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Full text of "La Ciudad de Dios"

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La  Ciudad  de  Dios 


LA 


CIUDAD  DE  DIOS 


REVISTA  RELIGIOSA,  CIENTÍFICA  Y  LITERARIA 


DEDICADA 


AL  GRAN  PADRE  SAN  AGUSTÍN 

Y  REDACTADA  POR  ALUMNOS  DE  SU  ORDEN 


CON  APROBACIÓN  ECLESIÁSTICA 


REDACCIÓN  Y  ADMINISTRACIÓN 

REAL  MONASTERIO  DE  SAN  LORENZO  DEL  ESCORIAL  (MADRID) 

1900 


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Madrid,  1900.— Imp.  de  la  Viuda  é  Hija  de  Gómez  Fuentenebro, 

Bordadores,   10. 


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(1) 


XV 

La  electricidad  en  la  Edad  Media. 


arece  extraño;  pero  registrando  los  escritos  de  carác- 
ter científico  de  los  hombres  más  eminentes  de  la 
Edad  Media,  así  nacionales  como  extranjeros,  y  con- 
sultando á  los  principales  bibliófilos,  cataloguistas  é  historia- 
dores de  aquella  época,  tales  como  Humboldt,  Pouchet, 
Hoefer,  Henri  Martin,  etc.,  y  entre  los  españoles  Nava- 
rrete,  Gallardo,  Luanco,  Vallín,  Carracido,  Menéndez  Pe- 
layo  y  otros,  se  adquiere  el  pleno  convencimiento  de  lo  po- 
quísimo que,  desde  el  siglo  V  hasta  la  aparición  de  Guillermo 
Gilbert  en  pleno  siglo  XVI,  progresaron  los  conocimientos 
relativos  á  la  electricidad,  pudiendo  asegurarse  que  apenas 
salieron  del  círculo  estrechísimo  marcado  por  Plinio,  el  com- 
pilador de  los  griegos,  y  sobre  cuya  Historia  Natural  están 
calcadas,  en  lo  que  á  este  punto  se  refiere,  las  Etimologías 
de  San  Isidoro  de  Sevilla,  que  tan  capital  influencia  ejercie- 
ron hasta  bien  entrado  el  período  de  la  Escolástica. 

Si  el  tiempo  y  la  inmensa  labor  malgastados  en  busca  del 
elíxir  de  la  vida  y  la  piedra  filosofal  se  hubieran  dirigido  á 


(i)     Véase  la  pág.  91  del  vol.  l. 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 


otros  fines  verdaderamente  científicos,  algo  más  hubiesen 
adelantado  los  conocimientos  relativos  al  magnetismo  y  la 
electricidad.  Y  al  cabo,  la  aplicación  que  entre  otros  menos 
importantes  se  hizo  del  imán  á  la  orientación  terrestre  y  ma- 
rítima, merece  figurar  entre  ios  grandes  descubrimientos; 
pero,  en  cambio,  la  suerte  del  succino  fué  bien  poco  afortu- 
nada. Hasta  que  las  experiencias  de  Gilbert  vinieron  á  de- 
mostrar que  no  eran  solos  el  succino  y  algunas  piedras  pre- 
ciosas los  cuerpos  que,  previamente  frotados,  presentaban 
propiedades  atractivas  y  repulsivas,  sino  otras  muchas  sus- 
tancias, como  el  vidrio,  la  resina,  el  azufre,  etc.,  señalando 
con  esto  nuevos  derroteros  á  los  fenómenos  eléctricos  y  mag- 
néticos, antes  confundidos,  puede  asegurarse  que  de  los  pri- 
meros nadie  se  cuidó  en  toda  la  Edad  Media,  y  no  porque, 
al  hablar  de  los  segundos,  se  sobrentendiese  la  identidad 
entre  unos  y  otros,  sino  porque  prestándose,  como  se  pres- 
taba el  imán,  á  efectos  y  aplicaciones  de  mayor  sorpresa, 
ofrecía  mayores  estímulos  para  detenerse  á  examinar  sus  pro- 
piedades. 

En  comprobación  de  lo  dicho,  véase  lo  que  acerca  del 
succino  ó  lyncurio  escribieron  los  genios  más  ilustres  de  la 
Edad  Media,  empezando  por  San  Isidoro  y  sus  Etimologías. 

En  el  lib.  xv,  cap.  ív,  De  lapidibus  insigniorum,  hace  la 
historia  detallada  del  imán,  atribuyendo  su  invención  al  pas- 
tor Magnes;  y  después  de  indicar  su  principal  propiedad  de 
atraer  al  hierro,  citando  el  fenómeno  de  atracción  mediante 
el  vaso  de  plata  y  el  movimiento  de  la  mano  (de  lo  cual  ha- 
bla San  Agustín),  y  otros  observados  por  los  antiguos  y  que 
menciona  Plinio,  pasa  á  tratar  de  varias  piedras  preciosas 
que  también  presentan  propiedades  atractivas,  tales  como  el 
Azabache  de  Cilicia,  el  Asbestos  de  la  Arcadia,  la  Hematites, 
el  Andró  damas,  «que  se  encuentra  en  África  y  atrae  la  plata 
y  el  cobre,  y  triturado  adquiere,  como  la  Hematites,  color 
de  sangre,»  etc.  Señala  la  Etiopía  como  patria  de  algunos 
imanes  raros,  los  clasifica  al  estilo  de  Plinio,  y  hace  depen- 
der su  excelencia  del  color  más  ó  menos  azulado  que  pre- 
sentan. Omnis  autem  Magnes  tanto  melior  est  quanto  ma~ 
gis  cceruleus. 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD, 


En  el  lib.  xvi,  cap.  vin,  De  rubris  gemmis,  escribe:  «El 
succino,  que  llaman  los  griegos  electrón,  de  color  rojo  de 
cera,  cuentan  que  es  el  jugo  de  un  árbol,  y  por  esto  le  llaman 
succino.  Mas  el  nombre  de  electrón  proviene  de  una  narra- 
ción fabulosa.»  (Sigue  la  fábula  de  las  hermanas  de  Faetón 
convertidas  en  álamos,  derramando  todos  los  años  junto  á  las 
márgenes  del  Erídano  copiosas  lágrimas  de  electrón,  etc.)  Y 
continúa  diciendo:  «Conste,  sin  embargo,  que  este  (electrón) 
no  es  el  jugo  del  álamo,  sino  del  pino,  pues  al  arder  exhala 
un  aroma  resinoso.  Se  cría  en  las  islas  del  Océano  Septen- 
trional, como  la  goma,  y  se  deseca  como  el  cristal  por  la  ac- 
ción del  frío  ó  la  del  calor  moderado.  De  él  hacen  dijes  para 
adornarse  las  mujeres  salvajes,  y  llámanle  algunos  harpaga 
(garfio,  arpón),  por  la  propiedad  que  adquiere  cuando  se  le 
frota  con  los  dedos,  de  desarrollar  cierto  calor  vital  y  atraer 
las  hojas,  las  pajas  y  los  ruedos  de  los  vestidos,  como  el  imán 
atrae  al  hierro.  Se  le  puede  humedecer  á  voluntad,  pues  se 
mezcla  é  impregna  muy  bien  con  la  raíz  de  la  ancusa  y  con 
la  púrpura.  Llámase  lyncurio  porque  resulta  de  la  orina  del 
lince,  endurecida  por  la  acción  del  tiempo.  Es  rojo  como  el 
succino,  y  atrae,  mediante  un  fluido  sutilísimo  (spiritú),  Jas 
hojas  próximas  de  árboles  ó  plantas.» 

En  el  cap.  xxi  del  mismo  libro,  De  ferro,  compara  el 
imán  con  el  hierro,  mejor  dicho,  hace  notar  la  concordancia 
que  existe  entre  ambos,  atribuyendo  al  imán  la  fuerza  que  se 
desarrolla  en  el  hierro,  cuando  éste  se  adhiere  á  aquél.  Refie- 
re la  fábula  del  templo  de  Alejandría  fabricado  con  piedra 
imán,  donde  figuraba  pendiente  en  el  aire  una  estatua  de  hie- 
rro sostenida  por  las  fuerzas  de  atracción  de  bóvedas  y.  arcos 
imanados. 

En  el  cap.  xxiv,  De  Electro,  escribe:  «Llámasele  Elec- 
tron, porque  con  los  rayos  del  sol  brilla  con  más  intensidad 
que  el  oro  y  la  plata;  y  al  sol  le  llaman  Elector  los  poetas. 
Este  metal  es  el  más  puro  de  todos  los  metales.  Se  conocen 
tres  géneros:  uno  que  fluye  de  los  pinos,  y  se  llama  succino; 
otro  que  es  el  que  se  encuentra  en  estado  nativo,  y  es  tenido 
en  gran  estima,  y  el  tercero  que  se  compone  de  tres  partes 
de  oro  y  una  de  plata,  como  se  prueba  disolviéndole  natural- 


10  EL   MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD. 

mente,  no  importando,  por  consiguiente,  el  que  sea  nativo  ó 
artificial,  puesto  que  uno  y  otro  son  de  la  misma  naturaleza. 
El  electrón  natural  se  comporta  de  tal  modo,  que  con  la  luz 
brilla  más  que  todos  los  metales  y  descubre  la  existencia  del 
veneno;  pues  vertiendo  veneno  sobre  él,  decrepita  é  irradia 
multitud  de  colores  como  los  del  arco  iris.» 

Por  último,  en  el  lib.  xvu,  cap.  vn,  De  propris  nominibus 
arborum,  al  describir  el  pino,  dice:  «El  pino,  árbol  que  da 
pez,  se  llama  así  por  la  terminación  de  sus  hojas:  los  anti- 
guos le  llamaban  agudo.  A  otro  pino  le  llamaban  Pitin,  y  los 
griegos  designaban  á  otro  con  el  nombre  de  «có^v,  que  era  el 
que  nosotros  llamamos  de  pe^  porque  pez  es  lo  que  segrega. 
Mas  difieren  en  la  especie.  En  las  islas  de  la  Germania  las 
lágrimas  de  este  árbol  engendran  el  electrón.  Las  gotas  que 
fluyen  se  van  endureciendo  hasta  solidificarse  por  la  acción 
del  frío  ó  de  un  calor  moderado,  transformándose  en  piedras 
preciosas,  cuyo  nombre  indica  su  procedencia,  esto  es,  succi- 
no, por  ser  el  jugo  del  árbol.  Cuéntase  que  el  pino  beneficia 
á  cuanto  se  cobija  bajo  su  sombra,  al  revés  de  lo  que  sucede 
con  el  nogal,  que  todo  lo  daña.» 

Esto  es  todo  lo  que  referente  á  electricidad  hemos  encon- 
trado en  las  Etimologías  de,  San  Isidoro;  decimos  mal:  en  el 
cap.  iv  del  lib.  xx,  De potu,  al  definir  la  bebida  y  enumerar 
las  distintas  clases  conocidas  hasta  su  tiempo,  refiriendo 
cómo  entre  los  antiguos  el  vino  era  tenido  por  un  veneno, 
por  lo  cual  estaba  prohibida  su  bebida,  particularmente  á  las 
jóvenes,  de  igual  manera  que  se  la  prohibía  á  las  vírgenes 
San  Jerónimo,  cita  entre  los  diversos  vinos  el  llamado  de  los 
succínicos,  análogo  á  la  piedra  succínica,  es  decir,  del  mismo 
color  rojo  (i). 


(i)  Etimol.,  lib.  xv,  cap.  iv,  pág.  305. — «De  lapidibus  insigniorum. 
Magnus  lapis  Indicus  ab  inventore  vocatus.  Fuit  autem  in  India  ita 
primum  repertus:  cía  vis  crepidarum,  baculique  cuspidi  haerens,  cum 
armenta  idem  Magnes  pasceret:  postea  et  passim  inventus.  Est  autem 
colore  ferrugineus,  sed  probatur  cum  ferro  adjunctus  ejus  fecerit  ra- 
ptum.  Nam  adeo  apprehendit  ferrum  ut  catenam  faciat  annulorum. 
Unde  et  eum  vulgus  ferrum  vivum  appellat.  Lignorem  quoque  vitri, 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  11 

Compárense  estos  conceptos  con  los  que  expusimos  en 
el  artículo  XII  acerca  del  succino,  y  se  verá  claramente  que, 
si  aquéllos  se  encuentran  en  su  mayor  parte  en  la  Historia 
Natural  de  Plinio  ,  las  Etimologías  de  San  Isidoro  no  son 
otra  cosa,  á  lo  menos  en  lo  que  á  este  asunto  se  refiere  ,  que 
mera  transcripción  de  datos  conocidos.  Y  aún  se  extiende 
mucho  más  en  la  narración  Plinio  que  San  Isidoro  ,  lo  cual 
prueba  el  escaso  interés  que  comenzaba  á  inspirar  ,  desde 
los  comienzos  de  la  Edad  Media,  el  conocimiento  del  succino 
y  de  sus  propiedades  ,  debido  acaso  á  lo  que  tantas  veces 


ut  ferrum,  trahere  creditur,  cujus  tanta  vis  est  (ut  refert  beatissimus 
Augustinus)  quod  quídam  eumdem  Magnetem  lapidem  tenuerit  sub 
vaso  argénteo,  ferrumque  super  argentum  posuerit:  deinde  subtermo- 
vente  manu  cum  lapide  ferrum  cursim  desuper  moveatur.  Unde  fac- 
tum  est,  ut  in  quodam  templo  simulacrum  in  ferro  penderé  in  aere 
videretur.  Est  quippe  alius  in  ¿Ethiopia  Magnes,  qui  ferrum  omne 
abigit  respuitque. 

»Omnis  autem  Magnes  tanto  melior  est,  quanto  magis  cseruleus.» 

Lib.  xvi,  cap.  vm. — «De  rubris  getnmist  pág.  311.  Succinus,  quem 
appellant  Graeci  Electrum^  fulvi  caereique  colorís,  fertur  arboris  suc- 
cus  esse,  et  ob  id  Succinum  appellari.  Electrum  autem  vocari  fabu- 
losa argumentatio  dedit.  Namque  Phaetonte  fulminis  ictu  interem- 
pto,  sórores  ejus  luctu  mutatas  in  arbores  populos,  lacrymis  Electrum 
ómnibus  annis  fundere  juxta  Eridanum  amnem,  et  Electrum  appel- 
latum  quoniam  Sol  vocitatus  sit  Elector,  ut  plurimi  poetas  dixerunt. 
Constat  autem  eum  non  esse  succum  populi,  sed  pineas  arboris.  Nam 
accensus  tedae  nidore  fragrat.  Nascitur  autem  in  insulis  Oceani  Sep- 
tentrionalis,  sicut  gummi,  disecaturque  ut  crystallum  rigore,  vel  te- 
pore.  Ex  ea  fiunt  decoris  gratia  agrestium  fceminarum  monilia,  vo- 
cari autem  á  quibusdam  harpaga,  eo  quod  attritu  digitorum,  accepta 
caloris  anima,  folia  paleasque  et  vestium  fimbrias  rapiat,  sicut  Mag- 
nes ferrum.  Quocumque  autem  modo  libeat  tinguitur.  Nam  Anchu- 
sae  radice  Conchylioque  inficitur. 

Lyncurius  vocatus,  quod  fiat  ex  urina  lyncis  bestias  tempore  in- 
durata.  Est  autem,  sicut  et  Succinum,  fulva,  attrahens  spiritu  folia 
propinquantia.» 

Id.  lib.  xvi,  cap.  xxiv,  pág.  321. — «De  Electro.  Electrum  vocatum 


12  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

hemos  indicado,  esto  es,  á  la  preferencia  que  al  imán  se  otor- 
gaba generalmente. 

En  vano  se  pretenderá  hallar  nuevos  progresos  en  esta 
materia  en  España  ni  fuera  de  España  durante  el  largo  pe- 
ríodo de  la  Edad  Media.  San  Isidoro,  «el  genio  más  porten- 
toso de  la  España  visigoda,  el  varón  doctísimo  que  asombró 
con  su  erudición  al  mundo,  siendo  la  antorcha  que  iluminó 
aquellos  siglos,  penetrando  los  rayos  de  su  saber  á  través  del 
tiempo  hasta  nuestros  días  ,  y  de  quien  se  decía  que  el  que 
estudiara  á  fondo  sus  obras,  podía  jactarse  de  conocer  todas 
las  obras  divinas  y  humanas»  (i),  condensó  en  sus  E timólo- 


quod  ad  radium  Solis  clarius  auro  argentoque  reluceat.  Sol  enim  a 
poetis  Elector  vocatur.  Defecatius  est  enim  hoc  metallum  ómnibus 
metallis.  Hujus  tria  genera.  Unum  quod  ex  pini  arboribus  fluit,  quod 
Succinum  dicitur.  Alterum  metallum,  quod  naturaliter  invenitur,  et 
in  pretio  habetur.  Tertium  quod  sit  de  tribus  partibus  auri,  et  argenti 
una.  Quas  partes,  etiam  si  naturale  solvas,  invenies.  Unde  nihil  inte- 
rest,  natum  sit,  an  factum:  utrumque  enim  ejusdem  naturae  est. 
Electrum,  quod  est  naturale,  ejusmodi  natura  est,  ut  in  convivio,  et 
ad  lumina  clarius  cunctis  metallis  fulgeat,  et  venenum  prodat.  Nam 
si  eo  infundas  venenum,  stridorem  edit,  et  colores  varios  in  modum 
arcus  coelestisemittit.» 

Id.  lib.  xvn,  cap.  vn,  pág.  335. — «Deprofiriis  nominibus  arborum. 
Pinus  arbor  picea,  ab  acumine  foliorum  vocata.  Pinum  enim  antiqui 
acutum  nominabant.  Pinum  autem  aliam  Pitin,  aliam  Graeci  Trefyxtjy 
vocant,  quam  nos  Piceam  dicimus,  eo  quod  desudet  picem.  Nam  et 
specie  sibi  differunt.  In  Germanise  autem  insulis  hujus  arboris  lacry- 
ma  electrum  gignit.  Gutta  enim  defluens  rigore,  vel  tepore  in  solidi- 
tatem  durescit,  et  gemmam  facit  de  qualitate  sua  nomen  accipiens, 
id  est,  Succinum:  eo  quod  succus  sit  arboris.  Pinus  creditur  prodesse 
cunctis,  quae  sub  ea  feruntur,  sicut  nux  nocere  ómnibus.» 

Id.   lib.  xx,  cap.  iv,  pág.  3gj.  —  «Depotu...  Sucinatium  (potum) 
succinse  gemmae  simile  est,  id  est,  fulvi  colorís. — Di  vi  Isidori  Hisp. 
Episcopi  Opera,  Philippi  II,  cathol.  Regís  jussu  e  vetustis  exemplari- 
bus  emendata.  Matriti,  ex  typographa  regia.  CI3.ID.XCIX.» 
(1)     Discurso  del  Sr.  Vallín,  pág.  170,  nota  B. 


EL   MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD.  13 

gías,  verdadera  enciclopedia  que  sirvió  de  guía  á  los  sabios, 
toda  clase  de  doctrinas  y  conocimientos  que  la  Iglesia  latina 
heredó  del  gentilismo.  En  lo  que  á  nuestra  patria  se  refiere, 
«ni  un  momento  se  interrumpió  durante  la  Edad  Media  ei 
estudio  de  las  Etimologías.  En  los  tiempos  más  calamitosos, 
en  ei  siglo  VIII  y  en  el  IX,  vive  ,  y  no  sin  gloria  ,  la  ciencia 
española.  Los  muzárabes  cordobeses,  San  Eulogio  ,  Alvaro, 
Sansón,  Spera  in  Deo,  conservan,  por  su  parte,  el  tesoro  de 
las  antiguas  enseñanzas»  (i). 

A  pesar  de  esto,  y  de  que  en  España  existía  «el  foco  de 
una  civilización  brillante,  atrayendo  la  celebridad  de  sus 
escuelas  de  literatura,  de  ciencias  y  artes,  de  sus  bibliotecas, 
museos  y  riquísimos  monumentos  ,  multitud  de  estudiantes 
de  todas  las  comarcas  de  Europa  ,  Asia  y  África,»  entre  los 
que  se  cuenta  ,  en  la  segunda  mitad  del  siglo  X  ,  el  ilustre 
monje  Gerberto  ,  después  Papa  con  el  nombre  de  Silves- 
tre II...,  forzoso  es  confesar  que  por  entonces  poco  ó  nada 
progresaron  los  conocimientos  á  que  aquí  nos  referimos,  ya 
sea  porque  ,  como  dice  muy  bien  Carracido  (2)  ,  cada  época 
tiene  sus  predilecciones  por  determinados  estudios  que  se 
atemperan  mejor  al  espíritu  reinante  ,  ya  porque  «las  pala- 
bras magnetismo,  electricidad,  y  las  ideas  que  expresan  su- 
ponen un  inmenso  trabajo  de  concentración;  no  son  primeras 
denominaciones  de  unas  cuantas  apariencias  físicas  ,  sino 
poderosas  síntesis  en  las  que  se  ha  conseguido  encerrar  al 
fin  multitud  de  fenómenos  en  un  principio  esencialmente 
distintos»  (3).  Y  como,  por  una  parte,  de  la  propiedad  atrac- 
tiva del  ámbar  previamente  frotado,  no  era  fácil  sospechar  la 
derivación  de  una  ciencia  que  ,  andando  el  tiempo  ,  sería  el 
alma  de  todos  los  progresos,  y,  por  otra,  con  la  piedra  de 
Lydia  se  obtenían  los  mismos  ó  mejores  efectos  sin  necesidad 


(1)  Menéndez  y  Pelayo:  La  Ciencia  Española,  tomo  n,  pág.  103,. 
tercera  edición.  Madrid,  1887. 

(2)  Estudios  histórico- críticos  de  La  Ciencia  Española. 

(3)  Echegaray :   Teorías  modernas  de  la  Física  ,   primera   serie, 
tercera  edición,  pág.  139. 


14  EL   MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICIDAD. 


de  previos  frotamientos,  á  ésta,  y  no  al  ámbar,  se  dio  ia  pre- 
ferencia. 

Cítanse,  entre  otros  autores  de  tratados  de  alquimia  y  de 
piedras  preciosas  ,  á  Abul  Cassem  Moslema  ben  Ahmed  el 
Magherity,  en  el  siglo  X,  y  Avenpace  y  Averroes  en  el  XII; 
pero  todos  hablan  del  electrón  al  estilo  de  Plinio  ,  de  San 
Agustín  y  San  Isidoro  ,  sin  emitir  conceptos  que  revelen  al- 
guna novedad  digna  de  tenerse  en  cuenta. 

Tampoco  hay  grandes  novedades  en  los  autores  cristia- 
nos de  que  vamos  á  hablar,  comenzando  por  los  españoles. 

Arnaldo  de  Vilanova,  médico  insigne  y  químico  reputa- 
dísimo, fué  una  de  nuestras  primeras  glorias  científicas  del 
siglo  XIII.  Se  le  atribuyen  multitud  de  tratados,  cuya  auten- 
ticidad es  dudosa,  y  «yo  añadiría,  escribe  Menéndez  Pela- 
yo  (i),  que  los  tratados  alquimicos  de  A.  de  Vilanova  (que 
real  y  verdaderamente  fué  alquimista)  son,  en  gran  parte,  y 
con  uno  ó  con  diversos  títulos,  los  mismos  atribuidos  á 
Raimundo  (Lulio),  y  les  cogen  muchas  veces  las  mismas  ra- 
zones de  ilegitimidad,  aunque  no  á  todos.»  Por  esta  razón,  y 
porque  no  es  de  nuestra  competencia  resolver  el  litigio,  nos 
limitaremos  á  exponer  sucintamente  lo  que  hace  á  nuestro 
caso,  tomado  de  las  obras  que  corren  como  de  Arnaldo,  ó 
mejor  dicho,  á  divagar  sobre  ellas,  ya  que  nada  de  provecho 
hayamos  logrado  encontrar,  advirtiendo  que  de  las  trece  que 
cita  Menéndez  Pelayo  en  su  Inventario  bibliográfico,  sólo 
hemos  consultado  las  que,  á  nuestro  juicio,  podrían  intere- 
sarnos. 

En  el  proemio  del  famoso  libro  Tesoro  de  los  tesoros  y 
Rosario  de  los  Filósofos  y  El  Mayor  Secreto  de  todos  los 
Secretos,  etc.,  escribe:  «Este  libro  se  llama  Rosario  por  ser 
un  resumen  de  los  libros  de  los  filósofos,  en  el  cual,  Dios  es 
testigo,  nada  se  ha  ocultado,  alterado,  ni  disminuido,  sino 
que  todo  cuanto  ha  sido  necesario  para  el  complemento  de 
nuestra  obra,  encuéntrase  en  él.  Se  divide  en  parte  teórica  y 
parte  práctica,  y  además  en  diversos  capítulos...»  Explica 
el  por  qué  de  la  división  y  la  necesidad  de  que  á  la  práctica 


(i)     Obra  citada,  tomo  n,  pág.  121 


EL    MAGNETISMO     Y    LA  ELECTRICIDAD.  15 

preceda  la  teoría,  y  prosigue:  «He  dado  á  este  libro  el  título 
de  Rosario  por  haberle  extractado  del  mejor  modo  que  me 
ha  sido  posible  de  los  libros  de  los  filósofos,  y  le  he  dividido 
en  diversos  capítulos.  Este  tratado  consta  de  dos  libros,  que 
dividiré  en  capítulos  por  el  orden  siguiente.»  Sigue  la  enu- 
meración de  los  capítulos  del  libro  primero,  que  son  diez, 
tods  con  títulos  que  resumen  el  contenido  de  las  explana- 
ciones, encaminadas,  en  su  mayor  parte,  á  sorprender  el  se- 
creto de  la  piedra  filosofal,  ó  más  bien  á  revelarlo,  puesto 
que,  según  confiesa  en  otra  parte,  Dios  se  ha  servido  reve- 
lárselo á  él. 

No  obstante  sus  protestas  de  independencia  de  criterio  y 
de  entusiasmo  por  toda  innovación  científica,  se  hace  solida- 
rio de  todos  los  absurdos  y  ñoñeces  de  los  antiguos,  citando 
como  autoridades  inapelables  en  materia  de  alquimia  y  me- 
dicina, á  Aristóteles  y  Avicena,  ensalzando  hasta  la  exagera- 
ción las  influencias  decisivas  de  los  astros  y  de  algunas  subs- 
tancias imprescindibles  para  el  buen  éxito  de  la  transmuta- 
ción y  el  progreso  de  la  medicina,  y  exhortando  con  insisten- 
cia á  no  desfallecer  en  el  trabajo  penoso  de^  las  mezclas  y 
combinaciones  y  á  no  prescindir  nunca  del  Sol  y  la  Luna, 
«padre  y  madre  de  nuestra  medicina,  porque  de  ellos  proce- 
de, combinados  con  su  correspondiente  cantidad  de  azufre  ó 
arsénico,  previamente  preparados»  (i). 


(i)  «Iste  namque  Líber  vocatur  Rosarium,  quod  ex  libris  Philo- 
sophorum  abbreviatus:  in  quo,  Deo  teste,  nihil  occultum,  nihil  divi- 
sum,  nihil  diminutum  est:  ut  quidquid  est  necessarium  ad  nostri 
Operis  complementum,  est  in  ipso.  Dividitur  autem  iste  liber  in 
Theoricam  et  Practicam,  et  etiam  in  diversa  capitula...»  «Istum  autem 
librum  nominavi  Rosarium,  eo  quod  ipsum  abbreviavi  ex  libris  Phi- 
losophorum  quantum  potui  melius,  et  in  diversa  divisi  capitula. 
In  ista  arte  dúo  sunt  libri  quos  ponam  in  capitula  per  ordinem. 

CAPITULA    LIBRI   PRIMI 

De  modo  generationis  metallorum,  cap.  i. 

Quod  argentum  vivum  est  medicina  metallorum,  n. 

Quod  sulphur  extraneum,  sive  vulgi  est  causa  imperfectionis,  ni. 


16  EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 

De  electrón,  succino,  lyncurio,  ó  cosa  que  se  le  parezca, 
ni  una  palabra.  ¿No  es  esto  ir  en  zaga  á  los  antiguos  respecto 
de  nuestro  asunto? 

El  mismo  silencio  se  observa  en  todo  el  libro  segundo, 
que  se  compone  de  treinta  y  dos  capítulos,  á  cual  más  inte- 
resantes para  médicos  y  alquimistas,  pero  estéril  para  el  es- 
cudriñador de  datos  referentes  al  desarrollo  de  los  fenómenos 
de  atracción  y  repulsión  eléctricas. 

Sigue  á  este  tratado  el  curiosísimo  Novum  Lumen,  en 
cuyo  proemio  dice  el  autor  que,  «aunque  desconocedor  de  las 
ciencias  liberales,  perezoso  para  el  estudio,  y  sin  pertenecer 
al  estado  clerical,  Dios  «que  inspira  á  quien  le  place,»  se  ha 
servido  por  su  infinita  misericordia  revelarle  el  suspirado 
secreto  del  Elíxir  ó  Piedra  filosofal,))  secreto  que,  echándo- 
selas de  manirroto,  va  él  á  revelar  á  los  demás.  A  este  fin 
endereza  todos  los  artículos,  dando  reglas  y  preceptos  para 
llegar  á  sorprender  el  secreto  que  informa  toda  la  materia 
médica,  y  que  ha  de  reducir  considerablemente  el   contin- 


Quod  solum  argentum  vivum  est  perfectio  metallorum,  iv. 

Quod  argentum  vivum  continet  in  se  sulphur  suum,  v. 

Quod  unus  est  lapis  Philosophorum,  vi. 

Ex  quibus  extrahatur  lapis  Philosophorum,  vn. 

Quod  difficile  est  opus  nostrum  in  prima  metallorum  materia,  vm. 

Quid  sit  opus  primum  Philosophicum,  ix. 

Quid  sit  lapis  et  quo  indiget,  x.» 

En  el  cap.  vn:  «Pater  enim  ejus  (lapidis  Philosophorum)  est  Sol, 
Luna  mater  est,  quia  ex  illis  corporibus  cum  suo  sulphure,  vel  arsé- 
nico praeparato,  nostra  elicitur  medicina.» 

«Arnaldi  de  Villa  Nova,  Philosophi  et  medici  excellentissimi,  liber 
dictus  Thesaurus  thesaurorum,  et  Rosarium  Philosophorum,  ac  om- 
nium  secretorum  máximum  Secretum  (Sacramentum,  dice  Menéndez 
Pelayo;  será  errata  seguramente)  de  verissima  compositione  natura - 
lis  Philosophiae,  qua  omne  diminutum  reducitur  ad  Solificum  et 
Lunificum.»  De  la  colección  titulada  «Artis  auriferae,  quam  Chemiam 
vocant,  volumen  primum,  quod  continet  Turbam  Philosophorum, 
aliosq.  antiq.  autores.  Basileae,  excudebat  Conr.  Vualdkirch,  expen- 
sis  Claudii  de  Marne,  et  Joan.  Aubry;  anno  Sal.  CLO.  LO.  XCIII.» 
(Existente  en  la  Biblioteca  del  Escorial.) 


EL    MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICIDAD.  17 

gente  de  la  mortalidad,  prolongando  la  existencia  en  iguales 
proporciones. 

De  atracciones  y  repulsiones  del  ámbar  y  demás  piedras 
preciosas,  el  mismo  silencio.  Huelga,  pues,  toda  transcrip- 
ción. 

Sigue  el  tratado  conocido,  entre  otros  títulos,  por  el  de 
Flos  Florum,  donde  enumera,  analiza,  mezcla  y  combina 
todos  los  elementos  conocidos  que  pueden  entrar  en  la  trans- 
mutación; se  jacta  de  haber  dado  con  el  codiciado  Elíxir, 
(por  divina  inspiración,  si  no  ha  de  contradecirse),  y  tras 
largas  divagaciones  sobre  los  escritos  de  los  antiguos,  viene 
á  parar  á  lo  expuesto  en  los  demás  tratados,  sin  aludir  para 
nada  á  propiedades  atractivas  de  cuerpos  frotados  ó  no  fro- 
tados (i). 

Sigue  la  Epístola  sobre  alquimia  dirigida  al  Rey  de  Ña- 
póles, en  la  cual  parece  que  trata  de  enseñar  al  Rey  á  evapo- 
rar, liquidar,  coagular  y  solidificar  sustancias,  recomendán- 
dole que  no  desmaye  en  la  empresa,  por  graves  que  sean  las 
dificultades  que  se  presenten,  pues  con  constancia  y  abnega- 
ción se  llega  siempre  á  sorprender  el  secreto,  y  una  vez  sor- 
prendido, se  dan  por  muy  bien  empleados  todos  los  sacri- 
ficios (2).  Nada  de  propiedades  atractivas  ó  repulsivas;  ni 
una  palabra  que  interese  á  nuestro  objeto. 

¿A  qué  continuar  el  examen  de  todas  las  obras  que  se  le 
atribuyen,  cosa  facilísima  para  nosotros,  que  las  tenemos  á 
mano,  sino  todas,  casi  todas?  Con  decir  que  ni  en  las  titula- 
das, De  lapide  philosophorum,  Speculum  Alchymire,  De 
origine  metallorum,  ni  en  otras  que  hemos  tenido  la  pa- 
ciencia de  hojear,   se  encuentra  cosa  de  provecho,  ni  que 


(1)  Incipit  perfectum  Magisterium,  et  Gaudium  magistri  Ar- 
naldi  de  Villanova  transmissum  per  eum  ad  inclytum  Regem  Arago- 
num,  quod  quidem  est  Flos  Florum,  Thesaurus  omnium  incompa- 
rabilis  et  Margarita,  in  quo  reperitur  veré  compositio  Elixir,  tam 
álbum  quam  ad  rubeum  componendum,  videlicet  ad  Solem  et  Lunam 
sub  compendio  declaratum. 

(2)  Arnaldi  de  Villanova.  Epístola  super  Alchemia  ad  Regem 
Neapolitanum. 


18  EL   MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD. 


merezca  los  honores  de  ser  tenida  en  cuenta,  está  dicho  todo, 
aunque  por  otra  parte  no  neguemos  el  mérito  científico  de 
Arnaldo  que  no  fué  «un  solemne  charlatán  que  sabía  por  toda 
suerte  de  fantasmagorías,  explotar  á  maravilla  la  credulidad 
de  sus  contemporáneos,»  como  quiere  Hoefer  (i). 

Por  lo  que  toca  á  Raimundo  Lulio,  «es  enteramente  fabu- 
loso que  se  dedicase  en  ninguna  época  de  su  vida  á  las  ope- 
raciones alquímicas,  ni  siquiera  que  estuviese  iniciado  en 
ellas;  ai  contrario,  en  sus  libros  auténticos  niega  rotunda- 
mente la  posibilidad  de  la  transmutación»  (2). 

Creemos,  sin  embargo,  que  no  carecerá  de  interés  el  ex- 
tractar algunos  conceptos  concernientes  á  nuestro  asunto  de 
los  más  conocidos  opúsculos  pseudo-lulianos. 

Sea  el  primero  el  titulado  De  secretis  natura?,  seu  de 
quinta  essentia,  evidentemente  apócrifo,  puesto  que  todo  él 
se  consagra  á  la  decantada  transmutación  metálica,  en  que 
nunca  creyó  el  Beato  Raimundo,  sacando  consecuencias 
aplicables  á  la  medicina,  según  puede  verse  en  el  Prefacio 
de  la  obra,  que  dice:  «Glorioso  Dios:  con  la  virtud  de  tu  su- 
blime bondad  é  infinita  potestad  comienzo  el  libro  de  los 
secretos  de  la  naturaleza  ó  de  la  quinta  esencia,  el  cual  en- 
seña la  manera  de  extraerla  y  aplicarla  á  los  cuerpos  huma- 
nos, á  procurar  la  obtención  de  los  efectos  terribles  de  todo 
el  arte  de  la  medicina  y  á  fijar  la  verdadera  vía  filosófica, 
desconocida  la  cual,  queda  oculta  la  verdadera  medicina  y 
se  obstruye  también  el  camino  de  la  transmutación  de  los 
metales;  mas  definida  aquella  vía,  queda  definido  cuanto  con 
ella  se  relaciona,  por  ser  la  imagen,  que  Dios  glorioso  se  ha 
dignado  revelarnos,  de  todos  los  libros  que  tratan  de  estas 
materias,  para  preservar  nuestro  cuerpo  déla  corruptibilidad 
en  cuanto  lo  consienta  la  naturaleza,  hasta  el  término  prefi- 
jado por  Dios,  y  transmutar  los  metales  imperfectos  en  oro 
perfecto  y  en  plata...» 


(1)  Con  más  ó  menos  fundamento  se  le  atribuyela  extracción 
del  espíritu  de  vino,  de  la  esencia  de  trementina  y  de  algunos  otros 
productos. 

(2)  Menéndez  y  Pelayo,  obra  citada,  tomo  111,  pág.  383. 


EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD.  19 

«Divídese  este  libro  en  tres  partes  ó  distinciones.  En  la 
primera  tratamos  de  la  intención  y  conocimiento  de  la 
quinta  esencia,  así  como  de  su  extracción  de  cualesquiera 
elementos.  En  la  segunda  del  modo  de  manejarla  y  aplicarla 
al  cuerpo  humano.  Y  en  la  tercera  del  modo  de  operar  con 
ella  en  los  metales,  es  decir,  en  la  transmutación  de  éstos  en 
oro  y  plata...» 

Y  en  la  distinción  primera,  canon  xxv,  titulado:  Qui  te 
docebitprius,  quce  sunt  res  attractivce,  enumera  las  siguien- 
tes: Magues,  Pulmones,  Lolium,  Assa  fcetida,  Cataputia, 
Tapsia,  Dietamus  ru,  Cathimia,  Lagaperum,  Suiphur,  Ar- 
moniacum,  Petroleum,  Scopia  regia,  Majorana ,  Apium, 
Pulegium  y  Adeps  cunic,  sin  mencionar  el  succino,  tan  traído 
y  llevado  por  autores  anteriores  á  quienes  cita  con  frecuen- 
cia. Termina  el  canon  diciendo:  «Aplica,  pues,  estas  medi- 
cinas á  nuestro  cielo  y  te  acarreará  todo  genero  de  bene- 
ficios» (i). 


(i)  Deus  glorióse,  cum  tuae  sublimis  bonitatis  ac  infinitas  potes- 
tatis  virtute,  incipit  liber  secretorum  naturae,  seu  quintas  essentiae, 
qui  doctrinam  dat  ejus  extractionis  et  applicationis  ad  corpora  hu- 
mana, ad  opera  terribilia  totius  artis  medicinas  procuranda,  et  via 
philosophica  finienda,  qua  occultata,  et  vera  medicina  occultatur, 
et  etiam  metallorum  transmutatio  obstruitur:  et  reserata,  quaelibet 
eorum  reseratur,  qua  quidem  est  imago  omnium  librorum  super  his 
tractantium,  quae  Deus  gloriosus  exhibuit  nobis,  ut  corpus  nostrum 
a  corruptibilitate,  quantum  foret  possibile  per  naturam  usque  ad 
terminum  nobis  constitutum  a  Deo,  et  ut  etiam  ipsa  metalla  im- 
perfecta in  perfectum  aurum  et  argentum  transmutentur. 

At  liber  iste  dividitur  in  tres  partes,  vel  distinctiones,  In  prima 
vero  parte  ponimus  intentionem  et  cognitionem  essentiae  quintae  et 
extractionem  ejus  a  quibuscumque  rebus  elementatis.  In  secunda 
vero  parte  ponimus  modum  practicandi  et  applicandi  eam  ad  corpora 
humana.  In  tertia  vero  parte  damus  modum  practicandi  cum  ipsa  in 
metallorum  corporibus,  scilicet,  in  eorum  transmutatione  in  aurum 
et  argentum... 

Y  en  el  canon  citado:.  «Applica  ergo  medicinas  istas  ccelo  nostro 
et  attraet  tibi  omnem  rem  supra  modum.» 

Raymundi  Lulli  doctissimi  et  celeberrimi  philosophi.  De  secretis 


EL   MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 


Sirve  de  remate  al  volumen  la  Epístola  sobre  la  prepa- 
ración de  la  piedra  filosofal  dirigida  al  Rey  Roberto  {Epís- 
tola accurationis  lapidis philosophorum  Raymundi  Lullii  ad 
Regem  Robertum),  igualmente  apócrifa,  plagada  de  efec- 
tos mágicos,  hechizos  y  brujerías,  y  atenta  á  todo  menos  á 
lo  que  interesa  á  nuestro  objeto. 

Otra  de  las  obras  atribuidas  al  insigne  mallorquín  es  el 
célebre  Testamento,  editado  un  año  antes  en  la  misma  casa 
que  las  anteriores.  Dice  en  el  Prefacio:...  «Y  dejamos  como 
testamento  á  los  seguidores  de  nuestra  doctrina  este  libro, 
que  dividimos  en  tres  libros  principales,  es  á  saber:  teoría ,, 
práctica  y  codicilo...  El  primero  (teórico)  ha  sido  dividido,  á 
su  vez,  en  cuatro  distinciones,  principiando  por  las  figuras 
circulares,  definiciones,  mezclas  y  aplicaciones  diferentes  de 
las  del  segundo  libro  práctico...»  (i)  Tiene  cosas  curiosísi- 
mas, intercala  figuras  que  por  lo  raras  y  complicadas  algu- 
nas, dejan  muy  atrás  á  las  mitológicas;  amalgama  la  filosofía, 
como  ciencia  de  observación,  con  la  física,  que  lo  es  de  expe- 
rimentación, y  barajando  é  involucrando  las  observaciones 
de  los  antiguos  relativas  á  las  propiedades  medicinales  de 
algunos  cuerpos  con  otras  de  la  propia  cosecha  del  autor  ó 
autores  de  la  obra,  casi,  casi  da  por  resuelto  el  problema  de 
la  vida,  es  decir,  la  inmunidad  del  organismo  humano  de 
toda  perturbación  morbosa.  Pero  á  todo  esto,  sin  una  espe- 
cie alusiva  á  los  fenómenos  de  atracción. 

Cítase  también  como  de  Lulio  el  tratado  De  auditu  kaba- 
listico,  donde  se  enseña  la  manera  de  adquirir  en  poco  tiem- 
po conocimientos  exactos  de  todas  las  ciencias  (cabala),  cla- 
sificándolas por  letras  del  alfabeto  y  materializándolas,  si  cabe 
la  expresión,  por  medio  de  figuras  originalísimas.  Viene  á  ser 


naturae,  seu  de  quinta  essentia  liber  unus,  in  tres  distinctiones  divi- 
sus,  ómnibus  jam  partibus  absolutus.  Colonias,  apud  Joannem  Bir- 
ckmannum,  anno  MDLXVII. 

(i)  ...Et  ideo  istum  dictum  librum  relinquimus  filiis  nostrae  doc- 
trinas permodum  testamenti,  quem  dividimus  in  tres  libros  principa- 
les; scilicet,  theoricam,  practicam  et  codicillum...  Iste  liber  (theori- 
cus)  in  quator  distinctiones  differentes  secundo  libro  practicali... 


EL  magnetismo  y  la  electricidad.  21 

algo  asi  como  esos  métodos  para  aprender  idiomas  en  unos 
cuantos  días,  con  la  diferencia  de  que  aquí  no  son  idiomas  los 
que  se  aprenden,  sino  la  ciencia  universal  (i).  La  cabala  ó 
enciclopedia  general  era  cosa  común  y  corriente  en  los  escri- 
tos de  la  Edad  Media,  sin  duda  por  la  dificultad  de  multipli- 
car los  originales  aislados,  hasta  la  aparición  de  la  imprenta. 

La  Clavicula  ó  el  Apertorium  es  otro  de  los  tratados 
pseudo-lulianos,  del  mismo  carácter  que  los  anteriores,  y  es- 
crito por  el  mismo  estilo.  Todos  son  revelaciones  y  más  reve- 
laciones de  secretos  para  sorprender  la  piedra  filosofal  y  dar 
con  la  panacea  del  elíxir  de  la  vida.  Nada  que  recuerde  los 
fenómenos  de  atracción  ó  de  repulsión  (2) . 

¿Qué  más?  Si  de  las  veinte  ó  veintitantas  obras  de  medi- 
cina y  alquimia  atribuidas  á  nuestro  Lulio  pudiésemos  sacar 
algo  pertinente  á  nuestro  caso,  gustosos  cederíamos  al  deseo 
de  seguir  exponiendo  el  resultado  de  nuestras  observaciones; 
pero  no  siendo  así,  ¿á  qué  amontonar  citas  y  pasajes  que  nin- 
guna luz  arrojan  sobre  el  asunto  en  que  nos  ocupamos? 

De  la  transmutación  trata  el  conocido  Vade-mecum;  de  la 
transmutación  trata  la  Cantilena  Raymundi  Lullii;  de  la 
transmutación  la  Magia  Naturalis,  el  Lucidarium  totius 
Testamenti,  la  Investigatio  secreti  occulti,  el  Compendium 
anima  transmutationis  artis  metallorum  et  sic  de  cceteris, 
plagiándose  y  repitiéndose  de  tal  modo  y  con  tal  desenfado, 
que  muy  bien  pudieran  llevar  el  mismo  nombre  varios  de  los 
tratados  dichos,  y  ahorrar  trabajo  superfluo  á  los  lectores. 

Sin  ser  hostil  á  los  procedimientos  empíricos,  Raimundo 
Lulio,  enamorado  de  la  unidad  transcendental  que  uniforma 


(1)  Opusculum  Raymundinum.  De  auditu  kabalistico,  sive  ad 
omnes  scientias  introductorium.  Parisiis,  apud  iEgidium  Gorbinum 
e  regione  Colegiis  Cameracensis,  1578. 

(2)  Hállase  este  tratado  en  la  enciclopedia  Theatrum  chemicum, 
prsecipuos  selectorum  auctorum  tractatus  de  ChemiaB,  et  lapidis  phi- 
losophici  antiquitate,  veritate,  jure,  praestantia  et  operationibus;  vol. 
tertium.  Clavicula  Raymundi  Lullii  Majoricani,  quae  et  Apertorium 
dicitur,  in  qua  omnia  quae  in  opere  Alchemiag  requiruntur,  aperte  de- 
clarantur. 


22  EL    MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD, 

su  doctrina,  no  paró  su  atención,  no  tuvo  tiempo  para  parar- 
la en  las  arideces  del  campo  experimental,  sembrado  de  ma- 
lezas y  muy  estrecho  para  explayar  el  vuelo  de  sus  geniales 
concepciones. 

Y  aquí  entra  un  nuevo  paréntesis  científico,  que  dura 
hasta  el  siglo  XVI,  si  es  que  en  el  XIII  tuvo  interrupción, 
acentuándose  más  y  más  el  silencio  de  nuestros  alquimistas, 
ó  el  de  nuestros  historiadores,  que  es  lo  más  probable,  casi 
lo  seguro;  porque  ¿cómo  explicar,  si  no,  ese  rompimiento 
brusco  con  las  aficiones  tradicionales,  sobre  todo  entre  los 
árabes  fanáticos  por  sus  doctrinas  cabalísticas,  por  el  arte 
transmutatorio  y  por  todo  lo  que  con  la  alquimia  se  rela- 
cionase? 

A  falta,  pues,  de  datos  más  interesantes,  nos  contentare- 
mos con  saber  que  «en  el  reino  de  Aragón  alcanzaron  mucho 
favor  estos  estudios,  contando  entre  sus  protectores  á  los 
reyes  D.  Pedro  IV,  D.  Juan  I  y  D.  Martín;  atribuyéndose  en 
Castilla  á  Alfonso  el  Sabio,  aunque  sin  fundamento  ninguno, 
el  Libro  del  Tesoro  y  el  titulado  Clavis  sapientice;  siendo  no- 
tables también:  la  Carta  de  los  veinte  sabios  cordobeses 
á  D.  Enrique  de  Aragón  y  respuesta  de  éste;  el  Toque  de 
Alquimia,  de  Estanihmus;  la  Colección  alquímica,  de  Gon- 
zalo Rodrigo  de¿Passera;  Recetas  alquímicas;  Decreto  para 
aumentar  el  oro  á  todo  juicio  y  examen;  De  la  piedra  filo- 
sofal, etc.,  etc.»  (i) 


Fr,  Justo  Fernández, 
o.  s.  A. 


{Continuará.) 


(i)     Discurso  del  Sr.  Vallín,  pág.  266,  nota;  y  Menéndez  y  Pelayo, 
Dbra  citada,  pág.  384  del  tomo  m. 


EL  PESIMISMO  Y  EL  MISTICISMO 


(i) 


(  Conclusión.  ) 


unque  lo  dicho  anteriormente  baste  para  probar 
cómo  coinciden,  respecto  del  orgullo  y  de  la  vanidad, 
las  doctrinas  del  pesimismo  y  del  misticismo  orto- 
doxo, mucho  podríamos  todavía  añadir,  si  no  lo  juzgáramos 
innecesario  y  enojoso.  Apuntaremos  solamente  algunas  ideas 
generales  del  filósofo  de  Francfort  sobre  la  escasa  influencia 
que  la  categoría  social  ejerce  de  hecho  en  la  felicidad  verda- 
dera del  hombre  y  sobre  el  concepto  erróneo  del  honor,  tan 
extendido,  por  desgracia,  en  estos  tiempos. 

Partiendo  siempre  de  los  principios  generales  de  su  teoría 
eudemonológica,  deduce  Schopenhauer  la  importancia  insig- 
nificante que  la  categoría  social  tiene  en  la  felicidad  del  hom- 
bre, porque  está  fuera  de  él,  siendo  no  pocas  veces  su  acción 
totalmente  contraria  á  la  que  por  su  medio  se  pretende  alcan- 
zar. Engáñanse,  pues,  lastimosamente  aquellos  que  no  sólo 
no  desaprovechan  ocasión  alguna  para  hacer  alarde  de  su  as- 
cendencia noble  ó  ilustre,  ó  del  importante  papel  que  desem- 
peñan en  la  sociedad,  sino  que  de  propósito  andan  buscándo- 
las por  todos  los  medios  imaginables,  creyendo  conquistar  así 
el  respeto  y  la  admiración  de  los  hombres.  Intentan  los  tales 
colocar  fuera  de  sí  mismos,  en  cosas  accidentales  á  su  propia 
naturaleza,  el  fundamento  de  su  alegría  y  bienestar;  y  más 
pronto  ó  más  tarde,  cuando  lleguen  á  persuadirse  del  verda- 


(i)     Véase  la  pág.  588  del  vol.  li. 


24  EL    PESIMISMO    Y   EL   MISTICISMO. 


dero  valor  de  la  posición  social,  recogerán  como  fruto  único 
de  tantas  aspiraciones  una  suma  grandísima  de  dolores,  oca- 
sionada por  los  más  tristes  desengaños,  porque  la  categoría 
social  «es  un  valor  convencional,  ó  más  propiamente  un  va- 
lor simulado;  su  acción  da  por  fruto  una  consideración  simu- 
lada, y  el  todo  es  una  burla  para  la  multitud.»  (i)  Si  alguien 
desea  experimentar  la  satisfacción  positiva  que  la  categoría 
social  puede  producir,  prescinda  en  lo  posible  de  las  inquie- 
tudes y  esfuerzos  que  se  originan  de  la  pretensión  de  apare- 
cer siempre  como  noble  ó  como  ilustre  en  las  conciencias 
ajenas,  sin  que  esto  quiera  decir  que  contribuya  más  á  la 
felicidad  del  hombre  la  opinión  que  le  considera  como  de 
nacimiento  humilde  ó  de  escasos  servicios  para  la  sociedad. 
El  pesimismo  no  condena  los  bienes  de  la  posición  social, 
sino  los  deseos  exagerados  de  los  que  pretenden  hacerla 
fuente  principal  de  su  dicha. 

Para  el  misticismo  católico,  la  categoría  social,  conside- 
rada en  orden  á  la  vida  del  espíritu,  que  es  el  punto  desde  el 
cual  hacemos  aquí  la  comparación,  no  tiene  ninguna  impor- 
tancia. Lo  mismo  los  nobles  que  los  plebeyos,  los  sabios  que 
los  idiotas,  todos  son  iguales  en  la  presencia  de  Dios.  «Nun- 
ca digáis  palabras — escribe  el  P.  Rodríguez — que  den  á  en- 
tender que  sabéis,  ó  que  tengáis  habilidad,  ingenio  ó  talento 
particular,  ni  tampoco  hagáis  cosa  por  donde  puedan  los 
otros  entender  que  allá  en  el  siglo  erais  algo.  Parece  muy  mal 
en  la  Religión  preciarse  de  la  nobleza  y  estado  de  los  suyos, 
porque  todos  estos  linajes  y  estados  son  un  poco  de  viento; 
y  como  decía  uno  muy  bien,  la  nobleza,  ¿sabéis  para  qué  es 
buena?  Para  menospreciarla  como  la  riqueza.  De  lo  que  acá 
se  hace  caso  es  de  la  virtud  y  humildad  que  tuviereis»  (2).  Y 
Santa  Teresa  de  Jesús,  para  enseñar  á  sus  monjas  á  que  se 
preciasen  de  ser  hijas  amantes  y  verdaderas  de  su  Padre  ce- 
lestial, les  proponía  el  ejemplo  de  los  hombres  mundanos  que 
se  vanaglorian  de  ser  hijos  de  padres  nobles,  y  se  tienen  por 


(1)  Schopenhauer:  Parerga  y  Paralipomena,  tomo  1,  pág.  93. 

(2)  Ejercicio  de  perfección  y  virtudes  cristianas.  De  la  humildad,  ca- 
pítulo XXVI. 


BL   PESIMISMO    Y   EL    MISTICISMO.  25 

deshonrados  al  confesar  públicamente  que  sus  padres  son  de 
más  baja  condición  que  ellos.  ((Esto  no  viene  aquí,  porque 
en  esta  casa  nunca  plega  á  Dios  haya  acuerdo  de  estas  cosas, 
sería  infierno,  sino  la  que  fuere  más,  tome  menos  á  su  padre 
en  la  boca,  todas  han  de  ser  iguales»  (i).  Y  si  bien  es  verdad 
que  en  estos  dos  pasajes  se  trata  de  los  que  han  abrazado  el 
estado  religioso,  creemos  no  ser  necesario  advertir  que  la 
misma  doctrina  se  aplica  igualmente  á  todos  los  cristianos  en 
general.  Algunas  ventajas  puede  reportar,  según  el  misticis- 
mo, la  categoría  social,  en  orden  á  la  vida  de  la  gracia;  pero 
claro  es  que  tales  ventajas  no  proceden  de  la  noble  alcurnia 
ó  de  los  altos  puestos  aisladamente  considerados,  sino  de  los 
mayores  obstáculos  vencidos  para  practicar  la  virtud.  El 
misticismo  tampoco  condena  la  categoría  social,  pero  sí  la 
vanidad  y  el  orgullo  que  pueden  nacer  de  ella. 

El  honor  es  otra  de  las  circunstancias  de  lo  que  el  hom- 
bre representa,  y  que  en  mayor  ó  menor  grado  puede  con- 
tribuir también  á  su  felicidad,  observando  siempre  las  rela- 
ciones proporcionales  de  los  principios  pesimistas,  expuestas 
anteriormente.  Larguísima  es  la  discusión  que  hace  Scho- 
penhauer  del  verdadero  y  falso  concepto  del  honor;  pero  nos- 
otros veremos  de  reducirla  al  menor  espacio  posible.  «El 
honor  es  objetivamente  la  opinión  que  tienen  los  demás  de 
nuestro  valor,  y,  subjetivamente,  el  temor  que  nos  inspira 
esta  opinión.  En  esta  última  cualidad  hay  á  veces  una  acción 
muy  saludable,  aunque  en  modo  alguno  fundada  en  moral 
pura  sobre  el  hombre  de  honor»  (2).  El  sentimiento  del  ho- 
nor es,  por  decirlo  así,  tan  innato  en  el  hombre,  que  nadie  ca- 
rece de  él,  si  exceptuamos  á  unos  pocos,  precipitados  ya  en 
la  profunda  sima  de  la  degradación.  La  raiz  y  el  origen  de 
este  sentimiento  deben  buscarse  en  la  conciencia  que  el  hom- 
bre tiene  del  escaso  valor  de  sus  esfuerzos  individuales,  y  en 
el  deseo  de  ser  contado  como  un  miembro  útil  á  la  sociedad 
y  de  concurrir  por  su  parte  á  la  acción  común,  para  adquirir 
así  el  derecho  de  participar  de  las  ventajas  de  la  comunidad 

(1)  Camino  de  perfección,  cap.  xxvn. 

(2)  Obra  y  lugar  citados,  pág.  95. 


26  KL   PESIMISMO    Y    EL    MISTICISMO. 

humana,  á  cuya  fácil  consecución  ha  de  ayudarle  primera- 
mente el  conocimiento  exacto  de  lo  que  se  exige  y  espera  de 
todo  hombre  en  cualquiera  posición,  y  luego  de  lo  que  se  exi- 
ge y  espera  de  él  en  la  posición  especial  que  ocupa.  De  las  di- 
versas relaciones  en  que  puede  encontrarse  un  hombre  res- 
pecto de  los  demás,  nacen  varias  especies  de  honor,  como  el 
honor  burgués,  el  honor  de  la  función,  etc.  El  honor  burgués 
«consiste  en  la  presunción  de  que  respetaremos  absolutamen- 
te los  derechos  de  cada  uno,  y  que,  por  consiguiente,  jamás 
emplearemos,  en  ventaja  nuestra,  medios  injustos  ó  ilíci- 
tos» (i).  El  honor  de  la  función  es  la  opinión  general  de  que 
un  hombre  investido  de  un  empleo  posee  efectivamente  to- 
das las  cualidades  exigidas  y  que  cumple  puntualmente  y  en 
todas  las  circunstancias  las  obligaciones  de  su  cargo»  (2). 

Lo  interesante  para  el  bienestar  del  hombre  en  la  conser- 
vación y  deseos  del  honor  no  se  funda  tanto  en  la  opinión 
ajena,  como  en  las  propias  acciones,  y  ésta  es  la  principal 
nota  distintiva  entre  el  honor  verdadero  y  el  honor  caballe- 
resco ó  falso  honor.  Cúmplase  bien  con  las  obligaciones  todas 
originadas  de  la  posición  y  relaciones  sociales,  y  se  experi- 
mentará la  parte  de  felicidad  que  puede  proporcionar  el  ho- 
nor. Lo  contrario  ocasionará  muchas  inquietudes  y  muchos 
disgustos.  «Aquel  que  viola  la  fe  y  la  ley  queda  para  siempre 
sin  fe  ni  ley;  los  frutos  amargos  que  la  pérdida  del  honor  lleva 
consigo,  no  tardarán  en  producirse»  (3). 

Es,  pues,  un  error  lamentable,  y  de  funestísimas  conse- 
cuencias para  la  humanidad,  el  hacer  depender  en  absoluto 
el  honor  de  las  palabras  ajenas.  Y  como  es  imposible  la  ma- 
yor parte  de  las  veces  conseguir  una  retractación  completa 
de  las  injurias  y  calumnias  inferidas,  ya  por  su  grande  difu- 
sión, ya  porque  la  conducta  del  infamado  tampoco  puede 
contribuir  á  la  reparación  del  honor,  se  ha  inventado  un  me- 
dio verdaderamente  brutal,  en  que  se  fía  á  la  suerte  ó  á  la 
habilidad  la  resolución  del  problema.   El  honor  caballeresco 


(1)  Schopenhauer:  obra  y  lugar  citados,  pág.  97. 

(2)  Pág.  101. 

(3)  Pág.  98. 


EL    PESIMISMO    Y    EL    MISTICISMO.  27 

ó  falso  honor  resulta  de  lo  que  otro  dice  ó  hace,  mientras 
que  el  verdadero  honor  depende  casi  exclusivamente  de  lo 
que  un  hombre  hace,  es  decir,  de  su  conducta  respecto  de  si 
mismo  y  de  los  demás.  El  honor  caballeresco  está  á  merced 
del  primero  que  pretenda  robarle,  á  menos  que  el  ofendido 
no  le  recobre  por  la  violencia,  ó  por  medio  de  las  formalida- 
des prescritas  en  el  código  del  honor,  exponiéndose  de  todos 
modos  al  peligro  gravísimo  de  perder  su  vida,  su  fortuna,  su 
libertad  y  la  tranquilidad  del  alma.  «Aunque  fuese  la  con- 
ducta de  un  hombre  la  más  honrosa  y  la  más  noble,  su  alma 
purísima  y  su  cabeza  eminente,  todo  esto  no  impedirá  que  su 
honor  (caballeresco)  se  pierda  tan  pronto  como  plazca  á  un 
individuo  cualquiera  injuriarle;  y  con  la  única  reserva  de  no 
haber  aún  violado  los  preceptos  del  honor  en  cuestión,  este 
individuo  podrá  ser  el  más  vil  tunante,  el  bruto  más  estúpi- 
do, un  vago,  un  jugador,  un  hombre  agobiado  de  deudas,  un 
hombre  indigno  de  que  se  le  mire  á  la  cara»  (i).  Según  el 
Código  de  este  honor,  la  razón  y  el  derecho  están  de  parte 
del  que  injuria,  mientras  que  el  injuriado  no  lo  restablezca  ó 
pierda  para  siempre,  por  medio  de  la  pistola  ó  de  la  espada. 
A  este  tenor  sigue  discurriendo  de  manera  verdaderamente 
maravillosa  Schopenhauer,  acerca  de  las  ridiculas  ceremo- 
nias y  formalidades  del  duelo.  «Todo  hombre  de  buena  fe 
reconocerá  á  primera  vista  que  este  Código  extraño,  bárbaro 
y  ridículo  del  honor,  no  puede  tener  su  fuente  en  la  esencia 
de  la  naturaleza  humana,  ó  en  una  manera  sensata  de  consi- 
derar las  relaciones  de  los  hombres  entre  sí»  (2). 

Si  hemos  apuntado  aquí  las  ideas  de  Schopenhauer,  rela- 
tivas al  duelo,  ha  sido  para  que  mejor  se  observe  el  contraste 
entre  los  principios  generales  del  pesimismo,  en  los  que  se 
defiende  ser  la  existencia  un  mal,  y  su  aplicación  á  la  vida 
práctica.  Nada  debería  haber  más  conveniente,  según  aque- 
lla teoría,  que  la  pronta  terminación  de  la  vida,  puesto  que 
así  se  libraría  el  hombre  de  tantos  dolores  y  trabajos. 

Aunque  de  la  doctrina  que  enseña  el  misticismo  ortodoxo 


(1)  Lugar  citado,  pág.  112. 

(2)  ídem  id.,  pág.  120. 


28  BL    PESIMISMO    V   EL    MiSTICISMO. 

sobre  el  concepto  de  la  humildad,  parece  deducirse  á  prime- 
ra vista,  no  sólo  la  insignificancia  del  honor,  sino  también  lo 
perjudicial  que  es  para  la  vida  del  alma,  no  obstante  el  ho- 
nor es  una  de  las  cualidades  que  jamás  debe  perder  el  ver- 
dadero cristiano.  No  quiere  el  misticismo  que  los  que  se 
precian  de  hijos  de  Dios  aspiren  á  ser  deshonrados,  y  mucho 
menos  que  busquen  esta  deshonra  por  sus  malas  acciones,  ó 
por  negligencia  en  el  cumplimiento  de  sus  deberes.  Lo  que  el 
misticismo  aconseja  es  que  internamente  se  menosprecien  los 
honores  y  las  dignidades,  para  huir  la  tentación  de  la  sober- 
bia; mas  en  público  debe  conservarse  el  honor  propio,  que  es 
también  el  honor  de  Dios.  «Verdad  es  que  la  humildad  me- 
nospreciaría la  fama,  si  la  caridad  no  la  hubiese  menester; 
mas  porque  ella  es  uno  de  los  fundamentos  de  la  sociedad 
humana,  y  sin  ella  no  sólo  somos  inútiles,  sino  dañosos  al 
público,  por  el  escándalo  que  recibe,  la  caridad  pide  y  la  hu- 
mildad tiene  por  bien  que  la  deseemos  y  conservemos  por 
estimación»  (i). 

Respecto  de  la  envidia  encontramos  en  el  pesimismo  ob- 
servaciones curiosas,  que  coinciden  también  con  las  señala- 
das por  el  misticismo.  Cuéntase  la  envidia  entre  los  princi- 
pales enemigos  de  la  felicidad  humana,  por  las  muchas  in- 
quietudes y  continuos  desasosiegos  que  engendra  y  por  los 
deseos  nunca  cumplidos  del  envidioso,  que  sólo  ve  los  bie- 
nes ajenos,  sin  reparar  que  en  sí  mismo,  en  lo  que  él  es,  con- 
siste la  razón  sólida  de  su  bienestar;  y  así  debería  procurar 
sofocarla  lo  antes  posible  y  privarse  de  este  placer,  como  de 
otros  muchos,  vistas  sus  funestas  consecuencias.  «La  envi- 
dia es  natural  al  hombre,  y  sin  embargo  es  un  vicio  y  una 
desgracia  á  la  vez»  (2).  El  remedio  más  eficaz  contra  la  en- 
vidia no  es  la  comparación  de  los  propios  bienes  con  los  bie- 
nes superiores  de  los  demás,  lo  cual  contribuiría  á  hacer  aún 
más  desgraciado  al  hombre,  sino  la  comparación  con  los 
bienes  y  ventajas  inferiores,  para  poder  apreciar  mejor  de 


(1)  San  Francisco  de  Sales:  Introducción  a  la  Vida  devota,  par- 
te 3.a,  cap.  vil 

(2)  Schopenhauer:  obra  citada,  tomo  11,  pág.  55. 


EL    PESIMISMO    Y  EL    MISTICISMO.  29 


esta  manera  la  superioridad  de  los  bienes  que  se  poseen  y 
gozarse  más  en  ellos,  libre  el  corazón  de  sobresaltos  y  ambi- 
ciones. Entre  los  varios  objetos  perseguidos  por  la  envidia, 
ninguno  como  las  ventajas  personales  excita  tanto  el  odio  y 
el  rencor  del  envidioso.  «De  aquí  nace  que  la  envidia  más 
irreconciliable  y  al  mismo  tiempo  más  cuidadosamente  disi- 
mulada, es  la  que  tiene  por  objeto  las  ventajas  persona- 
les» (i).  Además  de  la  infelicidad  del  envidioso,  sigúese  de  la 
envidia  otro  mal  muy  grave,  como  es  el  apartamiento  de  los 
hombres,  porque  en  verdad  nada  repugna  tanto  como  el  de- 
gradante vicio  de  la  envidia.  «La  conducta  que  se  debe  ob- 
servar con  los  envidiosos  consiste  en  conservar  á  distancia  á 
todos  aquellos  que  componen  estos  bandos  y  en  evitar  todo 
contacto  con  tales  personas,  de  modo  que  se  esté  de  ellas 
separado  por  un  hondo  abismo;  cuando  esto  no  es  factible, 
se  debe  soportar  con  mucha  calma  los  esfuerzos  de  la  envi- 
dia, cuya  fuente  se  agotará  así»  (2). 

La  envidia  también,  según  el  misticismo  católico,  es  uno 
de  los  vicios  que  más  degradan  y  entristecen  al  hombre.  Al 
hablar  San  Francisco  de  Sales  de  los  vicios  que  deben  extir- 
par los  principiantes  en  la  virtud,  señala  entre  los  efectos 
y  manifestaciones  de  la  envidia  la  tristeza  de  los  bienes  aje- 
nos y  el  deseo  de  ser  preferido  en  todo  á  los  demás.  «Porque 
acerca  de  la  envidia  muchos  destos  suelen  tener  movimien- 
tos de  pesares  del  bien  espiritual  de  los  otros,  dándoles  algu- 
na pena  sensible,  de  que  les  lleven  ventaja  en  este  camino; 
y  no  querían  verlos  alabar,  porque  se  entristecen  de  las  vir- 
tudes ajenas,  y  á  veces  no  lo  pueden  sufrir  sin  decir  ellos  lo 
contrario,  deshaciendo  aquellas  alabanzas  como  pueden;  y 
sienten  mucho  no  hacerse  con  ellos  otro  tanto,  porque  que- 
rrían hallarse  preferidos  en  todo»  (3).  Conocidas  son  de  to- 
dos las  muchas  sentencias  de  los  místicos,  en  que  reprueban 
con  las  más  duras  palabras  el  vicio  de  la  envidia,  por  lo  cual 
no  nos  detendremos  á  transcribirlas. 


(1)  Lugar  citado,  tomo  1,  pág.  24. 

(2)  Ibidem,  tomo  11,  pág.  57. 

(3)  Introducción  a  la  Vida  devota,  libro  1,  cap.  vn. 


30  EL    PESIMISMO   Y   EL    MISTICISMO. 


Sólo  queremos  advertir  que  en  el  misticismo  hay  otra 
clase  de  envidia,  llamada  santa,  y  que  no  es  la  que  se  entris- 
tece de  las  ventajas  ajenas,  ni  procura  disminuirlas  para  ha- 
cer así  resaltar  mejor  las  propias,  sino  la  que  debe  servir 
al  cristiano  para  enfervorizarle  en  el  camino  de  la  vida  es- 
piritual, hasta  conseguir  las  virtudes  que  admira  en  otros  y 
que  aún  no  posee. 

El  ascetismo,  según  los  principios  de  la  doctrina  pesimis- 
ta, es  la  fuente  más  pura  y  abundante  de  la  felicidad,  porque 
en  el  aislamiento  puede  gozar  el  hombre  de  lo  que  es,  y  no 
necesita  andar  mendigando  las  alegrías  y  placeres  de  fuera. 
La  paz  del  corazón  verdadera  y  profunda  y  la  completa 
tranquilidad  de  espíritu,  bienes  supremos  sobre  la  tierra, 
no  se  hallan  sino  en  la  soledad,  y,  para  ser  permanentes,  en 
la  incomunicación  absoluta.   Cuanto  menos  se  necesite,  á 
consecuencia  de  las  condiciones  objetivas  ó  subjetivas,  po- 
nerse en  coutacto  con  los  hombres,  se  disfrutará  de  una  con- 
dición más  feliz,  porque  entonces  el  hombre  se  basta  á  sí 
mismo,  y  podrá  sustraerse  á  los  grandes  sacrificios  que  im- 
pone la  vida  en  común.  Dos  ventajas  importantísimas  ofrece 
la  soledad  á  quien  en  sí  tiene  lo  necesario  para  ser  feliz;  la 
una,  estar  consigo  mismo,  y  la  otra,  no  estar  con  los  demás. 
Para  apreciar  mejor  todo  el  valor  de  estas  ventajas,  deben 
tenerse  en  cuenta  las  coacciones,  penas  y  peligros  que  ofre- 
ce el  comercio  con  el  mundo,  en  el  cual  sufre  grandemente 
la  felicidad  humana,  que  no  puede  existir  sin  largos  ratos  de 
soledad.  «Así,  aquel  que  felizmente  está  habituado  á  la  so- 
ledad y  á  quien  se  le  ha  hecho  amable,  ha  adquirido  una 
mina  de  oro»  (i). 

Nada  hay  que  aleje  tanto  del  camino  de  la  felicidad  como 
la  vida  en  grande,  la  vida  de  orgías  y  festines,  que  procura 
transformar  la  miserable  existencia  del  hombre  en  una  suce- 
sión de  alegrías,  de  placeres  y  de  goces,  que  llegan  á  produ- 
cir por  fin  en  el  corazón  un  desengaño  cruel  que  le  atormenta 
sin  cesar.  Además  el  amor  á  la  sociedad  está  en  proporción 
inversa  del  conocimiento  ó  del  valor  de  la  propia  personali- 


(i)     Schopenhauer:  obra  citada,  tomo "ii,  pág.  44. 


EL    PESIMISMO   Y   EL    MISTICISMO.  31 

dad,  y  por  consiguiente,  cuanto  más  incapaz  sea  el  hombre 
de  soportar  la  soledad  ó  de  soportarse  á  sí  mismo  cuando 
está  solo,  tanto  más  le  arrastrará  la  sociedad.  Siente  en  su 
interior  un  vacío  inmenso,  y  necesita  acudir  á  excitaciones 
exteriores  para  llenarlo,  si  no  quiere  que  su  espíritu  se  pre- 
cipite en  un  letargo  desolador.  El  amor  á  la  sociedad  nace 
también  de  la  pobreza  de  bienes  interiores,  y  se  tiene  que  re- 
currir á  la  sociabilidad  de  unos  hombres  con  otros  como 
medio  de  prestar  calor  recíproco  á  su  espíritu.  En  la  socie- 
dad, con  objeto  de  suplir  la  verdadera  superioridad,  que  es 
la  intelectual,  se  ha  inventado  otra  superioridad  falsa,  con- 
vencional y  arbitraria,  que  llaman  el  buen  tono,  que  es  la 
que  brilla  en  el  mundo  é  impone  la  obligación  de  demostrar 
una  paciencia  sin  límites  ante  toda  tontería,  toda  locura,  todo 
absurdo  y  toda  estupidez,  obligando  á  ocultarse  á  la  verda- 
dera superioridad  intelectual.  «En  las  reuniones  de  la  socie- 
dad hay  que  abandonar  con  penosa  abnegación  de  sí  mismo, 
las  tres  cuartas  partes  de  la  personalidad  propia  para  asimi- 
larse la  ajena.  Es  verdad  que  en  cambio  se  gana  á  los  de- 
más, pero  cuanto  más  valor  propio  se  tenga,  más  se  verá 
que  aquí  la  ganancia  no  cubre  la  pérdida  y  que  el  cambio 
redunda  en  nuestro  detrimento,  porque  la  generalidad  de  las 
personas  es  insolvente,  es  decir,  que  nada  tiene  en  su  comer- 
cio que  pueda  indemnizarnos  del  fastidio,  de  las  fatigas  y  de 
los  disgustos  que  procura,  ni  del  sacriñcio  de  uno  mismo 
que  impone;  de  donde  resulta  que  casi  toda  sociedad  es  de 
tal  naturaleza  que  aquel  que  la  adquiere  á  cambio  de  la  so- 
ledad, hace  un  mal  negocio»   (i). 

La  soledad,  en  medio  de  tantas  ventajas,  tiene  también 
algunos  inconvenientes  é  incomodidades;  pero  ai  lado  de  los 
que  ofrece  la  sociedad  son  tan  mínimos  é  insignificantes,  que 
los  espíritus  superiores  que  tengan  conciencia  de  su  propio 
valor,  la  escogerán  siempre  como  el  menor  de  dos  males, 
siéndoles  más  fácil  prescindir  de  los  demás  que  mantener  re- 
laciones con  ellos.  Entre  esos  inconvenientes  hay  uno  que 
pasa  inadvertido  por  lo  general,  y  es  que  se  hace  de  tal  modo 

(i)     Obra  y  lugar  citados,  pág.  35. 


32  EL    PESIMISMO    Y    EL   MISTICISMO. 


sensible  el  carácter  del  hombre  por  la  soledad  y  el  aislamien- 
to prolongados,  que  los  hechos  menos  importantes,  cual- 
quier nimiedad,  bastan  para  inquietarle  y  afligirle,  mientras 
que  no  prestan  atención  alguna  á  esas  bagatelas  los  que  vi- 
ven constantemente  en  el  tumulto  del  mundo.  Los  que  de- 
seen librarse  en  lo  posible  de  los  dolores  de  esa  sensibilidad, 
habitúense  desde  la  juventud  á  llevar  siempre  consigo  á  una 
parte  de  su  soledad ,  aprendan  á  estar  solos  en  medio  del 
mundo,  no  comunicando  en  seguida  sus  pensamientos  á  los 
demás,  ni  esperando  de  ellos  grandes  ventajas,  lo  mismo  en  lo 
moral  que  en  lo  intelectual.  ((De  este  modo,  aunque  entre  ellos 
no  estén  completamente  en  su  sociedad,  tendrán  enfrente  de 
ellos  una  actitud  más  puramente  objetiva,  lo  cual  les  prote- 
gerá contra  un  contacto  demasiado  íntimo  con  el  mundo,  y 
así  contra  toda  lesión>  (i). 

De  la  comparación  entre  los  bienes  y  satisfacciones  que 
ofrece  la  sociedad  y  los  que  proporciona  la  soledad,  bien  cla- 
ramente se  deduce  que  los  de  la  última  son  muy  superiores  á 
los  de  la  primera.  Esta  es  una  de  las  consecuencias  lógicas  de 
los  principios  del  pesimismo,  porque  lo  que  el  hombre  es, 
constituye  la  parte  más  esencial  de  su  felicidad,  y  tanto  la 
gozará  mayor,  cuanto  más  se  reconcentre  y  menos  se  esfuer- 
ce en  buscarla  en  las  cosas  exteriores. 

Conocidísimos  son  los  grandes  elogios  que  el  misticismo 
hace  también  de  la  vida  ascética  y  retirada  del  comercio  con 
las  criaturas,  que  sirven  casi  siempre  de  estorbo  para  la 
unión  con  el  Creador.  Nada  favorece  tanto  á  la  práctica  de 
las  virtudes  como  el  desasimiento  del  mundo  con  sus  pom- 
pas y  vanidades.  En  la  soledad  es  en  donde  habla  Dios  al 
corazón  de  sus  hijos  predilectos,  les  comunica  sus  gracias 
y  les  fortalece  con  sus  dones  para  salir  victoriosos  en  las  te- 
rribles luchas  del  alma.  Lejos  del  tumultuoso  ruido  del  mun- 
do es  donde  halla  el  alma  el  descanso  apetecido  y  donde  pue- 
de entregarse  por  completo  á  Dios.  Para  apreciar  los  peli- 
gros que  ofrece  el  mundo,  baste  recordar  que  es  considerado 
como  uno  de  los  enemigos  capitales  del  alma. 


(i)     Lugar  citado,  pág.  54. 


EL    PESIMISMO    Y   EL    MISTICISMO.  oó 


No  necesitamos  advertir  que  también  el  misticismo,  como 
hemos  dicho  antes  del  pesimismo,  aconseja  la  soledad  en 
medio  del  mundo,  porque  lo  interesante  es  el  despego  del 
corazón  de  las  cosas  de  la  tierra,  y  de  nada  serviría  el  vivir 
alejado  del  trato  de  los  hombres,  si  el  corazón  siguiese  entre- 
gado á  ellos  por  sus  recuerdos  y  afecciones. 

De  todo  lo  expuesto ,  bien  claramente  se  infiere  que  la 
moral  de  Schopenhauer,  en  lo  que  tiene  de  humana  y  acep- 
table, no  encierra  ningún  principio  nuevo  que  no  enseñen  y 
recomienden  los  grandes  maestros  de  la  vida  espiritual,  ins- 
pirados en  el  Evangelio;  pero,  en  cambio,  le  pertenecen  de 
un  modo  exclusivo  las  máximas  egoístas,  perturbadoras  é 
infecundas. 

Fr.  Guillermo  Antolín, 
o.  s.  A. 


LAS  REFORMAS  EN  LA  ENSEÑANZA 


ue  la  enseñanza  en  nuestro  desgraciado  país  se  halla 
j  en  malísimo  estado ,  es  cosa  conocida  y  confesada 
á  por  todos  los  españoles  que  desinteresadamente  la 
juzgan.  ¿Quién  tiene  la'culpade  ello?  ¿La  ley,  que  ha  organi- 
zado la  instrucción  de  una  manera  absurda  é  ineficaz  para 
conseguir  verdaderos  resultados  prácticos?  ¿El  profesorado, 
que  no  sabe  ó  no  quiere  cumplir  con  su  deber?  ¿Los  discípu- 
los, que  huyen  del  trabajo  ó  se  han  hecho  inhábiles  para  el 
estudio?  ¿Los  programas  y  libros  de  texto,  por  su  extensión  ó 
falta  de  método  y  de  ciencia?  ¿Los  exámenes  ,  por  la  forma 
atropellada  y  superficial  con  que  generalmente  se  hacen  ,  y 
por  la  influencia  de  las  recomendaciones  que  llueven  sobre 
el  profesor  en  Junio  y  en  Septiembre? 

No  entra  en  mi  propósito  contestar  ,  por  ahora  ,  á  estas 
preguntas.  Sólo  me  importa  dejar  sentado  que  la  enseñanza 
actual  en  todos  los  órdenes ,  y  muy  especialmente  la  que 
constituye  el  bachillerato  ,  es  mala  ,  absurda  ,  detestable  ;  y 
que,  por  tanto ,  es  necesaria  ,  urgente  una  reforma.  Esto  ha 
llegado  á  ser  un  hecho  de  conciencia  nacional,  y  como  todos 
los  hechos  de  conciencia  ,  no  necesita  demostración.  Nos  lo 
está  diciendo  ese  clamoreo  general  de  la  prensa  ,  que  ha  ve- 
nido oyéndose  y  acentuándose  cada  vez  más,  desde  que 
nuestros  inconcebibles  desastres  expusieron  á  la  vergüenza 
pública  nuestra  decadencia  física,  moral  é  intelectual;  nos  lo 
han  manifestado  esos  continuos  y  estériles  debates  de  las 


LAS    REFORMAS    EN    LA   ENSEÑANZA.  35 


Cortes  sobre  libros  de  texto  y  otros  puntos  más  ó  menos 
sustanciales  ,  que  de  ningún  modo  sirven  para  remediar  el 
mal  que  padecemos;  lo  está  confesando  á  todas  horas  el 
mismo  profesorado,  que  tiene  el  primer  voto  en  la  materia, 
siempre  que  hable  y  juzgue  imparcialmente  ;  nos  lo  demues- 
tran los  innumerables  proyectos  de  reforma  que  vienen  ha- 
ciendo, desde  tiempo  inmemorial,  cuantos  ministros  han 
obtenido  la  cartera  de  Fomento ;  lo  reclaman  á  gritos  todos 
los  españoles  que  desean  de  corazón  la  prosperidad  y  la  cul- 
tura de  su  patria,  todos  los  que  quieren  verla  llegar  al  nivel 
intelectual  de  los  demás  pueblos  de  Europa ;  lo  reclaman, 
finalmente  ,  los  padres  de  familia  que  pagan  al  Estado  para 
que  sus  hijos  aprendan  algo  que  les  sea  útil  para  su  porve- 
nir ,  y  los  mismos  que  asisten  á  las  aulas  lo  reclamarían  si 
estuviesen  en  condiciones  de  comprender  sus  verdaderos 
intereses. 

Es,  pues,  necesario,  absolutamente  necesario,  que  la  en- 
señanza se  reforme.  Pero  ¿en  qué  ha  de  consistir  la  reforma? 
Este  es  el  caballo  de  batalla.  Aquí  es  donde  empieza  la  dis- 
conformidad y  la  discusión.  Cada  cual  ve  las  cosas  á  través 
de  sus  intereses  particulares  ,  y  no  es  posible  llegar  en  este 
punto  á  un  acuerdo.  Hay  quien  sólo  se  fija  en  la  facultad  que 
cada  profesor  tiene  de  imponer  su  programa,  bueno  ó  malo, 
corto  ó  extenso,  y  cree  resuelto  el  problema  con  señalar 
para  cada  asignatura  un  programa  ó  cuestionario  oficial  obli- 
gatorio para  todos  los  centros  respectivos.  Útil  y  aun  nece- 
saria es  esta  reforma,  aunque  sólo  sea  por  razón  de  unifor- 
midad é  igualdad  ante  la  ley;  pero  por  si  sola  es  práctica- 
mente inútil.  Subsistiendo  la  libertad  de  la  cátedra  ,  tal 
como  entre  nosotros  se  entienden  ésta  y  todas  las  libertades, 
; quién  garantiza  que  el  profesor  se  atendría  estrictamente  al 
programa  oficial,  sin  aumentar,  sin  disminuir,  sin  alterar  las 
cuestiones?  ¿Quién  obliga  á  los  catedráticos  de  todas  las  Uni- 
versidades y  de  todos  los  Institutos  á  que  expliquen  el  pro- 
grama íntegro  ,  á  que  se  conformen  con  su  método  y  sus 
ideas,  cosas  que  de  algún  modo  tienen  que  manifestarse  en 
un  cuestionario  ,  hágase  como  se  quiera?  Impóngase  el  pro- 
grama único,  y  se  verá  cómo  desaparece  por  sí  mismo,  á  los 


56  LAS   REFORMAS    EN   LA    ENSEÑANZA. 


pocos  años,  si  á  esta  reforma  no  van  unidas  otras  más  sus- 
tanciosas y  radicales. 

Hay  también  quienes  piden  la  libertad  de  que  los  estu- 
diantes elijan  el  texto  que  les  convenga.  Confieso  ingenua- 
mente que  nunca  he  podido  comprender  el  interés  de  seme- 
jante cuestión.  ¿Por  ventura  niega  la  ley  esta  facultad?  ¿La 
niegan  los  catedráticos?  Yo  siempre  he  creído  que  lo  que 
aquélla  y  éstos  exigen  (si  exceptuamos  á  unos  pocos  que  im- 
ponen sus  libros  como  condición  para  aprobar  en  los  exá- 
menes) es  que  se  conteste  al  programa  ,  que  se  sepa  la  asig- 
natura, importando  poco  ó  nada  el  texto  de  que  cada  uno  se 
ha  servido  para  sus  estudios.  Verdad  es  que  el  libro  de  texto 
del  profesor  se  impone  de  una  manera  indirecta  á  los  que 
con  su  autor  han  de  examinarse;  pero  esto  procede,  no  de  la 
falta  de  libertad  para  elegir  texto  ,  sino  de  que  el  libro  del 
catedrático  ha  de  corresponder  ,  mejor  que  ningún  otro  ,  al 
programa  que  él  mismo  ha  hecho.  ¿Se  pretende  que  los 
textos  se  reduzcan  á  proporciones  más  racionales,  que  cues- 
ten menos ,  que  no  sean,  como  son  algunos  ,  una  deshonra 
para  el  profesorado  y  una  verdadera  vergüenza  nacional? 
Pues  para  conseguir  esto,  no  quedan  más  que  dos  caminos:  ó 
la  aprobación  del  Estado  para  que  puedan  servir  de  texto  ,  ó 
la  imposición  de  un  libro  único  oficial  para  cada  asignatura. 
Lo  primero  no  pasaría  de  una  pura  fórmula  ,  porque  sabido 
es  cuánto  pueden  en  este  desdichado  país  las  influencias  de 
todo  género  ,  y  cualquier  libro  ,  por  detestable  que  fuera T 
obtendría  fácilmente  la  aprobación  necesaria.  Lo  segundo  es 
impracticable,  porque  el  profesor  puede  no  seguir  las  doctri- 
nas del  texto  oficial,  ó  explicar  un  programa  que  no  se  aco- 
mode á  dicho  texto.  En  resumen:  la  imposición  de  un  pro- 
grama oficial  y  el  texto  único  ó  aprobado  son  cosas  que 
deben  hacerse,  sobre  todo  lo  primero;  pero  no  resuelven  por 
sí  solas,  ni  poco  ni  mucho,  el  problema  de  la  enseñanza. 

Tampoco  se  resuelve  con  hacer  que  tal  ó  cual  catedrático 
cumpla  mejor  con  su  deber;  que  los  exámenes  sean  más  de- 
tenidos, rigurosos  é  imparciales,  y  mucho  menos  con  que  se 
supriman  ,  ni  con  dar  á  la  enseñanza  una  nueva  organiza- 
ción, entendiendo  por  ésta  el  número  de  asignaturas  que  han 


LAS   REFORMAS   EN   LA   ENSEÑANZA.  37 

de  constituir  el  bachillerato  y  cada  facultad ,  y  el  orden  y  la 
extensión  con  que  deben  estudiarse.  Más  de  medio  siglo  lle- 
vamos haciendo  ensayos  sobre  este  punto  ,  y  el  resultado  es 
siempre  el  mismo  ó  cada  vez  peor.  Se  han  aumentado  y  se 
han  disminuido  los  cursos  que  debe  comprender  el  bachille- 
rato ;  se  han  suprimido  unas  asignaturas  y  se  han  añadido 
otras;  se  han  hecho  diversas  combinaciones  respecto  al  orden 
en  que  deben  estudiarse;  apenas  ha  habido  un  solo  ministro 
de  Fomento  que  no  haya  modificado  el  plan  del  que  le  pre- 
cedió; ¿y  qué  se  ha  conseguido  con  tantas  reformas,  con  tanto 
tejer  y  destejer?  Nada,  absolutamente  nada  provechoso. 
Nuestros  bachilleres,  con  rarísimas  excepciones,  empiezan  el 
estudio  de  una  facultad  sin  otros  conocimientos  que  el  nom- 
bre de  las  asignaturas  que  con  excesiva  amplitud  estudiaron. 
Cualquiera  podría  comprometerse  á  hacer  que  un  niño  de 
doce  años,  de  regular  disposición,  adquiriera  en  un  solo  curso 
más  conocimientos  concretos  y  útiles  de  todas  las  materias 
del  bachillerato,  que  los  que  posee  la  gran  mayoría  de  nues- 
tros bachilleres  al  graduarse,  después  de  cinco  ó  seis  años  de 
asistencia  diaria  á  un  Instituto  ;  y  con  esto  queda  hecha  la 
apología  de  nuestro  sistema  de  enseñanza  y  de  las  reformas 
introducidas  hasta  la  fecha. 

Una  larga  y  triste  experiencia  nos  demuestra  que  las  in- 
numerables reformas  proyectadas  han  sido  completamente 
estériles.  ¿Y  por  qué?  Lo  diremos  claro.  Porque  se  ha  andado 
siempre  por  las  ramas,  y  la  enfermedad  está  en  la  raíz.  Por- 
que las  reformas  se  han  dirigido  á  puntos  puramente  acci- 
dentales, y  lo  sustancial  queda  en  pie  como  una  institución 
inviolable.  Porque  se  ha  pretendido  destruir  el  mal,  dejando 
subsistentes  las  causas  que  lo  producen.  Mientras  el  Estado 
tenga  ese  monopolio  absoluto  ó  casi  absoluto  de  la  instruc- 
ción, que  ya  sólo  queda  en  España;  mientras  subsista  esa 
intangible  libertad  de  la  cátedra  que  concede  facultad  á  cada 
profesor  oficial  para  dar  á  su  programa  la  extensión  que  le 
parezca  (desde  quince  ó  veinte  lecciones,  en  una  misma  fa- 
cultad, hasta  ciento  cincuenta  ó  más),  para  explicar  y  exigir 
toda  la  materia  ó  una  mínima  parte,  aun  suprimiendo  lo  más 
útil,  y  para  imponer,  directa  ó  indirectamente,  textos  abomi- 


88  LAS    REFORMAS   EN   LA    ENSEÍÍANZA. 


nables;  mientras  cada  alumno  se  examine  con  su  respectivo 
profesor,  dependiendo  del  criterio  de  éste  aprobarle  ó  des- 
aprobarle, sepa  ó  no  sepa,  exigir  mucho  ó  no  exigir  nada7 
juzgar  con  rectitud  y  prudencia,  ó  movido  por  extrañas  in- 
fluencias; mientras  estas  y  otras  causas  análogas  subsistan , 
es  imposible  hacer  nada  provechoso  para  la  enseñanza. 
Hasta  ridicula  va  siendo  ya  la  obra  de  nuestros  reformado- 
res, reducida  á  si  se  ha  de  poner  ó  se  ha  de  quitar  tal  ó  cuál 
clase,  á  agregar  un  curso  á  la  segunda  enseñanza  para  supri- 
mirlo al  año  siguiente,  y  á  otras  variaciones  no  mucho  más 
importantes. 

No;  no  es  esto  lo  que  exige  el  estado  actual  de  la  ense- 
ñanza para  su  mejoramiento.  El  mal  está  en  otra  parte,  y 
procede  de  otras  causas  más  hondas;  y  por  no  destruir  esas 
causas,  las  reformas  hasta  ahora  intentadas  han  sido  inútiles 
y  lo  serán  en  adelante.  Hace  falta  una  reforma  radical,  un 
sistema  de  instrucción  completamente  nuevo;  hace  falta  rom- 
per los  antiguos  moldes  de  la  enseñanza,  fundarla  sobre  otras 
bases  más  racionales  y  más  sólidas;  sobre  las  bases  en  que 
la  fundan  las  naciones  que  marchan  al  frente  de  la  cultura 
intelectual. 

Estas  bases,  presentadas  en  su  más  amplia  generaliza- 
ción, son  las  siguientes: 

Primera.  Es  necesario  que  se  lleve  á  la  práctica  el  prin- 
cipio de  que  la  enseñanza  no  es  una  función  propia  y  perma- 
nente del  Estado,  sino  de  carácter  subsidiario  y  transitorio. 
Lo  cual  quiere  decir  que  la  noble  misión  de  educar  é  instruir 
corresponde,  por  su  naturaleza,  á  la  iniciativa  privada,  es 
una  función  social,  y  el  Estado  debe  concretarse  á  protegerla, 
ayudarla,  suplir  las  deficiencias  de  los  particulares,  darle  una 
buena  organización.  En  una  palabra:  la  acción  del  Estado 
debe  empezar  allí  donde  terminan  las  energías  ó  las  faculta- 
des de  la  sociedad.  Es  inútil  detenerse  en  demostrar  esta 
doctrina:  la  admiten  en  teoría  los  mismos  que  se  oponen  á 
su  realización  respecto  de  la  enseñanza;  está  proclamada  ofi- 
cialmente en  innumerables  decretos,  preámbulos  de  leyes  y 
hasta  en  la  Constitución  del  Estado;  se  practica  hoy,  con  más 
ó  menos  extensión,  en  todos  los  países  de  Europa,  fuera  de 


LAS    REFORMAS    EN    LA   ENSEÑANZA.  39 

España,  y  sus  resultados  son,  como  tienen  que  ser  por  fuer- 
za, satisfactorios. 

Monopolizada  la  instrucción  por  el  Estado,  cabe  decir 
que  ni  éste  enseña,  ni  deja  enseñar.  "No  enseña,  porque  ni 
es  esa  su  misión  propia,  ni  el  Estado  ha  sido  jamás  buen 
administrador  en  ningún  orden  de  la  vida.  No  deja  enseñar, 
porque  ahoga  las  iniciativas  particulares,  porque  la  ense- 
ñanza privada  tiene  que  someterse  en  todo  y  por  todo,  tiene 
que  acomodarse,  quiera  ó  no  quiera,  á  la  enseñanza  que  da 
por  su  propia  cuenta  el  Estado,  y  si  ésta  es  mala,  tiene  que 
serlo  también  aquélla. 

Segunda.  Como  consecuencia  de  la  base  anterior,  la  in- 
tervención del  Estado  en  la  enseñanza  se  reduce  á  los  puntos 
siguientes:  i.°  Organizaría  en  todas  sus  fases  por  medio  de 
una  ley.  2.0  Otorgar  títulos,  previo  el  examen  correspondien- 
te. 5.°  Conservar  la  enseñanza  oficial  de  aquellas  Facultades 
que  no  puedan  ser  debidamente  desempeñadas  por  la  inicia- 
tiva particular.  La  Medicina,  ó  por  lo  menos  una  parte  de  las 
materias  que  comprende,  puede  servir  de  ejemplo.  4.0  Esta- 
blecer centros  gratuitos,  sobre  todo  de  segunda  enseñanza, 
allí  donde  se  vea  su  necesidad,  ya  por  no  haber  otros,  ya 
también  por  hacer  posible  la  instrucción  á  los  que  carecen  de 
recursos.  Pero  estos  centros  han  de  estar  sometidos  exacta- 
mente á  las  mismas  condiciones  que  los  demás,  con  sola  la 
excepción  de  que  los  profesores  sean  puestos  y  retribuidos 
por  el  Estado. 

Tercera.  Quedan  con  esto  suprimidas,  tanto  la  enseñan- 
za oficial  como  la  libre,  en  el  sentido  en  que  hoy  se  entien- 
den. «Todo  español  podrá  fundar  y  sostener  establecimientos 
de  instrucción  ó  de  educación,  con  arreglo  á  las  leyes»  (1);  y 
estas  leyes  deben  concretarse  á  señalar  las  condiciones  del 
establecimiento,  y  exigir  los  medios  necesarios  para  la  ense- 
ñanza, según  su  clase.  Esto  lleva  consigo  la  inmensa  ventaja 
de  suscitar  la  competencia,  base  del  trabajo  y  del  interés  con 
que  se  toman  las  cosas.  Sabiendo  cada  centro  docente  que  su 
prosperidad  y  aun  su  existencia  depende  del  buen  éxito,  y 


(1)     Art.  12  de  la  Constitución. 


40  LAS  REFORMAS  EN  LA  ENSEÑANZA. 

que  no  hay  otro  medio  de  conseguirlo  que  preparar  conve- 
nientemente á  sus  alumnos,  procuraría  tener  buenos  profe- 
sores, éstos  se  esmerarían  en  la  enseñanza  y  se  harían  esfuer- 
zos prodigiosos  para  elevar  los  colegios  á  la  mayor  altura 
posible. 

Dos  dificultades  suelen  oponerse  á  este  sistema  de  liber- 
tad que  convierte  la  enseñanza  en  una  función  social,  en  lu- 
gar de  ser,  como  es  hoy,  una  función  del  Estado.  Consiste 
la  primera  en  afirmar  que,  llevada  esta  doctrina  á  la  prác- 
tica, todo  el  que  tenga  un  título  se  dedicaría  á  enseñar,  y 
España  se  inundaría  en  poco  tiempo  de  Colegios,  Academias, 
y  Universidades.  Así  lo  creo  yo  también;  pero  ¿qué  mal  hay 
en  ello?  O  todos  estos  centros  cumplen  perfectamente  con  la 
misión  de  la  enseñanza,  ó  no.  Si  cumplen,  la  competencia 
será  mayor  y  la  enseñanza  prosperará;  si  no  cumplen  todos, 
los  que  mejor  eduquen  y  enseñen  alcanzarán  el  grado  de  es- 
plendor que  les  corresponde,  y  los  que  no  sepan  conseguir 
este  fin,  caerán  por  su  propio  peso,  y  la  selección  irá  hacién- 
dose poco  á  poco  por  sí  misma. 

La  segunda  dificultad,  más  ó  menos  embozadamente  ex- 
puesta por  escritores  de  tendencias  distintas,  está  en  la  im- 
posibilidad de  hacer  competencia  á  las  Corporaciones  reli- 
giosas que  se  dedican  á  la  enseñanza.  Aquí,  aquí,  es  donde 
duele;  y  ya  que  hemos  descubierto  la  llaga,  apliquemos  el 
cauterio.  ¿Por  qué  los  particulares  no  podrían  hacer  compe- 
tencia á  las  Corporaciones?  Porque  éstas  cuentan  con  perso- 
nal más  apto  por  su  disciplina,  por  su  desinterés,  por  sus 
condiciones  morales  y  acaso  intelectuales;  porque  poseen 
más  recursos,  más  medios  para  la  enseñanza;  en  una  palabra, 
porque  educan  y  enseñan  mejor.  Y  esto,  que  debiera  ser  la 
principal  garantía  de  la  libertad  de  enseñanza,  ¿se  quiere  con- 
vertir en  obstáculo  para  toda  reforma  útil?  ¡Ah!  Entonces 
hablen  claro  los  que  se  oponen  á  la  libertad  de  la  enseñanza 
por  temor  á  la  competencia  de  las  Corporaciones,  y  digan 
que  lo  que  aquí  se  persigue  no  es  el  mejoramiento  de  la  ins- 
trucción, sino  el  interés  de  los  particulares;  que  no  se  toma 
la  enseñanza  como  fin,  sino  como  medio  de  ganarse  la  vida 
unos  cuantos,  en  perjuicio  de  la  cultura  nacional. 


LAS  REFORMAS  EN  LA  ENSEÑANZA.  41 


Cuarta.  Los  exámenes  para  la  obtención  de  títulos  de- 
ben correr  por  cuenta  del  Estado,  que  formará  un  cuerpo  de 
examinadores  compuesto  de  personas  competentes  y  debida- 
mente organizado  para  el  cumplimiento  de  este  fin.  Juzgo  de 
tan  vital  importancia  esta  reforma,  que  sin  ella  no  se  podrá 
dar  un  paso  en  el  mejoramiento  de  la  enseñanza.  Para  que 
cada  Centro  trabaje  y  ponga  verdadero  interés  en  preparar 
bien  á  sus  alumnos,  es  preciso  suponer  que  éstos  no  han  de 
ser  examinados  por  sus  respectivos  profesores,  pues  depen- 
diendo de  ellos  el  éxito  de  los  estudios,  desaparece  por  com- 
pleto la  competencia,  y  el  mal  aumentaría  con  la  libertad  de 
la  enseñanza.  No;  no  ha  de  ser  el  profesor  quien  ha  de  juz- 
gar de  los  resultados  obtenidos  con  sus  explicaciones  y  su 
trabajo,  porque  sería  á  la  vez  juez  y  parte,  y  el  interés  per- 
sonal ó  corporativo  que  tiene  en  el  buen  éxito  es  incompati- 
ble con  la  rectitud  y  la  imparcialidad  de  todo  juicio. 

Hay  que  distinguir  entre  los  exámenes  de  cada  curso,  sea 
en  el  bachillerato,  sea  en  una  Facultad,  y  los  exámenes  para 
obtener  grados.  Los  primeros  no  deben  tener  otro  valor  que 
permitir  al  alumno  pasar  al  curso  siguiente,  ú  obligarle  á  re- 
petir  el  anterior,  y  han  de  hacerse  por  los  mismos  Centros 
en  que  se  verificaron  los  estudios.  Los  segundos  tendrán  lu- 
gar ante  los  examinadores  oficiales.  Deben  comprender  dos 
períodos:  en  el  primero  el  examen  será  verbal,  y  durará  cuan- 
tos días  sean  necesarios  para  que  el  alumno  demuestre  su 
competencia  respecto  de  todas  las  materias  que  abraza  la 
Facultad  que  es  objeto  del  examen.  En  el  segundo  período  el 
examen  deberá  hacerse  por  escrito  y  en  tal  forma,  que  no 
haya  lugar  á  las  recomendaciones  ni  á  otras  influencias  que 
inutilizarían  bien  pronto  las  mejores  reformas  y  las  más  pu- 
ras intenciones. 

El  rigor  de  estos  exámenes  debe  extremarse  hasta  donde 
sea  necesario  para  eliminar  á  los  ineptos  y  á  los  holgazanes 
y  para  que  todo  el  que  obtenga  un  título  se  halle  en  condicio- 
nes de  ejercer  inmediatamente  su  carrera.  Lo  cual  significa 
que  los  exámenes  sean  detenidos,  imparciales  y  prácticos. 

Quinta.  Los  programas  deben  ser  impuestos  por  el  Es- 
tado, y  el  profesor  no  tendrá  más  remedio  que  someterse  á 


42  LAS   RBFOHMAS   EN    LA   ENSEÑANZA. 

ellos.  Únicamente  así  puede  conseguirse  la  uniformidad  en 
la  enseñanza,  y  evitarse  esa  desigualdad  enorme  é  irritante 
entre  los  diversos  programas  de  una  misma  asignatura,  ese 
verdadero  caos  introducido  en  la  Instrucción  pública  por  el 
arbitrio  de  los  profesores  que  pueden  dar  á  la  materia  que 
explican  la  extensión  y  forma  que  les  parezca,  sin  limitación 
alguna. 

En  cuanto  á  los  libros  de  texto,  opino  que  deben  impo- 
nerse por  el  Estado,  lo  mismo  que  el  programa,  en  las  asig- 
naturas del  bachillerato,  porque  respecto  de  la  segunda  ense- 
ñanza deben  reunir  los  libros  condiciones  especialísimas,  y 
es  muy  fácil  el  abuso  desde  el  momento  en  que  cada  profesor 
tenga  facultad  para  imponer  su  texto.  Pero  en  la  enseñanza 
superior  no  se  ve  la  misma  necesidad.  El  alumno  debe  estu- 
diar, no  uno  sino  muchos  libros  en  cada  materia  que  curse; 
y  no  siendo  el  profesor  quien  le  ha  de  examinar,  sino  otros, 
ya  procurará  señalar  aquellas  fuentes  que  mejor  sirvan  al  dis" 
cípulo  para  prepararse. 

He  aquí  las  bases  en  que  debe  ir  fundada  toda  reforma 
de  la  enseñanza,  si  se  quiere  que  sea  útil  y  provechosa.  Si  no 
hay  valor  para  acometer  esta  empresa,  mejor  es  dejar  las 
cosas  como  están,  y  no  introducir  mayor  confusión  con  mo- 
dificaciones que  ningún  bien  producen.  No  es  un  puro  idea- 
lismo la  doctrina  sentada  en  estas  bases  de  reforma;  es,  sub- 
tancialmente,  lo  que  viene  practicándose  en  Alemania  desde 
hace  muchos  años;  es  el  plan  vigente  en  Francia,  impuesto 
como  medio  de  regeneración  social  después  del  desastre  su- 
frido en  la  guerra  franco-prusiana;  es  el  sistema  que,  con  más 
ó  menos  extensión,  existe  en  todas  las  naciones  de  Europa, 
;en  todas,  menos  en  España!  Pues  bien;  ya  que  hemos  ido  á 
buscar  al  extranjero  instituciones  que  aquí  son  plantas  exóti- 
cas que  no  arraigarán  nunca,  instituciones  absurdas  que  en- 
tre nosotros  sólo  producen  frutos  amargos,  ¿por  qué,  tratán- 
dose de  un  plan  de  enseñanza,  no  hacemos  caso  alguno  de  lo 
que  nos  dicen  con  los  hechos  las  naciones  más  sabias  y  más 
prácticas?  ¿Por  qué  no  se  ha  de  poner  aquí  ese  plan  de  ense- 
ñanza que  está  produciendo  magníficos  resultados  en  todas 
partes?  Porque...  porque  aquí  no  es  posible  hacer  nada  bueno, 


LAS  REFORMAS  EN  LA  ENSEÑANZA.  43 

como  si  estuviéramos  perseguidos  por  una  triste  fatalidad. 
Porque  no  tenemos  un  solo  hombre  de  energías  para  luchar 
de  frente  contra  todos  los  obstáculos  que  se  le  opongan  en  la 
realización  de  algo  útil  para  la  cultura  nacional.  Porque, 
para  hacer  una  reforma  radical  y  verdadera  de  la  enseñanza, 
hay  que  herir  muchos  derechos,  sobreponerse  á  muchas  in- 
fluencias y  romper  con  muchos  compromisos.  Porque  lo 
único  que  aquí  impera  es  el  egoísmo,  y  el  que  se  ve  perjudi- 
cado por  cualquiera  reforma,  aunque  sea  reclamada  á  gritos 
por  la  nación  entera,  acude  á  un  periódico  de  gran  circula- 
ción, truena  contra  la  reforma  que  se  intenta,  y  el  Ministro, 
por  regla  general,  cede,  y  su  reforma  queda  en  proyecto. 
Porque  aquí  toda  reforma  que  intenta  un  Gobierno,  prescin- 
diendo de  si  es  buena  ó  mala,  se  toma  como  arma  de  partido 
que  se  esgrime  innoblemente  contra  ese  mismo  Gobierno, 
aunque  esté  animado  de  las  mejores  intenciones.  Porque  hay 
un  poder  superior  á  todos  los  Gobiernos,  que  es  la  prensa, 
coco  de  todos  los  hombres  públicos,  soberana  que  viene  go- 
bernando á  este  país  sin  ventura  desde  hace  mucho  tiempo, 
palanca  poderosa  que  mueve  ó  paraliza  la  voluntad  de  los 
que  gobiernan,  maestra  de  la  opinión  pública  y  juez  inapela- 
ble de  todas  las  cuestiones  administrativas. 

Por  todas  estas  causas  y  otras  muchas,  la  instrucción  per- 
manecerá en  el  lamentable  estado  en  que  hoy  se  encuentra. 
Se  ve  y  se  confiesa  el  mal;  se  conoce  el  remedio  y  no  se 
aplica  ni  se  aplicará  en  mucho  tiempo.  Los  Institutos  conti- 
nuarán siendo  verdaderas  fábricas  de  hacer  bachilleres;  los 
profesores  de  segunda  enseñanza  seguirán  dando  á  los  niños 
textos  superiores  á  su  desarrollo  intelectual,  y  hasta  á  sus 
fuerzas  físicas,  y  todo  catedrático  tendrá  facultad,  ó  más  bien 
obligación  de  hacer  su  programa  y  dar  á  su  asignatura  la  ex- 
tensión y  el  carácter  que  le  parezca,  sujetándose  ó  no  suje- 
tándose al  todo  orgánico  de  que  debe  formar  parte.  Conti- 
nuarán pululando  por  nuestras  Universidades  estudiantes  dis- 
puestos siempre  á  la  insubordinación  y  al  motín;  vagabundos 
mezclados  entre  los  amantes  del  trabajo  y  la  disciplina;  jó- 
venes sin  aptitud  ó  sin  vocación  para  el  estudio,  de  los  cua- 
les, unos  van  aprobando  cursos  con  solo  el  hecho  de  asistir  á 


44  LAS  REFORMAS  EN  LA  ENSEÑANZA. 

clase,  y  otros  sin  tomarse  siquiera  este  trabajo,  porque  estu- 
dian por  libre;  jóvenes  holgazanes  que  han  recorrido  todas 
las  Universidades  del  Reino  en  busca  de  profesores  buenos  y 
programas  fáciles;  que  aprobaron  esta  asignatura  á  fuerza  de 
recomendaciones,  aquella  por  la  gran  suerte  de  tocarles  las 
tres  únicas  lecciones  que  sabían,  y  laotra  porque  los  exa- 
minadores estaban  de  prisa  y  ni  siquiera  se  enteraron  del 
examen.  ¿Y  cuál  es  el  resultado  de  todo  esto?  El  que  estamos 
palpando  en  la  actualidad:  que  la  enseñanza  se  prostituye; 
que  el  terminar  una  carrera  ya  no  es  honra  para  nadie;  que 
las  oficinas  del  Estado  se  inundan  de  aspirantes  á  un  empleo 
cualquiera,  presentando  como  recomendación  un  título  que 
hoy  ni  da  ni  supone  ciencia;  que,  retrasada  nuestra  cultura 
intelectual,  carecemos  de  hombres  de  talla  en  casi  todos  los 
órdenes  del  saber  humano;  que  con  el  sistema  actual  de  en- 
señanza se  producen  graves  daños  á  la  nación  y  se  está  enga- 
ñando á  los  mismos  que,  sin  aptitud,  se  empeñan  en  seguir 
estudios  que  para  nada  les  sirven.  Se  les  está  engañando,  sí; 
porque  si  la  instrucción  y  los  exámenes  fueran  siempre  y  en 
todas  partes  una  verdad,  aquellos  infelices  se  habrían  desen- 
gañado desde  niños  de  que  Dios  no  les  llamaba  por  ese  ca- 
mino; se  hubieran  dedicado  á  otra  cosa  más  útil  para  ellos  y 
para  la  sociedad,  y  no  tendríamos  que  contemplar  el  vergon- 
zoso espectáculo  de  que  licenciados  ó  doctores  en  Derecho  se 
conviertan  en  conductores  de  un  tranvía,  ó  soliciten...  ¡la 
plaza  de  verdugo  que  queda  vacante  en  la  Audiencia  de 
Madrid! 

El  actual  Ministro  de  Instrucción  pública,  animado  indu- 
dablemente del  buen  deseo  de  mejorar  la  enseñanza,  hizo, 
apenas  tomó  posesión  de  su  cargo,  importantes  declaracio- 
nes referentes  á  sus  proyectos  de  reforma.  Estas  declaracio- 
nes tienen  una  parte  buena  y  otra  parte  mala.  La  parte  bue- 
na está  en  el  propósito  de  dar  á  la  enseñanza  un  carácter 
más  práctico,  condición  de  que  carecen  casi  en  absoluto  las 
carreras  que  se  cursan  en  España.  Ingenieros  hay  (y  esto  es 
bien  conocido  de  todos)  que,  después  de  terminar  sus  estu- 
dios y  de  haber  aprendido  muchísimas  matemáticas,  tienen 
que  recibir  lecciones  de  un  gañán,  de  cualquier  maestro  de 


LAS    REFORMAS    EN    LA    ENSEÑANZA.  45 

obras  ó  de  un  mísero  albañil,  respecto  á  una  multitud  de  cosas 
que  aquéllos  ignoran.  Es,  pues,  necesario  descartar  todo  lo 
que  sea  inútil  y  estudiar  más  á  fondo  lo  que  tiene  verdadera 
importancia  práctica. 

Pero  ¿cómo  piensa  el  señor  Ministro  ver  realizados  sus 
buenos  deseos?  ¿Sólo  con  disponerlo  así  en  un  Real  decreto? 
¿Cambiando  por  centésima  vez  el  orden  y  el  número  de  asig- 
naturas del  bachillerato  y  la  enseñanza  superior,  y  dejando 
á  cada  catedrático  la  inviolable  facultad  de  imponer  su  pro- 
grama y  su  libro  de  texto,  y  hacer  de  la  materia  que  explica 
Jo  que  tenga  por  conveniente?  No,  esto  no  puede  ser.  Si  el 
señor  Ministro  quiere  realizar  sus  bellos  ideales,  tiene  que 
empezar  por  poner  en  práctica  algunas  de  las  bases  anterior- 
mente apuntadas;  y  nada  conseguirá  si  no  lo  hace  así. 

La  parte  mala  de  las  declaraciones  del  Sr.  García  Alix, 
si  hemos  de  dar  fe  á  lo  que  han  dicho  los  periódicos,  consiste 
en  la  pretensión  de  suprimir  del  bachillerato  la  clase  de  reli- 
gión, ó  sustituirla  por  una  conferencia  semanal.  ¡Magnífica 
idea!  ¡Con  sólo  realizarla,  ya  está  resuelto  el  gran  problema 
de  la  enseñanza!  ¿Qué  falta  hace  á  los  niños  que  estudian  el 
bachillerato  la  religión,  si  cuando  tengan  que  ejercer  un  car- 
go del  Estado  no  les  ha  de  servir  más  que  de  estorbo? 

Sin  embargo,  me  permito  hacer  una  observación  al  señor 
Ministro.  La  religión  no  se  estudia  oficialmente  en  las  nacio- 
nes degeneradas  y  caducas  de  la  raza  latina;  pero  se  estudia, 
y  muy  á  fondo,  en  las  naciones  fuertes  y  vigorosas.  En  Ale- 
mania se  estudia  durante  los  nueve  cursos  que  comprende 
la  segunda  enseñanza;  y  cuando  Alemania,  que  sabe  mucho 
más  que  todos  nuestros  ministros  de  Fomento,  exige  con 
tanta  amplitud  el  estudio  de  la  religión,  por  algo  será,  nduda- 
blemente.  Y  Alemania  no  se  ha  arruinado  ni  lleva  trazas  de 
arruinarse;  y  lejos  de  ser  una  nación  retrasada,  es  la  primera 
de  todas  en  el  orden  científico,  y  cuenta  con  mayor  número 
de  hombres  sabios  que  ninguna  otra  nación  del  mundo,  y  allí 
se  imprimen  anualmente  acaso  tantos  libros  como  en  todo  el 
resto  de  Europa.  Luego  el  estudio  de  la  religión  no  es  nin- 
gún obstáculo  para  el  progreso  científico,  ni  puede  conside- 
rarse como  una  cosa  inútil,  sino  muy  útil  y  muy  práctica 


U\  LAS  REFORMAS  EN  LA  ENSEÑANZA. 


para  el  individuo  y  para  la  sociedad.  ¿No  ha  de  ser  práctico 
lo  que  de  un  modo  tan  directo  influye  en  la  conciencia  de  los 
hombres,  en  sus  costumbres  y  en  todos  sus  actos  privados  y 
públicos?  ¿No  ha  de  ser  práctico  lo  único  que  puede  servir 
de  freno  á  las  pasiones  humanas,  lo  único  que  puede  conte- 
ner la  inmoralidad  administrativa,  causa  próxima  de  nuestro 
empobrecimiento  y  de  casi  todos  nuestros  infortunios? 

«Nosotros  creemos — dice  un  librito  que  recomiendo  á  los 
reformadores  de  la  enseñanza, — nosotros  creemos  que  sin  la 
religión  no  es  posible,  hablando  en  tesis  general,  ni  la  mora- 
lidad, ni  la  honradez,  ni  la  conciencia;  y  que  el  pueblo  ateo 
necesariamente  tiene  que  ser  un  pueblo  de  víctimas  ó  de  ver- 
dugos. Evidentemente  que  los  explotadores  de  los  pobres, 
los  que  comercian  con  su  sudor  y  su  sangre,  los  que  han  de- 
jado morir  de  miseria  y  de  hambre  á  nuestros  soldados  para 
enriquecerse  ellos,  los  infieles  y  perjuros  á  sus  deberes  de 
hombres  de  Estado  y  de  la  milicia,  los  libertinos  y  canallas, 
los  traidores  y  asesinos;  en  una  palabra,  los  malos  españoles 
que  de  un  modo  ó  de  otro  nos  han  envilecido  en  las  últimas 
guerras,  seguramente  son  hombres  sin  religión  y  sin  Dios»  (i). 

Vea,  pues,  el  señor  Ministro  de  Instrucción  pública  cómo 
el  estudio  de  la  religión  es  más  útil  y  más  práctico  de  lo  que 
á  primera  vista  parece.  No  empiece  sus  reformas  por  supri- 
mirlo; llévelas  por  otro  camino  más  recto  y  seguro;  tenga 
valor  para  sobreponerse  á  las  críticas  de  la  prensa  impía,  y 
procure  por  medio  de  una  sólida  instrucción  el  bien  de  la 
patria.  España  le  bendecirá  cuando  para  ella  amanezcan  días 
mejores;  cuando  en  ella  haya  quien  pueda  dirigir  á  nuestros 
profesores  las  palabras  que  Moltke  dirigió  á  los  profesores 
alemanes  después  de  la  guerra  franco-prusiana:  «Si  nuestras 
armas  han  vencido,  á  vosotros  se  debe  la  victorias 


Fr.  Jerónimo  Montes, 
o.  s.  a. 


(i)     La  segunda  enseñanza  en  España  y  fuera  de  España.  (Del  Apos- 
tolado de  la  Prensa.) 


CATALOGO 


DE 


Escritores  Agustinos  Españoles,  Portugueses  5  Americanos. 


(1) 


CUNA  (Fr.  Ignacio  de)  C. 

Nació  en  la  villa  de  Provecende,  distante  dos  leguas  de  la 
ciudad  de  Braga,  y  profesó  en  el  convento  de  Lisboa  el  3o  de 
Abril  de  1696.  Fué  Lector  jubilado  en  teología,  Examinador 
sinodal  y  Prior  del  convento  de  Oporto. 

Publicó: 

Sermao  da  canoni\acao  dos  gloriosos  Santos  Sao  Lui{ 
Gon^aga,  e  Santo  Estanislao  Koscka  em  o  segundo  dia  do 
solemnissimo  triduo,  que  com  assistencia  do  divinissimo  Sa- 
cramento celebrou  o  Coilegio  de  S.  Paulo  da  Companhia  de 
Jesús  da  Cidade de  Braga  en  28  de  Julhode  1727. — Lisboa, 
na  Oíficina  Patriarchal  da  Música,  128,  4.0-— Barb.  Mach., 
t.  11,  p.  537. 

CUNA  (Fr.  Teodosio)  C. 

Nació  en  Lisboa  y  profesó  en  el  convento  de  Nuestra  Se- 
ñora de  Gracia  de  dicha  ciudad,  el  1680.  Salió  muy  aventa- 
jado en  los  estudios  de  la  carrera  eclesiástica,  y  se  graduó  de 
Doctor  en  la  Universidad  de  Coimbra.  Tuvo  la  cátedra  de 
Sagrada  Escritura  y  la  de  Prima.  Fué  electo  Provincial  el 
171 5  y  falleció  en  el  colegio  de  Coimbra  el  1742  cuando  con- 
taba ochenta  años  de  edad. 


(1)     Véase  el  volumen  li,  pág.  438. 


48      ESCRITORES   AGUSTINOS    ESPAÑOLES,    PORTUGUESES   Y   AMERICANOS. 

Escribió: 

Constituifoens  das  Religiosas  da  Ordem  dos  Erimitas  de 
Santo  Agostinho  tiradas  das  Constituifoens  geraes  da  Or- 
dem, e  por  isso  nao  so  uteis  para  as  Religiosas  sujeitas  aos 
illustrissimos  Ordinario^,  mas  tambem  para  as  que  sao  sub- 
ditas do  Reverendo  P.  Geral,  confirmadas,  e  mandadas  im- 
primir para  as  Religiosas  da  mesma  Ordem  do  Convento  de 
Santa  Anna  da  Cidade  de  Coimbra.—Coimbra,  no  Collegio 
das  Artes,  1734,  4.  Va  cada  capítulo  ilustrado  con  muy 
doctas  notas. 

De  las  Postillas  que  explicó  en  la  Universidad  de  Coimbra 
se  guardaban  en  el  colegio  de  la  misma  ciudad  las  siguientes: 

I.  Proaemialia  Theologice  universce, 

II.  De  Incarnatione. 

III.  De  Adoratione. 

IV.  De  Resurrectione. — Barb.  Mach,  t.  111,  p.  732. 

CUPURUL  (Fr.  Felipe)   C. 

No  se  dice  dónde  profesó  y  en  qué  pueblo  vio  la  primera 
luz.  Salió  para  Filipinas  el  1763  y  administró  los  pueblos  de 
Aringay,  Agoo  y  Laoag,  donde  murió  el  1881.  Era  cantor  y 
organista. 

Escribió: 

Pláticas  para  todos  los  Sacramentos,  traducidas  al  iloca- 
no  de  las  que  trae  el  Manual  Toledano.  Van  insertas  en  el 
((Confesonario»  del  P.  Fr.  Fernando  Rey. 

CHAGAS  (Fr.  Buenaventura  de  las) 

Nació  en  Lisboa  y  profesó  en  el  convento  de  Goa  ,  de  la 
India  Oriental,  en  1624.  Allí  explicó  filosofía,  y  de  vuelta  en 
Portugal  ejerció  el  cargo  de  Prior  en  varios  conventos  ,  y  el 
de  Provincial  en  i65i.  Asistió  al  Capítulo  general  celebrado 
en  Roma  el  1661,  y  fué  nombrado  Asistente  general.  Murió 
en  Roma  el  1664. 

Compuso: 

1.  Cursus  Philosophicus.  Un  tomo  fol. 

2.  Compendium  totius  Theologice,  fol. 
Conservábanse  estos  dos  volúmenes  en  la   librería  del 

convento  de  Gracia,  en  Lisboa. — Barb.  Mach.,  t.  1,  pág.  539. 


ESPAÑOLES,   PORTUGUESES    Y    AMERICANOS.  49 

CHAMPANER  (Ff.  Isidro)  C. 

Nació  en  Barcelona  el  1797,  y  profesó  en  el  convento  de 
dicha  ciudad  el  18 16.  Pasó  á  Filipinas  en  la  misión  del  1821, 
y  administró  los  pueblos  de  Pidig  ,  Sarrat  y  Laoag  ,  donde 
murió  el  3 1  de  Agosto  de  1 853. 

Poseía  admirablemente  el  idioma^ilocano  ,  en  el  cual 
compuso  unas  Pláticas  que  aún  se  conservan  inéditas. — 
Can.,  pág.  25o. 

CHAPERA  (Fr.  Agustín  Ignacio)  C. 

Nació  en  Olot  el  17 17,  y  profesó  en  el  convento  de  Bar- 
celona el  1734.  Pasó  á  Filipinas  en  1739,  y  administró  los 
pueblos  de  Laglag,  San  Nicolás,  Jaro  Capiz  y  Matagud.  Fué 
Prior  del  Santo  Niño  y  murió  el  i/65  en  Tigbaoang. 

Tráele  el  Osario  como  escritor,  sin  especificar  sus  obras. 

CHAUREO  (Fr.  Juan). 

Según  Ossinger ,  el  cual  cita  á  Elsio,  fué  este  religioso 
hijo  del  convento  de  Salamanca,  Doctor  en  Sagrada  Teolo- 
gía y  afamado  predicador.  Ejerció  el  cargo  de  Prior  en  di- 
cho convento. 

Escribió: 

Panegírico  del  Beato  Ignacio  de  Loyola  en  la  fiesta  de 
su  beatificación. — El  mismo,  pág.  228. 

CHÍA  (Fr.  Pedro)  C. 

Nació  en  Zaragoza  y  profesó  en  el  convento  de  dicha 
ciudad.  Fué  Prior  délos  conventos  en  Épila,  Belchite  y  Za- 
ragoza, Doctor  teólogo  y  Maestro  de  número.  Señalóse  por 
sus  dotes  especiales  para  el  pulpito. 

Escribió: 

1 .  Clarísimo  norte  de  Prelado  y  de  Monjes  San  Juan 
Bueno,  de  Mantua,  Religioso  Agustino,  Panegírico  sacro 
en  su  Capítulo  provincial  de  Epila  en  i6g6.  Zaragoza,  1696, 
por  Manuel  Román:  4.0 

2.  Acción  de  gracias  por  la  batalla  de  Almansa,  que  se 
celebró  en  la  villa  de  Caspe.  Zaragoza  ,  por  Manuel  Ro- 
mán,, 1702. 

4 


50  ESCRITORES   AGUSTINOS 


Supone  Latassa  que  Fr.  Pedro  Chia  es  el  mismo  que  el 
P.  Jordán  cita  en  el  tomo  m  de  su  Cron.  ,  pág.  187  ,  con  el 
nombre  de  Gaudioso  Chia,  el  cual  imprimió  también  un  docto 
sermón  del  glorioso  San  Juan  Facundo  ,  predicado  en  el  Ca- 
pítulo provincial  celebrado  en  Épila  el  1696. 

Vivía  en  Zaragoza  por  los  años  de  17 16.  —  Lat.,  t.  1, 
pág.  377. 

DAVALO  (Fr.  Manuel)  C. 

Nació  en  Haro  ,  del  obispado  de  Calahorra  ,  en  1701  ,  y 
profesó  en  1728  en  nuestro  convento  de  Salamanca.  El  1732 
pasó  á  Filipinas  y  administró  los  pueblos  de  Santa  ,  Batac  y 
Bangar.  ¿Murió  en  Manila  el  1760. 

Son  curiosos  los  datos  que  sobre  este  religioso  apunta  el 
Osario.  «Ministro  de  Díngras  y  soldado  en  su  mocedad  en 
España.  Fué  sentenciado  á  muerte  con  otro  por  haber  de- 
sertado, y  queriendo  el  coronel  perdonar  al  uno  ,  determinó 
que  echasen  suertes  entre  los  dos  y  que  quedase  libre  el  que 
sacase  más  puntos  en  los  dados.  El  P.  Dávalos  sacó  el  nú- 
mero uno  en  los  dados.  El  otro  ,  creyéndose  ya  libre  ,  tiró 
sus  dados  y  sucedió  que  quedaron  montados  uno  sobre  otro, 
señalando  el  de  arriba  el  número  uno.  Por  esta  rara  y  por- 
tentosa circunstancia  quedó  libre  el  P.  Dávalos.  Renunció 
al  mundo  y  tomó  el  hábito  en  la  Provincia  de  Castilla.  Por 
tener  buena  voz  le  destinaron  para  el  convento  de  San  Fe- 
lipe el  Real  de  Madrid;  pero  este  venerable  varón  suplicó  al 
Señor  que  le  mudase  la  voz,  al  beber  un  vaso  de  agua  que 
tenía  en  las  manos  ,  si  por  su  causa  había  de  ofenderle  por 
la  vanagloria,  como  en  efecto  se  le  empeoró,  y  así  no  le  reci- 
bieron en  aquel  convento.  Vino  á  estas  Islas  ,  y  destinado  á 
llocos ,  fué  ministro  ejemplarísimo  en  Dingras  y  otros  pue- 
blos. Acometido  de  escrúpulos  volvió  á  Manila,  en  donde  le 
hicieron  sacristán  mayor.  Fué  muy  penitente  y  austero  ,  y 
tan  dado  á  la  oración  ,  que  el  demonio  ,  envidioso  por  esto, 
le  maltrataba  mucho,  ya  dándole  golpes,  ya  levantándole  en 
alto  y  haciéndole  dar  vueltas,  como  sucedió  en  Mandaloya  á 
vista  de  un  corista  que  estaba  con  él  en  oración,  y  en  el  coro 


ESPAÑOLES,    PORTUGUESES   Y    AMERICANOS.  51 

del  convento  de  Manila,  viéndole  varios  religiosos.   Tuvo 
espíritu  profético.» 
Escribió: 

i .  Ceremonial  particular  para  el  convento  de  San  Agus- 
tín de  Manila.  MS. 

2.  Breve  relación  de  las  misiones  ¿formadas?  en  mi  tiem- 
po. Madrid.  Imprenta  del  Consejo  Real  de  Indias  ,  1756. 
Dos  tom.  4.0 

3.  Sermones  varios.  Doce  tomos. 

4.  Varios  opúsculos  misceláneos  ,  en  idioma  pampango. 

DÁVALOS  (Fr.  Buenaventura)  C. 

Acerca  de  este  agustino  no  he  encontrado  más  noticia 
que  la  que  apunta  el  P.  Conrado  cuando  dice:  «...  en  las 
Essequie  poetiche,  que  los  ingenios  italianos  le  dedicaron  (á 
Lope  de  Vega)  y  publicó  Fabio  Franchi,  hay  poesías  del... 
P.  M.  Fr,  Buenaventura  Dávaios  ,  agustino  también  ,  é  hijo 
del  marqués  de  Pescara  ,  todas  en  italiano.»  — Ciudad  de 
Dios,  vol.  xvn,  pág.  317,  n. 

DÁV1LA  (Fr.  Tomas)  C. 

Del  prólogo  al  autor  puesto  por  el  editor  en  la  obra  pos- 
tuma del  P.  Dávila,  Deleytes  del  espíritu,  copio  las  siguien- 
tes noticias  relativas  al  mismo. 

«Nació  en  la  villa  de  Alcázar  de  San  Juan,  Arzobispado 
de  Toledo,  y  sus  padres  fueron  Sancho  Dávila  y  Ana  del 
Barco.  Tomó  el  hábito  agustiniano  en  San  Felipe  el  Real  de 
Madrid  en  10  ds  Noviembre  de  1670.  Puede  colegirse  su  apro- 
vechamiento y  afición  á  las  letras,  del  Memorial  que,  siendo 
Regente  de  Teología  en  Doña  María  de  Aragón  de  Madrid, 
presentó,  en  que  exponía  al  Difinitorio  los  deseos  de  emplear 
su  talento  y  noticias  en  servicio  de  la  provincia;  por  lo  que 
suplicaba  le  nombrasen  su  Cronista.  Lo  que  se  le  concedió, 
acreditándose  su  laboriosa  industria,  ya  por  el  Magisterio, 
que  se  le  confirió  el  año  de  170 1,  ya  también  por  el  testi- 
monio de  las  obras  que  compuso.» 

«Pocos  conocen  el  mérito  del  Maestro  Fray  Tomás  Dá- 


52  ESCRITORES   AGUSTINOS 

vila,  agustiniano,  y  lo  que  más  debe  extrañarse  es  no  se 
haga  memoria,  ni  tengan  noticia  de  él  los  literatos  de  nues- 
tra España,  siendo  tan  reciente  su  muerte,  y  su  ciencia  y 
erudición  comparables  con  los  hombres  más  doctos,  y  que 
sin  duda  acreditan  el  buen  gusto  de  la  nación,  la  cultura  de 
las  letras  humanas,  la  sólida  dirección  en  promover  la  reli- 
gión y  la  piedad,  trayendo  ó  haciendo  presentar  al  obsequio 
y  servicio  divino  los  ingenios  y  humanas  artes.  Por  lo  que 
yo  doliéndome  de  la  mala  suerte  que  á  los  sabios  suele  tocar, 
y  deseando  suscitar  la  alabanza  de  los  hombres  esclarecidos, 
que  en  los  siglos  en  que  vivieron  hicieron  obras  recomenda- 
bles, pongo  toda  diligencia  en  extender  su  fama,  esperando 
no  quedará  sin  fruto  este  honrado  deseo.» 

Escribió: 

/.  Epinicio  sagrado,  certamen  olympico  avreo,  en  la  so- 
lemne dedicación  de  la  insigne  Capilla  que  al  Glorioso 
Apóstol  San  Andrés,  Patrón  de  su  Casa  de  Cerralvo,  erigió 
el  Eminentissimo  Señor  D.  Francisco  Pacheco,  primer  Ar- 
zobispo de  Bvrgos,  Cardenal  de  Santa  Cru\,  Protector  de 
España,  de  la  Inquisición  General,  y  Virrey  de  Ñapóles. 
Dedicado  á  la  Catholica  Magestad  de  Doña  Mariana  de 
Av  siria,  N.  Sra.  Avgvsta  Rey  na  Madre.  Por  mano  de  la 
Excelentissima  Sra.  D.a  Leonor  de  Velasco  sv  Dama,  Con- 
desa de  Sírvela',  Marquesa  de  Cerralvo, y  Patrona  de  dicha 
Capilla.  Dispuesto  por  el  P.  Fr.  Thomas  Dauila,  Lector  de 
The  o  logia  del  Conuento  de  N.  P.  5.  Agustín  de  Ciudad  Ro- 
drigo: y  al  presente  Maestro  de  Estudios  en  el  Colegio  de 
Doña  María  de  Aragón  de  Madrid,  y  Secretario  del  Certa- 
men. Dale  á  la  estampa  el  Licenc.  D.  Diego  de  Cosió  y 
Bustamante,  Abogado  de  los  Reales  Consejos,  y  Gouernador 
del  Estado  de  Cerra luo.  Año  de  1687.  Con  licencia,  en  Sala- 
manca. Por  Lucas  Pérez,  Impressor  de  la  Vniuersid. 

4.0  de  256  hojas. — Dos  dedicatorias  suscritas  por  el  autor, 
la  una  á  la  reina  madre,  y  la  otra  á  D.a  Leonor  de  Velasco. — 
Aprob.  de  Fray  Bernabé  de  Castro:  Ciudad  Rodrigo,  25  de 
Abril  1687. — Lie.  de  la  orden:  Ciud.  Rod.,  27  Abril  1686. — 
Aprob.  del  Dr.  D.  Urban  González:  Ciud.  Rod.,  i5  de  Mar- 
zo 1687.  — Lie.  del  Ordin. — Aprob.  de  Fray  José  de  Almo- 


ESPAÑOLES,   PORTUGUESES   Y   AMERICANOS.  53 

nacid:  Madrid  6  de  Mayo  1687. — Priv.  al  autor  por  diez 
años. 

Entre  los  poetas  autores  de  las  composiciones  se  encuen- 
tra también  el  P.  Tomás  y  otros  varios  agustinos. — Ga- 
llard.  t.  11,  col.  748. 

«Dio  ocasión  para  escribir  esta  obra,  dice  el  editor  de  los 
Deleytes  del  Espíritu,  la  dedicación  de  una  capilla,  que  los 
Marqueses  de  Cerralbo  reedificaron  en  Ciudad  Rodrigo  á 
San  Andrés,  por  haber  destruido  un  rayo  la  que  antes  había. 
Lo  particular  de  esta  obra  son  dos  Disertaciones  del  origen 
de  los  templos  y  poesía  llenas  de  erudición  profana  y  sa- 
grada. Lo  restante  no  se  reduce  á  otra  cosa,  que  á  extender 
ó  hacer  una  relación  de  las  funciones  que  se  hicieron  por  la 
dedicación.» 

2.  Al  Santissimo  Sacramento.  Oración  evangélica  pre- 
dicada el  día  octavo  del  Corpus  á  la  Orden  de  Santiago  asis- 
tida de  la  Católica  Magestad  del  Rey  nuestro  Señor  recien 
casado  en  el  Real  convento  de  San  Felipe,  Orden  de  Nues- 
tro Padre  San  Augustin.  Dedícala  alExcmo.  Sr.D.  Baltasar 
Domingo  Zúñiga  y  Guarnan,  Marqués  de  Valero,  Señor  de 
las  siete  Villas  y  GentiLHombre  de  Cámara  de  su  Magestad. 
El  P.  Fr.  Tomás  Dávila  Maestro  de  Estudiantes  en  el  Co- 
legio de  la  Señora  Doña  María  de  Aragón  de  la  misma 
Orden.  Impreso  en  Madrid,  en  la  Imprenta  del  Reyno  en  la 
calle  del  Carmen.  Año  de  1690. 

3.  Historia  y  vida  del  Admirable  y  Extático  San  Fur- 
seo,  Príncipe  Heredero  de  Irlanda  ,  Apóstol  de  muchos 
Rey  nos  y  Naciones.  Maestro  sapientissimo  de  Reyes  y  Mi- 
nistros, y  Alongé  antiquissimo  del  Orden  de  N.  P.  S.  Agus- 
tín. Escrivela  Fr.  Thomas  Davila,  Lector  Jubilado  y  Chro- 
nista  de  la  Provincia  de  Castilla,  de  dicha  Orden.  Con 
Privilegio.  En  Madrid:  Por  Lucas  Antonio  de  Bedmar  y 
Narvaez,  Impressor  de  los  Reynos.  Año  de  1699.  Hallaráse 
en  Casa  de  Joseph  Alvarez  Labiada,  Mercader  de  Libros  en 
la  Puerta  del  Sol,  á  la  esquina  de  la  calle  de  Cofreros. 

4.0  de  1 1  h.  s.  n.  de  prel.  y  36o  de  tex. 
Dedic.  al  Excmo.  D.  Antonio  Alvarez  de  Toledo.  Fech. 
en   el  Gol.  de  D.a  María  de  Aragón  10  de  Julio  de  1699. — 


54  ESCRITORES    AGUSTINOS 


Aprob.  del  P.  Fr.  Diego  Florez.  S.  Felipe  el  Real  4  de  Feb. 
1699. — Aprob.  del  P.  Fr.  Miguel  Varona,  Rector  del  Col. 
de  D.a  María  de  Aragón.— Lie.  del  Ord. — Aprob.  del  Padre 
Fr.  Juan  Campuzano,  bernardo.  — Suma  del  Privilegio. — 
Erratas. — Tassa. — Al  lector. 

4>  Vida  y  milagros  de  la  gloriosa  Santa  Rita  de  Cassia, 
del  Orden  de  los  Ermitaños  de  San  Agustín:  Por  el  Maes- 
tro Fr.  Tomás  Dávila,  Difinidor  de  la  Provincia  de  Castilla^ 
y  Chronista  General  de  su  Religión:  Sácala  á  luz  el  Padre 
Predicador  Fray  Joseph  de  Badarán,  de  la  misma  Orden. 
Y  va  al  fin  la  Novena  de  la  Santa.  Año  ijoS.  Con  licencia. 
En  Madrid:  En  la  Imprenta  de  Francisco  Sanz,  Impressor 
del  Reyno  y  Portero  de  Cámara  de  su  Magestad. 
4.0     de  1 1  h.  s.  n.  y  235  págs.  de  tex. 

Dedic.  á  la  bienaventurada  Santa  Rita  de  Casia. — Aprob. 
del  P.  Fr.  Eugenio  Aguado,  agustino.  S.  Felipe  el  Real  6  de 
Junio  de  1705. — Lie.  del  Prov.  Fr.  Antonio  Gómez.  Conv. 
de  S.  Agust.  de  Burgos,  9  de  Jul.  1705. — Censura  del  Padre 
Agustin  de  Marchena,  mercenario. — Lie.  del  Ordinario. — 
Aprob.  del  P.  José  de  S.  Juan,  franciscano. — Lie.  del  Con- 
sejo.— Fe  de  erratas. — Suma  de  la  Tasa. — Pról.  al  lector. — 
Una  lámina  que  ocupa  toda  la  plana,  en  la  cual  se  representa 
á  la  Santa  extasiada,  y  el  milagro  de  la  espina  que  se  des- 
prende del  Crucifixo. 

Ene.  en  núes.  Col.  de  Vallad. 

El  P.  Miguel  Varona  en  la  aprobación  á  la  obra  que  an- 
tecede dice:  «Desconsuelo  fuera  de  todos...  Mas  consuélame, 
que  ya  tiene  concluida  con  todo  acierto  la  (vida)  de  Santa 
Eudozia,  y  tiradas  las  lineas  para  otras  mas,  sino  mejores,, 
mas  abultadas  de  cuerpo.  Y  así  no  solo  se  le  debe  dar  al 
autor  la  licencia  que  pide,  para  que  esta  vida  se  imprima, 
sino  solicitar,  quien  tiene  potestad  para  ello,  que  cuanto  an- 
tes saque  á  luz  los  libros  que  han  de  ser  de  gran  utilidad 
para  las  almas  y  crédito  de  la  religión...» 

Ignoramos  cuáles  fueran  esas  obras  de  mayor  volumen  á 
que  se  alude  en  lo  transcrito,  y  no  sabemos  si  quedaron  pu- 
blicadas. 

5.      Vida  y  Passion  de  la  Santa  Martyr  Eudocia,  Sama- 


ESPAÑOLES,   PORTUGUESES    Y    AMERICANOS.  55 

r  i  tana,  sacada  de  sus  antiquissimas  Actas,  por  el  P.  Fray 
Thomas  Davila,  del  Orden  de  San  Agustín.  Segunda  im- 
pression.  Año  de  (Pequeño  escudo)  1736.  Con  licencia:  En 
Madrid:  A  costa  de  D.  Pedro  Joseph  Alonso  y  Padilla,  Li- 
brero de  Cámara  de  su  Mag.  Se  hallará  en  su  Imprenta  y 
Librería,  calle  de  Santo  Thomas,  junto  al  Contraste. 

Un  tom.  en  12.0  de  i5  hoj.  de  prel.  sin  n.  y  187  pág.  de 
tex.  mas  la  Tab.  de  cap. 

Ded.  á  la  Madre  Priora  y  Religiosas  Carm.  Desc.  del 
conv.  de  Santa  Ana.  Col.  de  D.a  María  de  Aragón  26  de 
Agosto  1699.— Aprob.  del  P.  Francisco  Aviles,  Reg.  de 
Teol.  en  dicho  Col. — Lie.  de  la  Ord. — Aprob  del  P.  Varona, 
Rector  del  mismo  Col. — Lie.  del  Cons. — Lie.  del  Ord. — Fe 
de  err. — Tassa.— Al  lector. 

En  la  dedicatoria  se  hace  notar  la  gran  amistad  que  al- 
gunos célebres  agustinos  tuvieron  con  la  V.  Ana  de  Jesús  y 
cómo  el  Mtro.  Basilio  Ponce  de  León  tradujo  las  obras  de 
Santa  Teresa  al  latín,  y  tenía  comenzada  la  Vida  de  la  dicha 
V.  Ana  de  Jesús,  aunque  murió  antes  de  tener  ésta  termi- 
nada, y  sin  que  consiguiera  ver  aquéllas  impresas. 

6.     Deleytes  del  Espíritu,  del  Maestro   Tomas  Dávila, 
agustiniano.  Obra  posthuma. 

Tomo  primero.  En  Madrid,  por  Fuentenebro  y  Compa- 
ñía, i8o3.  Se  hallará  en  la  librería  de  Pérez,  calle  de  las 
Carretas. 

Tomo  segundo,  1804.  8.°  De  xxvi. — 328  págs.  el  primero 
y  287  el  segundo. 

Lleva  el  primer  tomo  un  Prólogo,  cuyo  autor  no  he  po- 
dido averiguar  quién  sea,  y  en  él  se  encuentran  las  noticias 
que  sobre  el  P.  Dávila  quedan  transcritas. 

El  editor  de  esta  obra  no  pudo  encontrar  íntegro  el  pró- 
logo que  el  autor  escribió  para  la  misma,  y  trae  algunos 
párrafos,  con  algunas  observaciones  en  que  se  encierra  el 
juicio  crítico  de  los  Deleytes  del  Espíritu  que  no  dudamos 
reproducir,  por  lo  mismo  que  el  P.  Dávila  es  poco  conocido. 

«Quiero  explicarlo  con  frases  vivas  y  sentenciosas.  Ni  el 
prurito  insaciable  de  los  ojos  conmoverá,  ni  atraerá  con  sus 
alhagos  la  sobervia  de  la  humana  conversación;  ni  los  delei- 


56  ESCRITORES   AGUSTINOS 


tes  de  la  carne  podrán  ofuscar  al  que  ponga  su  atención  á  los 
diálogos  de  los  Deleytes  del  Espíritu  del  Maestro  Fr.  Tomas 
Dávila.  Este  es  el  fin  que  él  se  propuso,  como  aparece  de  la 
parte  del  prefacio,  que  se  halla  en  el  ejemplar  de  la  Biblioteca 
Complutense  Agustiniana,  de  que  nos  hemos  valido  para  la 
impresión  que  ahora  hacemos  y  transcribimos  á  la  letra  como 
sigue: 

»De  aquellos  gigantes  famosos  antes  del  diluvio,  dice  la 
Sagrada  Escritura  que  fueron  á  Dios  tan  enfadosos,  que  llegó 
á  arrepentirse  de  haber  criado  al  hombre.  Di  jóse  de  ello  que 
eran  cuerpo  ó  carne,  y  no  alma,  porque  obraban  de  suerte, 
que  no  parecía  en  ellos  haber  alma  intelectual,  inmortal  y 
despierta,  sino  cuerpo  tosco,  mortal  y  estúpido:  eran  hom- 
bres, en  fin,  que  sobre  la  faz  de  la  tierra  no  levantaban  de  ella 
sus  vuelos,  sus  deseos,  ni  los  honrados  pundonores  de  ser 
mas  que  bestias.  Después  en  otras  edades  lamentaba  David 
esta  ruina  diciendo:  El  hombre  como  estuviese  en  honor  y  no 
lo  entendió,  comparóse  á  los  jumentos,  y  se  hi\o  semejante  á 
ellos. 

» Ningunos  más  bestias  que  los  que  llegan  á  dudar  si  hay 
Dios,  y  caen  en  el  ateismo.  Sabido  es  que  todos  los  pecados 
anublan  la  razón  y  obscurecen  el  entendimiento;  pero  entre 
todos  la  concupiscencia  ó  lascivia  la  turba  tanto,  que  parece 
la  apaga,  y  reduce  al  hombre  á  bestia  y  bruto.  De  ella  viene 
la  ceguedad  de  la  mente,  la  inconsideración,  la  precipitación, 
la  inconstancia,  el  amor  de  sí  propio,  y  el  odio  á  Dios,  el 
afecto  al  presente  siglo  y  el  horror  al  futuro,  y  desesperación 
de  llegar  á  verse  en  él,  temiendo  á  la  eternidad  como  á  re- 
gión de  su  infelicísimo  destino.  Debilita  tanto  este  vicio  á  la 
parte  superior  del  hombre,  la  razón  y  la  voluntad,  que  aun- 
que alguna  vez  quieren  sacudir  las  alas  estas  nobles  poten- 
cias y  rescatarse,  vuelven  á  caerse  fácilmente  y  desmayar. 
Y  esto,  dice  Santo  Tomás  de  Aquino,  lo  explicó  bien  el 
cómico  Terencio,  cuando  hablando  de  uno  que  ofrecía  ó 
proponía  dejar  á  su  amiga,  dice  él  que  una  falsa  lagrimilla 
de  ella  se  lo  estorbaría.» 

«Los  que  llegan  á  perder  el  conocimiento  de  Dios,  y  á 
dudar  que  hay  un  Numen  Soberano,  que  lo  entiende  y  mira, 


ESPAÑOLES,    PORTUGUESES   Y    AMERICANOS.  57 

y  les  dio  el  ser,  son  comunmente  hombres  desbaratados, 
torpes,  sucios  y  lascivos;  y  consiguientemente  ciegos  y  sor- 
dos. ¿Cómo  haremos  que  vean  y  oigan?  ¿Con  qué  estilo  les 
daremos  á  entender...» 

((No  he  podido  hallar  lo  que  resta  de  su  prefacio;  más 
bastará  á  los  doctos  lo  que  acabamos  de  trasladar,  para  que 
se  persuadan  de  la  discreción  del  Maestro  Dávila  en  formar 
su  obra  con  un  estilo  que  aun  los  que  no  conocen  á  Dios,  y 
la  excelencia  de  sus  espíritus,  se  puedan  preparar  y  engolo- 
sinar con  los  deleites  que  les  ofrece.  Porque  no  es  cordura, 
sin  duda,  ó  como  la  frase  latina  dice:  es  dar  voces  á  sordos 
y  cantarles  canciones,  pretender  aficionar  con  palabras  de 
violencia  de  pasiones,  mortificación  de  sentidos,  penitencia 
y  dolor,  á  los  embelesados  con  los  gustos  que  ofrece  el 
cuerpo.  Asi  que  imitando  el  Maestro  Dávila  á  los  médicos 
experimentados  que  suelen  preparar  sus  medicinas,  infun- 
diéndolas el  color  y  sabor,  que  es  agradable  á  la  imaginación 
pervertida  de  los  enfermos,  ocultando  la  virtud  obradora  de 
su  felicidad,  y  disimulándola  para  que  no  desechen  los  me- 
dios de  ser  traídos  á  su  integridad  y  sana  constitución...  Si- 
guiendo estos  ejemplos  el  Maestro  Dávila  propone  á  los 
Naturalistas  deleites  formando  unos  diálogos  en  que  intro- 
duce personas  acomodadas  al  propósito  suyo  de  persuadirles 
cuáles  sean  los  verdaderos.  Y  así  hablan  en  estas  conversa- 
ciones, Philidon  y  Eusebio.  Para  convencer  de  que  en  solo 
sentir  á  Dios,  conocerle  y  gozarle  está  el  verdadero  deleite, 
y  todo  el  bien  del  hombre,  pone  en  la  persona  de  Eusebio 
tal  aparato,  de  doctrina  y  variedad  de  sentencias,  que  Phi- 
lidon se  ve  con  frecuencia  conmovido  y  avergonzado,  y 
puesto  en  la  precisión  de  confesar:  que  sus  pensamientos  han 
sido  errados  en  sospechar  ser  los  mejores  y  únicos  deleites 
que  ofrecen  la  carne  y  los  sentidos.  En  cuyo  estado  puesto 
ya  Philidon  no  es  ya  dificultoso  admita  deleites  superiores, 
como  en  efecto  Eusebio  le  persuade  y  convence  á  que  es  así, 
representándole  y  trayéndole  á  la  memoria  con  viveza  la 
armonía  de  la  música,  embeleso  de  la  buena  pintura,  fuerza 
de  la  retórica,  gracias  de  la  poesía,  demostraciones  de  las 
matemáticas,  razones  sentenciosas  de  la  filosofía,  tomando 


58      ESCRITORES   AGUSTINOS    ESPAÑOLES,    PORTUGUESES    Y   AMERICANOS. 


de  esto  ocasión  para  convencerle  de  la  espiritualidad  de  las 
almas.  Y  como  Philidon  quisiera  contentarse  con  los  deleites 
de  las  ciencias  y  artes  que  puede  proporcionar  sola  la  hu- 
mana razón,  Eusebio  le  reconviene  con  la  excelencia  y  capa- 
cidad de  nuestro  ánimo  y  sentimientos  prácticos  que  conven- 
cen no  poderla  llenar  y  saciar  las  artes  y  humanas  ciencias. 
Se  hace  ver  no  es  desproporcionada  la  fe  á  la  racionalidad, 
á  lo  que  se  sigue  una  instrucción  de  los  motivos  de  credibi- 
lidad, por  cuya  proposición  reconociendo  Philidon  llevar 
camino  las  cosas  de  fe,  se  excitan  en  él  deseos  de  creer.  A  la 
conversión  de  Philidon  añadió  el  Maestro  Dávila,  en  persona 
de  Eusebio,  una  instrucción  de  mucha  doctrina,  por  la  que  le 
enseña  la  perfección  que  el  hombre  puede  adquirir  uniéndose 
con  Dios.  Previniendo  por  último  convenir  esta  obra  en  mu- 
cha parte  y  pensamientos,  con  la  idea  del  Hombre  feliz  y  el 
Evangelio  en  triunfo,  no  pudiéndose  esto  atribuir  á  plagio 
de  nuestro  Autor,  que  murió  antes  de  haber  nacido  los  que 
las  compusieron.  Que  da  un  nuevo  realce  al  Maestro  Dávila, 
y  estimación  á  su  obra  acreditando  el  buen  gusto  de  la  Na- 
ción en  los  siglos  tenidos  por  incultos  y  rudos.» 

aSon  sin  duda,  afirma  el  editor  ya  mencionado,  de  mayor 
aprecio  y  estimación  las  obras  manuscritas,  de  que  se  halla- 
ron exemplares  en  la  Biblioteca  Complutense  Agustiniana,  y 
son  las  siguientes: 

»  Apología  por  el  Duque  de  Aquitania,  San  Guillermo. 

»Doce  Vidas  de  Santos  del  Orden  de  San  Agustín. 

»Merece  alguna  atención  y  memoria  especial,  la  obra  de 
las  guerras  de  los  cristianos  en  la  que  habla  con  erudición 
sólida,  asi  profana  como  sagrada,  del  origen  de  ellas:  solici- 
tud y  precauciones  que  en  las  guerras  deben  tomarse  para 
evitar  los  desórdenes  á  que  por  la  avaricia  de  los  soldados 
suelen  estar  expuestas:  es  sin  duda  obra  sólida.» 

Fr.  Bonifacio  Moral, 

o.  s.  A. 
(Continuará.) 


Revista  Canónica 


obre  las  Misas  en  cuya  celebración  se  emplearon 
hostias  hechas  de  harina  cuya  genuinidad  es  du- 
dosa.— Tanto  ha  progresado  la  industria  moderna,  y  hasta 
tal  extremo  se  abusa  de  sus  inventos,  que  apenas  se  encuentra  una 
substancia,  sobre  todo  entre  las  alimenticias,  que  no  haya  sido  falsi- 
ficada. Y  nadie  ignora  la  trascendencia  que  entraña  esta  práctica 
criminal  en  lo  relativo  á  las  materias  que  por  divina  institución  de- 
ben emplearse  en  los  Sacramentos;  por  lo  que  la  Iglesia,  centinela 
siempre  vigilante,  previene  con  tiempo  los  gravísimos  inconvenientes 
que  de  tales  abusos  pueden  originarse,  dando  al  efecto  providencias 
oportunas  según  las  necesidades. 

Ciñéndonos  por  ahora  al  sacramento  augusto  de  la  Eucaristía, 
sabido  es  que  la  materia  válida  son  el  pan  de  trigo  y  el  vino  de  vid 
(Conc.  Flor.,  Decret.  pro  armenis),  dos  substancias  con  harta  frecuen- 
cia falsificadas.  Nunca  será,  pues,  excesiva  la  vigilancia  y  solicitud 
de  los  sacerdotes  en  materia  tan  delicada. 

Claro  es  que  si  la  materia  es  dudosa,  dudosa  será  igualmente  la 
existencia  del  sacrificio,  y  en  tal  hipótesis  no  procede  exigir  ni  rete- 
ner el  estipendio  de  la  Misa,  porque  aquí  tiene  perfecta  aplicación  el 
principio:  non  satisfit  obligationi  certae  impletione  dubia.  Por  tanto, 
prescindiendo  del  gravísimo  pecado  de  que  se  hace  reo  quien  celebra 
dudando  fundadamente  de  la  genuinidad  de  la  harina  ó  del  vino,  desde 
el  instante  en  que  empieza  la  duda  acerca  de  la  validez  de  la  mate- 
ria empleada  urge  la  obligación  de  inquirir,  y  si  de  las  averiguacio- 
nes resulta  confirmada  más  ó  menos  plenamente  la  falsificación,  hay 
que  restituir  los  estipendios  correspondientes,  ó  aplicar  igual  núme- 
ro de  Misas,  ó  implorar  de  la  Santa  Sede  la  reducción.  Mas  como  no 
es  tarea  fácil  el  desvanecer  tales  dudas,  lo  más  práctico  y  seguro 


60  REVISTA    CANÓNICA.. 


para  tranquilizar  las  conciencias  es  recurrir  á  la  Suprema  Inquisi- 
ción, exponiendo  el  caso  y  pidiendo  las  subsanaciones  que  fueren  ne- 
cesarias. 

Así  lo  hizo  el  obispo  de  N.  en  favor  de  algunos  sacerdotes  dioce- 
sanos suyos  que  se  encontraban  en  el  caso  que  implica  el  epígrafe,  y 
la  Sagrada  Congregación  del  Santo  Oficio  resolvió  el  27  de  Enero 
de  1897  (1)  lo  siguiente:  «Supplicandum  Sanctissimo  ut  suppleat  de 
Thesauro  Ecclesiae,  quantum  opus  sit,  habita  ratione  circa  Missas 
celebrandas  eorum  qui  in  bona  et  eorum  qui  in  dubia  fide  celebra- 
runt.»  Esta  resolución  fué  confirmada  por  Su  Santidad,  quien  conce- 
dió también  la  gracia  pedida. 


El  sacramento  de  la  Confirmación  administrado  con 
el  óleo  de  los  catecúmenos.— El  obispo  de  N.  N.  expuso  á 
la  Santa  Sede  el  siguiente  caso:  «Hallándome  administrando  el 
sacramento  de  la  Confirmación  en  un  pueblo  grande,  y  siendo 
muchos  los  confirmandos,  después  de  haber  confirmado  las  dos  ter- 
ceras partes,  llegó  á  faltar  el  crisma  que  yo  llevaba  conmigo,  y  fué 
necesario  recurrir  al  de  la  parroquia.  Hice  uso  del  contenido  en  la 
ampolla,  que  tenía  grabada  la  inscripción  sacrum  chrisma;  pero  des- 
graciadamente, según  comprobamos  después,  no  era  el  crisma,  sino 
el  óleo  de  los  catecúmenos  lo  que  aquélla  encerraba.  En  vista  de  esto 
ruego  á  Vuestra  Santidad  se  digne  indicarme  el  medio  de  reparar 
este  involuntario  error. » 

La  Inquisición  Suprema  se  limitó  á  responder  el  22  de  Noviem- 
bre de  1899:  Sileai. 

Sin  pretender  resolver  la  cuestión  tan  debatida  entre  los  teólogos 
acerca  de  la  materia  esencial  de  la  Confirmación,  advertiremos  que 
los  que  la  colocan  en  la  primera  imposición  general,  pueden  alegar 
la  respuesta  transcrita  en  apoyo  de  su  parecer,  porque  la  Sagrada 
Congregación  no  trata  de  fallar  el  litigio,  sino  simplemente  de  seña- 
lar la  norma  que  la  prudencia  prescribe  se  siga  en  casos  de  la  índole 
del  presente.  Abrigamos  la  convicción  de  que,  si  en  el  caso  del  obispo 
de   N.  N.,   hubiera  sido  fácil  conocer  quiénes  habían  sido  ungidos 


(1)  Advertiremos  de  una  vez  para  siempre  que,  si  no  se  dan  á  conocer 
puntualmente  algunas  resoluciones  de  la  Suprema  Inquisición,  es  debido  a 
que  en  este  alto  Tribunal  se  observa  el  más  riguroso  secreto  pontificio,  por 
lo  que  muchas  de  sus  decisiones  no  llegan  á  ser  del  dominio  público,  y  otras 
son  promulgadas,  pero  casi  siempre  con  retraso. 


REVISTA    CANÓNICA.  61 


con  el  óleo  de  los  catecúmenos,  y  la  repetición  del  acto  no  llamara 
la  atención  de  un  modo  extraordinario,  la  Sagrada  Congregación,  en 
vez  de  responder  Sileat,  ordenara  que  fueran  confirmados  con  el 
crisma  sub  conditione.  Más  aún:  si  la  Confirmación  fuera  un  Sacra- 
mento de  absoluta  necesidad,  también  hubiera  ordenado  lo  último, 
como  lo  prueban  las  repetidas  veces  que  ha  prescrito  se  reiteren 
otros  Sacramentos.  Resulta  de  lo  dicho  que  cuando  es  fácil  saber 
quiénes  son  los  confirmados  con  el  óleo  de  los  catecúmenos,  y  lo 
mismo  debe  decirse  del  de  los  enfermos,  la  Confirmación  no  sólo 
puede,  sino  que  debe  ser  reiterada  condicionalmente. 


Acerca  de  la  admisión  de  educandas,  hijas  de  here- 
jes, en  los  Institutos  femeninos  católicos. — La  superiora 
de  uno  de  esos  Institutos  admitió  como  educandas  externas  á  tres 
niñas  de  familia  protestante,  obtenida  la  previa  licencia  del  Ordi- 
nario, quien  impuso  la  condición  de  recurrir  en  tiempo  oportuno  al 
Santo  Oficio,  al  cual  acudió  la  superiora  proponiendo  las  dudas  si- 
guientes: 

«i.a  ¿Puede  continuar  teniendo  entre  ks  alumnas  externas  ó 
semipensionistas  á  las  tres  citadas  niñas,  advirtiendo  que  los  padres 
de  éstas  han  dado  á  las  institutrices  facultades  amplísimas  para  que 
usen  con  ellas  del  mismo  reglamento  respecto  de  la  enseñanza  del 
catecismo,  asistencia  á  las  funciones  religiosas,  etc.? 

»2.a  ¿Cómo  conducirse  en  lo  futuro  si  otras  familias  no  católi- 
cas desean  colocar  á  sus  hijas  en  el  Colegio  como  alumnas,  sea  in- 
ternas ó  externas?» 

La  Sagrada  Congregación  de  la  Suprema  Inquisición  respondió  el 
6  de  Diciembre  de  1899,  con  la  aprobación  del  Padre  Santo:  «Tres 
alumnas  jam  receptas  toleran  posse,  modo  absit  quodvis  perversio- 
nis  periculum  catholicarum  alumnarum;  qua  de  re  sedulo  a  Modera- 
tricibus  advigilandum.  Quoad  caeteras,  pro  internis,  negative.  Pro 
externis,  recurrant  in  singulis  casibus,  semper  exceptis  apostatarum 
filiabus.» 

La  respuesta  es  harto  obvia  de  suyo,  y  no  necesita  aclaraciones. 
Notaremos  tan  sólo:  primero,  que  no  debe  extenderse  á  los  Colegios 
ó  educandados  para  niños;  y  segundo,  que  no  deben  ser  comprendidas 
en  la  prohibición  las  niñas  nacidas  en  el  seno  del  Catolicismo,  aun  - 
que  sus  padres  nada  tengan  de  católicos,  por  ejemplo,  si  uno  de  ellos 
ó  los  dos  pertenecen  á  la  masonería,  siempre  que  no  hayan  aposta  - 
tado  del  Catolicismo  y  dado  su  nombre  á  una  de  tantas  sectas  disi- 


62  REVISTA   CANÓNICA. 


dentes.  La  misma  doctrina  debe  aplicarse  en  el  caso  de  que  uno  solo 
de  los  padres  haya  apostatado  de  hecho,  ingresando  en  alguna  de  las 
aludidas  sectas  ,  ó  abrazando  una  religión  falsa  ,  mientras  la  parte 
fiel  pueda  vigilar  por  sus  hijas.  La  resolución  presente  se  refiere  á 
hijas  de  protestantes,  nacidas  en  el  protestantismo;  pero  desde  luego 
se  comprende  que  no  basta  para  esto  el  matrimonio  mixto. 


Los  Obispos  pueden  dispensar  «in  articulo  mortis» 
del  impedimento  de  clandestinidad. — RepetidRs  veces  hemos 
mencionado  en  esta  sección  los  decretos-indultos  de  20  de  Febre- 
ro de  1888  y  i.°  de  Marzo  de  1889  ,  por  los  que  se  concede  á  los  Or- 
dinarios la  facultad  de  dispensar  con  los  que,  hallándose  en  artículo 
de  muerte,  y  debiendo  contraer  matrimonio  para  reparar  el  escándalo 
y  legitimar  la  prole,  de  todos  los  impedimentos  dirimentes,  es  decir, 
de  todos  aquellos  en  que  la  Iglesia  puede  y  suele  dispensar  ,  excep- 
tuados el  del  Orden  del  presbiterado  y  el  de  afinidad  en  primer  grado 
procedente  de  cópula  lícita. 

¿Esta  concesión  deberá  extenderse  al  impedimento  de  clandesti  - 
nidad?  Aunque  no  creemos  sea  muy  frecuente  el  caso  en  que  tal  dis- 
pensa se  necesite  ,  puede  ocurrir  alguna  vez  :  por  ejemplo  ,  dos 
concubinarios,  ligados  ó  no  por  algún  impedimento  dirimente  ,  resi- 
den en  un  punto  donde  pasan  por  legítimos  cónyuges:  uno  de  ellos 
se  halla  en  peligro  de  muerte,  llama  al  párroco  del  lugar,  y  espontá- 
neamente, ó  movido  por  los  consejos  del  párroco,  quiere  legalizar  su 
situación.  Añadamos  todavía  que,  ó  por  falta  de  tiempo,  ó  por  otras 
razones,  no  es  posible  reunir  dos  personas  de  confianza  que  sirvan  de 
testigos  y  guarden  el  secreto.  ¿Puede  en  este  caso  el  párroco  dispensar 
del  impedimento  de  clandestinidad  ,  suponiendo  que  el  Ordinario  le 
haya  subdelegado  las  facultades  á  que  se  refieren  los  citados  in  - 
dultos? 

Atendido  el  carácter  especial  del  impedimento  en  cuestión  ,  de- 
biéramos dar  respuesta  negativa ;  pero  como  los  indultos  referidos 
sólo  exceptúan  los  dos  impedimentos  indicados  ,  tampoco  existe 
razón  alguna  valedera  para  excluir  de  la  concesión  lo  que  la  ley 
misma  no  excluye. 

Rectamente  podemos,  por  tanto,  concluir  que  en  el  caso  propues- 
to, y  en  cuantos  ocurran  ,  puede  el  párroco  dispensar.  Actualmente 
ya  no  cabe  dudar  de  la  rectitud  de  esta  conclusión  ,  una  vez  que  el 
Santo  Oficio  respondió  con  fecha  13  de  Diciembre  de  1899  afirmati- 
vamente á  la  siguiente  duda  propuesta  por  el  obispo  de  N.  N.: 


REVISTA    CANÓNICA.  63 


«Utrum  in  citatis  decretis  veré  comprehendatur  etiam  facultas 
dispensandi  ab  impedimento  clandestinitatis  ;  adeo  ut  ex.  gr.  ,  paro- 
chus  ab  Episcopo  habitualiter  delegatus  ,  possit  in  sua  paroecia  vel 
conjungere  non  suos  sed  extráñeos  inibi  casu  existentes,  dispensando 
a  praesentia  parochi  proprii,  ad  quem  nullimode  valeat  habere  recur- 
sus;  vel  etiam  conjungere  suos,  sed  sine  testibus,  pariter  dispensando 
ab  eorum  praesentia,  cum  omnino  non  sint  qui  testium  muñere 
fungi  possint?» 


Extensión  del  Decreto  del  3  de  Mayo  de  1899  á  los 
Superiores  generales  de  las  Ordenes  religiosas. — En  virtud 
de  este  Decreto,  todas  las  facultades  especiales  que  la  Santa  Sede 
suele  conceder  á  los  Ordinarios,  aunque  aquéllas  sean  ad  tempus, 
pasan  á  sus  sucesores.  Ahora  bien;  siendo  también  Ordinarios  los 
Superiores  generales  de  las  Ordenes  religiosas,  parecía  natural  que  el 
citado  Decreto  se  extendiese  también  á  éstos,  y  creemos  que  la  única 
razón  para  no  incluirlos  en  ellas,  es  la  de  que  las  facultades  á  que  la 
concesión  se  refiere  son  acerca  de  dispensas  de  impedimentos  y  de 
otros  casos  para  los  cuales  la  Santa  Sede  no  acostumbra  autorizar  á 
los  Superiores  generales  de  las  Ordenes,  por  no  ser  de  su  incumben- 
cia, y  sí  álos  Obispos,  vicarios,  capitulares,  vicarios  apostólicos,  etc. 
Esto  no  obstante,  la  cuestión  no  era  clara,  y  para  desvanecer  todas 
las  dudas,  la  Inquisición  Suprema,  ha  respondido  á  la  consulta  pre- 
sentada por  un  Superior  general  el  20  de  Diciembre  de  1899:  «Suppli- 
candum  Sanctissimo  pro  extensione  Decreti  fer.  IV,  3  Maii  1899  ad 
Superiores  generales  Ordinum  religiosorum;»  resolución  aprobada 
por  Su  Santidad,  que  concede  la  extensión  pedida,  el  22  del  mismo 
mes  y  año. 

Pero  en  este  privilegio  no  están  comprendidos  los  Superiores  ge- 
nerales de  las  Congregaciones  religiosas,  á  no  ser  que  alguna  de 
ellas  comunique  con  las  Ordenes. 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  A. 


CRÓNICA   GENERAL 


EXTRANJERO 


oma. — En  el  Consistorio  secreto  celebrado  el  ig  de  Abril  se 
verificó  la  preconización  de  varios  Prelados,  entre  los  que 
figuran  los  nuevos  Obispos  de  Segorbe  y  Cuenca,  y  el  Ar- 
zobispo titular  Mons.  D.  Rafael  Merry  del  Val  y  Zulueta,  hijo  del 
embajador  español  en  el  Vaticano.  A  continuación  se  abrió  el  Con- 
sistorio público,  y  en  él  fueron  presentados  los  expedientes  de  beati- 
ficación de  la  bienaventurada  Rita  de  Casia,  religiosa  agustina,  y  del 
beato  Lasalle,  fundador  de  los  Hermanos  de  las  Escuelas  Cristianas, 
cuya  canonización  se  celebrará,  con  la  solemnidad  y  pompa  acos- 
tumbradas, el  24  del  corriente  mes,  día  de  la  Ascensión  del  Señor. 
Su  Santidad  continúa  disfrutando  de  una  salud  admirable,  que  le  ha 
permitido  tomar  parte  en  las  ceremonias  y  oficios  de  Semana  Santa, 
y  le  permite  soportar  actualmente  las  numerosas  audiencias  diarias 
que  motiva  la  afluencia  extraordinaria  de  ilustres  peregrinos  y  visi- 
tantes de  la  Ciudad  Eterna  con  ocasión  del  Jubileo.  Entre  los  eleva- 
dos personajes  que  han  sido  recibidos  por  León  XIII,  merecen  citarse 
la  Princesa  heredera  del  trono  de  Suecia  y  Noruega;  los  Príncipes  de 
Sajonia  con  su  primogénito;  la  Condesa  de  Hatzfeld,  esposa  del  go- 
bernador de  Berlín;  el  Gran  Duque  Miguel  Nicolaivitch,  Presidente 
del  Consejo  de  Estado  de  Rusia,  y  su  hijo  el  Gran  Duque  Jorge,  y 
por  último,  el  mandarín  católico  chino  Magielt-Chong,  personaje  de 
gran  influencia  y  representación  en  la  corte  del  Celeste  Imperio,  de 
quien  tienen  mucho  que  esperar  las  misiones  católicas. 

—  El  número  de  asistentes  al  segundo  Congreso  internacional  de 


CRÓNICA    GENERAL.  65 


Arqueología  Cristiana  que  se  celebra  en  Roma,  pasa  ya  de  quinien- 
tos. A  instancias  del  Cardenal  Parochi,  nombrado  Presidente  Ponti- 
ficio del  mencionado  Congreso,  Su  Santidad  ha  concedido  para  la 
celebración  de  sesiones  el  gran  salón  del  Seminario  romano  de  Apo- 
linario.  Los  congresistas  gozarán  el  privilegio  de  visitar  las  recientes 
excavaciones  practicadas  en  las  Catacumbas,  ocultas  hasta  hoy  á  las 
miradas  de  los  curiosos,  y  los  importantes  trabajos  de  exploración 
que  se  ejecutan  en  la  iglesia  de  Santa  Cecilia  de  Transtevere,  con 
objeto  de  descubrir  la  casa  de  la  Santa,  obras  para  las  que  el  Carde- 
nal Rampol^pt  ha  dado  la  cantidad  de  100.000  liras. 

* 
*  * 

Portugal. — Mucho  ha  dado  que  hablar  á  la  prensa  de  este  país 
y  á  la  extranjera  la  autorización  concedida  por  el  Gobierno  portugués 
á  las  tropas  de  la  Gran  Bretaña  para  atravesar  el  territorio  de  Beira, 
situado  al  Norte  de  la  bahía  de  Delagoa.  La  opinión  dominante  es  la 
de  que  el  vecino  reino  se  ha  hecho  responsable  de  una  verdadera 
violación  de  neutralidad,  llegando  algunos  diarios  alemanes  á  soste- 
ner que  los  boers  se  hallan  en  el  caso  de  apelar  á  las  represalias  y  de 
contestar  á  la  mencionada  autorización  invadiendo  la  posesión  por- 
tuguesa. El  Gobierno  transvaalense,  sin  embargo,  se  ha  concretado 
por  el  momento  á  formular  su  protesta,  en  la  que,  si  bien  se  omite 
hasta  el  más  leve  anuncio  de  hostilidades,  aparece  reconocida,  en 
términos  claros  y  precisos,  la  complicidad  de  Portugal  en  la  agresión 
violenta  é  injusta  que  las  repúblicas  sudafricanas  sufren  por  parte  de 
Inglaterra.  El  tratado  de  1891,  existente  entre  esta  nación  y  la  por- 
tuguesa, no  justifica  en  manera  alguna  la  travesía  efectuada  por  la 
columna  del  general  Carrington  en  ferrocarriles  de  una  potencia  que 
se  declara  neutral  y  amiga  de  las  partes  beligerantes.  Prescindiendo 
de  que  no  consta  que  se  haya  efectuado  el  cambio  de  ratificaciones 
necesarias  para  la  validez  del  documento  con  que  el  Gobierno  de 
Lisboa  pretende  disculpar  su  conducta,  no  hay  en  él  cláusula  ni  ar- 
tículo que  se  refieran  al  paso  de  fuerza  armada,  sino  á  la  cuestión  de 
límites  y  relaciones  comerciales.  El  mismo  art.  12,  malamente  invo- 
cado para  explicar  la  conducta  de  las  autoridades  de  Lourengo  Mar- 
ques, dice  textualmente: 

«La  navegación  del  Zambeze  y  del  Shiré,  sin  exceptuar  ninguna 
de  sus  ramas  y  desembocaduras,  será  enteramente  libre  para  los  bu- 
ques de  todas  las  naciones. 

»E1  Gobierno  portugués  se  obliga  á  permitir  y  á  facilitar  el  tránsito 
de  todas  las  personas  y  mercancías,  de  cualquier  clase  que  sean,  so- 

5 


66  CRÓNICA   GENERAL, 


bre  los  cursos  de  agua  del  Zambeze,  el  Shiré,  el  Pungwe,  el  Busi,  el 
Limpopo,  el  Sabí  y  sus  tributarios,  así  como  por  las  vías  terrestres 
que  proporcionan  medios  de  comunicación  en  los  puntos  donde  aque- 
llos ríos  no  sean  navegables.» 

La  prensa  de  oposición  de  Portugal  extrema  con  este  motivo  sus 
ataques  al  Ministerio,  acusándole  de  haber  infringido  el  art.  15  de 
la  Constitución  de  la  Monarquía,  según  el  cual  no  puede  el  Gobierno 
consentir  el  paso  de  tropas  extranjeras  por  territorio  portugués  sin  el 
previo  beneplácito  del  Poder  legislativo.  «¿Adonde  iríamos  á  parar — 
añade  cierto  diario — si  se  establecen  y  consagran  como  legítimos 
semejantes  procedimientos?  Mañana  ese  mismo  Poder  que  se  cree 
con  atribuciones  para  poner  á  disposición  de  una  potencia  extraña  el 
tránsito  por  nuestras  colonias,  se  juzgará  autorizado  para  conceder 
el  establecimiento  de  un  arsenal  en  la  desembocadura  del  Tajo,  si 
circunstancias  análogas  á  las  actuales  llegaran  á  exigirlo.»  De  desear 
es  que  los  acontecimientos  futuros  no  pongan  algún  día  á  Inglaterra 
en  la  necesidad  de  llevar  á  cabo  una  obra  de  ese  género;  pero  si  tal 
sucediera,  no  lo  duden  los  enemigos  del  Gobierno,  éste  se  vería  en  la 
triste  precisión  de  ceder,  mal  que  le  pesase,  á  las  pretensiones  de  su 
poderoso  aliado  el  Imperio  británico.  Es  ciertamente  extraño  que  no 
habiendo  ya  quien  ignore  lo  que  son  y  significan  desde  hace  tiempo 
las  relaciones  entre  Inglaterra  y  Portugal,  se  esfuercen  tanto  los  dia- 
rios del  vecino  reino  por  aparentar  desconocerlo. 

* 
*  * 

Francia. — El  asunto  Philipp  y  la  cuestión  de  Argelia  son  los 
únicos  temas  que  han  compartido,  con  el  inagotable  de  la  Exposición, 
el  interés  principal  de  la  prensa  de  la  nación  vecina  durante  la  pasa- 
da quincena.  Por  lo  que  al  primero  se  refiere,  ha  quedado  definitiva- 
mente probada  la  culpabilidad  del  susodicho  funcionario  del  Ministe- 
rio de  Marina,  y  fallada,  por  consiguiente,  su  destitución.  La  condena 
alcanza,  además,  á  otros  dos  funcionarios  rebajados  de  categoría  y 
sueldo,  sin  contar  á  los  que,  por  negligencia  en  el  cumplimiento  de  su 
deber,  se  han  hecho  acreedores  á  una  severa  amonestación.  La  ocu- 
pación de  los  oasis  del  Tuat  por  las  columnas  argelinas  despierta 
vivos  recelos  en  Marruecos,  cuyo  Gobierno  protesta  contra  la  inva- 
sión de  territorios  qué,  según  él,  le  pertenecen.  Francia  niega  que  el 
imperio  del  Sultán  haya  considerado  como  parte  de  sus  dominios  el 
Tuat,  invocando  al  efecto  el  convenio  acordado  recientemente  con 
Inglaterra,  donde  se  consigna  que  los  oasis  en  cuestión  pertenecen  al 


CRÓNICA   GENERAL.  67 


hinterland  de  Argelia.  Se  concede  escasa  importancia  á  este  asunto, 
creyéndose  que  no  ha  de  dar  lugar  á  prolongadas  negociaciones  di- 
plomáticas. 

— En  la  Exposición  se  trabaja  activamente  con  el  fin  de  comple- 
tar cuanto  antes  la  ejecución  de  los  proyectos  y  el  establecimiento  de 
instalaciones.  Calcúlase  que  hasta  mediados  de  mes  no  se  habrán 
terminado  todas  las  obras.  En  el  breve  espacio  de  tiempo  que  ha 
transcurrido  desde  la  apertura,  han  ocurrido  algunas  desgracias,  efecto 
de  la  precipitación  con  que  se  llevan  los  trabajos,  obedeciendo  al  de- 
seo de  satisfacer  inmoderadas  ambiciones  de  empresa.  A  últimos  del 
pasado  se  hundió  el  puentecillo  tendido  por  encima  de  la  Avenida 
Suffren,  y  que  establecía  la  comunicación  entre  el  Campo  de  Marte  y 
el  panorama  del  Globo  celeste.  De  las  personas  que  á  la  sazón  cru- 
zaban por  la  Avenida  resultaron  ocho  muertas  y  diez  con  heridas 
graves,  á  consecuencia  de  las  cuales  fallecieron  poco  tiempo  después. 
También  en  la  sala  de  fiestas  de  la  Exposición  ,  la  rotura  de  unos 
maderos  que  sostenían  el  andamiaje  en  que  trabajaban  varios  obre- 
ros, ocasionó  la  muerte  de  dos  de  ellos. 

*  * 

Alemania. — En  Berlín  se  organizan  extraordinarios  festejos  para 
celebrar  la  entrada  en  la  mayor  edad  del  Príncipe  heredero  del  Im- 
perio y  del  trono  de  Prusia.  Ampliando  las  noticias  apuntadas  en  la 
Crónica  anterior,  añadiremos  que,  además  del  emperador  de  Austria, 
Francisco  José,  asistirán  á  la  solemne  ceremonia  el  Príncipe  de  Ña- 
póles ,  heredero  de  la  corona  de  Italia  ;  el  Gran  Duque  Constantino 
Constantinovitsch,  de  Rusia;  el  general  turco  Djevad  Bajá  ,  gober- 
nador militar  de  Damasco  ;  el  duque  de  Teck  ,  en  representación  de 
Inglaterra;  el  infante  D.  Alfonso  de  Portugal ;  el  duque  de  Noailles, 
comisionado  por  el  Presidente  de  la  República  francesa,  y  todos  los 
Soberanos  de  los  diversos  Estados  de  Alemania.  El  recibimiento 
especial  que  los  berlineses  dispensarán  al  anciano  Francisco  José, 
obedeciendo  á  indicaciones  de  Guillermo  II,  constituye  una  seña- 
lada distinción,  significativa  del  excepcional  aprecio  que  hace  el  Go- 
bierno alemán  de  las  estrechas  relaciones  que  le  unen  con  el  Impe- 
rio de  Austria.  De  una  correspondencia  de  Berlín  tomamos  los  si- 
guientes datos,  referentes  á  los  preparativos  de  fiesta  que  se  dedican 
al  mencionado  recibimiento:  «El  Municipio  de  la  capital  del  Imperio 
ha  votado  un  crédito  de  50.000  marcos,  que  se  emplea  en  adornar  la 
Plaza  de  París  (Pariser  Plater)  y  el  Paseo  de  los  Tilos  (Unter  den 


eS  CRÓNICA    GENERAL. 


Linden  )  que  conduce  desde  la  Puerta  de  Brandemburgo  al  Palacio 
Imperial.  La  Plaza  de  París  es  cuadrada,  tiene  á  un  lado  y  á  otro  de 
los  que  corren  en  la  misma  dirección  que  la  avenida  Unter  den  Lin- 
den, magníficos  edificios,  uno  de  ellos  la  Enbajada  francesa,  y  la  li- 
mitan por  los  otros  dos  lados  contrarios  la  Puerta  de  Brandemburgo, 
que  es  una  imitación  de  los  Propíleos  de  Atenas,  y  la  referida  Aveni- 
da, que  tiene  50  metros  de  ancho  y  1.500  de  longitud.  Miles  de  obre- 
ros trabajan  en  el  decorado,  bajo  la  dirección  del  arquitecto  munici- 
pal Hoffmann.  Allí  se  construye,  frente  á  la  Puerta  de  Brandembur- 
go, un  arco  de  triunfo  de  30  metros  de  altura.  En  el  cruce  de  Unter 
den  Linden  con  Friedrichstrasse  ,  se  instalan  cuatro  candelabros 
gigantescos  de  luz  eléctrica,  adornados  con  guirnaldas  de  flores.  Co- 
menzarán las  fiestas  preparadas  el  día  6  de  Mayo  ,  fecha  del  aniver- 
sario del  nacimiento  del  Príncipe.  En  ese  día  se  hará  solemnemente 
la  declaración  oficial  de  su  mayoría  de  edad.  S.  A.  Imperial  y  Real 
el  Príncipe  Federico  Guillermo  Víctor  Augusto  Ernesto,  primero  de 
los  hijos  nacidos  del  matrimonio  de  Guillermo  II  con  la  emperatriz 
Augusta  Victoria,  nació  el  día  6  de  Mayo  de  1882  en  Marmorpalais, 
cerca  de  Postdam.  Cumple  ,  pues,  ahora  dieciocho  años.  En  el  ejér- 
cito alemán  figura  el  Kromprintz  como  teniente  del  primer  regimiento 
de  la  Guardia  de  á  pie,  y  agregado  á  otros  distintos  regimientos.  Entre 
las  diversas  condecoraciones  que  le  han  sido  concedidas,  figura  la  del 
Águila  Negra  ,  la  de  la  Anunciata  y  la  de  los  Serafines.  La  última 
condecoración  recibida  por  S.  A.  I.  ha  sido  la  española  del  Toisón  de 
Oro.  Con  ocasión  de  su  mayoría  de  edad  le  serán  otorgadas  algunas 
otras,  entre  ellas  la  Gran  Cruz  de  la  Torre  y  la  Espada  de  Portugal. 
Tiene  el  Príncipe  apostura  gallarda.  Es  alto  y  fuerte,  como  su  padre, 
de  quien  ha  heredado  muchas  virtudes  y  rasgos  de  carácter.  Su  in- 
teligencia es  viva  y  perspicaz.  Educado  cuidadosamente  por  su  pa- 
dre, á  quien  ha  tenido  por  principal  maestro  ,  ha  sido  formado  el 
Príncipe  á  imagen  del  autor  de  sus  días.  Con  él  ha  aprendido  á  amar 
al  pueblo  y  á  su  patria;  con  él  ha  aprendido  también  á  hacer  del 
honor  un  culto.  Desde  hace  algunos  años,  á  pesar  de  su  juventud,  co- 
noce perfectamente  toda  la  organización  del  Ejército  de  su  país.  El 
Emperador  ha  puesto  en  esto  especial  empeño,  y  el  Príncipe,  enamo- 
rado también  de  la  milicia,  será  también  un  verdadero  soldado.  Como 
buen  militar,  nadie  es  más  celoso  que  él  de  la  disciplina  y  del  presti- 
gio del  Ejército.  Participa  el  carácter  del  heredero  de  Guillermo  II> 
ai  mismo  tiempo  que  de  la  energía  del  de  su  padre,  de  la  dulzura  del 
de  su  madre.  Educado  con  extremado  cariño  por  la  emperatriz  Au- 
gusta Victoria  en  aquel  hogar  del  Kaiser,  modesto  y  apacible  como 


CRÓNICA   GENERAL.  69 


el  de  cualquier  burgués,  es  bondadoso  y  afable.  Lleno  de  generosos 
sentimientos,  se  capta  las  simpatías  de  cuantos  le  tratan.  Una  de 
las  notas  principales  de  su  carácter  ,  heredada  también  de  su  padre, 
es  el  acendrado  amor  á  su  patria.  Como  Guillermo  II,  prefiere  lo 
alemán  á  todo,  y  de  lo  alemán  es  siempre  rendido  devoto.  El  Krom- 
printz,  como  el  Kaiser,  es  tudesco  puro. 

— Según  leemos  en  otra  correspondencia,  «ya  es  cosa  resuelta  el 
aumento  de  la  flota  de  guerra.  En  la  Comisión  de  presupuestos  el 
Centro  católico  ha  presentado  una  proposición  otorgando  al  Gobierno 
lo  que  pide,  menos  los  cruceros  que  se  destinan  para  las  estaciones 
navales  del  extranjero.  Y  como  éstos  no  había  pensado  el  Gobierno 
construirlos  antes  de  siete  años  ,  y  con  lo  que  se  le  concede  tiene 
hasta  entonces  resuelto  su  problema,  el  ministro  de  Marina  ha  pres- 
tado su  conformidad  á  estos  acuerdos.  En  cuanto  á  los  medios  para 
las  nuevas  construcciones ,  el  Centro  católico  desea  se  obtengan  de 
nuevos  impuestos  de  Bolsa,  lotería  ,  conocimientos  de  embarque, 
timbre,  vinos  espumosos,  licores  extranjeros  ,  cigarros  y  cigarrillos. 
Se  supone  que  una  de  las  ventajas  que  el  Centro  católico  obtendrá 
por  aprobar  la  ley  de  aumento  de  la  flota  ,  será  el  nombramiento  de 
un  embajador  de  Alemania  cerca  del  Sumo  Pontífice.  Hay  quien  así 
lo  deduce  de  una  nota  oficiosa  publicada  por  la  Norddeutsche  Allge- 
meine  Zeitung  (Gaceta  general  de  Alemania  del  Norte) ,  diciendo  que  por 
haber  regresado  para  continuar  explicando  su  cátedra  en  Munich  el 
barón  von  Hertling  ,  que  negociaba  en  Roma  el  establecimiento  de 
una  Universidad  católica  en  Strasburgo,  queda  el  Imperio  sin  una 
representación  acreditada  cerca  del  Obispo  de  Roma,  cuando  sólo  de- 
pendía el  término  de  las  negociaciones  de  la  fijación  de  pequeños 
detalles.» 

*  * 

Inglaterra. — Iniciada  por  los  boers  la  guerra  de  guerrillas,  único 
sistema  de  combate  que  la  excesiva  superioridad  numérica  del  ene- 
migo les  permite  adoptar,  no  cabe  esperar  en  lo  sucesivo  otra  cosa 
que  encuentros  y  escaramuzas  de  mayor  ó  menor  importancia,  por  el 
estilo  de  las  últimas  de  Elands  Laagte  y  Tabha  Nchu,  en  los  que  la 
victoria  estará,  de  ordinario,  de  parte  de  los  guerrilleros  republica- 
nos. Se  habló  á  principios  de  la  quincena  de  un  segundo  movimiento 
envolvente  organizado  por  lord  Roberts  con  el  fin  de  encerrar  á  nume- 
rosos comandos  en  el  territorio  que  media  entre  Bloenfontein  y  la  Ba- 
sutolandia.  Ignoramos  hasta  qué  punto  merecen  fe  las  informaciones 


70  CRÓNICA    GENERAL. 


de  la  prensa  que  suponen  el  conocimiento  de  los  planes  del  generalí- 
simo inglés;  pero  de  resultar  ciertos  los  propósitos  que  se  le  atribu- 
yeron, el  fracaso  no  ha  podido  ser  mayor.  Los  boers,  después  de  hos- 
tilizar al  enemigo  en  su  avance,  han  ido  abandonando  sus  posiciones 
tan  luego  como  la  permanencia  en  ellas  ofrecía  algún  peligro,  para 
internarse  en  el  Transvaal.  Las  censuras  é  invectivas  de  la  prensa 
londinense,  dirigidas  contra  los  generales  todos  del  Imperio,  sin  respe- 
tar al  mismo  lord  Roberts,  exceden  á  toda  ponderación;  y  bien  puede 
asegurarse  que  en  su  comparación,  los  desplantes  más  fieros  de  nues- 
tros diarios  son  modelos  de  mesura  y  comedimiento.  Y  claro  es  que 
si  los  generales  salen  tan  mal  librados  de  las  apreciaciones  de  los 
diarios  patrióticos  de  la  Gran  Bretaña,  lo  propio  debía  suceder  y  suce- 
de, en  efecto,  con  la  oficialidad,  cuya  ineptitud  se  pondera  al  extremo 
de  considerarla  indigna  de  que  se  le  confíe  la  operación  de  llevar  los 
caballos  al  abrevadero.  Algunos  jefes  han  sido  destituidos  y  embar- 
cados en  las  costas  de  África  para  Londres,  donde  se  les  exigirá 
cuenta  del  modo  con  que  se  han  conducido  en  la  campaña;  y  se  ase- 
gura además  que  entre  el  generalísimo  y  el  jefe  de  su  Estado  Mayor 
han  mediado  graves  desavenencias.  Durante  varios  días  las  tropas  de 
lord  Roberts  han  permanecido  en  la  mayor  inacción,  que  el  Ministe- 
rio de  la  Guerra  explica  por  la  falta  de  preparativos  necesarios  para 
el  avance,  y  á  los  incesantes  combates  que  es  preciso  librar  para  re- 
chazar á  los  destacamentos  enemigos  que  amenazan  las  comunica- 
ciones. Si  á  todo  esto  se  agregan  las  nuevas  dificultades  procedentes 
de  la  estación,  que  hacen  punto  menos  que  imposible  la  movilización 
de  las  columnas  británicas,  se  comprenderá  la  penosa  lentitud  con 
que  el  generalísimo  inglés  logrará  llevar  á  la  práctica  su  anunciado 
proyecto  de  apoderarse  de  Pretoria.  La  situación  actual  y  resumen 
de  las  últimas  operaciones  de  la  campaña  se  hallan  contenidas  en  las 
siguientes  líneas,  que  transcribimos  de  un  diario  madrileño: 

«Las  dos  grandes  columnas  en  que  avanzaba  el  ejército  inglés, 
han  llegado,  una  á  Brandfort,  siguiendo  la  dirección  del  ferrocarril  y 
camino  carretero  que  une  á  este  punto  con  Bloenfontein  (52  kilóme- 
tros), y  la  otra  desde  Tabha  Nchu  hasta  las  márgenes  del  río  Vet,  por 
Isabelsfontein.  La  primera  columna  constaba  de  dos  divisiones  de 
infantería  (Pole  Carew  y  Tucker),  de  las  cuales  esta  última  cubrió  el 
flanco  derecho,  mientras  aquélla  marchaba  directamente.  Una  briga- 
da de  infantería  montada  (Hunter)  cubría  el  flanco  izquierdo.  Como 
Brandfort  está  situado  en  terreno  relativamente  llano,  en  la  orilla  de- 
recha del  río  Doorn,  afluente  del  Modder,  los  boers  dicen  que  tenían 
decidido  no  sostenerse  en  dicho  punto;  así  es  que  lo  evacuaron  á  la 


CRÓNICA   GENERAL.  71 


vista  de  las  tropas  inglesas,  retirándose  hacia  Vinburgo.  De  no  ha- 
cerlo así,  se  exponían  á  ser  envueltos  por  su  izquierda,  ya  que  las 
tropas  de  French,  Rundle  y  Hamilton  dominan  la  cuenca  del  alto 
Vet.  Fácil  habrá  sido  también  á  la  vanguardia  de  Pole  Carew  ade- 
lantar los  treinta  y  tantos  kilómetros  que  median  entre  Brandfort  y 
el  citado  río,  frente  á  Plessis;  y  si  es  así,  puede  decirse  que  las  tropas 
inglesas  se  extienden  en  dirección  Noroeste -Sudeste,  que  es  la  que  el 
curso  del  Vet  sigue.  A  la  otra  orilla  de  éste  se  halla  Vinburgo,  unido 
por  un  ramal  de  ferrocarril  á  la  línea  general  de  Bloenfontein  á  Pre- 
toria, y  el  terreno  que  se  extiende  entre  el  río  tantas  veces  nombrado 
y  su  afluente  el  Zand,  será  probablemente  el  de  las  próximas  opera- 
ciones, en  las  que,  si  los  boers  no  cambian  de  sistema,  seguirán  pro- 
curando mantenerse  en  la  región  oriental  del  Estado  de  Orange,  lo 
cual,  por  extenderse  en  ella  los  contrafuertes  de  la  abrupta  cordillera 
de  Maluti,  es  más  montañosa  y  les  ofrece  más  seguridad  para  sus  mo- 
vimientos. A  todo  lo  anterior  hay  que  añadir  que  al  Sur,  en  Smith- 
field,  el  general  Hart  cogió  25  prisioneros  boers,  y  ocupó  dicha  pobla- 
ción, lo  que  prueba  que  el  enemigo  anda  aún  por  allí.  Por  último,  el 
general  Hunter  ha  comenzado  sus  movimientos  desde  Kimberley, 
pasando  el  río  Vaal  por  Windsorton,  30  kilómetros  al  Sudoeste  de 
Warrenton.  Su  objeto,  sin  duda,  es  envolver  las  posiciones  boers  de 
Fourteen  Streams  y  abrir  el  paso  hacia  el  Norte.  En  el  Natal  siguen 
las  cosas  sin  alteración.  Los  boers  han  situado  cañones  en  unas  altu- 
ras frente  á  Elandslaagte.» 

La  Comisión  boer,  encargada  de  gestionar  la  paz  mediante  la  in- 
tervención de  las  grandes  potencias,  se  ha  embarcado  para  América 
con  objeto  de  solicitar  el  concurso  de  los  Estados  Unidos,  donde  la 
opinión  pública  se  muestra  favorable  á  la  causa  de  la  república  trans- 
vaalense.  Los  resultados  obtenidos  en  Europa  han  debido  de  ser  poco 
satisfactorios. 

«Un  periódico  de  Berlín,  el  Dresdner  Neuesten  Nachrichten,  dice 
que  en  una  conferencia  que  el  ministro  de  Negocios  Extranjeros  del 
Gobierno  holandés  celebró  con  la  Comisión  extraordinaria  boer  para 
la  paz,  se  esforzó  dicho  ministro  en  convencer  á  los  delegados  trans- 
vaalenses  de  la  inutilidad  de  su  misión,  si  no  modificaban  sus  preten- 
siones. Dice  también  el  periódico  alemán  que,  defiriendo  á  los  deseos 
de  los  boers,  el  ministro  se  dirigió  á  las  potencias,  aconsejándoles  la 
conveniencia  y  oportunidad  de  la  intervención.  A  esta  invitación  con- 
testaron las  potencias,  si  es  cierto  lo  que  dice  el  diario  alemán,  que 
la  intervención  no  era  posible,  porque  el  fracaso  de  la  iniciativa  sería 
seguro,  y  que  lo  más  pertinente  y  eficaz  sería  que  el  mismo  Trans- 


72  CRÓNICA   GENERAL. 


vaal  tomara  directamente  con  Inglaterra  la  iniciativa  para  la  paz, 
dando  á  las  negociaciones  preliminares  un  sesgo  que  garantizara  el 
resultado  de  las  mismas.» 

El  mismo  Manifiesto  publicado  por  los  Comisionados  boers  antes 
de  emprender  el  viaje  á  América  viene  á  dar  caracteres  de  probabili- 
dad á  la  información  del  Novísimo  Noticiero  de  Dresde  antes  citado, 
toda  vez  que  los  autores  del  documento  se  concretan  á  invocar  la 
aplicación  de  los  principios  solemnemente  consignados  en  las  con- 
clusiones aprobadas  de  la  Conferencia  de  La  Haya,  y  expresan  su  de- 
seo de  solicitar  de  los  Estados  Unidos  que  interpongan  su  media- 
ción para  poner  término  á  la  guerra,  sometiendo  la  cuestión  al  fallo 
de  un  tribunal  de  arbitraje. 

— En  Jahanesburg  ha  ocurrido  una  explosión  que  produjo  la  vo- 
ladura del  almacén  de  la  fábrica  de  material  de  guerra  de  Begby, 
pereciendo  en  el  accidente  veinte  operarios,  todos  ellos  extranjeros. 
El  dictamen  pericial  de  los  ingenieros  transvaalenses  encargados  de 
estudiar  las  causas  generadoras  de  la  catástrofe,  afirma  que  el  hecho 
ha  sido  intencionadamente  determinado  mediante  un  hilo  metálico 
puesto  en  comunicación  con  los  alambres  del  alumbrado  eléctrico  de 
la  ciudad.  Han  sido  presos  veinte  individuos  por  sospechas,  y  se  ha 
prohibido  á  otros  varios  salir  del  Transvaal. 

*  * 

Dinamarca.  —Ha  quedado  resuelta  la  crisis,  aceptando  el  Rey  la 
dimisión  del  Ministerio  Hverring  y  nombrando  para  sustituirle  otro 
de  la  derecha  parlamentaria  compuesto  del  siguiente  modo: 

Deschasted,  Presidencia  y  Negocios  Extranjeros;  Profesor  Goos, 
Justicia;  Barón  Inel  Ryssantain,  Obras  públicas;  Früs,  Agricultura; 
Profesor  Scharlin,  Hacienda;  comandante  Middelbon,  Marina;  Bie- 
rra,  Cultos;  coronel  Schmack,  Guerra;  Brauson,  Interior. 

*  * 

Asia:  Filipinas. — Días  pasados  ha  transmitido  el  telégrafo  la 
noticia  de  haber  sido  relevado  de  su  cargo  de  Gobernador  general 
del  Archipiélago  Mr.  Ottis,  y  designado  para  reemplazarlo  Mac- 
Arthur.  Los  americanos  prosiguen  la  guerra  de  conquista  que  han 
emprendido  con  éxito  favorable,  á  pesar  de  la  obstinada  resistencia 
de  los  indígenas  y  de  los  descalabros  sufridos  en  más  de  una  oca- 
sión. Dominan  por  completo  la  isla  de  Panay  y  procuran  organizaría 
civilmente;   lo  mismo  han  conseguido  en  la  provincia  de  Nueva- 


CRÓNICA    GKNERAL.  73 


Cáceres;  y  únicamente  el  Norte  de  Luzón,  asiento  de  los  principales 
elementos  del  Katipunan,  es  donde  la  pacificación  definitiva  presenta 
grandes  dificultades.  Los  insurrectos  cuentan  con  el  apoyo  del  Im- 
perio del  Sol  naciente,  que  no  ha  podido  menos  de  ver  con  recelosa 
envidia  la  ocupación  de  Filipinas  por  los  yankees,  y  sin  duda  nin- 
guna esta  circunstancia  ha  de  hacer  que  la  campaña  sea  mucho  más 
larga  y  difícil  de  lo  que  se  cree  en  los  Estados  Unidos. 

La  liberación  de  prisioneros  españoles  continúa;  y  según  tele- 
grama del  cónsul  de  España  en  Manila,  recibido  en  el  Ministerio  de 
Estado  de  Madrid,  se  hallan  ya  en  la  capital  del  Archipiélago  los  cua- 
renta libertados  á  que  se  hacía  referencia  en  anteriores  despachos. 

II 
ESPAÑA 

La  fiesta  obrera  del  i.°  de  Mayo  se  ha  celebrado  este  año  en 
Madrid  y  provincias  sin  incidente  alguno  digno  de  particular  men- 
ción. En  la  mayor  parte  de  los  discursos  pronunciados  con  tal  mo- 
tivo, los  oradores  se  han  mostrado  partidarios  de  la  propaganda 
pacífica,  y  en  perfecto  desacuerdo  con  la  Unión  Nacional,  cuyos 
proyectos  no  secundará  la  masa  obrera  del  país.  A  pesar  de  esto,  el 
Gobierno  se  preocupa  de  la  actitud  adoptada  por  el  Directorio  en  el 
Manifiesto  que  á  continuación  transcribimos  en  parte,  y  del  que  pue- 
den resultar  alteraciones  del  orden  público  de  mayor  ó  menor  im- 
portancia, antes  de  expirar  el  primer  plazo  señalado  para  el  cobro  de 
la  contribución  industrial  y  territorial.  El  documento  á  que  hemos 
aludido,  dice  así: 

«Siguen  viviendo  en  interinidad,  veinte  meses  después  de  la 
caída,  la  nación  lo  mismo  que  el  Estado;  y  es  fuerza  á  las  clases 
gobernadas  pensar  en  ponerle  término,  ya  que  las  clases  gobernantes, 
bien  halladas  con  ella,  no  quieren  ó  no  aciertan  á  hacerlo.  Les  ha- 
bíamos puesto  por  condición  que  España  sea  una  nación  culta,  rica, 
fuerte,  libre,  europea;  y  por  el  camino  por  donde  la  han  encarrilado, 
no  lo  será  nunca.  Unos  presupuestos  generales  que  contienen  estas 
cifras:  Deuda  pública,  clases  pasivas,  Guerra  y  Marina,  obligaciones 
eclesiásticas,  casa  real,  731  millones;  carreteras  (material  de  estu- 
dios y  obras  nuevas),  16  millones  y  medio;  aprovechamiento  de  aguas, 
ríos  y  canales,  tres  millones  y  tercio;  primera  enseñanza,  un  millón 
y  tres  cuartos.  Unos  presupuestos  así,  repetimos,  son  incompatibles 
con  la  existencia  de  la  nación  como  nación  autónoma;  representan 


74  CRÓNICA    GENERAL. 


una  quiebra  en  que  el  deudor  lo  da  todo,  bienes  y  persona,  lo  que 
posee  y  lo  que  puede  trabajar  hasta  la  muerte,  sin  reservarse  lo  pre- 
ciso para  vivir,  ó  si  se  quiere  para  progresar,  dado  que  en  las  nacio- 
nes el  progresar  es  parte  del  vivir.  Representa,  por  tanto,  más  que 
una  quiebra  de  la  fortuna,  una  quiebra  de  la  vida.  Juzguen  por  este 
detalle  los  contribuyentes.  Fiábamos  la  restauración  de  la  patria  y 
su  europeización,  principalmente,  á  la  transformación  del  español 
por  la  escuela;  y  he  aquí  cómo  contestan  á  esa  ambición  nuestra  las 
estadísticas  de  los  presupuestos:  una  sola  ciudad  de  Europa,  París; 
una  sola  ciudad  de  América,  Nueva  York,  gasta  anualmente  en  su 
enseñanza  primaria  una  suma,  no  igual,  sino  mayor,  bastante  mayor 
que  toda  la  nación  española,  sumadas  las  partidas  con  que  contri- 
buyen los  municipios,  las  provincias  y  el  Estado.  Fiábamos  la  res- 
tauración de  la  patria,  en  segundo  término,  al  fomento  de  la  produc- 
ción económica  por  las  obras  públicas,  y  los  presupuestos  consagran 
á  construcciones  nuevas  en  caminos,  canales  y  puertos,  para  toda  la 
nación,  una  cantidad  igual  á  la  que  hemos  estado  gastando  cada  diez 
días,  durante  varios  años,  en  la  guerra  de  Cuba,  empeñando  rentas 
y  cargando  de  deudas  el  Tesoro. 

»No  nos  ordenaría  otro  tratamiento,  no  nos  haría  otros  presupues- 
tos lord  Salisbury,  interesado  en  precipitar  «el  término  fatal  de  los 
tristes  destinos»  de  nuestra  España.  Eso  es  más  que  una  enajena- 
ción de  la  libertad;  es  más  que  una  adscripción  al  peso  muerto  de 
nuestro  pasado:  es  la  vida  de  un  pueblo  que  se  extingue;  es  el  mapa 
de  una  nación  histórica  que  se  borra.  Y  nosotros  declaramos,  en 
nombre  de  la  Unión  Nacional,  que  no  queremos  desaparecer  de  la 
historia  como  hemos  desaparecido  de  las  Antillas:  doblada  la  frente, 
más  que  al  peso  del  dolor,  al  de  la  vergüenza.  Un  movimiento  reac- 
tivo de  parte  de  lo  que  aún  quede  vivo  en  el  país,  y  acaso  los  presu- 
puestos no  serán  la  partida  de  defunción  de  nuestra  patria. 

» Cierto  que  esos  presupuestos  son  resultante  fatal  de  la  constitu- 
ción política  del  país,  ó  mejor  dicho  de  su  falta  de  constitución;  pero 
esto  no  significa  más  sino  que  hay  que  descender  á  su  raíz,  que  no 
es  á  ellos  donde  el  contribuyente  tiene  que  apuntar  para  combatirlos. 
Carece  España  de  instituciones  públicas,  aunque  otra  cosa  parezca 
de  su  colección  legislativa.  Como  dijo  con  verdad  el  Sr.  Silvela, 
«tenemos  todas  las  apariencias  y  ninguna  de  las  realidades  de  un 
» pueblo  constituido  según  ley  y  orden  jurídico.»  Donde  las  naciones 
europeas  tienen  instituciones  administrativas  y  políticas,  que  com- 
ponen el  conjunto  normal  y  regular  de  su  constitución,  hay  aquí 
oligarquías  de  personajes,  con  su  cortejo  de  caciques,  formando  todo 


CRÓNICA   GENERAL.  75 


un  orden  jerárquico,  repartido  por  los  centros  y  por  la  periferia,  que 
como  hiedra  sofocan  al  país,  no  dejándole  respirar. 

»Lo  mismo  después  de  la  caída  que  antes,  España  se  halla  com- 
puesta de  un  millar  de  reyezuelos,  sueltos  de  toda  ley,  y  dieciocho 
millones  de  pecheros  suyos,  por  ninguna  ley  amparados.  Ni  los  Go- 
biernos ni  las  Cortes  se  han  cuidado  de  proveer  á  la  nación  de  esas 
instituciones  que  necesita  para  ser  libre  y  regirse  á  sí  propia:  sólo 
se  han  cuidado  de  proveer  de  víveres  al  Estado.  Digamos  que  tam- 
poco podía  esperarse  otra  cosa,  no  siendo  el  Estado  sino  una  secre- 
ción artificial  de  aquel  engranaje  oligárquico  que  usurpa  nombre  de 
partidos,  y  hallándose  instaurado  de  hecho,  no  para  ser  brazo  de  la 
nación,  sino  como  para  fin  de  sí  propio. 

El  presupuesto  ,  resorte  y  condición  de  vida  para  el  sistema  ,  el 
sistema  tenía  que  acomodarlo  á  esa  necesidad  de  vivir,  imponiéndose 
el  instinto  de  conservación  á  todos  los  dictados  y  exigencias  del  deber, 
del  convencimiento  y  del  honor.  De  ahí  esa  barrera  alzada  entre  el 
Parlamento  y  el  país  ;  de  ahí  que  no  sea  aquél  orgánica  creación  de 
éste  ,  sino  que  se  engendre  y  renueve  á  sí  propio.  Esas  oligarquías, 
representación  de  las  clases  directoras  y  gobernantes,  que  tienen 
bloqueada  la  prerrogativa  del  poder  moderador  en  el  Palacio  Real, 
según  descubre  el  Sr.  Maura,  tienen  secuestrada  al  propio  tiempo  la 
voluntad  del  país  en  las  urnas  electorales  ,  según  denuncia  el  señor 
Silvela.  Urge  romper  ese  cerco ,  reponer  el  problema  de  la  libertad  y 
de  la  soberanía  de  la  nación  al  estado  que  tenía  antes  de  1868;  desen- 
cantar la  Gaceta  ,  arrancándosela  á  los  que  han  hecho  de  ella  instru- 
mento para  torcer  y  anular  todo  el  sentido  de  la  reforma  constitucio- 
nal, y  menguar  física  y  moralmente  la  bandera  de  la  patria  ,  tejida 
con  esfuerzo  infinito  por  diez  generaciones.» 

Después  de  la  publicación  del  Manifiesto,  el  Sr.  Paraíso  ha  em- 
prendido un  viaje  de  propaganda  por  varias  capitales,  celebrándose 
con  esta  ocasión  importantes  meetings,  en  los  que  se  ha  insistido  so- 
bre la  necesidad  de  apelar  á  la  resistencia  pasiva  al  pago  de  los  tri- 
butos. El  Gobierno  contesta  á  los  ataques  de  la  Unión  Nacional 
instruyendo  las  primeras  diligencias  para  formar  proceso  á  los  fir- 
mantes del  documento  antes  citado,  por  contener  éste  excitaciones  á 
la  rebeldía,  y  amenazando  á  los  contribuyentes  morosos  ú  opuestos  al 
pago,  con  la  aplicación  de  los  siguientes  artículos  que  han  visto  la 
luz  pública  en  la  Gaceta: 

«Art.  57.  Todo  contribuyente  que  hallándose  inscrito  en  la  ma- 
trícula industrial  y  de  comercio  dejase  transcurrir  el  plazo  del  primer 
grado  de  apremio  sin  haber  satisfecho  la  cuota  de  contribución  que 


76  CRÓNICA   GENERAL. 


le  hubiere  sido  impuesta  ,  se  entenderá  que  renuncia  á  continuar  en 
el  ejercicio  de  su  industria ,  profesión ,  arte  ú  oficio,  y  será  dado  de 
baja  en  el  repartimiento  para  todos  los  efectos  determinados  en 
el  art.  122  del  Reglamento  del  ramo  de  28  de  Mayo  de  1896. 

»Art.  58.  De  conformidad  con  lo  prescrito  en  el  artículo  anterior, 
y  en  armonía  con  el  principio  que  establece  el  art.  61  del  Reglamen- 
to citado,  según  el  cual  es  requisito  indispensable  para  celebrar  actos 
de  conciliación  ó  promover  cualquier  demanda  ante  los  tribunales, 
que  el  reclamante,  si  se  halla  sujeto  á  la  contribución  industrial  y  la 
acción  que  se  entable  tiene  relación  con  su  industria,  justifique  estar 
al  corriente  en  el  pago  de  la  cuota  respectiva  ,  simultáneamente  con 
la  baja  que  de  oficio  acordará  la  Administración  respecto  de  los  indus- 
triales morosos,  se  dispondrá  también  la  privación  á  éstos  del  ejerci- 
cio de  su  industria  ínterin  no  satisfagan  la  cuota  y  recargos  de  apre- 
mio que  adeuden. 

«Tampoco  podrán  dedicarse  á  la  misma  industria  por  medio  de 
individuos  de  su  familia  ó  servicio,  ni  otra  cualquiera  ,  por  sí  ni  en 
compañía,  sin  que  paguen  el  descubierto  ó  sean  responsables  solida- 
rios los  asociados. 

»Art.  59.  Los  industriales  á  quienes  se  hubiere  dado  de  baja  en  la 
matrícula  y  privado  del  ejercicio  de  su  industria  por  no  haber  satis- 
fecho la  cuota  de  contribución,  deberán  cesar  de  hecho  en  aquélla  en 
el  acto  de  publicarse  el  acuerdo  en  el  Boletín  oficial  de  la  provincia; 
y  si  no  lo  hicieren,  serán  considerados  como  defraudadores  de  la 
contribución  industrial ,  como  comprendidos  en  el  caso  2.0  del  ar- 
tículo 172  del  Reglamento  del  ramo,  y  se  dará  conocimiento  de  la 
desobediencia  á  los  tribunales  de  justicia.» 

— El  29  del  pasado  se  verificó  en  el  astillero  de  Cádiz  la  botadura 
del  nuevo  crucero  que  regalan  por  suscripción  los  españoles  residen- 
tes en  América,  y  que  lleva  el  nombre  de  Extremadura.  He  aquí  la 
descripción  que  hace  del  acto  el  corresponsal  de  un  diario  de  la  cor- 
te: «En  la  tribuna  levantada  frente  al  buque  toman  puesto  el  minis- 
tro de  Instrucción  pública,  el  obispo  de  Cádiz,  y  el  general  López 
Domínguez,  con  otras  personas  de  significación  invitadas  al  espec- 
táculo. La  madrina  es  la  Sra.  Doña  Ana  María  de  Lacave,  viuda  de 
Lizaur,  hija  del  rico  naviero  D.  Pedro  Luis  Lacave,  que  fué  muy  res- 
petado en  Cádiz .  Acompañan  á  la  madrina  al  puesto  de  honor  que  la 
corresponde  la  señora  de  Cano  y  Cueto,  el  ministro  de  Instrucción 
pública,  el  general  López  Domínguez  y  el  capitán  general  de  Anda- 
lucía. Inmediatamente  se  procede  á  la  bendición  del  buque.  El  pre- 
lado Sr.  Ranees,  con  mitra  y  báculo,  pronuncia  una  elocuente  pláti- 


CRÓNICA    GENERAL.  77 


ca,  asociándose,  en  representación  de  la  Iglesia,  á  la  gran  fiesta  que  el 
pueblo  de  Cádiz  celebra.  Manifestó  que  el  trabajo  es  la  base  de  la  re- 
dención humana,  y  que  se  congratulaba  de  que  España,  tan  desven- 
turada como  rica  de  virtudes,  entrara  en  este  camino,  auxiliada  por 
la  inteligencia  y  el  trabajo  de  sus  hijos.  Terminó  dando  su  bendición 
al  buque.  Las  palabras  del  Prelado  son  recibidas  con  grandes  y  entu- 
siastas aplausos. 

» Llega  el  momento  solemne.  El  público,  conmovido,  guarda  pro- 
fundo silencio.  El  ingeniero  director  del  astillero,  Sr.  Fuster,  entrega 
á  la  madrina  el  hacha  de  plata,  un  arma  primorosa,  que  es  una  ex- 
celente obra  de  arte.  La  señora  viuda  de  Lizaur  pronuncia,  emocio- 
nada, algunas  frases,  deseando  al  buque  feliz  suerte,  y  corta  la  cinta 
de  colores.  Funciona  en  este  momento  la  prensa  hidráulica,  que  da 
impulso  al  buque;  las  brigadas  de  obreros,  atentos  á  la  voz  de  man- 
do, se  agitan  á  ambos  costados  del  buque,  acuñando  con  rapidez  y 
realizando  otros  trabajos.  A  una  voz  del  ingeniero  Sr.  Fuster  ceden 
las  amarras,  se  escucha  un  fuerte  crujido,  y  el  barco,  libre,  triunfan- 
te, se  desliza  sobre  su  quilla  con  la  mayor  gallardía.  No  se  advierte 
un  solo  cabeceo.  Todo  obedece  con  precisión  matemática  á  la  volun- 
tad del  ingeniero.  La  emoción,  durante  algunos  segundos,  es  inten- 
sa. El  buque  recorre  su  breve  camino  levemente  y  entra  majestuoso 
en  el  mar,  levantando  á  ambos  lados  dos  grandes  montañas  de  agua 
coronadas  de  espuma.  A  la  emoción  sucede  el  entusiasmo.  El  públi- 
co rompe  en  estrepitosos  aplausos,  que  van  resonando  como  un  eco 
de  gloria  por  todos  los  ámbitos  del  astillero.  En  la  bahía,  los  buques 
anclados  saludan  al  nuevo  barco  con  sus  poderosos  silbatos  y  sus  ron- 
cas sirenas.  En  los  palos  y  en  las  vergas,  los  marineros  agitan  sus 
gorras  y  pañuelos.  Desde  la  cubierta  de  estos  buques,  un  clamor  de 
júbilo  estruendoso  responde  al  entusiasmo  extraordinario  que  reina 
en  la  tierra.  Las  músicas  de  los  regimientos  de  Álava  y  Pavía  y  las 
de  los  buques  de  guerra  completan  el  concierto,  tocando  la  Marcha 
Real.  El  Sr.  García  Alix  da  vivas  al  Rey  y  á  la  Reina,  que  son  con- 
testados por  todos.  Aplacado  el  entusiasmo,  todos  se  dirigen  á  feli- 
citar á  los  individuos  de  la  Constructora  Naval  y  á  los  ingenieros  di- 
rectores del  astillero.  Elogiase,  con  justicia,  la  precisión  con  que  han 
sido  dirigidas  y  ejecutadas  todas  las  maniobras.» 

—El  nuevo  Ministro  de  Gracia  y  Justicia,  señor  marqués  de  Va- 
dirlo,  ha  hecho  desde  luego  importantes  declaraciones  sobre  las  re- 
formas que  se  propone  introducir  en  lo  que  se  relaciona  con  la  admi- 
nistración de  justicia.  «El  Jurado — dice  el  señor  Marqués — atrae  hoy 
las  miradas  de  todo  el  mundo.  Sus  partidarios  más  convencidos  no 


78  CRÓNICA   GENERAL. 


ocultan  el  disgusto  que  les  produce  observar  que  la  democrática  ins- 
titución no  responde  á  lo  que  de  ella  se  esperaba  en  el  terreno  pura- 
mente especulativo.  En  este  punto,  mi  partido,  y  por  lo  tanto  yo, 
estamos  donde  estábamos.  Combatimos  el  Jurado  mientras  fué  tiem- 
po de  combatirlo.  Establecido  por  la  ley,  tiene  de  nosotros  el  respeto 
que  los  hombres  de  orden  guardan  siempre  á  la  ley  positiva.  Pero 
ese  respeto  no  es  incompatible  con  el  deseo  de  mejorar  en  cuanto  me 
sea  permitido  el  modo  de  ser  y  de  funcionar  el  tribunal  de  hecho. 
Trataré,  pues,  de  remediar  en  la  ley  las  deficiencias  que  la  práctica 
de  este  modo  de  juzgar  ha  puesto  de  relieve.  Y  como  no  creo  que  sólo 
en  la  calidad  de  los  llamados  á  ser  jueces  populares  está  la  causa  de 
esas  deficiencias,  acudiré  también  á  la  naturaleza  de  los  asuntos  á 
ellos  encomendados.  Una  resta  en  la  jurisdicción  del  Jurado  entiendo 
yo  que  sería  altamente  beneficiosa  para  el  acierto  en  los  veredictos, 
y,  por  tanto,  para  el  prestigio  de  la  institución,  no  muy  brillante  hoy, 
como  es  sabido.  No  es  tiempo  de  entrar  en  detalles.  Creo  que  aque- 
llos delitos  en  cuya  comisión  influye  de  un  modo  decisivo  la  pasión 
política,  por  ejemplo,  no  son  los  más  á  propósito  para  ser  juzgados 
por  la  opinión,  representada  por  los  jueces  de  hecho.  Y  no  sólo  el 
Jurado.  La  separación  de  lo  civil  y  lo  criminal;  la  creación  de  los  tri- 
bunales colegiados  de  primera  instancia,  todos  estos  problemas  están 
estudiados  y  serán  resueltos  con  el  acierto  que  me  sea  dado.  Y  aún 
queda  la  reforma  del  Código  penal,  que  hay  que  poner  de  acuerdo 
con  la  Ley  fundamental  del  país;  el  estudio  de  cuanto  sea  legislación 
civil  ó  sustantiva  ó  adjetiva;  los  apéndices  al  Código  civil.  En  una 
palabra:  en  todo  se  hará  lo  que  pueda  hacerse.  No  hay  más  sino  que 
reorganizar  y  economizar  á  un  tiempo  no  es  cosa  fácil,  sobre  todo  en 
este  departamento  ministerial,  donde,  de  acuerdo  en  esto  con  el  señor 
Duran  y  Bas,  es  preciso  ampliar  más  bien  que  restringir.  Pero  repito 
que  se  hará  lo  que  pueda  hacerse.  Habrá  intereses  que  lastimar:  sin 
duda  los  hay  amenazados:  pero  fíese  en  mi  palabra,  no  se  tocará  sino 
á  aquello  á  que  no  pueda  menos  de  tocarse,  por  dos  razones:  la  pri- 
mera, porque  cuantos  menos  intereses  se  lastimen,  más  viable  será 
la  reforma;  y  después,  porque  entiendo  que  la  base  natural  de  lo  que 
mañana  sea,  ha  de  ser  precisamente  lo  que  hoy  existe.  Y  dicho  esto, 
bueno  será  que  termine  afirmando  que  para  cuando  las  Cortes  se 
abran  estarán  dispuestos  todos  los  proyectos  de  ley  que  representan 
mi  pensamiento  al  venir  al  Ministerio  de  Gracia  y  Justicia.» 


OBSERVACIONES  METEOROLÓGICAS 


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La  electricidad  en  la  Edad  Media. 


uera  de  España  tampoco  progresaron  gran  cosa  los 
estudios  concernientes  á  las  propiedades  del  ámbar 
durante  el  siglo  XIII.  Era  sin  duda  mucho  siglo  aquél 
para  descender  á  tales  minucias.  Así  es*que  á  pesar  de  los  ma- 
teriales científicos  acumulados  por  la  labor  incesante  de  grie- 
gos, árabes  y  cristianos,  relacionados  entre  sí  por  vínculos  de 
comercio  ó  de  conquista;  á  pesar  del  gran  número  de  descu- 
brimientos realizados  en  el  orden  experimental  y  práctico, 
como  los  observatorios  astronómicos  con  sus  brújulas,  cua- 
drantes solares,  astrolabios,  clepsidras  y  relojes;  á  pesar  de 
los  progresos  de  la  química,  embrollada  entre  los  trampanto- 
jos de  la  Crisopeya,  ó  arte  transmutatoria,  enriquecida  desde 
muy  antiguo  con  multitud  de  preparados  mercuriales,  como 
el  sublimado  corrosivo  y  el  precipitado  rojo,  con  el  nitrato  de 
plata,  el  ácido  nítrico  y  el  niíro-muriático,  sin  contar  el  alco- 
hol, el  jarabe,  el  alcanfor,  numerosos  bálsamos,  la  nafta  y 
otra  porción  de  productos  derivados  de  los  tres   reinas  de  la 


(i)     Véase  la  pág.  7. 
La  Ciudad  di  Dios.— Año  XXI.— Núm.  652. 


82  EL    MAGNETISMO   Y    LA    ELECTRICIDAD, 


Naturaleza;  á  pesar  de  la  pujanza  que  alcanzaron  en  todo 
género  de  disciplinas  las  Universidades  más  célebres  de  Euro- 
pa; á  pesar,  en  fin,  de  la  emancipación  del  derecho  y  de  la 
libertad,  oprimidos  bajo  el  peso  del  despotismo  feudal,  de  los 
horizontes  descubiertos  por  el  celo  de  los  cruzados,  del  espí- 
ritu de  innovación  encarnado  en  figuras  de  la  talla  de  Roge- 
rio  Bacon,  Santo  Tomás,  Alberto  Magno,  Vicente  de  Beau- 
vais,  Raimundo  Lulio,  Arnaldo  de  Vilanova,  Alfonso  el  Sa- 
bio y  cien  otros,  no  mejoró  el  estado  de  los  conocimientos 
eléctricos,  ni  adelantó  un  paso  el  estudio  de  los  fenóme- 
nos de  atracción  por  frotamiento,  ni  se  conocieron  otras 
manifestaciones  de  la  electricidad  distintas  de  las  del  rayo 
que  estallaba  en  las  nubes  y  las  del  ámbar  frotado  con  los 
dedos. 

Dejando  que  otros  discutan  si  la  Escolástica  paralizó 
directa  ó  indirectamente  la  marcha  de  las  corrientes  experi- 
mentales, mermando  el  caudal  de  los  descubrimientos,  como 
parece  indicar  Menéndez  Pelayo  y  con  él  la  mayor  parte  de 
los  historiadores  científicos,  no  escolásticos,  ó  si,  por  el  con- 
trario, contribuyó  á  ensanchar  los  dominios  de  la  experien- 
cia, como  opinan  el  P.  Zeferino,  D.  Alejandro  Pidal  y  otros 
escolásticos  de  buena  cepa,  es  para  nosotros  evidente  que  ni 
Vicente  de  Beauvais,  con  sus  aficiones  enciclopédicas,  demos- 
tradas en  su  famoso  Speculum  Majus;  ni  el  mismo  Alberto 
Magno  con  su  despreocupación  científica,  reflejada  en  varios 
tratados  de  carácter  experimental;  ni  el  mismísimo  Roge- 
rio  Bacon  con  sus  radicalismos  imprudentes,  pudieron  susti- 
tuir el  método  racional  y  deductivo  entronizado  por  la  Esco- 
lástica, con  el  experimental  é  inductivo  que  tan  mal  cuadraba 
en  aquella  época;  ni  ninguno  de  los  prohombres  de  aquella 
revolución  intelectual,  tan  necesaria  como  eficaz  para  orien- 
tar la  nave  de  la  civilización,  enriqueció  con  nuevas  obser- 
vaciones el  pobrísimo  caudal  de  conocimientos  eléctricos:  lo 
que  era  antes  del  siglo  XIII,  mejor  dicho,  desde  los  tiempos 
de  la  civilización  griega,  eso  siguió  siendo  hasta  bien  entrado 
el  siglo  de  Guillermo  Gilbert. 

De  Vicente  de  Beauvais  consta  que  San  Luis,  prendado 
de  las  buenas  dotes  del  hijo  de  Santo  Domingo,  le  trajo  á  su 


EL    MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICID  \D.  83 


lado,  nombrándole  lector,  bibliotecario  y  consejero  de  su 
real  persona,  confiándole  además  la  educación  de  los  prín- 
cipes. 

Su  famoso  Speculum  Majus  «especie  de  enciclopedia 
que  contiene,  resume  y  en  cierto  modo  completa  todos 
los  conocimientos  de  la  época,»  escrita,  según  el  P.  Zeferino, 
«para  facilitar  á  los  hombres  estudiosos,  y  principalmente  á 
sus  hermanos  de  religión  y  hábito  la  adquisición  de  la  cien- 
cia en  todas  sus  esferas  y  de  toda  clase  de  conocimientos,» 
vale  tanto  por  la  claridad  y  concisión  con  que  el  autor  ex- 
tracta, expone  y  coordina  las  teorías  y  opiniones  ajenas  con- 
firmadas ó  rechazadas  por  las  suyas  propias,  no  exentas  al- 
gunas de  originalidad,  cuanto  por  la  acertada  división  que  de 
la  obra  hace  en  tres  partes:  Speculum  Naturale,  Speculum 
Doctrínale  y  Speculum  Historíale,  reuniendo  en  cada  una 
las  ciencias  y  cuestiones  de  mayor  afinidad.  Poseyó  Vicente 
de  Beauvais  una  erudición  vastísima  y  un  conocimiento 
profundo  de  los  griegos,  latinos  y  árabes,  á  quienes  cita  con 
una  prodigalidad  que  asombra,  mereciendo  con  justicia 
figurar  «entre  los  hombres  que  prepararon  la  época  de  Co- 
lón y  de  Gama  (i),»  así  como  los  elogios  que  le  tributa  Po- 
sevino,  el  cual  llegó  á  decir  del  JBelvacense  que  «había  leído 
y  estudiado  con  asidua  diligencia  omnes  omnium  pene  gen- 
tium  libros  (2).» 

