurisdicción del Jurado entiendo
yo que sería altamente beneficiosa para el acierto en los veredictos,
y, por tanto, para el prestigio de la institución, no muy brillante hoy,
como es sabido. No es tiempo de entrar en detalles. Creo que aque-
llos delitos en cuya comisión influye de un modo decisivo la pasión
política, por ejemplo, no son los más á propósito para ser juzgados
por la opinión, representada por los jueces de hecho. Y no sólo el
Jurado. La separación de lo civil y lo criminal; la creación de los tri-
bunales colegiados de primera instancia, todos estos problemas están
estudiados y serán resueltos con el acierto que me sea dado. Y aún
queda la reforma del Código penal, que hay que poner de acuerdo
con la Ley fundamental del país; el estudio de cuanto sea legislación
civil ó sustantiva ó adjetiva; los apéndices al Código civil. En una
palabra: en todo se hará lo que pueda hacerse. No hay más sino que
reorganizar y economizar á un tiempo no es cosa fácil, sobre todo en
este departamento ministerial, donde, de acuerdo en esto con el señor
Duran y Bas, es preciso ampliar más bien que restringir. Pero repito
que se hará lo que pueda hacerse. Habrá intereses que lastimar: sin
duda los hay amenazados: pero fíese en mi palabra, no se tocará sino
á aquello á que no pueda menos de tocarse, por dos razones: la pri-
mera, porque cuantos menos intereses se lastimen, más viable será
la reforma; y después, porque entiendo que la base natural de lo que
mañana sea, ha de ser precisamente lo que hoy existe. Y dicho esto,
bueno será que termine afirmando que para cuando las Cortes se
abran estarán dispuestos todos los proyectos de ley que representan
mi pensamiento al venir al Ministerio de Gracia y Justicia.»
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La electricidad en la Edad Media.
uera de España tampoco progresaron gran cosa los
estudios concernientes á las propiedades del ámbar
durante el siglo XIII. Era sin duda mucho siglo aquél
para descender á tales minucias. Así es*que á pesar de los ma-
teriales científicos acumulados por la labor incesante de grie-
gos, árabes y cristianos, relacionados entre sí por vínculos de
comercio ó de conquista; á pesar del gran número de descu-
brimientos realizados en el orden experimental y práctico,
como los observatorios astronómicos con sus brújulas, cua-
drantes solares, astrolabios, clepsidras y relojes; á pesar de
los progresos de la química, embrollada entre los trampanto-
jos de la Crisopeya, ó arte transmutatoria, enriquecida desde
muy antiguo con multitud de preparados mercuriales, como
el sublimado corrosivo y el precipitado rojo, con el nitrato de
plata, el ácido nítrico y el niíro-muriático, sin contar el alco-
hol, el jarabe, el alcanfor, numerosos bálsamos, la nafta y
otra porción de productos derivados de los tres reinas de la
(i) Véase la pág. 7.
La Ciudad di Dios.— Año XXI.— Núm. 652.
82 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD,
Naturaleza; á pesar de la pujanza que alcanzaron en todo
género de disciplinas las Universidades más célebres de Euro-
pa; á pesar, en fin, de la emancipación del derecho y de la
libertad, oprimidos bajo el peso del despotismo feudal, de los
horizontes descubiertos por el celo de los cruzados, del espí-
ritu de innovación encarnado en figuras de la talla de Roge-
rio Bacon, Santo Tomás, Alberto Magno, Vicente de Beau-
vais, Raimundo Lulio, Arnaldo de Vilanova, Alfonso el Sa-
bio y cien otros, no mejoró el estado de los conocimientos
eléctricos, ni adelantó un paso el estudio de los fenóme-
nos de atracción por frotamiento, ni se conocieron otras
manifestaciones de la electricidad distintas de las del rayo
que estallaba en las nubes y las del ámbar frotado con los
dedos.
Dejando que otros discutan si la Escolástica paralizó
directa ó indirectamente la marcha de las corrientes experi-
mentales, mermando el caudal de los descubrimientos, como
parece indicar Menéndez Pelayo y con él la mayor parte de
los historiadores científicos, no escolásticos, ó si, por el con-
trario, contribuyó á ensanchar los dominios de la experien-
cia, como opinan el P. Zeferino, D. Alejandro Pidal y otros
escolásticos de buena cepa, es para nosotros evidente que ni
Vicente de Beauvais, con sus aficiones enciclopédicas, demos-
tradas en su famoso Speculum Majus; ni el mismo Alberto
Magno con su despreocupación científica, reflejada en varios
tratados de carácter experimental; ni el mismísimo Roge-
rio Bacon con sus radicalismos imprudentes, pudieron susti-
tuir el método racional y deductivo entronizado por la Esco-
lástica, con el experimental é inductivo que tan mal cuadraba
en aquella época; ni ninguno de los prohombres de aquella
revolución intelectual, tan necesaria como eficaz para orien-
tar la nave de la civilización, enriqueció con nuevas obser-
vaciones el pobrísimo caudal de conocimientos eléctricos: lo
que era antes del siglo XIII, mejor dicho, desde los tiempos
de la civilización griega, eso siguió siendo hasta bien entrado
el siglo de Guillermo Gilbert.
De Vicente de Beauvais consta que San Luis, prendado
de las buenas dotes del hijo de Santo Domingo, le trajo á su
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICID \D. 83
lado, nombrándole lector, bibliotecario y consejero de su
real persona, confiándole además la educación de los prín-
cipes.
Su famoso Speculum Majus «especie de enciclopedia
que contiene, resume y en cierto modo completa todos
los conocimientos de la época,» escrita, según el P. Zeferino,
«para facilitar á los hombres estudiosos, y principalmente á
sus hermanos de religión y hábito la adquisición de la cien-
cia en todas sus esferas y de toda clase de conocimientos,»
vale tanto por la claridad y concisión con que el autor ex-
tracta, expone y coordina las teorías y opiniones ajenas con-
firmadas ó rechazadas por las suyas propias, no exentas al-
gunas de originalidad, cuanto por la acertada división que de
la obra hace en tres partes: Speculum Naturale, Speculum
Doctrínale y Speculum Historíale, reuniendo en cada una
las ciencias y cuestiones de mayor afinidad. Poseyó Vicente
de Beauvais una erudición vastísima y un conocimiento
profundo de los griegos, latinos y árabes, á quienes cita con
una prodigalidad que asombra, mereciendo con justicia
figurar «entre los hombres que prepararon la época de Co-
lón y de Gama (i),» así como los elogios que le tributa Po-
sevino, el cual llegó á decir del JBelvacense que «había leído
y estudiado con asidua diligencia omnes omnium pene gen-
tium libros (2).»
Pues bien; después de registrar el índice y repasar el tex-
to de obra tan monumental, he aquí lo que hemos podido
entresacar, relacionado con nuestro asunto.
En el tomo 1 del Speculum Naturale (Speculi Mijoris
Naturalis nuncupati), lib. vin, cap. xix, pág. 85, donde tra-
ta De lapidibus insignioribus et primo de magnete, después
de ponderar las excelencias y virtudes del imán, repitiendo
lo queá este propósito dijeron los griegos, clasifica las pie-
dras magnéticas en cinco clases, y añade: «Sotoco demues-
tra que el (imán) de los Etíopes y el.de Magnesia proceden
(1) Humboldt, obra citada, tomo II, pág. 303.
(2) Fr. Zeferino González, obra citada, tomo 11, pág. 212.
EL MAGNETISMO Y ¿A ELECTRICIDAD.
de Macedonia; que un tercero se encuentra en Beocia; ef
cuarto cerca de La Tróade de Alejandría; el quinto en la
Magnesia del Asia. Se diferencia el (imán) macho del (imán)
hembra por el color; los de Magnesia y Macedonia son rojos
y negros; Boecio tiene en mayor estima los de color rojo que
los negros. El que nos viene de La Tróade es negro y de
sexo femenino; por lo tanto, sin energías y muy malo; el de
Magnesia es blanco, muy semejante al púnico, y no atrae el
hierro; los etiópicos, en cambio, son muy alabados, y se pagan
á peso de oro.»
A continuación transcribe el pasaje de San Isidoro-
acerca del origen y descubrimiento del imán, con los deta-
lles del pastor que apacentaba su ganado, de la contera me-
tálica del cayado, de los clavos de su calzado, etc., etc.; y
luego pasa al cap. xx, que intitula: De mir aculo magnetis
in ferri atractione. No hace más que copiar lo que á este
propósito escribió San Agustín; ó sea, los fenómenos aque-
llos de la cadena formada por la transmisión de la virtud
atractiva de unos eslabones á otros; de la influencia del imán
sobre el hierro á través de un metal de plata, etc., etc. En
el cap. xxi, De rirtute ipsius in medicina, dice que el imán
es eficacísimo contra las intoxicaciones ferruginosas; para
extraer las saetas ó dardos de las heridas; para confortar á
los melancólicos y quitarles el miedo y la sospecha..., toma-
do, por supuesto, en la bebida.
El cap. lxvii del mismo libro, De electria et electropiar
dice así: ((Electria equivale á electoria; se encuentra en for-
ma cristalina y del tamaño de una haba en los ventrículos
de las gallináceas y, según los magos, hace invencibles á
los combatientes. Es evidente que esta piedra es la misma
alectoria de que hemos hablado antes. La electropia es una
piedra preciosa de color verde oscuro matizada de estrellas-
rojas con venas sanguíneas: el nombre se deriva de los efec-
tos de la piedra que, introducida en vasijas de bronce, modi-
fica los rayos solares, reflejando el sanguíneo. Fuera del
agua hace oficio de espejo en los eclipses de sol, mostranda
la luna interpuesta. Se encuentra en la isla de Chipre y en
África; pero la mejor. es la de Etiopía. Niegan los magos
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 85
que esta piedra, mezclada con hierba electropia, y previas
ciertas fórmulas deprecatorias, adquiera virtud atractiva. La
piedra electropia, puesta sobre agua, la evapora...» Es de
advertir que la mayor parte de estos conceptos están toma-
dos de los griegos ó de los Santos Padres, cuyos nombres
cita el autor á cada paso, intercalándolos en el texto.
Del tomo n, Qui Speculum doctrínale inscribitur, he aquí
lo que hemos podido sacar pertinente á nuestro electrón.
Dice en el lib. xvu, cap. lvii, De corporibus mineralibus, et
primo de Electro'. «Habiendo hablado ya de los elementos
producidos por evaporación que deben entrar en la primera
composición, cúmplenos hablar de los elementos que deben
entrar en la segunda, ó sea, de los minerales, y luego de los
demás, por el orden de la distinción antes establecida. Entre
las substancias minerales merecen lugar preferente por sus
muchas aplicaciones, las siete siguientes: oro, electrón, pla-
ta, cobre, estaño, plomo y hierro, todas las cuales se en-
cuentran en las entrañas de la tierra, unas libres y otras
mezcladas con la misma tierra. Según el libro De natura re-
rum (anónimo), hay electrón de dos clases: artificial, que
resulta de la aleación del oro y la plata, y natural, semejante
en el color al anterior, pero superior en virtud atractiva;
escasea mucho, y, adulterado^, no es fácil distinguirle del
verdadero... Este metal preserva de la corrupción; por eso
antiguamente se enterraban en ataúdes de electrón los cadá-
veres de los grandes.» (i)
(i) «Sotocus demonstrat Ethyopicum et Magnesiacum e Macedo-
nia. Tertium in Echio Boetiae. Quartum circa Troadem Alexandriae.
Quintum in Magnesia Asiae. Differentia prima mas sit de fcemina
próxima in colore. Nam qui reperiuntur in Magnesia et Macedonia,
Ruffi sunt et Nigri. Boetius vero plus habet Ruffi colorís quam Ni-
gri. Qui Troade venit niger est ac fceminei sexus, ideo sine viribus
deterrimus: in Magnesia candidus, ñeque attrahens ferrum, similis-
que punici. Ethyopicis laus summa datur, pondusque argento repen-
ditur. Isid. ubi supra. Magnes est lapis indicus, ab inventore voca-
tus. Fuit aut in India primo repertus, clavis crepidarum baculique
cuspidi haerens...» (Tomo i,Speculi Majoris Naturalisnuncupati, lib. vm,
S6 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
¿A qué amontonar más citas sobre el particular? Ni en el
Speculum Historíale, «especie de historia universal desde el
principio del mundo hasta el pontificado de Inocencio IV,»
ni en el Speculum Morale, apócrifo á todas luces, y que «no
es más que un extracto de la Suma de Santo Tomás de Aqui-
no y de otras obras teológicas de la misma época,» se en-
cuentra nada referente á imanes, succinos y piedras precio-
sas, que no sea reproducción de los filósofos griegos, de la
Historia Natural, de Plinio, de las Etimologías, de San
Isidoro ó de La Ciudad de Dios, de San Agustín. Ingenioso y
aun, si se quiere, original en la exposición de ciertos con-
ceptos pertenecientes al orden cosmológico y al psicológico,
cap. xix, pág. 85. De lapidabas insignioribus , el primo de tnagnete.)
«Electria dicitur quasi electoria, in ventriculis enim gallinaceis
invenitur crystallina specie, magnitudine fabse, hac in certaminibus
invictos fieri magi volunt. Actor. Patet quod hic lapis ipse est allec-
torius, de quo dictum est superius. Isid. Electrppia est gemma colo-
rís viridis ac nubili, stellis puniceis super sparsa cum sanguineis ve-
nís. Causa vera nominis est de effectu ipsius lapidis. Nam in labris
:eneis dejecta, radios solis mutat sanguíneo repercusso. Extra aquam
autem speculi modo solem excipit, deprehenditque defectus ejus, sub-
euntem Lunam ostendens. Gignitur in Cypro, et África, sed me-
lior in iEthyopia. Magi hanc admista herba electropia, quibusdam
additis prsecationibus gerentem conspici negant. Arist. Lapis electro-
pia si ponatur super aquam evaporabit eam...» (Tom. cit., lib. vin, ca-
pítulo lxvii, pag. 8y De electria et electropia.)
«Actor. Dicto de elementatis primse compositionis ex vapore con-
creatis, restat dicere de elementatis secundas compositionis, i. e., de
mineralibus, et postea de ceteris secundum ordinem prsedictae dis-
tinctionis. ínter corpora mineraiia praecipuum locum videntur ha-
bere septem metalla in usus hominum accommodatissime data,
s. aurum, electrum, argentum, ses,stagnum, plumbum et ferrum, hsec
in visceribus terrae continentur, et alia quidem pura alia vero teme
commixta reperiuntur. Ex libro De Natura reram. Electrum dúplex
est. Artificíale, quod ex auri et argenti commixtura conficitur. Et na-
turale, quod in colore quidem simile est, sed in virtute prsestantius,
rarissime autem invenitur, et sophisticatum a vero dificillime discer-
nitur... Metallum hoc conservativum e§t, unde olim in locellis, ex
electro magnorum corpora condebantur.» (Tom. tí, qui Speculum doc-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 87
el mérito principal del Belvacense está, más que en la origi-
nalidad de sus producciones y resultados experimentales, en
su famosa enciclopedia, encaminada á descubrir las relacio-
nes de las ciencias conocidas hasta entonces, acortando sus
distancias y estimulando al perfeccionamiento de las mis-
mas (i).
A Vicente de Beauvais, á Miguel Escoto, á todos los esco-
lásticos de la Edad Media, á excepción de Santo Tomás de
Aquino, «superó Alberto el Grande, natural deBollstadt, que
vivió principalmente en París y Colonia, y habiendo obte-
nido después el obispado de Ratisbona (1260), lo dejó para
dedicarse á sus estudios predilectos. Eruditísimo compilador
y argumentador extremadamente hábil, más bien que pensa-
dor original, aunque sus asiduas meditaciones le condujesen
á nuevos resultadas, comentó casi todas las obras de Aristó-
teles, aprovechándose de los trabajos de los árabes y de los
neoplatónicos, y ensanchó, si no profundizó, las investiga-
ciones de la lógica, de la metafísica, de la moral y de la teo-
logía, aunque extraviándose á menudo por ignorancia del
griego y del árabe, como también por escasez de conocimien-
tos históricos v literarios.» (2)
trinaleinscribitur, lib. xvn, cap. lvii, pág. 265. Speculi Majoris Vin-
centii Burgundi Prcesidis Belvacensis , Ordinis Pr&dicatoruní, Theologi
ac Doctoris eximii; tomi quatuor. Venetiis, MDXCI. Apud Domini-
cum Nicolinum.)
(1) Algunos de los biógrafos de Beauvais, Pouchet entre ellos,
cuentan que por sus aficiones alquímicas fué acusado del crimen de
sortilegio y de comunicarse con los espíritus diabólicos, por lo cual
le tenía y maldecía el vulgo ignorante como á ave de mal agüero.
Otro de sus biógrafos, Luis de Valladolid, dice, en cambio, que Vi-
cente de Beauvais «de santa memoria, célebre por su ciencia y por
sus virtudes, murió en 1264, diez años antes de la muerte de Santo
Tomás de Aquino, y más de dieciséis de la del bienaventurado
Alberto.» A tantos cuentos y leyendas ha dado origen la vida del
célebre dominico, que quien por ellos le juzgare, se equivocará lasti-
mosamente.
(2) Cesar Cantú, Historia universal, tomo ni, pág. 719. Madrid,
1855. Hállanse rectificados estos datos (bien necesitados por cierto
88 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
Como hombre de ciencia (nos referimos á la ciencia ex-
perimental) quizá no sea exagerado el juicio de Pouchet,
para el cual no hubo en la Edad Media promovedores de ma-
yor empuje en todo linaje de conocimientos experimentales
que Alberto Magno y Rogerio Bacon. Humboldt, que si peca
es de mesurado é imparcial en sus apreciaciones, salvo muy
raros casos, viene á corroborar ese juicio cuando dice, al
hablar de la propensión exclusivista de la Teología en tiempo
de la Escolástica, que «el estudio de los libros enciclopédi-
cos de Aristóteles, importado por los árabes y por los rabi-
nos judíos, predispuso los ánimos á una fusión filosófica de
todas las ciencias, y por eso Ibn-Sinia (Avicena), lbn-Roschd
(Averroes), Alberto Magno y Rogerio Bacon pudieron ser
considerados como los representantes de toda la ciencia de
su tiempo, naciendo de esta creencia, generalmente espar-
cida, la aureola de gloria que rodeaba sus nombres en la
Edad Media.»
Y á renglón seguido dice: «Alberto Magno, descendiente
de los condes de Bollstadt, merece ser citado también por sus
observaciones personales relativas á la Química analítica.
Verdad es que llevaba puesta la mira en la transformación
de los metales (i); mas para conseguir su objeto no se dedi-
caba únicamente á manipular sobre las sustancias metálicas,
sino que profundizaba también los procedimientos generales
á que se atemperan en su ejercicio las fuerzas químicas de la
de rectificación), en la obra (agotada) de M. F. Pouchet: Albert le
Grand, cvéateur des sciences du moyen age. París, 1845, en el Cosmos de
Humboldt, edición citada, tomo 11, páginas 303, 306 y 307, y en
la Historia de la Filosofía del P. Zeferino, edición citada, tomo 11,
páginas 212-224, sin contar lo mucho y bueno que á este propósito
escriben, siquiera sea incidentalmente, Menéndez Pelayo en su Cien-
cia española, sobre todo en el tomo 11, y Pidal y Mon en su Contesta-
ción á la carta «In dubiis libertas» que le dirigió el primero, etc., etc.
(1) El Padre Zeferino lo niega terminantemente. «Los que le
atribuyen la opinión de que es posible la piedra filosofal, escribe el
citado Padre, se conoce que no han leído sus obras, en las cuales
dice expresamente que no es posible la fabricación del oro, ya fun-
dándose en que el arte no puede producir forihas sustanciales (non
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 89
Naturaleza... Comentaba todas las obras físicas del filósofo
de Estagira, si bien para la historia de los animales se ha-
llaba reducido á una traducción latina hecha del árabe por
Miguel Scott...» (i) En otra parte afirma, según hemos indi-
cado, que «entre los hombres que prepararon la éposa de
Colón y de Gama, los nombres de los tres más ilustres son:
Alberto Magno, Rogerio Bacon y Vicente de Beauvais.»
Menéndez Pelayo le coloca entre los precursores del Rena-
cimiento; Pidal, entre los fundadores de la Escolástica; todos
los que de Alberto Magno ó de sus obras han hablado, lo han
hecho con elogio y admiración. No merecen tenerse en cuen-
ta las fábulas y leyendas encaminadas á presentarle á ios
ojos del vulgo como cultivador extraordinario de las artes
mágicas, sinónimo, en aquella época, de genio superior y
hombre de profundos conocimientos en las ciencias físicas y
naturales. «No estoy conforme con lo que Avicena y Algazel
dijeron de la fascinación, escribe Alberto Magno, porque
creo que ni la fascinación daña, ni el arte mágica puede
dañar ni producir nada de todas esas cosas que de las tales
se temen;» con lo cual demuestra la poca fe que dichas artes
le inspiraban.
¿Mas se ha de inferir de éste y otros parecidos pasajes que
el Padre Zeferino entresaca del tratado De mineralibus, que
Alberto de Colonia se sustrajo por completo á las preocupa-
ciones de su época, rechazando de lleno los atractivos de la
cabala, y no tomando arte ni parte en la transmutación de
los metales, como parece darlo á entender el eminente pur-
purado? Nada de eso: contra los pasajes citados pudiéramos
aducir otros muchos en que su autor dice lo contrario, confe-
sándose partidario de la transmutación, si no en teoría, ya
que como filósofo repugnaba á sus concepciones, en prác-
tica, á lo menos, puesto que entraba muchas veces como
est probatum hoc quod educitur de plumbo, esse aurum, eo quod sola ars
non potest daré for mam substantialem), ya alegando otras razones más
ó menos sólidas y científicas.» (Hist. déla Filoso/., pág. 218.) Más
tarde se verá nuestra opinión respecto del particular.
(1) Cosmos, tomo 11, páginas 306-307.
90 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
objeto de sus experiencias, á las que profesaba singular
cariño.
Como muestra de que no llegó á tanto su independencia,
ni como experimentador se sustrajo por completo á las
preocupaciones reinantes, he aquí lo que escribe en el libre v
del tratado De mineralibus, con lo cual quedará de paso
demostrado, que bien poco ó nada tienen que deberle los
progresos de las propiedades succínicas. Dice así: \De la na-
turaleza y propiedades del electrón. — Muchos de los anti-
guos colocaron no menos entre los cuerpos medios que entre
los metales el electrón, que los árabes llaman tinchar; algu-
nos le llamaron capistrum auri; tiene color mixto de oro y
de plata, y por lo tanto existen dos géneros de este metal:
uno artificial, que resulta de la mezcla de la plata con el
nitro; otro mineral ó natural, que para los antiguos era el
mejor de todos los metales, no sé por qué, como no fuese
por el efecto de decrepitar que atribuyeron al vaso fabricado
de tal electrón, cuando con la bebida se mezclaba algún ve-
neno, lo propio que ocurre con el nitro cuando se le su-
merge en vinagre: participando del color del oro y de la plata,
indudablemente posee las propiedades y naturalezas de uno
y otra. De los mixtos homogéneos, no nacidos ni animados
por efecto de mezcla, se hablará en segundo lugar. De lo
dicho,, fácilmente puede venirse en conocimiento de todo lo
aquí omitido (i).»
(i) «Multi antiquorum non minus inter media, sed inter metalla
posuerunt electrum quod Árabes tinchar vocant; quídam autem ipsum
capistrum auri vocaverunt; habet autem colorem mixtum ex auro,
et argento, et ideo etiam dúo sunt genera hujus metalli, est enim
artificíale quod ex argento, et nitro simul mixtis confectum est, aliud
autem est minerale, et naturale quod antiqui omni metallo melius
esse dixerunt, nescio quare nisi quia sibi hunc effectum attribuerunt,
quod stridorem emittit vas factum ex tali electro quando venenum
est immissum in potu quod in vas mittitur, sicut stridet nitrum,
quando infunditur sibi acetum; cum autem colorem habeat argenti
et auri mixtum, proculdubio et proprietatem habet utriusque et na-
turam. De mixtis igitur homogeneis et non complexione natis ñeque
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 91
Esto es todo lo que acerca del electrón hemos encontra-
do en la famosa obra De Mineralibus et Rebus metallicis:
si e¡n las demás habla del asunto, no lo sabemos; pero la lec-
tura de los índices alfabéticos y por capítulos nos autoriza
para afirmar que, si lo hace, ha de ser muy incidentalmente.
En cambio, aparecen con frecuencia frases y afirmaciones poco
conformes con la despreocupación que le atribuye el cardenal
González. Hablando de cómo la psicología modera los abu-
sos de la dialéctica con el conocimiento de los hechos, dice
que el estudio del alma no puede separarse del de la natura-
leza en general, aunque se la considere como la forma del
cuerpo y como substancia distinta de los órganos, que puede
obrar independientemente de éstos, según se ve en las ope-
raciones mágicas, conforme lo hemos experimentado nos-
otros mismos (i).
Que al comentar las obras de Aristóteles, Alberto Magno
discrepó en muchos puntos de las afirmaciones del maestro,
emitiendo ideas originales lo mismo en el orden especulativo
que en el práctico, no es posible dudarlo. También es cierto
que, merced á su erudición pasmosa y universales conoci-
mientos, á los que debió el ascendiente prodigioso que tuvo
en las escuelas, entre los letrados y aun entre las masas po-
pulares, no solamente en vida, sino muchos siglos después
de su muerte, logró dar á la ciencia una dirección experi-
mental hasta entonces desconocida, poniendo á tributo de la
especulación los resultados de la práctica, y armonizando
hasta donde podían consentirlo las prevenciones reinantes,
los triunfos de la experiencia con las conquistas de la razón,
siempre con la mira elevadísima de consolidar los cimientos
de la Filosofía natural sobre la cual debía levantarse, cor-
animatis, secundum dictum sit. Ex dictis enim omnia quascumque
hic non nominatae sunt de facili poterunt cognosci.» {De Mineralibus
et Rebus metallicis, libri quinqué; auctore Alberto Magno summo Phi-
losopho. Colonise, anno MDLXIX. De natura et proprietatibus electri,
lib. v, cap. viii.)
(i) Cujus veritatem nos ipsi experti sumus in magicis. (Opp.,
tom. III, pág. 25.)
92 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
tejada por las ciencias positivas, la reina de todas ellas, la
Teología. Pero ¡hay tanta distancia entre esto y lo que dicen
sus panegiristas exagerados! (i)
Fr. Justo Fernández,
o. s. A.
(Continuará.)
(i) Alberto Magno pasó á la posteridad como uno de los magos
de primer orden; atribuyéndosele, con mayores ó menores visos de
verosimilitud, multitud de inventos, virtudes y maravillas. Dícese
que construyó una cabeza metálica que, mediante cierto ingenioso
mecanismo, pronunciaba algunas sílabas; que en pleno invierno, día
de los Santos Reyes, recibió al emperador de Alemania á su paso
por Colonia, de regreso de una de sus expediciones por las comarcas
más frías del imperio, en medio de jardines cubiertos de follaje, con
plantas y arbustos cuajados de olorosas flores y exquisitos frutos,
como si los encantos primaverales reinasen en todo su apogeo; que
corroboró y confirmó con experiencias de propia cosecha las eficacias
atribuidas por los antiguos á la famosa piedra de Lidia, y su aplica-
ción á la marina desde los tiempos de Aristóteles; que describió por
orden alfabético y con asombrosa exactitud todos los minerales co-
nocidos hasta su época, extendiendo los alcances de su prodigioso
talento á todas las ramas de la Historia Natural; que presintió antes
que nadie la importancia de la craneoscopia y aun de la frenología,
intentando determinar las facultades del alma por la simple inspec-
ción de las protuberancias exteriores del cráneo; que fué en su ju-
ventud de entendimiento tan rudo que, resuelto á abandonar el há-
bito dominicano, avergonzado de su incapacidad para los estudios,
se le apareció la Virgen, movida de su piedad ardiente, dándole á
escoger entre sobresalir por los conocimientos teológicos ó por los
filosóficos, y que habiéndose inclinado hacia éstos, la Virgen, des-
pués de infundirle el don sublime del genio, desapareció diciéndole:
«Serás una de las lumbreras más brillantes de la ciencia; mas por
haber preferido la ciencia profana á la divina, en castigo de tu elec-
ción, tornarás un día á la estupidez de que acaba de sacarte mi bon-
dad;» que llegó el día fatal, y desde entonces comenzó el adagio irre-
verente: Albertus ex asino factus est philosophus, et ex philosopho asi-
ñus, etc., etc. Esta última anécdota tiene todas las trazas de fabulo-
sa. El Tratado de los secretos, el Espejo de la astrología, la Piedra filo-
sofal y otros escritos por el estilo que se le atribuyen, son eviden-
temente apócrifos.
El Archivo de Música del Escorial
(i;
(Continuación.)
Bello de Torices (Benito).
En cuanto á las condiciones artísticas que Benito Bello
de Torices manifiesta, una de las primeras es su facilidad, y
por cierto que la utiliza en perjuicio del valor de sus pro-
ducciones; pues por más que el catálogo de éstas no sea
excesivamente largo, á primera vista se echa de ver la lige-
reza y poca meditación con que el autor escribe. Emplea
casi exclusivamente la forma coreada á ocho ó más voces,
cayendo en todos los defectos consiguientes á este género,
sin que la riqueza de combinaciones harmónicas ó los rasgos
de inspiración genial suplan la monotonía inherente al uso
sistemático de un solo procedimiento técnico de composi-
ción. Todas sus obras están vaciadas en el mismo molde; el
dialogar casi simétrico de los coros, el empleo de un muy
reducido número de acordes en frases cortadas todas por
el mismo patrón, producen como consecuencia natural una
pesadez y fastidio insoportables. Muy pocos compositores
supieron evitar este escollo, y Bello de Torices no es del
número de los pocos; pues si bien poseyó el arte de la com-
posición y sentía lo que bajo las formas musicales intentaba
expresar, no tuvo arranque para elevarse sobre ese vulgo
bueno que existe en ciertas épocas artísticas.
(i) Véase la pig. 495 del volumen li.
94 EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL.
Las obras que de Bello de Torices guarda el Archivo son
las siguientes:
i. Missa á 8. del Maestro Benitto... — En la cubierta al
pie: No se puede cantar por Decreto en q.e no se pueda
mezclar la letra, ni alterar conforme lo hace en el Gloria.
2. Missa á ocho... — Año de 1747. — El nombre del autor
se encuentra en el papel de Alto de i.er coro. — Existe otro
ejemplar con esta portada: 2.a Misa á 8. De D.n Benito
Arello... — Hay partitura.
3. Misa á 8 de D.n Benito Abello de Toriles. — Hay
partitura.
4. Missa á 8... — 16 gg. Alcalá.
5. Dixit Dominus Domino meo. A 7 ... — En la cubierta,
donde el copista quiso lucir sus primores de pendolista, hay
dos rosetones, uno á cada lado, en que se lee: Siendo Mro.
de esta capilla. — El P. Fr. Gabriel de Moratilla.
6. Dixit Dñus. A 8... en Alcalá año 1704. — Encima:
de Prior.
7. Beatus Vir. A 8... en Alcalá año 1704. — Encima: de
Prior.
8. Beatus vir qui timet Dominum. A \inco. — Encima al
margen: Bautizado.
9. Psalmo á 8 Laúdate Dominum Obués (sic) gentes.
Tres tiples...
10. Memento Domine á 8... — Hay partitura,, y en ella
faltan los primeros compases, en los cuales el 2 .° coro hace
al unísono la entonación del Psalmo en 7.0 tono.
11. Lauda hierusalem á 8... 1700. Tres tiples. — Enci-
ma: Año 17S7.
1 2 . Magn i fie a t á 8 ...
1 3. Miserere á 8... Anno de 1704. — En los papeles suel-
tos se indican bajon\illos y bajón duplicando al Tiple, Alto
y Bajo de 2.0 coro.
14. Prosa de Nra Sra A 4.0 con Biolines y Flautas
aStabat Mater dolor ja » — En los papeles de Flauta añade:
ó Bajon\illo.
1 5. Regina coeli á 8.
16. Bill.00 al SS.mo á 7 Devajo de aquel Christal...
EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL. 95
17. Billancico AISantissimo: Buele mi pensamiento... á 4.
18. Villana0 A 8 A 11 Sanctissimo: Vengan á la almo-
neda.
19. Villancico Al Santtissimo Sacramento. Ay que val-
talla A 4.0
20. Vi 1 1™ Al SS.mo Sacramento. A sembrar el sem-
brador.
21. Al Nacim.to de nro. S.r Jesuchristo. A 1 1 . Alerta
Marineros. — Tiene instrumentos.
22. Kalenda al NacimM á g. Aves, Flores, Lu\es, Fuen-
tes.— Tiene Chirimías. En este y el anterior los instrumentos
entran en cuenta para el número de voces.
23. Billancico al NaciP á 8. Viendo que todos los
yerros...
24. Bill.™ A los S>tos Reyes á 4. En Aristas flechadas. ..
25. Billancico á la reuersion á 8. Marinero q.e surcas
las ondas. — Tiene vajonci 7 los. — Está compuesto para la fies-
ta de la reversión de las reliquias de S. Justo y Pastor, que
celebraba la iglesia de Alcalá. Así parece deducirse de la
letra.
26. Billancico A dúo A los santos niños. Oy duda de Justo
y Pastor... De otra mano: Me le dieron á 9 de Agosto de el
año de 1722.
27. Vill.™ A S.te Hieron. Escuchad. Atended... 17 14.
28. Villancico á 8. A la degollación de S.n Justo y
Pastor. . .
29. Vill.co A 8. A San Justo y Pastor. Venid, venid, pas-
tores... 1 jo 1.
30. Billancico a S.n Cayetano. Arma, guerra a 12. —
tiene Chirimías y Vajon para el 3.er coro.
3i. Vill.co á 8 de navidad chanca. aEn un coche deal
cala...» — Faltan papeles y no tiene signatura.
Indudablemente pertenecen ai mismo autor estas otras
obras, que se encuentran copiadas en un libro manuscrito
del siglo XVII que lleva el siguiente título:
Mvsica de varios avtores escogida por el maestro Ge-
rónimo Vermeil, 16 go. — Dicho libro no pertenece al Archivo.
32. Dixit Dñs. A 8. //o Tono Del m.tr0 Toriles.
9fi EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL.
33. Villancico AIS .™° á 4. Toriles.
34. Villancico A 3 A Nauidad. Benito Bello de Toriles.
35. Villancico A Nauidad A 4. de Benito Bello de To-
riles.
36. Villancico A 4. A Nauidad De Benito Bello de To-
riles.
Finalmente, Catalina García, en su obra: Ensayo de una
tipografía complutense, al n.° \3g5, hace el siguiente señala-
miento bibliográfico:
3j. Villancicos que se han de cantar en la Santa Iglesia
Magistral de S. Justo, y Pastor de Alcalá de Henares en
los M ayunes de Navidad de este año de ijo5. Puestos en
Música por D. Benito Bello de Torizes, Maestro de Capilla
en dicha Santa Iglesia. [Al frente del texto.) — Ocho pags.
en 4.0 sin lugar ni año, á 2 cois. Empieza: Al dexar el Sol
Divino.
Al otro Bello de Torices, de que ya hemos hablado, per-
tenecerá una Letanía de Nuestra Señora, á ocho. — Existen
dos copias: en la más antigua no se hace indicación ninguna
que pueda ilustrar su biografía; en la segunda se escribe so-
bre la cubierta que era Mr o. de Capilla de las Descalcas Rs.
(de Madrid). La circunstancia de no apuntarse este detalle
biográfico sino en la más moderna, y haber una distancia
considerable entre una y otra, nos hace sospechar que la
Letanía citada sea composición del mismo autor á que atri-
buímos las anteriores, confundido quizá con otro de igual
nombre, el discípulo de Andrés Lorente, Maestro de Música
del Real Colegio de Pajes de S. M. á mediados del si-
glo XVIII, que pudo muy bien desempeñar el magisterio de
la Capilla de las Descalzas en época muy próxima, ó en la
fecha de la copia que también se indica, Año de 1791) y,
finalmente, que sea un dato más que añadir á la biografía del
primero, y que necesita, por tanto, más firme prueba.
Benito (Cosme José de).
Fué éste el último Maestro de Capilla anterior á la época
en que los religiosos Agustinos se hicieron cargo del Real
Monasterio del Escorial, y merece un recuerdo muy honro-
EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL. 97
so, no tanto por sus méritos artísticos como por la solicitud
que demostró en conservar los tesoros musicales de este
Archivo.
Nació Cosme José de Benito en Madrid, el 27 de Sep-
tiembre de 1829, é hizo los primeros estudios bajo la direc-
ción de los PP. Escolapios. Sus felices disposiciones para la
música sorprendieron á un tío suyo, que comenzó á ins-
truirle en los primeros rudimentos del arte. Recibió después,
con notable aprovechamiento, lecciones de órgano y armo-
nía del P. Fr. Francisco de Asís Martínez, organista en el
convento de San Francisco de Madrid, y más tarde apren-
dió composición con Indalecio Soriano Fuertes. En el Con-
servatorio de Música de María Cristina estudió el vioiín y el
violoncello, dedicándose, para atender á las necesidades de
la vida, á dar lecciones particulares de solfeo, piano y vio-
loncello, ai mismo tiempo que tocaba en los teatros de Ma-
drid. Por igual motivo emprendió la carrera del Notariado,
obteniendo en 18 de Agosto de i85j, y libre de gasto, el tí-
tulo de Notario ordinario de diligencias del Arzobispado de
Toledo. Pronto dejó su nueva profesión para cultivar con
todo ahinco el arte musical, y empezó á componer obras
religiosas, que por estar adornadas de cierto expresivismo y
gusto moderno, le alcanzaron alguna reputación. En i.° de
Septiembre de 1859, previo riguroso examen ante el tribu-
nal, compuesto por D. Ángel lnzenga, P. Fr. Jerónimo Pa-
gés y D. Santiago Escribano, fué nombrado Maestro de Ca-
pilla y Organista primero del Real Monasterio del Esco-
rial (1). A pesar de las vicisitudes por que hubo de pasar, á
causa de los acontecimientos políticos de la época, y singu-
lar condición del Monasterio, continuó desempeñando su
(1) En la cubierta manuscrita de la Misa breve de pastorela señi-
Kia, parece indicarse que Cosme José de Benito se hallaba en el
Escorial el año 1858, y en la partitura autógrafa firma á 13 de Di-
ciembre de 1858. Sin embargo, debe prescindirse por completo de los
detalles que allí se apuntan, y considerar la fecha como una indica-
ción que se refiere exclusivamente al año en que fué compuesta
la Misa,
7
08 EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL.
cargo, aunque reducido á un estado de penuria tal, que á
duras penas podía allegar los recursos más precisos para el
mantenimiento de su familia. En semejante apuro vino á
prestarle ayuda, con la mayor delicadeza, el maestro Bar-
bieri. Encontrábase entonces el distinguido bibliófilo y zar-
zuelista español haciendo estudios en la biblioteca escuria -
lense, y apenado al ver la estrechez en que vivía nuestro
compositor, consiguió de él, después de repetidas instancias,
que se convirtiera temporalmente en copista suyo, mediante
una retribución proporcionada, y le encargó la formación del
índice del archivo. D. Cosme hizo un catálogo copiosísimo
«con tanta escrupulosidad y acierto — dice Barbieri, — que se
dio el resultado de encontrar mucho mayor número de com-
posiciones que el de las que el Real Patrimonio tenía inven-
tariadas.»— Indudablemente al mismo Barbieri debió el nom-
bramiento de profesor honorario de la Escuela Nacional de
Música (20 de Diciembre de 1870), la cruz de caballero de
la Orden de Carlos III, libre de gastos (20 de Mayo de 1871)
y el título de académico correspondiente de la Real Acade-
mia de Bellas Artes de San Fernando (18 de Marzo de 1879).
Desde esta época mejoró la situación de D. Cosme, que
pudo seguir tranquilo disfrutando los frutos del magisterio,
hasta que en i885 S. M. el Rey D. Alfonso XII entregó á la
Orden agustiniana el Monasterio, con todas sus dependen-
cias; y como entre los religiosos se contaba con personal
apto para el desempeño de los oficios que la capilla de mú-
sica requería, quedó cesante y se trasladó á Madrid, donde
el Real Patrimonio le dio en justa recompensa la plaza de
organista segundo de la Real Capilla, en 20 de Enero de
1886, cargo que ejerció hasta su muerte, acaecida el día i5
de Enero de 1888 (1).
Uno de los rasgos más característicos de D. Cosme era
su genio alegre y burlón, llevado hasta el extremo de hacer
él mismo chacota del defecto físico de su corcova. En las
(1) Véase el artículo publicado por Francisco A. Barbieri en el
periódico Ilustración musical hispano- americana (Año I, núm. 18) con
el título de Cosme José Benito.
EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL. 99
cartas que escribía á Barbieri, solía firmar El Padre Mochi-
la, Rigoletto, ó con otros apodos por el estilo. Conocida es
la graciosa y pesada ocurrencia que tuvo de reunir en un
mismo café, y á la misma hora, á todos los corcovados que
conocía en Madrid.
Como compositor pertenece Cosme José de Benito al nú-
mero de los que hacia la mitad del siglo XIX trataron, con
la mejor voluntad, pero sin conseguirlo, de reformar la mú-
sica religiosa, procurando unir la sencillez de estilo, la gra-
vedad, la inspiración lírica de los cantos sagrados y lo que
ellos llamaban gusto moderno. En casi todas sus composi-
ciones lo sencillo se confunde con lo vulgar, y el carácter
majestuoso y altamente lírico de la música sagrada se busca
por medio del efectismo, ya dando un movimiento lento á la
composición, ya empleando ciertos acordes que no demues-
tran originalidad. Sin embargo, las obras de Cosme José de
Benito gozaron de bastante aceptación, y fueron objeto de
grandes, elogios. A la vista tenemos un número de El Artis-
ta, periódico musical que empezó á publicarse el año 1866,
y en que, refiriéndose al estreno de la Misa de Réquiem, ve-
rificado en la iglesia de Santo Tomás el 29 de Diciembre de
dicho año, se extreman las alabanzas hasta el punto de con-
siderar alguna de las piezas como «una de las mejores com-
posiciones en el arte» (1). El maestro Barbieri, aunque más
discreto, no oculta la simpatía que le inspiraba su buen
amigo.
Los trabajos del Sr. De Benito en el Archivo de música
del Escorial acreditan su discreción y exquisito celo. El
índice en papeletas, hecho á instigación de Barbieri, es obra
muy loable, aunque no diera los resultados que se podían
esperar en beneficio de la historia de la música religiosa es-
pañola, porque Barbieri no llegó á publicarlo.
En el archivo dejó nuestro compositor algunos arreglos
y reducciones de obras antiguas que requieren para su eje-
cución más elementos de los que tenía á mano el distinguido
Maestro de Capilla.
(1) El Artisti, núm. 30; 15 de Enero de 1867.
100 EL ARCHIVO DK MÚSICA DEL ESCORIAL.
1. Misa á 3 voces, con Órgano obligado ... 1849.—
Renové los papeles y puestos el Tiple y Tenor en clave de
sol, el año de 187 5.
2. Misa d dúo y d tres, corta y fácil: ... escrita para
los niños de la Escolanía del Rl. Monasterio del Escorial,
* el año de 1861 . — Está impresa con el siguiente título: Misa
fácil | para dos voces de poca extensión \ y coro, \ con
acompañamiento de órgano. ... Obra 127. — Madrid: Anto-
nio Romero, editor.
3. Misa breve á dúo con Órgano obligado del Mro. ...
1881 . — Puede cantarse á tres voces. —Copiada en 1885.
4. Misa de Sacramento \ (fácil) \ á 3 voces \ y \ Órgano
obligado | Música... \ ... \ (ob. 147). | Madrid.~A. Rome-
ro, editor. — Está dedicada: A mi querido amigo el Exce-
lentísimo Sr. D. Francisco A. Barbieri.
5. Misa breve de pastorela para la Misa de Alba que
cantan y tocan los niños de Coro de este Rl. Monasterio
de San Lorenzo ... 1858. — En la partitura original firma:
13 de Dic. 1858 Cosme, etc.
6. Misa pastoril (muy fácil) á coro con dúos con acom-
pañamiento de órgano... Ob. 27 . — Romero, editor. Ma-
drid.— Es la anterior arreglada para darla á la imprenta,
aunque bien puede considerarse como nueva.
7. Veni Sánete Spiritus, Sequentia de Pentecostés á 3
voces con Órgano obligado... — Compuesta el seis de Junio
de 1878. Escorial. — Cop. para el Archivo — 1885 .—
Obra 165.
8. Responso á cuatro voces, compuesto para los fune-
rales de S. A. R. el Sermo. Sr. Infante D. Eran.™ de Pau-
la... 15 de Agosto de 1865.
9. Responso. Libera me; á tres voces, muy fácil... Año
1876 día 1 1 de Enero. — Se estrenó el día 9 de Alar so de
1876 en la Parroquia de el Rl. Sitio del Escorial, en las
honras celebradas por los que sucumbieron en la guerra
civil.
10. Lamentación /.a del Miércoles Santo á solo con
acompañamiento de Piano. — Romero.— Madrid.
11. Lamentación 2* del Miércoles Sto. Para Tiple ó
EL. ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL. 101
Tenor á solo; con acompaña de Piano... 1861 . — La cantó
por /.a ves D.José Sor ribes, par a quien fué escrita. — Esta
lamentación vio la luz pública en casa de Romero.
12. Lamenta 1.a para el Jueves Sto... d cuatro voces
y acompañamiento de Harmonium.,. 1864. — Ob. 61. —
Arreglada á solo; está grabada en casa de Romero.
13. Lamentación 3.a para el Jueves Santo, d cuatro
voces y acompañamiento de Harmonium... 1864. Redu-
cida á 3 por la falta de Contraltos. Publicada por la
Casa editorial de Romero, 1880. — La edición de Romero
es arreglo á solo de bajo. Además, en los papeles sueltos
hay partes sobrepuestas de Contrabajo, Saxofón en si b.
y fagot.
14. Lamentación 3.a del Miércoles Santo á dúo de Te-
ñor y Bajo, con acompañamiento de piano ó armonium. —
Hay papeles de Fagot y Contrabajo.— Hay edición á solo,
publicada en casa de Romero.
15. Lamentación 2 '.a del Jueves Santo (á tres voces). ..
— Tiene Saxofón, Violonc.110, Fagot y Contrabajo aña-
didos.
16. Lamentación 2.a para el Viernes Santo , á solo de
Tenor con acomp.10 de Harmonium. año 1865. — En el pa-
pel de la voz al fin: La compuso C. J. B. para que la can-
tara el Pbro. D. José Sorribes. — 1865.
17. Christus factus est, á tres voces con acompañamien-
to de Piano... Compuesto en el año 1859. — Renov* paps.
en Ab> de 1885.
18. Miserere á 3 y d 7 voces con acompañamiento de
Harmonium, compuesto por... Maestro de Capilla de la
Rl. Basílica del Escorial, año 1861. Dedicado al
Excmo. Sr. D. Hilarión Eslava.— Obra 48. — En el papel
de Contrabajo al fin... Publicado por el editor D. A. Ro-
mero.
19. O sacrum convivium! Motete á solo de Tiple y Tenor
con acompañamiento de Órgano... 1860.
20. Bone Pastor. Motete brillante para Tenor y Barí-
tono... 1865.
21. Pascha nostrum. Motete á solo para Tiple;... año
102 EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL.
1866... Copia para el archivo del Monast.° del Escorial.
— Arriba: Lo estrenó Ant.° Mateos Avellán, 1 .€T Tiple de
esta Capilla, en el día del Corpus del año 1866.
22. Motetes al Smo. d 3. Pañis Angélicas... 1860.
23. Alabado al Smo: á solo de Tiple ó Tenor con acom-
pañamiento de Órgano... 1855. (Casi siempre se toca un
punto y aun dos bajo).
24. Pange lingua, á tres voces y órgano obligado, por-.
Mtro. Capilla del Rl. Monasterio del Escorial .—Romero.
— Madrid.
25. O quam suavis! Motete al Smo. á cuatro voces so-
las... 1862.— Cuantas más voces mejor efecto. Cuídese
mucho de hacer todos los pp.ff. y reguladores.
26. Motete á voces solas... Para el lavatorio de Jueves
Santo.— 1860.
27. Te Deum (muy corto), escrito expresamente para
los días de asistencia oficial... 1880 (Obra 171). Se es-
trenó el 23 de Enero, días de S. M. el Rey.
28. Himno á 4 voces para las procesiones de Mártir...
1877.
29. Himno para la procesión de la fiesta de la Consa-
gración.
30. Santo Dios, á 3 voces y acompto. de órgano. — Ma-
drid: Romero.
31. Santo Dios, para dos Tiples ó Tenores con acomto.
de órgano.— Madrid: Rom.°
32. Alabado, á solo de Tiple ó Tenor con acompto. de
órgano... Madrid: Romero. — En el original ms. se señala
el año 1860.
33. Bendita sea tu pureza. Jaculatoria á tres voces
con acompañamiento de órgano... Ob. 131. —Madrid: Ro-
mero.
34. Gozos á la Stima. Virgen, á dúo de Tiples ó Teno-
res... Madrid: Romero.
35. Coro y Coplas á la Sma. Virgen del Patrocinio:
letra de la Señ.A D* Dolores Pérez, puesto en música...
1884. (Obra 205).
36. Cántico á la Virgen María. Poesía de E. Silió.
EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL ESCORIAL. IOS
«•Ferviente el espíritu.» — Madrid: Romero. — Sólo existen
aquí los papeles ms. de las voces.
37. Siete palabras \ para tiple, tenor, bajo y coro |
con acompañamiento de órgano expresivo \ violoncello y
contrabajo \ Poesía del \ Sr. D. J. M. de Berriosábal. \
Marqués de Casajara \ Puesta en música | ... ¡ ... | . — Ma-
drid.—Al fin: grabado por A. Manjarrés. — Programa de la
ejecución verificada en Madrid el 22 de Abril de 1859, en la
parroquia de San Andrés.— Advertencia: es la publicación
de tres cartas laudatorias de la obra de Francisco J. Vall-
demosa, José Inzenga y Román Jimeno. — Una hoja de
Erratas graves. — Texto musical de 54 págs. en fol.
38. Villancico á 8 por... 1865. Nota || Todos los nom-
bres q.e hay en este Villanc0 son de los principales niños
de Coro q.e en él toman parte. — Cuando se escribió este
Villanc. ° había en la Escolanía 20 niños, con 2 Inspec-
tores, y dos pasantes de mus* qs lo eran D. José Monta-
ña y D. José Antillach; Estudiantes teólogos de el Semi-
nario, é tndtvJ de la Capilla.
39. Regina cceli, d dúo y á tres voces con acompaña-
miento de órgano... Madrid: Romero.
40. 4 Letanías á dúo y á tres voces con respuestas del
pueblo y acompañamiento de Órgano... Madrid: Romero.
41. Plegaria coral por S S. el Papa Pío IX, música...
Madrid: Romero (?).
42. "Ande la danza de los Pastores" Villancico al Na-
cimiento de Ar. S. J., d dúo, con acompañamiento de ór-
gano ó piano.— Madrid. — Romero.
43. "La adoración de los Pastores." Escena religiosa
á solo de tenor y coro con acompañamiento de órgano...
Madrid: Romero.
44. "Sub tuum prcesidium." Antífona ala Sma. Vir-
gen... Ob. 168.
45. " Lumen" á 3 voces, para la bendición de Cande-
las... 1877 .— Tiene añadido Barítono, para cuando haya.
Además de las obras anteriores, que se guardan en el
Archivo, ha publicado:
46. Método completo de Solfeo en compendio. — Madrid.
104 EL ARCHIVO DE MÚSICA DEL PJSCORTAL.
—El ejemplar que tenemos á la vista indica que es la sexta
edición.
47. Método de Violoncello .
48. Curso de Harmonía.
49. La música para los niños.— Lecciones teórico-ele-
mentales de música dispuestas en forma recreativa para las
escuelas de instrucción primaria por...— Madrid: E. Rubi-
ños, 1884.— Un folleto en 8.° de 78 páginas, y gran número
de obras religiosas publicadas en casa de Romero y otros
editores, que con las ms. pasan de doscientas.
Fr. Luis Villalba Muñoz,
(Continua* á.) ,
O. S. A.
LA MALDICIÓN DE LA SERPI
(cuestión bíblica)
a maldición fulminada por Dios contra la serpiente
en el Paraíso terrenal, tiene en la exégesis bíblica
notable interés é importancia, no sólo por hallarse
comprendida de un modo especial esta cuestión entre las
suscitadas por el racionalismo acerca del valor histórico de
los Libros Santos, sino también por las significaciones proféti-
cas que entraña aquella sentencia pronunciada por Dios con-
tra el seductor de nuestros primeros padres. Este aspecto
profético de la palabra divina debe ser por otra parte, aun-
que de un modo indirecto, la demostración más concluyente
del carácter histórico del Génesis, quitando hasta las apa-
riencias de fundamento á las interpretaciones míticas ó fa-
bulosas; pues sería en verdad una fábula muy rara é incom-
prensible aquella cuyo sentido profético tuviese en los acon-
tecimientos de la historia una correspondencia tan positiva
y real como la existencia misma de la Redención y del Cris-
tianismo.
Las palabras del Génesis cuya verdadera interpretación
nos proponemos aclarar y razonar, son las siguientes:
«Dijo el Señor Dios á la serpiente: Por cuanto hiciste
esto, maldita tú eres entre todos los animales y bestias de la
tierra; andarás arrastrando sobre tu pecho, y tierra comerás
todos los días de tu vida.»
106 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
«Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu
raza y la descendencia suya; ella quebrantará tu cabeza, y
tú andarás acechando su calcañar.»
Dos cuestiones conviene distinguir en la interpretación de
este pasaje bíblico, para mayor claridad de ideas. La prime-
ra deberá limitarse á determinar el sujeto á quien se dirige
la maldición de Dios, y la segunda comprenderá la demostra-
ción del sentido profético, expresada principalmente por la
enemistad entre la raza de la serpiente y la descendencia de la
mujer; pues en ambos aspectos el texto bíblico ha sido objeto
de controversias entre los apologistas católicos y los críticos
racionalistas. x
I
El sujeto de la maldición.
Para precaver cualquiera duda acerca de la posibilidad
del sentido figurado en una narración histórica, y para ex-
plicar el modo como puede tener cabida la metáfora en me-
dio de la relación verídica de los hechos, advirtió San Agus-
tín, á este propósito, la necesidad de distinguir entre la parte
que pertenece al historiador y la que corresponde á los per
sonajes que figuran en la narración. Las palabras del escritor
sagrado tienen siempre un sentido propiamente literal, por-
que la historia es la narración de hechos reales; pero las pa-
labras que se atribuyen á las personas que intervienen en el
relato pueden, sin menoscabo de la verdad histórica, tener
un sentido figurado.
Aplicando esta regia á la cuestión de que tratamos, dice
el Santo Padre que no cabe la menor duda en que las pala-
bras de Dios fueron materialmente dirigidas á la serpiente
natural, pues aquí se trata de una historia, y no de una simple
alegoría, y por consiguiente, es un hecho literalmente ver-
dadero lo que afirma el escritor sagrado, esto es, que Dios
dijo aquellas palabras, y que las dijo á la serpiente. Pero él
sentido en que Dios pronunció aquella sentencia puede ser
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 107
figurado sin detrimento de la verdad histórica y real de los
hechos (i).
Viniendo ahora á la interpretación de aquella sentencia
en lo concerniente al sujeto comprendido en la maldición di-
vina, la crítica racionalista tiene particular interés y empeño
en apoyar aquí el sentido exclusivamente literal de las pala-
bras de Dios, y en sostener que el único sujeto maldecido es
la serpiente, para deducir luego, con sobrada lógica, que la
historia bíblica es un conjunto de mitos y de fábulas pueriles
y absurdas. «No nos detendremos á probar, dice Reuss, que
la serpiente es un animal, pues que el autor lo dice con todas
sus letras, y no el diablo, como han querido los teólogos (2).»
Conviene observar, sin embargo, que el fundamento de la
interpretación racionalista procede de un error más radical,
como sucede generalmente en otros puntos de exégesis; y
tal es en este caso el que expresa el mismo Reuss en estas
palabras que siguen á las anteriores: «El diablo es desconoci-
do en el Antiguo Testamento.»
Interpretando la historia sagrada con tales prevenciones,
es indudable que la sentencia de Dios no podía comprender
al diablo, sino exclusivamente aj reptil. Mas si partimos de
principios contrarios y comenzamos por reconocer la verdad
católica acerca de la existencia del demonio y su interven-
ción en la caída de nuestros primeros padres, se verá que la
maldición de Dios no podía limitarse al reptil, dejando libre
al agente principal de la tentación.
Al tratar de la tentación del Paraíso dejamos ya demos-
trada, con suficiente abundancia de datos, la falsedad de la
afirmación racionalista, probando por una parte que la exis-
tencia del demonio era bien conocida en el Antiguo Testa-
mento, y evidenciando por otra la verdad de la tesis católica
que atribuye la tentación á Satanás como á causa principal,
(1) «Quod enim positum est, et dixít Dominus Deus serpenti, verba
sola sunt scribentis; haec exigenda sunt per proprietatem. Jam ce-
tera verba Dei sunt quae libero lectoris intellectui relinquuntur utrum
propriean figúrate accipidebeant.» (De Genes, cid litt., lib. xi, c. xxxvi.)
(2) La Biblia, tercera parte. (Pentateuco y Josué).
108 LA MALDICIÓN DE Lv SERPIENTE.
y á la serpiente como á causa instrumental, ó como interme-
dio de que se sirvió el espíritu perverso para ponerse visible-
mente en comunicación con nuestros primeros padres. Por
lo demás, la hipótesis racionalista es á todas luces inverosí-
mil y absurda. Porque ¿en qué crítica sensata cabe imaginar
que el autor del Pentateuco juzgase capaz á la serpiente de
hablar el humano lenguaje y de discutir el precepto divino?
¿Ni qué móviles pudo tener un simple reptil para tomar con
tanto empeño y astucia la obra de la tentación? Si pues
bajo la figura de serpiente consumó el espíritu del mal el
drama de la prevaricación del Paraíso, la maldición fulmi-
nada contra el tentador no podía limitarse ni principalmente
dirigirse ai reptil, sino á Satanás, que fué la causa principal
de la tentación y de la caída.
En la necesidad de limitar el sentido y la intención de la
sentencia á uno solo, esto es, ó al reptil ó al demonio, sería
más razonable la interpretación diametralmente opuesta á la
hipótesis racionalista, que considera la maldición de Dios
como dirigida exclusivamente á Satanás, y de ninguna ma-
nera á la serpiente. Pero esta opinión, entendida en la forma
y en el sentido que la exponen algunos autores, con el car-
denal Cayetano, tampoco es admisible, pues toman como
precedente y como fundamento de su hipótesis la interpreta-
ción alegórica de toda la historia del Paraíso. La interpreta-
ción alegórica, como dejamos demostrado en otro lugar, no
tiene razón de ser, dado el carácter rigurosamente histórico
del Pentateuco, y falsamente se ha invocado en su defensa la
autoridad de San Agustín, quien, como se ha indicado arriba,
es inflexible en sostener el sentido literal de los hechos refe-
ridos por el escritor sagrado, limitando la posibilidad de la
alegoría, ó, mejor dicho, déla metáfora, á las palabras de los
interlocutores.
Pero la opinión que coarta el sentido de la maldición de
Dios á un solo sujeto, considerándola como dirigida en la in-
tención divina únicamente á Satanás, es sin duda alguna
probable si, partiendo de la verdad histórica de los hechos
y de la intervención real de la serpiente ó de su imagen en la
tentación del Paraíso, se limita á interpretar metafóricamen-
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 109
te las palabras de Dios, y no las del escritor sagrado. El car-
denal Thomas se adhiere á esta interpretación, dando por
supuesto que la serpiente fué instrumento de Satanás en la
tentación de nuestros primeros padres, pero reduciéndola á
puro símbolo en la enunciación del castigo fulminado contra
el demonio. «La serpiente, dice el sabio apologista, no inter-
viene aquí sino en cuanto simboliza el castigo pronunciado
contra el verdadero seductor. Al demonio, pues, se dirige
Dios; contra él se fulmina el anatema; él es el maldecido y
condenado á arrastrarse, etc., y todo esto expresado con la
ayuda de metáforas tomadas de los hábitos naturales de la
serpiente. ¿Por qué se ha de suponer una alteración cualquie-
ra en la manera de ser del reptil, cuando en realidad no es
él de quien se trata, sino de aquel que se sirvió del reptil como
de instrumento? Así se comprende fácilmente la maldición
pronunciada: la maldición queda permanentemente figurada
en el reptil y realzada en el demonio» (i).
El cardenal Thomas cree expresar en esta interpretación
ia verdadera opinión de San Agustín, el cual afirma que toda
la sentencia de Dios es figurada: Tota ista sententia figura-
ta est (2). En esto se han fundado casi todos los comentaris-
tas para atribuir á San Agustín la interpretación puramente
alegórica ó metafórica de las palabras de Dios. Mas si bien
se considera todo el contexto, fácil será deducir que el Santo
Padre no llamó figurada aquella sentencia, sino en cuanto
se dirigía al demonio, y suponiendo ó no excluyendo el sen-
tido materialmente literal que comprende también á la ser-
piente. El texto de San Agustín, que cita el cardenal Thomas
en apoyo de su interpretación, es el siguiente: «Ahora, pues,
dice el Santo Doctor, lo que á la serpiente se dice, se refiere
también á aquel que obró por medio de la serpiente. Sin
duda aquí el sentido es figurado, pues en estas palabras se
describe á aquel tentador cual había de ser para el género
humano» (3). El cardenal Thomas omitió en la traducción
(i) Les temps primitifs et les origines relígieuses, t. vil, p. 129.
(2) Ibidem.
(3) «Nunc ergo quod serpenti dicitur, et ad eum qui per serpentem
110 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
el adverbio también, expresado en el texto latino por la par-
tícula et, equivalente en este lugar al adverbio etiam.
A pesar de esto, la opinión de San Agustín, por cuanto
se refiere á la intención principal de Dios, no dista mucho
de la anterior, y viene á ser un término medio entre la in-
terpretación puramente metafórica del cardenal Thomas y la
interpretación demasiado literal de otros comentaristas. El
Santo Doctor no dio ninguna importancia al castigo del rep-
til, suponiendo que la maldición de Dios no produjo altera-
ción alguna en el organismo material de la serpiente, y con-
sideró, por tanto, que así como el demonio, y no el reptil, fué
el principal causante de la prevaricación del Paraíso, así la
sentencia de Dios debía fulminarse principalmente contra el
espíritu tentador. Por tanto, según el Santo Padre, toda la
sentencia es figurada en su razón fundamental de ser y en
su significación principal.
Y esta es, en efecto, la verdadera interpretación que con-
viene al texto sagrado, por lo que atañe al sujeto comprendi-
do en la maldición divina. Ni es exclusivamente el reptil,
como quiere el racionalismo, ni exclusivamente el demonio,
como opinan algunos intérpretes, sino ambos están com-
prendidos en la sentencia de Dios, aunque en el distinto gra-
do y forma que corresponde á su naturaleza y á la parte que
tuvieron en la tentación de nuestros primeros padres.
Algunos Doctores é intérpretes antiguos, como San Basi-
lio y San Efrén, llegaron á sospechar que la sentencia de
Dios debió de producir una profunda alteración en el orga-
nismo material de la serpiente; y para hacer posible tal in-
terpretación, hubieron de suponer que el reptil, antes de la
prevaricación del hombre, era un animal cuadrúpedo ó
bípedo, ó al menos que su organización primitiva le permitía
andar con el cuello erguido y la cabeza levantada y no tan
deprimida como ahora al nivel de todo su cuerpo.
Esta suposición, especulativamente considerada, no es
cperatas est utique refertur; proculdubio figuratum est: nam in his
verbis tentator ille describitur, qualis generi humano futurus esset.»
(De Genes, ad litt., lib. xi, cap. xxxvi.)
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 111
absurda, ni podría rechazarse en virtud de ningún principio
de razón; pues así como la ley de Moisés condena á muerte,
no sólo ai hombre criminal, sino también á la bestia incons-
ciente que hubiese servido de instrumento á la depravación
humana para consumar un delito nefando, así pudo decretar
Dios un castigo material para la serpiente, deteriorando su
organismo por haber servido de instrumento á Satanás para
consumar la obra de la prevaricación del hombre. Pero di-
cha opinión no ha sido admitida por la generalidad de los
comentaristas católicos antiguos, y menos deberá ser acep-
tada hoy que la ciencia nos suministra datos y ejemplares
para demostrar que los ofidios tenían la misma constitución
orgánica que en la actualidad, muchos siglos antes de la apa-
rición del hombre sobre la tierra.
Mas, por otra parte, ¿bastará decir que la maldición de
Dios contra la serpiente no es más que una simple denomi-
nación extrínseca por la cual el modo de ser natural de ese
reptil se erige en signo permanente de pena? Así opinan otros
intérpretes, quitando á la sentencia divina todo efecto real y
positivo. Pero sin necesidad de admitir alteración alguna en
el organismo físico de la serpiente, y sin negar tampoco que
los hábitos naturales del reptil sean el signo permanente de
su suerte futura, no cabe negar que la serpiente, después
de la prevaricación el Paraíso, es un ser odioso y repugnan-
te para el hombre. Esta profunda aversión que se traduce
en hechos y que parece algo más que una simple denomina-
ción extrínseca, no es completamente ajena en los sentimien-
tos de los pueblos á la memoria tradicional de la cooperación
de ese reptil en la ruina del género humano; y esto basta para
reconocer el aspecto penal de la maldición de la serpiente.
Ni parecerá, por otra parte, inverosímil al suponer que la
otra maldición fulminada contra la tierra, manchada con el
pecado del hombre, á la vez que la hacía menos fecunda para
el género humano, la hiciese también más ingrata especial-
mente para los reptiles.
Asi se resuelve, al mismo tiempo, la dificultad de aquellos
que defienden la interpretación puramente metafórica de las
palabras de Dios. «¿Cómo ha sido castigada la serpiente,
112 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
dice el cardenal Thomas, si en nada ha sido cambiada su
manera de ser? ¿Cómo ha llegado á ser el monumento visible
y permanente de la justicia divina , permaneciendo íntegra-
mente lo mismo que era antes?» (i).
A esta dificultad respondemos: ¿Cómo la desnudez del
hombre, que físicamente es hoy lo mismo que era antes , ha
llegado á ser motivo de vergüenza y de rubor, cuando antes
era el digno ornato de la inocencia? De no haber ocurrido la
tragedia de la prevaricación original, es cierto que habría
existido admirable harmonía entre el hombre y los vivientes
irracionales, inclusos los reptiles , cuyos naturales instintos
habrían sido realzados y ennoblecidos al contacto con el Rey
de la creación. Pero ahora, como efecto positivo de la culpa
y de la consiguiente maldición de Dios , no hay entre los
animales de la tierra otro más vil y repulsivo que la serpien-
te, y hasta sus hábitos naturales se han hecho objeto de la
más profunda aversión, como no lo habrían sido si perseve-
raran las cosas en su primitivo estado,
Creo, pues, que el sentido de la maldición de Dios , en
cuanto se refiere á la serpiente, podría explicarse traducien-
do el texto bíblico con esta paráfrasis: «Dijo el Señor Dios al
reptil: Porque tuviste parte material en la seducción y pre-
varicación del hombre, maldita serás tú, llevando siempre el
sello de la ignominia y del oprobio entre todos los animales
y bestias de la tierra, y tu vileza y abyección se verán ya re-
flejadas hasta en tus instintos naturales de arrastrar tu pecho
por el suelo y lamer el polvo en todos los días de tu vida.»
Ya dejamos anteriormente demostrado que no es indigno
de Dios castigar á los seres irracionales á causa de la coope-
ración puramente material en la culpa. El Señor , según la
frase bíblica, tiene en horror hasta el vestido manchado con
la iniquidad. San Juan Crisóstomo advierte á este propósito
que Dios obró aquí , más que con justicia de juez para la
serpiente, con benignidad y ternura para el hombre, y le
compara á un padre amantísimo, que cuando se propone cas-
tigar al criminal que asesinó á su hijo, se complace también
(i) Ibidem, p3g. 128.
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 113
en romper y alejar de si hasta el puñal homicida, que no fué
más que instrumento material de la muerte (i).
Pero, según el sentir general de los Padres y Doctores de la
Iglesia, la maldición divina, que literalmente se dirigía al rep-
til, alcanzaba en la intención de Dios principalmente á Sata-
nás en forma metafórica ó en sentido concomitante. Habién-
dose servido el demonio de la imagen de la serpiente para
consumar su obra perversa, nada más razonable que se sir-
viese Dios de la misma imagen, ó sea de la metáfora sensible
del reptil para expresar su maldición y su castigo. Tan cierta
es la relación de semejanza entre la serpiente y el demonio,
que los dos nombres se han hecho igualmente viles y odio-
sos; y porefecto déla metáfora conqueexpresó Diosel castigo
del tentador, hasta el nombre mismo de serpiente llegó á ser
sinónimo de Satanás, como puede verse por este texto del
Apocalipsis: «Y fué lanzado fuera aquel gran dragón, aquella
antigua serpiente, que se llama Diablo y Satanás.»
A esa serpiente antigua se dirigía, pues, en los orígenes de
la historia la intención de Dios en su significación principal,
cuando maldecía al reptil, simbolizando en éste de una ma-
nera sensible el castigo eterno del demonio. Por tal concepto
el sentido de la frase es metafórico -concomitante; pues en
esa maldición parece considerar Dios al reptil y á Satanás
como á un solo ser, compuesto de dos naturalezas distintas y
tan unidas en la expresión y solidaridad del castigo como lo
fueron en la cooperación á la culpa. Por consiguiente, toda
la sentencia de Dios, dice San Agustín, es figurada por cuan-
to se refiere al demonio, y todas las palabras de la maldición
tienen un doble sentido, fundado en relaciones de semejanza.
Es maldecido Satanás entre todos los animales y bestias
de la tierra, no sólo porque, habiendo perdido su último fin,
(i) «Sed forte dixerit aliquis: Cum diabolus serpentis opera usns,
malum atulerit consilium, cur bestiae illi poena infligitur? Est et hoc
inaestimabilis benignitatis Dei opus. Nam sicut amantissimus pater
puniens eum qui filium suum occiderit, et gladium et ensem per quem
fiiius suus occisus destruit et in multas partes comminuit, eodem
modo egit Deus.» (Homil. XVII, 6 in Genes.)
8
111 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
quedó reducido á peor condición que los irracionales, cuyo
destino permanece inalterable en los designios de la Provi-
dencia, como observa el Santo Doctor, sino también porque
á consecuencia de la primera culpa del Paraíso será ya el pa-
dre de todos los seres abyectos que renuncian á la luz de la
razón por seguir las inclinaciones de las bestias. Arrastrará
su pecho por el suelo y lamerá el polvo de la tierra; no sólo
porque habiendo sido precipitado de la gloria se agitará en las
tinieblas cual miserable reptil, sino también porque, á causa
de la prevaricación del hombre, su pábulo y alimento, en vez
de la delectación de la verdad y de la virtud, serán las bajezas
del error y del vicio de los mortales, cuya personificación
será el demonio, hasta el momento en que, al decir del Apo-
calipsis, sea totalmente arrojada fuera la serpiente antigua
que sedujo al orbe.
Esto basta para hacer verdadera la significación metafó-
rica de las palabras de Dios en la primera parte de la maldi-
ción. Pero donde más directamente está comprendido Sata-
nás, es en el anuncio profético expresado en la segunda parte
de la sentencia divina.
Fr. Honorato del Val.
o. s. A.
(Continuará.)
Diario de un vecino de París durante el Terror
(i)
XVII
LA SOCIEDAD DE LOS FULDENSES
Jueves 4 de Abril de 1793.
«... — No, esto no puede continuar así; no es posible que
estemos condenados á ver por más tiempo el triunfo de esos
miserables; no es posible que los Jacobinos impongan á una
nación como Francia, á una ciudad como París, la ver-
güenza de su dominación. Las personas de pundonor están
en mayoría y...
— »Y no "olvidéis, amigo mío, que en un pueblo que está
en revolución, la supremacía es, no de la gente honrada, sino
de la gente atrevida.»
Se sostenía esta discusión en casa de Francisco de Pan-
ge (2), en la casita que tiene en la plaza de la Nación, donde
(1) Véase la pág. 423 del volumen li.
(2) Mariano Francisco Dionisio Tomás de Pange, nacido en París
el g de Noviembre de 1764 y muerto en Septiembre de 1796, fué el
amigo x íntimo de Andrés Chénier. Uno y otro colaboraron en el
Diario de París. Los artículos del primero, enérgicos, justicieros y
llenos de gracia, atestiguan un valor muy raro, á la vez que un ta-
lento superior. Todos han sido recogidos por L. Becq de Fouquiéres.
(Obras de Francisco de Pange, 1789-1796: 1 volumen en 12. ° Char-
pentier y C.a, editores, 1872.)
116 DIARIO DE UN VKCINO DE PARÍS
estaban reunidos Carlos Lacretelle (i), Francisco Cheron (2),
los dos Trudaine (3), Beaulieu y otros dos ó tres individuos.
Yo era, lo confieso, quien exponía en nombre de las per-
sonas honradas y de un próximo desquite de la justicia y
del derecho, una opinión que sin duda honra más al candor
de mi alma que á la exactitud de mi criterio.
Beaulieu — él era quien me hablaba en nombre de la rea-
lidad,— añadió: «Puesto que aún tiene usted ilusiones sobre
las personas honradas; puesto que aún las cree capaces de
hacer frente á los malvados y vencerlos, permítame que le
recuerde la historia de la Sociedad de los Fuldenses. Quizá
nunca se ha visto una reunión semejante de hombres emi-
nentes por diversos títulos, ilustrados, llenos de abnegación
y de valor. Ya conoce usted tan bien como yo la lista publi-
cada por orden de la Commune en el mes de Agosto pasado,
(1) Carlos Lacretelle, llamado el Joven, nacido en Metz el 3 de
Septiembre de 1766 escribió durante la revolución en varios perió-
dicos realistas; fué proscripto el 13 de Vendimiario (5 de Octubre
de 1795), detenido después del 18 de Fructidor (4 de Septiembre de
1797) y estuvo preso dos años en la cárcel de la Administración
central y en la Forcé. Fué profesor en la facultad de letras de París
y miembro de la Academia Francesa, á la vez que su hermano Pedro
Luis Lacretelle, llamado el Viejo. Dejó, además de un gran número
de obras históricas, entre las cuales está la notable Historia de la
revolución francesa (1821-1826), un volumen muy interesante de re-
cuerdos titulado: Diez años de prueba durante la revolución (1842).
(2) Francisco Cheron (1764-1828) fué uno de los principales
redactores del Diario de París. En colaboración con Picard escribió
Duhautcours ó el Contrato de unión, comedia en cinco actos y en prosa,
representada en el teatro Louvois el 6 de Agosto de 1801. Su her-
mano Luis Claudio Cheron (^1758-1807^), diputado en la Legislativa,
es autor del Tartufo de las costumbres, comedia en cinco actos y en
verso representada en el Teatro Francés el 4 de Abril de 1805.
(Véanse las Memorias de Francisco Cheron, publicadas en 1882 por
Hervé-Bazin.)
(3) Los dos hermanos Trudaine fueron guillotinados el 8 de
Termidor, año II (26 de Julio de 1794J, un día más tarde que su
amigo Andrés Chénier.
DURANTE EL TERROR. 117
y que contenía ochocientos treinta y tres nombres, entre los
cuales, si había algunos oscuros como el mío, el vuestro, mi
querido Lacretelle, y el vuestro también, valiente Cheron, en
cambio hay otros en que brillan la nobleza de la cuna, la ri-
queza y el talento (i). Entre nosotros estaban Mateo de
Montmorency, La Tremouille, La Rochefoucauld, Regnault
de Saint-Jean d'Angely, José de Broglie, Lavoisier, Beugnot,
Jaucourt, Lanjuinais, Michaud, Duport, Destutt de Tracy,
d'André, los dos Lameth, Liancourt, Thouret, Lacépéde,
Rulhiére, Ramón, el elocuente Barnave y nuestro admirable
Andrés Chénier. Guiados por tales jefes, animados por el
amor al bien y llenos del más generoso entusiasmo, comen-
zamos la guerra contra los Jacobinos; veamos lo que alcan-
zaron nuestros esfuerzos.
»Creo que encierra algunas lecciones el relato de nuestra
campaña, y por eso lo procuraré hacer lo más completo posi-
ble. Nos separan ya tantos acontecimientos de esa historia
de ayer, que me permitiréis repetirla con algunos detalles,
puesto que yo mismo tomé parte en ella.
» Todos sabéis tan bien como yo que el 16 de Julio de
1791, con motivo de la proposición presentada por Lacios
en favor de la caída de la monarquía, se produjo una divi-
sión en la Sociedad de Amigos de la Constitución: también
sabéis cómo Bouche, presidente en aquella fecha, los dos
secretarios Salle y Anthoine, Barnave, Duport, los Lameth,
Dubois-Grancé, Goupil de Prefeln y demás miembros que
formaban parte de la Asamblea Constituyente, excepto Ro-
bespierre, Petion , Roderer, Coroller, Buzot y Grégoire,
abandonaron á los Jacobinos y fundaron una Sociedad rival,
que se reunía también en la calle de Saint-Honoré, frente á
la plaza de Luis el Grande (2), en la antigua iglesia de los
Fuldenses.y) (3)
(1) En esta lista está señalada la residencia de Andrés Chénier
en la calle de Sentier, núm. 24.
(2) Hoy plaza de Vendóme.
(3) El convento de los Fuldenses estaba en la calle de Saint-
Honoré, en el sitio que hoy ocupa la calle de Castiglione.
118 DIARIO DE UN VECINO DE PARTS
Francisco Cheron observó entonces, sonriendo, que mu-
chos de los fundadores del nuevo club habían contribuido á
la destrucción de los conventos, y era muy curioso ver á los
diversos partidos que habían expulsado á las Ordenes reli-
giosas, apropiarse los nombres de los monjes por ellos pros-
criptos: Jacobinos, Fuldenses y Franciscanos.
— «La advertencia de Cheron, continuó Beaulieu, es tan
justa como ingeniosa; pero en Julio de 1791 Barnave, Duport
y sus amigos quisieron ir contra la corriente, ó al menos
poner un dique á la Revolución. Los sucesos del Campo de
Marte (1) abrieron los ojos aun á los más ciegos; comenzaron
á afluir las inscripciones; muchos, que hasta entonces no
habían pertenecido á ningún club — yo era uno de ellos —
entraron en la nueva Sociedad, y hubo un momento de ver-
dadera confianza, y para los Fuldenses una aurora llena de
promesas. >
Por eso volvían hacia ellos la vista todos los adora-
dores del que tiene la autoridad; individuo hay que per-
tenece ahora á la Montaña y en aquella época creyó pru-
dente ser de los nuestros. Barére fué muy asiduo por algún
tiempo á nuestras sesiones, y aun las presidió alguna vez (2);
un actual secuaz de Robespierre, Luis de Lavalette (3) , se
distinguía en nuestras reuniones por su ardiente celo (4).
»Pero duraron poco aquellos días tan hermosos.
»Los Fuldenses como los Jacobinos, y quizá con más jus-
to título, habían tomado el nombre de Sociedad de los Ami-
gos de la Constitución. Pero no estaba ahí la dificultad, sino
en apropiarse el periódico de la Sociedad (5), ese formidable
instrumento de propaganda, en atraer las Sociedades afilia-
(1) 17 de Julio de 1791.
(2) Ensayos históricos acerca de las cansas y efectos de la revolución
de Francia, por Beaulieu, tomo ni, pág. 48.
(3) Fué guillotinado el 10 de Termidor, año II (28 de Julio de
1794) como cómplice de Robespierre.
(4) Beaulieu, tomo ni, pág. 48.
(5) Diario de los debates de la Sociedad de Amigos de la Constitu-
ción, establecida en los Jacobinos. París. En 4.0
DURANTE EL TERROR. 119
das que llenaban toda Francia, y en esa empresa quedamos
vencidos, en parte por culpa nuestra. El reglamento excluía
á «todos los que fuesen ciudadanos activos ó hijos de ellos;»
medida muy buena, ciertamente, y en el fondo razonable,
pero que alejó inmediatamente de nosotros á casi todos los
Jacobinos de provincias. Bien pronto comenzaron á recibir
nuestros rivales multitud de adhesiones, mientras nosotros
Íbamos disminuyendo en número gradualmente. Los diputa-
dos que habían desertado de los Jacobinos advirtieron bien
pronto que no encontrarían en los Fuldenses las mismas
ventajas: que contener y moderar al pueblo no sería ni tan
fácil ni tan popular como excitarle y darle rienda suelta, y
que, después de haber recibido sus aplausos, quedarían tam-
bién expuestos á sus burlas. El 7 de Agosto de 1791 ya An-
thoine, uno de los secretarios, se sometía á los Jacobinos y
declaraba sin empacho que «había estado con los Fuldenses
solamente para descubrir las conspiraciones de los enemigos
de la patria.» Siguiendo su ejemplo, abandonaron los Cons-
tituyentes, uno en pos de otro, nuestro desgraciado club,
que quedó bien pronto reducido á un número ínfimo de
miembros. Yo pertenecía á ese pequeño batallón que salvó
al menos el honor de la bandera. Por espacio de dos meses,
hasta la reunión de la Asamblea Legislativa (1), conseguimos
hacer creer en los departamentos, por medio de una corres-
pondencia muy activa y singular, que la gran Sociedad de
los Amigos de la Constitución seguía viviendo, no en los
Jacobinos, sino en los Fuldenses, donde éramos cada vez
más numerosos y donde á cada momento recibíamos nuevas
adhesiones. ¿Y queréis saber cuántos éramos entonces?
Ocho: ni uno más (2).
»Los primeros días que estuvo reunida la Legislativa vi-
nieron algunos Constitucionales á los Fuldenses, pero la ma-
yor parte, viendo que éramos tan pocos, creyó preferible
formar una Sociedad nueva, compuesta exclusivamente de
(1) i.° de Octubre de 1791.
(2) Beaulieu, tomo ni, pág. 47.
120 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
diputados, y que se reunió en el hotel del difunto mariscal
Richelieu (i).
«Incapaces de contrarrestar la influencia siempre crecien-
te de los Jacobinos, y divididos por las ideas y los intereses,
no tardaron en separarse los miembros de semejante Aso-
ciación. Unos resolvieron no pertenecer jamás á ninguna,
creyéndose así superiores á todos los partidos; otros se unie-
ron á los Jacobinos , y otros, en fin , vinieron á engrosar
nuestras filas siguiendo á Beugnot, Ramond, Jaucourt, Du-
molard y haciéndonos concebir lisonjeras esperanzas de que
nuestra Sociedad iba á recobrar la importancia y el esplen-
dor de sus primeros días. Allí volvieron á aparecer muchos
Constituyentes que no habían salido de París, los Lameth,
Barnave, d'André, Thouret, Le Chapelier, Vallegrand de
Perigord, Beaumetz, Desmeuniers; los miembros del Direc-
torio del Departamento, los jefes de la Guardia Nacional y los
hombres de letras (2).
» Entonces fué cuando se formó, como os dije hace un mo-
mento, una lista de ochocientos treinta y tres nombres, en-
tre los cuales contábamos casi toda la derecha de la Legis-
lativa (3), el Directorio del Departamento, la parte más sana
de la Guardia Nacional y de la burguesía parisiense, aventa-
jados periodistas y oradores elocuentes...
(1) El hotel Richelieu estaba situado en la calle nueva de San
Agustín.
(2) Beaulieu, tomo 111, pág. 51.
(3) La Legislativa contaba 745 miembros, que se subdividían
como sigue: en los bancos de la derecha los Constitucionales, que se-
rían unos 160; en los de la izquierda los Jacobinos, unos 330; en el
centro los Independientes ó Impartíales, sobre poco más ó menos 250.
Uno de los miembros más caracterizados de la Asamblea Legislativa,
M. E. H. Hua, describe así á los Independientes: «Falange inmóvil
para el bien y que siempre se inclina á lo peor; siempre dará la ma-
yoría, y la dará constantemente, no á la derecha, con cuyos principios
está conforme, sino á la izquierda, á quien teme.» (Memorias de un
abogado del Parlamento de París , diputado en la Asamblea Legisla-
tiva (M. E. H. Hua), publicadas por su nieto E.~M. Francisco de S. Mau-
ro, 1872.)
DURANTE EL TERROR. 121
r-»¡Qué periodista y qué orador — interrumpió Lacre-
telle — nuestro amigo Andrés de Chénier! Vosotros conocéis
todos sus bellísimos trabajos en el Diario de París; su talento
de orador está á la altura de su talento literario; la primera
vez que le vi, en la tribuna de los Fuldenses, me produjo
una impresión inexplicable; su talla atlética, sin ser alta, su
cabeza enorme como la de Mirabeau, su tez morena y sus
ojos centelleantes fortalecían y como que iluminaban su pa-
labra. La opinión más enérgica y más elocuentemente ex-
presada era la que partía de su boca, y á través de su pala-
bra ardiente, llena de fuego y brillantez, se adivinaba el alma
intrépida del que era, no sólo un gran talento, sino también
un gran carácter. Su verdadero puesto hubiera sido la tribu-
na de la Asamblea Nacional, donde de seguro hubiera arre-
batado la palma de la elocuencia ai mismo Vergniaud (i).
— »Es cierto— repuso Beaulieu; — Chénier es un gran ora-
dor. Nada faltaba, por lo tanto, al club de los Fuldenses en
los primeros meses de la Legislativa, y si había perdido su
primera campaña en Agosto de 1791, todo parecía asegu-
rarle la segunda en Noviembre del mismo año; pero, por des-
gracia, no sucedió así, pues un joven de veinte años y los
tiros de un periodista fueron suficientes para derrocar una
asociación que encerraba en su seno todas las grandezas de
la inteligencia y todas las energías sociales.
»Era una tarde de Diciembre y discutíamos con calma.
D'André ocupaba la presidencia, y la sesión marchaba gra-
dual y paulatinamente á su fin, cuando de golpe invade
nuestras tribunas públicas una turba de mujeres desvergon-
zadas y de harapientos miserables pagados por los Jacobinos
y dirigidos por Girey-Dupré, el colaborador de Brissot (2).
Los intrusos ahogan con sus gritos la voz de los oradores.
Fácil nos hubiera sido arrojarlos, puesto que disponíamos á
nuestro antojo de la guardia que rodeaba la sala de sesiones,
(1) Diez años de pruebas durante la Revolución, por Ch. Lecrefcelle,
pág. 82.
(2) Historia de la Revolución de París, 1789, por dos amigos de la
libertad, tomo vm, pág. 178.
122 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
y el valeroso Dijon, teniente de artillería, que estaba junto á
mí, les hubiera propinado con gusto algunos sablazos de
plano (i); pero hubimos de aguantar, cruzados de brazos,
los más groseros ultrajes, porque asi lo habían dispuesto los
sabios que nos dirigían.
»No cesaban de imponer silencio, invocando gravemente
la Constitución; y vuestro hermano, amigo Lacretelle, creyó
ponernos á cubierto con esta bienaventurada divisa: ¡La
Constitución, toda la Constitución y nada fuera de la Cons-
titución! (2) Admirable fórmula que nos arrojaba indefensos
en manos de enemigos sin conciencia. La escena se prolon-
gaba é iban aumentando los silbidos , cuando de una de
las tribunas salió un grito que imitaba el canto del gallo,
y que fué repetido inmediatamente por la turba que había
penetrado en la sala y por la que ocupaba los alrededores. Un
cirujano muy joven, llamado Boi, fué el que dio el grito, y hay
que confesar que la idea era feliz, siendo nuestro presidente
d'André, fundador de un diario que se publicaba en la corte
todas las mañanas con el título de El canto del gallo (3).
» Habíamos aguantado el primer chubasco; pero ante esta
nueva afrenta, nos vimos obligados á abandonar la sala.
Como estaba lloviendo y entre las turbas se veía á muchos
Jacobinos con su paraguas debajo del brazo, á la mañana si-
guiente hablaba todo París de que nos habían arrojado de la
sala á paraguazos.
» Continuamos, no obstante, reuniéndonos los días siguien-
tes; pero se renovaron las mismas- escenas, y decidimos en-
viar al alcalde una Comisión, de que yo formaba parte, para
pedirle garantías en el libre ejercicio de nuestros derechos.
»Petion, enemigo nuestro, se contentó con darnos una
orden para el oficial de policía de aquel distrito, quien debía
«tomar todas las medidas de conciliación oportunas para
establecer la paz entre los miembros de la Sociedad y las
personas extrañas que se introdujesen en la sala.» Nos diri-
(1) Revoluciones de París, tomo x, pág. 581
(2) Beaulieu, tomo ni, pág. 53.
(3) Ibidem.
DURANTE EL TERROR. 123
gimos inmediatamente á casa del oficial que, animado de los
mismos sentimientos que el alcalde, cumplió fielmente sus
instrucciones. Nos acompañó á los Fuldenses, donde vimos
con sorpresa que la sesión había comenzado y que ocupaba
la tribuna un granuja de dieciséis á diecisiete años, que, ro-
deado de algunos otros intrusos de su edad, daba una confe-
rencia en nuestras barbas grises. El oficial de policía se sienta,
reclama silencio, y con la mayor gravedad del mundo busca
un medio de conciliar los derechos de los miembros del club,
con los no menos respetables, en su sentir, del extraño ora-
dor que se había apoderado de nuestra tribuna. Algunos de
los nuestros ya no tuvieron paciencia, y hablaron de abofe-
tear al orador y encargarse ellos mismos de la policía de la
sala; con lo que el oficial, temiendo que la amenaza no se
limitase á esto, se decidió por fin á echar fuera á los pertur-
badores. Se levantó la sesión, y nosotros nos retiramos cu-
biertos de burlesca ignominia desde los pies á la cabeza (i).
»A la mañana siguiente, mientras llovían sobre nosotros
pullas y chanzonetas, los periodistas jacobinos ponían el grito
en el cielo quejándose de este club monárquico-aristocr ático-
constitucional causador de tantos males (2), y pedían que
se arrojase de los Fuldenses á una Sociedad tan turbulenta
como pestilencial. No tardaron en cumplirse sus deseos.
»Un domingo, 25 de Diciembre de 1791, entró en nuestra
sala, insultándonos de un modo grosero, uno de los miem-
bros de la Asamblea Legislativa, Merlin-Moustaches; pero
esta vez ya no se aguantaron los nuestros, antes apostrofaron
duramente á Merlin, y haciéndole rodar, le pusieron en la
calle (3). Al día siguiente denunció á la Asamblea el atenta-
do que en su persona se había inferido á la majestad de la
Representación nacional; Lacroix y Grangeneuve se levanta-
ron para hablar contra nuestra desgraciada Sociedad, y sus
furiosos ataques fueron acogidos por una verdadera salva de
aplausos en las tribunas.
(1) Beaulieu, tomo 111, pág. 54.
(2) Revoluciones de París, tomo x, pág. 584.
(3) Beaulieu, tomo 111, pág. 56.
124 DIARIO DE UN VECINO DK PARÍS
»En la sesión del 27 de Diciembre, á petición de Lacroix,
y después de oir la relación de M. Haussi-Robbecourt (1),
en nombre del Comité de Inspectores de la sala, decretó la
Asamblea Legislativa que no podría establecerse, desde aque-
lla fecha, en los Fuldenses y en los Capuchinos, Sociedad
alguna política.
» Obligados á salir de allí, nos reunimos desde luego en el
hotel de Lusignan (2), y después en el de Richelieu, que era
cuartel general del batallón de las Hijas de Santo Tomás.
Dos cañones defendían la puerta, y los comandantes del ba-
tallón estaban decididos á hacer por sí mismos la guardia sin
intervención alguna del alcalde y de sus delegados. Por des-
gracia en este local nuestras sesiones no podían ser públicas,
de modo que se hizo necesario, so pena de no tener en ade-
lante influencia alguna, marcharnos á otra parte. La Socie-
dad escogió la iglesia del claustro de Saint-Honoré, y mandó
habilitarla para la Sociedad y para el público (3).
» Trabajo inútil. La mayor parte de los miembros del club,
rica y por lo tanto con pocas ganas de comprometerse, gente
de buena posición y deseosa de evitar conflictos con el po-
pulacho, pensó detenidamente las cosas y desistió del empe-
ño. Cuando nos reunimos en el claustro Saint-Honoré, muy
cerca de ochocientos faltaron á la cita, y sólo asistimos cua-
renta, número bastante, sin duda, para formar una acade-
mia, pero á todas luces insuficiente para formar una asocia-
ción política. Hubimos, pues, de limitarnos á tener una ter-
tulia, que duró hasta el 10 de Agosto (4).
(1) Diputado de la Somme.
(2) El hotel de Melusine- Lusignan estaba situado en la calle de
Bons-Enfants. Después de haber sido residencia oficial de la cnanci-
llería de Orleans, y haber habitado allí el cardenal Dubois, vino á ser
propiedad, en 1752, del bibliófilo Marc-René de Paulmy d'Argenson,
marqués de Voyer, hijo del conde d'Argensol. La magnífica biblioteca
del marqués de Paulmy, adquirida en 1785 por M., el conde de
Artois (después Carlos X), forma hoy la biblioteca del Arsenal.
(3) Beaulieu, tomo 111, p. 58.
(4) Ibidem.
DURANTE EL TERROR. 125
»Así terminó una Sociedad que por algún tiempo había
reunido cuanto de verdaderamente grande encerraba París
en sus asambleas y tribunales, en la banca y en las letras.
Cayó destruida por pilluelos de plaza y mujeres del arroyo.
Ahora , mi querido amigo , añadió Beaulieu volviéndose
hacia mí, cuente usted con las energías de las personas hon-
radas: yo, por mi parte, creería y confiaría más en el valor
de Robespierre y en la virtud de Petion.» v
Largo silencio sucedió á las palabras de Beaulieu. Todos
nos encontrábamos bajo la influencia de sombrías reflexio-
nes. Con el ñn de distraernos un momento, Francisco Pange
sacó de entre sus papeles algunas composiciones en verso de
su amigo Andrés Chénier; leyó algunas y consiguió hacernos
olvidar por un momento las angustias y los dolores presen-
tes. Chénier no es sólo un gran periodista y un orador elo-
cuente, sino también un inspiradísimo poeta. Yo entré en mi
casa repitiendo algunos de sus versos:
Francais, nous périvssons si vous n'aimez la France.
Rien, rien que cet amour fraternel et sublime
Sous nos pas affermis ne peut combler l'abime.
Que la France^ par tout, du jeune homme pieux
Remplisse, a tout moment, et le coeur et les yeux;
Qu'il le voie et lui parle et Técoute sans cesse;
Qu'elle soit son trésor, son ami, sa maítresse;
Que méme au sein des nuits, d'un beau songe charmé,
II serré dans ses bras ce simulacre aimé (i).
E. Bieé.
{Continuará.— Prohibida la reproducción.)
(i) Obras poéticas de Andrés de Chénier, publicadas por M. Gabriel
de Chénier, tomo n, p. 219. Edición de Alfonso Lemerre. — «Franceses,
pereceremos si no amáis á Francia. Nada más, nada más que este
amor fraternal y sublime puede cegar el abismo que se abre á nues-
tros pies. ¡Siempre y en todas partes sea Francia el ídolo que arreba-
te el corazón y las miradas del joven entusiasta! ¡Que él la vea y le
hable, y la escuche sin cesar! ¡Que ella sea su tesoro, su amigo y su
amada, y que aun en el seno de la noche estreche entre sus brazos,
fascinado por halagüeña visión, esta querida imagen!»
Revista de Revistas
Revista Contemporánea: 15 de Abril, 1900. Madrid.
Alteraciones y trastornos en Cataluña desde el reinado de Felipe IV
hasta nuestros días, por Juan Ortega Rubio.
Curiosidades físico-astronómicas, por Ramiro Blanco.
La cooperación y la mutualidad obreras ( continuación ), por Manuel
Gil Maestre.
Pintura religiosa, por Félix Escalas.
Goya, por Silverio Moreno-
Al Ateneo Balear y d mi querido primo el Sr. D. Francisco Manuel
de los Herreros, por Manuel Bretón de los Herreros.
Tradiciones de Lorca, por F. Cáceres Pía.
Campoamor, por J. Pons Samper.
La ciencia de la vida, por Antonio Frates.
El derecho de asilo, por Luis Cambronero.
30 de Abril, 1900.
Un economista digno de estudio, por Antolín López Peláez.
Juan de Sevilla, matemático español del siglo XVI, por Pedro A.
Berenguer.
La cooperación y la mutualidad obreras (continuación), por Manuel
Gil Maestre.
Ilusiones délos grandes hombres, por A. García Maceira.
Goya (conclusión), por Silverio Moreno.
Un problema histórico, por Don Ramiro.
José Echegaray, por J. Pons Samper.
Curiosidades físico-astronómicas (continuación), por Ramiro Blanco.
Un economista digno de estudio. — El P. Sarmiento trató de pro-
pósito y muy detenidamente de todas las principales materias que
abarcaba la ciencia económica en su siglo.
REVISTA DE REVISTAS. 127
A pesar de su cualidad de sacerdote, manifestó los inconvenientes
que de la excesiva acumulación de bienes no enajenables en manos
de la Iglesia se seguirían á los seglares, á causa del aumento de los
tributos; y fué partidario de que los eclesiásticos renunciaran todas
las rentas, censos y privilegios, contentándose con los diezmos,
aunque sin las mermas con que los percibían por la avaricia de algu-
nos seglares.
A los mayorazgos llamaba «peste política,» afirmando que sólo
servían de pretexto para la ociosidad y aversión al trabajo mecáni-
co; y que eran contrarios á la naturaleza, puesto que tan hijos y tan
nobles nacían unos hermanos como otros, y perjudiciales á la socie-
dad, pues «sabido que en cien años sólo hay tres generaciones, se
infiere que un mayorazgo solo alimenta tres personas en un siglo.»
El P. Sarmiento abogó calurosamente por el reparto de los bie-
nes vecinales, que podían constituir la salvación de gran número
de familias, el remedio contra la emigración, el fundamento de la
cooperación y protección mutuas, la manera de evitar que toda la
tierra viniera á ser de unos pocos individuos, la base de un régimen
democrático y un elemento de paz y de progreso. «El mayor estorbo —
dice — que tienen y siempre tendrán en España la población, agri-
cultura y comercio consiste en que infinita tierra, infinito ganado é
infinito dinero todo está repartido en solo y corto número de posee-
dores. Este abuso repugna totalmente á la sociedad humana.» Pero
ai pretender este reparto, no exigía se hiciese con el fin y con la
igualdad absoluta que defienden tan desacertadamente los socialis-
tas modernos.
Con objeto de dar propiedades á los que carecían de ellas, pro-
puso que en los terrenos baldíos se fundasen colonias agrícolas de
250 vecinos, repartiéndolos por igual entre todos, siendo los quiño-
nes indivisibles é inalienables, no pudiéndolos, por consiguiente,
arrendar á personas extrañas, y debiendo cada uno trabajar las tie-
rras de su propiedad. De este modo de vivir en sociedad deducía el
P. Sarmiento 21 ventajas.
Conocidas son de todos las muchas utilidades que los bosques
pueden reportar á los campos; pero en tiempos del P. Sarmiento era
tal la abundancia de montes, poblados sólo de fieras, reptiles, ban-
didos y gentes de mal vivir, que le obligó á defender que todos se
roturasen y cultivaran. «O no se debe pensar en agricultura y po-
blación, ó no se debe pensar en bosques.»
Entre las muchas cosas que proponía á los labradores para su
bien y prosperidad, cuéntanse la multiplicación de los trujales y los
128 REVISTA DB REVISTAS.
plantíos de olivos en grande escala; el aumento de los colmenares; el
cultivo del cáñamo; la mayor abundancia de los injertos; el abono
de las tierras cansadas de llevar fruto; los canales pequeños para el
riego; que ninguno tuviera á su cuidado más tierra de la que esme-
radamente pudiera cultivar; que dedicasen las tierras á cultivos di-
ferentes y alternados; el arar con bueyes, porque hacen los surcos
más profundos; el «castigar con el hierro del arado y del azadón la
ociosidad de las tierras,» haciendo así desaparecer la práctica de los
barbechos é introduciendo la del cultivo intensivo, etc., etc.
También señaló el P. Sarmiento como causa del malestar eco-
nómico, y especialmente de la crisis agrícola que padecía España, la
exagerada centralización administrativa. «Cuanto mayor es la abun-
dancia en Madrid de todo... tanto mayor es la miseria de los pue-
blos, sin los cuales no podrá subsistir Madrid.»
Aunque consideraba á la agricultura como fuente principal de
las riquezas, no cesó, sin embargo, de ponderar las grandes ventajas
de la industria, de intentar su fomento y de combatir las molestas y
antieconómicas trabas que se oponían á su desarrollo.
En cuanto al comercio, decía: «Todo género preciso, común y
simpliciíer necesario para el consumo del común y multitud, es inca-
paz de que con él se haga comercio para extraerlo... El comercio se
debe hacer de los frutos que no son precisos y sobran ó pueden so-
brar para la extracción, y para la introducción de los frutos que son
necesarios y no los puede llevar la tierra. Esta es la base funda-
mental del comercio en cuanto á frutos. En cuanto á manufacturas
hay más extensión, pues apenas hay un país que no sea capaz de
todo género de fábricas. De éstas, unas son para la precisa y común
utilidad, y otras para el lujo... De las primeras no se debe hacer co-
mercio por extracción á regiones extrañas, pero sí de las segundas,
y éstas se deben multiplicar y promover... ya porque del reino no
salía dinero para comprarlo, ya porque utilizaría mucho con la ex-
tracción y se quitaba mucha ociosidad.» A fin de favorecer todo lo
posible al comercio, pedía para él la más amplia libertad y la supre-
sión de la alcabala entre las regiones de la Península; el aumento de
los derechos de importación para las manufacturas extranjeras; la
prohibición de exportar lanas y sedas, y que se gravase coi ere. idos
impuestos la exportación de primeras materias.
Censuró siempre que el Estado ó grandes Compañías monopoli-
zasen algunas industrias. «El monopolio es ab intrínseco ilícito y
peor que la usura; y si se le añade autoridad para excluir á otros de
comprar ó de vender, é impunidad de poder subir los precios á los
REVISTA DE REVISTAS. 129
géneros hasta donde suba el antojo de la avaricia é inhumanidad,
va por el suelo toda la economía política, y queda un esqueleto de
la sociedad humana.»
Consideraba la moneda con valor propio, independiente de los
caprichos del Gobierno, no como un mero signo ó instrumento de
cambio, cuyo título convenga alterar según los apuros del erario.
Para la más fácil exportación y cambio de productos reclamaba
se construyese una red completa de caminos reales.
Defendía con especial empeño que se estableciesen mercados en
todas las cabezas de partido y que se conservaran y fomentasen las
ferias, ya entonces muy decaídas, como medio para aumentar y me-
jorar el comercio.
En cuanto á los tributos, patrocinaba la contribución tínica, si bien
combatía el modo como quería plantearse, el exceso de tributación,
el* que se gravara más á las clases pobres, el que se comprendiera á
las embajadas y la forma de hacer el catastro general.
Véanse, por último, las causas á que atribuía el P. Sarmiento la
despoblación de España.
i.a La multitud de seglares que, teniendo muchas convenien-
cias, huyen del matrimonio ó por aversión, ó porque desean ser sol-
teros ó disolutos.
2.a La miseria de muchos que, no teniendo con qué mantenerse
á si propios, se ven obligados á permanecer célibes por no poder sus-
tentar mujer é hijos.
3.a Los matrimonios «que frustran de estudio el fin de tener hi-
jos, por no tener que darles de comer.»
4.a Los casados que se hacen infecundos por su anterior vida
relajada.
5.a La multiplicación de los mayorazgos.
6.a La vinculación de infinidad de tierras y las incontables tra-
bas que se oponían á la circulación de valores, á la comunicabilidad
y transmisibilidad de las propiedades y á la libertad de la industria
y el comercio.
7.a Los perjudiciales privilegios de la Asociación de Ganaderos.
8.a El exceso y desigual repartición de los tributos.
A pesar de haber tratado casi todos los problemas económicos
de su tiempo, el nombre del P. Sarmiento no suele ser citado entre
los economistas españoles ni aun en obras históricas como la de don
Manuel Colmeiro y la de D. Ramón de la Sagra.
130 REVISTA DE REVISTAS.
Boletín de la Real Academia de la Historia. — Abril de 1900,
Madrid.
Informes:
I. Privilegios de los hebreos mallorquines en el códice Pueyo. Tercer
período, Sección primera. — Fidel Fita. — Gabriel Llabrés.
II. Concejos de Córdoba, Sevilla y Jerez déla Frontera. Carta inédita
de su Hermandad en 1296. — Agustín Muñoz y Gómez.
III. Alfonso de Castro y la ciencia penal. — Vicente Vignau.
IV. Mohamed Atauil, rey moro de Huesca. — Francisco Codera.
Variedades:
I. Traslado de los capítulos del tratado de paces entre las coronas de
Castilla y de Portugal firmado en Toledo d 16 de Marzo de
1480, relativos d la posesión y pertenencia de Guinea, costas, ma-
res é islas de África. — Cesáreo Fernández Duro.
II. Informe reservado al Sr. D. Lorenzo Diéguez, Secretario de la
Real Academia de la Historia, acerca de lo ocurrido con el dis-
curso sobre los ilustres autores é inventores de Artillería que de
orden de la Academia escribió el académico supernumerario don
Vicente de los Ríos} teniente de la Real compañía de Caballeros
Cadetes del Real Cuerpo de Artillería.
III. Aguilar de Campóo. Docnmentos y monumentos hebreos. — Fidel
Fita.
IV. Inscripción sepulcral del príncipe Iusuf, hermano de Muley -Ha-
cen.— Antonio Almagro Cárdenas.
Mohamed Atauil, rey moro de Huesca. — Toda noticia que pueda
contribuir á ilustrar la historia de la dominación árabe en España,
y especialmente de la parte más próxima á los Pirineos, tiene de
suyo grandísima importancia. Por eso el incansable arabista señor
Codera trata en el presente artículo de completar lo que ha indicado
en otras ocasiones sobre el carácter y los hechos de Mohamed
Atauil.
El historiador árabe Abenhayan» llama al rey de Huesca, Moha-
med, hijo de Abdelmélic, hijo de Xabrit, conocido por Atauil. Por
los años 889 y 890 aparece la primera noticia histórica de Atauil,
cuando Muza y Motárrif, hijos de Ismail, de la familia de los Beni-
casi, y señor de Lérida, salieron á defender su distrito de la Barbo-
tania y cayeron en una emboscada que les había preparado Atauil,
rey de Huesca, que les disputaba el territorio. En el combate fueron
derrotados los dos hermanos y murieron trescientos de sus soldados,
REVISTA DE REVISTAS. 131
y perseguidos en la fuga, fué muerto Muza y hecho prisionero
Motárrif, apoderándose Atauil de Lérida y la Barbotania.
Lupo, hijo de Mohamed (años 896 y 897), comenzó á construir ó
reparar el castillo de Monzón, en el país de la Barbotania, y al sa-
berlo Atauil, á quien pertenecía la Barbotania, reunida la gente de
su distrito, se dirigió contra él con objeto de oponerse á su propósito.
Trabada batalla y teniendo Lupo menos gente que Atauil, huyó;
pero rehecho luego, volvió con cerca de 140 hombres y Atauil sufrió
vergonzosa derrota, cayendo prisionero su mismo hermano Fortun.
Desde el año 906 al 910 se apoderó Atauil de los castillos de
Barbastro y Alquézar, de la Barbotania, de Monzón y Lérida, del
castillo de Roda, que destruyó, del castillo de Monte-Pedroso y del
de Olióla, en donde hizo 300 prisioneros, que fueron rescatados por
13.000 monedas de oro. Atauil las invirtió en restaurar los muros
de Huesca y de los castillos de Gualter y Alguaire, que también
destruyó.
Habiendo salido Atauil (años 910 y 911) hacia Aragón con objeto
de dirigirse á Pamplona y unirse allí con Abdala, llegó al castillo de
Santa Bárbara, cuyas inmediaciones incendió, destruyendo las igle-
sias de aquellos lugares. Desistiendo de reunirse con Abenlupo para
atacar á Pamplona, dio la vuelta, y en el castillo llamado Cara-Castill
supo que Sancho trataba de sorprenderle, por lo cual salió de noche
con algunos de sus soldados, ocasionando así la derrota de la gente
del castillo.
Al año siguiente, en una incursión que hizo en el Valle de Tarra-
ga, derrotó á Sunier, que salió á su encuentro.
Aunque no sea aún completamente cierto que Atauil fuese rey de
Huesca, puesto que la palabra árabe lo mismo puede significar señor
que rey, un documento de San Juan de la Peña y el códice de Meya
le suponen, sin embargo, verdadero rey de Huesca.
132 REVISTA DE REVISTAS.
La Quinzaine.— i.er Avril 1900.
Newman, sa vie et ses osuvres, Lucie Félix-Faure.
La Liberte d VEnseignement, Emile Faguet.
Fus d'Abraham. — II, Jules Philippe Henzey.
V Exposition de 1900, Gustave Babin.
Le Chemin de la Croix, George Fonsegrive.
Chronique scientiftque, Paul Philippon.
Chronique dramatiqué: VAiglon. — La Robe rouge, Emile de Saint
Auban.
16 Avril 1900.
Vers une république nationale, Barón de Belcastel.
Montalembert et Mgr. Parisis, d'apres des documents inédits. — L'année
1846, Abbé L. Follioley.
Fils d^Abraham. — III, Jules Philippe Henzey.
La Liberté de la Presse depuis la Revolution. — 2.e période: arrétés de
1805, Gustave le Poittevin.
Les Maitres d'aujourd'hui: Gustave Moreau. — Les Symbolistes. — L'Ecole
bretonne, Paul Lorquet.
VOrdonnance sociale, George Fonsegrive.
Les Soirées du Pavillon Dominique, Gabriel Aubray.
La libertad de enseñmza. — Con motivo del nuevo proyecto de ley
de enseñanza presentado á las Cámaras por el Gobierno francés, y
en que de un modo tiránico se pretende destruir la libertad conquis-
tada hace ya cincuenta años, el ilustre escritor y académico Emilio
Faguet hace ver en este artículo que el citado proyecto es contrario
á los intereses del Estado y de la misma enseñanza oficial, que
hiere los derechos inalienables de los ciudadanos, y sólo puede obe-
decer á un plan sectario.
Se trata de si la enseñanza es una función exclusiva del Estado,
ó si debe cooperar libremente á ella la iniciativa individual, y en esta
cuestión no cabe término medio, sino que es necesario elegir entre la
libertad entera ó el monopolio. Toda ley dirigida á restringir la li-
bertad de enseñanza es un procedimiento ineficaz é ilusorio, una
vejación inútil y perjudicial, una medida pueril que dará un resul-
tado contrario al fin que se busca. El monopolio de la enseñanza
equivale al socialismo escolar, y si no todo socialismo es malo, en
lo que se refiere á la educación y á la enseñanza, es execrable. Ej
ideal estaría en que la educación se diera completa en la familia;
REVISTA DE REVISTAS. 133
pero ya que no quepa esto, debe buscarse en la libertad completa el
procedimiento que más se acerca al ideal.
La iniciativa y la vida no pueden existir más que en la enseñanza
libre, porque ésta es esencialmente descentralizadora, producto di-
recto de las fuerzas sociales del país. «No quiero, dice, la descentra-
lización política, ni la administrativa si no es con mil precauciones'
pero no veo inconveniente ni daño alguno en la descentralización
intelectual, antes bien la creo necesaria; y no sólo puede ser recla-
mada como un derecho, sino que debe ser saludada como un bien
para el Estado, porque corresponde á una necesidad natural.»
Los proyectos actuales recuerdan los edictos en que el emperador
Juliano prohibía á los cristianos enseñar las bellas letras, la gramá-
tica, la poesía y las artes liberales, y están inspirados en una política
sectaria y tan estrecha como el cerebro de Juliano, el cual juzgaba,
teniéndose por padre espiritual de sus subditos, que no debía permi-
tirles pensar, hablar ó enseñar de manera distinta que él. Esto tiene
mucho de quimérico é inverosímil en nuestros tiempos de libertad,
* Yo no aconsejaría, sigue diciendo el ilustre académico, á los par-
tidarios del monopolio, que no pidiesen sobre esta cuestión su voto
á la Universidad. Esta rechaza por una mayoría considerable —
sépase bien, — de más de un 75 por 100, la idea de suprimir, limitar ó
poner trabas á la enseñanza libre.» Los "hombres más importantes
de los centros oficiales y los menos sospechosos de clericalismo,
se han manifestado ya con energía favorables á esta causa. La li-
bertad de enseñanza, después de haber sido considerada en otros
tiempos como una herejía ó como un peligro, es ya casi mirada por
la Universidad como un dogma y como una condición del progreso
escolar y del progreso científico.
«Es necesario, termina el articulista, respetar la libertad de
enseñanza. Está muy lejos de satisfacerme la forma que tiene al
presente; pero así y todo, es una condición de progresos ulteriores;
el limitarla simplemente, como se quiere hacerlo, produciría en la
enseñanza oficial profundas perturbaciones, de que no tiene nece-
sidad, y además comprometería por mucho tiempo y mientras du-
rase, la enseñanza nacional en nuestra patria.»
134 REVISTA DE REVISTAS.
Etudes publiées par des Peres de la Compagnie de Jésus. —
París, 20 Avril igoo.
I. Les projets de loi sur les Associations, — L'école autoritaire, P. H.
Prelot.
II. Du Jansénisme au XVII suele. — Lettre a un étudiant en Sorbon-
ne, P. P. Dudon.
III. Uidée-mere de la théologie de Saint Paul, P. F. Prat.
IV. Deux ans a Madagascar. — Le capitaine Hayelle, P. H. Gardes.
V. Bulletin des sciences biologiques, P. H. Martin.
5 Mai 1900.
I. La Sainte Vierge dans la pensée et le cuite catholiques au XIX su-
ele, P. R.-M. de la Broise.
II. Les pro jets de loi sur les Associations. — II. L'école autoritaire, P.
H. Prelot.
III. UInde Tamoide, P. P. Suau.
IV. La théorie documentaire dans le Nouveau Testamenta P. L. Mé-
chineau.
V. Lettre de VEmpereur de Chine au Souverain Pontife.
VI. Bulletin d'histoire, P. H. Cherot.
Los proyectos de ley sobre las Asociaciones. — La escuela autoritaria. —
Las circunstancias críticas por que pasan hoy las Congregaciones re-
ligiosas en Francia han proporcionado ocasión al P. Prelot para
hacer un estudio sobre los proyectos de ley de Asociación que en 'los
últimos tiempos se han presentado al Parlamento. Desde el año 71
son ya más de treinta y dos las proposiciones que se han llevado á
la discusión de las Cámaras, reclamándose en algunas la libertad de
asociación sin distinguir entre elementos laicos y religiosos, é intro-
duciéndose en otras (la mayor parte) para estos últimos diferentes
medidas restrictivas, como inspección, autorización previa, limita-
ción de los bienes muebles é inmuebles, prohibición de heredar, de
admitir extranjeros, prohibición de Congregaciones de hombres ó de
mujeres, secularización y confiscación de sus bienes, etc., etc.;
todos los cuales proyectos obedecen al pensamiento único de aniqui-
lar la vida religiosa.
El articulista demuestra primeramente cómo esta tendencia per-
judica y constituye un atentado contra el derecho de asociación en
general, y señala á continuación las inconsecuencias en que incurren
los partidarios de la libertad al distinguir las asociaciones religiosas
de las seculares y establecer para las primeras restricciones odiosas.
RR VISTA DE REVISTAS. 135
Examina los diferentes sistemas de represión excogitados contra
las sociedades congregacionistas, reduciéndolos á tres grupos gene-
rales:
i.° Los que las admiten sin necesidad de autorización por
parte de los Poderes públicos, pero multiplican los obstáculos para
su existencia (Falliéres-Constant, Goblet, Gras).
2.° Los que subordinan su constitución y funcionamiento á la
autorización previa (Barthe, Graux, Floquet, Dupuy, Waldeck-
Rousseau).
3.0 Los que las suprimen (Tolain, Cantagrel, Gatineau, Laffon,
Roche).
Por último, rechaza en el orden histórico, moral, político y eco-
nómico las razones que se han alegado para justificar las medidas
represivas contra los Institutos religiosos, y aplicarles un régimen de
excepción y servidumbre.
La idea madre de la teología de San Pablo.— El centro de la doc-
trina del Apóstol es Jesucristo, como Salvador, Mesías é Hijo de
Dios. En el pensamiento de San Pablo todo se relaciona con la obra
de la redención consumada en el Calvario. Ni la humanidad ni la
divinidad consideradas separadamente en Jesucristo, sino la Persona
única en dos naturalezas, la acción theándrica, es lo que constituye
el asunto principal de sus escritos. Desde tres aspectos distintos con-
sidera á Jesucristo en sus funciones de Redentor, como nuevo Adán,
Mediador de paz y Pontífice. Estos caracteres señalan tres épocas
distintas en el curso de la predicación apostólica de San Pablo. Sus
cuatro primeras epístolas pueden reducirse á una antítesis entre el
primer Adán, autor de nuestros infortunios, y Cristo, nuevo Adán,
autor de nuestra regeneración. Las siguientes cuatro epístolas que
escribió durante su primera cautividad en Roma, se dirigen á expo-
ner la teoría del cuerpo místico de la Iglesia, de que es cabeza Jesu-
cristo, mediador de paz y reconciliación entre los hombres y Dios; y
las últimas se refieren al sacerdocio de la Nueva Ley instituido por el
Salvador, y á la organización jerárquica del Cristianismo.
La teoría documental en el Nuevo Testamento. — Los partidarios de
la crítica independiente, con objeto de negar el origen apostólico del
Nuevo Testamento, han inventado la teoría que consiste en atribuir
un libro, no al autor designado como tal por la historia ó la opinión,
sino á un redactor de tiempos posteriores, ó á muchos redactores su-
cesivos que fueron componiendo la obra valiéndose de documentos
escritos por más antiguos autores. Según la crítica racionalista, los
Evangelios no son de los Apóstoles á quienes se atribuyen, sino de
136 REVISTA DE REVISTAS.
otros escritores que los redactaron en la forma en que hoy los
vemos. Las coincidencias sorprendentes de los sinópticos prueban,
conforme á esta errónea opinión, que los Evangelistas utilizaron do-
cumentos idénticos, ó se copiaron unos á otros, y las epístolas del
Nuevo Testamento, lo mismo que el Apocalipsis, tampoco pertenecen
á los autores señalados por la tradición.
El articulista, que demostró en estudios anteriores el origen
apostólico de todos los libros del Nuevo Testamento, rechaza las
afirmaciones de los racionalistas, apoyándose en que ningún nuevo
dato han aducido contra una tradición universal y que arranca del
primer siglo de la Iglesia. La crítica interna suministra, del mismo
modo que la externa, argumentos incontrovertibles en favor de esa
tradición, y por otra parte la teoría documental pone en peligro, si
no es que niega formalmente, los dogmas de la inspiración y canoni-
cidad de las Santas Escrituras. Termina el P. Mechineau dirigiéndo-
se á ciertos católicos que han manifestado simpatías hacia algunas
de las afirmaciones de la crítica racionalista, y alega las advertencias
recientes de León XIII al clero francés en que denunciaba la mala
dirección que se ha introducido en los estudios bíblicos, como con-
traria al espíritu y á las enseñanzas de la Iglesia.
La Civiltá Cattolica. — Roma 21 Aprile 1900.
I. Liberta delusoria.
II. Presentimenti e telepatie.
III. La religione dd primo Consolé.
IV. Chantas. [Racconto contemporáneo.)
5 Maggio 1900.
I. Sulla per dita deWunití intellettuale.
II. Delta Stela del Foro e della sua Iscrizione arcaica.
III. D éter minismo e liberta.
IV. Chantas. (Racconto contemporáneo.)
Libertad engañosa. — Dirígese el presente artículo á demostrar
cómo la libertad tan ponderada por los Gobiernos revolucionarios,
lejos de haber producido en Italia la prosperidad del pueblo y del Es-
tado, no ha servido más que para introducir la confusión y la anar-
quía. Después de conquistada la unidad material, en que el liberalis-
REVISTA DE REVISTAS 137
mo fundaba toda sus esperanzas de nuevos progresos para la nación,
ésta hoy ni tiene riqueza, ni gloria, ni crédito diplomático, ni poder
militar; y aquella independencia política que fué uno de los pretextos
de la unidad italiana, bien puede decirse que es menor que en otros
tiempos, pues nadie desconoce el estado de servidumbre que signifi-
can sus relaciones con algunas de las grandes potencias de Europa.
Por otra parte, su situación interna no puede ser más deplorable. La
pobreza y miseria de las poblaciones, lo mismo que la desmoraliza-
ción imperante en todas las esferas de la vida social, delatan la ina-
nición y languidez de ese organismo político, que sólo reconcilián-
dose con la Iglesia podrá ponerse en camino de adquirir prosperidad
y grandeza.
Sobre la perdida de la anidad intelectual. — Son bien manifiestos los
males ocasionados por la pérdida de la unidad intelectual en las so-
ciedades civiles. Un análisis filosófico-histórico de las causas de la
presente anarquía del pensamiento nos demuestra que á ella han
contribuido, de una parte, el predominio de la voluntad individual
sobre la voluntad común y la subordinación de los bienes generales
á los particulares y egoístas, y de otra, los extravíos de la inte-
ligencia que han llegado á oscurecer las verdades más elementa-
les del Cristianismo, como las que se refieren á Dios, al origen y
destinos futuros del hombre, naturaleza del alma, de la verdad y del
bien, etc.
El remedio de los presentes males solamente se hallará cuando
los hombres sometan su inteligencia al Magisterio infalible consti-
tuido por Dios en la tierra. El Creador dispuso, en sus eternos de-
signios, que la unidad intelectual, inasequible por las solas fuerzas de
la naturaleza, pudiera obtenerse por medio de una autoridad infali-
ble en cuanto á la enseñanza de la verdad.
Determinismo y libertad. — No es un descubrimiento de la ciencia
nueva el sistema determinista, como quieren sus partidarios, sino que
existió ya en tiempos remotos entre las escuelas materialistas de
Grecia, y con el nombre de fatalismo lo refutó San Agustín en La
Ciudad de Dios y lo defendieron muchos herejes, desde los mani-
queos hasta Lutero y.Calvino. El autor, después de hacer una breve
exposición de las teorías de Richet, Naville y Spencer, clasifica el
determinismo en físico, físico- fisiológico y psicológico. Examina los
argumentos que se han alegado contra la existencia de la libertad,
especialmente los que se fundan en la conservación de la energía y
en el principio de causalidad, y los rebate como aserciones gratuitas,
contrarias á la razón y á la conciencia. Trata á continuación de la
188 REVISTA DE REVISTAS.
escuela criminalista italiana, que es una consecuencia del determinis-
mo, y refuta los diversos argumentos con que han combatido la im-
putabilidad humana Lombroso, Tarde, Stuart-Mill, etc.
Rivista Internazionale di scienze sociali e discipline ausi-
liarie. — Roma, April 1900.
La vita sociale del xii-xvi secólo nella legislazione pénale degli statuti
italiani di quel tempo (A Lizier.)
La riforma monetaria nel Giappone (Prof. Eteocle Lorini.)
Un nuevo libro ed una polémica antica (G. Tuccimei.)
Un libro nuevo y una polémica antigua. — Refiérese el presente es-
tudio á una obra que ha publicado Enrique Constanzi con el título
La Iglesia y la doctrina copernicana, muy estimable, según el articulis-
ta, por la imparcialidad y buen juicio de su autor en un asunto que
ha ocasionado tantos ataques á la Iglesia como el célebre proceso de
Galileo. Una demostración palpable de que la Iglesia no era contra-
ria á las innovaciones respecto del sistema astronómico tradicional,
es el que antes de Galileo existieron ya defensores del movimiento
de la Tierra en conformidad con la doctrina de Pitágoras, entre otros
el cardenal Nicolás de Cusa y en el siglo XVI Copérnico, Ziegler,
Calcagnini y Fracastoro, colmados de honores por los Papas Pau-
lo III, Clemente VII y Gregorio XIII; y por último, el agustino es-
pañol Diego de Zúñiga, anterior á Galileo, y que hizo una enérgica
defensa del sistema copernicano. Es cierto que poco después, en
el año 1617, la Inquisición prohibió los libros de Copérnico, Zú-
ñiga y la carta del P. Foscarini; pero es preciso no olvidar las cir-
cunstancias de aquellos tiempos en que hasta los más ilustres mate-
máticos, como Descartes y Bacon de Verulamio, combatían las nue-
vas doctrinas.
Respecto de Galileo, no puede negarse que obtuvo incesantes de-
ferencias y considerable apoyo de los Papas, en especial de Paulo V
y Urbano VIII. Su obra Nuntius sidereus fué acogida con verdadera
admiración en las cortes de Toscana y Venecia y entre los Carde-
nales y Prelados de Roma. No obstante las imprudencias en que
cayó al defender su teoría con textos de la Biblia, y la publicación
de los Diálogos, obra llena de frases irreverentes y sangrientas in-
vectivas, dieron motivo para que se le instruyera un proceso, del que
resultó condenada su doctrina por la Inquisición.
Es deplorable la decisión emanada de aquel alto Tribunal; pero
REVISTA DE REVISTAS. 139
debe tenerse en cuenta que, en las circunstancias por que entonces
pasaba la Religión, urgía defender la Sagrada Escritura de todo
abuso, y los inquisidores no podían permitir que se desacreditara, in-
vocándola como argumento de una doctrina que aún no estaba sufi-
cientemente demostrada. Sin embargo, la infalibilidad de la Iglesia
quedó á salvo en aquella cuestión, pues la sentencia nunca obtuvo
la sanción de los Pontífices.
The American Ecclesiastical Revíew. — April, 1900. — New
York.
I. The natural law in marriaget by Rev. William Poland, S. J.
II. Vinum de vite: the wine of the Mass. — 77, by John A. Mooney»
III. Luke Delmege: idiota,
IV. The priest at the sick-bed, by Rev. Alfred Manning Mulligan.
V. A catholic normal school for high-school teachers, by M. S. R.
La ley natural en el matrimonio. — Resultado de una ley natural es
el hecho universal de la sociabilidad humana. Siempre, en todas las
razas y en todas las civilizaciones, encontramos verificado este he-
cho, que es la prueba más contundente contra algunos sociólogos mo-
dernos, que han defendido el estado salvaje como natural y primitivo
del hombre. Por impulso de esa misma ley natural dos son las so-
ciedades que el hombre se siente obligado á constituir: la familia y
el Estado.
La familia es un hecho constante de la historia, que ha resis-
tido á todos los trastornos y revoluciones de la humanidad. El me-
dio para establecer la familia es el matrimonio, ó el contrato entre
un hombre y una mujer, en el que ambos se someten á las ventajas
y pérdidas que de su naturaleza lleva consigo el matrimonio. Para
ser válido el contrato matrimonial necesita acomodarse á las condi-
ciones dictadas también por la misma ley natural, á saber, que sea
real, libre, mutuo y que haya consentimiento interno y externo por
las dos partes.
De la ley natural nacen también la responsabilidad de los pa-
dres por la existencia del hijo y la obligación estrecha de alimentarle
y educarle; condiciones de las que se deducen la unidad y la estabi-
lidad del matrimonio, porque al hijo no le basta tener un padre y
una madre, sino que además necesita tener padres continuos, por
decirlo así, que siempre y en todas las circunstancias acudan á sus
140 REVISTA DE REVISTAS.
necesidades, y, en el caso contrario, bien claramente se infiere la difi-
cultad y á veces la imposibilidad de llenar tales obligaciones.
La poligamia y la poliandria se oponen, según la ley natural, al
matrimonio, porque ó se frustra uno de los principales fines del ma-
trimonio, ó se relajan de manera notable los vínculos de unión que
debe haber en la sociedad doméstica.
Dadas la unidad y estabilidad del matrimonio, ¿pueden, no obs-
tante, los contrayentes, al hacer el contrato matrimonial, poner como
condición que sea por tiempo determinado? Claro está que no, por-
que siendo el matrimonio un contrato en el orden de la naturaleza,
sólo puede disolverlo el Autor de ella, que es Dios, ú otro que en esta
materia haga sus veces. Los hombres nada más pueden hacer que
una disolución imperfecta, el divorcio, siempre que existan causas
gravísimas que lo justifiquen.
Fundándose en la ley natural han pretendido algunos deducir
que todos y cada uno de los hombres% tienen obligación de contraer
matrimonio; dificultad que fácilmente se resuelve teniendo en cuen-
ta que dicha obligación, impuesta por la ley natural, es obligación de
la especie, mas no del individuo.
Stimmen aus María- Laach.— Kattolische Blatter. — Vier-
tes Heft, 21 April. — Freiburg im Breisgau.
Neuere Publikationen über den marxistischen Sozialismus. I. (H.
Pesch, S. J.).
Zur Frage der Gleichberechtigung der Frau (V. Cathrein, S. J.).
August Reichensperger II (A Baumgartner, S. J.).
Die papstliche Bibliotek von Avignon (J. Hilgers, S. J.).
Ursprung der Latir etanischen Liianei (J. Braun, S. J.).
Sobre el problema de la igualdad de derechos de la mujer. — Asunto
de indiscutible actualidad é importancia es el que el P. Víctor
Cathrein desarrolla en el artículo, cuyo epígrafe encabeza estas
líneas. Las cuestiones sociales han adquirido modernamente un in-
terés especialísimo, logrando atraer sobre sí la atención de los hom-
bres pensadores; y el estudio de la participación y derechos que de-
ben reconocerse á la mujer en la vida y funciones de los organismos
políticos, constituye uno de los temas preferentes de la sociología
contemporánea. La diversidad de opiniones existentes sobre la ma-
teria tienen su razón de ser en la misma variedad de sistemas y doc-
trinas político-sociales que predican reformadores de todo género
REVISTA DE REVISTAS. 141
de ideas, desde los que militan en la extrema izquierda revolucio-
naria hasta los partidarios moderados del socialismo cristiano.
Las soluciones radicales y absurdas abundan, como es de supo-
ner, en las escuelas racionalistas. No hace muchos años que el par-
tido de la democracia social alemana estampaba al frente de un pro-
grama las siguientes palabras: «El fin principal de la Asociación se
reduce á combatir sin tregua la existencia de clases en la sociedad,
procurando establecer la igualdad de derechos y deberes á favor de
todos absolutamente, sin distinción de sexos ni condiciones, y abo-
gando además por la abolición de toda ley que despoje á la mujer
de los derechos que le asisten para intervenir en todos los asuntos
de carácter público y privado.» En el mismo sentido se expresan
Liebknecht y Bebel, al proclamar el primero la igualdad absoluta
de derechos entre el hombre y la mujer (absoluU gleichberechtigung . . .
gleichheit in jeder richtang sowhol unter den Mlínnern ais unter den
Frauen), y defendiendo el segundo que la mujer, libre para contraer
matrimonio, debe gozar de entera independencia durante su vida
de esposa, y de la facultad de separarse de su cónyuye una vez enti-
biado ó muerto el sentimiento del amor.
Frente á estas aberraciones del sentido moral, que descubren los
apetitos desenfrenados de la bestia humana; frente á este igualita-
rismo exagerado é impío que tiende á destruir por su base y de una
vez la moral pública, la sociedad y la familia, el Cristianismo sos-
tiene la igualdad de todos los individuos de la especie humana, en
lo que se refieie al orden sobrenatural. Los deberes que impone la
consecución del supremo fin y las gracias que para cumplirlos se
confieren por los Sacramentos, son iguales para todos, mujeres y
hombres, jóvenes y ancianos, nobles y plebeyos. La Iglesia inscribe
en el catálogo de los Santos y eleva al honor de los altares, lo mismo
á la humilde monja Margarita de Alacoque y á la Santa Reina Isa-
bel de Hungría, que á Fernando III el Santo y á San Isidro Labra-
dor. Pero, aparte de la igualdad de derechos y deberes en el orden
sobrenatural, la misma Iglesia enseña que la mujer se halla someti-
da al varón en la vida de familia. «Las mujeres — escribe San Pablo
en su epístola á los fieles de Efeso — están sujetas á sus maridos
como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo
es cabeza de la Iglesia... Y así como la Iglesia está sometida á
Cristo, así lo están las mujeres á los maridos en todo.» Esta sumi-
sión la impone además la misma naturaleza, y se halla conforme con
los dictámenes de la sana razón.
Seguramente que los pasajes transcritos no han de ser del agrado
142 REVISTA DE REVISTAS.
de los obcecados partidarios del igualitarismo absoluto; pero bueno
es hacer constar que nadie como el Cristianismo ha luchado y lucha
por dignificar y enaltecer á la mujer, sacándola de la abyección á
que la había reducido el paganismo y á que tienden á reducirla
de nuevo las teorías del amor libre. La historia y la experiencia
demuestran de consuno que allí donde se han desconocido las ense-
ñanzas de la religión cristiana y la indisolubilidad del matrimonio,
la mujer se ha visto siempre despojada de su dignidad de reina del
hogar doméstico, para quedar reducida á la condición de esclava des-
preciable.
Revista Canónica
cerca de si puede y debe hacerse la operación ce-
sárea en el cadáver de una mujer embarazada. —
Según el común sentir de los médicos y fisiólogos, los fetos
no mueren, por regla general, con las madres, sino que viven algún
tiempo, á veces bastantes horas, después de la muerte de aquéllas.
Ahora bien; teniendo en cuenta esta doctrina, y lo mucho que importa
procurar la salud eterna de los niños, no será necesario insistir en la
importancia de la operación cesárea para extraer del vientre materno
los fetos humanos y bautizarlos absoluta ó condicionalmente, según
conste ó no que tienen vida. Pero como tal operación es impropia de
la decencia sacerdotal, no debe hacerla el sacerdote por sí mismo.
Deber es también del sacerdote poner cuantos medios estén de
su parte para que no se omita esa operación , una vez que conste
la muerte de la mujer, para que se haga lo antes posible, por perso-
na perita y con título legal. Cuide , sin embargo , de observar las(
prescripciones civiles, cuya transgresión le acarrearía nada agrada-
bles consecuencias, y limítese, en caso de que no se encuentre persona
con título legal , á aconsejar á los parientes de la difunta que bus-
quen una persona que haga la operación , absteniéndose el sacerdote
de ordenarla por sí mismo.
Con estas indicaciones será fácil entender el siguiente caso y la
resolución dada por el Santo Oficio , advirtiendo tan sólo que algu-
gunas de las restricciones dimanan de las circunstancias peculiares
de un país en que abundan las supersticiones respecto de la materia
del caso , supersticiones que aumenta el odio contra la Religión ca-
tólica.
«El obispo de N. N. expuso que cierto párroco de su diócesis , si-
guiendo las prescripciones del Ritual Romano , y accediendo á las
144 REVISTA CANÓNICA.
súplicas de una mujer embarazada y gravemente enferma , procuró
que, probada la muerte de ésta , se hiciese en su cadáver la ope-
ración cesárea, que por ausencia del médico llevó á cabo otra persona
perita. El niño estaba aún con vida y fué bautizado. El párroco fué
denunciado , pero los jueces le absolvieron plenamente , si bien más
tarde, y por el hecho de autos, el Gobierno le privó de la congrua.
»En vista de esto preguntaba el Obispo:
i.° ¿Obró rectamente el párroco al procurar que, en ausencia del
médico, otra persona capaz hiciese la operación, toda vez que la
muerte era cierta, aunque no constaba legalmente ?
»2.° El párroco ú otro sacerdote cualquiera, ¿debe procurar, en
casos como el presente, que se haga la operación , aun á riesgo de
perder la congrua anual?»
La Sagrada Congregación respondió el 13 de Diciembre de 1899:
Detur decretum S. Officii diei 15 Februarii 1780 ad Vicarium Apost.
Sutchuen.
He aquí el tenor de este decreto:
«Ubi de rebaptizandis parvulis Rituale Romanum hoc praescri-
bit, scilicet: Si mzter pratgnans movtuz fuerit, foetus quamprimum
cante extrahatur , huc usque inter christianos casus occurrit, sed regula
praescripta numquam servata est, ñeque umquam promulgata. Ra-
tiones sunt: summa repugnantia quam Sinenses habent ad hujus-
modi s^ctionem , absoluta apud ipsos artis anatomicae imperitia
gravissimum periculum atroces calumnias contra religionem exci-
tandi gravesque persecutiones süstinendi, cura discrimine salutis et
vitae, saltem pro iis qui sectionem tentare auderent, si factum ad no-
titiam gentilium perveniret, quod admodum facile est. Causae prae-
dictae possuntne silentium excusare?
v>Resp. Etsi caute prudenterque agendum sit, ne, cum paucos
quaerimus, multos amittamus, agendum esse tamen, et sectionis a
Rituale praescriptae notitia ingerenda, ne oblivisci videamur eos,
quos abundantiori chántate manifestum est indigere. Erit proinde e
missionariorum debito, paulatim et opportune commonere Sutchuen-
ses de misérrima parvulorum perditione in uteris matrum deceden-
tium, quibus opitulari nihilominus, quoad humanae possunt vires,
postulat christiana chantas, postulat ecclesiastica solicitudo. Ñeque
improbum videri debet Sutchuensibus ut ullis fidelibus secare
matrem mortuam, cum et Dominicum latus dissectum sit pro nostra
redemptione. Illud potius rationi absonum atque ab omni pietate
remotum, pro inani integritate pudoreque servando defunctae geni-
trici, viventem natum aeternae morti addicere. Certe, non modestia,
REVISTA CANÓNICA. 145
non virtus, unde profluit tantum malum. Haec autem foetus extrac-
tio de praegnantis defunctaeque alvo matris, quamvis patefacienda,
ut dicimus, ac persuadenda sit, expresse tamen cavet, prohibetque
Sanctitas Sua, ne missionarii in casibus particularibus se ingerant
in demandanda sectione, multoque minus in ea peragenda. Sat
proinde missionariis fuerit illius notitiam edidisse curasseque ut
ejus perficiendae rationem perdiscant qui chirurgicis intendunt, laici
homines, tum vero, cum casus tulerit, ejusdem praxim ipsorum oneri
ac muneri reliquisse.
»Sequenti vero feria VI, die 15 ejusdem mensis et anni, per fa-
cultates Emo. ac Riño. Dno. Cardinali S. Officii Secretario conces-
sas, Ssmus. D. N. Leo div. prov. Pp. XIII resolutionem Emorum,
ac Rmorum. Patrum adprobavit. — J. Can. Mancini, S. R. et U. In-
quisit., Notarius.*
El dispensado de la abstinencia por razón de enferme-
dad puede promiscuar. — No convienen entre sí los moralistas
acerca de si los que, gozando del indulto de carnes, por razón de la
edad ó de los trabajos, están exentos de la ley del ayuno, pueden pro-
miscuar en los días que éste se halla prescrito; pues mientras Scavini
(app. 11, vol. 1 in fine) con otros sostienen que no, Righetti afirma lo
contrario, fundado en que Benedicto XIV, al prohibir la promiscua-
ción, se refería, según el mismo Righetti, sólo á los que estuviesen
obligados al ayuno. La verdad es que la respuesta dada por la Sa-
grada Penitenciaría el 13 de Febrero de 1834, dista mucho de resol-
ver la cuestión, pues se limita á la fórmula Consulat probatos ductores;
pero poco antes, el 8 de Enero del mismo año, había declarado que
los que por razón de enfermedad estaban dispensados de la absti -
nencia, no podían mezclar, de donde creemos puede deducirse que
la Sagrada Penitenciaría, aunque dejó intacta la cuestión, se incli-
naba más en el sentido de la sentencia negativa, que dijimos haber
sido posteriormente defendida por Scavini. Y en verdad, si á los en-
fermos no les está permitido promiscuar, ¿qué razón existe para otor-
gar este privilegio á los que sólo por la edad ó el trabajo están exen-
tos del ayuno, y gozan además del indulto de carnes?
Actualmente la cuestión primera está ya fallada, en el sentido de
Scavini, por el Santo Oficio (Marzo, 1841; Enero, 1875). De modo
que al Consulat probatos auctores de la Sagrada Penitenciaría en 1834
(Febrero), podemos hoy sustituir la palabra Negative.
De esta doctrina no puede empero deducirse que los enfermos á
10
146 REVISTA CANÓNICA.
quienes se refiere el epígrafe, estén de igual modo obligados á no
mezclar; pues prescindiendo de que el Santo Oficio restringe su res-
puesta negativa á los que por impotencia ó trabajo no ayunan, y
comen carne en virtud de indulto, sin hablar de los enfermos, no
faltan autores de nota que enseñan que á tales enfermos les es lícito
mezclar (V. Baller.-Palmieri, Op. mor., vol. n, tract. vil, n. 26,
edit. 2.a; Bucceroni, vol. 1, n. 1607, y otros). Finalmente, propuesto
el caso á la Sagrada Penitenciaría, ésta respondió el 9 de Enero
de 1899: Oratorem sententiam auctorum, quos citat tuta conscientia sequi
posse. Y adviértase que la sentencia que abrazaba el exponente, y en
cuyo apoyo citaba otros autores además de los citados, es que los en-
fermos que comen carnes, no por razón de indulto, sino por enfermedad ,
pueden promiscuar en los días de ayuno, cláusula esta última que hemos
presupuesto en todo lo que hemos dicho; pues excepto en los días de
ayuno, está fuera de controversia que á todos les es permitido mez-
clar, aunque esta conclusión tiene su principal aplicación en España
para los que posean el indulto de la Cruzada, y exceptuados siempre
los domingos de Cuaresma.
Sagrada Congregación de Ritos. — Sobre oficios votivos se-
manales; conmemoración del Patrono en los sufragios; las genu-
flexiones ante el Santísimo; la costumbre de usar del cingulo en for-
ma de faja; la señal de la cruz al Fidelium animae, etc.; la incensa-
ción al Santísimo ; el cirio pascual en la vigilia de Pentecostés. —
D. Juan Barber Pons, Maestro de ceremonias de la Catedral de Me-
norca propuso, con el beneplácito de su Prelado, las siguientes dudas
á la Sagrada Congregación de Ritos:
«Dub. I. An Officium votivum S. Jacobi Majoris Apostoli, quod
ex indulto se. ma. Clementis Papae IX recitabatur, feriis secundis
non impeditis in Hispaniae dioecesibus, et nunc persolvi potest loco
Officii votivi de Sanctis Apostolis pro feria tertia adsignati, juxta
Decretum Urbis et Orbis die 5 Julii 1883, transferri possit ad feriam
tertiam in illis Hispaniae dioecesibus ubi Officia votiva pro singulis
hebdomadae diebus non sunt pro Communitatibus adoptata?
Dub. II. An in Dioecesibus, ubi Officia votiva pro singulis heb-
domadae diebus Decreto 5 Julii 1883 concessa, non fuerint adhuc
adoptata, possint ulterius semel pro semper eligi?
Dub. III. An pro commemoratione S. Antonii Abbatis , hujus
Dioecesis Minoricensis Patroni, de quo concessum est Officium pro-
prium a Ssmo. Dno. Nostro Leone Papae XIII , dies possit in Su-
REVISTA CANÓNICA. 14'
fragiis Sanctorum antiphona propria de secundis vesperis festi:
«Hodie Beatus Antonius hilan vultu Sanctos Angelos intuens, tam-
quam si amicos videret, migravit in coelum...» omnino «hodie?»
Dub. IV. An omnes ad médium chori accedentes et recedentes
único genu flectere teneantur, Canonicis exceptis, cum non sit in
altari majori Sanctissimum Sacramentum reconditum?
Dub. V. An post Missam solemnem, qua finita, benedictio cum
Ssmo. Sacramento datur, dum celebrans et ministri recedunt ab ai-
tari ad scamnum in cornu Epistolae ut ibi celebrans exuat. Casu-
lam et manipulum , induatque pluviale, ac Ministri manípulos depc-
nant, debeat coram Ssmo. Sacramento, discooperto in ipso altari ubi
Missa celebrata est, in plano utroque genu flectere, ant único genu in
gradu Ínfimo altaris?
Dub. VI. An consuetudo utendi cingulo ad instar fasciae tole-
ran possit?
Dub. VII. An toleranda consuetudo utendi fundo coerulei co-
lorís sub velo translucenti in fimbriis et manicis albarum?
Dub. VIII. Dum dicitur Fidelium animae, in fine Officii, estne
manu producendum signum crucis ad instar benedictionis?
Dub. IX. Thurificatio Ssmi Sacramenti , estne facienda duplici
ictu in triplici ductu, etiam intra Missam solemnem ante Introitum
et ad Offertorium?
Dub. X. Cereus Paschalis debetne arderé dum cantatur Missa in
Vigilia Pentecostés?
Dub. XI. Ante SS. Sacramentum discoopertun tenenturne sem-
per utroque genu flectere juxta decretum 937-1627 dd. 19 Augus-
ti 1651 ad 6m etiam processionibus interessentes, imo et pluvialibus
induti? Et Sacra eadem Congregatio, ad relationem subscripti Secre-
tarii, exquisito voto Commissionis Liturgicae, ómnibus accurate per-
pensis, rescribendum censuit:
Ad I, Servetur Indultum sa. me. Clementis Papae IX.
Ad II, Affirmative t juxta ipsum Decretum Genérale.
Ad III, Pro gratia.
Ad IV, Affirmative.
Ad V, Juxta praxim Ecclesíarum Urbis, in plano utroque genu
flectitur.
Ad VI, Toleran potest enunciata consuetudo ubi viget, doñee
cingula hucumque adhibita consumentur.
Ad VII, Affirmative, et detur decretum 3110-5318 dd. 22
Martii 1862 ad 20.
Ad VIII, Negative.
148 REVISTA CANÓNICA,
Ad IX, Affirmative, juxta Decretum 3110-5318 dd. 22 Mart. 1862?
ad 20. m
Ad X, Affirmative, et servetur specialis rubrica Missalis.
Ad XI, Affirmative, si agatur de accedentibus et recedentibus,
juxta citatum Decretum.
Atque ita rescripsit. Die 24 Novembris 1899. — C. Card. Mazze-
lla, S. R. C, Prcef. — D. Panici, Secreta
Qué reliquias deben ser consideradas como insignes.—
La Sagrada Congregación de Ritos, á instancias de varios Obispos,
declaró el 27 de Junio de 1899 que deben ser consideradas insignes \
i.° El antebrazo, aunque esté separado de la parte superior ó húme-
ro, 2.0 El húmero solo. Y 3.0 El corazón, lengua y manos, si por mi-
lagro se conservan incorruptos.
Conclusión del himno «Veni Creator.»— Siendo el lugar
propio de este himno el del tiempo pascual, parecía lógico que la ter-
minación fija del mismo fuese Deo Patri sit gloria — Et Filio, qui a mor-
tuis Surrexit, ac Paráclito — In saeculorum saecula; pero la costumbre
había introducido variaciones en la doxología del mismo fuera del
tiempo pascual.
Examinado el asunto por la Comisión Litúrgica, juzgó más opor-
tuno que la conclusión del citado himno fuese invariablemente la que
hemos transcrito, y la Sagrada Congregación de Ritos, de conformi-
dad con el voto de dicha Comisión, decretó el 20 de Junio de 1899:
«Doxologiam Deo Patri sit gloria — Et Filio, qui a mor tuis — Surrexit, ac
Paráclito — In saeculorum saecula, ita esse censendam praefati hymni
propriam, ut eadem semper sit retinenda, ac numquam, quovis anni
tempore vel quocumque occurrente festo, in aliam mutandam.»
Modo de celebrar el solemne triduo con motivo de
alguna nueva beatificación. — He aquí lo que respecto de este
punto declaró la Sagrada Congregación de Ritos el 24 de Julio
de 1899: « Estos triduos solemnes consisten en el culto y en el honor
de los altares dados por vez primera durante tres días consecutivos
á algún nuevo Beato. Las ceremonias de este culto deben ser estricta-
mente litíírgicas, esto es, que comprendan la Misa solemne, y, á ser
posible, las Vísperas también solemnes. Están además permitidas
REVISTA CANÓNICA. 149
otras funciones eclesiásticas, como algunas preces especiales con la
Oración dominical, Salutación angélica, Letanía lauretana y, previa
la licencia del Ordinario, la solemne bendición con el Santísimo. El
sermón panegírico puede tener lugar durante la Misa solemne, des-
pués de cantado el Evangelio, en cuyo caso reunirá las condiciones
de homilía, ó también antes ó después de las Vísperas. El último día
del triduo cántese el Te Deum con la oración pro graüarum actione.
Idénticas prescripciones deben observarse en los solemnes octava-
rios que se celebren con ocasión de alguna canonización.»
Los Superiores de las Congregaciones de votos simples
no pueden oir las confesiones de sus subditos. — En decisión
de reciente fecha, declaró el Santo Oficio que los Superiores de las
Congregaciones de votos simples estaban comprendidos en el Decre-
to del 5 de Julio de 1899, que para Roma es absolutamente prohi-
bitivo y directivo para el resto del orbe, y, por tanto, no pueden pre-
valerse de la declaración dada por el mismo Santo Oficio el 23 de
Agosto de 1899 (1), relativa á las Ordenes regulares.
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. a.
(i) Véase vol. l, pág. 540.
CRÓNICA GENERAL
i
EXTRANJERO
oma. — Últimamente ha recibido León XIII en la Basílica
Vaticana á 20.000 peregrinos procedentes de varias dióce-
sis italianas, y á otros muchos que del extranjero han ido á
rendir al Padre común de los fieles el homenaje de sumisión que
como á representante de Jesucristo debemos todos los católicos
al Papa. La peregrinación de varias diócesis italianas, á que antes
nos referimos, ha dejado excelente impresión en el Vaticano. Es im-
posible dar idea del fervoroso entusiasmo que hacia el Papa ha mos-
trado tan numerosa peregrinación. Se componía de 20.000 peregri-
nos, todos italianos, en su mayor parte de la clase agrícola. El Papa
y su Corte se sintieron hondamente impresionados ante la explosión
de afecto con que aquella muchedumbre aclamaba á Su Santidad.
— Entre las últimas peregrinaciones llegadas á Roma, merece
especial mención el grupo de negros africanos, convertidos al Cato-
licismo, que han sido presentados al Papa por los misioneros de*
cardenal Lavigerie. La visita de aquellos negros, arrancados al sal-
vajismo gracias á las Misiones católicas, ha complacido muchísimo
al Papa, quien no cesaba de prodigarles palabras de cariño, felici-
tándoles por haber abierto los ojos á la verdadera luz, y encarecién-
doles la necesidad de que la divulguen y la propaguen cuando re-
gresen á aquellas apartadas regiones.
— Presidida por el cardenal patriarca de Lisboa ha salido para
Roma la peregí inación portuguesa. Se componía de 450 personas, y
con las que se unieron en varios puntos del reino, ascenderá á 900.
CRÓNICA GENERAL. 151
También por mar y en expediciones ordinarias van otros muchos
grupos de romeros, á los cuales acompañan casi todos los Prelados
portugueses.
—Ha llegado á Roma el obispo monseñor Mac-Donald con 50
peregrinos americanos. También se encuentran allí los Arzobispos
de la misma nacionalidad, Corrigan y Kain. Se asegura que el Papa
se propone* crear otro Cardenal norteamericano en el próximo Consis-
torio; pero todavía no puede anunciarse el nombre del Prelado á
quien se conferirá el capelo.
*
Italia. — Una de las cuestiones más discutidas últimamente en el
Parlamente italiano ha sido el proyecto acerca de matrimonios ile-
gales, como allí se dice. Desde hace muchos años el liberalismo ma-
sónico italiano pide que se establezca por la ley la precedencia del
llamado matrimonio civil sobre el verdadero matrimonio; esto es, el
matrimonio religioso. En una larga serie de años fueron presentados
al Parlamento siete proyectos de ley, según las tendencias de siete
distintos Ministerios; pero los siete proyectos naufragaron. Ahora el
ministro de Gracia y Justicia, Bonasi, empujado por el liberalismo,
presentó también un proyecto de ley, que intituló sobre los matrimo-
nios ilegales. No destruye la precedencia del matrimonio religioso de
un modo absoluto; pero obliga, bajo graves penas pecuniarias, al pá-
rroco que celebra un matrimonio, á que dé participación al Gobierno
y al Municipio; proyecto de ley, no bueno, pero menos malo que
todos los presentados hasta la fecha. Lo ha discutido detenidamente
el Senado, y á pesar de todos los esfuerzos de la masonería, lo aprobó
con 20 votos de mayoría. Pero luego este proyecto de ley deberá ser
puesto á discusión en la Cámara de los diputados, la cual es muy pro-
bable que lo rechace, dominando, como dominan en dicha Cámara,
los masones.
— A creer los últimos despachos publicados por la prensa mejor
informada, están á punto de terminarse las negociaciones entabladas
entre el Gobierno de Italia y el rey Menelik sobre rectificación de la
frontera de Abisinia. Menelik reclama 10 millones de liras para con-
sentir en la conservación de la frontera actual.
— Expresando el sentir de los italianos acerca de la cuestión que
tanto preocupa á todas las naciones, ó sea de la posibilidad de con-
servar el equilibrio político en Europa, el periódico L'Italie cree que
la Exposición Universal ha impuesto una especie de tregua entre las
152 CRÓNICA GENERAL.
potencias; pero que, una vez terminada aquélla, será difícil mante-
ner el statu quo, especialmente si para entonces no ha terminado la
campaña sudafricana. La insistencia — afirma — con que los dos Em-
peradores han hecho resaltar en su entrevista de Berlín las ventajas
de la triple alianza, parece una especie de advertencia para que se
sepa, sin carácter de amenaza, que existe una liga poderosa con
objeto de afianzar, cueste lo que cueste, la tranquilidad de los pue-
blos y la paz de Europa.
La prensa rusa cree, por. el contrario, que aunque tales puedan
ser las aspiraciones de los Soberanos que forman la Triple Alianza,
es problemático que sus respectivas naciones opinen de igual suerte.
I
*
♦ *
Alemania. — Conforme estaba anunciado, y con todo el esplendor
que era de esperar, se ha realizado la coronación del Kronprintz. El
emperador Guillermo recibió personalmente á las Comisiones que
habían acudido á Berlín para asistir á la declaración de la mayo-
ría de edad del príncipe imperial. La fiesta dio principio con una
solemne función religiosa en la capilla de Palacio, habiendo asistido
allí los soberanos, príncipes, embajadores extraordinarios, individuos
del Consejo federal, generales del ejército y armada y comisiones de
todos los regimientos.
El banquete de gala en honor del emperador Francisco José ha
sido una manifestación solemne en favor de la Triple Alianza. Al
brindar el emperador Guillermo por su augusto huésped, atribuyó á
la visita de éste el carácter de una prueba de la consistencia de la
Triple Alianza, que durante veinte años ha garantizado á Europa.
El Soberano alemán rogó al anciano Monarca de Austria- Hungría
que bendijera al Kronprintz al entrar en la mayoría de edad. El em-
perador Francisco José contestó en términos que armonizan perfec-
tamente con las frases de su poderoso aliado. Comentando los perió-
dicos los brindis de los dos Emperadores, dicen que son una prueba
de que es inquebrantable la solidez de la Triple Alianza, cuyo objeto
es mantener la paz de Europa. Los alemanes están satisfechos de
que esta reunión haya demostrado una vez más que su país ocupa un
alto puesto en el concierto europeo, y sus órganos no cesan de pro-
clamar que la Triple Alianza ha sido hecha por la paz y sólo para
la paz.
La mayor edad del príncipe imperial excluye, según las previsio-
nes humanas, la posibilidad de una regencia. A partir del día 6 de
CRÓNICA GENERAL. 153
Mayo, el joven príncipe tiene casa propia, habiéndose instalado en el
Stadschloss, uno de los palacios de la residencia veraniega de Pots-
dam. El día 6 entró en posesión del legado hecho por el último du-
que reinante de Brunswick al Kronprintz de Prusia. El legado con-
siste en el principado de Oels, en Silesia, un feudo movible que su-
cesivamente ha pertenecido á la casa de Wurtemberg, luego á la de
Brunswick y ahora á la de Prusia. El feudo es bastante considerable
y produce más de 400.000 francos de renta.
El joven príncipe es cristiano práctico y ha recibido una sólida
educación moral. Uno de sus eminentes profesores ha sido un fran-
cés, el conde de Esternany, biznieto del embajador de Francia bajo
Luis XVI en la corte de Federico II de Prusia.
—El secretario de Estado, Herr de Bullow, ha dirigido una enér-
gica reclamación al Gobierno de Lisboa por haber sido detenidos por
las autoridades portuguesas de Lorenzo Márquez 120.000 kilos de
cajas de conservas y muchos fardos de ropas que iban consignados á
Pretoria y que han sido embargados á instancia del cónsul inglés en
dicho puerto. La nota de Alemania pide que sea inmediatamente
levantado el embargo, por no poder ser consideradas como contra-
bando de guerra las mercancías detenidas.
* *
Francia. — En las elecciones municipales que acaban de verifi-
carse en la República vecina, han obtenido los nacionalistas un se-
ñalado triunfo. Así lo demuestra la estadística oficial, de la que se
desprende que el Gobierno ha sido derrotado en París y en otras
grandes poblaciones, especialmente en Lille, Lyon, Minnes, Saint
Etienne, Montpellier, Tour, Poitiers, Nantes, Rochefort, Bourges y
Besangon.
Todos los periódicos reconocen unánimes la gravedad que reviste
el triunfo de la oposición. Un redactor de VEclaír ha celebrado una
interview con el jefe de los republicanos progresistas Mr. Méline.
Este ha censurado con viveza al Gobierno que, según él, ha disgus-
tado á todo el mundo, y asegura que las elecciones municipales
representan una violenta protesta contra la política del Gabinete ac-
tual. Ha expresado además Mr. Méline la convicción de que si estu-
viese reunido ahora el Parlamento, sería derribado el Ministerio Wal-
deck-Milleraud. Cree el jefe progresista que, aun cuando el resultado
de las elecciones de los departamentos no ha sido tan característico
como el de París, ha sido contrario al Ministerio. Cuanto al nuevo
154 CRÓNICA GENERAL.
concejo municipal de la capital de Francia, se limitará probable-
mente á mejorar la administración, en sentir de Mr. Méline.
Austria-Hungría.— En los círculos políticos han sido muy co-
mentadas las frases dirigidas por el emperador Francisco José á la
Delegación húngara al regresar de su viaje á Berlín. El Emperador,
consignando sus esperanzas en la conservación de la paz, ha mani-
festado, no sólo sus excelentes relaciones con el imperio germánico,
sino las que le unen al imperio ruso y su completo acuerdo con él en
todas las cuestiones relativas al extremo Oriente.
— El ministro del Interior, Sr. de Koerber, exponiendo la actual
situación económica del país, ha hecho constar que es inferior ala
de otras épocas. Dice que el Gobierno declinará su responsabilidad
si la Cámara no vota los recursos necesarios. Si los rechaza, el Go-
bierno se esforzará por mantener la vida constitucional del país. Las
proposiciones de los tcheques, encaminadas á la obstrucción, han
sido objeto de votación nominal, produciéndose durante ella escenas
violentas entre los diputados tcheques y los alemanes.
*
* *
Estados Unidos. — Hace algunos días publicó la prensa el si-
guiente despacho, referente á la independencia cubana:
«El senador americano Mr. Marón , del Illinois , ha presentado
una proposición, en virtud de la cual las Cámaras yankees invitarán
al presidente Mac-Kinley á retirar las tropas federales de Cuba , y á
entregar el poder civil y militar en manos de los cubanos el día 4 de
Julio próximo, fecha del aniversario de la independencia de los Es-
tados Unidos.» Pero bien pronto se desvanecieron las esperanzas de
que llegase á realizarse el deseo de Mr. Marón, y hoy por hoy pode-
mos asegurar que, á pesar de la proposición presentada en el Senado
de los Estados Unidos , pidiendo que en el término de dos meses
abandonen la isla de Cuba todas las tropas norteamericanas , el Go-
bierno de Washington ha enviado refuerzos á la Gran Antilla , ante
el temor de que ocurran desórdenes con motivo de las elecciones.
Esto demuestra que , á despecho de la actitud de los senadores , in-
cluso del partido republicano , que piden el reconocimiento de la in-
dependencia de la isla, el presidente Mac-Kinley no se muestra dis-
puesto á otorgarla.
CRÓNICA GENERAL. 155
— Ha producido gran sensación en los Estados Unidos el informe
emitido por el juez Canty, que por encargo del Gobierno del Estado
de Minnesota fué á Filipinas para hacer un estudio imparcial de la
situación de las cosas. Como dicho informe es en extremo pesimis-
ta, siendo sus conclusiones que los americanos deben renunciar á la
conquista del Archipiélago , los periódicos de los Estados Unidos
discuten con mucha viveza dicho asunto, sacando partido del mismo
los demócratas para combatir al Gobierno y la reelección de Mac-Kin-
ley. Sábese, por otra parte, que la policía yankee ha descubierto una
conspiración en Manila. Bulan ha sido ocupada por 3.000 insurrec-
tos, y al Sur de la isla de Luzón ha sido pasada á cuchillo la guarni-
ción americana. A consecuencia de los repetidos ataques de los indí-
genas , la guarnición de Catulig (isla de Samar) , que se componía
de 30 hombres, ha quedado reducida á 10.
* *
Inglaterra. — El discurso pronunciado hace pocos días por el
marqués de Salisbury ha sido objeto de los comentarios é interpre-
taciones de la prensa y de los círculos diplomáticos , por haber en él
manifestado el jefe del Gobierno lo que piensa y siente del actual
estado político. Después de condenar la conducta adoptada y segui-
da por Gladstone , añadió: «Nuestros desastres han sido vengados.
La muerte de Gordon no ha quedado impune. La derrota de Majuba
seíá también borrada de la historia por lord Roberts. Venceremos en
África, y el Transvaal habrá perdido para siempre su independencia.
A lo que entiendo, la situación, por lo que se refiere al Gobierno, es
pacífica. No se podría elogiar tanto como es debido la neutralidad
meticulosa y correcta observada por todos los Gobiernos del mundo
en nuestro asunto de la guerra sudafricana. Nada pone tan de relie-
ve la determinación de esos Gobiernos de conformarse con los prin-
cipios de justicia, como el hecho de que en ciertas acciones naciona-
les los Gobiernos tienen que chocar con la ruidosa , si no muy pro-
funda excitación de sus pueblos , en los que existen contra Ingla-
terra grandes prejuicios. Estas pasiones , excitadas por la animad-
versión contra nosotros , no retroceden ante ninguna invención ni
ante ninguna clase de ataques para exasperar á las multitudes con el
intento de que se destruya nuestra posición respecto al mundo. Sin
embargo, á pesar de esta actitud de muchas naciones, los Gobiernos
no han cesado de dejarse guiar por consideraciones de paz, legalidad
y justicia. No se deduce de esto que Inglaterra no tenga que tomar
156 CRÓNICA GENERAL.
precauciones para lo porvenir. Los sentimientos que hoy animan á
esos Gobiernos pueden cambiar un año ú otro , y la animadversión
que contra nosotros se experimenta tomar forma agresiva y peligro-
sa. No me puedo explicar el motivo de esa animadversión. La exci-
citan los periodistas , sin duda para halagar los sentimientos de sus
lectores. Sea cualquiera su causa, la realidad es esa. A pesar de todo,
debemos prepararnos para el porvenir, teniendo la confianza de
nuestra seguridad únicamente en nuestros propios medios de acción,
en nuestra fuerza y en nuestro derecho. La guerra puede estallar.
Debemos tomar precauciones. El acrecentamiento de la potencia mi-
litar de las naciones puede tentarlas á aumentar sus territorios. El
peligro grande no está en que podamos perder colonias que Ingla-
terra se conquistaría luego , sino en que esta guerra llegue al seno
mismo de nuestra nacionalidad. Por olvidar esta advertencia se per-
dieron las grandes potencias marítimas. Cartago, Tiro, Venecia,
Holanda y España son ejemplos en que debemos pensar. El recluta-
miento forzoso no existe en Inglaterra , no es popular en nuestro
pueblo, no podrá imponerse acaso nunca. Pero podemos enseñar á
todos el manejo del fusil , á ejemplo de lo que sucede en Suiza. En
una palabra, Inglaterra debe estar dispuesta á afrontar los riesgos
del porvenir para ser digna de su pasado.»
— Por lo que toca á la guerra del Transvaal, las noticias más im-
portantes de la quincena se refieren á las vicisitudes de la plaza de
Mafeking, relatadas en términos tan contradictorios por la prensa de
todas las naciones, que en muy pocos días se han convertido los en-
tusiasmos en tristezas y las tristezas en entusiasmos. Todos los ene-
migos de la perfidia británica celebramos un supuesto triunfo de los
boers, los cuales , según decían los primeros despachos telegráficos,
habían conseguido que capitulara el coronel Badén Powel con
900 soldados. Posteriormente , sin embargo , se ha sabido que lord
Roberts ha cumplido su promesa de hacer levantar el sitio de Mafe-
king, y esta noticia ha sido recibida en Inglaterra con delirantes ma-
nifestaciones de júbilo.
II
ESPAÑA
Fecunda en revueltas y agitaciones ha sido la pasada quincena, y
no pretendemos describirlas todas minuciosamente. Alborotos en Já-
tiva, con su acompañamiento de silbas y pedreas , por obra y virtud
de un romance de mala forma y de peor intención , según cuentan;
CRÓNICA GENERAL. 157
conatos ó realidades de motín y silbas estrepitosas en Barcelona , y
después en Reus, contra el ministro de la Corona Sr. Dato; cierre ge-
neral de tiendas en toda España , y coacciones subsiguientes contra
los rehacios en acatar las órdenes de los Sres. Costa y Paraíso ; ru-
mores de tempestad en la Gaceta, donde el Sr. Gasset amenaza á las
Cámaras de Comercio si no cambian de actitud y de procedimien-
tos ; protestas de las mismas y de una parte de la prensa contra el
nuevo Ministro ; reformas de Marina , reformas de enseñanza , y tal
ebullición en todas partes, que parece que la sangre de Mayo hierve
y se desborda.
— Los alborotos de Játiva fueron motivados por una poesía inju-
riosa para los oficiales del ejército español, publicada en el periódico
El Comercio. Varios de los oficiales de la guarnición de Valencia se
trasladaron á Játiva , y en cuanto llegaron á dicha ciudad fueron á
casa del director de El Comercio, al que no encontraron. Marcharon
inmediatamente á la imprenta de dicho periódico , donde entraron
tumultuosamente, causando una contusión á un operario que intentó
cerrarles el paso. Enterados algunos de la población , formóse un
grupo de paisanos frente á la imprenta referida , y apedrearon á los
oficiales , que sostuvieron la lucha replegándose hacia la estación,
donde los paisanos no han dejado un cristal sano. Resultado de
esto: varios heridos y contusos, entre ellos el teniente alcalde de Já-
tiva y dos oficiales. Al llegar á la estación el tren-correo de Madrid,
donde regresaba el general Moltó, el aspecto era imponente ; el pue-
blo , alborotado , rodeaba la estación , dentro de la cual se hallaban
los oficiales y algunos individuos del Ayuntamiento , que hacían es-
fuerzos sobrehumanos para calmar los ánimos. El general Moltó,
desde la ventanilla del vagón en que venía , dirigió la palabra á las
masas, logrando al fin que éstas depusiesen su actitud ofensiva , y
ordenó en seguida que los oficiales subiesen al tren, que continuó su
marcha hacia Valencia, dejando á los de Játiva agitadísimos. Apenas
llegó el general Moltó á su residencia oficial, dispuso que se instru-
yese sumaria y que los oficiales que fueron á Játiva quedasen arres-
tados. El autor de la poesía que ha provocado este conflicto es un
sargento licenciado que perteneció al regimiento de Tetuán.
— Tocante á las escenas ocurridas en Barcelona durante la per-
manencia del Sr. Dato en dicha ciudad, transcribiremos una relación
de lo sucedido en el Liceo: «Al entrar el Ministro en el palco, algunos
espectadores aplaudieron, en tanto que otros silbaban y proferían gri-
tos de ¡fuera! En aquel instante entró el Capitán General y fuerza de
policía y Guardia civil, que hizo varias detenciones. Terminado el
158 CRÓNICA GENERAL.
incidente, siguió la representación sin nuevos sucesos. Las noticias
particulares dicen que cuando silbaban y gritaban los espectadores
en el Liceo, algunas señoras profirieron gritos, no sabemos si de
temor por el escándalo que el hecho produjo, ó porque se uniesen á
los protestantes. La entrada de la policía causó ¡mucho efecto, y el
escándalo arreció. Algunos intentaron cantar el himno de Los se-
gadors, pero no lograron más que iniciarlo, por oponerse la policía.
Con tal motivo se realizaron otras detenciones. Todo el mundo creía
que al salir el Ministro del Liceo se reproducirían en las calles las
manifestaciones agresivas y, con efecto, así sucedió. Al llegar el
coche que conducía al Sr. Dato al Llano de la Boquería, se oyeron
gritos de ¡fuera! y silbidos. La policía acometió á los grupos, pero
éstos se resistieron. Entonces acudió la Guardia civil, que dio va-
rias cargas para dispersar á los alborotadores. En estas cargas resul-
taron varios heridos y contusos. La Guardia civil y la policía detu-
vieron á 17 personase No fué sólo en Barcelona, sino también en
otros puntos donde se hicieron ruidosas manifestaciones contra el
Sr. Dato. Al pasar éste por la estación de Reus, se vio invadido el
andén por 700 ú 800 personas, á cuyo frente iba el alcalde, los cua-
les silbaban con gran vigor y daban vivas á Cataluña. El Sr. Dato se
apeó del tren increpando al alcalde por su proceder, y censurando
aquel acto tan poco hidalgo. El marqués de Portago contestó á
aquella manifestación con los calificativos propios del caso, los cua-
les intentó rechazar el alcalde imponiendo su autoridad; pero el mar-
qués cogió por las solapas al alcalde, y le dijo que era un diputado
de la nación, que no podía consentir que se infiriesen ultrajes á Es-
paña. El Sr. Dato hubo de interponerse para evitar que las cosas pa-
saran á mayores, por estar los ánimos muy excitados. Todavía el
alcalde dijo: «No se silba al caballero ni al Ministro, sino al poder
central, y se silba con razón.» El Ministro le contestó que eso era
una osadía en su presencia, y que el acto de la silba era propio de
ciudadanos que en poco se estiman. Partió el tren, y todavía seguían
sonando los pitos y oyéndose los gritos de aquella multitud.
— La Real orden del Sr. Gasset, á que al principio aludimos, va
dirigida á los presidentes de las Cámaras de Comercio, haciendo
saber la resolución del Gobierno de no consentir por más tiempo
extralimitaciones. En dicho documento se anuncia la resolución de
suprimir las Cámaras de Comercio, y reorganizarlas de modo que
respondan á sus fines, en el caso de que insistan en seguir rumbos
de los que resultan perturbaciones para el desarrollo de la riqueza y
la tranquilidad. Declara que. así como el Gobierno no ha faltado
CRÓNICA GENERAL. 159
hasta ahora á la templanza, tampoco quiere que le falte la entereza
en estas circunstancias turbulentas. Recuerda los fines para que
fueron creadas las Cámaras de Comercio, y afirma que aquéllos han
sido poco á poco desnaturalizados, añadiendo que el Gobierno no
consentirá que dichas Cámaras se desvíen de su misión. Lamenta
que personalidades que se atribuyen la jefatura de esas Cámaras,
promuevan actos que ninguna ventaja reportan á las clases mercan-
tiles. No ignora el Gobierno que no todas las Cámaras merecen cen-
suras; pero insiste en que son bastantes las que coadyuvan á esa
campaña perturbadora. El Gobierno inspira sus actos en las deman-
das de la opinión que sean practicables; conoce las conclusiones de
la Asamblea de Zaragoza, y las planteará cuando acabe de reorga-
nizar la Hacienda; bastándole su conciencia para cumplir su pro-
grama, sin necesitar estímulos extraños. Agrega que si la protesta
se limitara contra los gobernantes, acaso se mostrarían éstos pro-
picios á la transigencia y á la lenidad; pero los sucesos últimos y los
propósitos que para lo sucesivo pueden abrigarse, no sólo agravian
al Gobierno, sino que perjudican al país y van contra la ley. Sos-
tiene, por último, que el Gobierno trabaja por los destinos de Es-
paña y quiere asegurar su porvenir.
Acerca de la expresada Real orden, ha dicho el Sr. Dato que vie-
ne á ser un toque de atención, y que pronto vendrá la carga. En sus
palabras ha dejado entender dicho señor los propósitos enérgicos del
Gobierno, no sólo para los indicados organismos, sino para todos los
que sigan análoga actitud.
— El presidente del Consejo y ministro de Marina, Sr. Silvela,
ha publicado últimamente en la Gaceta un decreto, por el que se
dan de baja en la armada española veintiún buques de guerra. Los
barcos que serán vendidos ó desguazados son: Marqués de la Ense-
nada, Temerario , Marqués de Molins, Yáñez Pinzón, Martín Alonso
Pinzón, Náñez de Balboa, General Valdés, Isabel II , Conde del Vena-
dito, Alfonso XII, Alfonso XIII, Lepanto, Meteoro, Hernán Cortés,
Rubí, Perla, Cuervo, y otros de menor porte. Dícese también que se
dará gran impulso á las obras de los cruceros Princesa de Asturias y
Cardenal Cisneros, pero que en cambio se desistirá por ahora de lle-
var adelante la construcción del Reina Regente y del General Liniers.
Se terminará la construcción de los pequeños cruceros, cuyas obras
quedaron bastante adelantadas al incautarse el Estado de los asti-
lleros de la Grana, porque son barcos de mucho andar y podrán
desempeñar el servicio de comisiones.
— Con gran esplendor se verificó el n del actual la traslación de
160 CRÓNICA GENERAL,
los restos de Donoso Cortés, Meléndez Valdés, Moratín y Goya al
cementerio de la Sacramental de San Isidro de Madrid.
La comitiva siguió el orden que estaba previsto en el programa.
La primera de las carrozas era la que conducía los despojos de Me-
léndez Valdés, y llevaban las cintas los señores duque de Rivas,
Palacio (D. M.), Castillo y Soriano y Gándara, representando la
Asociación de Escritores y Artistas, la Academia de Jurisprudencia
y la familia del tierno poeta extremeño. La segunda carroza, la de
Moratín, iba acompañada por representaciones de la Academia Espa-
ñola y de la Asociación de Autores dramáticos, llevando las cintas
los Sres. Selles, Echegaray, Vega (D. Ricardo) y Silvela (D. Luis).
A la de Donoso Cortés acompañaban, en nombre de las Academias
de Ciencias Morales y Políticas y de la Historia, el Ateneo y la Aso-
ciación de la Prensa, en primer término, el hijo del primer marqués
de Valdegamas, D. Vicente Santamaría de Paredes, y los señores
Cotarelo y Pirala. La última de las carrozas, la destinada á Goya,
iba rodeada de individuos de la Academia de San Fernando, y lleva-
ban las cintas D. Luis Alvarez y los Sres. Martínez Cubells, Stuyk
y D. Mariano Sáinz, este último pariente de Goya. La presidencia
del duelo la ocupaban el señor marqués de Aranda, en representa-
ción de la Reina; el presidente del Consejo, Sr. Silvela, y los mi-
nistros de Instrucción pública, Estado, Gobernación, Obras públicas
y Gracia y Justicia, el Obispo de Sión y el capitán general de Ma-
drid. Los Sres. Silvela y marqués de Aguilar de Campóo llevaban la
banda de Carlos III, el marqués del Vadillo la de Isabel la Católica,
el Sr. Dato la del Cristo de Portugal, el Sr. García Alix la del Mérito
Naval, y el Sr. Gasset la del Mérito Militar, blanca. A las cuatro y
media llegaba á los Consejos la comitiva y allí se despidió el duelo,
subiendo casi todo el acompañamiento á los carruajes. En la capilla
de San Isidro se dijo después un solemne responso, presidiendo al
clero el señor Obispo de Sión, que fué quien dio la postrera bendi-
ción al precioso depósito que poco después de las cinco recibía el
artístico mausoleo del cementerio de la Sacramental.
LA MALDICIÓN DE LA SERPI
(i)
II
La promesa del Redentor.
ji la primera parte de la maldición pronunciada en el
Paraíso contra la serpiente se dirigía principalmente
á Satanás, en la forma y en el sentido que antes hemos
expuesto, con mayor claridad aún se manifiesta la intención
de Dios en la segunda parte de la sentencia: «Yo pondré
enemistades entre ti y la mujer, y entre tu raza y la descen-
dencia suya: ella quebrantará tu cabeza y tú andarás ace-
chando á su calcañar.»
Como base literal de la significación principalmente in-
tentada por Dios, no hay duda que algo se dice también al
reptil; pero en este sentido la palabra divina no es otra cosa
que la expresión de las consecuencias naturales de la culpa.
Si no hubiera prevaricado el hombre, habría existido perfecta
harmonía en sus relaciones con todos los demás vivientes y
no tendría razón de ser la repugnancia, la aversión y la lucha
contra el reptil, que hoy es un hecho manifiesto y no inde-
pendiente del recuerdo tradicional de la tentación del Paraíso.
Las palabras «ella quebrantará tu cabeza y tu andarás ace-
chando á su calcañar» no indican, por lo que concierne al
reptil, sino la acción distinta que naturalmente corresponde
(i) Véase la página 105.
La Ciudad de Dios.— Año XXI.— JNúrn. 653.
II
162 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
á los dos adversarios en esa lucha , materialmente conside-
rada.
Pero según la exégesis católica, el hecho mismo de con-
cretar Dios las circunstancias materiales de esa lucha des-
igual entre el hombre y la serpiente, advirtiendo que ésta ace-
chará al calcañar del hombre, mientras que su antagonista
le quebrantará á ella la cabeza, es en su significación simbó-
lica el anuncio profético de la victoria que reportará el espí-
ritu del bien en sus luchas con el espíritu maligno. Nada
más lógico/ como antes hemos demostrado, que aplicar por
metáfora y en sentido concomitante al demonio lo que mate-
rialmente se dice del reptil; pues las relaciones de semejanza
entre ambos sujetos, unidas á sus relaciones históricas en el
drama del Paraíso, parecen identificarlos de tal modo, que
hasta los nombres mismos de demonio y de serpiente llega-
ron á hacerse sinónimos en el lenguaje bíblico, para designar
con ellos á Satanás.
La crítica del racionalismo, que niega toda significación
simbólica á la sentencia de Dios, no puede apoyar su inter-
pretación materialista en las reglas de la exégesis, sino en las
prevenciones filosóficas. Únicamente negando, como niega el
racionalismo, la existencia de los demonios, y por consiguien-
te su intervención en la caída de nuestros primeros padres,
puede ser lógico el excluir de la maldición de Dios al espíritu
tentador, y convertir la sentencia divina en una puerilidad
impropia de un libro, no diré inspirado, pero ni siquiera
sensato.
Mas si, partiendo de principios dogmáticos contrarios á
los del racionalismo, suponemos la existencia del demonio y
su intervención positiva en la tentación del Paraíso, ora fuese
adoptando la imagen fantástica de serpiente, ora sirviéndose
de su organismo natural para ponerse en comunicación visi-
ble con nuestros primeros padres, entonces las reglas de una
exégesis sensata nos obligarán á interpretar la sentencia divi-
na como principalmente dirigida al verdadero causante de la
tentación y del delito. Más aún: la maldición del reptil no
habría tenido lugar en la historia del Paraíso, ni podía tener
suficiente razón de ser en la intención divina, si no sirviese
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 103
de medio para expresar simbólicamente la maldición de Sa-
tanás; de la misma suerte que en el hecho de la tentación la
imagen de la serpiente no tuvo otra razóu de ser que la de
signo sensible, sirviendo de intermedio ai espíritu del mal
para sugerir el pecado á nuestros primeros padres.
Con estos precedentes, radicalmente opuestos á los de la
exégesis racionalista, la significación profética de la sentencia
de Dios es cierta é indiscutible, no sólo para la exégesis cató-
lica, sino también para la heterodoxa y protestante. Si existen
algunas divergencias aun dentro de la exégesis católica, éstas
son completamente accidentales y nacen de querer concretar
más ó menos el sentido inmediato de las palabras; pero todas
las opiniones convergen en un solo pensamiento, salvando la
significación fundamental de esa sentencia profética pronun-
ciada por Dios desde el principio de los tiempos, y que con
razón ha merecido el nombre de Proto-Evangelium: primer
Evangelio del género humano.
Aun considerada la profecía de una manera superficial y
sin concretar las variadas significaciones que pueden tener
las palabras con que está expresada, se comprende desde
luego que la lucha futura que el mismo Dios se propone sus-
citar cuando dice: « Yo pondré enemistades entre ti y la mu-
jer, y entre tu raza y la descendencia suya,» no puede aludir
á otro acontecimiento histórico sino á la guerra entre el bien
y el mal que, iniciada por Satanás en el Paraíso, alcanzaría
grandes proporciones con el transcurso de los tiempos y lle-
garía á un final desenlace, que solo Dios podía prever y anun-
ciar á raíz de la primera prevaricación. En tal concepto las
palabras siguientes: «ella quebrantará tu cabeza y tú acecha-
rás á su calcañar,» son el anuncio profético de una victoria
del espíritu del bien, ó sea del espíritu de Dios comunicado al
hombre, y de una derrota definitiva del espíritu del mal, per-
sonificado en Satanás y en los ángeles rebeldes que llamamos
demonios. Pero ¿á qué género de victoria y de derrota se
alude en la profecía? Si relacionamos la cuestión exegética
con el dogma fundamental de la Religión relativo á los desti-
nos de la criatura racional, se comprenderá que la victoria
anunciada será cuando menos la adquisición y posesión éter-
164 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
na del último fin en aquellas almas que, según la frase evan-
gélica, nadie puede arrebatar de las manos de Dios, á pesar de
la tentación y de la lucha. El notar la circunstancia de que el
espíritu malo no perjudicará al espíritu bueno sino en el cal-
cañar, mientras que el espíritu de Dios quebrantará la cabeza
á su antagonista, no puede significar, en la intención divina,
sino el triunfo definitivo del bien. El espíritu malo podrá he-
rir en el calcañar, es decir, podrá molestar temporalmente al
espíritu de Dios, pero de éste será la victoria definitiva que
pondrá término á la lucha, quebrantando la cabeza al espí-
ritu del mal. A este aspecto general de la lucha y de la victo-
ria profetizada parece aludir el Apóstol en su epístola á los
Romanos, cuando dice: «El Dios de la paz quebrante presto
á Satanás debajo de vuestros pies» (i); y con más claridad
todavía se describe la derrota final del espíritu malo en estas
palabras del Apocalipsis: «Y fué lanzado fuera aquel gran
dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Sa-
tanás» (2).
Este sentido generalísimo de la profecía es lo más fijo é
inalterable de la sentencia de Dios. Pero la exégesis bíblica,
lo mismo la protestante que la católica , tiene fundamentos
no menos ciertos é indiscutibles para ir más adelante en su
interpretación, y demostrar que la palabra de Dios no es so-
lamente el anuncio profético de un hecho general , cual es la
victoria eterna del bien en el sentido expuesto, sino que con-
tiene además la promesa del modo y de los medios con que
Dios había de realizar su obra, esto es, la promesa del Cristo
Redentor.
Esta interpretación más concreta de la profecía es una
consecuencia necesaria del sentido general que acabamos
de exponer, y la crítica racionalista no encuentra manera de
evadir esta deducción lógica, sino negando á la sentencia de
Dios cualquiera significación espiritual que se levante un
(1) «Deus autem pacis conterat Satanam sub pedibus vestris vt-
lociter.» (Rom., xvi, 20.)
(2) «Et projectus est draco ille magnus, serpens antiquus qui vo-
catur diabolus et Satanás.» (Apoc, xn, 9.)
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 165
poco sobre la interpretación materialista con que explica el
racionalismo la lucha entre la serpiente y la mujer. Pero la
alta crítica contemporánea necesita dar razón de dos fenó-
menos históricos que en su hipótesis serían de todo punto
inexplicables é incomprensibles.
Sería inexplicable, en primer lugar, la creencia del pue-
blo hebreo, que á pesar de sus tendencias materialistas, en-
tendió que aquellas palabras de Dios , «ella quebrantará tu
cabeza,» contienen la primera promesa del Mesías y de sus
futuros triunfos. Los únicos testimonios antiguos que posee-
mos de interpretación bíblica entre los judíos, son las Pará-
frasis caldeas, que datan de la época de los Macabeos. Es-
critas dichas Paráfrasis con el fin expreso de que el pueblo
judío no olvidase la doctrina de los Libros Santos, en aquellos
tiempos en que comenzaba á abandonar el idioma de la Biblia
bajo el predominio de la lengua caldea, tienen una autoridad
indiscutible, como testimonios y documentos de la primitiva
exégesis de la Sagrada Escritura. Y aunque admitamos que la
redacción completa de las Paráfrasis caldeas no se terminó
hasta el primer siglo del Cristianismo, siempre quedará como
verdad cierta y nada sopechosa, que lo único que en ellas se
expresa es la interpretación tradicional de los doctores he-
breos.
Viniendo ya al punto discutido , el Targum llamado de
Jonatás, traduce el texto hebreo con esta paráfrasis: «Los
hijos de la mujer te quebrantarán la cabeza en los tiempos
del Rey el Mesías.» En el mismo sentido entiende la profe-
cía el Targum de Jerusalem: «A los hijos de la mujer les
vendrá socorro , pero la serpiente no será socorrida. Este
socorro tendrá lugar en los últimos tiempos, á saber, en los
del Rey el Mesías.» Para ponderar bien toda la importancia
de estos testimonios, es necesario advertir que las profecías,
principalmente cuando se anuncian por medio de símbolos y
metáforas , suelen ser difíciles de interpretar con toda exac-
titud hasta que no han llegado á su cumplimiento efectivo.
Cuando , por ejemplo , decía Jesús al pueblo de Jerusalem:
«Destruid este templo y yo le reedificaré en tres días,» ad-
vierte el Evangelista que todos interpretaron la profecía
Ifí6 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
como alusiva al templo material de Salomón, y aun los mis-
mos discípulos de Jesús no comprendieron que hablaba del
templo de su cuerpo , hasta el día en que Jesús resucitó del
sepulcro. Por consiguiente , aunque la sentencia de Dios,
a Yo pondré enemistades entre ti y la mujer... Ella quebran-
tará tu cabeza,» no hubiese sido interpretada por los hebreos
en el sentido que hemos observado, nada podría lógicamente
deducirse por esta causa contra la interpretación católica;
pero el hecho de que hasta el pueblo hebreo haya visto en la
metáfora de la serpiente un anuncio profético relacionado
con su futuro Mesías, es el más solemne mentís que puede
pronunciarse contra la interpretación materialista del racio-
nalismo contemporáneo.
Otro fenómeno histórico inexplicable en la hipótesis de
la alta crítica , es la tradición universal de los pueblos más
antiguos , en cuyas teologías ó mitologías subsiste la idea y
la esperanza más ó menos definida de un futuro libertador-
El hecho de la tradición antigua de los primeros pueblos es
cierto, y está bien demostrado por la ciencia arqueológica;
pero la tradición misma ¿en qué se ha fundado ó cuál pudo
ser su origen? En toda la revelación primitiva , no creo que
pueda citarse otro anuncio profético fuera de éste , que pu-
diera extenderse á todas las razas y á todos los pueblos de la
antigüedad. Las profecías subsiguientes contenidas en la Bi-
blia, se refieren á una época relativamente moderna, y fue-
ron exclusivamente confiadas al pueblo hebreo , mientras
que la expresada en la sentencia del Paraíso es la única
profecía y promesa del Redentor que se remonta á los orí-
genes de la historia.
No veo, pues, los motivos de la extrañeza que manifiesta
Mr. Reuss ante la interpretación tradicional, cuando dice:
«Es una singular aberración exegética el ver en la raza de la
mujer que se encarniza contra la serpiente, ora á la Virgen
María (según la teología latina), ora á su Hijo (según las teo-
logías griega y protestante). > Lo verdaderamente extraño é
incomprensible sería que solamente la exégesis del raciona-
lismo contemporáneo hubiera llegado á adivinar el sentido
exacto de las divinas Escrituras, y que la verdad expresada
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 167
en los Libros Santos hubiera sido totalmente desconocida por
aquellos mismos á quienes se dirigía la divina revelación.
Nada más razonable, ni más lógico por otra parte, que con-
cretar en Jesucristo y en la Virgen María el sentido de esa
sentencia profética, que tuvo siempre en su apoyo todas las
pruebas internas y externas que pueden servir de criterio á
una exégesis racional y sensata, y cuyo cumplimiento efec-
tivo ha tenido lugar en un grande acontecimiento histórico
que ha llegado á transformar el aspecto y el organismo social
del mundo, cual es, sin duda alguna, el hecho de la revela-
ción cristiana por medio de la Virgen María y de su Hijo
Jesucristo.
Hasta aquí no cabe discusión posible, ni en el aspecto
exegético de la cuestión, ni en su aspecto histórico y dog-
mático; y, como se ha dicho arriba, todas las divergencias
que se notan entre los doctores católicos se refieren á cues-
tiones accidentales que no alteran el sentido fundamental
de la profecía.
Algunos comentaristas modernos, como el P. Humme-
lauer, creen que la exégesis no debe concretar más el sentido
de las palabras de Dios, y que en ellas no se alude de una
manera directa á la persona de Jesucristo y de la Virgen.
Los nombres de «mujer» y «descendencia», según esta in-
terpretación, tienen en el texto bíblico un sentido colectivo,
y designan á Eva y á todos sus descendientes en general,
así como en la raza de Satanás están comprendidos todos
los espíritus malignos, colectivamente considerados. Se pro-
mete, pues, de una manera expresa la victoria del linaje hu-
mano en su lucha con Satanás, pero las personas de Jesu-
cristo y de la Virgen quedan implícitas en la profecía. Esta
opinión no es de todo punto improbable en el aspecto pura-
mente exegético, puesto que parece harmonizarse bien con
las palabras del texto sagrado. Por otra parte, no niegan
estos comentaristas que á la intención divina acompañaba la
idea de los medios con que había de realizar la victoria pro-
fetizada en favor del humano linaje, esto es, el pensamiento
de la Redención por la persona de Jesucristo; y lo único que
afirman, es que esos medios no se expresan directamente en
108 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
la letra, como se expresa la victoria misma. Tal interpreta-
ción no se opone del todo á la significación fundamental que
ha dado á la sentencia de Dios la tradición cristiana, porque
el garantizar el triunfo del género humano contra Satanás
es como prometer implícitamente un Redentor, así como el
profetizar, por ejemplo, la aparición de un grande imperio y
sus futuros triunfos, es como anunciar indirectamente la
aparición de algún gran caudillo. Si pues la raza de la
mujer no puede llegar á ser victoriosa sino por la participa-
ción del espíritu de Jesucristo, como efectivamente sucede,
no hay duda que ai Cristo Redentor se alude, al menos indi-
rectamente, en la sentencia profética.
Pero la exégesis tradicional de los Doctores de la Iglesia
ha entendido generalmente la profecía, no en el sentido co-
lectivo que acabamos de exponer, sino en una significación
más limitada y concreta, interpretando las palabras «mujer))
y ((descendencia» como una alusión directa y explícita á la
Virgen María y su Hijo Jesucristo. Lamy, entre los modernos,
defiende esta opinión, entendiendo que la palabra «mujer))
no puede reíerirse á Eva, puesto que se trata de una mujer
futura y de una enemistad que el mismo Dios pondrá entre
ella y la antigua serpiente, ni menos puede aludir al sexo
femenino en general, pues la lucha con el demonio es igual
para ambos sexos; alude, por consiguiente, á «la Mujer por
excelencia,» ó sea á la Santísima Virgen. En esta suposición,
el linaje ó prole de la mujer ya no puede significar el género
humano, sino expresamente el Hijo de la Virgen María. Las
palabras en que se anuncia la victoria contra el demonio:
«ella quebrantará tu cabeza,» pueden referirse directamenteá
la misma Virgen, si ha de prevalecer la versión de la Vulgata
latina, ó á su Hijo Jesucristo si, lo que es mucho más proba-
ble, debe leerse: «él (linaje déla mujer) quebrantará tu cabeza,»
según el original hebreo y la versión de los Setenta. Pero la
cuestión filológica no tiene ninguna importancia en esta
opinión, porque si es Jesucristo quien quebranta el imperio
del demonio, no hay duda que también la Virgen le que-
branta por medio de su Hijo. Es de notar, en apoyo de esta
interpretación, que en las divinas Escrituras no suele desig-
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 169
narse al género humano con el nombre de descendencia ó
linaje de la mujer, sino del hombre; pero en esta profecía se
llama linaje de la mujer á Jesucristo porque es hijo, no de
un varón, sino exclusivamente de una mujer virgen. Otra
observación que dice algo en favor de la opinión tradicional,
es la circunstancia de que la palabra \erá (prole) está puesta
en singular, circunstancia que, según el estilo hebreo, indica
que se trata de una persona, y no de toda una descendencia.
Puede citarse á este propósito la autoridad del Apóstol San
Pablo, que se apoya precisamente en esa distinción del
singular y del plural para demostrar que las promesas que
hizo Dios á Abraham y á su prole ó linaje, deben enten-
derse de uno solo, que es Cristo; pues de no ser así, en lugar
de la palabra semini se habría puesto seminibus (i). Parece,
pues, lo más probable que los nombres de «mujer)) y de
«linaje» deben referirse, en la profecía, á la Virgen y á Jesu-
cristo, y no sólo en cuanto que el Hijo y la Madre están com-
prendidos colectivamente en la humana descendencia como
principales protagonistas de la victoria prometida, sino en
cuanto que á ellos se alude personalmente y de una manera
directa en las palabras de Dios. Dicha interpretación será
siempre tan fundada y tan respetable, como la autoridad de
casi toda la tradición cristiana, representada en los Santos
Padres de la Iglesia.
Con esta cuestión acerca del sentido que tienen en la pro-
fecía los nombres de «mujer» y «su descendencia,» está ínti-
mamente relacionada otra duda respecto de la extensión con
que deben interpretarse tanto el «linaje de la serpiente» como
la «descendencia de la mujer».
Los partidarios del sentido colectivo sostienen, como es
natural, que las enemistades entre la mujer y la serpiente y
entre sus respectivas descendencias, significan la lucha entre
los demonios y todo el género humano; por manera que en el
linaje de la serpiente están incluidos todos los demonios que
(i) «Abrahae dictae sunt promissiones et semini ejus. Non dicit:
et seminibus, quasi in multis; sed quasi in uno: et semini tuo, qui
est Christus.» (Galat., ni, 16.)
170 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
se llaman descendencia de Satanás por parentesco espiritual
de perversión y malicia, y, viceversa, en la descendencia de
la mujer está comprendido todo el género humano, por pa-
rentesco de sangre ó de generación natural. Esta interpreta-
ción parece á primera vista la más conforme con el contexto
de la profecía, porque, según se desprende de los anteceden-
tes y consiguientes de la historia, la sentencia de Dios viene
á ser como una especie de desquite contra los demonios
por haber causado la ruina moral del género humano en la
tentación del Paraíso. La lucha deberá, por consecuencia,
agitarse entre esos dos bandos; de una parte, Satanás con
todo su linaje de demonios, y de otra parte, la primera mujer
con toda su posteridad. Pero si esta interpretación parecería
la más probable por lo que se refiere á la lucha, no lo es
tanto por lo que concierne á la victoria profetizada. Porque
si suponemos, con el P. Hummelauer, que los antagonistas
de la lucha son por una parte todos los demonios, y por otra
todos los hombres colectivamente considerados, y reflexiona-
mos luego en lo que nos enseña el espectáculo real de las co-
sas, esto es, que la mayor parte del género humano sucumbe
en sus luchas con los espíritus malignos, ¿cómo se cumplirá
esa profecía que garantiza la victoria al linaje de la mujer, y
cómo el género humano quebrantará la cabeza á la raza de la
serpiente? Se dirá que la redención de Jesucristo era el prin-
cipio de la victoria universal iniciada ya para todo el género
humano, puesto que su virtud se extiende á todas las almas,
así del Antiguo como del Nuevo Testamento; se dirá que nin-
guno sucumbe en las luchas del espíritu sino porque quiere.
Pero esta respuesta no parece suficiente para resolver la di-
ficultad, porque, cuando se trata del cumplimiento de una
profecía, no es cuestión de averiguar el por qué se realiza ó
deja de realizarse, sino de demostrar única y exclusivamente
el hecho, esto es, si la sentencia profética se cumple ó deja
de cumplirse.
Por este aspecto, la interpretación de la tradición cris-
tiana lleva también grandes ventajas á esa opinión de los
exégetas modernos. Porque si las enemistades entre la ser-
piente y la mujer y entre sus respectivas descendencias se
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 171
refieren á la lucha de dos bandos tan opuestos como Satanás
con todo su linaje espiritual de una parte, y de la otra la
Virgen María, que es la mujer por excelencia, y Jesucristo,
que es el linaje por excelencia de la mujer, entonces la victo-
ria es evidente, y resulta cierto y sin restricciones que la mu-
jer y su linaje quebrantan la cabeza á Satanás. Porque ha-
biendo éste causado la ruina espiritual y eterna de todo el
género humano en la tentación del Paraíso, Dios promete
preservar del contagio de aquella culpa á una mujer desti-
nada á quebrantar la cabeza á Satanás, ó por sí misma, ó por
medio de su linaje, Jesucristo. El imperio universal que había
adquirido el demonio por derecho de conquista en la preva-
ricación del Paraíso, quedaría realmente quebrantado con la
sustracción de muchas almas predestinadas, que, según la
frase evangélica, el Eterno Padre entregó al Hijo Redentor, y
que nadie podrá arrebatar de sus manos. De esta manera los
demonios no verán realizados ios fines de su envidia que,
como enseñan los Santos Padres, consistían en impedir, por
medio de la prevaricación del Paraíso terrenal, que los hom-
bres, de inferior naturaleza que los ángeles rebeldes, llegaran
á ocupar el puesto que éstos habían perdido en el Paraíso
celeste.
Según esta interpretación, la descendencia de la mujer
predestinada comprende no solamente á Jesucristo por filia-
ción natural, sino también á todas las almas santas, por filia-
ción espiritual. Jesucristo será, pues, en este sentido, como
dice el Apóstol, el primogénito entre muchos hermanos y,
por consiguiente, la Virgen María es verdaderamente Madre
de los hambres. La filiación espiritual de la gracia es, por
otra parte, la que principalmente se considera en los desig-
nios de Dios, pues, como dijo el mismo Apóstol, no todos los
que descienden naturalmente de Abraham son israelitas, y
viceversa, según el texto evangélico: «A todos los que le re-
cibieron (á Jesús), que son los que creen en su nombre, dió-
les poder de llegar á ser hijos de Dios. Los cuales no nacen
de la sangre ni de la voluntad de la carne, ni del querer del
hombre, sino que nacen de Dios.»
¿En qué linaje estarán, por tanto, comprendidos aquellos
172 LA MALDICIÓN DE LA SERP1KNTE.
que no participaran del beneficio de la victoria á que alude
la profecía? Según la explicación que hemos dado á la sen-
tencia de Dios, los hombres que no gozaran del beneficio
eterno de la Redención no pueden estar incluidos en la des-
cendencia espiritual de la mujer prometida y, por consi-
guiente, ó no se alude á ellos en absoluto, ó si se alude, esta-
rán comprendidos en la raza de la serpiente por parentesco
espiritual de perversión. Cualquiera de estas dos interpreta-
ciones sería admisible, y la primera parecerá más probable,
en el supuesto de que la lucha anunciada no tiene otro objeto
que arrebatar á los demonios una gran parte de sus víctimas
y quebrantar así el imperio universal, que adquirió sobre
todo el género humano por derecho de conquista, en la pre-
varicación del Paraíso.
Mas no por eso deja de ser razonable la opinión de aque-
llos intérpretes que entienden comprendidos en el linaje de la
serpiente, no sólo á los demonios, sino también á los hom-
bres que son sus secuaces en la malicia y, cumplen sus deseos.
Esta interpretación podría aplicarse especialmente á los ene-
migos de Jesucristo, que combaten como instrumentos de
Satanás la misma obra redentora del Cristianismo, pues ellos
luchan verdaderamente al lado de aquella serpiente antigua
que sedujo á todo el orbe; pero á los seducidos y á los débi-
les les corresponde mejor el nombre de víctimas de Satanás
y de su linaje. En efecto; los textos evangélicos que se citan
para comprobar esta interpretación, se refieren á los enemi-
gos declarados de Jesús y á los que toman parte activa en la
lucha. Así, en el Evangelio se llama á los fariseos linaje de
víboras y de serpientes, y en la primera epístola de San Juan
son designados los herejes con el nombre de hijos del diablo
y de Satanás.
Para terminar esta discusión diremos algo acerca de las
relaciones que tiene el Proto-Evangelio (pues tal debe ser y
ha sido el verdadero nombre de esta profecía en la tradición
cristiana) con el dogma de la Inmaculada Concepción de
María Santísima. El P, Hummelauer, para sostener su in-
terpretación, necesita poner en duda que la sentencia profética
del Paraíso sea una prueba del dogma de la Inmaculada
LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE. 173
Concepción. Según dicho intérprete, el argumento en favor
del dogma no nace propiamente de la Escritura, considerada
en su texto original, sino de la versión latina de la Vulgata:
ipsa conteret caput tuum, y por consiguiente, viene á ser,
más que un argumento de la Biblia, un simple documento de
la fe que profesaba la Iglesia antigua, sin la cual no hubiera
podido prevalecer esa tradición: Documentum sit fidei
ecclesiae antiquioris sine qua illa lectio praevalere minime
potuit. Contra el sentir del P. Hummelauer debemos decir
que.no es exacto que el'argumento en favor del dogma de la
Inmaculada Concepción se funde precisamente en la traduc-
ción latina ipsa en lugar de ipse, ni creo que haya teólogo
moderno que no considere indiferente á este propósito el ar-
güir ora con el texto latino, ora con el texto hebreo. Pero lo
que más condena la opinión del P. Hummelauer es la Bula
dogmática de Pío IX, en que dice: Clare aperteque prae-
monstratum fuisse misericordem humani generis Redem-
ptorem ac designatam beatissimam ejus Matrem Virginem
Mariam, ac simul ipsissimas utriusque contra diabolum ini-
micitias expressas. Ni tienen fundamento ni razón de ser las
sutilezas con que el P. Hummelauer pretende evadir las
afirmaciones del documento dogmático, diciendo que los ad-
verbios clare aperteque no deben referirse más que al verbo
praemonstratum fuisse, y que no es necesario unirlos á las
palabras siguientes ac designatam beatissimam ejus Matrem.
Semejantes agudezas parecerán quizás poco serias y sensa-
tas. Los adverbios susodichos deben referirse sin duda algu-
na á todos los verbos que se suceden en un mismo/contexto.
Pero aunque asi no fuese, y aun cuando se suprimiesen en
absoluto esos adverbios en el texto de la Bula, siempre serían
verdaderas sus afirmaciones, la última de las cuales es la re-
futación de la exégesis del P. Hummelauer; pues según el
Supremo Magisterio de la Iglesia, «hasta las mismísimas
enemistades de Jesús y de María {utriusque) contra el de-
monio están evidentemente expresas» en el texto bíblico.
La interpretación, pues, que hemos dado á la sentencia
pronunciada por Dios á raíz de la primera culpa, sin atender
á otras razones que á los caracteres internos del texto sagra-
174 LA MALDICIÓN DE LA SERPIENTE.
do, está además exteriormente confirmada, no sólo por la
autoridad de toda la tradición cristiana, sino también por una
definición dogmática del Supremo Magisterio de la Iglesia.
A su vez el dogma católico de la Inmaculada Concepción
tiene, como todos los dogmas, su fundamento en la revelación
bíblica, y ese fundamento es la sentencia profética del Pa-
raíso, interpretada conforme á las reglas de la exégesis in-
terna.
El fundamento bíblico del dogma de la Inmaculada Con-
cepción no tiene por única base la traducción latina de la
Vulgata, como opina el P. Hummelauer, pues tal fundamen-
to no sería autoridad de la Escritura, sino del traductor. Ni
es verdad tampoco que la Teología católica se apoye preci-
samente en la traducción «ella quebrantará tu cabeza» en
vez de «él {linaje) quebrantará tu cabeza» para fundaren una
variante sus conclusiones dogmáticas. El argumento teoló-
gico se deduce de la naturaleza de las enemistades que de-
bían existir entre Satanás y su raza por una parte, y la Mujer
predestinada, juntamente con su Hijo Redentor, por otra. El
mismo género de enemistades y de victorias se afirman del
Hijo y de la Madre. Pero del Hijo es evidente que la enemis-
tad con el demonio consistió en no admitir ninguna clase de
concordia en la culpa, y que su triunfo contra Satanás fué
perfecto y absoluto; luego en el mismo sentido deben enten-
derse la enemistad y el triunfo de la Virgen Madre, con esta
sola diferencia: que Cristo triunfa por su propia virtud, y Ma-
ría Santísima con la virtud de su Hijo,á cuyos méritos futuros
debió la exención de todo contagio de culpa. Por donde se
ve que para el razonamiento teológico es indiferente la tra-
ducción latina ó el original hebreo.
Es extraño que la interpretación que hemos refutado haya
tenido sus prosélitos precisamente después de la definición
dogmática de la Inmaculada Concepción; porque la nueva
exégesis no podía venir más inoportunamente.
Fr. Honorato del Val,
o. s. A.
... ... ^ .
OH RELACIÓN Bilí BE ü MTÍLU DE SI» QUINTÍN
adíe ignora que la memorable batalla de San Quintín
es uno de los más gloriosos timbres del reinado de
Felipe II, y una de las más brillantes páginas de
nuestra historia nacional, sobre todo si se atiende á la cir-
cunstancia de que el ejército vencedor se componía de 6.000
á 7.000 hombres, y el vencido era tres veces más numeroso
y contaba á su favor con otras muchas ventajas. Al explicar
las causas de este gran triunfo, continuación de otros que
tan alto habían colocado el prestigio y el valor de las armas
españolas, atribúyenlo unos á la energía irresistible de los
soldados que capitaneaba el gran caudillo Filiberto, duque
de Saboya, y otros á la indisciplina del ejército enemigo,
donde el terror y la confusión llegaron hasta el punto de que
se matasen unos á otros, como dicen varios testigos que pre-
senciaron aquella horrible hecatombe. Pocas victorias se
registran más completas y á menos costa, que la ganada por
los españoles el 10 de Agosto de i55j.
Conocidas son también de todos las causas que habían
motivado esta nueva guerra entre Francia y España. Apenas
ocupó Felipe II el trono por la abdicación de su padre el
emperador Carlos V, cuando el Papa Paulo IV, continua-
mente instigado por la ambición de sus sobrinos Caraffa,
rompió la tregua de Vaucelles, y apoyado por los grandes
socorros que le enviaba Enrique 11 de Francia, pretendió
176 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
arrebatar á España el dominio del reino de Ñapóles. Hallá-
base á la sazón Felipe II en Flandes, y tan pronto como vio
emprendida la guerra por parte de los franceses, juzgó aqué-
lla ocasión propicia de mostrar que quien había heredado
los señoríos de Carlos V, sabría también ser un digno suce-
sor suyo. Con el entusiasmo y la actividad propios de un
joven que sentía correr por sus venas la sangre del vencedor
de Pavía, envió capitanes á Hungría, Alemania y España,
hizo un llamamiento general á sus subditos flamencos y él
mismo en persona pasó á Inglaterra á pedir á su esposa la
reina María, que le ayudase también en la guerra con Fran-
cia. De todas partes respondieron con entusiasmo á los de-
seos de Felipe II, que consiguió reunir un ejército poderoso,
y lo encomendó á la dirección del joven duque de Saboya,
que tan ventajosamente se había distinguido por su inteli-
gencia y valor en las últimas campañas del Emperador su
padre (i). Lo que después sucedió hasta el fin de esta glo-
riosa jornada, lo verán nuestros lectores en la relación que
sigue, y sólo apuntaremos que si la victoria tuvo gran im-
portancia, fué pequeño, sin embargo, el fruto que se reportó
de ella.
Dejando aparte otros pormenores, creemos conveniente^
para la mejor inteligencia del documento que publicamosT
transcribir lo que dicen sobre la situación de San Quintín
dos autores españoles de aquella época.
San Quintín «tiene de setentrión á Cambray, al levante
á Guisa y Landresi, de poniente el río Soma, al mediodía á
Noyon... Está en un collado no muy alto que descubre la
campaña por valles desigual , con algunos montones de
tierra y bosques muy apartados de la población. Pasa por el
pie del collado el río Somona, Soma ó Somara, cuyo naci-
miento poco apartado de la ciudad, hacia su oriente, pe-
queño en él y blando su corriente, después aumentado vierte
en el Océano Británico. A la siniestra del collado hay una
laguna, y el foso es grande y la muralla de piedra y de la-
drillo muy gruesa... Era su Gobernador y Capitán á guerra
(i) Lafuente: Historia de España.
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. lr»7
Mos de Bruel bretón, y su guarnición de ochocientos sol-
dados, inclusos algunos hombres de armas, de quien era
cabo el señor de Tellin» (i).
«Este San Quintin era de los estados de Flandes, y ha
setenta años que un Rey de Francia le tomó, y después acá
siempre le ha gozado pacificamente, y nunca más hasta
ahora hubo ejército sobre él; y por esto, y por ser frontera
de Flandes, y por el territorio que tiene alrededor, de mas
de seis leguas, y por ser todo tierra de sembradura la mejor
que se cree haber en el mundo, es lugar muy rico y hay
dentro muchos mercaderes y muy caudalosos, y una iglesia
catedral muy rica. Siempre que los Reyes de Francia han
querido inquietar los estados de Flandes, hacia n aquí la
masa del ejército y las vituallas, por ser tierra muy abun-
dosa. Es mayor que Madrid con sus arrabales, y hay muchas
huertas dentro y muy buenas. Está en un alto, y rededor
tiene unos valles... Por la tercera parte de la tierra la cerca
un lago de agua hondo, y de ancho por unas partes treinta
pasos, por otras más ó menos, y este lago se extiende la
parte hacia Flandes desde el lugar, dos tiros de arcabuz» (2) .
La relación que van á conocer nuestros lectores y que
juzgamos inédita, después de prolijas investigaciones y con-
sultas, contiene datos muy estimables y fué escrita induda-
blemente por un testigo ocular de los sucesos. Comparada
ésta con otras relaciones manuscritas, se encuentran algunas
variantes que hemos puesto en las notas. Se halla la primera
en un tomo en 4.0 de la colección de Páez de Castro en la
Biblioteca del Escorial, con la sig. etc.-m-23, y parece ser
una copia esmeradamente hecha. Las otras relaciones de
donde están tomadas las variantes, pertenecen también á
otro tomo en folio de la colección de Páez, con la sig. 5-n-3.
Para mayor claridad hemos clasificado de la siguiente
manera estos últimos documentos:
a. Copia de una letra que se embiaron de San Quintín.
Está fechada á xn de Agosto de i55j. No lleva nombre de
(1) Cabrera de Córdoba: Historia de Felipe II, lib. iv, cap. v.
(2) Colección de documentos inéditos, tomo ix.
12
178 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
autor ni expresa á quién está dirigida: 2 hojas de letra del
siglo XVI.
b. (Relación de la batalla del 1 o de Agosto de iSSy.)
Anónima. Tiene varias correcciones al margen de letra de
Páez de Castro: 1 hoja de letra del siglo XVI.
c. Relación del successo de la empressade Sant Quin-
tín. Anónima, con varias tachaduras y correcciones de la
misma mano. Parece copia: 2 hojas de letra del siglo XVI.
d. Auiso de lo q ha sucedido sobre S. Quintín desde
los .6. hasta los .XI. de Agosto. Anónimo. Es copia de la
misma letra que a: i hoja de letra del siglo XVI. .
e. (Relación del asalto de tapiaba de S. Quintín.) Anó-
nimo. Parece copia: 1 hoja dé letra del siglo XVI.
f. El successo de Cha tele te. Anónimo, con tachaduras
y correcciones de la misma mano. Parece copia de la misma
letra que c: 2 hojas de letra del siglo XVI.
Fr. Guillermo Antolín,
o. 8. A.
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 179
Relación de lo que se higo desde el principio hasta que se despidió el
exercito en la jornada de san quintin ham xauni (Chauny) noyon
xatelete (Chatelet).
A los ocho de jullio (i) llego su ma.1 de ingalaterra a la
villa de bruselas y con el algunos Caballeros españoles y a
los 12 (2) del partió El duque De saboia para ir sobre ma-
rinburch (Marienbourg) (3) y a esperar alli a la caballería y
infantería Alemana que estábamos tomando la muestra
en los contornos -de mastriq (Maestricht) (4) y bolduque
(Bois-le-Duc) (5) en que abia 7.200 caballos hereruelos,
2.000 alemanes infantes Sin nuebe compañias de balones y
anamureses de que hera coronel de las seis el conde de
mega y de las tres Carandole, y 7.000 españoles del tercio
de nabarrete q estaban alojados en bastoña y marcha, y
llegados q fueron alguna parte de los alemanes hicieron
demostración que iban sobre marinburch (6) y dio la buelta
a Rencroy donde acudia parte de la gente q el Rei de
francia tenia en algunos presidios con la qual se ovo algunas
escaramucas specialmente El dia de santiago con los espa-
ñoles donde fue herido el capitán juan ochoa de nabarrete
de un arcabuzazo en la pierna donde mataron mas de cin-
(1) Documentos inéditos , t. ix: «se vino á Bruselas en fin de
junio de este año de 1557.»
(2) Doc. inéd., t. ix: «a los quince de julio partió el Duque de Sa-
boya de Bruselas.»
(3) Plaza fuerte de los Estados de Flandes, que á la sazón per-
tenecía al Rey de Francia, el cual la había tomado por medio de
tratos que tuvo con los borgoñones, que la guardaban.
(4) Perteneciente á los Países Bajos.
(5) ídem situada en la confluencia del Dommel y el Aa.
(6) Doc. inéd.: «Caminó el Duque de Saboya con ellos después de
habelles dado sus pagas por la orden que tenía, y pónese sobre Ma-
riemburch. Los franceses tiraban muchas piezas de artilleiíi, porque
en aquella plaza las hay estremadas. Luego cono sentó su campo,
los de adentro salían á escaramuzar con los nuestros, y matóse al-
guna gente de una parte y otra.»
180 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
quenta frangeses y hirieron mas de i3o, de los Españoles
fueron muertos i3 y heridos 40 y tiniendo por cierto los
franceses q el duque pusiera sitio Sobre la dicha Rencroy o
que bolbiera a marinburch o siguiera por alli adentro en frá-
cia sacaron toda su gente de las guarniciones donde la tenian
y cargaron con ella aqueesa parte y bisto por el duque que
el Rei de francia abia sacado su gente de sus presidios Spe-
cial de san quintin ordeno q toda la gente de su campo se
proveiese de bastimento para quatro dias para entrar por las
tierras de francia porq no les faltase como se higo y sin que
persona supiese do llebava su disignio fue sobre la villa de
san quintin donde llego el campo con la dicha gente y 26
piesas de batir y 10 de campaña a los 2 (1) del mes de agos-
to y luego la rrepartio por sus quarteles en cinco partes para
(1) Cabrera de Córdoba: «Con gran silencio de noche por cami-
nos desusados partió, y á tres de agosto ciño á San Quintín...»
Véase la descripción de la toma del arrabal de San Quintin,
efectuada el 3 de Agosto , y que sólo se cita más adelante en la
relación que nosotros publicamos. Doc. inéd.: «Otro día como llegó á
San Quintin el Duque de Saboya, se dio orden como se tomase el
burgo ó arrabal de la tierra que está á la parte del lago, el cual está
en medio de él y la tierra. El arrabal es fuerte, y para pasar desde él
á la tierra, hay puentes de madera. Tiene este arrabal hasta cien
casas, y á la entrada de él hay un bestión grueso de terrapleno más
adentro la muralla, y una puente levadiza con un foso seco debajo,
hondo, y en este bestión detrás de un reparo hacia la campaña, te-
nía dos piezas de artillería gruesas, y había en él hartos franceses
que le guardaban. El Duque de Saboya envió á tomar este arrabal
al Maestre de campo Navarrete con sola su compañía, y al capitán
Julián con la suya... Fueron también tres compañías de borgoñones:
pasaron el lago por una puente que tiene de madera, y al ir hacia el
arrabal les tiraban del y de la tierra mucha artillería, porque es todo
campaña rasa. Antes de llegar al arrabal trescientos pasos, hay una
costezuela que lo bajo della está cubierto, que no les pueden tirar
desde el arrabal ni de la tierra: aquí se quedaron los borgoñones, y
los españoles fueron de noche á reconocer el arrabal y hallaron jun-
to á él unas casas de labradores, cubiertas de paja, hasta doce casas,
y unas huertas espesas de árboles... y desde ellas y de las huertas
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 181
efecto q si el Rei de francia enbiase gente para socorerla y
quisiese entrar dentro se lo defendiesen y ansi hicieron con-
tinua guardia de noche y de dia mas de la q fuera menester
hasta que el miércoles antes q amaneciese que se contaron
quatro de agosto vino mos de andaiot (Mr. d'Andelot), her-
mano del almirante de francia con i3 banderas de gascones
y frangeses y esguigaros y alemanes con determinación de
entrar en la billa y socorella si pudieran y quiso dios que
herraron el tiro y tan herrado que binieron a estar por el
quartel donde estava aloxado el tercio despañoles del maesso
(Maestre) de campo nabarrete y como fueron sentidos por
las centinelas se toco arma y salió el maeso de campo con
hasta 700 españoles porq los demás quedaban en Retaguar-
dia porque si saliese alguna gente de la billa tubiesen quien
los detubiese y ansi que abiendo caminado hasta 600 passos
tiraban á los del arrabal y mataron algunos franceses, y ellos tam-
bién mataron seis españoles con arcabuces que tiraban y con las dos
piezas de artillería que tenían. Los franceses procuraron de quemar
estas casas por descubrir los españoles para tiralles, y fué de esta
manera que tiraban saetadas á las casas cubiertas de paja, y en los
casquillos de las saetas iban unos bolsoncillos de papel llenos de
azufre molido y pólvora, y allí junto dos cabos chicos de cuerda de
arcabuz encendidos, de manera que dando el golpe se podía encen-
der el azufre... Como los españoles se vieron descubiertos por ha-
berles quemado las casas, luego por la mañana el tercero día que
allí llegaron, tiraron con sus dos piezas á los del burgo ó arrabal, de
manera que seis tiros se retrujeron adentro y perdieron el bestión de
tierra, y se pusieron detras de la muralla; y como también allí les
tiraban, desampararon el burgo y se fueron á la villa, y de camino
pusieron fuego y quemaron todas las casas que había en el burgo, y
pasaron la puente y se metieron por una puerta que allí hay en la
villa. Hecho esto el capitán Julián dijo al Duque de Saboya que él
se ofrecía con su compañía á guardar aquel arrabal de todo el ejér-
cito del Rey de Francia, y ansi sacaron del burgo la compañía de
Diego de Hoyos, y la de Juan Pérez, que ya se habían puesto allí
de guardia, y también salió la de Navarrete, y quedó sólo Julián con
su compañía, al cual dio el Duque de Saboya seis piezas de artille-
ría y dos que hallaron en el bestión...»
182 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
fuera del cuerpo de la guardia encontraron con mos de an-
dalot y las trece banderas (compañías) de infantería y die-
ronse tan buena maña y dios que lo quiso q a pesar de los
enemigos los Rompieron y les tomaron cinco banderas y ma-
taron mas de 400 franceses sin mas de otros 100 soldados
q la caballería mato en el alcance la qual si saliera al prin-
cipio del rromper no quedara ninguno dellos.
Su mag.* partió de bruselas a los (1) de jullio y llego a
canbrai (Cambray) en quatro dias donde le bino la nueba de
la muerte del Rei de portugal y de allí bolvio a valencianas
(Valenciennes) a hacer las onrras y entretanto q el entendió
en esto llegaron los 2.000 españoles del tercio del maesso de
campo alonso de carceres (Alonso de Cáceres) q estaban en
hedin (Hesdin) y ansimismo dos compañías de los nuebos
que traían despaña (2) don antonio de belasco y don diego
de Roxas, a Canbrai tanbien se junto allí vna compañía de
ingleses con dos mili gastadores y bisto por su mag.1 q la
caballería E la infantería ynglesa que esperaba no llegava
acordó de qedarse en cambrai para la esperar y mando que
los españoles caminasen a san quintiny ansí caminaron yendo
con ellos 3 compañías de caballos ligeros spañoles y 400
herreruelos y ocho piegas de artillería y ansí llegamos a san
quintin sábado en la noche y por aber el duque esperado a
su mag.1 y q le enbiase mas artillería no avia hecho otra
cosa de ber i entender porque parte se batería la tierra y lo
que era lo mas flaco della y ganar el burgo y fuerte que es-
taba de la otra parte de la Ribera que no fue poco lo que en
ganarlo se hico porq puso gran temor a los enemigos por
tener el fuerte a caballero la billa y en defender q no entrase
socoro en la tierra.
Domingo a los ocho de agosto a obra de las ocho de la
mañana llegaron a bista del campo mas de i.5oo caballos
(1) Lugar en blanco. Doc. inéd.i «A los 28 de julio de 1557 par-
tió S. M. con su corte de Bruselas...»
(2) Doc. inéd.: «También llegó allí D. Rodrigo Bazán con cuatro-
cientos españoles que traía de España.»
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 183
franceses (i) com proposito de que los de la billa los biesen
para esforzarlos y darles a entender q los socorerian y tan-
bien para quemar unos molinos y dos casares que abrusaron
(abrasaron?) y para reconoscer como estava nuestro campo
y la tierra por donde se les podria meter el socorro y ansi se
bolbieron sin que ninguno de nuestro campo les tocase arma
ni hiciesen caso dellos que fue causa a que cobrasen animo y
osadia para bolber donde se perdiesen y Este dia se rreco-
noscio bien por todas partes la tierra i se hallo ser mas fuerte
de lo q primero se pensó porque aunque tenian pocas defen-
sas el foso hera hondo y los terraplenos muy grandes por
donde se trataba de batir y dar el asalto.
El lunes a los nuebe del mes se dieron gran prisa a hacer
las trincheras y nibelar a que parte seria bien que saliesen
las bocas de las minas por causa de unas casas matas (2) q
estaban en el foso.
Martes a 10 dia de san lorengo a obra de las ocho por la
mañana (3) vino el condestable de francia y mos de anguien
(Mr. d'Anguien) con toda la caballeria de francia En que
traian mas de 4.500 caballos y 14.000 infantes (4), 16 piegas
de artilleria las siete cañones y medios cañones a vista de san
(1) Mr. de Fumet con otros dos caballeros iba al frente de ellos.
a. «... el domingo passado q frieron ocho deste mes de Agosto de la
otra parte de la Ribera se mostraron á medio día hasta 2000 caua-
llos francesses y sobre una montaña hizieron alto baxando á lo baxo
de la Ribera alguna de su gente echando de allí y tomando algunos
bagajes que andaban á forraje...»
(2) Bóveda que se hace en alguna parte de la muralla para po-
ner una batería baja destinada á defender el foso.
(3) Cabrera de Córdoba.: «En el día de San Lorenzo llegó á las
nueve de la mañana á la vista de San Quintín...» Doc. inéd. «... los
cuales llegaron á las diez horas del día en diez de Agosto...»
(4) Doc. inéd.: «... viniendo el condestable de Francia á socorrer
á San Quintín con diez y ocho mil hombres y diez piezas de artille-
ría...» d. «Ayer día de S. Lorengo a las ocho horas de la mañana
llego el Condestable de francia en persona con 30 banderas de ale-
manes altos y 18 de franceses viejos y nuevos con XX piecas de
artillería gruesa y decampo...» a. «sabiendo el número de gen-
184 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
quintin y con muy gentil orden llego hasta la Ribera q passa
por junto a la muralla Escaramuzando y tirando las piegas de
campaña y contra la boluntad de los q estaban de guardia
en la Ribera hecho en ella 18 barcas (i) y metió en ellas por
dos beges mas de 25o soldados (2) y socorio la tierra y luego
bolbio las espaldas y comenco a caminar por su orden y
bisto lo q abia hecho cabalgo el duque con hasta 6000 ca-
ballos alemanes y la caballería ligera y fuelos siguiendo y tras
ellos salió parte de la infantería española del tercio de naba-
rrete con la coronelía de clausistas y por la otra parte la de
lázaro suendi y porq la infantería nuestra avia salido tarde y
no podia caminar tanto como fuera menester, y bisto que
los Enemigos se alargaban nuestra caballería española fue
picando mas de legua y media en la Retaguardia y escara-
mucando con los enemigos y bisto por el duque q nuestra
ynfanteria quedava muy atrás y q no podia caminar mas
ansi por la calor como porque venían cansados por aber ve-
nido muy aprisa armados y que los enemigos llebavan ojo a
un bosque grade questava medio quarto de legua mando q
cerrasen con los enemigos porque si la infantería suia llega-
ban a entrarse en el bosque no se hiciera el efecto que se
higo y ansi el conde de agamonte (Conde de Egmont) capitán
general de la caballería ligera española y arcabugeros a ca-
ballo españoles specialmente don enrrique enrriquez de guz-
man su tiniente cerraron con los honbres darmas franceses
y se encontraron balerosamente con ellos y luego cargaron
cinco cornetas de caballos borgoñones y el duq arnesto de
branguique con hasta 800 herreruelos y fue tan buena la
carga que aunq los enemigos hicieron su deber peleando com
te q eran q los q la hauian visto dezian q serian 4000 cauallos y
1 1000 infantes y otros algo mas...»
(1) a. «y echaron á la Ribera nuebe barcas q en carros trayan y
en ellas comengaron a passar alguna gente...» d. «designo el Con-
destable de meter gente por la Ribera y pantano con unos barquillos
que los del lugar tenían como lo hizieron q pusieron en ellos obra de
ciento y cincuenta hombres...»
(2) Doc. inéd. «... y entraron más de cuatrocientos hombres...»
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 185
buen animo como llegaron el duque Enrrico de branzuique
y otro de xanbur q con sus herreruelos (i) se comencaron a
desbaratar y la infantería frangesa a huir y ansi les fue for-
gado bolver las espaldas e se pusieron en huida de tal ma-
nera que mucha de la caballeria francesa desbarato parte de
su ynfanteria sin que pelease la mitad de nuestra caballeria
ni llegase la infanteria y el alcance duro mas de dos leguas
matando y hiriendo e hagiendo prisioneros | fueron muer-
tos mas de 4000 infantes y en prisión mas de 6000 (2) y
muchos caballeros entre ellos muertos special mos de an-
guien y mos de renti y en prisión El condestable (3) y su
hijo y el duque de monpensier el duq de longavila | El prin-
cipe de mantua | el marichal de santandres sumiller de cor-
pus del Rei | El bizconde de toraina | la Roxa de amoine
yerno del condestable | la Roxafort | El barón de curton | y
(1) a. «y mando pasar delante el Conde de Egmonte con los caua-
llos ligeros españoles y borgognones y el Duq Herri (Enrique) de
Branzuiq y el Duq Hernes (Ernesto) con sus regimientos q eran
bien 2500 cauallos y el Conde de Mansfelde con 800 Herreruelos y
el Conde de Orna con mili langas gruesas de deneses y gheldreses
y el Regimiento del Conde de Lalin q lleuaua a cargo el conde de
Ostrata y con el q lo gouernaua el señor de Noucarme q serán otras
mili langas q a mi cuenta serian todos 7 mili cauallos de numero y
tras ellos pasaron por dos pasos el uno q he dicho y el otro q es-
taba junto a la villa en gran perjuicio de la artillería el tercio de Na-
varrete y tres Regimientos de Alemanes...»
(2) a. «fue la matan ga tan grande q creo no fue maior a pauia
porq de muertos y presos se cree q llegaron a diez mili y entre ellos
toda la flor de francia...» b. «sin q de todos se escapasen sino tres
compañías de escoceses que huyeron* sin q cíe nuestra parte se per-
diese mas q mosiur de abrencurt... sin perder gente ny hombre
particular mas del q e dycho. Hannos herido al conde de monsfelt y
vn hermano del duque ernest y al maestre de canpo Nauarrete y vn
poco a don Henrrique pero están todos sin peligro...»
D. «y en Resolución se tiene por cierto q serán los muertos de su
fanteria y cauallos cinco mili hombres poco mas o menos...»
(3) D. «La herida del Condestable es de un arcabuzazo en un
muslo, pero no es cosa de peligro...»
186 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
el conde de la Rochafercart | y el conde de losertan nor-
mando | y mos de la xalla | y otros muchos (j) q por su pro-
ligidad no los pongo | y el conde de billeres se les escapo
herido a bartolome lopez y duran caballos ligeros por traer
un muy buen caballo español | tomáronse 56 vanderas y es-
tandartes, tomoseles i3 piegas de artilleria: este dia llego mos
de mega al campo con 2000 balones y 16 piegas de artille-
ria (2).
A los 11 que fue otro dia mando el duq que los alemanes
prisioneros se juntasen a una parte y les tomaron juramento
(1) a. «que se halla por cuenta q de condes y duques son diez y
Barones mas de 20 y de Caualleros principales mas de 100 y mas de
300 otros gentiles hombres...» Véase la lista más completa de nom-
bres de los que murieron ó fueron hechos prisioneros. Cabrera de
Córdoba. «Fué preso el Duque de Anguien herido mortalmente, y
Francisco Vizconde de Turayne, el Conde de Villars, el hijo del se-
ñor de la Roca de Maine, los señores de Xandenier, de Guerron, de
Guilanes, de Plevot, de San Gelez, Ludovico de Borbon, Príncipe
de la Roca Surion, el de la Roca de Maine, el Conde de Sauserra, el
señor de Bordisoy, Fradrique Rosemblerg alemán, reyngrave gene-
ral de los alemanes, y su teniente, y Roys Perger su coronel, y Jorge
Conde de Busteburg, el señor de Memoransi, el Duque de Mompe-
sier mal herido en la cabeza, el Duque de Longavila, el de la Roca
Fogan, el Marichal de San Andrés, el Conde de Hernani, hermano
del Cardenal de París, Luis Gonzaga, hermano del Duque de Man-
tua, el Barón de Cortau, los señores de Many, Malimo, Fumet, Re-
cen, Monsalez, Mamber, Arbogast, Bores, Esquerzonion, Estré, de
Anguien, de Termes, de Tyali, de Lausac, de Sienay, Ambesay,
Montorve, Marzany, Rocafort, Santeroni, Nembroy, Averarde, To-
barzani.»
(2) a. «tomáronse doze estandartes de hombres de armas y 22 de
cauallos ligeros y 51 banderas de infantería...» d. «las banderas q les
han tomado son 52 con las q hauia perdido mos.or de Andalot en la
jornada del MI deste y onze estandartes...» Doc. inéd.: «Tomáronse
cincuenta banderas, treinta de tudescos y veinte de franceses...»
Cabrera de Córdoba: «Ganáronse cincuenta y dos banderas y die-
ciocho estandartes de hombres de armas, veinte cornetas de arene-
ros y caballos ligeros, la artilleria con trecientos carros de muni-
ción, el bagaje, gran número de caballos y armas. »
UNA RELACIÓN TnÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 187
q por quatro meses no sirbiesen al Rei francés y los mando
bol ver su mag.1 alemana y dar a cada uno medio esqudo y
de comer hasta llegar alemana y ansi caminaron pero falsa
lud les de dios qual ellos cumplieron El juramento porq des-
pués fueron muchos dellos pressos y conoscidos por tener
frescas las heridas q les dieron en la batalla.
Los frangeses y gascones mando su mag.* llebar a flandes
y poner em prisión en muchas partes hastanto q se tratase de
como los españoles q tenia el Rei de francia en sus galeras se
trocasen por ellos. Este mesmo día el condestable de francia
scribio para q mondragon capitán de arcabuceros a caballo y
los soldados españoles que estaban en prisión en francia se
trujesen a este campo para Efecto de canbiarlos con otros, a
lo qual el Rei de francia no rrespondio ni como honbre cuer-
do ni bien criado pero el tenia el pago de su locura y ansi
no se Efectuó lo quel condestable deseaba. En esta noche si-
guiente se plantaron 1 5 piecas de artilleria bien cerca de la
muralla por la primera trinchera y no se disparo ninguna porq
se esperava El Rei nuestro señor el qual durmió a quatro
leguas de san quintin y media de xatelete.
EL
(i)
(Continuación.)
ste fuera el lugar indicado para hablar de los traba-
jos científicos de Santo Tomás de Aquino ; pero
aunque algo escribe de nuestro asunto en sus trata-
dos de ciencias físicas, tales como los comentarios á los ocho
libros Phisicorurn de Aristóteles, De Corlo et Mundo, De
generatione et corruptione, De mixtione elementorum, etc.,
lo hace de una manera incidental , por no cuadrar otra cosa
á la realización de su plan elevadísimo, y el transcribir sus
pasajes relativos á este punto sería incurrir en repeticiones
empalagosas sin ninguna novedad. Pasemos, pues, á Rogerio
Bacon.
«Rogerio Bacon, contemporáneo de Alberto Magno, es-
cribe el autor del Cosmos, puede ser considerado como la
aparición más importante de la Edad Media, en el sentido
de que más que ninguno otro contribuyó á engrandecer las
ciencias naturales, á fundarlas sobre las matemáticas y á
provocar los fenómenos por los procedimientos de la expe-
rimentación. Estos dos personajes llenan casi completa-
(i) Véase la pág. 8i.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 189
mente el siglo XIII; mas Rogerio Bacon ofrece la particula-
ridad de haber ejercido por el método que aplicó al estudio
de la Naturaleza, una influencia más beneficiosa y duradera
que la que con más ó menos razón se le ha atribuido en vir-
tud de sus propios descubrimientos. Apóstol de la libertad
de pensamiento, atacó la fe ciega en la autoridad de la es-
cuela; pero muy distante también de desdeñar las cuestiones
suscitadas por la antigüedad griega, miraba con igual apre-
cio el estudio profundo de las lenguas, la aplicación de las
matemáticas y la scientia experimentalis, á la cual consagra
un capítulo especial en su Opus majus. Protegido y favore-
cido por el Papa Clemente IV, y acusado después de magia y
encarcelado por Nicolás III y Nicolás IV, experimentó las vi-
cisitudes á que se han visto expuestos en todo tiempo los
grandes hombres. No le eran desconocidos la Óptica de Pto-
lomeo y el Almagesto; mas como designa siempre á Hiparco
por su nombre arábigo Abraxis, es presumible que sólo se
valdría de alguna traducción latina hecha del árabe. Sus
más importantes trabajos son los que hizo sobre la teoría de
la Óptica, sobre la perspectiva y sobre la posición del foco en
los espejos cóncavos, juntamente con sus experimentos quí-
micos acerca de las mezclas inflamables y explosibles. Su
Opus majus es un libro lleno de pensamientos, en el cual se
encuentran proposiciones y proyectos susceptibles de realiza-
ción, pero no vestigio alguno manifiesto de descubrimientos
definitivos en Óptica. Tampoco parece que tuviera Bacon
profundos conocimientos en Matemáticas. Su rasgo más ca-
racterístico es cierta viveza de imaginación, con los extravíos
comunes á todos los monjes de la Edad Media versados en
las cuestiones de la Filosofía Natural, y cuya fantasía se
hallaba febrilmente excitada por la impresión de tantos gran-
des fenómenos no explicados, y por la inquieta impaciencia
con que buscaba la realización de problemas misteriosos.»
Y poco antes, al contarle entre los tres que prepararon la
época de Colón y de Gama, añade:
«Los hemos colocado siguiendo el orden cronológico;
pues el más considerable de los tres, el primero en cuanto á
elevación de facultades y á vastísima inteligencia, es el fran-
190 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
ciscano Rogerio Bacon, natural de Ilshester, que recibió su
educación científica en Oxford y en París» (i).
Conformes con el juicio de Humboldt, menos en aquello
de que Bacon «no tuviese conocimientos profundos en Ma-
temáticas,)) puesto que debió de estudiarlas con fruto y en-
tusiasmo un hombre que cimenta sobre ellas el alcázar de
todas las ciencias, que las otorga el primer puesto y la su-
premacía en el proceso de los conocimientos humanos y que
aparte del dominio que de ellas suponen sus trabajos sobre
la Óptica, se atreve á comentar á Euclides, según algunos
historiadores; y en aquello otro de (dos extravíos comunes á
todos los monjes de la Edad Media, versados en las cuestio-
nes de la Filosofía Natural,» como si los no monjes (que por
cierto fueron bien contados, pues la cultura universal resul-
taba patrimonio casi exclusivo del hábito religioso), hubiesen
desbarrado menos; conformes en lo demás con las aprecia-
ciones de Humboldt, hase de añadir que hasta cierto punto
se explican bien las resistencias, torturas y persecuciones
que sufrió el célebre franciscano, pues proclamar en un siglo
en que predominaban los métodos racionales y las ciencias
metafísicas y teológicas, el método experimental é inductivo
como única fuente de investigación, estableciendo como pri-
mera causa de la ignorancia humánala fe ciega en la autoridad
del maestro, y llegando hasta el extremo de afirmar que todo
lo que no fuese proceder por medio de la experiencia y de la
inducción, no podía en manera alguna conducir á la ciencia
ó conocimiento evidente de la verdad (2), era una intempe-
rancia que rayaba en el más crudo positivismo, y se compren-
de que Prelados y Papas le fuesen á la mano con el buen fin
(1) Cosmos, tomo 11, páginas 303, 307 y 309.
(2) «Scientia experimentalis á vulgo studentium penitus neglecta;
dúo tamen sunt modi cognoscendi, scilicet, per argumentum vel ex-
perientiam. Sine experientia nihil sufficienter sciri potest. Argu-
mentum concludit, sed non certificat ñeque removet dubitationem, ut
quiescat animus in intuitu veritatis; nisi eam inveniat via experien-
tise.» (Opus majus, pars vi, cap. 1.)
EL MAGNKTISMO Y LA ELECTRICIDAD. 191
de atajar sus demasías y alejar todo motivo de escándalo.
Que algunos se prevalieran de esto para saciar ruines pasio-
nes, tratando de eclipsar para siempre la figura que les hacía
sombra, nada tiene de extraordinario; son vicisitudes á que
se han visto expuestos en todo tiempo los grandes genios.
Bacon pudo mejor que sus antecesores apreciar el con-
junto de los progresos intelectuales realizados hasta su épo-
ca, merced ai conocimiento que poseía del latín, del griego,
del hebreo y del árabe. Así se explica que bebiese en las mis-
mas fuentes, sin necesidad de acudir á traducciones, las en-
señanzas la Grecia y del Oriente, abarcando y comparan-
do las excelencias y defectos de todas las escuelas, desde las
antiguas de los griegos hasta las fundadas por los árabes.
Pregona la independencia del pensamiento; se desdeña de
seguir las huellas trazadas por los grandes maestros; hace
alarde de separarse del hábito y la costumbre á que se da
fuerza de ley; rechaza abiertamente la opinión del vulgo,
falaz por su naturaleza; siente hacia la Escolástica antipatías
profundas, pero paga su tributo á las preocupaciones y los
gustos de la época, pactando con la cabala, persiguiendo
la transmutación y dictando recetas para resolver proble-
mas misteriosos. Escribe contra los embustes de la magia
en un tratado que titula De secretis operibus artis et natu-
ra?, et nullitate magia?, defendiendo que el arte puede au-
mentar y multiplicar las fuerzas y el poder de la naturaleza
hasta el caso de producir fenómenos tan maravillosos que,
siendo muy naturales, parezca que pertenecen al orden so-
brenatural, y por otra parte, en carta dirigida á su protector
Clemente IV, se jacta de poder enseñar en seis meses á un
hombre de buena voluntad y de aptitud suficiente lo que él
había aprendido en cuarenta años: el árabe en tres días; el
griego en el mismo espacio de tiempo; la geometría en una
semana, y en dos la aritmética. Aquí se ve al hombre que se
anticipa á su siglo, pero dejándose llevar demasiado de la
imaginación y sin sustraerse del todo á la influencia del me-
dio ambiente en que vive.
«Indicaré, dice, algunas maravillas de la naturaleza ó del
arte, para que se vea cuánto superan á las invenciones má-
192 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
gicas. Se pueden construir para la navegación máquinas ta-
les que hagan que gruesos navios, dirigidos por un solo hom-
bre, recorran los ríos y los mares con más velocidad que si
fuesen llenos de remeros; carros que sin bestias de tiro co-
rran con un ímpetu incalculable. Puede inventarse un apa-
rato, por medio del cual un hombre sentado, moviendo con
una palanca ciertas alas artificiales, viaje como un pájaro en
el aire. Un instrumento de tres dedos de longitud y otros
tres de ancho, basta para levantar enormes pesos, y para
superar con mucho las mayores alturas. Por medio de otro
una sola mano puede atraer pesos considerables, aunque se
oponga la resistencia de mil brazos. Se imaginan también
instrumentos para atravesar por el fondo del mar y de los
rios sin peligro corporal...» «Es posible combinar vidrios
transparentes y espejos de tal modo que un objeto parezca
multiplicarse, y un hombre solo parezca un ejército; que se
vean tantos soles y tantas lunas cuantos se quiera; además de
que los vapores que existen en el aire se disponen algunas
veces de manera que duplican y triplican con caprichosos
redejos el disco de aquellos astros. Se podría asustar á una
ciudad ó á un ejército con repentinas apariciones, artificio
que parecerá más fácil considerando que puede construirse
un sistema de vidrios transparentes que aproximen al ojo los
objetos lejanos, ó pongan en movimiento los próximos ó los
presenten por el lado que se quiera. Así desde gran distancia
se leerán caracteres finísimos, y se enumerarán cosas imper-
ceptibles... Por medios semejantes se podría aumentar, dis-
minuir, invertir las de los cuerpos y engañar la vista con
infinitas ilusiones. Los rayos solares, dirigidos conveniente-
mente y reunidos en haces por efecto de la refracción, pue-
den inflamar á cierta distancia los objetos sobre los cuales
obre su acción.»
En la misma obra explica la estructura del ojo; la causa
de que centelleen las estrellas y no los planetas; el aumento
producido por las lentes; los fenómenos del arco iris; de los
parelios, de las zonas de colores que circuyen al sol, de los
varios matices de las nubes, del paso de los rayos solares al
través del cristal, del orden de los colores producidos en las
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 193
superficies estriadas, etc., etc.; esto sin contar con lo que es-
cribe acerca de la detonación que se ^produce con una mez-
cla de nitrato de potasa, polvo de carbón y azufre, antici-
pándose en siglo y medio á Schwartz, supuesto inventor de
la pólvora, aunque sin atribuirse la gloria de la invención,
que quizá sorprendiese en algún manuscrito árabe; antes bien
tratando de ocultarla con el enigma de una receta ininteli-
gible, y añadiendo que «si con una pulgada de ingredientes
se produce más claridad y estruendo que el rayo, ¿qué sería
si se supiera emplear en la debida cantidad y materia?»
Habla también (y esto hace más á nuestro propósito) de
los fenómenos de atracción y afinidad por él mismo observa-
dos entre el imán y el hierro, en los ácidos y las bases, y en
las plantas entre sí; se entusiasma ante la contemplación de
estas maravillas, y sin tenerlas, como el vulgo, por sobrena-
turales, ni atribuirles otro origen que la influencia y el domi-
nio del arte sobre las leyes de la naturaleza, exclama:
«Hay muchas cosas dignas de admiración que, aunque
ninguna utilidad tengan para el mundo sensible, tienen, sin
embargo, la de ofrecer un espectáculo de inefable sabiduría,
pudiendo ser aplicadas para probar la existencia de muchos
secretos en que no cree el vulgo inexperto; tales son las atrac-
ciones ejercidas por el imán. Porque ¿quién creería en seme-
jante atracción, no viéndola? Pues en esta atracción existen
prodigios naturales que desconoce el vulgo, según se lo ense-
ña la experiencia al hombre estudioso. Pero aún existen más
y mayores cosas, pues dicha atracción se ejerce igualmente
sobre el oro, la plata y todos los metales. De igual modo la
piedra tiende hacia el vinagre, las plantas se atraen entre sí,
y las partes animales, localmente divididas, concurren todas
naturalmente. Después que he visto todas estas maravillas,
natía se me hace ya difícil de creer, ni en el orden divino, ni
en el humano.»
Todos estos pasajes, tomados al azar del Examen crítico
de Alejandro de Humboldt, ¿no revelan el apasionamiento
del físico inglés por las ciencias experimentales, de las que,
con más razón que á ninguno de sus coetáneos, puede consi-
derársele como verdadero fundador en la Edad Media? Aun-
13
194 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
que sólo fuesen vislumbres, y no descubrimientos definiti-
vos los que realizó en las diversas ramas de la física y la quí-
mica; aunque su célebre Opus majus resulte aun libro lleno
de pensamientos, en el cual se encuentran proposiciones y
proyectos susceptibles de realización, pero no vestigio algu-
no manifiesto de descubrimientos definitivos,» toda vez que
ni la pólvora, ni los binóculos, ni menos el telescopio, ni ei
microscopio, ni la mezcla detonante , ni otra multitud de
inventos que se le atribuyen , le pertenezcan por derecho,
¿quién sabe si los que pasan por inventores natos deberán á
Bacon la inspiración de sus inventos?
Del electrón sólo habla por incidente, y en el tratado
Speculum Alchemice, que algunos le atribuyen, nada dice re-
ferente á propiedades atractivas ó repulsivas. Los siete capí-
tulos de que se compone la obra conságralos su autor á la
transformación de los metales.
El primero trata de las definiciones dadas á la alquimia
por los antiguos, citando, entre ellos, á Hermes, como auto-
ridad sobresaliente; las examina y compara, haciendo notar
la superioridad de unas sobre otras, y termina, dando él la
suya en estos términos: «... Alquimia es la ciencia que ense-
ña á confeccionar y producir cierta medicina que llaman
elixir, la cual, vertida sobre metales ó cuerpos imperfectos,
los perfecciona completamente en el instante de la proyec-
ción.» Alchemia est scientia, docens faceré, et generare
quamdam medicinam, quce elixir nuncupatur, quce quando
projicitur super metalla, seu corpora imperfecta, perficit
ipsa complete in momento projectionis.»
En el segundo habla de los principios naturales y procrea-
ciones de los minerales. Hace derivar de la plata viva y
del azufre multitud de metales que luego se modifican y me-
tamorfosean por diversos procedimientos. Define la natu-
raleza del oro, de la plata, ei estaño, el plomo, el azufre y el
hierro; del electrón no dice una palabra.
El tercero, Ex quibus propinquius materia elixiris sit
elicienda, trata de la afinidad de los elementos que deben
servir de base para la generación y perfección de otros.
El cuarto, De modo agendi et igne moderando et conti-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 195
nuando. Encarece la eficacia del calor, y la necesidad de
cocer y recocer para el buen éxito de la transmutación. Ca-
lor omnia perftcit... Coque, coque, coque, et non te tcedeat.
El quinto, sexto y séptimo, de las condiciones que deben
reunir los hornos y los recipientes; de la significación de los
colores accidentales y esenciales que van apareciendo en el
transcurso de las operaciones, y del modo de verter ó aplicar
la medicina sobre los elementos imperfectos (i).
No es más explícito Bacon en el tratado De mirabili po-
testate artis et natura?, á pesar de ser el indicado para sacar
á relucir las propiedades del electrón. Échaselas de despreo-
cupado é incrédulo en materia de magia, insistiendo en su de-
cantada autonomía y absoluta independencia intelectual para
juzgar y descubrir los ardides de los magos á quienes detesta
por sus embustes, y al mismo tiempo pregona las excelencias
de no sé qué virtudes atribuidas por la tradición al basilisco,
al perro y á la hiena. ¡ Aberraciones de la inteligencia humana
inficionada por el medio ambiente!
«... Y así, escribe, son tenidos por secretos de la magia
entre los indoctos muchos que no son sino secretos de la na-
turaleza y del arte, llegando la estulticia de los magos á pos-
poner la eficacia de la naturaleza y del arte á las ridiculas
virtudes de ciertos cantos y simbolismos... Todo cuanto
dicen los libros de los magos debe rechazarse, aun cuando
contengan algún vestigio de verdad, porque de tal suerte
abusan del engaño, que no es fácil discernir entre lo verda-
dero y lo falso... Nosotros, sin embargo, vemos que algunos
animales cambian y alteran las cosas que les están someti-
das; así el basilisco mata con la vista, el lobo, si ve primero
(i) «Doctissimi viri Rogerii Bachonis, De alchemia libellus, cui
titulum fecit Speculum Alchemia. Forma parte de la Alchemia Gebri
arabis philosophi soleríissimi Libri cum reliquis, ut vera pagella indica-
vit.» Joann. Petrejus Nurembergen denuo Bernae excudi faciebat.
Anno. MDXLV. Y también se encuentra en el volumen Jo. Jacobi
Mangeti medicina Docíoris, et Serenissimi ac Poteniiss. Regís Prussia
Archiatri, Bibliotheca Chemica curiosa, seu Rerum ad Alchemiam períi-
nentium Thesaurus instructissimus. Coloniae Allobrogum, MDCCII.
196 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
al hombre, le pone ronco, y la hiena, oculta entre la sombra,
hace enmudecer á los perros, según cuenta Solino en su tra-
tado De Mirabilibus mundi.* (i)
Fr. Justo Fernández,
o. s. A.
(Continuará.)
(i) «... Et sic multa secreta naturae et artis existimantur ab in-
doctis mágica, et magi confidunt stulte carminibus et characteribus,
quod eis pr sebean t virtutem, et pro assecutione eorum relinquunt
opus naturae vel artis, propter errorem carminum et characterurn...
Sed quae in libris Magicorum continentur, omnia sunt arcenda, quam-
vis aliquid veri contineant, quia tot falsis abutuntur quod non potest
discerní Ínter verum et falsum... Et nos videmus quod aliqua anima-
lia immutantur, et alterant res sibi obedientes, sicut basiliscus inter-
ficit solo visu, lupus reddit raucum, si prius videat hominem, et
hysena intra umbram suam canem non permittit latrare, sicut Soli-
nus De Mirabilibus mundi narrat...» Patris Rogerii Bachonis Anglici.
De mirabili potestate artis et natura, perteneciente al Artis auriferce
quam Chemiam vocant, volum. secund. quod continet Morieni Ro-
mani scripta De re metallica atque De occulta summaque antiquorum
Medicina cum alus Auctoribus, quos versa pagina indicat. Basileaa,
typis Conradi Waldkirchii, MDXCIII. Turba Philosophornm, vol. n,
págs. 496, 497 y 500.
Diario de un vecino de París durante el Terror
(i)
XVIII
SEGUNDO BALANCE DE LA QUINCENA
Martes g de Abril de 1793
¡a primera semana del actual mes de Abril ha sido de
las más agitadas y amenazadoras que hemos pre-
senciado. Las facciones que desgarran el seno de la
República son más violentas que nunca; Girondinos y Mon-
tañeses se hacen guerra á muerte, que no concluirá sino con
la desaparición de uno ú otro partido. Es evidente que el
desenlace está próximo y ha de ser trágico.
Lunes /.° de Abril. — La sesión de la Convención ha
revestido hoy excepcional gravedad, y terminó con una vo-
tación cuyas consecuencias no pueden menos de ser terri-
bles. A propuesta de un miembro de la Gironda (2), ha de-
cretado la Convención lo que sigue:
«Considerando la Convención Nacional que la salvación
del pueblo es la ley suprema, decreta que, sin consideración
á la inviolabilidad de un representante de la nación fran-
cesa, considerará como culpables á aquel ó aquellos de sus
(1) Véase la pág. 115.
(2) Birotteau, diputado por los Pirineos Orientales.
19H DíARIO DE UN VECINO DE PARÍS
miembros contra quienes haya graves presunciones de estar
complicados con los enemigos de la libertad, de la igualdad
ó del gobierno republicano, por denuncias ó pruebas escritas
depositadas en el Comité de defensa general encargado de
los informes relativos á los decretos de acusación que ha de
dictar esta Asamblea.»
Lo que espera á los representantes del pueblo después
de este decreto, es el cadalso, y así lo entienden los Girondi-.
nos. Uno de sus mejores oradores, el diputado Lasource, pro-
nunció estas palabras al comenzarla sesión: «No olvidéis que
el pueblo desea justicia. Durante largo tiempo ha visto el
Capitolio y el Trono; ahora quiere ver la roca Tarpeya y el
CADALSO.»
Y para que la guillotina no descanse un momento, he
aquí que de la izquierda como de la derecha llueven las
denuncias.
Lasource denuncia á Danton, Peniéres á Lacroix, Birot-
teau á Fabre d'Eglantine, Duhem á Roland, Maure á Brissot,
Barbaroux y Guadet y Marat á Lasource y á Gensonné.
Danton denuncia á todos los diputados de la derecha y
excita al pueblo para que se levante en armas y destruya al
enemigo interior, «á todos los cobardes, todos los crimina-
les, todos los aristócratas, todos los moderados» (i).
Las amenazas de la Gironda no pasan de las palabras,
pero las de la Montaña llegan á los hechos. El i.° de
Abril por la mañana quedaron bajo el sello de la justicia
todos los papeles de Roland, en virtud de una orden del
Comité de vigilancia de la Convención (2).
El mismo día, este mismo Comité dio además orden de
prisión contra muchos individuos, entre los cuales se cuentan
Espagnac (3) y Malus, excomisarios ordenadores en el ejér-
(1) Monitor del 4 de Abril de 1792.
(2) El Patriota francés, núm. 1328.
(3) El abate a" 'Espagnac , cuyo padre había sido teniente general,
director de los Inválidos y gran cruz de San Luis, era antes de la
Revolución canónigo de la catedral de París. Cultivó las letras y
obtuvo un accésit de elocuencia en la Academia Francesa por su Elo-
DURANTE EL TERROR. 199
cito de Dumouriez; Hébert, antiguo secretario de Adrián
Duport; Bonne-Carrére, que había estado empleado en el
ministerio de Negocios extranjeros; Gouy d'Arcy (i); Asse
line, agente de Liancourt; Lalonde, de Cambrai; Sainte-Foy,
de Mont Saint-Martin cerca de Cambrai; Candeyron, ex-
alcalde de Cambrai; Berneron, oficial general; Ligneville,
oficial general; Devaux, general ayudante en el ejército de
Dumouriez (2); la ciudadana Beauvais, querida de Dumou-
riez; Victor de Broglie (3); de Boisgelin (4), antiguo guarda-
rropa de Luis XVI; Mad. de Sillery (5); lady Fitz-Gerald (6);
gio de Catinat; después se dedicó al estudio de las operaciones finan-
cieras, abrazó con entusiasmo la causa revolucionaria, se encargó
de aprovisionar al ejército de los Alpes, y más tarde, de la empresa de
transportes en el ejército de Dumouriez. Murió guillotinado el 5 de
Abril de 1794 (16 de Germinal, año II) con Danton, Camilo Desmou-
lins, Chabot, Basire, Fabre d'Eglantine, etc.
(1) Gouy d'Arcy, diputado de Santo Domingo en los Estados ge-
nerales, donde representó papel muy importante, había sido nom-
brado mariscal de campo al terminar sus sesiones la Asamblea Cons-
tituyente. Fué guillotinado el 5 de Termidor año II (23 de Julio
de 1794).
(2) Felipe Devauxj de treinta y dos años de edad, coronel ayu-
dante de los ejércitos de la República, fué guillotinado el 23 de
Mayo de 1793.
(3) Ei príncipe Víctor de Broglie, mariscal de campo, fué guillo-
tinado el 9 de Mesidor, año II (27 de Junio de 1794).
(4) El conde Luis Bruno de Boisgelin, hermano del cardenal de
este nombre, fué guillotinado el 19 de Mesidor, año II (7 de Julio
de 1794) con su esposa, que era hermana del caballero de Boufflers,
dama de honor de Mad. Victoria. Perecieron otros dos Boisgelin,
uno en la guillotina y otro en las matanzas de Septiembre.
(5) Mad. de Sillery (1746-1830) es más conocida con el nombre
de Mad. de Genlis, nombre de su marido el conde Bruslart de Gen-
lis, coronel de los granaderos de Francia y más tarde marqués de
Sillery. Fué miembro de la Convención y murió guillotinado con los
Girondinos el 10 de Brumario, año II (31 de Octubre de 1793).
(6) Lady Edouard Fitz- Gemid era la discípula favorita de Ma-
dama de Genlis, quien le dio el nombre de Pamela, con el cual obtuvo
cierta celebridad al principio de la Revolución. Camilo Desmoulins
200 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
el general Igualdad; el ayudante de campo Montjoie; Cho-
derlos-Laclos, oricial general; Lemaire, tesorero de M. d'Or-
leans; el general Valence, hijo político de Syllery; los dos
hijos de Orleans y su oficial Sauvan (i).
Martes 2 de Abril. — El Tribunal criminal extraordinario
ha celebrado la sesión inaugural.
Ese día todo quedó reducido á discursos. Las acusacio-
nes, según el art. Xde la ley del 10 de Marzo, deben ser de-
cretadas por los seis miembros de la Convención encargados
de examinar todos los documentos, dar informe de ellos,
redactar y presentar las actas de acusación, vigilar la forma-
ción del proceso, etc., y esa Comisión de seis miembros no
ha llevado aún á nadie ai Tribunal.
Jueces y jurados hubieran tenido, sin duda, gran placer
en distinguir su primera sesión con alguna sentencia de re-
sonancia; por eso les faltó tiempo para ir á la barra de la
Convención, deplorando verse condenados á no hacer nada
por la lentitud con que procedía la Comisión de los Seis.
El presidente de esta Comisión, Garran-Coulon (2), de-
clara que «si no ha propuesto ningún decreto de acusación
es por no haber recibido los documentos necesarios que sir-
van de base para ello.»
Sube Albitte precipitadamente á la tribuna y dice: «Si se
tratara de juzgar á monederos falsos, consentiría en que se
escribía: «Vos que creéis tan fáciles las virtudes cívicas, ¿kabéis
sido presentado á Pamela?» Su marido, lord Fitz-Gerald, intentó en
1798 sublevar á Irlanda contra Inglaterra, fué encarcelado el 19
de Mayo de 1798 y se suicidó en la prisión el 4 de Junio siguiente.
Lady Fitz-Gerald murió en París en 183 1, un año después que
Mad. de Genlis.
(1) Juan Bautista Sauvan era «administrador de los palacios que
el duque de Orleans poseía en París, y de sus casas de campo.» Su
hija Adela, muerta el 7 de Septiembre de 1809, se casó el 24 de
Enero de 1803 con Gabriel Le Gouvé, autor del Mérito de las mujeres.
De este matrimonio nació Ernesto Le Gouvé, miembro de la Aca-
demia Francesa.— Correo francés, núm. 94. — El Patriota francés, nú-
mero 1329.
(2) Diputado por Loiret.
DURANTE EL TERROR. 201
observasen todas las formalidades; pero tratándose de jua-
gar á conspiradores, no se deben observar esos trámites. Yo
pido que se suprima la Comisión de los Seis y que se persiga
y juzgue á instancia del fiscal público.»
A Albitte sucede en la tribuna el girondino Rabaut Saint-
Etienne, que se guarda muy bien de protestar contra las
odiosas frases del orador montañés. Pertenece á la Comisión
de los Seis y declara no oponerse á que se suprima, lo que
sin debate queda acordado. /
Miércoles 3 de Abril. — En la sesión de la mañana se in-
forma á la Convención que Dumouriez ha hecho presos á los
comisionados que se le habían enviado, Camus, Quinette,
Bancal y Lamarque, con el ministro Beurnonville; que los
ha puesto en sitio seguro para que le sirvan de rehenes, y que
se dispone á marchar con su ejército sobre París.
Ante tal noticia, la Asamblea se declara en sesión per-
manente y decreta, á propuesta de Thuriot, que todo fran-
cés que reconozca á Dumouriez por general, será conside-
rado como traidor á la patria y condenado á muerte, confis-
cando todos sus bienes en beneficio de la República. Decreta
también que Dumouriez quede fuera de la ley, autoriza á
todos los ciudadanos para que le persigan y ofrece 3oo.ooo
libras á los que le presenten en París, vivo ó muerto, siendo
esa cantidad transferible á sus herederos.
En la sesión de la tarde dirige Robespierre violentas
censuras á los diputados de la derecha, principalmente á
Brissot, y terminó pidiendo que se decrete la acusación de
este diputado. La Convención pasa á la orden del día; pero
da un decreto mandando detener á todos los individuos que
no lleven escarapela.
En los Jacobinos repitió Robespierre sus acusaciones
contra Brissot, é indicó como únicos medios de salvar á Pa-
rís y á la Revolución, las siguientes medidas: «Es necesario
formar un ejército revolucionario compuesto de todos los
patriotas, de todos los descamisados, y el núcleo, la fuerza
principal de este ejército debe proceder de los arrabales de
París. No creo preciso que nosotros mismos preparemos
nuestros sables para matar á los curas; son enemigos dema-
202 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
siado despreciables, y los fanáticos creerían tener suficiente
pretexto para promover alborotos. Es preciso arrojar de
nuestras secciones sin consideración de ningún género, á to-
dos los que se hayan distinguido por su moderantismo; es
necesario desarmar, no á los nobles ni á los curas, sino á
todos los ciudadanos dudosos, á todos los intrigantes, á todos
los que han dado pruebas de incivismo.,. Ármese todo Pa-
rís, velen las secciones y el pueblo y declárese pueblo la
Convención.» (i).
Jueves 4 de Abril.— E\ 9 de Marzo último autorizó la
Convención á los comisarios enviados á los departamentos
para que «arrestasen á los que ellos creyeran sospechosos (2),
y el 4 de Abril hizo ley otro principio no menos odioso,, el
de la prisión de los rehenes. El decreto fué dado á propuesta
de Lasource: cuando se toma una determinación inicua es
seguro que algún girondino anda por medio. Dice el primer
artículo:
«Los padres, madres, esposas é hijos de los oficiales del
ejército, mandado por Dumouriez, desde los segundos te-
nientes hasta los tenientes generales inclusive, serán guarda-
dos en rehenes por sus respectivos ayuntamientos hasta que
los comisarios enviados por la Convención Nacional y el mi-
nistro de la Guerra, detenidos por la perfidia de Dumouriez,
sean puestos en libertad.»
Otro decreto determina que la esposa y los hijos del ge-
neral Valence, la ciudadana Montesson (3) y la ciudadana
(1) Diario de los debates y de la correspondencia de la sociedad de los
Jacobinos, núm. 388.
(2) Decreto del 9 de Marzo de 1793. — Monitor del 11 de Marzo.
(3) Carlota Juana Beraud de la Haya de Riou, marquesa de Mon-
tesson, nacida en 1737, se casó con consentimiento del Rey en 1773
con Luis Felipe, cuarto duque de Orleans, nieto del Regente y padre
de Luis Felipe José Igualdad. Luis Felipe de Orleans era en 1773
viudo de Enriqueta Borbón Conti, y murió en 1785. La marquesa de
Montesson es autora de muchas piezas de teatro; murió en París el 6
de Febrero de 1806. (Véase el libro Recuerdos y retratos, por el du-
que de Levis.)
DURANTE EL TERROR. 203
Igualdad sean inmediatamente arrestados, y que los ciuda-
danos Bruslart-Sillerj é Igualdad, miembros de la Conven-
ción Nacional sean vigilados para que no salgan de París.
Un tercer decreto ordena que «el general Miaczinski sea
conducido á París y quede incomunicado en las prisiones de
la Abadía» (i).
Se procedió á la votación nominal para elegir ministro de
la Guerra en sustitución de Beurnonville, y resultó elegido
por unanimidad de votos el ciudadano Bouchotte , coman-
dante interino de Cambrai (2).
Gouchon, en nombre de los comisionados por el arrabal
de Saint-Antoine, pide que se organice una compañía de
Scévolas, dándole por jefe un miembro de la Convención (3).
Es nombrado Marat presidente del club de los Jacobi-
nos (4).
Viernes 5 de Abril, — Continúan circulando rumores con-
tradictorios acerca de Dumouriez; unos dicen que ha emigra-
do, y otros aseguran que sigue aún al frente de su ejército (5).
La Convención, después de hacer desaparecer casi todas
las garantías, que aunque de poco valor, tenían antes los
acusados ante el tribunal criminal extraordinario, ha revo-
cado el artículo del decreto de 10 de Marzo «que establecía
que el tribunal no podría juzgar los crímenes de conspiración
y delitos nacionales sino mediante un decreto de acusación
dado por la misma Asamblea.» El acusador público queda
autorizado para detener, perseguir y juzgar á todos los acu-
sados de dichos crímenes, ya sea de oficio, ya por denuncia
de las autoridades constituidas ó de simples ciudadanos. No
se exige el decreto de la Convención sino cuando se trate
de un ministro, de un general del ejército ó de un represen-
tante del pueblo.
Se determinó también formar en París un campamento
(1) El general Miaczinski fué guillotinado el 17 de Mayo de 1793.
(2) Monitor del 7 de Abril de 1793.
(3) El Republicano francés , núm. 142.
(4) Patriota francés, núm. 1333. %
(5) Correo francés, núm. 97.
204 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
de cuarenta mil hombres, en el que no se admitiría á ningún
ex-noble ni como oficial ni como soldado.
Terminada la votación, habló Danton en estos términos:
«Vais á tener un ejército de descamisados, pero no basta
esto; es preciso que mientras vosotros combatís á los enemi-
gos del exterior, todos los aristócratas del interior estén bajo
las picas de los descamisados. Pido que se cree una guardia
del pueblo pagada por la nación, pues no estaremos bien de-
fendidos mientras no lo estemos por los descamisados. Otra
proposición tengo que hacer: en toda Francia debe estar el
precio del pan en justa proporción con el salario del pobre, y
el exceso debe ser pagado por los ricos.»
Quedaron aprobadas las dos proposiciones de Danton en
medio de los aplausos de toda la Asamblea (i).
En el club de los Jacobinos Robespierre el joven invita á
todos los buenos ciudadanos á reunirse en sus respectivas
secciones. «Es necesario, dijo, que vengan á la barra de la
Convención y nos obliguen á arrestar á todos los diputados
infieles^ (2). -
Sábado 6 de Abril. — Una carta délos comisarios envia-
dos por la Convención á las fronteras del Norte, Cochon,
Bellegarde y Lequinio, informa oficialmente á la Asamblea
que Dumouriez, no pudiendo arrastrar en la defección á su
ejército, se ha pasado al enemigo con los generales Valence
é Igualdad, algunos oficiales y casi todos los húsares de Ber-
chigny.
El Comité de defensa general, creado en i.° de Enero
de 1793 y reorganizado el 25 con el nombre de Comité de
defensa general ó de Salvación pública (3), es reemplazado,
á propuesta del girondino Isnard, por un comité ejecutivo,
compuesto de nueve individuos, titulado Comité de Salva-
ción pública, el cual « ejercerá la soberanía y tendrá todas
las atribuciones.»
(1) Monitor del 9 de Abril de 1793.
(2) Club de los Jacobinos. Sesión del 9 de Abril, bajo la presi-
dencia de Marat.
(3) Véase el cap. xvi.
DURANTK EL TERROR. 205
Los elegidos para formar dicho Comité, y que lo serán
solamente por un mes, pertenecen casi todos á la Montaña.
En votación nominal fueron elegidos por el orden siguiente:
Barére, Delmas, Breard, Cambon, Juan Debry, Danton,
Guyton-Morveau, Treilhard y Lacroix. Juan Debry, que de-
claró no poder aceptar por motivos de salud, fué sustituido
por Robert-Lindet.
Marat pide que se guarden en rehenes cien mil de los pa-
rientes y amigos de los emigrados para que, si ocurre algún
percance á los comisarios detenidos por Dumouriez, respon-
dan ellos con su cabeza (i).
Celoso sin duda de los laureles conquistados^por el Ami-
go del pueblo, propuso el girondino Boyer-Fonfréde «dete-
ner á todos los Borbones y guardarlos en rehenes. > — «Ciu-
dadanos, exclamó; todos los príncipes son parientes, al
menos por los crímenes: conservemos, pues, en rehenes á
todos esos Borbones, y si los tiranos á quienes ha ido á unir-
se Igualdad se atreven á descargar el hierro asesino sobre
los representantes del pueblo francés, arrastremos al suplicio
á todos esos Borbones: ¡que sus cabezas rueden por los ca-
dalsos! ¡que desaparezcan del mundo como la monarquía
ha desaparecido de la República, y que la tierra de la liber-
tad no tenga que soportar por más tiempo su execrable exis-
tencia!»
La Asamblea toda está en pie; los aplausos duran algu-
nos minutos, y la proposición de Boyer-Fonfréde es aproba-
da por unanimidad (2).
Quedó decretado que «todos los individuos de la familia
de Borbón fuesen hechos presos y conducidos á Marsella.
Los de la familia ex-real, presos en el Temple, continuarán
presos en el mismo lugar.»
Ha celebrado el primer juicio el Tribunal del 10 de Mar-
zo, conocido por todos y aun por él mismo, con el nombre
de Tribunal revolucionario (3). El acusado era un gentil-
(1) Monitor del 9 de Abril de 1793.
'2) Ibidem.
'3) He aquí el encabezamiento del expediente de la primera se-
206 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
hombre del Poitou, llamado Luis Guyot de Maulans, que
había sido detenido el 12 de Diciembre de 1792 en Bourg de
FEgalité, y se le habían cogido dos pasaportes y una escara-
pela blanca. Fué condenado á muerte y guillotinado el mismo
día. Había ya oscurecido cuando fué conducido al suplicio,
por lo que emplearon antorchas al ejecutarle (2).
Domingo 7 de Abril. — El oficial de paz, Cavaignac, ha
hecho preso al duque de Orleans Felipe José Igualdad, en
virtud de un mandato firmado por Pache, alcalde de París.
Santerre anuncia á la Commune que ha recibido dos car-
tas del hermano del difunto Luis Capeto, dirigidas al Señor
Comandante general de la fuerza armada de París. En estas
cartas le notifica que él es regente de Francia, y que se debe
reconocer á Luis XVII desde el 21 de Enero en que des-
cargaron, dice él, un hacha criminal sobre la cabeza de
Luis XVI (3). Santerre envió las dos cartas á la Convención.
Lunes 8 de Abril. — El duque de Orleans, el duque
de Beaujolais, su tercer hijo, de edad de trece anos, la du-
quesa de Borbón (4) y el príncipe de Conti (5), han salido
para Marsella custodiados por numerosa escolta. La duque-
sa de Orleans, enferma y retirada desde el principio de la
sión: Expediente de la sesión del Tribunal criminal revolucionario estable-
cido en París por ley del 10 de Marzo de 1793, y en virtud de las atribu-
ciones que le han sido delegadas por la ley del 5 de Abril del mismo año.
(Véase Wallon: Historia del Tribunal revolucionario de París, tomo 1,
pág. 84.)
(2) El 27 de Septiembre de 1793 pagaba la nación á la viuda de
Favier 96 libras por las cuatro docenas de antorchas empleadas en la
ejecución. (Archivos nacionales, A. A., 399. — El Tribunal revolucio-
nario de París por Emilio Campardon, tomo 1, pág. 27.)
(3) Sesión del Consejo general de la Commune celebrada el 7 de
Abril. {Historia parlamentaria, etc., por Buchez y Roux, tomo xxv,
pág. 309.)
(4) Luisa Teresa de Orleans, hermana del duque de Orleans, es-
posa del duque de Borbón y madre del duque de Enghien.
(5) El príncipe de Conti era el último descendiente de Armando,
príncipe de Conti, hermano menor del gran Conde. Murió en Barce-
lona en 1814.
DURANTE EL TERROR. 207
revolución en Bizy-lés-Vernon, continuará en este punto
bajo la vigilancia del municipio.
La Convención, presidida esta tarde por Garran-Coulon,
admite á su barra á los comisionados por la sección de Bon-
Conseil, quienes piden la prisión para Brissot, Guadet, Gen-
sonné, Vergniaud, Barbaroux, Louvet, Buzot, etc. El orador
de la sección termina con est.e llamamiento á los patriotas de
la Montaña: «En vosotros ha depositado la nación el cuida-
do de designar á los traidores. Tiempo es ya de arrancarles
la inviolabilidad liberticida; despertad de ese sueño que mata
la libertad: levantaos, entregad á los tribunales esos hombres
acusados por la opinión pública; declarad la guerra á todos
los moderados, á los Fuldenses y á todos esos agentes de la
antigua corte de las Tullerías. Venid á esta tribuna, entu-
siastas patriotas, y reclamad la espada de la justicia para la
cabeza de esos inviolables conspiradores,, y entonces la poste-
ridad bendecirá el tiempo en que habéis existido.»
A ruego de Marat se concedieron los honores de la se-
sión á los peticionarios (i).
La primera semana de Abril ha sido verdaderamente
semana de Marat. Desde que comenzó la guerra no ha cesa-
do de denunciar á los generales y vociferar contra la trai-
ción, y hoy ve sus esfuerzos coronados por el triunfo. ¿No
ha sucedido cuanto él había anunciado? ¿No es su previsión
tan grande como su incorruptibilidad? ¿No tenía motivo para
llamarse el Amigo del pueblo! ¿Y quién, aunque fuese Ro-
bespierre ó Danton, podría disputarle tal título? En reali-
dad, parece que el pueblo no quiere reconocer á nadie más
que á él: se habla de Marat en los grupos, le leen en los cafés
y es celebrado en las Sociedades populares. No se puede dar
un paso en las calles sin oir pregonar el Diario de Marat (2).
E. Biré.
(Continuará.— Prohibida la reproducción.)
(1) Monitor del 10 de Abril de 1793.
(2) Correo francés , núm. 93.
Revista Canónica
espues de celebrado el matrimonio eclesiástico,
pueden los cónyuges renovar ante el magistrado
civil el consentimiento para los efectos legales. —
Conocidas son de todos las despóticas intrusiones del poder civil en
asuntos que son del exclusivo dominio de la Iglesia. Una de aquéllas,
quizás la más extendida, es la que se refiere á la implantación del
llamado matrimonio civil, arrogándose al mismo tiempo la potestad
de establecer impedimentos, aun cuando se trate de cristianos. Quien
quiera que conozca algo de los fundamentos del derecho, no podrá
menos de confesar que semejantes pretensas leyes no sólo son un ma-
nifiesto atentado contra la única autoridad que puede promulgarlas,
sino que carecen de vitalidad, y ninguna obligación pueden inducir.
Todo esto lo saben perfectamente los sacerdotes; pero en el cumpli-
miento de sus sagrados deberes surgen con frecuencia conflictos de
nada fácil solución práctica, por los amargos sinsabores y vejámenes
á que más de una vez ha dado lugar la obediencia á la autoridad de
Dios, y la consiguiente omisión de las arbitrarias prescripciones de la
autoridad civil que, en vez de respetar y conservar incólumes los
derechos de la Iglesia, se los ha usurpado, y ya que nada puede con
la fuerza del derecho, echa mano del derecho de la fuerza. Claro es
que, tratándose de cumplir obligaciones en que no es posible transi-
gir sin menoscabo de la autoridad y honor divinos, nada deben im-
portar al sacerdote católico las amenazas ni los vejámenes de la po-
testad civil; pero hay cuestiones en las que puede admitirse alguna
transacción, siquiera permisiva, para evitar mayores males. Tal es la
relativa al matrimonio civil, en los puntos donde se exige la cele-
bración de este aparente contrato ante un magistrado civil, so pena de
REVISTA CANÓNICA. 209
quedar privados los contrayentes de los efectos civiles que aquél
entraña; trascendental perjuicio que la Iglesia trata de evitar permi-
tiendo á los esposos que llenen las disposiciones de la ley civil, pre-
viniéndoles que, tanto en el caso de que ésta disponga la anteriori-
dad del matrimonio civil al eclesiástico, como en el de limitarse á
exigirlo, sin indicar que sea antes ó después, tal acto no puede tener
razón de verdadero matrimonio, que sería siempre ilícito ó inváli-
do según que esté ó no esté promulgado el decreto Tametsi, sino de
mera ceremonia para cumplir exteriormente dichas formalidades.
Sugiérenos estas reflexiones el siguiente caso ocurrido en la
archidiócesis de Olmütz (Moravia), perteneciente al imperio austro-
húngaro.
Cierto sacerdote asistió al matrimonio de dos personas, una de las
cuales se encontraba en peligro de muerte. La omisión de las pro-
clamas constituye en Moravia, según derecho civil, impedimento
dirimente; y como en el matrimonio antedicho ni se publicaron las
proclamas ni se obtuvo de la autoridad civil la oportuna dispensa,
aquél, valido sin la menor duda en ambos fieros por derecho ecle-
siástico, fué considerado nulo ante la potestad laica, y el sacerdote
que lo autorizó, incurso en las penas establecidas por la ley civil.
El enfermo recobró la salud y urgía, por tanto, normalizar la si-
tuación de los cónyuges para legitimar civilmente la prole. A este
fin la Curia eclesiástica de Olmütz recurrió al Comisario imperial
de Moravia pidiendo la dispensa de las proclamas, aunque posterior-
mente al contrato matrimonial, y la ratificación de éste; pero aquél
no sólo no accedió á la justa demanda, sino que exigió la renovación
del consentimiento ante el magistrado civil, para lo cual concedía la
dispensa previa, amenazando en caso contrario con decretar la nu-
lidad del matrimonio y perseguir criminalmente al sacerdote que lo
autorizó. ¿Podía el Arzobispo permitir á los cónyuges someterse á las
exigencias del Comisario imperial? ¿Pero esta permisión no equival-
dría á un reconocimiento implícito de la legitimidad de leyes que
ningún elemento de tales tienen? Por otra parte, ¿cómo evitar los
males que de una abierta oposición se seguirían? Creyéndose la Cu-
ria de Olmütz sin potestad para resolver por sí misma el conflicto,
aun cuando la renovación del consentimiento no implicara la conva-
lidación efectiva del contrato, juzgó lo más prudente recurrir á la
Santa Sede para que ésta señalase la norma que en tales casos de-
biera seguirse, como lo hizo el 7 de Enero de 1899, respondiendo
por su órgano oficial en estas cuestiones, la Sagrada Congregación
del Concilio, lo que á la letra transcribimos:
14
210 KEVISTA CANÓNICA.
«Perillustris ac Reverendissime Domine uti Frater:
»In casu, quem exponis. Tuis litteris diei 12 nuper elapsi De-
cembris, matrimonii celebrati, quin urgente necessitate praemitte-
rentur consuetae proclamationes, optime potes insistere apud conju-
ges, ut rite consensum renovent, ut matrimonium validum etiam ab
auctoritate civili retineatur, dummodo conjuges moneas, hunc se-
cundum verum matrimonium non esse, sed tantum extrinsecam
caeremoniam ad explendas formas, quae ab eadem auctoritate civili
exigi solent.
»Et Deus interim, etc. — A. Card. Di Pietro, Prcef. — A. Archiep.
Nazian., Pro-Secr.»
Más sobre el jubileo.— Con fecha 8 de Enero de 1900 la Sa-
grada Congregación de Propaganda dirigió á los Obispos y demás
Prelados ordinarios sometidos á su especial jurisdicción, una circu-
lar en la cual, refiriéndose á la suspensión de facultades durante el
año jubilar, inducida por la Encíclica Quod Pontificutn, dice: primero,
que «todas las facultades concedidas pro foro externo á los citados
Obispos y demás Ordinarios, subsisten en todo su vigor; » y segundo,
que «respecto de las concedidas para el fuero interno, el Padre Santo,
en la audiencia del 6 de Enero, autorizó para que pudieran hacer
uso de ellas, siempre que de abstenerse se siga alguna grave inco-
modidad.» Cómo deba entenderse la cláusula grave incommodum, lo
hemos dicho repetidas veces en esta sección, y últimamente al tra-
tar del jubileo en el volumen anterior.
Los Ordinarios á quienes se refiere la expresada circular pueden
aprovecharse del párrafo primero, sin que en lo relativo al fuero in-
terno rija para ellos en rigor el segundo del rescripto, que vamos á
transcribir como parcial confirmación de lo que en otro lugar expu-
simos hablando de las facultades de los Ordinarios (1).
El obispo de Parenzo y Pola, sufragáneo de Goritzia (Istria), de-
seoso de eliminar toda discusión ó duda acerca de la suspensión de
las facultades de los Ordinarios, recurrió á la Sagrada Penitenciaría,
la cual con rescripto aprobado por Su Santidad el 19 de Enero
de 1900, declaró: «Sacra Poenitentiaria, mature consideratis exposi-
tis, declarat, per Bullam Quod Pontificunt, ratas firmasque manere
pro utroque foro, et pro quibuscumque casibus, tum occultis tum
publicis, facultates omnes quas Episcopi et Ordinarii habent sive ex
(1) Véase vol. li-ii, b) y c), páginas 224-25.
REVISTA CANÓNICA. 211
jure communi ecclesiastico, praesertim Concilii Tridentini, sive ex
speciali indulto ab Apostólica Sede forte concesso in casu aliquo par-
ticulari pro determinatis personis nominatim expressis.
»Caeteras vero facultates omnes, sive temporáneas sive perpetuas,
quocumque modo concessas, sive a S. Poenitentiaria, sive a S. ali-
qua Congregatione seu etiam immediate ab ipso Summo Pontiñce,
si sint pro foro interno omnino cessare; si sint pro foro externo (qua-
lis censenda est illa dispensandi in matrimoniis mixtis), manere. Ad
consulendum autem iis qui legitime impediuntur quominus Romam
accedant, provisum per declarationem hujus S. Poenitentiariae datam
die 21 Decembris 1899 (1), cujus exemplar transmittitur.»
En virtud de esta declaración , deber nuestro es corregir lo que
dijimos (2) acerca de las facultades que la Sagrada Penitenciaría
suele conceder á los Obispos y confesores. Defendíamos allí que di-
chas facultades quedaban en suspenso para los confesores; pero nos
inclinábamos resueltamente á creer que esa limitación no debía ex-
tenderse á los Ordinarios , cuando según la declaración últimamente
transcrita para el fuero interno , sólo subsisten en vigor las conce-
didas pro casu aliquo particulari pro determinatis personis nominatim ex-
pressis; de modo que las que no reúnan estas condiciones están dero-
gadas durante el año jubilar , sea para los simples confesores , sea
para los Obispos y demás Ordinarios, salvos siempre, respecto de
éstos, los casos de que habla la circular de la Sagrada Congregación
de Propaganda, y para todos los en que se trate de penitentes legíti-
mamente impedidos de ir á Roma.
a) Anteriormente , el 11 de Enero de 1900 , la misma Sagrada
Penitenciaría había declarado que «los privilegios concedidos por la
bula ¿Eterni Pastoris (3), para el año jubilar, se extendían también á
las religiosas profesas de votos simples, las cuales pueden por tanto
elegir por una vez un confesor de entre los simplemente aprobados
para oir las confesiones de los seculares.»
b) El 17 de Marzo de 1900 declaró que fuera de Roma las perso-
nas comprendidas en la bula Mterni Pastoris pueden ganar sólo dos
veces el jubileo, repitiendo las obras de piedad ordinarias; pero las que
cumplan éstas en Roma, podrán ganarlo cuantas veces las practiquen.
(1) Vol. y lugar citado.
(2) Vol. y lug, cit.
(3) Volumen citado, pág. i5i y siguientes.
212 REVISTA CANÓNICA.
Urbis et orbis.— Decreto acerca de las reglas ó normas
para distinguir las indulgencias verdaderas de las apócri-
fas.— Entre todos los negocios encargados á esta Sagrada Congrega-
ción de Indulgencias y Sagradas Reliquias, sobresale el de separar las
verdaderas indulgencias de las apócrifas, proscribiendo las últimas:
cargo que ha cumplido satisfactoriamente por medio de los decretos
dados á luz hasta el presente sobre indulgencias apócrifas, y conte-
nidos en la colección auténtica de decretos. Pero aun cuando desde
el primer momento de su instalación haya siempre velado esta Sagra-
da Congregación en lo relativo á la publicación de indulgencias para
que no se introdujesen algunas de ellas falsas en el pueblo cristiano,
como no faltan, sin embargo, aun én nuestros tiempos, quienes lle-
vados, ó de su mala voluntad ó de un celo irracional, se hayan atre-
vido á propalar entre los fieles falsas indulgencias anejas á ciertas
oraciones ó ejercicios piadosos , ha sucedido que muchos Prelados
hayan tenido que acudir á esta Sagrada Congregación , á fin de que
diese su parecer acerca de algunas indulgencias. Y obraron asi , im-
pulsados no sólo por el deseo de que se separasen las indulgencias
verdaderas de las falsas , sino muy principalmente para que se ce-
rrase á los enemigos de la Iglesia la puerta para calumniarla y para
ridiculizar el celestial tesoro de las indulgencias.
Por esto, para poner pronto remedio á dicho mal, en cuanto es
posible, pensó la Sagrada Congregación establecer reglas ó normas,
con cuyo auxilio fuese sumamente fácil, no sólo á los Ordinarios, sino
también á los mismos fieles cristianos , el emitir un juicio acertado
respecto de algunas indulgencias de dudosa autenticidad , que con
frecuencia se publican entre el pueblo.
Comunicado este propósito á Nuestro Santísimo Señor el Papa
León XIII , fué aprobado por Su Santidad y mandó se realizara
cuanto antes. Por lo cual la Sagrada Congregación , tras el estudio
de los Rmos. Consultores, cuidó de componer el índice de las predi-
chas reglas, que después sometió al examen de los Emmos. PP. Car-
denales en la Congregación general reunida en el Vaticano el día 5 de
Mayo de 1898. Estos, después de haber con detención considerado el
precitado índice , se reservaron examinar de nuevo en otra Congre-
gación el dicho índice, modificado en algunas cosas. Lo que se veri-
ficó en la reunión general tenida en el Vaticano el 3 de Agosto
de 1899, en la cual los Emmos. y Rmos. Padres juzgaron se debía es-
tablecer el índice siguiente:
Regla I. — Son auténticas las indulgencias que contiene la novísi-
ma Colección publicad0 por la Sagrada Congregación de Indulgencias.
REVISTA CANÓNICA. 213
Regla II. — Las indulgencias generales que no se expresan en la
Colección sobredicha , ó que se dice fueron concedidas después de
publicada la Colección , sólo serán tenidas como auténticas cuando
sea reconocido por la Sagrada Congregación de Indulgencias el mo-
numento autógrafo de la concesión que se ha de presentar á aquélla
antes de ser publicadas, bajo pena de nulidad.
Regla III. — Ténganse por auténticas las indulgencias concedidas
á las Ordenes y Congregaciones religiosas , Archicofradías , Cofra-
días, Archiasociaciones, Asociaciones , Uniones piadosas , Socieda-
des piadosas ó algunas iglesias más célebres, lugares piadosos y obje-
tos de devoción, que estén contenidas en los sumarios reconocidos y
aprobados por la Sagrada Congregación de Indulgencias, y dados á
luz con su autoridad ó permiso.
Regla IV. — No se tengan por auténticas las indulgencias, ya ge-
nerales, ya particulares, que se contienen en libros, opúsculos, suma-
rios, hojas, estampas, ó en imágenes impresas sin aprobación de la
autoridad competente, aprobación concedida después de un diligente
examen y expresada con claridad.
Regla V. — Son apócrifas , ó están enteramente revocadas al pre-
sente, todas las indulgencias de mil ó de muchos miles de años , en
cualquier tiempo que se digan concedidas.
Regla VI. — Ténganse por sospechosas las indulgencias plenarias
que se asegura estar concedidas á los que recitan solamente algunas
palabras, excepto las indulgencias in articulo mortis.
Regla VII. — Han de ser rechazadas por apócrifas las indulgencias
que se hallen en opúsculos, hojas ó estampas impresas ó manuscritas,
en que se prometen indulgencias que exceden el uso y modo de
gracia, por causas leves ó supersticiosas é inciertas revelaciones, ó
bajo condiciones ilusorias.
Regla VIII. — Deben ser rechazadas como cosa falsa las hojas y
opúsculos en que se promete á los fieles que recen alguna oración, la
liberación de una ó muchas almas del Purgatorio, y las indulgencias
que suelen añadirse á dicha promesa deben tenerse por apócrifas.
Regla IX. — Ténganse por apócrifas, ó á lo menos por gravemen-
te sospechosas , las indulgencias que se asegure ser de reciente
concesión si se extienden á un número inusitado de años ó de días.
Todas las cuales reglas fueron por mí, el infrascrito Cardenal
Prefecto de la Sagrada Congregación, relatadas á Nuestro Santí-
simo Padre León XIII en audiencia del día 10 de Agosto de 1899,
aprobadas por Su Santidad y mandadas publicar por un decreto
general.
214 REVISTA CANÓNICA.
Dado en Roma en la Secretaría de la misma Sagrada Congrega-
ción, á 10 de Agosto de 1899. — Fr. Jerónimo M. Card. Gotti, Pref.,
A. Arzobispo Antin,, Secretario .
Comentarios á las reglas anteriores, propuestas con aprobación de la
Sagrada Congregación de Indulgencias y Sagradas Reliquias.
A la regla I. — Esta regla se refiere á la colección titulada Eaccol-
ta di orazioni é pie opere per le quali sonó state concese dai Sommi Ponte-
fici le SS. Indulgence. — Roma. — Tipografía della S. C. di Propaganda
Fide, 1898. — Colígese claramente el fundamento de la regla , si se
tiene en cuenta el fin que se propuso la Sagrada Congregación al
publicar aquel libro. Ya en el decreto previo de 1877 , cuando en
virtud de su cargo preparábase dicha Congregación á publicar por pri-
mera vez la Colección mencionada, se leía la siguiente declaración
auténtica: «El Sumo Pontífice ha accedido benignamente á que, de
todas y de cada una de las preces y obras piadosas que hubiesen sido
hasta el presente enriquecidas con indulgencias, se forme una colec-
ción diligentísimamente hecha por la Secretaría de dicha Sagrada
Congregación.» Por consiguiente , aquella primera é igualmente la
segunda edición de 1886 , fueron declaradas auténticas por dicha
Sagrada Congregación, y ahora, en el decreto que va al frente de la
tercera edición de 1898, se lee: «El mismo Santísimo Señor Nuestro
León Papa XIII ha aprobado la presente Colección , publicada en
la imprenta de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide: por lo
tanto, téngase como genuino y auténtico Sumario de Indulgencias hasta
ahora concedidas para todos los fieles cristianos y para algunas sociedades
en el mismo designadas. »
A la regla II. — Con aprobación de Benedicto XIV y de Pío IX,
promulgó la Sagrada Congregación de Indulgencias en 28 de Enero
de 1756 y en 14 de Abril de 1856, un decreto del tenor siguiente:
«Constándonos por la experiencia cotidiana que se expiden muchísi-
mas concesiones generales de indulgencias, sin consentimiento de la
Sagrada Congregación, originándose de aquí muchos abusos y per-
plejidades, se declara por el presente decreto, después de madura
deliberación , que los que en adelante alcanzaren tales concesiones
generales están obligados , bajo pena de nulidad de la gracia obte-
nida, á presentar á la Secretaría de la misma Sagrada Congregación
el original de dichas concesiones.» Esto se refiere, sin embargo,
REVISTA CANÓNICA. 215
solamente á las indulgencias entera y completamente generales , es
decir, á aquellas que han sido concedidas á todos los fieles por sólo
algunas preces ú obras piadosas y con carácter de perpetuidad, no á
las que requieren además la adscripción á alguna Asociación piado-
sa, etc., ó visita de alguna iglesia determinada, ó que imponen la
obligación de llevar un escapulario ó medalla, etc.; ni á las concedi-
das sólo por algún tiempo. Todas estas indulgencias son más bien
particulares y no se extiende á ellas el decreto de Benedicto XIV
y Pío IX.
Se podrá, sin embargo, estar cierto del reconocimiento de nuevas
indulgencias generales verificado por la Sagrada Congregación, si
estas indulgencias se hallan publicadas en libros de autores fidedig-
nos que obtienen estas concesiones de la Sagrada Congregación , ó
que, á lo menos, con el permiso de ésta las comunican á sus lectores.
A la regla III. — Trátase aquí de indulgencias , no del todo gene-
rales , como en la regla anterior , sino particulares en algún modo,
como claramente se ve por el tenor de esta regla. Algunos de estos
sumarios pueden ser reconocidos y aprobados por los Obispos ; otros
necesariamente han de ser propuestos á la Sagrada Congregación de
Indulgencias para su examen y aprobación. Es evidente que todos
estos sumarios, si consta con certeza haber sido examinados y apro-
bados por la misma Sagrada Congregación, deberán ser reconocidos
por todos como ciertamente auténticos, sin necesidad de ningún otro
examen y aprobación de los Obispos, aun cuando el examen y apro-
bación episcopales fuesen suficientes por sí solos.
A la regla IV. — El Decreto XVII de la nueva Constitución acerca
de la prohibición y censura de libros , dice lo siguiente: «Todos los
libros, sumarios, opúsculos, hojas, etc., de indulgencias, en que se con-
tienen sus concesiones, no se publiquen sin licencia de la autoridad
competente.» Y en el Decreto XV se lee: «Las imágenes de Nuestro
Señor Jesucristo, de la Bienaventurada Virgen María, etc., de cual-
quier modo impresas, ya tengan adjuntas oraciones, ya se den á luz
sin ellas , no se publiquen sin permiso de la autoridad eclesiástica.»
De aquí se deduce que no puede constar de la autenticidad de in-
dulgencias generales ó particulares de cualquier modo impresas, si no
tienen aprobación de la autoridad eclesiástica , pues falta , en caso
contrario, el elemento necesario y prescrito para conocer y asegurar
la autenticidad.
Se dice que la aprobación ha de ser expresada distmcte, esto es,
con el nombre del aprobante y el lugar y fecha de la aprobación.
Autoridad competente, en general, es la misma Sagrada Congrega-
216 REVISTA CANÓNICA,
ción de Indulgencias, excepto los casos siguientes, en que basta la
aprobación del Ordinario del lugar (Decret. Auth., núm. 383):
i.° Si se trata de publicar la concesión de alguna indulgencia
particular, ó de dar á luz el Sumario de indulgencias, que se ha de
tomar de solo un Breve Apostólico ó Rescripto.
2.0 Si se trata de un Sumario ya publicado con autoridad de la
Sagrada Congregación; exceptuando, sin embargo, el llamado elenco
de indulgencias Apostólicas (para las coronas, medallas, etc.), que
requiere la aprobación de la Sagrada Congregación en cualquier
lugar é idioma que se publique, y también cualquier versión íntegra
de la colección de indulgencias titulada Raccolta; cada una de las
indulgencias en ella contenidas, pueden, como se ve, ser publicadas
mediante autorización del Obispo.
3.0 Si se trata de los Sumarios de Cofradías erigidas por los
Institutos religiosos por concesión de la Santa Sede ó agregadas á
las Archicofradías, basta sólo el examen y aprobación del Obispo del
lugar en que tienen su centro dichos Institutos religiosos ó Archico-
fradías (Decr. Auth.t núm. 388).
En todos los demás casos se requiere el examen y aprobación de
la Sagrada Congregación misma, principalmente si se trata de un
Sumario de indulgencias ó formado en otro tiempo anterior, pero
nunca aprobado, ó que se forma por vez primera y de diversas con-
cesiones.
Es manifiesto, por último, que todos estos Sumarios, si consta
haber sido reconocidos y aprobados por dicha Sagrada Congrega-
ción, deben ser tenidos por todos como auténticos, y no necesitan
de otro examen ni aprobación de los Obispos, aun cuando, según lo
dicho, fuese suficiente solamente el examen y aprobación episcopales.
A la regla V. — Este género de indulgencias siempre han sido
consideradas por gravísimos autores como ajenas al uso de la
Sede Apostólica. Y en verdad, si se dice que fueron concedidas antes
del siglo XIV, no pueden conciliarse con la antigua disciplina de la
Iglesia (así Teodoro del Espíritu Santo acerca de las Indulgen-
cias, II, 247); pues consta manifiestamente que en el siglo XIII y aun
en el XIV eran todavía de corto tiempo las indulgencias (v. gr., de 10,
20, 40 días, de un año, raras las de cinco ó siete años y rarísimas
las de 20 años). Si se quieren atribuir á épocas posteriores, existen
muchos Decretos auténticos en que se reprueban tales indulgencias
por apóciifas, sin que se haya podido aducir' ni siquiera un docu-
mento de tal concesión, que sea ciertamente auténtico. Y si hubiera
quedado alguna duda acerca de alguna indulgencia de este género»
REVfSTA CANÓNICA. 217
el reciente Decreto de la Sagrada Congregación, dado en 26 de Mayo
de 1898, revocó todas las indulgencias de mil ó de muchos miles de
años, de modo que hoy no pueda admitirse ninguna.
A la regla VI. — Los Sumos Pontífices han acostumbrado con-
ceder con grande liberalidad indulgencia plenaria á los fieles cris-
tianos in articulo mortis) con la condición de que á lo menos contri-
tos de corazón (si no hubieran podido recibir los santísimos sacra-
mentos de Penitencia y Comunión), invoquen devotamente con la
boca ó con el corazón el nombre de Jesús, y reciban la muerte de
manos del Señor como satisfacción de sus pecados, con ánimo tran-
quilo. Pero, á excepción del artículo de la muerte, nunca fué cos-
tumbre de la Santa Sede conceder indulgencia plenaria á los fieles
que recitaran algunas palabras solamente. Así es que en toda la
Colección auténtica de oraciones y obras piadosas, que se titula
Raccolta, no se encuentra un solo ejemplo de este género, á no ser
aquella conocidísima oración: «Heme aquí, oh bueno y dulcísimo
Jesús,» para rezarla ante un crucifijo. Mas, en primer lugar, esta
oración no consta de pocas palabras solamente, y además de supo-
nerse en ella alguna meditación de los dolores y llagas de Jesús cru-
cificado, se requieren para ganar la indulgencia plenaria la confesión
y comunión y algunas oraciones á intención del Sumo Pontífice.
Cabe, pues, repetir aquí lo dicho en la explicación de la regla ante-
rior, que no existe documento alguno auténtico por el cual jamás
hayan concedido los Sumos Pontífices indulgencia plenaria á los
fieles cristianos por rezar solamente algunas palabras; existiendo en
cambio muchos decretos ciertos que rechazan tales indulgencias por
apócrifas ó sospechosas.
A la regla VIL — Esta regla apenas necesita explicación. De-
biendo ser concedidas las indulgencias solamente por causas pia-
dosas y racionales, nunca ha prometido la Santa Sede tales niñerías,
ridiculeces ó imposibles al conceder las indulgencias; aún más: para
que no fuesen engañados los fieles por una esperanza falaz y una
dañosa presunción, advirtiéronles muchos Concilios que no confia-
sen temerariamente en tales escritos ú opúsculos. (Véase Teod. del
Espir. S., II, p. 327.) Y esto es lo que manifiestan clarísimamente
los catálogos de las indulgencias proscritas por los Sumos Pontí-
fices. Baste citar, entre otras, cierta oración que se decía haber sido
encontrada en el sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, y revelada
en otro tiempo á las Santas Isabel, reina de Hungría, Matilde y
Brígida, que fué reprobada por apócrifa con todas sus extravagan-
tes promesas, primero en el año 1678, y ahora de nuevo por el De-
218 REVISTA CANÓNICA.
creto de esta misma Sagrada Congregación de 26 de Mayo de 1898.
A la regla VIII. — Aun cuando los Sumos Pontífices hayan
usado también en tiempos anteriores de la misma fórmula de prome-
ter la libertad de un alma del Purgatorio á los fieles cristianos que
rezasen ciertas oraciones (no solas pocas palabras, según se ha di-
cho en la regla VI), ó que hiciesen ciertas obras piadosas, no debe
entenderse comunmente tal expresión en otro sentido que en el de
que la indulgencia plenaria concedida por los Sumos Pontífices á los
fieles vivos, era declarada aplicable también á cualquier alma del
Purgatorio, según el lenguaje de la Curia. No se puede probar con
certeza por documentos auténticos, que alguno de aquéllos prome-
tiese la libertad de muchas almas del Purgatorio juntamente, y
menos por sólo rezar alguna que otra oración.
Así como dichas aserciones deben tenerse por infundadas, del
mismo modo las indulgencias anejas á tales promesas, se han de
rechazar como apócrifas y de ningún valor, y con mayor razón,
por cuanto muchas de las indulgencias de este género deben ser
contadas en el número de aquellas que, como se dijo' en la regla
anterior, pasan del límite acostumbrado.
A la regla IX. — Hace ya mucho tiempo que la Iglesia, como
todos saben, suele conceder indulgencias parciales por medio de
ciertas fórmulas estables, como de 50, 100, 200 ó 300 días, ó
de un año, ó de 3, 5, 7 años y otras tantas cuarentenas; pero no
están conformes con la práctica de la Sede Apostólica las indulgen-
cias, v. gr., de 1080 días, número fijado en algunas medallas de la
Bienaventurada Virgen María, que se vendían en Loreto hace ape-
nas cuarenta años; las cuales fueron declaradas apócrifas por esta
misma Sagrada Congregación el día 23 de Febrero de 1856. (Decreto
Auth., núm. 370.) En nuestros tiempos se indican muchas veces
indulgencias de gran número de días en hojas, cuyos autores ó edi-
tores han convertido por su propio arbitrio el número de años y de
cuarentenas en el número correspondiente de días; de modo que, verifica-
do este cálculo, resulten mil ó miles de días de indulgencia. Esto,
sin duda ninguna, proviene de cierta emulación no laudable, porque
así quieren mostrar que las indulgencias, v. gr., de una cofradía ú
obra piadosa, son mayores que las que han sido concedidas á otras
emej antes. Es, pues, muy de desear que los Ordinarios no aprueben
tal género de cédulas ú opúsculos, aun cuando vean que el cálculo
es completamente verdadero.*
REVISTA CANÓNICA. 219
Sobre las indulgencias del salmo «Exandiat». — Urba-
no VIII, por Breve del 23 de Diciembre de 1623, concedió á los Ca-
maldulenses que todos los alumnos de esa Orden que, habiendo con-
fesado y comulgado, rezasen el salmo Exandiat te Dominus, etc. (XIX),
con las oraciones pro Papa y pro Ecclesia, ó no sabiendo rezar esto,
dijesen por tres veces el Padrenuestro y Avemaria y rogasen por la
paz entre los principes cristianos y la exaltación de la fe católica,
pudieran ganar todas las indulgencias de los que visitan las iglesias
que tienen estaciones.
Pió IX extendió, con fecha 7 de Agosto de 1868, este privilegio
á los Capuchinos; León XIII, por Breve del 7 de Julio de 1896,
concedió durante cinco años á los Terciarios de San Francisco la
participación en las indulgencias concedidas á las dos Ordenes Fran-
ciscanas. Con esta concesión creyeron los Terciarios que también
comunicaban en el privilegio de los Capuchinos, respecto del salmo
Exandiat, al menos los que de esta Orden dependen; pero la Sagrada
Congregación de Indulgencias, consultada sobre este punto, respon-
dió negativamente el 29 de Agosto de 1899.
— Poco antes, esto es, el 8 de Agosto del mismo año, la Sagrada
Congregación citada concedió á los diocesanos de Bolonia que
pudiesen pertenecer á la Orden tercera de Santo Domingo, aunque
estuvieran inscritos en otra de la misma especie.
— Accediendo Su Santidad á las súplicas del abate Eduardo
Tomás, Vicario General de la Archidiócesis de París, por Breve
dado el 6 de Febrero de 1900 concedió doscientos días de indul-
gencia á todos los fieles que, contritos al menos, rezasen en honor
del Sacratísimo Corazón de Jesús, en cualquier día del año toties
quoties, y en cualquier idioma, siempre que las traducciones sean
fieles, según el ejemplar que se conserva en la Secretaría de Breves,
cualquiera de las cuatro oraciones siguientes: i.a, la que empieza
Corazón Eucarístico de Jesús, dulce compañero de nuestro destierro...
2.a, la consagracóin al Corazón de Jesús: Jesús, Maestro adorable...
3.a, la jaculatoria: Corazón Eucarístico de Jesús que os abrasáis de
amor por nosotros..., y 4.a, que empieza: Corazón Eucarístico de mi
Dios... Estas indulgencias son aplicables á las almas del Purgatorio.
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. a.