Pues  bien;  después  de  registrar  el  índice  y  repasar  el  tex- 
to de  obra  tan  monumental,  he  aquí  lo  que  hemos  podido 
entresacar,  relacionado  con  nuestro  asunto. 

En  el  tomo  1  del  Speculum  Naturale  (Speculi  Mijoris 
Naturalis  nuncupati),  lib.  vin,  cap.  xix,  pág.  85,  donde  tra- 
ta De  lapidibus  insignioribus  et  primo  de  magnete,  después 
de  ponderar  las  excelencias  y  virtudes  del  imán,  repitiendo 
lo  queá  este  propósito  dijeron  los  griegos,  clasifica  las  pie- 
dras magnéticas  en  cinco  clases,  y  añade:  «Sotoco  demues- 
tra que  el  (imán)  de  los  Etíopes  y  el.de  Magnesia  proceden 


(1)  Humboldt,  obra  citada,  tomo  II,  pág.  303. 

(2)  Fr.  Zeferino  González,  obra  citada,  tomo  11,  pág.  212. 


EL   MAGNETISMO    Y   ¿A    ELECTRICIDAD. 


de  Macedonia;  que  un  tercero  se  encuentra  en  Beocia;  ef 
cuarto  cerca  de  La  Tróade  de  Alejandría;  el  quinto  en  la 
Magnesia  del  Asia.  Se  diferencia  el  (imán)  macho  del  (imán) 
hembra  por  el  color;  los  de  Magnesia  y  Macedonia  son  rojos 
y  negros;  Boecio  tiene  en  mayor  estima  los  de  color  rojo  que 
los  negros.  El  que  nos  viene  de  La  Tróade  es  negro  y  de 
sexo  femenino;  por  lo  tanto,  sin  energías  y  muy  malo;  el  de 
Magnesia  es  blanco,  muy  semejante  al  púnico,  y  no  atrae  el 
hierro;  los  etiópicos,  en  cambio,  son  muy  alabados,  y  se  pagan 
á  peso  de  oro.» 

A  continuación  transcribe  el  pasaje  de  San  Isidoro- 
acerca  del  origen  y  descubrimiento  del  imán,  con  los  deta- 
lles del  pastor  que  apacentaba  su  ganado,  de  la  contera  me- 
tálica del  cayado,  de  los  clavos  de  su  calzado,  etc.,  etc.;  y 
luego  pasa  al  cap.  xx,  que  intitula:  De  mir aculo  magnetis 
in  ferri  atractione.  No  hace  más  que  copiar  lo  que  á  este 
propósito  escribió  San  Agustín;  ó  sea,  los  fenómenos  aque- 
llos de  la  cadena  formada  por  la  transmisión  de  la  virtud 
atractiva  de  unos  eslabones  á  otros;  de  la  influencia  del  imán 
sobre  el  hierro  á  través  de  un  metal  de  plata,  etc.,  etc.  En 
el  cap.  xxi,  De  rirtute  ipsius  in  medicina,  dice  que  el  imán 
es  eficacísimo  contra  las  intoxicaciones  ferruginosas;  para 
extraer  las  saetas  ó  dardos  de  las  heridas;  para  confortar  á 
los  melancólicos  y  quitarles  el  miedo  y  la  sospecha...,  toma- 
do, por  supuesto,  en  la  bebida. 

El  cap.  lxvii  del  mismo  libro,  De  electria  et  electropiar 
dice  así:  ((Electria  equivale  á  electoria;  se  encuentra  en  for- 
ma cristalina  y  del  tamaño  de  una  haba  en  los  ventrículos 
de  las  gallináceas  y,  según  los  magos,  hace  invencibles  á 
los  combatientes.  Es  evidente  que  esta  piedra  es  la  misma 
alectoria  de  que  hemos  hablado  antes.  La  electropia  es  una 
piedra  preciosa  de  color  verde  oscuro  matizada  de  estrellas- 
rojas  con  venas  sanguíneas:  el  nombre  se  deriva  de  los  efec- 
tos de  la  piedra  que,  introducida  en  vasijas  de  bronce,  modi- 
fica los  rayos  solares,  reflejando  el  sanguíneo.  Fuera  del 
agua  hace  oficio  de  espejo  en  los  eclipses  de  sol,  mostranda 
la  luna  interpuesta.  Se  encuentra  en  la  isla  de  Chipre  y  en 
África;  pero  la  mejor. es  la  de  Etiopía.  Niegan  los  magos 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  85 

que  esta  piedra,  mezclada  con  hierba  electropia,  y  previas 
ciertas  fórmulas  deprecatorias,  adquiera  virtud  atractiva.  La 
piedra  electropia,  puesta  sobre  agua,  la  evapora...»  Es  de 
advertir  que  la  mayor  parte  de  estos  conceptos  están  toma- 
dos de  los  griegos  ó  de  los  Santos  Padres,  cuyos  nombres 
cita  el  autor  á  cada  paso,  intercalándolos  en  el  texto. 

Del  tomo  n,  Qui  Speculum  doctrínale  inscribitur,  he  aquí 
lo  que  hemos  podido  sacar  pertinente  á  nuestro  electrón. 
Dice  en  el  lib.  xvu,  cap.  lvii,  De  corporibus  mineralibus,  et 
primo  de  Electro'.  «Habiendo  hablado  ya  de  los  elementos 
producidos  por  evaporación  que  deben  entrar  en  la  primera 
composición,  cúmplenos  hablar  de  los  elementos  que  deben 
entrar  en  la  segunda,  ó  sea,  de  los  minerales,  y  luego  de  los 
demás,  por  el  orden  de  la  distinción  antes  establecida.  Entre 
las  substancias  minerales  merecen  lugar  preferente  por  sus 
muchas  aplicaciones,  las  siete  siguientes:  oro,  electrón,  pla- 
ta, cobre,  estaño,  plomo  y  hierro,  todas  las  cuales  se  en- 
cuentran en  las  entrañas  de  la  tierra,  unas  libres  y  otras 
mezcladas  con  la  misma  tierra.  Según  el  libro  De  natura  re- 
rum  (anónimo),  hay  electrón  de  dos  clases:  artificial,  que 
resulta  de  la  aleación  del  oro  y  la  plata,  y  natural,  semejante 
en  el  color  al  anterior,  pero  superior  en  virtud  atractiva; 
escasea  mucho,  y,  adulterado^,  no  es  fácil  distinguirle  del 
verdadero...  Este  metal  preserva  de  la  corrupción;  por  eso 
antiguamente  se  enterraban  en  ataúdes  de  electrón  los  cadá- 
veres de  los  grandes.»  (i) 


(i)  «Sotocus  demonstrat  Ethyopicum  et  Magnesiacum  e  Macedo- 
nia.  Tertium  in  Echio  Boetiae.  Quartum  circa  Troadem  Alexandriae. 
Quintum  in  Magnesia  Asiae.  Differentia  prima  mas  sit  de  fcemina 
próxima  in  colore.  Nam  qui  reperiuntur  in  Magnesia  et  Macedonia, 
Ruffi  sunt  et  Nigri.  Boetius  vero  plus  habet  Ruffi  colorís  quam  Ni- 
gri.  Qui  Troade  venit  niger  est  ac  fceminei  sexus,  ideo  sine  viribus 
deterrimus:  in  Magnesia  candidus,  ñeque  attrahens  ferrum,  similis- 
que  punici.  Ethyopicis  laus  summa  datur,  pondusque  argento  repen- 
ditur.  Isid.  ubi  supra.  Magnes  est  lapis  indicus,  ab  inventore  voca- 
tus.  Fuit  aut  in  India  primo  repertus,  clavis  crepidarum  baculique 
cuspidi  haerens...»  (Tomo  i,Speculi  Majoris  Naturalisnuncupati,  lib.  vm, 


S6  EL   MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 

¿A  qué  amontonar  más  citas  sobre  el  particular?  Ni  en  el 
Speculum  Historíale,  «especie  de  historia  universal  desde  el 
principio  del  mundo  hasta  el  pontificado  de  Inocencio  IV,» 
ni  en  el  Speculum  Morale,  apócrifo  á  todas  luces,  y  que  «no 
es  más  que  un  extracto  de  la  Suma  de  Santo  Tomás  de  Aqui- 
no  y  de  otras  obras  teológicas  de  la  misma  época,»  se  en- 
cuentra nada  referente  á  imanes,  succinos  y  piedras  precio- 
sas, que  no  sea  reproducción  de  los  filósofos  griegos,  de  la 
Historia  Natural,  de  Plinio,  de  las  Etimologías,  de  San 
Isidoro  ó  de  La  Ciudad  de  Dios,  de  San  Agustín.  Ingenioso  y 
aun,  si  se  quiere,  original  en  la  exposición  de  ciertos  con- 
ceptos pertenecientes  al  orden  cosmológico  y  al  psicológico, 


cap.  xix,  pág.  85.  De  lapidabas  insignioribus  ,  el  primo  de  tnagnete.) 
«Electria  dicitur  quasi  electoria,  in  ventriculis  enim  gallinaceis 
invenitur  crystallina  specie,  magnitudine  fabse,  hac  in  certaminibus 
invictos  fieri  magi  volunt.  Actor.  Patet  quod  hic  lapis  ipse  est  allec- 
torius,  de  quo  dictum  est  superius.  Isid.  Electrppia  est  gemma  colo- 
rís viridis  ac  nubili,  stellis  puniceis  super  sparsa  cum  sanguineis  ve- 
nís. Causa  vera  nominis  est  de  effectu  ipsius  lapidis.  Nam  in  labris 
:eneis  dejecta,  radios  solis  mutat  sanguíneo  repercusso.  Extra  aquam 
autem  speculi  modo  solem  excipit,  deprehenditque  defectus  ejus,  sub- 
euntem  Lunam  ostendens.  Gignitur  in  Cypro,  et  África,  sed  me- 
lior  in  iEthyopia.  Magi  hanc  admista  herba  electropia,  quibusdam 
additis  prsecationibus  gerentem  conspici  negant.  Arist.  Lapis  electro- 
pia si  ponatur  super  aquam  evaporabit  eam...»  (Tom.  cit.,  lib.  vin,  ca- 
pítulo lxvii,  pag.  8y  De  electria  et  electropia.) 

«Actor.  Dicto  de  elementatis  primse  compositionis  ex  vapore  con- 
creatis,  restat  dicere  de  elementatis  secundas  compositionis,  i.  e.,  de 
mineralibus,  et  postea  de  ceteris  secundum  ordinem  prsedictae  dis- 
tinctionis.  ínter  corpora  mineraiia  praecipuum  locum  videntur  ha- 
bere  septem  metalla  in  usus  hominum  accommodatissime  data, 
s.  aurum,  electrum,  argentum,  ses,stagnum,  plumbum  et  ferrum,  hsec 
in  visceribus  terrae  continentur,  et  alia  quidem  pura  alia  vero  teme 
commixta  reperiuntur.  Ex  libro  De  Natura  reram.  Electrum  dúplex 
est.  Artificíale,  quod  ex  auri  et  argenti  commixtura  conficitur.  Et  na- 
turale,  quod  in  colore  quidem  simile  est,  sed  in  virtute  prsestantius, 
rarissime  autem  invenitur,  et  sophisticatum  a  vero  dificillime  discer- 
nitur...  Metallum  hoc  conservativum  e§t,  unde  olim  in  locellis,  ex 
electro  magnorum  corpora  condebantur.»  (Tom.  tí,  qui  Speculum  doc- 


EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD.  87 

el  mérito  principal  del  Belvacense  está,  más  que  en  la  origi- 
nalidad de  sus  producciones  y  resultados  experimentales,  en 
su  famosa  enciclopedia,  encaminada  á  descubrir  las  relacio- 
nes de  las  ciencias  conocidas  hasta  entonces,  acortando  sus 
distancias  y  estimulando  al  perfeccionamiento  de  las  mis- 
mas (i). 

A  Vicente  de  Beauvais,  á  Miguel  Escoto,  á  todos  los  esco- 
lásticos de  la  Edad  Media,  á  excepción  de  Santo  Tomás  de 
Aquino,  «superó  Alberto  el  Grande,  natural  deBollstadt,  que 
vivió  principalmente  en  París  y  Colonia,  y  habiendo  obte- 
nido después  el  obispado  de  Ratisbona  (1260),  lo  dejó  para 
dedicarse  á  sus  estudios  predilectos.  Eruditísimo  compilador 
y  argumentador  extremadamente  hábil,  más  bien  que  pensa- 
dor original,  aunque  sus  asiduas  meditaciones  le  condujesen 
á  nuevos  resultadas,  comentó  casi  todas  las  obras  de  Aristó- 
teles, aprovechándose  de  los  trabajos  de  los  árabes  y  de  los 
neoplatónicos,  y  ensanchó,  si  no  profundizó,  las  investiga- 
ciones de  la  lógica,  de  la  metafísica,  de  la  moral  y  de  la  teo- 
logía, aunque  extraviándose  á  menudo  por  ignorancia  del 
griego  y  del  árabe,  como  también  por  escasez  de  conocimien- 
tos históricos  v  literarios.»  (2) 


trinaleinscribitur,  lib.  xvn,  cap.  lvii,  pág.  265.  Speculi  Majoris  Vin- 
centii  Burgundi  Prcesidis  Belvacensis ,  Ordinis  Pr&dicatoruní,  Theologi 
ac  Doctoris  eximii;  tomi  quatuor.  Venetiis,  MDXCI.  Apud  Domini- 
cum  Nicolinum.) 

(1)  Algunos  de  los  biógrafos  de  Beauvais,  Pouchet  entre  ellos, 
cuentan  que  por  sus  aficiones  alquímicas  fué  acusado  del  crimen  de 
sortilegio  y  de  comunicarse  con  los  espíritus  diabólicos,  por  lo  cual 
le  tenía  y  maldecía  el  vulgo  ignorante  como  á  ave  de  mal  agüero. 
Otro  de  sus  biógrafos,  Luis  de  Valladolid,  dice,  en  cambio,  que  Vi- 
cente de  Beauvais  «de  santa  memoria,  célebre  por  su  ciencia  y  por 
sus  virtudes,  murió  en  1264,  diez  años  antes  de  la  muerte  de  Santo 
Tomás  de  Aquino,  y  más  de  dieciséis  de  la  del  bienaventurado 
Alberto.»  A  tantos  cuentos  y  leyendas  ha  dado  origen  la  vida  del 
célebre  dominico,  que  quien  por  ellos  le  juzgare,  se  equivocará  lasti- 
mosamente. 

(2)  Cesar  Cantú,  Historia  universal,  tomo  ni,  pág.  719.  Madrid, 
1855.  Hállanse  rectificados   estos  datos   (bien  necesitados  por  cierto 


88  EL   MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 

Como  hombre  de  ciencia  (nos  referimos  á  la  ciencia  ex- 
perimental) quizá  no  sea  exagerado  el  juicio  de  Pouchet, 
para  el  cual  no  hubo  en  la  Edad  Media  promovedores  de  ma- 
yor empuje  en  todo  linaje  de  conocimientos  experimentales 
que  Alberto  Magno  y  Rogerio  Bacon.  Humboldt,  que  si  peca 
es  de  mesurado  é  imparcial  en  sus  apreciaciones,  salvo  muy 
raros  casos,  viene  á  corroborar  ese  juicio  cuando  dice,  al 
hablar  de  la  propensión  exclusivista  de  la  Teología  en  tiempo 
de  la  Escolástica,  que  «el  estudio  de  los  libros  enciclopédi- 
cos de  Aristóteles,  importado  por  los  árabes  y  por  los  rabi- 
nos judíos,  predispuso  los  ánimos  á  una  fusión  filosófica  de 
todas  las  ciencias,  y  por  eso  Ibn-Sinia  (Avicena),  lbn-Roschd 
(Averroes),  Alberto  Magno  y  Rogerio  Bacon  pudieron  ser 
considerados  como  los  representantes  de  toda  la  ciencia  de 
su  tiempo,  naciendo  de  esta  creencia,  generalmente  espar- 
cida, la  aureola  de  gloria  que  rodeaba  sus  nombres  en  la 
Edad  Media.» 

Y  á  renglón  seguido  dice:  «Alberto  Magno,  descendiente 
de  los  condes  de  Bollstadt,  merece  ser  citado  también  por  sus 
observaciones  personales  relativas  á  la  Química  analítica. 
Verdad  es  que  llevaba  puesta  la  mira  en  la  transformación 
de  los  metales  (i);  mas  para  conseguir  su  objeto  no  se  dedi- 
caba únicamente  á  manipular  sobre  las  sustancias  metálicas, 
sino  que  profundizaba  también  los  procedimientos  generales 
á  que  se  atemperan  en  su  ejercicio  las  fuerzas  químicas  de  la 


de  rectificación),  en  la  obra  (agotada)  de  M.  F.  Pouchet:  Albert  le 
Grand,  cvéateur  des  sciences  du  moyen  age.  París,  1845,  en  el  Cosmos  de 
Humboldt,  edición  citada,  tomo  11,  páginas  303,  306  y  307,  y  en 
la  Historia  de  la  Filosofía  del  P.  Zeferino,  edición  citada,  tomo  11, 
páginas  212-224,  sin  contar  lo  mucho  y  bueno  que  á  este  propósito 
escriben,  siquiera  sea  incidentalmente,  Menéndez  Pelayo  en  su  Cien- 
cia española,  sobre  todo  en  el  tomo  11,  y  Pidal  y  Mon  en  su  Contesta- 
ción á  la  carta  «In  dubiis  libertas»  que  le  dirigió  el  primero,  etc.,  etc. 
(1)  El  Padre  Zeferino  lo  niega  terminantemente.  «Los  que  le 
atribuyen  la  opinión  de  que  es  posible  la  piedra  filosofal,  escribe  el 
citado  Padre,  se  conoce  que  no  han  leído  sus  obras,  en  las  cuales 
dice  expresamente  que  no  es  posible  la  fabricación  del  oro,  ya  fun- 
dándose en  que  el  arte  no  puede  producir  forihas  sustanciales  (non 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  89 

Naturaleza...  Comentaba  todas  las  obras  físicas  del  filósofo 
de  Estagira,  si  bien  para  la  historia  de  los  animales  se  ha- 
llaba reducido  á  una  traducción  latina  hecha  del  árabe  por 
Miguel  Scott...»  (i)  En  otra  parte  afirma,  según  hemos  indi- 
cado, que  «entre  los  hombres  que  prepararon  la  éposa  de 
Colón  y  de  Gama,  los  nombres  de  los  tres  más  ilustres  son: 
Alberto  Magno,  Rogerio  Bacon  y  Vicente  de  Beauvais.» 
Menéndez  Pelayo  le  coloca  entre  los  precursores  del  Rena- 
cimiento; Pidal,  entre  los  fundadores  de  la  Escolástica;  todos 
los  que  de  Alberto  Magno  ó  de  sus  obras  han  hablado,  lo  han 
hecho  con  elogio  y  admiración.  No  merecen  tenerse  en  cuen- 
ta las  fábulas  y  leyendas  encaminadas  á  presentarle  á  ios 
ojos  del  vulgo  como  cultivador  extraordinario  de  las  artes 
mágicas,  sinónimo,  en  aquella  época,  de  genio  superior  y 
hombre  de  profundos  conocimientos  en  las  ciencias  físicas  y 
naturales.  «No  estoy  conforme  con  lo  que  Avicena  y  Algazel 
dijeron  de  la  fascinación,  escribe  Alberto  Magno,  porque 
creo  que  ni  la  fascinación  daña,  ni  el  arte  mágica  puede 
dañar  ni  producir  nada  de  todas  esas  cosas  que  de  las  tales 
se  temen;»  con  lo  cual  demuestra  la  poca  fe  que  dichas  artes 
le  inspiraban. 

¿Mas  se  ha  de  inferir  de  éste  y  otros  parecidos  pasajes  que 
el  Padre  Zeferino  entresaca  del  tratado  De  mineralibus,  que 
Alberto  de  Colonia  se  sustrajo  por  completo  á  las  preocupa- 
ciones de  su  época,  rechazando  de  lleno  los  atractivos  de  la 
cabala,  y  no  tomando  arte  ni  parte  en  la  transmutación  de 
los  metales,  como  parece  darlo  á  entender  el  eminente  pur- 
purado? Nada  de  eso:  contra  los  pasajes  citados  pudiéramos 
aducir  otros  muchos  en  que  su  autor  dice  lo  contrario,  confe- 
sándose partidario  de  la  transmutación,  si  no  en  teoría,  ya 
que  como  filósofo  repugnaba  á  sus  concepciones,  en  prác- 
tica, á  lo  menos,  puesto  que  entraba  muchas   veces  como 


est  probatum  hoc  quod  educitur  de  plumbo,  esse  aurum,  eo  quod  sola  ars 
non  potest  daré  for mam  substantialem),  ya  alegando  otras  razones  más 
ó  menos  sólidas  y  científicas.»  (Hist.  déla  Filoso/.,   pág.  218.)   Más 
tarde  se  verá  nuestra  opinión  respecto  del  particular. 
(1)     Cosmos,  tomo  11,  páginas  306-307. 


90  EL    MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD. 


objeto   de   sus   experiencias,  á   las   que   profesaba   singular 
cariño. 

Como  muestra  de  que  no  llegó  á  tanto  su  independencia, 
ni  como  experimentador  se  sustrajo  por  completo  á  las 
preocupaciones  reinantes,  he  aquí  lo  que  escribe  en  el  libre  v 
del  tratado  De  mineralibus,  con  lo  cual  quedará  de  paso 
demostrado,  que  bien  poco  ó  nada  tienen  que  deberle  los 
progresos  de  las  propiedades  succínicas.  Dice  así:  \De  la  na- 
turaleza y  propiedades  del  electrón. — Muchos  de  los  anti- 
guos colocaron  no  menos  entre  los  cuerpos  medios  que  entre 
los  metales  el  electrón,  que  los  árabes  llaman  tinchar;  algu- 
nos le  llamaron  capistrum  auri;  tiene  color  mixto  de  oro  y 
de  plata,  y  por  lo  tanto  existen  dos  géneros  de  este  metal: 
uno  artificial,  que  resulta  de  la  mezcla  de  la  plata  con  el 
nitro;  otro  mineral  ó  natural,  que  para  los  antiguos  era  el 
mejor  de  todos  los  metales,  no  sé  por  qué,  como  no  fuese 
por  el  efecto  de  decrepitar  que  atribuyeron  al  vaso  fabricado 
de  tal  electrón,  cuando  con  la  bebida  se  mezclaba  algún  ve- 
neno, lo  propio  que  ocurre  con  el  nitro  cuando  se  le  su- 
merge en  vinagre:  participando  del  color  del  oro  y  de  la  plata, 
indudablemente  posee  las  propiedades  y  naturalezas  de  uno 
y  otra.  De  los  mixtos  homogéneos,  no  nacidos  ni  animados 
por  efecto  de  mezcla,  se  hablará  en  segundo  lugar.  De  lo 
dicho,,  fácilmente  puede  venirse  en  conocimiento  de  todo  lo 
aquí  omitido  (i).» 


(i)  «Multi  antiquorum  non  minus  inter  media,  sed  inter  metalla 
posuerunt  electrum  quod  Árabes  tinchar  vocant;  quídam  autem  ipsum 
capistrum  auri  vocaverunt;  habet  autem  colorem  mixtum  ex  auro, 
et  argento,  et  ideo  etiam  dúo  sunt  genera  hujus  metalli,  est  enim 
artificíale  quod  ex  argento,  et  nitro  simul  mixtis  confectum  est,  aliud 
autem  est  minerale,  et  naturale  quod  antiqui  omni  metallo  melius 
esse  dixerunt,  nescio  quare  nisi  quia  sibi  hunc  effectum  attribuerunt, 
quod  stridorem  emittit  vas  factum  ex  tali  electro  quando  venenum 
est  immissum  in  potu  quod  in  vas  mittitur,  sicut  stridet  nitrum, 
quando  infunditur  sibi  acetum;  cum  autem  colorem  habeat  argenti 
et  auri  mixtum,  proculdubio  et  proprietatem  habet  utriusque  et  na- 
turam.  De  mixtis  igitur  homogeneis  et  non  complexione  natis  ñeque 


EL    MAGNETISMO   Y    LA   ELECTRICIDAD.  91 

Esto  es  todo  lo  que  acerca  del  electrón  hemos  encontra- 
do en  la  famosa  obra  De  Mineralibus  et  Rebus  metallicis: 
si  e¡n  las  demás  habla  del  asunto,  no  lo  sabemos;  pero  la  lec- 
tura de  los  índices  alfabéticos  y  por  capítulos  nos  autoriza 
para  afirmar  que,  si  lo  hace,  ha  de  ser  muy  incidentalmente. 
En  cambio,  aparecen  con  frecuencia  frases  y  afirmaciones  poco 
conformes  con  la  despreocupación  que  le  atribuye  el  cardenal 
González.  Hablando  de  cómo  la  psicología  modera  los  abu- 
sos de  la  dialéctica  con  el  conocimiento  de  los  hechos,  dice 
que  el  estudio  del  alma  no  puede  separarse  del  de  la  natura- 
leza en  general,  aunque  se  la  considere  como  la  forma  del 
cuerpo  y  como  substancia  distinta  de  los  órganos,  que  puede 
obrar  independientemente  de  éstos,  según  se  ve  en  las  ope- 
raciones mágicas,  conforme  lo  hemos  experimentado  nos- 
otros mismos  (i). 

Que  al  comentar  las  obras  de  Aristóteles,  Alberto  Magno 
discrepó  en  muchos  puntos  de  las  afirmaciones  del  maestro, 
emitiendo  ideas  originales  lo  mismo  en  el  orden  especulativo 
que  en  el  práctico,  no  es  posible  dudarlo.  También  es  cierto 
que,  merced  á  su  erudición  pasmosa  y  universales  conoci- 
mientos, á  los  que  debió  el  ascendiente  prodigioso  que  tuvo 
en  las  escuelas,  entre  los  letrados  y  aun  entre  las  masas  po- 
pulares, no  solamente  en  vida,  sino  muchos  siglos  después 
de  su  muerte,  logró  dar  á  la  ciencia  una  dirección  experi- 
mental hasta  entonces  desconocida,  poniendo  á  tributo  de  la 
especulación  los  resultados  de  la  práctica,  y  armonizando 
hasta  donde  podían  consentirlo  las  prevenciones  reinantes, 
los  triunfos  de  la  experiencia  con  las  conquistas  de  la  razón, 
siempre  con  la  mira  elevadísima  de  consolidar  los  cimientos 
de  la  Filosofía  natural  sobre  la  cual  debía  levantarse,  cor- 


animatis,  secundum  dictum  sit.  Ex  dictis  enim  omnia  quascumque 
hic  non  nominatae  sunt  de  facili  poterunt  cognosci.»  {De  Mineralibus 
et  Rebus  metallicis,  libri  quinqué;  auctore  Alberto  Magno  summo  Phi- 
losopho.  Colonise,  anno  MDLXIX.  De  natura  et  proprietatibus  electri, 
lib.  v,  cap.  viii.) 

(i)     Cujus  veritatem  nos  ipsi  experti  sumus  in  magicis.  (Opp., 
tom.  III,  pág.  25.) 


92  EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

tejada  por  las  ciencias  positivas,  la  reina  de  todas  ellas,  la 
Teología.  Pero  ¡hay  tanta  distancia  entre  esto  y  lo  que  dicen 
sus  panegiristas  exagerados!  (i) 

Fr.  Justo  Fernández, 
o.  s.  A. 

(Continuará.) 


(i)  Alberto  Magno  pasó  á  la  posteridad  como  uno  de  los  magos 
de  primer  orden;  atribuyéndosele,  con  mayores  ó  menores  visos  de 
verosimilitud,  multitud  de  inventos,  virtudes  y  maravillas.  Dícese 
que  construyó  una  cabeza  metálica  que,  mediante  cierto  ingenioso 
mecanismo,  pronunciaba  algunas  sílabas;  que  en  pleno  invierno,  día 
de  los  Santos  Reyes,  recibió  al  emperador  de  Alemania  á  su  paso 
por  Colonia,  de  regreso  de  una  de  sus  expediciones  por  las  comarcas 
más  frías  del  imperio,  en  medio  de  jardines  cubiertos  de  follaje,  con 
plantas  y  arbustos  cuajados  de  olorosas  flores  y  exquisitos  frutos, 
como  si  los  encantos  primaverales  reinasen  en  todo  su  apogeo;  que 
corroboró  y  confirmó  con  experiencias  de  propia  cosecha  las  eficacias 
atribuidas  por  los  antiguos  á  la  famosa  piedra  de  Lidia,  y  su  aplica- 
ción á  la  marina  desde  los  tiempos  de  Aristóteles;  que  describió  por 
orden  alfabético  y  con  asombrosa  exactitud  todos  los  minerales  co- 
nocidos hasta  su  época,  extendiendo  los  alcances  de  su  prodigioso 
talento  á  todas  las  ramas  de  la  Historia  Natural;  que  presintió  antes 
que  nadie  la  importancia  de  la  craneoscopia  y  aun  de  la  frenología, 
intentando  determinar  las  facultades  del  alma  por  la  simple  inspec- 
ción de  las  protuberancias  exteriores  del  cráneo;  que  fué  en  su  ju- 
ventud de  entendimiento  tan  rudo  que,  resuelto  á  abandonar  el  há- 
bito dominicano,  avergonzado  de  su  incapacidad  para  los  estudios, 
se  le  apareció  la  Virgen,  movida  de  su  piedad  ardiente,  dándole  á 
escoger  entre  sobresalir  por  los  conocimientos  teológicos  ó  por  los 
filosóficos,  y  que  habiéndose  inclinado  hacia  éstos,  la  Virgen,  des- 
pués de  infundirle  el  don  sublime  del  genio,  desapareció  diciéndole: 
«Serás  una  de  las  lumbreras  más  brillantes  de  la  ciencia;  mas  por 
haber  preferido  la  ciencia  profana  á  la  divina,  en  castigo  de  tu  elec- 
ción, tornarás  un  día  á  la  estupidez  de  que  acaba  de  sacarte  mi  bon- 
dad;» que  llegó  el  día  fatal,  y  desde  entonces  comenzó  el  adagio  irre- 
verente: Albertus  ex  asino  factus  est  philosophus,  et  ex  philosopho  asi- 
ñus,  etc.,  etc.  Esta  última  anécdota  tiene  todas  las  trazas  de  fabulo- 
sa. El  Tratado  de  los  secretos,  el  Espejo  de  la  astrología,  la  Piedra  filo- 
sofal y  otros  escritos  por  el  estilo  que  se  le  atribuyen,  son  eviden- 
temente apócrifos. 


El  Archivo  de  Música  del  Escorial 


(i; 


(Continuación.) 


Bello  de  Torices  (Benito). 

En  cuanto  á  las  condiciones  artísticas  que  Benito  Bello 
de  Torices  manifiesta,  una  de  las  primeras  es  su  facilidad,  y 
por  cierto  que  la  utiliza  en  perjuicio  del  valor  de  sus  pro- 
ducciones; pues  por  más  que  el  catálogo  de  éstas  no  sea 
excesivamente  largo,  á  primera  vista  se  echa  de  ver  la  lige- 
reza y  poca  meditación  con  que  el  autor  escribe.  Emplea 
casi  exclusivamente  la  forma  coreada  á  ocho  ó  más  voces, 
cayendo  en  todos  los  defectos  consiguientes  á  este  género, 
sin  que  la  riqueza  de  combinaciones  harmónicas  ó  los  rasgos 
de  inspiración  genial  suplan  la  monotonía  inherente  al  uso 
sistemático  de  un  solo  procedimiento  técnico  de  composi- 
ción. Todas  sus  obras  están  vaciadas  en  el  mismo  molde;  el 
dialogar  casi  simétrico  de  los  coros,  el  empleo  de  un  muy 
reducido  número  de  acordes  en  frases  cortadas  todas  por 
el  mismo  patrón,  producen  como  consecuencia  natural  una 
pesadez  y  fastidio  insoportables.  Muy  pocos  compositores 
supieron  evitar  este  escollo,  y  Bello  de  Torices  no  es  del 
número  de  los  pocos;  pues  si  bien  poseyó  el  arte  de  la  com- 
posición y  sentía  lo  que  bajo  las  formas  musicales  intentaba 
expresar,  no  tuvo  arranque  para  elevarse  sobre  ese  vulgo 
bueno  que  existe  en  ciertas  épocas  artísticas. 


(i)     Véase  la  pig.  495  del  volumen  li. 


94  EL    ARCHIVO   DE   MÚSICA   DEL   ESCORIAL. 


Las  obras  que  de  Bello  de  Torices  guarda  el  Archivo  son 
las  siguientes: 

i.  Missa  á  8.  del  Maestro  Benitto... — En  la  cubierta  al 
pie:  No  se  puede  cantar  por  Decreto  en  q.e  no  se  pueda 
mezclar  la  letra,  ni  alterar  conforme  lo  hace  en  el  Gloria. 

2.  Missa  á  ocho... — Año  de  1747. — El  nombre  del  autor 
se  encuentra  en  el  papel  de  Alto  de  i.er  coro. — Existe  otro 
ejemplar  con  esta  portada:  2.a  Misa  á  8.  De  D.n  Benito 
Arello... — Hay  partitura. 

3.  Misa  á  8  de  D.n  Benito  Abello  de  Toriles.  —  Hay 
partitura. 

4.  Missa  á  8... — 16 gg.  Alcalá. 

5.  Dixit  Dominus  Domino  meo.  A  7 ... — En  la  cubierta, 
donde  el  copista  quiso  lucir  sus  primores  de  pendolista,  hay 
dos  rosetones,  uno  á  cada  lado,  en  que  se  lee:  Siendo  Mro. 
de  esta  capilla. — El  P.  Fr.  Gabriel  de  Moratilla. 

6.  Dixit  Dñus.  A  8...  en  Alcalá  año  1704.  —  Encima: 
de  Prior. 

7.  Beatus  Vir.  A  8...  en  Alcalá  año  1704. — Encima:  de 
Prior. 

8.  Beatus  vir  qui  timet  Dominum.  A  \inco. — Encima  al 
margen:  Bautizado. 

9.  Psalmo  á  8  Laúdate  Dominum  Obués  (sic)  gentes. 
Tres  tiples... 

10.  Memento  Domine  á  8... — Hay  partitura,,  y  en  ella 
faltan  los  primeros  compases,  en  los  cuales  el  2 .°  coro  hace 
al  unísono  la  entonación  del  Psalmo  en  7.0  tono. 

11.  Lauda  hierusalem  á  8...  1700.  Tres  tiples. — Enci- 
ma: Año  17S7. 

1 2 .  Magn  i  fie  a  t  á  8 ... 

1 3.  Miserere á  8...  Anno  de  1704. — En  los  papeles  suel- 
tos se  indican  bajon\illos  y  bajón  duplicando  al  Tiple,  Alto 
y  Bajo  de  2.0  coro. 

14.  Prosa  de  Nra  Sra  A  4.0  con  Biolines  y  Flautas 
aStabat  Mater  dolor  ja  » — En  los  papeles  de  Flauta  añade: 
ó  Bajon\illo. 

1 5.  Regina  coeli  á  8. 

16.  Bill.00  al  SS.mo  á  7  Devajo  de  aquel  Christal... 


EL    ARCHIVO   DE   MÚSICA   DEL    ESCORIAL.  95 

17.  Billancico  AISantissimo:  Buele  mi  pensamiento...  á  4. 

18.  Villana0  A  8  A 11  Sanctissimo:  Vengan  á  la  almo- 
neda. 

19.  Villancico  Al  Santtissimo  Sacramento.  Ay  que  val- 
talla  A  4.0 

20.  Vi  1 1™  Al  SS.mo  Sacramento.  A  sembrar  el  sem- 
brador. 

21.  Al  Nacim.to  de  nro.  S.r  Jesuchristo.  A  1 1 .  Alerta 
Marineros. — Tiene  instrumentos. 

22.  Kalenda  al  NacimM  á  g.  Aves,  Flores,  Lu\es,  Fuen- 
tes.— Tiene  Chirimías.  En  este  y  el  anterior  los  instrumentos 
entran  en  cuenta  para  el  número  de  voces. 

23.  Billancico  al  NaciP  á  8.  Viendo  que  todos  los 
yerros... 

24.  Bill.™  A  los  S>tos  Reyes  á  4.  En  Aristas  flechadas. .. 

25.  Billancico  á  la  reuersion  á  8.  Marinero  q.e  surcas 
las  ondas. — Tiene  vajonci 7 los. — Está  compuesto  para  la  fies- 
ta de  la  reversión  de  las  reliquias  de  S.  Justo  y  Pastor,  que 
celebraba  la  iglesia  de  Alcalá.  Así  parece  deducirse  de  la 
letra. 

26.  Billancico  A  dúo  A  los  santos  niños.  Oy  duda  de  Justo 
y  Pastor...  De  otra  mano:  Me  le  dieron  á  9  de  Agosto  de  el 
año  de  1722. 

27.  Vill.™  A  S.te  Hieron.  Escuchad.  Atended...  17 14. 

28.  Villancico  á  8.  A  la  degollación  de  S.n  Justo  y 
Pastor. . . 

29.  Vill.co  A  8.  A  San  Justo  y  Pastor.  Venid,  venid,  pas- 
tores... 1  jo  1. 

30.  Billancico  a  S.n  Cayetano.  Arma,  guerra  a  12. — 
tiene  Chirimías  y  Vajon  para  el  3.er  coro. 

3i.  Vill.co  á  8  de  navidad  chanca.  aEn  un  coche  deal 
cala...» — Faltan  papeles  y  no  tiene  signatura. 

Indudablemente  pertenecen  ai  mismo  autor  estas  otras 
obras,  que  se  encuentran  copiadas  en  un  libro  manuscrito 
del  siglo  XVII  que  lleva  el  siguiente  título: 

Mvsica  de  varios  avtores  escogida  por  el  maestro  Ge- 
rónimo Vermeil,  16 go. — Dicho  libro  no  pertenece  al  Archivo. 
32.     Dixit  Dñs.  A  8.  //o  Tono  Del  m.tr0  Toriles. 


9fi  EL    ARCHIVO    DE    MÚSICA    DEL    ESCORIAL. 

33.  Villancico  AIS .™°  á  4.  Toriles. 

34.  Villancico  A  3  A  Nauidad.  Benito  Bello  de  Toriles. 

35.  Villancico  A  Nauidad  A  4.  de  Benito  Bello  de  To- 
riles. 

36.  Villancico  A  4.  A  Nauidad  De  Benito  Bello  de  To- 
riles. 

Finalmente,  Catalina  García,  en  su  obra:  Ensayo  de  una 
tipografía  complutense,  al  n.°  \3g5,  hace  el  siguiente  señala- 
miento bibliográfico: 

3j.  Villancicos  que  se  han  de  cantar  en  la  Santa  Iglesia 
Magistral  de  S.  Justo,  y  Pastor  de  Alcalá  de  Henares  en 
los  M ayunes  de  Navidad  de  este  año  de  ijo5.  Puestos  en 
Música  por  D.  Benito  Bello  de  Torizes,  Maestro  de  Capilla 
en  dicha  Santa  Iglesia.  [Al  frente  del  texto.) — Ocho  pags. 
en  4.0  sin  lugar  ni  año,  á  2  cois.  Empieza:  Al  dexar  el  Sol 
Divino. 

Al  otro  Bello  de  Torices,  de  que  ya  hemos  hablado,  per- 
tenecerá una  Letanía  de  Nuestra  Señora,  á  ocho. — Existen 
dos  copias:  en  la  más  antigua  no  se  hace  indicación  ninguna 
que  pueda  ilustrar  su  biografía;  en  la  segunda  se  escribe  so- 
bre la  cubierta  que  era  Mr  o.  de  Capilla  de  las  Descalcas  Rs. 
(de  Madrid).  La  circunstancia  de  no  apuntarse  este  detalle 
biográfico  sino  en  la  más  moderna,  y  haber  una  distancia 
considerable  entre  una  y  otra,  nos  hace  sospechar  que  la 
Letanía  citada  sea  composición  del  mismo  autor  á  que  atri- 
buímos las  anteriores,  confundido  quizá  con  otro  de  igual 
nombre,  el  discípulo  de  Andrés  Lorente,  Maestro  de  Música 
del  Real  Colegio  de  Pajes  de  S.  M.  á  mediados  del  si- 
glo XVIII,  que  pudo  muy  bien  desempeñar  el  magisterio  de 
la  Capilla  de  las  Descalzas  en  época  muy  próxima,  ó  en  la 
fecha  de  la  copia  que  también  se  indica,  Año  de  1791)  y, 
finalmente,  que  sea  un  dato  más  que  añadir  á  la  biografía  del 
primero,  y  que  necesita,  por  tanto,  más  firme  prueba. 

Benito  (Cosme  José  de). 

Fué  éste  el  último  Maestro  de  Capilla  anterior  á  la  época 
en  que  los  religiosos  Agustinos  se  hicieron  cargo  del  Real 
Monasterio  del  Escorial,  y  merece  un  recuerdo  muy  honro- 


EL    ARCHIVO    DE   MÚSICA    DEL   ESCORIAL.  97 

so,  no  tanto  por  sus  méritos  artísticos  como  por  la  solicitud 
que  demostró  en  conservar  los  tesoros  musicales  de  este 
Archivo. 

Nació  Cosme  José  de  Benito  en  Madrid,  el  27  de  Sep- 
tiembre de  1829,  é  hizo  los  primeros  estudios  bajo  la  direc- 
ción de  los  PP.  Escolapios.  Sus  felices  disposiciones  para  la 
música  sorprendieron  á  un  tío  suyo,  que  comenzó  á  ins- 
truirle en  los  primeros  rudimentos  del  arte.  Recibió  después, 
con  notable  aprovechamiento,  lecciones  de  órgano  y  armo- 
nía del  P.  Fr.  Francisco  de  Asís  Martínez,  organista  en  el 
convento  de  San  Francisco  de  Madrid,  y  más  tarde  apren- 
dió composición  con  Indalecio  Soriano  Fuertes.  En  el  Con- 
servatorio de  Música  de  María  Cristina  estudió  el  vioiín  y  el 
violoncello,  dedicándose,  para  atender  á  las  necesidades  de 
la  vida,  á  dar  lecciones  particulares  de  solfeo,  piano  y  vio- 
loncello, ai  mismo  tiempo  que  tocaba  en  los  teatros  de  Ma- 
drid. Por  igual  motivo  emprendió  la  carrera  del  Notariado, 
obteniendo  en  18  de  Agosto  de  i85j,  y  libre  de  gasto,  el  tí- 
tulo de  Notario  ordinario  de  diligencias  del  Arzobispado  de 
Toledo.  Pronto  dejó  su  nueva  profesión  para  cultivar  con 
todo  ahinco  el  arte  musical,  y  empezó  á  componer  obras 
religiosas,  que  por  estar  adornadas  de  cierto  expresivismo  y 
gusto  moderno,  le  alcanzaron  alguna  reputación.   En  i.°  de 
Septiembre  de  1859,  previo  riguroso  examen  ante  el  tribu- 
nal, compuesto  por  D.  Ángel  lnzenga,  P.  Fr.  Jerónimo  Pa- 
gés  y  D.  Santiago  Escribano,  fué  nombrado  Maestro  de  Ca- 
pilla y  Organista  primero  del  Real  Monasterio  del  Esco- 
rial (1).  A  pesar  de  las  vicisitudes  por  que  hubo  de  pasar,  á 
causa  de  los  acontecimientos  políticos  de  la  época,  y  singu- 
lar condición   del  Monasterio,  continuó  desempeñando  su 


(1)  En  la  cubierta  manuscrita  de  la  Misa  breve  de  pastorela  señi- 
Kia,  parece  indicarse  que  Cosme  José  de  Benito  se  hallaba  en  el 
Escorial  el  año  1858,  y  en  la  partitura  autógrafa  firma  á  13  de  Di- 
ciembre de  1858.  Sin  embargo,  debe  prescindirse  por  completo  de  los 
detalles  que  allí  se  apuntan,  y  considerar  la  fecha  como  una  indica- 
ción que  se  refiere  exclusivamente  al  año  en  que  fué  compuesta 
la  Misa, 

7 


08  EL    ARCHIVO   DE   MÚSICA  DEL   ESCORIAL. 

cargo,  aunque  reducido  á  un  estado  de  penuria  tal,  que  á 
duras  penas  podía  allegar  los  recursos  más  precisos  para  el 
mantenimiento  de  su  familia.  En  semejante  apuro  vino  á 
prestarle  ayuda,  con  la  mayor  delicadeza,  el  maestro  Bar- 
bieri.  Encontrábase  entonces  el  distinguido  bibliófilo  y  zar- 
zuelista español  haciendo  estudios  en  la  biblioteca  escuria - 
lense,  y  apenado  al  ver  la  estrechez  en  que  vivía  nuestro 
compositor,  consiguió  de  él,  después  de  repetidas  instancias, 
que  se  convirtiera  temporalmente  en  copista  suyo,  mediante 
una  retribución  proporcionada,  y  le  encargó  la  formación  del 
índice  del  archivo.  D.  Cosme  hizo  un  catálogo  copiosísimo 
«con  tanta  escrupulosidad  y  acierto — dice  Barbieri, — que  se 
dio  el  resultado  de  encontrar  mucho  mayor  número  de  com- 
posiciones que  el  de  las  que  el  Real  Patrimonio  tenía  inven- 
tariadas.»— Indudablemente  al  mismo  Barbieri  debió  el  nom- 
bramiento de  profesor  honorario  de  la  Escuela  Nacional  de 
Música  (20  de  Diciembre  de  1870),  la  cruz  de  caballero  de 
la  Orden  de  Carlos  III,  libre  de  gastos  (20  de  Mayo  de  1871) 
y  el  título  de  académico  correspondiente  de  la  Real  Acade- 
mia de  Bellas  Artes  de  San  Fernando  (18  de  Marzo  de  1879). 

Desde  esta  época  mejoró  la  situación  de  D.  Cosme,  que 
pudo  seguir  tranquilo  disfrutando  los  frutos  del  magisterio, 
hasta  que  en  i885  S.  M.  el  Rey  D.  Alfonso  XII  entregó  á  la 
Orden  agustiniana  el  Monasterio,  con  todas  sus  dependen- 
cias; y  como  entre  los  religiosos  se  contaba  con  personal 
apto  para  el  desempeño  de  los  oficios  que  la  capilla  de  mú- 
sica requería,  quedó  cesante  y  se  trasladó  á  Madrid,  donde 
el  Real  Patrimonio  le  dio  en  justa  recompensa  la  plaza  de 
organista  segundo  de  la  Real  Capilla,  en  20  de  Enero  de 
1886,  cargo  que  ejerció  hasta  su  muerte,  acaecida  el  día  i5 
de  Enero  de  1888  (1). 

Uno  de  los  rasgos  más  característicos  de  D.  Cosme  era 
su  genio  alegre  y  burlón,  llevado  hasta  el  extremo  de  hacer 
él  mismo  chacota  del  defecto  físico  de  su  corcova.  En  las 


(1)  Véase  el  artículo  publicado  por  Francisco  A.  Barbieri  en  el 
periódico  Ilustración  musical  hispano- americana  (Año  I,  núm.  18)  con 
el  título  de  Cosme  José  Benito. 


EL    ARCHIVO    DE    MÚSICA    DEL    ESCORIAL.  99 

cartas  que  escribía  á  Barbieri,  solía  firmar  El  Padre  Mochi- 
la, Rigoletto,  ó  con  otros  apodos  por  el  estilo.  Conocida  es 
la  graciosa  y  pesada  ocurrencia  que  tuvo  de  reunir  en  un 
mismo  café,  y  á  la  misma  hora,  á  todos  los  corcovados  que 
conocía  en  Madrid. 

Como  compositor  pertenece  Cosme  José  de  Benito  al  nú- 
mero de  los  que  hacia  la  mitad  del  siglo  XIX  trataron,  con 
la  mejor  voluntad,  pero  sin  conseguirlo,  de  reformar  la  mú- 
sica religiosa,  procurando  unir  la  sencillez  de  estilo,  la  gra- 
vedad, la  inspiración  lírica  de  los  cantos  sagrados  y  lo  que 
ellos  llamaban  gusto  moderno.  En  casi  todas  sus  composi- 
ciones lo  sencillo  se  confunde  con  lo  vulgar,  y  el  carácter 
majestuoso  y  altamente  lírico  de  la  música  sagrada  se  busca 
por  medio  del  efectismo,  ya  dando  un  movimiento  lento  á  la 
composición,  ya  empleando  ciertos  acordes  que  no  demues- 
tran originalidad.  Sin  embargo,  las  obras  de  Cosme  José  de 
Benito  gozaron  de  bastante  aceptación,  y  fueron  objeto  de 
grandes,  elogios.  A  la  vista  tenemos  un  número  de  El  Artis- 
ta, periódico  musical  que  empezó  á  publicarse  el  año  1866, 
y  en  que,  refiriéndose  al  estreno  de  la  Misa  de  Réquiem,  ve- 
rificado en  la  iglesia  de  Santo  Tomás  el  29  de  Diciembre  de 
dicho  año,  se  extreman  las  alabanzas  hasta  el  punto  de  con- 
siderar alguna  de  las  piezas  como  «una  de  las  mejores  com- 
posiciones en  el  arte»  (1).  El  maestro  Barbieri,  aunque  más 
discreto,  no  oculta  la  simpatía  que  le  inspiraba  su  buen 
amigo. 

Los  trabajos  del  Sr.  De  Benito  en  el  Archivo  de  música 
del  Escorial  acreditan  su  discreción  y  exquisito  celo.  El 
índice  en  papeletas,  hecho  á  instigación  de  Barbieri,  es  obra 
muy  loable,  aunque  no  diera  los  resultados  que  se  podían 
esperar  en  beneficio  de  la  historia  de  la  música  religiosa  es- 
pañola, porque  Barbieri  no  llegó  á  publicarlo. 

En  el  archivo  dejó  nuestro  compositor  algunos  arreglos 
y  reducciones  de  obras  antiguas  que  requieren  para  su  eje- 
cución más  elementos  de  los  que  tenía  á  mano  el  distinguido 
Maestro  de  Capilla. 


(1)     El  Artisti,  núm.  30;  15  de  Enero  de  1867. 


100  EL    ARCHIVO    DK    MÚSICA    DEL    ESCORIAL. 


1.  Misa  á  3  voces,  con  Órgano  obligado  ...  1849.— 
Renové  los  papeles  y  puestos  el  Tiple  y  Tenor  en  clave  de 
sol,  el  año  de  187 5. 

2.  Misa  d  dúo  y  d  tres,  corta  y  fácil:  ...  escrita  para 
los  niños  de  la  Escolanía  del  Rl.  Monasterio  del  Escorial, 

*  el  año  de  1861 . — Está  impresa  con  el  siguiente  título:  Misa 
fácil  |  para  dos  voces  de  poca  extensión  \  y  coro,  \  con 
acompañamiento  de  órgano.  ...  Obra  127. — Madrid:  Anto- 
nio Romero,  editor. 

3.  Misa  breve  á  dúo  con  Órgano  obligado  del  Mro.  ... 
1881 . — Puede  cantarse  á  tres  voces. —Copiada  en  1885. 

4.  Misa  de  Sacramento  \  (fácil)  \  á  3  voces  \  y  \  Órgano 
obligado  |  Música...  \  ...  \  (ob.  147).  |  Madrid.~A.  Rome- 
ro, editor. — Está  dedicada:  A  mi  querido  amigo  el  Exce- 
lentísimo Sr.  D.  Francisco  A.  Barbieri. 

5.  Misa  breve  de  pastorela  para  la  Misa  de  Alba  que 
cantan  y  tocan  los  niños  de  Coro  de  este  Rl.  Monasterio 
de  San  Lorenzo  ...  1858. — En  la  partitura  original  firma: 
13  de  Dic.  1858  Cosme,  etc. 

6.  Misa  pastoril  (muy  fácil)  á  coro  con  dúos  con  acom- 
pañamiento de  órgano...  Ob.  27 . — Romero,  editor.  Ma- 
drid.— Es  la  anterior  arreglada  para  darla  á  la  imprenta, 
aunque  bien  puede  considerarse  como  nueva. 

7.  Veni  Sánete  Spiritus,  Sequentia  de  Pentecostés  á  3 
voces  con  Órgano  obligado...  — Compuesta  el  seis  de  Junio 
de   1878.   Escorial.  —  Cop.  para  el  Archivo  —  1885  .— 
Obra  165. 

8.  Responso  á  cuatro  voces,  compuesto  para  los  fune- 
rales de  S.  A.  R.  el  Sermo.  Sr.  Infante  D.  Eran.™  de  Pau- 
la... 15  de  Agosto  de  1865. 

9.  Responso.  Libera  me;  á  tres  voces,  muy  fácil...  Año 
1876  día  1 1  de  Enero. — Se  estrenó  el  día  9  de  Alar  so  de 
1876  en  la  Parroquia  de  el  Rl.  Sitio  del  Escorial,  en  las 
honras  celebradas  por  los  que  sucumbieron  en  la  guerra 
civil. 

10.  Lamentación  /.a  del  Miércoles  Santo  á  solo  con 
acompañamiento  de  Piano. — Romero.— Madrid. 

11.  Lamentación  2*  del  Miércoles  Sto.  Para  Tiple  ó 


EL.   ARCHIVO    DE   MÚSICA    DEL    ESCORIAL.  101 

Tenor  á  solo;  con  acompaña  de  Piano...  1861 . — La  cantó 
por  /.a  ves  D.José  Sor  ribes,  par  a  quien  fué  escrita. — Esta 
lamentación  vio  la  luz  pública  en  casa  de  Romero. 

12.  Lamenta  1.a  para  el  Jueves  Sto...  d  cuatro  voces 
y  acompañamiento  de  Harmonium.,.  1864. — Ob.  61. — 
Arreglada  á  solo;  está  grabada  en  casa  de  Romero. 

13.  Lamentación  3.a  para  el  Jueves  Santo,  d  cuatro 
voces  y  acompañamiento  de  Harmonium...  1864.  Redu- 
cida á  3  por  la  falta  de  Contraltos.  Publicada  por  la 
Casa  editorial  de  Romero,  1880. — La  edición  de  Romero 
es  arreglo  á  solo  de  bajo.  Además,  en  los  papeles  sueltos 
hay  partes  sobrepuestas  de  Contrabajo,  Saxofón  en  si  b. 
y  fagot. 

14.  Lamentación  3.a  del  Miércoles  Santo  á  dúo  de  Te- 
ñor  y  Bajo,  con  acompañamiento  de  piano  ó  armonium. — 
Hay  papeles  de  Fagot  y  Contrabajo.— Hay  edición  á  solo, 
publicada  en  casa  de  Romero. 

15.  Lamentación  2 '.a  del  Jueves  Santo  (á  tres  voces). .. 
— Tiene  Saxofón,  Violonc.110,  Fagot  y  Contrabajo  aña- 
didos. 

16.  Lamentación  2.a  para  el  Viernes  Santo  ,  á  solo  de 
Tenor  con  acomp.10  de  Harmonium.  año  1865. — En  el  pa- 
pel de  la  voz  al  fin:  La  compuso  C.  J.  B.  para  que  la  can- 
tara el  Pbro.  D.  José  Sorribes. — 1865. 

17.  Christus  factus  est,  á  tres  voces  con  acompañamien- 
to de  Piano...  Compuesto  en  el  año  1859. — Renov*  paps. 
en  Ab>  de  1885. 

18.  Miserere  á  3  y  d  7  voces  con  acompañamiento  de 
Harmonium,  compuesto  por...  Maestro  de  Capilla  de  la 
Rl.  Basílica  del  Escorial,  año  1861.  Dedicado  al 
Excmo.  Sr.  D.  Hilarión  Eslava.— Obra  48. — En  el  papel 
de  Contrabajo  al  fin...  Publicado  por  el  editor  D.  A.  Ro- 
mero. 

19.  O  sacrum  convivium!  Motete  á  solo  de  Tiple  y  Tenor 
con  acompañamiento  de  Órgano...  1860. 

20.  Bone  Pastor.  Motete  brillante  para  Tenor  y  Barí- 
tono... 1865. 

21.  Pascha  nostrum.  Motete  á  solo  para  Tiple;...  año 


102  EL    ARCHIVO   DE   MÚSICA   DEL   ESCORIAL. 

1866...  Copia  para  el  archivo  del  Monast.°  del  Escorial. 
— Arriba:  Lo  estrenó  Ant.°  Mateos  Avellán,  1  .€T  Tiple  de 
esta  Capilla,  en  el  día  del  Corpus  del  año  1866. 

22.  Motetes  al  Smo.  d  3.  Pañis  Angélicas...  1860. 

23.  Alabado  al  Smo:  á  solo  de  Tiple  ó  Tenor  con  acom- 
pañamiento de  Órgano...  1855.  (Casi  siempre  se  toca  un 
punto  y  aun  dos  bajo). 

24.  Pange  lingua,  á  tres  voces  y  órgano  obligado,  por-. 
Mtro.  Capilla  del  Rl.  Monasterio  del  Escorial  .—Romero. 
— Madrid. 

25.  O  quam  suavis!  Motete  al  Smo.  á  cuatro  voces  so- 
las... 1862.— Cuantas  más  voces  mejor  efecto.  Cuídese 
mucho  de  hacer  todos  los  pp.ff.  y  reguladores. 

26.  Motete  á  voces  solas...  Para  el  lavatorio  de  Jueves 
Santo.— 1860. 

27.  Te  Deum  (muy  corto),  escrito  expresamente  para 
los  días  de  asistencia  oficial...  1880  (Obra  171).  Se  es- 
trenó el  23  de  Enero,  días  de  S.  M.  el  Rey. 

28.  Himno  á  4  voces  para  las  procesiones  de  Mártir... 
1877. 

29.  Himno  para  la  procesión  de  la  fiesta  de  la  Consa- 
gración. 

30.  Santo  Dios,  á  3  voces  y  acompto.  de  órgano. — Ma- 
drid: Romero. 

31.  Santo  Dios,  para  dos  Tiples  ó  Tenores  con  acomto. 
de  órgano.—  Madrid:  Rom.° 

32.  Alabado,  á  solo  de  Tiple  ó  Tenor  con  acompto.  de 
órgano...  Madrid:  Romero.  — En  el  original  ms.  se  señala 
el  año  1860. 

33.  Bendita  sea  tu  pureza.  Jaculatoria  á  tres  voces 
con  acompañamiento  de  órgano...  Ob.  131.  —Madrid:  Ro- 
mero. 

34.  Gozos  á  la  Stima.  Virgen,  á  dúo  de  Tiples  ó  Teno- 
res... Madrid:  Romero. 

35.  Coro  y  Coplas  á  la  Sma.  Virgen  del  Patrocinio: 
letra  de  la  Señ.A  D*  Dolores  Pérez,  puesto  en  música... 
1884.  (Obra  205). 

36.  Cántico  á  la    Virgen  María.   Poesía  de  E.  Silió. 


EL    ARCHIVO   DE    MÚSICA    DEL    ESCORIAL.  IOS 


«•Ferviente  el  espíritu.» — Madrid:  Romero. — Sólo  existen 
aquí  los  papeles  ms.  de  las  voces. 

37.  Siete  palabras  \  para  tiple,  tenor,  bajo  y  coro  | 
con  acompañamiento  de  órgano  expresivo  \  violoncello  y 
contrabajo  \  Poesía  del  \  Sr.  D.  J.  M.  de  Berriosábal.  \ 
Marqués  de  Casajara  \  Puesta  en  música  |  ...  ¡  ...  |  .  —  Ma- 
drid.—Al  fin:  grabado  por  A.  Manjarrés. — Programa  de  la 
ejecución  verificada  en  Madrid  el  22  de  Abril  de  1859,  en  la 
parroquia  de  San  Andrés.— Advertencia:  es  la  publicación 
de  tres  cartas  laudatorias  de  la  obra  de  Francisco  J.  Vall- 
demosa,  José  Inzenga  y  Román  Jimeno. — Una  hoja  de 
Erratas  graves. — Texto  musical  de  54  págs.  en  fol. 

38.  Villancico  á  8 por...  1865.  Nota  ||  Todos  los  nom- 
bres q.e  hay  en  este  Villanc0  son  de  los  principales  niños 
de  Coro  q.e  en  él  toman  parte. — Cuando  se  escribió  este 
Villanc. °  había  en  la  Escolanía  20  niños,  con  2  Inspec- 
tores, y  dos  pasantes  de  mus*  qs  lo  eran  D.  José  Monta- 
ña y  D.  José  Antillach;  Estudiantes  teólogos  de  el  Semi- 
nario, é  tndtvJ  de  la  Capilla. 

39.  Regina  cceli,  d  dúo  y  á  tres  voces  con  acompaña- 
miento de  órgano...  Madrid:  Romero. 

40.  4  Letanías  á  dúo  y  á  tres  voces  con  respuestas  del 
pueblo  y  acompañamiento  de  Órgano...  Madrid:  Romero. 

41.  Plegaria  coral  por  S  S.  el  Papa  Pío  IX,  música... 
Madrid:  Romero  (?). 

42.  "Ande  la  danza  de  los  Pastores"  Villancico  al  Na- 
cimiento de  Ar.  S.  J.,  d  dúo,  con  acompañamiento  de  ór- 
gano ó  piano.—  Madrid. — Romero. 

43.  "La  adoración  de  los  Pastores."  Escena  religiosa 
á  solo  de  tenor  y  coro  con  acompañamiento  de  órgano... 
Madrid:  Romero. 

44.  "Sub  tuum  prcesidium."  Antífona  ala  Sma.  Vir- 
gen... Ob.  168. 

45.  " Lumen"  á  3  voces,  para  la  bendición  de  Cande- 
las... 1877 .—  Tiene  añadido  Barítono,  para  cuando  haya. 

Además  de  las  obras  anteriores,  que  se  guardan  en  el 
Archivo,  ha  publicado: 

46.  Método  completo  de  Solfeo  en  compendio. — Madrid. 


104  EL   ARCHIVO    DE   MÚSICA   DEL    PJSCORTAL. 

—El  ejemplar  que  tenemos  á  la  vista  indica  que  es  la  sexta 
edición. 

47.  Método  de  Violoncello . 

48.  Curso  de  Harmonía. 

49.  La  música  para  los  niños.—  Lecciones  teórico-ele- 
mentales  de  música  dispuestas  en  forma  recreativa  para  las 
escuelas  de  instrucción  primaria  por...— Madrid:  E.  Rubi- 
ños,  1884.— Un  folleto  en  8.°  de  78  páginas,  y  gran  número 
de  obras  religiosas  publicadas  en  casa  de  Romero  y  otros 
editores,  que  con  las  ms.  pasan  de  doscientas. 

Fr.  Luis  Villalba  Muñoz, 

(Continua*  á.)  , 

O.  S.  A. 


LA  MALDICIÓN  DE  LA  SERPI 


(cuestión  bíblica) 


a  maldición  fulminada  por  Dios  contra  la  serpiente 
en  el  Paraíso  terrenal,  tiene  en  la  exégesis  bíblica 
notable  interés  é  importancia,  no  sólo  por  hallarse 
comprendida  de  un  modo  especial  esta  cuestión  entre  las 
suscitadas  por  el  racionalismo  acerca  del  valor  histórico  de 
los  Libros  Santos,  sino  también  por  las  significaciones  proféti- 
cas  que  entraña  aquella  sentencia  pronunciada  por  Dios  con- 
tra el  seductor  de  nuestros  primeros  padres.  Este  aspecto 
profético  de  la  palabra  divina  debe  ser  por  otra  parte,  aun- 
que de  un  modo  indirecto,  la  demostración  más  concluyente 
del  carácter  histórico  del  Génesis,  quitando  hasta  las  apa- 
riencias de  fundamento  á  las  interpretaciones  míticas  ó  fa- 
bulosas; pues  sería  en  verdad  una  fábula  muy  rara  é  incom- 
prensible aquella  cuyo  sentido  profético  tuviese  en  los  acon- 
tecimientos de  la  historia  una  correspondencia  tan  positiva 
y  real  como  la  existencia  misma  de  la  Redención  y  del  Cris- 
tianismo. 

Las  palabras  del  Génesis  cuya  verdadera  interpretación 
nos  proponemos  aclarar  y  razonar,  son  las  siguientes: 

«Dijo  el  Señor  Dios  á  la  serpiente:  Por  cuanto  hiciste 
esto,  maldita  tú  eres  entre  todos  los  animales  y  bestias  de  la 
tierra;  andarás  arrastrando  sobre  tu  pecho,  y  tierra  comerás 
todos  los  días  de  tu  vida.» 


106  LA   MALDICIÓN    DE   LA   SERPIENTE. 

«Yo  pondré  enemistades  entre  ti  y  la  mujer,  y  entre  tu 
raza  y  la  descendencia  suya;  ella  quebrantará  tu  cabeza,  y 
tú  andarás  acechando  su  calcañar.» 

Dos  cuestiones  conviene  distinguir  en  la  interpretación  de 
este  pasaje  bíblico,  para  mayor  claridad  de  ideas.  La  prime- 
ra deberá  limitarse  á  determinar  el  sujeto  á  quien  se  dirige 
la  maldición  de  Dios,  y  la  segunda  comprenderá  la  demostra- 
ción del  sentido  profético,  expresada  principalmente  por  la 
enemistad  entre  la  raza  de  la  serpiente  y  la  descendencia  de  la 
mujer;  pues  en  ambos  aspectos  el  texto  bíblico  ha  sido  objeto 
de  controversias  entre  los  apologistas  católicos  y  los  críticos 
racionalistas.  x 


I 


El  sujeto  de  la  maldición. 

Para  precaver  cualquiera  duda  acerca  de  la  posibilidad 
del  sentido  figurado  en  una  narración  histórica,  y  para  ex- 
plicar el  modo  como  puede  tener  cabida  la  metáfora  en  me- 
dio de  la  relación  verídica  de  los  hechos,  advirtió  San  Agus- 
tín, á  este  propósito,  la  necesidad  de  distinguir  entre  la  parte 
que  pertenece  al  historiador  y  la  que  corresponde  á  los  per 
sonajes  que  figuran  en  la  narración.  Las  palabras  del  escritor 
sagrado  tienen  siempre  un  sentido  propiamente  literal,  por- 
que la  historia  es  la  narración  de  hechos  reales;  pero  las  pa- 
labras que  se  atribuyen  á  las  personas  que  intervienen  en  el 
relato  pueden,  sin  menoscabo  de  la  verdad  histórica,  tener 
un  sentido  figurado. 

Aplicando  esta  regia  á  la  cuestión  de  que  tratamos,  dice 
el  Santo  Padre  que  no  cabe  la  menor  duda  en  que  las  pala- 
bras de  Dios  fueron  materialmente  dirigidas  á  la  serpiente 
natural,  pues  aquí  se  trata  de  una  historia,  y  no  de  una  simple 
alegoría,  y  por  consiguiente,  es  un  hecho  literalmente  ver- 
dadero lo  que  afirma  el  escritor  sagrado,  esto  es,  que  Dios 
dijo  aquellas  palabras,  y  que  las  dijo  á  la  serpiente.  Pero  él 
sentido  en  que  Dios  pronunció  aquella  sentencia  puede  ser 


LA   MALDICIÓN   DE   LA    SERPIENTE.  107 


figurado  sin  detrimento  de  la  verdad  histórica  y  real  de  los 
hechos  (i). 

Viniendo  ahora  á  la  interpretación  de  aquella  sentencia 
en  lo  concerniente  al  sujeto  comprendido  en  la  maldición  di- 
vina, la  crítica  racionalista  tiene  particular  interés  y  empeño 
en  apoyar  aquí  el  sentido  exclusivamente  literal  de  las  pala- 
bras de  Dios,  y  en  sostener  que  el  único  sujeto  maldecido  es 
la  serpiente,  para  deducir  luego,  con  sobrada  lógica,  que  la 
historia  bíblica  es  un  conjunto  de  mitos  y  de  fábulas  pueriles 
y  absurdas.  «No  nos  detendremos  á  probar,  dice  Reuss,  que 
la  serpiente  es  un  animal,  pues  que  el  autor  lo  dice  con  todas 
sus  letras,  y  no  el  diablo,  como  han  querido  los  teólogos  (2).» 
Conviene  observar,  sin  embargo,  que  el  fundamento  de  la 
interpretación  racionalista  procede  de  un  error  más  radical, 
como  sucede  generalmente  en  otros  puntos  de  exégesis;  y 
tal  es  en  este  caso  el  que  expresa  el  mismo  Reuss  en  estas 
palabras  que  siguen  á  las  anteriores:  «El  diablo  es  desconoci- 
do en  el  Antiguo  Testamento.» 

Interpretando  la  historia  sagrada  con  tales  prevenciones, 
es  indudable  que  la  sentencia  de  Dios  no  podía  comprender 
al  diablo,  sino  exclusivamente  aj  reptil.  Mas  si  partimos  de 
principios  contrarios  y  comenzamos  por  reconocer  la  verdad 
católica  acerca  de  la  existencia  del  demonio  y  su  interven- 
ción en  la  caída  de  nuestros  primeros  padres,  se  verá  que  la 
maldición  de  Dios  no  podía  limitarse  al  reptil,  dejando  libre 
al  agente  principal  de  la  tentación. 

Al  tratar  de  la  tentación  del  Paraíso  dejamos  ya  demos- 
trada, con  suficiente  abundancia  de  datos,  la  falsedad  de  la 
afirmación  racionalista,  probando  por  una  parte  que  la  exis- 
tencia del  demonio  era  bien  conocida  en  el  Antiguo  Testa- 
mento, y  evidenciando  por  otra  la  verdad  de  la  tesis  católica 
que  atribuye  la  tentación  á  Satanás  como  á  causa  principal, 


(1)  «Quod  enim  positum  est,  et  dixít  Dominus  Deus  serpenti,  verba 
sola  sunt  scribentis;  haec  exigenda  sunt  per  proprietatem.  Jam  ce- 
tera  verba  Dei  sunt  quae  libero  lectoris  intellectui  relinquuntur  utrum 
propriean  figúrate  accipidebeant.»  (De  Genes,  cid litt.,  lib.  xi,  c.  xxxvi.) 

(2)  La  Biblia,  tercera  parte.  (Pentateuco  y  Josué). 


108  LA    MALDICIÓN    DE    Lv    SERPIENTE. 

y  á  la  serpiente  como  á  causa  instrumental,  ó  como  interme- 
dio de  que  se  sirvió  el  espíritu  perverso  para  ponerse  visible- 
mente en  comunicación  con  nuestros  primeros  padres.  Por 
lo  demás,  la  hipótesis  racionalista  es  á  todas  luces  inverosí- 
mil y  absurda.  Porque  ¿en  qué  crítica  sensata  cabe  imaginar 
que  el  autor  del  Pentateuco  juzgase  capaz  á  la  serpiente  de 
hablar  el  humano  lenguaje  y  de  discutir  el  precepto  divino? 
¿Ni  qué  móviles  pudo  tener  un  simple  reptil  para  tomar  con 
tanto  empeño  y  astucia  la  obra  de  la  tentación?  Si  pues 
bajo  la  figura  de  serpiente  consumó  el  espíritu  del  mal  el 
drama  de  la  prevaricación  del  Paraíso,  la  maldición  fulmi- 
nada contra  el  tentador  no  podía  limitarse  ni  principalmente 
dirigirse  ai  reptil,  sino  á  Satanás,  que  fué  la  causa  principal 
de  la  tentación  y  de  la  caída. 

En  la  necesidad  de  limitar  el  sentido  y  la  intención  de  la 
sentencia  á  uno  solo,  esto  es,  ó  al  reptil  ó  al  demonio,  sería 
más  razonable  la  interpretación  diametralmente  opuesta  á  la 
hipótesis  racionalista,  que  considera  la  maldición  de  Dios 
como  dirigida  exclusivamente  á  Satanás,  y  de  ninguna  ma- 
nera á  la  serpiente.  Pero  esta  opinión,  entendida  en  la  forma 
y  en  el  sentido  que  la  exponen  algunos  autores,  con  el  car- 
denal Cayetano,  tampoco  es  admisible,  pues  toman  como 
precedente  y  como  fundamento  de  su  hipótesis  la  interpreta- 
ción alegórica  de  toda  la  historia  del  Paraíso.  La  interpreta- 
ción alegórica,  como  dejamos  demostrado  en  otro  lugar,  no 
tiene  razón  de  ser,  dado  el  carácter  rigurosamente  histórico 
del  Pentateuco,  y  falsamente  se  ha  invocado  en  su  defensa  la 
autoridad  de  San  Agustín,  quien,  como  se  ha  indicado  arriba, 
es  inflexible  en  sostener  el  sentido  literal  de  los  hechos  refe- 
ridos por  el  escritor  sagrado,  limitando  la  posibilidad  de  la 
alegoría,  ó,  mejor  dicho,  déla  metáfora,  á  las  palabras  de  los 
interlocutores. 

Pero  la  opinión  que  coarta  el  sentido  de  la  maldición  de 
Dios  á  un  solo  sujeto,  considerándola  como  dirigida  en  la  in- 
tención divina  únicamente  á  Satanás,  es  sin  duda  alguna 
probable  si,  partiendo  de  la  verdad  histórica  de  los  hechos 
y  de  la  intervención  real  de  la  serpiente  ó  de  su  imagen  en  la 
tentación  del  Paraíso,  se  limita  á  interpretar  metafóricamen- 


LA   MALDICIÓN   DE   LA   SERPIENTE.  109 

te  las  palabras  de  Dios,  y  no  las  del  escritor  sagrado.  El  car- 
denal Thomas  se  adhiere  á  esta  interpretación,  dando  por 
supuesto  que  la  serpiente  fué  instrumento  de  Satanás  en  la 
tentación  de  nuestros  primeros  padres,  pero  reduciéndola  á 
puro  símbolo  en  la  enunciación  del  castigo  fulminado  contra 
el  demonio.  «La  serpiente,  dice  el  sabio  apologista,  no  inter- 
viene aquí  sino  en  cuanto  simboliza  el  castigo  pronunciado 
contra  el  verdadero  seductor.  Al  demonio,  pues,  se  dirige 
Dios;  contra  él  se  fulmina  el  anatema;  él  es  el  maldecido  y 
condenado  á  arrastrarse,  etc.,  y  todo  esto  expresado  con  la 
ayuda  de  metáforas  tomadas  de  los  hábitos  naturales  de  la 
serpiente.  ¿Por  qué  se  ha  de  suponer  una  alteración  cualquie- 
ra en  la  manera  de  ser  del  reptil,  cuando  en  realidad  no  es 
él  de  quien  se  trata,  sino  de  aquel  que  se  sirvió  del  reptil  como 
de  instrumento?  Así  se  comprende  fácilmente  la  maldición 
pronunciada:  la  maldición  queda  permanentemente  figurada 
en  el  reptil  y  realzada  en  el  demonio»  (i). 

El  cardenal  Thomas  cree  expresar  en  esta  interpretación 
ia  verdadera  opinión  de  San  Agustín,  el  cual  afirma  que  toda 
la  sentencia  de  Dios  es  figurada:  Tota  ista  sententia  figura- 
ta  est  (2).  En  esto  se  han  fundado  casi  todos  los  comentaris- 
tas para  atribuir  á  San  Agustín  la  interpretación  puramente 
alegórica  ó  metafórica  de  las  palabras  de  Dios.  Mas  si  bien 
se  considera  todo  el  contexto,  fácil  será  deducir  que  el  Santo 
Padre  no  llamó  figurada  aquella  sentencia,  sino  en  cuanto 
se  dirigía  al  demonio,  y  suponiendo  ó  no  excluyendo  el  sen- 
tido materialmente  literal  que  comprende  también  á  la  ser- 
piente. El  texto  de  San  Agustín,  que  cita  el  cardenal  Thomas 
en  apoyo  de  su  interpretación,  es  el  siguiente:  «Ahora,  pues, 
dice  el  Santo  Doctor,  lo  que  á  la  serpiente  se  dice,  se  refiere 
también  á  aquel  que  obró  por  medio  de  la  serpiente.  Sin 
duda  aquí  el  sentido  es  figurado,  pues  en  estas  palabras  se 
describe  á  aquel  tentador  cual  había  de  ser  para  el  género 
humano»  (3).  El  cardenal  Thomas  omitió  en  la  traducción 


(i)     Les  temps  primitifs  et  les  origines  relígieuses,  t.  vil,  p.  129. 

(2)  Ibidem. 

(3)  «Nunc  ergo  quod  serpenti  dicitur,  et  ad  eum  qui  per  serpentem 


110  LA   MALDICIÓN   DE   LA   SERPIENTE. 

el  adverbio  también,  expresado  en  el  texto  latino  por  la  par- 
tícula et,  equivalente  en  este  lugar  al  adverbio  etiam. 

A  pesar  de  esto,  la  opinión  de  San  Agustín,  por  cuanto 
se  refiere  á  la  intención  principal  de  Dios,  no  dista  mucho 
de  la  anterior,  y  viene  á  ser  un  término  medio  entre  la  in- 
terpretación puramente  metafórica  del  cardenal  Thomas  y  la 
interpretación  demasiado  literal  de  otros  comentaristas.  El 
Santo  Doctor  no  dio  ninguna  importancia  al  castigo  del  rep- 
til, suponiendo  que  la  maldición  de  Dios  no  produjo  altera- 
ción alguna  en  el  organismo  material  de  la  serpiente,  y  con- 
sideró, por  tanto,  que  así  como  el  demonio,  y  no  el  reptil,  fué 
el  principal  causante  de  la  prevaricación  del  Paraíso,  así  la 
sentencia  de  Dios  debía  fulminarse  principalmente  contra  el 
espíritu  tentador.  Por  tanto,  según  el  Santo  Padre,  toda  la 
sentencia  es  figurada  en  su  razón  fundamental  de  ser  y  en 
su  significación  principal. 

Y  esta  es,  en  efecto,  la  verdadera  interpretación  que  con- 
viene al  texto  sagrado,  por  lo  que  atañe  al  sujeto  comprendi- 
do en  la  maldición  divina.  Ni  es  exclusivamente  el  reptil, 
como  quiere  el  racionalismo,  ni  exclusivamente  el  demonio, 
como  opinan  algunos  intérpretes,  sino  ambos  están  com- 
prendidos en  la  sentencia  de  Dios,  aunque  en  el  distinto  gra- 
do y  forma  que  corresponde  á  su  naturaleza  y  á  la  parte  que 
tuvieron  en  la  tentación  de  nuestros  primeros  padres. 

Algunos  Doctores  é  intérpretes  antiguos,  como  San  Basi- 
lio y  San  Efrén,  llegaron  á  sospechar  que  la  sentencia  de 
Dios  debió  de  producir  una  profunda  alteración  en  el  orga- 
nismo material  de  la  serpiente;  y  para  hacer  posible  tal  in- 
terpretación, hubieron  de  suponer  que  el  reptil,  antes  de  la 
prevaricación  del  hombre,  era  un  animal  cuadrúpedo  ó 
bípedo,  ó  al  menos  que  su  organización  primitiva  le  permitía 
andar  con  el  cuello  erguido  y  la  cabeza  levantada  y  no  tan 
deprimida  como  ahora  al  nivel  de  todo  su  cuerpo. 

Esta  suposición,  especulativamente  considerada,  no  es 


cperatas  est  utique  refertur;  proculdubio  figuratum  est:  nam  in  his 
verbis  tentator  ille  describitur,  qualis  generi  humano  futurus  esset.» 
(De  Genes,  ad  litt.,  lib.  xi,  cap.  xxxvi.) 


LA   MALDICIÓN    DE   LA   SERPIENTE.  111 

absurda,  ni  podría  rechazarse  en  virtud  de  ningún  principio 
de  razón;  pues  así  como  la  ley  de  Moisés  condena  á  muerte, 
no  sólo  ai  hombre  criminal,  sino  también  á  la  bestia  incons- 
ciente que  hubiese  servido  de  instrumento  á  la  depravación 
humana  para  consumar  un  delito  nefando,  así  pudo  decretar 
Dios  un  castigo  material  para  la  serpiente,  deteriorando  su 
organismo  por  haber  servido  de  instrumento  á  Satanás  para 
consumar  la  obra  de  la  prevaricación  del  hombre.  Pero  di- 
cha opinión  no  ha  sido  admitida  por  la  generalidad  de  los 
comentaristas  católicos  antiguos,  y  menos  deberá  ser  acep- 
tada hoy  que  la  ciencia  nos  suministra  datos  y  ejemplares 
para  demostrar  que  los  ofidios  tenían  la  misma  constitución 
orgánica  que  en  la  actualidad,  muchos  siglos  antes  de  la  apa- 
rición del  hombre  sobre  la  tierra. 

Mas,  por  otra  parte,  ¿bastará  decir  que  la  maldición  de 
Dios  contra  la  serpiente  no  es  más  que  una  simple  denomi- 
nación extrínseca  por  la  cual  el  modo  de  ser  natural  de  ese 
reptil  se  erige  en  signo  permanente  de  pena?  Así  opinan  otros 
intérpretes,  quitando  á  la  sentencia  divina  todo  efecto  real  y 
positivo.  Pero  sin  necesidad  de  admitir  alteración  alguna  en 
el  organismo  físico  de  la  serpiente,  y  sin  negar  tampoco  que 
los  hábitos  naturales  del  reptil  sean  el  signo  permanente  de 
su  suerte  futura,  no  cabe  negar  que  la  serpiente,  después 
de  la  prevaricación  el  Paraíso,  es  un  ser  odioso  y  repugnan- 
te para  el  hombre.  Esta  profunda  aversión  que  se  traduce 
en  hechos  y  que  parece  algo  más  que  una  simple  denomina- 
ción extrínseca,  no  es  completamente  ajena  en  los  sentimien- 
tos de  los  pueblos  á  la  memoria  tradicional  de  la  cooperación 
de  ese  reptil  en  la  ruina  del  género  humano;  y  esto  basta  para 
reconocer  el  aspecto  penal  de  la  maldición  de  la  serpiente. 
Ni  parecerá,  por  otra  parte,  inverosímil  al  suponer  que  la 
otra  maldición  fulminada  contra  la  tierra,  manchada  con  el 
pecado  del  hombre,  á  la  vez  que  la  hacía  menos  fecunda  para 
el  género  humano,  la  hiciese  también  más  ingrata  especial- 
mente para  los  reptiles. 

Asi  se  resuelve,  al  mismo  tiempo,  la  dificultad  de  aquellos 
que  defienden  la  interpretación  puramente  metafórica  de  las 
palabras  de  Dios.   «¿Cómo  ha   sido  castigada  la  serpiente, 


112  LA   MALDICIÓN   DE    LA    SERPIENTE. 

dice  el  cardenal  Thomas,  si  en  nada  ha  sido  cambiada  su 
manera  de  ser?  ¿Cómo  ha  llegado  á  ser  el  monumento  visible 
y  permanente  de  la  justicia  divina  ,  permaneciendo  íntegra- 
mente lo  mismo  que  era  antes?»  (i). 

A  esta  dificultad  respondemos:  ¿Cómo  la  desnudez  del 
hombre,  que  físicamente  es  hoy  lo  mismo  que  era  antes  ,  ha 
llegado  á  ser  motivo  de  vergüenza  y  de  rubor,  cuando  antes 
era  el  digno  ornato  de  la  inocencia?  De  no  haber  ocurrido  la 
tragedia  de  la  prevaricación  original,  es  cierto  que  habría 
existido  admirable  harmonía  entre  el  hombre  y  los  vivientes 
irracionales,  inclusos  los  reptiles  ,  cuyos  naturales  instintos 
habrían  sido  realzados  y  ennoblecidos  al  contacto  con  el  Rey 
de  la  creación.  Pero  ahora,  como  efecto  positivo  de  la  culpa 
y  de  la  consiguiente  maldición  de  Dios  ,  no  hay  entre  los 
animales  de  la  tierra  otro  más  vil  y  repulsivo  que  la  serpien- 
te, y  hasta  sus  hábitos  naturales  se  han  hecho  objeto  de  la 
más  profunda  aversión,  como  no  lo  habrían  sido  si  perseve- 
raran las  cosas  en  su  primitivo  estado, 

Creo,  pues,  que  el  sentido  de  la  maldición  de  Dios  ,  en 
cuanto  se  refiere  á  la  serpiente,  podría  explicarse  traducien- 
do el  texto  bíblico  con  esta  paráfrasis:  «Dijo  el  Señor  Dios  al 
reptil:  Porque  tuviste  parte  material  en  la  seducción  y  pre- 
varicación del  hombre,  maldita  serás  tú,  llevando  siempre  el 
sello  de  la  ignominia  y  del  oprobio  entre  todos  los  animales 
y  bestias  de  la  tierra,  y  tu  vileza  y  abyección  se  verán  ya  re- 
flejadas hasta  en  tus  instintos  naturales  de  arrastrar  tu  pecho 
por  el  suelo  y  lamer  el  polvo  en  todos  los  días  de  tu  vida.» 

Ya  dejamos  anteriormente  demostrado  que  no  es  indigno 
de  Dios  castigar  á  los  seres  irracionales  á  causa  de  la  coope- 
ración puramente  material  en  la  culpa.  El  Señor  ,  según  la 
frase  bíblica,  tiene  en  horror  hasta  el  vestido  manchado  con 
la  iniquidad.  San  Juan  Crisóstomo  advierte  á  este  propósito 
que  Dios  obró  aquí  ,  más  que  con  justicia  de  juez  para  la 
serpiente,  con  benignidad  y  ternura  para  el  hombre,  y  le 
compara  á  un  padre  amantísimo,  que  cuando  se  propone  cas- 
tigar al  criminal  que  asesinó  á  su  hijo,  se  complace  también 


(i)     Ibidem,  p3g.  128. 


LA   MALDICIÓN    DE   LA    SERPIENTE.  113 

en  romper  y  alejar  de  si  hasta  el  puñal  homicida,  que  no  fué 
más  que  instrumento  material  de  la  muerte  (i). 

Pero,  según  el  sentir  general  de  los  Padres  y  Doctores  de  la 
Iglesia,  la  maldición  divina,  que  literalmente  se  dirigía  al  rep- 
til, alcanzaba  en  la  intención  de  Dios  principalmente  á  Sata- 
nás en  forma  metafórica  ó  en  sentido  concomitante.  Habién- 
dose servido  el  demonio  de  la  imagen  de  la  serpiente  para 
consumar  su  obra  perversa,  nada  más  razonable  que  se  sir- 
viese Dios  de  la  misma  imagen,  ó  sea  de  la  metáfora  sensible 
del  reptil  para  expresar  su  maldición  y  su  castigo.  Tan  cierta 
es  la  relación  de  semejanza  entre  la  serpiente  y  el  demonio, 
que  los  dos  nombres  se  han  hecho  igualmente  viles  y  odio- 
sos; y  porefecto  déla  metáfora  conqueexpresó  Diosel  castigo 
del  tentador,  hasta  el  nombre  mismo  de  serpiente  llegó  á  ser 
sinónimo  de  Satanás,  como  puede  verse  por  este  texto  del 
Apocalipsis:  «Y  fué  lanzado  fuera  aquel  gran  dragón,  aquella 
antigua  serpiente,  que  se  llama  Diablo  y  Satanás.» 

A  esa  serpiente  antigua  se  dirigía,  pues,  en  los  orígenes  de 
la  historia  la  intención  de  Dios  en  su  significación  principal, 
cuando  maldecía  al  reptil,  simbolizando  en  éste  de  una  ma- 
nera sensible  el  castigo  eterno  del  demonio.  Por  tal  concepto 
el  sentido  de  la  frase  es  metafórico -concomitante;  pues  en 
esa  maldición  parece  considerar  Dios  al  reptil  y  á  Satanás 
como  á  un  solo  ser,  compuesto  de  dos  naturalezas  distintas  y 
tan  unidas  en  la  expresión  y  solidaridad  del  castigo  como  lo 
fueron  en  la  cooperación  á  la  culpa.  Por  consiguiente,  toda 
la  sentencia  de  Dios,  dice  San  Agustín,  es  figurada  por  cuan- 
to se  refiere  al  demonio,  y  todas  las  palabras  de  la  maldición 
tienen  un  doble  sentido,  fundado  en  relaciones  de  semejanza. 

Es  maldecido  Satanás  entre  todos  los  animales  y  bestias 
de  la  tierra,  no  sólo  porque,  habiendo  perdido  su  último  fin, 


(i)  «Sed  forte  dixerit  aliquis:  Cum  diabolus  serpentis  opera  usns, 
malum  atulerit  consilium,  cur  bestiae  illi  poena  infligitur?  Est  et  hoc 
inaestimabilis  benignitatis  Dei  opus.  Nam  sicut  amantissimus  pater 
puniens  eum  qui  filium  suum  occiderit,  et  gladium  et  ensem  per  quem 
fiiius  suus  occisus  destruit  et  in  multas  partes  comminuit,  eodem 
modo  egit  Deus.»  (Homil.  XVII,  6  in  Genes.) 

8 


111  LA    MALDICIÓN    DE    LA    SERPIENTE. 


quedó  reducido  á  peor  condición  que  los  irracionales,  cuyo 
destino  permanece  inalterable  en  los  designios  de  la  Provi- 
dencia, como  observa  el  Santo  Doctor,  sino  también  porque 
á  consecuencia  de  la  primera  culpa  del  Paraíso  será  ya  el  pa- 
dre de  todos  los  seres  abyectos  que  renuncian  á  la  luz  de  la 
razón  por  seguir  las  inclinaciones  de  las  bestias.  Arrastrará 
su  pecho  por  el  suelo  y  lamerá  el  polvo  de  la  tierra;  no  sólo 
porque  habiendo  sido  precipitado  de  la  gloria  se  agitará  en  las 
tinieblas  cual  miserable  reptil,  sino  también  porque,  á  causa 
de  la  prevaricación  del  hombre,  su  pábulo  y  alimento,  en  vez 
de  la  delectación  de  la  verdad  y  de  la  virtud,  serán  las  bajezas 
del  error  y  del  vicio  de  los  mortales,  cuya  personificación 
será  el  demonio,  hasta  el  momento  en  que,  al  decir  del  Apo- 
calipsis, sea  totalmente  arrojada  fuera  la  serpiente  antigua 
que  sedujo  al  orbe. 

Esto  basta  para  hacer  verdadera  la  significación  metafó- 
rica de  las  palabras  de  Dios  en  la  primera  parte  de  la  maldi- 
ción. Pero  donde  más  directamente  está  comprendido  Sata- 
nás, es  en  el  anuncio  profético  expresado  en  la  segunda  parte 
de  la  sentencia  divina. 


Fr.  Honorato  del  Val. 
o.  s.  A. 


(Continuará.) 


Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror 


(i) 


XVII 

LA  SOCIEDAD  DE  LOS  FULDENSES 

Jueves  4  de  Abril  de  1793. 

«... — No,  esto  no  puede  continuar  así;  no  es  posible  que 
estemos  condenados  á  ver  por  más  tiempo  el  triunfo  de  esos 
miserables;  no  es  posible  que  los  Jacobinos  impongan  á  una 
nación  como  Francia,  á  una  ciudad  como  París,  la  ver- 
güenza de  su  dominación.  Las  personas  de  pundonor  están 
en  mayoría  y... 

— »Y  no  "olvidéis,  amigo  mío,  que  en  un  pueblo  que  está 
en  revolución,  la  supremacía  es,  no  de  la  gente  honrada,  sino 
de  la  gente  atrevida.» 

Se  sostenía  esta  discusión  en  casa  de  Francisco  de  Pan- 
ge  (2),  en  la  casita  que  tiene  en  la  plaza  de  la  Nación,  donde 


(1)  Véase  la  pág.  423  del  volumen  li. 

(2)  Mariano  Francisco  Dionisio  Tomás  de  Pange,  nacido  en  París 
el  g  de  Noviembre  de  1764  y  muerto  en  Septiembre  de  1796,  fué  el 
amigo x  íntimo  de  Andrés  Chénier.  Uno  y  otro  colaboraron  en  el 
Diario  de  París.  Los  artículos  del  primero,  enérgicos,  justicieros  y 
llenos  de  gracia,  atestiguan  un  valor  muy  raro,  á  la  vez  que  un  ta- 
lento superior.  Todos  han  sido  recogidos  por  L.  Becq  de  Fouquiéres. 
(Obras  de  Francisco  de  Pange,  1789-1796:  1  volumen  en  12. °  Char- 
pentier  y  C.a,  editores,  1872.) 


116  DIARIO    DE   UN    VKCINO    DE    PARÍS 

estaban  reunidos  Carlos  Lacretelle  (i),  Francisco  Cheron  (2), 
los  dos  Trudaine  (3),  Beaulieu  y  otros  dos  ó  tres  individuos. 

Yo  era,  lo  confieso,  quien  exponía  en  nombre  de  las  per- 
sonas honradas  y  de  un  próximo  desquite  de  la  justicia  y 
del  derecho,  una  opinión  que  sin  duda  honra  más  al  candor 
de  mi  alma  que  á  la  exactitud  de  mi  criterio. 

Beaulieu — él  era  quien  me  hablaba  en  nombre  de  la  rea- 
lidad,— añadió:  «Puesto  que  aún  tiene  usted  ilusiones  sobre 
las  personas  honradas;  puesto  que  aún  las  cree  capaces  de 
hacer  frente  á  los  malvados  y  vencerlos,  permítame  que  le 
recuerde  la  historia  de  la  Sociedad  de  los  Fuldenses.  Quizá 
nunca  se  ha  visto  una  reunión  semejante  de  hombres  emi- 
nentes por  diversos  títulos,  ilustrados,  llenos  de  abnegación 
y  de  valor.  Ya  conoce  usted  tan  bien  como  yo  la  lista  publi- 
cada por  orden  de  la  Commune  en  el  mes  de  Agosto  pasado, 


(1)  Carlos  Lacretelle,  llamado  el  Joven,  nacido  en  Metz  el  3  de 
Septiembre  de  1766  escribió  durante  la  revolución  en  varios  perió- 
dicos realistas;  fué  proscripto  el  13  de  Vendimiario  (5  de  Octubre 
de  1795),  detenido  después  del  18  de  Fructidor  (4  de  Septiembre  de 
1797)  y  estuvo  preso  dos  años  en  la  cárcel  de  la  Administración 
central  y  en  la  Forcé.  Fué  profesor  en  la  facultad  de  letras  de  París 
y  miembro  de  la  Academia  Francesa,  á  la  vez  que  su  hermano  Pedro 
Luis  Lacretelle,  llamado  el  Viejo.  Dejó,  además  de  un  gran  número 
de  obras  históricas,  entre  las  cuales  está  la  notable  Historia  de  la 
revolución  francesa  (1821-1826),  un  volumen  muy  interesante  de  re- 
cuerdos titulado:  Diez  años  de  prueba  durante  la  revolución  (1842). 

(2)  Francisco  Cheron  (1764-1828)  fué  uno  de  los  principales 
redactores  del  Diario  de  París.  En  colaboración  con  Picard  escribió 
Duhautcours  ó  el  Contrato  de  unión,  comedia  en  cinco  actos  y  en  prosa, 
representada  en  el  teatro  Louvois  el  6  de  Agosto  de  1801.  Su  her- 
mano Luis  Claudio  Cheron  (^1758-1807^),  diputado  en  la  Legislativa, 
es  autor  del  Tartufo  de  las  costumbres,  comedia  en  cinco  actos  y  en 
verso  representada  en  el  Teatro  Francés  el  4  de  Abril  de  1805. 
(Véanse  las  Memorias  de  Francisco  Cheron,  publicadas  en  1882  por 
Hervé-Bazin.) 

(3)  Los  dos  hermanos  Trudaine  fueron  guillotinados  el  8  de 
Termidor,  año  II  (26  de  Julio  de  1794J,  un  día  más  tarde  que  su 
amigo  Andrés  Chénier. 


DURANTE   EL    TERROR.  117 


y  que  contenía  ochocientos  treinta  y  tres  nombres,  entre  los 
cuales,  si  había  algunos  oscuros  como  el  mío,  el  vuestro,  mi 
querido  Lacretelle,  y  el  vuestro  también,  valiente  Cheron,  en 
cambio  hay  otros  en  que  brillan  la  nobleza  de  la  cuna,  la  ri- 
queza y  el  talento  (i).  Entre  nosotros  estaban  Mateo  de 
Montmorency,  La  Tremouille,  La  Rochefoucauld,  Regnault 
de  Saint-Jean  d'Angely,  José  de  Broglie,  Lavoisier,  Beugnot, 
Jaucourt,  Lanjuinais,  Michaud,  Duport,  Destutt  de  Tracy, 
d'André,  los  dos  Lameth,  Liancourt,  Thouret,  Lacépéde, 
Rulhiére,  Ramón,  el  elocuente  Barnave  y  nuestro  admirable 
Andrés  Chénier.  Guiados  por  tales  jefes,  animados  por  el 
amor  al  bien  y  llenos  del  más  generoso  entusiasmo,  comen- 
zamos la  guerra  contra  los  Jacobinos;  veamos  lo  que  alcan- 
zaron nuestros  esfuerzos. 

»Creo  que  encierra  algunas  lecciones  el  relato  de  nuestra 
campaña,  y  por  eso  lo  procuraré  hacer  lo  más  completo  posi- 
ble. Nos  separan  ya  tantos  acontecimientos  de  esa  historia 
de  ayer,  que  me  permitiréis  repetirla  con  algunos  detalles, 
puesto  que  yo  mismo  tomé  parte  en  ella. 

» Todos  sabéis  tan  bien  como  yo  que  el  16  de  Julio  de 
1791,  con  motivo  de  la  proposición  presentada  por  Lacios 
en  favor  de  la  caída  de  la  monarquía,  se  produjo  una  divi- 
sión en  la  Sociedad  de  Amigos  de  la  Constitución:  también 
sabéis  cómo  Bouche,  presidente  en  aquella  fecha,  los  dos 
secretarios  Salle  y  Anthoine,  Barnave,  Duport,  los  Lameth, 
Dubois-Grancé,  Goupil  de  Prefeln  y  demás  miembros  que 
formaban  parte  de  la  Asamblea  Constituyente,  excepto  Ro- 
bespierre,  Petion  ,  Roderer,  Coroller,  Buzot  y  Grégoire, 
abandonaron  á  los  Jacobinos  y  fundaron  una  Sociedad  rival, 
que  se  reunía  también  en  la  calle  de  Saint-Honoré,  frente  á 
la  plaza  de  Luis  el  Grande  (2),  en  la  antigua  iglesia  de  los 
Fuldenses.y)  (3) 


(1)  En  esta  lista  está  señalada  la  residencia  de  Andrés  Chénier 
en  la  calle  de  Sentier,  núm.  24. 

(2)  Hoy  plaza  de  Vendóme. 

(3)  El  convento  de  los  Fuldenses  estaba  en  la  calle  de  Saint- 
Honoré,  en  el  sitio  que  hoy  ocupa  la  calle  de  Castiglione. 


118  DIARIO    DE   UN    VECINO    DE   PARTS 


Francisco  Cheron  observó  entonces,  sonriendo,  que  mu- 
chos de  los  fundadores  del  nuevo  club  habían  contribuido  á 
la  destrucción  de  los  conventos,  y  era  muy  curioso  ver  á  los 
diversos  partidos  que  habían  expulsado  á  las  Ordenes  reli- 
giosas, apropiarse  los  nombres  de  los  monjes  por  ellos  pros- 
criptos: Jacobinos,  Fuldenses  y  Franciscanos. 

— «La  advertencia  de  Cheron,  continuó  Beaulieu,  es  tan 
justa  como  ingeniosa;  pero  en  Julio  de  1791  Barnave,  Duport 
y  sus  amigos  quisieron  ir  contra  la  corriente,  ó  al  menos 
poner  un  dique  á  la  Revolución.  Los  sucesos  del  Campo  de 
Marte  (1)  abrieron  los  ojos  aun  á  los  más  ciegos;  comenzaron 
á  afluir  las  inscripciones;  muchos,  que  hasta  entonces  no 
habían  pertenecido  á  ningún  club — yo  era  uno  de  ellos — 
entraron  en  la  nueva  Sociedad,  y  hubo  un  momento  de  ver- 
dadera confianza,  y  para  los  Fuldenses  una  aurora  llena  de 
promesas. > 

Por  eso  volvían  hacia  ellos  la  vista  todos  los  adora- 
dores del  que  tiene  la  autoridad;  individuo  hay  que  per- 
tenece ahora  á  la  Montaña  y  en  aquella  época  creyó  pru- 
dente ser  de  los  nuestros.  Barére  fué  muy  asiduo  por  algún 
tiempo  á  nuestras  sesiones,  y  aun  las  presidió  alguna  vez  (2); 
un  actual  secuaz  de  Robespierre,  Luis  de  Lavalette  (3) ,  se 
distinguía  en  nuestras  reuniones  por  su  ardiente  celo  (4). 

»Pero  duraron  poco  aquellos  días  tan  hermosos. 

»Los  Fuldenses  como  los  Jacobinos,  y  quizá  con  más  jus- 
to título,  habían  tomado  el  nombre  de  Sociedad  de  los  Ami- 
gos de  la  Constitución.  Pero  no  estaba  ahí  la  dificultad,  sino 
en  apropiarse  el  periódico  de  la  Sociedad  (5),  ese  formidable 
instrumento  de  propaganda,  en  atraer  las  Sociedades  afilia- 


(1)  17  de  Julio  de  1791. 

(2)  Ensayos  históricos  acerca  de  las  cansas  y  efectos  de  la  revolución 
de  Francia,  por  Beaulieu,  tomo  ni,  pág.  48. 

(3)  Fué   guillotinado  el  10  de  Termidor,  año  II   (28  de  Julio  de 
1794)  como  cómplice  de  Robespierre. 

(4)  Beaulieu,  tomo  ni,  pág.  48. 

(5)  Diario  de  los  debates  de  la  Sociedad  de  Amigos  de  la  Constitu- 
ción, establecida  en  los  Jacobinos.  París.  En  4.0 


DURANTE   EL    TERROR.  119 


das  que  llenaban  toda  Francia,  y  en  esa  empresa  quedamos 
vencidos,  en  parte  por  culpa  nuestra.  El  reglamento  excluía 
á  «todos  los  que  fuesen  ciudadanos  activos  ó  hijos  de  ellos;» 
medida  muy  buena,  ciertamente,  y  en  el  fondo  razonable, 
pero  que  alejó  inmediatamente  de  nosotros  á  casi  todos  los 
Jacobinos  de  provincias.  Bien  pronto  comenzaron  á  recibir 
nuestros  rivales  multitud  de  adhesiones,  mientras  nosotros 
Íbamos  disminuyendo  en  número  gradualmente.  Los  diputa- 
dos que  habían  desertado  de  los  Jacobinos  advirtieron  bien 
pronto  que  no  encontrarían  en  los  Fuldenses  las  mismas 
ventajas:  que  contener  y  moderar  al  pueblo  no  sería  ni  tan 
fácil  ni  tan  popular  como  excitarle  y  darle  rienda  suelta,  y 
que,  después  de  haber  recibido  sus  aplausos,  quedarían  tam- 
bién expuestos  á  sus  burlas.  El  7  de  Agosto  de  1791  ya  An- 
thoine,  uno  de  los  secretarios,  se  sometía  á  los  Jacobinos  y 
declaraba  sin  empacho  que  «había  estado  con  los  Fuldenses 
solamente  para  descubrir  las  conspiraciones  de  los  enemigos 
de  la  patria.»  Siguiendo  su  ejemplo,  abandonaron  los  Cons- 
tituyentes, uno  en  pos  de  otro,  nuestro  desgraciado  club, 
que  quedó  bien  pronto  reducido  á  un  número  ínfimo  de 
miembros.  Yo  pertenecía  á  ese  pequeño  batallón  que  salvó 
al  menos  el  honor  de  la  bandera.  Por  espacio  de  dos  meses, 
hasta  la  reunión  de  la  Asamblea  Legislativa  (1),  conseguimos 
hacer  creer  en  los  departamentos,  por  medio  de  una  corres- 
pondencia muy  activa  y  singular,  que  la  gran  Sociedad  de 
los  Amigos  de  la  Constitución  seguía  viviendo,  no  en  los 
Jacobinos,  sino  en  los  Fuldenses,  donde  éramos  cada  vez 
más  numerosos  y  donde  á  cada  momento  recibíamos  nuevas 
adhesiones.  ¿Y  queréis  saber  cuántos  éramos  entonces? 
Ocho:  ni  uno  más  (2). 

»Los  primeros  días  que  estuvo  reunida  la  Legislativa  vi- 
nieron algunos  Constitucionales  á  los  Fuldenses,  pero  la  ma- 
yor parte,  viendo  que  éramos  tan  pocos,  creyó  preferible 
formar  una  Sociedad  nueva,  compuesta  exclusivamente  de 


(1)  i.°  de  Octubre  de  1791. 

(2)  Beaulieu,  tomo  ni,  pág.  47. 


120  DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS 

diputados,  y  que  se  reunió  en  el  hotel  del  difunto  mariscal 
Richelieu  (i). 

«Incapaces  de  contrarrestar  la  influencia  siempre  crecien- 
te de  los  Jacobinos,  y  divididos  por  las  ideas  y  los  intereses, 
no  tardaron  en  separarse  los  miembros  de  semejante  Aso- 
ciación. Unos  resolvieron  no  pertenecer  jamás  á  ninguna, 
creyéndose  así  superiores  á  todos  los  partidos;  otros  se  unie- 
ron á  los  Jacobinos  ,  y  otros,  en  fin ,  vinieron  á  engrosar 
nuestras  filas  siguiendo  á  Beugnot,  Ramond,  Jaucourt,  Du- 
molard  y  haciéndonos  concebir  lisonjeras  esperanzas  de  que 
nuestra  Sociedad  iba  á  recobrar  la  importancia  y  el  esplen- 
dor de  sus  primeros  días.  Allí  volvieron  á  aparecer  muchos 
Constituyentes  que  no  habían  salido  de  París,  los  Lameth, 
Barnave,  d'André,  Thouret,  Le  Chapelier,  Vallegrand  de 
Perigord,  Beaumetz,  Desmeuniers;  los  miembros  del  Direc- 
torio del  Departamento,  los  jefes  de  la  Guardia  Nacional  y  los 
hombres  de  letras  (2). 

»  Entonces  fué  cuando  se  formó,  como  os  dije  hace  un  mo- 
mento, una  lista  de  ochocientos  treinta  y  tres  nombres,  en- 
tre los  cuales  contábamos  casi  toda  la  derecha  de  la  Legis- 
lativa (3),  el  Directorio  del  Departamento,  la  parte  más  sana 
de  la  Guardia  Nacional  y  de  la  burguesía  parisiense,  aventa- 
jados periodistas  y  oradores  elocuentes... 


(1)  El  hotel  Richelieu  estaba  situado  en  la  calle  nueva  de  San 
Agustín. 

(2)  Beaulieu,  tomo  111,  pág.  51. 

(3)  La  Legislativa  contaba  745  miembros,  que  se  subdividían 
como  sigue:  en  los  bancos  de  la  derecha  los  Constitucionales,  que  se- 
rían unos  160;  en  los  de  la  izquierda  los  Jacobinos,  unos  330;  en  el 
centro  los  Independientes  ó  Impartíales,  sobre  poco  más  ó  menos  250. 
Uno  de  los  miembros  más  caracterizados  de  la  Asamblea  Legislativa, 
M.  E.  H.  Hua,  describe  así  á  los  Independientes:  «Falange  inmóvil 
para  el  bien  y  que  siempre  se  inclina  á  lo  peor;  siempre  dará  la  ma- 
yoría, y  la  dará  constantemente,  no  á  la  derecha,  con  cuyos  principios 
está  conforme,  sino  á  la  izquierda,  á  quien  teme.»  (Memorias  de  un 
abogado  del  Parlamento  de  París  ,  diputado  en  la  Asamblea  Legisla- 
tiva (M.  E.  H.  Hua),  publicadas  por  su  nieto  E.~M.  Francisco  de  S.  Mau- 
ro, 1872.) 


DURANTE    EL    TERROR.  121 


r-»¡Qué  periodista  y  qué  orador — interrumpió  Lacre- 
telle — nuestro  amigo  Andrés  de  Chénier!  Vosotros  conocéis 
todos  sus  bellísimos  trabajos  en  el  Diario  de  París;  su  talento 
de  orador  está  á  la  altura  de  su  talento  literario;  la  primera 
vez  que  le  vi,  en  la  tribuna  de  los  Fuldenses,  me  produjo 
una  impresión  inexplicable;  su  talla  atlética,  sin  ser  alta,  su 
cabeza  enorme  como  la  de  Mirabeau,  su  tez  morena  y  sus 
ojos  centelleantes  fortalecían  y  como  que  iluminaban  su  pa- 
labra. La  opinión  más  enérgica  y  más  elocuentemente  ex- 
presada era  la  que  partía  de  su  boca,  y  á  través  de  su  pala- 
bra ardiente,  llena  de  fuego  y  brillantez,  se  adivinaba  el  alma 
intrépida  del  que  era,  no  sólo  un  gran  talento,  sino  también 
un  gran  carácter.  Su  verdadero  puesto  hubiera  sido  la  tribu- 
na de  la  Asamblea  Nacional,  donde  de  seguro  hubiera  arre- 
batado la  palma  de  la  elocuencia  ai  mismo  Vergniaud  (i). 

—  »Es  cierto— repuso  Beaulieu; — Chénier  es  un  gran  ora- 
dor. Nada  faltaba,  por  lo  tanto,  al  club  de  los  Fuldenses  en 
los  primeros  meses  de  la  Legislativa,  y  si  había  perdido  su 
primera  campaña  en  Agosto  de  1791,  todo  parecía  asegu- 
rarle la  segunda  en  Noviembre  del  mismo  año;  pero,  por  des- 
gracia, no  sucedió  así,  pues  un  joven  de  veinte  años  y  los 
tiros  de  un  periodista  fueron  suficientes  para  derrocar  una 
asociación  que  encerraba  en  su  seno  todas  las  grandezas  de 
la  inteligencia  y  todas  las  energías  sociales. 

»Era  una  tarde  de  Diciembre  y  discutíamos  con  calma. 
D'André  ocupaba  la  presidencia,  y  la  sesión  marchaba  gra- 
dual y  paulatinamente  á  su  fin,  cuando  de  golpe  invade 
nuestras  tribunas  públicas  una  turba  de  mujeres  desvergon- 
zadas y  de  harapientos  miserables  pagados  por  los  Jacobinos 
y  dirigidos  por  Girey-Dupré,  el  colaborador  de  Brissot  (2). 
Los  intrusos  ahogan  con  sus  gritos  la  voz  de  los  oradores. 
Fácil  nos  hubiera  sido  arrojarlos,  puesto  que  disponíamos  á 
nuestro  antojo  de  la  guardia  que  rodeaba  la  sala  de  sesiones, 


(1)  Diez  años  de  pruebas  durante  la  Revolución,  por  Ch.  Lecrefcelle, 
pág.  82. 

(2)  Historia  de  la  Revolución  de  París,  1789,  por  dos  amigos  de  la 
libertad,  tomo  vm,  pág.  178. 


122  DIARIO   DE    UN   VECINO    DE   PARÍS 

y  el  valeroso  Dijon,  teniente  de  artillería,  que  estaba  junto  á 
mí,  les  hubiera  propinado  con  gusto  algunos  sablazos  de 
plano  (i);  pero  hubimos  de  aguantar,  cruzados  de  brazos, 
los  más  groseros  ultrajes,  porque  asi  lo  habían  dispuesto  los 
sabios  que  nos  dirigían. 

»No  cesaban  de  imponer  silencio,  invocando  gravemente 
la  Constitución;  y  vuestro  hermano,  amigo  Lacretelle,  creyó 
ponernos  á  cubierto  con  esta  bienaventurada  divisa:  ¡La 
Constitución,  toda  la  Constitución  y  nada  fuera  de  la  Cons- 
titución! (2)  Admirable  fórmula  que  nos  arrojaba  indefensos 
en  manos  de  enemigos  sin  conciencia.  La  escena  se  prolon- 
gaba é  iban  aumentando  los  silbidos  ,  cuando  de  una  de 
las  tribunas  salió  un  grito  que  imitaba  el  canto  del  gallo, 
y  que  fué  repetido  inmediatamente  por  la  turba  que  había 
penetrado  en  la  sala  y  por  la  que  ocupaba  los  alrededores.  Un 
cirujano  muy  joven,  llamado  Boi,  fué  el  que  dio  el  grito,  y  hay 
que  confesar  que  la  idea  era  feliz,  siendo  nuestro  presidente 
d'André,  fundador  de  un  diario  que  se  publicaba  en  la  corte 
todas  las  mañanas  con  el  título  de  El  canto  del  gallo  (3). 

» Habíamos  aguantado  el  primer  chubasco;  pero  ante  esta 
nueva  afrenta,  nos  vimos  obligados  á  abandonar  la  sala. 
Como  estaba  lloviendo  y  entre  las  turbas  se  veía  á  muchos 
Jacobinos  con  su  paraguas  debajo  del  brazo,  á  la  mañana  si- 
guiente hablaba  todo  París  de  que  nos  habían  arrojado  de  la 
sala  á  paraguazos. 

» Continuamos,  no  obstante,  reuniéndonos  los  días  siguien- 
tes; pero  se  renovaron  las  mismas-  escenas,  y  decidimos  en- 
viar al  alcalde  una  Comisión,  de  que  yo  formaba  parte,  para 
pedirle  garantías  en  el  libre  ejercicio  de  nuestros  derechos. 

»Petion,  enemigo  nuestro,  se  contentó  con  darnos  una 
orden  para  el  oficial  de  policía  de  aquel  distrito,  quien  debía 
«tomar  todas  las  medidas  de  conciliación  oportunas  para 
establecer  la  paz  entre  los  miembros  de  la  Sociedad  y  las 
personas  extrañas  que  se  introdujesen  en  la  sala.»  Nos  diri- 


(1)  Revoluciones  de  París,  tomo  x,  pág.  581 

(2)  Beaulieu,  tomo  ni,  pág.  53. 

(3)  Ibidem. 


DURANTE   EL    TERROR.  123 


gimos  inmediatamente  á  casa  del  oficial  que,  animado  de  los 
mismos  sentimientos  que  el  alcalde,  cumplió  fielmente  sus 
instrucciones.  Nos  acompañó  á  los  Fuldenses,  donde  vimos 
con  sorpresa  que  la  sesión  había  comenzado  y  que  ocupaba 
la  tribuna  un  granuja  de  dieciséis  á  diecisiete  años,  que,  ro- 
deado de  algunos  otros  intrusos  de  su  edad,  daba  una  confe- 
rencia en  nuestras  barbas  grises.  El  oficial  de  policía  se  sienta, 
reclama  silencio,  y  con  la  mayor  gravedad  del  mundo  busca 
un  medio  de  conciliar  los  derechos  de  los  miembros  del  club, 
con  los  no  menos  respetables,  en  su  sentir,  del  extraño  ora- 
dor que  se  había  apoderado  de  nuestra  tribuna.  Algunos  de 
los  nuestros  ya  no  tuvieron  paciencia,  y  hablaron  de  abofe- 
tear al  orador  y  encargarse  ellos  mismos  de  la  policía  de  la 
sala;  con  lo  que  el  oficial,  temiendo  que  la  amenaza  no  se 
limitase  á  esto,  se  decidió  por  fin  á  echar  fuera  á  los  pertur- 
badores. Se  levantó  la  sesión,  y  nosotros  nos  retiramos  cu- 
biertos de  burlesca  ignominia  desde  los  pies  á  la  cabeza  (i). 

»A  la  mañana  siguiente,  mientras  llovían  sobre  nosotros 
pullas  y  chanzonetas,  los  periodistas  jacobinos  ponían  el  grito 
en  el  cielo  quejándose  de  este  club  monárquico-aristocr ático- 
constitucional  causador  de  tantos  males  (2),  y  pedían  que 
se  arrojase  de  los  Fuldenses  á  una  Sociedad  tan  turbulenta 
como  pestilencial.  No  tardaron  en  cumplirse  sus  deseos. 

»Un  domingo,  25  de  Diciembre  de  1791,  entró  en  nuestra 
sala,  insultándonos  de  un  modo  grosero,  uno  de  los  miem- 
bros de  la  Asamblea  Legislativa,  Merlin-Moustaches;  pero 
esta  vez  ya  no  se  aguantaron  los  nuestros,  antes  apostrofaron 
duramente  á  Merlin,  y  haciéndole  rodar,  le  pusieron  en  la 
calle  (3).  Al  día  siguiente  denunció  á  la  Asamblea  el  atenta- 
do que  en  su  persona  se  había  inferido  á  la  majestad  de  la 
Representación  nacional;  Lacroix  y  Grangeneuve  se  levanta- 
ron para  hablar  contra  nuestra  desgraciada  Sociedad,  y  sus 
furiosos  ataques  fueron  acogidos  por  una  verdadera  salva  de 
aplausos  en  las  tribunas. 


(1)  Beaulieu,  tomo  111,  pág.  54. 

(2)  Revoluciones  de  París,  tomo  x,  pág.  584. 

(3)  Beaulieu,  tomo  111,  pág.  56. 


124  DIARIO   DE    UN    VECINO    DK   PARÍS 


»En  la  sesión  del  27  de  Diciembre,  á  petición  de  Lacroix, 
y  después  de  oir  la  relación  de  M.  Haussi-Robbecourt  (1), 
en  nombre  del  Comité  de  Inspectores  de  la  sala,  decretó  la 
Asamblea  Legislativa  que  no  podría  establecerse,  desde  aque- 
lla fecha,  en  los  Fuldenses  y  en  los  Capuchinos,  Sociedad 
alguna  política. 

» Obligados  á  salir  de  allí,  nos  reunimos  desde  luego  en  el 
hotel  de  Lusignan  (2),  y  después  en  el  de  Richelieu,  que  era 
cuartel  general  del  batallón  de  las  Hijas  de  Santo  Tomás. 
Dos  cañones  defendían  la  puerta,  y  los  comandantes  del  ba- 
tallón estaban  decididos  á  hacer  por  sí  mismos  la  guardia  sin 
intervención  alguna  del  alcalde  y  de  sus  delegados.  Por  des- 
gracia en  este  local  nuestras  sesiones  no  podían  ser  públicas, 
de  modo  que  se  hizo  necesario,  so  pena  de  no  tener  en  ade- 
lante influencia  alguna,  marcharnos  á  otra  parte.  La  Socie- 
dad escogió  la  iglesia  del  claustro  de  Saint-Honoré,  y  mandó 
habilitarla  para  la  Sociedad  y  para  el  público  (3). 

» Trabajo  inútil.  La  mayor  parte  de  los  miembros  del  club, 
rica  y  por  lo  tanto  con  pocas  ganas  de  comprometerse,  gente 
de  buena  posición  y  deseosa  de  evitar  conflictos  con  el  po- 
pulacho, pensó  detenidamente  las  cosas  y  desistió  del  empe- 
ño. Cuando  nos  reunimos  en  el  claustro  Saint-Honoré,  muy 
cerca  de  ochocientos  faltaron  á  la  cita,  y  sólo  asistimos  cua- 
renta, número  bastante,  sin  duda,  para  formar  una  acade- 
mia, pero  á  todas  luces  insuficiente  para  formar  una  asocia- 
ción política.  Hubimos,  pues,  de  limitarnos  á  tener  una  ter- 
tulia, que  duró  hasta  el  10  de  Agosto  (4). 


(1)  Diputado  de  la  Somme. 

(2)  El  hotel  de  Melusine- Lusignan  estaba  situado  en  la  calle  de 
Bons-Enfants.  Después  de  haber  sido  residencia  oficial  de  la  cnanci- 
llería de  Orleans,  y  haber  habitado  allí  el  cardenal  Dubois,  vino  á  ser 
propiedad,  en  1752,  del  bibliófilo  Marc-René  de  Paulmy  d'Argenson, 
marqués  de  Voyer,  hijo  del  conde  d'Argensol.  La  magnífica  biblioteca 
del  marqués  de  Paulmy,  adquirida  en  1785  por  M.,  el  conde  de 
Artois  (después  Carlos  X),  forma  hoy  la  biblioteca  del  Arsenal. 

(3)  Beaulieu,  tomo  111,  p.  58. 

(4)  Ibidem. 


DURANTE   EL    TERROR.  125 


»Así  terminó  una  Sociedad  que  por  algún  tiempo  había 
reunido  cuanto  de  verdaderamente  grande  encerraba  París 
en  sus  asambleas  y  tribunales,  en  la  banca  y  en  las  letras. 
Cayó  destruida  por  pilluelos  de  plaza  y  mujeres  del  arroyo. 
Ahora ,  mi  querido  amigo ,  añadió  Beaulieu  volviéndose 
hacia  mí,  cuente  usted  con  las  energías  de  las  personas  hon- 
radas: yo,  por  mi  parte,  creería  y  confiaría  más  en  el  valor 
de  Robespierre  y  en  la  virtud  de  Petion.»  v 

Largo  silencio  sucedió  á  las  palabras  de  Beaulieu.  Todos 
nos  encontrábamos  bajo  la  influencia  de  sombrías  reflexio- 
nes. Con  el  ñn  de  distraernos  un  momento,  Francisco  Pange 
sacó  de  entre  sus  papeles  algunas  composiciones  en  verso  de 
su  amigo  Andrés  Chénier;  leyó  algunas  y  consiguió  hacernos 
olvidar  por  un  momento  las  angustias  y  los  dolores  presen- 
tes. Chénier  no  es  sólo  un  gran  periodista  y  un  orador  elo- 
cuente, sino  también  un  inspiradísimo  poeta.  Yo  entré  en  mi 
casa  repitiendo  algunos  de  sus  versos: 

Francais,  nous  périvssons  si  vous  n'aimez  la  France. 

Rien,  rien  que  cet  amour  fraternel  et  sublime 
Sous  nos  pas  affermis  ne  peut  combler  l'abime. 
Que  la  France^  par  tout,  du  jeune  homme  pieux 
Remplisse,  a  tout  moment,  et  le  coeur  et  les  yeux; 
Qu'il  le  voie  et  lui  parle  et  Técoute  sans  cesse; 
Qu'elle  soit  son  trésor,  son  ami,  sa  maítresse; 
Que  méme  au  sein  des  nuits,  d'un  beau  songe  charmé, 
II  serré  dans  ses  bras  ce  simulacre  aimé  (i). 

E.  Bieé. 

{Continuará.— Prohibida  la  reproducción.) 


(i)  Obras  poéticas  de  Andrés  de  Chénier,  publicadas  por  M.  Gabriel 
de  Chénier,  tomo  n,  p.  219.  Edición  de  Alfonso  Lemerre. — «Franceses, 
pereceremos  si  no  amáis  á  Francia.  Nada  más,  nada  más  que  este 
amor  fraternal  y  sublime  puede  cegar  el  abismo  que  se  abre  á  nues- 
tros pies.  ¡Siempre  y  en  todas  partes  sea  Francia  el  ídolo  que  arreba- 
te el  corazón  y  las  miradas  del  joven  entusiasta!  ¡Que  él  la  vea  y  le 
hable,  y  la  escuche  sin  cesar!  ¡Que  ella  sea  su  tesoro,  su  amigo  y  su 
amada,  y  que  aun  en  el  seno  de  la  noche  estreche  entre  sus  brazos, 
fascinado  por  halagüeña  visión,  esta  querida  imagen!» 


Revista  de  Revistas 


Revista  Contemporánea:  15  de  Abril,  1900.  Madrid. 

Alteraciones  y  trastornos  en  Cataluña  desde  el  reinado  de  Felipe  IV 
hasta  nuestros  días,  por  Juan  Ortega  Rubio. 

Curiosidades  físico-astronómicas,  por  Ramiro  Blanco. 

La  cooperación  y  la  mutualidad  obreras  ( continuación ),  por  Manuel 
Gil  Maestre. 

Pintura  religiosa,  por  Félix  Escalas. 

Goya,  por  Silverio  Moreno- 

Al  Ateneo  Balear  y  d  mi  querido  primo  el  Sr.  D.  Francisco  Manuel 
de  los  Herreros,  por  Manuel  Bretón  de  los  Herreros. 

Tradiciones  de  Lorca,  por  F.  Cáceres  Pía. 

Campoamor,  por  J.  Pons  Samper. 

La  ciencia  de  la  vida,  por  Antonio  Frates. 

El  derecho  de  asilo,  por  Luis  Cambronero. 

30  de  Abril,  1900. 

Un  economista  digno  de  estudio,  por  Antolín  López  Peláez. 

Juan  de  Sevilla,  matemático  español  del  siglo  XVI,  por  Pedro  A. 
Berenguer. 

La  cooperación  y  la  mutualidad  obreras  (continuación),  por  Manuel 
Gil  Maestre. 

Ilusiones  délos  grandes  hombres,  por  A.  García  Maceira. 

Goya  (conclusión),  por  Silverio  Moreno. 

Un  problema  histórico,  por  Don  Ramiro. 

José  Echegaray,  por  J.  Pons  Samper. 

Curiosidades  físico-astronómicas  (continuación),  por  Ramiro  Blanco. 

Un  economista  digno  de  estudio. — El  P.  Sarmiento  trató  de  pro- 
pósito y  muy  detenidamente  de  todas  las  principales  materias  que 
abarcaba  la  ciencia  económica  en  su  siglo. 


REVISTA   DE   REVISTAS.  127 


A  pesar  de  su  cualidad  de  sacerdote,  manifestó  los  inconvenientes 
que  de  la  excesiva  acumulación  de  bienes  no  enajenables  en  manos 
de  la  Iglesia  se  seguirían  á  los  seglares,  á  causa  del  aumento  de  los 
tributos;  y  fué  partidario  de  que  los  eclesiásticos  renunciaran  todas 
las  rentas,  censos  y  privilegios,  contentándose  con  los  diezmos, 
aunque  sin  las  mermas  con  que  los  percibían  por  la  avaricia  de  algu- 
nos seglares. 

A  los  mayorazgos  llamaba  «peste  política,»  afirmando  que  sólo 
servían  de  pretexto  para  la  ociosidad  y  aversión  al  trabajo  mecáni- 
co; y  que  eran  contrarios  á  la  naturaleza,  puesto  que  tan  hijos  y  tan 
nobles  nacían  unos  hermanos  como  otros,  y  perjudiciales  á  la  socie- 
dad, pues  «sabido  que  en  cien  años  sólo  hay  tres  generaciones,  se 
infiere  que  un  mayorazgo  solo  alimenta  tres  personas  en  un  siglo.» 

El  P.  Sarmiento  abogó  calurosamente  por  el  reparto  de  los  bie- 
nes vecinales,  que  podían  constituir  la  salvación  de  gran  número 
de  familias,  el  remedio  contra  la  emigración,  el  fundamento  de  la 
cooperación  y  protección  mutuas,  la  manera  de  evitar  que  toda  la 
tierra  viniera  á  ser  de  unos  pocos  individuos,  la  base  de  un  régimen 
democrático  y  un  elemento  de  paz  y  de  progreso.  «El  mayor  estorbo — 
dice  —  que  tienen  y  siempre  tendrán  en  España  la  población,  agri- 
cultura y  comercio  consiste  en  que  infinita  tierra,  infinito  ganado  é 
infinito  dinero  todo  está  repartido  en  solo  y  corto  número  de  posee- 
dores. Este  abuso  repugna  totalmente  á  la  sociedad  humana.»  Pero 
ai  pretender  este  reparto,  no  exigía  se  hiciese  con  el  fin  y  con  la 
igualdad  absoluta  que  defienden  tan  desacertadamente  los  socialis- 
tas modernos. 

Con  objeto  de  dar  propiedades  á  los  que  carecían  de  ellas,  pro- 
puso que  en  los  terrenos  baldíos  se  fundasen  colonias  agrícolas  de 
250  vecinos,  repartiéndolos  por  igual  entre  todos,  siendo  los  quiño- 
nes indivisibles  é  inalienables,  no  pudiéndolos,  por  consiguiente, 
arrendar  á  personas  extrañas,  y  debiendo  cada  uno  trabajar  las  tie- 
rras de  su  propiedad.  De  este  modo  de  vivir  en  sociedad  deducía  el 
P.  Sarmiento  21  ventajas. 

Conocidas  son  de  todos  las  muchas  utilidades  que  los  bosques 
pueden  reportar  á  los  campos;  pero  en  tiempos  del  P.  Sarmiento  era 
tal  la  abundancia  de  montes,  poblados  sólo  de  fieras,  reptiles,  ban- 
didos y  gentes  de  mal  vivir,  que  le  obligó  á  defender  que  todos  se 
roturasen  y  cultivaran.  «O  no  se  debe  pensar  en  agricultura  y  po- 
blación, ó  no  se  debe  pensar  en  bosques.» 

Entre  las  muchas  cosas  que  proponía  á  los  labradores  para  su 
bien  y  prosperidad,  cuéntanse  la  multiplicación  de  los  trujales  y  los 


128  REVISTA    DB    REVISTAS. 


plantíos  de  olivos  en  grande  escala;  el  aumento  de  los  colmenares;  el 
cultivo  del  cáñamo;  la  mayor  abundancia  de  los  injertos;  el  abono 
de  las  tierras  cansadas  de  llevar  fruto;  los  canales  pequeños  para  el 
riego;  que  ninguno  tuviera  á  su  cuidado  más  tierra  de  la  que  esme- 
radamente pudiera  cultivar;  que  dedicasen  las  tierras  á  cultivos  di- 
ferentes y  alternados;  el  arar  con  bueyes,  porque  hacen  los  surcos 
más  profundos;  el  «castigar  con  el  hierro  del  arado  y  del  azadón  la 
ociosidad  de  las  tierras,»  haciendo  así  desaparecer  la  práctica  de  los 
barbechos  é  introduciendo  la  del  cultivo  intensivo,  etc.,  etc. 

También  señaló  el  P.  Sarmiento  como  causa  del  malestar  eco- 
nómico, y  especialmente  de  la  crisis  agrícola  que  padecía  España,  la 
exagerada  centralización  administrativa.  «Cuanto  mayor  es  la  abun- 
dancia en  Madrid  de  todo...  tanto  mayor  es  la  miseria  de  los  pue- 
blos, sin  los  cuales  no  podrá  subsistir  Madrid.» 

Aunque  consideraba  á  la  agricultura  como  fuente  principal  de 
las  riquezas,  no  cesó,  sin  embargo,  de  ponderar  las  grandes  ventajas 
de  la  industria,  de  intentar  su  fomento  y  de  combatir  las  molestas  y 
antieconómicas  trabas  que  se  oponían  á  su  desarrollo. 

En  cuanto  al  comercio,  decía:  «Todo  género  preciso,  común  y 
simpliciíer  necesario  para  el  consumo  del  común  y  multitud,  es  inca- 
paz de  que  con  él  se  haga  comercio  para  extraerlo...  El  comercio  se 
debe  hacer  de  los  frutos  que  no  son  precisos  y  sobran  ó  pueden  so- 
brar para  la  extracción,  y  para  la  introducción  de  los  frutos  que  son 
necesarios  y  no  los  puede  llevar  la  tierra.  Esta  es  la  base  funda- 
mental del  comercio  en  cuanto  á  frutos.  En  cuanto  á  manufacturas 
hay  más  extensión,  pues  apenas  hay  un  país  que  no  sea  capaz  de 
todo  género  de  fábricas.  De  éstas,  unas  son  para  la  precisa  y  común 
utilidad,  y  otras  para  el  lujo...  De  las  primeras  no  se  debe  hacer  co- 
mercio por  extracción  á  regiones  extrañas,  pero  sí  de  las  segundas, 
y  éstas  se  deben  multiplicar  y  promover...  ya  porque  del  reino  no 
salía  dinero  para  comprarlo,  ya  porque  utilizaría  mucho  con  la  ex- 
tracción y  se  quitaba  mucha  ociosidad.»  A  fin  de  favorecer  todo  lo 
posible  al  comercio,  pedía  para  él  la  más  amplia  libertad  y  la  supre- 
sión de  la  alcabala  entre  las  regiones  de  la  Península;  el  aumento  de 
los  derechos  de  importación  para  las  manufacturas  extranjeras;  la 
prohibición  de  exportar  lanas  y  sedas,  y  que  se  gravase  coi  ere. idos 
impuestos  la  exportación  de  primeras  materias. 

Censuró  siempre  que  el  Estado  ó  grandes  Compañías  monopoli- 
zasen algunas  industrias.  «El  monopolio  es  ab  intrínseco  ilícito  y 
peor  que  la  usura;  y  si  se  le  añade  autoridad  para  excluir  á  otros  de 
comprar  ó  de  vender,  é  impunidad  de  poder  subir  los  precios  á  los 


REVISTA    DE    REVISTAS.  129 


géneros  hasta  donde  suba  el  antojo  de  la  avaricia  é  inhumanidad, 
va  por  el  suelo  toda  la  economía  política,  y  queda  un  esqueleto  de 
la  sociedad  humana.» 

Consideraba  la  moneda  con  valor  propio,  independiente  de  los 
caprichos  del  Gobierno,  no  como  un  mero  signo  ó  instrumento  de 
cambio,  cuyo  título  convenga  alterar  según  los  apuros  del  erario. 

Para  la  más  fácil  exportación  y  cambio  de  productos  reclamaba 
se  construyese  una  red  completa  de  caminos  reales. 

Defendía  con  especial  empeño  que  se  estableciesen  mercados  en 
todas  las  cabezas  de  partido  y  que  se  conservaran  y  fomentasen  las 
ferias,  ya  entonces  muy  decaídas,  como  medio  para  aumentar  y  me- 
jorar el  comercio. 

En  cuanto  á  los  tributos,  patrocinaba  la  contribución  tínica,  si  bien 
combatía  el  modo  como  quería  plantearse,  el  exceso  de  tributación, 
el*  que  se  gravara  más  á  las  clases  pobres,  el  que  se  comprendiera  á 
las  embajadas  y  la  forma  de  hacer  el  catastro  general. 

Véanse,  por  último,  las  causas  á  que  atribuía  el  P.  Sarmiento  la 
despoblación  de  España. 

i.a  La  multitud  de  seglares  que,  teniendo  muchas  convenien- 
cias, huyen  del  matrimonio  ó  por  aversión,  ó  porque  desean  ser  sol- 
teros ó  disolutos. 

2.a  La  miseria  de  muchos  que,  no  teniendo  con  qué  mantenerse 
á  si  propios,  se  ven  obligados  á  permanecer  célibes  por  no  poder  sus- 
tentar mujer  é  hijos. 

3.a  Los  matrimonios  «que  frustran  de  estudio  el  fin  de  tener  hi- 
jos, por  no  tener  que  darles  de  comer.» 

4.a  Los  casados  que  se  hacen  infecundos  por  su  anterior  vida 
relajada. 

5.a     La  multiplicación  de  los  mayorazgos. 

6.a  La  vinculación  de  infinidad  de  tierras  y  las  incontables  tra- 
bas que  se  oponían  á  la  circulación  de  valores,  á  la  comunicabilidad 
y  transmisibilidad  de  las  propiedades  y  á  la  libertad  de  la  industria 
y  el  comercio. 

7.a     Los  perjudiciales  privilegios  de  la  Asociación  de  Ganaderos. 

8.a     El  exceso  y  desigual  repartición  de  los  tributos. 
A  pesar  de  haber  tratado  casi   todos  los  problemas   económicos 
de  su  tiempo,  el  nombre  del  P.  Sarmiento  no  suele  ser  citado    entre 
los  economistas   españoles  ni  aun  en  obras  históricas  como  la  de  don 
Manuel  Colmeiro  y  la  de  D.  Ramón  de  la  Sagra. 


130  REVISTA   DE   REVISTAS. 


Boletín  de  la  Real  Academia  de  la  Historia. — Abril  de  1900, 
Madrid. 

Informes: 

I.     Privilegios  de  los  hebreos  mallorquines  en  el  códice  Pueyo.    Tercer 

período,  Sección  primera. — Fidel  Fita. — Gabriel  Llabrés. 
II.     Concejos  de  Córdoba,  Sevilla  y  Jerez  déla  Frontera.  Carta  inédita 
de  su  Hermandad  en  1296. — Agustín  Muñoz  y  Gómez. 

III.  Alfonso  de  Castro  y  la  ciencia  penal. — Vicente  Vignau. 

IV.  Mohamed  Atauil,  rey  moro  de  Huesca. — Francisco  Codera. 

Variedades: 

I.  Traslado  de  los  capítulos  del  tratado  de  paces  entre  las  coronas  de 
Castilla  y  de  Portugal  firmado  en  Toledo  d  16  de  Marzo  de 
1480,  relativos  d  la  posesión  y  pertenencia  de  Guinea,  costas,  ma- 
res é  islas  de  África. — Cesáreo  Fernández  Duro. 

II.  Informe  reservado  al  Sr.  D.  Lorenzo  Diéguez,  Secretario  de  la 
Real  Academia  de  la  Historia,  acerca  de  lo  ocurrido  con  el  dis- 
curso sobre  los  ilustres  autores  é  inventores  de  Artillería  que  de 
orden  de  la  Academia  escribió  el  académico  supernumerario  don 
Vicente  de  los  Ríos}  teniente  de  la  Real  compañía  de  Caballeros 
Cadetes  del  Real  Cuerpo  de  Artillería. 

III.  Aguilar  de  Campóo.   Docnmentos  y  monumentos  hebreos. — Fidel 

Fita. 

IV.  Inscripción  sepulcral  del  príncipe  Iusuf,   hermano  de  Muley -Ha- 

cen.— Antonio  Almagro  Cárdenas. 

Mohamed  Atauil,  rey  moro  de  Huesca. — Toda  noticia  que  pueda 
contribuir  á  ilustrar  la  historia  de  la  dominación  árabe  en  España, 
y  especialmente  de  la  parte  más  próxima  á  los  Pirineos,  tiene  de 
suyo  grandísima  importancia.  Por  eso  el  incansable  arabista  señor 
Codera  trata  en  el  presente  artículo  de  completar  lo  que  ha  indicado 
en  otras  ocasiones  sobre  el  carácter  y  los  hechos  de  Mohamed 
Atauil. 

El  historiador  árabe  Abenhayan»  llama  al  rey  de  Huesca,  Moha- 
med, hijo  de  Abdelmélic,  hijo  de  Xabrit,  conocido  por  Atauil.  Por 
los  años  889  y  890  aparece  la  primera  noticia  histórica  de  Atauil, 
cuando  Muza  y  Motárrif,  hijos  de  Ismail,  de  la  familia  de  los  Beni- 
casi,  y  señor  de  Lérida,  salieron  á  defender  su  distrito  de  la  Barbo- 
tania  y  cayeron  en  una  emboscada  que  les  había  preparado  Atauil, 
rey  de  Huesca,  que  les  disputaba  el  territorio.  En  el  combate  fueron 
derrotados  los  dos  hermanos  y  murieron  trescientos  de  sus  soldados, 


REVISTA   DE   REVISTAS.  131 


y  perseguidos  en  la  fuga,  fué  muerto  Muza  y  hecho  prisionero 
Motárrif,  apoderándose  Atauil  de  Lérida  y  la  Barbotania. 

Lupo,  hijo  de  Mohamed  (años  896  y  897),  comenzó  á  construir  ó 
reparar  el  castillo  de  Monzón,  en  el  país  de  la  Barbotania,  y  al  sa- 
berlo Atauil,  á  quien  pertenecía  la  Barbotania,  reunida  la  gente  de 
su  distrito,  se  dirigió  contra  él  con  objeto  de  oponerse  á  su  propósito. 
Trabada  batalla  y  teniendo  Lupo  menos  gente  que  Atauil,  huyó; 
pero  rehecho  luego,  volvió  con  cerca  de  140  hombres  y  Atauil  sufrió 
vergonzosa  derrota,  cayendo  prisionero  su  mismo  hermano  Fortun. 

Desde  el  año  906  al  910  se  apoderó  Atauil  de  los  castillos  de 
Barbastro  y  Alquézar,  de  la  Barbotania,  de  Monzón  y  Lérida,  del 
castillo  de  Roda,  que  destruyó,  del  castillo  de  Monte-Pedroso  y  del 
de  Olióla,  en  donde  hizo  300  prisioneros,  que  fueron  rescatados  por 
13.000  monedas  de  oro.  Atauil  las  invirtió  en  restaurar  los  muros 
de  Huesca  y  de  los  castillos  de  Gualter  y  Alguaire,  que  también 
destruyó. 

Habiendo  salido  Atauil  (años  910  y  911)  hacia  Aragón  con  objeto 
de  dirigirse  á  Pamplona  y  unirse  allí  con  Abdala,  llegó  al  castillo  de 
Santa  Bárbara,  cuyas  inmediaciones  incendió,  destruyendo  las  igle- 
sias de  aquellos  lugares.  Desistiendo  de  reunirse  con  Abenlupo  para 
atacar  á  Pamplona,  dio  la  vuelta,  y  en  el  castillo  llamado  Cara-Castill 
supo  que  Sancho  trataba  de  sorprenderle,  por  lo  cual  salió  de  noche 
con  algunos  de  sus  soldados,  ocasionando  así  la  derrota  de  la  gente 
del  castillo. 

Al  año  siguiente,  en  una  incursión  que  hizo  en  el  Valle  de  Tarra- 
ga, derrotó  á  Sunier,  que  salió  á  su  encuentro. 

Aunque  no  sea  aún  completamente  cierto  que  Atauil  fuese  rey  de 
Huesca,  puesto  que  la  palabra  árabe  lo  mismo  puede  significar  señor 
que  rey,  un  documento  de  San  Juan  de  la  Peña  y  el  códice  de  Meya 
le  suponen,  sin  embargo,  verdadero  rey  de  Huesca. 


132  REVISTA    DE    REVISTAS. 


La  Quinzaine.— i.er  Avril  1900. 

Newman,  sa  vie  et  ses  osuvres,  Lucie  Félix-Faure. 
La  Liberte  d  VEnseignement,  Emile  Faguet. 
Fus  d'Abraham. — II,  Jules  Philippe  Henzey. 
V  Exposition  de  1900,  Gustave  Babin. 
Le  Chemin  de  la  Croix,  George  Fonsegrive. 
Chronique  scientiftque,  Paul  Philippon. 

Chronique  dramatiqué:   VAiglon. — La  Robe  rouge,   Emile   de  Saint 
Auban. 

16  Avril  1900. 

Vers  une  république  nationale,  Barón  de  Belcastel. 

Montalembert  et  Mgr.  Parisis,  d'apres  des  documents  inédits. — L'année 

1846,  Abbé  L.  Follioley. 
Fils  d^Abraham. — III,  Jules  Philippe  Henzey. 
La  Liberté  de  la  Presse  depuis  la  Revolution. — 2.e  période:   arrétés  de 

1805,  Gustave  le  Poittevin. 
Les  Maitres  d'aujourd'hui:  Gustave  Moreau. — Les  Symbolistes. — L'Ecole 

bretonne,  Paul  Lorquet. 
VOrdonnance  sociale,  George  Fonsegrive. 
Les  Soirées  du  Pavillon  Dominique,  Gabriel  Aubray. 

La  libertad  de  enseñmza. — Con  motivo  del  nuevo  proyecto  de  ley 
de  enseñanza  presentado  á  las  Cámaras  por  el  Gobierno  francés,  y 
en  que  de  un  modo  tiránico  se  pretende  destruir  la  libertad  conquis- 
tada hace  ya  cincuenta  años,  el  ilustre  escritor  y  académico  Emilio 
Faguet  hace  ver  en  este  artículo  que  el  citado  proyecto  es  contrario 
á  los  intereses  del  Estado  y  de  la  misma  enseñanza  oficial,  que 
hiere  los  derechos  inalienables  de  los  ciudadanos,  y  sólo  puede  obe- 
decer á  un  plan  sectario. 

Se  trata  de  si  la  enseñanza  es  una  función  exclusiva  del  Estado, 
ó  si  debe  cooperar  libremente  á  ella  la  iniciativa  individual,  y  en  esta 
cuestión  no  cabe  término  medio,  sino  que  es  necesario  elegir  entre  la 
libertad  entera  ó  el  monopolio.  Toda  ley  dirigida  á  restringir  la  li- 
bertad de  enseñanza  es  un  procedimiento  ineficaz  é  ilusorio,  una 
vejación  inútil  y  perjudicial,  una  medida  pueril  que  dará  un  resul- 
tado contrario  al  fin  que  se  busca.  El  monopolio  de  la  enseñanza 
equivale  al  socialismo  escolar,  y  si  no  todo  socialismo  es  malo,  en 
lo  que  se  refiere  á  la  educación  y  á  la  enseñanza,  es  execrable.  Ej 
ideal   estaría  en   que  la  educación  se  diera  completa  en  la  familia; 


REVISTA   DE    REVISTAS.  133 


pero  ya  que  no  quepa  esto,  debe  buscarse  en  la  libertad  completa  el 
procedimiento  que  más  se  acerca  al  ideal. 

La  iniciativa  y  la  vida  no  pueden  existir  más  que  en  la  enseñanza 
libre,  porque  ésta  es  esencialmente  descentralizadora,  producto  di- 
recto de  las  fuerzas  sociales  del  país.  «No  quiero,  dice,  la  descentra- 
lización política,  ni  la  administrativa  si  no  es  con  mil  precauciones' 
pero  no  veo  inconveniente  ni  daño  alguno  en  la  descentralización 
intelectual,  antes  bien  la  creo  necesaria;  y  no  sólo  puede  ser  recla- 
mada como  un  derecho,  sino  que  debe  ser  saludada  como  un  bien 
para  el  Estado,  porque  corresponde  á  una  necesidad  natural.» 

Los  proyectos  actuales  recuerdan  los  edictos  en  que  el  emperador 
Juliano  prohibía  á  los  cristianos  enseñar  las  bellas  letras,  la  gramá- 
tica, la  poesía  y  las  artes  liberales,  y  están  inspirados  en  una  política 
sectaria  y  tan  estrecha  como  el  cerebro  de  Juliano,  el  cual  juzgaba, 
teniéndose  por  padre  espiritual  de  sus  subditos,  que  no  debía  permi- 
tirles pensar,  hablar  ó  enseñar  de  manera  distinta  que  él.  Esto  tiene 
mucho  de  quimérico  é  inverosímil  en  nuestros  tiempos  de  libertad, 
*  Yo  no  aconsejaría,  sigue  diciendo  el  ilustre  académico,  á  los  par- 
tidarios del  monopolio,  que  no  pidiesen  sobre  esta  cuestión  su  voto 
á  la  Universidad.  Esta  rechaza  por  una  mayoría  considerable — 
sépase  bien, — de  más  de  un  75  por  100,  la  idea  de  suprimir,  limitar  ó 
poner  trabas  á  la  enseñanza  libre.»  Los  "hombres  más  importantes 
de  los  centros  oficiales  y  los  menos  sospechosos  de  clericalismo, 
se  han  manifestado  ya  con  energía  favorables  á  esta  causa.  La  li- 
bertad de  enseñanza,  después  de  haber  sido  considerada  en  otros 
tiempos  como  una  herejía  ó  como  un  peligro,  es  ya  casi  mirada  por 
la  Universidad  como  un  dogma  y  como  una  condición  del  progreso 
escolar  y  del  progreso  científico. 

«Es  necesario,  termina  el  articulista,  respetar  la  libertad  de 
enseñanza.  Está  muy  lejos  de  satisfacerme  la  forma  que  tiene  al 
presente;  pero  así  y  todo,  es  una  condición  de  progresos  ulteriores; 
el  limitarla  simplemente,  como  se  quiere  hacerlo,  produciría  en  la 
enseñanza  oficial  profundas  perturbaciones,  de  que  no  tiene  nece- 
sidad, y  además  comprometería  por  mucho  tiempo  y  mientras  du- 
rase, la  enseñanza  nacional  en  nuestra  patria.» 


134  REVISTA    DE   REVISTAS. 


Etudes  publiées  par  des  Peres  de  la  Compagnie  de  Jésus. — 
París,  20  Avril  igoo. 

I.     Les  projets  de  loi  sur  les  Associations, — L'école  autoritaire,  P.  H. 
Prelot. 
II.     Du  Jansénisme  au  XVII  suele. — Lettre  a  un  étudiant  en  Sorbon- 
ne, P.  P.  Dudon. 

III.  Uidée-mere  de  la  théologie  de  Saint  Paul,  P.  F.  Prat. 

IV.  Deux  ans  a  Madagascar. — Le  capitaine  Hayelle,  P.  H.  Gardes. 
V.     Bulletin  des  sciences  biologiques,  P.  H.  Martin. 

5  Mai  1900. 

I.     La  Sainte  Vierge  dans  la  pensée  et  le  cuite  catholiques  au  XIX  su- 
ele, P.  R.-M.  de  la  Broise. 
II.     Les  pro  jets  de  loi  sur  les  Associations. — II.  L'école  autoritaire,  P. 
H.  Prelot. 

III.  UInde  Tamoide,  P.  P.  Suau. 

IV.  La  théorie  documentaire  dans  le  Nouveau  Testamenta  P.   L.  Mé- 

chineau. 
V.     Lettre  de  VEmpereur  de  Chine  au  Souverain  Pontife. 
VI.     Bulletin  d'histoire,  P.  H.  Cherot. 

Los  proyectos  de  ley  sobre  las  Asociaciones. —  La  escuela  autoritaria. — 
Las  circunstancias  críticas  por  que  pasan  hoy  las  Congregaciones  re- 
ligiosas en  Francia  han  proporcionado  ocasión  al  P.  Prelot  para 
hacer  un  estudio  sobre  los  proyectos  de  ley  de  Asociación  que  en  'los 
últimos  tiempos  se  han  presentado  al  Parlamento.  Desde  el  año  71 
son  ya  más  de  treinta  y  dos  las  proposiciones  que  se  han  llevado  á 
la  discusión  de  las  Cámaras,  reclamándose  en  algunas  la  libertad  de 
asociación  sin  distinguir  entre  elementos  laicos  y  religiosos,  é  intro- 
duciéndose en  otras  (la  mayor  parte)  para  estos  últimos  diferentes 
medidas  restrictivas,  como  inspección,  autorización  previa,  limita- 
ción de  los  bienes  muebles  é  inmuebles,  prohibición  de  heredar,  de 
admitir  extranjeros,  prohibición  de  Congregaciones  de  hombres  ó  de 
mujeres,  secularización  y  confiscación  de  sus  bienes,  etc.,  etc.; 
todos  los  cuales  proyectos  obedecen  al  pensamiento  único  de  aniqui- 
lar la  vida  religiosa. 

El  articulista  demuestra  primeramente  cómo  esta  tendencia  per- 
judica y  constituye  un  atentado  contra  el  derecho  de  asociación  en 
general,  y  señala  á  continuación  las  inconsecuencias  en  que  incurren 
los  partidarios  de  la  libertad  al  distinguir  las  asociaciones  religiosas 
de  las  seculares  y  establecer  para  las  primeras  restricciones  odiosas. 


RR VISTA    DE   REVISTAS.  135 


Examina  los  diferentes  sistemas  de  represión  excogitados  contra 
las  sociedades  congregacionistas,  reduciéndolos  á  tres  grupos  gene- 
rales: 

i.°  Los  que  las  admiten  sin  necesidad  de  autorización  por 
parte  de  los  Poderes  públicos,  pero  multiplican  los  obstáculos  para 
su  existencia  (Falliéres-Constant,  Goblet,  Gras). 

2.°  Los  que  subordinan  su  constitución  y  funcionamiento  á  la 
autorización  previa  (Barthe,  Graux,  Floquet,  Dupuy,  Waldeck- 
Rousseau). 

3.0  Los  que  las  suprimen  (Tolain,  Cantagrel,  Gatineau,  Laffon, 
Roche). 

Por  último,  rechaza  en  el  orden  histórico,  moral,  político  y  eco- 
nómico las  razones  que  se  han  alegado  para  justificar  las  medidas 
represivas  contra  los  Institutos  religiosos,  y  aplicarles  un  régimen  de 
excepción  y  servidumbre. 

La  idea  madre  de  la  teología  de  San  Pablo.— El  centro  de  la  doc- 
trina del  Apóstol  es  Jesucristo,  como  Salvador,  Mesías  é  Hijo  de 
Dios.  En  el  pensamiento  de  San  Pablo  todo  se  relaciona  con  la  obra 
de  la  redención  consumada  en  el  Calvario.  Ni  la  humanidad  ni  la 
divinidad  consideradas  separadamente  en  Jesucristo,  sino  la  Persona 
única  en  dos  naturalezas,  la  acción  theándrica,  es  lo  que  constituye 
el  asunto  principal  de  sus  escritos.  Desde  tres  aspectos  distintos  con- 
sidera á  Jesucristo  en  sus  funciones  de  Redentor,  como  nuevo  Adán, 
Mediador  de  paz  y  Pontífice.  Estos  caracteres  señalan  tres  épocas 
distintas  en  el  curso  de  la  predicación  apostólica  de  San  Pablo.  Sus 
cuatro  primeras  epístolas  pueden  reducirse  á  una  antítesis  entre  el 
primer  Adán,  autor  de  nuestros  infortunios,  y  Cristo,  nuevo  Adán, 
autor  de  nuestra  regeneración.  Las  siguientes  cuatro  epístolas  que 
escribió  durante  su  primera  cautividad  en  Roma,  se  dirigen  á  expo- 
ner la  teoría  del  cuerpo  místico  de  la  Iglesia,  de  que  es  cabeza  Jesu- 
cristo, mediador  de  paz  y  reconciliación  entre  los  hombres  y  Dios;  y 
las  últimas  se  refieren  al  sacerdocio  de  la  Nueva  Ley  instituido  por  el 
Salvador,  y  á  la  organización  jerárquica  del  Cristianismo. 

La  teoría  documental  en  el  Nuevo  Testamento. — Los  partidarios  de 
la  crítica  independiente,  con  objeto  de  negar  el  origen  apostólico  del 
Nuevo  Testamento,  han  inventado  la  teoría  que  consiste  en  atribuir 
un  libro,  no  al  autor  designado  como  tal  por  la  historia  ó  la  opinión, 
sino  á  un  redactor  de  tiempos  posteriores,  ó  á  muchos  redactores  su- 
cesivos que  fueron  componiendo  la  obra  valiéndose  de  documentos 
escritos  por  más  antiguos  autores.  Según  la  crítica  racionalista,  los 
Evangelios  no  son  de  los  Apóstoles  á  quienes   se  atribuyen,  sino  de 


136  REVISTA    DE    REVISTAS. 


otros  escritores  que  los  redactaron  en  la  forma  en  que  hoy  los 
vemos.  Las  coincidencias  sorprendentes  de  los  sinópticos  prueban, 
conforme  á  esta  errónea  opinión,  que  los  Evangelistas  utilizaron  do- 
cumentos idénticos,  ó  se  copiaron  unos  á  otros,  y  las  epístolas  del 
Nuevo  Testamento,  lo  mismo  que  el  Apocalipsis,  tampoco  pertenecen 
á  los  autores  señalados  por  la  tradición. 

El  articulista,  que  demostró  en  estudios  anteriores  el  origen 
apostólico  de  todos  los  libros  del  Nuevo  Testamento,  rechaza  las 
afirmaciones  de  los  racionalistas,  apoyándose  en  que  ningún  nuevo 
dato  han  aducido  contra  una  tradición  universal  y  que  arranca  del 
primer  siglo  de  la  Iglesia.  La  crítica  interna  suministra,  del  mismo 
modo  que  la  externa,  argumentos  incontrovertibles  en  favor  de  esa 
tradición,  y  por  otra  parte  la  teoría  documental  pone  en  peligro,  si 
no  es  que  niega  formalmente,  los  dogmas  de  la  inspiración  y  canoni- 
cidad  de  las  Santas  Escrituras.  Termina  el  P.  Mechineau  dirigiéndo- 
se á  ciertos  católicos  que  han  manifestado  simpatías  hacia  algunas 
de  las  afirmaciones  de  la  crítica  racionalista,  y  alega  las  advertencias 
recientes  de  León  XIII  al  clero  francés  en  que  denunciaba  la  mala 
dirección  que  se  ha  introducido  en  los  estudios  bíblicos,  como  con- 
traria al  espíritu  y  á  las  enseñanzas  de  la  Iglesia. 


La  Civiltá  Cattolica. — Roma  21  Aprile  1900. 

I.  Liberta  delusoria. 

II.  Presentimenti  e  telepatie. 

III.  La  religione  dd  primo  Consolé. 

IV.  Chantas.  [Racconto  contemporáneo.) 

5  Maggio  1900. 

I.  Sulla  per dita  deWunití  intellettuale. 

II.  Delta  Stela  del  Foro  e  della  sua  Iscrizione  arcaica. 

III.  D éter minismo  e  liberta. 

IV.  Chantas.  (Racconto  contemporáneo.) 

Libertad  engañosa. — Dirígese  el  presente  artículo  á  demostrar 
cómo  la  libertad  tan  ponderada  por  los  Gobiernos  revolucionarios, 
lejos  de  haber  producido  en  Italia  la  prosperidad  del  pueblo  y  del  Es- 
tado, no  ha  servido  más  que  para  introducir  la  confusión  y  la  anar- 
quía. Después  de  conquistada  la  unidad  material,  en  que  el  liberalis- 


REVISTA    DE   REVISTAS  137 


mo  fundaba  toda  sus  esperanzas  de  nuevos  progresos  para  la  nación, 
ésta  hoy  ni  tiene  riqueza,  ni  gloria,  ni  crédito  diplomático,  ni  poder 
militar;  y  aquella  independencia  política  que  fué  uno  de  los  pretextos 
de  la  unidad  italiana,  bien  puede  decirse  que  es  menor  que  en  otros 
tiempos,  pues  nadie  desconoce  el  estado  de  servidumbre  que  signifi- 
can sus  relaciones  con  algunas  de  las  grandes  potencias  de  Europa. 
Por  otra  parte,  su  situación  interna  no  puede  ser  más  deplorable.  La 
pobreza  y  miseria  de  las  poblaciones,  lo  mismo  que  la  desmoraliza- 
ción imperante  en  todas  las  esferas  de  la  vida  social,  delatan  la  ina- 
nición y  languidez  de  ese  organismo  político,  que  sólo  reconcilián- 
dose con  la  Iglesia  podrá  ponerse  en  camino  de  adquirir  prosperidad 
y  grandeza. 

Sobre  la  perdida  de  la  anidad  intelectual. — Son  bien  manifiestos  los 
males  ocasionados  por  la  pérdida  de  la  unidad  intelectual  en  las  so- 
ciedades civiles.  Un  análisis  filosófico-histórico  de  las  causas  de  la 
presente  anarquía  del  pensamiento  nos  demuestra  que  á  ella  han 
contribuido,  de  una  parte,  el  predominio  de  la  voluntad  individual 
sobre  la  voluntad  común  y  la  subordinación  de  los  bienes  generales 
á  los  particulares  y  egoístas,  y  de  otra,  los  extravíos  de  la  inte- 
ligencia que  han  llegado  á  oscurecer  las  verdades  más  elementa- 
les del  Cristianismo,  como  las  que  se  refieren  á  Dios,  al  origen  y 
destinos  futuros  del  hombre,  naturaleza  del  alma,  de  la  verdad  y  del 
bien,  etc. 

El  remedio  de  los  presentes  males  solamente  se  hallará  cuando 
los  hombres  sometan  su  inteligencia  al  Magisterio  infalible  consti- 
tuido por  Dios  en  la  tierra.  El  Creador  dispuso,  en  sus  eternos  de- 
signios, que  la  unidad  intelectual,  inasequible  por  las  solas  fuerzas  de 
la  naturaleza,  pudiera  obtenerse  por  medio  de  una  autoridad  infali- 
ble en  cuanto  á  la  enseñanza  de  la  verdad. 

Determinismo  y  libertad.  —  No  es  un  descubrimiento  de  la  ciencia 
nueva  el  sistema  determinista,  como  quieren  sus  partidarios,  sino  que 
existió  ya  en  tiempos  remotos  entre  las  escuelas  materialistas  de 
Grecia,  y  con  el  nombre  de  fatalismo  lo  refutó  San  Agustín  en  La 
Ciudad  de  Dios  y  lo  defendieron  muchos  herejes,  desde  los  mani- 
queos  hasta  Lutero  y.Calvino.  El  autor,  después  de  hacer  una  breve 
exposición  de  las  teorías  de  Richet,  Naville  y  Spencer,  clasifica  el 
determinismo  en  físico,  físico- fisiológico  y  psicológico.  Examina  los 
argumentos  que  se  han  alegado  contra  la  existencia  de  la  libertad, 
especialmente  los  que  se  fundan  en  la  conservación  de  la  energía  y 
en  el  principio  de  causalidad,  y  los  rebate  como  aserciones  gratuitas, 
contrarias  á  la  razón  y  á  la  conciencia.  Trata  á  continuación  de  la 


188  REVISTA   DE   REVISTAS. 


escuela  criminalista  italiana,  que  es  una  consecuencia  del  determinis- 
mo,  y  refuta  los  diversos  argumentos  con  que  han  combatido  la  im- 
putabilidad  humana  Lombroso,  Tarde,  Stuart-Mill,  etc. 


Rivista  Internazionale  di  scienze  sociali  e  discipline  ausi- 
liarie. — Roma,  April  1900. 

La  vita  sociale  del  xii-xvi  secólo   nella   legislazione  pénale  degli  statuti 

italiani  di  quel  tempo  (A  Lizier.) 
La  riforma  monetaria  nel  Giappone  (Prof.  Eteocle  Lorini.) 
Un  nuevo  libro  ed  una  polémica  antica  (G.  Tuccimei.) 

Un  libro  nuevo  y  una  polémica  antigua. — Refiérese  el  presente  es- 
tudio á  una  obra  que  ha  publicado  Enrique  Constanzi  con  el  título 
La  Iglesia  y  la  doctrina  copernicana,  muy  estimable,  según  el  articulis- 
ta, por  la  imparcialidad  y  buen  juicio  de  su  autor  en  un  asunto  que 
ha  ocasionado  tantos  ataques  á  la  Iglesia  como  el  célebre  proceso  de 
Galileo.  Una  demostración  palpable  de  que  la  Iglesia  no  era  contra- 
ria á  las  innovaciones  respecto  del  sistema  astronómico  tradicional, 
es  el  que  antes  de  Galileo  existieron  ya  defensores  del  movimiento 
de  la  Tierra  en  conformidad  con  la  doctrina  de  Pitágoras,  entre  otros 
el  cardenal  Nicolás  de  Cusa  y  en  el  siglo  XVI  Copérnico,  Ziegler, 
Calcagnini  y  Fracastoro,  colmados  de  honores  por  los  Papas  Pau- 
lo III,  Clemente  VII  y  Gregorio  XIII;  y  por  último,  el  agustino  es- 
pañol Diego  de  Zúñiga,  anterior  á  Galileo,  y  que  hizo  una  enérgica 
defensa  del  sistema  copernicano.  Es  cierto  que  poco  después,  en 
el  año  1617,  la  Inquisición  prohibió  los  libros  de  Copérnico,  Zú- 
ñiga y  la  carta  del  P.  Foscarini;  pero  es  preciso  no  olvidar  las  cir- 
cunstancias de  aquellos  tiempos  en  que  hasta  los  más  ilustres  mate- 
máticos, como  Descartes  y  Bacon  de  Verulamio,  combatían  las  nue- 
vas doctrinas. 

Respecto  de  Galileo,  no  puede  negarse  que  obtuvo  incesantes  de- 
ferencias y  considerable  apoyo  de  los  Papas,  en  especial  de  Paulo  V 
y  Urbano  VIII.  Su  obra  Nuntius  sidereus  fué  acogida  con  verdadera 
admiración  en  las  cortes  de  Toscana  y  Venecia  y  entre  los  Carde- 
nales y  Prelados  de  Roma.  No  obstante  las  imprudencias  en  que 
cayó  al  defender  su  teoría  con  textos  de  la  Biblia,  y  la  publicación 
de  los  Diálogos,  obra  llena  de  frases  irreverentes  y  sangrientas  in- 
vectivas, dieron  motivo  para  que  se  le  instruyera  un  proceso,  del  que 
resultó  condenada  su  doctrina  por  la  Inquisición. 

Es  deplorable  la  decisión  emanada  de  aquel   alto  Tribunal;  pero 


REVISTA   DE   REVISTAS.  139 


debe  tenerse  en  cuenta  que,  en  las  circunstancias  por  que  entonces 
pasaba  la  Religión,  urgía  defender  la  Sagrada  Escritura  de  todo 
abuso,  y  los  inquisidores  no  podían  permitir  que  se  desacreditara,  in- 
vocándola como  argumento  de  una  doctrina  que  aún  no  estaba  sufi- 
cientemente demostrada.  Sin  embargo,  la  infalibilidad  de  la  Iglesia 
quedó  á  salvo  en  aquella  cuestión,  pues  la  sentencia  nunca  obtuvo 
la  sanción  de  los  Pontífices. 


The  American  Ecclesiastical  Revíew. — April,  1900. — New 
York. 

I.  The  natural  law  in  marriaget  by  Rev.  William  Poland,  S.  J. 

II.  Vinum  de  vite:  the  wine  of  the  Mass. — 77,  by  John  A.  Mooney» 

III.  Luke  Delmege:  idiota, 

IV.  The  priest  at  the  sick-bed,  by  Rev.  Alfred  Manning  Mulligan. 
V.  A  catholic  normal  school  for  high-school  teachers,  by  M.  S.  R. 

La  ley  natural  en  el  matrimonio. — Resultado  de  una  ley  natural  es 
el  hecho  universal  de  la  sociabilidad  humana.  Siempre,  en  todas  las 
razas  y  en  todas  las  civilizaciones,  encontramos  verificado  este  he- 
cho, que  es  la  prueba  más  contundente  contra  algunos  sociólogos  mo- 
dernos, que  han  defendido  el  estado  salvaje  como  natural  y  primitivo 
del  hombre.  Por  impulso  de  esa  misma  ley  natural  dos  son  las  so- 
ciedades que  el  hombre  se  siente  obligado  á  constituir:  la  familia  y 
el  Estado. 

La  familia  es  un  hecho  constante  de  la  historia,  que  ha  resis- 
tido á  todos  los  trastornos  y  revoluciones  de  la  humanidad.  El  me- 
dio para  establecer  la  familia  es  el  matrimonio,  ó  el  contrato  entre 
un  hombre  y  una  mujer,  en  el  que  ambos  se  someten  á  las  ventajas 
y  pérdidas  que  de  su  naturaleza  lleva  consigo  el  matrimonio.  Para 
ser  válido  el  contrato  matrimonial  necesita  acomodarse  á  las  condi- 
ciones dictadas  también  por  la  misma  ley  natural,  á  saber,  que  sea 
real,  libre,  mutuo  y  que  haya  consentimiento  interno  y  externo  por 
las  dos  partes. 

De  la  ley  natural  nacen  también  la  responsabilidad  de  los  pa- 
dres por  la  existencia  del  hijo  y  la  obligación  estrecha  de  alimentarle 
y  educarle;  condiciones  de  las  que  se  deducen  la  unidad  y  la  estabi- 
lidad del  matrimonio,  porque  al  hijo  no  le  basta  tener  un  padre  y 
una  madre,  sino  que  además  necesita  tener  padres  continuos,  por 
decirlo  así,  que  siempre  y  en  todas  las  circunstancias   acudan  á  sus 


140  REVISTA   DE   REVISTAS. 


necesidades,  y,  en  el  caso  contrario,  bien  claramente  se  infiere  la  difi- 
cultad y  á  veces  la  imposibilidad  de  llenar  tales  obligaciones. 

La  poligamia  y  la  poliandria  se  oponen,  según  la  ley  natural,  al 
matrimonio,  porque  ó  se  frustra  uno  de  los  principales  fines  del  ma- 
trimonio, ó  se  relajan  de  manera  notable  los  vínculos  de  unión  que 
debe  haber  en  la  sociedad  doméstica. 

Dadas  la  unidad  y  estabilidad  del  matrimonio,  ¿pueden,  no  obs- 
tante, los  contrayentes,  al  hacer  el  contrato  matrimonial,  poner  como 
condición  que  sea  por  tiempo  determinado?  Claro  está  que  no,  por- 
que siendo  el  matrimonio  un  contrato  en  el  orden  de  la  naturaleza, 
sólo  puede  disolverlo  el  Autor  de  ella,  que  es  Dios,  ú  otro  que  en  esta 
materia  haga  sus  veces.  Los  hombres  nada  más  pueden  hacer  que 
una  disolución  imperfecta,  el  divorcio,  siempre  que  existan  causas 
gravísimas  que  lo  justifiquen. 

Fundándose  en  la  ley  natural  han  pretendido  algunos  deducir 
que  todos  y  cada  uno  de  los  hombres%  tienen  obligación  de  contraer 
matrimonio;  dificultad  que  fácilmente  se  resuelve  teniendo  en  cuen- 
ta que  dicha  obligación,  impuesta  por  la  ley  natural,  es  obligación  de 
la  especie,  mas  no  del  individuo. 


Stimmen  aus  María- Laach.— Kattolische  Blatter. — Vier- 
tes Heft,  21  April. — Freiburg  im  Breisgau. 

Neuere    Publikationen    über   den    marxistischen    Sozialismus.    I.    (H. 

Pesch,  S.  J.). 
Zur  Frage  der  Gleichberechtigung  der  Frau  (V.  Cathrein,  S.  J.). 
August  Reichensperger  II  (A  Baumgartner,  S.  J.). 
Die  papstliche  Bibliotek  von  Avignon  (J.  Hilgers,  S.  J.). 
Ursprung  der  Latir etanischen  Liianei  (J.  Braun,  S.  J.). 

Sobre  el  problema  de  la  igualdad  de  derechos  de  la  mujer. — Asunto 
de  indiscutible  actualidad  é  importancia  es  el  que  el  P.  Víctor 
Cathrein  desarrolla  en  el  artículo,  cuyo  epígrafe  encabeza  estas 
líneas.  Las  cuestiones  sociales  han  adquirido  modernamente  un  in- 
terés especialísimo,  logrando  atraer  sobre  sí  la  atención  de  los  hom- 
bres pensadores;  y  el  estudio  de  la  participación  y  derechos  que  de- 
ben reconocerse  á  la  mujer  en  la  vida  y  funciones  de  los  organismos 
políticos,  constituye  uno  de  los  temas  preferentes  de  la  sociología 
contemporánea.  La  diversidad  de  opiniones  existentes  sobre  la  ma- 
teria tienen  su  razón  de  ser  en  la  misma  variedad  de  sistemas  y  doc- 
trinas político-sociales  que  predican  reformadores  de  todo  género 


REVISTA    DE    REVISTAS.  141 


de  ideas,  desde  los  que  militan  en  la  extrema  izquierda  revolucio- 
naria hasta  los  partidarios  moderados  del  socialismo  cristiano. 

Las  soluciones  radicales  y  absurdas  abundan,  como  es  de  supo- 
ner, en  las  escuelas  racionalistas.  No  hace  muchos  años  que  el  par- 
tido de  la  democracia  social  alemana  estampaba  al  frente  de  un  pro- 
grama las  siguientes  palabras:  «El  fin  principal  de  la  Asociación  se 
reduce  á  combatir  sin  tregua  la  existencia  de  clases  en  la  sociedad, 
procurando  establecer  la  igualdad  de  derechos  y  deberes  á  favor  de 
todos  absolutamente,  sin  distinción  de  sexos  ni  condiciones,  y  abo- 
gando además  por  la  abolición  de  toda  ley  que  despoje  á  la  mujer 
de  los  derechos  que  le  asisten  para  intervenir  en  todos  los  asuntos 
de  carácter  público  y  privado.»  En  el  mismo  sentido  se  expresan 
Liebknecht  y  Bebel,  al  proclamar  el  primero  la  igualdad  absoluta 
de  derechos  entre  el  hombre  y  la  mujer  (absoluU  gleichberechtigung . . . 
gleichheit  in  jeder  richtang  sowhol  unter  den  Mlínnern  ais  unter  den 
Frauen),  y  defendiendo  el  segundo  que  la  mujer,  libre  para  contraer 
matrimonio,  debe  gozar  de  entera  independencia  durante  su  vida 
de  esposa,  y  de  la  facultad  de  separarse  de  su  cónyuye  una  vez  enti- 
biado ó  muerto  el  sentimiento  del  amor. 

Frente  á  estas  aberraciones  del  sentido  moral,  que  descubren  los 
apetitos  desenfrenados  de  la  bestia  humana;  frente  á  este  igualita- 
rismo exagerado  é  impío  que  tiende  á  destruir  por  su  base  y  de  una 
vez  la  moral  pública,  la  sociedad  y  la  familia,  el  Cristianismo  sos- 
tiene la  igualdad  de  todos  los  individuos  de  la  especie  humana,  en 
lo  que  se  refieie  al  orden  sobrenatural.  Los  deberes  que  impone  la 
consecución  del  supremo  fin  y  las  gracias  que  para  cumplirlos  se 
confieren  por  los  Sacramentos,  son  iguales  para  todos,  mujeres  y 
hombres,  jóvenes  y  ancianos,  nobles  y  plebeyos.  La  Iglesia  inscribe 
en  el  catálogo  de  los  Santos  y  eleva  al  honor  de  los  altares,  lo  mismo 
á  la  humilde  monja  Margarita  de  Alacoque  y  á  la  Santa  Reina  Isa- 
bel de  Hungría,  que  á  Fernando  III  el  Santo  y  á  San  Isidro  Labra- 
dor. Pero,  aparte  de  la  igualdad  de  derechos  y  deberes  en  el  orden 
sobrenatural,  la  misma  Iglesia  enseña  que  la  mujer  se  halla  someti- 
da al  varón  en  la  vida  de  familia.  «Las  mujeres — escribe  San  Pablo 
en  su  epístola  á  los  fieles  de  Efeso — están  sujetas  á  sus  maridos 
como  al  Señor,  porque  el  marido  es  cabeza  de  la  mujer,  como  Cristo 
es  cabeza  de  la  Iglesia...  Y  así  como  la  Iglesia  está  sometida  á 
Cristo,  así  lo  están  las  mujeres  á  los  maridos  en  todo.»  Esta  sumi- 
sión la  impone  además  la  misma  naturaleza,  y  se  halla  conforme  con 
los  dictámenes  de  la  sana  razón. 

Seguramente  que  los  pasajes  transcritos  no  han  de  ser  del  agrado 


142  REVISTA    DE   REVISTAS. 


de  los  obcecados  partidarios  del  igualitarismo  absoluto;  pero  bueno 
es  hacer  constar  que  nadie  como  el  Cristianismo  ha  luchado  y  lucha 
por  dignificar  y  enaltecer  á  la  mujer,  sacándola  de  la  abyección  á 
que  la  había  reducido  el  paganismo  y  á  que  tienden  á  reducirla 
de  nuevo  las  teorías  del  amor  libre.  La  historia  y  la  experiencia 
demuestran  de  consuno  que  allí  donde  se  han  desconocido  las  ense- 
ñanzas de  la  religión  cristiana  y  la  indisolubilidad  del  matrimonio, 
la  mujer  se  ha  visto  siempre  despojada  de  su  dignidad  de  reina  del 
hogar  doméstico,  para  quedar  reducida  á  la  condición  de  esclava  des- 
preciable. 


Revista  Canónica 


cerca  de  si  puede  y  debe  hacerse  la  operación  ce- 
sárea en  el  cadáver  de  una  mujer  embarazada.  — 

Según  el  común  sentir  de  los  médicos  y  fisiólogos,  los  fetos 
no  mueren,  por  regla  general,  con  las  madres,  sino  que  viven  algún 
tiempo,  á  veces  bastantes  horas,  después  de  la  muerte  de  aquéllas. 
Ahora  bien;  teniendo  en  cuenta  esta  doctrina,  y  lo  mucho  que  importa 
procurar  la  salud  eterna  de  los  niños,  no  será  necesario  insistir  en  la 
importancia  de  la  operación  cesárea  para  extraer  del  vientre  materno 
los  fetos  humanos  y  bautizarlos  absoluta  ó  condicionalmente,  según 
conste  ó  no  que  tienen  vida.  Pero  como  tal  operación  es  impropia  de 
la  decencia  sacerdotal,  no  debe  hacerla  el  sacerdote  por  sí  mismo. 

Deber  es  también  del  sacerdote  poner  cuantos  medios  estén  de 
su  parte  para  que  no  se  omita  esa  operación  ,  una  vez  que  conste 
la  muerte  de  la  mujer,  para  que  se  haga  lo  antes  posible,  por  perso- 
na perita  y  con  título  legal.  Cuide  ,  sin  embargo  ,  de  observar  las( 
prescripciones  civiles,  cuya  transgresión  le  acarrearía  nada  agrada- 
bles consecuencias,  y  limítese,  en  caso  de  que  no  se  encuentre  persona 
con  título  legal ,  á  aconsejar  á  los  parientes  de  la  difunta  que  bus- 
quen una  persona  que  haga  la  operación ,  absteniéndose  el  sacerdote 
de  ordenarla  por  sí  mismo. 

Con  estas  indicaciones  será  fácil  entender  el  siguiente  caso  y  la 
resolución  dada  por  el  Santo  Oficio  ,  advirtiendo  tan  sólo  que  algu- 
gunas  de  las  restricciones  dimanan  de  las  circunstancias  peculiares 
de  un  país  en  que  abundan  las  supersticiones  respecto  de  la  materia 
del  caso  ,  supersticiones  que  aumenta  el  odio  contra  la  Religión  ca- 
tólica. 

«El  obispo  de  N.  N.  expuso  que  cierto  párroco  de  su  diócesis  ,  si- 
guiendo las  prescripciones  del  Ritual  Romano  ,  y  accediendo  á  las 


144  REVISTA   CANÓNICA. 


súplicas  de  una  mujer  embarazada  y  gravemente  enferma  ,  procuró 
que,  probada  la  muerte  de  ésta ,  se  hiciese  en  su  cadáver  la  ope- 
ración cesárea,  que  por  ausencia  del  médico  llevó  á  cabo  otra  persona 
perita.  El  niño  estaba  aún  con  vida  y  fué  bautizado.  El  párroco  fué 
denunciado  ,  pero  los  jueces  le  absolvieron  plenamente  ,  si  bien  más 
tarde,  y  por  el  hecho  de  autos,  el  Gobierno  le  privó  de  la  congrua. 

»En  vista  de  esto  preguntaba  el  Obispo: 
i.°     ¿Obró  rectamente  el  párroco  al  procurar  que,  en  ausencia  del 
médico,   otra    persona  capaz   hiciese  la  operación,  toda  vez  que  la 
muerte  era  cierta,  aunque  no  constaba  legalmente  ? 

»2.°  El  párroco  ú  otro  sacerdote  cualquiera,  ¿debe  procurar,  en 
casos  como  el  presente,  que  se  haga  la  operación  ,  aun  á  riesgo  de 
perder  la  congrua  anual?» 

La  Sagrada  Congregación  respondió  el  13  de  Diciembre  de  1899: 
Detur  decretum  S.  Officii  diei  15  Februarii  1780  ad  Vicarium  Apost. 
Sutchuen. 

He  aquí  el  tenor  de  este  decreto: 

«Ubi  de  rebaptizandis  parvulis  Rituale  Romanum  hoc  praescri- 
bit,  scilicet:  Si  mzter  pratgnans  movtuz  fuerit,  foetus  quamprimum 
cante extrahatur ,  huc  usque  inter  christianos  casus  occurrit,  sed  regula 
praescripta  numquam  servata  est,  ñeque  umquam  promulgata.  Ra- 
tiones  sunt:  summa  repugnantia  quam  Sinenses  habent  ad  hujus- 
modi  s^ctionem  ,  absoluta  apud  ipsos  artis  anatomicae  imperitia 
gravissimum  periculum  atroces  calumnias  contra  religionem  exci- 
tandi  gravesque  persecutiones  süstinendi,  cura  discrimine  salutis  et 
vitae,  saltem  pro  iis  qui  sectionem  tentare  auderent,  si  factum  ad  no- 
titiam  gentilium  perveniret,  quod  admodum  facile  est.  Causae  prae- 
dictae  possuntne  silentium  excusare? 

v>Resp.  Etsi  caute  prudenterque  agendum  sit,  ne,  cum  paucos 
quaerimus,  multos  amittamus,  agendum  esse  tamen,  et  sectionis  a 
Rituale  praescriptae  notitia  ingerenda,  ne  oblivisci  videamur  eos, 
quos  abundantiori  chántate  manifestum  est  indigere.  Erit  proinde  e 
missionariorum  debito,  paulatim  et  opportune  commonere  Sutchuen- 
ses  de  misérrima  parvulorum  perditione  in  uteris  matrum  deceden- 
tium,  quibus  opitulari  nihilominus,  quoad  humanae  possunt  vires, 
postulat  christiana  chantas,  postulat  ecclesiastica  solicitudo.  Ñeque 
improbum  videri  debet  Sutchuensibus  ut  ullis  fidelibus  secare 
matrem  mortuam,  cum  et  Dominicum  latus  dissectum  sit  pro  nostra 
redemptione.  Illud  potius  rationi  absonum  atque  ab  omni  pietate 
remotum,  pro  inani  integritate  pudoreque  servando  defunctae  geni- 
trici,  viventem  natum  aeternae  morti  addicere.  Certe,  non  modestia, 


REVISTA    CANÓNICA.  145 


non  virtus,  unde  profluit  tantum  malum.  Haec  autem  foetus  extrac- 
tio  de  praegnantis  defunctaeque  alvo  matris,  quamvis  patefacienda, 
ut  dicimus,  ac  persuadenda  sit,  expresse  tamen  cavet,  prohibetque 
Sanctitas  Sua,  ne  missionarii  in  casibus  particularibus  se  ingerant 
in  demandanda  sectione,  multoque  minus  in  ea  peragenda.  Sat 
proinde  missionariis  fuerit  illius  notitiam  edidisse  curasseque  ut 
ejus  perficiendae  rationem  perdiscant  qui  chirurgicis  intendunt,  laici 
homines,  tum  vero,  cum  casus  tulerit,  ejusdem  praxim  ipsorum  oneri 
ac  muneri  reliquisse. 

»Sequenti  vero  feria  VI,  die  15  ejusdem  mensis  et  anni,  per  fa- 
cultates  Emo.  ac  Riño.  Dno.  Cardinali  S.  Officii  Secretario  conces- 
sas,  Ssmus.  D.  N.  Leo  div.  prov.  Pp.  XIII  resolutionem  Emorum, 
ac  Rmorum.  Patrum  adprobavit. — J.  Can.  Mancini,  S.  R.  et  U.  In- 
quisit.,  Notarius.* 


El  dispensado  de  la  abstinencia  por  razón  de  enferme- 
dad puede  promiscuar. — No  convienen  entre  sí  los  moralistas 
acerca  de  si  los  que,  gozando  del  indulto  de  carnes,  por  razón  de  la 
edad  ó  de  los  trabajos,  están  exentos  de  la  ley  del  ayuno,  pueden  pro- 
miscuar en  los  días  que  éste  se  halla  prescrito;  pues  mientras  Scavini 
(app.  11,  vol.  1  in  fine)  con  otros  sostienen  que  no,  Righetti  afirma  lo 
contrario,  fundado  en  que  Benedicto  XIV,  al  prohibir  la  promiscua- 
ción, se  refería,  según  el  mismo  Righetti,  sólo  á  los  que  estuviesen 
obligados  al  ayuno.  La  verdad  es  que  la  respuesta  dada  por  la  Sa- 
grada Penitenciaría  el  13  de  Febrero  de  1834,  dista  mucho  de  resol- 
ver la  cuestión,  pues  se  limita  á  la  fórmula  Consulat  probatos  ductores; 
pero  poco  antes,  el  8  de  Enero  del  mismo  año,  había  declarado  que 
los  que  por  razón  de  enfermedad  estaban  dispensados  de  la  absti  - 
nencia,  no  podían  mezclar,  de  donde  creemos  puede  deducirse  que 
la  Sagrada  Penitenciaría,  aunque  dejó  intacta  la  cuestión,  se  incli- 
naba más  en  el  sentido  de  la  sentencia  negativa,  que  dijimos  haber 
sido  posteriormente  defendida  por  Scavini.  Y  en  verdad,  si  á  los  en- 
fermos no  les  está  permitido  promiscuar,  ¿qué  razón  existe  para  otor- 
gar este  privilegio  á  los  que  sólo  por  la  edad  ó  el  trabajo  están  exen- 
tos del  ayuno,  y  gozan  además  del  indulto  de  carnes? 

Actualmente  la  cuestión  primera  está  ya  fallada,  en  el  sentido  de 
Scavini,  por  el  Santo  Oficio  (Marzo,  1841;  Enero,  1875).  De  modo 
que  al  Consulat  probatos  auctores  de  la  Sagrada  Penitenciaría  en  1834 
(Febrero),  podemos  hoy  sustituir  la  palabra  Negative. 

De  esta  doctrina  no  puede  empero  deducirse  que  los  enfermos  á 

10 


146  REVISTA    CANÓNICA. 


quienes  se  refiere  el  epígrafe,  estén  de  igual  modo  obligados  á  no 
mezclar;  pues  prescindiendo  de  que  el  Santo  Oficio  restringe  su  res- 
puesta negativa  á  los  que  por  impotencia  ó  trabajo  no  ayunan,  y 
comen  carne  en  virtud  de  indulto,  sin  hablar  de  los  enfermos,  no 
faltan  autores  de  nota  que  enseñan  que  á  tales  enfermos  les  es  lícito 
mezclar  (V.  Baller.-Palmieri,  Op.  mor.,  vol.  n,  tract.  vil,  n.  26, 
edit.  2.a;  Bucceroni,  vol.  1,  n.  1607,  y  otros).  Finalmente,  propuesto 
el  caso  á  la  Sagrada  Penitenciaría,  ésta  respondió  el  9  de  Enero 
de  1899:  Oratorem  sententiam  auctorum,  quos  citat  tuta  conscientia  sequi 
posse.  Y  adviértase  que  la  sentencia  que  abrazaba  el  exponente,  y  en 
cuyo  apoyo  citaba  otros  autores  además  de  los  citados,  es  que  los  en- 
fermos que  comen  carnes,  no  por  razón  de  indulto,  sino  por  enfermedad , 
pueden  promiscuar  en  los  días  de  ayuno,  cláusula  esta  última  que  hemos 
presupuesto  en  todo  lo  que  hemos  dicho;  pues  excepto  en  los  días  de 
ayuno,  está  fuera  de  controversia  que  á  todos  les  es  permitido  mez- 
clar, aunque  esta  conclusión  tiene  su  principal  aplicación  en  España 
para  los  que  posean  el  indulto  de  la  Cruzada,  y  exceptuados  siempre 
los  domingos  de  Cuaresma. 


Sagrada  Congregación  de  Ritos. — Sobre  oficios  votivos  se- 
manales; conmemoración  del  Patrono  en  los  sufragios;  las  genu- 
flexiones ante  el  Santísimo;  la  costumbre  de  usar  del  cingulo  en  for- 
ma de  faja;  la  señal  de  la  cruz  al  Fidelium  animae,  etc.;  la  incensa- 
ción al  Santísimo ;  el  cirio  pascual  en  la  vigilia  de  Pentecostés. — 
D.  Juan  Barber  Pons,  Maestro  de  ceremonias  de  la  Catedral  de  Me- 
norca propuso,  con  el  beneplácito  de  su  Prelado,  las  siguientes  dudas 
á  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos: 

«Dub.  I.  An  Officium  votivum  S.  Jacobi  Majoris  Apostoli,  quod 
ex  indulto  se.  ma.  Clementis  Papae  IX  recitabatur,  feriis  secundis 
non  impeditis  in  Hispaniae  dioecesibus,  et  nunc  persolvi  potest  loco 
Officii  votivi  de  Sanctis  Apostolis  pro  feria  tertia  adsignati,  juxta 
Decretum  Urbis  et  Orbis  die  5  Julii  1883,  transferri  possit  ad  feriam 
tertiam  in  illis  Hispaniae  dioecesibus  ubi  Officia  votiva  pro  singulis 
hebdomadae    diebus   non    sunt    pro    Communitatibus  adoptata? 

Dub.  II.  An  in  Dioecesibus,  ubi  Officia  votiva  pro  singulis  heb- 
domadae diebus  Decreto  5  Julii  1883  concessa,  non  fuerint  adhuc 
adoptata,  possint  ulterius  semel  pro  semper  eligi? 

Dub.  III.  An  pro  commemoratione  S.  Antonii  Abbatis  ,  hujus 
Dioecesis  Minoricensis  Patroni,  de  quo  concessum  est  Officium  pro- 
prium  a  Ssmo.   Dno.  Nostro  Leone  Papae  XIII ,  dies  possit  in  Su- 


REVISTA  CANÓNICA.  14' 


fragiis  Sanctorum  antiphona  propria  de  secundis  vesperis  festi: 
«Hodie  Beatus  Antonius  hilan  vultu  Sanctos  Angelos  intuens,  tam- 
quam  si  amicos  videret,  migravit  in  coelum...»  omnino  «hodie?» 

Dub.  IV.  An  omnes  ad  médium  chori  accedentes  et  recedentes 
único  genu  flectere  teneantur,  Canonicis  exceptis,  cum  non  sit  in 
altari  majori  Sanctissimum  Sacramentum  reconditum? 

Dub.  V.  An  post  Missam  solemnem,  qua  finita,  benedictio  cum 
Ssmo.  Sacramento  datur,  dum  celebrans  et  ministri  recedunt  ab  ai- 
tari  ad  scamnum  in  cornu  Epistolae  ut  ibi  celebrans  exuat.  Casu- 
lam  et  manipulum  ,  induatque  pluviale,  ac  Ministri  manípulos  depc- 
nant,  debeat  coram  Ssmo.  Sacramento,  discooperto  in  ipso  altari  ubi 
Missa  celebrata  est,  in  plano  utroque  genu  flectere,  ant  único  genu  in 
gradu  Ínfimo  altaris? 

Dub.  VI.  An  consuetudo  utendi  cingulo  ad  instar  fasciae  tole- 
ran possit? 

Dub.  VII.  An  toleranda  consuetudo  utendi  fundo  coerulei  co- 
lorís sub  velo  translucenti  in  fimbriis  et  manicis  albarum? 

Dub.  VIII.  Dum  dicitur  Fidelium  animae,  in  fine  Officii,  estne 
manu  producendum  signum  crucis  ad  instar  benedictionis? 

Dub.  IX.  Thurificatio  Ssmi  Sacramenti  ,  estne  facienda  duplici 
ictu  in  triplici  ductu,  etiam  intra  Missam  solemnem  ante  Introitum 
et  ad  Offertorium? 

Dub.  X.  Cereus  Paschalis  debetne  arderé  dum  cantatur  Missa  in 
Vigilia  Pentecostés? 

Dub.  XI.  Ante  SS.  Sacramentum  discoopertun  tenenturne  sem- 
per  utroque  genu  flectere  juxta  decretum  937-1627  dd.  19  Augus- 
ti  1651  ad  6m  etiam  processionibus  interessentes,  imo  et  pluvialibus 
induti?  Et  Sacra  eadem  Congregatio,  ad  relationem  subscripti  Secre- 
tarii,  exquisito  voto  Commissionis  Liturgicae,  ómnibus  accurate  per- 
pensis,  rescribendum  censuit: 

Ad  I,  Servetur  Indultum  sa.  me.  Clementis  Papae  IX. 

Ad  II,  Affirmative  t  juxta  ipsum  Decretum  Genérale. 

Ad  III,  Pro  gratia. 

Ad  IV,  Affirmative. 

Ad  V,  Juxta  praxim  Ecclesíarum  Urbis,  in  plano  utroque  genu 
flectitur. 

Ad  VI,  Toleran  potest  enunciata  consuetudo  ubi  viget,  doñee 
cingula  hucumque  adhibita  consumentur. 

Ad  VII,  Affirmative,  et  detur  decretum  3110-5318  dd.  22 
Martii  1862  ad  20. 

Ad  VIII,  Negative. 


148  REVISTA    CANÓNICA, 


Ad  IX,  Affirmative,  juxta  Decretum  3110-5318  dd.  22  Mart.  1862? 
ad  20. m 

Ad  X,  Affirmative,  et  servetur  specialis  rubrica  Missalis. 

Ad  XI,  Affirmative,  si  agatur  de  accedentibus  et  recedentibus, 
juxta  citatum  Decretum. 

Atque  ita  rescripsit.  Die  24  Novembris  1899. — C.  Card.  Mazze- 
lla,  S.  R.  C,  Prcef. — D.  Panici,  Secreta 


Qué  reliquias  deben  ser  consideradas  como  insignes.— 
La  Sagrada  Congregación  de  Ritos,  á  instancias  de  varios  Obispos, 
declaró  el  27  de  Junio  de  1899  que  deben  ser  consideradas  insignes \ 
i.°  El  antebrazo,  aunque  esté  separado  de  la  parte  superior  ó  húme- 
ro, 2.0  El  húmero  solo.  Y  3.0  El  corazón,  lengua  y  manos,  si  por  mi- 
lagro se  conservan  incorruptos. 


Conclusión  del  himno  «Veni  Creator.»— Siendo  el  lugar 
propio  de  este  himno  el  del  tiempo  pascual,  parecía  lógico  que  la  ter- 
minación fija  del  mismo  fuese Deo  Patri  sit  gloria — Et  Filio,  qui  a  mor- 
tuis  Surrexit,  ac  Paráclito — In  saeculorum  saecula;  pero  la  costumbre 
había  introducido  variaciones  en  la  doxología  del  mismo  fuera  del 
tiempo  pascual. 

Examinado  el  asunto  por  la  Comisión  Litúrgica,  juzgó  más  opor- 
tuno que  la  conclusión  del  citado  himno  fuese  invariablemente  la  que 
hemos  transcrito,  y  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos,  de  conformi- 
dad con  el  voto  de  dicha  Comisión,  decretó  el  20  de  Junio  de  1899: 
«Doxologiam  Deo  Patri  sit  gloria — Et  Filio,  qui  a  mor  tuis — Surrexit,  ac 
Paráclito — In  saeculorum  saecula,  ita  esse  censendam  praefati  hymni 
propriam,  ut  eadem  semper  sit  retinenda,  ac  numquam,  quovis  anni 
tempore  vel  quocumque  occurrente  festo,  in  aliam  mutandam.» 


Modo  de  celebrar  el  solemne  triduo  con  motivo  de 
alguna  nueva  beatificación. — He  aquí  lo  que  respecto  de  este 
punto  declaró  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos  el  24  de  Julio 
de  1899:  « Estos  triduos  solemnes  consisten  en  el  culto  y  en  el  honor 
de  los  altares  dados  por  vez  primera  durante  tres  días  consecutivos 
á  algún  nuevo  Beato.  Las  ceremonias  de  este  culto  deben  ser  estricta- 
mente litíírgicas,  esto  es,  que  comprendan  la  Misa  solemne,  y,  á  ser 
posible,  las  Vísperas  también  solemnes.  Están  además  permitidas 


REVISTA    CANÓNICA.  149 


otras  funciones  eclesiásticas,  como  algunas  preces  especiales  con  la 
Oración  dominical,  Salutación  angélica,  Letanía  lauretana  y,  previa 
la  licencia  del  Ordinario,  la  solemne  bendición  con  el  Santísimo.  El 
sermón  panegírico  puede  tener  lugar  durante  la  Misa  solemne,  des- 
pués de  cantado  el  Evangelio,  en  cuyo  caso  reunirá  las  condiciones 
de  homilía,  ó  también  antes  ó  después  de  las  Vísperas.  El  último  día 
del  triduo  cántese  el  Te  Deum  con  la  oración  pro  graüarum  actione. 
Idénticas  prescripciones  deben  observarse  en  los  solemnes  octava- 
rios que  se  celebren  con  ocasión  de  alguna  canonización.» 


Los  Superiores  de  las  Congregaciones  de  votos  simples 
no  pueden  oir  las  confesiones  de  sus  subditos. — En  decisión 
de  reciente  fecha,  declaró  el  Santo  Oficio  que  los  Superiores  de  las 
Congregaciones  de  votos  simples  estaban  comprendidos  en  el  Decre- 
to del  5  de  Julio  de  1899,  que  para  Roma  es  absolutamente  prohi- 
bitivo y  directivo  para  el  resto  del  orbe,  y,  por  tanto,  no  pueden  pre- 
valerse de  la  declaración  dada  por  el  mismo  Santo  Oficio  el  23  de 
Agosto  de  1899  (1),  relativa  á  las  Ordenes  regulares. 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  a. 


(i)     Véase  vol.  l,  pág.  540. 


CRÓNICA   GENERAL 


i 

EXTRANJERO 


oma. — Últimamente  ha  recibido  León  XIII  en  la  Basílica 
Vaticana  á  20.000  peregrinos  procedentes  de  varias  dióce- 
sis italianas,  y  á  otros  muchos  que  del  extranjero  han  ido  á 
rendir  al  Padre  común  de  los  fieles  el  homenaje  de  sumisión  que 
como  á  representante  de  Jesucristo  debemos  todos  los  católicos 
al  Papa.  La  peregrinación  de  varias  diócesis  italianas,  á  que  antes 
nos  referimos,  ha  dejado  excelente  impresión  en  el  Vaticano.  Es  im- 
posible dar  idea  del  fervoroso  entusiasmo  que  hacia  el  Papa  ha  mos- 
trado tan  numerosa  peregrinación.  Se  componía  de  20.000  peregri- 
nos, todos  italianos,  en  su  mayor  parte  de  la  clase  agrícola.  El  Papa 
y  su  Corte  se  sintieron  hondamente  impresionados  ante  la  explosión 
de  afecto  con  que  aquella  muchedumbre  aclamaba  á  Su  Santidad. 

— Entre  las  últimas  peregrinaciones  llegadas  á  Roma,  merece 
especial  mención  el  grupo  de  negros  africanos,  convertidos  al  Cato- 
licismo, que  han  sido  presentados  al  Papa  por  los  misioneros  de* 
cardenal  Lavigerie.  La  visita  de  aquellos  negros,  arrancados  al  sal- 
vajismo gracias  á  las  Misiones  católicas,  ha  complacido  muchísimo 
al  Papa,  quien  no  cesaba  de  prodigarles  palabras  de  cariño,  felici- 
tándoles por  haber  abierto  los  ojos  á  la  verdadera  luz,  y  encarecién- 
doles la  necesidad  de  que  la  divulguen  y  la  propaguen  cuando  re- 
gresen á  aquellas  apartadas  regiones. 

— Presidida  por  el  cardenal  patriarca  de  Lisboa  ha  salido  para 
Roma  la  peregí  inación  portuguesa.  Se  componía  de  450  personas,  y 
con  las  que  se  unieron  en  varios  puntos  del  reino,  ascenderá  á  900. 


CRÓNICA   GENERAL.  151 


También  por  mar  y  en  expediciones  ordinarias  van  otros  muchos 
grupos  de  romeros,  á  los  cuales  acompañan  casi  todos  los  Prelados 
portugueses. 

—Ha  llegado  á  Roma  el  obispo  monseñor  Mac-Donald  con  50 
peregrinos  americanos.  También  se  encuentran  allí  los  Arzobispos 
de  la  misma  nacionalidad,  Corrigan  y  Kain.  Se  asegura  que  el  Papa 
se  propone* crear  otro  Cardenal  norteamericano  en  el  próximo  Consis- 
torio; pero  todavía  no  puede  anunciarse  el  nombre  del  Prelado  á 
quien  se  conferirá  el  capelo. 

* 

Italia. —  Una  de  las  cuestiones  más  discutidas  últimamente  en  el 
Parlamente  italiano  ha  sido  el  proyecto  acerca  de  matrimonios  ile- 
gales, como  allí  se  dice.  Desde  hace  muchos  años  el  liberalismo  ma- 
sónico italiano  pide  que  se  establezca  por  la  ley  la  precedencia  del 
llamado  matrimonio  civil  sobre  el  verdadero  matrimonio;  esto  es,  el 
matrimonio  religioso.  En  una  larga  serie  de  años  fueron  presentados 
al  Parlamento  siete  proyectos  de  ley,  según  las  tendencias  de  siete 
distintos  Ministerios;  pero  los  siete  proyectos  naufragaron.  Ahora  el 
ministro  de  Gracia  y  Justicia,  Bonasi,  empujado  por  el  liberalismo, 
presentó  también  un  proyecto  de  ley,  que  intituló  sobre  los  matrimo- 
nios ilegales.  No  destruye  la  precedencia  del  matrimonio  religioso  de 
un  modo  absoluto;  pero  obliga,  bajo  graves  penas  pecuniarias,  al  pá- 
rroco que  celebra  un  matrimonio,  á  que  dé  participación  al  Gobierno 
y  al  Municipio;  proyecto  de  ley,  no  bueno,  pero  menos  malo  que 
todos  los  presentados  hasta  la  fecha.  Lo  ha  discutido  detenidamente 
el  Senado,  y  á  pesar  de  todos  los  esfuerzos  de  la  masonería,  lo  aprobó 
con  20  votos  de  mayoría.  Pero  luego  este  proyecto  de  ley  deberá  ser 
puesto  á  discusión  en  la  Cámara  de  los  diputados,  la  cual  es  muy  pro- 
bable que  lo  rechace,  dominando,  como  dominan  en  dicha  Cámara, 
los  masones. 

— A  creer  los  últimos  despachos  publicados  por  la  prensa  mejor 
informada,  están  á  punto  de  terminarse  las  negociaciones  entabladas 
entre  el  Gobierno  de  Italia  y  el  rey  Menelik  sobre  rectificación  de  la 
frontera  de  Abisinia.  Menelik  reclama  10  millones  de  liras  para  con- 
sentir en  la  conservación  de  la  frontera  actual. 

— Expresando  el  sentir  de  los  italianos  acerca  de  la  cuestión  que 
tanto  preocupa  á  todas  las  naciones,  ó  sea  de  la  posibilidad  de  con- 
servar el  equilibrio  político  en  Europa,  el  periódico  L'Italie  cree  que 
la  Exposición  Universal  ha  impuesto  una  especie  de  tregua  entre  las 


152  CRÓNICA    GENERAL. 


potencias;  pero  que,  una  vez  terminada  aquélla,  será  difícil  mante- 
ner el  statu  quo,  especialmente  si  para  entonces  no  ha  terminado  la 
campaña  sudafricana.  La  insistencia — afirma — con  que  los  dos  Em- 
peradores han  hecho  resaltar  en  su  entrevista  de  Berlín  las  ventajas 
de  la  triple  alianza,  parece  una  especie  de  advertencia  para  que  se 
sepa,  sin  carácter  de  amenaza,  que  existe  una  liga  poderosa  con 
objeto  de  afianzar,  cueste  lo  que  cueste,  la  tranquilidad  de  los  pue- 
blos y  la  paz  de  Europa. 

La  prensa  rusa  cree,  por. el  contrario,  que  aunque  tales  puedan 
ser  las  aspiraciones  de  los  Soberanos  que  forman  la  Triple  Alianza, 
es  problemático  que  sus  respectivas  naciones  opinen  de  igual  suerte. 

I 

* 
♦  * 

Alemania. — Conforme  estaba  anunciado,  y  con  todo  el  esplendor 
que  era  de  esperar,  se  ha  realizado  la  coronación  del  Kronprintz.  El 
emperador  Guillermo  recibió  personalmente  á  las  Comisiones  que 
habían  acudido  á  Berlín  para  asistir  á  la  declaración  de  la  mayo- 
ría de  edad  del  príncipe  imperial.  La  fiesta  dio  principio  con  una 
solemne  función  religiosa  en  la  capilla  de  Palacio,  habiendo  asistido 
allí  los  soberanos,  príncipes,  embajadores  extraordinarios,  individuos 
del  Consejo  federal,  generales  del  ejército  y  armada  y  comisiones  de 
todos  los  regimientos. 

El  banquete  de  gala  en  honor  del  emperador  Francisco  José  ha 
sido  una  manifestación  solemne  en  favor  de  la  Triple  Alianza.  Al 
brindar  el  emperador  Guillermo  por  su  augusto  huésped,  atribuyó  á 
la  visita  de  éste  el  carácter  de  una  prueba  de  la  consistencia  de  la 
Triple  Alianza,  que  durante  veinte  años  ha  garantizado  á  Europa. 
El  Soberano  alemán  rogó  al  anciano  Monarca  de  Austria- Hungría 
que  bendijera  al  Kronprintz  al  entrar  en  la  mayoría  de  edad.  El  em- 
perador Francisco  José  contestó  en  términos  que  armonizan  perfec- 
tamente con  las  frases  de  su  poderoso  aliado.  Comentando  los  perió- 
dicos los  brindis  de  los  dos  Emperadores,  dicen  que  son  una  prueba 
de  que  es  inquebrantable  la  solidez  de  la  Triple  Alianza,  cuyo  objeto 
es  mantener  la  paz  de  Europa.  Los  alemanes  están  satisfechos  de 
que  esta  reunión  haya  demostrado  una  vez  más  que  su  país  ocupa  un 
alto  puesto  en  el  concierto  europeo,  y  sus  órganos  no  cesan  de  pro- 
clamar que  la  Triple  Alianza  ha  sido  hecha  por  la  paz  y  sólo  para 
la  paz. 

La  mayor  edad  del  príncipe  imperial  excluye,  según  las  previsio- 
nes humanas,  la  posibilidad  de  una  regencia.  A  partir  del  día  6  de 


CRÓNICA    GENERAL.  153 


Mayo,  el  joven  príncipe  tiene  casa  propia,  habiéndose  instalado  en  el 
Stadschloss,  uno  de  los  palacios  de  la  residencia  veraniega  de  Pots- 
dam.  El  día  6  entró  en  posesión  del  legado  hecho  por  el  último  du- 
que reinante  de  Brunswick  al  Kronprintz  de  Prusia.  El  legado  con- 
siste en  el  principado  de  Oels,  en  Silesia,  un  feudo  movible  que  su- 
cesivamente ha  pertenecido  á  la  casa  de  Wurtemberg,  luego  á  la  de 
Brunswick  y  ahora  á  la  de  Prusia.  El  feudo  es  bastante  considerable 
y  produce  más  de  400.000  francos  de  renta. 

El  joven  príncipe  es  cristiano  práctico  y  ha  recibido  una  sólida 
educación  moral.  Uno  de  sus  eminentes  profesores  ha  sido  un  fran- 
cés, el  conde  de  Esternany,  biznieto  del  embajador  de  Francia  bajo 
Luis  XVI  en  la  corte  de  Federico  II  de  Prusia. 

—El  secretario  de  Estado,  Herr  de  Bullow,  ha  dirigido  una  enér- 
gica reclamación  al  Gobierno  de  Lisboa  por  haber  sido  detenidos  por 
las  autoridades  portuguesas  de  Lorenzo  Márquez  120.000  kilos  de 
cajas  de  conservas  y  muchos  fardos  de  ropas  que  iban  consignados  á 
Pretoria  y  que  han  sido  embargados  á  instancia  del  cónsul  inglés  en 
dicho  puerto.  La  nota  de  Alemania  pide  que  sea  inmediatamente 
levantado  el  embargo,  por  no  poder  ser  consideradas  como  contra- 
bando de  guerra  las  mercancías  detenidas. 

*  * 

Francia. — En  las  elecciones  municipales  que  acaban  de  verifi- 
carse en  la  República  vecina,  han  obtenido  los  nacionalistas  un  se- 
ñalado triunfo.  Así  lo  demuestra  la  estadística  oficial,  de  la  que  se 
desprende  que  el  Gobierno  ha  sido  derrotado  en  París  y  en  otras 
grandes  poblaciones,  especialmente  en  Lille,  Lyon,  Minnes,  Saint 
Etienne,  Montpellier,  Tour,  Poitiers,  Nantes,  Rochefort,  Bourges  y 
Besangon. 

Todos  los  periódicos  reconocen  unánimes  la  gravedad  que  reviste 
el  triunfo  de  la  oposición.  Un  redactor  de  VEclaír  ha  celebrado  una 
interview  con  el  jefe  de  los  republicanos  progresistas  Mr.  Méline. 
Este  ha  censurado  con  viveza  al  Gobierno  que,  según  él,  ha  disgus- 
tado á  todo  el  mundo,  y  asegura  que  las  elecciones  municipales 
representan  una  violenta  protesta  contra  la  política  del  Gabinete  ac- 
tual. Ha  expresado  además  Mr.  Méline  la  convicción  de  que  si  estu- 
viese reunido  ahora  el  Parlamento,  sería  derribado  el  Ministerio  Wal- 
deck-Milleraud.  Cree  el  jefe  progresista  que,  aun  cuando  el  resultado 
de  las  elecciones  de  los  departamentos  no  ha  sido  tan  característico 
como  el  de  París,  ha  sido  contrario  al  Ministerio.  Cuanto  al  nuevo 


154  CRÓNICA   GENERAL. 


concejo  municipal  de  la  capital   de   Francia,   se  limitará  probable- 
mente á  mejorar  la  administración,  en  sentir  de  Mr.  Méline. 


Austria-Hungría.—  En  los  círculos  políticos  han  sido  muy  co- 
mentadas las  frases  dirigidas  por  el  emperador  Francisco  José  á  la 
Delegación  húngara  al  regresar  de  su  viaje  á  Berlín.  El  Emperador, 
consignando  sus  esperanzas  en  la  conservación  de  la  paz,  ha  mani- 
festado, no  sólo  sus  excelentes  relaciones  con  el  imperio  germánico, 
sino  las  que  le  unen  al  imperio  ruso  y  su  completo  acuerdo  con  él  en 
todas  las  cuestiones  relativas  al  extremo  Oriente. 

—  El  ministro  del  Interior,  Sr.  de  Koerber,  exponiendo  la  actual 
situación  económica  del  país,  ha  hecho  constar  que  es  inferior  ala 
de  otras  épocas.  Dice  que  el  Gobierno  declinará  su  responsabilidad 
si  la  Cámara  no  vota  los  recursos  necesarios.  Si  los  rechaza,  el  Go- 
bierno se  esforzará  por  mantener  la  vida  constitucional  del  país.  Las 
proposiciones  de  los  tcheques,  encaminadas  á  la  obstrucción,  han 
sido  objeto  de  votación  nominal,  produciéndose  durante  ella  escenas 
violentas  entre  los  diputados  tcheques  y  los  alemanes. 

* 

*  * 

Estados  Unidos. — Hace  algunos  días  publicó  la  prensa  el  si- 
guiente despacho,  referente  á  la  independencia  cubana: 

«El  senador  americano  Mr.  Marón  ,  del  Illinois  ,  ha  presentado 
una  proposición,  en  virtud  de  la  cual  las  Cámaras  yankees  invitarán 
al  presidente  Mac-Kinley  á  retirar  las  tropas  federales  de  Cuba ,  y  á 
entregar  el  poder  civil  y  militar  en  manos  de  los  cubanos  el  día  4  de 
Julio  próximo,  fecha  del  aniversario  de  la  independencia  de  los  Es- 
tados Unidos.»  Pero  bien  pronto  se  desvanecieron  las  esperanzas  de 
que  llegase  á  realizarse  el  deseo  de  Mr.  Marón,  y  hoy  por  hoy  pode- 
mos asegurar  que,  á  pesar  de  la  proposición  presentada  en  el  Senado 
de  los  Estados  Unidos  ,  pidiendo  que  en  el  término  de  dos  meses 
abandonen  la  isla  de  Cuba  todas  las  tropas  norteamericanas  ,  el  Go- 
bierno de  Washington  ha  enviado  refuerzos  á  la  Gran  Antilla ,  ante 
el  temor  de  que  ocurran  desórdenes  con  motivo  de  las  elecciones. 
Esto  demuestra  que  ,  á  despecho  de  la  actitud  de  los  senadores ,  in- 
cluso del  partido  republicano  ,  que  piden  el  reconocimiento  de  la  in- 
dependencia de  la  isla,  el  presidente  Mac-Kinley  no  se  muestra  dis- 
puesto á  otorgarla. 


CRÓNICA    GENERAL.  155 


— Ha  producido  gran  sensación  en  los  Estados  Unidos  el  informe 
emitido  por  el  juez  Canty,  que  por  encargo  del  Gobierno  del  Estado 
de  Minnesota  fué  á  Filipinas  para  hacer  un  estudio  imparcial  de  la 
situación  de  las  cosas.  Como  dicho  informe  es  en  extremo  pesimis- 
ta, siendo  sus  conclusiones  que  los  americanos  deben  renunciar  á  la 
conquista  del  Archipiélago  ,  los  periódicos  de  los  Estados  Unidos 
discuten  con  mucha  viveza  dicho  asunto,  sacando  partido  del  mismo 
los  demócratas  para  combatir  al  Gobierno  y  la  reelección  de  Mac-Kin- 
ley.  Sábese,  por  otra  parte,  que  la  policía  yankee  ha  descubierto  una 
conspiración  en  Manila.  Bulan  ha  sido  ocupada  por  3.000  insurrec- 
tos, y  al  Sur  de  la  isla  de  Luzón  ha  sido  pasada  á  cuchillo  la  guarni- 
ción americana.  A  consecuencia  de  los  repetidos  ataques  de  los  indí- 
genas ,  la  guarnición  de  Catulig  (isla  de  Samar) ,  que  se  componía 
de  30  hombres,  ha  quedado  reducida  á  10. 

*  * 

Inglaterra. — El  discurso  pronunciado  hace  pocos  días  por  el 
marqués  de  Salisbury  ha  sido  objeto  de  los  comentarios  é  interpre- 
taciones de  la  prensa  y  de  los  círculos  diplomáticos  ,  por  haber  en  él 
manifestado  el  jefe  del  Gobierno  lo  que  piensa  y  siente  del  actual 
estado  político.  Después  de  condenar  la  conducta  adoptada  y  segui- 
da por  Gladstone  ,  añadió:  «Nuestros  desastres  han  sido  vengados. 
La  muerte  de  Gordon  no  ha  quedado  impune.  La  derrota  de  Majuba 
seíá  también  borrada  de  la  historia  por  lord  Roberts.  Venceremos  en 
África,  y  el  Transvaal  habrá  perdido  para  siempre  su  independencia. 
A  lo  que  entiendo,  la  situación,  por  lo  que  se  refiere  al  Gobierno,  es 
pacífica.  No  se  podría  elogiar  tanto  como  es  debido  la  neutralidad 
meticulosa  y  correcta  observada  por  todos  los  Gobiernos  del  mundo 
en  nuestro  asunto  de  la  guerra  sudafricana.  Nada  pone  tan  de  relie- 
ve la  determinación  de  esos  Gobiernos  de  conformarse  con  los  prin- 
cipios de  justicia,  como  el  hecho  de  que  en  ciertas  acciones  naciona- 
les los  Gobiernos  tienen  que  chocar  con  la  ruidosa  ,  si  no  muy  pro- 
funda excitación  de  sus  pueblos  ,  en  los  que  existen  contra  Ingla- 
terra grandes  prejuicios.  Estas  pasiones  ,  excitadas  por  la  animad- 
versión contra  nosotros  ,  no  retroceden  ante  ninguna  invención  ni 
ante  ninguna  clase  de  ataques  para  exasperar  á  las  multitudes  con  el 
intento  de  que  se  destruya  nuestra  posición  respecto  al  mundo.  Sin 
embargo,  á  pesar  de  esta  actitud  de  muchas  naciones,  los  Gobiernos 
no  han  cesado  de  dejarse  guiar  por  consideraciones  de  paz,  legalidad 
y  justicia.  No  se  deduce  de  esto  que  Inglaterra  no  tenga  que  tomar 


156  CRÓNICA   GENERAL. 


precauciones  para  lo  porvenir.  Los  sentimientos  que  hoy  animan  á 
esos  Gobiernos  pueden  cambiar  un  año  ú  otro  ,  y  la  animadversión 
que  contra  nosotros  se  experimenta  tomar  forma  agresiva  y  peligro- 
sa. No  me  puedo  explicar  el  motivo  de  esa  animadversión.  La  exci- 
citan  los  periodistas  ,  sin  duda  para  halagar  los  sentimientos  de  sus 
lectores.  Sea  cualquiera  su  causa,  la  realidad  es  esa.  A  pesar  de  todo, 
debemos  prepararnos  para  el  porvenir,  teniendo  la  confianza  de 
nuestra  seguridad  únicamente  en  nuestros  propios  medios  de  acción, 
en  nuestra  fuerza  y  en  nuestro  derecho.  La  guerra  puede  estallar. 
Debemos  tomar  precauciones.  El  acrecentamiento  de  la  potencia  mi- 
litar de  las  naciones  puede  tentarlas  á  aumentar  sus  territorios.  El 
peligro  grande  no  está  en  que  podamos  perder  colonias  que  Ingla- 
terra se  conquistaría  luego  ,  sino  en  que  esta  guerra  llegue  al  seno 
mismo  de  nuestra  nacionalidad.  Por  olvidar  esta  advertencia  se  per- 
dieron las  grandes  potencias  marítimas.  Cartago,  Tiro,  Venecia, 
Holanda  y  España  son  ejemplos  en  que  debemos  pensar.  El  recluta- 
miento forzoso  no  existe  en  Inglaterra  ,  no  es  popular  en  nuestro 
pueblo,  no  podrá  imponerse  acaso  nunca.  Pero  podemos  enseñar  á 
todos  el  manejo  del  fusil ,  á  ejemplo  de  lo  que  sucede  en  Suiza.  En 
una  palabra,  Inglaterra  debe  estar  dispuesta  á  afrontar  los  riesgos 
del  porvenir  para  ser  digna  de  su  pasado.» 

— Por  lo  que  toca  á  la  guerra  del  Transvaal,  las  noticias  más  im- 
portantes de  la  quincena  se  refieren  á  las  vicisitudes  de  la  plaza  de 
Mafeking,  relatadas  en  términos  tan  contradictorios  por  la  prensa  de 
todas  las  naciones,  que  en  muy  pocos  días  se  han  convertido  los  en- 
tusiasmos en  tristezas  y  las  tristezas  en  entusiasmos.  Todos  los  ene- 
migos de  la  perfidia  británica  celebramos  un  supuesto  triunfo  de  los 
boers,  los  cuales  ,  según  decían  los  primeros  despachos  telegráficos, 
habían  conseguido  que  capitulara  el  coronel  Badén  Powel  con 
900  soldados.  Posteriormente  ,  sin  embargo  ,  se  ha  sabido  que  lord 
Roberts  ha  cumplido  su  promesa  de  hacer  levantar  el  sitio  de  Mafe- 
king, y  esta  noticia  ha  sido  recibida  en  Inglaterra  con  delirantes  ma- 
nifestaciones de  júbilo. 

II 

ESPAÑA 

Fecunda  en  revueltas  y  agitaciones  ha  sido  la  pasada  quincena,  y 
no  pretendemos  describirlas  todas  minuciosamente.  Alborotos  en  Já- 
tiva,  con  su  acompañamiento  de  silbas  y  pedreas  ,  por  obra  y  virtud 
de  un  romance  de  mala  forma  y  de  peor  intención  ,  según  cuentan; 


CRÓNICA    GENERAL.  157 

conatos  ó  realidades  de  motín  y  silbas  estrepitosas  en  Barcelona  ,  y 
después  en  Reus,  contra  el  ministro  de  la  Corona  Sr.  Dato;  cierre  ge- 
neral de  tiendas  en  toda  España  ,  y  coacciones  subsiguientes  contra 
los  rehacios  en  acatar  las  órdenes  de  los  Sres.  Costa  y  Paraíso ;  ru- 
mores de  tempestad  en  la  Gaceta,  donde  el  Sr.  Gasset  amenaza  á  las 
Cámaras  de  Comercio  si  no  cambian  de  actitud  y  de  procedimien- 
tos ;  protestas  de  las  mismas  y  de  una  parte  de  la  prensa  contra  el 
nuevo  Ministro  ;  reformas  de  Marina  ,  reformas  de  enseñanza ,  y  tal 
ebullición  en  todas  partes,  que  parece  que  la  sangre  de  Mayo  hierve 
y  se  desborda. 

— Los  alborotos  de  Játiva  fueron  motivados  por  una  poesía  inju- 
riosa para  los  oficiales  del  ejército  español,  publicada  en  el  periódico 
El  Comercio.  Varios  de  los  oficiales  de  la  guarnición  de  Valencia  se 
trasladaron  á  Játiva  ,  y  en  cuanto  llegaron  á  dicha  ciudad  fueron  á 
casa  del  director  de  El  Comercio,  al  que  no  encontraron.  Marcharon 
inmediatamente  á  la  imprenta  de  dicho  periódico  ,  donde  entraron 
tumultuosamente,  causando  una  contusión  á  un  operario  que  intentó 
cerrarles  el  paso.  Enterados  algunos  de  la  población  ,  formóse  un 
grupo  de  paisanos  frente  á  la  imprenta  referida ,  y  apedrearon  á  los 
oficiales  ,  que  sostuvieron  la  lucha  replegándose  hacia  la  estación, 
donde  los  paisanos  no  han  dejado  un  cristal  sano.  Resultado  de 
esto:  varios  heridos  y  contusos,  entre  ellos  el  teniente  alcalde  de  Já- 
tiva y  dos  oficiales.  Al  llegar  á  la  estación  el  tren-correo  de  Madrid, 
donde  regresaba  el  general  Moltó,  el  aspecto  era  imponente  ;  el  pue- 
blo ,  alborotado  ,  rodeaba  la  estación  ,  dentro  de  la  cual  se  hallaban 
los  oficiales  y  algunos  individuos  del  Ayuntamiento  ,  que  hacían  es- 
fuerzos sobrehumanos  para  calmar  los  ánimos.  El  general  Moltó, 
desde  la  ventanilla  del  vagón  en  que  venía  ,  dirigió  la  palabra  á  las 
masas,  logrando  al  fin  que  éstas  depusiesen  su  actitud  ofensiva  ,  y 
ordenó  en  seguida  que  los  oficiales  subiesen  al  tren,  que  continuó  su 
marcha  hacia  Valencia,  dejando  á  los  de  Játiva  agitadísimos.  Apenas 
llegó  el  general  Moltó  á  su  residencia  oficial,  dispuso  que  se  instru- 
yese sumaria  y  que  los  oficiales  que  fueron  á  Játiva  quedasen  arres- 
tados. El  autor  de  la  poesía  que  ha  provocado  este  conflicto  es  un 
sargento  licenciado  que  perteneció  al  regimiento  de  Tetuán. 

— Tocante  á  las  escenas  ocurridas  en  Barcelona  durante  la  per- 
manencia del  Sr.  Dato  en  dicha  ciudad,  transcribiremos  una  relación 
de  lo  sucedido  en  el  Liceo:  «Al  entrar  el  Ministro  en  el  palco,  algunos 
espectadores  aplaudieron,  en  tanto  que  otros  silbaban  y  proferían  gri- 
tos de  ¡fuera!  En  aquel  instante  entró  el  Capitán  General  y  fuerza  de 
policía  y  Guardia  civil,  que  hizo  varias  detenciones.  Terminado  el 


158  CRÓNICA   GENERAL. 


incidente,  siguió  la  representación  sin  nuevos  sucesos.  Las  noticias 
particulares  dicen  que  cuando  silbaban  y  gritaban  los  espectadores 
en  el  Liceo,  algunas  señoras  profirieron  gritos,  no  sabemos  si  de 
temor  por  el  escándalo  que  el  hecho  produjo,  ó  porque  se  uniesen  á 
los  protestantes.  La  entrada  de  la  policía  causó  ¡mucho  efecto,  y  el 
escándalo  arreció.  Algunos  intentaron  cantar  el  himno  de  Los  se- 
gadors,  pero  no  lograron  más  que  iniciarlo,  por  oponerse  la  policía. 
Con  tal  motivo  se  realizaron  otras  detenciones.  Todo  el  mundo  creía 
que  al  salir  el  Ministro  del  Liceo  se  reproducirían  en  las  calles  las 
manifestaciones  agresivas  y,  con  efecto,  así  sucedió.  Al  llegar  el 
coche  que  conducía  al  Sr.  Dato  al  Llano  de  la  Boquería,  se  oyeron 
gritos  de  ¡fuera!  y  silbidos.  La  policía  acometió  á  los  grupos,  pero 
éstos  se  resistieron.  Entonces  acudió  la  Guardia  civil,  que  dio  va- 
rias cargas  para  dispersar  á  los  alborotadores.  En  estas  cargas  resul- 
taron varios  heridos  y  contusos.  La  Guardia  civil  y  la  policía  detu- 
vieron á  17  personase  No  fué  sólo  en  Barcelona,  sino  también  en 
otros  puntos  donde  se  hicieron  ruidosas  manifestaciones  contra  el 
Sr.  Dato.  Al  pasar  éste  por  la  estación  de  Reus,  se  vio  invadido  el 
andén  por  700  ú  800  personas,  á  cuyo  frente  iba  el  alcalde,  los  cua- 
les silbaban  con  gran  vigor  y  daban  vivas  á  Cataluña.  El  Sr.  Dato  se 
apeó  del  tren  increpando  al  alcalde  por  su  proceder,  y  censurando 
aquel  acto  tan  poco  hidalgo.  El  marqués  de  Portago  contestó  á 
aquella  manifestación  con  los  calificativos  propios  del  caso,  los  cua- 
les intentó  rechazar  el  alcalde  imponiendo  su  autoridad;  pero  el  mar- 
qués cogió  por  las  solapas  al  alcalde,  y  le  dijo  que  era  un  diputado 
de  la  nación,  que  no  podía  consentir  que  se  infiriesen  ultrajes  á  Es- 
paña. El  Sr.  Dato  hubo  de  interponerse  para  evitar  que  las  cosas  pa- 
saran á  mayores,  por  estar  los  ánimos  muy  excitados.  Todavía  el 
alcalde  dijo:  «No  se  silba  al  caballero  ni  al  Ministro,  sino  al  poder 
central,  y  se  silba  con  razón.»  El  Ministro  le  contestó  que  eso  era 
una  osadía  en  su  presencia,  y  que  el  acto  de  la  silba  era  propio  de 
ciudadanos  que  en  poco  se  estiman.  Partió  el  tren,  y  todavía  seguían 
sonando  los  pitos  y  oyéndose  los  gritos  de  aquella  multitud. 

— La  Real  orden  del  Sr.  Gasset,  á  que  al  principio  aludimos,  va 
dirigida  á  los  presidentes  de  las  Cámaras  de  Comercio,  haciendo 
saber  la  resolución  del  Gobierno  de  no  consentir  por  más  tiempo 
extralimitaciones.  En  dicho  documento  se  anuncia  la  resolución  de 
suprimir  las  Cámaras  de  Comercio,  y  reorganizarlas  de  modo  que 
respondan  á  sus  fines,  en  el  caso  de  que  insistan  en  seguir  rumbos 
de  los  que  resultan  perturbaciones  para  el  desarrollo  de  la  riqueza  y 
la  tranquilidad.   Declara  que.   así  como  el  Gobierno  no  ha  faltado 


CRÓNICA   GENERAL.  159 


hasta  ahora  á  la  templanza,  tampoco  quiere  que  le  falte  la  entereza 
en  estas  circunstancias  turbulentas.  Recuerda  los  fines  para  que 
fueron  creadas  las  Cámaras  de  Comercio,  y  afirma  que  aquéllos  han 
sido  poco  á  poco  desnaturalizados,  añadiendo  que  el  Gobierno  no 
consentirá  que  dichas  Cámaras  se  desvíen  de  su  misión.  Lamenta 
que  personalidades  que  se  atribuyen  la  jefatura  de  esas  Cámaras, 
promuevan  actos  que  ninguna  ventaja  reportan  á  las  clases  mercan- 
tiles. No  ignora  el  Gobierno  que  no  todas  las  Cámaras  merecen  cen- 
suras; pero  insiste  en  que  son  bastantes  las  que  coadyuvan  á  esa 
campaña  perturbadora.  El  Gobierno  inspira  sus  actos  en  las  deman- 
das de  la  opinión  que  sean  practicables;  conoce  las  conclusiones  de 
la  Asamblea  de  Zaragoza,  y  las  planteará  cuando  acabe  de  reorga- 
nizar la  Hacienda;  bastándole  su  conciencia  para  cumplir  su  pro- 
grama, sin  necesitar  estímulos  extraños.  Agrega  que  si  la  protesta 
se  limitara  contra  los  gobernantes,  acaso  se  mostrarían  éstos  pro- 
picios á  la  transigencia  y  á  la  lenidad;  pero  los  sucesos  últimos  y  los 
propósitos  que  para  lo  sucesivo  pueden  abrigarse,  no  sólo  agravian 
al  Gobierno,  sino  que  perjudican  al  país  y  van  contra  la  ley.  Sos- 
tiene, por  último,  que  el  Gobierno  trabaja  por  los  destinos  de  Es- 
paña y  quiere  asegurar  su  porvenir. 