CRÓNICA GENERAL
i
EXTRANJERO
oma. — El movimiento religioso promovido en todo el mun-
do por la proclamación del Jubileo, aparece cada día más
consolador y admirable. Han acudido ya 193.000 peregrinos
á la Ciudad Eterna para rendir el homenaje de su fe y de su amor al
gran Pontífice que es hoy especialmente el centro en que convergen
todas las simpatías nobles y generosas. Nunca, desde la Edad Media
acá, habían concurrido en tan gran número los fieles de todos los
países con motivo del Año Santo, ni se había éste celebrado con tal
esplendidez y grandeza .
— El día 24 de Mayo, fiesta de la Ascensión del Señor, fueron
solemnemente canonizados los Beatos Juan Bautista de la Salle, fun-
dador de la Congregación de Hermanos de las Escuelas Cristianas,
y Rita de Casia, de la Orden de San Agustín, á quien la devoción
popular venera como «Abogada de imposibles» en todo el mundo ca-
tólico. El acto fué verdaderamente espléndido, y estuvo realzado
por la asistencia de innumerables peregrinos procedentes de Francia,
Alemania, Portugal, España, Inglaterra, América é Italia. En la or-
namentación del templo , dirigida por el arquitecto Constantino
Sneider, intervinieron más de mil quinientas personas, entre opera-
rios y artistas. Se empleó por primera vez para la iluminación de
aquella maravilla del mundo la luz eléctrica, suministrada por la ofi-
cina vaticana Alejandro Volta, que dirige Federico Manucci, y además
se encendieron cerca de doce mil lámparas y cuatrocientas arañas,
para cuya colocación se necesitaron ocho mil metros de cuerdas.
CRÓNICA GENERAL. 221
Ya en las primeras horas de la mañana se reunían en la plaza
del Vaticano millares de personas, cuya diversidad de tipos, costum-
bres y lenguas parecía indicar que allí se hallaba representado el
mundo entero. El aspecto de la gran Basílica, con las magníficas de-
coraciones ideadas para aquel acto y el lujo de servicios de vigilancia
y honor prestados por la servidumbre pontificia, no podía ser más sor-
prendente y majestuoso. Entre tanto, reuníanse en el Palacio Apos-
tólico del Vaticano para vestir sus respectivos ornamentos los
Cardenales, Patriarcas, Arzobispos y Obispos, el Clero regular, los
Cabildos de las Basílicas y Colegiatas, el Colegio de párrocos, el Se-
minario Romano y el Francés por especial privilegio.
A las ocho de la mañana llegó Su Santidad, acompañado de Su
Corte Noble, á la Capilla Sixtina, donde le esperaban el Sacro Cole-
gio, los Arzobispos y Obispos y todos aquellos que toman parte en
las funciones pontificales. Entonado el Ave maris Stella, y después de
hacer oración por algunos momentos, subió á la Silla gestatoria para
ir con la procesión hacia la Basílica Vaticana. El cortejo se compo-
nía de tres grupos principales: El Clero regular, del que iban nume-
rosas representaciones, entre otras las de Agustinos calzados y des-
calzos, Hermanos de la Escuela Cristiana, Capuchinos, Jerónimos,
Carmelitas, Dominicos, Benedictinos, Canónigos de San Juan de
Letrán, etc.; Clero secular, compuesto del Colegio de Párrocos, Ca-
nónigos de las basílicas y colegiatas de Roma, los Oficiales, Padres
y Prelados, Consultores de la Sagrada Congregación de Ritos, etc.; y
porú ltimo, la Corte Pontificia, formada por los Capellanes, Camareros
secretos y comunes, Procuradores generales de las Ordenes religiosas,
Auditores y Relatores de la Rota, Arzobispos, Primados y Cardena-
les, etc. Su Santidad iba en la Silla gestatoria rodeado por los Jefes y
Oficiales de la Guardia Noble, de la Guardia Suiza y Palatina,
cerrando el séquito los Generales de las Ordenes. A las diez menos
cuarto llegaba León XIII, precedido por la procesión, á la Basílica
Vaticana, en donde, celebrada la canonización según las prescripcio-
nes de rúbrica, se dio comienzo á la Misa solemne, oficiando el De-
cano del Sacro Colegio, Cardenal Oreglia, y acompañándola un nu-
meroso contingente de músicos, bajo la dirección del maestro Musta-
fá, de la Capilla Sixtina. Terminada la Misa dio Su Santidad la Ben-
dición papal, retirándose después, en medio de indescriptibles de-
mostraciones de afecto, á sus habitaciones particulares.
Entre los asistentes á la ceremonia hallábanse los cardenales
Oreglia, Parochi, Vannutelli, Agliardi, Ledochowski, Langenieux,
Luis-Masella, Rampolla , Sancha, Nava di Bontifé, Di Pietro,
222 CRÓNICA GENERAL.
Svampa, Satolli, Ciasca, Ferrata, Cretoni, Prisco, Mathieu, Stein-
huber y Pierotti, etc. En la tribuna de los Soberanos estaba la du-
quesa María de Mecklemburgo; y en la tribuna destinada para la
Orden de Malta, el Gran Maestre y los Comendadores del Consejo
Supremo. Los Arzobispos y Obispos eran cerca de 250, y el número
de peregrinos ascendía á 17.000, entre los que figuraban muchos
franceses y españoles. Basta la manifestación del día 24 para atesti-
guar que, á despecho de la revolución impía, Roma no pierde ni
puede perder su carácter como ciudad de los Papas y metrópoli del
Catolicismo.
— Si bien obligados por varias razones á guardar una actitud
tranquila frente al movimiento del Año Santo, los liberales más
avanzados, y sobre todo los masones, no pueden ocultar la rabia
que les corroe interiormente viendo el creciente despertar religioso y
las manifestaciones de homenaje al Papa, en esta ocasión venidas
de todas las partes del mundo, pero especialmente de todas las pro-
vincias de Italia. Para esto han pensado oponer á estas manifesta-
ciones una grandiosa manifestación patriótica para el 20 de Septiem-
bre venidero, á fin de celebrar el XXX aniversario de la brecha de la
Puerta Pía, por donde entraron las tropas del rey Víctor Manuel á
ocupar la Roma de los Papas. Hasta ahora, y con tal objeto, se ha
constituido un Comité bajo la presidencia honoraria del 33.'. Fran-
cisco Crispí. Este Comité se presentó uno de estos días al ministro
del Interior, quien les prometió todo su apoyo para la grandiosa y pa-
triótica fiesta que se proponen celebrar. El periódico socialista de
Roma Avanti, al dar la noticia de la creación de este Comité, se
muestra satisfecho de que esté presidido por Crispí ', «porque— dice
el citado periódico — queda así bien caracterizada la fiesta que se
prepara, pues por la brecha de Puerta Pía entró en la Roma renova-
da toda la podredumbre capitaneada por el gran ladrón Crispí...»
* ♦
Italia. — Acaba de celebrarse en Roma el MMDCLIII aniver-
sario de su fundación; con este motivo ha habido gran afluencia en
el Forum romano, habiéndose repartido profusamente unas tarjetas
de invitación, en las que se reproduce la célebre inscripción hallada
en las termas de Diocleciano, por la que se sabe la fecha de la fun-
dación de Roma. Indudablemente no hay ninguna ciudad en el mun-
do en que se conserven tantos datos de su fundación é historia como
en Roma. Los Museos, los Archivos y las cien excavaciones practi-
CRÓNICA GENERAL. 223
cadas en la ciudad y en sus alrededores permiten reconstituir, reedi-
ficar, por decirlo así, en la mente aquella Roma pagana, dueña del
mundo, de que tanto nos habla la Historia. Agregúese á esto el entu-
siasmo que los italianos sienten por el arte antiguo y por los recuer-
dos históricos, cuyas aficiones han procurado arraigar y popularizar
los Gobiernos, estableciendo Archivos y Museos por doquiera, y con
ello se tendrá una idea de cómo festejan los romanos su natale,
como allí dicen; es decir, el nacimiento de Roma.
— Italia y el Japón han firmado un convenio, en virtud del cual
varios oficiales de la marina japonesa serán admitidos en la de Ita-
lia, obteniendo á cambio esta última nación algunas ventajas comer-
ciales. Se asegura que existe un perfecto acuerdo entre Italia, Ingla-
terra y el Japón en todas las cuestiones del Extremo Oriente.
— Las próximas elecciones preocupan notablemente al Gabinete
italiano, pues todas las noticias que van recibiéndose, así oficiales
como particulares, confirman el escaso arraigo de las candidaturas
ministeriales y la mucha fuerza que arroja la extrema izquierda. Dos
de los actuales ministros se presentan por distritos nuevos, conven-
cidos de que serían derrotados en los que vienen representando.
*
* *
Francia. — Cuando el entusiasmo de la vecina República estaba
en todo su auge por el buen éxito de la Exposición universal, ha
aparecido en su horizonte político la nube negra de la cuestión de
Marruecos. Varios telegramas, últimamente recibidos de Oran, con-
firman la noticia de que se está predicando la guerra santa en todos
los centros musulmanes del Sur de Argelia y del Sur de Marruecos,
y de que el Gobierno francés enviará en breve refuerzos á las tropas
que operan en aquellas regiones. En un artículo sobre la muerte del
gran visir de Marruecos, que publicó el Journal des Débats, se decía
que ese acontecimiento planteaba para Francia un terrible problema,
mucho más inquietante que los desordenados y siempre' esperados
ataques por parte de gentes tales como Ollad Djervi y otros nóma-
das, ataques que Francia rechazaría en caso de necesidad. «¿Pero es-
tamos seguros — añade el articulista — de dar una solución aceptable
á la cuestión marroquí, ó de impedir, si fuera preciso, que se presente
prematuramente, no obstante la ignorancia é indiferencia de la opi-
nión pública? No hay cuestión más grave para Francia, pues Ma-
rruecos tiene para nosotros una importancia muy distinta de la de
otros países, en donde conservamos todavía derechos é influencia
224 CRÓNICA GENERAL.
que la tradición ha hecho respetables, aun cuando los acontecimien-
tos vayan sin cesar aminorándolos.»
También la Gaceta Nacional de Berlín hace algunas importantes
consideraciones acerca de la situación de Marruecos. Dice que las
sumas considerables votadas por la Cámara francesa para la de-
fensa de las costas del Norte de África y Sur de Francia y los traba-
jos de fortificación emprendidos por los ingleses en Gibraltar, dan
interés á la situación del Mediterráneo. «Francia, dice, ha tendido la
mano á Marruecos al despertarse nuevamente el deseo de hacer del
Mediterráneo un lago francés. No se le oculta que habrá de luchar
con dificultades; pero se espera vencerlas, gracias á la facilidad de
fortificar á Bizorta y de formar en Córcega un puerto de gran im-
portancia. Recientemente se ha hablado de la posibilidad del esta-
blecimiento de los rusos en Ceuta, y esta eventualidad, favorable á la
influencia francesa, no debe tampoco perderse de vista. Inglaterra,
por su parte, tiene en Marruecos intereses no menos importantes
que Francia, y nunca se perdonará haber abandonado la importante
situación de Tánger: no hay que olvidar que puede disponer de fuer-
zas navales muy considerables, que aventajan á las de Francia.»
Un periódico español hace las siguientes consideraciones sobre
las inteligencias entre Francia é Inglaterra, y sobre lo que e» esta
cuestión interesa á España:
«Siempre que los asuntos marroquíes han entrado en un período
de expectación, de temor á las complicaciones y de ingerencias de
Francia ó Inglaterra en el Moghreb, se ha hablado de acuerdos de las
dos potencias ó por lo menos de que no se pondrán obstáculos en los
trabajos que cualquiera de ellas efectué en el imperio xerifiano.
«Hace poco un diario ministerial dijo que existían «positivos tra-
tados» entre ambas naciones para que Francia «complete» la Argelia;
pero después en la Cámara de los Comunes el secretario parlamenta-
rio de Negocios extranjeros Mr. Brodrick declaró no haberse llegado
á ninguna inteligencia particular con la nación francesa.
»Es de creer que entre lo dicho sobre tratados y lo afirmado por
Mr. Brodrick hay un término medio que es el que conviene aceptar.
«Francia é Inglaterra es prudente calcular que, sin necesidad de
formales convenios, no llegarán probablemente nunca á un rompi-
miento por la cuestión de Marruecos; pero ambas se reservarán el
derecho de obrar con arreglo á las circunstancias y á las complica-
ciones que puedan surgir de los movimientos ó de los trabajos de
cualquiera de ellas.
»En 1890 Inglaterra amenazó á Tánger, y á pesar de la impor-
CRÓNICA GENERAL. 225
tancia de esta plaza para el equilibrio del Mediterráneo, Francia no
trató de oponerse, y sólo Mr. Ribot dio instrucciones — según enton-
ces se dijo — á Mr. Waddington, embajador en Londres, para que
advirtiese á lord Salisbury «que al primer soldado inglés que desem-
barcase en Tánger seguiría un cuerpo de ejército francés que entraría
en Marruecos y sería apoyado por un segundo cuerpo estacionado en
la frontera argelino-marroquí.
»Es decir, que en aquella ocasión Francia no ponía dificultades á
Inglaterra, ni provocaba un rompimiento, pero siguiendo el ejemplo,
y «ya abierto el portillo» hubiese invadido el imperio por Uxda pro-
bablemente.
»Hoy las circunstancias son á la inversa. Francia, tal vez con la
anuencia intencionada de Inglaterra, empieza á «completar la Argelia»
invadiendo los distintos oasis del Tuat; sus últimos movimientos son
en Gurara, parte septentrional de dicha región; pone también sus
puntales en el uad-Gair, extendiéndose hacia el Noroeste al ocupar á
Igli, y va ensanchando el radio de su acción militar en demanda del
valle del uad-Ziz, que atraviesa los oasis de Tafilete, buscando la
línea que confina con la llanura baja del Atlas, tal vez para estable-
cer por este territorio rico y fértil un ferrocarril á Timbuctu, lo que
sería difícil por los arenales al Sur de Ain-Sefra.
»Todos estos movimientos por el Sahara son el preludio de otros
por el Noroeste, para buscar en el Muluya los límites de la Argelia
y para absorber más tarde al Figuig, que va quedando en el centro
y aislado, por lo cual, á pesar del recinto montuoso que rodea á ese
magnífico oasis, no podría resistir llegado el momento.
»Los árabes empiezan á moverse, y aparte de las dificultades de
tal campaña, en la cual podremos llegar á presenciar la lucha su-
prema del Sahara contra los franceses, pueden ser provocadas com-
plicaciones de suma importancia para la cuestión de Marruecos.
«Inglaterra, hasta ahora, no pone obstáculos, por lo menos ostensi-
bles; firme en su tradicional política de laisser faire, observa cómo los
acontecimientos se desarrollan al Sur del Atlas, para en el momento
que Fjrancia avance más de lo que convenga á sus intereses políticos
y comerciales, ó se provoquen graves disturbios en el Tell, presentarse
en acción con sus intactas flotas en las radas de Tánger y de Te-
tuán y tal vez en las costas del Sus y del Nun frente á las Canarias,
cumpliéndose de esta suerte el programa de sus aspiraciones bien
conocidas en el Moghreb y sin oponerse con esto en nada á los mo-
vimientos franceses en el Sahara.
»Por todo lo expuesto, bueno será no contar con los ofrecimientos
15
226 CRÓNICA GENERAL.
de las naciones de mantener el statu quo en Marruecos. Ese imperio
no puede subsistir y ese statu quo, que tanto nos interesa hoy y al
cual se agarran los Gobiernos españoles como «á un clavo ardiendo,»
es una vana quimera ante los hechos que empiezan á desarrollarse
en aquel país.
»En este sentido y ante tal verdad conviene á España en esta
cuestión averiguar ante todo en dónde está el peligro para sus inte-
reses y su porvenir en el Norte de África, y luego ir con habilidad y
urgencia á los trabajos diplomáticos más convenientes, de los cuales
algo pudiera aprovecharse para resguardar los grandes intereses de
la patria en la cuestión de Marruecos.»
— De nuevo ha sido objeto de acalorados debates y comentarios
la cuestión Dreyfus, que acaba de provocar la dimisión del ministro
de la Guerra, después de una algarada parlamentaria cuyos inciden-
tes merecen ser referidos.
Gran afluencia de gente había acudido á la Cámara de Diputa-
dos para asistir á la sesión, que se anunciaba como pródiga de emo-
ciones. Comenzó manifestando Mr. Castellane su propósito de inter-
pelar al Gobierno sobre las declaraciones hechas en el Senado por
Mr. Reinach, referentes á que iba de nuevo á ponerse á discusión en
los tribunales el asunto Dreyfus con objeto de rehabilitar á éste, y se
acordó el inmediato debate propuesto por Castellane. El ministro de
la Guerra, Mr. Gallifet, repite sus declaraciones del Sanado en cuanto
al incidente Tomps y al capitán Fritsch, y añadió que estaba con-
vencido de que no se ocuparía ningún Gobierno más del asunto
Dreyfus. «Así — añade, — he tenido un gran sentimiento al ver que el
capitán Fritsch ha violado el secreto profesional para ayudar á los
que quieren á toda costa promover tumultos. Espero — sigue dicien-
do— que el ejército no escuchará á los que le predican la indiscipli-
na, y no se dejará imponer por un aventurero, como sucedió hace
quince años.» (Calurosos aplausos en la izquierda. Protestas ruidosí -
simas en los bancos-de los nacionalistas.) Mr. Castellane pretende
que el Gobierno es cómplice de un complot urdido para rehabilitar á
un traidor (Dreyfus). Mr. Le Heriss aprueba la conducta del capitán
Fritsch, y pregunta por qué no ha sido perseguido como su cómplice.
El orador responde al presidente del Gobierno, Mr. Waldeck-Rous-
séau, no haberse atrevido á desautorizar la conducta del agente
Tomps. (Rumores prolongados.) Mr. Lasico dice que había indicado
al general Gallifet las maniobras de la policía, y que le había respon-
dido que mientras fuera ministro de la Gnerra, el asunto Dreyfus no
volvería á discutirse. (Aplausos.) Mr. Alphonse Humbert sostiene
CRÓNICA GENERAL. 227
que los agentes de la policía, al contrario de lo que ha afirmado mon-
sieur Waldeck-Rousseau en el Senado, trataron de procurarse docu-
mentos para que se abriese de nuevo una información sobre el asun-
to Dreyfus, y para que éste pudiera ser rehabilitado. (Protestas en la
izquierda.) El presidente del Consejo (Mr. Waldeck-Rousseau): «El
Gobierno no ha desmentido las manifestaciones de Mr. Reinach en
el Senado, porque aquellas palabras están absolutamente en contra-
dicción con los sentimientos del Gabinete.* Mr. Waldeck-Rousseau
lee cartas de Tomps, y añade que «un agente había permanecido en
el segundo negociado del Ministerio de la Guerra, á pesar de las ór-
denes que contra él se habían dado, y que se entregó á maniobras ya
conocidas para producir un golpe teatral. Las cartas que Tomps ha-
bía escrito, un oficial ha cometido la felonía de entregarlas á la pu-
blicidad.» (Aplausos repetidos en la extrema izquierda. —Violentísi-
mas protestas y tumulto en la derecha y entre los nacionalistas. —
Muchos diputados están de pie. — El presidente Deschanel agita en
vaho la campanilla. — El general Gallifet abandona la sala diciendo
que se siente enfermo. Esta salida es comentadísima. Los naciona-
listas gritan el nombre de Gallifet, cantándole con un aire popular.
El tumulto continúa. Los diputados de la izquierda aclaman á Wal-
deck-Rousseau. Los socialistas y los radicales desafían á los de la de-
recha desde sus bancos, y vienen á colocarse delante de éstos para
aplaudir á Waldeck-Rousseau, gritando: ¡Viva la república! — Como
el escándalo no cesa, Deschanel suspende la sesión y hace evacuar
las tribunas).
El general Gallifet dirigió á Waldeck-Rousseau, jefe del Go-
bierno, una carta remitiéndole la dimisión, que por escrito había
mandado al presidente de la República, de la cartera de Guerra
que desempeñaba. El Diario Oficial publicó después los decretos
aceptando la dimisión del general Gallifet y nombrando ministro de
la Guerra al general André.
Alemania. — La Comisión de presupuestos del Parlamento ale-
mán ha aprobado los siguientes dictámenes: Aumento de la escua-
dra; reforma de la ley del timbre; elevación de derechos arancela-
rios de algunos artículos como la cerveza y el Champagne, y creación
de un impuesto sobre los vinos espumosos alemanes. Acordó tam-
bién que la ley sobre el timbre y la referente á los aranceles entren
en vigor á partir del i.° de Julio próximo.
228 CRÓNICA GENERAL.
— El Gobierno imperial ha firmado un contrato con una Compa-
ñía anglo- americana á fin de preparar la explotación de los territo-
rios alemanes del Sudoeste de África. Se han suscrito ya dos mi-
llones de libras esterlinas para tal empresa. Será enviada una
expedición para que estudie los yacimientos de cobre y las condi-
ciones en que han de ser explotados, y se estudiará el trazado de
un ferrocarril que, andando el tiempo, pueda ser prolongado hasta
Pretoria.
*
* *
Estados Unidos. — Mucho se ha comentado el proceder del go-
bierno norteamericano respecto de la delegación boer que acudió
á Washington con ánimo de recabar la intervención de Mac-Kinley
para establecer la paz.
El secretario de Estado, Mr. John Hay, recibió á los comisiona-
dos de las Repúblicas boers, y les manifestó que el Gabinete de la
Unión hubiera ofrecido espontáneamente sus buenos oficios, si hu-
biese sabido que habían de ser aceptados por las dos potencias beli-
gerantes. «Mr. Mac-Kinley — añadió el ministro — ha hecho cuanto
ha estado en su mano.»
La conferencia, que duró más de una hora, tuvo carácter exclusi-
vamente oficioso, según advirtió previamente Mr. Hay. Los comisio-
nados, al terminar la entrevista, se mostraron muy circunspectos, y
no comunicaron ninguna impresión á los periodistas que les interro-
garon.
Inmediatamente después de terminada la conferencia con los de-
legados boers, Mr. Hay recibió la visita del embajador inglés, sir Ju-
lián Pauncefote, y conversó detenidamente con este diplomático. Esa
nueva entrevista fué muy comentada, especialmente por las personas
que simpatizan con la causa de los boers. También en el Senado
contaban éstos con defensores, pero la mayoría de la Asamblea apoyó
la actitud de Mac-Kinley. Por 36 votos contra 24 fué desechada una
moción en la cual se proponía que fueran admitidos en el salón de
sesiones los delegados de las repúblicas sudafricanas. Estos visita-
ron también al presidente Mac-Kinley , á quien manifestaron su
creencia de que la declaración hecha por el secretario de Estado
Mr. Hay era definitiva, y que, por consiguiente, los Estados Unidos
no podían intervenir en el conflicto. Mac Kinley-contestó: «Es exac-
to.» Y añadió: «Hace algún tiempo ofrecí mis buenos oficios con ver-
dadero placer, esperando que así pudiera terminar el conflicto; pero
CRÓNICA GRNBRAL. 229
el ofrecimiento no fué aceptado por Inglaterra, y los Estados Unidos
no pueden hacer nada más.» Los delegados contestaron que se feli-
citaban al saber que tenían amigos en los Estados Unidos. Después
pidieron la venia del Presidente, y se retiraron.
— La comisión civil americana de Filipinas, que se halla en Hong-
Kong, en donde ha comenzado á hacer gestiones con los insu-
rrectos, á fin de que termine la guerra en el Archipiélago, habrá sa-
lido ya probablemente para Manila. El presidente de dicha comisión,
míster Tarf, no tomará posesión del cargo de Gobernador general
del Archipiélago hasta i.° del próximo Septiembre, con objeto de
dejar tiempo al ejército para sofocar la insurrección, desarrollando
el plan de campaña aprobado por el Gobierno de Washington. El
comandante Wise, con dos compañías, se halla sitiado por un millar
de filipinos en el pueblo de Dousul. Para asegurar la ocupación del
Sur de Luzón y socorrer algunas guarniciones, constantemente hos -
tilizadas por los rebeldes, los propios periódicos yankses reconocen
que carecen de tropas. En Cottabato (Mindanao) los indígenas se
han apoderado de un antiguo fuerte español, del que no han podido
desalojarlos las tropas americanas, apoyadas por un cañonero.
Las tropas yankees siguen experimentando grandes fracasos en
Filipinas. Durante el pasado mes de Mayo el correo nos da cuenta
de los siguientes descalabros. El día 6 tuvieron que dejar en poder
de los rebeldes 216 prisioneros en un combate sostenido en Río
Grande, perdiendo además dos cañones Maxim: el día 15 fueron
exterminadas en San Fernando durante la noche dos compañías
americanas. Pocos días después los filipinos capturaron un convoy
que conducía 29.000 dollars en oro. El hecho ocurrió en la provin-
cia de Cavite. Las tropas de los Estados Unidos se han visto obli-
gadas á evacuar los puertos de Lingayen y de Daet. El número
total de bajas entre muertos, heridos, enfermos y prisioneros de los
yankees asciende, sólo en los tres primeros meses del presente año,
á 6.479.
*
Inglaterra. — De la pasada quincena acá los boers no han con-
seguido ningún triunfo militar de importancia, y en cambio han su-
frido reveses de consideración y de tal influencia moral que ya el
desaliento cunde entre ellos, y no se habla más que de la suerte que
les podrá caber en las capitulaciones de paz. Los hechos culminantes
de la guerra en la pasada quincena son indudablemente la liberación
de Mafeking y el avance de las tropas inglesas, camino de Pretoria.
230 CRÓNICA GENERAL.
A fin de dar cuenta de todas las grandes operaciones de la guerra, y
aunque ya indicamos en la crónica anterior la ruptura del bloqueo en
Mafeking, transcribimos el despacho oficial en que se refiere tan no-
table suceso. Dice así:
«Ayer (12 de Mayo) á las cuatro de la mañana, en el momento
en que se ponía la luna, el comandante Eloff inició un ataque á esta
plaza, con un violentísimo tiroteo de fusilería, que duró una hora y
se oyó por el Este. De repente, á eso de las cinco, comenzaron á oirse
nuevos disparos hacia el Noroeste, y se elevaron dos grandes llama-
radas en los límites del barrio indígena. Eloff. con 700 hombres, se
había presentado con el propósito de apoderarse de todos los fuertes
exteriores, y había incendiado el arrabal, en el que habían penetrado
ya 300 boers. Los destacamentos ingleses formaron detrás de ellos,
y pronto se les incorporaron los combatientes indígenas, que inme-
diatamente iniciaron la resistencia protegidos por los fuertes. Un
comandante inglés y sus agentes rechazaban al cuerpo principal de
los asaltantes, y eran secundados por los indígenas, que luchaban
con los destacamentos boers, enviados en apoyo del grueso de la
fuerza enemiga. El comandante Eloff, acompañado del capitán Bre-
mont y del capitán Weiss, se hallaba al frente de los agresores, y
detrás una fuerza de 180 hombres, á fin de que se apoderase del cuar-
tel y del fuerte de la policía, donde se hallaban el coronel Hore, tres
capitanes y 15 suboficiales. El cuartel y el fuerte eran el depósito del
regimiento del Protectorado. El coronel Hore recibió por teléfono,
pero ya demasiado tarde, la orden de replegarse. La contestación fué:
«No podéis combatirnos ya. Hemos hecho prisionero al coronel
Hore.» Eloff y sus boers eran, por lo tanto, dueños del barrio indí-
gena y del principal fuerte de la línea-estación del Oeste. Los ingle-
ses ejecutaron entonces varios movimientos envolventes y organiza-
ron una nueva línea de defensa provisional. Un terrible fuego fué
dirigido entonces contra el flanco derecho de los boers. Por último,
al salir el sol había sido contenido ya el avance de Eloff; pero el co-
ronel Hore, sus oficiales y su gente continuaban prisioneros en su
propio fuerte, y el comandante boer se hallaba instalado en el centro
de nuestra posición. En el barrio indígena se hallaban envueltos unos
treinta boers que se habían parapetado en un cercado de piedra; se
llevó un cañón para batirlos, pero los burghers se negaron á rendirse.
Otros destacamentos ingleses tenían envueltos á otros boers que
habían quedado en el arrabal de los indígenas. Entre tanto un fuerte
destacamento boer, que se había refugiado sobre un kopje, había
sido cercado también de manera que al salir el sol, sin haber sufrido
CRÓNICA GENERAL. 231
bajas los ingleses y sin que hubieran sido tomadas las defensas exte-
riores, tres destacamentos boers que se negaban á rendir las armas,
se hallaban envueltos en el interior de nuestras líneas. Ignorando
Eloff que sus auxiliares habían sido rechazados, entregó á un men-
sajero un parte, en el cual decía que Mafeking estaba en su poder. A
medio día el fuego de fusilería se fué debilitando, y los boers que se
hallaban en el fuerte de la policía habían tenido ya seis muertos. Los
burghers, que estaban parapetados en el kopje, continuaban mante-
nidos en respeto, en tanto que los ingleses seguían acercándose más
y más á los del cercado de piedras. Un destacamento inglés logró
pasar entre el fuerte de policía y el barrio indígena, de manera que
quedaron cortadas las comunicaciones entre Eloff y el resto de su
gente. La ciudad se hallaba en salvo. El cuartel general y todo el
mundo se fué á almorzar, y se distribuyeron raciones completas á las
tropas que formaban el círculo en derredor del cercado de piedra. Un
disparo de cañón mató media docena de boers. A las cuatro y media
de la tarde los boers envueltos capitularon, y fueron desarmados in-
mediatamente. Poco después, á las cinco, desfilaron apareciendo ham-
brientos, sucios, extenuados y abatidos entre dos líneas de bayone-
tas y ante los habitantes de la población sitiada, que se habían
reunido en la plaza del mercado. Cuando pasaron delante del cuartel
general, un pelotón de la guardia de servicio estaba formado sobre la
acera. La gente de raza inglesa no hizo manifestación alguna; pero
los indígenas lanzaron gritos de alegría. Por la tarde comenzó de
nuevo el tiroteo por todas partes, y estaba tan bien dirigido el de los
ingleses, que los boers no tenían tiempo de hacer la puntería. Con
disparos de cañón fueron arrojados los burghers del kopje que ocupa-
ban en el centro del barrio indígena, y tuvieron que refugiarse, hu-
yendo desordenadamente, en las chozas de los negros. Se rehicieron
al cabo de algún tiempo y trataron de batirse en retirada, pero fue-
ron rechazados. Había anochecido cuando se oyó vivo fuego de fusi-
lería por el lado del cuartel que el enemigo ocupaba. Los ingleses
contestaron disparando sobre el fuerte de la policía, y poco antes de
las siete se oyó la voz de un capitán que gritaba desde el fuerte:
«¡Suspended el fuego!» Poco después llegaba al cuartel general la
noticia de que se habían rendido Eloff, sus oficiales y sus soldados
sin condiciones, á su mismo prisionero el coronel Hore.»
— Un despacho de lord Roberts cuenta en ios siguientes términos
el combate librado en las inmediaciones de Johannesburg: «Lo más
recio del combate ha correspondido á la columna Hamilton. La
había ordenado que se dirigiese hacia el Oeste de Johannesburg, para
232 CRÓNICA GENERAL.
apoyar el movimiento de la caballería del general French, quien
tenía orden de avanzar hacia el Norte, manteniéndose cerca del ca-
mino que conduce á Pretoria. Todavía no he recibido noticias de
French, pero en un parte que acaba de llegar á mis manos, el general
Jam Hamilton dice que á la una de la tarde, próximamente, encon-
tró el camino obstruido por el enemigo, fuertemente atrincherado
sobre algunas colinas y alturas á tres millas al Sur del Rand. Los
boers disponían de dos cañones de grueso calibre, de varias piezas
de campaña y de algunos vickers y maxims. Hamilton atacó al
enemigo sin pérdida de tiempo. Ai frente de su flanco derecho esta-
ban los Gordon Highlanders, que después de apoderarse de una ex-
tremidad de la colina, envolvieron las alturas y desalojaron de ellas
á los boers. Hasta la caída de la tarde éstos combatieron con la
mayor tenacidad. Los voluntarios de la ciudad de Londres atacaron
por el otro flanco, y su movimiento fué digno de aprobación; pero
el principal mérito de la acción, así como el mayor número de bajas,
correspondió á los Gordon Highlanders, cuya valerosa acometida
despertó la admiración de todos. Hamilton se encuentra actualmente
al Oeste de Johannesburg, y French á algunas millas más al Nor-
deste. La caballería del general Gordon, la infantería montada y la
séptima división ocupan varias alturas situadas al Norte de la ciudad.
La undécima división con el cuartel general y la artillería gruesa
se hallan al Sur de Johannesburg.»
— En la noche del 30 del pasado mes de Mayo pronunció lord Sa-
lisbury ante la Asociación conservadora de la City un importante
discurso, en el cual dijo: «Diversos filántropos se han servido de mi
nombre para hacer creer que se trata de poner término á la guerra,
renunciando sin resultado alguno á los grandes esfuerzos efectuados
después de los sacrificios que hemos realizado. Se ha supuesto que
yo había prometido no efectuar ninguna anexión de territorio ni de
minas de oro... Cuando en esta formase citan frases, es preciso co-
nocer su contexto, y nunca he prometido, jamás he tenido intención
de hacer, ni jamás he dicho nada que pueda interpretarse como pro-
mesa. He expuesto simplemente un hecho histórico.» Lord Salisbury
añadió: «Hacemos la guerra para disminuir la opresión que se ejer-
cía sobre los ingleses en el Sur de África y porque nuestras adver-
tencias á aquellos Gobiernos fueron contestadas con un ultimátum
insultante. La guerra nos cuesta sacrificios enormes. Los aceptamos
con la esperanza de no renovarlos; pero es imposible predecir qué
medidas tomará el Gobierno para impedir la vuelta á la perturbación
actual. Estamos autorizados sólo para decir que, después déla gue-
CRÓNICA GENERAL. 233
rra, nuestra política consistirá en apaciguar los ánimos, buscando
una mutua cooperación de todos los elementos y de todas las razas.»
Terminó el primer ministro expresando su esperanza de que dentro
de pocos años todos los sudafricanos serán subditos fieles del impe-
rio británico.
— Las últimas noticias de la guerra del Transvaal no pueden ser
más desconsoladoras para los amantes de la justicia y del derecho.
Los ingleses acaban de entrar en Pretoria, y con esto ya se puede
dar por consumada la obra de iniquidad con que Inglaterra escan-
daliza al mundo en las postrimerías del siglo XIX.
* *
Portugal. — A medida que los ingleses adquieren mayor ascen-
diente sobre Portugal, país que puede considerarse como una depen-
dencia británica, pues el Gobierno lusitano está supeditado al de
Londres, la propaganda protestante de las Sociedades bíblicas ingle-
sas adquiere de día en día considerable desarrollo en el vecino reino.
En Lisboa se han abierto templos y escuelas protestantes, y á ellos
acuden hombres y mujeres del pueblo y hasta soldados. En vista de
semejante estado de cosas, el clero católico, en cumplimiento de
órdenes dadas por el Patriarca, trata de contrarrestar esta propagan-
da, y la Dirección de la Obra antiprotestante hace un llamamiento á
los verdaderos hijos de la Iglesia, á fin de que vengan en auxilio de
la misma. El periódico El Correo Nacional y algunos curas párrocos
han abierto suscripciones á favor de la obra, que tiene por objeto
evitar la propagación del protestantismo en Portugal.
II
ESPAÑA
A falta de acontecimientos ruidosos, la pasada quincena ha sido
de las más fecundas en resoluciones y decretos de reforma, cuya
importancia y cuyos resultados habrá de manifestar el tiempo. Se
han adoptado medidas y nuevos procedimientos para el arreglo de
nuestra marina, para la inspección de tribunales, para el fomento de
la agricultura, y de un modo especial para cuanto se refiere al
desarrollo de la instrucción pública, abarcando esta última sección el
plan de enseñanza que se ha de proporcionar á los obreros jóvenes,
la que han de gozar todas las clases obreras en general, el nuevo
234 CRÓNICA GENERAL.
régimen á que habrán de atenerse los profesores y alumnos de nues-
tros Institutos y Universidades y los requisitos para utilizar copias
de los archivos nacionales. Entre estas reformas legislativas, creemos
de particular interés la encaminada á cortar los abusos que se rela-
cionan con la asistencia á las clases, y por eso transcribimos el articu-
lado correspondiente:
«Artículo i.° La asistencia á clase es obligatoria para los alum-
nos oficiales. — Art. 2o Los alumnos y todas las personas que asistan
á una clase oficial se hallan bajo la autoridad del catedrático, debien-
do guardar la mayor compostura y obedecer cualquiera orden que
éste les dicte dentro de la esfera de sus atribuciones. — Art. 3.0 Los
catedráticos pasarán diariamente lista, tanto en las Universidades
como en los Institutos, anotando las faltas de asistencia de los alum-
nos.— Art. 4.0 Cuando un alumno, sin justificación de enfermedad
ni causa legítima llegue á contar veinte faltas de asistencia á clases
diarias, ó diez á clases alternas, será dado de baja en aquella asigna-
tura, no pudiendo ser examinado en la convocatoria ordinaria de Ju-
nio.— Art. 5.0 Queda al criterio de los catedráticos apreciar el valor
de los justificantes que los alumnos presenten para disculpar su falta
de asistencia. Si el alumno se creyese perjudicado, podrá reclamar al
director del Instituto ó al decano de la facultad en que siga sus estu-
dios.— Art. 6.° Los claustros y los directores de los Institutos adop-
tarán las medidas que estimen más oportunas para evitar que los
alumnos falten á la debida compostura dentro del establecimiento ó
á la puerta del mismo. A este fin, en aquellos Institutos en que el
local lo permita se organizarán salas de estudio á cargo de los profe-
sores auxiliares, quedando encargado el claustro de la reglamenta-
ción de este servicio, así como de determinar las condiciones en que
debe admitirse á los alumnos. Si hubiere falta de auxiliares, ó éstos
tuvieren otros deberes á su cargo, el claustro podrá proponer al rec-
tor el nombramiento de ayudantes especiales gratuitos en número
conveniente para desempeñar estas funciones. — Art. 7.0 Cuando con
objeto de anticipar las vacaciones, ó por cualquier otra causa, los
alumnos se negasen colectivamente á entrar en clase, los rectores y
directores de los establecimientos decretarán la clausura de la en que
esto ocurriese, teniendo dichos alumnos que repetir la asignatura en
el curso próximo.— Art. 8.° Los dias de vacaciones por fiestas reli-
giosas, nacionales ó locales, se fijarán en la tablilla de anuncios de
las Universidades é Institutos, firmando el edicto los secretarios con
el V.° B.° de los rectores ó directores. — Art. 9.0 Las vacaciones por
fiestas de Navidad comenzarán el 15 de Diciembre y terminarán el
CRÓNICA GENERAL. 235
io de Enero. — Art. 10. La asistencia de los profesores numerarios á
clase es obligatoria. Los rectores y directores de los establecimientos
docentes llevarán nota exacta de la asistencia de los catedráticos,
dando cuenta mensual al ministro. — Art. n. Los rectores y directo-
res podrán, por una vez en cada curso, conceder quince días de licen-
cia á los catedráticos sometidos á su jurisdicción. El ministro podrá
conceder un mes. El profesor que sin autorización ni causa justifica-
da dejase de concurrir á clase por espacio de treinta días, será decla-
rado excedente. — Art. 12. Cuando hecho el cómputo total de los días
de clase resultara que algún catedrático numerario hubiese concurri-
do en el curso menor número de días que el auxiliar á la explicación
de la asignatura, sin causa fundada, no podrá dicho profesor figurar
en el tribunal de su asignatura, ocupando su puesto el auxiliar, al
cual corresponderá percibir los derechos de examen. — Art. 13. Los
rectores y directores de los establecimientos docentes, bajo su direc-
ta y expresa responsabilidad, quedan encargados de que lo anterior-
mente dispuesto se cumpla desde el próximo curso académico. —
Art. 14. Por el ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes se
dictarán las disposiciones necesarias para la ejecución de este
decreto.»
— Ha sido objeto de muchos comentarios y discusiones en la
prensa la negativa dada á los comisionados de la Unión Nacional que
solicitaban una audiencia para exponer á S. M. la Reina Regente
sus quejas y proyectos contra el Gobierno actual. Los defensores de
éste han justificado dicha negativa fundándose, entre otras razones4
en la forma en que está redactada la petición, donde se fija de ante-
mano, contra toda costumbre, la fecha de la audiencia.
He aquí el texto de las cartas que mediaron entre los represen-
tantes de la Unión Nacional y la Mayordomía de Palacio.
«Benito Zurita Nieto, Madrid.
»Excmo. Sr. Mayordomo mayor de Palacio. — Excmo. Sr.: A fin de
exponer la crítica y difícil situación en que el Gobierno de S. M. ha
colocado á las clases productoras del país, obligándolas á la resis-
tencia al pago de los tributos para protestar de sus desaciertos eco-
nómicos, nos permitimos, con el más respetuoso afecto, solicitar
una audiencia de S. M. para que, conocida la justicia de nuestras
peticiones, evite que la conducta de los ministros responsables sea
causa de males y trastornos que á todo trance y toda costa quieren
evitar los contribuyentes españoles, que sólo confían en la conser-
vación del orden para el mejor desarrollo de sus industrias y en-
grandecimiento de su querida España. El plazo para el pago de las
230 CRÓNICA GENERAL,
contribuciones se ha acortado en este trimestre, limitándole hasta
el 31 del corriente Mayo, y antes de este día, si en ello hubiera po-
sibilidad y lo permitieran las altas ocupaciones de S. M., podía ce-
lebrarse esta audiencia. El movimiento de opinión que estima
atentatorio á la tranquilidad publica la permanencia del actual Go-
bierno, es unánime en la nación entera, y para evidenciar y justificar
esta afirmación pretendemos que el mismo día que S. M. nos otor-
gue la audiencia, si tal distinción mereciéramos, llegasen de todas
las provincias y pueblos de España telegramas que apoyasen la pe-
tición que los elementos productores de Madrid harán á S. M., y por
esto nos permitimos indicar (pidiendo de antemano perdón por tal
atrevimiento) la conveniencia de'que fuéramos recibidos por S. M. el
día 30 del corriente, á la hora que se digne señalar.
«Esta comisión será formada por D. Luis Mahou, industrial,
presidente interino de la Cámara de Comercio de Madrid; D. Se-
bastián Maltrana, comerciante y propietario, presidente de la Socie-
dad de Comisionistas y viajantes; D. Luis Montón, fotógrafo, vice-
presidente de la junta sindical de los gremios; I). Antonio Piera,
comerciante, vicepresidente del Círculo Industrial; D. E. Tomás
Rodríguez, comerciante, vicepresidente del Círculo Unión Mercan-
til; D. Eugenio Sáinz Romillo, comerciante y presidente de la Junta
provincial de Unión Nacional, y D. Benito Zurita Nieto, abogado,
profesor mercantil y secretario de la misma junta. En espera de la
contestación de V. E., se ofrecen suyos muy afectísimos que le be-
san la mano, Luis Mahou, B. Zurita Nieto. Rogamos envíe la res-
puesta á las señas que indica el membrete de esta carta.»
«Mayordomía mayor de S. M.
»Sres. D. Luis Mahou y D. Benito Zurita Nieto, — Muy señores
míos y de mi consideración: Por ausencia del duque de Sotomayor,
y sustituyéndole en sus funciones, he recibido la carta que ustedes
le dirigen solicitando una audiencia de S. M. la Reina Regente; pero
como las audiencias están interrumpidas hace algún tiempo, no me
es posible indicarles hoy el día ni la hora en que pudieran tener lu-
gar, según ustedes desean en su atenta y ya citada carta á que ten-
go el gusto de contestar. Con este motivo queda de ustedes su más
atento S. S. Q. B. S. M., Juan Pacheco. »
— La suscripción al empréstito, según los datos que acaban de
hacerse públicos, ha excedido á los cálculos más optimistas.
El resultado definitivo de las cantidades suscritas es el siguiente:
En obligaciones del Tesoro, en Madrid, pesetas 355.109.000, y en
las sucurseles, 97.527.000, ó sea un total de pesetas 452.636.000.
CRÓNICA GENERAL. 237
En obligaciones de Aduanas, en Madrid, pesetas 136.698.500, y en
las sucursales, 129.073.000, ó sea un total de pesetas 265.771.500.
En pagarés, en Madrid, 63.500.000 pesetas, y en las sucursales,
30.000.000, ó sea un total de 93.500.000 pesetas. Por lps tres con-
ceptos de valores convertibles se han suscrito: en Madrid, pesetas
555.307.500, y en las sucursales 256.600.000, ó sea un total de
811.907.500, á cuyo total hay que añadir las pesetas 147.831. 500
que en obligaciones del Tesoro tiene el Banco, componiendo un
total general de 959-739-000 pesetas. Se han presentado á la con-
versión, como era natural, todos los pagarés. De las obligaciones del
Tesoro han quedado solamente por presentarse á la conversión
5.650.000, que serán reembolsadas por el Banco. De las obligacio-
nes de Aduanas han quedado por presentar 26.215.000.
La suscripción en metálico es, sin duda alguna, la que más llama
la atención, por el aumento enorme que tuvo á última hora, puesto
que con las noticias recibidas de las sucursales que no habían en-
viado cifras del cierre, y las operaciones últimas de Madrid, se au-
mentó en 1. 000 millones la suscripción.
Las cantidades definitivas suscritas en metálico son las si-
guientes:
En Madrid 2.516.868.000
E a las sucursales 2.150.612.500
O sea un total de 4.667.480.500
Resulta, pues, el empréstito en metálico cubierto más de veinti-
cinco veces.
Los resultados de esta brillante operación para el Tesoro, á con-
secuencia del gravamen que ha de pesar sobre el presupuesto de
gastos en comparación con el estado actual, pueden condensarse así:
El interés que se da al nuevo papel es de 4*844 pesetas. La prima
de amortización equivale á pesetas ©'1432. El total, por tanto, de
interés equivale á pesetas 4*9872. La anualidad íntegra de gastos
que representa el total del empréstito es de 65.456.928 pesetas; de
cuya cantidad hay que descontar el impuesto del 20 por 100, ó sea
11.979.365,45 pesetas, que dejan reducido el gasto líquido por anua-
lidad á 53 477.582,55 pesetas. El gasto líquido actual de las tres
clases de valores convertidos representa 48.85S.345 pesetas. De
donde resulta un aumento de gastos, originado por el empréstito,
de 4. 619. 217 pesetas; pero, como en los primeros cuatro trimestres
se amortizan, con estos cuatro millones y pico de aumento, valores
238 CRÓNICA GENERAL.
del nuevo empréstito que ascienden á 5.560.100,76 pesetas, resulta
que en el primer año la cantidad que se amortiza importa ya más
que el aumento de gastos. También puede hacerse esta otra cuenta.
El gasto íntegro del empréstito es de 65.456.928 pesetas, y el gasto
íntegro actual es de 52.445.025; de modo que el mayor gasto íntegro
para el presupuesto se eleva á 13.01 1.903; pero como en el presu-
puesto hay un crédito preventivo de 20 millones para los gastos de
operación, todavía queda un remanente de 6.988.097 pesetas. Y
aparte de esto, la operación produce en el impuesto de utilidades
un aumento de 8.392.685,45 pesetas.
El empréstito ha sido un gran triunfo para el Gobierno, y par-
ticularmente para el señor Ministro de Hacienda, aunque no falta
quien juzgue ruinosa y perjudicial esta operación de crédito. De las
principales poblaciones de España, así como de París, han recibido
el Sr. Presidente del Consejo y el Sr. Ministro de Hacienda multitud
de telegramas de felicitación entusiasta.
Pero además, el empréstito demuestra en la patria un vigor y
una vitalidad admirables, así como una confianza del dinero en el
porvenir, que no puede ocultarse á nadie; porque, aun reconociendo
que los pedidos se han extremado mucho por los suscriptores, siem-
pre resultará que éstos tenían disponibles, y han entregado en el
acto, 466.748.050 pesetas, que es lo que importa el 10 por 100 del
total suscrito.
OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS
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CARTA SOBRE EL ECLIPSE
M. R. P. FRANCISCO BLANCO, DIRECTOR DE «LA CIUDAD DE DIOS.>
iUy distinguido amigo y compañero: La circunstancia
de haber venido á observar el eclipse del 28 de
Mayo como agregado á la Comisión del Observatorio
de San Fernando, me impide satisfacer cumplidamente los
deseos de usted en cuanto á emprender un estudio de los
trabajos realizados para publicarlo en La Ciudad de Dios.
Este estudio lo hará, con la competencia que le distin-
gue, el citado Observatorio de Marina, después de discutir
los datos recogidos y de hacer la comparación entre lo ob-
servado y lo previsto, con el objeto de deducir las conse-
cuencias oportunas y enriquecer con ellas para los eclipses
futuros, el tesoro de conocimientos científicos con que cuenta
ya la Astronomía moderna en este punto concreto de sus
dilatados horizontes.
La observación del eclipse se realizó en todas partes en
las mejores condiciones apetecibles; en las placas fotográficas
han quedado impresos todos los detalles del fenómeno, espe-
cialmente en la fase de totalidad que es la más importante,
detalles que por algún tiempo ocuparán con fruto la atención
de los astrónomos.
Una de las cuestiones más trascendentales á cuya solu-
ción ayudan los eclipses de sol, es la determinación, cada
vez más exacta, de los diámetros de la luna y del astro cen-
La Ciudad de Dios.— Año XXL— INúrn. 654. 16
242 CARTA SOBRE EL ECLIPSE.
tral, y, como consecuencia de esto, la distancia entre los dos
astros, y particularmente entre el sol y la tierra, ya que esta
distancia es la base fundamental de otros numerosos cálcu-
los astronómicos.
El acuerdo casi exacto entre los momentos observados
durante el fenómeno y los previstos por el cálculo, indica
claramente que son bien pequeñas las correcciones que de-
ben aplicarse á los valores admitidos como constantes en el
cálculo de los eclipses. Sin embargo, las excelentes placas fo-
tográficas obtenidas por varios observadores — muchas de
las cuales he tenido el gusto de admirar — prestándose como
se prestan á una medida rigurosa de cuerdas y diámetros de
los discos, servirán á maravilla para acometer una revisión
de cálculos, aquilatando hasta el extremo la corrección que
sea necesaria en los valores fundamentales.
La instalación preparada por el Observatorio de Marina
de San Fernando resultó muy completa y perfectamente or-
ganizada. Merecen bien de la ciencia y plácemes sin reserva
el dignísimo Director de aquel Centro, General Viniegra,
Conde de Villamar, así como el inteligente y activo personal
de astrónomos y ayudantes que llevó á sus órdenes. A pesar
de ser numeroso el indicado personal, hubo de trabajar cons-
tantemente y durante muchos días antes del 28 para tenerlo
todo ultimado y dispuesto en la víspera, de modo que en el
27, y aun en parte del 26, se realizaron simulacros de obser-
vación, como si el eclipse estuviera ya á la vista. El 28 y mi-
nutos antes de comenzar el fenómeno, ocupó su puesto res-
pectivo cada uno de los observadores, y desde el principio
hasta el fin ejecutáronse las maniobras con el orden y con-
cierto con que ejecutaría las suyas una agrupación militar
en el campo de operaciones. Al ün^ de militares y militares
distinguidos se trataba , sin que les faltase el capellán de
reglamento.
Hallábase nuestra instalación muy próxima á Elche, y en
torno de ella se agolpó numeroso público, aumentado por
el que había acudido desde Alicante, Almería y pueblos de
la comarca. No podía convencerse aquella muchedumbre de
que, colocándose á mayor distancia de los astrónomos^ po-
CARTA SOBRE EL ECLIPSE 243
día gozar del espectáculo lo mismo que á nuestro lado.
A pesar de tan grande curiosidad, bastaron algunos guardia s
de orden público y de la Veterana para contener la gente á
respetable distancia, si bien no la suficiente para que el mur-
mullo j vocerío no molestase algún tanto á los que entonces
no atendíamos á otra cosa que al momento solemne que
se acercaba. El General Director tuvo á bien honrarme en-
cargándome de la ecuatorial destinada á la observación de
los contactos, y acompañada de una cámara fotográfica de
corto foco y campo extenso, la cual tenia por objeto buscar
el problemático planeta Vulcano. Faltaba medio minuto para
el comienzo del eclipse, y cerciorándome de que tenía bien
cogido con la mano el botoncito con que había de cerrar la
corriente eléctrica motora de la pluma del cronógrafo, redo-
blé la fijeza de la vista en el borde del disco solar mientras
se presentaba la luna dispuesta á cubrirnos el astro del día
dejándonos á oscuras. La voz ¡ya está! sonó al mismo tiem-
po en que la pluma escribía en el cronógrafo el primer con-
tacto.
Desde este momento, y según crecía la fase del eclipse,
creció también como una ola en el mar el ruido y la anima-
ción en nuestros circunstantes: al aproximarse el momento
de la totalidad, aquello era un torrente desbordado de voces
y gritos... una babel.
Fué preciso que dos ó tres de nuestros astrónomos, sa-
liendo del mutismo que nos habíamos impuesto, gritasen con
voz potente: ¡silencio! Y en efecto, como si un resorte hu-
biese cerrado millares de bocas, no se oía el más ligero ruido
durante la totalidad, que fué de minuto y medio; nadie podia
contener la emoción ante el panorama espléndido que en las
alturas del firmamento presentaba el disco lunar pintado de
negro intenso, rodeado de magnífica aureola, penachos pro-
longados y matices fantásticos. Puedo asegurarle que necesi-
té un imperioso esfuerzo de la voluntad para no olvidarme de
lo que estaba haciendo y para resistir á la fascinación que
sobre mí ejercía el grandioso espectáculo.
Renuncio á describir, Sr. Director, lo que interiormente
experimenté en aquellos instantes. También me sería impo-
244 CARTA SOBRE EL ECLIPSE
sible trasladar al papel las emociones de aquel numeroso
público que, con la rapidez de un relámpago, se vio como
transportado á mundos incógnitos para presenciar escenas
nunca imaginadas. Aquellos tintes, aquellos matices, aquella
luz imperfecta y singular eran cosa nueva, completamente
desconocida de cuantos por primera vez eran testigos pre-
senciales de un eclipse total de sol; porque ni se parecían á
la luz de la luna, ni á los resplandores del sol, ni á los arre-
boles y coloraciones del crepúsculo.
Las cinco cámaras fotográficas de la instalación de San
Fernando funcionaron regularmente desde el principio hasta
el fin del eclipse. Entre ellas y como principales figuraban
dos celóstatos. Las imágenes del sol dadas por la primera
pasan de 8 centímetros de diámetro; al lado de la segunda y
aprovechando un reflector común hallábase instalado el
espectrógrafo. Otras dos cámaras acompañaban cada una á
su ecuatorial correspondiente. La destinada á buscar á Vul-
cano daba imágenes de un centímetro, las de la otra son casi
del mismo tamaño que las del celóstato y cámara citada en
primer término. En total se obtuvieron unas setenta fotogra-
fías, casi todas ellas utilizables y en un buen número per-
fectas, varias de la totalidad, que era lo más importante,
primorosas; es decir, un resultado satisfactorio por todos
conceptos.
Paso por alto los otros varios instrumentos que allí fun-
cionaron, como un anteojo de pasos perfectamente montado,
con el cual noches antes y noches después del eclipse se hi-
cieron las observaciones necesarias, sextantes, etc. Funcionó,
además, una completísima instalación meteorológica provis-
ta de instrumentos registradores y de observación directa.
Como detalle curioso me fijé en la curva trazada por el ter-
mógraío Richard, que señaló un descenso de temperatura
de 1 8o, notándose la anomalía de que un termómetro actino-
métrico sólo descendiese 90, lo cual indica que uno de los
dos termómetros no funcionaba bien. La comparación y es-
tudio de ambos dirá donde está el error.
Como auxiliar importantísimo he de citar la línea tele-
gráfica que mantuvo en comunicación constante la instala-
CARTA SOBRE EL ECLIPSE 245
ción de Elche con el Observatorio de San Fernando. Se
cambiaron de una estación á otra las señales de tiempo con-
venientes, y puede decirse con verdad que desde Elche
sentíamos las oscilaciones del péndulo del Observatorio de
Cádiz, y desde éste se oyó el tic-tac del cronómetro de
Elche.
De este modo pudo el astrónomo francés Mr. Laebeuf
tomar la hora exacta y conocer el estado absoluto de su cro-
nómetro. Dicho astrónomo manifestó bien á las claras su sa-
tisfacción y verdadera sorpresa al ver la exactitud con que
los astrónomos españoles le proporcionaron dato tan impor-
tante; pues, sin duda creyó que no se contaba con una re
gularidad tan perfecta como aquella con que funcionaba la
línea.
Además de los trabajos realizados en Elche, en el mismo
Observatorio de San Fernando trabajó con el acierto, interés
y actividad que le caracterizan, elSr. Díaz Villar, subdirector
de aquel centro científico. Utilizando la ecuatorial fotográfica
de la Carta del Cielo, obtuvo fotografías numerosas del eclip-
se parcial que desde allí podía observarse. Estas placas se
distinguen por la perfección y corte finísimo de los contornos
de los discos, lo que prueba lo bien enfocada que se halla
la dicha ecuatorial. En resumen, el Observatorio de San Fer-
nando puede estar justamente orgulloso del resultado de sus
esfuerzos, resultado que se hará patente y admirará el públi-
co tan luego como sea de su dominio la Memoria científica
que el Observatorio prepara acerca del pasado eclipse, del
que no se olvidará ninguno de cuantos en España y fuera de
España han podido contemplarlo.
Puede decirse que en general han quedado satisfechos
todos los astrónomos, así nacionales como extranjeros. Este
buen éxito y el interés despertado en todos son preludio feliz
de que en el eclipse que ya se acerca, y con el cual será favo-
recida España en Agosto de 1905, la animación y el esmero
crecerán hasta el último grado; todos procurarán preparar-
se lo mejor posible, y los trabajos científicos resultarán
mucho más perfectos.
Posteriormente he tenido ocasión de admirar las placas
246 CARTA SOBRE EL ECLIPSE
hechas en Plasencia por el Observatorio astronómico de Ma-
drid. Son menos numerosas que las de San Fernando, pero
bellísimas, y tienen el mérito singular de formar parte de
la realización de un programa perfecto realizado con el cor-
tísimo tiempo de preparación de que pudo disponer la Comi-
sión, pues sabido es que los instrumentos de que había de
servirse llegaron casi en vísperas del eclipse.
Nuestros dos principales Observatorios están de enhora-
buena; es bien seguro, y me felicito por ello, que sus traba-
jos no desmerecerán de los mejores que hayan realizado las
Comisiones extranjeras.
Paréceme muy oportuno que La Ciudad de Dios ofrezca
desde sus páginas un humilde pero sincero tributo de com-
placencia y felicitación á los sabios astrónomos y compatrio-
tas nuestros que, si pocos en número comparados con los
de otras naciones, han dado una prueba magnífica de su
competencia, de su ilustración y laboriosidad.
Bien merecen los plácemes del público cuantos por amor
á la ciencia, y luchando con dificultades que nada tienen de
científicas, consagran sus vidas á las ímprobas tareas de los
estudios astronómicos, con el peligro y casi la seguridad de
que los más desinteresados esfuerzos vayan siempre expuestos
á las críticas y diatribas de personas incompetentes en la
materia.
En lo que á mí toca, no puedo menos de consignar aquí
mi sincera gratitud hacia el Director y hacia el personal del
Observatorio é Instituto de Marina de San Fernando, por la
benévola acogida con que me recibieron para formar parte
de su Comisión, y por las atenciones y deferencias que unos
y otros se han dignado dispensarme con caballerosidad ver-
daderamente española.
Se reitera de usted afectísimo hermano, seguro servidor
y amigo Q. L. B. L. M.,
Fk. Ángel Rodríguez de Pbada.
M RELACIÓN INÉOITÍ BE El BATALLA OE SIN QUINTÍN
(Continuación.)
los 12 llego el Rei a una legua del campo con los
4000 ingleses 2000 caballos y la coronelia de mini-
caus y 21 piegas de artillería y 600 gastadores traia
su mag* entre cortesanos y otros abentureros según decian
800 caballos la qual coronelia de tudescos bolbio sobre xate-
lete y el conde aranberg con los 1000 caballos de su Regi-
miento y algunas piegas de artilleria para poner el sitio y
batirlo como se higo y tanbien para asegurar los bastimentos
que benian al campo.
Biernes i3 del mes de Agosto llego su mag.* a este cam-
po con toda la dicha gente y artilleria armado como un san
jorge y se les higo una salba de arcabucería y en la noche
se acabaron de plantar 33 piegas de artilleria en diferentes
partes para batir algunos torreones y trabeses que avía y se
procurase desquitar algunas piecas q tiraban al campo q ha-
cían daño y ansí se hico el sábado porque a mediodía ya no
se podra saber q cosa de las dichas piecas pudiese hacer da-
ño y se batió mas de 80 pasos de muralla y qdo En tal estado
q se descubrió el terapleno de dentro de la billa y se Reco-
noció ser mas fuerte la muralla de lo q pensaban.
Este mesmo dia llego el duque de saboia con los maesos
de campo nabarrete y carceres y mos de glaijon y otros dos
caballeros y el buen toralba porq le toparon con el ingeniero
ingles q era su amigo que le iba a mostrar de donde se podia
vatir la tierra entre los jardines de la mano derecha de las
248 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA D£ SAN QUINTÍN.
binas a rreconocer la muralla y abiendo ydo los dos maesos
de campo y el dicho torralba con ellos por entre los arboles
de los jardines q estaban muy espesos has dar encima del
foso porque el duque se quedo con la gente dicha poraberlo
ya bisto con el dicho ingeniero detras de una casa porque
granicaba, les tiraron muchos arcabucacos á bulto, vno de
los quales estando el maeso de campo nabarrete comien-
do una endrina q las avia buenas le dio por la gargan-
ta q no le hico otro daño sino pasarle el coleto jubón y cami-
sa y llebar el cuero de encima del gaznate y hacerle un poco
de sangre. El qual sintiéndose herido y con tam poco dolor
lo mostró al duque y bisto le dijo al dicho maeso de campo
nabarrete no es nada y io (yo) os asiguro la bida q no muráis
dello El qual en oiendolo dijo al duq pues yo lo tengo todo
bien Reconocido y benga buesa al teca solo q por aqui no ti-
ran tanto como por otras partes, fue cosa de admiración
porq dos noches antes el dicho maeso de campo abia soñado
q le daban un arcabucaco y le pasaba el percuco (pescuezo)
estando comiendo y no le sacaban sangre y de alli se passa-
ron entramos a donde se pusieron después dos piecas grue-
sas pero a su alteca y aun al dicho nabarrete maeso de cam-
po asonbraron los goridos (zumbidos?) de los arcabugagos q
les tiraron q quedo bolbieron a donde los cubria un balladar
no pensaron q abian hecho poco en aquella coiütura (coyun-
tura) se bendio barato la cera por los dos y otorgo.
El domingo 1 5 de Agosto se batió poco porq el sábado
antes se batió mas de los 8o pasos y seis torrecillas de adon-
de tiraban a los soldados y gentes q andaban En los jardines
este dia trujeron al duque 4 banderas q la gente questaba
sobre jatelete quitaron a las seis banderas que benian de
Guisa para entrar en el para le socorrer y según se certifico
mataron 120 franceses y que por estar los bosques tan cerca
no se deshicieron del todo.
Lunes 16 de agosto se embio el capitán jordan de baldes
com gente de su compañia con el condestable de francia y a
uno de sus hijos con otros muchos prisioneros a la ciudad
de gante los quales se fueron a despedir de su mag.* q estaba
en sus tiendas y le Recibió al condestable en presencia de
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 249
todo el campo con alegre gesto y salió de su antecámara
para lo hablar q estaba en una litera q iva herido y aqlla no-
che Entro el condestable en canbrai y el artillería q se gano
en la batalla. El mesmo dia se acabaron de llegar las dos
minas junto al foso aunq no se bieron las bocas, y las dos
trincheas.
El duque Erico (Enrique) de brancuique llevo alemana
(á Alemania) a Reingrave y a mos de santandres (Mr. de
Saint Andrés) para triunfar dellos.
Este dia los milorts en nonbre de los ingleses suplicaron
a su mag.t les diese la banguardia del asalto de san quintin
y el se lo prometió si se podia hacer sim perjuicio de los sol-
dados special de los Españoles q lo tenian por püdonor de
onrra pero aunque es de presumir q no les salia la tal de-
manda del coragon fueron muy contentos có el pronto pro-
metimiento q su mag.t les hizo.
Este dia se supo como se avia socorrido a cum y besba-
ratado a mos de brisach y ansimismo como marco antonio
colona Rompió 7000 esguigaros y franceses q tenia el papa
y muerto dellos los 3ooo.
Martes 17 de agosto se dio orden q se hiciesen 10 man-
tas (1) y este dia se acabaron de allegar otras cinco minas a
la orilla del foso sin les abrir las bocas saibó á las dos pri-
meras por donde entraron muchos soldados al foso y Reco-
nocieron q abia dos casas matas y el foso áspero y ansi se
dio orden que con las piegas que tenia julian en su quartel
se tirase a la primera casa mata q se parecia y ansi tiro todo
aquel dia y aunq aprovecho mato una de las piecas q tiraban
al ingeniero juan maria y a cinco soldados de la compañía
del capitán hanz.
Miércoles 18 salió el conde de agamonte capitán general
de la caballeria española y borgoñona y 2000 caballos y
otros muchos caballeros cortesanos y ingleses y el conde de
mega con sus dos mili balones porq se tubo nueva que be-
(1) Tablones gruesos con ruedas por la parte de arriba y con
estacas por la de abajo, en donde podían resguardarse hasta cuaren-
ta hombres.
250 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
nia gente a se meter en han y llegados a vista hallaron q he-
ran 3oo caballos y que no osaron esperar y nunca mas bol-
bio caballería allí (i) El juebes siguiente bolbio toda la gente
y se trujer<)n de los lugares comarcanos a han y la fera (La
Fere) mas de 2000 bacas y 6000 cabezas de carneros obejas
y puercos y llego a baler un carnero quatro Reales y medio
la oveja dos la baca diez y trece reales Este dia llego al
campo 21 piegas de batir y se acabaron cinco mantas.
Viernes 20 del dicho mes los enemigos tiraron mucho
con los sacres y mosquetes ai campo y no mataron sino dos
honbres borgoñones siendo en el quartel de españoles (2).
El sábado se higo una esplanada al cabo de la trinchea y
se plantaro otras diez piegas de batir y el mesmo dia los de
la villa hechaban fuera mas de quatrocientas mugeres (3)
(1) Doc. inéd. «Salió el Conde de Agamont con tres mil caballos
y con él muchos caballeros cortesanos y algunos ingleses á correr la
campaña: fueron siete leguas dentro en Francia, y se volvieron sin
topar un hombre.»
(2) Doc. inéd. «A los 20 de Agosto, á la una de la noche, llega-
ron al dicho lago entre el burgo que se ganó, y el cuartel de los bor-
goñones la parte de levante, trescientos franceses arcabuceros, muy
callando á meterse en unas barcas dentro de la villa, y traían un ca-
pitán francés que había sido preso en la rota del condestable, y res-
catado por 50 ducados; y ya que estaban metidos los mas dellos en
las barcas, al ruido callado que habia se llegó á ellos un borgoñon
de los nuestros que hacia centinela y dijo: «;quien vive!:» respon-
dieron: «España,» y como los vio negociados, llegóse más á ellos,
y reconoció lo que era. Tocó arma, arma: acudieron los españoles
que estaban en el burgo y los borgoñones: como ellos los sintieron
metiéronse más gente en las barcas, y tanta que se cree que anegó
alguna, porque cuando amaneció los vieron algunos dellos en el agua
vivos, y ansi en las barcas se entraron por la puerta de la tierra más
de doscientos hombres: los demás fueron presos y muertos, y fué
otra vez preso el capitán francés que traían . »
(3) Doc. inéd. «Este dia (21) á las cuatro de la tarde, por el
cuartel de los tudescos que está hacia la parte del norte, tiene la
villa una puerta, y por ella echaron los de dentro hasta doscientas
mujeres villanas é que se habían recogido á la villa por temor de la
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 251
ansí de la billa como de los billajes q estaban allí Recogidas
y algunos caballos y los soldados españoles no las dexaron
salir á poder de arcabucacos q les tiraron y ansi las hicieron
bolber adentro porq se entendia que les faltaban bastimentos
algunos caballos tomaron de aquellos aunq flacos.
Domingo 22 se batieron algunos torreones y la torre del
esquina y llegaron todas las minas al foso (1).
Lunes se batió asimismo y passaron de la otra parte de
la Ribera encima del abadía donde el capitán julian batia
seis cañones con los quales tiraban a la torre del esquina y
a la casa mata y a la puerta de la villa.
El martes se batió bravamente la muralla donde estaba
el molino y cortaron mas de 5o pies del Heneo y se abrieron
otras tres bocas de las minas por donde salieron muchos
soldados a Reconoscer el fosso y subieron hasta la muralla
y el terrapleno q se descubrían Especial el capitán salinas y
muñoz soldado de la compañía de corcuera y canpucano de
la compañía de bacán y Reconoscieron la trinchea que los
enemigos abian hecho en el terrapleno para pelear desde alli
y de como abian derribado algunas casas y hecho esplana-
das para poner artillería.
El miércoles siguiente se metieron tres mantas y al me-
terlas hecharon los enemigos muchas piedras y fuegos artifi-
ciales mataron quatro o cinco soldados y entre ellos al sar-
gento maior Ramírez y al capitán corcuera buen soldado y
gran trabaxador y bien quisto y acreditado de los soldados y
peso mucho su muerte al "general (2). Este dia se supo de la
guerra. Los tudescos no las dejaron salir antes les tiraron arcabuza-
zos, y mataron dos dellas.»
(1) c. «... y aunque a los xxn Mos de Neuers, que al presente
trata las cosas de guerra del Rey de Francia embio desde Cressi que
esta seys leguas de Sant Quintín trezientos hombres para q a media
noche se metiessen en la tierra por el pantano siendo sentidos se
escapaio muy pocos, aunque todavía entraró" en la tierra mas de ses-
senta hombres y los demás fueron muertos por los nros., o se aho-
garon...»
(2) Doc. inéd. «También mataron dos soldados particulares de
la compañía de D. Antonio de Velasco. También mataron desde la
252 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
gente q se hechaba de los enemigos por la muralla como los
enemigos estaban de boluntad de Rendirse y no pelear y q el
almirante hico ahorcar tres o quatro porqe le dixeron que
pues los bastimentos specialmente harina les faltaba q seria
bien tratar con el duque algún buen concierto, tanbien se
supo q si esta misma noche se les tocara arma no obiera
honbre q asomara a la muralla por el gran descontento y feas
palabras q el almirante les dio special por el Heneo y parte
de la Ribera y q se perdió la maior coiuntura del mundo.
Juebes luego en amanesciendo se comenco a batir con
43 (1) piecas por quatro partes y su mag.t cabalgo con la
caballeria alemana y española y la hico poner en esquadron
alRededor del campo y a la infáteria asimismo con animo q
se les diese el asalto y a las dos después de mediodía se jun-
taron los españoles y borgoñones y la coronelia de lacaro
suendi y mandaron que se pusiesen En tres partes el tercio
del maeso de campo carceres por una parte y el de nabarrete
y parte de la coronelia de lacaro suendi y por otra parte los
borgoñones y la Resta de los alemanes y dos compañias des-
pañoles y por la otra parte de la Ribera donde julian alojaba
las compañias del julian hoio y nofre (Onofre) saoriny las tres
compañias de borgoñones de carandole y los ingleses y les dio
orden para que quando se les hiciese la señal arremetiesen y
les Rogo y encargo q oserbasen y guardasen las' iglesias y
tenplos y q no hiciesen mal a las mugeres niños viejos cléri-
gos frailes monjas ni se Robasen ni pegasen fuego y tocado
arma no se aRemetio aunq estaban junto al fosso porque Re-
conocieron q hera dificultosa la subida (2) porq la muralla
tierra ocho soldados del tercio de Navarrete, y hoy hubo muchos
heridos.»
(1) e. «... el dicho dia veinte y seis se comenco a batir de pro-
pósito con sessenta piecas...»
(2) Doc. inéd, «Todo esto se hizo con otro fin del que se pensó,
no con fin de arremeter, sino por ver como se ponia la gente y que
tal era, y para que los franceses viendo este preparamento y que no
arremetieron, piensen que podrá ser lo mismo cuando hayan de aco-
meter, y para que viesen bien por donde habían de subir.»
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
253
Estaba en muchas partes alta este dia bien pensaron los ene-
migos q se les diera el asalto y ansi tiraron muchos arcabu-
cacos y hecharon muchas piedras ansi mugeres como hon-
bres y fuegos e hirieron algunos soldados y estubose en esto
bien dos oras y asosegado un poco la furia de los enemigos
se les torno a tocar maior arma a la qual se asomaron a la
muralla muchos soldados y en aquel instante se soltó toda
la artillería y mato muchos q fue causa de los desanimar según
se supo después.
(Concluirá.)
EL MAGNETISMO V U EEECTIIO
(1)
XVII
La Electricidad en la Edad Media.
^j^?|ecíamos, al terminar la exposición de los pasajes re-
| \É)j{ lacionados con las propiedades del electrón y de los
SrñS^ imanes, entresacados de las obras de San Isidoro,
Arnaldo de Vilanova, Raimundo Lulio y otros autores espa-
ñoles del siglo XIII, que, á partir de dicho siglo, se iniciaba
un paréntesis científico que apenas se interrumpía hasta el
siglo XVI. Ratificamos nuestra afirmación; mas ese parén-
tesis no se ha de entender tan en absoluto que nos sea im-
posible citar un solo autor, versado en las ciencias de ob-
servación.
Sabido es que las cuestiones suscitadas entre realistas y
nominalistas fueron el tema obligado de los filósofos y teólo-
gos de aquel largo interregno; y como la Filosofía de enton-
ces era, por decirlo así, un conjunto abigarrado de conoci-
mientos, entre los cuales figuraban los científicos ó experi-
mentales, dicho se está que si abundaron los cultivadores de
la Filosofía, no pudieron escasear los cultivadores de la cien-
cia, particularmente en España, donde seguía el impulso
(i) Véase la pág. 188.
EL. MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 255
dado por árabes y cristianos á la ciencia experimental bas-
tardeada, si se quiere, con el ropaje de la cabala y el arte
transmutatorio.
El paréntesis es, por lo tanto, relativo, en cuanto que
durante esos dos siglos no existen ó, mejor dicho, no se citan
por nuestros historiadores figuras científicas de la talla de
Lulio, Vilanova y Alfonso el Sabio, y menos quienes directa
ó indirectamente tratasen del electrón ó de sus aplicaciones.
Por lo demás, ahí están, entre otros que pudiéramos citar,
sin salimos del siglo XIII, el maestro Teodorico, autor de
varios tratados de química y cirugía, citado por Hernández
Morejón; el célebre Pedro Hispano, catedrático de la Uni-
versidad de París, autor de las celebradas Summulce, que
viniendo á ser un compendio de la Lógica magna de Aristó-
teles y de las principales reglas de la dialéctica peripatética,
sirvieron de libro de texto en casi todas las escuelas
de Europa hasta el siglo XVI (i); los carmelitas Francisco
(i) Menéndez Pelayo en su Inventario bibliográfico dice que este
Pedro Hispano fué luego el Papa Juan XXI; Vallín, en la nota B de
su eruditísimo Discurso, le hace dominico, «á quien solamente se ha
conocido con el nombre de Pedro Hispano,» olvidándose todos de
que era español. Y añade: «otro Pedro Hispano, llamado el joven,
insigne matemático de fines también del siglo XIII, fué profesor muy
celebrado en varias escuelas extranjeras.» En la Historia eclesiástica
del agustino Padre Berti, continuada por mi sabio maestro Padre
Tirso López, tomo i, pág. 367, se lee: «Joannes XXI, genere Lusi-
tanus, octavo mense episcopatus nondum exacto, idibus Maii, ca-
merae ruina percussusinteriit, anno 1277. Joannes iste dicitur XXI,
cum revera sit XX, non propter Joannam papissam, ut putat Ciaco-
nius, sed quia in pontificum catálogos irrepserunt quoque nonnullo
pseudo pontificum nomina... Arbitror Joannem intrusum esse illum,
de quo diximus sseculo X, num. 142, quo catalogis inserto, Joannes
de quo nunc agimus, erit XXI.» Y el Padre Zeferino, en su Historia
de la Filosofía, tomo 11, páginas 312-314, dice: «Los historiadores y
críticos no han podido ponerse de acuerdo hasta la hora presente
acerca del verdadero autor de estas Summulce logicales. Los historia-
dores portugueses suponen y afirman que fueron escritas por su com-
patriota el Papa Juan XXI, que llevaba el nombre de Pedro Hispano
256 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
de Bacho y Bernardo de Masoller; los agustinos Alfonso de
Vargas y Dionisio de Murcia, arzobispo de Sevilla el primero
y de Mesina el segundo, ya en pleno siglo XIV, ambos esco-
lásticos y entendidos en Filosofía natural, y más-propiamen-
te científicos, autores ó traductores de obras arábigas de
Astrología, Medicina, Mineralogía, Física y Química; Ma-
homad Abén-Quich y Rabí Jehudáh Mosca-ha Gaton ,
notables mineralogistas, que en sus célebres Lapidarios
«hacen por orden alfabético la enumeración y descripción
de las virtudes de las piedras, conforme al especial color
que han por natura y segund el saber de los libros de los
sabios. » Incluyen al electrón entre las gemas y le dan
propiedades antisépticas. En medicina sobresalieron, después
de Albucassis, «el nombre más ilustre de la cirugía arábiga
y aun de toda la cirugía de la Edad Media,» después de
Avempace, Avenzoar y Averroes, anteriores al siglo XIII,
el famoso botánico malagueño Aben Albaitar», autor de un
antes de su exaltación al trono pontificio. Mas como quiera que los
historiadores y bibliógrafos, al enumerar las obras de este Pontífice,
no hacen mención del libro que nos ocupa, lo cual no se concibe de
ninguna manera, dada la celebridad que adquirieron las Summce lo-
gicales poco después, opinan otros, no sin fundamento, que el Pedro
Hispano, autor de las Summce logicales, fué un fraile dominico, pro-
fesor de la Universidad de París, que escribió dicho libro para que
sirviera como de manual de lógica á sus hermanos de religión, pa-
sando después desde el claustro á las escuelas públicas.» Teniendo
en cuenta la oportuna observación de Berti acerca del verdadero títu-
lo que corresponde al Pontífice en cuestión, autor de la notable obra
Tesoro de los pobres, es fácil conciliar las opiniones expuestas, sinteti-
zadas, por lo menos, si no tomadas algunas, de lo que sobre el parti-
cular escribe D. Vicente de la Fuente en su Historia de las Universi-
dades, tomo i, cap. xv, pág. 148. Dice así: «Por español pasó
Juan XX, médico y célebre escritor de Filosofía y Medicina en la
segunda mitad del siglo XIII; pero sabiéndose que era portugués, no
hay motivo para incluirle entre los profesores españoles, como tam-
poco para confundirle con Pedro Hispano, el autor de las Stímulas.
»Era éste un dominico español y catedrático en la Universidad
de París, que, después de algún tiempo de enseñanza, viendo las
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 267
diccionario de medicamentos simples, donde dio á conocer
más de 200 plantas nuevas estudiadas por él en Andalucía,
África y Oriente, obra la más importante de materia médica
que apareció después de la de Dioscórides, y mucho más rica
que ella, aunque la toma por base» (1). Aben Albaitar es ya
del siglo XIII. Médicos judíos fueron Maimónides, que más
bien que al siglo XIII pertenece al XII, y un tal Isaaque, ya
del siglo XIV. Entre los cristianos sólo se citan, del siglo á
que nos referimos, Arnaldo de Vilanova, Raimundo Lulio y
Pedro Hispano.
dificultades que tenían los estudiantes para aprender la llamada Ló-
gica magna de Aristóteles, formó un buen compendio de ella y de las
principales reglas de la Dialéctica peripatética. Por modestia dio á
este Compendio metódico y útil el humilde título de Summula, que
ni aun Summa ó compendio lo quiso apellidar. La claridad y buen
método de aquel librito hicieron que en breve se adoptase por libro
de texto en casi todas las escuelas de Europa, quedando, á pesar de
eso, envueltos en la oscuridad los méritos y hasta el apellido de
profesor español, á quien solamente se ha conocido con el nombre
de Pedro Hispano... El nominalista Juan Buridan fué uno de los
que más destrozaron el sencillo trabajo de Pedro Hispano, y llegó á
pasar por autor de las Súmulas, pues este nombre plural se dio ya á
la enseñanza de la Dialéctica en las escuelas desde fines del siglo XIII
en adelante.»
Y antes, en la pág. i32, hablando de cómo los clérigos profesa-
ban la Medicina en el siglo XIII, á propósito de si lo fué ó no Ar-
naldo de Vilanova, había escrito: «En Portugal fueron por mucho
tiempo los clérigos los que poseían la medicina y la enseñaban en
Santa Cruz de Coimbra. Todavía por aquel tiempo (1276) un médico
portugués y notable filósofo llegó á ocupar la Silla de San Pedro, y
es contado entre los Papas con el nombre de Juan XX.» No dice que
se llamase Pedro Hispano, como tampoco lo dice Berti; en cambio
consta de las investigaciones de Pedro Ciruelo, célebre profesor es-
pañol del siglo XVI, citado por el mencionado autor de la Historia
de las Universidades de Españz, que, además del Pedro Hispano, do-
minico, autor de las Súmulas, hubo «otro Pedro Hispano llamado el
Joven, que era también insigne matemático á fines del sigl) XIII y
profesor en escuelas extranjeras.»
(1) Menéndez y Pelayo, obra citada, tomo 111, pág, ^2^
17
258 ELMAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
«Los reyes de Aragón, escribe Vallín (i), durante casi
todo el siglo XIV, fomentaron y protegieron con eficaz dili-
gencia todos los conocimientos que contribuían al esplendor
y poderío de su marina, cultivando por sí mismos la litera-
tura y las ciencias, y sabiendo extenderlas por sus vastos
dominios, adquiriendo así el respeto y la consideración de
los demás países. En cambio la monarquía castellana ofrecía
entonces, y en la mayor parte del siglo XV, un número pro-
digioso de teólogos, canonistas, escriturarios, jurisconsultos,
alquimistas, y aun trovadores é historiógrafos, pero muy po-
cos matemáticos y astrónomos...»
De los siglos XIV y XV son Antonio Andrés, comenta-
dor de la Física de Aristóteles, el carmelita Guido de Terre-
na, autor del Comentario super ocio libros Phisicorum, y Al-
fonso Tostado, de Madrigal, de quien dice Hernán Pérez del
Pulgar: «E asi mismo en el Arte del astrologia é astronomía
no se vido en los Reynos de España, ni en otros extraños se
oyó haber otro en sus tiempos que con él se comparase.»
«Colocadle en la antigua Grecia, escribe otro escritor erudi-
tísimo, y hubiera sido un Aristóteles; colocadle en la antigua
Roma, y hubiera sido un Varrón; colocadle en la Europa
moderna, y hubiera sido un Leibnitz.» Merecen también ci-
tarse los nombres de Martín Alfonso de Córdoba, agustino,
introductor de la filosofía de los Nominalistas en Salamanca
y partidario del método experimental; Juan Mambres, autor
de Quaestiones in ocio libros Physicorum; Fernando de Cór-
doba, y más particularmente por sus tratados sobre materias
de observación y experiencia, Abraham Zacuto, de Salaman-
ca, notable astrónomo de la corte de D. Manuel, rey de Por-
tugal; Mosén Juan Escrivá (De imaginibus astrologicis);
Jerónimo Torrella, astrólogo de primera nota; Rodrigo Ba-
surto, muy versado en el manejo del astrolabio, de los re-
lojes y otros instrumentos; Antonio de Nebrija, primer espa-
ñol que midió un grado del meridiano terrestre. Esto sin
contar «la afición del arzobispo de Toledo, D. Alonso Ca-
rrillo, á hacer experimentos para averiguar las propiedades
(i) Obraccitada, pág. 176, nota B.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 259
de las aguas y de las hierbas, y otros secretos, porque al
cabo estas experiencias y observaciones eran las que habían
de adelantar algún día la Física, la Química y la Botánica.
Pero aún fué mayor la nombradla que alcanzó el célebre
Marqués de Villena, último vastago de la Casa Real de Ara-
gón, tan instruido en hablar diversas lenguas como en la
elocuencia y poesía, en la historia y matemáticas y en la
filosofía natural y astronómica. Sus obras matemáticas, sus
observaciones astronómicas, sus experiencias físicas y sus
descubrimientos químicos le granjearon el concepto de nigro-
mante, siendo vulgarmente conocido por el Astrólogo en la
corte de D. Juan II, quien, aficionadísimo á las letras, daba
escasa importancia á esta clase de conocimientos, contra
el parecer de Juan de Mena, que llamaba al Marqués honra
de España y de su siglo, y lloraba su pérdida como un tesoro
desconocido de sus contemporáneos» (i). También deben
entrar en cuenta médicos tan insignes corno Ben Aljhatib,
entre los árabes españoles, y Fr. Jofre Gilabert, el maestro
Diego del Cobo, Juan de Ariñan, Julián Gutiérrez de Toledo
y otros, entre los cristianos.
Si á esto se añade la expedición famosa de aragoneses y
catalanes á Oriente, de donde trajeron nuevos datos para la
ciencia española; las constantes excursiones marítimas de
catalanes, mallorquines y vascongados, peritos en el manejo
de la brújula, del astrolabio, de las cartas de marear y de
otros instrumentos náuticos, y, sobre todo y ante todo, la
trascendencia del descubrimiento colombino, que por per-
tenecer á fines del siglo XV y principios del siglo XVI lo
dejamos para el capítulo siguiente, veráse bien claro si en
España se interrumpió la cadena de nombres y hechos cien-
tíficos que tan alto elevaron su prestigio durante el largo pe-
ríodo de la Edad Media, y si con razón pudo decir Vosio, en
su Historia de las Artes, que «España fué el país que (duran-
te ese período) conservó mejor la ciencia sin contaminarla ni
(i) Vallín, obra citada, págs. 176-177. No dejaremos de advertir
que el personaje aquí citado no debe llamarse marqués de Villena,
sino D. Enrique de Villena.
260 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
corromperla con los delirios de la superstición, hasta el punto
de que, según otro escritor notable, cuando volvían á los his-
panos, aumentados y comentados, aquellos libros que habían
salido de su nación, no los conocían, porque la verdadera
ciencia había desaparecido en el barbarismo del sofisma y
de la sutileza que reinaba en toda Europa» (i).
En el extranjero adquirieron reputación de alquimistas
durante los siglos XIV y XV, distinguiéndose por el descu-
brimiento de algunos compuestos ó por la invención de algún
procedimiento para la extracción ó purificación de los meta-
les, el maestro Ortholain, autor de una Práctica alquímica
que contiene un capítulo notable sobre la destilación del vino
y la preparación del agua fuerte á diferentes grados de con-
centración; Nicolás Flamel, á quien se atribuyó el secreto de
poder prolongar la vida durante dos siglos; Bernardo Trevi-
sano, perseguidor incansable de la piedra filosofal y supuesto
poseedor del secreto para prolongar la vida hasta cuatro si-
glos; Basilio Valentín, del siglo XV y no del XII, como se
creyó hasta no hace mucho tiempo, autor de varias obras de
alquimia, indicador de diversos procedimientos para extraer
(i) Para adquirir datos ciertos y ampliar los ya conocidos acerca
de la cultura científica española durante los tres siglos que preceden
al décimo sexto, léase el primer tomo de la Historia de las Universida-
des, Colegios, etc., de D. Vicente de la Fuente, sobre todo el capítu-
lo xin : Estudios de Ciencias Naturales en los siglos XIII y XIV ,
página 125. De él ha tomado el Sr. Vallín (aunque siu citarle) los
principales datos que apunta en su Discurso; de él los tomó quizá el
Sr. Menéndez Pelayo, y á él hemos acudido nosotros como fuente de
información, tan fecunda como verídica.
Notabilísimos son también, y muy dignos de tenerse en cuenta,
los dos tomos de La Alquimia en España, por D. José Ramón Luan-
co, catedrático de la Universidad de Barcelona, los cuales son, hasta
el presente, la última palabra en lo que se refiere á la ciencia hermé-
tica española. Ni por casualidad se citan en ellos una sola vez el elec-
trón, el ámbar, el succino ó el lyncurio; pero así y todo ilustran
mucho para apreciar el estado de la ciencia experimental en nuestra
Península durante toda la Edad Media y gran parte de los siglos XVI
y XVII.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 261
y purificar los metales, y entendido, como pocos, en el manejo
de aparatos de experimentación química; Sulzbach, defensor
acérrimo del método experimental, del que obtuvo conquis-
tas maravillosas, y otros muchísimos cuyos nombres se hallan
diseminados en las escasas monografías é historias incomple-
tas quede aquella época se han escrito (i).
Pasando más adelante, «el mayor físico del siglo XV,
escribe Humboldt (2), un hombre que á conocimientos muy
raros en matemáticas reunía en grado sorprendente la facul-
tad de penetrar con sus miradas en las profundidades de la
Naturaleza, Leonardo de Vinci, en fin, fué contemporáneo
de Colón, y murió tres años después que él. El artista coro-
nado de gloria se entregaba al estudio de la Meteorología, no
menos que al de la Hidráulica y la Óptica. Mientras vivió
fué hombre de influencia por sus creaciones artísticas y por
el prestigio de su elocuencia, mas no por sus escritos. Si las
ideas de Leonardo de Vinci sobre la Física no hubiesen que-
dado sepultadas en sus manuscritos, el campo de observa-
ción abierto por el Nuevo Mundo se hubiera explorado cien-
tíficamente en muchas de sus partes antes de la grande época
de Galileo, de Pascal y de Huyghens. Lo mismo que Fran-
cisco Bacon, y un siglo antes que él por lo menos, Leonardo
de Vinci consideraba la inducción como el único método le-
gítimo en la ciencia de la Naturaleza. «Dobbiamo cominciare
dall' esperienza, e per mezzo di questa scoprirne la ragione.»
Y en nota aparte Leonardo de Vinci dice con mucha razón
hablando de este método: «Questo é il methodo da osservar-
si nella ricerca de fenomeni della natura.»
Físicos y alquimistas hablan de imanes y de sus propie-
dades atractivas , pero sin apuntar una idea nueva que me-
rezca tenerse en cuenta: mencionan el electrón como una de
tantas gemas conocidas , y los que descienden á detalles , lo
hacen plagiando á Plinio, fuente á donde han acudido todos
(1) Hoefer, en su Histoire de la Chitnie, es acaso el más aceptable
en esta materia.
(2) Obra citada; tomo 11, pág. 356.
262 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
los que del electrón han tratado desde los primeros siglos de
la Era cristiana.
Códices que hablan del electrón, del lyncurio, etc., atri-
buidos á autores anteriores al siglo XVI , pero impresos en
ese siglo, y escritos seguramente por autores que vivieron en
el mismo, ganosos de celebridad y poco escrupulosos en sa-
crificar su propia autenticidad en aras de un nombre su-
puesto, con tal de ser antiguo, abundan en todas las buenas
Bibliotecas; como que durante los siglos XVI y XVII, ó más
bien desde que comenzaron á generalizarse los beneficios de
la invención de la imprenta , se hizo común y corriente ese
género de mercancía.
Valga por todos el siguiente ejemplo , tomado de un
códice impreso en Francoforde , calend. Martiis , an-
uo M.D.XL , en cuya portada se lee: Macri. — De materia
médica, libri quinqué versibus- conscripti, per Jaman Cor-
narium Medicum-phisicum emendati ac annotati, et num-
quam antea ex toto editi.
Después de un extenso prólogo, donde el editor se esfuer-
za en evidenciar que el tai Macro , verdadero autor de la
obra, no pudo ser contemporáneo de Ovidio ni de los tiem-
pos de Augusto César, sino un monje eruditísimo del siglo XI,
así llamado, ó que dio ese título á su obra, la cual debió de
ser como el Catón obligado de la juventud durante mucho
tiempo, entra en materia comentando y anotando el original
de tal suerte, que las anotaciones y comentarios exceden con
mucho al original escrito en verso.
En el lib. v, cap. xxiv , fol. 214 (vuelto) , dedicado al
lyncurio , electrón ; succino , chryselectron , etc., dice: «Va-
rios son los pareceres de los autores acerca del lyncurio.
Aecio, Serm. II , cap. xxxiv , dice que el electrón , el suc-
cino ó el lyncurio en bebida curan las- disenterias y son muy
buenos para el estómago ; así como también el cryselectron
mezclado con almáciga , quita los dolores de estómago.
Piensa (Aecio) que el electrón , el succino y el lyncurio son
una misma cosa; asi lo da á entender en el Serm. XI, cap. 1,
cuando dice: «... del lyncurio que llaman succino y electrón
brillante...)) Lo mismo opina Dioscórides, lib. ir , donde es-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 263
cribe: «Créese equivocadamente que la orina del lince , lla-
mada lyncurio, al ser expelida comienza á petrificarse , á lo
cual se debe la historia frivola que tiene. Algunos llaman al
electrón alado (penigerum), porque bebido con agua es bueno
para el estómago y para la flojedad de vientre.» Mas Plinio
habla de él en estos términos: «La pertinacia de los autores
obliga á que se hable inmediatamente del lyncurio, pues
aunque no lo fuese el electrón, convienen en que el lyncurio
es una gema. Resulta indudablemente de la orina del lince,
el cual, al punto que la arroja cúbrela con tierra , envidioso
de que el hombre la utilice... Ni atrae solamente hojas ó
pajuelas, sino también láminas de cobre y de hierro , según
lo creyeron Diocles y Teofrasto.» Yo lo tengo todo por falso,
ni creo que tal gema se haya visto en nuestro tiempo, ni que
sea cierto lo que enseña la medicina, que bebiéndola se des-
hacen los cálculos de la vejiga, y mezclada con vino comba-
te la ictericia» (i).
El autor del Cosmos , tratando de explicar el origen de
las relaciones establecidas entre las costas del mar del Norte,
(i) «... Et hactenus quidem creditum est , primos tres libellos,
velut nos juxta quoddam vetustum exemplar distinximus , Macri
esse, non quidem illius qui sub Augusto Cesare Ovidii poetse contem-
poraneus fuit... sed alicujus , qui quingentis plus minus annis ante
nos vixit, religiosus et monachorum generis , ut apparet cui vel
Macro nomen fuit , vel Macri nomen his libellis praefingere visum
firit...» (Del prólogo.)
Y en el libro, capítulo y folio citados: «De lyncurio varia est
autorum sententia. Aé*tius, Serm. II , cap. xxxiv: «Electrum, in-
quit, sive succinum, aut lyncurium , potum dysenterias sanat , et
estomachicis prodest, sed et chryselectrum potum cum mastiche do-
lores stomachi sanat. Eamdem itaque rem electrum et succinum ac
lyncurium putat quod satis etiam Serm. XI, cap. i, ubi ait: «Lyn-
curii quod succin. itemq. electrum appellant.» ídem sentit Dios-
cor., lib. ii, sic tradens: «Urina autem lyncis, quae sane lyncurium
vocatur, simul ut ejecta est lapidescere creditur falso, et ob id ina-
nem historiam habet. Est enim electrum ab aliquibus pennigerum
appellatum, quod potum ex aqua, stomacho et fluidae alvo prodest.»
Sed Plinius de eodem sic prodit: «De lyncurio proxime dici cogit
264 p:l magnetismo y la electricidad.
el Ponto Euxino y el Adriático por el activísimo comercio de
ciertos metales y piedras preciosas, particularmente del ám-
bar, después de citar entre las colonias descubiertas por pri-
mera vez por los buques y las caravanas de los fenicios , las
establecidas cerca de Ponto Euxino y en las costas de Bitinia,
las Cycladas..., la parte meridional de España, rica en mi-
nas de plata..., las regiones septentrionales de Europa, que
producían el estaño y el ámbar, etc., añade: «El comercio
del ámbar, dirigido probablemente en un principio hacia el
Quersoneso Címbrico , y más adelante hacia las orillas del
Mar Báltico habitadas por los estios, debe su primer ensan-
che á la osadía y perseverancia de los navegantes fenicios
que viajaban á lo largo de las costas. No carece de interés
para la historia de la contemplación del mundo , el desarro-
llo ulterior de aquel comercio; hecho muy digno de ser no-
tado , y que demuestra cuánto puede influir la preferencia
autorum pertinacia. Quippe etiamsi non electrum id esset , lyncu-
rium tamen gemmam esse contendunt. Fieri autem ex urina quidem
lyncis, sed egestam térra protinus bestia operiente eam, quoniam in-
videat hominum usui... Nec folia tantum aut stramenta ad se rapere,
sed aeris etiam ac feni laminas , quod Diocles quidem et Teophras-
tus credidit.» Ego falsum id totum arbitror, nec visam in aevo nostro
gemmam ullam ea appellatione, et quod de medicina simul proditur,
cálculos vesicae ea pota elidi , et morbo regio ocurrí , si ex vino bi-
batur, aut si potetur.»
El original objeto de las anotaciones está en el mismo folio , y
dice así: De lyncurio:
«Vertiturin lapidem, qd. stillat ab inguine lyncis,
Lyncurium nocitat, et calculus est pretiosus.
Nam credunt ipsas hoc praesentiscere lynces.
Quae mox egestum certam operire liquorem,
Dum superaccumulant congestae pondus harenae,
Scilicet invida, ne nostros cedat in usus.
Electro similem Theophrastus habere colorem
Hunc ait, et simili paleas adducere pacto.
Affirmant ipsum stomachi placare dolorem,
Ictericis etiam priscum reparare vigorem,
Et perturbati compescere rheumata ventris.»
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 265
dada á un solo producto de remotas tierras para establecer
frecuentes comunicaciones entre los pueblos y dar á conocer
vastísimas regiones. A la manera que los focios de Marsella
trasportaban el estaño de la Bretaña , atravesando la Galia
hasta el Ródano , así también el ámbar amarillo (electrum)
pasaba de pueblo á pueblo atravesando la Germania y el
pais de los celtas hasta una y otra vertiente de los Alpes,
sobre las márgenes del Pó ó hasta el Borystenes, pasando por
la Panonia. A este comercio se deben las primeras relacio-
nes establecidas entre las costas del mar del Norte, el Ponto
Euxino y el Adriático.»
Y en notas eruditísimas, encaminadas á demostrar el ori-
gen y la procedencia de ciertos cuerpos por medio de inves-
tigaciones etimológicas y análisis filológicos de gran valía,
dice: «Más fácil es determinar la situación del País del Es-
taño (la Bretaña y las islas de Scilly) que no la de las costas
del Ámbar. Tengo á lo menos por muy inverosímil que la
antigua voz griega xaaaixepo^ muy usada ya en tiempo de Ho-
mero, se derive de cierto monte Casio, abundante en estaño
y situado en la parte Sudoeste de España, entre Gaddir y la
embocadura de un riachuelo meridional llamado Ibero, se-
gún afirma Avieno, que conocía muy bien toda aquella co-
marca. Kassiteros es el antiguo vocablo sánscrito Kastira.
El estaño (en irlandés, danés é inglés, tin; en alemán, \ium\
y en sueco, tenn) se llama en malayo y javanés, timah; con-
cordancia de sonido que nos recuerda la de la antigua voz
germana glessum, , nombre del succino transparente, con la
voz alemana moderna glas (vidrio).»
Y en otra: «La opinión emitida mucho tiempo ha de que
el ámbar que llegaba por mar, y especialmente por la vía
del comercio interior,, á las costas del Mediterráneo, prove-
nía exclusivamente de las costas occidentales del Querno-
neso Címbrico, se va acreditando más y más cada día. Una
disertación de Uker... es lo más concluyente y lo más inge-
nioso que puede leerse sobre este asunto... Los masíllanos'
que, según opina Heeren, penetraron después délos fenicios
hasta el mar Báltico, apenas pasaron de la embocadura del
Wesser y del Elba. Plinio (lib. iv, cap. xxvn) coloca terminan-
266 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
temente la isla de Glesaria, por otro nombre Austrania, ai
Oeste del promontorio de los Cimbrios en el Océano Ger-
mánico; y el recuerdo de la expedición de Germánico indica
harto bien que no puede tratarse de una isla del mar Báltico.
Los grandes efectos del flujo y del reflujo, que depositan el
succino en aquellas aestuaria, ó según la expresión de Festo,
amaré vicissim tum accedit, tum recedit», no pueden tam-
poco referirse más que al litoral comprendido entre el Hel-
der y el Quersoneso Címbrico, y de ninguna monera al mar
Báltico, en el cual, por otra parte, podía hallarse situada la
isla Baltia, de Timeo... No fué Plinio, sino Tácito, el primero
que tuvo conocimiento del glessum recogido en las costas
del mar Báltico, en el país de los estios y de los venedos,
los cuales no se atreve á decidir el gran filólogo Schaffarik
si pertenecen á una raza eslava ó germánica... En diferentes
épocas, el electro depositado en las costas ó desenterrado,
la piedra del sol (nombre con que se designa el ámbar en el
antiguo mito del Erídano), ha afluido por mar y tierra hacia
el Mediodía, partiendo también de diversas regiones. El ám-
bar que se extraía de la tierra en dos parajes de la Escitia,
tenía, en parte á lo menos, un color muy subido. Actual-
mente se recoge ámbar todavía en el Ural, cerca de Kalts-
chedansk, á poca distancia de Kamensk... La madera fósil
en que de ordinario se halla contenido el ámbar había lla-
mado desde luego la atención de los antiguos, los cuales atri-
buían esta resina, tan preciosa á la sazón, ya al álamo negro,
según Escinino de Chio; ya á un árbol de la familia de los
cedros ó de los pinos, según Mitrídates en Plinio... El pro-
fesor Goeppert de Breslau ha demostrado con sus nuevas y
excelentes investigaciones que la conjetura del naturalista
romano era la más exacta. Sobre el árbol fósil del succino
(pinites succinifer), resto de un mundo vegetal que ya no
existe, véase Cosmos, t. i, pág. 3o i.»
En efecto; allí se dice: «Según las preciosas investigacio-
nes de Gcepert... todo el ámbar del Báltico proviene de un
conifero que, á juzgar por los fragmentos de madera y de
corteza de diversas épocas, debía de formar una especie par-
ticular, muy semejante á nuestros pinabetes blancos y rojos.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 267
El árbol del ámbar del mundo primitivo (pinites succinifer),
era más resinoso que cualquiera de los coniferos del mundo
actual; la resina se hallaba colocada en él no sólo por dentro
y fuera de la corteza, como en éstos últimos, sino también á
la misma madera, cuyas células y ramificaciones medulares
llenas de succino se distinguen perfectamente con el micros-
copio, y asimismo en grandes masas blancas y amarillas
entre los anillos concéntricos de la parte leñosa. En medio
de las materias vegetales engastadas en el ámbar se han en-
contrado flores machos y hembras de cupulíferas y de árbo-
les indígenas de hojas aciculares; empero, varios fragmentos
bien determinados de thuja, de cupressus, de ephedera y de
castanea pesca, mezclados con otros fragmentos de nuestros
pinabetes y enebros, revelan una vegetación distinta de la
que actualmente reina en el litoral del mar Báltico y del mar
del Norte.» (i)
Donde se ve que el autor del Cosmos, con ser de ayer,
por decirlo así, y uno de los que más detalladamente hablan
de esta materia, ilustrando sus propias investigaciones con
autoridades de reconocido mérito, apenas se separa de Pli-
nio, único maestro de cuantos han tratado este punto desde
los griegos hasta la fecha.
¿Será, pues, inoportuno terminar este estudio con los pa-
sajes del célebre compilador, relativos al ámbar, electrón ó
succino; los cuales, á la vez que de resumen de cuanto lle-
vamos expuesto, pueden servir como de balanza para pesar
la parte de originalidad que corresponde á los diversos auto-
res que llevamos citados?
Escribe en su Historia Natural, hablando de que pesca-
dos ay grandissimos en cada parte del Océano (2): «... Díce-
se que comen las ballenas ámbar, y así se suele hallar en sus
vientres; pero grandes dudas hay entre los autores sobre qué
(1) Cosmos, tomo 11, págs. 1 51-154 y notas; y tomo 1, pág. 301.
(2) Historia Natural de Cayo Plinio segundo, traducida por el Li-
cenciado Gerónimo de Huerta, médico y familiar del Santo Oficio
de la Inquisición, y ampliada por el mismo con escolios y anotacio-
nes en que aclara lo escuro y dudoso, y añade lo no sabido hasta
268 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
cosa sea el ámbar, porque unos dicen ser licor oloroso que
mana de algunos lugares, como la pez y el bitumen. Otros
que se cría encima de las aguas del mar, de la misma suerte
que los hongos sobre la tierra, y que, agitadas y revueltas
sus aguas con las grandes tempestades que le suelen alterar,
levantando sus olas hasta las nubes, lo arrojan á las riberas,
adonde acuden los hombres y lo sacan como cosa preciosa
y de grande estima. Otros han entendido ser goma de ciertos
árboles, en los cuales fingieron los poetas haberse transfor-
mado las hermanas de Faetón, cuando junto al río Erídano
lloraban su desgracia y muerte. Otros entendieron ser goma
de pinos. Otros esperma de la ballena. Y otros hígado ó es-
tiércol de este mismo animal. Otros también han entendido
que el ámbar no es cosa simple, sino una mezcla de muchas
cosas olorosas; y así la variedad de las opiniones ha sido
causa de tanta confusión, que cosas muy diferentes las han
tenido por una sola, y por esta causa, pues aquí se ofrece
ocasión, trataremos de las cosas que tienen nombre de ám-
bar, y mostraremos clara su diferencia para que queden co-
nocidas todas. Suelen llamar comunmente ámbar á lo que
llaman los griegos electro, y los latinos succino, y los arábigos
cárabe, los cuales le dieron este nombre, porque atrae á sí
las pajas, como la piedra imán al acero. Esto es un licor que
se destila de algunos minerales, y después con el aire y sol
se cuaja y espesa, adquiriendo una dureza de piedra; y así
suelen hallarse en ello algunas pajuelas y mosquitos y otros
animales pequeños que se asen á ello, estando líquido, como
se ve en los epigramas de Marcial, donde con elegantes ver-
sos celebra el sepulcro de una hormiga. De este ámbar hacen
sartales de cuentas, que traen las labradoras al cuello, y de
esto mismo se hacen los trociscos de cárabe, que son pro ve -
estos tiempos, dedicada al Católico Rey de las Españas y Indias,
don Felipe IIII, nuestro señor. En Madrid. Por Luis Sánchez, im-
pressor del Rey N. S. Año 1624; tomo 1, lib. ix, cap. mi, págs. 527
y 528; anotación. Copiamos literalmente, empleando la ortografía
moderna, salva en algunos casos y palabras muy al alcance de todo
el mundo.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 269
chosos para restañar las grandes fluxiones de sangre. Es de
color amarillo, claro ú obscuro, según el mineral que le en-
vía; esto ni es oloroso, ni se derrite ni ablanda, como el ám-
bar verdadero, antes conserva siempre la dureza que al
principio adquiere. Llaman también ámbar á lo que suelen
llamar esperma de la ballena, ó flor del mar; esto se halla
en el mar de Egipto, y entra en el río Nilo con los aires que
soplan de Aquilón; es un licor de color de azafrán, pingüe,
pegajoso y de mal olor, el cual no se deshace con agua, sino
con solo aceite. A éste mismo llaman algunos flor de la sal,
aunque este nombre significa otra cosa muy diferente, que
es la corteza blanca, esponjosa y liviana que se hace sobre
la sal y sobre las piedras y tierras salitrosas que están á las
aguas y al sol. La flor del mar no la usamos en Castilla, y
así tenemos poco conocimiento de ella; aunque en Sajonia
dicen que es tan ordinario el usarla, que en pocas enferme-
dades se deja de gastar; pero aunque algunos han dicho ser
simiente de la ballena, ó de otros pescados cetáceos, ó espu-
ma del mar, otros afirman, y creo que con más verdad, ser
licor destilado de minerales, como el succino. Es tercera
especie de ámbar aquella á quien, por diferencia de estotros,
llamamos ámbar grísea; los latinos la llaman ambarum, y
los griegos a^Sap. Es esta de un color pardillo, y hay dos dife-
rencias de ella: la una natural y la otra artificiosa; la natural
es cierta ova que se cria sobre las aguas en forma de hongos,
y no descubre la suavidad de su olor hasta tanto que se cura
y trata. Que ésta no sea especie de bitumen, ni licor, ni si-
miente de ballena, es cierto, porque estas cosas, en endure-
ciéndose, no se arralan, como lo hace el verdadero ámbar,
ni tienen olor suave. Esta es la que comen las ballenas y
algunos pescados cetáceos, amigos de este alimento, y así
suele hallarse en sus vientres; pero aquello es malo, porque
la parte sutil está ya resuelta y gastada con el calor del estó-
mago, y sólo queda lo grueso, que es más negro y de menos
olor. La artificial y adulterada se hace con hígado quemado
de algunos animales y una parte de fina ámbar, y con otras
cosas que no es necesario ponerlas por no dar ocasión de en-
gaños: basta saber que la fina no se deshace en el agua, ni, se
270 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
ablanda con los dedos tan presto como la fingida. Es el ámbar
caliente en el segundo grado y seca en el primero; conforta el
cerebro, corazón y estómago; es provechosa para los viejos
y para todas las enfermedades frías; fortalece para la Venus,
y así se gasta con demasía.»
Y en otra parte (i), explicando las naturalezas de los me-
tales, escribe: «Ahora se dirán los metales, y las riquezas y
precios de las cosas, buscándolas el cuidado de los hombres
de muchas maneras dentro de las entrañas de la tierra;
porque en unas partes para las riquezas se cava, buscando la
vida de los hombres el oro, la plata, electro...» Y en nota
sobre el electro: «Electro, metal diferente del electro que ma-
na de las peñas en el mar Germánico, como betún, y conge-
lado, se hace piedra llamada ámbar, cárabe ó succino.»
En otra parte (2), asegurando que «en cualquier oro hay
plata, aunque con diferente cantidad, en uno la décima, en
otro la novena y en otro la octava parte», añade: «Adonde
quiera que tiene la quinta parte de plata se llama electro.
Esto se halla en las hoyas y canales. También se hace elec-
tro con artificio, añadiendo plata; pero si excede la quinta
parte, no resiste á los martillos. Y con autoridad de Homero
tiene también el electro autoridad, el cual escribe que el Pa-
lacio Real de Menelao relumbraba con oro, electro, plata y
marfil. Snidos, ciudad de la isla de Rodas, tiene un templo
de Minerva, en el cual dedicó Helena un cáliz de electro. Y
añade su historia que era del tamaño de uno de sus pechos.
La naturaleza del electro es resplandecer más claramente á
las luces de las candelas que la plata. Lo que es natural,
también da señales del veneno, porque discurren en los cáli-
ces ó vasos unos arcos semejantes á los de las nubes, con un
estruendo de fuego, y así lo manifiestan con dos señales.»
En otro lugar (3), hablando de las piedras preciosas:
(1) Tomo 11, lib. xxxiii, pág. 577, proemio, traducción del mis«
mo; impresión hecha en Madrid en 1629 Por Juan González.
(2) Tomo 11, libro xxxin, cap. un, pág. 589.
(3) Tomo 11, lib. xxxvii, cap. 11, págs. 696, 697 y 698.
EL MAGNETISMO Y I.A ELECTRICIDAD. 271
«... Próximo lugar al cristal tiene el ámbar ó succino, aunque
hasta ahora solamente en los deleites y regalos de las muje-
res; y todas estas cosas tienen la misma autoridad que las
piedras preciosas, aunque por algunas causas la tienen ma-
yor los vasos cristalinos y murrhinos, unos y otros para beber
frió. En los ámbares no han hallado causa hasta ahora con
los mismos deleites. La ocasión es la vanidad de la diligencia
de los griegos. Pero sufran en paz los lectores que yo es-
criba de su nacimiento, pues también es útil á la vida saber
los venideros todo lo que ellos dijeron admirable. Escribie-
ron, pues, los griegos que las hermanas de Faetón, siendo
herido de un rayo, llorándole, fueron mudadas en árboles
llamados álamos blancos, y que junto al rio Erídano á quien
llamamos Pado (i), echan cada año, en lugar de lágrimas,
el ámbar, y que esto fué llamado electro, porque al Sol le
llamaron Elector, como dijeron algunos poetas, y los prime-
ros, según entiendo, fueron Esquilo, Filoxeno, Nicandro,
Eurípides y Sátiro, lo cual ser falso se sabe claramente por
testimonio de Italia. Los más diligentes dellos dijeron que las
islas Eléctridas están en el mar Adriático, á las cuales va á
dar el rio Pado, y es cierto que jamás ha habido allí islas al-
gunas de este nombre, ni haber opuestas algunas á las cuales
pueda el río Pado llevar alguna cosa en su corriente, porque
el rio Erídano, que Esquilo dijo que estaba en Iberia, esto
es en España, y que el mismo se llama Ródano. Después
Eurípides y Apolonio dijeron que el Ródano y el Pado corren
á la ribera adriática. Pero hace más fácil su perdón no saber
qué sea succino, teniendo tanta ignorancia del mundo. Otros
más modestos (aunque con igual falsedad), dijeron que en
las más altas peñas del golfo Adriático, para donde no hay
camino, hay unos árboles que en tiempo del nacimiento de
la canícula despiden esta goma. Teofrasto dijo que se cava
en la ribera de Genova, y que Faetón murió en Etiopía de
Hammon, y que por esto hay allí un templo y oráculo suyo,
y que en aquel lugar se engendra el electro. Filemón dice ser
fósil que se cava de mina, y que en Escitia se saca en dos
(i) P6.
272 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
partes, blanco y de color de cera, que se llama electro, en
oto lugar, rubio, que se llama maltérnico. Demostrato llamó
á esto lyncurio, y que se hace de la orina de unas bestias lla-
madas linces: de los machos se hace rubio de color de fuego,
y de las hembras, menos lustroso y blanco. Otros le llaman
langurio, y que en Italia hay bestias langurias que lo engen-
dran. Zenotemis las llama á éstas mismas langas, y afirma
que viven cerca del rio Pado. Sudines dice que en la ribera
de Genova hay árboles que lo producen. De la misma opi-
nión fué Metrodoro. Sotaco creyó que en Inglaterra corría
de algunos árboles, que llamó eléctridas. Pithea dice que hay
una laguna de mar, llamada Mentoriomo, junto á los pueblos
Gutones que confinan con Alemania, que tiene seis mil esta-
dios de trecho; apartada desta una jornada de navegación,
hay una isla, llamada Abalo, y á ésta dice que en el verano
llevan las ondas el electro, y que es una purgación congela-
da del mar, y que la gente comarcana usa dello ai fuego en
lugar de leña, y lo venden á los Teutones, sus vecinos. A
éste creyó también Timeo; pero á esta isla llamó Balcia. Fi-
lemón negó que el electro diese llama. Niceas quiso que se
entendiese ser jugo de los rayos del sol. Estos creyeron que,
hiriendo con más vehemencia en la tierra hacia el Poniente,
dejan más pingüe sudor en aquella parte del Océano, y des-
pués en el estío son arrojados á las riberas de Alemania, y
que de la misma manera nace en Egipto, y se llama sacal. Y
también en India, y que para los Indios es más agradable
que el incienso, y que también en Siria hacen las mujeres
dello rodajiilas y torcedores, y llamánlos harpagas, porque
atraen á sí las hojas y pajas, y las hilachas de las vestiduras.
Teofrasto escribe que las ondas del mar lo arrojan al pro-
montorio del Pirineo, lo cual creyó también Xenócrates, el
cual escribió más nuevamente destas cosas. Hasta ahora vive
Asarubas, el cual escribió que junto al mar Atlántico está el
lago Cephisida, al cual llaman los Mauros electro: éste, ca-
lentado con el sol, da y produce de su cieno electro, que
nada sobre el agua. Mnesias escribe que en África hay un
lago llamado Sición y el río Ghrati, que corre del lago al mar
Océano, en el cual viven las aves á quien llaman meleágri-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 273
das y penelopas. Allí dice que nace de la misma suerte que
se ha dicho del lago Electride. Themenes dice que, junto á
la gran Sirte, está el huerto de las Hespérides. Gtesías dice
que en las Iridias está el río Hyppobaro, el cual vocablo
significa que lleva todos buenos vasos; éste corre desde Sep-
tentrión hacia el mar Océano de Levante, junto á un monte
silvestre lleno de árboles que llevan electro, y que aquellos
árboles se llaman aphytacoras, el cual nombre significa muy
suave dulzura. Escribe Mitrídates que en las riberas de Ale-
mania hay una isla que se llama Osericta, espesa, con una
selva de cedros, y que dellos corre á las piedras. Xenócrates
dice que en Italia no solamente es llamado Succino, sino
también Thico, y de los Escitas Sacrio, porque nace también
allí, y que otros entienden engendrarse en Numidia. Sobre
todos es Sófocles, poeta trágico, del cual me admiro, siendo
hombre de tanta gravedad y de tanta fama de vida, y nacido
en Atenas, de noble sangre, y habiendo sido capitán en los
ejércitos. Este dijo que se engendra de la otra parte de la In-
dia de las lágrimas de las aves Meleágridas, que lloran á Me-
leagro, lo cual ¿quién no se admirará que lo haya creído ó
esperado poderlo persuadir á otros? ¿Qué muchachería tan
necia se puede hallar como creer que haya llanto de muchos
años en las aves, y que las lágrimas sean tan grandes, y que
las aves desde Grecia, adonde pereció Meleagro, vayan á
llorar á Indias? Pero ¿qué importa? ¿No escriben otras mu-
chas cosas los poetas, igualmente fabulosas? Así es. Pero
decir esto en cosa que cada día se trae, y hay abundancia
della, y que arguye y contradice esta mentira, haberla dicho
alguno de veras, es sumo desprecio de los hombres y men-
tira intolerable por no castigada.»
El capítulo siguiente (i), Del origen y medicinas y dife-
rencias y excesso superfluo del succino ó ámbar, y del Uncu-
rio y sus medicinas, dice así: «Cierto es que el ámbar ó suc-
cino se engendra en las islas septentrionales del Océano, y
que los alemanes lo llaman glesso, y por esto una de aque-
(i) Tomo ii, libro xxxvn, páginas 698, 699 y 700.
18
274 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
lias islas fué llamada de nuestros romanos Glesariae,
cuando César Germánico fué con su armada á aquellas
partes, y los bárbaros la llamaron Austrania. Nace corrien-
do de la médula de unos árboles de especie de pinos, como
la goma en.los cerezos y la nesa en los pinos. Revienta como
la abundancia del humor, espésase y endurécese con el frío
ó con la templanza del otoño. Y cuando crecidas las ondas,
lo arrebatan de las islas, lo arrojan á las riberas, volviéndo-
se y ondeando de tal manera, que parece estar pendiente
hasta sentarse en el vado; por haber creído nuestros anti-
guos que fuese jugo de árbol, es cierto que lo llamaron succi-
no, y que sea del árbol pinea es indicio el olor que tiene de
pino, refregándolo, y que encendido, arde como la tea y con
aquel olor. Tráese de Germania, hoy Alemania, principal-
mente á la provincia de Panonia ó Hungría. Después los
venecianos, á los cuales llaman los griegos henetos, siendo
vecinos á la Hungría, recibiendo este succino junto al mar
Adriático, fueron los primeros que le dieron fama. Por esto
parece haber sido anexa al Pado la causa de la fábula; y hoy
las mujeres labradoras transpadanas llevan en lugar de co-
llares, cuentas de ámbar ó succino por grande ornamento y
también por medicina, porque creen que resisten á las secas
de las agallas y á los males de las fauces, porque con las di-
ferentes aguas de aquella tierra suelen recibir daño en el
tragadero y en las partes á él cercanas. Aquella ribera de
Alemania de donde se trae, conocida poco há, está casi seis-
cientas millas de Carnunto de Hungría, porque lo vio un ca-
ballero romano enviado á comprarlo por Juliano, el cual
procuraba la honra y grandeza de los juegos gladiadores del
Emperador Nerón, el cual anduvo estos comercios y ribe-
ras, y trujo tanta cantidad, que las redes que estaban pues-
tas en el teatro para detener las fieras, fortaleciendo el esta-
cado, las añudaban con succino. Y las armas y cosas para
mortuorios y todo el aparato de un día era de succino. El
mayor peso que trujo éste en un terrón de ámbar fué de trece
libras. Cierto es que también nace en Indias. Arquelao que
reinó en Capadocia, dice que se trae de allá rudo y pegado
á la corteza, y que se pule y limpia cocido con manteca de
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 275
puerca que da leche. Que primero se destile líquido lo
prueban algunas cosas que traslucen dentro, como hormi-
gas ó mosquitos y lagartijas las cuales no hay duda, ha-
berse pegado cuando estaba como mosto, y endurecido, ha-
berse quedado encerradas. Hay desto muchos géneros; el
blanco es de excelentísimo olor. Pero ni éste ni el de color
de cera es lo precioso; las piezas delio rubias son de mayor
estimación. Y destas aun la tienen mayor las que son trans-
parentes, fuera de las que con demasiado ardor se encien-
den, porque agrada en ellas que tengan semejanza de fuego,
pero no fuego. Las que mayor loa tienen son las Falernas,
llamadas así del color del vino, porque son transparentes
con un templado resplandor. Hay también unas en que
agrada la apariencia de miel cocida. Pero también conviene
que se sepa esto: que de cualquiera manera que las quisie-
ren, se tiñen con sebo de cabritos y raiz de anchusa. Y tam-
bién es cierto teñirse con sangre de conchilios ó púrpuras.
Fuera de esto, con la fricación de los dedos, recibiendo la
virtud del calor, atraen á si las pajas y las hojas secas y las
cosas ligeras, como la piedra imán el hierro. También sus
amentos y pedacillos echados en aceite, arden con más cla-
ridad y más tiempo que las hebras de la médula del lino. Su
estima y precio es tan grande en las cosas de regalo y deleite
que una figura de hombre aunque pequeña, hecha de ám-
bar, sobrepuja los precios de hombres vivos y fuertes, para
que no sea harto solo un castigo. En los vasos corintios
agrada el cobre mezclado con el oro y con la plata; en los
esculpidos deleita el arte y el ingenio. Ya dijimos la gracia
de los murrhinos y cristalinos, que las perlas se traen al re-
dedor de la cabeza; las piedras preciosas en los dedos, y
finalmente, en todos los otros vicios agrada la ostentación ó
el uso; pero en el ámbar sólo el conocimiento de ser cosa
regalada. Domicio Nerón en los demás portentos de su vida
había adaptado también á este nombre los cabellos de su
mujer Popea, llamándolos en ciertos versos ámbar. Y por-
que á ningunos vicios los faltan preciosos nombres, desde
entonces comenzaron las matronas á desear este tercero color
para sus cabellos.)»
276 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
«También se halla algún uso del ámbar en medicina.
Pero no agrada por ésto á las mujeres. Aprovecha, ponién-
dola ligada á los niños por amuleto. Calistrato dice que apro-
vecha en cualquiera edad contra las furiosas locuras, y para
las dificultades de la orina, bebida ó ligada al cuerpo. Este
trujo otra nueva diferencia, llamándola cryselectro, como de
color de oro, y de muy agradable vista por la mañana, rapa-
císimo del fuego; y que, puesto cerca de él, arde prestísimo.
Esto ligado al cuello, dice que cura las calenturas y otras
enfermedades. Triturado con miel y aceite rosado, los males
de los oidos, y si se muele con miel de Atenas, aprovecha
también á las obscuridades de los ojos y á los vicios del es-
tómago, ó tomada por sí su harina ó bebida en agua con al-
máciga. También las ámbares ó succinos tienen gran parte
para adulterar las piedras preciosas que son transparentes,
principalmente para las ametistas, porque, como hemos
dicho, se tiñen con cualquier color. La pertinacia de los
autores me fuerza á tratar ahora del lyncurio, porque, cuan-
do no sea electro, quieren y porfían que sea piedra preciosa,
y que se hace de la orina del lince; pero que, en echándola, la
cubre luego la bestia con tierra por envidia que tiene de que
usen della los hombres. Y que tiene el color como el que se
ve en los succinos fogosos y que se esculpe, y no solamente
atrae á sí las hojas ó pajas, sino también las láminas de cobre
y de hierro; lo cual creyeron Diocles y Teofrasto. Yo tengo
todo esto por falso, y creo no haberse visto en nuestros tiem-
pos alguna piedra preciosa de tal nombre; y lo que junto con
ésto se dice de medicina, que, bebida ésta, se expele las pie-
dras de la vejiga, y que libra de la ictericia si se bebe con
vino ó se trae aplicada.»
«Ahora trataremos de las piedras preciosas que son co-
nocidas y confesadas por tales, comenzando de las loadísi-
mas. Y no solamente haremos esto; pero para mayor utili-
dad de la vida argüiremos de paso la nefanda y horrible va-
nidad de los magos, porque escribieron muchas cosas de las
piedras preciosas, y con blando prodigio pasaron en silencio
muchas medicinas destas.» Siguen nueve capítulos sobre las
excelencias, aplicaciones, engaños, etc. de las piedras precio-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 277
sas más estimadas, comenzando por los diamantes y conclu-
yendo por el Modo de probar las piedras preciosas, último
capítulo de la Historia Natural.
Tales son los antecedentes legados por Plinio á la poste-
ridad acerca del electrón, ámbar, lyncurio y demás subs-
tancias atractivas conocidas por los griegos y recopiladas en
su Historia Natural, «el monumento más grandioso que legó
la literatura latina á la literatura de la Edad Media,» aunque
«la ejecución resultase incompleta, no sólo porque (su autor)
tenía un conocimiento muy superficial de los objetos de que
se proponía tratar, y aun de ordinario los desconocía com-
pletamente, sino también por falta de plan y de método,
como lo prueban diferentes obras extractadas por él que han
llegado hasta nosotros,» con lo cual «no queremos decir que
sea cosa en sí vituperable semejante trabajo de compilación
ó de colección laboriosa y pesada de observaciones y hechos
aislados, tales como podía suministrarlos la ciencia en aque-
lla época; que si el éxito no fué más completo, débese á la
impotencia en que se encontró Plinio de dominar los mate-
riales reunidos, de subordinar el elemento descriptivo á con-
cepciones más generales y elevadas...» (i).
Fr. Justo Fernández,
(Concluirá.) O. S. A.
(i) Cosmos, tomo n, páginas 241-243.
Diario de un vecino de París durante el Terror
<*>
XIX
SEGUNDO BALANCE DE LA QUINCENA
(Continuación.)
Jueves 8 de Abril de 1793.
lOntinúa en el mismo terreno la lucha en esta época,
más furiosa que nunca, entre Girondinos y Mon-
tañeses. Los Montañeses dicen á sus adversarios:
«Vosotros sois cómplices de Dumouriez; contabais con él
como él contaba con vosotros , á quienes llamaba (da parte
sana» de la Convención. Aún le defendíais en la tribuna y
en vuestros periódicos cuando había comenzado sus traicio-
nes (2) .> Los Girondinos á su vez dicen á los Montañeses: «Sí,
¡Dumouriez es un traidor! pero ese traidor era el instrumen-
to de los ambiciosos proyectos de Orleans y su hijo: ¿y quién
sino vosotros ha protegido constantemente á Orleans , y se
ha opuesto á su expulsión? ¿No está bien claro que tenéis
empeño en conservarle como la mejor ficha de vuestro juego,
hasta el día en que creáis posible cambiar de rey y resta-
blecer el trono en provecho suyo y vuestro? La primera vez
que se trató de desterrar á Orleans , exclamó Camilo Des-
(1) Véase la pág. 197.
(2) Véase El Patriota francés (periódico de Brissot), principalmen-
te el número del i.° de Abril de 1793.
DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS DURANTE EL TERROR. 279
moulins: Si se aprueba ese decreto, Francia está perdida.
Lo mismo se expresaban los franciscanos y la Commune , y
Marat decía: Es preciso que se quede Igualdad (i). Aún
ayer mismo hacía Marat de abogado de Igualdad , pronun-
ciando en la Convención frases tan raras en él como las si-
guientes: «Ruego á los representantes del pueblo que no
tomen medidas extremas , y sobre todo que no empañen la
dignidad de la Convención. Hasta la fecha no hay prueba
convincente ni aun sospechas fundadas contra Igualdad» (2).
Si fuese yo el llamado á juzgar este debate, que recuerda
perfectamente al de El lobo disputando con el \orro, no en-
contraría la menor dificultad y condenaría los dos partidos á
la vez: «No se puede faltar condenando al perverso.»
Mientras llega el veredicto , que podrá muy bien ser
pronunciado por un tribunal más terrible que el mío, por el
mismo que han establecido unánimemente Girondinos y
Montañeses el 10 de Marzo , me limitaré á exponer día por
día las fases del proceso.
Martes g de Abril.— El poder militar queda subordinado
al poder civil. Según informe de Breard , en nombre del
Comité de Salvación pública, se decreta que haya constan-
temente tres representantes del pueblo en cada uno de los
ejércitos de la República. Todos los meses será sustituido
uno de estos representantes, y todos gozarán de atribuciones
ilimitadas (3).
Los comisarios Lequinio, Bellegarde y Carlos Cochon
anuncian en una carta que han puesto en prisión al general
Lescuyer y á varios particulares de Valenciennes que excita-
ban al pueblo á la rebelión en favor de la monarquía. La Con-
vención decide que Lescuyer sea llevado al Tribunal revo-
lucionario (1) ; considera tentativa contrarrevolucionaria la
provocación para el restablecimiento de la monarquía, y de-
(1) Véase el cap. xxvn del tomo anterior de esta obra.
(2) Sesión del 6 de Abril de 1793. {Monitor del 9 de Abril.)
(3) Monitor del 11 de Abril de 1793.
(4) El general Lescuyer fué guillotinado el 14 de Agosto
de 1793.
280 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
creta que se traslade sin dilación á Valenciennes el Tribunal
criminal del departamento del Norte, lo mismo que á las
demás poblaciones de su jurisdicción en que sea necesario,
para juzgar definitivamente, y sin recurso al Tribunal de ca-
sación, á todos los acusados de provocar el restablecimiento
de la monarquía ó motines contrarrevolucionarios , pronun-
ciando contra los culpables las penas establecidas en la ley
del 10 de Marzo último , y en la forma prescrita por dicha
ley. Los Tribunales criminales de todos los departamentos
de la República quedan igualmente encargados de perse-
guir y juzgar los mismos delitos y en las condiciones seña-
ladas por la misma ley (i).
Miércoles i o de Abril. — Petion lee en la tribuna un Ma-
nifiesto que la sección de Halle-au-Blé hacía circular por
París, donde se decía que Roland merecía el cadalso; que la
mayoría de la Convención estaba corrompida , y que en su
seno ocupaban un puesto los mayores enemigos del pueblo.
Pedían: i.°, que se tuviera á Roland como acusado; 2.0, que
redujesen á prisión á todos los diputados culpables; 3.°, que
todos aquellos que no habían tenido valor para defender la
República, fuesen destituidos y reemplazados por sus suplen-
tes; y terminaban los autores del Manifiesto con estas pala-
bras: «Montañeses de la Convención, salvad la República, y
si no os sentís con fuerzas para ello , tened la franqueza de
decírnoslo y nosotros nos encargaremos de hacerlo. La crisis
actual debe ser la última: ó se aniquila Francia, ó triunfa la
República» (2).
En los bancos de la Montaña y en las tribunas públicas
resuenan estrepitosos aplausos; de todos los sitios de la sala
prorrumpen en gritos y desaforadas voces; todos quieren su-
bir á la tribuna: Danton lo pretende , pero Petion se niega á
bajar; el presidente se cubre. «Sois unos criminales,» dice
Danton á los de la derecha , y éstos responden: «¡Abajo el
dictador!»
Se restablece poco á poco la calma , y hablan sucesiva-
(1) Monitor del 12 de Abril de 1793.
(2) Historia parlamentaria , t. xxv, pág. 320.
DURANTE EL TERROR. 281
mente Petion, Danton, Boyer-Fonfréde, Lahaye , Guadet (á
quien dice Marat: ((Cállate, vil pajarillo»); Robespierre , que
leyó una arenga interminable, y Vergniaud, que contestando
á Robespierre pronunció un admirable discurso de defensa.
Todos, absolutamente todos esos discursos eran la expresión
del odio, de la venganza y del furor más extremados , y'du-
raron todo el día , pues comenzó la sesión á las ocho de la
mañana y terminó á las ocho de la noche, dejando la discu-
sión para el día siguiente (i).
Mientras los jefes de la Gironda y de la Montaña se diri-
gen mutuamente acerbas censuras , de que quizá se aprove-
che algún día el fiscal público Fouquier-Tinville, el Tribunal
revolucionario juzgaba á un infeliz llamado Nicolás Luttier,
artillero que había sido de la sexta compañía acuartelada en
la Sorbona. Estaba acusado de haber dicho el 3 1 de Marzo
en un grupo de albañiles de la calle de Huchette: «¿Tenéis
alma? yo también la tengo, pero es para mi rey, que siempre
me ha pagado bien. Ya ha muerto, pero hay otro que vendrá
pronto.» Luttier afirmó ante el Tribunal que no recordaba
la frase que le atribuían, y además estaba aquel día tan
ebrio, que no supo que estaba preso hasta que despertó,
cinco horas después de llegar á la Abadía, creyéndose aún en
su habitación del cuartel. Declarado culpable , é interpelado
por el presidente si tenía que hacer alguna observación res-
pecto del cumplimiento de la ley, contestó: «que ponía á los
dioses por testigos de que jamás perdonaría su muerte á los
que le condenaban , puesto que estaba borracho y no sabía
lo que decía» (2).
Fué guillotinado en la plaza de la Maison-Commune.
Jueves 1 1 de Abril. — Las escenas producidas en la sesión
del jueves, desde las ocho hasta las doce de la noche, han
sido mucho más violentas que las del día anterior. Transcri-
biré el extracto que publica El Patriota francés, por ser el
periódico que con más exactitud describe la sesión.
«Excidat illa dies a?vo! Tal es el propósito que debe for-
(1) Monitor del 12, 13 y 14 de Abril de 1793.
(2) Boletín del Tribunal criminal revolucionario, núms. 2 y 3.
282 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
mar todo republicano cuando los representantes del pueblo
olvidan el carácter de que están investidos y dan el funesto
ejemplo del desenfreno de las pasiones. En esa sesión se blan-
dió la espada homicida y los instrumentos de muerte amena-
zaron á los hombres declarados inviolables por la voluntad
nacional. No nos extenderemos acerca de los hechos que han
motivado tan triste suceso, y aun los pasaríamos en silencio
si no debieran servir de lección á nuestros conciudadanos.
«Pedían con insistencia algunas secciones que se las ad-
mitiera á la barra, y Buzot hizo notar que la Asamblea tenía
otra ocupación más urgente, el nombramiento de cuatro co-
misarios que debían ir al departamento de Orne para descu-
brir toda la conspiración de Dorleans. Marat puso en duda
los crímenes y aun los vicios de Dorleans, no creyendo cul-
pables más que al joven Igualdad y á los demás Borbones, y
pidió que se pusiesen á precio sus cabezas. Lecointe-Puyra-
veau combatió estas conclusiones como impolíticas y homi-
cidas, puesto que los enemigos tenían en su poder á nuestros
comisarios, contra los cuales emplearían las represalias.
»Este diputado patriota refutaba á Marat, y por lo mismo
no podía menos de ser oído desfavorablemente; comenzaron
interrumpiéndole á cada momento, y por fin las interrupcio-
nes se convirtieron en atroces injurias. Entonces el tumulto
llega al colrrio; de la derecha y de la izquierda se precipitan
los diputados en medio de la sala; uno de los Montañeses
saca la pistola, lo ve Deperret y saca su espada; la gritería es
espantosa. Con gran trabajo consigue por fin el presidente
que se restablezca poco á poco el orden. Deperret es denun-
ciado, pero expone los hechos y se pasa á la orden del día.
»Se procede al nombramiento de los comisarios que han
de descubrir todo el complot de Dorleans, y recae sobre Mer-
lín (de Douai), Cambacéres, Charlier y Lesage» (i).
La sesión de la mañana había servido de preludio á las
escenas dramáticas de la noche, por medio de un incidente
cómico. En el drama á que asistimos se unen con frecuencia
lo grotesco y lo horrible.
(i) El Patriota francés, núm. 1.339.
DURANTE EL TERROR. 28o
El decreto de la Asamblea que hacía obligatorio el uso de
la escarapela, autorizaba á los ciudadanos para llevarla de
cualquier tela ó forma con tal que tuviese los tres colores
nacionales; pero el ayuntamiento de París derogó esta ley y
decretó que solamente se usase escarapela de lana y trico-
lor por ambos lados, y el que contraviniese á este decreto
llevando escarapelas de otra tela, sería detenido. En cumpli-
miento de este decreto del Consejo de la Commune, el dipu-
tado de Dordogne, Taillefer, fué detenido, injuriado, maltra-
tado y llevado de mala manera al cuerpo de guardia, porque
su escarapela, aunque muy nacional, no era municipal, sin
que le sirviera de nada presentar su tarjeta de diputado. De-
nunciado el hecho á la Convención, ésta dio un decreto obli-
gando al comandante general á publicar en la primera orden
que nadie tenía derecho para detener á un diputado del pue-
blo, á no ser cuando fuese cogido en flagrante delito (i).
Viernes 1 2 de Abril. — Después de una sesión de más de
doce horas, decretó la Convención que Marat quedase preso
en la Abadía.
Al comenzar la sesión, y con motivo de un informe de
Poultier, Montañés, de casi ninguna fama, se produjo un vio-
lento altercado entre el virtuoso Pétion y el incorruptible
Robespierre.
Petion. — Pido un voto de censura contra Poultier.
Robespierre . — Y yo le pido contra todos los que prote-
gen á los traidores.
Petion. — Pediré, sí, que se castigue á los traidores y á
los conspiradores.
Robespierre. — Y á sus*cómplices.
Petion. — Sí, á sus cómplices y á vos mismo. Ya es hora
de que cesen todas las infamias y de que los traidores y ca-
lumniadores dejen sus caberas en el cadalso; por mi parte me
obligo desde ahora & perseguirlos hasta la muerte.
Robespierre.— Responde á los hechos.
Petion. — A ti es á quien he de perseguir.
(1) El Patriota francés, núm. 1.339. Ni en el Monitor ni en la
Historia parlamentaria de Buchez y Roux figura este incidente.
284 DIARIO DE UN VKCINO DE PARÍS
Suprimida la inviolabilidad que los protegía (i), quizá no
tengan ya nuestros diputados razón para hablar con tanta
frecuencia de persecución, muerte y cadalso; pero no debe
ser éste el parecer de Petion, pues ha vuelto á la carga en la
misma sesión. «No estaré satisfecho, dijo, mientras no vea
que esos hombres que quieren perder y perderían por fin la
República, dejan sus cabezas en el cadalso.» En medio de la
agitación provocada por esas palabras, se lanza al medio de
la sala el pintor David, y descubriendo el pecho dice al ora-
dor: «Herid, yo os pido que me asesinéis» (2).
Después de Petion ocupa Guadet la tribuna durante dos
horas y media (3). Más alto que Vergniaud, delgado, more-
no, de tez biliosa, barba negra y ojos negros y vivos, posee
Guadet un talento especial para hablar. Después de Ver-
gniaud y Danton ocupa, sin disputa, el primer puesto entre
los oradores de la Convención. En las discusiones más vio-
lentas sabe dominarse (4) y conservar la calma, y esta calma
y la presencia de ánimo que excluyen de ordinario el fuego
y el arrebato, se unen en él á una sensibilidad muy pronta, á
una impetuosidad y vehemencia extraordinarias. Nadie ma-
neja el sarcasmo con más habilidad, nadie prodiga los apos-
trofes mordaces con tanta audacia, y sus denuncias producen
el efecto de verdaderas puñaladas (5).
Su discurso del 12 de Abril es de los más notables que ha
pronunciado y que, sin duda alguna, produjo un efecto sor-
prendente. No tuvo las consideraciones de que Vergniaud
abusa ya demasiado, y en vez de acusar á Pitt, como había
hecho su colega el diputado de Burdeos, denunció á Robes-
(1) Véase el capítulo xvm.
(2) Monitor del 14 de Abril de 1793.
(3) El Patriota francés, núm. 1340.
(4) Recuerdos de la insurrección normanda llamada del Federalismo
en 1793, por Federico Vaultier, pág. 73. — Ensayo histórico y crítico
acerca de la Revolución francesa, por Paganel, ex-diputado de la Con-
vención, tomo ni, pág. 128.
(5) Historia de la Revolución de Francia , por dos amigos de la
libertad, tomo vin, pág. 218.
DURANTE EL TERROR. 285
pierre; en vez de dirigirse contra los agentes de Inglaterra,
demostró que eí foco de la conjuración estaba mucho más
próximo, en la calle de Saint-Honoré, en el club de los Jaco-
binos. Leyó un manifiesto de los Jacobinos de París á sus
hermanos de los departamentos, firmado por Marat, y donde
se decía lo que sigue:
((Amigos, nos han hecho traición: ¡á las armas, á las
armas...!
» Nuestros enemigos han puesto por fin el sello á sus in-
fames perfidias, y para consumarlas marcha su cómplice
Dumouriez sobre París... Pero, hermanos y amigos, no está
ahí todo el peligro...; vuestros mayores enemigos están en
medio de vosotros... Hay en el Senado manos parricidas que
desgarran vuestras entrañas. Sí: la contrarrevolución está en
el Gobierno, en la Convención Nacional; ¡ahí es donde los cri-
minales delegados tienen el hilo de la trama que han forma-
do con la horda de déspotas que viene á degollarnos! Ahí es
donde una cabala dirigida por la corte de Inglaterra y otras...
Pero ya la indignación irrita vuestro valeroso civismo. Ade-
lante, republicanos; ¡armémonos!»
— ¡Es verdad! exclamó Marat desde su sitio.
Al oir estas palabras, las tres cuartas partes de la Asam-
blea se ponen en pie; solamente la Montaña queda inmóvil.
Los de la derecha gritan con furor: «¡Marat á la Abadía! ¡El
decreto de acusación contra Marat!»
El Amigo del pueblo se presenta en la tribuna y es salu-
dado por las galerías con frenéticos aplausos, pero bien pron-
to siente doblegarse su audacia ante la actitud indignada de
la mayoría. Para esquivar el golpe que le amenaza, acude á
miserables subterfugios, y dice: «He sido presidente del club
de los Jacobinos siete ú ocho minutos, y en ese tiempo me
presentaron un escrito que no leí, firmado por los secreta-
rios, y yo, sin saber lo que contenía el documento, lo firmé...
Era una determinación de la Sociedad, y, según costumbre,
pues mi firma solamente para atestiguar que procedía de la
Sociedad» (i).
(i) Monitor del 14 de Abril de 1793.
286 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS DURANTE EL TERROR.
Termina la discusión con un discurso de Danton pidiendo
que se entreguen á un comité las acusaciones contra Marat,
y una réplica de Boyer-Fonfréde que pide el decreto de acu-
sación. Se discuten las dos proposiciones, y es desechada la
de Danton por una tercera parte de mayoría. Lacroix propo-
ne llevar inmediatamente á Marat á las prisiones de la Aba-
día, haciendo el comité de legislación un informe sobre el
decreto de acusación. Entonces aparece de nuevo en la tri-
buna el Amigo del pueblo, pálido y balbuciente (i), y pide
que le conduzcan entre dos gendarmes á los Jacobinos para
predicar la paz y prevenir cualquier motín. — «No tememos
ningún motín, le respondieron; — París sabrá obedecer á las
leyes, añadió el presidente» (2).
Quedó adoptada la proposición de Lacroix , y terminó á
las nueve de la noche la sesión comenzada á las ocho de la
mañana.
Muy satisfechos de haber votado la detención de Marat,
se fueron tranquilamente los Girondinos á cenar, sin moles-
tarse en saber si se cumplía su decreto. Apenas se alejaron
dejando al Amigo del pueblo en su banco, algunos especta-
dores de las tribunas se deslizan por las columnas , penetran
en el recinto reservado á los diputados, y se agrupan en torno
de Marat y unos cincuenta Montañeses que le acompaña-
ban. Le conducen á la puerta de la sala, pero un centinela les
prohibe la salida. Buscan entonces ai oficial de guardia , que
llega con el decreto recientemente expedido, y que presiden-
te y secretarios han olvidado firmar. «Ese es un papel mo-
jado,» le dicen; y atolondrado el infeliz, levanta la consigna y
deja salir á Marat que , seguido de numeroso cortejo, va á
ocultarse en lugar seguro, riéndose, no sin motivo , de la
ineptitud de los hombres de Estado (3).
E. Biré.
(Continuará. — Prohibida la reproducción.)
(1) El Patriota j vanees, nú ni. 1.340.
(2) Ibidem.
(3) El Publicista de la República francesa, per Marat, núm. 169.
Revista de Revistas
Revista Contemporánea. — 15 de Mayo de 1900. Madrid.
Fuencisla ó la promesa de la Virgen, por María de Belmonte.
Los franceses en Rioseco en 1808, por Juan Ortega Rubio.
Tradiciones de horca, por F. Cáceres Plá.
Cosas de antaño, por Carlos Cambronero.
La Iglesia y la cultura, por Gabriel María Vergara.
La cooperación y la mutualidad obreras (continuación), por Manuel
Gil Maestre.
Curiosidades físico-astronómicas (continuación), por Ramiro Blanco,
La democracia cristiana, por Amando Castroviejo.
La muerte, por J. Pons Samper.
Fases humanas, por Antonio Frates.
30 de Mayo de 1900.
Tradiciones históricas, por Emilio Cotarelo.
Curiosidades físico-astronómicas (continuación), por Ramiro Blanco.
La mujer, por Gonzalo de Castro.
Estudios orientales, por J. Fabré y Oliver.
Cosas de antaño, por Carlos Cambronero.
La industria diamantífera, por Bernabé Gómez Tribarne.
Opúsculo político- geográfico del planeta d plazo próximo , por Arturo
Llopis.
La democracia cristiana, — Hace ya bastante tiempo que se trabaja
en casi todas las naciones del mundo civilizado por establecer en
ellas la verdadera democracia cristiana, como medio único y eficaz
de mejorar en lo posible la situación del obrero, y de contrarrestar
la perniciosa influencia de la democracia liberal, que tantos trastor-
283 REVISTA DE REVISTAS.
nos ha producido en estos tiempos, arrancando del corazón de los
pobres la esperanza y la resignación cristianas y precipitándolos en
los horrores é injusticias del socialismo y del anarquismo. Desde
que León XIII publicó, en Mayo de 189 1, la inmortal Encíclica De
conditione opificum, que es el programa á que se debe ajustar la de-
mocracia católica en su constitución, es mayor la actividad que los
católicos de todos los países han dado á sus trabajos de reorganiza-
ción social en sentido cristiano, distinguiéndose principalmente la
industriosa Bélgica. Veroegen, jefe de la Liga democrática antiso-
cialista belga, propuso en la asamblea general celebrada en 1893, la
denominación de Democracia cristiana para el grupo de los católicos
dedicados á llevar á la práctica las enseñanzas consignadas en las
declaraciones pontificias. Mas tarde, en 1896, en Francia se trabajó
con entusiasmo por convertir la Encíclica en bandera de los llamados
católicos sociales, dictándose al efecto una multitud de programas,
como el del discurso del conde de Mun, pronunciado en Saint
Etienne; el del Congreso celebrado en Reims; el del abate Naudet, y
el tan hábil y sabiamente defendido por la revista La Democratie
Chrétienne, que dirige el abate Six.
La democracia cristiana «3S indiferente alas formas de gobierno;
no origina luchas de clases ni enemistades entre los elementos com-
ponentes de la sociedad; no trata de igualar las riquezas; antes ad-
mite y defiende la propiedad particular, la jerarquía de clases como
baluarte eficacísimo de la libertad y causa necesaria de progreso;
no se apoya en la fuerza, sino en la justicia y en la caridad;» la de-
mocracia cristiana, en suma, que algunos pudieran mirar con recelo,
puede definirse en su concepto esencial diciendo, con Toniolo, que es
«aquella ordenación civil en la cual todas las fuerzas sociales, jurí-
dicas y económicas, en la plenitud de su desarrollo jerárquico, coope-
ran proporcionalmente al bien común, el cual refluye en último resul -
tado en preponderante ventaja de las clases inferiores.-»
La seudodemocracia liberal es la antítesis de la democracia ver-
daderamente cristiana. En ésta todo es amor, armonía, paz, pros-
peridad y bienestar, mientras en aquélla todo es envidia, odio,
desesperación y anarquía. La democracia cristiana eleva y dignifica
al pueblo, y la liberal, organizada por el colectivismo, va á parar en la
futura democracia socialista, última degradación del pueblo, como úl-
timo término de los delirios del racionalismo anticristiano.
Tradiciones históricas, — La trágica muerte de los comendadores
de Córdoba se ha considerado por mucho tiempo como fabulosa y
novelesca. El erudito Sr. Cotarelo prueba la autenticidad del hecho
RRVISTA DE REVISTAS. 289
con todo el rigor científico que requiere esta clase de trabajos, adu-
ciendo varios documentos oficiales, especialmente la elegía de un
poeta cordobés, escrita á raíz del suceso. La historia y causas que
motivaron la muerte de los Comendadores son bien conocidas, por
lo cual no nos detendremos á exponerlas aquí.
Boletín de la Academia de l.\ Historia. — Mayo, 1900. Madrid.
Informes:
I. Privilegios de los hebreos mallorquines en el códice Pueyo. Tercer
período. Sección segunda. — -Fidel Fita. — Gabriel Llabrés.
II. Nuevas observaciones sobre la geografía antigua de España. —
Emilio Hübner.
III. Antigüedades romanas de Alcucscar. — Joaquín Santos y Egay.
IV. Monografías históricas de Cataluña. — Francisco Codera.
V. Mosaico de Hylas descubierto recientemente en el sitio de los Villa-
res, á 5 km. de La Bañeza) provincia de León. — Juan de Dios
de la Rada y Delgado.
VI. Una carta de D. Leandro Fernández de Moratín. — Manuel
Danvila.
VIL Inscripciones romanas de Mérida y Nava de Ricomalillo. — Fidel
Fita.
Mosaico de Hylas. — El joven Hylas, hijo de Teodomastro, rey de
Driopes, iba con Hércules, cuando los Argonautas desembarcaron en
la Propóntide y costa de Bithinia. Hylas se encargó de buscar agua
potable, llevando para traerla á los barcos una urna ó cráter , y para
llenarla una especie de jarro ó enochoe. Pronto encontró el agua en el
centro de un frondoso bosquecillo, y antes de que acabara de llenar
su urna salieron de entre las espesas plantas acuáticas que crecían
cerca de la fuente, las Ninfas guardadoras de sus aguas, y cogiéndole
las manos y los brazos, le condujeron á sus encantados palacios de
cristal.
Inquieto Hércules por la tardanza de su compañero Hylas, salió
en su busca, llamándole por tres veces; pero aunque Hylas le contes-
tó, perdióse su voz con el murmullo de la fuente, y entonces Hér-
cules, en el colmo de su enojo, juró arrasar toda la comarca, si no
encontraba á Hylas muerto ó vivo.
La leyenda de Hylas se conservó entre los romanos; por lo cual
fácilmente se explica que el pintor anónimo del mosaico encontrado
en los Villares, acaso griego ó por lo menos educado en las artísticas
19
290 REVISTA DE REVISTAS.
escuelas de Grecia, la escogiese como asunto de su composición.
He aquí la descripción del mosaico: «Se ve en el centro de la com-
posición al joven argonauta desnudo, como acostumbraban los grie-
gos representar á sus héroes, con el coturno militar característico de
los guerreros griegos y romanos, llevando en la izquierda mano la
lanza y con la derecha una especie de jarro ó enochoe que se dispone á
llenar en la abundosa fuente que corre de una gran taza, á manera
de concha agallonada, formada por la misma continuidad de la
corriente, y sobre la cual tiene puesta y doblada la pierna izquierda
en natural actitud para ir llenando este vaso desde encima de la fuen-
te, y con él una urna, que se ve volcada á la derecha, si es que con
ella no se quiso significar el nacimiento de la fuente.