Acerca  de  la  expresada  Real  orden,  ha  dicho  el  Sr.  Dato  que  vie- 
ne á  ser  un  toque  de  atención,  y  que  pronto  vendrá  la  carga.  En  sus 
palabras  ha  dejado  entender  dicho  señor  los  propósitos  enérgicos  del 
Gobierno,  no  sólo  para  los  indicados  organismos,  sino  para  todos  los 
que  sigan  análoga  actitud. 

— El  presidente  del  Consejo  y  ministro  de  Marina,  Sr.  Silvela, 
ha  publicado  últimamente  en  la  Gaceta  un  decreto,  por  el  que  se 
dan  de  baja  en  la  armada  española  veintiún  buques  de  guerra.  Los 
barcos  que  serán  vendidos  ó  desguazados  son:  Marqués  de  la  Ense- 
nada, Temerario ,  Marqués  de  Molins,  Yáñez  Pinzón,  Martín  Alonso 
Pinzón,  Náñez  de  Balboa,  General  Valdés,  Isabel  II ,  Conde  del  Vena- 
dito,  Alfonso  XII,  Alfonso  XIII,  Lepanto,  Meteoro,  Hernán  Cortés, 
Rubí,  Perla,  Cuervo,  y  otros  de  menor  porte.  Dícese  también  que  se 
dará  gran  impulso  á  las  obras  de  los  cruceros  Princesa  de  Asturias  y 
Cardenal  Cisneros,  pero  que  en  cambio  se  desistirá  por  ahora  de  lle- 
var adelante  la  construcción  del  Reina  Regente  y  del  General  Liniers. 
Se  terminará  la  construcción  de  los  pequeños  cruceros,  cuyas  obras 
quedaron  bastante  adelantadas  al  incautarse  el  Estado  de  los  asti- 
lleros de  la  Grana,  porque  son  barcos  de  mucho  andar  y  podrán 
desempeñar  el  servicio  de  comisiones. 

— Con  gran  esplendor  se  verificó  el  n  del  actual  la  traslación  de 


160  CRÓNICA   GENERAL, 


los  restos  de  Donoso  Cortés,  Meléndez  Valdés,  Moratín  y  Goya  al 
cementerio  de  la  Sacramental  de  San  Isidro  de  Madrid. 

La  comitiva  siguió  el  orden  que  estaba  previsto  en  el  programa. 
La  primera  de  las  carrozas  era  la  que  conducía  los  despojos  de  Me- 
léndez Valdés,  y  llevaban  las  cintas  los  señores  duque  de  Rivas, 
Palacio  (D.  M.),  Castillo  y  Soriano  y  Gándara,  representando  la 
Asociación  de  Escritores  y  Artistas,  la  Academia  de  Jurisprudencia 
y  la  familia  del  tierno  poeta  extremeño.  La  segunda  carroza,  la  de 
Moratín,  iba  acompañada  por  representaciones  de  la  Academia  Espa- 
ñola y  de  la  Asociación  de  Autores  dramáticos,  llevando  las  cintas 
los  Sres.  Selles,  Echegaray,  Vega  (D.  Ricardo)  y  Silvela  (D.  Luis). 
A  la  de  Donoso  Cortés  acompañaban,  en  nombre  de  las  Academias 
de  Ciencias  Morales  y  Políticas  y  de  la  Historia,  el  Ateneo  y  la  Aso- 
ciación de  la  Prensa,  en  primer  término,  el  hijo  del  primer  marqués 
de  Valdegamas,  D.  Vicente  Santamaría  de  Paredes,  y  los  señores 
Cotarelo  y  Pirala.  La  última  de  las  carrozas,  la  destinada  á  Goya, 
iba  rodeada  de  individuos  de  la  Academia  de  San  Fernando,  y  lleva- 
ban las  cintas  D.  Luis  Alvarez  y  los  Sres.  Martínez  Cubells,  Stuyk 
y  D.  Mariano  Sáinz,  este  último  pariente  de  Goya.  La  presidencia 
del  duelo  la  ocupaban  el  señor  marqués  de  Aranda,  en  representa- 
ción de  la  Reina;  el  presidente  del  Consejo,  Sr.  Silvela,  y  los  mi- 
nistros de  Instrucción  pública,  Estado,  Gobernación,  Obras  públicas 
y  Gracia  y  Justicia,  el  Obispo  de  Sión  y  el  capitán  general  de  Ma- 
drid. Los  Sres.  Silvela  y  marqués  de  Aguilar  de  Campóo  llevaban  la 
banda  de  Carlos  III,  el  marqués  del  Vadillo  la  de  Isabel  la  Católica, 
el  Sr.  Dato  la  del  Cristo  de  Portugal,  el  Sr.  García  Alix  la  del  Mérito 
Naval,  y  el  Sr.  Gasset  la  del  Mérito  Militar,  blanca.  A  las  cuatro  y 
media  llegaba  á  los  Consejos  la  comitiva  y  allí  se  despidió  el  duelo, 
subiendo  casi  todo  el  acompañamiento  á  los  carruajes.  En  la  capilla 
de  San  Isidro  se  dijo  después  un  solemne  responso,  presidiendo  al 
clero  el  señor  Obispo  de  Sión,  que  fué  quien  dio  la  postrera  bendi- 
ción al  precioso  depósito  que  poco  después  de  las  cinco  recibía  el 
artístico  mausoleo  del  cementerio  de  la  Sacramental. 


LA  MALDICIÓN  DE  LA  SERPI 


(i) 


II 


La  promesa  del  Redentor. 


ji  la  primera  parte  de  la  maldición  pronunciada  en  el 
Paraíso  contra  la  serpiente  se  dirigía  principalmente 
á  Satanás,  en  la  forma  y  en  el  sentido  que  antes  hemos 
expuesto,  con  mayor  claridad  aún  se  manifiesta  la  intención 
de  Dios  en  la  segunda  parte  de  la  sentencia:  «Yo  pondré 
enemistades  entre  ti  y  la  mujer,  y  entre  tu  raza  y  la  descen- 
dencia suya:  ella  quebrantará  tu  cabeza  y  tú  andarás  ace- 
chando á  su  calcañar.» 

Como  base  literal  de  la  significación  principalmente  in- 
tentada por  Dios,  no  hay  duda  que  algo  se  dice  también  al 
reptil;  pero  en  este  sentido  la  palabra  divina  no  es  otra  cosa 
que  la  expresión  de  las  consecuencias  naturales  de  la  culpa. 
Si  no  hubiera  prevaricado  el  hombre,  habría  existido  perfecta 
harmonía  en  sus  relaciones  con  todos  los  demás  vivientes  y 
no  tendría  razón  de  ser  la  repugnancia,  la  aversión  y  la  lucha 
contra  el  reptil,  que  hoy  es  un  hecho  manifiesto  y  no  inde- 
pendiente del  recuerdo  tradicional  de  la  tentación  del  Paraíso. 
Las  palabras  «ella  quebrantará  tu  cabeza  y  tu  andarás  ace- 
chando á  su  calcañar»  no  indican,  por  lo  que  concierne  al 
reptil,  sino  la  acción  distinta  que  naturalmente  corresponde 


(i)     Véase  la  página  105. 
La  Ciudad  de  Dios.— Año  XXI.—  JNúrn.  653. 


II 


162  LA    MALDICIÓN    DE    LA   SERPIENTE. 

á  los  dos  adversarios  en  esa  lucha ,  materialmente  conside- 
rada. 

Pero  según  la  exégesis  católica,  el  hecho  mismo  de  con- 
cretar Dios  las  circunstancias  materiales  de  esa  lucha  des- 
igual entre  el  hombre  y  la  serpiente,  advirtiendo  que  ésta  ace- 
chará al  calcañar  del  hombre,  mientras  que  su  antagonista 
le  quebrantará  á  ella  la  cabeza,  es  en  su  significación  simbó- 
lica el  anuncio  profético  de  la  victoria  que  reportará  el  espí- 
ritu del  bien  en  sus  luchas  con  el  espíritu  maligno.  Nada 
más  lógico/ como  antes  hemos  demostrado,  que  aplicar  por 
metáfora  y  en  sentido  concomitante  al  demonio  lo  que  mate- 
rialmente se  dice  del  reptil;  pues  las  relaciones  de  semejanza 
entre  ambos  sujetos,  unidas  á  sus  relaciones  históricas  en  el 
drama  del  Paraíso,  parecen  identificarlos  de  tal  modo,  que 
hasta  los  nombres  mismos  de  demonio  y  de  serpiente  llega- 
ron á  hacerse  sinónimos  en  el  lenguaje  bíblico,  para  designar 
con  ellos  á  Satanás. 

La  crítica  del  racionalismo,  que  niega  toda  significación 
simbólica  á  la  sentencia  de  Dios,  no  puede  apoyar  su  inter- 
pretación materialista  en  las  reglas  de  la  exégesis,  sino  en  las 
prevenciones  filosóficas.  Únicamente  negando,  como  niega  el 
racionalismo,  la  existencia  de  los  demonios,  y  por  consiguien- 
te su  intervención  en  la  caída  de  nuestros  primeros  padres, 
puede  ser  lógico  el  excluir  de  la  maldición  de  Dios  al  espíritu 
tentador,  y  convertir  la  sentencia  divina  en  una  puerilidad 
impropia  de  un  libro,  no  diré  inspirado,  pero  ni  siquiera 
sensato. 

Mas  si,  partiendo  de  principios  dogmáticos  contrarios  á 
los  del  racionalismo,  suponemos  la  existencia  del  demonio  y 
su  intervención  positiva  en  la  tentación  del  Paraíso,  ora  fuese 
adoptando  la  imagen  fantástica  de  serpiente,  ora  sirviéndose 
de  su  organismo  natural  para  ponerse  en  comunicación  visi- 
ble con  nuestros  primeros  padres,  entonces  las  reglas  de  una 
exégesis  sensata  nos  obligarán  á  interpretar  la  sentencia  divi- 
na como  principalmente  dirigida  al  verdadero  causante  de  la 
tentación  y  del  delito.  Más  aún:  la  maldición  del  reptil  no 
habría  tenido  lugar  en  la  historia  del  Paraíso,  ni  podía  tener 
suficiente  razón  de  ser  en  la  intención  divina,  si  no  sirviese 


LA    MALDICIÓN    DE   LA    SERPIENTE.  103 


de  medio  para  expresar  simbólicamente  la  maldición  de  Sa- 
tanás; de  la  misma  suerte  que  en  el  hecho  de  la  tentación  la 
imagen  de  la  serpiente  no  tuvo  otra  razóu  de  ser  que  la  de 
signo  sensible,  sirviendo  de  intermedio  ai  espíritu  del  mal 
para  sugerir  el  pecado  á  nuestros  primeros  padres. 

Con  estos  precedentes,  radicalmente  opuestos  á  los  de  la 
exégesis  racionalista,  la  significación  profética  de  la  sentencia 
de  Dios  es  cierta  é  indiscutible,  no  sólo  para  la  exégesis  cató- 
lica, sino  también  para  la  heterodoxa  y  protestante.  Si  existen 
algunas  divergencias  aun  dentro  de  la  exégesis  católica,  éstas 
son  completamente  accidentales  y  nacen  de  querer  concretar 
más  ó  menos  el  sentido  inmediato  de  las  palabras;  pero  todas 
las  opiniones  convergen  en  un  solo  pensamiento,  salvando  la 
significación  fundamental  de  esa  sentencia  profética  pronun- 
ciada por  Dios  desde  el  principio  de  los  tiempos,  y  que  con 
razón  ha  merecido  el  nombre  de  Proto-Evangelium:  primer 
Evangelio  del  género  humano. 

Aun  considerada  la  profecía  de  una  manera  superficial  y 
sin  concretar  las  variadas  significaciones  que  pueden  tener 
las  palabras  con  que  está  expresada,  se  comprende  desde 
luego  que  la  lucha  futura  que  el  mismo  Dios  se  propone  sus- 
citar cuando  dice:  «  Yo  pondré  enemistades  entre  ti  y  la  mu- 
jer, y  entre  tu  raza  y  la  descendencia  suya,»  no  puede  aludir 
á  otro  acontecimiento  histórico  sino  á  la  guerra  entre  el  bien 
y  el  mal  que,  iniciada  por  Satanás  en  el  Paraíso,  alcanzaría 
grandes  proporciones  con  el  transcurso  de  los  tiempos  y  lle- 
garía á  un  final  desenlace,  que  solo  Dios  podía  prever  y  anun- 
ciar á  raíz  de  la  primera  prevaricación.  En  tal  concepto  las 
palabras  siguientes:  «ella  quebrantará  tu  cabeza  y  tú  acecha- 
rás á  su  calcañar,»  son  el  anuncio  profético  de  una  victoria 
del  espíritu  del  bien,  ó  sea  del  espíritu  de  Dios  comunicado  al 
hombre,  y  de  una  derrota  definitiva  del  espíritu  del  mal,  per- 
sonificado en  Satanás  y  en  los  ángeles  rebeldes  que  llamamos 
demonios.  Pero  ¿á  qué  género  de  victoria  y  de  derrota  se 
alude  en  la  profecía?  Si  relacionamos  la  cuestión  exegética 
con  el  dogma  fundamental  de  la  Religión  relativo  á  los  desti- 
nos de  la  criatura  racional,  se  comprenderá  que  la  victoria 
anunciada  será  cuando  menos  la  adquisición  y  posesión  éter- 


164  LA    MALDICIÓN   DE   LA    SERPIENTE. 

na  del  último  fin  en  aquellas  almas  que,  según  la  frase  evan- 
gélica, nadie  puede  arrebatar  de  las  manos  de  Dios,  á  pesar  de 
la  tentación  y  de  la  lucha.  El  notar  la  circunstancia  de  que  el 
espíritu  malo  no  perjudicará  al  espíritu  bueno  sino  en  el  cal- 
cañar, mientras  que  el  espíritu  de  Dios  quebrantará  la  cabeza 
á  su  antagonista,  no  puede  significar,  en  la  intención  divina, 
sino  el  triunfo  definitivo  del  bien.  El  espíritu  malo  podrá  he- 
rir en  el  calcañar,  es  decir,  podrá  molestar  temporalmente  al 
espíritu  de  Dios,  pero  de  éste  será  la  victoria  definitiva  que 
pondrá  término  á  la  lucha,  quebrantando  la  cabeza  al  espí- 
ritu del  mal.  A  este  aspecto  general  de  la  lucha  y  de  la  victo- 
ria profetizada  parece  aludir  el  Apóstol  en  su  epístola  á  los 
Romanos,  cuando  dice:  «El  Dios  de  la  paz  quebrante  presto 
á  Satanás  debajo  de  vuestros  pies»  (i);  y  con  más  claridad 
todavía  se  describe  la  derrota  final  del  espíritu  malo  en  estas 
palabras  del  Apocalipsis:  «Y  fué  lanzado  fuera  aquel  gran 
dragón,  aquella  serpiente  antigua  que  se  llama  Diablo  y  Sa- 
tanás» (2). 

Este  sentido  generalísimo  de  la  profecía  es  lo  más  fijo  é 
inalterable  de  la  sentencia  de  Dios.  Pero  la  exégesis  bíblica, 
lo  mismo  la  protestante  que  la  católica  ,  tiene  fundamentos 
no  menos  ciertos  é  indiscutibles  para  ir  más  adelante  en  su 
interpretación,  y  demostrar  que  la  palabra  de  Dios  no  es  so- 
lamente el  anuncio  profético  de  un  hecho  general ,  cual  es  la 
victoria  eterna  del  bien  en  el  sentido  expuesto,  sino  que  con- 
tiene además  la  promesa  del  modo  y  de  los  medios  con  que 
Dios  había  de  realizar  su  obra,  esto  es,  la  promesa  del  Cristo 
Redentor. 

Esta  interpretación  más  concreta  de  la  profecía  es  una 
consecuencia  necesaria  del  sentido  general  que  acabamos 
de  exponer,  y  la  crítica  racionalista  no  encuentra  manera  de 
evadir  esta  deducción  lógica,  sino  negando  á  la  sentencia  de 
Dios   cualquiera    significación   espiritual  que  se  levante  un 


(1)  «Deus  autem  pacis  conterat  Satanam  sub  pedibus  vestris  vt- 
lociter.»  (Rom.,  xvi,  20.) 

(2)  «Et  projectus  est  draco  ille  magnus,  serpens  antiquus  qui  vo- 
catur  diabolus  et  Satanás.»  (Apoc,  xn,  9.) 


LA   MALDICIÓN   DE   LA   SERPIENTE.  165 

poco  sobre  la  interpretación  materialista  con  que  explica  el 
racionalismo  la  lucha  entre  la  serpiente  y  la  mujer.  Pero  la 
alta  crítica  contemporánea  necesita  dar  razón  de  dos  fenó- 
menos históricos  que  en  su  hipótesis  serían  de  todo  punto 
inexplicables  é  incomprensibles. 

Sería  inexplicable,  en  primer  lugar,  la  creencia  del  pue- 
blo hebreo,  que  á  pesar  de  sus  tendencias  materialistas,  en- 
tendió que  aquellas  palabras  de  Dios  ,  «ella  quebrantará  tu 
cabeza,»  contienen  la  primera  promesa  del  Mesías  y  de  sus 
futuros  triunfos.  Los  únicos  testimonios  antiguos  que  posee- 
mos de  interpretación  bíblica  entre  los  judíos,  son  las  Pará- 
frasis caldeas,  que  datan  de  la  época  de  los  Macabeos.  Es- 
critas dichas  Paráfrasis  con  el  fin  expreso  de  que  el  pueblo 
judío  no  olvidase  la  doctrina  de  los  Libros  Santos,  en  aquellos 
tiempos  en  que  comenzaba  á  abandonar  el  idioma  de  la  Biblia 
bajo  el  predominio  de  la  lengua  caldea,  tienen  una  autoridad 
indiscutible,  como  testimonios  y  documentos  de  la  primitiva 
exégesis  de  la  Sagrada  Escritura.  Y  aunque  admitamos  que  la 
redacción  completa  de  las  Paráfrasis  caldeas  no  se  terminó 
hasta  el  primer  siglo  del  Cristianismo,  siempre  quedará  como 
verdad  cierta  y  nada  sopechosa,  que  lo  único  que  en  ellas  se 
expresa  es  la  interpretación  tradicional  de  los  doctores  he- 
breos. 

Viniendo  ya  al  punto  discutido  ,  el  Targum  llamado  de 
Jonatás,  traduce  el  texto  hebreo  con  esta  paráfrasis:  «Los 
hijos  de  la  mujer  te  quebrantarán  la  cabeza  en  los  tiempos 
del  Rey  el  Mesías.»  En  el  mismo  sentido  entiende  la  profe- 
cía el  Targum  de  Jerusalem:  «A  los  hijos  de  la  mujer  les 
vendrá  socorro  ,  pero  la  serpiente  no  será  socorrida.  Este 
socorro  tendrá  lugar  en  los  últimos  tiempos,  á  saber,  en  los 
del  Rey  el  Mesías.»  Para  ponderar  bien  toda  la  importancia 
de  estos  testimonios,  es  necesario  advertir  que  las  profecías, 
principalmente  cuando  se  anuncian  por  medio  de  símbolos  y 
metáforas ,  suelen  ser  difíciles  de  interpretar  con  toda  exac- 
titud hasta  que  no  han  llegado  á  su  cumplimiento  efectivo. 
Cuando  ,  por  ejemplo  ,  decía  Jesús  al  pueblo  de  Jerusalem: 
«Destruid  este  templo  y  yo  le  reedificaré  en  tres  días,»  ad- 
vierte el  Evangelista  que   todos  interpretaron  la   profecía 


Ifí6  LA   MALDICIÓN   DE   LA    SERPIENTE. 

como  alusiva  al  templo  material  de  Salomón,  y  aun  los  mis- 
mos discípulos  de  Jesús  no  comprendieron  que  hablaba  del 
templo  de  su  cuerpo  ,  hasta  el  día  en  que  Jesús  resucitó  del 
sepulcro.  Por  consiguiente  ,  aunque  la  sentencia  de  Dios, 
a  Yo  pondré  enemistades  entre  ti  y  la  mujer...  Ella  quebran- 
tará tu  cabeza,»  no  hubiese  sido  interpretada  por  los  hebreos 
en  el  sentido  que  hemos  observado,  nada  podría  lógicamente 
deducirse  por  esta  causa  contra  la  interpretación  católica; 
pero  el  hecho  de  que  hasta  el  pueblo  hebreo  haya  visto  en  la 
metáfora  de  la  serpiente  un  anuncio  profético  relacionado 
con  su  futuro  Mesías,  es  el  más  solemne  mentís  que  puede 
pronunciarse  contra  la  interpretación  materialista  del  racio- 
nalismo contemporáneo. 

Otro  fenómeno  histórico  inexplicable  en  la  hipótesis  de 
la  alta  crítica  ,  es  la  tradición  universal  de  los  pueblos  más 
antiguos  ,  en  cuyas  teologías  ó  mitologías  subsiste  la  idea  y 
la  esperanza  más  ó  menos  definida  de  un  futuro  libertador- 
El  hecho  de  la  tradición  antigua  de  los  primeros  pueblos  es 
cierto,  y  está  bien  demostrado  por  la  ciencia  arqueológica; 
pero  la  tradición  misma  ¿en  qué  se  ha  fundado  ó  cuál  pudo 
ser  su  origen?  En  toda  la  revelación  primitiva  ,  no  creo  que 
pueda  citarse  otro  anuncio  profético  fuera  de  éste  ,  que  pu- 
diera extenderse  á  todas  las  razas  y  á  todos  los  pueblos  de  la 
antigüedad.  Las  profecías  subsiguientes  contenidas  en  la  Bi- 
blia, se  refieren  á  una  época  relativamente  moderna,  y  fue- 
ron exclusivamente  confiadas  al  pueblo  hebreo  ,  mientras 
que  la  expresada  en  la  sentencia  del  Paraíso  es  la  única 
profecía  y  promesa  del  Redentor  que  se  remonta  á  los  orí- 
genes de  la  historia. 

No  veo,  pues,  los  motivos  de  la  extrañeza  que  manifiesta 
Mr.  Reuss  ante  la  interpretación  tradicional,  cuando  dice: 
«Es  una  singular  aberración  exegética  el  ver  en  la  raza  de  la 
mujer  que  se  encarniza  contra  la  serpiente,  ora  á  la  Virgen 
María  (según  la  teología  latina),  ora  á  su  Hijo  (según  las  teo- 
logías griega  y  protestante). >  Lo  verdaderamente  extraño  é 
incomprensible  sería  que  solamente  la  exégesis  del  raciona- 
lismo contemporáneo  hubiera  llegado  á  adivinar  el  sentido 
exacto  de  las  divinas  Escrituras,  y  que  la  verdad   expresada 


LA    MALDICIÓN    DE   LA   SERPIENTE.  167 

en  los  Libros  Santos  hubiera  sido  totalmente  desconocida  por 
aquellos  mismos  á  quienes  se  dirigía  la  divina  revelación. 
Nada  más  razonable,  ni  más  lógico  por  otra  parte,  que  con- 
cretar en  Jesucristo  y  en  la  Virgen  María  el  sentido  de  esa 
sentencia  profética,  que  tuvo  siempre  en  su  apoyo  todas  las 
pruebas  internas  y  externas  que  pueden  servir  de  criterio  á 
una  exégesis  racional  y  sensata,  y  cuyo  cumplimiento  efec- 
tivo ha  tenido  lugar  en  un  grande  acontecimiento  histórico 
que  ha  llegado  á  transformar  el  aspecto  y  el  organismo  social 
del  mundo,  cual  es,  sin  duda  alguna,  el  hecho  de  la  revela- 
ción cristiana  por  medio  de  la  Virgen  María  y  de  su  Hijo 
Jesucristo. 

Hasta  aquí  no  cabe  discusión  posible,  ni  en  el  aspecto 
exegético  de  la  cuestión,  ni  en  su  aspecto  histórico  y  dog- 
mático; y,  como  se  ha  dicho  arriba,  todas  las  divergencias 
que  se  notan  entre  los  doctores  católicos  se  refieren  á  cues- 
tiones accidentales  que  no  alteran  el  sentido  fundamental 
de  la  profecía. 

Algunos  comentaristas  modernos,  como  el  P.  Humme- 
lauer,  creen  que  la  exégesis  no  debe  concretar  más  el  sentido 
de  las  palabras  de  Dios,  y  que  en  ellas  no  se  alude  de  una 
manera  directa  á  la  persona  de  Jesucristo  y  de  la  Virgen. 
Los  nombres  de  «mujer»  y  «descendencia»,  según  esta  in- 
terpretación, tienen  en  el  texto  bíblico  un  sentido  colectivo, 
y  designan  á  Eva  y  á  todos  sus  descendientes  en  general, 
así  como  en  la  raza  de  Satanás  están  comprendidos  todos 
los  espíritus  malignos,  colectivamente  considerados.  Se  pro- 
mete, pues,  de  una  manera  expresa  la  victoria  del  linaje  hu- 
mano en  su  lucha  con  Satanás,  pero  las  personas  de  Jesu- 
cristo y  de  la  Virgen  quedan  implícitas  en  la  profecía.  Esta 
opinión  no  es  de  todo  punto  improbable  en  el  aspecto  pura- 
mente exegético,  puesto  que  parece  harmonizarse  bien  con 
las  palabras  del  texto  sagrado.  Por  otra  parte,  no  niegan 
estos  comentaristas  que  á  la  intención  divina  acompañaba  la 
idea  de  los  medios  con  que  había  de  realizar  la  victoria  pro- 
fetizada en  favor  del  humano  linaje,  esto  es,  el  pensamiento 
de  la  Redención  por  la  persona  de  Jesucristo;  y  lo  único  que 
afirman,  es  que  esos  medios  no  se  expresan  directamente  en 


108  LA    MALDICIÓN    DE    LA   SERPIENTE. 

la  letra,  como  se  expresa  la  victoria  misma.  Tal  interpreta- 
ción no  se  opone  del  todo  á  la  significación  fundamental  que 
ha  dado  á  la  sentencia  de  Dios  la  tradición  cristiana,  porque 
el  garantizar  el  triunfo  del  género  humano  contra  Satanás 
es  como  prometer  implícitamente  un  Redentor,  así  como  el 
profetizar,  por  ejemplo,  la  aparición  de  un  grande  imperio  y 
sus  futuros  triunfos,  es  como  anunciar  indirectamente  la 
aparición  de  algún  gran  caudillo.  Si  pues  la  raza  de  la 
mujer  no  puede  llegar  á  ser  victoriosa  sino  por  la  participa- 
ción del  espíritu  de  Jesucristo,  como  efectivamente  sucede, 
no  hay  duda  que  ai  Cristo  Redentor  se  alude,  al  menos  indi- 
rectamente, en  la  sentencia  profética. 

Pero  la  exégesis  tradicional  de  los  Doctores  de  la  Iglesia 
ha  entendido  generalmente  la  profecía,  no  en  el  sentido  co- 
lectivo que  acabamos  de  exponer,  sino  en  una  significación 
más  limitada  y  concreta,  interpretando  las  palabras  «mujer)) 
y  ((descendencia»  como  una  alusión  directa  y  explícita  á  la 
Virgen  María  y  su  Hijo  Jesucristo.  Lamy,  entre  los  modernos, 
defiende  esta  opinión,  entendiendo  que  la  palabra  «mujer)) 
no  puede  reíerirse  á  Eva,  puesto  que  se  trata  de  una  mujer 
futura  y  de  una  enemistad  que  el  mismo  Dios  pondrá  entre 
ella  y  la  antigua  serpiente,  ni  menos  puede  aludir  al  sexo 
femenino  en  general,  pues  la  lucha  con  el  demonio  es  igual 
para  ambos  sexos;  alude,  por  consiguiente,  á  «la  Mujer  por 
excelencia,»  ó  sea  á  la  Santísima  Virgen.  En  esta  suposición, 
el  linaje  ó  prole  de  la  mujer  ya  no  puede  significar  el  género 
humano,  sino  expresamente  el  Hijo  de  la  Virgen  María.  Las 
palabras  en  que  se  anuncia  la  victoria  contra  el  demonio: 
«ella  quebrantará  tu  cabeza,»  pueden  referirse  directamenteá 
la  misma  Virgen,  si  ha  de  prevalecer  la  versión  de  la  Vulgata 
latina,  ó  á  su  Hijo  Jesucristo  si,  lo  que  es  mucho  más  proba- 
ble, debe  leerse:  «él  (linaje  déla  mujer)  quebrantará  tu  cabeza,» 
según  el  original  hebreo  y  la  versión  de  los  Setenta.  Pero  la 
cuestión  filológica  no  tiene  ninguna  importancia  en  esta 
opinión,  porque  si  es  Jesucristo  quien  quebranta  el  imperio 
del  demonio,  no  hay  duda  que  también  la  Virgen  le  que- 
branta por  medio  de  su  Hijo.  Es  de  notar,  en  apoyo  de  esta 
interpretación,  que  en  las  divinas  Escrituras  no  suele  desig- 


LA   MALDICIÓN   DE    LA    SERPIENTE.  169 

narse  al  género  humano  con  el  nombre  de  descendencia  ó 
linaje  de  la  mujer,  sino  del  hombre;  pero  en  esta  profecía  se 
llama  linaje  de  la  mujer  á  Jesucristo  porque  es  hijo,  no  de 
un  varón,  sino  exclusivamente  de  una  mujer  virgen.  Otra 
observación  que  dice  algo  en  favor  de  la  opinión  tradicional, 
es  la  circunstancia  de  que  la  palabra  \erá  (prole)  está  puesta 
en  singular,  circunstancia  que,  según  el  estilo  hebreo,  indica 
que  se  trata  de  una  persona,  y  no  de  toda  una  descendencia. 
Puede  citarse  á  este  propósito  la  autoridad  del  Apóstol  San 
Pablo,  que  se  apoya  precisamente  en  esa  distinción  del 
singular  y  del  plural  para  demostrar  que  las  promesas  que 
hizo  Dios  á  Abraham  y  á  su  prole  ó  linaje,  deben  enten- 
derse de  uno  solo,  que  es  Cristo;  pues  de  no  ser  así,  en  lugar 
de  la  palabra  semini  se  habría  puesto  seminibus  (i).  Parece, 
pues,  lo  más  probable  que  los  nombres  de  «mujer))  y  de 
«linaje»  deben  referirse,  en  la  profecía,  á  la  Virgen  y  á  Jesu- 
cristo, y  no  sólo  en  cuanto  que  el  Hijo  y  la  Madre  están  com- 
prendidos colectivamente  en  la  humana  descendencia  como 
principales  protagonistas  de  la  victoria  prometida,  sino  en 
cuanto  que  á  ellos  se  alude  personalmente  y  de  una  manera 
directa  en  las  palabras  de  Dios.  Dicha  interpretación  será 
siempre  tan  fundada  y  tan  respetable,  como  la  autoridad  de 
casi  toda  la  tradición  cristiana,  representada  en  los  Santos 
Padres  de  la  Iglesia. 

Con  esta  cuestión  acerca  del  sentido  que  tienen  en  la  pro- 
fecía los  nombres  de  «mujer»  y  «su  descendencia,»  está  ínti- 
mamente relacionada  otra  duda  respecto  de  la  extensión  con 
que  deben  interpretarse  tanto  el  «linaje  de  la  serpiente»  como 
la  «descendencia  de  la  mujer». 

Los  partidarios  del  sentido  colectivo  sostienen,  como  es 
natural,  que  las  enemistades  entre  la  mujer  y  la  serpiente  y 
entre  sus  respectivas  descendencias,  significan  la  lucha  entre 
los  demonios  y  todo  el  género  humano;  por  manera  que  en  el 
linaje  de  la  serpiente  están  incluidos  todos  los  demonios  que 


(i)  «Abrahae  dictae  sunt  promissiones  et  semini  ejus.  Non  dicit: 
et  seminibus,  quasi  in  multis;  sed  quasi  in  uno:  et  semini  tuo,  qui 
est  Christus.»  (Galat.,  ni,  16.) 


170  LA    MALDICIÓN    DE    LA    SERPIENTE. 

se  llaman  descendencia  de  Satanás  por  parentesco  espiritual 
de  perversión  y  malicia,  y,  viceversa,  en  la  descendencia  de 
la  mujer  está  comprendido  todo  el  género  humano,  por  pa- 
rentesco de  sangre  ó  de  generación  natural.  Esta  interpreta- 
ción parece  á  primera  vista  la  más  conforme  con  el  contexto 
de  la  profecía,  porque,  según  se  desprende  de  los  anteceden- 
tes y  consiguientes  de  la  historia,  la  sentencia  de  Dios  viene 
á  ser  como  una  especie  de  desquite  contra  los  demonios 
por  haber  causado  la  ruina  moral  del  género  humano  en  la 
tentación  del  Paraíso.  La  lucha  deberá,  por  consecuencia, 
agitarse  entre  esos  dos  bandos;  de  una  parte,  Satanás  con 
todo  su  linaje  de  demonios,  y  de  otra  parte,  la  primera  mujer 
con  toda  su  posteridad.  Pero  si  esta  interpretación  parecería 
la  más  probable  por  lo  que  se  refiere  á  la  lucha,  no  lo  es 
tanto  por  lo  que  concierne  á  la  victoria  profetizada.  Porque 
si  suponemos,  con  el  P.  Hummelauer,  que  los  antagonistas 
de  la  lucha  son  por  una  parte  todos  los  demonios,  y  por  otra 
todos  los  hombres  colectivamente  considerados,  y  reflexiona- 
mos luego  en  lo  que  nos  enseña  el  espectáculo  real  de  las  co- 
sas, esto  es,  que  la  mayor  parte  del  género  humano  sucumbe 
en  sus  luchas  con  los  espíritus  malignos,  ¿cómo  se  cumplirá 
esa  profecía  que  garantiza  la  victoria  al  linaje  de  la  mujer,  y 
cómo  el  género  humano  quebrantará  la  cabeza  á  la  raza  de  la 
serpiente?  Se  dirá  que  la  redención  de  Jesucristo  era  el  prin- 
cipio de  la  victoria  universal  iniciada  ya  para  todo  el  género 
humano,  puesto  que  su  virtud  se  extiende  á  todas  las  almas, 
así  del  Antiguo  como  del  Nuevo  Testamento;  se  dirá  que  nin- 
guno sucumbe  en  las  luchas  del  espíritu  sino  porque  quiere. 
Pero  esta  respuesta  no  parece  suficiente  para  resolver  la  di- 
ficultad, porque,  cuando  se  trata  del  cumplimiento  de  una 
profecía,  no  es  cuestión  de  averiguar  el  por  qué  se  realiza  ó 
deja  de  realizarse,  sino  de  demostrar  única  y  exclusivamente 
el  hecho,  esto  es,  si  la  sentencia  profética  se  cumple  ó  deja 
de  cumplirse. 

Por  este  aspecto,  la  interpretación  de  la  tradición  cris- 
tiana lleva  también  grandes  ventajas  á  esa  opinión  de  los 
exégetas  modernos.  Porque  si  las  enemistades  entre  la  ser- 
piente y  la  mujer  y  entre  sus  respectivas  descendencias  se 


LA   MALDICIÓN    DE   LA   SERPIENTE.  171 


refieren  á  la  lucha  de  dos  bandos  tan  opuestos  como  Satanás 
con  todo  su  linaje  espiritual  de  una  parte,  y  de  la  otra  la 
Virgen  María,  que  es  la  mujer  por  excelencia,  y  Jesucristo, 
que  es  el  linaje  por  excelencia  de  la  mujer,  entonces  la  victo- 
ria es  evidente,  y  resulta  cierto  y  sin  restricciones  que  la  mu- 
jer y  su  linaje  quebrantan  la  cabeza  á  Satanás.  Porque  ha- 
biendo éste  causado  la  ruina  espiritual  y  eterna  de  todo  el 
género  humano  en  la  tentación  del  Paraíso,  Dios  promete 
preservar  del  contagio  de  aquella  culpa  á  una  mujer  desti- 
nada á  quebrantar  la  cabeza  á  Satanás,  ó  por  sí  misma,  ó  por 
medio  de  su  linaje,  Jesucristo.  El  imperio  universal  que  había 
adquirido  el  demonio  por  derecho  de  conquista  en  la  preva- 
ricación del  Paraíso,  quedaría  realmente  quebrantado  con  la 
sustracción  de  muchas  almas  predestinadas,  que,  según  la 
frase  evangélica,  el  Eterno  Padre  entregó  al  Hijo  Redentor,  y 
que  nadie  podrá  arrebatar  de  sus  manos.  De  esta  manera  los 
demonios  no  verán  realizados  ios  fines  de  su  envidia  que, 
como  enseñan  los  Santos  Padres,  consistían  en  impedir,  por 
medio  de  la  prevaricación  del  Paraíso  terrenal,  que  los  hom- 
bres, de  inferior  naturaleza  que  los  ángeles  rebeldes,  llegaran 
á  ocupar  el  puesto  que  éstos  habían  perdido  en  el  Paraíso 
celeste. 

Según  esta  interpretación,  la  descendencia  de  la  mujer 
predestinada  comprende  no  solamente  á  Jesucristo  por  filia- 
ción natural,  sino  también  á  todas  las  almas  santas,  por  filia- 
ción espiritual.  Jesucristo  será,  pues,  en  este  sentido,  como 
dice  el  Apóstol,  el  primogénito  entre  muchos  hermanos  y, 
por  consiguiente,  la  Virgen  María  es  verdaderamente  Madre 
de  los  hambres.  La  filiación  espiritual  de  la  gracia  es,  por 
otra  parte,  la  que  principalmente  se  considera  en  los  desig- 
nios de  Dios,  pues,  como  dijo  el  mismo  Apóstol,  no  todos  los 
que  descienden  naturalmente  de  Abraham  son  israelitas,  y 
viceversa,  según  el  texto  evangélico:  «A  todos  los  que  le  re- 
cibieron (á  Jesús),  que  son  los  que  creen  en  su  nombre,  dió- 
les  poder  de  llegar  á  ser  hijos  de  Dios.  Los  cuales  no  nacen 
de  la  sangre  ni  de  la  voluntad  de  la  carne,  ni  del  querer  del 
hombre,  sino  que  nacen  de  Dios.» 

¿En  qué  linaje  estarán,  por  tanto,  comprendidos  aquellos 


172  LA    MALDICIÓN    DE    LA    SERP1KNTE. 

que  no  participaran  del  beneficio  de  la  victoria  á  que  alude 
la  profecía?  Según  la  explicación  que  hemos  dado  á  la  sen- 
tencia de  Dios,  los  hombres  que  no  gozaran  del  beneficio 
eterno  de  la  Redención  no  pueden  estar  incluidos  en  la  des- 
cendencia espiritual  de  la  mujer  prometida  y,  por  consi- 
guiente, ó  no  se  alude  á  ellos  en  absoluto,  ó  si  se  alude,  esta- 
rán comprendidos  en  la  raza  de  la  serpiente  por  parentesco 
espiritual  de  perversión.  Cualquiera  de  estas  dos  interpreta- 
ciones sería  admisible,  y  la  primera  parecerá  más  probable, 
en  el  supuesto  de  que  la  lucha  anunciada  no  tiene  otro  objeto 
que  arrebatar  á  los  demonios  una  gran  parte  de  sus  víctimas 
y  quebrantar  así  el  imperio  universal,  que  adquirió  sobre 
todo  el  género  humano  por  derecho  de  conquista,  en  la  pre- 
varicación del  Paraíso. 

Mas  no  por  eso  deja  de  ser  razonable  la  opinión  de  aque- 
llos intérpretes  que  entienden  comprendidos  en  el  linaje  de  la 
serpiente,  no  sólo  á  los  demonios,  sino  también  á  los  hom- 
bres que  son  sus  secuaces  en  la  malicia  y, cumplen  sus  deseos. 
Esta  interpretación  podría  aplicarse  especialmente  á  los  ene- 
migos de  Jesucristo,  que  combaten  como  instrumentos  de 
Satanás  la  misma  obra  redentora  del  Cristianismo,  pues  ellos 
luchan  verdaderamente  al  lado  de  aquella  serpiente  antigua 
que  sedujo  á  todo  el  orbe;  pero  á  los  seducidos  y  á  los  débi- 
les les  corresponde  mejor  el  nombre  de  víctimas  de  Satanás 
y  de  su  linaje.  En  efecto;  los  textos  evangélicos  que  se  citan 
para  comprobar  esta  interpretación,  se  refieren  á  los  enemi- 
gos declarados  de  Jesús  y  á  los  que  toman  parte  activa  en  la 
lucha.  Así,  en  el  Evangelio  se  llama  á  los  fariseos  linaje  de 
víboras  y  de  serpientes,  y  en  la  primera  epístola  de  San  Juan 
son  designados  los  herejes  con  el  nombre  de  hijos  del  diablo 
y  de  Satanás. 

Para  terminar  esta  discusión  diremos  algo  acerca  de  las 
relaciones  que  tiene  el  Proto-Evangelio  (pues  tal  debe  ser  y 
ha  sido  el  verdadero  nombre  de  esta  profecía  en  la  tradición 
cristiana)  con  el  dogma  de  la  Inmaculada  Concepción  de 
María  Santísima.  El  P,  Hummelauer,  para  sostener  su  in- 
terpretación, necesita  poner  en  duda  que  la  sentencia  profética 
del  Paraíso  sea  una  prueba  del  dogma  de  la  Inmaculada 


LA    MALDICIÓN   DE   LA   SERPIENTE.  173 

Concepción.  Según  dicho  intérprete,  el  argumento  en  favor 
del  dogma  no  nace  propiamente  de  la  Escritura,  considerada 
en  su  texto  original,  sino  de  la  versión  latina  de  la  Vulgata: 
ipsa  conteret  caput  tuum,  y  por  consiguiente,  viene  á  ser, 
más  que  un  argumento  de  la  Biblia,  un  simple  documento  de 
la  fe  que  profesaba  la  Iglesia  antigua,  sin  la  cual  no  hubiera 
podido  prevalecer  esa  tradición:  Documentum  sit  fidei 
ecclesiae  antiquioris  sine  qua  illa  lectio  praevalere  minime 
potuit.  Contra  el  sentir  del  P.  Hummelauer  debemos  decir 
que.no  es  exacto  que  el'argumento  en  favor  del  dogma  de  la 
Inmaculada  Concepción  se  funde  precisamente  en  la  traduc- 
ción latina  ipsa  en  lugar  de  ipse,  ni  creo  que  haya  teólogo 
moderno  que  no  considere  indiferente  á  este  propósito  el  ar- 
güir ora  con  el  texto  latino,  ora  con  el  texto  hebreo.  Pero  lo 
que  más  condena  la  opinión  del  P.  Hummelauer  es  la  Bula 
dogmática  de  Pío  IX,  en  que  dice:  Clare  aperteque  prae- 
monstratum  fuisse  misericordem  humani  generis  Redem- 
ptorem  ac  designatam  beatissimam  ejus  Matrem  Virginem 
Mariam,  ac  simul  ipsissimas  utriusque  contra  diabolum  ini- 
micitias  expressas.  Ni  tienen  fundamento  ni  razón  de  ser  las 
sutilezas  con  que  el  P.  Hummelauer  pretende  evadir  las 
afirmaciones  del  documento  dogmático,  diciendo  que  los  ad- 
verbios clare  aperteque  no  deben  referirse  más  que  al  verbo 
praemonstratum  fuisse,  y  que  no  es  necesario  unirlos  á  las 
palabras  siguientes  ac  designatam  beatissimam  ejus  Matrem. 
Semejantes  agudezas  parecerán  quizás  poco  serias  y  sensa- 
tas. Los  adverbios  susodichos  deben  referirse  sin  duda  algu- 
na á  todos  los  verbos  que  se  suceden  en  un  mismo/contexto. 
Pero  aunque  asi  no  fuese,  y  aun  cuando  se  suprimiesen  en 
absoluto  esos  adverbios  en  el  texto  de  la  Bula,  siempre  serían 
verdaderas  sus  afirmaciones,  la  última  de  las  cuales  es  la  re- 
futación de  la  exégesis  del  P.  Hummelauer;  pues  según  el 
Supremo  Magisterio  de  la  Iglesia,  «hasta  las  mismísimas 
enemistades  de  Jesús  y  de  María  {utriusque)  contra  el  de- 
monio están  evidentemente  expresas»  en  el  texto  bíblico. 

La  interpretación,  pues,  que  hemos  dado  á  la  sentencia 
pronunciada  por  Dios  á  raíz  de  la  primera  culpa,  sin  atender 
á  otras  razones  que  á  los  caracteres  internos  del  texto  sagra- 


174  LA   MALDICIÓN    DE   LA    SERPIENTE. 

do,  está  además  exteriormente  confirmada,  no  sólo  por  la 
autoridad  de  toda  la  tradición  cristiana,  sino  también  por  una 
definición  dogmática  del  Supremo  Magisterio  de  la  Iglesia. 
A  su  vez  el  dogma  católico  de  la  Inmaculada  Concepción 
tiene,  como  todos  los  dogmas,  su  fundamento  en  la  revelación 
bíblica,  y  ese  fundamento  es  la  sentencia  profética  del  Pa- 
raíso, interpretada  conforme  á  las  reglas  de  la  exégesis  in- 
terna. 

El  fundamento  bíblico  del  dogma  de  la  Inmaculada  Con- 
cepción no  tiene  por  única  base  la  traducción  latina  de  la 
Vulgata,  como  opina  el  P.  Hummelauer,  pues  tal  fundamen- 
to no  sería  autoridad  de  la  Escritura,  sino  del  traductor.  Ni 
es  verdad  tampoco  que  la  Teología  católica  se  apoye  preci- 
samente en  la  traducción  «ella  quebrantará  tu  cabeza»  en 
vez  de  «él  {linaje)  quebrantará  tu  cabeza»  para  fundaren  una 
variante  sus  conclusiones  dogmáticas.  El  argumento  teoló- 
gico se  deduce  de  la  naturaleza  de  las  enemistades  que  de- 
bían existir  entre  Satanás  y  su  raza  por  una  parte,  y  la  Mujer 
predestinada,  juntamente  con  su  Hijo  Redentor,  por  otra.  El 
mismo  género  de  enemistades  y  de  victorias  se  afirman  del 
Hijo  y  de  la  Madre.  Pero  del  Hijo  es  evidente  que  la  enemis- 
tad con  el  demonio  consistió  en  no  admitir  ninguna  clase  de 
concordia  en  la  culpa,  y  que  su  triunfo  contra  Satanás  fué 
perfecto  y  absoluto;  luego  en  el  mismo  sentido  deben  enten- 
derse la  enemistad  y  el  triunfo  de  la  Virgen  Madre,  con  esta 
sola  diferencia:  que  Cristo  triunfa  por  su  propia  virtud,  y  Ma- 
ría Santísima  con  la  virtud  de  su  Hijo,á  cuyos  méritos  futuros 
debió  la  exención  de  todo  contagio  de  culpa.  Por  donde  se 
ve  que  para  el  razonamiento  teológico  es  indiferente  la  tra- 
ducción latina  ó  el  original  hebreo. 

Es  extraño  que  la  interpretación  que  hemos  refutado  haya 
tenido  sus  prosélitos  precisamente  después  de  la  definición 
dogmática  de  la  Inmaculada  Concepción;  porque  la  nueva 
exégesis  no  podía  venir  más  inoportunamente. 

Fr.  Honorato  del  Val, 
o.  s.  A. 


...       ...    ^  . 


OH  RELACIÓN  Bilí  BE  ü  MTÍLU  DE  SI»  QUINTÍN 


adíe  ignora  que  la  memorable  batalla  de  San  Quintín 
es  uno  de  los  más  gloriosos  timbres  del  reinado  de 
Felipe  II,  y  una  de  las  más  brillantes  páginas  de 
nuestra  historia  nacional,  sobre  todo  si  se  atiende  á  la  cir- 
cunstancia de  que  el  ejército  vencedor  se  componía  de  6.000 
á  7.000  hombres,  y  el  vencido  era  tres  veces  más  numeroso 
y  contaba  á  su  favor  con  otras  muchas  ventajas.  Al  explicar 
las  causas  de  este  gran  triunfo,  continuación  de  otros  que 
tan  alto  habían  colocado  el  prestigio  y  el  valor  de  las  armas 
españolas,  atribúyenlo  unos  á  la  energía  irresistible  de  los 
soldados  que  capitaneaba  el  gran  caudillo  Filiberto,  duque 
de  Saboya,  y  otros  á  la  indisciplina  del  ejército  enemigo, 
donde  el  terror  y  la  confusión  llegaron  hasta  el  punto  de  que 
se  matasen  unos  á  otros,  como  dicen  varios  testigos  que  pre- 
senciaron aquella  horrible  hecatombe.  Pocas  victorias  se 
registran  más  completas  y  á  menos  costa,  que  la  ganada  por 
los  españoles  el  10  de  Agosto  de  i55j. 

Conocidas  son  también  de  todos  las  causas  que  habían 
motivado  esta  nueva  guerra  entre  Francia  y  España.  Apenas 
ocupó  Felipe  II  el  trono  por  la  abdicación  de  su  padre  el 
emperador  Carlos  V,  cuando  el  Papa  Paulo  IV,  continua- 
mente instigado  por  la  ambición  de  sus  sobrinos  Caraffa, 
rompió  la  tregua  de  Vaucelles,  y  apoyado  por  los  grandes 
socorros  que  le  enviaba  Enrique  11   de  Francia,  pretendió 


176  UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE    LA  BATALLA   DE    SAN    QUINTÍN. 


arrebatar  á  España  el  dominio  del  reino  de  Ñapóles.  Hallá- 
base á  la  sazón  Felipe  II  en  Flandes,  y  tan  pronto  como  vio 
emprendida  la  guerra  por  parte  de  los  franceses,  juzgó  aqué- 
lla ocasión  propicia  de  mostrar  que  quien  había  heredado 
los  señoríos  de  Carlos  V,  sabría  también  ser  un  digno  suce- 
sor suyo.  Con  el  entusiasmo  y  la  actividad  propios  de  un 
joven  que  sentía  correr  por  sus  venas  la  sangre  del  vencedor 
de  Pavía,  envió  capitanes  á  Hungría,  Alemania  y  España, 
hizo  un  llamamiento  general  á  sus  subditos  flamencos  y  él 
mismo  en  persona  pasó  á  Inglaterra  á  pedir  á  su  esposa  la 
reina  María,  que  le  ayudase  también  en  la  guerra  con  Fran- 
cia. De  todas  partes  respondieron  con  entusiasmo  á  los  de- 
seos de  Felipe  II,  que  consiguió  reunir  un  ejército  poderoso, 
y  lo  encomendó  á  la  dirección  del  joven  duque  de  Saboya, 
que  tan  ventajosamente  se  había  distinguido  por  su  inteli- 
gencia y  valor  en  las  últimas  campañas  del  Emperador  su 
padre  (i).  Lo  que  después  sucedió  hasta  el  fin  de  esta  glo- 
riosa jornada,  lo  verán  nuestros  lectores  en  la  relación  que 
sigue,  y  sólo  apuntaremos  que  si  la  victoria  tuvo  gran  im- 
portancia, fué  pequeño,  sin  embargo,  el  fruto  que  se  reportó 
de  ella. 

Dejando  aparte  otros  pormenores,  creemos  conveniente^ 
para  la  mejor  inteligencia  del  documento  que  publicamosT 
transcribir  lo  que  dicen  sobre  la  situación  de  San  Quintín 
dos  autores  españoles  de  aquella  época. 

San  Quintín  «tiene  de  setentrión  á  Cambray,  al  levante 
á  Guisa  y  Landresi,  de  poniente  el  río  Soma,  al  mediodía  á 
Noyon...  Está  en  un  collado  no  muy  alto  que  descubre  la 
campaña  por  valles  desigual ,  con  algunos  montones  de 
tierra  y  bosques  muy  apartados  de  la  población.  Pasa  por  el 
pie  del  collado  el  río  Somona,  Soma  ó  Somara,  cuyo  naci- 
miento poco  apartado  de  la  ciudad,  hacia  su  oriente,  pe- 
queño en  él  y  blando  su  corriente,  después  aumentado  vierte 
en  el  Océano  Británico.  A  la  siniestra  del  collado  hay  una 
laguna,  y  el  foso  es  grande  y  la  muralla  de  piedra  y  de  la- 
drillo muy  gruesa...  Era  su  Gobernador  y  Capitán  á  guerra 


(i)     Lafuente:  Historia  de  España. 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE   LA   BATALLA   DE    SAN   QUINTÍN.  lr»7 

Mos  de  Bruel  bretón,  y  su  guarnición  de  ochocientos  sol- 
dados, inclusos  algunos  hombres  de  armas,  de  quien  era 
cabo  el  señor  de  Tellin»  (i). 

«Este  San  Quintin  era  de  los  estados  de  Flandes,  y  ha 
setenta  años  que  un  Rey  de  Francia  le  tomó,  y  después  acá 
siempre  le  ha  gozado  pacificamente,  y  nunca  más  hasta 
ahora  hubo  ejército  sobre  él;  y  por  esto,  y  por  ser  frontera 
de  Flandes,  y  por  el  territorio  que  tiene  alrededor,  de  mas 
de  seis  leguas,  y  por  ser  todo  tierra  de  sembradura  la  mejor 
que  se  cree  haber  en  el  mundo,  es  lugar  muy  rico  y  hay 
dentro  muchos  mercaderes  y  muy  caudalosos,  y  una  iglesia 
catedral  muy  rica.  Siempre  que  los  Reyes  de  Francia  han 
querido  inquietar  los  estados  de  Flandes,  hacia  n  aquí  la 
masa  del  ejército  y  las  vituallas,  por  ser  tierra  muy  abun- 
dosa. Es  mayor  que  Madrid  con  sus  arrabales,  y  hay  muchas 
huertas  dentro  y  muy  buenas.  Está  en  un  alto,  y  rededor 
tiene  unos  valles...  Por  la  tercera  parte  de  la  tierra  la  cerca 
un  lago  de  agua  hondo,  y  de  ancho  por  unas  partes  treinta 
pasos,  por  otras  más  ó  menos,  y  este  lago  se  extiende  la 
parte  hacia  Flandes  desde  el  lugar,  dos  tiros  de  arcabuz»  (2) . 

La  relación  que  van  á  conocer  nuestros  lectores  y  que 
juzgamos  inédita,  después  de  prolijas  investigaciones  y  con- 
sultas, contiene  datos  muy  estimables  y  fué  escrita  induda- 
blemente por  un  testigo  ocular  de  los  sucesos.  Comparada 
ésta  con  otras  relaciones  manuscritas,  se  encuentran  algunas 
variantes  que  hemos  puesto  en  las  notas.  Se  halla  la  primera 
en  un  tomo  en  4.0  de  la  colección  de  Páez  de  Castro  en  la 
Biblioteca  del  Escorial,  con  la  sig.  etc.-m-23,  y  parece  ser 
una  copia  esmeradamente  hecha.  Las  otras  relaciones  de 
donde  están  tomadas  las  variantes,  pertenecen  también  á 
otro  tomo  en  folio  de  la  colección  de  Páez,  con  la  sig.  5-n-3. 
Para  mayor  claridad  hemos  clasificado  de  la  siguiente 
manera  estos  últimos  documentos: 

a.  Copia  de  una  letra  que  se  embiaron  de  San  Quintín. 
Está  fechada  á  xn  de  Agosto  de  i55j.  No  lleva  nombre  de 


(1)  Cabrera  de  Córdoba:  Historia  de  Felipe  II,  lib.  iv,  cap.  v. 

(2)  Colección  de  documentos  inéditos,  tomo  ix. 

12 


178  UNA    RELACIÓN   INÉDITA   DE   LA   BATALLA  DE   SAN   QUINTÍN. 

autor  ni  expresa  á  quién  está  dirigida:   2  hojas  de  letra  del 
siglo  XVI. 

b.  (Relación  de  la  batalla  del  1  o  de  Agosto  de  iSSy.) 
Anónima.  Tiene  varias  correcciones  al  margen  de  letra  de 
Páez  de  Castro:  1  hoja  de  letra  del  siglo  XVI. 

c.  Relación  del  successo  de  la  empressade  Sant  Quin- 
tín. Anónima,  con  varias  tachaduras  y  correcciones  de  la 
misma  mano.  Parece  copia:  2  hojas  de  letra  del  siglo  XVI. 

d.  Auiso  de  lo  q  ha  sucedido  sobre  S.  Quintín  desde 
los  .6.  hasta  los  .XI.  de  Agosto.  Anónimo.  Es  copia  de  la 
misma  letra  que  a:  i  hoja  de  letra  del  siglo  XVI.     . 

e.  (Relación  del  asalto  de  tapiaba  de  S.  Quintín.)  Anó- 
nimo. Parece  copia:  1  hoja  dé  letra  del  siglo  XVI. 

f.  El  successo  de  Cha  tele  te.  Anónimo,  con  tachaduras 
y  correcciones  de  la  misma  mano.  Parece  copia  de  la  misma 
letra  que  c:  2  hojas  de  letra  del  siglo  XVI. 

Fr.  Guillermo  Antolín, 

o.  8.  A. 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE    LA    BATALLA   DE    SAN    QUINTÍN.  179 


Relación  de  lo  que  se  higo  desde  el  principio  hasta  que  se  despidió  el 
exercito  en  la  jornada  de  san  quintin  ham  xauni  (Chauny)  noyon 
xatelete  (Chatelet). 

A  los  ocho  de  jullio  (i)  llego  su  ma.1  de  ingalaterra  a  la 
villa  de  bruselas  y  con  el  algunos  Caballeros  españoles  y  a 
los  12  (2)  del  partió  El  duque  De  saboia  para  ir  sobre  ma- 
rinburch  (Marienbourg)  (3)  y  a  esperar  alli  a  la  caballería  y 
infantería  Alemana  que  estábamos  tomando  la  muestra 
en  los  contornos  -de  mastriq  (Maestricht)  (4)  y  bolduque 
(Bois-le-Duc)  (5)  en  que  abia  7.200  caballos  hereruelos, 
2.000  alemanes  infantes  Sin  nuebe  compañias  de  balones  y 
anamureses  de  que  hera  coronel  de  las  seis  el  conde  de 
mega  y  de  las  tres  Carandole,  y  7.000  españoles  del  tercio 
de  nabarrete  q  estaban  alojados  en  bastoña  y  marcha,  y 
llegados  q  fueron  alguna  parte  de  los  alemanes  hicieron 
demostración  que  iban  sobre  marinburch  (6)  y  dio  la  buelta 
a  Rencroy  donde  acudia  parte  de  la  gente  q  el  Rei  de 
francia  tenia  en  algunos  presidios  con  la  qual  se  ovo  algunas 
escaramucas  specialmente  El  dia  de  santiago  con  los  espa- 
ñoles donde  fue  herido  el  capitán  juan  ochoa  de  nabarrete 
de  un  arcabuzazo  en  la  pierna  donde  mataron  mas  de  cin- 


(1)  Documentos  inéditos  ,  t.  ix:  «se  vino  á  Bruselas  en  fin  de 
junio  de  este  año  de  1557.» 

(2)  Doc.  inéd.,  t.  ix:  «a  los  quince  de  julio  partió  el  Duque  de  Sa- 
boya  de  Bruselas.» 

(3)  Plaza  fuerte  de  los  Estados  de  Flandes,  que  á  la  sazón  per- 
tenecía al  Rey  de  Francia,  el  cual  la  había  tomado  por  medio  de 
tratos  que  tuvo  con  los  borgoñones,  que  la  guardaban. 

(4)  Perteneciente  á  los  Países  Bajos. 

(5)  ídem  situada  en  la  confluencia  del  Dommel  y  el  Aa. 

(6)  Doc.  inéd.:  «Caminó  el  Duque  de  Saboya  con  ellos  después  de 
habelles  dado  sus  pagas  por  la  orden  que  tenía,  y  pónese  sobre  Ma- 
riemburch.  Los  franceses  tiraban  muchas  piezas  de  artilleiíi,  porque 
en  aquella  plaza  las  hay  estremadas.  Luego  cono  sentó  su  campo, 
los  de  adentro  salían  á  escaramuzar  con  los  nuestros,  y  matóse  al- 
guna gente  de  una  parte  y  otra.» 


180  UNA   RELACIÓN    INÉDITA   DE    LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN. 


quenta  frangeses  y  hirieron  mas  de  i3o,  de  los  Españoles 
fueron  muertos  i3  y  heridos  40  y  tiniendo  por  cierto  los 
franceses  q  el  duque  pusiera  sitio  Sobre  la  dicha  Rencroy  o 
que  bolbiera  a  marinburch  o  siguiera  por  alli  adentro  en  frá- 
cia  sacaron  toda  su  gente  de  las  guarniciones  donde  la  tenian 
y  cargaron  con  ella  aqueesa  parte  y  bisto  por  el  duque  que 
el  Rei  de  francia  abia  sacado  su  gente  de  sus  presidios  Spe- 
cial  de  san  quintin  ordeno  q  toda  la  gente  de  su  campo  se 
proveiese  de  bastimento  para  quatro  dias  para  entrar  por  las 
tierras  de  francia  porq  no  les  faltase  como  se  higo  y  sin  que 
persona  supiese  do  llebava  su  disignio  fue  sobre  la  villa  de 
san  quintin  donde  llego  el  campo  con  la  dicha  gente  y  26 
piesas  de  batir  y  10  de  campaña  a  los  2  (1)  del  mes  de  agos- 
to y  luego  la  rrepartio  por  sus  quarteles  en  cinco  partes  para 


(1)     Cabrera  de  Córdoba:  «Con  gran  silencio  de  noche  por  cami- 
nos desusados  partió,  y  á  tres  de  agosto  ciño  á  San  Quintín...» 

Véase  la  descripción  de  la  toma  del  arrabal  de  San  Quintin, 
efectuada  el  3  de  Agosto ,  y  que  sólo  se  cita  más  adelante  en  la 
relación  que  nosotros  publicamos.  Doc.  inéd.:  «Otro  día  como  llegó  á 
San  Quintin  el  Duque  de  Saboya,  se  dio  orden  como  se  tomase  el 
burgo  ó  arrabal  de  la  tierra  que  está  á  la  parte  del  lago,  el  cual  está 
en  medio  de  él  y  la  tierra.  El  arrabal  es  fuerte,  y  para  pasar  desde  él 
á  la  tierra,  hay  puentes  de  madera.  Tiene  este  arrabal  hasta  cien 
casas,  y  á  la  entrada  de  él  hay  un  bestión  grueso  de  terrapleno  más 
adentro  la  muralla,  y  una  puente  levadiza  con  un  foso  seco  debajo, 
hondo,  y  en  este  bestión  detrás  de  un  reparo  hacia  la  campaña,  te- 
nía dos  piezas  de  artillería  gruesas,  y  había  en  él  hartos  franceses 
que  le  guardaban.  El  Duque  de  Saboya  envió  á  tomar  este  arrabal 
al  Maestre  de  campo  Navarrete  con  sola  su  compañía,  y  al  capitán 
Julián  con  la  suya...  Fueron  también  tres  compañías  de  borgoñones: 
pasaron  el  lago  por  una  puente  que  tiene  de  madera,  y  al  ir  hacia  el 
arrabal  les  tiraban  del  y  de  la  tierra  mucha  artillería,  porque  es  todo 
campaña  rasa.  Antes  de  llegar  al  arrabal  trescientos  pasos,  hay  una 
costezuela  que  lo  bajo  della  está  cubierto,  que  no  les  pueden  tirar 
desde  el  arrabal  ni  de  la  tierra:  aquí  se  quedaron  los  borgoñones,  y 
los  españoles  fueron  de  noche  á  reconocer  el  arrabal  y  hallaron  jun- 
to á  él  unas  casas  de  labradores,  cubiertas  de  paja,  hasta  doce  casas, 
y  unas   huertas  espesas  de  árboles...  y  desde  ellas  y  de  las  huertas 


UNA   RELACIÓN    INÉDITA   DE    LA   BATALLA   DE    SAN    QUINTÍN.  181 

efecto  q  si  el  Rei  de  francia  enbiase  gente  para  socorerla  y 
quisiese  entrar  dentro  se  lo  defendiesen  y  ansi  hicieron  con- 
tinua guardia  de  noche  y  de  dia  mas  de  la  q  fuera  menester 
hasta  que  el  miércoles  antes  q  amaneciese  que  se  contaron 
quatro  de  agosto  vino  mos  de  andaiot  (Mr.  d'Andelot),  her- 
mano del  almirante  de  francia  con  i3  banderas  de  gascones 
y  frangeses  y  esguigaros  y  alemanes  con  determinación  de 
entrar  en  la  billa  y  socorella  si  pudieran  y  quiso  dios  que 
herraron  el  tiro  y  tan  herrado  que  binieron  a  estar  por  el 
quartel  donde  estava  aloxado  el  tercio  despañoles  del  maesso 
(Maestre)  de  campo  nabarrete  y  como  fueron  sentidos  por 
las  centinelas  se  toco  arma  y  salió  el  maeso  de  campo  con 
hasta  700  españoles  porq  los  demás  quedaban  en  Retaguar- 
dia porque  si  saliese  alguna  gente  de  la  billa  tubiesen  quien 
los  detubiese  y  ansi  que  abiendo  caminado  hasta  600  passos 


tiraban  á  los  del  arrabal  y  mataron  algunos  franceses,  y  ellos  tam- 
bién mataron  seis  españoles  con  arcabuces  que  tiraban  y  con  las  dos 
piezas  de  artillería  que  tenían.  Los  franceses  procuraron  de  quemar 
estas  casas  por  descubrir  los  españoles  para  tiralles,  y  fué  de  esta 
manera  que  tiraban  saetadas  á  las  casas  cubiertas  de  paja,  y  en  los 
casquillos  de  las  saetas  iban  unos  bolsoncillos  de  papel  llenos  de 
azufre  molido  y  pólvora,  y  allí  junto  dos  cabos  chicos  de  cuerda  de 
arcabuz  encendidos,  de  manera  que  dando  el  golpe  se  podía  encen- 
der el  azufre...  Como  los  españoles  se  vieron  descubiertos  por  ha- 
berles quemado  las  casas,  luego  por  la  mañana  el  tercero  día  que 
allí  llegaron,  tiraron  con  sus  dos  piezas  á  los  del  burgo  ó  arrabal,  de 
manera  que  seis  tiros  se  retrujeron  adentro  y  perdieron  el  bestión  de 
tierra,  y  se  pusieron  detras  de  la  muralla;  y  como  también  allí  les 
tiraban,  desampararon  el  burgo  y  se  fueron  á  la  villa,  y  de  camino 
pusieron  fuego  y  quemaron  todas  las  casas  que  había  en  el  burgo,  y 
pasaron  la  puente  y  se  metieron  por  una  puerta  que  allí  hay  en  la 
villa.  Hecho  esto  el  capitán  Julián  dijo  al  Duque  de  Saboya  que  él 
se  ofrecía  con  su  compañía  á  guardar  aquel  arrabal  de  todo  el  ejér- 
cito del  Rey  de  Francia,  y  ansi  sacaron  del  burgo  la  compañía  de 
Diego  de  Hoyos,  y  la  de  Juan  Pérez,  que  ya  se  habían  puesto  allí 
de  guardia,  y  también  salió  la  de  Navarrete,  y  quedó  sólo  Julián  con 
su  compañía,  al  cual  dio  el  Duque  de  Saboya  seis  piezas  de  artille- 
ría y  dos  que  hallaron  en  el  bestión...» 


182  UNA   RELACIÓN    INÉDITA   DE   LA   BATALLA   DE   SAN   QUINTÍN. 

fuera  del  cuerpo  de  la  guardia  encontraron  con  mos  de  an- 
dalot  y  las  trece  banderas  (compañías)  de  infantería  y  die- 
ronse  tan  buena  maña  y  dios  que  lo  quiso  q  a  pesar  de  los 
enemigos  los  Rompieron  y  les  tomaron  cinco  banderas  y  ma- 
taron mas  de  400  franceses  sin  mas  de  otros  100  soldados 
q  la  caballería  mato  en  el  alcance  la  qual  si  saliera  al  prin- 
cipio del  rromper  no  quedara  ninguno  dellos. 

Su  mag.*  partió  de  bruselas  a  los  (1)  de  jullio  y  llego  a 
canbrai  (Cambray)  en  quatro  dias  donde  le  bino  la  nueba  de 
la  muerte  del  Rei  de  portugal  y  de  allí  bolvio  a  valencianas 
(Valenciennes)  a  hacer  las  onrras  y  entretanto  q  el  entendió 
en  esto  llegaron  los  2.000  españoles  del  tercio  del  maesso  de 
campo  alonso  de  carceres  (Alonso  de  Cáceres)  q  estaban  en 
hedin  (Hesdin)  y  ansimismo  dos  compañías  de  los  nuebos 
que  traían  despaña  (2)  don  antonio  de  belasco  y  don  diego 
de  Roxas,  a  Canbrai  tanbien  se  junto  allí  vna  compañía  de 
ingleses  con  dos  mili  gastadores  y  bisto  por  su  mag.1  q  la 
caballería  E  la  infantería  ynglesa  que  esperaba  no  llegava 
acordó  de  qedarse  en  cambrai  para  la  esperar  y  mando  que 
los  españoles  caminasen  a  san  quintiny  ansí  caminaron  yendo 
con  ellos  3  compañías  de  caballos  ligeros  spañoles  y  400 
herreruelos  y  ocho  piegas  de  artillería  y  ansí  llegamos  a  san 
quintin  sábado  en  la  noche  y  por  aber  el  duque  esperado  a 
su  mag.1  y  q  le  enbiase  mas  artillería  no  avia  hecho  otra 
cosa  de  ber  i  entender  porque  parte  se  batería  la  tierra  y  lo 
que  era  lo  mas  flaco  della  y  ganar  el  burgo  y  fuerte  que  es- 
taba de  la  otra  parte  de  la  Ribera  que  no  fue  poco  lo  que  en 
ganarlo  se  hico  porq  puso  gran  temor  a  los  enemigos  por 
tener  el  fuerte  a  caballero  la  billa  y  en  defender  q  no  entrase 
socoro  en  la  tierra. 

Domingo  a  los  ocho  de  agosto  a  obra  de  las  ocho  de  la 
mañana  llegaron  a  bista  del  campo  mas  de   i.5oo  caballos 


(1)  Lugar  en  blanco.  Doc.  inéd.i  «A  los  28  de  julio  de  1557  par- 
tió S.  M.  con  su  corte  de  Bruselas...» 

(2)  Doc.  inéd.:  «También  llegó  allí  D.  Rodrigo  Bazán  con  cuatro- 
cientos españoles  que  traía  de  España.» 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE   LA   BATALLA   DE   SAN   QUINTÍN.  183 


franceses  (i)  com  proposito  de  que  los  de  la  billa  los  biesen 
para  esforzarlos  y  darles  a  entender  q  los  socorerian  y  tan- 
bien  para  quemar  unos  molinos  y  dos  casares  que  abrusaron 
(abrasaron?)  y  para  reconoscer  como  estava  nuestro  campo 
y  la  tierra  por  donde  se  les  podria  meter  el  socorro  y  ansi  se 
bolbieron  sin  que  ninguno  de  nuestro  campo  les  tocase  arma 
ni  hiciesen  caso  dellos  que  fue  causa  a  que  cobrasen  animo  y 
osadia  para  bolber  donde  se  perdiesen  y  Este  dia  se  rreco- 
noscio  bien  por  todas  partes  la  tierra  i  se  hallo  ser  mas  fuerte 
de  lo  q  primero  se  pensó  porque  aunque  tenian  pocas  defen- 
sas el  foso  hera  hondo  y  los  terraplenos  muy  grandes  por 
donde  se  trataba  de  batir  y  dar  el  asalto. 

El  lunes  a  los  nuebe  del  mes  se  dieron  gran  prisa  a  hacer 
las  trincheras  y  nibelar  a  que  parte  seria  bien  que  saliesen 
las  bocas  de  las  minas  por  causa  de  unas  casas  matas  (2)  q 
estaban  en  el  foso. 

Martes  a  10  dia  de  san  lorengo  a  obra  de  las  ocho  por  la 
mañana  (3)  vino  el  condestable  de  francia  y  mos  de  anguien 
(Mr.  d'Anguien)  con  toda  la  caballeria  de  francia  En  que 
traian  mas  de  4.500  caballos  y  14.000  infantes  (4),  16  piegas 
de  artilleria  las  siete  cañones  y  medios  cañones  a  vista  de  san 


(1)  Mr.  de  Fumet  con  otros  dos  caballeros  iba  al  frente  de  ellos. 
a.  «...  el  domingo  passado  q  frieron  ocho  deste  mes  de  Agosto  de  la 
otra  parte  de  la  Ribera  se  mostraron  á  medio  día  hasta  2000  caua- 
llos  francesses  y  sobre  una  montaña  hizieron  alto  baxando  á  lo  baxo 
de  la  Ribera  alguna  de  su  gente  echando  de  allí  y  tomando  algunos 
bagajes  que  andaban  á  forraje...» 

(2)  Bóveda  que  se  hace  en  alguna  parte  de  la  muralla  para  po- 
ner una  batería  baja  destinada  á  defender  el  foso. 

(3)  Cabrera  de  Córdoba.:  «En  el  día  de  San  Lorenzo  llegó  á  las 
nueve  de  la  mañana  á  la  vista  de  San  Quintín...»  Doc.  inéd.  «...  los 
cuales  llegaron  á  las  diez  horas  del  día  en  diez  de  Agosto...» 

(4)  Doc.  inéd.:  «...  viniendo  el  condestable  de  Francia  á  socorrer 
á  San  Quintín  con  diez  y  ocho  mil  hombres  y  diez  piezas  de  artille- 
ría...» d.  «Ayer  día  de  S.  Lorengo  a  las  ocho  horas  de  la  mañana 
llego  el  Condestable  de  francia  en  persona  con  30  banderas  de  ale- 
manes altos  y  18  de  franceses  viejos  y  nuevos  con  XX  piecas  de 
artillería  gruesa  y  decampo...»  a.   «sabiendo  el  número  de  gen- 


184  UNA   RELACIÓN    INÉDITA   DE    LA   BATALLA   DE    SAN   QUINTÍN. 

quintin  y  con  muy  gentil  orden  llego  hasta  la  Ribera  q  passa 
por  junto  a  la  muralla  Escaramuzando  y  tirando  las  piegas  de 
campaña  y  contra  la  boluntad  de  los  q  estaban  de  guardia 
en  la  Ribera  hecho  en  ella  18  barcas  (i)  y  metió  en  ellas  por 
dos  beges  mas  de  25o  soldados  (2)  y  socorio  la  tierra  y  luego 
bolbio  las  espaldas  y  comenco  a  caminar  por  su  orden  y 
bisto  lo  q  abia  hecho  cabalgo  el  duque  con  hasta  6000  ca- 
ballos alemanes  y  la  caballería  ligera  y  fuelos  siguiendo  y  tras 
ellos  salió  parte  de  la  infantería  española  del  tercio  de  naba- 
rrete  con  la  coronelía  de  clausistas  y  por  la  otra  parte  la  de 
lázaro  suendi  y  porq  la  infantería  nuestra  avia  salido  tarde  y 
no  podia  caminar  tanto  como  fuera  menester,  y  bisto  que 
los  Enemigos  se  alargaban  nuestra  caballería  española  fue 
picando  mas  de  legua  y  media  en  la  Retaguardia  y  escara- 
mucando  con  los  enemigos  y  bisto  por  el  duque  q  nuestra 
ynfanteria  quedava  muy  atrás  y  q  no  podia  caminar  mas 
ansi  por  la  calor  como  porque  venían  cansados  por  aber  ve- 
nido muy  aprisa  armados  y  que  los  enemigos  llebavan  ojo  a 
un  bosque  grade  questava  medio  quarto  de  legua  mando  q 
cerrasen  con  los  enemigos  porque  si  la  infantería  suia  llega- 
ban a  entrarse  en  el  bosque  no  se  hiciera  el  efecto  que  se 
higo  y  ansi  el  conde  de  agamonte  (Conde  de  Egmont)  capitán 
general  de  la  caballería  ligera  española  y  arcabugeros  a  ca- 
ballo españoles  specialmente  don  enrrique  enrriquez  de  guz- 
man  su  tiniente  cerraron  con  los  honbres  darmas  franceses 
y  se  encontraron  balerosamente  con  ellos  y  luego  cargaron 
cinco  cornetas  de  caballos  borgoñones  y  el  duq  arnesto  de 
branguique  con  hasta  800  herreruelos  y  fue  tan  buena  la 
carga  que  aunq  los  enemigos  hicieron  su  deber  peleando  com 


te  q  eran  q  los  q  la   hauian  visto  dezian  q  serian  4000  cauallos  y 
1 1000  infantes  y  otros  algo  mas...» 

(1)  a.  «y  echaron  á  la  Ribera  nuebe  barcas  q  en  carros  trayan  y 
en  ellas  comengaron  a  passar  alguna  gente...»  d.  «designo  el  Con- 
destable de  meter  gente  por  la  Ribera  y  pantano  con  unos  barquillos 
que  los  del  lugar  tenían  como  lo  hizieron  q  pusieron  en  ellos  obra  de 
ciento  y  cincuenta  hombres...» 

(2)  Doc.  inéd.  «...  y  entraron  más  de  cuatrocientos  hombres...» 


UNA    RELACIÓN    INÉDITA   DE    LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN.  185 

buen  animo  como  llegaron  el  duque  Enrrico  de  branzuique 
y  otro  de  xanbur  q  con  sus  herreruelos  (i)  se  comencaron  a 
desbaratar  y  la  infantería  frangesa  a  huir  y  ansi  les  fue  for- 
gado  bolver  las  espaldas  e  se  pusieron  en  huida  de  tal  ma- 
nera que  mucha  de  la  caballeria  francesa  desbarato  parte  de 
su  ynfanteria  sin  que  pelease  la  mitad  de  nuestra  caballeria 
ni  llegase  la  infanteria  y  el  alcance  duro  mas  de  dos  leguas 
matando  y  hiriendo  e  hagiendo  prisioneros  |  fueron  muer- 
tos mas  de  4000  infantes  y  en  prisión  mas  de  6000  (2)  y 
muchos  caballeros  entre  ellos  muertos  special  mos  de  an- 
guien  y  mos  de  renti  y  en  prisión  El  condestable  (3)  y  su 
hijo  y  el  duque  de  monpensier  el  duq  de  longavila  |  El  prin- 
cipe de  mantua  |  el  marichal  de  santandres  sumiller  de  cor- 
pus  del  Rei  |  El  bizconde  de  toraina  |  la  Roxa  de  amoine 
yerno  del  condestable  |  la  Roxafort  |  El  barón  de  curton  |  y 


(1)  a.  «y  mando  pasar  delante  el  Conde  de  Egmonte  con  los  caua- 
llos  ligeros  españoles  y  borgognones  y  el  Duq  Herri  (Enrique)  de 
Branzuiq  y  el  Duq  Hernes  (Ernesto)  con  sus  regimientos  q  eran 
bien  2500  cauallos  y  el  Conde  de  Mansfelde  con  800  Herreruelos  y 
el  Conde  de  Orna  con  mili  langas  gruesas  de  deneses  y  gheldreses 
y  el  Regimiento  del  Conde  de  Lalin  q  lleuaua  a  cargo  el  conde  de 
Ostrata  y  con  el  q  lo  gouernaua  el  señor  de  Noucarme  q  serán  otras 
mili  langas  q  a  mi  cuenta  serian  todos  7  mili  cauallos  de  numero  y 
tras  ellos  pasaron  por  dos  pasos  el  uno  q  he  dicho  y  el  otro  q  es- 
taba junto  a  la  villa  en  gran  perjuicio  de  la  artillería  el  tercio  de  Na- 
varrete  y  tres  Regimientos  de  Alemanes...» 

(2)  a.  «fue  la  matan ga  tan  grande  q  creo  no  fue  maior  a  pauia 
porq  de  muertos  y  presos  se  cree  q  llegaron  a  diez  mili  y  entre  ellos 
toda  la  flor  de  francia...»  b.  «sin  q  de  todos  se  escapasen  sino  tres 
compañías  de  escoceses  que  huyeron* sin  q  cíe  nuestra  parte  se  per- 
diese mas  q  mosiur  de  abrencurt...  sin  perder  gente  ny  hombre 
particular  mas  del  q  e  dycho.  Hannos  herido  al  conde  de  monsfelt  y 
vn  hermano  del  duque  ernest  y  al  maestre  de  canpo  Nauarrete  y  vn 
poco  a  don  Henrrique  pero  están  todos  sin  peligro...» 

D.  «y  en  Resolución  se  tiene  por  cierto  q  serán  los  muertos  de  su 
fanteria  y  cauallos  cinco  mili  hombres  poco  mas  o  menos...» 

(3)  D.  «La  herida  del  Condestable  es  de  un  arcabuzazo  en  un 
muslo,  pero  no  es  cosa  de  peligro...» 


186  UNA   RELACIÓN    INÉDITA    DE    LA   BATALLA    DE    SAN   QUINTÍN. 


el  conde  de  la  Rochafercart  |  y  el  conde  de  losertan  nor- 
mando |  y  mos  de  la  xalla  |  y  otros  muchos  (j)  q  por  su  pro- 
ligidad  no  los  pongo  |  y  el  conde  de  billeres  se  les  escapo 
herido  a  bartolome  lopez  y  duran  caballos  ligeros  por  traer 
un  muy  buen  caballo  español  |  tomáronse  56  vanderas  y  es- 
tandartes, tomoseles  i3  piegas  de  artilleria:  este  dia  llego  mos 
de  mega  al  campo  con  2000  balones  y  16  piegas  de  artille- 
ria (2). 

A  los  11  que  fue  otro  dia  mando  el  duq  que  los  alemanes 
prisioneros  se  juntasen  a  una  parte  y  les  tomaron  juramento 


(1)  a.  «que  se  halla  por  cuenta  q  de  condes  y  duques  son  diez  y 
Barones  mas  de  20  y  de  Caualleros  principales  mas  de  100  y  mas  de 
300  otros  gentiles  hombres...»  Véase  la  lista  más  completa  de  nom- 
bres de  los  que  murieron  ó  fueron  hechos  prisioneros.  Cabrera  de 
Córdoba.  «Fué  preso  el  Duque  de  Anguien  herido  mortalmente,  y 
Francisco  Vizconde  de  Turayne,  el  Conde  de  Villars,  el  hijo  del  se- 
ñor de  la  Roca  de  Maine,  los  señores  de  Xandenier,  de  Guerron,  de 
Guilanes,  de  Plevot,  de  San  Gelez,  Ludovico  de  Borbon,  Príncipe 
de  la  Roca  Surion,  el  de  la  Roca  de  Maine,  el  Conde  de  Sauserra,  el 
señor  de  Bordisoy,  Fradrique  Rosemblerg  alemán,  reyngrave  gene- 
ral de  los  alemanes,  y  su  teniente,  y  Roys  Perger  su  coronel,  y  Jorge 
Conde  de  Busteburg,  el  señor  de  Memoransi,  el  Duque  de  Mompe- 
sier  mal  herido  en  la  cabeza,  el  Duque  de  Longavila,  el  de  la  Roca 
Fogan,  el  Marichal  de  San  Andrés,  el  Conde  de  Hernani,  hermano 
del  Cardenal  de  París,  Luis  Gonzaga,  hermano  del  Duque  de  Man- 
tua, el  Barón  de  Cortau,  los  señores  de  Many,  Malimo,  Fumet,  Re- 
cen, Monsalez,  Mamber,  Arbogast,  Bores,  Esquerzonion,  Estré,  de 
Anguien,  de  Termes,  de  Tyali,  de  Lausac,  de  Sienay,  Ambesay, 
Montorve,  Marzany,  Rocafort,  Santeroni,  Nembroy,  Averarde,  To- 
barzani.» 

(2)  a.  «tomáronse  doze  estandartes  de  hombres  de  armas  y  22  de 
cauallos  ligeros  y  51  banderas  de  infantería...»  d.  «las  banderas  q  les 
han  tomado  son  52  con  las  q  hauia  perdido  mos.or  de  Andalot  en  la 
jornada  del  MI  deste  y  onze  estandartes...»  Doc.  inéd.:  «Tomáronse 
cincuenta  banderas,  treinta  de  tudescos  y  veinte  de  franceses...» 
Cabrera  de  Córdoba:  «Ganáronse  cincuenta  y  dos  banderas  y  die- 
ciocho estandartes  de  hombres  de  armas,  veinte  cornetas  de  arene- 
ros y  caballos  ligeros,  la  artilleria  con  trecientos  carros  de  muni- 
ción, el  bagaje,  gran  número  de  caballos  y  armas. » 


UNA   RELACIÓN  TnÉDITA    DE    LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN.  187 

q  por  quatro  meses  no  sirbiesen  al  Rei  francés  y  los  mando 
bol  ver  su  mag.1  alemana  y  dar  a  cada  uno  medio  esqudo  y 
de  comer  hasta  llegar  alemana  y  ansi  caminaron  pero  falsa 
lud  les  de  dios  qual  ellos  cumplieron  El  juramento  porq  des- 
pués fueron  muchos  dellos  pressos  y  conoscidos  por  tener 
frescas  las  heridas  q  les  dieron  en  la  batalla. 

Los  frangeses  y  gascones  mando  su  mag.*  llebar  a  flandes 
y  poner  em  prisión  en  muchas  partes  hastanto  q  se  tratase  de 
como  los  españoles  q  tenia  el  Rei  de  francia  en  sus  galeras  se 
trocasen  por  ellos.  Este  mesmo  día  el  condestable  de  francia 
scribio  para  q  mondragon  capitán  de  arcabuceros  a  caballo  y 
los  soldados  españoles  que  estaban  en  prisión  en  francia  se 
trujesen  a  este  campo  para  Efecto  de  canbiarlos  con  otros,  a 
lo  qual  el  Rei  de  francia  no  rrespondio  ni  como  honbre  cuer- 
do ni  bien  criado  pero  el  tenia  el  pago  de  su  locura  y  ansi 
no  se  Efectuó  lo  quel  condestable  deseaba.  En  esta  noche  si- 
guiente se  plantaron  1 5  piecas  de  artilleria  bien  cerca  de  la 
muralla  por  la  primera  trinchera  y  no  se  disparo  ninguna  porq 
se  esperava  El  Rei  nuestro  señor  el  qual  durmió  a  quatro 
leguas  de  san  quintin  y  media  de  xatelete. 


EL 


(i) 


(Continuación.) 


ste  fuera  el  lugar  indicado  para  hablar  de  los  traba- 
jos científicos  de  Santo  Tomás  de  Aquino ;  pero 
aunque  algo  escribe  de  nuestro  asunto  en  sus  trata- 
dos de  ciencias  físicas,  tales  como  los  comentarios  á  los  ocho 
libros  Phisicorurn  de  Aristóteles,  De  Corlo  et  Mundo,  De 
generatione  et  corruptione,  De  mixtione  elementorum,  etc., 
lo  hace  de  una  manera  incidental ,  por  no  cuadrar  otra  cosa 
á  la  realización  de  su  plan  elevadísimo,  y  el  transcribir  sus 
pasajes  relativos  á  este  punto  sería  incurrir  en  repeticiones 
empalagosas  sin  ninguna  novedad.  Pasemos,  pues,  á  Rogerio 
Bacon. 

«Rogerio  Bacon,  contemporáneo  de  Alberto  Magno,  es- 
cribe el  autor  del  Cosmos,  puede  ser  considerado  como  la 
aparición  más  importante  de  la  Edad  Media,  en  el  sentido 
de  que  más  que  ninguno  otro  contribuyó  á  engrandecer  las 
ciencias  naturales,  á  fundarlas  sobre  las  matemáticas  y  á 
provocar  los  fenómenos  por  los  procedimientos  de  la  expe- 
rimentación.   Estos  dos  personajes  llenan  casi  completa- 


(i)     Véase  la  pág.  8i. 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  189 

mente  el  siglo  XIII;  mas  Rogerio  Bacon  ofrece  la  particula- 
ridad de  haber  ejercido  por  el  método  que  aplicó  al  estudio 
de  la  Naturaleza,  una  influencia  más  beneficiosa  y  duradera 
que  la  que  con  más  ó  menos  razón  se  le  ha  atribuido  en  vir- 
tud de  sus  propios  descubrimientos.  Apóstol  de  la  libertad 
de  pensamiento,  atacó  la  fe  ciega  en  la  autoridad  de  la  es- 
cuela; pero  muy  distante  también  de  desdeñar  las  cuestiones 
suscitadas  por  la  antigüedad  griega,  miraba  con  igual  apre- 
cio el  estudio  profundo  de  las  lenguas,  la  aplicación  de  las 
matemáticas  y  la  scientia  experimentalis,  á  la  cual  consagra 
un  capítulo  especial  en  su  Opus  majus.  Protegido  y  favore- 
cido por  el  Papa  Clemente  IV,  y  acusado  después  de  magia  y 
encarcelado  por  Nicolás  III  y  Nicolás  IV,  experimentó  las  vi- 
cisitudes á  que  se  han  visto  expuestos  en  todo  tiempo  los 
grandes  hombres.  No  le  eran  desconocidos  la  Óptica  de  Pto- 
lomeo  y  el  Almagesto;  mas  como  designa  siempre  á  Hiparco 
por  su  nombre  arábigo  Abraxis,  es  presumible  que  sólo  se 
valdría  de  alguna  traducción  latina  hecha  del  árabe.  Sus 
más  importantes  trabajos  son  los  que  hizo  sobre  la  teoría  de 
la  Óptica,  sobre  la  perspectiva  y  sobre  la  posición  del  foco  en 
los  espejos  cóncavos,  juntamente  con  sus  experimentos  quí- 
micos acerca  de  las  mezclas  inflamables  y  explosibles.  Su 
Opus  majus  es  un  libro  lleno  de  pensamientos,  en  el  cual  se 
encuentran  proposiciones  y  proyectos  susceptibles  de  realiza- 
ción, pero  no  vestigio  alguno  manifiesto  de  descubrimientos 
definitivos  en  Óptica.  Tampoco  parece  que  tuviera  Bacon 
profundos  conocimientos  en  Matemáticas.  Su  rasgo  más  ca- 
racterístico es  cierta  viveza  de  imaginación,  con  los  extravíos 
comunes  á  todos  los  monjes  de  la  Edad  Media  versados  en 
las  cuestiones  de  la  Filosofía  Natural,  y  cuya  fantasía  se 
hallaba  febrilmente  excitada  por  la  impresión  de  tantos  gran- 
des fenómenos  no  explicados,  y  por  la  inquieta  impaciencia 
con  que  buscaba  la  realización  de  problemas  misteriosos.» 

Y  poco  antes,  al  contarle  entre  los  tres  que  prepararon  la 
época  de  Colón  y  de  Gama,  añade: 

«Los  hemos  colocado  siguiendo  el  orden  cronológico; 
pues  el  más  considerable  de  los  tres,  el  primero  en  cuanto  á 
elevación  de  facultades  y  á  vastísima  inteligencia,  es  el  fran- 


190  EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 


ciscano  Rogerio  Bacon,  natural  de  Ilshester,  que  recibió  su 
educación  científica  en  Oxford  y  en  París»    (i). 

Conformes  con  el  juicio  de  Humboldt,  menos  en  aquello 
de  que  Bacon  «no  tuviese  conocimientos  profundos  en  Ma- 
temáticas,)) puesto  que  debió  de  estudiarlas  con  fruto  y  en- 
tusiasmo un  hombre  que  cimenta  sobre  ellas  el  alcázar  de 
todas  las  ciencias,  que  las  otorga  el  primer  puesto  y  la  su- 
premacía en  el  proceso  de  los  conocimientos  humanos  y  que 
aparte  del  dominio  que  de  ellas  suponen  sus  trabajos  sobre 
la  Óptica,  se  atreve  á  comentar  á  Euclides,  según  algunos 
historiadores;  y  en  aquello  otro  de  (dos  extravíos  comunes  á 
todos  los  monjes  de  la  Edad  Media,  versados  en  las  cuestio- 
nes de  la  Filosofía  Natural,»  como  si  los  no  monjes  (que  por 
cierto  fueron  bien  contados,  pues  la  cultura  universal  resul- 
taba patrimonio  casi  exclusivo  del  hábito  religioso),  hubiesen 
desbarrado  menos;  conformes  en  lo  demás  con  las  aprecia- 
ciones de  Humboldt,  hase  de  añadir  que  hasta  cierto  punto 
se  explican  bien  las  resistencias,  torturas  y  persecuciones 
que  sufrió  el  célebre  franciscano,  pues  proclamar  en  un  siglo 
en  que  predominaban  los  métodos  racionales  y  las  ciencias 
metafísicas  y  teológicas,  el  método  experimental  é  inductivo 
como  única  fuente  de  investigación,  estableciendo  como  pri- 
mera causa  de  la  ignorancia  humánala  fe  ciega  en  la  autoridad 
del  maestro,  y  llegando  hasta  el  extremo  de  afirmar  que  todo 
lo  que  no  fuese  proceder  por  medio  de  la  experiencia  y  de  la 
inducción,  no  podía  en  manera  alguna  conducir  á  la  ciencia 
ó  conocimiento  evidente  de  la  verdad  (2),  era  una  intempe- 
rancia que  rayaba  en  el  más  crudo  positivismo,  y  se  compren- 
de que  Prelados  y  Papas  le  fuesen  á  la  mano  con  el  buen  fin 


(1)  Cosmos,  tomo  11,  páginas  303,  307  y  309. 

(2)  «Scientia  experimentalis  á  vulgo  studentium  penitus  neglecta; 
dúo  tamen  sunt  modi  cognoscendi,  scilicet,  per  argumentum  vel  ex- 
perientiam.  Sine  experientia  nihil  sufficienter  sciri  potest.  Argu- 
mentum concludit,  sed  non  certificat  ñeque  removet  dubitationem,  ut 
quiescat  animus  in  intuitu  veritatis;  nisi  eam  inveniat  via  experien- 
tise.»  (Opus  majus,  pars  vi,  cap.  1.) 


EL    MAGNKTISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD.  191 

de  atajar  sus  demasías  y  alejar  todo  motivo  de  escándalo. 
Que  algunos  se  prevalieran  de  esto  para  saciar  ruines  pasio- 
nes, tratando  de  eclipsar  para  siempre  la  figura  que  les  hacía 
sombra,  nada  tiene  de  extraordinario;  son  vicisitudes  á  que 
se  han  visto  expuestos  en  todo  tiempo  los  grandes  genios. 

Bacon  pudo  mejor  que  sus  antecesores  apreciar  el  con- 
junto de  los  progresos  intelectuales  realizados  hasta  su  épo- 
ca, merced  ai  conocimiento  que  poseía  del  latín,  del  griego, 
del  hebreo  y  del  árabe.  Así  se  explica  que  bebiese  en  las  mis- 
mas fuentes,  sin  necesidad  de  acudir  á  traducciones,  las  en- 
señanzas la  Grecia  y  del  Oriente,  abarcando  y  comparan- 
do las  excelencias  y  defectos  de  todas  las  escuelas,  desde  las 
antiguas  de  los  griegos  hasta  las  fundadas  por  los  árabes. 
Pregona  la  independencia  del  pensamiento;  se  desdeña  de 
seguir  las  huellas  trazadas  por  los  grandes  maestros;  hace 
alarde  de  separarse  del  hábito  y  la  costumbre  á  que  se  da 
fuerza  de  ley;  rechaza  abiertamente  la  opinión  del  vulgo, 
falaz  por  su  naturaleza;  siente  hacia  la  Escolástica  antipatías 
profundas,  pero  paga  su  tributo  á  las  preocupaciones  y  los 
gustos  de  la  época,  pactando  con  la  cabala,  persiguiendo 
la  transmutación  y  dictando  recetas  para  resolver  proble- 
mas misteriosos.  Escribe  contra  los  embustes  de  la  magia 
en  un  tratado  que  titula  De  secretis  operibus  artis  et  natu- 
ra?, et  nullitate  magia?,  defendiendo  que  el  arte  puede  au- 
mentar y  multiplicar  las  fuerzas  y  el  poder  de  la  naturaleza 
hasta  el  caso  de  producir  fenómenos  tan  maravillosos  que, 
siendo  muy  naturales,  parezca  que  pertenecen  al  orden  so- 
brenatural, y  por  otra  parte,  en  carta  dirigida  á  su  protector 
Clemente  IV,  se  jacta  de  poder  enseñar  en  seis  meses  á  un 
hombre  de  buena  voluntad  y  de  aptitud  suficiente  lo  que  él 
había  aprendido  en  cuarenta  años:  el  árabe  en  tres  días;  el 
griego  en  el  mismo  espacio  de  tiempo;  la  geometría  en  una 
semana,  y  en  dos  la  aritmética.  Aquí  se  ve  al  hombre  que  se 
anticipa  á  su  siglo,  pero  dejándose  llevar  demasiado  de  la 
imaginación  y  sin  sustraerse  del  todo  á  la  influencia  del  me- 
dio ambiente  en  que  vive. 

«Indicaré,  dice,  algunas  maravillas  de  la  naturaleza  ó  del 
arte,  para  que  se  vea  cuánto  superan  á  las  invenciones  má- 


192  EL   MAGNETISMO    Y    LA  ELECTRICIDAD. 

gicas.  Se  pueden  construir  para  la  navegación  máquinas  ta- 
les que  hagan  que  gruesos  navios,  dirigidos  por  un  solo  hom- 
bre, recorran  los  ríos  y  los  mares  con  más  velocidad  que  si 
fuesen  llenos  de  remeros;  carros  que  sin  bestias  de  tiro  co- 
rran con  un  ímpetu  incalculable.  Puede  inventarse  un  apa- 
rato, por  medio  del  cual  un  hombre  sentado,  moviendo  con 
una  palanca  ciertas  alas  artificiales,  viaje  como  un  pájaro  en 
el  aire.  Un  instrumento  de  tres  dedos  de  longitud  y  otros 
tres  de  ancho,  basta  para  levantar  enormes  pesos,  y  para 
superar  con  mucho  las  mayores  alturas.  Por  medio  de  otro 
una  sola  mano  puede  atraer  pesos  considerables,  aunque  se 
oponga  la  resistencia  de  mil  brazos.  Se  imaginan  también 
instrumentos  para  atravesar  por  el  fondo  del  mar  y  de  los 
rios  sin  peligro  corporal...»  «Es  posible  combinar  vidrios 
transparentes  y  espejos  de  tal  modo  que  un  objeto  parezca 
multiplicarse,  y  un  hombre  solo  parezca  un  ejército;  que  se 
vean  tantos  soles  y  tantas  lunas  cuantos  se  quiera;  además  de 
que  los  vapores  que  existen  en  el  aire  se  disponen  algunas 
veces  de  manera  que  duplican  y  triplican  con  caprichosos 
redejos  el  disco  de  aquellos  astros.  Se  podría  asustar  á  una 
ciudad  ó  á  un  ejército  con  repentinas  apariciones,  artificio 
que  parecerá  más  fácil  considerando  que  puede  construirse 
un  sistema  de  vidrios  transparentes  que  aproximen  al  ojo  los 
objetos  lejanos,  ó  pongan  en  movimiento  los  próximos  ó  los 
presenten  por  el  lado  que  se  quiera.  Así  desde  gran  distancia 
se  leerán  caracteres  finísimos,  y  se  enumerarán  cosas  imper- 
ceptibles... Por  medios  semejantes  se  podría  aumentar,  dis- 
minuir, invertir  las  de  los  cuerpos  y  engañar  la  vista  con 
infinitas  ilusiones.  Los  rayos  solares,  dirigidos  conveniente- 
mente y  reunidos  en  haces  por  efecto  de  la  refracción,  pue- 
den inflamar  á  cierta  distancia  los  objetos  sobre  los  cuales 
obre  su  acción.» 

En  la  misma  obra  explica  la  estructura  del  ojo;  la  causa 
de  que  centelleen  las  estrellas  y  no  los  planetas;  el  aumento 
producido  por  las  lentes;  los  fenómenos  del  arco  iris;  de  los 
parelios,  de  las  zonas  de  colores  que  circuyen  al  sol,  de  los 
varios  matices  de  las  nubes,  del  paso  de  los  rayos  solares  al 
través  del  cristal,  del  orden  de  los  colores  producidos  en  las 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  193 

superficies  estriadas,  etc.,  etc.;  esto  sin  contar  con  lo  que  es- 
cribe acerca  de  la  detonación  que  se  ^produce  con  una  mez- 
cla de  nitrato  de  potasa,  polvo  de  carbón  y  azufre,  antici- 
pándose en  siglo  y  medio  á  Schwartz,  supuesto  inventor  de 
la  pólvora,  aunque  sin  atribuirse  la  gloria  de  la  invención, 
que  quizá  sorprendiese  en  algún  manuscrito  árabe;  antes  bien 
tratando  de  ocultarla  con  el  enigma  de  una  receta  ininteli- 
gible, y  añadiendo  que  «si  con  una  pulgada  de  ingredientes 
se  produce  más  claridad  y  estruendo  que  el  rayo,  ¿qué  sería 
si  se  supiera  emplear  en  la  debida  cantidad  y  materia?» 

Habla  también  (y  esto  hace  más  á  nuestro  propósito)  de 
los  fenómenos  de  atracción  y  afinidad  por  él  mismo  observa- 
dos entre  el  imán  y  el  hierro,  en  los  ácidos  y  las  bases,  y  en 
las  plantas  entre  sí;  se  entusiasma  ante  la  contemplación  de 
estas  maravillas,  y  sin  tenerlas,  como  el  vulgo,  por  sobrena- 
turales, ni  atribuirles  otro  origen  que  la  influencia  y  el  domi- 
nio del  arte  sobre  las  leyes  de  la  naturaleza,  exclama: 

«Hay  muchas  cosas  dignas  de  admiración  que,  aunque 
ninguna  utilidad  tengan  para  el  mundo  sensible,  tienen,  sin 
embargo,  la  de  ofrecer  un  espectáculo  de  inefable  sabiduría, 
pudiendo  ser  aplicadas  para  probar  la  existencia  de  muchos 
secretos  en  que  no  cree  el  vulgo  inexperto;  tales  son  las  atrac- 
ciones ejercidas  por  el  imán.  Porque  ¿quién  creería  en  seme- 
jante atracción,  no  viéndola?  Pues  en  esta  atracción  existen 
prodigios  naturales  que  desconoce  el  vulgo,  según  se  lo  ense- 
ña la  experiencia  al  hombre  estudioso.  Pero  aún  existen  más 
y  mayores  cosas,  pues  dicha  atracción  se  ejerce  igualmente 
sobre  el  oro,  la  plata  y  todos  los  metales.  De  igual  modo  la 
piedra  tiende  hacia  el  vinagre,  las  plantas  se  atraen  entre  sí, 
y  las  partes  animales,  localmente  divididas,  concurren  todas 
naturalmente.  Después  que  he  visto  todas  estas  maravillas, 
natía  se  me  hace  ya  difícil  de  creer,  ni  en  el  orden  divino,  ni 
en  el  humano.» 

Todos  estos  pasajes,  tomados  al  azar  del  Examen  crítico 
de  Alejandro  de  Humboldt,  ¿no  revelan  el  apasionamiento 
del  físico  inglés  por  las  ciencias  experimentales,  de  las  que, 
con  más  razón  que  á  ninguno  de  sus  coetáneos,  puede  consi- 
derársele como  verdadero  fundador  en  la  Edad  Media?  Aun- 

13 


194  EL   MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

que  sólo  fuesen  vislumbres,  y  no  descubrimientos  definiti- 
vos los  que  realizó  en  las  diversas  ramas  de  la  física  y  la  quí- 
mica; aunque  su  célebre  Opus  majus  resulte  aun  libro  lleno 
de  pensamientos,  en  el  cual  se  encuentran  proposiciones  y 
proyectos  susceptibles  de  realización,  pero  no  vestigio  algu- 
no manifiesto  de  descubrimientos  definitivos,»  toda  vez  que 
ni  la  pólvora,  ni  los  binóculos,  ni  menos  el  telescopio,  ni  ei 
microscopio,  ni  la  mezcla  detonante  ,  ni  otra  multitud  de 
inventos  que  se  le  atribuyen  ,  le  pertenezcan  por  derecho, 
¿quién  sabe  si  los  que  pasan  por  inventores  natos  deberán  á 
Bacon  la  inspiración  de  sus  inventos? 

Del  electrón  sólo  habla  por  incidente,  y  en  el  tratado 
Speculum  Alchemice,  que  algunos  le  atribuyen,  nada  dice  re- 
ferente á  propiedades  atractivas  ó  repulsivas.  Los  siete  capí- 
tulos de  que  se  compone  la  obra  conságralos  su  autor  á  la 
transformación  de  los  metales. 

El  primero  trata  de  las  definiciones  dadas  á  la  alquimia 
por  los  antiguos,  citando,  entre  ellos,  á  Hermes,  como  auto- 
ridad sobresaliente;  las  examina  y  compara,  haciendo  notar 
la  superioridad  de  unas  sobre  otras,  y  termina,  dando  él  la 
suya  en  estos  términos:  «...  Alquimia  es  la  ciencia  que  ense- 
ña á  confeccionar  y  producir  cierta  medicina  que  llaman 
elixir,  la  cual,  vertida  sobre  metales  ó  cuerpos  imperfectos, 
los  perfecciona  completamente  en  el  instante  de  la  proyec- 
ción.» Alchemia  est  scientia,  docens  faceré,  et  generare 
quamdam  medicinam,  quce  elixir  nuncupatur,  quce  quando 
projicitur  super  metalla,  seu  corpora  imperfecta,  perficit 
ipsa  complete  in  momento  projectionis.» 

En  el  segundo  habla  de  los  principios  naturales  y  procrea- 
ciones de  los  minerales.  Hace  derivar  de  la  plata  viva  y 
del  azufre  multitud  de  metales  que  luego  se  modifican  y  me- 
tamorfosean  por  diversos  procedimientos.  Define  la  natu- 
raleza del  oro,  de  la  plata,  ei  estaño,  el  plomo,  el  azufre  y  el 
hierro;  del  electrón  no  dice  una  palabra. 

El  tercero,  Ex  quibus  propinquius  materia  elixiris  sit 
elicienda,  trata  de  la  afinidad  de  los  elementos  que  deben 
servir  de  base  para  la  generación  y  perfección  de  otros. 

El  cuarto,  De  modo  agendi  et  igne  moderando  et  conti- 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  195 


nuando.  Encarece  la  eficacia  del  calor,  y  la  necesidad  de 
cocer  y  recocer  para  el  buen  éxito  de  la  transmutación.  Ca- 
lor omnia  perftcit...  Coque,  coque,  coque,  et  non  te  tcedeat. 

El  quinto,  sexto  y  séptimo,  de  las  condiciones  que  deben 
reunir  los  hornos  y  los  recipientes;  de  la  significación  de  los 
colores  accidentales  y  esenciales  que  van  apareciendo  en  el 
transcurso  de  las  operaciones,  y  del  modo  de  verter  ó  aplicar 
la  medicina  sobre  los  elementos  imperfectos  (i). 

No  es  más  explícito  Bacon  en  el  tratado  De  mirabili  po- 
testate  artis  et  natura?,  á  pesar  de  ser  el  indicado  para  sacar 
á  relucir  las  propiedades  del  electrón.  Échaselas  de  despreo- 
cupado é  incrédulo  en  materia  de  magia,  insistiendo  en  su  de- 
cantada autonomía  y  absoluta  independencia  intelectual  para 
juzgar  y  descubrir  los  ardides  de  los  magos  á  quienes  detesta 
por  sus  embustes,  y  al  mismo  tiempo  pregona  las  excelencias 
de  no  sé  qué  virtudes  atribuidas  por  la  tradición  al  basilisco, 
al  perro  y  á  la  hiena.  ¡  Aberraciones  de  la  inteligencia  humana 
inficionada  por  el  medio  ambiente! 

«...  Y  así,  escribe,  son  tenidos  por  secretos  de  la  magia 
entre  los  indoctos  muchos  que  no  son  sino  secretos  de  la  na- 
turaleza y  del  arte,  llegando  la  estulticia  de  los  magos  á  pos- 
poner la  eficacia  de  la  naturaleza  y  del  arte  á  las  ridiculas 
virtudes  de  ciertos  cantos  y  simbolismos...  Todo  cuanto 
dicen  los  libros  de  los  magos  debe  rechazarse,  aun  cuando 
contengan  algún  vestigio  de  verdad,  porque  de  tal  suerte 
abusan  del  engaño,  que  no  es  fácil  discernir  entre  lo  verda- 
dero y  lo  falso...  Nosotros,  sin  embargo,  vemos  que  algunos 
animales  cambian  y  alteran  las  cosas  que  les  están  someti- 
das; así  el  basilisco  mata  con  la  vista,  el  lobo,  si  ve  primero 


(i)  «Doctissimi  viri  Rogerii  Bachonis,  De  alchemia  libellus,  cui 
titulum  fecit  Speculum  Alchemia.  Forma  parte  de  la  Alchemia  Gebri 
arabis  philosophi  soleríissimi  Libri  cum  reliquis,  ut  vera  pagella  indica- 
vit.»  Joann.  Petrejus  Nurembergen  denuo  Bernae  excudi  faciebat. 
Anno.  MDXLV.  Y  también  se  encuentra  en  el  volumen  Jo.  Jacobi 
Mangeti  medicina  Docíoris,  et  Serenissimi  ac  Poteniiss.  Regís  Prussia 
Archiatri,  Bibliotheca  Chemica  curiosa,  seu  Rerum  ad  Alchemiam  períi- 
nentium  Thesaurus  instructissimus.  Coloniae  Allobrogum,  MDCCII. 


196  EL    MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICIDAD. 

al  hombre,  le  pone  ronco,  y  la  hiena,  oculta  entre  la  sombra, 
hace  enmudecer  á  los  perros,  según  cuenta  Solino  en  su  tra- 
tado De  Mirabilibus  mundi.*  (i) 

Fr.  Justo  Fernández, 
o.  s.  A. 

(Continuará.) 


(i)  «...  Et  sic  multa  secreta  naturae  et  artis  existimantur  ab  in- 
doctis  mágica,  et  magi  confidunt  stulte  carminibus  et  characteribus, 
quod  eis  pr  sebean  t  virtutem,  et  pro  assecutione  eorum  relinquunt 
opus  naturae  vel  artis,  propter  errorem  carminum  et  characterurn... 
Sed  quae  in  libris  Magicorum  continentur,  omnia  sunt  arcenda,  quam- 
vis  aliquid  veri  contineant,  quia  tot  falsis  abutuntur  quod  non  potest 
discerní  Ínter  verum  et  falsum...  Et  nos  videmus  quod  aliqua  anima- 
lia  immutantur,  et  alterant  res  sibi  obedientes,  sicut  basiliscus  inter- 
ficit  solo  visu,  lupus  reddit  raucum,  si  prius  videat  hominem,  et 
hysena  intra  umbram  suam  canem  non  permittit  latrare,  sicut  Soli- 
nus  De  Mirabilibus  mundi  narrat...»  Patris  Rogerii  Bachonis  Anglici. 
De  mirabili  potestate  artis  et  natura,  perteneciente  al  Artis  auriferce 
quam  Chemiam  vocant,  volum.  secund.  quod  continet  Morieni  Ro- 
mani  scripta  De  re  metallica  atque  De  occulta  summaque  antiquorum 
Medicina  cum  alus  Auctoribus,  quos  versa  pagina  indicat.  Basileaa, 
typis  Conradi  Waldkirchii,  MDXCIII.  Turba  Philosophornm,  vol.  n, 
págs.  496,  497  y  500. 


Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror 


(i) 


XVIII 

SEGUNDO  BALANCE  DE  LA  QUINCENA 

Martes  g  de  Abril  de  1793 


¡a  primera  semana  del  actual  mes  de  Abril  ha  sido  de 
las  más  agitadas  y  amenazadoras  que  hemos  pre- 
senciado. Las  facciones  que  desgarran  el  seno  de  la 
República  son  más  violentas  que  nunca;  Girondinos  y  Mon- 
tañeses se  hacen  guerra  á  muerte,  que  no  concluirá  sino  con 
la  desaparición  de  uno  ú  otro  partido.  Es  evidente  que  el 
desenlace  está  próximo  y  ha  de  ser  trágico. 

Lunes  /.°  de  Abril. — La  sesión  de  la  Convención  ha 
revestido  hoy  excepcional  gravedad,  y  terminó  con  una  vo- 
tación cuyas  consecuencias  no  pueden  menos  de  ser  terri- 
bles. A  propuesta  de  un  miembro  de  la  Gironda  (2),  ha  de- 
cretado la  Convención  lo  que  sigue: 

«Considerando  la  Convención  Nacional  que  la  salvación 
del  pueblo  es  la  ley  suprema,  decreta  que,  sin  consideración 
á  la  inviolabilidad  de  un  representante  de  la  nación  fran- 
cesa, considerará  como  culpables  á  aquel  ó  aquellos  de  sus 


(1)  Véase  la  pág.  115. 

(2)  Birotteau,  diputado  por  los  Pirineos  Orientales. 


19H  DíARIO   DE   UN   VECINO   DE   PARÍS 

miembros  contra  quienes  haya  graves  presunciones  de  estar 
complicados  con  los  enemigos  de  la  libertad,  de  la  igualdad 
ó  del  gobierno  republicano,  por  denuncias  ó  pruebas  escritas 
depositadas  en  el  Comité  de  defensa  general  encargado  de 
los  informes  relativos  á  los  decretos  de  acusación  que  ha  de 
dictar  esta  Asamblea.» 

Lo  que  espera  á  los  representantes  del  pueblo  después 
de  este  decreto,  es  el  cadalso,  y  así  lo  entienden  los  Girondi-. 
nos.  Uno  de  sus  mejores  oradores,  el  diputado  Lasource,  pro- 
nunció estas  palabras  al  comenzarla  sesión:  «No  olvidéis  que 
el  pueblo  desea  justicia.  Durante  largo  tiempo  ha  visto  el 
Capitolio  y  el  Trono;  ahora  quiere  ver  la  roca  Tarpeya  y  el 

CADALSO.» 

Y  para  que  la  guillotina  no  descanse  un  momento,  he 
aquí  que  de  la  izquierda  como  de  la  derecha  llueven  las 
denuncias. 

Lasource  denuncia  á  Danton,  Peniéres  á  Lacroix,  Birot- 
teau  á  Fabre  d'Eglantine,  Duhem  á  Roland,  Maure  á  Brissot, 
Barbaroux  y  Guadet  y  Marat  á  Lasource  y  á  Gensonné. 

Danton  denuncia  á  todos  los  diputados  de  la  derecha  y 
excita  al  pueblo  para  que  se  levante  en  armas  y  destruya  al 
enemigo  interior,  «á  todos  los  cobardes,  todos  los  crimina- 
les, todos  los  aristócratas,  todos  los  moderados»  (i). 

Las  amenazas  de  la  Gironda  no  pasan  de  las  palabras, 
pero  las  de  la  Montaña  llegan  á  los  hechos.  El  i.°  de 
Abril  por  la  mañana  quedaron  bajo  el  sello  de  la  justicia 
todos  los  papeles  de  Roland,  en  virtud  de  una  orden  del 
Comité  de  vigilancia  de  la  Convención  (2). 

El  mismo  día,  este  mismo  Comité  dio  además  orden  de 
prisión  contra  muchos  individuos,  entre  los  cuales  se  cuentan 
Espagnac  (3)  y  Malus,  excomisarios  ordenadores  en  el  ejér- 


(1)  Monitor  del  4  de  Abril  de  1792. 

(2)  El  Patriota  francés,  núm.  1328. 

(3)  El  abate  a" 'Espagnac ,  cuyo  padre  había  sido  teniente  general, 
director  de  los  Inválidos  y  gran  cruz  de  San  Luis,  era  antes  de  la 
Revolución  canónigo  de  la  catedral  de  París.  Cultivó  las  letras  y 
obtuvo  un  accésit  de  elocuencia  en  la  Academia  Francesa  por  su  Elo- 


DURANTE   EL    TERROR.  199 

cito  de  Dumouriez;  Hébert,  antiguo  secretario  de  Adrián 
Duport;  Bonne-Carrére,  que  había  estado  empleado  en  el 
ministerio  de  Negocios  extranjeros;  Gouy  d'Arcy  (i);  Asse 
line,  agente  de  Liancourt;  Lalonde,  de  Cambrai;  Sainte-Foy, 
de  Mont  Saint-Martin  cerca  de  Cambrai;  Candeyron,  ex- 
alcalde de  Cambrai;  Berneron,  oficial  general;  Ligneville, 
oficial  general;  Devaux,  general  ayudante  en  el  ejército  de 
Dumouriez  (2);  la  ciudadana  Beauvais,  querida  de  Dumou- 
riez; Victor  de  Broglie  (3);  de  Boisgelin  (4),  antiguo  guarda- 
rropa de  Luis  XVI;  Mad.  de  Sillery  (5);  lady  Fitz-Gerald  (6); 


gio  de  Catinat;  después  se  dedicó  al  estudio  de  las  operaciones  finan- 
cieras, abrazó  con  entusiasmo  la  causa  revolucionaria,  se  encargó 
de  aprovisionar  al  ejército  de  los  Alpes,  y  más  tarde,  de  la  empresa  de 
transportes  en  el  ejército  de  Dumouriez.  Murió  guillotinado  el  5  de 
Abril  de  1794  (16  de  Germinal,  año  II)  con  Danton,  Camilo  Desmou- 
lins,  Chabot,  Basire,  Fabre  d'Eglantine,  etc. 

(1)  Gouy  d'Arcy,  diputado  de  Santo  Domingo  en  los  Estados  ge- 
nerales, donde  representó  papel  muy  importante,  había  sido  nom- 
brado mariscal  de  campo  al  terminar  sus  sesiones  la  Asamblea  Cons- 
tituyente. Fué  guillotinado  el  5  de  Termidor  año  II  (23  de  Julio 
de  1794). 

(2)  Felipe  Devauxj  de  treinta  y  dos  años  de  edad,  coronel  ayu- 
dante de  los  ejércitos  de  la  República,  fué  guillotinado  el  23  de 
Mayo  de  1793. 

(3)  Ei  príncipe  Víctor  de  Broglie,  mariscal  de  campo,  fué  guillo- 
tinado el  9  de  Mesidor,  año  II  (27  de  Junio  de  1794). 

(4)  El  conde  Luis  Bruno  de  Boisgelin,  hermano  del  cardenal  de 
este  nombre,  fué  guillotinado  el  19  de  Mesidor,  año  II  (7  de  Julio 
de  1794)  con  su  esposa,  que  era  hermana  del  caballero  de  Boufflers, 
dama  de  honor  de  Mad.  Victoria.  Perecieron  otros  dos  Boisgelin, 
uno  en  la  guillotina  y  otro  en  las  matanzas  de  Septiembre. 

(5)  Mad.  de  Sillery  (1746-1830)  es  más  conocida  con  el  nombre 
de  Mad.  de  Genlis,  nombre  de  su  marido  el  conde  Bruslart  de  Gen- 
lis,  coronel  de  los  granaderos  de  Francia  y  más  tarde  marqués  de 
Sillery.  Fué  miembro  de  la  Convención  y  murió  guillotinado  con  los 
Girondinos  el  10  de  Brumario,  año  II  (31  de  Octubre  de  1793). 

(6)  Lady  Edouard  Fitz- Gemid  era  la  discípula  favorita  de  Ma- 
dama de  Genlis,  quien  le  dio  el  nombre  de  Pamela,  con  el  cual  obtuvo 
cierta  celebridad  al  principio  de  la  Revolución.  Camilo  Desmoulins 


200  DIARIO    DE    UN    VECINO    DE   PARÍS 

el  general  Igualdad;  el  ayudante  de  campo  Montjoie;  Cho- 
derlos-Laclos,  oricial  general;  Lemaire,  tesorero  de  M.  d'Or- 
leans;  el  general  Valence,  hijo  político  de  Syllery;  los  dos 
hijos  de  Orleans  y  su  oficial  Sauvan  (i). 

Martes  2  de  Abril. — El  Tribunal  criminal  extraordinario 
ha  celebrado  la  sesión  inaugural. 

Ese  día  todo  quedó  reducido  á  discursos.  Las  acusacio- 
nes, según  el  art.  Xde  la  ley  del  10  de  Marzo,  deben  ser  de- 
cretadas por  los  seis  miembros  de  la  Convención  encargados 
de  examinar  todos  los  documentos,  dar  informe  de  ellos, 
redactar  y  presentar  las  actas  de  acusación,  vigilar  la  forma- 
ción del  proceso,  etc.,  y  esa  Comisión  de  seis  miembros  no 
ha  llevado  aún  á  nadie  ai  Tribunal. 

Jueces  y  jurados  hubieran  tenido,  sin  duda,  gran  placer 
en  distinguir  su  primera  sesión  con  alguna  sentencia  de  re- 
sonancia; por  eso  les  faltó  tiempo  para  ir  á  la  barra  de  la 
Convención,  deplorando  verse  condenados  á  no  hacer  nada 
por  la  lentitud  con  que  procedía  la  Comisión  de  los  Seis. 

El  presidente  de  esta  Comisión,  Garran-Coulon  (2),  de- 
clara que  «si  no  ha  propuesto  ningún  decreto  de  acusación 
es  por  no  haber  recibido  los  documentos  necesarios  que  sir- 
van de  base  para  ello.» 

Sube  Albitte  precipitadamente  á  la  tribuna  y  dice:  «Si  se 
tratara  de  juzgar  á  monederos  falsos,    consentiría  en  que  se 


escribía:  «Vos  que  creéis  tan  fáciles  las  virtudes  cívicas,  ¿kabéis 
sido  presentado  á  Pamela?»  Su  marido,  lord  Fitz-Gerald,  intentó  en 
1798  sublevar  á  Irlanda  contra  Inglaterra,  fué  encarcelado  el  19 
de  Mayo  de  1798  y  se  suicidó  en  la  prisión  el  4  de  Junio  siguiente. 
Lady  Fitz-Gerald  murió  en  París  en  183 1,  un  año  después  que 
Mad.  de  Genlis. 

(1)  Juan  Bautista  Sauvan  era  «administrador  de  los  palacios  que 
el  duque  de  Orleans  poseía  en  París,  y  de  sus  casas  de  campo.»  Su 
hija  Adela,  muerta  el  7  de  Septiembre  de  1809,  se  casó  el  24  de 
Enero  de  1803  con  Gabriel  Le  Gouvé,  autor  del  Mérito  de  las  mujeres. 
De  este  matrimonio  nació  Ernesto  Le  Gouvé,  miembro  de  la  Aca- 
demia Francesa.—  Correo  francés,  núm.  94. — El  Patriota  francés,  nú- 
mero 1329. 

(2)  Diputado  por  Loiret. 


DURANTE    EL    TERROR.  201 


observasen  todas  las  formalidades;  pero  tratándose  de  jua- 
gar á  conspiradores,  no  se  deben  observar  esos  trámites.  Yo 
pido  que  se  suprima  la  Comisión  de  los  Seis  y  que  se  persiga 
y  juzgue  á  instancia  del  fiscal  público.» 

A  Albitte  sucede  en  la  tribuna  el  girondino  Rabaut  Saint- 
Etienne,  que  se  guarda  muy  bien  de  protestar  contra  las 
odiosas  frases  del  orador  montañés.  Pertenece  á  la  Comisión 
de  los  Seis  y  declara  no  oponerse  á  que  se  suprima,  lo  que 
sin  debate  queda  acordado.  / 

Miércoles  3  de  Abril. — En  la  sesión  de  la  mañana  se  in- 
forma á  la  Convención  que  Dumouriez  ha  hecho  presos  á  los 
comisionados  que  se  le  habían  enviado,  Camus,  Quinette, 
Bancal  y  Lamarque,  con  el  ministro  Beurnonville;  que  los 
ha  puesto  en  sitio  seguro  para  que  le  sirvan  de  rehenes,  y  que 
se  dispone  á  marchar  con  su  ejército  sobre  París. 

Ante  tal  noticia,  la  Asamblea  se  declara  en  sesión  per- 
manente y  decreta,  á  propuesta  de  Thuriot,  que  todo  fran- 
cés que  reconozca  á  Dumouriez  por  general,  será  conside- 
rado como  traidor  á  la  patria  y  condenado  á  muerte,  confis- 
cando todos  sus  bienes  en  beneficio  de  la  República.  Decreta 
también  que  Dumouriez  quede  fuera  de  la  ley,  autoriza  á 
todos  los  ciudadanos  para  que  le  persigan  y  ofrece  3oo.ooo 
libras  á  los  que  le  presenten  en  París,  vivo  ó  muerto,  siendo 
esa  cantidad  transferible  á  sus  herederos. 

En  la  sesión  de  la  tarde  dirige  Robespierre  violentas 
censuras  á  los  diputados  de  la  derecha,  principalmente  á 
Brissot,  y  terminó  pidiendo  que  se  decrete  la  acusación  de 
este  diputado.  La  Convención  pasa  á  la  orden  del  día;  pero 
da  un  decreto  mandando  detener  á  todos  los  individuos  que 
no  lleven  escarapela. 

En  los  Jacobinos  repitió  Robespierre  sus  acusaciones 
contra  Brissot,  é  indicó  como  únicos  medios  de  salvar  á  Pa- 
rís y  á  la  Revolución,  las  siguientes  medidas:  «Es  necesario 
formar  un  ejército  revolucionario  compuesto  de  todos  los 
patriotas,  de  todos  los  descamisados,  y  el  núcleo,  la  fuerza 
principal  de  este  ejército  debe  proceder  de  los  arrabales  de 
París.  No  creo  preciso  que  nosotros  mismos  preparemos 
nuestros  sables  para  matar  á  los  curas;  son  enemigos  dema- 


202  DIARIO    DE    UN   VECINO   DE   PARÍS 

siado  despreciables,  y  los  fanáticos  creerían  tener  suficiente 
pretexto  para  promover  alborotos.  Es  preciso  arrojar  de 
nuestras  secciones  sin  consideración  de  ningún  género,  á  to- 
dos los  que  se  hayan  distinguido  por  su  moderantismo;  es 
necesario  desarmar,  no  á  los  nobles  ni  á  los  curas,  sino  á 
todos  los  ciudadanos  dudosos,  á  todos  los  intrigantes,  á  todos 
los  que  han  dado  pruebas  de  incivismo.,.  Ármese  todo  Pa- 
rís, velen  las  secciones  y  el  pueblo  y  declárese  pueblo  la 
Convención.»  (i). 

Jueves  4  de  Abril.— E\  9  de  Marzo  último  autorizó  la 
Convención  á  los  comisarios  enviados  á  los  departamentos 
para  que  «arrestasen  á  los  que  ellos  creyeran  sospechosos  (2), 
y  el  4  de  Abril  hizo  ley  otro  principio  no  menos  odioso,,  el 
de  la  prisión  de  los  rehenes.  El  decreto  fué  dado  á  propuesta 
de  Lasource:  cuando  se  toma  una  determinación  inicua  es 
seguro  que  algún  girondino  anda  por  medio.  Dice  el  primer 
artículo: 

«Los  padres,  madres,  esposas  é  hijos  de  los  oficiales  del 
ejército,  mandado  por  Dumouriez,  desde  los  segundos  te- 
nientes hasta  los  tenientes  generales  inclusive,  serán  guarda- 
dos en  rehenes  por  sus  respectivos  ayuntamientos  hasta  que 
los  comisarios  enviados  por  la  Convención  Nacional  y  el  mi- 
nistro de  la  Guerra,  detenidos  por  la  perfidia  de  Dumouriez, 
sean  puestos  en  libertad.» 

Otro  decreto  determina  que  la  esposa  y  los  hijos  del  ge- 
neral Valence,  la  ciudadana   Montesson  (3)  y  la  ciudadana 


(1)  Diario  de  los  debates  y  de  la  correspondencia  de  la  sociedad  de  los 
Jacobinos,  núm.  388. 

(2)  Decreto  del  9  de  Marzo  de  1793. — Monitor  del  11  de  Marzo. 

(3)  Carlota  Juana  Beraud  de  la  Haya  de  Riou,  marquesa  de  Mon- 
tesson, nacida  en  1737,  se  casó  con  consentimiento  del  Rey  en  1773 
con  Luis  Felipe,  cuarto  duque  de  Orleans,  nieto  del  Regente  y  padre 
de  Luis  Felipe  José  Igualdad.  Luis  Felipe  de  Orleans  era  en  1773 
viudo  de  Enriqueta  Borbón  Conti,  y  murió  en  1785.  La  marquesa  de 
Montesson  es  autora  de  muchas  piezas  de  teatro;  murió  en  París  el  6 
de  Febrero  de  1806.  (Véase  el  libro  Recuerdos  y  retratos,  por  el  du- 
que de  Levis.) 


DURANTE   EL    TERROR.  203 


Igualdad  sean  inmediatamente  arrestados,  y  que  los  ciuda- 
danos Bruslart-Sillerj  é  Igualdad,  miembros  de  la  Conven- 
ción Nacional  sean  vigilados  para  que  no  salgan  de  París. 

Un  tercer  decreto  ordena  que  «el  general  Miaczinski  sea 
conducido  á  París  y  quede  incomunicado  en  las  prisiones  de 
la  Abadía»  (i). 

Se  procedió  á  la  votación  nominal  para  elegir  ministro  de 
la  Guerra  en  sustitución  de  Beurnonville,  y  resultó  elegido 
por  unanimidad  de  votos  el  ciudadano  Bouchotte ,  coman- 
dante interino  de  Cambrai  (2). 

Gouchon,  en  nombre  de  los  comisionados  por  el  arrabal 
de  Saint-Antoine,  pide  que  se  organice  una  compañía  de 
Scévolas,  dándole  por  jefe  un  miembro  de  la  Convención  (3). 

Es  nombrado  Marat  presidente  del  club  de  los  Jacobi- 
nos (4). 

Viernes  5  de  Abril, — Continúan  circulando  rumores  con- 
tradictorios acerca  de  Dumouriez;  unos  dicen  que  ha  emigra- 
do, y  otros  aseguran  que  sigue  aún  al  frente  de  su  ejército  (5). 

La  Convención,  después  de  hacer  desaparecer  casi  todas 
las  garantías,  que  aunque  de  poco  valor,  tenían  antes  los 
acusados  ante  el  tribunal  criminal  extraordinario,  ha  revo- 
cado el  artículo  del  decreto  de  10  de  Marzo  «que  establecía 
que  el  tribunal  no  podría  juzgar  los  crímenes  de  conspiración 
y  delitos  nacionales  sino  mediante  un  decreto  de  acusación 
dado  por  la  misma  Asamblea.»  El  acusador  público  queda 
autorizado  para  detener,  perseguir  y  juzgar  á  todos  los  acu- 
sados de  dichos  crímenes,  ya  sea  de  oficio,  ya  por  denuncia 
de  las  autoridades  constituidas  ó  de  simples  ciudadanos.  No 
se  exige  el  decreto  de  la  Convención  sino  cuando  se  trate 
de  un  ministro,  de  un  general  del  ejército  ó  de  un  represen- 
tante del  pueblo. 

Se  determinó  también  formar  en  París  un  campamento 


(1)  El  general  Miaczinski  fué  guillotinado  el  17  de  Mayo  de  1793. 

(2)  Monitor  del  7  de  Abril  de  1793. 

(3)  El  Republicano  francés ,  núm.  142. 

(4)  Patriota  francés,  núm.  1333.  % 

(5)  Correo  francés,  núm.  97. 


204  DIARIO    DE    UN   VECINO   DE   PARÍS 

de  cuarenta  mil  hombres,  en  el  que  no  se  admitiría  á  ningún 
ex-noble  ni  como  oficial  ni  como  soldado. 

Terminada  la  votación,  habló  Danton  en  estos  términos: 
«Vais  á  tener  un  ejército  de  descamisados,  pero  no  basta 
esto;  es  preciso  que  mientras  vosotros  combatís  á  los  enemi- 
gos del  exterior,  todos  los  aristócratas  del  interior  estén  bajo 
las  picas  de  los  descamisados.  Pido  que  se  cree  una  guardia 
del  pueblo  pagada  por  la  nación,  pues  no  estaremos  bien  de- 
fendidos mientras  no  lo  estemos  por  los  descamisados.  Otra 
proposición  tengo  que  hacer:  en  toda  Francia  debe  estar  el 
precio  del  pan  en  justa  proporción  con  el  salario  del  pobre,  y 
el  exceso  debe  ser  pagado  por  los  ricos.» 

Quedaron  aprobadas  las  dos  proposiciones  de  Danton  en 
medio  de  los  aplausos  de  toda  la  Asamblea  (i). 

En  el  club  de  los  Jacobinos  Robespierre  el  joven  invita  á 
todos  los  buenos  ciudadanos  á  reunirse  en  sus  respectivas 
secciones.  «Es  necesario,  dijo,  que  vengan  á  la  barra  de  la 
Convención  y  nos  obliguen  á  arrestar  á  todos  los  diputados 
infieles^  (2).  - 

Sábado  6  de  Abril. — Una  carta  délos  comisarios  envia- 
dos por  la  Convención  á  las  fronteras  del  Norte,  Cochon, 
Bellegarde  y  Lequinio,  informa  oficialmente  á  la  Asamblea 
que  Dumouriez,  no  pudiendo  arrastrar  en  la  defección  á  su 
ejército,  se  ha  pasado  al  enemigo  con  los  generales  Valence 
é  Igualdad,  algunos  oficiales  y  casi  todos  los  húsares  de  Ber- 
chigny. 

El  Comité  de  defensa  general,  creado  en  i.°  de  Enero 
de  1793  y  reorganizado  el  25  con  el  nombre  de  Comité  de 
defensa  general  ó  de  Salvación  pública  (3),  es  reemplazado, 
á  propuesta  del  girondino  Isnard,  por  un  comité  ejecutivo, 
compuesto  de  nueve  individuos,  titulado  Comité  de  Salva- 
ción pública,  el  cual  « ejercerá  la  soberanía  y  tendrá  todas 
las  atribuciones.» 


(1)  Monitor  del  9  de  Abril  de  1793. 

(2)  Club  de  los  Jacobinos.   Sesión  del  9  de  Abril,  bajo  la  presi- 
dencia de  Marat. 

(3)  Véase  el  cap.  xvi. 


DURANTK   EL    TERROR.  205 


Los  elegidos  para  formar  dicho  Comité,  y  que  lo  serán 
solamente  por  un  mes,  pertenecen  casi  todos  á  la  Montaña. 
En  votación  nominal  fueron  elegidos  por  el  orden  siguiente: 
Barére,  Delmas,  Breard,  Cambon,  Juan  Debry,  Danton, 
Guyton-Morveau,  Treilhard  y  Lacroix.  Juan  Debry,  que  de- 
claró no  poder  aceptar  por  motivos  de  salud,  fué  sustituido 
por  Robert-Lindet. 

Marat  pide  que  se  guarden  en  rehenes  cien  mil  de  los  pa- 
rientes y  amigos  de  los  emigrados  para  que,  si  ocurre  algún 
percance  á  los  comisarios  detenidos  por  Dumouriez,  respon- 
dan ellos  con  su  cabeza  (i). 

Celoso  sin  duda  de  los  laureles  conquistados^por  el  Ami- 
go del  pueblo,  propuso  el  girondino  Boyer-Fonfréde  «dete- 
ner á  todos  los  Borbones  y  guardarlos  en  rehenes. > — «Ciu- 
dadanos, exclamó;  todos  los  príncipes  son  parientes,  al 
menos  por  los  crímenes:  conservemos,  pues,  en  rehenes  á 
todos  esos  Borbones,  y  si  los  tiranos  á  quienes  ha  ido  á  unir- 
se Igualdad  se  atreven  á  descargar  el  hierro  asesino  sobre 
los  representantes  del  pueblo  francés,  arrastremos  al  suplicio 
á  todos  esos  Borbones:  ¡que  sus  cabezas  rueden  por  los  ca- 
dalsos! ¡que  desaparezcan  del  mundo  como  la  monarquía 
ha  desaparecido  de  la  República,  y  que  la  tierra  de  la  liber- 
tad no  tenga  que  soportar  por  más  tiempo  su  execrable  exis- 
tencia!» 

La  Asamblea  toda  está  en  pie;  los  aplausos  duran  algu- 
nos minutos,  y  la  proposición  de  Boyer-Fonfréde  es  aproba- 
da por  unanimidad  (2). 

Quedó  decretado  que  «todos  los  individuos  de  la  familia 
de  Borbón  fuesen  hechos  presos  y  conducidos  á  Marsella. 
Los  de  la  familia  ex-real,  presos  en  el  Temple,  continuarán 
presos  en  el  mismo  lugar.» 

Ha  celebrado  el  primer  juicio  el  Tribunal  del  10  de  Mar- 
zo, conocido  por  todos  y  aun  por  él  mismo,  con  el  nombre 
de   Tribunal  revolucionario  (3).  El  acusado  era  un  gentil- 


(1)     Monitor  del  9  de  Abril  de  1793. 

'2)     Ibidem. 

'3)     He  aquí  el  encabezamiento  del  expediente  de  la  primera  se- 


206  DIARIO    DE   UN    VECINO    DE    PARÍS 


hombre  del  Poitou,  llamado  Luis  Guyot  de  Maulans,  que 
había  sido  detenido  el  12  de  Diciembre  de  1792  en  Bourg  de 
FEgalité,  y  se  le  habían  cogido  dos  pasaportes  y  una  escara- 
pela blanca.  Fué  condenado  á  muerte  y  guillotinado  el  mismo 
día.  Había  ya  oscurecido  cuando  fué  conducido  al  suplicio, 
por  lo  que  emplearon  antorchas  al  ejecutarle  (2). 

Domingo  7  de  Abril. — El  oficial  de  paz,  Cavaignac,  ha 
hecho  preso  al  duque  de  Orleans  Felipe  José  Igualdad,  en 
virtud  de  un  mandato  firmado  por  Pache,  alcalde  de  París. 

Santerre  anuncia  á  la  Commune  que  ha  recibido  dos  car- 
tas del  hermano  del  difunto  Luis  Capeto,  dirigidas  al  Señor 
Comandante  general  de  la  fuerza  armada  de  París.  En  estas 
cartas  le  notifica  que  él  es  regente  de  Francia,  y  que  se  debe 
reconocer  á  Luis  XVII  desde  el  21  de  Enero  en  que  des- 
cargaron, dice  él,  un  hacha  criminal  sobre  la  cabeza  de 
Luis  XVI  (3).  Santerre  envió  las  dos  cartas  á  la  Convención. 

Lunes  8  de  Abril.  —  El  duque  de  Orleans,  el  duque 
de  Beaujolais,  su  tercer  hijo,  de  edad  de  trece  anos,  la  du- 
quesa de  Borbón  (4)  y  el  príncipe  de  Conti  (5),  han  salido 
para  Marsella  custodiados  por  numerosa  escolta.  La  duque- 
sa de  Orleans,  enferma  y  retirada  desde  el  principio  de  la 


sión:  Expediente  de  la  sesión  del  Tribunal  criminal  revolucionario  estable- 
cido en  París  por  ley  del  10  de  Marzo  de  1793,  y  en  virtud  de  las  atribu- 
ciones que  le  han  sido  delegadas  por  la  ley  del  5  de  Abril  del  mismo  año. 
(Véase  Wallon:  Historia  del  Tribunal  revolucionario  de  París,  tomo  1, 
pág.  84.) 

(2)  El  27  de  Septiembre  de  1793  pagaba  la  nación  á  la  viuda  de 
Favier  96  libras  por  las  cuatro  docenas  de  antorchas  empleadas  en  la 
ejecución.  (Archivos  nacionales,  A.  A.,  399. — El  Tribunal  revolucio- 
nario de  París  por  Emilio  Campardon,  tomo  1,  pág.  27.) 

(3)  Sesión  del  Consejo  general  de  la  Commune  celebrada  el  7  de 
Abril.  {Historia  parlamentaria,  etc.,  por  Buchez  y  Roux,  tomo  xxv, 
pág.  309.) 

(4)  Luisa  Teresa  de  Orleans,  hermana  del  duque  de  Orleans,  es- 
posa del  duque  de  Borbón  y  madre  del  duque  de  Enghien. 

(5)  El  príncipe  de  Conti  era  el  último  descendiente  de  Armando, 
príncipe  de  Conti,  hermano  menor  del  gran  Conde.  Murió  en  Barce- 
lona en  1814. 


DURANTE    EL    TERROR.  207 


revolución  en  Bizy-lés-Vernon,  continuará  en  este  punto 
bajo  la  vigilancia  del  municipio. 

La  Convención,  presidida  esta  tarde  por  Garran-Coulon, 
admite  á  su  barra  á  los  comisionados  por  la  sección  de  Bon- 
Conseil,  quienes  piden  la  prisión  para  Brissot,  Guadet,  Gen- 
sonné,  Vergniaud,  Barbaroux,  Louvet,  Buzot,  etc.  El  orador 
de  la  sección  termina  con  est.e  llamamiento  á  los  patriotas  de 
la  Montaña:  «En  vosotros  ha  depositado  la  nación  el  cuida- 
do de  designar  á  los  traidores.  Tiempo  es  ya  de  arrancarles 
la  inviolabilidad  liberticida;  despertad  de  ese  sueño  que  mata 
la  libertad:  levantaos,  entregad  á  los  tribunales  esos  hombres 
acusados  por  la  opinión  pública;  declarad  la  guerra  á  todos 
los  moderados,  á  los  Fuldenses  y  á  todos  esos  agentes  de  la 
antigua  corte  de  las  Tullerías.  Venid  á  esta  tribuna,  entu- 
siastas patriotas,  y  reclamad  la  espada  de  la  justicia  para  la 
cabeza  de  esos  inviolables  conspiradores,,  y  entonces  la  poste- 
ridad bendecirá  el  tiempo  en  que  habéis  existido.» 

A  ruego  de  Marat  se  concedieron  los  honores  de  la  se- 
sión á  los  peticionarios  (i). 

La  primera  semana  de  Abril  ha  sido  verdaderamente 
semana  de  Marat.  Desde  que  comenzó  la  guerra  no  ha  cesa- 
do de  denunciar  á  los  generales  y  vociferar  contra  la  trai- 
ción, y  hoy  ve  sus  esfuerzos  coronados  por  el  triunfo.  ¿No 
ha  sucedido  cuanto  él  había  anunciado?  ¿No  es  su  previsión 
tan  grande  como  su  incorruptibilidad?  ¿No  tenía  motivo  para 
llamarse  el  Amigo  del  pueblo!  ¿Y  quién,  aunque  fuese  Ro- 
bespierre  ó  Danton,  podría  disputarle  tal  título?  En  reali- 
dad, parece  que  el  pueblo  no  quiere  reconocer  á  nadie  más 
que  á  él:  se  habla  de  Marat  en  los  grupos,  le  leen  en  los  cafés 
y  es  celebrado  en  las  Sociedades  populares.  No  se  puede  dar 
un  paso  en  las  calles  sin  oir  pregonar  el  Diario  de  Marat  (2). 

E.  Biré. 

(Continuará.— Prohibida  la  reproducción.) 


(1)  Monitor  del  10  de  Abril  de  1793. 

(2)  Correo  francés ,  núm.  93. 


Revista  Canónica 


espues  de  celebrado  el  matrimonio  eclesiástico, 
pueden  los  cónyuges  renovar  ante  el  magistrado 
civil  el  consentimiento  para  los  efectos  legales. — 

Conocidas  son  de  todos  las  despóticas  intrusiones  del  poder  civil  en 
asuntos  que  son  del  exclusivo  dominio  de  la  Iglesia.  Una  de  aquéllas, 
quizás  la  más  extendida,  es  la  que  se  refiere  á  la  implantación  del 
llamado  matrimonio  civil,  arrogándose  al  mismo  tiempo  la  potestad 
de  establecer  impedimentos,  aun  cuando  se  trate  de  cristianos.  Quien 
quiera  que  conozca  algo  de  los  fundamentos  del  derecho,  no  podrá 
menos  de  confesar  que  semejantes  pretensas  leyes  no  sólo  son  un  ma- 
nifiesto atentado  contra  la  única  autoridad  que  puede  promulgarlas, 
sino  que  carecen  de  vitalidad,  y  ninguna  obligación  pueden  inducir. 
Todo  esto  lo  saben  perfectamente  los  sacerdotes;  pero  en  el  cumpli- 
miento de  sus  sagrados  deberes  surgen  con  frecuencia  conflictos  de 
nada  fácil  solución  práctica,  por  los  amargos  sinsabores  y  vejámenes 
á  que  más  de  una  vez  ha  dado  lugar  la  obediencia  á  la  autoridad  de 
Dios,  y  la  consiguiente  omisión  de  las  arbitrarias  prescripciones  de  la 
autoridad  civil  que,  en  vez  de  respetar  y  conservar  incólumes  los 
derechos  de  la  Iglesia,  se  los  ha  usurpado,  y  ya  que  nada  puede  con 
la  fuerza  del  derecho,  echa  mano  del  derecho  de  la  fuerza.  Claro  es 
que,  tratándose  de  cumplir  obligaciones  en  que  no  es  posible  transi- 
gir sin  menoscabo  de  la  autoridad  y  honor  divinos,  nada  deben  im- 
portar al  sacerdote  católico  las  amenazas  ni  los  vejámenes  de  la  po- 
testad civil;  pero  hay  cuestiones  en  las  que  puede  admitirse  alguna 
transacción,  siquiera  permisiva,  para  evitar  mayores  males.  Tal  es  la 
relativa  al  matrimonio  civil,  en  los  puntos  donde  se  exige  la  cele- 
bración de  este  aparente  contrato  ante  un  magistrado  civil,  so  pena  de 


REVISTA    CANÓNICA.  209 


quedar  privados  los  contrayentes  de  los  efectos  civiles  que  aquél 
entraña;  trascendental  perjuicio  que  la  Iglesia  trata  de  evitar  permi- 
tiendo á  los  esposos  que  llenen  las  disposiciones  de  la  ley  civil,  pre- 
viniéndoles que,  tanto  en  el  caso  de  que  ésta  disponga  la  anteriori- 
dad del  matrimonio  civil  al  eclesiástico,  como  en  el  de  limitarse  á 
exigirlo,  sin  indicar  que  sea  antes  ó  después,  tal  acto  no  puede  tener 
razón  de  verdadero  matrimonio,  que  sería  siempre  ilícito  ó  inváli- 
do según  que  esté  ó  no  esté  promulgado  el  decreto  Tametsi,  sino  de 
mera  ceremonia  para  cumplir  exteriormente  dichas  formalidades. 

Sugiérenos  estas  reflexiones  el  siguiente  caso  ocurrido  en  la 
archidiócesis  de  Olmütz  (Moravia),  perteneciente  al  imperio  austro- 
húngaro. 

Cierto  sacerdote  asistió  al  matrimonio  de  dos  personas,  una  de  las 
cuales  se  encontraba  en  peligro  de  muerte.  La  omisión  de  las  pro- 
clamas constituye  en  Moravia,  según  derecho  civil,  impedimento 
dirimente;  y  como  en  el  matrimonio  antedicho  ni  se  publicaron  las 
proclamas  ni  se  obtuvo  de  la  autoridad  civil  la  oportuna  dispensa, 
aquél,  valido  sin  la  menor  duda  en  ambos  fieros  por  derecho  ecle- 
siástico, fué  considerado  nulo  ante  la  potestad  laica,  y  el  sacerdote 
que  lo  autorizó,  incurso  en  las  penas  establecidas  por  la  ley  civil. 

El  enfermo  recobró  la  salud  y  urgía,  por  tanto,  normalizar  la  si- 
tuación de  los  cónyuges  para  legitimar  civilmente  la  prole.  A  este 
fin  la  Curia  eclesiástica  de  Olmütz  recurrió  al  Comisario  imperial 
de  Moravia  pidiendo  la  dispensa  de  las  proclamas,  aunque  posterior- 
mente al  contrato  matrimonial,  y  la  ratificación  de  éste;  pero  aquél 
no  sólo  no  accedió  á  la  justa  demanda,  sino  que  exigió  la  renovación 
del  consentimiento  ante  el  magistrado  civil,  para  lo  cual  concedía  la 
dispensa  previa,  amenazando  en  caso  contrario  con  decretar  la  nu- 
lidad del  matrimonio  y  perseguir  criminalmente  al  sacerdote  que  lo 
autorizó.  ¿Podía  el  Arzobispo  permitir  á  los  cónyuges  someterse  á  las 
exigencias  del  Comisario  imperial?  ¿Pero  esta  permisión  no  equival- 
dría á  un  reconocimiento  implícito  de  la  legitimidad  de  leyes  que 
ningún  elemento  de  tales  tienen?  Por  otra  parte,  ¿cómo  evitar  los 
males  que  de  una  abierta  oposición  se  seguirían?  Creyéndose  la  Cu- 
ria de  Olmütz  sin  potestad  para  resolver  por  sí  misma  el  conflicto, 
aun  cuando  la  renovación  del  consentimiento  no  implicara  la  conva- 
lidación efectiva  del  contrato,  juzgó  lo  más  prudente  recurrir  á  la 
Santa  Sede  para  que  ésta  señalase  la  norma  que  en  tales  casos  de- 
biera seguirse,  como  lo  hizo  el  7  de  Enero  de  1899,  respondiendo 
por  su  órgano  oficial  en  estas  cuestiones,  la  Sagrada  Congregación 
del  Concilio,  lo  que  á  la  letra  transcribimos: 

14 


210  KEVISTA   CANÓNICA. 


«Perillustris  ac  Reverendissime  Domine  uti  Frater: 
»In  casu,  quem  exponis.  Tuis  litteris  diei  12  nuper  elapsi  De- 
cembris,  matrimonii  celebrati,  quin  urgente  necessitate  praemitte- 
rentur  consuetae  proclamationes,  optime  potes  insistere  apud  conju- 
ges,  ut  rite  consensum  renovent,  ut  matrimonium  validum  etiam  ab 
auctoritate  civili  retineatur,  dummodo  conjuges  moneas,  hunc  se- 
cundum  verum  matrimonium  non  esse,  sed  tantum  extrinsecam 
caeremoniam  ad  explendas  formas,  quae  ab  eadem  auctoritate  civili 
exigi  solent. 

»Et  Deus  interim,  etc. — A.  Card.  Di  Pietro,  Prcef. — A.  Archiep. 
Nazian.,  Pro-Secr.» 


Más  sobre  el  jubileo.— Con  fecha  8  de  Enero  de  1900  la  Sa- 
grada Congregación  de  Propaganda  dirigió  á  los  Obispos  y  demás 
Prelados  ordinarios  sometidos  á  su  especial  jurisdicción,  una  circu- 
lar en  la  cual,  refiriéndose  á  la  suspensión  de  facultades  durante  el 
año  jubilar,  inducida  por  la  Encíclica  Quod  Pontificutn,  dice:  primero, 
que  «todas  las  facultades  concedidas  pro  foro  externo  á  los  citados 
Obispos  y  demás  Ordinarios,  subsisten  en  todo  su  vigor; »  y  segundo, 
que  «respecto  de  las  concedidas  para  el  fuero  interno,  el  Padre  Santo, 
en  la  audiencia  del  6  de  Enero,  autorizó  para  que  pudieran  hacer 
uso  de  ellas,  siempre  que  de  abstenerse  se  siga  alguna  grave  inco- 
modidad.» Cómo  deba  entenderse  la  cláusula  grave  incommodum,  lo 
hemos  dicho  repetidas  veces  en  esta  sección,  y  últimamente  al  tra- 
tar del  jubileo  en  el  volumen  anterior. 

Los  Ordinarios  á  quienes  se  refiere  la  expresada  circular  pueden 
aprovecharse  del  párrafo  primero,  sin  que  en  lo  relativo  al  fuero  in- 
terno rija  para  ellos  en  rigor  el  segundo  del  rescripto,  que  vamos  á 
transcribir  como  parcial  confirmación  de  lo  que  en  otro  lugar  expu- 
simos hablando  de  las  facultades  de  los  Ordinarios  (1). 

El  obispo  de  Parenzo  y  Pola,  sufragáneo  de  Goritzia  (Istria),  de- 
seoso de  eliminar  toda  discusión  ó  duda  acerca  de  la  suspensión  de 
las  facultades  de  los  Ordinarios,  recurrió  á  la  Sagrada  Penitenciaría, 
la  cual  con  rescripto  aprobado  por  Su  Santidad  el  19  de  Enero 
de  1900,  declaró:  «Sacra  Poenitentiaria,  mature  consideratis  exposi- 
tis,  declarat,  per  Bullam  Quod  Pontificunt,  ratas  firmasque  manere 
pro  utroque  foro,  et  pro  quibuscumque  casibus,  tum  occultis  tum 
publicis,  facultates  omnes  quas  Episcopi  et  Ordinarii  habent  sive  ex 


(1)     Véase  vol.  li-ii,  b)  y  c),  páginas  224-25. 


REVISTA    CANÓNICA.  211 


jure  communi  ecclesiastico,  praesertim  Concilii  Tridentini,  sive  ex 
speciali  indulto  ab  Apostólica  Sede  forte  concesso  in  casu  aliquo  par- 
ticulari  pro  determinatis  personis  nominatim  expressis. 

»Caeteras  vero  facultates  omnes,  sive  temporáneas  sive  perpetuas, 
quocumque  modo  concessas,  sive  a  S.  Poenitentiaria,  sive  a  S.  ali- 
qua  Congregatione  seu  etiam  immediate  ab  ipso  Summo  Pontiñce, 
si  sint  pro  foro  interno  omnino  cessare;  si  sint  pro  foro  externo  (qua- 
lis  censenda  est  illa  dispensandi  in  matrimoniis  mixtis),  manere.  Ad 
consulendum  autem  iis  qui  legitime  impediuntur  quominus  Romam 
accedant,  provisum  per  declarationem  hujus  S.  Poenitentiariae  datam 
die  21  Decembris  1899  (1),  cujus  exemplar  transmittitur.» 

En  virtud  de  esta  declaración  ,  deber  nuestro  es  corregir  lo  que 
dijimos  (2)  acerca  de  las  facultades  que  la  Sagrada  Penitenciaría 
suele  conceder  á  los  Obispos  y  confesores.  Defendíamos  allí  que  di- 
chas facultades  quedaban  en  suspenso  para  los  confesores;  pero  nos 
inclinábamos  resueltamente  á  creer  que  esa  limitación  no  debía  ex- 
tenderse á  los  Ordinarios  ,  cuando  según  la  declaración  últimamente 
transcrita  para  el  fuero  interno  ,  sólo  subsisten  en  vigor  las  conce- 
didas pro  casu  aliquo  particulari  pro  determinatis  personis  nominatim  ex- 
pressis; de  modo  que  las  que  no  reúnan  estas  condiciones  están  dero- 
gadas durante  el  año  jubilar  ,  sea  para  los  simples  confesores  ,  sea 
para  los  Obispos  y  demás  Ordinarios,  salvos  siempre,  respecto  de 
éstos,  los  casos  de  que  habla  la  circular  de  la  Sagrada  Congregación 
de  Propaganda,  y  para  todos  los  en  que  se  trate  de  penitentes  legíti- 
mamente impedidos  de  ir  á  Roma. 

a)  Anteriormente  ,  el  11  de  Enero  de  1900  ,  la  misma  Sagrada 
Penitenciaría  había  declarado  que  «los  privilegios  concedidos  por  la 
bula  ¿Eterni  Pastoris  (3),  para  el  año  jubilar,  se  extendían  también  á 
las  religiosas  profesas  de  votos  simples,  las  cuales  pueden  por  tanto 
elegir  por  una  vez  un  confesor  de  entre  los  simplemente  aprobados 
para  oir  las  confesiones  de  los  seculares.» 

b)  El  17  de  Marzo  de  1900  declaró  que  fuera  de  Roma  las  perso- 
nas comprendidas  en  la  bula  Mterni  Pastoris  pueden  ganar  sólo  dos 
veces  el  jubileo,  repitiendo  las  obras  de  piedad  ordinarias;  pero  las  que 
cumplan  éstas  en  Roma,  podrán  ganarlo  cuantas  veces  las  practiquen. 


(1)  Vol.  y  lugar  citado. 

(2)  Vol.  y  lug,  cit. 

(3)  Volumen  citado,  pág.  i5i  y  siguientes. 


212  REVISTA    CANÓNICA. 


Urbis  et  orbis.— Decreto  acerca  de  las  reglas  ó  normas 
para  distinguir  las  indulgencias  verdaderas  de  las  apócri- 
fas.— Entre  todos  los  negocios  encargados  á  esta  Sagrada  Congrega- 
ción de  Indulgencias  y  Sagradas  Reliquias,  sobresale  el  de  separar  las 
verdaderas  indulgencias  de  las  apócrifas,  proscribiendo  las  últimas: 
cargo  que  ha  cumplido  satisfactoriamente  por  medio  de  los  decretos 
dados  á  luz  hasta  el  presente  sobre  indulgencias  apócrifas,  y  conte- 
nidos en  la  colección  auténtica  de  decretos.  Pero  aun  cuando  desde 
el  primer  momento  de  su  instalación  haya  siempre  velado  esta  Sagra- 
da Congregación  en  lo  relativo  á  la  publicación  de  indulgencias  para 
que  no  se  introdujesen  algunas  de  ellas  falsas  en  el  pueblo  cristiano, 
como  no  faltan,  sin  embargo,  aun  én  nuestros  tiempos,  quienes  lle- 
vados, ó  de  su  mala  voluntad  ó  de  un  celo  irracional,  se  hayan  atre- 
vido á  propalar  entre  los  fieles  falsas  indulgencias  anejas  á  ciertas 
oraciones  ó  ejercicios  piadosos  ,  ha  sucedido  que  muchos  Prelados 
hayan  tenido  que  acudir  á  esta  Sagrada  Congregación  ,  á  fin  de  que 
diese  su  parecer  acerca  de  algunas  indulgencias.  Y  obraron  asi ,  im- 
pulsados no  sólo  por  el  deseo  de  que  se  separasen  las  indulgencias 
verdaderas  de  las  falsas  ,  sino  muy  principalmente  para  que  se  ce- 
rrase á  los  enemigos  de  la  Iglesia  la  puerta  para  calumniarla  y  para 
ridiculizar  el  celestial  tesoro  de  las  indulgencias. 

Por  esto,  para  poner  pronto  remedio  á  dicho  mal,  en  cuanto  es 
posible,  pensó  la  Sagrada  Congregación  establecer  reglas  ó  normas, 
con  cuyo  auxilio  fuese  sumamente  fácil,  no  sólo  á  los  Ordinarios,  sino 
también  á  los  mismos  fieles  cristianos ,  el  emitir  un  juicio  acertado 
respecto  de  algunas  indulgencias  de  dudosa  autenticidad  ,  que  con 
frecuencia  se  publican  entre  el  pueblo. 

Comunicado  este  propósito  á  Nuestro  Santísimo  Señor  el  Papa 
León  XIII ,  fué  aprobado  por  Su  Santidad  y  mandó  se  realizara 
cuanto  antes.  Por  lo  cual  la  Sagrada  Congregación  ,  tras  el  estudio 
de  los  Rmos.  Consultores,  cuidó  de  componer  el  índice  de  las  predi- 
chas  reglas,  que  después  sometió  al  examen  de  los  Emmos.  PP.  Car- 
denales en  la  Congregación  general  reunida  en  el  Vaticano  el  día  5  de 
Mayo  de  1898.  Estos,  después  de  haber  con  detención  considerado  el 
precitado  índice  ,  se  reservaron  examinar  de  nuevo  en  otra  Congre- 
gación el  dicho  índice,  modificado  en  algunas  cosas.  Lo  que  se  veri- 
ficó en  la  reunión  general  tenida  en  el  Vaticano  el  3  de  Agosto 
de  1899,  en  la  cual  los  Emmos.  y  Rmos.  Padres  juzgaron  se  debía  es- 
tablecer el  índice  siguiente: 

Regla  I. — Son  auténticas  las  indulgencias  que  contiene  la  novísi- 
ma Colección  publicad0  por  la  Sagrada  Congregación  de  Indulgencias. 


REVISTA    CANÓNICA.  213 


Regla  II. — Las  indulgencias  generales  que  no  se  expresan  en  la 
Colección  sobredicha  ,  ó  que  se  dice  fueron  concedidas  después  de 
publicada  la  Colección  ,  sólo  serán  tenidas  como  auténticas  cuando 
sea  reconocido  por  la  Sagrada  Congregación  de  Indulgencias  el  mo- 
numento autógrafo  de  la  concesión  que  se  ha  de  presentar  á  aquélla 
antes  de  ser  publicadas,  bajo  pena  de  nulidad. 

Regla  III. — Ténganse  por  auténticas  las  indulgencias  concedidas 
á  las  Ordenes  y  Congregaciones  religiosas  ,  Archicofradías  ,  Cofra- 
días, Archiasociaciones,  Asociaciones  ,  Uniones  piadosas  ,  Socieda- 
des piadosas  ó  algunas  iglesias  más  célebres,  lugares  piadosos  y  obje- 
tos de  devoción,  que  estén  contenidas  en  los  sumarios  reconocidos  y 
aprobados  por  la  Sagrada  Congregación  de  Indulgencias,  y  dados  á 
luz  con  su  autoridad  ó  permiso. 

Regla  IV. — No  se  tengan  por  auténticas  las  indulgencias,  ya  ge- 
nerales, ya  particulares,  que  se  contienen  en  libros,  opúsculos,  suma- 
rios, hojas,  estampas,  ó  en  imágenes  impresas  sin  aprobación  de  la 
autoridad  competente,  aprobación  concedida  después  de  un  diligente 
examen  y  expresada  con  claridad. 

Regla  V. — Son  apócrifas ,  ó  están  enteramente  revocadas  al  pre- 
sente, todas  las  indulgencias  de  mil  ó  de  muchos  miles  de  años  ,  en 
cualquier  tiempo  que  se  digan  concedidas. 

Regla  VI. — Ténganse  por  sospechosas  las  indulgencias  plenarias 
que  se  asegura  estar  concedidas  á  los  que  recitan  solamente  algunas 
palabras,  excepto  las  indulgencias  in  articulo  mortis. 

Regla  VII. — Han  de  ser  rechazadas  por  apócrifas  las  indulgencias 
que  se  hallen  en  opúsculos,  hojas  ó  estampas  impresas  ó  manuscritas, 
en  que  se  prometen  indulgencias  que  exceden  el  uso  y  modo  de 
gracia,  por  causas  leves  ó  supersticiosas  é  inciertas  revelaciones,  ó 
bajo  condiciones  ilusorias. 

Regla  VIII. — Deben  ser  rechazadas  como  cosa  falsa  las  hojas  y 
opúsculos  en  que  se  promete  á  los  fieles  que  recen  alguna  oración,  la 
liberación  de  una  ó  muchas  almas  del  Purgatorio,  y  las  indulgencias 
que  suelen  añadirse  á  dicha  promesa  deben  tenerse  por  apócrifas. 

Regla  IX. — Ténganse  por  apócrifas,  ó  á  lo  menos  por  gravemen- 
te sospechosas  ,  las  indulgencias  que  se  asegure  ser  de  reciente 
concesión  si  se  extienden  á  un  número  inusitado  de  años  ó  de  días. 

Todas  las  cuales  reglas  fueron  por  mí,  el  infrascrito  Cardenal 
Prefecto  de  la  Sagrada  Congregación,  relatadas  á  Nuestro  Santí- 
simo Padre  León  XIII  en  audiencia  del  día  10  de  Agosto  de  1899, 
aprobadas  por  Su  Santidad  y  mandadas  publicar  por  un  decreto 
general. 


214  REVISTA  CANÓNICA. 


Dado  en  Roma  en  la  Secretaría  de  la  misma  Sagrada  Congrega- 
ción, á  10  de  Agosto  de  1899. — Fr.  Jerónimo  M.  Card.  Gotti,  Pref., 
A.  Arzobispo  Antin,,  Secretario . 


Comentarios  á  las  reglas  anteriores,  propuestas  con  aprobación  de  la 
Sagrada  Congregación  de  Indulgencias  y  Sagradas  Reliquias. 

A  la  regla  I. — Esta  regla  se  refiere  á  la  colección  titulada  Eaccol- 
ta  di  orazioni  é  pie  opere  per  le  quali  sonó  state  concese  dai  Sommi  Ponte- 
fici  le  SS.  Indulgence. — Roma. — Tipografía  della  S.  C.  di  Propaganda 
Fide,  1898.  —  Colígese  claramente  el  fundamento  de  la  regla  ,  si  se 
tiene  en  cuenta  el  fin  que  se  propuso  la  Sagrada  Congregación  al 
publicar  aquel  libro.  Ya  en  el  decreto  previo  de  1877  ,  cuando  en 
virtud  de  su  cargo  preparábase  dicha  Congregación  á  publicar  por  pri- 
mera vez  la  Colección  mencionada,  se  leía  la  siguiente  declaración 
auténtica:  «El  Sumo  Pontífice  ha  accedido  benignamente  á  que,  de 
todas  y  de  cada  una  de  las  preces  y  obras  piadosas  que  hubiesen  sido 
hasta  el  presente  enriquecidas  con  indulgencias,  se  forme  una  colec- 
ción diligentísimamente  hecha  por  la  Secretaría  de  dicha  Sagrada 
Congregación.»  Por  consiguiente  ,  aquella  primera  é  igualmente  la 
segunda  edición  de  1886  ,  fueron  declaradas  auténticas  por  dicha 
Sagrada  Congregación,  y  ahora,  en  el  decreto  que  va  al  frente  de  la 
tercera  edición  de  1898,  se  lee:  «El  mismo  Santísimo  Señor  Nuestro 
León  Papa  XIII  ha  aprobado  la  presente  Colección ,  publicada  en 
la  imprenta  de  la  Sagrada  Congregación  de  Propaganda  Fide:  por  lo 
tanto,  téngase  como  genuino  y  auténtico  Sumario  de  Indulgencias  hasta 
ahora  concedidas  para  todos  los  fieles  cristianos  y  para  algunas  sociedades 
en  el  mismo  designadas. » 

A  la  regla  II. — Con  aprobación  de  Benedicto  XIV  y  de  Pío  IX, 
promulgó  la  Sagrada  Congregación  de  Indulgencias  en  28  de  Enero 
de  1756  y  en  14  de  Abril  de  1856,  un  decreto  del  tenor  siguiente: 
«Constándonos  por  la  experiencia  cotidiana  que  se  expiden  muchísi- 
mas concesiones  generales  de  indulgencias,  sin  consentimiento  de  la 
Sagrada  Congregación,  originándose  de  aquí  muchos  abusos  y  per- 
plejidades, se  declara  por  el  presente  decreto,  después  de  madura 
deliberación  ,  que  los  que  en  adelante  alcanzaren  tales  concesiones 
generales  están  obligados ,  bajo  pena  de  nulidad  de  la  gracia  obte- 
nida, á  presentar  á  la  Secretaría  de  la  misma  Sagrada  Congregación 
el  original  de  dichas  concesiones.»  Esto  se  refiere,  sin  embargo, 


REVISTA   CANÓNICA.  215 


solamente  á  las  indulgencias  entera  y  completamente  generales  ,  es 
decir,  á  aquellas  que  han  sido  concedidas  á  todos  los  fieles  por  sólo 
algunas  preces  ú  obras  piadosas  y  con  carácter  de  perpetuidad,  no  á 
las  que  requieren  además  la  adscripción  á  alguna  Asociación  piado- 
sa, etc.,  ó  visita  de  alguna  iglesia  determinada,  ó  que  imponen  la 
obligación  de  llevar  un  escapulario  ó  medalla,  etc.;  ni  á  las  concedi- 
das sólo  por  algún  tiempo.  Todas  estas  indulgencias  son  más  bien 
particulares  y  no  se  extiende  á  ellas  el  decreto  de  Benedicto  XIV 
y  Pío  IX. 

Se  podrá,  sin  embargo,  estar  cierto  del  reconocimiento  de  nuevas 
indulgencias  generales  verificado  por  la  Sagrada  Congregación,  si 
estas  indulgencias  se  hallan  publicadas  en  libros  de  autores  fidedig- 
nos que  obtienen  estas  concesiones  de  la  Sagrada  Congregación ,  ó 
que,  á  lo  menos,  con  el  permiso  de  ésta  las  comunican  á  sus  lectores. 

A  la  regla  III. — Trátase  aquí  de  indulgencias  ,  no  del  todo  gene- 
rales ,  como  en  la  regla  anterior  ,  sino  particulares  en  algún  modo, 
como  claramente  se  ve  por  el  tenor  de  esta  regla.  Algunos  de  estos 
sumarios  pueden  ser  reconocidos  y  aprobados  por  los  Obispos  ;  otros 
necesariamente  han  de  ser  propuestos  á  la  Sagrada  Congregación  de 
Indulgencias  para  su  examen  y  aprobación.  Es  evidente  que  todos 
estos  sumarios,  si  consta  con  certeza  haber  sido  examinados  y  apro- 
bados por  la  misma  Sagrada  Congregación,  deberán  ser  reconocidos 
por  todos  como  ciertamente  auténticos,  sin  necesidad  de  ningún  otro 
examen  y  aprobación  de  los  Obispos,  aun  cuando  el  examen  y  apro- 
bación episcopales  fuesen  suficientes  por  sí  solos. 

A  la  regla  IV. — El  Decreto  XVII  de  la  nueva  Constitución  acerca 
de  la  prohibición  y  censura  de  libros  ,  dice  lo  siguiente:  «Todos  los 
libros,  sumarios,  opúsculos,  hojas,  etc.,  de  indulgencias,  en  que  se  con- 
tienen sus  concesiones,  no  se  publiquen  sin  licencia  de  la  autoridad 
competente.»  Y  en  el  Decreto  XV  se  lee:  «Las  imágenes  de  Nuestro 
Señor  Jesucristo,  de  la  Bienaventurada  Virgen  María,  etc.,  de  cual- 
quier modo  impresas,  ya  tengan  adjuntas  oraciones,  ya  se  den  á  luz 
sin  ellas  ,  no  se  publiquen  sin  permiso  de  la  autoridad  eclesiástica.» 
De  aquí  se  deduce  que  no  puede  constar  de  la  autenticidad  de  in- 
dulgencias generales  ó  particulares  de  cualquier  modo  impresas,  si  no 
tienen  aprobación  de  la  autoridad  eclesiástica  ,  pues  falta  ,  en  caso 
contrario,  el  elemento  necesario  y  prescrito  para  conocer  y  asegurar 
la  autenticidad. 

Se  dice  que  la  aprobación  ha  de  ser  expresada  distmcte,  esto  es, 
con  el  nombre  del  aprobante  y  el  lugar  y  fecha  de  la  aprobación. 

Autoridad  competente,  en  general,  es  la  misma  Sagrada  Congrega- 


216  REVISTA    CANÓNICA, 


ción  de  Indulgencias,  excepto  los  casos  siguientes,   en  que  basta  la 
aprobación  del  Ordinario  del  lugar  (Decret.  Auth.,  núm.  383): 

i.°  Si  se  trata  de  publicar  la  concesión  de  alguna  indulgencia 
particular,  ó  de  dar  á  luz  el  Sumario  de  indulgencias,  que  se  ha  de 
tomar  de  solo  un  Breve  Apostólico  ó  Rescripto. 

2.0  Si  se  trata  de  un  Sumario  ya  publicado  con  autoridad  de  la 
Sagrada  Congregación;  exceptuando,  sin  embargo,  el  llamado  elenco 
de  indulgencias  Apostólicas  (para  las  coronas,  medallas,  etc.),  que 
requiere  la  aprobación  de  la  Sagrada  Congregación  en  cualquier 
lugar  é  idioma  que  se  publique,  y  también  cualquier  versión  íntegra 
de  la  colección  de  indulgencias  titulada  Raccolta;  cada  una  de  las 
indulgencias  en  ella  contenidas,  pueden,  como  se  ve,  ser  publicadas 
mediante  autorización  del  Obispo. 

3.0  Si  se  trata  de  los  Sumarios  de  Cofradías  erigidas  por  los 
Institutos  religiosos  por  concesión  de  la  Santa  Sede  ó  agregadas  á 
las  Archicofradías,  basta  sólo  el  examen  y  aprobación  del  Obispo  del 
lugar  en  que  tienen  su  centro  dichos  Institutos  religiosos  ó  Archico- 
fradías (Decr.  Auth.t  núm.  388). 

En  todos  los  demás  casos  se  requiere  el  examen  y  aprobación  de 
la  Sagrada  Congregación  misma,  principalmente  si  se  trata  de  un 
Sumario  de  indulgencias  ó  formado  en  otro  tiempo  anterior,  pero 
nunca  aprobado,  ó  que  se  forma  por  vez  primera  y  de  diversas  con- 
cesiones. 

Es  manifiesto,  por  último,  que  todos  estos  Sumarios,  si  consta 
haber  sido  reconocidos  y  aprobados  por  dicha  Sagrada  Congrega- 
ción, deben  ser  tenidos  por  todos  como  auténticos,  y  no  necesitan 
de  otro  examen  ni  aprobación  de  los  Obispos,  aun  cuando,  según  lo 
dicho,  fuese  suficiente  solamente  el  examen  y  aprobación  episcopales. 
A  la  regla  V. — Este  género  de  indulgencias  siempre  han  sido 
consideradas  por  gravísimos  autores  como  ajenas  al  uso  de  la 
Sede  Apostólica.  Y  en  verdad,  si  se  dice  que  fueron  concedidas  antes 
del  siglo  XIV,  no  pueden  conciliarse  con  la  antigua  disciplina  de  la 
Iglesia  (así  Teodoro  del  Espíritu  Santo  acerca  de  las  Indulgen- 
cias, II,  247);  pues  consta  manifiestamente  que  en  el  siglo  XIII  y  aun 
en  el  XIV  eran  todavía  de  corto  tiempo  las  indulgencias  (v.  gr.,  de  10, 
20,  40  días,  de  un  año,  raras  las  de  cinco  ó  siete  años  y  rarísimas 
las  de  20  años).  Si  se  quieren  atribuir  á  épocas  posteriores,  existen 
muchos  Decretos  auténticos  en  que  se  reprueban  tales  indulgencias 
por  apóciifas,  sin  que  se  haya  podido  aducir' ni  siquiera  un  docu- 
mento de  tal  concesión,  que  sea  ciertamente  auténtico.  Y  si  hubiera 
quedado  alguna  duda  acerca  de   alguna  indulgencia  de  este  género» 


REVfSTA    CANÓNICA.  217 


el  reciente  Decreto  de  la  Sagrada  Congregación,  dado  en  26  de  Mayo 
de  1898,  revocó  todas  las  indulgencias  de  mil  ó  de  muchos  miles  de 
años,  de  modo  que  hoy  no  pueda  admitirse  ninguna. 

A  la  regla  VI. — Los  Sumos  Pontífices  han  acostumbrado  con- 
ceder con  grande  liberalidad  indulgencia  plenaria  á  los  fieles  cris- 
tianos in  articulo  mortis)  con  la  condición  de  que  á  lo  menos  contri- 
tos de  corazón  (si  no  hubieran  podido  recibir  los  santísimos  sacra- 
mentos de  Penitencia  y  Comunión),  invoquen  devotamente  con  la 
boca  ó  con  el  corazón  el  nombre  de  Jesús,  y  reciban  la  muerte  de 
manos  del  Señor  como  satisfacción  de  sus  pecados,  con  ánimo  tran- 
quilo. Pero,  á  excepción  del  artículo  de  la  muerte,  nunca  fué  cos- 
tumbre de  la  Santa  Sede  conceder  indulgencia  plenaria  á  los  fieles 
que  recitaran  algunas  palabras  solamente.  Así  es  que  en  toda  la 
Colección  auténtica  de  oraciones  y  obras  piadosas,  que  se  titula 
Raccolta,  no  se  encuentra  un  solo  ejemplo  de  este  género,  á  no  ser 
aquella  conocidísima  oración:  «Heme  aquí,  oh  bueno  y  dulcísimo 
Jesús,»  para  rezarla  ante  un  crucifijo.  Mas,  en  primer  lugar,  esta 
oración  no  consta  de  pocas  palabras  solamente,  y  además  de  supo- 
nerse en  ella  alguna  meditación  de  los  dolores  y  llagas  de  Jesús  cru- 
cificado, se  requieren  para  ganar  la  indulgencia  plenaria  la  confesión 
y  comunión  y  algunas  oraciones  á  intención  del  Sumo  Pontífice. 
Cabe,  pues,  repetir  aquí  lo  dicho  en  la  explicación  de  la  regla  ante- 
rior, que  no  existe  documento  alguno  auténtico  por  el  cual  jamás 
hayan  concedido  los  Sumos  Pontífices  indulgencia  plenaria  á  los 
fieles  cristianos  por  rezar  solamente  algunas  palabras;  existiendo  en 
cambio  muchos  decretos  ciertos  que  rechazan  tales  indulgencias  por 
apócrifas  ó  sospechosas. 

A  la  regla  VIL  —  Esta  regla  apenas  necesita  explicación.  De- 
biendo ser  concedidas  las  indulgencias  solamente  por  causas  pia- 
dosas y  racionales,  nunca  ha  prometido  la  Santa  Sede  tales  niñerías, 
ridiculeces  ó  imposibles  al  conceder  las  indulgencias;  aún  más:  para 
que  no  fuesen  engañados  los  fieles  por  una  esperanza  falaz  y  una 
dañosa  presunción,  advirtiéronles  muchos  Concilios  que  no  confia- 
sen temerariamente  en  tales  escritos  ú  opúsculos.  (Véase  Teod.  del 
Espir.  S.,  II,  p.  327.)  Y  esto  es  lo  que  manifiestan  clarísimamente 
los  catálogos  de  las  indulgencias  proscritas  por  los  Sumos  Pontí- 
fices. Baste  citar,  entre  otras,  cierta  oración  que  se  decía  haber  sido 
encontrada  en  el  sepulcro  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  y  revelada 
en  otro  tiempo  á  las  Santas  Isabel,  reina  de  Hungría,  Matilde  y 
Brígida,  que  fué  reprobada  por  apócrifa  con  todas  sus  extravagan- 
tes promesas,  primero  en  el  año  1678,  y  ahora  de  nuevo  por  el  De- 


218  REVISTA    CANÓNICA. 


creto  de  esta  misma  Sagrada  Congregación  de  26  de  Mayo  de  1898. 

A  la  regla  VIII. — Aun  cuando  los  Sumos  Pontífices  hayan 
usado  también  en  tiempos  anteriores  de  la  misma  fórmula  de  prome- 
ter la  libertad  de  un  alma  del  Purgatorio  á  los  fieles  cristianos  que 
rezasen  ciertas  oraciones  (no  solas  pocas  palabras,  según  se  ha  di- 
cho en  la  regla  VI),  ó  que  hiciesen  ciertas  obras  piadosas,  no  debe 
entenderse  comunmente  tal  expresión  en  otro  sentido  que  en  el  de 
que  la  indulgencia  plenaria  concedida  por  los  Sumos  Pontífices  á  los 
fieles  vivos,  era  declarada  aplicable  también  á  cualquier  alma  del 
Purgatorio,  según  el  lenguaje  de  la  Curia.  No  se  puede  probar  con 
certeza  por  documentos  auténticos,  que  alguno  de  aquéllos  prome- 
tiese la  libertad  de  muchas  almas  del  Purgatorio  juntamente,  y 
menos  por  sólo  rezar  alguna  que  otra  oración. 

Así  como  dichas  aserciones  deben  tenerse  por  infundadas,  del 
mismo  modo  las  indulgencias  anejas  á  tales  promesas,  se  han  de 
rechazar  como  apócrifas  y  de  ningún  valor,  y  con  mayor  razón, 
por  cuanto  muchas  de  las  indulgencias  de  este  género  deben  ser 
contadas  en  el  número  de  aquellas  que,  como  se  dijo'  en  la  regla 
anterior,  pasan  del  límite  acostumbrado. 

A  la  regla  IX. — Hace  ya  mucho  tiempo  que  la  Iglesia,  como 
todos  saben,  suele  conceder  indulgencias  parciales  por  medio  de 
ciertas  fórmulas  estables,  como  de  50,  100,  200  ó  300  días,  ó 
de  un  año,  ó  de  3,  5,  7  años  y  otras  tantas  cuarentenas;  pero  no 
están  conformes  con  la  práctica  de  la  Sede  Apostólica  las  indulgen- 
cias, v.  gr.,  de  1080  días,  número  fijado  en  algunas  medallas  de  la 
Bienaventurada  Virgen  María,  que  se  vendían  en  Loreto  hace  ape- 
nas cuarenta  años;  las  cuales  fueron  declaradas  apócrifas  por  esta 
misma  Sagrada  Congregación  el  día  23  de  Febrero  de  1856.  (Decreto 
Auth.,  núm.  370.)  En  nuestros  tiempos  se  indican  muchas  veces 
indulgencias  de  gran  número  de  días  en  hojas,  cuyos  autores  ó  edi- 
tores han  convertido  por  su  propio  arbitrio  el  número  de  años  y  de 
cuarentenas  en  el  número  correspondiente  de  días;  de  modo  que,  verifica- 
do este  cálculo,  resulten  mil  ó  miles  de  días  de  indulgencia.  Esto, 
sin  duda  ninguna,  proviene  de  cierta  emulación  no  laudable,  porque 
así  quieren  mostrar  que  las  indulgencias,  v.  gr.,  de  una  cofradía  ú 
obra  piadosa,  son  mayores  que  las  que  han  sido  concedidas  á  otras 
emej  antes.  Es,  pues,  muy  de  desear  que  los  Ordinarios  no  aprueben 
tal  género  de  cédulas  ú  opúsculos,  aun  cuando  vean  que  el  cálculo 
es  completamente  verdadero.* 


REVISTA    CANÓNICA.  219 


Sobre  las  indulgencias  del  salmo  «Exandiat». — Urba- 
no VIII,  por  Breve  del  23  de  Diciembre  de  1623,  concedió  á  los  Ca- 
maldulenses  que  todos  los  alumnos  de  esa  Orden  que,  habiendo  con- 
fesado y  comulgado,  rezasen  el  salmo  Exandiat  te  Dominus,  etc.  (XIX), 
con  las  oraciones  pro  Papa  y  pro  Ecclesia,  ó  no  sabiendo  rezar  esto, 
dijesen  por  tres  veces  el  Padrenuestro  y  Avemaria  y  rogasen  por  la 
paz  entre  los  principes  cristianos  y  la  exaltación  de  la  fe  católica, 
pudieran  ganar  todas  las  indulgencias  de  los  que  visitan  las  iglesias 
que  tienen  estaciones. 

Pió  IX  extendió,  con  fecha  7  de  Agosto  de  1868,  este  privilegio 
á  los  Capuchinos;  León  XIII,  por  Breve  del  7  de  Julio  de  1896, 
concedió  durante  cinco  años  á  los  Terciarios  de  San  Francisco  la 
participación  en  las  indulgencias  concedidas  á  las  dos  Ordenes  Fran- 
ciscanas. Con  esta  concesión  creyeron  los  Terciarios  que  también 
comunicaban  en  el  privilegio  de  los  Capuchinos,  respecto  del  salmo 
Exandiat,  al  menos  los  que  de  esta  Orden  dependen;  pero  la  Sagrada 
Congregación  de  Indulgencias,  consultada  sobre  este  punto,  respon- 
dió negativamente  el  29  de  Agosto  de  1899. 

— Poco  antes,  esto  es,  el  8  de  Agosto  del  mismo  año,  la  Sagrada 
Congregación  citada  concedió  á  los  diocesanos  de  Bolonia  que 
pudiesen  pertenecer  á  la  Orden  tercera  de  Santo  Domingo,  aunque 
estuvieran  inscritos  en  otra  de  la  misma  especie. 

— Accediendo   Su   Santidad  á  las   súplicas  del  abate  Eduardo 
Tomás,  Vicario  General  de  la  Archidiócesis  de  París,  por  Breve 
dado  el  6  de  Febrero  de   1900  concedió  doscientos   días  de   indul- 
gencia á  todos  los  fieles  que,   contritos  al  menos,  rezasen  en  honor 
del   Sacratísimo  Corazón   de  Jesús,   en  cualquier  día  del  año  toties 
quoties,  y  en  cualquier  idioma,  siempre  que  las  traducciones  sean 
fieles,  según  el  ejemplar  que  se  conserva  en  la  Secretaría  de  Breves, 
cualquiera  de  las  cuatro  oraciones  siguientes:    i.a,   la  que  empieza 
Corazón  Eucarístico  de  Jesús,   dulce  compañero  de  nuestro  destierro... 
2.a,  la  consagracóin  al  Corazón  de  Jesús:  Jesús,  Maestro  adorable... 
3.a,  la  jaculatoria:   Corazón  Eucarístico  de  Jesús  que  os  abrasáis  de 
amor  por  nosotros...,  y  4.a,  que  empieza:   Corazón  Eucarístico  de  mi 
Dios...  Estas  indulgencias  son  aplicables  á  las  almas  del  Purgatorio. 


Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  a. 


CRÓNICA   GENERAL 


i 

EXTRANJERO 


oma. — El  movimiento  religioso  promovido  en  todo  el  mun- 
do por  la  proclamación  del  Jubileo,  aparece  cada  día  más 
consolador  y  admirable.  Han  acudido  ya  193.000  peregrinos 
á  la  Ciudad  Eterna  para  rendir  el  homenaje  de  su  fe  y  de  su  amor  al 
gran  Pontífice  que  es  hoy  especialmente  el  centro  en  que  convergen 
todas  las  simpatías  nobles  y  generosas.  Nunca,  desde  la  Edad  Media 
acá,  habían  concurrido  en  tan  gran  número  los  fieles  de  todos  los 
países  con  motivo  del  Año  Santo,  ni  se  había  éste  celebrado  con  tal 
esplendidez  y  grandeza . 

— El  día  24  de  Mayo,  fiesta  de  la  Ascensión  del  Señor,  fueron 
solemnemente  canonizados  los  Beatos  Juan  Bautista  de  la  Salle,  fun- 
dador de  la  Congregación  de  Hermanos  de  las  Escuelas  Cristianas, 
y  Rita  de  Casia,  de  la  Orden  de  San  Agustín,  á  quien  la  devoción 
popular  venera  como  «Abogada  de  imposibles»  en  todo  el  mundo  ca- 
tólico. El  acto  fué  verdaderamente  espléndido,  y  estuvo  realzado 
por  la  asistencia  de  innumerables  peregrinos  procedentes  de  Francia, 
Alemania,  Portugal,  España,  Inglaterra,  América  é  Italia.  En  la  or- 
namentación del  templo ,  dirigida  por  el  arquitecto  Constantino 
Sneider,  intervinieron  más  de  mil  quinientas  personas,  entre  opera- 
rios y  artistas.  Se  empleó  por  primera  vez  para  la  iluminación  de 
aquella  maravilla  del  mundo  la  luz  eléctrica,  suministrada  por  la  ofi- 
cina vaticana  Alejandro  Volta,  que  dirige  Federico  Manucci,  y  además 
se  encendieron  cerca  de  doce  mil  lámparas  y  cuatrocientas  arañas, 
para  cuya  colocación  se  necesitaron  ocho  mil  metros  de  cuerdas. 


CRÓNICA   GENERAL.  221 


Ya  en  las  primeras  horas  de  la  mañana  se  reunían  en  la  plaza 
del  Vaticano  millares  de  personas,  cuya  diversidad  de  tipos,  costum- 
bres y  lenguas  parecía  indicar  que  allí  se  hallaba  representado  el 
mundo  entero.  El  aspecto  de  la  gran  Basílica,  con  las  magníficas  de- 
coraciones ideadas  para  aquel  acto  y  el  lujo  de  servicios  de  vigilancia 
y  honor  prestados  por  la  servidumbre  pontificia,  no  podía  ser  más  sor- 
prendente y  majestuoso.  Entre  tanto,  reuníanse  en  el  Palacio  Apos- 
tólico del  Vaticano  para  vestir  sus  respectivos  ornamentos  los 
Cardenales,  Patriarcas,  Arzobispos  y  Obispos,  el  Clero  regular,  los 
Cabildos  de  las  Basílicas  y  Colegiatas,  el  Colegio  de  párrocos,  el  Se- 
minario Romano  y  el  Francés  por  especial  privilegio. 

A  las  ocho  de  la  mañana  llegó  Su  Santidad,  acompañado  de  Su 
Corte  Noble,  á  la  Capilla  Sixtina,  donde  le  esperaban  el  Sacro  Cole- 
gio, los  Arzobispos  y  Obispos  y  todos  aquellos  que  toman  parte  en 
las  funciones  pontificales.  Entonado  el  Ave  maris  Stella,  y  después  de 
hacer  oración  por  algunos  momentos,  subió  á  la  Silla  gestatoria  para 
ir  con  la  procesión  hacia  la  Basílica  Vaticana.  El  cortejo  se  compo- 
nía de  tres  grupos  principales:  El  Clero  regular,  del  que  iban  nume- 
rosas representaciones,  entre  otras  las  de  Agustinos  calzados  y  des- 
calzos, Hermanos  de  la  Escuela  Cristiana,  Capuchinos,  Jerónimos, 
Carmelitas,  Dominicos,  Benedictinos,  Canónigos  de  San  Juan  de 
Letrán,  etc.;  Clero  secular,  compuesto  del  Colegio  de  Párrocos,  Ca- 
nónigos de  las  basílicas  y  colegiatas  de  Roma,  los  Oficiales,  Padres 
y  Prelados,  Consultores  de  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos,  etc.;  y 
porú  ltimo,  la  Corte  Pontificia,  formada  por  los  Capellanes,  Camareros 
secretos  y  comunes,  Procuradores  generales  de  las  Ordenes  religiosas, 
Auditores  y  Relatores  de  la  Rota,  Arzobispos,  Primados  y  Cardena- 
les, etc.  Su  Santidad  iba  en  la  Silla  gestatoria  rodeado  por  los  Jefes  y 
Oficiales  de  la  Guardia  Noble,  de  la  Guardia  Suiza  y  Palatina, 
cerrando  el  séquito  los  Generales  de  las  Ordenes.  A  las  diez  menos 
cuarto  llegaba  León  XIII,  precedido  por  la  procesión,  á  la  Basílica 
Vaticana,  en  donde,  celebrada  la  canonización  según  las  prescripcio- 
nes de  rúbrica,  se  dio  comienzo  á  la  Misa  solemne,  oficiando  el  De- 
cano del  Sacro  Colegio,  Cardenal  Oreglia,  y  acompañándola  un  nu- 
meroso contingente  de  músicos,  bajo  la  dirección  del  maestro  Musta- 
fá,  de  la  Capilla  Sixtina.  Terminada  la  Misa  dio  Su  Santidad  la  Ben- 
dición papal,  retirándose  después,  en  medio  de  indescriptibles  de- 
mostraciones de  afecto,  á  sus  habitaciones  particulares. 

Entre  los  asistentes  á  la  ceremonia  hallábanse  los  cardenales 
Oreglia,  Parochi,  Vannutelli,  Agliardi,  Ledochowski,  Langenieux, 
Luis-Masella,    Rampolla ,    Sancha,    Nava   di   Bontifé,    Di   Pietro, 


222  CRÓNICA   GENERAL. 


Svampa,  Satolli,  Ciasca,  Ferrata,  Cretoni,  Prisco,  Mathieu,  Stein- 
huber  y  Pierotti,  etc.  En  la  tribuna  de  los  Soberanos  estaba  la  du- 
quesa María  de  Mecklemburgo;  y  en  la  tribuna  destinada  para  la 
Orden  de  Malta,  el  Gran  Maestre  y  los  Comendadores  del  Consejo 
Supremo.  Los  Arzobispos  y  Obispos  eran  cerca  de  250,  y  el  número 
de  peregrinos  ascendía  á  17.000,  entre  los  que  figuraban  muchos 
franceses  y  españoles.  Basta  la  manifestación  del  día  24  para  atesti- 
guar que,  á  despecho  de  la  revolución  impía,  Roma  no  pierde  ni 
puede  perder  su  carácter  como  ciudad  de  los  Papas  y  metrópoli  del 
Catolicismo. 

— Si  bien  obligados  por  varias  razones  á  guardar  una  actitud 
tranquila  frente  al  movimiento  del  Año  Santo,  los  liberales  más 
avanzados,  y  sobre  todo  los  masones,  no  pueden  ocultar  la  rabia 
que  les  corroe  interiormente  viendo  el  creciente  despertar  religioso  y 
las  manifestaciones  de  homenaje  al  Papa,  en  esta  ocasión  venidas 
de  todas  las  partes  del  mundo,  pero  especialmente  de  todas  las  pro- 
vincias de  Italia.  Para  esto  han  pensado  oponer  á  estas  manifesta- 
ciones una  grandiosa  manifestación  patriótica  para  el  20  de  Septiem- 
bre venidero,  á  fin  de  celebrar  el  XXX  aniversario  de  la  brecha  de  la 
Puerta  Pía,  por  donde  entraron  las  tropas  del  rey  Víctor  Manuel  á 
ocupar  la  Roma  de  los  Papas.  Hasta  ahora,  y  con  tal  objeto,  se  ha 
constituido  un  Comité  bajo  la  presidencia  honoraria  del  33.'.  Fran- 
cisco Crispí.  Este  Comité  se  presentó  uno  de  estos  días  al  ministro 
del  Interior,  quien  les  prometió  todo  su  apoyo  para  la  grandiosa  y  pa- 
triótica fiesta  que  se  proponen  celebrar.  El  periódico  socialista  de 
Roma  Avanti,  al  dar  la  noticia  de  la  creación  de  este  Comité,  se 
muestra  satisfecho  de  que  esté  presidido  por  Crispí ',  «porque— dice 
el  citado  periódico — queda  así  bien  caracterizada  la  fiesta  que  se 
prepara,  pues  por  la  brecha  de  Puerta  Pía  entró  en  la  Roma  renova- 
da toda  la  podredumbre  capitaneada  por  el  gran  ladrón  Crispí...» 

*  ♦ 

Italia. — Acaba  de  celebrarse  en  Roma  el  MMDCLIII  aniver- 
sario de  su  fundación;  con  este  motivo  ha  habido  gran  afluencia  en 
el  Forum  romano,  habiéndose  repartido  profusamente  unas  tarjetas 
de  invitación,  en  las  que  se  reproduce  la  célebre  inscripción  hallada 
en  las  termas  de  Diocleciano,  por  la  que  se  sabe  la  fecha  de  la  fun- 
dación de  Roma.  Indudablemente  no  hay  ninguna  ciudad  en  el  mun- 
do en  que  se  conserven  tantos  datos  de  su  fundación  é  historia  como 
en  Roma.   Los  Museos,  los  Archivos  y  las  cien  excavaciones  practi- 


CRÓNICA    GENERAL.  223 


cadas  en  la  ciudad  y  en  sus  alrededores  permiten  reconstituir,  reedi- 
ficar, por  decirlo  así,  en  la  mente  aquella  Roma  pagana,  dueña  del 
mundo,  de  que  tanto  nos  habla  la  Historia.  Agregúese  á  esto  el  entu- 
siasmo que  los  italianos  sienten  por  el  arte  antiguo  y  por  los  recuer- 
dos históricos,  cuyas  aficiones  han  procurado  arraigar  y  popularizar 
los  Gobiernos,  estableciendo  Archivos  y  Museos  por  doquiera,  y  con 
ello  se  tendrá  una  idea  de  cómo  festejan  los  romanos  su  natale, 
como  allí  dicen;  es  decir,  el  nacimiento  de  Roma. 

— Italia  y  el  Japón  han  firmado  un  convenio,  en  virtud  del  cual 
varios  oficiales  de  la  marina  japonesa  serán  admitidos  en  la  de  Ita- 
lia, obteniendo  á  cambio  esta  última  nación  algunas  ventajas  comer- 
ciales. Se  asegura  que  existe  un  perfecto  acuerdo  entre  Italia,  Ingla- 
terra y  el  Japón  en  todas  las  cuestiones  del  Extremo  Oriente. 

— Las  próximas  elecciones  preocupan  notablemente  al  Gabinete 
italiano,  pues  todas  las  noticias  que  van  recibiéndose,  así  oficiales 
como  particulares,  confirman  el  escaso  arraigo  de  las  candidaturas 
ministeriales  y  la  mucha  fuerza  que  arroja  la  extrema  izquierda.  Dos 
de  los  actuales  ministros  se  presentan  por  distritos  nuevos,  conven- 
cidos de  que  serían  derrotados  en  los  que  vienen  representando. 

* 

*  * 

Francia. — Cuando  el  entusiasmo  de  la  vecina  República  estaba 
en  todo  su  auge  por  el  buen  éxito  de  la  Exposición  universal,  ha 
aparecido  en  su  horizonte  político  la  nube  negra  de  la  cuestión  de 
Marruecos.  Varios  telegramas,  últimamente  recibidos  de  Oran,  con- 
firman la  noticia  de  que  se  está  predicando  la  guerra  santa  en  todos 
los  centros  musulmanes  del  Sur  de  Argelia  y  del  Sur  de  Marruecos, 
y  de  que  el  Gobierno  francés  enviará  en  breve  refuerzos  á  las  tropas 
que  operan  en  aquellas  regiones.  En  un  artículo  sobre  la  muerte  del 
gran  visir  de  Marruecos,  que  publicó  el  Journal  des  Débats,  se  decía 
que  ese  acontecimiento  planteaba  para  Francia  un  terrible  problema, 
mucho  más  inquietante  que  los  desordenados  y  siempre' esperados 
ataques  por  parte  de  gentes  tales  como  Ollad  Djervi  y  otros  nóma- 
das, ataques  que  Francia  rechazaría  en  caso  de  necesidad.  «¿Pero  es- 
tamos seguros — añade  el  articulista — de  dar  una  solución  aceptable 
á  la  cuestión  marroquí,  ó  de  impedir,  si  fuera  preciso,  que  se  presente 
prematuramente,  no  obstante  la  ignorancia  é  indiferencia  de  la  opi- 
nión pública?  No  hay  cuestión  más  grave  para  Francia,  pues  Ma- 
rruecos tiene  para  nosotros  una  importancia  muy  distinta  de  la  de 
otros  países,  en   donde  conservamos  todavía  derechos  é  influencia 


224  CRÓNICA   GENERAL. 


que  la  tradición  ha  hecho  respetables,  aun  cuando  los  acontecimien- 
tos vayan  sin  cesar  aminorándolos.» 

También  la  Gaceta  Nacional  de  Berlín  hace  algunas  importantes 
consideraciones  acerca  de  la  situación  de  Marruecos.  Dice  que  las 
sumas  considerables  votadas  por  la  Cámara  francesa  para  la  de- 
fensa de  las  costas  del  Norte  de  África  y  Sur  de  Francia  y  los  traba- 
jos de  fortificación  emprendidos  por  los  ingleses  en  Gibraltar,  dan 
interés  á  la  situación  del  Mediterráneo.  «Francia,  dice,  ha  tendido  la 
mano  á  Marruecos  al  despertarse  nuevamente  el  deseo  de  hacer  del 
Mediterráneo  un  lago  francés.  No  se  le  oculta  que  habrá  de  luchar 
con  dificultades;  pero  se  espera  vencerlas,  gracias  á  la  facilidad  de 
fortificar  á  Bizorta  y  de  formar  en  Córcega  un  puerto  de  gran  im- 
portancia. Recientemente  se  ha  hablado  de  la  posibilidad  del  esta- 
blecimiento de  los  rusos  en  Ceuta,  y  esta  eventualidad,  favorable  á  la 
influencia  francesa,  no  debe  tampoco  perderse  de  vista.  Inglaterra, 
por  su  parte,  tiene  en  Marruecos  intereses  no  menos  importantes 
que  Francia,  y  nunca  se  perdonará  haber  abandonado  la  importante 
situación  de  Tánger:  no  hay  que  olvidar  que  puede  disponer  de  fuer- 
zas navales  muy  considerables,  que  aventajan  á  las  de  Francia.» 

Un  periódico  español  hace  las  siguientes  consideraciones  sobre 
las  inteligencias  entre  Francia  é  Inglaterra,  y  sobre  lo  que  e»  esta 
cuestión  interesa  á  España: 

«Siempre  que  los  asuntos  marroquíes  han  entrado  en  un  período 
de  expectación,  de  temor  á  las  complicaciones  y  de  ingerencias  de 
Francia  ó  Inglaterra  en  el  Moghreb,  se  ha  hablado  de  acuerdos  de  las 
dos  potencias  ó  por  lo  menos  de  que  no  se  pondrán  obstáculos  en  los 
trabajos  que  cualquiera  de  ellas  efectué  en  el  imperio  xerifiano. 

«Hace  poco  un  diario  ministerial  dijo  que  existían  «positivos  tra- 
tados» entre  ambas  naciones  para  que  Francia  «complete»  la  Argelia; 
pero  después  en  la  Cámara  de  los  Comunes  el  secretario  parlamenta- 
rio de  Negocios  extranjeros  Mr.  Brodrick  declaró  no  haberse  llegado 
á  ninguna  inteligencia  particular  con  la  nación  francesa. 

»Es  de  creer  que  entre  lo  dicho  sobre  tratados  y  lo  afirmado  por 
Mr.  Brodrick  hay  un  término  medio  que  es  el  que  conviene  aceptar. 

«Francia  é  Inglaterra  es  prudente  calcular  que,  sin  necesidad  de 
formales  convenios,  no  llegarán  probablemente  nunca  á  un  rompi- 
miento por  la  cuestión  de  Marruecos;  pero  ambas  se  reservarán  el 
derecho  de  obrar  con  arreglo  á  las  circunstancias  y  á  las  complica- 
ciones que  puedan  surgir  de  los  movimientos  ó  de  los  trabajos  de 
cualquiera  de  ellas. 

»En  1890  Inglaterra  amenazó  á  Tánger,  y  á  pesar  de  la  impor- 


CRÓNICA    GENERAL.  225 


tancia  de  esta  plaza  para  el  equilibrio  del  Mediterráneo,  Francia  no 
trató  de  oponerse,  y  sólo  Mr.  Ribot  dio  instrucciones — según  enton- 
ces se  dijo — á  Mr.  Waddington,  embajador  en  Londres,  para  que 
advirtiese  á  lord  Salisbury  «que  al  primer  soldado  inglés  que  desem- 
barcase en  Tánger  seguiría  un  cuerpo  de  ejército  francés  que  entraría 
en  Marruecos  y  sería  apoyado  por  un  segundo  cuerpo  estacionado  en 
la  frontera  argelino-marroquí. 

»Es  decir,  que  en  aquella  ocasión  Francia  no  ponía  dificultades  á 
Inglaterra,  ni  provocaba  un  rompimiento,  pero  siguiendo  el  ejemplo, 
y  «ya  abierto  el  portillo»  hubiese  invadido  el  imperio  por  Uxda  pro- 
bablemente. 

»Hoy  las  circunstancias  son  á  la  inversa.  Francia,  tal  vez  con  la 
anuencia  intencionada  de  Inglaterra,  empieza  á  «completar  la  Argelia» 
invadiendo  los  distintos  oasis  del  Tuat;  sus  últimos  movimientos  son 
en  Gurara,  parte  septentrional  de  dicha  región;  pone  también  sus 
puntales  en  el  uad-Gair,  extendiéndose  hacia  el  Noroeste  al  ocupar  á 
Igli,  y  va  ensanchando  el  radio  de  su  acción  militar  en  demanda  del 
valle  del  uad-Ziz,  que  atraviesa  los  oasis  de  Tafilete,  buscando  la 
línea  que  confina  con  la  llanura  baja  del  Atlas,  tal  vez  para  estable- 
cer por  este  territorio  rico  y  fértil  un  ferrocarril  á  Timbuctu,  lo  que 
sería  difícil  por  los  arenales  al  Sur  de  Ain-Sefra. 

»Todos  estos  movimientos  por  el  Sahara  son  el  preludio  de  otros 
por  el  Noroeste,  para  buscar  en  el  Muluya  los  límites  de  la  Argelia 
y  para  absorber  más  tarde  al  Figuig,  que  va  quedando  en  el  centro 
y  aislado,  por  lo  cual,  á  pesar  del  recinto  montuoso  que  rodea  á  ese 
magnífico  oasis,  no  podría  resistir  llegado  el  momento. 

»Los  árabes  empiezan  á  moverse,  y  aparte  de  las  dificultades  de 
tal  campaña,  en  la  cual  podremos  llegar  á  presenciar  la  lucha  su- 
prema del  Sahara  contra  los  franceses,  pueden  ser  provocadas  com- 
plicaciones de  suma  importancia  para  la  cuestión  de  Marruecos. 

«Inglaterra,  hasta  ahora,  no  pone  obstáculos,  por  lo  menos  ostensi- 
bles; firme  en  su  tradicional  política  de  laisser  faire,  observa  cómo  los 
acontecimientos  se  desarrollan  al  Sur  del  Atlas,  para  en  el  momento 
que  Fjrancia  avance  más  de  lo  que  convenga  á  sus  intereses  políticos 
y  comerciales,  ó  se  provoquen  graves  disturbios  en  el  Tell,  presentarse 
en  acción  con  sus  intactas  flotas  en  las  radas  de  Tánger  y  de  Te- 
tuán  y  tal  vez  en  las  costas  del  Sus  y  del  Nun  frente  á  las  Canarias, 
cumpliéndose  de  esta  suerte  el  programa  de  sus  aspiraciones  bien 
conocidas  en  el  Moghreb  y  sin  oponerse  con  esto  en  nada  á  los  mo- 
vimientos franceses  en  el  Sahara. 

»Por  todo  lo  expuesto,  bueno  será  no  contar  con  los  ofrecimientos 

15 


226  CRÓNICA   GENERAL. 


de  las  naciones  de  mantener  el  statu  quo  en  Marruecos.  Ese  imperio 
no  puede  subsistir  y  ese  statu  quo,  que  tanto  nos  interesa  hoy  y  al 
cual  se  agarran  los  Gobiernos  españoles  como  «á  un  clavo  ardiendo,» 
es  una  vana  quimera  ante  los  hechos  que  empiezan  á  desarrollarse 
en  aquel  país. 

»En  este  sentido  y  ante  tal  verdad  conviene  á  España  en  esta 
cuestión  averiguar  ante  todo  en  dónde  está  el  peligro  para  sus  inte- 
reses y  su  porvenir  en  el  Norte  de  África,  y  luego  ir  con  habilidad  y 
urgencia  á  los  trabajos  diplomáticos  más  convenientes,  de  los  cuales 
algo  pudiera  aprovecharse  para  resguardar  los  grandes  intereses  de 
la  patria  en  la  cuestión  de  Marruecos.» 

— De  nuevo  ha  sido  objeto  de  acalorados  debates  y  comentarios 
la  cuestión  Dreyfus,  que  acaba  de  provocar  la  dimisión  del  ministro 
de  la  Guerra,  después  de  una  algarada  parlamentaria  cuyos  inciden- 
tes merecen  ser  referidos. 

Gran  afluencia  de  gente  había  acudido  á  la  Cámara  de  Diputa- 
dos para  asistir  á  la  sesión,  que  se  anunciaba  como  pródiga  de  emo- 
ciones. Comenzó  manifestando  Mr.  Castellane  su  propósito  de  inter- 
pelar al  Gobierno  sobre  las  declaraciones  hechas  en  el  Senado  por 
Mr.  Reinach,  referentes  á  que  iba  de  nuevo  á  ponerse  á  discusión  en 
los  tribunales  el  asunto  Dreyfus  con  objeto  de  rehabilitar  á  éste,  y  se 
acordó  el  inmediato  debate  propuesto  por  Castellane.  El  ministro  de 
la  Guerra,  Mr.  Gallifet,  repite  sus  declaraciones  del  Sanado  en  cuanto 
al  incidente  Tomps  y  al  capitán  Fritsch,  y  añadió  que  estaba  con- 
vencido de  que  no  se  ocuparía  ningún  Gobierno  más  del  asunto 
Dreyfus.  «Así — añade, — he  tenido  un  gran  sentimiento  al  ver  que  el 
capitán  Fritsch  ha  violado  el  secreto  profesional  para  ayudar  á  los 
que  quieren  á  toda  costa  promover  tumultos.  Espero — sigue  dicien- 
do— que  el  ejército  no  escuchará  á  los  que  le  predican  la  indiscipli- 
na, y  no  se  dejará  imponer  por  un  aventurero,  como  sucedió  hace 
quince  años.»  (Calurosos  aplausos  en  la  izquierda.  Protestas  ruidosí  - 
simas  en  los  bancos-de  los  nacionalistas.)  Mr.  Castellane  pretende 
que  el  Gobierno  es  cómplice  de  un  complot  urdido  para  rehabilitar  á 
un  traidor  (Dreyfus).  Mr.  Le  Heriss  aprueba  la  conducta  del  capitán 
Fritsch,  y  pregunta  por  qué  no  ha  sido  perseguido  como  su  cómplice. 
El  orador  responde  al  presidente  del  Gobierno,  Mr.  Waldeck-Rous- 
séau,  no  haberse  atrevido  á  desautorizar  la  conducta  del  agente 
Tomps.  (Rumores  prolongados.)  Mr.  Lasico  dice  que  había  indicado 
al  general  Gallifet  las  maniobras  de  la  policía,  y  que  le  había  respon- 
dido que  mientras  fuera  ministro  de  la  Gnerra,  el  asunto  Dreyfus  no 
volvería  á  discutirse.   (Aplausos.)  Mr.  Alphonse  Humbert  sostiene 


CRÓNICA    GENERAL.  227 


que  los  agentes  de  la  policía,  al  contrario  de  lo  que  ha  afirmado  mon- 
sieur  Waldeck-Rousseau  en  el  Senado,  trataron  de  procurarse  docu- 
mentos para  que  se  abriese  de  nuevo  una  información  sobre  el  asun- 
to Dreyfus,  y  para  que  éste  pudiera  ser  rehabilitado.  (Protestas  en  la 
izquierda.)  El  presidente  del  Consejo  (Mr.  Waldeck-Rousseau):  «El 
Gobierno  no  ha  desmentido  las  manifestaciones  de  Mr.  Reinach  en 
el  Senado,  porque  aquellas  palabras  están  absolutamente  en  contra- 
dicción con  los  sentimientos  del  Gabinete.*  Mr.  Waldeck-Rousseau 
lee  cartas  de  Tomps,  y  añade  que  «un  agente  había  permanecido  en 
el  segundo  negociado  del  Ministerio  de  la  Guerra,  á  pesar  de  las  ór- 
denes que  contra  él  se  habían  dado,  y  que  se  entregó  á  maniobras  ya 
conocidas  para  producir  un  golpe  teatral.  Las  cartas  que  Tomps  ha- 
bía escrito,  un  oficial  ha  cometido  la  felonía  de  entregarlas  á  la  pu- 
blicidad.» (Aplausos  repetidos  en  la  extrema  izquierda. —Violentísi- 
mas protestas  y  tumulto  en  la  derecha  y  entre  los  nacionalistas. — 
Muchos  diputados  están  de  pie. — El  presidente  Deschanel  agita  en 
vaho  la  campanilla. — El  general  Gallifet  abandona  la  sala  diciendo 
que  se  siente  enfermo.  Esta  salida  es  comentadísima.  Los  naciona- 
listas gritan  el  nombre  de  Gallifet,  cantándole  con  un  aire  popular. 
El  tumulto  continúa.  Los  diputados  de  la  izquierda  aclaman  á  Wal- 
deck-Rousseau. Los  socialistas  y  los  radicales  desafían  á  los  de  la  de- 
recha desde  sus  bancos,  y  vienen  á  colocarse  delante  de  éstos  para 
aplaudir  á  Waldeck-Rousseau,  gritando:  ¡Viva  la  república! — Como 
el  escándalo  no  cesa,  Deschanel  suspende  la  sesión  y  hace  evacuar 
las  tribunas). 

El  general  Gallifet  dirigió  á  Waldeck-Rousseau,  jefe  del  Go- 
bierno, una  carta  remitiéndole  la  dimisión,  que  por  escrito  había 
mandado  al  presidente  de  la  República,  de  la  cartera  de  Guerra 
que  desempeñaba.  El  Diario  Oficial  publicó  después  los  decretos 
aceptando  la  dimisión  del  general  Gallifet  y  nombrando  ministro  de 
la  Guerra  al  general  André. 


Alemania. — La  Comisión  de  presupuestos  del  Parlamento  ale- 
mán ha  aprobado  los  siguientes  dictámenes:  Aumento  de  la  escua- 
dra; reforma  de  la  ley  del  timbre;  elevación  de  derechos  arancela- 
rios de  algunos  artículos  como  la  cerveza  y  el  Champagne,  y  creación 
de  un  impuesto  sobre  los  vinos  espumosos  alemanes.  Acordó  tam- 
bién que  la  ley  sobre  el  timbre  y  la  referente  á  los  aranceles  entren 
en  vigor  á  partir  del  i.°  de  Julio  próximo. 


228  CRÓNICA   GENERAL. 


— El  Gobierno  imperial  ha  firmado  un  contrato  con  una  Compa- 
ñía anglo-  americana  á  fin  de  preparar  la  explotación  de  los  territo- 
rios alemanes  del  Sudoeste  de  África.  Se  han  suscrito  ya  dos  mi- 
llones de  libras  esterlinas  para  tal  empresa.  Será  enviada  una 
expedición  para  que  estudie  los  yacimientos  de  cobre  y  las  condi- 
ciones en  que  han  de  ser  explotados,  y  se  estudiará  el  trazado  de 
un  ferrocarril  que,  andando  el  tiempo,  pueda  ser  prolongado  hasta 
Pretoria. 


* 
*  * 


Estados  Unidos. — Mucho  se  ha  comentado  el  proceder  del  go- 
bierno norteamericano  respecto  de  la  delegación  boer  que  acudió 
á  Washington  con  ánimo  de  recabar  la  intervención  de  Mac-Kinley 
para  establecer  la  paz. 

El  secretario  de  Estado,  Mr.  John  Hay,  recibió  á  los  comisiona- 
dos de  las  Repúblicas  boers,  y  les  manifestó  que  el  Gabinete  de  la 
Unión  hubiera  ofrecido  espontáneamente  sus  buenos  oficios,  si  hu- 
biese sabido  que  habían  de  ser  aceptados  por  las  dos  potencias  beli- 
gerantes. «Mr.  Mac-Kinley — añadió  el  ministro — ha  hecho  cuanto 
ha  estado  en  su  mano.» 

La  conferencia,  que  duró  más  de  una  hora,  tuvo  carácter  exclusi- 
vamente oficioso,  según  advirtió  previamente  Mr.  Hay.  Los  comisio- 
nados, al  terminar  la  entrevista,  se  mostraron  muy  circunspectos,  y 
no  comunicaron  ninguna  impresión  á  los  periodistas  que  les  interro- 
garon. 

Inmediatamente  después  de  terminada  la  conferencia  con  los  de- 
legados boers,  Mr.  Hay  recibió  la  visita  del  embajador  inglés,  sir  Ju- 
lián Pauncefote,  y  conversó  detenidamente  con  este  diplomático.  Esa 
nueva  entrevista  fué  muy  comentada,  especialmente  por  las  personas 
que  simpatizan  con  la  causa  de  los  boers.  También  en  el  Senado 
contaban  éstos  con  defensores,  pero  la  mayoría  de  la  Asamblea  apoyó 
la  actitud  de  Mac-Kinley.  Por  36  votos  contra  24  fué  desechada  una 
moción  en  la  cual  se  proponía  que  fueran  admitidos  en  el  salón  de 
sesiones  los  delegados  de  las  repúblicas  sudafricanas.  Estos  visita- 
ron también  al  presidente  Mac-Kinley  ,  á  quien  manifestaron  su 
creencia  de  que  la  declaración  hecha  por  el  secretario  de  Estado 
Mr.  Hay  era  definitiva,  y  que,  por  consiguiente,  los  Estados  Unidos 
no  podían  intervenir  en  el  conflicto.  Mac  Kinley-contestó:  «Es  exac- 
to.» Y  añadió:  «Hace  algún  tiempo  ofrecí  mis  buenos  oficios  con  ver- 
dadero placer,  esperando  que  así  pudiera  terminar  el  conflicto;  pero 


CRÓNICA   GRNBRAL.  229 


el  ofrecimiento  no  fué  aceptado  por  Inglaterra,  y  los  Estados  Unidos 
no  pueden  hacer  nada  más.»  Los  delegados  contestaron  que  se  feli- 
citaban al  saber  que  tenían  amigos  en  los  Estados  Unidos.  Después 
pidieron  la  venia  del  Presidente,  y  se  retiraron. 

— La  comisión  civil  americana  de  Filipinas,  que  se  halla  en  Hong- 
Kong,  en  donde  ha  comenzado  á  hacer  gestiones  con  los  insu- 
rrectos, á  fin  de  que  termine  la  guerra  en  el  Archipiélago,  habrá  sa- 
lido ya  probablemente  para  Manila.  El  presidente  de  dicha  comisión, 
míster  Tarf,  no  tomará  posesión  del  cargo  de  Gobernador  general 
del  Archipiélago  hasta  i.°  del  próximo  Septiembre,  con  objeto  de 
dejar  tiempo  al  ejército  para  sofocar  la  insurrección,  desarrollando 
el  plan  de  campaña  aprobado  por  el  Gobierno  de  Washington.  El 
comandante  Wise,  con  dos  compañías,  se  halla  sitiado  por  un  millar 
de  filipinos  en  el  pueblo  de  Dousul.  Para  asegurar  la  ocupación  del 
Sur  de  Luzón  y  socorrer  algunas  guarniciones,  constantemente  hos  - 
tilizadas  por  los  rebeldes,  los  propios  periódicos  yankses  reconocen 
que  carecen  de  tropas.  En  Cottabato  (Mindanao)  los  indígenas  se 
han  apoderado  de  un  antiguo  fuerte  español,  del  que  no  han  podido 
desalojarlos  las  tropas  americanas,   apoyadas  por  un  cañonero. 

Las  tropas  yankees  siguen  experimentando  grandes  fracasos  en 
Filipinas.  Durante  el  pasado  mes  de  Mayo  el  correo  nos  da  cuenta 
de  los  siguientes  descalabros.  El  día  6  tuvieron  que  dejar  en  poder 
de  los  rebeldes  216  prisioneros  en  un  combate  sostenido  en  Río 
Grande,  perdiendo  además  dos  cañones  Maxim:  el  día  15  fueron 
exterminadas  en  San  Fernando  durante  la  noche  dos  compañías 
americanas.  Pocos  días  después  los  filipinos  capturaron  un  convoy 
que  conducía  29.000  dollars  en  oro.  El  hecho  ocurrió  en  la  provin- 
cia de  Cavite.  Las  tropas  de  los  Estados  Unidos  se  han  visto  obli- 
gadas á  evacuar  los  puertos  de  Lingayen  y  de  Daet.  El  número 
total  de  bajas  entre  muertos,  heridos,  enfermos  y  prisioneros  de  los 
yankees  asciende,  sólo  en  los  tres  primeros  meses  del  presente  año, 
á  6.479. 

* 

Inglaterra. — De  la  pasada  quincena  acá  los  boers  no  han  con- 
seguido ningún  triunfo  militar  de  importancia,  y  en  cambio  han  su- 
frido reveses  de  consideración  y  de  tal  influencia  moral  que  ya  el 
desaliento  cunde  entre  ellos,  y  no  se  habla  más  que  de  la  suerte  que 
les  podrá  caber  en  las  capitulaciones  de  paz.  Los  hechos  culminantes 
de  la  guerra  en  la  pasada  quincena  son  indudablemente  la  liberación 
de  Mafeking  y  el  avance  de  las  tropas  inglesas,  camino  de  Pretoria. 


230  CRÓNICA    GENERAL. 


A  fin  de  dar  cuenta  de  todas  las  grandes  operaciones  de  la  guerra,  y 
aunque  ya  indicamos  en  la  crónica  anterior  la  ruptura  del  bloqueo  en 
Mafeking,  transcribimos  el  despacho  oficial  en  que  se  refiere  tan  no- 
table suceso.   Dice  así: 

«Ayer  (12  de  Mayo)  á  las  cuatro  de  la  mañana,  en  el  momento 
en  que  se  ponía  la  luna,  el  comandante  Eloff  inició  un  ataque  á  esta 
plaza,  con  un  violentísimo  tiroteo  de  fusilería,   que  duró  una  hora  y 
se  oyó  por  el  Este.  De  repente,  á  eso  de  las  cinco,  comenzaron  á  oirse 
nuevos  disparos  hacia  el  Noroeste,  y  se  elevaron  dos  grandes  llama- 
radas en  los  límites  del  barrio  indígena.  Eloff.  con  700  hombres,  se 
había  presentado  con  el  propósito  de  apoderarse  de  todos  los  fuertes 
exteriores,  y  había  incendiado  el  arrabal,  en  el  que  habían  penetrado 
ya  300  boers.  Los  destacamentos  ingleses  formaron  detrás  de  ellos, 
y  pronto  se  les  incorporaron  los  combatientes  indígenas,   que  inme- 
diatamente  iniciaron  la  resistencia  protegidos  por  los  fuertes.  Un 
comandante  inglés  y  sus  agentes  rechazaban   al  cuerpo  principal  de 
los  asaltantes,  y  eran  secundados   por  los   indígenas,  que  luchaban 
con  los  destacamentos  boers,   enviados  en   apoyo  del  grueso  de  la 
fuerza  enemiga.  El  comandante  Eloff,  acompañado  del  capitán  Bre- 
mont  y  del  capitán  Weiss,   se  hallaba  al  frente  de  los  agresores,  y 
detrás  una  fuerza  de  180  hombres,  á  fin  de  que  se  apoderase  del  cuar- 
tel y  del  fuerte  de  la  policía,  donde  se  hallaban  el  coronel  Hore,  tres 
capitanes  y  15  suboficiales.  El  cuartel  y  el  fuerte  eran  el  depósito  del 
regimiento  del  Protectorado.  El   coronel  Hore  recibió  por  teléfono, 
pero  ya  demasiado  tarde,  la  orden  de  replegarse.  La  contestación  fué: 
«No  podéis  combatirnos  ya.  Hemos   hecho  prisionero  al   coronel 
Hore.»   Eloff  y  sus  boers  eran,  por  lo  tanto,  dueños  del  barrio  indí- 
gena y  del  principal  fuerte  de  la  línea-estación  del  Oeste.  Los  ingle- 
ses ejecutaron  entonces  varios  movimientos  envolventes  y  organiza- 
ron una  nueva  línea  de  defensa  provisional.    Un  terrible  fuego  fué 
dirigido  entonces  contra  el  flanco  derecho  de  los  boers.  Por  último, 
al  salir  el  sol  había  sido  contenido  ya  el  avance  de  Eloff;  pero  el  co- 
ronel  Hore,  sus  oficiales  y  su  gente  continuaban  prisioneros  en  su 
propio  fuerte,  y  el  comandante  boer  se  hallaba  instalado  en  el  centro 
de  nuestra  posición.  En  el  barrio  indígena  se  hallaban  envueltos  unos 
treinta  boers  que  se  habían   parapetado  en  un  cercado  de  piedra;  se 
llevó  un  cañón  para  batirlos,  pero  los  burghers  se  negaron  á  rendirse. 
Otros  destacamentos  ingleses  tenían  envueltos  á  otros  boers  que 
habían  quedado  en  el  arrabal  de  los  indígenas.  Entre  tanto  un  fuerte 
destacamento  boer,  que  se  había  refugiado  sobre  un  kopje,  había 
sido  cercado  también  de  manera  que  al  salir  el  sol,  sin  haber  sufrido 


CRÓNICA   GENERAL.  231 


bajas  los  ingleses  y  sin  que  hubieran  sido  tomadas  las  defensas  exte- 
riores, tres  destacamentos  boers  que  se  negaban  á  rendir  las  armas, 
se  hallaban  envueltos  en  el  interior  de  nuestras  líneas.  Ignorando 
Eloff  que  sus  auxiliares  habían  sido  rechazados,  entregó  á  un  men- 
sajero un  parte,  en  el  cual  decía  que  Mafeking  estaba  en  su  poder.  A 
medio  día  el  fuego  de  fusilería  se  fué  debilitando,  y  los  boers  que  se 
hallaban  en  el  fuerte  de  la  policía  habían  tenido  ya  seis  muertos.  Los 
burghers,  que  estaban  parapetados  en  el  kopje,  continuaban  mante- 
nidos en  respeto,  en  tanto  que  los  ingleses  seguían  acercándose  más 
y  más  á  los  del  cercado  de  piedras.  Un  destacamento  inglés  logró 
pasar  entre  el  fuerte  de  policía  y  el  barrio  indígena,  de  manera  que 
quedaron  cortadas  las  comunicaciones  entre  Eloff  y  el  resto  de  su 
gente.  La  ciudad  se  hallaba  en  salvo.  El  cuartel  general  y  todo  el 
mundo  se  fué  á  almorzar,  y  se  distribuyeron  raciones  completas  á  las 
tropas  que  formaban  el  círculo  en  derredor  del  cercado  de  piedra.  Un 
disparo  de  cañón  mató  media  docena  de  boers.  A  las  cuatro  y  media 
de  la  tarde  los  boers  envueltos  capitularon,  y  fueron  desarmados  in- 
mediatamente. Poco  después,  á  las  cinco,  desfilaron  apareciendo  ham- 
brientos, sucios,  extenuados  y  abatidos  entre  dos  líneas  de  bayone- 
tas y  ante  los  habitantes  de  la  población  sitiada,  que  se  habían 
reunido  en  la  plaza  del  mercado.  Cuando  pasaron  delante  del  cuartel 
general,  un  pelotón  de  la  guardia  de  servicio  estaba  formado  sobre  la 
acera.  La  gente  de  raza  inglesa  no  hizo  manifestación  alguna;  pero 
los  indígenas  lanzaron  gritos  de  alegría.  Por  la  tarde  comenzó  de 
nuevo  el  tiroteo  por  todas  partes,  y  estaba  tan  bien  dirigido  el  de  los 
ingleses,  que  los  boers  no  tenían  tiempo  de  hacer  la  puntería.  Con 
disparos  de  cañón  fueron  arrojados  los  burghers  del  kopje  que  ocupa- 
ban en  el  centro  del  barrio  indígena,  y  tuvieron  que  refugiarse,  hu- 
yendo desordenadamente,  en  las  chozas  de  los  negros.  Se  rehicieron 
al  cabo  de  algún  tiempo  y  trataron  de  batirse  en  retirada,  pero  fue- 
ron rechazados.  Había  anochecido  cuando  se  oyó  vivo  fuego  de  fusi- 
lería por  el  lado  del  cuartel  que  el  enemigo  ocupaba.  Los  ingleses 
contestaron  disparando  sobre  el  fuerte  de  la  policía,  y  poco  antes  de 
las  siete  se  oyó  la  voz  de  un  capitán  que  gritaba  desde  el  fuerte: 
«¡Suspended  el  fuego!»  Poco  después  llegaba  al  cuartel  general  la 
noticia  de  que  se  habían  rendido  Eloff,  sus  oficiales  y  sus  soldados 
sin  condiciones,  á  su  mismo  prisionero  el  coronel  Hore.» 