»La actitud del mancebo no puede ser más propia, y al mismo
tiempo más elegante y por lo tanto artística, y el dibujo y el difícil
escorzo de la pierna izquierda sobre cuyo talón se apoya la figura, no
pueden tampoco estar mejor acusadps, revelando en el autor del ori-
ginal reproducido en el mosaico, verdaderas condiciones de artista
nutrido en la buena escuela del arte helénico. A uno y otro lado del
hermoso adolescente se ven dos Ninfas de aquella fuente que le su-
jetan los brazos, evitándole que llene su enochoe, y atrayéndole, ena-
moradas de su juvenil belleza, para llevárselo á sus poéticos palacios,
formados con los cristales de las aguas. Hasta la especie de niebla
que se levanta á la izquierda, producida por la caída del manantial,
contribuye con su vaguedad y misterio á completar el poético pensa-
miento del autor. »
Es la única pintura de su clase encontrada hasta ahora en Espa-
ña, y en el extranjero sólo se conoce la descubierta en Herculano y
que se conserva en el Museo de gli Studii, representando al joven
Hylas robado por las Ninfas.
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos. — Abril y Ma-
yo, 1900. Madrid.
Goya en la Sección de Estampas de la Biblioteca Nacional, por don
Ángel María de Barcia.
Las ediciones de los Fueros y Observancias del Reino de Aragón^ an-
teriores d la Compilación ordenada por las Cortes de Monzón de 1547, ®
impresa en 1552, por D. Rafael de Ureña y Smenjaud.
Dos notas al «Quijote» . — I. El apellido Quijote. — II. Un poeta de
Argamasilla, contemporáneo de Cervantes, por D. Manuel Serrano y
Sanz.
REVISTA DE REVISTAS. 291
Sellos céreos de Alfonso VII y Sancho III de Castilla, por D. Ma-
nuel Fernández Mourillo.
Hallazgo arqueológico en Estepa, por D. Antonio Aguilar y Cano.
Fueros de Nave de Albura, declarados y confirmados en tiempo de
D. Sancho, Conde de Castilla, Era 1050 (año 10 12), por D. Narciso
Hergueta.
Cristianos cautivos, muertos en Berbería de 1684 á 1779 (conclu-
sión), por D. Rafael Ramírez de Arellano.
Ensayo de un Catálogo de impresores españoles desde la introducción
de la Imprenta hasta fines del siglo XVIII, por D. Marcelino Gutiérrez
del Caño.
Las ediciones de los Fueros y Observancias del Reino de Aragón. — La
edición de 1496, hecha en Zaragoza por Pablo Hurus, corregida é
ilustrada con un repertorio por el Dr. D. Gonzalo García de Santa
María, se ha considerado generalmente como la más antigua por mu-
chos fueristas y sabios bibliófilos, ya porque en las ediciones oficia-
les y en el Repertorium de Micer Miguel de Molino se hacen referen-
cias á sus folios, ya también porque tal era el dictamen del erudito
Salva, que no había conocido otro incunable de aquella obra, distin-
to del impreso por el alemán Hurus. El P. Méndez dice en su Tipo-
grafía española que en la biblioteca particular del Sr. Pastor, en Ma-
drid, examinó un ejemplar impreso de los fueros aragoneses, reuni-
dos por orden cronológico, desde la Compilación de Huesca de 1247,
sancionada por Jaime I, hasta los Fueros publicados en tiempo de
D. Juan II; libro que contenía además, bajo una nueva numeración,
las Observancias compiladas en 1437 por el Justicia Martín Diez
Daux, y que fué impreso por los años de 1478 poco más ó menos. Los
Sres. Savall y Penen, en su edición de los Fueros, Observancias y Actos
de Corte, declaran que «han sido inútiles todos los esfuerzos é infruc-
tuosas las prolijas investigaciones que han practicado con objeto de
averiguar dónde y cuándo se estampó la primera edición de los Fue-
ros y Observancias.»
El Sr. Ureña ha encontrado cuatro ejemplares, existentes uno
en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, y los otros tres
en la Biblioteca Nacional, de la primera edición de los Fueros, hecha
en 1476.
Veinte años más tarde, en 1496, se hizo otra edición también en
Zaragoza, y de ella se conocen un ejemplar completo, existente en la
Biblioteca Nacional, y tres incompletos que se conservan en la del
Escorial y en las Universidades de Salamanca y Zaragoza.
292 REVISTA DE REVISTAS.
En 1517 apareció la tercera edición, hecha por Jorge Coci, y di-
rigida por Micer Miguel del Molino, el cual se concretó á reproducir
folio á folio la impresión de Hurus, sin más diferencia que la que
entrañan las modificaciones aportadas á los dos índices del principia
y cierre del volumen; de esta edición se guarda un ejemplar en la
Real Biblioteca del Palacio de Madrid.
La cuarta edición fué hecha por Juana Millián, viuda de Pedro
Harduin, en 1542, bajo la dirección jurídico-literaria de Micer Gil
de Luna. Existen dos ejemplares conocidos, uno en la Biblioteca Na-
cional y otro en la Universitaria de Santiago.
Del examen bibliográfico de estas cuatro ediciones de los Fueros
de Aragón deduce el Sr. Ureña las siguientes importantes conse-
cuencias: i.a «Que en la historia legislativa de Aragón existe un pe-
ríodo de tres siglos de grandísimo interés, que se extiende desde la
formación del Código de Huesca de Jaime I hasta la Compilación
foral, acordada por las Cortes de Monzón de 1533 y 1547, en la que
el Volumen Viejo de los Fueros sufrió una transformación profunda. —
2.a El conocimiento de estas cuatro ediciones es tan indispensable,
que no se puede sustituir por el estudio de los mejores Códices de
los siglos XIII, XIV y XV, toda vez que el texto fijado por la pri-
mera, y reproducido por las tres siguientes, constituye la lección que
pudiéramos llamar oficial, por haber sido aceptada, con leves varian-
tes, en la Compilación de 1547. — 3.a Las dos Epístolas de los Justi-
cias Mosén Martín Diez Daux y Mosén Juan Ximenez Cerdán fue-
ron agregadas al volumen de las Observancias por Micer Gonzalo
García de Santa María en la segunda edición hecha por Pablo Hurus
en 1496. — 4.a Al mismo jurisconsulto Micer Gonzalo hay que atri-
buir el primer bosquejo de la tabla de los días feriados...; tabla que
se reproduce literalmente, no sólo en las dos siguientes ediciones de
la Colección cronológica de 15 17 y 1542, sino en las dos primeras de
la reforma de 1547... — 5.a El Volumen viejo de los Fueros á que se
refieren los autores de la Fref acción de la reforma de 1547, es la Co-
lección cronológica tal y como aparece en la segunda edición de Hurus
de 1496... — Y 6.a A esta Colección cronológica, en la nueva foliatura
de la edición de Hurus de 1496, reproducida por las dos siguientes y
continuada por la última, se refieren las citas que aparecen al mar-
gen de cada Fuero en la Compilación de 1547. Y, Por consiguiente,
pueden ser evacuadas en las impresiones de 1496 y 1517 hasta los
Fueros de Tarazona de 1495, y en la de 1542 hasta los de Monzón
de 1533.»
REVISTA DE REVISTAS. 293
Etudes pübliées par des Peres de la Compagnie de Jésus. —
Paris 20 Mai 1900.
I. Lamennaisy P. G. Longhaye.
II. La Sainie Vierge dans la pensée et le cuite catholiques au XIX
suele (deuxiéme article), P. R. M. de la Broise.
III. La conspiration du Ghevaliev de Rohan (1674), d'aprés de nou-
veaux mémoires, P. H. Cherot.
IV. Le drame en Chine, P. V. Delaporte.
V. Lettre de M. V Abbé Naudet au P. Gérant des Etudes. — Quelques
observations duF. H. Martín.
VI. Conferences post-scolaires, P. J. Adam.
VII. Saint Jean Baptiste de la Salle. Quelques notes d'un contemporain.
P. J. Brucker.
5 Juin 1900.
I. Deux defenseurs de la liberté d'enseignement: Le Comte de Mun et
M. de Lamarzelle, P. H. Chérot.
II. Lamennais. — III. Vécóle mennaisienne. — Guerre au Gallicanis-
me. — Commencement de Vévolution démocratique, P. G. Lon-
ghaye.
III. VInde Tamoule. — III. Trichinopoly , Un collége anglo-indien,
P. F. Suau.
IV. Christus vivit. «Le livre d'un siécle» (deuxiéme article), P. H.
Bremond.
V. Le drame en Chine (fin), P. V. Delaporte.
VI. Bulletin dliistoire théologique: La Faculté de Théologie de Paris,
aux quinziéme et seiziéme sueles, P. J. Brucker.
Lamennais. — Entre los escritores que contribuyeron con más efi-
cacia en el primer tercio del presente siglo á resucitar la fe religiosa,
sofocada en el pueblo francés por el huracán de la revolución, des-
cuella Félix de Lamennais, cuya historia, si brilla por los triunfos
obtenidos en el orden del pensamiento y de la acción, que le hicie-
ron aparecer como creador del Catolicismo militante en aquel período
de lucha, termina, sin embargo, deplorablemente con su final apos-
tasía y separación de la Iglesia. Dotado de imaginación y sensibili-
dad en extremo ardientes, de una voluntad impetuosa ó débil, lán-
guida ó activa, según las horas, y de un carácter susceptible de todas
las intemperancias de la ternura y la cólera , vivía generalmente
bajo la presión de una melancolía bretona y de un abatimiento pro-
294 REVISTA DE REVISTAS.
fundo. A estas cualidades alarmantes de su carácter hay que añadir,-
para comprender las transformaciones que experimentó, la educación
sin método de su juventud, los peligros de una vocación dudosa, y
por último la mala dirección de su espíritu, dominado por el orgullo.
El articulista aprovecha los estudios que acerca del mismo tema
han publicado Mercier (Lamennais d'apres sa correspondance et les tra-
vaux les plus receñís), Foisset (Vie du R. P. Lacordaire) , Lecanuet
(Montaletnbert, sa jeunesse), Roussel (Lamennais d'apres les documents
inédits), Thureau-Dangin, Laclour, Faguet y Spuller, cuyos escritos
vienen á confirmar la opinión en que antes se tenía al malogrado
filósofo. El P. Longhaye hace notar el ingenio precoz y el carácter
aventurero de Lamennais en la época de la infancia, y la forma ab-
surda en que hizo sus estudios, para los cuales se le suministraron
toda clase de libros en que sació sus desmedidas aficiones á la lec-
tura, llegando hasta perder la fe de sus padres á los doce años de
edad. Conviértese al Catolicismo diez más tarde , y se entrega
á estudios de religión, filosofía y literatura, pero siempre sin método
ni dirección suficientes. Sus primeras obras fueron Réflexions sur
VEglise de France au dix-huitieme suele et sur sa situation actuelle} y
Tradüion de VEglise sur Vinstiiution des Eviques, en las cuales, y espe-
cialmente en la primera, á pesar de su fervor y celo religioso, estuvo
muy lejos de manifestar la moderación serena propia de las almas
humildes. Decidido, en sus deseos de combatir por la fe y en sus
aspiraciones de reformador, á reanudar los estudios eclesiásticos, se
dedicó de lleno á la teología; mas su carácter de siempre y su pre-
sunción y orgullo mal reprimidos crearon en él un desdén peligroso
hacia los sistemas tradicionales de los Escolásticos. Y la conse-
cuencia fué una ignorancia deplorable de ciertos puntos de doctrina,
ignorancia que lamentaban sus amigos y discípulos como Rohrba-
cher y Lacordaire. Si la irregularidad de los estudios fué una de las
grandes desventuras de Lamennais, hay también motivos para creer
que influyó no poco en su vida la ordenación sacerdotal, y que su vo-
cación fué muy dudosa.
Desde el año 1818, á los treinta y seis de edad, era ya el apolo-
gista de los tiempos nuevos. Su Ensayo sobre la indiferencia en materia
de religión era, como el Genio del Cristianismo, de Chateaubriand,
una de las grandes manifestaciones del renacimiento religioso; pero
Lamennais tuvo la desgracia de defender un tradicionalismo abso-
luto, que él conceptuaba como el único en que podían apoyarse
los dogmas de la Religión, y que en realidad era insostenible en
sana filosofía y perjudicial á la fe, como lo prueba el hecho de
REVISTA DE REVISTAS. 295
haber sido después condenado por Gregorio XVI y el Concilio Va-
ticano.
El P. Longhaye lamenta la debilidad del famoso apologista en no
resistir las pruebas de la contradicción. Describe la formación de la
escuela de Lamennais y su entusiasmo y ardor, á veces excesivo en
la forma, contra el Galicanismo, la situación nueva creada á la Iglesia
por la revolución de Julio, y la inauguración del periódico V 'Avenir,
cuyas campañas, si al principio proporcionaron grandes servicios al
Catolicismo francés, es indudable, sin embargo, que después degene-
raron, como degeneró el programa del periódico, proclamando el li-
beralismo absoluto y la separación de la Iglesia y del Estado. La-
mennais, colocado en la pendiente del error, llegó hasta erigirse como
en Pontífice de la democracia, que para él se identifica con el Cristia-
nismo, enajenándose la voluntad de Lacordaire y Montalembert,
antes partidarios suyos y desde entonces separados de él como hijos
obedientes de la Iglesia. El P. Longhaye describirá en otro artículo
el desenlace de aquella crisis que decidió lastimosamente de la futu-
ra suerte de Lamennais.
La Virgen en el pensamiento y el culto católicos del siglo XIX. —
Reseñadas ya en un artículo anterior la vida, las gracias y privile-
gios de la Santísima Virgen según los han concebido el pensamiento
católico guiado por la revelación, el magisterio de la Iglesia y las
enseñanzas de la teología, el articulista dedica el presente estudio á
señalar las manifestaciones del culto católico á la Madre de Dios
conforme á los trabajos de erudición moderna. Los estudios con que
la piedad del siglo XIX ha tratado de hacer la historia del culto de
María en los siglos precedentes, están muy lejos de ser una obra
acabada. Hay aún muchos puntos obscuros que impiden determinar
exactamente el origen de ciertas fiestas, ritos é invocaciones. En el
siglo actual se han publicado trabajos de gran importancia, como los
del cardenal Pitra sobre la poesía litúrgica griega, la edición hecha
por Lamy de una parte de los himnos de San Efrén, mas otras pu-
blicaciones debidas al P. Dreves, Chevalier y León Gautier. Otra
forma de investigación que se ha empleado para conocer la histo-
ria del culto de la Virgen es el arte. Las imágenes ó representacio-
nes de María en los templos antiguos, y especialmente en las Cata-
cumbas, han sido objeto de especial estudio, en el que se distinguió
en los últimos tiempos Juan Bautista Rossi.
La parte mejor conocida en nuestros días es la historia del culto
local. De ello son un ejemplo, entre otros, las obras Histoire critique
du cuite de la Sainte Vierge en A frique] Belgium Marianutn; Pietas
296 REVISTA DE REVISTAS.
Mariana britannica; Notre Dame de France, y, por último, la Histoire
des pélérinages f raneáis de la trls-sainte Vierge, publicada bajo la di-
rección de los PP. Agustinos de la Asunción.
El P. de la Broise menciona á continuación algunas de las prin-
cipales obras de arte consagradas á representar á María, como las
del célebre pintor M. Hebert, y el escultor lyonés Fabisch, y las de
Francisco Podesti y Emilio Cabuchet; describe alguna de las mila-
grosas conversiones que ha verificado su devoción, y finalmente cita
las Congregaciones que más se significan por su devoción á María y
las manifestaciones más extraordinarias de estos últimos tiempos
con que la Virgen ha premiado el fervor y veneración de los pue-
blos.
El año 1900 ha de ser seguramente fecundo en actos de consa-
gración á la Reina de los cielos. En Italia se han verificado tres
Congresos en su honor, y en Francia habrá uno universal del 5 al 8
de Septiembre, en el que estarán representadas todas las naciones
del mundo.
Dos defensores de la libertad de enseñanza: el Conde de Mun y
M. Lamarzelle. — Trata el presente artículo de la enérgica impugna-
ción de que han sido objeto los últimos decretos del ministerio
Waldeck-Rousseau sobre la libertad de asociaciones y la enseñanza
escolar. El Conde Alberto de Mun, célebre por sus campañas en el
Parlamento contra los proyectos de ley presentados en 1882 por Ju-
lio Ferry sobre el monopolio de la enseñanza por el Estado, y á
quien una grave enfermedad impidió demostrar nuevamente su elo-
cuencia de otros tiempos contra los proyectos de Waldeck-Rousseau
(Noviembre de 1899), ha dirigido á éste cuatro cartas que valen
más que cualquiera de sus discursos.
Al mismo tiempo, el senador católico M. de Lamarzelle ha pu-
blicado una serie de estudios magistrales referentes á la educación,
instrucción y condiciones sociales y económicas de la vida moderna,
y dirigidos también contra los inicuos planes del Gobierno.
Revista Canónica
a materia del presbiterado.— I. Difícil cosa es defi-
nir en qué consiste la materia esencial del presbiterado.
La Iglesia griega considera como única necesaria para la
validez la imposición de manos, de donde parece deducirse que ella
sola es la esencial, toda vez que, siendo la materia y la forma de los
Sacramentos de institución divina, la diferencia de ritos en la Iglesia
católica no puede argüir, en asunto de tanta trascendencia, otras
variaciones que las accidentales inducidas por la diversidad de ritos.
Este argumento es, al parecer, tanto más concluyente, cuanto que
la Santa Sede, lejos de declarar nulas las órdenes conferidas por los
Obispos del rito griego, con la sola imposición de manos y la consi-
guiente forma, las ha ratificado en cien resoluciones. (V. Gasparri,
De Sacra ordinal. , vol. II, cap. v, § m, núms. 1.055 hasta el 1.059.)
Las distintas opiniones de teólogos y canonistas al dilucidar esa
cuestión respecto de la Iglesia latina, opiniones todas ellas más ó
menos probables; el que la Santa Sede no emita un fallo definitivo,
limitándose á proveer en los casos particulares; las resoluciones de
la Curia Romana, algunas de ellas aparentemente contradictorias,
¿no demuestran superabundantemente lo espinoso del problema, y
prestan apoyo á la opinión de los que hacen consistir la materia del
presbiterado en la imposición de manos?
En sentido inverso, las repetidas ocasiones en que las Congrega-
ciones Romanas han prescrito que se reitere la ordenación en la
Iglesia latina, porque en aquélla se omitió la entrega de los instru-
mentos, ó bien faltaba el vino en el cáliz (S. U. Inq., 11 Enero 1899)
ó la hostia en la patena (S. C. C, 11 Febrero 1708), ¿no inducen á
298 REVISTA CANÓNICA.
concluir que la entrega de los instrumentos puede ser tan esencial
como la imposición de las manos?
Con fecha 17 de Enero de 1900, preguntada la Suprema Inquisi-
ción en el caso de dos sacerdotes ordenados presbíteros en 1894,
pero en cuya ordenación faltaba la hostia en la patena, resolvió: «Or-
dinationem esse iterandam ex integro sub conditione et secreto quo-
cumque die et a quocumque Episcopo catholico, facto verbo cum
SSmo., ut supleat de thesauro Ecclesiae quatenus opus sit pro mis-
sis a sacerdotibus celebratis ut in casu» (1).
Hemos propuesto las dos opiniones que bien podemos llamar an-
titéticas, esto es, la de los que defienden que la materia esencial del
presbiterado está en la imposición de manos (la primera sola, ó la
primera y la segunda, que es simple continuación de aquélla: Gas-
parri, obra citada, núm. 1709), y que la entrega de los instrumentos
es sólo integral, y la de los que con Lugo sostienen que ésta es
esencial y aquélla sólo integral, para que resalte más la divergencia
entre los doctores, y se evidencie la dificultad de conciliar pareceres
tan radicalmente opuestos, patrocinados con un tesón, en nuestro
humilde sentir, digno de mejor causa, por autores de indiscutible
mérito en las ciencias teológicas y jurídicas.
Sin pretender dirimir la contienda, juzgamos, con Gasparri y otros
eminentes teólogos y juristas, que la verdadera materia esencial del
presbiterado es la imposición de manos, reduciendo á una sola las
que ordinariamente se llaman primera y segunda, esto es, la en que
el Obispo y los presbíteros asistentes (2) tocan la cabeza del orde-
(1) De los dos sacerdotes ordenados en la forma indicada, uno había sido
coadjutor, y autorizado en nombre del párroco matrimonios. Ahora bien: si,
como es de suponer, en la parroquia de que era coadjutor estaba promulgado
el Decreto Tametsi, los matrimonios por él autorizados eran probablemente
nulos en calidad de probablemente clandestinos, toda vez que con la misma
probabilidad no era sacerdote, y quien autorice un matrimonio por dele-
gación del párroco propio de uno de los contrayentes, ha de ser sacerdote.
¿Cómo, pues, subsanar los inconvenientes que de autorizaciones probable-
mente nulas pueden originarse? Creemos que, aun prescindiendo de que el
impedimento de clandestinidad resultaba dudoso, y por consiguiente nulo,
el presente caso admite dos soluciones: sanar en raíz todos aquellos matri-
monios ad cautelam; ó bien dejar á los esposos en su buena fe, puesto que
es muy probable, cierto, á juicio nuestro, que no existió la clandestinidad, y
los interesados no han de llegar á dudar siquiera de que el coadjutor pudiera
no ser sacerdote.
(2) Aunque omitiesen los presbíteros asistentes la imposición de sus ma-
nos sobre la cabeza del ordenando, la ordenación sería válida sin necesidad
de suplir aquella omisión. (S. C. P. F.,6 Aug. 1840; vid. Collect.f núm. 1195.)
KEVISTA CANÓNICA. 299
nando, y la que inmediatamente sigue mientras el ordenante recita
la oración Oremm, fratres charissimi. Más aún: creemos que si se
omitiera la primera, no sería necesario repetir toda la ordenación,
siempre que conste de la segunda, sino suplir meramente aquélla,
según se colige de la interpretación genuina de la respuesta dada
por Gregorio IX á cierto Obispo noruego (lib. i, tit. xvi, cap. ni).
Opinamos de este modo porque: i.°, en la Iglesia católica han sido
tenidas siempre por válidas las órdenes conferidas según el rito
griego, y no podemos admitir más de una materia esencial en toda
la Iglesia; 2.0, consta que en la antigua liturgia existía la imposición
de manos, pero nada se habla allí de entrega de instrumentos (1),
lo cual induce á presumir que fué posteriormente introducida en la
liturgia de la Iglesia latina, y 3.0, consiguientemente no reúne las
condiciones de materia esencial, ó de lo contrario tendremos que
admitir uno de estos dos extremos: ó que antes no había materia
esencial, ó que las dos son esenciales; lo primero es absurdo, y lo
segundo, trabajo les costará á sus defensores el demostrarlo, pues
si no aducen otros argumentos que los del P. Casajuana (Gury,
vol. 11, edit. 6.a hisp., pág. 489 in not.), no llegarán á legitimar la
afirmación del teólogo citado , cuando escribe: probabilius traditio
instrumentorum est etiam essenüalis.
¿En qué se funda esta aseveración? En el argumento de autori-
dad, cuyo valor reconocemos de buen grado, pues entre los doctores
que la sostienen figuran Santo Tomás, Bellarmino, Fagnano, y en
parte Lugo, y he aquí, á juicio nuestro, una de las mayores dificulta-
des para el fallo decisivo. Otro argumento le deducen del Decreto de
Eugenio IV para los armenios: «Sextum sacramentum est Ordinis,
cujus materia est illud. per cujus traditionem confertur Ordo; sicut
presbyteratus traditur per colitis cutn vino et patenae cum pane porrectio-
nem...;» pero á esto respondemos que no concluye, pues más que de-
creto referente al dogma, es una simple instrucción en la que Euge-
nio IV explica á los armenios la práctica entonces vigente en la Igle-
(1) En el ritual titulado Statuta Ecclesiae antiqua, can. 3, se lee: «Pres-
byter cum ordinatur, episcopo eum benedicente super caput ejus, tenente,
etiam omnes presbyteri qui praesentes sunt, manus suas juxta manum Epis-
copi super caput illius teneant.» Y adviértase que este canon está tomado de
la llamada liturgia galicana, que en opinión de autorizados críticos se ob-
servaba en Arles á principios del siglo VI, y se extendió luego por España,
Portugal, Inglaterra, Italia Septentrional, y en las iglesias de Alemania,
restauradas después de la irrupción de los bárbaros. (V. D'Annibale, vol. 111,
§ 290, ed. 4.a)
800 REVISTA CANÓNICA.
sia latina (véase Gasparri, lug. cit.,n. 1007); que si tuviera valor dog-
mático no vemos pueda darse solución satisfactoria á las cuestiones
siguientes, que son al mismo tiempo hechos comprobados: i.a ¿Por
qué hasta el siglo VIII, por lo menos, no se introdujo la entrega de
los instrumentos? 2.a ¿Por qué el presbiterado entre los griegos es
válido, y la Santa Sede le ha declarado tal, si no tienen esa materia?
3.a ¿Puede darse algo que sea constitutivo esencial de una cosa en
un punto, y en otro no lo sea? 4.a Dado, y no concedido, que Jesu-
cristo instituyera el Orden en general, dejando á la Iglesia la potes-
tad de designar la materia y la forma, ¿es admisible la doctrina de
que aquélla pueda declarar no esencial una materia que por tal había
sido siempre considerada, sustituyéndola por otra que antes no era
conocida?
Como no es nuestro propósito exponer con la amplitud debida
cuestión tan complicada, y sí únicamente hacer, según costumbre,
algunas observaciones relativas á la doctrina canónica que entraña
la resolución que hemos transcrito, no cansamos más al lector, quien
nos permitirá concluir diciendo que abrigamos la convicción íntima
de que, si llega el día en que la Santa Sede juzgue oportuno decidir
el litigio, fallará en favor de la opinión de que nos hemos declarado
partidarios.
Pero hasta que llegue esa hora, cada iglesia debe cumplir exacta-
mente lo que prescribe el respectivo ritual , porque en la práctica
posee el conocido principio: in Sacramentorum administratione pars
tutior est sequenda.
II. Otro de los puntos relativos al sacramento del Orden en que
tampoco están acordes los teólogos, versa acerca del contacto de los
instrumentos, pues mientras Alberto Magno, Vázquez, Layman, Dia-
na, Pirhing y otros afirman que basta que el ordenando manifieste por
medio de algún signo sensible que acepta los instrumentos, y niegan,
por consiguiente, la necesidad del contacto físico, Santo Tomás, los
Salmaticenses, Scavini, San Ligorio y Gasparri exigen éste.
Lo cierto en dicha cuestión es: i.°, que no es necesario tocar in-
mediatamente los instrumentos (S. C. C. in Santander ¿en., Dubium
ordinationis, 28 Mai 1796), y por tanto sería válida la ordenación
aunque el ordenando tocase aquéllos cubiertas las manos con un
velo ó con guantes; 2.0, que tampoco exige la validez que se toquen el
cáliz con vino y la patena con la hostia (nos referimos al presbi-
terado), pues el Santo Oficio respondió el 25 de Junio de 1866
acquiescat á un sacerdote que, al ser ordenado, tocó el cáliz y la hos-
tia, pero no la patena. Idéntica conclusión aparece evidentemente
REVISTA CANÓNICA. 301
confirmada por el mismo Supremo Tribunal el 22 de Noviembre de
1871, 9 de Junio de 1872 y 22 de Julio de 1892; 3.0, de igual modo
sería válida la ordenación, aunque se hubiese omitido el contacto del
cáliz con vino (S. R. C. in una Galliarum, 3 Dec. 1661), y consi-
guientemente si, tocado aquél, se omitiere tocar la patena con la hos-
tia; y 4.0, no es, en último término, de necesidad absoluta la unión
física del acto de tocar los instrumentos con el de la prolación de la
fórmula accipe potestatem, etc.
Las dos últimas conclusiones han sido plenamente corroboradas
por el Santo Oficio al responder el 17 de Enero de 1900 acquiescat al
siguiente caso que transcribimos con toda fidelidad:
«Tirio, sacerdote, durante su ordenación de presbítero, al darse
cuenta de que no tocaba la hostia, y antes que el Obispo empezase
la fórmula prescrita para el tacto de los instrumentos , procuró to-
car aquélla, pero con el esfuerzo que hizo separó la mano del cáliz,
y separada la tuvo mientras el Obispo pronunció toda la fórmula,
pero sin conseguir tocar la hostia. Además , como consecuencia
del indicado esfuerzo, levantó la patena, obligando probablemente al
Obispo, por su parte, á lo mismo, de modo que no podía decirse que
en tal forma separados el cáliz y la patena formasen un solo com-
puesto moral. Para tranquilidad de la propia conciencia ruega el expo-
nente á Vuestra Santidad se digne indicarle cómo debe regularse.»
Sobre celebración de Misas en altares consagrados sin
reliquias de Santos. — Nadie ignora que la liturgia edesiásuca
prescribe desde la más remota antigüedad que las Misas deben ser
celebradas en altares de piedra; pero en atención á que en muchos
casos es casi imposible construir de esa materia toda la mesa, que
vulgarmente llamamos altar, y por otro lado lo que realmente consti-
tuye la esencia de éste es la urna cavada en el centro del mismo, para
la reposición de reliquias, urna ó lóculo sobre el cual se colocan el
cáliz y la hostia, se comprende por qué hoy la indicada prescripción
litúrgica quede restringida al ara. Esta puede también ser de cemento
(S. R. C. 29 April. 18S7, Lamzcen. ad II), pero nunca de yeso (declar.
cit. ad III); debe estar consagrada y contener además dos ó más reli-
quias de Santos, de modo que la costumbre de consagrarlas y celebrar
en ellas sin ese requisito es una corruptela expresamente reprobada
(ibid. ad I), y el derecho prohibe erigir sin licencia de la Santa Sede
altares con una sola reliquia (S. R. C. 16 Jan. 1888— Ord. minor.)
Pero como todas estas prescripciones son de derecho ecle-
302 REVISTA CANÓNICA.
siástico, evidentemente la Iglesia puede dispensar, aunque gracias
de esta índole, dada la sublimidad de los misterios á que tales ritos
se ordenan, por necesidad han de ser muy contadas, y no se otorgan
sino por motivos gravísimos , que según la práctica de la Santa
Sede se reducen al peligro de que las sagradas reliquias sean profa-
nadas, y á la dificultad que el peso del ara construida á propósito
para contener aquellas crearía para trasladar con la rapidez que pue-
den exigir especiales circunstancias, el altar portátil de un punto á
otro, exponiendo así el ara á fracturas que la inutilicen.
Desde luego se comprende que tan extraordinarios motivos sólo
existen en países dominados por infieles ó herejes, y donde los misio-
neros, expuestos á frecuentes persecuciones , se ven precisados á
cambiar continuamente de morada y á ocultarse en lugares nada
decentes ni aptos para la conservación de venerandos restos; por lo
que no es de admirar que el Santo Oficio, á propuesta de la S. C. de
Propaganda, concediese ya en 14 de Mayo de 1681 (vide Collect.
S. C. P. i7., n. 825) á los misioneros del Tonkin la facultad de celebrar
en altares portátiles sin reliquias, y á los vicarios apostólicos la de
consagrarlos; que Pió VII repitiese esa autorización en 1802, exten-
diéndola el 5 de Junio de 1805 á los Vicarios apostólicos de Cochin-
china, y finalmente Gregorio XVI á los del imperio chino y reinos
limítrofes el 8 de Julio de 1838 (V. la Colectdnea de los Misioneros
ad exteros, 1880, nn. 403 y 405).
Por tanto, para las regiones en que no se den las indicadas cau-
sas, ú otras equivalentes, creemos que ni la Santa Sede concederá
esas facultades, ni la costumbre contraria podrá subsistir, ni por
consiguiente serán verdaderos altares, ni podrá celebrarse lícita-
mente el sacrificio de la Misa en los que no reúnan las condi-
ciones que exige la liturgia sagrada. En efecto: el limo. Sr. Obispo
de Petrópolis (sufrag. de Rio Janeiro, Brasil, en la relación del esta-
do de su diócesis presentó la S. C. del Concilio el siguiente postu-
lado, remitido por aquélla á la S. C. de Ritos, y á su vez por ésta al
Santo Oficio: « An toleran possit ut sacrificium Missse celebretur super
lapides altarium etiam ecclesiarum parochialium praecedenti saeculo,
vel etiam saeculo décimo sexto consecratos sine sepulchro et sacris
Reliquiis Sanctorum á Missionariis vel antiquioribus Episcopis? Sunt
qui affirmant antiquis illis temporibus habuisse Missionarios Ameri-
cae Meridionalis priviiegium consecrandi altaría portatilia seu lapides
ad Sacrificium sine Reliquiis.»
A este postulado respondió la Inquisición Suprema el 17 de
Enero de 1900: Curet Episcopus ut ritu proscripto in altaribus collocentur
REVISTA CANÓNICA, 303
Sanctorum Reliquia; et interim in casit tolerari potest usus celebrandi in
prcedictis altaribus.» Esta respuesta fué aprobada por Su Santidad el
19 de los citados mes y año.
La S. C. hace caso omiso de si á los misioneros que evangelizaron
la América latina les fué ó no concedido el privilegio que menciona
el postulado, pues dada la distancia que separaba de Europa aquellas
regiones, la escasez de misioneros en los principios de la conquista,
y la dificultad de las comunicaciones, nada tiene de extraño que la
Santa Sede autorizara para ello, especialmente si se tiene en cuenta
que entonces el privilegio de altar portátil no había aún sufrido las
restricciones á que hoy está sujeto: mas habiendo cesado las causas
que pudieron motivar la concesión, natural es que cese ésta. Nada
más justo, por otra parte, que el tolerar el uso de altares, consagra-
dos en las expresadas condiciones, hasta que lo sean nuevamente y
de conformidad con las prescripciones litúrgicas, pues según se des-
prende del postulado, aun en las iglesias parroquiales existen, y sin
la cláusula de tolerancia transitoria pudiera ocurrir que en algunos
puntos quedaran los fieles sin Misa durante un tiempo de duración
relativamente excesivo, porque no es obra de un instante normalizar
en diócesis tan extensas y tan faltas de comunicaciones todos los
altares.
Acerca del matrimonio que un infiel convertido á la fe
contrajo con una católica sin la previa interpelación déla
primera mujer. — Ticio, siendo aún judío, contrajo matrimonio
con una mujer también infiel, de la cual se divorció por sentencia le-
gal, y mediante el libelo de repudio. Hecho esto, entabló relaciones
con Berta, católica, con la cual se unió civilmente en 1887, después
de haberse ella declarado ante el magistrado civil, sin expresar la reli-
gión á que pertenecía (1). Tal matrimonio es válido, según las leyes ci-
viles vigentes en el lugar del contrato.
Berta, sin embargo, no gozó un instante de paz. Su conciencia la
acusaba incesantemente de apóstata, por lo que se decidió á emplear
todos los medios para atraer á la verdadera fe al supuesto marido,
único modo, según la decía su párroco, de acallar los remordimien-
(1) Las palabras subrayadas creemos sean la versión verdadera de la
cláusula absque confessione, subrayada también en el original. Dada otra cual-
quiera, no alcanzamos el sentido del siguiente período: «Quo facto, cum catho-
lica Berta amores fovit, cum qua postquam eadem ad hoc se coram magistratu
civili absque confessione declaravit, civile consortium iniit anno 1887...»
3C4 REVISTA CANÓNICA.
tos y legalizar su situación. No fueron inútiles sus esfuerzos, pues
Ticio recibió el bautismo en 1892, y el mismo día el referido párroco
autorizó y bendijo en debida forma el matrimonio entre Ticio y Ber-
ta, reconciliada ya con la Iglesia; pero el párroco se olvidó del
vínculo que anteriormente ligaba á Ticio. Poco después, habiéndole
ocurrido (al párroco) un caso semejante, en el cual la mujer infiel
fué interpelada, recordó el error cometido, y trató de poner remedio.
Hechas las oportunas averiguaciones, supo que la primera esposa de
Ticio vivía aún en N., pero que ni quería abrazar la Religión cató-
lica, ni responder á las interpelaciones, toda vez que, decía ella, su
matrimonio con Ticio había sido legalmente disuelto, y el contraído
por éste con Berta ante el magistrado civil, era válido.
En vista de esto, el párroco recurrió á la Santa Sede pidiendo la
dispensa de la interpelación y la sanación en raíz del matrimonio
celebrado entre Berta y Ticio después del bautismo de éste.
A semejante ruego respondió el Santo Oficio con fecha 17 de
Enero de 1900 lo que á la letra transcribimos: Dummodo consíet ex
processu saltem summario, mulierem nullam responsum dari voluisse,
matrimonium contrahi posse; et ad mentem. — Mens est, in hoc casu non
dari locum dispensationi in radice: nam adhuc viget prius matrimonium
in infidelitate contractum; quod non dissolvitur , nisi quando post conversio-
nem et ínter pellationem inutiliter factam novum ac validum matrimonium
contractum fuerit. El Padre Santo confirmó esta resolución en la
audiencia del 19 de los mismos mes y año.
No es la primera vez que publicamos resoluciones de la Curia
Romana referentes á la extensión é interpretación del privilegio Pau-
lino, lo cual nos excusa de repetir ahora lo que entonces consigna-
mos. Basta, pues, concretar al presente los siguientes principios que
viene á confirmar esta última resolución: i.° En armonía con el con-
texto concesorio del privilegio, para la disolución del matrimonio
contraído en la infidelidad cuando uno de los cónyuges se convierte
á la fe, es requisito indispensable el interpelar á la parte que rehusa
convertirse. 2.0 Si la interpelación es imposible ó inútil, debe
recurrirse á la Santa Sede, la cual sólo dispensa cuando, por proce-
so sumario al menos, consta de la imposibilidad ó inutilidad.
3.0 Omitida la interpelación, ó no obtenida la oportuna dispensa,
persevera siempre el vínculo contraído en la infidelidad, el cual,
aunque una parte abrace la fe y la otra se obstine en el error, no
desaparece sino cuando el cónyuge fiel contrae nuevo matrimonio en
la forma y con las condiciones prescritas. 4.0 La sanación en raíz no
puede tener lugar si antes no se ha cumplido lo que preceptúan los
REVISTA CANÓNICA.
305
principios primero ó segundo, según las circunstancias, porque no
hay materia sanable, ya que falta el fundamento, esto es, el contrato
con apariencias extrínsecas de matrimonio, debido á la subsistencia
del vínculo precedente. Y como el caso de Berta y Ticio adolecía de
estos defectos, rectamente respondió la Sagrada Congregación no
haber lugar á la sanación pedida. Necesario era, por tanto, que contra-
jeran de nuevo.
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. a.
20
CRÓNICA GENERAL
i
EXTRANJERO
,oma. — A mediados de la quincena circularon rumores alar-
mantes sobre la salud de Su Santidad, á quien se juzgaba
víctima de un grave estado de abatimiento que ponía en
peligro su vida. Noticias posteriores han evidenciado la exageración
de tales informes, á los que ha dado ocasión el hecho de haberse
sentido León XIII excesivamente fatigado de las funciones religio-
sas y audiencias prolongadas que hace tiempo viene dispensando.
Después de breves días de reposo , el Padre Santo ha asistido
á la solemne beatificación de dos Carmelitas Descalzos, sin que
nadie haya podido advertir en él los menores síntomas de enfer-
medad ni decaimiento. El Pontífice entró en la Basílica de San
Pedro conducido en la silla gestatoria y rodeado de su Corte, entre
los vítores y aclamaciones de la nutrida muchedumbre que llenaba
el grandioso templo; con mano firme bendijo á la concurrencia mos-
trándose visiblemente conmovido por las entusiastas manifestaciones
de júbilo con que fué saludada su presencia. El célebre doctor
Lapponi asegura que la ligera indisposición de León XIII no ha
revestido carácter alguno de gravedad, obedeciendo única y exclusi-
vamente al exceso de trabajo; y añade que piensa recomendar con
insistencia al Papa la suspensión temporal de sus tareas ordinarias,
y el retiro, durante algunos días, al Villino de los jardines del Va-
ticano.
* *
Italia. — Hace pocos días se verificó la inauguración de la nueva
legislatura. En el discurso leído por el rey Humberto, se habló de
CRÓNICA GENERAL. 307
las excelentes relaciones que ligan á Italia con las demás potencias,
invocando el apoyo patriótico de los defensores de la unidad italiana,
para dar solución á las graves dificultades de carácter económico
con que tropieza el Gobierno, y para contener el torrente de la
anarquía, que amenaza asolar el país. A continuación se procedió á
elegir la Mesa, de la que fué nombrado presidente el Sr. Gallo, mi-
nisterial, por 242 votos. El candidato de oposición, Sr. Biancheri,
tuvo 214 votos. Los vicepresidentes y cuestores ministeriales triun-
faron también. De los secretarios fueron elegidos cuatro ministeria-
les y dos de oposición.
* *
Portugal. — En la Cámara de diputados ha comenzado el de-
bate parlamentario sobre el proyecto de reformas constitucionales,
cuestión de vida ó muerte para el Gabinete actual. A combatir las
modificaciones propuestas por el Gobierno se levantó el orador del
partido de regeneración nacional Juan Franco, quien calificó de
inicuos y absurdos los procedimientos empleados por los consejeros
de la Corona para sacar adelante un proyecto que de todo tiene,
menos de constitucional. La réplica del Jefe del Gabinete á ciertas
afirmaciones del orador, dio margen á que entre ambos se entablase
una discusión animada, que la concurrencia oyó con gran interés.
El corresponsal que comunica las anteriores noticias añade que se
advierte en el país vecino gran efervescencia política, sin que sea
fácil prever los resultados de la lucha planteada entre los dos par-
tidos monárquicos que hasta ahora vienen turnando en el poder.
*
* *
t
Francia. — Otra vez la cuestión Dreyfus vuelve á despertar honda
agitación en el espíritu público, resucitando odios y rencores que
parecían definitivamente extinguidos. La amenaza del judío Reinach,
que había prometido reanudar la lucha en favor del condenado de
Rennes tan luego como terminase la Exposición, se ha anticipado en
su cumplimiento, merced á la revelación inopinada de la ayuda que
prestan ciertos agentes del Gobierno á los manejos de los partidarios
de la revisión. Al presente, es cosa puesta fuera de duda que los pro*
yectos del dreyfusismo encuentran apoyo y simpatía en las esferas
del poder; y este hecho, denunciado en plena Cámara popular por el
diputado y periodista Humbert, ha levantado una verdadera tempes-
tad de protestas entre los nacionalistas, que se muestran decididos
308 CRÓNICA GENERAL.
á evitar por todos los medios que se ponga de nuevo sobre el tapete
el escandaloso asunto. Los documentos del agente de seguridad
Tromps, venidos á poder del oficial de Estado Mayor Fritisch y en
los que refería aquél detalladamente los viajes hechos para inutilizar
el testimonio de Cernuschi contra Dreyfus en el proceso de Rennes,
han ocasionado, como decíamos en nuestra Crónica anterior, la re-
nuncia del ministro de la Guerra, general marqués de Gallifet, po-
niendo á la vez en grave aprieto la vida del Gabinete; y sin duda al-
guna habría éste sucumbido sin la eficaz intervención de Mr. Bour-
gois, cuya fogosa y hábil elocuencia logró arrancar á la mayoría un
voto de confianza en favor de la fidelidad del Ejército, de la discipli-
na y de la República. Atribuyese al nuevo ministro, general André,
masón entregado en cuerpo y alma á Brisson, y por añadidura drey-
fusista rabioso, el propósito de modificar al personal del Estado Ma-
yor, llevando á él los elementos más adictos á sus ideas. Puede dar-
se, por tanto, como inaugurada la nueva campaña de rehabilitación
de Dreyfus, cuyas consecuencias para Francia han de ser por fuerza
lamentabilísimas.
— En Chalons-sur-Saone han ocurrido graves desórdenes con
motivo de la huelga iniciada entre los obreros de la fábrica de mon-
sieur Gallaud. La gendarmería hizo fuego contra los amotinados, que
se resistieron, agrediendo á la fuerza pública é hiriendo gravemente
al comandante que la mandaba; el resultado del combate fueron 17
heridos, de los que han muerto dos obreros. Con este motivo el co-
mité del partido socialista organizó un meeling de protesta contra lo
que califica de brutales asesinatos de trabajadores indefensos; y pre-
para además una manifestación antimilitarista para el día en que sea
recibido en el Hotel de Ville el célebre explorador Marchand.
— Los periódicos comentan el resultado de la elección de la comi-
sión encargada de informar á la Cámara de diputados sobre el pro-
yecto de amnistía. Según los ministeriales, la ausencia de muchos
diputados fué causa de que las votaciones no expresasen la voluntad
de la mayoría de la asamblea. Creen que el proyecto será aprobado
por gran mayoría. Los diarios de oposición hacen notar que el fracaso
del Gobierno es tanto más significativo, cuanto que Mr. "Waldeck-
Rousseau declaró que hacía cuestión de confianza la aprobación del
proyecto.
*
CRÓNICA GENERAL. 309
Alemania.— Después de discutirse en segunda lectura el pro-
yecto de ley referente al aumento de la flota de guerra, ha quedado
aprobado el primer artículo en el Reichstag por 153 votos contra 79.
En los debates parlamentarios han intervenido oradores de las di-
versas fracciones de la Cámara, distinguiéndose por su intransigen-
cia al combatir el proyecto el diputado socialista Bebel y el jefe de
la fracción liberal Herr Richter. El almirante Tirpitz, secretario de
Estado en el departamento de Marina, defendió con energía la nece-
sidad en que se halla Alemania de aumentar las fuerzas navales
para atender á la defensa de sus colonias y apoyar su representación
de potencia de primer orden en las cuestiones de Oriente. La Comi-
sión nombrada para estudiar el proyecto ha introducido en él impor-
tantes modificaciones, principalmente en lo que se refiere al contin-
gente de unidades destinadas á estaciones navales y aguas extranje-
ras, reduciendo el número de las mismas en atención á que, hoy por
hoy, no hay motivo alguno que justifique su excesiva multiplicación.
Con esta reforma se obtiene una economía de 400 millones de mar-
cos en el presupuesto especial destinado á construcciones navales, á
pesar de lo cual asciende todavía la cantidad que debe gastarse para
llevar á cabo el proyecto, á 3.946 millones de marcos. Son curiosos
los datos referentes á las marinas extranjeras que la Comisión de
presupuestos ha tenido en cuenta al dar dictamen sobre las cifras que
debían destinarse al aumento de la flota. El poder naval de la Triple
Alianza se halla actualmente representado por 40 buques de comba-
te, ocho acorazados, 16 grandes y 47 pequeños cruceros; Francia y
Rusia disponen de 54 buques de combate, 20 acorazados de costa,
41 grandes y 48 pequeños cruceros; mientras que Inglaterra sola
cuenta con 55 buques de combate, dos acorazados de costa, 60 cru-
ceros grandes y 84 pequeños.
— La prensa de Berlín ha hecho durante algunos días objeto de
sus comentarios las declaraciones contenidas en los últimos discur-
sos del príncipe Luis de Baviera contra el predominio absorbente
que se pretende dar á Prusia, en perjuicio de los demás Estados del
imperio. Los hechos que parecen haber motivado las protestas á que
hemos aludido, son las palabras «mi flotilla de torpedos,» usadas
por el kaiser en telegrama de contestación al príncipe Luis, y tam-
bién la designación de «Príncipe de la Corona del Imperio alemán,»
que el Emperador dio á su hijo en las fiestas de la mayor edad del
mismo. Ambos conceptos implican, ajuicio de algunos diarios, la
transgresión de lo dispuesto en la Constitución del Imperio, según
la cual la escuadra pertenece á Prusia como á los demás Estados,
810 CRÓNICA GENERAL.
y el kromprintz no debe usar otro título que el de Príncipe de la Co-
rona de Prusia.
— ¿Se tiene por seguro en Roma, según dicen á Le Temps, que el
barón de Hertling, diputado del centro católico y agente oficioso del
Gobierno alemán, llegará en breve á dicha ciudad con objeto de en-
tablar, por tercera vez, con el Vaticano negociaciones relativas á la
creación de una Facultad de Teología Católica en Strasburgo. Afír-
mase en el Vaticano, á ese propósito, que no será difícil se renueven
las conferencias necesarias para el establecimiento de una representa-
ción pontificia permanente en Berlín, ya con el carácter de Nunciatu-
ra, ya de Delegación apostólica. Dicho pensamiento viene siendo aca-
riciado desde hace largo tiempo por León XIII; mas no ha podido
realizarse hasta ahora, por la oposición que han hecho al mismo en
Berlín las personalidades protestantes que disponen de influencia.
Créese en Roma que la cuestión de la Facultad Teológica de Stras-
burgo, apoyada con interés por el Gobierno imperial, ha de ser una
ocasión favorable para plantear de nuevo la referente á la represen-
tación pontificia en Berlín. Por último, circula en el Vaticano el
siguiente rumor, que, á recibir confirmación, haría desaparecer todas
las dificultades. Según parece, accediendo León XIII á los ruegos
del emperador Guillermo, se halla inclinado á crear en el próximo
Consistorio un nuevo Cardenal alemán, y en ese caso recibiría la
púrpura el arzobispo de Colonia.
*
* *
Inglaterra. — La noticia de la toma de Pretoria con que cerrá-
bamos la crónica anterior, produjo en toda Europa la impresión de
que la guerra anglo-boer había llegado á su término, quedando defi-
nitivamente establecido el dominio británico sobre el extremo meri.
dional del continente africano. Era general creencia que la capital
del Estado transvaalense contaba con abundantes medios de defensa
que la pondrían en condiciones de resistir un asedio prolongado, y
que el ejército sitiador habría de sufrir graves quebrantos antes de
conseguir apoderarse de la plaza. Los hechos vinieron á demostrar
lo contrario; Pretoria capituló sin condiciones, abriendo desde luego
sus puertas á las tropas enemigas; y el pabellón británico ondeó vic-
torioso en el Raadsaal, poco después de la llegada de las fuerzas de
lord Roberts á las inmediaciones de la ciudad. El entusiasmo con
que en Londres se recibió el anuncio de la ocupación, duró días en-
teros; los edificios se engalanaron con colgaduras, y la multitud re-
CRÓNICA GENERAL. 311
corrió las calles de la City lanzando hurras y entonando himnos pa-
trióticos. Acontecimientos posteriores han demostrado que tales
entusiasmos eran del todo injustificados; los boers prosiguen impasi-
bles la guerra como si la rendición de Pretoria fuera suceso de
antemano previsto y descontado, al que no conceden la importancia
y significación que la prensa europea ha querido atribuirle. «La lu-
cha dura y durará indefinidamente», ha dicho el presidente Krüger,
y en el mismo sentido se han expresado los delegados de la repú-
blica sudafricana, que buscan simpatías para su causa en los Esta-
dos Unidos. Y, en efecto, los combates sostenidos por el general
Botha al Este de Pretoria, el rescate de Bloemfontein por las tropas
aliadas, el copo del batallón británico de la yeomanry y la amenaza
de Dewet á Johannesburg, hechos posteriores á la entrada victoriosa
de Roberts en la capital transvaalense, prueban elocuentemente que
la campaña no lleva trazas de terminar tan pronto como los diarios
ingleses han supuesto. Si á esto se agregan las nuevas dificultades
que han surgido en El Cabo á consecuencia de la crisis planteada en
el seno del ministerio colonial, cuya dimisión se ha visto precisado á
aceptar el gobernador Milner, la sublevación de los afrikanders en
Grigualandia, el levantamiento de los aschantis en Costa de Oro y
las gravísimas complicaciones que pueden resultar de los últimos
sucesos de China, se comprenderá sin esfuerzo que Inglaterra debe
lamentar hoy el haberse comprometido en una empresa que quizás
cueste muy cara á sus intereses. He aquí ahora los despachos que
transmiten pormenores sobre las operaciones que dieron por resultado
la toma de la capital del Transvaal. «Puestos en marcha por la ma-
ñana al nacer el día — telegrafiaba Roberts con fecha 5 del corrien-
te— recorrimos unas diez millas hasta llegar á seis del río, cuyas dos
orillas estaban ocupadas por el enemigo en fuerza escasa. La infan-
tería montada de Henry y Ross y dos compañías de la yeomanry
desalojaron rápidamente á los boers de la orilla Sur, persiguiéndoles
durante una milla; pero en este momento se encontraron expuestos
al violento fuego de los boers que ocupaban una posición que domi-
naba el terreno. Nuestra artillería gruesa, los cañones de la marina
y la artillería de campaña, que deliberadamente se habían empla-
zado en la vanguardia de la colina, fueron enviados todo lo rápida-
mente que fué posible en apoyo de la infantería montada, á las coli-
nas onduladas que rodean á Pretoria. La artillería estaba apoyada
por la brigada Stevenson y la división Pole Carew. Después de arro-
jarle algunas granadas, el enemigo desalojó sus posiciones. Los
boers trataron de envolver nuestro flanco izquierdo, pero la infante-
312 CRÓNICA GENERAL.
ría montada y la yeomanry lo impidieron, ayudadas por la brigada
Max-Weill y la división Tucker. Como todavía el enemigo molestaba
la retaguardia de nuestro flanco izquierdo, di orden al general Iam
Hamilton para que avanzara tres millas sobre nuestra izquierda,
aproximándose á nosotros, á fin de llenar el vacío que existía entre
las dos columnas. Este movimiento dominó al enemigo, que fué
rechazado sobre Pretoria, y que esperaba sin duda que prosiguiéra-
mos nuestro avance. Pero los días son muy cortos, y después de
unas doce horas de marcha y de combate, hemos tenido que viva-
quear sobre el terreno conquistado. Durante el día, la brigada de
guardias se ha encontrado en la proximidad más septentrional de los
cinco fuertes que defienden á Pretoria, y á menos de cuatro millas
de esta capital. El general French, con la tercera y cuarta brigadas
de caballería y de la infantería montada de Hutton, está al Norte de
Pretoria; Broadwood se halla entre French y Hamilton, y el general
Gordon vigila el flanco derecho. El cuerpo principal está á muy corta
distancia del puente del ferrocarril. La estación de Irene ha sido
incendiada por los boers. Espero que nuestras pérdidas sean muy
pocas.»
Otro despacho expedido posteriormente por el generalísimo inglés,
continúa la relación anterior en los siguientes términos:
«Los boers fueron arrojados ayer de todas sus posiciones y perse-
guidos cerca de dos kilómetros. Envióse un parlamentario para pedir
la capitulación. Roberts fué despertado cerca de media noche por dos
emisarios que venían á pedir un armisticio con objeto de arreglar
las condiciones. El general contestó que la capitulación debía hacer-
se sin condiciones. Botha repuso que no pensaba defender á Preto-
ria, pero que contaba con que las mujeres y los niños boers, así como
los bienes, serían protegidos. A la una de la mañana, tres funcionarios
civiles entregaron la ciudadt. Las señoras de Krüger y Botha han
permanecido en Pretoria. Algunos prisioneros ingleses están también
en la ciudad, pero la mayor parte de ellos han sido conducidos á
Waterval.» Completando las noticias precedentes, debemos añadir
que los boers, al abandonar á Pretoria, se llevaron consigo 1.600 pri-
sioneros y varias cajas que contenían dos millones y medio en oro.
Las minas del Transvaal han sido respetadas por las tropas republi-
canas, y en todas ellas han aparecido carteles en que se hacía pública
la voluntad de Krüger prohibiendo bajo severas penas destruir el ma-
terial de explotación, ó inutilizar los trabajos.
— Leemos en un diario que «la opinión se muestra vivamente
preocupada en vista de las noticias que se reciben de la Costa de Oro,
CRÓNICA GENERAL. 313
Con referencia á telegramas de Acra, se dice que los ingleses han
sufrido serios desastres. Se sabe que los refuerzos enviados contra los
achantis continúan sin poder avanzar, á consecuencia de las conside-
rables fuerzas enemigas que acampan á orillas del rio Prah. Se teme
de un momento á otro la invasión de la colonia británica por los
achantis. Un telegrama de Acra añade: «La gravedad de la situa-
ción es evidente. Dos columnas inglesas han sufrido enormes pér-
didas.»
A la fecha en que escribimos estas líneas, comunica el telégrafo
que 10.000 achantis cercan la población de Cumassia; cinco mil
se hallan escalonados en las líneas de comunicación; mil rebeldes
adamis están situados entre Fumen y Ermeja y amenazan las comu-
nicaciones de los ingleses con sus aliados los bekwais. El goberna-
dor inglés ha telegrafiado reclamando refuerzos con urgencia.
* *
Asia: China. — El odio de raza que los subditos del Celeste Impe-
rio profesan á los europeos, á quienes designan ordinariamente con el
título de demonios de Occidente, ha estallado al fin en formidable su-
blevación de fanáticos afiliados á sociedades secretas, cuyos propó-
sitos, á juzgar por los atropellos y asesinatos cometidos, parecen ser
el exterminio radical de todos los extranjeros establecidos en el país,
sin distinción de creencias religiosas ni de nacionalidades. Tan luego
como se tuvo noticia de la agitación de los boxers, las potencias de
Europa, así como los Estados -Unidos y el Japón, se apresuraron á
enviar á Pekin refuerzos en defensa de las respectivas legaciones y
subditos; pero los rebeldes, envalentonados por la debilidad y secre-
tas connivencias de las tropas imperiales encargadas de restablecer
el orden y por la excesiva superioridad del número, han continuado
con creciente saña su obra de destrucción, ensayando las crueldades
más exquisitas con los infelices extranjeros que han caído en su po-
der. Se ha hablado de una acción común de todas las grandes poten-
cias para obligar á la corte de Pekin á que adopte medidas enérgicas
contra los revoltosos, ó en caso contrario, reprimir por cuenta propia
los desmanes de los rebeldes; pero los mutuos recelos y desconfianzas
que traen divididas entre sí á las diferentes naciones, las ambiciones
y rivalidades que despierta el reparto en perspectiva de los territo-
rios del Imperio, dificultan extraordinariamente el que pueda llegarse
á un acuerdo. Francia y Rusia, según las últimas noticias, se entien-
den con Alemania y sus aliados, mirando á contrarrestar las influen-
314 CRÓNICA GENERAL.
cias probablemente unidas de Inglaterra, los Estados Unidos y el
Japón. Constantemente llegan á las inmediaciones de Pekín refuer-
zos extranjeros, que hasta ahora resultan insuficientes para penetrar
á viva fuerza en la mencionada capital, defendida por una guarnición
de más de cien mil hombres. Los generales chinos Tung-Fusang y
Lung-Chiang se hallan en las afueras con 30.000 hombres y nume-
rosa artillería, dispuestos á oponerse al avance de las tropas interna-
cionales; algunas correspondencias aseguran que se han librado ya
algunos combates entre chinos y europeos, y que la situación de los
últimos es bastante crítica por las dificultades con que tropiezan en
su camino las fuerzas que desde Tien-Tsin podrían auxiliarles, efecto
de haber sido cortada la vía férrea en diversos puntos en donde la
reparación ofrece graves y penosos obstáculos. Entre tanto las lega-
ciones americana, inglesa y japonesa corren peligro de ser arrasadas
por los rebeldes, el representante del Imperio del Sol naciente ha
muerto asesinado, las matanzas de cristianos chinos en el barrio
oriental de Pekin se repiten incesantemente, y la catedral católica ha
sido incendiada sin que las autoridades opusieran la menor resisten-
cia. Es opinión unánime de los Gabinetes europeos que el conflicto es
ya de todo punto inevitable, y que no puede precisarse cuáles serán
sus resultados definitivos.
II
ESPAÑA
Dura y difícil ha sido para el Gobierno la quincena que acaba de
transcurrir: desavenencias y aun mal disimuladas hostilidades entre
algunos Ministros, y como consecuencia peligro inminente de crisis;
motines y algaradas en Murcia y Tarrasa; huelga amenazadora de los
mineros de Ríotinto, y de otros que no son mineros ; ataques y dia-
tribas violentas contra la última obra financiera del Sr. Villaver-
de, etc., etc. El empréstito , que en un principio se pregonó como
uno de los mayores triunfos del Ministro de Hacienda , ha estado á
punto de ser la causa de su caída, y desde luego le ha convertido en
blanco de todo género de censuras y maledicencias. Acerca de la
conveniencia de la emisión, dícese que han andado encontrados y
divididos los pareceres de los miembros del Gabinete , sosteniendo
algunos Ministros que la operación , en último término , resultaría
poco favorable á la prosperidad de la Hacienda y altamente ruinosa
CRÓNICA GENERAL. 315
para las iniciativas y desarrollo de la industria. Aparte de esto, los
comentarios y juicios sobre la forma en que se verificó el cierre délas
suscripciones, abundantes muchos de ellos en reticencias maliciosas
contra la rectitud y honradez del Sr. Villaverde , movieron á éste á
presentar su dimisión, que al fin hubo de retirar obedeciendo á supe-
riores instigaciones. Hoy el peligro de crisis parece totalmente con-
jurado: á lo menos así lo afirman categóricamente los Ministros. En
cuanto á la dureza con que ha sido calificada la gestión financiera
del empréstito, véanse como prueba, entre otras, las palabras de^
Sr. Duque de Tetuán: «Mi opinión respecto al empréstito está sinte-
tizada en lo siguiente: Hay en lo ocurrido en el Banco de España,
desde las siete de la noche , hora en que oficialmente debió cerrarse
el empréstito, á la mañana siguiente, una oscuridad tan grande y de
un género tal, que esto bastaría por sí solo á debilitar á cualquier Go-
bierno, por fuerte y prestigioso que fuera. Claro que tratándose de
un Gobierno tan quebrantado como el actual, el daño que ha recibido,
mejor dicho, que él mismo se ha hecho, es de una magnitud y gra-
vedad extraordinarias. No creo, no concibo que haya Gobierno que
pueda vivir , que pueda seguir rigiendo una nación y administran-
do los bienes de ésta sin poner antes en claro, como la luz del día, lo
ocurrido aquella noche, que será memorable en la historia financiera
de nuestro país. Antes que denunciar periódicos , ha debido el Go-
bierno esclarecer un punto que podía prestarse, como ha sucedido, á
que la opinión , teniendo por intérprete la prensa independiente , se
llamara á engaño , considerando que sus bienes no se administran
con aquel acierto y serenidad de juicio á que tiene perfecto derecho.
En esa desdichada operación han quedado quebrantadísimas dos
entidades tan importantes como son el Gobierno y el Banco de Es-
paña, y conste que en mis censuras dejo á salvo los respetos debidos
á las personas. El Banco de España, que siempre ha gozado de gran
prestigio en el extranjero, por la seriedad y rectitud en sus operacio-
nes, ha salido de esta empresa muy mal parado. Sus complacencias,
y no digo complicidad, aunque esto lo repita todo el mundo , por-
que me parece demasiado grave la palabra , le ha mermado segura-
mente su prestigio en el extranjero , y claro que con más razón en
España. Ambos, Gobierno y Banco, deben, no sólo para dar una sa-
tisfacción al país, sino por su propio prestigio , esclarecer cuanto de
nebuloso tiene el empréstito. A ello tienen absoluto derecho el país y
esa opinión que jamás he visto tan unánime y formidable contra nin-
gún Gobierno.»
—La Gaceta ha publicado una Real orden del Ministerio de Agri-
31<> CRÓNICA GENERAL.
cultura, Comercio y Obras públicas, encaminada á corregir las defi-
ciencias que se advierten en el servicio de ferrocarriles.
Después de un preámbulo en que se determinan aquéllas y los
propósitos que animan al Ministerio para corregirlas, se fijan las si-
guientes disposiciones, que reproducimos por el gran interés que
tienen para el público en general:
«i.° La Dirección general de Obras públicas, teniendo en cuenta
el estado actual de la red general de ferrocarriles, la legislación del
ramo, los proyectos de ley presentados en distintas ocasiones á las
Cortes para plantear los ferrocarriles secundarios, el informe defini-
tivo evacuado en 9 de Junio de 1893 por la comisión nombrada para
formar el plan de esa clase de vias, y todos los demás datos y ante-
cedentes referentes á la materia, estudiará y propondrá en el plazo
más breve posible, las bases generales para el perfeccionamiento y
terminación de un sistema completo de comunicaciones ferroviarias,
y las reformas que en las disposiciones vigentes considere necesarias
para mejorar el servicio actual.
»2.° La misma Dirección, previo acuerdo con la de Correos y
Telégrafos, respecto á lo que con el servicio postal se relaciona, re-
visará los itinerarios hoy en vigor para los trenes-correos de las di-
ferentes líneas, y oyendo á las Compañías de ferrocarriles respecti-
vas, procurará disminuir lo posible la duración de los viajes mediante
prudentes reducciones en las paradas y el aumento de velocidad en
la marcha, compatible con el trazado y con la seguridad de la expío -
tacicn.
«3.° Los ingenieros jefes de las divisiones de ferrocarriles girarán
inmediamente una visita general de minuciosa inspección á las líneas
de su respectivo cargo, y como resultado de ella, informarán á la
Dirección general de obras públicas, dentro del término improrro-
gable de dos meses en forma concreta, precisa y circunstanciada
sobre cuantas faltas, deficiencias y abusos observen tanto en la
construcción como en la explotación y servicio, y singularmente res-
pecto á vías, material móvil, estaciones y personal.»
— Días pasados ha ocurrido en la catedral de Calahorra un es-
pantoso incendio, que ha producido incalculables daños en las alha-
jas y ornamentos sagrados. Los detalles del triste suceso publicados
por los diarios de Logroño, se contienen en el relato que á conti-
nuación transcribimos: «A las dos de la tarde, y no por la mañana,
como equivocadamente se transmitió en un principio á Madrid, advir-
tióse el fuego por el ruidoso crujir de las maderas incendiadas. In-
mediatamente cundió la triste noticia en Calahorra, y en seguida
CRÓNICA GENERAL. 317
acudió un inmenso gentío á la catedral, con cántaros y otras vasijas
llenos de agua con que combatir la formidable hoguera que se había
desarrollado en el interior del templo. En las calles próximas á la
iglesia diocesana levantábase un vocerío ensordecedor, con el que se
juntaba el incesante voltear de las campanas en todos los templos
de la localidad. Lloraban las mujeres, y lanzaban desconsolados la-
mentos, temerosas de que las llamas destruyeran las reliquias de los
santos mártires. En los trabajos de extinción del incendio hubo
muchos hombres que dieron muestras de valor temerario y de abne-
gación. Las autoridades todas, y muchas personas significadas de la
población, hiciéronse dignas de elogió por su brillante comporta-
miento. Junto á las reliquias de los mártires Emeterio y Celedonio,
que afortunadamente fueron puestas en salvo , se encontró una
cajita de metal cincelado, que se cree contenga algún dato relativo á
los Santos. De dicha caja hízose cargo el beneficiado D. Gerardo
Arenzana. De entre los escombros han sido extraídos trozos de plata
y algún diamante de las urnas, y se ha acordado cerner las cenizas
á fin de recuperar en lo posible las piedras preciosas. Además de las
urnas con su pedrería y efigies de los Santos, se han quemado lám-
paras, candelabros, evangelios, riquísimas alfombras, el dosel desti-
nado á los días de primera, é infinidad de valiosos objetos. El her-
moso retablo del altar mayor, que ha sido completamente destruido,
fué construido en 1618 y era una preciosa obra de estilo plateresco.
Hízose en dos veces: en la primera trabajó un tal Arguello, y en la
segunda Buscardo. Estuvo mucho tiempo sin dorar. Al dorador, José
Bravo, se le pagaron por sus trabajos 54.000 reales y cuatro doblo-
nes de gratificación. Los habitantes de Calahorra están consternados
y no cesan de hablar del lamentable siniestro.»
— Una de las últimas y más ruidosas determinaciones del Direc-
torio de la Unión Nacional ha sido la que se refiere al ejercicio de la
acción pública contra el Gobierno con motivo del empréstito. Los
individuos del Directorio que son letrados, Sres. Costa, Alba y Cas-
tro han celebrado varias entrevistas con los Sres. Azcárate, Barrio y
Mier, Sánchez Román y Comas, con el fin de discutir la forma en
que debía procederse. El resultado de estas consultas parece haber
sido nulo hasta ahora, efecto de no haber podido concretar los acu-
sadores del Gobierno de qué modo y contra quiénes ha de entablarse
la acción pública.
— Por reales decretos del Ministerio de Instrucción pública y Be-
llas Artes se ha dispuesto que en las poblaciones donde no haya es-
cuelas especiales de artes é industrias y existan Institutos de se-
318 CRÓNICA GENERAL.
gunda enseñanza, se establezca en éstos clases nocturnas para los
obreros que soliciten matrícula. Dichas clases se ajustarán á los co-
nocimientos elementales más adecuados á los obreros y á las provin-
cias á que correspondan, y comprenderán las asignaturas de gramá-
tica castellana, aritmética, álgebra, geometría, dibujo, elementos de
física, mecánica, agricultura, fisiología é higiene y estudios prácti-
cos de aplicación. En toda Escuela Normal se destinará hora y
inedia á la enseñanza gratuita y nocturna de adultos ó niños dedi-
cados al trabajo. La enseñanza de estas clases será de lectura, es-
critura, las cuatro operaciones fundamentales de aritmética, gra-
mática castellana, elementos de geometría lineal y dibujo y el Cate-
cismo de la doctrina cristiana. Como ampliación, para los que ten-
gan aptitud y vocación, se dará enseñanza compendiada de geogra-
fía, historia y sistema métrico decimal. Tanto en las enseñanzas
establecidas en los Institutos como en las organizadas en las Escue-
las Normales, el estudio será puramente práctico, sin que los alum-
nos tengan necesidad de adquirir libros ni hacer gastos de ninguna
especie. Los patronos, gerentes ó directores de fábricas, explotacio-
nes, industrias y talleres concederán á los jóvenes menores de dieci-
ocho años que trabajen en los mismos una hora de tiempo de labor
reglamentaria para que adquieran la instrucción elemental. Todo
establecimiento que emplee en sus talleres de labores ó explotacio-
nes de 150 operarios en adelante, queda obligado á costear una es-
cuela elemental para dar instrucción á sus obreros menores de diez
y ocho años y que carezcan de ella.
OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS
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£L CRITICISMO EN PSICOLOGÍA
a filosofía del siglo XIX se distingue ante todo por su
carácter crítico, y dentro de él por la tendencia á exa-
minar la aptitud de nuestras facultades y la legitimi-
dad de nuestras convicciones más naturales y espontáneas.
En este examen reflejo sobre el valor de los conocimientos
humanos, algunos filósofos, los menos, han encontrado la
confirmación definitiva del postulado que sirve de base á la
filosofía dogmática; otros, y en mayor número, olvidando las
leyes de sobriedad y prudencia, condiciones necesarias á todo
trabajo fecundo, nos han presentado á la razón reflexiva y
crítica en oposición absoluta con las afirmaciones espontá-
neas de la humanidad. La última consecuencia de esta direc-
ción viciosa de la crítica filosófica ha sido el escepticismo;
como si la razón, al divorciarse de la naturaleza, se hubiera
visto dominada por el vértigo del suicidio.
La filosofía contemporánea se reduce en casi su totalidad
á negaciones; su punto de partida es la duda, y sobre la duda
no cabe fundar nada sólido. Todo el edificio científico donde
se encerraban los supremos ideales de la humanidad durante
siglos y siglos, ha venido abajo; porque la pseudocrítica me-
derna, empeñada en examinar los fundamentos de ese edifi-
cio, no halló medio mejor que destruirlo, después de lo cual
no han quedado más que escombros.
La Ciudad de Dios.— Año XXI.— Núm. 655. 21
322 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
La naturaleza es un sistema de movimientos, la concien-
cia un sistema de representaciones, y Dios, puesto que no se
nos presenta ni como movimiento ni como conciencia, únicos
objetos accesibles á la observación, ó no existe, ó es para
nosotros como si no existiera. La razón debe contentarse con
observar los escombros, desmenuzándolos hasta reducirlos á
polvo; de aquí no puede pasar.
El culto del hecho, el fenomenismo puro, que constituye
sin duda el carácter más general de la filosofía contemporá-
nea, es el resultado común de varias corrientes filosóficas
que, separadas en sus principios, han llegado á conclusiones
análogas, para fundirse en un solo sistema, al cual se llama
fenomenismo en Francia, agnosticismo en Inglaterra é idea-
lismo en Alemania.
El origen del hombre, su naturaleza y destino futuro, los
principios morales y sociales, y todos aquellos problemas que
siempre ocuparon la atención de los sabios lo mismo que la
del vulgo, son objeto preferente de la nueva crítica; y si no se
ha logrado que la humanidad aparte de ellos su mirada, por-
que los llevamos todos en la intimidad de nuestra alma, y
porque son connaturales y de todos los tiempos, se ha que-
brantado en muchas inteligencias la fe en la posibilidad de
una solución adecuada y satisfactoria
Basta echar una rápida ojeada sobre las innumerables pro-
ducciones contemporáneas que de lejos ó de cerca se refieren
al hombre, para convencerse plenamente del carácter empí-
rico y agnóstico que las inspira casi todas. Puede decirse con
verdad que nunca se ha escrito tanto como hoy de psicología,
y nunca ha sido mayor la esterilidad del pensamiento filosó-
fico respecto délos problemas fundamentales que se originan
de la conciencia. Se ha convenido en que no hay objeto cien-
tífico fuera de lo puramente fenoménico; que cuando se tras-
pasa la experiencia, la razón sólo vive de fantasmagorías é
ilusiones. Entre los partidarios idólatras del hecho, es este
ya un postulado admitido umversalmente sin discusión; de
manera que la mayor parte de los psicólogos científicos
resuelven ó suprimen de una plumada, y sin examen, los más
arduos problemas de la filosofía.
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 323
Varias causas han contribuido á crear y robustecer este
estado general de los ánimos; una de orden lógico, y de orden
histórico la otra. Durante todo este siglo la filosofía crítica se
ha ocupado en remover los cimientos que se creían sólido
apoyo de la investigación racional; y el último resultado de
esta crítica viciosa no ha sido otro que el escepticismo. El
hombre, se ha dicho, crea la verdad; como no hay realidad
en sí, no hay verdad en sí; el fenómeno, es decir, la aparien-
cia, constituye la única realidad; luego la verdad es lo que
á cada uno aparece; no hay, por consiguiente, verdad abso-
luta; la verdad es relativa á cada individuo. Ya entre los
griegos había escrito el sofista Protágoras que «el hombre es
la medida délas cosas;» y esta es la conclusión final de la
crítica moderna, tanto empírica como idealista.
De otra parte, al comparar las conquistas portentosas de
las ciencias en el dominio de la naturaleza, obtenidas por el
empleo constante y universal de la observación y de la expe-
riencia, con la estéril vanidad de las ficciones metafísicas,
que alejadas del sentido común han venido sucediéndosé
unas á otras durante la primera mitad del siglo XIX, hubo de
surgir en los ánimos el convencimiento de lo inútil y perju-
dicial de tales especulaciones, y se fulminó general anatema
contra lo que no procede inmediatamente de la experiencia,
ó traspasa el orden de los hechos.
Los procedimientos de las ciencias físicas se han trasplan-
tado á la conciencia, y excluido todo principio de razón, el
único método se reduce á describir y analizar, y el objeto á
los fenómenos. Unos autores, como los adictos del empiris-
mo inglés {asociacionismo), se dedicarán con preferencia á
describir y formar grupos de clasificación por analogía; otros
tratarán de sorprender por medio de paciente análisis el
modo de aparecer los fenómenos en la conciencia, y las cau-
sas inmediatas en ella misma y en ei organismo. Esto es le-
gítimo, y así no hay duda que en su aspecto positivo la psi-
cología moderna ha producido mucho bueno, ha señalado
un camino que contribuirá á darnos conocimiento más per-
fecto de nuestro ser. El vicio capital está en la parte negati-
va, en la supresión arbitraria de los problemas metafísicos,
324 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
respecto de los cuales el científico fiel al espíritu positivista
debe imponerse un forzoso silencio, porque no existe más
ciencia que la descripción y análisis de los hechos.
Hasta ahora se creyó que en nosotros hay una realidad
fundamental, un absoluto, que sirve de sostén á la infinita
variedad de ideas, sentimientos, voliciones, sensaciones y
recuerdos. La filosofía moderna ha atentado contra esa reali-
dad fundamental y contra la unidad é identidad del jo, tan
vivamente sentidas en medio del flujo incesante de fenóme-
nos que se suceden en nuestro ser. La unidad del yo es, ante
el criticismo psicológico, una síntesis de todos los estados
producidos en un momento dado de la vida en la conciencia
de cada hombre; la unidad, la permanencia é identidad
personales provienen, ó de una ley puramente lógica .de
nuestra inteligencia (idealismo), ó de relaciones externas
con que se enlazan los fenómenos particulares (empirismo),
á la manera que los cuerpos simples se funden para formar
síntesis complejas, ó como un organismo no pierde su uni-
dad por constar de multitud de elementos con funciones y
propiedades distintas.
La unidad del yo es una colectividad; e\yo no es real-
mente uno, sino muchos, tantos como fenómenos ó agrupa-
ciones de estados conscientes; y tomando la analogía del
organismo, así como el ser viviente es una colonia cuyos
individuos son las células, así el yo es una agrupación de
sensaciones que son los verdaderos individuos psicológicos.
Últimamente, creen los fenomenistas haber encontrado una
demostración experimental de su teoría, en ciertos casos
anormales en donde les ha parecido ver una disgregación del
yo ó una descomposición de la personalidad en dos, tres ó
más personas independientes. El hipnotismo, dicen, repre-
senta aquí el mismo papel que los reactivos en el análisis y
descomposición de los cuerpos naturales. Vése, pues, que el
empirismo psicológico, en su interpretación y coordinación
de los fenómenos psíquicos, no tiene siquiera el mérito de la
originalidad; es un calco exacto y fiel de las explicaciones
físicas.
Por otra parte, el empirismo, después de haber recha-
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 325
zado la realidad substancial, de la cual los fenómenos serían
derivaciones ó á manera de emanaciones, se ve forzado á ver
en cada uno de los fenómenos otras tantas substancias ó
absolutos independientes, que flotan en mil direcciones den-
tro de la conciencia, como las partículas de polvo se ven mo-
verse en la atmósfera cuando reflejan los rayos solares, sin
que se pueda señalar su origen, sino que aparecen y desapa-
recen como por magia. Han rechazado los innovadores el
ídolo substancial de la antigua metafísica, y han sustituido
á este ídolo único por un número infinito de fetiches; por-
que bien examinado el concepto que los empíricos nos dan
del fenómeno, es absolutamente el mismo que la antigua
metafísica atribuía á la substancia; además de que el fenó-
meno es en sí tan desconocido como las entidades subs-
tanciales.
Las consecuencias de semejante concepción del espíritu
son en extremo anárquicas y disolventes, tanto en el orden
lógico como en el moral y social; y si las consecuencias pue-
den servir de base para juzgar una teoría, es preciso recha-
zar las doctrinas del empirismo crítico. El entendimiento
que percibe, juzga y discurre, es en él un símbolo que repre-
senta una colección de percepciones, fuera de las cuales no
hay otra realidad; la idea es una imagen verbal, un nombre
que nada expresa, sino es una colección de sensaciones.
La verdad absoluta no existe, todo es relativo; ó mejor
dicho, no hay verdad absoluta ni relativa; el escepticismo
absoluto es la conclusión natural de tan espantoso engendro;
sin que ni el principio de contradicción quede á salvo.
En cuanto al orden ético, una vez negadas las condicio-
nes esenciales á toda moral, la libertad y los principios de
razón reguladores de la voluntad, queda destruido aquél en
su fundamento. La voluntad tiene ya trazado su camino, del
cual no puede desviarse, puesto que es la resultante de una
multitud de fuerzas psíquicas que se producen y cruzan en
mil direcciones y de un modo fatal, y el conocimiento no
percibe más que hechos; de modo que la conciencia se mue-
ve en pleno automatismo.
Bien conocidas son las tentativas siempre fracasadas,
326 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
como forzosamente debía suceder, de construir una moral
exclusivamente basada en los hechos, á la que se ha dado el
engañoso nombre de moral científica, una moral sin liber-
tad, sin ley y sin obligación; es decir, una moral en nada
semejante á la en que hasta ahora habia creído la humani-
dad; una moral que no tiene de ello más que el nombre.
II
Hume y Kant son los verdaderos iniciadores del criti-
cismo fenomenista. Partiendo desde puntos de vista distintos
y aun opuestos, empírico y sensualista el primero a priori,
é idealista el segundo, llegaron á una misma conclusión en
el análisis crítico del conocimiento, y esta conclusión es la
incognoscibilidad de todo lo que traspasa el fenómeno. Ha-
ciendo Hume aplicación de su teoría ideológica de la subs-
tancia y de la causa á la conciencia, construyó una ciencia
subjetiva sobre la base exclusiva de los hechos, y cuyo objeto
debía ser, á semejanza de las ciencias físicas , observar los
fenómenos, agruparlos según sus relaciones, y buscar los an-
tecedentes y consiguientes de cada uno y todas sus condicio-
nes, que son las verdaderas y únicas causas. Elyo, el alma,
es en la psicología de Hume una agrupación de sensaciones é
imágenes, enlazadas por vínculos puramente externos (leyes
de asociación); la coexistencia, la sucesión y la semejanza le
bastan para explicar el sentimiento indestructible de la uni-
dad y permanencia, tan vivamente percibido en el fondo de
nuestro ser. «Nosotros somos, dice, una colección de percep-
ciones que se suceden con increíble rapidez, y que se hallan
en un estado de flujo y movimiento perpetuos.» «No hay en
nosotros una idea de substancia distinta de la de una colec-
ción de cualidades y estados particulares.»
No desconoció, sin embargo, Hume las gravísimas difi-
cultades que presentaba su teoría, para explicar ciertas sín-
tesis mentales que se nos presentan como indisolubles, y
sobre todo la unidad y permanencia del j-o, tan vivamente
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 327
sentida en el fondo de todos los estados particulares (i).
Stuart Mili dilucidó ampliamente y completó la teoría
ideológica de Hume, pudiéndose considerar los dos como
los fundadores del positivismo crítico, que ha influido mucho
más en el estado presente de la psicología independiente que
el positivismo dogmático-histórico de A. Comte y Littré.
Stuart Mili reprochaba á Comte el haber reducido la psi-
cología á la fisiología cerebral, y el haber negado la legitimi-
dad y el valor científico de la observación directa de la con-
ciencia. «Por imperfecto, dice, que sea el estado de la psico-
logía, no dudo en afirmar que está mucho más adelantada
que la parte correspondiente de la fisiología. Existe una
ciencia del espíritu distinta y separada de la fisiología; las
sucesiones de los fenómenos mentales no pueden deducirse
de las leyes fisiológicas de nuestra organización nerviosa,
aunque no deben perderse de vista las relaciones de esta
ciencia con la fisiología.» Pero la psicología sólo tiene en
cuenta los fenómenos y las leyes que expresan las relaciones
entre sí y con el organismo. Stuart Mili sólo veía en el espí-
ritu sensaciones que, agrupándose espontáneamente y por
fuerza del hábito en síntesis colectivas, originan la reflexión
y el entendimiento; el jo es para él la resultante de sensa-
ciones actuales, pasadas y futuras. Reconoce, sin embargo de
esto, como Hume, las gravísimas objeciones á que se presta
(i) «Hay, dice, dos principios á los cuales no puedo dar solidez,
y, sin embargo, no está en mi mano renunciar á ninguno de los dos;
á saber: i.°, que todls nuestras percepciones distintas son también
existencias distintas; y 2.0, que el espíritu no percibe jamás conexión
real entre existencias distintas. Si nuestras percepciones fuesen inhe-
rentes á algo simple é individual, ó si el espíritu percibiese entre
ellas alguna conexión real, el caso no presentaría dificultad alguna.
Cuanto á mí, me es forzoso reclamar el privilegio del escéptico, y
confieso la dificultad, demasiado grande para mi entendimiento. No
pretendo, sin embargo, declarar insuperable la dificultad; otros — ó
yo mismo quizás, después de maduras reflexiones — podrán descubrir
alguna hipótesis que resuelva estas contradicciones.» Hume: Trai-
te de la nature humaine1 trad. francesa, t. 1, apéndice. (V. Pillou: An-
née phüosophique, 1899, p. 108.)
328 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
la teoría puramente empírica y asociacionista de la concien-
cia (i).
S. Bailey, A. Bain, G. Lewes y Herbert Spencer desenvol-
vieron en sus múltiples aspectos las ideas anteriores, siendo
los principales representantes de la psicología de la asocia-
ción. El último de ellos ha introducido un elemento nuevo y
original, la teoría de la evolución aplicada al espíritu; y con-
cediendo excepcional importancia á la herencia psicológica,
adonde acude para explicar la conciencia individual y la
formación de los caracteres, trata de explicar el individuo
por la raza. Las formas elementales de la conciencia son á
priori para el individuo, porque no las adquiere experimen-
talmente. sino que le son dadas con su estructura cerebral;
pero son¿z posteriori parala raza, porque la estructura cere-
bral del individuo es hoy debida á las experiencias de sus
antepasados y á una larga evolución biológica. En H. Spen-
cer vienen, pues, á reconciliarse sobre el terreno de la evolu-
ción el idealismo subjetivista y el empirismo sensualista, ó, lo
que es lo mismo, la hipótesis trascendental y la hipótesis
experimental (2).
Su agnosticismo no parece ser tan absoluto como el de
(1) «Esta teoría, dice, presenta dificultades intrínsecas que, á
mi juicio, el análisis metafísico no puede descartar. La cadena de
estados conscientes, que constituye la vida fenomenal del espíritu,
se compone, no sólo de sensaciones presentes, sino también en parte
de recuerdos y previsiones... Estos últimos presentan la particulari-
dad de que cada uno de ellos implica una creencia en alguna cosa
más que en su propia existencia... Si pues consideramos el espíri-
tu como una serie de sentimientos, debemos añadir que es una serie
que se conoce en el pasado y en el porvenir; y entonces es preciso
elegir entre estos dos extremos: ó confesar que el espíritu, el yo, es
algo más que las series de sentimientos y posibilidades de sentimien-
tos, ó de lo contrario admitir la paradoja de que una cosa que por
hipótesis no es más que una serie de sentimientos, puede conocerse
á sí misma como tal serie.» Stuart Mili: La Phüosophie de Hamilton,
traducción francesa, pág. 234. (V. Pillou, lugar citado, pág. 109).
(2) Véase Mercier: Les origines de la psychologie contemporaine ,
Pág. 113-
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 329
Hume y otros criticistas, y si por una parte sostiene que no
cabe dar explicación alguna de las sensaciones en sí mismas,
ni de aquello que tiene conciencia de las sensaciones, reco-
noce, en cambio, la necesidad de afirmar un principio cierto,
aunque incognoscible, de la experiencia externa é interna.
«¿Es necesario, escribe en Los primeros principios, atener-
nos exclusivamente á los fenómenos? ¿El análisis tendrá por
resultado formal la reducción á la nada de toda la realidad,
á excepción de lo relativo (fenoménico)?... Es de advertir,
en primer lugar, que todos los razonamientos por los cuales
se demuestra la relatividad del conocimiento, suponen cla-
ramente la existencia de alguna otra cosa más allá de lo rela-
tivo. Decir que no podemos conocer lo absoluto, es afirmar
implícitamente que hay un absoluto. El noúmeno, llamado
así por antítesis respecto del fenómeno, es pensado siempre
y necesariamente como una realidad. Es absolutamente im-
posible concebir que nuestro conocimiento no tenga por
objeto otra cosa que las apariencias, sin concebir al mismo
tiempo una realidad de la que estas apariencias sean repre-
sentación.»
Con Taine el fenomenismo criticista adquirió carta de na-
turaleza en Francia, y su famosa obra L Intelligence ha
sido la fuente en donde han bebido sus ideas no pocos psicó-
logos afiliados al positivismo.
«Nadie como Taine, escribe Pierre Janet, ha expresado
con más brutalidad la idea de que el yo es un conjunto de
elementos yuxtapuestos» (i). «Es una cuestión, dice Taine,
indiscutible en filosofía, que ésta no debe ya atender más
que á los fenómenos, y me atrevo á decir que no hay otra cosa
en la naturaleza. Estoy persuadido de que no hay espíritu
ni cuerpos, sino solamente grupos de movimientos presentes
ó posibles y grupos de pensamientos presentes ó posibles. El
alma y sus facultades son palabras vacías, si no expresan
una colección de fenómenos; la realidad sólo pertenece á los
hechos, sucediéndose en el tiempo y en el espacio; y, por
(i) Pierre Janet: Resume historique sur le seniiment de la personali-
za.— Revue scienti fique , 25 Enero 1896.
330 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
tanto, la psicología debe limitarse á describir los hechos y á
formular las leyes de las conexiones de los íenomentales
entre sí y con el organismo cerebral» .
Últimamente Th. Ribot, el filósofo del fisiologismo, im-
placable enemigo de la metafísica, activo é incansable propa-
gador de la teoría de la conciencia epifinómeno y de la «psi-
cología sin alma,» se ha constituido en maestro de la turba
de psicólogos novísimos que, faltos de toda iniciación filosó-
fica y para ahorrarse la molestia de buscar una explicación
psicológica deducida directamente de los hechos psíquicos,
han encontrado más cómodo calcar la teoría de la concien-
cia sobre las ciencias físicas y biológicas, y acomodar á ella
la realidad hasta en los últimos detalles. De donde ha resul-
tado que, por una parte, se proclaman fanáticos idólatras del
hecho, y por otra, dejan á un lado los hechos para fundar
una teoría enteramente a priori, derivación de una hipó-
tesis metafísica arbitraria, falsa y en manifiesta oposición con
los hechos mismos: tal es la supuesta identidad de lo psí-
quico y lo físico.
Compárense ahora las conclusiones del fenomenismo
empírico con el criticismo idealista, y desde luego aparece-
rá que entre uno y otro hay menor distancia de la que co-
munmente se cree, y que Kant, el adversario del empirismo
de Hume, ha contribuido más que éste al triunfo del positi-
vismo y á la ruina de la metafísica. Los dos criticismos,
idealista y positivista, no han seguido dos líneas paralelas,
sino que han ido aproximándose cada vez más, y siempre
en beneficio del último; hasta el punto de que la mayoría de
los neokantistas, como sucede con Renouvier y su escuela,
están más cerca de Hume que de Kant.
Bien conocidas son las conclusiones ideológicas de Kant
en su Crítica de la ra\ónpura. En nuestros conocimientos,
lo mismo acerca de la naturaleza que del espíritu, no halló el
filósofo de Koenisberg nada real, á no ser las impresiones de
la sensibilidad, los fenómenos; todo lo demás, hasta los fe-
nómenos en sí, es ideal y subjetivo (fabricamenta mentís).
A las leyes de la asociación formuladas por un procedimien-
to empírico, sustituye Kant las formas a priori de la inteli-
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 331
gencia, que son las leyes constitutivas del espíritu humano,
á las cuales él llamó intuiciones, categorías é ideas, las cua-
les, aplicadas á los fenómenos ó datos de la sensibilidad, de-
terminan la organización sintética del proceso cognoscitivo.
Los conceptos generales de ser, substancia, causa, etc., son
el resultado de síntesis particulares, en las cuales lo real y
objetivo es la materia del conocimiento constituida por los
fenómenos; las formas y leyes son subjetivas. Nada, por
consiguiente, podemos saber acerca de Dios, de la naturaleza
y del espíritu en cuanto substancias; el escepticismo metafí-
sico es el resultado final de la crítica kantiana, la cual ha in-
fluido, más aún que las corrientes positivistas, en la ruina de
la metafísica tal como la entendió la filosofía tradicional.
Respecto de la idea del yo, y del sentimiento de la unidad
personal, Kant afirma que no es la percepción de un hecho,
sino una forma como todas las demás que a priori construye
el espíritu (i).
Como claramente se ve, los dos criticismos empírico é
idealista llegan á una conclusión psicológica común: en am-
bos sistemas la idea del yo, del alma, se resuelve en un con-
junto de percepciones sensibles, unidas y organizadas según
ciertas leyes; siendo la manera de concebir y fundar estas
leyes lo que mantiene á grande distancia uno de otro siste-
ma, sensualista, casi siempre materialista el primero, y espi-
(i) He aquí por qué extraño modo cree Kant que se puede ex-
plicar la unidad y continuidad de la conciencia, sin suponer la subs-
tancialidad real y permanente del espíritu. «La experiencia, dice,
nos muestra la continuidad del mismo pensamiento, y no la conti-
nuidad del mismo ser pensante. En efecto; la continuidad del mis-
mo pensamiento podría existir á través de muchas series sucesivas,
como el movimiento se propaga de unas moléculas á otras. Supo-
niendo, pues, que el primero transmite al segundo el pensamiento
con la conciencia que le acompaña, que el segundo hace la misma
transmisión al tercero, uniéndose aquí los dos actos de conciencia,
se explicaría así la continuidad, no sólo del mismo pensamiento, sino
también de la misma conciencia.» — Hume y Stuart Mili no se expre-
sarían de distinta manera, con aparecer tan distanciados del aprio-
rismo kantiano,
332 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
ritualista el segundo. En efecto; para Hume y todos los aso-
ciacionistas no hay diferencia esencial entre los distintos
modos del conocimiento; el espíritu no contiene otra cosa
que sensaciones, de cuya agrupación en formas diversas re-
sultan los actos intelectuales. Kant, por el contrario, esta-
blece la existencia de dos conciencias , una fenoménica ó
sensible, y otra intelectual ó pura, á la cual se subordinan los
fenómenos, y por ella se convierten en unidad; y asi como la
conciencia sensible no puede salir de la materia, asi la inte-
lectual no puede originarse de la sensible. Por este lado, el
fenomenismo de Hume y el de Kant ocupan dos extremos
opuestos.
La filosofía de Kant llena todo el siglo XIX; pero su in-
fluencia en el pensamiento contemporáneo es muy distinta
de lo que fué anteriormente.
Los primeros discípulos de Kant se lanzaron en busca de
la X misteriosa, de la cosa en sí, cuya posibilidad había éste
afirmado como ser real y origen de los fenómenos, y que, en
medio de las mil metamorfosis sufridas, constituyó el fondo
de las grandiosas construcciones del panteísmo germánico;
hasta que cansados los ánimos de tanta aventura idealista, se
proclamó de todas partes cda vuelta á Kant,» en la cual, de-
jando á un lado la X misteriosa, que tanto había hecho so-
ñar, se tomó como punto de partida el aspecto crítico de su
filosofía. Esta nueva vida de la filosofía kantiana (neokan-
tismo), comenzada hacia el año 6o, llena la segunda mitad
del siglo XIX, y en sus caracteres más generales las conclu-
siones del neokantismo difieren poco de los del positivismo
crítico; siendo el escepticismo metafísico, común á ambos, lo
que constituye el fondo general de todos los sistemas con-
temporáneos. Así, por la evolución natural de las ideas, el
idealismo trascendental de Kant, del adversario declarado
del empirismo de Hume, ha llegado á identificarse con éste
en una misma conclusión lógica y ontológica, el relativismo
y el fenomenismo.
¿Será duradero el imperio del fenomenismo? Hay moti-
vos poderosos para creer que no , y sería preciso, para afir-
mar lo contrario, desconocer la naturaleza del espíritu hu-
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 333
mano y su historia. En medio del escepticismo, carácter
general de la filosofía presente, ésta no ha renunciado á la
metafísica, y los problemas de la naturaleza, origen y finali-
dad de las cosas preocupan hoy lo mismo que en las épocas
pasadas del dogmatismo; solamente que en lugar de solucio-
nes ciertas, se proponen hipótesis: ¿y qué es en realidad la
hipótesis sino un recurso á la metafísica, á fin de buscar en
ella lo que no se encuentra en la experiencia? Tampoco debe
olvidarse que uno de los caracteres de la filosofía en el si-
glo XIX es la facilidad de pasar de uno á otro extremo. Re-
cuérdese, si no, entre otros, el hecho de que Hegel y sus parti-
darios presentaron su construcción gigantesca como el tér-
mino definitivo y permanente de la evolución del pensa-
miento filosófico, poco antes de la ruina estrepitosa que
pronto fué definitiva. A este idealismo radical sucedió el
empirismo positivista, tan radical como él por el extremo
opuesto; al cual, si se ha de juzgar por algunos síntomas
bastante significativos, parece ser que le ha llegado también
la hora de ir abandonando poco á poco su absoluto imperio
sobre las inteligencias.
Fr. Marcelino Arnáiz.
(Continuará.)
3
1A ILACIÓN INÉDITA BE LA BATALLA OE SAN INTÍI
(Conclusión.)
iernes 27 luego por la mañana se comenco a batir
como el dia antes y á las doce (1) de medio dia su
mag.t cabalgo y su corte y saco su estandarte Real
y ansimismo la caballería de todas naciones y puestos en sus
esquadrones y paradas alrededor del campo y camino la
infanteria q abia de dar el asalto a ponerse en los lugares y
puestos del dia passado y avieendo bien dos oras q se batia
brabaméte después de llegado su mag.* con su caballería por
la una parte y por la otra de la billa habiéndoles hecho la
señal del asalto se arremetió por la parte del maeso de campo
carceres que hera donde estaban las mantas y los enemigos
tenían hechos sus hornos aunque la subida estaba muy as-
perísima quiso dios que subiese su tercio arriba sin q le ma-
tasen seis soldados salvo la una mina q bolaron q esta mato
beinte y tres o beintiquatro soldados de la compañía de don
antonio de peralta y de don Juan de mendoca y ansi subidos
y peleando encima de la muralla como hallaron tan poca de-
fensión porq caieron adonde estaba el almirante con los hon-
bres darmas y q yba retirándose les torearon q desmanpara-
sen la muralla y ansi entraron peleando hasta la placa y se
encerraron por las casas y algunos españoles siguiendo la bi-
(1) Doc. inéd. «... porque hoy (27) se ha de dar el asalto, que ha
de ser á las dos, después de medio día: las cuales llegadas, S. M.
lió de sus tiendas armado...»
sa-
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 335
toria por la muralla y casas derribadas dieron por las espal-
das a la gente q estaba con mos de andalot peleando con el
tercio de nabar rete y alemanes y ansi les fué forcado desmán-
parar la muralla y Retirarse a las casas y ansi se entro en la
billa (i) por todas partes y saqueada en menos de una ora fue-
ron muertos de los enemigos según después se contaron 740 (2)
y de los nuestros de todas naciones obra de 60 y heridos bien
220 (3) no mataron de los nuestros hombre de cuenta sino un
caballero inglés muy principal y herido don yñigo de mendoca
hijo del virrei q fue del perú y el capitán juan perez y el coro-
nel carandole le llebaron una mano izquierda con el artillería.
Aquella noche se quedaron dentro en la villa todas las van-
deras españolas sino fueron las q heran de guardia q no arre-
metieron y otro dia sábado se fueron al campo y entro den-
(1) b. «...y se entro dentro en la tierra donde hauia hasta mil
hombres de guerra y muchos burgeses de que se ha hecho gran mor-
tandad...»
c. «... avia dentro cinco compañías de cauallos, la del Almirante
de 80 cauallos. la del delfín de 200. la del duq de Aran de otros 200.
la de mosr. de Jarnac de 40. la de mosr. de la faylta de 40, 300 ar-
cabuceros, 200 piqueros y hasta 300 hóbres de la tierra q podían to-
mar armas, auia dentro hasta treinta y cinco piec^s de artillería...»
(2) Doc. inéd. «Hallóse de cuenta que mataron dentro en la villa,
y de los que se descolgaron por la muralla al tiempo del asalto, sete-
cientos y diez franceses...»
(3) b. «... han muerto de los nuestros en el assalto hasta cin-
quenta o sessenta por lo mas y heridos otros tantos...»
c. «De los nuestros no se sabe el numero cierto de los que han
muerto en todas tres partes, pero conócese q han sido pocos, aunq
ha auido algunos heridos, de los Ingleses principales murió Milord
Enrrique hijo del Duque que fue de Nortumberlam...»
d. «De los nuestros fueron muertos de todas naciones hasta cien
soldados pocos mas ó menos... y heridos 250 entre los quales fueron
el Conde de Mega ahunq poco herido y el capitán Julián don francés
de Alaua Carandolet y el Capitán Valencuela con algunos otros bue-
nos soldados...»
Doc. inéd. «Por nuestra parte murieron en el asalto hasta cin-
cuenta hombres por la parte de Navarrete, y por la de Julián, hasta
cien hombres con los ingleses que mataron (100).»
336 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
tro en la villa la coronelia del conde de hibrestan y los balo-
nes del conde de mega fue el saco el mejor q nunca se bio y
aun quieren decir q tanto por tanto muy mejor quel de Roma
porq se hallo mucho dinero plata joias Ropas caballos y pri-
sionero fue preso el almirante y el gobernador de la villa y
mos de andalot aunq después por maldad de algunos solda-
dos q le dieron de mano se soltó de una tienda donde le avian
traido (i) y otro hijo del condestable y otros muchos caba-
lleros (2) y honbres darmas y soldados fueron hallados enter-
rados en medio de la yglesia los cuerpos de los santos San
quentin y San segundo la cabeca de sant andres y el cuerpo
de santa nastasia (anastasia) y otras muchas Reliquias y mu-
chas casullas y ornamentos Cruces y cálices y encima dellos
dos cuerpos muertos por disimular y encubrirlo dio abiso
dello un canónigo al alférez orejuela y andres diaz de torralba
caballo ligero de la compañia de don enrrique los quales lo
sacaron y entregaron a su mag.* Esta misma noche los ale-
manes o algunos franceses pegaron fuego a la billa y se qma-
ron mas de 600 casas y en lo mejor della fueron presos mu-
chos Clérigos y abades y frailes de monesterios y abadias
comarcanas q a san quentin se avian Recogido y su mat.1 los
mando otro día soltar dicese q ai grandes secretos de dinero
enterrado tanbien proveio su mag.V.que las mugeres y ni-
ños q sacaron que serian mas de 36oo en todos se fuesen a
francia y para ello diputo y nonbro ciertos caballeros para
que las pusiesen cerca de la fera.
Luego otro dia se dio orden de enterrar los muertos y
q los gastadores comencasen a linpiar el foso de las piedras
y ladrillos que avian quedado en el de la bateria.
(1) c. «También se dize q Andalot fue preso y después se ha sa-
bido q aquella mesma noche so escapo por el pantano y á las doce
llego a han q es quatro leguas de St. Quintín... »
(2) c. «... fuerou presos el Almirante de francia, otro hijo del
condestable llamado Mos de Meru, q es el tercero, Mos de Jarnac, el
gobernador de la tierra y otros principales della.»
d. «... y entre ellos el Almirante y su hermano mosiur de Anda-
lot y el segundo hijo del condestable...»
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 337
A los 3 1 de agosto se mando enbiar al almirante de fran-
cia a la esclusa junto á brujas El qual llebo en guardia el
capitán garci mendez con 40 españoles de su compañia donde
al presente esta. (1)
Este mesmo dia llebaron al governador de san quentin
musiur de (2) y a su muger y a musiur de la marcha en el
qual tiene torralba parte si justicia le bale al castillo de (3)
a cinco leguas de brusselas y los llebo a cargo de guardia El
sargento alcalá salieron del campó todos tres en un carro y
sábese q en canbrai se hico gran llanto quando entraron por
los q los conocian y tenian su amistad.
A los 3 de setienbre llebaron al principe de mantua a tor-
nai bien contra su boluntad de lo qual me olgue mucho porq
era desbergoncado y claramente decia q la banda blanca Era
su esperanca y ffe nunca del me fiaria aunque bolbiese al
serbicio de nuestro Rei y por no ser odioso a mi mismo no
diré las causas tan verisímiles.
Llegado q fue el conde de aranberg con sus 1000 caballos
y la coronelia de clausistas a xateleto (4) y puesta su gente a
vista del junto a un monesterio hico una trinchea bien en des-
cubierto la qual siguió hasta la llegar al pantano y planto al-
gunas piecas y por la otra parte del puniente seis piecas y
aviendo batido con ellas buena parte de la muralla y por esto-
tra parte tirando adonde a los artilleros se les antoxaba se
rrindio el capitán a merced de su mag.1 con hasta 800 (5)
soldados q avia dentro fueron harto necios y acobardados q
(1) Doc. inéd. «Hoy 31 de agosto llevaron dos compañías de ar-
cabuceros á caballo al almirante á Cambray, para de alli llevalle á
Malinas ó á esclusa.»
(2) (Lugar en blanco). Mr. de Bruel.
(3) (En blanco).
(4) Doc. inéd. «Ya dije como S. M. envió al Conde de Aram-
ber*ge, con diez mil infantes, y mil quinientos caballos, sobre el cas-
tillo de Jatelete, y tenia veinte piezas de artillería.»
(5) f. «Ellos eran en todos cccc gascones, halláronse dentro xvn
piecas de artillería gruessas, xxn mosquetes con municiones y pro-
uisiones en gran cantidad.»
22
338 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
pues tenían bastimentos vn año se podian entretener mandá-
ronlos enbiar a flandes a diversas partes para que estubiesen
en prisión metióse de guarnición dos compañías de las del
Clausistat y por gobernador a graviila soldado biejo y gran
serbidor de la rnag.* imperial por que lo conosco por tal en
tres o quatro jornadas.
A los 7 de setienbre se partió el du -¡ue de saboia para la
villa de ham con hasta 6000 caballos y los dos tercios de spa-
ñoles y tres coronelias de alemanes y 20 piecas de batir y lle-
gado los españoles obieron algunas escaramucas y entrado en
la villa porq los enemigos la desmanpararon y los soldados
Entrados en el castillo se tornaron a salir y otro dia los ene-
migos la qmaron q no quedo casa ni yglesia fue mal acordado
que pues dentro en ella se podian estar los españoles sin Re-
cibir daño tornarse a salir, a los nuebe (1) se comenco a batir
el castillo y pusosele tan cerca q no abia 200 pasos y en dia y
medio deRibaron un torreón q se podia entrar por el sin daño
porq estaba el duque abisado por el ingeniero q se tomo en
san quintin que hera lo mas flaco y bisto por los enemigos y
el poco socorro q del Rei de francia les podia venir se Rindie-
ron a merced de su mag.1 a los quales q serian bien 1000 in-
fantes les enbiaron en prisión a flandes como los de jatelete
tubieronselo a covardia a estos franceses quantos lo bieron y
el castillo q tan presto se Rindiesen porque se pudieran de-
fender y entretener muchos días pues tenian bien de comer
dentro y hera tan fuerte.
A los 17 fue parte de la caballeria alemana E infantería es-
pañola (2) sobre xauni quatro leguas de alli q no ai dos de es-
paña y sabido por la gente que abia dentro se salió mucha par-
te della y se saqueo lo que en ella abia y se tomo en prisión por
el capitán donjuán sonoguera un capitán de caballos ligeros
y beinte soldados con el q quedaron en su custodia y guardia
las compañias de arcabuceros de don julian de mendoga y don
(1) f. «... y assi a los diez se le assento la artillería muy cerca
y se batió todo aquel dia hasta el siguiente á las diez horas de la ma-
ñana.»
(2) Mandaba esta fuerza el Conde de Xuarcemburg.
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 339
juan sonoguera diez cornetas de caballería borgoñona y una
de arcabuceros de a caballo y quatro compañías de alemanes
hallóse en esta villa mucho trigo harina y bino y un molino q
no se puede osar decir lo q muele entre dia y noche, —
A los 21 fueron la caballería española y 2000 caballos ale-
manes con 4000 infantes sobre una billa q sé dice noyon seis
leguas de ham y quando llegaron hera salida la gente y entra-
ron hallóse en ella infinito pan y vino porq hera uno de los
mejores lugares y mejores hedificios de francia y de mas y de
mejores yglesias y por no ser fuerte se bolbio la gente sin ha-
cerle daño y a los 28 fue alia el duque con 6000 caballos ale-
manes y la caballería española y los dos tercios de españoles
porq se tenia noticia q habia dentro tres estandartes de hon-
bres darmas y ocho banderas los quales fueron abisados porq
nunca se hace en nuestro campo cosa con secreto y ansi aque-
lla noche se fueron los q estaban dentro y ansi quando llego el
duque con la gente q hera al amanecer hallo abiertas las puer-
tas y ansi se estuvo tres o quatro oras y por no ser fuerte
acordó que se quemase y ansi se le puso fuego por dos o tres
partes hizo lastima bella arder y a mi special por ser tan gran
tierra y de tan buenas yglesias y hedificios | ser la tierra que
mas frutos cogia specialmente de vino En toda francia.
A los 6 de otubre se tomo la muestra a la caballeria e in-
fantería alemana y se les pago dos pagas hallóse 83oo caba-
llos y 19000 ynfantes tanbien se dieron dos pagas á las diez
cornetas borgoñonas y una compañía de arcabuceros a ca-
ballo abia en todos ellos 840 soldados.
A los 12 de otubre partió su mag.* de ham para se ir a
la villa de brusselas a cosas importantes a la gobernación de
aqllos estados y el duque de saboia quedo con todo el exer-
cito alli acabando de fortificar la tierra y pasar adelante con
los tres caballeros q se hicieron de nuebo q heran El del Rei
que esta al camino Real de la íera y xaum y el otro el de
mos de glaijon q cae en el camino q dicen de francia y el
otro es muy laargo q corto parte de la villa que dicen del
duque de saboia junto al qual y por orilla de la muralla y
entre la otra bieja se ha de meter la rribera sacándola de
madre y q benga al fosso del caballero del Rei y de alli entre
840 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
otra esplanada y el castillo Entre por la billa quedando parte
del agua de la rríbera por donde solia ir la qual cerca la otra
parte de la villa y entre por junto a la muralla de lo que se
a acortado a dar á los molinos antiguos y ase de juntar con
el agua q nuebamente se traira | y demás de los caballeros
se an hecho otras tres esplanadas q ygualan con la muralla
donde se a de poner artilleria hacia la parte del pantano y
Ribera antigua y el lugar donde los ingleses estaban alojados
y en todas estas obras se estubo el duque de saboia hasta el
dia de san martin q con todo el exercito se partió de sobre
ham dejando en su guardia el tercio de nabarrete y caballe-
ría ligera española con proposito y fin q el Rei de francia con
poca gente estaba sobre conprena y a quemar los lugares q
pudiese | a la buelta y abiendose partido quiso dios q ha-
biendo caminado el campo hasta noyon quatro leguas de
conprena fue tanta la nieve y frío q mudo el proposito y bol-
berse y no tanto por el frío como porq se conoscio en los
alemanes yban de mala gana | y ansi se dio la buelta a xaum
q el dia antes se abia quemado y siguió el campo otro dia
por la Ribera arriba qmando todos los lugares castillos y bi-
llajes q en elfa estaban con dos leguas a la rredonda que he-
ran muchos hasta llegar a moy sobre la rribera de loaisa a
una legua de la fera donde estubimos ocho dias aqui se quiso
amotinar la caballería alemana y se desbergongaron a decir
que llebanan al duque a francia si no les pagaban | y si no
fuera por el conde de xaacanburg q los aplaco con buenas
palabras y aun con desafios a los principales no se en q pa-
rara la cosa y es de tenérselo en mucho porq lo higo como
muy buen caballero y serbidor de su mag.* porqués cosa
larga como passo basta q el dio orden con ellos para q se
contentasen luego de quatro pagas y media q se les debian
con una luego y media a la Raia de alemana y por lo res-
tante hiciese obligación su mag.* de lo pagar a ciertos pla<?os
y concluido nos benimos por la rribera arriba hasta llegar a
media legua de guisa donde se estubo un dia en el qual El
duque fue a reconocer a guisa de la qual salieron hasta
600 caballos y alguna ynfanteria y se tubo con ellos una es-
caramuga y mataron dos franceses y de los nuestros un ale.
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN- 341
man hubo gran arma en la tierra y gran boceria como si les
entráramos dentro otro dia nos partimos a fontana una legua
del andresi donde se dio una paga a la caballeria alemana y
se estubo dos dias y se despidieron los alemanes porq la de-
mas gente del exercito qdaba en guarniciones en las billas
tomadas | los quales caminaron con los comisarios q los
guiaban | y fueron hagiendo tantas bellaquerías y Robos
como si fueran enemigos hasta salir de los estados deflandes
no basta en ellos castigo ni Reprehensión como tienenperdido
el temor a dios a las gentes la berguenga hacen estas y otras
cosas peores.
Quedo en ham el maesso de campo nabarrete con 2000
infantes españoles la caballeria ligera española y dos compa-
ñias del tercio de cayeres (1) de gastadores para las obras.
En san quintin qdó por gobernador mos de mega con
2000 balones que no tenia 600 y de las tierras ganadas | y
ansimismo el maesso de campo cageres con nuebe compa-
ñias de soldados biejos y onge de los visónos | y seis bande-
ras de alemanes de la coronelia del conde de bristan | dos
compañías de caballos borgoñones | y los caballos del Regi-
miento de bristan que heran 60.
En xatelete qdaron las compañías de don antonio de pe-
ralta bagan y salinas y otros 200 españoles de los bisónos |
la compañia de arcabugeros a caballo de mondragon | y
otras dos cornetas de borgoñones.
Por ser cosa de misterio y cosa berdadera lo pongo aqui
por memoria para mi y es q quando los de ham quemaron
el lugar quemaron una portada de la yglesia de una abadía
y en la puerta de la yglesia abia vna ymagen de nuestra Se-
ñora de piedra de grandor de una muger y bestida con unas
Ropas de rraso blanco y como se qtno todo el portal y la
madera del y las puertas donde estaba la ymagen y caio
sobre ella mucha madera encendida quiso nuestro señor q ni
el fuego aunque fue muy grande quemase la rropa q la yma-
gen de nuestra señora tenia encima ni en su rrostro ni del.
jhs. hiciese ninguna macula sino hagerse como vnas begigui-
(1) (En blanco.
342 UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN.
tas pardillas muy pequeñas sin afear el Rostro bisto este
milagro los españoles le tomaron mucha debocion y ansi el
maeso de campo nabarrete de allí adelante le hizo tener
guardia de dia y de noche de españoles por amor (temor?)
de los alemanes q heran enemigos de ymagenes y un dia
unos alemanes llegaron a ber la ymagen y uno dellos le dio
con el hierro de un benablo por la frente y abiendole dado
con toda furia con el hierro no le hico sino vna señalica
blanca que a duras penas se conosce los españoles que lo
bieron q estaban de guardia le dieron seis cuchilladas y el
maeso de campo quiso castigar los soldados porq no abian
tenido cuidado de la guarda y muerto los alemanes digo esto
porq a todos es notorio ber q todo se qmase y la Ropa desta
ymagen no.
La gente asi de pie Como de acaballo q su mag.* tubo y
pago en esta jornada es la siguiente.
Caballería alemana.
El duque arnesto de branzuiq Caballos 1 1 55
El conde de xuacenburq 1061
El principe arnesto de han halt i5
El conde de ybisistan 3oo
El duque Erico de branzuq 1245
El conde de aranberg 1002
El conde de masfelt 800
El conde otto de xanburq 606
El conde de horna 848
Anz bailar, estos caballos fueron a seruir a lucenburq 235
7347
Caballería yng'lesa.
Caballería ynglesa 2000
Caballos ligeros spañoles.. 423
Dos compañías de arcabugeros a caballo 200
diez cornetas de caballos borgoñones Estos abian de
ser mili 340
vna de arcabugeros a caballo 100
UNA RELACIÓN INÉDITA DE LA BATALLA DE SAN QUINTÍN. 343
de la compañía del duq ioo archeros y francarche-
ros ioo
noio
mas los cortesanos y abentureros q serian bien . . . 800
ynfanteria alemana.
El Regimiento de conrrado de conperberg 3862
El de jorje van holl 3640
El del conde de ybristan 3584
El de Claus von justaf 3722
El de minicaus 38 16
El de Lázaro Suendi 3864
22388
yngleses.
yngleses 4000
Españoles de los dos tercios 5142
balones de q era coronel mos de mega 2000
tres banderas de carandole 600
341 3o
Infantes gastadores.
Ingleses 2000
flamencos y borgoñones 5ooo
Capitán del artillería mos de glayjon.
maesso de campo general vinacurte.
sesenta y dos piecas de artillería.
En los caballos del artillería no abia entera Relación
cerno las villas de flandes los proveían y quitaban
pero créese q abia 4000
Entre tiendas y pabellones y Ranchos de tela asi de
la corte oficiales mercadantes y soldados 5o26
EL MAGNETISMO l U ELECTRICIDAD
(i)
XVII I
La electricidad desde fines del siglo XV hasta las experiencias
de Gilbert.
asta que á fines del siglo XVI comprobó Guillermo
Gilbert con repetidas experiencias que la mayor par-
te de los cuerpos existentes gozaban de la propiedad
atractiva del ámbar, siendo, como éste, susceptibles de elec-
trizarse por frotamiento, nada nuevo se hizo sobre el particu-
lar, ni adelantaron un paso los conocimientos relativos á
la propiedad atractiva de las sustancias eléctricas. Y no por-
que en el siglo XV se echara de menos toda clase de cultiva-
dores científicos, ni porque «esta época fuese una de las más
miserables de la Edad Media, una especie de silencio que
anunciaba en cierto modo la gran renovación del Renaci-
miento,)) como se atreve á dogmatizar Larousse (2). Harto
conocidos son y justamente celebrados en la historia de la
ciencia los nombres de Purbach, Regiomontano, Walther y
(1) Véase la pág. 254. — Más bien que de la materia indicada en
el epígrafe, tratamos en el presente artículo del progreso científico
en general, por exigirlo así el desarrollo del plan que nos hemos
propuesto al comenzar este estudio.
(2) Grand Dictionnaire universel du XIX6 suele, tome xn, pag. 921 ,
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 345
Copérnico, precursores los primeros y verdadero fundador el
último de la ciencia astronómica á fines del siglo XV y princi-
pios del XVI. Basilio Valentin y Sulzbach entrevén la necesi-
dad de cambiar el rumbo de las investigaciones alquímícas,
despojándolas del ropaje misterioso y cabalístico con que bru-
jos y nigromantes las revestían para sustraerlas al alcance del
vulgo, con perjuicio del progreso y de toda utilidad práctica.
Leonardo de Vinci patentizó la fecundidad y trascendencia
práctica del método experimental, descubriendo, entre otras
maravillas científicas pertenecientes al orden físico, la cámara
oscura sin lente, el fenómeno de la difracción, el mecanismo
de la visión, la teoría del plano inclinado, el principio de las
velocidades virtuales, las leyes y los efectos del frotamiento,
la manera de calcular la energía desarrollada por las máqui-
nas, merced á un ingenioso dinamómetro de su propia inven-
ción, la resistencia, condensación y el peso del aire que le
sirviera para comprobar el principio de Arquímedes aplicado
á los gases donde está basada la teoría de los globos y la for-
mación de las nubes; estudió los fenómenos de los líquidos en
tubos capilares, las figuras que presentan las placas vibran-
tes espolvoreadas, y, por último, hizo investigaciones muy
notables acerca de las propiedades del imán, extendiendo sus
esfuerzos á todas las ramas de la Física, menos á la de la
electricidad, que propiamente no existía aún (i). Conocidos
son también no pocos filósofos renacientes, que bien pueden
figurar en la Historia de la Ciencia, pues de experimentado-
res científicos se preciaban la mayor parte, al resucitar las
doctrinas de las antiguas escuelas, poniéndolas enfrente de la
escolástica. Tal sucede con Gemisto, Plethon y Marsilio
Ficino, representantes de la escuela platónica, con Juan Pico
de la Mirándola y otros. Esto sin contar con la parte no esca-
sa que en aquel período de tumultuosa fermentación toma-
ron los españoles, entre los cuales figuran ingenios muy no-
(i) De Leonardo de Vinci hablamos más extensamente en nues-
tro Discurso de apertura del curso académico de 1896-97, leído en este
Colegio y publicado en La Ciudad de Dios con el título de La Física
ntigua y la moderna.
846 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
tables en todos los órdenes. Juan deTorquemada, Raimundo
Sabunde, el Tostado, la serie de filósofos árabes y judíos que
al advenimiento de los Reyes Católicos rivalizaban en cono-
cimientos de toda especie, sobre todo en los referentes á la
alquimia y la medicina; el Maestro Alfonso Chimio, el cual
en su testameuto se titulaba «Físico del rey don Juan el II de
Castilla, su alcalde y examinador de los físicos y zururjianos
de sus reinos;» Mosen Jayme Roig, maestro en Artes y Me-
dicina; Guillermo Aventurer, autor del Antidotarium ^seu
practica medicinae, y otros que cita D. Vicente de la Fuente
en el tomo i de su Historia de las Universidades, sin contar
las primicias de la Universidad de Valencia fundada en 141 1;
el Estudio general creado por el mismo tiempo en las Uni-
versidades de Gerona y Barcelona, al par que la erección y
propagación de los estudios lulistas en Mallorca, donde so-
bresalieron el Doctor Llovet, el maestro Pelayo, Dagni, Ca-
baspré y otros apoco conocidos en nuestra historia literaria,
pero no de escaso mérito en la académica (i);> todos estos
nombres, más los que brillaron en las Universidades de
Huesca y Zaragoza y en los primeros Colegios universitarios,
como el Viejo de San Bartolomé de Salamanca, el de la
Asunta de Lérida, etc., donde se enseñaba toda clase de dis-
ciplinas y se formaban sabios y santos de la categoría de Al-
fonso de Madrigal y San Juan de Sahagún, ¿autorizan para
afirmar, de la manera categórica que lo hace Larousse, que
esta época fué una de las más miserables de la Edad Media»
y como un paréntesis preparatorio del Renacimiento que,
después de todo, había comenzado ya para entonces, aunque
no se manifestase en todo su apogeo?
Más comedido y circunspecto Humboldt, confiesa de
buen grado que «el siglo XV pertenece á una de esas épocas
raras en que todos los esfuerzos intelectuales presentan por
carácter común la tendencia invariable hacia un fin determi-
nado. La unidad de los esfuerzos hechos, el éxito que la ha
coronado, la activa energía de que dieron muestra pueblos
(1) Historia de las Universidades, por D. Vicente de la Fuente, to-
mo 1, cap. xxviii, págs. 236-245.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 347
enteros, prestan á la Edad de Colón, de Sebastián Cabot y
de Gama un esplendor brillante y duradero. Colocado el
siglo XV entre dos grados de la civilización diferentes, pre-
séntasenos como una época intermediaria que pone fin á la
Edad Media y da principio á los tiempos modernos; como la
época de los más considerables descubrimientos realizados
en el espacio, y en la cual no quedaron alturas ni grados de
latitud que no fuesen explorados. Duplicando para los habi-
tantes de Europa la obra de la creación, el siglo XV sumi-
nistraba á la inteligencia nuevos y poderosos estímulos que
debían acelerar los progresos de las ciencias bajo el punto de
vista físico y matemático» (i).
Comienza el siglo XVI y con él á desarrollarse la fecun-
didad de los grandes acontecimientos realizados en el siglo
anterior. A España corresponde indudablemente una parte
muy gloriosa en aquella gran revolución científica que sepa-
ra los tiempos antiguos de los tiempos modernos; porque si
la invención de la imprenta prepara las vías del progreso, fa-
cilitando la reciprocidad de comunicaciones y perpetuando
las conquistas del orden intelectual, el descubrimiento del
Nuevo Mundo abre nuevos horizontes á la cultura y acumula
materiales para la organización definitiva de las ciencias ex-
perimentales. Colón debe ser, pues, el astro matutino que
presida la época gloriosa del siglo XVI, aunque la materia-
lidad de sus primeros triunfos pertenezca á fines del siglo XV.
«Éntrelos rasgos característicos de Cristóbal Colón, escri-
be Humboldt (2), debemos citar principalmente la penetra-
ción y la seguridad de ojeada con que abarca y combina los
fenómenos del mundo exterior, por más que careciese de
instrucción y le fuesen extrañas la Física y las Ciencias na-
turales.» No parece que concuerda muy bien esto con lo que
luego dice en la misma página: «En el Diario marítimo de
Colón y en sus relaciones de viaje... se encuentran ya susci-
tadas todas las cuestiones hacia las cuales se dirigió la acti-
vidad científica en la última mitad del siglo XV y durante
(1) Cosmos, tomo II, páginas 286 y 287.
(2) Ibidem, id., pág. 331.
348 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
todo el siglo XVI,» y menos con lo que á las pocas pági-
nas escribe, comentando una de las cartas del Almirante,
fechada en Haiti en el mes de Octubre de 1498: «Esta carta,
aclarada por otros varios pasajes de los escritos de Colón,
contiene consideraciones muy profundas sobre el conoci-
miento físico de la tierra, observaciones sobre la declinación
de la aguja de marear subordinada á la longitud geográfica,
sobre la flexión de las fajas isotermas desde las costas occi-
dentales del antiguo continente hasta las orientales del
nuevo...» (1) Y en la página siguiente: «Además de la indispu-
table gloria de haber sido el primero que descubrió una línea
sin declinación magnética, pertenece también á Colón la de
haber propagado en Europa el estudio del magnetismo te-
rrestre, por sus consideraciones sobre el aumento progresivo
de la declinación hacia el Oeste, según se iba alejando de
aquella línea... Este descubrimiento de una línea magnética
sin declinación, justamente celebrado por Oviedo, Las Casas
y Herrera, señala un punto memorable en la historia de la
astronomía náutica... Además de haber descubierto Colón
en el Océano Atlántico una región en que el meridiano mag-
nético coincide con el meridiano geográfico, observó también
ingeniosamente que la declinación magnética puede servir
para determinar el lugar en que se halla el buque relativa-
mente á la longitud. En el Diario de su segundo viaje (Abril
de 1496) vemos, en efecto, orientarse al Almirante por medio
de la declinación de la aguja de marear.» '
Si á esto se añade que «cuando Colón se dirigía hacia el
Oeste, partiendo del meridiano de las Azores, y provisto del
astrolabio recién perfeccionado á la sazón, recorría un mar
por nadie explorado hasta entonces, no iba en guisa de aven-
turero á buscar por el Poniente la costa oriental de África,
sino que obraba en virtud de un plan fijo y determinado,» sir-
viéndose de la «Carta de marear que llevaba á bordo y que
le había dado en 1477 el médico y astrónomo florentino
Paolo Toscanelli, y que cincuenta y tres años después de su
muerte conservaba aún Bartolomé de Las Casas;» si se añade
(1) Cosmos, tomo 11, páginas 347-348,
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. . 349
que en sus Cartas y relaciones de viaje hizo observaciones
atinadas sobre la fauna y la rlora de los países descubiertos,
citando y coleccionando plantas desconocidas en Europa;
que para la Geografía, la Astronomía, la Meteorología y la
Náutica tuvo rasgos de alta trascendencia científica...
¿cómo pensar que el coloso del Renacimiento «careciese de
instrucción y le fuesen extrañas la Física y las Ciencias na-
turales?»
Que ni el gran Almirante, ni Sebastián Cabot, ni Américo
Vespucio, ni Hernán Cortés, ni Magallanes, ni ningún descu-
bridor ó conquistador notable, haya podido abarcar la tras-
cendencia de sus descubrimientos ó conquistas, enhorabue-
na; la inteligencia humana es demasiado limitada para abar-
car los horizontes del porvenir, y en este sentido anda muy
cuerdo Humboldt cuando escribe que no pertenece á los pri-
meros conquistadores la gloria de los progresos científicos
que tuvieron sin duda principio con el descubrimiento del
Nuevo Continente, y sí á viajeros más pacíficos que disfru-
taron más tarde de los beneficios y las bellezas de los países
conquistados. Mas esto ¿pugna con la ilustración y los triun-
fos intelectuales de algunos descubridores ó conquistadores?
Dado el primer paso en el camino del progreso, y po-
seídos los ánimos del vértigo de los descubrimientos en todos
los órdenes, las ciencias de observación, favoritas de los re-
nacientes, dieron un salto colosal, enriqueciéndose con abun-
dancia de materiales, debidos á la invención y perfecciona-
miento de multitud de instrumentos científicos, al descu-
brimiento de nuevas fuerzas y nuevas leyes directoras de los
grandes fenómenos de la Naturaleza, y á la aparición simul-
tánea de genios extraordinarios.
Contra los detractores de nuestras glorias, que por des-
gracia abundan dentro y fuera de casa, citaremos solamente
algunas de las innumerables que pueden verse en autores de
toda imparcialidad y competencia (i).
(i) Alejandro de Humboldt, entre los extranjeros; D. Felipe Pi-
catoste en sus Apuntes para una Biblioteca científica española del si-
glo XVI; Vallín en su citado Discurso; D. Vicente de la Fuente en
350 BL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
Del Padre José de Acosta escribe Humboldt: «El funda-
mento de lo que hoy llamamos física del globo, prescindien-
do de las consideraciones matemáticas, se halla en la His-
toria Natural y Moral de las Indias, del jesuita José Acos-
ta, y asimismo en la obra que publicó Gonzalo Fernández de
Oviedo, veinte años después de la muerte de Colón... La
demarcación de las líneas magnéticas, cuyo descubrimiento
se atribuye á Gassendo, era un secreto todavía para el mis-
mo Gilbert, mientras que Acosta, instruido por marinos por-
tugueses, había ya reconocido en toda la superficie de la tie-
rra cuatro líneas sin declinación. De estas cuatro líneas
dedujo Halley la teoría de los cuatro polos magnéticos» (i).
Cedillo Díaz corrigió los mapas y cartas de marear; in-
ventó varios instrumentos matemáticos, entre ellos un ni-
vel y el trinormo, y dio nuevas reglas para calcular la posi-
ción de los astros; escribió sobre la brújula y el imán, tradujo
al castellano los seis primeros libros de Euclides, desempeñó
varias comisiones científicas y fué uno de los últimos y más
beneméritos profesores de la Academia de Ciencias de
Madrid.
Corcuera (Fr. Rodrigo) inventó una brújula de variación;
Martín Cortés estudió el decrecimiento de los intervalos en-
tre los paralelos mucho antes que Eduardo Wright y Gerar-
do Mercator; presentó la teoría de la diversidad del polo
magnético y el polo terrestre; cuarenta años antes que Livio
Sanuto, escribe uno de los primeros tratados de Navegación
su Historia de las Universidades; Menéndez y Pelayo en La Ciencia es-
pafiola. Los Heterodoxos y Las ideas estéticas; Luanco en La Alquimia
en España; Hernández Morejón, RuaFigueroa, entre los nacionales,
y otros.
(i) Cosmos, tomo n, págs. 315 y 341. París, 1847 á 59. Entresa-
cado sin duda del tomo 1 de dicha Historia, capítulos xvi: De qué
modo pudieron venir á Indias los primeros hombres y que no navegaron
de propósito d estas partes, y xvn: De la propiedad y virtud admirable de
la piedra imán para navegar, y que los antiguos no la conocieron. Nos
referimos á la primera edición, publicada en Sevilla en 1590 y reim-
presa en Madrid en 1894.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 351
que se impuso en Inglaterra y fué uno de los principales pro-
movedores de la ruidosa discusión entre los sabios para fijar
la verdadera posición del polo magnético.
El sevillano Martín Fernández de Enciso es el primero
que reduce á reglas y preceptos el arte de la navegación, y
presenta un cuadro geográfico de América.
Francisco Fernández Raxo y Gómez, natural de Orihuela,
crea en Zaragoza un Colegio para el estudio de las Ciencias.
Miguel Francés, zaragozano, distinguido catedrático de la
Universidad de París, es consultado por la de Bolonia acerca
de ciertas dudas sobre la medida del tiempo, y con tal acier-
to las resuelve, que esta Universidad le da el nombre de
Aristóteles español.
Andrés García de Céspedes , astrónomo muy notable y
cosmógrafo mayor del Rey, á quien propuso la creación de
un gabinete de Astronomía en el Escorial, comprometiéndo-
se á construir por sí mismo la mayor parte de los instrumen-
tos, cuya lista consta en uno de los códices que se conservan
en la Biblioteca de este Real Monasterio, inventa y construye
gran número de instrumentos de Matemáticas y Astronomía;
corrige las tablas de D. Alfonso y de Copérnico, y reforma
las cartas de marear y el mapa de América. Felipe Guillen,
sevillano, inventa la brújula de variación, que le merece una
pensión del Rey de Portugal. Juan de Herrera, arquitecto y
matemático insigne, inventa un nivel, un aparato de longitud
y otro de latitud, y propone al Rey la creación de una Aca-
demia de Matemáticas, institución nueva en Europa, de la
que fué nombrado presidente por el mismo Felipe II, que
tanto se holgaba de los adelantamientos científicos de España.
Juan López de Velasco, cosmógrafo mayor de Felipe II
y su cronista de las Indias, redacta las instrucciones para la
observación de los eclipses de sol y de luna de 1577, 1578
y 1584. Juan Martín Población, valenciano, que mereció ser
llamado doctísimo matemático y eminente astrólogo, escri-
bió su obra sobre el astrolabio que se adoptó como única en
Francia. Pedro Medina, natural de Sevilla, escribió un tra-
tado de navegación que adquirió fama europea, imponién-
dose durante todo el siglo en Francia é Inglaterra. Nicolás
852 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
Monardes, de Sevilla, creó un Museo de Ciencias naturales
de los más antiguos de Europa; estudia y da á conocer las
producciones botánicas de América; combate muchas pre-
ocupaciones en Medicina, y sus obras son traducidas á
muchos idiomas. Pedro Núñez, natural de Alcázar de la Sal,
sobresalió en todas las ciencias exactas y en sus aplicaciones,
no sólo por sus grandes conocimientos, sino por el ingenio
que demostró en la perfección de los métodos y en la reso-
lución de los problemas; inventó el instrumento que llevó
su nombre, ó el de Nonius, en latín, introducido en Francia
por Vernier, é indispensable en todos los aparatos de preci-
sión; corrigió á Oroncio Tineo en muchos teoremas geomé-
tricos y en la demostración de las retrogradaciones; descu-
brió nuevas propiedades de las loxodromías, y resolvió el
problema del menor crepúsculo que se ocultó al gran Ber-
nouilli, casi dos siglos después. Antonio Osorio inventó unas
armaduras magnéticas para acrecentar el poder del imán.
Benito Pereira, de Valencia, teólogo, físico y, sobre todo,
eminente filósofo, defiende el uso del método experimental
en las ciencias; trata de unir la Física y las Matemáticas, y
refuta los errores astrológicos, mereciendo ser reproducidas
sus obras en toda Europa. Fernando Pérez de Oliva, cordo-
bés, catedrático y rector de la Universidad de Salamanca,
idea por primera vez la aplicación del magnetismo á la co-
municación de personas ausentes. Vasco de Pina corrige las
declinaciones del sol con arreglo á las tablas de Copérnico,
y construye otras desde i583 á 1880. Andrés de Río Riaño
propone á la Casa de Contratación de Sevilla un modo nuevo
para conocer la variación de la aguja y determinar la longi-
tud. Juan de Rojas Sarmiento inventó un astrolabio fundado
en una nueva proyección de la esfera, astrolabio que susti-
tuyó al de Tolomeo en Francia é Italia. Pedro Sarmiento de
Gamboa inventa y construye un instrumento para hallar la
longitud por medio del plenilunio y del orto del sol. Francis-
co Sarzoso corrigió las tablas de los movimientos celestes;
Juan Ginés de Sepúlveda propone, con Pedro Chacón, la
reforma del Calendario. Fr. Andrés de Urdaneta, de la
Orden de San Agustín, acompaña á Legazpi en su expedí-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 353
ción á las islas Filipinas, donde tuvo ocasión de manifestar
sus relevantes dotes de notable astrónomo, profundo mate-
mático y experto marino; fué el primero que hizo estudios
serios acerca de los ciclones, y de él escribe su contemporá-
neo el P. Esteban de Salazar: «Como en el arte náutico hi-
ciese ventaja á cuantos á la sazón vivían, y se le diese tanto
crédito por su cualidad, virtud, erudición é ingenio, que fué
tanto, que añadió aquel viento á la* aguja, que con vocablo
indiano los marinos llaman huracán, los cuales creen, cuan-
do él sopla, que soplan todos los treinta y dos vientos de la
aguja, no corriendo más de uno solo, cuyo rumbo va hacien-
do el caracol de polo á polo.»
Fr. Diego de Zúñiga, también agustino, se decide en fa-
vor del sistema de Copérnico; lo enseña y propaga en Espa-
ña, cuando toda Europa lo rechaza, y su autoridad es invo-
cada más tarde por el mismo Galileo (i).
Fr. Justo Fernández,
o. s. A.
{Continuará.)
(i) Acerca de Diego de Zúñiga hizo un estudio magistral el
malogrado P. Marcelino Gutiérrez, autor de L<x Filosofía española del
siglo XVI y de otros trabajos, á cual más valiosos, que, como el re-
ferente á Zúñiga, se han publicado en esta Revista.
á^fa
23
Diario de un vecino de París durante el Terror
<*>
XIX
SEGUNDO BALANCE DE LA QUINCENA
(Continuación.)
Sábado i 3 de Abril. — Comienza la sesión aprobando un
¡S\^>) decreto de pena de muerte propuesto por Robespierre
y apoyado por Daton. Dice el decreto: «La Conven-
ción establece la pena de muerte contra cualquiera que pro-
ponga negociar ó tratar con potencias enemigas que no hayan
reconocido solemnemente la independencia de la nación fran-
cesa, su soberanía y la indivisibilidad y unidad de la Repú-
blica, fundada en la libertad y en la igualdad.»
A continuación se lee una carta de Marat declarando que
no obedecerá el decreto dado contra él, porque él se debe al
pueblo, «de quien es el alma.» Delaunay, el joven, sube á la
tribuna y expone, en nombre del Comité de legislación, todos
los delitos imputados al Amigo del pueblo. Comenzaba el
informe reproduciendo la famosa circular firmada por Ma-
rat, presidente, que el día anterior había motivado la acusa-
ción de que había sido objeto. No bien hubo terminado De-
launay la lectura, se levantan varios miembros de la Monta-
ña y declaran estar dispuestos á firmar á su vez. «Yo pido,
(i) Véase la pág. 278
DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS DURANTE EL TERROR. 355
dijo Dayid , que se deje la circular en la mesa , y todos los
patriotas vayan á firmarla.» Con David fueron á la mesa
Thirion (i), Dubois-Crancé y Camilo Desmoulins, y des-
pués un centenar de sus colegas. Se advierte que Danton
no abandona su puesto , y Robespierre va muy despacito
hacia la mesa y vuelve sin haber firmado (2). Mientras esto
sucedía, la derecha y el centro permanecieron inmóviles y
silenciosos, y las tribunas, por el contrario, aplaudían frené-
ticamente.
Granet pide que se imprima el Manifiesto de los Jacobi-
nos y se envíe á los departamentos y al ejército ; Vergniaud
y Lacaze aplauden la proposición ; Gensonné se adhiere
igualmente á ella y reclama la inmediata convocación de
las Asambleas primarias. La Montaña , que tiene motivos
para no querer que se consulte á la nación , comprende en-
tonces su error, y la mayor parte de sus miembros se acer-
can de nuevo á la mesa , no para dejar su firma , sino para
retirarla (3).
Se suspendió el debate sobre la proposición de Gensonné
hasta el lunes i5, y Delaunay continuó leyendo su infor-
me (4), recordando todos los artículos del periódico de Marat,
en que pedía éste 2S0.000 caberas y un dictador, un triun-
virato ó un tribuno militar. La Montaña y las tribunas
acogieron con aplauso cada una de las citas. Terminó De-
launay proponiendo el decreto de acusación, y las tribunas
se dejaron llevar de un verdadero furor; durante doce horas
no se oían más que amenazas , fuertes pisadas y gritos (5).
(1) Thirion, diputado de Moselle , y no Thuriot , como errónea-
mente afirma Mortimer-Ternaux, t. viii, p. 134.
(2) El Patriota francés, núm. 1341.
(3) Monitor del 17 de Abril de 1793.
(4) A pesar de la orden de la Convención para que se imprimiera
el informe de Delaunay, el Monitor no le reprodujo. Véase la intere-
sante biografía de Delaunay, el joven, escrita por Baugler en el to-
mo 11 de su Biografía de los diputados de Avjou.
(5) Carta inédita de Dafriche-Valazé, fechada el 14 de Abril
de 1793. — Véase la Demagogia de París en 1793, obra de Beaulieu,
publicada por C. A. Dauban.
356 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
En este tiempo no había calma sino cuando hablaban los
apologistas de Marat; el resto del tiempo todo fué horrible
gritería, amenazas sanguinarias , una verdadera sublevación
délas tribunas contra la representación nacional (i).
Por fin se determina recurrir á la votación nominal, que
sería impresa y enviada á los departamentos con la carta de
Marat.
Sumamente fatigado el presidente , invitó al vicepresi-
dente ó á un ex-presidente á que ocupase el sillón presiden-
cial, á lo que contestaron con gran insolencia el ex-presiden-
te Lacroix y el vicepresidente Thuriot, diciendo que ellos no
podían presidir una deliberación que atentaba á la libertad;
la Convención llamó entonces á Garran-Coulon (2).
A las diez de la noche comienza la votación nominal.
Muchos de los votantes razonan el voto , creyendo unos ver
en Marat al salvador, al padre de la patria; otros piden para
él una corona cívica ; otros que se le erijan estatuas , y las
tribunas contestan á los votos con prolongados aplausos ó
interminables gritos, según que son favorables ó contrarios
al Amigo del pueblo (3).
Duró la votación hasta las siete de la mañana, y el resul-
tado fué el siguiente: ascendía el número de votantes á 36o;
votaron por el decreto de acusación 220, 92 en contra, 7 por
el aplazamiento , y 41 se excusaron ó declararon no poder
votar (4). Se aprobó , por consiguiente , el decreto de acu-
sación.
La sesión había durado veintidós horas.
Domingo 14 de AbriL — Para que las emociones fuesen
variadas, tuvieron los parisienses al día siguiente de la sesión
(1) El Patriota francés, núm. 13 41.
(2) Ni el Monitor ni la Historia parlamentaria de Buchez y Roux
mencionan este incidente. (Patriota francés, núm. 1341, pág. 421.)
(3) Carta de Dufriche-Valazé.
(4) Son inexactas las cifras de la votación nominal que cita Ba-
lante (t. 111, p. 39). Según él, votaron contra el decreto 132, en vez
de 92. Luis Blanc (t. vm, p. 280) hace ascender á 367 el número de
votantes. — Archivos 269 w. 16 (legajo Marat).
DURANTE EL TERROR. 357
de veintidós horas, una fiesta de otro género, la Fiesta de la
Hospitalidad,
Con motivo de la entrada de los austríacos en Lieja , se
refugiaron en París un centenar de habitantes de aquella ciu-
dad. El Consejo general de la Commune les había ofrecido
una sala en la Casa Consistorial, la sala de la Igualdad, para
que celebrasen sus reuniones y depositaran los archivos, y el
domingo era el día señalado para instalar á los huéspedes. Se
había señalado á los de Lieja como punto de reunión la Puer-
ta de San Martín , y allí se dirigieron desde la Plaza de la
Bastilla las Comisiones de todos los cuerpos constituidos.
He aquí el orden del cortejo:
Húsares de la libertad; la bandera ¡Guerra á los tiranos!
Gendarmería montada; insignia Hospitalidad; zapadores,
artilleros y tambores. Las legiones con sus banderas; Decla-
ración de los derechos del hombre ; sociedades populares;
Jueces y oficiales de paz y Comisarios de policía; el busto de
Bruto ; Tribunal revolucionario; Cuerpos judiciales ; Pabe-
llones de los departamentos ; el Departamento; Comités re-
volucionarios de vigilancia de las secciones; Música; Estatua
de la Libertad; Cuerpo electoral; Ayuntamiento de París;
Ayuntamiento del 10 de Agosto ; Modelo en miniatura de la
Bastilla, hecho con piedra de esta fortaleza y dada por el
patriota Palloy; Tribunal de la Nación; Consejo ejecutivo; el
libro de la Ley ; la Convención ; Bandera con esta inscrip-
ción: Los tiranos pasan, los pueblos son eternos) Cuadro de
los muertos y heridos en la jornada del 10 de Agosto; las
viudas é hijos de nuestros hermanos muertos en defensa de
la libertad; caballería ligera; bandera con la inscripción: Re-
pública francesa, una é indivisible ( i ) .
Una salva de artillería anunció la llegada del cortejo á la
Puerta de San Martín, donde le esperaban los oficiales muni-
cipales de Lieja decorados con escarapelas y haciendo la
guardia á un carro en que llevaban los archivos de su ciudad.
Púsose en marcha el cortejo escoltado por inmensa muche-
(i) Crónica de París, núm. 105.
358 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
dumbre y siguió por los boulevards, la calle de Saint-Hono-
ré, la de Roule y los muelles hasta llegar á la Casa del
Ayuntamiento. En el trayecto, numerosos cuerpos de músi-
ca guerrera ejecutaban piezas patrióticas, alternando con un
himno compuesto para aquel acto con la música de la Mar-
cha de los Marselleses; el estribillo era repetido á coro por la
multitud (i). He aquí la primera estrofa de este himno com-
puesto por el ciudadano Dorat-Cubiéres, secretario agregado
de la Commune (2):
D'une patrie infortunée
Braves enfants, accourez tous;
Dignes d'une autre destinée,
Venez habiter parmi nous:
L'hospitalité fraternelle
Vous ouvre et ses bras et son ccejr,
Tandis qu'un feroce vainqueur
Vous forge une chaíne éternelle.
Amis, rassurez-vous, les rois n'auront qu'un temps:
Bientót ils paieront cher leurs succés insolents (3).
(1) Revoluciones de París, tomo xvi, pág. 162.
(2) Miguel, caballero de Cubieres (hermano del marqués de Cu-
biéres, escudero de Luis XVI), conocido con el nombre de Palme-
zeaux, y más aún con el de Dorat-Cubüres, había nacido en Roque-
maure el 27 de Septiembre de 1752, y murió en París el 23 de
Agosto de 1820. El número de sus obras se eleva á setenta y siete,
y su musa frivola celebró todos los acontecimientos y crímenes de la
Revolución. Pedía que se erigieran altares á Marat, y puso en verso
el Calendario republicano. «Cubiéres, dice Mad. Roland, en sus Me-
morias, pág. 336, fiel al doble carácter de insolencia y bajeza que os-
tenta en grado supremo en su repugnante figura, lo mismo habla en
favor de los descamisados que dirige sus cantos á las Gracias; dirige
versos á Marat, como se los dirigía á Iris; es sanguinario sin ira,
como fué en apariencia amante sin ternura, y se prosterna humilde-
mente ante el ídolo del día, sea Tántalo ó Venus. ¿Qué le importa
todo con tal de subir arrastrándose y ganar pan?»
(3) «Acudid todos, hijos valientes de una patria infortunada; dig-
nos de mejor suerte, venid á vivir con nosotros: la hospitalidad fra-
DURANTE EL TERROR. 359
El mismo vigor tienen las otras dos estrofas (i). Es pre-
ciso reconocer que la Fiesta de la Hospitalidad no lo ha sido
de la Poesía.
Lunes i5 de Abril, — El proceso de Rouxel-Blanchelan-
de, antiguo mariscal de campo y lugarteniente en el gobier-
no de las islas francesas Sous le-Vent, terminó hoy á las siete
de la mañana después de cuatro días de debates*, con la con-
denación del acusado. Se le imputaba haber favorecido en
Santo Domingo al partido contrarrevolucionario, pero no se
encontró ningún cargo serio contra él, y su inocencia quedó
claramente demostrada por su defensor el ciudadano Tron-
son-Ducoudray en la defensa que el mismo Boletín del Tri-
bunal criminal revolucionario juzga en estos términos: «El
ciudadano Tronson-Ducoudray expone con tanta claridad
como elocuencia la defensa de su cliente y va combatiendo
sucesivamente todos los cargos que se le hacen. No nos ex-
tenderemos en el desarrollo de tan interesante defensa, por
temor de alterar sus bellezas. Baste decir que, á pesar de ser
las dos de la mañana, el inmenso pueblo que llenaba la sala
le escuchó durante tres horas con gran admiración y en me-
dio de un profundo silencio» (2) .
El mismo día á las tres de la larde fué ejecutado Rouxel-
Blanchelande en la plaza de la Reunión (3), á la edad de cin-
cuenta y seis años. Las Revoluciones de París dan cuenta de
la ejecución en estos términos:
«El público confirmó con sus aplausos la sentencia del
Tribunal revolucionario contra Blanchelande, guillotinado el
lunes último en la plaza de la Reunión, antes llamada de
terna os abre los brazos y el corazón, mientras un feroz vencedor os
prepara una cadena eterna. Creedlo, amigos; los reyes concluirán y
pagarán muy caros sus insolentes triunfos.»
(1) Las Revoluciones de París, tomo xvi, pág. 164, reprodujeron
todo el himno de Dorat-Cubiéres.
(2) Boletín del Tribunal criminal revolucionario , núm. 1.0. Des-
pués del 18 de Fructidor, Tronson Ducoudray fué deportado como
realista y murió en Sinnamary el 23 de Junio de 1798.
(3) Antes plaza de Carrousel.
360 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
Carrousel. El estoicismo del contrarrevolucionario no causó
la menor impresión. Para vergüenza de la especie humana,
el realismo ha tenido ya antes apóstoles y mártires» (i).
El tribunal revolucionario puede tener la seguridad de no
estar ocioso, porque la Convención se encarga de darle bas-
tante tarea. El día i5, al abrir la sesión, le envió al general
d'Harville, al general Boucher, al comisario de guerra Bar-
neville y á varios otros oficiales subalternos (2).
Hace dos días tocó el turno á Marat: ¿tocará hoy á Bris-
sot y á sus amigos? Los comisarios de casi todas las seccio-
nes de París, presididos por el alcalde, han sido admitidos á
la barra de la Asamblea. Rousselin (3) , su orador, es un joven
de veinte años, furioso jacobino y secuaz de Danton. Co-
mienza leyendo una petición á la que se habían adherido 35
secciones de las 48 de París y el Consejo general de la Com-
mune y que terminaba citando como dignos de expulsión
veintidós diputados cuyos nombres son: Brissot, Guadet,
Vergniaud, Gensonné , Grangeneuve, Buzot, Barbaroux,
Salle, Birotteau, Pontécoulant, Petion, Lanjuinais, Valacé,
Hardy (4), Lehardi (5), Louvet, Corsas, Fauchet, Lanthé-
nas, Lasource, Izarn-Valady y Chambón (6).
(1) Revoluciones de París, tomo xvi, pág. 166.
(2) Monitor del 18 de Abril de 1793.
(3) Alejandro Rousselin- Corbeau, llamado de Saint- Albín, nacido
en 1773 y muerto en París el 15 de Junio de 1847, llegó á ser uno de
los fundadores y principales redactores del Constitucional, en tiempo
de la Restauración. Publicó una Vida de Lázaro Hoche. Su hijo Hor-
tensio de Saint-Albín (1805-1878), diputado de Sarthe de 1837 á 1849
y consejero del tribunal de apelación de París, publicó Poesías líricas
y Apuntes de un rimador, cuentos, apólogos y anécdotas. Otro hijo de
Rousselin, Felipe de Saint- Albín (1810-1879), fué bibliotecario par-
ticular de la emperatriz Eugenia.
(4) Antonio Francisco Hardy, diputado de Seine-Inférieure.
(5) Pedro Lehardi, diputado de Morbihan.
(6) La petición contra los veintidós fué depositada en la sesión
del día 15, noel 14, como equivocadamente dice Luis Blanc, to-
mo vn 1, pág. 281.
DURANTE EL TERROR. 361
Boyer-Fonfréde -tuvo una ocurrencia admirable. «Si la
modestia, dijo, no fuese un deber más bien que una virtud en
un hombre público, yo me ofendería de que mi nombre no
constase en la honrosa lista que acaban de presentar.» —
¡Todos! ¡todos\ — exclaman levantándose las tres cuartas
partes de los diputados, toda la Asamblea, excepto los 92
amigos de Marat, Danton y Robespierre.
El debate sobre la petición presentada por las secciones
de París quedó suspendido hasta el día siguiente.
Aún conservan los Girondinos una mayoría considera-
ble, pero han perdido mucho desde hace un mes. El 10
de Marzo solamente cuatro secciones les eran contrarias; ni
Pache ni el Consejo general de la Commune se atrevían á
declararse enemigos suyos. El 1 5 de Abril tienen ya de fren-
te 35 secciones y toda la Commune; y el bueno de Pache,
el papá Pache, como le llaman (1), no teme ya firmar en
plena sesión de la Asamblea la petición en que se les de-
nuncia (2).
Un detalle que no deja de ser curioso describirá por com-
pleto la fisonomía de París en la primera quincena de Abril
Dice el Correo francés: «Sigue reinando la calma en esta
populosa ciudad. Todos se entregan á sus ocupaciones do-
mésticas. Las casas de juego, los salones de baile, los es-
pectáculos, todos los antros del placer están abiertos y son
frecuentados como en los días de mayor tranquilidad. Nues-
(1) Sesión del 15 del Abril de 1793. Acerca de Pache, véase el es-
tudio de Eduardo Gibert. — Dentu, editor, 1888.