— Un  despacho  de  lord  Roberts  cuenta  en  ios  siguientes  términos 
el  combate  librado  en  las  inmediaciones  de  Johannesburg:  «Lo  más 
recio  del  combate  ha  correspondido  á  la  columna  Hamilton.  La 
había  ordenado  que  se  dirigiese  hacia  el  Oeste  de  Johannesburg,  para 


232  CRÓNICA    GENERAL. 


apoyar  el  movimiento  de  la  caballería  del  general  French,  quien 
tenía  orden  de  avanzar  hacia  el  Norte,  manteniéndose  cerca  del  ca- 
mino que  conduce  á  Pretoria.  Todavía  no  he  recibido  noticias  de 
French,  pero  en  un  parte  que  acaba  de  llegar  á  mis  manos,  el  general 
Jam  Hamilton  dice  que  á  la  una  de  la  tarde,  próximamente,  encon- 
tró el  camino  obstruido  por  el  enemigo,  fuertemente  atrincherado 
sobre  algunas  colinas  y  alturas  á  tres  millas  al  Sur  del  Rand.  Los 
boers  disponían  de  dos  cañones  de  grueso  calibre,  de  varias  piezas 
de  campaña  y  de  algunos  vickers  y  maxims.  Hamilton  atacó  al 
enemigo  sin  pérdida  de  tiempo.  Ai  frente  de  su  flanco  derecho  esta- 
ban los  Gordon  Highlanders,  que  después  de  apoderarse  de  una  ex- 
tremidad de  la  colina,  envolvieron  las  alturas  y  desalojaron  de  ellas 
á  los  boers.  Hasta  la  caída  de  la  tarde  éstos  combatieron  con  la 
mayor  tenacidad.  Los  voluntarios  de  la  ciudad  de  Londres  atacaron 
por  el  otro  flanco,  y  su  movimiento  fué  digno  de  aprobación;  pero 
el  principal  mérito  de  la  acción,  así  como  el  mayor  número  de  bajas, 
correspondió  á  los  Gordon  Highlanders,  cuya  valerosa  acometida 
despertó  la  admiración  de  todos.  Hamilton  se  encuentra  actualmente 
al  Oeste  de  Johannesburg,  y  French  á  algunas  millas  más  al  Nor- 
deste. La  caballería  del  general  Gordon,  la  infantería  montada  y  la 
séptima  división  ocupan  varias  alturas  situadas  al  Norte  de  la  ciudad. 
La  undécima  división  con  el  cuartel  general  y  la  artillería  gruesa 
se  hallan  al  Sur  de  Johannesburg.» 

— En  la  noche  del  30  del  pasado  mes  de  Mayo  pronunció  lord  Sa- 
lisbury  ante  la  Asociación  conservadora  de  la  City  un  importante 
discurso,  en  el  cual  dijo:  «Diversos  filántropos  se  han  servido  de  mi 
nombre  para  hacer  creer  que  se  trata  de  poner  término  á  la  guerra, 
renunciando  sin  resultado  alguno  á  los  grandes  esfuerzos  efectuados 
después  de  los  sacrificios  que  hemos  realizado.  Se  ha  supuesto  que 
yo  había  prometido  no  efectuar  ninguna  anexión  de  territorio  ni  de 
minas  de  oro...  Cuando  en  esta  formase  citan  frases,  es  preciso  co- 
nocer su  contexto,  y  nunca  he  prometido,  jamás  he  tenido  intención 
de  hacer,  ni  jamás  he  dicho  nada  que  pueda  interpretarse  como  pro- 
mesa. He  expuesto  simplemente  un  hecho  histórico.»  Lord  Salisbury 
añadió:  «Hacemos  la  guerra  para  disminuir  la  opresión  que  se  ejer- 
cía sobre  los  ingleses  en  el  Sur  de  África  y  porque  nuestras  adver- 
tencias á  aquellos  Gobiernos  fueron  contestadas  con  un  ultimátum 
insultante.  La  guerra  nos  cuesta  sacrificios  enormes.  Los  aceptamos 
con  la  esperanza  de  no  renovarlos;  pero  es  imposible  predecir  qué 
medidas  tomará  el  Gobierno  para  impedir  la  vuelta  á  la  perturbación 
actual.  Estamos  autorizados  sólo  para  decir  que,  después  déla  gue- 


CRÓNICA   GENERAL.  233 


rra,  nuestra  política  consistirá  en  apaciguar  los  ánimos,  buscando 
una  mutua  cooperación  de  todos  los  elementos  y  de  todas  las  razas.» 
Terminó  el  primer  ministro  expresando  su  esperanza  de  que  dentro 
de  pocos  años  todos  los  sudafricanos  serán  subditos  fieles  del  impe- 
rio británico. 

— Las  últimas  noticias  de  la  guerra  del  Transvaal  no  pueden  ser 
más  desconsoladoras  para  los  amantes  de  la  justicia  y  del  derecho. 
Los  ingleses  acaban  de  entrar  en  Pretoria,  y  con  esto  ya  se  puede 
dar  por  consumada  la  obra  de  iniquidad  con  que  Inglaterra  escan- 
daliza al  mundo  en  las  postrimerías  del  siglo  XIX. 

*  * 

Portugal. —  A  medida  que  los  ingleses  adquieren  mayor  ascen- 
diente sobre  Portugal,  país  que  puede  considerarse  como  una  depen- 
dencia británica,  pues  el  Gobierno  lusitano  está  supeditado  al  de 
Londres,  la  propaganda  protestante  de  las  Sociedades  bíblicas  ingle- 
sas adquiere  de  día  en  día  considerable  desarrollo  en  el  vecino  reino. 
En  Lisboa  se  han  abierto  templos  y  escuelas  protestantes,  y  á  ellos 
acuden  hombres  y  mujeres  del  pueblo  y  hasta  soldados.  En  vista  de 
semejante  estado  de  cosas,  el  clero  católico,  en  cumplimiento  de 
órdenes  dadas  por  el  Patriarca,  trata  de  contrarrestar  esta  propagan- 
da, y  la  Dirección  de  la  Obra  antiprotestante  hace  un  llamamiento  á 
los  verdaderos  hijos  de  la  Iglesia,  á  fin  de  que  vengan  en  auxilio  de 
la  misma.  El  periódico  El  Correo  Nacional  y  algunos  curas  párrocos 
han  abierto  suscripciones  á  favor  de  la  obra,  que  tiene  por  objeto 
evitar  la  propagación  del  protestantismo  en  Portugal. 


II 

ESPAÑA 

A  falta  de  acontecimientos  ruidosos,  la  pasada  quincena  ha  sido 
de  las  más  fecundas  en  resoluciones  y  decretos  de  reforma,  cuya 
importancia  y  cuyos  resultados  habrá  de  manifestar  el  tiempo.  Se 
han  adoptado  medidas  y  nuevos  procedimientos  para  el  arreglo  de 
nuestra  marina,  para  la  inspección  de  tribunales,  para  el  fomento  de 
la  agricultura,  y  de  un  modo  especial  para  cuanto  se  refiere  al 
desarrollo  de  la  instrucción  pública,  abarcando  esta  última  sección  el 
plan  de  enseñanza  que  se  ha  de  proporcionar  á  los  obreros  jóvenes, 
la   que   han  de  gozar  todas  las  clases  obreras  en  general,  el  nuevo 


234  CRÓNICA    GENERAL. 


régimen  á  que  habrán  de  atenerse  los  profesores  y  alumnos  de  nues- 
tros Institutos  y  Universidades  y  los  requisitos  para  utilizar  copias 
de  los  archivos  nacionales.  Entre  estas  reformas  legislativas,  creemos 
de  particular  interés  la  encaminada  á  cortar  los  abusos  que  se  rela- 
cionan con  la  asistencia  á  las  clases,  y  por  eso  transcribimos  el  articu- 
lado correspondiente: 

«Artículo  i.°  La  asistencia  á  clase  es  obligatoria  para  los  alum- 
nos oficiales. — Art.  2o  Los  alumnos  y  todas  las  personas  que  asistan 
á  una  clase  oficial  se  hallan  bajo  la  autoridad  del  catedrático,  debien- 
do guardar  la  mayor  compostura  y  obedecer  cualquiera  orden  que 
éste  les  dicte  dentro  de  la  esfera  de  sus  atribuciones. — Art.  3.0  Los 
catedráticos  pasarán  diariamente  lista,  tanto  en  las  Universidades 
como  en  los  Institutos,  anotando  las  faltas  de  asistencia  de  los  alum- 
nos.— Art.  4.0  Cuando  un  alumno,  sin  justificación  de  enfermedad 
ni  causa  legítima  llegue  á  contar  veinte  faltas  de  asistencia  á  clases 
diarias,  ó  diez  á  clases  alternas,  será  dado  de  baja  en  aquella  asigna- 
tura, no  pudiendo  ser  examinado  en  la  convocatoria  ordinaria  de  Ju- 
nio.— Art.  5.0  Queda  al  criterio  de  los  catedráticos  apreciar  el  valor 
de  los  justificantes  que  los  alumnos  presenten  para  disculpar  su  falta 
de  asistencia.  Si  el  alumno  se  creyese  perjudicado,  podrá  reclamar  al 
director  del  Instituto  ó  al  decano  de  la  facultad  en  que  siga  sus  estu- 
dios.— Art.  6.°  Los  claustros  y  los  directores  de  los  Institutos  adop- 
tarán las  medidas  que  estimen  más  oportunas  para  evitar  que  los 
alumnos  falten  á  la  debida  compostura  dentro  del  establecimiento  ó 
á  la  puerta  del  mismo.  A  este  fin,  en  aquellos  Institutos  en  que  el 
local  lo  permita  se  organizarán  salas  de  estudio  á  cargo  de  los  profe- 
sores auxiliares,  quedando  encargado  el  claustro  de  la  reglamenta- 
ción de  este  servicio,  así  como  de  determinar  las  condiciones  en  que 
debe  admitirse  á  los  alumnos.  Si  hubiere  falta  de  auxiliares,  ó  éstos 
tuvieren  otros  deberes  á  su  cargo,  el  claustro  podrá  proponer  al  rec- 
tor el  nombramiento  de  ayudantes  especiales  gratuitos  en  número 
conveniente  para  desempeñar  estas  funciones. — Art.  7.0  Cuando  con 
objeto  de  anticipar  las  vacaciones,  ó  por  cualquier  otra  causa,  los 
alumnos  se  negasen  colectivamente  á  entrar  en  clase,  los  rectores  y 
directores  de  los  establecimientos  decretarán  la  clausura  de  la  en  que 
esto  ocurriese,  teniendo  dichos  alumnos  que  repetir  la  asignatura  en 
el  curso  próximo.— Art.  8.°  Los  dias  de  vacaciones  por  fiestas  reli- 
giosas, nacionales  ó  locales,  se  fijarán  en  la  tablilla  de  anuncios  de 
las  Universidades  é  Institutos,  firmando  el  edicto  los  secretarios  con 
el  V.°  B.°  de  los  rectores  ó  directores.  — Art.  9.0  Las  vacaciones  por 
fiestas  de  Navidad  comenzarán  el  15  de  Diciembre  y  terminarán  el 


CRÓNICA    GENERAL.  235 


io  de  Enero. — Art.  10.  La  asistencia  de  los  profesores  numerarios  á 
clase  es  obligatoria.  Los  rectores  y  directores  de  los  establecimientos 
docentes  llevarán  nota  exacta  de  la  asistencia  de  los  catedráticos, 
dando  cuenta  mensual  al  ministro. — Art.  n.  Los  rectores  y  directo- 
res podrán,  por  una  vez  en  cada  curso,  conceder  quince  días  de  licen- 
cia á  los  catedráticos  sometidos  á  su  jurisdicción.  El  ministro  podrá 
conceder  un  mes.  El  profesor  que  sin  autorización  ni  causa  justifica- 
da dejase  de  concurrir  á  clase  por  espacio  de  treinta  días,  será  decla- 
rado excedente. — Art.  12.  Cuando  hecho  el  cómputo  total  de  los  días 
de  clase  resultara  que  algún  catedrático  numerario  hubiese  concurri- 
do en  el  curso  menor  número  de  días  que  el  auxiliar  á  la  explicación 
de  la  asignatura,  sin  causa  fundada,  no  podrá  dicho  profesor  figurar 
en  el  tribunal  de  su  asignatura,  ocupando  su  puesto  el  auxiliar,  al 
cual  corresponderá  percibir  los  derechos  de  examen. — Art.  13.  Los 
rectores  y  directores  de  los  establecimientos  docentes,  bajo  su  direc- 
ta y  expresa  responsabilidad,  quedan  encargados  de  que  lo  anterior- 
mente dispuesto  se  cumpla  desde  el  próximo  curso  académico. — 
Art.  14.  Por  el  ministerio  de  Instrucción  pública  y  Bellas  Artes  se 
dictarán  las  disposiciones  necesarias  para  la  ejecución  de  este 
decreto.» 

—  Ha  sido  objeto  de  muchos  comentarios  y  discusiones  en  la 
prensa  la  negativa  dada  á  los  comisionados  de  la  Unión  Nacional  que 
solicitaban  una  audiencia  para  exponer  á  S.  M.  la  Reina  Regente 
sus  quejas  y  proyectos  contra  el  Gobierno  actual.  Los  defensores  de 
éste  han  justificado  dicha  negativa  fundándose,  entre  otras  razones4 
en  la  forma  en  que  está  redactada  la  petición,  donde  se  fija  de  ante- 
mano, contra  toda  costumbre,  la  fecha  de  la  audiencia. 

He  aquí  el  texto  de  las  cartas  que  mediaron  entre  los  represen- 
tantes de  la  Unión  Nacional  y  la  Mayordomía  de  Palacio. 

«Benito  Zurita  Nieto,  Madrid. 

»Excmo.  Sr.  Mayordomo  mayor  de  Palacio. — Excmo.  Sr.:  A  fin  de 
exponer  la  crítica  y  difícil  situación  en  que  el  Gobierno  de  S.  M.  ha 
colocado  á  las  clases  productoras  del  país,  obligándolas  á  la  resis- 
tencia al  pago  de  los  tributos  para  protestar  de  sus  desaciertos  eco- 
nómicos, nos  permitimos,  con  el  más  respetuoso  afecto,  solicitar 
una  audiencia  de  S.  M.  para  que,  conocida  la  justicia  de  nuestras 
peticiones,  evite  que  la  conducta  de  los  ministros  responsables  sea 
causa  de  males  y  trastornos  que  á  todo  trance  y  toda  costa  quieren 
evitar  los  contribuyentes  españoles,  que  sólo  confían  en  la  conser- 
vación del  orden  para  el  mejor  desarrollo  de  sus  industrias  y  en- 
grandecimiento de  su  querida  España.  El  plazo  para  el  pago  de  las 


230  CRÓNICA    GENERAL, 


contribuciones  se  ha  acortado  en  este  trimestre,  limitándole  hasta 
el  31  del  corriente  Mayo,  y  antes  de  este  día,  si  en  ello  hubiera  po- 
sibilidad y  lo  permitieran  las  altas  ocupaciones  de  S.  M.,  podía  ce- 
lebrarse esta  audiencia.  El  movimiento  de  opinión  que  estima 
atentatorio  á  la  tranquilidad  publica  la  permanencia  del  actual  Go- 
bierno, es  unánime  en  la  nación  entera,  y  para  evidenciar  y  justificar 
esta  afirmación  pretendemos  que  el  mismo  día  que  S.  M.  nos  otor- 
gue la  audiencia,  si  tal  distinción  mereciéramos,  llegasen  de  todas 
las  provincias  y  pueblos  de  España  telegramas  que  apoyasen  la  pe- 
tición que  los  elementos  productores  de  Madrid  harán  á  S.  M.,  y  por 
esto  nos  permitimos  indicar  (pidiendo  de  antemano  perdón  por  tal 
atrevimiento)  la  conveniencia  de'que  fuéramos  recibidos  por  S.  M.  el 
día  30  del  corriente,  á  la  hora  que  se  digne  señalar. 

«Esta  comisión  será  formada  por  D.  Luis  Mahou,  industrial, 
presidente  interino  de  la  Cámara  de  Comercio  de  Madrid;  D.  Se- 
bastián Maltrana,  comerciante  y  propietario,  presidente  de  la  Socie- 
dad de  Comisionistas  y  viajantes;  D.  Luis  Montón,  fotógrafo,  vice- 
presidente de  la  junta  sindical  de  los  gremios;  I).  Antonio  Piera, 
comerciante,  vicepresidente  del  Círculo  Industrial;  D.  E.  Tomás 
Rodríguez,  comerciante,  vicepresidente  del  Círculo  Unión  Mercan- 
til; D.  Eugenio  Sáinz  Romillo,  comerciante  y  presidente  de  la  Junta 
provincial  de  Unión  Nacional,  y  D.  Benito  Zurita  Nieto,  abogado, 
profesor  mercantil  y  secretario  de  la  misma  junta.  En  espera  de  la 
contestación  de  V.  E.,  se  ofrecen  suyos  muy  afectísimos  que  le  be- 
san la  mano,  Luis  Mahou,  B.  Zurita  Nieto.  Rogamos  envíe  la  res- 
puesta á  las  señas  que  indica  el  membrete  de  esta  carta.» 

«Mayordomía  mayor  de  S.  M. 

»Sres.  D.  Luis  Mahou  y  D.  Benito  Zurita  Nieto, — Muy  señores 
míos  y  de  mi  consideración:  Por  ausencia  del  duque  de  Sotomayor, 
y  sustituyéndole  en  sus  funciones,  he  recibido  la  carta  que  ustedes 
le  dirigen  solicitando  una  audiencia  de  S.  M.  la  Reina  Regente;  pero 
como  las  audiencias  están  interrumpidas  hace  algún  tiempo,  no  me 
es  posible  indicarles  hoy  el  día  ni  la  hora  en  que  pudieran  tener  lu- 
gar, según  ustedes  desean  en  su  atenta  y  ya  citada  carta  á  que  ten- 
go el  gusto  de  contestar.  Con  este  motivo  queda  de  ustedes  su  más 
atento  S.  S.  Q.  B.  S.  M.,  Juan  Pacheco. » 

— La  suscripción  al  empréstito,  según  los  datos  que  acaban  de 
hacerse  públicos,  ha  excedido  á  los  cálculos  más  optimistas. 

El  resultado  definitivo  de  las  cantidades  suscritas  es  el  siguiente: 
En  obligaciones  del  Tesoro,  en  Madrid,  pesetas  355.109.000,  y  en 
las  sucurseles,  97.527.000,  ó  sea  un  total  de  pesetas  452.636.000. 


CRÓNICA    GENERAL.  237 

En  obligaciones  de  Aduanas,  en  Madrid,  pesetas  136.698.500,  y  en 
las  sucursales,  129.073.000,  ó  sea  un  total  de  pesetas  265.771.500. 
En  pagarés,  en  Madrid,  63.500.000  pesetas,  y  en  las  sucursales, 
30.000.000,  ó  sea  un  total  de  93.500.000  pesetas.  Por  lps  tres  con- 
ceptos de  valores  convertibles  se  han  suscrito:  en  Madrid,  pesetas 
555.307.500,  y  en  las  sucursales  256.600.000,  ó  sea  un  total  de 
811.907.500,  á  cuyo  total  hay  que  añadir  las  pesetas  147.831. 500 
que  en  obligaciones  del  Tesoro  tiene  el  Banco,  componiendo  un 
total  general  de  959-739-000  pesetas.  Se  han  presentado  á  la  con- 
versión, como  era  natural,  todos  los  pagarés.  De  las  obligaciones  del 
Tesoro  han  quedado  solamente  por  presentarse  á  la  conversión 
5.650.000,  que  serán  reembolsadas  por  el  Banco.  De  las  obligacio- 
nes de  Aduanas  han  quedado  por  presentar  26.215.000. 

La  suscripción  en  metálico  es,  sin  duda  alguna,  la  que  más  llama 
la  atención,  por  el  aumento  enorme  que  tuvo  á  última  hora,  puesto 
que  con  las  noticias  recibidas  de  las  sucursales  que  no  habían  en- 
viado cifras  del  cierre,  y  las  operaciones  últimas  de  Madrid,  se  au- 
mentó en  1. 000  millones  la  suscripción. 

Las  cantidades  definitivas  suscritas  en  metálico  son  las  si- 
guientes: 

En  Madrid 2.516.868.000 

E a  las  sucursales 2.150.612.500 


O  sea  un  total  de 4.667.480.500 


Resulta,  pues,  el  empréstito  en  metálico  cubierto  más  de  veinti- 
cinco veces. 

Los  resultados  de  esta  brillante  operación  para  el  Tesoro,  á  con- 
secuencia del  gravamen  que  ha  de  pesar  sobre  el  presupuesto  de 
gastos  en  comparación  con  el  estado  actual,  pueden  condensarse  así: 
El  interés  que  se  da  al  nuevo  papel  es  de  4*844  pesetas.  La  prima 
de  amortización  equivale  á  pesetas  ©'1432.  El  total,  por  tanto,  de 
interés  equivale  á  pesetas  4*9872.  La  anualidad  íntegra  de  gastos 
que  representa  el  total  del  empréstito  es  de  65.456.928  pesetas;  de 
cuya  cantidad  hay  que  descontar  el  impuesto  del  20  por  100,  ó  sea 
11.979.365,45  pesetas,  que  dejan  reducido  el  gasto  líquido  por  anua- 
lidad á  53  477.582,55  pesetas.  El  gasto  líquido  actual  de  las  tres 
clases  de  valores  convertidos  representa  48.85S.345  pesetas.  De 
donde  resulta  un  aumento  de  gastos,  originado  por  el  empréstito, 
de  4. 619. 217  pesetas;  pero,  como  en  los  primeros  cuatro  trimestres 
se  amortizan,  con  estos  cuatro  millones  y  pico  de  aumento,  valores 


238  CRÓNICA   GENERAL. 


del  nuevo  empréstito  que  ascienden  á  5.560.100,76  pesetas,  resulta 
que  en  el  primer  año  la  cantidad  que  se  amortiza  importa  ya  más 
que  el  aumento  de  gastos.  También  puede  hacerse  esta  otra  cuenta. 
El  gasto  íntegro  del  empréstito  es  de  65.456.928  pesetas,  y  el  gasto 
íntegro  actual  es  de  52.445.025;  de  modo  que  el  mayor  gasto  íntegro 
para  el  presupuesto  se  eleva  á  13.01 1.903;  pero  como  en  el  presu- 
puesto hay  un  crédito  preventivo  de  20  millones  para  los  gastos  de 
operación,  todavía  queda  un  remanente  de  6.988.097  pesetas.  Y 
aparte  de  esto,  la  operación  produce  en  el  impuesto  de  utilidades 
un  aumento  de  8.392.685,45  pesetas. 

El  empréstito  ha  sido  un  gran  triunfo  para  el  Gobierno,  y  par- 
ticularmente para  el  señor  Ministro  de  Hacienda,  aunque  no  falta 
quien  juzgue  ruinosa  y  perjudicial  esta  operación  de  crédito.  De  las 
principales  poblaciones  de  España,  así  como  de  París,  han  recibido 
el  Sr.  Presidente  del  Consejo  y  el  Sr.  Ministro  de  Hacienda  multitud 
de  telegramas  de  felicitación  entusiasta. 

Pero  además,  el  empréstito  demuestra  en  la  patria  un  vigor  y 
una  vitalidad  admirables,  así  como  una  confianza  del  dinero  en  el 
porvenir,  que  no  puede  ocultarse  á  nadie;  porque,  aun  reconociendo 
que  los  pedidos  se  han  extremado  mucho  por  los  suscriptores,  siem- 
pre resultará  que  éstos  tenían  disponibles,  y  han  entregado  en  el 
acto,  466.748.050  pesetas,  que  es  lo  que  importa  el  10  por  100  del 
total  suscrito. 


OBSERVACIONES  METEOROLÓGICAS 


239 


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240 


OBSERVACIONES    METEOROLÓGICAS. 


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CARTA  SOBRE  EL  ECLIPSE 


M.  R.  P.  FRANCISCO  BLANCO,  DIRECTOR  DE  «LA  CIUDAD  DE  DIOS.> 


iUy  distinguido  amigo  y  compañero:  La  circunstancia 
de  haber  venido  á  observar  el  eclipse  del  28  de 
Mayo  como  agregado  á  la  Comisión  del  Observatorio 
de  San  Fernando,  me  impide  satisfacer  cumplidamente  los 
deseos  de  usted  en  cuanto  á  emprender  un  estudio  de  los 
trabajos  realizados  para  publicarlo  en  La  Ciudad  de  Dios. 

Este  estudio  lo  hará,  con  la  competencia  que  le  distin- 
gue, el  citado  Observatorio  de  Marina,  después  de  discutir 
los  datos  recogidos  y  de  hacer  la  comparación  entre  lo  ob- 
servado y  lo  previsto,  con  el  objeto  de  deducir  las  conse- 
cuencias oportunas  y  enriquecer  con  ellas  para  los  eclipses 
futuros,  el  tesoro  de  conocimientos  científicos  con  que  cuenta 
ya  la  Astronomía  moderna  en  este  punto  concreto  de  sus 
dilatados  horizontes. 

La  observación  del  eclipse  se  realizó  en  todas  partes  en 
las  mejores  condiciones  apetecibles;  en  las  placas  fotográficas 
han  quedado  impresos  todos  los  detalles  del  fenómeno,  espe- 
cialmente en  la  fase  de  totalidad  que  es  la  más  importante, 
detalles  que  por  algún  tiempo  ocuparán  con  fruto  la  atención 
de  los  astrónomos. 

Una  de  las  cuestiones  más  trascendentales  á  cuya  solu- 
ción ayudan  los  eclipses  de  sol,  es  la  determinación,  cada 
vez  más  exacta,  de  los  diámetros  de  la  luna  y  del  astro  cen- 

La  Ciudad  de  Dios.— Año  XXL—  INúrn.  654.  16 


242  CARTA    SOBRE   EL    ECLIPSE. 


tral,  y,  como  consecuencia  de  esto,  la  distancia  entre  los  dos 
astros,  y  particularmente  entre  el  sol  y  la  tierra,  ya  que  esta 
distancia  es  la  base  fundamental  de  otros  numerosos  cálcu- 
los astronómicos. 

El  acuerdo  casi  exacto  entre  los  momentos  observados 
durante  el  fenómeno  y  los  previstos  por  el  cálculo,  indica 
claramente  que  son  bien  pequeñas  las  correcciones  que  de- 
ben aplicarse  á  los  valores  admitidos  como  constantes  en  el 
cálculo  de  los  eclipses.  Sin  embargo,  las  excelentes  placas  fo- 
tográficas obtenidas  por  varios  observadores — muchas  de 
las  cuales  he  tenido  el  gusto  de  admirar — prestándose  como 
se  prestan  á  una  medida  rigurosa  de  cuerdas  y  diámetros  de 
los  discos,  servirán  á  maravilla  para  acometer  una  revisión 
de  cálculos,  aquilatando  hasta  el  extremo  la  corrección  que 
sea  necesaria  en  los  valores  fundamentales. 

La  instalación  preparada  por  el  Observatorio  de  Marina 
de  San  Fernando  resultó  muy  completa  y  perfectamente  or- 
ganizada. Merecen  bien  de  la  ciencia  y  plácemes  sin  reserva 
el  dignísimo  Director  de  aquel  Centro,  General  Viniegra, 
Conde  de  Villamar,  así  como  el  inteligente  y  activo  personal 
de  astrónomos  y  ayudantes  que  llevó  á  sus  órdenes.  A  pesar 
de  ser  numeroso  el  indicado  personal,  hubo  de  trabajar  cons- 
tantemente y  durante  muchos  días  antes  del  28  para  tenerlo 
todo  ultimado  y  dispuesto  en  la  víspera,  de  modo  que  en  el 
27,  y  aun  en  parte  del  26,  se  realizaron  simulacros  de  obser- 
vación, como  si  el  eclipse  estuviera  ya  á  la  vista.  El  28  y  mi- 
nutos antes  de  comenzar  el  fenómeno,  ocupó  su  puesto  res- 
pectivo cada  uno  de  los  observadores,  y  desde  el  principio 
hasta  el  fin  ejecutáronse  las  maniobras  con  el  orden  y  con- 
cierto con  que  ejecutaría  las  suyas  una  agrupación  militar 
en  el  campo  de  operaciones.  Al  ün^  de  militares  y  militares 
distinguidos  se  trataba ,  sin  que  les  faltase  el  capellán  de 
reglamento. 

Hallábase  nuestra  instalación  muy  próxima  á  Elche,  y  en 
torno  de  ella  se  agolpó  numeroso  público,  aumentado  por 
el  que  había  acudido  desde  Alicante,  Almería  y  pueblos  de 
la  comarca.  No  podía  convencerse  aquella  muchedumbre  de 
que,  colocándose  á  mayor  distancia  de  los  astrónomos^  po- 


CARTA    SOBRE    EL   ECLIPSE  243 


día  gozar  del  espectáculo  lo  mismo  que  á  nuestro  lado. 
A  pesar  de  tan  grande  curiosidad,  bastaron  algunos  guardia  s 
de  orden  público  y  de  la  Veterana  para  contener  la  gente  á 
respetable  distancia,  si  bien  no  la  suficiente  para  que  el  mur- 
mullo j  vocerío  no  molestase  algún  tanto  á  los  que  entonces 
no  atendíamos  á  otra  cosa  que  al  momento  solemne  que 
se  acercaba.  El  General  Director  tuvo  á  bien  honrarme  en- 
cargándome de  la  ecuatorial  destinada  á  la  observación  de 
los  contactos,  y  acompañada  de  una  cámara  fotográfica  de 
corto  foco  y  campo  extenso,  la  cual  tenia  por  objeto  buscar 
el  problemático  planeta  Vulcano.  Faltaba  medio  minuto  para 
el  comienzo  del  eclipse,  y  cerciorándome  de  que  tenía  bien 
cogido  con  la  mano  el  botoncito  con  que  había  de  cerrar  la 
corriente  eléctrica  motora  de  la  pluma  del  cronógrafo,  redo- 
blé la  fijeza  de  la  vista  en  el  borde  del  disco  solar  mientras 
se  presentaba  la  luna  dispuesta  á  cubrirnos  el  astro  del  día 
dejándonos  á  oscuras.  La  voz  ¡ya  está!  sonó  al  mismo  tiem- 
po en  que  la  pluma  escribía  en  el  cronógrafo  el  primer  con- 
tacto. 

Desde  este  momento,  y  según  crecía  la  fase  del  eclipse, 
creció  también  como  una  ola  en  el  mar  el  ruido  y  la  anima- 
ción  en  nuestros  circunstantes:  al  aproximarse  el  momento 
de  la  totalidad,  aquello  era  un  torrente  desbordado  de  voces 
y  gritos...  una  babel. 

Fué  preciso  que  dos  ó  tres  de  nuestros  astrónomos,  sa- 
liendo del  mutismo  que  nos  habíamos  impuesto,  gritasen  con 
voz  potente:  ¡silencio!  Y  en  efecto,  como  si  un  resorte  hu- 
biese cerrado  millares  de  bocas,  no  se  oía  el  más  ligero  ruido 
durante  la  totalidad,  que  fué  de  minuto  y  medio;  nadie  podia 
contener  la  emoción  ante  el  panorama  espléndido  que  en  las 
alturas  del  firmamento  presentaba  el  disco  lunar  pintado  de 
negro  intenso,  rodeado  de  magnífica  aureola,  penachos  pro- 
longados y  matices  fantásticos.  Puedo  asegurarle  que  necesi- 
té un  imperioso  esfuerzo  de  la  voluntad  para  no  olvidarme  de 
lo  que  estaba  haciendo  y  para  resistir  á  la  fascinación  que 
sobre  mí  ejercía  el  grandioso  espectáculo. 

Renuncio  á  describir,  Sr.  Director,  lo  que  interiormente 
experimenté  en  aquellos  instantes.  También  me  sería  impo- 


244  CARTA  SOBRE  EL  ECLIPSE 

sible  trasladar  al  papel  las  emociones  de  aquel  numeroso 
público  que,  con  la  rapidez  de  un  relámpago,  se  vio  como 
transportado  á  mundos  incógnitos  para  presenciar  escenas 
nunca  imaginadas.  Aquellos  tintes,  aquellos  matices,  aquella 
luz  imperfecta  y  singular  eran  cosa  nueva,  completamente 
desconocida  de  cuantos  por  primera  vez  eran  testigos  pre- 
senciales de  un  eclipse  total  de  sol;  porque  ni  se  parecían  á 
la  luz  de  la  luna,  ni  á  los  resplandores  del  sol,  ni  á  los  arre- 
boles y  coloraciones  del  crepúsculo. 

Las  cinco  cámaras  fotográficas  de  la  instalación  de  San 
Fernando  funcionaron  regularmente  desde  el  principio  hasta 
el  fin  del  eclipse.  Entre  ellas  y  como  principales  figuraban 
dos  celóstatos.  Las  imágenes  del  sol  dadas  por  la  primera 
pasan  de  8  centímetros  de  diámetro;  al  lado  de  la  segunda  y 
aprovechando  un  reflector  común  hallábase  instalado  el 
espectrógrafo.  Otras  dos  cámaras  acompañaban  cada  una  á 
su  ecuatorial  correspondiente.  La  destinada  á  buscar  á  Vul- 
cano  daba  imágenes  de  un  centímetro,  las  de  la  otra  son  casi 
del  mismo  tamaño  que  las  del  celóstato  y  cámara  citada  en 
primer  término.  En  total  se  obtuvieron  unas  setenta  fotogra- 
fías, casi  todas  ellas  utilizables  y  en  un  buen  número  per- 
fectas, varias  de  la  totalidad,  que  era  lo  más  importante, 
primorosas;  es  decir,  un  resultado  satisfactorio  por  todos 
conceptos. 

Paso  por  alto  los  otros  varios  instrumentos  que  allí  fun- 
cionaron, como  un  anteojo  de  pasos  perfectamente  montado, 
con  el  cual  noches  antes  y  noches  después  del  eclipse  se  hi- 
cieron las  observaciones  necesarias,  sextantes,  etc.  Funcionó, 
además,  una  completísima  instalación  meteorológica  provis- 
ta de  instrumentos  registradores  y  de  observación  directa. 
Como  detalle  curioso  me  fijé  en  la  curva  trazada  por  el  ter- 
mógraío  Richard,  que  señaló  un  descenso  de  temperatura 
de  1 8o,  notándose  la  anomalía  de  que  un  termómetro  actino- 
métrico  sólo  descendiese  90,  lo  cual  indica  que  uno  de  los 
dos  termómetros  no  funcionaba  bien.  La  comparación  y  es- 
tudio de  ambos  dirá  donde  está  el  error. 

Como  auxiliar  importantísimo  he  de  citar  la  línea  tele- 
gráfica que  mantuvo  en  comunicación  constante  la  instala- 


CARTA   SOBRE  EL   ECLIPSE  245 

ción  de  Elche  con  el  Observatorio  de  San  Fernando.  Se 
cambiaron  de  una  estación  á  otra  las  señales  de  tiempo  con- 
venientes, y  puede  decirse  con  verdad  que  desde  Elche 
sentíamos  las  oscilaciones  del  péndulo  del  Observatorio  de 
Cádiz,  y  desde  éste  se  oyó  el  tic-tac  del  cronómetro  de 
Elche. 

De  este  modo  pudo  el  astrónomo  francés  Mr.  Laebeuf 
tomar  la  hora  exacta  y  conocer  el  estado  absoluto  de  su  cro- 
nómetro. Dicho  astrónomo  manifestó  bien  á  las  claras  su  sa- 
tisfacción y  verdadera  sorpresa  al  ver  la  exactitud  con  que 
los  astrónomos  españoles  le  proporcionaron  dato  tan  impor- 
tante; pues,  sin  duda  creyó  que  no  se  contaba  con  una  re 
gularidad  tan  perfecta  como  aquella  con  que  funcionaba  la 
línea. 

Además  de  los  trabajos  realizados  en  Elche,  en  el  mismo 
Observatorio  de  San  Fernando  trabajó  con  el  acierto,  interés 
y  actividad  que  le  caracterizan,  elSr.  Díaz  Villar,  subdirector 
de  aquel  centro  científico.  Utilizando  la  ecuatorial  fotográfica 
de  la  Carta  del  Cielo,  obtuvo  fotografías  numerosas  del  eclip- 
se parcial  que  desde  allí  podía  observarse.  Estas  placas  se 
distinguen  por  la  perfección  y  corte  finísimo  de  los  contornos 
de  los  discos,  lo  que  prueba  lo  bien  enfocada  que  se  halla 
la  dicha  ecuatorial.  En  resumen,  el  Observatorio  de  San  Fer- 
nando puede  estar  justamente  orgulloso  del  resultado  de  sus 
esfuerzos,  resultado  que  se  hará  patente  y  admirará  el  públi- 
co tan  luego  como  sea  de  su  dominio  la  Memoria  científica 
que  el  Observatorio  prepara  acerca  del  pasado  eclipse,  del 
que  no  se  olvidará  ninguno  de  cuantos  en  España  y  fuera  de 
España  han  podido  contemplarlo. 

Puede  decirse  que  en  general  han  quedado  satisfechos 
todos  los  astrónomos,  así  nacionales  como  extranjeros.  Este 
buen  éxito  y  el  interés  despertado  en  todos  son  preludio  feliz 
de  que  en  el  eclipse  que  ya  se  acerca,  y  con  el  cual  será  favo- 
recida España  en  Agosto  de  1905,  la  animación  y  el  esmero 
crecerán  hasta  el  último  grado;  todos  procurarán  preparar- 
se lo  mejor  posible,  y  los  trabajos  científicos  resultarán 
mucho  más  perfectos. 

Posteriormente  he  tenido  ocasión  de  admirar  las  placas 


246  CARTA    SOBRE    EL    ECLIPSE 

hechas  en  Plasencia  por  el  Observatorio  astronómico  de  Ma- 
drid. Son  menos  numerosas  que  las  de  San  Fernando,  pero 
bellísimas,  y  tienen  el  mérito  singular  de  formar  parte  de 
la  realización  de  un  programa  perfecto  realizado  con  el  cor- 
tísimo tiempo  de  preparación  de  que  pudo  disponer  la  Comi- 
sión, pues  sabido  es  que  los  instrumentos  de  que  había  de 
servirse  llegaron  casi  en  vísperas  del  eclipse. 

Nuestros  dos  principales  Observatorios  están  de  enhora- 
buena; es  bien  seguro,  y  me  felicito  por  ello,  que  sus  traba- 
jos no  desmerecerán  de  los  mejores  que  hayan  realizado  las 
Comisiones  extranjeras. 

Paréceme  muy  oportuno  que  La  Ciudad  de  Dios  ofrezca 
desde  sus  páginas  un  humilde  pero  sincero  tributo  de  com- 
placencia y  felicitación  á  los  sabios  astrónomos  y  compatrio- 
tas nuestros  que,  si  pocos  en  número  comparados  con  los 
de  otras  naciones,  han  dado  una  prueba  magnífica  de  su 
competencia,  de  su  ilustración  y  laboriosidad. 

Bien  merecen  los  plácemes  del  público  cuantos  por  amor 
á  la  ciencia,  y  luchando  con  dificultades  que  nada  tienen  de 
científicas,  consagran  sus  vidas  á  las  ímprobas  tareas  de  los 
estudios  astronómicos,  con  el  peligro  y  casi  la  seguridad  de 
que  los  más  desinteresados  esfuerzos  vayan  siempre  expuestos 
á  las  críticas  y  diatribas  de  personas  incompetentes  en  la 
materia. 

En  lo  que  á  mí  toca,  no  puedo  menos  de  consignar  aquí 
mi  sincera  gratitud  hacia  el  Director  y  hacia  el  personal  del 
Observatorio  é  Instituto  de  Marina  de  San  Fernando,  por  la 
benévola  acogida  con  que  me  recibieron  para  formar  parte 
de  su  Comisión,  y  por  las  atenciones  y  deferencias  que  unos 
y  otros  se  han  dignado  dispensarme  con  caballerosidad  ver- 
daderamente española. 

Se  reitera  de  usted  afectísimo  hermano,  seguro  servidor 
y  amigo  Q.  L.  B.  L.  M., 

Fk.    Ángel  Rodríguez  de  Pbada. 


M  RELACIÓN  INÉOITÍ  BE  El  BATALLA  OE  SIN  QUINTÍN 


(Continuación.) 


los  12  llego  el  Rei  a  una  legua  del  campo  con  los 
4000  ingleses  2000  caballos  y  la  coronelia  de  mini- 
caus  y  21  piegas  de  artillería  y  600  gastadores  traia 
su  mag*  entre  cortesanos  y  otros  abentureros  según  decian 
800  caballos  la  qual  coronelia  de  tudescos  bolbio  sobre  xate- 
lete  y  el  conde  aranberg  con  los  1000  caballos  de  su  Regi- 
miento y  algunas  piegas  de  artilleria  para  poner  el  sitio  y 
batirlo  como  se  higo  y  tanbien  para  asegurar  los  bastimentos 
que  benian  al  campo. 

Biernes  i3  del  mes  de  Agosto  llego  su  mag.*  a  este  cam- 
po con  toda  la  dicha  gente  y  artilleria  armado  como  un  san 
jorge  y  se  les  higo  una  salba  de  arcabucería  y  en  la  noche 
se  acabaron  de  plantar  33  piegas  de  artilleria  en  diferentes 
partes  para  batir  algunos  torreones  y  trabeses  que  avía  y  se 
procurase  desquitar  algunas  piecas  q  tiraban  al  campo  q  ha- 
cían daño  y  ansí  se  hico  el  sábado  porque  a  mediodía  ya  no 
se  podra  saber  q  cosa  de  las  dichas  piecas  pudiese  hacer  da- 
ño y  se  batió  mas  de  80  pasos  de  muralla  y  qdo  En  tal  estado 
q  se  descubrió  el  terapleno  de  dentro  de  la  billa  y  se  Reco- 
noció ser  mas  fuerte  la  muralla  de  lo  q  pensaban. 

Este  mesmo  dia  llego  el  duque  de  saboia  con  los  maesos 
de  campo  nabarrete  y  carceres  y  mos  de  glaijon  y  otros  dos 
caballeros  y  el  buen  toralba  porq  le  toparon  con  el  ingeniero 
ingles  q  era  su  amigo  que  le  iba  a  mostrar  de  donde  se  podia 
vatir  la  tierra  entre  los  jardines  de  la  mano  derecha  de  las 


248  UNA    RELACIÓN   INÉDITA   DE  LA   BATALLA   D£   SAN    QUINTÍN. 


binas  a  rreconocer  la  muralla  y  abiendo  ydo  los  dos  maesos 
de  campo  y  el  dicho  torralba  con  ellos  por  entre  los  arboles 
de  los  jardines  q  estaban  muy  espesos  has  dar  encima  del 
foso  porque  el  duque  se  quedo  con  la  gente  dicha  poraberlo 
ya  bisto  con  el  dicho  ingeniero  detras  de  una  casa  porque 
granicaba,  les  tiraron  muchos  arcabucacos  á  bulto,  vno  de 
los  quales  estando  el  maeso  de  campo  nabarrete  comien- 
do una  endrina  q  las  avia  buenas  le  dio  por  la  gargan- 
ta q  no  le  hico  otro  daño  sino  pasarle  el  coleto  jubón  y  cami- 
sa y  llebar  el  cuero  de  encima  del  gaznate  y  hacerle  un  poco 
de  sangre.  El  qual  sintiéndose  herido  y  con  tam  poco  dolor 
lo  mostró  al  duque  y  bisto  le  dijo  al  dicho  maeso  de  campo 
nabarrete  no  es  nada  y  io  (yo)  os  asiguro  la  bida  q  no  muráis 
dello  El  qual  en  oiendolo  dijo  al  duq  pues  yo  lo  tengo  todo 
bien  Reconocido  y  benga  buesa  al  teca  solo  q  por  aqui  no  ti- 
ran tanto  como  por  otras  partes,  fue  cosa  de  admiración 
porq  dos  noches  antes  el  dicho  maeso  de  campo  abia  soñado 
q  le  daban  un  arcabucaco  y  le  pasaba  el  percuco  (pescuezo) 
estando  comiendo  y  no  le  sacaban  sangre  y  de  alli  se  passa- 
ron  entramos  a  donde  se  pusieron  después  dos  piecas  grue- 
sas pero  a  su  alteca  y  aun  al  dicho  nabarrete  maeso  de  cam- 
po asonbraron  los  goridos  (zumbidos?)  de  los  arcabugagos  q 
les  tiraron  q  quedo  bolbieron  a  donde  los  cubria  un  balladar 
no  pensaron  q  abian  hecho  poco  en  aquella  coiütura  (coyun- 
tura) se  bendio  barato  la  cera  por  los  dos  y  otorgo. 

El  domingo  1 5  de  Agosto  se  batió  poco  porq  el  sábado 
antes  se  batió  mas  de  los  8o  pasos  y  seis  torrecillas  de  adon- 
de tiraban  a  los  soldados  y  gentes  q  andaban  En  los  jardines 
este  dia  trujeron  al  duque  4  banderas  q  la  gente  questaba 
sobre  jatelete  quitaron  a  las  seis  banderas  que  benian  de 
Guisa  para  entrar  en  el  para  le  socorrer  y  según  se  certifico 
mataron  120  franceses  y  que  por  estar  los  bosques  tan  cerca 
no  se  deshicieron  del  todo. 

Lunes  16  de  agosto  se  embio  el  capitán  jordan  de  baldes 
com  gente  de  su  compañia  con  el  condestable  de  francia  y  a 
uno  de  sus  hijos  con  otros  muchos  prisioneros  a  la  ciudad 
de  gante  los  quales  se  fueron  a  despedir  de  su  mag.*  q  estaba 
en  sus  tiendas  y  le  Recibió  al  condestable  en  presencia  de 


UNA    RELACIÓN    INÉDITA   DE   LA    BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN.  249 

todo  el  campo  con  alegre  gesto  y  salió  de  su  antecámara 
para  lo  hablar  q  estaba  en  una  litera  q  iva  herido  y  aqlla  no- 
che Entro  el  condestable  en  canbrai  y  el  artillería  q  se  gano 
en  la  batalla.  El  mesmo  dia  se  acabaron  de  llegar  las  dos 
minas  junto  al  foso  aunq  no  se  bieron  las  bocas,  y  las  dos 
trincheas. 

El  duque  Erico  (Enrique)  de  brancuique  llevo  alemana 
(á  Alemania)  a  Reingrave  y  a  mos  de  santandres  (Mr.  de 
Saint  Andrés)  para  triunfar  dellos. 

Este  dia  los  milorts  en  nonbre  de  los  ingleses  suplicaron 
a  su  mag.t  les  diese  la  banguardia  del  asalto  de  san  quintin 
y  el  se  lo  prometió  si  se  podia  hacer  sim  perjuicio  de  los  sol- 
dados special  de  los  Españoles  q  lo  tenian  por  püdonor  de 
onrra  pero  aunque  es  de  presumir  q  no  les  salia  la  tal  de- 
manda del  coragon  fueron  muy  contentos  có  el  pronto  pro- 
metimiento q  su  mag.t  les  hizo. 

Este  dia  se  supo  como  se  avia  socorrido  a  cum  y  besba- 
ratado  a  mos  de  brisach  y  ansimismo  como  marco  antonio 
colona  Rompió  7000  esguigaros  y  franceses  q  tenia  el  papa 
y  muerto  dellos  los  3ooo. 

Martes  17  de  agosto  se  dio  orden  q  se  hiciesen  10  man- 
tas (1)  y  este  dia  se  acabaron  de  allegar  otras  cinco  minas  a 
la  orilla  del  foso  sin  les  abrir  las  bocas  saibó  á  las  dos  pri- 
meras por  donde  entraron  muchos  soldados  al  foso  y  Reco- 
nocieron q  abia  dos  casas  matas  y  el  foso  áspero  y  ansi  se 
dio  orden  que  con  las  piegas  que  tenia  julian  en  su  quartel 
se  tirase  a  la  primera  casa  mata  q  se  parecia  y  ansi  tiro  todo 
aquel  dia  y  aunq  aprovecho  mato  una  de  las  piecas  q  tiraban 
al  ingeniero  juan  maria  y  a  cinco  soldados  de  la  compañía 
del  capitán  hanz. 

Miércoles  18  salió  el  conde  de  agamonte  capitán  general 
de  la  caballeria  española  y  borgoñona  y  2000  caballos  y 
otros  muchos  caballeros  cortesanos  y  ingleses  y  el  conde  de 
mega  con  sus  dos  mili  balones  porq  se  tubo  nueva  que  be- 

(1)  Tablones  gruesos  con  ruedas  por  la  parte  de  arriba  y  con 
estacas  por  la  de  abajo,  en  donde  podían  resguardarse  hasta  cuaren- 
ta hombres. 


250  UNA    RELACIÓN   INÉDITA    DE    LA   BATALLA    DE   SAN    QUINTÍN. 

nia  gente  a  se  meter  en  han  y  llegados  a  vista  hallaron  q  he- 
ran  3oo  caballos  y  que  no  osaron  esperar  y  nunca  mas  bol- 
bio  caballería  allí  (i)  El  juebes  siguiente  bolbio  toda  la  gente 
y  se  trujer<)n  de  los  lugares  comarcanos  a  han  y  la  fera  (La 
Fere)  mas  de  2000  bacas  y  6000  cabezas  de  carneros  obejas 
y  puercos  y  llego  a  baler  un  carnero  quatro  Reales  y  medio 
la  oveja  dos  la  baca  diez  y  trece  reales  Este  dia  llego  al 
campo  21  piegas  de  batir  y  se  acabaron  cinco  mantas. 

Viernes  20  del  dicho  mes  los  enemigos  tiraron  mucho 
con  los  sacres  y  mosquetes  ai  campo  y  no  mataron  sino  dos 
honbres  borgoñones  siendo  en  el  quartel  de  españoles  (2). 

El  sábado  se  higo  una  esplanada  al  cabo  de  la  trinchea  y 
se  plantaro  otras  diez  piegas  de  batir  y  el  mesmo  dia  los  de 
la  villa  hechaban  fuera  mas  de  quatrocientas  mugeres  (3) 


(1)  Doc.  inéd.  «Salió  el  Conde  de  Agamont  con  tres  mil  caballos 
y  con  él  muchos  caballeros  cortesanos  y  algunos  ingleses  á  correr  la 
campaña:  fueron  siete  leguas  dentro  en  Francia,  y  se  volvieron  sin 
topar  un  hombre.» 

(2)  Doc.  inéd.  «A  los  20  de  Agosto,  á  la  una  de  la  noche,  llega- 
ron al  dicho  lago  entre  el  burgo  que  se  ganó,  y  el  cuartel  de  los  bor- 
goñones la  parte  de  levante,  trescientos  franceses  arcabuceros,  muy 
callando  á  meterse  en  unas  barcas  dentro  de  la  villa,  y  traían  un  ca- 
pitán francés  que  había  sido  preso  en  la  rota  del  condestable,  y  res- 
catado por  50  ducados;  y  ya  que  estaban  metidos  los  mas  dellos  en 
las  barcas,  al  ruido  callado  que  habia  se  llegó  á  ellos  un  borgoñon 
de  los  nuestros  que  hacia  centinela  y  dijo:  «;quien  vive!:»  respon- 
dieron: «España,»  y  como  los  vio  negociados,  llegóse  más  á  ellos, 
y  reconoció  lo  que  era.  Tocó  arma,  arma:  acudieron  los  españoles 
que  estaban  en  el  burgo  y  los  borgoñones:  como  ellos  los  sintieron 
metiéronse  más  gente  en  las  barcas,  y  tanta  que  se  cree  que  anegó 
alguna,  porque  cuando  amaneció  los  vieron  algunos  dellos  en  el  agua 
vivos,  y  ansi  en  las  barcas  se  entraron  por  la  puerta  de  la  tierra  más 
de  doscientos  hombres:  los  demás  fueron  presos  y  muertos,  y  fué 
otra  vez  preso  el  capitán  francés  que  traían . » 

(3)  Doc.  inéd.  «Este  dia  (21)  á  las  cuatro  de  la  tarde,  por  el 
cuartel  de  los  tudescos  que  está  hacia  la  parte  del  norte,  tiene  la 
villa  una  puerta,  y  por  ella  echaron  los  de  dentro  hasta  doscientas 
mujeres  villanas  é  que  se  habían  recogido  á  la  villa  por  temor  de  la 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA    DE   LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN.  251 

ansí  de  la  billa  como  de  los  billajes  q  estaban  allí  Recogidas 
y  algunos  caballos  y  los  soldados  españoles  no  las  dexaron 
salir  á  poder  de  arcabucacos  q  les  tiraron  y  ansi  las  hicieron 
bolber  adentro  porq  se  entendia  que  les  faltaban  bastimentos 
algunos  caballos  tomaron  de  aquellos  aunq  flacos. 

Domingo  22  se  batieron  algunos  torreones  y  la  torre  del 
esquina  y  llegaron  todas  las  minas  al  foso  (1). 

Lunes  se  batió  asimismo  y  passaron  de  la  otra  parte  de 
la  Ribera  encima  del  abadía  donde  el  capitán  julian  batia 
seis  cañones  con  los  quales  tiraban  a  la  torre  del  esquina  y 
a  la  casa  mata  y  a  la  puerta  de  la  villa. 

El  martes  se  batió  bravamente  la  muralla  donde  estaba 
el  molino  y  cortaron  mas  de  5o  pies  del  Heneo  y  se  abrieron 
otras  tres  bocas  de  las  minas  por  donde  salieron  muchos 
soldados  a  Reconoscer  el  fosso  y  subieron  hasta  la  muralla 
y  el  terrapleno  q  se  descubrían  Especial  el  capitán  salinas  y 
muñoz  soldado  de  la  compañía  de  corcuera  y  canpucano  de 
la  compañía  de  bacán  y  Reconoscieron  la  trinchea  que  los 
enemigos  abian  hecho  en  el  terrapleno  para  pelear  desde  alli 
y  de  como  abian  derribado  algunas  casas  y  hecho  esplana- 
das  para  poner  artillería. 

El  miércoles  siguiente  se  metieron  tres  mantas  y  al  me- 
terlas hecharon  los  enemigos  muchas  piedras  y  fuegos  artifi- 
ciales mataron  quatro  o  cinco  soldados  y  entre  ellos  al  sar- 
gento maior  Ramírez  y  al  capitán  corcuera  buen  soldado  y 
gran  trabaxador  y  bien  quisto  y  acreditado  de  los  soldados  y 
peso  mucho  su  muerte  al  "general  (2).  Este  dia  se  supo  de  la 


guerra.  Los  tudescos  no  las  dejaron  salir  antes  les  tiraron  arcabuza- 
zos,  y  mataron  dos  dellas.» 

(1)  c.  «...  y  aunque  a  los  xxn  Mos  de  Neuers,  que  al  presente 
trata  las  cosas  de  guerra  del  Rey  de  Francia  embio  desde  Cressi  que 
esta  seys  leguas  de  Sant  Quintín  trezientos  hombres  para  q  a  media 
noche  se  metiessen  en  la  tierra  por  el  pantano  siendo  sentidos  se 
escapaio  muy  pocos,  aunque  todavía  entraró"  en  la  tierra  mas  de  ses- 
senta  hombres  y  los  demás  fueron  muertos  por  los  nros.,  o  se  aho- 
garon...» 

(2)  Doc.  inéd.  «También  mataron  dos  soldados  particulares  de 
la  compañía  de  D.  Antonio  de  Velasco.  También  mataron  desde  la 


252  UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE   LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN. 

gente  q  se  hechaba  de  los  enemigos  por  la  muralla  como  los 
enemigos  estaban  de  boluntad  de  Rendirse  y  no  pelear  y  q  el 
almirante  hico  ahorcar  tres  o  quatro  porqe  le  dixeron  que 
pues  los  bastimentos  specialmente  harina  les  faltaba  q  seria 
bien  tratar  con  el  duque  algún  buen  concierto,  tanbien  se 
supo  q  si  esta  misma  noche  se  les  tocara  arma  no  obiera 
honbre  q  asomara  a  la  muralla  por  el  gran  descontento  y  feas 
palabras  q  el  almirante  les  dio  special  por  el  Heneo  y  parte 
de  la  Ribera  y  q  se  perdió  la  maior  coiuntura  del  mundo. 
Juebes  luego  en  amanesciendo  se  comenco  a  batir  con 
43  (1)  piecas  por  quatro  partes  y  su  mag.t  cabalgo  con  la 
caballeria  alemana  y  española  y  la  hico  poner  en  esquadron 
alRededor  del  campo  y  a  la  infáteria  asimismo  con  animo  q 
se  les  diese  el  asalto  y  a  las  dos  después  de  mediodía  se  jun- 
taron los  españoles  y  borgoñones  y  la  coronelia  de  lacaro 
suendi  y  mandaron  que  se  pusiesen  En  tres  partes  el  tercio 
del  maeso  de  campo  carceres  por  una  parte  y  el  de  nabarrete 
y  parte  de  la  coronelia  de  lacaro  suendi  y  por  otra  parte  los 
borgoñones  y  la  Resta  de  los  alemanes  y  dos  compañias  des- 
pañoles y  por  la  otra  parte  de  la  Ribera  donde  julian  alojaba 
las  compañias  del  julian  hoio  y  nofre  (Onofre)  saoriny  las  tres 
compañias  de  borgoñones  de  carandole  y  los  ingleses  y  les  dio 
orden  para  que  quando  se  les  hiciese  la  señal  arremetiesen  y 
les  Rogo  y  encargo  q  oserbasen  y  guardasen  las'  iglesias  y 
tenplos  y  q  no  hiciesen  mal  a  las  mugeres  niños  viejos  cléri- 
gos frailes  monjas  ni  se  Robasen  ni  pegasen  fuego  y  tocado 
arma  no  se  aRemetio  aunq  estaban  junto  al  fosso  porque  Re- 
conocieron q  hera  dificultosa  la  subida  (2)  porq  la  muralla 


tierra  ocho  soldados  del  tercio  de  Navarrete,  y  hoy  hubo  muchos 
heridos.» 

(1)  e.  «...  el  dicho  dia  veinte  y  seis  se  comenco  a  batir  de  pro- 
pósito con  sessenta  piecas...» 

(2)  Doc.  inéd,  «Todo  esto  se  hizo  con  otro  fin  del  que  se  pensó, 
no  con  fin  de  arremeter,  sino  por  ver  como  se  ponia  la  gente  y  que 
tal  era,  y  para  que  los  franceses  viendo  este  preparamento  y  que  no 
arremetieron,  piensen  que  podrá  ser  lo  mismo  cuando  hayan  de  aco- 
meter, y  para  que  viesen  bien  por  donde  habían  de  subir.» 


UNA   RELACIÓN    INÉDITA    DE   LA   BATALLA   DE    SAN   QUINTÍN. 


253 


Estaba  en  muchas  partes  alta  este  dia  bien  pensaron  los  ene- 
migos q  se  les  diera  el  asalto  y  ansi  tiraron  muchos  arcabu- 
cacos  y  hecharon  muchas  piedras  ansi  mugeres  como  hon- 
bres  y  fuegos  e  hirieron  algunos  soldados  y  estubose  en  esto 
bien  dos  oras  y  asosegado  un  poco  la  furia  de  los  enemigos 
se  les  torno  a  tocar  maior  arma  a  la  qual  se  asomaron  a  la 
muralla  muchos  soldados  y  en  aquel  instante  se  soltó  toda 
la  artillería  y  mato  muchos  q  fue  causa  de  los  desanimar  según 
se  supo  después. 

(Concluirá.) 


EL  MAGNETISMO  V  U  EEECTIIO 


(1) 


XVII 


La  Electricidad  en  la  Edad  Media. 


^j^?|ecíamos,  al  terminar  la  exposición  de  los  pasajes  re- 
|  \É)j{  lacionados  con  las  propiedades  del  electrón  y  de  los 
SrñS^  imanes,  entresacados  de  las  obras  de  San  Isidoro, 
Arnaldo  de  Vilanova,  Raimundo  Lulio  y  otros  autores  espa- 
ñoles del  siglo  XIII,  que,  á  partir  de  dicho  siglo,  se  iniciaba 
un  paréntesis  científico  que  apenas  se  interrumpía  hasta  el 
siglo  XVI.  Ratificamos  nuestra  afirmación;  mas  ese  parén- 
tesis no  se  ha  de  entender  tan  en  absoluto  que  nos  sea  im- 
posible citar  un  solo  autor,  versado  en  las  ciencias  de  ob- 
servación. 

Sabido  es  que  las  cuestiones  suscitadas  entre  realistas  y 
nominalistas  fueron  el  tema  obligado  de  los  filósofos  y  teólo- 
gos de  aquel  largo  interregno;  y  como  la  Filosofía  de  enton- 
ces era,  por  decirlo  así,  un  conjunto  abigarrado  de  conoci- 
mientos, entre  los  cuales  figuraban  los  científicos  ó  experi- 
mentales, dicho  se  está  que  si  abundaron  los  cultivadores  de 
la  Filosofía,  no  pudieron  escasear  los  cultivadores  de  la  cien- 
cia, particularmente  en  España,  donde  seguía  el  impulso 


(i)     Véase  la  pág.  188. 


EL.    MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD.  255 

dado  por  árabes  y  cristianos  á  la  ciencia  experimental  bas- 
tardeada, si  se  quiere,  con  el  ropaje  de  la  cabala  y  el  arte 
transmutatorio. 

El  paréntesis  es,  por  lo  tanto,  relativo,  en  cuanto  que 
durante  esos  dos  siglos  no  existen  ó,  mejor  dicho,  no  se  citan 
por  nuestros  historiadores  figuras  científicas  de  la  talla  de 
Lulio,  Vilanova  y  Alfonso  el  Sabio,  y  menos  quienes  directa 
ó  indirectamente  tratasen  del  electrón  ó  de  sus  aplicaciones. 

Por  lo  demás,  ahí  están,  entre  otros  que  pudiéramos  citar, 
sin  salimos  del  siglo  XIII,  el  maestro  Teodorico,  autor  de 
varios  tratados  de  química  y  cirugía,  citado  por  Hernández 
Morejón;  el  célebre  Pedro  Hispano,  catedrático  de  la  Uni- 
versidad de  París,  autor  de  las  celebradas  Summulce,  que 
viniendo  á  ser  un  compendio  de  la  Lógica  magna  de  Aristó- 
teles y  de  las  principales  reglas  de  la  dialéctica  peripatética, 
sirvieron  de  libro  de  texto  en  casi  todas  las  escuelas 
de  Europa  hasta  el  siglo  XVI  (i);   los  carmelitas  Francisco 


(i)  Menéndez  Pelayo  en  su  Inventario  bibliográfico  dice  que  este 
Pedro  Hispano  fué  luego  el  Papa  Juan  XXI;  Vallín,  en  la  nota  B  de 
su  eruditísimo  Discurso,  le  hace  dominico,  «á  quien  solamente  se  ha 
conocido  con  el  nombre  de  Pedro  Hispano,»  olvidándose  todos  de 
que  era  español.  Y  añade:  «otro  Pedro  Hispano,  llamado  el  joven, 
insigne  matemático  de  fines  también  del  siglo  XIII,  fué  profesor  muy 
celebrado  en  varias  escuelas  extranjeras.»  En  la  Historia  eclesiástica 
del  agustino  Padre  Berti,  continuada  por  mi  sabio  maestro  Padre 
Tirso  López,  tomo  i,  pág.  367,  se  lee:  «Joannes  XXI,  genere  Lusi- 
tanus,  octavo  mense  episcopatus  nondum  exacto,  idibus  Maii,  ca- 
merae  ruina  percussusinteriit,  anno  1277.  Joannes  iste  dicitur  XXI, 
cum  revera  sit  XX,  non  propter  Joannam  papissam,  ut  putat  Ciaco- 
nius,  sed  quia  in  pontificum  catálogos  irrepserunt  quoque  nonnullo 
pseudo  pontificum  nomina...  Arbitror  Joannem  intrusum  esse  illum, 
de  quo  diximus  sseculo  X,  num.  142,  quo  catalogis  inserto,  Joannes 
de  quo  nunc  agimus,  erit  XXI.»  Y  el  Padre  Zeferino,  en  su  Historia 
de  la  Filosofía,  tomo  11,  páginas  312-314,  dice:  «Los  historiadores  y 
críticos  no  han  podido  ponerse  de  acuerdo  hasta  la  hora  presente 
acerca  del  verdadero  autor  de  estas  Summulce  logicales.  Los  historia- 
dores portugueses  suponen  y  afirman  que  fueron  escritas  por  su  com- 
patriota el  Papa  Juan  XXI,  que  llevaba  el  nombre  de  Pedro  Hispano 


256  EL   MAGNETISMO   Y    LA   ELECTRICIDAD. 

de  Bacho  y  Bernardo  de  Masoller;  los  agustinos  Alfonso  de 
Vargas  y  Dionisio  de  Murcia,  arzobispo  de  Sevilla  el  primero 
y  de  Mesina  el  segundo,  ya  en  pleno  siglo  XIV,  ambos  esco- 
lásticos y  entendidos  en  Filosofía  natural,  y  más-propiamen- 
te científicos,  autores  ó  traductores  de  obras  arábigas  de 
Astrología,  Medicina,  Mineralogía,  Física  y  Química;  Ma- 
homad  Abén-Quich  y  Rabí  Jehudáh  Mosca-ha  Gaton  , 
notables  mineralogistas,  que  en  sus  célebres  Lapidarios 
«hacen  por  orden  alfabético  la  enumeración  y  descripción 
de  las  virtudes  de  las  piedras,  conforme  al  especial  color 
que  han  por  natura  y  segund  el  saber  de  los  libros  de  los 
sabios. »  Incluyen  al  electrón  entre  las  gemas  y  le  dan 
propiedades  antisépticas.  En  medicina  sobresalieron,  después 
de  Albucassis,  «el  nombre  más  ilustre  de  la  cirugía  arábiga 
y  aun  de  toda  la  cirugía  de  la  Edad  Media,»  después  de 
Avempace,  Avenzoar  y  Averroes,  anteriores  al  siglo  XIII, 
el  famoso  botánico  malagueño  Aben  Albaitar»,  autor  de  un 


antes  de  su  exaltación  al  trono  pontificio.  Mas  como  quiera  que  los 
historiadores  y  bibliógrafos,  al  enumerar  las  obras  de  este  Pontífice, 
no  hacen  mención  del  libro  que  nos  ocupa,  lo  cual  no  se  concibe  de 
ninguna  manera,  dada  la  celebridad  que  adquirieron  las  Summce  lo- 
gicales  poco  después,  opinan  otros,  no  sin  fundamento,  que  el  Pedro 
Hispano,  autor  de  las  Summce  logicales,  fué  un  fraile  dominico,  pro- 
fesor de  la  Universidad  de  París,  que  escribió  dicho  libro  para  que 
sirviera  como  de  manual  de  lógica  á  sus  hermanos  de  religión,  pa- 
sando después  desde  el  claustro  á  las  escuelas  públicas.»  Teniendo 
en  cuenta  la  oportuna  observación  de  Berti  acerca  del  verdadero  títu- 
lo que  corresponde  al  Pontífice  en  cuestión,  autor  de  la  notable  obra 
Tesoro  de  los  pobres,  es  fácil  conciliar  las  opiniones  expuestas,  sinteti- 
zadas, por  lo  menos,  si  no  tomadas  algunas,  de  lo  que  sobre  el  parti- 
cular escribe  D.  Vicente  de  la  Fuente  en  su  Historia  de  las  Universi- 
dades, tomo  i,  cap.  xv,  pág.  148.  Dice  así:  «Por  español  pasó 
Juan  XX,  médico  y  célebre  escritor  de  Filosofía  y  Medicina  en  la 
segunda  mitad  del  siglo  XIII;  pero  sabiéndose  que  era  portugués,  no 
hay  motivo  para  incluirle  entre  los  profesores  españoles,  como  tam- 
poco para  confundirle  con  Pedro  Hispano,  el  autor  de  las  Stímulas. 
»Era  éste  un  dominico  español  y  catedrático  en  la  Universidad 
de  París,  que,  después  de  algún  tiempo  de  enseñanza,   viendo   las 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  267 


diccionario  de  medicamentos  simples,  donde  dio  á  conocer 
más  de  200  plantas  nuevas  estudiadas  por  él  en  Andalucía, 
África  y  Oriente,  obra  la  más  importante  de  materia  médica 
que  apareció  después  de  la  de  Dioscórides,  y  mucho  más  rica 
que  ella,  aunque  la  toma  por  base»  (1).  Aben  Albaitar  es  ya 
del  siglo  XIII.  Médicos  judíos  fueron  Maimónides,  que  más 
bien  que  al  siglo  XIII  pertenece  al  XII,  y  un  tal  Isaaque,  ya 
del  siglo  XIV.  Entre  los  cristianos  sólo  se  citan,  del  siglo  á 
que  nos  referimos,  Arnaldo  de  Vilanova,  Raimundo  Lulio  y 
Pedro  Hispano. 


dificultades  que  tenían  los  estudiantes  para  aprender  la  llamada  Ló- 
gica magna  de  Aristóteles,  formó  un  buen  compendio  de  ella  y  de  las 
principales  reglas  de  la  Dialéctica  peripatética.  Por  modestia  dio  á 
este  Compendio  metódico  y  útil  el  humilde  título  de  Summula,  que 
ni  aun  Summa  ó  compendio  lo  quiso  apellidar.  La  claridad  y  buen 
método  de  aquel  librito  hicieron  que  en  breve  se  adoptase  por  libro 
de  texto  en  casi  todas  las  escuelas  de  Europa,  quedando,  á  pesar  de 
eso,  envueltos  en  la  oscuridad  los  méritos  y  hasta  el  apellido  de 
profesor  español,  á  quien  solamente  se  ha  conocido  con  el  nombre 
de  Pedro  Hispano...  El  nominalista  Juan  Buridan  fué  uno  de  los 
que  más  destrozaron  el  sencillo  trabajo  de  Pedro  Hispano,  y  llegó  á 
pasar  por  autor  de  las  Súmulas,  pues  este  nombre  plural  se  dio  ya  á 
la  enseñanza  de  la  Dialéctica  en  las  escuelas  desde  fines  del  siglo  XIII 
en  adelante.» 

Y  antes,  en  la  pág.  i32,  hablando  de  cómo  los  clérigos  profesa- 
ban la  Medicina  en  el  siglo  XIII,  á  propósito  de  si  lo  fué  ó  no  Ar- 
naldo de  Vilanova,  había  escrito:  «En  Portugal  fueron  por  mucho 
tiempo  los  clérigos  los  que  poseían  la  medicina  y  la  enseñaban  en 
Santa  Cruz  de  Coimbra.  Todavía  por  aquel  tiempo  (1276)  un  médico 
portugués  y  notable  filósofo  llegó  á  ocupar  la  Silla  de  San  Pedro,  y 
es  contado  entre  los  Papas  con  el  nombre  de  Juan  XX.»  No  dice  que 
se  llamase  Pedro  Hispano,  como  tampoco  lo  dice  Berti;  en  cambio 
consta  de  las  investigaciones  de  Pedro  Ciruelo,  célebre  profesor  es- 
pañol del  siglo  XVI,  citado  por  el  mencionado  autor  de  la  Historia 
de  las  Universidades  de  Españz,  que,  además  del  Pedro  Hispano,  do- 
minico, autor  de  las  Súmulas,  hubo  «otro  Pedro  Hispano  llamado  el 
Joven,  que  era  también  insigne  matemático  á  fines  del  sigl)  XIII  y 
profesor  en  escuelas  extranjeras.» 

(1)     Menéndez  y  Pelayo,  obra  citada,  tomo  111,  pág,  ^2^ 

17 


258  ELMAGNETISMO   Y    LA    ELECTRICIDAD. 

«Los  reyes  de  Aragón,  escribe  Vallín  (i),  durante  casi 
todo  el  siglo  XIV,  fomentaron  y  protegieron  con  eficaz  dili- 
gencia todos  los  conocimientos  que  contribuían  al  esplendor 
y  poderío  de  su  marina,  cultivando  por  sí  mismos  la  litera- 
tura y  las  ciencias,  y  sabiendo  extenderlas  por  sus  vastos 
dominios,  adquiriendo  así  el  respeto  y  la  consideración  de 
los  demás  países.  En  cambio  la  monarquía  castellana  ofrecía 
entonces,  y  en  la  mayor  parte  del  siglo  XV,  un  número  pro- 
digioso de  teólogos,  canonistas,  escriturarios,  jurisconsultos, 
alquimistas,  y  aun  trovadores  é  historiógrafos,  pero  muy  po- 
cos matemáticos  y  astrónomos...» 

De  los  siglos  XIV  y  XV  son  Antonio  Andrés,  comenta- 
dor de  la  Física  de  Aristóteles,  el  carmelita  Guido  de  Terre- 
na, autor  del  Comentario  super  ocio  libros  Phisicorum,  y  Al- 
fonso Tostado,  de  Madrigal,  de  quien  dice  Hernán  Pérez  del 
Pulgar:  «E  asi  mismo  en  el  Arte  del  astrologia  é  astronomía 
no  se  vido  en  los  Reynos  de  España,  ni  en  otros  extraños  se 
oyó  haber  otro  en  sus  tiempos  que  con  él  se  comparase.» 
«Colocadle  en  la  antigua  Grecia,  escribe  otro  escritor  erudi- 
tísimo, y  hubiera  sido  un  Aristóteles;  colocadle  en  la  antigua 
Roma,  y  hubiera  sido  un  Varrón;  colocadle  en  la  Europa 
moderna,  y  hubiera  sido  un  Leibnitz.»  Merecen  también  ci- 
tarse los  nombres  de  Martín  Alfonso  de  Córdoba,  agustino, 
introductor  de  la  filosofía  de  los  Nominalistas  en  Salamanca 
y  partidario  del  método  experimental;  Juan  Mambres,  autor 
de  Quaestiones  in  ocio  libros  Physicorum;  Fernando  de  Cór- 
doba, y  más  particularmente  por  sus  tratados  sobre  materias 
de  observación  y  experiencia,  Abraham  Zacuto,  de  Salaman- 
ca, notable  astrónomo  de  la  corte  de  D.  Manuel,  rey  de  Por- 
tugal; Mosén  Juan  Escrivá  (De  imaginibus  astrologicis); 
Jerónimo  Torrella,  astrólogo  de  primera  nota;  Rodrigo  Ba- 
surto,  muy  versado  en  el  manejo  del  astrolabio,  de  los  re- 
lojes y  otros  instrumentos;  Antonio  de  Nebrija,  primer  espa- 
ñol que  midió  un  grado  del  meridiano  terrestre.  Esto  sin 
contar  «la  afición  del  arzobispo  de  Toledo,  D.  Alonso  Ca- 
rrillo, á  hacer  experimentos  para  averiguar  las  propiedades 


(i)     Obraccitada,  pág.  176,  nota  B. 


EL    MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICIDAD.  259 

de  las  aguas  y  de  las  hierbas,  y  otros  secretos,  porque  al 
cabo  estas  experiencias  y  observaciones  eran  las  que  habían 
de  adelantar  algún  día  la  Física,  la  Química  y  la  Botánica. 
Pero  aún  fué  mayor  la  nombradla  que  alcanzó  el  célebre 
Marqués  de  Villena,  último  vastago  de  la  Casa  Real  de  Ara- 
gón, tan  instruido  en  hablar  diversas  lenguas  como  en  la 
elocuencia  y  poesía,  en  la  historia  y  matemáticas  y  en  la 
filosofía  natural  y  astronómica.  Sus  obras  matemáticas,  sus 
observaciones  astronómicas,  sus  experiencias  físicas  y  sus 
descubrimientos  químicos  le  granjearon  el  concepto  de  nigro- 
mante, siendo  vulgarmente  conocido  por  el  Astrólogo  en  la 
corte  de  D.  Juan  II,  quien,  aficionadísimo  á  las  letras,  daba 
escasa  importancia  á  esta  clase  de  conocimientos,  contra 
el  parecer  de  Juan  de  Mena,  que  llamaba  al  Marqués  honra 
de  España  y  de  su  siglo,  y  lloraba  su  pérdida  como  un  tesoro 
desconocido  de  sus  contemporáneos»  (i).  También  deben 
entrar  en  cuenta  médicos  tan  insignes  corno  Ben  Aljhatib, 
entre  los  árabes  españoles,  y  Fr.  Jofre  Gilabert,  el  maestro 
Diego  del  Cobo,  Juan  de  Ariñan,  Julián  Gutiérrez  de  Toledo 
y  otros,  entre  los  cristianos. 

Si  á  esto  se  añade  la  expedición  famosa  de  aragoneses  y 
catalanes  á  Oriente,  de  donde  trajeron  nuevos  datos  para  la 
ciencia  española;  las  constantes  excursiones  marítimas  de 
catalanes,  mallorquines  y  vascongados,  peritos  en  el  manejo 
de  la  brújula,  del  astrolabio,  de  las  cartas  de  marear  y  de 
otros  instrumentos  náuticos,  y,  sobre  todo  y  ante  todo,  la 
trascendencia  del  descubrimiento  colombino,  que  por  per- 
tenecer á  fines  del  siglo  XV  y  principios  del  siglo  XVI  lo 
dejamos  para  el  capítulo  siguiente,  veráse  bien  claro  si  en 
España  se  interrumpió  la  cadena  de  nombres  y  hechos  cien- 
tíficos que  tan  alto  elevaron  su  prestigio  durante  el  largo  pe- 
ríodo de  la  Edad  Media,  y  si  con  razón  pudo  decir  Vosio,  en 
su  Historia  de  las  Artes,  que  «España  fué  el  país  que  (duran- 
te ese  período)  conservó  mejor  la  ciencia  sin  contaminarla  ni 


(i)  Vallín,  obra  citada,  págs.  176-177.  No  dejaremos  de  advertir 
que  el  personaje  aquí  citado  no  debe  llamarse  marqués  de  Villena, 
sino  D.  Enrique  de  Villena. 


260  EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

corromperla  con  los  delirios  de  la  superstición,  hasta  el  punto 
de  que,  según  otro  escritor  notable,  cuando  volvían  á  los  his- 
panos, aumentados  y  comentados,  aquellos  libros  que  habían 
salido  de  su  nación,  no  los  conocían,  porque  la  verdadera 
ciencia  había  desaparecido  en  el  barbarismo  del  sofisma  y 
de  la  sutileza  que  reinaba  en  toda  Europa»  (i). 

En  el  extranjero  adquirieron  reputación  de  alquimistas 
durante  los  siglos  XIV  y  XV,  distinguiéndose  por  el  descu- 
brimiento de  algunos  compuestos  ó  por  la  invención  de  algún 
procedimiento  para  la  extracción  ó  purificación  de  los  meta- 
les, el  maestro  Ortholain,  autor  de  una  Práctica  alquímica 
que  contiene  un  capítulo  notable  sobre  la  destilación  del  vino 
y  la  preparación  del  agua  fuerte  á  diferentes  grados  de  con- 
centración; Nicolás  Flamel,  á  quien  se  atribuyó  el  secreto  de 
poder  prolongar  la  vida  durante  dos  siglos;  Bernardo  Trevi- 
sano,  perseguidor  incansable  de  la  piedra  filosofal  y  supuesto 
poseedor  del  secreto  para  prolongar  la  vida  hasta  cuatro  si- 
glos; Basilio  Valentín,  del  siglo  XV  y  no  del  XII,  como  se 
creyó  hasta  no  hace  mucho  tiempo,  autor  de  varias  obras  de 
alquimia,  indicador  de  diversos  procedimientos  para  extraer 


(i)  Para  adquirir  datos  ciertos  y  ampliar  los  ya  conocidos  acerca 
de  la  cultura  científica  española  durante  los  tres  siglos  que  preceden 
al  décimo  sexto,  léase  el  primer  tomo  de  la  Historia  de  las  Universida- 
des, Colegios,  etc.,  de  D.  Vicente  de  la  Fuente,  sobre  todo  el  capítu- 
lo xin :  Estudios  de  Ciencias  Naturales  en  los  siglos  XIII  y  XIV , 
página  125.  De  él  ha  tomado  el  Sr.  Vallín  (aunque  siu  citarle)  los 
principales  datos  que  apunta  en  su  Discurso;  de  él  los  tomó  quizá  el 
Sr.  Menéndez  Pelayo,  y  á  él  hemos  acudido  nosotros  como  fuente  de 
información,  tan  fecunda  como  verídica. 

Notabilísimos  son  también,  y  muy  dignos  de  tenerse  en  cuenta, 
los  dos  tomos  de  La  Alquimia  en  España,  por  D.  José  Ramón  Luan- 
co,  catedrático  de  la  Universidad  de  Barcelona,  los  cuales  son,  hasta 
el  presente,  la  última  palabra  en  lo  que  se  refiere  á  la  ciencia  hermé- 
tica española.  Ni  por  casualidad  se  citan  en  ellos  una  sola  vez  el  elec- 
trón, el  ámbar,  el  succino  ó  el  lyncurio;  pero  así  y  todo  ilustran 
mucho  para  apreciar  el  estado  de  la  ciencia  experimental  en  nuestra 
Península  durante  toda  la  Edad  Media  y  gran  parte  de  los  siglos  XVI 
y  XVII. 


EL   MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICIDAD.  261 

y  purificar  los  metales,  y  entendido,  como  pocos,  en  el  manejo 
de  aparatos  de  experimentación  química;  Sulzbach,  defensor 
acérrimo  del  método  experimental,  del  que  obtuvo  conquis- 
tas maravillosas,  y  otros  muchísimos  cuyos  nombres  se  hallan 
diseminados  en  las  escasas  monografías  é  historias  incomple- 
tas quede  aquella  época  se  han  escrito  (i). 

Pasando  más  adelante,  «el  mayor  físico  del  siglo  XV, 
escribe  Humboldt  (2),  un  hombre  que  á  conocimientos  muy 
raros  en  matemáticas  reunía  en  grado  sorprendente  la  facul- 
tad de  penetrar  con  sus  miradas  en  las  profundidades  de  la 
Naturaleza,  Leonardo  de  Vinci,  en  fin,  fué  contemporáneo 
de  Colón,  y  murió  tres  años  después  que  él.  El  artista  coro- 
nado de  gloria  se  entregaba  al  estudio  de  la  Meteorología,  no 
menos  que  al  de  la  Hidráulica  y  la  Óptica.  Mientras  vivió 
fué  hombre  de  influencia  por  sus  creaciones  artísticas  y  por 
el  prestigio  de  su  elocuencia,  mas  no  por  sus  escritos.  Si  las 
ideas  de  Leonardo  de  Vinci  sobre  la  Física  no  hubiesen  que- 
dado sepultadas  en  sus  manuscritos,  el  campo  de  observa- 
ción abierto  por  el  Nuevo  Mundo  se  hubiera  explorado  cien- 
tíficamente en  muchas  de  sus  partes  antes  de  la  grande  época 
de  Galileo,  de  Pascal  y  de  Huyghens.  Lo  mismo  que  Fran- 
cisco Bacon,  y  un  siglo  antes  que  él  por  lo  menos,  Leonardo 
de  Vinci  consideraba  la  inducción  como  el  único  método  le- 
gítimo en  la  ciencia  de  la  Naturaleza.  «Dobbiamo  cominciare 
dall'  esperienza,  e  per  mezzo  di  questa  scoprirne  la  ragione.» 
Y  en  nota  aparte  Leonardo  de  Vinci  dice  con  mucha  razón 
hablando  de  este  método:  «Questo  é  il  methodo  da  osservar- 
si  nella  ricerca  de  fenomeni  della  natura.» 

Físicos  y  alquimistas  hablan  de  imanes  y  de  sus  propie- 
dades atractivas  ,  pero  sin  apuntar  una  idea  nueva  que  me- 
rezca tenerse  en  cuenta:  mencionan  el  electrón  como  una  de 
tantas  gemas  conocidas  ,  y  los  que  descienden  á  detalles  ,  lo 
hacen  plagiando  á  Plinio,  fuente  á  donde  han  acudido  todos 


(1)  Hoefer,  en  su  Histoire  de  la  Chitnie,  es  acaso  el  más  aceptable 
en  esta  materia. 

(2)  Obra  citada;  tomo  11,  pág.  356. 


262  EL   MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 

los  que  del  electrón  han  tratado  desde  los  primeros  siglos  de 
la  Era  cristiana. 

Códices  que  hablan  del  electrón,  del  lyncurio,  etc.,  atri- 
buidos á  autores  anteriores  al  siglo  XVI  ,  pero  impresos  en 
ese  siglo,  y  escritos  seguramente  por  autores  que  vivieron  en 
el  mismo,  ganosos  de  celebridad  y  poco  escrupulosos  en  sa- 
crificar su  propia  autenticidad  en  aras  de  un  nombre  su- 
puesto, con  tal  de  ser  antiguo,  abundan  en  todas  las  buenas 
Bibliotecas;  como  que  durante  los  siglos  XVI  y  XVII,  ó  más 
bien  desde  que  comenzaron  á  generalizarse  los  beneficios  de 
la  invención  de  la  imprenta  ,  se  hizo  común  y  corriente  ese 
género  de  mercancía. 

Valga  por  todos  el  siguiente  ejemplo  ,  tomado  de  un 
códice  impreso  en  Francoforde ,  calend.  Martiis  ,  an- 
uo M.D.XL ,  en  cuya  portada  se  lee:  Macri. — De  materia 
médica,  libri  quinqué  versibus-  conscripti,  per  Jaman  Cor- 
narium  Medicum-phisicum  emendati  ac  annotati,  et  num- 
quam  antea  ex  toto  editi. 

Después  de  un  extenso  prólogo,  donde  el  editor  se  esfuer- 
za en  evidenciar  que  el  tai  Macro  ,  verdadero  autor  de  la 
obra,  no  pudo  ser  contemporáneo  de  Ovidio  ni  de  los  tiem- 
pos de  Augusto  César,  sino  un  monje  eruditísimo  del  siglo XI, 
así  llamado,  ó  que  dio  ese  título  á  su  obra,  la  cual  debió  de 
ser  como  el  Catón  obligado  de  la  juventud  durante  mucho 
tiempo,  entra  en  materia  comentando  y  anotando  el  original 
de  tal  suerte,  que  las  anotaciones  y  comentarios  exceden  con 
mucho  al  original  escrito  en  verso. 

En  el  lib.  v,  cap.  xxiv  ,  fol.  214  (vuelto)  ,  dedicado  al 
lyncurio  ,  electrón  ;  succino  ,  chryselectron  ,  etc.,  dice:  «Va- 
rios son  los  pareceres  de  los  autores  acerca  del  lyncurio. 
Aecio,  Serm.  II ,  cap.  xxxiv  ,  dice  que  el  electrón  ,  el  suc- 
cino ó  el  lyncurio  en  bebida  curan  las- disenterias  y  son  muy 
buenos  para  el  estómago ;  así  como  también  el  cryselectron 
mezclado  con  almáciga  ,  quita  los  dolores  de  estómago. 
Piensa  (Aecio)  que  el  electrón  ,  el  succino  y  el  lyncurio  son 
una  misma  cosa;  asi  lo  da  á  entender  en  el  Serm.  XI,  cap.  1, 
cuando  dice:  «...  del  lyncurio  que  llaman  succino  y  electrón 
brillante...))  Lo  mismo  opina  Dioscórides,  lib.   ir  ,  donde  es- 


EL    MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD.  263 


cribe:  «Créese  equivocadamente  que  la  orina  del  lince  ,  lla- 
mada lyncurio,  al  ser  expelida  comienza  á  petrificarse  ,  á  lo 
cual  se  debe  la  historia  frivola  que  tiene.  Algunos  llaman  al 
electrón  alado  (penigerum),  porque  bebido  con  agua  es  bueno 
para  el  estómago  y  para  la  flojedad  de  vientre.»  Mas  Plinio 
habla  de  él  en  estos  términos:  «La  pertinacia  de  los  autores 
obliga  á  que  se  hable  inmediatamente  del  lyncurio,  pues 
aunque  no  lo  fuese  el  electrón,  convienen  en  que  el  lyncurio 
es  una  gema.  Resulta  indudablemente  de  la  orina  del  lince, 
el  cual,  al  punto  que  la  arroja  cúbrela  con  tierra  ,  envidioso 
de  que  el  hombre  la  utilice...  Ni  atrae  solamente  hojas  ó 
pajuelas,  sino  también  láminas  de  cobre  y  de  hierro  ,  según 
lo  creyeron  Diocles  y  Teofrasto.»  Yo  lo  tengo  todo  por  falso, 
ni  creo  que  tal  gema  se  haya  visto  en  nuestro  tiempo,  ni  que 
sea  cierto  lo  que  enseña  la  medicina,  que  bebiéndola  se  des- 
hacen los  cálculos  de  la  vejiga,  y  mezclada  con  vino  comba- 
te la  ictericia»  (i). 

El  autor  del  Cosmos  ,  tratando  de  explicar  el  origen  de 
las  relaciones  establecidas  entre  las  costas  del  mar  del  Norte, 


(i)  «...  Et  hactenus  quidem  creditum  est  ,  primos  tres  libellos, 
velut  nos  juxta  quoddam  vetustum  exemplar  distinximus  ,  Macri 
esse,  non  quidem  illius  qui  sub  Augusto  Cesare  Ovidii  poetse  contem- 
poraneus  fuit...  sed  alicujus  ,  qui  quingentis  plus  minus  annis  ante 
nos  vixit,  religiosus  et  monachorum  generis  ,  ut  apparet  cui  vel 
Macro  nomen  fuit ,  vel  Macri  nomen  his  libellis  praefingere  visum 
firit...»  (Del  prólogo.) 

Y  en  el  libro,  capítulo  y  folio  citados:  «De  lyncurio  varia  est 
autorum  sententia.  Aé*tius,  Serm.  II ,  cap.  xxxiv:  «Electrum,  in- 
quit,  sive  succinum,  aut  lyncurium  ,  potum  dysenterias  sanat ,  et 
estomachicis  prodest,  sed  et  chryselectrum  potum  cum  mastiche  do- 
lores stomachi  sanat.  Eamdem  itaque  rem  electrum  et  succinum  ac 
lyncurium  putat  quod  satis  etiam  Serm.  XI,  cap.  i,  ubi  ait:  «Lyn- 
curii  quod  succin.  itemq.  electrum  appellant.»  ídem  sentit  Dios- 
cor.,  lib.  ii,  sic  tradens:  «Urina  autem  lyncis,  quae  sane  lyncurium 
vocatur,  simul  ut  ejecta  est  lapidescere  creditur  falso,  et  ob  id  ina- 
nem  historiam  habet.  Est  enim  electrum  ab  aliquibus  pennigerum 
appellatum,  quod  potum  ex  aqua,  stomacho  et  fluidae  alvo  prodest.» 
Sed  Plinius  de  eodem  sic  prodit:  «De  lyncurio  proxime  dici  cogit 


264  p:l  magnetismo  y  la  electricidad. 


el  Ponto  Euxino  y  el  Adriático  por  el  activísimo  comercio  de 
ciertos  metales  y  piedras  preciosas,  particularmente  del  ám- 
bar, después  de  citar  entre  las  colonias  descubiertas  por  pri- 
mera vez  por  los  buques  y  las  caravanas  de  los  fenicios  ,  las 
establecidas  cerca  de  Ponto  Euxino  y  en  las  costas  de  Bitinia, 
las  Cycladas...,  la  parte  meridional  de  España,  rica  en  mi- 
nas de  plata...,  las  regiones  septentrionales  de  Europa,  que 
producían  el  estaño  y  el  ámbar,  etc.,  añade:  «El  comercio 
del  ámbar,  dirigido  probablemente  en  un  principio  hacia  el 
Quersoneso  Címbrico  ,  y  más  adelante  hacia  las  orillas  del 
Mar  Báltico  habitadas  por  los  estios,  debe  su  primer  ensan- 
che á  la  osadía  y  perseverancia  de  los  navegantes  fenicios 
que  viajaban  á  lo  largo  de  las  costas.  No  carece  de  interés 
para  la  historia  de  la  contemplación  del  mundo  ,  el  desarro- 
llo ulterior  de  aquel  comercio;  hecho  muy  digno  de  ser  no- 
tado ,  y  que  demuestra  cuánto  puede  influir  la  preferencia 


autorum  pertinacia.  Quippe  etiamsi  non  electrum  id  esset ,  lyncu- 
rium  tamen  gemmam  esse  contendunt.  Fieri  autem  ex  urina  quidem 
lyncis,  sed  egestam  térra  protinus  bestia  operiente  eam,  quoniam  in- 
videat  hominum  usui...  Nec  folia  tantum  aut  stramenta  ad  se  rapere, 
sed  aeris  etiam  ac  feni  laminas  ,  quod  Diocles  quidem  et  Teophras- 
tus  credidit.»  Ego  falsum  id  totum  arbitror,  nec  visam  in  aevo  nostro 
gemmam  ullam  ea  appellatione,  et  quod  de  medicina  simul  proditur, 
cálculos  vesicae  ea  pota  elidi  ,  et  morbo  regio  ocurrí ,  si  ex  vino  bi- 
batur,  aut  si  potetur.» 

El  original  objeto  de  las  anotaciones  está  en  el  mismo  folio  ,  y 
dice  así:  De  lyncurio: 

«Vertiturin  lapidem,  qd.  stillat  ab  inguine  lyncis, 
Lyncurium  nocitat,  et  calculus  est  pretiosus. 
Nam  credunt  ipsas  hoc  praesentiscere  lynces. 
Quae  mox  egestum  certam  operire  liquorem, 
Dum  superaccumulant  congestae  pondus  harenae, 
Scilicet  invida,  ne  nostros  cedat  in  usus. 
Electro  similem  Theophrastus  habere  colorem 
Hunc  ait,  et  simili  paleas  adducere  pacto. 
Affirmant  ipsum  stomachi  placare  dolorem, 
Ictericis  etiam  priscum  reparare  vigorem, 
Et  perturbati  compescere  rheumata  ventris.» 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  265 

dada  á  un  solo  producto  de  remotas  tierras  para  establecer 
frecuentes  comunicaciones  entre  los  pueblos  y  dar  á  conocer 
vastísimas  regiones.  A  la  manera  que  los  focios  de  Marsella 
trasportaban  el  estaño  de  la  Bretaña  ,  atravesando  la  Galia 
hasta  el  Ródano  ,  así  también  el  ámbar  amarillo  (electrum) 
pasaba  de  pueblo  á  pueblo  atravesando  la  Germania  y  el 
pais  de  los  celtas  hasta  una  y  otra  vertiente  de  los  Alpes, 
sobre  las  márgenes  del  Pó  ó  hasta  el  Borystenes,  pasando  por 
la  Panonia.  A  este  comercio  se  deben  las  primeras  relacio- 
nes establecidas  entre  las  costas  del  mar  del  Norte,  el  Ponto 
Euxino  y  el  Adriático.» 

Y  en  notas  eruditísimas,  encaminadas  á  demostrar  el  ori- 
gen y  la  procedencia  de  ciertos  cuerpos  por  medio  de  inves- 
tigaciones etimológicas  y  análisis  filológicos  de  gran  valía, 
dice:  «Más  fácil  es  determinar  la  situación  del  País  del  Es- 
taño (la  Bretaña  y  las  islas  de  Scilly)  que  no  la  de  las  costas 
del  Ámbar.  Tengo  á  lo  menos  por  muy  inverosímil  que  la 
antigua  voz  griega  xaaaixepo^  muy  usada  ya  en  tiempo  de  Ho- 
mero, se  derive  de  cierto  monte  Casio,  abundante  en  estaño 
y  situado  en  la  parte  Sudoeste  de  España,  entre  Gaddir  y  la 
embocadura  de  un  riachuelo  meridional  llamado  Ibero,  se- 
gún afirma  Avieno,  que  conocía  muy  bien  toda  aquella  co- 
marca. Kassiteros  es  el  antiguo  vocablo  sánscrito  Kastira. 
El  estaño  (en  irlandés,  danés  é  inglés,  tin;  en  alemán,  \ium\ 
y  en  sueco,  tenn)  se  llama  en  malayo  y  javanés,  timah;  con- 
cordancia  de  sonido  que  nos  recuerda  la  de  la  antigua  voz 
germana  glessum, ,  nombre  del  succino  transparente,  con  la 
voz  alemana  moderna  glas  (vidrio).» 

Y  en  otra:  «La  opinión  emitida  mucho  tiempo  ha  de  que 
el  ámbar  que  llegaba  por  mar,  y  especialmente  por  la  vía 
del  comercio  interior,,  á  las  costas  del  Mediterráneo,  prove- 
nía exclusivamente  de  las  costas  occidentales  del  Querno- 
neso  Címbrico,  se  va  acreditando  más  y  más  cada  día.  Una 
disertación  de  Uker...  es  lo  más  concluyente  y  lo  más  inge- 
nioso que  puede  leerse  sobre  este  asunto...  Los  masíllanos' 
que,  según  opina  Heeren,  penetraron  después  délos  fenicios 
hasta  el  mar  Báltico,  apenas  pasaron  de  la  embocadura  del 
Wesser  y  del  Elba.  Plinio  (lib.  iv,  cap.  xxvn)  coloca  terminan- 


266  EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

temente  la  isla  de  Glesaria,  por  otro  nombre  Austrania,  ai 
Oeste  del  promontorio  de  los  Cimbrios  en  el  Océano  Ger- 
mánico; y  el  recuerdo  de  la  expedición  de  Germánico  indica 
harto  bien  que  no  puede  tratarse  de  una  isla  del  mar  Báltico. 
Los  grandes  efectos  del  flujo  y  del  reflujo,  que  depositan  el 
succino  en  aquellas  aestuaria,  ó  según  la  expresión  de  Festo, 
amaré  vicissim  tum  accedit,  tum  recedit»,  no  pueden  tam- 
poco referirse  más  que  al  litoral  comprendido  entre  el  Hel- 
der  y  el  Quersoneso  Címbrico,  y  de  ninguna  monera  al  mar 
Báltico,  en  el  cual,  por  otra  parte,  podía  hallarse  situada  la 
isla  Baltia,  de  Timeo...  No  fué  Plinio,  sino  Tácito,  el  primero 
que  tuvo  conocimiento  del  glessum  recogido  en  las  costas 
del  mar  Báltico,  en  el  país  de  los  estios  y  de  los  venedos, 
los  cuales  no  se  atreve  á  decidir  el  gran  filólogo  Schaffarik 
si  pertenecen  á  una  raza  eslava  ó  germánica...  En  diferentes 
épocas,  el  electro  depositado  en  las  costas  ó  desenterrado, 
la  piedra  del  sol  (nombre  con  que  se  designa  el  ámbar  en  el 
antiguo  mito  del  Erídano),  ha  afluido  por  mar  y  tierra  hacia 
el  Mediodía,  partiendo  también  de  diversas  regiones.  El  ám- 
bar que  se  extraía  de  la  tierra  en  dos  parajes  de  la  Escitia, 
tenía,  en  parte  á  lo  menos,  un  color  muy  subido.  Actual- 
mente se  recoge  ámbar  todavía  en  el  Ural,  cerca  de  Kalts- 
chedansk,  á  poca  distancia  de  Kamensk...  La  madera  fósil 
en  que  de  ordinario  se  halla  contenido  el  ámbar  había  lla- 
mado desde  luego  la  atención  de  los  antiguos,  los  cuales  atri- 
buían esta  resina,  tan  preciosa  á  la  sazón,  ya  al  álamo  negro, 
según  Escinino  de  Chio;  ya  á  un  árbol  de  la  familia  de  los 
cedros  ó  de  los  pinos,  según  Mitrídates  en  Plinio...  El  pro- 
fesor Goeppert  de  Breslau  ha  demostrado  con  sus  nuevas  y 
excelentes  investigaciones  que  la  conjetura  del  naturalista 
romano  era  la  más  exacta.  Sobre  el  árbol  fósil  del  succino 
(pinites  succinifer),  resto  de  un  mundo  vegetal  que  ya  no 
existe,  véase  Cosmos,  t.  i,  pág.  3o i.» 

En  efecto;  allí  se  dice:  «Según  las  preciosas  investigacio- 
nes de  Gcepert...  todo  el  ámbar  del  Báltico  proviene  de  un 
conifero  que,  á  juzgar  por  los  fragmentos  de  madera  y  de 
corteza  de  diversas  épocas,  debía  de  formar  una  especie  par- 
ticular, muy  semejante  á  nuestros  pinabetes  blancos  y  rojos. 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  267 

El  árbol  del  ámbar  del  mundo  primitivo  (pinites  succinifer), 
era  más  resinoso  que  cualquiera  de  los  coniferos  del  mundo 
actual;  la  resina  se  hallaba  colocada  en  él  no  sólo  por  dentro 
y  fuera  de  la  corteza,  como  en  éstos  últimos,  sino  también  á 
la  misma  madera,  cuyas  células  y  ramificaciones  medulares 
llenas  de  succino  se  distinguen  perfectamente  con  el  micros- 
copio, y  asimismo  en  grandes  masas  blancas  y  amarillas 
entre  los  anillos  concéntricos  de  la  parte  leñosa.  En  medio 
de  las  materias  vegetales  engastadas  en  el  ámbar  se  han  en- 
contrado flores  machos  y  hembras  de  cupulíferas  y  de  árbo- 
les indígenas  de  hojas  aciculares;  empero,  varios  fragmentos 
bien  determinados  de  thuja,  de  cupressus,  de  ephedera  y  de 
castanea  pesca,  mezclados  con  otros  fragmentos  de  nuestros 
pinabetes  y  enebros,  revelan  una  vegetación  distinta  de  la 
que  actualmente  reina  en  el  litoral  del  mar  Báltico  y  del  mar 
del  Norte.»  (i) 

Donde  se  ve  que  el  autor  del  Cosmos,  con  ser  de  ayer, 
por  decirlo  así,  y  uno  de  los  que  más  detalladamente  hablan 
de  esta  materia,  ilustrando  sus  propias  investigaciones  con 
autoridades  de  reconocido  mérito,  apenas  se  separa  de  Pli- 
nio,  único  maestro  de  cuantos  han  tratado  este  punto  desde 
los  griegos  hasta  la  fecha. 

¿Será,  pues,  inoportuno  terminar  este  estudio  con  los  pa- 
sajes del  célebre  compilador,  relativos  al  ámbar,  electrón  ó 
succino;  los  cuales,  á  la  vez  que  de  resumen  de  cuanto  lle- 
vamos expuesto,  pueden  servir  como  de  balanza  para  pesar 
la  parte  de  originalidad  que  corresponde  á  los  diversos  auto- 
res que  llevamos  citados? 

Escribe  en  su  Historia  Natural,  hablando  de  que  pesca- 
dos ay  grandissimos  en  cada  parte  del  Océano  (2):  «...  Díce- 
se  que  comen  las  ballenas  ámbar,  y  así  se  suele  hallar  en  sus 
vientres;  pero  grandes  dudas  hay  entre  los  autores  sobre  qué 


(1)  Cosmos,  tomo  11,  págs.  1 51-154  y  notas;  y  tomo  1,  pág.  301. 

(2)  Historia  Natural  de  Cayo  Plinio  segundo,  traducida  por  el  Li- 
cenciado Gerónimo  de  Huerta,  médico  y  familiar  del  Santo  Oficio 
de  la  Inquisición,  y  ampliada  por  el  mismo  con  escolios  y  anotacio- 
nes en  que  aclara  lo   escuro  y  dudoso,  y  añade  lo  no  sabido  hasta 


268  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

cosa  sea  el  ámbar,  porque  unos  dicen  ser  licor  oloroso  que 
mana  de  algunos  lugares,  como  la  pez  y  el  bitumen.  Otros 
que  se  cría  encima  de  las  aguas  del  mar,  de  la  misma  suerte 
que  los  hongos  sobre  la  tierra,  y  que,  agitadas  y  revueltas 
sus  aguas  con  las  grandes  tempestades  que  le  suelen  alterar, 
levantando  sus  olas  hasta  las  nubes,  lo  arrojan  á  las  riberas, 
adonde  acuden  los  hombres  y  lo  sacan  como  cosa  preciosa 
y  de  grande  estima.  Otros  han  entendido  ser  goma  de  ciertos 
árboles,  en  los  cuales  fingieron  los  poetas  haberse  transfor- 
mado las  hermanas  de  Faetón,  cuando  junto  al  río  Erídano 
lloraban  su  desgracia  y  muerte.  Otros  entendieron  ser  goma 
de  pinos.  Otros  esperma  de  la  ballena.  Y  otros  hígado  ó  es- 
tiércol de  este  mismo  animal.  Otros  también  han  entendido 
que  el  ámbar  no  es  cosa  simple,  sino  una  mezcla  de  muchas 
cosas  olorosas;  y  así  la  variedad  de  las  opiniones  ha  sido 
causa  de  tanta  confusión,  que  cosas  muy  diferentes  las  han 
tenido  por  una  sola,  y  por  esta  causa,  pues  aquí  se  ofrece 
ocasión,  trataremos  de  las  cosas  que  tienen  nombre  de  ám- 
bar, y  mostraremos  clara  su  diferencia  para  que  queden  co- 
nocidas todas.  Suelen  llamar  comunmente  ámbar  á  lo  que 
llaman  los  griegos  electro,  y  los  latinos  succino,  y  los  arábigos 
cárabe,  los  cuales  le  dieron  este  nombre,  porque  atrae  á  sí 
las  pajas,  como  la  piedra  imán  al  acero.  Esto  es  un  licor  que 
se  destila  de  algunos  minerales,  y  después  con  el  aire  y  sol 
se  cuaja  y  espesa,  adquiriendo  una  dureza  de  piedra;  y  así 
suelen  hallarse  en  ello  algunas  pajuelas  y  mosquitos  y  otros 
animales  pequeños  que  se  asen  á  ello,  estando  líquido,  como 
se  ve  en  los  epigramas  de  Marcial,  donde  con  elegantes  ver- 
sos celebra  el  sepulcro  de  una  hormiga.  De  este  ámbar  hacen 
sartales  de  cuentas,  que  traen  las  labradoras  al  cuello,  y  de 
esto  mismo  se  hacen  los  trociscos  de  cárabe,  que  son  pro ve  - 


estos  tiempos,  dedicada  al  Católico  Rey  de  las  Españas  y  Indias, 
don  Felipe  IIII,  nuestro  señor.  En  Madrid.  Por  Luis  Sánchez,  im- 
pressor  del  Rey  N.  S.  Año  1624;  tomo  1,  lib.  ix,  cap.  mi,  págs.  527 
y  528;  anotación.  Copiamos  literalmente,  empleando  la  ortografía 
moderna,  salva  en  algunos  casos  y  palabras  muy  al  alcance  de  todo 
el  mundo. 


EL   MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD.  269 

chosos  para  restañar  las  grandes  fluxiones  de  sangre.  Es  de 
color  amarillo,  claro  ú  obscuro,  según  el  mineral  que  le  en- 
vía; esto  ni  es  oloroso,  ni  se  derrite  ni  ablanda,  como  el  ám- 
bar verdadero,  antes  conserva  siempre  la  dureza  que  al 
principio  adquiere.  Llaman  también  ámbar  á  lo  que  suelen 
llamar  esperma  de  la  ballena,  ó  flor  del  mar;  esto  se  halla 
en  el  mar  de  Egipto,  y  entra  en  el  río  Nilo  con  los  aires  que 
soplan  de  Aquilón;  es  un  licor  de  color  de  azafrán,  pingüe, 
pegajoso  y  de  mal  olor,  el  cual  no  se  deshace  con  agua,  sino 
con  solo  aceite.  A  éste  mismo  llaman  algunos  flor  de  la  sal, 
aunque  este  nombre  significa  otra  cosa  muy  diferente,  que 
es  la  corteza  blanca,  esponjosa  y  liviana  que  se  hace  sobre 
la  sal  y  sobre  las  piedras  y  tierras  salitrosas  que  están  á  las 
aguas  y  al  sol.  La  flor  del  mar  no  la  usamos  en  Castilla,  y 
así  tenemos  poco  conocimiento  de  ella;  aunque  en  Sajonia 
dicen  que  es  tan  ordinario  el  usarla,  que  en  pocas  enferme- 
dades se  deja  de  gastar;  pero  aunque  algunos  han  dicho  ser 
simiente  de  la  ballena,  ó  de  otros  pescados  cetáceos,  ó  espu- 
ma del  mar,  otros  afirman,  y  creo  que  con  más  verdad,  ser 
licor  destilado  de  minerales,  como  el  succino.  Es  tercera 
especie  de  ámbar  aquella  á  quien,  por  diferencia  de  estotros, 
llamamos  ámbar  grísea;  los  latinos  la  llaman  ambarum,  y 
los  griegos  a^Sap.  Es  esta  de  un  color  pardillo,  y  hay  dos  dife- 
rencias de  ella:  la  una  natural  y  la  otra  artificiosa;  la  natural 
es  cierta  ova  que  se  cria  sobre  las  aguas  en  forma  de  hongos, 
y  no  descubre  la  suavidad  de  su  olor  hasta  tanto  que  se  cura 
y  trata.  Que  ésta  no  sea  especie  de  bitumen,  ni  licor,  ni  si- 
miente de  ballena,  es  cierto,  porque  estas  cosas,  en  endure- 
ciéndose, no  se  arralan,  como  lo  hace  el  verdadero  ámbar, 
ni  tienen  olor  suave.  Esta  es  la  que  comen  las  ballenas  y 
algunos  pescados  cetáceos,  amigos  de  este  alimento,  y  así 
suele  hallarse  en  sus  vientres;  pero  aquello  es  malo,  porque 
la  parte  sutil  está  ya  resuelta  y  gastada  con  el  calor  del  estó- 
mago, y  sólo  queda  lo  grueso,  que  es  más  negro  y  de  menos 
olor.  La  artificial  y  adulterada  se  hace  con  hígado  quemado 
de  algunos  animales  y  una  parte  de  fina  ámbar,  y  con  otras 
cosas  que  no  es  necesario  ponerlas  por  no  dar  ocasión  de  en- 
gaños: basta  saber  que  la  fina  no  se  deshace  en  el  agua,  ni, se 


270  EL    MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD. 


ablanda  con  los  dedos  tan  presto  como  la  fingida.  Es  el  ámbar 
caliente  en  el  segundo  grado  y  seca  en  el  primero;  conforta  el 
cerebro,  corazón  y  estómago;  es  provechosa  para  los  viejos 
y  para  todas  las  enfermedades  frías;  fortalece  para  la  Venus, 
y  así  se  gasta  con  demasía.» 

Y  en  otra  parte  (i),  explicando  las  naturalezas  de  los  me- 
tales,  escribe:  «Ahora  se  dirán  los  metales,  y  las  riquezas  y 
precios  de  las  cosas,  buscándolas  el  cuidado  de  los  hombres 
de  muchas  maneras  dentro  de  las  entrañas  de  la  tierra; 
porque  en  unas  partes  para  las  riquezas  se  cava,  buscando  la 
vida  de  los  hombres  el  oro,  la  plata,  electro...»  Y  en  nota 
sobre  el  electro:  «Electro,  metal  diferente  del  electro  que  ma- 
na de  las  peñas  en  el  mar  Germánico,  como  betún,  y  conge- 
lado, se  hace  piedra  llamada  ámbar,  cárabe  ó  succino.» 

En  otra  parte  (2),  asegurando  que  «en  cualquier  oro  hay 
plata,  aunque  con  diferente  cantidad,  en  uno  la  décima,  en 
otro  la  novena  y  en  otro  la  octava  parte»,  añade:  «Adonde 
quiera  que  tiene  la  quinta  parte  de  plata  se  llama  electro. 
Esto  se  halla  en  las  hoyas  y  canales.  También  se  hace  elec- 
tro con  artificio,  añadiendo  plata;  pero  si  excede  la  quinta 
parte,  no  resiste  á  los  martillos.  Y  con  autoridad  de  Homero 
tiene  también  el  electro  autoridad,  el  cual  escribe  que  el  Pa- 
lacio Real  de  Menelao  relumbraba  con  oro,  electro,  plata  y 
marfil.  Snidos,  ciudad  de  la  isla  de  Rodas,  tiene  un  templo 
de  Minerva,  en  el  cual  dedicó  Helena  un  cáliz  de  electro.  Y 
añade  su  historia  que  era  del  tamaño  de  uno  de  sus  pechos. 
La  naturaleza  del  electro  es  resplandecer  más  claramente  á 
las  luces  de  las  candelas  que  la  plata.  Lo  que  es  natural, 
también  da  señales  del  veneno,  porque  discurren  en  los  cáli- 
ces ó  vasos  unos  arcos  semejantes  á  los  de  las  nubes,  con  un 
estruendo  de  fuego,  y  así  lo  manifiestan  con  dos  señales.» 

En  otro  lugar   (3),  hablando  de  las  piedras  preciosas: 


(1)  Tomo  11,  lib.  xxxiii,  pág.  577,  proemio,  traducción  del  mis« 
mo;  impresión  hecha  en  Madrid  en  1629  Por  Juan  González. 

(2)  Tomo  11,  libro  xxxin,  cap.  un,  pág.  589. 

(3)  Tomo  11,  lib.  xxxvii,  cap.  11,  págs.  696,  697  y  698. 


EL    MAGNETISMO    Y    I.A   ELECTRICIDAD.  271 

«...  Próximo  lugar  al  cristal  tiene  el  ámbar  ó  succino,  aunque 
hasta  ahora  solamente  en  los  deleites  y  regalos  de  las  muje- 
res; y  todas  estas  cosas  tienen  la  misma  autoridad  que  las 
piedras  preciosas,  aunque  por  algunas  causas  la  tienen  ma- 
yor los  vasos  cristalinos  y  murrhinos,  unos  y  otros  para  beber 
frió.  En  los  ámbares  no  han  hallado  causa  hasta  ahora  con 
los  mismos  deleites.  La  ocasión  es  la  vanidad  de  la  diligencia 
de  los  griegos.  Pero  sufran  en  paz  los  lectores  que  yo  es- 
criba de  su  nacimiento,  pues  también  es  útil  á  la  vida  saber 
los  venideros  todo  lo  que  ellos  dijeron  admirable.  Escribie- 
ron, pues,  los  griegos  que  las  hermanas  de  Faetón,  siendo 
herido  de  un  rayo,  llorándole,  fueron  mudadas  en  árboles 
llamados  álamos  blancos,  y  que  junto  al  rio  Erídano  á  quien 
llamamos  Pado  (i),  echan  cada  año,  en  lugar  de  lágrimas, 
el  ámbar,  y  que  esto  fué  llamado  electro,  porque  al  Sol  le 
llamaron  Elector,  como  dijeron  algunos  poetas,  y  los  prime- 
ros, según  entiendo,  fueron  Esquilo,  Filoxeno,  Nicandro, 
Eurípides  y  Sátiro,  lo  cual  ser  falso  se  sabe  claramente  por 
testimonio  de  Italia.  Los  más  diligentes  dellos  dijeron  que  las 
islas  Eléctridas  están  en  el  mar  Adriático,  á  las  cuales  va  á 
dar  el  rio  Pado,  y  es  cierto  que  jamás  ha  habido  allí  islas  al- 
gunas de  este  nombre,  ni  haber  opuestas  algunas  á  las  cuales 
pueda  el  río  Pado  llevar  alguna  cosa  en  su  corriente,  porque 
el  rio  Erídano,  que  Esquilo  dijo  que  estaba  en  Iberia,  esto 
es  en  España,  y  que  el  mismo  se  llama  Ródano.  Después 
Eurípides  y  Apolonio  dijeron  que  el  Ródano  y  el  Pado  corren 
á  la  ribera  adriática.  Pero  hace  más  fácil  su  perdón  no  saber 
qué  sea  succino,  teniendo  tanta  ignorancia  del  mundo.  Otros 
más  modestos  (aunque  con  igual  falsedad),  dijeron  que  en 
las  más  altas  peñas  del  golfo  Adriático,  para  donde  no  hay 
camino,  hay  unos  árboles  que  en  tiempo  del  nacimiento  de 
la  canícula  despiden  esta  goma.  Teofrasto  dijo  que  se  cava 
en  la  ribera  de  Genova,  y  que  Faetón  murió  en  Etiopía  de 
Hammon,  y  que  por  esto  hay  allí  un  templo  y  oráculo  suyo, 
y  que  en  aquel  lugar  se  engendra  el  electro.  Filemón  dice  ser 
fósil  que  se  cava  de  mina,  y  que  en  Escitia  se  saca  en  dos 

(i)     P6. 


272  EL   MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

partes,  blanco  y  de  color  de  cera,  que  se  llama  electro,  en 
oto  lugar,  rubio,  que  se  llama  maltérnico.  Demostrato  llamó 
á  esto  lyncurio,  y  que  se  hace  de  la  orina  de  unas  bestias  lla- 
madas linces:  de  los  machos  se  hace  rubio  de  color  de  fuego, 
y  de  las  hembras,  menos  lustroso  y  blanco.  Otros  le  llaman 
langurio,  y  que  en  Italia  hay  bestias  langurias  que  lo  engen- 
dran. Zenotemis  las  llama  á  éstas  mismas  langas,  y  afirma 
que  viven  cerca  del  rio  Pado.  Sudines  dice  que  en  la  ribera 
de  Genova  hay  árboles  que  lo  producen.  De  la  misma  opi- 
nión fué  Metrodoro.  Sotaco  creyó  que  en  Inglaterra  corría 
de  algunos  árboles,  que  llamó  eléctridas.  Pithea  dice  que  hay 
una  laguna  de  mar,  llamada  Mentoriomo,  junto  á  los  pueblos 
Gutones  que  confinan  con  Alemania,  que  tiene  seis  mil  esta- 
dios de  trecho;  apartada  desta  una  jornada  de  navegación, 
hay  una  isla,  llamada  Abalo,  y  á  ésta  dice  que  en  el  verano 
llevan  las  ondas  el  electro,  y  que  es  una  purgación  congela- 
da del  mar,  y  que  la  gente  comarcana  usa  dello  ai  fuego  en 
lugar  de  leña,  y  lo  venden  á  los  Teutones,  sus  vecinos.  A 
éste  creyó  también  Timeo;  pero  á  esta  isla  llamó  Balcia.  Fi- 
lemón  negó  que  el  electro  diese  llama.  Niceas  quiso  que  se 
entendiese  ser  jugo  de  los  rayos  del  sol.  Estos  creyeron  que, 
hiriendo  con  más  vehemencia  en  la  tierra  hacia  el  Poniente, 
dejan  más  pingüe  sudor  en  aquella  parte  del  Océano,  y  des- 
pués en  el  estío  son  arrojados  á  las  riberas  de  Alemania,  y 
que  de  la  misma  manera  nace  en  Egipto,  y  se  llama  sacal.  Y 
también  en  India,  y  que  para  los  Indios  es  más  agradable 
que  el  incienso,  y  que  también  en  Siria  hacen  las  mujeres 
dello  rodajiilas  y  torcedores,  y  llamánlos  harpagas,  porque 
atraen  á  sí  las  hojas  y  pajas,  y  las  hilachas  de  las  vestiduras. 
Teofrasto  escribe  que  las  ondas  del  mar  lo  arrojan  al  pro- 
montorio del  Pirineo,  lo  cual  creyó  también  Xenócrates,  el 
cual  escribió  más  nuevamente  destas  cosas.  Hasta  ahora  vive 
Asarubas,  el  cual  escribió  que  junto  al  mar  Atlántico  está  el 
lago  Cephisida,  al  cual  llaman  los  Mauros  electro:  éste,  ca- 
lentado con  el  sol,  da  y  produce  de  su  cieno  electro,  que 
nada  sobre  el  agua.  Mnesias  escribe  que  en  África  hay  un 
lago  llamado  Sición  y  el  río  Ghrati,  que  corre  del  lago  al  mar 
Océano,  en  el  cual  viven   las  aves  á  quien  llaman  meleágri- 


EL    MAGNETISMO   Y    LA   ELECTRICIDAD.  273 


das  y  penelopas.  Allí  dice  que  nace  de  la  misma  suerte  que 
se  ha  dicho  del  lago  Electride.  Themenes  dice  que,  junto  á 
la  gran  Sirte,  está  el  huerto  de  las  Hespérides.  Gtesías  dice 
que  en  las  Iridias  está  el  río  Hyppobaro,  el  cual  vocablo 
significa  que  lleva  todos  buenos  vasos;  éste  corre  desde  Sep- 
tentrión hacia  el  mar  Océano  de  Levante,  junto  á  un  monte 
silvestre  lleno  de  árboles  que  llevan  electro,  y  que  aquellos 
árboles  se  llaman  aphytacoras,  el  cual  nombre  significa  muy 
suave  dulzura.  Escribe  Mitrídates  que  en  las  riberas  de  Ale- 
mania hay  una  isla  que  se  llama  Osericta,  espesa,  con  una 
selva  de  cedros,  y  que  dellos  corre  á  las  piedras.  Xenócrates 
dice  que  en  Italia  no  solamente  es  llamado  Succino,  sino 
también  Thico,  y  de  los  Escitas  Sacrio,  porque  nace  también 
allí,  y  que  otros  entienden  engendrarse  en  Numidia.  Sobre 
todos  es  Sófocles,  poeta  trágico,  del  cual  me  admiro,  siendo 
hombre  de  tanta  gravedad  y  de  tanta  fama  de  vida,  y  nacido 
en  Atenas,  de  noble  sangre,  y  habiendo  sido  capitán  en  los 
ejércitos.  Este  dijo  que  se  engendra  de  la  otra  parte  de  la  In- 
dia de  las  lágrimas  de  las  aves  Meleágridas,  que  lloran  á  Me- 
leagro,  lo  cual  ¿quién  no  se  admirará  que  lo  haya  creído  ó 
esperado  poderlo  persuadir  á  otros?  ¿Qué  muchachería  tan 
necia  se  puede  hallar  como  creer  que  haya  llanto  de  muchos 
años  en  las  aves,  y  que  las  lágrimas  sean  tan  grandes,  y  que 
las  aves  desde  Grecia,  adonde  pereció  Meleagro,  vayan  á 
llorar  á  Indias?  Pero  ¿qué  importa?  ¿No  escriben  otras  mu- 
chas cosas  los  poetas,  igualmente  fabulosas?  Así  es.  Pero 
decir  esto  en  cosa  que  cada  día  se  trae,  y  hay  abundancia 
della,  y  que  arguye  y  contradice  esta  mentira,  haberla  dicho 
alguno  de  veras,  es  sumo  desprecio  de  los  hombres  y  men- 
tira intolerable  por  no  castigada.» 

El  capítulo  siguiente  (i),  Del  origen  y  medicinas  y  dife- 
rencias y  excesso  superfluo  del  succino  ó  ámbar,  y  del  Uncu- 
rio  y  sus  medicinas,  dice  así:  «Cierto  es  que  el  ámbar  ó  suc- 
cino se  engendra  en  las  islas  septentrionales  del  Océano,  y 
que  los  alemanes  lo  llaman  glesso,   y  por  esto  una  de  aque- 


(i)     Tomo  ii,  libro  xxxvn,  páginas  698,  699  y  700. 

18 


274  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

lias    islas    fué    llamada    de    nuestros    romanos    Glesariae, 
cuando   César   Germánico  fué   con  su  armada  á  aquellas 
partes,  y  los  bárbaros  la  llamaron  Austrania.  Nace  corrien- 
do de  la  médula  de  unos  árboles  de  especie  de  pinos,  como 
la  goma  en.los  cerezos  y  la  nesa  en  los  pinos.  Revienta  como 
la  abundancia  del  humor,  espésase  y  endurécese  con  el  frío 
ó  con  la  templanza  del  otoño.  Y  cuando  crecidas  las  ondas, 
lo  arrebatan  de  las  islas,  lo  arrojan  á  las  riberas,  volviéndo- 
se y  ondeando  de  tal  manera,  que  parece  estar  pendiente 
hasta  sentarse  en  el  vado;  por  haber  creído   nuestros  anti- 
guos que  fuese  jugo  de  árbol,  es  cierto  que  lo  llamaron  succi- 
no, y  que  sea  del  árbol  pinea  es  indicio  el  olor  que  tiene  de 
pino,  refregándolo,  y  que  encendido,  arde  como  la  tea  y  con 
aquel  olor.  Tráese  de  Germania,  hoy  Alemania,   principal- 
mente á  la  provincia  de  Panonia  ó  Hungría.  Después  los 
venecianos,  á  los  cuales  llaman  los  griegos  henetos,   siendo 
vecinos  á  la  Hungría,  recibiendo  este  succino  junto  al  mar 
Adriático,  fueron  los  primeros  que  le  dieron  fama.   Por  esto 
parece  haber  sido  anexa  al  Pado  la  causa  de  la  fábula;  y  hoy 
las  mujeres  labradoras  transpadanas  llevan  en  lugar  de  co- 
llares, cuentas  de  ámbar  ó  succino  por  grande  ornamento  y 
también  por  medicina,  porque  creen  que  resisten  á  las  secas 
de  las  agallas  y  á  los  males  de  las  fauces,  porque  con  las  di- 
ferentes aguas  de  aquella  tierra  suelen  recibir  daño   en   el 
tragadero  y  en  las  partes  á  él  cercanas.  Aquella  ribera  de 
Alemania  de  donde  se  trae,  conocida  poco  há,  está  casi  seis- 
cientas millas  de  Carnunto  de  Hungría,  porque  lo  vio  un  ca- 
ballero romano  enviado  á  comprarlo  por  Juliano,  el  cual 
procuraba  la  honra  y  grandeza  de  los  juegos  gladiadores  del 
Emperador  Nerón,  el  cual  anduvo  estos  comercios  y  ribe- 
ras, y  trujo  tanta  cantidad,  que  las  redes  que  estaban  pues- 
tas en  el  teatro  para  detener  las  fieras,  fortaleciendo  el  esta- 
cado, las  añudaban  con  succino.  Y  las  armas  y  cosas  para 
mortuorios  y  todo  el  aparato  de  un  día  era  de  succino.  El 
mayor  peso  que  trujo  éste  en  un  terrón  de  ámbar  fué  de  trece 
libras.  Cierto  es  que  también  nace  en  Indias.   Arquelao  que 
reinó  en  Capadocia,  dice  que  se  trae  de  allá  rudo  y  pegado 
á  la  corteza,  y  que  se  pule  y  limpia  cocido  con  manteca  de 


EL    MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD.  275 

puerca  que  da  leche.  Que  primero  se  destile  líquido  lo 
prueban  algunas  cosas  que  traslucen  dentro,  como  hormi- 
gas ó  mosquitos  y  lagartijas  las  cuales  no  hay  duda,  ha- 
berse pegado  cuando  estaba  como  mosto,  y  endurecido,  ha- 
berse quedado  encerradas.  Hay  desto  muchos  géneros;  el 
blanco  es  de  excelentísimo  olor.  Pero  ni  éste  ni  el  de  color 
de  cera  es  lo  precioso;  las  piezas  delio  rubias  son  de  mayor 
estimación.  Y  destas  aun  la  tienen  mayor  las  que  son  trans- 
parentes, fuera  de  las  que  con  demasiado  ardor  se  encien- 
den, porque  agrada  en  ellas  que  tengan  semejanza  de  fuego, 
pero  no  fuego.  Las  que  mayor  loa  tienen  son  las  Falernas, 
llamadas  así  del  color  del  vino,  porque  son  transparentes 
con  un  templado  resplandor.  Hay  también  unas  en  que 
agrada  la  apariencia  de  miel  cocida.  Pero  también  conviene 
que  se  sepa  esto:  que  de  cualquiera  manera  que  las  quisie- 
ren, se  tiñen  con  sebo  de  cabritos  y  raiz  de  anchusa.  Y  tam- 
bién es  cierto  teñirse  con  sangre  de  conchilios  ó  púrpuras. 
Fuera  de  esto,  con  la  fricación  de  los  dedos,  recibiendo  la 
virtud  del  calor,  atraen  á  si  las  pajas  y  las  hojas  secas  y  las 
cosas  ligeras,  como  la  piedra  imán  el  hierro.  También  sus 
amentos  y  pedacillos  echados  en  aceite,  arden  con  más  cla- 
ridad y  más  tiempo  que  las  hebras  de  la  médula  del  lino.  Su 
estima  y  precio  es  tan  grande  en  las  cosas  de  regalo  y  deleite 
que  una  figura  de  hombre  aunque  pequeña,  hecha  de  ám- 
bar, sobrepuja  los  precios  de  hombres  vivos  y  fuertes,  para 
que  no  sea  harto  solo  un  castigo.  En  los  vasos  corintios 
agrada  el  cobre  mezclado  con  el  oro  y  con  la  plata;  en  los 
esculpidos  deleita  el  arte  y  el  ingenio.  Ya  dijimos  la  gracia 
de  los  murrhinos  y  cristalinos,  que  las  perlas  se  traen  al  re- 
dedor de  la  cabeza;  las  piedras  preciosas  en  los  dedos,  y 
finalmente,  en  todos  los  otros  vicios  agrada  la  ostentación  ó 
el  uso;  pero  en  el  ámbar  sólo  el  conocimiento  de  ser  cosa 
regalada.  Domicio  Nerón  en  los  demás  portentos  de  su  vida 
había  adaptado  también  á  este  nombre  los  cabellos  de  su 
mujer  Popea,  llamándolos  en  ciertos  versos  ámbar.  Y  por- 
que á  ningunos  vicios  los  faltan  preciosos  nombres,  desde 
entonces  comenzaron  las  matronas  á  desear  este  tercero  color 
para  sus  cabellos.)» 


276  EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 

«También  se  halla  algún  uso  del  ámbar  en  medicina. 
Pero  no  agrada  por  ésto  á  las  mujeres.  Aprovecha,  ponién- 
dola ligada  á  los  niños  por  amuleto.  Calistrato  dice  que  apro- 
vecha en  cualquiera  edad  contra  las  furiosas  locuras,  y  para 
las  dificultades  de  la  orina,  bebida  ó  ligada  al  cuerpo.  Este 
trujo  otra  nueva  diferencia,  llamándola  cryselectro,  como  de 
color  de  oro,  y  de  muy  agradable  vista  por  la  mañana,  rapa- 
císimo del  fuego;  y  que,  puesto  cerca  de  él,  arde  prestísimo. 
Esto  ligado  al  cuello,  dice  que  cura  las  calenturas  y  otras 
enfermedades.  Triturado  con  miel  y  aceite  rosado,  los  males 
de  los  oidos,  y  si  se  muele  con  miel  de  Atenas,  aprovecha 
también  á  las  obscuridades  de  los  ojos  y  á  los  vicios  del  es- 
tómago, ó  tomada  por  sí  su  harina  ó  bebida  en  agua  con  al- 
máciga. También  las  ámbares  ó  succinos  tienen  gran  parte 
para  adulterar  las  piedras  preciosas  que  son  transparentes, 
principalmente  para  las  ametistas,  porque,  como  hemos 
dicho,  se  tiñen  con  cualquier  color.  La  pertinacia  de  los 
autores  me  fuerza  á  tratar  ahora  del  lyncurio,  porque,  cuan- 
do no  sea  electro,  quieren  y  porfían  que  sea  piedra  preciosa, 
y  que  se  hace  de  la  orina  del  lince;  pero  que,  en  echándola,  la 
cubre  luego  la  bestia  con  tierra  por  envidia  que  tiene  de  que 
usen  della  los  hombres.  Y  que  tiene  el  color  como  el  que  se 
ve  en  los  succinos  fogosos  y  que  se  esculpe,  y  no  solamente 
atrae  á  sí  las  hojas  ó  pajas,  sino  también  las  láminas  de  cobre 
y  de  hierro;  lo  cual  creyeron  Diocles  y  Teofrasto.  Yo  tengo 
todo  esto  por  falso,  y  creo  no  haberse  visto  en  nuestros  tiem- 
pos alguna  piedra  preciosa  de  tal  nombre;  y  lo  que  junto  con 
ésto  se  dice  de  medicina,  que,  bebida  ésta,  se  expele  las  pie- 
dras de  la  vejiga,  y  que  libra  de  la  ictericia  si  se  bebe  con 
vino  ó  se  trae  aplicada.» 

«Ahora  trataremos  de  las  piedras  preciosas  que  son  co- 
nocidas y  confesadas  por  tales,  comenzando  de  las  loadísi- 
mas.  Y  no  solamente  haremos  esto;  pero  para  mayor  utili- 
dad de  la  vida  argüiremos  de  paso  la  nefanda  y  horrible  va- 
nidad de  los  magos,  porque  escribieron  muchas  cosas  de  las 
piedras  preciosas,  y  con  blando  prodigio  pasaron  en  silencio 
muchas  medicinas  destas.»  Siguen  nueve  capítulos  sobre  las 
excelencias,  aplicaciones,  engaños,  etc.  de  las  piedras  precio- 


EL    MAGNETISMO   Y    LA    ELECTRICIDAD.  277 

sas  más  estimadas,  comenzando  por  los  diamantes  y  conclu- 
yendo por  el  Modo  de  probar  las  piedras  preciosas,  último 
capítulo  de  la  Historia  Natural. 

Tales  son  los  antecedentes  legados  por  Plinio  á  la  poste- 
ridad acerca  del  electrón,  ámbar,  lyncurio  y  demás  subs- 
tancias atractivas  conocidas  por  los  griegos  y  recopiladas  en 
su  Historia  Natural,  «el  monumento  más  grandioso  que  legó 
la  literatura  latina  á  la  literatura  de  la  Edad  Media,»  aunque 
«la  ejecución  resultase  incompleta,  no  sólo  porque  (su  autor) 
tenía  un  conocimiento  muy  superficial  de  los  objetos  de  que 
se  proponía  tratar,  y  aun  de  ordinario  los  desconocía  com- 
pletamente, sino  también  por  falta  de  plan  y  de  método, 
como  lo  prueban  diferentes  obras  extractadas  por  él  que  han 
llegado  hasta  nosotros,»  con  lo  cual  «no  queremos  decir  que 
sea  cosa  en  sí  vituperable  semejante  trabajo  de  compilación 
ó  de  colección  laboriosa  y  pesada  de  observaciones  y  hechos 
aislados,  tales  como  podía  suministrarlos  la  ciencia  en  aque- 
lla época;  que  si  el  éxito  no  fué  más  completo,  débese  á  la 
impotencia  en  que  se  encontró  Plinio  de  dominar  los  mate- 
riales reunidos,  de  subordinar  el  elemento  descriptivo  á  con- 
cepciones más  generales  y  elevadas...»  (i). 

Fr.  Justo  Fernández, 

(Concluirá.)  O.    S.    A. 


(i)     Cosmos,  tomo  n,  páginas  241-243. 


Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror 


<*> 


XIX 

SEGUNDO  BALANCE  DE  LA  QUINCENA 

(Continuación.) 


Jueves  8  de  Abril  de  1793. 


lOntinúa  en  el  mismo  terreno  la  lucha  en  esta  época, 
más  furiosa  que  nunca,  entre  Girondinos  y  Mon- 
tañeses. Los  Montañeses  dicen  á  sus  adversarios: 
«Vosotros  sois  cómplices  de  Dumouriez;  contabais  con  él 
como  él  contaba  con  vosotros  ,  á  quienes  llamaba  (da  parte 
sana»  de  la  Convención.  Aún  le  defendíais  en  la  tribuna  y 
en  vuestros  periódicos  cuando  había  comenzado  sus  traicio- 
nes (2)  .>  Los  Girondinos  á  su  vez  dicen  á  los  Montañeses:  «Sí, 
¡Dumouriez  es  un  traidor!  pero  ese  traidor  era  el  instrumen- 
to de  los  ambiciosos  proyectos  de  Orleans  y  su  hijo:  ¿y  quién 
sino  vosotros  ha  protegido  constantemente  á  Orleans  ,  y  se 
ha  opuesto  á  su  expulsión?  ¿No  está  bien  claro  que  tenéis 
empeño  en  conservarle  como  la  mejor  ficha  de  vuestro  juego, 
hasta  el  día  en  que  creáis  posible  cambiar  de  rey  y  resta- 
blecer el  trono  en  provecho  suyo  y  vuestro?  La  primera  vez 
que  se  trató  de  desterrar  á  Orleans  ,  exclamó  Camilo  Des- 


(1)  Véase  la  pág.  197. 

(2)  Véase  El  Patriota  francés  (periódico  de  Brissot),  principalmen- 
te el  número  del  i.°  de  Abril  de  1793. 


DIARIO    DE    UN    VECINO    DE    PARÍS    DURANTE    EL    TERROR.  279 

moulins:  Si  se  aprueba  ese  decreto,  Francia  está  perdida. 
Lo  mismo  se  expresaban  los  franciscanos  y  la  Commune  ,  y 
Marat  decía:  Es  preciso  que  se  quede  Igualdad  (i).  Aún 
ayer  mismo  hacía  Marat  de  abogado  de  Igualdad  ,  pronun- 
ciando en  la  Convención  frases  tan  raras  en  él  como  las  si- 
guientes: «Ruego  á  los  representantes  del  pueblo  que  no 
tomen  medidas  extremas  ,  y  sobre  todo  que  no  empañen  la 
dignidad  de  la  Convención.  Hasta  la  fecha  no  hay  prueba 
convincente  ni  aun  sospechas  fundadas  contra  Igualdad»  (2). 

Si  fuese  yo  el  llamado  á  juzgar  este  debate,  que  recuerda 
perfectamente  al  de  El  lobo  disputando  con  el  \orro,  no  en- 
contraría la  menor  dificultad  y  condenaría  los  dos  partidos  á 
la  vez:  «No  se  puede  faltar  condenando  al  perverso.» 

Mientras  llega  el  veredicto  ,  que  podrá  muy  bien  ser 
pronunciado  por  un  tribunal  más  terrible  que  el  mío,  por  el 
mismo  que  han  establecido  unánimemente  Girondinos  y 
Montañeses  el  10  de  Marzo  ,  me  limitaré  á  exponer  día  por 
día  las  fases  del  proceso. 

Martes  g  de  Abril.— El  poder  militar  queda  subordinado 
al  poder  civil.  Según  informe  de  Breard  ,  en  nombre  del 
Comité  de  Salvación  pública,  se  decreta  que  haya  constan- 
temente tres  representantes  del  pueblo  en  cada  uno  de  los 
ejércitos  de  la  República.  Todos  los  meses  será  sustituido 
uno  de  estos  representantes,  y  todos  gozarán  de  atribuciones 
ilimitadas  (3). 

Los  comisarios  Lequinio,  Bellegarde  y  Carlos  Cochon 
anuncian  en  una  carta  que  han  puesto  en  prisión  al  general 
Lescuyer  y  á  varios  particulares  de  Valenciennes  que  excita- 
ban al  pueblo  á  la  rebelión  en  favor  de  la  monarquía.  La  Con- 
vención decide  que  Lescuyer  sea  llevado  al  Tribunal  revo- 
lucionario (1)  ;  considera  tentativa  contrarrevolucionaria  la 
provocación  para  el  restablecimiento  de  la  monarquía,  y  de- 


(1)  Véase  el  cap.  xxvn  del  tomo  anterior  de  esta  obra. 

(2)  Sesión  del  6  de  Abril  de  1793.  {Monitor  del  9  de  Abril.) 

(3)  Monitor  del  11  de  Abril  de  1793. 

(4)  El    general    Lescuyer  fué    guillotinado    el    14   de    Agosto 
de  1793. 


280  DIARIO   DE   UN   VECINO   DE    PARÍS 

creta  que  se  traslade  sin  dilación  á  Valenciennes  el  Tribunal 
criminal  del  departamento  del  Norte,  lo  mismo  que  á  las 
demás  poblaciones  de  su  jurisdicción  en  que  sea  necesario, 
para  juzgar  definitivamente,  y  sin  recurso  al  Tribunal  de  ca- 
sación, á  todos  los  acusados  de  provocar  el  restablecimiento 
de  la  monarquía  ó  motines  contrarrevolucionarios  ,  pronun- 
ciando contra  los  culpables  las  penas  establecidas  en  la  ley 
del  10  de  Marzo  último  ,  y  en  la  forma  prescrita  por  dicha 
ley.  Los  Tribunales  criminales  de  todos  los  departamentos 
de  la  República  quedan  igualmente  encargados  de  perse- 
guir y  juzgar  los  mismos  delitos  y  en  las  condiciones  seña- 
ladas por  la  misma  ley  (i). 

Miércoles  i  o  de  Abril. — Petion  lee  en  la  tribuna  un  Ma- 
nifiesto que  la  sección  de  Halle-au-Blé  hacía  circular  por 
París,  donde  se  decía  que  Roland  merecía  el  cadalso;  que  la 
mayoría  de  la  Convención  estaba  corrompida ,  y  que  en  su 
seno  ocupaban  un  puesto  los  mayores  enemigos  del  pueblo. 
Pedían:  i.°,  que  se  tuviera  á  Roland  como  acusado;  2.0,  que 
redujesen  á  prisión  á  todos  los  diputados  culpables;  3.°,  que 
todos  aquellos  que  no  habían  tenido  valor  para  defender  la 
República,  fuesen  destituidos  y  reemplazados  por  sus  suplen- 
tes; y  terminaban  los  autores  del  Manifiesto  con  estas  pala- 
bras: «Montañeses  de  la  Convención,  salvad  la  República,  y 
si  no  os  sentís  con  fuerzas  para  ello  ,  tened  la  franqueza  de 
decírnoslo  y  nosotros  nos  encargaremos  de  hacerlo.  La  crisis 
actual  debe  ser  la  última:  ó  se  aniquila  Francia,  ó  triunfa  la 
República»  (2). 

En  los  bancos  de  la  Montaña  y  en  las  tribunas  públicas 
resuenan  estrepitosos  aplausos;  de  todos  los  sitios  de  la  sala 
prorrumpen  en  gritos  y  desaforadas  voces;  todos  quieren  su- 
bir á  la  tribuna:  Danton  lo  pretende  ,  pero  Petion  se  niega  á 
bajar;  el  presidente  se  cubre.  «Sois  unos  criminales,»  dice 
Danton  á  los  de  la  derecha  ,  y  éstos  responden:  «¡Abajo  el 
dictador!» 

Se  restablece  poco  á  poco  la  calma  ,  y  hablan  sucesiva- 


(1)  Monitor  del  12  de  Abril  de  1793. 

(2)  Historia  parlamentaria ,  t.  xxv,  pág.  320. 


DURANTE   EL    TERROR.  281 


mente  Petion,  Danton,  Boyer-Fonfréde,  Lahaye  ,  Guadet  (á 
quien  dice  Marat:  ((Cállate,  vil  pajarillo»);  Robespierre  ,  que 
leyó  una  arenga  interminable,  y  Vergniaud,  que  contestando 
á  Robespierre  pronunció  un  admirable  discurso  de  defensa. 
Todos,  absolutamente  todos  esos  discursos  eran  la  expresión 
del  odio,  de  la  venganza  y  del  furor  más  extremados  ,  y'du- 
raron  todo  el  día  ,  pues  comenzó  la  sesión  á  las  ocho  de  la 
mañana  y  terminó  á  las  ocho  de  la  noche,  dejando  la  discu- 
sión para  el  día  siguiente  (i). 

Mientras  los  jefes  de  la  Gironda  y  de  la  Montaña  se  diri- 
gen mutuamente  acerbas  censuras  ,  de  que  quizá  se  aprove- 
che algún  día  el  fiscal  público  Fouquier-Tinville,  el  Tribunal 
revolucionario  juzgaba  á  un  infeliz  llamado  Nicolás  Luttier, 
artillero  que  había  sido  de  la  sexta  compañía  acuartelada  en 
la  Sorbona.  Estaba  acusado  de  haber  dicho  el  3 1  de  Marzo 
en  un  grupo  de  albañiles  de  la  calle  de  Huchette:  «¿Tenéis 
alma?  yo  también  la  tengo,  pero  es  para  mi  rey,  que  siempre 
me  ha  pagado  bien.  Ya  ha  muerto,  pero  hay  otro  que  vendrá 
pronto.»  Luttier  afirmó  ante  el  Tribunal  que  no  recordaba 
la  frase  que  le  atribuían,  y  además  estaba  aquel  día  tan 
ebrio,  que  no  supo  que  estaba  preso  hasta  que  despertó, 
cinco  horas  después  de  llegar  á  la  Abadía,  creyéndose  aún  en 
su  habitación  del  cuartel.  Declarado  culpable  ,  é  interpelado 
por  el  presidente  si  tenía  que  hacer  alguna  observación  res- 
pecto del  cumplimiento  de  la  ley,  contestó:  «que  ponía  á  los 
dioses  por  testigos  de  que  jamás  perdonaría  su  muerte  á  los 
que  le  condenaban  ,  puesto  que  estaba  borracho  y  no  sabía 
lo  que  decía»  (2). 

Fué  guillotinado  en  la  plaza  de  la  Maison-Commune. 

Jueves  1 1  de  Abril. — Las  escenas  producidas  en  la  sesión 
del  jueves,  desde  las  ocho  hasta  las  doce  de  la  noche,  han 
sido  mucho  más  violentas  que  las  del  día  anterior.  Transcri- 
biré el  extracto  que  publica  El  Patriota  francés,  por  ser  el 
periódico  que  con  más  exactitud  describe  la  sesión. 

«Excidat  illa  dies  a?vo!  Tal  es  el  propósito  que  debe  for- 


(1)  Monitor  del  12,  13  y  14  de  Abril  de  1793. 

(2)  Boletín  del  Tribunal  criminal  revolucionario,  núms.  2  y  3. 


282  DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS 

mar  todo  republicano  cuando  los  representantes  del  pueblo 
olvidan  el  carácter  de  que  están  investidos  y  dan  el  funesto 
ejemplo  del  desenfreno  de  las  pasiones.  En  esa  sesión  se  blan- 
dió la  espada  homicida  y  los  instrumentos  de  muerte  amena- 
zaron á  los  hombres  declarados  inviolables  por  la  voluntad 
nacional.  No  nos  extenderemos  acerca  de  los  hechos  que  han 
motivado  tan  triste  suceso,  y  aun  los  pasaríamos  en  silencio 
si  no  debieran  servir  de  lección  á  nuestros  conciudadanos. 

«Pedían  con  insistencia  algunas  secciones  que  se  las  ad- 
mitiera á  la  barra,  y  Buzot  hizo  notar  que  la  Asamblea  tenía 
otra  ocupación  más  urgente,  el  nombramiento  de  cuatro  co- 
misarios que  debían  ir  al  departamento  de  Orne  para  descu- 
brir toda  la  conspiración  de  Dorleans.  Marat  puso  en  duda 
los  crímenes  y  aun  los  vicios  de  Dorleans,  no  creyendo  cul- 
pables más  que  al  joven  Igualdad  y  á  los  demás  Borbones,  y 
pidió  que  se  pusiesen  á  precio  sus  cabezas.  Lecointe-Puyra- 
veau  combatió  estas  conclusiones  como  impolíticas  y  homi- 
cidas, puesto  que  los  enemigos  tenían  en  su  poder  á  nuestros 
comisarios,  contra  los  cuales  emplearían  las  represalias. 

»Este  diputado  patriota  refutaba  á  Marat,  y  por  lo  mismo 
no  podía  menos  de  ser  oído  desfavorablemente;  comenzaron 
interrumpiéndole  á  cada  momento,  y  por  fin  las  interrupcio- 
nes se  convirtieron  en  atroces  injurias.  Entonces  el  tumulto 
llega  al  colrrio;  de  la  derecha  y  de  la  izquierda  se  precipitan 
los  diputados  en  medio  de  la  sala;  uno  de  los  Montañeses 
saca  la  pistola,  lo  ve  Deperret  y  saca  su  espada;  la  gritería  es 
espantosa.  Con  gran  trabajo  consigue  por  fin  el  presidente 
que  se  restablezca  poco  á  poco  el  orden.  Deperret  es  denun- 
ciado, pero  expone  los  hechos  y  se  pasa  á  la  orden  del  día. 

»Se  procede  al  nombramiento  de  los  comisarios  que  han 
de  descubrir  todo  el  complot  de  Dorleans,  y  recae  sobre  Mer- 
lín  (de  Douai),  Cambacéres,  Charlier  y  Lesage»  (i). 

La  sesión  de  la  mañana  había  servido  de  preludio  á  las 
escenas  dramáticas  de  la  noche,  por  medio  de  un  incidente 
cómico.  En  el  drama  á  que  asistimos  se  unen  con  frecuencia 
lo  grotesco  y  lo  horrible. 


(i)     El  Patriota  francés,  núm.  1.339. 


DURANTE    EL    TERROR.  28o 


El  decreto  de  la  Asamblea  que  hacía  obligatorio  el  uso  de 
la  escarapela,  autorizaba  á  los  ciudadanos  para  llevarla  de 
cualquier  tela  ó  forma  con  tal  que  tuviese  los  tres  colores 
nacionales;  pero  el  ayuntamiento  de  París  derogó  esta  ley  y 
decretó  que  solamente  se  usase  escarapela  de  lana  y  trico- 
lor por  ambos  lados,  y  el  que  contraviniese  á  este  decreto 
llevando  escarapelas  de  otra  tela,  sería  detenido.  En  cumpli- 
miento de  este  decreto  del  Consejo  de  la  Commune,  el  dipu- 
tado de  Dordogne,  Taillefer,  fué  detenido,  injuriado,  maltra- 
tado y  llevado  de  mala  manera  al  cuerpo  de  guardia,  porque 
su  escarapela,  aunque  muy  nacional,  no  era  municipal,  sin 
que  le  sirviera  de  nada  presentar  su  tarjeta  de  diputado.  De- 
nunciado el  hecho  á  la  Convención,  ésta  dio  un  decreto  obli- 
gando al  comandante  general  á  publicar  en  la  primera  orden 
que  nadie  tenía  derecho  para  detener  á  un  diputado  del  pue- 
blo, á  no  ser  cuando  fuese  cogido  en  flagrante  delito  (i). 

Viernes  1 2  de  Abril. — Después  de  una  sesión  de  más  de 
doce  horas,  decretó  la  Convención  que  Marat  quedase  preso 
en  la  Abadía. 

Al  comenzar  la  sesión,  y  con  motivo  de  un  informe  de 
Poultier,  Montañés,  de  casi  ninguna  fama,  se  produjo  un  vio- 
lento altercado  entre  el  virtuoso  Pétion  y  el  incorruptible 
Robespierre. 

Petion. — Pido  un  voto  de  censura  contra  Poultier. 

Robespierre . — Y  yo  le  pido  contra  todos  los  que  prote- 
gen á  los  traidores. 

Petion. — Pediré,  sí,  que  se  castigue  á  los  traidores  y  á 
los  conspiradores. 

Robespierre. — Y  á  sus*cómplices. 

Petion. — Sí,  á  sus  cómplices  y  á  vos  mismo.  Ya  es  hora 
de  que  cesen  todas  las  infamias  y  de  que  los  traidores  y  ca- 
lumniadores dejen  sus  caberas  en  el  cadalso;  por  mi  parte  me 
obligo  desde  ahora  &  perseguirlos  hasta  la  muerte. 

Robespierre.— Responde  á  los  hechos. 

Petion. — A  ti  es  á  quien  he  de  perseguir. 


(1)     El  Patriota  francés,   núm.   1.339.  Ni  en  el  Monitor  ni  en  la 
Historia  parlamentaria  de  Buchez  y  Roux  figura  este  incidente. 


284  DIARIO   DE   UN   VKCINO    DE    PARÍS 

Suprimida  la  inviolabilidad  que  los  protegía  (i),  quizá  no 
tengan  ya  nuestros  diputados  razón  para  hablar  con  tanta 
frecuencia  de  persecución,  muerte  y  cadalso;  pero  no  debe 
ser  éste  el  parecer  de  Petion,  pues  ha  vuelto  á  la  carga  en  la 
misma  sesión.  «No  estaré  satisfecho,  dijo,  mientras  no  vea 
que  esos  hombres  que  quieren  perder  y  perderían  por  fin  la 
República,  dejan  sus  cabezas  en  el  cadalso.»  En  medio  de  la 
agitación  provocada  por  esas  palabras,  se  lanza  al  medio  de 
la  sala  el  pintor  David,  y  descubriendo  el  pecho  dice  al  ora- 
dor: «Herid,  yo  os  pido  que  me  asesinéis»  (2). 

Después  de  Petion  ocupa  Guadet  la  tribuna  durante  dos 
horas  y  media  (3).  Más  alto  que  Vergniaud,  delgado,  more- 
no, de  tez  biliosa,  barba  negra  y  ojos  negros  y  vivos,  posee 
Guadet  un  talento  especial  para  hablar.  Después  de  Ver- 
gniaud y  Danton  ocupa,  sin  disputa,  el  primer  puesto  entre 
los  oradores  de  la  Convención.  En  las  discusiones  más  vio- 
lentas sabe  dominarse  (4)  y  conservar  la  calma,  y  esta  calma 
y  la  presencia  de  ánimo  que  excluyen  de  ordinario  el  fuego 
y  el  arrebato,  se  unen  en  él  á  una  sensibilidad  muy  pronta,  á 
una  impetuosidad  y  vehemencia  extraordinarias.  Nadie  ma- 
neja el  sarcasmo  con  más  habilidad,  nadie  prodiga  los  apos- 
trofes mordaces  con  tanta  audacia,  y  sus  denuncias  producen 
el  efecto  de  verdaderas  puñaladas  (5). 

Su  discurso  del  12  de  Abril  es  de  los  más  notables  que  ha 
pronunciado  y  que,  sin  duda  alguna,  produjo  un  efecto  sor- 
prendente. No  tuvo  las  consideraciones  de  que  Vergniaud 
abusa  ya  demasiado,  y  en  vez  de  acusar  á  Pitt,  como  había 
hecho  su  colega  el  diputado  de  Burdeos,  denunció  á  Robes- 


(1)  Véase  el  capítulo  xvm. 

(2)  Monitor  del  14  de  Abril  de  1793. 

(3)  El  Patriota  francés,  núm.  1340. 

(4)  Recuerdos  de  la  insurrección  normanda  llamada  del  Federalismo 
en  1793,  por  Federico  Vaultier,  pág.  73. — Ensayo  histórico  y  crítico 
acerca  de  la  Revolución  francesa,  por  Paganel,  ex-diputado  de  la  Con- 
vención, tomo  ni,  pág.  128. 

(5)  Historia  de  la  Revolución  de  Francia ,  por  dos  amigos  de  la 
libertad,  tomo  vin,  pág.  218. 


DURANTE   EL    TERROR.  285 


pierre;  en  vez  de  dirigirse  contra  los  agentes  de  Inglaterra, 
demostró  que  eí  foco  de  la  conjuración  estaba  mucho  más 
próximo,  en  la  calle  de  Saint-Honoré,  en  el  club  de  los  Jaco- 
binos. Leyó  un  manifiesto  de  los  Jacobinos  de  París  á  sus 
hermanos  de  los  departamentos,  firmado  por  Marat,  y  donde 
se  decía  lo  que  sigue: 

((Amigos,  nos  han  hecho  traición:  ¡á  las  armas,  á  las 
armas...! 

» Nuestros  enemigos  han  puesto  por  fin  el  sello  á  sus  in- 
fames perfidias,  y  para  consumarlas  marcha  su  cómplice 
Dumouriez  sobre  París...  Pero,  hermanos  y  amigos,  no  está 
ahí  todo  el  peligro...;  vuestros  mayores  enemigos  están  en 
medio  de  vosotros...  Hay  en  el  Senado  manos  parricidas  que 
desgarran  vuestras  entrañas.  Sí:  la  contrarrevolución  está  en 
el  Gobierno,  en  la  Convención  Nacional;  ¡ahí  es  donde  los  cri- 
minales delegados  tienen  el  hilo  de  la  trama  que  han  forma- 
do con  la  horda  de  déspotas  que  viene  á  degollarnos!  Ahí  es 
donde  una  cabala  dirigida  por  la  corte  de  Inglaterra  y  otras... 
Pero  ya  la  indignación  irrita  vuestro  valeroso  civismo.  Ade- 
lante, republicanos;  ¡armémonos!» 

— ¡Es  verdad!  exclamó  Marat  desde  su  sitio. 

Al  oir  estas  palabras,  las  tres  cuartas  partes  de  la  Asam- 
blea se  ponen  en  pie;  solamente  la  Montaña  queda  inmóvil. 
Los  de  la  derecha  gritan  con  furor:  «¡Marat  á  la  Abadía!  ¡El 
decreto  de  acusación  contra  Marat!» 

El  Amigo  del  pueblo  se  presenta  en  la  tribuna  y  es  salu- 
dado por  las  galerías  con  frenéticos  aplausos,  pero  bien  pron- 
to siente  doblegarse  su  audacia  ante  la  actitud  indignada  de 
la  mayoría.  Para  esquivar  el  golpe  que  le  amenaza,  acude  á 
miserables  subterfugios,  y  dice:  «He  sido  presidente  del  club 
de  los  Jacobinos  siete  ú  ocho  minutos,  y  en  ese  tiempo  me 
presentaron  un  escrito  que  no  leí,  firmado  por  los  secreta- 
rios, y  yo,  sin  saber  lo  que  contenía  el  documento,  lo  firmé... 
Era  una  determinación  de  la  Sociedad,  y,  según  costumbre, 
pues  mi  firma  solamente  para  atestiguar  que  procedía  de  la 
Sociedad»  (i). 


(i)     Monitor  del  14  de  Abril  de  1793. 


286  DIARIO   DE    UN    VECINO   DE   PARÍS    DURANTE   EL    TERROR. 


Termina  la  discusión  con  un  discurso  de  Danton  pidiendo 
que  se  entreguen  á  un  comité  las  acusaciones  contra  Marat, 
y  una  réplica  de  Boyer-Fonfréde  que  pide  el  decreto  de  acu- 
sación. Se  discuten  las  dos  proposiciones,  y  es  desechada  la 
de  Danton  por  una  tercera  parte  de  mayoría.  Lacroix  propo- 
ne llevar  inmediatamente  á  Marat  á  las  prisiones  de  la  Aba- 
día, haciendo  el  comité  de  legislación  un  informe  sobre  el 
decreto  de  acusación.  Entonces  aparece  de  nuevo  en  la  tri- 
buna el  Amigo  del  pueblo,  pálido  y  balbuciente  (i),  y  pide 
que  le  conduzcan  entre  dos  gendarmes  á  los  Jacobinos  para 
predicar  la  paz  y  prevenir  cualquier  motín.  —  «No  tememos 
ningún  motín,  le  respondieron; — París  sabrá  obedecer  á  las 
leyes,  añadió  el  presidente»  (2). 

Quedó  adoptada  la  proposición  de  Lacroix  ,  y  terminó  á 
las  nueve  de  la  noche  la  sesión  comenzada  á  las  ocho  de  la 
mañana. 

Muy  satisfechos  de  haber  votado  la  detención  de  Marat, 
se  fueron  tranquilamente  los  Girondinos  á  cenar,  sin  moles- 
tarse en  saber  si  se  cumplía  su  decreto.  Apenas  se  alejaron 
dejando  al  Amigo  del  pueblo  en  su  banco,  algunos  especta- 
dores de  las  tribunas  se  deslizan  por  las  columnas  ,  penetran 
en  el  recinto  reservado  á  los  diputados,  y  se  agrupan  en  torno 
de  Marat  y  unos  cincuenta  Montañeses  que  le  acompaña- 
ban. Le  conducen  á  la  puerta  de  la  sala,  pero  un  centinela  les 
prohibe  la  salida.  Buscan  entonces  ai  oficial  de  guardia  ,  que 
llega  con  el  decreto  recientemente  expedido,  y  que  presiden- 
te y  secretarios  han  olvidado  firmar.  «Ese  es  un  papel  mo- 
jado,» le  dicen;  y  atolondrado  el  infeliz,  levanta  la  consigna  y 
deja  salir  á  Marat  que  ,  seguido  de  numeroso  cortejo,  va  á 
ocultarse  en  lugar  seguro,  riéndose,  no  sin  motivo ,  de  la 
ineptitud  de  los  hombres  de  Estado  (3). 

E.  Biré. 

(Continuará. — Prohibida  la  reproducción.) 


(1)  El  Patriota  j vanees,  nú  ni.  1.340. 

(2)  Ibidem. 

(3)  El  Publicista  de  la  República  francesa,  per  Marat,  núm.  169. 


Revista  de  Revistas 


Revista  Contemporánea. — 15  de  Mayo  de  1900.  Madrid. 

Fuencisla  ó  la  promesa  de  la  Virgen,  por  María  de  Belmonte. 
Los  franceses  en  Rioseco  en  1808,  por  Juan  Ortega  Rubio. 
Tradiciones  de  horca,  por  F.  Cáceres  Plá. 
Cosas  de  antaño,  por  Carlos  Cambronero. 
La  Iglesia  y  la  cultura,  por  Gabriel  María  Vergara. 
La  cooperación  y  la  mutualidad  obreras  (continuación),  por  Manuel 
Gil  Maestre. 

Curiosidades  físico-astronómicas  (continuación),  por  Ramiro  Blanco, 
La  democracia  cristiana,  por  Amando  Castroviejo. 
La  muerte,  por  J.  Pons  Samper. 
Fases  humanas,  por  Antonio  Frates. 

30  de  Mayo  de  1900. 

Tradiciones  históricas,  por  Emilio  Cotarelo. 

Curiosidades  físico-astronómicas  (continuación),  por  Ramiro  Blanco. 
La  mujer,  por  Gonzalo  de  Castro. 
Estudios  orientales,  por  J.  Fabré  y  Oliver. 
Cosas  de  antaño,  por  Carlos  Cambronero. 
La  industria  diamantífera,  por  Bernabé  Gómez  Tribarne. 
Opúsculo  político- geográfico  del  planeta  d  plazo  próximo ,  por  Arturo 
Llopis. 

La  democracia  cristiana, — Hace  ya  bastante  tiempo  que  se  trabaja 
en  casi  todas  las  naciones  del  mundo  civilizado  por  establecer  en 
ellas  la  verdadera  democracia  cristiana,  como  medio  único  y  eficaz 
de  mejorar  en  lo  posible  la  situación  del  obrero,  y  de  contrarrestar 
la  perniciosa  influencia  de  la  democracia  liberal,  que  tantos  trastor- 


283  REVISTA   DE    REVISTAS. 


nos  ha  producido  en  estos  tiempos,  arrancando  del  corazón  de  los 
pobres  la  esperanza  y  la  resignación  cristianas  y  precipitándolos  en 
los  horrores  é  injusticias  del  socialismo  y  del  anarquismo.  Desde 
que  León  XIII  publicó,  en  Mayo  de  189 1,  la  inmortal  Encíclica  De 
conditione  opificum,  que  es  el  programa  á  que  se  debe  ajustar  la  de- 
mocracia católica  en  su  constitución,  es  mayor  la  actividad  que  los 
católicos  de  todos  los  países  han  dado  á  sus  trabajos  de  reorganiza- 
ción social  en  sentido  cristiano,  distinguiéndose  principalmente  la 
industriosa  Bélgica.  Veroegen,  jefe  de  la  Liga  democrática  antiso- 
cialista belga,  propuso  en  la  asamblea  general  celebrada  en  1893,  la 
denominación  de  Democracia  cristiana  para  el  grupo  de  los  católicos 
dedicados  á  llevar  á  la  práctica  las  enseñanzas  consignadas  en  las 
declaraciones  pontificias.  Mas  tarde,  en  1896,  en  Francia  se  trabajó 
con  entusiasmo  por  convertir  la  Encíclica  en  bandera  de  los  llamados 
católicos  sociales,  dictándose  al  efecto  una  multitud  de  programas, 
como  el  del  discurso  del  conde  de  Mun,  pronunciado  en  Saint 
Etienne;  el  del  Congreso  celebrado  en  Reims;  el  del  abate  Naudet,  y 
el  tan  hábil  y  sabiamente  defendido  por  la  revista  La  Democratie 
Chrétienne,  que  dirige  el  abate  Six. 

La  democracia  cristiana  «3S  indiferente  alas  formas  de  gobierno; 
no  origina  luchas  de  clases  ni  enemistades  entre  los  elementos  com- 
ponentes de  la  sociedad;  no  trata  de  igualar  las  riquezas;  antes  ad- 
mite y  defiende  la  propiedad  particular,  la  jerarquía  de  clases  como 
baluarte  eficacísimo  de  la  libertad  y  causa  necesaria  de  progreso; 
no  se  apoya  en  la  fuerza,  sino  en  la  justicia  y  en  la  caridad;»  la  de- 
mocracia cristiana,  en  suma,  que  algunos  pudieran  mirar  con  recelo, 
puede  definirse  en  su  concepto  esencial  diciendo,  con  Toniolo,  que  es 
«aquella  ordenación  civil  en  la  cual  todas  las  fuerzas  sociales,  jurí- 
dicas y  económicas,  en  la  plenitud  de  su  desarrollo  jerárquico,  coope- 
ran proporcionalmente  al  bien  común,  el  cual  refluye  en  último  resul  - 
tado  en  preponderante  ventaja  de  las  clases  inferiores.-» 

La  seudodemocracia  liberal  es  la  antítesis  de  la  democracia  ver- 
daderamente cristiana.  En  ésta  todo  es  amor,  armonía,  paz,  pros- 
peridad y  bienestar,  mientras  en  aquélla  todo  es  envidia,  odio, 
desesperación  y  anarquía.  La  democracia  cristiana  eleva  y  dignifica 
al  pueblo,  y  la  liberal,  organizada  por  el  colectivismo,  va  á  parar  en  la 
futura  democracia  socialista,  última  degradación  del  pueblo,  como  úl- 
timo término  de  los  delirios  del  racionalismo  anticristiano. 

Tradiciones  históricas, — La  trágica  muerte  de  los  comendadores 
de  Córdoba  se  ha  considerado  por  mucho  tiempo  como  fabulosa  y 
novelesca.  El  erudito  Sr.  Cotarelo  prueba  la  autenticidad  del  hecho 


RRVISTA   DE   REVISTAS.  289 


con  todo  el  rigor  científico  que  requiere  esta  clase  de  trabajos,  adu- 
ciendo varios  documentos  oficiales,  especialmente  la  elegía  de  un 
poeta  cordobés,  escrita  á  raíz  del  suceso.  La  historia  y  causas  que 
motivaron  la  muerte  de  los  Comendadores  son  bien  conocidas,  por 
lo  cual  no  nos  detendremos  á  exponerlas  aquí. 


Boletín  de  la  Academia  de  l.\  Historia. — Mayo,  1900.  Madrid. 
Informes: 

I.  Privilegios  de  los  hebreos  mallorquines  en  el  códice  Pueyo.  Tercer 

período.  Sección  segunda. — -Fidel  Fita. — Gabriel  Llabrés. 

II.  Nuevas  observaciones  sobre  la  geografía  antigua  de  España. — 

Emilio  Hübner. 

III.  Antigüedades  romanas  de  Alcucscar. — Joaquín  Santos  y  Egay. 

IV.  Monografías  históricas  de  Cataluña. — Francisco  Codera. 

V.  Mosaico  de  Hylas  descubierto  recientemente  en  el  sitio  de  los  Villa- 

res, á  5  km.  de  La  Bañeza)  provincia  de  León. — Juan  de  Dios 
de  la  Rada  y  Delgado. 

VI.  Una  carta   de  D.  Leandro   Fernández   de   Moratín.  —  Manuel 

Danvila. 
VIL     Inscripciones  romanas  de  Mérida  y  Nava  de  Ricomalillo. — Fidel 
Fita. 

Mosaico  de  Hylas. — El  joven  Hylas,  hijo  de  Teodomastro,  rey  de 
Driopes,  iba  con  Hércules,  cuando  los  Argonautas  desembarcaron  en 
la  Propóntide  y  costa  de  Bithinia.  Hylas  se  encargó  de  buscar  agua 
potable,  llevando  para  traerla  á  los  barcos  una  urna  ó  cráter ,  y  para 
llenarla  una  especie  de  jarro  ó  enochoe.  Pronto  encontró  el  agua  en  el 
centro  de  un  frondoso  bosquecillo,  y  antes  de  que  acabara  de  llenar 
su  urna  salieron  de  entre  las  espesas  plantas  acuáticas  que  crecían 
cerca  de  la  fuente,  las  Ninfas  guardadoras  de  sus  aguas,  y  cogiéndole 
las  manos  y  los  brazos,  le  condujeron  á  sus  encantados  palacios  de 
cristal. 

Inquieto  Hércules  por  la  tardanza  de  su  compañero  Hylas,  salió 
en  su  busca,  llamándole  por  tres  veces;  pero  aunque  Hylas  le  contes- 
tó, perdióse  su  voz  con  el  murmullo  de  la  fuente,  y  entonces  Hér- 
cules, en  el  colmo  de  su  enojo,  juró  arrasar  toda  la  comarca,  si  no 
encontraba  á  Hylas  muerto  ó  vivo. 

La  leyenda  de  Hylas  se  conservó  entre  los  romanos;  por  lo  cual 
fácilmente  se  explica  que  el  pintor  anónimo  del  mosaico  encontrado 
en  los  Villares,  acaso  griego  ó  por  lo  menos  educado  en  las  artísticas 

19 


290  REVISTA   DE   REVISTAS. 


escuelas  de  Grecia,   la  escogiese  como  asunto  de  su  composición. 

He  aquí  la  descripción  del  mosaico:  «Se  ve  en  el  centro  de  la  com- 
posición al  joven  argonauta  desnudo,  como  acostumbraban  los  grie- 
gos representar  á  sus  héroes,  con  el  coturno  militar  característico  de 
los  guerreros  griegos  y  romanos,  llevando  en  la  izquierda  mano  la 
lanza  y  con  la  derecha  una  especie  de  jarro  ó  enochoe  que  se  dispone  á 
llenar  en  la  abundosa  fuente  que  corre  de  una  gran  taza,  á  manera 
de  concha  agallonada,  formada  por  la  misma  continuidad  de  la 
corriente,  y  sobre  la  cual  tiene  puesta  y  doblada  la  pierna  izquierda 
en  natural  actitud  para  ir  llenando  este  vaso  desde  encima  de  la  fuen- 
te, y  con  él  una  urna,  que  se  ve  volcada  á  la  derecha,  si  es  que  con 
ella  no  se  quiso  significar  el  nacimiento  de  la  fuente. 

»La  actitud  del  mancebo  no  puede  ser  más  propia,  y  al  mismo 
tiempo  más  elegante  y  por  lo  tanto  artística,  y  el  dibujo  y  el  difícil 
escorzo  de  la  pierna  izquierda  sobre  cuyo  talón  se  apoya  la  figura,  no 
pueden  tampoco  estar  mejor  acusadps,  revelando  en  el  autor  del  ori- 
ginal reproducido  en  el  mosaico,  verdaderas  condiciones  de  artista 
nutrido  en  la  buena  escuela  del  arte  helénico.  A  uno  y  otro  lado  del 
hermoso  adolescente  se  ven  dos  Ninfas  de  aquella  fuente  que  le  su- 
jetan los  brazos,  evitándole  que  llene  su  enochoe,  y  atrayéndole,  ena- 
moradas de  su  juvenil  belleza,  para  llevárselo  á  sus  poéticos  palacios, 
formados  con  los  cristales  de  las  aguas.  Hasta  la  especie  de  niebla 
que  se  levanta  á  la  izquierda,  producida  por  la  caída  del  manantial, 
contribuye  con  su  vaguedad  y  misterio  á  completar  el  poético  pensa- 
miento del  autor. » 

Es  la  única  pintura  de  su  clase  encontrada  hasta  ahora  en  Espa- 
ña, y  en  el  extranjero  sólo  se  conoce  la  descubierta  en  Herculano  y 
que  se  conserva  en  el  Museo  de  gli  Studii,  representando  al  joven 
Hylas  robado  por  las  Ninfas. 


Revista  de  Archivos,  Bibliotecas  y  Museos. — Abril  y  Ma- 
yo, 1900.  Madrid. 

Goya  en  la  Sección  de  Estampas  de  la  Biblioteca  Nacional,  por  don 
Ángel  María  de  Barcia. 

Las  ediciones  de  los  Fueros  y  Observancias  del  Reino  de  Aragón^  an- 
teriores d  la  Compilación  ordenada  por  las  Cortes  de  Monzón  de  1547,  ® 
impresa  en  1552,  por  D.  Rafael  de  Ureña  y  Smenjaud. 

Dos  notas  al  «Quijote» . — I.  El  apellido  Quijote. — II.  Un  poeta  de 
Argamasilla,  contemporáneo  de  Cervantes,  por  D.  Manuel  Serrano  y 
Sanz. 


REVISTA  DE   REVISTAS.  291 


Sellos  céreos  de  Alfonso  VII  y  Sancho  III  de  Castilla,  por  D.  Ma- 
nuel Fernández  Mourillo. 

Hallazgo  arqueológico  en  Estepa,   por  D.  Antonio  Aguilar  y  Cano. 

Fueros  de  Nave  de  Albura,  declarados  y  confirmados  en  tiempo  de 
D.  Sancho,  Conde  de  Castilla,  Era  1050  (año  10 12),  por  D.  Narciso 
Hergueta. 

Cristianos  cautivos,  muertos  en  Berbería  de  1684  á  1779  (conclu- 
sión), por  D.  Rafael  Ramírez  de  Arellano. 

Ensayo  de  un  Catálogo  de  impresores  españoles  desde  la  introducción 
de  la  Imprenta  hasta  fines  del  siglo  XVIII,  por  D.  Marcelino  Gutiérrez 
del  Caño. 

Las  ediciones  de  los  Fueros  y  Observancias  del  Reino  de  Aragón. — La 
edición  de  1496,  hecha  en  Zaragoza  por  Pablo  Hurus,  corregida  é 
ilustrada  con  un  repertorio  por  el  Dr.  D.  Gonzalo  García  de  Santa 
María,  se  ha  considerado  generalmente  como  la  más  antigua  por  mu- 
chos fueristas  y  sabios  bibliófilos,  ya  porque  en  las  ediciones  oficia- 
les y  en  el  Repertorium  de  Micer  Miguel  de  Molino  se  hacen  referen- 
cias á  sus  folios,  ya  también  porque  tal  era  el  dictamen  del  erudito 
Salva,  que  no  había  conocido  otro  incunable  de  aquella  obra,  distin- 
to del  impreso  por  el  alemán  Hurus.  El  P.  Méndez  dice  en  su  Tipo- 
grafía española  que  en  la  biblioteca  particular  del  Sr.  Pastor,  en  Ma- 
drid, examinó  un  ejemplar  impreso  de  los  fueros  aragoneses,  reuni- 
dos por  orden  cronológico,  desde  la  Compilación  de  Huesca  de  1247, 
sancionada  por  Jaime  I,  hasta  los  Fueros  publicados  en  tiempo  de 
D.  Juan  II;  libro  que  contenía  además,  bajo  una  nueva  numeración, 
las  Observancias  compiladas  en  1437  por  el  Justicia  Martín  Diez 
Daux,  y  que  fué  impreso  por  los  años  de  1478  poco  más  ó  menos.  Los 
Sres.  Savall  y  Penen,  en  su  edición  de  los  Fueros,  Observancias  y  Actos 
de  Corte,  declaran  que  «han  sido  inútiles  todos  los  esfuerzos  é  infruc- 
tuosas las  prolijas  investigaciones  que  han  practicado  con  objeto  de 
averiguar  dónde  y  cuándo  se  estampó  la  primera  edición  de  los  Fue- 
ros y  Observancias.» 

El  Sr.  Ureña  ha  encontrado  cuatro  ejemplares,  existentes  uno 
en  la  Biblioteca  de  la  Real  Academia  de  la  Historia,  y  los  otros  tres 
en  la  Biblioteca  Nacional,  de  la  primera  edición  de  los  Fueros,  hecha 
en  1476. 

Veinte  años  más  tarde,  en  1496,  se  hizo  otra  edición  también  en 
Zaragoza,  y  de  ella  se  conocen  un  ejemplar  completo,  existente  en  la 
Biblioteca  Nacional,  y  tres  incompletos  que  se  conservan  en  la  del 
Escorial  y  en  las  Universidades  de  Salamanca  y  Zaragoza. 


292  REVISTA   DE   REVISTAS. 


En  1517  apareció  la  tercera  edición,  hecha  por  Jorge  Coci,  y  di- 
rigida por  Micer  Miguel  del  Molino,  el  cual  se  concretó  á  reproducir 
folio  á  folio  la  impresión  de  Hurus,  sin  más  diferencia  que  la  que 
entrañan  las  modificaciones  aportadas  á  los  dos  índices  del  principia 
y  cierre  del  volumen;  de  esta  edición  se  guarda  un  ejemplar  en  la 
Real  Biblioteca  del  Palacio  de  Madrid. 

La  cuarta  edición  fué  hecha  por  Juana  Millián,  viuda  de  Pedro 
Harduin,  en  1542,  bajo  la  dirección  jurídico-literaria  de  Micer  Gil 
de  Luna.  Existen  dos  ejemplares  conocidos,  uno  en  la  Biblioteca  Na- 
cional y  otro  en  la  Universitaria  de  Santiago. 

Del  examen  bibliográfico  de  estas  cuatro  ediciones  de  los  Fueros 
de  Aragón  deduce  el  Sr.  Ureña  las  siguientes  importantes  conse- 
cuencias: i.a  «Que  en  la  historia  legislativa  de  Aragón  existe  un  pe- 
ríodo de  tres  siglos  de  grandísimo  interés,  que  se  extiende  desde  la 
formación  del  Código  de  Huesca  de  Jaime  I  hasta  la  Compilación 
foral,  acordada  por  las  Cortes  de  Monzón  de  1533  y  1547,  en  la  que 
el  Volumen  Viejo  de  los  Fueros  sufrió  una  transformación  profunda. — 
2.a  El  conocimiento  de  estas  cuatro  ediciones  es  tan  indispensable, 
que  no  se  puede  sustituir  por  el  estudio  de  los  mejores  Códices  de 
los  siglos  XIII,  XIV  y  XV,  toda  vez  que  el  texto  fijado  por  la  pri- 
mera, y  reproducido  por  las  tres  siguientes,  constituye  la  lección  que 
pudiéramos  llamar  oficial,  por  haber  sido  aceptada,  con  leves  varian- 
tes, en  la  Compilación  de  1547. — 3.a  Las  dos  Epístolas  de  los  Justi- 
cias Mosén  Martín  Diez  Daux  y  Mosén  Juan  Ximenez  Cerdán  fue- 
ron agregadas  al  volumen  de  las  Observancias  por  Micer  Gonzalo 
García  de  Santa  María  en  la  segunda  edición  hecha  por  Pablo  Hurus 
en  1496. — 4.a  Al  mismo  jurisconsulto  Micer  Gonzalo  hay  que  atri- 
buir el  primer  bosquejo  de  la  tabla  de  los  días  feriados...;  tabla  que 
se  reproduce  literalmente,  no  sólo  en  las  dos  siguientes  ediciones  de 
la  Colección  cronológica  de  15 17  y  1542,  sino  en  las  dos  primeras  de 
la  reforma  de  1547... — 5.a  El  Volumen  viejo  de  los  Fueros  á  que  se 
refieren  los  autores  de  la  Fref acción  de  la  reforma  de  1547,  es  la  Co- 
lección cronológica  tal  y  como  aparece  en  la  segunda  edición  de  Hurus 
de  1496... — Y  6.a  A  esta  Colección  cronológica,  en  la  nueva  foliatura 
de  la  edición  de  Hurus  de  1496,  reproducida  por  las  dos  siguientes  y 
continuada  por  la  última,  se  refieren  las  citas  que  aparecen  al  mar- 
gen de  cada  Fuero  en  la  Compilación  de  1547.  Y,  Por  consiguiente, 
pueden  ser  evacuadas  en  las  impresiones  de  1496  y  1517  hasta  los 
Fueros  de  Tarazona  de  1495,  y  en  la  de  1542  hasta  los  de  Monzón 
de  1533.» 


REVISTA    DE   REVISTAS.  293 


Etudes  pübliées  par  des  Peres  de  la  Compagnie  de  Jésus. — 
Paris  20  Mai  1900. 

I.     Lamennaisy  P.  G.  Longhaye. 

II.     La  Sainie  Vierge   dans   la  pensée  et  le  cuite  catholiques  au  XIX 
suele  (deuxiéme  article),  P.  R.  M.  de  la  Broise. 

III.  La  conspiration  du  Ghevaliev  de  Rohan  (1674),  d'aprés  de  nou- 

veaux  mémoires,  P.  H.  Cherot. 

IV.  Le  drame  en  Chine,  P.  V.  Delaporte. 

V.     Lettre  de  M.  V  Abbé  Naudet  au  P.  Gérant  des  Etudes. — Quelques 
observations  duF.  H.  Martín. 
VI.     Conferences  post-scolaires,  P.  J.  Adam. 
VII.     Saint  Jean  Baptiste  de  la  Salle.  Quelques  notes  d'un  contemporain. 
P.  J.  Brucker. 

5  Juin  1900. 

I.     Deux  defenseurs  de  la  liberté  d'enseignement:  Le  Comte  de  Mun  et 

M.  de  Lamarzelle,  P.  H.  Chérot. 
II.     Lamennais. — III.   Vécóle  mennaisienne. — Guerre  au   Gallicanis- 
me. — Commencement  de  Vévolution  démocratique,   P.  G.   Lon- 
ghaye. 

III.  VInde   Tamoule. — III.    Trichinopoly ,   Un  collége  anglo-indien, 

P.  F.  Suau. 

IV.  Christus  vivit.  «Le  livre  d'un  siécle»  (deuxiéme  article),  P.  H. 

Bremond. 

V.  Le  drame  en  Chine  (fin),  P.  V.  Delaporte. 

VI.     Bulletin  dliistoire  théologique:   La  Faculté  de  Théologie  de  Paris, 
aux  quinziéme  et  seiziéme  sueles,  P.  J.  Brucker. 

Lamennais. — Entre  los  escritores  que  contribuyeron  con  más  efi- 
cacia en  el  primer  tercio  del  presente  siglo  á  resucitar  la  fe  religiosa, 
sofocada  en  el  pueblo  francés  por  el  huracán  de  la  revolución,  des- 
cuella Félix  de  Lamennais,  cuya  historia,  si  brilla  por  los  triunfos 
obtenidos  en  el  orden  del  pensamiento  y  de  la  acción,  que  le  hicie- 
ron aparecer  como  creador  del  Catolicismo  militante  en  aquel  período 
de  lucha,  termina,  sin  embargo,  deplorablemente  con  su  final  apos- 
tasía  y  separación  de  la  Iglesia.  Dotado  de  imaginación  y  sensibili- 
dad en  extremo  ardientes,  de  una  voluntad  impetuosa  ó  débil,  lán- 
guida ó  activa,  según  las  horas,  y  de  un  carácter  susceptible  de  todas 
las  intemperancias  de  la  ternura  y  la  cólera  ,  vivía  generalmente 
bajo  la  presión  de  una  melancolía  bretona  y  de  un  abatimiento  pro- 


294  REVISTA   DE    REVISTAS. 


fundo.  A  estas  cualidades  alarmantes  de  su  carácter  hay  que  añadir,- 
para  comprender  las  transformaciones  que  experimentó,  la  educación 
sin  método  de  su  juventud,  los  peligros  de  una  vocación  dudosa,  y 
por  último  la  mala  dirección  de  su  espíritu,  dominado  por  el  orgullo. 

El  articulista  aprovecha  los  estudios  que  acerca  del  mismo  tema 
han  publicado  Mercier  (Lamennais  d'apres  sa  correspondance  et  les  tra- 
vaux  les  plus  receñís),  Foisset  (Vie  du  R.  P.  Lacordaire) ,  Lecanuet 
(Montaletnbert,  sa  jeunesse),  Roussel  (Lamennais  d'apres  les  documents 
inédits),  Thureau-Dangin,  Laclour,  Faguet  y  Spuller,  cuyos  escritos 
vienen  á  confirmar  la  opinión  en  que  antes  se  tenía  al  malogrado 
filósofo.  El  P.  Longhaye  hace  notar  el  ingenio  precoz  y  el  carácter 
aventurero  de  Lamennais  en  la  época  de  la  infancia,  y  la  forma  ab- 
surda en  que  hizo  sus  estudios,  para  los  cuales  se  le  suministraron 
toda  clase  de  libros  en  que  sació  sus  desmedidas  aficiones  á  la  lec- 
tura, llegando  hasta  perder  la  fe  de  sus  padres  á  los  doce  años  de 
edad.  Conviértese  al  Catolicismo  diez  más  tarde  ,  y  se  entrega 
á  estudios  de  religión,  filosofía  y  literatura,  pero  siempre  sin  método 
ni  dirección  suficientes.  Sus  primeras  obras  fueron  Réflexions  sur 
VEglise  de  France  au  dix-huitieme  suele  et  sur  sa  situation  actuelle}  y 
Tradüion  de  VEglise  sur  Vinstiiution  des  Eviques,  en  las  cuales,  y  espe- 
cialmente en  la  primera,  á  pesar  de  su  fervor  y  celo  religioso,  estuvo 
muy  lejos  de  manifestar  la  moderación  serena  propia  de  las  almas 
humildes.  Decidido,  en  sus  deseos  de  combatir  por  la  fe  y  en  sus 
aspiraciones  de  reformador,  á  reanudar  los  estudios  eclesiásticos,  se 
dedicó  de  lleno  á  la  teología;  mas  su  carácter  de  siempre  y  su  pre- 
sunción y  orgullo  mal  reprimidos  crearon  en  él  un  desdén  peligroso 
hacia  los  sistemas  tradicionales  de  los  Escolásticos.  Y  la  conse- 
cuencia fué  una  ignorancia  deplorable  de  ciertos  puntos  de  doctrina, 
ignorancia  que  lamentaban  sus  amigos  y  discípulos  como  Rohrba- 
cher  y  Lacordaire.  Si  la  irregularidad  de  los  estudios  fué  una  de  las 
grandes  desventuras  de  Lamennais,  hay  también  motivos  para  creer 
que  influyó  no  poco  en  su  vida  la  ordenación  sacerdotal,  y  que  su  vo- 
cación fué  muy  dudosa. 

Desde  el  año  1818,  á  los  treinta  y  seis  de  edad,  era  ya  el  apolo- 
gista de  los  tiempos  nuevos.  Su  Ensayo  sobre  la  indiferencia  en  materia 
de  religión  era,  como  el  Genio  del  Cristianismo,  de  Chateaubriand, 
una  de  las  grandes  manifestaciones  del  renacimiento  religioso;  pero 
Lamennais  tuvo  la  desgracia  de  defender  un  tradicionalismo  abso- 
luto, que  él  conceptuaba  como  el  único  en  que  podían  apoyarse 
los  dogmas  de  la  Religión,  y  que  en  realidad  era  insostenible  en 
sana  filosofía  y  perjudicial  á  la  fe,  como  lo  prueba  el  hecho  de 


REVISTA   DE  REVISTAS.  295 


haber  sido  después  condenado  por  Gregorio  XVI  y  el  Concilio  Va- 
ticano. 

El  P.  Longhaye  lamenta  la  debilidad  del  famoso  apologista  en  no 
resistir  las  pruebas  de  la  contradicción.  Describe  la  formación  de  la 
escuela  de  Lamennais  y  su  entusiasmo  y  ardor,  á  veces  excesivo  en 
la  forma,  contra  el  Galicanismo,  la  situación  nueva  creada  á  la  Iglesia 
por  la  revolución  de  Julio,  y  la  inauguración  del  periódico  V 'Avenir, 
cuyas  campañas,  si  al  principio  proporcionaron  grandes  servicios  al 
Catolicismo  francés,  es  indudable,  sin  embargo,  que  después  degene- 
raron, como  degeneró  el  programa  del  periódico,  proclamando  el  li- 
beralismo absoluto  y  la  separación  de  la  Iglesia  y  del  Estado.  La- 
mennais, colocado  en  la  pendiente  del  error,  llegó  hasta  erigirse  como 
en  Pontífice  de  la  democracia,  que  para  él  se  identifica  con  el  Cristia- 
nismo, enajenándose  la  voluntad  de  Lacordaire  y  Montalembert, 
antes  partidarios  suyos  y  desde  entonces  separados  de  él  como  hijos 
obedientes  de  la  Iglesia.  El  P.  Longhaye  describirá  en  otro  artículo 
el  desenlace  de  aquella  crisis  que  decidió  lastimosamente  de  la  futu- 
ra suerte  de  Lamennais. 

La  Virgen  en  el  pensamiento  y  el  culto  católicos  del  siglo  XIX. — 
Reseñadas  ya  en  un  artículo  anterior  la  vida,  las  gracias  y  privile- 
gios de  la  Santísima  Virgen  según  los  han  concebido  el  pensamiento 
católico  guiado  por  la  revelación,  el  magisterio  de  la  Iglesia  y  las 
enseñanzas  de  la  teología,  el  articulista  dedica  el  presente  estudio  á 
señalar  las  manifestaciones  del  culto  católico  á  la  Madre  de  Dios 
conforme  á  los  trabajos  de  erudición  moderna.  Los  estudios  con  que 
la  piedad  del  siglo  XIX  ha  tratado  de  hacer  la  historia  del  culto  de 
María  en  los  siglos  precedentes,  están  muy  lejos  de  ser  una  obra 
acabada.  Hay  aún  muchos  puntos  obscuros  que  impiden  determinar 
exactamente  el  origen  de  ciertas  fiestas,  ritos  é  invocaciones.  En  el 
siglo  actual  se  han  publicado  trabajos  de  gran  importancia,  como  los 
del  cardenal  Pitra  sobre  la  poesía  litúrgica  griega,  la  edición  hecha 
por  Lamy  de  una  parte  de  los  himnos  de  San  Efrén,  mas  otras  pu- 
blicaciones debidas  al  P.  Dreves,  Chevalier  y  León  Gautier.  Otra 
forma  de  investigación  que  se  ha  empleado  para  conocer  la  histo- 
ria del  culto  de  la  Virgen  es  el  arte.  Las  imágenes  ó  representacio- 
nes de  María  en  los  templos  antiguos,  y  especialmente  en  las  Cata- 
cumbas, han  sido  objeto  de  especial  estudio,  en  el  que  se  distinguió 
en  los  últimos  tiempos  Juan  Bautista  Rossi. 

La  parte  mejor  conocida  en  nuestros  días  es  la  historia  del  culto 
local.  De  ello  son  un  ejemplo,  entre  otros,  las  obras  Histoire  critique 
du  cuite  de   la  Sainte  Vierge  en  A  frique]  Belgium  Marianutn;  Pietas 


296  REVISTA   DE   REVISTAS. 


Mariana  britannica;  Notre  Dame  de  France,  y,  por  último,  la  Histoire 
des  pélérinages  f raneáis  de  la  trls-sainte  Vierge,  publicada  bajo  la  di- 
rección de  los  PP.  Agustinos  de  la  Asunción. 

El  P.  de  la  Broise  menciona  á  continuación  algunas  de  las  prin- 
cipales obras  de  arte  consagradas  á  representar  á  María,  como  las 
del  célebre  pintor  M.  Hebert,  y  el  escultor  lyonés  Fabisch,  y  las  de 
Francisco  Podesti  y  Emilio  Cabuchet;  describe  alguna  de  las  mila- 
grosas conversiones  que  ha  verificado  su  devoción,  y  finalmente  cita 
las  Congregaciones  que  más  se  significan  por  su  devoción  á  María  y 
las  manifestaciones  más  extraordinarias  de  estos  últimos  tiempos 
con  que  la  Virgen  ha  premiado  el  fervor  y  veneración  de  los  pue- 
blos. 

El  año  1900  ha  de  ser  seguramente  fecundo  en  actos  de  consa- 
gración á  la  Reina  de  los  cielos.  En  Italia  se  han  verificado  tres 
Congresos  en  su  honor,  y  en  Francia  habrá  uno  universal  del  5  al  8 
de  Septiembre,  en  el  que  estarán  representadas  todas  las  naciones 
del  mundo. 

Dos  defensores  de  la  libertad  de  enseñanza:  el  Conde  de  Mun  y 
M.  Lamarzelle. — Trata  el  presente  artículo  de  la  enérgica  impugna- 
ción de  que  han  sido  objeto  los  últimos  decretos  del  ministerio 
Waldeck-Rousseau  sobre  la  libertad  de  asociaciones  y  la  enseñanza 
escolar.  El  Conde  Alberto  de  Mun,  célebre  por  sus  campañas  en  el 
Parlamento  contra  los  proyectos  de  ley  presentados  en  1882  por  Ju- 
lio Ferry  sobre  el  monopolio  de  la  enseñanza  por  el  Estado,  y  á 
quien  una  grave  enfermedad  impidió  demostrar  nuevamente  su  elo- 
cuencia de  otros  tiempos  contra  los  proyectos  de  Waldeck-Rousseau 
(Noviembre  de  1899),  ha  dirigido  á  éste  cuatro  cartas  que  valen 
más  que  cualquiera  de  sus  discursos. 

Al  mismo  tiempo,  el  senador  católico  M.  de  Lamarzelle  ha  pu- 
blicado una  serie  de  estudios  magistrales  referentes  á  la  educación, 
instrucción  y  condiciones  sociales  y  económicas  de  la  vida  moderna, 
y  dirigidos  también  contra  los  inicuos  planes  del  Gobierno. 


Revista  Canónica 


a  materia  del  presbiterado.— I.  Difícil  cosa  es  defi- 
nir en  qué  consiste  la  materia  esencial  del  presbiterado. 
La  Iglesia  griega  considera  como  única  necesaria  para  la 
validez  la  imposición  de  manos,  de  donde  parece  deducirse  que  ella 
sola  es  la  esencial,  toda  vez  que,  siendo  la  materia  y  la  forma  de  los 
Sacramentos  de  institución  divina,  la  diferencia  de  ritos  en  la  Iglesia 
católica  no  puede  argüir,  en  asunto  de  tanta  trascendencia,  otras 
variaciones  que  las  accidentales  inducidas  por  la  diversidad  de  ritos. 
Este  argumento  es,  al  parecer,  tanto  más  concluyente,  cuanto  que 
la  Santa  Sede,  lejos  de  declarar  nulas  las  órdenes  conferidas  por  los 
Obispos  del  rito  griego,  con  la  sola  imposición  de  manos  y  la  consi- 
guiente forma,  las  ha  ratificado  en  cien  resoluciones.  (V.  Gasparri, 
De  Sacra  ordinal. ,  vol.  II,  cap.  v,  §  m,  núms.  1.055  hasta  el  1.059.) 
Las  distintas  opiniones  de  teólogos  y  canonistas  al  dilucidar  esa 
cuestión  respecto  de  la  Iglesia  latina,  opiniones  todas  ellas  más  ó 
menos  probables;  el  que  la  Santa  Sede  no  emita  un  fallo  definitivo, 
limitándose  á  proveer  en  los  casos  particulares;  las  resoluciones  de 
la  Curia  Romana,  algunas  de  ellas  aparentemente  contradictorias, 
¿no  demuestran  superabundantemente  lo  espinoso  del  problema,  y 
prestan  apoyo  á  la  opinión  de  los  que  hacen  consistir  la  materia  del 
presbiterado  en  la  imposición  de  manos? 

En  sentido  inverso,  las  repetidas  ocasiones  en  que  las  Congrega- 
ciones Romanas  han  prescrito  que  se  reitere  la  ordenación  en  la 
Iglesia  latina,  porque  en  aquélla  se  omitió  la  entrega  de  los  instru- 
mentos, ó  bien  faltaba  el  vino  en  el  cáliz  (S.  U.  Inq.,  11  Enero  1899) 
ó  la  hostia  en  la  patena  (S.  C.  C,  11  Febrero  1708),  ¿no  inducen  á 


298  REVISTA   CANÓNICA. 


concluir  que  la  entrega  de  los  instrumentos  puede  ser  tan  esencial 
como  la  imposición  de  las  manos? 

Con  fecha  17  de  Enero  de  1900,  preguntada  la  Suprema  Inquisi- 
ción en  el  caso  de  dos  sacerdotes  ordenados  presbíteros  en  1894, 
pero  en  cuya  ordenación  faltaba  la  hostia  en  la  patena,  resolvió:  «Or- 
dinationem  esse  iterandam  ex  integro  sub  conditione  et  secreto  quo- 
cumque  die  et  a  quocumque  Episcopo  catholico,  facto  verbo  cum 
SSmo.,  ut  supleat  de  thesauro  Ecclesiae  quatenus  opus  sit  pro  mis- 
sis  a  sacerdotibus  celebratis  ut  in  casu»  (1). 

Hemos  propuesto  las  dos  opiniones  que  bien  podemos  llamar  an- 
titéticas, esto  es,  la  de  los  que  defienden  que  la  materia  esencial  del 
presbiterado  está  en  la  imposición  de  manos  (la  primera  sola,  ó  la 
primera  y  la  segunda,  que  es  simple  continuación  de  aquélla:  Gas- 
parri,  obra  citada,  núm.  1709),  y  que  la  entrega  de  los  instrumentos 
es  sólo  integral,  y  la  de  los  que  con  Lugo  sostienen  que  ésta  es 
esencial  y  aquélla  sólo  integral,  para  que  resalte  más  la  divergencia 
entre  los  doctores,  y  se  evidencie  la  dificultad  de  conciliar  pareceres 
tan  radicalmente  opuestos,  patrocinados  con  un  tesón,  en  nuestro 
humilde  sentir,  digno  de  mejor  causa,  por  autores  de  indiscutible 
mérito  en  las  ciencias  teológicas  y  jurídicas. 

Sin  pretender  dirimir  la  contienda,  juzgamos,  con  Gasparri  y  otros 
eminentes  teólogos  y  juristas,  que  la  verdadera  materia  esencial  del 
presbiterado  es  la  imposición  de  manos,  reduciendo  á  una  sola  las 
que  ordinariamente  se  llaman  primera  y  segunda,  esto  es,  la  en  que 
el  Obispo  y  los  presbíteros  asistentes  (2)  tocan  la  cabeza  del  orde- 


(1)  De  los  dos  sacerdotes  ordenados  en  la  forma  indicada,  uno  había  sido 
coadjutor,  y  autorizado  en  nombre  del  párroco  matrimonios.  Ahora  bien:  si, 
como  es  de  suponer,  en  la  parroquia  de  que  era  coadjutor  estaba  promulgado 
el  Decreto  Tametsi,  los  matrimonios  por  él  autorizados  eran  probablemente 
nulos  en  calidad  de  probablemente  clandestinos,  toda  vez  que  con  la  misma 
probabilidad  no  era  sacerdote,  y  quien  autorice  un  matrimonio  por  dele- 
gación del  párroco  propio  de  uno  de  los  contrayentes,  ha  de  ser  sacerdote. 
¿Cómo,  pues,  subsanar  los  inconvenientes  que  de  autorizaciones  probable- 
mente nulas  pueden  originarse?  Creemos  que,  aun  prescindiendo  de  que  el 
impedimento  de  clandestinidad  resultaba  dudoso,  y  por  consiguiente  nulo, 
el  presente  caso  admite  dos  soluciones:  sanar  en  raíz  todos  aquellos  matri- 
monios ad  cautelam;  ó  bien  dejar  á  los  esposos  en  su  buena  fe,  puesto  que 
es  muy  probable,  cierto,  á  juicio  nuestro,  que  no  existió  la  clandestinidad,  y 
los  interesados  no  han  de  llegar  á  dudar  siquiera  de  que  el  coadjutor  pudiera 
no  ser  sacerdote. 

(2)  Aunque  omitiesen  los  presbíteros  asistentes  la  imposición  de  sus  ma- 
nos sobre  la  cabeza  del  ordenando,  la  ordenación  sería  válida  sin  necesidad 
de  suplir  aquella  omisión.  (S.  C.  P.  F.,6  Aug.  1840;  vid.  Collect.f  núm.  1195.) 


KEVISTA   CANÓNICA.  299 


nando,  y  la  que  inmediatamente  sigue  mientras  el  ordenante  recita 
la  oración  Oremm,  fratres  charissimi.  Más  aún:  creemos  que  si  se 
omitiera  la  primera,  no  sería  necesario  repetir  toda  la  ordenación, 
siempre  que  conste  de  la  segunda,  sino  suplir  meramente  aquélla, 
según  se  colige  de  la  interpretación  genuina  de  la  respuesta  dada 
por  Gregorio  IX  á  cierto  Obispo  noruego  (lib.  i,  tit.  xvi,  cap.  ni). 
Opinamos  de  este  modo  porque:  i.°,  en  la  Iglesia  católica  han  sido 
tenidas  siempre  por  válidas  las  órdenes  conferidas  según  el  rito 
griego,  y  no  podemos  admitir  más  de  una  materia  esencial  en  toda 
la  Iglesia;  2.0,  consta  que  en  la  antigua  liturgia  existía  la  imposición 
de  manos,  pero  nada  se  habla  allí  de  entrega  de  instrumentos  (1), 
lo  cual  induce  á  presumir  que  fué  posteriormente  introducida  en  la 
liturgia  de  la  Iglesia  latina,  y  3.0,  consiguientemente  no  reúne  las 
condiciones  de  materia  esencial,  ó  de  lo  contrario  tendremos  que 
admitir  uno  de  estos  dos  extremos:  ó  que  antes  no  había  materia 
esencial,  ó  que  las  dos  son  esenciales;  lo  primero  es  absurdo,  y  lo 
segundo,  trabajo  les  costará  á  sus  defensores  el  demostrarlo,  pues 
si  no  aducen  otros  argumentos  que  los  del  P.  Casajuana  (Gury, 
vol.  11,  edit.  6.a  hisp.,  pág.  489  in  not.),  no  llegarán  á  legitimar  la 
afirmación  del  teólogo  citado  ,  cuando  escribe:  probabilius  traditio 
instrumentorum  est  etiam  essenüalis. 

¿En  qué  se  funda  esta  aseveración?  En  el  argumento  de  autori- 
dad, cuyo  valor  reconocemos  de  buen  grado,  pues  entre  los  doctores 
que  la  sostienen  figuran  Santo  Tomás,  Bellarmino,  Fagnano,  y  en 
parte  Lugo,  y  he  aquí,  á  juicio  nuestro,  una  de  las  mayores  dificulta- 
des para  el  fallo  decisivo.  Otro  argumento  le  deducen  del  Decreto  de 
Eugenio  IV  para  los  armenios:  «Sextum  sacramentum  est  Ordinis, 
cujus  materia  est  illud.  per  cujus  traditionem  confertur  Ordo;  sicut 
presbyteratus  traditur  per  colitis  cutn  vino  et  patenae  cum  pane  porrectio- 
nem...;»  pero  á  esto  respondemos  que  no  concluye,  pues  más  que  de- 
creto referente  al  dogma,  es  una  simple  instrucción  en  la  que  Euge- 
nio IV  explica  á  los  armenios  la  práctica  entonces  vigente  en  la  Igle- 


(1)  En  el  ritual  titulado  Statuta  Ecclesiae  antiqua,  can.  3,  se  lee:  «Pres- 
byter  cum  ordinatur,  episcopo  eum  benedicente  super  caput  ejus,  tenente, 
etiam  omnes  presbyteri  qui  praesentes  sunt,  manus  suas  juxta  manum  Epis- 
copi  super  caput  illius  teneant.»  Y  adviértase  que  este  canon  está  tomado  de 
la  llamada  liturgia  galicana,  que  en  opinión  de  autorizados  críticos  se  ob- 
servaba en  Arles  á  principios  del  siglo  VI,  y  se  extendió  luego  por  España, 
Portugal,  Inglaterra,  Italia  Septentrional,  y  en  las  iglesias  de  Alemania, 
restauradas  después  de  la  irrupción  de  los  bárbaros.  (V.  D'Annibale,  vol.  111, 
§  290,  ed.  4.a) 


800  REVISTA    CANÓNICA. 


sia  latina  (véase  Gasparri,  lug.  cit.,n.  1007);  que  si  tuviera  valor  dog- 
mático no  vemos  pueda  darse  solución  satisfactoria  á  las  cuestiones 
siguientes,  que  son  al  mismo  tiempo  hechos  comprobados:  i.a  ¿Por 
qué  hasta  el  siglo  VIII,  por  lo  menos,  no  se  introdujo  la  entrega  de 
los  instrumentos?  2.a  ¿Por  qué  el  presbiterado  entre  los  griegos  es 
válido,  y  la  Santa  Sede  le  ha  declarado  tal,  si  no  tienen  esa  materia? 
3.a  ¿Puede  darse  algo  que  sea  constitutivo  esencial  de  una  cosa  en 
un  punto,  y  en  otro  no  lo  sea?  4.a  Dado,  y  no  concedido,  que  Jesu- 
cristo instituyera  el  Orden  en  general,  dejando  á  la  Iglesia  la  potes- 
tad de  designar  la  materia  y  la  forma,  ¿es  admisible  la  doctrina  de 
que  aquélla  pueda  declarar  no  esencial  una  materia  que  por  tal  había 
sido  siempre  considerada,  sustituyéndola  por  otra  que  antes  no  era 
conocida? 

Como  no  es  nuestro  propósito  exponer  con  la  amplitud  debida 
cuestión  tan  complicada,  y  sí  únicamente  hacer,  según  costumbre, 
algunas  observaciones  relativas  á  la  doctrina  canónica  que  entraña 
la  resolución  que  hemos  transcrito,  no  cansamos  más  al  lector,  quien 
nos  permitirá  concluir  diciendo  que  abrigamos  la  convicción  íntima 
de  que,  si  llega  el  día  en  que  la  Santa  Sede  juzgue  oportuno  decidir 
el  litigio,  fallará  en  favor  de  la  opinión  de  que  nos  hemos  declarado 
partidarios. 

Pero  hasta  que  llegue  esa  hora,  cada  iglesia  debe  cumplir  exacta- 
mente lo  que  prescribe  el  respectivo  ritual ,  porque  en  la  práctica 
posee  el  conocido  principio:  in  Sacramentorum  administratione  pars 
tutior  est  sequenda. 

II.  Otro  de  los  puntos  relativos  al  sacramento  del  Orden  en  que 
tampoco  están  acordes  los  teólogos,  versa  acerca  del  contacto  de  los 
instrumentos,  pues  mientras  Alberto  Magno,  Vázquez,  Layman,  Dia- 
na, Pirhing  y  otros  afirman  que  basta  que  el  ordenando  manifieste  por 
medio  de  algún  signo  sensible  que  acepta  los  instrumentos,  y  niegan, 
por  consiguiente,  la  necesidad  del  contacto  físico,  Santo  Tomás,  los 
Salmaticenses,  Scavini,  San  Ligorio  y  Gasparri  exigen  éste. 

Lo  cierto  en  dicha  cuestión  es:  i.°,  que  no  es  necesario  tocar  in- 
mediatamente los  instrumentos  (S.  C.  C.  in  Santander  ¿en.,  Dubium 
ordinationis,  28  Mai  1796),  y  por  tanto  sería  válida  la  ordenación 
aunque  el  ordenando  tocase  aquéllos  cubiertas  las  manos  con  un 
velo  ó  con  guantes;  2.0,  que  tampoco  exige  la  validez  que  se  toquen  el 
cáliz  con  vino  y  la  patena  con  la  hostia  (nos  referimos  al  presbi- 
terado), pues  el  Santo  Oficio  respondió  el  25  de  Junio  de  1866 
acquiescat  á  un  sacerdote  que,  al  ser  ordenado,  tocó  el  cáliz  y  la  hos- 
tia, pero  no  la  patena.  Idéntica  conclusión  aparece  evidentemente 


REVISTA    CANÓNICA.  301 


confirmada  por  el  mismo  Supremo  Tribunal  el  22  de  Noviembre  de 
1871,  9  de  Junio  de  1872  y  22  de  Julio  de  1892;  3.0,  de  igual  modo 
sería  válida  la  ordenación,  aunque  se  hubiese  omitido  el  contacto  del 
cáliz  con  vino  (S.  R.  C.  in  una  Galliarum,  3  Dec.  1661),  y  consi- 
guientemente si,  tocado  aquél,  se  omitiere  tocar  la  patena  con  la  hos- 
tia; y  4.0,  no  es,  en  último  término,  de  necesidad  absoluta  la  unión 
física  del  acto  de  tocar  los  instrumentos  con  el  de  la  prolación  de  la 
fórmula  accipe  potestatem,  etc. 

Las  dos  últimas  conclusiones  han  sido  plenamente  corroboradas 
por  el  Santo  Oficio  al  responder  el  17  de  Enero  de  1900  acquiescat  al 
siguiente  caso  que  transcribimos  con  toda  fidelidad: 

«Tirio,  sacerdote,  durante  su  ordenación  de  presbítero,  al  darse 
cuenta  de  que  no  tocaba  la  hostia,  y  antes  que  el  Obispo  empezase 
la  fórmula  prescrita  para  el  tacto  de  los  instrumentos  ,  procuró  to- 
car aquélla,  pero  con  el  esfuerzo  que  hizo  separó  la  mano  del  cáliz, 
y  separada  la  tuvo  mientras  el  Obispo  pronunció  toda  la  fórmula, 
pero  sin  conseguir  tocar  la  hostia.  Además  ,  como  consecuencia 
del  indicado  esfuerzo,  levantó  la  patena,  obligando  probablemente  al 
Obispo,  por  su  parte,  á  lo  mismo,  de  modo  que  no  podía  decirse  que 
en  tal  forma  separados  el  cáliz  y  la  patena  formasen  un  solo  com- 
puesto moral.  Para  tranquilidad  de  la  propia  conciencia  ruega  el  expo- 
nente á  Vuestra  Santidad  se  digne  indicarle  cómo  debe  regularse.» 


Sobre  celebración  de  Misas  en  altares  consagrados  sin 
reliquias  de  Santos. — Nadie  ignora  que  la  liturgia  edesiásuca 
prescribe  desde  la  más  remota  antigüedad  que  las  Misas  deben  ser 
celebradas  en  altares  de  piedra;  pero  en  atención  á  que  en  muchos 
casos  es  casi  imposible  construir  de  esa  materia  toda  la  mesa,  que 
vulgarmente  llamamos  altar,  y  por  otro  lado  lo  que  realmente  consti- 
tuye la  esencia  de  éste  es  la  urna  cavada  en  el  centro  del  mismo,  para 
la  reposición  de  reliquias,  urna  ó  lóculo  sobre  el  cual  se  colocan  el 
cáliz  y  la  hostia,  se  comprende  por  qué  hoy  la  indicada  prescripción 
litúrgica  quede  restringida  al  ara.  Esta  puede  también  ser  de  cemento 
(S.  R.  C.  29  April.  18S7,  Lamzcen.  ad  II),  pero  nunca  de  yeso  (declar. 
cit.  ad  III);  debe  estar  consagrada  y  contener  además  dos  ó  más  reli- 
quias de  Santos,  de  modo  que  la  costumbre  de  consagrarlas  y  celebrar 
en  ellas  sin  ese  requisito  es  una  corruptela  expresamente  reprobada 
(ibid.  ad  I),  y  el  derecho  prohibe  erigir  sin  licencia  de  la  Santa  Sede 
altares  con  una  sola  reliquia  (S.  R.  C.  16  Jan.  1888— Ord.  minor.) 

Pero   como   todas    estas   prescripciones   son   de    derecho   ecle- 


302  REVISTA   CANÓNICA. 


siástico,  evidentemente  la  Iglesia  puede  dispensar,  aunque  gracias 
de  esta  índole,  dada  la  sublimidad  de  los  misterios  á  que  tales  ritos 
se  ordenan,  por  necesidad  han  de  ser  muy  contadas,  y  no  se  otorgan 
sino  por  motivos  gravísimos ,  que  según  la  práctica  de  la  Santa 
Sede  se  reducen  al  peligro  de  que  las  sagradas  reliquias  sean  profa- 
nadas, y  á  la  dificultad  que  el  peso  del  ara  construida  á  propósito 
para  contener  aquellas  crearía  para  trasladar  con  la  rapidez  que  pue- 
den exigir  especiales  circunstancias,  el  altar  portátil  de  un  punto  á 
otro,  exponiendo  así  el  ara  á  fracturas  que  la  inutilicen. 

Desde  luego  se  comprende  que  tan  extraordinarios  motivos  sólo 
existen  en  países  dominados  por  infieles  ó  herejes,  y  donde  los  misio- 
neros, expuestos  á  frecuentes  persecuciones  ,  se  ven  precisados  á 
cambiar  continuamente  de  morada  y  á  ocultarse  en  lugares  nada 
decentes  ni  aptos  para  la  conservación  de  venerandos  restos;  por  lo 
que  no  es  de  admirar  que  el  Santo  Oficio,  á  propuesta  de  la  S.  C.  de 
Propaganda,  concediese  ya  en  14  de  Mayo  de  1681  (vide  Collect. 
S.  C.  P.  i7.,  n.  825)  á  los  misioneros  del  Tonkin  la  facultad  de  celebrar 
en  altares  portátiles  sin  reliquias,  y  á  los  vicarios  apostólicos  la  de 
consagrarlos;  que  Pió  VII  repitiese  esa  autorización  en  1802,  exten- 
diéndola el  5  de  Junio  de  1805  á  los  Vicarios  apostólicos  de  Cochin- 
china,  y  finalmente  Gregorio  XVI  á  los  del  imperio  chino  y  reinos 
limítrofes  el  8  de  Julio  de  1838  (V.  la  Colectdnea  de  los  Misioneros 
ad  exteros,  1880,  nn.  403  y  405). 

Por  tanto,  para  las  regiones  en  que  no  se  den  las  indicadas  cau- 
sas, ú  otras  equivalentes,  creemos  que  ni  la  Santa  Sede  concederá 
esas  facultades,  ni  la  costumbre  contraria  podrá  subsistir,  ni  por 
consiguiente  serán  verdaderos  altares,  ni  podrá  celebrarse  lícita- 
mente el  sacrificio  de  la  Misa  en  los  que  no  reúnan  las  condi- 
ciones que  exige  la  liturgia  sagrada.  En  efecto:  el  limo.  Sr.  Obispo 
de  Petrópolis  (sufrag.  de  Rio  Janeiro,  Brasil,  en  la  relación  del  esta- 
do de  su  diócesis  presentó  la  S.  C.  del  Concilio  el  siguiente  postu- 
lado, remitido  por  aquélla  á  la  S.  C.  de  Ritos,  y  á  su  vez  por  ésta  al 
Santo  Oficio:  « An  toleran  possit  ut  sacrificium  Missse  celebretur  super 
lapides  altarium  etiam  ecclesiarum  parochialium  praecedenti  saeculo, 
vel  etiam  saeculo  décimo  sexto  consecratos  sine  sepulchro  et  sacris 
Reliquiis  Sanctorum  á  Missionariis  vel  antiquioribus  Episcopis?  Sunt 
qui  affirmant  antiquis  illis  temporibus  habuisse  Missionarios  Ameri- 
cae  Meridionalis  priviiegium  consecrandi  altaría  portatilia  seu  lapides 
ad  Sacrificium  sine  Reliquiis.» 

A  este  postulado  respondió  la  Inquisición  Suprema  el  17  de 
Enero  de  1900:  Curet  Episcopus  ut  ritu  proscripto  in  altaribus  collocentur 


REVISTA   CANÓNICA,  303 


Sanctorum  Reliquia;  et  interim  in  casit  tolerari  potest  usus  celebrandi  in 
prcedictis  altaribus.»  Esta  respuesta  fué  aprobada  por  Su  Santidad  el 
19  de  los  citados  mes  y  año. 

La  S.  C.  hace  caso  omiso  de  si  á  los  misioneros  que  evangelizaron 
la  América  latina  les  fué  ó  no  concedido  el  privilegio  que  menciona 
el  postulado,  pues  dada  la  distancia  que  separaba  de  Europa  aquellas 
regiones,  la  escasez  de  misioneros  en  los  principios  de  la  conquista, 
y  la  dificultad  de  las  comunicaciones,  nada  tiene  de  extraño  que  la 
Santa  Sede  autorizara  para  ello,  especialmente  si  se  tiene  en  cuenta 
que  entonces  el  privilegio  de  altar  portátil  no  había  aún  sufrido  las 
restricciones  á  que  hoy  está  sujeto:  mas  habiendo  cesado  las  causas 
que  pudieron  motivar  la  concesión,  natural  es  que  cese  ésta.  Nada 
más  justo,  por  otra  parte,  que  el  tolerar  el  uso  de  altares,  consagra- 
dos en  las  expresadas  condiciones,  hasta  que  lo  sean  nuevamente  y 
de  conformidad  con  las  prescripciones  litúrgicas,  pues  según  se  des- 
prende del  postulado,  aun  en  las  iglesias  parroquiales  existen,  y  sin 
la  cláusula  de  tolerancia  transitoria  pudiera  ocurrir  que  en  algunos 
puntos  quedaran  los  fieles  sin  Misa  durante  un  tiempo  de  duración 
relativamente  excesivo,  porque  no  es  obra  de  un  instante  normalizar 
en  diócesis  tan  extensas  y  tan  faltas  de  comunicaciones  todos  los 
altares. 


Acerca  del  matrimonio  que  un  infiel  convertido  á  la  fe 
contrajo  con  una  católica  sin  la  previa  interpelación  déla 
primera  mujer. — Ticio,  siendo  aún  judío,  contrajo  matrimonio 
con  una  mujer  también  infiel,  de  la  cual  se  divorció  por  sentencia  le- 
gal, y  mediante  el  libelo  de  repudio.  Hecho  esto,  entabló  relaciones 
con  Berta,  católica,  con  la  cual  se  unió  civilmente  en  1887,  después 
de  haberse  ella  declarado  ante  el  magistrado  civil,  sin  expresar  la  reli- 
gión á  que  pertenecía  (1).  Tal  matrimonio  es  válido,  según  las  leyes  ci- 
viles vigentes  en  el  lugar  del  contrato. 

Berta,  sin  embargo,  no  gozó  un  instante  de  paz.  Su  conciencia  la 
acusaba  incesantemente  de  apóstata,  por  lo  que  se  decidió  á  emplear 
todos  los  medios  para  atraer  á  la  verdadera  fe  al  supuesto  marido, 
único  modo,  según  la  decía  su  párroco,  de  acallar  los  remordimien- 


(1)  Las  palabras  subrayadas  creemos  sean  la  versión  verdadera  de  la 
cláusula  absque  confessione,  subrayada  también  en  el  original.  Dada  otra  cual- 
quiera, no  alcanzamos  el  sentido  del  siguiente  período:  «Quo  facto,  cum  catho- 
lica  Berta  amores  fovit,  cum  qua  postquam  eadem  ad  hoc  se  coram  magistratu 
civili  absque  confessione  declaravit,  civile  consortium  iniit  anno  1887...» 


3C4  REVISTA    CANÓNICA. 


tos  y  legalizar  su  situación.  No  fueron  inútiles  sus  esfuerzos,  pues 
Ticio  recibió  el  bautismo  en  1892,  y  el  mismo  día  el  referido  párroco 
autorizó  y  bendijo  en  debida  forma  el  matrimonio  entre  Ticio  y  Ber- 
ta, reconciliada  ya  con  la  Iglesia;  pero  el  párroco  se  olvidó  del 
vínculo  que  anteriormente  ligaba  á  Ticio.  Poco  después,  habiéndole 
ocurrido  (al  párroco)  un  caso  semejante,  en  el  cual  la  mujer  infiel 
fué  interpelada,  recordó  el  error  cometido,  y  trató  de  poner  remedio. 
Hechas  las  oportunas  averiguaciones,  supo  que  la  primera  esposa  de 
Ticio  vivía  aún  en  N.,  pero  que  ni  quería  abrazar  la  Religión  cató- 
lica, ni  responder  á  las  interpelaciones,  toda  vez  que,  decía  ella,  su 
matrimonio  con  Ticio  había  sido  legalmente  disuelto,  y  el  contraído 
por  éste  con  Berta  ante  el  magistrado  civil,  era  válido. 

En  vista  de  esto,  el  párroco  recurrió  á  la  Santa  Sede  pidiendo  la 
dispensa  de  la  interpelación  y  la  sanación  en  raíz  del  matrimonio 
celebrado  entre  Berta  y  Ticio  después  del  bautismo  de  éste. 

A  semejante  ruego  respondió  el  Santo  Oficio  con  fecha  17  de 
Enero  de  1900  lo  que  á  la  letra  transcribimos:  Dummodo  consíet  ex 
processu  saltem  summario,  mulierem  nullam  responsum  dari  voluisse, 
matrimonium  contrahi  posse;  et  ad  mentem. — Mens  est,  in  hoc  casu  non 
dari  locum  dispensationi  in  radice:  nam  adhuc  viget  prius  matrimonium 
in  infidelitate  contractum;  quod  non  dissolvitur ,  nisi  quando  post  conversio- 
nem  et  ínter pellationem  inutiliter  factam  novum  ac  validum  matrimonium 
contractum  fuerit.  El  Padre  Santo  confirmó  esta  resolución  en  la 
audiencia  del  19  de  los  mismos  mes  y  año. 

No  es  la  primera  vez  que  publicamos  resoluciones  de  la  Curia 
Romana  referentes  á  la  extensión  é  interpretación  del  privilegio  Pau- 
lino, lo  cual  nos  excusa  de  repetir  ahora  lo  que  entonces  consigna- 
mos. Basta,  pues,  concretar  al  presente  los  siguientes  principios  que 
viene  á  confirmar  esta  última  resolución:  i.°  En  armonía  con  el  con- 
texto concesorio  del  privilegio,  para  la  disolución  del  matrimonio 
contraído  en  la  infidelidad  cuando  uno  de  los  cónyuges  se  convierte 
á  la  fe,  es  requisito  indispensable  el  interpelar  á  la  parte  que  rehusa 
convertirse.  2.0  Si  la  interpelación  es  imposible  ó  inútil,  debe 
recurrirse  á  la  Santa  Sede,  la  cual  sólo  dispensa  cuando,  por  proce- 
so sumario  al  menos,  consta  de  la  imposibilidad  ó  inutilidad. 
3.0  Omitida  la  interpelación,  ó  no  obtenida  la  oportuna  dispensa, 
persevera  siempre  el  vínculo  contraído  en  la  infidelidad,  el  cual, 
aunque  una  parte  abrace  la  fe  y  la  otra  se  obstine  en  el  error,  no 
desaparece  sino  cuando  el  cónyuge  fiel  contrae  nuevo  matrimonio  en 
la  forma  y  con  las  condiciones  prescritas.  4.0  La  sanación  en  raíz  no 
puede  tener  lugar  si  antes  no  se  ha  cumplido  lo  que  preceptúan  los 


REVISTA  CANÓNICA. 


305 


principios  primero  ó  segundo,  según  las  circunstancias,  porque  no 
hay  materia  sanable,  ya  que  falta  el  fundamento,  esto  es,  el  contrato 
con  apariencias  extrínsecas  de  matrimonio,  debido  á  la  subsistencia 
del  vínculo  precedente.  Y  como  el  caso  de  Berta  y  Ticio  adolecía  de 
estos  defectos,  rectamente  respondió  la  Sagrada  Congregación  no 
haber  lugar  á  la  sanación  pedida.  Necesario  era,  por  tanto,  que  contra- 
jeran de  nuevo. 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  a. 


20 


CRÓNICA   GENERAL 


i 


EXTRANJERO 


,oma. — A  mediados  de  la  quincena  circularon  rumores  alar- 
mantes sobre  la  salud  de  Su  Santidad,  á  quien  se  juzgaba 
víctima  de  un  grave  estado  de  abatimiento  que  ponía  en 
peligro  su  vida.  Noticias  posteriores  han  evidenciado  la  exageración 
de  tales  informes,  á  los  que  ha  dado  ocasión  el  hecho  de  haberse 
sentido  León  XIII  excesivamente  fatigado  de  las  funciones  religio- 
sas y  audiencias  prolongadas  que  hace  tiempo  viene  dispensando. 
Después  de  breves  días  de  reposo  ,  el  Padre  Santo  ha  asistido 
á  la  solemne  beatificación  de  dos  Carmelitas  Descalzos,  sin  que 
nadie  haya  podido  advertir  en  él  los  menores  síntomas  de  enfer- 
medad ni  decaimiento.  El  Pontífice  entró  en  la  Basílica  de  San 
Pedro  conducido  en  la  silla  gestatoria  y  rodeado  de  su  Corte,  entre 
los  vítores  y  aclamaciones  de  la  nutrida  muchedumbre  que  llenaba 
el  grandioso  templo;  con  mano  firme  bendijo  á  la  concurrencia  mos- 
trándose visiblemente  conmovido  por  las  entusiastas  manifestaciones 
de  júbilo  con  que  fué  saludada  su  presencia.  El  célebre  doctor 
Lapponi  asegura  que  la  ligera  indisposición  de  León  XIII  no  ha 
revestido  carácter  alguno  de  gravedad,  obedeciendo  única  y  exclusi- 
vamente al  exceso  de  trabajo;  y  añade  que  piensa  recomendar  con 
insistencia  al  Papa  la  suspensión  temporal  de  sus  tareas  ordinarias, 
y  el  retiro,  durante  algunos  días,  al  Villino  de  los  jardines  del  Va- 
ticano. 

*  * 


Italia. — Hace  pocos  días  se  verificó  la  inauguración  de  la  nueva 
legislatura.   En  el  discurso  leído  por  el  rey  Humberto,  se  habló  de 


CRÓNICA    GENERAL.  307 


las  excelentes  relaciones  que  ligan  á  Italia  con  las  demás  potencias, 
invocando  el  apoyo  patriótico  de  los  defensores  de  la  unidad  italiana, 
para  dar  solución  á  las  graves  dificultades  de  carácter  económico 
con  que  tropieza  el  Gobierno,  y  para  contener  el  torrente  de  la 
anarquía,  que  amenaza  asolar  el  país.  A  continuación  se  procedió  á 
elegir  la  Mesa,  de  la  que  fué  nombrado  presidente  el  Sr.  Gallo,  mi- 
nisterial, por  242  votos.  El  candidato  de  oposición,  Sr.  Biancheri, 
tuvo  214  votos.  Los  vicepresidentes  y  cuestores  ministeriales  triun- 
faron también.  De  los  secretarios  fueron  elegidos  cuatro  ministeria- 
les y  dos  de  oposición. 

*  * 

Portugal. — En  la  Cámara  de  diputados  ha  comenzado  el  de- 
bate parlamentario  sobre  el  proyecto  de  reformas  constitucionales, 
cuestión  de  vida  ó  muerte  para  el  Gabinete  actual.  A  combatir  las 
modificaciones  propuestas  por  el  Gobierno  se  levantó  el  orador  del 
partido  de  regeneración  nacional  Juan  Franco,  quien  calificó  de 
inicuos  y  absurdos  los  procedimientos  empleados  por  los  consejeros 
de  la  Corona  para  sacar  adelante  un  proyecto  que  de  todo  tiene, 
menos  de  constitucional.  La  réplica  del  Jefe  del  Gabinete  á  ciertas 
afirmaciones  del  orador,  dio  margen  á  que  entre  ambos  se  entablase 
una  discusión  animada,  que  la  concurrencia  oyó  con  gran  interés. 
El  corresponsal  que  comunica  las  anteriores  noticias  añade  que  se 
advierte  en  el  país  vecino  gran  efervescencia  política,  sin  que  sea 
fácil  prever  los  resultados  de  la  lucha  planteada  entre  los  dos  par- 
tidos monárquicos  que  hasta  ahora  vienen  turnando  en  el  poder. 

* 

*  * 

t 

Francia. — Otra  vez  la  cuestión  Dreyfus  vuelve  á  despertar  honda 
agitación  en  el  espíritu  público,  resucitando  odios  y  rencores  que 
parecían  definitivamente  extinguidos.  La  amenaza  del  judío  Reinach, 
que  había  prometido  reanudar  la  lucha  en  favor  del  condenado  de 
Rennes  tan  luego  como  terminase  la  Exposición,  se  ha  anticipado  en 
su  cumplimiento,  merced  á  la  revelación  inopinada  de  la  ayuda  que 
prestan  ciertos  agentes  del  Gobierno  á  los  manejos  de  los  partidarios 
de  la  revisión.  Al  presente,  es  cosa  puesta  fuera  de  duda  que  los  pro* 
yectos  del  dreyfusismo  encuentran  apoyo  y  simpatía  en  las  esferas 
del  poder;  y  este  hecho,  denunciado  en  plena  Cámara  popular  por  el 
diputado  y  periodista  Humbert,  ha  levantado  una  verdadera  tempes- 
tad de  protestas  entre  los  nacionalistas,  que  se  muestran   decididos 


308  CRÓNICA    GENERAL. 


á  evitar  por  todos  los  medios  que  se  ponga  de  nuevo  sobre  el  tapete 
el  escandaloso  asunto.  Los  documentos  del  agente  de  seguridad 
Tromps,  venidos  á  poder  del  oficial  de  Estado  Mayor  Fritisch  y  en 
los  que  refería  aquél  detalladamente  los  viajes  hechos  para  inutilizar 
el  testimonio  de  Cernuschi  contra  Dreyfus  en  el  proceso  de  Rennes, 
han  ocasionado,  como  decíamos  en  nuestra  Crónica  anterior,  la  re- 
nuncia del  ministro  de  la  Guerra,  general  marqués  de  Gallifet,  po- 
niendo á  la  vez  en  grave  aprieto  la  vida  del  Gabinete;  y  sin  duda  al- 
guna habría  éste  sucumbido  sin  la  eficaz  intervención  de  Mr.  Bour- 
gois,  cuya  fogosa  y  hábil  elocuencia  logró  arrancar  á  la  mayoría  un 
voto  de  confianza  en  favor  de  la  fidelidad  del  Ejército,  de  la  discipli- 
na y  de  la  República.  Atribuyese  al  nuevo  ministro,  general  André, 
masón  entregado  en  cuerpo  y  alma  á  Brisson,  y  por  añadidura  drey- 
fusista  rabioso,  el  propósito  de  modificar  al  personal  del  Estado  Ma- 
yor, llevando  á  él  los  elementos  más  adictos  á  sus  ideas.  Puede  dar- 
se, por  tanto,  como  inaugurada  la  nueva  campaña  de  rehabilitación 
de  Dreyfus,  cuyas  consecuencias  para  Francia  han  de  ser  por  fuerza 
lamentabilísimas. 