(2) En la sesión del 20 de Abril aprobó la Convención el si-
guiente decreto: «La Convención Nacional desaprueba por calumnio-
sa la petición que le ha sido presentada el 15 de este mesen nombre
de 35 secciones y adoptada por el Consejo general de la Commune,
y que pretende la proscripción ds veintidós de sus miembros.» ¿Po-
drá creerse que al terminar esta misma sesión fueron admitidos á la
misma los oficiales municipales por 143 votos contra 6? Los «in-
concebibles Girondinos,» como los llama Beaulieu, se habían reti-
rado todos antes de terminar la sesión, dejando el campo libre á sus
enemigos.
362 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
tra capital semeja á las risueñas y fértiles llanuras que rodean
á los volcanes del Etna y del Vesubio: ¿cuál es la causa de
tanta seguridad? La filosofía se asombra de ello; el patrio -
tismo se angustia» (i).
XX
FLORIAN Y FOUQUIER TINVILLE
Sábado 20 de Abril de 1793.
Oigo gritar en las calles: Últimas condenas del Tribunal
revolucionario. ¡Buen día ha tenido Fouquier-Tinville! Dos
causas, dos sentencias de muerte. El primero de los reos era
un antiguo prior de Clisson, en Bretaña, llamado Antonio
Juan de Clinchamp, por otro nombre de Saint-Andté, y se le
acusaba de haber querido dar á la imprenta un escrito de ca-
torce páginas titulado: A los amigos de la verdad. El segun-
do, también bretón, era un teniente de navio llamado Gabriel
Du Guigny, acusado de haber ido en Enero de 1792 á Bruse-
las y de allí á Spa á tomar las aguas. ¡Ah, Dios mío! excla-
mó el prior al oir las conclusiones del fiscal. ¡Muchísimas
gracias! dijo el oficial de marina... (2).
...Continuóla lectura interrumpida. Tengo en la mesa el
último número del Mercurio francés, que publica un artículo
de La Harpe acerca de las Fábulas de Florian (3). No sé, en
verdad, á quién admirar más, si al poeta ó al crítico; al poeta
(1) Correo francés. Abril de 1793, nú m. 95.
(2) Boletín del Tribunal criminal revolucionario, números 13, 14
y 15. «Al ir al suplicio, dice el Boletín, Duguigny saludó alegre-
mente á varias personas, principalmente en la calle de Saint-Honoré.
En todo el trayecto no apareció en su aspecto la menor alteración.»
(3) Fábulas de Florian, de la Academia Francesa, seguidas del
poema de Tobías. Un volumen en 18. — Didot el mayor, 1793. — Se
publicaron las Fábulas de Florian en 1793, no en 1792, como afirma
Saint-Beuve. (Véase el Mercurio francés de 1793, núm. 87, y la lista
de las publicaciones poéticas de 1793 en el Almanaque de las Musas
de 1794.)
DURANTE EL TERROR. 363
que publica en el año de gracia de 1793 esas fábulas cuya
inofensiva malicia y jocosidad dulce y festiva forman prodi-
gioso contraste con la terrible realidad del presente, ó al
crítico que con tan maravillosa tranquilidad pesa en su balan-
za las rimas y cesuras del poeta. El día i5 de Abril, y á la
misma hora en que la Convención discutía el decreto contra
Marat, enviaba La Harpe á la imprenta lo que sigue:
«De rossignols une centaine
S'écrie: epargne-le, nous n'avons plus que luí.»
«El autor ha olvidado que la e muda no tiene valor para
la cesura, que es donde se apoya el verso.»
«Armes d' hoyaux, de pies,» etc.
«La h es aspirada en hoyaux; es necesario pronunciar de
hoyaux. ^
«Notre liévre, hors d'halcine.»
«Incurre en el mismo defecto: la h de hors es aspirada;
debe, pues, decirse: le liévre hors d'haleine.»
«No se admite la inversión en lo que se llaman frases he-
chas, tales como: cal parle beaucoup et ne dit rien;» por eso
están mal los dos versos que siguen:
«Et chacun comme á Tordinaire,
Parle beaucoup et rien ne dit. »
«Es muy manifiesto en este caso lo violento de la rima,
que nunca se debe notar, y mucho menos en las fábulas.»
«Le fermier qui passait en revenant des champs
Voit ce spectacle sanguinaire.»
(¡.Sanguinario expresa una inclinación á derramar sangre,
por eso no se puede aplicar á espectáclou. Podía haber dicho
el autor: Voit ce passe-temps sanguinaire, pues lo que se
dice del pasatiempo puede aplicarse por metonimia permiti-
da á los que se entregan á pasatiempos. (1).»
¿Acaso es esta ocasión á propósito para hablarnos de me-
(1) Mercurio francés, número del 13 de Abril de 1793, pág. 286.
364 DTAR10 DE UN VECINO DE PARÍS DURANTE EL TERROR.
tonimias? Cuando la sangre corre á torrentes por las plazas
públicas, ¿hemos de entretenernos en averiguar si se debe de-
cir pasatiempo sanguinario ó espectáculo sanguinario? Ai
largo artículo de La Harpe prefiero el juicio que formó otro
académico, el abate Morellet (i) hablando hace pocos días
de las Fábulas del caballero Florian. «Lanzado en pleno
Terror, decía, cuando se acaba de crear un Tribunal revolu-
cionario, ese librito lleno de gracia, de alegres y fáciles versos,
de moral inocente y pura, me produce el mismo efecto que
un cordero errante muy lejos del redil y rodeado de lobos.»
No, infeliz caballero; no hagáis semejante cosa. ¿Creéis
acaso que vivimos en el reinado de Luis XVI ó en el de Nu-
ma Pompilio? Hoy no tiene la palabra Florianet (2); la tiene
Fouquier-Tinville.
E. Biré. ,
(Continuará.— Prohibida la reproducción.)
(1) Andrés Morellet (1727-1819), miembro de la Academia Fran-
cesa desde 1785. Demostró tener gran valor durante la Revolución.
En 1821 se publicaron sus interesantes Memorias tituladas: Memorias
acerca del siglo XVIII y de la Revolución.
(2) A la edad de diez años (1765), Florian recibió de Voltaire el
nombre de Florianet. No por ser el poeta más inofensivo halló gracia
ante la Revolución. El 27 de Mesidor, año II (15 de Julio de 1794)
fué hecho preso Florian y llevado á la cárcel de Port-Libre. Se lee en
el Diario de los sucesos acaecidos en Port-Libre, antes Port- Boyal: «27 de
Mesidor. Esta mañana nos han traído á un hombre muy estimable, al
caballero Florian, autor de Numa Pompilio, de Estella, etc., y nos dijo
que Parny, el cantor de la naturaleza y de las gracias, estaba tam-
bién encarcelado, pero que no sabía dónde.» — En una nota que pone
La Harpe en el tomo ix del Curso de literatura, pág. 464, se leen las
siguientes líneas acerca de la muerte de Florian: «Sabido es que li-
bre de los verdugos revolucionarios en Termidor, pasó de la cárcel al
lecho de muerte, de donde fué arrebatado en pocos días por una fiebre
maligna á consecuencia de las angustias y horrores que había sufri-
do. En su continuo delirio, la imaginación sensible y herida ya de
muerte, le presentaba todos los monstruos de la Revolución. Siempre
será contado entre el número de sus víctimas, si no de las que ha ma-
tado, al menos de las que ha hecho morir, lo que es igual ante Dios y
ante los hombres.»
CATALOGO
DE
Escritores Agustinos Españoles, Portugueses 5 Americanos.
(i)
DELGADILLO (Fr. Antonio).
Sólo he podido encontrar acerca de este religioso lo que
copio de Beristain:
«Religioso agustino de la Provincia del Santísimo Nom-
bre de Jesús (de Méjico), Maestro en Teología por su Orden,
y por la Universidad de México, y catedrático en ésta de Sa-
grada Escritura.
«Fué discípulo del P. Melchor de los Reyes, agustiniano,
y uno de los que trataron con más intimidad ai Ven. Grego-
rio López, á quien consultaba frecuentemente sobre la inte-
ligencia de los lugares difíciles de la Escritura. El limo. Díaz
de Arce, en su Qucestionarium Expositivum , lib. iv, quses-
tion. io3, dice, hablando de nuestro Delgadillo: «Iste enim
»et Pater Arias de difficilioribus Bibliorum Quiestionibus
»continuám habebant controversiam ut ex doctissimis
»Epistolis quas sibi invicem hiis dúo Antonii, nomine, stu-
»dio, et religione símiles frecuenter scribebant, quas grate,
»legimus, demonstratur.» — El mismo, t. 1, pág. 278.
DELGADO (Fr. Manuel) C.
Nació en Rasueros, del obispado de Avila, en 173 1 , y
profesó en el convento de San Felipe el Real de Madrid el
(1) Véase la pág. 47 de este volumen.
366 ESCRITORES AGUSTINOS
1750. Siendo Lector en España pasó á Filipinas el 1759, y
después de jubilar administró los pueblos de Candaba y Ma-
cabebe. Nombráronle Prior del convento de Manila en 1769,
y el j3 Secretario de Provincia y Definidor. Fué uno de los
enviados desterrados á España por el Visitador Pereira,
aunque volvió á Filipinas repuesto en su cargo de Definidor.
Fué religioso muy instruido y de grandes prendas para el
pulpito. Murió en Manila reelecto Prior el 28 de Octubre
de i783.
/. Sermones panegíricos. — Cuatro tomos 4.0
2. Poesías varias curiosas y burlescas. — Un tomo 4.0
3. Triunfo de David y de Judit, en verso heroico. — Un
tomo 4.0
4. Sermón de Nuestra Señora de la Consolación ó Co-
rrea.—C. p. 182.
DÍAZ (Fr. Casimiro) C.
Nació en Toledo el 1693 y profesó en el convento de San
Felipe el Real de Madrid el 1710. Pasó á Filipinas el año
1712 y ejerció los cargos de Lector y Predicador. Adminis-
tró los pueblos de Magalang, México, Arayat, Betis, Mindin
y Candaba. Fué Procurador general, Secretario de Provincia,
Calificador del Santo Oficio, Definidor y Cronista de la Or-
den. Murió en Manila el 1746.
/. Párroco de Indios instruido-, idea de un perfecto pas-
tor copiada de los Santos Padres y Concilios. Con la resolu-
ción de las principales dudas que en la administración de los
Sacramentos se ofrecen acerca de los Indios. Dedicado á
N. M . R. P. L. Fr. Remigio Hernández Examinador
Sy nodal de este Arzobispado, Provincial absoluto de esta
Provincia: Vicario provincial y Prior actual del Convento
de Nuestra Señora de Guadalupe . Por el P. L. Fr. Casi-
miro Dia\ Toledano, del Orden de N . P. S. Agustín, Califi-
cador del Santo Oficio, Dijinidor que ha sido de esta Pro-
vincia de el SS. Nombre de Jesús de estas Islas Filipinas,
su Cronista y Prior de varios Conventos. Con las licencias
necesarias en Manila , en la imprenta de la Compañía de Jesús,
por D. Nicolás de la Cruz Bagay, año de 1745: 4.0
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 367
2. Consultas canónicas, un tomo fol,
3. Dibujo de Filipinas, un tomo fol.
4. Vi ¿a de San Guillermo de Aquitania.
5. Varios sermones impresos.
6. Obras poéticas y enigmas.
7. Novena y Vida en verso de N. P. San Agustín.
8. Vida de San Nicolás de Tol entino.
g. Conquistas de las Islas Filipinas: La temporal por las
armas de nuestros católicos reyes de España, y la espiritual
por los Religiosos de San Agustín. Parte segunda, dedicada
á N. G. Monarca Don Felipe V (que Dios guarde) que á
beneficio de los Materiales que dejó recopilados el M. R. P.
Fr. Gaspar de San Agustín, Autor de la primera parte,
compuso el P. Fr. Casimiro Dia\, natural de Toledo, del
Orden de N. P. S. Agustín, Cronista de esta , Provincia,
del Santísimo Nombre de Jesús, Procurador General que ha
sido, Secretario dos veces y Definidor. Con las licencias
necesarias. Valladolid: Imp., Lib., Heliog. y Taller de graba-
dos de Luis N. de Gaviria An. — Cano,p. i32. — Osar., p. 3o2.
DÍAZ (Fr. José Antonio). C.
Natural de San Miguel de Ceceda, en Asturias. De él
dice Miñano en su Diccionario Geográfico que fué catedrá-
tico de Teología en Salamanca, ingenio singular en letras
humanas y muy docto en las eclesiásticas, y que publicó
varias obras en tiempo de Carlos III.
Sólo conocemos la siguiente:
1 . Oración fúnebre que en las exequias celebradas por
la Universidad de Salamanca el día 8 de Abril de iy<$5 á
la buena memoria del R. P. M. Fr. Juan Bertol, Francis-
cano ex-Provincial y Padre más digno de la Provincia de
Santiago: doctor teólogo y catedrático de prima jubilado,
dijo el P. M. Fr. José Antonio Dia\, de la Orden de San
Agustín, Catedrático que ha sido de Filosofía. Con licencia,
en Salamanca, en la oficina de la Santa Cruz, por Domingo
Casero. 4.0
2. Elogio fúnebre del Sr. D. Juan Joseph Rodrigue^
de Viedma, doctor y catedrático de Lugares teológicos, pre-
368 ESCRITORES AGUSTINOS
di c a do en el di a de las solemnes exequias con que la Uni-
versidad de Salamanca honró la memoria de éste su bene-
mérito hijo, por el P. Airo. Fr. Joseph Dia\, del Orden de
San Agustín, moderante de la Real Academia de Teología.
En Salamanca. En la oficina de D. Francisco* de Toxar.
Año de M.DCCXCIL— Bibl. de San Isidoro.
DÍAZ Y GONZÁLEZ (Fr. Benigno). C.
Nació en Villoría, de la provincia de Oviedo, en 10 de
Marzo de 1866, y profesó en este Colegio de Valladolid el
10 de Septiembre de 1882. Pasó á Filipinas el 1889.
1 . Memoria sobre el desarrollo del culto Mariano en
España durante la edad moderna, por Fr. Benigno Dia\y
Gon\ále\, agustino. Memoria laureada por la a Academia
Bibliogr anco-Marianas en el Certamen celebrado en Léri-
da el día 16 de Octubre de 1887 . — Lérida. Imprenta Maria-
na. 1888. Un foll. de 1 10 págs. en 4.0
2. Importancia, progreso y fomento de la Agricultura
española. Trabajo publicado en el volumen X de La Ciudad
de Dios.
DÍAZ (Fr. Juan). C.
Ningún dato biográfico tenemos de este P. Díaz, que es-
cribió:
Educación de la juventud religiosa, ó escuela en la que
se enseña á los religiosos jóvenes el exercicio santo de las
virtudes christianas y á cumplir con las obligaciones de su
estado. Compuesta por el P. Lector Fr. Juan Dia\, del
Orden de N. P. San Agustín . Con licencia. En Madrid, en
la imprenta de D. Antonio de Sancha. Año de 1780. — Dedi-
catoria á la Virgen Santísima, Madre de Dios y Señora
nuestra. — Ene. en el Col. de Vallad.
DIEZ (Fr. Esteban). C.
Nació en Quintanilla de Vivar, de la provincia de Bur-
gos, el 1763, y profesó en el convento de dicha ciudad el
1779. Pasó á Filipinas el 1786 y administró el pueblo de Ba-
Íi69
linag. Fué Definidor y Rector provincial en 1829. Era reli-
gioso muy docto. Murió en Balinag el 3o de Octubre de i83o.
1 . Manga pananlangining cauiliuili sa mahal na Poong
S. Roque, tanging pinticasi nang tauo sa sarisaring Salot,
at saquit na nacahahaua. Bagaybagay na pag cacabanala,
y, napapalaman sa dasalang y to. Ipinalimbag sa uicang
castila nang Sor. D. Manuel Lecaros, tauong mahal sa
Maynila; auá niya sa sang capoloang Filipinas na nangag
cacasalot. At tambing ysinalin sa vicang tagalog ng
M. R. P. ex Difinidor Vicario Provincial Fr. Esteban
Diei Cura Párroco sa Bayan nang Balinag sa Orden ng
mahal na Amang San Agustín auarin ñaman niya sa sang
Catagalogan. Inilimbag sa Maynila ni D. Anastasio Gonza-
ga. Nang taoon 1820.
De 20 págs. en 32.°
2. Maicling casulatan na caoouian nang di mabilang
na manga daraquilang biyaya manga indulgencias at gra-
cias na ipinagcaloob sa Cofradía nang Cintas ni S. Agus-
tín na pinamamansagan nang Nra. Sra. de la Consolación,
pinagsiyasat at minagaling nang Tribunal uang Sta. Cru-
zada tinagalog ng. M. R. P. Ex-Dijinidor Fr. Estevan
Diei, Prior vocal, Vicario Foráneo at Cura sa Cayan nang
balinag at na ngayoi ipinalimbag na pauibago nang
M. R. P. Custodio at ng manga Hermanos de naturang
Ar chico fradia nang Cinta. Manila, i855. Reimp. en la
imp. de los Amigos del País. De 70 págs., 8.°— Manila,
ibidem, 1860.
3. Memoria sobre los estancos y otros folletos.
DIEZ (Fr. Mateo) C.
Nació en Belorado, de la provincia de Burgos, en 1842,
y profesó en el Colegio de Valladolid el 1861.
1. Casayoran sa quinabuhi ni S. Guillermo, Duque de
Aquitania ug novena sa maong santos nga hinusay ug gni-
binisaya ni P. Mateo Die\ Agustino Calcado ug Cura Pár-
roco sa Dalaguete. Manila. Imprenta de Amigos del País.
1878.
2. Catecismo sa pagtolonan nga cristianos sinulat sa
24
370 ESCRITORES AGUSTINOS
quinachila ni Padre Gaspar Astete ug guidogangan sa labing
hingpit nga casayoran sa Licenciado D. Gabriel M. de
Luarca ug quinhuad sa binisayang sugbuanon ni Padre
Mateo Die\ Cura Párroco sa D alagúete. Tambo bong. Pe-
queña imp., 1893.
DIEZ Y PÉREZ (Fr. Clemente) C-
Nació en Belorado, de la provincia de Burgos, en 1859,
y profesó en este Colegio de Valladolid en 1876. Hizo la car-
rera con mucho lucimiento, por ser muy aplicado y más que
de regular talento. Pasó á Filipinas en i883, y destinado á
Talamban, enfermó de gravedad y murió en Manila en 23 de
Diciembre de 1888.
Escribió:
1. San Agustín y la Cosmogonía mosaica.
Discurso leído por el autor en una velada literaria cele-
brada en el Colegio de la Vid el 28 de Agosto de 1881 y pu-
blicado en la Ilustración Católica.
2. Memoria acerca de la devoción de los Santos á la
Virgen María.
Fué premiada en el certamen que la Academia Biblio-
gráfico-Mariana de Lérida celebró en i883, y se publicó con
los demás trabajos laureados.
3. Relación de las fiestas celebradas en S. Agustín de
Manila, con motivo de la beatificación del beato Oro\co,
Publicóse en el vol. v. de la Rev. Ag.
4. Itinerario del viaje á Filipinas. MS.
5. Compendio de lo más notable que se encuentra en el
Diccionario de Galicismos de Baralt. MS.
DIEZ (Fr. Hilarión) C.
Nació en Valladolid el 1762 y profesó en el Colegio de
dicha ciudad el 1778. Pasó á Filipinas el 1786 y administró
los pueblos de San Pablo de los Montes, Batangas, Pasig,
Taguig, Malate, Tondo y Paombonj. Ejerció los cargos de
Definidor, Procurador general, Prior del convento de Ma-
nila y Provincial en 1818. Presentado por S. M. para el
ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS. 371
arzobispado de Manila, se consagró el 21 de Octubre de
1827. Murió el 7 de Marzo de 1829.
Escribió:
t . Contestación que el Provincial de Agustinos Callados
de Filipinas, con fecha 5 de Febrero de 1822, ha dado á la
Excma. Diputación provincial de Manila, sobre misiones.
Madrid: En la imprenta de D. Leonardo Nuñez de Vargas,
calle de los Remedios, núm. 20. 4.0
2. Carta circular del R. P. Provincial Fr. Hilarión
Die\ á los RR. PP. Curas Agustinos de la provincia de
Filipinas .
Se encuentra impresa en el tom. xr de la Colección ecle-
siástica española de los Breves de S. S. etc. Madrid, 1824.
Se reprodujo en la Rev. Agust.
3. Tradujo al tagalog los Siete dolores de la V. Santí-
sima, escritos en castellano por el P. Risco, y se imprimie-
ron en el Via crucis en tagalog por el P. Ortiz. Manila, 1854.
DIEZ DE ANTÓN (Fr. Marcelino) C.
Nació en Burgos en el último tercio del siglo XVIII y
profesó en el convento de dicha ciudad. Obtuvo el grado de
Maestro en Teología, y ejerció el cargo de Definidor de la
Provincia de Castilla, y el de Prior de varios conventos.
Murió en el convento de Burgos el 1841.
— Mart. Añib. p. 140.
Carta manifestando la soberana potestad del Sumo Pon-
tífice en las materias espirituales, como verdadero y legítimo
Vicario de Jesucristo Señor Nuestro en la tierra, escrita
á fines del Año de 1822 y principio del 23 por el R. P. M.
Difinidor Fr. Marcelino Ditz de Antón, Agustino Calcado,
ex socio Provincial r ex Secretario de la Provincia de
Castilla, y ex Prior de varios conventos de ella, y ex Difi-
nidor en la actualidad, residente en el Real Convento de
San Agustín de Burgos. Esta carta debió imprimirse en el
año de 1823, mas no se verificó su impresión por varios
obstáculos que algunos no ignoran y á otros nada interesan.
«Pasee oves meas.» (Joan., cap. 21.) Con licencia. En Burgos:
372 ESCRITORES AGUSTINOS ESPAÑOLES, PORTUGUESES Y AMERICANOS.
en la Imprenta de la Viuda e hijos de Navas, año de 1826,
4.0 De 12 pág.
Dióla á luz un amigo del P. Diez Antón.
— Corregida y aumentada por el mismo autor: Con li-
cencia. En Burgos, por D. Timoteo Arnaiz. En el mes de
Abril de i83i. De 54 pág. en 16.0
Oficio de la Semana Santa y Pascua de Resurrección.
Nueva traducción, con reflexiones para cada uno de los
siete días de dicha Semana y los tres días de Pascua, con
oraciones para antes y después de la Confesión y comunión.
Por el M. R. P. M. Fr. Marcelino Die\ de Antón, del
Orden de San Agustín. Segunda edición aumentada con la
traducción délos Maitines, Horas y demás que se había
omitido en la primera. Madrid 1826. Imprenta de D. Pedro
Sanz, c. Carretas. 2 toms. en 12. ü
— Quinta edición, aumentada con la traducción de los
Maitines, Horas, y el Ordinario de la Misa. Madrid, i836.
Imprenta de D. P. Sanz, librería del mismo, y de la Viuda
de Razóla. Un tomo en 8.° con diez láminas.
— Sexta edición, adornada con láminas finas. Madrid,
1844. Imprenta de D. P. Sanz y Sanz. Un tomo en 8.°
— Novena del Santísimo Cristo de Burgos que se venera
en el Real Convento de San Agustín de la misma Ciudad.
Por el M. R. P. Mtro. Fr. Marcelino Die\ de Antón ex-Di-
ftnidor y ex- Prior de diversos conventos de la provincia de
Religiosos Agustinos de las Castillas, é hijo de esta Ciudad
y Convento, y actualmente residente en él. Con licencia: En
Burgos. Imp. de D. Timoteo Arnaiz. Debió de imprimirse
en 1 83o.
— Reimpresa en Burgos en la imprenta de Pascual Polo,
i85o.
Lleva al principio una sucinta noticia histórica del Santí-
simo Cristo de Burgos.
Fr. Bonifacio Moral,
o. s. a.
Revista Canónica
fWVMWW
vi
íKir
ffESOLUCiON de varias cuestiones litúrgicas. — I. La
Academia litúrgica de Roma propuso á la Sagrada Con-
SxüiMi grtgación de Ritos las dudas siguientes:
I. Utrum Episcopi, sive Dioecesani sive Titulares, Crucem pec-
toralem, detectam gestare possint ubicumque gestant?
II. Utrum super sacras vestes eamdem crucem, vel saltem illius
flocculum gestare valeant in sacris functionibus?
III. Utrum iidem Episcopi, dum lavant manus intra Missam
privatam, tegere possint caput bireto et Mitram gestare in eadem
Missa dum populo trinam benedictionem impertiunt?
IV. Utrum sacrum Tabernaculum in interiori parte deauratum
esse debeat vel saltem albo sérico contectum, et utrum sit benedi-
cendum priusquam Sacra Eucharistia in illo recondatur?
V. Pro clavibus, quae Ostiariis in eorum Ordinatione sunt tra-
dendae, sufficitne ut una tantum tradatur? '
VI. Permitti ne possunt in Ecclesiis lumina ex oleo, quae men-
sae al taris imminent et ardent etiam tempore Sacrificii?
Et Sacra Rituum Congregatio, ómnibus mature perpensis audi-
toque voto Commissionis Liturgicae, responderé censuit:
Ad I. Affirmative.
Ad II. Negative.
Ad III. Negative in ómnibus.
Ad IV. Affirmative ad utramque partem.
Ad V. Servetur in praxi, Pontificale Romanum.
Ad VI. Negative.
Atque ita rescripsit et servari mandavit. — Die 20 Junii 1899. —
874 REVISTA CANÓNICA.
C. Ep. Pyaenest., Card. Mazzella, 5. R. C. Praef. — L. ►f» S. —
Diomkdes Panici, S. R. C Secret.
II. El limo. Sr. Arzobispo de Buenos Aires, deseando que en las
capillas ú oratorios de su diócesis se observen cuidadosamente en
las funciones sagradas las rúbricas y decretos de la Iglesia y sean
abolidas las costumbres no aprobadas, suplicó á la Sagrada Congre-
gación de Ritos se dignase responder á las dudas siguientes:
I. An toleran possit usus adhibendi cymbalum seu Piano-for-
te (i) in Matutinis Tenebrarum et in Missis ferialibus quae organum
excludunt, et dum canitur Passio?
II. An permitti possit ut in cantu Passionis diaconus, quae re-
praesentat Synagogam, eas tantum sententias cantet quae ab uno*
proferuntur, ut a Petro, Caipha, Pilato, etc., sententiae vero turbae
cantentur a schola ordinarie ex laicis conflata?
III. An toleran possit antiqua et valde generalis consuetudo, ut
in festis solemnioribus Sanctorum, in Vesperis, eorum Imagines,
hinc et inde juxta altare collocatae, incensentur triplici ductu, post
thurificationem altaris, celebrante se sistente successive ante singu-
las ipsas imagines?
IV. An permitti queat ut in aliqua solemnitate Missa incipiat in
meridie, ita ut ob solemnitatem cantus et concionem, Missa se pro-
trahat usque ad horam secundam vel amplius?
Et Sacra Rituum Congregatio ad relationem Secretarii, exquisito
voto Commissionis Liturgicae reque mature perpensa, responden-
dum censuit:
Ad I. Negative in ómnibus.
Ad II. Permitti posse.
Ad III. Affirmative, sed duplici ductu.
Ad IV. Prudenti arbitrio Ordinarii.
Atque ita rescripsit. — Die 7 Julii 1899. — C. Ep. Praenest., Card.
Mazzella, S. R. C. Praef. — L. ►£< S. — Diomedes Panici, S. R. C.
Secret.
III. Dudas propuestas por el limo. Sr. Obispo de Como.
I. An feria V in Coena Domini in ecclesiis parochialibus aliis-
que non parochialibus celebran possit Missa lecta vel cum canctu,
quin peragantur functiones Feriae VI in Parasceve et Sabbati
Sancti?
II. An praedicta Missa legi vel decantari possit in ecclesiis vel
(1) Palabra italiana que en nuestro idioma quiere decir simplemente
piano.
REVISTA CANÓNICA. 375
oratoriis spectantibus ad Regulares, ad Seminaria et ad pias Com-
munitates?
III. An publicae fidelium adorationi proponi queat Sanctissi-
mum Eucharistiae Sacramentum etiam post Missam Praesanctifica-
torum?
IV. An cum Hostia consecrara quae reservatur pro dicta Missa
Ipraesanctificatorum, reponi possit in urnula seu sepulchro pixis cum
particuiis consecratis si opus fuerit pro infirmis?
Efc Sacra Rituum Congregado ad relationem Secretarii, audito
etiam voto Commissionis Liturgicae omnibusque perpensis, rescri-
bendum censuit:
Ad I. In ecclesiis parochialibus ubi adest fons baptismalis,
serventur Rubricae Missalis et decreta, adhibito Memoriali Rituum
Benedicti Papae XIII pro functionibus praescriptis, si extet defec-
tus sacrorum ministrorum et clericorum. In alus vero ecclesiis non
Parochialibus, omitti potest functio Sabbati Sancti, non tamen illa
Feriae VI in Parasceve; et fíat sepulchrum: expetita facúltate pro
usu dicti Memorialis si idem sacrorum ministrorum et clericorum de-
fectus existat.
Ad II. Afíirmative, quoad Regulares proprie dictos, juxta Decre-
tum sub n. 2799 diei Augusti 1839; Negative, quoad Seminaria et
Pias Communitates, nisi habeatur Apostolicum Indulfcum.
Ad III et IV. Negative; et servenfur Rubricae et Decreta,
Atque ita rescripsit. — Die 9 Decembris 1899. — C. Ep. Praenest.,
Card. Mazzella, S. R. C. Praef. — L. ^ S. — Diomedes Panici,
S. R. C. Secret.»
IV. Los Rectores de algunas iglesias suplicaron á la S. C. de
Ritos se dignase resolver las dudas siguientes:
I. «Utrum in Ecclesiis Collegialibus aspersio aquae benedictae
de praecepto sit praemittenda Missae Conventuali quae canitur in
Dominicis, sive cum Diácono et Subiiacono, sive absque sacris Mi-
nistris? Et utrum in Ecclesiis non Collegialibus eadem aspersio
praefatis diebus fieri saltem possit?
II. In Ecclesiis alicui Religiosae Familiae concreditis, Sacerdo-
tes exteri in illis celebrantes tenentur ne sequi Calendarium ejusdem
Familiae proprium, si habeatur? \
III. Num idem sit dicendum de Ecclesiis quae non Religiosae
Familiae sed tantum alicui personae privatae, etsi ad eamdem fami-
liam pertinenti, commissae sunt?
IV. Utrum officia ad libitum infra octavas quascumque occurren-
tia recitari valeant?
876 REVISTA CANÓNICA.
Et Sacra Rituum Congregatio, re mature perpensa, auditoque
voto Commissionis Liturgicae, rescribendum censuit:
Ad I. Affirmative, ad utramque partem.
Ad II. Affirmative.
Ad III. Negative.
Ad IV. Negative.
Atque ita rescripsit et servari mandavit. — Die 15 Decembris 1889.
— C. Ep. Praenest., Card. Mazzella, S. R. C. Praef. — Diomedes
Panici, S. R. C. Secretarias.
En compendio. — 1.° — Documentos Pontificios. — a) Por las
Letras apostólicas Diu quidem estt dadas el 29 de Junio de 1899, Su
Santidad introduce notabilísimas reformas en la legislación, según
la cual hasta esa fecha se regía la Congregación Anglo- Benedictina.
En ella resalta de un modo admirable el amor del actual Pontífice á
las Ordenes Religiosas, y el deseo de reunir en un solo cuerpo todas
las ramas de una misma.
b) En el Breve Quam religiosa del 16 de Agosto de 1898 dirigido
á los Obispos del Perú, León XIII se queja amargamente de que en
una República que tan fiel se había mostrado á la Religión Católica,
haya sido introducido el matrimonio civil bajo pretexto de normali-
zar las uniones entre personas no católicas, aunque no comprenda
toda clase de individuos. Censura que con ley tan arbitraria se auto-
ricen los concubinatos de personas que no podrían unirse canónica-
mente por mediar el impedimento de disparidad de cultos, cuando
la Santa Sede por causas gravísimas y atendiendo á la salud de las
almas no crea oportuno dispensarlo. Exhorta al Episcopado á que in-
culque incesantemente en el ánimo de los fieles el amor y respeto al
matrimonio cristiano, y le recuerda las enseñanzas que en repetidas
encíclicas ha dado sobre el particular, especialmente en la que em-
pieza Arcanum divinae ÜApientiae.
c) Letras apostólicas acerca de la elección del Abad General de
la Congregación Benedictina del Brasil, nombrando al efecto al
Rmo. P. Domingo de la Transfiguración Wiachado, superior de la
abadía de San Sebastián en Bahía (Brasil), 9 de Agosto de 1898.
d) Por Breve del 17 de Junio de 1898 extiende á los oblatos
seculares del Orden de San Benito los privilegios é indulgencias con-
cedidos á los de la misma clase pertenecientes á determinadas Con-
gregaciones de dicha Orden, especialmente á la de Monte Cassino.
REVISTA CANÓNICA, 377
e) En Breve dado el 5 de Junio de 1898 dividió el Vicariato
apostólico de la isla de Madagascar en Central y Septentrional.
f) Por Motu proprio del i.° de Septiembre de 1898 legisla acerca
de algunas Cofradías erigidas en la iglesia de Santa María de Carpi-
neto, recientemente restaurada por el mismo Sumo Pontífice.
g) En carta dirigida el 11 de Noviembre de 1898 al Eminentí-
simo Krementz, Arzobispo de Colonia, se congratula con todo el
Episcopado y los católicos de Alemania por la concesión que del lu-
gar del Tránsito de María Santísima les hizo el Emperador.
h) En 29 de Abril de 1897 erigió en Basílica menor la iglesia
dedicada á Santa Clotilde en París.
i) Por Breve dirigido el 10 de Enero al Padre Coubé S. J. reco-
mienda vivamente á todos los cristianos la comunión semanal.
j) Escribiendo el 6 de Septiembre de 1899 al Emmo. Lange-
nieux, Arzobispo de Reims, se congratula por el feliz éxito del Con-
greso Eucarístico celebrado en Lourdes; y el 11 de Diciembre del
mismo año felicita á los alumnos del Colegio de la América del
Norte por el cuadragésimo aniversario de la fundación del mismo.
Sagrada Congregación del Concilio. — a) A ruegos del
Obispo de Tulancingo (Méjico), la S. C, promulgó para esta diócesis
el siguiente decreto dado para la metropolitana de Méjico el 20 de
Diciembre de 1879:
«Pro gratia ad quinquennium, facto verbo cum Sanctissimo, et
ad mentem. Mens fuit, ut ultra tertiam Missam numquam nullaque
de causa iterationem permitías; necnon ut concessionis tempore
durante , ea qua praestas prudentia ac solertia res componere
satagas ad tramites disciplinae vigentis qua scilicet plebis neces-
sitati audiendi sacrum satis consulatur per binationem.» Según se
desprende del contexto de esta concesión, prorrogada nuevamente
para México en 1896, trátase de una costumbre que, en circunstan-
cias menos anormales de las en que se encuentran muchas diócesis
de la América Meridional, especialmente en las Repúblicas de Mé-
xico y del Brasil, sería intolerable, pues nadie ignora que la Santa
Sede sólo permite binar, y aun esto cuando existen motivos muy gra-
ves, según han podido ver los lectores en esta sección. ¿Cómo, pues,
podría sostenerse la costumbre de celebrar tres Misas en un mis-
mo día?
378 REVISTA CANÓNICA.
El obispo de Tulancingo afirma que tal costumbre existe en su
diócesis desde que fué segregada de la metropolitana de México, don-
de aquélla estaba ya en vigor. Las razones que aduce son poderosas; y
quien conozca la situación de muchas diócesis latino-americanas no
podrá menos de convenir en que ésta es muy semejante á la en que
estuvieron las primeras cristiandades fundadas en aquellas regiones.
Si, pues, entonces podían los misioneros celebrar tres y aun mayor
número de Misas, subsistiendo las mismas causas, hoy quizás agra-
vadas, creemos que mientras las cosas no se normalicen, hay mo-
tivos más que suficientes para que la Santa Sede permita conti-
nuar la costumbre citada; tanto más cuanto que al reformar Inocen-
cio III la antigua disciplina respecto de punto tan importante, dice:
«Excepto die Nativitatis Dominicae, nisi causa necessitatis suadeat^
sufficit Sacerdoti semel in die unam Missam celebrare» (cap. Consu-
luisti de celebr. Missar.). Ahora bien; ¿no es una verdadera y urgente
necesidad el que las parroquias sean con harta frecuencia tan exten-
sas que tengan un perímetro de veinte, treinta, cuarenta y aun más
leguas de jurisdicción, con barrios distantes del lugar en que está
enclavada la iglesia desde cinco hasta cincuenta kilómetros, con un
solo párroco, ó á lo sumo, y esto rara vez, un coadjutor además de
aquél?
Téngase además presente que en tales territorio^ el único acto
público de religión es la Misa en los días festivos, y el tiempo de la
misma es el único en que los cristianos pueden oir la palabra divina,
toda vez que los demás días los pasan trabajando en el campo. Y si
en tales condiciones, y á pesar de tan extraordinarias medidas, es
deficientísima la instrucción religiosa de los infelices que vegetan en
un estado semisalvaje, ¿qué sucedería si se les privara del único re-
curso que les queda para no olvidarse completamente de que son
cristianos? Y no se crea que para cubrir tan apremiantes necesidades
baste en muchos puntos la facultad de binar, porque, además de ser
imposible reunir en dos puntos los fieles dispersados por las diversas
rancherías ó barrios, á causa muchas veces de la distancia ó de las
condiciones topográficas, no hay que olvidar la innata indolencia
de los indígenas y lo poco que, por la misma escasa instrucción, se
preocupan del cumplimiento de los deberes religiosos. Tampoco es
obra fácil la desmembración de las parroquias, porque, aun prescin-
diendo de que es contadísimo el número de sacerdotes, ¿de dónde
han de sacar los Obispos recursos para la honesta subsistencia de los
nuevos párrocos, si ellos mismos se encuentran á veces en situación
precaria, y el Gobierno, ó es abiertamente hostil á la Iglesia, ó, por
REVISTA CANÓNICA. 379
lo menos, no señala congrua alguna para las necesidades del culto
y del clero? Repetimos que para formarse una idea, siquiera aproxi-
mada, de las excepcionales y anómalas circunstancias de no pocas
diócesis de la América latina, principalmente en las Repúblicas, ci-
tadas, es preciso conocerlas, y, una vez conocidas, se comprenderá
la conveniencia de que, mientras perseveren las mismas causas,
subsista la costumbre de que venimos tratando. Mas como quiera
que las causas pueden cesar del todo ó en parte, y los Obispos deben
procurar, por todos los medios que estén á su alcance, la disminución
de las dificultades y el aumento de los sacerdotes, la Sagrada Congre-
gación, con muy buen acuerdo, no decreta de un modo perpetuo y
absoluto la tolerancia de la costumbre, sino que la limita en la forma
que se ha visto. (9 de Septiembre cíe 1899.)
b) Es un axioma jurídico que los actos de últimas voluntades
sólo admiten interpretación restrictiva ó literal, ó no ser que de ob-
servar esta regla se siguiera algún absurdo. Si la última voluntad
no consta de una manera clara, debe ser interpretada en consonan-
cia con los resultados del examen del contexto en que aquélla se con-
signa, y en armonía con la jurisprudencia. Ocurren con alguna fre-
cuencia en la ejecución de últimas voluntades referentes á patrona-
tos, activos ó pasivos, capellanías, mandas pías por testamento, etc.,
dudas de interpretación relativas á quiénes han de suceder en los
derechos que aquéllas estatuyen, dudas que de ordinario se fundan
en la inteligencia délas cláusulas «familia», «casa», «línea» y otras
semejantes.
Buen ejemplo de ello nos ofrece la resolución dada por la
Sagrada Congregación del Concilio en el caso siguiente: «El sacer-
dote Andrés Duc dejó en su testamento un legado de 2.000 fran-
tos, con la expresa condición de que los réditos de esta suma debían
emplearse en abonar hasta donde alcanzasen los gastos de la carrera
de un individuo, pariente del testador, en el Seminario menor de
Augusta, en el cual sólo se cursaban Humanidades y Filosofía.»
Quiénes fueran los llamados á gozar de este beneficio, lo expresó el
indicado sacerdote Duc en la siguiente cláusula: «Pour les enfants
des familles des Duc parents du dit seigneur defunct par préférence,
et, á leur defaut, pour les enfants des familles de la Commune de
Tourgnon...»
Las principales cuestiones que se ventilaban eran: i.a «An et
consanguinei sacerdotis Duc descendentes ex linea foeminina jus ha-
beant ad subsidium legatum in casu? — 2.a An et quomodo isti con-
sanguinei idem jus habeant in concursu cum descendentibus ex linea
380 REVISTA CANÓNICA.
masculina in casu?» Y la Sigrada Congregación resolvió el 16 de Di-
ciembre de 1899: «ad I. Affirmative quatenus desint juvenes idonei
ex agnatis. Ad II. Provisum in primo.»
Todo el fundamento rde las dudas estribaba en la interpretación
que debía darse á la cláusula testamentaria transcrita. Deben enten-
derse favorecidos por ella los descendientes por consanguinidad la-
teral en la línea femenina (agnados), con exclusión de los parientes
en igual forma, pero por línea masculina (cognados)? Hablase allí
de familias Duc, y sabido es que las mujeres no dan de ordinario su
nombre á una familia; de donde parece inferirse que los hijos de
hermanas, sobrinas, etc., del testador no son familia Duc, y por
tanto no están comprendidas en la cláusula enfants des f amules Duc,
aunque sean verdaderos parientes. Es á todas luces evidente que en
esta cuestión no se trata de familia efectiva, puesto que, siendo el
Sr. Andrés Duc sacerdote, mal podría ser tronco de una familia,
sino de la que los juristas llaman contentiva, formada, según algunos
de éstos, por los descendientes de los hermanos varones del testador
ó fundador.
Y si es cierta la doctrina de los jurisconsultos aludidos, preciso
será concluir que los consanguíneos colaterales del testador por
línea femenina no son de la familia Duc. Ferraris (Bibliot., v. Fa-
milia, núm. 16), dice expresamente: «Foeminae non veniunt appel-
latione familiae, quando testator expressit proprium nomen fami-
liae, ut quando dixit: remaneant in domo seu familia Ghilena, quia
tune, cum per solos masculos conservetur agnatio , foeminae erunt
exclusae.»
Gran número de romanistas abundan en este mismo sentir,
que, si bien no tiene toda la crudeza del derecho romano ante-
rior á las reformas de Justiniano , no es ciertamente aceptable
en la moderna jurisprudencia canónica y civil (1), según se deduce
de varias decisiones Rotales (in Mediolanen., Canonicatus Theologalis,
9 Febr. 1759, § 11; — 18 Jun. 1759, cor. Ratta; — in Placentina, Cano-
nicatus, 17 Jun. 1780 § 3, cor. Soderino, y principalmente in una
Firmana, Beneficii, 26 Jun. 1799), unas que enseñan que bajo la
denominación de familia se comprenden los oriundos de esta fami-
lia, tanto por agnación como por cognación, y otras que sientan y
confirman la regla de que las palabras casa, familia, etc., admiten
(1) En España también estaban excluidas las hembras, hasta que Felipe III
derogó en parte las leyes de las Partidas y de Toro en 1615. (Vid. Novis. Re-
cop ., lib. x, tit. xv, ley 8 a)
REVISTA CANÓNICA. 381
amplísima interpretación, mientras lo permitan las cláusulas testa-
mentarias ó tablas de fundación {in una Baren., Beneficii, 13 April.
1728. V. etiam Amostazo, De causis piis, lib. 111, cap. vin, núms. 47
y sig. 1.)
De modo que mientras el testador ó fundador no excluya ex-
presamente á los descendientes por línea femenina, no pueden, en
buen derecho, ser privados de los beneficios del testamento ó funda-
ción. Y en el caso presente existe en favor de nuestra tesis un ar-
gumento especial, que arranca del mismo tenor de la disposición
testamentaria. ¿Cómo se comprende, en efecto, que el sacerdote Duc
hubiera creído que parientes suyos por línea femenina serían excluí-
dos, cuando él mismo dice que, en defecto de parientes suyos, sean
llamados hijos de familias del Municipio de Tourgnon? ¿Qué motivo
racional podía impulsarle á preferir los extraños á los propios?
Amostazo, cuyo testimonio tiene indiscutible valor ante la Curia
Romana, cuando en ésta se ventilan cuestiones de la índole de la
presente, afirma sin titubear (lugar citado) que, tratándose de cape-
llanías de sangre y otras fundaciones semejantes, no se debe atender
tanto á la agnación ó cognación, cuanto á las cualidades de los pa-
rientes que aspiran al beneficio ó pensión. Pero en iguales circuns-
tancias debe ser preferido el pariente por línea masculina, toda vez
que el derecho y la jurisprudencia parecen favorecerle más.
Al mismo tiempo que estas dudas, resolvió la Sagrada Congre-
gación otras dos incidentales. En la primera se preguntaba si, en
caso de que, por faltar parientes idóneos del sacerdote Duc, se diese
la pensión á otro, de conformidad siempre con las cláusulas testa-
mentarias, debía éste gozarla hasta terminar la filosofía, ó había de
cederla cuando se presentase algún pariente. Claro se ve que la reso-
lución no podía menos de ser favorable á aquél, ya que en el supuesto
se trata de una donación liberal, la cual, una vez que consta del con-
sentimiento expreso del donante, y la aceptación por parte del donata-
rio, tiene fuerza obligatoria, y el derecho concede al donatario acción
civil para exigir del donante el cumplimiento de lo estipulado. (Instit.,
§ aliae autem, tít. De obligat., lib. xxxv, Cod. Siquis argentum, tít. cit.)
Además, toda donación válidamente hecha y aceptada, es de suyo
irrevocable; pues aunque se admiten algunas contadas excepciones
(cap. últ., tít. De donation., decret. Gregorii IX), éstas son de rigu-
rosa interpretación y confirman la regla general. Por consiguiente, si
faltando parientes idóneos del sacerdote Duc, un joven del Municipio
de Tourgnon entra á gozar la pensión, no puede ser privado de ella
en justicia, mientras no se haga indigno, hasta concluir los estudios
382 REVISTA CANÓNICA.
filosóficos, que antes estaban vinculados al Seminario Menor, y que
desde 1870 fueron incorporados al Mayor. Y he aquí ya la segun-
da y última cuestión. ¿Podrá el pensionado continuar usufructuando
el capital impuesto hasta terminar la filosofía en el Seminario Ma-
yor? Sin duda ninguna, puesto que el traslado es una cosa acciden-
tal que no afecta á la validez de tal goce, y en tanto el sacerdote
Duc consignó en su testamento el Seminario Menor, en cuanto, al
testar, en éste se estudiaban los cursos de filosofía; de modo que el
lugar es accidental, y lo esencial es la pensión señalada para los que
tuvieren vocación para el sacerdocio y derecho á aquélla.
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. a.
CRÓNICA GENERAL
EXTRANJERO
oma. — León XIII ha recibido en audiencia particular al ar-
zobispo de Bucharest, portador de una respetuosa carta de
felicitación á Su Santidad, suscrita por el rey de Rumania.
El Papa manifestó lo mucho que estimaba el testimonio de filial
adhesión y amor á la Santa Sede contenido en el regio documento,
y contestó á ésta con otra carta congratulándose de las excelentes
relaciones que unen á la Iglesia con el país rumano. La citada audien-
cia es una de las innumerables que de dos meses á esta parte viene
dispensando el anciano Pontífice, cuya actividad y vigor casi mila-
grosos se emplean además en despachar incesantemente con los Car-
denales presidentes de las Congregaciones, y en atender á las solem-
nes beatificaciones y canonizaciones que han de celebrarse durante el
Año Santo. Una de las causas que se encuentran más adelantadas es
la de la Venerable Madre Magdalena Sofía Barat, fundadora del Insti-
tuto de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús. En la reunión
antepreparatoria celebrada el 12 de Junio bajo la presidencia del car-
denal Mazzella, han quedado ya discutidas las dudas referentes al
heroísmo de las virtudes de la Venerable Sierva de Dios.
*
* *
Italia. — En el discurso-programa leído á fines del pasado en la
Cámara de Diputados por el Jefe del nuevo Gabinete Sr. Saracco, se
-hace constar que las circunstancias no son favorables á la introduc-
384 CRÓNICA GENERAL.
ción de amplias reformas. El Parlamento es el que ha de aprobar las
medidas que se adopten para combatir el malestar económico, cuyo
origen, á juicio del Gobierno, se halla en el descontento de las po-
blaciones; los consejeros de la Corona se concretan por el momento
á pedir la aprobación provisional del Presupuesto y á restablecer la
normalidad de las funciones parlamentarias; á cuyo efecto se ha nom-
brado una Comisión que presente en el plazo de diez días un proyecto
de Reglamento.
*
* *
Portugal. — Ha quedado resuelta la crisis, cuyos preliminares
anunciábamos en el número anterior, aceptando el Rey la dimisión
del gabinete Castro, y encargando al jefe del partido conservador,
Hintze Ribeiro, la formación del nuevo Gobierno. Este se halla cons-
tituido de la manera siguiente: Presidencia y Ministerio del Interior,
Sr. Hintze Ribeiro. — Negocios Extranjeros, Sr. Arroyo. — Hacienda,
Sr. Andrade. — Justicia, Sr. Campos Henriquez. — Guerra, Sr. Pi-
mentel Pinto. — Marina, Sr. Teixeira Souza. — Obras públicas, señor
Pereira Santos.
— A mediados del mes anterior ocurrió en Oporto un caso sospe-
choso de peste bubónica, que produjo gran alarma en la ciudad. El
Gobierno se apresuró á poner el hecho en conocimiento de los repre-
sentantes extranjeros, y con este motivo la prensa de gran circula-
ción ha dirigido duros ataques ai Ministro de Relaciones exteriores,
acusándole de inepto y desconocedor de la legislación internacional
vigente, según la cual, para la notificación de un suceso de tal
índole, se necesita que haya habido hasta tres atacados de peste con
síntomas perfectamente definidos. Afortunadamente la víctima de la
enfermedad sospechosa ha logrado convalecer, sin que se haya regis-
trado con posterioridad caso alguno de manifestaciones análogas.
* *
Francia. — El general André ha inaugurado la realización de su
proyecto de remover el personal antidreyfusista del Estado Mayor.
El diputado nacionalista Mr. Faure ha interpelado sobre este asun-
to al Gobierno, acusándole de violar los reglamentos que declaran la
designación del alto personal del Ministerio de la Guerra, de la exclu-
siva pertenencia del Jefe de Estado Mayor General. Al dirigirse el
orador al Ministro echándole en cara el nombramiento de oficiales
CRÓNICA GENERAL. 385
notoriamente amigos de Picquart, y á quienes el general Delanne se
había negado á dar colocación en uso de su derecho, notóse en la
Cámara la impresión de sorpresa que produjeron las mencionadas
declaraciones. El Ministro subió á la tribuna, y después de contestar
que sus actos estaban en un todo conformes con las disposiciones le-
gales, pidió que se sometiera la aprobación de su conducta al juicio
de la Cámara, la cual se mostró favorable al general por escasa ma-
yoría de votos.
— Sin discusión, ó poco menos, ha sido sancionado el proyecto
del Gobierno, relativo al aumento de la armada, distribuyéndose la
construcción de los nuevos buques de guerra en siete anualidades,
que comenzarán á contarse en i.° de Enero próximo.
* *
Inglaterra. — Poco satisfactorias son para los que creían asegu-
rado el éxito de la campaña sudafricana las noticias que se reciben
del teatro de la guerra. Frustradas las tentativas de soborno de los
generales boers, y las negociaciones entabladas con Krüger á fin
de moverle á ordenar la rendición de los comandos en armas; impo-
sibilitadas las divisiones inglesas para impedir al enemigo que des-
truya las vías de comunicación, sorprenda convoyes y amenace las
ciudades menos guarnecidas; dificultadas además las operaciones
y quebrantadas las energías de las tropas invasoras por los rigores
del clima, la conquista definitiva de las repúblicas boers promete ser
empresa larga y costosa, pese á los cálculos cien veces fallidos de ge-
nerales y estadistas comprometidos en el negocio de la anexión.
Es además indudable que los acontecimientos de Oriente y la re-
belión de los aschantis aumentan hoy la tenacidad de los aliados y
afirman su resolución de proseguir la guerra, haciéndoles concebir
esperanzas de que Inglaterra se vea al cabo en la precisión de pac-
tar un tratado que ponga á salvo la independencia de las repúblicas.
Los principales hechos de armas han ocurrido en el Orange, donde
aparecen cada día nuevos comandos que hostilizan sin cesar á las
tropas inglesas en su marcha y tratan de cortar las comunicaciones.
Telegramas de Maseru (Basutolandia) anuncian que entre Fkksburg
y Bethleem se han concentrado importantes fuerzas de los aliados,
que obligan á los 35.000 ingleses existentes en aquella región, á
mantenerse á la expectativa y distribuidos de tres en tres millas de
distancia entre Ficksburg, Hibernia y Lyndley para poder socorrerse
en el caso de una sorpresa. En el mismo territorio de Orange el ge-
26
386 CRÓNICA GENERAL.
neral Rodd corrió peligro de ser envuelto por una columna boer, y el
general Clement se vio interrumpido en su marcha de Winburg á
Senckal, y tuvo que librar un combate empeñadísimo, en el que ne-
cesitó del auxilio de las tropas del general Brabant para no caer en
poder de los aliados, junto con el convoy que conducía. En Rhenoster
River los boers hicieron prisioneros á 300 obreros, 200 soldados y dos
convoyes, y en Pienaarsport á varias patrullas del noveno regimiento
de lanceros, quedando muertos ó heridos en el ataque más de 50
oficiales ingleses. El ferrocarril del Estado libre de Orange ha sido
destruido en una longitud de 55 kilómetros, y lo propio sucede con
el ferrocarril de Pretoria á Bloemfontein, al Norte de Kroonstadt.
Los ingleses, por su parte, han ocupado á Paardckop y Heidelberg, y
pretenden tener cercado al general Botha con los 17.000 hombres y
17 cañones de que dispone, así como también al general Dewet. A
fines del pasado comunicó el War-Office que las tropas británicas
habían librado una sangrienta batalla con el primero de dichos jefes,
durante la cual los boers se replegaron hacia el Este, siguiendo la
línea del ferrocarril. Según la prensa de Londres, las pérdidas de los
aliados fueron grandes, no pasando de 150 las de los ingleses, entre
muertos y heridos. No hace muchos días que en una sesión celebrada
por la Cámara de los Comunes, defendiendo el Secretario de Estado
al Ministerio de la Guerra de las acusaciones que se le han dirigido
por su incuria para con los enfermos y heridos del Transvaal, confesó
que la mortalidad entre los enfermos de fiebre ha sido de un 21
por 100, cifra considerable si se atiende á los numerosos atacados,
y que prueba que las pérdidas sufridas por el ejército inglés en la
campaña del Sur de África son más importantes de lo que general-
mente se cree.
*
* *
Austria. — Según telegramas de Viena, es un hecho el matrimo-
nio del Archiduque heredero de Austria Francisco Fernando con la
condesa Sofía de Chotek, si bien el enlace ha tenido que ser morga-
nático, por oponerse á un matrimonio regular las leyes que rigen para
la sucesión en la Corona. En la ceremonia, que se verificó en el Pala-
cio imperial, el archiduque Francisco Fernando prestó juramento,
según el cual su hermano Otón ocupará su puesto como sucesor al
Trono. El archiduque Francisco Fernando ha renunciado sus dere-
chos de sucesor al Trono, no sólo por sí, sino también por sus hijos,
si los tiene, de su matrimonio con la condesa Chotek. Después de la
ceremonia, el Emperador dará su consentimiento para el matrimonio.
CRÓNICA GENERAL. 387
La esposa del archiduque Francisco Fernando recibirá probablemen-
te el título de duquesa de Reichstadt. Los periódicos de Viena feli-
citan al Archiduque por haber sacrificado un trono á los impulsos de
su corazón, y elogian los generosos sentimientos del emperador Fran-
cisco José, que, prescindiendo de todas las preocupaciones palatinas,
se ha dignado dar su consentimiento para este matrimonio. La fami-
lia de la condísa de Chotek es originaria de Bohemia. Fué elevada
á la dignidad condal en 1723. El padre de la novia fué durante mu-
chos años embajador de Austria en San Petersburgo. Después des-
empeñó un alto cargo en la corte de Viena, y, por último, perteneció
á la Cámara de los Señores. Murió en 1896. La condesa de Chotek
tiene cinco hermanas, cuatro de las cuales están casadas, y un her-
mano que es funcionario. El archiduque Francisco Fernando nació
en Gratz, el 18 de Diciembre de 1863. Es general de Caballería, co-
ronel propietario del regimiento núm. 19 de Infantería, del regimien-
to de huíanos de Prusia, núm. 10, del segundo regimiento de Caba-
llería que lleva su nombre, general del ejército ruso, miembro hono-
rario de la Academia de Ciencias de Viena, y caballero del Toisón de
Oro, de la Orden de San Andrés y del Águila Negra, etc.
— El día i.° del corriente se ha verificado en Reichstadt el matri-
monio del archiduque Francisco Fernando, con la condesa de Cho-
tek. El Archiduque había ido á reunirse previamente con jla Condesa
en Dresde, donde ésta habitaba en compañía de su hermana la con-
desa de Wuthenau. Los contrayentes llegaron á Reichstadt á medio
día, siendo recibidos en la estación por la archiduquesa María Teresa
y los hermanos del archiduque Francisco Fernando. Aunque estaba
prohibida toda manifestación pública , los niños de las escuelas for-
maron en el trayecto recorrido por la comitiva, y cantaron el Himno
nacional. La ceremonia del casamiento tuvo el carácter de una fiesta
íntima de familia , y lo mismo el almuerzo , que se celebró acto se-
guido. Los desposados partieron aquella noche con dirección al cas-
tillo de Konopischt , donde permanecerán hasta el otoño , en que se
dirigirán á Viena, instalándose en el palacio Belvedere. Un decreto
imperial, fecha del día 2 , eleva á la condesa de Chotek al rango de
princesa de Hoenberg.
*
* *
Rusia. — La muerte repentina del Ministro de Negocios Extran-
jeros, conde de Mouravieff, ha causado honda impresión en Europa,
comentándose de diversos modos en la prensa , según la dirección
3S0 CRÓNICA GENERAL.
se habían refugiado en la de Inglaterra, que no sufrió la misma
suerte acaso por estar mejor defendida. Por último, el cónsul norte-
americano dice que en la mañana del 26 los demás ministros ex-
tranjeros residentes en Pekín continuaban resistiéndose, pero que su
situación era desesperada, porque ni la Emperatriz viuda ni el Go-
bierno tenían medios de protegerlos.
Posesionadas ya las tropas de las potencias de Tien-Tsin y aflu-
yendo por momentos á este puerto los auxilios enviados desde las
más remotas partes del mundo, es verosímil y aun probable que las
legaciones extranjeras en Pekín sean socorridas á tiempo, excepto la
de Alemania, cuyo titular se aventuró en las calles de la capital,
como el cañonero litis lo hizo en Takú, con mayor valor que éxito.
Ese desgraciado suceso, llamado á tener gran trascendencia, si se
tiene en cuenta el carácter personal del emperador Guillermo II,
junto con el hecho confesado de que las tropas regulares chinas son
impotentes para contener en la obediencia á la plebe de la capital y
se han unido á los insurrectos para defender contra los extranjeros
los fuertes de Takú y los de Tien-Tsin, dan fuerza á la opinión de
que la guerra internacional ha comenzado en China, no siendo ya
posible evitarla. En este punto se hallan conformes todos los acto-
res en el suceso, excepción hecha del antiguo diplomático y gober-
nante, actual virrey de Cantón, Li-Hung-Chang, quien se compro-
mete á contener á los boxers y á restablecer la tranquilidad, á con-
dición, de que no desembarquen en las costas del Imperio más tropas
aliadas. Discrepan aquellas potencias en lo que se refiere al carácter
y al objeto de la acción armada colectiva, pues mientras los Estados
Unidos niegan la existencia del estado de guerra, y mientras Rusia
sostiene que se trata solamente de medidas transitorias de policía,
y en manera alguna de decidir de la suerte y modo de ser de aquel
Imperio, la prensa británica no hace reservas respecto de lo porve-
nir, y excita á su Gobierno á avanzar tanto como sea conveniente
para garantir los intereses nacionales.
El asesinato del barón Ketteler producirá, á no dudarlo, el re-
sultado inmediato de estrechar la unión de las potencias marítimas
en China, en el sentido de policía humanitaria, ó sea imponiendo á
los asiáticos el respeto de las personas é intereses de los europeos,
de los misioneros y de los mismos subditos chinos cristianos. A es-
tas horas, desde los más apartados lugares del globo, desde Aus-
tralia al Canadá, desde Halifax á Vancouver, en Calcuta como en
Manila, y en Hong-Kong ó en Malta, se arman barcos y transpor-
tes, se les provee de carbón y de municiones, y se embarcan en ellos
CRÓNICA GENERAL. 391
tropas blancas ó de color, mahometanas, budhistas ó cristianas para
que vayan á pelear con los chinos. El ejército organizado á la euro-
pea de esta última potencia, tampoco es despreciable (se calcula que
asciende á ochenta mil hombres); pero no hay probabilidad de que
admita la guerra abierta. Se someterá á la intervención, que no
puede evitar, y permitirá que europeos, japoneses y americanos di-
suelvan los cuerpos insurrectos de los boxers y se posesionen de la
capital. Para después de ese momento es para cuando los políticos
y los diplomáticos anuncian las dificultades. La actitud en que va
ya colocándose Rusia las anuncia, asi como la aspiración del Japón
á que se le consienta el papel de principal instrumento de la pacifica-
ción, acompañada del castigo de delitos como el asesinato del minis-
tro de Alemania. Eso es, con efecto, lo que da para todo el mundo,
aun para la retraída España, desusada importancia á los sucesos de
que está siendo teatro el Celeste Imperio.»
*
* *
Filipinas. — El Comercio, de Manila, que ha llegado en el último
correo , publica lo siguiente: «Por noticias recibidas de Samar
se sabe que ha habido un nuevo encuentro, que tuvo lugar cerca
del pueblo de Pambuya, en un puente que cruza el río á la entrada-
del pueblo. Los americanos tomaron el puente y las trincheras que
lo defendían, bajo una lluvia de balas, y causando á los filipinos
82 muertos y acaso muchos heridos. Los americanos tuvieron un
solo herido. En este combate un filipino, que al parecer estaba
muerto, al acercársele un soldado americano, le pegó un bolazo en la
rodilla. De la provincia de Laguna se reciben noticias de algunos
encuentros. El coronel Bullard, con algunos destacamentos del 39 de
infantería, hizo una marcha de reconocimiento por toda la provin-
cia, encontrando á los filipinos cerca del río Pansol, donde se ha-
bían atrincherado y construido algunas casas. El coronel Bullard
atacó y tomó las trincheras, huyendo los filipinos al monte, y apo-
derándose los americanos de fusiles, municiones, pólvora y balas.
El teniente Wels, del mismo regimiento, persiguió y batió las fuer-
zas que manda el general Malvar cerca de Santa Cruz, haciéndole
algunas bajas. El Manila Freedom dice que los americanos tuvieron
un encuentro con los filipinos en Malabón, haciendo á éstos 19 muer-
tos y cuatro prisioneros. De Joló escriben que reina tranquilidad,
pero que los americanos no reciben sus pagas hace tres meses. El
pueblo de Catubig ha sido completamente arrasado por el incendio,
392 CRÓNICA GENERAL.
lo mismo que todas las casas situadas en la orilla del río Catubig,
entre el pueblo de este nombre y el pueblo de Laoag. Los Sres. Oria
Hermanos tenían en aquel pueblo una sucursal de su comercio, su-
cursal que ha sido también reducida á cenizas por los tagalos. El
Progreso dice que sabe por conducto fidedigno que la Comisión mi-
litar española que funciona en Manila recibió una comunicación del
general Trías, en la que este jefe filipino manifestaba que se habían
dado las órdenes oportunas para que fueran puestos en libertad in-
mediatamente los prisioneros españoles que aún quedan en poder de
los revolucionarios. Parece que los últimos prisioneros que han lle-
gado á Manila deben su liberación á esta orden. En la comunicación
á que hace referencia, el general Trías se lamenta de los crímenes
cometidos en Camarines en las personas de algunos cautivos espa-
ñoles, y protesta de ellos enérgicamente, añadiendo que hará llegar
su protesta hasta los cónsules extranjeros, para que hechos tan re-
probables no se imputen al elemento director de la revolución. El
documento lleva la fecha de 16 de Abril, pero en él no se consigna
el punto de procedencia, si bien ostenta un sello que dice Cuartel
general del Sur de Luzón. A la salida del correo había en el hospital
de La Loma varios enfermos de peste bubónica.»
II
ESPAÑA
El período de calma que ha sucedido á los amagos de altera-
ción del orden público, debidos á las gestiones de la Unión Nacional,
junto con la profunda impresión de curiosidad causada por las noti-
cias que proceden del Extremo Oriente, hacen que el recordar ahora
los acontecimientos de principios de la quincena parezca hablar de
cosas que pasaron hace años y de las que nadie conserva memoria.
A ello contribuye, sin duda, el silencio obligado de la prensa perió-
dica, á la que el Sr. Ministro de la Gobernación tiene prohibido se-
veramente tratar de ciertos asuntos; pero también obedece quizá á
que éstos han perdido una gran parte de la importancia real ó apa-
rente que se les venía concediendo. Sea de ello lo que quiera, nuestro
deber de cronistas nos obliga á volver sóbrelos hechos, consignando»
los por el orden en que han venido presentándose. Los representantes
de los gremios lograron al fin ser recibidos en audiencia particular
por S. M. la Reina, previo el consentimiento del Gobierno, según de-
claraciones posteriores de los Ministros. Los detalles todos de la en-
CRÓNICA GENERAL. 393
trevista aparecen en la siguiente relación que los mismos comisiona-
dos hicieron á los periodistas que aguardaban á la puerta de Palacio:
«Al penetrar en la regia estancia, S. M. les manifestó que sentía
mucho no haberles recibido antes; pero la actitud de rebelión en que
se colocaron respecto al pago de los impuestos, había hecho imposi-
ble conceder esta audiencia. El Sr. Mahou hizo la presentación de
sus compañeros, exponiendo que sólo deseaban hacer entrega del
mensaje que las clases mercantiles é industriales elevaban á S. M. El
Sr. Sáinz y Romillo dijo entonces que dichas clases habían sido pro-
vocadas por el Gobierno para que se colocaran en esa actitud, que no
depondrán — añadió — hasta que se las ponga en condiciones acepta-
bles. El Sr. Zurita, que puso en manos de la Reina el mensaje, pro-
nunció algunas frases diciendo que protestaba contra el desconcierto
administrativo, por la supuesta falta de cumplimiento de las prome-
sas que hizo el Sr. Silvela antes de subir al poder. S. M. la Reina se
dignó contestar á las anteriores observaciones que pondría el mensaje
en manos de su Gobierno, é incidentalmente habló la augusta seño-
ra del desarrollo que el comercio y la industria, especialmente la
última, han adquirido en nuestro país durante estos últimos años.
Dedicó también S. M. frases de afecto á las laboriosas clases produc-
toras. Entonces el Sr. Zurita dijo á S. M. que, efectivamente, la
fabricación y la industria habían progresado notablemente; pero que
este progreso se debía tan sólo al esfuerzo del país, y no al Gobierno,
que á todo pone trabas. Daba ya por terminada S. M. la audiencia,
cuando el Sr. Maltrana, poco ducho en la etiqueta palatina, se volvió
hacia la augusta señora y, según han referido después los mismos
individuos de la Comisión, hubo de exclamar: «¡Rara vez llega la ver-
dad hasta las gradas del Trono! Yo deseo ahora que V. M. la conoz-
ca. Hace dieciocho años tuve el honor de venir á este mismo sitio,
cuando la famosa cuestión del sindicato madrileño, para pedir al Rey
D. Alfonso que fuera destituido un Ministro (alude al Sr. Camacho)
que se había hecho incompatible con las clases mercantiles (!). Ahora
la cuestión es más grave, más honda, porque no afecta sólo á Ma-
drid, sino á España entera, y por eso no venimos á pedir la destitu-
ción de un ministro, sino la de todo el Gobierno.» Parece que el se-
ñor Maltrana terminó ocupándose del empréstito en términos harto
censurables é impropios de aquel lugar. De nuevo se despidieron los
comisionados de S. M., y poco después de las dos y media salían de
Palacio. Desde allí se dirigieron, en tranvía, al Hotel Peninsular
para dar cuenta al Sr. Paraíso de lo ocurrido en la referida audiencia.
El mensaje entregado á S. M. decía:
392 CRÓNICA GENERAL.
lo mismo que todas las casas situadas en la orilla del río Catubig,
entre el pueblo de este nombre y el pueblo de Laoag. Los Sres. Oria
Hermanos tenían en aquel pueblo una sucursal de su comercio, su-
cursal que ha sido también reducida á cenizas por los tagalos. El
Progreso dice que sabe por conducto fidedigno que la Comisión mi-
litar española que funciona en Manila recibió una comunicación del
general Trías, en la que este jefe filipino manifestaba que se habían
dado las órdenes oportunas para que fueran puestos en libertad in-
mediatamente los prisioneros españoles que aún quedan en poder de
los revolucionarios. Parece que los últimos prisioneros que han lle-
gado á Manila deben su liberación á esta orden. En la comunicación
á que hace referencia, el general Trías se lamenta de los crímenes
cometidos en Camarines en las personas de algunos cautivos espa-
ñoles, y protesta de ellos enérgicamente, añadiendo que hará llegar
su protesta hasta los cónsules extranjeros, para que hechos tan re-
probables no se imputen al elemento director de la revolución. El
documento lleva la fecha de 16 de Abril, pero en él no se consigna
el punto de procedencia, si bien ostenta un sello que dice Cuartel
general del Sur de Luzón. A la salida del correo había en el hospital
de La Loma varios enfermos de peste bubónica.»
II
ESPAÑA
El período de calma que ha sucedido á los amagos de altera-
ción del orden público, debidos á las gestiones de la Unión Nacional,
junto con la profunda impresión de curiosidad causada por las noti-
cias que proceden del Extremo Oriente, hacen que el recordar ahora
los acontecimientos de principios de la quincena parezca hablar de
cosas que pasaron hace años y de las que nadie conserva memoria.
A ello contribuye, sin duda, el silencio obligado de la prensa perió-
dica, á la que el Sr. Ministro de la Gobernación tiene prohibido se-
veramente tratar de ciertos asuntos; pero también obedece quizá á
que éstos han perdido una gran parte de la importancia real ó apa-
rente que se les venía concediendo. Sea de ello lo que quiera, nuestro
deber de cronistas nos obliga á volver sóbrelos hechos, consignando»
los por el orden en que han venido presentándose. Los representantes
de los gremios lograron al fin ser recibidos en audiencia particular
por S. M. la Reina, previo el consentimiento del Gobierno, según de-
claraciones posteriores de los Ministros. Los detalles todos de la en-
CRÓNICA GENERAL. 393
trevista aparecen en la siguiente relación que los mismos comisiona-
dos hicieron á los periodistas que aguardaban á la puerta de Palacio:
«Al penetrar en la regia estancia, S. M. les manifestó que sentía
mucho no haberles recibido antes; pero la actitud de rebelión en que
se colocaron respecto al pago de los impuestos, había hecho imposi-
ble conceder esta audiencia. El Sr. Mahou hizo la presentación de
sus compañeros, exponiendo que sólo deseaban hacer entrega del
mensaje que las clases mercantiles é industriales elevaban á S. M. El
Sr. Sáinz y Romillo dijo entonces que dichas clases habían sido pro-
vocadas por el Gobierno para que se colocaran en esa actitud, que no
depondrán — añadió — hasta que se las ponga en condiciones acepta-
bles. El Sr. Zurita, que puso en manos de la Reina el mensaje, pro-
nunció algunas frases diciendo que protestaba contra el desconcierto
administrativo, por la supuesta falta de cumplimiento de las prome-
sas que hizo el Sr. Silvela antes de subir al poder. S. M. la Reina se
dignó contestar á las anteriores observaciones que pondría el mensaje
en manos de su Gobierno, é incidentalmente habló la augusta seño-
ra del desarrollo que el comercio y la industria, especialmente la
última, han adquirido en nuestro país durante estos últimos años.
Dedicó también S. M. frases de afecto á las laboriosas clases produc-
toras. Entonces el Sr. Zurita dijo á S. M. que, efectivamente, la
fabricación y la industria habían progresado notablemente; pero que
este progreso se debía tan sólo al esfuerzo del país, y no al Gobierno,
que á todo pone trabas. Daba ya por terminada S. M. la audiencia,
cuando el Sr. Maltrana, poco ducho en la etiqueta palatina, se volvió
hacia la augusta señora y, según han referido después los mismos
individuos de la Comisión, hubo de exclamar: «¡Rara vez llega la ver-
dad hasta las gradas del Trono! Yo deseo ahora que V. M. la conoz-
ca. Hace dieciocho años tuve el honor de venir á este mismo sitio,
cuando la famosa cuestión del sindicato madrileño, para pedir al Rey
D. Alfonso que fuera destituido un Ministro (alude al Sr. Camacho)
que se había hecho incompatible con las clases mercantiles (!). Ahora
la cuestión es más grave, más honda, porque no afecta sólo á Ma-
drid, sino á España entera, y por eso no venimos á pedir la destitu-
ción de un ministro, sino la de todo el Gobierno.» Parece que el se-
ñor Maltrana terminó ocupándose del empréstito en términos harto
censurables é impropios de aquel lugar. De nuevo se despidieron los
comisionados de S. M., y poco después de las dos y media salían de
Palacio. Desde allí se dirigieron, en tranvía, al Hotel Peninsular
para dar cuenta al Sr. Paraíso de lo ocurrido en la referida audiencia.
El mensaje entregado á S. M. decía:
394 CRÓNICA GENERAL.
«Señora: Los representantes de los organismos mercantiles é in-
dustriales de Madrid llegan á las gradas del Trono con la viva espe-
ranza de ver satisfechas sus justas aspiraciones, remediadas sus
necesidades y atendidos sus deseos. El estado de ánimo de estos re-
presentantes es hoy, como el día en que solicitamos el alto honor de
ser recibidos, de gran respeto hacia los Reyes, de gran amor al orden,
el profundo deseo de no interrumpir la paz que se ha menester para
desarrollar las grandes iniciativas de la vida económica como el des-
quite de haber perdido nuestra leyenda heroica. Pero entonces ha-
bríamos solicitado de S. M. que, mediando entre gobernantes y go-
bernados, se hubiera satisfecho á éstos en cuanto de justo pedían
para que no se vieran lanzados por vuestros consejeros responsables
á resistir el pago de los tributos; situación rebelde para algunos, pero
legal para los otros y reveladora de enérgica protesta. Entonces no
se hubiera llegado á esta desobediencia, que nada perturba ni daña
nuestra vida de relación, y se hubieran ahorrado ficticias apariencias
de gruesas sumas que llegan sedientas de usurarios beneficios y más
sirven de vergüenza que de alborozo. Pero entonces, ahora y siempre
confiamos en que V. M., siguiendo en esto sus nobles impulsos, con-
tinuando la gloriosa historia de las Reinas de España, alentará los
generosos esfuerzos de vuestros subditos, resolverá en favor de la
razón y la justicia por que suspira el pueblo, y se desentenderá de
quien no sabe ó no quiere encauzar sus energías de redención, no
obstante haberse apoyado en ella para lograr vuestra Real confianza.
Para ello cuenta V. M. con hombres que no ceden á los actuales en
lealtad y les aventajan en la prudencia, en el ferviente anhelo de
consagrar á la nación sus más preciados afectos. Holgáranse mu-
cho estos representantes detser atendidos en sus deseos por V. M., y
con ellos crecerá el reino de vuestro augusto hijo; se fomentará en
el orden el gran desarrollo económico que ahora se inicia; vendrán
con la paz y noblemente, sin avaricia reprobable, nuevas fortunas á
nuestras empresas industriales, y estrechamente unidos Rey y pue-
blo demostrarán que si España no es la nación más grande en terri-
torio, llegó á ser la más prudente en la adversidad y supo redimirse,
porque logró igualarse á las más adelantadas en el progreso de la
vida del trabajo.»
Los juicios formulados por el Sr. Maltrana sobre el empréstito
motivaron una enérgica protesta del Sr. Ministro de la Gobernación;
y no mucho después, el cierre de tiendas de la corte, ordenado por la
Unión Nacional, decidió al Gobierno á decretar la suspensión de ga-
rantías constitucionales en Madrid y su provincia en el siguiente
CRÓNICA GENERAL. 395
documento, que publicó el día 21 la Gaceta: «Presidencia del Consejo de
Ministros. — Exposición. — Señora: El Gobierno de V. M. ha procurado,
por cuantos medios tienen á su alcance los depositarios del poder,
evitar que las circunstancias creadas por elementos conocidamente
contrarios á la paz pública y al ordenado desarrollo de la vida econó-
mica del país hicieran necesaria la adopción de disposiciones extre-
mas que fortalezcan el principio de autoridad, consoliden el respeto á
las leyes y garanticen el mantenimiento del sosiego público.
»Notorio es, sin embargo, que á medida que aumenta la pruden-
cia del Gobierno, crece la audacia de los que pretenden convertir en
programa de regeneración nacional la infracción sistemática de los
más elementales deberes de la ciudadanía, interpretando como debi-
lidad lo que no ha sido ni podía ser sino acatamiento profundo al ré-
gimen de las libertades constitucionales vigentes.
«Pero éstas tienen un límite en la propia ley fundamental del
Estado, cuando es preciso atender á la seguridad del mismo en
circunstancias extraordinarias, y el Gobierno no vacila en el cumpli-
miento de este exigente deber, sin perjuicio de dar oportunamente
cuenta de su acuerdo á las Cortes, en vista del estado de indisciplina
social que se quiere erigir en base de perturbación moral y material
de un pueblo tan necesitado como el nuestro de condiciones de esta-
bilidad para todos sus intereses y derechos. Por las razones expues-
tas, y de conformidad con el Consejo de Ministros, tengo el honor
de someter á la aprobación de V. M. el siguiente proyecto de de-
creto. Madrid 20 de Junio de 1900. — Señora: A L. R. P. de V. M.,
Francisco Silvela. — Real decreto. — A propuesta de mi Consejo de
Ministros; en nombre de mi augusto hijo el Rey D. Alfonso XIII, y
como Reina Regente del Reino, vengo en decretar lo siguiente:
Artículo i.° Se suspenden temporalmente en Madrid y su provincia
las garantías expresadas en los artículos 4.0, 5.0, 6.° y 9.0, y párra-
fos primero, segundo y tercero del 13 de la Constitución de la Mo-
narquía.— Art. 2.0 Desde la publicación de este decreto se aplicará
la ley de orden público de 23 de Abril de 1870, salvo lo dispuesto en
el título 4.0 de dicha ley, con relación al procedimiento en las cau-
sas criminales, que continuará rigiéndose por las leyes y disposicio-
nes vigentes, tanto en los procesos en que conozca la jurisdicción
ordinaria, como en los sometidos á las especiales de Guerra y Ma-
rina.— Art. 3.0 El Gobierno dará cuenta á las Cortes del uso que
haga del presente decreto. Dado en Palacio á 20 de Junio de 1900. —
María Cristina. -El presidente del Consejo de Ministros, Francisco
Silvela.» Las expresadas garantías que se suspenden están compren-
396 CRÓNICA GENERAD.
didas en los siguientes artículos de la Constitución: «Art. 4.0 Ningún
español ni extranjero podrá ser detenido sino en los casos y en la
forma que las leyes prescriban. Todo detenido será puesto en liber-
tad ó entregado á la autoridad judicial dentro délas veinticuatro
horas siguientes al acto de detención. Toda detención se dejará sin
efecto ó elevará á prisión dentro de las setenta y dos horas de haber
sido entregado el detenido al juez competente. La providencia que se
dictare se notificará al interesado dentro del mismo plazo. — Art. 5.0
Ningún español podrá ser preso sino en virtud de mandamiento de
juez competente. El auto en que se haya dictado el mandamiento
se ratificará 6 repondrá, oído el presunto reo, dentro de las setenta
y dos horas siguientes al acto de la prisión. Toda persona detenida
ó presa sin las formalidades legales ó fuera de los casos previstos en
la Constitución y las leyes, será puesta en libertad á petición suya
ó de cualquier español. La ley determinará la forma de proceder
sumariamente en este caso. — Art. 6.° Nadie podrá entrar en el domi-
cilio de un español ó extranjero residente en España sin su consen-
timiento, excepto en los casos y en la forma expresamente previstos
en las leyes. El registro de papeles y efectos se verificará siempre á
presencia del interesado ó de un individuo de su familia, y, en su
defecto, de dos testigos, vecinos del mismo pueblo. — Art. 9.0 Ningún
español podrá ser compelido á mudar de domicilio, sino en virtud de
mandato de autoridad competente y en los casos previstos por las
leyes. — Art. 13. Todo español tiene derecho: De emitir libremente
sus ideas y opiniones, ya de palabra, ya por escrito, valiéndose de
la imprenta ó de otro procedimiento semejante, sin sujeción á la
censura previa. De reunirse pacíficamente. De asociarse para los
fines de la vida humana.»
Los resultados favorables á la seguridad del orden que produjo
la citada determinación, se dejaron bien pronto sentir en todas par-
tes; desaparecieron los rumores de graves trastornos políticos que
se anunciaban para dentro de breve plazo; los comercios de la villa
y corte volvieron de nuevo á abrirse, y la normalidad quedó resta-
blecida, á lo menos en apariencia.
— En previsión de que el actual Ministerio pudiera caer, se ha
intentado el organizar un nuevo partido de concentración política,
constituido por los Sres. Duque de Tetuan, Gamazo, Romero Ro-
bledo y Canalejas. Después de una larga sesión celebrada en casa
del general López Domínguez, no resultó acuerdo alguno, ni en lo
que afecta á la solidaridad, ni en los detalles del programa. Cada
uno de los reunidos quería conservar las opiniones de su respectiva
CRÓNICA GENERAL. 397
agrupación, sin hacer la menor renuncia de sus compromisos políti-
cos, más que en aquellos extremos de común inteligencia que se
acordaran, para el fin de ofrecer una solución de gobierno. En la pri-
mera reunión quedó convenido que cada uno de los cinco pro-
hombres formulara bases ó programa de la concentración que se
deseaba. Parece que los Sres. Duque de Tetuán y Canalejas no re-
dactaron proyecto de programa, acaso por estimar que no podrían con-
certarse las voluntades de los cinco personajes. Los otros tres cum-
plieron su compromiso, y los tres proyectos fueron analizados con
detenimiento. Se cuenta que el Sr. Romero Robledo consignaba la
conveniencia de atraer á los elementos de la Unión Nacional, acep-
tando las ideas que sustenta el Directorio; pero los Sres. Gamazo y
Duque de Tetuán, especialmente el primero, se opusieron á aceptar
la proposición del ex-ministro conservador, y vista la imposibilidad
de concertar las opiniones, á pesar de los esfuerzos del general
López Domínguez, se declaró que la concentración era irrealizable.
Los reunidos se separaron decididos á no volverse á reunir.
— Los Sres. León y Castillo y Delcassé han firmado en París
un tratado de límites entre las posesiones españolas y francesas del
Golfo de Guinea y del Sahara occidental.
Descartadas las discusiones de carácter exclusivamente jurídico,
y deseosos ambos Gobiernos de encontrar un término de conciliación
para sus intereses, Francia no ha vacilado en abandonar á España
en el Golfo de Guinea una comarca limitada al Norte por la colonia
alemana de Camarones, al Este por el meridiano 90 de París y al
Sur por el río Muni y el paralelo i° de latitud Norte, regada por
vías fluviales tan importantes como el San Benito, el Utamboni y el
Muni, dotada de un gran porvenir industrial, y en la cual las adua-
nas francesas cobraban derechos por valor de más de seis millones
de pesetas. La extensión territorial que Espina alcanza es doble de
la que sus exploradores recorrieron; quedan también bajo su sobera-
nía los Elobeyes, llave del Muni. En cambio, deja en poder de
Francia una de las orillas de este río y el extremo hinterland, el cual,
en realidad, ha sido recorrido, estudiado y colonizado exclusivamen-
te por franceses, algunos de los cuales vertieron allí su sangre. En
el Sahara occidental se respeta el acuerdo de dividir la península de
Cabo Blanco; se concede á los pescadores españoles el derecho de
refugiarse y secar su pescado en la bahía del Galgo; y se reconoce al
protectorado español entre los Cabos Bojador y Blanco (que antes
sólo se extendía d la costa)) un hinterland lo suficientemente extenso
para que puedan ponerse en explotación sus riquezas minerales. El
398 CRÓNICA GENERAL.
límite de dichas posesiones sigue al Sur el paralelo 21o, 20' de lati-
tud Norte hasta el meridiano 13o del Oeste de Greenwich; sube des-
de allí, formando una curva entre los meridianos 13o y 14o, y busca
luego el 12o, por el cual se eleva hacia el Norte. El extremo de di-
cho meridiano no se fija , y en realidad era innecesario hacerlo,
pues estando de acuerdo España y Francia, como todas las potencias
de Europa, en mantener el statu quo marroquí, no podían en un tra-
tado de límites ocuparse de los dominios del Sultán, y entienden,
por lo tanto, que el meridiano 12o, frontera entre las posesiones es-
pañolas y francesas, se detiene al llegar á las lindes de Marruecos.
En suma, España obtiene por el nuevo tratado el reconocimiento de
su soberanía plena sobre 190.000 kilómetros en el Sahara occidental
y 28.000 kilómetros en el Golfo de Guinea, ó sea sobre una exten-
sión próximamente igual á dos quintas partes de la metrópoli.»
— Otra vez las provincias de Levante han sido terriblemente cas-
tigadas por las inundaciones. En Albox, Cuevas, Totana y Lorca
los daños y desgracias causados son considerables; el Gobierno ha
acordado la concesión inmediata de auxilios á las familias que han
quedado reducidas á la miseria, á consecuencia de la catástrofe.
— En medio de tantas desdichas y calamidades como han afligido
á España en los tiempos que corren , es consolador consignar el
triunfo obtenido por nuestros artistas en la Exposición de París. So-
rolla, en primer término, ha merecido una de las primeras distincio-
nes en la sección de pintura; y después de Sorolla, Mariano Benlliure
y Miguel Blay. «El triunfo de Benlliure — escribe un diario de Ma-
drid— estaba descontado. El gran escultor valenciano, laureado con
las distinciones más preciadas, iba á París á triunfar , á alcanzar la
consolidación de su fama, de sobra ya aquilatada. El jurado ha cum-
plido su deber. Si algo hubiera podido sorprender en esto, era la de-
rrota del insigne Benlliure. No estaba en iguales condiciones Miguel
Blay. Artista distinguido, escultor notable cuyas obras fueron en
muchas ocasiones elogiadas por la crítica , era hasta hace poco una
esperanza; para ser considerado como realidad indiscutible , y para
colocarse en primera línea , faltábale sólo este gran paso de París.
Blay ha hecho el último esfuerzo, un alarde brillante de talento , en
una obra verdaderamente notable, y el triunfo ha coronado las aspi-
raciones del artista. Sorolla, Benlliure, Miguel Blay... Esta gloriosa
trinidad del arte español contemporáneo, colocada en París á la altu-
ra de los grandes artistas extranjeros , asegura á la patria nuevos y
legítimos prestigios. No todo ha sido ruina y muerte después de la
derrota; no todas las leyendas han sido destruidas...»
OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS
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CONCEPTO MHUH [ HISTÓRICO DE Ll IB RELIGIOSA
(i;
(Continuación.)
,omo las obras de los buenos escritores de nuestro
siglo de oro son modelos del buen decir y norma
del buen gusto, á pesar del transcurso del tiempo
que, lejos de obscurecerlas ó desautorizarlas, por el contra-
rio, las ha ennoblecido, sancionando su bondad intrínseca
con el aplauso constante de la Historia, asi las obras polifó-
nicas de los grandes maestros de los siglos XVI y XVII han
pasado á la posteridad sin merma en sus prestigios y méritos
propios, siquiera sea en. esfera no tan alta como la literatura,
en que la perfección de la forma y la riqueza del lenguaje ha-
bían llegado ya á su apogeo, al paso que la polifonía esperaba
aún la revolución del nuevo acorde, origen de la red de mo-
dulaciones que tanto debían alterar la estructura armónica.
Ya lo hizo notar Menéndez Felayo con su habitual perspi-
cacia crítica: el escritor del siglo XX tiene no poco que
aprender del siglo XVI, y mucho de que avergonzarse al ver
perdido por el desuso aquel caudal riquísimo de frases pin-
torescas, de palabras castizas y adecuadas que se encuen-
tran, no ya en Cervantes y Quevedo, sino en otros di 'i mino-
res de la literatura española del siglo de oro; inopia mal
(i) Véase el vol. li, pág. 334.
La Ciudad de Dios.— Año XXI.— Núra. 656.
26
402 CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA
compensada hoy con algunos neologismos y buena sarta de
barbarismos y giros viciosos.
Pues bien; en la música, aunque en menor escala, ha
sucedido lo mismo; y los maestros más modernistas y re-
buscadores de formas nuevas envidian el desembarazo de
las voces y las circunvoluciones armónicas de la polifonía
antigua. Y son tanto más de admirar esas buenas cualidades,
cuanto que eran escasos los recursos entonces conocidos y
aplicados. Insistiendo en la anterior semejanza, pudiéramos
decir que fueron nuestros polifonistas clásicos é inimitables
al modo de Fr. Luis de Granada, cuya dulzura y sencilla
majestad de expresión contrastan con su vocabulario, si no
indigente, nada rico en verdad.
Sea lo que fuere de ese fenómeno histórico, que convenía
apuntar, lo cierto es que la polifonía religiosa, no sólo os-
tenta ese carácter, sino que instintivamente nos sirve de
punto de partida y nota de diferenciación, informando nues-
tro criterio quizá con prejuicios perjudiciales. Así lo creo
sinceramente, por lo mismo que, á mi juicio, no debe en-
cerrarse la música religiosa en el estrecho círculo de formas
históricas determinadas. En el artículo anterior quedó de-
mostrado que toda forma artística, con tal de ser bella, es
susceptible de determinación en sentido religioso, bastando
para ello que la emoción estética coincida con la mística y
lleguen á identificarse merced á una circunstancia cual-
quiera, sumándose como dos rayos de luz homogénea. Como
sucede en todo, también aquí dista mucho el concepto teó-
rico ó racional, del práctico ó aplicado, y ahora investiga-
mos las notas de la música religiosa bajo el primer aspecto.
El cultivo especial é intensivo de un género artístico
lleva consigo una orientación fija, invención de recursos y
procedimientos desconocidos hasta entonces y fruto natural
del estudio. La historia es en este punto maestra elocuentí-
sima. Religiosa fué la lírica de los primitivos pueblos, reli-
giosa también la helénica de los primeros tiempos, aunque
hubiese después poetas tan profanos y pasionales como Safo
y Anacreonte; religiosos el Carmen sceculare y los cantos de
los Arvales, aunque más tarde degenerara la poesía latina en
CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA. 403
la procacidad que todos sabemos; religiosas la poesía y mú-
sica de los pueblos bárbaros convertidos, mientras duró la
gestación de la forma artística, hasta que ya perfeccionada y
dúctil, se la ha creído vehículo de toda clase de afectos y
pasiones. Entonces se ramifica la vena pletórica, y consti-
tuida la base de la armonía, se ensanchan sus límites, y aun
á veces se rompe el molde antiguo y se llega quizá á un ex-
tremo reprobable, á lo que no consiente la constitución orgá-
nica del oído, al menos sin violencia. El afán de la novedad,
causa de tales desafueros, busca también ritmos nuevos,
ayudado, sin duda, de la fisiología del movimiento. Se dis-
locan los miembros tal vez, se destruye ó aminora la regu-
laridad; pero sale ganancioso el expresivismo, elemento es-
tético de mayor importancia. En la naturaleza hay, no sólo
movimientos, sino también rumores y timbres variadísimos;
imítanse esos timbres y rumores idealizándolos en la or-
questa, haciéndoles entrar en las leyes tonales y suavizando
las asperezas de la realidad.
Todo eso transforma el arte, lo enriquece é individualiza,
y le hace servir para la expresión de diversos afectos de ma-
nera más concreta y adecuada que antes. Cuanto ha perdido
en idealidad, lo gana en extensión y en virtualidad objetiva.
¿Qué se desprende de ese innegable desenvolvimiento
progresivo de la música? Evidentemente hay en ella algo
invariable, esencial, que recibe ciertas superposiciones, como
una figura puede recibir actitudes y colores diversos, como
una persona es susceptible de ser engalanada de una ó de
otra manera, transformándose en apariencia, pero siendo en
realidad la misma. La melodía, á la que, como queda dicho,
llama Hegel el alma de la música, recibe en sí todas esas
modificaciones sin sufrir alteración esencial. La misma mo-
dulación no hace más que darla variedad, presentarla bajo
diversos aspectos; la modalidad mayor ó menor la diversi-
fica más todavía hasta hacerla perder su carácter y adoptar
otro muy distinto; el ritmo la mece dándole frescura y ju-
ventud ó la majestad grave y hierática; la armonización
nutrida la presta solidez arquitectónica, y la instrumentación
)a colora y enriquece.
404 CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA.
Pero el análisis estético puede separar esos accidentes de
la idea madre, de la melodía irreductible formada por la
trabazón de los intervalos y los contornos cadencíales. Pres-
cíndase del compás y la armonización de una melodía, trá-
bense sus intervalos y cadencias con arreglo á un ritmo libre
y vago, aunque proporcional, y se tendrá la melodía-madre;
susceptible de armonización variadísima, ritmos diversos y
coloración también varia.
Con estas nociones elementales, que quedan más amplia-
mente expuestas en el capítulo consagrado á los elementos
esenciales de la música, se viene en conocimiento del carác-
ter propio de la música religiosa. Considerada en abstracto,
en su concepto racional, toda serie bella de sonidos es sus-
ceptible de determinación en ese sentido, pero hay un cú-
mulo de circunstancias que la modifican y caracterizan di-
versamente: unas relacionadas con la misma música, con
los que hemos llamado accidentes, y otras completamente
extrañas á ella, aunque no á las leyes directivas del arte.
El ritmo es el gran factor en la caracterización de las
obras musicales, y ya se ha dicho antes que un ritmo tur-
bulento por su correspondencia con los sistemas nervioso y
circulatorio puede determinar la música en sentido pasional
humano, haciéndola descender de la serena apacibilidad de
la emoción mística; porque es sabido que Dios no gusta de
morar en corazones agitados. Sin embargo, así como se em-
plea el culto externo ostentoso para sacudir la apatía de las
almas imperfectas y llevarlas á la contemplación, del mismo
modo cabe á veces emplear ritmos tumultuosos y brillan-
tes sonoridades, siempre que no lleven consigo reminiscen-
cias asociadas. Podría, por ejemplo, admitirse accidental-
mente, en música religiosa, cierta repercusión acelerada
de notas ó ritmo interno; pero en ningún caso será lícito em-
plear el aire de vals, al que van indefectiblemente asociadas
ideas profanas.
La modalidad es más decisiva como elemento determi-
nante del carácter de la música, es una especie de molde
nuevo ó troquel donde se funde la melodía. No es sólo un
resorte como la modulación, que colorea de distinto modo y
CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA. 405
hace cambiar de fase la música, sino que penetrando en sus
mismas entrañas, en la relación tonal, cambia su naturaleza
y nos presenta otra melodía por transubstanciacíón. Fijémo-
nos en algunas sonatas para violín y piano de Beethoven, una,
sobre todo, que no acierto á designar ahora: al pasar el mo-
tivo del modo mayor al menor, aunque las variantes rítmi-
cas y de contextura sean mi5y escasas, ya no parece el mis-
mo motivo; hay, si, ciertos rasgos fisionómicos que lo re-
cuerdan , como que es hermana dolorida de la melodía
anterior.
Con estas teorías (que aquí no hacemos más que apuntar,
por no ser su lugar propio), y con lo que expusimos en el
anterior artículo, tenemos lo bastante para orientarnos en lo
que se refiere á los distintos géneros de música.
Descontado lo que hemos llamado elemento pasional
(restringiendo su, sentido al elemento rítmico), no hay razón
estética ninguna para no considerar música religiosa la de
camera, los cuartetos y sonatas, por ejemplo. Cuando el
apasionamiento consiste en la acentuación cadencial, y va
unido á cierta gravedad ó parsimonia rítmica, también es
susceptible de determinación religiosa, por ejemplo, el Ave
María de iMercadante; pues el sentimiento religioso se com-
padece muy bien con la vehemencia de la ternura.
Claro está que esas razones estéticas enmudecen cuando
intervienen otras extrañas al arte, pero de eficacia avasalla-
dora, cual es la asociación de ideas. De esta suerte, la mú-
sica que se oye en el teatro, así como la que por su vuelo
cadencial se le asemeja, va siempre acompañada de remi-
niscencias profanas. He aquí la razón por qué la mayoría de
los compositores de óperas no saben componer música reli-
giosa: desde que coexisten la música teatral y la religiosa,
una y otra han formado su escuela, su repertorio de formas,
indiferentes por sí para recibir tal ó cuál especificación, pero
determinadas en un sentido particular por la costumbre, por
el convencionalismo. Es como si la casulla y la dalmática-,
consideradas como indumentaria religiosa, las hubiéramos
visto desde niños usadas en el teatro, ó como si las prendas
usadas en éste pretendieran profanar el templo. Sólo la
406 CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA.
magia de lo extraño y exótico hace que no nos parezca
risible en alto grado la indumentaria, para nosotros hie-
rática, compuesta de dalmáticas y mitras, que usaban los
individuos (incluyendo á las señoras) de la Capilla Rusa
para cantar aquellas melodías eslavas de tan intenso sabor
popular.
Pues bien; supuesto que hay esas formas convencional-
mente teatrales, con dificultad se sustrae á su influencia el
compositor que las cultiva, y el oyente á su virtud evoca-
dora. La misma excepción de talentos como Gounod y
Saint Saéns confirma la regla, y mucho más cuando se ve
que aun esos, conocedores de todas las formas y estilos, in-
curren á veces en inconsecuencias, involucrándolos como
cualquier mísero mortal.
Para el profano vulgo tiene todavía mayor fuerza evoca-
dora el ritmo; de donde resulta que un pasodoble ó un alle-
gro de sinfonía, oídos en la iglesia, irremediablemente re-
cuerdan escenas de fuera, nada conducentes á la edificación
de las almas y contemplación de los divinos misterios. Véase
ahora qué quilates de religiosidad pueden ostentar las Misas
de Suppé, Paccini y otras, cuyo catálogo sería larguísimo, y
en que, además del excesivo barullo y ritmos callejeros, hay
repeticiones inútiles, terminantemente prohibidas, no por las
leyes del arte, sino por otras de orden directivo, pero obliga-
torias.
Hay un género religioso, que pudiera denominarse inter-
medio, porque sus producciones se diferencian del propia-
mente religioso y del teatral, cuanto una obra apologética
dista de las místicas y profanas: me refiero, como es fácil
suponer, al Oratorio. Ampliación de los dramas sacros de
la Edad Media, de él nació, por natural derivación, el drama
lírico moderno; pero el Oratorio 'no le ha seguido en todo
el desenvolvimiento de sus formas, sino que se ha mantenido
en la penumbra de la lámpara del santuario, apegado á las
formas consagradas como hieráticas, del canto litúrgico y
el polifónico, aunque con expresión más francamente pasio-
nal y vehemente; por lo mismo que ya no se trataba sólo
de inculcar las verdades divinas, sino de hacer resaltar los
CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA. 407
poemas divino-humanos de la Biblia. No es fin ascético el
que se propone, sino panegírico y poético. Los composito-
res más serios y sinceramente religiosos lo han cultivado con
cariño, porque han visto en él más verdad dramática tras-
cendental, que en las entecas ficciones del drama humano.
Palestrina, Bach, Haendel , Mendelsohn, Mehul, Gounod
y otros han dejado páginas inmarcesibles. Pero en ellos era
el Oratorio un desahogo, una tendencia mística pasajera: ei
joven Perosi es quien ha comprendido la alta trascenden-
cia de ese género de composiciones, y las ha organizado
con arreglo á un plan, dándolas proporciones épicas, con la
debida unidad, rica variedad de episodios, interés creciente,
integridad de asunto y la maravillosa grandeza de acción,
que nace de la misma serie encadenada de cuadros incom-
parables y con destellos de Divinidad.
Para condensar mi juicio sobre la obra artístico-social
(que tal va resultando) de Perosi, me ha parecido conve-
niente transcribir lo que dije poco ha en otro escrito: «Si
en esos procedimientos (los del leit-motiv y la melodía inde-
finida) no se ve en Perosi la influencia wagneriana, sino una
inspiración rica en recursos propios y que rehusa toda ayuda,
en cambio, en ciertos motivos conductores, en la orquesta-
ción intensiva y contrastada, en personalizar los instrumen-
tos y adaptarlos á cada situación, en los trazos valientes y
las sonoridades apocalípticas del metal, así como en las series
cromáticas, en las clamorosas é insistentes disonancias y en
el hervoroso rumor de enjambre, recuerda á Wagner, mues-
tra estar empapado, ó por lo menos influido por la magia
de ese nuevo mundo de esplendores sonoros, qué aturde dul-
cemente, y maravilla y transporta y ciega los ojos con polvo
de oro en revuelto torbellino, y sale el alma fuera de sí con
ansias de gritar, de hacer partícipes á todos de la emoción
profunda que experimenta. Hay (i) interludio con sordina
que irremediablemente y desde el primer momento trae á la
memoria los Rumores de la S¿lva, de Wagner...
»Enlos coros se ve al experto polifonisia encanecido en el
(i) En la Resurrección de Lázaro.
40S CONCEPTO RACIONAL É HISTÓRICO DE LA MÚSICA RELIGIOSA.
estudio de las grandes obras de la escuela romana, descubri-
dora de la arquitectura musical; y en el género fugado de-
muestra tanto y tan ejercitado ingenio como gracia. El coro
final, literalmente gregoriano, es, á la vez que la apoteosis
del poder divino, el broche de oro con que se cierra el Ora-
torio. La gradación de sonoridades y el tutti abrumador con
que termina, revelan, no sólo al compositor, sino al artista
de delicadísimo sentido estético.»
El Oratorio, tal como lo ha concebido, y en cierto modo
creado, Perosi, no es el arte ascético, ni quizá el místico,
portador de efluvios de piedad y de compunción, y que mo-
raliza directamente; es, como se ha dicho ya, una obra apo-
logética, la fermosa cobertura del sublime relato bíblico; no
es predicación apostólica, sino la polémica acerada, apasio-
nada y fulgurante, predicación tribunicia y al aire libre de
los augustos misterios de nuestra redención. Creo firme-
mente que Perosi realiza con mayor eficacia el fin moraliza-
dor de dar á conocer la vida y muerte de Jesús en toda su
divina grandeza, que los grandes prosistas Valverde, Veuil -
lot, Didon y Mir con sus Vidas de Jesucristo. Son más
insinuantes y vulgarizadoras la poesía y la música, que la
más excelente prosa.
Fu. Eustocíuio de Uriarte,
O. S. A.
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA (1
(Continuación.)
III
|o pretendemos hacer aquí el análisis ideológico de
. nuestros conceptos de sustancia y causa, de donde
íásíJ) derivan las conclusiones todas del criticismo psicoló-
gico, pues la realización de este propósito nos llevaría dema-
siado lejos; nuestro intento se reduce tan sólo á demostrar en
su aspecto más general la falsedad de la concepción puramen-
te fenoménica de la conciencia, concepción que es una de las
más importantes conclusiones de la teoría crítica. En este
breve examen, fundado en la observación inmediata de los
hechos, procuraremos evidenciar cómo el fenomenismo, no
obstante sus tendencias positivistas, y á pesar del aparato
científico de que se rodea y de sus protestas de atenerse es-
trictamente á la experiencia, carece en absoluto del sentido
de la realidad y descansa todo él en una pura abstracción. No
deja, en efecto, de parecer bien extraño en la doctrina mencio-
nada que, mientras por una parte se glorían sus partidarios de
haber arrojado para siempre del templo de la Filosofía las por
ellos llamadas fantásticas divinidades de la vieja Metafísica;
mientras declaran abolidas y desterradas del campo de la
(i) Véase la pág. 321,
410 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
investigación las entidades abstractas y de un modo especial
la idea de sustancia; admitan, por otra, la existencia del fe-
nómeno en sí y por sí, con entera independencia de todo
sujeto que le sustente, concepto que, si en nada difiere del
establecido por la Escuela sobre los seres subsistentes, se
halla en cambio en pugna manifiesta con los datos de la ob-
servación racional, y, conforme probaremos más adelante,
destituido en absoluto de valor alguno objetivo.
Oigamos hablar á Taine, oficiando de maestro y gran
sacerdote de la ciencia: «El yo no es más que una entidad
verbal, un fantasma metafísico; ha desaparecido esa cosa ín-
tima de la cual nuestras facultades eran aspectos diferentes,
y vese también desaparecer y entrar en la región de las
palabras vacías la sustancia una, permanente y distinta de
los fenómenos. No nos quedan más que sensaciones, re-
cuerdos , ideas ; esto es lo que constituye nuestro ser ; y el
análisis de nuestros juicios más elementales nos va á mos-
trar que en nuestro yo no hay otra cosa» (i). Expone á con-
tinuación el análisis lógico de los juicios, verdadera labor de
prestidigitación, en que se busca el efecto del momento y el
aplauso de los curiosos; y con aires de triunfo y ampulosos
alardes de progreso hace sonar la trompeta de la victoria:
«La destrucción del yo, exclama, la destrucción de este fan-
tasma metafísico abate uno de los jefes supervivientes del
ejército de entidades verbales, que hace ya tiempo tenían
invadidas las regiones de la naturaleza, y que los progresos
de la ciencia han ido aniquilando uno á uno. Sólo quedaban
dos; el yo y la materia... Pero el análisis nos muestra que la
materia y el espíritu son también entidades verbales» (2). El
tan cacareado análisis se reduce á un burdo sofisma que no
le costaría gran pena desvanecer á un mediano estudiantes de
lógica; pero lo que no se consigue con razones bien funda-
das, lo hacen las palabras altisonantes y pronunciadas en
tono magistral. Este recurso de ocultar la desnudez y falta
(1) Taine: De Vlntelligence, 1, pág. 34.3.
(2) Taine, ibid. — V. De Farges: Le cerveau, Váme et les facultes,
páginas 109 y siguientes.
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 411
de razones con frases huecas y vacías de sentido, lo conocen
muy á fondo ciertos psicólogos modernos, sobre todo cuan-
do se trata de desacreditar la Filosofía de la Escuela; repi-
tense con frecuencia los nombres de ciencia y progreso, y
como los que juzgan en vista de las ideas y de las razones,
aun entre los que se dicen sabios, escasean, y por el contra-
rio el número de los que se pagan de las palabras como el
de los tontos, es infinito, el éxito no falla nunca.
A poco que fijemos la atención en las afirmaciones del fe-
nomenismo, echamos de ver que, en último término, se redu-
ce á una falsificación de la realidad, á una explicación pura-
mente verbal de los hechos, puesto que en el orden real no ha-
llamos el tipo del fenómeno en sí, como nos le presentan sus
partidarios. Conciben éstos á la naturaleza física como cons-
tituida por una agrupación de cantidades y cualidades ó mo-
dos, y al espíritu por otra agrupación de percepciones é imá-
genes, todas ellas con realidad propia é independiente. Ahora
bien : la observación diaria nos hace ver que no es así como
se ofrecen los fenómenos á nuestro espíritu, ni tienen que ver
nada con la manera de darse en la naturaleza. No existe, en
efecto, el movimiento en sí, sino cuerpos que se mueven; el
movimiento aislado de los cuerpos es un puro concepto irrea-
lizable, una abstracción, una verdadera entidad verbal; la
extensión en sí tampoco la hallamos en la realidad.con inde-
pendencia de los cuerpos; sepárense las tres dimensiones de
los objetos á que afectan, y se convertirán en puros concep-
tos abstractos. Lo mismo que del movimiento y de la exten-
sión, cabe decir de otras propiedades y modos de la materia ó
fenómenos físicos.
Pasando ya á examinar la teoría fenomenista del espíritu,
vemos que la conciencia se concibe en ella como una exten-
sión ó espacio sui géneris, en donde se mueven y agitan, cru-
zándole en mil direcciones, como los átomos de polvo en el
espacio, ó á semejanza de las abejas de un enjambre, toda la
variedad de elementos subjetivos, percepciones, sensaciones,
ideas, voliciones y sentimientos. Y nosotros preguntamos:
¿qué fundamento real tiene esta especie de danza macabra
de entidades fenoménicas independientes dentro de la con-
412 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
ciencia? Basta reflexionar ligeramente sobre lo que pasa en
nuestro interior, para convenir en que no hay sensaciones,
ideas y sentimientos con entidad propia, sino un yo, un sujeto
que siente, piensa y quiere, y ese yo es uno mismo en el acto
de la voluntad, en la sensación y en el pensamiento. Dichos
fenómenos se nos muestran como efectos producidos por la
virtud y esfuerzo de un sujeto, sin el cual no se conciben
como reales; prescíndase del sujeto, á la manera que lo hace
el fenomenismo, y supóngaselos entidades independientes,
y pierden su valor real para convertirse en ficciones del es-
píritu, en quimeras ideales; la ficción y quimera ideal del
movimiento sin cuerpo que se mueva.
La metafisica de la Edad Media en sus especulaciones
nunca menospreció la realidad, pese á sus implacables de-
tractores; la observación fué su punto de partida, y jamás
dejó de tener en cuenta los hechos, aunque de un modo vul-
gar é imperfecto; no podía hacer otra cosa por entonces, ni lo
necesitaba tampoco; en cambio, la doctrina fenomenista, no
obstante sus alardes de empirismo, ha suprimido los seres
reales, y en su lugar ha puesto palabras y abstracciones. Y si
la filosofía y la ciencia legítimas deben tener su fundamento
en la naturaleza, sin falseamientos ni mixtificaciones de nin-
gún género, el fenomenismo carece de base: es antifilosófico
y anticientífico. «No se explica la vida mental, dice C. Piat,
con juxtaponer unos fenómenos á otros... Tomados en sí
mismos, los fenómenos no son más que productos de la
razón, seres lógicos que sólo tienen realidad en el espíritu
que los forma, y simples abstracciones. De hecho en la rea-
lidad no hay más que y os que piensan, que gozan y sufren,
quieren y se mueven, y cada uno de estos yos consta de
una sola pieza. Reducir á los fenomenistas al sentido de la
realidad equivale á disipar de un golpe sus laberínticas lucu-
braciones» (i).
«Es muy curioso, escribe en otra parte el ilustre filó-
sofo, ver á los defensores de la mencionada teoría caer ma-
nifiestamente en el error, que ellos con tanta frecuencia han
(i) Abbé C. Piat: Destines 'de V homme, pág. 20. — París, 1898
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 413
atribuido á la Edad Media. Abrigan la persuasión de que su
sistema versa todo él sobre- abstracciones realizadas, y se
equivocan. Hay dos maneras de filosofar: una que consiste
en observar la vida, en seguir paso á paso la experiencia; y
otra que consiste en sustituir los hechos mismos, los hechos
reales y concretos, por nociones lógicas que la espontanei-
dad del espíritu ha abstraído con maravillosa rapidez. Los
fenomenistas han adoptado inconscientemente el segundo
método. Pretenden y han pretendido siempre atenerse á la
experiencia ; pero en realidad lo que han hecho es tomar
como punto de partida una abstracción, la noción del fenó-
meno, y sobre este fundamento ilusorio han edificado toda
su ingeniosa teoría (i).»
Por misteriosa que aparezca y de difícil explicación la
manera como nacen en nuestro interior y se coordinan la
múltiple variedad de estados subjetivos que constituyen la
vida humana, en medio de tantas sombras aparece constan-
temente un hecho luminoso, de evidencia perfecta, que todos
los sofismas de lo razón jamás podrán obscurecer en lo más
minimo. Este hecho clarísimo es la existencia de algo real,
tan real y evidente como los fenómenos á quienes siempre
acompaña; él enlaza y da unidad á todos los hechos de con-
ciencias presentes, y permanece idéntico y como condición
necesaria de los sucesivos) uno é invariable, distinto en sí
de los fenómenos múltiples y fugitivos, pero íntimamente
unido á ellos se nos manifiesta en todos, y es lo que deno-
minamos sujeto ó substancia, llámese como se quiera, que
no tratamos de explicar palabras sino cosas reales. Objeto
de experiencia inmediata, no corre peligro el discurso de
errar en su determinación; la conciencia misma, que nos
hace conocer la invariabihdad de los fenómenos, nos atesti-
gua á la vez la unidad permanente é indisoluble del sujeto
que les sirve como de sustentáculo.
Verdad es que no percibimos inmediatamente en qué
consiste esta causa de unidad, como tampoco percibimos la
(i) C. Piat: La personne humazne, pág. 47. — F. Alean, 1897,
París.
414 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
esencia íntima del fenómeno ; pero la existencia de uno y
otro nos es por igual evidente.
Los fenomenistas han aceptado uno solo de estos hechos,
la variabilidad, sólo porque así conviene á la hipótesis pre-
concebida, y á priori han rechazado el otro, á saber, la unidad
permanente. ¿No significa falta de sinceridad filosófica la mu-
tilación arbitraria de la experiencia, por satisfacer las exigen-
cias de una hipótesis? ¿Acaso puede autorizar jamás la ciencia
quese rechacen ó falseen los hechos bien probados, porque
no se amolden á una teoría?
El hombre se halla sometido á un perpetuo cambio, á una
evolución incesante del organismo y del espíritu. El primero
no es en la niñez y en la juventud el mismo que en la virilidad
y en la vejez, en el estado de salud perfecta que en la enfer-
medad; varía según la edad y el medio ambiente. Los cam-
bios del espíritu son, si se quiere, más visibles y más rápidos
que los del cuerpo; á poco que se reflexione sobre lo que pasa
dentro de nosotros mismos, sorprende el distinto modo de
ver las cosas de un día á otro, y la rápida sucesión de nues-
tras ideas, sentimientos y aspiraciones; la vida no consiste
más que en esa sucesión de los fenómenos subjetivos, en re-
lación con las condiciones exteriores, físicas y sociales y. con
el estado del organismo. ¡Qué diferencia tan grande entre las
ideas, sentimientos y aspiraciones de un mismo hombre en las
distintas épocas de su vida, en la juventud por ejemplo, y en
la vejez! Y sin embargo, no puede negarse que siempre es el
mismo sujeto, uno é invariable, el que aparece en el fondo de
este flujo perpetuo; sobre los fenómenos flota el sentimiento
vivo de la unidad indisoluble que liga en una sola existencia
los miles y miles de fenómenos que van desfilando por el
campo de la conciencia. Por este jko íntimo, incomunicable,
reducimos á unidad indivisible la infinita variedad de ele-
mentos psíquicos; asociamos los actuales y formamos un todo
con los pasados. En nuestro espíritu hay dos elementos: uno
permanente y otro variable; el primero es el yo sujeto, uno
é idéntico el segundo; el yo fenoménico en perpetuo cambio;
este último es el medio necesario para conocer el primero,
pero sin aquél no se concibe la existencia del jo fenoménico.
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 415
«La misma variabilidad de los fenómenos aislados, dice
Balmes, lejos de probar nada contra la intuición del yo, la
confirma hasta la evidencia. Si concebimos un pensamiento
solo, fijo, idéntico, no necesitamos tanto al unirle la idea de
un sujeto en que resida; pero cuando hay muchedumbre de
fenómenos diversos y aun contradictorios en su coexistencia,
debemos referirlos á una cosa constante, so pena de convertir
el mundo interno en un caos absoluto.» (i).
Existe, pues, en nuestra vida psíquica un hecho funda-
mental, una realidad fija, que no desaparece con los fenóme-
nos, y que invariablemente acompaña y une á todos ellos;
éstos, por otra parte, no se mueven y circulan alrededor de
ese hecho primario con un ser propio como los planetas al
rededor del sol; los sentimos formar una sola realidad con el
yo, de donde proceden y salen como de un fondo y causa/
común.
Si se admite la hipótesis fenomenista, la idea del yo, el
sentimiento íntimo de la unidad indisoluble que con imperio-
sa é irresistible evidencia percibimos en el fondo de todos
nuestros estados psicológicos, constituye un enigma indesci-
frable, que resiste á toda explicación. Este sentimiento es,
por otra parte, real y concreto y el más universal de nuestro
ser, puesto que le encontramos en el fondo de todos los fe-
nómenos, y también el más cierto, por incluir la condición
necesaria de toda certeza subjetiva y objetiva.
Las dudas y perplejidades no disimuladas en casi todos
los fenomenistas cuando nos hablan de la unidad de la con-
ciencia, demuestran que se hallan enfrente de lo inexplicable.
D. Hume y Stuart Mili tuvieron la ingenuidad de confesar su
impotencia para dar una solución satisfactoria. Después de
haber puesto el primero los fundamentos del fenomenismo
sensacionista, y suprimido todo principio real de unidad en-
tre las imágenes, reconoce sinceramente que no puede esta-
blecer sólidamente sus principios. «Si nuestras percepcio-
nes, dice, fuesen inherentes á alguna cosa simple é indivi-
dual, ó si el espíritu percibiese entre ellas alguna conexión
(i) Balmes: Filosofía fundamental, t. iv, pág. 86.
416 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
real, el caso no presentaría dificultad alguna. Cuanto á mí,
añade, me acojo al privilegio del escéptico, y confieso que la
dificultad es demasiado grande para mi entendimiento.»
Stuart Mili reconocía también los absurdos que resultaban
de haber suprimido todo principio real de unidad en las sen-
saciones. «Si concebimos, escribe en La Philosophie de Ha-
miltoiv, el espíritu como una serie de sentimientos, no nos
queda más solución que la alternativa, ó de creer que el es-
píritu, el yo, es algo distinto de la serie de sentimientos, ó
bien admitir la paradoja de que una cosa que, por hipótesis
no es más que una serie de sentimientos, puede conocerse á
sí misma en cuanto serie.» H. Spencer admite la existencia
de este principio como cierto, aunque incognoscible; según
él, no se le puede negar sin caer en el escepticismo. «Es ri-
gurosamente imposible, dice, concebir que nuestro conoci-
miento no tenga por objeto más que apariencias, sin conce-
bir al mismo tiempo una realidad, de la cual sean represen-
taciones estas apariencias.))
Reconocemos de buen grado lo que hay de ingenioso y
fundado en las leyes de asociación; éstas ayudan á percibir
mejor cómo se originan, se suceden unas á otras y se coor-
dinan las imágenes, pero no son más que descriptivas; nos
manifiestan el modo de realizarse los hechos, pero sin expli-
carlos. Se necesita irremediablemente admitir algo real y
concreto fuera de la «serie de sentimientos» y de sus leyes;
porque aquéllos no pueden explicarse por sí mismos, y las
leyes no tienen realidad ninguna distinta de la serie; separada
del fenómeno , la ley es un puro concepto. Decir, pues, que
nuestro ser psíquico se halla esencialmente constituido por
una agrupación de «pequeñas conciencias» formando serie,
y enlazadas como «los eslabones de una cadena,» ó á ma-
nera de «un collar de perlas,» ó que se enchufan unas en
otras «como los tubos de un anteojo,» es, además de ridícu-
lo, no explicar nada, y pagarse de metáforas y palabras.
«Yo les pregunto en vano (á los fenomenistas), dice Mai-
sonneuve, que justifiquen la unidad, independencia y la
identidad que fatalmente atribuímos á nuestro yo. La mayor
parte de estas impresiones forma una sene; Wundt sostiene
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 417
que todas ellas son sucesivas; y en este caso, ¿cómo tendré
yo conciencia de ellas? Cuando la impresión presente apa-
rece, la precedente ha desaparecido, ¿cómo y por quién es
aquélla percibida? Una serie que se conoce á sí misma es un
concepto contradictorio. ¿Serán simultáneas las impresio-
nes? La dificultad es la misma, porque siendo distintas y se-
paradas, la una no siendo la otra, no puede tener conciencia
de ella. ¿Queréis que sean solamente yuxtapuestas? Sea.
Pero entonces si la coincidencia es parcial, la conciencia no
será más que parcial; y si es total, las sensaciones se con-
funden, lo que es contrario á la evidencia. Es necesario,
pues, recurrir á otra hipótesis para constituir un estado psí-.
quico por la adición de hechos de conciencia distintos. Su-
pongamos que cada uno de nuestros pensamientos tiene en-
tre estos objetos diversos el pensamiento precedente y su
objeto... ¿Y qué es una conciencia transmitida? ¿Cómo repre-
sentarse los accidentes viajando sin substancia, para unirse
y soldarse unos á otros, para conocerse, reflejarse y llamarse?
En verdad que sienta muy bien á filósofos que toman tales
metáforas por razones, ridiculizar las «entidades escolás-
ticas!» (i).
Los fenomenistas han sustituido al yo la imagen del jo,
á la personalidad la idea de persona; esto les parece sufi-
ciente para explicar el sentimiento profundo de la unidad y
permanencia de nuestro ser mental, la fe tenaz, irresistible
que todos tenemos en la realidad de nuestro ser personal uno
é indivisible, no tiene más base, ai decir de los fenomenis-
tas, que una abstracción, una idea ó, en frase de Taine, una
ilusión. Vanamente se empeñan los partidarios de tales doc-
trinas en alambicar los hechos y las ideas por medio de suti-
lezas, que, como en el caso presente, no convencerán anadie;
ni creo que ellos mismos logren persuadirse á sí propios, y si
algo consiguen, es demostrar claramente que su teoría es in-
compatible con el hecho fundamental del espíritu. ¿A quién se
(i) L.'Maisonneuve: La Personalicé humaine et les théories contení-
poraines. — Compte rendu du troisiéme congrés scientifique interna-
tional des Catholiques, 1894; scienc. phil., pág. 119.
27
418 EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA.
hará creer, por ejemplo, que cuando se dice, «yo pienso, yo
quiero, yo escribo,» no es un ser real viviente y concreto ei
que habla, sino una idea, una abstracción? ¿En qué cabeza
cabe la persuasión de que al recordar las escenas de los
tiempos pasados, no es uno y mismo sujeto real y concreto
el que intervino en ellas, sino la idea abstracta é imaginaria
del yo?
La idea espontánea y necesaria del yo, no es en verdad
una simple creación del espíritu, una forma vacía de la inte-
ligencia, sino que representa una realidad concreta; á esa
idea corresponde el hecho de un sentimiento real y viviente;
la percepción inmediata del yo concreto y real, de algo per-
manente y uno que encontramos en los fenómenos particu-
lares.
Como dice justamente C. Piat, juegan con palabras los
que afirman que la conciencia de la unidad del jo no es más
que una abstracción, una especie de sustituto lógico de la
realidad. Si tenemos la idea de nosotros mismos, se debe á
que primero hemos tenido el sentimiento personal (i).
Dejamos para otra ocasión el examinar los supuestos
cambios ó alteraciones de la personalidad, que tanto juego
han dado estos últimos años entre los fisiologistas, en los cua-
les han creído ver una prueba experimental de la escisión
personal, ó sea de la división áelyo en dos sujetos personales
sucesivos y aun coexistentes; entonces haremos ver que ios
hechos alegados tienen explicación sencilla y satisfactoria en
la teoría substancialista. Por ahora creemos haber demos-
(i) «La idea refleja del jyo, escribe A. Fouillée, no es más que una
manifestación distinta y contrastada de nuestra existencia, de nues-
tro pensamiento ; el conocimiento analítico que tenemos de nuestra
existencia, es derivado. El sentimiento espontáneo, al contrario; la
conciencia inmediata del ser, del pensamiento, no parece de ningún
modo ser una resultante lenta de las sensaciones, sino un elemento
inmediato y siempre presente á cada sensación bajo una forma im-
plícita, elemento sin el cual la sensación no sería sentida ni cons-
ciente.» La liberté et le déterminisme, pág. yj. — (Véase C. Piat, La
personne huntaine, pág. 30.)
EL CRITICISMO EN PSICOLOGÍA. 419
trado que la única explicación de la conciencia, imperiosa-
mente reclamada por los hechos, consiste en reconocer un
principio real de unidad, permanente é idéntico en medio de
la variabilidad, indivisible en medio de la multiplicidad, que
sirva de lazo de unión á todas las percepciones é imágenes
sucesivas y coexistentes; sin él las funciones más simples de
nuestro espíritu son un misterio inexplicable; y el sentimien-
to que irresistiblemente nos fuerza á referir todos los fenó-
menos á un solo sujeto indisoluble, una contradicción, un
absurdo.
Fr. Marcelino Arnáiz,
o. s. A.
EL MAGNETISMO I U ELECTRICIOflO
(1)
(Continuación.)
n otras ramas menos relacionadas con el magnetismo
y la electricidad, son dignos de mención Benito Arias
Montano, de la provincia de Badajoz, más conocido
como teólogo, literato y humanista profundo, que como
hombre experimentador y científico. Cultivó con éxito la
Botánica, la Cosmografía y las Matemáticas; y en el estudio
que hizo de la Biblia en sus relaciones con las ciencias físicas
y naturales, demostró poseer conocimientos científicos muy
especiales, y sobre todo se anticipó en descubrir y publicar
algunas verdades, hasta entonces ignoradas, por ejemplo, la
eficacia de la presión atmosférica, mediante la cual explicó
el ascenso del agua en las bombas; Alvaro Alonso Barba,
clérigo andaluz, eminente en Metalurgia y Alquimia; Pedro
Ciruelo, catedrático insigne de la Universidad de Alcalá,
restaurador de la filosofía escolástica y «uno de los que más
contribuyeron á consolidar la fundación universitaria de
Cisneros,» cuya oración fúnebre pronunció, vaticinándolos
desastres que habían de sobrevenir á aquel centro universi-
tario; escribió el primer curso completo de matemáticas;
reformó la teoría de la refracción astronómica; refutó los
errores supersticiosos de la astrología, y con un desenfado
(i) Véase la pág. 344 y la nota,
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 421
propio de los buenos renacientes, dio gran impulso á las cien-
cias de observación (i). Fernando Colón, hijo del gran Almi-
rante, protector decidido de todo linaje de estudios, buen ma-
temático, gran navegante y fundador de la biblioteca llamada
Colombina, de Sevilla, que tan buenos servicios prestó á los
estudiosos. Alonso de Córdoba, sevillano, matemático y as-
trónomo, corrector de las tablas astronómicas de Alfonso el
Sabio y las de Zacut, y muy celebrado entre los astrónomos
italianos. Juan Escrrvano, primero que trató de apreciar la
fuerza elástica del vapor en relación con el volumen de agua,
y anunció las grandes aplicaciones de este fluido. Su mérito,
olvidado hasta que Arago le dio á conocer en su Notice histo-
rique sur la navigation á papeur, ha sido muy discutido por
la manía de robarnos uno de los descubrimientos más impor-
tantes de la Mecánica, que infundadamente se atribuyó á
Juan Bautista Porta, autor de la obra titulada De Pneumati-
corum, en cuya versión española Escrivano había añadido de
propia cosecha el célebre descubrimiento (2). Blasco de Ga-
ray, nombre ruidosísimo por las controversias á que ha dado
origen con motivo de la aplicación del vapor á la navegación.
Hoy día está probado que (da descripción del aparato ó in-
vento y de los ensayos hechos por tan diversas personas, in-
cluso el mismo Blasco de Garay , induce á creer que se trataba
sólo de una combinación de ruedas de paletas que, unidas al
(1) Le citan con elogio D. Vicente de la Fuente en su Historia
de las Universidades, capítulos M, xn, xm y xiv del tomo 11, referen-
tes á la Universidad de Alcalá; Msnéndez Pelayo en La Ciencia espa-
ñola, donde se lee: «... aquellos insignes españoles que en el
siglo XVI enseñaron con general aplauso las ciencias de la cantidad
y de la extensión en aulas españolas y extranjeras, como fueron, entre
otros que al presente omito, el cardenal Silíceo y su discípulo el doc-
tísimo Fernán Pérez de la Oliva, el aragonés Pedro Ciruelo...»
(tomo 1, pág. 105); el P. Zeferino en su Historia de la Filosofía
(tomo ni, pág. 110); Picatoste, Vallín y cuantos de cerca ó de lejos
han tratado de nuestra historia filosófica ó científica.
(2) Picatoste lo prueba hasta la saciedad; véanse sus Apuntes,
páginas 81-84.
422 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
casco del buque, le impulsaban tal vez por un mecanismo se-
mejante al de las actuales ruedas de vapor, pero movidas por
fuerza de sangre, pues de otro modo no se concibe la nece-
sidad de tantos hombres, siendo el vapor la fuerza motriz.
Tal vez se utilizaba además en este ingenio una variación del
centro de gravedad del buque y favorable á la potencia mo-
tora, como ha supuesto un físico español.
»Es también difícil de comprender que sólo con una cal-
dera de agua hirviendo produjese el movimiento del bu-
que con la velocidad de una legua por hora, cuando es tan
complicada la máquina de vapor que hoy se usa y tan grande
la fuerza necesaria para producir ese efecto, á pesar de apro-
vecharse la dilatación todo lo posible en la mecánica mo-
derna.
»E1 estado de la mecánica industrial en aquel siglo no
autoriza, pues, á creer en el movimiento del buque por medio
del vapor, aunque Blasco de Garay hubiese comprendido la
aplicación de la fuerza elástica del vapor. Sesenta años des-
pués escribió Juan Escrivano, y su descubrimiento, reducido
á conocer el principio de esta fuerza, á medirla en relación
con el volumen de agua productora, y á anunciar sus gran-
des aplicaciones, tuvo tal importancia, y aun tanta novedad,
que á él debe atribuirse la invención. No es, pues, necesario
hacer suposiciones inverosímiles dentro del terreno científico
para dar á España una gloria que posee (i).»
Diego Rivero, nombrado en i o de Junio de i523, por
Real cédula dada enValladolid, cosmógrafo del Rey y maes-
tro de hacer cartas, astrolabios y otros instrumentos de na-
vegación, inventó la bomba de metal para sacar el agua de
los buques, por lo cual se le pensionó con 60.000 marave-
dises anuales, más el valor de las bombas con arreglo á la
tasación hecha por peritos.
Rogete, inventor y constructor de los primeros y me-
jores telescopios de que hay noticia en la historia de la cien-
(1) Picatoste, Apuntes. — Garay,^ desde la pág. 114 á la 120. Di-
lucida también este punto D. Modesto Lafuente, en su Historia de
España, tomo xv, lib. 11, cap. xn.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 423
cía. Pocos puntos habrán sido tan discutidos como el que se
refiere á la invención del telescopio, confundido por mucho
tiempo con el microscopio. La crítica moderna ha puesto en
evidencia lo que hay de verdad respecto de este asunto, y á
excepción de alguno que otro historiador adocenado, que no
faltan, sobre todo entre los franceses, nadie niega ya al espa-
ñol Rogete Ja gloria del invento, por tantos años discutida.
«Es verosímil, escribía Humboldt hace cincuenta años,
que el descubrimiento accidental del telescopio se conoció
por primera vez en Holanda á fines de 1608. Según las últi-
mas investigaciones hechas en los archivos de la ciencia, los
hombres que pueden disputarse la gloria de este invento,
son: Hans Lippershey, natural de Wessel, y anteojero de
Middleburgo; Jacobo Adriaansz, apellidado Meció, á quien
se atribuye también el intento de sustituir el metal por el
cristal en la composición de los espejos ustorios; y última-
mente Zacarías Jansen... Cuando en Mayo de 1609 llegó á
Venecia el anuncio del descubrimiento hecho en Holanda de
una nueva vista, por medio del telescopio, Galileo, que se
encontraba casualmente en aquella ciudad, adivinó al ins-
tante todo lo que debía entrar esencialmente en la composi-
ción de este instrumento, y estableció por sí mismo uno en
Padua... (1).»
Hoy se escribe con datos y documentos fehacientes que
no pueden ser desmentidos: «El descubrimiento más impor-
tante tal vez de la Física, en la región puramente cientí-
fica, fué en aquella época (siglo XVI) el telescopio. La vul-
garidad atribuye en libros y periódicos esta invención al fa-
moso Galileo en 1608, ó á Zacarías Jansen en 1604; pero
respecto al primero, la crítica histórica ha demostrado ya con
las mismas palabras del sabio florentino que no hizo más que
comprender la importancia de este aparato y aplicarle á las
investigaciones astronómicas. Respecto al segundo, la crítica
científica ha demostrado que su invento era un microscopio
compuesto de dieciocho pulgadas de longitud, por medio
(1) Cosmos y tomo 11, páginas 400, 401 y 402.
424 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
del cual los objetos pequeños se agrandaban de una manera
sorprendente cuando se los miraba de alto á bajo, y ninguna
nación podía haberlo demostrado mejor que España, porque
los tres microscopios más notables que construyó Jansen
vinieron á manos del marqués de Spínola, que envió uno
como gran regalo á Felipe III y otro al papa Paulo V, reser-
vándose el tercero.
»Pero remontándonos á buscar el origen del telescopio
entre los documentos más antiguos y fidedignos, hay que
admitir que la memoria y la tradición terminan en España , de
tal modo que no hay noticia de ningún otro país que le usara
y le construyera antes, sin que pueda fijarse quién fué su ver-
dadero inventor. El principio fundamental de tan admirable
instrumento, el camino de los rayos visuales al través de las
lentes, la modificación de la imagen en sus combinaciones,
eran hechos, no sólo conocidos, sino demostrados por la
ciencia española y la italiana. Sólo se desconoce, pues, quién
fué el primero que aprovechó estas propiedades para la
construcción del telescopio.
»No ha sido posible averiguar de dónde procedía el pri-
mero de estos instrumentos que se conoció en Italia; pero
es lo cierto que cuando Jerónimo Sirturo, amigo, compañero
y discípulo de Galileo, le vio en sus manos, pensó que tra-
yendo uno á España y propagándole en nuestra patria, podría
encontrar grandes utilidades; pensamiento que también tuvo
Galileo, que se propuso venir á España, como nación capaz
de apreciar mejor que ninguna otra las ventajas de este ins-
trumento y construir cien telescopios dedicados á Felipe III.
»Sirturovvino después, en efecto, y apenas traspuso los
Pirineos, según dice un erudito escritor de nuestros días, se
encontró con un arquitecto español que le arrebató sus ilusio-
nes, enseñándole armaduras, antiguas ya, y telescopios cons-
truidos con tal arte, que en ellos aprendió el curioso italiano
á calcular su alcance y condiciones científicas, exclamando:
((¡Creía yo saber el arte del telescopio, y no sabía más que la
exterioridad!» Y entonces, con lo que aquí había aprendido,
y llamando á este arte el Arte hispano, y empleando en sus
explicaciones con frecuencia palabras españolas, escribió la
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 425
primera obra que se conoce sobre el telescopio. Pero oigamos
al mismo Sirturo, cuyas palabras son por demás interesantes
y curiosas para la historia de la ciencia y del arte: «Tomé,
dice, el camino de España... y al llegar á Gerona se acercó
á mí cierto arquitecto curioso, rogándome le permitiera ver
mi telescopio. Disgustado yo de la importunidad de aquel
hombre, empecé por negarme; pero insistió de tal modo, que
me hizo presumir si estaría dedicado también al arte. Esta
sospecha no me engañó, porque después de haber observado
hasta la saciedad un árbol distante, me manifestó el deseo de
reconocer y manejar las lentes, accediendo yo ásu pretensión
seguro de que, aun cuando quisiera imitar el instrumento, su
edad avanzada no correspondería á las fuerzas de su ánimo.
Examinados los cristales con mucha atención, me llevó á su
casa, enseñándome una armadura ya vieja de un telescopio;
y juzgándome conducido allí por el favor del genio del arte,
hice amistad con él, y más libremente pude penetrar en aquel
secreto. Me enseñó luego las formas del telescopio delineadas
en un libro, y á mi ruego permitió que anotase las propor-
ciones con tres puntos, tras de lo cual no fué difícil repro-
ducirlas íntegras, y luego, examinadas y aumentadas por
diarios experimentos, darles perfección y redactar la Tabla
que presento al lector. Nuestro arquitecto, según supe des-
pués, era hermano ele Rogete de Borgoña, vecino en otro
tiempo de Barcelona, hombre de grande industria y el pri-
mero que en España introdujo y estableció el arte. Este tuvo
tres hijos, de los cuales, el uno dedicado á las letras y á la
religión, tomó el hábito de Santo Domingo, y siendo fraile,
trazó telescopios. Nadie los ha trazado más exactos que estos
hermanos Rogetes. Me parecía á mí que había aprendido el
arte, cuando solamente había aprendido las formas.»
»La mayor parte de los historiadores modernos han des-
conocido este libro, incurriendo en un error tan vulgar como
el de atribuir á una persona en quien se fija la opinión pública
todo lo bueno ó todo lo malo de una época. Pero los escrito-
res críticos y formales... no nos han arrebatado nunca esta
gloria, olvidada, como otras muchas, por nosotros mismos.»
(Siguen las citas de autoridades tan respetables como Ro-
426 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
bison y Brewster, entre los ingleses, y Federico Maignet y
Robert Collin entre los franceses.) (i)
Interminable resultaría este paréntesis si hubiéramos de
citar no más que los nombres de los españoles ilustres en co-
nocimientos científicos pertenecientes al siglo XVI. El señor
Picatoste, maestro de cuantos, después de él, han escrito so-
bre la materia, ha logrado reunir en sus preciosos Apuntes
ciento cuatro nombres eminentes en ciencias: Topografía,
Arquitectura y Perspectiva; ciento treinta y dos en Astrono-
mía y Cosmografía; noventa en Astrología, Pronósticos y Re-
forma del Calendario; ciento cincuenta y nueve en Geografía
física, Navegación, Viajes y Descubrimientos Geográficos,
Cronografía, Mapas y su construcción; ciento treinta y seis
en Filosofía Natural, Historia Natural y Física; treinta y nueve
en Mecánica, Instrumentación, Pesas y Medidas, Artes é In-
dustria; veinticuatro en Artillería, Fortificación y Arte de la
Guerra.
Si á éstos se añaden los de alquimistas célebres del mis-
mo siglo citados por el Sr. Luanco en su obra La Alquimia
en España, tan celebrada y recomendada por Menéndez Pe-
layo, más los citados por D. Vicente de la Fuente en el tomo n
de su Historia de las Universidades, consagrado todo él, ó
casi todo, al estado de la enseñanza en España en dicho siglo,
se comprenderá la imposibilidad de continuar nuestro pa-
réntesis sin alejarnos demasiado del punto concreto en que
nos ocupamos.
Desde luego ha podido notarse que las observaciones re-
ferentes á las propiedades atractivas de ámbares y succinos
(i) Vallín: Discurso , páginas 103-106. Coincide con el artículo
bio-bibliográfico que Picatoste dedica á Rogete en sus Apuntes,
páginas 269-272, y ambos con mucho de lo que á este propósito se ha
citado de Humboldt. La importancia del descubrimiento que con el
de la fuerza elástica del vapor, debido á Juan Escrivano, y el de las
líneas magnéticas sin declinación, del Padre Acosta, constituyen los
monumentos más grandiosos de nuestra pujanza científica en el
siglo XVI, ha hecho que relatásemos tan minuciosamente lo concer-
niente á estas conquistas de la ciencia española.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 427
no rezaban con los físicos españoles de la época del Renaci-
miento, considerando ésta en sus límites más amplios. Ni
por incidente aluden á la virtud eléctrica , no obstante la
atención preferente que prestaron á las virtudes magnéticas,
y lo mucho que progresó esta rama que, andando el tiempo,
se confundiría con la electricidad. Estaba reservado á Gui-
llermo Gilbert ser el iniciador de la creación de la ciencia
eléctrica, y hasta tanto que éste no hizo su aparición en In-
glaterra, á nadie se le ocurrió sacar partido de las virtudes,
ya conocidas de los antiguos, de ámbares, succinos, lyncu-
rios y piedras preciosas.
Seguiremos añadiendo, en comprobación, los nombres
de otros notables físicos extranjeros, tales como Frascator,
médico de Verona, en cuyas obras se habla de la descompo-
sición de los movimientos, del magnetismo, y se contiene
además un vago presentimiento de la atracción universal (i);
Stevin, mecánico insigne, que descubrió la ley de la presión
ejercida por un líquido sobre una superficie horizontal; Ro-
berto Norman de Ratcliffe, inventor de la aguja de inclina-
ción; Maurolyco de Mesina, ingeniero, matemático y físico
á la vez, dio gran impulso á la Óptica; explicando los fenó-
menos de la visión, cómo el humor cristalino concentra los
rayos sobre la retina y, por consiguiente, la diversa confor-
mación del órgano en los présbitas y en los miopes, así como
los distintos efectos producidos en unos y otros por los ante-
ojos; la marcha de los rayos reflejados por Jos espejos y re-
fractados por las lentes, formulando las leves referentes á am-
bos casos; el trazado de las cáusticas; los fenómenos relativos
al calor radiante, á la fotometría, etc. Jerónimo Cardan ó
Cardano, uno de los genios más sobresalientes de esta época
(i) Larousse, hablando de este físico, dice que dejó obras donde
se encuentran puntos de vista interesantes sobre la electricidad y el
magnetismo; a laissé des ouvrages oü Pon trouve des vues intéressan-
tes sur l' clectricité et le magnetisme (Dictionnaire, tomo xn, pág. 922);
afirmación demasiado aventurada, si se tiene en cuenta que Fras-
cator murió en 1553 , y hasta el 1600 no apareció la célebre obra de
Gilbert.
428 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
por la universalidad de sus conocimientos, hizo observacio-
nes atinadísimas sobre la Mecánica, valuó la gravedad y re-
sistencia del aire, la densidad de muchos cuerpos y, por últi-
mo, supo sacar más partido que sus antecesores de las mate-
máticas aplicadas á los fenómenos físicos; Juan Bautista
Porta, autor de la Magia naturalis, que ha sido traducida á
todas las lenguas de Europa; se le atribuyó la invención de
la cámara oscura, de la que hizo aplicaciones muy curiosas,
comparándola con el ojo; escribió acerca de las propiedades
del imán y sobre la refracción de la luz, sobre los espejos pla-
nos, cóncavos, convexos, ustorios é intentó explicar, sin re-
sultado, cómo se pintan las imágenes en la retina (i); Anto-
nio de Dóminis, arzobispo de Spalatro, estudió y explicó
mejor que sus antecesores la formación y composición del
arco-iris, acudiendo á Ja refracción para confirmar sus teo-
rías respecto de este asunto y valiéndose de un globo de vi-
drio lleno de agua, puesto entre el ojo y el sol, de modo que
el rayo solar llegase á los ojos descompuesto en varios colo-
res, según el ángulo con que entraba en ellos; Juan Bautista
Benedetti, de Venecia, que á la edad de veintitrés años pu-
blicó una Resolución de todos Ws problemas de Euclides con
una sola abertura de compás, estableció la teoría de la caída
de los cuerpos graves, probando que en el vacío caen todos
con la misma velocidad, aun cuando sean de volumen dife-
rente; hizo observaciones muy curiosas sobre la gravedad y
la elasticidad del aire; explicó las variaciones anuales de la
temperatura por medio de la oblicuidad de los rayos solares,
los efectos de la fuerza centrífuga, etc. Juan Lobsinger, in-
ventor y constructor del fusil de viento, que es la aplicación
más antigua del aire comprimido como fuerza de resorte y
la primera máquina de compresión; Van Drebbel, Sauctorio
(i) En la Historia de las Matemáticas en Italia (núm. n, volu-
men iv), citada por César Cantú (Historia Universal, tomo v, pági-
na 388, edic. citada), se dice: «La cámara óptica había sido ya in-
ventada por León Bautista Alberti; pero aun antes de Porta, la cá-
mara oscura se encuentra descrita por Leonardo de Vinci y por Car-
dan o.»
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 429
y otros muchos, sin contar los grandes astrónomos como
Ticho-Brahe y Copérnico.
Es evidente; la ciencia de la electricidad comienza en y
con Guillermo Gilbert, médico de la reina Isabel de Inglate-
rra, que nació en 1540 y murió en i6o3. Entremos, por
tanto, en materia, después de tan larga digresión, necesaria
para los fines de nuestro plan.
Fr, Justo Fernández,
o. s. a.
{Continuará.)
Diario de un vecino de París durante el Terror
(i)
XXI
EL TRIUNFO DE MARAT
Jueves 25 de Abril de 1793
ueblo, mañana se presenta tu incorruptible defensor
ante el Tribunal revolucionario)) (2). Este Aviso al
lector publicado anteayer por el periódico de ¿Marat,
fijado en las esquinas y llevado hasta los arrabales, produjo
su efecto. Muchos descamisados pasaron la noche en la sala
del Tribunal (3), y ayer, antes de las ocho de la mañana, to-
das las salas del Palacio de Justicia, los pasillos, los patios y
las calles inmediatas, estaban invadidos por inmensa muche-
dumbre cantando la Carmañola y el Himno de los Marse-
lleses y dando gritos formidables de: / Viva Marat! ¡ Viva el
amigo del pueblo! ¡Abajo los Rol andis tas l ¡Mueran los Bris-
sotistas!
(1) Véase la pág. 354.
(2) El Publicista de la República francesa, por Marat, el amigo del
pueblo, diputado á la Convención y autor de varias obras, núm. 176.
Martes 23 de Abril de 1793. Imprenta de Marat, calle de los Fran-
ciscanos, frente á la de Haute-Feuille.
(3) Juan Pablo Marat, el amigo del pueblo , por Alfredo Bougeard.
tomo 11, p. 219.
DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS DURANTE EL TERROR. 431
Cuando penetró Marat en la sala, escoltado por algunos
de sus colegas en la Convención, un coronel de la Guardia
Nacional, un capitán de fragata y varios administradores y
municipales que habían pasado la noche con él en la Con-
serjería (i), fué saludado con atronadores aplausos.
El Tribunal, presidido por el ciudadano Montané, los ju-
rados y el ciudadano Fouquier-Tinville, fiscal público, le reci-
bieron con señaladas muestras de exquisita deferencia. Rou-
sillon,uno de los jueces, dijo el lunes en el club de los Fran-
ciscanos: «Nada temáis por su cabeza. Hablan de meterle
preso; yo os invito á acuchillar al que se atreva á poner
su mano sacrilega sobre el Amigo del pueblo... Que nos
lleve el pueblo también toda la facción Girondina , y veréis
quiénes tienen la cabeza sobre los hombros al salir del Tri-
bunal (2).»
Apenas hubo entrado Marat, dijo á sus jueces: «Ciuda-
danos, no es ningún culpable el que se presenta ante vosotros;
es el apóstol y mártir de la libertad; los que han dado el de-
creto de acusación contra mí, son un grupo de facciosos é
intrigantes» (3). Desde sus primeras palabras tuvo ya la sa-
tisfacción de ver que, más bien que un acusado compare-
ciendo ante sus jueces, era un soberano al frente de sus
subditos; evidentemente íbamos á asistir, no ai proceso, sino
al triunfo de iMarat.
El Amigo del pueblo se presentó aquel día vestido con
cierta escrupulosidad. En vez de la hopalanda que usaba á
diario, llevaba una levita que había sido verde, con cuello
de armiño, amarillento, y había renunciado ese gran día al
pañuelo -burdo y sucio con que acostumbraba á rodear la
cabeza; su frente descubierta esperaba las coronas y las
flores.
Leída el acta de acusación, se procede al examen de los
testigos. El debate versa exclusivamente sobre un artículo
(i) Alfredo Bougeard, obra citada.
(2) J--P. BriSsot á sus comitentes, p. 26.
(3) Boletín del Tribunal criminal revolucionario , núm. 16.
432 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS y
de El Patriota francés, y á petición del fiscal público citan á
Brissot para que se presente en la audiencia. Los aplausos
con que fué acogida la decisión eran tan prolongados, que el
mismo Marat tuvo que imponer silencio ai auditorio; justo
es que conserve el orden en la sala, puesto que él es el ver-
dadero presidente de la audiencia. Siguen examinando á
algunos testigos, preguntándoles exclusivamente acerca del
artículo de El Patriota, completamente distinto del asunto
del proceso (i). El presidente del Tribunal anuncia que la
Convención, vista la carta por él escrita al Jefe de la Asam-
blea, pidiendo que compareciese Brissot, pasa á la orden
del día; dicho esto, concedió la palabra á Marat. La defensa
del Amigo del pueblo se redujo á una larga crítica de sus
colegas, y todas sus frases fueron recibidas con aplausos.
Las preguntas sometidas al veredicto de los jurados son
las siguientes:
i ,a ¿Es cierto que en escritos titulados El Amigo del pue-
blo, por Marat, y El Publicista, el autor ha provocado: i.°,
al pillaje y al crimen; 2.0, al establecimiento de un poder
contrario á la soberanía del pueblo, y 3.°, al envilecimien-
to y disolución de la Convención Nacional?
2.a Juan Pablo Marat ¿es autor de esos escritos?
3.a En dichos escritos ¿ha manifestado Juan Pablo Ma-
(1) He aquí el artículo de. El Patriota francés, publicado en el
número del 17 de Abril de 1793 (no del 16, como dice erróneamente
el Boletín del Tribunal revolucionario): «Un triste suceso viene á en-
señar á los anarquistas cuáles son los funestos frutos de su afrentosa
doctrina. Un inglés cuyo nombre me reservo, había abjurado de su
patria, porque él detesta á los reyes; viene á Francia esperando en-
contrar la libertad, pero no ve más que su máscara cubriendo el
rostro repugnante de la anarquía. Sumamente contrariado ante tal
espectáculo, resuelve matarse, y antes de morir escribe con mano
temblorosa estas palabras, en un papel que hoy pertenece á un ex-
tranjero célebre: «Vine á Francia para gozar de la libertad, pero
«Marat la ha asesinado. La anarquía es aún más cruel que el despo-
tismo. No puedo sufrir el doloroso espectáculo del triunfo de la im-
becilidad y de la inhumanidad sobre el talento y la virtud.»
DURANTE EL TERROR. 433
rat intenciones criminales y contrarrevolucionarias? (i).
Los jurados se retiraron para deliberar, y después^ de cua-
renta y cinco minutos volvieron á la audiencia.
El ciudadano Dumont, primer jurado, expuso su dicta-
men en estos términos:
«He examinado atentamente los pasajes citados de los
periódicos de Marat, y para apreciarlos mejor he tenido en
cuenta el carácter muy conocido del acusado y el tiempo en
que ha escrito. Yo no puedo suponer intenciones criminales
ni contrarrevolucionarias en el intrépido defensor de los de-
rechos del pueblo. Es difícil reprimir la justa indignación
cuando se ve que por todas partes el país es objeto de traicio-
nes; y declaro que en los escritos de Marat no he hallado
nada que demuestre los delitos de que se le acusa (2). »
Los demás jurados declararon que no estaban probados
los hechos.
Según eso, Fouquier-Tinville declaró que Juan Pablo
Marat quedaba exento de la acusación dirigida contra él, y,
por tanto, que inmediatamente fuese puesto en libertad.
Apenas el Tribunal, conforme á ley, pronunció la sen-
tencia absolutoria, resonó en la sala una salva de frenéticos
aplausos, que inmediatamente tuvieron eco en las salas inme-
diatas, en los pasillos y en los patios del palacio. Ciñen á
la cabeza de Marat corona de encina y se agolpan todos al-
rededor de él, disputándose el honor de abrazarle. Los ofi-
ciales municipales, los guardias nacionales, los artilleros, los
gendarmes y los húsares que había en la sala, temiendo que
le ahogasen, forman doble fila y le colocan en medio (3).
Entonces se pusieron en marcha, y al llegar el cortejo á la
escalera principal, hace alto para que los ciudadanos que
estaban en la escalera y en el patio, contemplen á su gusto
al Amigo del pueblo (4); pero el Amigo del pueblo es de baja
(1)
Boletín, núm, 18.
(2)
Boletín, núm. 17.
(3)
El Publicista de la República francesa, núm» 181.
(4)
Ibidem.
28
434 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
estatura, apenas se le ve, le ven mal. Uno de los sillones
ocupados por los jueces pasa de mano en mano, y dos hom-
bres vigorosos cogen en sus brazos al triunfador, le levantan
en el sillón y... dominando á la multitud que aplaudía y gri-
taba de alegría, en el palacio mismo de San Luis y á dos
pasos de la Santa Capilla, aparece radiante, esplendente,
cubierta de manchas y coronada de flores, la cabeza del
inmundo bandido, la verdadera máscara de Marat.
En el muelle del Reloj fué recibido el cortejo con un in-
menso clamoreo de ¡viva Marat! ¡ Viva el pueblo! ¡ Viva la
República! Las dos márgenes del Sena, las calles y los puen-
tes, en- toda la extensión que alcanzaba la vista, estaban cu-
biertos, inundados por una ola inmensa de gente. El sillón
que lleva á Marat y á sus coronas avanza con lentitud su-
biendo y descendiendo á impulsos del oleaje de la muche-
dumbre. A veces se cree que va á desaparecer, pero pronto
vuelve á mostrarse triunfante y soberbio. A los gritos con que
le saludan y á las flores con que le obsequian, responde Ma-
rat con sonrisas que le hacen aún más repugnante. Mueve la
cabeza, se agita en su sillón como un epiléptico, ostenta con
orgullo el pecho descubierto, y pone la mano sobre el cora-
zón... ¡el corazón de Marat! De trecho en trecho, los oradores
de los clubs y los de las secciones detienen el cortejo, pro-
nuncian arengas y ofrecen coronas ai objeto de su culto; por
eso emplearon más de una hora desde el Palacio de Justicia
al Puente Nuevo.
Al llegar á la calle de la Moneda, las mujeres del Mer-
cado cubren literalmente de flores á Marat, y el infeliz,
aturdido, ciego y medio asfixiado, sacude la cabeza y de sus
mugrientos cabellos, de su cuello cobrizo y del amarillento
armiño que sirve de cuello á la levita, cae una verdadera llu-
via de lilas y rosas. El entusiasmo iba en aumento y en la
calle de Saint-Honoré llegó á su apogeo; los espectadores
llenaban materialmente la calle, las escaleras de las igle-
sias (i) y las ventanas de las casas, y todo estaba sembrado
de cintas, guirnaldas y ramilletes. El Amigo del pueblo ha
(i) El Publicista de la Repiiblica francesa, núm. 181
DURANTE EL TERROR. 435
recibido hoy suficientes flores para coronar las 25o. ooo ca-
bezas que había pedido en su periódico. Y mientras la tie-
rra daba sus flores y la primavera vaciaba su canastillo á los
pies de Marat, el sol ofrecía sus rayos y aumentaba el es-
plendor de esta fiesta inaudita.
Cuando, sofocado por el calor, agobiado de fatiga, con
la cabeza abrasada y casi loco de rabia, vi el odioso cortejo
á dos pasos de mí, maldije la estupidez del pueblo y la indi-
ferencia del cielo, que extendía sobre la cabeza de Marat su
hermoso pabellón azul en forma de dosel triunfal. El cortejo
seguía avanzando, llegaba ya junto á mí; quise cerrar los
ojos, pero no sé qué poder irresistible me obligó á abrirlos
inmediatamente; los fijo en el implacable azul del cielo, y
veo que del mismo cielo que acababa de maldecir salían mul-
titud de obispos, sacerdotes, vírgenes y ancianos, en cuyos
rostros creí reconocer los de los mártires del convento de
Carmelitas y de San Fermín, de la Abadía y de la Forcé.
Lívidos, con una herida en el costado y las manos extendi-
das, desplegaban sus sudarios, que formaban por encima de
toda esta pompa, de ese sillón lleno de guirnaldas y de esa
cabeza coronada de rosas , una inmensa mancha negra.
Continuaban, sin embargo, lloviendo flores de todas las ven-
tanas sobre la cabeza de Marat, pero ya no llegaban á él;
su frente no recibía más que las gotas de sangre que caían
del costado abierto de sus víctimas.
Los gritos de ¡viva Marat! salían sin cesar de todos los
labios, pero se desvanecían en el aire como un vago sonido,
y desde lo alto del cielo descendía este clamor vengador:
¡Septiembre, Septiembre!... ¿ Cuánto tiempo duró esta vi-
sión? Al volver en mí , el cortejo había pasado; el sol abra-
saba las piedras cubiertas de flores, y como pálidos fantasmas
se deslizaban por el bello azul del cielo hermosas nubes blan-
cas orladas de rosa...
Eran las cinco de la tarde cuando la Convención reci-
bió aviso de que Marat y su cortejo estaban á la puerta de la
Asamblea. Presidía el girondino Lasource, y quiso levantar
la sesión; pero la Montaña y las tribunas se opusieron. A
continuación invaden la barra, y el zapador Rocher, que fué
436 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
carcelero de Luis XVI (i), toma la palabra: ((Ciudadano pre-
sidente, dice: os devolvemos al valiente Marat; nosotros
sabremos confundir á todos sus enemigos. Le he defendido
ya en Lyon y le defenderé aquí, y el que quiera la cabeza de
Marat, tendrá también la del zapador (2). Presidente, os pe-
dimos permiso para desfilar ante la Asamblea.»
Concedido el permiso, guardias nacionales, militares, ofi-
ciales municipales con escarapelas, hombres, mujeres y ni-
ños se precipitan en el recinto de la Asamblea gritando: / Viva
la República! ¡Viva Marat! ¡Viva el Amigo del pueblo!
Una parte del cortejo ocupa los bancos de los diputados, y
en la sala toda resuenan reiteradas aclamaciones. Por fin en-
tra Marat en brazos de los guardias nacionales, con la frente
ceñida por una corona de laurel, y su aparición despierta en
las tribunas un entusiasmo rayano en delirio. Sus colegas
de la Montaña le abrazan, y él les entrega las coronas con
que tenía cargados ios brazos y la cabeza. Le llevan á la tri-
buna, y en un largo rato los aplausos le impiden hablar; por
fin impone él mismo silencio, y dice: ((Legisladores: se me
ha inculpado pérfidamente, pero un juicio solemne ha hecho
triunfar mi inocencia. Os presento un corazón puro; yo con-
tinuaré defendiendo los derechos del hombre, del ciudadano
y del pueblo con toda la energía que el cielo me ha conce-
dido» (3).
El público redobla los aplausos, que se prolongan durante
algunos minutos, y por todas partes gritan: / Viva Marat!
¡ Viva la Montaña! Los diputados de la izquierda agitan sus
sombreros, y los patriotas que han escoltado á Marat tiran
sus gorros de color rojo. Comienza de nuevo el desfile; la
(1) «Rocher, carcelero de la Torre, cuando la familia real bajaba
al jardín, se colocaba junto á la última puerta con una larga pipa en
la boca: al pasar las princesas les echaba el humo á la cara, y los
soldados se reían á carcajadas y les dirigían frases ofensivas.» (Me-
morias para la Historia de la Asamblea Constituyente y de la Revolución
de 1879, por el marqués de Ferriéres, t. ni, pág. 274.)
(2) El Publicista de la República francesa, núm. 181.
(3) Monitor del 26 de Abril de 1793.
DURANTE EL TERROR. 437
Gironda puede ver su sentencia de muerte en los gritos de
la muchedumbre, en los gestos, en la cara de los descamisa-
dos, que llevan en triunfo al hombre por ella acusado, (i).
«Michelet, en su Historia de la Revolución no ha come-
tido más que un solo error en lo que se refiere á los hechos.»
Quien ha dado á Michelet este título de exacto, es Julio Si-
món, en la Biografía que le dedicó como secretario perpe-
tuo de la Academia de Ciencias morales y políticas. ¡Un solo
error! Si hemos de decir la verdad, la obra del célebre histo-
riador está plagada de innumerables errores, y para descu-
brirlos y ponerlos todos de manifiesto se necesitarían algunos
volúmenes. Señalaré ahora uno, que hallo en el relato del
proceso de Marat, y que es muy notable. Dice Michelet en el
tomo v, páginas 484, 485 y 486: «Los Girondinos habían en-
viado á Marat á un Tribunal formado por robespierristas ó
maratistas. El presidente era Robespierre en la persona del
meloso Hermán de Arras, su amigo; el vicepresidente era él
mismo, representado por Dumas, del Franco-Condado. Allí
estaban los individuos con que más tarde se reconstituyó la
Commune (Payan, Cofñnhal)-, el pintor Topino Lebrun le
sustituía en el tribunal...; su impresor Nicolás era jurado re-
volucionario... y al frente de todos ellos Antonelle,Dobsent...
Souberbielle.yy
Ni uno solo de los personajes citados por Michelet tomó
parte en el proceso de Marat; en Abril de 179'$ ninguno de
ellos formaba aún parte del Tribunal revolucionario, ni como
jueces ni como jurados. Según el expediente de la audiencia,
(1) «¡Y este hombre es llevado en triunfo al seno mismo de la
Convención á quien acaba de ultrajar! ¡Allí "se presenta como vence-
dor, y Danton llama día hermoso al día de duelo para la virtud y para
la libertad! ¡Y Osselin pide que se inserte en el Boletín ese escanda-
loso juicio! ¡Y la Asamblea enmudece y cierra los ojos ante la pre-
varicación, ante la violación de la ley, ante el ultraje inferido á la
Representación nacional!» (J.-P. Brissot á sus comitentes, pág. 26.)
438 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
en la sesión del 24 de Abril de 1793 formaron el Tribunal los
siguientes: Santiago Bernardo María Montané, presidente;
Esteban Foucault y Antonio Roussillon, jueces; Dumont,
Coppins, Jourdeuil, Fallot, Ganney, Leroy, Brochet, Dn-
plain, Saintex y Chretien, jurados. (Archivos W 269, nú-
mero 16; legajo Marat.)
Si nada hay tan raro como la exactitud en los historia-
dores de la Revolución, debería, á lo menos, encontrarse en
aquellos escritores que han limitado sus trabajos á monogra-
fías de algún personaje ó de algún episodio particular, pero
no sucede así. Alfredo Bougeard, por ejemplo, que escribió
una Vida de Marat, el Amigo del pueblo (dos volúmenes
en 8.°, París, i865), trata de mentirosos y calumniadores á
los que acusan á Marat de haber pedido 270.000 cabezas, y
afirma que esa cifra es pura invención, y que en ninguna
parte se encuentra. Basta abrir el Monitor para convencerse
de lo contrario, pues en el extracto de la sesión celebrada
por la Convención el 24 de Octubre de 1792, se lee:
«N. — Pido que se tome declaración á todos los que cono-
cen la conducta de Marat. Yo sé que un miembro de esta
Asamblea le ha oído decir que para tener tranquilidad era
preciso cortar 270.000 caberas.
» Vermont. — Yo declaro que Marat ha defendido esa pro-
posición en mi presencia.
»Marat. — Es cierto; esa es mi opinión, y la sostengo.»
(Monitor de 1792, núm. 3oo. — Historia parlamentaria
de la Revolución francesa, por Buchez y Roux, tomo xix,
Pág. 379.)
DURANTE EL TERROR. 439
XXII
El casamiento de Mad. Récamier.
Sábado 27 de Abril de 1793.
Muchas veces parece que se complace el destino en unir
las cosas más opuestas. El miércoles 24 de Abril, á la misma
hora en que las calles de París presenciaban el triunfo de
Marat, se efectuaba el casamiento de Mlle. Julieta Bernard
con M. Récamier, uno de los principales banqueros de la
capital. Por la noche algunos amigos, accediendo á la invi-
tación de M. Bernard, se reunieron en su hotel de la calle de
Saints-Péres, núm. i3 (1). Algo repuesto de las fuertes emo-
ciones de aquel día, fui yo también hacia las diez de la noche
y encontré allí al banquero Tassin y su hermano (2), Lemon-
tey, antiguo diputado en la Asamblea legislativa (3), La
Harpe y otras varias personas. Al entrar en el salón, la bella
Julieta se acercó á mi tendiéndome la mano. En la calle de
Saint-Honoré había visto el crimen en todo su horror, y
ahora contemplo la inocencia con toda su belleza. Tiene Ju-
lieta quince años y medio (4), cabellos castaños y rizados,
en su frente se refleja la pureza encantadora, de nariz fina y
regular, boca pequeña y labios sonrosados, dentadura que
(1 ) Recuerdos y correspondencia formados con l os escritos de Mad. Ré-
camier , por Mad. Carlota Lenormant, su sobrina. Tomo 1.
(2) Tassin (Luis Daniel), banquero, diputado suplente del estado
llano de la ciudad de París en los Estados generales y oficial del ba-
tallón de Filles-Saint-Thomas, del que era primer comandante su
hermano Tassin de Lestang. Los dos hermanos Tassin comparecieron
ante el Tribunal revolucionario y fueron guillotinados el mismo día,
13 de Floreal, año II (2 de Mayo de 1794).
(3) Lemontey (1762-1826), miembro de la Academia Francesa,
era natural de Lyon, como Mad. Récamier.
(4) Mad. Récamier (Juana Francisca Julia Adelaida Bernard)
había nacido en Lyon el 3 de Diciembre de 1777.
440 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
parece de perlas, un brillo de tez incomparable, cabeza es-
belta, talle elegante, formas graciosas y, sobre todo, una
fisonomía llena de candor, que es irresistiblemente atractiva
por su expresión de bondad; tal es la que ahora se llama
Mad. Récamier, tan esbelta, tan aérea, tan espléndidamente
hermosa, que á veces creíamos ver en ella al ángel de la re-
conciliación y de la paz. Al pasar ella por el salón me recordó
Lemontey lo que el duque de San Simón dice de la duquesa
deBorgoña: «Las gracias brotan por sí mismas de todos sus
pasos, de todos sus movimientos... el paseo de una diosa por
las nubes.» Et vera incessu patuit dea, dijo sonriendo Réca-
mier, que tiene gusto en citar versos deHoracio y Virgilio (i).
No es Lemontey de los que suelen estar desprevenidos, y
continuó á su vez:
Non Beroe vobis, non haec Rhoeteia...
Est Dorycli conjux; divini signa decoris,
Ardentesque nótate oculos; qui spiritus illi,
Qui vultus vocisve sonus, vel gressus eunti (2).
Récamier había salido del salón, y al terminar la tertulia
apareció con las manos llenas de flores de lis, y depositándo-
las á los pies de su joven esposa, nos dijo: Manibus date
lilia plenis.
«No, no, dijo Mad. Bernard con voz grave y triste; no es
hoy día de flores.» Entonces me fijé en que los salones de
Mad. Bernard, ordinariamente tapizados de flores (3), no
tenían ni una sola. «Tiene razón Mad. Bernard,» repuso Ré-
camier. «Las flores son hoy para Marat,» añadió en voz baja,
como si temiera que ese nombre infame envenenase la at-
(1) Recuerdos y correspondencia, etc., t. 1.
(2) Eneida , lib. v. El abate Delille traduce así estos versos:
«No, no es Beroe á quien yo veo aquí... — Mirad: ¿son esos rasgos de
un mortal? — Observad sus miradas centelleantes, los movimientos,
las formas, el destello de la divinidad.»
(3) Salones políticos de París después del Terror, por Luis La-
cour, pág. j8.
DURANTE EL TERROR. 441
mósfera pura y venturosa que respirábamos en aquellos cor-
tos instantes.
Salí de allí con Lemontey, quien me dijo: «Ya lo veis, es
imposible que haya una reunión íntima, una fiesta de familia
que no sea turbada por el espectro de la Revolución. En vano
el amable Récamier ha evocado al dulce Virgilio y sus son-
rientes descripciones; todos teníamos fijos en el pensamiento
estos otros versos en que el poeta parece adelantarse á des-
cribirnos los monstruos vomitados por el infierno y corona-
dos por la ciudad de París:
Tristius haud illis monstrum, nec saevior ulla,
Pestis, et ira deum Stygiis sese extulit undis» (i).
E. Biré.
(Continuará.— Prohibida la reproducción.)
(i) Eneida, lib. v.
Revista de Revistas
Revista Contemporánea. — 15 de Junio de 1900. Madrid.
Zenobia, comedia inédita de D. Ramón de la Cruz.
Imitaciones castellanas del Quijote, por Emilio Cotarelo.
Jacinto Jerónimo Espinosa, por Silverio Moreno.
Curiosidades físico -astronómicas (conclusión), por Ramiro Blanco.
Opúsculo político- geográfico del planeta, por Arturo Llopis.
Carta á Lorenzo, por Antonio Frates.
La organización del trabajo, por Manuel Gil Maestre.
30 de Junio de 1900.
Zenobia (continuación) , comedia inédita de D. Ramón de la
Cruz.
Opúsculo político- geográfico del planeta (conclusión) , por Arturo
Llopis.
La Exposición por fuera, por L. García-Ramón.
Algo del eclipse de 28 de Mayo de 1900 , por el Dr. Emilio Ribera.
La organización del trabajo (continuación) , por Manuel Gil
Maestre.
Una opinión en pro de que estamos en el siglo XX , por Pedro Pa-
blo Blanco.
La tela de araña, por Antonio Frates.
La vida de una madre, por Lorenzo Salazar.
Imitaciones castellanas del Quijote. — Casi todos los continuadores
de Cervantes, comprendiendo quizá que en lo principal era inimita-
ble el Quijote, se refugiaron en la parte de sátira que contiene , acu-
mulando en uno ó dos^tipos los caracteres de aquello sobre que que-
rían hacer recaer la censura. «A mediados del siglo XVIII son los
REVISTA DE REVISTAS. 443
malos predicadores; más adelante las nuevas industrias y la fiebre
de invenciones; luego las ideas revolucionarias ; después la política;
más tarde los resultados de la filosofía moderna; y, por fin, en el pe-
ríodo crítico y reflexivo actual , el móvil de la imitación es el entu-
siasmo que producen las innumerables bellezas literarias del Quijote,
que son las que, sin otro alcance, se procuran reproducir.»
No solo en España tuvo imitadores el Quijote, también en el ex-
tranjero inspiró esta obra el numen de sus poetas y novelistas. «A
nuestra noticia han llegado quince imitaciones inglesas , veinticua-
tro francesas , diecisiete alemanas , una italiana y dos holandesas,»
si bien todas ellas de poco valor estético , aunque algunas lograron
en su tiempo gran celebridad, debido á las circunstancias históricas
en que aparecieron, como sucedió con el Hudibras de Samuel Butler,
en el que los realistas ingleses no vieron más que una aguda sátira
contra los puritanos y una apología en favor de la restauración mo-
nárquica.
Famosas son también otras dos imitaciones del Quijote , no
tanto por su mérito real , cuanto por el nombre de los autores que
las compusieron, como el Don Silvio de Mosalva, primera producción
del después célebre poeta Cristóbal Martín Wieland, contra los que
creían en brujas, duendes y otras cosas semejantes, y el Pharsamond ó
el Don Quijote moderno, obra también primogénita del celebrado autor
cómico Marivaux, en la que renovó las diatribas que contra el fran-
cés habían lanzado Moliere, Boileau y otros. El Don Quijote femeni-
no, de Carlota Lenox, en el que pinta el desastroso efecto que en una
joven incauta produce la lectura irreflexiva de las novelas heroicas y
sentimentales; la Historia del señor Oufle) del abate francés Laurence
Bordelon, que ridiculiza las supersticiones de la magia, tema reno-
vado después por Luis d'Ussieux en su nuevo Don Quijote; las Memo-
rias de Martín 8criblero) de Pope Swift, y Launcelot Greaves, de Tobías
Smollet, contra la pedantería literaria y científica, son los títulos de
otras tantas imitaciones extranjeras del Q lijóte. «En general puede
decirse que los ingleses y alemanes cultivaron en sus imitaciones el
campo satírico preferentemente; al paso que los franceses dieron más
espacio á lo cómico, y aun á lo burlesco, como se observa en la lar-
guísima nueva serie de Aventuras del incomparable Don Quijote , que
falsamente se atribuyó á Lesage. »
En España se han hecho también numerosas imitaciones del
Quijote. Apenas se había publicado aún la segunda parte de la in-
mortal obra de Cervantes, cuando Avellaneda, fascinado quizá por
el extraordinario éxito que había obtenido la primera, lanzó al pú-
444 RR VISTA DE REVISTAS.
blico su segundo Don Quijote, el cual, prescindiendo de algunas cru-
dezas de lenguaje y del poco decoro en ciertas situaciones, es obra
rica en lances cómicos y de estilo digno de la época en que fué es-
crita. En el mismo año que el Quijote de Avellaneda apareció El ca-
ballero puntual, de Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, en el que
satiriza la manía de grandezas. El P. Francisco José de Isla, que sólo
acertó á ver en el Quijote una sátira contra la literatura caballeres-
ca, se propuso en el Fray Gerundio de Campazas conseguir un fin
semejante al de Cervantes, si bien la materia adolecía quizá de
impropia y ofrecía inconvenientes de tanto bulto, gravedad y peso,
como los mismos abusos que se pretendía desterrar. Otro sacerdote
sevillano, D. Donato Arenzana, dio á luz algunos años después
la primera parte de una Vida y empresas literarias del ingeniosísimo
caballero D. Quijote de la Manchuela, contra la educación y los estu-
dios de aquel tiempo. D. Jacinto María Delgado publicó en 1786
unas Adiciones al Quijote, en las que supone que, muerto el héroe de
la novela de Cervantes, llamaron los Duques á Sancho á su lado,
nombrándole consultor suyo, y que después aspira Sancho á la no -
bleza y le designan con el título de barón de Casa- Panza, ridiculi-
zando así, además de la manía nobiliaria de muchos plebeyos, la
introducción de ciertas modas y usos franceses. El bachiller Gatell
publicó una Historia del mas famoso escudero, en la que Sancho es
nombrado alcalde del lugar, á causa de la prudencia y del saber que
había aprendido en la escuela de su amo. En 1789 apareció El tío
Gil Mamuco, caballero andante de la industria y los inventos.
Y por último, la Historia de D. Pelayo Infanzón de la Vega, del
presbítero asturiano D. Alonso Ribero y Larrea, contra la hidalgo-
manía; El Quijote de los teatros^ de D. Cándido María Trigueros; Don
Lazarillo Vizcardi, de Eximeno; la Historia del valeroso caballero Don
Rodrigo de Peñadura, de Arias de León, dirigida contra los liberales
del año 20; Don Papís de Bobadilla ó crítica de la seudoftlosofía, de
D. Rafael Crespo; El Quijote del siglo XVIII, de D. Juan Francisco
Siñériz, también contra la filosofía del siglo pasado, completan el
número de las principales imitaciones que en España se han hecho
de la obra inmortal de Cervantes.
REVISTA DE REVISTAS. 445
Boletín de la Real Academia de la Historia. Junio, igoo. —
Madrid.
I. Sobre algunos incunables españoles relativos a Cristóbal Colón, por
Mr. K. Haebler. — José María Asensio.
II. Privilegios de los hebreos mallorquines en el códice Pueyo. Tercer
período , sección tercera. — Fidel Fita. — Gabriel Llabrés.
III. Nuevos descubrimientos en las ruinas de Ampurias. — Joaquín Bo-
tet y Sisó.
IV. Lápidas inéditas de Marchámalo, Palencia y Lugo. — Fidel Fita.
V. Nuevas inscripciones cristianas de Extremadura y Andalucía. — El
Marqués de Monsalud.
Sobre algunos incunables españoles relativos d Cristóbal Colón. — El
trabajo de Mr. Haebler tiene importancia grandísima para la histo-
ria de España, porque viene á deshacer las muchas oscuridades que
reinaban aún en varios asuntos resueltos de manera harto desfavo-
rable para nuestra patria, y que ahora se habrán de rectificar sin
duda alguna, como ha acontecido ya con algunos que la pasión, la
envidia y la malevolencia habían acumulado para eclipsar la gloria
de España en el hecho más grande que registra la historia, y que la
crítica imparcial ha ido rechazando sucesivamente. El no haberse
dado á luz cartas ni relaciones oficiales ni particulares del descubri-
miento de América, en lengua castellana, lo atribuían algunos auto-
res al poco interés que los Monarcas españoles habían concedido, tan-
to al mismo descubrimiento como á Cristóbal Colón, á la envidia
con que luego se le había mirado y á la indiferencia con que el pue-
blo había acogido la noticia del Nuevo Mundo. La carta que Cristó-
bal Colón, al desembarcar en Lisboa el 4 de Marzo de 1493, expi-
dió para los Reyes Católicos, comunicándoles la nueva de su viaje y
regreso, no se publicó en España, decían tales historiadores, ni fué
conocida del público hasta que se imprimió en Roma traducida al
latín por Leandro Cosco. Pero hoy, gracias á las investigaciones del
señor Asensio y de Mr. Haebler, se sabe ya con toda certeza que no
fué una sola, sino dos, cuando menos, las ediciones que se hicieron
en España de la carta de Colón, antes de aparecer en Roma, la tra-
ducción de Cosco, como medio único de poder satisfacer el interés
vivísimo originado por aquel sorprendente viaje en todas las clases
sociales, que comprendían desde luego toda su importancia y grande-
za, y que á porfía procuraban obtener una copia de la carta que
tenía Luis Santángel, escribano racionero de la corona de Aragón.
Un ejemplar impreso en castellano de esta carta se conserva en
446 REVISTA DE REVISTAS.
la Biblioteca Ambrosiana de Milán, entre los libros que la legó el
barón Pietro Custodi. El Sr. Asensio cree que se imprimió en Se-
villa por Meinardo Ungut y Ladislao Polono, á principios de Abril
de 1493, por las siguientes razones: i.a Por el natural deseo de Co-
lón de que el resultado de su viaje tuviera la mayor publicidad.
2.a Para satisfacer la ansiedad de los pueblos que deseaban conocer
la relación del mismo con todos los detalles posibles. 3.a Porque en
las impresiones de Meinardo Ungut y su compañero, señaladamente
en el Floreto de San Francisco, hay gran semejanza en los tipos con
los usados en la edición de la carta. 4.a Porque el papel del folleto
de la Ambrosiana y el del Floveto son de la misma procedencia, como
lo patentiza la filigrana. Y 5.a Porque hay un testigo, y tal vez no
único, que acompañó á Cristóbal Colón en el segundo viaje, y
que refiriéndose al primero dice que vio la carta en la que recontaba
las muchas islas que había descubierto, imprimida de molde en la ciu-
dad de Sevilla. Más tarde, en 1889, la casa Maisonneuve anunció á la
venta una nueva edición, desconocida hasta entonces, de la carta de
Colón, en castellano, é impresa en folio. Esta edición cree el señor
Asensio fué impresa en Barcelona en casa de Pere Posa y Pere Brun.
Etudes publiées par des Peres de la Compagnie de Jésus. —
20 Juin 1900.
I. Notre-Dame de Lourdes, Récits, P. L. -J. -M. Cros.
II. L'Université populaire du Faubourg Saint- Antoine) P. P. Dudon.
III. Lamennais. — V. Condamnation de L'Avenir. — VI. Lamennais
apres sa chute, P. G. Longhaye.
IV. Vlnde Tamoule. — Les castes, P. P. Suan.
V. Les derniers travaux sur Bourdaloue, P. H. Chérot.
VI. Le pretre et la f amule, P. J. Noury.
VIL Le siege de Lille en 1708, P, A. Butin.
Lamennais. — Dedica el P. Longhaye el presente artículo á des -
cribir las vicisitudes por que pasó el malogrado Lamennais después
de la condenación de su periódico V Avenir. Las exageraciones en
que incurrió el ilustre publicista en sus campañas, así filosóficas
como políticas, hicieron necesaria la intervención del Papa Gre-
gorio XVI, quien en 15 de Noviembre del año Í831 ordenaba la
suspensión del mencionado diario. La virtud de los redactores pasó
entonces por una de las pruebas más terribles de la vida. Lamennais
propuso á sus compañeros de redacción, el conde de Montalembert
REVISTA DE REVISTAS. 447
y Lacordaire, el recurso de hacer un viaje á Roma para sincerarse
de su conducta y pedir las razones de una medida tan extrema
como la que se había empleado con ellos; mas éstos no accedieron
á aquella demanda , que resultaba indiscreta y ofensiva para la
Santa Sede. Por otra parte, el Pontífice no accedía muy gustoso á la
audiencia requerida por Lamennais, que ya por entonces buscaba un
medio de satisfacer su orgullo sin apartarse de la religión , negando
la infalibilidad de la Iglesia en cuestiones políticas y sociales, y
confesándola solamente en las materias de fe. El resultado fué que
V Avenir vio por segunda vez la luz pública, lo cual constituía un
verdadero desafío á la Santa Sede.
Gregorio XVI se vio entonces obligado á salir de su silencio y
publicó la encíclica Mirari vos, en la que reprobaba las teorías de la
separación de la Iglesia y del Estado, bien que allí no designaba
expresamente el nombre de Lamennais. Este, aún dominado por
las vacilaciones entre la sumisión y la apostasía, hizo declaraciones
muy significativas de un protestantismo radical, á pesar de haberse
sometido á la citada encíclica, y después compuso su libro Las pa-
labras de un creyente, que sirvió de inmenso escándalo á todo el mun-
do católico, y en el cual abogaba por una revolución de los pueblos
contra el orden existente, para destronar á los Reyes y al Pontificado,
sustituyéndolos la democracia universal. Poco tiempo después salió
á la luz pública el libro Affaires de Borne, que constituía una verda-
dera venganza contra el Pontífice.
El articulista reseña las tristezas, humillaciones y amarguras
por que se vio acometido el célebre periodista después de su aposta-
sía, y la transformación que se verificó en su espíritu convirtiéndose
de extraño en hostil al Cristianismo. Su muerte, ocurrida en 27 de
Febrero del año 1854, fué triste por todos conceptos; sin embargo,
de él decía Luis Veuillot ocho años más tarde: «No podemos olvidar
que Mr. de Lamennais ha prestado á la religión grandes servicios.
El ha profesado, el primero, todas las ideas que nosotros profesamos;
él ha abierto la brecha por donde nosotros intentamos pasar, y por
tanto, detestando sus faltas, debemos más bien llorarle y rogar por
él, que profanar su memoria.»
448 REVISTA DE REVISTAS.
La Quinzaine. — 16 Juin igoo.
Essai sur Taine. — Son ceuvre et son influence, Víctor Giraud.
Fus d^Abraham. — VII, Jules-Philippe Henzey.
Newman, sa vie et ses ceuvres, Lucie Félix Faure.
Un peu (Vhistoire ápropos d'un norn, Ernoul. — Merveilleux du Vi-
gnaux, Anden deputé d VAsamblée N aliónale.
Le Tiers-Ordre Franciscain, son influence religieuse et sociale, Geor-
ge Fonsegrive.
Chroníque scientifique, Paul Philippon.
Chronique dramatique, Emile de Saint-Auban.
I.er Juillet 1900.
La Psychologie dramatique du mystere de la Passion a Oberammer-
gan, Maurice Blondel.
Fils d'Abraham, Jales Philippe Henzey.
Hors d'Europe. — Une semaine en Tunisie, Henri Joly.
Newman, sa vie et ses ceuvres, Lucie Félix Faure.
L'Ordonnance sociale, George Fonsegrive.
Causerie économiquet León Bour.
Chronique politique , S.
Ensayo sobre Taine. — Siempre es curioso é interesante conocer el
desarrollo gradual y progresivo de cualquier personalidad científica
ó literaria, presenciando, por decirlo así, la evolución que sufre su
inteligencia; pero cuando se trata de un publicista de gran talla, de
uno de esos hombres que han influido eficazmente en la dirección del
pensamiento filosófico y literario, llegando á formar escuela, enton-
ces el estudio detallado de su vida y obras, de su carácter é influencia,
deja de ser mera curiosidad y entra de lleno en el orden de los cono-
cimientos indispensables para reconstituir la historia de una nación.
De aquí el interés y la necesidad, cada vez más apremiante, de
las monografías, elementos esenciales de la historia.
Pocos habrán influido de una manera tan directa en la nueva
generación literaria de Francia como el célebre autor de la Historia
de la literatura inglesz, Hipólito Taine, cuyas obras é influencia estu-
dia con interés y con buen acierto, en general, Víctor Giraud en el
presente artículo.
Taine es ante todo y sobre todo un gran crítico y un gran histo-
riador. Dos fases principales presenta su vida literaria: en la primera,
qne pudiéramos llamar de preparación, se ve al joven publicista
luchando aún con los idealismos germánicos á que le arrastran su
REVISTA DE REVISTAS. 449
brillante imaginación y sus estudios de la filosofía de Kant y Hegel;
en la segunda, después de haber estudiado la filosofía positivista
francesa, se nos presenta el hombre pensador tratando de dar forma
concreta á sus convicciones filosóficas. El idealismo kantiano no
podía echar hondas raíces en aquella alma que tan hondamente sen-
tía el realismo de la vida; pero al mismo tiempo también la educa-
ción y el instinto le separaban de las repugnantes crudezas del posi-
tivismo; de esta situación nació el eclecticismo amplio, pero absurdo,
que adoptó por lo pronto y que fué el origen de la escuda crítica fran-
cesa y cuyos representantes son el mismo Taine, Renán y Vacherot.
Queriendo mantenerse á igual distancia del idealismo y del positi-
vismo, y sin decidirse francamente por el sistema agnóstico ó el
dogmático, la mencionada escuela adopta en realidad los errores y
convencionalismos de ambos extremos, si bien con marcada prefe-
rencia por la doctrina neokantiana, de la que pudiera muy bien con-
siderarse como una mera derivación.
El pecado capital de la filosofía crítica es la negación de la rea-
lidad objetiva de Dios, como ser personal y perfectísimo; Dios, para
Taine, no es más que la ley que preside el desarrollo de los seres
cósmicos, la fuerza inmanente del mundo, que por una abstracción
del entendimiento se transforma en el ser ideal que llamamos Dios,
ó sea en un ser metafísico, que puede convertirse también en un ser
místico si á la abstracción del entendimiento se juntan la exaltación
y el entusiasmo de la imaginación.
Esta es la clave para interpretar las obras todas de Taine, y tam-
bién para explicarse de alguna manera la influencia que ha ejercido
sobre la inmensa mayoría de los escritores franceses contemporáneos.
Nada le faltaba á Taine para avasallar á una generación educada en
la anarquía intelectual y sin principios religiosos; él, dice el articu-
lista, piensa con más fuerza y más fuego que cuantos piensan á su
alrededor; mitad por instinto y mitad por sistema, escribe como los
mejores hablistas contemporáneos, casi tan bien como Gautier y
mejor que Pablo de San Víctor...; su naturalismo de pensamiento y de
expresión hallan eco en el naturalismo de Flaubert, de Dumas (hijo)
y de Leconte de Lisie...; su alta probidad, su estoicismo discreto, su
cortés pero incontestable independencia, la ingenuidad de su pensa-
miento y de su estilo, le aseguran lo que jamás pudo conseguir
Sainte-Beuve: la autoridad. Su voluntad y la misma naturaleza
parece como que le habían predestinado á ser lo que fué en efecto,
la conciencia intelectual de su tiempo. En su obra maestra Historia
de la literatura inglesa, pone de relieve la distancia y las diferencias
29
450 REVISTA DE REVISTAS.
que existen entre las razas germánica y anglosajona de una parte, y
las neolatinas de otra. »
La Psicología dramática del misterio déla Pasión en Oberammergan. —
Un voto sagrado hecho por los sencillos habitantes de Oberammer-
gan, pequeña población de la Alta Baviera, en 1633, lleva de diez en
diez años considerable número de viajeros á presenciar las represen-
taciones que del misterio de la Pasión hacen aquellos sencillos monta-
ñeses, llenos de una piedad verdaderamente cristiana y conmovedora.
El articulista, prescindiendo de la descripción de tales represen-
taciones, estudia sólo el problema de estética religiosa que brota del
fondo de las mismas. Que «la Pasión» encierra un argumento dra-
mático de una realidad sublime, es incuestionable; pero al poner
en escena el gran acontecimiento, ¿no influirá el sentimiento conser-
vado de la augusta verdad histórica para que consideremos como
profanación todo placer artístico y teatral, ó, por el contrario, el mis-
mo goce del espectáculo y la impresión estética que resulta de la
ficción, por lo mismo que se toma la ficción por realidad y no la rea-
lidad por ficción, no suprimirá el carácter religioso del espectáculo?
Tal es el problema que aborda Maurice Blondel, y del que hace
un estudio completo. «Es hermoso, dice, ver cómo se enlazan allí
el arte y la piedad; el fiel se afirma más y más en sus creencias, y el
incrédulo, que en el silencio de su gabinete haría pasar por una crí-
tica impía la persona del Cristo, se ve allí invenciblemente herido
por las escenas evangélicas que se desenvuelven en su presencia
llenas de verdad, de fuerza y de vida. No se entra impunemente por
algunas horas y por cierta especie de condescendencia, en la intimi-
dad del Cristianismo; la misma convención dramática, que todo es-
pectador acepta, prepara á la inteligencia; la inteligencia del miste-
rio engendra la admiración, y la admiración abre de par en par las
puertas del alma.»
The Catholic University Bulletin. — April, 1900. Washington.
I. The economic structure of society, by Charles P. Neill.
II. The argument of Sí. Thomas for immortality , by Edward A.
Pace.
III. The reconstruction of Christianity , by James J. Fox.
IV. The restriction of marriage, by John W. Melody.
La reconstrucción del Cristianismo. — Fundándose en la tendencia de
sustituir con una vida moral toda creencia especulativa y dogmática,
REVISTA DE REVISTAS 451
que al presente existe en las sectas religiosas que viven separadas de
la verdadera Iglesia de Jesucristo, ha publicado Mr. Hyde reciente-
mente una obra, en la que propone un nuevo plan de reconstrucción
del Cristianismo, ajustado á las concepciones modernas científicas y
filosóficas. Cree él que los adelantos de la crítica histórico-bíblica
han demostrado la falsedad de los sistemas teológicos, y que el credo
admitido hoy en toda la Cristiandad no es más que un caos de con-
tradicción, en el que monstruosamente se unen las verdades con las
mentiras, lo real con lo fantástico y las intuiciones con las supersti-
ciones. Tal estado de cosas es repugnante á la razón humana, que
busca fundamentos sólidos para establecer sus creencias y la con-
ducta práctica de la vida.
Una de las principales bases de la teoría de Mr. Hyde es prescin-
dir de lo sobrenatural; de ahí que en Jesús sólo vea un puro hombre,
si bien dotado de un conocimiento moral y religioso superior á los
demás hombres, sin misión especial de la gran Primera Causa, y
siendo, por lo tanto, su autoridad como la de Newton y Spencer al
publicar sus doctrinas y principios científicos. Reconociendo Jesús,
el cual había hecho de las enseñanzas del pueblo hebreo el principal
centro de su religión, que la Voluntad Universal debía ser personal,
concibió la feliz idea de designarla con el nombre de Padre, llamán-
dose á sí mismo Hijo de Dios en sentido metafórico, ó sea en el
sentido de que toda criatura humana depende y procede de la Fuente
Universal de toda realidad. Bien claramente se ve la falsedad de todas
estas gratuitas afirmaciones, que abundantísimamente refuta el ar-
ticulista con razones que juzgamos innecesario extractar aquí.
De análoga manera explica Mr. Hyde la creencia en el Espíritu
Santo, que, á su juicio, no es persona real y distinta, sino un concep-
to, ó, mejor dicho, una abstracción del amor y espíritu del Hijo, di-
vinizada al modo que lo hicieron los antiguos romanos con las cua-
lidades abstractas de la constancia, el pudor, etc., y sin realidad al-
guna fuera de la mente de los hombres. Y á este tenor sigue Mr. Hyde
exponiendo por modo científico, en el que cuesta gran trabajo descubrir
la ciencia, los demás dogmas y fundamentos de la Religión cristiana.
No es difícil averiguar las causas de descomposición que en su
misma esencia llevan todas las sectas disidentes. Ya desde su origen
se estableció como principio fundamental la autoridad del juicio
privado en la interpretación de la Biblia, que es la norma con la que
deben conformarse las obras y las creencias. ¿Qué sería de una socie-
dad, si cada individuo interpretara á su modo el espíritu y fuerza de
las leyes que la gobiernan? Pues tal sucede con el protestantismo,
452 REVISTA DE REVISTAS.
que es y ha sido siempre un verdadero caos de confusión y desorden;
y por más esfuerzos que haga Mr. Hyde, no logrará reconstruirle, ni
mucho menos uniformarle.
The American Ecclesiastical Review.— June, 1900. — New
York.
I. Church buüding. VI. Mediaeval architecture, by Rev. John B.
Hogan.
II. Sacramental causality, by Rev. Alex. Mac-Donald.
III. Luke Delmege: Idiota.
IV. Vinum de vite: The wine of the Mass, by John A. Mooney.
La causalidad sacramental. — En sus comentarios sobre el libro
cuarto de las Sentencias afirma Santo Tomás, que los Sacramentos
de la Nueva Ley se deben considerar como verdaderas causas de la
gracia; pero qué clase de causalidad ha de ser ésta, es una cuestión
que aún no está uniformemente resuelta por los teólogos. Dos efec-
tos, según Santo Tomás, producen los sacramentos en el alma: uno
— res et sacramentum — que viene á ser como un carácter ó adorno es-
piritual del alma (ornatus animae), y otro — res tantum, — ó sea la gra-
cia. Del primer efecto los sacramentos son causas eficientes, no
principales, sino instrumentales, y de la gracia son también causas
instrumentales en el sentido de que realmente ayudan á producir en
el alma cierta disposición que necesariamente lleva consigo la adqui-
sición de la gracia, no habiendo obstáculos por parte del que recibe
el sacramento.
Más tarde, volviendo á insistir otra vez en la Suma sobre esta
cuestión, dice Santo Tomás que los sacramentos son causas reales y
morales que inmediatamente producen la gracia santificante, como
su principal efecto, y secundariamente el carácter espiritual de que
había hablado antes, sin que en esto hiciera el Santo retractación
alguna, como pretende el P. Billot, sino aumentar y confirmar la
teoría que antes había sostenido.
El P. Billot defiende que los sacramentos son también causas
morales, en cuanto que sus efectos se encuentran en el orden moral,
pero que no producen la gracia, sino que solamente confieren cierto
título y derecho á ella, comparando la virtud del sacramento con la
que tienen las palabras del Papa al crear nuevos Obispos. Bien ma-
nifiestas son las razones que abundan para combatir esta opinión.
Revista Canónica
obre la independencia de las Cofradías y el derecho
de apelar. — Hecho de autos. —En la ciudad de Rivello,
diócesis de Policastro, existen siglos ha las parroquias de San
Nicolás de Bari y Santa María de Poggio, independientes entre sí.
Ninguna de las dos goza sobre la otra del derecho de matricidad
(Sagrada Congregación del Concilio, 23 Nov. 1748), ni otro alguno
que signifique superioridad ó precedencia. El sumista, al extractar
los autos, hace notar como cosa especial que no tienen territorio de-
terminado, y por consiguiente, que la jurisdicción de los respectivos
párrocos es meramente personal (1); situación anómala que con fre-
cuencia era causa ocasional de conflictos y disturbios sobre el dere-
cho de dirigir las procesiones públicas, hasta el punto de que los
pulmones fueran los jueces que fallaban el litigio.
El Obispo de Policastro, á fin de cortar de raíz tales abusos,
dio el 21 de Abril de 1830 un decreto, ratificado por la Sagrada Con-
gregación del Concilio el 3 de Agosto de 1833, en virtud del cual
cada parroquia debía hacer las procesiones separadamente y en el
territorio designado. Esta providencia restableció algún tanto la har-
monía; pero la parroquia de San Nicolás, que se jactaba de ser matriz
respecto de la de Santa María, resucitó las adormecidas rivalidades
con el siguiente pretexto: El año 1652 había sido erigida legalmente
(1) De esta anomalía no faltaban ejemplos en España antes del arreglo
parroquial, decretado por el Concordato de i85i. Cerca del lugar en que escri-
bimos está la villa de Aranda de Duero con dos parroquias, la de Santa María»
que de hecho es la primaria, y la de San Juan Bautista. Pues bien; pocos años
há, aún no estaba determinado el territorio jurisdiccional de cada una, de suer-
te que la jurisdicción era personal, y los que en la villa se domiciliaban, eran
muy dueños de elegir la parroquia á que querían pertenecer.
454 REVISTA CANÓNICA.
en Ri vello una cofradía laical, titulada del Purgatorio; y como preci-
samente en aquella época ardían más que nunca las contiendas entre
las dos parroquias, aquélla convocó á los dos párrocos, y mediante
acta notarial hizo constar en las tablas de fundación su propia abso-
luta independencia de ambas, con el asentimiento de aquéllos. Esto
no obstante, los cofrades con su clero asistían todos los años á las
procesiones que por separado hacían ya, antes de 1833, las parroquias
de San Nicolás y de Santa María en las fiestas del Corpus y de la Do-
minica infraoctava respectivamente, con la circunstancia de que el
día del Corpus asistía con el clero de San Nicolás el de Santa María,
y viceversa en el Domingo infraoctava. En esta forma continuaron
los cofrades del Purgatorio interviniendo en dichas procesiones hasta
1833, fecha en que se abstuvieron; pero en 1877 determinaron asistir
nuevamente, alternando, de modo que un año habían de ir á la igle-
sia de San Nicolás el día del Corpus; el siguiente, en igual fiesta, á
la de Santa María, y lo mismo respecto de la Dominica infraoctava.
Así las cosas, sucedió que al ir en este último día los cofrades
á San Nicolás, el párroco rehusó recibirlos, alegando que estaban
obligados á la asistencia en la fiesta del Corpus, exigencia á que se
opusieron aquéllos, entablándose de esta manera el litigio que en 12
de Mayo de 1896 dirimió el Tribunal eclesiástico de Policastro, fallán-
dolo favorablemente á la cofradía. De esta sentencia apeló el párroco
de San Nicolás al Metropolitano de Salerno, quien declaró contumaz á
la cofradía, á pesar de haber ésta pedido instantius la dilación necesa-
ria á fin de buscar algunos documentos precisos para el mayor escla-
recimiento de la contienda, y el 28 de Noviembre de 1896 pronunció
sentencia casando la del tribunal de Policastro y condenando en las
costas á la cofradía del Purgatorio, la cual interpuso el recurso de
alzada á la Sagrada Congregación del Concilio, que el 16 de Diciem-
bre resolvió el pleito en favor de dicha cofradía , respondiendo:
Ai i.um: Providebitur in 2 Ad 2."m: Sententiam esse infirmandam, á
los dos siguientes puntos discutidos: «I. An sit locus appellationi in
casu? II. An sententia Curiae archiepiscopalis Salernitanae sit con-
rirmanda vel infirmanda in casu?»
I. Exposición. — Como se ve, dos eran las causas que debía de-
cidir judicialmente la Sagrada Congregación del Concilio: la primera
incidental, pero de suma trascendencia, puesto que prejuzgaba la
principal, toda vez que, declarado no haber lugar á la apelación, la
sentencia de la Curia Salernitana pasaba á ser cosa juzgada, con lo
cual la cofradía tenía cerrado el paso para proceder judicialmente, y
no la quedaba otro recurso para defender sus derechos, que pedir la
REVISTA CANÓNICA, 455
gracia de una nueva audiencia, á fin de consignar si, aun declarada
sin valor la apelación, cabía anular la sentencia contraria.
Pero ¿en qué se fundaba el defensor del clero de San Nicolás
para sostener que no debía ser admitida la apelación? Según él, ésta
no había sido legalmente interpuesta ni continuada dentro del tiem-
po útil. Tres son, en efecto, los fatales que, para espolear á los moro-
sos y castigar á los negligentes, establece el Derecho en orden al co-
mienzo, prosecución y término de la causa que motiva la apelación.
Consta el primero de diez días, que deben computarse desde la prola-
ción de la sentencia ó desde que el apelante tuvo noticia de la mis-
ma, si se trata de apelación judicial, y desde el conocimiento del
gravamen, si es extrajudicial. Son, pues, tales días útiles en su co-
mienzo) por cuanto no corren para el que ignora la sentencia, provi-
dencia ó decreto que le son contrarios, pero perentorios en su conti-
nuación; de modo que, si al completarse esos diez días no ha sido in-
terpuesta la apelación, júzgase ésta desierta. El defensor del clero de
San Nicolás sostenía que estos primeros fatales pasaron sin que los
representantes de la cofradía apelaran, y ¡oh sutilezas del letrado!
pretendía probar su tesis diciendo que los cofrades apelaron, sí, pero
antes de serles notificada la sentencia, y, por tanto, antes de que co-
menzaran los fatales, toda vez que la Curia de Salerno falló definiti-
vamente el 28 de Noviembre de 1896, el 4 de Diciembre comunicó su
decisión á la de Policastro, el 9 del mismo la notificó ésta á la cofra-
día, la cual había ya apelado el 5, debiendo haberlo hecho desde el 9
en adelante.
Confirma tan peregrina conclusión con el hecho de que en Mayo,
esto es, cinco meses después de la sentencia, recurrieron al Arzobis-
po de Salerno en demanda de los apóstoles 6 letras dimisoriales , al
mismo tiempo que apelaban. Rectamente procedió , según esto , el
juez á quo, negando las dimisorias, puesto que la apelación, en buen
derecho, no podía ya tener lugar.
Pero aun dado y no concedido que la apelación hubiera sido in-
terpuesta en tiempo útil, debe juzgársela abandonada, ya que el tiem-
po concedido para proseguirla é insinuarla ante el juez ad quem , es
un semestre {De appellat., cap. m, Clement., eod. tit., cap. iv), y los
representantes de la cofradía no acudieron á la Sagrada Congrega-
ción del Concilio hasta Agosto de 1897, es decir , nueve meses des-
pués de notificada la sentencia. Este argumento recibe una fuerza
incontrastable de la negligencia, comprobada por letras de la Sagra-
da Congregación del Concilio al Obispo de Policastro , de la cofra-
día en proseguir la causa, pues en Mayo de 1898 aún no había pre-
456 REVISTA CANÓNICA.
sentado ante el Tribunal de apelación copia de la causa y de las
sentencias en ella dictadas, por lo que la Sagrada Congregación la
prevenía en la fecha indicada, advirtiéndola que, de retardar más el
envío del trasunto de autos, declararía desierta la apelación.
Desde luego se comprende que tales lucubraciones tienen más de
argucias sofísticas que de alegatos jurídicos; porque no puede negar-
se que la cofradía apeló en tiempo útil, sin que obste el que la sen-
tencia adversa no la hubiera sido aún oficialmente notificada , pues
bastaba que la conociera, según se colige de la aplicación que á esta
materia hacen los doctores de lo prescrito por Bonifacio VIII en
las apelaciones extrajudiciales (cap. vin, De appellat., in 6.°). Por otra
parte, el remedio de la apelación , ¿no ha sido concedido en favor
del que se cree perjudicado por una sentencia ó decreto contrarios?
Empero, si prevaleciese la interpretación rigorista del defensor del
clero de San Nicolás, no tendría algunas veces cumplimiento aquel
principio. Si aun está permitido apelar , y vale la apelación contra
una sentencia futura , y antes de empezar el juicio: «Si... a grava -
mine et ante litis ingressum fuerit appellatum, hujusmodi audiatur
appellans , quoniam sacri cañones etiam extra judicium passim
appellare permittunt.» (De apell. f cap. v.j «Extra judicium appellari
potest etiam a gravamine futuro et nondum illato nec comminato»
(Schmalzgrueber, tít. xxvm, lib. n, n. 17), ¿con cuánta más razón po-
drá apelar el condenado después de pronunciada y conocida la sen-
tencia, aunque no le haya sido legalmente notificada?
Tampoco puede juzgarse desierta la apelación, arguyendo que no
fué continuada en tiempo útil, toda vez que aunque para continuarla
y terminarla ante el juez ad quem los sagrados cánones conceden un
año, y, si la causa lo exige, un bienio (capítulos v, De apell. ; 111, De
appell., in Clement.), como quiera que este tiempo es útil, y por tanto
no corre para el legítimamente impedido, demostrado el impedimen-
to, la apelación producirá sus efectos , aun pasado ese tiempo , du-
rante el cual puede decirse que ésta duerme (cap. vm, De appell.)
Ahora bien; entre los impedimentos cuyo valor legal está recono-
cido por los canonistas, ocupa un lugar nada secundario la pobreza ó
falta de recursos para proseguir el pleito en el Tribunal superior, y
éste y no otro fué el motivo por el cual la cofradía no pudo prose-
guir la apelación interpuesta, según testificaba el Obispo de Poli-
castro en 20 de Julio de 1898.
II. El segundo punto controvertido versa acerca de la legitimi-
dad ó insubsistencia del fallo de la Curia Salernitana, y por consi-
guiente del derecho de superioridad invocado por la parroquia de San
KEVISTA CANÓNICA. 457
Nicolás, y de la obligación de la cofradía de asistir á las procesiones
de dicha parroquia.
Empieza el procurador de ésta su defensa, sentando la doctrina
acerca del derecho que asiste al Obispo para obligar á las cofradías
á que tomen parte en las procesiones: «Processionibus solitis, ut
Confratres conveniant compellere potest Episcopus sub poenis ar-
bitrio illius, máxime exitante possessione illos vocandi per edic-
ta» (Ferraris, Biblioth., v. Processio, núm. 84) obligación que en
el presente caso atañe á los cofrades del Purgatorio, en virtud de
la costumbre que desde su fundación observaba la cofradía , y por el
derecho de prescripción en favor de la iglesia de San Nicolás. La
sentencia del Obispo de Policastro más bien supone que excluye di-
cha obligación, pues declara que la cofradía es libre para elegir la
iglesia á que quiere asistir para la procesión del Corpus, pero no la
exime de la asistencia. Sentado lo cual, consta de un modo evidente
que la elegida debe ser la de San Nicolás, porque siendo de derecho
común que la procesión del Corpus corresponde hacerla á la iglesia
mayor, más digna, ó matriz de las existentes en la villa ó ciudad, y
comprobado por varios decretos episcopales al girar la visita diocesa-
na, declaraciones de la Sagrada Congregación del Concilio, y por el
testimonio de la tradición, que en Rivello la iglesia que goza de esas
preeminencias es la de San Nicolás, no cabe la menor duda acerca
del derecho que la asiste; derecho que por otra parte anula la facul-
tad de elegir que el Tribunal eclesiástico policastrense concede, sen-
tenciando, á dicha cofradía.
Y como al exponer y corroborar con documentos tal doctrina, le
sale al paso la dificultad fundada en el conocido principio, in facul-
tativis non est praescrzptio , responde que en la cuestión presente
no se trata de cosas facultativas, ya porque no es facultativa la asis-
tencia á las procesiones generales y la elección de la iglesia que pre-
sida y dirija de conformidad con las prescripciones canónicas, ya
también porque, aun cuando en algún tiempo hubiera podido estar la
cofradía desligada de toda obligación relacionada con los dos extre-
mos indicados, repetidos actos y determinaciones de la misma de-
muestran superabundantemente la existencia de la costumbre en
contrario, pues tales actos y determinaciones indican que, al proce-
der como procedieron los cofrades durante dos siglos, entendían
contraer una obligación, no ejercer simplemente un acto público de
piedad, del cual pudieran, como cuerpo moral, abstenerse cuando lo
juzgaren conveniente.
Si alguna otra duda ocurriera acerca de este punto, no tendrá ra-
458 REVISTA CANÓNICA.
zón de ser desde el instante en que consta que la prescripción vale
también contra los actos facultativos cuando, contrarios á éstos, se
han ejercido otros sin interrupción y por larguísimo espacio de tiem-
po, porque en tales circunstancias impide que actos semejantes pue-
dan ser considerados como facultativos, la misma presunción que
sin la existencia y observancia de actos en contrario obligaba á su-
ponerlos facultativos. «Praesumptio facultativa excluditur ex mul-
tiplicitate actuurn per longissimum et continuatum temporis spa-
tium gestorum » (Rota, cor. Merlino, in Placentina , Praecedent,
27 Jun. 1633.) «Praesumptio facultativi excluditur ex multiplicitate
actuurn et ex continuata possessione per longum tempus» (cor.
Ubaldo, in Colonien.^ Praeced., 7 Jun. 1627.) «Ubi concurrit immemo-
rabilis cessat privilegium actus facultativi.» (26 Nov. 1611.)
Tales son, en resumen, los argumentos aducidos por el defensor
del clero de San Nicolás en pro de la sentencia del Metropolitano, y
preciso es confesar que llenó Hasta con exceso su cometido, aunque
el encargado de defender á la cofradía respondiese cumplidamente á
todos, según veremos, y obtuviese él triunfo.
Probada por el último la legitimidad de la apelación, reclama,
por si ésta fuese denegada, la restitución in integrwn, puesto que la
cofradía es equivalentemente menor, según el sentir de los doctores.
(Pellegrini, Praxis Vicariorum, part. 2.a, sect. 11, subsect. xi, núm. 9.)
Rechazada la restitución in integrum, pide la rescisión de la sen-
tencia del Tribunal eclesiástico de Salerno, cuya nulidad demuestra
evidenciando los errores incontrovertibles que encierra, causa por sí
sola suficiente, en opinión de todos los canonistas, para declarar nula
una sentencia y para que ésta no pase jamás á ser cosa juzgada (1).
(1) Es doctrina general que toda sentencia abiertamente injusta, sea por ir
contra una ley clara y evidente, sea por contener un error de hecho que, pre-
juzgando el mérito total de la causa, lesione algún derecho individual indiscu-
tible, es de suyo nula, aunque el perjudicado no la impugne, porque quae
contra jus fiunt debent utique pro infectis haberi (reg. jur. 64 in 6.°): licet non
sit appcllatione suspensa, non potest tamen subshtere ipsojure [De appellat,,
cap. i.°) Contra tales sentencias puede el condenado presentar la acción inti-
tulada querella de nulidad, muy distinta de la apelación, que sólo se admite
en el improrrogable término de diez días, mientras la querella de nulidad cabe
muy bien después de expirado el plazo de todos los fatales para la apelación,
á no ser que se acumule con ésta. Mas como todas las acciones prescriben á
los treinta años, transcurridos éstos, fenece la acción, pero subsiste siempre
el derecho de excepción, por el conocido principio: quae temporánea sunt ad
agendum, perpetua sunt ad excipiendum (Schmalzg., De sent. et re judie, nú-
mero 64. — Reiffenstuel, eod. tit . , núm. 136.)
REVISTA CANÓNICA. 459
El primer error palmario de la aludida sentencia es el de afirmar,
en el segundo considerando, que el derecho de hacer la procesión en
la solemnidad del Corpus compete á la iglesia de San Nicolás, por ser
ésta matriz, cuando consta lo contrario por varios decretos de la
Sagrada Congregación del Concilio, relativos á las dos indicadas
parroquias de Rivello, y del modo más explícito por el publicado
el 3 de Agosto de 1833, confirmatorio de la providencia dada por el
Obispo de Policastro el 21 de Abril de 1830, además del argumento
concluyente que consta en el extracto oficial de la causa, según vi-
mos al principio. De modo que realmente la iglesia de San Nicolás
no puede reclamar derecho alguno de superioridad ó precedencia so-
bre la de Santa María.
Trátase, como se ve, de un error manifiesto de hecho; pero á
continuación aparece claro otro de derecho, pues en el tercer consi-
derando se afirma que la asistencia de la cofradía á las procesiones
generales no es voluntaria, sino obligatoria, fundándose en el Tri-
dentino, que dice: «Exempli omnes tan clerici saeculares, quam
regulares quicumque, etiam monachi, ad publicas processiones vo-
cati accederé compellantur: iis tantum exceptis qui in strictiori clau-
sura perpetuo vivunt.» (Sess. xxv, cap. xm.) A nadie se le ha ocu-
rrido hasta la fecha extender esta ley á otras entidades que al clero
secular y regular, excluyendo expresamente á las cofradías laicales,
como se evidencia por varias interpretaciones auténticas de la Sa-
grada Congregación del Concilio, citadas porPallotinifCo/^c. resolut.,
verb. Processiones, § 27.) «Potest episcopus invitare, non vero com-
pellere confraternitates laicorum, ut accedant ad publicas proces-
siones (in Calaritana, m. Octob. 1588.) — Quin imo nihil suffragatur
consuetudo et Synodus provincialis, ut societates laicales possint ab
Archiepiscopo per edictum compelli, ad interveniendum supplicatio-
nibus (in Urbinaten., visit. SS. Liminurn, 10 Mart. 1663J.» Y si alguna
vez la misma Sagrada Congregación declaró que podía el Obispo
imponer tal obligación, fué porque constaba de la existencia de la
costumbre introducida con el ánimo de obligarse, no en virtud del
citado decreto del Tridentino: «Potest tamen (Episcopus) etiam eas
cogeré sub poenis pecuniariis sibi bene viris, supposita consuetudi-
ne, adhibitis prius pastorali charitate adhortationibus (in Papien.,
8 Mai, 1627, ibid.j»
Ahora bien: que costumbre inductora de obligación semejante no
existe en el presente caso, se comprueba por el hecho, afirmado con
juramento por más de quince testigos, de que la cofradía del Purga-
torio dejó de asistir á la procesión del Corpus desde 1833 hasta
460 REVISTA CANÓNICA.
1877; y si posteriormente intervino, fué alternando en la forma
indicada al hacer el resumen. El clero de San Nicolás no protestó
durante medio siglo; luego, aun supuesta la costumbre anterior,
ésta dejó de existir desde 1833.
El tercer error hállase expreso en el cuarto considerando, al supo-
ner que la iglesia de la cofradía se encuentra enclavada en territorio
de la parroquia de San Nicolás, siendo así que en primer término ni
San Nicolás ni Santa María tienen territorio determinado, si no es
para las procesiones, y en segundo lugar, respecto de éste, la iglesia
de la cofradía ocupa el centro en el designado para la de Santa
María.
Últimamente, hace notar el defensor de la cofradía el error jurí-
dico del quinto considerando, toda vez que supone que el convenio
estipulado en 1652 ante notario entre los cofrades y el clero de las
dos parroquias, aun reconociendo su validez, no tenía fuerza para
eximirá la cofradía de la jurisdicción del párroco en las funciones
no parroquiales, lo cual está en abierta contradicción con la resolu-
ción dada por la Sagrada Congregación de Ritos, en el decreto gene-
ral de 1703 á la duda cuarta, constando como consta por las tablas
de fundación de la misma Cofradía, que ésta, para evitar conflictos,
pidió y obtuvo la independencia en sus relaciones con las dos pa-
rroquias.
Resumiendo ahora en conclusiones generales la causa que he-
mos procurado extractar con toda fidelidad en sus puntos importan-
tes, tenemos que
i.° La apelación es válida y debe ser admitida, aunque se haya
implorado este remedio antes de ser notificada oficialmente la sen-
tencia á la parte apelante.
2.0 Cumplidos los fatales para promover la apelación, aún puede
remediarse el gravamen inferido, sea presentando querella de nuli-
dad, cuando la sentencia es abiertamente injusta (1), ó pidiendo
nueva audiencia, si el Supremo Tribunal desechó la apelación por
haber expirado el improrrogable plazo de los diez días, ó, aun pres-
(1) Aunque la querella de nulidad puede ser promovida ante el juez supe-
rior, sin embargo, cuando circunstancias especiales no aconsejen otra cosa,
debe serlo ante el juez que pronunció la sentencia que se impugna, porque,
siendo nula, no reviste el carácter de definitiva, condición necesaria para que
cese la jurisdicción del juez que falló contra justicia, quien, por tanto, debe
reformar la sentencia dictada. Prescripciones son éstas tomadas del derecho
romano, que evitarán, si el juez procedió de buena fe, gastos y retardos in-
útiles.
REVISTA CANÓNICA. 461
cindiendo de esta última hipótesis, por medio del recurso al Príncipe.
3.0 En causas de la índole de la presente, cabe también pedir la
restitución in integrunt, toda vez que deben ser las partes interesadas
reconocidas jurídicamente como pobres.
4.0 El término fijado por el derecho para proseguir y terminar la
apelación puede y debe prorrogarse cuando se demuestre que la parte
apelante estuvo legíti mámente impedida.
5.0 Contra los actos facultativos no se admite prescripción, mien-
tras no conste que los actos contrarios fueren puestos con intención
de obligarse, por un tiempo que creemos no ha de ser inferior á cien
años, y continuados sin interrupción.
6.° El Ordinario puede aconsejar á las cofradías laicales la asis-
tencia á las procesiones generales, pero no imponerlas obligación, á
no ser que aquéllas hayan voluntariamente renunciado á sus dere-
chos, sea por auto ó documento público, ó bien por actos inductores
de costumbre, con las condiciones legales para prescribir contra los
facultativos.
7.0 y último. Si en las tablas de fundación de las cofradías se
consigna su independencia de las parroquias, éstas no pueden re-
clamar sobre aquéllas otros derechos que los concedidos por el de-
creto general de la Sagrada Congregación de Ritos en 1703, en las
funciones propiamente parroquiales.
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. A.
CRÓNICA GENERAL
EXTRANJERO
¡oma. — Desde mediados de Junio no ha llegado á la Ciudad
Eterna ninguna peregrinación; así es que las parroquias de
Roma practican ahora los ejercicios para ganar las indul-
gencias del Año Santo. Todos los feligreses, presididos por su cura
párroco respectivo, empiezan un día la visita á una de las Basílicas,
y al siguiente entran por la Puerta Santa de las tres Basílicas res-
tantes. Hermoso espectáculo el que ofrecen algunos centenares, y á
veces millares de fieles postrados ante la Puerta Santa rezando en
alta voz las oraciones. Cuando todas las parroquias de la Ciudad
Eterna y sus alrededores hayan verificado estos piadosos ejercicios,
acudirán á ganar el Jubileo los fieles de otras diócesis de Italia, á
cuyo fin se ha establecido el conveniente turno, para evitar aglome-
raciones.
— Su Santidad ha aprobado en estos días el modelo de la estatua
del Divino Redentor, que se ha de erigir sobre diecinueve montañas
de Italia en homenaje á Nuestro Ssñor Jesucristo, y lo mismo el bajo-
relieve de mármol que será reproducido sobre el zócalo de la esta-
tua. Muchas son ya en Italia las cumbres coronadas por atribu-
tos religiosos; pero esta nueva manifestación es mucho más im-
portante, aumentando la significación el hecho de levantar todas
esas estatuas simultáneamente, para que sea más patente á los ojos
de la impiedad la prueba de que son muchos los católicos que quie-
ren confesar públicamente la gloria que á Dios corresponde.
— Durante los ocho primeros días del próximo Septiembre se
CRÓN)CA GENERAL. 463
celebrará en Roma un Congreso Escolar Católico, en el que podrán
tomar parte todos los profesores y escolares, así de las Universidades
oficiales como de las católicas libres, Los temas de estudio serán los
siguientes: «Liga internacional de la juventud estudiosa católica,
especialmente universitaria. Internacionalidad de los títulos. Liber-
tad de enseñanza. Universidades católicas. Protección de la fe en la
juventud estudiosa: medios de conservarla y propagarla. Difusión
de la lengua latina. Difusión de los estudios históricos, eclesiásticos
y civiles, en contraposición al abuso del racionalismo incrédulo.
Medios para propagar el estudio de la filosofía escolástica. Reposi-
ción en el debido honor de las ciencias teológicas en las escuelas
superiores, y medios más oportunos para conseguirla. Medio de lle-
var á los estudios de Economía y Derecho la defensa de los princi-
pios nuevamente expuestos en las Encíclicas de León XIII.» La
Junta internacional procurará obtener rebajas en los billetes de pa-
saje por Francia é Italia, y la española se pondrá de acuerdo con la
Junta organizadora de alguna de las peregrinaciones, que salgan en
la expresada fecha, á fin de que los suscritos al Congreso puedan,
además de las ventajas económicas, utilizar las espirituales que
proporciona el agregarse á una peregrinación durante este Año
Santo.
— Para otros países, una procesión religiosa no es una novedad,
ni un acontecimiento, que digamos. Pero sí lo es para Roma, en
donde desde hace treinta años no se había visto semejante suceso.
Verdad es que se ha permitido y celebrado en local cerrado, pero con
billetes de entrada profusamente distribuidos. La procesión tuvo lu-
gar en la grandiosa y hermosísima villa Borghese, junto á la Porta
del Popólo, en donde provisionalmente se ha colocado el nuevo Cole-
gio eclesiástico portugués. La procesión, con el Santísimo Sacra-
mento llevado bajo rico palio por el Cardenal Cassetta, fué celebra-
da por el Colegio portugués con motivo de la clausura del mes con-
sagrado á la devoción del Sagrado Corazón de Jesús, y resultó so-
lemnísima, conmovedora y hasta poética en aquellos grandes
paseos rodeados de árboles seculares. Tomaron parte 19 cofradías,
con sus estandartes y cruces; 400 Hijas de María vestidas de blanco,
y la representación de todos los Colegios eclesiásticos italianos y
extranjeros existentes en Roma; muchos Prelados y gran número de
sacerdotes: muchos señores de la nobleza y de la diplomacia, de frac
y de corbata blanca, con sus condecoraciones y hachas encendidas
en la mano, y cuatro bandas de música de los Círculos católicos de
Roma; los Comités parroquiales con sus riquísimos estándar-
464 CRÓNICA GENERAL.
tes, etc., etc. Multitud de ciudadanos distinguidos y señoras, en
número de unos 10.000, presenció la procesión.
— Con la solemnidad de siempre se ha verificado en la capilla
privada del Vaticano la bendición de los sacros palios que se entre-
gan á los Arzobispos y Obispos que gozan de este privilegio, ¿acom-
pañaban á León XIII, Monseñor Riggi, Prefecto de ceremonias, el
conde Capogrossi, abogado consistorial, y los limos. Prelados Audi-
tores de la Rota. Bendecidos ya por Su Santidad, los sagrados pa-
lios han sido trasladados en procesión á la Basílica Vaticana y colo-
cados en la cripta, junto á la preciosa caja metálica que hizo escul-
pir Benedicto XIV y que guarda las reliquias de San Pedro.
*
* *
Italia. — Con el nuevo Ministerio Saracco se ha introducido la
calma en la Cámara de los Diputados; pero esto no debe maravillar.
La extrema izquierda, compuesta de republicanos, socialistas y ra-
dicales, ha obtenido todo cuanto exigía del Gobierno, el cual se
mostró débil en el pasado Ministerio , presidido por el General
Pelloux, y se muestra, á lo menos hasta ahora, igualmente débil
en el Ministerio Saracco. Dicen los amigos de las instituciones que
el jefe del Ministerio, Saracco, se ha mostrado complaciente con la
extrema izquierda momentáneamente, tan sólo el tiempo preciso
para obtener una tregua y la aprobación del ejercicio provisional del
presupuesto hasta Noviembre; pero que después, en la reapertura del
Parlamento en otoño, cambiará de sistema y gobernará con mano
fuerte, combatiendo vigorosamente á los partidos subversivos. Esto
es, sin duda, algo difícil. Desde ahora el Gobierno del rey Hum-
berto se halla sometido á las imposiciones de los republicano-socia-
listas de la Cámara, los cuales, por su parte, están resueltos á seguir
con audacia por el camino emprendido, desde el momento en que
las últimas elecciones generales han hecho crecer su grupo hasta un
centenar, y continuarán imponiéndose y pidiendo siempre nuevas
concesiones para sus bien conocidos ideales. Parece que ha comen-
zado en Italia aquel movimiento que se observó en Francia en la
gran revolución de fines del siglo pasado, cuando el Gobierno de
Luis XVI, de debilidad en debilidad, llegó adonde todos saben.
— A raíz de haber comenzado en el Celeste Imperio el movimiento
insurreccional con la persecución á los europeos, el Gobierno italiano
pensó en no inmiscuirse en el asunto; tanto, que el Ministro de Ne-
gocios Extranjeros, Sr. Canevaro, hizo retirar de las aguas chinas
CRÓNICA GENERAL. 465
los dos ó tres barcos de guerra que allí se encontraban. Pero ahora
se ha visto obligado para conservar su rango de gran potencia (¡!)
europea, á tomar parte en la expedición de los ejércitos internacio-
nales que se prepara á invadir la China á fin de restablecer el orden
y vengar las espantosas matanzas de cristianos. Está ya decretado
el envío de tres regimientos, que embarcarán en Ñapóles para la
China. Entretanto se acercan ya á las aguas chinas los buques ita-
lianos, Elba, Calabria, Fieramosca, Carlos Alberto, Vesubio, Stromboli,
y Veltor Pizani, que podrán desembarcar 1.030 hombres de infantería
de Marina con 22 cañones, antes que lleguen allí las tropas de tierra
italianas á punto de embarcarse en Ñapóles. Si las cosas salen bien,
habrá tranquilidad, á pesar de la oposición de los partidos populares,
que no quieren oir hablar de la expedición militar italiana á China.
Pero si por casualidad el ejército internacional europeo sufriera al-
gún fracaso, sería difícil evitar en Italia el estallido de tumultos y
motines como los de Milán en Mayo del 98, tanto más cuanto que es
de temer para el próximo invierno la carestía de víveres, no habiendo
sido buena la cosecha de este año.
— La Cámara de diputados empezará en la próxima semana le sue
vacanze estive, que duran hasta mitad de Noviembre. Indudablemente
entonces caerá de nuevo el Ministerio, pues los partidos de oposición
le preparan varios debates sobre asuntos administrativos que han de
ruborizar á los más despreocupados.
* *
Francia. — Borrascosas por demás han sido las últimas sesiones
parlamentarias, sobre todo al suscitarse entre los debates la cuestión
del día, ó sea la referente á Delanne-Jamont. He aquí el relato de una
de dichas sesiones, tal como le transmite un corresponsal de la pren-
sa: «El senador Mr. Franck Chaveaux dirigió una interpelación al Go-
bierno acerca de las dimisiones presentadas por los generales Delan-
ne y Jamont, formulando una orden del día en que se hace notar que
las medidas del Gobierno tienden á desorganizar el ejército. El pre-
sidente del Consejo, Waldeck- Rousseau, contesta diciendo que el
ministro de la Guerra tiene derecho á trasladar á determinados oficia-
les, pues ningún texto legal impide que el jefe de Estado Mayor deje
de estar á las órdenes de dicho Ministro, quien decide en estos asun-
tos con absoluta libertad. (Aplausos en la izquierda.) Continúa Wal-
deck Rousseau diciendo que cree que el país no debe conmoverse
porque hayan sido trasladados de oficina dos generales, sino por los
30
466 CRÓNICA GEM1RAL.
detestables consejos que se dan al ejército, y sobre todo por la faci-
lidad con que son acogidos esos consejos. (Nuevos aplausos en la iz-
quierda.) El presidente dice también que no se deben dirigir censu-
ras al Gobierno, pues éste había retirado la dimisión de Delanne por
conservar la estabilidad en el Estado Mayor. «Por lo demás, añade,
la dimisión del general Jamont carece de importancia, puesto que
este oficial superior alcanzará dentro de pocos meses la edad regla-
mentaria para su retiro.» Waldeck- Rousseau continúa: «El Gobierno
ha escogido como nuevo generalísimo á un general joven. (Movi-
mientos diversos en la Cámara y algunas protestas.) Brougére — sigue
diciendo el presidente del Consejo — no ha cometido más que un error
á los ojos de algunos militares: el de profesar un culto igual por la
patria y por las instituciones. Esa es la razón por la cual se le llena
de ultrajes. Lo que queremos es defender al ejército, y para asegurar
la influencia del Gobierno sobre él, empleamos cuantos medios se ha-
llan á nuestro alcance, en vez de limitarnos, como hacen otras per-
sonas, á hablar mucho del ejército y no hacer nada en su beneficio.
Aquí lo que se debe hacer es preocuparse de sus necesidades y mejo-
rarle para convertirlo, á ser posible, en el primero del continente.
Daremos cima á nuestra misión á pesar de los obstáculos que se
levantan todos los días ante nosotros, y de ese modo demostraremos
á Francia que no somos de aquéllos á quienes se intimida ó se des-
anima con perturbadoras alharacas. »
— Procedentes del Havre, donde desembarcaron de regreso de los
Estados Unidos, han llegado á París los delegados boers, siendo re-
cibidos en la estación de San Lázaro por gran número de personas,
entre ellas el presidente del Consejo municipal, Mr. Grebauval, conde
Villebois-Mareuil, Treille, Guerin y otros. Al bajar del tren los dele-
gados, les fueron ofrecidos ramos de flores, y no se pronunció ningún
discurso. Los delegados boers, acompañados del doctor Leyds, cele-
braron una conferencia con el ministro de Negocios extranjeros,
Mr. Delcassé. Los mismos delegados dejaron sus tarjetas en el mi-
nisterio del Interior, y fueron recibidos en el Hotel de Ville por la
mesa del Consejo municipal. El presidente, Mr. Grebauval, ha salu.
dado á los representantes de las repúblicas sudafricanas, que admi-
ran al mundo con su heroísmo, y entre grandes aplausos se han pro-
nunciado brindis en honor de Kruger, Stejn, los Parlamentos, solda-
dos y pueblos de ambas repúblicas. El representante Fischer, al dar
las gracias, ha dedicado sentidas frases á la memoria del coronel
Villebois-Mareuil, y ha terminado diciendo que los boers piden al
mundo civilizado el arbitraje para poner término á la guerra que sos-
CRÓNICA GENERAL. 467
tienen. Al entrar y salir del Hotel de Ville, los boers han sido acla-
mados por numerosa multitud.
Estados-Unidos. — La Asamblea plena de los demócratas, reuni-
da en Kansas City, ha designado candidato á la presidencia de la
República á mister Bryant, y á la vicepresidencia á misterStevenson.
La Asamblea aprobó también los siguientes acuerdos: Oponerse á la
alianza con Inglaterra. Dirigir un mensaje á los boers, expresándo-
les las simpatías de los americanos y haciendo votos por su indepen-
dencia. Pedir la libre acuñación de la plata. Pedir que los Estados
Unidos reconozcan la independencia de Filipinas, y renunciar á la
ocupación militar del Archipiélago. Condenar el sistema imperialista
patrocinado por Mac-Kinley. Afirmar la doctrina de Monroe.
Casi al mismo tiempo comunican de Washington que una comi-
sión de la asamblea plena del partido republicano visitó á Mac-Kin-
ley para participarle que había sido designado candidato á la presi-
dencia de la República. Mac-Kinley, después de dar las gracias, de-
claró sostendría sus teorías sobre la circulación de la moneda, y que
estaba resuelto á proteger á los americanos en China.
— El Moming Post publica un telegrama de Nueva York diciendo
que el Gobierno americano ha decidido llamar á todas las tropas re-
gulares que pueden marchar á China, disponiendo que se concentren
en seguida en San Francisco de California para estar dispuestas á
embarcar en cuanto sea conveniente. El regimiento americano nú-
mero 9 ha llegado á Taku.
*
* *
China. — La prensa de Londres ha publicado telegramas en que
se describen los trágicos sucesos ocurridos en Pekín en la noche
del 6 al 7, levantando una protesta de indignación en todas las con-
ciencias honradas y en todos los países civilizados. Se confirma que
el día 30 del pasado los europeos hicieron una salida heroica, sor-
prendiendo á las tropas del general Tung-Fu-Siang, y causándoles
muchas bajas. Más de 200 chinos perecieron en aquel encarnizado
combate. Las tropas chinas eran muy numerosas, y los extranjeros
no pudieron romper sus líneas, viéndose precisados á retroceder y á
refugiarse nuevamente en las legaciones. El príncipe Tuan, descon-
certado ante el heroísmo de los europeos, creyó que el más práctico
de cuantos recursos le quedaban á su disposición era el de dejar á
468 CRÓNICA GENERAL.
los sitiados que se murieran de hambre, y así se resolvió á ejecutar-
lo. Estos bárbaros propósitos del príncipe Tuan viéronse desbarata-
dos por el esfuerzo del príncipe Cheng, general de las tropas leales,
el cual consiguió encontrar un medio de hacer llegar secretamente
provisiones á los europeos sitiados, librándose éstos así del suplicio
de morir de hambre, y pudiendo prolongar su denodada resistencia
hasta la trágica noche del 6 al 7, en que tan funestos resultados ha
tenido la lucha empeñada por el fanatismo de los boxers contra los
extranjeros, y especialmente contra el Cuerpo diplomático y consu-
lar. Enterado el príncipe Tuan de que Cheng proveía de víveres á
los sitiados, decidióse á dar un golpe definitivo, para lo cual ordenó
previamente al general Tung-Fu-Siang que atacara á las tropas de
Cheng. Cumplida inmediatamente esta orden por el general Tung-
Fu-Siang, prodújose un encuentro sangriento entre las fuerzas de los
boxers y las tropas leales, siendo derrotadas éstas últimas, que
acaudillaba Cheng. Según noticias llevadas por un propio á San-
ghai, se sabe que después de vencer á Cheng, no se atrevió desde
luego Tung-Fu-Siang á dar el ataque á las legaciones, porque le
constaba que éstas tenían muchas municiones todavía, pero se apre-
suró, por lo pronto, á tomar posiciones ventajosas para hostilizar á los
extranjeros, logrando por este medio obligarles á que consumieran
las municiones que les quedaban. Mientras tanto, hizo el general
boxer que los muros de las legaciones europeas fueran bombardeados
incesantemente, consiguiendo abrir brecha. El heroísmo de los sitia-
dos se centuplicó ante lo vigoroso del ataque y con el aumento del
peligro, hasta el punto de que á pesar de su extenuación, de su can-
sancio y de ver perdidas las últimas esperanzas de salvación, aún se
atrevieron los extranjeros á intentar una nueva salida, tratando de
abrirse paso á través de la enorme masa de carne del numerosísimo
ejército de los sitiadores.
A pesar de la heroicidad de los sitiados, éstos perdieron el senti-
do de la realidad, agobiados, rendidos y maltrechos por el insupera-
ble poder de los fanáticos boxers, y llegó un momento en que los
infelices europeos, desconcertados ya por completo, en lugar de tirar
á los soldados chinos, hacían fuego sobre los niños y las mujeres, sin
que fuera posible en tan inmensa confusión causar verdaderos des-
trozos al enemigo. Los chinos, en el delirio de su furor, hicieron
más vigoroso el ataque y más nutrido el bombardeo, abriendo nue-
vas brechas y acabando por apoderarse de las legaciones, á pesar
de la titánica resistencia de los defensores. El cañoneo vivo é ince-
sante, cada vez más estruendoso y más nutrido de la artillería chi-
CRÓNICA GENERAL. 469
na, convertía en tristes ruinas los edificios de los representantes de
Europa. Los europeos trataron de fortificarse entre los escombros
como mejor pudieron, y la sangrienta lucha, no interrumpida du-
rante toda la noche, continuaba cada vez con más furia al amanecer.
Por fin, las municiones de aquel puñado de héroes se agotaron com-
pletamente. Cuando los chinos vieron desvanecerse los últimos
medios de defensa de los sitiados, atacaron desenfrenadamente la
masa de escombros hacinados en que se habían parapetado y atrin-
cherado los europeos. Fueron unos momentos horribles.
Chinos y europeos llegaron á las manos, librándose cuerpo á
cuerpo el más sangriento y más horroroso de los combates. La san-
gre corría á torrentes. Los europeos se defendían con más denuedo
que nunca, resueltos á hacer pagar caras sus vidas. Los Chinos, cie-
gos de ira ante valor tan inaudito, y sedientos de sangre extranjera,
se complacían con encarnizamiento salvaje en dar á sus desgracia-
dos adversarios la muerte más cruel. Todos los europeos fueron
muertos. Las víctimas que caían en manos de sus bárbaros enemi-
gos eran al punto sometidas á los martirios más espantosos. Todos
los edificios fueron incendiados. Los boxers degollaban á cuantos
caían en su poder. Cuantas atrocidades pueda cometer la soldadesca
desenfrenada, fueron realizadas por los boxers. Los chinos mutilaron
los cadáveres; violaron á las mujeres; mataron á los cristianos indí-
genas, á los ancianos y á los niños. Con nada se saciaba su furor, y
ante el enorme número de aquellas hordas salvajes todos los esfuer-
zos resultaron inútiles. No hay noticia de que se salvara ningún eu-
ropeo. En la ciudad tártara fueron quemados muchos centenares de
edificios, todas las legaciones y todas las casas destinadas á los mi-
sioneros cristianos. Los detalles de los horrorosos sucesos de Pekín
exacerban la indignación de todo el mundo. Se cree que las poten-
cias enviarán á China numerosas fuerzas con la mayor urgencia
para el castigo de los jefes boxers que ordenaron los bárbaros atro-
pellos, y se añade que, mientras esto hacen, autorizarán al Japón
para enviar á Taku un gran ejército. El Moming Posty sin embargo,
considera peligroso otorgar al Japón una autorización tan amplia, y
agrega que, cuando todo hace sospechar que todos los extranjeros
de Pekín han sido pasados á cuchillo, ya no existe el motivo que
había para autorizar al Japón á enviar fuerzas con el objeto de pro-
teger las vidas é intereses de los europeos.
— Un telegrama de Tien-Tsin que publican los diarios londinen-
ses, dice que las tropas aliadas, molestadas por los tiradores chinos,
hicieron un reconocimiento, en el que los rusos avanzaron hasta dos
470 CRÓNICA GENERAL.
millas al Norte. Otro destacamento, también ruso, se dirigió hacia el
Nordeste. Efecto de un error de los jefes, el grueso de las fuerzas
aliadas que debía sostener el movimiento, se retardó. La vanguardia
rusa fué vigorosamente atacada por las tropas chinas de la ciudad in-
dígena; pero aquélla se mantuvo firme con gran vigor hasta que lle-
garon refuerzos. Al mismo tiempo los chinos rompieron el fuego
contra la población con cañones colocados sobre las murallas. El
cañoneo duró dos horas, pero no hizo mucho daño. Mientras la aten-
ción de los europeos estaba fija en el ataque que se realizaba por el
lado del Norte, considerables fuerzas chinas penetraban en la pobla-
ción por el Este, llegando hasta unas cien yardas del puente de bar-
cas situado cerca de la concesión francesa. Esta parte de la pobla-
ción estaba desierta, por lo cual los chinos pudieron establecerse en
ella y abrir un nutrido fuego, resguardándose ellos cuidadosamente.
El puente estaba guardado por un destacamento ruso con ametralla-
doras. Los rusos contestaron enérgicamente y lograron conservar
sus posiciones hasta que llegaron dos compañías de compatriotas.
Entonces los chinos se batieron en retirada, pero continuando su
fuego. Las tropas de las demás potencias, por su parte, fueron ata-
cadas en sus posiciones en la otra orilla del Pei-ho, pero contestaron
con eficacia al enemigo, que permanecía invisible. Por último el fue-
go fué cesando poco á poco, terminando al fin el combate. Las pér-
didas de los rusos han sido superiores á las de los chinos, pero aqué-
llas consisten principalmente en heridos leves. El río permanece li-
bre hasta Taku.
— Las últimas noticias relativas á la actitud de las potencias son
que á las dos potencias más vecinas de China, á Rusia y al Japón,
se va á confiar principalmente la misión de restablecer el orden en el
Celeste Imperio. Sigúese con sumo cuidado evitando la palabra de
guerra. Francia, Alemania é Inglaterra mandarán á China cada una
20.000 hombres, y Austria é Italia contribuirán ala pacificadora ac-
ción con contingentes menos fuertes.
— Desde Che-fu comunican al Daily Express que ha desembarcado
un cuerpo de ejército japonés compuesto de 22.000 hombres y 5.000
caballos. Este cuerpo de ejército está admirablemente equipado, pu-
diendo servir como modelo, incluso á las naciones que tienen mejor
organización militar. Lleva 30 cañones de grueso calibre, 120 pie-
zas de campaña, una sección de pontoneros, otra de aerostación, dos
magníficos hospitales de campaña y 50 médicos. El ejército japonés
será mandado por el mariscal Niodzu ó por el mariscal Oyama. To-
das las medidas indican que las tropas japonesas van preparadas
\
CRÓNICA GENERAL. 471
para dos ó tres años de campaña. Estos formidables preparativos del
Japón suscitan grandes recelos á los Gobiernos de Rusia y de Ale-
mania. Antes del martes próximo desembarcarán 13.000 soldados ja-
poneses en Taku, y cuatro días después otro cuerpo de ejército de
20.000 hombres. El Gobierno del Japón quiere tener en el Norte de
China, antes que avance más la estación de las lluvias, un efectivo
de 63.000 hombres, perfectamente equipados y con municiones para
una larga campaña.
El mariscal Yamagata, jefe de la actual movilización de las tro-
pas japonesas que saldrán para China el 19 de Julio, es el vencedor
de los chinos en 1894.
*
* *
Inglaterra.— -Si bien no son los triunfos de los boers de tanta
monta ni tan continuos como en los comienzos de la campaña, me-
recen, sin embargo, especial mención los obtenidos al Nordeste de
Pretoria y en Waterswal, recientemente. Los ingleses, que creían
que una vez tomada Pretoria lo restante de la guerra sólo venía á
ser una marcha triunfal por el campo enemigo, se lamentan á ulti-
ma hora de su engaño; y para muestra de que la lucha está muy
viva y no es cosa de un día, he aquí los detalles conocidos hasta
ahora de la derrota sufrida por los ingleses en Nitrals:- «Cinco com-
pañías del regimiento de Lincolnshire recibieron orden de ocupar el
desfiladero de Magalesberg, en las inmediaciones del fuerte de De-
despoort. Dichas fuerzas llegaron al indicado sitio el día 10 por la
tarde, y el n, al amanecer, los puestos ingleses situados en una
pequeña colina al Norte del desfiladero comenzaron á hacer algunos
disparos, cuando en otra colina situada al Este aparecieron los
boers, abriendo un nutrido fuego y sembrando la confusión en las
filas británicas. Esto no obstante, el coronel logró hacerse escuchar
de sus hombres, los cuales ocuparon posiciones en una colina al
Oeste de la garganta, desde cuyo punto, y durante todo el día,
cambiaron con los boers un vivo fuego de fusilería. Los ingleses
habían emplazado dos cañones en la entrada del desfiladero, apode-
rándose de ellos los boers, después de una seria resistencia por parte
de los escoceses que los defendían. Casi todos los defensores de las
piezas fueron muertos ó heridos. También se había emplazado desde
un principio un cañón Maxim, pero la intensidad del fuego que ha-
cían los boers, obligó á sus servidores á retirarlo. El fuego continuó,
sin embargo, en toda la línea, y á las tres de la tarde los boers se
472 CRÓNICA GENERAL.
adelantaron sobre la izquierda de la posición de los ingleses. Un
oficial y quince hombres intentaron atacar á los asaltantes para de-
tener su movimiento, pero catorce ingleses quedaron muertos y he-
ridos. Tres compañías del regimiento de Lincolnshire se hallaban, á
todo esto, casi rodeadas por el enemigo, pero permanecieron firmes,
disparando con gran calma á fin de economizar las municiones que
no podían renovarse. Al llegar la noche todas las municiones esta-
ban agotadas. Uno de los últimos fugitivos llegados del lugar del
combate, cuenta que cuando él se retiró, los ingleses que allí que-
daban se habían colocado en una posición abrigada y, calando bayo-
neta, se disponían á esperar al enemigo. Los boers, según declara-
ciones de origen indudable, han empleado en este combate indígenas
armados.
«El combate duró casi todo el día, dice el mismo Roberts, y
cuando á primera hora de la mañana conocí el número de la fuerza
boer que atacaba, envié refuerzos. Desgraciadamente, antes de que
llegasen, las tropas inglesas de Nitrals habían sido derrotadas. Dos
cañones y gran parte del escuadrón de escoceses fueron capturados
por los boers, á causa de que éstos consiguieron matar todos los ca-
ballos. También fueron aprisionados noventa soldados del regimiento
de Lincoln. Aún no tengo la lista completa de nuestras pérdidas;
pero creo que deben ser importantes. Al mismo tiempo fueron ata-
cados nuestros puestos avanzados cerca de Dedespoort, al Norte de la
población.»
— Telegramas recibidos por la vía de ¿orenzo Márquez , confirman
el serio descalabro sufrido por los ingleses en el desfiladero de Nitrals,
situado á unos veinte kilómetros de Pretoria. Después de recio com-
bate, los ingleses que ocupaban el desfiladero se vieron obligados á
apelar á la fuga, dejando en poder de los boers dos cañones y bas-
tantes prisioneros. Los partes oficiales ingleses fijan éstos en unos
doscientos hombres; pero fueron más según los informes de origen
transvaalense. Hay motivos para sospechar que así sea, pues el
mismo general Roberts, hablando.de este hecho de armas, dice:
«No tengo aun la lista de las pérdidas, pero creo que son importan-
tes.» Cerca de Dedespoort, los ingleses han tenido también un en-
cuentro poco afortunado, viéndose obligado á retirarse un regi-
miento de dragones atacado por los boers. En cambio los telegramas
oficiales ingleses aseguran que cerca de Krugersdorp el general
Smith causó muchas bajas á los boers, pero sin precisar el número
de éstas.
CRÓNICA GENERAL. 473
II
ESPAÑA
A falta de grandes acontecimientos que relatar en la presente
quincena, toda la prensa española viene hablando á diario de la re-
nuncia presentada por el Sr. Villaverde, y de los propósitos formula-
dos por su sucesor en el Ministerio de Hacienda , el Sr. Allendesa-
lazar.
El Sr. Silvela ha querido demostrar con toda claridad que la sa-
lida del Sr. Villaverde no reconoce causa alguna política, y para ello
pidió al Ministro dimisionario que hiciera indicación del sucesor.
Accedió á ello el Sr. Villaverde, é indicó ai Sr. Allendesalazar , esti-
mando que en las discusiones parlamentarias, y siendo secretario de
la Comisión de presupuestos del Senado , se penetró perfectamente
del pensamiento dominante en los proyectos financieros que fueron
tan discutidos por las Cortes. Además , ha deseado el Sr. Villaverde
que su sucesor pueda disponer del tiempo necesario para enterarse
de los asuntos de Hacienda y preparar el futuro proyecto de presu-
puestos para 1901. Aceptada por el jefe del Gobierno la indicación
en favor del Sr. Allendesalazar, propuso á la Reina el nombramiento
del nuevo Ministro de Hacienda , que igualmente fué aceptado
por S. M. — Don Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar, encarga-
do de la cartera de Hacienda, cuenta apenas cuarenta y cuatro años
de edad. Hijo de los condes de Montefuerte, nació en Guernica (Vizca-
ya) el 28 de Agosto de 1856. Ingeniero agrónomo y licenciado en'
derecho , tomó por vez primera asiento en el Congreso en 1884, á
donde vino representando el distrito de Marquina. En las Cortes
de 1886 y en las de 1896 tuvo la misma representación. Al separarse
el Sr. Silvela de D. Antonio Cánovas , siguió al primero en su disi-
dencia, no teniendo nueva representación en la Cámara hasta la su-
bida al poder del actual presidente del Consejo , en que fué elegido
diputado por Lérida. Siendo ministro el Sr. Fabié, desempeñó la di-
rección de Hacienda del Ministerio de Ultramar, y en la última crisis
fué nombrado Alcalde del Ayuntamiento de Madrid en sustitución
del Sr. Marqués de Aguilar de Campóo. Pocos días después obtenía
el nombramiento de senador vitalicio. El Sr. Allendesalazar es maes-
trante de Granada, profesor mercantil y del Instituto Agrícola de Al-
fonso XII. Aspira el Sr. Allendesalazar á tener en su poder los presu-
puestos para el día i.° de Agosto, á fin de preparar el proyecto gene-
474 CRÓNICA GENERAL.
ral. Este proyecto será exclusivamente de diferencias con arreglo á
la ley aprobada en el último período parlamentario , y cree que las
más importantes serán las que afecten á la realización de obras pú-
blicas que han de tener carácter reproductivo, pues que aumentarán la
riqueza del país. En la parte de ingresos cree el nuevo Ministro que
hace falta algún tiempo más para apreciar con acierto el efecto de
las últimas reformas tributarias. Lo que el Ministro no quiere aban-
donar es el propósito de implantar el impuesto sobre alcoholes , pero
efectuándolo con gran moderación, para que se armonice todo lo po-
sible con la importantísma producción vinícola/Establecido el im-
puesto, cree el Ministro que con el natural desarrollo que ha de
tener andando el tiempo, será una de las más importantes fuentes de
producción, como espera que ha de suceder con la producción azuca-
rera. El proyecto de presupuestos lo quiere presentar el Ministro en
cuanto se reúnan las Cortes, á fin de que puedan discutirse y apro-
barse antes de i.° de Enero. Confía también el Sr. Allendesalazar
que el presupuesto vigente se liquidará en condiciones muy satisfac-
torias para el Tesoro y para el crédito nacional.
— Acerca de la cuestión relativa á los libros de texto, S. M. firmó
hace días el siguiente decreto del Ministro de Instrucción pública:
«Artículo i.° El Gobierno encomendará al Consejo de Instrucción
pública que determine por medio de un cuestionario general el fin,
carácter y extensión de cada asignatura de las incluidas en el plan de
estudios, á fin de que no se desnaturalice su exposición en la cátedra
ó en el libro de texto y no resulte, en su consecuencia, duplicada una
enseñanza ú omitida la que el legislador ha querido establecer. — Ar-
tículo 2.0 El profesor ó profesores desenvolverán el contenido de la
asignatura y redactarán el programa de la misma con plena libertad
en cuanto al plan, método y doctrina, pero siempre con sujeción al
cuestionario general redactado por el Consejo de Instrucción pública.
Art. 3.0 El libro de texto que señale el profesor deberá estar previa-
mente aprobado, desde el punto de vista de sus condiciones didácti-
cas, por el Consejo de Instrucción pública ó por la junta de profeso-
res del establecimiento ó facultad en que se estudie la asignatura. Si
se formulara, no obstante, alguna reclamación de oficio ó por particu-
lar, sobre el precio del libro de texto, su extensión ó condiciones
didácticas, la expresada junta de profesores resolverá si es excesivo
el precio y si debe retirarse de los cuadros de enseñanza. La votación
en todo caso será nominal y pública y se insertará individualmente
en la Gaceta de Madrid. Contra la resolución se podrá recurrir ante el
Consejo universitario, y después, y en última instancia, ante el Con-
CRÓNICA GENERAL. 475
sejo de Instrucción publica. — Art. 4.0 Los programas habrán de ser
todos los cursos igualmente aprobados por la junta de profesores. —
Art. 5.0 La adquisición del libro de texto que el profesor señale no
será obligatoria para los alumnos, los cuales podrán prescindir de
aquél, siempre que en otra forma ó por otros medios logren adquirir
los conocimientos que constituyen la asignatura.»
— El mismo Sr. García Alix, á petición de la prensa y de los inte-
teresados en la enseñanza elemental, ha dictado el reglamento orgá-
nico por que se han de regir las escuelas, modificando las bases y
formas del sistema anterior. Según el nuevo plan las escuelas públi-
cas de primera enseñanza se dividirán para los efectos de su provi-
sión en escuelas superiores, escuelas elementales completas, escue-
las elementales incompletas, escuelas de asistencia mixta, escuelas
de párvulos y de patronato. Las escuelas inferiores á 825 pesetas se
proveerán por concurso único; las de 825, unas veces por oposición
y otras por concurso de traslado; las de 1.100, una vez por concurso
de ascenso y otra por concurso de traslado. Las superiores de 1.350,
siempre por oposición. Las de dotación superior, una vez por oposi-
ción y otra por concurso de ascenso ó traslado. Para los efectos de la
provisión de escuelas y auxiliar por oposición, los rectorados Cen-
tral, Barcelona, Granada, Valencia y Sevilla anunciarán en la se-
gunda quincena del mes de Enero de cada año las vacantes, y en la
correspondiente al mes de Junio lo verificarán los rectorados de Va-
lladolid, Santiago, Oviedo, Salamanca y Zaragoza. Los rectores
nombrarán los tribunales de oposición. El tribunal formulará la lista
de opositores aprobados, fijándose en el tablón de la Universidad
respectiva. El rectorado hará los nombramientos en su virtud. Si
existieran protestas pasarán los documentos al consejo universitario.
De la resolución podrá acudirse en alzada al Ministerio. Son objeto
de la provisión por concurso único los escuelas inferiores á 825 pe-
setas. Las juntas provinciales publicarán en los Boletines oficiales la
relación de vacantes de estas escuelas. Transcurrido el plazo de
treinta días formularán la propuesta, que se publicará también en el
Boletín y se elevará al rector del distrito. En el mes de Marzo los
rectorados anunciarán las escuelas que deban proveerse por concurso
de ascenso. A los treinta días formularán las propuestas los rectores,
y después de un plazo de veinte días para reclamaciones, procederán
los rectores á hacer los nombramientos. En el mes de Octubre anun-
ciarán los rectores en la Gaceta las vacantes que hayan de proveerse,
por concurso de traslado, y llevarán la misma tramitación que las
anteriores. Las permutas las resolverá el rector del distrito, y si los
476 CRÓNICA GENERAL.
maestros que las entablasen fuesen de territorios de distinta Univer-
sidad, se pondrán de acuerdo los rectores para resolverlas. Los pre-
sidentes de las juntas locales de primera enseñanza podrán conceder
diez días de licencia; los de las provinciales y municipal de Madrid
treinta días; las de mayor duración por los rectorados. Los expe-
dientes gubernativos á los maestros y auxiliares se instruirán en
las juntas provinciales, con intervención del inspector de primera en-
señanza y junta local, y oído el interesado. Terminados, se remiti-
rán al rectorado respectivo, que, después de oir el dictamen del Con-
sejo universitario, resolverá lo procedente. Existirá la alzada ante la
subsecretaría del Ministerio. Los maestros que dejaren de prestar
servicios en la enseñanza necesitarán rehabilitación para volver á in-
gresar en ella. No se reconocerán derechos preferentes. La junta
municipal de primera enseñanza de Madrid tendrá iguales atribucio-
nes que las concedidas á las juntas provinciales. En la subsecretaría
del Ministerio no se cursará instancia ni documento alguno que no
sea remitido por el conducto debido.
— El Sr. Paraíso ha publicado su carta circular dirigida á los
organismos adheridos al movimiento déla Unión Nacional. Dice
así el documento: «Obligado á poner término á nuestra protesta ini-
ciada contra unos presupuestos y una administración que consti-
tuyen la más cruel de las burlas á la pobreza del país, séame lícito
ratificar una vez más el juicio que sobre la resistencia al pago le
tengo ya manifestado. Hoy, como siempre, fío tanto en el resultado
de ese procedimiento, que si cien veces se reclamara mi voto como
en i.° de Abril último, las cien lo emitiría afirmativamente. Pudo
dudarse un día sobre la conveniencia y eficacia de su aplicación;
pero el número, la fe y el entusiasmo de los que respondieron á
nuestro llamamiento fué tan asombroso, que sin la sorpresa del alto
auxilio prestado á los que suscitando los odios del país contribu-
yente, heridos y maltrechos, considerábaseles vencidos, y sin el es-
tacionamiento obligado durante estos meses, de la política y de los
negocios públicos, el éxito hubiera llegado , aun antes de plantear la
resistencia. Los 360.000 contribuyentes que espontáneamente tras-
pusieron el plazo legal aceptando las consecuencias de una mal en-
tendida moralidad , representan un plebiscito que cuesta dinero,
mucho más importante y significativo que el que haya podido pre-
parar Gobierno alguno, aun en aquellas elecciones en que el voto se
cotiza y se vende. Pero los días pasan y la resistencia no puede
continuar limitada al estado presente, porque ello equivaldría al
sacrificio estéril, hoy en una provincia y mañana en otra, de los
REVISTA CANÓNICA. 477
más patriotas, de los mejores. La resistencia, que nunca respondió
al propósito de negar recursos al Estado, y de la que no fué partidario
el Sr. Costa, facilitaba un medio eficaz de crear un estado de opi-
nión bastante movida para que la protesta, siendo ordenada, resul-
tara viva, enérgica y permanente, como fe diaria de la vida de este
movimiento, que, bajo mi honrada palabra, declaro nunca fué más
grande ni más potente. Pero era preciso al propio tiempo que se
llevara á cabo con todas sus consecuencias, ampliarla á otros tri-
mestres, hasta obtener la satisfacción que con justos apremios de-
manda el país, y extenderla á otros tributos tan odiosos y vejatorios
como el de Consumos, que cada día estrecha más el ya difícil pasar
de las clases menos acomodadas. Así lo he intentado para reforzar
la actitud de los que hoy la mantienen; pero como ni la mayoría de
mis dignos compañeros de Directorio opinan en ese sentido, ni de
las facultades que concedió la Asamblea de Valladolid á su presi-
dente puedo yo hacer uso en estos momentos, sería verdadera teme-
ridad, por mi parte, consentir la resistencia, manteniendo la exhor-
tación hecha en 30 de Abril último, sin facilitar medios de defensa
al que patrióticamente sigue el consejo. Los que tan gallardamente
han permanecido en su sitio desde que acudieron á la cita, no mere-
cen ser entregados y sacrificados: ni siquiera vencidos. Tienen bien
ganado un puesto de honor en este movimiento que perdurará para
bien de España, y un lugar preferente en el afecto del Directorio,
que seguramente contará con ellos en luchas futuras. Yo soy el que
me considero vencido aunque no derrotado, porque desgraciadamente
no ha existido lucha, y por ello, á la vez, Sr. Presidente, que pongo
término á la presente incidencia, dejando sin efecto el consejo que
determinó la resistencia acordada en 30 de Abril último, tengo el
honor de poner en manos de ese organismo la dimisión del cargo
con que colectiva é inmerecidamente me honraron en la Asamblea
de Valladolid. Muy reconocido, nunca olvidaré las pruebas de consi-
deración y de cariño que les ha merecido este modesto, pero leal y
honrado, compañero y presidente. Estoy y estaré siempre al lado de
los que, con la prudencia necesaria, vayan más allá, impulsados por
el amor á la patria, y mientras llega el día del sacrificio, que llegará
para todos, dispongan, etc., etc. — Basilio Paraíso.)) Al escrito acom-
paña una nota expresando la confianza de que el presidente de cada
organismo adoptará las disposiciones que juzgue convenientes.
La Junta provincial de Madrid ha convenido en no aceptar la
dimisión del Sr. Paraíso, y de creer es que lo mismo se hará en
Zaragoza y Valencia.
478 CRÓNICA GENERAL.
A esta declaración del Sr. Paraíso ha seguido la del Sr. Costa,
el cual, según refiere un redactor de El Español, en parte considera
fracasadas las gestiones de la Unión Nacional, y en parte no. No,
por lo que concierne á las masas; si, en lo que toca al elemento
directivo, que ha faltado en la Unión Nacional, como ha faltado, si-
glos hace, en la nación misma.
Presagia un triste augurio á la Unión Nacional cuando dice que,
pasados dos años, se hablará de ella como de una institución difunta,
como existen hoy las Ordenes militares, pero que aún se la puede
imprimir un fuerte impulso, una reconstitución vigorosa, que juzga
de absoluta necesidad para que España se redima. Afirma también
que seguirá unido en espíritu y haciendo votos por su prosperidad,
si todavía es tiempo y el camino que lleva es seguro, ó porque Dios
la ilumine, en caso contrario.
OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS
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s un hecho que los pueblos de raza germánica y an-
glosajona gozan actualmente de una superioridad
indiscutible sobre los países latinos en cuanto á po-
lítica, industria y comercio. Los progresos crecientes de In-
glaterra y Alemania, lo mismo en su vida interna que en la
dilatación de su imperio colonial, contrastan visiblemente con
el estacionamiento ó más bien la decadencia de España,
Francia, Italia y Portugal, sometidas, cuál más, cuál menos,
á crueles catástrofes é inicuos despojos, y víctimas, por ca-
rácter nacional, de su misma inacción y enervamiento. El
siglo XIX, desde el oscurecimiento de la estrella napoleónica
en Santa Elena, ha sido el siglo de las conquistas para las
naciones del Norte en todas las esferas del bienestar material,
y el siglo de las desdichas páralos países meridionales, inva-
didos por la influencia extranjera. Están muy recientes los
desastres de los franceses en la guerra con los prusianos , y
más aún los experimentados por España en la lucha provo-
cada por una nación infame. Italia y Portugal representan
el triste papel del esclavo que vive por misericordia de sus
señores; y si en apariencia ostentan el título de reinos inde-
pendientes y figuran como piezas de equilibrio en la balanza
de las naciones, en realidad constituyen respectivamente un
feudo de Alemania y de Inglaterra.
De aquí ha procedido. la idea, bastante general en los úl-
La Ciudad de Dios.— Año XXI.— Mm. 657. 31
482 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
timos tiempos, de que las naciones de raza latina, no sólo
están llamadas á llevar una existencia precaria, propia única-
mente de los pueblos viejos, sino que llegarán á ser absorbi-
das por la corriente de expansión anglosajona, como lo fueron
los pueblos primitivos por la invasión del imperio romano.
Algo así quiso profetizar en época bien reciente el primer
ministro de la reina Victoria, lord Salisbury, cuando en su
discurso pronunciado el año 98 en la Prinrose League, con
motivo de nuestra guerra con los Estados Unidos, tuvo la
arrogancia y el atrevimiento de clasificar las naciones en vi-
vas, moribundas y muertas, presagiando, no ya sólo nuestra
derrota, sino también el fin de nuestra existencia nacional.
Prescindiendo de tan absurda opinión y del pesimismo
que ve tantas sombras en el porvenir de los pueblos latinos,
nos limitaremos á examinar alguna de las causas que se han
alegado para explicar el gran desnivel que existe entre los
países septentrionales y meridionales. De los escritores fran-
ceses ha surgido una falange de apologistas del método de
educación inglés, al cual consideran como el principal factor
de la prosperidad y progreso del Imperio Británico. En el
año 97 publicaba Edmundo Demolins su libro A quoi tient
la superiorité des Anglo-Saxons, que constituye una alaban-
za continuada del régimen pedagógico y del sistema particu-
larista que preside en todos los órdenes de la vida social in-
glesa. ,
También se ha dicho que la preponderancia de que
gozan los pueblos del Norte es fruto de la religión protestan-
te, así como el estado de visible decadencia de la raza latina
se debe principalmente á su catolicismo. El inglés Macaulay
decía: «Nos hallamos íntimamente persuadidos de que los
pueblos del Norte deben ante todo su progreso extraordina-
rio y su civilización y prosperidad á los efectos morales de la
Reforma protestante, y de que la decadencia de las naciones
meridionales de Europa sea debida en primer lugar á la reac-
ción del Catolicismo.)) De esta opinión se hizo eco el mismo
Lamartine cuando en su estudio L1 Anglaterre en i85o ren-
día tributo de admiración á la Gran Bretaña, proponiéndola
á sus compatriotas como ejemplar de virtudes cívicas y mo-
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 483
délo de candad: y en este sentido escribía también Emilio de
Laveleye, que trató de explicar el decaimiento de los latinos
por la supuesta hostilidad de la Religión católica hacia el
progreso, y el incesante desarrollo de los países protestantes
por la aptitud que reúnen las doctrinas de la Reforma para
la regeneración social.
La falsedad de las opiniones anteriormente expuestas
puede apreciarse atendiendo así á la comparación de los
principios que profesan la religión católica y protestante res-
pectó de la civilización verdadera, como á los diversos efec-
tos que una y. otra han producido en la sociedad. Desde
luego la objeción contra la vitalidad de la Iglesia en lo refe-
rente á civilización y progreso, es ya muy antigua, bien que
se haya presentado bajo diferentes fórmulas más ó menos
contrarias al Cristianismo. El establecimiento de la Inquisi-
ción en el siglo XV señala la época en que tuvieron origen
las recriminaciones que se han dirigido contra la Religión
católica como reaccionaria y antiprogresista, y desde enton-
ces han repetido mil veces la misma objeción todos los par-
tidarios de la emancipación de la razón humana. Lutero en
el orden religioso y Descartes en el orden científico prepara-
ron y dieron el primer impulso á ese movimiento de insu-
rrección y apostasía que á través de los siglos viene ensa-
yando diversas armas de combate, todas ellas encaminadas
á neutralizar el influjo de la fe sobre los pueblos y destruir
la obra del Cristianismo. «La filosofía de los Santos y Doc-
tores (dijo Maquiavelo) ha sofocado la lucha y el amor al
progreso.» «La fe es incompatible con la ciencia y con la li-
bertad,» se ha dicho en nuestro siglo. «¿Y qué ejemplo más
elocuente puede ofrecérsenos que el de la prosperidad de las
naciones alejadas del Catolicismo y el de la postración y
letargo que consume á los países sujetos al yugo del Ponti-
ficado romano? ¿No es cierto que la Iglesia representa la in-
tolerancia, el odio á la libertad y á las luces de la ciencia, la
represión de toda iniciativa humana, y que en cambio el Pro-
testantismo nos ha proporcionado las sublimes conquistas de
que se gloría el siglo XIX?» A estas acusaciones, que en reali-
dad no proceden más que de un sofisma viejo ya en la his*
484 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
toria, respondieron sabios apologistas, entre los que sobre-
sale Jaime Balmes, cuyos estudios sobre El Protestantismo
comparado con el Catolicismo son la refutación más contun-
dente de las doctrinas de la Reforma y constituyen un mo-
numento de imperecedera memoria en los anales de la Reli-
gión católica. Sin embargo, aun después de haber visto
publicadas obras tan apreciables, creemos oportuno insistir
en el mismo argumento examinando los diversos principios
por los cuales se dirigen una y otra religión en orden al
bienestar de la sociedad.
Debemos advertir, desde luego, que cuantos han inculpa-
do á la Iglesia del retraso y estacionamiento de los pueblos
católicos, desconocen el fin principal para el que fué institui-
da por Jesucristo. Respondiendo ala misma objeción, decía
Enrique Newman, protestante convertido á la fe y después
cardenal de la Iglesia Romana, en una de sus conferencias
pronunciadas en el Oratorio de Londres: «Juzgad los frutos
de la Iglesia por sus principios y por el fin que persigue, y
no por los principios y fines de sus enemigos.» Y Montes-
quieu venía también á constituirse en defensor de la verdad
cristiana al declarar que la gran inconsecuencia de los de-
tractores del Cristianismo es que no levantan los ojos más
allá de la vida terrrestre y se olvidan de que la felicidad tem-
poral del hombre debe ser nada más que una preparación
para la felicidad eterna. ¿Cómo puede apreciarse justamente
una cosa cuando no se la considera en relación con su fin? Es
indudable que la Iglesia jamás ha perseguido el bienestar
material de los pueblos y sociedades como fin primario é in-
mediato, sino que su misión principal consiste en dirigir las
almas á Dios, proponiendo por medio de sus enseñanzas y
doctrinas, aquellas reglas de vida moral y religiosa por las
cuales llegue el hombre á conseguir el reino de Jesucristo,
que no es de este mundo. El fin directo de la Iglesia es el
mismo que se proponía el Apóstol San Pablo, quien no tuvo
por ideal la civilización y bienestar temporal de las naciones,
ni la instrucción de los hombres en las artes' humanas, sino
la salvación de los elegidos, como él mismo nos dice. De ahí
que para la Iglesia merezca igual atención y sea tan digno de
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 485
sus beneficios el mísero salvaje que habita en las regiones
más apartadas del globo, como el hombre privilegiado que
vive en el seno de la civilización. Ella desconoce fronteras,
clases y razas, y el radio de su acción no se limita á este ó á
aquel pueblo, sino que abarca á toda la humanidad. Para
ella no hay formas de gobierno preferibles unas á otras, y en
tanto defiende el derecho en cuanto que se halla íntimamente
relacionado con el bien sobrenatural de los hombres, á quie-
nes guía en todos sus estados, es decir, como individuos,
como miembros de la familia y de la sociedad, y siempre
en relación con el último destino.
Hay, no obstante, que evitar aquella equivocación en que
han incurrido muchos enemigos de la Iglesia al considerarla
únicamente como una institución ó sociedad, sin otro fin que
el de la felicidad de una vida futura, y no ya indiferente, sino
hasta contraria á los legítimos progresos y conquistas del espí-
ritu humano referentes al bienestar social. «El Cristianismo,
afirmaba J. J. Rousseau, es una religión toda espiritual, ocu-
pada exclusivamente en las cosas del cielo: la patria del cris-
tiano no pertenece á este mundo: si el Estado se halla flore-
ciente, apenas sabe regocijarse de la felicidad pública, pues
teme enorgullecerse con la gloria de su país: la religión cris-
tiana, lejos de atraer á los ciudadanos hacia el Estado, los
aleja de él como de todas las cosas de la tierra : el Cristia-
nismo no predica más que servidumbre y dependencia; los
verdaderos cristianos saben que nacieron para ser esclavos,
y á pesar de todo, no se mueven por salir de tan mísera con-
dición.» Tal es el lenguaje de los incrédulos, que quisieran
aniquilar á la Iglesia y destruir su benéfico influjo en los
pueblos.
Es indudable que la acción del Catolicismo sobre las al-
mas trasciende á la vida temporal y parece como que se
desborda é inunda la tierra con sus bendiciones. El mismo
Montesquieu lo reconoció al decir: «¡Cosa admirable! La Re-
ligión cristiana, que no parece tener otro objeto que la felici-
dad de la vida futura, nos proporciona también nuestra di-
cha en la vida presente.» Y Pío IX, en su encíclica Immor-
tale Dei, afirma que la Iglesia, aun en la esfera de las cosas
486 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
humanas, ha producido tantos y tan inmensos beneficios á
la sociedad, que no podría proporcionarlos mayores y mas
numerosos aunque hubiera sido instituida directamente para
asegurar la felicidad de esta vida. ¿ Y cómo puede negarse
á la verdadera doctrina religiosa el carácter de verdadera
doctrina social y civilizadora por excelencia? La historia es
un testimonio demasiado elocuente para que pueda ponerse
en duda el influjo trascendental que ha ejercido el Catolicis-
mo en todos los órdenes de la vida humana desde los pri-
meros siglos de su existencia. A él se debe la transforma-
ción inmensa por la que el mundo, sumido en las tinieblas
del paganismo, vino á la luz de una civilización nueva, mu-
cho más brillante y fecunda que las civilizaciones de Grecia
y Roma. Los pasos más gigantescos que han dado los pue-
blos hacia el ideal de la verdadera cultura, las victorias más
solemnes que ha conseguido la verdad sobre el error y el
progreso sobre la barbarie, no han llegado á realizarse sino á
la sombra y bajo la influencia soberana de esta Iglesia, á la
que tanto se inculpa en nuestros días de reaccionaria y ene-
miga del progreso. ¿En qué institución, en qué doctrinas de
las conocidas en el mundo pagano no intervino la Iglesia para
curar los males de la sociedad, purificarla de sus grotescas
y bárbaras preocupaciones, é introducirla en los moldes de
la sana y legítima civilización? El lema de libertad, igualdad
y fraternidad, profanado por los hijos de la revolución fran-
cesa, fué una enseñanza benéfica y redentora de Jesucristo,
merced á la cual, la luz de la esperanza y el bienestar alum-
braba con divinos resplandores sobre la triste suerte de la
mujer aherrojada entre cadenas de envilecimiento, del niño
inválido, condenado á morir como ser inútil, y del esclavo,
víctima de los antojos de su señor. La familia entonces reco-
bró la felicidad perdida, mediante la consagración sacramen-
tal del matrimonio y la condenación del repudio y la poli-
gamia, y la sociedad política tuvo lazos de unión más fra
témales al ser desechada la antigua teoría materialista, se-
gún la cual el hombre no tiene otro fin que el de servir al
Estado. Con esto quedaba condenada la tiranía, y los hom-
bres aprendían á obedecer en cuanto no se viera la oposición
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 487
del Estado á las leyes de Dios, conforme á aquel precepto
de Jesucristo: Dad al César lo que es del César, y á Dios lo
que es de Dios. ¿Cabe una refutación más terminante de las
afirmaciones sentadas por Rousseau, de que el Cristianismo
no predica otra cosa que servidumbre y dependencia ?
Prescindiendo de las memorables conquistas realizadas
por la Iglesia en la obra de civilización de los bárbaros, y
de la gloria que exclusivamente le pertenece por la con-
servación de los monumentos de la civilización antigua , es
un hecho evidente que el renacimiento ó restauración de los
estudios clásicos tuvo su origen en las naciones católicas
por excelencia , como Italia , España , Francia y Portugal,
cuyas magníficas epopeyas no tienen un ejemplo semejante
en ninguna de las naciones del Norte. Los triunfos que éstas
han obtenido en los últimos tiempos, débense á razones de
diversa índole , que después tendremos lugar de explicar;
pero muy especialmente al Catolicismo , en cuya atmósfera
viven y del que han sabido conservar algunos de los princi-
pios más saludables y de mayor eficacia para conseguir la
felicidad temporal. Esta influencia innegable que ha ejercido
el Catolicismo en todas las épocas de la historia, y que aún
hoy se siente en todos los pueblos civilizados, inspiró á Gui-
zot la expresión de que, «si la Iglesia cristiana no hubiera
existido, el mundo estaría entregado únicamente á la fuerza
material.)) Es cierto que en la actualidad se ha desconocido
frecuentemente el derecho y la justicia, y que en la política
internacional é interior de los Estados domina en muchas
ocasiones el imperio de la fuerza bruta ; mas esto mismo es
una demostración palpable de las aberraciones en que incu-
rren los pueblos cuando se apartan de las leyes y enseñanzas
que prescribe la religión católica.
Desde el siglo XVII hasta nuestros días, la Iglesia no ha
intervenido en los asuntos temporales de los pueblos de la
misma manera que en siglos anteriores. El grito de indepen-
dencia levantado por Lutero en el orden religioso, trascendió
al orden científico, y de sus perniciosos efectos se resintieron
la política, el derecho, la filosofía, y en general todas las esfe-
ras en que se agita el espíritu humano. Olvidadas la mayor
488 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
parte de las doctrinas con que había contribuido el Cristia-
nismo á la formación y subsistencia de los pueblos, en cuan-
to á su régimen interior y á las relaciones recíprocas que
deben unir á unos Estados con otros, los incrédulos, imitan-
do el espíritu de innovación con que los primeros jefes del
protestantismo habían tratado de reformar la Iglesia, crea-
ron un derecho nuevo, que venía á resucitar algunas de las
creencias de la religión pagana, si bien revestidas de forma
científica. El hombre, según los partidarios de la escuela re-
formista, no tiene otra norma de conducta que su conciencia:
la sociedad no tiene tampoco más ley que la conciencia na-
cional, fruto y resumen de las conciencias individuales; y así
como éstas llevan un organismo, que es el cuerpo humano»
del mismo modo el organismo de la conciencia nacional es
el Estado, el cual, en última apelación, representa toda mo-
ral y todo derecho. Más ó menos conformes con esta singular
teoría de la sociedad sin Dios, las fórmulas particulares que
después se han tratado de ensayar en el gobierno de los pue-
blos abarcan toda clase de errores , desde la Estadolatría
hasta el Comunismo.
Consecuencias inmediatas de aquel movimiento de apos-
tasía y de guerra á las seculares tradiciones de la Iglesia cató-
lico-romana fueron el régimen despótico, que cubrió de san-
gre el suelo de Inglaterra, desde los tiempos de Enrique VIH
hasta el siglo pasado; el galicanismo y el josefismo, fautores
del pensamiento de la Iglesia nacional autónoma; el cesaris-
mo, encarnado en Napoleón, que en el exceso de sus ambi-
ciones ni aun perdonó al Pontificado, y, por último, el dere-
cho de la fuerza , del que bien podemos decir que ha susti-
tuido al derecho internacional.
Otro linaje de enemigos ha encontrado también la Iglesia
en su acción civilizadora. Si los Estados recogieron en bene-
ficio propio é hicieron suyas las halagüeñas doctrinas de la
revolución religiosa , los pueblos imitaron su ejemplo en la
parte que á ellos podía satisfacer. Desde entonces, y bajo la
influencia de los nuevos sistemas nacidos del protestantismo,
que desterraban á Dios de la sociedad y del derecho , la
fiebre de libertad é independencia fué acrecentándose en los
NACIONES CATÓ 1CAS Y NACIONES PROTESTANTES. 489
pueblos hasta producir la hecatombe de la revolución fran-
cesa, y, por último, brotaron con pujanza la demagogia y el
comunismo, que aún hoy subsisten al calor de las modernas
teorías liberales, y que viven como serpientes enroscadas al
organismo social.
Resumiendo los conceptos anteriormente expuestos, po-
demos decir que los dos vicios principales que llevaron con-
sigo los pueblos al separarse de la Iglesia , fueron la Estado-
latría y el exceso de libertad. Ambos vicios han sido siempre
combatidos por el Catolicismo, y no llegaron á prevalecer en
el mundo sino cuando se desconoció la autoridad de la Igle-
sia, tan enemiga del despotismo como de la libertad desen-
frenada.
Después de evidenciada la saludable influencia que la
religión católica ha ejercido en el bienestar de la sociedad,
necesitamos examinar aquellos principios del protestantismo
por los cuales, se dice, prosperan más las naciones á él
sometidas. El ya citado Emilio de Laveleye hace consistir la
mayor aptitud del racionalismo protestante sobre el Catoli-
cismo para dar impulso al progreso de las naciones, en el
principio del libre examen. «Es notorio, dice, que la religión
reformada ha favorecido siempre el acrecentamiento y la di-
fusión de la cultura, pues quiere que todos sepan leer y pue-
dan interpretar por sí mismos la Biblia. Por otra parte , la
moralidad reviste un carácter más severo entre los protestan-
tes que entre los católicos , como lo demuestra el hecho de
que en Inglaterra se desconocen las burlas sarcásticas y las
soeces invectivas con que han denigrado á la religión y á la
moral cristiana los sectarios franceses; y además, triunfo in-
discutible del protestantismo es haber dado origen á una
transformación completa de la sociedad, proporcionándola
todo este conjunto de beneficios que se llaman libertades
modernas.)) Como ejemplo de tan beneficiosa influencia, citan
los protestantes la vitalidad y esplendor de que actualmente
gozan Inglaterra, Alemania, Suiza y los Estados Unidos, en
donde preponderan los adictos á la Reforma.
No es necesario detenerse mucho en la consideración de
las razones mencionadas, para descubrir el error en que
490 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
están los racionalistas protestantes al apreciar la fecundidad
de sus doctrinas en orden á la civilización y al progreso, en
comparación con las doctrinas de la Iglesia católica. Basta
para juzgar de los beneficios que el libre examen ha propor-
cionado á la ciencia, fijarse en el estado actual de su misma
religión. ¿Cuáles son los dogmas en que todos los protestan-
tes convienen?
Aunque se prescinda de las sectas innumerables, acli-
matadas especialmente en Inglaterra y Escocia, que hacen
del protestantismo como un mosaico heterogéneo y dis-
forme, la anarquía y el caos permanecen en el campo del
racionalismo protestante. Por la interpretación individual de
la Sagrada Escritura se ha caminado hacia toda clase de
errores; se ha creado un Cristianismo adaptado al amor pro-
pio y á la razón egoísta, y hasta se ha llegado á defender que
puede uno profesar la religión protestante sin creer en la di-
vinidad de Jesucristo. Y no son de menor cuantía las aberra-
ciones del espíritu racionalista en el terreno filosófico. Al
erigirse la razón humana en criterio supremo de interpreta-
ción de la Biblia, el hombre venía á constituirse en sumaestro,
su rey y su Dios, conforme decía Lamennais. Así, el protes-
tantismo abría sus puertas hacia el naturalismo , del que
después procedió el sistema escéptico-panteísta de los ale-
manes, causa del anarquismo intelectual que hoy reina en la
filosofía. Por lo que se refiere al principio de libertad, que
los protestantes consideran como una conquista de la Refor-
ma, debe tenerse en cuenta que ellos mismos empezaron por
abominar de ella, como lo prueban los ejemplos de intoleran-
cia y tiranía de que fueron teatro en diversas épocas Ingla-
terra, Alemania, Genova y los Estados Unidos. ¿Y qué otra
cosa nos demuestra la historia de la católica Irlanda , opri-
mida desde hace más de tres siglos por un despotismo cruel;
la actual guerra anglo-boer , suscitada por la codicia de la
insaciable Albión contra un pueblo constituido en naciona-
lidad independiente, al que se quiere despojar de sus más
sagrados derechos, como es la libertad, tan ensalzada por los
secuaces del liberalismo protestante? Es muy cierto, sin em-
bargo, que la Reforma se propagó bajo la enseña de la liber-
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES,
491
tad; no de la libertad que tiene sus límites en el reconoci-
miento de una ley suprema, en el respeto y sumisión á la
verdad y á la justicia, sino de aquella libertad anárquica que
después fué consagrada por los principios revolucionarios
del 89, y que ha llenado de confusión ai mundo en el orden
de las ideas y de las costumbres. ¿Cuál es, por lo tanto , ese
principio por el cual ha proporcionado la religión protestan-
te la vitalidad y bienestar de que gozan las razas germánica
y anglosajona?
(Continuará.)
Fu. Benito R. González,
O. S, A.
EL
(*)
XIX
La electricidad desde las experiencias de Grilbert.
(Continuación.)
^uenta Ernesto Naville entre los predecesores de Des-
cartes, á quien considera como el verdadero y genui-
no fundador de la Física moderna, á Guillermo Gil-
bert (2), médico de la reina Isabel de Inglaterra, que nació
en 1 540 y murió en i6o3. De él dice que «echó los cimientos
de la teoría de la electricidad y del magnetismo, merced á
trabajos que Liebig señala como una larga serie de las más
admirables experiencias.»
Alejandro de Humboldt escribe (3): ((Guillermo Gilbert
fué el primero que reconoció el fenómeno de la electricidad
como efecto de una fuerza particular, bien que muy análoga
á la fuerza magnética. El libro que contiene este pensamien-
to, y en-el cual encontramos usadas por primera vez las pa-
labras de fuerza eléctrica, fluido eléctrico y atracción eléctri-
ca, es la Fisiología del imán y del globo terrestre conside-
(1) Véase la pág. 420.
(2) La Phisique Modevne, páginas 91-107.
(3) Cosmos, páginas 432 y siguientes del tomo ir.
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 493
vado como un gran imán {De magno magnete tellure)...
que vio la luz pública el año de 1600.» Copia á renglón se-
guido varios pasajes de la mencionada obra, entre ellos los
siguientes, que resumen y condensan los trabajos del eminen-
te experimentador: «La propiedad de atraer toda especie de
sustancias ligeras y pulverizadas, dice Gilbert, no es pecu-
liar del ámbar, el cual no es más que un jugo mineral solidi-
ficado que arrastran las olas del mar, y que encierra, como
en sepulcros eternos, insectos alados , hormigas y gusanos;
sino que es común á una clase entera de sustancias muy
diversas, tales como el vidrio, el azufre, el lacre y todas
las resinas, el cristal de roca y todas las piedras preciosas,
el alumbre y la sal fósil.» «Gilbert, añade por su cuenta
Humboldt, estimaba la fuerza de la electricidad obtenida,
por medio de una agujita de diferente materia que el hierro,
que giraba libremente sobre su eje {versorium eleclricum),
y era del todo semejante al aparato de que se han valido
Hauy y Brewster para experimentar la fuerza eléctrica en
los minerales frotados y calentados.» «El ludimiento, dice
también Gilbert , produce efectos más sensibles en el aire
seco que en el húmedo. En ninguna sustancia de las reco-
nocidas hasta ahora es más eficaz el frotamiento que en las
telas de seda. El globo terrestre forma un todo cuyas partes
se hallan unidas en virtud de la fuerza eléctrica (giobus tel-
luris per se electricé congregatur et cohceret); pues la elec-
tricidad tiende á coacervar y reunir la materia [motus elec-
tricus est motus coacervationis materia:) .» «Estos oscu-
ros axiomas, continúa Humboldt, revelan la concepción de
una electricidad terrestre, de una fuerza que, cual el magne-
tismo, es propia de la materia como tal. Por lo tocante á la
fuerza repulsiva y á la diferencia entre los cuerpos conduc-
tores y no conductores, nada se decía aún por entonces.»
Gilberto como se ve, aumentó considerablemente el ca-
tálogo de los cuerpos electrizables por frotamiento; estable-
ció, sin emplear la expresión abstracta electricidad, que es
mucho más moderna, ni la voz bárbara magnetismo, que no
aparece usada hasta el siglo XV11I, cierta nomenclatura vaga
é incompleta, pero suficiente para poder diferenciar los fe-
491 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
nómenos eléctricos de los magnéticos; y empleó por primera
vez las denominaciones fuerza eléctrica, fluido eléctrico y
atracción eléctrica, iniciadoras, por decirlo asi, del deslinda-
miento de los dos campos que desde entonces comenzaron á
cultivarse con relativa independencia, aunque sin perderse
de vista, en la acumulación de materiales, la semejanza de
origen indicada por el gran físico, ya que no la identidad des-
tinada á la fusión de las dos ramas en los tiempos modernos.
Variando y multiplicando los ensayos con sustancias de dis-
tintas y aun opuestas propiedades, estructura y naturaleza,
Gilbert pudo comprobar que no todas respondían á la acción
del frotamiento, ni poseían la virtud atractiva en igual grado,
ni la exteriorizaban en las mismas condiciones, con otros fe-
nómenos de mayor ó menor trascendencia, cuyo alcance
no era posible adivinar por entonces. Gilbert, en fin, observó
que, entre las sustancias que presentaban la propiedad del
succino, sobresalían, por una parte, el vidrio y las piedras
preciosas artificiales, cuya base principal era el vidrio, y por
otra las resinas, la goma laca, el mástic, azufre, etc., de
donde resultó la división de la electricidad en vitrea para las
sustancias del primer grupo, y en resinosa para las del se-
gundo, división sustituida más tarde por la de sustancias
idioeléctricas ó susceptibles de electrizarse por frotamiento,
como las de los grupos anteriores, y aneléctricas, ó no sus-
ceptibles de adquirir esa propiedad, como lo demostró el ci-
tado físico en los metales, las perlas, el coral, el alabastro,
el pórfido, la sílice, el mármol, marfil, los huesos, las made-
ras duras, etc.
Otros fenómenos no menos curiosos observó Gilbert en
sus experiencias. El ambiente seco por la influencia délos
vientos del Norte ó Este favorece visiblemente el desarrollo
de la electricidad, fenómeno tanto más estable y duradero
cuanto mayor sea la influencia de la luz solar difundida sobre
el lugar donde se realice, si bien resulta perjudicial la concen-
tración de los rayos solares por medio de la lente. La hume-
dad debilita los efectos eléctricos, y los cuerpos electrizables
pierden su propiedad sometiéndolos á la combustión. Ver-
tiendo sobre una superficie bien seca una gota de agua y
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 495
aproximando á ella un cuerpo electrizado , ia esfera líquida
se prolonga en forma de cono por el lado del cuerpo atray en-
te; y también presentando este mismo cuerpo á la llama tran-
quila de una lámpara , observó que la llama no ofrecía la
más leve oscilación, de donde dedujo que el fluido eléctrico
no ejercía acción alguna sobre el aire.
A pesar de todo, y no obstante los buenos deseos de Hoe-
fer, que en su Histoire de la Phisique llega á atribuir á Gil-
bert la invención del primer electrómetro, forzoso es recono-
cer, con Figuier, que el eximio experimentador inglés «ningu-
na conclusión general pudo deducir dé sus pruebas, por fal-
tarle un instrumento adecuado para observaciones exactas,
pues sólo empleaba un tubo de la materia capaz de electri-
zarse, que frotaba con un pedazo de paño, y que luego
aproximaba á un cuerpo ligero, dispuesto en forma de aguja
y montado sobre un eje vertical.))
La separación en dos griypos de los fenómenos eléctricos
y los magnéticos, hasta entonces confundidos, fué , en nues-
tro concepto , la consecuencia más general y fecunda de los
experimentos de Gilbert. He aquí los fundamentos de dicha
separación, tal como los apunta Hoefer: «Gilbert fué el pri-
mero en distinguir los fenómenos eléctricos de los magnéti-
cos, mostrando: i.°, que la humedad disipa la electricidad,
y no ejerce acción alguna sobre el imán, el cual , para mani-
festar su fuerza , no ha menester de frotamiento , ni su
virtud atractiva desaparece por la interposición de cuerpos
sólidos; 2.0, el imán ejerce sólo influencia sobre cuerpos
magnéticos homogéneos con él, mientras que la electricidad
transmite sus efectos á gran número de sustancias heterogé-
neas; 3.°, el imán puede atraer masas considerables, al paso
que la electricidad sólo atrae cuerpos ligeros; 4.0, en la acción
eléctrica, el cuerpo electrizado sólo obra atrayendo hacia sí,
en línea recta, el cuerpo no electrizado , y en cambio en el
magnetismo la acción de los cuerpos es recíproca.»
El fenómeno de la repulsión eléctrica, tan fácil de obser-
var poniendo en contacto el cuerpo electrizado que atrae,
con el atraído; la recíproca influencia entre el cuerpo frotado
y el empleado para la fricción, y otros no menos importantes
496 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
y sencillos, pasaron inadvertidos á las observaciones de Gil-
bert , ilusionado , por decirlo así , con el creciente aumento
de su catálogo de sustancias electrizables por frotamiento.
Otón de Guerick, burgomaestre de Magdeburgo , inven-
tor de la primera máquina eléctrica de frotamiento, fué tam-
bién el primero que observó los fenómenos de repulsión, y el
primero que hizo brotar del globo de azufre de sus máquinas
chispas acompañadas de un chasquido seco que constituía el
ruido particular de la descarga eléctrica. Con su rudimenta-
ria máquina, que á su tiempo describiremos, Guerick descu-
brió la acción repulsiva , desconocida hasta entonces , ó sea
que los cuerpos ^ligeros , después de haber sido atraídos y
puestos en contacto con la sustancia electrizada, eran al
punto rechazados, no volviendo á experimentar los efectos
de la atracción sino después de haber sido aproximados ó
puestos en gontacto c*on otro cuerpo extraño. Una pluma de
edredón, atraída y rechazada por el globo de azufre de la
máquina, se mantuvo en el aire, girando alrededor del ma-
nantial eléctrico hasta que se le aproximó un hilito de lino,
que fué lo suficiente para que de nuevo cayese sobre el azu-
fre y fuese de nuevo rechazada. Notó también el curioso
observador que en la repulsión la pluma conservaba cons-
tantemente la misma cara con relación al globo, imitando el
movimiento de la luna con relación á la tierra, y que suspen-
diendo por sus extremos para que pudiesen circular libre-
mente varios hilos á corta distancia del globo electrizado,
dichos hilos se desviaban de la máquina al aproximarla ó to-
carla con el dedo. De todo lo cual dedujo Guerick la siguien-
te importante conclusión: los cuerpos reciben una electrici-
dad contraria ala del medio donde se electrizan.
A continuación de las experiencias de Guerick merecen
figurar las no menos importantes de su contemporáneo Ro-
berto Boyle, uno de los fundadores de la Sociedad Real de
Londres, y el primero qne con la publicación de su obra De
mechanica electricitatis productione , introdujo en el tecni-
cismo de la ciencia la palabra electricidad, poco ó nada em-
pleada hasta entonces. (cBoyle, escribe Guillemin en su obra
El mundo físico, descubrió la reciprocidad de atracción de
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 497
los cuerpos no electrizados por los que lo están. Un sencillí-
simo experimento pone de manifiesto esta reciprocidad, que
no es otra cosa sino un caso particular del principio de me-
cánica, que establece que toda acción va frecuentemente
acompañada de una reacción. Sobre un eje vertical se coloca
una agujita de goma laca, y se electriza frotándola con una
piel de gato. Acercando el dedo á uno de sus extremos, la
aguja oscila , efecto de una serie de atracciones y repulsio-
nes.» Ampliando las experiencias de Guerick , generalizó el
fenómeno de la atracción eléctrica , comprobando que una
sustancia electrizada influye indistintamente sobre todos los
cuerpos, sean ó no eléctricos. Fué también el primero que
advirtió la existencia de la electricidad en el espacio vacío de
la máquina pneumática, demostrando que las atracciones y
repulsiones se verifican allí lo mismo exactamente que en el
aire. Vio saltar la chispa eléctrica de un diamante previa-
mente frotado; logró electrizar los residuos de la destilación
de varias esencias y aceites esenciales; haciendo oscilar una
aguja de acero suspendida libremente sobre un eje vertical
electrizado por frotamiento, observó que el estado eléctrico
duraba más tiempo que en las condiciones ordinarias, sacan-
do por toda deducción que el calor y el ludimiento aumentan
considerablemente la potencia eléctrica de los cuerpos elec-
trizados, sin sospechar siquiera que su experiencia encerraba
el germen fecundo del electro-magnetismo.
Las experiencias realizadas por la misma época (mitad
del siglo XVII) por los célebres miembros florentinos de la
Academia del Cimento, tan notables como originales, perte-
necen á otras ramas de la Física, y sobre todo á la Mecáni-
ca. En la de Electricidad nada nuevo añadieron á las obser-
vaciones de Boyle, Guerick y Gilbert.
Tampoco tienen aquí su puesto los trabajos llevados á
cabo por las grandes figuras del siglo XVIL , pues ni Kepler
con su descubrimiento del verdadero mecanismo del mundo,
ni Galileo con sus conclusiones astronómicas y mecánicas,
ni Bacon con su método experimental , ni Descartes coa §u
duda metódica, ni Huygens, ni Papin, ni cien otros, con sus
brillantes conquistas científicas , descendieron al terreno de
32
498 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
las experiencias eléctricas iniciadas por Gilbert , ó si descen-
dieron, poco ó nada aumentaron el acervo de materiales
electro-estáticos en que ahora nos ocupamos.
Únicamente del célebre Newton, cuyos trofeos científicos
datan ya en su mayor parte del siglo XVIII, se cita una expe-
riencia realizada en 1675 ante la Sociedad Real de Londres,
y que hace á nuestro propósito. Consistía en frotar con un
paño un disco de vidrio de cuatro pulgadas de diámetro por
un cuarto de espesor , engastado en un anillo ó corona de
latón, de manera que , colocado el disco sobre una tabla
plana, el vidrio no tocase la madera , quedando entre uno y
otra el espacio de un octavo de pulgada , donde se echaban
pequeños pedazos de papel. Frotando entonces la superficie
externa del disco, los papelitos saltaban, pegándose y despe-
gándose bruscamente de la superficie interna del vidrio , ni
más ni menos que lo que sucede con las bolitas de saúco en
el experimento de Volta, para explicar la formación del gra-
nizo y de la piedra. Este movimiento alternativo seguía
aun después de haber dejado de frotar el disco , si bien por
muy poco tiempo. ¡Lástima que Newton no dedujera con-
clusión alguna de su experiencia! A ella alude sin duda Hum-
boldt cuando escribe: «Las primeras señales de la carga
eléctrica en una superficie de vidrio frotada, se manifestaron
en un experimento hecho por Newton el año 1675.»
A principios del siglo XVIII, en que tan brillantes con-
quistas habían de hacerse en la rama de electricidad, el emi-
nente físico inglés Wall, ansioso de penetrar el alcance que
pudieran tener las observaciones de Guerick y Boyle, repi-
tió sus experiencias, modificándolas de mil maneras, hasta
lograr la obtención de chispas de mayor longitud, llegando á
presentir, por las grandes analogías del fenómeno con el re-
lámpago y con el trueno, el grandioso descubrimiento de
Franklin. Estaba entonces de moda la cuestión del famoso
fósforo mercurial, cuya luz brillaba en el vacío de la cámara
barométrica al agitar el mercurio: las hipótesis inventadas
para explicar el fenómeno que unos, como Juan Bernouilli,
atribuían á un movimiento del éter introducido allí á través
de los poros del tubo, otros, como Hartsoeker y más tarde
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 49-9
Hawksbee, al fluido eléctrico desarrollado con el simple roce
del líquido contra el cristal; las discusiones y polémicas en-
tabladas con tai motivo; los experimentos realizados por los
contendientes, y el estímulo de la curiosidad ante un fenó-
meno luminoso tan sorprendente, si por una parte contribu-
yeron á paralizar la marcha de los crecientes progresos eléc-
tricos, malgastando en estériles contiendas energías dignas
de mejor causa, por otra despertaron aficiones al estudio de
fenómenos relacionados con la electricidad ó netamente
eléctricos, entre los cuales contaban algunos el de la fosfores-
cencia del fósforo mercurial. «¿Quién sabe, se preguntó Wall,
para quien la substancia antes mencionada no era otra cosa
que la concreción de un aceite animal, si el succino será
también la concreción de un aceite mineral de propiedades
análogas á las del fósforo?» Y diciendo y haciendo, tomó un
grueso trozo de succino tallado en punta, frotóle fuertemente
con la mano primero, y con una tela de lana después, y ob-
tuvo las chispas deslumbradoras que le sugirieron la compa-
ración que más tarde inmortalizó el nombre de Franklin.
Con ocasión del fósforo mercurial, objeto de tan vivas
controversias, realizó el físico inglés Hawksbee sus notables
experiencias, las cuales pusieron fuera de toda duda que la
luz producida en la cámara barométrica era sencillamente
una de las manifestaciones del fluido eléctrico desarrollado
en las paredes del tubo al chocar contra ellas el mercurio.
Al efecto mandó construir dos grandes globos de vidrio,
hizo el vacío en el uno y lo introdujo dentro del otro; frotado
éste con la mano ó con pedazos de tela de lana, apareció ilu-
minado aquél con tanta mayor intensidad, cuanto más enér-
gico había sido el frotamiento, ó las sacudidas que se impri-
miesen al globo vacío. Repitió la experiencia, practicando
un vacío menos perfecto, y el resultado fué el mismo, aun-
que no tan pronunciado. Hawksbee explicó este hecho ad-
mitiendo que el globo vacío se electrizaba por aspiración.
Varió después el experimento introduciendo en un cilindro
lleno de aire, otro en que había hecho el vacío; frotó el ex-
terior con una tela de lana y sometió el aparato á un fuerte
movimiento de rotación: ;cuál no sería su entusiasmo al ver
500 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
inundado el interior de una luz vivísima, incomparablemente
más intensa que todas las anteriores? Ni paró aquí el triun-
fo del célebre físico: cuando después de haber cesado el
movimiento de rotación, se le ocurrió á Hawksbee apro-
ximar la mano á la superficie del cilindro exterior, llenóse la
cavidad interna de vivísimos resplandores: el tan decantado
fósforo mercurial recibió el último golpe de gracia, restitu-
yendo al fluido electro-estático la propiedad que le había sido
usurpada, de fosforescer en recintos vacíos de aire ó enrareci-
dos artificialmente.
De tanta ó mayor importancia que los anteriores fueron
los trabajos hechos por Hawksbee acerca de los fenómenos
de atracción y repulsión, tan en boga desde los tiempos de
Gilbert, salvo el paréntesis originado por el misterioso fós-
foro mercurial. Merced á tales investigaciones quedó demos-
trada hasta la evidencia la acción directa del calor produ-
cido por frotamiento sobre las fuerzas atractiva y repulsiva, al
par que los obstáculos presentados por la humedad al des-
arrollo de los efluvios eléctricos. Uno de los aparatos de que
á este propósito se sirvió Hawksbee, consistía en una barra
de hierro rodeada por varios hilos cuyas extremidades que-
daban libres; aproximaba la barra á una bola electrizada por
frotamiento y en constante movimiento de rotación, y obser-
vaba cómo las extremidades libres de los hilos, atraídas pof
el fluido desarrollado en la bola, se dirigían hada el centro
de éste, conservando la misma dirección aun después de al-
gunos minutos de haber cesado el movimiento rotatorio,
acercándose ó desviándose bruscamente según se les apro-
ximaba el dedo. Fué más adelante: suspendió libremente los
hilos en el interior de un globo no electrizado, y al aproxi-
marle á otro electrizado, vio que los hilos oscilaban como
péndulos; con lo cual quedó bosquejada la construcción del
electrómetro que, perfeccionado más tarde , tantos y tan
grandes servicios había de prestar á la ciencia de la Electri-
cidad.
En otra ocasión se le ocurrió recubrir con una capa de
lacre la mitad de la cara interna de una esfera de vidrio á
la que, hecho previamente el vacío, imprimió un fuerte mo-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 501
vimientodc rotación. Aproximando entonces la mano, viola
con sorpresa perfectamente dibujada en la superñcie interior,
sin que fuese obstáculo para ello la capa de lacre que la re-
cubría. El mismo resultado obtuvo reemplazando el lacre
por el azufre y la pez; no así cuando empleó la flor de azufre
fundida. Estos cambios ó sustituciones de materia constitu-
yente de la bola de su máquina elétrica, ora de vidrio, ora de
resina, ya de azufre, etc., iniciaron un gran progreso en el
desarrollo del fluido eléctrico, así como en el estudio del
fenómeno de las atracciones y repulsiones, valiéndole á su
autor la justa celebridad que la historia le concede.
Juan Bernouilli, Domingo Cassini y otros físicos de cuen-
ta repitieron con éxito las experiencias de Hawksbee. adhi-
riéndose incondicionalmente á sus hipótesis y deducciones,
si bien á los inmortales trabajos de síntesis realizados por los
genios de Kepler, Galileo, Descartes, Bacon y algunos otros
se debe principalmente la constitución definitiva de la cien-
cia en la última mitad del siglo XVII y primeros lustros
del XVIII.
En éste aparecen como continuadores de la gran empresa
físico-experimental, preparando el terreno para la erección
del electro-magnetismo, reservada á los CErsted^ Ampére,
Arago y Faraday, verdaderos fundadores de la Física mo-
derna, Esteban Gray, Wheeler, Dufay, Desaguliers, Nollet
y otros en primer término.
Los experimentos de Gray, encaminados á conseguir la
electrización de los metales por medio del calor, del marti-
llaje y el frotamiento, no dieron resultados prácticos; en cam-
bio, observando el fenómeno, ya conocido, déla chispa eléc-
trica producida por el tubo electrizado en el momento de
aproximarle el dedo ú otro cuerpo, se le ocurrió la idea de si
el fluido eléctrico pasaría del tubo al cuerpo que se le acer-
caba; idea luminosa que contenía en principio el gran descu-
brimiento de la conductibilidad eléctrica, y cuya realidad
pudo comprobar con repetidas experiencias el incansable
observador inglés.
Primero electrizó un tubo cerrado por sus extremidades
con tapones de corcho, aproximó el dedo y otros cuerpos, y
502 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
la chispa saltó como de ordinario; mas al hacer lo propio con
una pluma, viola con sorpresa ir y venir bruscamente, atraída
y repelida por el corcho, como si la acción dimanase del
mismo tubo. Repetida la experiencia, siempre con idéntico
resultado, valiéndose de tubos de distinta forma y tapones de
diversa manera colocados, dedujo que la electricidad del tubo
se comunicaba ó transmitía al corcho, y por lo tanto que el
corcho conducía la electricidad del tubo.
No paró aquí en sus observaciones. Clavó en el tapón de
corcho una varilla de madera de abeto terminada en una
pequeña bola de marfil, aproximó la pluma y notó que la
atracción y repulsión eran mayores en la bolita que en el
corcho. Sustituyendo luego la varilla de madera por una me-
tálica, vio que el efecto era el mismo, salvo que la varilla
apenas daba señales de atracción, como si el fluido s^ hu-
biese reconcentrado todo en el marfil. Los mismos resulta-
dos obtuvo suspendiendo la bolita de hilos de lino y de cáña-
mo. La invención del electrómetro era ya un hecho, aunque
hasta más tarde no se le conociese con esta denominación.
Cuando más engolfado se encontraba Gray en sus fecun-
das, investigaciones, he aquí que el gran físico Wheeler, de la
misma nación, conocedor y entusiasta de los trabajos de su
compatriota, se le presenta solicitando su valioso concurso
para llevar á cabo experiencias que por sí solo no podría
realizar, ofreciéndosele al mismo tiempo como asiduo cola-
borador. Asociados para tan noble empresa comenzaron por
averiguar si la electricidad podía propagarse á grandes dis-
tancias. No salieron, ciertamente, muy airosos de su empe-
ño, pues los medios de que se valían en sus observaciones
distaban mucho de la perfección que exigía la índole del pro-
blema; pero en cambio descubrieron indirectamente y sin
pretenderlo la influencia decisiva de la naturaleza de los cuer-
pos empleados para la propagación del fluido, preludiando,
si es que no determinando, la importantísima división de los
cuerpos en conductores y no conductores de la electricidad.