— En  Chalons-sur-Saone  han  ocurrido  graves  desórdenes  con 
motivo  de  la  huelga  iniciada  entre  los  obreros  de  la  fábrica  de  mon- 
sieur  Gallaud.  La  gendarmería  hizo  fuego  contra  los  amotinados,  que 
se  resistieron,  agrediendo  á  la  fuerza  pública  é  hiriendo  gravemente 
al  comandante  que  la  mandaba;  el  resultado  del  combate  fueron  17 
heridos,  de  los  que  han  muerto  dos  obreros.  Con  este  motivo  el  co- 
mité del  partido  socialista  organizó  un  meeling  de  protesta  contra  lo 
que  califica  de  brutales  asesinatos  de  trabajadores  indefensos;  y  pre- 
para además  una  manifestación  antimilitarista  para  el  día  en  que  sea 
recibido  en  el  Hotel  de  Ville  el  célebre  explorador  Marchand. 

— Los  periódicos  comentan  el  resultado  de  la  elección  de  la  comi- 
sión encargada  de  informar  á  la  Cámara  de  diputados  sobre  el  pro- 
yecto de  amnistía.  Según  los  ministeriales,  la  ausencia  de  muchos 
diputados  fué  causa  de  que  las  votaciones  no  expresasen  la  voluntad 
de  la  mayoría  de  la  asamblea.  Creen  que  el  proyecto  será  aprobado 
por  gran  mayoría.  Los  diarios  de  oposición  hacen  notar  que  el  fracaso 
del  Gobierno  es  tanto  más  significativo,  cuanto  que  Mr.  "Waldeck- 
Rousseau  declaró  que  hacía  cuestión  de  confianza  la  aprobación  del 
proyecto. 


* 


CRÓNICA    GENERAL.  309 


Alemania.—  Después  de  discutirse  en  segunda  lectura  el  pro- 
yecto de  ley  referente  al  aumento  de  la  flota  de  guerra,  ha  quedado 
aprobado  el  primer  artículo  en  el  Reichstag  por  153  votos  contra  79. 
En  los  debates  parlamentarios  han  intervenido  oradores  de  las  di- 
versas fracciones  de  la  Cámara,  distinguiéndose  por  su  intransigen- 
cia al  combatir  el  proyecto  el  diputado  socialista  Bebel  y  el  jefe  de 
la  fracción  liberal  Herr  Richter.  El  almirante  Tirpitz,  secretario  de 
Estado  en  el  departamento  de  Marina,  defendió  con  energía  la  nece- 
sidad en  que  se  halla  Alemania  de  aumentar  las  fuerzas  navales 
para  atender  á  la  defensa  de  sus  colonias  y  apoyar  su  representación 
de  potencia  de  primer  orden  en  las  cuestiones  de  Oriente.  La  Comi- 
sión nombrada  para  estudiar  el  proyecto  ha  introducido  en  él  impor- 
tantes modificaciones,  principalmente  en  lo  que  se  refiere  al  contin- 
gente de  unidades  destinadas  á  estaciones  navales  y  aguas  extranje- 
ras, reduciendo  el  número  de  las  mismas  en  atención  á  que,  hoy  por 
hoy,  no  hay  motivo  alguno  que  justifique  su  excesiva  multiplicación. 
Con  esta  reforma  se  obtiene  una  economía  de  400  millones  de  mar- 
cos en  el  presupuesto  especial  destinado  á  construcciones  navales,  á 
pesar  de  lo  cual  asciende  todavía  la  cantidad  que  debe  gastarse  para 
llevar  á  cabo  el  proyecto,  á  3.946  millones  de  marcos.  Son  curiosos 
los  datos  referentes  á  las  marinas  extranjeras  que  la  Comisión  de 
presupuestos  ha  tenido  en  cuenta  al  dar  dictamen  sobre  las  cifras  que 
debían  destinarse  al  aumento  de  la  flota.  El  poder  naval  de  la  Triple 
Alianza  se  halla  actualmente  representado  por  40  buques  de  comba- 
te, ocho  acorazados,  16  grandes  y  47  pequeños  cruceros;  Francia  y 
Rusia  disponen  de  54  buques  de  combate,  20  acorazados  de  costa, 
41  grandes  y  48  pequeños  cruceros;  mientras  que  Inglaterra  sola 
cuenta  con  55  buques  de  combate,  dos  acorazados  de  costa,  60  cru- 
ceros grandes  y  84  pequeños. 

— La  prensa  de  Berlín  ha  hecho  durante  algunos  días  objeto  de 
sus  comentarios  las  declaraciones  contenidas  en  los  últimos  discur- 
sos del  príncipe  Luis  de  Baviera  contra  el  predominio  absorbente 
que  se  pretende  dar  á  Prusia,  en  perjuicio  de  los  demás  Estados  del 
imperio.  Los  hechos  que  parecen  haber  motivado  las  protestas  á  que 
hemos  aludido,  son  las  palabras  «mi  flotilla  de  torpedos,»  usadas 
por  el  kaiser  en  telegrama  de  contestación  al  príncipe  Luis,  y  tam- 
bién la  designación  de  «Príncipe  de  la  Corona  del  Imperio  alemán,» 
que  el  Emperador  dio  á  su  hijo  en  las  fiestas  de  la  mayor  edad  del 
mismo.  Ambos  conceptos  implican,  ajuicio  de  algunos  diarios,  la 
transgresión  de  lo  dispuesto  en  la  Constitución  del  Imperio,  según 
la  cual  la  escuadra  pertenece  á  Prusia  como  á  los  demás  Estados, 


810  CRÓNICA    GENERAL. 


y  el  kromprintz  no  debe  usar  otro  título  que  el  de  Príncipe  de  la  Co- 
rona de  Prusia. 

— ¿Se  tiene  por  seguro  en  Roma,  según  dicen  á  Le  Temps,  que  el 
barón  de  Hertling,  diputado  del  centro  católico  y  agente  oficioso  del 
Gobierno  alemán,  llegará  en  breve  á  dicha  ciudad  con  objeto  de  en- 
tablar, por  tercera  vez,  con  el  Vaticano  negociaciones  relativas  á  la 
creación  de  una  Facultad  de  Teología  Católica  en  Strasburgo.  Afír- 
mase en  el  Vaticano,  á  ese  propósito,  que  no  será  difícil  se  renueven 
las  conferencias  necesarias  para  el  establecimiento  de  una  representa- 
ción pontificia  permanente  en  Berlín,  ya  con  el  carácter  de  Nunciatu- 
ra, ya  de  Delegación  apostólica.  Dicho  pensamiento  viene  siendo  aca- 
riciado desde  hace  largo  tiempo  por  León  XIII;  mas  no  ha  podido 
realizarse  hasta  ahora,  por  la  oposición  que  han  hecho  al  mismo  en 
Berlín  las  personalidades  protestantes  que  disponen  de  influencia. 
Créese  en  Roma  que  la  cuestión  de  la  Facultad  Teológica  de  Stras- 
burgo, apoyada  con  interés  por  el  Gobierno  imperial,  ha  de  ser  una 
ocasión  favorable  para  plantear  de  nuevo  la  referente  á  la  represen- 
tación pontificia  en  Berlín.  Por  último,  circula  en  el  Vaticano  el 
siguiente  rumor,  que,  á  recibir  confirmación,  haría  desaparecer  todas 
las  dificultades.  Según  parece,  accediendo  León  XIII  á  los  ruegos 
del  emperador  Guillermo,  se  halla  inclinado  á  crear  en  el  próximo 
Consistorio  un  nuevo  Cardenal  alemán,  y  en  ese  caso  recibiría  la 
púrpura  el  arzobispo  de  Colonia. 

* 
*  * 

Inglaterra. — La  noticia  de  la  toma  de  Pretoria  con  que  cerrá- 
bamos la  crónica  anterior,  produjo  en  toda  Europa  la  impresión  de 
que  la  guerra  anglo-boer  había  llegado  á  su  término,  quedando  defi- 
nitivamente establecido  el  dominio  británico  sobre  el  extremo  meri. 
dional  del  continente  africano.  Era  general  creencia  que  la  capital 
del  Estado  transvaalense  contaba  con  abundantes  medios  de  defensa 
que  la  pondrían  en  condiciones  de  resistir  un  asedio  prolongado,  y 
que  el  ejército  sitiador  habría  de  sufrir  graves  quebrantos  antes  de 
conseguir  apoderarse  de  la  plaza.  Los  hechos  vinieron  á  demostrar 
lo  contrario;  Pretoria  capituló  sin  condiciones,  abriendo  desde  luego 
sus  puertas  á  las  tropas  enemigas;  y  el  pabellón  británico  ondeó  vic- 
torioso en  el  Raadsaal,  poco  después  de  la  llegada  de  las  fuerzas  de 
lord  Roberts  á  las  inmediaciones  de  la  ciudad.  El  entusiasmo  con 
que  en  Londres  se  recibió  el  anuncio  de  la  ocupación,  duró  días  en- 
teros; los  edificios  se  engalanaron  con  colgaduras,  y  la  multitud  re- 


CRÓNICA    GENERAL.  311 


corrió  las  calles  de  la  City  lanzando  hurras  y  entonando  himnos  pa- 
trióticos. Acontecimientos  posteriores  han  demostrado  que  tales 
entusiasmos  eran  del  todo  injustificados;  los  boers  prosiguen  impasi- 
bles la  guerra  como  si  la  rendición  de  Pretoria  fuera  suceso  de 
antemano  previsto  y  descontado,  al  que  no  conceden  la  importancia 
y  significación  que  la  prensa  europea  ha  querido  atribuirle.  «La  lu- 
cha dura  y  durará  indefinidamente»,  ha  dicho  el  presidente  Krüger, 
y  en  el  mismo  sentido  se  han  expresado  los  delegados  de  la  repú- 
blica sudafricana,  que  buscan  simpatías  para  su  causa  en  los  Esta- 
dos Unidos.  Y,  en  efecto,  los  combates  sostenidos  por  el  general 
Botha  al  Este  de  Pretoria,  el  rescate  de  Bloemfontein  por  las  tropas 
aliadas,  el  copo  del  batallón  británico  de  la  yeomanry  y  la  amenaza 
de  Dewet  á  Johannesburg,  hechos  posteriores  á  la  entrada  victoriosa 
de  Roberts  en  la  capital  transvaalense,  prueban  elocuentemente  que 
la  campaña  no  lleva  trazas  de  terminar  tan  pronto  como  los  diarios 
ingleses  han  supuesto.  Si  á  esto  se  agregan  las  nuevas  dificultades 
que  han  surgido  en  El  Cabo  á  consecuencia  de  la  crisis  planteada  en 
el  seno  del  ministerio  colonial,  cuya  dimisión  se  ha  visto  precisado  á 
aceptar  el  gobernador  Milner,  la  sublevación  de  los  afrikanders  en 
Grigualandia,  el  levantamiento  de  los  aschantis  en  Costa  de  Oro  y 
las  gravísimas  complicaciones  que  pueden  resultar  de  los  últimos 
sucesos  de  China,  se  comprenderá  sin  esfuerzo  que  Inglaterra  debe 
lamentar  hoy  el  haberse  comprometido  en  una  empresa  que  quizás 
cueste  muy  cara  á  sus  intereses.  He  aquí  ahora  los  despachos  que 
transmiten  pormenores  sobre  las  operaciones  que  dieron  por  resultado 
la  toma  de  la  capital  del  Transvaal.  «Puestos  en  marcha  por  la  ma- 
ñana al  nacer  el  día — telegrafiaba  Roberts  con  fecha  5  del  corrien- 
te— recorrimos  unas  diez  millas  hasta  llegar  á  seis  del  río,  cuyas  dos 
orillas  estaban  ocupadas  por  el  enemigo  en  fuerza  escasa.  La  infan- 
tería montada  de  Henry  y  Ross  y  dos  compañías  de  la  yeomanry 
desalojaron  rápidamente  á  los  boers  de  la  orilla  Sur,  persiguiéndoles 
durante  una  milla;  pero  en  este  momento  se  encontraron  expuestos 
al  violento  fuego  de  los  boers  que  ocupaban  una  posición  que  domi- 
naba el  terreno.  Nuestra  artillería  gruesa,  los  cañones  de  la  marina 
y  la  artillería  de  campaña,  que  deliberadamente  se  habían  empla- 
zado en  la  vanguardia  de  la  colina,  fueron  enviados  todo  lo  rápida- 
mente que  fué  posible  en  apoyo  de  la  infantería  montada,  á  las  coli- 
nas onduladas  que  rodean  á  Pretoria.  La  artillería  estaba  apoyada 
por  la  brigada  Stevenson  y  la  división  Pole  Carew.  Después  de  arro- 
jarle algunas  granadas,  el  enemigo  desalojó  sus  posiciones.  Los 
boers  trataron  de  envolver  nuestro  flanco  izquierdo,  pero  la  infante- 


312  CRÓNICA   GENERAL. 


ría  montada  y  la  yeomanry  lo  impidieron,   ayudadas  por  la  brigada 
Max-Weill  y  la  división  Tucker.  Como  todavía  el  enemigo  molestaba 
la  retaguardia  de  nuestro  flanco  izquierdo,   di  orden  al  general  Iam 
Hamilton  para  que  avanzara   tres   millas   sobre  nuestra  izquierda, 
aproximándose  á  nosotros,   á  fin  de  llenar  el   vacío  que  existía  entre 
las  dos  columnas.  Este   movimiento  dominó   al   enemigo,   que   fué 
rechazado  sobre  Pretoria,  y  que  esperaba  sin   duda  que  prosiguiéra- 
mos nuestro  avance.   Pero  los  días  son   muy  cortos,  y  después  de 
unas  doce  horas  de  marcha  y  de  combate,  hemos   tenido  que  viva- 
quear sobre  el  terreno  conquistado.  Durante  el  día,  la  brigada   de 
guardias  se  ha  encontrado  en  la  proximidad  más  septentrional  de  los 
cinco  fuertes  que  defienden  á  Pretoria,  y  á  menos   de  cuatro   millas 
de  esta  capital.  El  general  French,  con  la  tercera  y  cuarta  brigadas 
de  caballería  y  de  la  infantería  montada  de  Hutton,  está  al  Norte  de 
Pretoria;  Broadwood  se  halla  entre  French  y  Hamilton,  y  el  general 
Gordon  vigila  el  flanco  derecho.  El  cuerpo  principal  está  á  muy  corta 
distancia   del  puente  del  ferrocarril.    La   estación  de  Irene  ha  sido 
incendiada  por  los  boers.  Espero  que  nuestras  pérdidas   sean   muy 
pocas.» 

Otro  despacho  expedido  posteriormente  por  el  generalísimo  inglés, 
continúa  la  relación  anterior  en  los  siguientes  términos: 

«Los  boers  fueron  arrojados  ayer  de  todas  sus  posiciones  y  perse- 
guidos cerca  de  dos  kilómetros.  Envióse  un  parlamentario  para  pedir 
la  capitulación.  Roberts  fué  despertado  cerca  de  media  noche  por  dos 
emisarios  que  venían  á  pedir  un  armisticio  con  objeto  de  arreglar 
las  condiciones.  El  general  contestó  que  la  capitulación  debía  hacer- 
se sin  condiciones.  Botha  repuso  que  no  pensaba  defender  á  Preto- 
ria, pero  que  contaba  con  que  las  mujeres  y  los  niños  boers,  así  como 
los  bienes,  serían  protegidos.  A  la  una  de  la  mañana,  tres  funcionarios 
civiles  entregaron  la  ciudadt.  Las  señoras  de  Krüger  y  Botha  han 
permanecido  en  Pretoria.  Algunos  prisioneros  ingleses  están  también 
en  la  ciudad,  pero  la  mayor  parte  de  ellos  han  sido  conducidos  á 
Waterval.»  Completando  las  noticias  precedentes,  debemos  añadir 
que  los  boers,  al  abandonar  á  Pretoria,  se  llevaron  consigo  1.600  pri- 
sioneros y  varias  cajas  que  contenían  dos  millones  y  medio  en  oro. 
Las  minas  del  Transvaal  han  sido  respetadas  por  las  tropas  republi- 
canas, y  en  todas  ellas  han  aparecido  carteles  en  que  se  hacía  pública 
la  voluntad  de  Krüger  prohibiendo  bajo  severas  penas  destruir  el  ma- 
terial de  explotación,  ó  inutilizar  los  trabajos. 

— Leemos  en  un  diario  que  «la  opinión  se  muestra  vivamente 
preocupada  en  vista  de  las  noticias  que  se  reciben  de  la  Costa  de  Oro, 


CRÓNICA    GENERAL.  313 


Con  referencia  á  telegramas  de  Acra,  se  dice  que  los  ingleses  han 
sufrido  serios  desastres.  Se  sabe  que  los  refuerzos  enviados  contra  los 
achantis  continúan  sin  poder  avanzar,  á  consecuencia  de  las  conside- 
rables fuerzas  enemigas  que  acampan  á  orillas  del  rio  Prah.  Se  teme 
de  un  momento  á  otro  la  invasión  de  la  colonia  británica  por  los 
achantis.  Un  telegrama  de  Acra  añade:  «La  gravedad  de  la  situa- 
ción es  evidente.  Dos  columnas  inglesas  han  sufrido  enormes  pér- 
didas.» 

A  la  fecha  en  que  escribimos  estas  líneas,  comunica  el  telégrafo 
que  10.000  achantis  cercan  la  población  de  Cumassia;  cinco  mil 
se  hallan  escalonados  en  las  líneas  de  comunicación;  mil  rebeldes 
adamis  están  situados  entre  Fumen  y  Ermeja  y  amenazan  las  comu- 
nicaciones de  los  ingleses  con  sus  aliados  los  bekwais.  El  goberna- 
dor inglés  ha  telegrafiado  reclamando  refuerzos  con  urgencia. 

*  * 

Asia:  China. — El  odio  de  raza  que  los  subditos  del  Celeste  Impe- 
rio profesan  á  los  europeos,  á  quienes  designan  ordinariamente  con  el 
título  de  demonios  de  Occidente,  ha  estallado  al  fin  en  formidable  su- 
blevación de  fanáticos  afiliados  á  sociedades  secretas,  cuyos  propó- 
sitos, á  juzgar  por  los  atropellos  y  asesinatos  cometidos,  parecen  ser 
el  exterminio  radical  de  todos  los  extranjeros  establecidos  en  el  país, 
sin  distinción  de  creencias  religiosas  ni  de  nacionalidades.  Tan  luego 
como  se  tuvo  noticia  de  la  agitación  de  los  boxers,  las  potencias  de 
Europa,  así  como  los  Estados -Unidos  y  el  Japón,  se  apresuraron  á 
enviar  á  Pekin  refuerzos  en  defensa  de  las  respectivas  legaciones  y 
subditos;  pero  los  rebeldes,  envalentonados  por  la  debilidad  y  secre- 
tas connivencias  de  las  tropas  imperiales  encargadas  de  restablecer 
el  orden  y  por  la  excesiva  superioridad  del  número,  han  continuado 
con  creciente  saña  su  obra  de  destrucción,  ensayando  las  crueldades 
más  exquisitas  con  los  infelices  extranjeros  que  han  caído  en  su  po- 
der. Se  ha  hablado  de  una  acción  común  de  todas  las  grandes  poten- 
cias para  obligar  á  la  corte  de  Pekin  á  que  adopte  medidas  enérgicas 
contra  los  revoltosos,  ó  en  caso  contrario,  reprimir  por  cuenta  propia 
los  desmanes  de  los  rebeldes;  pero  los  mutuos  recelos  y  desconfianzas 
que  traen  divididas  entre  sí  á  las  diferentes  naciones,  las  ambiciones 
y  rivalidades  que  despierta  el  reparto  en  perspectiva  de  los  territo- 
rios del  Imperio,  dificultan  extraordinariamente  el  que  pueda  llegarse 
á  un  acuerdo.  Francia  y  Rusia,  según  las  últimas  noticias,  se  entien- 
den con  Alemania  y  sus  aliados,  mirando  á  contrarrestar  las  influen- 


314  CRÓNICA   GENERAL. 


cias  probablemente  unidas  de  Inglaterra,  los  Estados  Unidos  y  el 
Japón.  Constantemente  llegan  á  las  inmediaciones  de  Pekín  refuer- 
zos extranjeros,  que  hasta  ahora  resultan  insuficientes  para  penetrar 
á  viva  fuerza  en  la  mencionada  capital,  defendida  por  una  guarnición 
de  más  de  cien  mil  hombres.  Los  generales  chinos  Tung-Fusang  y 
Lung-Chiang  se  hallan  en  las  afueras  con  30.000  hombres  y  nume- 
rosa artillería,  dispuestos  á  oponerse  al  avance  de  las  tropas  interna- 
cionales; algunas  correspondencias  aseguran  que  se  han  librado  ya 
algunos  combates  entre  chinos  y  europeos,  y  que  la  situación  de  los 
últimos  es  bastante  crítica  por  las  dificultades  con  que  tropiezan  en 
su  camino  las  fuerzas  que  desde  Tien-Tsin  podrían  auxiliarles,  efecto 
de  haber  sido  cortada  la  vía  férrea  en  diversos  puntos  en  donde  la 
reparación  ofrece  graves  y  penosos  obstáculos.  Entre  tanto  las  lega- 
ciones americana,  inglesa  y  japonesa  corren  peligro  de  ser  arrasadas 
por  los  rebeldes,  el  representante  del  Imperio  del  Sol  naciente  ha 
muerto  asesinado,  las  matanzas  de  cristianos  chinos  en  el  barrio 
oriental  de  Pekin  se  repiten  incesantemente,  y  la  catedral  católica  ha 
sido  incendiada  sin  que  las  autoridades  opusieran  la  menor  resisten- 
cia. Es  opinión  unánime  de  los  Gabinetes  europeos  que  el  conflicto  es 
ya  de  todo  punto  inevitable,  y  que  no  puede  precisarse  cuáles  serán 
sus  resultados  definitivos. 


II 

ESPAÑA 

Dura  y  difícil  ha  sido  para  el  Gobierno  la  quincena  que  acaba  de 
transcurrir:  desavenencias  y  aun  mal  disimuladas  hostilidades  entre 
algunos  Ministros,  y  como  consecuencia  peligro  inminente  de  crisis; 
motines  y  algaradas  en  Murcia  y  Tarrasa;  huelga  amenazadora  de  los 
mineros  de  Ríotinto,  y  de  otros  que  no  son  mineros ;  ataques  y  dia- 
tribas violentas  contra  la  última  obra  financiera  del  Sr.  Villaver- 
de,  etc.,  etc.  El  empréstito  ,  que  en  un  principio  se  pregonó  como 
uno  de  los  mayores  triunfos  del  Ministro  de  Hacienda  ,  ha  estado  á 
punto  de  ser  la  causa  de  su  caída,  y  desde  luego  le  ha  convertido  en 
blanco  de  todo  género  de  censuras  y  maledicencias.  Acerca  de  la 
conveniencia  de  la  emisión,  dícese  que  han  andado  encontrados  y 
divididos  los  pareceres  de  los  miembros  del  Gabinete  ,  sosteniendo 
algunos  Ministros  que  la  operación  ,  en  último  término  ,  resultaría 
poco  favorable  á  la  prosperidad  de  la  Hacienda  y  altamente  ruinosa 


CRÓNICA    GENERAL.  315 


para  las  iniciativas  y  desarrollo  de  la  industria.  Aparte  de  esto,  los 
comentarios  y  juicios  sobre  la  forma  en  que  se  verificó  el  cierre  délas 
suscripciones,  abundantes  muchos  de  ellos  en  reticencias  maliciosas 
contra  la  rectitud  y  honradez  del  Sr.  Villaverde  ,  movieron  á  éste  á 
presentar  su  dimisión,  que  al  fin  hubo  de  retirar  obedeciendo  á  supe- 
riores instigaciones.  Hoy  el  peligro  de  crisis  parece  totalmente  con- 
jurado: á  lo  menos  así  lo  afirman  categóricamente  los  Ministros.  En 
cuanto  á  la  dureza  con  que  ha  sido  calificada  la  gestión  financiera 
del  empréstito,  véanse  como  prueba,  entre  otras,  las  palabras  de^ 
Sr.  Duque  de  Tetuán:  «Mi  opinión  respecto  al  empréstito  está  sinte- 
tizada en  lo  siguiente:  Hay  en  lo  ocurrido  en  el  Banco  de  España, 
desde  las  siete  de  la  noche  ,  hora  en  que  oficialmente  debió  cerrarse 
el  empréstito,  á  la  mañana  siguiente,  una  oscuridad  tan  grande  y  de 
un  género  tal,  que  esto  bastaría  por  sí  solo  á  debilitar  á  cualquier  Go- 
bierno, por  fuerte  y  prestigioso  que  fuera.  Claro  que  tratándose  de 
un  Gobierno  tan  quebrantado  como  el  actual,  el  daño  que  ha  recibido, 
mejor  dicho,  que  él  mismo  se  ha  hecho,  es  de  una  magnitud  y  gra- 
vedad extraordinarias.  No  creo,  no  concibo  que  haya  Gobierno  que 
pueda  vivir  ,  que  pueda  seguir  rigiendo  una  nación  y  administran- 
do los  bienes  de  ésta  sin  poner  antes  en  claro,  como  la  luz  del  día,  lo 
ocurrido  aquella  noche,  que  será  memorable  en  la  historia  financiera 
de  nuestro  país.  Antes  que  denunciar  periódicos  ,  ha  debido  el  Go- 
bierno esclarecer  un  punto  que  podía  prestarse,  como  ha  sucedido,  á 
que  la  opinión  ,  teniendo  por  intérprete  la  prensa  independiente  ,  se 
llamara  á  engaño  ,  considerando  que  sus  bienes  no  se  administran 
con  aquel  acierto  y  serenidad  de  juicio  á  que  tiene  perfecto  derecho. 
En  esa  desdichada  operación  han  quedado  quebrantadísimas  dos 
entidades  tan  importantes  como  son  el  Gobierno  y  el  Banco  de  Es- 
paña, y  conste  que  en  mis  censuras  dejo  á  salvo  los  respetos  debidos 
á  las  personas.  El  Banco  de  España,  que  siempre  ha  gozado  de  gran 
prestigio  en  el  extranjero,  por  la  seriedad  y  rectitud  en  sus  operacio- 
nes, ha  salido  de  esta  empresa  muy  mal  parado.  Sus  complacencias, 
y  no  digo  complicidad,  aunque  esto  lo  repita  todo  el  mundo  ,  por- 
que me  parece  demasiado  grave  la  palabra  ,  le  ha  mermado  segura- 
mente su  prestigio  en  el  extranjero  ,  y  claro  que  con  más  razón  en 
España.  Ambos,  Gobierno  y  Banco,  deben,  no  sólo  para  dar  una  sa- 
tisfacción al  país,  sino  por  su  propio  prestigio  ,  esclarecer  cuanto  de 
nebuloso  tiene  el  empréstito.  A  ello  tienen  absoluto  derecho  el  país  y 
esa  opinión  que  jamás  he  visto  tan  unánime  y  formidable  contra  nin- 
gún Gobierno.» 

—La  Gaceta  ha  publicado  una  Real  orden  del  Ministerio  de  Agri- 


31<>  CRÓNICA    GENERAL. 


cultura,  Comercio  y  Obras  públicas,  encaminada  á  corregir  las  defi- 
ciencias que  se  advierten  en  el  servicio  de  ferrocarriles. 

Después  de  un  preámbulo  en  que  se  determinan  aquéllas  y  los 
propósitos  que  animan  al  Ministerio  para  corregirlas,  se  fijan  las  si- 
guientes disposiciones,  que  reproducimos  por  el  gran  interés  que 
tienen  para  el  público  en  general: 

«i.°  La  Dirección  general  de  Obras  públicas,  teniendo  en  cuenta 
el  estado  actual  de  la  red  general  de  ferrocarriles,  la  legislación  del 
ramo,  los  proyectos  de  ley  presentados  en  distintas  ocasiones  á  las 
Cortes  para  plantear  los  ferrocarriles  secundarios,  el  informe  defini- 
tivo evacuado  en  9  de  Junio  de  1893  por  la  comisión  nombrada  para 
formar  el  plan  de  esa  clase  de  vias,  y  todos  los  demás  datos  y  ante- 
cedentes referentes  á  la  materia,  estudiará  y  propondrá  en  el  plazo 
más  breve  posible,  las  bases  generales  para  el  perfeccionamiento  y 
terminación  de  un  sistema  completo  de  comunicaciones  ferroviarias, 
y  las  reformas  que  en  las  disposiciones  vigentes  considere  necesarias 
para  mejorar  el  servicio  actual. 

»2.°  La  misma  Dirección,  previo  acuerdo  con  la  de  Correos  y 
Telégrafos,  respecto  á  lo  que  con  el  servicio  postal  se  relaciona,  re- 
visará los  itinerarios  hoy  en  vigor  para  los  trenes-correos  de  las  di- 
ferentes líneas,  y  oyendo  á  las  Compañías  de  ferrocarriles  respecti- 
vas, procurará  disminuir  lo  posible  la  duración  de  los  viajes  mediante 
prudentes  reducciones  en  las  paradas  y  el  aumento  de  velocidad  en 
la  marcha,  compatible  con  el  trazado  y  con  la  seguridad  de  la  expío  - 
tacicn. 

«3.°  Los  ingenieros  jefes  de  las  divisiones  de  ferrocarriles  girarán 
inmediamente  una  visita  general  de  minuciosa  inspección  á  las  líneas 
de  su  respectivo  cargo,  y  como  resultado  de  ella,  informarán  á  la 
Dirección  general  de  obras  públicas,  dentro  del  término  improrro- 
gable de  dos  meses  en  forma  concreta,  precisa  y  circunstanciada 
sobre  cuantas  faltas,  deficiencias  y  abusos  observen  tanto  en  la 
construcción  como  en  la  explotación  y  servicio,  y  singularmente  res- 
pecto á  vías,  material  móvil,  estaciones  y  personal.» 

— Días  pasados  ha  ocurrido  en  la  catedral  de  Calahorra  un  es- 
pantoso incendio,  que  ha  producido  incalculables  daños  en  las  alha- 
jas y  ornamentos  sagrados.  Los  detalles  del  triste  suceso  publicados 
por  los  diarios  de  Logroño,  se  contienen  en  el  relato  que  á  conti- 
nuación transcribimos:  «A  las  dos  de  la  tarde,  y  no  por  la  mañana, 
como  equivocadamente  se  transmitió  en  un  principio  á  Madrid,  advir- 
tióse el  fuego  por  el  ruidoso  crujir  de  las  maderas  incendiadas.  In- 
mediatamente cundió  la  triste  noticia   en  Calahorra,  y  en  seguida 


CRÓNICA   GENERAL.  317 


acudió  un  inmenso  gentío  á  la  catedral,  con  cántaros  y  otras  vasijas 
llenos  de  agua  con  que  combatir  la  formidable  hoguera  que  se  había 
desarrollado  en  el  interior  del  templo.  En  las  calles  próximas  á  la 
iglesia  diocesana  levantábase  un  vocerío  ensordecedor,  con  el  que  se 
juntaba  el  incesante  voltear  de  las  campanas  en  todos  los  templos 
de  la  localidad.  Lloraban  las  mujeres,  y  lanzaban  desconsolados  la- 
mentos, temerosas  de  que  las  llamas  destruyeran  las  reliquias  de  los 
santos  mártires.  En  los  trabajos  de  extinción  del  incendio  hubo 
muchos  hombres  que  dieron  muestras  de  valor  temerario  y  de  abne- 
gación. Las  autoridades  todas,  y  muchas  personas  significadas  de  la 
población,  hiciéronse  dignas  de  elogió  por  su  brillante  comporta- 
miento. Junto  á  las  reliquias  de  los  mártires  Emeterio  y  Celedonio, 
que  afortunadamente  fueron  puestas  en  salvo  ,  se  encontró  una 
cajita  de  metal  cincelado,  que  se  cree  contenga  algún  dato  relativo  á 
los  Santos.  De  dicha  caja  hízose  cargo  el  beneficiado  D.  Gerardo 
Arenzana.  De  entre  los  escombros  han  sido  extraídos  trozos  de  plata 
y  algún  diamante  de  las  urnas,  y  se  ha  acordado  cerner  las  cenizas 
á  fin  de  recuperar  en  lo  posible  las  piedras  preciosas.  Además  de  las 
urnas  con  su  pedrería  y  efigies  de  los  Santos,  se  han  quemado  lám- 
paras, candelabros,  evangelios,  riquísimas  alfombras,  el  dosel  desti- 
nado á  los  días  de  primera,  é  infinidad  de  valiosos  objetos.  El  her- 
moso retablo  del  altar  mayor,  que  ha  sido  completamente  destruido, 
fué  construido  en  1618  y  era  una  preciosa  obra  de  estilo  plateresco. 
Hízose  en  dos  veces:  en  la  primera  trabajó  un  tal  Arguello,  y  en  la 
segunda  Buscardo.  Estuvo  mucho  tiempo  sin  dorar.  Al  dorador,  José 
Bravo,  se  le  pagaron  por  sus  trabajos  54.000  reales  y  cuatro  doblo- 
nes de  gratificación.  Los  habitantes  de  Calahorra  están  consternados 
y  no  cesan  de  hablar  del  lamentable  siniestro.» 

— Una  de  las  últimas  y  más  ruidosas  determinaciones  del  Direc- 
torio de  la  Unión  Nacional  ha  sido  la  que  se  refiere  al  ejercicio  de  la 
acción  pública  contra  el  Gobierno  con  motivo  del  empréstito.  Los 
individuos  del  Directorio  que  son  letrados,  Sres.  Costa,  Alba  y  Cas- 
tro han  celebrado  varias  entrevistas  con  los  Sres.  Azcárate,  Barrio  y 
Mier,  Sánchez  Román  y  Comas,  con  el  fin  de  discutir  la  forma  en 
que  debía  procederse.  El  resultado  de  estas  consultas  parece  haber 
sido  nulo  hasta  ahora,  efecto  de  no  haber  podido  concretar  los  acu- 
sadores del  Gobierno  de  qué  modo  y  contra  quiénes  ha  de  entablarse 
la  acción  pública. 

— Por  reales  decretos  del  Ministerio  de  Instrucción  pública  y  Be- 
llas Artes  se  ha  dispuesto  que  en  las  poblaciones  donde  no  haya  es- 
cuelas especiales  de  artes  é  industrias  y  existan   Institutos   de  se- 


318  CRÓNICA   GENERAL. 


gunda  enseñanza,  se  establezca  en  éstos  clases  nocturnas  para  los 
obreros  que  soliciten  matrícula.  Dichas  clases  se  ajustarán  á  los  co- 
nocimientos elementales  más  adecuados  á  los  obreros  y  á  las  provin- 
cias á  que  correspondan,  y  comprenderán  las  asignaturas  de  gramá- 
tica castellana,  aritmética,  álgebra,  geometría,  dibujo,  elementos  de 
física,  mecánica,  agricultura,  fisiología  é  higiene  y  estudios  prácti- 
cos de  aplicación.  En  toda  Escuela  Normal  se  destinará  hora  y 
inedia  á  la  enseñanza  gratuita  y  nocturna  de  adultos  ó  niños  dedi- 
cados al  trabajo.  La  enseñanza  de  estas  clases  será  de  lectura,  es- 
critura, las  cuatro  operaciones  fundamentales  de  aritmética,  gra- 
mática castellana,  elementos  de  geometría  lineal  y  dibujo  y  el  Cate- 
cismo de  la  doctrina  cristiana.  Como  ampliación,  para  los  que  ten- 
gan aptitud  y  vocación,  se  dará  enseñanza  compendiada  de  geogra- 
fía, historia  y  sistema  métrico  decimal.  Tanto  en  las  enseñanzas 
establecidas  en  los  Institutos  como  en  las  organizadas  en  las  Escue- 
las Normales,  el  estudio  será  puramente  práctico,  sin  que  los  alum- 
nos tengan  necesidad  de  adquirir  libros  ni  hacer  gastos  de  ninguna 
especie.  Los  patronos,  gerentes  ó  directores  de  fábricas,  explotacio- 
nes, industrias  y  talleres  concederán  á  los  jóvenes  menores  de  dieci- 
ocho años  que  trabajen  en  los  mismos  una  hora  de  tiempo  de  labor 
reglamentaria  para  que  adquieran  la  instrucción  elemental.  Todo 
establecimiento  que  emplee  en  sus  talleres  de  labores  ó  explotacio- 
nes de  150  operarios  en  adelante,  queda  obligado  á  costear  una  es- 
cuela elemental  para  dar  instrucción  á  sus  obreros  menores  de  diez 
y  ocho  años  y  que  carezcan  de  ella. 


OBSERVACIONES  METEOROLÓGICAS 


319 


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£L  CRITICISMO  EN  PSICOLOGÍA 


a  filosofía  del  siglo  XIX  se  distingue  ante  todo  por  su 
carácter  crítico,  y  dentro  de  él  por  la  tendencia  á  exa- 
minar la  aptitud  de  nuestras  facultades  y  la  legitimi- 
dad de  nuestras  convicciones  más  naturales  y  espontáneas. 
En  este  examen  reflejo  sobre  el  valor  de  los  conocimientos 
humanos,  algunos  filósofos,  los  menos,  han  encontrado  la 
confirmación  definitiva  del  postulado  que  sirve  de  base  á  la 
filosofía  dogmática;  otros,  y  en  mayor  número,  olvidando  las 
leyes  de  sobriedad  y  prudencia,  condiciones  necesarias  á  todo 
trabajo  fecundo,  nos  han  presentado  á  la  razón  reflexiva  y 
crítica  en  oposición  absoluta  con  las  afirmaciones  espontá- 
neas de  la  humanidad.  La  última  consecuencia  de  esta  direc- 
ción viciosa  de  la  crítica  filosófica  ha  sido  el  escepticismo; 
como  si  la  razón,  al  divorciarse  de  la  naturaleza,  se  hubiera 
visto  dominada  por  el  vértigo  del  suicidio. 

La  filosofía  contemporánea  se  reduce  en  casi  su  totalidad 
á  negaciones;  su  punto  de  partida  es  la  duda,  y  sobre  la  duda 
no  cabe  fundar  nada  sólido.  Todo  el  edificio  científico  donde 
se  encerraban  los  supremos  ideales  de  la  humanidad  durante 
siglos  y  siglos,  ha  venido  abajo;  porque  la  pseudocrítica  me- 
derna,  empeñada  en  examinar  los  fundamentos  de  ese  edifi- 
cio, no  halló  medio  mejor  que  destruirlo,  después  de  lo  cual 
no  han  quedado  más  que  escombros. 

La  Ciudad  de  Dios.— Año  XXI.—  Núm.  655.  21 


322  EL    CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA. 

La  naturaleza  es  un  sistema  de  movimientos,  la  concien- 
cia un  sistema  de  representaciones,  y  Dios,  puesto  que  no  se 
nos  presenta  ni  como  movimiento  ni  como  conciencia,  únicos 
objetos  accesibles  á  la  observación,  ó  no  existe,  ó  es  para 
nosotros  como  si  no  existiera.  La  razón  debe  contentarse  con 
observar  los  escombros,  desmenuzándolos  hasta  reducirlos  á 
polvo;  de  aquí  no  puede  pasar. 

El  culto  del  hecho,  el  fenomenismo  puro,  que  constituye 
sin  duda  el  carácter  más  general  de  la  filosofía  contemporá- 
nea, es  el  resultado  común  de  varias  corrientes  filosóficas 
que,  separadas  en  sus  principios,  han  llegado  á  conclusiones 
análogas,  para  fundirse  en  un  solo  sistema,  al  cual  se  llama 
fenomenismo  en  Francia,  agnosticismo  en  Inglaterra  é  idea- 
lismo en  Alemania. 

El  origen  del  hombre,  su  naturaleza  y  destino  futuro,  los 
principios  morales  y  sociales,  y  todos  aquellos  problemas  que 
siempre  ocuparon  la  atención  de  los  sabios  lo  mismo  que  la 
del  vulgo,  son  objeto  preferente  de  la  nueva  crítica;  y  si  no  se 
ha  logrado  que  la  humanidad  aparte  de  ellos  su  mirada,  por- 
que los  llevamos  todos  en  la  intimidad  de  nuestra  alma,  y 
porque  son  connaturales  y  de  todos  los  tiempos,  se  ha  que- 
brantado en  muchas  inteligencias  la  fe  en  la  posibilidad  de 
una  solución  adecuada  y  satisfactoria 

Basta  echar  una  rápida  ojeada  sobre  las  innumerables  pro- 
ducciones contemporáneas  que  de  lejos  ó  de  cerca  se  refieren 
al  hombre,  para  convencerse  plenamente  del  carácter  empí- 
rico y  agnóstico  que  las  inspira  casi  todas.  Puede  decirse  con 
verdad  que  nunca  se  ha  escrito  tanto  como  hoy  de  psicología, 
y  nunca  ha  sido  mayor  la  esterilidad  del  pensamiento  filosó- 
fico respecto  délos  problemas  fundamentales  que  se  originan 
de  la  conciencia.  Se  ha  convenido  en  que  no  hay  objeto  cien- 
tífico fuera  de  lo  puramente  fenoménico;  que  cuando  se  tras- 
pasa la  experiencia,  la  razón  sólo  vive  de  fantasmagorías  é 
ilusiones.  Entre  los  partidarios  idólatras  del  hecho,  es  este 
ya  un  postulado  admitido  umversalmente  sin  discusión;  de 
manera  que  la  mayor  parte  de  los  psicólogos  científicos 
resuelven  ó  suprimen  de  una  plumada,  y  sin  examen,  los  más 
arduos  problemas  de  la  filosofía. 


EL    CRITICISMO    EN   PSICOLOGÍA.  323 

Varias  causas  han  contribuido  á  crear  y  robustecer  este 
estado  general  de  los  ánimos;  una  de  orden  lógico,  y  de  orden 
histórico  la  otra.  Durante  todo  este  siglo  la  filosofía  crítica  se 
ha  ocupado  en  remover  los  cimientos  que  se  creían  sólido 
apoyo  de  la  investigación  racional;  y  el  último  resultado  de 
esta  crítica  viciosa  no  ha  sido  otro  que  el  escepticismo.  El 
hombre,  se  ha  dicho,  crea  la  verdad;  como  no  hay  realidad 
en  sí,  no  hay  verdad  en  sí;  el  fenómeno,  es  decir,  la  aparien- 
cia, constituye  la  única  realidad;  luego  la  verdad  es  lo  que 
á  cada  uno  aparece;  no  hay,  por  consiguiente,  verdad  abso- 
luta; la  verdad  es  relativa  á  cada  individuo.  Ya  entre  los 
griegos  había  escrito  el  sofista  Protágoras  que  «el  hombre  es 
la  medida  délas  cosas;»  y  esta  es  la  conclusión  final  de  la 
crítica  moderna,  tanto  empírica  como  idealista. 

De  otra  parte,  al  comparar  las  conquistas  portentosas  de 
las  ciencias  en  el  dominio  de  la  naturaleza,  obtenidas  por  el 
empleo  constante  y  universal  de  la  observación  y  de  la  expe- 
riencia, con  la  estéril  vanidad  de  las  ficciones  metafísicas, 
que  alejadas  del  sentido  común  han  venido  sucediéndosé 
unas  á  otras  durante  la  primera  mitad  del  siglo  XIX,  hubo  de 
surgir  en  los  ánimos  el  convencimiento  de  lo  inútil  y  perju- 
dicial de  tales  especulaciones,  y  se  fulminó  general  anatema 
contra  lo  que  no  procede  inmediatamente  de  la  experiencia, 
ó  traspasa  el  orden  de  los  hechos. 

Los  procedimientos  de  las  ciencias  físicas  se  han  trasplan- 
tado á  la  conciencia,  y  excluido  todo  principio  de  razón,  el 
único  método  se  reduce  á  describir  y  analizar,  y  el  objeto  á 
los  fenómenos.  Unos  autores,  como  los  adictos  del  empiris- 
mo inglés  {asociacionismo),  se  dedicarán  con  preferencia  á 
describir  y  formar  grupos  de  clasificación  por  analogía;  otros 
tratarán  de  sorprender  por  medio  de  paciente  análisis    el 
modo  de  aparecer  los  fenómenos  en  la  conciencia,  y  las  cau- 
sas inmediatas  en  ella  misma  y  en  ei  organismo.  Esto  es  le- 
gítimo, y  así  no  hay  duda  que  en  su  aspecto  positivo  la  psi- 
cología moderna  ha  producido  mucho  bueno,   ha  señalado 
un  camino   que  contribuirá  á  darnos  conocimiento  más  per- 
fecto de  nuestro  ser.  El  vicio  capital  está  en  la  parte  negati- 
va, en  la  supresión  arbitraria  de  los  problemas  metafísicos, 


324  EL    CRITICISMO    EN   PSICOLOGÍA. 

respecto  de  los  cuales  el  científico  fiel  al  espíritu  positivista 
debe  imponerse  un  forzoso  silencio,  porque  no  existe  más 
ciencia  que  la  descripción  y  análisis  de  los  hechos. 

Hasta  ahora  se  creyó  que  en  nosotros  hay  una  realidad 
fundamental,  un  absoluto,  que  sirve  de  sostén  á  la  infinita 
variedad  de  ideas,  sentimientos,  voliciones,  sensaciones  y 
recuerdos.  La  filosofía  moderna  ha  atentado  contra  esa  reali- 
dad fundamental  y  contra  la  unidad  é  identidad  del  jo,  tan 
vivamente  sentidas  en  medio  del  flujo  incesante  de  fenóme- 
nos que  se  suceden  en  nuestro  ser.  La  unidad  del  yo  es,  ante 
el  criticismo  psicológico,  una  síntesis  de  todos  los  estados 
producidos  en  un  momento  dado  de  la  vida  en  la  conciencia 
de  cada  hombre;  la  unidad,  la  permanencia  é  identidad 
personales  provienen,  ó  de  una  ley  puramente  lógica  .de 
nuestra  inteligencia  (idealismo),  ó  de  relaciones  externas 
con  que  se  enlazan  los  fenómenos  particulares  (empirismo), 
á  la  manera  que  los  cuerpos  simples  se  funden  para  formar 
síntesis  complejas,  ó  como  un  organismo  no  pierde  su  uni- 
dad por  constar  de  multitud  de  elementos  con  funciones  y 
propiedades  distintas. 

La  unidad  del  yo  es  una  colectividad;  e\yo  no  es  real- 
mente uno,  sino  muchos,  tantos  como  fenómenos  ó  agrupa- 
ciones de  estados  conscientes;  y  tomando  la  analogía  del 
organismo,  así  como  el  ser  viviente  es  una  colonia  cuyos 
individuos  son  las  células,  así  el  yo  es  una  agrupación  de 
sensaciones  que  son  los  verdaderos  individuos  psicológicos. 
Últimamente,  creen  los  fenomenistas  haber  encontrado  una 
demostración  experimental  de  su  teoría,  en  ciertos  casos 
anormales  en  donde  les  ha  parecido  ver  una  disgregación  del 
yo  ó  una  descomposición  de  la  personalidad  en  dos,  tres  ó 
más  personas  independientes.  El  hipnotismo,  dicen,  repre- 
senta aquí  el  mismo  papel  que  los  reactivos  en  el  análisis  y 
descomposición  de  los  cuerpos  naturales.  Vése,  pues,  que  el 
empirismo  psicológico,  en  su  interpretación  y  coordinación 
de  los  fenómenos  psíquicos,  no  tiene  siquiera  el  mérito  de  la 
originalidad;  es  un  calco  exacto  y  fiel  de  las  explicaciones 
físicas. 

Por  otra  parte,  el  empirismo,  después  de  haber  recha- 


EL    CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA.  325 


zado  la  realidad  substancial,  de  la  cual  los  fenómenos  serían 
derivaciones  ó  á  manera  de  emanaciones,  se  ve  forzado  á  ver 
en  cada  uno  de  los  fenómenos  otras  tantas  substancias  ó 
absolutos  independientes,  que  flotan  en  mil  direcciones  den- 
tro de  la  conciencia,  como  las  partículas  de  polvo  se  ven  mo- 
verse en  la  atmósfera  cuando  reflejan  los  rayos  solares,  sin 
que  se  pueda  señalar  su  origen,  sino  que  aparecen  y  desapa- 
recen como  por  magia.  Han  rechazado  los  innovadores  el 
ídolo  substancial  de  la  antigua  metafísica,  y  han  sustituido 
á  este  ídolo  único  por  un  número  infinito  de  fetiches;  por- 
que bien  examinado  el  concepto  que  los  empíricos  nos  dan 
del  fenómeno,  es  absolutamente  el  mismo  que  la  antigua 
metafísica  atribuía  á  la  substancia;  además  de  que  el  fenó- 
meno es  en  sí  tan  desconocido  como  las  entidades  subs- 
tanciales. 

Las  consecuencias  de  semejante  concepción  del  espíritu 
son  en  extremo  anárquicas  y  disolventes,  tanto  en  el  orden 
lógico  como  en  el  moral  y  social;  y  si  las  consecuencias  pue- 
den servir  de  base  para  juzgar  una  teoría,  es  preciso  recha- 
zar las  doctrinas  del  empirismo  crítico.  El  entendimiento 
que  percibe,  juzga  y  discurre,  es  en  él  un  símbolo  que  repre- 
senta una  colección  de  percepciones,  fuera  de  las  cuales  no 
hay  otra  realidad;  la  idea  es  una  imagen  verbal,  un  nombre 
que  nada  expresa,  sino  es  una  colección  de  sensaciones. 

La  verdad  absoluta  no  existe,  todo  es  relativo;  ó  mejor 
dicho,  no  hay  verdad  absoluta  ni  relativa;  el  escepticismo 
absoluto  es  la  conclusión  natural  de  tan  espantoso  engendro; 
sin  que  ni  el  principio  de  contradicción  quede  á  salvo. 

En  cuanto  al  orden  ético,  una  vez  negadas  las  condicio- 
nes esenciales  á  toda  moral,  la  libertad  y  los  principios  de 
razón  reguladores  de  la  voluntad,  queda  destruido  aquél  en 
su  fundamento.  La  voluntad  tiene  ya  trazado  su  camino,  del 
cual  no  puede  desviarse,  puesto  que  es  la  resultante  de  una 
multitud  de  fuerzas  psíquicas  que  se  producen  y  cruzan  en 
mil  direcciones  y  de  un  modo  fatal,  y  el  conocimiento  no 
percibe  más  que  hechos;  de  modo  que  la  conciencia  se  mue- 
ve en  pleno  automatismo. 

Bien  conocidas  son  las  tentativas  siempre  fracasadas, 


326  EL    CRITICISMO   EN    PSICOLOGÍA. 

como  forzosamente  debía  suceder,  de  construir  una  moral 
exclusivamente  basada  en  los  hechos,  á  la  que  se  ha  dado  el 
engañoso  nombre  de  moral  científica,  una  moral  sin  liber- 
tad, sin  ley  y  sin  obligación;  es  decir,  una  moral  en  nada 
semejante  á  la  en  que  hasta  ahora  habia  creído  la  humani- 
dad; una  moral  que  no  tiene  de  ello  más  que  el  nombre. 


II 


Hume  y  Kant  son  los  verdaderos  iniciadores  del  criti- 
cismo fenomenista.  Partiendo  desde  puntos  de  vista  distintos 
y  aun  opuestos,  empírico  y  sensualista  el  primero  a  priori, 
é  idealista  el  segundo,  llegaron  á  una  misma  conclusión  en 
el  análisis  crítico  del  conocimiento,  y  esta  conclusión  es  la 
incognoscibilidad  de  todo  lo  que  traspasa  el  fenómeno.  Ha- 
ciendo Hume  aplicación  de  su  teoría  ideológica  de  la  subs- 
tancia y  de  la  causa  á  la  conciencia,  construyó  una  ciencia 
subjetiva  sobre  la  base  exclusiva  de  los  hechos,  y  cuyo  objeto 
debía  ser,  á  semejanza  de  las  ciencias  físicas ,  observar  los 
fenómenos,  agruparlos  según  sus  relaciones,  y  buscar  los  an- 
tecedentes y  consiguientes  de  cada  uno  y  todas  sus  condicio- 
nes, que  son  las  verdaderas  y  únicas  causas.  Elyo,  el  alma, 
es  en  la  psicología  de  Hume  una  agrupación  de  sensaciones  é 
imágenes,  enlazadas  por  vínculos  puramente  externos  (leyes 
de  asociación);  la  coexistencia,  la  sucesión  y  la  semejanza  le 
bastan  para  explicar  el  sentimiento  indestructible  de  la  uni- 
dad y  permanencia,  tan  vivamente  percibido  en  el  fondo  de 
nuestro  ser.  «Nosotros  somos,  dice,  una  colección  de  percep- 
ciones que  se  suceden  con  increíble  rapidez,  y  que  se  hallan 
en  un  estado  de  flujo  y  movimiento  perpetuos.»  «No  hay  en 
nosotros  una  idea  de  substancia  distinta  de  la  de  una  colec- 
ción de  cualidades  y  estados  particulares.» 

No  desconoció,  sin  embargo,  Hume  las  gravísimas  difi- 
cultades que  presentaba  su  teoría,  para  explicar  ciertas  sín- 
tesis mentales  que  se  nos  presentan  como  indisolubles,  y 
sobre  todo  la  unidad  y  permanencia  del  j-o,  tan  vivamente 


EL   CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA.  327 

sentida  en  el  fondo  de  todos  los  estados  particulares  (i). 

Stuart  Mili  dilucidó  ampliamente  y  completó  la  teoría 
ideológica  de  Hume,  pudiéndose  considerar  los  dos  como 
los  fundadores  del  positivismo  crítico,  que  ha  influido  mucho 
más  en  el  estado  presente  de  la  psicología  independiente  que 
el  positivismo  dogmático-histórico  de  A.  Comte  y  Littré. 

Stuart  Mili  reprochaba  á  Comte  el  haber  reducido  la  psi- 
cología á  la  fisiología  cerebral,  y  el  haber  negado  la  legitimi- 
dad y  el  valor  científico  de  la  observación  directa  de  la  con- 
ciencia. «Por  imperfecto,  dice,  que  sea  el  estado  de  la  psico- 
logía, no  dudo  en  afirmar  que  está  mucho  más  adelantada 
que  la  parte  correspondiente  de  la  fisiología.  Existe  una 
ciencia  del  espíritu  distinta  y  separada  de  la  fisiología;  las 
sucesiones  de  los  fenómenos  mentales  no  pueden  deducirse 
de  las  leyes  fisiológicas  de  nuestra  organización  nerviosa, 
aunque  no  deben  perderse  de  vista  las  relaciones  de  esta 
ciencia  con  la  fisiología.»  Pero  la  psicología  sólo  tiene  en 
cuenta  los  fenómenos  y  las  leyes  que  expresan  las  relaciones 
entre  sí  y  con  el  organismo.  Stuart  Mili  sólo  veía  en  el  espí- 
ritu sensaciones  que,  agrupándose  espontáneamente  y  por 
fuerza  del  hábito  en  síntesis  colectivas,  originan  la  reflexión 
y  el  entendimiento;  el  jo  es  para  él  la  resultante  de  sensa- 
ciones actuales,  pasadas  y  futuras.  Reconoce,  sin  embargo  de 
esto,  como  Hume,  las  gravísimas  objeciones  á  que  se  presta 


(i)  «Hay,  dice,  dos  principios  á  los  cuales  no  puedo  dar  solidez, 
y,  sin  embargo,  no  está  en  mi  mano  renunciar  á  ninguno  de  los  dos; 
á  saber:  i.°,  que  todls  nuestras  percepciones  distintas  son  también 
existencias  distintas;  y  2.0,  que  el  espíritu  no  percibe  jamás  conexión 
real  entre  existencias  distintas.  Si  nuestras  percepciones  fuesen  inhe- 
rentes á  algo  simple  é  individual,  ó  si  el  espíritu  percibiese  entre 
ellas  alguna  conexión  real,  el  caso  no  presentaría  dificultad  alguna. 
Cuanto  á  mí,  me  es  forzoso  reclamar  el  privilegio  del  escéptico,  y 
confieso  la  dificultad,  demasiado  grande  para  mi  entendimiento.  No 
pretendo,  sin  embargo,  declarar  insuperable  la  dificultad;  otros — ó 
yo  mismo  quizás,  después  de  maduras  reflexiones — podrán  descubrir 
alguna  hipótesis  que  resuelva  estas  contradicciones.»  Hume:  Trai- 
te de  la  nature  humaine1  trad.  francesa,  t.  1,  apéndice.  (V.  Pillou:  An- 
née  phüosophique,  1899,  p.  108.) 


328  EL   CRITICISMO   EN  PSICOLOGÍA. 

la  teoría  puramente  empírica  y  asociacionista  de  la  concien- 
cia (i). 

S.  Bailey,  A.  Bain,  G.  Lewes  y  Herbert  Spencer  desenvol- 
vieron en  sus  múltiples  aspectos  las  ideas  anteriores,  siendo 
los  principales  representantes  de  la  psicología  de  la  asocia- 
ción. El  último  de  ellos  ha  introducido  un  elemento  nuevo  y 
original,  la  teoría  de  la  evolución  aplicada  al  espíritu;  y  con- 
cediendo excepcional  importancia  á  la  herencia  psicológica, 
adonde  acude  para  explicar  la  conciencia  individual  y  la 
formación  de  los  caracteres,  trata  de  explicar  el  individuo 
por  la  raza.  Las  formas  elementales  de  la  conciencia  son  á 
priori  para  el  individuo,  porque  no  las  adquiere  experimen- 
talmente.  sino  que  le  son  dadas  con  su  estructura  cerebral; 
pero  son¿z  posteriori  parala  raza,  porque  la  estructura  cere- 
bral del  individuo  es  hoy  debida  á  las  experiencias  de  sus 
antepasados  y  á  una  larga  evolución  biológica.  En  H.  Spen- 
cer vienen,  pues,  á  reconciliarse  sobre  el  terreno  de  la  evolu- 
ción el  idealismo  subjetivista  y  el  empirismo  sensualista,  ó,  lo 
que  es  lo  mismo,  la  hipótesis  trascendental  y  la  hipótesis 
experimental  (2). 

Su  agnosticismo  no  parece  ser  tan  absoluto  como  el  de 


(1)  «Esta  teoría,  dice,  presenta  dificultades  intrínsecas  que,  á 
mi  juicio,  el  análisis  metafísico  no  puede  descartar.  La  cadena  de 
estados  conscientes,  que  constituye  la  vida  fenomenal  del  espíritu, 
se  compone,  no  sólo  de  sensaciones  presentes,  sino  también  en  parte 
de  recuerdos  y  previsiones...  Estos  últimos  presentan  la  particulari- 
dad de  que  cada  uno  de  ellos  implica  una  creencia  en  alguna  cosa 
más  que  en  su  propia  existencia...  Si  pues  consideramos  el  espíri- 
tu como  una  serie  de  sentimientos,  debemos  añadir  que  es  una  serie 
que  se  conoce  en  el  pasado  y  en  el  porvenir;  y  entonces  es  preciso 
elegir  entre  estos  dos  extremos:  ó  confesar  que  el  espíritu,  el  yo,  es 
algo  más  que  las  series  de  sentimientos  y  posibilidades  de  sentimien- 
tos, ó  de  lo  contrario  admitir  la  paradoja  de  que  una  cosa  que  por 
hipótesis  no  es  más  que  una  serie  de  sentimientos,  puede  conocerse 
á  sí  misma  como  tal  serie.»  Stuart  Mili:  La  Phüosophie  de  Hamilton, 
traducción  francesa,  pág.  234.  (V.  Pillou,  lugar  citado,  pág.  109). 

(2)  Véase  Mercier:  Les  origines  de  la  psychologie  contemporaine , 
Pág.  113- 


EL    CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA.  329 

Hume  y  otros  criticistas,  y  si  por  una  parte  sostiene  que  no 
cabe  dar  explicación  alguna  de  las  sensaciones  en  sí  mismas, 
ni  de  aquello  que  tiene  conciencia  de  las  sensaciones,  reco- 
noce, en  cambio,  la  necesidad  de  afirmar  un  principio  cierto, 
aunque  incognoscible,  de  la  experiencia  externa  é  interna. 
«¿Es  necesario,  escribe  en  Los  primeros  principios,  atener- 
nos exclusivamente  á  los  fenómenos?  ¿El  análisis  tendrá  por 
resultado  formal  la  reducción  á  la  nada  de  toda  la  realidad, 
á  excepción  de  lo  relativo  (fenoménico)?...  Es  de  advertir, 
en  primer  lugar,  que  todos  los  razonamientos  por  los  cuales 
se  demuestra  la  relatividad  del  conocimiento,  suponen  cla- 
ramente la  existencia  de  alguna  otra  cosa  más  allá  de  lo  rela- 
tivo. Decir  que  no  podemos  conocer  lo  absoluto,  es  afirmar 
implícitamente  que  hay  un  absoluto.  El  noúmeno,  llamado 
así  por  antítesis  respecto  del  fenómeno,  es  pensado  siempre 
y  necesariamente  como  una  realidad.  Es  absolutamente  im- 
posible concebir  que  nuestro  conocimiento  no  tenga  por 
objeto  otra  cosa  que  las  apariencias,  sin  concebir  al  mismo 
tiempo  una  realidad  de  la  que  estas  apariencias  sean  repre- 
sentación.» 

Con  Taine  el  fenomenismo  criticista  adquirió  carta  de  na- 
turaleza en  Francia,  y  su  famosa  obra  L Intelligence  ha 
sido  la  fuente  en  donde  han  bebido  sus  ideas  no  pocos  psicó- 
logos afiliados  al  positivismo. 

«Nadie  como  Taine,  escribe  Pierre  Janet,  ha  expresado 
con  más  brutalidad  la  idea  de  que  el  yo  es  un  conjunto  de 
elementos  yuxtapuestos»  (i).  «Es  una  cuestión,  dice  Taine, 
indiscutible  en  filosofía,  que  ésta  no  debe  ya  atender  más 
que  á  los  fenómenos,  y  me  atrevo  á  decir  que  no  hay  otra  cosa 
en  la  naturaleza.  Estoy  persuadido  de  que  no  hay  espíritu 
ni  cuerpos,  sino  solamente  grupos  de  movimientos  presentes 
ó  posibles  y  grupos  de  pensamientos  presentes  ó  posibles.  El 
alma  y  sus  facultades  son  palabras  vacías,  si  no  expresan 
una  colección  de  fenómenos;  la  realidad  sólo  pertenece  á  los 
hechos,  sucediéndose  en  el  tiempo  y  en  el  espacio;  y,  por 


(i)     Pierre  Janet:  Resume  historique  sur  le  seniiment  de  la  personali- 
za.— Revue  scienti fique ,  25  Enero  1896. 


330  EL    CRITICISMO    EN   PSICOLOGÍA. 

tanto,  la  psicología  debe  limitarse  á  describir  los  hechos  y  á 
formular  las  leyes  de  las  conexiones  de  los  íenomentales 
entre  sí  y  con  el  organismo  cerebral» . 

Últimamente  Th.  Ribot,  el  filósofo  del  fisiologismo,  im- 
placable enemigo  de  la  metafísica,  activo  é  incansable  propa- 
gador de  la  teoría  de  la  conciencia  epifinómeno  y  de  la  «psi- 
cología sin  alma,»  se  ha  constituido  en  maestro  de  la  turba 
de  psicólogos  novísimos  que,  faltos  de  toda  iniciación  filosó- 
fica y  para  ahorrarse  la  molestia  de  buscar  una  explicación 
psicológica  deducida  directamente  de  los  hechos  psíquicos, 
han  encontrado  más  cómodo  calcar  la  teoría  de  la  concien- 
cia sobre  las  ciencias  físicas  y  biológicas,  y  acomodar  á  ella 
la  realidad  hasta  en  los  últimos  detalles.  De  donde  ha  resul- 
tado que,  por  una  parte,  se  proclaman  fanáticos  idólatras  del 
hecho,  y  por  otra,  dejan  á  un  lado  los  hechos  para  fundar 
una  teoría  enteramente  a  priori,  derivación  de  una  hipó- 
tesis metafísica  arbitraria,  falsa  y  en  manifiesta  oposición  con 
los  hechos  mismos:  tal  es  la  supuesta  identidad  de  lo  psí- 
quico y  lo  físico. 

Compárense  ahora  las  conclusiones  del  fenomenismo 
empírico  con  el  criticismo  idealista,  y  desde  luego  aparece- 
rá que  entre  uno  y  otro  hay  menor  distancia  de  la  que  co- 
munmente se  cree,  y  que  Kant,  el  adversario  del  empirismo 
de  Hume,  ha  contribuido  más  que  éste  al  triunfo  del  positi- 
vismo y  á  la  ruina  de  la  metafísica.  Los  dos  criticismos, 
idealista  y  positivista,  no  han  seguido  dos  líneas  paralelas, 
sino  que  han  ido  aproximándose  cada  vez  más,  y  siempre 
en  beneficio  del  último;  hasta  el  punto  de  que  la  mayoría  de 
los  neokantistas,  como  sucede  con  Renouvier  y  su  escuela, 
están  más  cerca  de  Hume  que  de  Kant. 

Bien  conocidas  son  las  conclusiones  ideológicas  de  Kant 
en  su  Crítica  de  la  ra\ónpura.  En  nuestros  conocimientos, 
lo  mismo  acerca  de  la  naturaleza  que  del  espíritu,  no  halló  el 
filósofo  de  Koenisberg  nada  real,  á  no  ser  las  impresiones  de 
la  sensibilidad,  los  fenómenos;  todo  lo  demás,  hasta  los  fe- 
nómenos en  sí,  es  ideal  y  subjetivo  (fabricamenta  mentís). 
A  las  leyes  de  la  asociación  formuladas  por  un  procedimien- 
to empírico,  sustituye  Kant  las  formas  a  priori  de  la  inteli- 


EL    CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA.  331 


gencia,  que  son  las  leyes  constitutivas  del  espíritu  humano, 
á  las  cuales  él  llamó  intuiciones,  categorías  é  ideas,  las  cua- 
les, aplicadas  á  los  fenómenos  ó  datos  de  la  sensibilidad,  de- 
terminan la  organización  sintética  del  proceso  cognoscitivo. 
Los  conceptos  generales  de  ser,  substancia,  causa,  etc.,  son 
el  resultado  de  síntesis  particulares,  en  las  cuales  lo  real  y 
objetivo  es  la  materia  del  conocimiento  constituida  por  los 
fenómenos;  las  formas  y  leyes  son  subjetivas.  Nada,  por 
consiguiente,  podemos  saber  acerca  de  Dios,  de  la  naturaleza 
y  del  espíritu  en  cuanto  substancias;  el  escepticismo  metafí- 
sico  es  el  resultado  final  de  la  crítica  kantiana,  la  cual  ha  in- 
fluido, más  aún  que  las  corrientes  positivistas,  en  la  ruina  de 
la  metafísica  tal  como  la  entendió  la  filosofía  tradicional. 
Respecto  de  la  idea  del  yo,  y  del  sentimiento  de  la  unidad 
personal,  Kant  afirma  que  no  es  la  percepción  de  un  hecho, 
sino  una  forma  como  todas  las  demás  que  a  priori  construye 
el  espíritu   (i). 

Como  claramente  se  ve,  los  dos  criticismos  empírico  é 
idealista  llegan  á  una  conclusión  psicológica  común:  en  am- 
bos sistemas  la  idea  del  yo,  del  alma,  se  resuelve  en  un  con- 
junto de  percepciones  sensibles,  unidas  y  organizadas  según 
ciertas  leyes;  siendo  la  manera  de  concebir  y  fundar  estas 
leyes  lo  que  mantiene  á  grande  distancia  uno  de  otro  siste- 
ma, sensualista,  casi  siempre  materialista  el  primero,  y  espi- 


(i)  He  aquí  por  qué  extraño  modo  cree  Kant  que  se  puede  ex- 
plicar la  unidad  y  continuidad  de  la  conciencia,  sin  suponer  la  subs- 
tancialidad  real  y  permanente  del  espíritu.  «La  experiencia,  dice, 
nos  muestra  la  continuidad  del  mismo  pensamiento,  y  no  la  conti- 
nuidad del  mismo  ser  pensante.  En  efecto;  la  continuidad  del  mis- 
mo pensamiento  podría  existir  á  través  de  muchas  series  sucesivas, 
como  el  movimiento  se  propaga  de  unas  moléculas  á  otras.  Supo- 
niendo, pues,  que  el  primero  transmite  al  segundo  el  pensamiento 
con  la  conciencia  que  le  acompaña,  que  el  segundo  hace  la  misma 
transmisión  al  tercero,  uniéndose  aquí  los  dos  actos  de  conciencia, 
se  explicaría  así  la  continuidad,  no  sólo  del  mismo  pensamiento,  sino 
también  de  la  misma  conciencia.» — Hume  y  Stuart  Mili  no  se  expre- 
sarían de  distinta  manera,  con  aparecer  tan  distanciados  del  aprio- 
rismo  kantiano, 


332  EL    CRITICISMO   EN    PSICOLOGÍA. 

ritualista  el  segundo.  En  efecto;  para  Hume  y  todos  los  aso- 
ciacionistas  no  hay  diferencia  esencial  entre  los  distintos 
modos  del  conocimiento;  el  espíritu  no  contiene  otra  cosa 
que  sensaciones,  de  cuya  agrupación  en  formas  diversas  re- 
sultan los  actos  intelectuales.  Kant,  por  el  contrario,  esta- 
blece la  existencia  de  dos  conciencias  ,  una  fenoménica  ó 
sensible,  y  otra  intelectual  ó  pura,  á  la  cual  se  subordinan  los 
fenómenos,  y  por  ella  se  convierten  en  unidad;  y  asi  como  la 
conciencia  sensible  no  puede  salir  de  la  materia,  asi  la  inte- 
lectual no  puede  originarse  de  la  sensible.  Por  este  lado,  el 
fenomenismo  de  Hume  y  el  de  Kant  ocupan  dos  extremos 
opuestos. 

La  filosofía  de  Kant  llena  todo  el  siglo  XIX;  pero  su  in- 
fluencia en  el  pensamiento  contemporáneo  es  muy  distinta 
de  lo  que  fué  anteriormente. 

Los  primeros  discípulos  de  Kant  se  lanzaron  en  busca  de 
la  X  misteriosa,  de  la  cosa  en  sí,  cuya  posibilidad  había  éste 
afirmado  como  ser  real  y  origen  de  los  fenómenos,  y  que,  en 
medio  de  las  mil  metamorfosis  sufridas,  constituyó  el  fondo 
de  las  grandiosas  construcciones  del  panteísmo  germánico; 
hasta  que  cansados  los  ánimos  de  tanta  aventura  idealista,  se 
proclamó  de  todas  partes  cda  vuelta  á  Kant,»  en  la  cual,  de- 
jando á  un  lado  la  X  misteriosa,  que  tanto  había  hecho  so- 
ñar, se  tomó  como  punto  de  partida  el  aspecto  crítico  de  su 
filosofía.  Esta  nueva  vida  de  la  filosofía  kantiana  (neokan- 
tismo),  comenzada  hacia  el  año  6o,  llena  la  segunda  mitad 
del  siglo  XIX,  y  en  sus  caracteres  más  generales  las  conclu- 
siones del  neokantismo  difieren  poco  de  los  del  positivismo 
crítico;  siendo  el  escepticismo  metafísico,  común  á  ambos,  lo 
que  constituye  el  fondo  general  de  todos  los  sistemas  con- 
temporáneos. Así,  por  la  evolución  natural  de  las  ideas,  el 
idealismo  trascendental  de  Kant,  del  adversario  declarado 
del  empirismo  de  Hume,  ha  llegado  á  identificarse  con  éste 
en  una  misma  conclusión  lógica  y  ontológica,  el  relativismo 
y  el  fenomenismo. 

¿Será  duradero  el  imperio  del  fenomenismo?  Hay  moti- 
vos poderosos  para  creer  que  no ,  y  sería  preciso,  para  afir- 
mar lo  contrario,  desconocer  la  naturaleza  del  espíritu  hu- 


EL    CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA.  333 

mano  y  su  historia.  En  medio  del  escepticismo,  carácter 
general  de  la  filosofía  presente,  ésta  no  ha  renunciado  á  la 
metafísica,  y  los  problemas  de  la  naturaleza,  origen  y  finali- 
dad de  las  cosas  preocupan  hoy  lo  mismo  que  en  las  épocas 
pasadas  del  dogmatismo;  solamente  que  en  lugar  de  solucio- 
nes ciertas,  se  proponen  hipótesis:  ¿y  qué  es  en  realidad  la 
hipótesis  sino  un  recurso  á  la  metafísica,  á  fin  de  buscar  en 
ella  lo  que  no  se  encuentra  en  la  experiencia?  Tampoco  debe 
olvidarse  que  uno  de  los  caracteres  de  la  filosofía  en  el  si- 
glo XIX  es  la  facilidad  de  pasar  de  uno  á  otro  extremo.  Re- 
cuérdese, si  no,  entre  otros,  el  hecho  de  que  Hegel  y  sus  parti- 
darios presentaron  su  construcción  gigantesca  como  el  tér- 
mino definitivo  y  permanente  de  la  evolución  del  pensa- 
miento filosófico,  poco  antes  de  la  ruina  estrepitosa  que 
pronto  fué  definitiva.  A  este  idealismo  radical  sucedió  el 
empirismo  positivista,  tan  radical  como  él  por  el  extremo 
opuesto;  al  cual,  si  se  ha  de  juzgar  por  algunos  síntomas 
bastante  significativos,  parece  ser  que  le  ha  llegado  también 
la  hora  de  ir  abandonando  poco  á  poco  su  absoluto  imperio 
sobre  las  inteligencias. 

Fr.  Marcelino  Arnáiz. 
(Continuará.) 


3 


1A  ILACIÓN  INÉDITA  BE  LA  BATALLA  OE  SAN  INTÍI 


(Conclusión.) 


iernes  27  luego  por  la  mañana  se  comenco  a  batir 
como  el  dia  antes  y  á  las  doce  (1)  de  medio  dia  su 
mag.t  cabalgo  y  su  corte  y  saco  su  estandarte  Real 
y  ansimismo  la  caballería  de  todas  naciones  y  puestos  en  sus 
esquadrones  y  paradas  alrededor  del  campo  y  camino  la 
infanteria  q  abia  de  dar  el  asalto  a  ponerse  en  los  lugares  y 
puestos  del  dia  passado  y  avieendo  bien  dos  oras  q  se  batia 
brabaméte  después  de  llegado  su  mag.*  con  su  caballería  por 
la  una  parte  y  por  la  otra  de  la  billa  habiéndoles  hecho  la 
señal  del  asalto  se  arremetió  por  la  parte  del  maeso  de  campo 
carceres  que  hera  donde  estaban  las  mantas  y  los  enemigos 
tenían  hechos  sus  hornos  aunque  la  subida  estaba  muy  as- 
perísima quiso  dios  que  subiese  su  tercio  arriba  sin  q  le  ma- 
tasen seis  soldados  salvo  la  una  mina  q  bolaron  q  esta  mato 
beinte  y  tres  o  beintiquatro  soldados  de  la  compañía  de  don 
antonio  de  peralta  y  de  don  Juan  de  mendoca  y  ansi  subidos 
y  peleando  encima  de  la  muralla  como  hallaron  tan  poca  de- 
fensión porq  caieron  adonde  estaba  el  almirante  con  los  hon- 
bres  darmas  y  q  yba  retirándose  les  torearon  q  desmanpara- 
sen  la  muralla  y  ansi  entraron  peleando  hasta  la  placa  y  se 
encerraron  por  las  casas  y  algunos  españoles  siguiendo  la  bi- 


(1)     Doc.  inéd.  «...  porque  hoy  (27)  se  ha  de  dar  el  asalto,  que  ha 
de  ser  á  las  dos,  después  de  medio  día:  las  cuales  llegadas,  S.  M. 
lió  de  sus  tiendas  armado...» 


sa- 


UNA   RELACIÓN    INÉDITA    DE   LA    BATALLA    DE    SAN    QUINTÍN.  335 

toria  por  la  muralla  y  casas  derribadas  dieron  por  las  espal- 
das a  la  gente  q  estaba  con  mos  de  andalot  peleando  con  el 
tercio  de  nabar  rete  y  alemanes  y  ansi  les  fué  forcado  desmán- 
parar  la  muralla  y  Retirarse  a  las  casas  y  ansi  se  entro  en  la 
billa  (i)  por  todas  partes  y  saqueada  en  menos  de  una  ora  fue- 
ron muertos  de  los  enemigos  según  después  se  contaron  740  (2) 
y  de  los  nuestros  de  todas  naciones  obra  de  60  y  heridos  bien 
220  (3)  no  mataron  de  los  nuestros  hombre  de  cuenta  sino  un 
caballero  inglés  muy  principal  y  herido  don  yñigo  de  mendoca 
hijo  del  virrei  q  fue  del  perú  y  el  capitán  juan  perez  y  el  coro- 
nel carandole  le  llebaron  una  mano  izquierda  con  el  artillería. 
Aquella  noche  se  quedaron  dentro  en  la  villa  todas  las  van- 
deras  españolas  sino  fueron  las  q  heran  de  guardia  q  no  arre- 
metieron y  otro  dia  sábado  se  fueron  al  campo  y  entro  den- 


(1)  b.  «...y  se  entro  dentro  en  la  tierra  donde  hauia  hasta  mil 
hombres  de  guerra  y  muchos  burgeses  de  que  se  ha  hecho  gran  mor- 
tandad...» 

c.  «...  avia  dentro  cinco  compañías  de  cauallos,  la  del  Almirante 
de  80  cauallos.  la  del  delfín  de  200.  la  del  duq  de  Aran  de  otros  200. 
la  de  mosr.  de  Jarnac  de  40.  la  de  mosr.  de  la  faylta  de  40,  300  ar- 
cabuceros, 200  piqueros  y  hasta  300  hóbres  de  la  tierra  q  podían  to- 
mar armas,  auia  dentro  hasta  treinta  y  cinco  piec^s  de  artillería...» 

(2)  Doc.  inéd.  «Hallóse  de  cuenta  que  mataron  dentro  en  la  villa, 
y  de  los  que  se  descolgaron  por  la  muralla  al  tiempo  del  asalto,  sete- 
cientos y  diez  franceses...» 

(3)  b.  «...  han  muerto  de  los  nuestros  en  el  assalto  hasta  cin- 
quenta  o  sessenta  por  lo  mas  y  heridos  otros  tantos...» 

c.  «De  los  nuestros  no  se  sabe  el  numero  cierto  de  los  que  han 
muerto  en  todas  tres  partes,  pero  conócese  q  han  sido  pocos,  aunq 
ha  auido  algunos  heridos,  de  los  Ingleses  principales  murió  Milord 
Enrrique  hijo  del  Duque  que  fue  de  Nortumberlam...» 

d.  «De  los  nuestros  fueron  muertos  de  todas  naciones  hasta  cien 
soldados  pocos  mas  ó  menos...  y  heridos  250  entre  los  quales  fueron 
el  Conde  de  Mega  ahunq  poco  herido  y  el  capitán  Julián  don  francés 
de  Alaua  Carandolet  y  el  Capitán  Valencuela  con  algunos  otros  bue- 
nos soldados...» 

Doc.  inéd.  «Por  nuestra  parte  murieron  en  el  asalto  hasta  cin- 
cuenta hombres  por  la  parte  de  Navarrete,  y  por  la  de  Julián,  hasta 
cien  hombres  con  los  ingleses  que  mataron  (100).» 


336  UNA   RELACIÓN   INÉDITA    DE  LA   BATALLA   DE    SAN    QUINTÍN. 

tro  en  la  villa  la  coronelia  del  conde  de  hibrestan  y  los  balo- 
nes del  conde  de  mega  fue  el  saco  el  mejor  q  nunca  se  bio  y 
aun  quieren  decir  q  tanto  por  tanto  muy  mejor  quel  de  Roma 
porq  se  hallo  mucho  dinero  plata  joias  Ropas  caballos  y  pri- 
sionero fue  preso  el  almirante  y  el  gobernador  de  la  villa  y 
mos  de  andalot  aunq  después  por  maldad  de  algunos  solda- 
dos q  le  dieron  de  mano  se  soltó  de  una  tienda  donde  le  avian 
traido  (i)  y  otro  hijo  del  condestable  y  otros  muchos  caba- 
lleros (2)  y  honbres  darmas  y  soldados  fueron  hallados  enter- 
rados en  medio  de  la  yglesia  los  cuerpos  de  los  santos  San 
quentin  y  San  segundo  la  cabeca  de  sant  andres  y  el  cuerpo 
de  santa  nastasia  (anastasia)  y  otras  muchas  Reliquias  y  mu- 
chas casullas  y  ornamentos  Cruces  y  cálices  y  encima  dellos 
dos  cuerpos  muertos  por  disimular  y  encubrirlo  dio  abiso 
dello  un  canónigo  al  alférez  orejuela  y  andres  diaz  de  torralba 
caballo  ligero  de  la  compañia  de  don  enrrique  los  quales  lo 
sacaron  y  entregaron  a  su  mag.*  Esta  misma  noche  los  ale- 
manes o  algunos  franceses  pegaron  fuego  a  la  billa  y  se  qma- 
ron  mas  de  600  casas  y  en  lo  mejor  della  fueron  presos  mu- 
chos Clérigos  y  abades  y  frailes  de  monesterios  y  abadias 
comarcanas  q  a  san  quentin  se  avian  Recogido  y  su  mat.1  los 
mando  otro  día  soltar  dicese  q  ai  grandes  secretos  de  dinero 
enterrado  tanbien  proveio  su  mag.V.que  las  mugeres  y  ni- 
ños q  sacaron  que  serian  mas  de  36oo  en  todos  se  fuesen  a 
francia  y  para  ello  diputo  y  nonbro  ciertos  caballeros  para 
que  las  pusiesen  cerca  de  la  fera. 

Luego  otro  dia  se  dio  orden  de  enterrar  los  muertos  y 
q  los  gastadores  comencasen  a  linpiar  el  foso  de  las  piedras 
y  ladrillos  que  avian  quedado  en  el  de  la  bateria. 


(1)  c.  «También  se  dize  q  Andalot  fue  preso  y  después  se  ha  sa- 
bido q  aquella  mesma  noche  so  escapo  por  el  pantano  y  á  las  doce 
llego  a  han  q  es  quatro  leguas  de  St.  Quintín... » 

(2)  c.  «...  fuerou  presos  el  Almirante  de  francia,  otro  hijo  del 
condestable  llamado  Mos  de  Meru,  q  es  el  tercero,  Mos  de  Jarnac,  el 
gobernador  de  la  tierra  y  otros  principales  della.» 

d.  «...  y  entre  ellos  el  Almirante  y  su  hermano  mosiur  de  Anda- 
lot y  el  segundo  hijo  del  condestable...» 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE  LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN.  337 

A  los  3 1  de  agosto  se  mando  enbiar  al  almirante  de  fran- 
cia  a  la  esclusa  junto  á  brujas  El  qual  llebo  en  guardia  el 
capitán  garci  mendez  con  40  españoles  de  su  compañia  donde 
al  presente  esta.  (1) 

Este  mesmo  dia  llebaron  al  governador  de  san  quentin 
musiur  de  (2)  y  a  su  muger  y  a  musiur  de  la  marcha  en  el 
qual  tiene  torralba  parte  si  justicia  le  bale  al  castillo  de  (3) 
a  cinco  leguas  de  brusselas  y  los  llebo  a  cargo  de  guardia  El 
sargento  alcalá  salieron  del  campó  todos  tres  en  un  carro  y 
sábese  q  en  canbrai  se  hico  gran  llanto  quando  entraron  por 
los  q  los  conocian  y  tenian  su  amistad. 

A  los  3  de  setienbre  llebaron  al  principe  de  mantua  a  tor- 
nai  bien  contra  su  boluntad  de  lo  qual  me  olgue  mucho  porq 
era  desbergoncado  y  claramente  decia  q  la  banda  blanca  Era 
su  esperanca  y  ffe  nunca  del  me  fiaria  aunque  bolbiese  al 
serbicio  de  nuestro  Rei  y  por  no  ser  odioso  a  mi  mismo  no 
diré  las  causas  tan  verisímiles. 

Llegado  q  fue  el  conde  de  aranberg  con  sus  1000  caballos 
y  la  coronelia  de  clausistas  a  xateleto  (4)  y  puesta  su  gente  a 
vista  del  junto  a  un  monesterio  hico  una  trinchea  bien  en  des- 
cubierto la  qual  siguió  hasta  la  llegar  al  pantano  y  planto  al- 
gunas piecas  y  por  la  otra  parte  del  puniente  seis  piecas  y 
aviendo  batido  con  ellas  buena  parte  de  la  muralla  y  por  esto- 
tra parte  tirando  adonde  a  los  artilleros  se  les  antoxaba  se 
rrindio  el  capitán  a  merced  de  su  mag.1  con  hasta  800  (5) 
soldados  q  avia  dentro  fueron  harto  necios  y  acobardados  q 


(1)  Doc.  inéd.  «Hoy  31  de  agosto  llevaron  dos  compañías  de  ar- 
cabuceros á  caballo  al  almirante  á  Cambray,  para  de  alli  llevalle  á 
Malinas  ó  á  esclusa.» 

(2)  (Lugar  en  blanco).  Mr.  de  Bruel. 

(3)  (En  blanco). 

(4)  Doc.  inéd.  «Ya  dije  como  S.  M.  envió  al  Conde  de  Aram- 
ber*ge,  con  diez  mil  infantes,  y  mil  quinientos  caballos,  sobre  el  cas- 
tillo de  Jatelete,  y  tenia  veinte  piezas  de  artillería.» 

(5)  f.  «Ellos  eran  en  todos  cccc  gascones,  halláronse  dentro  xvn 
piecas  de  artillería  gruessas,  xxn  mosquetes  con  municiones  y  pro- 
uisiones  en  gran  cantidad.» 

22 


338  UNA   RELACIÓN    INÉDITA   DE   LA    BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN. 

pues  tenían  bastimentos  vn  año  se  podian  entretener  mandá- 
ronlos enbiar  a  flandes  a  diversas  partes  para  que  estubiesen 
en  prisión  metióse  de  guarnición  dos  compañías  de  las  del 
Clausistat  y  por  gobernador  a  graviila  soldado  biejo  y  gran 
serbidor  de  la  rnag.*  imperial  por  que  lo  conosco  por  tal  en 
tres  o  quatro  jornadas. 

A  los  7  de  setienbre  se  partió  el  du  -¡ue  de  saboia  para  la 
villa  de  ham  con  hasta  6000  caballos  y  los  dos  tercios  de  spa- 
ñoles  y  tres  coronelias  de  alemanes  y  20  piecas  de  batir  y  lle- 
gado los  españoles  obieron  algunas  escaramucas  y  entrado  en 
la  villa  porq  los  enemigos  la  desmanpararon  y  los  soldados 
Entrados  en  el  castillo  se  tornaron  a  salir  y  otro  dia  los  ene- 
migos la  qmaron  q  no  quedo  casa  ni  yglesia  fue  mal  acordado 
que  pues  dentro  en  ella  se  podian  estar  los  españoles  sin  Re- 
cibir daño  tornarse  a  salir,  a  los  nuebe  (1)  se  comenco  a  batir 
el  castillo  y  pusosele  tan  cerca  q  no  abia  200  pasos  y  en  dia  y 
medio  deRibaron  un  torreón  q  se  podia  entrar  por  el  sin  daño 
porq  estaba  el  duque  abisado  por  el  ingeniero  q  se  tomo  en 
san  quintin  que  hera  lo  mas  flaco  y  bisto  por  los  enemigos  y 
el  poco  socorro  q  del  Rei  de  francia  les  podia  venir  se  Rindie- 
ron a  merced  de  su  mag.1  a  los  quales  q  serian  bien  1000  in- 
fantes les  enbiaron  en  prisión  a  flandes  como  los  de  jatelete 
tubieronselo  a  covardia  a  estos  franceses  quantos  lo  bieron  y 
el  castillo  q  tan  presto  se  Rindiesen  porque  se  pudieran  de- 
fender y  entretener  muchos  días  pues  tenian  bien  de  comer 
dentro  y  hera  tan  fuerte. 

A  los  17  fue  parte  de  la  caballeria  alemana  E  infantería  es- 
pañola (2)  sobre  xauni  quatro  leguas  de  alli  q  no  ai  dos  de  es- 
paña  y  sabido  por  la  gente  que  abia  dentro  se  salió  mucha  par- 
te della  y  se  saqueo  lo  que  en  ella  abia  y  se  tomo  en  prisión  por 
el  capitán  donjuán  sonoguera  un  capitán  de  caballos  ligeros 
y  beinte  soldados  con  el  q  quedaron  en  su  custodia  y  guardia 
las  compañias  de  arcabuceros  de  don  julian  de  mendoga  y  don 


(1)  f.  «...  y  assi  a  los  diez  se  le  assento  la  artillería  muy  cerca 
y  se  batió  todo  aquel  dia  hasta  el  siguiente  á  las  diez  horas  de  la  ma- 
ñana.» 

(2)  Mandaba  esta  fuerza  el  Conde  de  Xuarcemburg. 


UNA    RELACIÓN   INÉDITA    DE    LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN.  339 

juan  sonoguera  diez  cornetas  de  caballería  borgoñona  y  una 
de  arcabuceros  de  a  caballo  y  quatro  compañías  de  alemanes 
hallóse  en  esta  villa  mucho  trigo  harina  y  bino  y  un  molino  q 
no  se  puede  osar  decir  lo  q  muele  entre  dia  y  noche,    — 

A  los  21  fueron  la  caballería  española  y  2000  caballos  ale- 
manes con  4000  infantes  sobre  una  billa  q  sé  dice  noyon  seis 
leguas  de  ham  y  quando  llegaron  hera  salida  la  gente  y  entra- 
ron hallóse  en  ella  infinito  pan  y  vino  porq  hera  uno  de  los 
mejores  lugares  y  mejores  hedificios  de  francia  y  de  mas  y  de 
mejores  yglesias  y  por  no  ser  fuerte  se  bolbio  la  gente  sin  ha- 
cerle daño  y  a  los  28  fue  alia  el  duque  con  6000  caballos  ale- 
manes y  la  caballería  española  y  los  dos  tercios  de  españoles 
porq  se  tenia  noticia  q  habia  dentro  tres  estandartes  de  hon- 
bres  darmas  y  ocho  banderas  los  quales  fueron  abisados  porq 
nunca  se  hace  en  nuestro  campo  cosa  con  secreto  y  ansi  aque- 
lla noche  se  fueron  los  q  estaban  dentro  y  ansi  quando  llego  el 
duque  con  la  gente  q  hera  al  amanecer  hallo  abiertas  las  puer- 
tas y  ansi  se  estuvo  tres  o  quatro  oras  y  por  no  ser  fuerte 
acordó  que  se  quemase  y  ansi  se  le  puso  fuego  por  dos  o  tres 
partes  hizo  lastima  bella  arder  y  a  mi  special  por  ser  tan  gran 
tierra  y  de  tan  buenas  yglesias  y  hedificios  |  ser  la  tierra  que 
mas  frutos  cogia  specialmente  de  vino  En  toda  francia. 

A  los  6  de  otubre  se  tomo  la  muestra  a  la  caballeria  e  in- 
fantería alemana  y  se  les  pago  dos  pagas  hallóse  83oo  caba- 
llos y  19000  ynfantes  tanbien  se  dieron  dos  pagas  á  las  diez 
cornetas  borgoñonas  y  una  compañía  de  arcabuceros  a  ca- 
ballo abia  en  todos  ellos  840  soldados. 

A  los  12  de  otubre  partió  su  mag.*  de  ham  para  se  ir  a 
la  villa  de  brusselas  a  cosas  importantes  a  la  gobernación  de 
aqllos  estados  y  el  duque  de  saboia  quedo  con  todo  el  exer- 
cito  alli  acabando  de  fortificar  la  tierra  y  pasar  adelante  con 
los  tres  caballeros  q  se  hicieron  de  nuebo  q  heran  El  del  Rei 
que  esta  al  camino  Real  de  la  íera  y  xaum  y  el  otro  el  de 
mos  de  glaijon  q  cae  en  el  camino  q  dicen  de  francia  y  el 
otro  es  muy  laargo  q  corto  parte  de  la  villa  que  dicen  del 
duque  de  saboia  junto  al  qual  y  por  orilla  de  la  muralla  y 
entre  la  otra  bieja  se  ha  de  meter  la  rribera  sacándola  de 
madre  y  q  benga  al  fosso  del  caballero  del  Rei  y  de  alli  entre 


840  UNA   RELACIÓN   INÉDITA    DE   LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN. 

otra  esplanada  y  el  castillo  Entre  por  la  billa  quedando  parte 
del  agua  de  la  rríbera  por  donde  solia  ir  la  qual  cerca  la  otra 
parte  de  la  villa  y  entre  por  junto  a  la  muralla  de  lo  que  se 
a  acortado  a  dar  á  los  molinos  antiguos  y  ase  de  juntar  con 
el  agua  q  nuebamente  se  traira  |  y  demás  de  los  caballeros 
se  an  hecho  otras  tres  esplanadas  q  ygualan  con  la  muralla 
donde  se  a  de  poner  artilleria  hacia  la  parte  del  pantano  y 
Ribera  antigua  y  el  lugar  donde  los  ingleses  estaban  alojados 
y  en  todas  estas  obras  se  estubo  el  duque  de  saboia  hasta  el 
dia  de  san  martin  q  con  todo  el  exercito  se  partió  de  sobre 
ham  dejando  en  su  guardia  el  tercio  de  nabarrete  y  caballe- 
ría ligera  española  con  proposito  y  fin  q  el  Rei  de  francia  con 
poca  gente  estaba  sobre  conprena  y  a  quemar  los  lugares  q 
pudiese  |  a  la  buelta  y  abiendose  partido  quiso  dios  q  ha- 
biendo caminado  el  campo  hasta  noyon  quatro  leguas  de 
conprena  fue  tanta  la  nieve  y  frío  q  mudo  el  proposito  y  bol- 
berse  y  no  tanto  por  el  frío  como  porq  se  conoscio  en  los 
alemanes  yban  de  mala  gana  |  y  ansi  se  dio  la  buelta  a  xaum 
q  el  dia  antes  se  abia  quemado  y  siguió  el  campo  otro  dia 
por  la  Ribera  arriba  qmando  todos  los  lugares  castillos  y  bi- 
llajes  q  en  elfa  estaban  con  dos  leguas  a  la  rredonda  que  he- 
ran  muchos  hasta  llegar  a  moy  sobre  la  rribera  de  loaisa  a 
una  legua  de  la  fera  donde  estubimos  ocho  dias  aqui  se  quiso 
amotinar  la  caballería  alemana  y  se  desbergongaron  a  decir 
que  llebanan  al  duque  a  francia  si  no  les  pagaban  |  y  si  no 
fuera  por  el  conde  de  xaacanburg  q  los  aplaco  con  buenas 
palabras  y  aun  con  desafios  a  los  principales  no  se  en  q  pa- 
rara la  cosa  y  es  de  tenérselo  en  mucho  porq  lo  higo  como 
muy  buen  caballero  y  serbidor  de  su  mag.*  porqués  cosa 
larga  como  passo  basta  q  el  dio  orden  con  ellos  para  q  se 
contentasen  luego  de  quatro  pagas  y  media  q  se  les  debian 
con  una  luego  y  media  a  la  Raia  de  alemana  y  por  lo  res- 
tante hiciese  obligación  su  mag.*  de  lo  pagar  a  ciertos  pla<?os 
y  concluido  nos  benimos  por  la  rribera  arriba  hasta  llegar  a 
media  legua  de  guisa  donde  se  estubo  un  dia  en  el  qual  El 
duque  fue  a  reconocer  a  guisa  de  la  qual  salieron  hasta 
600  caballos  y  alguna  ynfanteria  y  se  tubo  con  ellos  una  es- 
caramuga  y  mataron  dos  franceses  y  de  los  nuestros  un  ale. 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE  LA   BATALLA   DE   SAN   QUINTÍN-  341 

man  hubo  gran  arma  en  la  tierra  y  gran  boceria  como  si  les 
entráramos  dentro  otro  dia  nos  partimos  a  fontana  una  legua 
del  andresi  donde  se  dio  una  paga  a  la  caballeria  alemana  y 
se  estubo  dos  dias  y  se  despidieron  los  alemanes  porq  la  de- 
mas  gente  del  exercito  qdaba  en  guarniciones  en  las  billas 
tomadas  |  los  quales  caminaron  con  los  comisarios  q  los 
guiaban  |  y  fueron  hagiendo  tantas  bellaquerías  y  Robos 
como  si  fueran  enemigos  hasta  salir  de  los  estados  deflandes 
no  basta  en  ellos  castigo  ni  Reprehensión  como  tienenperdido 
el  temor  a  dios  a  las  gentes  la  berguenga  hacen  estas  y  otras 
cosas  peores. 

Quedo  en  ham  el  maesso  de  campo  nabarrete  con  2000 
infantes  españoles  la  caballeria  ligera  española  y  dos  compa- 
ñias  del  tercio  de  cayeres    (1)  de  gastadores  para  las  obras. 

En  san  quintin  qdó  por  gobernador  mos  de  mega  con 
2000  balones  que  no  tenia  600  y  de  las  tierras  ganadas  |  y 
ansimismo  el  maesso  de  campo  cageres  con  nuebe  compa- 
ñias  de  soldados  biejos  y  onge  de  los  visónos  |  y  seis  bande- 
ras de  alemanes  de  la  coronelia  del  conde  de  bristan  |  dos 
compañías  de  caballos  borgoñones  |  y  los  caballos  del  Regi- 
miento de  bristan  que  heran  60. 

En  xatelete  qdaron  las  compañías  de  don  antonio  de  pe- 
ralta bagan  y  salinas  y  otros  200  españoles  de  los  bisónos  | 
la  compañia  de  arcabugeros  a  caballo  de  mondragon  |  y 
otras  dos  cornetas  de  borgoñones. 

Por  ser  cosa  de  misterio  y  cosa  berdadera  lo  pongo  aqui 
por  memoria  para  mi  y  es  q  quando  los  de  ham  quemaron 
el  lugar  quemaron  una  portada  de  la  yglesia  de  una  abadía 
y  en  la  puerta  de  la  yglesia  abia  vna  ymagen  de  nuestra  Se- 
ñora de  piedra  de  grandor  de  una  muger  y  bestida  con  unas 
Ropas  de  rraso  blanco  y  como  se  qtno  todo  el  portal  y  la 
madera  del  y  las  puertas  donde  estaba  la  ymagen  y  caio 
sobre  ella  mucha  madera  encendida  quiso  nuestro  señor  q  ni 
el  fuego  aunque  fue  muy  grande  quemase  la  rropa  q  la  yma- 
gen de  nuestra  señora  tenia  encima  ni  en  su  rrostro  ni  del. 
jhs.  hiciese  ninguna  macula  sino  hagerse  como  vnas  begigui- 


(1)     (En  blanco. 


342  UNA   RELACIÓN   INÉDITA   DE   LA   BATALLA   DE   SAN    QUINTÍN. 

tas  pardillas  muy  pequeñas  sin  afear  el  Rostro  bisto  este 
milagro  los  españoles  le  tomaron  mucha  debocion  y  ansi  el 
maeso  de  campo  nabarrete  de  allí  adelante  le  hizo  tener 
guardia  de  dia  y  de  noche  de  españoles  por  amor  (temor?) 
de  los  alemanes  q  heran  enemigos  de  ymagenes  y  un  dia 
unos  alemanes  llegaron  a  ber  la  ymagen  y  uno  dellos  le  dio 
con  el  hierro  de  un  benablo  por  la  frente  y  abiendole  dado 
con  toda  furia  con  el  hierro  no  le  hico  sino  vna  señalica 
blanca  que  a  duras  penas  se  conosce  los  españoles  que  lo 
bieron  q  estaban  de  guardia  le  dieron  seis  cuchilladas  y  el 
maeso  de  campo  quiso  castigar  los  soldados  porq  no  abian 
tenido  cuidado  de  la  guarda  y  muerto  los  alemanes  digo  esto 
porq  a  todos  es  notorio  ber  q  todo  se  qmase  y  la  Ropa  desta 
ymagen  no. 

La  gente  asi  de  pie  Como  de  acaballo  q  su  mag.*  tubo  y 
pago  en  esta  jornada  es  la  siguiente. 

Caballería  alemana. 

El  duque  arnesto  de  branzuiq  Caballos 1 1 55 

El  conde  de  xuacenburq 1061 

El  principe  arnesto  de  han  halt i5 

El  conde  de  ybisistan 3oo 

El  duque  Erico  de  branzuq 1245 

El  conde  de  aranberg 1002 

El  conde  de  masfelt 800 

El  conde  otto  de  xanburq 606 

El  conde  de  horna 848 

Anz  bailar,  estos  caballos  fueron  a  seruir  a  lucenburq  235 

7347 
Caballería  yng'lesa. 

Caballería  ynglesa 2000 

Caballos  ligeros  spañoles.. 423 

Dos  compañías  de  arcabugeros  a  caballo 200 

diez  cornetas  de  caballos  borgoñones  Estos  abian  de 

ser  mili 340 

vna  de  arcabugeros  a  caballo 100 


UNA   RELACIÓN   INÉDITA    DE   LA   BATALLA   DE   SAN   QUINTÍN.  343 

de  la  compañía  del  duq  ioo  archeros  y  francarche- 

ros ioo 

noio 

mas  los  cortesanos  y  abentureros  q  serian  bien  .  .  .  800 
ynfanteria  alemana. 

El  Regimiento  de  conrrado  de  conperberg 3862 

El  de  jorje  van  holl 3640 

El  del  conde  de  ybristan 3584 

El  de  Claus  von  justaf 3722 

El  de  minicaus 38 16 

El  de  Lázaro  Suendi 3864 

22388 
yngleses. 

yngleses 4000 

Españoles  de  los  dos  tercios 5142 

balones  de  q  era  coronel  mos  de  mega 2000 

tres  banderas  de  carandole 600 

341 3o 
Infantes  gastadores. 

Ingleses 2000 

flamencos  y  borgoñones 5ooo 

Capitán  del  artillería  mos  de  glayjon. 

maesso  de  campo  general  vinacurte. 

sesenta  y  dos  piecas  de  artillería. 

En  los  caballos  del  artillería  no  abia  entera  Relación 
cerno  las  villas  de  flandes  los  proveían  y  quitaban 

pero  créese  q  abia 4000 

Entre  tiendas  y  pabellones  y  Ranchos  de  tela  asi  de 

la  corte  oficiales  mercadantes  y  soldados 5o26 


EL  MAGNETISMO  l  U  ELECTRICIDAD 


(i) 


XVII I 

La  electricidad  desde  fines  del  siglo  XV  hasta  las  experiencias 

de  Gilbert. 


asta  que  á  fines  del  siglo  XVI  comprobó  Guillermo 
Gilbert  con  repetidas  experiencias  que  la  mayor  par- 
te de  los  cuerpos  existentes  gozaban  de  la  propiedad 
atractiva  del  ámbar,  siendo,  como  éste,  susceptibles  de  elec- 
trizarse por  frotamiento,  nada  nuevo  se  hizo  sobre  el  particu- 
lar, ni  adelantaron  un  paso  los  conocimientos  relativos  á 
la  propiedad  atractiva  de  las  sustancias  eléctricas.  Y  no  por- 
que en  el  siglo  XV  se  echara  de  menos  toda  clase  de  cultiva- 
dores científicos,  ni  porque  «esta  época  fuese  una  de  las  más 
miserables  de  la  Edad  Media,  una  especie  de  silencio  que 
anunciaba  en  cierto  modo  la  gran  renovación  del  Renaci- 
miento,)) como  se  atreve  á  dogmatizar  Larousse  (2).  Harto 
conocidos  son  y  justamente  celebrados  en  la  historia  de  la 
ciencia  los  nombres  de  Purbach,  Regiomontano,  Walther  y 


(1)  Véase  la  pág.  254. — Más  bien  que  de  la  materia  indicada  en 
el  epígrafe,  tratamos  en  el  presente  artículo  del  progreso  científico 
en  general,  por  exigirlo  así  el  desarrollo  del  plan  que  nos  hemos 
propuesto  al  comenzar  este  estudio. 

(2)  Grand  Dictionnaire  universel  du  XIX6  suele,  tome  xn,  pag.  921  , 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  345 


Copérnico,  precursores  los  primeros  y  verdadero  fundador  el 
último  de  la  ciencia  astronómica  á  fines  del  siglo  XV  y  princi- 
pios del  XVI.  Basilio  Valentin  y  Sulzbach  entrevén  la  necesi- 
dad de  cambiar  el  rumbo  de  las  investigaciones  alquímícas, 
despojándolas  del  ropaje  misterioso  y  cabalístico  con  que  bru- 
jos y  nigromantes  las  revestían  para  sustraerlas  al  alcance  del 
vulgo,  con  perjuicio  del  progreso  y  de  toda  utilidad  práctica. 
Leonardo  de  Vinci  patentizó  la  fecundidad  y  trascendencia 
práctica  del  método  experimental,  descubriendo,  entre  otras 
maravillas  científicas  pertenecientes  al  orden  físico,  la  cámara 
oscura  sin  lente,  el  fenómeno  de  la  difracción,  el  mecanismo 
de  la  visión,  la  teoría  del  plano  inclinado,  el  principio  de  las 
velocidades  virtuales,  las  leyes  y  los  efectos  del  frotamiento, 
la  manera  de  calcular  la  energía  desarrollada  por  las  máqui- 
nas, merced  á  un  ingenioso  dinamómetro  de  su  propia  inven- 
ción, la  resistencia,  condensación  y  el  peso  del  aire  que  le 
sirviera  para  comprobar  el  principio  de  Arquímedes  aplicado 
á  los  gases  donde  está  basada  la  teoría  de  los  globos  y  la  for- 
mación de  las  nubes;  estudió  los  fenómenos  de  los  líquidos  en 
tubos  capilares,  las  figuras  que  presentan  las  placas  vibran- 
tes espolvoreadas,  y,  por  último,  hizo  investigaciones  muy 
notables  acerca  de  las  propiedades  del  imán,  extendiendo  sus 
esfuerzos  á  todas  las  ramas  de  la  Física,  menos  á  la  de  la 
electricidad,  que  propiamente  no  existía  aún  (i).  Conocidos 
son  también  no  pocos  filósofos  renacientes,  que  bien  pueden 
figurar  en  la  Historia  de  la  Ciencia,  pues  de  experimentado- 
res científicos  se  preciaban  la  mayor  parte,  al  resucitar  las 
doctrinas  de  las  antiguas  escuelas,  poniéndolas  enfrente  de  la 
escolástica.  Tal  sucede  con  Gemisto,  Plethon  y  Marsilio 
Ficino,  representantes  de  la  escuela  platónica,  con  Juan  Pico 
de  la  Mirándola  y  otros.  Esto  sin  contar  con  la  parte  no  esca- 
sa que  en  aquel  período  de  tumultuosa  fermentación  toma- 
ron los  españoles,  entre  los  cuales  figuran  ingenios  muy  no- 


(i)     De  Leonardo  de  Vinci  hablamos  más  extensamente  en  nues- 
tro Discurso  de  apertura  del  curso  académico  de  1896-97,  leído  en  este 
Colegio  y  publicado  en  La  Ciudad  de  Dios  con  el  título  de  La  Física 
ntigua  y  la  moderna. 


846  EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

tables  en  todos  los  órdenes.  Juan  deTorquemada,  Raimundo 
Sabunde,  el  Tostado,  la  serie  de  filósofos  árabes  y  judíos  que 
al  advenimiento  de  los  Reyes  Católicos  rivalizaban  en  cono- 
cimientos de  toda  especie,  sobre  todo  en  los  referentes  á  la 
alquimia  y  la  medicina;  el  Maestro  Alfonso  Chimio,  el  cual 
en  su  testameuto  se  titulaba  «Físico  del  rey  don  Juan  el  II  de 
Castilla,  su  alcalde  y  examinador  de  los  físicos  y  zururjianos 
de  sus  reinos;»  Mosen  Jayme  Roig,  maestro  en  Artes  y  Me- 
dicina; Guillermo  Aventurer,  autor  del  Antidotarium  ^seu 
practica  medicinae,  y  otros  que  cita  D.  Vicente  de  la  Fuente 
en  el  tomo  i  de  su  Historia  de  las  Universidades,  sin  contar 
las  primicias  de  la  Universidad  de  Valencia  fundada  en  141 1; 
el  Estudio  general  creado  por  el  mismo  tiempo  en  las  Uni- 
versidades de  Gerona  y  Barcelona,  al  par  que  la  erección  y 
propagación  de  los  estudios  lulistas  en  Mallorca,  donde  so- 
bresalieron el  Doctor  Llovet,  el  maestro  Pelayo,  Dagni,  Ca- 
baspré  y  otros  apoco  conocidos  en  nuestra  historia  literaria, 
pero  no  de  escaso  mérito  en  la  académica  (i);>  todos  estos 
nombres,  más  los  que  brillaron  en  las  Universidades  de 
Huesca  y  Zaragoza  y  en  los  primeros  Colegios  universitarios, 
como  el  Viejo  de  San  Bartolomé  de  Salamanca,  el  de  la 
Asunta  de  Lérida,  etc.,  donde  se  enseñaba  toda  clase  de  dis- 
ciplinas y  se  formaban  sabios  y  santos  de  la  categoría  de  Al- 
fonso de  Madrigal  y  San  Juan  de  Sahagún,  ¿autorizan  para 
afirmar,  de  la  manera  categórica  que  lo  hace  Larousse,  que 
esta  época  fué  una  de  las  más  miserables  de  la  Edad  Media» 
y  como  un  paréntesis  preparatorio  del  Renacimiento  que, 
después  de  todo,  había  comenzado  ya  para  entonces,  aunque 
no  se  manifestase  en  todo  su  apogeo? 

Más  comedido  y  circunspecto  Humboldt,  confiesa  de 
buen  grado  que  «el  siglo  XV  pertenece  á  una  de  esas  épocas 
raras  en  que  todos  los  esfuerzos  intelectuales  presentan  por 
carácter  común  la  tendencia  invariable  hacia  un  fin  determi- 
nado. La  unidad  de  los  esfuerzos  hechos,  el  éxito  que  la  ha 
coronado,  la  activa  energía  de  que  dieron  muestra  pueblos 


(1)     Historia  de  las  Universidades,  por  D.  Vicente  de  la  Fuente,  to- 
mo 1,  cap.  xxviii,  págs.  236-245. 


EL   MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  347 

enteros,  prestan  á  la  Edad  de  Colón,  de  Sebastián  Cabot  y 
de  Gama  un  esplendor  brillante  y  duradero.  Colocado  el 
siglo  XV  entre  dos  grados  de  la  civilización  diferentes,  pre- 
séntasenos como  una  época  intermediaria  que  pone  fin  á  la 
Edad  Media  y  da  principio  á  los  tiempos  modernos;  como  la 
época  de  los  más  considerables  descubrimientos  realizados 
en  el  espacio,  y  en  la  cual  no  quedaron  alturas  ni  grados  de 
latitud  que  no  fuesen  explorados.  Duplicando  para  los  habi- 
tantes de  Europa  la  obra  de  la  creación,  el  siglo  XV  sumi- 
nistraba á  la  inteligencia  nuevos  y  poderosos  estímulos  que 
debían  acelerar  los  progresos  de  las  ciencias  bajo  el  punto  de 
vista  físico  y  matemático»  (i). 

Comienza  el  siglo  XVI  y  con  él  á  desarrollarse  la  fecun- 
didad de  los  grandes  acontecimientos  realizados  en  el  siglo 
anterior.  A  España  corresponde  indudablemente  una  parte 
muy  gloriosa  en  aquella  gran  revolución  científica  que  sepa- 
ra los  tiempos  antiguos  de  los  tiempos  modernos;  porque  si 
la  invención  de  la  imprenta  prepara  las  vías  del  progreso,  fa- 
cilitando la  reciprocidad  de  comunicaciones  y  perpetuando 
las  conquistas  del  orden  intelectual,  el  descubrimiento  del 
Nuevo  Mundo  abre  nuevos  horizontes  á  la  cultura  y  acumula 
materiales  para  la  organización  definitiva  de  las  ciencias  ex- 
perimentales. Colón  debe  ser,  pues,  el  astro  matutino  que 
presida  la  época  gloriosa  del  siglo  XVI,  aunque  la  materia- 
lidad de  sus  primeros  triunfos  pertenezca  á  fines  del  siglo  XV. 

«Éntrelos  rasgos  característicos  de  Cristóbal  Colón,  escri- 
be Humboldt  (2),  debemos  citar  principalmente  la  penetra- 
ción y  la  seguridad  de  ojeada  con  que  abarca  y  combina  los 
fenómenos  del  mundo  exterior,  por  más  que  careciese  de 
instrucción  y  le  fuesen  extrañas  la  Física  y  las  Ciencias  na- 
turales.» No  parece  que  concuerda  muy  bien  esto  con  lo  que 
luego  dice  en  la  misma  página:  «En  el  Diario  marítimo  de 
Colón  y  en  sus  relaciones  de  viaje...  se  encuentran  ya  susci- 
tadas todas  las  cuestiones  hacia  las  cuales  se  dirigió  la  acti- 
vidad científica  en  la  última  mitad  del  siglo  XV  y  durante 


(1)  Cosmos,  tomo  II,  páginas  286  y  287. 

(2)  Ibidem,  id.,  pág.  331. 


348  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

todo  el  siglo  XVI,»  y  menos  con  lo  que  á  las  pocas  pági- 
nas escribe,  comentando  una  de  las  cartas  del  Almirante, 
fechada  en  Haiti  en  el  mes  de  Octubre  de  1498:  «Esta  carta, 
aclarada  por  otros  varios  pasajes  de  los  escritos  de  Colón, 
contiene  consideraciones  muy  profundas  sobre  el  conoci- 
miento físico  de  la  tierra,  observaciones  sobre  la  declinación 
de  la  aguja  de  marear  subordinada  á  la  longitud  geográfica, 
sobre  la  flexión  de  las  fajas  isotermas  desde  las  costas  occi- 
dentales del  antiguo  continente  hasta  las  orientales  del 
nuevo...»  (1)  Y  en  la  página  siguiente:  «Además  de  la  indispu- 
table gloria  de  haber  sido  el  primero  que  descubrió  una  línea 
sin  declinación  magnética,  pertenece  también  á  Colón  la  de 
haber  propagado  en  Europa  el  estudio  del  magnetismo  te- 
rrestre, por  sus  consideraciones  sobre  el  aumento  progresivo 
de  la  declinación  hacia  el  Oeste,  según  se  iba  alejando  de 
aquella  línea...  Este  descubrimiento  de  una  línea  magnética 
sin  declinación,  justamente  celebrado  por  Oviedo,  Las  Casas 
y  Herrera,  señala  un  punto  memorable  en  la  historia  de  la 
astronomía  náutica...  Además  de  haber  descubierto  Colón 
en  el  Océano  Atlántico  una  región  en  que  el  meridiano  mag- 
nético coincide  con  el  meridiano  geográfico,  observó  también 
ingeniosamente  que  la  declinación  magnética  puede  servir 
para  determinar  el  lugar  en  que  se  halla  el  buque  relativa- 
mente á  la  longitud.  En  el  Diario  de  su  segundo  viaje  (Abril 
de  1496)  vemos,  en  efecto,  orientarse  al  Almirante  por  medio 
de  la  declinación  de  la  aguja  de  marear.»    ' 

Si  á  esto  se  añade  que  «cuando  Colón  se  dirigía  hacia  el 
Oeste,  partiendo  del  meridiano  de  las  Azores,  y  provisto  del 
astrolabio  recién  perfeccionado  á  la  sazón,  recorría  un  mar 
por  nadie  explorado  hasta  entonces,  no  iba  en  guisa  de  aven- 
turero á  buscar  por  el  Poniente  la  costa  oriental  de  África, 
sino  que  obraba  en  virtud  de  un  plan  fijo  y  determinado,»  sir- 
viéndose de  la  «Carta  de  marear  que  llevaba  á  bordo  y  que 
le  había  dado  en  1477  el  médico  y  astrónomo  florentino 
Paolo  Toscanelli,  y  que  cincuenta  y  tres  años  después  de  su 
muerte  conservaba  aún  Bartolomé  de  Las  Casas;»  si  se  añade 


(1)     Cosmos,  tomo  11,  páginas  347-348, 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  .  349 

que  en  sus  Cartas  y  relaciones  de  viaje  hizo  observaciones 
atinadas  sobre  la  fauna  y  la  rlora  de  los  países  descubiertos, 
citando  y  coleccionando  plantas  desconocidas  en  Europa; 
que  para  la  Geografía,  la  Astronomía,  la  Meteorología  y  la 
Náutica  tuvo  rasgos  de  alta  trascendencia  científica... 
¿cómo  pensar  que  el  coloso  del  Renacimiento  «careciese  de 
instrucción  y  le  fuesen  extrañas  la  Física  y  las  Ciencias  na- 
turales?» 

Que  ni  el  gran  Almirante,  ni  Sebastián  Cabot,  ni  Américo 
Vespucio,  ni  Hernán  Cortés,  ni  Magallanes,  ni  ningún  descu- 
bridor ó  conquistador  notable,  haya  podido  abarcar  la  tras- 
cendencia de  sus  descubrimientos  ó  conquistas,  enhorabue- 
na; la  inteligencia  humana  es  demasiado  limitada  para  abar- 
car los  horizontes  del  porvenir,  y  en  este  sentido  anda  muy 
cuerdo  Humboldt  cuando  escribe  que  no  pertenece  á  los  pri- 
meros conquistadores  la  gloria  de  los  progresos  científicos 
que  tuvieron  sin  duda  principio  con  el  descubrimiento  del 
Nuevo  Continente,  y  sí  á  viajeros  más  pacíficos  que  disfru- 
taron más  tarde  de  los  beneficios  y  las  bellezas  de  los  países 
conquistados.  Mas  esto  ¿pugna  con  la  ilustración  y  los  triun- 
fos intelectuales  de  algunos  descubridores  ó  conquistadores? 

Dado  el  primer  paso  en  el  camino  del  progreso,  y  po- 
seídos los  ánimos  del  vértigo  de  los  descubrimientos  en  todos 
los  órdenes,  las  ciencias  de  observación,  favoritas  de  los  re- 
nacientes, dieron  un  salto  colosal,  enriqueciéndose  con  abun- 
dancia de  materiales,  debidos  á  la  invención  y  perfecciona- 
miento de  multitud  de  instrumentos  científicos,  al  descu- 
brimiento de  nuevas  fuerzas  y  nuevas  leyes  directoras  de  los 
grandes  fenómenos  de  la  Naturaleza,  y  á  la  aparición  simul- 
tánea de  genios  extraordinarios. 

Contra  los  detractores  de  nuestras  glorias,  que  por  des- 
gracia abundan  dentro  y  fuera  de  casa,  citaremos  solamente 
algunas  de  las  innumerables  que  pueden  verse  en  autores  de 
toda  imparcialidad  y  competencia  (i). 


(i)  Alejandro  de  Humboldt,  entre  los  extranjeros;  D.  Felipe  Pi- 
catoste  en  sus  Apuntes  para  una  Biblioteca  científica  española  del  si- 
glo XVI;  Vallín  en  su  citado  Discurso;  D.   Vicente  de  la  Fuente  en 


350  BL    MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD. 

Del  Padre  José  de  Acosta  escribe  Humboldt:  «El  funda- 
mento de  lo  que  hoy  llamamos  física  del  globo,  prescindien- 
do de  las  consideraciones  matemáticas,  se  halla  en  la  His- 
toria Natural  y  Moral  de  las  Indias,  del  jesuita  José  Acos- 
ta, y  asimismo  en  la  obra  que  publicó  Gonzalo  Fernández  de 
Oviedo,  veinte  años  después  de  la  muerte  de  Colón...  La 
demarcación  de  las  líneas  magnéticas,  cuyo  descubrimiento 
se  atribuye  á  Gassendo,  era  un  secreto  todavía  para  el  mis- 
mo Gilbert,  mientras  que  Acosta,  instruido  por  marinos  por- 
tugueses, había  ya  reconocido  en  toda  la  superficie  de  la  tie- 
rra cuatro  líneas  sin  declinación.  De  estas  cuatro  líneas 
dedujo  Halley  la  teoría  de  los  cuatro  polos  magnéticos»  (i). 

Cedillo  Díaz  corrigió  los  mapas  y  cartas  de  marear;  in- 
ventó varios  instrumentos  matemáticos,  entre  ellos  un  ni- 
vel y  el  trinormo,  y  dio  nuevas  reglas  para  calcular  la  posi- 
ción de  los  astros;  escribió  sobre  la  brújula  y  el  imán,  tradujo 
al  castellano  los  seis  primeros  libros  de  Euclides,  desempeñó 
varias  comisiones  científicas  y  fué  uno  de  los  últimos  y  más 
beneméritos  profesores  de  la  Academia  de  Ciencias  de 
Madrid. 

Corcuera  (Fr.  Rodrigo)  inventó  una  brújula  de  variación; 
Martín  Cortés  estudió  el  decrecimiento  de  los  intervalos  en- 
tre los  paralelos  mucho  antes  que  Eduardo  Wright  y  Gerar- 
do Mercator;  presentó  la  teoría  de  la  diversidad  del  polo 
magnético  y  el  polo  terrestre;  cuarenta  años  antes  que  Livio 
Sanuto,  escribe  uno  de  los  primeros  tratados  de  Navegación 


su  Historia  de  las  Universidades;  Menéndez  y  Pelayo  en  La  Ciencia  es- 
pafiola.  Los  Heterodoxos  y  Las  ideas  estéticas;  Luanco  en  La  Alquimia 
en  España;  Hernández  Morejón,  RuaFigueroa,  entre  los  nacionales, 
y  otros. 

(i)  Cosmos,  tomo  n,  págs.  315  y  341.  París,  1847  á  59.  Entresa- 
cado sin  duda  del  tomo  1  de  dicha  Historia,  capítulos  xvi:  De  qué 
modo  pudieron  venir  á  Indias  los  primeros  hombres  y  que  no  navegaron 
de  propósito  d  estas  partes,  y  xvn:  De  la  propiedad  y  virtud  admirable  de 
la  piedra  imán  para  navegar,  y  que  los  antiguos  no  la  conocieron.  Nos 
referimos  á  la  primera  edición,  publicada  en  Sevilla  en  1590  y  reim- 
presa en  Madrid  en  1894. 


EL   MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  351 

que  se  impuso  en  Inglaterra  y  fué  uno  de  los  principales  pro- 
movedores de  la  ruidosa  discusión  entre  los  sabios  para  fijar 
la  verdadera  posición  del  polo  magnético. 

El  sevillano  Martín  Fernández  de  Enciso  es  el  primero 
que  reduce  á  reglas  y  preceptos  el  arte  de  la  navegación,  y 
presenta  un  cuadro  geográfico  de  América. 

Francisco  Fernández  Raxo  y  Gómez,  natural  de  Orihuela, 
crea  en  Zaragoza  un  Colegio  para  el  estudio  de  las  Ciencias. 
Miguel  Francés,  zaragozano,  distinguido  catedrático  de  la 
Universidad  de  París,  es  consultado  por  la  de  Bolonia  acerca 
de  ciertas  dudas  sobre  la  medida  del  tiempo,  y  con  tal  acier- 
to las  resuelve,  que  esta  Universidad  le  da  el  nombre  de 
Aristóteles  español. 

Andrés  García  de  Céspedes ,  astrónomo  muy  notable  y 
cosmógrafo  mayor  del  Rey,  á  quien  propuso  la  creación  de 
un  gabinete  de  Astronomía  en  el  Escorial,  comprometiéndo- 
se á  construir  por  sí  mismo  la  mayor  parte  de  los  instrumen- 
tos, cuya  lista  consta  en  uno  de  los  códices  que  se  conservan 
en  la  Biblioteca  de  este  Real  Monasterio,  inventa  y  construye 
gran  número  de  instrumentos  de  Matemáticas  y  Astronomía; 
corrige  las  tablas  de  D.  Alfonso  y  de  Copérnico,  y  reforma 
las  cartas  de  marear  y  el  mapa  de  América.  Felipe  Guillen, 
sevillano,  inventa  la  brújula  de  variación,  que  le  merece  una 
pensión  del  Rey  de  Portugal.  Juan  de  Herrera,  arquitecto  y 
matemático  insigne,  inventa  un  nivel,  un  aparato  de  longitud 
y  otro  de  latitud,  y  propone  al  Rey  la  creación  de  una  Aca- 
demia de  Matemáticas,  institución  nueva  en  Europa,  de  la 
que  fué  nombrado  presidente  por  el  mismo  Felipe  II,  que 
tanto  se  holgaba  de  los  adelantamientos  científicos  de  España. 

Juan  López  de  Velasco,  cosmógrafo  mayor  de  Felipe  II 
y  su  cronista  de  las  Indias,  redacta  las  instrucciones  para  la 
observación  de  los  eclipses  de  sol  y  de  luna  de  1577,  1578 
y  1584.  Juan  Martín  Población,  valenciano,  que  mereció  ser 
llamado  doctísimo  matemático  y  eminente  astrólogo,  escri- 
bió su  obra  sobre  el  astrolabio  que  se  adoptó  como  única  en 
Francia.  Pedro  Medina,  natural  de  Sevilla,  escribió  un  tra- 
tado de  navegación  que  adquirió  fama  europea,  imponién- 
dose durante  todo  el  siglo  en  Francia  é  Inglaterra.  Nicolás 


852  EL   MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

Monardes,  de  Sevilla,  creó  un  Museo  de  Ciencias  naturales 
de  los  más  antiguos  de  Europa;  estudia  y  da  á  conocer  las 
producciones  botánicas  de  América;  combate  muchas  pre- 
ocupaciones en  Medicina,  y  sus  obras  son  traducidas  á 
muchos  idiomas.  Pedro  Núñez,  natural  de  Alcázar  de  la  Sal, 
sobresalió  en  todas  las  ciencias  exactas  y  en  sus  aplicaciones, 
no  sólo  por  sus  grandes  conocimientos,  sino  por  el  ingenio 
que  demostró  en  la  perfección  de  los  métodos  y  en  la  reso- 
lución de  los  problemas;  inventó  el  instrumento  que  llevó 
su  nombre,  ó  el  de  Nonius,  en  latín,  introducido  en  Francia 
por  Vernier,  é  indispensable  en  todos  los  aparatos  de  preci- 
sión; corrigió  á  Oroncio  Tineo  en  muchos  teoremas  geomé- 
tricos y  en  la  demostración  de  las  retrogradaciones;  descu- 
brió nuevas  propiedades  de  las  loxodromías,  y  resolvió  el 
problema  del  menor  crepúsculo  que  se  ocultó  al  gran  Ber- 
nouilli,  casi  dos  siglos  después.  Antonio  Osorio  inventó  unas 
armaduras  magnéticas  para  acrecentar  el  poder  del  imán. 
Benito  Pereira,  de  Valencia,  teólogo,  físico  y,  sobre  todo, 
eminente  filósofo,  defiende  el  uso  del  método  experimental 
en  las  ciencias;  trata  de  unir  la  Física  y  las  Matemáticas,  y 
refuta  los  errores  astrológicos,  mereciendo  ser  reproducidas 
sus  obras  en  toda  Europa.  Fernando  Pérez  de  Oliva,  cordo- 
bés, catedrático  y  rector  de  la  Universidad  de  Salamanca, 
idea  por  primera  vez  la  aplicación  del  magnetismo  á  la  co- 
municación de  personas  ausentes.  Vasco  de  Pina  corrige  las 
declinaciones  del  sol  con  arreglo  á  las  tablas  de  Copérnico, 
y  construye  otras  desde  i583  á  1880.  Andrés  de  Río  Riaño 
propone  á  la  Casa  de  Contratación  de  Sevilla  un  modo  nuevo 
para  conocer  la  variación  de  la  aguja  y  determinar  la  longi- 
tud. Juan  de  Rojas  Sarmiento  inventó  un  astrolabio  fundado 
en  una  nueva  proyección  de  la  esfera,  astrolabio  que  susti- 
tuyó al  de  Tolomeo  en  Francia  é  Italia.  Pedro  Sarmiento  de 
Gamboa  inventa  y  construye  un  instrumento  para  hallar  la 
longitud  por  medio  del  plenilunio  y  del  orto  del  sol.  Francis- 
co Sarzoso  corrigió  las  tablas  de  los  movimientos  celestes; 
Juan  Ginés  de  Sepúlveda  propone,  con  Pedro  Chacón,  la 
reforma  del  Calendario.  Fr.  Andrés  de  Urdaneta,  de  la 
Orden  de  San  Agustín,  acompaña  á  Legazpi  en  su  expedí- 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  353 

ción  á  las  islas  Filipinas,  donde  tuvo  ocasión  de  manifestar 
sus  relevantes  dotes  de  notable  astrónomo,  profundo  mate- 
mático y  experto  marino;  fué  el  primero  que  hizo  estudios 
serios  acerca  de  los  ciclones,  y  de  él  escribe  su  contemporá- 
neo el  P.  Esteban  de  Salazar:  «Como  en  el  arte  náutico  hi- 
ciese ventaja  á  cuantos  á  la  sazón  vivían,  y  se  le  diese  tanto 
crédito  por  su  cualidad,  virtud,  erudición  é  ingenio,  que  fué 
tanto,  que  añadió  aquel  viento  á  la* aguja,  que  con  vocablo 
indiano  los  marinos  llaman  huracán,  los  cuales  creen,  cuan- 
do él  sopla,  que  soplan  todos  los  treinta  y  dos  vientos  de  la 
aguja,  no  corriendo  más  de  uno  solo,  cuyo  rumbo  va  hacien- 
do el  caracol  de  polo  á  polo.» 

Fr.  Diego  de  Zúñiga,  también  agustino,  se  decide  en  fa- 
vor del  sistema  de  Copérnico;  lo  enseña  y  propaga  en  Espa- 
ña, cuando  toda  Europa  lo  rechaza,  y  su  autoridad  es  invo- 
cada más  tarde  por  el  mismo  Galileo  (i). 

Fr.  Justo  Fernández, 
o.  s.  A. 
{Continuará.) 


(i)  Acerca  de  Diego  de  Zúñiga  hizo  un  estudio  magistral  el 
malogrado  P.  Marcelino  Gutiérrez,  autor  de  L<x  Filosofía  española  del 
siglo  XVI  y  de  otros  trabajos,  á  cual  más  valiosos,  que,  como  el  re- 
ferente á  Zúñiga,  se  han  publicado  en  esta  Revista. 


á^fa 


23 


Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror 


<*> 


XIX 

SEGUNDO  BALANCE  DE  LA  QUINCENA 

(Continuación.) 


Sábado  i 3  de  Abril. — Comienza  la  sesión  aprobando  un 
¡S\^>)  decreto  de  pena  de  muerte  propuesto  por  Robespierre 
y  apoyado  por  Daton.  Dice  el  decreto:  «La  Conven- 
ción establece  la  pena  de  muerte  contra  cualquiera  que  pro- 
ponga negociar  ó  tratar  con  potencias  enemigas  que  no  hayan 
reconocido  solemnemente  la  independencia  de  la  nación  fran- 
cesa, su  soberanía  y  la  indivisibilidad  y  unidad  de  la  Repú- 
blica, fundada  en  la  libertad  y  en  la  igualdad.» 

A  continuación  se  lee  una  carta  de  Marat  declarando  que 
no  obedecerá  el  decreto  dado  contra  él,  porque  él  se  debe  al 
pueblo,  «de  quien  es  el  alma.»  Delaunay,  el  joven,  sube  á  la 
tribuna  y  expone,  en  nombre  del  Comité  de  legislación,  todos 
los  delitos  imputados  al  Amigo  del  pueblo.  Comenzaba  el 
informe  reproduciendo  la  famosa  circular  firmada  por  Ma- 
rat, presidente,  que  el  día  anterior  había  motivado  la  acusa- 
ción de  que  había  sido  objeto.  No  bien  hubo  terminado  De- 
launay la  lectura,  se  levantan  varios  miembros  de  la  Monta- 
ña y  declaran  estar  dispuestos  á  firmar  á  su  vez.    «Yo  pido, 


(i)     Véase  la  pág.  278 


DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS    DURANTE   EL    TERROR.  355 


dijo  Dayid  ,  que  se  deje  la  circular  en  la  mesa  ,  y  todos  los 
patriotas  vayan  á  firmarla.»  Con  David  fueron  á  la  mesa 
Thirion  (i),  Dubois-Crancé  y  Camilo  Desmoulins,  y  des- 
pués un  centenar  de  sus  colegas.  Se  advierte  que  Danton 
no  abandona  su  puesto  ,  y  Robespierre  va  muy  despacito 
hacia  la  mesa  y  vuelve  sin  haber  firmado  (2).  Mientras  esto 
sucedía,  la  derecha  y  el  centro  permanecieron  inmóviles  y 
silenciosos,  y  las  tribunas,  por  el  contrario,  aplaudían  frené- 
ticamente. 

Granet  pide  que  se  imprima  el  Manifiesto  de  los  Jacobi- 
nos y  se  envíe  á  los  departamentos  y  al  ejército  ;  Vergniaud 
y  Lacaze  aplauden  la  proposición  ;  Gensonné  se  adhiere 
igualmente  á  ella  y  reclama  la  inmediata  convocación  de 
las  Asambleas  primarias.  La  Montaña  ,  que  tiene  motivos 
para  no  querer  que  se  consulte  á  la  nación  ,  comprende  en- 
tonces su  error,  y  la  mayor  parte  de  sus  miembros  se  acer- 
can de  nuevo  á  la  mesa  ,  no  para  dejar  su  firma  ,  sino  para 
retirarla  (3). 

Se  suspendió  el  debate  sobre  la  proposición  de  Gensonné 
hasta  el  lunes  i5,  y  Delaunay  continuó  leyendo  su  infor- 
me (4),  recordando  todos  los  artículos  del  periódico  de  Marat, 
en  que  pedía  éste  2S0.000  caberas  y  un  dictador,  un  triun- 
virato ó  un  tribuno  militar.  La  Montaña  y  las  tribunas 
acogieron  con  aplauso  cada  una  de  las  citas.  Terminó  De- 
launay proponiendo  el  decreto  de  acusación,  y  las  tribunas 
se  dejaron  llevar  de  un  verdadero  furor;  durante  doce  horas 
no  se  oían  más  que  amenazas  ,  fuertes  pisadas  y  gritos  (5). 


(1)  Thirion,  diputado  de  Moselle  ,  y  no  Thuriot ,  como  errónea- 
mente afirma  Mortimer-Ternaux,  t.  viii,  p.  134. 

(2)  El  Patriota  francés,  núm.  1341. 

(3)  Monitor  del  17  de  Abril  de  1793. 

(4)  A  pesar  de  la  orden  de  la  Convención  para  que  se  imprimiera 
el  informe  de  Delaunay,  el  Monitor  no  le  reprodujo.  Véase  la  intere- 
sante biografía  de  Delaunay,  el  joven,  escrita  por  Baugler  en  el  to- 
mo 11  de  su  Biografía  de  los  diputados  de  Avjou. 

(5)  Carta  inédita  de  Dafriche-Valazé,  fechada  el  14  de  Abril 
de  1793. — Véase  la  Demagogia  de  París  en  1793,  obra  de  Beaulieu, 
publicada  por  C.  A.  Dauban. 


356  DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS 

En  este  tiempo  no  había  calma  sino  cuando  hablaban  los 
apologistas  de  Marat;  el  resto  del  tiempo  todo  fué  horrible 
gritería,  amenazas  sanguinarias  ,  una  verdadera  sublevación 
délas  tribunas  contra  la  representación  nacional  (i). 

Por  fin  se  determina  recurrir  á  la  votación  nominal,  que 
sería  impresa  y  enviada  á  los  departamentos  con  la  carta  de 
Marat. 

Sumamente  fatigado  el  presidente  ,  invitó  al  vicepresi- 
dente ó  á  un  ex-presidente  á  que  ocupase  el  sillón  presiden- 
cial, á  lo  que  contestaron  con  gran  insolencia  el  ex-presiden- 
te Lacroix  y  el  vicepresidente  Thuriot,  diciendo  que  ellos  no 
podían  presidir  una  deliberación  que  atentaba  á  la  libertad; 
la  Convención  llamó  entonces  á  Garran-Coulon  (2). 

A  las  diez  de  la  noche  comienza  la  votación  nominal. 
Muchos  de  los  votantes  razonan  el  voto ,  creyendo  unos  ver 
en  Marat  al  salvador,  al  padre  de  la  patria;  otros  piden  para 
él  una  corona  cívica  ;  otros  que  se  le  erijan  estatuas  ,  y  las 
tribunas  contestan  á  los  votos  con  prolongados  aplausos  ó 
interminables  gritos,  según  que  son  favorables  ó  contrarios 
al  Amigo  del  pueblo  (3). 

Duró  la  votación  hasta  las  siete  de  la  mañana,  y  el  resul- 
tado fué  el  siguiente:  ascendía  el  número  de  votantes  á  36o; 
votaron  por  el  decreto  de  acusación  220,  92  en  contra,  7  por 
el  aplazamiento  ,  y  41  se  excusaron  ó  declararon  no  poder 
votar  (4).  Se  aprobó  ,  por  consiguiente  ,  el  decreto  de  acu- 
sación. 

La  sesión  había  durado  veintidós  horas. 

Domingo  14  de  AbriL  —  Para  que  las  emociones  fuesen 
variadas,  tuvieron  los  parisienses  al  día  siguiente  de  la  sesión 


(1)  El  Patriota  francés,  núm.  13 41. 

(2)  Ni  el  Monitor  ni  la  Historia  parlamentaria  de  Buchez  y  Roux 
mencionan  este  incidente.   (Patriota  francés,  núm.  1341,  pág.  421.) 

(3)  Carta  de  Dufriche-Valazé. 

(4)  Son  inexactas  las  cifras  de  la  votación  nominal  que  cita  Ba- 
lante  (t.  111,  p.  39).  Según  él,  votaron  contra  el  decreto  132,  en  vez 
de  92.  Luis  Blanc  (t.  vm,  p.  280)  hace  ascender  á  367  el  número  de 
votantes. — Archivos  269  w.  16  (legajo  Marat). 


DURANTE    EL    TERROR.  357 


de  veintidós  horas,  una  fiesta  de  otro  género,  la  Fiesta  de  la 
Hospitalidad, 

Con  motivo  de  la  entrada  de  los  austríacos  en  Lieja  ,  se 
refugiaron  en  París  un  centenar  de  habitantes  de  aquella  ciu- 
dad. El  Consejo  general  de  la  Commune  les  había  ofrecido 
una  sala  en  la  Casa  Consistorial,  la  sala  de  la  Igualdad,  para 
que  celebrasen  sus  reuniones  y  depositaran  los  archivos,  y  el 
domingo  era  el  día  señalado  para  instalar  á  los  huéspedes.  Se 
había  señalado  á  los  de  Lieja  como  punto  de  reunión  la  Puer- 
ta de  San  Martín ,  y  allí  se  dirigieron  desde  la  Plaza  de  la 
Bastilla  las  Comisiones  de  todos  los  cuerpos  constituidos. 
He  aquí  el  orden  del  cortejo: 

Húsares  de  la  libertad;  la  bandera  ¡Guerra  á  los  tiranos! 
Gendarmería  montada;  insignia  Hospitalidad;  zapadores, 
artilleros  y  tambores.  Las  legiones  con  sus  banderas;  Decla- 
ración de  los  derechos  del  hombre  ;  sociedades  populares; 
Jueces  y  oficiales  de  paz  y  Comisarios  de  policía;  el  busto  de 
Bruto ;  Tribunal  revolucionario;  Cuerpos  judiciales  ;  Pabe- 
llones de  los  departamentos  ;  el  Departamento;  Comités  re- 
volucionarios de  vigilancia  de  las  secciones;  Música;  Estatua 
de  la  Libertad;  Cuerpo  electoral;  Ayuntamiento  de  París; 
Ayuntamiento  del  10  de  Agosto ;  Modelo  en  miniatura  de  la 
Bastilla,  hecho  con  piedra  de  esta  fortaleza  y  dada  por  el 
patriota  Palloy;  Tribunal  de  la  Nación;  Consejo  ejecutivo;  el 
libro  de  la  Ley  ;  la  Convención  ;  Bandera  con  esta  inscrip- 
ción: Los  tiranos  pasan,  los  pueblos  son  eternos)  Cuadro  de 
los  muertos  y  heridos  en  la  jornada  del  10  de  Agosto;  las 
viudas  é  hijos  de  nuestros  hermanos  muertos  en  defensa  de 
la  libertad;  caballería  ligera;  bandera  con  la  inscripción:  Re- 
pública francesa,  una  é  indivisible  ( i ) . 

Una  salva  de  artillería  anunció  la  llegada  del  cortejo  á  la 
Puerta  de  San  Martín,  donde  le  esperaban  los  oficiales  muni- 
cipales de  Lieja  decorados  con  escarapelas  y  haciendo  la 
guardia  á  un  carro  en  que  llevaban  los  archivos  de  su  ciudad. 
Púsose  en  marcha  el  cortejo  escoltado  por  inmensa  muche- 


(i)     Crónica  de  París,  núm.  105. 


358  DIARIO    DE    UN    VECINO   DE   PARÍS 


dumbre  y  siguió  por  los  boulevards,  la  calle  de  Saint-Hono- 
ré,  la  de  Roule  y  los  muelles  hasta  llegar  á  la  Casa  del 
Ayuntamiento.  En  el  trayecto,  numerosos  cuerpos  de  músi- 
ca guerrera  ejecutaban  piezas  patrióticas,  alternando  con  un 
himno  compuesto  para  aquel  acto  con  la  música  de  la  Mar- 
cha de  los  Marselleses;  el  estribillo  era  repetido  á  coro  por  la 
multitud  (i).  He  aquí  la  primera  estrofa  de  este  himno  com- 
puesto por  el  ciudadano  Dorat-Cubiéres,  secretario  agregado 
de  la  Commune  (2): 

D'une  patrie  infortunée 

Braves  enfants,  accourez  tous; 

Dignes  d'une  autre  destinée, 

Venez  habiter  parmi  nous: 

L'hospitalité  fraternelle 

Vous  ouvre  et  ses  bras  et  son  ccejr, 

Tandis  qu'un  feroce  vainqueur 

Vous  forge  une  chaíne  éternelle. 
Amis,  rassurez-vous,  les  rois  n'auront  qu'un  temps: 
Bientót  ils  paieront  cher  leurs  succés  insolents  (3). 


(1)  Revoluciones  de  París,  tomo  xvi,  pág.  162. 

(2)  Miguel,  caballero  de  Cubieres  (hermano  del  marqués  de  Cu- 
biéres,  escudero  de  Luis  XVI),  conocido  con  el  nombre  de  Palme- 
zeaux,  y  más  aún  con  el  de  Dorat-Cubüres,  había  nacido  en  Roque- 
maure  el  27  de  Septiembre  de  1752,  y  murió  en  París  el  23  de 
Agosto  de  1820.  El  número  de  sus  obras  se  eleva  á  setenta  y  siete, 
y  su  musa  frivola  celebró  todos  los  acontecimientos  y  crímenes  de  la 
Revolución.  Pedía  que  se  erigieran  altares  á  Marat,  y  puso  en  verso 
el  Calendario  republicano.  «Cubiéres,  dice  Mad.  Roland,  en  sus  Me- 
morias, pág.  336,  fiel  al  doble  carácter  de  insolencia  y  bajeza  que  os- 
tenta en  grado  supremo  en  su  repugnante  figura,  lo  mismo  habla  en 
favor  de  los  descamisados  que  dirige  sus  cantos  á  las  Gracias;  dirige 
versos  á  Marat,  como  se  los  dirigía  á  Iris;  es  sanguinario  sin  ira, 
como  fué  en  apariencia  amante  sin  ternura,  y  se  prosterna  humilde- 
mente ante  el  ídolo  del  día,  sea  Tántalo  ó  Venus.  ¿Qué  le  importa 
todo  con  tal  de  subir  arrastrándose  y  ganar  pan?» 

(3)  «Acudid  todos,  hijos  valientes  de  una  patria  infortunada;  dig- 
nos de  mejor  suerte,  venid  á  vivir  con  nosotros:  la  hospitalidad  fra- 


DURANTE    EL    TERROR.  359 


El  mismo  vigor  tienen  las  otras  dos  estrofas  (i).  Es  pre- 
ciso reconocer  que  la  Fiesta  de  la  Hospitalidad  no  lo  ha  sido 
de  la  Poesía. 

Lunes  i5  de  Abril, — El  proceso  de  Rouxel-Blanchelan- 
de,  antiguo  mariscal  de  campo  y  lugarteniente  en  el  gobier- 
no de  las  islas  francesas  Sous  le-Vent,  terminó  hoy  á  las  siete 
de  la  mañana  después  de  cuatro  días  de  debates*,  con  la  con- 
denación del  acusado.  Se  le  imputaba  haber  favorecido  en 
Santo  Domingo  al  partido  contrarrevolucionario,  pero  no  se 
encontró  ningún  cargo  serio  contra  él,  y  su  inocencia  quedó 
claramente  demostrada  por  su  defensor  el  ciudadano  Tron- 
son-Ducoudray  en  la  defensa  que  el  mismo  Boletín  del  Tri- 
bunal criminal  revolucionario  juzga  en  estos  términos:  «El 
ciudadano  Tronson-Ducoudray  expone  con  tanta  claridad 
como  elocuencia  la  defensa  de  su  cliente  y  va  combatiendo 
sucesivamente  todos  los  cargos  que  se  le  hacen.  No  nos  ex- 
tenderemos en  el  desarrollo  de  tan  interesante  defensa,  por 
temor  de  alterar  sus  bellezas.  Baste  decir  que,  á  pesar  de  ser 
las  dos  de  la  mañana,  el  inmenso  pueblo  que  llenaba  la  sala 
le  escuchó  durante  tres  horas  con  gran  admiración  y  en  me- 
dio de  un  profundo  silencio»  (2) . 

El  mismo  día  á  las  tres  de  la  larde  fué  ejecutado  Rouxel- 
Blanchelande  en  la  plaza  de  la  Reunión  (3),  á  la  edad  de  cin- 
cuenta y  seis  años.  Las  Revoluciones  de  París  dan  cuenta  de 
la  ejecución  en  estos  términos: 

«El  público  confirmó  con  sus  aplausos  la  sentencia  del 
Tribunal  revolucionario  contra  Blanchelande,  guillotinado  el 
lunes  último  en  la  plaza  de  la  Reunión,   antes  llamada  de 


terna  os  abre  los  brazos  y  el  corazón,  mientras  un  feroz  vencedor  os 
prepara  una  cadena  eterna.  Creedlo,  amigos;  los  reyes  concluirán  y 
pagarán  muy  caros  sus  insolentes  triunfos.» 

(1)  Las  Revoluciones  de  París,  tomo  xvi,  pág.  164,  reprodujeron 
todo  el  himno  de  Dorat-Cubiéres. 

(2)  Boletín  del  Tribunal  criminal  revolucionario ,  núm.  1.0.  Des- 
pués del  18  de  Fructidor,  Tronson  Ducoudray  fué  deportado  como 
realista  y  murió  en  Sinnamary  el  23  de  Junio  de  1798. 

(3)  Antes  plaza  de  Carrousel. 


360  DIARIO   DE    UN   VECINO    DE    PARÍS 


Carrousel.  El  estoicismo  del  contrarrevolucionario  no  causó 
la  menor  impresión.  Para  vergüenza  de  la  especie  humana, 
el  realismo  ha  tenido  ya  antes   apóstoles  y  mártires»   (i). 

El  tribunal  revolucionario  puede  tener  la  seguridad  de  no 
estar  ocioso,  porque  la  Convención  se  encarga  de  darle  bas- 
tante tarea.  El  día  i5,  al  abrir  la  sesión,  le  envió  al  general 
d'Harville,  al  general  Boucher,  al  comisario  de  guerra  Bar- 
neville  y  á  varios  otros  oficiales  subalternos  (2). 

Hace  dos  días  tocó  el  turno  á  Marat:  ¿tocará  hoy  á  Bris- 
sot  y  á  sus  amigos?  Los  comisarios  de  casi  todas  las  seccio- 
nes de  París,  presididos  por  el  alcalde,  han  sido  admitidos  á 
la  barra  de  la  Asamblea.  Rousselin  (3) ,  su  orador,  es  un  joven 
de  veinte  años,  furioso  jacobino  y  secuaz  de  Danton.  Co- 
mienza leyendo  una  petición  á  la  que  se  habían  adherido  35 
secciones  de  las  48  de  París  y  el  Consejo  general  de  la  Com- 
mune  y  que  terminaba  citando  como  dignos  de  expulsión 
veintidós  diputados  cuyos  nombres  son:  Brissot,  Guadet, 
Vergniaud,  Gensonné  ,  Grangeneuve,  Buzot,  Barbaroux, 
Salle,  Birotteau,  Pontécoulant,  Petion,  Lanjuinais,  Valacé, 
Hardy  (4),  Lehardi  (5),  Louvet,  Corsas,  Fauchet,  Lanthé- 
nas,  Lasource,  Izarn-Valady  y  Chambón  (6). 


(1)  Revoluciones  de  París,  tomo  xvi,  pág.  166. 

(2)  Monitor  del  18  de  Abril  de  1793. 

(3)  Alejandro  Rousselin- Corbeau,  llamado  de  Saint- Albín,  nacido 
en  1773  y  muerto  en  París  el  15  de  Junio  de  1847,  llegó  á  ser  uno  de 
los  fundadores  y  principales  redactores  del  Constitucional,  en  tiempo 
de  la  Restauración.  Publicó  una  Vida  de  Lázaro  Hoche.  Su  hijo  Hor- 
tensio  de  Saint-Albín  (1805-1878),  diputado  de  Sarthe  de  1837  á  1849 
y  consejero  del  tribunal  de  apelación  de  París,  publicó  Poesías  líricas 
y  Apuntes  de  un  rimador,  cuentos,  apólogos  y  anécdotas.  Otro  hijo  de 
Rousselin,  Felipe  de  Saint- Albín  (1810-1879),  fué  bibliotecario  par- 
ticular de  la  emperatriz  Eugenia. 

(4)  Antonio  Francisco  Hardy,  diputado  de  Seine-Inférieure. 

(5)  Pedro  Lehardi,  diputado  de  Morbihan. 

(6)  La  petición  contra  los  veintidós  fué  depositada  en  la  sesión 
del  día  15,  noel  14,  como  equivocadamente  dice  Luis  Blanc,  to- 
mo vn  1,  pág.  281. 


DURANTE   EL    TERROR.  361 


Boyer-Fonfréde  -tuvo  una  ocurrencia  admirable.  «Si  la 
modestia,  dijo,  no  fuese  un  deber  más  bien  que  una  virtud  en 
un  hombre  público,  yo  me  ofendería  de  que  mi  nombre  no 
constase  en  la  honrosa  lista  que  acaban  de  presentar.»  — 
¡Todos!  ¡todos\ — exclaman  levantándose  las  tres  cuartas 
partes  de  los  diputados,  toda  la  Asamblea,  excepto  los  92 
amigos  de  Marat,  Danton  y  Robespierre. 

El  debate  sobre  la  petición  presentada  por  las  secciones 
de  París  quedó  suspendido  hasta  el  día  siguiente. 

Aún  conservan  los  Girondinos  una  mayoría  considera- 
ble, pero  han  perdido  mucho  desde  hace  un  mes.  El  10 
de  Marzo  solamente  cuatro  secciones  les  eran  contrarias;  ni 
Pache  ni  el  Consejo  general  de  la  Commune  se  atrevían  á 
declararse  enemigos  suyos.  El  1 5  de  Abril  tienen  ya  de  fren- 
te 35  secciones  y  toda  la  Commune;  y  el  bueno  de  Pache, 
el  papá  Pache,  como  le  llaman  (1),  no  teme  ya  firmar  en 
plena  sesión  de  la  Asamblea  la  petición  en  que  se  les  de- 
nuncia (2). 

Un  detalle  que  no  deja  de  ser  curioso  describirá  por  com- 
pleto la  fisonomía  de  París  en  la  primera  quincena  de  Abril 
Dice  el  Correo  francés:  «Sigue  reinando  la  calma  en  esta 
populosa  ciudad.  Todos  se  entregan  á  sus  ocupaciones  do- 
mésticas. Las  casas  de  juego,  los  salones  de  baile,  los  es- 
pectáculos, todos  los  antros  del  placer  están  abiertos  y  son 
frecuentados  como  en  los  días  de  mayor  tranquilidad.  Nues- 


(1)  Sesión  del  15  del  Abril  de  1793.  Acerca  de  Pache,  véase  el  es- 
tudio de  Eduardo  Gibert. — Dentu,  editor,  1888. 

(2)  En  la  sesión  del  20  de  Abril  aprobó  la  Convención  el  si- 
guiente decreto:  «La  Convención  Nacional  desaprueba  por  calumnio- 
sa la  petición  que  le  ha  sido  presentada  el  15  de  este  mesen  nombre 
de  35  secciones  y  adoptada  por  el  Consejo  general  de  la  Commune, 
y  que  pretende  la  proscripción  ds  veintidós  de  sus  miembros.»  ¿Po- 
drá creerse  que  al  terminar  esta  misma  sesión  fueron  admitidos  á  la 
misma  los  oficiales  municipales  por  143  votos  contra  6?  Los  «in- 
concebibles Girondinos,»  como  los  llama  Beaulieu,  se  habían  reti- 
rado todos  antes  de  terminar  la  sesión,  dejando  el  campo  libre  á  sus 
enemigos. 


362  DIARIO    DE    UN    VECINO  DE    PARÍS 


tra  capital  semeja  á  las  risueñas  y  fértiles  llanuras  que  rodean 
á  los  volcanes  del  Etna  y  del  Vesubio:  ¿cuál  es  la  causa  de 
tanta  seguridad?  La  filosofía  se  asombra  de  ello;  el  patrio  - 
tismo  se  angustia»   (i). 


XX 


FLORIAN  Y   FOUQUIER  TINVILLE 

Sábado  20  de  Abril  de  1793. 

Oigo  gritar  en  las  calles:  Últimas  condenas  del  Tribunal 
revolucionario.  ¡Buen  día  ha  tenido  Fouquier-Tinville!  Dos 
causas,  dos  sentencias  de  muerte.  El  primero  de  los  reos  era 
un  antiguo  prior  de  Clisson,  en  Bretaña,  llamado  Antonio 
Juan  de  Clinchamp,  por  otro  nombre  de  Saint-Andté,  y  se  le 
acusaba  de  haber  querido  dar  á  la  imprenta  un  escrito  de  ca- 
torce páginas  titulado:  A  los  amigos  de  la  verdad.  El  segun- 
do, también  bretón,  era  un  teniente  de  navio  llamado  Gabriel 
Du  Guigny,  acusado  de  haber  ido  en  Enero  de  1792  á  Bruse- 
las y  de  allí  á  Spa  á  tomar  las  aguas.  ¡Ah,  Dios  mío!  excla- 
mó el  prior  al  oir  las  conclusiones  del  fiscal.  ¡Muchísimas 
gracias!  dijo  el  oficial  de  marina...  (2). 

...Continuóla  lectura  interrumpida.  Tengo  en  la  mesa  el 
último  número  del  Mercurio  francés,  que  publica  un  artículo 
de  La  Harpe  acerca  de  las  Fábulas  de  Florian  (3).  No  sé,  en 
verdad,  á  quién  admirar  más,  si  al  poeta  ó  al  crítico;  al  poeta 


(1)  Correo  francés.  Abril  de  1793,  nú m.  95. 

(2)  Boletín  del  Tribunal  criminal  revolucionario,  números  13,  14 
y  15.  «Al  ir  al  suplicio,  dice  el  Boletín,  Duguigny  saludó  alegre- 
mente á  varias  personas,  principalmente  en  la  calle  de  Saint-Honoré. 
En  todo  el  trayecto  no  apareció  en  su  aspecto  la  menor  alteración.» 

(3)  Fábulas  de  Florian,  de  la  Academia  Francesa,  seguidas  del 
poema  de  Tobías.  Un  volumen  en  18. — Didot  el  mayor,  1793. — Se 
publicaron  las  Fábulas  de  Florian  en  1793,  no  en  1792,  como  afirma 
Saint-Beuve.  (Véase  el  Mercurio  francés  de  1793,  núm.  87,  y  la  lista 
de  las  publicaciones  poéticas  de  1793  en  el  Almanaque  de  las  Musas 
de  1794.) 


DURANTE   EL   TERROR.  363 


que  publica  en  el  año  de  gracia  de  1793  esas  fábulas  cuya 
inofensiva  malicia  y  jocosidad  dulce  y  festiva  forman  prodi- 
gioso contraste  con  la  terrible  realidad  del  presente,  ó  al 
crítico  que  con  tan  maravillosa  tranquilidad  pesa  en  su  balan- 
za las  rimas  y  cesuras  del  poeta.  El  día  i5  de  Abril,  y  á  la 
misma  hora  en  que  la  Convención  discutía  el  decreto  contra 
Marat,  enviaba  La  Harpe  á  la  imprenta  lo  que  sigue: 

«De  rossignols  une  centaine 

S'écrie:  epargne-le,  nous  n'avons  plus  que  luí.» 

«El  autor  ha  olvidado  que  la  e  muda  no  tiene  valor  para 
la  cesura,  que  es  donde  se  apoya  el  verso.» 

«Armes  d'  hoyaux,  de  pies,»  etc. 

«La  h  es  aspirada  en  hoyaux;  es  necesario  pronunciar  de 
hoyaux. ^ 

«Notre  liévre,  hors  d'halcine.» 

«Incurre  en  el  mismo  defecto:  la  h  de  hors  es  aspirada; 
debe,  pues,  decirse:  le  liévre  hors  d'haleine.» 

«No  se  admite  la  inversión  en  lo  que  se  llaman  frases  he- 
chas, tales  como:  cal  parle  beaucoup  et  ne  dit  rien;»  por  eso 
están  mal  los  dos  versos  que  siguen: 

«Et  chacun  comme  á  Tordinaire, 
Parle  beaucoup  et  rien  ne  dit. » 

«Es  muy  manifiesto  en  este  caso  lo  violento  de  la  rima, 
que  nunca  se  debe  notar,  y  mucho  menos  en  las  fábulas.» 

«Le  fermier  qui  passait  en  revenant  des  champs 
Voit  ce  spectacle  sanguinaire.» 

(¡.Sanguinario  expresa  una  inclinación  á  derramar  sangre, 
por  eso  no  se  puede  aplicar  á  espectáclou.  Podía  haber  dicho 
el  autor:  Voit  ce  passe-temps  sanguinaire,  pues  lo  que  se 
dice  del  pasatiempo  puede  aplicarse  por  metonimia  permiti- 
da á  los  que  se  entregan  á  pasatiempos.  (1).» 

¿Acaso  es  esta  ocasión  á  propósito  para  hablarnos  de  me- 


(1)     Mercurio  francés,  número  del  13  de  Abril  de  1793,  pág.  286. 


364  DTAR10    DE   UN    VECINO   DE    PARÍS   DURANTE   EL    TERROR. 


tonimias?  Cuando  la  sangre  corre  á  torrentes  por  las  plazas 
públicas,  ¿hemos  de  entretenernos  en  averiguar  si  se  debe  de- 
cir pasatiempo  sanguinario  ó  espectáculo  sanguinario?  Ai 
largo  artículo  de  La  Harpe  prefiero  el  juicio  que  formó  otro 
académico,  el  abate  Morellet  (i)  hablando  hace  pocos  días 
de  las  Fábulas  del  caballero  Florian.  «Lanzado  en  pleno 
Terror,  decía,  cuando  se  acaba  de  crear  un  Tribunal  revolu- 
cionario, ese  librito  lleno  de  gracia,  de  alegres  y  fáciles  versos, 
de  moral  inocente  y  pura,  me  produce  el  mismo  efecto  que 
un  cordero  errante  muy  lejos  del  redil  y  rodeado  de  lobos.» 
No,  infeliz  caballero;  no  hagáis  semejante  cosa.  ¿Creéis 
acaso  que  vivimos  en  el  reinado  de  Luis  XVI  ó  en  el  de  Nu- 
ma  Pompilio?  Hoy  no  tiene  la  palabra  Florianet  (2);  la  tiene 
Fouquier-Tinville. 

E.  Biré.  , 

(Continuará.— Prohibida  la  reproducción.) 


(1)  Andrés  Morellet  (1727-1819),  miembro  de  la  Academia  Fran- 
cesa desde  1785.  Demostró  tener  gran  valor  durante  la  Revolución. 
En  1821  se  publicaron  sus  interesantes  Memorias  tituladas:  Memorias 
acerca  del  siglo  XVIII  y  de  la  Revolución. 

(2)  A  la  edad  de  diez  años  (1765),  Florian  recibió  de  Voltaire  el 
nombre  de  Florianet.  No  por  ser  el  poeta  más  inofensivo  halló  gracia 
ante  la  Revolución.  El  27  de  Mesidor,  año  II  (15  de  Julio  de  1794) 
fué  hecho  preso  Florian  y  llevado  á  la  cárcel  de  Port-Libre.  Se  lee  en 
el  Diario  de  los  sucesos  acaecidos  en  Port-Libre,  antes  Port- Boyal:  «27  de 
Mesidor.  Esta  mañana  nos  han  traído  á  un  hombre  muy  estimable,  al 
caballero  Florian,  autor  de  Numa  Pompilio,  de  Estella,  etc.,  y  nos  dijo 
que  Parny,  el  cantor  de  la  naturaleza  y  de  las  gracias,  estaba  tam- 
bién encarcelado,  pero  que  no  sabía  dónde.» — En  una  nota  que  pone 
La  Harpe  en  el  tomo  ix  del  Curso  de  literatura,  pág.  464,  se  leen  las 
siguientes  líneas  acerca  de  la  muerte  de  Florian:  «Sabido  es  que  li- 
bre de  los  verdugos  revolucionarios  en  Termidor,  pasó  de  la  cárcel  al 
lecho  de  muerte,  de  donde  fué  arrebatado  en  pocos  días  por  una  fiebre 
maligna  á  consecuencia  de  las  angustias  y  horrores  que  había  sufri- 
do. En  su  continuo  delirio,  la  imaginación  sensible  y  herida  ya  de 
muerte,  le  presentaba  todos  los  monstruos  de  la  Revolución.  Siempre 
será  contado  entre  el  número  de  sus  víctimas,  si  no  de  las  que  ha  ma- 
tado, al  menos  de  las  que  ha  hecho  morir,  lo  que  es  igual  ante  Dios  y 
ante  los  hombres.» 


CATALOGO 


DE 


Escritores  Agustinos  Españoles,  Portugueses  5  Americanos. 


(i) 


DELGADILLO  (Fr.  Antonio). 

Sólo  he  podido  encontrar  acerca  de  este  religioso  lo  que 
copio  de  Beristain: 

«Religioso  agustino  de  la  Provincia  del  Santísimo  Nom- 
bre de  Jesús  (de  Méjico),  Maestro  en  Teología  por  su  Orden, 
y  por  la  Universidad  de  México,  y  catedrático  en  ésta  de  Sa- 
grada Escritura. 

«Fué  discípulo  del  P.  Melchor  de  los  Reyes,  agustiniano, 
y  uno  de  los  que  trataron  con  más  intimidad  ai  Ven.  Grego- 
rio López,  á  quien  consultaba  frecuentemente  sobre  la  inte- 
ligencia de  los  lugares  difíciles  de  la  Escritura.  El  limo.  Díaz 
de  Arce,  en  su  Qucestionarium  Expositivum ,  lib.  iv,  quses- 
tion.  io3,  dice,  hablando  de  nuestro  Delgadillo:  «Iste  enim 
»et  Pater  Arias  de  difficilioribus  Bibliorum  Quiestionibus 
»continuám  habebant  controversiam  ut  ex  doctissimis 
»Epistolis  quas  sibi  invicem  hiis  dúo  Antonii,  nomine,  stu- 
»dio,  et  religione  símiles  frecuenter  scribebant,  quas  grate, 
»legimus,  demonstratur.» — El  mismo,  t.  1,  pág.  278. 

DELGADO  (Fr.  Manuel)  C. 

Nació  en  Rasueros,  del  obispado  de  Avila,  en  173 1 ,  y 
profesó  en  el  convento  de  San  Felipe  el  Real  de  Madrid  el 


(1)     Véase  la  pág.  47  de  este  volumen. 


366  ESCRITORES   AGUSTINOS 

1750.  Siendo  Lector  en  España  pasó  á  Filipinas  el  1759,  y 
después  de  jubilar  administró  los  pueblos  de  Candaba  y  Ma- 
cabebe.  Nombráronle  Prior  del  convento  de  Manila  en  1769, 
y  el  j3  Secretario  de  Provincia  y  Definidor.  Fué  uno  de  los 
enviados  desterrados  á  España  por  el  Visitador  Pereira, 
aunque  volvió  á  Filipinas  repuesto  en  su  cargo  de  Definidor. 
Fué  religioso  muy  instruido  y  de  grandes  prendas  para  el 
pulpito.  Murió  en  Manila  reelecto  Prior  el  28  de  Octubre 
de  i783. 

/.     Sermones  panegíricos. — Cuatro  tomos  4.0 

2.  Poesías  varias  curiosas  y  burlescas. — Un  tomo  4.0 

3.  Triunfo  de  David  y  de  Judit,  en  verso  heroico. — Un 
tomo  4.0 

4.  Sermón  de  Nuestra  Señora  de  la  Consolación  ó  Co- 
rrea.—C.  p.  182. 

DÍAZ  (Fr.  Casimiro)  C. 

Nació  en  Toledo  el  1693  y  profesó  en  el  convento  de  San 
Felipe  el  Real  de  Madrid  el  1710.  Pasó  á  Filipinas  el  año 
1712  y  ejerció  los  cargos  de  Lector  y  Predicador.  Adminis- 
tró los  pueblos  de  Magalang,  México,  Arayat,  Betis,  Mindin 
y  Candaba.  Fué  Procurador  general,  Secretario  de  Provincia, 
Calificador  del  Santo  Oficio,  Definidor  y  Cronista  de  la  Or- 
den. Murió  en  Manila  el  1746. 

/.  Párroco  de  Indios  instruido-,  idea  de  un  perfecto  pas- 
tor copiada  de  los  Santos  Padres  y  Concilios.  Con  la  resolu- 
ción de  las  principales  dudas  que  en  la  administración  de  los 
Sacramentos  se  ofrecen  acerca  de  los  Indios.  Dedicado  á 
N.  M .  R.  P.  L.  Fr.  Remigio  Hernández  Examinador 
Sy nodal  de  este  Arzobispado,  Provincial  absoluto  de  esta 
Provincia:  Vicario  provincial  y  Prior  actual  del  Convento 
de  Nuestra  Señora  de  Guadalupe .  Por  el  P.  L.  Fr.  Casi- 
miro Dia\  Toledano,  del  Orden  de  N .  P.  S.  Agustín,  Califi- 
cador del  Santo  Oficio,  Dijinidor  que  ha  sido  de  esta  Pro- 
vincia de  el  SS.  Nombre  de  Jesús  de  estas  Islas  Filipinas, 
su  Cronista  y  Prior  de  varios  Conventos.  Con  las  licencias 
necesarias  en  Manila ,  en  la  imprenta  de  la  Compañía  de  Jesús, 
por  D.  Nicolás  de  la  Cruz  Bagay,  año  de  1745:  4.0 


ESPAÑOLES,    PORTUGUESES    Y   AMERICANOS.  367 


2.  Consultas  canónicas,  un  tomo  fol, 

3.  Dibujo  de  Filipinas,  un  tomo  fol. 

4.  Vi  ¿a  de  San  Guillermo  de  Aquitania. 

5.  Varios  sermones  impresos. 

6.  Obras  poéticas  y  enigmas. 

7.  Novena  y  Vida  en  verso  de  N.  P.  San  Agustín. 

8.  Vida  de  San  Nicolás  de  Tol entino. 

g.  Conquistas  de  las  Islas  Filipinas:  La  temporal  por  las 
armas  de  nuestros  católicos  reyes  de  España,  y  la  espiritual 
por  los  Religiosos  de  San  Agustín.  Parte  segunda,  dedicada 
á  N.  G.  Monarca  Don  Felipe  V  (que  Dios  guarde)  que  á 
beneficio  de  los  Materiales  que  dejó  recopilados  el  M.  R.  P. 
Fr.  Gaspar  de  San  Agustín,  Autor  de  la  primera  parte, 
compuso  el  P.  Fr.  Casimiro  Dia\,  natural  de  Toledo,  del 
Orden  de  N.  P.  S.  Agustín,  Cronista  de  esta  ,  Provincia, 
del  Santísimo  Nombre  de  Jesús,  Procurador  General  que  ha 
sido,  Secretario  dos  veces  y  Definidor.  Con  las  licencias 
necesarias.  Valladolid:  Imp.,  Lib.,  Heliog.  y  Taller  de  graba- 
dos de  Luis  N.  de  Gaviria  An. — Cano,p.  i32. — Osar.,  p.  3o2. 

DÍAZ  (Fr.  José  Antonio).  C. 

Natural  de  San  Miguel  de  Ceceda,  en  Asturias.  De  él 
dice  Miñano  en  su  Diccionario  Geográfico  que  fué  catedrá- 
tico de  Teología  en  Salamanca,  ingenio  singular  en  letras 
humanas  y  muy  docto  en  las  eclesiásticas,  y  que  publicó 
varias  obras  en  tiempo  de  Carlos  III. 

Sólo  conocemos  la  siguiente: 

1 .  Oración  fúnebre  que  en  las  exequias  celebradas  por 
la  Universidad  de  Salamanca  el  día  8  de  Abril  de  iy<$5  á 
la  buena  memoria  del  R.  P.  M.  Fr.  Juan  Bertol,  Francis- 
cano ex-Provincial  y  Padre  más  digno  de  la  Provincia  de 
Santiago:  doctor  teólogo  y  catedrático  de  prima  jubilado, 
dijo  el  P.  M.  Fr.  José  Antonio  Dia\,  de  la  Orden  de  San 
Agustín,  Catedrático  que  ha  sido  de  Filosofía.  Con  licencia, 
en  Salamanca,  en  la  oficina  de  la  Santa  Cruz,  por  Domingo 
Casero.  4.0 

2.  Elogio  fúnebre  del  Sr.  D.  Juan  Joseph  Rodrigue^ 
de  Viedma,  doctor  y  catedrático  de  Lugares  teológicos,  pre- 


368  ESCRITORES    AGUSTINOS 


di c a  do  en  el  di  a  de  las  solemnes  exequias  con  que  la  Uni- 
versidad de  Salamanca  honró  la  memoria  de  éste  su  bene- 
mérito hijo,  por  el  P.  Airo.  Fr.  Joseph  Dia\,  del  Orden  de 
San  Agustín,  moderante  de  la  Real  Academia  de  Teología. 
En  Salamanca.  En  la  oficina  de  D.  Francisco* de  Toxar. 
Año  de  M.DCCXCIL— Bibl.  de  San  Isidoro. 

DÍAZ  Y  GONZÁLEZ  (Fr.  Benigno).  C. 

Nació  en  Villoría,  de  la  provincia  de  Oviedo,  en  10  de 
Marzo  de  1866,  y  profesó  en  este  Colegio  de  Valladolid  el 
10  de  Septiembre  de  1882.  Pasó  á  Filipinas  el  1889. 

1 .  Memoria  sobre  el  desarrollo  del  culto  Mariano  en 
España  durante  la  edad  moderna, por  Fr.  Benigno  Dia\y 
Gon\ále\,  agustino.  Memoria  laureada  por  la  a  Academia 
Bibliogr anco-Marianas  en  el  Certamen  celebrado  en  Léri- 
da el  día  16  de  Octubre  de  1887 . — Lérida.  Imprenta  Maria- 
na. 1888.  Un  foll.  de  1 10  págs.  en  4.0 

2.  Importancia,  progreso  y  fomento  de  la  Agricultura 
española.  Trabajo  publicado  en  el  volumen  X  de  La  Ciudad 
de  Dios. 

DÍAZ  (Fr.  Juan).  C. 

Ningún  dato  biográfico  tenemos  de  este  P.  Díaz,  que  es- 
cribió: 

Educación  de  la  juventud  religiosa,  ó  escuela  en  la  que 
se  enseña  á  los  religiosos  jóvenes  el  exercicio  santo  de  las 
virtudes  christianas y  á  cumplir  con  las  obligaciones  de  su 
estado.  Compuesta  por  el  P.  Lector  Fr.  Juan  Dia\,  del 
Orden  de  N.  P.  San  Agustín .  Con  licencia.  En  Madrid,  en 
la  imprenta  de  D.  Antonio  de  Sancha.  Año  de  1780. — Dedi- 
catoria á  la  Virgen  Santísima,  Madre  de  Dios  y  Señora 
nuestra. — Ene.  en  el  Col.  de  Vallad. 

DIEZ  (Fr.  Esteban).  C. 

Nació  en  Quintanilla  de  Vivar,  de  la  provincia  de  Bur- 
gos, el  1763,  y  profesó  en  el  convento  de  dicha  ciudad  el 
1779.  Pasó  á  Filipinas  el  1786  y  administró  el  pueblo  de  Ba- 


Íi69 

linag.  Fué  Definidor  y  Rector  provincial  en  1829.  Era  reli- 
gioso muy  docto.  Murió  en  Balinag  el  3o  de  Octubre  de  i83o. 

1 .  Manga  pananlangining  cauiliuili  sa  mahal  na  Poong 
S.  Roque,  tanging pinticasi  nang  tauo  sa  sarisaring  Salot, 
at  saquit  na  nacahahaua.  Bagaybagay  na  pag  cacabanala, 
y,  napapalaman  sa  dasalang y  to.  Ipinalimbag  sa  uicang 
castila  nang  Sor.  D.  Manuel  Lecaros,  tauong  mahal  sa 
Maynila;  auá  niya  sa  sang  capoloang  Filipinas  na  nangag 
cacasalot.  At  tambing  ysinalin  sa  vicang  tagalog  ng 
M.  R.  P.  ex  Difinidor  Vicario  Provincial  Fr.  Esteban 
Diei  Cura  Párroco  sa  Bayan  nang  Balinag  sa  Orden  ng 
mahal  na  Amang  San  Agustín  auarin  ñaman  niya  sa  sang 
Catagalogan.  Inilimbag  sa  Maynila  ni  D.  Anastasio  Gonza- 
ga.  Nang  taoon  1820. 

De  20  págs.  en  32.° 

2.  Maicling  casulatan  na  caoouian  nang  di  mabilang 
na  manga  daraquilang  biyaya  manga  indulgencias  at  gra- 
cias na  ipinagcaloob  sa  Cofradía  nang  Cintas  ni  S.  Agus- 
tín na  pinamamansagan  nang  Nra.  Sra.  de  la  Consolación, 
pinagsiyasat  at  minagaling  nang  Tribunal  uang  Sta.  Cru- 
zada tinagalog  ng.  M.  R.  P.  Ex-Dijinidor  Fr.  Estevan 
Diei,  Prior  vocal,  Vicario  Foráneo  at  Cura  sa  Cayan  nang 
balinag  at  na  ngayoi  ipinalimbag  na  pauibago  nang 
M.  R.  P.  Custodio  at  ng  manga  Hermanos  de  naturang 
Ar chico fradia  nang  Cinta.  Manila,  i855.  Reimp.  en  la 
imp.  de  los  Amigos  del  País.  De  70  págs.,  8.°— Manila, 
ibidem,   1860. 

3.  Memoria  sobre  los  estancos  y  otros  folletos. 

DIEZ  (Fr.  Mateo)  C. 

Nació  en  Belorado,  de  la  provincia  de  Burgos,  en  1842, 
y  profesó  en  el  Colegio  de  Valladolid  el  1861. 

1.  Casayoran  sa  quinabuhi  ni  S.  Guillermo,  Duque  de 
Aquitania  ug  novena  sa  maong  santos  nga  hinusay  ug  gni- 
binisaya  ni  P.  Mateo  Die\  Agustino  Calcado  ug  Cura  Pár- 
roco sa  Dalaguete.  Manila.  Imprenta  de  Amigos  del  País. 
1878. 

2.  Catecismo  sa  pagtolonan  nga  cristianos  sinulat  sa 

24 


370  ESCRITORES    AGUSTINOS 


quinachila  ni  Padre  Gaspar  Astete  ug  guidogangan  sa  labing 
hingpit  nga  casayoran  sa  Licenciado  D.  Gabriel  M.  de 
Luarca  ug  quinhuad  sa  binisayang  sugbuanon  ni  Padre 
Mateo  Die\  Cura  Párroco  sa  D alagúete.  Tambo  bong.  Pe- 
queña imp.,    1893. 

DIEZ  Y  PÉREZ  (Fr.  Clemente)  C- 

Nació  en  Belorado,  de  la  provincia  de  Burgos,  en  1859, 
y  profesó  en  este  Colegio  de  Valladolid  en  1876.  Hizo  la  car- 
rera con  mucho  lucimiento,  por  ser  muy  aplicado  y  más  que 
de  regular  talento.  Pasó  á  Filipinas  en  i883,  y  destinado  á 
Talamban,  enfermó  de  gravedad  y  murió  en  Manila  en  23  de 
Diciembre  de  1888. 

Escribió: 

1.  San  Agustín  y  la  Cosmogonía  mosaica. 

Discurso  leído  por  el  autor  en  una  velada  literaria  cele- 
brada en  el  Colegio  de  la  Vid  el  28  de  Agosto  de  1881  y  pu- 
blicado en  la  Ilustración  Católica. 

2.  Memoria  acerca  de  la  devoción  de  los  Santos  á  la 
Virgen  María. 

Fué  premiada  en  el  certamen  que  la  Academia  Biblio- 
gráfico-Mariana  de  Lérida  celebró  en  i883,  y  se  publicó  con 
los  demás  trabajos  laureados. 

3.  Relación  de  las  fiestas  celebradas  en  S.  Agustín  de 
Manila,  con  motivo  de  la  beatificación  del  beato  Oro\co, 

Publicóse  en  el  vol.  v.  de  la  Rev.  Ag. 

4.  Itinerario  del  viaje  á  Filipinas.  MS. 

5.  Compendio  de  lo  más  notable  que  se  encuentra  en  el 
Diccionario  de  Galicismos  de  Baralt.  MS. 

DIEZ  (Fr.  Hilarión)  C. 

Nació  en  Valladolid  el  1762  y  profesó  en  el  Colegio  de 
dicha  ciudad  el  1778.  Pasó  á  Filipinas  el  1786  y  administró 
los  pueblos  de  San  Pablo  de  los  Montes,  Batangas,  Pasig, 
Taguig,  Malate,  Tondo  y  Paombonj.  Ejerció  los  cargos  de 
Definidor,  Procurador  general,  Prior  del  convento  de  Ma- 
nila y  Provincial  en   1818.  Presentado  por  S.   M.  para  el 


ESPAÑOLES,    PORTUGUESES    Y   AMERICANOS.  371 

arzobispado  de  Manila,   se  consagró   el  21    de  Octubre  de 
1827.  Murió  el  7  de  Marzo  de  1829. 

Escribió: 

t  .  Contestación  que  el  Provincial  de  Agustinos  Callados 
de  Filipinas,  con  fecha  5  de  Febrero  de  1822,  ha  dado  á  la 
Excma.  Diputación  provincial  de  Manila,  sobre  misiones. 
Madrid:  En  la  imprenta  de  D.  Leonardo  Nuñez  de  Vargas, 
calle  de  los  Remedios,  núm.  20.  4.0 

2.  Carta  circular  del  R.  P.  Provincial  Fr.  Hilarión 
Die\  á  los  RR.  PP.  Curas  Agustinos  de  la  provincia  de 
Filipinas . 

Se  encuentra  impresa  en  el  tom.  xr  de  la  Colección  ecle- 
siástica española  de  los  Breves  de  S.  S.  etc.  Madrid,  1824. 
Se  reprodujo  en  la  Rev.  Agust. 

3.  Tradujo  al  tagalog  los  Siete  dolores  de  la  V.  Santí- 
sima, escritos  en  castellano  por  el  P.  Risco,  y  se  imprimie- 
ron en  el  Via  crucis  en  tagalog  por  el  P.  Ortiz.  Manila,  1854. 

DIEZ  DE  ANTÓN  (Fr.  Marcelino)  C. 

Nació  en  Burgos  en  el  último  tercio  del  siglo  XVIII  y 
profesó  en  el  convento  de  dicha  ciudad.  Obtuvo  el  grado  de 
Maestro  en  Teología,  y  ejerció  el  cargo  de  Definidor  de  la 
Provincia  de  Castilla,  y  el  de  Prior  de  varios  conventos. 
Murió  en  el  convento  de  Burgos  el  1841. 

— Mart.  Añib.  p.  140. 

Carta  manifestando  la  soberana  potestad  del  Sumo  Pon- 
tífice en  las  materias  espirituales,  como  verdadero  y  legítimo 
Vicario  de  Jesucristo  Señor  Nuestro  en  la  tierra,  escrita 
á  fines  del  Año  de  1822  y  principio  del  23 por  el  R.  P.  M. 
Difinidor  Fr.  Marcelino  Ditz  de  Antón,  Agustino  Calcado, 
ex  socio  Provincial  r  ex  Secretario  de  la  Provincia  de 
Castilla,  y  ex  Prior  de  varios  conventos  de  ella,  y  ex  Difi- 
nidor en  la  actualidad,  residente  en  el  Real  Convento  de 
San  Agustín  de  Burgos.  Esta  carta  debió  imprimirse  en  el 
año  de  1823,  mas  no  se  verificó  su  impresión  por  varios 
obstáculos  que  algunos  no  ignoran  y  á  otros  nada  interesan. 
«Pasee  oves  meas.»  (Joan.,  cap.  21.)  Con  licencia.  En  Burgos: 


372    ESCRITORES    AGUSTINOS  ESPAÑOLES,    PORTUGUESES   Y   AMERICANOS. 


en  la  Imprenta  de  la  Viuda  e  hijos  de  Navas,  año  de  1826, 
4.0  De  12  pág. 

Dióla  á  luz  un  amigo  del  P.  Diez  Antón. 

— Corregida  y  aumentada  por  el  mismo  autor:  Con  li- 
cencia. En  Burgos,  por  D.  Timoteo  Arnaiz.  En  el  mes  de 
Abril  de  i83i.  De  54  pág.  en  16.0 

Oficio  de  la  Semana  Santa  y  Pascua  de  Resurrección. 
Nueva  traducción,  con  reflexiones  para  cada  uno  de  los 
siete  días  de  dicha  Semana  y  los  tres  días  de  Pascua,  con 
oraciones  para  antes  y  después  de  la  Confesión  y  comunión. 
Por  el  M.  R.  P.  M.  Fr.  Marcelino  Die\  de  Antón,  del 
Orden  de  San  Agustín.  Segunda  edición  aumentada  con  la 
traducción  délos  Maitines,  Horas  y  demás  que  se  había 
omitido  en  la  primera.  Madrid  1826.  Imprenta  de  D.  Pedro 
Sanz,  c.  Carretas.  2  toms.  en  12. ü 

— Quinta  edición,  aumentada  con  la  traducción  de  los 
Maitines,  Horas,  y  el  Ordinario  de  la  Misa.  Madrid,  i836. 
Imprenta  de  D.  P.  Sanz,  librería  del  mismo,  y  de  la  Viuda 
de  Razóla.  Un  tomo  en  8.°  con  diez  láminas. 

— Sexta  edición,  adornada  con  láminas  finas.  Madrid, 
1844.  Imprenta  de  D.  P.  Sanz  y  Sanz.  Un  tomo  en  8.° 

— Novena  del  Santísimo  Cristo  de  Burgos  que  se  venera 
en  el  Real  Convento  de  San  Agustín  de  la  misma  Ciudad. 
Por  el  M.  R.  P.  Mtro.  Fr.  Marcelino  Die\  de  Antón  ex-Di- 
ftnidor  y  ex- Prior  de  diversos  conventos  de  la  provincia  de 
Religiosos  Agustinos  de  las  Castillas,  é  hijo  de  esta  Ciudad 
y  Convento,  y  actualmente  residente  en  él.  Con  licencia:  En 
Burgos.  Imp.  de  D.  Timoteo  Arnaiz.  Debió  de  imprimirse 
en  1 83o. 

— Reimpresa  en  Burgos  en  la  imprenta  de  Pascual  Polo, 
i85o. 

Lleva  al  principio  una  sucinta  noticia  histórica  del  Santí- 
simo Cristo  de  Burgos. 

Fr.  Bonifacio  Moral, 
o.  s.  a. 


Revista  Canónica 


fWVMWW 

vi 


íKir 


ffESOLUCiON  de  varias  cuestiones  litúrgicas. — I.  La 

Academia  litúrgica  de  Roma  propuso  á  la  Sagrada  Con- 
SxüiMi  grtgación  de  Ritos  las  dudas  siguientes: 

I.  Utrum  Episcopi,  sive  Dioecesani  sive  Titulares,  Crucem  pec- 
toralem,  detectam  gestare  possint  ubicumque  gestant? 

II.  Utrum  super  sacras  vestes  eamdem  crucem,  vel  saltem  illius 
flocculum  gestare  valeant  in  sacris  functionibus? 

III.  Utrum  iidem  Episcopi,  dum  lavant  manus  intra  Missam 
privatam,  tegere  possint  caput  bireto  et  Mitram  gestare  in  eadem 
Missa  dum  populo  trinam  benedictionem  impertiunt? 

IV.  Utrum  sacrum  Tabernaculum  in  interiori  parte  deauratum 
esse  debeat  vel  saltem  albo  sérico  contectum,  et  utrum  sit  benedi- 
cendum  priusquam  Sacra  Eucharistia  in  illo  recondatur? 

V.  Pro  clavibus,  quae  Ostiariis  in  eorum  Ordinatione  sunt  tra- 
dendae,  sufficitne  ut  una  tantum  tradatur?    ' 

VI.  Permitti  ne  possunt  in  Ecclesiis  lumina  ex  oleo,  quae  men- 
sae  al  taris  imminent  et  ardent  etiam  tempore  Sacrificii? 

Et  Sacra  Rituum  Congregatio,  ómnibus  mature  perpensis  audi- 
toque  voto  Commissionis  Liturgicae,  responderé  censuit: 
Ad  I.         Affirmative. 
Ad  II.       Negative. 
Ad  III.     Negative  in  ómnibus. 
Ad  IV.      Affirmative  ad  utramque  partem. 
Ad  V.       Servetur  in  praxi,  Pontificale  Romanum. 
Ad  VI.     Negative. 
Atque  ita  rescripsit  et  servari  mandavit. — Die  20  Junii  1899. — 


874  REVISTA    CANÓNICA. 


C.  Ep.  Pyaenest.,  Card.  Mazzella,   5.   R.    C.   Praef. — L.  ►f»  S. — 
Diomkdes  Panici,  S.  R.  C  Secret. 

II.  El  limo.  Sr.  Arzobispo  de  Buenos  Aires,  deseando  que  en  las 
capillas  ú  oratorios  de  su  diócesis  se  observen  cuidadosamente  en 
las  funciones  sagradas  las  rúbricas  y  decretos  de  la  Iglesia  y  sean 
abolidas  las  costumbres  no  aprobadas,  suplicó  á  la  Sagrada  Congre- 
gación de  Ritos  se  dignase  responder  á  las  dudas  siguientes: 

I.  An  toleran  possit  usus  adhibendi  cymbalum  seu  Piano-for- 
te (i)  in  Matutinis  Tenebrarum  et  in  Missis  ferialibus  quae  organum 
excludunt,  et  dum  canitur  Passio? 

II.  An  permitti  possit  ut  in  cantu  Passionis  diaconus,  quae  re- 
praesentat  Synagogam,  eas  tantum  sententias  cantet  quae  ab  uno* 
proferuntur,  ut  a  Petro,  Caipha,  Pilato,  etc.,  sententiae  vero  turbae 
cantentur  a  schola  ordinarie  ex  laicis  conflata? 

III.  An  toleran  possit  antiqua  et  valde  generalis  consuetudo,  ut 
in  festis  solemnioribus  Sanctorum,  in  Vesperis,  eorum  Imagines, 
hinc  et  inde  juxta  altare  collocatae,  incensentur  triplici  ductu,  post 
thurificationem  altaris,  celebrante  se  sistente  successive  ante  singu- 
las  ipsas  imagines? 

IV.  An  permitti  queat  ut  in  aliqua  solemnitate  Missa  incipiat  in 
meridie,  ita  ut  ob  solemnitatem  cantus  et  concionem,  Missa  se  pro- 
trahat  usque  ad  horam  secundam  vel  amplius? 

Et  Sacra  Rituum  Congregatio  ad  relationem  Secretarii,  exquisito 
voto  Commissionis  Liturgicae  reque  mature  perpensa,  responden- 
dum  censuit: 

Ad  I.        Negative  in  ómnibus. 

Ad  II.       Permitti  posse. 

Ad  III.     Affirmative,  sed  duplici  ductu. 

Ad  IV.     Prudenti  arbitrio  Ordinarii. 
Atque  ita  rescripsit. — Die  7  Julii  1899. — C.  Ep.  Praenest.,  Card. 
Mazzella,  S.  R.  C.  Praef. — L.  ►£<  S. — Diomedes  Panici,  S.  R.  C. 
Secret. 

III.     Dudas  propuestas  por  el  limo.  Sr.  Obispo  de  Como. 

I.  An  feria  V  in  Coena  Domini  in  ecclesiis  parochialibus  aliis- 
que  non  parochialibus  celebran  possit  Missa  lecta  vel  cum  canctu, 
quin  peragantur  functiones  Feriae  VI  in  Parasceve  et  Sabbati 
Sancti? 

II.  An  praedicta  Missa  legi  vel  decantari  possit  in   ecclesiis   vel 


(1)     Palabra   italiana   que   en   nuestro  idioma   quiere    decir  simplemente 
piano. 


REVISTA  CANÓNICA.  375 


oratoriis  spectantibus  ad  Regulares,   ad  Seminaria  et  ad  pias  Com- 
munitates? 

III.  An  publicae  fidelium  adorationi  proponi  queat  Sanctissi- 
mum  Eucharistiae  Sacramentum  etiam  post  Missam  Praesanctifica- 
torum? 

IV.  An  cum  Hostia  consecrara  quae  reservatur  pro  dicta  Missa 
Ipraesanctificatorum,  reponi  possit  in  urnula  seu  sepulchro  pixis  cum 
particuiis  consecratis  si  opus  fuerit  pro  infirmis? 

Efc  Sacra  Rituum  Congregado  ad  relationem  Secretarii,  audito 
etiam  voto  Commissionis  Liturgicae  omnibusque  perpensis,  rescri- 
bendum  censuit: 

Ad  I.  In  ecclesiis  parochialibus  ubi  adest  fons  baptismalis, 
serventur  Rubricae  Missalis  et  decreta,  adhibito  Memoriali  Rituum 
Benedicti  Papae  XIII  pro  functionibus  praescriptis,  si  extet  defec- 
tus  sacrorum  ministrorum  et  clericorum.  In  alus  vero  ecclesiis  non 
Parochialibus,  omitti  potest  functio  Sabbati  Sancti,  non  tamen  illa 
Feriae  VI  in  Parasceve;  et  fíat  sepulchrum:  expetita  facúltate  pro 
usu  dicti  Memorialis  si  idem  sacrorum  ministrorum  et  clericorum  de- 
fectus  existat. 

Ad  II.  Afíirmative,  quoad  Regulares  proprie  dictos,  juxta  Decre- 
tum  sub  n.  2799  diei  Augusti  1839;  Negative,  quoad  Seminaria  et 
Pias  Communitates,  nisi  habeatur  Apostolicum  Indulfcum. 

Ad  III  et  IV.     Negative;  et  servenfur  Rubricae  et  Decreta, 
Atque  ita  rescripsit.  — Die  9  Decembris  1899. — C.  Ep.  Praenest., 
Card.  Mazzella,  S.   R.  C.  Praef. — L.  ^  S. — Diomedes  Panici, 
S.  R.  C.  Secret.» 

IV.  Los  Rectores  de  algunas  iglesias  suplicaron  á  la  S.  C.  de 
Ritos  se  dignase  resolver  las  dudas  siguientes: 

I.  «Utrum  in  Ecclesiis  Collegialibus  aspersio  aquae  benedictae 
de  praecepto  sit  praemittenda  Missae  Conventuali  quae  canitur  in 
Dominicis,  sive  cum  Diácono  et  Subiiacono,  sive  absque  sacris  Mi- 
nistris?  Et  utrum  in  Ecclesiis  non  Collegialibus  eadem  aspersio 
praefatis  diebus  fieri  saltem  possit? 

II.  In  Ecclesiis  alicui  Religiosae  Familiae  concreditis,  Sacerdo- 
tes exteri  in  illis  celebrantes  tenentur  ne  sequi  Calendarium  ejusdem 
Familiae  proprium,  si  habeatur?  \ 

III.  Num  idem  sit  dicendum  de  Ecclesiis  quae  non  Religiosae 
Familiae  sed  tantum  alicui  personae  privatae,  etsi  ad  eamdem  fami- 
liam  pertinenti,  commissae  sunt? 

IV.  Utrum  officia  ad  libitum  infra  octavas  quascumque  occurren- 
tia  recitari  valeant? 


876  REVISTA    CANÓNICA. 


Et  Sacra  Rituum   Congregatio,  re  mature  perpensa,  auditoque 
voto  Commissionis  Liturgicae,  rescribendum  censuit: 
Ad  I.        Affirmative,  ad  utramque  partem. 
Ad  II.      Affirmative. 
Ad  III.     Negative. 
Ad  IV.     Negative. 

Atque  ita  rescripsit  et  servari  mandavit. — Die  15  Decembris  1889. 
— C.  Ep.  Praenest.,  Card.  Mazzella,  S.  R.  C.  Praef.  — Diomedes 
Panici,  S.  R.  C.  Secretarias. 


En  compendio. — 1.° — Documentos  Pontificios. — a)  Por  las 
Letras  apostólicas  Diu  quidem  estt  dadas  el  29  de  Junio  de  1899,  Su 
Santidad  introduce  notabilísimas  reformas  en  la  legislación,  según 
la  cual  hasta  esa  fecha  se  regía  la  Congregación  Anglo- Benedictina. 
En  ella  resalta  de  un  modo  admirable  el  amor  del  actual  Pontífice  á 
las  Ordenes  Religiosas,  y  el  deseo  de  reunir  en  un  solo  cuerpo  todas 
las  ramas  de  una  misma. 

b)  En  el  Breve  Quam  religiosa  del  16  de  Agosto  de  1898  dirigido 
á  los  Obispos  del  Perú,  León  XIII  se  queja  amargamente  de  que  en 
una  República  que  tan  fiel  se  había  mostrado  á  la  Religión  Católica, 
haya  sido  introducido  el  matrimonio  civil  bajo  pretexto  de  normali- 
zar las  uniones  entre  personas  no  católicas,  aunque  no  comprenda 
toda  clase  de  individuos.  Censura  que  con  ley  tan  arbitraria  se  auto- 
ricen los  concubinatos  de  personas  que  no  podrían  unirse  canónica- 
mente por  mediar  el  impedimento  de  disparidad  de  cultos,  cuando 
la  Santa  Sede  por  causas  gravísimas  y  atendiendo  á  la  salud  de  las 
almas  no  crea  oportuno  dispensarlo.  Exhorta  al  Episcopado  á  que  in- 
culque incesantemente  en  el  ánimo  de  los  fieles  el  amor  y  respeto  al 
matrimonio  cristiano,  y  le  recuerda  las  enseñanzas  que  en  repetidas 
encíclicas  ha  dado  sobre  el  particular,  especialmente  en  la  que  em- 
pieza Arcanum  divinae  ÜApientiae. 

c)  Letras  apostólicas  acerca  de  la  elección  del  Abad  General  de 
la  Congregación  Benedictina  del  Brasil,  nombrando  al  efecto  al 
Rmo.  P.  Domingo  de  la  Transfiguración  Wiachado,  superior  de  la 
abadía  de  San  Sebastián  en  Bahía  (Brasil),  9  de  Agosto  de  1898. 

d)  Por  Breve  del  17  de  Junio  de  1898  extiende  á  los  oblatos 
seculares  del  Orden  de  San  Benito  los  privilegios  é  indulgencias  con- 
cedidos á  los  de  la  misma  clase  pertenecientes  á  determinadas  Con- 
gregaciones de  dicha  Orden,  especialmente  á  la  de  Monte  Cassino. 


REVISTA    CANÓNICA,  377 


e)  En  Breve  dado  el  5  de  Junio  de  1898  dividió  el  Vicariato 
apostólico  de  la  isla  de  Madagascar  en  Central  y  Septentrional. 

f)  Por  Motu  proprio  del  i.°  de  Septiembre  de  1898  legisla  acerca 
de  algunas  Cofradías  erigidas  en  la  iglesia  de  Santa  María  de  Carpi- 
neto,  recientemente  restaurada  por  el  mismo  Sumo  Pontífice. 

g)  En  carta  dirigida  el  11  de  Noviembre  de  1898  al  Eminentí- 
simo Krementz,  Arzobispo  de  Colonia,  se  congratula  con  todo  el 
Episcopado  y  los  católicos  de  Alemania  por  la  concesión  que  del  lu- 
gar del  Tránsito  de  María  Santísima  les  hizo  el  Emperador. 

h)  En  29  de  Abril  de  1897  erigió  en  Basílica  menor  la  iglesia 
dedicada  á  Santa  Clotilde  en  París. 

i)  Por  Breve  dirigido  el  10  de  Enero  al  Padre  Coubé  S.  J.  reco- 
mienda vivamente  á  todos  los  cristianos  la  comunión  semanal. 

j)  Escribiendo  el  6  de  Septiembre  de  1899  al  Emmo.  Lange- 
nieux,  Arzobispo  de  Reims,  se  congratula  por  el  feliz  éxito  del  Con- 
greso Eucarístico  celebrado  en  Lourdes;  y  el  11  de  Diciembre  del 
mismo  año  felicita  á  los  alumnos  del  Colegio  de  la  América  del 
Norte  por  el  cuadragésimo  aniversario  de  la  fundación  del  mismo. 


Sagrada  Congregación  del  Concilio.  —  a)  A  ruegos  del 
Obispo  de  Tulancingo  (Méjico),  la  S.  C,  promulgó  para  esta  diócesis 
el  siguiente  decreto  dado  para  la  metropolitana  de  Méjico  el  20  de 
Diciembre  de  1879: 

«Pro  gratia  ad  quinquennium,  facto  verbo  cum  Sanctissimo,  et 
ad  mentem.  Mens  fuit,  ut  ultra  tertiam  Missam  numquam  nullaque 
de  causa  iterationem  permitías;  necnon  ut  concessionis  tempore 
durante  ,  ea  qua  praestas  prudentia  ac  solertia  res  componere 
satagas  ad  tramites  disciplinae  vigentis  qua  scilicet  plebis  neces- 
sitati  audiendi  sacrum  satis  consulatur  per  binationem.»  Según  se 
desprende  del  contexto  de  esta  concesión,  prorrogada  nuevamente 
para  México  en  1896,  trátase  de  una  costumbre  que,  en  circunstan- 
cias menos  anormales  de  las  en  que  se  encuentran  muchas  diócesis 
de  la  América  Meridional,  especialmente  en  las  Repúblicas  de  Mé- 
xico y  del  Brasil,  sería  intolerable,  pues  nadie  ignora  que  la  Santa 
Sede  sólo  permite  binar,  y  aun  esto  cuando  existen  motivos  muy  gra- 
ves, según  han  podido  ver  los  lectores  en  esta  sección.  ¿Cómo,  pues, 
podría  sostenerse  la  costumbre  de  celebrar  tres  Misas  en  un  mis- 
mo día? 


378  REVISTA    CANÓNICA. 


El  obispo  de  Tulancingo  afirma  que  tal  costumbre  existe  en  su 
diócesis  desde  que  fué  segregada  de  la  metropolitana  de  México,  don- 
de aquélla  estaba  ya  en  vigor.  Las  razones  que  aduce  son  poderosas;  y 
quien  conozca  la  situación  de  muchas  diócesis  latino-americanas  no 
podrá  menos  de  convenir  en  que  ésta  es  muy  semejante  á  la  en  que 
estuvieron  las  primeras  cristiandades  fundadas  en  aquellas  regiones. 
Si,  pues,  entonces  podían  los  misioneros  celebrar  tres  y  aun  mayor 
número  de  Misas,  subsistiendo  las  mismas  causas,  hoy  quizás  agra- 
vadas, creemos  que  mientras  las  cosas  no  se  normalicen,  hay  mo- 
tivos más  que  suficientes  para  que  la  Santa  Sede  permita  conti- 
nuar la  costumbre  citada;  tanto  más  cuanto  que  al  reformar  Inocen- 
cio III  la  antigua  disciplina  respecto  de  punto  tan  importante,  dice: 
«Excepto  die  Nativitatis  Dominicae,  nisi  causa  necessitatis  suadeat^ 
sufficit  Sacerdoti  semel  in  die  unam  Missam  celebrare»  (cap.  Consu- 
luisti  de  celebr.  Missar.).  Ahora  bien;  ¿no  es  una  verdadera  y  urgente 
necesidad  el  que  las  parroquias  sean  con  harta  frecuencia  tan  exten- 
sas que  tengan  un  perímetro  de  veinte,  treinta,  cuarenta  y  aun  más 
leguas  de  jurisdicción,  con  barrios  distantes  del  lugar  en  que  está 
enclavada  la  iglesia  desde  cinco  hasta  cincuenta  kilómetros,  con  un 
solo  párroco,  ó  á  lo  sumo,  y  esto  rara  vez,  un  coadjutor  además  de 
aquél? 

Téngase  además  presente  que  en  tales  territorio^  el  único  acto 
público  de  religión  es  la  Misa  en  los  días  festivos,  y  el  tiempo  de  la 
misma  es  el  único  en  que  los  cristianos  pueden  oir  la  palabra  divina, 
toda  vez  que  los  demás  días  los  pasan  trabajando  en  el  campo.  Y  si 
en  tales  condiciones,  y  á  pesar  de  tan  extraordinarias  medidas,  es 
deficientísima  la  instrucción  religiosa  de  los  infelices  que  vegetan  en 
un  estado  semisalvaje,  ¿qué  sucedería  si  se  les  privara  del  único  re- 
curso que  les  queda  para  no  olvidarse  completamente  de  que  son 
cristianos?  Y  no  se  crea  que  para  cubrir  tan  apremiantes  necesidades 
baste  en  muchos  puntos  la  facultad  de  binar,  porque,  además  de  ser 
imposible  reunir  en  dos  puntos  los  fieles  dispersados  por  las  diversas 
rancherías  ó  barrios,  á  causa  muchas  veces  de  la  distancia  ó  de  las 
condiciones  topográficas,  no  hay  que  olvidar  la  innata  indolencia 
de  los  indígenas  y  lo  poco  que,  por  la  misma  escasa  instrucción,  se 
preocupan  del  cumplimiento  de  los  deberes  religiosos.  Tampoco  es 
obra  fácil  la  desmembración  de  las  parroquias,  porque,  aun  prescin- 
diendo de  que  es  contadísimo  el  número  de  sacerdotes,  ¿de  dónde 
han  de  sacar  los  Obispos  recursos  para  la  honesta  subsistencia  de  los 
nuevos  párrocos,  si  ellos  mismos  se  encuentran  á  veces  en  situación 
precaria,  y  el  Gobierno,  ó  es  abiertamente  hostil  á  la  Iglesia,  ó,  por 


REVISTA    CANÓNICA.  379 


lo  menos,  no  señala  congrua  alguna  para  las  necesidades  del  culto 
y  del  clero?  Repetimos  que  para  formarse  una  idea,  siquiera  aproxi- 
mada, de  las  excepcionales  y  anómalas  circunstancias  de  no  pocas 
diócesis  de  la  América  latina,  principalmente  en  las  Repúblicas,  ci- 
tadas, es  preciso  conocerlas,  y,  una  vez  conocidas,  se  comprenderá 
la  conveniencia  de  que,  mientras  perseveren  las  mismas  causas, 
subsista  la  costumbre  de  que  venimos  tratando.  Mas  como  quiera 
que  las  causas  pueden  cesar  del  todo  ó  en  parte,  y  los  Obispos  deben 
procurar,  por  todos  los  medios  que  estén  á  su  alcance,  la  disminución 
de  las  dificultades  y  el  aumento  de  los  sacerdotes,  la  Sagrada  Congre- 
gación, con  muy  buen  acuerdo,  no  decreta  de  un  modo  perpetuo  y 
absoluto  la  tolerancia  de  la  costumbre,  sino  que  la  limita  en  la  forma 
que  se  ha  visto.  (9  de  Septiembre  cíe  1899.) 

b)  Es  un  axioma  jurídico  que  los  actos  de  últimas  voluntades 
sólo  admiten  interpretación  restrictiva  ó  literal,  ó  no  ser  que  de  ob- 
servar esta  regla  se  siguiera  algún  absurdo.  Si  la  última  voluntad 
no  consta  de  una  manera  clara,  debe  ser  interpretada  en  consonan- 
cia con  los  resultados  del  examen  del  contexto  en  que  aquélla  se  con- 
signa, y  en  armonía  con  la  jurisprudencia.  Ocurren  con  alguna  fre- 
cuencia en  la  ejecución  de  últimas  voluntades  referentes  á  patrona- 
tos, activos  ó  pasivos,  capellanías,  mandas  pías  por  testamento,  etc., 
dudas  de  interpretación  relativas  á  quiénes  han  de  suceder  en  los 
derechos  que  aquéllas  estatuyen,  dudas  que  de  ordinario  se  fundan 
en  la  inteligencia  délas  cláusulas  «familia»,  «casa»,  «línea»  y  otras 
semejantes. 

Buen  ejemplo  de  ello  nos  ofrece  la  resolución  dada  por  la 
Sagrada  Congregación  del  Concilio  en  el  caso  siguiente:  «El  sacer- 
dote Andrés  Duc  dejó  en  su  testamento  un  legado  de  2.000  fran- 
tos,  con  la  expresa  condición  de  que  los  réditos  de  esta  suma  debían 
emplearse  en  abonar  hasta  donde  alcanzasen  los  gastos  de  la  carrera 
de  un  individuo,  pariente  del  testador,  en  el  Seminario  menor  de 
Augusta,  en  el  cual  sólo  se  cursaban  Humanidades  y  Filosofía.» 
Quiénes  fueran  los  llamados  á  gozar  de  este  beneficio,  lo  expresó  el 
indicado  sacerdote  Duc  en  la  siguiente  cláusula:  «Pour  les  enfants 
des  familles  des  Duc  parents  du  dit  seigneur  defunct  par  préférence, 
et,  á  leur  defaut,  pour  les  enfants  des  familles  de  la  Commune  de 
Tourgnon...» 

Las  principales  cuestiones  que  se  ventilaban  eran:  i.a  «An  et 
consanguinei  sacerdotis  Duc  descendentes  ex  linea  foeminina  jus  ha- 
beant  ad  subsidium  legatum  in  casu?  —  2.a  An  et  quomodo  isti  con- 
sanguinei idem  jus  habeant  in  concursu  cum  descendentibus  ex  linea 


380  REVISTA    CANÓNICA. 


masculina  in  casu?»  Y  la  Sigrada  Congregación  resolvió  el  16  de  Di- 
ciembre de  1899:  «ad  I.  Affirmative  quatenus  desint  juvenes  idonei 
ex  agnatis.  Ad  II.  Provisum  in  primo.» 

Todo  el  fundamento  rde  las  dudas  estribaba  en  la  interpretación 
que  debía  darse  á  la  cláusula  testamentaria  transcrita.  Deben  enten- 
derse favorecidos  por  ella  los  descendientes  por  consanguinidad  la- 
teral en  la  línea  femenina  (agnados),  con  exclusión  de  los  parientes 
en  igual  forma,  pero  por  línea  masculina  (cognados)?  Hablase  allí 
de  familias  Duc,  y  sabido  es  que  las  mujeres  no  dan  de  ordinario  su 
nombre  á  una  familia;  de  donde  parece  inferirse  que  los  hijos  de 
hermanas,  sobrinas,  etc.,  del  testador  no  son  familia  Duc,  y  por 
tanto  no  están  comprendidas  en  la  cláusula  enfants  des  f amules  Duc, 
aunque  sean  verdaderos  parientes.  Es  á  todas  luces  evidente  que  en 
esta  cuestión  no  se  trata  de  familia  efectiva,  puesto  que,  siendo  el 
Sr.  Andrés  Duc  sacerdote,  mal  podría  ser  tronco  de  una  familia, 
sino  de  la  que  los  juristas  llaman  contentiva,  formada,  según  algunos 
de  éstos,  por  los  descendientes  de  los  hermanos  varones  del  testador 
ó  fundador. 

Y  si  es  cierta  la  doctrina  de  los  jurisconsultos  aludidos,  preciso 
será  concluir  que  los  consanguíneos  colaterales  del  testador  por 
línea  femenina  no  son  de  la  familia  Duc.  Ferraris  (Bibliot.,  v.  Fa- 
milia, núm.  16),  dice  expresamente:  «Foeminae  non  veniunt  appel- 
latione  familiae,  quando  testator  expressit  proprium  nomen  fami- 
liae,  ut  quando  dixit:  remaneant  in  domo  seu  familia  Ghilena,  quia 
tune,  cum  per  solos  masculos  conservetur  agnatio ,  foeminae  erunt 
exclusae.» 

Gran  número  de  romanistas  abundan  en  este  mismo  sentir, 
que,  si  bien  no  tiene  toda  la  crudeza  del  derecho  romano  ante- 
rior á  las  reformas  de  Justiniano  ,  no  es  ciertamente  aceptable 
en  la  moderna  jurisprudencia  canónica  y  civil  (1),  según  se  deduce 
de  varias  decisiones  Rotales  (in  Mediolanen.,  Canonicatus  Theologalis, 
9  Febr.  1759,  §  11; — 18  Jun.  1759,  cor.  Ratta; — in  Placentina,  Cano- 
nicatus, 17  Jun.  1780  §  3,  cor.  Soderino,  y  principalmente  in  una 
Firmana,  Beneficii,  26  Jun.  1799),  unas  que  enseñan  que  bajo  la 
denominación  de  familia  se  comprenden  los  oriundos  de  esta  fami- 
lia, tanto  por  agnación  como  por  cognación,  y  otras  que  sientan  y 
confirman  la  regla  de  que  las  palabras  casa,  familia,  etc.,  admiten 


(1)  En  España  también  estaban  excluidas  las  hembras,  hasta  que  Felipe  III 
derogó  en  parte  las  leyes  de  las  Partidas  y  de  Toro  en  1615.  (Vid.  Novis.  Re- 
cop .,  lib.  x,  tit.  xv,  ley  8  a) 


REVISTA    CANÓNICA.  381 


amplísima  interpretación,  mientras  lo  permitan  las  cláusulas  testa- 
mentarias ó  tablas  de  fundación  {in  una  Baren.,  Beneficii,  13  April. 
1728.  V.  etiam  Amostazo,  De  causis  piis,  lib.  111,  cap.  vin,  núms.  47 
y  sig.  1.) 

De  modo  que  mientras  el  testador  ó  fundador  no  excluya  ex- 
presamente á  los  descendientes  por  línea  femenina,  no  pueden,  en 
buen  derecho,  ser  privados  de  los  beneficios  del  testamento  ó  funda- 
ción. Y  en  el  caso  presente  existe  en  favor  de  nuestra  tesis  un  ar- 
gumento especial,  que  arranca  del  mismo  tenor  de  la  disposición 
testamentaria.  ¿Cómo  se  comprende,  en  efecto,  que  el  sacerdote  Duc 
hubiera  creído  que  parientes  suyos  por  línea  femenina  serían  excluí- 
dos,  cuando  él  mismo  dice  que,  en  defecto  de  parientes  suyos,  sean 
llamados  hijos  de  familias  del  Municipio  de  Tourgnon?  ¿Qué  motivo 
racional  podía  impulsarle  á  preferir  los  extraños  á  los  propios? 

Amostazo,  cuyo  testimonio  tiene  indiscutible  valor  ante  la  Curia 
Romana,  cuando  en  ésta  se  ventilan  cuestiones  de  la  índole  de  la 
presente,  afirma  sin  titubear  (lugar  citado)  que,  tratándose  de  cape- 
llanías de  sangre  y  otras  fundaciones  semejantes,  no  se  debe  atender 
tanto  á  la  agnación  ó  cognación,  cuanto  á  las  cualidades  de  los  pa- 
rientes que  aspiran  al  beneficio  ó  pensión.  Pero  en  iguales  circuns- 
tancias debe  ser  preferido  el  pariente  por  línea  masculina,  toda  vez 
que  el  derecho  y  la  jurisprudencia  parecen  favorecerle  más. 

Al  mismo  tiempo  que  estas  dudas,  resolvió  la  Sagrada  Congre- 
gación otras  dos  incidentales.  En  la  primera  se  preguntaba  si,  en 
caso  de  que,  por  faltar  parientes  idóneos  del  sacerdote  Duc,  se  diese 
la  pensión  á  otro,  de  conformidad  siempre  con  las  cláusulas  testa- 
mentarias, debía  éste  gozarla  hasta  terminar  la  filosofía,  ó  había  de 
cederla  cuando  se  presentase  algún  pariente.  Claro  se  ve  que  la  reso- 
lución no  podía  menos  de  ser  favorable  á  aquél,  ya  que  en  el  supuesto 
se  trata  de  una  donación  liberal,  la  cual,  una  vez  que  consta  del  con- 
sentimiento expreso  del  donante,  y  la  aceptación  por  parte  del  donata- 
rio, tiene  fuerza  obligatoria,  y  el  derecho  concede  al  donatario  acción 
civil  para  exigir  del  donante  el  cumplimiento  de  lo  estipulado.  (Instit., 
§  aliae  autem,  tít.  De  obligat.,  lib.  xxxv,  Cod.  Siquis  argentum,  tít.  cit.) 
Además,  toda  donación  válidamente  hecha  y  aceptada,  es  de  suyo 
irrevocable;  pues  aunque  se  admiten  algunas  contadas  excepciones 
(cap.  últ.,  tít.  De  donation.,  decret.  Gregorii  IX),  éstas  son  de  rigu- 
rosa interpretación  y  confirman  la  regla  general.  Por  consiguiente,  si 
faltando  parientes  idóneos  del  sacerdote  Duc,  un  joven  del  Municipio 
de  Tourgnon  entra  á  gozar  la  pensión,  no  puede  ser  privado  de  ella 
en  justicia,  mientras  no  se  haga  indigno,  hasta  concluir  los  estudios 


382  REVISTA    CANÓNICA. 


filosóficos,  que  antes  estaban  vinculados  al  Seminario  Menor,  y  que 
desde  1870  fueron  incorporados  al  Mayor.  Y  he  aquí  ya  la  segun- 
da y  última  cuestión.  ¿Podrá  el  pensionado  continuar  usufructuando 
el  capital  impuesto  hasta  terminar  la  filosofía  en  el  Seminario  Ma- 
yor? Sin  duda  ninguna,  puesto  que  el  traslado  es  una  cosa  acciden- 
tal que  no  afecta  á  la  validez  de  tal  goce,  y  en  tanto  el  sacerdote 
Duc  consignó  en  su  testamento  el  Seminario  Menor,  en  cuanto,  al 
testar,  en  éste  se  estudiaban  los  cursos  de  filosofía;  de  modo  que  el 
lugar  es  accidental,  y  lo  esencial  es  la  pensión  señalada  para  los  que 
tuvieren  vocación  para  el  sacerdocio  y  derecho  á  aquélla. 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  a. 


CRÓNICA   GENERAL 


EXTRANJERO 


oma. — León  XIII  ha  recibido  en  audiencia  particular  al  ar- 
zobispo de  Bucharest,  portador  de  una  respetuosa  carta  de 
felicitación  á  Su  Santidad,  suscrita  por  el  rey  de  Rumania. 
El  Papa  manifestó  lo  mucho  que  estimaba  el  testimonio  de  filial 
adhesión  y  amor  á  la  Santa  Sede  contenido  en  el  regio  documento, 
y  contestó  á  ésta  con  otra  carta  congratulándose  de  las  excelentes 
relaciones  que  unen  á  la  Iglesia  con  el  país  rumano.  La  citada  audien- 
cia es  una  de  las  innumerables  que  de  dos  meses  á  esta  parte  viene 
dispensando  el  anciano  Pontífice,  cuya  actividad  y  vigor  casi  mila- 
grosos se  emplean  además  en  despachar  incesantemente  con  los  Car- 
denales presidentes  de  las  Congregaciones,  y  en  atender  á  las  solem- 
nes beatificaciones  y  canonizaciones  que  han  de  celebrarse  durante  el 
Año  Santo.  Una  de  las  causas  que  se  encuentran  más  adelantadas  es 
la  de  la  Venerable  Madre  Magdalena  Sofía  Barat,  fundadora  del  Insti- 
tuto de  las  Hermanas  del  Sagrado  Corazón  de  Jesús.  En  la  reunión 
antepreparatoria  celebrada  el  12  de  Junio  bajo  la  presidencia  del  car- 
denal Mazzella,  han  quedado  ya  discutidas  las  dudas  referentes  al 
heroísmo  de  las  virtudes  de  la  Venerable  Sierva  de  Dios. 


* 
*  * 


Italia. — En  el  discurso-programa  leído  á  fines  del  pasado  en  la 
Cámara  de  Diputados  por  el  Jefe  del  nuevo  Gabinete  Sr.  Saracco,  se 
-hace  constar  que  las  circunstancias  no  son  favorables  á  la  introduc- 


384  CRÓNICA   GENERAL. 


ción  de  amplias  reformas.  El  Parlamento  es  el  que  ha  de  aprobar  las 
medidas  que  se  adopten  para  combatir  el  malestar  económico,  cuyo 
origen,  á  juicio  del  Gobierno,  se  halla  en  el  descontento  de  las  po- 
blaciones; los  consejeros  de  la  Corona  se  concretan  por  el  momento 
á  pedir  la  aprobación  provisional  del  Presupuesto  y  á  restablecer  la 
normalidad  de  las  funciones  parlamentarias;  á  cuyo  efecto  se  ha  nom- 
brado una  Comisión  que  presente  en  el  plazo  de  diez  días  un  proyecto 
de  Reglamento. 

* 
*  * 

Portugal. — Ha  quedado  resuelta  la  crisis,  cuyos  preliminares 
anunciábamos  en  el  número  anterior,  aceptando  el  Rey  la  dimisión 
del  gabinete  Castro,  y  encargando  al  jefe  del  partido  conservador, 
Hintze  Ribeiro,  la  formación  del  nuevo  Gobierno.  Este  se  halla  cons- 
tituido de  la  manera  siguiente:  Presidencia  y  Ministerio  del  Interior, 
Sr.  Hintze  Ribeiro. — Negocios  Extranjeros,  Sr.  Arroyo. — Hacienda, 
Sr.  Andrade. — Justicia,  Sr.  Campos  Henriquez. — Guerra,  Sr.  Pi- 
mentel  Pinto. — Marina,  Sr.  Teixeira  Souza. — Obras  públicas,  señor 
Pereira  Santos. 

— A  mediados  del  mes  anterior  ocurrió  en  Oporto  un  caso  sospe- 
choso de  peste  bubónica,  que  produjo  gran  alarma  en  la  ciudad.  El 
Gobierno  se  apresuró  á  poner  el  hecho  en  conocimiento  de  los  repre- 
sentantes extranjeros,  y  con  este  motivo  la  prensa  de  gran  circula- 
ción ha  dirigido  duros  ataques  ai  Ministro  de  Relaciones  exteriores, 
acusándole  de  inepto  y  desconocedor  de  la  legislación  internacional 
vigente,  según  la  cual,  para  la  notificación  de  un  suceso  de  tal 
índole,  se  necesita  que  haya  habido  hasta  tres  atacados  de  peste  con 
síntomas  perfectamente  definidos.  Afortunadamente  la  víctima  de  la 
enfermedad  sospechosa  ha  logrado  convalecer,  sin  que  se  haya  regis- 
trado con  posterioridad  caso  alguno  de  manifestaciones  análogas. 


*  * 

Francia. — El  general  André  ha  inaugurado  la  realización  de  su 
proyecto  de  remover  el  personal  antidreyfusista  del  Estado  Mayor. 
El  diputado  nacionalista  Mr.  Faure  ha  interpelado  sobre  este  asun- 
to al  Gobierno,  acusándole  de  violar  los  reglamentos  que  declaran  la 
designación  del  alto  personal  del  Ministerio  de  la  Guerra,  de  la  exclu- 
siva pertenencia  del  Jefe  de  Estado  Mayor  General.  Al  dirigirse  el 
orador  al  Ministro  echándole  en  cara  el  nombramiento  de  oficiales 


CRÓNICA   GENERAL.  385 


notoriamente  amigos  de  Picquart,  y  á  quienes  el  general  Delanne  se 
había  negado  á  dar  colocación  en  uso  de  su  derecho,  notóse  en  la 
Cámara  la  impresión  de  sorpresa  que  produjeron  las  mencionadas 
declaraciones.  El  Ministro  subió  á  la  tribuna,  y  después  de  contestar 
que  sus  actos  estaban  en  un  todo  conformes  con  las  disposiciones  le- 
gales, pidió  que  se  sometiera  la  aprobación  de  su  conducta  al  juicio 
de  la  Cámara,  la  cual  se  mostró  favorable  al  general  por  escasa  ma- 
yoría de  votos. 

— Sin  discusión,  ó  poco  menos,  ha  sido  sancionado  el  proyecto 
del  Gobierno,  relativo  al  aumento  de  la  armada,  distribuyéndose  la 
construcción  de  los  nuevos  buques  de  guerra  en  siete  anualidades, 
que  comenzarán  á  contarse  en  i.°  de  Enero  próximo. 


*  * 


Inglaterra. — Poco  satisfactorias  son  para  los  que  creían  asegu- 
rado el  éxito  de  la  campaña  sudafricana  las  noticias  que  se  reciben 
del  teatro  de  la  guerra.  Frustradas  las  tentativas  de  soborno  de  los 
generales  boers,  y  las  negociaciones  entabladas  con  Krüger  á  fin 
de  moverle  á  ordenar  la  rendición  de  los  comandos  en  armas;  impo- 
sibilitadas las  divisiones  inglesas  para  impedir  al  enemigo  que  des- 
truya las  vías  de  comunicación,  sorprenda  convoyes  y  amenace  las 
ciudades  menos  guarnecidas;  dificultadas  además  las  operaciones 
y  quebrantadas  las  energías  de  las  tropas  invasoras  por  los  rigores 
del  clima,  la  conquista  definitiva  de  las  repúblicas  boers  promete  ser 
empresa  larga  y  costosa,  pese  á  los  cálculos  cien  veces  fallidos  de  ge- 
nerales y  estadistas  comprometidos  en  el  negocio  de  la  anexión. 
Es  además  indudable  que  los  acontecimientos  de  Oriente  y  la  re- 
belión de  los  aschantis  aumentan  hoy  la  tenacidad  de  los  aliados  y 
afirman  su  resolución  de  proseguir  la  guerra,  haciéndoles  concebir 
esperanzas  de  que  Inglaterra  se  vea  al  cabo  en  la  precisión  de  pac- 
tar un  tratado  que  ponga  á  salvo  la  independencia  de  las  repúblicas. 
Los  principales  hechos  de  armas  han  ocurrido  en  el  Orange,  donde 
aparecen  cada  día  nuevos  comandos  que  hostilizan  sin  cesar  á  las 
tropas  inglesas  en  su  marcha  y  tratan  de  cortar  las  comunicaciones. 
Telegramas  de  Maseru  (Basutolandia)  anuncian  que  entre  Fkksburg 
y  Bethleem  se  han  concentrado  importantes  fuerzas  de  los  aliados, 
que  obligan  á  los  35.000  ingleses  existentes  en  aquella  región,  á 
mantenerse  á  la  expectativa  y  distribuidos  de  tres  en  tres  millas  de 
distancia  entre  Ficksburg,  Hibernia  y  Lyndley  para  poder  socorrerse 
en  el  caso  de  una  sorpresa.  En  el  mismo  territorio  de  Orange  el  ge- 

26 


386  CRÓNICA  GENERAL. 


neral  Rodd  corrió  peligro  de  ser  envuelto  por  una  columna  boer,  y  el 
general  Clement  se  vio  interrumpido  en  su  marcha  de  Winburg  á 
Senckal,  y  tuvo  que  librar  un  combate  empeñadísimo,  en  el  que  ne- 
cesitó del  auxilio  de  las  tropas  del  general  Brabant  para  no  caer  en 
poder  de  los  aliados,  junto  con  el  convoy  que  conducía.  En  Rhenoster 
River  los  boers  hicieron  prisioneros  á  300  obreros,  200  soldados  y  dos 
convoyes,  y  en  Pienaarsport  á  varias  patrullas  del  noveno  regimiento 
de  lanceros,  quedando  muertos  ó  heridos  en  el  ataque  más  de  50 
oficiales  ingleses.  El  ferrocarril  del  Estado  libre  de  Orange  ha  sido 
destruido  en  una  longitud  de  55  kilómetros,  y  lo  propio  sucede  con 
el  ferrocarril  de  Pretoria  á  Bloemfontein,  al  Norte  de  Kroonstadt. 
Los  ingleses,  por  su  parte,  han  ocupado  á  Paardckop  y  Heidelberg,  y 
pretenden  tener  cercado  al  general  Botha  con  los  17.000  hombres  y 
17  cañones  de  que  dispone,  así  como  también  al  general  Dewet.  A 
fines  del  pasado  comunicó  el  War-Office  que  las  tropas  británicas 
habían  librado  una  sangrienta  batalla  con  el  primero  de  dichos  jefes, 
durante  la  cual  los  boers  se  replegaron  hacia  el  Este,  siguiendo  la 
línea  del  ferrocarril.  Según  la  prensa  de  Londres,  las  pérdidas  de  los 
aliados  fueron  grandes,  no  pasando  de  150  las  de  los  ingleses,  entre 
muertos  y  heridos.  No  hace  muchos  días  que  en  una  sesión  celebrada 
por  la  Cámara  de  los  Comunes,  defendiendo  el  Secretario  de  Estado 
al  Ministerio  de  la  Guerra  de  las  acusaciones  que  se  le  han  dirigido 
por  su  incuria  para  con  los  enfermos  y  heridos  del  Transvaal,  confesó 
que  la  mortalidad  entre  los  enfermos  de  fiebre  ha  sido  de  un  21 
por  100,  cifra  considerable  si  se  atiende  á  los  numerosos  atacados, 
y  que  prueba  que  las  pérdidas  sufridas  por  el  ejército  inglés  en  la 
campaña  del  Sur  de  África  son  más  importantes  de  lo  que  general- 
mente se  cree. 

* 
*  * 

Austria. — Según  telegramas  de  Viena,  es  un  hecho  el  matrimo- 
nio del  Archiduque  heredero  de  Austria  Francisco  Fernando  con  la 
condesa  Sofía  de  Chotek,  si  bien  el  enlace  ha  tenido  que  ser  morga- 
nático,  por  oponerse  á  un  matrimonio  regular  las  leyes  que  rigen  para 
la  sucesión  en  la  Corona.  En  la  ceremonia,  que  se  verificó  en  el  Pala- 
cio imperial,  el  archiduque  Francisco  Fernando  prestó  juramento, 
según  el  cual  su  hermano  Otón  ocupará  su  puesto  como  sucesor  al 
Trono.  El  archiduque  Francisco  Fernando  ha  renunciado  sus  dere- 
chos de  sucesor  al  Trono,  no  sólo  por  sí,  sino  también  por  sus  hijos, 
si  los  tiene,  de  su  matrimonio  con  la  condesa  Chotek.  Después  de  la 
ceremonia,  el  Emperador  dará  su  consentimiento  para  el  matrimonio. 


CRÓNICA    GENERAL.  387 


La  esposa  del  archiduque  Francisco  Fernando  recibirá  probablemen- 
te el  título  de  duquesa  de  Reichstadt.  Los  periódicos  de  Viena  feli- 
citan al  Archiduque  por  haber  sacrificado  un  trono  á  los  impulsos  de 
su  corazón,  y  elogian  los  generosos  sentimientos  del  emperador  Fran- 
cisco José,  que,  prescindiendo  de  todas  las  preocupaciones  palatinas, 
se  ha  dignado  dar  su  consentimiento  para  este  matrimonio.  La  fami- 
lia de  la  condísa  de  Chotek  es  originaria  de  Bohemia.  Fué  elevada 
á  la  dignidad  condal  en  1723.  El  padre  de  la  novia  fué  durante  mu- 
chos años  embajador  de  Austria  en  San  Petersburgo.  Después  des- 
empeñó un  alto  cargo  en  la  corte  de  Viena,  y,  por  último,  perteneció 
á  la  Cámara  de  los  Señores.  Murió  en  1896.  La  condesa  de  Chotek 
tiene  cinco  hermanas,  cuatro  de  las  cuales  están  casadas,  y  un  her- 
mano que  es  funcionario.  El  archiduque  Francisco  Fernando  nació 
en  Gratz,  el  18  de  Diciembre  de  1863.  Es  general  de  Caballería,  co- 
ronel propietario  del  regimiento  núm.  19  de  Infantería,  del  regimien- 
to de  huíanos  de  Prusia,  núm.  10,  del  segundo  regimiento  de  Caba- 
llería que  lleva  su  nombre,  general  del  ejército  ruso,  miembro  hono- 
rario de  la  Academia  de  Ciencias  de  Viena,  y  caballero  del  Toisón  de 
Oro,  de  la  Orden  de  San  Andrés  y  del  Águila  Negra,  etc. 

— El  día  i.°  del  corriente  se  ha  verificado  en  Reichstadt  el  matri- 
monio del  archiduque  Francisco  Fernando,  con  la  condesa  de  Cho- 
tek. El  Archiduque  había  ido  á  reunirse  previamente  con  jla  Condesa 
en  Dresde,  donde  ésta  habitaba  en  compañía  de  su  hermana  la  con- 
desa de  Wuthenau.  Los  contrayentes  llegaron  á  Reichstadt  á  medio 
día,  siendo  recibidos  en  la  estación  por  la  archiduquesa  María  Teresa 
y  los  hermanos  del  archiduque  Francisco  Fernando.  Aunque  estaba 
prohibida  toda  manifestación  pública  ,  los  niños  de  las  escuelas  for- 
maron en  el  trayecto  recorrido  por  la  comitiva,  y  cantaron  el  Himno 
nacional.  La  ceremonia  del  casamiento  tuvo  el  carácter  de  una  fiesta 
íntima  de  familia  ,  y  lo  mismo  el  almuerzo  ,  que  se  celebró  acto  se- 
guido. Los  desposados  partieron  aquella  noche  con  dirección  al  cas- 
tillo de  Konopischt ,  donde  permanecerán  hasta  el  otoño  ,  en  que  se 
dirigirán  á  Viena,  instalándose  en  el  palacio  Belvedere.  Un  decreto 
imperial,  fecha  del  día  2  ,  eleva  á  la  condesa  de  Chotek  al  rango  de 
princesa  de  Hoenberg. 

* 

*  * 

Rusia. — La  muerte  repentina  del  Ministro  de  Negocios  Extran- 
jeros, conde  de  Mouravieff,  ha  causado  honda  impresión  en  Europa, 
comentándose  de  diversos  modos  en  la  prensa  ,  según  la  dirección 


3S0  CRÓNICA    GENERAL. 


se  habían  refugiado  en  la  de  Inglaterra,  que  no  sufrió  la  misma 
suerte  acaso  por  estar  mejor  defendida.  Por  último,  el  cónsul  norte- 
americano dice  que  en  la  mañana  del  26  los  demás  ministros  ex- 
tranjeros residentes  en  Pekín  continuaban  resistiéndose,  pero  que  su 
situación  era  desesperada,  porque  ni  la  Emperatriz  viuda  ni  el  Go- 
bierno tenían  medios  de  protegerlos. 

Posesionadas  ya  las  tropas  de  las  potencias  de  Tien-Tsin  y  aflu- 
yendo por  momentos  á  este  puerto  los  auxilios  enviados  desde  las 
más  remotas  partes  del  mundo,  es  verosímil  y  aun  probable  que  las 
legaciones  extranjeras  en  Pekín  sean  socorridas  á  tiempo,  excepto  la 
de  Alemania,  cuyo  titular  se  aventuró  en  las  calles  de  la  capital, 
como  el  cañonero  litis  lo  hizo  en  Takú,  con  mayor  valor  que  éxito. 
Ese  desgraciado  suceso,  llamado  á  tener  gran  trascendencia,  si  se 
tiene  en  cuenta  el  carácter  personal  del  emperador  Guillermo  II, 
junto  con  el  hecho  confesado  de  que  las  tropas  regulares  chinas  son 
impotentes  para  contener  en  la  obediencia  á  la  plebe  de  la  capital  y 
se  han  unido  á  los  insurrectos  para  defender  contra  los  extranjeros 
los  fuertes  de  Takú  y  los  de  Tien-Tsin,  dan  fuerza  á  la  opinión  de 
que  la  guerra  internacional  ha  comenzado  en  China,  no  siendo  ya 
posible  evitarla.  En  este  punto  se  hallan  conformes  todos  los  acto- 
res en  el  suceso,  excepción  hecha  del  antiguo  diplomático  y  gober- 
nante, actual  virrey  de  Cantón,  Li-Hung-Chang,  quien  se  compro- 
mete á  contener  á  los  boxers  y  á  restablecer  la  tranquilidad,  á  con- 
dición, de  que  no  desembarquen  en  las  costas  del  Imperio  más  tropas 
aliadas.  Discrepan  aquellas  potencias  en  lo  que  se  refiere  al  carácter 
y  al  objeto  de  la  acción  armada  colectiva,  pues  mientras  los  Estados 
Unidos  niegan  la  existencia  del  estado  de  guerra,  y  mientras  Rusia 
sostiene  que  se  trata  solamente  de  medidas  transitorias  de  policía, 
y  en  manera  alguna  de  decidir  de  la  suerte  y  modo  de  ser  de  aquel 
Imperio,  la  prensa  británica  no  hace  reservas  respecto  de  lo  porve- 
nir, y  excita  á  su  Gobierno  á  avanzar  tanto  como  sea  conveniente 
para  garantir  los  intereses  nacionales. 

El  asesinato  del  barón  Ketteler  producirá,  á  no  dudarlo,  el  re- 
sultado inmediato  de  estrechar  la  unión  de  las  potencias  marítimas 
en  China,  en  el  sentido  de  policía  humanitaria,  ó  sea  imponiendo  á 
los  asiáticos  el  respeto  de  las  personas  é  intereses  de  los  europeos, 
de  los  misioneros  y  de  los  mismos  subditos  chinos  cristianos.  A  es- 
tas horas,  desde  los  más  apartados  lugares  del  globo,  desde  Aus- 
tralia al  Canadá,  desde  Halifax  á  Vancouver,  en  Calcuta  como  en 
Manila,  y  en  Hong-Kong  ó  en  Malta,  se  arman  barcos  y  transpor- 
tes, se  les  provee  de  carbón  y  de  municiones,  y  se  embarcan  en  ellos 


CRÓNICA    GENERAL.  391 


tropas  blancas  ó  de  color,  mahometanas,  budhistas  ó  cristianas  para 
que  vayan  á  pelear  con  los  chinos.  El  ejército  organizado  á  la  euro- 
pea de  esta  última  potencia,  tampoco  es  despreciable  (se  calcula  que 
asciende  á  ochenta  mil  hombres);  pero  no  hay  probabilidad  de  que 
admita  la  guerra  abierta.  Se  someterá  á  la  intervención,  que  no 
puede  evitar,  y  permitirá  que  europeos,  japoneses  y  americanos  di- 
suelvan los  cuerpos  insurrectos  de  los  boxers  y  se  posesionen  de  la 
capital.  Para  después  de  ese  momento  es  para  cuando  los  políticos 
y  los  diplomáticos  anuncian  las  dificultades.  La  actitud  en  que  va 
ya  colocándose  Rusia  las  anuncia,  asi  como  la  aspiración  del  Japón 
á  que  se  le  consienta  el  papel  de  principal  instrumento  de  la  pacifica- 
ción, acompañada  del  castigo  de  delitos  como  el  asesinato  del  minis- 
tro de  Alemania.  Eso  es,  con  efecto,  lo  que  da  para  todo  el  mundo, 
aun  para  la  retraída  España,  desusada  importancia  á  los  sucesos  de 
que  está  siendo  teatro  el  Celeste  Imperio.» 

* 
*  * 

Filipinas. — El  Comercio,  de  Manila,  que  ha  llegado  en  el  último 
correo  ,  publica  lo  siguiente:  «Por  noticias  recibidas  de  Samar 
se  sabe  que  ha  habido  un  nuevo  encuentro,  que  tuvo  lugar  cerca 
del  pueblo  de  Pambuya,  en  un  puente  que  cruza  el  río  á  la  entrada- 
del  pueblo.  Los  americanos  tomaron  el  puente  y  las  trincheras  que 
lo  defendían,  bajo  una  lluvia  de  balas,  y  causando  á  los  filipinos 
82  muertos  y  acaso  muchos  heridos.  Los  americanos  tuvieron  un 
solo  herido.  En  este  combate  un  filipino,  que  al  parecer  estaba 
muerto,  al  acercársele  un  soldado  americano,  le  pegó  un  bolazo  en  la 
rodilla.  De  la  provincia  de  Laguna  se  reciben  noticias  de  algunos 
encuentros.  El  coronel  Bullard,  con  algunos  destacamentos  del  39  de 
infantería,  hizo  una  marcha  de  reconocimiento  por  toda  la  provin- 
cia, encontrando  á  los  filipinos  cerca  del  río  Pansol,  donde  se  ha- 
bían atrincherado  y  construido  algunas  casas.  El  coronel  Bullard 
atacó  y  tomó  las  trincheras,  huyendo  los  filipinos  al  monte,  y  apo- 
derándose los  americanos  de  fusiles,  municiones,  pólvora  y  balas. 
El  teniente  Wels,  del  mismo  regimiento,  persiguió  y  batió  las  fuer- 
zas que  manda  el  general  Malvar  cerca  de  Santa  Cruz,  haciéndole 
algunas  bajas.  El  Manila  Freedom  dice  que  los  americanos  tuvieron 
un  encuentro  con  los  filipinos  en  Malabón,  haciendo  á  éstos  19  muer- 
tos y  cuatro  prisioneros.  De  Joló  escriben  que  reina  tranquilidad, 
pero  que  los  americanos  no  reciben  sus  pagas  hace  tres  meses.  El 
pueblo  de  Catubig  ha  sido  completamente  arrasado  por  el  incendio, 


392  CRÓNICA    GENERAL. 


lo  mismo  que  todas  las  casas  situadas  en  la  orilla  del  río  Catubig, 
entre  el  pueblo  de  este  nombre  y  el  pueblo  de  Laoag.  Los  Sres.  Oria 
Hermanos  tenían  en  aquel  pueblo  una  sucursal  de  su  comercio,  su- 
cursal que  ha  sido  también  reducida  á  cenizas  por  los  tagalos.  El 
Progreso  dice  que  sabe  por  conducto  fidedigno  que  la  Comisión  mi- 
litar española  que  funciona  en  Manila  recibió  una  comunicación  del 
general  Trías,  en  la  que  este  jefe  filipino  manifestaba  que  se  habían 
dado  las  órdenes  oportunas  para  que  fueran  puestos  en  libertad  in- 
mediatamente los  prisioneros  españoles  que  aún  quedan  en  poder  de 
los  revolucionarios.  Parece  que  los  últimos  prisioneros  que  han  lle- 
gado á  Manila  deben  su  liberación  á  esta  orden.  En  la  comunicación 
á  que  hace  referencia,  el  general  Trías  se  lamenta  de  los  crímenes 
cometidos  en  Camarines  en  las  personas  de  algunos  cautivos  espa- 
ñoles, y  protesta  de  ellos  enérgicamente,  añadiendo  que  hará  llegar 
su  protesta  hasta  los  cónsules  extranjeros,  para  que  hechos  tan  re- 
probables no  se  imputen  al  elemento  director  de  la  revolución.  El 
documento  lleva  la  fecha  de  16  de  Abril,  pero  en  él  no  se  consigna 
el  punto  de  procedencia,  si  bien  ostenta  un  sello  que  dice  Cuartel 
general  del  Sur  de  Luzón.  A  la  salida  del  correo  había  en  el  hospital 
de  La  Loma  varios  enfermos  de  peste  bubónica.» 

II 

ESPAÑA 

El  período  de  calma  que  ha  sucedido  á  los  amagos  de  altera- 
ción del  orden  público,  debidos  á  las  gestiones  de  la  Unión  Nacional, 
junto  con  la  profunda  impresión  de  curiosidad  causada  por  las  noti- 
cias que  proceden  del  Extremo  Oriente,  hacen  que  el  recordar  ahora 
los  acontecimientos  de  principios  de  la  quincena  parezca  hablar  de 
cosas  que  pasaron  hace  años  y  de  las  que  nadie  conserva  memoria. 
A  ello  contribuye,  sin  duda,  el  silencio  obligado  de  la  prensa  perió- 
dica, á  la  que  el  Sr.  Ministro  de  la  Gobernación  tiene  prohibido  se- 
veramente tratar  de  ciertos  asuntos;  pero  también  obedece  quizá  á 
que  éstos  han  perdido  una  gran  parte  de  la  importancia  real  ó  apa- 
rente que  se  les  venía  concediendo.  Sea  de  ello  lo  que  quiera,  nuestro 
deber  de  cronistas  nos  obliga  á  volver  sóbrelos  hechos,  consignando» 
los  por  el  orden  en  que  han  venido  presentándose.  Los  representantes 
de  los  gremios  lograron  al  fin  ser  recibidos  en  audiencia  particular 
por  S.  M.  la  Reina,  previo  el  consentimiento  del  Gobierno,  según  de- 
claraciones posteriores  de  los  Ministros.  Los  detalles  todos  de  la  en- 


CRÓNICA    GENERAL.  393 


trevista  aparecen  en  la  siguiente  relación  que  los  mismos  comisiona- 
dos hicieron  á  los  periodistas  que  aguardaban  á  la  puerta  de  Palacio: 

«Al  penetrar  en  la  regia  estancia,  S.  M.  les  manifestó  que  sentía 
mucho  no  haberles  recibido  antes;  pero  la  actitud  de  rebelión  en  que 
se  colocaron  respecto  al  pago  de  los  impuestos,  había  hecho  imposi- 
ble conceder  esta  audiencia.  El  Sr.  Mahou  hizo  la  presentación  de 
sus  compañeros,  exponiendo  que  sólo  deseaban  hacer  entrega  del 
mensaje  que  las  clases  mercantiles  é  industriales  elevaban  á  S.  M.  El 
Sr.  Sáinz  y  Romillo  dijo  entonces  que  dichas  clases  habían  sido  pro- 
vocadas por  el  Gobierno  para  que  se  colocaran  en  esa  actitud,  que  no 
depondrán — añadió — hasta  que  se  las  ponga  en  condiciones  acepta- 
bles. El  Sr.  Zurita,  que  puso  en  manos  de  la  Reina  el  mensaje,  pro- 
nunció algunas  frases  diciendo  que  protestaba  contra  el  desconcierto 
administrativo,  por  la  supuesta  falta  de  cumplimiento  de  las  prome- 
sas que  hizo  el  Sr.  Silvela  antes  de  subir  al  poder.  S.  M.  la  Reina  se 
dignó  contestar  á  las  anteriores  observaciones  que  pondría  el  mensaje 
en  manos  de  su  Gobierno,  é  incidentalmente  habló  la  augusta  seño- 
ra del  desarrollo  que  el  comercio  y  la  industria,  especialmente  la 
última,  han  adquirido  en  nuestro  país  durante  estos  últimos  años. 
Dedicó  también  S.  M.  frases  de  afecto  á  las  laboriosas  clases  produc- 
toras. Entonces  el  Sr.  Zurita  dijo  á  S.  M.  que,  efectivamente,  la 
fabricación  y  la  industria  habían  progresado  notablemente;  pero  que 
este  progreso  se  debía  tan  sólo  al  esfuerzo  del  país,  y  no  al  Gobierno, 
que  á  todo  pone  trabas.  Daba  ya  por  terminada  S.  M.  la  audiencia, 
cuando  el  Sr.  Maltrana,  poco  ducho  en  la  etiqueta  palatina,  se  volvió 
hacia  la  augusta  señora  y,  según  han  referido  después  los  mismos 
individuos  de  la  Comisión,  hubo  de  exclamar:  «¡Rara  vez  llega  la  ver- 
dad hasta  las  gradas  del  Trono!  Yo  deseo  ahora  que  V.  M.  la  conoz- 
ca. Hace  dieciocho  años  tuve  el  honor  de  venir  á  este  mismo  sitio, 
cuando  la  famosa  cuestión  del  sindicato  madrileño,  para  pedir  al  Rey 
D.  Alfonso  que  fuera  destituido  un  Ministro  (alude  al  Sr.  Camacho) 
que  se  había  hecho  incompatible  con  las  clases  mercantiles  (!).  Ahora 
la  cuestión  es  más  grave,  más  honda,  porque  no  afecta  sólo  á  Ma- 
drid, sino  á  España  entera,  y  por  eso  no  venimos  á  pedir  la  destitu- 
ción de  un  ministro,  sino  la  de  todo  el  Gobierno.»  Parece  que  el  se- 
ñor Maltrana  terminó  ocupándose  del  empréstito  en  términos  harto 
censurables  é  impropios  de  aquel  lugar.  De  nuevo  se  despidieron  los 
comisionados  de  S.  M.,  y  poco  después  de  las  dos  y  media  salían  de 
Palacio.  Desde  allí  se  dirigieron,  en  tranvía,  al  Hotel  Peninsular 
para  dar  cuenta  al  Sr.  Paraíso  de  lo  ocurrido  en  la  referida  audiencia. 

El  mensaje  entregado  á  S.  M.  decía: 


392  CRÓNICA    GENERAL. 


lo  mismo  que  todas  las  casas  situadas  en  la  orilla  del  río  Catubig, 
entre  el  pueblo  de  este  nombre  y  el  pueblo  de  Laoag.  Los  Sres.  Oria 
Hermanos  tenían  en  aquel  pueblo  una  sucursal  de  su  comercio,  su- 
cursal que  ha  sido  también  reducida  á  cenizas  por  los  tagalos.  El 
Progreso  dice  que  sabe  por  conducto  fidedigno  que  la  Comisión  mi- 
litar española  que  funciona  en  Manila  recibió  una  comunicación  del 
general  Trías,  en  la  que  este  jefe  filipino  manifestaba  que  se  habían 
dado  las  órdenes  oportunas  para  que  fueran  puestos  en  libertad  in- 
mediatamente los  prisioneros  españoles  que  aún  quedan  en  poder  de 
los  revolucionarios.  Parece  que  los  últimos  prisioneros  que  han  lle- 
gado á  Manila  deben  su  liberación  á  esta  orden.  En  la  comunicación 
á  que  hace  referencia,  el  general  Trías  se  lamenta  de  los  crímenes 
cometidos  en  Camarines  en  las  personas  de  algunos  cautivos  espa- 
ñoles, y  protesta  de  ellos  enérgicamente,  añadiendo  que  hará  llegar 
su  protesta  hasta  los  cónsules  extranjeros,  para  que  hechos  tan  re- 
probables no  se  imputen  al  elemento  director  de  la  revolución.  El 
documento  lleva  la  fecha  de  16  de  Abril,  pero  en  él  no  se  consigna 
el  punto  de  procedencia,  si  bien  ostenta  un  sello  que  dice  Cuartel 
general  del  Sur  de  Luzón.  A  la  salida  del  correo  había  en  el  hospital 
de  La  Loma  varios  enfermos  de  peste  bubónica.» 

II 

ESPAÑA 

El  período  de  calma  que  ha  sucedido  á  los  amagos  de  altera- 
ción del  orden  público,  debidos  á  las  gestiones  de  la  Unión  Nacional, 
junto  con  la  profunda  impresión  de  curiosidad  causada  por  las  noti- 
cias que  proceden  del  Extremo  Oriente,  hacen  que  el  recordar  ahora 
los  acontecimientos  de  principios  de  la  quincena  parezca  hablar  de 
cosas  que  pasaron  hace  años  y  de  las  que  nadie  conserva  memoria. 
A  ello  contribuye,  sin  duda,  el  silencio  obligado  de  la  prensa  perió- 
dica, á  la  que  el  Sr.  Ministro  de  la  Gobernación  tiene  prohibido  se- 
veramente tratar  de  ciertos  asuntos;  pero  también  obedece  quizá  á 
que  éstos  han  perdido  una  gran  parte  de  la  importancia  real  ó  apa- 
rente que  se  les  venía  concediendo.  Sea  de  ello  lo  que  quiera,  nuestro 
deber  de  cronistas  nos  obliga  á  volver  sóbrelos  hechos,  consignando» 
los  por  el  orden  en  que  han  venido  presentándose.  Los  representantes 
de  los  gremios  lograron  al  fin  ser  recibidos  en  audiencia  particular 
por  S.  M.  la  Reina,  previo  el  consentimiento  del  Gobierno,  según  de- 
claraciones posteriores  de  los  Ministros.  Los  detalles  todos  de  la  en- 


CRÓNICA   GENERAL.  393 


trevista  aparecen  en  la  siguiente  relación  que  los  mismos  comisiona- 
dos hicieron  á  los  periodistas  que  aguardaban  á  la  puerta  de  Palacio: 

«Al  penetrar  en  la  regia  estancia,  S.  M.  les  manifestó  que  sentía 
mucho  no  haberles  recibido  antes;  pero  la  actitud  de  rebelión  en  que 
se  colocaron  respecto  al  pago  de  los  impuestos,  había  hecho  imposi- 
ble conceder  esta  audiencia.  El  Sr.  Mahou  hizo  la  presentación  de 
sus  compañeros,  exponiendo  que  sólo  deseaban  hacer  entrega  del 
mensaje  que  las  clases  mercantiles  é  industriales  elevaban  á  S.  M.  El 
Sr.  Sáinz  y  Romillo  dijo  entonces  que  dichas  clases  habían  sido  pro- 
vocadas por  el  Gobierno  para  que  se  colocaran  en  esa  actitud,  que  no 
depondrán — añadió — hasta  que  se  las  ponga  en  condiciones  acepta- 
bles. El  Sr.  Zurita,  que  puso  en  manos  de  la  Reina  el  mensaje,  pro- 
nunció algunas  frases  diciendo  que  protestaba  contra  el  desconcierto 
administrativo,  por  la  supuesta  falta  de  cumplimiento  de  las  prome- 
sas que  hizo  el  Sr.  Silvela  antes  de  subir  al  poder.  S.  M.  la  Reina  se 
dignó  contestar  á  las  anteriores  observaciones  que  pondría  el  mensaje 
en  manos  de  su  Gobierno,  é  incidentalmente  habló  la  augusta  seño- 
ra del  desarrollo  que  el  comercio  y  la  industria,  especialmente  la 
última,  han  adquirido  en  nuestro  país  durante  estos  últimos  años. 
Dedicó  también  S.  M.  frases  de  afecto  á  las  laboriosas  clases  produc- 
toras. Entonces  el  Sr.  Zurita  dijo  á  S.  M.  que,  efectivamente,  la 
fabricación  y  la  industria  habían  progresado  notablemente;  pero  que 
este  progreso  se  debía  tan  sólo  al  esfuerzo  del  país,  y  no  al  Gobierno, 
que  á  todo  pone  trabas.  Daba  ya  por  terminada  S.  M.  la  audiencia, 
cuando  el  Sr.  Maltrana,  poco  ducho  en  la  etiqueta  palatina,  se  volvió 
hacia  la  augusta  señora  y,  según  han  referido  después  los  mismos 
individuos  de  la  Comisión,  hubo  de  exclamar:  «¡Rara  vez  llega  la  ver- 
dad hasta  las  gradas  del  Trono!  Yo  deseo  ahora  que  V.  M.  la  conoz- 
ca. Hace  dieciocho  años  tuve  el  honor  de  venir  á  este  mismo  sitio, 
cuando  la  famosa  cuestión  del  sindicato  madrileño,  para  pedir  al  Rey 
D.  Alfonso  que  fuera  destituido  un  Ministro  (alude  al  Sr.  Camacho) 
que  se  había  hecho  incompatible  con  las  clases  mercantiles  (!).  Ahora 
la  cuestión  es  más  grave,  más  honda,  porque  no  afecta  sólo  á  Ma- 
drid, sino  á  España  entera,  y  por  eso  no  venimos  á  pedir  la  destitu- 
ción de  un  ministro,  sino  la  de  todo  el  Gobierno.»  Parece  que  el  se- 
ñor Maltrana  terminó  ocupándose  del  empréstito  en  términos  harto 
censurables  é  impropios  de  aquel  lugar.  De  nuevo  se  despidieron  los 
comisionados  de  S.  M.,  y  poco  después  de  las  dos  y  media  salían  de 
Palacio.  Desde  allí  se  dirigieron,  en  tranvía,  al  Hotel  Peninsular 
para  dar  cuenta  al  Sr.  Paraíso  de  lo  ocurrido  en  la  referida  audiencia. 

El  mensaje  entregado  á  S.  M.  decía: 


394  CRÓNICA    GENERAL. 


«Señora:  Los  representantes  de  los  organismos  mercantiles  é  in- 
dustriales de  Madrid  llegan  á  las  gradas  del  Trono  con  la  viva  espe- 
ranza de  ver  satisfechas  sus  justas  aspiraciones,  remediadas  sus 
necesidades  y  atendidos  sus  deseos.  El  estado  de  ánimo  de  estos  re- 
presentantes es  hoy,  como  el  día  en  que  solicitamos  el  alto  honor  de 
ser  recibidos,  de  gran  respeto  hacia  los  Reyes,  de  gran  amor  al  orden, 
el  profundo  deseo  de  no  interrumpir  la  paz  que  se  ha  menester  para 
desarrollar  las  grandes  iniciativas  de  la  vida  económica  como  el  des- 
quite de  haber  perdido  nuestra  leyenda  heroica.  Pero  entonces  ha- 
bríamos solicitado  de  S.  M.  que,  mediando  entre  gobernantes  y  go- 
bernados, se  hubiera  satisfecho  á  éstos  en  cuanto  de  justo  pedían 
para  que  no  se  vieran  lanzados  por  vuestros  consejeros  responsables 
á  resistir  el  pago  de  los  tributos;  situación  rebelde  para  algunos,  pero 
legal  para  los  otros  y  reveladora  de  enérgica  protesta.  Entonces  no 
se  hubiera  llegado  á  esta  desobediencia,  que  nada  perturba  ni  daña 
nuestra  vida  de  relación,  y  se  hubieran  ahorrado  ficticias  apariencias 
de  gruesas  sumas  que  llegan  sedientas  de  usurarios  beneficios  y  más 
sirven  de  vergüenza  que  de  alborozo.  Pero  entonces,  ahora  y  siempre 
confiamos  en  que  V.  M.,  siguiendo  en  esto  sus  nobles  impulsos,  con- 
tinuando la  gloriosa  historia  de  las  Reinas  de  España,  alentará  los 
generosos  esfuerzos  de  vuestros  subditos,  resolverá  en  favor  de  la 
razón  y  la  justicia  por  que  suspira  el  pueblo,  y  se  desentenderá  de 
quien  no  sabe  ó  no  quiere  encauzar  sus  energías  de  redención,  no 
obstante  haberse  apoyado  en  ella  para  lograr  vuestra  Real  confianza. 
Para  ello  cuenta  V.  M.  con  hombres  que  no  ceden  á  los  actuales  en 
lealtad  y  les  aventajan  en  la  prudencia,  en  el  ferviente  anhelo  de 
consagrar  á  la  nación  sus  más  preciados  afectos.  Holgáranse  mu- 
cho estos  representantes  detser  atendidos  en  sus  deseos  por  V.  M.,  y 
con  ellos  crecerá  el  reino  de  vuestro  augusto  hijo;  se  fomentará  en 
el  orden  el  gran  desarrollo  económico  que  ahora  se  inicia;  vendrán 
con  la  paz  y  noblemente,  sin  avaricia  reprobable,  nuevas  fortunas  á 
nuestras  empresas  industriales,  y  estrechamente  unidos  Rey  y  pue- 
blo demostrarán  que  si  España  no  es  la  nación  más  grande  en  terri- 
torio, llegó  á  ser  la  más  prudente  en  la  adversidad  y  supo  redimirse, 
porque  logró  igualarse  á  las  más  adelantadas  en  el  progreso  de  la 
vida  del  trabajo.» 

Los  juicios  formulados  por  el  Sr.  Maltrana  sobre  el  empréstito 
motivaron  una  enérgica  protesta  del  Sr.  Ministro  de  la  Gobernación; 
y  no  mucho  después,  el  cierre  de  tiendas  de  la  corte,  ordenado  por  la 
Unión  Nacional,  decidió  al  Gobierno  á  decretar  la  suspensión  de  ga- 
rantías constitucionales  en  Madrid  y  su  provincia  en  el  siguiente 


CRÓNICA   GENERAL.  395 


documento,  que  publicó  el  día  21  la  Gaceta:  «Presidencia  del  Consejo  de 
Ministros. — Exposición. — Señora:  El  Gobierno  de  V.  M.  ha  procurado, 
por  cuantos  medios  tienen  á  su  alcance  los  depositarios  del  poder, 
evitar  que  las  circunstancias  creadas  por  elementos  conocidamente 
contrarios  á  la  paz  pública  y  al  ordenado  desarrollo  de  la  vida  econó- 
mica del  país  hicieran  necesaria  la  adopción  de  disposiciones  extre- 
mas que  fortalezcan  el  principio  de  autoridad,  consoliden  el  respeto  á 
las  leyes  y  garanticen  el  mantenimiento  del  sosiego  público. 

»Notorio  es,  sin  embargo,  que  á  medida  que  aumenta  la  pruden- 
cia del  Gobierno,  crece  la  audacia  de  los  que  pretenden  convertir  en 
programa  de  regeneración  nacional  la  infracción  sistemática  de  los 
más  elementales  deberes  de  la  ciudadanía,  interpretando  como  debi- 
lidad lo  que  no  ha  sido  ni  podía  ser  sino  acatamiento  profundo  al  ré- 
gimen de  las  libertades  constitucionales  vigentes. 

«Pero  éstas  tienen  un  límite  en  la  propia  ley  fundamental  del 
Estado,  cuando  es  preciso  atender  á  la  seguridad  del  mismo  en 
circunstancias  extraordinarias,  y  el  Gobierno  no  vacila  en  el  cumpli- 
miento de  este  exigente  deber,  sin  perjuicio  de  dar  oportunamente 
cuenta  de  su  acuerdo  á  las  Cortes,  en  vista  del  estado  de  indisciplina 
social  que  se  quiere  erigir  en  base  de  perturbación  moral  y  material 
de  un  pueblo  tan  necesitado  como  el  nuestro  de  condiciones  de  esta- 
bilidad para  todos  sus  intereses  y  derechos.  Por  las  razones  expues- 
tas, y  de  conformidad  con  el  Consejo  de  Ministros,  tengo  el  honor 
de  someter  á  la  aprobación  de  V.  M.  el  siguiente  proyecto  de  de- 
creto. Madrid  20  de  Junio  de  1900. —  Señora:  A  L.  R.  P.  de  V.  M., 
Francisco  Silvela. — Real  decreto. — A  propuesta  de  mi  Consejo  de 
Ministros;  en  nombre  de  mi  augusto  hijo  el  Rey  D.  Alfonso  XIII,  y 
como  Reina  Regente  del  Reino,  vengo  en  decretar  lo  siguiente: 
Artículo  i.°  Se  suspenden  temporalmente  en  Madrid  y  su  provincia 
las  garantías  expresadas  en  los  artículos  4.0,  5.0,  6.°  y  9.0,  y  párra- 
fos primero,  segundo  y  tercero  del  13  de  la  Constitución  de  la  Mo- 
narquía.— Art.  2.0  Desde  la  publicación  de  este  decreto  se  aplicará 
la  ley  de  orden  público  de  23  de  Abril  de  1870,  salvo  lo  dispuesto  en 
el  título  4.0  de  dicha  ley,  con  relación  al  procedimiento  en  las  cau- 
sas criminales,  que  continuará  rigiéndose  por  las  leyes  y  disposicio- 
nes vigentes,  tanto  en  los  procesos  en  que  conozca  la  jurisdicción 
ordinaria,  como  en  los  sometidos  á  las  especiales  de  Guerra  y  Ma- 
rina.— Art.  3.0  El  Gobierno  dará  cuenta  á  las  Cortes  del  uso  que 
haga  del  presente  decreto.  Dado  en  Palacio  á  20  de  Junio  de  1900. — 
María  Cristina.  -El  presidente  del  Consejo  de  Ministros,  Francisco 
Silvela.»  Las  expresadas  garantías  que  se  suspenden  están  compren- 


396  CRÓNICA   GENERAD. 


didas  en  los  siguientes  artículos  de  la  Constitución:  «Art.  4.0  Ningún 
español  ni  extranjero  podrá  ser  detenido  sino  en  los  casos  y  en  la 
forma  que  las  leyes  prescriban.  Todo  detenido  será  puesto  en  liber- 
tad ó  entregado  á  la  autoridad  judicial  dentro  délas  veinticuatro 
horas  siguientes  al  acto  de  detención.  Toda  detención  se  dejará  sin 
efecto  ó  elevará  á  prisión  dentro  de  las  setenta  y  dos  horas  de  haber 
sido  entregado  el  detenido  al  juez  competente.  La  providencia  que  se 
dictare  se  notificará  al  interesado  dentro  del  mismo  plazo. — Art.  5.0 
Ningún  español  podrá  ser  preso  sino  en  virtud  de  mandamiento  de 
juez  competente.  El  auto  en  que  se  haya  dictado  el  mandamiento 
se  ratificará  6  repondrá,  oído  el  presunto  reo,  dentro  de  las  setenta 
y  dos  horas  siguientes  al  acto  de  la  prisión.  Toda  persona  detenida 
ó  presa  sin  las  formalidades  legales  ó  fuera  de  los  casos  previstos  en 
la  Constitución  y  las  leyes,  será  puesta  en  libertad  á  petición  suya 
ó  de  cualquier  español.  La  ley  determinará  la  forma  de  proceder 
sumariamente  en  este  caso. — Art.  6.°  Nadie  podrá  entrar  en  el  domi- 
cilio de  un  español  ó  extranjero  residente  en  España  sin  su  consen- 
timiento, excepto  en  los  casos  y  en  la  forma  expresamente  previstos 
en  las  leyes.  El  registro  de  papeles  y  efectos  se  verificará  siempre  á 
presencia  del  interesado  ó  de  un  individuo  de  su  familia,  y,  en  su 
defecto,  de  dos  testigos,  vecinos  del  mismo  pueblo. — Art.  9.0  Ningún 
español  podrá  ser  compelido  á  mudar  de  domicilio,  sino  en  virtud  de 
mandato  de  autoridad  competente  y  en  los  casos  previstos  por  las 
leyes. — Art.  13.  Todo  español  tiene  derecho:  De  emitir  libremente 
sus  ideas  y  opiniones,  ya  de  palabra,  ya  por  escrito,  valiéndose  de 
la  imprenta  ó  de  otro  procedimiento  semejante,  sin  sujeción  á  la 
censura  previa.  De  reunirse  pacíficamente.  De  asociarse  para  los 
fines  de  la  vida  humana.» 

Los  resultados  favorables  á  la  seguridad  del  orden  que  produjo 
la  citada  determinación,  se  dejaron  bien  pronto  sentir  en  todas  par- 
tes; desaparecieron  los  rumores  de  graves  trastornos  políticos  que 
se  anunciaban  para  dentro  de  breve  plazo;  los  comercios  de  la  villa 
y  corte  volvieron  de  nuevo  á  abrirse,  y  la  normalidad  quedó  resta- 
blecida, á  lo  menos  en  apariencia. 

— En  previsión  de  que  el  actual  Ministerio  pudiera  caer,  se  ha 
intentado  el  organizar  un  nuevo  partido  de  concentración  política, 
constituido  por  los  Sres.  Duque  de  Tetuan,  Gamazo,  Romero  Ro- 
bledo y  Canalejas.  Después  de  una  larga  sesión  celebrada  en  casa 
del  general  López  Domínguez,  no  resultó  acuerdo  alguno,  ni  en  lo 
que  afecta  á  la  solidaridad,  ni  en  los  detalles  del  programa.  Cada 
uno  de  los  reunidos  quería  conservar  las  opiniones  de  su  respectiva 


CRÓNICA    GENERAL.  397 


agrupación,  sin  hacer  la  menor  renuncia  de  sus  compromisos  políti- 
cos, más  que  en  aquellos  extremos  de  común  inteligencia  que  se 
acordaran,  para  el  fin  de  ofrecer  una  solución  de  gobierno.  En  la  pri- 
mera reunión  quedó  convenido  que  cada  uno  de  los  cinco  pro- 
hombres formulara  bases  ó  programa  de  la  concentración  que  se 
deseaba.  Parece  que  los  Sres.  Duque  de  Tetuán  y  Canalejas  no  re- 
dactaron proyecto  de  programa,  acaso  por  estimar  que  no  podrían  con- 
certarse las  voluntades  de  los  cinco  personajes.  Los  otros  tres  cum- 
plieron su  compromiso,  y  los  tres  proyectos  fueron  analizados  con 
detenimiento.  Se  cuenta  que  el  Sr.  Romero  Robledo  consignaba  la 
conveniencia  de  atraer  á  los  elementos  de  la  Unión  Nacional,  acep- 
tando las  ideas  que  sustenta  el  Directorio;  pero  los  Sres.  Gamazo  y 
Duque  de  Tetuán,  especialmente  el  primero,  se  opusieron  á  aceptar 
la  proposición  del  ex-ministro  conservador,  y  vista  la  imposibilidad 
de  concertar  las  opiniones,  á  pesar  de  los  esfuerzos  del  general 
López  Domínguez,  se  declaró  que  la  concentración  era  irrealizable. 
Los  reunidos  se  separaron  decididos  á  no  volverse  á  reunir. 

— Los  Sres.  León  y  Castillo  y  Delcassé  han  firmado  en  París 
un  tratado  de  límites  entre  las  posesiones  españolas  y  francesas  del 
Golfo  de  Guinea  y  del  Sahara  occidental. 

Descartadas  las  discusiones  de  carácter  exclusivamente  jurídico, 
y  deseosos  ambos  Gobiernos  de  encontrar  un  término  de  conciliación 
para  sus  intereses,  Francia  no  ha  vacilado  en  abandonar  á  España 
en  el  Golfo  de  Guinea  una  comarca  limitada  al  Norte  por  la  colonia 
alemana  de  Camarones,  al  Este  por  el  meridiano  90  de  París  y  al 
Sur  por  el  río  Muni  y  el  paralelo  i°  de  latitud  Norte,  regada  por 
vías  fluviales  tan  importantes  como  el  San  Benito,  el  Utamboni  y  el 
Muni,  dotada  de  un  gran  porvenir  industrial,  y  en  la  cual  las  adua- 
nas francesas  cobraban  derechos  por  valor  de  más  de  seis  millones 
de  pesetas.  La  extensión  territorial  que  Espina  alcanza  es  doble  de 
la  que  sus  exploradores  recorrieron;  quedan  también  bajo  su  sobera- 
nía los  Elobeyes,  llave  del  Muni.  En  cambio,  deja  en  poder  de 
Francia  una  de  las  orillas  de  este  río  y  el  extremo  hinterland,  el  cual, 
en  realidad,  ha  sido  recorrido,  estudiado  y  colonizado  exclusivamen- 
te por  franceses,  algunos  de  los  cuales  vertieron  allí  su  sangre.  En 
el  Sahara  occidental  se  respeta  el  acuerdo  de  dividir  la  península  de 
Cabo  Blanco;  se  concede  á  los  pescadores  españoles  el  derecho  de 
refugiarse  y  secar  su  pescado  en  la  bahía  del  Galgo;  y  se  reconoce  al 
protectorado  español  entre  los  Cabos  Bojador  y  Blanco  (que  antes 
sólo  se  extendía  d  la  costa))  un  hinterland  lo  suficientemente  extenso 
para  que  puedan  ponerse  en  explotación  sus  riquezas  minerales.   El 


398  CRÓNICA   GENERAL. 


límite  de  dichas  posesiones  sigue  al  Sur  el  paralelo  21o,  20'  de  lati- 
tud Norte  hasta  el  meridiano  13o  del  Oeste  de  Greenwich;  sube  des- 
de allí,  formando  una  curva  entre  los  meridianos  13o  y  14o,  y  busca 
luego  el  12o,  por  el  cual  se  eleva  hacia  el  Norte.  El  extremo  de  di- 
cho meridiano  no  se  fija ,  y  en  realidad  era  innecesario  hacerlo, 
pues  estando  de  acuerdo  España  y  Francia,  como  todas  las  potencias 
de  Europa,  en  mantener  el  statu  quo  marroquí,  no  podían  en  un  tra- 
tado de  límites  ocuparse  de  los  dominios  del  Sultán,  y  entienden, 
por  lo  tanto,  que  el  meridiano  12o,  frontera  entre  las  posesiones  es- 
pañolas y  francesas,  se  detiene  al  llegar  á  las  lindes  de  Marruecos. 
En  suma,  España  obtiene  por  el  nuevo  tratado  el  reconocimiento  de 
su  soberanía  plena  sobre  190.000  kilómetros  en  el  Sahara  occidental 
y  28.000  kilómetros  en  el  Golfo  de  Guinea,  ó  sea  sobre  una  exten- 
sión próximamente  igual  á  dos  quintas  partes  de  la  metrópoli.» 

— Otra  vez  las  provincias  de  Levante  han  sido  terriblemente  cas- 
tigadas por  las  inundaciones.  En  Albox,  Cuevas,  Totana  y  Lorca 
los  daños  y  desgracias  causados  son  considerables;  el  Gobierno  ha 
acordado  la  concesión  inmediata  de  auxilios  á  las  familias  que  han 
quedado  reducidas  á  la  miseria,  á  consecuencia  de  la  catástrofe. 

— En  medio  de  tantas  desdichas  y  calamidades  como  han  afligido 
á  España  en  los  tiempos  que  corren  ,  es  consolador  consignar  el 
triunfo  obtenido  por  nuestros  artistas  en  la  Exposición  de  París.  So- 
rolla,  en  primer  término,  ha  merecido  una  de  las  primeras  distincio- 
nes en  la  sección  de  pintura;  y  después  de  Sorolla,  Mariano  Benlliure 
y  Miguel  Blay.  «El  triunfo  de  Benlliure  —  escribe  un  diario  de  Ma- 
drid— estaba  descontado.  El  gran  escultor  valenciano,  laureado  con 
las  distinciones  más  preciadas,  iba  á  París  á  triunfar  ,  á  alcanzar  la 
consolidación  de  su  fama,  de  sobra  ya  aquilatada.  El  jurado  ha  cum- 
plido su  deber.  Si  algo  hubiera  podido  sorprender  en  esto,  era  la  de- 
rrota del  insigne  Benlliure.  No  estaba  en  iguales  condiciones  Miguel 
Blay.  Artista  distinguido,  escultor  notable  cuyas  obras  fueron  en 
muchas  ocasiones  elogiadas  por  la  crítica  ,  era  hasta  hace  poco  una 
esperanza;  para  ser  considerado  como  realidad  indiscutible  ,  y  para 
colocarse  en  primera  línea ,  faltábale  sólo  este  gran  paso  de  París. 
Blay  ha  hecho  el  último  esfuerzo,  un  alarde  brillante  de  talento  ,  en 
una  obra  verdaderamente  notable,  y  el  triunfo  ha  coronado  las  aspi- 
raciones del  artista.  Sorolla,  Benlliure,  Miguel  Blay...  Esta  gloriosa 
trinidad  del  arte  español  contemporáneo,  colocada  en  París  á  la  altu- 
ra de  los  grandes  artistas  extranjeros  ,  asegura  á  la  patria  nuevos  y 
legítimos  prestigios.  No  todo  ha  sido  ruina  y  muerte  después  de  la 
derrota;  no  todas  las  leyendas  han  sido  destruidas...» 


OBSERVACIONES  METEOROLÓGICAS 


399 


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CONCEPTO  MHUH  [  HISTÓRICO  DE  Ll  IB  RELIGIOSA 


(i; 


(Continuación.) 


,omo  las  obras  de  los  buenos  escritores  de  nuestro 
siglo  de  oro  son  modelos  del  buen  decir  y  norma 
del  buen  gusto,  á  pesar  del  transcurso  del  tiempo 
que,  lejos  de  obscurecerlas  ó  desautorizarlas,  por  el  contra- 
rio, las  ha  ennoblecido,  sancionando  su  bondad  intrínseca 
con  el  aplauso  constante  de  la  Historia,  asi  las  obras  polifó- 
nicas de  los  grandes  maestros  de  los  siglos  XVI  y  XVII  han 
pasado  á  la  posteridad  sin  merma  en  sus  prestigios  y  méritos 
propios,  siquiera  sea  en.  esfera  no  tan  alta  como  la  literatura, 
en  que  la  perfección  de  la  forma  y  la  riqueza  del  lenguaje  ha- 
bían llegado  ya  á  su  apogeo,  al  paso  que  la  polifonía  esperaba 
aún  la  revolución  del  nuevo  acorde,  origen  de  la  red  de  mo- 
dulaciones que  tanto  debían  alterar  la  estructura  armónica. 
Ya  lo  hizo  notar  Menéndez  Felayo  con  su  habitual  perspi- 
cacia crítica:  el  escritor  del  siglo  XX  tiene  no  poco  que 
aprender  del  siglo  XVI,  y  mucho  de  que  avergonzarse  al  ver 
perdido  por  el  desuso  aquel  caudal  riquísimo  de  frases  pin- 
torescas, de  palabras  castizas  y  adecuadas  que  se  encuen- 
tran, no  ya  en  Cervantes  y  Quevedo,  sino  en  otros  di 'i  mino- 
res de  la  literatura   española  del  siglo  de  oro;   inopia   mal 


(i)     Véase  el  vol.  li,  pág.  334. 
La  Ciudad  de  Dios.— Año  XXI.—  Núra.  656. 


26 


402  CONCEPTO    RACIONAL   É    HISTÓRICO    DE    LA   MÚSICA    RELIGIOSA 


compensada  hoy  con  algunos  neologismos  y  buena  sarta  de 
barbarismos  y  giros  viciosos. 

Pues  bien;  en  la  música,  aunque  en  menor  escala,  ha 
sucedido  lo  mismo;  y  los  maestros  más  modernistas  y  re- 
buscadores de  formas  nuevas  envidian  el  desembarazo  de 
las  voces  y  las  circunvoluciones  armónicas  de  la  polifonía 
antigua.  Y  son  tanto  más  de  admirar  esas  buenas  cualidades, 
cuanto  que  eran  escasos  los  recursos  entonces  conocidos  y 
aplicados.  Insistiendo  en  la  anterior  semejanza,  pudiéramos 
decir  que  fueron  nuestros  polifonistas  clásicos  é  inimitables 
al  modo  de  Fr.  Luis  de  Granada,  cuya  dulzura  y  sencilla 
majestad  de  expresión  contrastan  con  su  vocabulario,  si  no 
indigente,  nada  rico  en  verdad. 

Sea  lo  que  fuere  de  ese  fenómeno  histórico,  que  convenía 
apuntar,  lo  cierto  es  que  la  polifonía  religiosa,  no  sólo  os- 
tenta ese  carácter,  sino  que  instintivamente  nos  sirve  de 
punto  de  partida  y  nota  de  diferenciación,  informando  nues- 
tro criterio  quizá  con  prejuicios  perjudiciales.  Así  lo  creo 
sinceramente,  por  lo  mismo  que,  á  mi  juicio,  no  debe  en- 
cerrarse la  música  religiosa  en  el  estrecho  círculo  de  formas 
históricas  determinadas.  En  el  artículo  anterior  quedó  de- 
mostrado que  toda  forma  artística,  con  tal  de  ser  bella,  es 
susceptible  de  determinación  en  sentido  religioso,  bastando 
para  ello  que  la  emoción  estética  coincida  con  la  mística  y 
lleguen  á  identificarse  merced  á  una  circunstancia  cual- 
quiera, sumándose  como  dos  rayos  de  luz  homogénea.  Como 
sucede  en  todo,  también  aquí  dista  mucho  el  concepto  teó- 
rico ó  racional,  del  práctico  ó  aplicado,  y  ahora  investiga- 
mos las  notas  de  la  música  religiosa  bajo  el  primer  aspecto. 

El  cultivo  especial  é  intensivo  de  un  género  artístico 
lleva  consigo  una  orientación  fija,  invención  de  recursos  y 
procedimientos  desconocidos  hasta  entonces  y  fruto  natural 
del  estudio.  La  historia  es  en  este  punto  maestra  elocuentí- 
sima. Religiosa  fué  la  lírica  de  los  primitivos  pueblos,  reli- 
giosa también  la  helénica  de  los  primeros  tiempos,  aunque 
hubiese  después  poetas  tan  profanos  y  pasionales  como  Safo 
y  Anacreonte;  religiosos  el  Carmen  sceculare  y  los  cantos  de 
los  Arvales,  aunque  más  tarde  degenerara  la  poesía  latina  en 


CONCEPTO   RACIONAL    É   HISTÓRICO    DE   LA    MÚSICA    RELIGIOSA.         403 

la  procacidad  que  todos  sabemos;  religiosas  la  poesía  y  mú- 
sica de  los  pueblos  bárbaros  convertidos,  mientras  duró  la 
gestación  de  la  forma  artística,  hasta  que  ya  perfeccionada  y 
dúctil,  se  la  ha  creído  vehículo  de  toda  clase  de  afectos  y 
pasiones.  Entonces  se  ramifica  la  vena  pletórica,  y  consti- 
tuida la  base  de  la  armonía,  se  ensanchan  sus  límites,  y  aun 
á  veces  se  rompe  el  molde  antiguo  y  se  llega  quizá  á  un  ex- 
tremo reprobable,  á  lo  que  no  consiente  la  constitución  orgá- 
nica del  oído,  al  menos  sin  violencia.  El  afán  de  la  novedad, 
causa  de  tales  desafueros,  busca  también  ritmos  nuevos, 
ayudado,  sin  duda,  de  la  fisiología  del  movimiento.  Se  dis- 
locan los  miembros  tal  vez,  se  destruye  ó  aminora  la  regu- 
laridad; pero  sale  ganancioso  el  expresivismo,  elemento  es- 
tético de  mayor  importancia.  En  la  naturaleza  hay,  no  sólo 
movimientos,  sino  también  rumores  y  timbres  variadísimos; 
imítanse  esos  timbres  y  rumores  idealizándolos  en  la  or- 
questa, haciéndoles  entrar  en  las  leyes  tonales  y  suavizando 
las  asperezas  de  la  realidad. 

Todo  eso  transforma  el  arte,  lo  enriquece  é  individualiza, 
y  le  hace  servir  para  la  expresión  de  diversos  afectos  de  ma- 
nera más  concreta  y  adecuada  que  antes.  Cuanto  ha  perdido 
en  idealidad,  lo  gana  en  extensión  y  en  virtualidad  objetiva. 

¿Qué  se  desprende  de  ese  innegable  desenvolvimiento 
progresivo  de  la  música?  Evidentemente  hay  en  ella  algo 
invariable,  esencial,  que  recibe  ciertas  superposiciones,  como 
una  figura  puede  recibir  actitudes  y  colores  diversos,  como 
una  persona  es  susceptible  de  ser  engalanada  de  una  ó  de 
otra  manera,  transformándose  en  apariencia,  pero  siendo  en 
realidad  la  misma.  La  melodía,  á  la  que,  como  queda  dicho, 
llama  Hegel  el  alma  de  la  música,  recibe  en  sí  todas  esas 
modificaciones  sin  sufrir  alteración  esencial.  La  misma  mo- 
dulación no  hace  más  que  darla  variedad,  presentarla  bajo 
diversos  aspectos;  la  modalidad  mayor  ó  menor  la  diversi- 
fica más  todavía  hasta  hacerla  perder  su  carácter  y  adoptar 
otro  muy  distinto;  el  ritmo  la  mece  dándole  frescura  y  ju- 
ventud ó  la  majestad  grave  y  hierática;  la  armonización 
nutrida  la  presta  solidez  arquitectónica,  y  la  instrumentación 
)a  colora  y  enriquece. 


404  CONCEPTO   RACIONAL    É   HISTÓRICO    DE   LA   MÚSICA   RELIGIOSA. 

Pero  el  análisis  estético  puede  separar  esos  accidentes  de 
la  idea  madre,  de  la  melodía  irreductible  formada  por  la 
trabazón  de  los  intervalos  y  los  contornos  cadencíales.  Pres- 
cíndase  del  compás  y  la  armonización  de  una  melodía,  trá- 
bense sus  intervalos  y  cadencias  con  arreglo  á  un  ritmo  libre 
y  vago,  aunque  proporcional,  y  se  tendrá  la  melodía-madre; 
susceptible  de  armonización  variadísima,  ritmos  diversos  y 
coloración  también  varia. 

Con  estas  nociones  elementales,  que  quedan  más  amplia- 
mente expuestas  en  el  capítulo  consagrado  á  los  elementos 
esenciales  de  la  música,  se  viene  en  conocimiento  del  carác- 
ter propio  de  la  música  religiosa.  Considerada  en  abstracto, 
en  su  concepto  racional,  toda  serie  bella  de  sonidos  es  sus- 
ceptible de  determinación  en  ese  sentido,  pero  hay  un  cú- 
mulo de  circunstancias  que  la  modifican  y  caracterizan  di- 
versamente: unas  relacionadas  con  la  misma  música,  con 
los  que  hemos  llamado  accidentes,  y  otras  completamente 
extrañas  á  ella,  aunque  no  á  las  leyes  directivas  del  arte. 

El  ritmo  es  el  gran  factor  en  la  caracterización  de  las 
obras  musicales,  y  ya  se  ha  dicho  antes  que  un  ritmo  tur- 
bulento por  su  correspondencia  con  los  sistemas  nervioso  y 
circulatorio  puede  determinar  la  música  en  sentido  pasional 
humano,  haciéndola  descender  de  la  serena  apacibilidad  de 
la  emoción  mística;  porque  es  sabido  que  Dios  no  gusta  de 
morar  en  corazones  agitados.  Sin  embargo,  así  como  se  em- 
plea el  culto  externo  ostentoso  para  sacudir  la  apatía  de  las 
almas  imperfectas  y  llevarlas  á  la  contemplación,  del  mismo 
modo  cabe  á  veces  emplear  ritmos  tumultuosos  y  brillan- 
tes sonoridades,  siempre  que  no  lleven  consigo  reminiscen- 
cias asociadas.  Podría,  por  ejemplo,  admitirse  accidental- 
mente, en  música  religiosa,  cierta  repercusión  acelerada 
de  notas  ó  ritmo  interno;  pero  en  ningún  caso  será  lícito  em- 
plear el  aire  de  vals,  al  que  van  indefectiblemente  asociadas 
ideas  profanas. 

La  modalidad  es  más  decisiva  como  elemento  determi- 
nante del  carácter  de  la  música,  es  una  especie  de  molde 
nuevo  ó  troquel  donde  se  funde  la  melodía.  No  es  sólo  un 
resorte  como  la  modulación,  que  colorea  de  distinto  modo  y 


CONCEPTO    RACIONAL    É    HISTÓRICO    DE   LA   MÚSICA   RELIGIOSA.  405 

hace  cambiar  de  fase  la  música,  sino  que  penetrando  en  sus 
mismas  entrañas,  en  la  relación  tonal,  cambia  su  naturaleza 
y  nos  presenta  otra  melodía  por  transubstanciacíón.  Fijémo- 
nos en  algunas  sonatas  para  violín  y  piano  de  Beethoven,  una, 
sobre  todo,  que  no  acierto  á  designar  ahora:  al  pasar  el  mo- 
tivo del  modo  mayor  al  menor,  aunque  las  variantes  rítmi- 
cas y  de  contextura  sean  mi5y  escasas,  ya  no  parece  el  mis- 
mo motivo;  hay,  si,  ciertos  rasgos  fisionómicos  que  lo  re- 
cuerdan ,  como  que  es  hermana  dolorida  de  la  melodía 
anterior. 

Con  estas  teorías  (que  aquí  no  hacemos  más  que  apuntar, 
por  no  ser  su  lugar  propio),  y  con  lo  que  expusimos  en  el 
anterior  artículo,  tenemos  lo  bastante  para  orientarnos  en  lo 
que  se  refiere  á  los  distintos  géneros  de  música. 

Descontado  lo  que  hemos  llamado  elemento  pasional 
(restringiendo  su,  sentido  al  elemento  rítmico),  no  hay  razón 
estética  ninguna  para  no  considerar  música  religiosa  la  de 
camera,  los  cuartetos  y  sonatas,  por  ejemplo.  Cuando  el 
apasionamiento  consiste  en  la  acentuación  cadencial,  y  va 
unido  á  cierta  gravedad  ó  parsimonia  rítmica,  también  es 
susceptible  de  determinación  religiosa,  por  ejemplo,  el  Ave 
María  de  iMercadante;  pues  el  sentimiento  religioso  se  com- 
padece muy  bien  con  la  vehemencia  de  la  ternura. 

Claro  está  que  esas  razones  estéticas  enmudecen  cuando 
intervienen  otras  extrañas  al  arte,  pero  de  eficacia  avasalla- 
dora, cual  es  la  asociación  de  ideas.  De  esta  suerte,  la  mú- 
sica que  se  oye  en  el  teatro,  así  como  la  que  por  su  vuelo 
cadencial  se  le  asemeja,  va  siempre  acompañada  de  remi- 
niscencias profanas.  He  aquí  la  razón  por  qué  la  mayoría  de 
los  compositores  de  óperas  no  saben  componer  música  reli- 
giosa: desde  que  coexisten  la  música  teatral  y  la  religiosa, 
una  y  otra  han  formado  su  escuela,  su  repertorio  de  formas, 
indiferentes  por  sí  para  recibir  tal  ó  cuál  especificación,  pero 
determinadas  en  un  sentido  particular  por  la  costumbre,  por 
el  convencionalismo.  Es  como  si  la  casulla  y  la  dalmática-, 
consideradas  como  indumentaria  religiosa,  las  hubiéramos 
visto  desde  niños  usadas  en  el  teatro,  ó  como  si  las  prendas 
usadas    en  éste  pretendieran  profanar   el    templo.    Sólo  la 


406  CONCEPTO   RACIONAL    É   HISTÓRICO   DE   LA    MÚSICA   RELIGIOSA. 


magia  de  lo  extraño  y  exótico  hace  que  no  nos  parezca 
risible  en  alto  grado  la  indumentaria,  para  nosotros  hie- 
rática,  compuesta  de  dalmáticas  y  mitras,  que  usaban  los 
individuos  (incluyendo  á  las  señoras)  de  la  Capilla  Rusa 
para  cantar  aquellas  melodías  eslavas  de  tan  intenso  sabor 
popular. 

Pues  bien;  supuesto  que  hay  esas  formas  convencional- 
mente  teatrales,  con  dificultad  se  sustrae  á  su  influencia  el 
compositor  que  las  cultiva,  y  el  oyente  á  su  virtud  evoca- 
dora. La  misma  excepción  de  talentos  como  Gounod  y 
Saint  Saéns  confirma  la  regla,  y  mucho  más  cuando  se  ve 
que  aun  esos,  conocedores  de  todas  las  formas  y  estilos,  in- 
curren á  veces  en  inconsecuencias,  involucrándolos  como 
cualquier  mísero  mortal. 

Para  el  profano  vulgo  tiene  todavía  mayor  fuerza  evoca- 
dora el  ritmo;  de  donde  resulta  que  un  pasodoble  ó  un  alle- 
gro de  sinfonía,  oídos  en  la  iglesia,  irremediablemente  re- 
cuerdan escenas  de  fuera,  nada  conducentes  á  la  edificación 
de  las  almas  y  contemplación  de  los  divinos  misterios.  Véase 
ahora  qué  quilates  de  religiosidad  pueden  ostentar  las  Misas 
de  Suppé,  Paccini  y  otras,  cuyo  catálogo  sería  larguísimo,  y 
en  que,  además  del  excesivo  barullo  y  ritmos  callejeros,  hay 
repeticiones  inútiles,  terminantemente  prohibidas,  no  por  las 
leyes  del  arte,  sino  por  otras  de  orden  directivo,  pero  obliga- 
torias. 

Hay  un  género  religioso,  que  pudiera  denominarse  inter- 
medio, porque  sus  producciones  se  diferencian  del  propia- 
mente religioso  y  del  teatral,  cuanto  una  obra  apologética 
dista  de  las  místicas  y  profanas:  me  refiero,  como  es  fácil 
suponer,  al  Oratorio.  Ampliación  de  los  dramas  sacros  de 
la  Edad  Media,  de  él  nació,  por  natural  derivación,  el  drama 
lírico  moderno;  pero  el  Oratorio  'no  le  ha  seguido  en  todo 
el  desenvolvimiento  de  sus  formas,  sino  que  se  ha  mantenido 
en  la  penumbra  de  la  lámpara  del  santuario,  apegado  á  las 
formas  consagradas  como  hieráticas,  del  canto  litúrgico  y 
el  polifónico,  aunque  con  expresión  más  francamente  pasio- 
nal y  vehemente;  por  lo  mismo  que  ya  no  se  trataba  sólo 
de  inculcar  las  verdades  divinas,   sino  de  hacer  resaltar  los 


CONCEPTO   RACIONAL    É    HISTÓRICO    DE   LA   MÚSICA    RELIGIOSA.  407 

poemas  divino-humanos  de  la  Biblia.  No  es  fin  ascético  el 
que  se  propone,  sino  panegírico  y  poético.  Los  composito- 
res más  serios  y  sinceramente  religiosos  lo  han  cultivado  con 
cariño,  porque  han  visto  en  él  más  verdad  dramática  tras- 
cendental, que  en  las  entecas  ficciones  del  drama  humano. 
Palestrina,  Bach,  Haendel ,  Mendelsohn,  Mehul,  Gounod 
y  otros  han  dejado  páginas  inmarcesibles.  Pero  en  ellos  era 
el  Oratorio  un  desahogo,  una  tendencia  mística  pasajera:  ei 
joven  Perosi  es  quien  ha  comprendido  la  alta  trascenden- 
cia de  ese  género  de  composiciones,  y  las  ha  organizado 
con  arreglo  á  un  plan,  dándolas  proporciones  épicas,  con  la 
debida  unidad,  rica  variedad  de  episodios,  interés  creciente, 
integridad  de  asunto  y  la  maravillosa  grandeza  de  acción, 
que  nace  de  la  misma  serie  encadenada  de  cuadros  incom- 
parables y  con  destellos  de  Divinidad. 

Para  condensar  mi  juicio  sobre  la  obra  artístico-social 
(que  tal  va  resultando)  de  Perosi,  me  ha  parecido  conve- 
niente transcribir  lo  que  dije  poco  ha  en  otro  escrito:  «Si 
en  esos  procedimientos  (los  del  leit-motiv  y  la  melodía  inde- 
finida) no  se  ve  en  Perosi  la  influencia  wagneriana,  sino  una 
inspiración  rica  en  recursos  propios  y  que  rehusa  toda  ayuda, 
en  cambio,  en  ciertos  motivos  conductores,  en  la  orquesta- 
ción intensiva  y  contrastada,  en  personalizar  los  instrumen- 
tos y  adaptarlos  á  cada  situación,  en  los  trazos  valientes  y 
las  sonoridades  apocalípticas  del  metal,  así  como  en  las  series 
cromáticas,  en  las  clamorosas  é  insistentes  disonancias  y  en 
el  hervoroso  rumor  de  enjambre,  recuerda  á  Wagner,  mues- 
tra estar  empapado,  ó  por  lo  menos  influido  por  la  magia 
de  ese  nuevo  mundo  de  esplendores  sonoros,  qué  aturde  dul- 
cemente, y  maravilla  y  transporta  y  ciega  los  ojos  con  polvo 
de  oro  en  revuelto  torbellino,  y  sale  el  alma  fuera  de  sí  con 
ansias  de  gritar,  de  hacer  partícipes  á  todos  de  la  emoción 
profunda  que  experimenta.  Hay  (i)  interludio  con  sordina 
que  irremediablemente  y  desde  el  primer  momento  trae  á  la 
memoria  los  Rumores  de  la  S¿lva,  de  Wagner... 

»Enlos  coros  se  ve  al  experto  polifonisia  encanecido  en  el 


(i)     En  la  Resurrección  de  Lázaro. 


40S  CONCEPTO    RACIONAL    É   HISTÓRICO    DE   LA   MÚSICA    RELIGIOSA. 


estudio  de  las  grandes  obras  de  la  escuela  romana,  descubri- 
dora de  la  arquitectura  musical;  y  en  el  género  fugado  de- 
muestra tanto  y  tan  ejercitado  ingenio  como  gracia.  El  coro 
final,  literalmente  gregoriano,  es,  á  la  vez  que  la  apoteosis 
del  poder  divino,  el  broche  de  oro  con  que  se  cierra  el  Ora- 
torio. La  gradación  de  sonoridades  y  el  tutti  abrumador  con 
que  termina,  revelan,  no  sólo  al  compositor,  sino  al  artista 
de  delicadísimo  sentido  estético.» 

El  Oratorio,  tal  como  lo  ha  concebido,  y  en  cierto  modo 
creado,  Perosi,  no  es  el  arte  ascético,  ni  quizá  el  místico, 
portador  de  efluvios  de  piedad  y  de  compunción,  y  que  mo- 
raliza directamente;  es,  como  se  ha  dicho  ya,  una  obra  apo- 
logética, la  fermosa  cobertura  del  sublime  relato  bíblico;  no 
es  predicación  apostólica,  sino  la  polémica  acerada,  apasio- 
nada y  fulgurante,  predicación  tribunicia  y  al  aire  libre  de 
los  augustos  misterios  de  nuestra  redención.  Creo  firme- 
mente que  Perosi  realiza  con  mayor  eficacia  el  fin  moraliza- 
dor  de  dar  á  conocer  la  vida  y  muerte  de  Jesús  en  toda  su 
divina  grandeza,  que  los  grandes  prosistas  Valverde,  Veuil - 
lot,  Didon  y  Mir  con  sus  Vidas  de  Jesucristo.  Son  más 
insinuantes  y  vulgarizadoras  la  poesía  y  la  música,  que  la 
más  excelente  prosa. 

Fu.  Eustocíuio  de  Uriarte, 

O.   S.   A. 


EL  CRITICISMO  EN  PSICOLOGÍA  (1 


(Continuación.) 


III 


|o  pretendemos  hacer  aquí  el  análisis  ideológico  de 
.  nuestros  conceptos  de  sustancia  y  causa,  de  donde 
íásíJ)  derivan  las  conclusiones  todas  del  criticismo  psicoló- 
gico, pues  la  realización  de  este  propósito  nos  llevaría  dema- 
siado lejos;  nuestro  intento  se  reduce  tan  sólo  á  demostrar  en 
su  aspecto  más  general  la  falsedad  de  la  concepción  puramen- 
te fenoménica  de  la  conciencia,  concepción  que  es  una  de  las 
más  importantes  conclusiones  de  la  teoría  crítica.  En  este 
breve  examen,  fundado  en  la  observación  inmediata  de  los 
hechos,  procuraremos  evidenciar  cómo  el  fenomenismo,  no 
obstante  sus  tendencias  positivistas,  y  á  pesar  del  aparato 
científico  de  que  se  rodea  y  de  sus  protestas  de  atenerse  es- 
trictamente á  la  experiencia,  carece  en  absoluto  del  sentido 
de  la  realidad  y  descansa  todo  él  en  una  pura  abstracción.  No 
deja,  en  efecto,  de  parecer  bien  extraño  en  la  doctrina  mencio- 
nada que,  mientras  por  una  parte  se  glorían  sus  partidarios  de 
haber  arrojado  para  siempre  del  templo  de  la  Filosofía  las  por 
ellos  llamadas  fantásticas  divinidades  de  la  vieja  Metafísica; 
mientras  declaran  abolidas  y   desterradas  del  campo  de  la 


(i)     Véase  la  pág.  321, 


410  EL    CRITICISMO    EN   PSICOLOGÍA. 

investigación  las  entidades  abstractas  y  de  un  modo  especial 
la  idea  de  sustancia;  admitan,  por  otra,  la  existencia  del  fe- 
nómeno en  sí  y  por  sí,  con  entera  independencia  de  todo 
sujeto  que  le  sustente,  concepto  que,  si  en  nada  difiere  del 
establecido  por  la  Escuela  sobre  los  seres  subsistentes,  se 
halla  en  cambio  en  pugna  manifiesta  con  los  datos  de  la  ob- 
servación racional,  y,  conforme  probaremos  más  adelante, 
destituido  en  absoluto  de  valor  alguno  objetivo. 

Oigamos  hablar  á  Taine,  oficiando  de  maestro  y  gran 
sacerdote  de  la  ciencia:  «El  yo  no  es  más  que  una  entidad 
verbal,  un  fantasma  metafísico;  ha  desaparecido  esa  cosa  ín- 
tima de  la  cual  nuestras  facultades  eran  aspectos  diferentes, 
y  vese  también  desaparecer  y  entrar  en  la  región  de  las 
palabras  vacías  la  sustancia  una,  permanente  y  distinta  de 
los  fenómenos.  No  nos  quedan  más  que  sensaciones,  re- 
cuerdos ,  ideas  ;  esto  es  lo  que  constituye  nuestro  ser ;  y  el 
análisis  de  nuestros  juicios  más  elementales  nos  va  á  mos- 
trar que  en  nuestro  yo  no  hay  otra  cosa»  (i).  Expone  á  con- 
tinuación el  análisis  lógico  de  los  juicios,  verdadera  labor  de 
prestidigitación,  en  que  se  busca  el  efecto  del  momento  y  el 
aplauso  de  los  curiosos;  y  con  aires  de  triunfo  y  ampulosos 
alardes  de  progreso  hace  sonar  la  trompeta  de  la  victoria: 
«La  destrucción  del  yo,  exclama,  la  destrucción  de  este  fan- 
tasma metafísico  abate  uno  de  los  jefes  supervivientes  del 
ejército  de  entidades  verbales,  que  hace  ya  tiempo  tenían 
invadidas  las  regiones  de  la  naturaleza,  y  que  los  progresos 
de  la  ciencia  han  ido  aniquilando  uno  á  uno.  Sólo  quedaban 
dos;  el  yo  y  la  materia...  Pero  el  análisis  nos  muestra  que  la 
materia  y  el  espíritu  son  también  entidades  verbales»  (2).  El 
tan  cacareado  análisis  se  reduce  á  un  burdo  sofisma  que  no 
le  costaría  gran  pena  desvanecer  á  un  mediano  estudiantes  de 
lógica;  pero  lo  que  no  se  consigue  con  razones  bien  funda- 
das, lo  hacen  las  palabras  altisonantes  y  pronunciadas  en 
tono  magistral.  Este  recurso  de  ocultar  la  desnudez  y  falta 


(1)  Taine:  De  Vlntelligence,  1,  pág.  34.3. 

(2)  Taine,  ibid. — V.  De  Farges:  Le  cerveau,  Váme  et  les  facultes, 
páginas  109  y  siguientes. 


EL    CRITICISMO    EN    PSICOLOGÍA.  411 

de  razones  con  frases  huecas  y  vacías  de  sentido,  lo  conocen 
muy  á  fondo  ciertos  psicólogos  modernos,  sobre  todo  cuan- 
do se  trata  de  desacreditar  la  Filosofía  de  la  Escuela;  repi- 
tense  con  frecuencia  los  nombres  de  ciencia  y  progreso,  y 
como  los  que  juzgan  en  vista  de  las  ideas  y  de  las  razones, 
aun  entre  los  que  se  dicen  sabios,  escasean,  y  por  el  contra- 
rio el  número  de  los  que  se  pagan  de  las  palabras  como  el 
de  los  tontos,  es  infinito,  el  éxito  no  falla  nunca. 

A  poco  que  fijemos  la  atención  en  las  afirmaciones  del  fe- 
nomenismo,  echamos  de  ver  que,  en  último  término,  se  redu- 
ce á  una  falsificación  de  la  realidad,  á  una  explicación  pura- 
mente verbal  de  los  hechos,  puesto  que  en  el  orden  real  no  ha- 
llamos el  tipo  del  fenómeno  en  sí,  como  nos  le  presentan  sus 
partidarios.  Conciben  éstos  á  la  naturaleza  física  como  cons- 
tituida por  una  agrupación  de  cantidades  y  cualidades  ó  mo- 
dos, y  al  espíritu  por  otra  agrupación  de  percepciones  é  imá- 
genes, todas  ellas  con  realidad  propia  é  independiente.  Ahora 
bien :  la  observación  diaria  nos  hace  ver  que  no  es  así  como 
se  ofrecen  los  fenómenos  á  nuestro  espíritu,  ni  tienen  que  ver 
nada  con  la  manera  de  darse  en  la  naturaleza.  No  existe,  en 
efecto,  el  movimiento  en  sí,  sino  cuerpos  que  se  mueven;  el 
movimiento  aislado  de  los  cuerpos  es  un  puro  concepto  irrea- 
lizable, una  abstracción,  una  verdadera  entidad  verbal;  la 
extensión  en  sí  tampoco  la  hallamos  en  la  realidad.con  inde- 
pendencia de  los  cuerpos;  sepárense  las  tres  dimensiones  de 
los  objetos  á  que  afectan,  y  se  convertirán  en  puros  concep- 
tos abstractos.  Lo  mismo  que  del  movimiento  y  de  la  exten- 
sión, cabe  decir  de  otras  propiedades  y  modos  de  la  materia  ó 
fenómenos  físicos. 

Pasando  ya  á  examinar  la  teoría  fenomenista  del  espíritu, 
vemos  que  la  conciencia  se  concibe  en  ella  como  una  exten- 
sión ó  espacio  sui  géneris,  en  donde  se  mueven  y  agitan,  cru- 
zándole en  mil  direcciones,  como  los  átomos  de  polvo  en  el 
espacio,  ó  á  semejanza  de  las  abejas  de  un  enjambre,  toda  la 
variedad  de  elementos  subjetivos,  percepciones,  sensaciones, 
ideas,  voliciones  y  sentimientos.  Y  nosotros  preguntamos: 
¿qué  fundamento  real  tiene  esta  especie  de  danza  macabra 
de  entidades  fenoménicas  independientes  dentro  de  la  con- 


412  EL    CRITICISMO   EN    PSICOLOGÍA. 


ciencia?  Basta  reflexionar  ligeramente  sobre  lo  que  pasa  en 
nuestro  interior,  para  convenir  en  que  no  hay  sensaciones, 
ideas  y  sentimientos  con  entidad  propia,  sino  un  yo,  un  sujeto 
que  siente,  piensa  y  quiere,  y  ese  yo  es  uno  mismo  en  el  acto 
de  la  voluntad,  en  la  sensación  y  en  el  pensamiento.  Dichos 
fenómenos  se  nos  muestran  como  efectos  producidos  por  la 
virtud  y  esfuerzo  de  un  sujeto,  sin  el  cual  no  se  conciben 
como  reales;  prescíndase  del  sujeto,  á  la  manera  que  lo  hace 
el  fenomenismo,  y  supóngaselos  entidades  independientes, 
y  pierden  su  valor  real  para  convertirse  en  ficciones  del  es- 
píritu, en  quimeras  ideales;  la  ficción  y  quimera  ideal  del 
movimiento  sin  cuerpo  que  se  mueva. 

La  metafisica  de  la  Edad  Media  en  sus  especulaciones 
nunca  menospreció  la  realidad,  pese  á  sus  implacables  de- 
tractores; la  observación  fué  su  punto  de  partida,  y  jamás 
dejó  de  tener  en  cuenta  los  hechos,  aunque  de  un  modo  vul- 
gar é  imperfecto;  no  podía  hacer  otra  cosa  por  entonces,  ni  lo 
necesitaba  tampoco;  en  cambio,  la  doctrina  fenomenista,  no 
obstante  sus  alardes  de  empirismo,  ha  suprimido  los  seres 
reales,  y  en  su  lugar  ha  puesto  palabras  y  abstracciones.  Y  si 
la  filosofía  y  la  ciencia  legítimas  deben  tener  su  fundamento 
en  la  naturaleza,  sin  falseamientos  ni  mixtificaciones  de  nin- 
gún género,  el  fenomenismo  carece  de  base:  es  antifilosófico 
y  anticientífico.  «No  se  explica  la  vida  mental,  dice  C.  Piat, 
con  juxtaponer  unos  fenómenos  á  otros...  Tomados  en  sí 
mismos,  los  fenómenos  no  son  más  que  productos  de  la 
razón,  seres  lógicos  que  sólo  tienen  realidad  en  el  espíritu 
que  los  forma,  y  simples  abstracciones.  De  hecho  en  la  rea- 
lidad no  hay  más  que  y  os  que  piensan,  que  gozan  y  sufren, 
quieren  y  se  mueven,  y  cada  uno  de  estos  yos  consta  de 
una  sola  pieza.  Reducir  á  los  fenomenistas  al  sentido  de  la 
realidad  equivale  á  disipar  de  un  golpe  sus  laberínticas  lucu- 
braciones» (i). 

«Es  muy  curioso,  escribe  en  otra  parte  el  ilustre  filó- 
sofo, ver  á  los  defensores  de  la  mencionada  teoría  caer  ma- 
nifiestamente en  el  error,  que  ellos  con  tanta  frecuencia  han 


(i)     Abbé  C.  Piat:  Destines  'de  V homme,  pág.  20. — París,  1898 


EL    CRITICISMO   EN    PSICOLOGÍA.  413 

atribuido  á  la  Edad  Media.  Abrigan  la  persuasión  de  que  su 
sistema  versa  todo  él  sobre-  abstracciones  realizadas,  y  se 
equivocan.  Hay  dos  maneras  de  filosofar:  una  que  consiste 
en  observar  la  vida,  en  seguir  paso  á  paso  la  experiencia;  y 
otra  que  consiste  en  sustituir  los  hechos  mismos,  los  hechos 
reales  y  concretos,  por  nociones  lógicas  que  la  espontanei- 
dad del  espíritu  ha  abstraído  con  maravillosa  rapidez.  Los 
fenomenistas  han  adoptado  inconscientemente  el  segundo 
método.  Pretenden  y  han  pretendido  siempre  atenerse  á  la 
experiencia  ;  pero  en  realidad  lo  que  han  hecho  es  tomar 
como  punto  de  partida  una  abstracción,  la  noción  del  fenó- 
meno, y  sobre  este  fundamento  ilusorio  han  edificado  toda 
su  ingeniosa  teoría  (i).» 

Por  misteriosa  que  aparezca  y  de  difícil  explicación  la 
manera  como  nacen  en  nuestro  interior  y  se  coordinan  la 
múltiple  variedad  de  estados  subjetivos  que  constituyen  la 
vida  humana,  en  medio  de  tantas  sombras  aparece  constan- 
temente un  hecho  luminoso,  de  evidencia  perfecta,  que  todos 
los  sofismas  de  lo  razón  jamás  podrán  obscurecer  en  lo  más 
minimo.  Este  hecho  clarísimo  es  la  existencia  de  algo  real, 
tan  real  y  evidente  como  los  fenómenos  á  quienes  siempre 
acompaña;  él  enlaza  y  da  unidad  á  todos  los  hechos  de  con- 
ciencias presentes,  y  permanece  idéntico  y  como  condición 
necesaria  de  los  sucesivos)  uno  é  invariable,  distinto  en  sí 
de  los  fenómenos  múltiples  y  fugitivos,  pero  íntimamente 
unido  á  ellos  se  nos  manifiesta  en  todos,  y  es  lo  que  deno- 
minamos sujeto  ó  substancia,  llámese  como  se  quiera,  que 
no  tratamos  de  explicar  palabras  sino  cosas  reales.  Objeto 
de  experiencia  inmediata,  no  corre  peligro  el  discurso  de 
errar  en  su  determinación;  la  conciencia  misma,  que  nos 
hace  conocer  la  invariabihdad  de  los  fenómenos,  nos  atesti- 
gua á  la  vez  la  unidad  permanente  é  indisoluble  del  sujeto 
que  les  sirve  como  de  sustentáculo. 

Verdad  es  que   no   percibimos  inmediatamente   en  qué 
consiste  esta  causa  de  unidad,  como  tampoco  percibimos  la 


(i)     C.    Piat:   La  personne  humazne,  pág.  47.  —  F.    Alean,    1897, 
París. 


414  EL   CRITICISMO   EN  PSICOLOGÍA. 

esencia   íntima  del  fenómeno ;   pero  la  existencia  de  uno   y 
otro  nos  es  por  igual  evidente. 

Los  fenomenistas  han  aceptado  uno  solo  de  estos  hechos, 
la  variabilidad,  sólo  porque  así  conviene  á  la  hipótesis  pre- 
concebida, y  á  priori  han  rechazado  el  otro,  á  saber,  la  unidad 
permanente.  ¿No  significa  falta  de  sinceridad  filosófica  la  mu- 
tilación arbitraria  de  la  experiencia,  por  satisfacer  las  exigen- 
cias de  una  hipótesis?  ¿Acaso  puede  autorizar  jamás  la  ciencia 
quese  rechacen  ó  falseen  los  hechos  bien  probados,  porque 
no  se  amolden  á  una  teoría? 

El  hombre  se  halla  sometido  á  un  perpetuo  cambio,  á  una 
evolución  incesante  del  organismo  y  del  espíritu.  El  primero 
no  es  en  la  niñez  y  en  la  juventud  el  mismo  que  en  la  virilidad 
y  en  la  vejez,  en  el  estado  de  salud  perfecta  que  en  la  enfer- 
medad; varía  según  la  edad  y  el  medio  ambiente.  Los  cam- 
bios del  espíritu  son,  si  se  quiere,  más  visibles  y  más  rápidos 
que  los  del  cuerpo;  á  poco  que  se  reflexione  sobre  lo  que  pasa 
dentro  de  nosotros  mismos,  sorprende  el  distinto  modo  de 
ver  las  cosas  de  un  día  á  otro,  y  la  rápida  sucesión  de  nues- 
tras ideas,  sentimientos  y  aspiraciones;  la  vida  no  consiste 
más  que  en  esa  sucesión  de  los  fenómenos  subjetivos,  en  re- 
lación con  las  condiciones  exteriores,  físicas  y  sociales  y.  con 
el  estado  del  organismo.  ¡Qué  diferencia  tan  grande  entre  las 
ideas,  sentimientos  y  aspiraciones  de  un  mismo  hombre  en  las 
distintas  épocas  de  su  vida,  en  la  juventud  por  ejemplo,  y  en 
la  vejez!  Y  sin  embargo,  no  puede  negarse  que  siempre  es  el 
mismo  sujeto,  uno  é  invariable,  el  que  aparece  en  el  fondo  de 
este  flujo  perpetuo;  sobre  los  fenómenos  flota  el  sentimiento 
vivo  de  la  unidad  indisoluble  que  liga  en  una  sola  existencia 
los  miles  y  miles  de  fenómenos  que  van  desfilando  por  el 
campo  de  la  conciencia.  Por  este  jko  íntimo,  incomunicable, 
reducimos  á  unidad  indivisible  la  infinita  variedad  de  ele- 
mentos psíquicos;  asociamos  los  actuales  y  formamos  un  todo 
con  los  pasados.  En  nuestro  espíritu  hay  dos  elementos:  uno 
permanente  y  otro  variable;  el  primero  es  el  yo  sujeto,  uno 
é  idéntico  el  segundo;  el  yo  fenoménico  en  perpetuo  cambio; 
este  último  es  el  medio  necesario  para  conocer  el  primero, 
pero  sin  aquél  no  se  concibe  la  existencia  del  jo  fenoménico. 


EL    CRITICISMO    EN    PSICOLOGÍA.  415 

«La  misma  variabilidad  de  los  fenómenos  aislados,  dice 
Balmes,  lejos  de  probar  nada  contra  la  intuición  del  yo,  la 
confirma  hasta  la  evidencia.  Si  concebimos  un  pensamiento 
solo,  fijo,  idéntico,  no  necesitamos  tanto  al  unirle  la  idea  de 
un  sujeto  en  que  resida;  pero  cuando  hay  muchedumbre  de 
fenómenos  diversos  y  aun  contradictorios  en  su  coexistencia, 
debemos  referirlos  á  una  cosa  constante,  so  pena  de  convertir 
el  mundo  interno  en  un  caos  absoluto.»  (i). 

Existe,  pues,  en  nuestra  vida  psíquica  un  hecho  funda- 
mental, una  realidad  fija,  que  no  desaparece  con  los  fenóme- 
nos, y  que  invariablemente  acompaña  y  une  á  todos  ellos; 
éstos,  por  otra  parte,  no  se  mueven  y  circulan  alrededor  de 
ese  hecho  primario  con  un  ser  propio  como  los  planetas  al 
rededor  del  sol;  los  sentimos  formar  una  sola  realidad  con  el 
yo,  de  donde  proceden  y  salen  como  de  un  fondo  y  causa/ 
común. 

Si  se  admite  la  hipótesis  fenomenista,  la  idea  del  yo,  el 
sentimiento  íntimo  de  la  unidad  indisoluble  que  con  imperio- 
sa é  irresistible  evidencia  percibimos  en  el  fondo  de  todos 
nuestros  estados  psicológicos,  constituye  un  enigma  indesci- 
frable, que  resiste  á  toda  explicación.  Este  sentimiento  es, 
por  otra  parte,  real  y  concreto  y  el  más  universal  de  nuestro 
ser,  puesto  que  le  encontramos  en  el  fondo  de  todos  los  fe- 
nómenos, y  también  el  más  cierto,  por  incluir  la  condición 
necesaria  de  toda  certeza  subjetiva  y  objetiva. 

Las  dudas  y  perplejidades  no  disimuladas  en  casi  todos 
los  fenomenistas  cuando  nos  hablan  de  la  unidad  de  la  con- 
ciencia, demuestran  que  se  hallan  enfrente  de  lo  inexplicable. 
D.  Hume  y  Stuart  Mili  tuvieron  la  ingenuidad  de  confesar  su 
impotencia  para  dar  una  solución  satisfactoria.  Después  de 
haber  puesto  el  primero  los  fundamentos  del  fenomenismo 
sensacionista,  y  suprimido  todo  principio  real  de  unidad  en- 
tre las  imágenes,  reconoce  sinceramente  que  no  puede  esta- 
blecer sólidamente  sus  principios.  «Si  nuestras  percepcio- 
nes, dice,  fuesen  inherentes  á  alguna  cosa  simple  é  indivi- 
dual, ó  si  el  espíritu  percibiese  entre  ellas  alguna  conexión 


(i)     Balmes:  Filosofía  fundamental,  t.  iv,  pág.  86. 


416  EL    CRITICISMO    EN    PSICOLOGÍA. 

real,  el  caso  no  presentaría  dificultad  alguna.  Cuanto  á  mí, 
añade,  me  acojo  al  privilegio  del  escéptico,  y  confieso  que  la 
dificultad  es  demasiado  grande  para  mi  entendimiento.» 
Stuart  Mili  reconocía  también  los  absurdos  que  resultaban 
de  haber  suprimido  todo  principio  real  de  unidad  en  las  sen- 
saciones. «Si  concebimos,  escribe  en  La  Philosophie  de  Ha- 
miltoiv,  el  espíritu  como  una  serie  de  sentimientos,  no  nos 
queda  más  solución  que  la  alternativa,  ó  de  creer  que  el  es- 
píritu, el  yo,  es  algo  distinto  de  la  serie  de  sentimientos,  ó 
bien  admitir  la  paradoja  de  que  una  cosa  que,  por  hipótesis 
no  es  más  que  una  serie  de  sentimientos,  puede  conocerse  á 
sí  misma  en  cuanto  serie.»  H.  Spencer  admite  la  existencia 
de  este  principio  como  cierto,  aunque  incognoscible;  según 
él,  no  se  le  puede  negar  sin  caer  en  el  escepticismo.  «Es  ri- 
gurosamente imposible,  dice,  concebir  que  nuestro  conoci- 
miento no  tenga  por  objeto  más  que  apariencias,  sin  conce- 
bir al  mismo  tiempo  una  realidad,  de  la  cual  sean  represen- 
taciones estas  apariencias.)) 

Reconocemos  de  buen  grado  lo  que  hay  de  ingenioso  y 
fundado  en  las  leyes  de  asociación;  éstas  ayudan  á  percibir 
mejor  cómo  se  originan,  se  suceden  unas  á  otras  y  se  coor- 
dinan las  imágenes,  pero  no  son  más  que  descriptivas;  nos 
manifiestan  el  modo  de  realizarse  los  hechos,  pero  sin  expli- 
carlos. Se  necesita  irremediablemente  admitir  algo  real  y 
concreto  fuera  de  la  «serie  de  sentimientos»  y  de  sus  leyes; 
porque  aquéllos  no  pueden  explicarse  por  sí  mismos,  y  las 
leyes  no  tienen  realidad  ninguna  distinta  de  la  serie;  separada 
del  fenómeno  ,  la  ley  es  un  puro  concepto.  Decir,  pues,  que 
nuestro  ser  psíquico  se  halla  esencialmente  constituido  por 
una  agrupación  de  «pequeñas  conciencias»  formando  serie, 
y  enlazadas  como  «los  eslabones  de  una  cadena,»  ó  á  ma- 
nera de  «un  collar  de  perlas,»  ó  que  se  enchufan  unas  en 
otras  «como  los  tubos  de  un  anteojo,»  es,  además  de  ridícu- 
lo, no  explicar  nada,  y  pagarse  de  metáforas  y  palabras. 

«Yo  les  pregunto  en  vano  (á  los  fenomenistas),  dice  Mai- 
sonneuve,  que  justifiquen  la  unidad,  independencia  y  la 
identidad  que  fatalmente  atribuímos  á  nuestro  yo.  La  mayor 
parte  de  estas  impresiones  forma  una  sene;   Wundt  sostiene 


EL    CRITICISMO   EN   PSICOLOGÍA.  417 

que  todas  ellas  son  sucesivas;  y  en  este  caso,  ¿cómo  tendré 
yo  conciencia  de  ellas?  Cuando  la  impresión  presente  apa- 
rece, la  precedente  ha  desaparecido,  ¿cómo  y  por  quién  es 
aquélla  percibida?  Una  serie  que  se  conoce  á  sí  misma  es  un 
concepto  contradictorio.  ¿Serán  simultáneas  las  impresio- 
nes? La  dificultad  es  la  misma,  porque  siendo  distintas  y  se- 
paradas, la  una  no  siendo  la  otra,  no  puede  tener  conciencia 
de  ella.  ¿Queréis  que  sean  solamente  yuxtapuestas?  Sea. 
Pero  entonces  si  la  coincidencia  es  parcial,  la  conciencia  no 
será  más  que  parcial;  y  si  es  total,  las  sensaciones  se  con- 
funden, lo  que  es  contrario  á  la  evidencia.  Es  necesario, 
pues,  recurrir  á  otra  hipótesis  para  constituir  un  estado  psí-. 
quico  por  la  adición  de  hechos  de  conciencia  distintos.  Su- 
pongamos que  cada  uno  de  nuestros  pensamientos  tiene  en- 
tre estos  objetos  diversos  el  pensamiento  precedente  y  su 
objeto...  ¿Y  qué  es  una  conciencia  transmitida?  ¿Cómo  repre- 
sentarse los  accidentes  viajando  sin  substancia,  para  unirse 
y  soldarse  unos  á  otros,  para  conocerse,  reflejarse  y  llamarse? 
En  verdad  que  sienta  muy  bien  á  filósofos  que  toman  tales 
metáforas  por  razones,  ridiculizar  las  «entidades  escolás- 
ticas!» (i). 

Los  fenomenistas  han  sustituido  al  yo  la  imagen  del  jo, 
á  la  personalidad  la  idea  de  persona;  esto  les  parece  sufi- 
ciente para  explicar  el  sentimiento  profundo  de  la  unidad  y 
permanencia  de  nuestro  ser  mental,  la  fe  tenaz,  irresistible 
que  todos  tenemos  en  la  realidad  de  nuestro  ser  personal  uno 
é  indivisible,  no  tiene  más  base,  ai  decir  de  los  fenomenis- 
tas, que  una  abstracción,  una  idea  ó,  en  frase  de  Taine,  una 
ilusión.  Vanamente  se  empeñan  los  partidarios  de  tales  doc- 
trinas en  alambicar  los  hechos  y  las  ideas  por  medio  de  suti- 
lezas, que,  como  en  el  caso  presente,  no  convencerán  anadie; 
ni  creo  que  ellos  mismos  logren  persuadirse  á  sí  propios,  y  si 
algo  consiguen,  es  demostrar  claramente  que  su  teoría  es  in- 
compatible con  el  hecho  fundamental  del  espíritu.  ¿A  quién  se 


(i)  L.'Maisonneuve:  La  Personalicé  humaine  et  les  théories  contení- 
poraines. — Compte  rendu  du  troisiéme  congrés  scientifique  interna- 
tional  des  Catholiques,  1894;  scienc.  phil.,  pág.  119. 

27 


418  EL    CRITICISMO   EN    PSICOLOGÍA. 


hará  creer,  por  ejemplo,  que  cuando  se  dice,  «yo  pienso,  yo 
quiero,  yo  escribo,»  no  es  un  ser  real  viviente  y  concreto  ei 
que  habla,  sino  una  idea,  una  abstracción?  ¿En  qué  cabeza 
cabe  la  persuasión  de  que  al  recordar  las  escenas  de  los 
tiempos  pasados,  no  es  uno  y  mismo  sujeto  real  y  concreto 
el  que  intervino  en  ellas,  sino  la  idea  abstracta  é  imaginaria 
del  yo? 

La  idea  espontánea  y  necesaria  del  yo,  no  es  en  verdad 
una  simple  creación  del  espíritu,  una  forma  vacía  de  la  inte- 
ligencia, sino  que  representa  una  realidad  concreta;  á  esa 
idea  corresponde  el  hecho  de  un  sentimiento  real  y  viviente; 
la  percepción  inmediata  del  yo  concreto  y  real,  de  algo  per- 
manente y  uno  que  encontramos  en  los  fenómenos  particu- 
lares. 

Como  dice  justamente  C.  Piat,  juegan  con  palabras  los 
que  afirman  que  la  conciencia  de  la  unidad  del  jo  no  es  más 
que  una  abstracción,  una  especie  de  sustituto  lógico  de  la 
realidad.  Si  tenemos  la  idea  de  nosotros  mismos,  se  debe  á 
que  primero  hemos  tenido  el  sentimiento  personal  (i). 

Dejamos  para  otra  ocasión  el  examinar  los  supuestos 
cambios  ó  alteraciones  de  la  personalidad,  que  tanto  juego 
han  dado  estos  últimos  años  entre  los  fisiologistas,  en  los  cua- 
les han  creído  ver  una  prueba  experimental  de  la  escisión 
personal,  ó  sea  de  la  división  áelyo  en  dos  sujetos  personales 
sucesivos  y  aun  coexistentes;  entonces  haremos  ver  que  ios 
hechos  alegados  tienen  explicación  sencilla  y  satisfactoria  en 
la  teoría  substancialista.  Por  ahora  creemos  haber  demos- 


(i)  «La  idea  refleja  del  jyo,  escribe  A.  Fouillée,  no  es  más  que  una 
manifestación  distinta  y  contrastada  de  nuestra  existencia,  de  nues- 
tro pensamiento ;  el  conocimiento  analítico  que  tenemos  de  nuestra 
existencia,  es  derivado.  El  sentimiento  espontáneo,  al  contrario;  la 
conciencia  inmediata  del  ser,  del  pensamiento,  no  parece  de  ningún 
modo  ser  una  resultante  lenta  de  las  sensaciones,  sino  un  elemento 
inmediato  y  siempre  presente  á  cada  sensación  bajo  una  forma  im- 
plícita, elemento  sin  el  cual  la  sensación  no  sería  sentida  ni  cons- 
ciente.» La  liberté  et  le  déterminisme,  pág.  yj. — (Véase  C.  Piat,  La 
personne  huntaine,  pág.  30.) 


EL    CRITICISMO    EN   PSICOLOGÍA.  419 

trado  que  la  única  explicación  de  la  conciencia,  imperiosa- 
mente reclamada  por  los  hechos,  consiste  en  reconocer  un 
principio  real  de  unidad,  permanente  é  idéntico  en  medio  de 
la  variabilidad,  indivisible  en  medio  de  la  multiplicidad,  que 
sirva  de  lazo  de  unión  á  todas  las  percepciones  é  imágenes 
sucesivas  y  coexistentes;  sin  él  las  funciones  más  simples  de 
nuestro  espíritu  son  un  misterio  inexplicable;  y  el  sentimien- 
to que  irresistiblemente  nos  fuerza  á  referir  todos  los  fenó- 
menos á  un  solo  sujeto  indisoluble,  una  contradicción,  un 
absurdo. 

Fr.  Marcelino  Arnáiz, 
o.  s.  A. 


EL  MAGNETISMO  I  U  ELECTRICIOflO 


(1) 


(Continuación.) 


n  otras  ramas  menos  relacionadas  con  el  magnetismo 
y  la  electricidad, son  dignos  de  mención  Benito  Arias 
Montano,  de  la  provincia  de  Badajoz,  más  conocido 
como  teólogo,  literato  y  humanista  profundo,  que  como 
hombre  experimentador  y  científico.  Cultivó  con  éxito  la 
Botánica,  la  Cosmografía  y  las  Matemáticas;  y  en  el  estudio 
que  hizo  de  la  Biblia  en  sus  relaciones  con  las  ciencias  físicas 
y  naturales,  demostró  poseer  conocimientos  científicos  muy 
especiales,  y  sobre  todo  se  anticipó  en  descubrir  y  publicar 
algunas  verdades,  hasta  entonces  ignoradas,  por  ejemplo,  la 
eficacia  de  la  presión  atmosférica,  mediante  la  cual  explicó 
el  ascenso  del  agua  en  las  bombas;  Alvaro  Alonso  Barba, 
clérigo  andaluz,  eminente  en  Metalurgia  y  Alquimia;  Pedro 
Ciruelo,  catedrático  insigne  de  la  Universidad  de  Alcalá, 
restaurador  de  la  filosofía  escolástica  y  «uno  de  los  que  más 
contribuyeron  á  consolidar  la  fundación  universitaria  de 
Cisneros,»  cuya  oración  fúnebre  pronunció,  vaticinándolos 
desastres  que  habían  de  sobrevenir  á  aquel  centro  universi- 
tario; escribió  el  primer  curso  completo  de  matemáticas; 
reformó  la  teoría  de  la  refracción  astronómica;  refutó  los 
errores  supersticiosos  de  la  astrología,   y  con  un  desenfado 


(i)     Véase  la  pág.  344  y  la  nota, 


EL   MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  421 

propio  de  los  buenos  renacientes,  dio  gran  impulso  á  las  cien- 
cias de  observación  (i).  Fernando  Colón,  hijo  del  gran  Almi- 
rante, protector  decidido  de  todo  linaje  de  estudios,  buen  ma- 
temático, gran  navegante  y  fundador  de  la  biblioteca  llamada 
Colombina,  de  Sevilla,  que  tan  buenos  servicios  prestó  á  los 
estudiosos.  Alonso  de  Córdoba,  sevillano,  matemático  y  as- 
trónomo, corrector  de  las  tablas  astronómicas  de  Alfonso  el 
Sabio  y  las  de  Zacut,  y  muy  celebrado  entre  los  astrónomos 
italianos.  Juan  Escrrvano,  primero  que  trató  de  apreciar  la 
fuerza  elástica  del  vapor  en  relación  con  el  volumen  de  agua, 
y  anunció  las  grandes  aplicaciones  de  este  fluido.  Su  mérito, 
olvidado  hasta  que  Arago  le  dio  á  conocer  en  su  Notice  histo- 
rique  sur  la  navigation  á  papeur,  ha  sido  muy  discutido  por 
la  manía  de  robarnos  uno  de  los  descubrimientos  más  impor- 
tantes de  la  Mecánica,  que  infundadamente  se  atribuyó  á 
Juan  Bautista  Porta,  autor  de  la  obra  titulada  De  Pneumati- 
corum,  en  cuya  versión  española  Escrivano  había  añadido  de 
propia  cosecha  el  célebre  descubrimiento  (2).  Blasco  de  Ga- 
ray,  nombre  ruidosísimo  por  las  controversias  á  que  ha  dado 
origen  con  motivo  de  la  aplicación  del  vapor  á  la  navegación. 
Hoy  día  está  probado  que  (da  descripción  del  aparato  ó  in- 
vento y  de  los  ensayos  hechos  por  tan  diversas  personas,  in- 
cluso el  mismo  Blasco  de  Garay ,  induce  á  creer  que  se  trataba 
sólo  de  una  combinación  de  ruedas  de  paletas  que,  unidas  al 


(1)  Le  citan  con  elogio  D.  Vicente  de  la  Fuente  en  su  Historia 
de  las  Universidades,  capítulos  M,  xn,  xm  y  xiv  del  tomo  11,  referen- 
tes á  la  Universidad  de  Alcalá;  Msnéndez  Pelayo  en  La  Ciencia  espa- 
ñola, donde  se  lee:  «...  aquellos  insignes  españoles  que  en  el 
siglo  XVI  enseñaron  con  general  aplauso  las  ciencias  de  la  cantidad 
y  de  la  extensión  en  aulas  españolas  y  extranjeras,  como  fueron,  entre 
otros  que  al  presente  omito,  el  cardenal  Silíceo  y  su  discípulo  el  doc- 
tísimo Fernán  Pérez  de  la  Oliva,  el  aragonés  Pedro  Ciruelo...» 
(tomo  1,  pág.  105);  el  P.  Zeferino  en  su  Historia  de  la  Filosofía 
(tomo  ni,  pág.  110);  Picatoste,  Vallín  y  cuantos  de  cerca  ó  de  lejos 
han  tratado  de  nuestra  historia  filosófica  ó  científica. 

(2)  Picatoste  lo  prueba  hasta  la  saciedad;  véanse  sus  Apuntes, 
páginas  81-84. 


422  EL   MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

casco  del  buque,  le  impulsaban  tal  vez  por  un  mecanismo  se- 
mejante al  de  las  actuales  ruedas  de  vapor,  pero  movidas  por 
fuerza  de  sangre,  pues  de  otro  modo  no  se  concibe  la  nece- 
sidad de  tantos  hombres,  siendo  el  vapor  la  fuerza  motriz. 
Tal  vez  se  utilizaba  además  en  este  ingenio  una  variación  del 
centro  de  gravedad  del  buque  y  favorable  á  la  potencia  mo- 
tora, como  ha  supuesto  un  físico  español. 

»Es  también  difícil  de  comprender  que  sólo  con  una  cal- 
dera de  agua  hirviendo  produjese  el  movimiento  del  bu- 
que con  la  velocidad  de  una  legua  por  hora,  cuando  es  tan 
complicada  la  máquina  de  vapor  que  hoy  se  usa  y  tan  grande 
la  fuerza  necesaria  para  producir  ese  efecto,  á  pesar  de  apro- 
vecharse la  dilatación  todo  lo  posible  en  la  mecánica  mo- 
derna. 

»E1  estado  de  la  mecánica  industrial  en  aquel  siglo  no 
autoriza,  pues,  á  creer  en  el  movimiento  del  buque  por  medio 
del  vapor,  aunque  Blasco  de  Garay  hubiese  comprendido  la 
aplicación  de  la  fuerza  elástica  del  vapor.  Sesenta  años  des- 
pués escribió  Juan  Escrivano,  y  su  descubrimiento,  reducido 
á  conocer  el  principio  de  esta  fuerza,  á  medirla  en  relación 
con  el  volumen  de  agua  productora,  y  á  anunciar  sus  gran- 
des aplicaciones,  tuvo  tal  importancia,  y  aun  tanta  novedad, 
que  á  él  debe  atribuirse  la  invención.  No  es,  pues,  necesario 
hacer  suposiciones  inverosímiles  dentro  del  terreno  científico 
para  dar  á  España  una  gloria  que  posee  (i).» 

Diego  Rivero,  nombrado  en  i  o  de  Junio  de  i523,  por 
Real  cédula  dada  enValladolid,  cosmógrafo  del  Rey  y  maes- 
tro de  hacer  cartas,  astrolabios  y  otros  instrumentos  de  na- 
vegación, inventó  la  bomba  de  metal  para  sacar  el  agua  de 
los  buques,  por  lo  cual  se  le  pensionó  con  60.000  marave- 
dises anuales,  más  el  valor  de  las  bombas  con  arreglo  á  la 
tasación  hecha  por  peritos. 

Rogete,  inventor  y  constructor  de  los  primeros  y  me- 
jores telescopios  de  que  hay  noticia  en  la  historia  de  la  cien- 


(1)  Picatoste,  Apuntes. — Garay,^  desde  la  pág.  114  á  la  120.  Di- 
lucida también  este  punto  D.  Modesto  Lafuente,  en  su  Historia  de 
España,  tomo  xv,  lib.  11,  cap.  xn. 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  423 

cía.  Pocos  puntos  habrán  sido  tan  discutidos  como  el  que  se 
refiere  á  la  invención  del  telescopio,  confundido  por  mucho 
tiempo  con  el  microscopio.  La  crítica  moderna  ha  puesto  en 
evidencia  lo  que  hay  de  verdad  respecto  de  este  asunto,  y  á 
excepción  de  alguno  que  otro  historiador  adocenado,  que  no 
faltan,  sobre  todo  entre  los  franceses,  nadie  niega  ya  al  espa- 
ñol Rogete  Ja  gloria  del  invento,  por  tantos  años  discutida. 

«Es  verosímil,  escribía  Humboldt  hace  cincuenta  años, 
que  el  descubrimiento  accidental  del  telescopio  se  conoció 
por  primera  vez  en  Holanda  á  fines  de  1608.  Según  las  últi- 
mas investigaciones  hechas  en  los  archivos  de  la  ciencia,  los 
hombres  que  pueden  disputarse  la  gloria  de  este  invento, 
son:  Hans  Lippershey,  natural  de  Wessel,  y  anteojero  de 
Middleburgo;  Jacobo  Adriaansz,  apellidado  Meció,  á  quien 
se  atribuye  también  el  intento  de  sustituir  el  metal  por  el 
cristal  en  la  composición  de  los  espejos  ustorios;  y  última- 
mente Zacarías  Jansen...  Cuando  en  Mayo  de  1609  llegó  á 
Venecia  el  anuncio  del  descubrimiento  hecho  en  Holanda  de 
una  nueva  vista,  por  medio  del  telescopio,  Galileo,  que  se 
encontraba  casualmente  en  aquella  ciudad,  adivinó  al  ins- 
tante todo  lo  que  debía  entrar  esencialmente  en  la  composi- 
ción de  este  instrumento,  y  estableció  por  sí  mismo  uno  en 
Padua...  (1).» 

Hoy  se  escribe  con  datos  y  documentos  fehacientes  que 
no  pueden  ser  desmentidos:  «El  descubrimiento  más  impor- 
tante tal  vez  de  la  Física,  en  la  región  puramente  cientí- 
fica, fué  en  aquella  época  (siglo  XVI)  el  telescopio.  La  vul- 
garidad atribuye  en  libros  y  periódicos  esta  invención  al  fa- 
moso Galileo  en  1608,  ó  á  Zacarías  Jansen  en  1604;  pero 
respecto  al  primero,  la  crítica  histórica  ha  demostrado  ya  con 
las  mismas  palabras  del  sabio  florentino  que  no  hizo  más  que 
comprender  la  importancia  de  este  aparato  y  aplicarle  á  las 
investigaciones  astronómicas.  Respecto  al  segundo,  la  crítica 
científica  ha  demostrado  que  su  invento  era  un  microscopio 
compuesto  de  dieciocho  pulgadas  de  longitud,  por  medio 


(1)     Cosmos y  tomo  11,  páginas  400,  401  y  402. 


424  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

del  cual  los  objetos  pequeños  se  agrandaban  de  una  manera 
sorprendente  cuando  se  los  miraba  de  alto  á  bajo,  y  ninguna 
nación  podía  haberlo  demostrado  mejor  que  España,  porque 
los  tres  microscopios  más  notables  que  construyó  Jansen 
vinieron  á  manos  del  marqués  de  Spínola,  que  envió  uno 
como  gran  regalo  á  Felipe  III  y  otro  al  papa  Paulo  V,  reser- 
vándose el  tercero. 

»Pero  remontándonos  á  buscar  el  origen  del  telescopio 
entre  los  documentos  más  antiguos  y  fidedignos,  hay  que 
admitir  que  la  memoria  y  la  tradición  terminan  en  España ,  de 
tal  modo  que  no  hay  noticia  de  ningún  otro  país  que  le  usara 
y  le  construyera  antes,  sin  que  pueda  fijarse  quién  fué  su  ver- 
dadero inventor.  El  principio  fundamental  de  tan  admirable 
instrumento,  el  camino  de  los  rayos  visuales  al  través  de  las 
lentes,  la  modificación  de  la  imagen  en  sus  combinaciones, 
eran  hechos,  no  sólo  conocidos,  sino  demostrados  por  la 
ciencia  española  y  la  italiana.  Sólo  se  desconoce,  pues,  quién 
fué  el  primero  que  aprovechó  estas  propiedades  para  la 
construcción  del  telescopio. 

»No  ha  sido  posible  averiguar  de  dónde  procedía  el  pri- 
mero de  estos  instrumentos  que  se  conoció  en  Italia;  pero 
es  lo  cierto  que  cuando  Jerónimo  Sirturo,  amigo,  compañero 
y  discípulo  de  Galileo,  le  vio  en  sus  manos,  pensó  que  tra- 
yendo uno  á  España  y  propagándole  en  nuestra  patria,  podría 
encontrar  grandes  utilidades;  pensamiento  que  también  tuvo 
Galileo,  que  se  propuso  venir  á  España,  como  nación  capaz 
de  apreciar  mejor  que  ninguna  otra  las  ventajas  de  este  ins- 
trumento y  construir  cien  telescopios  dedicados  á  Felipe  III. 

»Sirturovvino  después,  en  efecto,  y  apenas  traspuso  los 
Pirineos,  según  dice  un  erudito  escritor  de  nuestros  días,  se 
encontró  con  un  arquitecto  español  que  le  arrebató  sus  ilusio- 
nes, enseñándole  armaduras,  antiguas  ya,  y  telescopios  cons- 
truidos con  tal  arte,  que  en  ellos  aprendió  el  curioso  italiano 
á  calcular  su  alcance  y  condiciones  científicas,  exclamando: 
((¡Creía  yo  saber  el  arte  del  telescopio,  y  no  sabía  más  que  la 
exterioridad!»  Y  entonces,  con  lo  que  aquí  había  aprendido, 
y  llamando  á  este  arte  el  Arte  hispano,  y  empleando  en  sus 
explicaciones  con  frecuencia  palabras  españolas,  escribió  la 


EL   MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  425 

primera  obra  que  se  conoce  sobre  el  telescopio.  Pero  oigamos 
al  mismo  Sirturo,  cuyas  palabras  son  por  demás  interesantes 
y  curiosas  para  la  historia  de  la  ciencia  y  del  arte:  «Tomé, 
dice,  el  camino  de  España...  y  al  llegar  á  Gerona  se  acercó 
á  mí  cierto  arquitecto  curioso,  rogándome  le  permitiera  ver 
mi  telescopio.  Disgustado  yo  de  la  importunidad  de  aquel 
hombre,  empecé  por  negarme;  pero  insistió  de  tal  modo,  que 
me  hizo  presumir  si  estaría  dedicado  también  al  arte.  Esta 
sospecha  no  me  engañó,  porque  después  de  haber  observado 
hasta  la  saciedad  un  árbol  distante,  me  manifestó  el  deseo  de 
reconocer  y  manejar  las  lentes,  accediendo  yo  ásu  pretensión 
seguro  de  que,  aun  cuando  quisiera  imitar  el  instrumento,  su 
edad  avanzada  no  correspondería  á  las  fuerzas  de  su  ánimo. 
Examinados  los  cristales  con  mucha  atención,  me  llevó  á  su 
casa,  enseñándome  una  armadura  ya  vieja  de  un  telescopio; 
y  juzgándome  conducido  allí  por  el  favor  del  genio  del  arte, 
hice  amistad  con  él,  y  más  libremente  pude  penetrar  en  aquel 
secreto.  Me  enseñó  luego  las  formas  del  telescopio  delineadas 
en  un  libro,  y  á  mi  ruego  permitió  que  anotase  las  propor- 
ciones con  tres  puntos,  tras  de  lo  cual  no  fué  difícil  repro- 
ducirlas íntegras,  y  luego,  examinadas  y  aumentadas  por 
diarios  experimentos,  darles  perfección  y  redactar  la  Tabla 
que  presento  al  lector.  Nuestro  arquitecto,  según  supe  des- 
pués, era  hermano  ele  Rogete  de  Borgoña,  vecino  en  otro 
tiempo  de  Barcelona,  hombre  de  grande  industria  y  el  pri- 
mero que  en  España  introdujo  y  estableció  el  arte.  Este  tuvo 
tres  hijos,  de  los  cuales,  el  uno  dedicado  á  las  letras  y  á  la 
religión,  tomó  el  hábito  de  Santo  Domingo,  y  siendo  fraile, 
trazó  telescopios.  Nadie  los  ha  trazado  más  exactos  que  estos 
hermanos  Rogetes.  Me  parecía  á  mí  que  había  aprendido  el 
arte,  cuando  solamente  había  aprendido  las  formas.» 

»La  mayor  parte  de  los  historiadores  modernos  han  des- 
conocido este  libro,  incurriendo  en  un  error  tan  vulgar  como 
el  de  atribuir  á  una  persona  en  quien  se  fija  la  opinión  pública 
todo  lo  bueno  ó  todo  lo  malo  de  una  época.  Pero  los  escrito- 
res críticos  y  formales...  no  nos  han  arrebatado  nunca  esta 
gloria,  olvidada,  como  otras  muchas,  por  nosotros  mismos.» 
(Siguen  las  citas  de  autoridades  tan  respetables  como  Ro- 


426  EL    MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD. 


bison  y  Brewster,  entre  los  ingleses,  y  Federico  Maignet  y 
Robert  Collin  entre  los  franceses.)  (i) 

Interminable  resultaría  este  paréntesis  si  hubiéramos  de 
citar  no  más  que  los  nombres  de  los  españoles  ilustres  en  co- 
nocimientos científicos  pertenecientes  al  siglo  XVI.  El  señor 
Picatoste,  maestro  de  cuantos,  después  de  él,  han  escrito  so- 
bre la  materia,  ha  logrado  reunir  en  sus  preciosos  Apuntes 
ciento  cuatro  nombres  eminentes  en  ciencias:  Topografía, 
Arquitectura  y  Perspectiva;  ciento  treinta  y  dos  en  Astrono- 
mía y  Cosmografía;  noventa  en  Astrología,  Pronósticos  y  Re- 
forma del  Calendario;  ciento  cincuenta  y  nueve  en  Geografía 
física,  Navegación,  Viajes  y  Descubrimientos  Geográficos, 
Cronografía,  Mapas  y  su  construcción;  ciento  treinta  y  seis 
en  Filosofía  Natural,  Historia  Natural  y  Física;  treinta  y  nueve 
en  Mecánica,  Instrumentación,  Pesas  y  Medidas,  Artes  é  In- 
dustria; veinticuatro  en  Artillería,  Fortificación  y  Arte  de  la 
Guerra. 

Si  á  éstos  se  añaden  los  de  alquimistas  célebres  del  mis- 
mo siglo  citados  por  el  Sr.  Luanco  en  su  obra  La  Alquimia 
en  España,  tan  celebrada  y  recomendada  por  Menéndez  Pe- 
layo,  más  los  citados  por  D.  Vicente  de  la  Fuente  en  el  tomo  n 
de  su  Historia  de  las  Universidades,  consagrado  todo  él,  ó 
casi  todo,  al  estado  de  la  enseñanza  en  España  en  dicho  siglo, 
se  comprenderá  la  imposibilidad  de  continuar  nuestro  pa- 
réntesis sin  alejarnos  demasiado  del  punto  concreto  en  que 
nos  ocupamos. 

Desde  luego  ha  podido  notarse  que  las  observaciones  re- 
ferentes á  las  propiedades  atractivas  de  ámbares  y  succinos 


(i)  Vallín:  Discurso ,  páginas  103-106.  Coincide  con  el  artículo 
bio-bibliográfico  que  Picatoste  dedica  á  Rogete  en  sus  Apuntes, 
páginas  269-272,  y  ambos  con  mucho  de  lo  que  á  este  propósito  se  ha 
citado  de  Humboldt.  La  importancia  del  descubrimiento  que  con  el 
de  la  fuerza  elástica  del  vapor,  debido  á  Juan  Escrivano,  y  el  de  las 
líneas  magnéticas  sin  declinación,  del  Padre  Acosta,  constituyen  los 
monumentos  más  grandiosos  de  nuestra  pujanza  científica  en  el 
siglo  XVI,  ha  hecho  que  relatásemos  tan  minuciosamente  lo  concer- 
niente á  estas  conquistas  de  la  ciencia  española. 


EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD.  427 

no  rezaban  con  los  físicos  españoles  de  la  época  del  Renaci- 
miento, considerando  ésta  en  sus  límites  más  amplios.  Ni 
por  incidente  aluden  á  la  virtud  eléctrica ,  no  obstante  la 
atención  preferente  que  prestaron  á  las  virtudes  magnéticas, 
y  lo  mucho  que  progresó  esta  rama  que,  andando  el  tiempo, 
se  confundiría  con  la  electricidad.  Estaba  reservado  á  Gui- 
llermo Gilbert  ser  el  iniciador  de  la  creación  de  la  ciencia 
eléctrica,  y  hasta  tanto  que  éste  no  hizo  su  aparición  en  In- 
glaterra, á  nadie  se  le  ocurrió  sacar  partido  de  las  virtudes, 
ya  conocidas  de  los  antiguos,  de  ámbares,  succinos,  lyncu- 
rios  y  piedras  preciosas. 

Seguiremos  añadiendo,  en  comprobación,  los  nombres 
de  otros  notables  físicos  extranjeros,  tales  como  Frascator, 
médico  de  Verona,  en  cuyas  obras  se  habla  de  la  descompo- 
sición de  los  movimientos,  del  magnetismo,  y  se  contiene 
además  un  vago  presentimiento  de  la  atracción  universal  (i); 
Stevin,  mecánico  insigne,  que  descubrió  la  ley  de  la  presión 
ejercida  por  un  líquido  sobre  una  superficie  horizontal;  Ro- 
berto Norman  de  Ratcliffe,  inventor  de  la  aguja  de  inclina- 
ción; Maurolyco  de  Mesina,  ingeniero,  matemático  y  físico 
á  la  vez,  dio  gran  impulso  á  la  Óptica;  explicando  los  fenó- 
menos de  la  visión,  cómo  el  humor  cristalino  concentra  los 
rayos  sobre  la  retina  y,  por  consiguiente,  la  diversa  confor- 
mación del  órgano  en  los  présbitas  y  en  los  miopes,  así  como 
los  distintos  efectos  producidos  en  unos  y  otros  por  los  ante- 
ojos; la  marcha  de  los  rayos  reflejados  por  Jos  espejos  y  re- 
fractados por  las  lentes,  formulando  las  leves  referentes  á  am- 
bos casos;  el  trazado  de  las  cáusticas;  los  fenómenos  relativos 
al  calor  radiante,  á  la  fotometría,  etc.  Jerónimo  Cardan  ó 
Cardano,  uno  de  los  genios  más  sobresalientes  de  esta  época 


(i)  Larousse,  hablando  de  este  físico,  dice  que  dejó  obras  donde 
se  encuentran  puntos  de  vista  interesantes  sobre  la  electricidad  y  el 
magnetismo;  a  laissé  des  ouvrages  oü  Pon  trouve  des  vues  intéressan- 
tes  sur  l' clectricité  et  le  magnetisme  (Dictionnaire,  tomo  xn,  pág.  922); 
afirmación  demasiado  aventurada,  si  se  tiene  en  cuenta  que  Fras- 
cator murió  en  1553 ,  y  hasta  el  1600  no  apareció  la  célebre  obra  de 
Gilbert. 


428  EL   MAGNETISMO   Y  LA   ELECTRICIDAD. 

por  la  universalidad  de  sus  conocimientos,  hizo  observacio- 
nes atinadísimas  sobre  la  Mecánica,  valuó  la  gravedad  y  re- 
sistencia del  aire,  la  densidad  de  muchos  cuerpos  y,  por  últi- 
mo, supo  sacar  más  partido  que  sus  antecesores  de  las  mate- 
máticas aplicadas  á  los  fenómenos  físicos;  Juan  Bautista 
Porta,  autor  de  la  Magia  naturalis,  que  ha  sido  traducida  á 
todas  las  lenguas  de  Europa;  se  le  atribuyó  la  invención  de 
la  cámara  oscura,  de  la  que  hizo  aplicaciones  muy  curiosas, 
comparándola  con  el  ojo;  escribió  acerca  de  las  propiedades 
del  imán  y  sobre  la  refracción  de  la  luz,  sobre  los  espejos  pla- 
nos, cóncavos,  convexos,  ustorios  é  intentó  explicar,  sin  re- 
sultado, cómo  se  pintan  las  imágenes  en  la  retina  (i);  Anto- 
nio de  Dóminis,  arzobispo  de  Spalatro,  estudió  y  explicó 
mejor  que  sus  antecesores  la  formación  y  composición  del 
arco-iris,  acudiendo  á  Ja  refracción  para  confirmar  sus  teo- 
rías respecto  de  este  asunto  y  valiéndose  de  un  globo  de  vi- 
drio lleno  de  agua,  puesto  entre  el  ojo  y  el  sol,  de  modo  que 
el  rayo  solar  llegase  á  los  ojos  descompuesto  en  varios  colo- 
res, según  el  ángulo  con  que  entraba  en  ellos;  Juan  Bautista 
Benedetti,  de  Venecia,  que  á  la  edad  de  veintitrés  años  pu- 
blicó una  Resolución  de  todos  Ws  problemas  de  Euclides  con 
una  sola  abertura  de  compás,  estableció  la  teoría  de  la  caída 
de  los  cuerpos  graves,  probando  que  en  el  vacío  caen  todos 
con  la  misma  velocidad,  aun  cuando  sean  de  volumen  dife- 
rente; hizo  observaciones  muy  curiosas  sobre  la  gravedad  y 
la  elasticidad  del  aire;  explicó  las  variaciones  anuales  de  la 
temperatura  por  medio  de  la  oblicuidad  de  los  rayos  solares, 
los  efectos  de  la  fuerza  centrífuga,  etc.  Juan  Lobsinger,  in- 
ventor y  constructor  del  fusil  de  viento,  que  es  la  aplicación 
más  antigua  del  aire  comprimido  como  fuerza  de  resorte  y 
la  primera  máquina  de  compresión;  Van  Drebbel,  Sauctorio 


(i)  En  la  Historia  de  las  Matemáticas  en  Italia  (núm.  n,  volu- 
men iv),  citada  por  César  Cantú  (Historia  Universal,  tomo  v,  pági- 
na 388,  edic.  citada),  se  dice:  «La  cámara  óptica  había  sido  ya  in- 
ventada por  León  Bautista  Alberti;  pero  aun  antes  de  Porta,  la  cá- 
mara oscura  se  encuentra  descrita  por  Leonardo  de  Vinci  y  por  Car- 
dan o.» 


EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD.  429 

y  otros  muchos,   sin  contar  los  grandes  astrónomos  como 
Ticho-Brahe  y  Copérnico. 

Es  evidente;  la  ciencia  de  la  electricidad  comienza  en  y 
con  Guillermo  Gilbert,  médico  de  la  reina  Isabel  de  Inglate- 
rra, que  nació  en  1540  y  murió  en  i6o3.  Entremos,  por 
tanto,  en  materia,  después  de  tan  larga  digresión,  necesaria 
para  los  fines  de  nuestro  plan. 

Fr,  Justo  Fernández, 

o.  s.  a. 

{Continuará.) 


Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror 


(i) 


XXI 

EL  TRIUNFO  DE  MARAT 

Jueves  25  de  Abril  de  1793 


ueblo,  mañana  se  presenta  tu  incorruptible  defensor 
ante  el  Tribunal  revolucionario))  (2).  Este  Aviso  al 
lector  publicado  anteayer  por  el  periódico  de  ¿Marat, 
fijado  en  las  esquinas  y  llevado  hasta  los  arrabales,  produjo 
su  efecto.  Muchos  descamisados  pasaron  la  noche  en  la  sala 
del  Tribunal  (3),  y  ayer,  antes  de  las  ocho  de  la  mañana,  to- 
das las  salas  del  Palacio  de  Justicia,  los  pasillos,  los  patios  y 
las  calles  inmediatas,  estaban  invadidos  por  inmensa  muche- 
dumbre cantando  la  Carmañola  y  el  Himno  de  los  Marse- 
lleses  y  dando  gritos  formidables  de:  /  Viva  Marat!  ¡  Viva  el 
amigo  del  pueblo!  ¡Abajo  los  Rol andis tas l  ¡Mueran  los  Bris- 
sotistas! 


(1)  Véase  la  pág.  354. 

(2)  El  Publicista  de  la  República  francesa,  por  Marat,  el  amigo  del 
pueblo,  diputado  á  la  Convención  y  autor  de  varias  obras,  núm.  176. 
Martes  23  de  Abril  de  1793.  Imprenta  de  Marat,  calle  de  los  Fran- 
ciscanos, frente  á  la  de  Haute-Feuille. 

(3)  Juan  Pablo  Marat,  el  amigo  del  pueblo ,  por  Alfredo  Bougeard. 
tomo  11,  p.  219. 


DIARIO   DE   UN   VECINO    DE   PARÍS   DURANTE    EL    TERROR.  431 


Cuando  penetró  Marat  en  la  sala,  escoltado  por  algunos 
de  sus  colegas  en  la  Convención,  un  coronel  de  la  Guardia 
Nacional,  un  capitán  de  fragata  y  varios  administradores  y 
municipales  que  habían  pasado  la  noche  con  él  en  la  Con- 
serjería (i),  fué  saludado  con  atronadores  aplausos. 

El  Tribunal,  presidido  por  el  ciudadano  Montané,  los  ju- 
rados y  el  ciudadano  Fouquier-Tinville,  fiscal  público,  le  reci- 
bieron con  señaladas  muestras  de  exquisita  deferencia.  Rou- 
sillon,uno  de  los  jueces,  dijo  el  lunes  en  el  club  de  los  Fran- 
ciscanos: «Nada  temáis  por  su  cabeza.  Hablan  de  meterle 
preso;  yo  os  invito  á  acuchillar  al  que  se  atreva  á  poner 
su  mano  sacrilega  sobre  el  Amigo  del  pueblo...  Que  nos 
lleve  el  pueblo  también  toda  la  facción  Girondina  ,  y  veréis 
quiénes  tienen  la  cabeza  sobre  los  hombros  al  salir  del  Tri- 
bunal (2).» 

Apenas  hubo  entrado  Marat,  dijo  á  sus  jueces:  «Ciuda- 
danos, no  es  ningún  culpable  el  que  se  presenta  ante  vosotros; 
es  el  apóstol  y  mártir  de  la  libertad;  los  que  han  dado  el  de- 
creto de  acusación  contra  mí,  son  un  grupo  de  facciosos  é 
intrigantes»  (3).  Desde  sus  primeras  palabras  tuvo  ya  la  sa- 
tisfacción de  ver  que,  más  bien  que  un  acusado  compare- 
ciendo ante  sus  jueces,  era  un  soberano  al  frente  de  sus 
subditos;  evidentemente  íbamos  á  asistir,  no  ai  proceso,  sino 
al  triunfo  de  iMarat. 

El  Amigo  del  pueblo  se  presentó  aquel  día  vestido  con 
cierta  escrupulosidad.  En  vez  de  la  hopalanda  que  usaba  á 
diario,  llevaba  una  levita  que  había  sido  verde,  con  cuello 
de  armiño,  amarillento,  y  había  renunciado  ese  gran  día  al 
pañuelo  -burdo  y  sucio  con  que  acostumbraba  á  rodear  la 
cabeza;  su  frente  descubierta  esperaba  las  coronas  y  las 
flores. 

Leída  el  acta  de  acusación,  se  procede  al  examen  de  los 
testigos.  El  debate  versa  exclusivamente  sobre  un  artículo 


(i)     Alfredo  Bougeard,  obra  citada. 

(2)  J--P.  BriSsot  á  sus  comitentes,  p.  26. 

(3)  Boletín  del  Tribunal  criminal  revolucionario ,  núm.  16. 


432  DIARIO    DE   UN   VECINO    DE   PARÍS  y 

de  El  Patriota  francés,  y  á  petición  del  fiscal  público  citan  á 
Brissot  para  que  se  presente  en  la  audiencia.  Los  aplausos 
con  que  fué  acogida  la  decisión  eran  tan  prolongados,  que  el 
mismo  Marat  tuvo  que  imponer  silencio  ai  auditorio;  justo 
es  que  conserve  el  orden  en  la  sala,  puesto  que  él  es  el  ver- 
dadero presidente  de  la  audiencia.  Siguen  examinando  á 
algunos  testigos,  preguntándoles  exclusivamente  acerca  del 
artículo  de  El  Patriota,  completamente  distinto  del  asunto 
del  proceso  (i).  El  presidente  del  Tribunal  anuncia  que  la 
Convención,  vista  la  carta  por  él  escrita  al  Jefe  de  la  Asam- 
blea, pidiendo  que  compareciese  Brissot,  pasa  á  la  orden 
del  día;  dicho  esto,  concedió  la  palabra  á  Marat.  La  defensa 
del  Amigo  del  pueblo  se  redujo  á  una  larga  crítica  de  sus 
colegas,  y  todas  sus  frases  fueron  recibidas  con  aplausos. 

Las  preguntas  sometidas  al  veredicto  de  los  jurados  son 
las  siguientes: 

i  ,a  ¿Es  cierto  que  en  escritos  titulados  El  Amigo  del  pue- 
blo, por  Marat,  y  El  Publicista,  el  autor  ha  provocado:  i.°, 
al  pillaje  y  al  crimen;  2.0,  al  establecimiento  de  un  poder 
contrario  á  la  soberanía  del  pueblo,  y  3.°,  al  envilecimien- 
to y  disolución  de  la  Convención  Nacional? 

2.a    Juan  Pablo  Marat  ¿es  autor  de  esos  escritos? 

3.a     En  dichos  escritos   ¿ha  manifestado  Juan  Pablo  Ma- 


(1)  He  aquí  el  artículo  de.  El  Patriota  francés,  publicado  en  el 
número  del  17  de  Abril  de  1793  (no  del  16,  como  dice  erróneamente 
el  Boletín  del  Tribunal  revolucionario):  «Un  triste  suceso  viene  á  en- 
señar á  los  anarquistas  cuáles  son  los  funestos  frutos  de  su  afrentosa 
doctrina.  Un  inglés  cuyo  nombre  me  reservo,  había  abjurado  de  su 
patria,  porque  él  detesta  á  los  reyes;  viene  á  Francia  esperando  en- 
contrar la  libertad,  pero  no  ve  más  que  su  máscara  cubriendo  el 
rostro  repugnante  de  la  anarquía.  Sumamente  contrariado  ante  tal 
espectáculo,  resuelve  matarse,  y  antes  de  morir  escribe  con  mano 
temblorosa  estas  palabras,  en  un  papel  que  hoy  pertenece  á  un  ex- 
tranjero célebre:  «Vine  á  Francia  para  gozar  de  la  libertad,  pero 
«Marat  la  ha  asesinado.  La  anarquía  es  aún  más  cruel  que  el  despo- 
tismo. No  puedo  sufrir  el  doloroso  espectáculo  del  triunfo  de  la  im- 
becilidad y  de  la  inhumanidad  sobre  el  talento  y  la  virtud.» 


DURANTE   EL    TERROR.  433 


rat   intenciones   criminales   y    contrarrevolucionarias?   (i). 

Los  jurados  se  retiraron  para  deliberar,  y  después^  de  cua- 
renta y  cinco  minutos  volvieron  á  la  audiencia. 

El  ciudadano  Dumont,  primer  jurado,  expuso  su  dicta- 
men en  estos  términos: 

«He  examinado  atentamente  los  pasajes  citados  de  los 
periódicos  de  Marat,  y  para  apreciarlos  mejor  he  tenido  en 
cuenta  el  carácter  muy  conocido  del  acusado  y  el  tiempo  en 
que  ha  escrito.  Yo  no  puedo  suponer  intenciones  criminales 
ni  contrarrevolucionarias  en  el  intrépido  defensor  de  los  de- 
rechos del  pueblo.  Es  difícil  reprimir  la  justa  indignación 
cuando  se  ve  que  por  todas  partes  el  país  es  objeto  de  traicio- 
nes; y  declaro  que  en  los  escritos  de  Marat  no  he  hallado 
nada  que  demuestre  los  delitos  de  que  se  le  acusa  (2).  » 

Los  demás  jurados  declararon  que  no  estaban  probados 
los  hechos. 

Según  eso,  Fouquier-Tinville  declaró  que  Juan  Pablo 
Marat  quedaba  exento  de  la  acusación  dirigida  contra  él,  y, 
por  tanto,  que  inmediatamente  fuese  puesto  en  libertad. 

Apenas  el  Tribunal,  conforme  á  ley,  pronunció  la  sen- 
tencia absolutoria,  resonó  en  la  sala  una  salva  de  frenéticos 
aplausos,  que  inmediatamente  tuvieron  eco  en  las  salas  inme- 
diatas, en  los  pasillos  y  en  los  patios  del  palacio.  Ciñen  á 
la  cabeza  de  Marat  corona  de  encina  y  se  agolpan  todos  al- 
rededor de  él,  disputándose  el  honor  de  abrazarle.  Los  ofi- 
ciales municipales,  los  guardias  nacionales,  los  artilleros,  los 
gendarmes  y  los  húsares  que  había  en  la  sala,  temiendo  que 
le  ahogasen,  forman  doble  fila  y  le  colocan  en  medio  (3). 
Entonces  se  pusieron  en  marcha,  y  al  llegar  el  cortejo  á  la 
escalera  principal,  hace  alto  para  que  los  ciudadanos  que 
estaban  en  la  escalera  y  en  el  patio,  contemplen  á  su  gusto 
al  Amigo  del  pueblo  (4);  pero  el  Amigo  del  pueblo  es  de  baja 


(1) 

Boletín,  núm,  18. 

(2) 

Boletín,  núm.  17. 

(3) 

El  Publicista  de  la  República  francesa,  núm»  181. 

(4) 

Ibidem. 

28 

434  DIARIO   DE    UN   VECINO   DE   PARÍS 


estatura,  apenas  se  le  ve,  le  ven  mal.  Uno  de  los  sillones 
ocupados  por  los  jueces  pasa  de  mano  en  mano,  y  dos  hom- 
bres vigorosos  cogen  en  sus  brazos  al  triunfador,  le  levantan 
en  el  sillón  y...  dominando  á  la  multitud  que  aplaudía  y  gri- 
taba de  alegría,  en  el  palacio  mismo  de  San  Luis  y  á  dos 
pasos  de  la  Santa  Capilla,  aparece  radiante,  esplendente, 
cubierta  de  manchas  y  coronada  de  flores,  la  cabeza  del 
inmundo  bandido,  la  verdadera  máscara  de  Marat. 

En  el  muelle  del  Reloj  fué  recibido  el  cortejo  con  un  in- 
menso clamoreo  de  ¡viva  Marat!  ¡  Viva  el  pueblo!  ¡  Viva  la 
República!  Las  dos  márgenes  del  Sena,  las  calles  y  los  puen- 
tes, en-  toda  la  extensión  que  alcanzaba  la  vista,  estaban  cu- 
biertos, inundados  por  una  ola  inmensa  de  gente.  El  sillón 
que  lleva  á  Marat  y  á  sus  coronas  avanza  con  lentitud  su- 
biendo y  descendiendo  á  impulsos  del  oleaje  de  la  muche- 
dumbre. A  veces  se  cree  que  va  á  desaparecer,  pero  pronto 
vuelve  á  mostrarse  triunfante  y  soberbio.  A  los  gritos  con  que 
le  saludan  y  á  las  flores  con  que  le  obsequian,  responde  Ma- 
rat con  sonrisas  que  le  hacen  aún  más  repugnante.  Mueve  la 
cabeza,  se  agita  en  su  sillón  como  un  epiléptico,  ostenta  con 
orgullo  el  pecho  descubierto,  y  pone  la  mano  sobre  el  cora- 
zón... ¡el  corazón  de  Marat!  De  trecho  en  trecho,  los  oradores 
de  los  clubs  y  los  de  las  secciones  detienen  el  cortejo,  pro- 
nuncian arengas  y  ofrecen  coronas  ai  objeto  de  su  culto;  por 
eso  emplearon  más  de  una  hora  desde  el  Palacio  de  Justicia 
al  Puente  Nuevo. 

Al  llegar  á  la  calle  de  la  Moneda,  las  mujeres  del  Mer- 
cado cubren  literalmente  de  flores  á  Marat,  y  el  infeliz, 
aturdido,  ciego  y  medio  asfixiado,  sacude  la  cabeza  y  de  sus 
mugrientos  cabellos,  de  su  cuello  cobrizo  y  del  amarillento 
armiño  que  sirve  de  cuello  á  la  levita,  cae  una  verdadera  llu- 
via de  lilas  y  rosas.  El  entusiasmo  iba  en  aumento  y  en  la 
calle  de  Saint-Honoré  llegó  á  su  apogeo;  los  espectadores 
llenaban  materialmente  la  calle,  las  escaleras  de  las  igle- 
sias (i)  y  las  ventanas  de  las  casas,  y  todo  estaba  sembrado 
de  cintas,  guirnaldas  y  ramilletes.  El  Amigo  del  pueblo  ha 


(i)     El  Publicista  de  la  Repiiblica  francesa,  núm.  181 


DURANTE   EL    TERROR.  435 


recibido  hoy  suficientes  flores  para  coronar  las  25o. ooo  ca- 
bezas que  había  pedido  en  su  periódico.  Y  mientras  la  tie- 
rra daba  sus  flores  y  la  primavera  vaciaba  su  canastillo  á  los 
pies  de  Marat,  el  sol  ofrecía  sus  rayos  y  aumentaba  el  es- 
plendor de  esta  fiesta  inaudita. 

Cuando,  sofocado  por  el  calor,  agobiado  de  fatiga,  con 
la  cabeza  abrasada  y  casi  loco  de  rabia,  vi  el  odioso  cortejo 
á  dos  pasos  de  mí,  maldije  la  estupidez  del  pueblo  y  la  indi- 
ferencia del  cielo,  que  extendía  sobre  la  cabeza  de  Marat  su 
hermoso  pabellón  azul  en  forma  de  dosel  triunfal.  El  cortejo 
seguía  avanzando,  llegaba  ya  junto  á  mí;  quise  cerrar  los 
ojos,  pero  no  sé  qué  poder  irresistible  me  obligó  á  abrirlos 
inmediatamente;  los  fijo  en  el  implacable  azul  del  cielo,  y 
veo  que  del  mismo  cielo  que  acababa  de  maldecir  salían  mul- 
titud de  obispos,  sacerdotes,  vírgenes  y  ancianos,  en  cuyos 
rostros  creí  reconocer  los  de  los  mártires  del  convento  de 
Carmelitas  y  de  San  Fermín,  de  la  Abadía  y  de  la  Forcé. 
Lívidos,  con  una  herida  en  el  costado  y  las  manos  extendi- 
das, desplegaban  sus  sudarios,  que  formaban  por  encima  de 
toda  esta  pompa,  de  ese  sillón  lleno  de  guirnaldas  y  de  esa 
cabeza  coronada  de  rosas  ,  una  inmensa  mancha  negra. 
Continuaban,  sin  embargo,  lloviendo  flores  de  todas  las  ven- 
tanas sobre  la  cabeza  de  Marat,  pero  ya  no  llegaban  á  él; 
su  frente  no  recibía  más  que  las  gotas  de  sangre  que  caían 
del  costado  abierto  de  sus  víctimas. 

Los  gritos  de  ¡viva  Marat!  salían  sin  cesar  de  todos  los 
labios,  pero  se  desvanecían  en  el  aire  como  un  vago  sonido, 
y  desde  lo  alto  del  cielo  descendía  este  clamor  vengador: 
¡Septiembre,  Septiembre!...  ¿  Cuánto  tiempo  duró  esta  vi- 
sión? Al  volver  en  mí ,  el  cortejo  había  pasado;  el  sol  abra- 
saba las  piedras  cubiertas  de  flores,  y  como  pálidos  fantasmas 
se  deslizaban  por  el  bello  azul  del  cielo  hermosas  nubes  blan- 
cas orladas  de  rosa... 

Eran  las  cinco  de  la  tarde  cuando  la  Convención  reci- 
bió aviso  de  que  Marat  y  su  cortejo  estaban  á  la  puerta  de  la 
Asamblea.  Presidía  el  girondino  Lasource,  y  quiso  levantar 
la  sesión;  pero  la  Montaña  y  las  tribunas  se  opusieron.  A 
continuación  invaden  la  barra,  y  el  zapador  Rocher,  que  fué 


436  DIARIO    DE   UN   VECINO   DE   PARÍS 

carcelero  de  Luis  XVI  (i),  toma  la  palabra:  ((Ciudadano  pre- 
sidente, dice:  os  devolvemos  al  valiente  Marat;  nosotros 
sabremos  confundir  á  todos  sus  enemigos.  Le  he  defendido 
ya  en  Lyon  y  le  defenderé  aquí,  y  el  que  quiera  la  cabeza  de 
Marat,  tendrá  también  la  del  zapador  (2).  Presidente,  os  pe- 
dimos permiso  para  desfilar  ante  la  Asamblea.» 

Concedido  el  permiso,  guardias  nacionales,  militares,  ofi- 
ciales municipales  con  escarapelas,  hombres,  mujeres  y  ni- 
ños se  precipitan  en  el  recinto  de  la  Asamblea  gritando:  /  Viva 
la  República!  ¡Viva  Marat!  ¡Viva  el  Amigo  del  pueblo! 
Una  parte  del  cortejo  ocupa  los  bancos  de  los  diputados,  y 
en  la  sala  toda  resuenan  reiteradas  aclamaciones.  Por  fin  en- 
tra Marat  en  brazos  de  los  guardias  nacionales,  con  la  frente 
ceñida  por  una  corona  de  laurel,  y  su  aparición  despierta  en 
las  tribunas  un  entusiasmo  rayano  en  delirio.  Sus  colegas 
de  la  Montaña  le  abrazan,  y  él  les  entrega  las  coronas  con 
que  tenía  cargados  ios  brazos  y  la  cabeza.  Le  llevan  á  la  tri- 
buna, y  en  un  largo  rato  los  aplausos  le  impiden  hablar;  por 
fin  impone  él  mismo  silencio,  y  dice:  ((Legisladores:  se  me 
ha  inculpado  pérfidamente,  pero  un  juicio  solemne  ha  hecho 
triunfar  mi  inocencia.  Os  presento  un  corazón  puro;  yo  con- 
tinuaré defendiendo  los  derechos  del  hombre,  del  ciudadano 
y  del  pueblo  con  toda  la  energía  que  el  cielo  me  ha  conce- 
dido» (3). 

El  público  redobla  los  aplausos,  que  se  prolongan  durante 
algunos  minutos,  y  por  todas  partes  gritan:  /  Viva  Marat! 
¡  Viva  la  Montaña!  Los  diputados  de  la  izquierda  agitan  sus 
sombreros,  y  los  patriotas  que  han  escoltado  á  Marat  tiran 
sus  gorros  de  color  rojo.  Comienza  de  nuevo  el  desfile;  la 


(1)  «Rocher,  carcelero  de  la  Torre,  cuando  la  familia  real  bajaba 
al  jardín,  se  colocaba  junto  á  la  última  puerta  con  una  larga  pipa  en 
la  boca:  al  pasar  las  princesas  les  echaba  el  humo  á  la  cara,  y  los 
soldados  se  reían  á  carcajadas  y  les  dirigían  frases  ofensivas.»  (Me- 
morias para  la  Historia  de  la  Asamblea  Constituyente  y  de  la  Revolución 
de  1879,  por  el  marqués  de  Ferriéres,  t.  ni,  pág.  274.) 

(2)  El  Publicista  de  la  República  francesa,  núm.  181. 

(3)  Monitor  del  26  de  Abril  de  1793. 


DURANTE   EL    TERROR.  437 


Gironda  puede  ver  su  sentencia  de  muerte  en  los  gritos  de 
la  muchedumbre,  en  los  gestos,  en  la  cara  de  los  descamisa- 
dos, que  llevan  en  triunfo  al  hombre  por  ella  acusado,  (i). 


«Michelet,  en  su  Historia  de  la  Revolución  no  ha  come- 
tido más  que  un  solo  error  en  lo  que  se  refiere  á  los  hechos.» 
Quien  ha  dado  á  Michelet  este  título  de  exacto,  es  Julio  Si- 
món, en  la  Biografía  que  le  dedicó  como  secretario  perpe- 
tuo de  la  Academia  de  Ciencias  morales  y  políticas.  ¡Un  solo 
error!  Si  hemos  de  decir  la  verdad,  la  obra  del  célebre  histo- 
riador está  plagada  de  innumerables  errores,  y  para  descu- 
brirlos y  ponerlos  todos  de  manifiesto  se  necesitarían  algunos 
volúmenes.  Señalaré  ahora  uno,  que  hallo  en  el  relato  del 
proceso  de  Marat,  y  que  es  muy  notable.  Dice  Michelet  en  el 
tomo  v,  páginas  484,  485  y  486:  «Los  Girondinos  habían  en- 
viado á  Marat  á  un  Tribunal  formado  por  robespierristas  ó 
maratistas.  El  presidente  era  Robespierre  en  la  persona  del 
meloso  Hermán  de  Arras,  su  amigo;  el  vicepresidente  era  él 
mismo,  representado  por  Dumas,  del  Franco-Condado.  Allí 
estaban  los  individuos  con  que  más  tarde  se  reconstituyó  la 
Commune  (Payan,  Cofñnhal)-,  el  pintor  Topino  Lebrun  le 
sustituía  en  el  tribunal...;  su  impresor  Nicolás  era  jurado  re- 
volucionario... y  al  frente  de  todos  ellos  Antonelle,Dobsent... 
Souberbielle.yy 

Ni  uno  solo  de  los  personajes  citados  por  Michelet  tomó 
parte  en  el  proceso  de  Marat;  en  Abril  de  179'$  ninguno  de 
ellos  formaba  aún  parte  del  Tribunal  revolucionario,  ni  como 
jueces  ni  como  jurados.  Según  el  expediente  de  la  audiencia, 


(1)  «¡Y  este  hombre  es  llevado  en  triunfo  al  seno  mismo  de  la 
Convención  á  quien  acaba  de  ultrajar!  ¡Allí  "se  presenta  como  vence- 
dor, y  Danton  llama  día  hermoso  al  día  de  duelo  para  la  virtud  y  para 
la  libertad!  ¡Y  Osselin  pide  que  se  inserte  en  el  Boletín  ese  escanda- 
loso juicio!  ¡Y  la  Asamblea  enmudece  y  cierra  los  ojos  ante  la  pre- 
varicación, ante  la  violación  de  la  ley,  ante  el  ultraje  inferido  á  la 
Representación  nacional!»  (J.-P.  Brissot  á  sus  comitentes,  pág.  26.) 


438  DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS 

en  la  sesión  del  24  de  Abril  de  1793  formaron  el  Tribunal  los 
siguientes:  Santiago  Bernardo  María  Montané,  presidente; 
Esteban  Foucault  y  Antonio  Roussillon,  jueces;  Dumont, 
Coppins,  Jourdeuil,  Fallot,  Ganney,  Leroy,  Brochet,  Dn- 
plain,  Saintex  y  Chretien,  jurados.  (Archivos  W  269,  nú- 
mero 16;  legajo  Marat.) 

Si  nada  hay  tan  raro  como  la  exactitud  en  los  historia- 
dores de  la  Revolución,  debería,  á  lo  menos,  encontrarse  en 
aquellos  escritores  que  han  limitado  sus  trabajos  á  monogra- 
fías de  algún  personaje  ó  de  algún  episodio  particular,  pero 
no  sucede  así.  Alfredo  Bougeard,  por  ejemplo,  que  escribió 
una  Vida  de  Marat,  el  Amigo  del  pueblo  (dos  volúmenes 
en  8.°,  París,  i865),  trata  de  mentirosos  y  calumniadores  á 
los  que  acusan  á  Marat  de  haber  pedido  270.000  cabezas,  y 
afirma  que  esa  cifra  es  pura  invención,  y  que  en  ninguna 
parte  se  encuentra.  Basta  abrir  el  Monitor  para  convencerse 
de  lo  contrario,  pues  en  el  extracto  de  la  sesión  celebrada 
por  la  Convención  el  24  de  Octubre  de  1792,  se  lee: 

«N. — Pido  que  se  tome  declaración  á  todos  los  que  cono- 
cen la  conducta  de  Marat.  Yo  sé  que  un  miembro  de  esta 
Asamblea  le  ha  oído  decir  que  para  tener  tranquilidad  era 
preciso  cortar  270.000  caberas. 

»  Vermont. — Yo  declaro  que  Marat  ha  defendido  esa  pro- 
posición en  mi  presencia. 

»Marat. — Es  cierto;  esa  es  mi  opinión,  y  la  sostengo.» 

(Monitor  de  1792,  núm.  3oo. — Historia  parlamentaria 
de  la  Revolución  francesa,  por  Buchez  y  Roux,  tomo  xix, 
Pág.  379.) 


DURANTE    EL   TERROR.  439 


XXII 

El  casamiento  de  Mad.  Récamier. 

Sábado  27  de  Abril  de  1793. 

Muchas  veces  parece  que  se  complace  el  destino  en  unir 
las  cosas  más  opuestas.  El  miércoles  24  de  Abril,  á  la  misma 
hora  en  que  las  calles  de  París  presenciaban  el  triunfo  de 
Marat,  se  efectuaba  el  casamiento  de  Mlle.  Julieta  Bernard 
con  M.  Récamier,  uno  de  los  principales  banqueros  de  la 
capital.  Por  la  noche  algunos  amigos,  accediendo  á  la  invi- 
tación de  M.  Bernard,  se  reunieron  en  su  hotel  de  la  calle  de 
Saints-Péres,  núm.  i3  (1).  Algo  repuesto  de  las  fuertes  emo- 
ciones de  aquel  día,  fui  yo  también  hacia  las  diez  de  la  noche 
y  encontré  allí  al  banquero  Tassin  y  su  hermano  (2),  Lemon- 
tey,  antiguo  diputado  en  la  Asamblea  legislativa  (3),  La 
Harpe  y  otras  varias  personas.  Al  entrar  en  el  salón,  la  bella 
Julieta  se  acercó  á  mi  tendiéndome  la  mano.  En  la  calle  de 
Saint-Honoré  había  visto  el  crimen  en  todo  su  horror,  y 
ahora  contemplo  la  inocencia  con  toda  su  belleza.  Tiene  Ju- 
lieta quince  años  y  medio  (4),  cabellos  castaños  y  rizados, 
en  su  frente  se  refleja  la  pureza  encantadora,  de  nariz  fina  y 
regular,  boca  pequeña  y  labios  sonrosados,  dentadura  que 


(1 )  Recuerdos  y  correspondencia  formados  con  l  os  escritos  de  Mad.  Ré- 
camier ,  por  Mad.  Carlota  Lenormant,  su  sobrina.  Tomo  1. 

(2)  Tassin  (Luis  Daniel),  banquero,  diputado  suplente  del  estado 
llano  de  la  ciudad  de  París  en  los  Estados  generales  y  oficial  del  ba- 
tallón de  Filles-Saint-Thomas,  del  que  era  primer  comandante  su 
hermano  Tassin  de  Lestang.  Los  dos  hermanos  Tassin  comparecieron 
ante  el  Tribunal  revolucionario  y  fueron  guillotinados  el  mismo  día, 
13  de  Floreal,  año  II  (2  de  Mayo  de  1794). 

(3)  Lemontey  (1762-1826),  miembro  de  la  Academia  Francesa, 
era  natural  de  Lyon,  como  Mad.  Récamier. 

(4)  Mad.  Récamier  (Juana  Francisca  Julia  Adelaida  Bernard) 
había  nacido  en  Lyon  el  3  de  Diciembre  de  1777. 


440  DIARIO   DE   UN   VECINO   DE    PARÍS 

parece  de  perlas,  un  brillo  de  tez  incomparable,  cabeza  es- 
belta, talle  elegante,  formas  graciosas  y,  sobre  todo,  una 
fisonomía  llena  de  candor,  que  es  irresistiblemente  atractiva 
por  su  expresión  de  bondad;  tal  es  la  que  ahora  se  llama 
Mad.  Récamier,  tan  esbelta,  tan  aérea,  tan  espléndidamente 
hermosa,  que  á  veces  creíamos  ver  en  ella  al  ángel  de  la  re- 
conciliación y  de  la  paz.  Al  pasar  ella  por  el  salón  me  recordó 
Lemontey  lo  que  el  duque  de  San  Simón  dice  de  la  duquesa 
deBorgoña:  «Las  gracias  brotan  por  sí  mismas  de  todos  sus 
pasos,  de  todos  sus  movimientos...  el  paseo  de  una  diosa  por 
las  nubes.»  Et  vera  incessu patuit  dea,  dijo  sonriendo  Réca- 
mier, que  tiene  gusto  en  citar  versos  deHoracio  y  Virgilio  (i). 
No  es  Lemontey  de  los  que  suelen  estar  desprevenidos,  y 
continuó  á  su  vez: 

Non  Beroe  vobis,  non  haec  Rhoeteia... 
Est  Dorycli  conjux;  divini  signa  decoris, 
Ardentesque  nótate  oculos;  qui  spiritus  illi, 
Qui  vultus  vocisve  sonus,  vel  gressus  eunti  (2). 

Récamier  había  salido  del  salón,  y  al  terminar  la  tertulia 
apareció  con  las  manos  llenas  de  flores  de  lis,  y  depositándo- 
las á  los  pies  de  su  joven  esposa,  nos  dijo:  Manibus  date 
lilia  plenis. 

«No,  no,  dijo  Mad.  Bernard  con  voz  grave  y  triste;  no  es 
hoy  día  de  flores.»  Entonces  me  fijé  en  que  los  salones  de 
Mad.  Bernard,  ordinariamente  tapizados  de  flores  (3),  no 
tenían  ni  una  sola.  «Tiene  razón  Mad.  Bernard,»  repuso  Ré- 
camier. «Las  flores  son  hoy  para  Marat,»  añadió  en  voz  baja, 
como  si  temiera  que  ese  nombre  infame  envenenase  la  at- 


(1)  Recuerdos  y  correspondencia,  etc.,  t.  1. 

(2)  Eneida  ,  lib.  v.  El  abate  Delille  traduce  así  estos  versos: 
«No,  no  es  Beroe  á  quien  yo  veo  aquí... — Mirad:  ¿son  esos  rasgos  de 
un  mortal? — Observad  sus  miradas  centelleantes,  los  movimientos, 
las  formas,  el  destello  de  la  divinidad.» 

(3)     Salones  políticos  de  París  después  del  Terror,  por  Luis  La- 
cour,  pág.  j8. 


DURANTE   EL    TERROR.  441 


mósfera  pura  y  venturosa  que  respirábamos  en  aquellos  cor- 
tos instantes. 

Salí  de  allí  con  Lemontey,  quien  me  dijo:  «Ya  lo  veis,  es 
imposible  que  haya  una  reunión  íntima,  una  fiesta  de  familia 
que  no  sea  turbada  por  el  espectro  de  la  Revolución.  En  vano 
el  amable  Récamier  ha  evocado  al  dulce  Virgilio  y  sus  son- 
rientes descripciones;  todos  teníamos  fijos  en  el  pensamiento 
estos  otros  versos  en  que  el  poeta  parece  adelantarse  á  des- 
cribirnos los  monstruos  vomitados  por  el  infierno  y  corona- 
dos por  la  ciudad  de  París: 

Tristius  haud  illis  monstrum,  nec  saevior  ulla, 
Pestis,  et  ira  deum  Stygiis  sese  extulit  undis»  (i). 

E.  Biré. 

(Continuará.— Prohibida  la  reproducción.) 


(i)     Eneida,  lib.  v. 


Revista  de  Revistas 


Revista  Contemporánea. — 15  de  Junio  de  1900.  Madrid. 

Zenobia,  comedia  inédita  de  D.  Ramón  de  la  Cruz. 

Imitaciones  castellanas  del  Quijote,  por  Emilio  Cotarelo. 

Jacinto  Jerónimo  Espinosa,  por  Silverio  Moreno. 

Curiosidades  físico -astronómicas  (conclusión),  por  Ramiro  Blanco. 

Opúsculo  político- geográfico  del  planeta,  por  Arturo  Llopis. 

Carta  á  Lorenzo,  por  Antonio  Frates. 

La  organización  del  trabajo,  por  Manuel  Gil  Maestre. 

30  de  Junio  de  1900. 

Zenobia  (continuación) ,  comedia  inédita  de  D.  Ramón  de  la 
Cruz. 

Opúsculo  político- geográfico  del  planeta  (conclusión) ,  por  Arturo 
Llopis. 

La  Exposición  por  fuera,  por  L.  García-Ramón. 

Algo  del  eclipse  de  28  de  Mayo  de  1900  ,  por  el  Dr.  Emilio  Ribera. 

La  organización  del  trabajo  (continuación)  ,  por  Manuel  Gil 
Maestre. 

Una  opinión  en  pro  de  que  estamos  en  el  siglo  XX  ,  por  Pedro  Pa- 
blo Blanco. 

La  tela  de  araña,  por  Antonio  Frates. 

La  vida  de  una  madre,  por  Lorenzo  Salazar. 

Imitaciones  castellanas  del  Quijote. — Casi  todos  los  continuadores 
de  Cervantes,  comprendiendo  quizá  que  en  lo  principal  era  inimita- 
ble el  Quijote,  se  refugiaron  en  la  parte  de  sátira  que  contiene  ,  acu- 
mulando en  uno  ó  dos^tipos  los  caracteres  de  aquello  sobre  que  que- 
rían  hacer  recaer  la  censura.  «A  mediados  del  siglo  XVIII  son  los 


REVISTA   DE   REVISTAS.  443 


malos  predicadores;  más  adelante  las  nuevas  industrias  y  la  fiebre 
de  invenciones;  luego  las  ideas  revolucionarias  ;  después  la  política; 
más  tarde  los  resultados  de  la  filosofía  moderna;  y,  por  fin,  en  el  pe- 
ríodo crítico  y  reflexivo  actual  ,  el  móvil  de  la  imitación  es  el  entu- 
siasmo que  producen  las  innumerables  bellezas  literarias  del  Quijote, 
que  son  las  que,  sin  otro  alcance,  se  procuran  reproducir.» 

No  solo  en  España  tuvo  imitadores  el  Quijote,  también  en  el  ex- 
tranjero inspiró  esta  obra  el  numen  de  sus  poetas  y  novelistas.  «A 
nuestra  noticia  han  llegado  quince  imitaciones  inglesas  ,  veinticua- 
tro francesas  ,  diecisiete  alemanas  ,  una  italiana  y  dos  holandesas,» 
si  bien  todas  ellas  de  poco  valor  estético  ,  aunque  algunas  lograron 
en  su  tiempo  gran  celebridad,  debido  á  las  circunstancias  históricas 
en  que  aparecieron,  como  sucedió  con  el  Hudibras  de  Samuel  Butler, 
en  el  que  los  realistas  ingleses  no  vieron  más  que  una  aguda  sátira 
contra  los  puritanos  y  una  apología  en  favor  de  la  restauración  mo- 
nárquica. 

Famosas  son  también  otras  dos  imitaciones  del  Quijote  ,  no 
tanto  por  su  mérito  real ,  cuanto  por  el  nombre  de  los  autores  que 
las  compusieron,  como  el  Don  Silvio  de  Mosalva,  primera  producción 
del  después  célebre  poeta  Cristóbal  Martín  Wieland,  contra  los  que 
creían  en  brujas,  duendes  y  otras  cosas  semejantes,  y  el  Pharsamond  ó 
el  Don  Quijote  moderno,  obra  también  primogénita  del  celebrado  autor 
cómico  Marivaux,  en  la  que  renovó  las  diatribas  que  contra  el  fran- 
cés habían  lanzado  Moliere,  Boileau  y  otros.  El  Don  Quijote  femeni- 
no, de  Carlota  Lenox,  en  el  que  pinta  el  desastroso  efecto  que  en  una 
joven  incauta  produce  la  lectura  irreflexiva  de  las  novelas  heroicas  y 
sentimentales;  la  Historia  del  señor  Oufle)  del  abate  francés  Laurence 
Bordelon,  que  ridiculiza  las  supersticiones  de  la  magia,  tema  reno- 
vado después  por  Luis  d'Ussieux  en  su  nuevo  Don  Quijote;  las  Memo- 
rias de  Martín  8criblero)  de  Pope  Swift,  y  Launcelot  Greaves,  de  Tobías 
Smollet,  contra  la  pedantería  literaria  y  científica,  son  los  títulos  de 
otras  tantas  imitaciones  extranjeras  del  Q  lijóte.  «En  general  puede 
decirse  que  los  ingleses  y  alemanes  cultivaron  en  sus  imitaciones  el 
campo  satírico  preferentemente;  al  paso  que  los  franceses  dieron  más 
espacio  á  lo  cómico,  y  aun  á  lo  burlesco,  como  se  observa  en  la  lar- 
guísima nueva  serie  de  Aventuras  del  incomparable  Don  Quijote  ,  que 
falsamente  se  atribuyó  á  Lesage. » 

En  España  se  han  hecho  también  numerosas  imitaciones  del 
Quijote.  Apenas  se  había  publicado  aún  la  segunda  parte  de  la  in- 
mortal obra  de  Cervantes,  cuando  Avellaneda,  fascinado  quizá  por 
el  extraordinario  éxito  que  había  obtenido  la  primera,  lanzó  al  pú- 


444  RR  VISTA    DE   REVISTAS. 


blico  su  segundo  Don  Quijote,  el  cual,  prescindiendo  de  algunas  cru- 
dezas de  lenguaje  y  del  poco  decoro  en  ciertas  situaciones,  es  obra 
rica  en  lances  cómicos  y  de  estilo  digno  de  la  época  en  que  fué  es- 
crita. En  el  mismo  año  que  el  Quijote  de  Avellaneda  apareció  El  ca- 
ballero puntual,  de  Alonso  Jerónimo  de  Salas  Barbadillo,  en  el  que 
satiriza  la  manía  de  grandezas.  El  P.  Francisco  José  de  Isla,  que  sólo 
acertó  á  ver  en  el  Quijote  una  sátira  contra  la  literatura  caballeres- 
ca, se  propuso  en  el  Fray  Gerundio  de  Campazas  conseguir  un  fin 
semejante  al  de  Cervantes,  si  bien  la  materia  adolecía  quizá  de 
impropia  y  ofrecía  inconvenientes  de  tanto  bulto,  gravedad  y  peso, 
como  los  mismos  abusos  que  se  pretendía  desterrar.  Otro  sacerdote 
sevillano,  D.  Donato  Arenzana,  dio  á  luz  algunos  años  después 
la  primera  parte  de  una  Vida  y  empresas  literarias  del  ingeniosísimo 
caballero  D.  Quijote  de  la  Manchuela,  contra  la  educación  y  los  estu- 
dios de  aquel  tiempo.  D.  Jacinto  María  Delgado  publicó  en  1786 
unas  Adiciones  al  Quijote,  en  las  que  supone  que,  muerto  el  héroe  de 
la  novela  de  Cervantes,  llamaron  los  Duques  á  Sancho  á  su  lado, 
nombrándole  consultor  suyo,  y  que  después  aspira  Sancho  á  la  no  - 
bleza  y  le  designan  con  el  título  de  barón  de  Casa- Panza,  ridiculi- 
zando así,  además  de  la  manía  nobiliaria  de  muchos  plebeyos,  la 
introducción  de  ciertas  modas  y  usos  franceses.  El  bachiller  Gatell 
publicó  una  Historia  del  mas  famoso  escudero,  en  la  que  Sancho  es 
nombrado  alcalde  del  lugar,  á  causa  de  la  prudencia  y  del  saber  que 
había  aprendido  en  la  escuela  de  su  amo.  En  1789  apareció  El  tío 
Gil  Mamuco,  caballero  andante  de  la  industria  y  los  inventos. 

Y  por  último,  la  Historia  de  D.  Pelayo  Infanzón  de  la  Vega,  del 
presbítero  asturiano  D.  Alonso  Ribero  y  Larrea,  contra  la  hidalgo- 
manía;  El  Quijote  de  los  teatros^  de  D.  Cándido  María  Trigueros;  Don 
Lazarillo  Vizcardi,  de  Eximeno;  la  Historia  del  valeroso  caballero  Don 
Rodrigo  de  Peñadura,  de  Arias  de  León,  dirigida  contra  los  liberales 
del  año  20;  Don  Papís  de  Bobadilla  ó  crítica  de  la  seudoftlosofía,  de 
D.  Rafael  Crespo;  El  Quijote  del  siglo  XVIII,  de  D.  Juan  Francisco 
Siñériz,  también  contra  la  filosofía  del  siglo  pasado,  completan  el 
número  de  las  principales  imitaciones  que  en  España  se  han  hecho 
de  la  obra  inmortal  de  Cervantes. 


REVISTA   DE   REVISTAS.  445 


Boletín  de  la  Real  Academia  de  la  Historia.  Junio,  igoo. — 
Madrid. 

I.     Sobre  algunos  incunables  españoles  relativos  a  Cristóbal  Colón,  por 
Mr.  K.  Haebler. — José  María  Asensio. 
II.     Privilegios  de  los  hebreos  mallorquines  en  el  códice  Pueyo.  Tercer 
período ,  sección  tercera. — Fidel  Fita. — Gabriel  Llabrés. 

III.  Nuevos  descubrimientos  en  las  ruinas  de  Ampurias. — Joaquín  Bo- 

tet  y  Sisó. 

IV.  Lápidas  inéditas  de  Marchámalo,  Palencia  y  Lugo. — Fidel  Fita. 
V.     Nuevas  inscripciones  cristianas  de  Extremadura  y  Andalucía. — El 

Marqués  de  Monsalud. 

Sobre  algunos  incunables  españoles  relativos  d  Cristóbal  Colón. — El 
trabajo  de  Mr.  Haebler  tiene  importancia  grandísima  para  la  histo- 
ria de  España,  porque  viene  á  deshacer  las  muchas  oscuridades  que 
reinaban  aún  en  varios  asuntos  resueltos  de  manera  harto  desfavo- 
rable para  nuestra  patria,  y  que  ahora  se  habrán  de  rectificar  sin 
duda  alguna,  como  ha  acontecido  ya  con  algunos  que  la  pasión,  la 
envidia  y  la  malevolencia  habían  acumulado  para  eclipsar  la  gloria 
de  España  en  el  hecho  más  grande  que  registra  la  historia,  y  que  la 
crítica  imparcial  ha  ido  rechazando  sucesivamente.  El  no  haberse 
dado  á  luz  cartas  ni  relaciones  oficiales  ni  particulares  del  descubri- 
miento de  América,  en  lengua  castellana,  lo  atribuían  algunos  auto- 
res al  poco  interés  que  los  Monarcas  españoles  habían  concedido,  tan- 
to al  mismo  descubrimiento  como  á  Cristóbal  Colón,  á  la  envidia 
con  que  luego  se  le  había  mirado  y  á  la  indiferencia  con  que  el  pue- 
blo había  acogido  la  noticia  del  Nuevo  Mundo.  La  carta  que  Cristó- 
bal Colón,  al  desembarcar  en  Lisboa  el  4  de  Marzo  de  1493,  expi- 
dió para  los  Reyes  Católicos,  comunicándoles  la  nueva  de  su  viaje  y 
regreso,  no  se  publicó  en  España,  decían  tales  historiadores,  ni  fué 
conocida  del  público  hasta  que  se  imprimió  en  Roma  traducida  al 
latín  por  Leandro  Cosco.  Pero  hoy,  gracias  á  las  investigaciones  del 
señor  Asensio  y  de  Mr.  Haebler,  se  sabe  ya  con  toda  certeza  que  no 
fué  una  sola,  sino  dos,  cuando  menos,  las  ediciones  que  se  hicieron 
en  España  de  la  carta  de  Colón,  antes  de  aparecer  en  Roma,  la  tra- 
ducción de  Cosco,  como  medio  único  de  poder  satisfacer  el  interés 
vivísimo  originado  por  aquel  sorprendente  viaje  en  todas  las  clases 
sociales,  que  comprendían  desde  luego  toda  su  importancia  y  grande- 
za, y  que  á  porfía  procuraban  obtener  una  copia  de  la  carta  que 
tenía  Luis  Santángel,   escribano  racionero  de  la  corona  de  Aragón. 

Un  ejemplar  impreso  en  castellano  de  esta  carta  se  conserva  en 


446  REVISTA   DE   REVISTAS. 


la  Biblioteca  Ambrosiana  de  Milán,  entre  los  libros  que  la  legó  el 
barón  Pietro  Custodi.  El  Sr.  Asensio  cree  que  se  imprimió  en  Se- 
villa por  Meinardo  Ungut  y  Ladislao  Polono,  á  principios  de  Abril 
de  1493,  por  las  siguientes  razones:  i.a  Por  el  natural  deseo  de  Co- 
lón de  que  el  resultado  de  su  viaje  tuviera  la  mayor  publicidad. 
2.a  Para  satisfacer  la  ansiedad  de  los  pueblos  que  deseaban  conocer 
la  relación  del  mismo  con  todos  los  detalles  posibles.  3.a  Porque  en 
las  impresiones  de  Meinardo  Ungut  y  su  compañero,  señaladamente 
en  el  Floreto  de  San  Francisco,  hay  gran  semejanza  en  los  tipos  con 
los  usados  en  la  edición  de  la  carta.  4.a  Porque  el  papel  del  folleto 
de  la  Ambrosiana  y  el  del  Floveto  son  de  la  misma  procedencia,  como 
lo  patentiza  la  filigrana.  Y  5.a  Porque  hay  un  testigo,  y  tal  vez  no 
único,  que  acompañó  á  Cristóbal  Colón  en  el  segundo  viaje,  y 
que  refiriéndose  al  primero  dice  que  vio  la  carta  en  la  que  recontaba 
las  muchas  islas  que  había  descubierto,  imprimida  de  molde  en  la  ciu- 
dad de  Sevilla.  Más  tarde,  en  1889,  la  casa  Maisonneuve  anunció  á  la 
venta  una  nueva  edición,  desconocida  hasta  entonces,  de  la  carta  de 
Colón,  en  castellano,  é  impresa  en  folio.  Esta  edición  cree  el  señor 
Asensio  fué  impresa  en  Barcelona  en  casa  de  Pere  Posa  y  Pere  Brun. 


Etudes  publiées  par  des  Peres  de  la  Compagnie  de  Jésus. — 
20  Juin  1900. 

I.     Notre-Dame  de  Lourdes,  Récits,  P.  L. -J. -M.  Cros. 
II.     L'Université  populaire  du  Faubourg  Saint- Antoine)  P.  P.  Dudon. 

III.  Lamennais. — V.    Condamnation  de  L'Avenir. — VI.  Lamennais 

apres  sa  chute,  P.  G.  Longhaye. 

IV.  Vlnde  Tamoule. — Les  castes,  P.  P.  Suan. 

V.     Les  derniers  travaux  sur  Bourdaloue,  P.  H.  Chérot. 
VI.     Le  pretre  et  la  f amule,  P.  J.  Noury. 
VIL     Le  siege  de  Lille  en  1708,  P,  A.  Butin. 

Lamennais. — Dedica  el  P.  Longhaye  el  presente  artículo  á  des  - 
cribir  las  vicisitudes  por  que  pasó  el  malogrado  Lamennais  después 
de  la  condenación  de  su  periódico  V Avenir.  Las  exageraciones  en 
que  incurrió  el  ilustre  publicista  en  sus  campañas,  así  filosóficas 
como  políticas,  hicieron  necesaria  la  intervención  del  Papa  Gre- 
gorio XVI,  quien  en  15  de  Noviembre  del  año  Í831  ordenaba  la 
suspensión  del  mencionado  diario.  La  virtud  de  los  redactores  pasó 
entonces  por  una  de  las  pruebas  más  terribles  de  la  vida.  Lamennais 
propuso  á  sus  compañeros  de  redacción,  el  conde  de  Montalembert 


REVISTA    DE   REVISTAS.  447 


y  Lacordaire,  el  recurso  de  hacer  un  viaje  á  Roma  para  sincerarse 
de  su  conducta  y  pedir  las  razones  de  una  medida  tan  extrema 
como  la  que  se  había  empleado  con  ellos;  mas  éstos  no  accedieron 
á  aquella  demanda  ,  que  resultaba  indiscreta  y  ofensiva  para  la 
Santa  Sede.  Por  otra  parte,  el  Pontífice  no  accedía  muy  gustoso  á  la 
audiencia  requerida  por  Lamennais,  que  ya  por  entonces  buscaba  un 
medio  de  satisfacer  su  orgullo  sin  apartarse  de  la  religión ,  negando 
la  infalibilidad  de  la  Iglesia  en  cuestiones  políticas  y  sociales,  y 
confesándola  solamente  en  las  materias  de  fe.  El  resultado  fué  que 
V Avenir  vio  por  segunda  vez  la  luz  pública,  lo  cual  constituía  un 
verdadero  desafío  á  la  Santa  Sede. 

Gregorio  XVI  se  vio  entonces  obligado  á  salir  de  su  silencio  y 
publicó  la  encíclica  Mirari  vos,  en  la  que  reprobaba  las  teorías  de  la 
separación  de  la  Iglesia  y  del  Estado,  bien  que  allí  no  designaba 
expresamente  el  nombre  de  Lamennais.  Este,  aún  dominado  por 
las  vacilaciones  entre  la  sumisión  y  la  apostasía,  hizo  declaraciones 
muy  significativas  de  un  protestantismo  radical,  á  pesar  de  haberse 
sometido  á  la  citada  encíclica,  y  después  compuso  su  libro  Las  pa- 
labras de  un  creyente,  que  sirvió  de  inmenso  escándalo  á  todo  el  mun- 
do católico,  y  en  el  cual  abogaba  por  una  revolución  de  los  pueblos 
contra  el  orden  existente,  para  destronar  á  los  Reyes  y  al  Pontificado, 
sustituyéndolos  la  democracia  universal.  Poco  tiempo  después  salió 
á  la  luz  pública  el  libro  Affaires  de  Borne,  que  constituía  una  verda- 
dera venganza  contra  el  Pontífice. 

El  articulista  reseña  las  tristezas,  humillaciones  y  amarguras 
por  que  se  vio  acometido  el  célebre  periodista  después  de  su  aposta- 
sía, y  la  transformación  que  se  verificó  en  su  espíritu  convirtiéndose 
de  extraño  en  hostil  al  Cristianismo.  Su  muerte,  ocurrida  en  27  de 
Febrero  del  año  1854,  fué  triste  por  todos  conceptos;  sin  embargo, 
de  él  decía  Luis  Veuillot  ocho  años  más  tarde:  «No  podemos  olvidar 
que  Mr.  de  Lamennais  ha  prestado  á  la  religión  grandes  servicios. 
El  ha  profesado,  el  primero,  todas  las  ideas  que  nosotros  profesamos; 
él  ha  abierto  la  brecha  por  donde  nosotros  intentamos  pasar,  y  por 
tanto,  detestando  sus  faltas,  debemos  más  bien  llorarle  y  rogar  por 
él,  que  profanar  su  memoria.» 


448  REVISTA   DE   REVISTAS. 


La  Quinzaine. — 16  Juin  igoo. 

Essai  sur  Taine. — Son  ceuvre  et  son  influence,  Víctor  Giraud. 

Fus  d^Abraham. — VII,  Jules-Philippe  Henzey. 

Newman,  sa  vie  et  ses  ceuvres,  Lucie  Félix  Faure. 

Un  peu  (Vhistoire  ápropos  d'un  norn,  Ernoul.  —  Merveilleux  du  Vi- 

gnaux,  Anden  deputé  d  VAsamblée  N  aliónale. 
Le  Tiers-Ordre  Franciscain,  son  influence  religieuse  et  sociale,  Geor- 

ge  Fonsegrive. 
Chroníque  scientifique,  Paul  Philippon. 
Chronique  dramatique,  Emile  de  Saint-Auban. 

I.er  Juillet  1900. 

La  Psychologie  dramatique  du  mystere  de  la  Passion  a  Oberammer- 
gan,  Maurice  Blondel. 

Fils  d'Abraham,  Jales  Philippe  Henzey. 

Hors  d'Europe. — Une  semaine  en  Tunisie,  Henri  Joly. 

Newman,  sa  vie  et  ses  ceuvres,  Lucie  Félix  Faure. 

L'Ordonnance  sociale,  George  Fonsegrive. 

Causerie  économiquet  León  Bour. 

Chronique  politique ,  S. 

Ensayo  sobre  Taine. — Siempre  es  curioso  é  interesante  conocer  el 
desarrollo  gradual  y  progresivo  de  cualquier  personalidad  científica 
ó  literaria,  presenciando,  por  decirlo  así,  la  evolución  que  sufre  su 
inteligencia;  pero  cuando  se  trata  de  un  publicista  de  gran  talla,  de 
uno  de  esos  hombres  que  han  influido  eficazmente  en  la  dirección  del 
pensamiento  filosófico  y  literario,  llegando  á  formar  escuela,  enton- 
ces el  estudio  detallado  de  su  vida  y  obras,  de  su  carácter  é  influencia, 
deja  de  ser  mera  curiosidad  y  entra  de  lleno  en  el  orden  de  los  cono- 
cimientos indispensables  para  reconstituir  la  historia  de  una  nación. 

De  aquí  el  interés  y  la  necesidad,  cada  vez  más  apremiante,  de 
las  monografías,  elementos  esenciales  de  la  historia. 

Pocos  habrán  influido  de  una  manera  tan  directa  en  la  nueva 
generación  literaria  de  Francia  como  el  célebre  autor  de  la  Historia 
de  la  literatura  inglesz,  Hipólito  Taine,  cuyas  obras  é  influencia  estu- 
dia con  interés  y  con  buen  acierto,  en  general,  Víctor  Giraud  en  el 
presente  artículo. 

Taine  es  ante  todo  y  sobre  todo  un  gran  crítico  y  un  gran  histo- 
riador. Dos  fases  principales  presenta  su  vida  literaria:  en  la  primera, 
qne  pudiéramos  llamar  de  preparación,  se  ve  al  joven  publicista 
luchando  aún  con  los  idealismos  germánicos  á  que  le  arrastran  su 


REVISTA   DE   REVISTAS.  449 


brillante  imaginación  y  sus  estudios  de  la  filosofía  de  Kant  y  Hegel; 
en  la  segunda,  después  de  haber  estudiado  la  filosofía  positivista 
francesa,  se  nos  presenta  el  hombre  pensador  tratando  de  dar  forma 
concreta  á  sus  convicciones  filosóficas.  El  idealismo  kantiano  no 
podía  echar  hondas  raíces  en  aquella  alma  que  tan  hondamente  sen- 
tía el  realismo  de  la  vida;  pero  al  mismo  tiempo  también  la  educa- 
ción y  el  instinto  le  separaban  de  las  repugnantes  crudezas  del  posi- 
tivismo; de  esta  situación  nació  el  eclecticismo  amplio,  pero  absurdo, 
que  adoptó  por  lo  pronto  y  que  fué  el  origen  de  la  escuda  crítica  fran- 
cesa y  cuyos  representantes  son  el  mismo  Taine,  Renán  y  Vacherot. 
Queriendo  mantenerse  á  igual  distancia  del  idealismo  y  del  positi- 
vismo, y  sin  decidirse  francamente  por  el  sistema  agnóstico  ó  el 
dogmático,  la  mencionada  escuela  adopta  en  realidad  los  errores  y 
convencionalismos  de  ambos  extremos,  si  bien  con  marcada  prefe- 
rencia por  la  doctrina  neokantiana,  de  la  que  pudiera  muy  bien  con- 
siderarse como  una  mera  derivación. 

El  pecado  capital  de  la  filosofía  crítica  es  la  negación  de  la  rea- 
lidad objetiva  de  Dios,  como  ser  personal  y  perfectísimo;  Dios,  para 
Taine,  no  es  más  que  la  ley  que  preside  el  desarrollo  de  los  seres 
cósmicos,  la  fuerza  inmanente  del  mundo,  que  por  una  abstracción 
del  entendimiento  se  transforma  en  el  ser  ideal  que  llamamos  Dios, 
ó  sea  en  un  ser  metafísico,  que  puede  convertirse  también  en  un  ser 
místico  si  á  la  abstracción  del  entendimiento  se  juntan  la  exaltación 
y  el  entusiasmo  de  la  imaginación. 

Esta  es  la  clave  para  interpretar  las  obras  todas  de  Taine,  y  tam- 
bién para  explicarse  de  alguna  manera  la  influencia  que  ha  ejercido 
sobre  la  inmensa  mayoría  de  los  escritores  franceses  contemporáneos. 
Nada  le  faltaba  á  Taine  para  avasallar  á  una  generación  educada  en 
la  anarquía  intelectual  y  sin  principios  religiosos;  él,  dice  el  articu- 
lista, piensa  con  más  fuerza  y  más  fuego  que  cuantos  piensan  á  su 
alrededor;  mitad  por  instinto  y  mitad  por  sistema,  escribe  como  los 
mejores  hablistas  contemporáneos,  casi  tan  bien  como  Gautier  y 
mejor  que  Pablo  de  San  Víctor...;  su  naturalismo  de  pensamiento  y  de 
expresión  hallan  eco  en  el  naturalismo  de  Flaubert,  de  Dumas  (hijo) 
y  de  Leconte  de  Lisie...;  su  alta  probidad,  su  estoicismo  discreto,  su 
cortés  pero  incontestable  independencia,  la  ingenuidad  de  su  pensa- 
miento y  de  su  estilo,  le  aseguran  lo  que  jamás  pudo  conseguir 
Sainte-Beuve:  la  autoridad.  Su  voluntad  y  la  misma  naturaleza 
parece  como  que  le  habían  predestinado  á  ser  lo  que  fué  en  efecto, 
la  conciencia  intelectual  de  su  tiempo.  En  su  obra  maestra  Historia 
de  la  literatura  inglesa,  pone  de  relieve  la  distancia  y  las  diferencias 

29 


450  REVISTA    DE    REVISTAS. 


que  existen  entre  las  razas  germánica  y  anglosajona  de  una  parte,  y 
las  neolatinas  de  otra. » 

La  Psicología  dramática  del  misterio  déla  Pasión  en  Oberammergan. — 
Un  voto  sagrado  hecho  por  los  sencillos  habitantes  de  Oberammer- 
gan, pequeña  población  de  la  Alta  Baviera,  en  1633,  lleva  de  diez  en 
diez  años  considerable  número  de  viajeros  á  presenciar  las  represen- 
taciones que  del  misterio  de  la  Pasión  hacen  aquellos  sencillos  monta- 
ñeses, llenos  de  una  piedad  verdaderamente  cristiana  y  conmovedora. 

El  articulista,  prescindiendo  de  la  descripción  de  tales  represen- 
taciones, estudia  sólo  el  problema  de  estética  religiosa  que  brota  del 
fondo  de  las  mismas.  Que  «la  Pasión»  encierra  un  argumento  dra- 
mático de  una  realidad  sublime,  es  incuestionable;  pero  al  poner 
en  escena  el  gran  acontecimiento,  ¿no  influirá  el  sentimiento  conser- 
vado de  la  augusta  verdad  histórica  para  que  consideremos  como 
profanación  todo  placer  artístico  y  teatral,  ó,  por  el  contrario,  el  mis- 
mo goce  del  espectáculo  y  la  impresión  estética  que  resulta  de  la 
ficción,  por  lo  mismo  que  se  toma  la  ficción  por  realidad  y  no  la  rea- 
lidad por  ficción,  no  suprimirá  el  carácter  religioso  del  espectáculo? 

Tal  es  el  problema  que  aborda  Maurice  Blondel,  y  del  que  hace 
un  estudio  completo.  «Es  hermoso,  dice,  ver  cómo  se  enlazan  allí 
el  arte  y  la  piedad;  el  fiel  se  afirma  más  y  más  en  sus  creencias,  y  el 
incrédulo,  que  en  el  silencio  de  su  gabinete  haría  pasar  por  una  crí- 
tica impía  la  persona  del  Cristo,  se  ve  allí  invenciblemente  herido 
por  las  escenas  evangélicas  que  se  desenvuelven  en  su  presencia 
llenas  de  verdad,  de  fuerza  y  de  vida.  No  se  entra  impunemente  por 
algunas  horas  y  por  cierta  especie  de  condescendencia,  en  la  intimi- 
dad del  Cristianismo;  la  misma  convención  dramática,  que  todo  es- 
pectador acepta,  prepara  á  la  inteligencia;  la  inteligencia  del  miste- 
rio engendra  la  admiración,  y  la  admiración  abre  de  par  en  par  las 
puertas  del  alma.» 


The  Catholic  University  Bulletin. — April,  1900.  Washington. 

I.     The  economic  structure  of  society,  by  Charles  P.  Neill. 
II.     The  argument  of  Sí.    Thomas  for  immortality ,  by  Edward   A. 
Pace. 

III.  The  reconstruction  of  Christianity ,  by  James  J.  Fox. 

IV.  The  restriction  of  marriage,  by  John  W.  Melody. 

La  reconstrucción  del  Cristianismo. — Fundándose  en  la  tendencia  de 
sustituir  con  una  vida  moral  toda  creencia  especulativa  y  dogmática, 


REVISTA    DE   REVISTAS  451 


que  al  presente  existe  en  las  sectas  religiosas  que  viven  separadas  de 
la  verdadera  Iglesia  de  Jesucristo,  ha  publicado  Mr.  Hyde  reciente- 
mente una  obra,  en  la  que  propone  un  nuevo  plan  de  reconstrucción 
del  Cristianismo,  ajustado  á  las  concepciones  modernas  científicas  y 
filosóficas.  Cree  él  que  los  adelantos  de  la  crítica  histórico-bíblica 
han  demostrado  la  falsedad  de  los  sistemas  teológicos,  y  que  el  credo 
admitido  hoy  en  toda  la  Cristiandad  no  es  más  que  un  caos  de  con- 
tradicción, en  el  que  monstruosamente  se  unen  las  verdades  con  las 
mentiras,  lo  real  con  lo  fantástico  y  las  intuiciones  con  las  supersti- 
ciones. Tal  estado  de  cosas  es  repugnante  á  la  razón  humana,  que 
busca  fundamentos  sólidos  para  establecer  sus  creencias  y  la  con- 
ducta práctica  de  la  vida. 

Una  de  las  principales  bases  de  la  teoría  de  Mr.  Hyde  es  prescin- 
dir de  lo  sobrenatural;  de  ahí  que  en  Jesús  sólo  vea  un  puro  hombre, 
si  bien  dotado  de  un  conocimiento  moral  y  religioso  superior  á  los 
demás  hombres,  sin  misión  especial  de  la  gran  Primera  Causa,  y 
siendo,  por  lo  tanto,  su  autoridad  como  la  de  Newton  y  Spencer  al 
publicar  sus  doctrinas  y  principios  científicos.  Reconociendo  Jesús, 
el  cual  había  hecho  de  las  enseñanzas  del  pueblo  hebreo  el  principal 
centro  de  su  religión,  que  la  Voluntad  Universal  debía  ser  personal, 
concibió  la  feliz  idea  de  designarla  con  el  nombre  de  Padre,  llamán- 
dose á  sí  mismo  Hijo  de  Dios  en  sentido  metafórico,  ó  sea  en  el 
sentido  de  que  toda  criatura  humana  depende  y  procede  de  la  Fuente 
Universal  de  toda  realidad.  Bien  claramente  se  ve  la  falsedad  de  todas 
estas  gratuitas  afirmaciones,  que  abundantísimamente  refuta  el  ar- 
ticulista con  razones  que  juzgamos  innecesario  extractar  aquí. 

De  análoga  manera  explica  Mr.  Hyde  la  creencia  en  el  Espíritu 
Santo,  que,  á  su  juicio,  no  es  persona  real  y  distinta,  sino  un  concep- 
to, ó,  mejor  dicho,  una  abstracción  del  amor  y  espíritu  del  Hijo,  di- 
vinizada al  modo  que  lo  hicieron  los  antiguos  romanos  con  las  cua- 
lidades abstractas  de  la  constancia,  el  pudor,  etc.,  y  sin  realidad  al- 
guna fuera  de  la  mente  de  los  hombres.  Y  á  este  tenor  sigue  Mr.  Hyde 
exponiendo  por  modo  científico,  en  el  que  cuesta  gran  trabajo  descubrir 
la  ciencia,  los  demás  dogmas  y  fundamentos  de  la  Religión  cristiana. 
No  es  difícil  averiguar  las  causas  de  descomposición  que  en  su 
misma  esencia  llevan  todas  las  sectas  disidentes.  Ya  desde  su  origen 
se  estableció  como  principio  fundamental  la  autoridad  del  juicio 
privado  en  la  interpretación  de  la  Biblia,  que  es  la  norma  con  la  que 
deben  conformarse  las  obras  y  las  creencias.  ¿Qué  sería  de  una  socie- 
dad, si  cada  individuo  interpretara  á  su  modo  el  espíritu  y  fuerza  de 
las  leyes  que  la  gobiernan?  Pues  tal  sucede  con   el  protestantismo, 


452  REVISTA   DE   REVISTAS. 


que  es  y  ha  sido  siempre  un  verdadero  caos  de  confusión  y  desorden; 
y  por  más  esfuerzos  que  haga  Mr.  Hyde,  no  logrará  reconstruirle,  ni 
mucho  menos  uniformarle. 


The  American  Ecclesiastical  Review.— June,  1900. — New 
York. 

I.     Church  buüding.    VI.   Mediaeval  architecture,  by  Rev.  John  B. 

Hogan. 
II.     Sacramental  causality,  by  Rev.  Alex.  Mac-Donald. 

III.  Luke  Delmege:  Idiota. 

IV.  Vinum  de  vite:  The  wine  of  the  Mass,  by  John  A.  Mooney. 

La  causalidad  sacramental. — En  sus  comentarios  sobre  el  libro 
cuarto  de  las  Sentencias  afirma  Santo  Tomás,  que  los  Sacramentos 
de  la  Nueva  Ley  se  deben  considerar  como  verdaderas  causas  de  la 
gracia;  pero  qué  clase  de  causalidad  ha  de  ser  ésta,  es  una  cuestión 
que  aún  no  está  uniformemente  resuelta  por  los  teólogos.  Dos  efec- 
tos, según  Santo  Tomás,  producen  los  sacramentos  en  el  alma:  uno 
— res  et  sacramentum — que  viene  á  ser  como  un  carácter  ó  adorno  es- 
piritual del  alma  (ornatus  animae),  y  otro — res  tantum, — ó  sea  la  gra- 
cia. Del  primer  efecto  los  sacramentos  son  causas  eficientes,  no 
principales,  sino  instrumentales,  y  de  la  gracia  son  también  causas 
instrumentales  en  el  sentido  de  que  realmente  ayudan  á  producir  en 
el  alma  cierta  disposición  que  necesariamente  lleva  consigo  la  adqui- 
sición de  la  gracia,  no  habiendo  obstáculos  por  parte  del  que  recibe 
el  sacramento. 

Más  tarde,  volviendo  á  insistir  otra  vez  en  la  Suma  sobre  esta 
cuestión,  dice  Santo  Tomás  que  los  sacramentos  son  causas  reales  y 
morales  que  inmediatamente  producen  la  gracia  santificante,  como 
su  principal  efecto,  y  secundariamente  el  carácter  espiritual  de  que 
había  hablado  antes,  sin  que  en  esto  hiciera  el  Santo  retractación 
alguna,  como  pretende  el  P.  Billot,  sino  aumentar  y  confirmar  la 
teoría  que  antes  había  sostenido. 

El  P.  Billot  defiende  que  los  sacramentos  son  también  causas 
morales,  en  cuanto  que  sus  efectos  se  encuentran  en  el  orden  moral, 
pero  que  no  producen  la  gracia,  sino  que  solamente  confieren  cierto 
título  y  derecho  á  ella,  comparando  la  virtud  del  sacramento  con  la 
que  tienen  las  palabras  del  Papa  al  crear  nuevos  Obispos.  Bien  ma- 
nifiestas son  las  razones  que  abundan  para  combatir  esta  opinión. 


Revista  Canónica 


obre  la  independencia  de  las  Cofradías  y  el  derecho 
de  apelar. — Hecho  de  autos.  —En  la  ciudad  de  Rivello, 
diócesis  de  Policastro,  existen  siglos  ha  las  parroquias  de  San 
Nicolás  de  Bari  y  Santa  María  de  Poggio,  independientes  entre  sí. 
Ninguna  de  las  dos  goza  sobre  la  otra  del  derecho  de  matricidad 
(Sagrada  Congregación  del  Concilio,  23  Nov.  1748),  ni  otro  alguno 
que  signifique  superioridad  ó  precedencia.  El  sumista,  al  extractar 
los  autos,  hace  notar  como  cosa  especial  que  no  tienen  territorio  de- 
terminado, y  por  consiguiente,  que  la  jurisdicción  de  los  respectivos 
párrocos  es  meramente  personal  (1);  situación  anómala  que  con  fre- 
cuencia era  causa  ocasional  de  conflictos  y  disturbios  sobre  el  dere- 
cho de  dirigir  las  procesiones  públicas,  hasta  el  punto  de  que  los 
pulmones  fueran  los  jueces  que  fallaban  el  litigio. 

El  Obispo  de  Policastro,  á  fin  de  cortar  de  raíz  tales  abusos, 
dio  el  21  de  Abril  de  1830  un  decreto,  ratificado  por  la  Sagrada  Con- 
gregación del  Concilio  el  3  de  Agosto  de  1833,  en  virtud  del  cual 
cada  parroquia  debía  hacer  las  procesiones  separadamente  y  en  el 
territorio  designado.  Esta  providencia  restableció  algún  tanto  la  har- 
monía; pero  la  parroquia  de  San  Nicolás,  que  se  jactaba  de  ser  matriz 
respecto  de  la  de  Santa  María,  resucitó  las  adormecidas  rivalidades 
con  el  siguiente  pretexto:  El  año  1652  había  sido  erigida  legalmente 


(1)  De  esta  anomalía  no  faltaban  ejemplos  en  España  antes  del  arreglo 
parroquial,  decretado  por  el  Concordato  de  i85i.  Cerca  del  lugar  en  que  escri- 
bimos está  la  villa  de  Aranda  de  Duero  con  dos  parroquias,  la  de  Santa  María» 
que  de  hecho  es  la  primaria,  y  la  de  San  Juan  Bautista.  Pues  bien;  pocos  años 
há,  aún  no  estaba  determinado  el  territorio  jurisdiccional  de  cada  una,  de  suer- 
te que  la  jurisdicción  era  personal,  y  los  que  en  la  villa  se  domiciliaban,  eran 
muy  dueños  de  elegir  la  parroquia  á  que  querían  pertenecer. 


454  REVISTA    CANÓNICA. 


en  Ri vello  una  cofradía  laical,  titulada  del  Purgatorio;  y  como  preci- 
samente en  aquella  época  ardían  más  que  nunca  las  contiendas  entre 
las  dos  parroquias,  aquélla  convocó  á  los  dos  párrocos,  y  mediante 
acta  notarial  hizo  constar  en  las  tablas  de  fundación  su  propia  abso- 
luta independencia  de  ambas,  con  el  asentimiento  de  aquéllos.  Esto 
no  obstante,  los  cofrades  con  su  clero  asistían  todos  los  años  á  las 
procesiones  que  por  separado  hacían  ya,  antes  de  1833,  las  parroquias 
de  San  Nicolás  y  de  Santa  María  en  las  fiestas  del  Corpus  y  de  la  Do- 
minica infraoctava  respectivamente,  con  la  circunstancia  de  que  el 
día  del  Corpus  asistía  con  el  clero  de  San  Nicolás  el  de  Santa  María, 
y  viceversa  en  el  Domingo  infraoctava.  En  esta  forma  continuaron 
los  cofrades  del  Purgatorio  interviniendo  en  dichas  procesiones  hasta 
1833,  fecha  en  que  se  abstuvieron;  pero  en  1877  determinaron  asistir 
nuevamente,  alternando,  de  modo  que  un  año  habían  de  ir  á  la  igle- 
sia de  San  Nicolás  el  día  del  Corpus;  el  siguiente,  en  igual  fiesta,  á 
la  de  Santa  María,  y  lo  mismo  respecto  de  la  Dominica  infraoctava. 

Así  las  cosas,  sucedió  que  al  ir  en  este  último  día  los  cofrades 
á  San  Nicolás,  el  párroco  rehusó  recibirlos,  alegando  que  estaban 
obligados  á  la  asistencia  en  la  fiesta  del  Corpus,  exigencia  á  que  se 
opusieron  aquéllos,  entablándose  de  esta  manera  el  litigio  que  en  12 
de  Mayo  de  1896  dirimió  el  Tribunal  eclesiástico  de  Policastro,  fallán- 
dolo favorablemente  á  la  cofradía.  De  esta  sentencia  apeló  el  párroco 
de  San  Nicolás  al  Metropolitano  de  Salerno,  quien  declaró  contumaz  á 
la  cofradía,  á  pesar  de  haber  ésta  pedido  instantius  la  dilación  necesa- 
ria á  fin  de  buscar  algunos  documentos  precisos  para  el  mayor  escla- 
recimiento de  la  contienda,  y  el  28  de  Noviembre  de  1896  pronunció 
sentencia  casando  la  del  tribunal  de  Policastro  y  condenando  en  las 
costas  á  la  cofradía  del  Purgatorio,  la  cual  interpuso  el  recurso  de 
alzada  á  la  Sagrada  Congregación  del  Concilio,  que  el  16  de  Diciem- 
bre resolvió  el  pleito  en  favor  de  dicha  cofradía  ,  respondiendo: 
Ai  i.um:  Providebitur  in  2  Ad  2."m:  Sententiam  esse  infirmandam,  á 
los  dos  siguientes  puntos  discutidos:  «I.  An  sit  locus  appellationi  in 
casu?  II.  An  sententia  Curiae  archiepiscopalis  Salernitanae  sit  con- 
rirmanda  vel  infirmanda  in  casu?» 

I.  Exposición. —  Como  se  ve,  dos  eran  las  causas  que  debía  de- 
cidir judicialmente  la  Sagrada  Congregación  del  Concilio:  la  primera 
incidental,  pero  de  suma  trascendencia,  puesto  que  prejuzgaba  la 
principal,  toda  vez  que,  declarado  no  haber  lugar  á  la  apelación,  la 
sentencia  de  la  Curia  Salernitana  pasaba  á  ser  cosa  juzgada,  con  lo 
cual  la  cofradía  tenía  cerrado  el  paso  para  proceder  judicialmente,  y 
no  la  quedaba  otro  recurso  para  defender  sus  derechos,   que  pedir  la 


REVISTA    CANÓNICA,  455 


gracia  de  una  nueva  audiencia,  á  fin  de  consignar  si,  aun  declarada 
sin  valor  la  apelación,  cabía  anular  la  sentencia  contraria. 

Pero  ¿en  qué  se  fundaba  el  defensor  del  clero  de  San  Nicolás 
para  sostener  que  no  debía  ser  admitida  la  apelación?  Según  él,  ésta 
no  había  sido  legalmente  interpuesta  ni  continuada  dentro  del  tiem- 
po útil.  Tres  son,  en  efecto,  los  fatales  que,  para  espolear  á  los  moro- 
sos y  castigar  á  los  negligentes,  establece  el  Derecho  en  orden  al  co- 
mienzo, prosecución  y  término  de  la  causa  que  motiva  la  apelación. 
Consta  el  primero  de  diez  días,  que  deben  computarse  desde  la  prola- 
ción  de  la  sentencia  ó  desde  que  el  apelante  tuvo  noticia  de  la  mis- 
ma, si  se  trata  de  apelación  judicial,  y  desde  el  conocimiento  del 
gravamen,  si  es  extrajudicial.  Son,  pues,  tales  días  útiles  en  su  co- 
mienzo)  por  cuanto  no  corren  para  el  que  ignora  la  sentencia,  provi- 
dencia ó  decreto  que  le  son  contrarios,  pero  perentorios  en  su  conti- 
nuación; de  modo  que,  si  al  completarse  esos  diez  días  no  ha  sido  in- 
terpuesta la  apelación,  júzgase  ésta  desierta.  El  defensor  del  clero  de 
San  Nicolás  sostenía  que  estos  primeros  fatales  pasaron  sin  que  los 
representantes  de  la  cofradía  apelaran,  y  ¡oh  sutilezas  del  letrado! 
pretendía  probar  su  tesis  diciendo  que  los  cofrades  apelaron,  sí,  pero 
antes  de  serles  notificada  la  sentencia,  y,  por  tanto,  antes  de  que  co- 
menzaran los  fatales,  toda  vez  que  la  Curia  de  Salerno  falló  definiti- 
vamente el  28  de  Noviembre  de  1896,  el  4  de  Diciembre  comunicó  su 
decisión  á  la  de  Policastro,  el  9  del  mismo  la  notificó  ésta  á  la  cofra- 
día, la  cual  había  ya  apelado  el  5,  debiendo  haberlo  hecho  desde  el  9 
en  adelante. 

Confirma  tan  peregrina  conclusión  con  el  hecho  de  que  en  Mayo, 
esto  es,  cinco  meses  después  de  la  sentencia,  recurrieron  al  Arzobis- 
po de  Salerno  en  demanda  de  los  apóstoles  6  letras  dimisoriales  ,  al 
mismo  tiempo  que  apelaban.  Rectamente  procedió  ,  según  esto  ,  el 
juez  á  quo,  negando  las  dimisorias,  puesto  que  la  apelación,  en  buen 
derecho,  no  podía  ya  tener  lugar. 

Pero  aun  dado  y  no  concedido  que  la  apelación  hubiera  sido  in- 
terpuesta en  tiempo  útil,  debe  juzgársela  abandonada,  ya  que  el  tiem- 
po concedido  para  proseguirla  é  insinuarla  ante  el  juez  ad  quem  ,  es 
un  semestre  {De  appellat.,  cap.  m,  Clement.,  eod.  tit.,  cap.  iv),  y  los 
representantes  de  la  cofradía  no  acudieron  á  la  Sagrada  Congrega- 
ción del  Concilio  hasta  Agosto  de  1897,  es  decir  ,  nueve  meses  des- 
pués de  notificada  la  sentencia.  Este  argumento  recibe  una  fuerza 
incontrastable  de  la  negligencia,  comprobada  por  letras  de  la  Sagra- 
da Congregación  del  Concilio  al  Obispo  de  Policastro  ,  de  la  cofra- 
día en  proseguir  la  causa,  pues  en  Mayo  de  1898  aún  no  había  pre- 


456  REVISTA    CANÓNICA. 


sentado  ante  el  Tribunal  de  apelación  copia  de  la  causa  y  de  las 
sentencias  en  ella  dictadas,  por  lo  que  la  Sagrada  Congregación  la 
prevenía  en  la  fecha  indicada,  advirtiéndola  que,  de  retardar  más  el 
envío  del  trasunto  de  autos,  declararía  desierta  la  apelación. 

Desde  luego  se  comprende  que  tales  lucubraciones  tienen  más  de 
argucias  sofísticas  que  de  alegatos  jurídicos;  porque  no  puede  negar- 
se que  la  cofradía  apeló  en  tiempo  útil,  sin  que  obste  el  que  la  sen- 
tencia adversa  no  la  hubiera  sido  aún  oficialmente  notificada  ,  pues 
bastaba  que  la  conociera,  según  se  colige  de  la  aplicación  que  á  esta 
materia  hacen  los  doctores  de  lo  prescrito  por  Bonifacio  VIII  en 
las  apelaciones  extrajudiciales  (cap.  vin,  De  appellat.,  in  6.°).  Por  otra 
parte,  el  remedio  de  la  apelación  ,  ¿no  ha  sido  concedido  en  favor 
del  que  se  cree  perjudicado  por  una  sentencia  ó  decreto  contrarios? 
Empero,  si  prevaleciese  la  interpretación  rigorista  del  defensor  del 
clero  de  San  Nicolás,  no  tendría  algunas  veces  cumplimiento  aquel 
principio.  Si  aun  está  permitido  apelar  ,  y  vale  la  apelación  contra 
una  sentencia  futura  ,  y  antes  de  empezar  el  juicio:  «Si...  a  grava - 
mine  et  ante  litis  ingressum  fuerit  appellatum,  hujusmodi  audiatur 
appellans ,  quoniam  sacri  cañones  etiam  extra  judicium  passim 
appellare  permittunt.»  (De  apell. f  cap.  v.j  «Extra  judicium  appellari 
potest  etiam  a  gravamine  futuro  et  nondum  illato  nec  comminato» 
(Schmalzgrueber,  tít.  xxvm,  lib.  n,  n.  17),  ¿con  cuánta  más  razón  po- 
drá apelar  el  condenado  después  de  pronunciada  y  conocida  la  sen- 
tencia, aunque  no  le  haya  sido  legalmente  notificada? 

Tampoco  puede  juzgarse  desierta  la  apelación,  arguyendo  que  no 
fué  continuada  en  tiempo  útil,  toda  vez  que  aunque  para  continuarla 
y  terminarla  ante  el  juez  ad  quem  los  sagrados  cánones  conceden  un 
año,  y,  si  la  causa  lo  exige,  un  bienio  (capítulos  v,  De  apell. ;  111,  De 
appell.,  in  Clement.),  como  quiera  que  este  tiempo  es  útil,  y  por  tanto 
no  corre  para  el  legítimamente  impedido,  demostrado  el  impedimen- 
to, la  apelación  producirá  sus  efectos  ,  aun  pasado  ese  tiempo  ,  du- 
rante el  cual  puede  decirse  que  ésta  duerme  (cap.  vm,  De  appell.) 

Ahora  bien;  entre  los  impedimentos  cuyo  valor  legal  está  recono- 
cido por  los  canonistas,  ocupa  un  lugar  nada  secundario  la  pobreza  ó 
falta  de  recursos  para  proseguir  el  pleito  en  el  Tribunal  superior,  y 
éste  y  no  otro  fué  el  motivo  por  el  cual  la  cofradía  no  pudo  prose- 
guir la  apelación  interpuesta,  según  testificaba  el  Obispo  de  Poli- 
castro  en  20  de  Julio  de  1898. 

II.  El  segundo  punto  controvertido  versa  acerca  de  la  legitimi- 
dad ó  insubsistencia  del  fallo  de  la  Curia  Salernitana,  y  por  consi- 
guiente del  derecho  de  superioridad  invocado  por  la  parroquia  de  San 


KEVISTA   CANÓNICA.  457 

Nicolás,  y  de  la  obligación  de  la  cofradía  de  asistir  á  las  procesiones 
de  dicha  parroquia. 

Empieza  el  procurador  de  ésta  su  defensa,  sentando  la  doctrina 
acerca  del  derecho  que  asiste  al  Obispo  para  obligar  á  las  cofradías 
á  que  tomen  parte  en  las  procesiones:  «Processionibus  solitis,  ut 
Confratres  conveniant  compellere  potest  Episcopus  sub  poenis  ar- 
bitrio illius,  máxime  exitante  possessione  illos  vocandi  per  edic- 
ta»  (Ferraris,  Biblioth.,  v.  Processio,  núm.  84)  obligación  que  en 
el  presente  caso  atañe  á  los  cofrades  del  Purgatorio,  en  virtud  de 
la  costumbre  que  desde  su  fundación  observaba  la  cofradía ,  y  por  el 
derecho  de  prescripción  en  favor  de  la  iglesia  de  San  Nicolás.  La 
sentencia  del  Obispo  de  Policastro  más  bien  supone  que  excluye  di- 
cha obligación,  pues  declara  que  la  cofradía  es  libre  para  elegir  la 
iglesia  á  que  quiere  asistir  para  la  procesión  del  Corpus,  pero  no  la 
exime  de  la  asistencia.  Sentado  lo  cual,  consta  de  un  modo  evidente 
que  la  elegida  debe  ser  la  de  San  Nicolás,  porque  siendo  de  derecho 
común  que  la  procesión  del  Corpus  corresponde  hacerla  á  la  iglesia 
mayor,  más  digna,  ó  matriz  de  las  existentes  en  la  villa  ó  ciudad,  y 
comprobado  por  varios  decretos  episcopales  al  girar  la  visita  diocesa- 
na, declaraciones  de  la  Sagrada  Congregación  del  Concilio,  y  por  el 
testimonio  de  la  tradición,  que  en  Rivello  la  iglesia  que  goza  de  esas 
preeminencias  es  la  de  San  Nicolás,  no  cabe  la  menor  duda  acerca 
del  derecho  que  la  asiste;  derecho  que  por  otra  parte  anula  la  facul- 
tad de  elegir  que  el  Tribunal  eclesiástico  policastrense  concede,  sen- 
tenciando, á  dicha  cofradía. 

Y  como  al  exponer  y  corroborar  con  documentos  tal  doctrina,  le 
sale  al  paso  la  dificultad  fundada  en  el  conocido  principio,  in  facul- 
tativis  non  est  praescrzptio  ,  responde  que  en  la  cuestión  presente 
no  se  trata  de  cosas  facultativas,  ya  porque  no  es  facultativa  la  asis- 
tencia á  las  procesiones  generales  y  la  elección  de  la  iglesia  que  pre- 
sida y  dirija  de  conformidad  con  las  prescripciones  canónicas,  ya 
también  porque,  aun  cuando  en  algún  tiempo  hubiera  podido  estar  la 
cofradía  desligada  de  toda  obligación  relacionada  con  los  dos  extre- 
mos indicados,  repetidos  actos  y  determinaciones  de  la  misma  de- 
muestran superabundantemente  la  existencia  de  la  costumbre  en 
contrario,  pues  tales  actos  y  determinaciones  indican  que,  al  proce- 
der como  procedieron  los  cofrades  durante  dos  siglos,  entendían 
contraer  una  obligación,  no  ejercer  simplemente  un  acto  público  de 
piedad,  del  cual  pudieran,  como  cuerpo  moral,  abstenerse  cuando  lo 
juzgaren  conveniente. 

Si  alguna  otra  duda  ocurriera  acerca  de  este  punto,  no  tendrá  ra- 


458  REVISTA    CANÓNICA. 


zón  de  ser  desde  el  instante  en  que  consta  que  la  prescripción  vale 
también  contra  los  actos  facultativos  cuando,  contrarios  á  éstos,  se 
han  ejercido  otros  sin  interrupción  y  por  larguísimo  espacio  de  tiem- 
po, porque  en  tales  circunstancias  impide  que  actos  semejantes  pue- 
dan ser  considerados  como  facultativos,  la  misma  presunción  que 
sin  la  existencia  y  observancia  de  actos  en  contrario  obligaba  á  su- 
ponerlos facultativos.  «Praesumptio  facultativa  excluditur  ex  mul- 
tiplicitate  actuurn  per  longissimum  et  continuatum  temporis  spa- 
tium  gestorum »  (Rota,  cor.  Merlino,  in  Placentina ,  Praecedent, 
27  Jun.  1633.)  «Praesumptio  facultativi  excluditur  ex  multiplicitate 
actuurn  et  ex  continuata  possessione  per  longum  tempus»  (cor. 
Ubaldo,  in  Colonien.^  Praeced.,  7  Jun.  1627.)  «Ubi  concurrit  immemo- 
rabilis  cessat  privilegium  actus  facultativi.»  (26  Nov.  1611.) 

Tales  son,  en  resumen,  los  argumentos  aducidos  por  el  defensor 
del  clero  de  San  Nicolás  en  pro  de  la  sentencia  del  Metropolitano,  y 
preciso  es  confesar  que  llenó  Hasta  con  exceso  su  cometido,  aunque 
el  encargado  de  defender  á  la  cofradía  respondiese  cumplidamente  á 
todos,  según  veremos,  y  obtuviese  él  triunfo. 

Probada  por  el  último  la  legitimidad  de  la  apelación,  reclama, 
por  si  ésta  fuese  denegada,  la  restitución  in  integrwn,  puesto  que  la 
cofradía  es  equivalentemente  menor,  según  el  sentir  de  los  doctores. 
(Pellegrini,  Praxis  Vicariorum,  part.  2.a,  sect.  11,  subsect.  xi,  núm.  9.) 

Rechazada  la  restitución  in  integrum,  pide  la  rescisión  de  la  sen- 
tencia del  Tribunal  eclesiástico  de  Salerno,  cuya  nulidad  demuestra 
evidenciando  los  errores  incontrovertibles  que  encierra,  causa  por  sí 
sola  suficiente,  en  opinión  de  todos  los  canonistas,  para  declarar  nula 
una  sentencia  y  para  que  ésta  no  pase  jamás  á  ser  cosa  juzgada  (1). 


(1)  Es  doctrina  general  que  toda  sentencia  abiertamente  injusta,  sea  por  ir 
contra  una  ley  clara  y  evidente,  sea  por  contener  un  error  de  hecho  que,  pre- 
juzgando el  mérito  total  de  la  causa,  lesione  algún  derecho  individual  indiscu- 
tible, es  de  suyo  nula,  aunque  el  perjudicado  no  la  impugne,  porque  quae 
contra  jus  fiunt  debent  utique  pro  infectis  haberi  (reg.  jur.  64  in  6.°):  licet  non 
sit  appcllatione  suspensa,  non  potest  tamen  subshtere  ipsojure  [De  appellat,, 
cap.  i.°)  Contra  tales  sentencias  puede  el  condenado  presentar  la  acción  inti- 
tulada querella  de  nulidad,  muy  distinta  de  la  apelación,  que  sólo  se  admite 
en  el  improrrogable  término  de  diez  días,  mientras  la  querella  de  nulidad  cabe 
muy  bien  después  de  expirado  el  plazo  de  todos  los  fatales  para  la  apelación, 
á  no  ser  que  se  acumule  con  ésta.  Mas  como  todas  las  acciones  prescriben  á 
los  treinta  años,  transcurridos  éstos,  fenece  la  acción,  pero  subsiste  siempre 
el  derecho  de  excepción,  por  el  conocido  principio:  quae  temporánea  sunt  ad 
agendum,  perpetua  sunt  ad  excipiendum  (Schmalzg.,  De  sent.  et  re  judie,  nú- 
mero 64. — Reiffenstuel,  eod.   tit . ,  núm.  136.) 


REVISTA    CANÓNICA.  459 


El  primer  error  palmario  de  la  aludida  sentencia  es  el  de  afirmar, 
en  el  segundo  considerando,  que  el  derecho  de  hacer  la  procesión  en 
la  solemnidad  del  Corpus  compete  á  la  iglesia  de  San  Nicolás,  por  ser 
ésta  matriz,  cuando  consta  lo  contrario  por  varios  decretos  de  la 
Sagrada  Congregación  del  Concilio,  relativos  á  las  dos  indicadas 
parroquias  de  Rivello,  y  del  modo  más  explícito  por  el  publicado 
el  3  de  Agosto  de  1833,  confirmatorio  de  la  providencia  dada  por  el 
Obispo  de  Policastro  el  21  de  Abril  de  1830,  además  del  argumento 
concluyente  que  consta  en  el  extracto  oficial  de  la  causa,  según  vi- 
mos al  principio.  De  modo  que  realmente  la  iglesia  de  San  Nicolás 
no  puede  reclamar  derecho  alguno  de  superioridad  ó  precedencia  so- 
bre la  de  Santa  María. 

Trátase,  como  se  ve,  de  un  error  manifiesto  de  hecho;  pero  á 
continuación  aparece  claro  otro  de  derecho,  pues  en  el  tercer  consi- 
derando se  afirma  que  la  asistencia  de  la  cofradía  á  las  procesiones 
generales  no  es  voluntaria,  sino  obligatoria,  fundándose  en  el  Tri- 
dentino,  que  dice:  «Exempli  omnes  tan  clerici  saeculares,  quam 
regulares  quicumque,  etiam  monachi,  ad  publicas  processiones  vo- 
cati  accederé  compellantur:  iis  tantum  exceptis  qui  in  strictiori  clau- 
sura perpetuo  vivunt.»  (Sess.  xxv,  cap.  xm.)  A  nadie  se  le  ha  ocu- 
rrido hasta  la  fecha  extender  esta  ley  á  otras  entidades  que  al  clero 
secular  y  regular,  excluyendo  expresamente  á  las  cofradías  laicales, 
como  se  evidencia  por  varias  interpretaciones  auténticas  de  la  Sa- 
grada Congregación  del  Concilio,  citadas  porPallotinifCo/^c.  resolut., 
verb.  Processiones,  §  27.)  «Potest  episcopus  invitare,  non  vero  com- 
pellere  confraternitates  laicorum,  ut  accedant  ad  publicas  proces- 
siones (in  Calaritana,  m.  Octob.  1588.) — Quin  imo  nihil  suffragatur 
consuetudo  et  Synodus  provincialis,  ut  societates  laicales  possint  ab 
Archiepiscopo  per  edictum  compelli,  ad  interveniendum  supplicatio- 
nibus  (in  Urbinaten.,  visit.  SS.  Liminurn,  10  Mart.  1663J.»  Y  si  alguna 
vez  la  misma  Sagrada  Congregación  declaró  que  podía  el  Obispo 
imponer  tal  obligación,  fué  porque  constaba  de  la  existencia  de  la 
costumbre  introducida  con  el  ánimo  de  obligarse,  no  en  virtud  del 
citado  decreto  del  Tridentino:  «Potest  tamen  (Episcopus)  etiam  eas 
cogeré  sub  poenis  pecuniariis  sibi  bene  viris,  supposita  consuetudi- 
ne,  adhibitis  prius  pastorali  charitate  adhortationibus  (in  Papien., 
8  Mai,  1627,  ibid.j» 

Ahora  bien:  que  costumbre  inductora  de  obligación  semejante  no 
existe  en  el  presente  caso,  se  comprueba  por  el  hecho,  afirmado  con 
juramento  por  más  de  quince  testigos,  de  que  la  cofradía  del  Purga- 
torio dejó  de  asistir  á  la   procesión  del   Corpus  desde   1833  hasta 


460  REVISTA    CANÓNICA. 


1877;  y  si  posteriormente  intervino,  fué  alternando  en  la  forma 
indicada  al  hacer  el  resumen.  El  clero  de  San  Nicolás  no  protestó 
durante  medio  siglo;  luego,  aun  supuesta  la  costumbre  anterior, 
ésta  dejó  de  existir  desde  1833. 

El  tercer  error  hállase  expreso  en  el  cuarto  considerando,  al  supo- 
ner que  la  iglesia  de  la  cofradía  se  encuentra  enclavada  en  territorio 
de  la  parroquia  de  San  Nicolás,  siendo  así  que  en  primer  término  ni 
San  Nicolás  ni  Santa  María  tienen  territorio  determinado,  si  no  es 
para  las  procesiones,  y  en  segundo  lugar,  respecto  de  éste,  la  iglesia 
de  la  cofradía  ocupa  el  centro  en  el  designado  para  la  de  Santa 
María. 

Últimamente,  hace  notar  el  defensor  de  la  cofradía  el  error  jurí- 
dico del  quinto  considerando,  toda  vez  que  supone  que  el  convenio 
estipulado  en  1652  ante  notario  entre  los  cofrades  y  el  clero  de  las 
dos  parroquias,  aun  reconociendo  su  validez,  no  tenía  fuerza  para 
eximirá  la  cofradía  de  la  jurisdicción  del  párroco  en  las  funciones 
no  parroquiales,  lo  cual  está  en  abierta  contradicción  con  la  resolu- 
ción dada  por  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos,  en  el  decreto  gene- 
ral de  1703  á  la  duda  cuarta,  constando  como  consta  por  las  tablas 
de  fundación  de  la  misma  Cofradía,  que  ésta,  para  evitar  conflictos, 
pidió  y  obtuvo  la  independencia  en  sus  relaciones  con  las  dos  pa- 
rroquias. 

Resumiendo  ahora  en  conclusiones  generales  la  causa  que  he- 
mos procurado  extractar  con  toda  fidelidad  en  sus  puntos  importan- 
tes, tenemos  que 

i.°  La  apelación  es  válida  y  debe  ser  admitida,  aunque  se  haya 
implorado  este  remedio  antes  de  ser  notificada  oficialmente  la  sen- 
tencia á  la  parte  apelante. 

2.0  Cumplidos  los  fatales  para  promover  la  apelación,  aún  puede 
remediarse  el  gravamen  inferido,  sea  presentando  querella  de  nuli- 
dad, cuando  la  sentencia  es  abiertamente  injusta  (1),  ó  pidiendo 
nueva  audiencia,  si  el  Supremo  Tribunal  desechó  la  apelación  por 
haber  expirado  el  improrrogable  plazo  de  los  diez  días,   ó,  aun  pres- 


(1)  Aunque  la  querella  de  nulidad  puede  ser  promovida  ante  el  juez  supe- 
rior, sin  embargo,  cuando  circunstancias  especiales  no  aconsejen  otra  cosa, 
debe  serlo  ante  el  juez  que  pronunció  la  sentencia  que  se  impugna,  porque, 
siendo  nula,  no  reviste  el  carácter  de  definitiva,  condición  necesaria  para  que 
cese  la  jurisdicción  del  juez  que  falló  contra  justicia,  quien,  por  tanto,  debe 
reformar  la  sentencia  dictada.  Prescripciones  son  éstas  tomadas  del  derecho 
romano,  que  evitarán,  si  el  juez  procedió  de  buena  fe,  gastos  y  retardos  in- 
útiles. 


REVISTA  CANÓNICA.  461 


cindiendo  de  esta  última  hipótesis,  por  medio  del  recurso  al  Príncipe. 

3.0  En  causas  de  la  índole  de  la  presente,  cabe  también  pedir  la 
restitución  in  integrunt,  toda  vez  que  deben  ser  las  partes  interesadas 
reconocidas  jurídicamente  como  pobres. 

4.0  El  término  fijado  por  el  derecho  para  proseguir  y  terminar  la 
apelación  puede  y  debe  prorrogarse  cuando  se  demuestre  que  la  parte 
apelante  estuvo  legíti  mámente  impedida. 

5.0  Contra  los  actos  facultativos  no  se  admite  prescripción,  mien- 
tras no  conste  que  los  actos  contrarios  fueren  puestos  con  intención 
de  obligarse,  por  un  tiempo  que  creemos  no  ha  de  ser  inferior  á  cien 
años,  y  continuados  sin  interrupción. 

6.°  El  Ordinario  puede  aconsejar  á  las  cofradías  laicales  la  asis- 
tencia á  las  procesiones  generales,  pero  no  imponerlas  obligación,  á 
no  ser  que  aquéllas  hayan  voluntariamente  renunciado  á  sus  dere- 
chos, sea  por  auto  ó  documento  público,  ó  bien  por  actos  inductores 
de  costumbre,  con  las  condiciones  legales  para  prescribir  contra  los 
facultativos. 

7.0  y  último.  Si  en  las  tablas  de  fundación  de  las  cofradías  se 
consigna  su  independencia  de  las  parroquias,  éstas  no  pueden  re- 
clamar sobre  aquéllas  otros  derechos  que  los  concedidos  por  el  de- 
creto general  de  la  Sagrada  Congregación  de  Ritos  en  1703,  en  las 
funciones  propiamente  parroquiales. 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  A. 


CRÓNICA   GENERAL 


EXTRANJERO 


¡oma. — Desde  mediados  de  Junio  no  ha  llegado  á  la  Ciudad 
Eterna  ninguna  peregrinación;  así  es  que  las  parroquias  de 
Roma  practican  ahora  los  ejercicios  para  ganar  las  indul- 
gencias del  Año  Santo.  Todos  los  feligreses,  presididos  por  su  cura 
párroco  respectivo,  empiezan  un  día  la  visita  á  una  de  las  Basílicas, 
y  al  siguiente  entran  por  la  Puerta  Santa  de  las  tres  Basílicas  res- 
tantes. Hermoso  espectáculo  el  que  ofrecen  algunos  centenares,  y  á 
veces  millares  de  fieles  postrados  ante  la  Puerta  Santa  rezando  en 
alta  voz  las  oraciones.  Cuando  todas  las  parroquias  de  la  Ciudad 
Eterna  y  sus  alrededores  hayan  verificado  estos  piadosos  ejercicios, 
acudirán  á  ganar  el  Jubileo  los  fieles  de  otras  diócesis  de  Italia,  á 
cuyo  fin  se  ha  establecido  el  conveniente  turno,  para  evitar  aglome- 
raciones. 

— Su  Santidad  ha  aprobado  en  estos  días  el  modelo  de  la  estatua 
del  Divino  Redentor,  que  se  ha  de  erigir  sobre  diecinueve  montañas 
de  Italia  en  homenaje  á  Nuestro  Ssñor  Jesucristo,  y  lo  mismo  el  bajo- 
relieve  de  mármol  que  será  reproducido  sobre  el  zócalo  de  la  esta- 
tua. Muchas  son  ya  en  Italia  las  cumbres  coronadas  por  atribu- 
tos religiosos;  pero  esta  nueva  manifestación  es  mucho  más  im- 
portante, aumentando  la  significación  el  hecho  de  levantar  todas 
esas  estatuas  simultáneamente,  para  que  sea  más  patente  á  los  ojos 
de  la  impiedad  la  prueba  de  que  son  muchos  los  católicos  que  quie- 
ren confesar  públicamente  la  gloria  que  á  Dios  corresponde. 