Al efecto suspendieron de un hilo de seda otro de cáñamo,
formando una especie de romana cuyos brazos de palanca
eran las dos partes en que el hilo de cáñamo quedaba divi-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 503
dido por el de seda que servía de suspensión, dando al con-
junto la rigidez conveniente para que de la extremidad del
haz menor que caía vertical pendiese una bolita de marfil, y
la del brazo mayor, que quedaba horizontal, se uniese á un
tubo de vidrio productor de la electricidad. Uno de los físicos
citados frotaba el tubo, mientras el otro aproximaba á la bola
de marfil una plumita que era atraída y rechazada alternati-
vamente, quedando así probada hasta la evidencia la propa-
gación del fluido á lo largo del cordón de cáñamo, que medía
unos 8o pies. La casualidad hizo que se rompiese el hilo de
seda y, no teniendo otro á mano, sustituyóle Gray por uno
metálico; electrizaron de nuevo el tubo y volvieron á apro-
ximar la pluma; todo en vano; la bolita de marfil no daba
señales de electricidad ni ejercía la menor influencia sobre la
pluma. ¿Qué había sucedido? ¿A qué atribuir aquel cambio
inesperado? Poco tardaron en explicárselo los eminentes físi-
cos. La sustitución del hilo de seda por el metálico lo había
hecho todo; no podía reconocerse otra causa; la seda oponía
un obstáculo á la pérdida ó escape del fluido; el metal le
daba fácil paso é impedía su propagación á lo largo del cá-
ñamo; las propiedades opuestas del metal y de la seda no
dependían de la mayor ó menor finura de los hilos, sino de
la naturaleza de su materia. ¿Quién no ve aquí nuevamente
confirmada la división de los cuerpos en conductores y no
conductores de la electricidad, ó, como entonces se decía, en
aneléctricos é idioeléctricos? Consecuentes con el descubri-
miento y sin perder de vista el objeto principal de sus expe-
riencias, que era el de probar la propagación del fluido eléc-
trico á grandes distancias, multiplicaron sus ensayos con
substancias las más diversas y heterogéneas, tales como el
agua, las burbujas de jabón, el mercurio, la resina, la cera
amarilla, el azufre, la pez, la goma, los cabellos, etc., lo
mismo en el vacío que al aire libre, con enérgicos y débiles
manantiales de fluido, aumentando de este modo el número
de las substancias electrizables y clasificándolas según su
mayor ó menor conductibilidad, á la vez que afianzaban la
división de los cuerpos en aneléctricos é idioeléctricos.
A Gray se debe también el descubrimiento de la conduc-
504 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
tibilidad eléctrica del cuerpo humano. El fué el primero en
observar que un niño colocado sobre una torta de resina, ó
suspendido por cordones de crin, se electrizaba por comuni-
cación, y fosforescía en la oscuridad. He aquí cómo describe
la experiencia Guillermin en su Mundo físico: «Habiendo
suspendido (Gray) de cuerdas de crin un niño, y tocándole
en seguida con un tubo electrizado, vio que todas las partes
del cuerpo del muchacho, sus manos, su rostro y hasta su
ropa, habían adquirido la propiedad de atraer y de repeler en
seguida los cuerpos leves que se le acercaban. Lo propio su-
cedía cuando en lugar de suspender de cuerdas al niño, se le
ponía sobre un taburete formado de una substancia idio-eléc-
trica (según la expresión de la época), por ejemplo, si sus
pies descansaban en una torta ó disco de resina.» El resulta-
do de esta experiencia fué, como se ve, fecundísimo para la
ciencia eléctrica, pues nos enseña la manera de acumular
grandes cantidades de electricidad sobre cuerpos ó substancias
dadas, mediante la intervención de un cuerpo no conductor ó
aislador.
Por la misma época consagrábase Dufay, físico francés,
individuo de la Academia de Ciencias, á estudios y experi-
mentos análogos á los de Wheeler y Gray, de quienes fué en-
tusiasta admirador desde el momento en que tuvo noticia de
sus triunfos, repitiendo por su cuenta los ensayos que tan alto
hablaban de los dos sabios experimentadores, logrando más
tarde ponerse de acuerdo con Gray para trabajar de confor-
midad, unificando sus mutuos esfuerzos. Los principales re-
sultados obtenidos por Dufay pueden reducirse á los siguien-
tes: La humedad, lo mismo que una temperatura elevada,
son igualmente perjudiciales á la producción ó desarrollo del
fluido eléctrico. No es la diferencia de calor, como había
pretendido Gray, sino la diferencia de materia la que hace
variar la intensidad eléctrica. Comprobada la conductibili-
dad del cuerpo humano, fué más allá que Gray, pues sacó
de él la primera chispa eléctrica. He aquí cómo describe la
experiencia Hoefer en su Histoire de la Phisique: «Habién-
dose suspendido él mismo de cordones de seda y héchose
electrizar, observó que, mientras se mantenía en aquella dis-
EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD. 505
posición, las personas que le tocaban con la mano, ora fuese
en el rostro, ora en las manos, en los pies, en el vestido ó
en cualquier parte de su cuerpo, experimentaban, como él,
leves conmociones, acompañadas de una sensación parecida
al pinchazo de un alfiler, estallando al mismo tiempo un li-
gero chasquido, con producción simultánea de chispas que
brillaban en la oscuridad.» «No olvidaré jamás, escribe el
abate Nollet en sus Lecons de Phisique , la sorpresa de
Mr. Dufay, en la que yo mismo tomé parte, al ver por vez
primera saltar la chispa eléctrica del cuerpo humano.»
Fijóse Dufay en que las chispas sacadas del cuerpo hu-
mano suspendido de cordones de seda, eran más intensas
cuando encuerpo aproximado era una barra metálica, de lo
cual dedujo Gray que si, invirtiendo la experiencia, se susti-
tuían los cuerpos vivos por barras metálicas ó utensilios de
hierro suspendidos por hilos de seda, los efectos debieran ser
los mismos. Así lo confirmó bien pronto la experiencia, dan-
do origen á los conductores metálicos, cuyo uso no tardó en
generalizarse.
«Dufay, escribe Hoefer, fué uno de los primeros que, fro-
tando el dorso de un gato, sacó chispas eléctricas cuyo nú-
mero é intensidad aumentaban colocando al animal sobre un
cojín de seda. Pretendió también inflamar por medio de la
chispa eléctrica algunas substancias, tales como la yesca y
i a pólvora; pero el resultado no respondió á las esperanzas.»
Débese á Dufay el establecimiento de dos electricidades
diferentes y opuestas. La observación le indujo á esta clasi-
ficación, de felices resultados para el desarrollo de la ciencia
eléctrica. Notó que, moviendo convenientemente un tubo de
vidrio electrizado, subía y bajaba en el aire, flotando en su
seno como una tabla en la superficie del agua, una laminita
de oro sometida á la acción del fluido existente en el tubo,
mientras que, por el contrario, valiéndose de un trozo de re-
sina, electrizada, por supuesto, la lámina era atraída, que-
dando luego adherida á la resina. De aquí concluyó que
existían dos electricidades diferentes; á la una la llamó vitrea,
por obtenerse frotando el vidrio con la lana, y á la otra resi-
nosa , por resultar del frotamiento del lacre con paño de lana.
BC6 EL MAGNETISMO Y LA ELECTRICIDAD.
Duíay fué, finalmente, el primero en erigir en principio que
las electricidades semejantes se rechazan y las diferentes se
atraen.
Entre los preparadores de la ciencia eléctrica merece
también citarse el nombre de Juan Teófilo Desaguliers, ex-
perimentador incansable que, como resultado de sus infini-
tas experiencias, clasificó los cuerpos en eléctricos ó suscep-
tibles de electrizarse por la acción del calor ó del frotamien-
to, y en no eléctricos ó conductores, que son los que sólo pre-
sentan aptitud para recibir y transmitir la electricidad, inclu-
yendo en este segundo grupo todas las substancias 'animales,
incapaces de ser electrizadas por los líquidos que llevan
entre sus moléculas. Hizo notar que la electricidad sólo se
propaga y manifiesta en las superficies de los cuerpos; que
el aire seco es eléctrico y el cálido también, pero en menor
proporción, debido á los vapores acuosos que contiene, etc.
Fr. Justo Fernández
{Continuará.)
DE ESTÉTICA MENUDA
LEJANÍAS
¡A lejanía, bien sea en el espacio ó en el tiempo, es ge-
neralmente elemento poético importantísimo, aun-
que negativo, que avalora las bellezas artísticas y na-
turales. Sólo los espíritus vulgares que llamamos prácticos,
tan instintivos y analíticos como faltos de facultades artís-
ticas , esencialmente sintéticas por lo creadoras, dejan de
rendir culto ferviente á lo pasado, contentos con el breve
goce de lo presente. Y claro está que comp en el choque de
intereses el egoísmo es arma formidable, la esgrimen con
habilidad y destreza, y en posesión de la heguemonía, ya que
no aspiren á Mecenas, saben ejercer tutela barata sobre los
que ellos llaman idealistas, distraídos y chiflados; porque es-
tos tales encuentran el mundo bien hecho por Dios, pero
desconcertado y echado á perder por la malicia de los hom-
bres; y llevados de una aspiración generosa y racional, pre-
tenden mejorarlo. Los unos poseen la tierra y los otros vi-
ven en un limbo de delicias.
Y sin embargo, el idealismo arranca de una tendencia na-
tural á todo hombre, fortalecida con los datos de la experien-
cia cuotidiana: la tendencia á un mundo mejor, en vista de
las imperfecciones y deficiencias presentes. El espíritu hu-
mano no metalizado, tiende por natural inclinación á embe-
llecer los recuerdos, á crear tipos perfectos, á acrecentar los
508 DE ESTÉTICA MENUDA.
encantos de la naturaleza, á vivir, en una palabra, en el
mundo que saliera de las manos del divino Hacedor.
Gustamos de la idealización del hombre en el Apolo de
Bellvedere al ver juntas en un tipo perfecciones distribuidas
en la naturaleza; desearíamos engrandecer la historia patria
abultando heroísmos; quisiéramos crear unas instituciones
formadas con lo bueno pasado y lo bueno presente; y en
nuestro mismo ser buscamos la alianza de la juventud flori-
rida y la madura reflexión de hombres. Precisamente no es
otra la razón de la subsistencia del arte, sino esa selección
de elementos bellos, esa aspiración imperiosa á realizar la
belleza ideal; ni nacen de otra fuente el culto instintivo y la
noción espontánea de la belleza. La comprensión clara de la
proporción, de lo armónico y perfecto, hace resaltar á nues-
tros ojos las imperfecciones de lo actual y presente , y nos
induce á mejorarlo con elementos distantes, tomados natu-
ralmente de lo pasado y venidero , cuyas proyecciones hie-
ren más dulcemente la fantasía, quizá porque ya no partici-
pan de la grosería de los sentidos y son imágenes virginales
estampadas en el alma. He aquí la lejanía embelleciendo
nuestra vida y suavizando asperezas.
La más abominable murga se idealiza con la distancia y
suena agradablemente, quizá más al oído del alma que al
del cuerpo; la plegaria de las muchedumbres tiene un encan-
to inefable cuando se percibe desde lejos en las alturas de
una montaña. El que haya contemplado las romerías y los
regocijos púbjicos desde un lugar solitario en la frondosa ar-
boleda adonde sólo llegan como leve rumor los ecos de la
fiesta, sabe perfectamente la melancólica dulzura en que se
anega y flota el espíritu, transportado á días más venturosos
y á mundos mejores. Ya no es aquello la frivolidad de la
conversación humana, ni los gritos descompuesto^, ni las pa-
siones desatadas; no es más que un rumor, pero un rumor
de vida que palpita en el seno de la naturaleza como el can-
to de los pájaros, como el rumoroso balanceo del ramaje en
el bosque. Es el encanto de la debilidad, el encanto del mis-
terio. Siéntase uno en la roca azotada por las olas; viene una
y se estrella á nuestras plantas; encréspase el lomo de otra
DE ESTÉTICA MENUDA. 500
y estalla coa más furia, y continúan incansables yendo y vi-
niendo por el mismo camino, y transcurren las horas insen-
siblemente en dulcísima contemplación. ¿Qué dicen las olas?
¿Quién ha descifrado el misterio de su lenguaje? ¿Por ven-
tura tendrían para nosotros mayores encantos si nos dieran
las buenas tardes ó nos contasen dolorosas historias de que
han sido mudos testigos? ¿No recibe el espíritu humano ma-
yor placer estético adivinando que sabiendo las cosas? Des-
confiad, pues, del juicio de los preceptistas que os dicen que
es más excelente la poesía que la música, porque mientras
ésta no dice nada, aquélla lo dice todo. En la orilla del mar
habéis sorprendido, sin que su hervir vividor os dijera nada,
las leyes del universo, la cadencia majestuosa de la vida, la
trágica historia del Océano... ¿Para qué queréis los porme-
nores inútiles y repetidos? ¿No veis que la historia del nau-
fragio es la misma en todos los poemas?
El arte no es detallista, sino generalizado^ la ciencia de-
riva y desenvuelve, el arte gana tiempo creando formas be-
llas y luminosas á modo de inmensas pirámides cuajadas de
signos simbólicos. ¿Qué importa que no sepamos si asistimos
á una tempestad ó á una batalla, para sumergirnos en la
sublimidad de la contemplación inofensiva de una y otra?
¿Qué provecho nos reportaría saber los nombres ni las pos-
turas de los que sienten y cantan junto al arroyo en la Sin-
fonía Pastoral de Beethoven?
Toda la atracción maravillosa que ejercen sobre nosotros
los recuerdos, no consiste sino en la distancia, en la lejanía:
un gran edificio ruinoso toma con la distancia las propor-
ciones de un castillo encantado; la sierra pelada parece un
paisaje alpino, el sol naciente ó poniente es más bello que
cuando está en el cénit; el cuadro más vulgar de la natura-
leza adquiere con la lejanía novedad y tinte poético; el eco
es más dulce que la voz directa; cualquiera tiempo pasado
fué mejor que el presente, y los fortes y fortissimos de la
música carecerían de virtud avasalladora sin la dulzura de
los pianissimos.
Lejanía, debilidad: he ahí dos cosas indisolublemente
hermanadas, dos palabras casi sinónimas. Apenas podemos
510 DE ESTÉTICA MENUDA.
concebir que cante cerca una voz débil, ni una voz débil
más que como eco de otras regiones. A la debilidad y lejanía
asociamos como afines la ternura, lo apacible, lo ideal, el
misterio. Lo vigoroso se nos representa con trazos firmes,
con líneas y contornos conocidos; lo débil y lo lejano se her-
manan con lo impalpable, con la tenue neblina que se difun-
de, con el pensamiento fugaz y el sentimiento que se eva-
pora, con lo que vuela en el espacio, con la estela que se
pierde de vista; en una palabra, con todo aquello que concebi-
mos como irreductible, sin limites ni término conocido.
No es, pues, de extrañar que, aunque haya bellezas próxi-
mas y presentes que en forma armónica determinada causan
en nosotros la emoción estética, el encanto estético sea patri-
monio de la lejanía. Las mismas palabras encantamiento,
palacios encantados, etc., denotan siempre algo insólito y
lejano que se pierde en el misterio y en las nieblas de lo
desconocido y suprasensible.
Todavía hay otras razones de observación inmediata que
fortalecen esas conjeturas y demuestran el indisoluble con-
sorcio de la lejanía y la debilidad. La debilidad próxima es
imagen de la vida que se extingue, y lejos de causar emoción
placentera, la produce desagradable y penosa: por ejemplo,
una voz afónica, el tísico que se va consumiendo lentamente,
la parálisis que priva de su vigor al organismo, y mil otros
casos. ¡Qué diferencia de la voz afónica á los ecos débiles
lejanos del canto de las muchedumbres, de la vida que se
agota á nuestra vista, al desvanecimiento de figuras lejanas,
de la candela que luce débilmente en un ambiente enrareci-
do, á la estrella titilante que apenas se divisa como punto
luminoso! En unos casos hay plétora de vida, palpitaciones
atenuadas, rumores debilitados por la sordina de la distancia
y lejanía, y en los otros falta de vida, atrofia orgánica, lan-
guidez enervante en las funciones vitales, el tic-tac del pén-
dulo que anuncia el aniquilamiento.
He dicho que hay consorcio entre la lejanía y la debili-
dad, y bueno será advertir que el consorcio no es la identidad
absoluta, sino la correspondencia perfecta que salta á la vis-
ta, sin esfuerzo alguno de la imaginación. Debe, pues, enten-
DE ESTÉTiCA MENUDA. 511
derse la coincidencia como convivencia, como ideas que se
sustituyen en muchos, aunque no en todos los casos. El sol
velado por nubéculas que le dejan traslucir, nos ilusiona con
la idea de la lejanía y la debilidad; una figura próxima, ve-
lada con gasas, nos produce el efecto de la debilidad, pero
tal vez no el de la lejanía, si bien la asociamos sin violencia
y como en segundo término. En el orden de los afectos hu-
manos nos representamos débil la ternura, pero tal vez no
lejana, sino próxima. Sin embargo, aun en estos casos la
transición de un concepto á otro es muy natural, porque la
debilidad tiene formas indecisas, vaporosas y en cierto modo
impalpables; y lo impalpable se asocia á lo inaccesible y dis-
tante.
Más difícil sería determinar en virtud de qué principio
ó ley psicológica son elementos estéticos la lejanía y la debi-
lidad. ¿Será porque gustamos de adivinar más que de saber?
Pero aquí ocurre lo que en las escuelas se llama petitio prin-
cipii, es decir, una cuestión previa, una razón sin la cual
dejaría de serlo la aducida anteriormente.
Gustamos de adivinar más que de saber las cosas, por la
dolorosa experiencia de las impurezas de la realidad; porque
en lo real palpable no hallamos más que el vacío y el des-
encanto; porque lo impalpable, lo que se desvanece y aleja,
es fiel imagen de la felicidad en pos de la cual corremos des-
alados en todos los momentos de la vida.
En pos de esa imagen que tomamos por realidad, van
nuestras aspiraciones, y en cada jirón de su flotante vestidura
se nos representa una porción de belleza lograda. De ahí la
tendencia natural del arte al idealismo. ¿Qué importa que á
ese idealismo se le llame desvarío de la fantasía? ¿No reco-
nocemos lo perfecto en lo ideal? El arte ¿no es el anhelo de
la perfección? ¿No es real y muy real la inquieta aspiración
del alma humana á mejorar sus condiciones de vida? ¿No
sería mayor insensatez y desvarío menospreciar la mejor
herencia del espíritu, para volver los ojos solamente á lo que
se puede medir y pesar, amando miserables, como decía un
Santo; nuestra misma miseria?
Cierto que el idealismo exagerado, sin fundamento en la
512 DE ESTÉTICA MENUDA.
realidad, es una especie de burla ó engaño al espíritu, al que
desvía con espejismos del camino de su perfeccionamiento;
es el caballito de madera con que se engaña y entretiene al
niño, la muñeca que acaricia la niña, el mito y la leyenda
que sustituyen á la historia en las sociedades primitivas; es,
en una palabra, la infancia del arte.
Pero es menos estético que el idealismo exagerado, el
realismo naturalista que aspira sólo á copiar; porque éste
viene á ser la negación de la belleza que reside en la per-
fección, cualidad que, como es sabido, no se halla al alcance
de nuestra vista; es con frecuencia el cuchillo que reem-
plaza al inofensivo caballito en manos del niño, y crónica de
miserias y crímenes, en vez de la leyenda de oro; es, en una
palabra, la negación de toda tendencia ennoblecedora.
Debemos, pues, aspirar á un idealismo razonable, exi-
gido por nuestro instinto y las facultades anímicas que
aprecian el caudal de la realidad para ver sus deficiencias,
anotarlas y suplirlas; que lejos de suprimir las perspectivas
luminosas y la opacidad de las medias tintas, presentan los
objetos á una discreta lejanía, donde se atenúan los defectos
y las asperezas á modo del palacio arruinado de que llevo
hecha mención, y préstale ambiente propio y formas lumi-
nosas, que sin desvirtuar la realidad, le añadan las porciones
de belleza que le faltan.
Es la contemplación placentera del iourista que sin repa-
rar en el clima mortífero de un bello paisaje, ni en las ema-
naciones palúdicas de un hermoso lago, ni en la tosquedad y
ruines bajezas del aldeano, se forja un cuadro idílico con
fondo de realidad, pero de realidad mejorada y embellecida
con aditamentos verosímiles. Si la exactitud realista hubiera
de ser la norma de la concepción y ejecución artísticas, ofre-
cerían muy pocos encantos las artes, porque son escasos los
cuadros bellos que ofrece la realidad completa. Tanto es así,
que aun los que alardean de naturalistas idealizan á su pesar,
atribuyendo móviles, sentimientos y aspiraciones que caben
en lo posible, y se adaptan á la verosimilitud, pero no existen
en la realidad. Y es que por lamentable perversión del gusto
pretenden hacer obra artística de lo que menos se presta á
DE ESTÉTICA MENUDA. 513
ello en la naturaleza; y, como no puede menos de ser, ven
luego que lo repugnante lo es tanto más, cuanto mayor fuere
la fidelidad en la reproducción.
De prevalecer como norma artística la exactitud de la
reproducción, sería preferible el escueto y minucioso inven-
tario á la descripción más amena; porque la descripción idea-
liza siempre mejorando las cualidades de los objetos y enal-
teciendo el conjunto armónico. Ni puede ser de otro modo,
ya que el artista se ha de encariñar necesariamente con el
objeto que trata, y el cariño, ó disimula los defectos, ó al enu-
merarlos los atenúa é idealiza. Aún no he visto una estatua
bella con granos en la cara, desairada actitud ó gesto repug-
nante: en las artes plásticas que sólo reproducen un momen-
to de la vida, se procura sorprender aquel que inspire mayor
interés; para dar una muestra del paisaje de una región ó
ciudad cualquiera, se escoge lo más delicado, lo más variado
y armónico, y todavía se le añade algún efecto de luz, con-
trastes de sombras, bellas figuras, etc. ¿No es esto clara, y
manifiestamente la tendencia del arte á lo bello ideal?
El idealismo constituye el más noble anhelo del alma en
todos los órdenes de la vida, bien que ese anhelo tenga por
término lo inaccesible, lo lejano y distante. De ahí la nostal-
gia, ó sea el vuelo del alma al país natal distante; de ahí la as-
piración de la juventud á lo porvenir y la secreta envidia con
que los viejos contemplan á los jóvenes. ¿Quién no desea
volver á la niñez, ni siente, abismado en su recuerdo, trans-
portes de dulce melancolía?
Ese idealismo tan real, vivaz y perenne, postulado natu-
ral de nuestras aspiraciones, es el fondo de todo asunto ar-
tístico, el tipo ideal borroso y expansivo que luego se con-
creta y cristaliza, mediante la forma artística, en variedad
de sistemas. Sin ese fondo difuso, hallamos insípidas y sin
sentido las formas simétricas, la unidad mejor diversificada,
porque les falta el soplo de vida, el reflejo de una idea-senti-
miento que llena todo nuestro ser espiritual y es la razón de
la vida universal y la fórmula de la finalidad humana y de la
creación entera; es algo como emanación y eflorescencia de
la idea de felicidad y de lo infinito. Pues lo infinito en nues-
33
/
514 DE ESTÉTICA MENUDA.
tra concepción viene á ser una línea que, partiendo de le-
janía remotísima y pasando débilmente por nuestra retina,
va á perderse en otra lejanía sin límites ni término. Cuando
esas lejanías son los extremos de un ambiente plácido, en re-
poso, como la mar en calma, la línea es recta; y si el espacio
comprendido entre esas lejanías se agita bullicioso, entonces
es ondulada la línea. Una obra arquitectónica grandiosa nos
da por extensión de límites la idea de la inmensidad tran-
quila; la descripción poética de esa misma fábrica nos pre-
senta la idea de la inmensidad accidentada y ondulada; una
composición musical de alto vuelo nos sugiere la idea de la
infinitud viva y bulliciosa. Diversas veces he establecido
comparaciones entre la arquitectura y la música ; pero no
hay duda alguna en que ésta aventaja á aquélla, porque con
la continuidad en el tiempo borra los límites del espacio y
pone en movimiento las formas impasibles, los recuerdos que
la obra arquitectónica guarda encerrados en un cofre histó-
rico.
En la misma arquitectura hay diferentes maneras de re-
presentar la inmensidad y la infinitud: supuestas idénticas
dimensiones, y que éstas sean comparativamente grandes
(pues de otro modo no alcanzarían su fin), el estilo gótico se
acerca más á las artes de movimiento que el greco-latino;
porque al paso que las redondeces y sobriedad de accidentes
lineales de ésta se asocian al reposo, en la esbeltez y agudeza
de líneas de las columnas y agujas del arte gótico late cierto
conato de movimiento, labor de desgaste, aspiración á inma-
terializarse y perderse de vista en una lejanía donde no se
perciban los remates. En el orden subjetivo 'de las preferen-
cias podrán los ánimos equilibrados, de imaginación refrena,
da y aspiraciones contenidas, gustar más de la majestad se-
rena de las construcciones de Herrera y Miguel Ángel, que
no de las catedrales de Colonia, Toledo y Sevilla; pero no
así los espíritus móviles y voladores, encariñados con todo
lo que bulle y se agita, con la sucesividad, con la vida rápida
llena de muchas y fugaces impresiones, con el juego ideal al
escondite, con cierta ansia de absorción de vida.
Las almas jóvenes, inquietas, esas que llamamos almas
DE ESTÉTICA MENUDA. 515
de artista, sienten más vivo el aleteo interior, mayor afán por
ver las lejanías, por lo mismo que abarcan más horizontes; y
ese deseo imperioso de lanzarse á lo desconocido, á la vida
ideal, les absorbe tal vez los cuidados de la vida práctica, su-
miéndolas en un estado habitual, no sin intermitencias, de
desasimiento de lo material y tangible. El positivismo egoísta
ha inventado la palabra chifladura para designar ese estado,
y la de ilusiones para burlarse de los ideales concebidos por
el artista.
De esa misma movilidad de espíritu y concepción subli-
me de la vida nacen acaso en el artista la delicadeza, la ter-
nura y la compasión. Lo delicado tiene algo de impalpable,
de debilidad y gracia recatada, y excluye lo ruidoso, lo mo-
nótono, las líneas firmes y vigorosas, manteniéndose en la
altura donde comienza lo vago é indeciso. La ternura es una
caricia espiritual, y se hermana con la debilidad en tan alto
grado, que no podemos concebir como acariciadora una voz
ruda, ni otra fuerte aunque pulimentada, si no es á distancia.
La brisa y el huracán son de idéntica naturaleza, y sin em-
bargo sólo aquélla acaricia. El huracán parece formado en
torno nuestro, y la brisa es como el eco de una voz oculta en-
tre los pliegues de Ja lejanía. Además, la ternura idealiza por-
que exagera los elogios y las promesas.
La compasión es efecto y tal vez causa de la ternura, y en-
trambas van inseparablemente acompañadas de la delicade-
za. De ahí que un alma tierna y delicada es siempre com-
pasiva y blanda de entrañas hasta con los animales y las
plantas. Y es que el ansia de la- absorción de vida, como he
dicho antes, conduce derechamente á ejercer cierto género de
tutela sobre todos los seres vivientes. Sólo como caso mons-
truoso se hallará un artista amigo de espectáculos sangrien-
tos, y que no se estremezca al ver maltratar á un animal, ó
no experimente cierta vaga tristeza al ver deshojarse una
flor. San Agustín, que puede ser considerado como el tipo
ideal del artista, muestra en grado eminente todas las cuali-
dades enumeradas. Nadie le ha igualado en el vuelo soberano
del espíritu hacia lo perfecto, aspiración que llena su vida
toda; la delicadeza y la ternura eran de tal modo patrimonio
516 DE ESTÉTICA MENUDA.
de su alma hermosa, que no hay una sola página de sus
obras que transcienda á positivismo, ó que esté escrita sin el
suave calor de la unción, ó que no halague y acaricie aun ex-
poniendo las más severas verdades. Y en cuanto á su ánimo
compasivo, no hay más que ver, entre mil otros rasgos^ sus
sentidisimos lamentos por el sacrificio de los niños inocentes,
su aversión, siendo aún pagano, á las diversiones sangrien-
tas del circo, el hecho de haber abandonado la clase de Car-
tago sólo por la detestable costumbre que tenían sus alum-
nos de burlarse de los forasteros y extranjeros. Hermoso
rasgo de altruismo que todavía gana quilates con aquella con-
fesión ingenua en que dice: «También recuerdo que habien-
do yo voluntariamente entrado en una oposición pública de
poesía dramática, me envió á decir no sé qué agorero cuánto
le había de dar porque él me asegurase la victoria; y yo.,
abominando aquellos feos sacrificios, le respondí que aunque
aquella corona de frágil hierba que se había de dar al vence-
dor fuera de oro é inmortal , no permitiría que para que yo
la lograra se matase siquiera una mosca. Porque es de saber
que en sus sacrificios y conjuros había él de quitar la vida á
algunos animales...» (i)
La lógica que nos ha impulsado á iniciar el estudio de los
caracteres, nos obliga también á no convertir en asunto prin-
cipal lo que es mero accidente. Tampoco faltará algún lector
profano que me tilde de inoportuno al citar á San Agustín, y
prefiera como prototipo del artista á un poeta más ó menos
melenudo, ó á un divertido aventurero: es cuestión de gus-
tos; para mí no ha existido en el mundo corazón más grande
ni artista tan completo como el hijo de Mónica.
Juntamente con la idea de lo infinito viven también en la
lejanía la de felicidad y finalidad humanas. Aunque la belle-
za tenga objetividad y no obedezca á un convenio sistemáti-
co, indudablemente es subjetivo el fundamento de su clasifi-
cación. Llamamos bellos á ciertos objetos comparativamen-
te á algo ideal cuya presencia ó presentimiento nos halaga, y
en la que va envuelta la idea de orden, proporción y vida.
(i) Confesiones, lib. IV, cap. n.
DE ESTÉTICA MENUDA. 517
Sin ese término de comparación no podríamos explicarnos
el proceso de la idea üe lo bello en nuestra mente, y mucho
menos que la belleza se nos represente como apetecible.
Pues si en lo bello descansa y se recrea el alma, es porque
ve alguna porción, ó, por lo menos, reflejos del bien que
ansia y persigue con encarnizamiento en todos los pasos de
su vida. Tal vez eso nos lleva á admitir como innata en el
hombre, bien que confusa, la idea-sentimiento de la felici-
dad; pero sea de ello lo que fuere , creo insuficiente el aná-
lisis, sin esa base, para formular las leyes de la belleza, é im-
posible la universalidad del juicio-sentimiento de lo bello.
Ahora bien; la felicidad se nos aparece siempre en la le-
janía de la esperanza, huyendo de nosotros cuando más cer-
ca la creíamos. Un fleco de esa vestidura, un rayo de su vi-
vísima luz, un halago ó una caricia^de su faz velada é inde-
cisa, tales son los objetos bellos en que momentáneamente
reposa nuestro espíritu, para redoblar después el anhelo y
volar con afán creciente tras de la huella luminosa. Precisa-
mente el encanto y la fuerza avasalladora de la música con-
sisten, á mi ver, en que, como ninguna otra arte, se cierne en
la lejanía y traduce las ideas de la felicidad y lo infinito, y la
de la finalidad humana, que es correlativa á éstas. Lo infini-
to no tiene fórmula conocida en lo humano; la felicidad es
una realidad inabordable, imagen fugaz y voladora; y la mú-
sica, que no tiene nombres con qué designar las cosas de
acá abajo, lanza sus notas al espacio en movilidad constan-
te, en hélice interminable como lo infinito, y pinta imágenes
sin contornos, vagas é indecisas, que huyen como la felicidad
á los requerimientos del deseo. Es verdad que no particula-
riza ni expresa cosas pequeñas; pero expresa cosas grandes,
de la manera borrosa é incierta que caben en nuestra alma.
Fr. Eüstoquio de Uriarte,
o. s. A.
EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA
10 ha muerto aún el abominable monstruo del anar-
quismo. Parece que ha jurado la muerte de todos
los Soberanos de Europa, y poco á poco va cum-
pliendo sus horribles designios. Dos años habían transcurrido
desde el último atentado anarquista contra los más altos re-
presentantes de la sociedad ; podría creerse que la mano
regicida , atada por el temor ó el arrepentimiento , había
enterrado para siempre el puñal; pero acaba de dar nuevas
señales de vida, difundiendo el terror por todos los ámbitos
del mundo y haciendo ver, á los que gobiernan, que el peli-
gro les amenaza en todas partes, y que los Reyes deben tem-
blar sobre su mismo trono.
Cuatro son ya los Soberanos (bien merecen este nombre,
aunque no todos lo fueran ) vilmente asesinados por los
anarquistas: Carnot en Francia, Cánovas en España, la em-
peratriz Isabel en Austria, y el rey Humberto en Italia. Las
victimas son todas de distintas nacionalidades: ¡los verdugos
son siempre italianos!... «¿Qué pueblo es ese — decíamos en
otra ocasión análoga á ésta (i); — qué pueblo es ese que tales
monstruos aborta y esparce por el mundo , con el odio del
reprobo en el corazón y el puñal del asesino en las manos?
¿Habrá escogido Dios, para ser el azote de las modernas so-
ciedades, al pueblo que se ha manifestado más rabiosamente
(i) El asesínalo de la emperatriz de Austria. (La Ciudad de Dios,
volumen xlvii, pág. 224.)
EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA. 519
impío, al pueblo que arrebató sus Estados á la Iglesia y apri-
sionó al Vicario de Jesucristo? ¿Será el nuevo Atila que
viene á castigar con la muerte y la destrucción á los demás
pueblos cristianos que consintieron en el sacrilego despojo,
y han puesto también sus manos en los bienes de la Iglesia?
¡Triste idea dan los hechos del estado social en que se en-
cuentra esa desgraciada nación!» Con más motivo que en-
tonces podemos hacer ahora estas mismas reflexiones, pues
al nuevo crimen hay que asociar el nombre de otro italiano,
y á Italia pertenecen , en esta ocasión ; el criminal y la víc-
tima.
El reciente asesinato del rey Humberto , que tanta cons-
ternación está produciendo actualmente en el mundo , ¿será
el último atentado* anarquista contra los gobernantes de Eu-
ropa? El Shah de Persia ha venido á demostrarnos poste-
riormente que no. No , porque los mismos anarquistas han
dicho que están sentenciados varios otros Soberanos, y han
dado pruebas, tan tristes como convincentes, de que saben
ejecutar sus inicuas sentencias. No, porque los móviles de
estos crímenes subsisten, las causas próximas y remotas que
los producen continúan en pie, y el fin que persiguen los au-
tores de esos actos de salvajismo nunca tendrá pleno cum-
plimiento. ¡No, no será el rey de Italia la última víctima del
anarquismo! Ni ha saciado éste su odio implacable contra la
sociedad, ni faltará jamás en su seno un hombre desalmado
que se preste á ser ver-dugo.
Pero ¿cuál es el móvil de semejantes atentados? ¿Quién
es el que pone el puñal en manos de estos viles asesinos , y
hace que levanten su brazo sobre el pecho de los Reyes? El
que quitó la vida al Monarca italiano acaba de decirlo: Sus
sentimientos anarquistas. No se trata de una venganza per-
sonal, como en los delitos comunes, ni en el ánimo de esta
clase de criminales ejerce influencia alguna la ambición ó el
lucro. Aunque ellos no nos lo dijeran, los hechos son por sí
bastante significativos. Ni la infortunada esposa del empera-
dor de Austria ni el mismo rey Humberto habían dado moti-
vo alguno de resentimiento á los anarquistas; y sin embargo,
los dos mueren asesinados, por el delito de ser rey el primero
520 EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA.
y emperatriz la segunda. El único móvil de estos crímenes
es el título de anarquista, nombre que infunde en el que lo
lleva la desesperación en el alma, y un odio eterno contra la
sociedad en el corazón.
¿Qué fin persiguen? Ninguno más allá de la destrucción
y el exterminio. Esto sólo sacia su rencor y sus deprava-
dos instintos, y ninguna otra cosa pretenden ni esperan. Di-
fundir el terror por el mundo es su propósito; guerra á
muerte contra la sociedad, es su lema. Y como la destruc-
ción total de aquélla es imposible , la atacan en su más ele-
vada representación para dar fe de su existencia , para que
sus actos sean más ruidosos, para aterrar á las naciones con
su poder oculto é incontrastable; y porque no son estos
monstruos de la sociedad bastante poderosos para atacar de
frente al objeto de sus iras, se reúnen en secreto, deliberan
en la oscuridad y matan á traición.
¿De qué medios se valen? De la dinamita í del revólver
y del puñal. La primera parece desechada ya de los planes
anarquistas, y emplean con preferencia los últimos , medios
al fin menos bárbaros, y más seguros para ios efectos que se
pretenden.
¿Quiénes son los culpables de estos salvajes atentados?
No está solo el asesino que levanta su brazo sobre el pecho
de la víctima: á su lado hay cómplices que le observan y le
incitan; detrás de él está el tribunal nefando que decretó
aquella muerte y eligió aquel verdugo, y más allá de este
tribunal sanguinario y feroz, está la sociedad entera, que con
sus libertades y sus leyes, con sus revoluciones y sus triun-
fos, con su inmoralidad y sus inicuos despojos, ha puesto el
puñal en manos del anarquista, le ha abierto el camino del
crimen, y se le ha señalado con el dedo diciéndole: «¡Por ahí
se va!...»
¿Y no habrá remedio contra esta plaga social , contra las
infernales maquinaciones del anarquismo? Sí, hay uno;
pero uno solo, que ni es de resultados inmediatos, ni se
ha de aplicar en mucho tiempo por las actuales institucio-
nes. Fuera de este remedio, del cual hablaremos después, no
hay otro en la tierra. Oigamos la confesión de un periódico
FL ASESINATO DEL REY DE ITALíA. 521
que no es, seguramente, de los que menos parte han tomado
en el engendro del anarquismo: «Todas las leyes restrictivas,
preventivas y represivas que pueda inventar la sociedad, no
conducirán jamás á un resultado práctico. El odio es una ne-
gra pasión que va con el hombre y le persigue en sus días de
júbilo y en sus días mejores. Bajo el régimen autocrático de
Rusia, con la horca, el látigo y las deportaciones á Siberia
como perspectiva, las sociedades secretas han llevado la
muerte repetidas veces al solio de Pedro el Grande. Esto
probana, ó de nada sirven los ejemplos, que el rigor de la
ley no hace mejores á los que son malos.»
De suerte que, ante los cadáveres de los Monarcas ase-
sinados, ante las víctimas desgraciadas del furor anarquista,
la sociedad tiene que cruzarse de brazos, y reconocer su im-
potencia para combatir esa clase de crímenes y librarse de
sus infames autores... Tiene razón el autor del suelto citado.
¡Leyes restrictivas y represivas! ¿Y á qué han de referirse
estas leyes? A prohibir la propaganda de ideas anarquistas, á
restringir los derechos de reunión y asociación. Pero... ¿y la
libertad del pensamiento? ¿Y la libertad de reunirse y asociar-
se... y otras libertades? Porque si estosderechos se conceden,
casi sin restricciones á todo ciudadano, sin excluir las asocia-
ciones masónicas, no deben negarse al mísero obrero que
trabaja en las fábricas; porque, de prohibir la propaganda de
ideas anarquistas, habrá que prohibir también la propaganda
de ideas revolucionarias, inmorales y antirreligiosas que con-
ducen directamente al anarquismo. Y entonces... ¡adiós li-
bertad de la prensa! ¡Adiós grandes y redentoras conquistas
de las modernas civilizaciones!... He aquí por qué este me-
dio de combate no puede llevarse á la práctica.
¡Leyes represivas! Son menos eficaces aún para luchar
contra el anarquismo. ¿Qué le importan todas las amenazas
y todas las penas de los Códigos á quien lleva un odio de
hiena en el corazón y la desesperación en el alma? ¿Qué le
importa la vida misma á quien ha jurado la muerte de un
rey, si ante sus cómplices es un héroe coronado de gloria, y
su nombre, hasta entonces ignorado, recorre en alas de la
prensa el mundo entero, y su vanidad y su cólera quedan
522 EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA.
plenamente satisfechas con la sangre de su víctima y el
llanto de una reina? La mejor prueba de que es ineficaz el
rigor de la ley contra el anarquismo, está en los hechos.
Francia y España son acaso las naciones que han dictado
leyes más duras para reprimirle; y sin embargo, en Francia
sucumbió Carnot bajo el acero anarquista, y Cánovas pere-
ció en España, herido por la misma mano traidora en la
frente. Es más: la muerte de este último es casi seguro que
se debió á la misma ley represiva del anarquismo. Poca efi-
cacia puede tei^er la pena capital para aquel que, al matar,
está decidido á morir; y en tal condición se encuentran todos
los perpetradores de estos atentados. Cuando el crimen se
comete por robar ó por satisfacer una venganza personal,
puede asustar y retraer el peligro de morir; pero cuando se
lucha por una convicción, por una idea, y detrás del asesino
están sus cómplices que le miran y le alientan, la muerte se
toma como un martirio y parece rodeada de una especie de
aureola que engrandece y fascina. Por tanto, ni la misma
pena de muerte será jamás un obstáculo serio para que el
anarquismo cese en la ejecución de sus abominables maqui-
naciones.
¿Y qué otro remedio queda contra él? Inútil será el régi-
men del terror, como certifica la experiencia; inútil el de la
misericordia, como lo demuestra el mismo asesinato del rey
Humberto. Inútil será que los que se creen amenazados se
rodeen de numerosa policía y tomen toda clase de precaucio-
nes: quien se decide á quitar la vida á otro sin importarle
nada la suya, tendrá siempre en su mano medios y ocasio-
nes para conseguir su intento, á pesar de toda la policía del
mundo. Inútil será que los Soberanos que ven pendiente so-
bre su cabeza la cuchilla anarquista, se oculten en sus pala-
cios: hasta la última habitación del regio alcázar llegará el
brazo de un asesino. ¿Cómo, pues, librarse de estos monstruos
del crimen? Fácil cosa sería, si llevasen una señal en lafrente,
un distintivo que los diferenciase de los demás hombres;
pero, confundidos con el resto de los mortales, tal vez con
traje de grandes señores y con una sonrisa de bondad en los
labios, sin obstáculo alguno podrán acercarse á las víctimas
EL ASESINATO DEL REY DR ITALIA. 528
que por ellos han de ser sacrificadas. Podrá la policía cono-
cer á algunos de estos seres peligrosos, espiar sus pasos, en-
cerrarlos en una prisión, si es preciso; pero esto contribuirá
á exaltar los ánimos; detrás de aquéllos han de quedar otros
muchos que están dispuestos á la venganza, y más allá que-
dará siempre el germen deletéreo que los produce, la socie-
dad actual que los alimenta en su propio seno.
Luego, ¿no hay remedio humano contra el anarquismo?
Sí, hay uno; ya lo dijimos antes. Hay uno conocido por to-
dos, por todos confesado; y no obstante, los actuales Go-
biernos no le llevarán á la práctica, porque tendrían que
deshacer lo hecho, volver atfás en el camino comenzado,
postrarse arrepentidos y penitentes ante su Dios, despojarse
del espíritu de impiedad ó indiferencia que hoy los informa
y rige casi todos sus actos... La Religión: he aquí el remedio,
el único remedio contra el mal que amenaza de muerte á las
sociedades modernas; y la sonrisa burlona que deje asomar
á sus labios algún impío al escuchar estas palabras, no es
contestar á la verdad que encierran. Los hechos hablan bien
claro en este punto. ¿Quiénes son los que han asesinado á los
Soberanos de Europa? ¿Son acaso' hombres de piedad y de
arraigadas creencias? Seguramente que no. Hombres sin re-
ligión y sin fe son los anarquistas que han perpetrado estos
crímenes; hombres sin fe serán todos los que les sucedan.
Todos han vivido sin moral y sin Dios; todos han muerto
con el sello de la reprobación en la frente. ¿Habrían llegado
al asesinato si en su alma hubiera alentado la fe en Dios
y la esperanza en otra vida? No, mil veces no. Luego la falta
de fe es el principal, si no el único factor del anarquismo.
Luego todos los que han contribuido á arrancar del corazón
de los hombres la fe , son responsables de los crímenes
anarquistas.
Los perpetrados hasta ahora no son más que un preludio
de lo que espera con el tiempo á esta sociedad indiferente y
pervertida. El asesinato del rey Humberto no es un hecho
aislado; otros le han precedido y otros análogos le seguirán;
es el eslabón de una cadena cuyo fin se ignora. ¡Espantosas
son las reflexiones que sugiere el anarquismo; terrible es la
524 EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA.
lección que el cadáver de un Rey asesinado da á los que ri-
gen los destinos de las naciones!... Et nunc, reges, intelligi-
te: erudimini qui judicatis terram.
«El anarquismo del puñal y la dinamita — repetiremos co-
piando algunos conceptos del artículo ya citado— es hijo del
anarquismo de las ideas, que también la religión, la moral y
las ciencias han tenido sus anarquistas. Las falsas teorías de
los filósofos y los principios revolucionarios de muchos es-
critores políticos han colocado en manos de los anarquistas
prácticos los medios de destrucción con que pretenden de-
ducir las últimas consecuencias de aquellas doctrinas. Los
defensores de una moral sin sanción, los propagandistas de
la impiedad y los corruptores de las sanas costumbres son
los padres legítimos del anarquismo y la causa primera de
sus horrendos atentados. No hay salvación para la sociedad
mientras haya quien preste calor y condiciones de vida á
aquel monstruo, hijo de la revolución y de las impías ideas
de nuestro siglo. Esa llaga social continuará manando san-
gre y extendiendo por el mundo su mortal contagio, mien-
tras subsistan las causas que la produjeron, y se permita la
libre propaganda de las ideas de que se sustenta, y el princi-
pio religioso no informe á esta corrompida sociedad, y se de-
vuelva á los desheredados el precioso tesoro de la fe que han
perdido.»
La llaga es profunda, y es preciso que todos contribuya-
mos á su curación, si queremos que llegue á cicatrizarse.
Algo se conseguirá con acertadas medidas represivas por
parte de los poderes públicos; algún fruto podrá esperarse
de la instrucción moral y religiosa que proporcionan al obre-
ro las diversas Asociaciones piadosas, protectoras del pobre
y bienhechoras de la humanidad, y mayor aún sería el fruto
si las clases acomodadas tuvieran menos egoísmo y más ca-
ridad cristiana, si se derrochara menos dinero en banquetes,
en juegos y en espectáculos, y se repartiesen más limosnas
entre los infelices que se mueren de hambre ó viven en la
miseria. Pero todo esto es insuficiente mientras las leyes si-
gan permitiendo, á lo menos en la práctica, el derecho al mal;
mientras se consienta la circulación de la prensa impía y re-
EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA. 525
volucionaria que excita al crimen y es leída principalmente
por las clases trabajadoras, por gente que cree cuanto se le
dice en letras de molde; mientras no se impidan esas infames
reuniones en que se explota al infeliz obrero, se avivan sus
pasiones, se le aparta del deber, se le lanza á la lucha y se le
entregan las armas para el combate. Cuando los Gobiernos
emprendan con energía y valor este camino, que es el cami-
no del deber, podrán ir desapareciendo las ideas anarquis-
tas; pero mientras la ley, ó más bien sus ejecutores sigan
amparando el libertinaje en las ideas y en las costumbres,
poco puede esperarse.
La sociedad se deshace, la sociedad está sufriendo las
horribles convulsiones de la muerte, porque ha sido edifica-
da sobre un volcán que empieza á conmover sus cimientos.
¡A vosotros, oh Soberanos y poderosos, que regís los desti-
nos del mundo y gobernáis las naciones, á vosotros princi-
palmente toca apagar el fuego del volcán si no queréis veros
envueltos entre su ardiente lava; á vosotros más que á nadie
os interesa, porque el puñal anarquista se alza sobre vues-
tros pechos! La sociedad se ha apartado de Dios, y es preci-
so que vuelva á El; la sociedad se muere porque la falta el
vivificante calor de la religión, y es preciso que la fe la resu-
cite y la religión la dé alientos si ha de salvarse... ¡Gober-
nantes sin conciencia y sin fe, que con vuestras inicuas leyes
habéis pretendido arrojar á Dios de su trono y borrar del
alma el sentimiento del deber, y extinguir en la conciencia
de los hombres el remordimiento! ¡Recoged ahora el fruto
de lo que habéis sembrado; ved las consecuencias de vues-
tras redentoras libertades..., y temblad, porque aun no se
ha cumplido el número de las víctimas del anarquismo!...
¡Gobiernos impíos, que habéis subido al poder en brazos del
crimen y la injusticia, dejando detrás de vosotros un lago de
sangre, y habéis oprimido ó despreciado al débil, y atrope-
llado los santos derechos de propiedad, y arrebatado sus bie-
nes á la Iglesia, y permitido toda clase de inmoralidades, y
tolerado enseñanzas que pervierten el corazón y lecturas
que matan toda virtud en el alma! ¡Vosotros carecéis de au-
toridad moral para reprimir el anarquismo y execrar sus
526 EL ASESINATO DEL REY DE ITALIA.
criminales atentados, porque el anatema tendría que caer
antes sobre vuestras cabezas! ¡Ricos y potentados, que en
alas de la fortuna ó la injusticia habéis subido hasta la últi-
ma grada de la escala social, y tratáis con bárbaro despotis-
mo ó supremo desdén á cuantos están debajo de vosotros,
y, sumidos en el goce de los placeres, no os acordáis del mi-
serable que pide un pedazo de pan á vuestras puertas, y con
vuestra ostentación en los espectáculos públicos os habéis
reído de las grandes desgracias nacionales, y con vuestra
perpetua ociosidad y el lujo qué desplegáis en todas partes,
insultáis la miseria del que trabaja y se muere de hambre!
¡Ved en los atentados anarquistas, no el crimen de un asesi-
no despreciable, sino la lucha eterna del pobre contra el rico,
del que sufre contra el que goza; y si hoy el anarquismo lan-
za á un hombre solo para matar á un rey, mañana caerá so-
bre vosotros como una horda de. bárbaros, y os cegará con
oleadas de sangre!... ¡Políticos ambiciosos que, para conse-
guir honor ó bienes de fortuna, osasteis arrastrar á los pue-
blos á guerras crueles é injustas, y habéis colocado el pedes-
tal de vuestra gloria sobre la sangre de tantas víctimas! ¡No
tenéis derecho alguno á quejaros de los crímenes del anar-
quismo, porque si él atenta contra la sociedad, primero ha-
béis atentado vosotros!... ¡Ved, en presencia de un cadáver
que hoy os llena de indignación y espanto, no el odio de un
criminal, sino más bien la merecida cólera del cielo; no el
brazo de un hombre desalmado y pervertido, sino el castigo
de vuestras culpas y el instrumento vengador de la divina
Justicia!...
Fr. Jerónimo Montes,
o. s. A.
BIBLIOGRAFÍA
Le Bibnheureux Raymond Lulle (1232-1315) , par Marius An-
dré. — Paris, librairie Víctor Lecoffre, rué Bonaparte, 90: 1900.—
12. ° de iv-216 páginas. Precio: 2 francos.
ELSr. André, que ha residido algunos años en España y hecho
estudios de nuestra literatura , con tanto fruto como indican las pá-
ginas de este libro , describe en él la maravillosa vida del Doctor
Iluminado , y ofrece á los lectores, en forma agradable y amena, un
compendio de las principiles obras que compuso, enlazando la parte
biográfica con la crítica, y pintando con su verdadero colorido la ori-
ginal y simpática fisonomía de Raimundo Lulio. No se ha propuesto
el autor, seguramente, escribir un trabajo de erudición, pero ha pro-
curado consultar las fuentes más seguras y auténticas , en especial
las producciones mismas del polígrafo mallorquín en sus textos ori-
ginales.
La difusión de este precioso volumen contribuirá á desvanecer
laá preocupaciones y los juicios erróneos que han oscurecido la me-
moria de Lulio , y harán conocer fuera de España .al caballero an-
dante del amor divino, al apóstol infatigable que selló con el marti-
rio una serie de gigantescas empresas inspiradas por el celo de la
conversión de las almas , al pensador profundo y delicadísimo poeta
á quien tantas veces han calumniado la ignorancia y la mala fe,
presentándole como un alquimista vulgar y un ridículo visionario.
No dejaremos de advertir, como única censura, que hoy está re-
conocida por apócrifa y sin valor histórico la fórmula que el señor
André copia sin ninguna reserva , y que se supone usada en las an-
tiguas Cortes aragonesas para prestar juramento de fidelidad al Mo-
narca: NoSy que somos tanto como vos..., etc.
528 BIBLIOGRAFÍA.
Cuadros, por Bonifacio de Echegaray. — Bilbao, 1900 (tomo 45 de
la Biblioteca bascongada de Fermín Herrdn). — 12.0 de xiv-184 pá-
ginas.
El autor de este libro, joven alumno del Colegio de Estudios Su-
periores del Escorial, donde acaba de terminar la carrera de abogado,
hace su entrada en el mundo de las letras con tal brío y desembara-
zo, que no cabe en justicia negarle prendas de verdadero escritor,
llamado á conseguir envidiables triunfos. Sensibilidad exquisita,
imaginación fecunda, rara facilidad para decir las cosas sin violen-
cias ni rodeos: tales son las cualidades que se notan en los cuadros
de costumbres vascongadas y en todos los trabajos que forman la
colección. Si algo puede aquí censurarse es cierto romanticismo- exal-
tado, cierto desbordamiento de los ardores y entusiasmos juveniles,
que seguramente irá templándose con la reflexión y la experiencia de
la vida. No hay duda que, si Bonifacio de Echegaray prosigue con
fe y constancia el camino emprendido , llegará á ocupar un puesto
muy honroso entre los autores de su región , á lo cual le invita el
ejemplo de su hermano Carmelo , el sabio é infatigable cronista de
las Provincias Vascongadas.
Les Moines d'Orient, anterieurs au Concite de Chalcedoine (451),
par Dom J. M. Besse. — París, 10, rué de Meziéres. — Librairie reli-
gieuse H. Oudin. — Poitiers, 4, rué de l'Eperon: 1900. — Un tomo
en 4.0 mayor, de 550 páginas.
Dada la excepcional importancia que viene concediéndose en
nuestros días á la investigación histórica, motivada quizá por el ge-
neral convencimiento de que aún está por escribir la historia verda-
dera que debe fundarse, si ha de merecer tal nombre, en documentos
contemporáneos escrupulosamente examinados á la luz de la crítica,
deberíamos conceder un aplauso incondicional á toda obra que, como
la que examinamos, aporta riquísimo arsenal de datos y materiales
preciosos para levantar el edificio de la Historia. Siempre merece
nuestras alabanzas la labor de esa generación de sabios que, arros-
trando todo género de incomodidades, van arrancando á archivos y
bibliotecas los tesoros que duermen el sueño del olvido entre el pol-
vo de muchas centurias.
A esa generación de investigadores incansables y sabios de verdad
pertenece el joven benedictino Dom J. M. -Besse, de cuyo talento y
BIBLIOGRAFÍA. 529
laboriosidad ya nos había dado pruebas en una serie no escasa de
estudios histórico-religiosos; su última obra Los Monjes de Oriente
reúne datos abundantísimos, escrupulosamente entresacados de los
testimonios contemporáneos, siendo muchísimas las obras que cita,
indicando así las fuentes y dando á su estudio toda la seriedad que
presta á la historia la documentación.
El sabio benedictino, con una humildad y franqueza que le hon-
ran, declara que no ha sido su intención escribir la historia del tno~
naquismo oriental, porque reconoce que aún está muy lejos de haber
terminado la crítica su obra de preparación; él cree que únicamente
podrá escribirse esa historia cuando una generación de sabios inves-
tigadores explore el campo casi virgen de los dos primeros siglos, y
cuando se estudien y se conozcan, como se debe, las fuentes coptas y'
siriacas, que son las que han de derramar luz y han de llenar los va-
cíos que dejan los documentos griegos y latinos.
Tampoco entra en su plan escribir un libro hermano de la obra
del gran Montalembert, Los Monjes de Occidente. Con más modestas
aspiraciones y con la intención de escribir una obra mucho más hu-
milde que la que nos ha dado, empezó á recoger datos para ilustrar
un trabajo sobre la regla de San Benito; pero bien pronto se encon-
tró con que la materia era riquísima y casi por completo inexplorada.
La misma riqueza del asunto le llevó á hacer nuevas investigaciones,
y esos datos, fruto precioso de su laboriosidad y talento, es lo que
nos promete en el nuevo libro.
Pero no vaya á creerse que Los Monjes de Oriente sea una obra de
indigesta erudición, ó sencillamente una colección de datos parala
historia: el autor no nos promete más que eso; pero, como ordinaria-
menee sucede con los eruditos de verdad, que dan siempre mucho
más de lo que prometen, ha hecho un libro sobremanera interesante
y de amena lectura. Tan encariñado ha debido de estar con el asunto
su autor, que se coloca en medio del terreno, donde le sigue sin difi-
cultad el lector, agradablemente sorprendido por la serie de cuadros
en que van desenvolviéndose á su vista la vida admirable y las cos-
tumbres primitivas de los Padres, del desierto.
Las grandes virtudes, los ejemplos maravillosos, austeras peni-
tencias y trabajos continuos, nada se escapa á su investigación, ni
siquiera las debilidades y las caídas, muy contadas, es cierto: todo
ello narrado con una sobriedad que avalora mucho la obra, y con esa
imparcialidad que es el alma de la historia y que rechaza lo mismo
la diatriba pasional que la inconsiderada apología.
En resumen: Los Monjes de Oriente es una obra absolutamente
34
530 BIBLIOGRAFÍA.
indispensable para el futuro historiador del monaquisino, casi nece-
saria para el historiador eclesiástico, y de indiscutible utilidad para
el historiador universal,
De Jure et Justitia. — Dissertationes de notione generali juris etjustz-
tiae, et de justitia legali, auctore A. Pottier, in Philosophia ac Sa-
cra Theologia doctore, professore Theologiae moralis in seminario
Leodiensi, canónico ecclesiae cathedralis Leodiensis . — Leodii,
R. Ancion, rué des Prémontrés, 30: 1900. — Un volumen_en 4.0, de
277 páginas. Precio: 5 pesetas.
De reconocido interés son en los estudios filosófico-teológicos to-
das las cuestiones que se relacionan de una manera más ó menos
directa con el derecho y la justicia en sus variados aspectos; pero
cuestiones al mismo tiempo farragosas y complicadas, si un criterio
elevado y comprensivo no las presenta con claridad y orden, base
de toda obra didáctica y, de un modo especial, de los estudios mo-
rales y jurídicos.
Para entrar de lleno en tales estudios es indispensable formarse
una idea clara y precisa de lo que son la justicia y el derecho, y estu-
diar á fondo lo que pudiéramos llamar su parte filosófica, sin cuyo
conocimiento es casi de todo punto imposible abordar las innumera-
bles cuestiones prácticas que son el todo en las ciencias de aplicación.
A facilitar ese estudio se dirige de una manera especial la obra
del sabio profesor del seminario de Lieja, que va estudiando en una
serie de disertaciones el concepto general de la justicia y del derecho,
siguiendo las enseñanzas de la escuela y dando autoridad á sus afir-
maciones con innumerables textos de los autores más acreditados de
la escolástica, y principalmente de su más genuino representante,
Santo Tomás de Aquino.
En la disertación tercera y última del libro trata admirablemente
una cuestión de palpitante actualidad y que ha entrado á formar
parte del derecho modernísimo: la cuestión de la justicia legal y so-
cial, con la que están íntimamente relacionados, y por ella han de
resolverse, los tremendos problemas sociales, punto capitalísimo del
derecho moderno.
En esta cuestión sirve de guía para el católico la admirable encí-
clica de nuestro Santísimo Padre León XIII, Eerum novarum, de la
que se vale el autor en esta parte de su obra para todas las aplica-
ciones que hace de la justicia legal y social. La obra que examina-
mos es útilísima para todo sacerdote que quiera conocer á fondo tan
BIBLIOGRAFÍA. 531
importantes cuestiones, y sobre todo para los estudiantes de nuestros
Seminarios, para quienes principalmente la ha escrito el sabio profe-
sor de Lieja.
El día del Señor en Burgos, por Anselmo Salva. — Burgos: 1900.
Imp. y lib. de Hijos de Santiago Rodríguez, Pasaje de la Flora,
12. En 4.0 de 114 págs.
Hermosa es la descripción que de la fiesta del Corpus en la anti-
gua capital de Castilla hace el Sr. Salva en el presente libro. Difícil
es dar amenidad á este linaje de asuntos, en los que necesariamente
han de entrar muchas repeticiones; psro el erudito cronista de Bur-
gos, con su poderosa imaginación por una parte, y con su elocuente
estilo por otra, ha sabido hacer un libro que llega á despertar en el
lector el interés de una novela, no obstante ser de la más rigu-
rosa verdad histórica, como todos los años puede presenciarse en
Burgos. Es verdaderamente encantador ver cómo todos, lo mismo el
Ayuntamiento que el pueblo, los ricos y los pobres, despliegan su ma-
yor actividad y entusiasmo, á fin de hacer todo lo más solemne, todo
lo más espléndida, y al mismo tiempo todo lo más típica que sea
posible, la procesión del Corpus.
Clamores de ultratumba, por el M. Rdo. P. Fray José Coll, Ex-
definidor general Franciscano. — Barcelona, librería y tipografía
católica, Pino, 5, 1900. — En 4.0 menor, de 614 páginas, en tela.
Recoger en un libro manual cuanto de alguna manera pueda re-
ferirse al dogma del Purgatorio, parece haber sido el objeto del padre
Coll, y que sin duda ninguna creemos ha llenado cumplidamente
en la presente obra. En ella encontrarán las personas amantes de las
almas del Purgatorio abundante materia de meditación, y especial-
mente una multitud de medios, con cuya práctica podrán aliviarlas
en gran manera y aun á veces rescatarlas por completo, volando á
gozar de la vista clara de Dios en la gloria. Por esta sola, aparte de
otras buenas cualidades, la juzgamos digna de figurar en la biblioteca
de todas las familias cristianas, á las qife*se la recomendamos efi-
cazmente.
532 BIBLIOGRAFÍA.
Manual histórico- teórico- práctico del Jubileo, con ocasión del
Año Santo de 1900, escrito en italiano por el Rdo. P. Alejandro
de Santa Teresa, Carmelita Descalzo, Lector de Teología y Exa-
minador Apostólico del Clero Romano, y traducido al castellano
por el P. Justo de San José, Religioso de la misma Orden. — Bar-
celona, Juan Gili, librero, Cortes, 223: 1900. — En 8.° de 250
páginas.
Una larga historia del Jubileo en general, y en particular del Ju-
bileo del Año Santo; las varias clases que hay de Jubileo; las dispo-
siciones y obras prescritas para ganar el Jubileo y los privilegios que
de él pueden conseguirse, son los principales capítulos del librito que
anunciamos, y que constituye una de las obras más completas de lo
que interesa saber, lo mismo á los fieles que á los confesores, acer"
ca del Jubileo. Como complemento lleva al fin los documentos ema-
nados de la Santa Sede con motivo del actual Jubileo de 1900.
Conferencias litúrgicas pronunciadas ante el clero de Palencia , por
D. Pablo Madrid Manso , Beneficiado , Maestro de sagradas cere-
monias de la Santa Iglesia Catedral. — Primera serie. — Palencia.
Imprenta de Abundio Z. Menéndez, 1900. — En 4.0, de 129 pá-
ginas.
«Introducción al estudio de la Sagrada Liturgia, los Decretos de
la Sagrada Congregación de Ritos, de las costumbres en materias
litúrgicas, de los privilegios, de los Titulares y Patronos, conformi-
dad de la Misa con el Oficio, Oficios votivos, Misa, de las Misas de
Réquiem , y primeramente de la Misa Exequial , de la Misa de Ré-
quiem solemne y cantada , de la Misa de Réquiem privada , de las
Exequias y Oficio de difuntos, de las Misas votivas y de la celebra-
ción del Matrimonio y Bendición nupcial,» son los títulos de la pri-
mera serie de conferencias litúrgicas que el Maestro de ceremonias
de la Catedral de Palencia ha dado, por encargo del señor Obispo de
la diócesis ante el clero de aquella capital. Las juzgamos muy inte-
resantes y de grandísima utilidad práctica para los párrocos y sacer-
dotes , quienes encontrarán en ellas la resolución de algunas dudas
que en el desempeño de su ministerio ocurren con frecuencia.
BIBLIOGRAFÍA. 533
Jus publicum ecclesiasticum methodice expositum, et notionibus juris
pubUci inter nationalis locupletatum in usum Seminariorum, a Doctore
D. Emmanuele de la Peña et Fernandez, presbítero. — Dos volúme-
nes en 8.°, Sevilla.
La defensa de los derechos sociales de la Iglesia católica en sus
relaciones con la potestad civil y con los derechos y deberes del ciu-
dadano, ha alcanzado tal importancia desde la última parte del
siglo XIX, que no es posible prescindir ya en los Seminarios de
esta nueva disciplina como tratado distinto, asi de la Teología Fun-
damental, que no establece más que los primeros principios del
Derecho público, como del Derecho canónico, que considera como
objeto principal el organismo y la legislación interna de la Iglesia.
Entre los varios ensayos que se han hecho en estos últimos tiem-
pos para metodizar el Derecho público eclesiástico, serán muy pocos
los que reúnan tan excelentes condiciones de libro de texto como la
obra del sabio profesor del Seminario de Sevilla, cuyos méritos no
podemos menos de aplaudir, por haber contribuido, quizás como
ningún otro, al progreso de los estudios eclesiásticos en España,
ora con su importantísima y concienzuda obra de Arqueología Pre-
histórica, ora con sus estudios de Derecho público. Este último
tratado del Sr. Peña y Fernández está escrito en un latín fácil,
distinguiéndose principalmente por la claridad del método, por la
seguridad y buen tino en la explicación y demostración de los prin-
cipios, y por el acierto con que los desenvuelve para llegar lógica-
mente á las últimas consecuencias: condiciones todas que reco-
miendan un libro de texto.
OTRAS PUBLICACIONES
Tifones del Archipiélago filipino y mares circunvecinos: 1895 y 1896.
Estudio de los mismos, por el P. Juan Doyle, S. J., Subdirector del
Observatorio de Manila. — Manila , tipo-litografía del Observato-
rio. 1899. En fol. de 106 páginas y xn láminas.
La Genealogía y la Heráldica en la Historia. — Discursos leídos
ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública del
Excmo. Sr. D. Francisco Fernández de Bethencourt, el día 29 de
Junio de 1900. — Madrid. Establecimiento tipográfico de Enrique
Teodoro, 1900. — En 4.0 mayor de 61 páginas.
Contributo alia sioria del Gradúale ufficiale della cosidetta editio me-
dicaea. Recensione deW opuscolo di Mons. Carlos Respighi, scritta dal
534 BIBLIOGRAFÍA.
Dr. Francesco Sav. Haberl. — Roma e Ratisbona , Federico Pus-
tet, 1900. — En 4.0 de 36 páginas.
Recuerdos de una visita d la Colonia Escolar fundada por D. Andrés
Manjón. Relato hecho en el Ateneo de Madrid , en sesión dedicada d pro-
pagar las fundaciones de Manjón, por D. Federico Oloriz, catedrático
de la facultad de Medicina de Madrid. — Madrid , imprenta y librería
de Nicolás Moya, 1900. — En 4.0 de 16 páginas.
Carta pastoral que con motivo de su solemne posesión de la Sede Epis-
copal de Jaca, dirige d sus diocesanos el limo, y Rmo. Sr. D. Fray
Francisco J. Valdés y Noriega , O. S. A., Día de la Pascua de Re-
surrección, 15 de Abril de 1900. — Jaca, imprenta y librería de Rufino
Abad. — En 8.° de 30 páginas.
Francisco González Rojas. Necesidad de las Asociaciones gremiales,
trabajo premiado en el certamen literario celebrado en el Círculo de
Obreros del Ferrol en 1899. — Avila, tipografía de Cayetano Gonzá-
lez, 1900. — En 8.° de 128 páginas. • ,
Ilustre Colegio Notarial del territorio de la Audiencia de Barcelona.
Lista de Notarios colegiados, 1900. —Barcelona , imprenta de La Re-
naixensa, 1900. — En 12.° de 70 páginas.
ém^m.
Revista Canónica
N compendio. S. Congreg. del Concilio, a). — Por la reso-
lución dada el 27 de Enero de 1900, in Mutilana, confirma
una vez más el conocido principio que establece que las
determinaciones de últimas voluntades son de rigurosa interpreta-
ción literal, y no deben ser ampliadas ó restringidas más de lo que
suena el contexto , á no ser que de sostener el indicado principio se
siguiera algún absurdo manifiesto. Tratábase en la referida causa de
una disposición testamentaria , en virtud de la cual Julián Ghetti
fundaba en la insigne Colegiata, hoy Catedral de Modigliana, sufra-
gánea de Florencia , siete canonicatos , reservando el principal de
ellos (actualmente la segunda dignidad del cabildo), para los descen-
dientes de sus consanguíneos Julio, Francisco y Juan, de la familia
Ghetti de Ghettis, á los cuales concedía el derecho pasivo, alternativa-
mente y por el orden indicadado. Extinguida la descendencia de los
dos primeros, dos descendientes de Juan disputábanse el derecho al
beneficio , porque , aunque originarios del mismo tronco , procedían
por línea distinta. Humberto , uno de los competidores, era sobrino
de Antonio, último que poseyó hasta su muerte la prebenda , y esto
era perpetuar el beneficio en una misma línea , con perjuicio de Al-
berto , el otro de los dos aspirantes , y al parecer contrario á la vo-
luntad del testador que había prescrito la alternativa. En resumen;
Alberto pretendía extender la alternativa establecida por el testador
para los descendientes de tres troncos distintos , á las líneas, tam-
bién distintas , de uno solo de los troncos designados , y la Sagrada
Congregación del Concilio respondió que tal extensión no podía
tener lugar.
b) Juris funerandi. — Los lectores de La Ciudad de Dios cono-
cen ya la doctrina canónica respecto de este punto , expuesta con
536 REVISTA CANÓNICA.
bastante amplitud en nuestra Disertación canónica acerca de la sepul-
tura eclesiástica y los funerales. Demostramos allí que los cementerios
públicos no han derogado en lo más mínimo la disciplina eclesiástica,
y sólo han cambiado físicamente el lugar. La resolución dada por la
Sagrada Congregación del Concilio el 17 de Febrero de 1900 in Cla-
varen., es una mera aplicación de los principios vigentes en la ma-
teria. En el pueblo de Santa Margarita Lignore, perteneciente á la
diócesis de Chiávari (sufragánea de Genova), fué construido en 1866
el cementerio público en sustitución del propio de cada una de las
tres parroquias de la villa: Santa Margarita, Santiago y San Siró,
autorizando á los vecinos para que , previa la compra del terreno,
pudieran construir panteones ó capillas sepulcrales de familia. Anto-
nio Costa, feligrés de la parroquia de Santa Margarita , construyó en
el cementerio público sepulcro gentilicio para sí, los suyos , y para
los descendientes de su hermano Francisco. No bastando el primer ce-
menterio, determinó el Municipio construir otro más amplio el 1887,
concediendo gratuitamente el terreno para nuevos panteones á los
propietarios de los existentes en el antiguo. Para esta fecha ha-
bía ya muerto Antonio ; pero su hija Asunta, casada y domiciliada
en San Miguel in Pagana, pueblo inmediato al de Santa Margarita,
dio orden para que se procediese á la construcción de la capilla se-
pulcral en el nuevo cementerio. Ocurrió que antes de llevarse á cabo
esta determinación, murió su hijo Francisco, cuyo cadáver fué depo-
sitado en el panteón de la familia Bozzo, emparentada con la Costa
hasta que el propio estuviese en condiciones. Según hemos dicho,
Asunta tenía el domicilio en San Miguel , y conviene advertir que su
esposo Juan Costa era hijo de Francisco, hermano de Antonio, el
fiíndador del sepulcro gentilicio. Los funerales del hijo de Asunta y
de Juan tuvieron lugar en la parroquia de Santa Margarita, á la cual
pertenecía el panteón de la familia Costa. Mas, creyéndose perjudi-
cado en sus derechos el párroco de San Miguel , acudió en queja á
la Curia diocesana de Chiávari , pidiendo la restitución de todos los
emolumentos, fundándose en que el difunto era parroquiano suyo,
y el Ordinario de Chiávari falló de conformidad con lo reclamado
por el párroco de San Miguel. El de Santa Margarita apeló á la Sa-
grada Congregación del Concilio, la cual, discutida la causa en 22 de
Julio de 1899, 27 de Enero y 17 de Febrero de 1900, anuló en esta
última sesión la sentencia del tribunal de Chiávari.
Nada en verdad más razonable, toda vez que al construir Anto-
nio Costa, feligrés de Santa Margarita, el panteón , eligió sepultura
para él y sus descendientes en dicha parroquia. Muerto él, pasó el
REVISTA CANÓNICA. 537
derecho á su hija Asunta, cuyo cambio de domicilio no arguye elec-
ción de sepultura en la parroquia de San Miguel. Ahora bien : la ce-
lebración de los funerales es derecho privativo del párroco ó rector
de la iglesia tumulante: en el caso presente tal derecho competía al
de Santa Margarita, ya que la construcción de sepulcro en el nue-
vo cementerio sólo implica cambio material , y este nuevo ce-
menterio pertenecía , como el anterior , á la parroquia de Santa
Margarita; luego el párroco de San Miguel sólo tenía derecho á le-
vantar el cadáver, conducirlo hasta el límite jurisdiccional de la pa-
rroquia de Santa María, y á la cuarta funeral ; luego no podía recla-
mar todos los emolumentos, y el Ordinario de Chiávari no falló en
justicia.
c) Dispensa de irregularidad. — La concedió el 7 de Abril de 1900
al clérigo Attilio Ceceo , veronés , quien después de haber recibido
las Ordenes menores adquirió en la rodilla izquierda una enfermedad
que degeneró luego en completa anquilosis , impidiendo , por consi-
guiente, el arrodillarse con ella." No puede ofrecer duda la existencia
de la irregularidad ex defectu en el caso presente , toda vez que
Attilio está imposibilitado para observar en la Misa las rubricas con-
cernientes á las genuflexiones, y además necesariamente hade llamar
la atención de los fieles, al ver que en lugar de doblar una ó ambas
rodillas, según las circunstancias , extiende una pierna hacia ade-
lante y otra hacia atrás , y sólo puede completar la genuflexión
cuando las gradas ó el auxilio de algún banquillo lo permiten.
Oponíase á la concesión de la dispensa el haber sido denegada en
otros casos, con la circunstancia agravante de tratarse de presbíte-
ros, como in Avellinen., 28 Jul. 1770, é in Geruntina, 28 Mai. 1788,
casos en que únicamente se concedió el poder celebrar en oratorios
privados , ó cuando menos concurrencia de fieles hubiera. Sin em-
bargo , como en otras ocasiones fué concedida , aunque en condicio-
nes quizás más difíciles que las del clérigo Attilio {in Cathxcen.,
17 Dec. 1859 ; in Asculana , 20 Febr. 1808 ; in Comaelen., 27 Febr.
1864), y el Obispo de Verona recomendó eficaz y en todos sentidos
favorablemente la petición del agraciado, la Sagrada Congregación,
usando de las facultades que tiene, concedió la dispensa pedida para
que Attilio Ceceo pudiera ser promovido á las Ordenes mayores , in-
cluso el presbiterado.
d) Residencia de los beneficiados y privación de los frutos del benefi-
cio y de la masa capitular. — D. José Madrid Manso , el fundador y or-
ganizador, con su hermano D. Pablo , de la obra eminentemente
cristiana y civilizadora de la Propaganda Católica, de Palencia , con
538 REVISTA CANÓNICA.
sus escuelas y círculos para obreros , obtuvo en 1896 un canonicato
en la metropolitana de Burgos. Consecuencia tal vez del ímprobo
trabajo y graves disgustos que como propagandista católico é infati-
gable protector de los obreros hubo de soportar, su salud nada tenía
de envidiable por ese tiempo, y el clima y las aguas de Burgos agra-
varon de tal manera la enfermedad que venía padeciendo , que
según el testimonio jurado de los médicos , de simple indisposición
gastro-intestinal degeneró en verdadera dispepsia , que empeoraría
hasta poner en inminente peligro su vida si continuaba en Burgos.
Observó la ley de residencia, de conformidad con los estatutos capi-
tulares, que permiten á los canónigos cinco meses de vacaciones
anualmente durante el bienio 1896-97 ; pero el 98 ya no le fué posi-
ble residir los ciento ochenta y cinco días en los años ordinarios y
ciento ochenta y seis en los bisiestos , que los mismos estatutos
prescriben en el núm. 13, bajo pena de percibir exclusivamente los
frutos correspondientes en prorrateo á los días que haya residido,
yendo los demás á formar la masa extraordinaria que , si hemos de
creer al cabildo de Burgos, se reparte por costumbre inmemorial en-
tre los canónigos presentes, aunque esta costumbre no esté muy
conforme con las prescripciones del Tridentino (1). (Sess. 21, cap. 111;
sess. 22, cap. 111.) Desde 1899 el Sr. Manso es por permuta nueva-
(1) De la exposición hecha resulta que los Estatutos capitulares del cabildo
metropolitano de Burgos están en oposición con el Concilio Tridentino:
i.°, en permitir cinco meses de vacaciones cada año, cuando aquél sólo per-
mite tres (sess. 24, cap. xii); 2.°, en privar á los que están ausentes más de
los cinco meses, de todos los frutos de la prebenda y de las distribuciones co-
rales, siendo así que el Tridentino (sess. 24, cap. xn, De Re/.), dice expresa-
mente que los que no asisten á coro pierden las distribuciones correspon-
dientes á las horas en que falten; pero si además no residieren durante un
año, deben ser privados de la mitad de todos los frutos del beneficio, y si du-
rante dos, de todos absolutamente; prescripciones que no se cumplen, faltan-
do, por ejemplo, la mitad del año; sin que valga al cabildo oponer á las se-
siones 21, cap. in, y 22, cap. 111, lo que el mismo Concilio dice en el cap. 11 de
la sesión 2 1 : «salvis tamen consuetudinibus earum ecclesiarum, in quibus non
residentes, seu non servientes, nihil vel minus tenia parte percipiunt;» porque
estas palabras se refieren, en primer lugar, á los beneficiados que no estén
legítimamente impedidos para residir, y en segundo término, á las iglesias
en que todos los frutos beneficíales consisten en distribuciones , y como ley
odiosa, no puede extenderse á las que , como en los cabildos de España , cada
prebenda tiene su asignación propia, independiente de la> distribuciones ; y
3.0, en aplicar á los canónigos presentes los frutos de que son los ausentes
privados, porque este empleo sólo es admisible en la hipótesis de que todos
los frutos consistan en distribuciones. El mismo Sr. Arzobispo reprueba im-
plícitamente en su informe tal costumbre.
REVISTA CANÓNICA. 539
mente canónigo de Palencia; pero el cabildo de Burgos se negó
siempre á restiturle la asignación y distribuciones correspondientes
al último , año que poseyó el beneficio en la metropolitana, por lo
cual recurrió á la Santa Sede, que el 27 de Enero de 1900 á la duda:
An distrzbutiones quotidianae et fructus beneficíales quibus privalus fuit ca-
nonicus Madrid restiíuendi sint in casu? respondió: Dilata , pidiendo
nuevo esclarecimiento de la cuestión , hasta que el 7 de Abril del
mismo año resolvió: Affirmaúive in ómnibus ; sentencia que en cierto
modo viene á derogar el núm 13 de los Estatutos capitulares de
Burgos, y de hecho lo hace respecto de los casos en que algún bene-
ficiado no resida por razón de enfermedad. Más aún : creemos que
en este punto concreto los citados Estatutos no tienen efecto alguno
jurídico, sino en cuanto se conformen á lo preceptuado por el Tri-
dentino , y por tanto desaparece la oposición entre aquéllos y éste,
indicada en segundo lugar en la nota.
La misma sentencia confirma la opinión, más generalizada entre
los canonistas, según la cual el beneficiado que por razón de enfer-
medad ni puede asistir á coro, ni residir en el lugar del beneficio,
tiene pleno derecho á la renta integra de la prebenda y á las distri-
buciones cuotidianas (V. Schmalz., sup. lib. 111, tit. iv, y Santi, ibid.);
y, á juicio nuestro, desautoriza la de algunos muy contados que con-
sideran esta doctrina contraria á la mente del cap. único, tít. 111,
lib. ni in vi, clásico y fundamental en la cuestión presente, toda vez
que Bonifacio VIII en este lugar declara corruptela la costumbre de
conceder las distribuciones á los ausentes de coro, á no ser que se
vean obligados á no asistir por enfermedad, necesidad corporal, ó
evidente utilidad de la Iglesia; de donde deducen que, aun existien-
do alguna de estas tres causas, no tienen derecho á percibir las dis-
tribuciones, si la costumbre ó estatutos de la iglesia de la cual son
beneficiados, no lo ordenan. (V. Sebastianelli, Derebus, núm. 294.)
Ahora bien; que el Sr. Manso estaba legítimamente impedido,
consta por el testimonio jurado de varios médicos, por el repetido
informe favorable del Excmo. Sr. Arzobispo de Burgos, é indirec-
tamente por la negativa del Cabildo, que rehusó el examen judicial
del interesado por peritos designados por el mismo Cabildo, con lo
que demostró claramente que discordaba del señor Arzobispo y se
oponía á la justa petición del Sr. Manso, irracional é injustamente,
como dice el limo. Secretario de la Sagrada Congregación del
Concilio, al referir la causa ante los Eminentísimos Consultores,
toda vez que constaba sin género de duda la enfermedad. Por
otra parte, tampoco aparece justa la ordenación del núm. 13 de los
540 REVISTA CANÓNICA.
Estatutos capitulares, único argumento, puede decirse, en que el
Cabildo fundaba su negativa, puesto que la Sagrada Congregación,
interpretando el Tridentino, ha declarado más de una vez que para
que un beneficiado ausente sin causa legítima pueda ser privado de
los frutos del beneficio, debe antes probarse judicialmente la ilegiti-
midad de la ausencia. (V. García, De Benef., p. n, cap. n, núme-
ros 151-52; Rota, in Cauzien., fructuum, 10 April. 1592, cor. d'Orano;
Barbosa, De Canonicis, cap. 70, núm. 22.)
Favorecían además al Sr. Manso sus constantes servicios en pro
de la causa católica y su probada vida, méritos todos atestiguados
por Nuestro Santísimo Padre León XIII en el Breve á aquél dirigido
el 30 de Agosto de 1887, por la carta del Emmo. Rampolla que
acompañaba á dicho Breve, y por el testimonio del Reverendísimo Pa-
dre Maestro Fray Tomás Rodríguez, Prior general de la Orden agus-
tiniana.
Ni obsta la denegación del indulto para no residir, pedido en Di-
ciembre de 1897 por el Sr. Manso á la Sagrada Congregación del
Concilio, ya que la petición era general é ilimitada, y faltaba el
atestado de los médicos, y en tales condiciones la Sagrada Congre-
gación no dispensa. Fuera de que mientras no constara evidente-
mente la existencia del impedimento, deber era del beneficiado en
propiedad levantar las cargas anejas por medio de un sustituto.
(Conc. Trid., ses. 24, cap. 11, De ref.) Empero probada la enferme-
dad, la equidad natural misma exige que se le concedan todos les
frutos, incluso las distribuciones, para no añadir á la aflicción otra
nueva, y el derecho positivo, no sólo presciibe lo mismo (in Praten.
Vacandi a choyo, 23 Jul. 1764; in Casertana, Indulti abessendi, 16 Dec.
1797), sino que declara que ni puede obligarse al beneficiado á re-
nunciar el beneficio, ni á nombrar un sustituto ó coadjutor. (In Pis~
cien., Indulti, 6 Dec. 1760.)
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. A.
CRÓNICA GENERAL
EXTRANJERO
toMA. — Los rigores del calor estival han hecho disminuir
el número de peregrinaciones á la Ciudad Eterna; las últi-
mas de que tenemos noticia son la formada por 700 croa-
tas procedentes de Agrán, y la del Brasil, que ha ido presidida por
un Arzobispo y dos Obispos. Anúncianse para la próxima estación
de otoño hasta cien peregrinaciones, todas ellas numerosísimas; y
con objeto de evitar las dificultades que pudieran originarse de la
aglomeración excesiva de visitantes, se ha tomado la determinación
de notificar á los presidentes, que deben dirigirse al Vicepresidente del
Comitato internazionale é Direttore dd Pellegrinaggi in Rowiz, monse-
ñor Rudini-Teleschi (Corso Vittorio Emmanuele, 21) poniendo en
su conocimiento el día y hora de llegada, el número de peregrinos y
los cultos que tengan propósito de celebrar, con expresión de los
templos en que hayan de verificarse.
León XIII sigue con vivo interés el desarrollo de los tristes su-
cesos de Oriente. La civilización cristiana, la salud eterna de tantos
millares de cristianos y las vidas de centenares de misioneros, son
cosas que preocupan más á la Santa Sede que á las naciones euro-
peas la adquisición de territorios. En una larga audiencia celebrada
con los Sres. Vicarios Apostólicos del Tonkín, ha dicho el Pontífice
que, no obstante la crisis espantosa por que en la actualidad pasan
los intereses del Catolicismo en el Extremo Oriente, confía en la
Providencia que al fin hará resplandecer el triunfo de la luz y de la
542 CRÓNICA GENERAL.
verdad. Dícese que Su Santidad se halla ocupado en la redacción de
un documento de vital interés, principalmente para las cancillerías
europeas. Trata de dar á conocer, con pruebas irrefutables, que de
todo cuanto ocurre en China eran sabedoras las potencias que hoy
tanto claman por la situación de sus representantes. En dicho docu-
mento se insertará una carta del Obispo de Pekín, Mons. Anzer, fe-
chada en Abril del pasado año, en la que anunció que el Gobierno
del Celeste Imperio trabajaba en la formación de Comités con objeto
de llevar á cabo una acción común contra los europeos. En otra car-
ta del mes de Mayo decía que el Gobierno había dado órdenes á las
autoridades para que distribuyesen armas y municiones entre los
boxers. El citado Obispo escribía á Su Santidad, en el mes de Junio,
que la emperatriz Dowager había dirigido un edicto ordenando á los
jefes militares que prestaran su ayuda á los boxers, en contra de los
europeos. Por último, en Septiembre los fanáticos proclamaban la
guerra y el exterminio contra los europeos, á ciencia y paciencia de
nuestros representantes en Pekín.
— Conforme anunciábamos en una de las crónicas anteriores, se
halla á punto de realizarse el pensamiento, durante largo tiempo
acariciado por el Romano Pontífice, de tener en Berlín una repre-
sentación permanente. Confirma el establecimiento de la nueva
Nunciatura el deseo del emperador Guillermo de erigir una Univer-
sidad de Teología en Strasburgo y de que sean nombrados Cardena-
les uno ó dos Prelados alemanes.
— Está muy adelantada la causa de beatificación de la Venera-
ble Juana de Lestonnac. En presencia del Papa se ha celebrado ya
la última Congregación general que faltaba para el examen y apro-
bación de la Venerable Juana de Lestonnac, marquesa de Lestonnac,
y fundadora de la Orden de la Compañía de María, dedicada única-
mente á la educación de la mujer.
*
* *
Italia. — La crónica negra del anarquismo ha añadido un nom-
bre más á la lista de las víctimas de la secta: el del desgraciado su-
cesor de Víctor Manuel y Soberano de Italia, Humberto. El hecho
ha causado en toda Europa hondísima impresión y es nuevo argu-
mento de que los enemigos del orden social prosiguen impávidos y
con creciente osadía la guerra á muerte que tienen jurada á todo lo
que represente, en una ú otra forma, el principio de autoridad. A pe-
sar de la frecuencia con que se repiten atentados y crímenes como el
CRÓNICA GENERAL. 543
citado, los Gobiernos continúan sin adoptar medidas enérgicas para
poner remedio á esta espantosa plaga social que se propaga con ra-
pidez aterradora en el corrompido ambiente moderno, saturado de
todos los miasmas ponzoñosos que engendran el desenfreno de la
razón y la falta de creencias. Verdad es que la represión por la fuer-
za no conduciría acaso á resultado alguno positivo, y aun pudiera
resultar contraproducente; pero hay á disposición de los poderes pú-
blicos otros recursos de orden moral cuya eficacia es más poderosa y
que, sin embargo, andan completamente desatendidos. Mientras la
irreligiosidad y la corrupción de costumbres sigan encontrando el fa-
vor y apoyo que en la actualidad les presta un conjunto de circuns-
tancias á cual más funestas, no cabe esperar otra cosa que el aumen-
to de la criminalidad y de todos los males que llevan á las socieda-
des á la disolución y á la muerte.
He aquí ahora los detalles del suceso. El 29 del pasado, á las
nueve y media de la noche, el Rey había acudido al concurso gimnás-
tico de Palestro, siendo aclamado por la muchedumbre, y á las diez
y media, cuando después de verificada la entrega de los premios se
disponía á regresar á Palacio en un carruaje cerrado, un individuo
disparó sobre el mismo cuatro tiros, hiriendo al rey Humberto tres
de los proyectiles, uno de ellos en el corazón. El Rey sobrevivió me-
dia hora escasa á los disparos de Angelo Bressi. Humberto se llevó
la mano al pecho al sentirse herido, se comprimió el corazón por la
viva molestia que sentía, y cayó desplomado en el fondo del coche.
El ayudante de campo que le acompañaba quiso animarle; pero el
Rey le contestó con palabras balbucientes, como queriendo expresar
que las heridas no tenían remedio. Prodújose gran confusión en el
alcalde de Monza y todas las autoridades que acompañaban al Mo-
narca. En los primeros momentos de pánico nadie sabía qué hacer.
Detrás del coche real iba en otro carruaje un ministro de la casa de
Ponziovaglias, que, dominando la consternación que de él como de
todos los demás acompañantes se había apoderado, sostuvo al Rey y
dijo con voz emocionada al cochero: «A toda prisa al Palacio Real.»
Aunque el coche que conducía al Rey fué á toda prisa al palacio,
cuando llegó Humberto I había dejado de existir. Las últimas pala-
bras que pronunció fueron: «Está bien.»
La llegada de la entristecida comitiva al palacio fué un espec-
táculo difícil de describir. Intensa emoción se pintaba en todos los
rostros. Las mujeres lloraban desconsoladamente. Los hombres no
podían contener tampoco las lágrimas. Gran multitud había seguido
el coche del Rey, entregándose á manifestaciones de sentimiento y á
544 CRÓNICA GENERAL.
protestas, indignadas por el crimen. Fué colocado el cadáver en una
cámara, donde se procedió al embalsamamiento, siendo transfor-
mada después en capilla ardiente. El salón donde reposaba el cuerpo
inanimado fué severamente enlutado, presentando el aspecto de tris-
teza que la magnitud de la desgracia requería. El rostro de Hum-
berto ofrecía el aspecto de una gran placidez. El clero acudió á la
capilla ardiente y bendijo el cadáver, cuyos ojos no fueron cerrados
por una mano amiga. Avisada la reina Margarita, fué sin pérdida de
tiempo al palacio donde yacía el cadáver de su esposo. Creía la
desgraciada Reina que sólo estaba herido; nada presumía de que,
desgraciadamente, era ya viuda. Así es que cuando se enteró, entre-
góse la ilustre dama á desconsolados gemidos. Las palabras de con-
suelo que en el palacio la prodigaron, resultaban inútiles: tal era la
intensidad de su dolor. La escena que se produjo fué desgarradora
é inenarrable. La regia dama exclamó con palabras entrecortadas,
que emocionaron vivamente á todos los presentes en aquella dolo-
rosa escena: «¡Pero cómo es posible, Dios mío! ¡Este es el crimen
más espantoso que se ha cometido! ¡£>i mi Humberto era buenísimo!
¡Si profesaba á su pueblo un gran cariño! ¡Cómo ha podido haber
un malvado que le quite á él la vida por odio; á él, que no odiaba á
nadie!» La capilla ardiente se llenó en pocos momentos de flores.
El pueblo de Monza acudía con gran espontaneidad á dar esta mues-
tra de recuerdo á su Rey, depositando su triste ofrenda. El asesino
declaró cuando fué detenido, que se llamaba Gaetano Bressi, y que
nació en Prato el n de Noviembre de 1869. Manifestó que su oficio
usual era el de tejedor en sedas. No ocultó en lo más mínimo sus
ideas anarquistas, y lejos de ello, hizo cínico alarde de las mismas.
Cuando le interrogaron en el calabozo en que estaba encerrado,
decía en tono de gran frialdad: «Ya he dicho que soy anarquista. No
me molesten, porque voy á dormir, y no quiero añadir ahora nada.
Ya lo diré todo cuando sea oportuno.» En efecto, poco después dor-
mía tranquilamente. Se vigila al preso con gran cuidado. Durante
todo el día de ayer fué muy poco lo que quiso añadir. Desmintió que
tuviera cómplices, asegurando que había procedido por su propio
impulso y sin que tuviera cómplice ninguno. «He matado al Rey
Humberto — dice cuando se le pregunta, — por odio á la institución
monárquica.»
Le Temps ha publicado una información que ha sido objeto de
comentarios, y que tiene importancia. Dice que en 20 de Junio último
fué avisado el Gobierno italiano por las autoridades austríacas de
que había sido resuelto por una sociedad secreta el asesinato del
CRÓNICA GENERAL. 545
Rey de Italia. En ese mismo día detuvo la policía austríaca á un
individuo llamado Pontaffels, el cual declaró que había sido desig-
nado por un grupo de anarquistas, en cuyas listas figuraba como
asociado, para matar al Rey de Italia. No era solamente este Sjbe-
rano el condenado á muerte; pues, según declaró Pontaffels, sus
compañeros tenían el plan de matar á cuatro monarcas más. Añadió
el individuo detenido que su detención no impediría que la senten-
cia se ejecutara, porque todo estaba dispuesto y ya estaría designado
á aquella hora, para reemplazarle, otro compañero en anarquismo.
Cuando recibió el telegrama de las autoridades austríacas el minis-
tro del Interior de Italia, reforzó el servicio de policía que vigilaba
por la seguridad del Rey. Cayó el Gobierno que por aquel entonces
había en Italia, y el presidente del Consejo entrante, el Sr. Sarocco,
mantuvo en un principio las medid is de rigor; pero enterado el Rey,
hizo observar que le parecía excesiva esta vigilancia de que era
objeto. En vista de esto se restableció el orden de cosas antiguo.
Quizás esta bondad del Rey le haya costado la vida, pues quién sabe
si, habiendo seguido la vigilancia que había cersa de Humberto
durante algún tiempo, no se hubiera realizado el atentado, ó no
hubiese sido de golpe tan seguro.
*
* *
Francia.— A fines de la quincena pasada se verificó en Cherbur-
go la anunciada revista naval. Mr. Loubet, acompañado de los pre-
sidentes del Senado y de la Cámara , de los ministros y varios otros
personajes, atravesó, á bordo del Rían y entre las aclamaciones de
la concurrencia, las líneas de la división naval formada por cuarenta
y cuatro buques de guerra. Contestan lo al saludo del almirante Ger-
vais , dijo el Presidente de la República que la fidelidad , valor y
disciplina de la Armada son una de las mejores garantías de la con-
fianza que el Gobierno abrigí sobre lo porvenir , y que del engran-
decimiento del poderío naval de Francia esperaba que ésta hiciese
respetar sus derechos en todas partes del mundo. El acto terminó
con un banquete, al concluir el cual brindó Loubet por los marinos
y soldados que van con el ejército internacional á socorrer á sus her-
manos y á castigar los infames agravios inferidos á la causa de la
civilización por la fanática barbarie del Oriente. Asegúrase que el mi-
nistro de Negocios Extranjeros, Mr. Delcassé, piensa publicar á fines
de Agosto el Libro amarillo. Este contendrá la correspondencia di-
plomática cambiada con las potencias á propósito de China. Un tele-
35
546 CRÓNICA GENERAL.
grama de Bienhoa ha participado la triste noticia de haber fallecido
el general Borgnis Desbordes , comandante en jefe de las tropas en
la Indo-China. Al dar cuenta de esta triste nueva Le Matin , afirma
que el Gobierno pensaba confiar á este General el mando de las fuer-
zas destinadas á operar en China cuando hubieran recibido aquellos
cuerpos el efectivo de guerra. Las principales Compañías de navega-
ción están dispuestas á ofrecer barcos al Gobierno en cantidad sufi-
ciente para transportar á China ó á Cochinchina 20 ó 30.000 hom-
bres con el necesario parque de guerra.
— El Presidente de la República ha firmado varios decretos de
Guerra. Uno dispone que el Consejo Superior de Guerra dependa del
Ministerio y lo presida el Ministro. En el cargo de vicepresidente
queda el general Brugére, y para el de vocal ha sido nombrado el ge-
neral Negrier. Para reemplazar á Brugére, que era también goberna-
dor militar de París , ha sido nombrado el general Florentin. Tam-
bién se ha firmado la anunciada combinación de mandos militares.
El general Tisseyre ha sido nombrado para el mando en jefe del 17. °
cuerpo de ejército; el general Hagron para mandar el 6.° cuerpo de
ejército; el general Dessivier como jefe del 7.0, y el general Tanchot
para el 9.0 |
— Ha llegado á París el Shah de Persia. En la estación le recibie-
ron el Presidente de la República, Mr. Loubet, y todos los Ministros,
quienes acompañaron en carruajes á la Daumont al augusto hués-
ped hasta el palacio de los Soberanos , donde se aloja. Compacta
muchedumbre acudió también á ver la entrada del Soberano persa.
— El arte español ha alcanzado en París un nuevo galardón, justa
recompensa á los méritos de un artista notable. El jurado superior
del certamen, atendiendo á las sobresalientes cualidades de las obras
del notable escultor Agustín Querol, ha concedido á éste diploma de
honor fuera de concurso , recompensa notabilísima por las circuns-
tancias en que se otorga. Designado Querol para formar parte del
jurado de la sección de Escultura, quedaban sus obras fuera de con-
curso. Por servir á los intereses del arte, el ilustre escultor renun-
ciaba á la victoria que con sus obras podía alcanzar. Los críticos
franceses han justificado esto , elogiando sin regateos las obras de
Querol. Este se ha conquistado en París grandes simpatías , y mu-
chas pruebas ha recibido de ello en fiestas celebradas en la Exposi-
ción. Una de ellas se la ofrece ahora el escultor Mercier , que se ha
declarado admirador de su talento, encargándole el busto suyo , que
ha de enviar al Museo de Copenhague. La distinción que se otorga
ahora al escultor Querol es nueva prueba de que nuestro arte ha
CRÓNICA GENERAL. 547
conseguido llamar la atención en París, alcanzando un triunfo ver-
dadero. No importa que algún crítico , aun siendo tan distinguido
como Arséne Alexandre, de Le Fígaro , ponga tasa en el elogio de
nuestros pintores. La de Alexandre es una opinión aislada. Otros
críticos, en Le Journal y varios periódicos, han hecho elogios muy
cumplidos del arte español. En general la sección española pudo
flaquear algo , porque la premura del tiempo para admitir las obras,
y limitaciones introducidas á última hora , obligaron á separar mu-
chas obras de jóvenes de valía, que hubieran dado muestra de la
vitalidad de nuestro arte. Pero el gran ejemplo de Sorolla, artista
genial que nadie puede discutir, basta para destruir el mal efecto
de los errores que se cometieron. No es el menor el que señala
Alexandre, de la ausencia de la juventud artística; pero esto queda
explicado por aquellas premuras y aquellas limitaciones. Si no hu-
bieran existido, el arte español hubiera enviado á la Exposición de
París más nutrida representación. Los críticos españoles que exami-
naron las obras presentadas en nuestro Palacio de Exposiciones,
antes de limitarse el número, pueden dar fe de ello. No ha ocurrido
lo mismo en la escultura, donde, por el menor número de obras , ha
podido presentarse todo lo que nuestros artistas enviaron. Y el
triunfo, repartido entre los artistas ya consagrados y entre jóvenes
de talento , como Miguel Blay , ha sido más completo. A propó-
sito de escultura , merecen ser consignados los grandes elogios
que Alexandre hace del genio de Benlliure. No hace mucho tiempo
se discutía aquí la justicia de su victoria con gran apasionamiento,
y hasta se regateaba el mérito al gran escultor valenciano. Alexan-
dre, extranjero , desprovisto de todo apasionamiento , hace constar
que Benlliure ha llamado la atención de todos los artistas con sus
obras. Alexandre no pone tasa á su entusiasmo en lo que á nuestro
arte antiguo se refiere. La instalación de la Casa Real , á juicio del
crítico francés, es una maravilla. Las tapicerías presentadas en la
Exposición, pertenecientes al Real Patrimonio, son verdaderas joyas
que nadie puede jactarse de poseer. El conde de Valencia de Don
Juan, á quien Alexandre tributa justos elogios , ha dado admira-
bles pruebas de inteligencia y de buen gusto , llevando á París las
obras más selectas entre las que en el Palacio Rsal se conservan.
— La prensa de París publica extensos pDrmenores de las desgra-
cias ocurridas por el calor. El Director del Observatorio del Parque
Montsouris ha manifestado que desde hace diez años no se había
conocido una temperatura tan elevada.
* *
548 CRÓNICA GENERAL.
Reino Unido de la Gran Bretaña. — La campaña del Sur de
África adquiere cada día carácter más pronunciado de guerra de gue-
rrillas. Así lo confirma la disgregación de los grandes núcleos boers
en numerosas partidas que parecen obrar por cuenta propia en las
sorpresas de los convoyes y ataque de las columnas inglesas en las
marchas á través de regiones montañosas y quebradas. Algún en-
cuentro ha habido favorable á los transvaalenses, como el de Derde-
poort, en que las pérdidas de las tropas imperiales alcanzaron una
proporción considerable; pero también los aliados han sufrido que-
brantos de importancia. Las operaciones de Roberts contra De Wet
han producido, al fin, el resultado que se pretendía; parece que el
general boer ha ofrecido capitular á condición de que los hombres
que manda puedan retirarse á sus hogares sin ser molestado, y que
lord Roberts exige la capitulación sin condiciones. Apesarde esto, los
aliados se muestran dispuestos á proseguir la lucha, asegurando que
cuentan con recursos y elementos para prolongarla durante varios
meses. Otras versiones dan por cierto que los boers se hallan re-
sueltos á capitular cuando Inglaterra les prometa la amplia autono-
mía administrativa de que disfrutan algunas de las colonias.
— Se ha repartido ya á las Cámaras el Libro azul sobre los asun-
tos de China, que comprende los acontecimientos ocurridos desde el
asesinato de los misioneros ingleses en Brock*, en Enero último,
hasta el edicto imperial publicado el día 29 de Junio de este año.
Entre otros detalles interesantes, contiene el libro el relato de una
reunión de ministros extranjeros celebrada el día 26 de Junio último
en Ptkín. En esta reunión dio muy especialmente la voz de alarma
el representante francés Mr. Pichón, quien expuso lo grave y peligro-
so de la situación, y puso de manifiesto, para encarecer y demostrar
su aserto, el hecho de que los soldados de las tropas chinas fraterni-
zaban con el pueblo. Compartió las ideas del diplomático francés el
representante de Italia, conviniendo éste también en que el estado
de cosas era ya por aquel entonces alarmante. No sustentaba los
mismos pesimismos el ministro de Rusia, quien entendió que el Go-
bierno chino estaba en buenas disposiciones para defender los inte-
reses extranjeros; que se disponía á garantirlos contra toda agresión
ó ataque, y que el peligro no era tan inminente como se desprendía
del discurso del representante de Francia, Mr. Pichón. También hizo
uso de la palabra el representante de Alemania, quien expuso su des-
confianza de que pudiera prestar protección á los extranjeros un Go-
bierno chino que estaba muy quebrantado y á punto de caer.
*
* *
CRÓNICA GENERAL. 549
Alemania. — La prensa del Imperio, como la de todas las nacio-
nes de Europa, trata, con preferencia á otros asuntos, de los sucesos
de China. El asesinato del embajador alemán, barón de Ketteler, ha
producido en las esferas oficiales profunda indignación, que se refleja
bien en las siguientes palabras dirigidas por el emperador Guillermo
á las tropas que forman el cuerpo expedicionario enviado á Oriente:
«Tenéis que vengar — dijo — no solamente la muerte de nuestro
embajador, sino también las de numerosos alemanes y europeos.
Cuando os halléis enfrente del enemigo , sabed que no hay perdón
posible; que todos los medios serán buenos; que no se conforma Ale-
mania con hacer prisioneros, y que á toda costa debe dejar un recuer-
do tal, que en el plazo de mil años el solo nombre de un alemán cause
respeto hondo á todos los chinos, sin que ninguno de ellos se atreva
á considerarlo con el menor dejo de desdén.»
— La Gaceta deColonia publicó un telegrama de Berlín, que contenía
una amplia referencia de la respuesta que el conde de Bulow ha dado
á la nota del emperador de China, pidiéndole una mediación para la
paz. La respuesta de Bulow á la nota china es una repetición, con tér-
minos y forma extremadamente sucintos y claros, de las comunicacio-
nes de Francia y el Japón á China. La respuesta de Alemania es de
una frialdad abrumadora, y está desprovista de todos los floreos que
suele llevar la cortesía empleada en las relaciones diplomáticas.
Aunque la nota hubiera venido hace algunas semanas, la contesta-
ción del conde de Bulow se hubiera inspirado en el mismo sentido,
porque, según dicen los periódicos, es muy significativo que los je-
fes de la política en Ptkín se hayan decidido á practicar estas gestio-
nes a posteriori y cuando han visto la derrota sufrida por las armas
chinas en Tien-Tsin, que les hace vislumbrar posteriores descalabros.
— Hacen notar los telegramas de Berlín que el Gobierno chino y
todos los elevados políticos del Imperio ceden únicamente á la fuer-
za, siendo éste el único factor que pone en respeto á los pueblos sal-
vajes. Esta es una indicación muy elocuente, según dice la prensa,
para la conducta que los diversos países deben seguir en el desarrollo
de los futuros sucesos. Por su parte, la Gaceta de Francfort asegura
que la contestación de Bulow al telegrama del emperador de China
es una prueba del acuerdo perfecto que existe entre la política de los
Gobiernos francés y alemán, mientras que la actitud del presidente
Mac-Kinley es muy comentada en Berlín, considerándose como
opuesta al espíritu de concordia que reina entre las potencias euro-
peas y como un éxito de los manejos arteros de la astuta diplomacia
china. El Gobierno chino, precaviéndose, sin duda, contra la posibi-
560 CRÓNICA GENERAL.
lidad de los riesgos que ofrecería una acción concertada de los demás
Estados, se ha dirigido, individual y separadamente, á cada Canci-
llería, solicitando que ayuden al Gobierno de Pekín conteniendo el
avance militar de los extranjeros sobre la capital del Imperio, pues
dada la actitud del ejército y de los boxers, surgirá en otro caso una
sangrienta tragedia. Entretanto que la diplomacia china, recurrien-
do á sus hábiles manejos, procura desunir á las potencias, ó cuando
menos ir ganando tiempo, la rebeldía crece y la situación se agrava.
— Los alemanes están, con mucha razón, satisfechos de los triun-
fos que obtienen en París con sus productos industriales y artísticos.
Los periódicos reproducen con orgullo los juicios favorables de la
prensa extranjera, en los cuales descuella uno del corresponsal
parisién del Daily Chronicle, en que, después de quejarse de que los
ingleses han hecho mucho menos papel que los alemanes en la actual
Exposición, y de asegurar que los últimos han sacado gran provecho
de todo, consigna su opinión de que, si en 1870 fué conquistado París
de un modo transitorio, la conquista comercial de ahora por los teu-
tones es definitiva.
*
* *
Rusia. — La muerte del conde de Muravieff viene siendo objeto
de muchos comentarios. Un corresponsal ha tenido una conversa-
ción con un importante diplomático, en que incidentalmente se trató
de la muerte del enemigo resuelto de los chinos, como lo era tam-
bién de Inglaterra. El diplomático no quiso ser muy explícito sobre
¡os misterios que rodearon la muerte de Muravieff, pero sí dijo: «Sé
que el día en que murió estaba aparentemente en perfecta salud, y
que tuvo una larga y violenta conferencia con el ministro de China
aquí. Yo pregunté — añadió — á uno de los médicos del Emperador
si se había depurado algo sobre la causa de la muerte de Muravieff;
si se había hecho el examen del cadáver después de muerto; si, en
suma, se sospechaba algo. El médico me replicó: — No, no sé nada de
eso; lo que sí he oído es que el ministro de Negocios extranjeros
había tomado té con un secretario de la Legación china á las ocho y
media de la noche, y que á las nueve de la misma había muerto. »
Servia. — El matrimonio del rey Alejandro con una dama de la
servidumbre de la reina Natalia presenta los caracteres todos de un
grave asunto de Estado. He aquí la historia detallada de lo ocurrido;
CRÓNICA GENERAL. 551
La novia, viuda de un particular, tiene treinta y seis años de edad .
Algunos pretenden que cuenta ya cuarenta y dos años, mientras el
Rey aún no ha cumplido los veinticinco. Desde el instante en que
la reina Natalia vislumbró que había una intriga amorosa entre su
hijo y la dama de honor, despidió á ésta, que tuvo que regresar á
Belgrado. Tal ocurría en 1897. El ex -rey Milano, al volverá Bel-
grado en Octubre de 1897, se valió de madama Maschin para aumen-
tar su influencia y ascendiente en el ánimo del Rey su hijo. Así que
ha sido grande su asombro al ver que inconscientemente preparó la
fortuna de una dama de honor convertida en Reina, arbitra del país.
Y del propio modo que tiempo atrás sorprendió el padre á sus minis-
tros con un golpe de Estado, el hijo, siguiendo tales huellas, ha re-
suelto su boda sin consultar á nadie. Todos los proyectos que acari-
ciaba Milano han venido al suelo con estrépito. Soñaba con un
enlace más ventajoso: con la boda de Alejandro,con la princesa de
una corte que realizara el esplendor de la dinastía de los Obrenowitch,
y, sobre todo, con una heredera que restaurase su fortuna, tan que-
brantada. Alejandro de Servia frecuentaba asiduamente la casa de
madama Maschin, en Belgrado. Además, y desde hace tres años, se
veían á menudo en una villa que le había comprado cerca del Konac.
En el extranjero se asegura que de su unión secreta había nacido un
hijo. Tan pronto como el ex- rey Milano recibió en Carlsbad la noti-
cia de la proclamación oficial de los desposorios, montó en cólera y
se dispuso á hacerlos fracasar. Envió inmediatamente al ministro
de la Guerra un telegrama sin clave en el que dimitía su cargo de
generalísimo y anunciaba su salida para Viena, donde llegó el día 23 .
Se creía que se pondría en seguida en camino para Belgrado; pero
ha aplazado su viaje para madurar mejor su plan de protesta. El rey
Alejandro ha aceptado la dimisión de generalísimo de ¡su padre, y
también la dimisión de todo el ministerio. Hecho bastante significa-
tivo, que prueba no se detendrá ante ningún obstáculo. P¿ro las
combinaciones para la formación de un nuevo gabinete resultan muy
difíciles y espinosas. El anciano Christitch, que había aceptado la
misión de constituir Gobierno, y que casi lo había logrado, al saber
que el rey Milano había dimitido, ha declinado el encargo. Otros
personajes, generales en su mayoría, han seguido ese ejemplo. Es
probable que el Rey se incline del lado de los progresistas austrófi-
los, tales como M. Racovitch, ó de los liberales, como M. Avakou-
movitch, ó acaso del propio Ribaratz. Queda descartado el Gabinete
del rusófilo M. Novakovitch, actualmente embajador de Servia en
París, por la circunstancia de ser amigo de la reina Natalia. El Rey
552 CRÓNICA GENERAL.
ha adoptado medidas de seguridad respecto de la persona de madama
Maschin. Hace que guarden su casa los soldados, por el temor de
que la roben el ex rey Milano ó sus amigos, aún muy poderosos. El
Rey ha manifestado, por último, su firme intención de indultar, con
motivo de la boda, á los condenados políticos del proceso de aten-
tado y del pretendido complot contra el ex-rey Milano. En Viena se
regocijan con la noticia de esa boda, y dicen que no puede menos
de aumentar la popularidad del Rey. Añaden que ese es un asunto
de política interior en que no tiene por qué mezclarse Europa.
* *
Asia: China. — Se ha desmentido repetidas veces, aunque nunca
de una manera contundente y que no deje lugar á duda, la noticia
de haber sido asesinados los embajadores europeos residentes en
Pekín. Lo único que al presente se tiene por cierto, es la muerte de
los representantes alemán y japonés; por lo que hace al personal de
las demás legaciones extranjeras, aseguran despachos procedentes
de la corte misma del imperio chino, que se hallan bajo. la protec-
ción del Emperador y provistos de todo lo necesario; pero la circuns-
tancia de no haberse recibido información alguna que provenga di-
rectamente de las embajadas, hace temer con fundamento que al
cabo llegue á confirmarse el terrible contenido de los primeros tele-
gramas. En Pekín reina la anarquía más espantosa, mientras en va-
rios puntos del Imperio continúan las matanzas de misioneros é in-
dígenas convertidos. No satisfechos con esto los celestes, han atacado
á las avanzadas rusas de la Mongolia y sostenido varios combates
con las tropas de la Mandchuria, bombardeando á Blagovechtehensk
y á Helampo. Los aliados entretanto, después de haber penetrado
en Tien-Tsin, permanecen en forzosa inactividad, impuesta por la
carencia de elementos necesarios para iniciar el avance sobre Pekín.
El mando de las tropas internacionales se confiará, según las últimas
noticias, á un general inglés. El emperador de China ha telegrafiado
á los presidentes de las Repúblicas francesa y norteamericana, y al
emperador de Alemania, solicitando su cooperación para poner tér-
mino á la rebeldía de los boxers; y á esta demanda ha contestado
ya, según noticias que circulan en esta capital, Mr. Mic-Kinley que,
previo el acuerdo con las demás potencias, los Estados Unidos po-
drían emplear sus buenos oficios para llegar á un arreglo amistoso
bajo las siguientes condiciones:
i.* Asegurar que todavía vive el personal de las Legaciones ex-
tranjeras en Pekín.
CRÓNICA GENERAL. 553
2.a Restablecer inmediatamente las comunicaciones entre los
ministros y sus Gobiernos respectivos; y
3.a Dar á la expedición de socorro organizada por las tropas
aliadas, todos los medios y facilidades encaminados á la protección
de los extranjeros y al restablecimiento del orden.
— La prensa alemana comenta en sentido desfavorable la actitud
en que los Estados Unidos se han colocado con respecto á China.
La Gacela de Colonia publicó á fines del mes anterior un despacho de
Berlin que contenía impresiones de los círculos militares y políticos,
y haciéndose eco de ellas, formula la cuestión de cómo puede ser al-
terado el optimismo que actualmente reina en las esferas oficiales
de Washington por la fuerza de los acontecimientos, pues si los su-
cesos se empeoran y la situación en China se agrava, los Estados
Unidos encontrarán una verdadera dificultad para persistir en su
mediación, aceptada con bases que el tiempo amenaza variar. Lo
cierto es que Francia mantiene en el problema de China una actitud
muy parecida á la de Alemania, puesto que la República francesa
pide también la expiación de los crímenes cometidos por los chinos,
así como garantías sólidas de que se ha de restablecer el orden y la
tranquilidad en el imperio chino de una manera notable. La Gaceta
de Colonia analiza también en sus despachos de Berlín la actitud de
Rusia, reconociendo que los ánimos están muy soliviantados allí
contra los chinos, en estos mismos momentos en que se acentúa la
política de benevolencia de los Estados Unidos. De todo ello dedu-
cen en Berlín que no hay otra alternativa que proceder enérgica-
mente contra los actos de salvajismo chino. Como esta necesidad es
reconocida por la mayoiía de las potencias, es muy significativo el
cambio en sentido belicoso que se advierte en algunos periódicos de
San Petersburgo, de conformidad con el sentimiento que reina en
las esferas oficiales austríacas. En éstas se desaprueba de una ma-
nera absoluta la actitud de América, y todo ello es una señal de que
Alemania, Austria, Rusia, Francia y otras potencias no consentirán
en nada que no sea un arreglo sólido con China, que ofrezca para el
porvenir muy seguras garantías.
554 CRÓNICA GENERAL.
II
ESPAÑA
La nota política de mayor relieve que nos ofrece la quincena se
halla en las declaraciones del jefe del partido liberal hechas en Avila
ante un redactor de un diario de gran circulación:
«Estoy penetrado de la realidad — dijo el Sr. Sagasta. — Me piden
actos los que no se fijan en la fuerza de las costumbres en la vida
pública. Ausente la corte, dispersos los hombres políticos, cuanto
ahora se hiciera caería en el vacío. Resuelto á cumplir todos mis de-
beres, espero la ocasión oportuna: esta ocasión la ofrecerá el regreso
de la corte á Madrid. Reconozco el alcance de la campaña de Romero
Robledo: no creo, sin embargo, que éste abandone la monarquía.
Lucha por temperamento; arremete contra todos, exagerando sus
ataques, como lo hizo la Unión Nacional, cuyas exageraciones el
mismo Romero Robledo condenó.
»Pero tiene razón en mucho de lo que dice; así como en mucho de
lo que solicita y pretende la tiene también la Unión Nacional.
» Silvela hace mal contestando con chanzonetas á las graves acusa-
ciones de Romero Robledo. El cargo que desempeña el Sr. Silvela no
se defiende con chistes, que, además, no hacen efecto en la opinión.
Me parece una broma de muy mal gusto la afirmación de Dato, de
que vivirá este Gobierno hasta la mayoría de edad del Rey. Eso no
se puede decir en serio. La política es cosa muy circunstancial, y
mucho más circunstancial con esta situación, que es un edificio todo
cuarteado. Cualquier accidente en cualquiera momento lo derriba.
Harto lo saben Silvela y Dato. Es completamente inexacto que haya
yo dicho que la situación actual vivirá largo tiempo, y más inexacto
todavía que tenga yo compromisos para la boda de la princesa de
Asturias con el hijo del conde de Ciserta, porque esa boda me parece
totalmente inadmisible para el país liberal. No será cristiano culpar
á los hijos de la conducta de los padres; pero no sería liberal transigir
con ese enlace. Veo al Gobierno cada día más desconcertado. No
tiene opinión fija respecto de nada. Vacila ante el viaje del Rey por
los puertos de la costa cantábrica; vacila ante la inspección contra el
Ayuntamiento de Barcelona; tiene que nombrar un director general,
y necesita, según he leído, la intervención personal de la Reina. Esto
es tremendo.
• Mientras tanto, están abandonadas las principales funciones de
gobierno. Caerá la llamada Unión conservadora, y caerá sin haber
CRÓNICA GENERAL. 555
hecho nada bueno. El país ha demostrado, á pesar del Gobierno, que
tiene elementos para regenerar la Hacienda. Esa gran fuerza nacio-
nal habremos de utilizarla para llegar á la completa nivelación del
presupuesto. Además de las reformas en la Administración, indicadas
en mi discurso de Oviedo, acometeremos la creación de una escuadra,
conforme con las fuerzas contributivas del país. Silvela, mal aseso-
rado, no hará nada bueno en la Marina. Su desconocimiento de estos
asuntos es total. Ha mandado destruir mucho, que sería útil para el
servicio de los puertos. Mi programa se sintetiza y resume en lo si-
guiente: Mantener todas las libertades conquistadas, aplicarlas con
sinceridad y criterio democrático , y mejorar todos los servicios
administrativos de modo que sean menos costosos y más eficaces.
Dentro de poquísimos días espero conocer el desarrollo y la posible
solución de los sucesos. Fijaré mi actitud y procederé conforme las
circunstancias determinen en el momento oportuno, que puede ser al tra-
tarse de la reunión de las Cortes.»
— Leemos en un diario: «La muerte de la Unión conservadora se
evidencia más de día en día, no recatándose de hablar de ella ni los
mismos interesados. La separación del Sr. Pidal del Sr. S.lvela es
un hecho, y sólo consideraciones especiales obligan al primero á no
darle publicidad; pero los pidalinos, que no tienen miras tan eleva-
das como su jefe, se desahogan y se preparan á tomar el desquite
contra el Sr. Silvela en la elección de nuevo presidente del Congreso.
El propósico que abrigan es el de votar la candidatura que se pre-
sente frente á la del Sr. Villaverde, que, como ya dijimos, podrá
ser la del Sr. Pidal, apoyada por las oposiciones; y acerca de esto ha
dicho un pidalino á un diario madrileño: «Y que no crean que nos
• achicaremos, pues si en votación nominal hemos tenido valor para
•abstenernos ó votar contra el Gobierno, dejándole triunfar por uno,
• dos ó tres votos, y aun derrotándole alguna vez; si en público hemos
• hecho esto, en el secreto de la urna figúrese lo que podremos hacer.
• Claro es que el Sr. Pidal apoyaría ostensiblemente al Sr. Villaverde
»y aconsejaría á sus amigos que le votasen; pero en estas cuestiones
• de personal hay muchos escrúpulos de conciencia, y también en
• otra ocasión se recomendó muy fuertemente que se votase á deter-
minada persona para un cargo en la Mesa, y dicha persona quedó
• derrotada.» Esta manera de expresarse evidencia bien cuál es el
estado de los ánimos, y que la Unión conservadora no es ya tal
Unión, manteniéndose en pie por un milagro, debido á las conside-
raciones especialísimas que obligan al Sr. Pidal á no precipitar el
inevitable desenlace.»
556 DE ESTÉTICA MENUDA.
— El Sr. Romero Robledo no se da punto de reposo para organi-
zar un nuevo partido con amplias vistas á la demagogia y á los radi-
calismos extremos de allende el Pirineo. El batallador exministro ha
pronunciado una serie de discursos de tonos marcadamente revolu-
cionarios y aun impíos, que al decir de cierto diario, han hecho las
delicias de los que viven mirando á ver por dónde sale el sol en forma
de libreta. Para combatir al Gobierno del Sr. Silvela, desahogando en
él la furia de su indignación y de su odio, el famoso ex-leader conserva-
dor encuentra buenos todos los procedimientos y lugares comunes de
la oratoria de barricada; excita los apetitos de las turbas con el cebo
de los bienes de las Corporaciones religiosas; se pone incondicional»
mente de parte de los elementos sediciosos y enemigos de la situa-
ción; acusa de inepcia y abandono al partido liberal; truena contra
el jefe del Gabinete y ministros que le forman; é invoca, por último,
la necesidad de reconquistar las libertades públicas, que nadie sabe
cuándo ni cómo se han perdido, ni, aunque así fuese, para qué ser-
virían como no sea para seguir dando al traste con lo que resta
dentro y fuera de casa. Cuando en circunstancias tan tristes como
las presentes tales cosas se dicen y se aplauden, hay que juzgar
piadosamente que esto está dejado de la mano de Dios, y dejado
también, desde hace mucho tiempo, de todo rastro de vergüenza y
de sentido común.
— El Sr. García Alix está llevando á cabo con la mayor activi-
dad sus proyectadas reformas de la enseñanza. Por el interés que tie-
nen para el público en general, copiamos á continuación las siguien-
tes disposiciones que han visto la luz pública en la Gaceta. {(Regla-
mentó de exámenes y grados en las Universidades, Institutos y Escuelas
Normales. — Artículo i.° Para ingresar en los Institutos de segun-
da enseñanza se necesita haber cumplido la edad de diez años y
obtenido la aprobación de un examen de ingreso, en el que se exigi-
rán todos los conocimientos comprendidos en el programa de las Es-
cuelas primarias superiores. Art. 2.0 El ingreso en las Escuelas Nor-
males se verificará conforme á lo preceptuado en el art. 19 del Real
decreto de 6 de Julio de 1900, sobre reforma de las Escuelas Nor-
males é Inspecciones. Art. 3.0 Para matricularse como alumno ofi-
cial ó libre en cualquiera de las Facultades universitarias, son nece-
sarios los requisitos siguientes: haber obtenido el grado de bachiller;
haber cumplido la edad de diez y seis años y haber sido aprobado del
examen de ingreso. Art. 4.0 El examen de ingreso se verificará en las
Facultades de Filosofía y Letras para los alumnos que deban ingre-
sar en ésta y en la de Derecho, y en la de Ciencias para los que ha-
DE ESTÉTICA MENUDA. 557
yan de ingresar en ésta y en la de Medicina y Farmacia. Art. 5.0 El
programa con arreglo al que deberán tener lugar los exámenes, será
formado por el Claustro respectivo de Letras ó Ciencias, teniendo
en cuenta la índole y trascendencia del examen. Los Claustros no
podrán incluir en este programa conocimientos que no figuren en los
de la enseñanza oficial. Art. 6.° Las asignaturas del llamado curso
preparatorio de la Facultad de Derecho serán estudiadas en la de Fi-
losofía y Letras, y las del de Medicina y Farmacia en la de Cien-
cias. La matrícula de estas asignaturas se hará sin distinguir la ul-
terior aplicación que el alumno pueda hacer de ellas, una vez apro-
bado. Art. y.° Los exámenes se verificarán en el orden de prelación
que se haya establecido, por asignatura para los alumnos oficiales, y
por cursos para los libres. A estos alumnos no se podrá dispensar
tiempo para el examen de las asignaturas prácticas, debiendo solici-
tarse el examen de cada una un año académico después de aprobada
la que sea de natural prelación. Cuando existan dos cursos prácticos
de la misma asignatura, no podrá solicitar examen del segundo den-
tro del mismo curso. Art. 8.° En las asignaturas cuya matrícula
llegue á cien alumnos, los Claustros podrán acordar se anticipen los
exámenes ordinarios á los diez últimos días del mes de Mayo.
Art. 9.0 Los exámenes de alumnos, tanto oficiales como libres, se
verificarán ante los mismos Tribunales. Los primeros, con arreglo
á los programas de los respectivos profesores que hayan servido para
la enseñanza oficial, y los que deberán ser conocidos por los alum-
nos desde el principio de cada curso. Los segundos, con arreglo á
un cuestionario único para cada asignatura, en el que deberá figurar
todo el contenido de la misma, pero sin imponer un sentido doctri-
nal determinado. Art. 10. Para la formación de estos cuestionarios,
que serán renovados cada cinco años, se invitará por este ministerio
á todos los profesores de Universidades, Institutos y Escuelas Nor-
males para que envíen al mismo proyectos de cuestionarios de las
asignaturas que tengan á su cargo. Art. ir. El Consejo de Instruc-
ción pública, en vista de los cuestionarios remitidos, y por medio de
Comisiones especiales de consejeros elegidos según la especial com-
petencia de cada uno, formulará el cuestionario único, que deberá
publicarse como oficial para los exámenes de los alumnos libres de
cada asignatura. Si el Consejo lo creyere conveniente, podrá llamar
á informar en su seno á personalidades de reconocida competencia
en la materia perteneciente á algunos de los cuestionarios. Art. r2.
En las asignaturas de Facultad de que sólo existe una cátedra será
obligatoria para los numerarios de las mismas la redacción de los
558 DURANTE EL TERROR.
cuestionarios, los que serán examinados por el Consejo en la forma
indicada y aprobados con ó sin modificaciones. Art. 13. Los exá-
menes de las asignaturas constarán de dos partes, una teórica y otra
práctica; ésta sólo para la que por su índole especial lo requiera. La
parte teórica se compondrá de un ejercicio oral y otro escrito, que
se verificarán en actos y días distintos. Art. 14. La actual califica-
ción será sustituida por estas dos: suspenso y desaprobado. La de sus-
penso se dará en la convocatoria de Junio y permitirá la repetición
del examen en Septiembre; la de desaprobado sólo se dará en esta
última convocatoria y llevará consigo la pérdida del curso. Artícu-
lo 15. En los grados de licenciados de las Facultades y reválidas de
las Escuelas Normales, que continuarán como en la actualidad, las
preguntas y ejercicios podrán referirse á todas las asignaturas de la
carrera. En las del grado de bachiller podrán versar sobre todas las
asignaturas comprendidas en el plan de enseñanza vigente durante
los estudios del graduante. Art. 16. Los del grado de doctor con-
sistirán en la lectura de una tesis compuesta por el graduando sobre
un punto doctrinal ó de investigación práctica elegida libremente, y
que entregará manuscrita en el acto de solicitar el examan. Este
trabajo habrá de ser examinado sucesivamente por los jueces del
Tribunal, cada uno de los cuales, antes de devolverlo, consignará á
su final por escrito y con su firma, la calificación que le hubiere me-
recido. En el día señalado por el decano se constituirá el Tribunal
con el graduando, y los jueces le harán las observaciones que el exa-
men de la tesis les hubiere sugerido, á las que contestará el gra-
duando. La duración del acto no podrá ser menor de hora y media.
Art. 17. Si el graduando mereciera la aprobación, necesita para re-
cibir la investidura imprimir la tesis con las notas literales que su
examen hubiera merecido á sus jueces, y los nombres de éstos, en-
tregando de estos ejemplares impresos 30 por lo menos, los que se-
rán distribuidos entre las demás Facultades á que el grado se refie-
ra y las Bibliotecas públicas. Art. 18. Los decanos de las Faculta-
des, puestos de acuerdo con los catedráticos, jefes de Laboratorios,
podrán proporcionar á los graduandos del doctorado que lo soliciten
los aparatos y recursos que fuere posible para hacer los trabajos de
investigación referentes á su tesis doctoral, debiendo éstos abonar
los desperfectos que ocasionen y los gastos del material que emplea-
ren. Art. 19. Quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan
á lo preceptuado en el presente decreto.— San Sebastián 28 de Julio
de 1900.»
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iolamente por una extraña confusión de ideas , ó por
el espíritu de oposición sistemática al Catolicismo,
han podido algunos llegar á persuadirse de la vir-
tualidad y eficacia de las doctrinas protestantes en orden al
bienestar social y legítimo progreso de los pueblos. Si con la
propagación de la Reforma en los países septentrionales , y
favorecidas por el ambiente de emancipación y libertad, reci-
bieron nuevo impulso las artes y ciencias y se desarrollaron
con mayor pujanza las aspiraciones generales hacia la mo-
derna cultura; si desde el siglo XVI hasta la época presente
se han visto con frecuencia fulgurar las llamas del genio en
ilustres hijos de las naciones reformadas, y hoy vemos flore-
cer en ellas instituciones admirables que constituyen el fun-
damento de su prosperidad actual , el triunfo, en cuanto de-
pende de la religión, no puede atribuirse al protestantismo,
disolvente y anárquico por esencia, sino más bien á la Iglesia
católica, cuyos principios de vida y regeneración social lle-
varon en parte los primeros reformadores en su apostasía,
como lleva la savia del árbol la rama desgajada. Más ade-
lante señalaremos esos principios de vida , en virtud de los
cuales han fructificado y adquirido brillante prestigio algunos
de los pueblos que sacudieron el yugo de Roma. Mientras
tanto, debemos hacer constar que el principio fundamental
de libertad absoluta predicado por los pseudoreformistas ha
La Ciudad de Dios.— Año XXI.— Núm. 658. 36
562 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
sido rechazado constantemente, sobre todo por la nación
británica , cuyo engrandecimiento comenzó en Ja Edad Me-
dia, en los tiempos de Alfredo el Grande , Eduardo el Con-
fesor, Ricardo Corazón de León y Enrique V, cuando lleva-
ba el nombre de Isla de los Santos,
Sus instituciones actuales, como su Parlamento, sus Uni-
versidades y libertades públicas , datan de aquella época en
que aún vivía á la sombra del Catolicismo, y han permane-
cido vigorosas é intangibles en medio de las fluctuaciones
revolucionarias , y á pesar de las infecundas discordias na-
cionales ocasionadas por el protestantismo. En cuanto á la
influencia de éste en el progreso de las sociedades , bien
puede calificarse de funesta, si imparcialmente se estudia la
historia de los pueblos europeos en las tres pasadas centurias.
Mucho antes de que existiera Lutero, se había iniciado ya el
movimiento de avance hacia la civilización moderna. Los
latinos, impulsados por el ardor ingénito de su carácter me-
ridional, bajo la protección altamente beneficiosa de la Igle-
sia, y á la luz de la fe redentora de la razón humana, habían
realizado tan memorables conquistas como el descubrimiento
del Nuevo Mundo, é inaugurado en Europa la época del
Renacimiento mediante el cultivo de todas las artes y cien-
cias, y el estudio de los monumentos de la antigüedad clási-
ca. La inmensa labor civilizadora de los siglos precedentes á
la Reforma se revelaba en la vitalidad y grandeza de la Es-
paña de los Reyes Católicos y de Carlos V, en el asombroso
desarrollo de la industria y el comercio entre las repúblicas
italianas, Flandes y los Países Bajos , en el esfuerzo de res-
tauración artística, de que son testimonio elocuente los mo-
numentos atesorados por Lovaina , Gante, Venecia , Roma,
Ñapóles y Florencia , y, por último, en los grandes centros
universitarios de Oxford, Coimbra, Salamanca, París y Bo-
lonia, debidos en su mayor parte á la intervención é iniciati-
va del Pontificado ? y cuyo esplendor científico , habida en
cuenta la diferencia de tiempos, difícilmente sobrepujarán
las modernas Universidades. ¿Qué venían, por lo tanto, á re-
formar las doctrinas nuevas?
Cerca de dos siglos transcurrieron después que definitiva-
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 563
mente se estableció el protestantismo como religión del Es-
rado en los pueblos del Norte. El sistema de emancipación
é independencia religiosas había logrado escalar el trono y
dominar en la mitad de Europa, provocando en la otra mi-
tad que se mantenía fiel á la Iglesia, luchas infecundas y fu-
nestas para la corriente de civilización y progreso, que no se
interrumpieron sino ciento treinta años después con el trata-
do de Westfalia. Si se exceptúan los países centrales , Fran-
cia, Austria, Polonia, Hungría y Transilvania, que constituían
como el territorio neutral cuya posesión durante mucho
tiempo permaneció indecisa entre ambas creencias, en Ingla-
terra, Dinamarca, Escocia, Suecia, el Palatinado, Prusia,
Sajonia y Wurtemberg, la Reforma alcanzó un triunfo inme-
diato, y fué considerada por el pueblo como carácter distin-
tivo de la raza teutónica y alcázar de defensa contra todo
influjo extranjero. Lascircunstancias, por lo tanto, no podían
ser más favorables á la innovación de doctrinas y costumbres
predicada por los que se llamaban apóstoles de la restaura-
ción cristiana y redentores de la humanidad oprimida por el
ominoso yugo romano. ¿Y qué beneficios reportó al bien
social y á la cultura con que hoy se envanece? La historia
denunciará implacable los males de que fué víctima la socie-
dad inficionada por el protestantismo, y desmentirá las ri-
diculas afirmaciones de los que aún creen en la virtud mági-
ca de las doctrinas reformistas para destruir la influencia del
Catolicismo y difundir en el mundo las luces de la verda-
dera civilización. No podemos menos de citar el testimonio
fehaciente de uno de los más ilustres escritores protestantes
del presente siglo (i): ((Oyese decir á cada momento que la
humanidad va progresando sin cesar en ilustración , y ]ue
debe ser necesariamente funesta ai Catolicismo y favorable
al protestantismo la difusión de las luces. Se nos antoja que
carece de fundamento esta esperanza. Porque si vemos que
de doscientos cincuenta años á esta parte ha dado muestras
el espíritu humano de actividad extraordinaria, impulsando
todas las ciencias naturales, produciendo innumerables inven
(i) Estudios políticos: El Pontificado ¡ por lord Macaulay.
564 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
tos que tienden á mejorar las condiciones materiales de la
vida, haciendo adelantar considerablemente la medicina, la
cirugía, la química y la mecánica, y además, aunque en menor
escala, el arte de gobernar, la política y la legislación, también
es cierto que durante ese largo espacio de tiempo no ha rea-
lizado el protestantismo una conquista siquiera que merezca
mencionarse.» Si en el orden intelectual ha introducido el
caos y la anarquía extraviando el pensamiento con heterogé-
neos sistemas que ninguna luz arrojan en el cuadro de los
descubrimientos humanos , también en el orden social pro-
dujo desastres sin cuento, de que fueron teatro las naciones
sometidas á su imperio, donde la libertad y tolerancia se
convirtieron en tiranía y despotismo bañados por torrentes de
sangre, mientras los pueblos católicos proseguían su marcha
ascendente hacia el progreso y sostenían en sus manos hasta
nuestro siglo el cetro de la heguemonía intelectual y política.
Así se comprende que Inglaterra, la más poderosa de las na-
ciones reformadas, favorecida por su aislamiento y la riqueza
del suelo, y precisamente en los tiempos de su mayor fervor
protestante, haya ido siempre á la zaga de los latinos en su
expansión colonial por el Extremo Oriente y América, y no
haya sabido caminar sino por las huellas que éstos dejaron en
sus conquistas por todo el mundo.
Cómo los pueblos católicos han venido á perder su pre-
ponderancia de los siglos anteriores, y en cambio los sepa-
rados de la comunión romana gozan de indiscutible superio-
ridad política en Europa, es asunto que después hemos de
dilucidar. Desde luego, la afirmación de que esa diferencia
obedece en los primeros al carácter pesimista y desdeñoso
de los intereses materiales, que los adversarios suponen en
el Catolicismo, se halla desmentida por dieciocho siglos de
experiencia; así como cae por su base el argumento de que
el protestantismo favorece más al orden social, con sólo con-
siderar las incesantes revoluciones y la inferioridad econó-
mica de los países septentrionales en las pasadas centurias.
Tan palmaria es la contradicción que existe entre estas gra-
tuitas aserciones y los hechos de la historia, que hoy el ra-
cionalismo protestante quiere prescindir de las enseñanzas
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 565
del pasado y sólo atiende al estado actual de prosperidad y
decadencia que respectivamente ofrecen los pueblos septen-
trionales y meridionales, haciendo de ello solidaria á su di-
versa religión. De esta supremacía más ó menos universal
de las naciones heterodoxas infieren los enemigos de la Igle-
sia que los principios católicos paralizan los esfuerzos hu-
manos, enervan las energías, engendran la inercia y la este-
rilidad del espíritu, son refractarios á la ilustración y á la
libertad, dan origen á la agitación perpetua de los pueblos y
los llevan lentamente á su ruina, mientras que los principios
protestantes favorecen las buenas iniciativas y toda expan-
sión generosa de la actividad humana , propagan la ins-
trucción en el mundo, comunican á los individuos un tem-
peramento moral incomparable y en los pueblos garantizan
la paz y tranquilidad interiores (i). Como ejemplo de esa
diferencia no hay más que comparar, dicen los adversarios,
el carácter general de unas y otras sociedades. En Inglaterra
y Alemania predominan la ilustración y la actividad, á las
cuales deben su actual grandeza. En España, Italia y Francia
son bien ostensibles el oscurantismo y la inactividad, origen
de su corrupción y pobreza presentes. Por tanto, si los pue-
blos no pueden cambiar de naturaleza ni modificar su carác-
ter, y si por otra parte se nota la transformación inmensa
que han experimentado en estos dos últimos siglos los pro-
testantes, elevándose á un grado de prosperidad sorpren-
dente, y los católicos descendiendo del puesto de preemi-
nencia que ocuparon en otras edades, es que en ello influye
sobremanera el diverso culto que unos y otros profesan, y
porque en el Norte permanece más vigoroso el sentimiento
de la religión, y la moral es más respetada que en el Me-
diodía.
Fácil es descubrir las inconsecuencias de esta argumen-
tación sofística empleada contra el Catolicismo. Desde el
punto de vista doctrinal no puede admitirse que la prospe-
ridad siga necesariamente á la profesión de la verdadera fe.
(i) V Avenir des pettples catholiques, par E. de Laveleye; estudio
publicado en 1875 en la Revue de Belgique.
566 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
Kxisten otras muchas causas, tales como la riqueza del suelo,
la configuración territorial, las condiciones de comunicación,
la fortuna de los ejércitos, los acontecimientos que se des-
arrollan en otros pueblos, por cuya virtud puede la nación
enriquecerse sin contar con el elemento de Ja religión. Desde
el punto de vista histórico, aunque se supongan ciertas las
afirmaciones que se hacen respecto de la superioridad actual
de los países que abrazaron la Reforma, nada se deduce
contra los principios de regeneración que inspira la Iglesia
católica. Aun concediendo de buen grado que fuera obra del
protestantismo el engrandecimiento y la cultura general
anglo-sajona y germánica, que llevan siglo y medio de exis-
tencia, ¿puede compararse con los beneficios reportados á la
humanidad por el Catolicismo desde su aparición en el
mundo? Por lo demás, estamos convencidos de que en el
juicio sobre la situación de unos y otros países, tal como nos
lo presentan algunos escritores modernos, hay muy poco de
sinceridad y mucho de preocupaciones sectarias. No nega-
mos la vitalidad é inmenso poderío que encierran actual-
mente Inglaterra y Alemania, ni tampoco dejamos de ad-
mirar algunas de sus instituciones, con las que no hay nada
comparable entre los latinos; pero también creemos que se
han exagerado mucho su civilización y preponderancia sobre
las de los pueblos católicos.
Prescindiendo de la inestabilidad del Imperio alemán, cuya
pujanza constituye el fruto de dos guerras afortunadas, la
del 66 y la del 70, y cuya unidad solamente se sostiene por
el común temor al extranjero (i), y aparte el ejemplo de otras
naciones protestantes como Suecia, Noruega y Dinamarca,
que después de tres siglos nada han participado de ese
espíritu de civilización que se atribuye á los principios refor-
mistas, la misma Inglaterra no se halla en tal grado de pros-
peridad económica que no pueda compararse con ella alguna
de las naciones católicas. Si alguna existe, fuera del Im-
perio moscovita, cuyos acontecimientos mira con recelo la
soberbia Albión, es precisamente Francia, su gran rival de
(1) P. Didon: Francia y los alemanes.
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 567
todos los tiempos y que, á pesar de haberse hallado en los
últimos ciento cincuenta años sometida á una crisis ince-
sante, provocada por sucesivas transformaciones de su cons-
titución política, por la contradicción perpetua que ha ha-
bido entre sus gobiernos en la dirección del Estado, y últi-
mamente por el infortunio del 70, sin embargo, aún no ha
perdido las energías ni la actividad con que en otras edades
empuñó el cetro de la preponderancia en el mundo. Con ser
inferior en cuanto á la magnitud de su industria y comercio,
ofrece, no obstante, garantías de mayor estabilidad, y fácil-
mente podría sobreponerse al Reino Unido el día en que
empezara á disgregarse el monstruoso imperio de ciento
ochenta millones de vasallos, cuya unión no puede menos
de ser muy pasajera y caduca. Hace treinta años, humillada
por la imprevisión y desacierto de sus gobernantes, más que
por el valor de sus enemigos de ultra-Rhin, daba rienda
suelta á su despecho y orgullo nacional cubriendo cinco ve-
ces el empréstito para indemnizar los cinco mil millones de
francos exigidos por los prusianos. Nación esencialmente
legendaria, donde han fecundado siempre las grandes em-
presas y las generosas iniciativas en favor de la humanidad,
no siempre ha sido dueña de su carácter efervescente y em-
prendedor. De ahí muchos de sus infortunios, propios de las
naturalezas impetuosas, que aveces se obstinan en pelear con
la realidad. ¿Mas quién duda que pueblos orgullosos de su
historia y conocedores de sus altos destinos en el mundo, no
se dejan fácilmente subyugar por la inercia ni por el descuido
de sus intereses nacionales? Podríamos mencionar aquí tam-
bién el ejemplo de Bélgica, cuya prosperidad intelectual y
económica progresa de día en día y hoy es relativamente tan
considerable como en la Gran Bretaña; pero no creemos
necesario insistir en ello , por cuanto tiene muy poca ó
ninguna importancia, si se considera la superioridad anglo-
sajona desde el punto de vista de la verdadera civilización.
Estamos muy lejos de confundir, como lo hacen los mo
demos apologistas de los principios protestantes, la prospe-
ridad legítima que hace felices á los pueblos, con la que úni-
camente se funda en los bienes materiales. Si en el hogar
568 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
doméstico no siempre van aliadas la felicidad y las riquezas,
del mismo modo en los organismos sociales hay que dis-
tinguir la prosperidad económica de la religiosa y moral, en
que consiste principalmente el bienestar de una nación. Pro-
clamar lo contrario constituiría una consagración evidente
del sistema de latrocinio y rapiña condenado por el buen
sentido. Para los que sólo se fijan en la fuerza y dominio de
las naciones al juzgar de su civilización, Grecia y Roma en
los tiempos antiguos, Inglaterra y Alemania en los modernos,
representarán el máximum de civilización á que hayan lle-
gado los pueblos; y sin embargo, sabemos que el número de
esclavos fué en ocasiones tres veces mayor qjue el de ciu-
dadanos libres en Atenas y en Roma. Respecto de Alemania,
y especialmente de Inglaterra, es notorio también que se
olvidan muchos datos con los cuales pensaríamos de muy
distinto modo acerca de su prosperidad nacional. Según los
principios cristianos, para apreciar el progreso de una na-
ción, debe tenerse en cuenta: primero, si ese progreso se ex-
tiende, no solamente á la sociedad, sino también á los miem-
bros que la constituyen; segundo, si existe una proporción
justa entre sus intereses materiales, morales y religiosos.
Balmes decía que el concepto de la verdadera civilización
debe formarse atendiendo á las enseñanzas de la historia, á
las exigencias de la naturaleza humana, á las leyes eternas
del orden moral, y á las máximas de fraternidad inspiradas
por Jesucristo: «Entonces habrá el máximum de civiliza-
ción, cuando coexistan y se combinen en el más alto grado
la mayor inteligencia posible en el mayor número posible,
la mayor moralidad posible en el mayor número posible, el
mayor bienestar posible en el mayor número posible» (i).
Por tanto, de no incurrir en un materialismo repugnante que
nos haría retroceder á los tiempos paganos, en que la nación
absorbía completamente al individuo, es necesario no con-
fundir la prosperidad del Estado con la del pueblo, la gran-
deza material con la religiosa, el bienestar general con el
privado, el desenvolvimiento de la riqueza y fortuna con el
(i) Balmes: La Civilización.
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 569
verdadero progreso de las sociedades. Por virtud de esta
misma diferencia no aplicamos á los ingleses en particular
muchos de los vicios que presentan como nación en la his-
toria, y algunas de las que se han considerado como grandes
conquistas del poderío británico , merecerán siempre la
reprobación de las almas honradas.
Al estudiar en sus diversas manifestaciones el carácter de
la civilización inglesa, lejos de reconocerla superior á la que
existe en los pueblos católicos, hallamos en ella mucho de
superficial y repugnante, sombras que oscurecen la perspec-
tiva deslumbradora de su poderío, errores que la apartan
muchas veces del camino de la verdad y la justicia. Hay, es
cierto, en Inglaterra, como dijimos anteriormente, institu-
ciones incomparables que no poseen las naciones latinas;
pero el eje principal sobre que gira la vida del pueblo son los
principios católicos que han permanecido allí, en parte acep-
tados por la pseudoreforma y en parte á despecho suyo con-
servados. Las buenas cualidades de raza, tales como su tem-
peramento reposado y naturalmente conservador, su espíri-
tu reflexivo y práctico, enemigo de utopías y sueños y ajeno
á las efervescencias del carácter meridional, han contribuido
á que en medio de las agitaciones revolucionarias y á pesar
de la acción deletérea del racionalismo, vivan todavía en la
memoria y culto del pueblo inglés las doctrinas más funda-
mentales y las tradiciones santas de la época floreciente de
la Religión católica. Pero no siempre ha podido sobreponer-
se ni dominar este carácter de moderación y cultura que ins-
piran los principios de la sana moral. El protestantismo,
contra las afirmaciones insensatas de los modernos anglo-
filos, ha rebajado el espíritu de rectitud cristiana y extravia-
do la civilización que los bretones recibieron de los países
latinos, inficionando su política y organización interior con el
virus de un refinado egoísmo. Así lo demuestran el ejemplo
de su política en las colonias, la constitución interna de su
organismo nacional y la conducta que sigue en los conflictos
internacionales. Después de haber sido la primera en propa-
gar las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, será la
última en conocer el sentido de estas palabras. Los derechos
570 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
del hombre, la nacionalidad adquirida, la sanción de la his-
toria y el respeto á las leyes eternas del orden moral, nada
significan ante el imperio incontrastable de la fuerza bruta.
Este principio, esencialmente pagano, elevado á teoría filo-
sófica por Hobbes y consagrado como sistema político inter-
nacional por Salisbury, en su famoso discurso del año 97, ha
informado durante los últimos siglos la historia del Estado
inglés en sus relaciones exteriores, inspirando el sacrificio de
los derechos ajenos ante el ídolo del egoísmo nacional, la
opresión inicua de pueblos débiles, y el exterminio de razas.
¿Y tales procedimientos son los que seproponen y preconi-
zan como el non plus ultra del progreso y de la civilización?
¿Puede compararse esa conducta inhumana y bárbara con la
seguida por los países católicos, como España, que ha vertido
á torrentes su sangre generosa por labrar el bienestar y en-
grandecimiento de los pueblos de América, elevándolos á la
categoría de verdaderas naciones?
Para persuadirnos más de la injusticia con que tanto se
pondera la superioridad anglosajona, examinaremos el estado
de su prosperidad intelectual, de su moralidad y de su rique-
za que, según Balmes, constituyen los elementos de la ver-
dadera civilización. En cuanto á lo primero, se ha vociferado
mucho en este siglo sobreponiendo para mengua nuestra los
progresos de ia ciencia, lo mismo en Inglaterra que en Ale-
mania y los Estados Unidos, á los que se advierten en las
naciones católicas. Más aún: en el afán sistemático de atacar
á la Iglesia, hubo un tiempo en que el arma de combate se
presentó bajo la forma de «conflictos entre la ciencia y la fe,»
olvidando sin duda que la mayor parte de las conquistas
científicas, así especulativas como experimentales, han pro-
venido de hombres creyentes. Desechada esta objeción, que
con éxito brillante refutaron escritores eminentes de España
y del extranjero, solamente diremos, acerca de la supuesta
diferencia de cultura, que si los pueblos católicos proporcio-
naron á los protestantes las luces del legítimo progreso y
la verdadera civilización, éstos en cambio no han hecho más
que esparcir por el mundo doctrinas disolventes y anárqui-
cas, de las que fueron primeras víctimas las naciones del
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 571
Mediodía. Ni en las ciencias experimentales, ni en las espe-
culativas, y mucho menos en las artes, pueden temer la com-
paración Italia, Francia y España, que cuentan entre sus
más preciadas glorias á Luis Vives, Galileo, Descartes, Pas-
cal, Ampére, Leverrier, Cauchy, Secchi y tantos otros genios
que en la investigación de los secretos de la naturaleza vie-
ron por todas partes confirmada su fe (i). No negamos que
en Inglaterra y Alemania hayan surgido espíritus superiores
como Newton, Copérnico, Kepler y Leibnitz, que estuvieron
muy lejos de profesar las creencias del moderno racionalismo
protestante; pero estos genios del pensamiento figuran como
astros solitarios, no fueron producto de la sociedad en que
vivían, mientras que en los pueblos latinos han aparecido
generalmente formando parte de una constelación inmensa
que tiene el secreto de sus movimientos en el ardor ingénito
de raza y en el fuego sagrado de la Religión. Si nos referimos
á la cultura general del pueblo, difícilmente podrá encon-
trarse otro en la Europa cristiana que haya sido menos afor-
tunado que el inglés. Hasta hace pocos años existía una ba-
rrera infranqueable entre la clase ilustrada y el vulgo, debido
á que las dos Universidades nacionales de Oxford y Cambrid-
ge constituían dos feudos del protestantismo aristocrático. La
ignorancia ocasionada por este monopolio irracional y por la
desidia del clero anglicano llegó á tal punto, que á mediados
de este siglo había, según observaciones de un viajero im-
parcial, más de setecientos maestros de escuela que eran in-
capaces de escribir su firma, y en muchas aldeas se descono-
cían las verdades más fundamentales de la Religión cristiana.
La propagación de la enseñanza escolar únicamente comen-
zó con verdadero entusiasmo cuando se votaron en el Parla-
mento las leyes de emancipación de los católicos. Desde
entonces la instrucción ha venido progresando de día en día,
tanto por el esfuerzo de estos últimos como por la rivalidad
que suscitaron entre las sectas reformistas. En los Colegios
(i) Véase Contestación d la «Historia del conflicto entre la Religión
y la ciencia)) de Juan Guillermo Draper , por el Excmo. Padre Cá-
mara.—Valladolid, 1883.
572 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
y Universidades es cierto que se nota una gran restauración
de los estudios, como sucede en Alemania, y al contrario de
lo que pasa en las naciones latinas; pero ni en el Mediodía
puede inculparse de esta inacción al Catolicismo, ni en el
Norte ha podido influir nada el protestantismo, que hoy se
halla más debilitado que nunca y atraviesa por una de las
crisis más terribles experimentadas en sus tres siglos de
existencia.