— Durante  los  ocho  primeros  días  del  próximo  Septiembre  se 


CRÓN)CA   GENERAL.  463 


celebrará  en  Roma  un  Congreso  Escolar  Católico,  en  el  que  podrán 
tomar  parte  todos  los  profesores  y  escolares,  así  de  las  Universidades 
oficiales  como  de  las  católicas  libres,  Los  temas  de  estudio  serán  los 
siguientes:  «Liga  internacional  de  la  juventud  estudiosa  católica, 
especialmente  universitaria.  Internacionalidad  de  los  títulos.  Liber- 
tad de  enseñanza.  Universidades  católicas.  Protección  de  la  fe  en  la 
juventud  estudiosa:  medios  de  conservarla  y  propagarla.  Difusión 
de  la  lengua  latina.  Difusión  de  los  estudios  históricos,  eclesiásticos 
y  civiles,  en  contraposición  al  abuso  del  racionalismo  incrédulo. 
Medios  para  propagar  el  estudio  de  la  filosofía  escolástica.  Reposi- 
ción en  el  debido  honor  de  las  ciencias  teológicas  en  las  escuelas 
superiores,  y  medios  más  oportunos  para  conseguirla.  Medio  de  lle- 
var á  los  estudios  de  Economía  y  Derecho  la  defensa  de  los  princi- 
pios nuevamente  expuestos  en  las  Encíclicas  de  León  XIII.»  La 
Junta  internacional  procurará  obtener  rebajas  en  los  billetes  de  pa- 
saje por  Francia  é  Italia,  y  la  española  se  pondrá  de  acuerdo  con  la 
Junta  organizadora  de  alguna  de  las  peregrinaciones,  que  salgan  en 
la  expresada  fecha,  á  fin  de  que  los  suscritos  al  Congreso  puedan, 
además  de  las  ventajas  económicas,  utilizar  las  espirituales  que 
proporciona  el  agregarse  á  una  peregrinación  durante  este  Año 
Santo. 

— Para  otros  países,  una  procesión  religiosa  no  es  una  novedad, 
ni  un  acontecimiento,  que  digamos.  Pero  sí  lo  es  para  Roma,  en 
donde  desde  hace  treinta  años  no  se  había  visto  semejante  suceso. 
Verdad  es  que  se  ha  permitido  y  celebrado  en  local  cerrado,  pero  con 
billetes  de  entrada  profusamente  distribuidos.  La  procesión  tuvo  lu- 
gar en  la  grandiosa  y  hermosísima  villa  Borghese,  junto  á  la  Porta 
del  Popólo,  en  donde  provisionalmente  se  ha  colocado  el  nuevo  Cole- 
gio eclesiástico  portugués.  La  procesión,  con  el  Santísimo  Sacra- 
mento llevado  bajo  rico  palio  por  el  Cardenal  Cassetta,  fué  celebra- 
da por  el  Colegio  portugués  con  motivo  de  la  clausura  del  mes  con- 
sagrado á  la  devoción  del  Sagrado  Corazón  de  Jesús,  y  resultó  so- 
lemnísima, conmovedora  y  hasta  poética  en  aquellos  grandes 
paseos  rodeados  de  árboles  seculares.  Tomaron  parte  19  cofradías, 
con  sus  estandartes  y  cruces;  400  Hijas  de  María  vestidas  de  blanco, 
y  la  representación  de  todos  los  Colegios  eclesiásticos  italianos  y 
extranjeros  existentes  en  Roma;  muchos  Prelados  y  gran  número  de 
sacerdotes:  muchos  señores  de  la  nobleza  y  de  la  diplomacia,  de  frac 
y  de  corbata  blanca,  con  sus  condecoraciones  y  hachas  encendidas 
en  la  mano,  y  cuatro  bandas  de  música  de  los  Círculos  católicos  de 
Roma;    los  Comités  parroquiales    con   sus    riquísimos    estándar- 


464  CRÓNICA   GENERAL. 


tes,  etc.,  etc.   Multitud  de  ciudadanos  distinguidos  y  señoras,  en 
número  de  unos  10.000,  presenció  la  procesión. 

— Con  la  solemnidad  de  siempre  se  ha  verificado  en  la  capilla 
privada  del  Vaticano  la  bendición  de  los  sacros  palios  que  se  entre- 
gan á  los  Arzobispos  y  Obispos  que  gozan  de  este  privilegio,  ¿acom- 
pañaban á  León  XIII,  Monseñor  Riggi,  Prefecto  de  ceremonias,  el 
conde  Capogrossi,  abogado  consistorial,  y  los  limos.  Prelados  Audi- 
tores de  la  Rota.  Bendecidos  ya  por  Su  Santidad,  los  sagrados  pa- 
lios han  sido  trasladados  en  procesión  á  la  Basílica  Vaticana  y  colo- 
cados en  la  cripta,  junto  á  la  preciosa  caja  metálica  que  hizo  escul- 
pir Benedicto  XIV  y  que  guarda  las  reliquias  de  San  Pedro. 

* 
*  * 

Italia. — Con  el  nuevo  Ministerio  Saracco  se  ha  introducido  la 
calma  en  la  Cámara  de  los  Diputados;  pero  esto  no  debe  maravillar. 
La  extrema  izquierda,  compuesta  de  republicanos,  socialistas  y  ra- 
dicales, ha  obtenido  todo  cuanto  exigía  del  Gobierno,  el  cual  se 
mostró  débil  en  el  pasado  Ministerio  ,  presidido  por  el  General 
Pelloux,  y  se  muestra,  á  lo  menos  hasta  ahora,  igualmente  débil 
en  el  Ministerio  Saracco.  Dicen  los  amigos  de  las  instituciones  que 
el  jefe  del  Ministerio,  Saracco,  se  ha  mostrado  complaciente  con  la 
extrema  izquierda  momentáneamente,  tan  sólo  el  tiempo  preciso 
para  obtener  una  tregua  y  la  aprobación  del  ejercicio  provisional  del 
presupuesto  hasta  Noviembre;  pero  que  después,  en  la  reapertura  del 
Parlamento  en  otoño,  cambiará  de  sistema  y  gobernará  con  mano 
fuerte,  combatiendo  vigorosamente  á  los  partidos  subversivos.  Esto 
es,  sin  duda,  algo  difícil.  Desde  ahora  el  Gobierno  del  rey  Hum- 
berto se  halla  sometido  á  las  imposiciones  de  los  republicano-socia- 
listas de  la  Cámara,  los  cuales,  por  su  parte,  están  resueltos  á  seguir 
con  audacia  por  el  camino  emprendido,  desde  el  momento  en  que 
las  últimas  elecciones  generales  han  hecho  crecer  su  grupo  hasta  un 
centenar,  y  continuarán  imponiéndose  y  pidiendo  siempre  nuevas 
concesiones  para  sus  bien  conocidos  ideales.  Parece  que  ha  comen- 
zado en  Italia  aquel  movimiento  que  se  observó  en  Francia  en  la 
gran  revolución  de  fines  del  siglo  pasado,  cuando  el  Gobierno  de 
Luis  XVI,  de  debilidad  en  debilidad,  llegó  adonde  todos  saben. 

— A  raíz  de  haber  comenzado  en  el  Celeste  Imperio  el  movimiento 
insurreccional  con  la  persecución  á  los  europeos,  el  Gobierno  italiano 
pensó  en  no  inmiscuirse  en  el  asunto;  tanto,  que  el  Ministro  de  Ne- 
gocios Extranjeros,  Sr.  Canevaro,  hizo  retirar  de  las  aguas  chinas 


CRÓNICA    GENERAL.  465 


los  dos  ó  tres  barcos  de  guerra  que  allí  se  encontraban.  Pero  ahora 
se  ha  visto  obligado  para  conservar  su  rango  de  gran  potencia  (¡!) 
europea,  á  tomar  parte  en  la  expedición  de  los  ejércitos  internacio- 
nales que  se  prepara  á  invadir  la  China  á  fin  de  restablecer  el  orden 
y  vengar  las  espantosas  matanzas  de  cristianos.  Está  ya  decretado 
el  envío  de  tres  regimientos,  que  embarcarán  en  Ñapóles  para  la 
China.  Entretanto  se  acercan  ya  á  las  aguas  chinas  los  buques  ita- 
lianos, Elba,  Calabria,  Fieramosca,  Carlos  Alberto,  Vesubio,  Stromboli, 
y  Veltor  Pizani,  que  podrán  desembarcar  1.030  hombres  de  infantería 
de  Marina  con  22  cañones,  antes  que  lleguen  allí  las  tropas  de  tierra 
italianas  á  punto  de  embarcarse  en  Ñapóles.  Si  las  cosas  salen  bien, 
habrá  tranquilidad,  á  pesar  de  la  oposición  de  los  partidos  populares, 
que  no  quieren  oir  hablar  de  la  expedición  militar  italiana  á  China. 
Pero  si  por  casualidad  el  ejército  internacional  europeo  sufriera  al- 
gún fracaso,  sería  difícil  evitar  en  Italia  el  estallido  de  tumultos  y 
motines  como  los  de  Milán  en  Mayo  del  98,  tanto  más  cuanto  que  es 
de  temer  para  el  próximo  invierno  la  carestía  de  víveres,  no  habiendo 
sido  buena  la  cosecha  de  este  año. 

— La  Cámara  de  diputados  empezará  en  la  próxima  semana  le  sue 
vacanze  estive,  que  duran  hasta  mitad  de  Noviembre.  Indudablemente 
entonces  caerá  de  nuevo  el  Ministerio,  pues  los  partidos  de  oposición 
le  preparan  varios  debates  sobre  asuntos  administrativos  que  han  de 
ruborizar  á  los  más  despreocupados. 

*  * 

Francia. — Borrascosas  por  demás  han  sido  las  últimas  sesiones 
parlamentarias,  sobre  todo  al  suscitarse  entre  los  debates  la  cuestión 
del  día,  ó  sea  la  referente  á  Delanne-Jamont.  He  aquí  el  relato  de  una 
de  dichas  sesiones,  tal  como  le  transmite  un  corresponsal  de  la  pren- 
sa: «El  senador  Mr.  Franck  Chaveaux  dirigió  una  interpelación  al  Go- 
bierno acerca  de  las  dimisiones  presentadas  por  los  generales  Delan- 
ne  y  Jamont,  formulando  una  orden  del  día  en  que  se  hace  notar  que 
las  medidas  del  Gobierno  tienden  á  desorganizar  el  ejército.  El  pre- 
sidente del  Consejo,  Waldeck- Rousseau,  contesta  diciendo  que  el 
ministro  de  la  Guerra  tiene  derecho  á  trasladar  á  determinados  oficia- 
les, pues  ningún  texto  legal  impide  que  el  jefe  de  Estado  Mayor  deje 
de  estar  á  las  órdenes  de  dicho  Ministro,  quien  decide  en  estos  asun- 
tos con  absoluta  libertad.  (Aplausos  en  la  izquierda.)  Continúa  Wal- 
deck Rousseau  diciendo  que  cree  que  el  país  no  debe  conmoverse 
porque  hayan  sido  trasladados  de  oficina  dos  generales,  sino  por  los 

30 


466  CRÓNICA    GEM1RAL. 


detestables  consejos  que  se  dan  al  ejército,  y  sobre  todo  por  la  faci- 
lidad con  que  son  acogidos  esos  consejos.  (Nuevos  aplausos  en  la  iz- 
quierda.) El  presidente  dice  también  que  no  se  deben  dirigir  censu- 
ras al  Gobierno,  pues  éste  había  retirado  la  dimisión  de  Delanne  por 
conservar  la  estabilidad  en  el  Estado  Mayor.  «Por  lo  demás,  añade, 
la  dimisión  del  general  Jamont  carece  de  importancia,  puesto  que 
este  oficial  superior  alcanzará  dentro  de  pocos  meses  la  edad  regla- 
mentaria para  su  retiro.»  Waldeck- Rousseau  continúa:  «El  Gobierno 
ha  escogido  como  nuevo  generalísimo  á  un  general  joven.  (Movi- 
mientos diversos  en  la  Cámara  y  algunas  protestas.)  Brougére — sigue 
diciendo  el  presidente  del  Consejo — no  ha  cometido  más  que  un  error 
á  los  ojos  de  algunos  militares:  el  de  profesar  un  culto  igual  por  la 
patria  y  por  las  instituciones.  Esa  es  la  razón  por  la  cual  se  le  llena 
de  ultrajes.  Lo  que  queremos  es  defender  al  ejército,  y  para  asegurar 
la  influencia  del  Gobierno  sobre  él,  empleamos  cuantos  medios  se  ha- 
llan á  nuestro  alcance,  en  vez  de  limitarnos,  como  hacen  otras  per- 
sonas, á  hablar  mucho  del  ejército  y  no  hacer  nada  en  su  beneficio. 
Aquí  lo  que  se  debe  hacer  es  preocuparse  de  sus  necesidades  y  mejo- 
rarle para  convertirlo,  á  ser  posible,  en  el  primero  del  continente. 
Daremos  cima  á  nuestra  misión  á  pesar  de  los  obstáculos  que  se 
levantan  todos  los  días  ante  nosotros,  y  de  ese  modo  demostraremos 
á  Francia  que  no  somos  de  aquéllos  á  quienes  se  intimida  ó  se  des- 
anima con  perturbadoras  alharacas. » 

— Procedentes  del  Havre,  donde  desembarcaron  de  regreso  de  los 
Estados  Unidos,  han  llegado  á  París  los  delegados  boers,  siendo  re- 
cibidos en  la  estación  de  San  Lázaro  por  gran  número  de  personas, 
entre  ellas  el  presidente  del  Consejo  municipal,  Mr.  Grebauval,  conde 
Villebois-Mareuil,  Treille,  Guerin  y  otros.  Al  bajar  del  tren  los  dele- 
gados, les  fueron  ofrecidos  ramos  de  flores,  y  no  se  pronunció  ningún 
discurso.  Los  delegados  boers,  acompañados  del  doctor  Leyds,  cele- 
braron una  conferencia  con  el  ministro  de  Negocios  extranjeros, 
Mr.  Delcassé.  Los  mismos  delegados  dejaron  sus  tarjetas  en  el  mi- 
nisterio del  Interior,  y  fueron  recibidos  en  el  Hotel  de  Ville  por  la 
mesa  del  Consejo  municipal.  El  presidente,  Mr.  Grebauval,  ha  salu. 
dado  á  los  representantes  de  las  repúblicas  sudafricanas,  que  admi- 
ran al  mundo  con  su  heroísmo,  y  entre  grandes  aplausos  se  han  pro- 
nunciado brindis  en  honor  de  Kruger,  Stejn,  los  Parlamentos,  solda- 
dos y  pueblos  de  ambas  repúblicas.  El  representante  Fischer,  al  dar 
las  gracias,  ha  dedicado  sentidas  frases  á  la  memoria  del  coronel 
Villebois-Mareuil,  y  ha  terminado  diciendo  que  los  boers  piden  al 
mundo  civilizado  el  arbitraje  para  poner  término  á  la  guerra  que  sos- 


CRÓNICA   GENERAL.  467 


tienen.   Al  entrar  y  salir  del  Hotel  de  Ville,  los  boers  han  sido  acla- 
mados por  numerosa  multitud. 


Estados-Unidos. — La  Asamblea  plena  de  los  demócratas,  reuni- 
da en  Kansas  City,  ha  designado  candidato  á  la  presidencia  de  la 
República  á  mister  Bryant,  y  á  la  vicepresidencia  á  misterStevenson. 
La  Asamblea  aprobó  también  los  siguientes  acuerdos:  Oponerse  á  la 
alianza  con  Inglaterra.  Dirigir  un  mensaje  á  los  boers,  expresándo- 
les las  simpatías  de  los  americanos  y  haciendo  votos  por  su  indepen- 
dencia. Pedir  la  libre  acuñación  de  la  plata.  Pedir  que  los  Estados 
Unidos  reconozcan  la  independencia  de  Filipinas,  y  renunciar  á  la 
ocupación  militar  del  Archipiélago.  Condenar  el  sistema  imperialista 
patrocinado  por  Mac-Kinley.  Afirmar  la  doctrina  de  Monroe. 

Casi  al  mismo  tiempo  comunican  de  Washington  que  una  comi- 
sión de  la  asamblea  plena  del  partido  republicano  visitó  á  Mac-Kin- 
ley para  participarle  que  había  sido  designado  candidato  á  la  presi- 
dencia de  la  República.  Mac-Kinley,  después  de  dar  las  gracias,  de- 
claró sostendría  sus  teorías  sobre  la  circulación  de  la  moneda,  y  que 
estaba  resuelto  á  proteger  á  los  americanos  en  China. 

— El  Moming  Post  publica  un  telegrama  de  Nueva  York  diciendo 
que  el  Gobierno  americano  ha  decidido  llamar  á  todas  las  tropas  re- 
gulares que  pueden  marchar  á  China,  disponiendo  que  se  concentren 
en  seguida  en  San  Francisco  de  California  para  estar  dispuestas  á 
embarcar  en  cuanto  sea  conveniente.  El  regimiento  americano  nú- 
mero 9  ha  llegado  á  Taku. 

* 

*  * 

China. — La  prensa  de  Londres  ha  publicado  telegramas  en  que 
se  describen  los  trágicos  sucesos  ocurridos  en  Pekín  en  la  noche 
del  6  al  7,  levantando  una  protesta  de  indignación  en  todas  las  con- 
ciencias honradas  y  en  todos  los  países  civilizados.  Se  confirma  que 
el  día  30  del  pasado  los  europeos  hicieron  una  salida  heroica,  sor- 
prendiendo á  las  tropas  del  general  Tung-Fu-Siang,  y  causándoles 
muchas  bajas.  Más  de  200  chinos  perecieron  en  aquel  encarnizado 
combate.  Las  tropas  chinas  eran  muy  numerosas,  y  los  extranjeros 
no  pudieron  romper  sus  líneas,  viéndose  precisados  á  retroceder  y  á 
refugiarse  nuevamente  en  las  legaciones.  El  príncipe  Tuan,  descon- 
certado ante  el  heroísmo  de  los  europeos,  creyó  que  el  más  práctico 
de  cuantos  recursos  le  quedaban  á  su  disposición  era  el  de  dejar  á 


468  CRÓNICA    GENERAL. 


los  sitiados  que  se  murieran  de  hambre,  y  así  se  resolvió  á  ejecutar- 
lo. Estos  bárbaros  propósitos  del  príncipe  Tuan  viéronse  desbarata- 
dos por  el  esfuerzo  del  príncipe  Cheng,  general  de  las  tropas  leales, 
el  cual  consiguió  encontrar  un  medio  de  hacer  llegar  secretamente 
provisiones  á  los  europeos  sitiados,  librándose  éstos  así  del  suplicio 
de  morir  de  hambre,  y  pudiendo  prolongar  su  denodada  resistencia 
hasta  la  trágica  noche  del  6  al  7,  en  que  tan  funestos  resultados  ha 
tenido  la  lucha  empeñada  por  el  fanatismo  de  los  boxers  contra  los 
extranjeros,  y  especialmente  contra  el  Cuerpo  diplomático  y  consu- 
lar. Enterado  el  príncipe  Tuan  de  que  Cheng  proveía  de  víveres  á 
los  sitiados,  decidióse  á  dar  un  golpe  definitivo,  para  lo  cual  ordenó 
previamente  al  general  Tung-Fu-Siang  que  atacara  á  las  tropas  de 
Cheng.  Cumplida  inmediatamente  esta  orden  por  el  general  Tung- 
Fu-Siang,  prodújose  un  encuentro  sangriento  entre  las  fuerzas  de  los 
boxers  y  las  tropas  leales,  siendo  derrotadas  éstas  últimas,  que 
acaudillaba  Cheng.  Según  noticias  llevadas  por  un  propio  á  San- 
ghai,  se  sabe  que  después  de  vencer  á  Cheng,  no  se  atrevió  desde 
luego  Tung-Fu-Siang  á  dar  el  ataque  á  las  legaciones,  porque  le 
constaba  que  éstas  tenían  muchas  municiones  todavía,  pero  se  apre- 
suró, por  lo  pronto,  á  tomar  posiciones  ventajosas  para  hostilizar  á  los 
extranjeros,  logrando  por  este  medio  obligarles  á  que  consumieran 
las  municiones  que  les  quedaban.  Mientras  tanto,  hizo  el  general 
boxer  que  los  muros  de  las  legaciones  europeas  fueran  bombardeados 
incesantemente,  consiguiendo  abrir  brecha.  El  heroísmo  de  los  sitia- 
dos se  centuplicó  ante  lo  vigoroso  del  ataque  y  con  el  aumento  del 
peligro,  hasta  el  punto  de  que  á  pesar  de  su  extenuación,  de  su  can- 
sancio y  de  ver  perdidas  las  últimas  esperanzas  de  salvación,  aún  se 
atrevieron  los  extranjeros  á  intentar  una  nueva  salida,  tratando  de 
abrirse  paso  á  través  de  la  enorme  masa  de  carne  del  numerosísimo 
ejército  de  los  sitiadores. 

A  pesar  de  la  heroicidad  de  los  sitiados,  éstos  perdieron  el  senti- 
do de  la  realidad,  agobiados,  rendidos  y  maltrechos  por  el  insupera- 
ble poder  de  los  fanáticos  boxers,  y  llegó  un  momento  en  que  los 
infelices  europeos,  desconcertados  ya  por  completo,  en  lugar  de  tirar 
á  los  soldados  chinos,  hacían  fuego  sobre  los  niños  y  las  mujeres,  sin 
que  fuera  posible  en  tan  inmensa  confusión  causar  verdaderos  des- 
trozos al  enemigo.  Los  chinos,  en  el  delirio  de  su  furor,  hicieron 
más  vigoroso  el  ataque  y  más  nutrido  el  bombardeo,  abriendo  nue- 
vas brechas  y  acabando  por  apoderarse  de  las  legaciones,  á  pesar 
de  la  titánica  resistencia  de  los  defensores.  El  cañoneo  vivo  é  ince- 
sante, cada  vez  más  estruendoso  y  más  nutrido  de  la  artillería  chi- 


CRÓNICA    GENERAL.  469 


na,  convertía  en  tristes  ruinas  los  edificios  de  los  representantes  de 
Europa.  Los  europeos  trataron  de  fortificarse  entre  los  escombros 
como  mejor  pudieron,  y  la  sangrienta  lucha,  no  interrumpida  du- 
rante toda  la  noche,  continuaba  cada  vez  con  más  furia  al  amanecer. 
Por  fin,  las  municiones  de  aquel  puñado  de  héroes  se  agotaron  com- 
pletamente. Cuando  los  chinos  vieron  desvanecerse  los  últimos 
medios  de  defensa  de  los  sitiados,  atacaron  desenfrenadamente  la 
masa  de  escombros  hacinados  en  que  se  habían  parapetado  y  atrin- 
cherado los  europeos.  Fueron  unos  momentos  horribles. 

Chinos  y  europeos  llegaron  á  las  manos,  librándose  cuerpo  á 
cuerpo  el  más  sangriento  y  más  horroroso  de  los  combates.  La  san- 
gre corría  á  torrentes.  Los  europeos  se  defendían  con  más  denuedo 
que  nunca,  resueltos  á  hacer  pagar  caras  sus  vidas.  Los  Chinos,  cie- 
gos de  ira  ante  valor  tan  inaudito,  y  sedientos  de  sangre  extranjera, 
se  complacían  con  encarnizamiento  salvaje  en  dar  á  sus  desgracia- 
dos adversarios  la  muerte  más  cruel.  Todos  los  europeos  fueron 
muertos.  Las  víctimas  que  caían  en  manos  de  sus  bárbaros  enemi- 
gos eran  al  punto  sometidas  á  los  martirios  más  espantosos.  Todos 
los  edificios  fueron  incendiados.  Los  boxers  degollaban  á  cuantos 
caían  en  su  poder.  Cuantas  atrocidades  pueda  cometer  la  soldadesca 
desenfrenada,  fueron  realizadas  por  los  boxers.  Los  chinos  mutilaron 
los  cadáveres;  violaron  á  las  mujeres;  mataron  á  los  cristianos  indí- 
genas, á  los  ancianos  y  á  los  niños.  Con  nada  se  saciaba  su  furor,  y 
ante  el  enorme  número  de  aquellas  hordas  salvajes  todos  los  esfuer- 
zos resultaron  inútiles.  No  hay  noticia  de  que  se  salvara  ningún  eu- 
ropeo. En  la  ciudad  tártara  fueron  quemados  muchos  centenares  de 
edificios,  todas  las  legaciones  y  todas  las  casas  destinadas  á  los  mi- 
sioneros cristianos.  Los  detalles  de  los  horrorosos  sucesos  de  Pekín 
exacerban  la  indignación  de  todo  el  mundo.  Se  cree  que  las  poten- 
cias enviarán  á  China  numerosas  fuerzas  con  la  mayor  urgencia 
para  el  castigo  de  los  jefes  boxers  que  ordenaron  los  bárbaros  atro- 
pellos, y  se  añade  que,  mientras  esto  hacen,  autorizarán  al  Japón 
para  enviar  á  Taku  un  gran  ejército.  El  Moming  Posty  sin  embargo, 
considera  peligroso  otorgar  al  Japón  una  autorización  tan  amplia,  y 
agrega  que,  cuando  todo  hace  sospechar  que  todos  los  extranjeros 
de  Pekín  han  sido  pasados  á  cuchillo,  ya  no  existe  el  motivo  que 
había  para  autorizar  al  Japón  á  enviar  fuerzas  con  el  objeto  de  pro- 
teger las  vidas  é  intereses  de  los  europeos. 

— Un  telegrama  de  Tien-Tsin  que  publican  los  diarios  londinen- 
ses, dice  que  las  tropas  aliadas,  molestadas  por  los  tiradores  chinos, 
hicieron  un  reconocimiento,  en  el  que  los  rusos  avanzaron  hasta  dos 


470  CRÓNICA    GENERAL. 


millas  al  Norte.  Otro  destacamento,  también  ruso,  se  dirigió  hacia  el 
Nordeste.  Efecto  de  un  error  de  los  jefes,  el  grueso  de  las  fuerzas 
aliadas  que  debía  sostener  el  movimiento,  se  retardó.  La  vanguardia 
rusa  fué  vigorosamente  atacada  por  las  tropas  chinas  de  la  ciudad  in- 
dígena; pero  aquélla  se  mantuvo  firme  con  gran  vigor  hasta  que  lle- 
garon refuerzos.  Al  mismo  tiempo  los  chinos  rompieron  el  fuego 
contra  la  población  con  cañones  colocados  sobre  las  murallas.  El 
cañoneo  duró  dos  horas,  pero  no  hizo  mucho  daño.  Mientras  la  aten- 
ción de  los  europeos  estaba  fija  en  el  ataque  que  se  realizaba  por  el 
lado  del  Norte,  considerables  fuerzas  chinas  penetraban  en  la  pobla- 
ción por  el  Este,  llegando  hasta  unas  cien  yardas  del  puente  de  bar- 
cas situado  cerca  de  la  concesión  francesa.  Esta  parte  de  la  pobla- 
ción estaba  desierta,  por  lo  cual  los  chinos  pudieron  establecerse  en 
ella  y  abrir  un  nutrido  fuego,  resguardándose  ellos  cuidadosamente. 
El  puente  estaba  guardado  por  un  destacamento  ruso  con  ametralla- 
doras. Los  rusos  contestaron  enérgicamente  y  lograron  conservar 
sus  posiciones  hasta  que  llegaron  dos  compañías  de  compatriotas. 
Entonces  los  chinos  se  batieron  en  retirada,  pero  continuando  su 
fuego.  Las  tropas  de  las  demás  potencias,  por  su  parte,  fueron  ata- 
cadas en  sus  posiciones  en  la  otra  orilla  del  Pei-ho,  pero  contestaron 
con  eficacia  al  enemigo,  que  permanecía  invisible.  Por  último  el  fue- 
go fué  cesando  poco  á  poco,  terminando  al  fin  el  combate.  Las  pér- 
didas de  los  rusos  han  sido  superiores  á  las  de  los  chinos,  pero  aqué- 
llas consisten  principalmente  en  heridos  leves.  El  río  permanece  li- 
bre hasta  Taku. 

— Las  últimas  noticias  relativas  á  la  actitud  de  las  potencias  son 
que  á  las  dos  potencias  más  vecinas  de  China,  á  Rusia  y  al  Japón, 
se  va  á  confiar  principalmente  la  misión  de  restablecer  el  orden  en  el 
Celeste  Imperio.  Sigúese  con  sumo  cuidado  evitando  la  palabra  de 
guerra.  Francia,  Alemania  é  Inglaterra  mandarán  á  China  cada  una 
20.000  hombres,  y  Austria  é  Italia  contribuirán  ala  pacificadora  ac- 
ción con  contingentes  menos  fuertes. 

— Desde  Che-fu  comunican  al  Daily  Express  que  ha  desembarcado 
un  cuerpo  de  ejército  japonés  compuesto  de  22.000  hombres  y  5.000 
caballos.  Este  cuerpo  de  ejército  está  admirablemente  equipado,  pu- 
diendo  servir  como  modelo,  incluso  á  las  naciones  que  tienen  mejor 
organización  militar.  Lleva  30  cañones  de  grueso  calibre,  120  pie- 
zas de  campaña,  una  sección  de  pontoneros,  otra  de  aerostación,  dos 
magníficos  hospitales  de  campaña  y  50  médicos.  El  ejército  japonés 
será  mandado  por  el  mariscal  Niodzu  ó  por  el  mariscal  Oyama.  To- 
das las  medidas  indican   que   las   tropas  japonesas  van  preparadas 


\ 


CRÓNICA   GENERAL.  471 


para  dos  ó  tres  años  de  campaña.  Estos  formidables  preparativos  del 
Japón  suscitan  grandes  recelos  á  los  Gobiernos  de  Rusia  y  de  Ale- 
mania. Antes  del  martes  próximo  desembarcarán  13.000  soldados  ja- 
poneses en  Taku,  y  cuatro  días  después  otro  cuerpo  de  ejército  de 
20.000  hombres.  El  Gobierno  del  Japón  quiere  tener  en  el  Norte  de 
China,  antes  que  avance  más  la  estación  de  las  lluvias,  un  efectivo 
de  63.000  hombres,  perfectamente  equipados  y  con  municiones  para 
una  larga  campaña. 

El  mariscal  Yamagata,  jefe  de  la  actual  movilización  de  las  tro- 
pas japonesas  que  saldrán  para  China  el  19  de  Julio,  es  el  vencedor 
de  los  chinos  en  1894. 

* 
*  * 

Inglaterra.— -Si  bien  no  son  los  triunfos  de  los  boers  de  tanta 
monta  ni  tan  continuos  como  en  los  comienzos  de  la  campaña,  me- 
recen, sin  embargo,  especial  mención  los  obtenidos  al  Nordeste  de 
Pretoria  y  en  Waterswal,  recientemente.  Los  ingleses,  que  creían 
que  una  vez  tomada  Pretoria  lo  restante  de  la  guerra  sólo  venía  á 
ser  una  marcha  triunfal  por  el  campo  enemigo,  se  lamentan  á  ulti- 
ma hora  de  su  engaño;  y  para  muestra  de  que  la  lucha  está  muy 
viva  y  no  es  cosa  de  un  día,  he  aquí  los  detalles  conocidos  hasta 
ahora  de  la  derrota  sufrida  por  los  ingleses  en  Nitrals:- «Cinco  com- 
pañías del  regimiento  de  Lincolnshire  recibieron  orden  de  ocupar  el 
desfiladero  de  Magalesberg,  en  las  inmediaciones  del  fuerte  de  De- 
despoort.  Dichas  fuerzas  llegaron  al  indicado  sitio  el  día  10  por  la 
tarde,  y  el  n,  al  amanecer,  los  puestos  ingleses  situados  en  una 
pequeña  colina  al  Norte  del  desfiladero  comenzaron  á  hacer  algunos 
disparos,  cuando  en  otra  colina  situada  al  Este  aparecieron  los 
boers,  abriendo  un  nutrido  fuego  y  sembrando  la  confusión  en  las 
filas  británicas.  Esto  no  obstante,  el  coronel  logró  hacerse  escuchar 
de  sus  hombres,  los  cuales  ocuparon  posiciones  en  una  colina  al 
Oeste  de  la  garganta,  desde  cuyo  punto,  y  durante  todo  el  día, 
cambiaron  con  los  boers  un  vivo  fuego  de  fusilería.  Los  ingleses 
habían  emplazado  dos  cañones  en  la  entrada  del  desfiladero,  apode- 
rándose de  ellos  los  boers,  después  de  una  seria  resistencia  por  parte 
de  los  escoceses  que  los  defendían.  Casi  todos  los  defensores  de  las 
piezas  fueron  muertos  ó  heridos.  También  se  había  emplazado  desde 
un  principio  un  cañón  Maxim,  pero  la  intensidad  del  fuego  que  ha- 
cían los  boers,  obligó  á  sus  servidores  á  retirarlo.  El  fuego  continuó, 
sin   embargo,  en  toda  la  línea,  y  á  las  tres  de  la  tarde  los  boers  se 


472  CRÓNICA    GENERAL. 


adelantaron  sobre  la  izquierda  de  la  posición  de  los  ingleses.  Un 
oficial  y  quince  hombres  intentaron  atacar  á  los  asaltantes  para  de- 
tener su  movimiento,  pero  catorce  ingleses  quedaron  muertos  y  he- 
ridos. Tres  compañías  del  regimiento  de  Lincolnshire  se  hallaban,  á 
todo  esto,  casi  rodeadas  por  el  enemigo,  pero  permanecieron  firmes, 
disparando  con  gran  calma  á  fin  de  economizar  las  municiones  que 
no  podían  renovarse.  Al  llegar  la  noche  todas  las  municiones  esta- 
ban agotadas.  Uno  de  los  últimos  fugitivos  llegados  del  lugar  del 
combate,  cuenta  que  cuando  él  se  retiró,  los  ingleses  que  allí  que- 
daban se  habían  colocado  en  una  posición  abrigada  y,  calando  bayo- 
neta, se  disponían  á  esperar  al  enemigo.  Los  boers,  según  declara- 
ciones de  origen  indudable,  han  empleado  en  este  combate  indígenas 
armados. 

«El  combate  duró  casi  todo  el  día,  dice  el  mismo  Roberts,  y 
cuando  á  primera  hora  de  la  mañana  conocí  el  número  de  la  fuerza 
boer  que  atacaba,  envié  refuerzos.  Desgraciadamente,  antes  de  que 
llegasen,  las  tropas  inglesas  de  Nitrals  habían  sido  derrotadas.  Dos 
cañones  y  gran  parte  del  escuadrón  de  escoceses  fueron  capturados 
por  los  boers,  á  causa  de  que  éstos  consiguieron  matar  todos  los  ca- 
ballos. También  fueron  aprisionados  noventa  soldados  del  regimiento 
de  Lincoln.  Aún  no  tengo  la  lista  completa  de  nuestras  pérdidas; 
pero  creo  que  deben  ser  importantes.  Al  mismo  tiempo  fueron  ata- 
cados nuestros  puestos  avanzados  cerca  de  Dedespoort,  al  Norte  de  la 
población.» 

— Telegramas  recibidos  por  la  vía  de  ¿orenzo  Márquez ,  confirman 
el  serio  descalabro  sufrido  por  los  ingleses  en  el  desfiladero  de  Nitrals, 
situado  á  unos  veinte  kilómetros  de  Pretoria.  Después  de  recio  com- 
bate, los  ingleses  que  ocupaban  el  desfiladero  se  vieron  obligados  á 
apelar  á  la  fuga,  dejando  en  poder  de  los  boers  dos  cañones  y  bas- 
tantes prisioneros.  Los  partes  oficiales  ingleses  fijan  éstos  en  unos 
doscientos  hombres;  pero  fueron  más  según  los  informes  de  origen 
transvaalense.  Hay  motivos  para  sospechar  que  así  sea,  pues  el 
mismo  general  Roberts,  hablando.de  este  hecho  de  armas,  dice: 
«No  tengo  aun  la  lista  de  las  pérdidas,  pero  creo  que  son  importan- 
tes.» Cerca  de  Dedespoort,  los  ingleses  han  tenido  también  un  en- 
cuentro poco  afortunado,  viéndose  obligado  á  retirarse  un  regi- 
miento de  dragones  atacado  por  los  boers.  En  cambio  los  telegramas 
oficiales  ingleses  aseguran  que  cerca  de  Krugersdorp  el  general 
Smith  causó  muchas  bajas  á  los  boers,  pero  sin  precisar  el  número 
de  éstas. 


CRÓNICA   GENERAL.  473 


II 

ESPAÑA 

A  falta  de  grandes  acontecimientos  que  relatar  en  la  presente 
quincena,  toda  la  prensa  española  viene  hablando  á  diario  de  la  re- 
nuncia presentada  por  el  Sr.  Villaverde,  y  de  los  propósitos  formula- 
dos por  su  sucesor  en  el  Ministerio  de  Hacienda  ,  el  Sr.  Allendesa- 
lazar. 

El  Sr.  Silvela  ha  querido  demostrar  con  toda  claridad  que  la  sa- 
lida del  Sr.  Villaverde  no  reconoce  causa  alguna  política,  y  para  ello 
pidió  al  Ministro  dimisionario  que  hiciera  indicación  del  sucesor. 
Accedió  á  ello  el  Sr.  Villaverde,  é  indicó  ai  Sr.  Allendesalazar  ,  esti- 
mando que  en  las  discusiones  parlamentarias,  y  siendo  secretario  de 
la  Comisión  de  presupuestos  del  Senado  ,  se  penetró  perfectamente 
del  pensamiento  dominante  en  los  proyectos  financieros  que  fueron 
tan  discutidos  por  las  Cortes.  Además  ,  ha  deseado  el  Sr.  Villaverde 
que  su  sucesor  pueda  disponer  del  tiempo  necesario  para  enterarse 
de  los  asuntos  de  Hacienda  y  preparar  el  futuro  proyecto  de  presu- 
puestos para  1901.  Aceptada  por  el  jefe  del  Gobierno  la  indicación 
en  favor  del  Sr.  Allendesalazar,  propuso  á  la  Reina  el  nombramiento 
del  nuevo  Ministro  de  Hacienda ,  que  igualmente  fué  aceptado 
por  S.  M. — Don  Manuel  Allendesalazar  y  Muñoz  de  Salazar,  encarga- 
do de  la  cartera  de  Hacienda,  cuenta  apenas  cuarenta  y  cuatro  años 
de  edad.  Hijo  de  los  condes  de  Montefuerte,  nació  en  Guernica  (Vizca- 
ya) el  28  de  Agosto  de  1856.  Ingeniero  agrónomo  y  licenciado  en' 
derecho  ,  tomó  por  vez  primera  asiento  en  el  Congreso  en  1884,  á 
donde  vino  representando  el  distrito  de  Marquina.  En  las  Cortes 
de  1886  y  en  las  de  1896  tuvo  la  misma  representación.  Al  separarse 
el  Sr.  Silvela  de  D.  Antonio  Cánovas  ,  siguió  al  primero  en  su  disi- 
dencia, no  teniendo  nueva  representación  en  la  Cámara  hasta  la  su- 
bida al  poder  del  actual  presidente  del  Consejo  ,  en  que  fué  elegido 
diputado  por  Lérida.  Siendo  ministro  el  Sr.  Fabié,  desempeñó  la  di- 
rección de  Hacienda  del  Ministerio  de  Ultramar,  y  en  la  última  crisis 
fué  nombrado  Alcalde  del  Ayuntamiento  de  Madrid  en  sustitución 
del  Sr.  Marqués  de  Aguilar  de  Campóo.  Pocos  días  después  obtenía 
el  nombramiento  de  senador  vitalicio.  El  Sr.  Allendesalazar  es  maes- 
trante  de  Granada,  profesor  mercantil  y  del  Instituto  Agrícola  de  Al- 
fonso XII.  Aspira  el  Sr.  Allendesalazar  á  tener  en  su  poder  los  presu- 
puestos para  el  día  i.°  de  Agosto,  á  fin  de  preparar  el  proyecto  gene- 


474  CRÓNICA    GENERAL. 


ral.  Este  proyecto  será  exclusivamente  de  diferencias  con  arreglo  á 
la  ley  aprobada  en  el  último  período  parlamentario  ,  y  cree  que  las 
más  importantes  serán  las  que  afecten  á  la  realización  de  obras  pú- 
blicas que  han  de  tener  carácter  reproductivo,  pues  que  aumentarán  la 
riqueza  del  país.  En  la  parte  de  ingresos  cree  el  nuevo  Ministro  que 
hace  falta  algún  tiempo  más  para  apreciar  con  acierto  el  efecto  de 
las  últimas  reformas  tributarias.  Lo  que  el  Ministro  no  quiere  aban- 
donar es  el  propósito  de  implantar  el  impuesto  sobre  alcoholes  ,  pero 
efectuándolo  con  gran  moderación,  para  que  se  armonice  todo  lo  po- 
sible con  la  importantísma  producción  vinícola/Establecido  el  im- 
puesto, cree  el  Ministro  que  con  el  natural  desarrollo  que  ha  de 
tener  andando  el  tiempo,  será  una  de  las  más  importantes  fuentes  de 
producción,  como  espera  que  ha  de  suceder  con  la  producción  azuca- 
rera. El  proyecto  de  presupuestos  lo  quiere  presentar  el  Ministro  en 
cuanto  se  reúnan  las  Cortes,  á  fin  de  que  puedan  discutirse  y  apro- 
barse antes  de  i.°  de  Enero.  Confía  también  el  Sr.  Allendesalazar 
que  el  presupuesto  vigente  se  liquidará  en  condiciones  muy  satisfac- 
torias para  el  Tesoro  y  para  el  crédito  nacional. 

— Acerca  de  la  cuestión  relativa  á  los  libros  de  texto,  S.  M.  firmó 
hace  días  el  siguiente  decreto  del  Ministro  de  Instrucción  pública: 

«Artículo  i.°  El  Gobierno  encomendará  al  Consejo  de  Instrucción 
pública  que  determine  por  medio  de  un  cuestionario  general  el  fin, 
carácter  y  extensión  de  cada  asignatura  de  las  incluidas  en  el  plan  de 
estudios,  á  fin  de  que  no  se  desnaturalice  su  exposición  en  la  cátedra 
ó  en  el  libro  de  texto  y  no  resulte,  en  su  consecuencia,  duplicada  una 
enseñanza  ú  omitida  la  que  el  legislador  ha  querido  establecer. — Ar- 
tículo 2.0  El  profesor  ó  profesores  desenvolverán  el  contenido  de  la 
asignatura  y  redactarán  el  programa  de  la  misma  con  plena  libertad 
en  cuanto  al  plan,  método  y  doctrina,  pero  siempre  con  sujeción  al 
cuestionario  general  redactado  por  el  Consejo  de  Instrucción  pública. 
Art.  3.0  El  libro  de  texto  que  señale  el  profesor  deberá  estar  previa- 
mente aprobado,  desde  el  punto  de  vista  de  sus  condiciones  didácti- 
cas, por  el  Consejo  de  Instrucción  pública  ó  por  la  junta  de  profeso- 
res del  establecimiento  ó  facultad  en  que  se  estudie  la  asignatura.  Si 
se  formulara,  no  obstante,  alguna  reclamación  de  oficio  ó  por  particu- 
lar, sobre  el  precio  del  libro  de  texto,  su  extensión  ó  condiciones 
didácticas,  la  expresada  junta  de  profesores  resolverá  si  es  excesivo 
el  precio  y  si  debe  retirarse  de  los  cuadros  de  enseñanza.  La  votación 
en  todo  caso  será  nominal  y  pública  y  se  insertará  individualmente 
en  la  Gaceta  de  Madrid.  Contra  la  resolución  se  podrá  recurrir  ante  el 
Consejo  universitario,  y  después,  y  en  última  instancia,  ante  el  Con- 


CRÓNICA    GENERAL.  475 


sejo  de  Instrucción  publica. — Art.  4.0  Los  programas  habrán  de  ser 
todos  los  cursos  igualmente  aprobados  por  la  junta  de  profesores. — 
Art.  5.0  La  adquisición  del  libro  de  texto  que  el  profesor  señale  no 
será  obligatoria  para  los  alumnos,  los  cuales  podrán  prescindir  de 
aquél,  siempre  que  en  otra  forma  ó  por  otros  medios  logren  adquirir 
los  conocimientos  que  constituyen  la  asignatura.» 

— El  mismo  Sr.  García  Alix,  á  petición  de  la  prensa  y  de  los  inte- 
teresados  en  la  enseñanza  elemental,  ha  dictado  el  reglamento  orgá- 
nico por  que  se  han  de  regir  las  escuelas,  modificando  las  bases  y 
formas  del  sistema  anterior.  Según  el  nuevo  plan  las  escuelas  públi- 
cas de  primera  enseñanza  se  dividirán  para  los  efectos  de  su  provi- 
sión en  escuelas  superiores,  escuelas  elementales  completas,  escue- 
las elementales  incompletas,  escuelas  de  asistencia  mixta,  escuelas 
de  párvulos  y  de  patronato.  Las  escuelas  inferiores  á  825  pesetas  se 
proveerán  por  concurso  único;  las  de  825,  unas  veces  por  oposición 
y  otras  por  concurso  de  traslado;  las  de  1.100,  una  vez  por  concurso 
de  ascenso  y  otra  por  concurso  de  traslado.  Las  superiores  de  1.350, 
siempre  por  oposición.  Las  de  dotación  superior,  una  vez  por  oposi- 
ción y  otra  por  concurso  de  ascenso  ó  traslado.  Para  los  efectos  de  la 
provisión  de  escuelas  y  auxiliar  por  oposición,  los  rectorados  Cen- 
tral, Barcelona,  Granada,  Valencia  y  Sevilla  anunciarán  en  la  se- 
gunda quincena  del  mes  de  Enero  de  cada  año  las  vacantes,  y  en  la 
correspondiente  al  mes  de  Junio  lo  verificarán  los  rectorados  de  Va- 
lladolid,  Santiago,  Oviedo,  Salamanca  y  Zaragoza.  Los  rectores 
nombrarán  los  tribunales  de  oposición.  El  tribunal  formulará  la  lista 
de  opositores  aprobados,  fijándose  en  el  tablón  de  la  Universidad 
respectiva.  El  rectorado  hará  los  nombramientos  en  su  virtud.  Si 
existieran  protestas  pasarán  los  documentos  al  consejo  universitario. 
De  la  resolución  podrá  acudirse  en  alzada  al  Ministerio.  Son  objeto 
de  la  provisión  por  concurso  único  los  escuelas  inferiores  á  825  pe- 
setas. Las  juntas  provinciales  publicarán  en  los  Boletines  oficiales  la 
relación  de  vacantes  de  estas  escuelas.  Transcurrido  el  plazo  de 
treinta  días  formularán  la  propuesta,  que  se  publicará  también  en  el 
Boletín  y  se  elevará  al  rector  del  distrito.  En  el  mes  de  Marzo  los 
rectorados  anunciarán  las  escuelas  que  deban  proveerse  por  concurso 
de  ascenso.  A  los  treinta  días  formularán  las  propuestas  los  rectores, 
y  después  de  un  plazo  de  veinte  días  para  reclamaciones,  procederán 
los  rectores  á  hacer  los  nombramientos.  En  el  mes  de  Octubre  anun- 
ciarán los  rectores  en  la  Gaceta  las  vacantes  que  hayan  de  proveerse, 
por  concurso  de  traslado,  y  llevarán  la  misma  tramitación  que  las 
anteriores.  Las  permutas  las  resolverá  el  rector  del  distrito,  y  si  los 


476  CRÓNICA    GENERAL. 


maestros  que  las  entablasen  fuesen  de  territorios  de  distinta  Univer- 
sidad, se  pondrán  de  acuerdo  los  rectores  para  resolverlas.  Los  pre- 
sidentes de  las  juntas  locales  de  primera  enseñanza  podrán  conceder 
diez  días  de  licencia;  los  de  las  provinciales  y  municipal  de  Madrid 
treinta  días;  las  de  mayor  duración  por  los  rectorados.  Los  expe- 
dientes gubernativos  á  los  maestros  y  auxiliares  se  instruirán  en 
las  juntas  provinciales,  con  intervención  del  inspector  de  primera  en- 
señanza y  junta  local,  y  oído  el  interesado.  Terminados,  se  remiti- 
rán al  rectorado  respectivo,  que,  después  de  oir  el  dictamen  del  Con- 
sejo universitario,  resolverá  lo  procedente.  Existirá  la  alzada  ante  la 
subsecretaría  del  Ministerio.  Los  maestros  que  dejaren  de  prestar 
servicios  en  la  enseñanza  necesitarán  rehabilitación  para  volver  á  in- 
gresar en  ella.  No  se  reconocerán  derechos  preferentes.  La  junta 
municipal  de  primera  enseñanza  de  Madrid  tendrá  iguales  atribucio- 
nes que  las  concedidas  á  las  juntas  provinciales.  En  la  subsecretaría 
del  Ministerio  no  se  cursará  instancia  ni  documento  alguno  que  no 
sea  remitido  por  el  conducto  debido. 

— El  Sr.  Paraíso  ha  publicado  su  carta  circular  dirigida  á  los 
organismos  adheridos  al  movimiento  déla  Unión  Nacional.  Dice 
así  el  documento:  «Obligado  á  poner  término  á  nuestra  protesta  ini- 
ciada contra  unos  presupuestos  y  una  administración  que  consti- 
tuyen la  más  cruel  de  las  burlas  á  la  pobreza  del  país,  séame  lícito 
ratificar  una  vez  más  el  juicio  que  sobre  la  resistencia  al  pago  le 
tengo  ya  manifestado.  Hoy,  como  siempre,  fío  tanto  en  el  resultado 
de  ese  procedimiento,  que  si  cien  veces  se  reclamara  mi  voto  como 
en  i.°  de  Abril  último,  las  cien  lo  emitiría  afirmativamente.  Pudo 
dudarse  un  día  sobre  la  conveniencia  y  eficacia  de  su  aplicación; 
pero  el  número,  la  fe  y  el  entusiasmo  de  los  que  respondieron  á 
nuestro  llamamiento  fué  tan  asombroso,  que  sin  la  sorpresa  del  alto 
auxilio  prestado  á  los  que  suscitando  los  odios  del  país  contribu- 
yente, heridos  y  maltrechos,  considerábaseles  vencidos,  y  sin  el  es- 
tacionamiento obligado  durante  estos  meses,  de  la  política  y  de  los 
negocios  públicos,  el  éxito  hubiera  llegado ,  aun  antes  de  plantear  la 
resistencia.  Los  360.000  contribuyentes  que  espontáneamente  tras- 
pusieron el  plazo  legal  aceptando  las  consecuencias  de  una  mal  en- 
tendida moralidad  ,  representan  un  plebiscito  que  cuesta  dinero, 
mucho  más  importante  y  significativo  que  el  que  haya  podido  pre- 
parar Gobierno  alguno,  aun  en  aquellas  elecciones  en  que  el  voto  se 
cotiza  y  se  vende.  Pero  los  días  pasan  y  la  resistencia  no  puede 
continuar  limitada  al  estado  presente,  porque  ello  equivaldría  al 
sacrificio  estéril,  hoy  en   una  provincia  y  mañana  en  otra,   de   los 


REVISTA    CANÓNICA.  477 


más  patriotas,  de  los  mejores.  La  resistencia,  que  nunca  respondió 
al  propósito  de  negar  recursos  al  Estado,  y  de  la  que  no  fué  partidario 
el  Sr.  Costa,  facilitaba  un  medio  eficaz  de  crear  un  estado  de  opi- 
nión bastante  movida  para  que  la  protesta,  siendo  ordenada,  resul- 
tara viva,  enérgica  y  permanente,  como  fe  diaria  de  la  vida  de  este 
movimiento,  que,  bajo  mi  honrada  palabra,  declaro  nunca  fué  más 
grande  ni  más  potente.  Pero  era  preciso  al  propio  tiempo  que  se 
llevara  á  cabo  con  todas  sus  consecuencias,  ampliarla  á  otros  tri- 
mestres, hasta  obtener  la  satisfacción  que  con  justos  apremios  de- 
manda el  país,  y  extenderla  á  otros  tributos  tan  odiosos  y  vejatorios 
como  el  de  Consumos,  que  cada  día  estrecha  más  el  ya  difícil  pasar 
de  las  clases  menos  acomodadas.  Así  lo  he  intentado  para  reforzar 
la  actitud  de  los  que  hoy  la  mantienen;  pero  como  ni  la  mayoría  de 
mis  dignos  compañeros  de  Directorio  opinan  en  ese  sentido,  ni  de 
las  facultades  que  concedió  la  Asamblea  de  Valladolid  á  su  presi- 
dente puedo  yo  hacer  uso  en  estos  momentos,  sería  verdadera  teme- 
ridad, por  mi  parte,  consentir  la  resistencia,  manteniendo  la  exhor- 
tación hecha  en  30  de  Abril  último,  sin  facilitar  medios  de  defensa 
al  que  patrióticamente  sigue  el  consejo.  Los  que  tan  gallardamente 
han  permanecido  en  su  sitio  desde  que  acudieron  á  la  cita,  no  mere- 
cen ser  entregados  y  sacrificados:  ni  siquiera  vencidos.  Tienen  bien 
ganado  un  puesto  de  honor  en  este  movimiento  que  perdurará  para 
bien  de  España,  y  un  lugar  preferente  en  el  afecto  del  Directorio, 
que  seguramente  contará  con  ellos  en  luchas  futuras.  Yo  soy  el  que 
me  considero  vencido  aunque  no  derrotado,  porque  desgraciadamente 
no  ha  existido  lucha,  y  por  ello,  á  la  vez,  Sr.  Presidente,  que  pongo 
término  á  la  presente  incidencia,  dejando  sin  efecto  el  consejo  que 
determinó  la  resistencia  acordada  en  30  de  Abril  último,  tengo  el 
honor  de  poner  en  manos  de  ese  organismo  la  dimisión  del  cargo 
con  que  colectiva  é  inmerecidamente  me  honraron  en  la  Asamblea 
de  Valladolid.  Muy  reconocido,  nunca  olvidaré  las  pruebas  de  consi- 
deración y  de  cariño  que  les  ha  merecido  este  modesto,  pero  leal  y 
honrado,  compañero  y  presidente.  Estoy  y  estaré  siempre  al  lado  de 
los  que,  con  la  prudencia  necesaria,  vayan  más  allá,  impulsados  por 
el  amor  á  la  patria,  y  mientras  llega  el  día  del  sacrificio,  que  llegará 
para  todos,  dispongan,  etc.,  etc. — Basilio  Paraíso.))  Al  escrito  acom- 
paña una  nota  expresando  la  confianza  de  que  el  presidente  de  cada 
organismo  adoptará  las  disposiciones  que  juzgue  convenientes. 

La  Junta  provincial  de  Madrid  ha  convenido  en  no  aceptar  la 
dimisión  del  Sr.  Paraíso,  y  de  creer  es  que  lo  mismo  se  hará  en 
Zaragoza  y  Valencia. 


478  CRÓNICA    GENERAL. 


A  esta  declaración  del  Sr.  Paraíso  ha  seguido  la  del  Sr.  Costa, 
el  cual,  según  refiere  un  redactor  de  El  Español,  en  parte  considera 
fracasadas  las  gestiones  de  la  Unión  Nacional,  y  en  parte  no.  No, 
por  lo  que  concierne  á  las  masas;  si,  en  lo  que  toca  al  elemento 
directivo,  que  ha  faltado  en  la  Unión  Nacional,  como  ha  faltado,  si- 
glos hace,  en  la  nación  misma. 

Presagia  un  triste  augurio  á  la  Unión  Nacional  cuando  dice  que, 
pasados  dos  años,  se  hablará  de  ella  como  de  una  institución  difunta, 
como  existen  hoy  las  Ordenes  militares,  pero  que  aún  se  la  puede 
imprimir  un  fuerte  impulso,  una  reconstitución  vigorosa,  que  juzga 
de  absoluta  necesidad  para  que  España  se  redima.  Afirma  también 
que  seguirá  unido  en  espíritu  y  haciendo  votos  por  su  prosperidad, 
si  todavía  es  tiempo  y  el  camino  que  lleva  es  seguro,  ó  porque  Dios 
la  ilumine,  en  caso  contrario. 


OBSERVACIONES  METEOROLÓGICAS 


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s  un  hecho  que  los  pueblos  de  raza  germánica  y  an- 
glosajona gozan  actualmente  de  una  superioridad 
indiscutible  sobre  los  países  latinos  en  cuanto  á  po- 
lítica, industria  y  comercio.  Los  progresos  crecientes  de  In- 
glaterra y  Alemania,  lo  mismo  en  su  vida  interna  que  en  la 
dilatación  de  su  imperio  colonial,  contrastan  visiblemente  con 
el  estacionamiento  ó  más  bien  la  decadencia  de  España, 
Francia,  Italia  y  Portugal,  sometidas,  cuál  más,  cuál  menos, 
á  crueles  catástrofes  é  inicuos  despojos,  y  víctimas,  por  ca- 
rácter nacional,  de  su  misma  inacción  y  enervamiento.  El 
siglo  XIX,  desde  el  oscurecimiento  de  la  estrella  napoleónica 
en  Santa  Elena,  ha  sido  el  siglo  de  las  conquistas  para  las 
naciones  del  Norte  en  todas  las  esferas  del  bienestar  material, 
y  el  siglo  de  las  desdichas  páralos  países  meridionales,  inva- 
didos por  la  influencia  extranjera.  Están  muy  recientes  los 
desastres  de  los  franceses  en  la  guerra  con  los  prusianos ,  y 
más  aún  los  experimentados  por  España  en  la  lucha  provo- 
cada por  una  nación  infame.  Italia  y  Portugal  representan 
el  triste  papel  del  esclavo  que  vive  por  misericordia  de  sus 
señores;  y  si  en  apariencia  ostentan  el  título  de  reinos  inde- 
pendientes y  figuran  como  piezas  de  equilibrio  en  la  balanza 
de  las  naciones,  en  realidad  constituyen  respectivamente  un 
feudo  de  Alemania  y  de  Inglaterra. 

De  aquí  ha  procedido. la  idea,  bastante  general  en  los  úl- 

La  Ciudad  de  Dios.— Año  XXI.—  Mm.  657.  31 


482  NACIONES   CATÓLICAS   Y    NACIONES    PROTESTANTES. 

timos  tiempos,  de  que  las  naciones  de  raza  latina,  no  sólo 
están  llamadas  á  llevar  una  existencia  precaria,  propia  única- 
mente de  los  pueblos  viejos,  sino  que  llegarán  á  ser  absorbi- 
das por  la  corriente  de  expansión  anglosajona,  como  lo  fueron 
los  pueblos  primitivos  por  la  invasión  del  imperio  romano. 
Algo  así  quiso  profetizar  en  época  bien  reciente  el  primer 
ministro  de  la  reina  Victoria,  lord  Salisbury,  cuando  en  su 
discurso  pronunciado  el  año  98  en  la  Prinrose  League,  con 
motivo  de  nuestra  guerra  con  los  Estados  Unidos,  tuvo  la 
arrogancia  y  el  atrevimiento  de  clasificar  las  naciones  en  vi- 
vas, moribundas  y  muertas,  presagiando,  no  ya  sólo  nuestra 
derrota,  sino  también  el  fin  de  nuestra  existencia  nacional. 

Prescindiendo  de  tan  absurda  opinión  y  del  pesimismo 
que  ve  tantas  sombras  en  el  porvenir  de  los  pueblos  latinos, 
nos  limitaremos  á  examinar  alguna  de  las  causas  que  se  han 
alegado  para  explicar  el  gran  desnivel  que  existe  entre  los 
países  septentrionales  y  meridionales.  De  los  escritores  fran- 
ceses ha  surgido  una  falange  de  apologistas  del  método  de 
educación  inglés,  al  cual  consideran  como  el  principal  factor 
de  la  prosperidad  y  progreso  del  Imperio  Británico.  En  el 
año  97  publicaba  Edmundo  Demolins  su  libro  A  quoi  tient 
la  superiorité  des  Anglo-Saxons,  que  constituye  una  alaban- 
za continuada  del  régimen  pedagógico  y  del  sistema  particu- 
larista que  preside  en  todos  los  órdenes  de  la  vida  social  in- 
glesa. , 

También  se  ha  dicho  que  la  preponderancia  de  que 
gozan  los  pueblos  del  Norte  es  fruto  de  la  religión  protestan- 
te, así  como  el  estado  de  visible  decadencia  de  la  raza  latina 
se  debe  principalmente  á  su  catolicismo.  El  inglés  Macaulay 
decía:  «Nos  hallamos  íntimamente  persuadidos  de  que  los 
pueblos  del  Norte  deben  ante  todo  su  progreso  extraordina- 
rio y  su  civilización  y  prosperidad  á  los  efectos  morales  de  la 
Reforma  protestante,  y  de  que  la  decadencia  de  las  naciones 
meridionales  de  Europa  sea  debida  en  primer  lugar  á  la  reac- 
ción del  Catolicismo.))  De  esta  opinión  se  hizo  eco  el  mismo 
Lamartine  cuando  en  su  estudio  L1  Anglaterre  en  i85o  ren- 
día tributo  de  admiración  á  la  Gran  Bretaña,  proponiéndola 
á  sus  compatriotas  como  ejemplar  de  virtudes  cívicas  y  mo- 


NACIONES    CATÓLICAS    Y  NACIONES    PROTESTANTES.  483 

délo  de  candad:  y  en  este  sentido  escribía  también  Emilio  de 
Laveleye,  que  trató  de  explicar  el  decaimiento  de  los  latinos 
por  la  supuesta  hostilidad  de  la  Religión  católica  hacia  el 
progreso,  y  el  incesante  desarrollo  de  los  países  protestantes 
por  la  aptitud  que  reúnen  las  doctrinas  de  la  Reforma  para 
la  regeneración  social. 

La  falsedad  de  las  opiniones  anteriormente  expuestas 
puede  apreciarse  atendiendo  así  á  la  comparación  de  los 
principios  que  profesan  la  religión  católica  y  protestante  res- 
pectó de  la  civilización  verdadera,  como  á  los  diversos  efec- 
tos que  una  y.  otra  han  producido  en  la  sociedad.  Desde 
luego  la  objeción  contra  la  vitalidad  de  la  Iglesia  en  lo  refe- 
rente á  civilización  y  progreso,  es  ya  muy  antigua,  bien  que 
se  haya  presentado  bajo  diferentes  fórmulas  más  ó  menos 
contrarias  al  Cristianismo.  El  establecimiento  de  la  Inquisi- 
ción en  el  siglo  XV  señala  la  época  en  que  tuvieron  origen 
las  recriminaciones  que  se  han  dirigido  contra  la  Religión 
católica  como  reaccionaria  y  antiprogresista,  y  desde  enton- 
ces han  repetido  mil  veces  la  misma  objeción  todos  los  par- 
tidarios de  la  emancipación  de  la  razón  humana.  Lutero  en 
el  orden  religioso  y  Descartes  en  el  orden  científico  prepara- 
ron y  dieron  el  primer  impulso  á  ese  movimiento  de  insu- 
rrección y  apostasía  que  á  través  de  los  siglos  viene  ensa- 
yando diversas  armas  de  combate,  todas  ellas  encaminadas 
á  neutralizar  el  influjo  de  la  fe  sobre  los  pueblos  y  destruir 
la  obra  del  Cristianismo.  «La  filosofía  de  los  Santos  y  Doc- 
tores (dijo  Maquiavelo)  ha  sofocado  la  lucha  y  el  amor  al 
progreso.»  «La  fe  es  incompatible  con  la  ciencia  y  con  la  li- 
bertad,» se  ha  dicho  en  nuestro  siglo.  «¿Y  qué  ejemplo  más 
elocuente  puede  ofrecérsenos  que  el  de  la  prosperidad  de  las 
naciones  alejadas  del  Catolicismo  y  el  de  la  postración  y 
letargo  que  consume  á  los  países  sujetos  al  yugo  del  Ponti- 
ficado romano?  ¿No  es  cierto  que  la  Iglesia  representa  la  in- 
tolerancia, el  odio  á  la  libertad  y  á  las  luces  de  la  ciencia,  la 
represión  de  toda  iniciativa  humana,  y  que  en  cambio  el  Pro- 
testantismo nos  ha  proporcionado  las  sublimes  conquistas  de 
que  se  gloría  el  siglo  XIX?»  A  estas  acusaciones,  que  en  reali- 
dad no  proceden  más  que  de  un  sofisma  viejo  ya  en  la  his* 


484  NACIONES    CATÓLICAS    Y    NACIONES    PROTESTANTES. 

toria,  respondieron  sabios  apologistas,  entre  los  que  sobre- 
sale Jaime  Balmes,  cuyos  estudios  sobre  El  Protestantismo 
comparado  con  el  Catolicismo  son  la  refutación  más  contun- 
dente de  las  doctrinas  de  la  Reforma  y  constituyen  un  mo- 
numento de  imperecedera  memoria  en  los  anales  de  la  Reli- 
gión católica.  Sin  embargo,  aun  después  de  haber  visto 
publicadas  obras  tan  apreciables,  creemos  oportuno  insistir 
en  el  mismo  argumento  examinando  los  diversos  principios 
por  los  cuales  se  dirigen  una  y  otra  religión  en  orden  al 
bienestar  de  la  sociedad. 

Debemos  advertir,  desde  luego,  que  cuantos  han  inculpa- 
do á  la  Iglesia  del  retraso  y  estacionamiento  de  los  pueblos 
católicos,  desconocen  el  fin  principal  para  el  que  fué  institui- 
da por  Jesucristo.  Respondiendo  ala  misma  objeción,  decía 
Enrique   Newman,  protestante  convertido  á  la  fe  y  después 
cardenal  de  la  Iglesia  Romana,  en  una  de  sus  conferencias 
pronunciadas  en  el  Oratorio  de  Londres:  «Juzgad  los  frutos 
de  la  Iglesia  por  sus  principios  y  por  el  fin  que  persigue,  y 
no  por  los  principios  y  fines  de  sus  enemigos.»  Y  Montes- 
quieu  venía  también  á  constituirse  en  defensor  de  la  verdad 
cristiana  al  declarar  que  la  gran  inconsecuencia  de  los  de- 
tractores del  Cristianismo  es  que  no  levantan  los  ojos  más 
allá  de  la  vida  terrrestre  y  se  olvidan  de  que  la  felicidad  tem- 
poral del  hombre  debe  ser  nada  más   que  una  preparación 
para  la  felicidad  eterna.  ¿Cómo  puede  apreciarse  justamente 
una  cosa  cuando  no  se  la  considera  en  relación  con  su  fin?  Es 
indudable  que  la  Iglesia  jamás   ha  perseguido  el  bienestar 
material  de  los  pueblos  y  sociedades  como  fin  primario  é  in- 
mediato, sino  que  su  misión  principal  consiste  en  dirigir  las 
almas  á  Dios,  proponiendo  por  medio  de  sus  enseñanzas  y 
doctrinas,  aquellas  reglas  de  vida  moral  y  religiosa  por  las 
cuales  llegue  el  hombre  á  conseguir  el  reino  de  Jesucristo, 
que  no  es  de  este  mundo.  El  fin  directo  de  la  Iglesia  es  el 
mismo  que  se  proponía  el  Apóstol  San  Pablo,  quien  no  tuvo 
por  ideal  la  civilización  y  bienestar  temporal  de  las  naciones, 
ni  la  instrucción  de  los  hombres  en  las  artes' humanas,  sino 
la  salvación  de  los  elegidos,  como  él  mismo  nos  dice.  De  ahí 
que  para  la  Iglesia  merezca  igual  atención  y  sea  tan  digno  de 


NACIONES   CATÓLICAS    Y   NACIONES  PROTESTANTES.  485 

sus  beneficios  el  mísero  salvaje  que  habita  en  las  regiones 
más  apartadas  del  globo,  como  el  hombre  privilegiado  que 
vive  en  el  seno  de  la  civilización.  Ella  desconoce  fronteras, 
clases  y  razas,  y  el  radio  de  su  acción  no  se  limita  á  este  ó  á 
aquel  pueblo,  sino  que  abarca  á  toda  la  humanidad.  Para 
ella  no  hay  formas  de  gobierno  preferibles  unas  á  otras,  y  en 
tanto  defiende  el  derecho  en  cuanto  que  se  halla  íntimamente 
relacionado  con  el  bien  sobrenatural  de  los  hombres,  á  quie- 
nes guía  en  todos  sus  estados,  es  decir,  como  individuos, 
como  miembros  de  la  familia  y  de  la  sociedad,  y  siempre 
en  relación  con  el  último  destino. 

Hay,  no  obstante,  que  evitar  aquella  equivocación  en  que 
han  incurrido  muchos  enemigos  de  la  Iglesia  al  considerarla 
únicamente  como  una  institución  ó  sociedad,  sin  otro  fin  que 
el  de  la  felicidad  de  una  vida  futura,  y  no  ya  indiferente,  sino 
hasta  contraria  á  los  legítimos  progresos  y  conquistas  del  espí- 
ritu humano  referentes  al  bienestar  social.  «El  Cristianismo, 
afirmaba  J.  J.  Rousseau,  es  una  religión  toda  espiritual,  ocu- 
pada exclusivamente  en  las  cosas  del  cielo:  la  patria  del  cris- 
tiano no  pertenece  á  este  mundo:  si  el  Estado  se  halla  flore- 
ciente, apenas  sabe  regocijarse  de  la  felicidad  pública,  pues 
teme  enorgullecerse  con  la  gloria  de  su  país:  la  religión  cris- 
tiana, lejos  de  atraer  á  los  ciudadanos  hacia  el  Estado,  los 
aleja  de  él  como  de  todas  las  cosas  de  la  tierra  :  el  Cristia- 
nismo no  predica  más  que  servidumbre  y  dependencia;  los 
verdaderos  cristianos  saben  que  nacieron  para  ser  esclavos, 
y  á  pesar  de  todo,  no  se  mueven  por  salir  de  tan  mísera  con- 
dición.» Tal  es  el  lenguaje  de  los  incrédulos,  que  quisieran 
aniquilar  á  la  Iglesia  y  destruir  su  benéfico  influjo  en  los 
pueblos. 

Es  indudable  que  la  acción  del  Catolicismo  sobre  las  al- 
mas trasciende  á  la  vida  temporal  y  parece  como  que  se 
desborda  é  inunda  la  tierra  con  sus  bendiciones.  El  mismo 
Montesquieu  lo  reconoció  al  decir:  «¡Cosa  admirable!  La  Re- 
ligión cristiana,  que  no  parece  tener  otro  objeto  que  la  felici- 
dad de  la  vida  futura,  nos  proporciona  también  nuestra  di- 
cha en  la  vida  presente.»  Y  Pío  IX,  en  su  encíclica  Immor- 
tale  Dei,  afirma  que  la  Iglesia,  aun  en  la  esfera  de  las  cosas 


486  NACIONES    CATÓLICAS   Y    NACIONES    PROTESTANTES. 

humanas,  ha  producido  tantos  y  tan  inmensos  beneficios  á 
la  sociedad,  que  no  podría  proporcionarlos  mayores  y  mas 
numerosos  aunque  hubiera  sido  instituida  directamente  para 
asegurar  la  felicidad  de  esta  vida.  ¿  Y  cómo  puede  negarse 
á  la  verdadera  doctrina  religiosa  el  carácter  de  verdadera 
doctrina  social  y  civilizadora  por  excelencia?  La  historia  es 
un  testimonio  demasiado  elocuente  para  que  pueda  ponerse 
en  duda  el  influjo  trascendental  que  ha  ejercido  el  Catolicis- 
mo en  todos  los  órdenes  de  la  vida  humana  desde  los  pri- 
meros siglos  de  su  existencia.  A  él  se  debe  la  transforma- 
ción inmensa  por  la  que  el  mundo,  sumido  en  las  tinieblas 
del  paganismo,  vino  á  la  luz  de  una  civilización  nueva,  mu- 
cho más  brillante  y  fecunda  que  las  civilizaciones  de  Grecia 
y  Roma.  Los  pasos  más  gigantescos  que  han  dado  los  pue- 
blos hacia  el  ideal  de  la  verdadera  cultura,  las  victorias  más 
solemnes  que  ha  conseguido  la  verdad  sobre  el  error  y  el 
progreso  sobre  la  barbarie,  no  han  llegado  á  realizarse  sino  á 
la  sombra  y  bajo  la  influencia  soberana  de  esta  Iglesia,  á  la 
que  tanto  se  inculpa  en  nuestros  días  de  reaccionaria  y  ene- 
miga del  progreso.  ¿En  qué  institución,  en  qué  doctrinas  de 
las  conocidas  en  el  mundo  pagano  no  intervino  la  Iglesia  para 
curar  los  males  de  la  sociedad,  purificarla  de  sus  grotescas 
y  bárbaras  preocupaciones,  é  introducirla  en  los  moldes  de 
la  sana  y  legítima  civilización?  El  lema  de  libertad,  igualdad 
y  fraternidad,  profanado  por  los  hijos  de  la  revolución  fran- 
cesa, fué  una  enseñanza  benéfica  y  redentora  de  Jesucristo, 
merced  á  la  cual,  la  luz  de  la  esperanza  y  el  bienestar  alum- 
braba con  divinos  resplandores  sobre  la  triste  suerte  de  la 
mujer  aherrojada  entre  cadenas  de  envilecimiento,  del  niño 
inválido,  condenado  á  morir  como  ser  inútil,  y  del  esclavo, 
víctima  de  los  antojos  de  su  señor.  La  familia  entonces  reco- 
bró la  felicidad  perdida,  mediante  la  consagración  sacramen- 
tal del  matrimonio  y  la  condenación  del  repudio  y  la  poli- 
gamia, y  la  sociedad  política  tuvo  lazos  de  unión  más  fra 
témales  al  ser  desechada  la  antigua  teoría  materialista,  se- 
gún la  cual  el  hombre  no  tiene  otro  fin  que  el  de  servir  al 
Estado.  Con  esto  quedaba  condenada  la  tiranía,  y  los  hom- 
bres aprendían  á  obedecer  en  cuanto  no  se  viera  la  oposición 


NACIONES   CATÓLICAS    Y   NACIONES    PROTESTANTES.  487 

del  Estado  á  las  leyes  de  Dios,  conforme  á  aquel  precepto 
de  Jesucristo:  Dad  al  César  lo  que  es  del  César,  y  á  Dios  lo 
que  es  de  Dios.  ¿Cabe  una  refutación  más  terminante  de  las 
afirmaciones  sentadas  por  Rousseau,  de  que  el  Cristianismo 
no  predica  otra  cosa  que  servidumbre  y  dependencia  ? 

Prescindiendo  de  las  memorables  conquistas  realizadas 
por  la  Iglesia  en  la  obra  de  civilización  de  los  bárbaros,  y 
de  la  gloria  que  exclusivamente  le  pertenece  por  la  con- 
servación de  los  monumentos  de  la  civilización  antigua  ,  es 
un  hecho  evidente  que  el  renacimiento  ó  restauración  de  los 
estudios  clásicos  tuvo  su  origen  en  las  naciones  católicas 
por  excelencia  ,  como  Italia  ,  España  ,  Francia  y  Portugal, 
cuyas  magníficas  epopeyas  no  tienen  un  ejemplo  semejante 
en  ninguna  de  las  naciones  del  Norte.  Los  triunfos  que  éstas 
han  obtenido  en  los  últimos  tiempos,  débense  á  razones  de 
diversa  índole  ,  que  después  tendremos  lugar  de  explicar; 
pero  muy  especialmente  al  Catolicismo  ,  en  cuya  atmósfera 
viven  y  del  que  han  sabido  conservar  algunos  de  los  princi- 
pios más  saludables  y  de  mayor  eficacia  para  conseguir  la 
felicidad  temporal.  Esta  influencia  innegable  que  ha  ejercido 
el  Catolicismo  en  todas  las  épocas  de  la  historia,  y  que  aún 
hoy  se  siente  en  todos  los  pueblos  civilizados,  inspiró  á  Gui- 
zot  la  expresión  de  que,  «si  la  Iglesia  cristiana  no  hubiera 
existido,  el  mundo  estaría  entregado  únicamente  á  la  fuerza 
material.))  Es  cierto  que  en  la  actualidad  se  ha  desconocido 
frecuentemente  el  derecho  y  la  justicia,  y  que  en  la  política 
internacional  é  interior  de  los  Estados  domina  en  muchas 
ocasiones  el  imperio  de  la  fuerza  bruta  ;  mas  esto  mismo  es 
una  demostración  palpable  de  las  aberraciones  en  que  incu- 
rren los  pueblos  cuando  se  apartan  de  las  leyes  y  enseñanzas 
que  prescribe  la  religión  católica. 

Desde  el  siglo  XVII  hasta  nuestros  días,  la  Iglesia  no  ha 
intervenido  en  los  asuntos  temporales  de  los  pueblos  de  la 
misma  manera  que  en  siglos  anteriores.  El  grito  de  indepen- 
dencia levantado  por  Lutero  en  el  orden  religioso,  trascendió 
al  orden  científico,  y  de  sus  perniciosos  efectos  se  resintieron 
la  política,  el  derecho,  la  filosofía,  y  en  general  todas  las  esfe- 
ras en  que  se  agita  el  espíritu  humano.  Olvidadas  la  mayor 


488  NACIONES    CATÓLICAS    Y    NACIONES    PROTESTANTES. 

parte  de  las  doctrinas  con  que  había  contribuido  el  Cristia- 
nismo á  la  formación  y  subsistencia  de  los  pueblos,  en  cuan- 
to á  su  régimen  interior  y  á  las  relaciones  recíprocas  que 
deben  unir  á  unos  Estados  con  otros,  los  incrédulos,  imitan- 
do el  espíritu  de  innovación  con  que  los  primeros  jefes  del 
protestantismo  habían  tratado  de  reformar  la  Iglesia,  crea- 
ron un  derecho  nuevo,  que  venía  á  resucitar  algunas  de  las 
creencias  de  la  religión  pagana,  si  bien  revestidas  de  forma 
científica.  El  hombre,  según  los  partidarios  de  la  escuela  re- 
formista, no  tiene  otra  norma  de  conducta  que  su  conciencia: 
la  sociedad  no  tiene  tampoco  más  ley  que  la  conciencia  na- 
cional, fruto  y  resumen  de  las  conciencias  individuales;  y  así 
como  éstas  llevan  un  organismo,  que  es  el  cuerpo  humano» 
del  mismo  modo  el  organismo  de  la  conciencia  nacional  es 
el  Estado,  el  cual,  en  última  apelación,  representa  toda  mo- 
ral y  todo  derecho.  Más  ó  menos  conformes  con  esta  singular 
teoría  de  la  sociedad  sin  Dios,  las  fórmulas  particulares  que 
después  se  han  tratado  de  ensayar  en  el  gobierno  de  los  pue- 
blos abarcan  toda  clase  de  errores  ,  desde  la  Estadolatría 
hasta  el  Comunismo. 

Consecuencias  inmediatas  de  aquel  movimiento  de  apos- 
tasía  y  de  guerra  á  las  seculares  tradiciones  de  la  Iglesia  cató- 
lico-romana fueron  el  régimen  despótico,  que  cubrió  de  san- 
gre el  suelo  de  Inglaterra,  desde  los  tiempos  de  Enrique  VIH 
hasta  el  siglo  pasado;  el  galicanismo  y  el  josefismo,  fautores 
del  pensamiento  de  la  Iglesia  nacional  autónoma;  el  cesaris- 
mo,  encarnado  en  Napoleón,  que  en  el  exceso  de  sus  ambi- 
ciones ni  aun  perdonó  al  Pontificado,  y,  por  último,  el  dere- 
cho de  la  fuerza  ,  del  que  bien  podemos  decir  que  ha  susti- 
tuido al  derecho  internacional. 

Otro  linaje  de  enemigos  ha  encontrado  también  la  Iglesia 
en  su  acción  civilizadora.  Si  los  Estados  recogieron  en  bene- 
ficio propio  é  hicieron  suyas  las  halagüeñas  doctrinas  de  la 
revolución  religiosa  ,  los  pueblos  imitaron  su  ejemplo  en  la 
parte  que  á  ellos  podía  satisfacer.  Desde  entonces,  y  bajo  la 
influencia  de  los  nuevos  sistemas  nacidos  del  protestantismo, 
que  desterraban  á  Dios  de  la  sociedad  y  del  derecho  ,  la 
fiebre  de  libertad  é  independencia  fué  acrecentándose  en  los 


NACIONES    CATÓ    1CAS    Y    NACIONES    PROTESTANTES.  489 

pueblos  hasta  producir  la  hecatombe  de  la  revolución  fran- 
cesa, y,  por  último,  brotaron  con  pujanza  la  demagogia  y  el 
comunismo,  que  aún  hoy  subsisten  al  calor  de  las  modernas 
teorías  liberales,  y  que  viven  como  serpientes  enroscadas  al 
organismo  social. 

Resumiendo  los  conceptos  anteriormente  expuestos,  po- 
demos decir  que  los  dos  vicios  principales  que  llevaron  con- 
sigo los  pueblos  al  separarse  de  la  Iglesia  ,  fueron  la  Estado- 
latría  y  el  exceso  de  libertad.  Ambos  vicios  han  sido  siempre 
combatidos  por  el  Catolicismo,  y  no  llegaron  á  prevalecer  en 
el  mundo  sino  cuando  se  desconoció  la  autoridad  de  la  Igle- 
sia, tan  enemiga  del  despotismo  como  de  la  libertad  desen- 
frenada. 

Después  de  evidenciada  la  saludable  influencia  que  la 
religión  católica  ha  ejercido  en  el  bienestar  de  la  sociedad, 
necesitamos  examinar  aquellos  principios  del  protestantismo 
por  los  cuales,  se  dice,  prosperan  más  las  naciones  á  él 
sometidas.  El  ya  citado  Emilio  de  Laveleye  hace  consistir  la 
mayor  aptitud  del  racionalismo  protestante  sobre  el  Catoli- 
cismo para  dar  impulso  al  progreso  de  las  naciones,  en  el 
principio  del  libre  examen.  «Es  notorio,  dice,  que  la  religión 
reformada  ha  favorecido  siempre  el  acrecentamiento  y  la  di- 
fusión de  la  cultura,  pues  quiere  que  todos  sepan  leer  y  pue- 
dan interpretar  por  sí  mismos  la  Biblia.  Por  otra  parte  ,  la 
moralidad  reviste  un  carácter  más  severo  entre  los  protestan- 
tes que  entre  los  católicos  ,  como  lo  demuestra  el  hecho  de 
que  en  Inglaterra  se  desconocen  las  burlas  sarcásticas  y  las 
soeces  invectivas  con  que  han  denigrado  á  la  religión  y  á  la 
moral  cristiana  los  sectarios  franceses;  y  además,  triunfo  in- 
discutible del  protestantismo  es  haber  dado  origen  á  una 
transformación  completa  de  la  sociedad,  proporcionándola 
todo  este  conjunto  de  beneficios  que  se  llaman  libertades 
modernas.))  Como  ejemplo  de  tan  beneficiosa  influencia,  citan 
los  protestantes  la  vitalidad  y  esplendor  de  que  actualmente 
gozan  Inglaterra,  Alemania,  Suiza  y  los  Estados  Unidos,  en 
donde  preponderan  los  adictos  á  la  Reforma. 

No  es  necesario  detenerse  mucho  en  la  consideración  de 
las  razones  mencionadas,   para  descubrir  el   error  en  que 


490  NACIONES    CATÓLICAS    Y    NACIONES   PROTESTANTES. 


están  los  racionalistas  protestantes  al  apreciar  la  fecundidad 
de  sus  doctrinas  en  orden  á  la  civilización  y  al  progreso,  en 
comparación  con  las  doctrinas  de  la  Iglesia  católica.  Basta 
para  juzgar  de  los  beneficios  que  el  libre  examen  ha  propor- 
cionado á  la  ciencia,  fijarse  en  el  estado  actual  de  su  misma 
religión.  ¿Cuáles  son  los  dogmas  en  que  todos  los  protestan- 
tes convienen? 

Aunque  se  prescinda  de  las  sectas  innumerables,  acli- 
matadas especialmente  en  Inglaterra  y  Escocia,  que  hacen 
del  protestantismo  como  un  mosaico  heterogéneo  y  dis- 
forme, la  anarquía  y  el  caos  permanecen  en  el  campo  del 
racionalismo  protestante.  Por  la  interpretación  individual  de 
la  Sagrada  Escritura  se  ha  caminado  hacia  toda  clase  de 
errores;  se  ha  creado  un  Cristianismo  adaptado  al  amor  pro- 
pio y  á  la  razón  egoísta,  y  hasta  se  ha  llegado  á  defender  que 
puede  uno  profesar  la  religión  protestante  sin  creer  en  la  di- 
vinidad de  Jesucristo.  Y  no  son  de  menor  cuantía  las  aberra- 
ciones del  espíritu  racionalista  en  el  terreno  filosófico.  Al 
erigirse  la  razón  humana  en  criterio  supremo  de  interpreta- 
ción de  la  Biblia,  el  hombre  venía  á  constituirse  en  sumaestro, 
su  rey  y  su  Dios,  conforme  decía  Lamennais.  Así,  el  protes- 
tantismo abría  sus  puertas  hacia  el  naturalismo  ,  del  que 
después  procedió  el  sistema  escéptico-panteísta  de  los  ale- 
manes, causa  del  anarquismo  intelectual  que  hoy  reina  en  la 
filosofía.  Por  lo  que  se  refiere  al  principio  de  libertad,  que 
los  protestantes  consideran  como  una  conquista  de  la  Refor- 
ma, debe  tenerse  en  cuenta  que  ellos  mismos  empezaron  por 
abominar  de  ella,  como  lo  prueban  los  ejemplos  de  intoleran- 
cia y  tiranía  de  que  fueron  teatro  en  diversas  épocas  Ingla- 
terra, Alemania,  Genova  y  los  Estados  Unidos.  ¿Y  qué  otra 
cosa  nos  demuestra  la  historia  de  la  católica  Irlanda ,  opri- 
mida desde  hace  más  de  tres  siglos  por  un  despotismo  cruel; 
la  actual  guerra  anglo-boer  ,  suscitada  por  la  codicia  de  la 
insaciable  Albión  contra  un  pueblo  constituido  en  naciona- 
lidad independiente,  al  que  se  quiere  despojar  de  sus  más 
sagrados  derechos,  como  es  la  libertad,  tan  ensalzada  por  los 
secuaces  del  liberalismo  protestante?  Es  muy  cierto,  sin  em- 
bargo, que  la  Reforma  se  propagó  bajo  la  enseña  de  la  liber- 


NACIONES    CATÓLICAS   Y   NACIONES    PROTESTANTES, 


491 


tad;  no  de  la  libertad  que  tiene  sus  límites  en  el  reconoci- 
miento de  una  ley  suprema,  en  el  respeto  y  sumisión  á  la 
verdad  y  á  la  justicia,  sino  de  aquella  libertad  anárquica  que 
después  fué  consagrada  por  los  principios  revolucionarios 
del  89,  y  que  ha  llenado  de  confusión  ai  mundo  en  el  orden 
de  las  ideas  y  de  las  costumbres.  ¿Cuál  es,  por  lo  tanto  ,  ese 
principio  por  el  cual  ha  proporcionado  la  religión  protestan- 
te la  vitalidad  y  bienestar  de  que  gozan  las  razas  germánica 
y  anglosajona? 


(Continuará.) 


Fu.  Benito  R.  González, 

O.    S,    A. 


EL 


(*) 


XIX 

La  electricidad  desde  las  experiencias  de  Grilbert. 

(Continuación.) 


^uenta  Ernesto  Naville  entre  los  predecesores  de  Des- 
cartes, á  quien  considera  como  el  verdadero  y  genui- 
no fundador  de  la  Física  moderna,  á  Guillermo  Gil- 
bert  (2),  médico  de  la  reina  Isabel  de  Inglaterra,  que  nació 
en  1 540  y  murió  en  i6o3.  De  él  dice  que  «echó  los  cimientos 
de  la  teoría  de  la  electricidad  y  del  magnetismo,  merced  á 
trabajos  que  Liebig  señala  como  una  larga  serie  de  las  más 
admirables  experiencias.» 

Alejandro  de  Humboldt  escribe  (3):  ((Guillermo  Gilbert 
fué  el  primero  que  reconoció  el  fenómeno  de  la  electricidad 
como  efecto  de  una  fuerza  particular,  bien  que  muy  análoga 
á  la  fuerza  magnética.  El  libro  que  contiene  este  pensamien- 
to, y  en-el  cual  encontramos  usadas  por  primera  vez  las  pa- 
labras de  fuerza  eléctrica,  fluido  eléctrico  y  atracción  eléctri- 
ca, es  la  Fisiología  del  imán  y  del  globo  terrestre  conside- 


(1)  Véase  la  pág.  420. 

(2)  La  Phisique  Modevne,  páginas  91-107. 

(3)  Cosmos,  páginas  432  y  siguientes  del  tomo  ir. 


EL    MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD.  493 


vado  como  un  gran   imán  {De  magno  magnete  tellure)... 
que  vio  la  luz  pública  el  año  de  1600.»  Copia  á  renglón  se- 
guido varios  pasajes  de  la  mencionada  obra,  entre  ellos  los 
siguientes,  que  resumen  y  condensan  los  trabajos  del  eminen- 
te experimentador:  «La  propiedad  de  atraer  toda  especie  de 
sustancias  ligeras  y  pulverizadas,  dice  Gilbert,  no  es  pecu- 
liar del  ámbar,  el  cual  no  es  más  que  un  jugo  mineral  solidi- 
ficado que  arrastran  las  olas  del  mar,  y  que  encierra,  como 
en  sepulcros  eternos,  insectos  alados ,  hormigas  y  gusanos; 
sino  que  es  común  á  una  clase  entera  de  sustancias  muy 
diversas,    tales  como  el  vidrio,  el  azufre,  el  lacre  y  todas 
las  resinas,  el  cristal  de  roca  y  todas  las  piedras  preciosas, 
el  alumbre  y  la  sal  fósil.»    «Gilbert,  añade  por  su  cuenta 
Humboldt,  estimaba  la  fuerza  de  la  electricidad  obtenida, 
por  medio  de  una  agujita  de  diferente  materia  que  el  hierro, 
que  giraba  libremente  sobre  su  eje  {versorium  eleclricum), 
y  era  del  todo  semejante  al  aparato  de  que  se  han  valido 
Hauy  y  Brewster  para  experimentar  la  fuerza  eléctrica  en 
los  minerales  frotados  y  calentados.»    «El  ludimiento,  dice 
también   Gilbert  ,  produce  efectos  más  sensibles  en  el  aire 
seco  que  en  el  húmedo.  En  ninguna  sustancia  de  las  reco- 
nocidas hasta  ahora  es  más  eficaz  el  frotamiento  que  en  las 
telas  de  seda.  El  globo  terrestre  forma  un  todo  cuyas  partes 
se  hallan  unidas  en  virtud  de  la  fuerza  eléctrica  (giobus  tel- 
luris  per  se  electricé  congregatur  et  cohceret);  pues  la  elec- 
tricidad tiende  á  coacervar  y  reunir  la  materia  [motus  elec- 
tricus   est  motus  coacervationis  materia:) .»   «Estos   oscu- 
ros axiomas,  continúa  Humboldt,  revelan  la  concepción  de 
una  electricidad  terrestre,  de  una  fuerza  que,  cual  el  magne- 
tismo, es  propia  de  la  materia  como  tal.  Por  lo  tocante  á  la 
fuerza  repulsiva  y  á  la  diferencia  entre  los  cuerpos  conduc- 
tores y  no  conductores,  nada  se  decía  aún  por  entonces.» 

Gilberto  como  se  ve,  aumentó  considerablemente  el  ca- 
tálogo de  los  cuerpos  electrizables  por  frotamiento;  estable- 
ció, sin  emplear  la  expresión  abstracta  electricidad,  que  es 
mucho  más  moderna,  ni  la  voz  bárbara  magnetismo,  que  no 
aparece  usada  hasta  el  siglo  XV11I,  cierta  nomenclatura  vaga 
é  incompleta,  pero  suficiente  para  poder  diferenciar  los  fe- 


491  EL    MAGNETISMO    Y    LA   ELECTRICIDAD. 

nómenos  eléctricos  de  los  magnéticos;  y  empleó  por  primera 
vez  las  denominaciones  fuerza  eléctrica,  fluido  eléctrico  y 
atracción  eléctrica,  iniciadoras,  por  decirlo  asi,  del  deslinda- 
miento de  los  dos  campos  que  desde  entonces  comenzaron  á 
cultivarse  con  relativa  independencia,  aunque  sin  perderse 
de  vista,  en  la  acumulación  de  materiales,  la  semejanza  de 
origen  indicada  por  el  gran  físico,  ya  que  no  la  identidad  des- 
tinada á  la  fusión  de  las  dos  ramas  en  los  tiempos  modernos. 
Variando  y  multiplicando  los  ensayos  con  sustancias  de  dis- 
tintas y  aun  opuestas  propiedades,  estructura  y  naturaleza, 
Gilbert  pudo  comprobar  que  no  todas  respondían  á  la  acción 
del  frotamiento,  ni  poseían  la  virtud  atractiva  en  igual  grado, 
ni  la  exteriorizaban  en  las  mismas  condiciones,  con  otros  fe- 
nómenos de  mayor  ó  menor  trascendencia,  cuyo  alcance 
no  era  posible  adivinar  por  entonces.  Gilbert,  en  fin,  observó 
que,  entre  las  sustancias  que  presentaban  la  propiedad  del 
succino,  sobresalían,  por  una  parte,  el  vidrio  y  las  piedras 
preciosas  artificiales,  cuya  base  principal  era  el  vidrio,  y  por 
otra  las  resinas,  la  goma  laca,  el  mástic,  azufre,  etc.,  de 
donde  resultó  la  división  de  la  electricidad  en  vitrea  para  las 
sustancias  del  primer  grupo,  y  en  resinosa  para  las  del  se- 
gundo, división  sustituida  más  tarde  por  la  de  sustancias 
idioeléctricas  ó  susceptibles  de  electrizarse  por  frotamiento, 
como  las  de  los  grupos  anteriores,  y  aneléctricas,  ó  no  sus- 
ceptibles de  adquirir  esa  propiedad,  como  lo  demostró  el  ci- 
tado físico  en  los  metales,  las  perlas,  el  coral,  el  alabastro, 
el  pórfido,  la  sílice,  el  mármol,  marfil,  los  huesos,  las  made- 
ras duras,  etc. 

Otros  fenómenos  no  menos  curiosos  observó  Gilbert  en 
sus  experiencias.  El  ambiente  seco  por  la  influencia  délos 
vientos  del  Norte  ó  Este  favorece  visiblemente  el  desarrollo 
de  la  electricidad,  fenómeno  tanto  más  estable  y  duradero 
cuanto  mayor  sea  la  influencia  de  la  luz  solar  difundida  sobre 
el  lugar  donde  se  realice,  si  bien  resulta  perjudicial  la  concen- 
tración de  los  rayos  solares  por  medio  de  la  lente.  La  hume- 
dad debilita  los  efectos  eléctricos,  y  los  cuerpos  electrizables 
pierden  su  propiedad  sometiéndolos  á  la  combustión.  Ver- 
tiendo sobre  una  superficie  bien  seca  una  gota  de  agua  y 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  495 


aproximando  á  ella  un  cuerpo  electrizado ,  ia  esfera  líquida 
se  prolonga  en  forma  de  cono  por  el  lado  del  cuerpo  atray en- 
te; y  también  presentando  este  mismo  cuerpo  á  la  llama  tran- 
quila de  una  lámpara ,  observó  que  la  llama  no  ofrecía  la 
más  leve  oscilación,  de  donde  dedujo  que  el  fluido  eléctrico 
no  ejercía  acción  alguna  sobre  el  aire. 

A  pesar  de  todo,  y  no  obstante  los  buenos  deseos  de  Hoe- 
fer,  que  en  su  Histoire  de  la  Phisique  llega  á  atribuir  á  Gil- 
bert  la  invención  del  primer  electrómetro,  forzoso  es  recono- 
cer, con  Figuier,  que  el  eximio  experimentador  inglés  «ningu- 
na conclusión  general  pudo  deducir  dé  sus  pruebas,  por  fal- 
tarle un  instrumento  adecuado  para  observaciones  exactas, 
pues  sólo  empleaba  un  tubo  de  la  materia  capaz  de  electri- 
zarse, que  frotaba  con  un  pedazo  de  paño,  y  que  luego 
aproximaba  á  un  cuerpo  ligero,  dispuesto  en  forma  de  aguja 
y  montado  sobre  un  eje  vertical.)) 

La  separación  en  dos  griypos  de  los  fenómenos  eléctricos 
y  los  magnéticos,  hasta  entonces  confundidos,  fué  ,  en  nues- 
tro concepto  ,  la  consecuencia  más  general  y  fecunda  de  los 
experimentos  de  Gilbert.  He  aquí  los  fundamentos  de  dicha 
separación,  tal  como  los  apunta  Hoefer:  «Gilbert  fué  el  pri- 
mero en  distinguir  los  fenómenos  eléctricos  de  los  magnéti- 
cos, mostrando:  i.°,  que  la  humedad  disipa  la  electricidad, 
y  no  ejerce  acción  alguna  sobre  el  imán,  el  cual ,  para  mani- 
festar su  fuerza  ,  no  ha  menester  de  frotamiento  ,  ni  su 
virtud  atractiva  desaparece  por  la  interposición  de  cuerpos 
sólidos;  2.0,  el  imán  ejerce  sólo  influencia  sobre  cuerpos 
magnéticos  homogéneos  con  él,  mientras  que  la  electricidad 
transmite  sus  efectos  á  gran  número  de  sustancias  heterogé- 
neas; 3.°,  el  imán  puede  atraer  masas  considerables,  al  paso 
que  la  electricidad  sólo  atrae  cuerpos  ligeros;  4.0,  en  la  acción 
eléctrica,  el  cuerpo  electrizado  sólo  obra  atrayendo  hacia  sí, 
en  línea  recta,  el  cuerpo  no  electrizado  ,  y  en  cambio  en  el 
magnetismo  la  acción  de  los  cuerpos  es  recíproca.» 

El  fenómeno  de  la  repulsión  eléctrica,  tan  fácil  de  obser- 
var poniendo  en  contacto  el  cuerpo  electrizado  que  atrae, 
con  el  atraído;  la  recíproca  influencia  entre  el  cuerpo  frotado 
y  el  empleado  para  la  fricción,  y  otros  no  menos  importantes 


496  EL    MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

y  sencillos,  pasaron  inadvertidos  á  las  observaciones  de  Gil- 
bert ,  ilusionado  ,  por  decirlo  así  ,  con  el  creciente  aumento 
de  su  catálogo  de  sustancias  electrizables  por  frotamiento. 

Otón  de  Guerick,  burgomaestre  de  Magdeburgo  ,  inven- 
tor de  la  primera  máquina  eléctrica  de  frotamiento,  fué  tam- 
bién el  primero  que  observó  los  fenómenos  de  repulsión,  y  el 
primero  que  hizo  brotar  del  globo  de  azufre  de  sus  máquinas 
chispas  acompañadas  de  un  chasquido  seco  que  constituía  el 
ruido  particular  de  la  descarga  eléctrica.  Con  su  rudimenta- 
ria máquina,  que  á  su  tiempo  describiremos,  Guerick  descu- 
brió la  acción  repulsiva  ,  desconocida  hasta  entonces  ,  ó  sea 
que  los  cuerpos  ^ligeros  ,  después  de  haber  sido  atraídos  y 
puestos  en  contacto  con  la  sustancia  electrizada,  eran  al 
punto  rechazados,  no  volviendo  á  experimentar  los  efectos 
de  la  atracción  sino  después  de  haber  sido  aproximados  ó 
puestos  en  gontacto  c*on  otro  cuerpo  extraño.  Una  pluma  de 
edredón,  atraída  y  rechazada  por  el  globo  de  azufre  de  la 
máquina,  se  mantuvo  en  el  aire,  girando  alrededor  del  ma- 
nantial eléctrico  hasta  que  se  le  aproximó  un  hilito  de  lino, 
que  fué  lo  suficiente  para  que  de  nuevo  cayese  sobre  el  azu- 
fre y  fuese  de  nuevo  rechazada.  Notó  también  el  curioso 
observador  que  en  la  repulsión  la  pluma  conservaba  cons- 
tantemente la  misma  cara  con  relación  al  globo,  imitando  el 
movimiento  de  la  luna  con  relación  á  la  tierra,  y  que  suspen- 
diendo por  sus  extremos  para  que  pudiesen  circular  libre- 
mente varios  hilos  á  corta  distancia  del  globo  electrizado, 
dichos  hilos  se  desviaban  de  la  máquina  al  aproximarla  ó  to- 
carla con  el  dedo.  De  todo  lo  cual  dedujo  Guerick  la  siguien- 
te importante  conclusión:  los  cuerpos  reciben  una  electrici- 
dad contraria  ala  del  medio  donde  se  electrizan. 

A  continuación  de  las  experiencias  de  Guerick  merecen 
figurar  las  no  menos  importantes  de  su  contemporáneo  Ro- 
berto Boyle,  uno  de  los  fundadores  de  la  Sociedad  Real  de 
Londres,  y  el  primero  qne  con  la  publicación  de  su  obra  De 
mechanica  electricitatis  productione  ,  introdujo  en  el  tecni- 
cismo de  la  ciencia  la  palabra  electricidad,  poco  ó  nada  em- 
pleada hasta  entonces.  (cBoyle,  escribe  Guillemin  en  su  obra 
El  mundo  físico,  descubrió  la  reciprocidad  de  atracción  de 


EL   MAGNETISMO    Y   LA    ELECTRICIDAD.  497 

los  cuerpos  no  electrizados  por  los  que  lo  están.  Un  sencillí- 
simo experimento  pone  de  manifiesto  esta  reciprocidad,  que 
no  es  otra  cosa  sino  un  caso  particular  del  principio  de  me- 
cánica, que  establece  que  toda  acción  va  frecuentemente 
acompañada  de  una  reacción.  Sobre  un  eje  vertical  se  coloca 
una  agujita  de  goma  laca,  y  se  electriza  frotándola  con  una 
piel  de  gato.  Acercando  el  dedo  á  uno  de  sus  extremos,  la 
aguja  oscila  ,  efecto  de  una  serie  de  atracciones  y  repulsio- 
nes.» Ampliando  las  experiencias  de  Guerick  ,  generalizó  el 
fenómeno  de  la  atracción  eléctrica  ,  comprobando  que  una 
sustancia  electrizada  influye  indistintamente  sobre  todos  los 
cuerpos,  sean  ó  no  eléctricos.  Fué  también  el  primero  que 
advirtió  la  existencia  de  la  electricidad  en  el  espacio  vacío  de 
la  máquina  pneumática,  demostrando  que  las  atracciones  y 
repulsiones  se  verifican  allí  lo  mismo  exactamente  que  en  el 
aire.  Vio  saltar  la  chispa  eléctrica  de  un  diamante  previa- 
mente frotado;  logró  electrizar  los  residuos  de  la  destilación 
de  varias  esencias  y  aceites  esenciales;  haciendo  oscilar  una 
aguja  de  acero  suspendida  libremente  sobre  un  eje  vertical 
electrizado  por  frotamiento,  observó  que  el  estado  eléctrico 
duraba  más  tiempo  que  en  las  condiciones  ordinarias,  sacan- 
do por  toda  deducción  que  el  calor  y  el  ludimiento  aumentan 
considerablemente  la  potencia  eléctrica  de  los  cuerpos  elec- 
trizados, sin  sospechar  siquiera  que  su  experiencia  encerraba 
el  germen  fecundo  del  electro-magnetismo. 

Las  experiencias  realizadas  por  la  misma  época  (mitad 
del  siglo  XVII)  por  los  célebres  miembros  florentinos  de  la 
Academia  del  Cimento,  tan  notables  como  originales,  perte- 
necen á  otras  ramas  de  la  Física,  y  sobre  todo  á  la  Mecáni- 
ca. En  la  de  Electricidad  nada  nuevo  añadieron  á  las  obser- 
vaciones de  Boyle,  Guerick  y  Gilbert. 

Tampoco  tienen  aquí  su  puesto  los  trabajos  llevados  á 
cabo  por  las  grandes  figuras  del  siglo  XVIL  ,  pues  ni  Kepler 
con  su  descubrimiento  del  verdadero  mecanismo  del  mundo, 
ni  Galileo  con  sus  conclusiones  astronómicas  y  mecánicas, 
ni  Bacon  con  su  método  experimental ,  ni  Descartes  coa  §u 
duda  metódica,  ni  Huygens,  ni  Papin,  ni  cien  otros,  con  sus 
brillantes  conquistas  científicas  ,  descendieron  al  terreno  de 

32 


498  EL    MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD. 

las  experiencias  eléctricas  iniciadas  por  Gilbert ,  ó  si  descen- 
dieron, poco  ó  nada  aumentaron  el  acervo  de  materiales 
electro-estáticos  en  que  ahora  nos  ocupamos. 

Únicamente  del  célebre  Newton,  cuyos  trofeos  científicos 
datan  ya  en  su  mayor  parte  del  siglo  XVIII,  se  cita  una  expe- 
riencia realizada  en  1675  ante  la  Sociedad  Real  de  Londres, 
y  que  hace  á  nuestro  propósito.  Consistía  en  frotar  con  un 
paño  un  disco  de  vidrio  de  cuatro  pulgadas  de  diámetro  por 
un  cuarto  de  espesor  ,  engastado  en  un  anillo  ó  corona  de 
latón,  de  manera  que ,  colocado  el  disco  sobre  una  tabla 
plana,  el  vidrio  no  tocase  la  madera  ,  quedando  entre  uno  y 
otra  el  espacio  de  un  octavo  de  pulgada  ,  donde  se  echaban 
pequeños  pedazos  de  papel.  Frotando  entonces  la  superficie 
externa  del  disco,  los  papelitos  saltaban,  pegándose  y  despe- 
gándose bruscamente  de  la  superficie  interna  del  vidrio  ,  ni 
más  ni  menos  que  lo  que  sucede  con  las  bolitas  de  saúco  en 
el  experimento  de  Volta,  para  explicar  la  formación  del  gra- 
nizo y  de  la  piedra.  Este  movimiento  alternativo  seguía 
aun  después  de  haber  dejado  de  frotar  el  disco  ,  si  bien  por 
muy  poco  tiempo.  ¡Lástima  que  Newton  no  dedujera  con- 
clusión alguna  de  su  experiencia!  A  ella  alude  sin  duda  Hum- 
boldt  cuando  escribe:  «Las  primeras  señales  de  la  carga 
eléctrica  en  una  superficie  de  vidrio  frotada,  se  manifestaron 
en  un  experimento  hecho  por  Newton  el  año  1675.» 

A  principios  del  siglo  XVIII,  en  que  tan  brillantes  con- 
quistas habían  de  hacerse  en  la  rama  de  electricidad,  el  emi- 
nente físico  inglés  Wall,  ansioso  de  penetrar  el  alcance  que 
pudieran  tener  las  observaciones  de  Guerick  y  Boyle,  repi- 
tió sus  experiencias,  modificándolas  de  mil  maneras,  hasta 
lograr  la  obtención  de  chispas  de  mayor  longitud,  llegando  á 
presentir,  por  las  grandes  analogías  del  fenómeno  con  el  re- 
lámpago y  con  el  trueno,  el  grandioso  descubrimiento  de 
Franklin.  Estaba  entonces  de  moda  la  cuestión  del  famoso 
fósforo  mercurial,  cuya  luz  brillaba  en  el  vacío  de  la  cámara 
barométrica  al  agitar  el  mercurio:  las  hipótesis  inventadas 
para  explicar  el  fenómeno  que  unos,  como  Juan  Bernouilli, 
atribuían  á  un  movimiento  del  éter  introducido  allí  á  través 
de  los  poros  del  tubo,  otros,  como  Hartsoeker  y  más  tarde 


EL   MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  49-9 


Hawksbee,  al  fluido  eléctrico  desarrollado  con  el  simple  roce 
del  líquido  contra  el  cristal;  las  discusiones  y  polémicas  en- 
tabladas con  tai  motivo;  los  experimentos  realizados  por  los 
contendientes,  y  el  estímulo  de  la  curiosidad  ante  un  fenó- 
meno luminoso  tan  sorprendente,  si  por  una  parte  contribu- 
yeron á  paralizar  la  marcha  de  los  crecientes  progresos  eléc- 
tricos, malgastando  en  estériles  contiendas  energías  dignas 
de  mejor  causa,  por  otra  despertaron  aficiones  al  estudio  de 
fenómenos  relacionados  con  la  electricidad  ó  netamente 
eléctricos,  entre  los  cuales  contaban  algunos  el  de  la  fosfores- 
cencia del  fósforo  mercurial.  «¿Quién  sabe,  se  preguntó  Wall, 
para  quien  la  substancia  antes  mencionada  no  era  otra  cosa 
que  la  concreción  de  un  aceite  animal,  si  el  succino  será 
también  la  concreción  de  un  aceite  mineral  de  propiedades 
análogas  á  las  del  fósforo?»  Y  diciendo  y  haciendo,  tomó  un 
grueso  trozo  de  succino  tallado  en  punta,  frotóle  fuertemente 
con  la  mano  primero,  y  con  una  tela  de  lana  después,  y  ob- 
tuvo las  chispas  deslumbradoras  que  le  sugirieron  la  compa- 
ración que  más  tarde  inmortalizó  el  nombre  de  Franklin. 

Con  ocasión  del  fósforo  mercurial,  objeto  de  tan  vivas 
controversias,  realizó  el  físico  inglés  Hawksbee  sus  notables 
experiencias,  las  cuales  pusieron  fuera  de  toda  duda  que  la 
luz  producida  en  la  cámara  barométrica  era  sencillamente 
una  de  las  manifestaciones  del  fluido  eléctrico  desarrollado 
en  las  paredes  del  tubo  al  chocar  contra  ellas  el  mercurio. 
Al  efecto  mandó  construir  dos  grandes  globos  de  vidrio, 
hizo  el  vacío  en  el  uno  y  lo  introdujo  dentro  del  otro;  frotado 
éste  con  la  mano  ó  con  pedazos  de  tela  de  lana,  apareció  ilu- 
minado aquél  con  tanta  mayor  intensidad,  cuanto  más  enér- 
gico había  sido  el  frotamiento,  ó  las  sacudidas  que  se  impri- 
miesen al  globo  vacío.  Repitió  la  experiencia,  practicando 
un  vacío  menos  perfecto,  y  el  resultado  fué  el  mismo,  aun- 
que no  tan  pronunciado.  Hawksbee  explicó  este  hecho  ad- 
mitiendo que  el  globo  vacío  se  electrizaba  por  aspiración. 
Varió  después  el  experimento  introduciendo  en  un  cilindro 
lleno  de  aire,  otro  en  que  había  hecho  el  vacío;  frotó  el  ex- 
terior con  una  tela  de  lana  y  sometió  el  aparato  á  un  fuerte 
movimiento  de  rotación:  ;cuál  no  sería  su  entusiasmo  al  ver 


500  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

inundado  el  interior  de  una  luz  vivísima,  incomparablemente 
más  intensa  que  todas  las  anteriores?  Ni  paró  aquí  el  triun- 
fo del  célebre  físico:  cuando  después  de  haber  cesado  el 
movimiento  de  rotación,  se  le  ocurrió  á  Hawksbee  apro- 
ximar la  mano  á  la  superficie  del  cilindro  exterior,  llenóse  la 
cavidad  interna  de  vivísimos  resplandores:  el  tan  decantado 
fósforo  mercurial  recibió  el  último  golpe  de  gracia,  restitu- 
yendo al  fluido  electro-estático  la  propiedad  que  le  había  sido 
usurpada,  de  fosforescer  en  recintos  vacíos  de  aire  ó  enrareci- 
dos artificialmente. 

De  tanta  ó  mayor  importancia  que  los  anteriores  fueron 
los  trabajos  hechos  por  Hawksbee  acerca  de  los  fenómenos 
de  atracción  y  repulsión,  tan  en  boga  desde  los  tiempos  de 
Gilbert,  salvo  el  paréntesis  originado  por  el  misterioso  fós- 
foro mercurial.  Merced  á  tales  investigaciones  quedó  demos- 
trada hasta  la  evidencia  la  acción  directa  del  calor  produ- 
cido por  frotamiento  sobre  las  fuerzas  atractiva  y  repulsiva,  al 
par  que  los  obstáculos  presentados  por  la  humedad  al  des- 
arrollo de  los  efluvios  eléctricos.  Uno  de  los  aparatos  de  que 
á  este  propósito  se  sirvió  Hawksbee,  consistía  en  una  barra 
de  hierro  rodeada  por  varios  hilos  cuyas  extremidades  que- 
daban libres;  aproximaba  la  barra  á  una  bola  electrizada  por 
frotamiento  y  en  constante  movimiento  de  rotación,  y  obser- 
vaba cómo  las  extremidades  libres  de  los  hilos,  atraídas  pof 
el  fluido  desarrollado  en  la  bola,  se  dirigían  hada  el  centro 
de  éste,  conservando  la  misma  dirección  aun  después  de  al- 
gunos minutos  de  haber  cesado  el  movimiento  rotatorio, 
acercándose  ó  desviándose  bruscamente  según  se  les  apro- 
ximaba el  dedo.  Fué  más  adelante:  suspendió  libremente  los 
hilos  en  el  interior  de  un  globo  no  electrizado,  y  al  aproxi- 
marle á  otro  electrizado,  vio  que  los  hilos  oscilaban  como 
péndulos;  con  lo  cual  quedó  bosquejada  la  construcción  del 
electrómetro  que,  perfeccionado  más  tarde ,  tantos  y  tan 
grandes  servicios  había  de  prestar  á  la  ciencia  de  la  Electri- 
cidad. 

En  otra  ocasión  se  le  ocurrió  recubrir  con  una  capa  de 
lacre  la  mitad  de  la  cara  interna  de  una  esfera  de  vidrio  á 
la  que,  hecho  previamente  el  vacío,  imprimió  un  fuerte  mo- 


EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD.  501 


vimientodc  rotación.  Aproximando  entonces  la  mano,  viola 
con  sorpresa  perfectamente  dibujada  en  la  superñcie  interior, 
sin  que  fuese  obstáculo  para  ello  la  capa  de  lacre  que  la  re- 
cubría. El  mismo  resultado  obtuvo  reemplazando  el  lacre 
por  el  azufre  y  la  pez;  no  así  cuando  empleó  la  flor  de  azufre 
fundida.  Estos  cambios  ó  sustituciones  de  materia  constitu- 
yente de  la  bola  de  su  máquina  elétrica,  ora  de  vidrio,  ora  de 
resina,  ya  de  azufre,  etc.,  iniciaron  un  gran  progreso  en  el 
desarrollo  del  fluido  eléctrico,  así  como  en  el  estudio  del 
fenómeno  de  las  atracciones  y  repulsiones,  valiéndole  á  su 
autor  la  justa  celebridad  que  la  historia  le  concede. 

Juan  Bernouilli,  Domingo  Cassini  y  otros  físicos  de  cuen- 
ta repitieron  con  éxito  las  experiencias  de  Hawksbee.  adhi- 
riéndose incondicionalmente  á  sus  hipótesis  y  deducciones, 
si  bien  á  los  inmortales  trabajos  de  síntesis  realizados  por  los 
genios  de  Kepler,  Galileo,  Descartes,  Bacon  y  algunos  otros 
se  debe  principalmente  la  constitución  definitiva  de  la  cien- 
cia en  la  última  mitad  del  siglo  XVII  y  primeros  lustros 
del  XVIII. 

En  éste  aparecen  como  continuadores  de  la  gran  empresa 
físico-experimental,  preparando  el  terreno  para  la  erección 
del  electro-magnetismo,  reservada  á  los  CErsted^  Ampére, 
Arago  y  Faraday,  verdaderos  fundadores  de  la  Física  mo- 
derna, Esteban  Gray,  Wheeler,  Dufay,  Desaguliers,  Nollet 
y  otros  en  primer  término. 

Los  experimentos  de  Gray,  encaminados  á  conseguir  la 
electrización  de  los  metales  por  medio  del  calor,  del  marti- 
llaje  y  el  frotamiento,  no  dieron  resultados  prácticos;  en  cam- 
bio, observando  el  fenómeno,  ya  conocido,  déla  chispa  eléc- 
trica producida  por  el  tubo  electrizado  en  el  momento  de 
aproximarle  el  dedo  ú  otro  cuerpo,  se  le  ocurrió  la  idea  de  si 
el  fluido  eléctrico  pasaría  del  tubo  al  cuerpo  que  se  le  acer- 
caba; idea  luminosa  que  contenía  en  principio  el  gran  descu- 
brimiento de  la  conductibilidad  eléctrica,  y  cuya  realidad 
pudo  comprobar  con  repetidas  experiencias  el  incansable 
observador  inglés. 

Primero  electrizó  un  tubo  cerrado  por  sus  extremidades 
con  tapones  de  corcho,  aproximó  el  dedo  y  otros  cuerpos,  y 


502  EL   MAGNETISMO   Y   LA   ELECTRICIDAD. 

la  chispa  saltó  como  de  ordinario;  mas  al  hacer  lo  propio  con 
una  pluma,  viola  con  sorpresa  ir  y  venir  bruscamente,  atraída 
y  repelida  por  el  corcho,  como  si  la  acción  dimanase  del 
mismo  tubo.  Repetida  la  experiencia,  siempre  con  idéntico 
resultado,  valiéndose  de  tubos  de  distinta  forma  y  tapones  de 
diversa  manera  colocados,  dedujo  que  la  electricidad  del  tubo 
se  comunicaba  ó  transmitía  al  corcho,  y  por  lo  tanto  que  el 
corcho  conducía  la  electricidad  del  tubo. 

No  paró  aquí  en  sus  observaciones.  Clavó  en  el  tapón  de 
corcho  una  varilla  de  madera  de  abeto  terminada  en  una 
pequeña  bola  de  marfil,  aproximó  la  pluma  y  notó  que  la 
atracción  y  repulsión  eran  mayores  en  la  bolita  que  en  el 
corcho.  Sustituyendo  luego  la  varilla  de  madera  por  una  me- 
tálica, vio  que  el  efecto  era  el  mismo,  salvo  que  la  varilla 
apenas  daba  señales  de  atracción,  como  si  el  fluido  s^  hu- 
biese reconcentrado  todo  en  el  marfil.  Los  mismos  resulta- 
dos obtuvo  suspendiendo  la  bolita  de  hilos  de  lino  y  de  cáña- 
mo. La  invención  del  electrómetro  era  ya  un  hecho,  aunque 
hasta  más  tarde  no  se  le  conociese  con  esta  denominación. 

Cuando  más  engolfado  se  encontraba  Gray  en  sus  fecun- 
das, investigaciones,  he  aquí  que  el  gran  físico  Wheeler,  de  la 
misma  nación,  conocedor  y  entusiasta  de  los  trabajos  de  su 
compatriota,  se  le  presenta  solicitando  su  valioso  concurso 
para  llevar  á  cabo  experiencias  que  por  sí  solo  no  podría 
realizar,  ofreciéndosele  al  mismo  tiempo  como  asiduo  cola- 
borador. Asociados  para  tan  noble  empresa  comenzaron  por 
averiguar  si  la  electricidad  podía  propagarse  á  grandes  dis- 
tancias. No  salieron,  ciertamente,  muy  airosos  de  su  empe- 
ño, pues  los  medios  de  que  se  valían  en  sus  observaciones 
distaban  mucho  de  la  perfección  que  exigía  la  índole  del  pro- 
blema; pero  en  cambio  descubrieron  indirectamente  y  sin 
pretenderlo  la  influencia  decisiva  de  la  naturaleza  de  los  cuer- 
pos empleados  para  la  propagación  del  fluido,  preludiando, 
si  es  que  no  determinando,  la  importantísima  división  de  los 
cuerpos  en  conductores  y  no  conductores  de  la  electricidad. 
Al  efecto  suspendieron  de  un  hilo  de  seda  otro  de  cáñamo, 
formando  una  especie  de  romana  cuyos  brazos  de  palanca 
eran  las  dos  partes  en  que  el  hilo  de  cáñamo  quedaba  divi- 


EL   MAGNETISMO   Y   LA    ELECTRICIDAD.  503 

dido  por  el  de  seda  que  servía  de  suspensión,  dando  al  con- 
junto la  rigidez  conveniente  para  que  de  la  extremidad  del 
haz  menor  que  caía  vertical  pendiese  una  bolita  de  marfil,  y 
la  del  brazo  mayor,  que  quedaba  horizontal,  se  uniese  á  un 
tubo  de  vidrio  productor  de  la  electricidad.  Uno  de  los  físicos 
citados  frotaba  el  tubo,  mientras  el  otro  aproximaba  á  la  bola 
de  marfil  una  plumita  que  era  atraída  y  rechazada  alternati- 
vamente, quedando  así  probada  hasta  la  evidencia  la  propa- 
gación del  fluido  á  lo  largo  del  cordón  de  cáñamo,  que  medía 
unos  8o  pies.  La  casualidad  hizo  que  se  rompiese  el  hilo  de 
seda  y,  no  teniendo  otro  á  mano,  sustituyóle  Gray  por  uno 
metálico;  electrizaron  de  nuevo  el  tubo  y  volvieron  á  apro- 
ximar la  pluma;  todo  en  vano;  la  bolita  de  marfil  no  daba 
señales  de  electricidad  ni  ejercía  la  menor  influencia  sobre  la 
pluma.  ¿Qué  había  sucedido?  ¿A  qué  atribuir  aquel  cambio 
inesperado?  Poco  tardaron  en  explicárselo  los  eminentes  físi- 
cos. La  sustitución  del  hilo  de  seda  por  el  metálico  lo  había 
hecho  todo;  no  podía  reconocerse  otra  causa;  la  seda  oponía 
un  obstáculo  á  la  pérdida  ó  escape  del  fluido;  el  metal  le 
daba  fácil  paso  é  impedía  su  propagación  á  lo  largo  del  cá- 
ñamo; las  propiedades  opuestas  del  metal  y  de  la  seda  no 
dependían  de  la  mayor  ó  menor  finura  de  los  hilos,  sino  de 
la  naturaleza  de  su  materia.  ¿Quién  no  ve  aquí  nuevamente 
confirmada  la  división  de  los  cuerpos  en  conductores  y  no 
conductores  de  la  electricidad,  ó,  como  entonces  se  decía,  en 
aneléctricos  é  idioeléctricos?  Consecuentes  con  el  descubri- 
miento y  sin  perder  de  vista  el  objeto  principal  de  sus  expe- 
riencias, que  era  el  de  probar  la  propagación  del  fluido  eléc- 
trico á  grandes  distancias,  multiplicaron  sus  ensayos  con 
substancias  las  más  diversas  y  heterogéneas,  tales  como  el 
agua,  las  burbujas  de  jabón,  el  mercurio,  la  resina,  la  cera 
amarilla,  el  azufre,  la  pez,  la  goma,  los  cabellos,  etc.,  lo 
mismo  en  el  vacío  que  al  aire  libre,  con  enérgicos  y  débiles 
manantiales  de  fluido,  aumentando  de  este  modo  el  número 
de  las  substancias  electrizables  y  clasificándolas  según  su 
mayor  ó  menor  conductibilidad,  á  la  vez  que  afianzaban  la 
división  de  los  cuerpos  en  aneléctricos  é  idioeléctricos. 

A  Gray  se  debe  también  el  descubrimiento  de  la  conduc- 


504  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

tibilidad  eléctrica  del  cuerpo  humano.  El  fué  el  primero  en 
observar  que  un  niño  colocado  sobre  una  torta  de  resina,  ó 
suspendido  por  cordones  de  crin,  se  electrizaba  por  comuni- 
cación, y  fosforescía  en  la  oscuridad.  He  aquí  cómo  describe 
la  experiencia  Guillermin  en  su  Mundo  físico:  «Habiendo 
suspendido  (Gray)  de  cuerdas  de  crin  un  niño,  y  tocándole 
en  seguida  con  un  tubo  electrizado,  vio  que  todas  las  partes 
del  cuerpo  del  muchacho,  sus  manos,  su  rostro  y  hasta  su 
ropa,  habían  adquirido  la  propiedad  de  atraer  y  de  repeler  en 
seguida  los  cuerpos  leves  que  se  le  acercaban.  Lo  propio  su- 
cedía cuando  en  lugar  de  suspender  de  cuerdas  al  niño,  se  le 
ponía  sobre  un  taburete  formado  de  una  substancia  idio-eléc- 
trica  (según  la  expresión  de  la  época),  por  ejemplo,  si  sus 
pies  descansaban  en  una  torta  ó  disco  de  resina.»  El  resulta- 
do de  esta  experiencia  fué,  como  se  ve,  fecundísimo  para  la 
ciencia  eléctrica,  pues  nos  enseña  la  manera  de  acumular 
grandes  cantidades  de  electricidad  sobre  cuerpos  ó  substancias 
dadas,  mediante  la  intervención  de  un  cuerpo  no  conductor  ó 
aislador. 

Por  la  misma  época  consagrábase  Dufay,  físico  francés, 
individuo  de  la  Academia  de  Ciencias,  á  estudios  y  experi- 
mentos análogos  á  los  de  Wheeler  y  Gray,  de  quienes  fué  en- 
tusiasta admirador  desde  el  momento  en  que  tuvo  noticia  de 
sus  triunfos,  repitiendo  por  su  cuenta  los  ensayos  que  tan  alto 
hablaban  de  los  dos  sabios  experimentadores,  logrando  más 
tarde  ponerse  de  acuerdo  con  Gray  para  trabajar  de  confor- 
midad, unificando  sus  mutuos  esfuerzos.  Los  principales  re- 
sultados obtenidos  por  Dufay  pueden  reducirse  á  los  siguien- 
tes: La  humedad,  lo  mismo  que  una  temperatura  elevada, 
son  igualmente  perjudiciales  á  la  producción  ó  desarrollo  del 
fluido  eléctrico.  No  es  la  diferencia  de  calor,  como  había 
pretendido  Gray,  sino  la  diferencia  de  materia  la  que  hace 
variar  la  intensidad  eléctrica.  Comprobada  la  conductibili- 
dad del  cuerpo  humano,  fué  más  allá  que  Gray,  pues  sacó 
de  él  la  primera  chispa  eléctrica.  He  aquí  cómo  describe  la 
experiencia  Hoefer  en  su  Histoire  de  la  Phisique:  «Habién- 
dose suspendido  él  mismo  de  cordones  de  seda  y  héchose 
electrizar,  observó  que,  mientras  se  mantenía  en  aquella  dis- 


EL    MAGNETISMO    Y    LA    ELECTRICIDAD.  505 


posición,  las  personas  que  le  tocaban  con  la  mano,  ora  fuese 
en  el  rostro,  ora  en  las  manos,  en  los  pies,  en  el  vestido  ó 
en  cualquier  parte  de  su  cuerpo,  experimentaban,  como  él, 
leves  conmociones,  acompañadas  de  una  sensación  parecida 
al  pinchazo  de  un  alfiler,  estallando  al  mismo  tiempo  un  li- 
gero chasquido,  con  producción  simultánea  de  chispas  que 
brillaban  en  la  oscuridad.»  «No  olvidaré  jamás,  escribe  el 
abate  Nollet  en  sus  Lecons  de  Phisique  ,  la  sorpresa  de 
Mr.  Dufay,  en  la  que  yo  mismo  tomé  parte,  al  ver  por  vez 
primera  saltar  la  chispa  eléctrica  del  cuerpo  humano.» 

Fijóse  Dufay  en  que  las  chispas  sacadas  del  cuerpo  hu- 
mano suspendido  de  cordones  de  seda,  eran  más  intensas 
cuando  encuerpo  aproximado  era  una  barra  metálica,  de  lo 
cual  dedujo  Gray  que  si,  invirtiendo  la  experiencia,  se  susti- 
tuían los  cuerpos  vivos  por  barras  metálicas  ó  utensilios  de 
hierro  suspendidos  por  hilos  de  seda,  los  efectos  debieran  ser 
los  mismos.  Así  lo  confirmó  bien  pronto  la  experiencia,  dan- 
do origen  á  los  conductores  metálicos,  cuyo  uso  no  tardó  en 
generalizarse. 

«Dufay,  escribe  Hoefer,  fué  uno  de  los  primeros  que,  fro- 
tando el  dorso  de  un  gato,  sacó  chispas  eléctricas  cuyo  nú- 
mero é  intensidad  aumentaban  colocando  al  animal  sobre  un 
cojín  de  seda.  Pretendió  también  inflamar  por  medio  de  la 
chispa  eléctrica  algunas  substancias,  tales  como  la  yesca  y 
i  a  pólvora;  pero  el  resultado  no  respondió  á  las  esperanzas.» 

Débese  á  Dufay  el  establecimiento  de  dos  electricidades 
diferentes  y  opuestas.  La  observación  le  indujo  á  esta  clasi- 
ficación, de  felices  resultados  para  el  desarrollo  de  la  ciencia 
eléctrica.  Notó  que,  moviendo  convenientemente  un  tubo  de 
vidrio  electrizado,  subía  y  bajaba  en  el  aire,  flotando  en  su 
seno  como  una  tabla  en  la  superficie  del  agua,  una  laminita 
de  oro  sometida  á  la  acción  del  fluido  existente  en  el  tubo, 
mientras  que,  por  el  contrario,  valiéndose  de  un  trozo  de  re- 
sina, electrizada,  por  supuesto,  la  lámina  era  atraída,  que- 
dando luego  adherida  á  la  resina.  De  aquí  concluyó  que 
existían  dos  electricidades  diferentes;  á  la  una  la  llamó  vitrea, 
por  obtenerse  frotando  el  vidrio  con  la  lana,  y  á  la  otra  resi- 
nosa ,  por  resultar  del  frotamiento  del  lacre  con  paño  de  lana. 


BC6  EL    MAGNETISMO    Y   LA   ELECTRICIDAD. 

Duíay  fué,  finalmente,  el  primero  en  erigir  en  principio  que 
las  electricidades  semejantes  se  rechazan  y  las  diferentes  se 
atraen. 

Entre  los  preparadores  de  la  ciencia  eléctrica  merece 
también  citarse  el  nombre  de  Juan  Teófilo  Desaguliers,  ex- 
perimentador incansable  que,  como  resultado  de  sus  infini- 
tas experiencias,  clasificó  los  cuerpos  en  eléctricos  ó  suscep- 
tibles de  electrizarse  por  la  acción  del  calor  ó  del  frotamien- 
to, y  en  no  eléctricos  ó  conductores,  que  son  los  que  sólo  pre- 
sentan aptitud  para  recibir  y  transmitir  la  electricidad,  inclu- 
yendo en  este  segundo  grupo  todas  las  substancias  'animales, 
incapaces  de  ser  electrizadas  por  los  líquidos  que  llevan 
entre  sus  moléculas.  Hizo  notar  que  la  electricidad  sólo  se 
propaga  y  manifiesta  en  las  superficies  de  los  cuerpos;  que 
el  aire  seco  es  eléctrico  y  el  cálido  también,  pero  en  menor 
proporción,  debido  á  los  vapores  acuosos  que  contiene,  etc. 


Fr.  Justo  Fernández 


{Continuará.) 


DE  ESTÉTICA  MENUDA 


LEJANÍAS 


¡A  lejanía,  bien  sea  en  el  espacio  ó  en  el  tiempo,  es  ge- 
neralmente elemento  poético  importantísimo,  aun- 
que negativo,  que  avalora  las  bellezas  artísticas  y  na- 
turales. Sólo  los  espíritus  vulgares  que  llamamos  prácticos, 
tan  instintivos  y  analíticos  como  faltos  de  facultades  artís- 
ticas ,  esencialmente  sintéticas  por  lo  creadoras,  dejan  de 
rendir  culto  ferviente  á  lo  pasado,  contentos  con  el  breve 
goce  de  lo  presente.  Y  claro  está  que  comp  en  el  choque  de 
intereses  el  egoísmo  es  arma  formidable,  la  esgrimen  con 
habilidad  y  destreza,  y  en  posesión  de  la  heguemonía,  ya  que 
no  aspiren  á  Mecenas,  saben  ejercer  tutela  barata  sobre  los 
que  ellos  llaman  idealistas,  distraídos  y  chiflados;  porque  es- 
tos tales  encuentran  el  mundo  bien  hecho  por  Dios,  pero 
desconcertado  y  echado  á  perder  por  la  malicia  de  los  hom- 
bres; y  llevados  de  una  aspiración  generosa  y  racional,  pre- 
tenden mejorarlo.  Los  unos  poseen  la  tierra  y  los  otros  vi- 
ven en  un  limbo  de  delicias. 

Y  sin  embargo,  el  idealismo  arranca  de  una  tendencia  na- 
tural á  todo  hombre,  fortalecida  con  los  datos  de  la  experien- 
cia cuotidiana:  la  tendencia  á  un  mundo  mejor,  en  vista  de 
las  imperfecciones  y  deficiencias  presentes.  El  espíritu  hu- 
mano no  metalizado,  tiende  por  natural  inclinación  á  embe- 
llecer los  recuerdos,  á  crear  tipos  perfectos,  á  acrecentar  los 


508  DE   ESTÉTICA    MENUDA. 


encantos  de  la  naturaleza,  á  vivir,  en  una  palabra,  en  el 
mundo  que  saliera  de  las  manos  del  divino  Hacedor. 

Gustamos  de  la  idealización  del  hombre  en  el  Apolo  de 
Bellvedere  al  ver  juntas  en  un  tipo  perfecciones  distribuidas 
en  la  naturaleza;  desearíamos  engrandecer  la  historia  patria 
abultando  heroísmos;  quisiéramos  crear  unas  instituciones 
formadas  con  lo  bueno  pasado  y  lo  bueno  presente;  y  en 
nuestro  mismo  ser  buscamos  la  alianza  de  la  juventud  flori- 
rida  y  la  madura  reflexión  de  hombres.  Precisamente  no  es 
otra  la  razón  de  la  subsistencia  del  arte,  sino  esa  selección 
de  elementos  bellos,  esa  aspiración  imperiosa  á  realizar  la 
belleza  ideal;  ni  nacen  de  otra  fuente  el  culto  instintivo  y  la 
noción  espontánea  de  la  belleza.  La  comprensión  clara  de  la 
proporción,  de  lo  armónico  y  perfecto,  hace  resaltar  á  nues- 
tros ojos  las  imperfecciones  de  lo  actual  y  presente ,  y  nos 
induce  á  mejorarlo  con  elementos  distantes,  tomados  natu- 
ralmente de  lo  pasado  y  venidero ,  cuyas  proyecciones  hie- 
ren más  dulcemente  la  fantasía,  quizá  porque  ya  no  partici- 
pan de  la  grosería  de  los  sentidos  y  son  imágenes  virginales 
estampadas  en  el  alma.  He  aquí  la  lejanía  embelleciendo 
nuestra  vida  y  suavizando  asperezas. 

La  más  abominable  murga  se  idealiza  con  la  distancia  y 
suena  agradablemente,  quizá  más  al  oído  del  alma  que  al 
del  cuerpo;  la  plegaria  de  las  muchedumbres  tiene  un  encan- 
to inefable  cuando  se  percibe  desde  lejos  en  las  alturas  de 
una  montaña.  El  que  haya  contemplado  las  romerías  y  los 
regocijos  púbjicos  desde  un  lugar  solitario  en  la  frondosa  ar- 
boleda adonde  sólo  llegan  como  leve  rumor  los  ecos  de  la 
fiesta,  sabe  perfectamente  la  melancólica  dulzura  en  que  se 
anega  y  flota  el  espíritu,  transportado  á  días  más  venturosos 
y  á  mundos  mejores.  Ya  no  es  aquello  la  frivolidad  de  la 
conversación  humana,  ni  los  gritos  descompuesto^,  ni  las  pa- 
siones desatadas;  no  es  más  que  un  rumor,  pero  un  rumor 
de  vida  que  palpita  en  el  seno  de  la  naturaleza  como  el  can- 
to de  los  pájaros,  como  el  rumoroso  balanceo  del  ramaje  en 
el  bosque.  Es  el  encanto  de  la  debilidad,  el  encanto  del  mis- 
terio. Siéntase  uno  en  la  roca  azotada  por  las  olas;  viene  una 
y  se  estrella  á  nuestras  plantas;  encréspase  el  lomo   de  otra 


DE    ESTÉTICA    MENUDA.  500 

y  estalla  coa  más  furia,  y  continúan  incansables  yendo  y  vi- 
niendo por  el  mismo  camino,  y  transcurren  las  horas  insen- 
siblemente en  dulcísima  contemplación.  ¿Qué  dicen  las  olas? 
¿Quién  ha  descifrado  el  misterio  de  su  lenguaje?  ¿Por  ven- 
tura tendrían  para  nosotros  mayores  encantos  si  nos  dieran 
las  buenas  tardes  ó  nos  contasen  dolorosas  historias  de  que 
han  sido  mudos  testigos?  ¿No  recibe  el  espíritu  humano  ma- 
yor placer  estético  adivinando  que  sabiendo  las  cosas?  Des- 
confiad, pues,  del  juicio  de  los  preceptistas  que  os  dicen  que 
es  más  excelente  la  poesía  que  la  música,  porque  mientras 
ésta  no  dice  nada,  aquélla  lo  dice  todo.  En  la  orilla  del  mar 
habéis  sorprendido,  sin  que  su  hervir  vividor  os  dijera  nada, 
las  leyes  del  universo,  la  cadencia  majestuosa  de  la  vida,  la 
trágica  historia  del  Océano...  ¿Para  qué  queréis  los  porme- 
nores inútiles  y  repetidos?  ¿No  veis  que  la  historia  del  nau- 
fragio es  la  misma  en  todos  los  poemas? 

El  arte  no  es  detallista,  sino  generalizado^  la  ciencia  de- 
riva y  desenvuelve,  el  arte  gana  tiempo  creando  formas  be- 
llas y  luminosas  á  modo  de  inmensas  pirámides  cuajadas  de 
signos  simbólicos.  ¿Qué  importa  que  no  sepamos  si  asistimos 
á  una  tempestad  ó  á  una  batalla,  para  sumergirnos  en  la 
sublimidad  de  la  contemplación  inofensiva  de  una  y  otra? 
¿Qué  provecho  nos  reportaría  saber  los  nombres  ni  las  pos- 
turas de  los  que  sienten  y  cantan  junto  al  arroyo  en  la  Sin- 
fonía Pastoral  de  Beethoven? 

Toda  la  atracción  maravillosa  que  ejercen  sobre  nosotros 
los  recuerdos,  no  consiste  sino  en  la  distancia,  en  la  lejanía: 
un  gran  edificio  ruinoso  toma  con  la  distancia  las  propor- 
ciones de  un  castillo  encantado;  la  sierra  pelada  parece  un 
paisaje  alpino,  el  sol  naciente  ó  poniente  es  más  bello  que 
cuando  está  en  el  cénit;  el  cuadro  más  vulgar  de  la  natura- 
leza adquiere  con  la  lejanía  novedad  y  tinte  poético;  el  eco 
es  más  dulce  que  la  voz  directa;  cualquiera  tiempo  pasado 
fué  mejor  que  el  presente,  y  los  fortes  y  fortissimos  de  la 
música  carecerían  de  virtud  avasalladora  sin  la  dulzura  de 
los  pianissimos. 

Lejanía,  debilidad:  he  ahí  dos  cosas  indisolublemente 
hermanadas,  dos  palabras  casi  sinónimas.  Apenas  podemos 


510  DE   ESTÉTICA    MENUDA. 


concebir  que  cante  cerca  una  voz  débil,  ni  una  voz  débil 
más  que  como  eco  de  otras  regiones.  A  la  debilidad  y  lejanía 
asociamos  como  afines  la  ternura,  lo  apacible,  lo  ideal,  el 
misterio.  Lo  vigoroso  se  nos  representa  con  trazos  firmes, 
con  líneas  y  contornos  conocidos;  lo  débil  y  lo  lejano  se  her- 
manan con  lo  impalpable,  con  la  tenue  neblina  que  se  difun- 
de, con  el  pensamiento  fugaz  y  el  sentimiento  que  se  eva- 
pora, con  lo  que  vuela  en  el  espacio,  con  la  estela  que  se 
pierde  de  vista;  en  una  palabra,  con  todo  aquello  que  concebi- 
mos como  irreductible,  sin  limites  ni  término  conocido. 

No  es,  pues,  de  extrañar  que,  aunque  haya  bellezas  próxi- 
mas y  presentes  que  en  forma  armónica  determinada  causan 
en  nosotros  la  emoción  estética,  el  encanto  estético  sea  patri- 
monio de  la  lejanía.  Las  mismas  palabras  encantamiento, 
palacios  encantados,  etc.,  denotan  siempre  algo  insólito  y 
lejano  que  se  pierde  en  el  misterio  y  en  las  nieblas  de  lo 
desconocido  y  suprasensible. 

Todavía  hay  otras  razones  de  observación  inmediata  que 
fortalecen  esas  conjeturas  y  demuestran  el  indisoluble  con- 
sorcio de  la  lejanía  y  la  debilidad.  La  debilidad  próxima  es 
imagen  de  la  vida  que  se  extingue,  y  lejos  de  causar  emoción 
placentera,  la  produce  desagradable  y  penosa:  por  ejemplo, 
una  voz  afónica,  el  tísico  que  se  va  consumiendo  lentamente, 
la  parálisis  que  priva  de  su  vigor  al  organismo,  y  mil  otros 
casos.  ¡Qué  diferencia  de  la  voz  afónica  á  los  ecos  débiles 
lejanos  del  canto  de  las  muchedumbres,  de  la  vida  que  se 
agota  á  nuestra  vista,  al  desvanecimiento  de  figuras  lejanas, 
de  la  candela  que  luce  débilmente  en  un  ambiente  enrareci- 
do, á  la  estrella  titilante  que  apenas  se  divisa  como  punto 
luminoso!  En  unos  casos  hay  plétora  de  vida,  palpitaciones 
atenuadas,  rumores  debilitados  por  la  sordina  de  la  distancia 
y  lejanía,  y  en  los  otros  falta  de  vida,  atrofia  orgánica,  lan- 
guidez enervante  en  las  funciones  vitales,  el  tic-tac  del  pén- 
dulo que  anuncia  el  aniquilamiento. 

He  dicho  que  hay  consorcio  entre  la  lejanía  y  la  debili- 
dad, y  bueno  será  advertir  que  el  consorcio  no  es  la  identidad 
absoluta,  sino  la  correspondencia  perfecta  que  salta  á  la  vis- 
ta, sin  esfuerzo  alguno  de  la  imaginación.  Debe,  pues,  enten- 


DE    ESTÉTiCA    MENUDA.  511 


derse  la  coincidencia  como  convivencia,  como  ideas  que  se 
sustituyen  en  muchos,  aunque  no  en  todos  los  casos.  El  sol 
velado  por  nubéculas  que  le  dejan  traslucir,  nos  ilusiona  con 
la  idea  de  la  lejanía  y  la  debilidad;  una  figura  próxima,  ve- 
lada con  gasas,  nos  produce  el  efecto  de  la  debilidad,  pero 
tal  vez  no  el  de  la  lejanía,  si  bien  la  asociamos  sin  violencia 
y  como  en  segundo  término.  En  el  orden  de  los  afectos  hu- 
manos nos  representamos  débil  la  ternura,  pero  tal  vez  no 
lejana,  sino  próxima.  Sin  embargo,  aun  en  estos  casos  la 
transición  de  un  concepto  á  otro  es  muy  natural,  porque  la 
debilidad  tiene  formas  indecisas,  vaporosas  y  en  cierto  modo 
impalpables;  y  lo  impalpable  se  asocia  á  lo  inaccesible  y  dis- 
tante. 

Más  difícil  sería  determinar  en  virtud  de  qué  principio 
ó  ley  psicológica  son  elementos  estéticos  la  lejanía  y  la  debi- 
lidad. ¿Será  porque  gustamos  de  adivinar  más  que  de  saber? 
Pero  aquí  ocurre  lo  que  en  las  escuelas  se  llama  petitio  prin- 
cipii,  es  decir,  una  cuestión  previa,  una  razón  sin  la  cual 
dejaría  de  serlo  la  aducida  anteriormente. 

Gustamos  de  adivinar  más  que  de  saber  las  cosas,  por  la 
dolorosa  experiencia  de  las  impurezas  de  la  realidad;  porque 
en  lo  real  palpable  no  hallamos  más  que  el  vacío  y  el  des- 
encanto; porque  lo  impalpable,  lo  que  se  desvanece  y  aleja, 
es  fiel  imagen  de  la  felicidad  en  pos  de  la  cual  corremos  des- 
alados en  todos  los  momentos  de  la  vida. 

En  pos  de  esa  imagen  que  tomamos  por  realidad,  van 
nuestras  aspiraciones,  y  en  cada  jirón  de  su  flotante  vestidura 
se  nos  representa  una  porción  de  belleza  lograda.  De  ahí  la 
tendencia  natural  del  arte  al  idealismo.  ¿Qué  importa  que  á 
ese  idealismo  se  le  llame  desvarío  de  la  fantasía?  ¿No  reco- 
nocemos lo  perfecto  en  lo  ideal?  El  arte  ¿no  es  el  anhelo  de 
la  perfección?  ¿No  es  real  y  muy  real  la  inquieta  aspiración 
del  alma  humana  á  mejorar  sus  condiciones  de  vida?  ¿No 
sería  mayor  insensatez  y  desvarío  menospreciar  la  mejor 
herencia  del  espíritu,  para  volver  los  ojos  solamente  á  lo  que 
se  puede  medir  y  pesar,  amando  miserables,  como  decía  un 
Santo;  nuestra  misma  miseria? 

Cierto  que  el  idealismo  exagerado,  sin  fundamento  en  la 


512  DE    ESTÉTICA   MENUDA. 


realidad,  es  una  especie  de  burla  ó  engaño  al  espíritu,  al  que 
desvía  con  espejismos  del  camino  de  su  perfeccionamiento; 
es  el  caballito  de  madera  con  que  se  engaña  y  entretiene  al 
niño,  la  muñeca  que  acaricia  la  niña,  el  mito  y  la  leyenda 
que  sustituyen  á  la  historia  en  las  sociedades  primitivas;  es, 
en  una  palabra,  la  infancia  del  arte. 

Pero  es  menos  estético  que  el  idealismo  exagerado,  el 
realismo  naturalista  que  aspira  sólo  á  copiar;  porque  éste 
viene  á  ser  la  negación  de  la  belleza  que  reside  en  la  per- 
fección, cualidad  que,  como  es  sabido,  no  se  halla  al  alcance 
de  nuestra  vista;  es  con  frecuencia  el  cuchillo  que  reem- 
plaza al  inofensivo  caballito  en  manos  del  niño,  y  crónica  de 
miserias  y  crímenes,  en  vez  de  la  leyenda  de  oro;  es,  en  una 
palabra,  la  negación  de  toda  tendencia  ennoblecedora. 

Debemos,  pues,  aspirar  á  un  idealismo  razonable,  exi- 
gido por  nuestro  instinto  y  las  facultades  anímicas  que 
aprecian  el  caudal  de  la  realidad  para  ver  sus  deficiencias, 
anotarlas  y  suplirlas;  que  lejos  de  suprimir  las  perspectivas 
luminosas  y  la  opacidad  de  las  medias  tintas,  presentan  los 
objetos  á  una  discreta  lejanía,  donde  se  atenúan  los  defectos 
y  las  asperezas  á  modo  del  palacio  arruinado  de  que  llevo 
hecha  mención,  y  préstale  ambiente  propio  y  formas  lumi- 
nosas, que  sin  desvirtuar  la  realidad,  le  añadan  las  porciones 
de  belleza  que  le  faltan. 

Es  la  contemplación  placentera  del  iourista  que  sin  repa- 
rar en  el  clima  mortífero  de  un  bello  paisaje,  ni  en  las  ema- 
naciones palúdicas  de  un  hermoso  lago,  ni  en  la  tosquedad  y 
ruines  bajezas  del  aldeano,  se  forja  un  cuadro  idílico  con 
fondo  de  realidad,  pero  de  realidad  mejorada  y  embellecida 
con  aditamentos  verosímiles.  Si  la  exactitud  realista  hubiera 
de  ser  la  norma  de  la  concepción  y  ejecución  artísticas,  ofre- 
cerían muy  pocos  encantos  las  artes,  porque  son  escasos  los 
cuadros  bellos  que  ofrece  la  realidad  completa.  Tanto  es  así, 
que  aun  los  que  alardean  de  naturalistas  idealizan  á  su  pesar, 
atribuyendo  móviles,  sentimientos  y  aspiraciones  que  caben 
en  lo  posible,  y  se  adaptan  á  la  verosimilitud,  pero  no  existen 
en  la  realidad.  Y  es  que  por  lamentable  perversión  del  gusto 
pretenden  hacer  obra  artística  de  lo  que  menos  se  presta  á 


DE   ESTÉTICA   MENUDA.  513 


ello  en  la  naturaleza;  y,  como  no  puede  menos  de  ser,  ven 
luego  que  lo  repugnante  lo  es  tanto  más,  cuanto  mayor  fuere 
la  fidelidad  en  la  reproducción. 

De  prevalecer  como  norma  artística  la  exactitud  de  la 
reproducción,  sería  preferible  el  escueto  y  minucioso  inven- 
tario á  la  descripción  más  amena;  porque  la  descripción  idea- 
liza siempre  mejorando  las  cualidades  de  los  objetos  y  enal- 
teciendo el  conjunto  armónico.  Ni  puede  ser  de  otro  modo, 
ya  que  el  artista  se  ha  de  encariñar  necesariamente  con  el 
objeto  que  trata,  y  el  cariño,  ó  disimula  los  defectos,  ó  al  enu- 
merarlos los  atenúa  é  idealiza.  Aún  no  he  visto  una  estatua 
bella  con  granos  en  la  cara,  desairada  actitud  ó  gesto  repug- 
nante: en  las  artes  plásticas  que  sólo  reproducen  un  momen- 
to de  la  vida,  se  procura  sorprender  aquel  que  inspire  mayor 
interés;  para  dar  una  muestra  del  paisaje  de  una  región  ó 
ciudad  cualquiera,  se  escoge  lo  más  delicado,  lo  más  variado 
y  armónico,  y  todavía  se  le  añade  algún  efecto  de  luz,  con- 
trastes de  sombras,  bellas  figuras,  etc.  ¿No  es  esto  clara,  y 
manifiestamente  la  tendencia  del  arte  á  lo  bello  ideal? 

El  idealismo  constituye  el  más  noble  anhelo  del  alma  en 
todos  los  órdenes  de  la  vida,  bien  que  ese  anhelo  tenga  por 
término  lo  inaccesible,  lo  lejano  y  distante.  De  ahí  la  nostal- 
gia, ó  sea  el  vuelo  del  alma  al  país  natal  distante;  de  ahí  la  as- 
piración de  la  juventud  á  lo  porvenir  y  la  secreta  envidia  con 
que  los  viejos  contemplan  á  los  jóvenes.  ¿Quién  no  desea 
volver  á  la  niñez,  ni  siente,  abismado  en  su  recuerdo,  trans- 
portes de  dulce  melancolía? 

Ese  idealismo  tan  real,  vivaz  y  perenne,  postulado  natu- 
ral de  nuestras  aspiraciones,  es  el  fondo  de  todo  asunto  ar- 
tístico, el  tipo  ideal  borroso  y  expansivo  que  luego  se  con- 
creta y  cristaliza,  mediante  la  forma  artística,  en  variedad 
de  sistemas.  Sin  ese  fondo  difuso,  hallamos  insípidas  y  sin 
sentido  las  formas  simétricas,  la  unidad  mejor  diversificada, 
porque  les  falta  el  soplo  de  vida,  el  reflejo  de  una  idea-senti- 
miento que  llena  todo  nuestro  ser  espiritual  y  es  la  razón  de 
la  vida  universal  y  la  fórmula  de  la  finalidad  humana  y  de  la 
creación  entera;  es  algo  como  emanación  y  eflorescencia  de 
la  idea  de  felicidad  y  de  lo  infinito.  Pues  lo  infinito  en  nues- 

33 


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514  DE    ESTÉTICA    MENUDA. 


tra  concepción  viene  á  ser  una  línea  que,  partiendo  de  le- 
janía remotísima  y  pasando  débilmente  por  nuestra  retina, 
va  á  perderse  en  otra  lejanía  sin  límites  ni  término.  Cuando 
esas  lejanías  son  los  extremos  de  un  ambiente  plácido,  en  re- 
poso, como  la  mar  en  calma,  la  línea  es  recta;  y  si  el  espacio 
comprendido  entre  esas  lejanías  se  agita  bullicioso,  entonces 
es  ondulada  la  línea.  Una  obra  arquitectónica  grandiosa  nos 
da  por  extensión  de  límites  la  idea  de  la  inmensidad  tran- 
quila; la  descripción  poética  de  esa  misma  fábrica  nos  pre- 
senta la  idea  de  la  inmensidad  accidentada  y  ondulada;  una 
composición  musical  de  alto  vuelo  nos  sugiere  la  idea  de  la 
infinitud  viva  y  bulliciosa.  Diversas  veces  he  establecido 
comparaciones  entre  la  arquitectura  y  la  música ;  pero  no 
hay  duda  alguna  en  que  ésta  aventaja  á  aquélla,  porque  con 
la  continuidad  en  el  tiempo  borra  los  límites  del  espacio  y 
pone  en  movimiento  las  formas  impasibles,  los  recuerdos  que 
la  obra  arquitectónica  guarda  encerrados  en  un  cofre  histó- 
rico. 

En  la  misma  arquitectura  hay  diferentes  maneras  de  re- 
presentar la  inmensidad  y  la  infinitud:  supuestas  idénticas 
dimensiones,  y  que  éstas  sean  comparativamente  grandes 
(pues  de  otro  modo  no  alcanzarían  su  fin),  el  estilo  gótico  se 
acerca  más  á  las  artes  de  movimiento  que  el  greco-latino; 
porque  al  paso  que  las  redondeces  y  sobriedad  de  accidentes 
lineales  de  ésta  se  asocian  al  reposo,  en  la  esbeltez  y  agudeza 
de  líneas  de  las  columnas  y  agujas  del  arte  gótico  late  cierto 
conato  de  movimiento,  labor  de  desgaste,  aspiración  á  inma- 
terializarse y  perderse  de  vista  en  una  lejanía  donde  no  se 
perciban  los  remates.  En  el  orden  subjetivo 'de  las  preferen- 
cias podrán  los  ánimos  equilibrados,  de  imaginación  refrena, 
da  y  aspiraciones  contenidas,  gustar  más  de  la  majestad  se- 
rena de  las  construcciones  de  Herrera  y  Miguel  Ángel,  que 
no  de  las  catedrales  de  Colonia,  Toledo  y  Sevilla;  pero  no 
así  los  espíritus  móviles  y  voladores,  encariñados  con  todo 
lo  que  bulle  y  se  agita,  con  la  sucesividad,  con  la  vida  rápida 
llena  de  muchas  y  fugaces  impresiones,  con  el  juego  ideal  al 
escondite,  con  cierta  ansia  de  absorción  de  vida. 

Las  almas  jóvenes,  inquietas,  esas  que  llamamos  almas 


DE    ESTÉTICA   MENUDA.  515 


de  artista,  sienten  más  vivo  el  aleteo  interior,  mayor  afán  por 
ver  las  lejanías,  por  lo  mismo  que  abarcan  más  horizontes;  y 
ese  deseo  imperioso  de  lanzarse  á  lo  desconocido,  á  la  vida 
ideal,  les  absorbe  tal  vez  los  cuidados  de  la  vida  práctica,  su- 
miéndolas en  un  estado  habitual,  no  sin  intermitencias,  de 
desasimiento  de  lo  material  y  tangible.  El  positivismo  egoísta 
ha  inventado  la  palabra  chifladura  para  designar  ese  estado, 
y  la  de  ilusiones  para  burlarse  de  los  ideales  concebidos  por 
el  artista. 

De  esa  misma  movilidad  de  espíritu  y  concepción  subli- 
me de  la  vida  nacen  acaso  en  el  artista  la  delicadeza,  la  ter- 
nura y  la  compasión.  Lo  delicado  tiene  algo  de  impalpable, 
de  debilidad  y  gracia  recatada,  y  excluye  lo  ruidoso,  lo  mo- 
nótono, las  líneas  firmes  y  vigorosas,  manteniéndose  en  la 
altura  donde  comienza  lo  vago  é  indeciso.  La  ternura  es  una 
caricia  espiritual,  y  se  hermana  con  la  debilidad  en  tan  alto 
grado,  que  no  podemos  concebir  como  acariciadora  una  voz 
ruda,  ni  otra  fuerte  aunque  pulimentada,  si  no  es  á  distancia. 
La  brisa  y  el  huracán  son  de  idéntica  naturaleza,  y  sin  em- 
bargo sólo  aquélla  acaricia.  El  huracán  parece  formado  en 
torno  nuestro,  y  la  brisa  es  como  el  eco  de  una  voz  oculta  en- 
tre los  pliegues  de  Ja  lejanía.  Además,  la  ternura  idealiza  por- 
que exagera  los  elogios  y  las  promesas. 

La  compasión  es  efecto  y  tal  vez  causa  de  la  ternura,  y  en- 
trambas van  inseparablemente  acompañadas  de  la  delicade- 
za. De  ahí  que  un  alma  tierna  y  delicada  es  siempre  com- 
pasiva y  blanda  de  entrañas  hasta  con  los  animales  y  las 
plantas.  Y  es  que  el  ansia  de  la- absorción  de  vida,  como  he 
dicho  antes,  conduce  derechamente  á  ejercer  cierto  género  de 
tutela  sobre  todos  los  seres  vivientes.  Sólo  como  caso  mons- 
truoso se  hallará  un  artista  amigo  de  espectáculos  sangrien- 
tos, y  que  no  se  estremezca  al  ver  maltratar  á  un  animal,  ó 
no  experimente  cierta  vaga  tristeza  al  ver  deshojarse  una 
flor.  San  Agustín,  que  puede  ser  considerado  como  el  tipo 
ideal  del  artista,  muestra  en  grado  eminente  todas  las  cuali- 
dades enumeradas.  Nadie  le  ha  igualado  en  el  vuelo  soberano 
del  espíritu  hacia  lo  perfecto,  aspiración  que  llena  su  vida 
toda;  la  delicadeza  y  la  ternura  eran  de  tal  modo  patrimonio 


516  DE   ESTÉTICA    MENUDA. 


de  su  alma  hermosa,  que  no  hay  una  sola  página  de  sus 
obras  que  transcienda  á  positivismo,  ó  que  esté  escrita  sin  el 
suave  calor  de  la  unción,  ó  que  no  halague  y  acaricie  aun  ex- 
poniendo las  más  severas  verdades.  Y  en  cuanto  á  su  ánimo 
compasivo,  no  hay  más  que  ver,  entre  mil  otros  rasgos^  sus 
sentidisimos  lamentos  por  el  sacrificio  de  los  niños  inocentes, 
su  aversión,  siendo  aún  pagano,  á  las  diversiones  sangrien- 
tas del  circo,  el  hecho  de  haber  abandonado  la  clase  de  Car- 
tago  sólo  por  la  detestable  costumbre  que  tenían  sus  alum- 
nos de  burlarse  de  los  forasteros  y  extranjeros.  Hermoso 
rasgo  de  altruismo  que  todavía  gana  quilates  con  aquella  con- 
fesión ingenua  en  que  dice:  «También  recuerdo  que  habien- 
do yo  voluntariamente  entrado  en  una  oposición  pública  de 
poesía  dramática,  me  envió  á  decir  no  sé  qué  agorero  cuánto 
le  había  de  dar  porque  él  me  asegurase  la  victoria;  y  yo., 
abominando  aquellos  feos  sacrificios,  le  respondí  que  aunque 
aquella  corona  de  frágil  hierba  que  se  había  de  dar  al  vence- 
dor fuera  de  oro  é  inmortal ,  no  permitiría  que  para  que  yo 
la  lograra  se  matase  siquiera  una  mosca.  Porque  es  de  saber 
que  en  sus  sacrificios  y  conjuros  había  él  de  quitar  la  vida  á 
algunos  animales...»  (i) 

La  lógica  que  nos  ha  impulsado  á  iniciar  el  estudio  de  los 
caracteres,  nos  obliga  también  á  no  convertir  en  asunto  prin- 
cipal lo  que  es  mero  accidente.  Tampoco  faltará  algún  lector 
profano  que  me  tilde  de  inoportuno  al  citar  á  San  Agustín,  y 
prefiera  como  prototipo  del  artista  á  un  poeta  más  ó  menos 
melenudo,  ó  á  un  divertido  aventurero:  es  cuestión  de  gus- 
tos; para  mí  no  ha  existido  en  el  mundo  corazón  más  grande 
ni  artista  tan  completo  como  el  hijo  de  Mónica. 

Juntamente  con  la  idea  de  lo  infinito  viven  también  en  la 
lejanía  la  de  felicidad  y  finalidad  humanas.  Aunque  la  belle- 
za tenga  objetividad  y  no  obedezca  á  un  convenio  sistemáti- 
co, indudablemente  es  subjetivo  el  fundamento  de  su  clasifi- 
cación. Llamamos  bellos  á  ciertos  objetos  comparativamen- 
te á  algo  ideal  cuya  presencia  ó  presentimiento  nos  halaga,  y 
en  la  que  va  envuelta  la  idea  de  orden,  proporción  y  vida. 


(i)     Confesiones,  lib.  IV,  cap.  n. 


DE   ESTÉTICA   MENUDA.  517 


Sin  ese  término  de  comparación  no  podríamos  explicarnos 
el  proceso  de  la  idea  üe  lo  bello  en  nuestra  mente,  y  mucho 
menos  que  la  belleza  se  nos  represente  como  apetecible. 
Pues  si  en  lo  bello  descansa  y  se  recrea  el  alma,  es  porque 
ve  alguna  porción,  ó,  por  lo  menos,  reflejos  del  bien  que 
ansia  y  persigue  con  encarnizamiento  en  todos  los  pasos  de 
su  vida.  Tal  vez  eso  nos  lleva  á  admitir  como  innata  en  el 
hombre,  bien  que  confusa,  la  idea-sentimiento  de  la  felici- 
dad; pero  sea  de  ello  lo  que  fuere ,  creo  insuficiente  el  aná- 
lisis, sin  esa  base,  para  formular  las  leyes  de  la  belleza,  é  im- 
posible la  universalidad  del  juicio-sentimiento  de  lo  bello. 

Ahora  bien;  la  felicidad  se  nos  aparece  siempre  en  la  le- 
janía de  la  esperanza,  huyendo  de  nosotros  cuando  más  cer- 
ca la  creíamos.  Un  fleco  de  esa  vestidura,  un  rayo  de  su  vi- 
vísima luz,  un  halago  ó  una  caricia^de  su  faz  velada  é  inde- 
cisa, tales  son  los  objetos  bellos  en  que  momentáneamente 
reposa  nuestro  espíritu,  para  redoblar  después  el  anhelo  y 
volar  con  afán  creciente  tras  de  la  huella  luminosa.  Precisa- 
mente el  encanto  y  la  fuerza  avasalladora  de  la  música  con- 
sisten, á  mi  ver,  en  que,  como  ninguna  otra  arte,  se  cierne  en 
la  lejanía  y  traduce  las  ideas  de  la  felicidad  y  lo  infinito,  y  la 
de  la  finalidad  humana,  que  es  correlativa  á  éstas.  Lo  infini- 
to no  tiene  fórmula  conocida  en  lo  humano;  la  felicidad  es 
una  realidad  inabordable,  imagen  fugaz  y  voladora;  y  la  mú- 
sica, que  no  tiene  nombres  con  qué  designar  las  cosas  de 
acá  abajo,  lanza  sus  notas  al  espacio  en  movilidad  constan- 
te, en  hélice  interminable  como  lo  infinito,  y  pinta  imágenes 
sin  contornos,  vagas  é  indecisas,  que  huyen  como  la  felicidad 
á  los  requerimientos  del  deseo.  Es  verdad  que  no  particula- 
riza ni  expresa  cosas  pequeñas;  pero  expresa  cosas  grandes, 
de  la  manera  borrosa  é  incierta  que  caben  en  nuestra  alma. 

Fr.  Eüstoquio  de  Uriarte, 
o.  s.  A. 


EL  ASESINATO  DEL  REY  DE  ITALIA 


10  ha  muerto  aún  el  abominable  monstruo  del  anar- 
quismo. Parece  que  ha  jurado  la  muerte  de  todos 
los  Soberanos  de  Europa,  y  poco  á  poco  va  cum- 
pliendo sus  horribles  designios.  Dos  años  habían  transcurrido 
desde  el  último  atentado  anarquista  contra  los  más  altos  re- 
presentantes de  la  sociedad  ;  podría  creerse  que  la  mano 
regicida ,  atada  por  el  temor  ó  el  arrepentimiento  ,  había 
enterrado  para  siempre  el  puñal;  pero  acaba  de  dar  nuevas 
señales  de  vida,  difundiendo  el  terror  por  todos  los  ámbitos 
del  mundo  y  haciendo  ver,  á  los  que  gobiernan,  que  el  peli- 
gro les  amenaza  en  todas  partes,  y  que  los  Reyes  deben  tem- 
blar sobre  su  mismo  trono. 

Cuatro  son  ya  los  Soberanos  (bien  merecen  este  nombre, 
aunque  no  todos  lo  fueran )  vilmente  asesinados  por  los 
anarquistas:  Carnot  en  Francia,  Cánovas  en  España,  la  em- 
peratriz Isabel  en  Austria,  y  el  rey  Humberto  en  Italia.  Las 
victimas  son  todas  de  distintas  nacionalidades:  ¡los  verdugos 
son  siempre  italianos!...  «¿Qué  pueblo  es  ese — decíamos  en 
otra  ocasión  análoga  á  ésta  (i); — qué  pueblo  es  ese  que  tales 
monstruos  aborta  y  esparce  por  el  mundo  ,  con  el  odio  del 
reprobo  en  el  corazón  y  el  puñal  del  asesino  en  las  manos? 
¿Habrá  escogido  Dios,  para  ser  el  azote  de  las  modernas  so- 
ciedades, al  pueblo  que  se  ha  manifestado  más  rabiosamente 


(i)     El  asesínalo  de  la  emperatriz  de  Austria.  (La  Ciudad  de  Dios, 
volumen  xlvii,  pág.  224.) 


EL    ASESINATO    DEL   REY   DE   ITALIA.  519 

impío,  al  pueblo  que  arrebató  sus  Estados  á  la  Iglesia  y  apri- 
sionó al  Vicario  de  Jesucristo?  ¿Será  el  nuevo  Atila  que 
viene  á  castigar  con  la  muerte  y  la  destrucción  á  los  demás 
pueblos  cristianos  que  consintieron  en  el  sacrilego  despojo, 
y  han  puesto  también  sus  manos  en  los  bienes  de  la  Iglesia? 
¡Triste  idea  dan  los  hechos  del  estado  social  en  que  se  en- 
cuentra esa  desgraciada  nación!»  Con  más  motivo  que  en- 
tonces podemos  hacer  ahora  estas  mismas  reflexiones,  pues 
al  nuevo  crimen  hay  que  asociar  el  nombre  de  otro  italiano, 
y  á  Italia  pertenecen  ,  en  esta  ocasión ;  el  criminal  y  la  víc- 
tima. 

El  reciente  asesinato  del  rey  Humberto  ,  que  tanta  cons- 
ternación está  produciendo  actualmente  en  el  mundo  ,  ¿será 
el  último  atentado*  anarquista  contra  los  gobernantes  de  Eu- 
ropa? El  Shah  de  Persia  ha  venido  á  demostrarnos  poste- 
riormente que  no.  No  ,  porque  los  mismos  anarquistas  han 
dicho  que  están  sentenciados  varios  otros  Soberanos,  y  han 
dado  pruebas,  tan  tristes  como  convincentes,  de  que  saben 
ejecutar  sus  inicuas  sentencias.  No,  porque  los  móviles  de 
estos  crímenes  subsisten,  las  causas  próximas  y  remotas  que 
los  producen  continúan  en  pie,  y  el  fin  que  persiguen  los  au- 
tores de  esos  actos  de  salvajismo  nunca  tendrá  pleno  cum- 
plimiento. ¡No,  no  será  el  rey  de  Italia  la  última  víctima  del 
anarquismo!  Ni  ha  saciado  éste  su  odio  implacable  contra  la 
sociedad,  ni  faltará  jamás  en  su  seno  un  hombre  desalmado 
que  se  preste  á  ser  ver-dugo. 

Pero  ¿cuál  es  el  móvil  de  semejantes  atentados?  ¿Quién 
es  el  que  pone  el  puñal  en  manos  de  estos  viles  asesinos  ,  y 
hace  que  levanten  su  brazo  sobre  el  pecho  de  los  Reyes?  El 
que  quitó  la  vida  al  Monarca  italiano  acaba  de  decirlo:  Sus 
sentimientos  anarquistas.  No  se  trata  de  una  venganza  per- 
sonal, como  en  los  delitos  comunes,  ni  en  el  ánimo  de  esta 
clase  de  criminales  ejerce  influencia  alguna  la  ambición  ó  el 
lucro.  Aunque  ellos  no  nos  lo  dijeran,  los  hechos  son  por  sí 
bastante  significativos.  Ni  la  infortunada  esposa  del  empera- 
dor de  Austria  ni  el  mismo  rey  Humberto  habían  dado  moti- 
vo alguno  de  resentimiento  á  los  anarquistas;  y  sin  embargo, 
los  dos  mueren  asesinados,  por  el  delito  de  ser  rey  el  primero 


520  EL   ASESINATO    DEL    REY   DE   ITALIA. 

y  emperatriz  la  segunda.  El  único  móvil  de  estos  crímenes 
es  el  título  de  anarquista,  nombre  que  infunde  en  el  que  lo 
lleva  la  desesperación  en  el  alma,  y  un  odio  eterno  contra  la 
sociedad  en  el  corazón. 

¿Qué  fin  persiguen?  Ninguno  más  allá  de  la  destrucción 
y  el  exterminio.  Esto  sólo  sacia  su  rencor  y  sus  deprava- 
dos instintos,  y  ninguna  otra  cosa  pretenden  ni  esperan.  Di- 
fundir el  terror  por  el  mundo  es  su  propósito;  guerra  á 
muerte  contra  la  sociedad,  es  su  lema.  Y  como  la  destruc- 
ción total  de  aquélla  es  imposible  ,  la  atacan  en  su  más  ele- 
vada representación  para  dar  fe  de  su  existencia  ,  para  que 
sus  actos  sean  más  ruidosos,  para  aterrar  á  las  naciones  con 
su  poder  oculto  é  incontrastable;  y  porque  no  son  estos 
monstruos  de  la  sociedad  bastante  poderosos  para  atacar  de 
frente  al  objeto  de  sus  iras,  se  reúnen  en  secreto,  deliberan 
en  la  oscuridad  y  matan  á  traición. 

¿De  qué  medios  se  valen?  De  la  dinamita  í  del  revólver 
y  del  puñal.  La  primera  parece  desechada  ya  de  los  planes 
anarquistas,  y  emplean  con  preferencia  los  últimos ,  medios 
al  fin  menos  bárbaros,  y  más  seguros  para  ios  efectos  que  se 
pretenden. 

¿Quiénes  son  los  culpables  de  estos  salvajes  atentados? 
No  está  solo  el  asesino  que  levanta  su  brazo  sobre  el  pecho 
de  la  víctima:  á  su  lado  hay  cómplices  que  le  observan  y  le 
incitan;  detrás  de  él  está  el  tribunal  nefando  que  decretó 
aquella  muerte  y  eligió  aquel  verdugo,  y  más  allá  de  este 
tribunal  sanguinario  y  feroz,  está  la  sociedad  entera,  que  con 
sus  libertades  y  sus  leyes,  con  sus  revoluciones  y  sus  triun- 
fos, con  su  inmoralidad  y  sus  inicuos  despojos,  ha  puesto  el 
puñal  en  manos  del  anarquista,  le  ha  abierto  el  camino  del 
crimen,  y  se  le  ha  señalado  con  el  dedo  diciéndole:  «¡Por  ahí 
se  va!...» 

¿Y  no  habrá  remedio  contra  esta  plaga  social  ,  contra  las 
infernales  maquinaciones  del  anarquismo?  Sí,  hay  uno; 
pero  uno  solo,  que  ni  es  de  resultados  inmediatos,  ni  se 
ha  de  aplicar  en  mucho  tiempo  por  las  actuales  institucio- 
nes. Fuera  de  este  remedio,  del  cual  hablaremos  después,  no 
hay  otro  en  la  tierra.  Oigamos  la  confesión  de  un  periódico 


FL    ASESINATO   DEL    REY   DE   ITALíA.  521 


que  no  es,  seguramente,  de  los  que  menos  parte  han  tomado 
en  el  engendro  del  anarquismo:  «Todas  las  leyes  restrictivas, 
preventivas  y  represivas  que  pueda  inventar  la  sociedad,  no 
conducirán  jamás  á  un  resultado  práctico.  El  odio  es  una  ne- 
gra pasión  que  va  con  el  hombre  y  le  persigue  en  sus  días  de 
júbilo  y  en  sus  días  mejores.  Bajo  el  régimen  autocrático  de 
Rusia,  con  la  horca,  el  látigo  y  las  deportaciones  á  Siberia 
como  perspectiva,  las  sociedades  secretas  han  llevado  la 
muerte  repetidas  veces  al  solio  de  Pedro  el  Grande.  Esto 
probana,  ó  de  nada  sirven  los  ejemplos,  que  el  rigor  de  la 
ley  no  hace  mejores  á  los  que  son  malos.» 

De  suerte  que,  ante  los  cadáveres  de  los  Monarcas  ase- 
sinados, ante  las  víctimas  desgraciadas  del  furor  anarquista, 
la  sociedad  tiene  que  cruzarse  de  brazos,  y  reconocer  su  im- 
potencia para  combatir  esa  clase  de  crímenes  y  librarse  de 
sus  infames  autores...  Tiene  razón  el  autor  del  suelto  citado. 
¡Leyes  restrictivas  y  represivas!  ¿Y  á  qué  han  de  referirse 
estas  leyes?  A  prohibir  la  propaganda  de  ideas  anarquistas,  á 
restringir  los  derechos  de  reunión  y  asociación.  Pero...  ¿y  la 
libertad  del  pensamiento?  ¿Y  la  libertad  de  reunirse  y  asociar- 
se... y  otras  libertades?  Porque  si  estosderechos  se  conceden, 
casi  sin  restricciones  á  todo  ciudadano,  sin  excluir  las  asocia- 
ciones masónicas,  no  deben  negarse  al  mísero  obrero  que 
trabaja  en  las  fábricas;  porque,  de  prohibir  la  propaganda  de 
ideas  anarquistas,  habrá  que  prohibir  también  la  propaganda 
de  ideas  revolucionarias,  inmorales  y  antirreligiosas  que  con- 
ducen directamente  al  anarquismo.  Y  entonces...  ¡adiós  li- 
bertad de  la  prensa!  ¡Adiós  grandes  y  redentoras  conquistas 
de  las  modernas  civilizaciones!...  He  aquí  por  qué  este  me- 
dio de  combate  no  puede  llevarse  á  la  práctica. 

¡Leyes  represivas!  Son  menos  eficaces  aún  para  luchar 
contra  el  anarquismo.  ¿Qué  le  importan  todas  las  amenazas 
y  todas  las  penas  de  los  Códigos  á  quien  lleva  un  odio  de 
hiena  en  el  corazón  y  la  desesperación  en  el  alma?  ¿Qué  le 
importa  la  vida  misma  á  quien  ha  jurado  la  muerte  de  un 
rey,  si  ante  sus  cómplices  es  un  héroe  coronado  de  gloria,  y 
su  nombre,  hasta  entonces  ignorado,  recorre  en  alas  de  la 
prensa  el  mundo  entero,  y  su  vanidad  y  su  cólera  quedan 


522  EL    ASESINATO   DEL    REY    DE   ITALIA. 


plenamente  satisfechas  con  la  sangre  de  su  víctima  y  el 
llanto  de  una  reina?  La  mejor  prueba  de  que  es  ineficaz  el 
rigor  de  la  ley  contra  el  anarquismo,  está  en  los  hechos. 
Francia  y  España  son  acaso  las  naciones  que  han  dictado 
leyes  más  duras  para  reprimirle;  y  sin  embargo,  en  Francia 
sucumbió  Carnot  bajo  el  acero  anarquista,  y  Cánovas  pere- 
ció en  España,  herido  por  la  misma  mano  traidora  en  la 
frente.  Es  más:  la  muerte  de  este  último  es  casi  seguro  que 
se  debió  á  la  misma  ley  represiva  del  anarquismo.  Poca  efi- 
cacia puede  tei^er  la  pena  capital  para  aquel  que,  al  matar, 
está  decidido  á  morir;  y  en  tal  condición  se  encuentran  todos 
los  perpetradores  de  estos  atentados.  Cuando  el  crimen  se 
comete  por  robar  ó  por  satisfacer  una  venganza  personal, 
puede  asustar  y  retraer  el  peligro  de  morir;  pero  cuando  se 
lucha  por  una  convicción,  por  una  idea,  y  detrás  del  asesino 
están  sus  cómplices  que  le  miran  y  le  alientan,  la  muerte  se 
toma  como  un  martirio  y  parece  rodeada  de  una  especie  de 
aureola  que  engrandece  y  fascina.  Por  tanto,  ni  la  misma 
pena  de  muerte  será  jamás  un  obstáculo  serio  para  que  el 
anarquismo  cese  en  la  ejecución  de  sus  abominables  maqui- 
naciones. 

¿Y  qué  otro  remedio  queda  contra  él?  Inútil  será  el  régi- 
men del  terror,  como  certifica  la  experiencia;  inútil  el  de  la 
misericordia,  como  lo  demuestra  el  mismo  asesinato  del  rey 
Humberto.  Inútil  será  que  los  que  se  creen  amenazados  se 
rodeen  de  numerosa  policía  y  tomen  toda  clase  de  precaucio- 
nes: quien  se  decide  á  quitar  la  vida  á  otro  sin  importarle 
nada  la  suya,  tendrá  siempre  en  su  mano  medios  y  ocasio- 
nes para  conseguir  su  intento,  á  pesar  de  toda  la  policía  del 
mundo.  Inútil  será  que  los  Soberanos  que  ven  pendiente  so- 
bre su  cabeza  la  cuchilla  anarquista,  se  oculten  en  sus  pala- 
cios: hasta  la  última  habitación  del  regio  alcázar  llegará  el 
brazo  de  un  asesino.  ¿Cómo,  pues,  librarse  de  estos  monstruos 
del  crimen?  Fácil  cosa  sería,  si  llevasen  una  señal  en  lafrente, 
un  distintivo  que  los  diferenciase  de  los  demás  hombres; 
pero,  confundidos  con  el  resto  de  los  mortales,  tal  vez  con 
traje  de  grandes  señores  y  con  una  sonrisa  de  bondad  en  los 
labios,  sin  obstáculo  alguno  podrán  acercarse  á  las  víctimas 


EL    ASESINATO    DEL    REY    DR    ITALIA.  528 

que  por  ellos  han  de  ser  sacrificadas.  Podrá  la  policía  cono- 
cer á  algunos  de  estos  seres  peligrosos,  espiar  sus  pasos,  en- 
cerrarlos en  una  prisión,  si  es  preciso;  pero  esto  contribuirá 
á  exaltar  los  ánimos;  detrás  de  aquéllos  han  de  quedar  otros 
muchos  que  están  dispuestos  á  la  venganza,  y  más  allá  que- 
dará siempre  el  germen  deletéreo  que  los  produce,  la  socie- 
dad actual  que  los  alimenta  en  su  propio  seno. 

Luego,  ¿no  hay  remedio  humano  contra  el  anarquismo? 
Sí,  hay  uno;  ya  lo  dijimos  antes.  Hay  uno  conocido  por  to- 
dos, por  todos  confesado;  y  no  obstante,  los  actuales  Go- 
biernos no  le  llevarán  á  la  práctica,  porque  tendrían  que 
deshacer  lo  hecho,  volver  atfás  en  el  camino  comenzado, 
postrarse  arrepentidos  y  penitentes  ante  su  Dios,  despojarse 
del  espíritu  de  impiedad  ó  indiferencia  que  hoy  los  informa 
y  rige  casi  todos  sus  actos...  La  Religión:  he  aquí  el  remedio, 
el  único  remedio  contra  el  mal  que  amenaza  de  muerte  á  las 
sociedades  modernas;  y  la  sonrisa  burlona  que  deje  asomar 
á  sus  labios  algún  impío  al  escuchar  estas  palabras,  no  es 
contestar  á  la  verdad  que  encierran.  Los  hechos  hablan  bien 
claro  en  este  punto.  ¿Quiénes  son  los  que  han  asesinado  á  los 
Soberanos  de  Europa?  ¿Son  acaso'  hombres  de  piedad  y  de 
arraigadas  creencias?  Seguramente  que  no.  Hombres  sin  re- 
ligión y  sin  fe  son  los  anarquistas  que  han  perpetrado  estos 
crímenes;  hombres  sin  fe  serán  todos  los  que  les  sucedan. 
Todos  han  vivido  sin  moral  y  sin  Dios;  todos  han  muerto 
con  el  sello  de  la  reprobación  en  la  frente.  ¿Habrían  llegado 
al  asesinato  si  en  su  alma  hubiera  alentado  la  fe  en  Dios 
y  la  esperanza  en  otra  vida?  No,  mil  veces  no.  Luego  la  falta 
de  fe  es  el  principal,  si  no  el  único  factor  del  anarquismo. 
Luego  todos  los  que  han  contribuido  á  arrancar  del  corazón 
de  los  hombres  la  fe  ,  son  responsables  de  los  crímenes 
anarquistas. 

Los  perpetrados  hasta  ahora  no  son  más  que  un  preludio 
de  lo  que  espera  con  el  tiempo  á  esta  sociedad  indiferente  y 
pervertida.  El  asesinato  del  rey  Humberto  no  es  un  hecho 
aislado;  otros  le  han  precedido  y  otros  análogos  le  seguirán; 
es  el  eslabón  de  una  cadena  cuyo  fin  se  ignora.  ¡Espantosas 
son  las  reflexiones  que  sugiere  el  anarquismo;  terrible  es  la 


524  EL    ASESINATO    DEL   REY    DE   ITALIA. 

lección  que  el  cadáver  de  un  Rey  asesinado  da  á  los  que  ri- 
gen los  destinos  de  las  naciones!...  Et  nunc,  reges,  intelligi- 
te:  erudimini  qui  judicatis  terram. 

«El  anarquismo  del  puñal  y  la  dinamita — repetiremos  co- 
piando algunos  conceptos  del  artículo  ya  citado— es  hijo  del 
anarquismo  de  las  ideas,  que  también  la  religión,  la  moral  y 
las  ciencias  han  tenido  sus  anarquistas.  Las  falsas  teorías  de 
los  filósofos  y  los  principios  revolucionarios  de  muchos  es- 
critores políticos  han  colocado  en  manos  de  los  anarquistas 
prácticos  los  medios  de  destrucción  con  que  pretenden  de- 
ducir las  últimas  consecuencias  de  aquellas  doctrinas.  Los 
defensores  de  una  moral  sin  sanción,  los  propagandistas  de 
la  impiedad  y  los  corruptores  de  las  sanas  costumbres  son 
los  padres  legítimos  del  anarquismo  y  la  causa  primera  de 
sus  horrendos  atentados.  No  hay  salvación  para  la  sociedad 
mientras  haya  quien  preste  calor  y  condiciones  de  vida  á 
aquel  monstruo,  hijo  de  la  revolución  y  de  las  impías  ideas 
de  nuestro  siglo.  Esa  llaga  social  continuará  manando  san- 
gre y  extendiendo  por  el  mundo  su  mortal  contagio,  mien- 
tras subsistan  las  causas  que  la  produjeron,  y  se  permita  la 
libre  propaganda  de  las  ideas  de  que  se  sustenta,  y  el  princi- 
pio religioso  no  informe  á  esta  corrompida  sociedad,  y  se  de- 
vuelva á  los  desheredados  el  precioso  tesoro  de  la  fe  que  han 
perdido.» 

La  llaga  es  profunda,  y  es  preciso  que  todos  contribuya- 
mos á  su  curación,  si  queremos  que  llegue  á  cicatrizarse. 
Algo  se  conseguirá  con  acertadas  medidas  represivas  por 
parte  de  los  poderes  públicos;  algún  fruto  podrá  esperarse 
de  la  instrucción  moral  y  religiosa  que  proporcionan  al  obre- 
ro las  diversas  Asociaciones  piadosas,  protectoras  del  pobre 
y  bienhechoras  de  la  humanidad,  y  mayor  aún  sería  el  fruto 
si  las  clases  acomodadas  tuvieran  menos  egoísmo  y  más  ca- 
ridad cristiana,  si  se  derrochara  menos  dinero  en  banquetes, 
en  juegos  y  en  espectáculos,  y  se  repartiesen  más  limosnas 
entre  los  infelices  que  se  mueren  de  hambre  ó  viven  en  la 
miseria.  Pero  todo  esto  es  insuficiente  mientras  las  leyes  si- 
gan permitiendo,  á  lo  menos  en  la  práctica,  el  derecho  al  mal; 
mientras  se  consienta  la  circulación  de  la  prensa  impía  y  re- 


EL    ASESINATO    DEL   REY   DE    ITALIA.  525 

volucionaria  que  excita  al  crimen  y  es  leída  principalmente 
por  las  clases  trabajadoras,  por  gente  que  cree  cuanto  se  le 
dice  en  letras  de  molde;  mientras  no  se  impidan  esas  infames 
reuniones  en  que  se  explota  al  infeliz  obrero,  se  avivan  sus 
pasiones,  se  le  aparta  del  deber,  se  le  lanza  á  la  lucha  y  se  le 
entregan  las  armas  para  el  combate.  Cuando  los  Gobiernos 
emprendan  con  energía  y  valor  este  camino,  que  es  el  cami- 
no del  deber,  podrán  ir  desapareciendo  las  ideas  anarquis- 
tas; pero  mientras  la  ley,  ó  más  bien  sus  ejecutores  sigan 
amparando  el  libertinaje  en  las  ideas  y  en  las  costumbres, 
poco  puede  esperarse. 

La  sociedad  se  deshace,  la  sociedad  está  sufriendo  las 
horribles  convulsiones  de  la  muerte,  porque  ha  sido  edifica- 
da sobre  un  volcán  que  empieza  á  conmover  sus  cimientos. 
¡A  vosotros,  oh  Soberanos  y  poderosos,  que  regís  los  desti- 
nos del  mundo  y  gobernáis  las  naciones,  á  vosotros  princi- 
palmente toca  apagar  el  fuego  del  volcán  si  no  queréis  veros 
envueltos  entre  su  ardiente  lava;  á  vosotros  más  que  á  nadie 
os  interesa,  porque  el  puñal  anarquista  se  alza  sobre  vues- 
tros pechos!  La  sociedad  se  ha  apartado  de  Dios,  y  es  preci- 
so que  vuelva  á  El;  la  sociedad  se  muere  porque  la  falta  el 
vivificante  calor  de  la  religión,  y  es  preciso  que  la  fe  la  resu- 
cite y  la  religión  la  dé  alientos  si  ha  de  salvarse...  ¡Gober- 
nantes sin  conciencia  y  sin  fe,  que  con  vuestras  inicuas  leyes 
habéis  pretendido  arrojar  á  Dios  de  su  trono  y  borrar  del 
alma  el  sentimiento  del  deber,  y  extinguir  en  la  conciencia 
de  los  hombres  el  remordimiento!  ¡Recoged  ahora  el  fruto 
de  lo  que  habéis  sembrado;  ved  las  consecuencias  de  vues- 
tras redentoras  libertades...,  y  temblad,  porque  aun  no  se 
ha  cumplido  el  número  de  las  víctimas  del  anarquismo!... 
¡Gobiernos  impíos,  que  habéis  subido  al  poder  en  brazos  del 
crimen  y  la  injusticia,  dejando  detrás  de  vosotros  un  lago  de 
sangre,  y  habéis  oprimido  ó  despreciado  al  débil,  y  atrope- 
llado los  santos  derechos  de  propiedad,  y  arrebatado  sus  bie- 
nes á  la  Iglesia,  y  permitido  toda  clase  de  inmoralidades,  y 
tolerado  enseñanzas  que  pervierten  el  corazón  y  lecturas 
que  matan  toda  virtud  en  el  alma!  ¡Vosotros  carecéis  de  au- 
toridad moral  para  reprimir  el  anarquismo  y  execrar  sus 


526  EL    ASESINATO    DEL    REY    DE    ITALIA. 


criminales  atentados,  porque  el  anatema  tendría  que  caer 
antes  sobre  vuestras  cabezas!  ¡Ricos  y  potentados,  que  en 
alas  de  la  fortuna  ó  la  injusticia  habéis  subido  hasta  la  últi- 
ma grada  de  la  escala  social,  y  tratáis  con  bárbaro  despotis- 
mo ó  supremo  desdén  á  cuantos  están  debajo  de  vosotros, 
y,  sumidos  en  el  goce  de  los  placeres,  no  os  acordáis  del  mi- 
serable que  pide  un  pedazo  de  pan  á  vuestras  puertas,  y  con 
vuestra  ostentación  en  los  espectáculos  públicos  os  habéis 
reído  de  las  grandes  desgracias  nacionales,  y  con  vuestra 
perpetua  ociosidad  y  el  lujo  qué  desplegáis  en  todas  partes, 
insultáis  la  miseria  del  que  trabaja  y  se  muere  de  hambre! 
¡Ved  en  los  atentados  anarquistas,  no  el  crimen  de  un  asesi- 
no despreciable,  sino  la  lucha  eterna  del  pobre  contra  el  rico, 
del  que  sufre  contra  el  que  goza;  y  si  hoy  el  anarquismo  lan- 
za á  un  hombre  solo  para  matar  á  un  rey,  mañana  caerá  so- 
bre vosotros  como  una  horda  de. bárbaros,  y  os  cegará  con 
oleadas  de  sangre!...  ¡Políticos  ambiciosos  que,  para  conse- 
guir honor  ó  bienes  de  fortuna,  osasteis  arrastrar  á  los  pue- 
blos á  guerras  crueles  é  injustas,  y  habéis  colocado  el  pedes- 
tal de  vuestra  gloria  sobre  la  sangre  de  tantas  víctimas!  ¡No 
tenéis  derecho  alguno  á  quejaros  de  los  crímenes  del  anar- 
quismo, porque  si  él  atenta  contra  la  sociedad,  primero  ha- 
béis atentado  vosotros!...  ¡Ved,  en  presencia  de  un  cadáver 
que  hoy  os  llena  de  indignación  y  espanto,  no  el  odio  de  un 
criminal,  sino  más  bien  la  merecida  cólera  del  cielo;  no  el 
brazo  de  un  hombre  desalmado  y  pervertido,  sino  el  castigo 
de  vuestras  culpas  y  el  instrumento  vengador  de  la  divina 
Justicia!... 

Fr.  Jerónimo  Montes, 
o.  s.  A. 


BIBLIOGRAFÍA 


Le  Bibnheureux  Raymond  Lulle  (1232-1315)  ,  par  Marius  An- 
dré. — Paris,  librairie  Víctor  Lecoffre,  rué  Bonaparte,  90:  1900.— 
12. °  de  iv-216  páginas.  Precio:  2  francos. 

ELSr.  André,  que  ha  residido  algunos  años  en  España  y  hecho 
estudios  de  nuestra  literatura  ,  con  tanto  fruto  como  indican  las  pá- 
ginas de  este  libro  ,  describe  en  él  la  maravillosa  vida  del  Doctor 
Iluminado  ,  y  ofrece  á  los  lectores,  en  forma  agradable  y  amena,  un 
compendio  de  las  principiles  obras  que  compuso,  enlazando  la  parte 
biográfica  con  la  crítica,  y  pintando  con  su  verdadero  colorido  la  ori- 
ginal y  simpática  fisonomía  de  Raimundo  Lulio.  No  se  ha  propuesto 
el  autor,  seguramente,  escribir  un  trabajo  de  erudición,  pero  ha  pro- 
curado consultar  las  fuentes  más  seguras  y  auténticas  ,  en  especial 
las  producciones  mismas  del  polígrafo  mallorquín  en  sus  textos  ori- 
ginales. 

La  difusión  de  este  precioso  volumen  contribuirá  á  desvanecer 
laá  preocupaciones  y  los  juicios  erróneos  que  han  oscurecido  la  me- 
moria de  Lulio  ,  y  harán  conocer  fuera  de  España  .al  caballero  an- 
dante del  amor  divino,  al  apóstol  infatigable  que  selló  con  el  marti- 
rio una  serie  de  gigantescas  empresas  inspiradas  por  el  celo  de  la 
conversión  de  las  almas ,  al  pensador  profundo  y  delicadísimo  poeta 
á  quien  tantas  veces  han  calumniado  la  ignorancia  y  la  mala  fe, 
presentándole  como  un  alquimista  vulgar  y  un  ridículo  visionario. 

No  dejaremos  de  advertir,  como  única  censura,  que  hoy  está  re- 
conocida por  apócrifa  y  sin  valor  histórico  la  fórmula  que  el  señor 
André  copia  sin  ninguna  reserva  ,  y  que  se  supone  usada  en  las  an- 
tiguas Cortes  aragonesas  para  prestar  juramento  de  fidelidad  al  Mo- 
narca: NoSy  que  somos  tanto  como  vos...,  etc. 


528  BIBLIOGRAFÍA. 


Cuadros,  por  Bonifacio  de  Echegaray.  —  Bilbao,  1900  (tomo  45  de 
la  Biblioteca  bascongada  de  Fermín  Herrdn). — 12.0  de  xiv-184  pá- 
ginas. 

El  autor  de  este  libro,  joven  alumno  del  Colegio  de  Estudios  Su- 
periores del  Escorial,  donde  acaba  de  terminar  la  carrera  de  abogado, 
hace  su  entrada  en  el  mundo  de  las  letras  con  tal  brío  y  desembara- 
zo, que  no  cabe  en  justicia  negarle  prendas  de  verdadero  escritor, 
llamado  á  conseguir  envidiables  triunfos.  Sensibilidad  exquisita, 
imaginación  fecunda,  rara  facilidad  para  decir  las  cosas  sin  violen- 
cias ni  rodeos:  tales  son  las  cualidades  que  se  notan  en  los  cuadros 
de  costumbres  vascongadas  y  en  todos  los  trabajos  que  forman  la 
colección.  Si  algo  puede  aquí  censurarse  es  cierto  romanticismo-  exal- 
tado, cierto  desbordamiento  de  los  ardores  y  entusiasmos  juveniles, 
que  seguramente  irá  templándose  con  la  reflexión  y  la  experiencia  de 
la  vida.  No  hay  duda  que,  si  Bonifacio  de  Echegaray  prosigue  con 
fe  y  constancia  el  camino  emprendido  ,  llegará  á  ocupar  un  puesto 
muy  honroso  entre  los  autores  de  su  región  ,  á  lo  cual  le  invita  el 
ejemplo  de  su  hermano  Carmelo  ,  el  sabio  é  infatigable  cronista  de 
las  Provincias  Vascongadas. 


Les  Moines  d'Orient,  anterieurs  au  Concite  de  Chalcedoine  (451), 
par  Dom  J.  M.  Besse. — París,  10,  rué  de  Meziéres. — Librairie  reli- 
gieuse  H.  Oudin. — Poitiers,  4,  rué  de  l'Eperon:  1900.  —  Un  tomo 
en  4.0  mayor,  de  550  páginas. 

Dada  la  excepcional  importancia  que  viene  concediéndose  en 
nuestros  días  á  la  investigación  histórica,  motivada  quizá  por  el  ge- 
neral convencimiento  de  que  aún  está  por  escribir  la  historia  verda- 
dera que  debe  fundarse,  si  ha  de  merecer  tal  nombre,  en  documentos 
contemporáneos  escrupulosamente  examinados  á  la  luz  de  la  crítica, 
deberíamos  conceder  un  aplauso  incondicional  á  toda  obra  que,  como 
la  que  examinamos,  aporta  riquísimo  arsenal  de  datos  y  materiales 
preciosos  para  levantar  el  edificio  de  la  Historia.  Siempre  merece 
nuestras  alabanzas  la  labor  de  esa  generación  de  sabios  que,  arros- 
trando todo  género  de  incomodidades,  van  arrancando  á  archivos  y 
bibliotecas  los  tesoros  que  duermen  el  sueño  del  olvido  entre  el  pol- 
vo de  muchas  centurias. 

A  esa  generación  de  investigadores  incansables  y  sabios  de  verdad 
pertenece  el  joven  benedictino  Dom  J.  M. -Besse,  de  cuyo  talento  y 


BIBLIOGRAFÍA.  529 


laboriosidad  ya  nos  había  dado  pruebas  en  una  serie  no  escasa  de 
estudios  histórico-religiosos;  su  última  obra  Los  Monjes  de  Oriente 
reúne  datos  abundantísimos,  escrupulosamente  entresacados  de  los 
testimonios  contemporáneos,  siendo  muchísimas  las  obras  que  cita, 
indicando  así  las  fuentes  y  dando  á  su  estudio  toda  la  seriedad  que 
presta  á  la  historia  la  documentación. 

El  sabio  benedictino,  con  una  humildad  y  franqueza  que  le  hon- 
ran, declara  que  no  ha  sido  su  intención  escribir  la  historia  del  tno~ 
naquismo  oriental,  porque  reconoce  que  aún  está  muy  lejos  de  haber 
terminado  la  crítica  su  obra  de  preparación;  él  cree  que  únicamente 
podrá  escribirse  esa  historia  cuando  una  generación  de  sabios  inves- 
tigadores explore  el  campo  casi  virgen  de  los  dos  primeros  siglos,  y 
cuando  se  estudien  y  se  conozcan,  como  se  debe,  las  fuentes  coptas  y' 
siriacas,  que  son  las  que  han  de  derramar  luz  y  han  de  llenar  los  va- 
cíos que  dejan  los  documentos  griegos  y  latinos. 

Tampoco  entra  en  su  plan  escribir  un  libro  hermano  de  la  obra 
del  gran  Montalembert,  Los  Monjes  de  Occidente.  Con  más  modestas 
aspiraciones  y  con  la  intención  de  escribir  una  obra  mucho  más  hu- 
milde que  la  que  nos  ha  dado,  empezó  á  recoger  datos  para  ilustrar 
un  trabajo  sobre  la  regla  de  San  Benito;  pero  bien  pronto  se  encon- 
tró con  que  la  materia  era  riquísima  y  casi  por  completo  inexplorada. 
La  misma  riqueza  del  asunto  le  llevó  á  hacer  nuevas  investigaciones, 
y  esos  datos,  fruto  precioso  de  su  laboriosidad  y  talento,  es  lo  que 
nos  promete  en  el  nuevo  libro. 

Pero  no  vaya  á  creerse  que  Los  Monjes  de  Oriente  sea  una  obra  de 
indigesta  erudición,  ó  sencillamente  una  colección  de  datos  parala 
historia:  el  autor  no  nos  promete  más  que  eso;  pero,  como  ordinaria- 
menee  sucede  con  los  eruditos  de  verdad,  que  dan  siempre  mucho 
más  de  lo  que  prometen,  ha  hecho  un  libro  sobremanera  interesante 
y  de  amena  lectura.  Tan  encariñado  ha  debido  de  estar  con  el  asunto 
su  autor,  que  se  coloca  en  medio  del  terreno,  donde  le  sigue  sin  difi- 
cultad el  lector,  agradablemente  sorprendido  por  la  serie  de  cuadros 
en  que  van  desenvolviéndose  á  su  vista  la  vida  admirable  y  las  cos- 
tumbres primitivas  de  los  Padres,  del  desierto. 

Las  grandes  virtudes,  los  ejemplos  maravillosos,  austeras  peni- 
tencias y  trabajos  continuos,  nada  se  escapa  á  su  investigación,  ni 
siquiera  las  debilidades  y  las  caídas,  muy  contadas,  es  cierto:  todo 
ello  narrado  con  una  sobriedad  que  avalora  mucho  la  obra,  y  con  esa 
imparcialidad  que  es  el  alma  de  la  historia  y  que  rechaza  lo  mismo 
la  diatriba  pasional  que  la  inconsiderada  apología. 

En  resumen:   Los  Monjes  de  Oriente  es  una  obra  absolutamente 

34 


530  BIBLIOGRAFÍA. 


indispensable  para  el  futuro  historiador  del  monaquisino,  casi  nece- 
saria para  el  historiador  eclesiástico,  y  de  indiscutible  utilidad  para 
el  historiador  universal, 


De  Jure  et  Justitia. — Dissertationes  de  notione  generali  juris  etjustz- 
tiae,  et  de  justitia  legali,  auctore  A.  Pottier,  in  Philosophia  ac  Sa- 
cra Theologia  doctore,  professore  Theologiae  moralis  in  seminario 
Leodiensi,  canónico  ecclesiae  cathedralis  Leodiensis . — Leodii, 
R.  Ancion,  rué  des  Prémontrés,  30:  1900. — Un  volumen_en  4.0,  de 
277  páginas.  Precio:  5  pesetas. 

De  reconocido  interés  son  en  los  estudios  filosófico-teológicos  to- 
das las  cuestiones  que  se  relacionan  de  una  manera  más  ó  menos 
directa  con  el  derecho  y  la  justicia  en  sus  variados  aspectos;  pero 
cuestiones  al  mismo  tiempo  farragosas  y  complicadas,  si  un  criterio 
elevado  y  comprensivo  no  las  presenta  con  claridad  y  orden,  base 
de  toda  obra  didáctica  y,  de  un  modo  especial,  de  los  estudios  mo- 
rales y  jurídicos. 

Para  entrar  de  lleno  en  tales  estudios  es  indispensable  formarse 
una  idea  clara  y  precisa  de  lo  que  son  la  justicia  y  el  derecho,  y  estu- 
diar á  fondo  lo  que  pudiéramos  llamar  su  parte  filosófica,  sin  cuyo 
conocimiento  es  casi  de  todo  punto  imposible  abordar  las  innumera- 
bles cuestiones  prácticas  que  son  el  todo  en  las  ciencias  de  aplicación. 

A  facilitar  ese  estudio  se  dirige  de  una  manera  especial  la  obra 
del  sabio  profesor  del  seminario  de  Lieja,  que  va  estudiando  en  una 
serie  de  disertaciones  el  concepto  general  de  la  justicia  y  del  derecho, 
siguiendo  las  enseñanzas  de  la  escuela  y  dando  autoridad  á  sus  afir- 
maciones con  innumerables  textos  de  los  autores  más  acreditados  de 
la  escolástica,  y  principalmente  de  su  más  genuino  representante, 
Santo  Tomás  de  Aquino. 

En  la  disertación  tercera  y  última  del  libro  trata  admirablemente 
una  cuestión  de  palpitante  actualidad  y  que  ha  entrado  á  formar 
parte  del  derecho  modernísimo:  la  cuestión  de  la  justicia  legal  y  so- 
cial, con  la  que  están  íntimamente  relacionados,  y  por  ella  han  de 
resolverse,  los  tremendos  problemas  sociales,  punto  capitalísimo  del 
derecho  moderno. 

En  esta  cuestión  sirve  de  guía  para  el  católico  la  admirable  encí- 
clica de  nuestro  Santísimo  Padre  León  XIII,  Eerum  novarum,  de  la 
que  se  vale  el  autor  en  esta  parte  de  su  obra  para  todas  las  aplica- 
ciones que  hace  de  la  justicia  legal  y  social.  La  obra  que  examina- 
mos es  útilísima  para  todo  sacerdote  que  quiera  conocer  á  fondo  tan 


BIBLIOGRAFÍA.  531 


importantes  cuestiones,  y  sobre  todo  para  los  estudiantes  de  nuestros 
Seminarios,  para  quienes  principalmente  la  ha  escrito  el  sabio  profe- 
sor de  Lieja. 


El  día  del  Señor  en  Burgos,  por  Anselmo  Salva. — Burgos:  1900. 
Imp.  y  lib.  de  Hijos  de  Santiago  Rodríguez,  Pasaje  de  la  Flora, 
12.  En  4.0  de  114  págs. 

Hermosa  es  la  descripción  que  de  la  fiesta  del  Corpus  en  la  anti- 
gua capital  de  Castilla  hace  el  Sr.  Salva  en  el  presente  libro.  Difícil 
es  dar  amenidad  á  este  linaje  de  asuntos,  en  los  que  necesariamente 
han  de  entrar  muchas  repeticiones;  psro  el  erudito  cronista  de  Bur- 
gos, con  su  poderosa  imaginación  por  una  parte,  y  con  su  elocuente 
estilo  por  otra,  ha  sabido  hacer  un  libro  que  llega  á  despertar  en  el 
lector  el  interés  de  una  novela,  no  obstante  ser  de  la  más  rigu- 
rosa verdad  histórica,  como  todos  los  años  puede  presenciarse  en 
Burgos.  Es  verdaderamente  encantador  ver  cómo  todos,  lo  mismo  el 
Ayuntamiento  que  el  pueblo,  los  ricos  y  los  pobres,  despliegan  su  ma- 
yor actividad  y  entusiasmo,  á  fin  de  hacer  todo  lo  más  solemne,  todo 
lo  más  espléndida,  y  al  mismo  tiempo  todo  lo  más  típica  que  sea 
posible,  la  procesión  del  Corpus. 


Clamores  de  ultratumba,  por  el  M.  Rdo.  P.  Fray  José  Coll,  Ex- 
definidor  general  Franciscano. — Barcelona,  librería  y  tipografía 
católica,  Pino,  5,  1900. — En  4.0  menor,  de  614  páginas,  en  tela. 

Recoger  en  un  libro  manual  cuanto  de  alguna  manera  pueda  re- 
ferirse al  dogma  del  Purgatorio,  parece  haber  sido  el  objeto  del  padre 
Coll,  y  que  sin  duda  ninguna  creemos  ha  llenado  cumplidamente 
en  la  presente  obra.  En  ella  encontrarán  las  personas  amantes  de  las 
almas  del  Purgatorio  abundante  materia  de  meditación,  y  especial- 
mente una  multitud  de  medios,  con  cuya  práctica  podrán  aliviarlas 
en  gran  manera  y  aun  á  veces  rescatarlas  por  completo,  volando  á 
gozar  de  la  vista  clara  de  Dios  en  la  gloria.  Por  esta  sola,  aparte  de 
otras  buenas  cualidades,  la  juzgamos  digna  de  figurar  en  la  biblioteca 
de  todas  las  familias  cristianas,  á  las  qife*se  la  recomendamos  efi- 
cazmente. 


532  BIBLIOGRAFÍA. 


Manual  histórico- teórico- práctico  del  Jubileo,  con  ocasión  del 
Año  Santo  de  1900,  escrito  en  italiano  por  el  Rdo.  P.  Alejandro 
de  Santa  Teresa,  Carmelita  Descalzo,  Lector  de  Teología  y  Exa- 
minador Apostólico  del  Clero  Romano,  y  traducido  al  castellano 
por  el  P.  Justo  de  San  José,  Religioso  de  la  misma  Orden. — Bar- 
celona, Juan  Gili,  librero,  Cortes,  223:  1900. — En  8.°  de  250 
páginas. 

Una  larga  historia  del  Jubileo  en  general,  y  en  particular  del  Ju- 
bileo del  Año  Santo;  las  varias  clases  que  hay  de  Jubileo;  las  dispo- 
siciones y  obras  prescritas  para  ganar  el  Jubileo  y  los  privilegios  que 
de  él  pueden  conseguirse,  son  los  principales  capítulos  del  librito  que 
anunciamos,  y  que  constituye  una  de  las  obras  más  completas  de  lo 
que  interesa  saber,  lo  mismo  á  los  fieles  que  á  los  confesores,  acer" 
ca  del  Jubileo.  Como  complemento  lleva  al  fin  los  documentos  ema- 
nados de  la  Santa  Sede  con  motivo  del  actual  Jubileo  de  1900. 


Conferencias  litúrgicas  pronunciadas  ante  el  clero  de  Palencia  ,  por 
D.  Pablo  Madrid  Manso  ,  Beneficiado  ,  Maestro  de  sagradas  cere- 
monias de  la  Santa  Iglesia  Catedral. — Primera  serie. — Palencia. 
Imprenta  de  Abundio  Z.  Menéndez,  1900.  —  En  4.0,  de  129  pá- 
ginas. 

«Introducción  al  estudio  de  la  Sagrada  Liturgia,  los  Decretos  de 
la  Sagrada  Congregación  de  Ritos,  de  las  costumbres  en  materias 
litúrgicas,  de  los  privilegios,  de  los  Titulares  y  Patronos,  conformi- 
dad de  la  Misa  con  el  Oficio,  Oficios  votivos,  Misa,  de  las  Misas  de 
Réquiem  ,  y  primeramente  de  la  Misa  Exequial ,  de  la  Misa  de  Ré- 
quiem solemne  y  cantada  ,  de  la  Misa  de  Réquiem  privada  ,  de  las 
Exequias  y  Oficio  de  difuntos,  de  las  Misas  votivas  y  de  la  celebra- 
ción del  Matrimonio  y  Bendición  nupcial,»  son  los  títulos  de  la  pri- 
mera serie  de  conferencias  litúrgicas  que  el  Maestro  de  ceremonias 
de  la  Catedral  de  Palencia  ha  dado,  por  encargo  del  señor  Obispo  de 
la  diócesis  ante  el  clero  de  aquella  capital.  Las  juzgamos  muy  inte- 
resantes y  de  grandísima  utilidad  práctica  para  los  párrocos  y  sacer- 
dotes ,  quienes  encontrarán  en  ellas  la  resolución  de  algunas  dudas 
que   en  el  desempeño  de  su  ministerio  ocurren  con  frecuencia. 


BIBLIOGRAFÍA.  533 


Jus  publicum  ecclesiasticum  methodice  expositum,  et  notionibus  juris 
pubUci  inter nationalis  locupletatum  in  usum  Seminariorum,  a  Doctore 
D.  Emmanuele  de  la  Peña  et  Fernandez,  presbítero. — Dos  volúme- 
nes en  8.°,  Sevilla. 

La  defensa  de  los  derechos  sociales  de  la  Iglesia  católica  en  sus 
relaciones  con  la  potestad  civil  y  con  los  derechos  y  deberes  del  ciu- 
dadano, ha  alcanzado  tal  importancia  desde  la  última  parte  del 
siglo  XIX,  que  no  es  posible  prescindir  ya  en  los  Seminarios  de 
esta  nueva  disciplina  como  tratado  distinto,  asi  de  la  Teología  Fun- 
damental, que  no  establece  más  que  los  primeros  principios  del 
Derecho  público,  como  del  Derecho  canónico,  que  considera  como 
objeto  principal  el  organismo  y  la  legislación  interna  de  la  Iglesia. 

Entre  los  varios  ensayos  que  se  han  hecho  en  estos  últimos  tiem- 
pos para  metodizar  el  Derecho  público  eclesiástico,  serán  muy  pocos 
los  que  reúnan  tan  excelentes  condiciones  de  libro  de  texto  como  la 
obra  del  sabio  profesor  del  Seminario  de  Sevilla,  cuyos  méritos  no 
podemos  menos  de  aplaudir,  por  haber  contribuido,  quizás  como 
ningún  otro,  al  progreso  de  los  estudios  eclesiásticos  en  España, 
ora  con  su  importantísima  y  concienzuda  obra  de  Arqueología  Pre- 
histórica, ora  con  sus  estudios  de  Derecho  público.  Este  último 
tratado  del  Sr.  Peña  y  Fernández  está  escrito  en  un  latín  fácil, 
distinguiéndose  principalmente  por  la  claridad  del  método,  por  la 
seguridad  y  buen  tino  en  la  explicación  y  demostración  de  los  prin- 
cipios, y  por  el  acierto  con  que  los  desenvuelve  para  llegar  lógica- 
mente á  las  últimas  consecuencias:  condiciones  todas  que  reco- 
miendan un  libro  de  texto. 

OTRAS  PUBLICACIONES 

Tifones  del  Archipiélago  filipino  y  mares  circunvecinos:  1895  y  1896. 

Estudio  de  los  mismos,  por  el  P.  Juan  Doyle,  S.  J.,  Subdirector  del 
Observatorio  de  Manila.  —  Manila  ,  tipo-litografía  del  Observato- 
rio. 1899.  En  fol.  de  106  páginas  y  xn  láminas. 

La  Genealogía  y  la  Heráldica  en  la  Historia. — Discursos  leídos 
ante  la  Real  Academia  de  la  Historia  en  la  recepción  pública  del 
Excmo.  Sr.  D.  Francisco  Fernández  de  Bethencourt,  el  día  29  de 
Junio  de  1900. — Madrid.  Establecimiento  tipográfico  de  Enrique 
Teodoro,  1900. — En  4.0  mayor  de  61  páginas. 

Contributo  alia  sioria  del  Gradúale  ufficiale  della  cosidetta  editio  me- 
dicaea.  Recensione  deW  opuscolo  di  Mons.  Carlos  Respighi,    scritta   dal 


534  BIBLIOGRAFÍA. 


Dr.  Francesco  Sav.  Haberl. — Roma  e  Ratisbona ,  Federico  Pus- 
tet,  1900. — En  4.0  de  36  páginas. 

Recuerdos  de  una  visita  d  la  Colonia  Escolar  fundada  por  D.  Andrés 
Manjón.  Relato  hecho  en  el  Ateneo  de  Madrid ,  en  sesión  dedicada  d  pro- 
pagar las  fundaciones  de  Manjón,  por  D.  Federico  Oloriz,  catedrático 
de  la  facultad  de  Medicina  de  Madrid. — Madrid  ,  imprenta  y  librería 
de  Nicolás  Moya,  1900. — En  4.0  de  16  páginas. 

Carta  pastoral  que  con  motivo  de  su  solemne  posesión  de  la  Sede  Epis- 
copal de  Jaca,  dirige  d  sus  diocesanos  el  limo,  y  Rmo.  Sr.  D.  Fray 
Francisco  J.  Valdés  y  Noriega  ,  O.  S.  A.,  Día  de  la  Pascua  de  Re- 
surrección, 15  de  Abril  de  1900. — Jaca,  imprenta  y  librería  de  Rufino 
Abad. — En  8.°  de  30  páginas. 

Francisco  González  Rojas.  Necesidad  de  las  Asociaciones  gremiales, 
trabajo  premiado  en  el  certamen  literario  celebrado  en  el  Círculo  de 
Obreros  del  Ferrol  en  1899. — Avila,  tipografía  de  Cayetano  Gonzá- 
lez, 1900. — En  8.°  de  128  páginas.        •  , 

Ilustre  Colegio  Notarial  del  territorio  de  la  Audiencia  de  Barcelona. 
Lista  de  Notarios  colegiados,  1900.  —Barcelona  ,  imprenta  de  La  Re- 
naixensa,  1900. — En  12.°  de  70  páginas. 


ém^m. 


Revista  Canónica 


N  compendio.  S.  Congreg.  del  Concilio,  a). — Por  la  reso- 
lución dada  el  27  de  Enero  de  1900,  in  Mutilana,  confirma 
una  vez  más  el  conocido  principio  que  establece  que  las 
determinaciones  de  últimas  voluntades  son  de  rigurosa  interpreta- 
ción literal,  y  no  deben  ser  ampliadas  ó  restringidas  más  de  lo  que 
suena  el  contexto  ,  á  no  ser  que  de  sostener  el  indicado  principio  se 
siguiera  algún  absurdo  manifiesto.  Tratábase  en  la  referida  causa  de 
una  disposición  testamentaria  ,  en  virtud  de  la  cual  Julián  Ghetti 
fundaba  en  la  insigne  Colegiata,  hoy  Catedral  de  Modigliana,  sufra- 
gánea de  Florencia  ,  siete  canonicatos ,  reservando  el  principal  de 
ellos  (actualmente  la  segunda  dignidad  del  cabildo),  para  los  descen- 
dientes de  sus  consanguíneos  Julio,  Francisco  y  Juan,  de  la  familia 
Ghetti  de  Ghettis,  á  los  cuales  concedía  el  derecho  pasivo,  alternativa- 
mente y  por  el  orden  indicadado.  Extinguida  la  descendencia  de  los 
dos  primeros,  dos  descendientes  de  Juan  disputábanse  el  derecho  al 
beneficio  ,  porque  ,  aunque  originarios  del  mismo  tronco  ,  procedían 
por  línea  distinta.  Humberto  ,  uno  de  los  competidores,  era  sobrino 
de  Antonio,  último  que  poseyó  hasta  su  muerte  la  prebenda  ,  y  esto 
era  perpetuar  el  beneficio  en  una  misma  línea  ,  con  perjuicio  de  Al- 
berto ,  el  otro  de  los  dos  aspirantes  ,  y  al  parecer  contrario  á  la  vo- 
luntad del  testador  que  había  prescrito  la  alternativa.  En  resumen; 
Alberto  pretendía  extender  la  alternativa  establecida  por  el  testador 
para  los  descendientes  de  tres  troncos  distintos  ,  á  las  líneas,  tam- 
bién distintas  ,  de  uno  solo  de  los  troncos  designados  ,  y  la  Sagrada 
Congregación  del  Concilio  respondió  que  tal  extensión  no  podía 
tener  lugar. 

b)     Juris  funerandi. — Los  lectores  de  La  Ciudad  de  Dios  cono- 
cen ya   la  doctrina  canónica  respecto  de  este  punto  ,  expuesta  con 


536  REVISTA    CANÓNICA. 


bastante  amplitud  en  nuestra  Disertación  canónica  acerca  de  la  sepul- 
tura eclesiástica  y  los  funerales.  Demostramos  allí  que  los  cementerios 
públicos  no  han  derogado  en  lo  más  mínimo  la  disciplina  eclesiástica, 
y  sólo  han  cambiado  físicamente  el  lugar.  La  resolución  dada  por  la 
Sagrada  Congregación  del  Concilio  el  17  de  Febrero  de  1900  in  Cla- 
varen., es  una  mera  aplicación  de  los  principios  vigentes  en  la  ma- 
teria. En  el  pueblo  de  Santa  Margarita  Lignore,  perteneciente  á  la 
diócesis  de  Chiávari  (sufragánea  de  Genova),  fué  construido  en  1866 
el  cementerio  público  en  sustitución  del  propio  de  cada  una  de  las 
tres  parroquias  de  la  villa:  Santa  Margarita,  Santiago  y  San  Siró, 
autorizando  á  los  vecinos  para  que  ,  previa  la  compra  del  terreno, 
pudieran  construir  panteones  ó  capillas  sepulcrales  de  familia.  Anto- 
nio Costa,  feligrés  de  la  parroquia  de  Santa  Margarita ,  construyó  en 
el  cementerio  público  sepulcro  gentilicio  para  sí,  los  suyos  ,  y  para 
los  descendientes  de  su  hermano  Francisco.  No  bastando  el  primer  ce- 
menterio, determinó  el  Municipio  construir  otro  más  amplio  el  1887, 
concediendo  gratuitamente  el  terreno  para  nuevos  panteones  á  los 
propietarios  de  los  existentes  en  el  antiguo.  Para  esta  fecha  ha- 
bía ya  muerto  Antonio  ;  pero  su  hija  Asunta,  casada  y  domiciliada 
en  San  Miguel  in  Pagana,  pueblo  inmediato  al  de  Santa  Margarita, 
dio  orden  para  que  se  procediese  á  la  construcción  de  la  capilla  se- 
pulcral en  el  nuevo  cementerio.  Ocurrió  que  antes  de  llevarse  á  cabo 
esta  determinación,  murió  su  hijo  Francisco,  cuyo  cadáver  fué  depo- 
sitado en  el  panteón  de  la  familia  Bozzo,  emparentada  con  la  Costa 
hasta  que  el  propio  estuviese  en  condiciones.  Según  hemos  dicho, 
Asunta  tenía  el  domicilio  en  San  Miguel  ,  y  conviene  advertir  que  su 
esposo  Juan  Costa  era  hijo  de  Francisco,  hermano  de  Antonio,  el 
fiíndador  del  sepulcro  gentilicio.  Los  funerales  del  hijo  de  Asunta  y 
de  Juan  tuvieron  lugar  en  la  parroquia  de  Santa  Margarita,  á  la  cual 
pertenecía  el  panteón  de  la  familia  Costa.  Mas,  creyéndose  perjudi- 
cado en  sus  derechos  el  párroco  de  San  Miguel ,  acudió  en  queja  á 
la  Curia  diocesana  de  Chiávari ,  pidiendo  la  restitución  de  todos  los 
emolumentos,  fundándose  en  que  el  difunto  era  parroquiano  suyo, 
y  el  Ordinario  de  Chiávari  falló  de  conformidad  con  lo  reclamado 
por  el  párroco  de  San  Miguel.  El  de  Santa  Margarita  apeló  á  la  Sa- 
grada Congregación  del  Concilio,  la  cual,  discutida  la  causa  en  22  de 
Julio  de  1899,  27  de  Enero  y  17  de  Febrero  de  1900,  anuló  en  esta 
última  sesión  la  sentencia  del  tribunal  de  Chiávari. 

Nada  en  verdad  más  razonable,  toda  vez  que  al  construir  Anto- 
nio Costa,  feligrés  de  Santa  Margarita,  el  panteón  ,  eligió  sepultura 
para  él  y  sus  descendientes  en  dicha  parroquia.   Muerto  él,  pasó  el 


REVISTA    CANÓNICA.  537 


derecho  á  su  hija  Asunta,  cuyo  cambio  de  domicilio  no  arguye  elec- 
ción de  sepultura  en  la  parroquia  de  San  Miguel.  Ahora  bien  :  la  ce- 
lebración de  los  funerales  es  derecho  privativo  del  párroco  ó  rector 
de  la  iglesia  tumulante:  en  el  caso  presente  tal  derecho  competía  al 
de  Santa  Margarita,  ya  que  la  construcción  de  sepulcro  en  el  nue- 
vo cementerio  sólo  implica  cambio  material  ,  y  este  nuevo  ce- 
menterio pertenecía  ,  como  el  anterior  ,  á  la  parroquia  de  Santa 
Margarita;  luego  el  párroco  de  San  Miguel  sólo  tenía  derecho  á  le- 
vantar el  cadáver,  conducirlo  hasta  el  límite  jurisdiccional  de  la  pa- 
rroquia de  Santa  María,  y  á  la  cuarta  funeral ;  luego  no  podía  recla- 
mar todos  los  emolumentos,  y  el  Ordinario  de  Chiávari  no  falló  en 
justicia. 

c)  Dispensa  de  irregularidad. — La  concedió  el  7  de  Abril  de  1900 
al  clérigo  Attilio  Ceceo  ,  veronés  ,  quien  después  de  haber  recibido 
las  Ordenes  menores  adquirió  en  la  rodilla  izquierda  una  enfermedad 
que  degeneró  luego  en  completa  anquilosis  ,  impidiendo  ,  por  consi- 
guiente, el  arrodillarse  con  ella."  No  puede  ofrecer  duda  la  existencia 
de  la  irregularidad  ex  defectu  en  el  caso  presente  ,  toda  vez  que 
Attilio  está  imposibilitado  para  observar  en  la  Misa  las  rubricas  con- 
cernientes á  las  genuflexiones,  y  además  necesariamente  hade  llamar 
la  atención  de  los  fieles,  al  ver  que  en  lugar  de  doblar  una  ó  ambas 
rodillas,  según  las  circunstancias  ,  extiende  una  pierna  hacia  ade- 
lante y  otra  hacia  atrás  ,  y  sólo  puede  completar  la  genuflexión 
cuando  las  gradas  ó  el  auxilio  de  algún  banquillo  lo  permiten. 

Oponíase  á  la  concesión  de  la  dispensa  el  haber  sido  denegada  en 
otros  casos,  con  la  circunstancia  agravante  de  tratarse  de  presbíte- 
ros, como  in  Avellinen.,  28  Jul.  1770,  é  in  Geruntina,  28  Mai.  1788, 
casos  en  que  únicamente  se  concedió  el  poder  celebrar  en  oratorios 
privados  ,  ó  cuando  menos  concurrencia  de  fieles  hubiera.  Sin  em- 
bargo ,  como  en  otras  ocasiones  fué  concedida  ,  aunque  en  condicio- 
nes quizás  más  difíciles  que  las  del  clérigo  Attilio  {in  Cathxcen., 
17  Dec.  1859  ;  in  Asculana  ,  20  Febr.  1808  ;  in  Comaelen.,  27  Febr. 
1864),  y  el  Obispo  de  Verona  recomendó  eficaz  y  en  todos  sentidos 
favorablemente  la  petición  del  agraciado,  la  Sagrada  Congregación, 
usando  de  las  facultades  que  tiene,  concedió  la  dispensa  pedida  para 
que  Attilio  Ceceo  pudiera  ser  promovido  á  las  Ordenes  mayores  ,  in- 
cluso el  presbiterado. 

d)  Residencia  de  los  beneficiados  y  privación  de  los  frutos  del  benefi- 
cio y  de  la  masa  capitular. — D.  José  Madrid  Manso  ,  el  fundador  y  or- 
ganizador, con  su  hermano  D.  Pablo  ,  de  la  obra  eminentemente 
cristiana  y  civilizadora  de  la  Propaganda  Católica,  de  Palencia  ,  con 


538  REVISTA    CANÓNICA. 


sus  escuelas  y  círculos  para  obreros  ,  obtuvo  en  1896  un  canonicato 
en  la  metropolitana  de  Burgos.  Consecuencia  tal  vez  del  ímprobo 
trabajo  y  graves  disgustos  que  como  propagandista  católico  é  infati- 
gable protector  de  los  obreros  hubo  de  soportar,  su  salud  nada  tenía 
de  envidiable  por  ese  tiempo,  y  el  clima  y  las  aguas  de  Burgos  agra- 
varon de  tal  manera  la  enfermedad  que  venía  padeciendo  ,  que 
según  el  testimonio  jurado  de  los  médicos  ,  de  simple  indisposición 
gastro-intestinal  degeneró  en  verdadera  dispepsia  ,  que  empeoraría 
hasta  poner  en  inminente  peligro  su  vida  si  continuaba  en  Burgos. 
Observó  la  ley  de  residencia,  de  conformidad  con  los  estatutos  capi- 
tulares, que  permiten  á  los  canónigos  cinco  meses  de  vacaciones 
anualmente  durante  el  bienio  1896-97  ;  pero  el  98  ya  no  le  fué  posi- 
ble residir  los  ciento  ochenta  y  cinco  días  en  los  años  ordinarios  y 
ciento  ochenta  y  seis  en  los  bisiestos  ,  que  los  mismos  estatutos 
prescriben  en  el  núm.  13,  bajo  pena  de  percibir  exclusivamente  los 
frutos  correspondientes  en  prorrateo  á  los  días  que  haya  residido, 
yendo  los  demás  á  formar  la  masa  extraordinaria  que  ,  si  hemos  de 
creer  al  cabildo  de  Burgos,  se  reparte  por  costumbre  inmemorial  en- 
tre los  canónigos  presentes,  aunque  esta  costumbre  no  esté  muy 
conforme  con  las  prescripciones  del  Tridentino  (1).  (Sess.  21,  cap.  111; 
sess.  22,  cap.   111.)  Desde  1899  el  Sr.  Manso  es  por  permuta  nueva- 


(1)  De  la  exposición  hecha  resulta  que  los  Estatutos  capitulares  del  cabildo 
metropolitano  de  Burgos  están  en  oposición  con  el  Concilio  Tridentino: 
i.°,  en  permitir  cinco  meses  de  vacaciones  cada  año,  cuando  aquél  sólo  per- 
mite tres  (sess.  24,  cap.  xii);  2.°,  en  privar  á  los  que  están  ausentes  más  de 
los  cinco  meses,  de  todos  los  frutos  de  la  prebenda  y  de  las  distribuciones  co- 
rales, siendo  así  que  el  Tridentino  (sess.  24,  cap.  xn,  De  Re/.),  dice  expresa- 
mente que  los  que  no  asisten  á  coro  pierden  las  distribuciones  correspon- 
dientes á  las  horas  en  que  falten;  pero  si  además  no  residieren  durante  un 
año,  deben  ser  privados  de  la  mitad  de  todos  los  frutos  del  beneficio,  y  si  du- 
rante dos,  de  todos  absolutamente;  prescripciones  que  no  se  cumplen,  faltan- 
do, por  ejemplo,  la  mitad  del  año;  sin  que  valga  al  cabildo  oponer  á  las  se- 
siones 21,  cap.  in,  y  22,  cap.  111,  lo  que  el  mismo  Concilio  dice  en  el  cap.  11  de 
la  sesión  2 1 :  «salvis  tamen  consuetudinibus  earum  ecclesiarum,  in  quibus  non 
residentes,  seu  non  servientes, nihil  vel  minus  tenia  parte  percipiunt;»  porque 
estas  palabras  se  refieren,  en  primer  lugar,  á  los  beneficiados  que  no  estén 
legítimamente  impedidos  para  residir,  y  en  segundo  término,  á  las  iglesias 
en  que  todos  los  frutos  beneficíales  consisten  en  distribuciones  ,  y  como  ley 
odiosa,  no  puede  extenderse  á  las  que  ,  como  en  los  cabildos  de  España  ,  cada 
prebenda  tiene  su  asignación  propia,  independiente  de  la>  distribuciones  ;  y 
3.0,  en  aplicar  á  los  canónigos  presentes  los  frutos  de  que  son  los  ausentes 
privados,  porque  este  empleo  sólo  es  admisible  en  la  hipótesis  de  que  todos 
los  frutos  consistan  en  distribuciones.  El  mismo  Sr.  Arzobispo  reprueba  im- 
plícitamente en  su  informe  tal  costumbre. 