En cuanto á moralidad, es indudable que no pueden tam-
poco aventajarnos los pueblos de la Reforma, digan lo que
quieran los que gustan de quemar incienso ante el ídolo de
Albión, ensalzando la severidad de sus costumbres y la aus-
teridad de su moral práctica. «Hay en el protestantismo,
dice Augusto Nicolás, almas honradas, bellas almas, almas
cristianas, dignas de estimación y algunas de admiración, á
las cuales la naturaleza y la fe educan hasta un punto muy
elevado de la belleza moral; pero además de que tales almas
no tanto son protestantes como cristianas, jamás llegan á lo
que se llama santidad.» Si hemos de juzgar la moral protes-
tante por sus frutos, por los ejemplos en que se refleja, pres-
cindiendo de sus orígenes, en que se reveló profundamen-
te licenciosa, y ateniéndonos al testimonio que nos suminis-
tran sus modernos adeptos, diríamos que es la virtud de los
estoicos: una virtud fría, uniforme, egoísta, jamás fraternal
y dispuesta al heroísmo. El cardenal Newman, en una de
sus conferencias dirigidas á los ingleses, se expresaba en es-
tos términos: «Vosotros practicáis vuestras obras de una
manera mucho más industriosa; pero nosotros (los católicos)
somos mucho más tiernos, más dulces, más angelicales...
Sí; vuestras instituciones presentan todo cuanto puede dar
el mundo; se encuentra entre vosotros todo, excepto la vida
y el corazón.» De ahí que el inglés, como el alemán y el nor-
teamericano, no conciban el espíritu de generosidad y he-
roísmo que distingue á la raza latina. En todas partes lo ve-
réis religioso y correcto, pero nunca se manifestará caritativo
ni entusiasta en la defensa de su religión. Habladle de su
patria, y entonces comprenderéis que en la apreciación del
protestante el derecho no tiene fuerza ninguna ante las am-
NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES. 57'ó
bidones de su nación. De este menosprecio general que se
observa en los Estados del Norte para todo cuanto no sea
su patriotismo, ha provenido la desmoralización que sin
duda desconocen sus actuales apologistas. Estadísticas re-
cientes y testimonios fidedignos denuncian esa depravación
moral en cuanto á vicios y crímenes, con la que no pueden
compararse Italia y Francia, á pesar de la impiedad y co-
rrupción que en ellas impera (i).
Acerca del otro elemento de civilización que es el bienes-
tar general é individual, mencionaremos el ejemplo de Irlan-
da, víctima durante tres siglos del despotismo inglés, y cuya
población, privada de su mismo territorio por la aristocracia
insaciable de la metrópoli, vino á caer en una profunda mi-
seria, que preocupó seriamente á los Gobiernos. «Nada más
infeliz (decía Gustavo de Beaumont) que esa multitud de la-
bradores que aumentan en miseria según se multiplican. De
ocho millones que tiene de habitantes, dos y medio están su-
midos en la pobreza.»
No parece sino que la miseria es inherente al suelo (2).
En el año 1827 se creó una comisión parlamentaria para
organizar un plan de emigración que contrarrestara al pau-
perismo creciente. Hacia el 3j sostuvo la misma idea Enrique
Parnell, y desde entonces á esta parte pasan de cinco millo-
nes los que se han visto en la necesidad de comer el pan de
la emigración. Algo así sucede también en la misma Inglate-
rra. La acumulación de la propiedad territorial en manos
de la aristocracia protestante ha ocasionado el presente des-
nivel de clases, sin ejemplo en las demás naciones de Euro-
pa (3). De ahí la omnipotencia secular de aquélla y la nin-
guna representación del pueblo, que ha tenido que buscar su
(1) Véase De la prospérité comparen des nations caiholiques et des
nations protestantes au point de vue éconotnique, moral, social, par le
R. P. Flamérion, S. J.— París, 1899.
(2) Vlrlande sociale7 politique et religieuse, par Gustave de Beau-
mont.— Bruxelles, 1843.
(3) Entre los 38 millones de población que tiene sólo Inglaterra,
los propietarios no ascienden sino á 321.005.
574 NACIONES CATÓLICAS Y NACIONES PROTESTANTES.
sustento en la industria. De ahí que los pobres son más nu-
merosos que en ninguna nación del continente. ; Y qué im-
porta á tantos infelices el poderío de la marina, la riqueza de
la industria y la extensión del dominio colonial?
Concluyamos, por lo tanto, que las naciones católicas
nada tienen que envidiar á ias protestantes en cuanto á pros-
peridad intelectual, moralidad y bienestar, que son los cons-
titutivos de la verdadera civilización. Cómo, á pesar de esto,
han podido las últimas adquirir la preponderancia material
que ostentan en nuestros días, será objeto del artículo si-
guiente, en el que se verá la acción del protestantismo, no fo-
mentando el legítimo progreso de la sociedad, sino encami-
nándola hacia la ruina.
[Continuará.)
Fu. Benito R. González,
O. S. A.
OBSERVACIONES CIENTÍFICAS
CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN Á LAS PLAYAS DE ALICANTE
rganizada la expedición por el docto y prudente Go-
bernador de Baleares, nuestro entrañable y cariñoso
amigo Sr. Alvarez Sereix , emprendimos el viaje la
tarde del 26 de Mayo con rumbo á las playas alicantinas, de-
seosos de contemplar el espectáculo del eclipse. Formaban
parte de la jira varios amigos, de lo más notable y distingui-
do de la sociedad de Palma por su ciencia y representación
en los negocios públicos; y para completar y animar el cua-
dro, viajaban también varios de nuestros discípulos , ávidos
de impresiones que interrumpieran la monotonía de la vida
escolar.
Al tocar el fin de la costa, primorosamente engalanada
con el perenne verdor que cubre su suelo, lo mismo en el
llano que en las empinadas cumbres, cruzaron por nuestra
memoria y exaltaron nuestra imaginación los muchos re-
cuerdos históricos, reverdecidos por la sangre y el heroísmo
de los valientes que sucumbieron en aquellos campos sagra-
dos de eterna veneración. Los cerros de Bendinat y de la Po-
rrara, donde perecieron los Moneadas; los campos sangrien-
tos de Santa Ponsa y de la Paguera, son los lugares santos
que van desapareciendo de nuestra vista y grabándose más
en la imaginación, á medida que el buque avanza al través
del pequeño oleaje, restos no más del temporal Noroeste que
ha reinado en los días anteriores. El tiempo presentaba cada
576 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON. MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
vez mejor cariz; el horizonte se iba despejando casi por com-
pleto; sólo alguna bruma perdida en lontananza nos impedía
ver el suelo de la isla de Ibiza. Con la alegría dibujada en el
rostro hablábamos del tiempo hermoso que se presentaba
para ver el eclipse, contra los temores de nuestros amigos de
Palma, quienes creían fallidos nuestros cálculos y nuestros
deseos.
El sol , que avanzaba en su carrera hacia el ocaso , iba
ensanchando con su lumbre y resplandor el término de nues-
tro horizonte, y el experto capitán del vapor Isleño pronosticó
un tiempo espléndido para ver el eclipse. Como un barco de
fuego , sin dejar rastro en las nubes , se hundió el astro del
día en el seno vasto y profundo de las aguas , llamando so-
bremanera nuestra atención los hermosos destellos verdes
que irradió por el espacio en el momento de desaparecer de
nuestra vista. Antes de la ocultación del sol había asomado
bello y radiante en el cielo el lucero de la tarde. Su altura
sobre el horizonte, y la posición en que se hallaba respecto
del sol y la tierra eran la causa que determinaba en él un
período ó fase de las de mayor esplendor; y apenas desapa-
reció la claridad del crepúsculo, cuando Venus comenzaba á
brillar con vivos destellos que se reflejaban en las ondas del
mar con más vivo fulgor que si fuera el astro de la noche.
Cuando Venus declinaba hacia su ocaso , se levantaba del
lecho de las aguas sobre la base de nuestro horizonte el pla-
neta Júpiter, brillando como estrella de primera magnitud,
sin la viveza y claridad de los reflejos del lucero.
Iban avanzando las sombras de la noche. Los faros de las
islas de Ibiza y Formentera se destacaban con claridad; y
cuando el de Punta Grosa desapareció de nuestra vista, por
ocultarlo el saliente promontorio del cabo de Campanitx, el
planeta Venus proyectaba su luz desde la tierra como si
fuera un gran faro de poderosos reflejos. Entramos en el
puerto de Ibiza á la indecisa luz de las estrellas, y nos pare-
ció elevarse la ciudad sobre la falda de un pequeño monte ó
promontorio. Así pudimos observarlo á la vuelta y formar
cabal idea de la ciudad y del terreno con sus variados acci-
dentes. La costa de Ibiza es poco elevada, menos angulosa
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE. 577
que la de Mallorca, y de ordinario erizada de peñascos. Tanto
las inflexiones como las partes salientes son poco marcadas,
y los paisajes, por punto general,, lindos y agradables. Llama
la atención el panorama que ofrece la campiña , vista desde
las alturas de la ciudad. Cercada aquélla de montes de escasa
elevación se ve tapizada de verdor por las cumbres, laderas y
llanuras donde se cultiva con algún esmero gran extensión
de tierra de huerta con el nombre de feixas.
Al amanecer el día 27, sin haber apenas nuestros ojos
concillado el sueño, la voz de los jóvenes pasajeros anunció
que se divisaba la costa. ¡Magnífico y sublime espectáculo el
que ofrecía aquel cuadro realzado por el despertar gran-
dioso del sol y por los encantos y magnificencias que rever-
beraban en todos los elementos de la naturaleza! El mar pa-
recía un espejo inmenso, que reflejaba los torrentes de luz
rojiza que venían por el Oriente. La tranquilidad de las aguas
se veía solamente entrecortada por la estela del vapor y por
los enormes saltos que daba la multitud de peces voladores
alrededor del buque y prolongando su vuelo por la superficie
hasta que se secaban sus poderosas alas pectorales. El perfil
del mar aparecía limpio y puro, de manera que la vista se
extendía hasta los últimos confines, abarcando con una sola
mirada la inmensidad. Cruzaban por todas partes, con rum-
bos desconocidos, numerosas embarcaciones, ora lanchas
pescadoras y navios veleros , ora barcos de alto bordo ó
grandes trasatlánticos, á juzgar por las columnas y nubes co-
piosas de humo que arrojaban á la atmósfera.
Al Norte, como visión misteriosa que surge del lecho de
las aguas, aparecía la costa de Valencia y Alicante. Sus már-
genes son generalmente elevadas y peñascosas, y las rocas
peladas y rojizas. Su forma es la de una curva de gran radio
con pequeñas inflexiones, desde el cabo de San Antonio hasta
el de Santa Pola, en la bahía de Alicante. En medio de esta
curva, y subiendo de repente, elevan su espinazo y elevados
picos los montes de Calpe (Sierra Sagra), que sirven de guía
á los marinos por la especialidad de su brecha abierta en la
parte occidental, y conocida con el nombre de Cuchillada ó
Brecha de Roldan, por comparación con la de la leyenda del
37
578 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
paladín de Carlomagno. La costa se abate profundamente en
el cabo de las Huertas, para formar la bahía ó ensenada de
Alicante, que mide unas diez millas de abertura y comprende
en la zona de su extensión bonitas playas, como la de la Huer-
ta, hermoseada por aquel extenso campo de viciosa y pujante
vegetación, y las del Babel y del Pos Figuet, entre las que se
abre el puerto y se destaca la ciudad, coronada por el casti-
llo de Santa Bárbara, antigua fortaleza que defendió á la ciu-
dad contra la escuadra de los cantonales. El puerto, que es
lindo, pero pequeño y de estrecha boca, hermosea y realza
sobremanera la ya bonita posición de la ciudad; y ésta em-
bellece grandemente al puerto, ya con la presencia de sus
mejores casas, ya con el delicioso paseo contiguo al muelle,
de largas filas de esbeltas y graciosas palmeras. Las calles
de la ciudad son rectas y espaciosas, con buen número de
plazas convertidas en amenos jardines. Las más modernas
se extienden y se ensanchan en bonitos é higiénicos paseos,
prestando todo ello á la ciudad un aspecto bellísimo. Sin em-
bargo, se echa de menos en sus monumentos el estilo góti-
co, que tanto embellece nuestras antiguas y modernas ciu-
dades, y convida al recogimiento y á la oración, con la eleva-
ción de sus agujas y atrevidos chapiteles.
En una excursión á la huerta de Alicante pudimos, si no
estudiar la flora de los alrededores, porque no se veía una
planta, ni en el campo ni en la orilla de la vereda, por lo me-
nos admirar la vegetación exuberante de aquella rica co-
marca de la Santa Faz y de San Juan, henchida de varieda-
des de hortaliza, vides, olivos, almendros y frutales de diverso
género; hermoseado todo por la abundancia de flores que
crecen en los jardines, y por las escasas, pero airosas y ele-
gantes palmeras, que suben orgullosas á una altura incom-
parable.
El campo de la ciudad, fuera de este rico y agradable
oasis, es desierto, árido y estéril; está calcinado por el sol y
por el clima seco y ardoroso. Forma verdadero contraste con
el suelo de la hermosa isla de Mallorca, que á excepción de
algún picacho de elevada altura, toda se halla ricamente al-
fombrada de vegetación con diversos matices, lo mismo en
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE- 579
las cumbres que en el llano, en las laderas y hondonadas,
en los terrenos modernos y de primera calidad, y en los ás-
peros y pedregosos. Contribuye á formar este contraste, y en
nuestro concepto es la causa primordial y única, la existen-
cia del arbolado, sea el que la naturaleza plantó pródigamen-
te, sea el que el hombre esparció por el suelo con sus esfuer-
zos é inteligencia.
Los mallorquines de ahora, lo mismo que sus ascendien-
tes, han procurado conservar el que cubre el suelo de toda
la isla, y reponer con asiduidad y empeño el que pereció
por mano airada de los hombres. Claro está que no vamos
á inculpar á los de Alicante de estar poco adelantados en la
agricultura; porque salta á los ojos la extensión variada de
sus cultivos, sus trabajos y su industria, sus afanes en la-
brar terrenos incultos y buscar y aprovechar los depósitos
de aguas subterráneas, para dar mayor empuje á la produc-
ción vegetal; y en esto creo que exceden con mucho á los
mallorquines. Pero en lo que no tienen disculpa ni perdón,
lo mismo los de Alicante que los de las demás regiones de
España, ya que otros talaron la vegetación natural de sus
bosques, es en no repoblar el arbolado , que crece admira-
blemente en esa parte de la región levantina. Así se modifi-
caría el ardor estival del clima, se conservaría la humedad
y frescura en el árido suelo, y los árboles aprovecharían el
agua y los alimentos de las capas más profundas, lográndo-
se de este modo abundantes cosechas, que con tanta facili-
dad se pierden por faltar á las plantas el agua, elemento in-
dispensable á la vida de sus organismos.
Y no se dé por disculpa que el terreno es pobre, secano
y de ínfima calidad, pues el hecho de verse en aquellos te-
rrenos algunos árboles solos y casi perdidos en el campo,
cubiertos, por otra parte, de verde follaje y cuajados de fru-
to, como nosotros los hemos contemplado, es una prueba
más convincente que todas las razones, de la dejadez y desi-
dia, impresas con caracteres bien tristes en aquellos áridos
campos. El almendro, el olivo y el algarrobo , que tanto re-
sisten el rigor de la sequía y que dan tan abundante fruto,
son los más á propósito para esa porción de la zona de Ali-
580 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
cante. De este modo esos terrenos de la marina, hoy pobres
y abandonados como erial desierto, se verían cubiertos de
verdor, y producirían cuantiosos frutos, hasta el punto de
que el rendimiento en sus cosechas sería mayor que el de las
tierras de primera calidad.
Atravesando por campos áridos y solitarios , como los
descritos, nos acercábamos el día 28 á la población de El-
che. La escena variaba de decoración por completo. Las in-
mediaciones á las casas de campo se hallaban revestidas de
vegetación arbórea y adornadas de palmeras. La frondosi-
dad aumentaba al paso que tocábamos al término de Elche.
Pero cuando llegamos á la distancia de algunos kilómetros
de la población, aquello era un frondoso bosque, un mar de
verdura que no tenía límites. Más de un millón de airosas pal-
meras se cuentan en el término de Elche, dando á la bonita
población un aspecto de grandeza y majestad, y el campo
todo ofrece un espectáculo soberbio y magnífico, al par que
ameno y delicioso, al modo de los paisajes pintorescos de las
ciudades orientales que nos describen las historias. Parece
aquello una sublime y extraña visión que traslada el pensa-
miento á regiones nunca vistas ni soñadas; porque allí no se
ven más que las alturas del cielo y el grandioso espectáculo
de la naturaleza vegetal en la plenitud y exuberancia de vida,
de luz y de esplendor. En su rica campiña, con las dos gran-
des palancas de la producción vegetal, la abundancia de
agua y el calor, crecen y se desarrollan favorablemente hor-
talizas de todo género, los cereales de estío y de invierno, el
esparto, la vid, el olivo, el algarrobo, el almendro, frutales
de toda especie y variedad de castas, el hermoso granado con
su flor de rojo encendido, formando setos vivos y extensos
campos de graciosa regularidad. Y sobre este fondo verde in-
tenso de variados matices, ataviado con las galas de tantas
flores y con los ricos dones de sus frutos, descuella y se le-
vanta altiva y orgullosa la reina de aquellos bosques, la er-
guida y esbelta palmera, ostentando á inmensa altura su ra-
diante y espléndida corona.
Esto y mucho más es la pintoresca y deliciosa campiña
de Elche, engalanada con los tesoros y ricas preseas que for-
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE. 58L
ma la naturaleza, ayudada por la industria y el arte de los
hombres. Debo hacer mención especial de una figura que re-
salta en aquel cuadro, de un verdadero prodigio de la natu-
raleza que no se borrará jamás de mi memoria. En el centro
de uno de los mejores huertos, propiedad del Sr. Castaños, y
rodeada de bonitas calles, se levanta una palmera, á la que
parece rinden pleito-homenaje todas las que crecen en aquel
contorno. Tiene un solo tronco ó astil hasta la altura de unos
dos metros... Desde este punto, y en el mismo plano, brota-
ron con regularidad y armonía, en forma de anillo ó de ver-
ticilo, siete brazos ó tallos, ocupando uno el centro. Todos
tienen el mismo grosor y la misma altura, formando un gra-
cioso y admirable conjunto semejante á un artístico jarrón de
esbelto talle y colosales proporciones.
Sabido es que la palmera es un vegetal dioico, es decir,
que tiene flores masculinas en un pie de planta y femeninas
en el otro. La extraña palmera que describimos tiene sólo
flores masculinas, y esta es, á nuestro entender, la causa del
grande desarrollo, de la regularidad en las proporciones y la
armonía del conjunto; porque, á la verdad, si tuviera flores
femeninas y maduraran los dátiles, el desgaste y la cantidad
de savia perdida en la fructificación , quitarían al árbol la
uniformidad en el desarrollo, su vigor y lozanía.
Teníamos viva curiosidad por conocer el procedimiento
ó modo de preparar las elegantes palmas que se distribuyen
el Domingo de Ramos en el tempio. En el huerto del Sr. Cas-
taños pudimos satisfacer nuestro deseo. Enfrente de la cé-
lebre palmera se veía otra, cuyas hojas estaban plegadas, for-
mando un haz cónico de mucha altura. Por su elevado tron-
co trepaba con la agilidad del mono, entre los aplausos de
los espectadores, un joven labriego, quien valiéndose de una
especie de hacha y con suma habilidad, deshizo el verde ro-
paje qafe la envolvía, llegando por fin á la^ palmas de color
blanco amarillento, que caían al golpe de su hoz, cimbreán-
dose airosas por los aires como para premiar el mérito y la
victoria. La coincidencia de hallarse presente el general Po-
iavieja, avaloraba aquella especie de simbolismo. Como que
el Sr. Castaños saludó con frase feliz al ilustre caudillo, di-
582 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
riendo: «á los generales victoriosos se les honra con pal-
mas.» Mientras se oían estas palabras, el bravo mozo de
Elche dio el último golpe de segur á la palmera, y del inmen-
so público se levantó una ola de atronadores aplausos tribu-
tados al joven, al general y al bondadoso Sr. Castaños. Cau-
saba honda tristeza ver á la palmera en aquella forma con
un tronco solitario, pues había perdido con esta operación su
gracia y esbeltez. Se nos dijo, sin embargo, que en el período
de cuatro años, si no se corta el capullo, vuelve á recobrar
su penacho de verdor y su verdadera grandeza.
Nuestro principal deseo, antes del eclipse, era girar una
visita á las instalaciones científicas nacionales y extranjeras,
diseminadas por los alrededores más lejanos de la población
de Elche. Todos los astrónomos habían dado órdenes termi-
nantes de no recibir á nadie hasta pasado el eclipse, y los
extranjeros cumplían estas órdenes al pie de la letra, para
prepararse álos solemnes momentos y evitar las distracciones
que ocasiona el inmenso gentío que afluye, como avenida, en
aquellos instantes. Fatigados nosotros por los ardores del sol,
nos limitamos á visitar la instalación de nuestros marinos de
San Fernando, colocada en Villa Carmen. Allí, gracias á la
galantería del general director Sr. Viniegra, y á la amabili-
dad de nuestro compañero el P. Ángel Rodríguez, director del
Observatorio Vaticano, pudimos admirar con reposo la ins-
talación completísima que tenían nuestros marinos, y ver
que era digna de competir, por el número y la variedad de
sus aparatos, con las extranjeras, aunque alguna de éstas
pudiera tal vez aventajarla con algún aparato más moderno
ó de especialidad científica.
Eran ya las dos y media de la tarde. Desde el palacio
del Sr. Obispo, donde nos obsequió el rector arcipreste, em-
prendimos la marcha hacia Villa Carmen , bajo los rayos
del sol, que abrasaban como en los días de Julio. Gracias á
la acostumbrada amabilidad del general Viniegra, pudimos
colocarnos á nuestro gusto en una gran explanada, donde
estaban instalados los aparatos de observación astronómi-
ca y los auxiliares de una instalación completa de meteoro-
logía. En el centro de la explanada se hallaban colocados
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE. 583
los barómetros y termómetros, especialmente registradores,
un anteojo de pasos y sextantes. En la parte del mediodía y
á la sombra, teníamos una infinidad de instrumentos auxilia-
res, varios cronógrafos, elementos de fotografía, pilas y redes
eléctricas, que comunicaban con los grandes aparatos y po-
nían en comunicación directa aquel observatorio improvisa-
do con el Observatorio de Marina de la isla de San Fernando.
Al levante había una ecuatorial de corto foco y campo muy
extenso, destinada á buscar el planeta Vulcano, bajo la di-
rección del P. Rodríguez, encargado de anunciar el momento
de los contactos y de cerrar la corriente eléctrica de los cro-
nógrafos en los instantes precisos de los primeros contactos
interno y externo. Aún no había sonado el aviso que el poeta
de la astronomía Mr. Flammarion debía hacer desde la quin-
ta La Nueva, cuando ya el P. Rodríguez, con algunos segun-
dos de anticipación, nos había indicado el comienzo del eclip-
se diciendo: «ya está.» Efectivamente, en la proyección de la
ecuatorial pudimos ver la mordedura que el astro de la noche
señalaba en el disco solar y próximamente hacia la dirección
oeste del ecuador del sol. Hasta pocos segundos después no
percibimos el fenómeno á simple vista, y no por la vivacidad
de los rayos de luz, sino por lo pequeña que era la parte in-
terpuesta, y á causa de estar iluminada por la proyección de
los rayos del sol.
Desde estos instantes ansiados, todo era animación, mo-
vimiento y vida en el numeroso público, entusiasmo deli-
rante é inusitada celeridad en los astrónomos. En un gran
celostato enclavado en la parte meridional se sacaban con
suma actividad numerosas fotografías en cada uno de los
contactos. A su derecha funcionaba otro celostato, unido á
él un bonito espectrógrafo, y al norte se hallaba otra ecua-
torial de gran foco con su aparato fotográfico.
Repuestos de aquella agitación que produjeron los instan-
tes del primer contacto, pudimos hacer algunas observacio-
nes discurriendo por cada uno de los aparatos. Los cronógra-
fos funcionaban con regularidad uniforme. En los termóme-
tros se advirtió bien pronto el descenso de temperatura. El
celostato señalaba la gran mancha central del sol, compuesta
584 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
de numerosos puntos ó manchas muy pequeñas. En la ecua-
torial del P. Rodríguez veíamos, bien por proyección, bien
por la observación directa, el avanzar de la luna sobre el
brillante disco del rey de los astros, distinguiendo perfecta-
mente todas y cada una de las desigualdades de la curva y
de los contornos lunares producidos por sus alturas y mon-
tañas.
En el silencio que por algunos momentos reinaba en me-
dio de aquel mar de gente, parece que hablaban con misterio
á nuestro corazón y á nuestra inteligencia el principio gran-
dioso de aquel espectáculo y la silenciosa calma que se iba
observando en aquel cielo purísimo, sin una nube y sin el
menor celaje, á medida que se iba cubriendo el centro mis-
mo del sol. Desde entonces comenzó á crecer el interés de
aquella escena maravillosa. Momentos antes del primer con-
tacto interior, y más todavía durante la totalidad, se vie-
ron proyectados en la luz del sol los Baily Beads ó las cuen-
tas de rosario de Baily. Una leve brisa, cada vez más fresca,
se sentía en nuestro organismo, y aún era mayor esa especie
de escalofrío que se iba apoderando de los nervios. Once
minutos antes del primer contacto interno apareció el plane-
ta Venus, luciendo en medio del horizonte. Sucesivamente y
en el tiempo de la totalidad de un sol eclipsado se vieron
otros planetas, como Marte (un momento no más), y Mer-
curio, un poco á la derecha de la zona del ecuador, y además
otras estrellas como Sirio, Proción, Rigel, Betelgeuse, Alde-
barán y la Cabra. La brisa iba calmándose por momentos;
sentíase por grados el frío; la luz era cada vez más pálida,
triste y anormal en todos los objetos, como no se ha visto
nunca. El cielo se iba cubriendo de un color de plomo; en la
tierra, toda aquella hermosa campiña de palmeras parecía
esmaltada de color amarillo verdoso, melancólico é indefini-
ble; y al paso que se avecinaba la totalidad, todos los objetos
tomaban tintas de palidez cadavérica.
Un grito de ¡silencio! resonó fuerte y poderoso en los ám-
bitos de aquel espacio, y repercutió y circuló por nuestro
organismo con la velocidad de una corriente eléctrica. Mi-
ramos á la campiña, que había tomado tonos más intensos
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE. 585
en su coloración y variados matices. De repente levantamos
la vista á los espacios inmensos, la respiración se ahogó
dentro del pecho, y la lengua, muda ante espectáculo tan
imponente y grandioso , prorrumpió en una exclamación
profunda, al ver cómo desde las alturas de la atmósfera y
de las montañas, y á la distancia de algunos kilómetros, ve-
nía con asombrosa rapidez un cono de negra sombra que se
proyectaba sobre nuestro horizonte. El negro disco lunar ha-
bía ya cubierto por completo al rey de los astros, y un man-
to lóbrego parecía cubrir los límites del Universo. Lo que su-
cedió en aquellos instantes supremos no hay quien pueda ex-
presarlo. En las altas regiones del firmamento, y sobre el fon-
do azul oscuro sal-picado de estrellas, aparece un sol eclipsa-
do, es verdad; pero es un astro-rey que extiende con majes-
tad soberana y á incalculable distancia su hermosa cabellera,
y deja ver su aureola en torno del disco lunar, formada por
una luz rosada y transparente, que decrece en intensidad á
medida que se va apartando del centro. En la brillante región
de la cromosfera se distinguen alo menos tres protuberancias
de poca base y altura , á uno y otro lado de la línea cenital,
una arriba y dos abajo. Alrededor del disco solar se extiende
con toda pompa la corona ó gloria, cuya parte cenital (orien-
te del sol) sube en brillantes rayos convergentes que tienden
á formar la figura cónica, semejante á la llama de una bujía;
y la parte inferior ú occidental se extiende en anchas fajas de
mayor longitud, divergentes en la totalidad, pero que se
pierden en el espacio en diversos haces convergentes. En
la región austral, siguiendo la dirección del eje del sol, ob-
servamos algunos rayos de luz, formando una franja de poca
extensión. Su luz era bastante débil y duró corto espacio: ra-
zón por la cual la vieron muy pocos, y no creo tuviera poder
para obrar sobre las placas fotográficas. Por lo mismo es
digno de tenerse muy en cuenta su corto penacho.
De buen grado hubiéramos clavado allí nuestras tiendas
para gozar indefinidamente de tan sublime y grandioso espec-
táculo; pero un destello de luz blanca, intensa y deslumbra-
dora apareció de repente, corriendo como lluvia de fuego
centelleante derramada por los espacios, y vino á herir con
686 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
su lumbre nuestra débil pupila, no pudiendo recibir directa-
mente su ardorosa claridad. Parecía esta luz primera, des-
pués del eclipse, tan distinta de los rayos de oro que el sol
nos envía de ordinario, que creeríamos aproximarnos algo á
la realidad si dijéramos que la diferencia entre estos haces
diversos de luz es la que distingue nuestra vista entre un
foco de gas del alumbrado y los brillantes rayos del poderoso
arco voltaico que alumbra las grandes plazas de las ciudades.
Triste, abatido quedó nuestro espíritu, á pesar de esta clari-
dad esplendorosa, al ver cómo tan pronto pasó aquel sueño,
vaga ilusión ó visión misteriosa, que tenía embargada y sus-
pendida el alma y todos los sentidos y potencias en alas de
la admiración y del entusiasmo... Y fué aún más dolorosa
para nuestro corazón, porque se hacía preciso emprender la
marcha hacia el puerto de Alicante, sin poder contemplar la
terminación del eclipse, ni ampliar el círculo de nuestras
propias observaciones.
Esto no obstante , aprovechamos unos minutos para
apuntar algunos detalles de la observación.
La calma había sido completa durante la totalidad del
eclipse. Las aves que á toda prisa se habían refugiado en las
palmeras y demás árboles déla campiña, revolaban animosas
por los aires. Un canario llevado de propósito, apenas divisó
el primer rayo de luz, salió del sueño en que se había sumido;
y el perro que andaba por aquella quinta se desperezó tar-
damente, estirando su tronco y extremidades como si saliera
de un sueño prolongado. Nuestro termómetro de máxima y
mínima, y el de la improvisada estación meteorológica de
San Fernando, habían marcado un descenso de 90 al sol y 2
á 3o á la sombra. Observamos también que los termómetros
registradores acusaron mayor descenso de temperatura.
¿Podría deducirse de aquí alguna consecuencia importante
relativa á la acción diversa que 'ejercieran durante el eclipse
los rayos luminosos y los actínicos sobre los instrumentos, y
resolver así algún problema de interés en la actinometría?
A las cuatro y treinta y seis minutos emprendimos nues-
tro viaje de vuelta, oprimida el alma por el pesar, recordan-
do continuamente aquella escena grandiosa é incomparable.
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE. 587
El curso de la luna sobre el astro del día avanzaba con ma-
jestad. Entre tanto nosotros seguíamos meditando algu-
nos puntos de capital importancia, sugeridos por el dibujo
que nos mostraba la forma verdaderamente original de la
espléndida corona. He aquí nuestras consideraciones.
El problema de la corona es, sin género de duda, el de la
mayor trascendencia durante el curioso fenómeno de los
eclipses. Contribuye poderosamente á esto el que sólo pueda
estudiarse en esos cortos instantes, y el no conocerse aún su
naturaleza, su origen, su verdadera composición, ni sus lí-
mites en el espacio, y según alguno, ni siquiera el lugar ó
puesto que ocupa respecto de los dos astros, pues sobre esto
mismo hay diversas opiniones, hasta el punto de sostenerse
que la corona no es producida en las altas regiones del sol,
ni en el espacio de su atmósfera.
Varían siempre en cada uno de los eclipses la claridad,
forma y extensión de la atmósfera solar, ofreciendo cada vez
un espectáculo hermoso y verdaderamente nuevo. La corona
del eclipse, objeto de nuestro estudio, alcanzó el mínimum
de extensión é intensidad entre los muchos de que se con-
serva especial memoria, demostrándose una vez más la ley
de las variaciones ó fluctuaciones de la actividad del sol,
conforme á la teoría del barón Schwabe, quien descubrió el
período undecenal de los máximos y mínimos de la activi-
dad del astro, ritmo periódico admirable, según el cual, par-
tiendo del año de mayor ó menor actividad del sol, se repite
el mismo fenómeno al año undécimo. El año 1878 se com-
probó, por datos bien seguros, una época de máxima activi-
dad en el astro del día: y conforme á la teoría del barón
Schwabe el año 1900, ó sea á los veintidós años, tenía que
suceder un estado de falta de energía en el sol, como se ha vis-
to por la observación de la corona y demás elementos sola-
res; y en cambio para el futuro eclipse desplegará el astro
grandes energías. La misma teoría de los once años y un mes
la estableció Wolf respecto de las manchas en la fotosfera,
comprobando por infinidad de observaciones que del míni-
mo al máximo existe un período de cuatro años y medio, y
del máximo al mínimo, seis años y siete meses. Ahora bien:
588 OBSERVACIONES CIENTÍFICAS CON MOTIVO DE UNA EXCURSIÓN
consideradas las manchas que se vieron en el sol, las mis-
mas que venían observándose por aquel tiempo, confir-
man la teoría y el hecho de que estaba el sol realmente en
un período de escasa actividad y relativamente menguada
energía .
Las protuberancias observadas en la cromosfera, dijimos
que fueron pocas, solamente tres, y éstas de poca altura: y
como el círculo general de estas explosiones del sol sigue
con algunas diferencias de detalle y de paralelismo la mis-
ma ley que las manchas, si bien hay más disminución en
éstas, sigúese por consecuencia una variación constante en
las protuberancias, relacionada desde luego con la periodici-
dad de las manchas y de la corona. En definitiva: todo está
relacionado entre sí y con la energía y potencia solar. Todo
en el mundo obedece á esa gran ley de la unidad, por estar
todo ordenado en número, peso y medida.
Por lo dicho se deduce la importancia de este eclipse en
la historia de los fenómenos celestes: y si bien es cierto que
ha sido corta la duración, y poca la oscuridad y. energía, ha
tenido en cambio la notable ventaja de un tiempo hermoso y
espléndido, que ha permitido á la muchedumbre de sabios y
aficionados á la ciencia del Universo, hacer con facilidad sus
estudios por la observación directa, por el telescopio, por la
fotografía, por el análisis espectral y por la polarización de
los rayos solares. Esperamos con impaciencia á que los cen-
tros científicos de España, como los de Madrid y de San
Fernando, y los distintos de nacionalidad extranjera, nos fa-
ciliten sus estudios, sus datos y observaciones, que resolve-
rán problemas importantísimos en el campo cada vez más
conocido de la física celeste, con especialidad los de Lockyer
sobre la forma y naturaleza de las protuberancias observa-
das por medio del espectroscopio, y los de Deslandres sobre
los problemas que se propuso estudiar relativos á la coro-
na. Mientras estos datos nos descubren nuevo y anchuroso
campo en los problemas de la física solar, nosotros seguiré -
mos creyendo que los elementos de que hemos hecho refe-
rencia radican realmente en el sol, así por la observación de
las rayas brillantes y oscuras en el espectroscopio, como por
Á LAS PLAYAS DE ALICANTE. 589
la uniformidad invariable de irradiación en el astro, centro
de la luz y de la vida en el mundo.
Suponiendo, pues, invariable la radiación solar, y aun
supuestas las variaciones y fluctuación de la gran potencia y
energía del rey de los astros, siempre resulta que se mantie-
ne vivo é inexhausto ese formidable y voraz incendio, ese
astro de luz y de fuego, origen, centro y sostén de todas las
fuerzas y energías, y de las inmensas oleadas de luz, de vida
y de armonías inefables derramadas por todo el Universo.
Este es otro de los innumerables problemas ó misterios de la
naturaleza, dejados por la sabiduría admirable de Dios á la
investigación de la inteligencia de los hombres. El que in-
cendió el luminar del sol, y lo puso en lo más alto de los cie-
los para que presidiese á todos los humanos acontecimientos
y al desarrollo de la vida y de las energías en el Universo, es
el que mantiene viva é inextinguible su radiación por modos
misteriosos y admirables. ¿Cuáles son éstos? He aquí la labor
confiada á la contemplación y penetrante mirada del pensa-
miento. El velo de este arcano se va descorriendo poco á
poco, y se forman hipótesis científicas que nos llevarán un
día no lejano al conocimiento de la naturaleza del rey sobe-
rano de los espacios planetarios, á quienes inunda con to-
rrentes de luz; y en los momentos solemnes de su regio poder
eclipsado, los engrandece con su radiante esplendor y mag-
nificencia.
Fu. Fortunato Sancho,
o. s. A.
Diario de un vecino de París durante el Terror
(*>
XXIII
LOS FUNERALES DE LAZOWSKI (2)
Martes 30 de Abril de 1793.
l primer decreto de indulto firmado por Luis XVI
fué á favor de Claudio Lazowski, soldado de caballe-
ría, condenado á muerte por haber herido á un ofi-
cial (3).
Era hijo de un polaco que había venido á Francia acompa-
ñando al rey Estanislao. Un hermano suyo, llamado en 1784
á ocupar uno de los cuatro puestos de inspectores del co-
mercio, creados por Calonne, no se creyó desligado por la
Revolución de los deberes de agradecimiento , y después del
10 de Agosto seguía demostrando una abnegación sin límites
á su antiguo protector el duque de Rochefoucauld-Lian-
court; pero Claudio Lazowski se entregaba á toda clase de
excesos, vociferaba en los clubs, era el primero en vestir la
(1) Véase la pág. 430.
(2) En los periódicos de aquella época aparece este nombre es-
crito de estos diversos modos: Laziouski, Lazowski, Lajouskí, Latious-
ki, Lasouski, Lajowski, Lasosky, etc.
(3) Anécdotas relativas d algunas personas y sucesos notables de la
Revolución , por el convencionalista Harmand (de Meuse), pág. 90.
DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS DURANTE EL TERROR. 591
librea de los descamisados, y no tardó en ascender á coman-
dante de artillería de la sección de Finisterre (i).
Él fué quien el 20 de Junio hizo transportar en brazos un
cañón á la tercera pieza del palacio, á la sala de los suizos;
allí estaba el 10 de Agosto al frente de los invasores; el 2 de
Septiembre se hallaba en Orleans con Fournier el Americano;
estos dos y Bécart, comandante del batallón, fueron los jefes
de la expedición que terminó con las matanzas de Versalles,
degollando á cincuenta y tres prisioneros del Alto Tribunal (2) .
En Marzo último, él, Desfieux y Varlet eran los jefes de la
conjuración formada para asesinar á los principales miembros
de la derecha. Se decretó su prisión, pero por falta de ánimo
en la Gironda, le dejaron en libertad, y desde entonces se le
ve por esas calles siempre con cara de bebedor y mirada de
asesino , objeto de horror para las personas honradas, y
tan desacreditado aun entre sus mismos cómplices, que un
periódico de los demagogos, en medio de los grandes elogios
que le tributa, hace la significativa confesión siguiente:
«En vano se pretenderá oponer á los servicios que La-
zowski ha prestado á la Revolución, sospechas de concusión,
quila fundadas, y aun otros delitos, muy comunes en los
(1) Mad. Roland, en sus Memorias, dedica á Lazowski algunas
páginas bien escritas, y en el fondo justísimas, pero con algunas in-
exactitudes, pues atribuye á un Lazowski lo concerniente á los dos
hermanos, y hace del héroe del 10 de Agosto el antiguo protegido y
comensal del duque de Rochefoucauld-Liancourt. Lacretelle, el jo-
ven, refuta este error en sus Diez años de prueba durante la Revolu-
ción, páginas 67 y 1 10, y tiene motivos para estar en lo cierto, pues
en su juventud se honró con la amistad de Rochefoucauld.
(2) Dice Mad. Roland en sus Memorias, pág. 326: «Las hazañas
de Lazowski datan del 2 de Septiembre y de la actividad que des-
plegó en la matanza de sacerdotes en San Fermín, sección de Finis-
terre, que era la suya.» — Mad. Roland comete dos errores, pues ni
estaba Lazowski el 2 de Septiembre en París , sino en Orleans, ni
San Fermín pertenecía á la sección de Finisterre, sino á la de los
Descamisados. El Seminario de San Fermín, dirigido por los Padres
de la Misión de la Casa de San Lázaro, estaba situado en la calle de
San Víctor.
592 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
caracteres extraordinarios. Los grandes excesos van siempre
unidos á las grandes cualidades. Deploremos la fragilidad
humana, y no recordemos defectos, para que no caiga sobre
nosotros la nota de ingratos para con ciudadanos que han
merecido bien de la patria en esas ocasiones decisivas en que
el hombre ordinario, sin vicios ni virtudes, se contenta con
gemir sin tener alientos para servir eficazmente á su país» (i).
Este hombre, este bandido, muere en Issy (2), á causa de
una fiebre inflamatoria producida por la intemperancia, las
vigilias y el aguardiente (3). Robespierre le proclama grande
hombre, y pronuncia en los Jacobinos su oración fúnebre.
«Hace dos días, exclama, que lloro á Lazowski, y todas las
facultades de mi alma están absorbidas por la inmensa pér-
dida que acaba de experimentar la República» (4). El Ayun-
tamiento, á propuesta de Chaumette, determina pedir para
ese héroe los honores del Panteón (5). Queda decidido que
se celebren los funerales con toda solemnidad; el pintor Da-
vid, organizador de la pompa fúnebre de Miguel Lepeletier,
solicita el honor de ordenar la de Claudio Lazowski.
Se verificó la ceremonia el 28 de Abril, comenzando en
la plaza del Hotel-de-Ville. El ciudadano Alcalde, al frente de
una Comisión del Ayuntamiento, bajó á la escalinata de la
Casa Consistorial para recibir el cuerpo del grande hombre
que los miembros de la Sección de Finisterre, á la que per-
(1) Revoluciones de París , tomo xvi, pág 265.
(2) Según Mad. Roland, murió en Vaugirard, pero las Revolucio-
nes de París, tomo xvi, pág. 265, dicen que murió en Issy, lo cual
parece rigurosamente exacto, puesto que en el cortejo del 26 de
Abril figura la Commune de Issy y no la de Vaugirard.
(3) Memorias de Mad. Roland , pág. 326. — El Patriota francés
anunciaba el 27 de Abril la muerte de Lazowski en estos términos:
«Pretenden los jacobinos que ha muerto envenenado; pero es proba-
ble que no ha tomado más veneno que el vino, al que estaba entre-
gado por completo, como otros grandes hombres.»
(4) Diario de los debates y de la correspondencia de la Sociedad de
los Jacobinos , núm. 401.
(5) El Patriota francés, núm. 1356.
DURANTE EL TERROR. 593
tenecía (i), llevan en seguida á la sala del Consejo, donde
quedó colocado sobre unos caballetes.
El presidente de la Sección de Finisterre fué el primero
en expresar su sentimiento cívico en un discurso que termi-
naba así:
«La Sección de Finisterre se gloría de poseer los restos
de Lazowski y no los abandonaría si, convencida del apre-
cio que la ciudad de París y toda la República profesan al
celoso patriota y verdadero padre de la libertad, no conside-
rase que pertenecen á todos sus hijos. Ella os entrega el cuer-
po para que le tributéis los honores merecidos, y se reserva
su corazón que jamás podrá arrebatarle nadie» (2).
A continuación, el ciudadano Destournelles, miembro de
la Commune y Director del Registro Civil (3), pronuncia la
oración fúnebre del héroe del 20 de Junio, del 10 de Agosto
y del 9 de Septiembre (4). Estrepitosos aplausos contestan al
discurso, y una vez terminados, hace uso de la palabra Fleu-
riot-Lescot, sustituto del fiscal público en el Tribunal revo-
lucionario, y por consiguiente muy sensible.
«Los republicanos, dice, no deben limitarse á una pompa
fúnebre en honor de un ciudadano que ha servido fielmente á
la patria; pido que la Commune adopte á la hija de Lazows-
ki.» Por acuerdo unánime del Consejo general queda acep-
tada la proposición. Anaxágoras Chaumette, hombre tam-
bién muy sensible, cubre de lágrimas y besos á la pobre niña
de tres años y medio de edad, y el Alcalde la coloca en la
cabeza una rama de laurel.
Otro miembro de la Commune, el ciudadano Blin, profe-
sor, se levanta y declara que él se encarga de la educación
(1) «Claudio Lasoski, Comandante del batallón de Finisterre,
calle de Mouffetard, núm. 138.» Almanaque nacional de Francia, año
de 1793.
(2) Sesión de la Commune del día 28 de Abril de 1793.
(3) Seis semanas más tarde, el 13 de Junio, fué nombrado Des-
tournelles Ministro de Contribuciones públicas.
(4) La matanza de los prisioneros del Alto Tribunal de Orleans
se verificó en Versalles el domingo 9 de Septiembre de 1792.
88
594 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
de la niña Lazowski (i). «Bravo ciudadano — contesta el
presidente, — la Commune acepta y agradece tu ofrecimiento;
no esperaba menos de tu patriotismo» (2).
Se puso en marcha el cortejo dirigiéndose á la plaza de
la Reunión, sitio escogido por la Commune para sepultura de
Lazowski en memoria de los servicios que había prestado
el 10 de Agosto en esta plaza atacando el palacio.
La primera bandera llevaba esta inscripción:
DESCAMISADOS
Lazowski no existe ya.
En otra se leían las palabras que él pronunció el 10 de
Agosto al frente de sus camaradas los artilleros:
¡Que me siga'i los que me aprecian!
A la salida del sol no existirá ya el tirano.
En otra:
Fue calumniado por los conspiradores y ahora es llorado por sus amigos.
Y en la última:
Siempre fué amigo vuestro , patriotas indigentes.
Más atrás se veían dos banderas con la flecha hacia aba-
jo; una bandera blanca y otra roja; junto ala primera se
leía: Se la arrebató á los enemigos de la libertad) y junto á
la segunda: Vengó á los patriotas haciendo jirones esta ban-
dera en compañía de sus colegas (3) .
(1) Un año más tarde, en Abril de 1794, el ciudadano Blin era
nombrado Secretario guardasellos, agregado de la Commune en sus-
titución de Dorat-Cubiéres.
(2) Michelet, en el tomo v de su Historia de la Revolución, cita la
adopción de la hija de Lazowski por la Commune, y la verdadera fe-
cha de la muerte y funerales del héroe del 10 de Agosto (Abril de
1793). No obstante esto, en la Historia del siglo XIX, tomo 1 , pági-
na 174, que publicó más tarde, asegura que Lazowski murió el día
antes de la jornada de Pradial (20 Mayo de 1795).
(3) El Republicano, diario de los hombres libres, n. 181. — El 17 de
Julio de 1 79 1 fué proclamada la ley marcial, y la bandera roja, emble-
DURANTE EL TERROR. 595
Después de las banderas seguía un cañón en que se leía:
El hi{0 llevar este cañón á las habitaciones del tirano (20 de
Junio de ijg2), y á su lado la campana que tocó á rebato
en la noche del 9 ai 10 de Agosto (1).
Seguía después el ataúd cubierto de ramas de ciprés y
coronas cívicas, en hombros de artilleros que habían estado
á las órdenes de Lazowski.
Otros artilleros, ayudados por los valientes de la patria,
antes mozos de cuerda, llevaban un lecho de forma ya anti-
cuada, y en él figuraba estar colocado el cuerpo de Lazowski,
cubierto con un paño tricolor. A los pies del lecho fúnebre
iba la hija del héroe, á un lado el ciudadano Blin y á la cabe-
cera un artillero llorando la muerte prematura de su compa-
ñero de armas (2). Es verdad que yo no vi las lágrimas de
ese patriota, pero así constaba en el programa de David.
Formaban el cortejo las sociedades populares, las seccio-
nes, las compañías de artilleros, el ayuntamiento de Issy y
el de París con el Consejo general; todos los individuos lle-
vaban un ramo de ciprés en la mano. Los hermanos Jacobi-
nos se distinguían por su gorro de color rojo, rodeado de una
gasa negra, y las hermanas Jacobinas se habían puesto para
la fiesta sayas blancas, sujetas al talle con correas negras.
Un nutrido coro de músicos cantó una marcha fúnebre
compuesta por el ciudadano Gossec que asistía á la ceremo-
nia y dirigía los coros (3).
Una salva de artillería anunció la llegada de la comitiva á
la plaza de la Reunión alrededor de la cual estaban formados
algunos batallones de la Guardia Nacional. Reunido allí el
cortejo, cantaron el himno mortuorio, y después de otra
salva de artillería, quedó depositado el cadáver en el sepul-
cro preparado en la misma plaza al pie del árbol de la Fra-
ma de esta ley, fué enarbolada por Bailly en las ventanas del Hotel de
Ville. En el campo de Marte fueron muertos algunos amotinados, y
de ahí el odio de Lazowiki y los patriotas contra la bandera roja.
(1) Revoluciones de París, tomo xvi, pág. 266.
(2) Ibidem.
(^) Ibidem.
596 DIARIO DE UN VECINO DE PARÍS
ternidad y muy cerca del sitio en que momentos antes había
funcionado la guillotina. Eran entonces las tres, y aún no ha-
blan tenido tiempo para hacer desaparecer los instrumentos
de la ejecución, llevada á cabo al mediodía (i). La víctima
era un pobre cochero condenado á muerte la noche anterior
por haber proferido frases contrarrevolucionarias hallándose
completamente ebrio, según aseguraron todos los testigos.
Sobre los restos de Lazowski, y ádos pasos del cadalso, se
levanta ahora una tumba cubierta de césped que será regada
todos los días con sangre de aristócratas, sirviendo de rego-
cijo á la sombra del héroe del 10 de Agosto (2).
Tal ha sido la pompa fúnebre del patriota Lazowski. No
cabe duda de que al celebrar con tan inusitado esplendor los
funerales de un hombre acusado por la Gironda, los Jacobi-
nos y los miembros de la Commune han creído dar un nuevo
golpe, imponer una humillación más á los brissotistas. A la
vez han querido enseñar á los Jacobinos y á todo el mundo
que el partido revolucionario no tiene proyectos tontos ni
falsas y necias delicadezas, que no pide á sus adeptos sino
que le sirvan y por qué al que le sirve bien todo se le perdo-
na, hasta el crimen.
Sirva de purificación á estas páginas, manchadas con el
nombre de Lazowski , el del infeliz cochero guillotinado el
domingo por haber dicho que no quería prestar más servi-
cios porque habían asesinado á su Rey: se llamaba Desiderio
Garlos Mangot, y tenía veintiún años de edad (3).
Con gusto transcribo aquí una carta inédita de Lanjuinais
á sus amigos de Rennes al ocurrir la muerte de Lazowski.
(1) El Patriota francés, n. 1356. — Mercurio francés, número del ft
de Mayo de 1793.
(2) También á Marat le erigieron en esta misma plaza un ceno-
tafio abovedado bajo el cual colocaron su busto y el baño. El monu-
mento de Lazowski, adornado con un jardincito, estaba delante; el
discípulo había sido enterrado al pie del altar del maestro. (Biografía
universal de Michaud, tomo lxx, artículo Lazowski.)
(3) Boletín del Tribunal criminal revolucionario, n. 20.
DURANTE3 EL TERROR. 5S/7
«París 26 de Abril de 1793.
»Queridos conciudadanos: Marat acaba de ser absuelto
por jurados en parte cómplices suyos, puesto que dos eran de
los Septembrinos de la Abadía. El populacho le ha coronado
y llevado en triunfo á la Convención; Danton dijo que aquel
era un hermoso día y los ciudadanos deploran el suceso.
»Lazowski, el jefe de los bandidos que pretendían asesinar
el 10 de Marzo á toda la Convención, el que salió ese día de
los Jacobinos al frente de su tropa con Fourníer en dirección
á los Franciscanos y á la Casa del Ayuntamiento para dis-
poner los últimos preparativos de esa buena obra, Lazowski
acaba de morir; este era el amigo virtuoso del no menos vir-
tuoso Robespierre. En la sesión pública de los Jacobinos ha
pronunciado este último un lacrimoso panegírico: «Era ami-
go mío, decía; él era el llamado á mandar el ejército revolu-
cionario.)) Los Jacobinos, los Franciscanos y la Commune
le consagrarán una pompa fúnebre; nosotros estaremos muy
satisfechos si no nos invitan á tributar los últimos honores á
nuestro asesino. No creáis que los ciudadanos de París
aprueban extravagancias tan criminales; al contrario, las llo-
ran en sus hogares ó van á la Comedia. La Convención tra-
baja y disimula; no otra cosa pueden hacer los hombres de
valor en esta Asamblea; se apresuran á terminar la Constitu-
ción, y los facciosos la aplazan; afrontan la calumnia, el pu-
ñal, las listas de proscripción, mientras se les acusa en ma-
nifiestos que los emigrados y Coburgo comprarían á buen
precio si les fuera posible. — Lanjuinais.»
(Archivos de Rmnes, est. 9, n. 4.)
(Continuará.— Prohibida la reproducción.)
E. Biré.
ü c4t?fe ^0^ *^M ^S&Z, ^30** =4$2a r>$&s ^O^ ¿g^^áMksréyPh'M
Revista de Revistas
i
Revista Contemporánea. — 15 de Julio de 1900. Madrid.
Zenobia (conclusión), comedia inédita de D. Ramón de la Cruz.
La novela griega en España, por J. L. Estelrich.
La cuestión china, por José García Acuña.
La enseñanza filosófica en los Institutos, por Sebastián Font y Salva.
Canto al trabajo, por J. Tolosa Hernández.
La organización del trabajo (continuación), por Manuel Gil Maestre»
Tres tradiciones avilesas, por Silverio Moreno.
La vida de una madre (continuación), por Lorenzo Salazar.
30 de Julio de 1900.
Las flotas internacionales en el Extremo Oriente, por Arturo Llopis.
La enseñanza superior de las industrias artísticas en Valencia, por Rafael
Domenech.
La organización del trabajo (continuación), por Manuel Gil Maestre.
Cosas de antaño, por Carlos Cambronero.
La Exposición por fuera, por L. García- Ramón.
Sanz y Escartín, por el Dr. José J. Valentí.
Notas de un viaje por Portugal, por Enrique Corrales y Sánchez.
La recolección, por el Dr. Emilio Ribera.
La vida de una madre (continuación), por Lorenzo Salazar.
La novela griega en España. — El Sr. Estelrich reseña minuciosa-
mente en este artículo las traducciones castellanas que de la famosa
novela de Heliodoro, Tedgenes y Cariclea, se conocen hasta ahora,
apuntando de paso la influencia que su imitación puede haber ejer-
cido en los novelistas y dramáticos españoles.
Francisco de Vergara parece haber sido, á principios del siglo XVI,
REVISTA DE REVISTAS. 599
el primer traductor de la novela de Heliodoro, permaneciendo aún
inédita y desconocida. En 1554 se imprimió por primera vez la se-
gunda traducción, generalmente designada por la anónima de Ambe-
res} por ignorarse el nombre del traductor, si bien en el ejemplar
único que existe en la Biblioteca Nacional hay una nota manus-
crita de D. Luis de Usor, á quien antes había pertenecido, en laque
sospecha sea la traducción de Vergara, lo cual juzga como improba-
ble el articulista. Esta edición de Amberes fué reproducida en Sala-
manca, en 1 58 1, por Pedro Lasso. El traductor más conocido y
discutido de la obra de Heliodoro ha sido Fernando de Mena, de
cuya traducción se han publicado cinco ediciones. Un ejemplar de la
primera edición de Alcalá, en 1587, existe en esta biblioteca del
Escorial. Y, por último, D. Fernando Manuel de Castillejo dio á luz
otra traducción, en Madrid, el año 1722, por considerar la de Mena
«tan desmayada, tan atada gramaticalmente al idioma latino, que la
quita á la obra, si no toda, gran parte de su hermosura.»
De no menor importancia son las imitaciones castellanas que se
han hecho de Tea genes y Cariclea. Véanse las más principales: Histo-
ria de los amores de Clareo y Florisea, de Alonso Núñez de R.inoso;
Persilesy Segismunda, de Cervantes; Enstorgio y Clorilene, de Suárez
de Mendoza; Los fajos de la fortuna, de Calderón, y Tea genes y Cari-
clea, de Pérez de Montalbán.
D. Julián Apraiz dice que la novela de Heliodoro fué el modelo
de todas las novelas del género amatorio, principalmente del si-
glo XVII.
S.mz y Escartín. — De medio siglo á esta parte la llamada Cuestión
social ha sido objeto preferente del estudio de los sociólogos de todas
las naciones, sin que hasta la fecha se haya podido señalar la resolu-
ción verdadera de problema tan pavoroso, por no haberse inspirado
en el eterno código de la moral cristiana, que es norte y vida de las
instituciones humanas. Pero al lado de esta escuela sociológico- posi-
tivista existe otra escuela católica, dignamente representada por
hombres de indiscutible sabiduría. El Sr. Sanz y Escartín es el que
en España estudia la cuestión social con arreglo á los principios de
la justicia y moral revelada, siguiendo en todo la admirable norma
trazada por León XIII en la encíclica De condicione opiftcum.
El Sr. Sanz y Escartín es «un escritor de enérgico y vigoroso
talento, de rectitud acrisolada y de reposado y sereno juicio; labo-
rioso y observador como pocos, de instrucción vasta y bien dige-
rida, y, sobre todo, creyente macizo — que la fe es la base firmísima
para todo engrandecimiento, sea del orden que fuere, — el cual des-
600 REVISTA DE REVISTAS.
perló la general admiración con los concienzudos y meritorios traba-
jos que brotaron de su docta pluma. A todos admiró la franqueza y
sinceridad en la exposición doctrinal; la solidez y pujanza del razonar,
y la limpieza y claridad del estilo. Puede decirse que Sanz y Escartín
ejerció ya en tan delicadas materias pleno señorío sobre los espí-
ritus rectos y levantados, conquistando la tan justa como merecida
fama de sociólogo cristiano.»
Etudes pübliées par des Peres de la Compagnie de Jesús. —
París 5 Juillet 1900.
I. Letires de Tien-Tsin et de Pekín , P. Le Gaillar.
II. Conceptions de la moralechez nos contemporains, P. L. Roure.
III. Notre Dame de Lourdes. — Récits (2.e article), P. L-J-M. Cros.
IV. L' origine Johannique du IV.e Evangüe, P. L. Mechineau.
V. L'Inde Tamoule. — VI. Les Brahmes, P. P. Suan.
VI. Bulletin des quesiions sociales, P. C. Antoine.
20 Juillet 1900.
I. Les causes de Vinsurrection en Chine, P. H. Leroy.
II. Oberammergan et le drame de la Passion, P. H. Bremond.
III. VInde T amolde. — Les convertís, P. P. Suan.
IV. Conceptions de la morale ch'ez nos contemporains (2.e article) P. L.
Roure.
V. Notre-Dame de Lourdes. — Rccits (3.a article) , P. L-J-M. Cros.
VI. Bulletin d}ancienne litterature chrétienne, P. L. de Grandmaison.
VIL Bulletin des questions sociales, P. C. Antoine.
Teorías modernas acerca de la moral. — La crisis que, según la ex-
presión de nuestros días, experimenta la moral, es más bien una cri-
sis del espíritu moderno, cuyas tentativas para establecer una doc-
trina que sustituya á la tradicional y cristiana han resultado total-
mente infructuosas é ineficaces. Entre las teorías propuestas en los
últimos tiempos, ofrécese primero la moral positivista en los diversos
sentidos que le dieron Augusto Comte, Littré, Taine y Spencer, de
los cuales dice el articulista que todos patrocinan necesariamente la
negación de la moralidad. A continuación estudia la moral idealista
en su origen, que fueron las doctrinas kantianas, y en las múltiples
formas que revistió después con los nombres de moral critichta ó neo-
kantiana, defendida por Renouvier, sistema de solidaridad inventado
REVISTA DE REVISTAS. G01
por Carlos Secretan y Enrique Marión en Francia; moral de la piedad
y de la simpatía, de que se han constituido en apóstoles los neo-cris-
tianos como Paul Desjardins y Tolstoí; y, por último, moral esténica,
que se funda en la admiración de lo bello, y han defendido Biran,
Schelling, Ravaisson y Rubkin.
Todos estos sistemas positivistas é idealistas van completamente
extraviados, porque unos reducen la moral á ciertos conceptos secun-
darios, sin los cuales puede existir la moralidad, y otros la despojan
de sus constitutivos más esenciales.
Causas de la insurrección en China. —El presente artículo refleja el
pensamiento de un misionero jesuíta, el P. Manuel de Becquevot,
que ha vivido largos años en el Celeste Imperio y ha puesto especial
empeño en estudiar las vicisitudes de la influencia extranjera y el
movimiento de opinión en aquel lejano país respecto de Europa.
La causa principal de la insurrección presente es el odio secular, que
llega hasta la execración de la raza blanca. Las naciones europeas
han contribuido á reavivar este aborrecimiento con una serie de hu-
millaciones irritantes, de las que fué la última la venganza que en
época bien reciente se tomó el emperador Guillermo por el asesinato
de dos misioneros católicos alemanes, apoderándose de la bahía de
Kiao-Tcheou. Esta confiscación produjo el resentimiento general y
señaló la hora de la insurrección contra las intrusiones de los ex-
tranjeros. Hay que añadir la innegable influencia que han ejercido
en la revolución actual razones económicas. La densidad extremada
de población hace que sean pocos los medios de subsistencia, y, por
lo tanto, tienen que buscarlos en el trabajo. Esta ha sido la causa
de que los chinos se manifiesten refractarios al establecimiento de
vías férreas y que miren con horror las máquinas que sustituyen al
hombre. Así, los pocos adelantos que allí existen no han llegado á
realizarse sino bajo la presión de las potencias occidentales y á des-
pecho de los indígenas.
Por otra parte, la propagación de las misiones cristianas, en al-
gunos puntos muy florecientes, ha excitado la cólera de los hijos de
Confucio, manifestándose en persecuciones sangrientas y en conti-
nuas luchas entre cristianos y paganos. En las fronteras orientales
que separan á Tche-li de Chan-toug, estas luchas han sido más
crueles que en otras regiones. Allí se formaron las primeras partidas
de los que hoy se llaman boxzrs, que constituyen una secta pertene-
ciente á la sociedad secreta Nenuphar Blanc, muy extendida en el
país, y que á pesar de ser perseguidos por el Gobierno, han venido en
aumento constante hasta nuestros días, en que quizás son ya consi-
602 REVISTA DE REVISTAS.
derados por la corte imperial como redentores de la nación contra
las injurias de los de Occidente.
Además de los resentimientos provocados en los hijos del Sol por
la invasión de elementos extraños que han llegado á minar el viejo
edificio de sus costumbres inveteradas, debe señalarse también como
causa del actual conflicto la indecisión en que se ha mantenido la
China, ó más bien la política contradictoria que parece seguir respec-
to de las naciones occidentales; pues si en ocasiones manifiesta ce-
der á las exigencias de los europeos, pocas veces llega á realizarlo
sin poner obstáculos contrarios á sus promesas. La situación presen-
te es una prueba de ello, porque aún no se sabe si el Gobierno im-
perial es impotente para reprimir la insurrección, ó si está en conni-
vencia con la misma.
La Quinzaine. — 16 Juillet.
La Religión iniérieure d'apres un Jesuite anglais, Bon. J. Angot des
Rotours.
La Comedie des erreurs. Esquisse de la vie américaine, Henri Sien-
kiewicz.
Essai sur Taine. Son ceuvre et son influence. III, Víctor Giraud.
L* Péril jaune, Paul Thirion.
L'Offrande. — Premiére partie, Jean de Busca.
Notes catnpagnardes. — XII. Le Quiston. — XIII. La borde de Quiston,
Armand Barthe.
Le P. Gratry f Adolphe Lair.
i.er Acüt.
UEsprit philosophique des lettrés chinois, Fernand Farjenel.
L'Exposition universelle, Gustave Babin.
Newnian, sa vie et ses aeuvres. — V. La vie nouvelle, Lucie Félix Faure.
L'Offrande. — II. Derniéres nouvelles, Jean de Busca.
Vers la vingt-cinquieme année-, — Paroles aux jeunes, Gabriel Audiat.
Chronique Utléraire. — De «Sous l'oeil des barbares» á «TAppel au
soldat,» Jean Sionnet.
Critique musicale, Arthur Coquard.
El Padre Gratry. — El Padre Gratry es una de las más salientes
y más simpáticas figuras que el catolicismo francés ha producido
en el siglo XIX. Joven aún, adornado de grandes dotes de espíritu,
cargado de laureles universitarios, llamado en el mundo á un bri-
REVISTA DE REVISTAS. 603
liante porvenir, é imbuido en todos los errores filosóficos de los en-
ciclopedistas, de quienes había heredado un celo ardiente de incre-
dulidad, se ve un día transformado bruscamente al pensar en el
fondo de su alma la vanidad de la vida humana. El abate Gratry
fué, además de filósofo eminente, un polemista y un apóstol. Su
preocupación constante fué la refutación de los errores doctrinales
de su tiempo, con espíritu de caridad, sin jamás atacar á las per-
sonas, con la esperanza de ver en todo enemigo un hermano posi-
ble, ó un auxiliar probable. Con este fin escribió mucho; y si bien
fué siempre humilde de corazón, tuvo elevadas aspiraciones filosófi-
cas. El gran peligro, para él, del pensamiento humano en este siglo,
era el panteísmo, habiendo encontrado en la Lógica de Hegel, el
origen del panteísmo moderno; así es que siempre combatió al hege-
lianismo como á un monstruo. En esta lucha demostró evidente-
mente que, si se la despoja del aparato científico de fórmulas y de la
novedad de los términos, la sofística nueva no es en realidad más
que la resurrección de la sofística antigua, ya refutada por Sócrates,
Platón y Aristóteles. El P. Gratry era ante todo un moralista, menos
sin duda por la novedad y la originalidad de sus ideas, que por la sin-
ceridad de alma, por la gran nobleza y elevación de espíritu y la sim-
patía por el hombre y sus sufrimientos. Lo que de un modo especial
resplandece en todos sus trabajos filosóficos, es un ardiente amor á
la verdad, una profunda confianza en su eficacia saludable, y cierto
ardor al proselitismo, hijo de una fe profunda, que quisiera hacerllegar
á todos los hombres, para hacerlos mejores y más felices. Como filó-
sofo ocupa un puesto eminente entre los pensadores de su tiempo,
pero no puede decirse de él que es, como le ha llamado alguno de
sus discípulos, «el más grande filósofo de su siglo.»
El espíritu filosófico de los letrados chinos. — En el gran conflicto
abierto entre las naciones europeas y la China, los letrados de este
país representan al presente, y representarán en lo futuro, un papel
importantísimo. Qaien quiera estudiar los sucesos de que es teatro
el extremo Oriente, debe principalmente fijar su atención sobre la
clase social que concentra en sí la vida intelectual y gubernamental
del Celeste Imperio. Educados los chinos por la clase directora en
el respeto de las tradiciones antiguas, buscan siempre en el pa -
sado las reglas de su conducta y el fundamento de sus leyes. La
larguísima duración de la sociedad china, sin ejemplo en la historia
de los pueblos, inspira á los letrados grande orgullo, y una absoluta
certidumbre de la excelencia de sus doctrinas; para ellos las leyes
de sus antiguos libros sobre la moral privada y pública, sobre el
604 REVISTA DE REVISTAS.
arte de gobernar á los hombres y de asegurar la paz en los Estados,
son las mejores de todas, y muy superiores á las de los demás pue-
blos. El chino instruido desprecia profundamente, y se cree superior
á los báibaros extranjeros, sin piedad filial, sin respeto para sus abue-
los, y despreciadores del pasado. No olvida que los europeos han
hecho en este siglo la guerra al pueblo chino para obligarle á enve-
nenarse con el opio. No cree que sea por fines desinteresados la im-
portación á su pais de los inventos y de los procedimientos indus-
triales; ni puede sentir la necesidad del concurso de hombres cuyas
ideas y costumbres están en oposición con todo lo que él estima
justo. Para él la sociedad china, el gobierno y las familias sólo
pueden perder en contacto con los bárbaros europeos; sin duda éstos
son poderosos por la fuerza material; pero esta es una razón más
para despreciarlos, siendo como es el poder militar, á los ojos de todo
letrado, á causa del predominio de la raza guerrera , un signo cierto
de barbarie. Si no puede vencer esta fuerza, se doblegará ante ella
hasta que encuentre ocasión de sacudir el yugo opresor. Los sucesos
actuales demuestran palpablemente que tales son hoy los sentimien-
tos de la clase directora del Celeste Imperio; clase que atiza el odio
hacia todo lo extranjero en las multitudes de más de cuatrocientos
millones de hombres.
La Civiltá Cattolica. — Roma 16 Giugno 1900.
I. Roma a mezzo VAnno Santo 1900.
II. Presentimenti e Telepaíie.
III. VArte nel Giappone.
IV. Chariías: Racconto contemporáneo.
V. Un supplemento alia Biblioteca de Lucio Ferraris.
VI. Di dus romanzi del Sienkievicz di una loro critica.
VII. Le opere cattoliche a N nova York.
VIII. Archeologia. — La Transformazione del Mausoleo Adriano in
Castel S. Angelo.
Scbre dos novelas de Sienkievicz y una crítica de las mismas. — La po-
pularidad justamente alcanzada por el escritor polaco Enrique
Sienkievicz en todo el mundo literario, ha inducido al articulista á
ocuparse de aquel autor con motivo de una crítica reciente hecha
por Antonio Pavissich sobre las dos novelas Q40 vadis y Oltre el
REVISTA DE REVISTAS. 605
mistero, la primera de las cuales ha visto la luz pública en una se-
gunda edición. El asunto del libro Qio vadis es la descripción com-
parativa del Cristianismo naciente y del paganismo en su deca-
dencia; y si bien está desarrollado el tema con mucho arte y con un
fin religioso y honesto, sin embargo, tiene dos defectos por los que
puede considerarse la novela peligrosa, especialmente para la juven-
tud. Uno de ellos es la descripción demasiado naturalista de las cos-
tumbres paganas, descripción que ofende en cierta manera al decoro,
por la pintura de escenas más ó menos voluptuosas, y cuya mala im-
presión no bastan á contrarrestar ni el fin honesto que persigue el
autor, ni el contraste que resulta al compararlas con las costumbres
cristianas. Otro defecto en que incurre el novelista es el no haber
sabido escoger para protagonistas representantes del amor cristiano
tipos más excelentes y apropiados al fin que se proponía. En la se-
gunda edición se han corregido todas aquellas escenas que inspiraban
sensualidad, y, por lo tanto, ha resultado una novela inofensiva que
honra á la literatura contemporánea, y también á la religión.
La otra novela arriba mencionada, Oltre el mistero , inferior á Quo
vadis por su forma literaria, la supera en morbosidad y erotismo.
21 Luglio 1900.
I. Un nuovo grido di dolor e.
II. DeWanno natalizio di San Ignazio di Loiola.
III. II cardinal Consalvi a Parigi (Giugno- Luglio 1801).
IV. Chantas. (Racconto contemporáneo. XVI I -XV III.)
V. II Concilio plenario deW America latina.
VI. II problema morale per chi non crede alia moróle cristiana.
Vil. Di un nuovo libro intorno M. Gaetano Agnesi.
VIII. Scienza naturali. Alcune novitd aW Esposizione Universale di
Parigi.
4 Agost. 1900.
I. L' Impero Celeste.
II. La canonizzazione del R. de la Salle e Vinsegnamento popolare*
III. II matrimonio cristiano dinanzial Senato del Regno. .
IV. Charitas. (Racconto contemporáneo. XIX-XX.)
V. 77 Protestantismo contemporáneo.
Del año natalicio de San Ignacio de Loyola. — El articulista se pro-
pone añadir algunas razones, hasta ahora desconocidas por los críti-
cos, acerca del año en que nació el Santo Fundador de la Compañía
de Jesús. Las dudas versan sobre si fué en 1491 , como indican los
606 REVISTA DE REVISTAS.
que más de cerca trataron al Santo, ó en 1495, según parece colegir-
se de su autobiografía. El P. Ribadeneira, partidario de esta última
fecha, llegó á convencerse de su error en fuerza del testimonio de
Polanco, cronista de la Orden y de la inscripción sepulcral insertada
por los Padres contemporáneos suyos. El autor considera como más
probable que nació en 1495, primero por la autobiografía del Santo,
y segundo, porque el historiador Polanco cambió de opinión al co-
rregir sus obras, lo cual ignoró sin duda el P. Ribadeneira.
RlVISTA INTERNAZIONALE DI SCIENZE SOCIALI É DISCIPLINE
auxiliarie.— Roma, Giugno 1900.
II socialismo nella cultura moderna, G. Toniolo.
Drí método nelle scienze sociali, G. Molteni.
Leggi e statistiche recenti sul Monti di pietá, Avv. Giuseppe Soldini.
El socialismo en la cultura moderna. — En el siglo XIX el socialis-
mo ha pasado por tres procesos de elaboración científica, uno filo-
sófico, el otro positivo y el tercero de coordinación universal. Por el
tiempo y por su influencia sobre el socialismo teórico, ocupa el pri-
mer lugar el sistema de Kant, á quien se debe la invención del socia-
lismo individualista, después patrocinado por Fichte, y en el que se
defiende la sustitución del Estado actual por el Estado jurídico, ó sea
por un comunismo igualitario extensivo á la propiedad privada. Para
la realización de esta teoría se propusieron dos procedimientos, el de
fundar pequeñas asociaciones comunistas, como lo practicaron, entre
otros, Fourier y Roberto Owen, y el de propagar la idea por medios
revolucionarios, según lo defendieron el italiano Buonarotti, el suizo
G. "Weitling, y en sentido aún más radical Proudhon, que llegó hasta
defender el anarquismo y nihilismo. También influyó notablemente
en el proceso de elaboración filosófica el panteísmo idealista de
Hegel, quien, si no dejó libros expresamente dedicados al socialismo,
sin embargo, por sus doctrinas acerca de la idea evolutiva vino á con-
fesar que el Estado es el representante de la razón social divinizada.
Fueron sus intérpretes y defensores el conde de Saint-Simón, Bazard,
Enfantin y Luis Bianc.
La elaboración científico-positiva del socialismo en su doble
forma idealista y panteísta, se verifica desde 1848 hasta 1870, en el
cual período predomina especialmente la idea hegeliana que ha dado
origen á dos sistemas diferentes , el de la evolución constructiva y el
REVISTA DE REVISTAS. 607
de la revolución social. Defendieron el primero Engels, Winkelblech,
Jagetzow, Lasalle y Marx. Del segundo, extendido más bien en
Rusia con el nombre de socialismo anárquico revolucionario, fueron
iniciadores y partidarios Herzen, el economista Tchernychewschy y
el príncipe Bakunin. Asimismo el socialismo individualista de Kant
tiene sus defensores principalmente en Inglaterra y Alemania, y entre
ellos debe mencionarse á Faherbach, Max Stirner, Darwin, Malthus
y Spencer.
Del método en las ciencias sociales. — Continúa el articulista con la
exposición de los diversos sistemas sociológicos que hasta nuestros
días se han inventado en Alemania, Inglaterra, Italia y Francia, y
los estudia principalmente en sus relaciones con la psicología. El
método empleado por cada uno de los distintos autores al tratar de
las ciencias ético-sociales, demuestra que la psicología adquiere cada
vez más importancia para los mismos secuaces del materialismo his-
tórico; pues hoy todos los tratadistas tienden á reducir los principa-
les hechos de la sociedad y de la historia á leyes psicológicas, y no se
contentan con un estudio puramente experimental de los hechos, sino
que tratan de explicarlos por algunos principios generales tomados de
la psicología.
The American Ecclesiastical Revisw. — July , 1900. New
York.
The ideal seminary according to St. Francis de Sales, by Rev. Ca-
non Mackey.
The personal clnracter of the preacher, by Rev. Bernard Feeney,
Luke Ddmege: Idiota.
Church buüding. VIL Choice and adaptation of style, by Rev. J ohn
B. Hogan.
Ecclesiastical chronology. — December 15, 1899-June 15, 1900.
El seminario ideal según San Francisco de Sales. — Sabido es que San
Francisco de Sales, á pesar de sus deseos, no pudo llegar á encon-
trarse en condiciones de establecer un seminario diocesano; pero en
sus obras se hallan numerosas reglas que, en sentir del P. Mackey,
hubieran formado su reglamento y norma. A tres capítulos se pue-
den reducir todas ellas: á la vida religiosa, á los estudios, y á las re-
creaciones. La Introducción á la vida devota y el Tratado del amor di-
vino contienen el sistema general que deben seguir los que han de
ser más tarde guías que conduzcan las almas de loi fieles por el ca-
REVISTA DE REVISTAS.
mino del cielo, enseñando más con el ejemplo y práctica de las vir-
tudes que con discursos y palabras. La vida y pasión de Jesucristo
ha de ser el objeto preferente de sus meditaciones, de tal manera que
de ellos pueda decirse con verdad que su vivir es Cristo, uniéndose
frecuentemente á él por medio de la sagrada comunión. Caridad,
mortificación, obediencia, humildad, castidad... he ahí las virtudes
que deseaba el santo apóstol de Chablais resplandeciesen en los se-
minaristas, y que procuraran infundirles constantemente los Rectores
de seminarios.
En cuanto á la instrucción que había de poseer un seminarista,
baste decir que la consideraba como el octavo sacramento para el
sacerdote, porque él ha de ser luz del mundo que disipe las dudas y
tinieblas de los ignorantes y débiles, y defensor acérrimo de las ver-
dades reveladas contra los duros ataques de la herejía. Expresamen-
te declaró una vez que el libro de texto de teología dogmática y mo-
ral en el seminario debía de ser Santo Tomás de Aquino, robusteci-
do con el conocimiento de la fuente principal de la teología, que es la
Sagrada Escritura y los Santos Padres, y aumentado con aquella
clase de estudios positivos peculiares de cada época. Señalados los
libros de texto, quería dejase el Obispo en libertad á los profesores
para ampliar ó modificar lo que juzgasen oportuno, siempre, por su-
puesto, que no se apartaran de las sanas doctrinas de la Iglesia y de
la moral. A los profesores les aconsejaba explicasen en un estilo
«afectivo,» de modo que no sólo aprenda la inteligencia de los dis-
cípulos, sino que también se conmueva su corazón.
En cuanto á las condiciones materiales del seminario y diversio-
nes de los seminaristas, indicaba San Francisco de Sales las prescri-
tas por la higiene más previsora, con tal que por alguna razón no se
opongan al estado de recogimiento que en ellos se profesa.
Revista Canónica
importante Decreto sobre la facultad de confesar á los
fieles durante los viajes por mar.— Tras mucho discutir
la cuestión relativa al confesor propio de los navegantes sin
convenir entre sí los doctores, se fué poco á poco introduciendo la cos-
tumbre de que los sacerdotes no podían oir en confesión á los fieles
cristianos, compañeros de viaje, si no estaban para ello autorizados
por el Obispo á cuya jurisdicción pertenecía el puerto de donde zarpó
la nave; autorización que sólo duraba hasta el arribo á otro punto en
que hubiera otro Obispo, del cual debían nuevamente obtener las
oportunas facultades. «Quoad navigantes consuetudine introductum,
et nunc principali auctoritate comprobatum est (S. U. I. 17 Mart.
1869 con aprobación de Pío IX), ut detur ab Ordinario ejus loci, unde
naves solvunt, itinere perdurante; usquedum perveniunt ad locum
ubi alius superior ecclesiasticus constitutus est.» (D'Annib., 111,
§3T90
Pero saltan á la vista los inconvenientes y dificultades de este
derecho consuetudinario en su principio, y semipositivo posterior-
mente, toda vez que obtuvo la sanción de la Santa Sede; pues el te-
ner que pedir las facultades en la forma indicada, es siempre una
molestia no pequeña, sin añadir otras razones.
A fin, pues, de evitar esos inconvenientes y dificultades, y se-
ñalar una norma fija y adecuada, la Inquisición Suprema publicó,
con la aprobación de Su Santidad, con fecha 4 de Abril de 1900, el
siguiente decreto reformatorio del derecho consuetudinario:
«Decretüm.— In Congregatione Generali S. Rom. et Univ. In-
quisitionis, habita fer. IV, die 4 Aprilis 1900, quuna disceptatum
fuisset super facúltate sacerdotum iter transmarinum facientium ex-
cipiendi fidelium ejusdem itineris comitum sacramentales confessio-
nes, Emmi. ac Rmi. DD. Cardinales in Universa Christiana Repu-
39
610 REVISTA CANÓNICA.
blica Inquisitores Generales, ad omnem in posterum hac super re
dubitandi rationem atque anxietatibus occasionem removendam, de-
creverunt ac declararunt: Sacerdotes quoscumque transmarinum iter
arripientes1 dummodo aproprio Ordinario confessiones excipiendi faculta-
tem habeant, posse in navi íoto itinere durante fidelium secum navigantium
confessiones excipere, quamvis forte Ínter ipsum iter transeundum, vel
etiam aliquandiu consistendum sit diversis in locis diversorum Ordinario -
rum jurisdictioni subjectis.
Hanc autem Emmorum. Patrum resolutionem SSmus. Domi-
ñus Noster Leo divina Providentia Papa XIII, per facultates Emmi-
nentissimo D. Card. Sancti Officii Secretario impertitas, benigne
approbare et confirmare dignatus est. — I., Can. Mancini, S. R. et
Univ. Inq. Notarius.»
En España, además de los capellanes castrenses del ejército de
mar y tierra, no falta felizmente alguna sociedad naviera en cuyos
barcos va siempre un sacerdote capellán. Este y aquéllos son los
verdaderos párrocos, y en estos casos, por tanto, huelga el derecho
consuetudinario que el Santo Oficio acaba de reformar. En tales bu-
ques, ningún otro sacerdote podrá, en tesis general, confesar lícita-
mente sin la autorización de los respectivos capellanes, pues el de-
creto transcrito va fundado en el supuesto de que faltaran aquéllos.
Al leer el decreto puede á alguien ocurrírsele preguntar: ¿por
quién han de estar aprobados los regulares para que puedan oir con-
fesiones en las condiciones allí expresadas? Francamente, por lo que
á nosotros respecta, creemos que la pregunta tiene fácil solución. En
efecto, la Inquisición Suprema concede tal facultad á todos los sa-
cerdotes dummodo a proprio Ordinario excipiendi confessiones facultatem
habeant: ahora bien, ¿quién es el Ordinario de los Regulares? El Su-
perior regular, sea General ó Provincial; luego basta que por uno de
ellos esté autorizado, para que esté jurídicamente comprendido en el
Decreto. Que no sin motivo la Sagrada Congregación nada añadió á
la cláusula en que nos fundamos; ni se olvide además que los Regu-
lares no reciben la jurisdicción, para confesar seculares, de los Obis-
pos, sino del Papa por conducto de los Superiores: de donde pode-
mos legítimamente inferir que en los casos de viajes marítimos éste
les da la jurisdicción y la aprobación. Juzgar otra cosa sería contra-
decir palmariamente al derecho; porque no habiendo Obispo alguno,
fuera del Romano Pontífice, que sea Ordinario de los Regulares, fal-
taría la base para la aplicación de las prescripciones del Decreto.
REVISTA CANÓNICA. 611
En compendio.— Sagrada Congregación del Concilio —
a) Distribuciones corales. — El beneficio de Tesorero en la mttropo-
litana de Sena era muy pingüe desde su fundación patronal, hasta
que el Gobierno italianísimo se incautó de las rentas y bienes ecle-
siásticos. Por la razón indicada, el Cabildo obtuvo de la Santa Sede
un rescripto, en virtud del cual el poseedor de aquel beneficio que-
daba excluido de la participación en las distribuciones cuotidianas;
pero habiendo cesado la causa de tal privilegio, una vez que el bene-
ficio fué despojado de sus rentas, lógico era también que cesase el
privilegio en favor de los demás beneficiados, como á petición del
actual Tesorero lo declaró la Sagrada Congregación del Concilio en
7 de Abril de 1900.
b). Interdicto de asistir á procesiones. — Precedencia. — En la iglesia
titulada Edrella del Mar, actualmente convertida en parroquia, perte-
neciente al pueblo de Sliema, diócesis de Malta, fué canónicamente
erigida la Cofradía del Santísimo Sacramento. anteriormente á ésta
existía ya la de la Dolorosa, aunque sin hábito propio, la cual, para
que no se la disputase la precedencia, obtuvo del Padre General de
ios Servitas el título de Orden Tercera, previa la licencia del Ordi-
nario, quien la concedió declarando que tal concesión en nada había
de perjudicar los derechos del párroco y de las demás cofradías. No
tardaron, empero, en surgir conflictos y escándalos, principalmente
con motivo de la contienda sobre la precedencia entre las citadas
Orden Tercera y Cofradía del Santísimo en la procesión del Corpus;
y á tal extremo llegaron, que el Obispo se vio precisado á prohibir
provisionalmente á los Terciarios la asistencia á dicha procesión.
Recurrieron éstos en queja á Roma, y la S. Congregación del Concilio
respondió el 19 de Agosto de 1899: «Attentis ómnibus, S .Congrega-
do mandat ut Tertius Ordo Servorum B. M. Perdolentis se abstineat
ab interessendo processioni in die festivitatis Corporis Christi.»
Algo extraordinaria parecerá á nuestros lectores una resolución
tan contraria, al parecer, á los derechos de las Ordenes Terceras,
cuya precedencia sobre las cofradías está fuera de duda: y ajuicio
nuestro, algo anormal debió concurrir en la erección de la aludida
Orden Tercera. Pero al autorizarla condicionalmente el Ordinario, se
prevenía para las eventualidades que no tardaron en surgir, plan-
teando un conflicto entre el derecho positivo y el derecho natural.
La respuesta de la Sagrada Congregación, confirmatoria de la
providencia del Ordinario, nada tiene de decisión doctrinal: es sim-
plemente una medida prudencial y económica, reclamada por la
índole de las circunstancias y,.urgencia del caso. De todo lo cual
612 REVISTA CANÓNICA.
parece desprenderse con toda claridad que la causa principal de los
escándalos y disturbios, era la Orden Tercera. Excluyendo esta
hipótesis, no vemos una explicación satisfactoria; pero del contexto
de la causa se deduce que tal hipótesis fué un hecho comprobado.
Y á propósito de las cuestiones de precedencia é intervención en
las procesiones, no estará demás advertir que las Ordenes Terceras
no pueden ser objeto de interdicto de asistir, á no ser en casos
verdaderamente excepcionales, como el que acabamos de extractar,
y aun en éstos el interdicto no debe durar más tiempo que las cau-
sas que lo ocasionaron, ni privadas de la precedencia sobre las co-
fradías siempre que intervengan como cuerpo moral y con el hábito
propio, según consta por la anulación del decreto del Obispo de
Monópolis, diócesis aneja á la de Imola, sufragánea -de Bolonia:
«Decretum Episcopi non sustineri; et jus esse Tertio Ordini S. Do-
minici interveniendi et praecedendi in processionibus, quoties cum
proprio habitu et collegialiter interveniunt ; seclusis OTinino qui
regulariter eidem Tertio Ordini non sunt adscripti.» (Sagrada Con-
gregación del Concilio, in Monopdiiana, 23 de Febrero de 1895.)
Recientemente, el 6 de Abril de 1900, la Sagrada Congregación
de Obispos y Regulares promulgó la siguiente importante declara-
ción: «In Congregatione Generali diei 6 Aprilis 1900, proposito
dubio circa praecedentiam Tertiariorum Ordinis S. Francisci alio-
rumque Ordinum Regularium in Processionibus, Emmi. Patres de-
clarandum esse censerunt: Tertiarios S. Francisci, necnon aliorum
Ordinum, tuuc solummodo hzbere jus praecedentiae in processionibus, cum
üdem collegialiter incedunt sub pvopria Cruce ac vestí unifovmi induti,
vulgo sacco» (túnica, saya, etc.)
Esta declaración, de la cual se deduce que para gozar del de-
recho de precedencia en las procesiones, no basta llevar sólo el es-
capulario propio de la respectiva Orden Tercera, fué confirmada
por Su Santidad.
Sagrada Congregación de Obispos y Regulares a). —-Asocia-
ción y conducción de cadáveres. — El Obispo de Véruli prohibía por
decreto de 17 de Enero de 1897 á la Pía Unión de la Virgen de la
Piedad y demás congregaciones piadosas de la ciudad, exceptuando
tan sólo á la cofradía titulada dei Sacconi y dei Sacchetti, el acompa-
ñar, conducir y dar sepultura á los cadáveres de los fieles, aunque
éstos hubieran en vida pertenecido á alguna de las piadosas congre-
gaciones contra las cuales se promulgó el edicto prohibitorio. Fun-
dábase esta determinación en que los derechos de que se derivan los
actos vedados, eran privativos de la cofradía de la Oración y de la
REVISTA CANÓNICA. 613
Muerte, erigida con ese fin exclusivo por el Ordinario en 1575, reco-
nocida en 1576 por bula de Gregorio XIII, y agregada posteriormen-
te á la Archicofradía de la Muerte fundada en Roma con idéntico
objeto. La Pía Unión de la Piedad apeló de ese decreto á la Sagrada
Congregación de Obispos y Regulares, la cual á la duda «An et quo-
modo Episcopi decretum sustineatur in casu,t respondió el 11 de
Marzo de 1898: «Non sustineri.» Contra esta sentencia, la Cofra-
día de la Oración y de la Muerte pidió el beneficio de nueva au-
diencia, que le fué concedido; pero, repropuesta la causa, la misma
Sagrada Congregación resolvió el 24 de Febrero de 1899: In decissis
et amplius.
La decisión transcrita no puede ser más justa; porque así como
á los párrocos competen los funerales de sus feligreses, de igual
modo les corresponde el proporcionar para la conducción de los ca-
dáveres, que carecen de féretro propio, las andas y la cubierta fúne-
bre; y es sabido que los derechos parroquiales en esta materia son or-
dinariamente imprescriptibles. No puede, por tanto, apropiarse co-
fradía alguna tales derechos. ¿No sería, por otra parte, monstruosa
ilegalidad el monopolizar una obra de misericordia tan recomendada
y acepta á los ojos de Dios como el transportar y dar sepultura á los
cadáveres? ¿Dónde está la base para la prescripción en esta materia?
Es un principio de derecho común que á las cofradías y congrega-
ciones piadosas no puede prohibírselas el acompañar los cadáveres
de los fieles, aunque éstos no hayan pertenecido á ninguna de ellas,
cuando son invitadas por la familia de los finados, pues sin este re-
quisito podría resultar manifiesta intrusión. Ahora bien: ¿es admisible
la prescripción contra el indiscutible derecho facultativo, que asiste á
los parientes de los difuntos, para invitar á la conducción de los ca-
dáveres de éstos? Si aquélla sólo puede tener lugar con las extraor-
dinarias que en otro lugar señalamos (1), en la cuestión presente re-
sulta, á nuestro juicio, de todo punto imposible.
La bula de Gregorio XIII no adjudicó á la cofradía de la Ora-
ción y de la Muerte el derecho pretendido, pues se limitaba á confir-
mar su erección; y además el Obispo no está facultado para conce-
der á una cofradía atribuciones y privilegios que perjudiquen á otras;
excepción irrebatible y, en la materia, perentoria, que en la presente
causa fué opuesta al decreto del Obispo de Véruli.
Finalmente, la jurisprudencia canónica corrobora plenamente la
resolución de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares-
(1) Véase voI.lh, causa de Rivello, concl. 5.a
614 REVISTA CANÓNICA.
Baste al efecto citar la sentencia dictada por la Sagrada Congrega-
ción del Concilio el 30 de Junio en una causa semejante contra el
decreto del Arzobispo de Fermo: «An Decretum Curiae Archiepisco-
palis Firmanae sifc confirmandum vel infirmandum in casu?» — Nega-
Uve ad primatn partem; affirntative adsecundam.
b) Concilios nacionales de los Obispos del imperio austríaco. —A fin de
que tales Concilios, preceptuados por Su Santidad León XIII en Le-
tras dadas en 3 de Marzo de 1894 para los Obispos de las regiones
de Cisleitania, produzcan los resultados que son de esperar, y tengan
normas fijas á que atenerse, la Sagrada Congregación de Obispos y
Regulares, encargada por el mismo Sumo Pontífice, promulgó el 22
de Julio de 1898 las que á continuación traducimos literalmente, en
atención á la suma y general importancia que revisten.
«I. Cada cinco años, ó con más frecuencia si las circunstancias
ó la necesidad lo exigieren, reúnanse en Viena todos, y cada uno de
Jos Arzobispos y Obispos del Imperio Austríaco, para tratar en común
acerca de los asuntos y del bien de sus respectivas iglesias y de los
negocios relacionados con la potestad civil.
»II. Los siete Prelados elegidos por el Congreso para formar el
Consejo permanente, se reunirán igualmente en Viena, dos veces cada
año, para preparar las cuestiones que se han de someter á la delibe-
ración de la reunión general, y cuidar del cumplimiento de las deter-
minaciones tomadas.
«Comuniqúense por escrito á los Obispos las actas de las sesio-
nes, sean de la reunión general ó de su Consejo permanente.
» 1 1 1 . Cuiden además todos los Arzobispos y Obispos de cada pro-
vincia eclesiástica ó distrito civil, de reunirse todos los años, provin-
cial ó regionalmente, para tratar de común acuerdo acerca de los ne-
gocios más embarazosos de sus iglesias.
» Establézcase una ley para celebrar dichas reuniones anuales, sea
por provincias ó por regiones, para determinar la ocasión idónea, la
diócesis apta, el orden de los Prelados que han de concurrir, y cada
uno de los distritos de las divisiones políticas en que se hayan de
reunir anualmente los Obispos.
»IV. Convoque y presida las reuniones de los Obispos, sean aqué-
llas generales ó particulares, el que de entre los congregados aven-
taje á los demás por el grado y antigüedad en la jerarquía eclesiás-
tica; á quien deberán obedecer todos, en lo que se refiere á la reunión,
«Desempeñará el oficio de Secretario aquel que designare el voto
de los Obispos.
» V. Propónganse con preferencia á la deliberación de los congre-
REVISTA CANÓNICA, 615
gados los asuntos siguientes: La enseñanza cristiana del pueblo y
educación de la juventud. — La más estrecha unión y adhesión de los
fieles á sus pastores. — El cuidado é incremento de los Seminarios. —
La erección de los estudios de la Universidad católica. — La redacción
por los Obispos de un nuevo catecismo, dado á luz mancomunada-
mente (Breve de Pío Papa IX, 5 de Octubre de 1855). — La protec-
ción de los derechos y bienes de la Iglesia. — La decidida defensa de la
libertad y autoridad del Sumo Pontífice. — La solicitud acerca de los
diarios y otros escritos. — La religión y santidad del matrimonio
cristiano. — El establecimiento de la disciplina de las monjas y de
ambos cleros. — Las cofradías de legos que sean más útiles para fo-
mentar la piedad y caridad. — La estricta observancia de las fiestas. —
Li igualdad de la liturgia romana. — El establecimiento de la visita
diocesana y de los sínodos, al tenor de las leyes Tridentinas,— El
nuevo y más intenso vigor de la vida cristiana en todos los órdenes
sociales. — La solicitud acerca de la condición de los obreros, agrí-
colas y emigrantes. — El estudio de la llamada causa social y popu-
lar.— La instrucción religiosa de los soldados. — El óbolo de San Pe-
dro.— Limosnas dadas para las sagradas misiones ó para la extinción
de la esclavitud.— La publicación, por común acuerdo de los pasto-
res, de escritos comunes ó actas, para utilidad tanto de lo eclesiás-
tico como de lo civil. — Y otros asuntos de este género, para cuya
realización todos pueden ver, no sólo cuan conveniente, sino también
cuan necesaria es la conformidad de todos en el obrar y sentir.
»VI. Hágase sabedora á la Sede Apostólica de las proposiciones
y decisiones de las juntas, al menos de las más graves, por el presi-
dente de éstas, ya que tanto desea ayudar á la reunión de los Obis-
pos, sea por sí, sea por medio de su Legado en la corte Cesárea.
» Plenamente convencido está Su Santidad de que todos los Ordi-
narios del imperio austríaco se someterán con suma voluntad y ale-
gría á estos estatutos y deseos; con lo cual ellos merecerán bien de
la Religión y de la sociedad, y sus reuniones producirán los frutos
saludables, que mediante la gracia de Dios, producen de día en día
en otras regiones.
»Dado en Roma en la Secretaría de la Sagrada Congregación de
Obispos y Regulares el día 22 de Julio de 1898.— S. Card. Vannu-
telli, Praef. — A. Trombetta, Secr.»
Fr. Pedro Rodríguez,
o. s. A.
CRÓNICA GENERAL
i
EXTRANJERO
oma. — No obstante las circunstancias de la estación poco
propicias para realizar peregrinaciones, Su Santidad ha
recibido recientemente una de norteamericanos, tan nume-
rosa como escogida. En este liles se esperan en Roma peregrinacio-
nes de Cerdeña, del Tirol, de varias ciudades del Véneto y de Lom-
bardía, y una del Canadá. Más numerosas é importantes todavía se-
rán las anunciadas para Septiembre, entre ellas una de la Juventud
Católica universitaria de Italia.
— Para el 20 de Septiembre, la Masonería hace toda clase de es-
fuerzos á fin de preparar grandes festejos en conmemoración del
aniversario XXX de la brecha de la Puerta Pía y de la invasión de
Roma por las tropas de Víctor Manuel. Los liberales en general, y
los judíos y masones en particular, están furiosos por la afluencia de
tantas peregrinaciones de todos los países.
— Uno de los más ardientes deseos del Papa León XIII es la
unión de todas las iglesias disidentes con la Iglesia de Roma. Las
gestiones del Padre Santo hacen que si en el año anterior fueron
50.000 los nestorianos que abandonaron el cisma de Focio para in-
gresar en el Catolicismo, en el presente ya se anuncia un número
mayor de conversiones.
— Las noticias que llegan de China, donde la Santa Sede tiene
gran número de misiones desempeñadas por Vicarios Apostólicos eu-
ropeos, con sacerdotes y religiosos europeos, afligen vivamente al Pa-
dre Santo. Su Santidad se ha apresurado á ordenar, por medio de
CRÓNICA GENERAL. 617
una carta al cardenal Vicario Respighi, fervorosas plegarias para
que Dios quiera hacer cesar los estragos anunciados y que renazca
la paz en China. En el Vaticano se ha creído siempre que las no-
ticias de estragos, incendios y matanzas populares dadas por los
periódicos, eran exageradas. En el Vaticano y en la Propaganda se
sabía, por los informes de los misioneros, cuáles eran y cuáles son,
en realidad, las condiciones del Imperio chino. El Papa es el sobe-
rano mejor informado de los asuntos de todo el mundo por medio de
la admirable jerarquía católica, y la Sagrada Congregación de Pro-
paganda Fide es una Cancillería muy superior á todos los Ministe-
rios de Negocios Extranjeros de cualquier otro país ó Gobierno.
* *
Italia. — Por demás está el afirmar que el gravísimo aconteci-
miento del asesinato del rey Humberto constituye todavía en Italia
el tema obligado de la prensa de dicha nación, y es el asunto de los
discursos y pláticas, tanto de las personas públicas como de los
simples particulares. Como en nuestro número anterior no pudimos
alcanzar otras noticias que las relativas á la muerte violenta del Rey,
publicaremos las recibidas posteriormente , prescindiendo de ex-
poner las tristes reflexiones que nacen en el ánimo ante tan estu-
pendo suceso, por haber sido ya dedicado un artículo de nuestros
redactores á tan importante asunto. El relato de lo acaecido después
de la muerte del Rey viene á reducirse á lo siguiente, según los
despachos transmitidos por los corresponsales:
El tren que conducía el cadáver del rey Humberto llegó á Roma
á las seis y media de la mañana , acompañado por el duque de
Aosta, el conde de Turín, el príncipe Víctor Napoleón y el duque
de Oporto. En la estación fué recibido el tren por el rey Víctor
Manuel, acompañado de los príncipes italianos y extranjeros, de los
enviados extraordinarios de las demás naciones para asistir á las
honras fúnebres, del Cuerpo diplomático, del Gobierno y de las
autoridades. El féretro fué colocado sobre un armón, y el rey Víctor
Manuel se puso á la cabeza de los príncipes. Detrás del Rey iban el
duque de Aosta, el conde de Turín, el duque de Genova, el prín-
cipe Fernando de Genova, el príncipe Víctor Napoleón, el duque
de Oporto, el príncipe de Montenegro, el príncipe de Bulgaria, el
gran duque Pedro de Rusia, el archiduque Raniero, el príncipe
Enrique de Prusia , el príncipe real de Dinamarca, el duque de
Esparta, el príncipe Fernando de Baviera y el príncipe de Siam.
618 CRÓNICA GENERAL.
Seguían á éstos los caballeros de la Orden de la Annunziata; los
embajadores extraordinarios, entre ellos el duque de Argyle, el ge-
neral Zede, el príncipe Pío de Saboya, los representantes de la Ar-
gentina, del Brasil, de Costa Rica, de Japón, de Méjico, de Monaco,
de los Países Bajos, de Persia, del Perú, de Rumania, de San Ma-
rino, de Sajonia, de los Estados Unidos, de Suecia, de Noruega, de
Turquía, del Uruguay, y Comisiones de los regimientos extranjeros
de que era coronel honorario el difunto Rey.
La comitiva fúnebre se puso en marcha por el orden siguiente:
Abría la marcha un escuadrón de coraceros, siguiendo las delega-
gaciones de los diferentes cuerpos del ejército italiano; luego el
féretro, descansando sobre un armón de artillería, cubierto con una
bandera y rodeado de funcionarios de la Casa Real, los Ministros,
Presidentes de las Cámaras y oficiales del ejército. El caballo del
Rey, cubierto de crespones. Un maestro de ceremonias con la corona
de hierro de los Reyes lombardos. El Rey marchaba á pie, solem-
nemente, con la cabeza alta, pero velado el semblante por una grave
expresión de tristeza. Seguían los grupos formados por la magistra-
tura, los oficiales de las Ordenes de Caballería, altos cargos del Es-
tado y elemento diplomático, formando vistosísimo conjunto el brillo
de tan variados y espléndidos uniformes. Las comitivas de los prín-
cipes y las delegaciones extranjeras ofrecían también aspecto brillan-
tísimo, y el grupo de senadores y diputados lo formaban más de
seiscientas cincuenta personas, notándose la presencia de casi todos
los diputados radicales y muchos republicanos. Iba á continuación
gran número de Municipalidades y Asociaciones con banderas y
estandartes, autoridades y funcionarios, con uniformes en su ma-
yoría. Un ejército de lacayos de la Real Casa, vistiendo ricas libreas,
conducían innumerables coronas, cerrando la marcha la escolta de
honor.
A las nueve y cuarto llegó el féretro al Panteón. Las coronas
depositadas en el pórtico convertían aquel sitio en un verdadero
jardín, y la inmensa afluencia de gente ha producido algunos des-
órdenes, aunque de escasa importancia. En la calle Serpenti, el ha-
berse espantado un caballo á causa de la caída de una silla desde
uno de los balcones, originó un momento de pánico, corriendo la
gente y atropellándose, de lo que resultaron unas treinta ó cuarenta
personas heridas ó contusas. Media hora antes de la llegada del cor-
tejo fúnebre, las reinas Elena, Margarita y María Pía, con las
princesas reales , se dirigieron al Panteón , asistiendo á toda la
ceremonia religiosa. El rey Víctor Manuel, con los príncipes ita-
CRÓNICA GENERAL. 619
líanos y extranjeros, ocupaba el lado de la Epístola, mientras que
las Reinas y las Princesas se colocaron en el del Evangelio.
El panteón, que fué cerrado en cuanto terminó la ceremonia
religiosa, para levantar las tribunas, se volvió á abrir por la tarde,
invadiéndolo un público tan numeroso, que se hizo necesaria la adop-
ción de algunas precauciones para evitar atropellos é incidentes des-
agradables.
Poco tiempo después el rey Víctor Manuel prestó solemne jura-
mento en el palacio del Senado, á cuyo acto asistieron la Reina,
Príncipes y Princesas y Delegaciones extranjeras. A este juramento
ha seguido el de fidelidad al nuevo Rey, prestado en masa por los
senadores y diputados. A continuación el Monarca leyó con voz en-
tera y en medio de aplausos el discurso de la Corona, haciendo cons-
tar el dolor de Italia y de los países extranjeros por el atentado de
que ha sido víctima el rey Humberto, añadiendo que procurará
siempre, y por todos los medios, el mantenimiento de la paz, y ha-
ciendo un llamamiento á la concordia de todos los italianos, me-
diante la cual no podrán peligrar las instituciones liberales de la
nación.
— Se da por seguro que el Gobierno italiano propondrá á todas las
naciones europeas la adopción de medidas eficaces contra los anar-
quistas, y sobre todo la organización de una policía internacional,
especialmente en los grandes centros industriales, y aún más en
aquellas localidades donde reside gran número de obreros italianos.
Con arreglo á este proyecto, tales oficinas de policía estarán relacio-
nadas entre sí y funcionarán con entera independencia de todo otro
servicio. Suiza, Inglaterra y América serán invitadas á modificar su
legislación en sentido represivo, en la parte relativa á los refugiados
políticos, excluyendo de este concepto á los anarquistas, y se asegura
en Roma que la mayor parte de los Gobiernos apoyarán esas propo-
siciones. El Gobierno italiano ha invitado al de Suiza á ejercer rigu-
rosa vigilancia sobre los anarquistas. Las fronteras italianas están
cuidadosamente guardadas; en Hamburgo, Havre, Liverpool y Am-
beres se vigila cuidadosamente para impedir la entrada de los anar-
quistas procedentes de los Estados Unidos de América. La policía
internacional — dice un telegrama extranjero — ha dado aviso á Rusia
de que los anarquistas han manifestado intenciones de asesinar al
Czar, á cuyo fin han abandonado la América del Norte con dirección
al imperio moscovita. A consecuencia de esto se ha prohibido la en-
trada de obreros italianos en Rusia.
— De una nueva desgracia ocurrida en la misma Italia, toca
620 CRÓNICA GENERAL.
hacer especial mención. Hace pocos días el tren expreso para Flo-
rencia salió de Roma con catorce minutos de retraso, teniendo que
detenerse á los doce kilómetros por una avería ocurrida en el freno.
Mientras este tren estaba detenido, llegó el tren que se dirigía á An-
cona, el cual no pudo ver al otro al salir á gran velocidad de una
curva. El tren de Ancona chocó con violencia contra los coches co-
locados en la cola del tren de Florencia, reduciendo varios vago-
nes de éste á menudas astillas. Como en él habían salido de Roma
importantes personajes, la alarma fué inmensa, tanto que los mis-
mos reyes de Italia acudieron personalmente al lugar del siniestro.
Resultaron unos catorce muertos y gran número de heridos.
*
* *
Francia.— El entusiasmo de la vecina República , así como
toda la admiración de los extraños, se ha concentrado en el acto
solemnísimo de la visita de Loubet á Marsella con el fin de entregar
las banderas á los cuerpos militares que salieron para China. Más
que la ceremonia de la entrega, obtuvieron especial importancia las
palabras del Presidente.
«Os entregamos — dijo — las banderas de los cuerpos expediciona-
rios, en cuyos pliegues inscribiréis bien pronto el nombre de una
campaña que han hecho necesaria la violación de nuestros derechos,
el desconocimiento de nuestros legítimos intereses y el brutal asalto
de que ha sido objeto todo lo que en China representa el progreso y
la civilización. Estas banderas os recordarán la alta misión que
Francia confía á vuestro valor, lo que debéis exigir á un país en
donde las leyes esenciales de los Estados civilizados han sido odio-
samente violadas, el castigo que debéis dar á los culpables y las
violentas reparaciones que debéis imponerles, así por el pasado como
en necesaria garantía para el porvenir. Estas banderas os dirán tam-
bién que la herencia de honor que os legan vuestros antepasados no
puede salir menoscabada de vuestras manos, y que en el ejército in-
ternacional formado para defender la civilización, los franceses no
deben ceder á nadie en disciplina, sufrimiento y valor. Las banderas
serán el símbolo de la patria presente en medio de vosotros, atenta
á vuestros peligros y á la que yo deseo vuestro pronto regreso.»
Mr. Loubet terminó su alocución diciendo: «El día de vuestro regre-
so es esperado con impaciencia, pero sin inquietud por vosotros,
para expresaros nuestra satisfacción y nuestro reconocimiento.»
El presidente de la República pronunció su arenga con voz muy
CRÓNICA GENERAL. 621
firme, produciendo gran impresión en su auditorio, que lo aplaudió
calurosamente. Después de la alocución continuaron los aplausos
durante un buen rato, mezclándose con gritos entusiastas de «¡Viva
el ejército! ¡Viva la República!» El general Voyron, jefe del cuerpo
expedicionario, muy conmovido, abrazó á Mr. Loubet, resonando
entonces de nuevo por todas partes vibrantes aclamaciones. El presi-
dente de la República, con la cabeza descubierta, hizo entonces so-
lemne entrega á cinco tenientes de las banderas destinadas al cuarto
regimiento de zuavos, al 61 de infantería y al 16, 17 y 18 de infante-
ría de marina. La ceremonia resultó, en su sencillez, sumamente
conmovedora, é impresionó muchísimo á todos los espectadores, que
prorrumpieron en gritos de entusiasmo. Descendiendo Mr. Loubet de
la tribuna, circuló por entre los cuerpos expedicionarios, dirigiendo
palabras cariñosas á los oficiales y á algunos soldados. Luego volvió á
subir el Presidente á la tribuna, y las tropas desfilaron ante él con gran
marcialidad. En medio de calurosas aclamaciones, y acompañado de
los ministros y de las autoridades, Mr. Loubet se dirigió á la prefec-
tura, en donde se celebró un almuerzo ofrecido á los jefes y oficiales
de los cuerpos expedicionarios.
A los postres, el presidente dedicó un brindis al ejército y á la
marina. «He venido— dijo— á cumplir dos deberes, como ios cumplí
recientemente en Cherburgo. He venido á disipar esa criminal equivo-
cación que el espíritu de partido trata de hacer nacer y que quisiera
perpetuar con propósito de cavar una profunda fosa entre el ejército
y la nación. Tentativa tan monstruosa no puede menos de fracasar,
mejor dicho, ha fracasado, porque el ejército es hijo de la nación, y
la nación y el ejército se compenetran de tal modo, que no puede de-
cirse sino que forman un solo cuerpo. La adhesión, la fidelidad á
Francia y á la República son los únicos sentimientos que animan á
los cuerpos expedicionarios de China. Las banderas que les he con-
fiado serán gloriosamente mantenidas, y nuestros soldados no vol-
verán á la madre patria sin haber exigido y obtenido el ejemplar
castigo que merecen los que han violado las más esenciales leyes
de los Estados civilizados y rasgado los más serios tratados. »
Estas palabras fueron acogidas con grandes aplausos.
— Otra noticia triste transmite el telégrafo, la cual se refiere á la
catástrofe del torpedero Frame en aguas de Trafalgar. He aquí el re-
lato de lo sucedido: la escuadra marchaba en dirección al Estre-
cho de Gibraltar con una velocidad de diez nudos por hora. El tiem-
po era admirable, y la noche tan clara, que se veía como si fuera
el crepúsculo. Poco antes de media noche, las señales del barco
622 CRÓNICA GENERAL.
almirante advirtieron al torpedero Frame que debía aproximarse.
La orden fué transmitida al citado torpedero por el de igual clase
Hallebarde] la Frame acudió en seguida con una velocidad de 16 nu-
dos, colocándose á babor del acorazado, y comenzó á cambiar con
él señales del alfabeto luminoso. El comandante Maudit, que man-
daba la Frame, estaba sobre el puente , y su segundo Epaillard se
hallaba sobre la pasarela. Advirtió el comandante Maudit que la
Frame se acercaba demasiado al Brennus, y á fin de que se sepa-
rara, gritó al timonel: — ¡Veinte grados á la izquierda! ¿Fué bien
entendida esta orden? Lo que sí se puede asegurar es que la Framt
fué á precipitarse con gran velocidad sobre el Brennus, El oficial de
guardia del Brennus comprendió el peligro y ordenó que la máquina
diese contramarcha. Era demasiado tarde. El abordaje fué inevita-
ble. La Frame estalló al choque, puso la quilla al aire instantánea-
mente y se hundió ai cabo de tres minutos, mientras sus hélices se-
guían funcionando con actividad vertiginosa: Maudit Duplessix, co-
mandante del torpedero, ha muerto de una manera heroica. Perma-
neció agarrado á la pasarela de la Frame. Un hombre de los que vi-
gilaban en el Brennus le echó un cinturón de salvamento. Maudit le
rechazó, mientras gritaba á algunos de sus subordinados, que nada-
ban para salvarse: «Valor, hijos míos. ¡El Brennus está cerca!» Ni
por un momento intentó Maudit abandonar su puesto de honor.
Cuando el barco se hundió, lo último que vieron los tripulantes del
Brennus fué la mano derecha de Maudit, firmemente asida á la pa-
sarela.
— La prensa francesa concede gran importancia al envío del gene-
ral Waliersee á China como general en jefe de las tropas aliadas.
El Fígaro dice que por sus talentos y por su reputación bien com-
probados, el nombre del general Waldersee se ha impuesto para el
mando del ejército aliado. El Gaulois afirma que la designación se ha
hecho después del consentimiento prestado por Francia y por Rusia.
A juicio de Le Journal, ninguna potencia había indicado ningún ge-
neral cuyo nombre se imponga como el de Waldersee. Li Republique
dice que le preocupa algo ver la dirección de la campaña encomen-
dada al general Waldersee, por las tendencias belicosas de los alema-
nes. VFcho de París declara que el prestigio de Francia puede su-
frir algún menoscabo si no tiene ninguna dirección en las operacio-
nes, ya sean navales, ya terrestres. Por último, VEclair lamenta que,
en defecto de un francés, no sea un general ruso el que dirija las ope-
raciones.
CRÓNICA GENERAL. 623
Inglaterra. — La aventura del Transvaal va costando cara á la
vieja Albión. El viernes último la Tesorería de Whitehall hizo una
nueva emisión de bonos del Tesoro por la suma de 250 millones de
francos, reembolsables el i.° de Agosto de 1903. Estos bonos se han
emitido á 98 y se pagarán á la par. Esta operación es muy humi-
llante para el orgullo británico; pero el Transvaal le ocasionará toda-
vía muchos disgustos. Si las armas inglesas salen victoriosas por un
lado, por otro salen nuevos obstáculos; esto es una repetición de la
memorable campaña patriótica del pueblo español contra la omnipo-
tencia de Napoleón. Cuando los ingleses han vencido á un enemigo,
surgen en seguida otros; es una guerra de guerrillas que Inglaterra
no esperaba y que acabará por fatigarla, tanto más cuanto que la na-
ción sabe ahora que motivos poco honrosos han excitado á Chamber-
lain á emprender esta inicua campaña. Los ingleses no soportarán á
la larga hacer nuevos sacrificios de sangre y de dinero para salvar
los intereses pecuniarios del cuñado de Chamberlain y del tristemen-
te célebre Cecil Rhodes y de sus asociados judíos Biit y compañía,
detrás délos cuales se ocultan varios grandes personajes, tan llenos
de deudas como poco considerados. La emisión de los 250 millones
de nuevos bonos del Tesoro ha dado á sir William Harcourt oca-
sión de atraer en el Parlamento la atención del país hacia el lado
económico de la iniquidad sudafricana. Por este lado el desestre es
tan grande como por el lado militar.
— Un despacho de Mafcking comunica detalles acerca de la des-
graciada tentativa hecha por el general Carrington para socorrer la
guarnición de Elands-River, sitiada por los boers. Según estos infor-
mes, cuando la columna Carrington, compuesta de 600 jinetes con
cuatro piezas y dos ametralladoras, llegó el día 3 por la mañana á la
vista de Elandsriver, se encontró á los boers que en número consi-
derable ocupaban los kopjes situados á derecha é izquierda del cami-
no, en una posición tan fuertemente atrincherada y defendida por
piezas de campaña y ametralladoras, que le pareció imposible poder
atacarlos. Muy al contrario, los boers fueron los que tomaron la ofen-
siva, envolviendo los dos flancos de las fuerzas inglesas, las que se
vieron obligadas á replegarse bajo un violento fuego. Los ingleses
dirigieron su retirada sobre Graunt Marico, perseguidos por los boers,
que atacaron su flanco. La noche pasó sin incidente en Graunt Ma-
rico, mas por la mañana se oyó en dirección de Zeerust un violento
cañoneo. Eran los boers que ocupaban el desfiladero de Kleinfontein,
á retaguardia de la columna Carrington, entre Graunt Marico, y
Zeerust, y que atacaban un convoy inglés, del qu¿ lograron apode-
624 CRÓNICA GENERAL.
rarse. Los boers trataron de detener la marcha de la columna Ga-
rrir) gton, pero fueron rechazados. Los ingleses llegaron á Zeerust
el 7 por la mañana. Otro telegrama de Lorenzo Márquez, que in-
serta el periódico The Daily Express, da cuenta de nuevos descala-
bros sufridos por las tropas británicas en el Transvaal. Dice que los
boers rechazaron completamente á los ingleses al Sur de Middelbur-
go, causando al enemigo 500 bajas entre muertos y heridos. Añade
el despacho que los transvaalenses han logrado además recuperar las
ciudades de Heilbron, Devillersdorp yFraekfort.
*
♦ *
Asia: China. — Según las últimas noticias de China, la columna
internacional de socorro se encuentra á no larga distancia de Pekín
(20 millas). Es de esperar que las Legaciones extranjeras , que con-
tinúan siendo atacadas , queden libertadas en plazo breve. Una vez
rescatados los representantes diplomáticos, las potencias dispondrán
de la libertad de acción de que ahora carecen, puesto que el objetivo
obligado de las operaciones es ahora Pekín, á fin de socorrer á aqué-
llos. Si el contingente internacional no es bastante fuerte para ocu-
par la capital china y mantener expeditas sus comunicaciones con la
costa, podrá retirarse con el personal de las Legaciones, y organizar
con tiempo y con mayores elementos la campaña. Quizás entonces la
marina pueda desempeñar un papel más activo, si no se obtiene rá-
pidamente la paz y se considera preferible (y desde luego es más fá-
cil) tomar como objetivo de la campaña los puertos chinos principa-
les y la ocupación de ciertas partes de la costa. Sea cualquiera el
plan.de campaña que se adopte, desde el momento en que sean liber-
tados los extranjeros que se encuentran en Pekín, se habrá resuelto
una de las mayores dificultades de la situación. La necesidad de so-
correr á las Legaciones representa en la cuestión de China una difi-
cultad análoga á la que se les presentó á los ingleses en el Trans-
vaal mientras estuvo sitiado en Ladysmith sir George White.
— Un telegrama fechado en Tien-Tsin el 5, y reexpedido el 7 en
Shanghai, comunica detalles de interés sobre la batalla de Pei-Tang
entre los chinos y las fuerzas aliadas. Dicho telegrama , publicado
en The Daily Express, dice así: «Hoy se trabó un importante combate
en Pei-Tang. Los chinos, en número considerable , estaban fuera de
la población ocupando posiciones en las dos orillas del río. A las tres
de la mañana las tropas inglesas, rusas y japonesas iniciaron el fue-
go, que fué contestado inmediatamente por los chinos. A las diez,
CRÓNICA GENERAL. 625
las avanzadas chinas que ocupaban una posición al Este del río , ce-
saron de combatir. Las fuerzas aliadas siguieron avanzando , y des-
pués de una encarnizada lucha , que duró dos horas , los chinos ini-
ciaron la retirada, batiéndose en buen orden, y atravesaron el río por
un puente que destruyeron en seguida. Una división japonesa se
lanzó al río con denuedo, sufriendo un violentísimo fuego, logrando
con este movimiento rápido y arriesgado , precipitar la retirada de
los chinos. Los rusos sufrieron grandes pérdidas. Los ingleses tuvie-
ron sesenta bajas entre muertos y heridos. Se calcula que las pérdi-
das de las tropas aliadas ascienden, entre muertos y heridos, á cerca
de mil hombres. Los aliados persiguieron en su huida á los chinos.
The Daily Mail publica un despacho de Che-fu confirmando todo lo
anterior, excepto el número de bajas. Otro telegrama de Tokio co-
munica interesantes detalles sobre la batalla de Yang Tsun. Toma-
ron parte en esta acción de guerra fuerzas rusas, francesas , japone-
sas, inglesas y americanas. El plan estaba perfectamente combinado.
El grueso de las fuerzas aliadas operaría sobre la orilla izquierda del
Pei-Ho, mientras que simultáneamente un cuerpo formado por tro-
pas japonesas é inglesas avanzaría por la margen derecha del río
para impedir la retirada por este punto á los chinos. El mal esta-
do de los caminos impidió que este segundo cuerpo pudiera tomar
parte activa en el combate. Sólo la artillería japonesa llegó á tiempo
de cañonear á los chinos en su retirada. La vanguardia del ejército
aliado, formada por los japoneses , logró ocupar Nan-Saitsin. Dicen
desde Shanghai que el emperador de Corea ha autorizado el amarre
en Chemulpo del cable que parte de Ta-kou. Según un telegrama de
Stokolmo, el Gobierno ha recibido un despacho del cónsul de Suecia
en Shanghai, participando que 28 misioneros suecos han llegado á
esta población sanos y salvos.
* *
Estados Unidos. — La edición del New York Herald de París pu-
blica una carta del corresponsal de este periódico en Manila, en U
que se dan curiosos detalles sobre la situación de Filipinas. Según el
citado corresponsal, la guerra, lejos de haberse terminado, continúa,
por parte de los filipinos, cada vez más activa. Se observa de un modo
evidente que los filipinos odian á los americanos mucho más que á
los españoles. Casi diariamente se reciben noticias de combates de
escasa importancia. Los insurrectos disponen de 20.000 fusiles, y sus
fuerzas operan divididas en grupos en muchos distritos. El jefe de
40
626 CRÓNICA GENERAL.
estado mayor de Aguinaldo ha declarado lo siguiente: «Tenemos si-
tuada nuestra fuerza en los mismos distritos en que se hallan esta-
blecidos los americanos. Estas fuerzas pasan sus revistas, aunque
nuestros soldados hayan cambiado el uniforme por la ropa da trabajo
y se encuentren dedicados á sus faenas habituales. Los indígenas
simpatizan con nosotros hasta tal extremo, que nos facilitan todo
género de recursos y nos pagan los subsidios establecidos.» Termina
la carta del corresponsal del Herald asegurando que la versión oficial
de las autoridades yankees diciendo que la insurrección está dominada
y la paz restablecida en el Archipiélago, es una pura ficción.
— Noticias telegráficas recibidas de los Estados Unidos dan cuen-
ta de un grave descalabro sufrido por los americanos en Filipinas.
Según un telegrama del general Mac-Arthur, el coronel Grasso, que
operaba en Tayung, tuvo que rendir su columna ante considerables
fuerzas de los tagalos y después de un desesperado combate. La co-
lumna se componía de un comandante, seis capitanes, seis tenientes,
169 hombres, 101 fusiles y 50 caballos.
• -La llegada de la comisión civil americana, presidida por Mr. Taft,
el amplio decreto de amnistía concedido recientemente por el gene-
neral Mac-Arthur, y al cual se han acogido figuras sobresalientes de
la revolución, como Pantaleón García, Pío del Pilar, Pascual Alvarez,
Venancio Concepción, Manuel Sityar, Pablo Ocampo, Pablo Padilla,
Mabini y otros, con más los trabajos de Paterno y los que le siguen,
han hecho nacer corrientes de paz, de las que no puede predecirse el
resultado. Pedro A. Paterno, gran cruz de Isabel la Católica, por
cierto, ha redactado un á modo de programa para la pacificación,
que descansa sobre estas dos ideas fundamentales: reconocimiento
por América, en su día y hecha la paz, de la independencia y sobera-
nía del Estado filipino, y en el ínterin facultad de los filipinos para
gobernarse bajo la superior dirección de los Estados Unidos; licén-
ciamiento del actual ejército fiiipino para organizar otro regular,
previo reconocimiento de empleos y abonos de sueldos debidos á los
de aquél por una junta compuesta de militares americanos y filipinos.
La «República filipina» se convertirá en «Estado libre de Filipinas.»
Como ejes sobre que girará la proyectada nueva organización, esta-
rán el Gobierno del Estado, el Parlamento, el Consejo de ministros y la
Corte Suprema de Justicia. Para discutir este programa, y señalar la
actitud de «nacionalistas» y «autonomistas», había convocado una
reunión magna de filipinos que debía celebrarse en i.° de Julio. En
ella ha debido quedar claramente definida la actitud de los represen-
tantes de las aspiraciones de América y Filipinas.
CRÓNICA GENERAL. ' 627
— La respuesta que el Gobierno de los Estados 'Unidos ha dado
al de China, está concebida en los siguientes términos: «Los Esta-
dos Unidos han visto con satisfacción el nombramiento de Li-Hung-
Chang como enviado plenipotenciario para negociar con las poten-
cias, y por su parte entablarán dichas negociaciones con deseo de
continuar las relaciones de amistad que existen desde hace mucho
tiempo entre ambos países; pero es evidente que no puede haber
negociaciones de carácter general entre China y las potencias, mien-
tras que los ministros extranjeros y sus protegidos permanezcan en
la situación actual de inquietud y de peligro. Altísimas considera-
ciones de honor imponen á las potencias, para librar á sus represen-
tantes, esfuerzos que no pueden interrumpirse más que en el caso
en que se tomen medidas eficaces para efectuar pacíficamente esta
liberación. Estamos dispuestos á un arreglo para que cesen las hos-
tilidades entre China y las potencias, á condición de que se permití
una expedición de socorro suficiente para que entre en Pekín sin ser
molestada y escolte á los extranjeros hasta Tien-Tsin. Los generales
que mandan las tropas aliadas en China serán los encargados de
adoptar por sí mismos todas las disposiciones á este efecto.» Esta
respuesta fué comunicada al cuerpo diplomático, y enviada á los
representantes de los Estados Unidos en el extranjero, para que la
comuniquen á todos los Gobiernos.
— Actualmente están en construcción en los Estados Unidos 70
baques de guerra. Un informe publicado por el almirante Hisch-
bornd, contiene detalles curiosos sobre esta formidable flota. Entre
esos barcos hay 12 acorazados de escuadra, seis cruceros acorazados,
nueve cruceros protegidos, cuatro monitores, 16 contratorpederos,
15 torpederos y siete submarinos. Cuatro de aquellos acorazados, el
Kentucky, el Illinois, el Alabamz y el Wiscousin, tendrán una veloci-
dad -de 17 nudos, y estarán terminados antes de un año. Tres acora-
zados, el Maine, el Missouri y el Ohio, deberán hacer 18 nudos por
hora, y cinco de los otros 19. Los seis cruceros acorazados tendrán
una velocidad de 22 nudos, y los seis protegidos una de 17 y 21.
El submarino Plunguer está en construcción en Richmond (Virginia),
La flota acorazada de los Estados Unidos, se compondrá de 26
buques de esta clase, una vez terminada la construcción "de aquéllos.
628 CRÓNICA GENERAL.
II
ESPAÑA
A falta de acontecimientos políticos de gran interés , los corres-
ponsales de los periódicos han interrogado á los prohombres de los
partidos, especialmente al Sr. Sagasta y al Sr. Silvela. Importan-
tes , en verdad, son las declaraciones de ambos jefes políticos;
pero en España es cosa bien sabida que las palabras que salen de la-
bios tan selectos son, lo mismo que las otras, un poco de ruido que lleva
el viento, y nada más. Sagasta, en un arranque de sinceridad, á de-
cir del corresponsal, formuló su opinión acerca del actual estado de
cosas, de la siguiente manera: «Quiero hablar de política lo menos
posible, pues deseo fortalecer mi salud antes que nada. Dada la mar-
cha de la política y los aspectos que presenta en los actuales momen-
tos, no juzgo conveniente hablar mucho, aunque tampoco quiero
guardar sobre las cuestiones absoluto silencio. Juzgo que no es
hora todavía de que el partido liberal exponga lisa y llanamente al
país su programa y sus aspiraciones. Dudo mucho, y hasta me atre-
vería á asegurar que carece de fundamento la especie de que la Prin-
cesa de Asturias se case antes de que las Cortes se reúnan , y de que
sean informadas de ese importantísimo asunto. La Constitución no
puede estar más categórica, á mi juicio, sobre este particular. De-
termina claramente la Constitución que para el matrimonio del he-
redero de la Corona han de existir los mismos requisitos constitucio-
nales que para la boda de un Soberano , y que , según la Constitu-
ción, es preciso. que antes del enlace conozcan las Cortes los contratos
matrimoniales. Hablando de los rumores relativos á una combina-
ción financiera basada en la prórroga de concesión de los ferroca-
rriles, dijo el Sr. Sagasta que no le parece mal, y que, por el contra-
rio, hasta le parece esa prórroga conveniente. Las gentes creen, aña-
dió, que esta prórroga compromete el porvenir de la patria, y no hay
nada de eso. Por el contrario, repito que sería útil. Considera justi-
ficadas las quejas de algunos contribuyentes , especialmente de los
azucareros, pues á su entender no contribuyen éstos á medida de la
producción y de sus ganancias. Habló también el jefe de los liberales
de los contribuyentes de Barcelona, diciendo que se quejan sin razón
y que alardean de ser los primeros contribuyentes por industrial , y
resulta que Madrid contribuye más que Barcelona. El Gobierno que
CRÓNICA GENERAL. 629
venga, dijo, tiene que fiscalizar mucho para evitar la ocultación en
las contribuciones.»
Como contrapeso ó aclaración á las palabras del retirado en Avila,
el actual Presidente del Consejo expuso su modo de pensar y sen-
tir en las siguientes frases, que son hoy el asunto más traído y lle-
vado por cuantos tratan de cosa política: «Siempre he creído que
asegurar y fortalecer nuestro crédito es, en las circunstancias por que
España atraviesa, el problema capital de que dependen todas las con-
diciones de desarrollo de la vida.. Lo hecho hasta ahora no es más
que cimiento de la obra que hay que levantar, para lo cual hace falta
un pensamiento más claro y una persistencia en él, que ha de ser la-
bor de varios Gobiernos. El problema para llegar á su solución, ó
sea á constituir un crédito perfectamente normal y una hacienda no
discutida, abraza en mi sentir tres puntos fundamentales: tributa-
ción, circulación fiduciaria y moneda. En la tributación se ha hecho
mucho. Falta Hogar á un acuerdo en la cuestión de alcoholes y se-
guir perfeccionando las tributaciones indirectas y las recaudaciones
que hagan progresivas las rentas, al mismo tiempo que se manten-
gan con energía estacionarios en su conjunto los gastos. En la circu-
lación fiduciaria aún es más necesario tener un pensamiento bien
definido y persistente, que no puede ser otro que el de desligar sin
violencia ni precipitación, pero con propósito franco y de todos cono-
cido, el Banco del Tesoro, aligerando la cartera de efectos públicos
para que aumente la de efectos comerciales. Circunstancias bien co-
nocidas han obligado á apartarse de ese camino y á convertir un
Banco de emisión en Banco del Tesoro, y quizá ha evitado eso ma-
les mayores; pero hecha la liquidación, precisa tomar el buen cami-
no, aunque sea á costa de algún sacrificio de momento en las cifras
de presupuesto. El Banco tenía dado su aval de 6oo millones de pe-
setas de vencimiento inmediato, lo que constituía un peligro enorme,
una posible ruina. La última operación de crédito cortó ese peligro.
Hay que continuar en esa dirección y en un período de algunos años
ir librando la cartera del Banco paulatinamente, atendiendo el Teso-
ro de una manera directa á las necesidades de la deuda flotante, de la
misma manera que se hace en Francia con bonos á corto plazo y bajo
interés, descontables en el mismo Banco. La reducción de la cartera
de éste es de esperar que mejore la situación de los cambios; pero tal
cuestión, en mi sentir, no se resolverá mientras no se resuelva el
problema monetario, que es el más caro y difícil. Tengo por un error
grave el de los que juzgan favorable á nuestra producción el cambio
alto ó medio. Yo no estimaré segura la situación financiera de Es-
630 CRÓNICA GENERAL.
paña mientras no nivele ésta sus cambios y se llegue á la circulación
del oro. Puede ser un paso importante hacia ese fin la situación re-
gular del Banco de^España como tal Banco de emisión, y el límite de
la circulación fiduciaria; pero se necesitarán mayores reservas y pre-
paración de fuerzas para llegar á un sistema monetario normal. El
bimetalismo está definitivamente vencido, por sensible que ello sea
de momento para nosotros, y esta es materia en la que es locura
pensar que se puede ir contra la corriente universal. De ello puede
decirse lo que los antiguos decían del hado: «A quien le conoce y le
estudia, le guía. Al que le resiste, lo arrastra.»
— Según las reformas de enseñanza del Sr. García Alix, al exa-
men del primer año de facultades debe preceder otro de ingreso en
las mismas.
La Gaceta publica las dos disposiciones siguientes sobre los exá-
menes de los alumnos oficiales y libres para su ingreso en los estu-
dios de facultad: «i.° Que el referido examen de ingreso deberá soli-
citarse en la secretaría general de esta Universidad (la Central) du-
rante los días lectivos comprendidos desde el 15 al 31 del corriente
mes de Agosto, plazo improrrogable, de ocho á diez de la mañana,
previa presentación de instancia dirigida al excelentísimo señor Rec-
tor, que se facilitará gratuitamente en la portería de dicha depen-
dencia. Al presentar la instancia, los alumnos exhibirán su cédula
personal corriente, acompañarán certificación de nacimiento, de la
que resulte que tienen dieciseis años de edad, cumplidos precisamen-
te antes del 31 del presente mes de Agosto, ó en este mismo día, y
certificado de tener recibido el grado de bachiller. También entre-
garán un timbre móvil de 10 céntimos para estamparlo en la pape-
leta que les autorice para sufrir el examen. — 2.0 Conforme á la Real
orden de 7 del actual, los aspirantes á examen de ingreso satisfarán,
al formalizar su matrícula, 10 pesetas en metálico por derechos aca-
démicos, distribuidas en la siguiente forma: 5 pesetas por derechos
de examen; 2 pesetas 50 céntimos por formación de expediente, y
otras 2 pesetas 50 céntimos para material científico de la facultad á
que se solicite el ingreso.» — -«1.° Que los alumnos de enseñanza libre
que pretendan comenzar estudios en facultad en la convocatoria del
presente mes, deberán solicitar y aprobar previamente el examen de
ingreso que previenen las disposiciones hoy vigentes. — 2. ° La matrí-
cula oficial de los alumnos que por primera vez la soliciten en asig-
naturas de facultad, tanto del período de la licenciatura como de las
llamadas del preparatorio, que estaba anunciada durante todo el mes
de Septiembre próximo, sólo podrán verificarla desde el día 11 al 30
CRÓNICA GENERAL. 631
del mismo mes, y durante las horas marcadas, á fin de que con ante-
rioridad puedan sufrir el examen de ingreso. Lo que de orden del
excelentísimo señor Vicerrector se anuncia para general conoci-
miento. Madrid 8 de Agosto de 1900. — Por el Secretario general, el
oficial mayor, Antonio Rodríguez. »
— A última hora recibimos las noticias referentes al viaje maríti-
mo de los Reyes y la entusiasta despedida que obtuvieron Sus Ma-
jestades en San Sebastián y la no menos entusiasta llegada á Bilbao,
en donde el ardor patriótico, el respeto á la suprema jerarquía civil,
y el cariño, rayaron en su grado más alto, pues nada más conmove-
dor que el relato del recibimiento hecho por los bilbaínos á las au-
gustas personas. Sentimos que por falta de espacio no nos sea posi-
ble transcribir las descripciones de tales acontecimientos.
632
OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS.
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índice del volumen lii
Artículos originales, científicos, literarios y de
actualidad.
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El magnetismo y la electricidad, por el P. Justo Fer-/ 954
nández \ 344
/ 420
f 492
El pesimismo y el misticismo, por el P. Guillermo Antolin.. 23
Las reformas en la enseñanza, por el P. Jerónimo Montes.. 34
El Archivo de música del Escorial, por el P. Luis Villalba
Muñoz 93
La maldición de la serpiente (cuestión bíblica), por el P. Ho-J 105
norato del Val ) 161
115
197
Diario de un vecino de París durante el Terror, por E Biré-/ ¿?
' ^ \ 354
/ 430
' 590
Carta sobre el eclipse, por el P. Ángel Rodríguez de Prada. 241
/ 001
El criticismo en psicología, por el P. Marcelino Arnáiz ¿¿X
Concepto racional é histórico de la música religiosa, por el
P. Eustoquio de Uriarte 401
Naciones católicas y naciones protestantes, por el P. Benito( 481
R. González \ 561
De estética menuda, por el P. Eustoquio de Uriarte 507
El asesinato del rey de Italia, por el P. Jerónimo Montes. . . 518
Observaciones científicas con motivo de una excursión á las
playas de Alicante, por el P. Fortunato Sancho 575
ÍNDICR 6o 5
Documentos inéditos.
Una relación inédita de la batalla de San Quintín, publica-) 947
da por el P. Guillermo Antolín > 004
Catálogo de escritores agustinos españoles, portugueses
y americanos, por el P. Bonifacio del Moral.
Cuna (Fr. Ignacio de) C 47
Cuna (Fr. Teodosio) C 47
Cupurul (Fr. Felipe) C 48
Chagas (Fr. Buenaventura de las) 48
Champaner (Fr. Isidro) C •. 49
Chapera (Fr. Agustín Ignacio) C 49
Chaureo (Fr. Juan) 49
Chía (Fr. Pedro) C 49
Davalo (Fr. Manuel) C 50
Dávalos (Fr. Buenaventura) C 51
Dávila (Fr. Tomás) C 51
Delgadillo (Fr. Antonio) 365
Delgado (Fr. Manuel) C 365
Díaz (Fr. Casimiro) C. 366
Díaz (Fr. José Antonio) C 367
Díaz y González (Fr. Benigno) C 368
Díaz (Fr. Tuan) C 368
Diez (Fr. Esteban) C 368
Diez (Fr. Mateo) C 369
Diez y Pérez (Fr. Clemente) C 370
Diez (Fr. Hilarión) C 370
Diez de Antón (Fr. Marcelino) C 371
Revista de Revistas.
20 de Mayo.— Un economista digno de estudio.— Mohamed
Atauil, rey moro de Huesca.— La libertad de enseñanza.—
Los proyectos de ley sobre las asociaciones.— La idea ma-
dre de la teología de San Pablo.— La teoría documental
del Nuevo Testamento.— Libertad engañosa. — Sobre la
pérdida de la unidad intelectual.— Determinismo y liber-
tad.—Un libro nuevo y una polémica antigua. — La ley na-
tural en el matrimonio.— Sobre el problema de la igualdad
de derechos de la mujer 126
20 de Junio.— La democracia cristiana. — Tradiciones histó-
ricas.—Mosaico de Hylas.— Las ediciones de los Fueros y
Observancias del reino de Aragón.— Lamennais.— La Vir-
gen en el pensamiento y culto católicos del siglo XIX.—
Dos defensores de la libertad de enseñanza: el conde de
Mun y M. Lamarzelle 287
20 de Julio.— Imitaciones castellanas del Quijote.— Sobre al-
gunos incunables españoles relativos á Cristóbal Colón.—
Lamennais.— Ensayo sobre Taine.— La reconstrucción del
Cristianismo.— La causalidad sacramental 442
20 de Agosto.— La novela griega en España.— Sanz y Es-
638 ÍNDICE
car tín.— Teorías modernas acerca de la moral.— Causas
de la insurrección en China. — El P. Gratry.— El espíritu
filosófico de los letrados chinos.— Sobre dos novelas de
Sienkievicz, y una crítica de las mismas.— Del año natali-
cio de San Ignacio de Loyola — El socialismo en la cul-
tura moderna.— Del método en las ciencias sociales —El
seminario ideal según San Francisco de Sales 598
Bibliografía.
André (Marius): Le bienheureux Raymond Lulle 527
Echegaray (Bonifacio): Cuadros 528
Besse (Dom ] M.): Les Moines d'Orient 528
Pottier (A ): De Jure et Justitia 530
Salva (Anselmo): El día del Señor en Burgos 531
Coll (Fr José) O. M.: Clamores de ultratumba 531
Santa Teresa (Fr. Alejandro de) O. C: Manual histórico-
teórico-práctico del Jubileo 532
Madrid Manso (D. Pablo): Conferencias litúrgicas. , 532
Peña et Fernández (Emmanuel): Jus publicum ecelesias-
ticum 533
Otras publicaciones 533
Revista canónica, por el P. Pedro Rodríguez.
Sobre las Misas en cuya celebración se emplearon hostias
hechas de harina cuya genuinidad es dudosa 59
El sacramento de la Confirmación administrado con el óleo
de los catecúmenos 60
Acerca de la admisión de educandas, hijas de herejes, en.
los Institutos femeninos católicos 61
Los Obispos pueden dispensar in articulo mortis del impe-
dimento de clandestinidad 62
Extensión del Decreto de 3 de Mayo de 1899, á los Superio-
res generales de las Ordenes religiosas 63
Acerca de si puede y debe hacerse la operación cesárea en
el cadáver de una mujer embarazada 143
El dispensado de la abstinencia por razón de enfermedad
puede promiscuar 4 145
Sagrada Congregación de Ritos 146
Qué reliquias deben ser consideradas como insignes 148
Conclusión del himno Veni Creator 148
Modo de celebrar el solemne Triduo con motivo de alguna
nueva beatificación 148
Los Superiores de las Congregaciones de votos simples no
pueden oir las confesiones de sus subditos 149
Después de celebrado el matrimonio eclesiástico, pueden los
cónyuges renovar ante el magistrado civil el consenti-
miento, para los efectos legales 208
Más sobre el Jubileo 210
Urbis et Orbis.— Decreto acerca de las reglas ó normas
para distinguir las indulgencias verdaderas de las apó-
crifas 212
Sobre las indulgencias del salmo Exaudiat 219
ÍNDICK 631
La materia del presbiterado 97
Sobre celebración de Misas en altares consagrados sin reli-
quias de Santos 301
Acerca del matrimonio que un infiel convertido á la fe, con-
trajo con una católica, sin la previa interpelación déla
primera mujer 303
Resolución de varias cuestiones litúrgicas 373
En compendio 376
Sagrada Congregación del Concilio 377
Sobre la independencia de las Cofradías, y el derecho de
apelar 453
En compendio 535
Importante Decreto sobre la facultad de confesar á los fieles
durante los viajes por mar 609
En compendio 611
Crónica general.
Mayo.— 7.a quincena. -EXTRANJERO. = Roma.— Nuevos
prelados.— Congreso internacional de Arqueología cristia-
na. = Portugal.— Autorización á las tropas de Inglaterra
para atravesar el territorio de Baira. =Francia.— El asun-
to Philipp y la cuestión de Argelia. — Desgracias en la Ex-
posición. = Alemania.— Más noticias de las fiestas celebra-
das con motivo de la mayor edad del príncipe heredero.—
Aumento de la flota de guerra. — Inglaterra.— Guerra del
Transvaal. — Los comisionados boers. — Explosión de la
fábrica de material de guerra de Begby.= Din amar ca.—
Nuevo ministerio. =v4s/'a: Filipinas.— Mac-Arthur, gober-
nador general del archipiélago.— Continúa la liberación
de prisioneros españoles 64
ESPAÑA. -La fiesta obrera del l.u de Mayo.— Manifiesto
del Directorio de la Unión Nacional, y medidas adoptadas
por el Gobierno. --Botadura del Extremadura en el asti-
llero de Cádiz.— Importantes declaraciones del nuevo mi-
nistro de Gracia y Justicia, señor marqués de Vadillo 73
2? quincena. = EXTRANJERO. =Koma.— 20.000 peregri-
nos.—Peregrinación de negros africanos.— ídem portu-
guesa y americana. —Italia. — Proyecto de ley sobre los
matriinonios ilegales.— Negociaciones sobre rectificación
de la frontera de Abisinia.— Opinión de Vil alie sobre el
equilibrio europeo. = Alemania: — Coronación úel Kron-
printz - Reclamación al Gobierno de Lisboa. —Fr a ncia.—
Triunfo de los nacionalistas en las elecciones municipales.
= Austria Hungría.— Declaraciones del emperador Fran-
cisco José.— Situación económica del país. =Fstados Uni-
dos.—Proposición en que se pide la independencia de
Cuba.— Informe de Canty sobre la situación de Filipinas.—
Inglaterra— Discurso de Salisbury.— Guerra del Trans-
vaal 150
ESPAÑA.— Alborotos en Játiva.— Escenas ocurridas en
Barcelona durante la. permanencia del Sr. Dato.— Real
orden dirigida á los presidentes de las Cámaras de Co-
mercio.—Otra dando de baja veintiún buques de guerra.
638 íNDiriá
—Traslación de los restos de Donoso Cortés, Meléndez
Valdés, Moratín y Goya 156
Junio— /> quincena.=EXTRAT$]ERO.=Roma.— Resumen
total de los peregrinos que hasta la fecha han acudido á
la Ciudad Eterna.— Solemne canonización de los beatos
Juan Bautista de la Salle y Rita de Casia.— Futura mani-
festación patriótica de los liberales italianos para celebrar
el XXX aniversario de la brecha de la Puerta Pía. =
_//«//«.— Aniversario MMDCLIII de la fundación de Roma.
—Convenio entre Italia y el Japón.— Próximas elecciones.
—Francia.— La. cuestión de Marruecos. —Dimisión del ge-
neral Gallifet, ministro de la Guerra. —Alemania. — Varios
decretos del Parlamento alemán.— Contrato entre el Go-
bierno y una Compañía angloamericana para explotar
los territorios alemanes del Sudoeste de África.— Esta-
dos Unidos.— Recepción de los comisionados boers.— No-
ticias de la guerra de Filipinas. —Inglaterra.— Guerra del
Transvaal.— Toma de Mafeking.— Combate en las inme-
diaciones de Johannesburg.— Otro discurso de Salisbury.
—Entrada de los ingleses en Pretoria. —Portugal.— Pro-
greso del protestantismo 220
ESPAÑA.— Decreto relativo á la asistencia á clase. — Nega-
tiva dada á los comisionados de la Unión Nacional que so-
licitaban una audiencia á S. M.— El empréstito 233
2.íl quincena. = EXTRAN]ERO= Poma.— Sobre la salud
del Papa. —Italia.— Inauguración de la nueva legislatura.
—Portugal.— Debate sobre el proyecto de reformas cons-
titucionales. =Francia.— Más sóbrela cuestión Dreyfus.
— Graves desórdenes en Chalons-sur-Saone. — Resultado
de la elección de la Comisión encargada de informar á la
Cámara de Diputados sobre el proyecto de amnistía. = Ale-
mania.—Aprobación del primer artículo del proyecto de
ley referente al aumento de la flota de guerra.— Comenta-
rios de la prensa de Berlín sobre algunas declaraciones del
príncipe Luis de Baviera.— Relaciones con el Vaticano .=
Inglaterra.— Pormenores de la toma de Pretoria. =Asia:
China. - Sublevación de los boxers contra los europeos. . . 306
ESPAÑA.— Difícil situación del Gobierno.— Opinión del du-
que de Tetuán acerca del empréstito.— Real orden sobre
el servicio de ferrocarriles.— Determinaciones del Direc-
torio de la Unión Nacional.— Fundación de escuelas espe-
ciales de artes é industrias 306
Julio — /.a quincena.=EXTRANJERO.=Poma.— Audien-
cia del Arzobispo de Bucharest. — Causa de beatificación
de la Venerable Madre Magdalena Sofía Barat —Italia.-^
Discurso -programa del nuevo Gabinete. = Portugal. —
Nuevo Ministerio.— Un caso de peste bubónica. = Francia.
—Proyectos del general André contra los antidreyfusis-
tas. — Aumento de la armada =Inglaterra. — Guerra del
Transvaal.— Varios encuentros. = Austria. — Casamiento
del archiduque heredero Francisco Fernando con la con-
desa Sofía de Chotek.= Rusia.— Muerte repentina del Mi-
nistro de Negocios Extranjeros, conde de Mouravief.=
Estados Unidos .—Incendio en los muelles del Lloyd ale-
ÍNDICE 639
mán.=Asm: China.— Asesinato del barón de Ketteler, re-
presentante de Alemania en Pekín. = Filipinas.— Varias
noticias de la guerra 383
ESPAx\A— Audiencia^sde los representantes de la Unión Na-
cional y mensaje que entregaron á la Reina.— Suspensión
de las garantías constitucionales en Madrid y su provin-
cia.— Proyecto de un nuevo partido político. — Tratado de
límites entre las posesiones españolas y francesas del gol-
fo de Guinea y del Sahara occidental.— Fundaciones. —
Los artistas españoles en la Exposición de París 392
i?.a quincena. =EX.TRANJERO.=Roma.~ Las parroquias
de Roma practican los ejercicios del Jubileo. — Estatua del
Divino Redentor.— Próxima celebración en Roma de un
Congreso escolar católico. — Procesión en la Ciudad Eter-
na.—Bendición délos palios. =Italia.— Situación del Par-
lamento.—Intervención en los asuntos de China.— Vaca-
ciones de la Cámara de Diputados. = Francia.— Borras-
cosa sesión del Congreso con motivo de la cuestión De-
lanne-Jamont —Los delegados boers. = Estados Unidos.
—Mr. Bryant candidato á la presidencia de la República.
—Llamamiento de tropas regulares para marchar á Chi-
na. — China. — Horrible matanza de europeos en Pekín.—
Combate entre chinos y las tropas aliadas.— Actitud de
las potencias. — El ejército japonés.— Inglaterra.— Gue-
rra del Transvaal. — Nuevos triunfos de los boers.— De-
rrota de los ingleses en el desfiladero de Nitrals 462
ESPAÑA.— Dimisión del Sr. Villaverde, y el Sr. Allendesa-
lazar es nombrado Ministro de Hacienda. — Decreto rela-
tivo á los libros de texto.— Reglamento orgánico para el
régimen de las escuelas.— Carta del Sr. Paraíso dimitien-
do la presidencia del Directorio 473
Agosto.— 1.a quinc£na.=EX.TANjERO.=Foma. — Peregri-
naciones de Agram y del Brasil.— León XIII y los sucesos
de China- — La nueva Nunciatura en Berlín. — Causa de
beatificación de la venerable Juana de Lestonnac = Ita-
lia.—Asesinato del rey Humberto. = Francia. — Revista
naval en Cherburgo. — Varios decretos del Ministerio de la
Guerra.— El Shah de Persia en París. — El escultor Agus-
tín Querol en la Exposición de París. = Reino Unido déla
Gran Bretaña. — Guerra del Transvaal. — El Libro azul
sobre los asuntos de China. = Alemania. — Indignación pro-
ducida por el asesinato del barón de Ketteler.— Respues-
ta del conde Bulow á la nota del emperador de China.—
Astucias del Gobierno chino . —Triunfos industriales y ar-
tísticos de los alemanes en la Exposición de París . =Ru-
sia.— Comentarios sobre la muerte del conde de Moura-
vief.= Servia.— Historia del matrimonio del rey Alejan-
dro con una dama de la servidumbre de la Reina Natalia.
=Asia; China. —Se desmiente la noticia del asesinato de
Tos embajadores europeos residentes en Pekín. — Contesta-
ción de Mac-Kinley al emperador de China —Actitud de
algunas potencias respecto de los sucesos del Celeste Im-
perio. --. 541
ESPAÑA.— Declaraciones del Sr. Sagasta. — La Unión con-
640 índice
serradora.— Discursos del Sr. Romero Robledo.— Regla-
mento (Je exámenes y grados en las Universidades, Insti-
tutos y Escuelas Normales 554
2* quincena. = EXTRANJERO. =Roma— Peregrinaciones
á Roma — Conversión de nestorianos.— Oraciones por los
acontecimientos de China. =Italia.— Conducción del cadá-
ver del Rey Humberto al Panteón. — Presta juramento el
rey Víctor Manuel. — Policía internacional contra los anar-
quistas.—Choque de un tren. -= Francia. — Discurso de
Loubct en Marsella. — Catástrofe del torpedero Frame.
—Juicio déla prensa acerca del general Waldersee.=/w-
gíaterra.— Gastos y descalabros "en la guerra del Trans-
vaal.^C///;/<7.~La columna internacional á las puertas
de Pekín.— Batalla de Pei-Tang.= Estados Unidos —No
se domina la insurrección en Filipinas.— Programa de los
indios conspicuos para la pacificación.— Respuesta de los
Estados Unidos al Gobierno de China.— Buques de guerra
en construcción 616
ESPAÑA —Declaraciones del Sr. Sagasta.— Lo que piensa
el Sr. Silvela —Examen de ingreso para los estudios de
facultad.— Viaje marítimo de los Reyes 628
79
239
319
Observaciones meteorológicas ( 399
479
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