REVISTA   CANÓNICA.  539 


mente  canónigo  de  Palencia;  pero  el  cabildo  de  Burgos  se  negó 
siempre  á  restiturle  la  asignación  y  distribuciones  correspondientes 
al  último ,  año  que  poseyó  el  beneficio  en  la  metropolitana,  por  lo 
cual  recurrió  á  la  Santa  Sede,  que  el  27  de  Enero  de  1900  á  la  duda: 
An  distrzbutiones  quotidianae  et  fructus  beneficíales  quibus  privalus  fuit  ca- 
nonicus  Madrid  restiíuendi  sint  in  casu?  respondió:  Dilata  ,  pidiendo 
nuevo  esclarecimiento  de  la  cuestión  ,  hasta  que  el  7  de  Abril  del 
mismo  año  resolvió:  Affirmaúive  in  ómnibus ;  sentencia  que  en  cierto 
modo  viene  á  derogar  el  núm  13  de  los  Estatutos  capitulares  de 
Burgos,  y  de  hecho  lo  hace  respecto  de  los  casos  en  que  algún  bene- 
ficiado no  resida  por  razón  de  enfermedad.  Más  aún  :  creemos  que 
en  este  punto  concreto  los  citados  Estatutos  no  tienen  efecto  alguno 
jurídico,  sino  en  cuanto  se  conformen  á  lo  preceptuado  por  el  Tri- 
dentino  ,  y  por  tanto  desaparece  la  oposición  entre  aquéllos  y  éste, 
indicada  en  segundo  lugar  en  la  nota. 

La  misma  sentencia  confirma  la  opinión,  más  generalizada  entre 
los  canonistas,  según  la  cual  el  beneficiado  que  por  razón  de  enfer- 
medad ni  puede  asistir  á  coro,  ni  residir  en  el  lugar  del  beneficio, 
tiene  pleno  derecho  á  la  renta  integra  de  la  prebenda  y  á  las  distri- 
buciones cuotidianas  (V.  Schmalz.,  sup.  lib.  111,  tit.  iv,  y  Santi,  ibid.); 
y,  á  juicio  nuestro,  desautoriza  la  de  algunos  muy  contados  que  con- 
sideran esta  doctrina  contraria  á  la  mente  del  cap.  único,  tít.  111, 
lib.  ni  in  vi,  clásico  y  fundamental  en  la  cuestión  presente,  toda  vez 
que  Bonifacio  VIII  en  este  lugar  declara  corruptela  la  costumbre  de 
conceder  las  distribuciones  á  los  ausentes  de  coro,  á  no  ser  que  se 
vean  obligados  á  no  asistir  por  enfermedad,  necesidad  corporal,  ó 
evidente  utilidad  de  la  Iglesia;  de  donde  deducen  que,  aun  existien- 
do alguna  de  estas  tres  causas,  no  tienen  derecho  á  percibir  las  dis- 
tribuciones, si  la  costumbre  ó  estatutos  de  la  iglesia  de  la  cual  son 
beneficiados,  no  lo  ordenan.  (V.  Sebastianelli,  Derebus,  núm.  294.) 

Ahora  bien;  que  el  Sr.  Manso  estaba  legítimamente  impedido, 
consta  por  el  testimonio  jurado  de  varios  médicos,  por  el  repetido 
informe  favorable  del  Excmo.  Sr.  Arzobispo  de  Burgos,  é  indirec- 
tamente por  la  negativa  del  Cabildo,  que  rehusó  el  examen  judicial 
del  interesado  por  peritos  designados  por  el  mismo  Cabildo,  con  lo 
que  demostró  claramente  que  discordaba  del  señor  Arzobispo  y  se 
oponía  á  la  justa  petición  del  Sr.  Manso,  irracional  é  injustamente, 
como  dice  el  limo.  Secretario  de  la  Sagrada  Congregación  del 
Concilio,  al  referir  la  causa  ante  los  Eminentísimos  Consultores, 
toda  vez  que  constaba  sin  género  de  duda  la  enfermedad.  Por 
otra  parte,  tampoco  aparece  justa  la  ordenación  del  núm.  13  de  los 


540  REVISTA    CANÓNICA. 


Estatutos  capitulares,  único  argumento,  puede  decirse,  en  que  el 
Cabildo  fundaba  su  negativa,  puesto  que  la  Sagrada  Congregación, 
interpretando  el  Tridentino,  ha  declarado  más  de  una  vez  que  para 
que  un  beneficiado  ausente  sin  causa  legítima  pueda  ser  privado  de 
los  frutos  del  beneficio,  debe  antes  probarse  judicialmente  la  ilegiti- 
midad de  la  ausencia.  (V.  García,  De  Benef.,  p.  n,  cap.  n,  núme- 
ros 151-52;  Rota,  in  Cauzien.,  fructuum,  10  April.  1592,  cor.  d'Orano; 
Barbosa,  De  Canonicis,  cap.  70,  núm.  22.) 

Favorecían  además  al  Sr.  Manso  sus  constantes  servicios  en  pro 
de  la  causa  católica  y  su  probada  vida,  méritos  todos  atestiguados 
por  Nuestro  Santísimo  Padre  León  XIII  en  el  Breve  á  aquél  dirigido 
el  30  de  Agosto  de  1887,  por  la  carta  del  Emmo.  Rampolla  que 
acompañaba  á  dicho  Breve,  y  por  el  testimonio  del  Reverendísimo  Pa- 
dre Maestro  Fray  Tomás  Rodríguez,  Prior  general  de  la  Orden  agus- 
tiniana. 

Ni  obsta  la  denegación  del  indulto  para  no  residir,  pedido  en  Di- 
ciembre de  1897  por  el  Sr.  Manso  á  la  Sagrada  Congregación  del 
Concilio,  ya  que  la  petición  era  general  é  ilimitada,  y  faltaba  el 
atestado  de  los  médicos,  y  en  tales  condiciones  la  Sagrada  Congre- 
gación no  dispensa.  Fuera  de  que  mientras  no  constara  evidente- 
mente la  existencia  del  impedimento,  deber  era  del  beneficiado  en 
propiedad  levantar  las  cargas  anejas  por  medio  de  un  sustituto. 
(Conc.  Trid.,  ses.  24,  cap.  11,  De  ref.)  Empero  probada  la  enferme- 
dad, la  equidad  natural  misma  exige  que  se  le  concedan  todos  les 
frutos,  incluso  las  distribuciones,  para  no  añadir  á  la  aflicción  otra 
nueva,  y  el  derecho  positivo,  no  sólo  presciibe  lo  mismo  (in  Praten. 
Vacandi  a  choyo,  23  Jul.  1764;  in  Casertana,  Indulti  abessendi,  16  Dec. 
1797),  sino  que  declara  que  ni  puede  obligarse  al  beneficiado  á  re- 
nunciar el  beneficio,  ni  á  nombrar  un  sustituto  ó  coadjutor.  (In  Pis~ 
cien.,  Indulti,  6  Dec.  1760.) 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  A. 


CRÓNICA   GENERAL 


EXTRANJERO 


toMA. — Los  rigores  del  calor  estival  han  hecho  disminuir 
el  número  de  peregrinaciones  á  la  Ciudad  Eterna;  las  últi- 
mas de  que  tenemos  noticia  son  la  formada  por  700  croa- 
tas procedentes  de  Agrán,  y  la  del  Brasil,  que  ha  ido  presidida  por 
un  Arzobispo  y  dos  Obispos.  Anúncianse  para  la  próxima  estación 
de  otoño  hasta  cien  peregrinaciones,  todas  ellas  numerosísimas;  y 
con  objeto  de  evitar  las  dificultades  que  pudieran  originarse  de  la 
aglomeración  excesiva  de  visitantes,  se  ha  tomado  la  determinación 
de  notificar  á  los  presidentes,  que  deben  dirigirse  al  Vicepresidente  del 
Comitato  internazionale  é  Direttore  dd  Pellegrinaggi  in  Rowiz,  monse- 
ñor Rudini-Teleschi  (Corso  Vittorio  Emmanuele,  21)  poniendo  en 
su  conocimiento  el  día  y  hora  de  llegada,  el  número  de  peregrinos  y 
los  cultos  que  tengan  propósito  de  celebrar,  con  expresión  de  los 
templos  en  que  hayan  de  verificarse. 

León  XIII  sigue  con  vivo  interés  el  desarrollo  de  los  tristes  su- 
cesos de  Oriente.  La  civilización  cristiana,  la  salud  eterna  de  tantos 
millares  de  cristianos  y  las  vidas  de  centenares  de  misioneros,  son 
cosas  que  preocupan  más  á  la  Santa  Sede  que  á  las  naciones  euro- 
peas la  adquisición  de  territorios.  En  una  larga  audiencia  celebrada 
con  los  Sres.  Vicarios  Apostólicos  del  Tonkín,  ha  dicho  el  Pontífice 
que,  no  obstante  la  crisis  espantosa  por  que  en  la  actualidad  pasan 
los  intereses  del  Catolicismo  en  el  Extremo  Oriente,  confía  en  la 
Providencia  que  al  fin  hará  resplandecer  el  triunfo  de  la  luz  y  de  la 


542  CRÓNICA    GENERAL. 


verdad.  Dícese  que  Su  Santidad  se  halla  ocupado  en  la  redacción  de 
un  documento  de  vital  interés,  principalmente  para  las  cancillerías 
europeas.  Trata  de  dar  á  conocer,  con  pruebas  irrefutables,  que  de 
todo  cuanto  ocurre  en  China  eran  sabedoras  las  potencias  que  hoy 
tanto  claman  por  la  situación  de  sus  representantes.  En  dicho  docu- 
mento se  insertará  una  carta  del  Obispo  de  Pekín,  Mons.  Anzer,  fe- 
chada en  Abril  del  pasado  año,  en  la  que  anunció  que  el  Gobierno 
del  Celeste  Imperio  trabajaba  en  la  formación  de  Comités  con  objeto 
de  llevar  á  cabo  una  acción  común  contra  los  europeos.  En  otra  car- 
ta del  mes  de  Mayo  decía  que  el  Gobierno  había  dado  órdenes  á  las 
autoridades  para  que  distribuyesen  armas  y  municiones  entre  los 
boxers.  El  citado  Obispo  escribía  á  Su  Santidad,  en  el  mes  de  Junio, 
que  la  emperatriz  Dowager  había  dirigido  un  edicto  ordenando  á  los 
jefes  militares  que  prestaran  su  ayuda  á  los  boxers,  en  contra  de  los 
europeos.  Por  último,  en  Septiembre  los  fanáticos  proclamaban  la 
guerra  y  el  exterminio  contra  los  europeos,  á  ciencia  y  paciencia  de 
nuestros  representantes  en  Pekín. 

— Conforme  anunciábamos  en  una  de  las  crónicas  anteriores,  se 
halla  á  punto  de  realizarse  el  pensamiento,  durante  largo  tiempo 
acariciado  por  el  Romano  Pontífice,  de  tener  en  Berlín  una  repre- 
sentación permanente.  Confirma  el  establecimiento  de  la  nueva 
Nunciatura  el  deseo  del  emperador  Guillermo  de  erigir  una  Univer- 
sidad de  Teología  en  Strasburgo  y  de  que  sean  nombrados  Cardena- 
les uno  ó  dos  Prelados  alemanes. 

— Está  muy  adelantada  la  causa  de  beatificación  de  la  Venera- 
ble Juana  de  Lestonnac.  En  presencia  del  Papa  se  ha  celebrado  ya 
la  última  Congregación  general  que  faltaba  para  el  examen  y  apro- 
bación de  la  Venerable  Juana  de  Lestonnac,  marquesa  de  Lestonnac, 
y  fundadora  de  la  Orden  de  la  Compañía  de  María,  dedicada  única- 
mente á  la  educación  de  la  mujer. 

* 
*     * 

Italia. — La  crónica  negra  del  anarquismo  ha  añadido  un  nom- 
bre más  á  la  lista  de  las  víctimas  de  la  secta:  el  del  desgraciado  su- 
cesor de  Víctor  Manuel  y  Soberano  de  Italia,  Humberto.  El  hecho 
ha  causado  en  toda  Europa  hondísima  impresión  y  es  nuevo  argu- 
mento de  que  los  enemigos  del  orden  social  prosiguen  impávidos  y 
con  creciente  osadía  la  guerra  á  muerte  que  tienen  jurada  á  todo  lo 
que  represente,  en  una  ú  otra  forma,  el  principio  de  autoridad.  A  pe- 
sar de  la  frecuencia  con  que  se  repiten  atentados  y  crímenes  como  el 


CRÓNICA    GENERAL.  543 


citado,  los  Gobiernos  continúan  sin  adoptar  medidas  enérgicas  para 
poner  remedio  á  esta  espantosa  plaga  social  que  se  propaga  con  ra- 
pidez aterradora  en  el  corrompido  ambiente  moderno,  saturado  de 
todos  los  miasmas  ponzoñosos  que  engendran  el  desenfreno  de  la 
razón  y  la  falta  de  creencias.  Verdad  es  que  la  represión  por  la  fuer- 
za no  conduciría  acaso  á  resultado  alguno  positivo,  y  aun  pudiera 
resultar  contraproducente;  pero  hay  á  disposición  de  los  poderes  pú- 
blicos otros  recursos  de  orden  moral  cuya  eficacia  es  más  poderosa  y 
que,  sin  embargo,  andan  completamente  desatendidos.  Mientras  la 
irreligiosidad  y  la  corrupción  de  costumbres  sigan  encontrando  el  fa- 
vor y  apoyo  que  en  la  actualidad  les  presta  un  conjunto  de  circuns- 
tancias á  cual  más  funestas,  no  cabe  esperar  otra  cosa  que  el  aumen- 
to de  la  criminalidad  y  de  todos  los  males  que  llevan  á  las  socieda- 
des á  la  disolución  y  á  la  muerte. 

He  aquí  ahora  los  detalles  del  suceso.  El  29  del  pasado,  á  las 
nueve  y  media  de  la  noche,  el  Rey  había  acudido  al  concurso  gimnás- 
tico de  Palestro,  siendo  aclamado  por  la  muchedumbre,  y  á  las  diez 
y  media,  cuando  después  de  verificada  la  entrega  de  los  premios  se 
disponía  á  regresar  á  Palacio  en  un  carruaje  cerrado,  un  individuo 
disparó  sobre  el  mismo  cuatro  tiros,  hiriendo  al  rey  Humberto  tres 
de  los  proyectiles,  uno  de  ellos  en  el  corazón.  El  Rey  sobrevivió  me- 
dia hora  escasa  á  los  disparos  de  Angelo  Bressi.  Humberto  se  llevó 
la  mano  al  pecho  al  sentirse  herido,  se  comprimió  el  corazón  por  la 
viva  molestia  que  sentía,  y  cayó  desplomado  en  el  fondo  del  coche. 
El  ayudante  de  campo  que  le  acompañaba  quiso  animarle;  pero  el 
Rey  le  contestó  con  palabras  balbucientes,  como  queriendo  expresar 
que  las  heridas  no  tenían  remedio.  Prodújose  gran  confusión  en  el 
alcalde  de  Monza  y  todas  las  autoridades  que  acompañaban  al  Mo- 
narca. En  los  primeros  momentos  de  pánico  nadie  sabía  qué  hacer. 
Detrás  del  coche  real  iba  en  otro  carruaje  un  ministro  de  la  casa  de 
Ponziovaglias,  que,  dominando  la  consternación  que  de  él  como  de 
todos  los  demás  acompañantes  se  había  apoderado,  sostuvo  al  Rey  y 
dijo  con  voz  emocionada  al  cochero:  «A  toda  prisa  al  Palacio  Real.» 
Aunque  el  coche  que  conducía  al  Rey  fué  á  toda  prisa  al  palacio, 
cuando  llegó  Humberto  I  había  dejado  de  existir.  Las  últimas  pala- 
bras que  pronunció  fueron:    «Está  bien.» 

La  llegada  de  la  entristecida  comitiva  al  palacio  fué  un  espec- 
táculo difícil  de  describir.  Intensa  emoción  se  pintaba  en  todos  los 
rostros.  Las  mujeres  lloraban  desconsoladamente.  Los  hombres  no 
podían  contener  tampoco  las  lágrimas.  Gran  multitud  había  seguido 
el  coche  del  Rey,  entregándose  á  manifestaciones  de  sentimiento  y  á 


544  CRÓNICA   GENERAL. 


protestas,  indignadas  por  el  crimen.  Fué  colocado  el  cadáver  en  una 
cámara,  donde  se  procedió  al   embalsamamiento,   siendo  transfor- 
mada después  en  capilla  ardiente.  El  salón  donde  reposaba  el  cuerpo 
inanimado  fué  severamente  enlutado,  presentando  el  aspecto  de  tris- 
teza que  la  magnitud  de  la  desgracia  requería.   El  rostro  de  Hum- 
berto ofrecía  el  aspecto  de  una  gran  placidez.  El  clero  acudió  á  la 
capilla  ardiente  y  bendijo  el  cadáver,  cuyos  ojos  no  fueron  cerrados 
por  una  mano  amiga.  Avisada  la  reina  Margarita,  fué  sin  pérdida  de 
tiempo  al  palacio  donde  yacía  el  cadáver  de  su  esposo.   Creía  la 
desgraciada  Reina  que  sólo  estaba  herido;  nada  presumía  de  que, 
desgraciadamente,  era  ya  viuda.  Así  es  que  cuando  se  enteró,  entre- 
góse la  ilustre  dama  á  desconsolados  gemidos.  Las  palabras  de  con- 
suelo que  en  el  palacio  la  prodigaron,  resultaban  inútiles:  tal  era  la 
intensidad  de  su  dolor.  La  escena  que  se  produjo  fué  desgarradora 
é  inenarrable.  La  regia  dama  exclamó  con  palabras  entrecortadas, 
que  emocionaron  vivamente  á  todos  los  presentes  en  aquella  dolo- 
rosa  escena:    «¡Pero  cómo  es  posible,  Dios  mío!  ¡Este  es  el  crimen 
más  espantoso  que  se  ha  cometido!  ¡£>i  mi  Humberto  era  buenísimo! 
¡Si  profesaba  á  su  pueblo  un  gran  cariño!    ¡Cómo  ha  podido  haber 
un  malvado  que  le  quite  á  él  la  vida  por  odio;  á  él,  que  no  odiaba  á 
nadie!»  La  capilla  ardiente  se  llenó  en   pocos  momentos  de  flores. 
El  pueblo  de  Monza  acudía  con  gran  espontaneidad  á  dar  esta  mues- 
tra de  recuerdo  á  su  Rey,  depositando  su  triste  ofrenda.  El   asesino 
declaró  cuando  fué  detenido,  que  se  llamaba  Gaetano  Bressi,  y  que 
nació  en  Prato  el  n  de  Noviembre  de  1869.  Manifestó  que  su  oficio 
usual  era  el  de  tejedor  en  sedas.  No  ocultó  en  lo   más   mínimo  sus 
ideas  anarquistas,  y  lejos  de  ello,  hizo  cínico  alarde  de  las  mismas. 
Cuando  le  interrogaron  en  el  calabozo  en  que  estaba   encerrado, 
decía  en  tono  de  gran  frialdad:  «Ya  he  dicho  que  soy  anarquista.  No 
me  molesten,  porque  voy  á  dormir,  y  no  quiero  añadir  ahora  nada. 
Ya  lo  diré  todo  cuando  sea  oportuno.»  En  efecto,  poco  después  dor- 
mía tranquilamente.   Se  vigila  al  preso  con  gran  cuidado.  Durante 
todo  el  día  de  ayer  fué  muy  poco  lo  que  quiso  añadir.  Desmintió  que 
tuviera  cómplices,   asegurando  que  había  procedido  por   su  propio 
impulso  y  sin  que  tuviera  cómplice  ninguno.    «He  matado  al  Rey 
Humberto — dice  cuando  se  le  pregunta, — por  odio  á  la  institución 
monárquica.» 

Le  Temps  ha  publicado  una  información  que  ha  sido  objeto  de 
comentarios,  y  que  tiene  importancia.  Dice  que  en  20  de  Junio  último 
fué  avisado  el  Gobierno  italiano  por  las  autoridades  austríacas  de 
que  había  sido  resuelto  por  una  sociedad  secreta  el  asesinato  del 


CRÓNICA   GENERAL.  545 


Rey  de  Italia.  En  ese  mismo  día  detuvo  la  policía  austríaca  á  un 
individuo  llamado  Pontaffels,  el  cual  declaró  que  había  sido  desig- 
nado por  un  grupo  de  anarquistas,  en  cuyas  listas  figuraba  como 
asociado,  para  matar  al  Rey  de  Italia.  No  era  solamente  este  Sjbe- 
rano  el  condenado  á  muerte;  pues,  según  declaró  Pontaffels,  sus 
compañeros  tenían  el  plan  de  matar  á  cuatro  monarcas  más.  Añadió 
el  individuo  detenido  que  su  detención  no  impediría  que  la  senten- 
cia se  ejecutara,  porque  todo  estaba  dispuesto  y  ya  estaría  designado 
á  aquella  hora,  para  reemplazarle,  otro  compañero  en  anarquismo. 
Cuando  recibió  el  telegrama  de  las  autoridades  austríacas  el  minis- 
tro del  Interior  de  Italia,  reforzó  el  servicio  de  policía  que  vigilaba 
por  la  seguridad  del  Rey.  Cayó  el  Gobierno  que  por  aquel  entonces 
había  en  Italia,  y  el  presidente  del  Consejo  entrante,  el  Sr.  Sarocco, 
mantuvo  en  un  principio  las  medid  is  de  rigor;  pero  enterado  el  Rey, 
hizo  observar  que  le  parecía  excesiva  esta  vigilancia  de  que  era 
objeto.  En  vista  de  esto  se  restableció  el  orden  de  cosas  antiguo. 
Quizás  esta  bondad  del  Rey  le  haya  costado  la  vida,  pues  quién  sabe 
si,  habiendo  seguido  la  vigilancia  que  había  cersa  de  Humberto 
durante  algún  tiempo,  no  se  hubiera  realizado  el  atentado,  ó  no 
hubiese  sido  de  golpe  tan  seguro. 

* 

*  * 

Francia.— A  fines  de  la  quincena  pasada  se  verificó  en  Cherbur- 
go  la  anunciada  revista  naval.  Mr.  Loubet,  acompañado  de  los  pre- 
sidentes del  Senado  y  de  la  Cámara  ,  de  los  ministros  y  varios  otros 
personajes,  atravesó,  á  bordo  del  Rían  y  entre  las  aclamaciones  de 
la  concurrencia,  las  líneas  de  la  división  naval  formada  por  cuarenta 
y  cuatro  buques  de  guerra.  Contestan  lo  al  saludo  del  almirante  Ger- 
vais  ,  dijo  el  Presidente  de  la  República  que  la  fidelidad  ,  valor  y 
disciplina  de  la  Armada  son  una  de  las  mejores  garantías  de  la  con- 
fianza que  el  Gobierno  abrigí  sobre  lo  porvenir ,  y  que  del  engran- 
decimiento del  poderío  naval  de  Francia  esperaba  que  ésta  hiciese 
respetar  sus  derechos  en  todas  partes  del  mundo.  El  acto  terminó 
con  un  banquete,  al  concluir  el  cual  brindó  Loubet  por  los  marinos 
y  soldados  que  van  con  el  ejército  internacional  á  socorrer  á  sus  her- 
manos y  á  castigar  los  infames  agravios  inferidos  á  la  causa  de  la 
civilización  por  la  fanática  barbarie  del  Oriente.  Asegúrase  que  el  mi- 
nistro de  Negocios  Extranjeros,  Mr.  Delcassé,  piensa  publicar  á  fines 
de  Agosto  el  Libro  amarillo.  Este  contendrá  la  correspondencia  di- 
plomática cambiada  con  las  potencias  á  propósito  de  China.  Un  tele- 

35 


546  CRÓNICA    GENERAL. 


grama  de  Bienhoa  ha  participado  la  triste  noticia  de  haber  fallecido 
el  general  Borgnis  Desbordes  ,  comandante  en  jefe  de  las  tropas  en 
la  Indo-China.  Al  dar  cuenta  de  esta  triste  nueva  Le  Matin  ,  afirma 
que  el  Gobierno  pensaba  confiar  á  este  General  el  mando  de  las  fuer- 
zas destinadas  á  operar  en  China  cuando  hubieran  recibido  aquellos 
cuerpos  el  efectivo  de  guerra.  Las  principales  Compañías  de  navega- 
ción están  dispuestas  á  ofrecer  barcos  al  Gobierno  en  cantidad  sufi- 
ciente para  transportar  á  China  ó  á  Cochinchina  20  ó  30.000  hom- 
bres con  el  necesario  parque  de  guerra. 

— El  Presidente  de  la  República  ha  firmado  varios  decretos  de 
Guerra.  Uno  dispone  que  el  Consejo  Superior  de  Guerra  dependa  del 
Ministerio  y  lo  presida  el  Ministro.  En  el  cargo  de  vicepresidente 
queda  el  general  Brugére,  y  para  el  de  vocal  ha  sido  nombrado  el  ge- 
neral Negrier.  Para  reemplazar  á  Brugére,  que  era  también  goberna- 
dor militar  de  París  ,  ha  sido  nombrado  el  general  Florentin.  Tam- 
bién se  ha  firmado  la  anunciada  combinación  de  mandos  militares. 
El  general  Tisseyre  ha  sido  nombrado  para  el  mando  en  jefe  del  17. ° 
cuerpo  de  ejército;  el  general  Hagron  para  mandar  el  6.°  cuerpo  de 
ejército;  el  general  Dessivier  como  jefe  del  7.0,  y  el  general  Tanchot 
para  el  9.0  | 

— Ha  llegado  á  París  el  Shah  de  Persia.  En  la  estación  le  recibie- 
ron el  Presidente  de  la  República,  Mr.  Loubet,  y  todos  los  Ministros, 
quienes  acompañaron  en  carruajes  á  la  Daumont  al  augusto  hués- 
ped hasta  el  palacio  de  los  Soberanos  ,  donde  se  aloja.  Compacta 
muchedumbre  acudió  también  á  ver  la  entrada  del  Soberano  persa. 

— El  arte  español  ha  alcanzado  en  París  un  nuevo  galardón,  justa 
recompensa  á  los  méritos  de  un  artista  notable.  El  jurado  superior 
del  certamen,  atendiendo  á  las  sobresalientes  cualidades  de  las  obras 
del  notable  escultor  Agustín  Querol,  ha  concedido  á  éste  diploma  de 
honor  fuera  de  concurso  ,  recompensa  notabilísima  por  las  circuns- 
tancias en  que  se  otorga.  Designado  Querol  para  formar  parte  del 
jurado  de  la  sección  de  Escultura,  quedaban  sus  obras  fuera  de  con- 
curso. Por  servir  á  los  intereses  del  arte,  el  ilustre  escultor  renun- 
ciaba á  la  victoria  que  con  sus  obras  podía  alcanzar.  Los  críticos 
franceses  han  justificado  esto  ,  elogiando  sin  regateos  las  obras  de 
Querol.  Este  se  ha  conquistado  en  París  grandes  simpatías  ,  y  mu- 
chas pruebas  ha  recibido  de  ello  en  fiestas  celebradas  en  la  Exposi- 
ción. Una  de  ellas  se  la  ofrece  ahora  el  escultor  Mercier  ,  que  se  ha 
declarado  admirador  de  su  talento,  encargándole  el  busto  suyo  ,  que 
ha  de  enviar  al  Museo  de  Copenhague.  La  distinción  que  se  otorga 
ahora  al  escultor  Querol  es  nueva  prueba  de  que  nuestro  arte  ha 


CRÓNICA   GENERAL.  547 


conseguido  llamar  la  atención  en  París,  alcanzando  un  triunfo  ver- 
dadero. No  importa  que  algún  crítico  ,  aun  siendo  tan  distinguido 
como  Arséne  Alexandre,  de  Le  Fígaro  ,  ponga  tasa  en  el  elogio  de 
nuestros  pintores.  La  de  Alexandre  es  una  opinión  aislada.  Otros 
críticos,  en  Le  Journal  y  varios  periódicos,  han  hecho  elogios  muy 
cumplidos  del  arte  español.  En  general  la  sección  española  pudo 
flaquear  algo  ,  porque  la  premura  del  tiempo  para  admitir  las  obras, 
y  limitaciones  introducidas  á  última  hora  ,  obligaron  á  separar  mu- 
chas obras  de  jóvenes  de  valía,  que  hubieran  dado  muestra  de  la 
vitalidad  de  nuestro  arte.  Pero  el  gran  ejemplo  de  Sorolla,  artista 
genial  que  nadie  puede  discutir,  basta  para   destruir  el  mal  efecto 
de  los  errores  que  se  cometieron.  No  es  el   menor  el  que  señala 
Alexandre,  de  la  ausencia  de  la  juventud  artística;  pero  esto  queda 
explicado  por  aquellas  premuras  y  aquellas  limitaciones.  Si  no  hu- 
bieran existido,  el  arte  español  hubiera  enviado  á  la  Exposición  de 
París  más  nutrida  representación.  Los  críticos  españoles  que  exami- 
naron las  obras  presentadas  en  nuestro  Palacio  de  Exposiciones, 
antes  de  limitarse  el  número,  pueden  dar  fe  de  ello.   No  ha  ocurrido 
lo  mismo  en  la  escultura,  donde,  por  el  menor  número  de  obras  ,  ha 
podido  presentarse  todo  lo  que  nuestros  artistas   enviaron.  Y   el 
triunfo,  repartido  entre  los  artistas  ya  consagrados  y  entre  jóvenes 
de  talento  ,  como  Miguel  Blay  ,  ha  sido  más  completo.  A  propó- 
sito de  escultura  ,    merecen  ser  consignados  los  grandes    elogios 
que  Alexandre  hace  del  genio  de  Benlliure.  No  hace  mucho  tiempo 
se  discutía  aquí  la  justicia  de  su  victoria  con  gran  apasionamiento, 
y  hasta  se  regateaba  el  mérito  al  gran  escultor  valenciano.   Alexan- 
dre, extranjero  ,  desprovisto  de  todo  apasionamiento  ,  hace  constar 
que   Benlliure  ha  llamado  la  atención  de  todos  los  artistas  con  sus 
obras.  Alexandre  no  pone  tasa  á  su  entusiasmo  en   lo  que  á  nuestro 
arte  antiguo  se  refiere.   La  instalación  de  la  Casa  Real ,  á  juicio  del 
crítico  francés,  es  una  maravilla.   Las  tapicerías  presentadas  en  la 
Exposición,  pertenecientes  al  Real  Patrimonio,  son  verdaderas  joyas 
que  nadie   puede  jactarse  de  poseer.  El  conde  de    Valencia  de  Don 
Juan,  á  quien  Alexandre  tributa  justos  elogios  ,  ha  dado   admira- 
bles pruebas  de  inteligencia  y  de  buen  gusto  ,  llevando  á  París  las 
obras  más  selectas  entre  las  que  en  el  Palacio  Rsal  se  conservan. 

— La  prensa  de  París  publica  extensos  pDrmenores  de  las  desgra- 
cias ocurridas  por  el  calor.  El  Director  del  Observatorio  del  Parque 
Montsouris  ha  manifestado  que  desde  hace  diez  años  no  se  había 
conocido  una  temperatura  tan  elevada. 

*  * 


548  CRÓNICA    GENERAL. 


Reino  Unido  de  la  Gran  Bretaña. — La  campaña  del  Sur  de 
África  adquiere  cada  día  carácter  más  pronunciado  de  guerra  de  gue- 
rrillas. Así  lo  confirma  la  disgregación  de  los  grandes  núcleos  boers 
en  numerosas  partidas  que  parecen  obrar  por  cuenta  propia  en  las 
sorpresas  de  los  convoyes  y  ataque  de  las  columnas  inglesas  en  las 
marchas  á  través  de  regiones  montañosas  y  quebradas.  Algún  en- 
cuentro ha  habido  favorable  á  los  transvaalenses,  como  el  de  Derde- 
poort,  en  que  las  pérdidas  de  las  tropas  imperiales  alcanzaron  una 
proporción  considerable;  pero  también  los  aliados  han  sufrido  que- 
brantos de  importancia.  Las  operaciones  de  Roberts  contra  De  Wet 
han  producido,  al  fin,  el  resultado  que  se  pretendía;  parece  que  el 
general  boer  ha  ofrecido  capitular  á  condición  de  que  los  hombres 
que  manda  puedan  retirarse  á  sus  hogares  sin  ser  molestado,  y  que 
lord  Roberts  exige  la  capitulación  sin  condiciones.  Apesarde  esto,  los 
aliados  se  muestran  dispuestos  á  proseguir  la  lucha,  asegurando  que 
cuentan  con  recursos  y  elementos  para  prolongarla  durante  varios 
meses.  Otras  versiones  dan  por  cierto  que  los  boers  se  hallan  re- 
sueltos á  capitular  cuando  Inglaterra  les  prometa  la  amplia  autono- 
mía administrativa  de  que  disfrutan  algunas  de  las   colonias. 

— Se  ha  repartido  ya  á  las  Cámaras  el  Libro  azul  sobre  los  asun- 
tos de  China,  que  comprende  los  acontecimientos  ocurridos  desde  el 
asesinato  de  los  misioneros  ingleses  en  Brock*,  en  Enero  último, 
hasta  el  edicto  imperial  publicado  el  día  29  de  Junio  de  este  año. 
Entre  otros  detalles  interesantes,  contiene  el  libro  el  relato  de  una 
reunión  de  ministros  extranjeros  celebrada  el  día  26  de  Junio  último 
en  Ptkín.  En  esta  reunión  dio  muy  especialmente  la  voz  de  alarma 
el  representante  francés  Mr.  Pichón,  quien  expuso  lo  grave  y  peligro- 
so de  la  situación,  y  puso  de  manifiesto,  para  encarecer  y  demostrar 
su  aserto,  el  hecho  de  que  los  soldados  de  las  tropas  chinas  fraterni- 
zaban con  el  pueblo.  Compartió  las  ideas  del  diplomático  francés  el 
representante  de  Italia,  conviniendo  éste  también  en  que  el  estado 
de  cosas  era  ya  por  aquel  entonces  alarmante.  No  sustentaba  los 
mismos  pesimismos  el  ministro  de  Rusia,  quien  entendió  que  el  Go- 
bierno chino  estaba  en  buenas  disposiciones  para  defender  los  inte- 
reses extranjeros;  que  se  disponía  á  garantirlos  contra  toda  agresión 
ó  ataque,  y  que  el  peligro  no  era  tan  inminente  como  se  desprendía 
del  discurso  del  representante  de  Francia,  Mr.  Pichón.  También  hizo 
uso  de  la  palabra  el  representante  de  Alemania,  quien  expuso  su  des- 
confianza de  que  pudiera  prestar  protección  á  los  extranjeros  un  Go- 
bierno chino  que  estaba  muy  quebrantado  y  á  punto  de  caer. 

* 
*  * 


CRÓNICA   GENERAL.  549 


Alemania. — La  prensa  del  Imperio,  como  la  de  todas  las  nacio- 
nes de  Europa,  trata,  con  preferencia  á  otros  asuntos,  de  los  sucesos 
de  China.  El  asesinato  del  embajador  alemán,  barón  de  Ketteler,  ha 
producido  en  las  esferas  oficiales  profunda  indignación,  que  se  refleja 
bien  en  las  siguientes  palabras  dirigidas  por  el  emperador  Guillermo 
á  las  tropas  que  forman  el  cuerpo  expedicionario  enviado  á  Oriente: 
«Tenéis  que  vengar — dijo — no  solamente  la  muerte  de  nuestro 
embajador,  sino  también  las  de  numerosos  alemanes  y  europeos. 
Cuando  os  halléis  enfrente  del  enemigo ,  sabed  que  no  hay  perdón 
posible;  que  todos  los  medios  serán  buenos;  que  no  se  conforma  Ale- 
mania con  hacer  prisioneros,  y  que  á  toda  costa  debe  dejar  un  recuer- 
do tal,  que  en  el  plazo  de  mil  años  el  solo  nombre  de  un  alemán  cause 
respeto  hondo  á  todos  los  chinos,  sin  que  ninguno  de  ellos  se  atreva 
á  considerarlo  con  el  menor  dejo  de  desdén.» 

— La  Gaceta  deColonia  publicó  un  telegrama  de  Berlín,  que  contenía 
una  amplia  referencia  de  la  respuesta  que  el  conde  de  Bulow  ha  dado 
á  la  nota  del  emperador  de  China,  pidiéndole  una  mediación  para  la 
paz.  La  respuesta  de  Bulow  á  la  nota  china  es  una  repetición,  con  tér- 
minos y  forma  extremadamente  sucintos  y  claros,  de  las  comunicacio- 
nes de  Francia  y  el  Japón  á  China.  La  respuesta  de  Alemania  es  de 
una  frialdad  abrumadora,  y  está  desprovista  de  todos  los  floreos  que 
suele  llevar  la  cortesía  empleada  en  las  relaciones  diplomáticas. 
Aunque  la  nota  hubiera  venido  hace  algunas  semanas,  la  contesta- 
ción del  conde  de  Bulow  se  hubiera  inspirado  en  el  mismo  sentido, 
porque,  según  dicen  los  periódicos,  es  muy  significativo  que  los  je- 
fes de  la  política  en  Ptkín  se  hayan  decidido  á  practicar  estas  gestio- 
nes a  posteriori  y  cuando  han  visto  la  derrota  sufrida  por  las  armas 
chinas  en  Tien-Tsin,  que  les  hace  vislumbrar  posteriores  descalabros. 

— Hacen  notar  los  telegramas  de  Berlín  que  el  Gobierno  chino  y 
todos  los  elevados  políticos  del  Imperio  ceden  únicamente  á  la  fuer- 
za, siendo  éste  el  único  factor  que  pone  en  respeto  á  los  pueblos  sal- 
vajes. Esta  es  una  indicación  muy  elocuente,  según  dice  la  prensa, 
para  la  conducta  que  los  diversos  países  deben  seguir  en  el  desarrollo 
de  los  futuros  sucesos.  Por  su  parte,  la  Gaceta  de  Francfort  asegura 
que  la  contestación  de  Bulow  al  telegrama  del  emperador  de  China 
es  una  prueba  del  acuerdo  perfecto  que  existe  entre  la  política  de  los 
Gobiernos  francés  y  alemán,  mientras  que  la  actitud  del  presidente 
Mac-Kinley  es  muy  comentada  en  Berlín,  considerándose  como 
opuesta  al  espíritu  de  concordia  que  reina  entre  las  potencias  euro- 
peas y  como  un  éxito  de  los  manejos  arteros  de  la  astuta  diplomacia 
china.  El  Gobierno  chino,  precaviéndose,  sin  duda,  contra  la  posibi- 


560  CRÓNICA    GENERAL. 


lidad  de  los  riesgos  que  ofrecería  una  acción  concertada  de  los  demás 
Estados,  se  ha  dirigido,  individual  y  separadamente,  á  cada  Canci- 
llería, solicitando  que  ayuden  al  Gobierno  de  Pekín  conteniendo  el 
avance  militar  de  los  extranjeros  sobre  la  capital  del  Imperio,  pues 
dada  la  actitud  del  ejército  y  de  los  boxers,  surgirá  en  otro  caso  una 
sangrienta  tragedia.  Entretanto  que  la  diplomacia  china,  recurrien- 
do á  sus  hábiles  manejos,  procura  desunir  á  las  potencias,  ó  cuando 
menos  ir  ganando  tiempo,  la  rebeldía  crece  y  la  situación  se  agrava. 
— Los  alemanes  están,  con  mucha  razón,  satisfechos  de  los  triun- 
fos que  obtienen  en  París  con  sus  productos  industriales  y  artísticos. 
Los  periódicos  reproducen  con  orgullo  los  juicios  favorables  de  la 
prensa  extranjera,  en  los  cuales  descuella  uno  del  corresponsal 
parisién  del  Daily  Chronicle,  en  que,  después  de  quejarse  de  que  los 
ingleses  han  hecho  mucho  menos  papel  que  los  alemanes  en  la  actual 
Exposición,  y  de  asegurar  que  los  últimos  han  sacado  gran  provecho 
de  todo,  consigna  su  opinión  de  que,  si  en  1870  fué  conquistado  París 
de  un  modo  transitorio,  la  conquista  comercial  de  ahora  por  los  teu- 
tones es  definitiva. 

* 
*  * 

Rusia. — La  muerte  del  conde  de  Muravieff  viene  siendo  objeto 
de  muchos  comentarios.  Un  corresponsal  ha  tenido  una  conversa- 
ción con  un  importante  diplomático,  en  que  incidentalmente  se  trató 
de  la  muerte  del  enemigo  resuelto  de  los  chinos,  como  lo  era  tam- 
bién de  Inglaterra.  El  diplomático  no  quiso  ser  muy  explícito  sobre 
¡os  misterios  que  rodearon  la  muerte  de  Muravieff,  pero  sí  dijo:  «Sé 
que  el  día  en  que  murió  estaba  aparentemente  en  perfecta  salud,  y 
que  tuvo  una  larga  y  violenta  conferencia  con  el  ministro  de  China 
aquí.  Yo  pregunté — añadió — á  uno  de  los  médicos  del  Emperador 
si  se  había  depurado  algo  sobre  la  causa  de  la  muerte  de  Muravieff; 
si  se  había  hecho  el  examen  del  cadáver  después  de  muerto;  si,  en 
suma,  se  sospechaba  algo.  El  médico  me  replicó: — No,  no  sé  nada  de 
eso;  lo  que  sí  he  oído  es  que  el  ministro  de  Negocios  extranjeros 
había  tomado  té  con  un  secretario  de  la  Legación  china  á  las  ocho  y 
media  de  la  noche,  y  que  á  las  nueve  de  la  misma  había  muerto. » 

Servia. — El  matrimonio  del  rey  Alejandro  con  una  dama  de  la 
servidumbre  de  la  reina  Natalia  presenta  los  caracteres  todos  de  un 
grave  asunto  de  Estado.  He  aquí  la  historia  detallada  de  lo  ocurrido; 


CRÓNICA    GENERAL.  551 


La  novia,  viuda  de  un  particular,  tiene  treinta  y  seis  años  de  edad . 
Algunos  pretenden  que  cuenta  ya  cuarenta  y  dos  años,  mientras  el 
Rey  aún  no  ha  cumplido  los  veinticinco.  Desde  el  instante  en  que 
la  reina  Natalia  vislumbró  que  había  una  intriga  amorosa  entre  su 
hijo  y  la  dama  de  honor,  despidió  á  ésta,  que  tuvo  que  regresar  á 
Belgrado.  Tal  ocurría  en  1897.  El  ex -rey  Milano,  al  volverá  Bel- 
grado en  Octubre  de  1897,  se  valió  de  madama  Maschin  para  aumen- 
tar su  influencia  y  ascendiente  en  el  ánimo  del  Rey  su  hijo.  Así  que 
ha  sido  grande  su  asombro  al  ver  que  inconscientemente  preparó  la 
fortuna  de  una  dama  de  honor  convertida  en  Reina,  arbitra  del  país. 
Y  del  propio  modo  que  tiempo  atrás  sorprendió  el  padre  á  sus  minis- 
tros con  un  golpe  de  Estado,  el  hijo,  siguiendo  tales  huellas,  ha  re- 
suelto su  boda  sin  consultar  á  nadie.  Todos  los  proyectos  que  acari- 
ciaba Milano  han  venido  al  suelo  con  estrépito.  Soñaba  con  un 
enlace  más  ventajoso:  con  la  boda  de  Alejandro,con  la  princesa  de 
una  corte  que  realizara  el  esplendor  de  la  dinastía  de  los  Obrenowitch, 
y,  sobre  todo,  con  una  heredera  que  restaurase  su  fortuna,  tan  que- 
brantada. Alejandro  de  Servia  frecuentaba  asiduamente  la  casa  de 
madama  Maschin,  en  Belgrado.  Además,  y  desde  hace  tres  años,  se 
veían  á  menudo  en  una  villa  que  le  había  comprado  cerca  del  Konac. 
En  el  extranjero  se  asegura  que  de  su  unión  secreta  había  nacido  un 
hijo.  Tan  pronto  como  el  ex- rey  Milano  recibió  en  Carlsbad  la  noti- 
cia de  la  proclamación  oficial  de  los  desposorios,  montó  en  cólera  y 
se  dispuso  á  hacerlos  fracasar.  Envió  inmediatamente  al  ministro 
de  la  Guerra  un  telegrama  sin  clave  en  el  que  dimitía  su  cargo  de 
generalísimo  y  anunciaba  su  salida  para  Viena,  donde  llegó  el  día  23 . 
Se  creía  que  se  pondría  en  seguida  en  camino  para  Belgrado;  pero 
ha  aplazado  su  viaje  para  madurar  mejor  su  plan  de  protesta.  El  rey 
Alejandro  ha  aceptado  la  dimisión  de  generalísimo  de  ¡su  padre,  y 
también  la  dimisión  de  todo  el  ministerio.  Hecho  bastante  significa- 
tivo, que  prueba  no  se  detendrá  ante  ningún  obstáculo.  P¿ro  las 
combinaciones  para  la  formación  de  un  nuevo  gabinete  resultan  muy 
difíciles  y  espinosas.  El  anciano  Christitch,  que  había  aceptado  la 
misión  de  constituir  Gobierno,  y  que  casi  lo  había  logrado,  al  saber 
que  el  rey  Milano  había  dimitido,  ha  declinado  el  encargo.  Otros 
personajes,  generales  en  su  mayoría,  han  seguido  ese  ejemplo.  Es 
probable  que  el  Rey  se  incline  del  lado  de  los  progresistas  austrófi- 
los,  tales  como  M.  Racovitch,  ó  de  los  liberales,  como  M.  Avakou- 
movitch,  ó  acaso  del  propio  Ribaratz.  Queda  descartado  el  Gabinete 
del  rusófilo  M.  Novakovitch,  actualmente  embajador  de  Servia  en 
París,  por  la  circunstancia  de  ser  amigo  de  la  reina  Natalia.  El  Rey 


552  CRÓNICA   GENERAL. 


ha  adoptado  medidas  de  seguridad  respecto  de  la  persona  de  madama 
Maschin.  Hace  que  guarden  su  casa  los  soldados,  por  el  temor  de 
que  la  roben  el  ex  rey  Milano  ó  sus  amigos,  aún  muy  poderosos.  El 
Rey  ha  manifestado,  por  último,  su  firme  intención  de  indultar,  con 
motivo  de  la  boda,  á  los  condenados  políticos  del  proceso  de  aten- 
tado y  del  pretendido  complot  contra  el  ex-rey  Milano.  En  Viena  se 
regocijan  con  la  noticia  de  esa  boda,  y  dicen  que  no  puede  menos 
de  aumentar  la  popularidad  del  Rey.  Añaden  que  ese  es  un  asunto 
de  política  interior  en  que  no  tiene  por  qué  mezclarse  Europa. 


*  * 


Asia:  China. — Se  ha  desmentido  repetidas  veces,  aunque  nunca 
de  una  manera  contundente  y  que  no  deje  lugar  á  duda,  la  noticia 
de  haber  sido  asesinados  los  embajadores  europeos  residentes  en 
Pekín.  Lo  único  que  al  presente  se  tiene  por  cierto,  es  la  muerte  de 
los  representantes  alemán  y  japonés;  por  lo  que  hace  al  personal  de 
las  demás  legaciones  extranjeras,  aseguran  despachos  procedentes 
de  la  corte  misma  del  imperio  chino,  que  se  hallan  bajo. la  protec- 
ción del  Emperador  y  provistos  de  todo  lo  necesario;  pero  la  circuns- 
tancia de  no  haberse  recibido  información  alguna  que  provenga  di- 
rectamente de  las  embajadas,  hace  temer  con  fundamento  que  al 
cabo  llegue  á  confirmarse  el  terrible  contenido  de  los  primeros  tele- 
gramas. En  Pekín  reina  la  anarquía  más  espantosa,  mientras  en  va- 
rios puntos  del  Imperio  continúan  las  matanzas  de  misioneros  é  in- 
dígenas convertidos.  No  satisfechos  con  esto  los  celestes,  han  atacado 
á  las  avanzadas  rusas  de  la  Mongolia  y  sostenido  varios  combates 
con  las  tropas  de  la  Mandchuria,  bombardeando  á  Blagovechtehensk 
y  á  Helampo.  Los  aliados  entretanto,  después  de  haber  penetrado 
en  Tien-Tsin,  permanecen  en  forzosa  inactividad,  impuesta  por  la 
carencia  de  elementos  necesarios  para  iniciar  el  avance  sobre  Pekín. 
El  mando  de  las  tropas  internacionales  se  confiará,  según  las  últimas 
noticias,  á  un  general  inglés.  El  emperador  de  China  ha  telegrafiado 
á  los  presidentes  de  las  Repúblicas  francesa  y  norteamericana,  y  al 
emperador  de  Alemania,  solicitando  su  cooperación  para  poner  tér- 
mino á  la  rebeldía  de  los  boxers;  y  á  esta  demanda  ha  contestado 
ya,  según  noticias  que  circulan  en  esta  capital,  Mr.  Mic-Kinley  que, 
previo  el  acuerdo  con  las  demás  potencias,  los  Estados  Unidos  po- 
drían emplear  sus  buenos  oficios  para  llegar  á  un  arreglo  amistoso 
bajo  las  siguientes  condiciones: 

i.*  Asegurar  que  todavía  vive  el  personal  de  las  Legaciones  ex- 
tranjeras en  Pekín. 


CRÓNICA   GENERAL.  553 


2.a  Restablecer  inmediatamente  las  comunicaciones  entre  los 
ministros  y  sus  Gobiernos  respectivos;  y 

3.a  Dar  á  la  expedición  de  socorro  organizada  por  las  tropas 
aliadas,  todos  los  medios  y  facilidades  encaminados  á  la  protección 
de  los  extranjeros  y  al  restablecimiento  del  orden. 

— La  prensa  alemana  comenta  en  sentido  desfavorable  la  actitud 
en  que  los  Estados  Unidos  se  han  colocado  con  respecto  á  China. 
La  Gacela  de  Colonia  publicó  á  fines  del  mes  anterior  un  despacho  de 
Berlin  que  contenía  impresiones  de  los  círculos  militares  y  políticos, 
y  haciéndose  eco  de  ellas,  formula  la  cuestión  de  cómo  puede  ser  al- 
terado el  optimismo  que  actualmente  reina  en  las  esferas  oficiales 
de  Washington  por  la  fuerza  de  los  acontecimientos,  pues  si  los  su- 
cesos se  empeoran  y  la  situación  en  China  se  agrava,  los  Estados 
Unidos  encontrarán  una  verdadera  dificultad  para  persistir  en  su 
mediación,  aceptada  con  bases  que  el  tiempo  amenaza  variar.  Lo 
cierto  es  que  Francia  mantiene  en  el  problema  de  China  una  actitud 
muy  parecida  á  la  de  Alemania,  puesto  que  la  República  francesa 
pide  también  la  expiación  de  los  crímenes  cometidos  por  los  chinos, 
así  como  garantías  sólidas  de  que  se  ha  de  restablecer  el  orden  y  la 
tranquilidad  en  el  imperio  chino  de  una  manera  notable.  La  Gaceta 
de  Colonia  analiza  también  en  sus  despachos  de  Berlín  la  actitud  de 
Rusia,  reconociendo  que  los  ánimos  están  muy  soliviantados  allí 
contra  los  chinos,  en  estos  mismos  momentos  en  que  se  acentúa  la 
política  de  benevolencia  de  los  Estados  Unidos.  De  todo  ello  dedu- 
cen en  Berlín  que  no  hay  otra  alternativa  que  proceder  enérgica- 
mente contra  los  actos  de  salvajismo  chino.  Como  esta  necesidad  es 
reconocida  por  la  mayoiía  de  las  potencias,  es  muy  significativo  el 
cambio  en  sentido  belicoso  que  se  advierte  en  algunos  periódicos  de 
San  Petersburgo,  de  conformidad  con  el  sentimiento  que  reina  en 
las  esferas  oficiales  austríacas.  En  éstas  se  desaprueba  de  una  ma- 
nera absoluta  la  actitud  de  América,  y  todo  ello  es  una  señal  de  que 
Alemania,  Austria,  Rusia,  Francia  y  otras  potencias  no  consentirán 
en  nada  que  no  sea  un  arreglo  sólido  con  China,  que  ofrezca  para  el 
porvenir  muy  seguras  garantías. 


554  CRÓNICA    GENERAL. 


II 

ESPAÑA 

La  nota  política  de  mayor  relieve  que  nos  ofrece  la  quincena  se 
halla  en  las  declaraciones  del  jefe  del  partido  liberal  hechas  en  Avila 
ante  un  redactor  de  un  diario  de  gran  circulación: 

«Estoy  penetrado  de  la  realidad — dijo  el  Sr.  Sagasta. — Me  piden 
actos  los  que  no  se  fijan  en  la  fuerza  de  las  costumbres  en  la  vida 
pública.  Ausente  la  corte,  dispersos  los  hombres  políticos,  cuanto 
ahora  se  hiciera  caería  en  el  vacío.  Resuelto  á  cumplir  todos  mis  de- 
beres, espero  la  ocasión  oportuna:  esta  ocasión  la  ofrecerá  el  regreso 
de  la  corte  á  Madrid.  Reconozco  el  alcance  de  la  campaña  de  Romero 
Robledo:  no  creo,  sin  embargo,  que  éste  abandone  la  monarquía. 
Lucha  por  temperamento;  arremete  contra  todos,  exagerando  sus 
ataques,  como  lo  hizo  la  Unión  Nacional,  cuyas  exageraciones  el 
mismo  Romero  Robledo  condenó. 

»Pero  tiene  razón  en  mucho  de  lo  que  dice;  así  como  en  mucho  de 
lo  que  solicita  y  pretende  la  tiene  también  la  Unión  Nacional. 

» Silvela  hace  mal  contestando  con  chanzonetas  á  las  graves  acusa- 
ciones de  Romero  Robledo.  El  cargo  que  desempeña  el  Sr.  Silvela  no 
se  defiende  con  chistes,  que,  además,  no  hacen  efecto  en  la  opinión. 
Me  parece  una  broma  de  muy  mal  gusto  la  afirmación  de  Dato,  de 
que  vivirá  este  Gobierno  hasta  la  mayoría  de  edad  del  Rey.  Eso  no 
se  puede  decir  en  serio.  La  política  es  cosa  muy  circunstancial,  y 
mucho  más  circunstancial  con  esta  situación,  que  es  un  edificio  todo 
cuarteado.  Cualquier  accidente  en  cualquiera  momento  lo  derriba. 
Harto  lo  saben  Silvela  y  Dato.  Es  completamente  inexacto  que  haya 
yo  dicho  que  la  situación  actual  vivirá  largo  tiempo,  y  más  inexacto 
todavía  que  tenga  yo  compromisos  para  la  boda  de  la  princesa  de 
Asturias  con  el  hijo  del  conde  de  Ciserta,  porque  esa  boda  me  parece 
totalmente  inadmisible  para  el  país  liberal.  No  será  cristiano  culpar 
á  los  hijos  de  la  conducta  de  los  padres;  pero  no  sería  liberal  transigir 
con  ese  enlace.  Veo  al  Gobierno  cada  día  más  desconcertado.  No 
tiene  opinión  fija  respecto  de  nada.  Vacila  ante  el  viaje  del  Rey  por 
los  puertos  de  la  costa  cantábrica;  vacila  ante  la  inspección  contra  el 
Ayuntamiento  de  Barcelona;  tiene  que  nombrar  un  director  general, 
y  necesita,  según  he  leído,  la  intervención  personal  de  la  Reina.  Esto 
es  tremendo. 

•  Mientras  tanto,  están  abandonadas  las  principales  funciones  de 
gobierno.   Caerá  la  llamada  Unión  conservadora,  y  caerá  sin  haber 


CRÓNICA   GENERAL.  555 


hecho  nada  bueno.  El  país  ha  demostrado,  á  pesar  del  Gobierno,  que 
tiene  elementos  para  regenerar  la  Hacienda.  Esa  gran  fuerza  nacio- 
nal habremos  de  utilizarla  para  llegar  á  la  completa  nivelación  del 
presupuesto.  Además  de  las  reformas  en  la  Administración,  indicadas 
en  mi  discurso  de  Oviedo,  acometeremos  la  creación  de  una  escuadra, 
conforme  con  las  fuerzas  contributivas  del  país.  Silvela,  mal  aseso- 
rado, no  hará  nada  bueno  en  la  Marina.  Su  desconocimiento  de  estos 
asuntos  es  total.  Ha  mandado  destruir  mucho,  que  sería  útil  para  el 
servicio  de  los  puertos.  Mi  programa  se  sintetiza  y  resume  en  lo  si- 
guiente: Mantener  todas  las  libertades  conquistadas,  aplicarlas  con 
sinceridad  y  criterio  democrático  ,  y  mejorar  todos  los  servicios 
administrativos  de  modo  que  sean  menos  costosos  y  más  eficaces. 
Dentro  de  poquísimos  días  espero  conocer  el  desarrollo  y  la  posible 
solución  de  los  sucesos.  Fijaré  mi  actitud  y  procederé  conforme  las 
circunstancias  determinen  en  el  momento  oportuno,  que  puede  ser  al  tra- 
tarse de  la  reunión  de  las  Cortes.» 

— Leemos  en  un  diario:  «La  muerte  de  la  Unión  conservadora  se 
evidencia  más  de  día  en  día,  no  recatándose  de  hablar  de  ella  ni  los 
mismos  interesados.  La  separación  del  Sr.  Pidal  del  Sr.  S.lvela  es 
un  hecho,  y  sólo  consideraciones  especiales  obligan  al  primero  á  no 
darle  publicidad;  pero  los  pidalinos,  que  no  tienen  miras  tan  eleva- 
das como  su  jefe,  se  desahogan  y  se  preparan  á  tomar  el  desquite 
contra  el  Sr.  Silvela  en  la  elección  de  nuevo  presidente  del  Congreso. 
El  propósico  que  abrigan  es  el  de  votar  la  candidatura  que  se  pre- 
sente frente  á  la  del  Sr.  Villaverde,  que,  como  ya  dijimos,  podrá 
ser  la  del  Sr.  Pidal,  apoyada  por  las  oposiciones;  y  acerca  de  esto  ha 
dicho  un  pidalino  á  un  diario  madrileño:  «Y  que  no  crean  que  nos 

•  achicaremos,  pues  si  en  votación  nominal  hemos  tenido  valor  para 
•abstenernos  ó  votar  contra  el  Gobierno,  dejándole  triunfar  por  uno, 

•  dos  ó  tres  votos,  y  aun  derrotándole  alguna  vez;  si  en  público  hemos 

•  hecho  esto,  en  el  secreto  de  la  urna  figúrese  lo  que  podremos  hacer. 

•  Claro  es  que  el  Sr.  Pidal  apoyaría  ostensiblemente  al  Sr.  Villaverde 
»y  aconsejaría  á  sus  amigos  que  le  votasen;  pero  en  estas  cuestiones 

•  de  personal  hay  muchos  escrúpulos  de  conciencia,  y  también  en 

•  otra  ocasión  se  recomendó  muy  fuertemente  que  se  votase  á  deter- 
minada persona  para  un  cargo  en  la  Mesa,  y  dicha  persona  quedó 

•  derrotada.»  Esta  manera  de  expresarse  evidencia  bien  cuál  es  el 
estado  de  los  ánimos,  y  que  la  Unión  conservadora  no  es  ya  tal 
Unión,  manteniéndose  en  pie  por  un  milagro,  debido  á  las  conside- 
raciones especialísimas  que  obligan  al  Sr.  Pidal  á  no  precipitar  el 
inevitable  desenlace.» 


556  DE    ESTÉTICA   MENUDA. 


— El  Sr.  Romero  Robledo  no  se  da  punto  de  reposo  para  organi- 
zar un  nuevo  partido  con  amplias  vistas  á  la  demagogia  y  á  los  radi- 
calismos extremos  de  allende  el  Pirineo.  El  batallador  exministro  ha 
pronunciado  una  serie  de  discursos  de  tonos  marcadamente  revolu- 
cionarios y  aun  impíos,  que  al  decir  de  cierto  diario,  han  hecho  las 
delicias  de  los  que  viven  mirando  á  ver  por  dónde  sale  el  sol  en  forma 
de  libreta.  Para  combatir  al  Gobierno  del  Sr.  Silvela,  desahogando  en 
él  la  furia  de  su  indignación  y  de  su  odio,  el  famoso  ex-leader  conserva- 
dor encuentra  buenos  todos  los  procedimientos  y  lugares  comunes  de 
la  oratoria  de  barricada;  excita  los  apetitos  de  las  turbas  con  el  cebo 
de  los  bienes  de  las  Corporaciones  religiosas;  se  pone  incondicional» 
mente  de  parte  de  los  elementos  sediciosos  y  enemigos  de  la  situa- 
ción; acusa  de  inepcia  y  abandono  al  partido  liberal;  truena  contra 
el  jefe  del  Gabinete  y  ministros  que  le  forman;  é  invoca,  por  último, 
la  necesidad  de  reconquistar  las  libertades  públicas,  que  nadie  sabe 
cuándo  ni  cómo  se  han  perdido,  ni,  aunque  así  fuese,  para  qué  ser- 
virían como  no  sea  para  seguir  dando  al  traste  con  lo  que  resta 
dentro  y  fuera  de  casa.  Cuando  en  circunstancias  tan  tristes  como 
las  presentes  tales  cosas  se  dicen  y  se  aplauden,  hay  que  juzgar 
piadosamente  que  esto  está  dejado  de  la  mano  de  Dios,  y  dejado 
también,  desde  hace  mucho  tiempo,  de  todo  rastro  de  vergüenza  y 
de  sentido  común. 

— El  Sr.  García  Alix  está  llevando  á  cabo  con  la  mayor  activi- 
dad sus  proyectadas  reformas  de  la  enseñanza.  Por  el  interés  que  tie- 
nen para  el  público  en  general,  copiamos  á  continuación  las  siguien- 
tes disposiciones  que  han  visto  la  luz  pública  en  la  Gaceta.  {(Regla- 
mentó  de  exámenes  y  grados  en  las  Universidades,  Institutos  y  Escuelas 
Normales. — Artículo  i.°  Para  ingresar  en  los  Institutos  de  segun- 
da enseñanza  se  necesita  haber  cumplido  la  edad  de  diez  años  y 
obtenido  la  aprobación  de  un  examen  de  ingreso,  en  el  que  se  exigi- 
rán todos  los  conocimientos  comprendidos  en  el  programa  de  las  Es- 
cuelas primarias  superiores.  Art.  2.0  El  ingreso  en  las  Escuelas  Nor- 
males se  verificará  conforme  á  lo  preceptuado  en  el  art.  19  del  Real 
decreto  de  6  de  Julio  de  1900,  sobre  reforma  de  las  Escuelas  Nor- 
males é  Inspecciones.  Art.  3.0  Para  matricularse  como  alumno  ofi- 
cial ó  libre  en  cualquiera  de  las  Facultades  universitarias,  son  nece- 
sarios los  requisitos  siguientes:  haber  obtenido  el  grado  de  bachiller; 
haber  cumplido  la  edad  de  diez  y  seis  años  y  haber  sido  aprobado  del 
examen  de  ingreso.  Art.  4.0  El  examen  de  ingreso  se  verificará  en  las 
Facultades  de  Filosofía  y  Letras  para  los  alumnos  que  deban  ingre- 
sar en  ésta  y  en  la  de  Derecho,  y  en  la  de  Ciencias  para  los  que  ha- 


DE   ESTÉTICA  MENUDA.  557 


yan  de  ingresar  en  ésta  y  en  la  de  Medicina  y  Farmacia.  Art.  5.0  El 
programa  con  arreglo  al  que  deberán  tener  lugar  los  exámenes,  será 
formado  por  el  Claustro  respectivo  de  Letras  ó  Ciencias,  teniendo 
en  cuenta  la  índole  y  trascendencia  del  examen.  Los  Claustros  no 
podrán  incluir  en  este  programa  conocimientos  que  no  figuren  en  los 
de  la  enseñanza  oficial.  Art.  6.°  Las  asignaturas  del  llamado  curso 
preparatorio  de  la  Facultad  de  Derecho  serán  estudiadas  en  la  de  Fi- 
losofía y  Letras,  y  las  del  de  Medicina  y  Farmacia  en  la  de  Cien- 
cias. La  matrícula  de  estas  asignaturas  se  hará  sin  distinguir  la  ul- 
terior aplicación  que  el  alumno  pueda  hacer  de  ellas,  una  vez  apro- 
bado. Art.  y.°  Los  exámenes  se  verificarán  en  el  orden  de  prelación 
que  se  haya  establecido,  por  asignatura  para  los  alumnos  oficiales,  y 
por  cursos  para  los  libres.  A  estos  alumnos  no  se  podrá  dispensar 
tiempo  para  el  examen  de  las  asignaturas  prácticas,  debiendo  solici- 
tarse el  examen  de  cada  una  un  año  académico  después  de  aprobada 
la  que  sea  de  natural  prelación.  Cuando  existan  dos  cursos  prácticos 
de  la  misma  asignatura,  no  podrá  solicitar  examen  del  segundo  den- 
tro del  mismo  curso.  Art.  8.°  En  las  asignaturas  cuya  matrícula 
llegue  á  cien  alumnos,  los  Claustros  podrán  acordar  se  anticipen  los 
exámenes  ordinarios  á  los  diez  últimos  días  del  mes  de  Mayo. 
Art.  9.0  Los  exámenes  de  alumnos,  tanto  oficiales  como  libres,  se 
verificarán  ante  los  mismos  Tribunales.  Los  primeros,  con  arreglo 
á  los  programas  de  los  respectivos  profesores  que  hayan  servido  para 
la  enseñanza  oficial,  y  los  que  deberán  ser  conocidos  por  los  alum- 
nos desde  el  principio  de  cada  curso.  Los  segundos,  con  arreglo  á 
un  cuestionario  único  para  cada  asignatura,  en  el  que  deberá  figurar 
todo  el  contenido  de  la  misma,  pero  sin  imponer  un  sentido  doctri- 
nal determinado.  Art.  10.  Para  la  formación  de  estos  cuestionarios, 
que  serán  renovados  cada  cinco  años,  se  invitará  por  este  ministerio 
á  todos  los  profesores  de  Universidades,  Institutos  y  Escuelas  Nor- 
males para  que  envíen  al  mismo  proyectos  de  cuestionarios  de  las 
asignaturas  que  tengan  á  su  cargo.  Art.  ir.  El  Consejo  de  Instruc- 
ción pública,  en  vista  de  los  cuestionarios  remitidos,  y  por  medio  de 
Comisiones  especiales  de  consejeros  elegidos  según  la  especial  com- 
petencia de  cada  uno,  formulará  el  cuestionario  único,  que  deberá 
publicarse  como  oficial  para  los  exámenes  de  los  alumnos  libres  de 
cada  asignatura.  Si  el  Consejo  lo  creyere  conveniente,  podrá  llamar 
á  informar  en  su  seno  á  personalidades  de  reconocida  competencia 
en  la  materia  perteneciente  á  algunos  de  los  cuestionarios.  Art.  r2. 
En  las  asignaturas  de  Facultad  de  que  sólo  existe  una  cátedra  será 
obligatoria  para  los  numerarios  de  las  mismas  la  redacción  de  los 


558  DURANTE    EL   TERROR. 


cuestionarios,  los  que  serán  examinados  por  el  Consejo  en  la  forma 
indicada  y  aprobados  con  ó  sin  modificaciones.  Art.   13.  Los  exá- 
menes de  las  asignaturas  constarán  de  dos  partes,  una  teórica  y  otra 
práctica;  ésta  sólo  para  la  que  por  su  índole  especial  lo  requiera.  La 
parte  teórica  se  compondrá  de  un  ejercicio  oral  y  otro  escrito,    que 
se  verificarán  en  actos  y  días  distintos.  Art.  14.  La  actual  califica- 
ción será  sustituida  por  estas  dos:  suspenso  y  desaprobado.  La  de  sus- 
penso se  dará  en  la  convocatoria  de  Junio  y  permitirá  la  repetición 
del  examen  en  Septiembre;  la  de  desaprobado  sólo  se  dará  en  esta 
última  convocatoria  y  llevará  consigo  la  pérdida  del  curso.  Artícu- 
lo 15.  En  los  grados  de  licenciados  de  las  Facultades  y  reválidas  de 
las  Escuelas  Normales,  que  continuarán  como  en  la  actualidad,   las 
preguntas  y  ejercicios  podrán  referirse  á  todas  las  asignaturas  de  la 
carrera.  En  las  del  grado  de  bachiller  podrán  versar  sobre  todas  las 
asignaturas  comprendidas  en  el  plan  de  enseñanza  vigente  durante 
los  estudios  del  graduante.  Art.  16.  Los  del  grado  de  doctor  con- 
sistirán en  la  lectura  de  una  tesis  compuesta  por  el  graduando  sobre 
un  punto  doctrinal  ó  de  investigación  práctica  elegida  libremente,  y 
que  entregará  manuscrita  en  el  acto  de  solicitar  el  examan.  Este 
trabajo  habrá  de  ser  examinado  sucesivamente  por  los  jueces  del 
Tribunal,  cada  uno  de  los  cuales,  antes  de  devolverlo,  consignará  á 
su  final  por  escrito  y  con  su  firma,  la  calificación  que  le  hubiere  me- 
recido. En  el  día  señalado  por  el  decano  se  constituirá  el  Tribunal 
con  el  graduando,  y  los  jueces  le  harán  las  observaciones  que  el  exa- 
men de  la  tesis  les  hubiere  sugerido,   á  las  que  contestará   el  gra- 
duando. La  duración  del  acto  no  podrá  ser  menor  de  hora  y  media. 
Art.  17.  Si  el  graduando  mereciera  la  aprobación,  necesita  para  re- 
cibir la  investidura  imprimir  la  tesis  con  las  notas  literales   que  su 
examen  hubiera  merecido  á  sus  jueces,  y  los  nombres  de  éstos,  en- 
tregando de  estos  ejemplares  impresos  30  por  lo  menos,   los  que  se- 
rán distribuidos  entre  las  demás  Facultades  á  que  el  grado  se  refie- 
ra y  las  Bibliotecas  públicas.  Art.  18.  Los  decanos  de  las  Faculta- 
des, puestos  de  acuerdo  con  los  catedráticos,  jefes  de  Laboratorios, 
podrán  proporcionar  á  los  graduandos  del  doctorado  que  lo  soliciten 
los  aparatos  y  recursos  que  fuere  posible  para  hacer  los  trabajos  de 
investigación  referentes  á  su  tesis  doctoral,    debiendo  éstos  abonar 
los  desperfectos  que  ocasionen  y  los  gastos  del  material  que  emplea- 
ren. Art.  19.   Quedan  derogadas  cuantas  disposiciones  se  opongan 
á  lo  preceptuado  en  el  presente  decreto.— San  Sebastián  28  de  Julio 
de  1900.» 


OBSERVACIONES  METEOROLÓGICAS 


559 


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Tensión  me- 
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límetros. . 


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560 


OBSERVACIONES   METEOROLÓGICAS. 


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NACIONES  CATÓLICAS !  BIES  PROTESTANTES 


II 


iolamente  por  una  extraña  confusión  de  ideas ,  ó  por 
el  espíritu  de  oposición  sistemática  al  Catolicismo, 
han  podido  algunos  llegar  á  persuadirse  de  la  vir- 
tualidad y  eficacia  de  las  doctrinas  protestantes  en  orden  al 
bienestar  social  y  legítimo  progreso  de  los  pueblos.  Si  con  la 
propagación  de  la  Reforma  en  los  países  septentrionales  ,  y 
favorecidas  por  el  ambiente  de  emancipación  y  libertad,  reci- 
bieron nuevo  impulso  las  artes  y  ciencias  y  se  desarrollaron 
con  mayor  pujanza  las  aspiraciones  generales  hacia  la  mo- 
derna cultura;  si  desde  el  siglo  XVI  hasta  la  época  presente 
se  han  visto  con  frecuencia  fulgurar  las  llamas  del  genio  en 
ilustres  hijos  de  las  naciones  reformadas,  y  hoy  vemos  flore- 
cer en  ellas  instituciones  admirables  que  constituyen  el  fun- 
damento de  su  prosperidad  actual ,  el  triunfo,  en  cuanto  de- 
pende de  la  religión,  no  puede  atribuirse  al  protestantismo, 
disolvente  y  anárquico  por  esencia,  sino  más  bien  á  la  Iglesia 
católica,  cuyos  principios  de  vida  y  regeneración  social  lle- 
varon en  parte  los  primeros  reformadores  en  su  apostasía, 
como  lleva  la  savia  del  árbol  la  rama  desgajada.  Más  ade- 
lante señalaremos  esos  principios  de  vida  ,  en  virtud  de  los 
cuales  han  fructificado  y  adquirido  brillante  prestigio  algunos 
de  los  pueblos  que  sacudieron  el  yugo  de  Roma.  Mientras 
tanto,  debemos  hacer  constar  que  el  principio  fundamental 
de  libertad  absoluta  predicado  por  los  pseudoreformistas  ha 

La  Ciudad  de  Dios.— Año  XXI.—  Núm.  658.  36 


562  NACIONES    CATÓLICAS    Y    NACIONES    PROTESTANTES. 


sido  rechazado  constantemente,  sobre  todo  por  la  nación 
británica  ,  cuyo  engrandecimiento  comenzó  en  Ja  Edad  Me- 
dia, en  los  tiempos  de  Alfredo  el  Grande  ,  Eduardo  el  Con- 
fesor, Ricardo  Corazón  de  León  y  Enrique  V,  cuando  lleva- 
ba el  nombre  de  Isla  de  los  Santos, 

Sus  instituciones  actuales,  como  su  Parlamento,  sus  Uni- 
versidades y  libertades  públicas  ,  datan  de  aquella  época  en 
que  aún  vivía  á  la  sombra  del  Catolicismo,  y  han  permane- 
cido vigorosas  é  intangibles  en  medio  de  las  fluctuaciones 
revolucionarias  ,  y  á  pesar  de  las  infecundas  discordias  na- 
cionales ocasionadas  por  el  protestantismo.  En  cuanto  á  la 
influencia  de  éste  en  el  progreso  de  las  sociedades  ,  bien 
puede  calificarse  de  funesta,  si  imparcialmente  se  estudia  la 
historia  de  los  pueblos  europeos  en  las  tres  pasadas  centurias. 
Mucho  antes  de  que  existiera  Lutero,  se  había  iniciado  ya  el 
movimiento  de  avance  hacia  la  civilización  moderna.  Los 
latinos,  impulsados  por  el  ardor  ingénito  de  su  carácter  me- 
ridional, bajo  la  protección  altamente  beneficiosa  de  la  Igle- 
sia, y  á  la  luz  de  la  fe  redentora  de  la  razón  humana,  habían 
realizado  tan  memorables  conquistas  como  el  descubrimiento 
del  Nuevo  Mundo,  é  inaugurado  en  Europa  la  época  del 
Renacimiento  mediante  el  cultivo  de  todas  las  artes  y  cien- 
cias, y  el  estudio  de  los  monumentos  de  la  antigüedad  clási- 
ca. La  inmensa  labor  civilizadora  de  los  siglos  precedentes  á 
la  Reforma  se  revelaba  en  la  vitalidad  y  grandeza  de  la  Es- 
paña de  los  Reyes  Católicos  y  de  Carlos  V,  en  el  asombroso 
desarrollo  de  la  industria  y  el  comercio  entre  las  repúblicas 
italianas,  Flandes  y  los  Países  Bajos  ,  en  el  esfuerzo  de  res- 
tauración artística,  de  que  son  testimonio  elocuente  los  mo- 
numentos atesorados  por  Lovaina  ,  Gante,  Venecia  ,  Roma, 
Ñapóles  y  Florencia  ,  y,  por  último,  en  los  grandes  centros 
universitarios  de  Oxford,  Coimbra,  Salamanca,  París  y  Bo- 
lonia, debidos  en  su  mayor  parte  á  la  intervención  é  iniciati- 
va del  Pontificado  ?  y  cuyo  esplendor  científico  ,  habida  en 
cuenta  la  diferencia  de  tiempos,  difícilmente  sobrepujarán 
las  modernas  Universidades.  ¿Qué  venían,  por  lo  tanto,  á  re- 
formar las  doctrinas  nuevas? 

Cerca  de  dos  siglos  transcurrieron  después  que  definitiva- 


NACIONES    CATÓLICAS    Y   NACIONES   PROTESTANTES.  563 


mente  se  estableció  el  protestantismo  como  religión  del  Es- 
rado  en  los  pueblos  del  Norte.  El  sistema  de  emancipación 
é  independencia  religiosas  había  logrado  escalar  el  trono  y 
dominar  en  la  mitad  de  Europa,  provocando  en  la  otra  mi- 
tad que  se  mantenía  fiel  á  la  Iglesia,  luchas  infecundas  y  fu- 
nestas para  la  corriente  de  civilización  y  progreso,  que  no  se 
interrumpieron  sino  ciento  treinta  años  después  con  el  trata- 
do de  Westfalia.  Si  se  exceptúan  los  países  centrales  ,  Fran- 
cia, Austria,  Polonia,  Hungría  y Transilvania,  que  constituían 
como  el  territorio  neutral  cuya  posesión  durante  mucho 
tiempo  permaneció  indecisa  entre  ambas  creencias,  en  Ingla- 
terra, Dinamarca,  Escocia,  Suecia,  el  Palatinado,  Prusia, 
Sajonia  y  Wurtemberg,  la  Reforma  alcanzó  un  triunfo  inme- 
diato, y  fué  considerada  por  el  pueblo  como  carácter  distin- 
tivo de  la  raza  teutónica  y  alcázar  de  defensa  contra  todo 
influjo  extranjero.  Lascircunstancias,  por  lo  tanto,  no  podían 
ser  más  favorables  á  la  innovación  de  doctrinas  y  costumbres 
predicada  por  los  que  se  llamaban  apóstoles  de  la  restaura- 
ción cristiana  y  redentores  de  la  humanidad  oprimida  por  el 
ominoso  yugo  romano.  ¿Y  qué  beneficios  reportó  al  bien 
social  y  á  la  cultura  con  que  hoy  se  envanece?  La  historia 
denunciará  implacable  los  males  de  que  fué  víctima  la  socie- 
dad inficionada  por  el  protestantismo,  y  desmentirá  las  ri- 
diculas afirmaciones  de  los  que  aún  creen  en  la  virtud  mági- 
ca de  las  doctrinas  reformistas  para  destruir  la  influencia  del 
Catolicismo  y  difundir  en  el  mundo  las  luces  de  la  verda- 
dera civilización.  No  podemos  menos  de  citar  el  testimonio 
fehaciente  de  uno  de  los  más  ilustres  escritores  protestantes 
del  presente  siglo  (i):  ((Oyese  decir  á  cada  momento  que  la 
humanidad  va  progresando  sin  cesar  en  ilustración  ,  y  ]ue 
debe  ser  necesariamente  funesta  ai  Catolicismo  y  favorable 
al  protestantismo  la  difusión  de  las  luces.  Se  nos  antoja  que 
carece  de  fundamento  esta  esperanza.  Porque  si  vemos  que 
de  doscientos  cincuenta  años  á  esta  parte  ha  dado  muestras 
el  espíritu  humano  de  actividad  extraordinaria,  impulsando 
todas  las  ciencias  naturales,  produciendo  innumerables  inven 

(i)     Estudios  políticos:  El  Pontificado  ¡  por  lord  Macaulay. 


564  NACIONES   CATÓLICAS  Y   NACIONES   PROTESTANTES. 

tos  que  tienden  á  mejorar  las  condiciones  materiales  de  la 
vida,  haciendo  adelantar  considerablemente  la  medicina,  la 
cirugía,  la  química  y  la  mecánica,  y  además,  aunque  en  menor 
escala,  el  arte  de  gobernar,  la  política  y  la  legislación,  también 
es  cierto  que  durante  ese  largo  espacio  de  tiempo  no  ha  rea- 
lizado el  protestantismo  una  conquista  siquiera  que  merezca 
mencionarse.»  Si  en  el  orden  intelectual  ha  introducido  el 
caos  y  la  anarquía  extraviando  el  pensamiento  con  heterogé- 
neos  sistemas  que  ninguna  luz  arrojan  en  el  cuadro  de  los 
descubrimientos  humanos  ,  también  en  el  orden  social  pro- 
dujo desastres  sin  cuento,  de  que  fueron  teatro  las  naciones 
sometidas  á  su  imperio,  donde  la  libertad  y   tolerancia  se 
convirtieron  en  tiranía  y  despotismo  bañados  por  torrentes  de 
sangre,  mientras  los  pueblos  católicos  proseguían  su  marcha 
ascendente  hacia  el  progreso  y  sostenían  en  sus  manos  hasta 
nuestro  siglo  el  cetro  de  la  heguemonía  intelectual  y  política. 
Así  se  comprende  que  Inglaterra,  la  más  poderosa  de  las  na- 
ciones reformadas,  favorecida  por  su  aislamiento  y  la  riqueza 
del  suelo,  y  precisamente  en  los  tiempos  de  su  mayor  fervor 
protestante,   haya  ido  siempre  á  la  zaga  de  los  latinos  en  su 
expansión  colonial  por  el  Extremo  Oriente  y  América,  y  no 
haya  sabido  caminar  sino  por  las  huellas  que  éstos  dejaron  en 
sus  conquistas  por  todo  el  mundo. 

Cómo  los  pueblos  católicos  han  venido  á  perder  su  pre- 
ponderancia de  los  siglos  anteriores,  y  en  cambio  los  sepa- 
rados de  la  comunión  romana  gozan  de  indiscutible  superio- 
ridad política  en  Europa,  es  asunto  que  después  hemos  de 
dilucidar.  Desde  luego,  la  afirmación  de  que  esa  diferencia 
obedece  en  los  primeros  al  carácter  pesimista  y  desdeñoso 
de  los  intereses  materiales,  que  los  adversarios  suponen  en 
el  Catolicismo,  se  halla  desmentida  por  dieciocho  siglos  de 
experiencia;  así  como  cae  por  su  base  el  argumento  de  que 
el  protestantismo  favorece  más  al  orden  social,  con  sólo  con- 
siderar  las  incesantes  revoluciones  y  la  inferioridad  econó- 
mica de  los  países  septentrionales  en  las  pasadas  centurias. 
Tan  palmaria  es  la  contradicción  que  existe  entre  estas  gra- 
tuitas aserciones  y  los  hechos  de  la  historia,  que  hoy  el  ra- 
cionalismo protestante  quiere  prescindir  de  las  enseñanzas 


NACIONES    CATÓLICAS    Y   NACIONES   PROTESTANTES.  565 


del  pasado  y  sólo  atiende  al  estado  actual  de  prosperidad  y 
decadencia  que  respectivamente  ofrecen  los  pueblos  septen- 
trionales y  meridionales,  haciendo  de  ello  solidaria  á  su  di- 
versa religión.  De  esta  supremacía  más  ó  menos  universal 
de  las  naciones  heterodoxas  infieren  los  enemigos  de  la  Igle- 
sia que  los  principios  católicos  paralizan  los  esfuerzos  hu- 
manos, enervan  las  energías,  engendran  la  inercia  y  la  este- 
rilidad del  espíritu,  son  refractarios  á  la  ilustración  y  á  la 
libertad,  dan  origen  á  la  agitación  perpetua  de  los  pueblos  y 
los  llevan  lentamente  á  su  ruina,  mientras  que  los  principios 
protestantes  favorecen  las  buenas  iniciativas  y  toda  expan- 
sión generosa  de  la  actividad   humana  ,  propagan  la   ins- 
trucción en  el  mundo,  comunican  á  los  individuos  un  tem- 
peramento moral  incomparable  y  en  los  pueblos  garantizan 
la  paz  y  tranquilidad   interiores  (i).   Como  ejemplo   de  esa 
diferencia  no  hay  más  que  comparar,  dicen  los  adversarios, 
el  carácter  general  de  unas  y  otras  sociedades.  En  Inglaterra 
y  Alemania  predominan  la  ilustración  y  la  actividad,  á  las 
cuales  deben  su  actual  grandeza.  En  España,  Italia  y  Francia 
son  bien  ostensibles  el  oscurantismo  y  la  inactividad,  origen 
de  su  corrupción  y  pobreza  presentes.  Por  tanto,  si  los  pue- 
blos no  pueden  cambiar  de  naturaleza  ni  modificar  su  carác- 
ter, y  si  por  otra  parte  se  nota  la  transformación  inmensa 
que  han  experimentado  en  estos  dos  últimos  siglos  los  pro- 
testantes, elevándose  á  un   grado  de  prosperidad  sorpren- 
dente, y  los  católicos  descendiendo  del  puesto  de   preemi- 
nencia que  ocuparon  en  otras  edades,  es  que  en  ello  influye 
sobremanera  el  diverso  culto  que  unos  y  otros  profesan,  y 
porque  en  el  Norte  permanece  más  vigoroso  el  sentimiento 
de  la  religión,  y  la  moral  es  más  respetada   que  en  el  Me- 
diodía. 

Fácil  es  descubrir  las  inconsecuencias  de  esta  argumen- 
tación sofística  empleada  contra  el  Catolicismo.  Desde  el 
punto  de  vista  doctrinal  no  puede  admitirse  que  la  prospe- 
ridad siga  necesariamente  á  la  profesión  de  la  verdadera  fe. 


(i)     V Avenir  des  pettples  catholiques,  par  E.  de  Laveleye;  estudio 
publicado  en  1875  en  la  Revue  de  Belgique. 


566  NACIONES    CATÓLICAS   Y   NACIONES   PROTESTANTES. 

Kxisten  otras  muchas  causas,  tales  como  la  riqueza  del  suelo, 
la  configuración  territorial,  las  condiciones  de  comunicación, 
la  fortuna  de  los  ejércitos,  los  acontecimientos  que  se  des- 
arrollan en  otros  pueblos,  por  cuya  virtud  puede  la  nación 
enriquecerse  sin  contar  con  el  elemento  de  Ja  religión.  Desde 
el  punto  de  vista  histórico,  aunque  se  supongan  ciertas  las 
afirmaciones  que  se  hacen  respecto  de  la  superioridad  actual 
de  los  países  que  abrazaron  la  Reforma,  nada  se  deduce 
contra  los  principios  de  regeneración  que  inspira  la  Iglesia 
católica.  Aun  concediendo  de  buen  grado  que  fuera  obra  del 
protestantismo  el  engrandecimiento  y  la  cultura  general 
anglo-sajona  y  germánica,  que  llevan  siglo  y  medio  de  exis- 
tencia, ¿puede  compararse  con  los  beneficios  reportados  á  la 
humanidad  por  el  Catolicismo  desde  su  aparición  en  el 
mundo?  Por  lo  demás,  estamos  convencidos  de  que  en  el 
juicio  sobre  la  situación  de  unos  y  otros  países,  tal  como  nos 
lo  presentan  algunos  escritores  modernos,  hay  muy  poco  de 
sinceridad  y  mucho  de  preocupaciones  sectarias.  No  nega- 
mos la  vitalidad  é  inmenso  poderío  que  encierran  actual- 
mente Inglaterra  y  Alemania,  ni  tampoco  dejamos  de  ad- 
mirar algunas  de  sus  instituciones,  con  las  que  no  hay  nada 
comparable  entre  los  latinos;  pero  también  creemos  que  se 
han  exagerado  mucho  su  civilización  y  preponderancia  sobre 
las  de  los  pueblos  católicos. 

Prescindiendo  de  la  inestabilidad  del  Imperio  alemán,  cuya 
pujanza  constituye  el  fruto  de  dos  guerras  afortunadas,  la 
del  66  y  la  del  70,  y  cuya  unidad  solamente  se  sostiene  por 
el  común  temor  al  extranjero  (i),  y  aparte  el  ejemplo  de  otras 
naciones  protestantes  como  Suecia,  Noruega  y  Dinamarca, 
que  después  de  tres  siglos  nada  han  participado  de  ese 
espíritu  de  civilización  que  se  atribuye  á  los  principios  refor- 
mistas, la  misma  Inglaterra  no  se  halla  en  tal  grado  de  pros- 
peridad económica  que  no  pueda  compararse  con  ella  alguna 
de  las  naciones  católicas.  Si  alguna  existe,  fuera  del  Im- 
perio moscovita,  cuyos  acontecimientos  mira  con  recelo  la 
soberbia  Albión,  es  precisamente  Francia,  su  gran  rival  de 


(1)     P.  Didon:  Francia  y  los  alemanes. 


NACIONES    CATÓLICAS   Y   NACIONES   PROTESTANTES.  567 

todos  los  tiempos  y  que,  á  pesar  de  haberse  hallado  en  los 
últimos  ciento  cincuenta  años  sometida  á  una  crisis  ince- 
sante, provocada  por  sucesivas  transformaciones  de  su  cons- 
titución política,  por  la  contradicción  perpetua  que  ha  ha- 
bido entre  sus  gobiernos  en  la  dirección  del  Estado,  y  últi- 
mamente por  el  infortunio  del  70,  sin  embargo,  aún  no  ha 
perdido  las  energías  ni  la  actividad  con  que  en  otras  edades 
empuñó  el  cetro  de  la  preponderancia  en  el  mundo.  Con  ser 
inferior  en  cuanto  á  la  magnitud  de  su  industria  y  comercio, 
ofrece,  no  obstante,  garantías  de  mayor  estabilidad,  y  fácil- 
mente podría  sobreponerse  al  Reino  Unido  el  día  en  que 
empezara  á  disgregarse  el  monstruoso  imperio  de  ciento 
ochenta  millones  de  vasallos,  cuya  unión  no  puede  menos 
de  ser  muy  pasajera  y  caduca.  Hace  treinta  años,  humillada 
por  la  imprevisión  y  desacierto  de  sus  gobernantes,  más  que 
por  el  valor  de  sus  enemigos  de  ultra-Rhin,  daba  rienda 
suelta  á  su  despecho  y  orgullo  nacional  cubriendo  cinco  ve- 
ces el  empréstito  para  indemnizar  los  cinco  mil  millones  de 
francos  exigidos  por  los  prusianos.  Nación  esencialmente 
legendaria,  donde  han  fecundado  siempre  las  grandes  em- 
presas y  las  generosas  iniciativas  en  favor  de  la  humanidad, 
no  siempre  ha  sido  dueña  de  su  carácter  efervescente  y  em- 
prendedor. De  ahí  muchos  de  sus  infortunios,  propios  de  las 
naturalezas  impetuosas,  que  aveces  se  obstinan  en  pelear  con 
la  realidad.  ¿Mas  quién  duda  que  pueblos  orgullosos  de  su 
historia  y  conocedores  de  sus  altos  destinos  en  el  mundo,  no 
se  dejan  fácilmente  subyugar  por  la  inercia  ni  por  el  descuido 
de  sus  intereses  nacionales?  Podríamos  mencionar  aquí  tam- 
bién el  ejemplo  de  Bélgica,  cuya  prosperidad  intelectual  y 
económica  progresa  de  día  en  día  y  hoy  es  relativamente  tan 
considerable  como  en  la  Gran  Bretaña;  pero  no  creemos 
necesario  insistir  en  ello ,  por  cuanto  tiene  muy  poca  ó 
ninguna  importancia,  si  se  considera  la  superioridad  anglo- 
sajona desde  el  punto  de  vista  de  la  verdadera  civilización. 
Estamos  muy  lejos  de  confundir,  como  lo  hacen  los  mo 
demos  apologistas  de  los  principios  protestantes,  la  prospe- 
ridad legítima  que  hace  felices  á  los  pueblos,  con  la  que  úni- 
camente se  funda  en  los  bienes  materiales.   Si  en  el  hogar 


568  NACIONES    CATÓLICAS   Y   NACIONES   PROTESTANTES. 

doméstico  no  siempre  van  aliadas  la  felicidad  y  las  riquezas, 
del  mismo  modo  en  los  organismos  sociales  hay  que  dis- 
tinguir la  prosperidad  económica  de  la  religiosa  y  moral,  en 
que  consiste  principalmente  el  bienestar  de  una  nación.  Pro- 
clamar lo  contrario  constituiría  una  consagración  evidente 
del  sistema  de  latrocinio  y  rapiña  condenado  por  el  buen 
sentido.  Para  los  que  sólo  se  fijan  en  la  fuerza  y  dominio  de 
las  naciones  al  juzgar  de  su  civilización,  Grecia  y  Roma  en 
los  tiempos  antiguos,  Inglaterra  y  Alemania  en  los  modernos, 
representarán  el  máximum  de  civilización  á  que  hayan  lle- 
gado los  pueblos;  y  sin  embargo,  sabemos  que  el  número  de 
esclavos  fué  en  ocasiones  tres  veces  mayor  qjue  el  de  ciu- 
dadanos libres  en  Atenas  y  en  Roma.  Respecto  de  Alemania, 
y  especialmente  de  Inglaterra,  es  notorio  también  que  se 
olvidan  muchos  datos  con  los  cuales  pensaríamos  de  muy 
distinto  modo  acerca  de  su  prosperidad  nacional.  Según  los 
principios  cristianos,  para  apreciar  el  progreso  de  una  na- 
ción, debe  tenerse  en  cuenta:  primero,  si  ese  progreso  se  ex- 
tiende, no  solamente  á  la  sociedad,  sino  también  á  los  miem- 
bros que  la  constituyen;  segundo,  si  existe  una  proporción 
justa  entre  sus  intereses  materiales,  morales  y  religiosos. 
Balmes  decía  que  el  concepto  de  la  verdadera  civilización 
debe  formarse  atendiendo  á  las  enseñanzas  de  la  historia,  á 
las  exigencias  de  la  naturaleza  humana,  á  las  leyes  eternas 
del  orden  moral,  y  á  las  máximas  de  fraternidad  inspiradas 
por  Jesucristo:  «Entonces  habrá  el  máximum  de  civiliza- 
ción, cuando  coexistan  y  se  combinen  en  el  más  alto  grado 
la  mayor  inteligencia  posible  en  el  mayor  número  posible, 
la  mayor  moralidad  posible  en  el  mayor  número  posible,  el 
mayor  bienestar  posible  en  el  mayor  número  posible»  (i). 
Por  tanto,  de  no  incurrir  en  un  materialismo  repugnante  que 
nos  haría  retroceder  á  los  tiempos  paganos,  en  que  la  nación 
absorbía  completamente  al  individuo,  es  necesario  no  con- 
fundir la  prosperidad  del  Estado  con  la  del  pueblo,  la  gran- 
deza material  con  la  religiosa,  el  bienestar  general  con  el 
privado,  el  desenvolvimiento  de  la  riqueza  y  fortuna  con  el 


(i)     Balmes:  La  Civilización. 


NACIONES    CATÓLICAS   Y   NACIONES    PROTESTANTES.  569 

verdadero  progreso  de  las  sociedades.  Por  virtud  de  esta 
misma  diferencia  no  aplicamos  á  los  ingleses  en  particular 
muchos  de  los  vicios  que  presentan  como  nación  en  la  his- 
toria, y  algunas  de  las  que  se  han  considerado  como  grandes 
conquistas  del  poderío  británico  ,  merecerán  siempre  la 
reprobación  de  las  almas  honradas. 

Al  estudiar  en  sus  diversas  manifestaciones  el  carácter  de 
la  civilización  inglesa,  lejos  de  reconocerla  superior  á  la  que 
existe  en  los  pueblos  católicos,  hallamos  en  ella  mucho  de 
superficial  y  repugnante,  sombras  que  oscurecen  la  perspec- 
tiva deslumbradora  de  su  poderío,  errores  que  la  apartan 
muchas  veces  del  camino  de  la  verdad  y  la  justicia.  Hay,  es 
cierto,  en  Inglaterra,  como  dijimos  anteriormente,  institu- 
ciones incomparables  que  no  poseen  las  naciones  latinas; 
pero  el  eje  principal  sobre  que  gira  la  vida  del  pueblo  son  los 
principios  católicos  que  han  permanecido  allí,  en  parte  acep- 
tados por  la  pseudoreforma  y  en  parte  á  despecho  suyo  con- 
servados. Las  buenas  cualidades  de  raza,  tales  como  su  tem- 
peramento reposado  y  naturalmente  conservador,  su  espíri- 
tu reflexivo  y  práctico,  enemigo  de  utopías  y  sueños  y  ajeno 
á  las  efervescencias  del  carácter  meridional,  han  contribuido 
á  que  en  medio  de  las  agitaciones  revolucionarias  y  á  pesar 
de  la  acción  deletérea  del  racionalismo,  vivan  todavía  en  la 
memoria  y  culto  del  pueblo  inglés  las  doctrinas  más  funda- 
mentales y  las  tradiciones  santas  de  la  época  floreciente  de 
la  Religión  católica.  Pero  no  siempre  ha  podido  sobreponer- 
se ni  dominar  este  carácter  de  moderación  y  cultura  que  ins- 
piran los  principios  de  la  sana  moral.  El  protestantismo, 
contra  las  afirmaciones  insensatas  de  los  modernos  anglo- 
filos, ha  rebajado  el  espíritu  de  rectitud  cristiana  y  extravia- 
do la  civilización  que  los  bretones  recibieron  de  los  países 
latinos,  inficionando  su  política  y  organización  interior  con  el 
virus  de  un  refinado  egoísmo.  Así  lo  demuestran  el  ejemplo 
de  su  política  en  las  colonias,  la  constitución  interna  de  su 
organismo  nacional  y  la  conducta  que  sigue  en  los  conflictos 
internacionales.  Después  de  haber  sido  la  primera  en  propa- 
gar las  ideas  de  libertad,  igualdad  y  fraternidad,  será  la 
última  en  conocer  el  sentido  de  estas  palabras.  Los  derechos 


570  NACIONES    CATÓLICAS   Y   NACIONES   PROTESTANTES. 

del  hombre,  la  nacionalidad  adquirida,  la  sanción  de  la  his- 
toria y  el  respeto  á  las  leyes  eternas  del  orden  moral,  nada 
significan  ante  el  imperio  incontrastable  de  la  fuerza  bruta. 
Este  principio,  esencialmente  pagano,  elevado  á  teoría  filo- 
sófica por  Hobbes  y  consagrado  como  sistema  político  inter- 
nacional por  Salisbury,  en  su  famoso  discurso  del  año  97,  ha 
informado  durante  los  últimos  siglos  la  historia  del  Estado 
inglés  en  sus  relaciones  exteriores,  inspirando  el  sacrificio  de 
los  derechos  ajenos  ante  el  ídolo  del  egoísmo  nacional,  la 
opresión  inicua  de  pueblos  débiles,  y  el  exterminio  de  razas. 
¿Y  tales  procedimientos  son  los  que  seproponen  y  preconi- 
zan como  el  non  plus  ultra  del  progreso  y  de  la  civilización? 
¿Puede  compararse  esa  conducta  inhumana  y  bárbara  con  la 
seguida  por  los  países  católicos,  como  España,  que  ha  vertido 
á  torrentes  su  sangre  generosa  por  labrar  el  bienestar  y  en- 
grandecimiento de  los  pueblos  de  América,  elevándolos  á  la 
categoría  de  verdaderas  naciones? 

Para  persuadirnos  más  de  la  injusticia  con  que  tanto  se 
pondera  la  superioridad  anglosajona,  examinaremos  el  estado 
de  su  prosperidad  intelectual,  de  su  moralidad  y  de  su  rique- 
za que,  según  Balmes,  constituyen  los  elementos  de  la  ver- 
dadera civilización.  En  cuanto  á  lo  primero,  se  ha  vociferado 
mucho  en  este  siglo  sobreponiendo  para  mengua  nuestra  los 
progresos  de  ia  ciencia,  lo  mismo  en  Inglaterra  que  en  Ale- 
mania y  los  Estados  Unidos,  á  los  que  se  advierten  en  las 
naciones  católicas.  Más  aún:  en  el  afán  sistemático  de  atacar 
á  la  Iglesia,  hubo  un  tiempo  en  que  el  arma  de  combate  se 
presentó  bajo  la  forma  de  «conflictos  entre  la  ciencia  y  la  fe,» 
olvidando  sin  duda  que  la  mayor  parte  de  las  conquistas 
científicas,  así  especulativas  como  experimentales,  han  pro- 
venido de  hombres  creyentes.  Desechada  esta  objeción,  que 
con  éxito  brillante  refutaron  escritores  eminentes  de  España 
y  del  extranjero,  solamente  diremos,  acerca  de  la  supuesta 
diferencia  de  cultura,  que  si  los  pueblos  católicos  proporcio- 
naron á  los  protestantes  las  luces  del  legítimo  progreso  y 
la  verdadera  civilización,  éstos  en  cambio  no  han  hecho  más 
que  esparcir  por  el  mundo  doctrinas  disolventes  y  anárqui- 
cas, de  las  que  fueron   primeras  víctimas  las  naciones  del 


NACIONES    CATÓLICAS   Y  NACIONES   PROTESTANTES.  571 

Mediodía.  Ni  en  las  ciencias  experimentales,  ni  en  las  espe- 
culativas, y  mucho  menos  en  las  artes,  pueden  temer  la  com- 
paración Italia,  Francia  y  España,  que  cuentan  entre  sus 
más  preciadas  glorias  á  Luis  Vives,  Galileo,  Descartes,  Pas- 
cal, Ampére,  Leverrier,  Cauchy,  Secchi  y  tantos  otros  genios 
que  en  la  investigación  de  los  secretos  de  la  naturaleza  vie- 
ron por  todas  partes  confirmada  su  fe  (i).  No  negamos  que 
en  Inglaterra  y  Alemania  hayan  surgido  espíritus  superiores 
como  Newton,  Copérnico,  Kepler  y  Leibnitz,  que  estuvieron 
muy  lejos  de  profesar  las  creencias  del  moderno  racionalismo 
protestante;  pero  estos  genios  del  pensamiento  figuran  como 
astros  solitarios,  no  fueron  producto  de  la  sociedad  en  que 
vivían,  mientras  que  en  los  pueblos  latinos  han  aparecido 
generalmente  formando  parte  de  una  constelación  inmensa 
que  tiene  el  secreto  de  sus  movimientos  en  el  ardor  ingénito 
de  raza  y  en  el  fuego  sagrado  de  la  Religión.  Si  nos  referimos 
á  la  cultura  general  del  pueblo,  difícilmente  podrá  encon- 
trarse otro  en  la  Europa  cristiana  que  haya  sido  menos  afor- 
tunado que  el  inglés.  Hasta  hace  pocos  años  existía  una  ba- 
rrera infranqueable  entre  la  clase  ilustrada  y  el  vulgo,  debido 
á  que  las  dos  Universidades  nacionales  de  Oxford  y  Cambrid- 
ge constituían  dos  feudos  del  protestantismo  aristocrático.  La 
ignorancia  ocasionada  por  este  monopolio  irracional  y  por  la 
desidia  del  clero  anglicano  llegó  á  tal  punto,  que  á  mediados 
de  este  siglo  había,  según  observaciones  de  un  viajero  im- 
parcial, más  de  setecientos  maestros  de  escuela  que  eran  in- 
capaces de  escribir  su  firma,  y  en  muchas  aldeas  se  descono- 
cían las  verdades  más  fundamentales  de  la  Religión  cristiana. 
La  propagación  de  la  enseñanza  escolar  únicamente  comen- 
zó con  verdadero  entusiasmo  cuando  se  votaron  en  el  Parla- 
mento las  leyes  de  emancipación  de  los  católicos.  Desde 
entonces  la  instrucción  ha  venido  progresando  de  día  en  día, 
tanto  por  el  esfuerzo  de  estos  últimos  como  por  la  rivalidad 
que  suscitaron  entre  las  sectas  reformistas.   En  los  Colegios 


(i)  Véase  Contestación  d  la  «Historia  del  conflicto  entre  la  Religión 
y  la  ciencia))  de  Juan  Guillermo  Draper ,  por  el  Excmo.  Padre  Cá- 
mara.—Valladolid,  1883. 


572  NACIONES    CATÓLICAS    Y    NACIONES    PROTESTANTES. 

y  Universidades  es  cierto  que  se  nota  una  gran  restauración 
de  los  estudios,  como  sucede  en  Alemania,  y  al  contrario  de 
lo  que  pasa  en  las  naciones  latinas;  pero  ni  en  el  Mediodía 
puede  inculparse  de  esta  inacción  al  Catolicismo,  ni  en  el 
Norte  ha  podido  influir  nada  el  protestantismo,  que  hoy  se 
halla  más  debilitado  que  nunca  y  atraviesa  por  una  de  las 
crisis  más  terribles  experimentadas  en  sus  tres  siglos  de 
existencia. 

En  cuanto  á  moralidad,  es  indudable  que  no  pueden  tam- 
poco aventajarnos  los  pueblos  de  la  Reforma,  digan  lo  que 
quieran  los  que  gustan  de  quemar  incienso  ante  el  ídolo  de 
Albión,  ensalzando  la  severidad  de  sus  costumbres  y  la  aus- 
teridad de  su  moral  práctica.  «Hay  en  el  protestantismo, 
dice  Augusto  Nicolás,  almas  honradas,  bellas  almas,  almas 
cristianas,  dignas  de  estimación  y  algunas  de  admiración,  á 
las  cuales  la  naturaleza  y  la  fe  educan  hasta  un  punto  muy 
elevado  de  la  belleza  moral;  pero  además  de  que  tales  almas 
no  tanto  son  protestantes  como  cristianas,  jamás  llegan  á  lo 
que  se  llama  santidad.»  Si  hemos  de  juzgar  la  moral  protes- 
tante por  sus  frutos,  por  los  ejemplos  en  que  se  refleja,  pres- 
cindiendo de  sus  orígenes,  en  que  se  reveló  profundamen- 
te licenciosa,  y  ateniéndonos  al  testimonio  que  nos  suminis- 
tran sus  modernos  adeptos,  diríamos  que  es  la  virtud  de  los 
estoicos:  una  virtud  fría,  uniforme,  egoísta,  jamás  fraternal 
y  dispuesta  al  heroísmo.  El  cardenal  Newman,  en  una  de 
sus  conferencias  dirigidas  á  los  ingleses,  se  expresaba  en  es- 
tos términos:  «Vosotros  practicáis  vuestras  obras  de  una 
manera  mucho  más  industriosa;  pero  nosotros  (los  católicos) 
somos  mucho  más  tiernos,  más  dulces,  más  angelicales... 
Sí;  vuestras  instituciones  presentan  todo  cuanto  puede  dar 
el  mundo;  se  encuentra  entre  vosotros  todo,  excepto  la  vida 
y  el  corazón.»  De  ahí  que  el  inglés,  como  el  alemán  y  el  nor- 
teamericano, no  conciban  el  espíritu  de  generosidad  y  he- 
roísmo que  distingue  á  la  raza  latina.  En  todas  partes  lo  ve- 
réis religioso  y  correcto,  pero  nunca  se  manifestará  caritativo 
ni  entusiasta  en  la  defensa  de  su  religión.  Habladle  de  su 
patria,  y  entonces  comprenderéis  que  en  la  apreciación  del 
protestante  el  derecho  no  tiene  fuerza  ninguna  ante  las  am- 


NACIONES    CATÓLICAS    Y   NACIONES    PROTESTANTES.  57'ó 

bidones  de  su  nación.  De  este  menosprecio  general  que  se 
observa  en  los  Estados  del  Norte  para  todo  cuanto  no  sea 
su  patriotismo,  ha  provenido  la  desmoralización  que  sin 
duda  desconocen  sus  actuales  apologistas.  Estadísticas  re- 
cientes y  testimonios  fidedignos  denuncian  esa  depravación 
moral  en  cuanto  á  vicios  y  crímenes,  con  la  que  no  pueden 
compararse  Italia  y  Francia,  á  pesar  de  la  impiedad  y  co- 
rrupción que  en  ellas  impera  (i). 

Acerca  del  otro  elemento  de  civilización  que  es  el  bienes- 
tar general  é  individual,  mencionaremos  el  ejemplo  de  Irlan- 
da, víctima  durante  tres  siglos  del  despotismo  inglés,  y  cuya 
población,  privada  de  su  mismo  territorio  por  la  aristocracia 
insaciable  de  la  metrópoli,  vino  á  caer  en  una  profunda  mi- 
seria, que  preocupó  seriamente  á  los  Gobiernos.  «Nada  más 
infeliz  (decía  Gustavo  de  Beaumont)  que  esa  multitud  de  la- 
bradores que  aumentan  en  miseria  según  se  multiplican.  De 
ocho  millones  que  tiene  de  habitantes,  dos  y  medio  están  su- 
midos en  la  pobreza.» 

No  parece  sino  que  la  miseria  es  inherente  al  suelo  (2). 
En  el  año  1827  se  creó  una  comisión  parlamentaria  para 
organizar  un  plan  de  emigración  que  contrarrestara  al  pau- 
perismo creciente.  Hacia  el  3j  sostuvo  la  misma  idea  Enrique 
Parnell,  y  desde  entonces  á  esta  parte  pasan  de  cinco  millo- 
nes los  que  se  han  visto  en  la  necesidad  de  comer  el  pan  de 
la  emigración.  Algo  así  sucede  también  en  la  misma  Inglate- 
rra. La  acumulación  de  la  propiedad  territorial  en  manos 
de  la  aristocracia  protestante  ha  ocasionado  el  presente  des- 
nivel de  clases,  sin  ejemplo  en  las  demás  naciones  de  Euro- 
pa (3).  De  ahí  la  omnipotencia  secular  de  aquélla  y  la  nin- 
guna representación  del  pueblo,  que  ha  tenido  que  buscar  su 


(1)  Véase  De  la  prospérité  comparen  des  nations  caiholiques  et  des 
nations  protestantes  au  point  de  vue  éconotnique,  moral,  social,  par  le 
R.  P.  Flamérion,  S.  J.— París,  1899. 

(2)  Vlrlande  sociale7  politique  et  religieuse,  par  Gustave  de  Beau- 
mont.— Bruxelles,  1843. 

(3)  Entre  los  38  millones  de  población  que  tiene  sólo  Inglaterra, 
los  propietarios  no  ascienden  sino  á  321.005. 


574  NACIONES   CATÓLICAS    Y    NACIONES    PROTESTANTES. 

sustento  en  la  industria.  De  ahí  que  los  pobres  son  más  nu- 
merosos que  en  ninguna  nación  del  continente.  ;  Y  qué  im- 
porta á  tantos  infelices  el  poderío  de  la  marina,  la  riqueza  de 
la  industria  y  la  extensión  del  dominio  colonial? 

Concluyamos,  por  lo  tanto,  que  las  naciones  católicas 
nada  tienen  que  envidiar  á  ias  protestantes  en  cuanto  á  pros- 
peridad intelectual,  moralidad  y  bienestar,  que  son  los  cons- 
titutivos de  la  verdadera  civilización.  Cómo,  á  pesar  de  esto, 
han  podido  las  últimas  adquirir  la  preponderancia  material 
que  ostentan  en  nuestros  días,  será  objeto  del  artículo  si- 
guiente, en  el  que  se  verá  la  acción  del  protestantismo,  no  fo- 
mentando el  legítimo  progreso  de  la  sociedad,  sino  encami- 
nándola hacia  la  ruina. 

[Continuará.) 

Fu.  Benito  R.  González, 

O.    S.    A. 


OBSERVACIONES  CIENTÍFICAS 

CON  MOTIVO  DE  UNA  EXCURSIÓN  Á  LAS  PLAYAS  DE  ALICANTE 


rganizada  la  expedición  por  el  docto  y  prudente  Go- 
bernador de  Baleares,  nuestro  entrañable  y  cariñoso 
amigo  Sr.  Alvarez  Sereix  ,  emprendimos  el  viaje  la 
tarde  del  26  de  Mayo  con  rumbo  á  las  playas  alicantinas,  de- 
seosos de  contemplar  el  espectáculo  del  eclipse.  Formaban 
parte  de  la  jira  varios  amigos,  de  lo  más  notable  y  distingui- 
do de  la  sociedad  de  Palma  por  su  ciencia  y  representación 
en  los  negocios  públicos;  y  para  completar  y  animar  el  cua- 
dro, viajaban  también  varios  de  nuestros  discípulos  ,  ávidos 
de  impresiones  que  interrumpieran  la  monotonía  de  la  vida 
escolar. 

Al  tocar  el  fin  de  la  costa,  primorosamente  engalanada 
con  el  perenne  verdor  que  cubre  su  suelo,  lo  mismo  en  el 
llano  que  en  las  empinadas  cumbres,  cruzaron  por  nuestra 
memoria  y  exaltaron  nuestra  imaginación  los  muchos  re- 
cuerdos históricos,  reverdecidos  por  la  sangre  y  el  heroísmo 
de  los  valientes  que  sucumbieron  en  aquellos  campos  sagra- 
dos de  eterna  veneración.  Los  cerros  de  Bendinat  y  de  la  Po- 
rrara,  donde  perecieron  los  Moneadas;  los  campos  sangrien- 
tos de  Santa  Ponsa  y  de  la  Paguera,  son  los  lugares  santos 
que  van  desapareciendo  de  nuestra  vista  y  grabándose  más 
en  la  imaginación,  á  medida  que  el  buque  avanza  al  través 
del  pequeño  oleaje,  restos  no  más  del  temporal  Noroeste  que 
ha  reinado  en  los  días  anteriores.  El  tiempo  presentaba  cada 


576  OBSERVACIONES    CIENTÍFICAS    CON.  MOTIVO    DE   UNA    EXCURSIÓN 


vez  mejor  cariz;  el  horizonte  se  iba  despejando  casi  por  com- 
pleto; sólo  alguna  bruma  perdida  en  lontananza  nos  impedía 
ver  el  suelo  de  la  isla  de  Ibiza.  Con  la  alegría  dibujada  en  el 
rostro  hablábamos  del  tiempo  hermoso  que  se  presentaba 
para  ver  el  eclipse,  contra  los  temores  de  nuestros  amigos  de 
Palma,  quienes  creían  fallidos  nuestros  cálculos  y  nuestros 
deseos. 

El  sol ,  que  avanzaba  en  su  carrera  hacia  el  ocaso  ,  iba 
ensanchando  con  su  lumbre  y  resplandor  el  término  de  nues- 
tro horizonte,  y  el  experto  capitán  del  vapor  Isleño  pronosticó 
un  tiempo  espléndido  para  ver  el  eclipse.  Como  un  barco  de 
fuego  ,  sin  dejar  rastro  en  las  nubes  ,  se  hundió  el  astro  del 
día  en  el  seno  vasto  y  profundo  de  las  aguas  ,  llamando  so- 
bremanera nuestra  atención  los  hermosos  destellos  verdes 
que  irradió  por  el  espacio  en  el  momento  de  desaparecer  de 
nuestra  vista.  Antes  de  la  ocultación  del  sol  había  asomado 
bello  y  radiante  en  el  cielo  el  lucero  de  la  tarde.  Su  altura 
sobre  el  horizonte,  y  la  posición  en  que  se  hallaba  respecto 
del  sol  y  la  tierra  eran  la  causa  que  determinaba  en  él  un 
período  ó  fase  de  las  de  mayor  esplendor;  y  apenas  desapa- 
reció la  claridad  del  crepúsculo,  cuando  Venus  comenzaba  á 
brillar  con  vivos  destellos  que  se  reflejaban  en  las  ondas  del 
mar  con  más  vivo  fulgor  que  si  fuera  el  astro  de  la  noche. 
Cuando  Venus  declinaba  hacia  su  ocaso ,  se  levantaba  del 
lecho  de  las  aguas  sobre  la  base  de  nuestro  horizonte  el  pla- 
neta Júpiter,  brillando  como  estrella  de  primera  magnitud, 
sin  la  viveza  y  claridad  de  los  reflejos  del  lucero. 

Iban  avanzando  las  sombras  de  la  noche.  Los  faros  de  las 
islas  de  Ibiza  y  Formentera  se  destacaban  con  claridad;  y 
cuando  el  de  Punta  Grosa  desapareció  de  nuestra  vista,  por 
ocultarlo  el  saliente  promontorio  del  cabo  de  Campanitx,  el 
planeta  Venus  proyectaba  su  luz  desde  la  tierra  como  si 
fuera  un  gran  faro  de  poderosos  reflejos.  Entramos  en  el 
puerto  de  Ibiza  á  la  indecisa  luz  de  las  estrellas,  y  nos  pare- 
ció elevarse  la  ciudad  sobre  la  falda  de  un  pequeño  monte  ó 
promontorio.  Así  pudimos  observarlo  á  la  vuelta  y  formar 
cabal  idea  de  la  ciudad  y  del  terreno  con  sus  variados  acci- 
dentes. La  costa  de  Ibiza  es  poco   elevada,  menos  angulosa 


Á   LAS    PLAYAS    DE    ALICANTE.  577 


que  la  de  Mallorca,  y  de  ordinario  erizada  de  peñascos.  Tanto 
las  inflexiones  como  las  partes  salientes  son  poco  marcadas, 
y  los  paisajes,  por  punto  general,,  lindos  y  agradables.  Llama 
la  atención  el  panorama  que  ofrece  la  campiña  ,  vista  desde 
las  alturas  de  la  ciudad.  Cercada  aquélla  de  montes  de  escasa 
elevación  se  ve  tapizada  de  verdor  por  las  cumbres,  laderas  y 
llanuras  donde  se  cultiva  con  algún  esmero  gran  extensión 
de  tierra  de  huerta  con  el  nombre  de  feixas. 

Al  amanecer  el  día  27,  sin  haber  apenas  nuestros  ojos 
concillado  el  sueño,  la  voz  de  los  jóvenes  pasajeros  anunció 
que  se  divisaba  la  costa.  ¡Magnífico  y  sublime  espectáculo  el 
que  ofrecía  aquel  cuadro  realzado  por  el  despertar  gran- 
dioso del  sol  y  por  los  encantos  y  magnificencias  que  rever- 
beraban en  todos  los  elementos  de  la  naturaleza!  El  mar  pa- 
recía un  espejo  inmenso,  que  reflejaba  los  torrentes  de  luz 
rojiza  que  venían  por  el  Oriente.  La  tranquilidad  de  las  aguas 
se  veía  solamente  entrecortada  por  la  estela  del  vapor  y  por 
los  enormes  saltos  que  daba  la  multitud  de  peces  voladores 
alrededor  del  buque  y  prolongando  su  vuelo  por  la  superficie 
hasta  que  se  secaban  sus  poderosas  alas  pectorales.  El  perfil 
del  mar  aparecía  limpio  y  puro,  de  manera  que  la  vista  se 
extendía  hasta  los  últimos  confines,  abarcando  con  una  sola 
mirada  la  inmensidad.  Cruzaban  por  todas  partes,  con  rum- 
bos desconocidos,  numerosas  embarcaciones,  ora  lanchas 
pescadoras  y  navios  veleros ,  ora  barcos  de  alto  bordo  ó 
grandes  trasatlánticos,  á  juzgar  por  las  columnas  y  nubes  co- 
piosas de  humo  que  arrojaban  á  la  atmósfera. 

Al  Norte,  como  visión  misteriosa  que  surge  del  lecho  de 
las  aguas,  aparecía  la  costa  de  Valencia  y  Alicante.  Sus  már- 
genes son  generalmente  elevadas  y  peñascosas,  y  las  rocas 
peladas  y  rojizas.  Su  forma  es  la  de  una  curva  de  gran  radio 
con  pequeñas  inflexiones,  desde  el  cabo  de  San  Antonio  hasta 
el  de  Santa  Pola,  en  la  bahía  de  Alicante.  En  medio  de  esta 
curva,  y  subiendo  de  repente,  elevan  su  espinazo  y  elevados 
picos  los  montes  de  Calpe  (Sierra  Sagra),  que  sirven  de  guía 
á  los  marinos  por  la  especialidad  de  su  brecha  abierta  en  la 
parte  occidental,  y  conocida  con  el  nombre  de  Cuchillada  ó 
Brecha  de  Roldan,  por  comparación  con  la  de  la  leyenda  del 

37 


578  OBSERVACIONES   CIENTÍFICAS   CON   MOTIVO    DE   UNA   EXCURSIÓN 

paladín  de  Carlomagno.  La  costa  se  abate  profundamente  en 
el  cabo  de  las  Huertas,  para  formar  la  bahía  ó  ensenada  de 
Alicante,  que  mide  unas  diez  millas  de  abertura  y  comprende 
en  la  zona  de  su  extensión  bonitas  playas,  como  la  de  la  Huer- 
ta, hermoseada  por  aquel  extenso  campo  de  viciosa  y  pujante 
vegetación,  y  las  del  Babel  y  del  Pos  Figuet,  entre  las  que  se 
abre  el  puerto  y  se  destaca  la  ciudad,  coronada  por  el  casti- 
llo de  Santa  Bárbara,  antigua  fortaleza  que  defendió  á  la  ciu- 
dad contra  la  escuadra  de  los  cantonales.  El  puerto,  que  es 
lindo,  pero  pequeño  y  de  estrecha  boca,  hermosea  y  realza 
sobremanera  la  ya  bonita  posición  de  la  ciudad;  y  ésta  em- 
bellece grandemente  al   puerto,  ya  con  la  presencia  de  sus 
mejores  casas,  ya  con  el  delicioso  paseo  contiguo  al  muelle, 
de  largas  filas  de  esbeltas  y  graciosas  palmeras.  Las  calles 
de  la  ciudad  son  rectas  y  espaciosas,  con  buen  número  de 
plazas  convertidas  en  amenos  jardines.  Las  más  modernas 
se  extienden  y  se  ensanchan  en  bonitos  é  higiénicos  paseos, 
prestando  todo  ello  á  la  ciudad  un  aspecto  bellísimo.  Sin  em- 
bargo, se  echa  de  menos  en  sus  monumentos  el  estilo  góti- 
co, que  tanto  embellece  nuestras  antiguas  y  modernas   ciu- 
dades, y  convida  al  recogimiento  y  á  la  oración,  con  la  eleva- 
ción de  sus  agujas  y  atrevidos  chapiteles. 

En  una  excursión  á  la  huerta  de  Alicante  pudimos,  si  no 
estudiar  la  flora  de  los  alrededores,  porque  no  se  veía  una 
planta,  ni  en  el  campo  ni  en  la  orilla  de  la  vereda,  por  lo  me- 
nos admirar  la  vegetación  exuberante  de  aquella  rica  co- 
marca de  la  Santa  Faz  y  de  San  Juan,  henchida  de  varieda- 
des de  hortaliza,  vides,  olivos,  almendros  y  frutales  de  diverso 
género;  hermoseado  todo  por  la  abundancia  de  flores  que 
crecen  en  los  jardines,  y  por  las  escasas,  pero  airosas  y  ele- 
gantes palmeras,  que  suben  orgullosas  á  una  altura  incom- 
parable. 

El  campo  de  la  ciudad,  fuera  de  este  rico  y  agradable 
oasis,  es  desierto,  árido  y  estéril;  está  calcinado  por  el  sol  y 
por  el  clima  seco  y  ardoroso.  Forma  verdadero  contraste  con 
el  suelo  de  la  hermosa  isla  de  Mallorca,  que  á  excepción  de 
algún  picacho  de  elevada  altura,  toda  se  halla  ricamente  al- 
fombrada de  vegetación  con  diversos  matices,  lo  mismo  en 


Á    LAS   PLAYAS    DE   ALICANTE-  579 

las  cumbres  que  en  el  llano,  en  las  laderas  y  hondonadas, 
en  los  terrenos  modernos  y  de  primera  calidad,  y  en  los  ás- 
peros y  pedregosos.  Contribuye  á  formar  este  contraste,  y  en 
nuestro  concepto  es  la  causa  primordial  y  única,  la  existen- 
cia del  arbolado,  sea  el  que  la  naturaleza  plantó  pródigamen- 
te, sea  el  que  el  hombre  esparció  por  el  suelo  con  sus  esfuer- 
zos é  inteligencia. 

Los  mallorquines  de  ahora,  lo  mismo  que  sus  ascendien- 
tes, han  procurado  conservar  el  que  cubre  el  suelo  de  toda 
la  isla,  y  reponer  con  asiduidad  y  empeño  el  que  pereció 
por  mano  airada  de  los  hombres.  Claro  está  que  no  vamos 
á  inculpar  á  los  de  Alicante  de  estar  poco  adelantados  en  la 
agricultura;  porque  salta  á  los  ojos  la  extensión  variada  de 
sus  cultivos,  sus  trabajos  y  su  industria,  sus  afanes  en  la- 
brar terrenos  incultos  y  buscar  y  aprovechar  los  depósitos 
de  aguas  subterráneas,  para  dar  mayor  empuje  á  la  produc- 
ción vegetal;  y  en  esto  creo  que  exceden  con  mucho  á  los 
mallorquines.  Pero  en  lo  que  no  tienen  disculpa  ni  perdón, 
lo  mismo  los  de  Alicante  que  los  de  las  demás  regiones  de 
España,  ya  que  otros  talaron  la  vegetación  natural  de  sus 
bosques,  es  en  no  repoblar  el  arbolado  ,  que  crece  admira- 
blemente en  esa  parte  de  la  región  levantina.  Así  se  modifi- 
caría el  ardor  estival  del  clima,  se  conservaría  la  humedad 
y  frescura  en  el  árido  suelo,  y  los  árboles  aprovecharían  el 
agua  y  los  alimentos  de  las  capas  más  profundas,  lográndo- 
se de  este  modo  abundantes  cosechas,  que  con  tanta  facili- 
dad se  pierden  por  faltar  á  las  plantas  el  agua,  elemento  in- 
dispensable á  la  vida  de  sus  organismos. 

Y  no  se  dé  por  disculpa  que  el  terreno  es  pobre,  secano 
y  de  ínfima  calidad,  pues  el  hecho  de  verse  en  aquellos  te- 
rrenos algunos  árboles  solos  y  casi  perdidos  en  el  campo, 
cubiertos,  por  otra  parte,  de  verde  follaje  y  cuajados  de  fru- 
to, como  nosotros  los  hemos  contemplado,  es  una  prueba 
más  convincente  que  todas  las  razones,  de  la  dejadez  y  desi- 
dia, impresas  con  caracteres  bien  tristes  en  aquellos  áridos 
campos.  El  almendro,  el  olivo  y  el  algarrobo  ,  que  tanto  re- 
sisten el  rigor  de  la  sequía  y  que  dan  tan  abundante  fruto, 
son  los  más  á  propósito  para  esa  porción  de  la  zona  de  Ali- 


580  OBSERVACIONES    CIENTÍFICAS   CON    MOTIVO    DE   UNA    EXCURSIÓN 

cante.  De  este  modo  esos  terrenos  de  la  marina,  hoy  pobres 
y  abandonados  como  erial  desierto,  se  verían  cubiertos  de 
verdor,  y  producirían  cuantiosos  frutos,  hasta  el  punto  de 
que  el  rendimiento  en  sus  cosechas  sería  mayor  que  el  de  las 
tierras  de  primera  calidad. 

Atravesando  por  campos  áridos  y  solitarios ,  como  los 
descritos,  nos  acercábamos  el  día  28  á  la  población  de  El- 
che. La  escena  variaba  de  decoración  por  completo.  Las  in- 
mediaciones á  las  casas  de  campo  se  hallaban  revestidas  de 
vegetación  arbórea  y  adornadas  de  palmeras.  La  frondosi- 
dad aumentaba  al  paso  que  tocábamos  al  término  de  Elche. 
Pero  cuando  llegamos  á  la  distancia  de  algunos  kilómetros 
de  la  población,  aquello  era  un  frondoso  bosque,  un  mar  de 
verdura  que  no  tenía  límites.  Más  de  un  millón  de  airosas  pal- 
meras se  cuentan  en  el  término  de  Elche,  dando  á  la  bonita 
población  un  aspecto  de  grandeza  y  majestad,  y  el  campo 
todo  ofrece  un  espectáculo  soberbio  y  magnífico,  al  par  que 
ameno  y  delicioso,  al  modo  de  los  paisajes  pintorescos  de  las 
ciudades  orientales  que  nos  describen  las  historias.  Parece 
aquello  una  sublime  y  extraña  visión  que  traslada  el  pensa- 
miento á  regiones  nunca  vistas  ni  soñadas;  porque  allí  no  se 
ven  más  que  las  alturas  del  cielo  y  el  grandioso  espectáculo 
de  la  naturaleza  vegetal  en  la  plenitud  y  exuberancia  de  vida, 
de  luz  y  de  esplendor.  En  su  rica  campiña,  con  las  dos  gran- 
des palancas  de  la  producción  vegetal,  la  abundancia  de 
agua  y  el  calor,  crecen  y  se  desarrollan  favorablemente  hor- 
talizas de  todo  género,  los  cereales  de  estío  y  de  invierno,  el 
esparto,  la  vid,  el  olivo,  el  algarrobo,  el  almendro,  frutales 
de  toda  especie  y  variedad  de  castas,  el  hermoso  granado  con 
su  flor  de  rojo  encendido,  formando  setos  vivos  y  extensos 
campos  de  graciosa  regularidad.  Y  sobre  este  fondo  verde  in- 
tenso de  variados  matices,  ataviado  con  las  galas  de  tantas 
flores  y  con  los  ricos  dones  de  sus  frutos,  descuella  y  se  le- 
vanta altiva  y  orgullosa  la  reina  de  aquellos  bosques,  la  er- 
guida y  esbelta  palmera,  ostentando  á  inmensa  altura  su  ra- 
diante y  espléndida  corona. 

Esto  y  mucho  más  es  la  pintoresca  y  deliciosa  campiña 
de  Elche,  engalanada  con  los  tesoros  y  ricas  preseas  que  for- 


Á   LAS   PLAYAS    DE   ALICANTE.  58L 

ma  la  naturaleza,  ayudada  por  la  industria  y  el  arte  de  los 
hombres.  Debo  hacer  mención  especial  de  una  figura  que  re- 
salta en  aquel  cuadro,  de  un  verdadero  prodigio  de  la  natu- 
raleza que  no  se  borrará  jamás  de  mi  memoria.  En  el  centro 
de  uno  de  los  mejores  huertos,  propiedad  del  Sr.  Castaños,  y 
rodeada  de  bonitas  calles,  se  levanta  una  palmera,  á  la  que 
parece  rinden  pleito-homenaje  todas  las  que  crecen  en  aquel 
contorno.  Tiene  un  solo  tronco  ó  astil  hasta  la  altura  de  unos 
dos  metros...  Desde  este  punto,  y  en  el  mismo  plano,  brota- 
ron con  regularidad  y  armonía,  en  forma  de  anillo  ó  de  ver- 
ticilo, siete  brazos  ó  tallos,  ocupando  uno  el  centro.  Todos 
tienen  el  mismo  grosor  y  la  misma  altura,  formando  un  gra- 
cioso y  admirable  conjunto  semejante  á  un  artístico  jarrón  de 
esbelto  talle  y  colosales  proporciones. 

Sabido  es  que  la  palmera  es  un  vegetal  dioico,  es  decir, 
que  tiene  flores  masculinas  en  un  pie  de  planta  y  femeninas 
en  el  otro.  La  extraña  palmera  que  describimos  tiene  sólo 
flores  masculinas,  y  esta  es,  á  nuestro  entender,  la  causa  del 
grande  desarrollo,  de  la  regularidad  en  las  proporciones  y  la 
armonía  del  conjunto;  porque,  á  la  verdad,  si  tuviera  flores 
femeninas  y  maduraran  los  dátiles,  el  desgaste  y  la  cantidad 
de  savia  perdida  en  la  fructificación ,  quitarían  al  árbol  la 
uniformidad  en  el  desarrollo,  su  vigor  y  lozanía. 

Teníamos  viva  curiosidad  por  conocer  el  procedimiento 
ó  modo  de  preparar  las  elegantes  palmas  que  se  distribuyen 
el  Domingo  de  Ramos  en  el  tempio.  En  el  huerto  del  Sr.  Cas- 
taños pudimos  satisfacer  nuestro  deseo.  Enfrente  de  la  cé- 
lebre palmera  se  veía  otra,  cuyas  hojas  estaban  plegadas,  for- 
mando un  haz  cónico  de  mucha  altura.  Por  su  elevado  tron- 
co trepaba  con  la  agilidad  del  mono,  entre  los  aplausos  de 
los  espectadores,  un  joven  labriego,  quien  valiéndose  de  una 
especie  de  hacha  y  con  suma  habilidad,  deshizo  el  verde  ro- 
paje qafe  la  envolvía,  llegando  por  fin  á  la^  palmas  de  color 
blanco  amarillento,  que  caían  al  golpe  de  su  hoz,  cimbreán- 
dose airosas  por  los  aires  como  para  premiar  el  mérito  y  la 
victoria.  La  coincidencia  de  hallarse  presente  el  general  Po- 
iavieja,  avaloraba  aquella  especie  de  simbolismo.  Como  que 
el  Sr.  Castaños  saludó  con  frase  feliz  al  ilustre  caudillo,  di- 


582  OBSERVACIONES    CIENTÍFICAS    CON    MOTIVO    DE    UNA   EXCURSIÓN 

riendo:  «á  los  generales  victoriosos  se  les  honra  con  pal- 
mas.» Mientras  se  oían  estas  palabras,  el  bravo  mozo  de 
Elche  dio  el  último  golpe  de  segur  á  la  palmera,  y  del  inmen- 
so público  se  levantó  una  ola  de  atronadores  aplausos  tribu- 
tados al  joven,  al  general  y  al  bondadoso  Sr.  Castaños.  Cau- 
saba honda  tristeza  ver  á  la  palmera  en  aquella  forma  con 
un  tronco  solitario,  pues  había  perdido  con  esta  operación  su 
gracia  y  esbeltez.  Se  nos  dijo,  sin  embargo,  que  en  el  período 
de  cuatro  años,  si  no  se  corta  el  capullo,  vuelve  á  recobrar 
su  penacho  de  verdor  y  su  verdadera  grandeza. 

Nuestro  principal  deseo,  antes  del  eclipse,  era  girar  una 
visita  á  las  instalaciones  científicas  nacionales  y  extranjeras, 
diseminadas  por  los  alrededores  más  lejanos  de  la  población 
de  Elche.  Todos  los  astrónomos  habían  dado  órdenes  termi- 
nantes de  no  recibir  á  nadie  hasta  pasado  el  eclipse,  y  los 
extranjeros  cumplían  estas  órdenes  al  pie  de  la  letra,  para 
prepararse  álos  solemnes  momentos  y  evitar  las  distracciones 
que  ocasiona  el  inmenso  gentío  que  afluye,  como  avenida,  en 
aquellos  instantes.  Fatigados  nosotros  por  los  ardores  del  sol, 
nos  limitamos  á  visitar  la  instalación  de  nuestros  marinos  de 
San  Fernando,  colocada  en  Villa  Carmen.  Allí,  gracias  á  la 
galantería  del  general  director  Sr.  Viniegra,  y  á  la  amabili- 
dad de  nuestro  compañero  el  P.  Ángel  Rodríguez,  director  del 
Observatorio  Vaticano,  pudimos  admirar  con  reposo  la  ins- 
talación completísima  que  tenían  nuestros  marinos,  y  ver 
que  era  digna  de  competir,  por  el  número  y  la  variedad  de 
sus  aparatos,  con  las  extranjeras,  aunque  alguna  de  éstas 
pudiera  tal  vez  aventajarla  con  algún  aparato  más  moderno 
ó  de  especialidad  científica. 

Eran  ya  las  dos  y  media  de  la  tarde.  Desde  el  palacio 
del  Sr.  Obispo,  donde  nos  obsequió  el  rector  arcipreste,  em- 
prendimos la  marcha  hacia  Villa  Carmen ,  bajo  los  rayos 
del  sol,  que  abrasaban  como  en  los  días  de  Julio.  Gracias  á 
la  acostumbrada  amabilidad  del  general  Viniegra,  pudimos 
colocarnos  á  nuestro  gusto  en  una  gran  explanada,  donde 
estaban  instalados  los  aparatos  de  observación  astronómi- 
ca y  los  auxiliares  de  una  instalación  completa  de  meteoro- 
logía. En  el  centro  de  la  explanada  se  hallaban  colocados 


Á   LAS    PLAYAS   DE   ALICANTE.  583 

los  barómetros  y  termómetros,  especialmente  registradores, 
un  anteojo  de  pasos  y  sextantes.  En  la  parte  del  mediodía  y 
á  la  sombra,  teníamos  una  infinidad  de  instrumentos  auxilia- 
res, varios  cronógrafos,  elementos  de  fotografía,  pilas  y  redes 
eléctricas,  que  comunicaban  con  los  grandes  aparatos  y  po- 
nían en  comunicación  directa  aquel  observatorio  improvisa- 
do con  el  Observatorio  de  Marina  de  la  isla  de  San  Fernando. 
Al  levante  había  una  ecuatorial  de  corto  foco  y  campo  muy 
extenso,  destinada  á  buscar  el  planeta  Vulcano,  bajo  la  di- 
rección del  P.  Rodríguez,  encargado  de  anunciar  el  momento 
de  los  contactos  y  de  cerrar  la  corriente  eléctrica  de  los  cro- 
nógrafos en  los  instantes  precisos  de  los  primeros  contactos 
interno  y  externo.  Aún  no  había  sonado  el  aviso  que  el  poeta 
de  la  astronomía  Mr.  Flammarion  debía  hacer  desde  la  quin- 
ta La  Nueva,  cuando  ya  el  P.  Rodríguez,  con  algunos  segun- 
dos de  anticipación,  nos  había  indicado  el  comienzo  del  eclip- 
se diciendo:  «ya  está.»  Efectivamente,  en  la  proyección  de  la 
ecuatorial  pudimos  ver  la  mordedura  que  el  astro  de  la  noche 
señalaba  en  el  disco  solar  y  próximamente  hacia  la  dirección 
oeste  del  ecuador  del  sol.  Hasta  pocos  segundos  después  no 
percibimos  el  fenómeno  á  simple  vista,  y  no  por  la  vivacidad 
de  los  rayos  de  luz,  sino  por  lo  pequeña  que  era  la  parte  in- 
terpuesta, y  á  causa  de  estar  iluminada  por  la  proyección  de 
los  rayos  del  sol. 

Desde  estos  instantes  ansiados,  todo  era  animación,  mo- 
vimiento y  vida  en  el  numeroso  público,  entusiasmo  deli- 
rante é  inusitada  celeridad  en  los  astrónomos.  En  un  gran 
celostato  enclavado  en  la  parte  meridional  se  sacaban  con 
suma  actividad  numerosas  fotografías  en  cada  uno  de  los 
contactos.  A  su  derecha  funcionaba  otro  celostato,  unido  á 
él  un  bonito  espectrógrafo,  y  al  norte  se  hallaba  otra  ecua- 
torial de  gran  foco  con  su  aparato  fotográfico. 

Repuestos  de  aquella  agitación  que  produjeron  los  instan- 
tes del  primer  contacto,  pudimos  hacer  algunas  observacio- 
nes discurriendo  por  cada  uno  de  los  aparatos.  Los  cronógra- 
fos funcionaban  con  regularidad  uniforme.  En  los  termóme- 
tros se  advirtió  bien  pronto  el  descenso  de  temperatura.  El 
celostato  señalaba  la  gran  mancha  central  del  sol,  compuesta 


584  OBSERVACIONES    CIENTÍFICAS    CON    MOTIVO    DE   UNA   EXCURSIÓN 

de  numerosos  puntos  ó  manchas  muy  pequeñas.  En  la  ecua- 
torial del  P.  Rodríguez  veíamos,  bien  por  proyección,  bien 
por  la  observación  directa,  el  avanzar  de  la  luna  sobre  el 
brillante  disco  del  rey  de  los  astros,  distinguiendo  perfecta- 
mente todas  y  cada  una  de  las  desigualdades  de  la  curva  y 
de  los  contornos  lunares  producidos  por  sus  alturas  y  mon- 
tañas. 

En  el  silencio  que  por  algunos  momentos  reinaba  en  me- 
dio de  aquel  mar  de  gente,  parece  que  hablaban  con  misterio 
á  nuestro  corazón  y  á  nuestra  inteligencia  el  principio  gran- 
dioso de  aquel  espectáculo  y  la  silenciosa  calma  que  se  iba 
observando  en  aquel  cielo  purísimo,  sin  una  nube  y  sin  el 
menor  celaje,  á  medida  que  se  iba  cubriendo  el  centro  mis- 
mo del  sol.  Desde  entonces  comenzó  á  crecer  el  interés  de 
aquella  escena  maravillosa.  Momentos  antes  del  primer  con- 
tacto interior,  y  más  todavía  durante  la  totalidad,  se  vie- 
ron proyectados  en  la  luz  del  sol  los  Baily  Beads  ó  las  cuen- 
tas de  rosario  de  Baily.  Una  leve  brisa,  cada  vez  más  fresca, 
se  sentía  en  nuestro  organismo,  y  aún  era  mayor  esa  especie 
de  escalofrío  que  se  iba  apoderando  de  los  nervios.  Once 
minutos  antes  del  primer  contacto  interno  apareció  el  plane- 
ta Venus,  luciendo  en  medio  del  horizonte.  Sucesivamente  y 
en  el  tiempo  de  la  totalidad  de  un  sol  eclipsado  se  vieron 
otros  planetas,  como  Marte  (un  momento  no  más),  y  Mer- 
curio, un  poco  á  la  derecha  de  la  zona  del  ecuador,  y  además 
otras  estrellas  como  Sirio,  Proción,  Rigel,  Betelgeuse,  Alde- 
barán  y  la  Cabra.  La  brisa  iba  calmándose  por  momentos; 
sentíase  por  grados  el  frío;  la  luz  era  cada  vez  más  pálida, 
triste  y  anormal  en  todos  los  objetos,  como  no  se  ha  visto 
nunca.  El  cielo  se  iba  cubriendo  de  un  color  de  plomo;  en  la 
tierra,  toda  aquella  hermosa  campiña  de  palmeras  parecía 
esmaltada  de  color  amarillo  verdoso,  melancólico  é  indefini- 
ble; y  al  paso  que  se  avecinaba  la  totalidad,  todos  los  objetos 
tomaban  tintas  de  palidez  cadavérica. 

Un  grito  de  ¡silencio!  resonó  fuerte  y  poderoso  en  los  ám- 
bitos de  aquel  espacio,  y  repercutió  y  circuló  por  nuestro 
organismo  con  la  velocidad  de  una  corriente  eléctrica.  Mi- 
ramos á  la  campiña,  que  había  tomado  tonos  más  intensos 


Á    LAS    PLAYAS   DE    ALICANTE.  585 

en  su  coloración  y  variados  matices.  De  repente  levantamos 
la  vista  á  los  espacios  inmensos,  la  respiración  se  ahogó 
dentro  del  pecho,  y  la  lengua,  muda  ante  espectáculo  tan 
imponente  y  grandioso  ,  prorrumpió  en  una  exclamación 
profunda,  al  ver  cómo  desde  las  alturas  de  la  atmósfera  y 
de  las  montañas,  y  á  la  distancia  de  algunos  kilómetros,  ve- 
nía con  asombrosa  rapidez  un  cono  de  negra  sombra  que  se 
proyectaba  sobre  nuestro  horizonte.  El  negro  disco  lunar  ha- 
bía ya  cubierto  por  completo  al  rey  de  los  astros,  y  un  man- 
to lóbrego  parecía  cubrir  los  límites  del  Universo.  Lo  que  su- 
cedió en  aquellos  instantes  supremos  no  hay  quien  pueda  ex- 
presarlo. En  las  altas  regiones  del  firmamento,  y  sobre  el  fon- 
do azul  oscuro  sal-picado  de  estrellas,  aparece  un  sol  eclipsa- 
do, es  verdad;  pero  es  un  astro-rey  que  extiende  con  majes- 
tad soberana  y  á  incalculable  distancia  su  hermosa  cabellera, 
y  deja  ver  su  aureola  en  torno  del  disco  lunar,  formada  por 
una  luz  rosada  y  transparente,  que  decrece  en  intensidad  á 
medida  que  se  va  apartando  del  centro.  En  la  brillante  región 
de  la  cromosfera  se  distinguen  alo  menos  tres  protuberancias 
de  poca  base  y  altura  ,  á  uno  y  otro  lado  de  la  línea  cenital, 
una  arriba  y  dos  abajo.  Alrededor  del  disco  solar  se  extiende 
con  toda  pompa  la  corona  ó  gloria,  cuya  parte  cenital  (orien- 
te del  sol)  sube  en  brillantes  rayos  convergentes  que  tienden 
á  formar  la  figura  cónica,  semejante  á  la  llama  de  una  bujía; 
y  la  parte  inferior  ú  occidental  se  extiende  en  anchas  fajas  de 
mayor  longitud,  divergentes  en  la  totalidad,  pero  que  se 
pierden  en  el  espacio  en  diversos  haces  convergentes.  En 
la  región  austral,  siguiendo  la  dirección  del  eje  del  sol,  ob- 
servamos algunos  rayos  de  luz,  formando  una  franja  de  poca 
extensión.  Su  luz  era  bastante  débil  y  duró  corto  espacio:  ra- 
zón por  la  cual  la  vieron  muy  pocos,  y  no  creo  tuviera  poder 
para  obrar  sobre  las  placas  fotográficas.  Por  lo  mismo  es 
digno  de  tenerse  muy  en  cuenta  su  corto  penacho. 

De  buen  grado  hubiéramos  clavado  allí  nuestras  tiendas 
para  gozar  indefinidamente  de  tan  sublime  y  grandioso  espec- 
táculo; pero  un  destello  de  luz  blanca,  intensa  y  deslumbra- 
dora apareció  de  repente,  corriendo  como  lluvia  de  fuego 
centelleante  derramada  por  los  espacios,  y  vino  á  herir  con 


686  OBSERVACIONES   CIENTÍFICAS   CON    MOTIVO   DE    UNA   EXCURSIÓN 

su  lumbre  nuestra  débil  pupila,  no  pudiendo  recibir  directa- 
mente su  ardorosa  claridad.  Parecía  esta  luz  primera,  des- 
pués del  eclipse,  tan  distinta  de  los  rayos  de  oro  que  el  sol 
nos  envía  de  ordinario,  que  creeríamos  aproximarnos  algo  á 
la  realidad  si  dijéramos  que  la  diferencia  entre  estos  haces 
diversos  de  luz  es  la  que  distingue  nuestra  vista  entre  un 
foco  de  gas  del  alumbrado  y  los  brillantes  rayos  del  poderoso 
arco  voltaico  que  alumbra  las  grandes  plazas  de  las  ciudades. 
Triste,  abatido  quedó  nuestro  espíritu,  á  pesar  de  esta  clari- 
dad esplendorosa,  al  ver  cómo  tan  pronto  pasó  aquel  sueño, 
vaga  ilusión  ó  visión  misteriosa,  que  tenía  embargada  y  sus- 
pendida el  alma  y  todos  los  sentidos  y  potencias  en  alas  de 
la  admiración  y  del  entusiasmo...  Y  fué  aún  más  dolorosa 
para  nuestro  corazón,  porque  se  hacía  preciso  emprender  la 
marcha  hacia  el  puerto  de  Alicante,  sin  poder  contemplar  la 
terminación  del  eclipse,  ni  ampliar  el  círculo  de  nuestras 
propias  observaciones. 

Esto  no  obstante  ,  aprovechamos  unos  minutos  para 
apuntar  algunos  detalles  de  la  observación. 

La  calma  había  sido  completa  durante  la  totalidad  del 
eclipse.  Las  aves  que  á  toda  prisa  se  habían  refugiado  en  las 
palmeras  y  demás  árboles  déla  campiña,  revolaban  animosas 
por  los  aires.  Un  canario  llevado  de  propósito,  apenas  divisó 
el  primer  rayo  de  luz,  salió  del  sueño  en  que  se  había  sumido; 
y  el  perro  que  andaba  por  aquella  quinta  se  desperezó  tar- 
damente, estirando  su  tronco  y  extremidades  como  si  saliera 
de  un  sueño  prolongado.  Nuestro  termómetro  de  máxima  y 
mínima,  y  el  de  la  improvisada  estación  meteorológica  de 
San  Fernando,  habían  marcado  un  descenso  de  90  al  sol  y  2 
á  3o  á  la  sombra.  Observamos  también  que  los  termómetros 
registradores  acusaron  mayor  descenso  de  temperatura. 
¿Podría  deducirse  de  aquí  alguna  consecuencia  importante 
relativa  á  la  acción  diversa  que 'ejercieran  durante  el  eclipse 
los  rayos  luminosos  y  los  actínicos  sobre  los  instrumentos,  y 
resolver  así  algún  problema  de  interés  en  la  actinometría? 

A  las  cuatro  y  treinta  y  seis  minutos  emprendimos  nues- 
tro viaje  de  vuelta,  oprimida  el  alma  por  el  pesar,  recordan- 
do continuamente  aquella  escena  grandiosa  é  incomparable. 


Á   LAS   PLAYAS   DE   ALICANTE.  587 

El  curso  de  la  luna  sobre  el  astro  del  día  avanzaba  con  ma- 
jestad. Entre  tanto  nosotros  seguíamos  meditando  algu- 
nos puntos  de  capital  importancia,  sugeridos  por  el  dibujo 
que  nos  mostraba  la  forma  verdaderamente  original  de  la 
espléndida  corona.  He  aquí  nuestras  consideraciones. 

El  problema  de  la  corona  es,  sin  género  de  duda,  el  de  la 
mayor  trascendencia  durante  el  curioso  fenómeno  de  los 
eclipses.  Contribuye  poderosamente  á  esto  el  que  sólo  pueda 
estudiarse  en  esos  cortos  instantes,  y  el  no  conocerse  aún  su 
naturaleza,  su  origen,  su  verdadera  composición,  ni  sus  lí- 
mites en  el  espacio,  y  según  alguno,  ni  siquiera  el  lugar  ó 
puesto  que  ocupa  respecto  de  los  dos  astros,  pues  sobre  esto 
mismo  hay  diversas  opiniones,  hasta  el  punto  de  sostenerse 
que  la  corona  no  es  producida  en  las  altas  regiones  del  sol, 
ni  en  el  espacio  de  su  atmósfera. 

Varían  siempre  en  cada  uno  de  los  eclipses  la  claridad, 
forma  y  extensión  de  la  atmósfera  solar,  ofreciendo  cada  vez 
un  espectáculo  hermoso  y  verdaderamente  nuevo.  La  corona 
del  eclipse,  objeto  de  nuestro  estudio,  alcanzó  el  mínimum 
de  extensión  é  intensidad  entre  los  muchos  de  que  se  con- 
serva especial  memoria,  demostrándose  una  vez  más  la  ley 
de  las  variaciones  ó  fluctuaciones  de  la  actividad  del  sol, 
conforme  á  la  teoría  del  barón  Schwabe,  quien  descubrió  el 
período  undecenal  de  los  máximos  y  mínimos  de  la  activi- 
dad del  astro,  ritmo  periódico  admirable,  según  el  cual,  par- 
tiendo del  año  de  mayor  ó  menor  actividad  del  sol,  se  repite 
el  mismo  fenómeno  al  año  undécimo.  El  año  1878  se  com- 
probó, por  datos  bien  seguros,  una  época  de  máxima  activi- 
dad en  el  astro  del  día:  y  conforme  á  la  teoría  del  barón 
Schwabe  el  año  1900,  ó  sea  á  los  veintidós  años,  tenía  que 
suceder  un  estado  de  falta  de  energía  en  el  sol,  como  se  ha  vis- 
to por  la  observación  de  la  corona  y  demás  elementos  sola- 
res; y  en  cambio  para  el  futuro  eclipse  desplegará  el  astro 
grandes  energías.  La  misma  teoría  de  los  once  años  y  un  mes 
la  estableció  Wolf  respecto  de  las  manchas  en  la  fotosfera, 
comprobando  por  infinidad  de  observaciones  que  del  míni- 
mo al  máximo  existe  un  período  de  cuatro  años  y  medio,  y 
del  máximo  al  mínimo,  seis  años  y  siete  meses.  Ahora  bien: 


588  OBSERVACIONES   CIENTÍFICAS    CON   MOTIVO   DE   UNA   EXCURSIÓN 

consideradas  las  manchas  que  se  vieron  en  el  sol,  las  mis- 
mas que  venían  observándose  por  aquel  tiempo,  confir- 
man la  teoría  y  el  hecho  de  que  estaba  el  sol  realmente  en 
un  período  de  escasa  actividad  y  relativamente  menguada 
energía . 

Las  protuberancias  observadas  en  la  cromosfera,  dijimos 
que  fueron  pocas,  solamente  tres,  y  éstas  de  poca  altura:  y 
como  el  círculo  general  de  estas  explosiones  del  sol  sigue 
con  algunas  diferencias  de  detalle  y  de  paralelismo  la  mis- 
ma ley  que  las  manchas,  si  bien  hay  más  disminución  en 
éstas,  sigúese  por  consecuencia  una  variación  constante  en 
las  protuberancias,  relacionada  desde  luego  con  la  periodici- 
dad de  las  manchas  y  de  la  corona.  En  definitiva:  todo  está 
relacionado  entre  sí  y  con  la  energía  y  potencia  solar.  Todo 
en  el  mundo  obedece  á  esa  gran  ley  de  la  unidad,  por  estar 
todo  ordenado  en  número,  peso  y  medida. 

Por  lo  dicho  se  deduce  la  importancia  de  este  eclipse  en 
la  historia  de  los  fenómenos  celestes:  y  si  bien  es  cierto  que 
ha  sido  corta  la  duración,  y  poca  la  oscuridad  y.  energía,  ha 
tenido  en  cambio  la  notable  ventaja  de  un  tiempo  hermoso  y 
espléndido,  que  ha  permitido  á  la  muchedumbre  de  sabios  y 
aficionados  á  la  ciencia  del  Universo,  hacer  con  facilidad  sus 
estudios  por  la  observación  directa,  por  el  telescopio,  por  la 
fotografía,  por  el  análisis  espectral  y  por  la  polarización  de 
los  rayos  solares.  Esperamos  con  impaciencia  á  que  los  cen- 
tros científicos  de  España,  como  los  de  Madrid  y  de  San 
Fernando,  y  los  distintos  de  nacionalidad  extranjera,  nos  fa- 
ciliten sus  estudios,  sus  datos  y  observaciones,  que  resolve- 
rán problemas  importantísimos  en  el  campo  cada  vez  más 
conocido  de  la  física  celeste,  con  especialidad  los  de  Lockyer 
sobre  la  forma  y  naturaleza  de  las  protuberancias  observa- 
das por  medio  del  espectroscopio,  y  los  de  Deslandres  sobre 
los  problemas  que  se  propuso  estudiar  relativos  á  la  coro- 
na. Mientras  estos  datos  nos  descubren  nuevo  y  anchuroso 
campo  en  los  problemas  de  la  física  solar,  nosotros  seguiré  - 
mos  creyendo  que  los  elementos  de  que  hemos  hecho  refe- 
rencia radican  realmente  en  el  sol,  así  por  la  observación  de 
las  rayas  brillantes  y  oscuras  en  el  espectroscopio,  como  por 


Á    LAS   PLAYAS    DE   ALICANTE.  589 

la  uniformidad  invariable  de  irradiación  en  el  astro,  centro 
de  la  luz  y  de  la  vida  en  el  mundo. 

Suponiendo,  pues,  invariable  la  radiación  solar,  y  aun 
supuestas  las  variaciones  y  fluctuación  de  la  gran  potencia  y 
energía  del  rey  de  los  astros,  siempre  resulta  que  se  mantie- 
ne vivo  é  inexhausto  ese  formidable  y  voraz  incendio,  ese 
astro  de  luz  y  de  fuego,  origen,  centro  y  sostén  de  todas  las 
fuerzas  y  energías,  y  de  las  inmensas  oleadas  de  luz,  de  vida 
y  de  armonías  inefables  derramadas  por  todo  el  Universo. 
Este  es  otro  de  los  innumerables  problemas  ó  misterios  de  la 
naturaleza,  dejados  por  la  sabiduría  admirable  de  Dios  á  la 
investigación  de  la  inteligencia  de  los  hombres.  El  que  in- 
cendió el  luminar  del  sol,  y  lo  puso  en  lo  más  alto  de  los  cie- 
los para  que  presidiese  á  todos  los  humanos  acontecimientos 
y  al  desarrollo  de  la  vida  y  de  las  energías  en  el  Universo,  es 
el  que  mantiene  viva  é  inextinguible  su  radiación  por  modos 
misteriosos  y  admirables.  ¿Cuáles  son  éstos?  He  aquí  la  labor 
confiada  á  la  contemplación  y  penetrante  mirada  del  pensa- 
miento. El  velo  de  este  arcano  se  va  descorriendo  poco  á 
poco,  y  se  forman  hipótesis  científicas  que  nos  llevarán  un 
día  no  lejano  al  conocimiento  de  la  naturaleza  del  rey  sobe- 
rano de  los  espacios  planetarios,  á  quienes  inunda  con  to- 
rrentes de  luz;  y  en  los  momentos  solemnes  de  su  regio  poder 
eclipsado,  los  engrandece  con  su  radiante  esplendor  y  mag- 
nificencia. 

Fu.  Fortunato  Sancho, 
o.  s.  A. 


Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror 


(*> 


XXIII 


LOS  FUNERALES  DE  LAZOWSKI  (2) 


Martes  30  de  Abril  de  1793. 


l  primer  decreto  de  indulto  firmado  por  Luis  XVI 
fué  á  favor  de  Claudio  Lazowski,  soldado  de  caballe- 
ría, condenado  á  muerte  por  haber  herido  á  un  ofi- 
cial (3). 

Era  hijo  de  un  polaco  que  había  venido  á  Francia  acompa- 
ñando al  rey  Estanislao.  Un  hermano  suyo,  llamado  en  1784 
á  ocupar  uno  de  los  cuatro  puestos  de  inspectores  del  co- 
mercio, creados  por  Calonne,  no  se  creyó  desligado  por  la 
Revolución  de  los  deberes  de  agradecimiento ,  y  después  del 
10  de  Agosto  seguía  demostrando  una  abnegación  sin  límites 
á  su  antiguo  protector  el  duque  de  Rochefoucauld-Lian- 
court;  pero  Claudio  Lazowski  se  entregaba  á  toda  clase  de 
excesos,  vociferaba  en  los  clubs,  era  el  primero  en  vestir  la 


(1)  Véase  la  pág.  430. 

(2)  En  los  periódicos  de  aquella  época  aparece  este  nombre  es- 
crito de  estos  diversos  modos:  Laziouski,  Lazowski,  Lajouskí,  Latious- 
ki,  Lasouski,  Lajowski,  Lasosky,  etc. 

(3)  Anécdotas  relativas  d  algunas  personas  y  sucesos  notables  de  la 
Revolución ,  por  el  convencionalista  Harmand  (de  Meuse),  pág.  90. 


DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS    DURANTE   EL    TERROR.  591 

librea  de  los  descamisados,  y  no  tardó  en  ascender  á  coman- 
dante de  artillería  de  la  sección  de  Finisterre  (i). 

Él  fué  quien  el  20  de  Junio  hizo  transportar  en  brazos  un 
cañón  á  la  tercera  pieza  del  palacio,  á  la  sala  de  los  suizos; 
allí  estaba  el  10  de  Agosto  al  frente  de  los  invasores;  el  2  de 
Septiembre  se  hallaba  en  Orleans  con  Fournier  el  Americano; 
estos  dos  y  Bécart,  comandante  del  batallón,  fueron  los  jefes 
de  la  expedición  que  terminó  con  las  matanzas  de  Versalles, 
degollando  á  cincuenta  y  tres  prisioneros  del  Alto  Tribunal  (2) . 
En  Marzo  último,  él,  Desfieux  y  Varlet  eran  los  jefes  de  la 
conjuración  formada  para  asesinar  á  los  principales  miembros 
de  la  derecha.  Se  decretó  su  prisión,  pero  por  falta  de  ánimo 
en  la  Gironda,  le  dejaron  en  libertad,  y  desde  entonces  se  le 
ve  por  esas  calles  siempre  con  cara  de  bebedor  y  mirada  de 
asesino  ,  objeto  de  horror  para  las  personas  honradas,  y 
tan  desacreditado  aun  entre  sus  mismos  cómplices,  que  un 
periódico  de  los  demagogos,  en  medio  de  los  grandes  elogios 
que  le  tributa,  hace  la  significativa  confesión  siguiente: 

«En  vano  se  pretenderá  oponer  á  los  servicios  que  La- 
zowski  ha  prestado  á  la  Revolución,  sospechas  de  concusión, 
quila  fundadas,  y  aun  otros  delitos,  muy  comunes  en  los 


(1)  Mad.  Roland,  en  sus  Memorias,  dedica  á  Lazowski  algunas 
páginas  bien  escritas,  y  en  el  fondo  justísimas,  pero  con  algunas  in- 
exactitudes, pues  atribuye  á  un  Lazowski  lo  concerniente  á  los  dos 
hermanos,  y  hace  del  héroe  del  10  de  Agosto  el  antiguo  protegido  y 
comensal  del  duque  de  Rochefoucauld-Liancourt.  Lacretelle,  el  jo- 
ven, refuta  este  error  en  sus  Diez  años  de  prueba  durante  la  Revolu- 
ción, páginas  67  y  1 10,  y  tiene  motivos  para  estar  en  lo  cierto,  pues 
en  su  juventud  se  honró  con  la  amistad  de  Rochefoucauld. 

(2)  Dice  Mad.  Roland  en  sus  Memorias,  pág.  326:  «Las  hazañas 
de  Lazowski  datan  del  2  de  Septiembre  y  de  la  actividad  que  des- 
plegó en  la  matanza  de  sacerdotes  en  San  Fermín,  sección  de  Finis- 
terre, que  era  la  suya.» — Mad.  Roland  comete  dos  errores,  pues  ni 
estaba  Lazowski  el  2  de  Septiembre  en  París  ,  sino  en  Orleans,  ni 
San  Fermín  pertenecía  á  la  sección  de  Finisterre,  sino  á  la  de  los 
Descamisados.  El  Seminario  de  San  Fermín,  dirigido  por  los  Padres 
de  la  Misión  de  la  Casa  de  San  Lázaro,  estaba  situado  en  la  calle  de 
San  Víctor. 


592  DIARIO    DE    UN    VECINO   DE    PARÍS 

caracteres  extraordinarios.  Los  grandes  excesos  van  siempre 
unidos  á  las  grandes  cualidades.  Deploremos  la  fragilidad 
humana,  y  no  recordemos  defectos,  para  que  no  caiga  sobre 
nosotros  la  nota  de  ingratos  para  con  ciudadanos  que  han 
merecido  bien  de  la  patria  en  esas  ocasiones  decisivas  en  que 
el  hombre  ordinario,  sin  vicios  ni  virtudes,  se  contenta  con 
gemir  sin  tener  alientos  para  servir  eficazmente  á  su  país»  (i). 

Este  hombre,  este  bandido,  muere  en  Issy  (2),  á  causa  de 
una  fiebre  inflamatoria  producida  por  la  intemperancia,  las 
vigilias  y  el  aguardiente  (3).  Robespierre  le  proclama  grande 
hombre,  y  pronuncia  en  los  Jacobinos  su  oración  fúnebre. 
«Hace  dos  días,  exclama,  que  lloro  á  Lazowski,  y  todas  las 
facultades  de  mi  alma  están  absorbidas  por  la  inmensa  pér- 
dida que  acaba  de  experimentar  la  República»  (4).  El  Ayun- 
tamiento, á  propuesta  de  Chaumette,  determina  pedir  para 
ese  héroe  los  honores  del  Panteón  (5).  Queda  decidido  que 
se  celebren  los  funerales  con  toda  solemnidad;  el  pintor  Da- 
vid,  organizador  de  la  pompa  fúnebre  de  Miguel  Lepeletier, 
solicita  el  honor  de  ordenar  la  de  Claudio  Lazowski. 

Se  verificó  la  ceremonia  el  28  de  Abril,  comenzando  en 
la  plaza  del  Hotel-de-Ville.  El  ciudadano  Alcalde,  al  frente  de 
una  Comisión  del  Ayuntamiento,  bajó  á  la  escalinata  de  la 
Casa  Consistorial  para  recibir  el  cuerpo  del  grande  hombre 
que  los  miembros  de  la  Sección  de  Finisterre,  á  la  que  per- 


(1)  Revoluciones  de  París ,  tomo  xvi,  pág  265. 

(2)  Según  Mad.  Roland,  murió  en  Vaugirard,  pero  las  Revolucio- 
nes de  París,  tomo  xvi,  pág.  265,  dicen  que  murió  en  Issy,  lo  cual 
parece  rigurosamente  exacto,  puesto  que  en  el  cortejo  del  26  de 
Abril  figura  la  Commune  de  Issy  y  no  la  de  Vaugirard. 

(3)  Memorias  de  Mad.  Roland  ,  pág.  326. — El  Patriota  francés 
anunciaba  el  27  de  Abril  la  muerte  de  Lazowski  en  estos  términos: 
«Pretenden  los  jacobinos  que  ha  muerto  envenenado;  pero  es  proba- 
ble que  no  ha  tomado  más  veneno  que  el  vino,  al  que  estaba  entre- 
gado por  completo,  como  otros  grandes  hombres.» 

(4)  Diario  de  los  debates  y  de  la  correspondencia  de  la  Sociedad  de 
los  Jacobinos ,  núm.  401. 

(5)  El  Patriota  francés,  núm.  1356. 


DURANTE   EL    TERROR.  593 


tenecía  (i),  llevan  en  seguida  á  la  sala  del  Consejo,  donde 
quedó  colocado  sobre  unos  caballetes. 

El  presidente  de  la  Sección  de  Finisterre  fué  el  primero 
en  expresar  su  sentimiento  cívico  en  un  discurso  que  termi- 
naba así: 

«La  Sección  de  Finisterre  se  gloría  de  poseer  los  restos 
de  Lazowski  y  no  los  abandonaría  si,  convencida  del  apre- 
cio que  la  ciudad  de  París  y  toda  la  República  profesan  al 
celoso  patriota  y  verdadero  padre  de  la  libertad,  no  conside- 
rase que  pertenecen  á  todos  sus  hijos.  Ella  os  entrega  el  cuer- 
po para  que  le  tributéis  los  honores  merecidos,  y  se  reserva 
su  corazón  que  jamás  podrá  arrebatarle  nadie»  (2). 

A  continuación,  el  ciudadano  Destournelles,  miembro  de 
la  Commune  y  Director  del  Registro  Civil  (3),  pronuncia  la 
oración  fúnebre  del  héroe  del  20  de  Junio,  del  10  de  Agosto 
y  del  9  de  Septiembre  (4).  Estrepitosos  aplausos  contestan  al 
discurso,  y  una  vez  terminados,  hace  uso  de  la  palabra  Fleu- 
riot-Lescot,  sustituto  del  fiscal  público  en  el  Tribunal  revo- 
lucionario, y  por  consiguiente  muy  sensible. 

«Los  republicanos,  dice,  no  deben  limitarse  á  una  pompa 
fúnebre  en  honor  de  un  ciudadano  que  ha  servido  fielmente  á 
la  patria;  pido  que  la  Commune  adopte  á  la  hija  de  Lazows- 
ki.» Por  acuerdo  unánime  del  Consejo  general  queda  acep- 
tada la  proposición.  Anaxágoras  Chaumette,  hombre  tam- 
bién muy  sensible,  cubre  de  lágrimas  y  besos  á  la  pobre  niña 
de  tres  años  y  medio  de  edad,  y  el  Alcalde  la  coloca  en  la 
cabeza  una  rama  de  laurel. 

Otro  miembro  de  la  Commune,  el  ciudadano  Blin,  profe- 
sor, se  levanta  y  declara  que  él  se  encarga  de  la  educación 


(1)  «Claudio  Lasoski,  Comandante  del  batallón  de  Finisterre, 
calle  de  Mouffetard,  núm.  138.»  Almanaque  nacional  de  Francia,  año 
de  1793. 

(2)  Sesión  de  la  Commune  del  día  28  de  Abril  de  1793. 

(3)  Seis  semanas  más  tarde,  el  13  de  Junio,  fué  nombrado  Des- 
tournelles Ministro  de  Contribuciones  públicas. 

(4)  La  matanza  de  los  prisioneros  del  Alto  Tribunal  de  Orleans 
se  verificó  en  Versalles  el  domingo  9  de  Septiembre  de  1792. 

88 


594  DIARIO   DE    UN    VECINO    DE   PARÍS 

de  la  niña  Lazowski  (i).  «Bravo  ciudadano — contesta  el 
presidente, — la  Commune  acepta  y  agradece  tu  ofrecimiento; 
no  esperaba  menos  de  tu  patriotismo»  (2). 

Se  puso  en  marcha  el  cortejo  dirigiéndose  á  la  plaza  de 
la  Reunión,  sitio  escogido  por  la  Commune  para  sepultura  de 
Lazowski  en  memoria  de  los  servicios  que  había  prestado 
el  10  de  Agosto  en  esta  plaza  atacando  el  palacio. 

La  primera  bandera  llevaba  esta  inscripción: 

DESCAMISADOS 

Lazowski  no  existe  ya. 

En  otra  se  leían  las  palabras  que  él  pronunció  el  10  de 
Agosto  al  frente  de  sus  camaradas  los  artilleros: 

¡Que  me  siga'i  los  que  me  aprecian! 
A  la  salida  del  sol  no  existirá  ya  el  tirano. 


En  otra: 

Fue  calumniado  por  los  conspiradores  y  ahora  es  llorado  por  sus  amigos. 

Y  en  la  última: 

Siempre  fué  amigo  vuestro ,  patriotas  indigentes. 

Más  atrás  se  veían  dos  banderas  con  la  flecha  hacia  aba- 
jo; una  bandera  blanca  y  otra  roja;  junto  ala  primera  se 
leía:  Se  la  arrebató  á  los  enemigos  de  la  libertad)  y  junto  á 
la  segunda:  Vengó  á  los  patriotas  haciendo  jirones  esta  ban- 
dera en  compañía  de  sus  colegas  (3) . 


(1)  Un  año  más  tarde,  en  Abril  de  1794,  el  ciudadano  Blin  era 
nombrado  Secretario  guardasellos,  agregado  de  la  Commune  en  sus- 
titución de  Dorat-Cubiéres. 

(2)  Michelet,  en  el  tomo  v  de  su  Historia  de  la  Revolución,  cita  la 
adopción  de  la  hija  de  Lazowski  por  la  Commune,  y  la  verdadera  fe- 
cha de  la  muerte  y  funerales  del  héroe  del  10  de  Agosto  (Abril  de 
1793).  No  obstante  esto,  en  la  Historia  del  siglo  XIX,  tomo  1 ,  pági- 
na 174,  que  publicó  más  tarde,  asegura  que  Lazowski  murió  el  día 
antes  de  la  jornada  de  Pradial  (20  Mayo  de  1795). 

(3)  El  Republicano,  diario  de  los  hombres  libres,  n.  181. — El  17  de 
Julio  de  1 79 1  fué  proclamada  la  ley  marcial,  y  la  bandera  roja,  emble- 


DURANTE    EL    TERROR.  595 


Después  de  las  banderas  seguía  un  cañón  en  que  se  leía: 
El  hi{0  llevar  este  cañón  á  las  habitaciones  del  tirano  (20  de 
Junio  de  ijg2),  y  á  su  lado  la  campana  que  tocó  á  rebato 
en  la  noche  del  9  ai  10  de  Agosto  (1). 

Seguía  después  el  ataúd  cubierto  de  ramas  de  ciprés  y 
coronas  cívicas,  en  hombros  de  artilleros  que  habían  estado 
á  las  órdenes  de  Lazowski. 

Otros  artilleros,  ayudados  por  los  valientes  de  la  patria, 
antes  mozos  de  cuerda,  llevaban  un  lecho  de  forma  ya  anti- 
cuada, y  en  él  figuraba  estar  colocado  el  cuerpo  de  Lazowski, 
cubierto  con  un  paño  tricolor.  A  los  pies  del  lecho  fúnebre 
iba  la  hija  del  héroe,  á  un  lado  el  ciudadano  Blin  y  á  la  cabe- 
cera un  artillero  llorando  la  muerte  prematura  de  su  compa- 
ñero de  armas  (2).  Es  verdad  que  yo  no  vi  las  lágrimas  de 
ese  patriota,  pero  así  constaba  en  el  programa  de  David. 

Formaban  el  cortejo  las  sociedades  populares,  las  seccio- 
nes, las  compañías  de  artilleros,  el  ayuntamiento  de  Issy  y 
el  de  París  con  el  Consejo  general;  todos  los  individuos  lle- 
vaban un  ramo  de  ciprés  en  la  mano.  Los  hermanos  Jacobi- 
nos se  distinguían  por  su  gorro  de  color  rojo,  rodeado  de  una 
gasa  negra,  y  las  hermanas  Jacobinas  se  habían  puesto  para 
la  fiesta  sayas  blancas,  sujetas  al  talle  con  correas  negras. 

Un  nutrido  coro  de  músicos  cantó  una  marcha  fúnebre 
compuesta  por  el  ciudadano  Gossec  que  asistía  á  la  ceremo- 
nia y  dirigía  los  coros  (3). 

Una  salva  de  artillería  anunció  la  llegada  de  la  comitiva  á 
la  plaza  de  la  Reunión  alrededor  de  la  cual  estaban  formados 
algunos  batallones  de  la  Guardia  Nacional.  Reunido  allí  el 
cortejo,  cantaron  el  himno  mortuorio,  y  después  de  otra 
salva  de  artillería,  quedó  depositado  el  cadáver  en  el  sepul- 
cro preparado  en  la  misma  plaza  al  pie  del  árbol  de  la  Fra- 


ma  de  esta  ley,  fué  enarbolada  por  Bailly  en  las  ventanas  del  Hotel  de 
Ville.  En  el  campo  de  Marte  fueron  muertos  algunos  amotinados,  y 
de  ahí  el  odio  de  Lazowiki  y  los  patriotas  contra  la  bandera  roja. 

(1)  Revoluciones  de  París,  tomo  xvi,  pág.  266. 

(2)  Ibidem. 
(^)     Ibidem. 


596  DIARIO    DE   UN    VECINO    DE   PARÍS 

ternidad  y  muy  cerca  del  sitio  en  que  momentos  antes  había 
funcionado  la  guillotina.  Eran  entonces  las  tres,  y  aún  no  ha- 
blan tenido  tiempo  para  hacer  desaparecer  los  instrumentos 
de  la  ejecución,  llevada  á  cabo  al  mediodía  (i).  La  víctima 
era  un  pobre  cochero  condenado  á  muerte  la  noche  anterior 
por  haber  proferido  frases  contrarrevolucionarias  hallándose 
completamente  ebrio,  según  aseguraron  todos  los  testigos. 

Sobre  los  restos  de  Lazowski,  y  ádos  pasos  del  cadalso,  se 
levanta  ahora  una  tumba  cubierta  de  césped  que  será  regada 
todos  los  días  con  sangre  de  aristócratas,  sirviendo  de  rego- 
cijo á  la  sombra  del  héroe  del  10  de  Agosto  (2). 

Tal  ha  sido  la  pompa  fúnebre  del  patriota  Lazowski.  No 
cabe  duda  de  que  al  celebrar  con  tan  inusitado  esplendor  los 
funerales  de  un  hombre  acusado  por  la  Gironda,  los  Jacobi- 
nos y  los  miembros  de  la  Commune  han  creído  dar  un  nuevo 
golpe,  imponer  una  humillación  más  á  los  brissotistas.  A  la 
vez  han  querido  enseñar  á  los  Jacobinos  y  á  todo  el  mundo 
que  el  partido  revolucionario  no  tiene  proyectos  tontos  ni 
falsas  y  necias  delicadezas,  que  no  pide  á  sus  adeptos  sino 
que  le  sirvan  y  por  qué  al  que  le  sirve  bien  todo  se  le  perdo- 
na, hasta  el  crimen. 

Sirva  de  purificación  á  estas  páginas,  manchadas  con  el 
nombre  de  Lazowski ,  el  del  infeliz  cochero  guillotinado  el 
domingo  por  haber  dicho  que  no  quería  prestar  más  servi- 
cios porque  habían  asesinado  á  su  Rey:  se  llamaba  Desiderio 
Garlos  Mangot,  y  tenía  veintiún  años  de  edad  (3). 


Con  gusto  transcribo  aquí  una  carta  inédita  de  Lanjuinais 
á  sus  amigos  de  Rennes  al  ocurrir  la  muerte  de  Lazowski. 


(1)  El  Patriota  francés,  n.  1356. — Mercurio  francés,  número  del  ft 
de  Mayo  de  1793. 

(2)  También  á  Marat  le  erigieron  en  esta  misma  plaza  un  ceno- 
tafio  abovedado  bajo  el  cual  colocaron  su  busto  y  el  baño.  El  monu- 
mento de  Lazowski,  adornado  con  un  jardincito,  estaba  delante;  el 
discípulo  había  sido  enterrado  al  pie  del  altar  del  maestro.  (Biografía 
universal  de  Michaud,  tomo  lxx,  artículo  Lazowski.) 

(3)  Boletín  del  Tribunal  criminal  revolucionario,  n.  20. 


DURANTE3   EL    TERROR.  5S/7 


«París  26  de  Abril  de  1793. 

»Queridos  conciudadanos:  Marat  acaba  de  ser  absuelto 
por  jurados  en  parte  cómplices  suyos,  puesto  que  dos  eran  de 
los  Septembrinos  de  la  Abadía.  El  populacho  le  ha  coronado 
y  llevado  en  triunfo  á  la  Convención;  Danton  dijo  que  aquel 
era  un  hermoso  día  y  los  ciudadanos  deploran  el  suceso. 

»Lazowski,  el  jefe  de  los  bandidos  que  pretendían  asesinar 
el  10  de  Marzo  á  toda  la  Convención,  el  que  salió  ese  día  de 
los  Jacobinos  al  frente  de  su  tropa  con  Fourníer  en  dirección 
á  los  Franciscanos  y  á  la  Casa  del  Ayuntamiento  para  dis- 
poner los  últimos  preparativos  de  esa  buena  obra,  Lazowski 
acaba  de  morir;  este  era  el  amigo  virtuoso  del  no  menos  vir- 
tuoso Robespierre.  En  la  sesión  pública  de  los  Jacobinos  ha 
pronunciado  este  último  un  lacrimoso  panegírico:  «Era  ami- 
go mío,  decía;  él  era  el  llamado  á  mandar  el  ejército  revolu- 
cionario.)) Los  Jacobinos,  los  Franciscanos  y  la  Commune 
le  consagrarán  una  pompa  fúnebre;  nosotros  estaremos  muy 
satisfechos  si  no  nos  invitan  á  tributar  los  últimos  honores  á 
nuestro  asesino.  No  creáis  que  los  ciudadanos  de  París 
aprueban  extravagancias  tan  criminales;  al  contrario,  las  llo- 
ran en  sus  hogares  ó  van  á  la  Comedia.  La  Convención  tra- 
baja y  disimula;  no  otra  cosa  pueden  hacer  los  hombres  de 
valor  en  esta  Asamblea;  se  apresuran  á  terminar  la  Constitu- 
ción, y  los  facciosos  la  aplazan;  afrontan  la  calumnia,  el  pu- 
ñal, las  listas  de  proscripción,  mientras  se  les  acusa  en  ma- 
nifiestos que  los  emigrados  y  Coburgo  comprarían  á  buen 
precio  si  les  fuera  posible. — Lanjuinais.» 


(Archivos  de  Rmnes,  est.  9,  n.  4.) 

(Continuará.— Prohibida  la  reproducción.) 


E.  Biré. 


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Revista  de  Revistas 


i 

Revista  Contemporánea. — 15  de  Julio  de  1900.  Madrid. 

Zenobia  (conclusión),  comedia  inédita  de  D.  Ramón  de  la  Cruz. 

La  novela  griega  en  España,  por  J.  L.  Estelrich. 

La  cuestión  china,  por  José  García  Acuña. 

La  enseñanza  filosófica  en  los  Institutos,  por  Sebastián  Font  y  Salva. 

Canto  al  trabajo,  por  J.  Tolosa  Hernández. 

La  organización  del  trabajo  (continuación),  por  Manuel  Gil   Maestre» 

Tres  tradiciones  avilesas,  por  Silverio  Moreno. 

La  vida  de  una  madre  (continuación),  por  Lorenzo  Salazar. 

30  de  Julio  de  1900. 

Las  flotas  internacionales  en  el  Extremo  Oriente,  por  Arturo  Llopis. 

La  enseñanza  superior  de  las  industrias  artísticas  en  Valencia,  por  Rafael 

Domenech. 
La  organización  del  trabajo  (continuación),   por  Manuel  Gil  Maestre. 
Cosas  de  antaño,  por  Carlos  Cambronero. 
La  Exposición  por  fuera,  por  L.  García- Ramón. 
Sanz y  Escartín,  por  el  Dr.  José  J.  Valentí. 
Notas  de  un  viaje  por  Portugal,  por  Enrique  Corrales  y  Sánchez. 
La  recolección,  por  el  Dr.  Emilio  Ribera. 
La  vida  de  una  madre  (continuación),  por  Lorenzo  Salazar. 

La  novela  griega  en  España. — El  Sr.  Estelrich  reseña  minuciosa- 
mente en  este  artículo  las  traducciones  castellanas  que  de  la  famosa 
novela  de  Heliodoro,  Tedgenes  y  Cariclea,  se  conocen  hasta  ahora, 
apuntando  de  paso  la  influencia  que  su  imitación  puede  haber  ejer- 
cido en  los  novelistas  y  dramáticos  españoles. 

Francisco  de  Vergara  parece  haber  sido,  á  principios  del  siglo  XVI, 


REVISTA    DE    REVISTAS.  599 


el  primer  traductor  de  la  novela  de  Heliodoro,  permaneciendo  aún 
inédita  y  desconocida.  En  1554  se  imprimió  por  primera  vez  la  se- 
gunda traducción,  generalmente  designada  por  la  anónima  de  Ambe- 
res}  por  ignorarse  el  nombre  del  traductor,  si  bien  en  el  ejemplar 
único  que  existe  en  la  Biblioteca  Nacional  hay  una  nota  manus- 
crita de  D.  Luis  de  Usor,  á  quien  antes  había  pertenecido,  en  laque 
sospecha  sea  la  traducción  de  Vergara,  lo  cual  juzga  como  improba- 
ble el  articulista.  Esta  edición  de  Amberes  fué  reproducida  en  Sala- 
manca, en  1 58 1,  por  Pedro  Lasso.  El  traductor  más  conocido  y 
discutido  de  la  obra  de  Heliodoro  ha  sido  Fernando  de  Mena,  de 
cuya  traducción  se  han  publicado  cinco  ediciones.  Un  ejemplar  de  la 
primera  edición  de  Alcalá,  en  1587,  existe  en  esta  biblioteca  del 
Escorial.  Y,  por  último,  D.  Fernando  Manuel  de  Castillejo  dio  á  luz 
otra  traducción,  en  Madrid,  el  año  1722,  por  considerar  la  de  Mena 
«tan  desmayada,  tan  atada  gramaticalmente  al  idioma  latino,  que  la 
quita  á  la  obra,  si  no  toda,  gran  parte  de  su  hermosura.» 

De  no  menor  importancia  son  las  imitaciones  castellanas  que  se 
han  hecho  de  Tea  genes  y  Cariclea.  Véanse  las  más  principales:  Histo- 
ria de  los  amores  de  Clareo  y  Florisea,  de  Alonso  Núñez  de  R.inoso; 
Persilesy  Segismunda,  de  Cervantes;  Enstorgio  y  Clorilene,  de  Suárez 
de  Mendoza;  Los  fajos  de  la  fortuna,  de  Calderón,  y  Tea  genes  y  Cari- 
clea, de  Pérez  de  Montalbán. 

D.  Julián  Apraiz  dice  que  la  novela  de  Heliodoro  fué  el  modelo 
de  todas  las  novelas  del  género  amatorio,  principalmente  del  si- 
glo XVII. 

S.mz  y  Escartín. — De  medio  siglo  á  esta  parte  la  llamada  Cuestión 
social  ha  sido  objeto  preferente  del  estudio  de  los  sociólogos  de  todas 
las  naciones,  sin  que  hasta  la  fecha  se  haya  podido  señalar  la  resolu- 
ción verdadera  de  problema  tan  pavoroso,  por  no  haberse  inspirado 
en  el  eterno  código  de  la  moral  cristiana,  que  es  norte  y  vida  de  las 
instituciones  humanas.  Pero  al  lado  de  esta  escuela  sociológico- posi- 
tivista existe  otra  escuela  católica,  dignamente  representada  por 
hombres  de  indiscutible  sabiduría.  El  Sr.  Sanz  y  Escartín  es  el  que 
en  España  estudia  la  cuestión  social  con  arreglo  á  los  principios  de 
la  justicia  y  moral  revelada,  siguiendo  en  todo  la  admirable  norma 
trazada  por  León  XIII  en  la  encíclica  De  condicione  opiftcum. 

El  Sr.  Sanz  y  Escartín  es  «un  escritor  de  enérgico  y  vigoroso 
talento,  de  rectitud  acrisolada  y  de  reposado  y  sereno  juicio;  labo- 
rioso y  observador  como  pocos,  de  instrucción  vasta  y  bien  dige- 
rida, y,  sobre  todo,  creyente  macizo — que  la  fe  es  la  base  firmísima 
para  todo  engrandecimiento,  sea  del  orden  que  fuere, — el  cual  des- 


600  REVISTA   DE   REVISTAS. 


perló  la  general  admiración  con  los  concienzudos  y  meritorios  traba- 
jos que  brotaron  de  su  docta  pluma.  A  todos  admiró  la  franqueza  y 
sinceridad  en  la  exposición  doctrinal;  la  solidez  y  pujanza  del  razonar, 
y  la  limpieza  y  claridad  del  estilo.  Puede  decirse  que  Sanz  y  Escartín 
ejerció  ya  en  tan  delicadas  materias  pleno  señorío  sobre  los  espí- 
ritus rectos  y  levantados,  conquistando  la  tan  justa  como  merecida 
fama  de  sociólogo  cristiano.» 


Etudes  pübliées  par  des  Peres  de  la  Compagnie  de  Jesús. — 
París  5  Juillet  1900. 

I.  Letires  de  Tien-Tsin  et  de  Pekín ,  P.  Le  Gaillar. 

II.  Conceptions  de  la  moralechez  nos  contemporains,  P.  L.  Roure. 

III.  Notre  Dame  de  Lourdes. — Récits  (2.e  article),  P.  L-J-M.  Cros. 

IV.  L' origine  Johannique  du  IV.e  Evangüe,  P.  L.  Mechineau. 
V.  L'Inde  Tamoule. —  VI.  Les  Brahmes,  P.  P.  Suan. 

VI.     Bulletin  des  quesiions  sociales,  P.  C.  Antoine. 

20  Juillet  1900. 

I.  Les  causes  de  Vinsurrection  en  Chine,  P.  H.  Leroy. 

II.  Oberammergan  et  le  drame  de  la  Passion,  P.  H.  Bremond. 

III.  VInde  T amolde. — Les  convertís,  P.  P.  Suan. 

IV.  Conceptions  de  la  morale  ch'ez  nos  contemporains  (2.e  article)  P.  L. 

Roure. 
V.     Notre-Dame  de  Lourdes. — Rccits  (3.a  article) ,  P.  L-J-M.  Cros. 
VI.     Bulletin  d}ancienne  litterature  chrétienne,  P.  L.  de  Grandmaison. 
VIL     Bulletin  des  questions  sociales,  P.  C.  Antoine. 

Teorías  modernas  acerca  de  la  moral. — La  crisis  que,  según  la  ex- 
presión de  nuestros  días,  experimenta  la  moral,  es  más  bien  una  cri- 
sis del  espíritu  moderno,  cuyas  tentativas  para  establecer  una  doc- 
trina que  sustituya  á  la  tradicional  y  cristiana  han  resultado  total- 
mente infructuosas  é  ineficaces.  Entre  las  teorías  propuestas  en  los 
últimos  tiempos,  ofrécese  primero  la  moral  positivista  en  los  diversos 
sentidos  que  le  dieron  Augusto  Comte,  Littré,  Taine  y  Spencer,  de 
los  cuales  dice  el  articulista  que  todos  patrocinan  necesariamente  la 
negación  de  la  moralidad.  A  continuación  estudia  la  moral  idealista 
en  su  origen,  que  fueron  las  doctrinas  kantianas,  y  en  las  múltiples 
formas  que  revistió  después  con  los  nombres  de  moral  critichta  ó  neo- 
kantiana,  defendida  por  Renouvier,  sistema  de  solidaridad  inventado 


REVISTA   DE    REVISTAS.  G01 


por  Carlos  Secretan  y  Enrique  Marión  en  Francia;  moral  de  la  piedad 
y  de  la  simpatía,  de  que  se  han  constituido  en  apóstoles  los  neo-cris- 
tianos como  Paul  Desjardins  y  Tolstoí;  y,  por  último,  moral  esténica, 
que  se  funda  en  la  admiración  de  lo  bello,  y  han  defendido  Biran, 
Schelling,  Ravaisson  y  Rubkin. 

Todos  estos  sistemas  positivistas  é  idealistas  van  completamente 
extraviados,  porque  unos  reducen  la  moral  á  ciertos  conceptos  secun- 
darios, sin  los  cuales  puede  existir  la  moralidad,  y  otros  la  despojan 
de  sus  constitutivos  más  esenciales. 

Causas  de  la  insurrección  en  China.  —El  presente  artículo  refleja  el 
pensamiento  de  un  misionero  jesuíta,  el  P.  Manuel  de  Becquevot, 
que  ha  vivido  largos  años  en  el  Celeste  Imperio  y  ha  puesto  especial 
empeño  en  estudiar  las  vicisitudes  de  la  influencia  extranjera  y  el 
movimiento  de  opinión  en  aquel  lejano  país  respecto  de  Europa. 
La  causa  principal  de  la  insurrección  presente  es  el  odio  secular,  que 
llega  hasta  la  execración  de  la  raza  blanca.  Las  naciones  europeas 
han  contribuido  á  reavivar  este  aborrecimiento  con  una  serie  de  hu- 
millaciones irritantes,  de  las  que  fué  la  última  la  venganza  que  en 
época  bien  reciente  se  tomó  el  emperador  Guillermo  por  el  asesinato 
de  dos  misioneros  católicos  alemanes,  apoderándose  de  la  bahía  de 
Kiao-Tcheou.  Esta  confiscación  produjo  el  resentimiento  general  y 
señaló  la  hora  de  la  insurrección  contra  las  intrusiones  de  los  ex- 
tranjeros. Hay  que  añadir  la  innegable  influencia  que  han  ejercido 
en  la  revolución  actual  razones  económicas.  La  densidad  extremada 
de  población  hace  que  sean  pocos  los  medios  de  subsistencia,  y,  por 
lo  tanto,  tienen  que  buscarlos  en  el  trabajo.  Esta  ha  sido  la  causa 
de  que  los  chinos  se  manifiesten  refractarios  al  establecimiento  de 
vías  férreas  y  que  miren  con  horror  las  máquinas  que  sustituyen  al 
hombre.  Así,  los  pocos  adelantos  que  allí  existen  no  han  llegado  á 
realizarse  sino  bajo  la  presión  de  las  potencias  occidentales  y  á  des- 
pecho de  los  indígenas. 

Por  otra  parte,  la  propagación  de  las  misiones  cristianas,  en  al- 
gunos puntos  muy  florecientes,  ha  excitado  la  cólera  de  los  hijos  de 
Confucio,  manifestándose  en  persecuciones  sangrientas  y  en  conti- 
nuas luchas  entre  cristianos  y  paganos.  En  las  fronteras  orientales 
que  separan  á  Tche-li  de  Chan-toug,  estas  luchas  han  sido  más 
crueles  que  en  otras  regiones.  Allí  se  formaron  las  primeras  partidas 
de  los  que  hoy  se  llaman  boxzrs,  que  constituyen  una  secta  pertene- 
ciente á  la  sociedad  secreta  Nenuphar  Blanc,  muy  extendida  en  el 
país,  y  que  á  pesar  de  ser  perseguidos  por  el  Gobierno,  han  venido  en 
aumento  constante  hasta  nuestros  días,  en  que  quizás  son  ya  consi- 


602  REVISTA    DE    REVISTAS. 

derados  por  la  corte  imperial  como  redentores   de  la  nación  contra 
las  injurias  de  los  de  Occidente. 

Además  de  los  resentimientos  provocados  en  los  hijos  del  Sol  por 
la  invasión  de  elementos  extraños  que  han  llegado  á  minar  el  viejo 
edificio  de  sus  costumbres  inveteradas,  debe  señalarse  también  como 
causa  del  actual  conflicto  la  indecisión  en  que  se  ha  mantenido  la 
China,  ó  más  bien  la  política  contradictoria  que  parece  seguir  respec- 
to de  las  naciones  occidentales;  pues  si  en  ocasiones  manifiesta  ce- 
der á  las  exigencias  de  los  europeos,  pocas  veces  llega  á  realizarlo 
sin  poner  obstáculos  contrarios  á  sus  promesas.  La  situación  presen- 
te es  una  prueba  de  ello,  porque  aún  no  se  sabe  si  el  Gobierno  im- 
perial es  impotente  para  reprimir  la  insurrección,  ó  si  está  en  conni- 
vencia con  la  misma. 


La  Quinzaine. — 16  Juillet. 

La  Religión  iniérieure  d'apres  un  Jesuite  anglais,  Bon.   J.  Angot  des 

Rotours. 
La  Comedie  des  erreurs.  Esquisse  de  la  vie  américaine,  Henri  Sien- 

kiewicz. 
Essai  sur  Taine.  Son  ceuvre  et  son  influence.  III,  Víctor  Giraud. 
L*  Péril  jaune,  Paul  Thirion. 
L'Offrande. — Premiére  partie,  Jean  de  Busca. 
Notes  catnpagnardes. — XII.  Le  Quiston. — XIII.  La  borde  de  Quiston, 

Armand  Barthe. 
Le  P.  Gratry  f  Adolphe  Lair. 

i.er  Acüt. 

UEsprit  philosophique  des  lettrés  chinois,  Fernand  Farjenel. 

L'Exposition  universelle,  Gustave  Babin. 

Newnian,  sa  vie  et  ses  aeuvres. — V.  La  vie  nouvelle,  Lucie  Félix  Faure. 

L'Offrande. — II.  Derniéres  nouvelles,  Jean  de  Busca. 

Vers  la  vingt-cinquieme  année-, — Paroles  aux  jeunes,  Gabriel  Audiat. 

Chronique  Utléraire. — De    «Sous  l'oeil  des  barbares»  á  «TAppel  au 

soldat,»  Jean  Sionnet. 
Critique  musicale,  Arthur  Coquard. 

El  Padre  Gratry. — El  Padre  Gratry  es  una  de  las  más  salientes 
y  más  simpáticas  figuras  que  el  catolicismo  francés  ha  producido 
en  el  siglo  XIX.  Joven  aún,  adornado  de  grandes  dotes  de  espíritu, 
cargado  de  laureles  universitarios,  llamado  en  el  mundo  á   un  bri- 


REVISTA   DE   REVISTAS.  603 


liante  porvenir,  é  imbuido  en  todos  los  errores  filosóficos  de  los  en- 
ciclopedistas, de  quienes  había  heredado  un  celo  ardiente  de  incre- 
dulidad, se  ve  un  día  transformado  bruscamente  al  pensar  en  el 
fondo  de  su  alma  la  vanidad  de  la  vida  humana.  El  abate  Gratry 
fué,  además  de  filósofo  eminente,  un  polemista  y  un  apóstol.  Su 
preocupación  constante  fué  la  refutación  de  los  errores  doctrinales 
de  su  tiempo,  con  espíritu  de  caridad,  sin  jamás  atacar  á  las  per- 
sonas, con  la  esperanza  de  ver  en  todo  enemigo  un  hermano  posi- 
ble, ó  un  auxiliar  probable.  Con  este  fin  escribió  mucho;  y  si  bien 
fué  siempre  humilde  de  corazón,  tuvo  elevadas  aspiraciones  filosófi- 
cas. El  gran  peligro,  para  él,  del  pensamiento  humano  en  este  siglo, 
era  el  panteísmo,  habiendo  encontrado  en  la  Lógica  de  Hegel,  el 
origen  del  panteísmo  moderno;  así  es  que  siempre  combatió  al  hege- 
lianismo como  á  un  monstruo.  En  esta  lucha  demostró  evidente- 
mente que,  si  se  la  despoja  del  aparato  científico  de  fórmulas  y  de  la 
novedad  de  los  términos,  la  sofística  nueva  no  es  en  realidad  más 
que  la  resurrección  de  la  sofística  antigua,  ya  refutada  por  Sócrates, 
Platón  y  Aristóteles.  El  P.  Gratry  era  ante  todo  un  moralista,  menos 
sin  duda  por  la  novedad  y  la  originalidad  de  sus  ideas,  que  por  la  sin- 
ceridad de  alma,  por  la  gran  nobleza  y  elevación  de  espíritu  y  la  sim- 
patía por  el  hombre  y  sus  sufrimientos.  Lo  que  de  un  modo  especial 
resplandece  en  todos  sus  trabajos  filosóficos,  es  un  ardiente  amor  á 
la  verdad,  una  profunda  confianza  en  su  eficacia  saludable,  y  cierto 
ardor  al  proselitismo,  hijo  de  una  fe  profunda,  que  quisiera  hacerllegar 
á  todos  los  hombres,  para  hacerlos  mejores  y  más  felices.  Como  filó- 
sofo ocupa  un  puesto  eminente  entre  los  pensadores  de  su  tiempo, 
pero  no  puede  decirse  de  él  que  es,  como  le  ha  llamado  alguno  de 
sus  discípulos,  «el  más  grande  filósofo  de  su  siglo.» 

El  espíritu  filosófico  de  los  letrados  chinos. — En  el  gran  conflicto 
abierto  entre  las  naciones  europeas  y  la  China,  los  letrados  de  este 
país  representan  al  presente,  y  representarán  en  lo  futuro,  un  papel 
importantísimo.  Qaien  quiera  estudiar  los  sucesos  de  que  es  teatro 
el  extremo  Oriente,  debe  principalmente  fijar  su  atención  sobre  la 
clase  social  que  concentra  en  sí  la  vida  intelectual  y  gubernamental 
del  Celeste  Imperio.  Educados  los  chinos  por  la  clase  directora  en 
el  respeto  de  las  tradiciones  antiguas,  buscan  siempre  en  el  pa  - 
sado  las  reglas  de  su  conducta  y  el  fundamento  de  sus  leyes.  La 
larguísima  duración  de  la  sociedad  china,  sin  ejemplo  en  la  historia 
de  los  pueblos,  inspira  á  los  letrados  grande  orgullo,  y  una  absoluta 
certidumbre  de  la  excelencia  de  sus  doctrinas;  para  ellos  las  leyes 
de  sus  antiguos  libros  sobre  la  moral  privada  y  pública,   sobre  el 


604  REVISTA    DE  REVISTAS. 


arte  de  gobernar  á  los  hombres  y  de  asegurar  la  paz  en  los  Estados, 
son  las  mejores  de  todas,  y  muy  superiores  á  las  de  los  demás  pue- 
blos. El  chino  instruido  desprecia  profundamente,  y  se  cree  superior 
á  los  báibaros  extranjeros,  sin  piedad  filial,  sin  respeto  para  sus  abue- 
los, y  despreciadores  del  pasado.  No  olvida  que  los  europeos  han 
hecho  en  este  siglo  la  guerra  al  pueblo  chino  para  obligarle  á  enve- 
nenarse con  el  opio.  No  cree  que  sea  por  fines  desinteresados  la  im- 
portación á  su  pais  de  los  inventos  y  de  los  procedimientos  indus- 
triales; ni  puede  sentir  la  necesidad  del  concurso  de  hombres  cuyas 
ideas  y  costumbres  están  en  oposición  con  todo  lo  que  él  estima 
justo.  Para  él  la  sociedad  china,  el  gobierno  y  las  familias  sólo 
pueden  perder  en  contacto  con  los  bárbaros  europeos;  sin  duda  éstos 
son  poderosos  por  la  fuerza  material;  pero  esta  es  una  razón  más 
para  despreciarlos,  siendo  como  es  el  poder  militar,  á  los  ojos  de  todo 
letrado,  á  causa  del  predominio  de  la  raza  guerrera ,  un  signo  cierto 
de  barbarie.  Si  no  puede  vencer  esta  fuerza,  se  doblegará  ante  ella 
hasta  que  encuentre  ocasión  de  sacudir  el  yugo  opresor.  Los  sucesos 
actuales  demuestran  palpablemente  que  tales  son  hoy  los  sentimien- 
tos de  la  clase  directora  del  Celeste  Imperio;  clase  que  atiza  el  odio 
hacia  todo  lo  extranjero  en  las  multitudes  de  más  de  cuatrocientos 
millones  de  hombres. 


La  Civiltá  Cattolica. — Roma  16  Giugno  1900. 

I.  Roma  a  mezzo  VAnno  Santo  1900. 

II.  Presentimenti  e  Telepaíie. 

III.  VArte  nel  Giappone. 

IV.  Chariías:  Racconto  contemporáneo. 

V.     Un  supplemento  alia  Biblioteca  de  Lucio  Ferraris. 
VI.     Di  dus  romanzi  del  Sienkievicz  di  una  loro  critica. 
VII.     Le  opere  cattoliche  a  N nova  York. 

VIII.     Archeologia. — La  Transformazione  del   Mausoleo   Adriano    in 
Castel  S.  Angelo. 

Scbre  dos  novelas  de  Sienkievicz  y  una  crítica  de  las  mismas. — La  po- 
pularidad justamente  alcanzada  por  el  escritor  polaco  Enrique 
Sienkievicz  en  todo  el  mundo  literario,  ha  inducido  al  articulista  á 
ocuparse  de  aquel  autor  con  motivo  de  una  crítica  reciente  hecha 
por  Antonio  Pavissich  sobre  las  dos  novelas  Q40  vadis  y   Oltre  el 


REVISTA    DE   REVISTAS.  605 


mistero,  la  primera  de  las  cuales  ha  visto  la  luz  pública  en  una  se- 
gunda edición.  El  asunto  del  libro  Qio  vadis  es  la  descripción  com- 
parativa del  Cristianismo  naciente  y  del  paganismo  en  su  deca- 
dencia; y  si  bien  está  desarrollado  el  tema  con  mucho  arte  y  con  un 
fin  religioso  y  honesto,  sin  embargo,  tiene  dos  defectos  por  los  que 
puede  considerarse  la  novela  peligrosa,  especialmente  para  la  juven- 
tud. Uno  de  ellos  es  la  descripción  demasiado  naturalista  de  las  cos- 
tumbres paganas,  descripción  que  ofende  en  cierta  manera  al  decoro, 
por  la  pintura  de  escenas  más  ó  menos  voluptuosas,  y  cuya  mala  im- 
presión no  bastan  á  contrarrestar  ni  el  fin  honesto  que  persigue  el 
autor,  ni  el  contraste  que  resulta  al  compararlas  con  las  costumbres 
cristianas.  Otro  defecto  en  que  incurre  el  novelista  es  el  no  haber 
sabido  escoger  para  protagonistas  representantes  del  amor  cristiano 
tipos  más  excelentes  y  apropiados  al  fin  que  se  proponía.  En  la  se- 
gunda edición  se  han  corregido  todas  aquellas  escenas  que  inspiraban 
sensualidad,  y,  por  lo  tanto,  ha  resultado  una  novela  inofensiva  que 
honra  á  la  literatura  contemporánea,  y  también  á  la  religión. 

La  otra  novela  arriba  mencionada,  Oltre  el  mistero ,  inferior  á  Quo 
vadis  por  su  forma   literaria,  la  supera  en  morbosidad  y  erotismo. 

21  Luglio  1900. 

I.  Un  nuovo  grido  di  dolor  e. 

II.  DeWanno  natalizio  di  San  Ignazio  di  Loiola. 

III.  II  cardinal  Consalvi  a  Parigi  (Giugno- Luglio  1801). 

IV.  Chantas.  (Racconto  contemporáneo.  XVI I -XV III.) 
V.  II  Concilio plenario  deW America  latina. 

VI.      II  problema  morale  per  chi  non  crede  alia  moróle  cristiana. 
Vil.     Di  un  nuovo  libro  intorno  M.  Gaetano  Agnesi. 
VIII.     Scienza  naturali.   Alcune  novitd  aW Esposizione   Universale  di 
Parigi. 

4  Agost.  1900. 

I.  L' Impero  Celeste. 

II.  La  canonizzazione  del  R.  de  la  Salle  e  Vinsegnamento  popolare* 

III.  II  matrimonio  cristiano  dinanzial  Senato  del  Regno.    . 

IV.  Charitas.  (Racconto  contemporáneo.  XIX-XX.) 
V.  77  Protestantismo  contemporáneo. 

Del  año  natalicio  de  San  Ignacio  de  Loyola. — El  articulista  se  pro- 
pone añadir  algunas  razones,  hasta  ahora  desconocidas  por  los  críti- 
cos, acerca  del  año  en  que  nació  el  Santo  Fundador  de  la  Compañía 
de  Jesús.  Las  dudas  versan  sobre  si  fué  en  1491 ,  como  indican  los 


606  REVISTA   DE   REVISTAS. 


que  más  de  cerca  trataron  al  Santo,  ó  en  1495,  según  parece  colegir- 
se de  su  autobiografía.  El  P.  Ribadeneira,  partidario  de  esta  última 
fecha,  llegó  á  convencerse  de  su  error  en  fuerza  del  testimonio  de 
Polanco,  cronista  de  la  Orden  y  de  la  inscripción  sepulcral  insertada 
por  los  Padres  contemporáneos  suyos.  El  autor  considera  como  más 
probable  que  nació  en  1495,  primero  por  la  autobiografía  del  Santo, 
y  segundo,  porque  el  historiador  Polanco  cambió  de  opinión  al  co- 
rregir sus  obras,  lo  cual  ignoró  sin  duda  el  P.  Ribadeneira. 


RlVISTA     INTERNAZIONALE      DI     SCIENZE     SOCIALI     É     DISCIPLINE 

auxiliarie.— Roma,  Giugno  1900. 

II  socialismo  nella  cultura  moderna,  G.  Toniolo. 

Drí  método  nelle  scienze  sociali,  G.  Molteni. 

Leggi  e  statistiche  recenti  sul  Monti  di  pietá,  Avv.  Giuseppe  Soldini. 

El  socialismo  en  la  cultura  moderna. — En  el  siglo  XIX  el  socialis- 
mo ha  pasado  por  tres  procesos  de  elaboración  científica,  uno  filo- 
sófico, el  otro  positivo  y  el  tercero  de  coordinación  universal.  Por  el 
tiempo  y  por  su  influencia  sobre  el  socialismo  teórico,  ocupa  el  pri- 
mer lugar  el  sistema  de  Kant,  á  quien  se  debe  la  invención  del  socia- 
lismo individualista,  después  patrocinado  por  Fichte,  y  en  el  que  se 
defiende  la  sustitución  del  Estado  actual  por  el  Estado  jurídico,  ó  sea 
por  un  comunismo  igualitario  extensivo  á  la  propiedad  privada.  Para 
la  realización  de  esta  teoría  se  propusieron  dos  procedimientos,  el  de 
fundar  pequeñas  asociaciones  comunistas,  como  lo  practicaron,  entre 
otros,  Fourier  y  Roberto  Owen,  y  el  de  propagar  la  idea  por  medios 
revolucionarios,  según  lo  defendieron  el  italiano  Buonarotti,  el  suizo 
G.  "Weitling,  y  en  sentido  aún  más  radical  Proudhon,  que  llegó  hasta 
defender  el  anarquismo  y  nihilismo.  También  influyó  notablemente 
en  el  proceso  de  elaboración  filosófica  el  panteísmo  idealista  de 
Hegel,  quien,  si  no  dejó  libros  expresamente  dedicados  al  socialismo, 
sin  embargo,  por  sus  doctrinas  acerca  de  la  idea  evolutiva  vino  á  con- 
fesar que  el  Estado  es  el  representante  de  la  razón  social  divinizada. 
Fueron  sus  intérpretes  y  defensores  el  conde  de  Saint-Simón,  Bazard, 
Enfantin  y  Luis  Bianc. 

La  elaboración  científico-positiva  del  socialismo  en  su  doble 
forma  idealista  y  panteísta,  se  verifica  desde  1848  hasta  1870,  en  el 
cual  período  predomina  especialmente  la  idea  hegeliana  que  ha  dado 
origen  á  dos  sistemas  diferentes ,   el  de  la  evolución  constructiva  y  el 


REVISTA   DE    REVISTAS.  607 


de  la  revolución  social.  Defendieron  el  primero  Engels,  Winkelblech, 
Jagetzow,  Lasalle  y  Marx.  Del  segundo,  extendido  más  bien  en 
Rusia  con  el  nombre  de  socialismo  anárquico  revolucionario,  fueron 
iniciadores  y  partidarios  Herzen,  el  economista  Tchernychewschy  y 
el  príncipe  Bakunin.  Asimismo  el  socialismo  individualista  de  Kant 
tiene  sus  defensores  principalmente  en  Inglaterra  y  Alemania,  y  entre 
ellos  debe  mencionarse  á  Faherbach,  Max  Stirner,  Darwin,  Malthus 
y  Spencer. 

Del  método  en  las  ciencias  sociales. — Continúa  el  articulista  con  la 
exposición  de  los  diversos  sistemas  sociológicos  que  hasta  nuestros 
días  se  han  inventado  en  Alemania,  Inglaterra,  Italia  y  Francia,  y 
los  estudia  principalmente  en  sus  relaciones  con  la  psicología.  El 
método  empleado  por  cada  uno  de  los  distintos  autores  al  tratar  de 
las  ciencias  ético-sociales,  demuestra  que  la  psicología  adquiere  cada 
vez  más  importancia  para  los  mismos  secuaces  del  materialismo  his- 
tórico; pues  hoy  todos  los  tratadistas  tienden  á  reducir  los  principa- 
les hechos  de  la  sociedad  y  de  la  historia  á  leyes  psicológicas,  y  no  se 
contentan  con  un  estudio  puramente  experimental  de  los  hechos,  sino 
que  tratan  de  explicarlos  por  algunos  principios  generales  tomados  de 
la  psicología. 


The  American  Ecclesiastical  Revisw. — July ,  1900.  New 
York. 

The  ideal  seminary  according  to  St.  Francis  de  Sales,  by  Rev.  Ca- 
non Mackey. 

The  personal  clnracter  of  the  preacher,  by  Rev.  Bernard  Feeney, 
Luke  Ddmege:  Idiota. 

Church  buüding.  VIL  Choice  and  adaptation  of  style,  by  Rev.  J  ohn 
B.  Hogan. 

Ecclesiastical  chronology. — December  15,  1899-June  15,  1900. 

El  seminario  ideal  según  San  Francisco  de  Sales. — Sabido  es  que  San 
Francisco  de  Sales,  á  pesar  de  sus  deseos,  no  pudo  llegar  á  encon- 
trarse en  condiciones  de  establecer  un  seminario  diocesano;  pero  en 
sus  obras  se  hallan  numerosas  reglas  que,  en  sentir  del  P.  Mackey, 
hubieran  formado  su  reglamento  y  norma.  A  tres  capítulos  se  pue- 
den reducir  todas  ellas:  á  la  vida  religiosa,  á  los  estudios,  y  á  las  re- 
creaciones. La  Introducción  á  la  vida  devota  y  el  Tratado  del  amor  di- 
vino  contienen  el  sistema  general  que  deben  seguir  los  que  han  de 
ser  más  tarde  guías  que  conduzcan  las  almas  de  loi  fieles  por  el  ca- 


REVISTA   DE   REVISTAS. 


mino  del  cielo,  enseñando  más  con  el  ejemplo  y  práctica  de  las  vir- 
tudes que  con  discursos  y  palabras.  La  vida  y  pasión  de  Jesucristo 
ha  de  ser  el  objeto  preferente  de  sus  meditaciones,  de  tal  manera  que 
de  ellos  pueda  decirse  con  verdad  que  su  vivir  es  Cristo,  uniéndose 
frecuentemente  á  él  por  medio  de  la  sagrada  comunión.  Caridad, 
mortificación,  obediencia,  humildad,  castidad...  he  ahí  las  virtudes 
que  deseaba  el  santo  apóstol  de  Chablais  resplandeciesen  en  los  se- 
minaristas, y  que  procuraran  infundirles  constantemente  los  Rectores 
de  seminarios. 

En  cuanto  á  la  instrucción  que  había  de  poseer  un  seminarista, 
baste  decir  que  la  consideraba  como  el  octavo  sacramento  para  el 
sacerdote,  porque  él  ha  de  ser  luz  del  mundo  que  disipe  las  dudas  y 
tinieblas  de  los  ignorantes  y  débiles,  y  defensor  acérrimo  de  las  ver- 
dades reveladas  contra  los  duros  ataques  de  la  herejía.  Expresamen- 
te declaró  una  vez  que  el  libro  de  texto  de  teología  dogmática  y  mo- 
ral en  el  seminario  debía  de  ser  Santo  Tomás  de  Aquino,  robusteci- 
do con  el  conocimiento  de  la  fuente  principal  de  la  teología,  que  es  la 
Sagrada  Escritura  y  los  Santos  Padres,  y  aumentado  con  aquella 
clase  de  estudios  positivos  peculiares  de  cada  época.  Señalados  los 
libros  de  texto,  quería  dejase  el  Obispo  en  libertad  á  los  profesores 
para  ampliar  ó  modificar  lo  que  juzgasen  oportuno,  siempre,  por  su- 
puesto, que  no  se  apartaran  de  las  sanas  doctrinas  de  la  Iglesia  y  de 
la  moral.  A  los  profesores  les  aconsejaba  explicasen  en  un  estilo 
«afectivo,»  de  modo  que  no  sólo  aprenda  la  inteligencia  de  los  dis- 
cípulos, sino  que  también  se  conmueva  su  corazón. 

En  cuanto  á  las  condiciones  materiales  del  seminario  y  diversio- 
nes de  los  seminaristas,  indicaba  San  Francisco  de  Sales  las  prescri- 
tas por  la  higiene  más  previsora,  con  tal  que  por  alguna  razón  no  se 
opongan  al  estado  de  recogimiento  que  en  ellos  se  profesa. 


Revista  Canónica 


importante  Decreto  sobre  la  facultad  de  confesar  á  los 
fieles  durante  los  viajes  por  mar.— Tras  mucho  discutir 
la  cuestión  relativa  al  confesor  propio  de  los  navegantes  sin 
convenir  entre  sí  los  doctores,  se  fué  poco  á  poco  introduciendo  la  cos- 
tumbre de  que  los  sacerdotes  no  podían  oir  en  confesión  á  los  fieles 
cristianos,  compañeros  de  viaje,  si  no  estaban  para  ello  autorizados 
por  el  Obispo  á  cuya  jurisdicción  pertenecía  el  puerto  de  donde  zarpó 
la  nave;  autorización  que  sólo  duraba  hasta  el  arribo  á  otro  punto  en 
que  hubiera  otro  Obispo,  del  cual  debían  nuevamente  obtener  las 
oportunas  facultades.  «Quoad  navigantes  consuetudine  introductum, 
et  nunc  principali  auctoritate  comprobatum  est  (S.  U.  I.  17  Mart. 
1869  con  aprobación  de  Pío  IX),  ut  detur  ab  Ordinario  ejus  loci,  unde 
naves  solvunt,  itinere  perdurante;  usquedum  perveniunt  ad  locum 
ubi  alius    superior   ecclesiasticus  constitutus   est.»    (D'Annib.,   111, 

§3T90 

Pero   saltan  á  la  vista  los  inconvenientes  y  dificultades  de  este 

derecho  consuetudinario  en  su  principio,  y  semipositivo  posterior- 
mente, toda  vez  que  obtuvo  la  sanción  de  la  Santa  Sede;  pues  el  te- 
ner que  pedir  las  facultades  en  la  forma  indicada,  es  siempre  una 
molestia  no  pequeña,  sin  añadir  otras  razones. 

A  fin,  pues,  de  evitar  esos  inconvenientes  y  dificultades,  y  se- 
ñalar una  norma  fija  y  adecuada,  la  Inquisición  Suprema  publicó, 
con  la  aprobación  de  Su  Santidad,  con  fecha  4  de  Abril  de  1900,  el 
siguiente  decreto  reformatorio  del  derecho  consuetudinario: 

«Decretüm.— In  Congregatione  Generali  S.  Rom.  et  Univ.  In- 
quisitionis,  habita  fer.  IV,  die  4  Aprilis  1900,  quuna  disceptatum 
fuisset  super  facúltate  sacerdotum  iter  transmarinum  facientium  ex- 
cipiendi  fidelium  ejusdem  itineris  comitum  sacramentales  confessio- 
nes,  Emmi.  ac  Rmi.  DD.  Cardinales  in  Universa  Christiana  Repu- 

39 


610  REVISTA    CANÓNICA. 


blica  Inquisitores  Generales,  ad  omnem  in  posterum  hac  super  re 
dubitandi  rationem  atque  anxietatibus  occasionem  removendam,  de- 
creverunt  ac  declararunt:  Sacerdotes  quoscumque  transmarinum  iter 
arripientes1  dummodo  aproprio  Ordinario  confessiones  excipiendi  faculta- 
tem  habeant,  posse  in  navi  íoto  itinere  durante  fidelium  secum  navigantium 
confessiones  excipere,  quamvis  forte  Ínter  ipsum  iter  transeundum,  vel 
etiam  aliquandiu  consistendum  sit  diversis  in  locis  diversorum  Ordinario  - 
rum  jurisdictioni  subjectis. 

Hanc  autem  Emmorum.  Patrum  resolutionem  SSmus.  Domi- 
ñus  Noster  Leo  divina  Providentia  Papa  XIII,  per  facultates  Emmi- 
nentissimo  D.  Card.  Sancti  Officii  Secretario  impertitas,  benigne 
approbare  et  confirmare  dignatus  est. — I.,  Can.  Mancini,  S.  R.  et 
Univ.  Inq.  Notarius.» 

En  España,  además  de  los  capellanes  castrenses  del  ejército  de 
mar  y  tierra,  no  falta  felizmente  alguna  sociedad  naviera  en  cuyos 
barcos  va  siempre  un  sacerdote  capellán.  Este  y  aquéllos  son  los 
verdaderos  párrocos,  y  en  estos  casos,  por  tanto,  huelga  el  derecho 
consuetudinario  que  el  Santo  Oficio  acaba  de  reformar.  En  tales  bu- 
ques, ningún  otro  sacerdote  podrá,  en  tesis  general,  confesar  lícita- 
mente sin  la  autorización  de  los  respectivos  capellanes,  pues  el  de- 
creto transcrito  va  fundado  en  el  supuesto  de  que  faltaran  aquéllos. 

Al  leer  el  decreto  puede  á  alguien  ocurrírsele  preguntar:  ¿por 
quién  han  de  estar  aprobados  los  regulares  para  que  puedan  oir  con- 
fesiones en  las  condiciones  allí  expresadas?  Francamente,  por  lo  que 
á  nosotros  respecta,  creemos  que  la  pregunta  tiene  fácil  solución.  En 
efecto,  la  Inquisición  Suprema  concede  tal  facultad  á  todos  los  sa- 
cerdotes dummodo  a  proprio  Ordinario  excipiendi  confessiones  facultatem 
habeant:  ahora  bien,  ¿quién  es  el  Ordinario  de  los  Regulares?  El  Su- 
perior regular,  sea  General  ó  Provincial;  luego  basta  que  por  uno  de 
ellos  esté  autorizado,  para  que  esté  jurídicamente  comprendido  en  el 
Decreto.  Que  no  sin  motivo  la  Sagrada  Congregación  nada  añadió  á 
la  cláusula  en  que  nos  fundamos;  ni  se  olvide  además  que  los  Regu- 
lares no  reciben  la  jurisdicción,  para  confesar  seculares,  de  los  Obis- 
pos, sino  del  Papa  por  conducto  de  los  Superiores:  de  donde  pode- 
mos legítimamente  inferir  que  en  los  casos  de  viajes  marítimos  éste 
les  da  la  jurisdicción  y  la  aprobación.  Juzgar  otra  cosa  sería  contra- 
decir palmariamente  al  derecho;  porque  no  habiendo  Obispo  alguno, 
fuera  del  Romano  Pontífice,  que  sea  Ordinario  de  los  Regulares,  fal- 
taría la  base  para  la  aplicación  de  las  prescripciones  del  Decreto. 


REVISTA    CANÓNICA.  611 


En  compendio.— Sagrada  Congregación  del  Concilio  — 
a)  Distribuciones  corales. — El  beneficio  de  Tesorero  en  la  mttropo- 
litana  de  Sena  era  muy  pingüe  desde  su  fundación  patronal,  hasta 
que  el  Gobierno  italianísimo  se  incautó  de  las  rentas  y  bienes  ecle- 
siásticos. Por  la  razón  indicada,  el  Cabildo  obtuvo  de  la  Santa  Sede 
un  rescripto,  en  virtud  del  cual  el  poseedor  de  aquel  beneficio  que- 
daba excluido  de  la  participación  en  las  distribuciones  cuotidianas; 
pero  habiendo  cesado  la  causa  de  tal  privilegio,  una  vez  que  el  bene- 
ficio fué  despojado  de  sus  rentas,  lógico  era  también  que  cesase  el 
privilegio  en  favor  de  los  demás  beneficiados,  como  á  petición  del 
actual  Tesorero  lo  declaró  la  Sagrada  Congregación  del  Concilio  en 
7  de  Abril  de  1900. 

b).  Interdicto  de  asistir  á  procesiones. — Precedencia. — En  la  iglesia 
titulada  Edrella  del  Mar,  actualmente  convertida  en  parroquia,  perte- 
neciente al  pueblo  de  Sliema,  diócesis  de  Malta,  fué  canónicamente 
erigida  la  Cofradía  del  Santísimo  Sacramento. anteriormente  á  ésta 
existía  ya  la  de  la  Dolorosa,  aunque  sin  hábito  propio,  la  cual,  para 
que  no  se  la  disputase  la  precedencia,  obtuvo  del  Padre  General  de 
ios  Servitas  el  título  de  Orden  Tercera,  previa  la  licencia  del  Ordi- 
nario, quien  la  concedió  declarando  que  tal  concesión  en  nada  había 
de  perjudicar  los  derechos  del  párroco  y  de  las  demás  cofradías.  No 
tardaron,  empero,  en  surgir  conflictos  y  escándalos,  principalmente 
con  motivo  de  la  contienda  sobre  la  precedencia  entre  las  citadas 
Orden  Tercera  y  Cofradía  del  Santísimo  en  la  procesión  del  Corpus; 
y  á  tal  extremo  llegaron,  que  el  Obispo  se  vio  precisado  á  prohibir 
provisionalmente  á  los  Terciarios  la  asistencia  á  dicha  procesión. 
Recurrieron  éstos  en  queja  á  Roma,  y  la  S.  Congregación  del  Concilio 
respondió  el  19  de  Agosto  de  1899:  «Attentis  ómnibus,  S  .Congrega- 
do mandat  ut  Tertius  Ordo  Servorum  B.  M.  Perdolentis  se  abstineat 
ab  interessendo  processioni  in  die  festivitatis  Corporis  Christi.» 

Algo  extraordinaria  parecerá  á  nuestros  lectores  una  resolución 
tan  contraria,  al  parecer,  á  los  derechos  de  las  Ordenes  Terceras, 
cuya  precedencia  sobre  las  cofradías  está  fuera  de  duda:  y  ajuicio 
nuestro,  algo  anormal  debió  concurrir  en  la  erección  de  la  aludida 
Orden  Tercera.  Pero  al  autorizarla  condicionalmente  el  Ordinario,  se 
prevenía  para  las  eventualidades  que  no  tardaron  en  surgir,  plan- 
teando un  conflicto  entre  el  derecho  positivo  y  el  derecho  natural. 

La  respuesta  de  la  Sagrada  Congregación,  confirmatoria  de  la 
providencia  del  Ordinario,  nada  tiene  de  decisión  doctrinal:  es  sim- 
plemente una  medida  prudencial  y  económica,  reclamada  por  la 
índole  de  las  circunstancias  y,.urgencia  del  caso.   De  todo  lo  cual 


612  REVISTA    CANÓNICA. 


parece  desprenderse  con  toda  claridad  que  la  causa  principal  de  los 
escándalos  y  disturbios,  era  la  Orden  Tercera.  Excluyendo  esta 
hipótesis,  no  vemos  una  explicación  satisfactoria;  pero  del  contexto 
de  la  causa  se  deduce  que  tal  hipótesis  fué  un  hecho  comprobado. 
Y  á  propósito  de  las  cuestiones  de  precedencia  é  intervención  en 
las  procesiones,  no  estará  demás  advertir  que  las  Ordenes  Terceras 
no  pueden  ser  objeto  de  interdicto  de  asistir,  á  no  ser  en  casos 
verdaderamente  excepcionales,  como  el  que  acabamos  de  extractar, 
y  aun  en  éstos  el  interdicto  no  debe  durar  más  tiempo  que  las  cau- 
sas que  lo  ocasionaron,  ni  privadas  de  la  precedencia  sobre  las  co- 
fradías siempre  que  intervengan  como  cuerpo  moral  y  con  el  hábito 
propio,  según  consta  por  la  anulación  del  decreto  del  Obispo  de 
Monópolis,  diócesis  aneja  á  la  de  Imola,  sufragánea  -de  Bolonia: 
«Decretum  Episcopi  non  sustineri;  et  jus  esse  Tertio  Ordini  S.  Do- 
minici  interveniendi  et  praecedendi  in  processionibus,  quoties  cum 
proprio  habitu  et  collegialiter  interveniunt ;  seclusis  OTinino  qui 
regulariter  eidem  Tertio  Ordini  non  sunt  adscripti.»  (Sagrada  Con- 
gregación del  Concilio,  in  Monopdiiana,  23  de  Febrero  de  1895.) 

Recientemente,  el  6  de  Abril  de  1900,  la  Sagrada  Congregación 
de  Obispos  y  Regulares  promulgó  la  siguiente  importante  declara- 
ción: «In  Congregatione  Generali  diei  6  Aprilis  1900,  proposito 
dubio  circa  praecedentiam  Tertiariorum  Ordinis  S.  Francisci  alio- 
rumque  Ordinum  Regularium  in  Processionibus,  Emmi.  Patres  de- 
clarandum  esse  censerunt:  Tertiarios  S.  Francisci,  necnon  aliorum 
Ordinum,  tuuc  solummodo  hzbere  jus  praecedentiae  in  processionibus,  cum 
üdem  collegialiter  incedunt  sub  pvopria  Cruce  ac  vestí  unifovmi  induti, 
vulgo  sacco»  (túnica,  saya,  etc.) 

Esta  declaración,  de  la  cual  se  deduce  que  para  gozar  del  de- 
recho de  precedencia  en  las  procesiones,  no  basta  llevar  sólo  el  es- 
capulario propio  de  la  respectiva  Orden  Tercera,  fué  confirmada 
por  Su  Santidad. 

Sagrada  Congregación  de  Obispos  y  Regulares  a). —-Asocia- 
ción y  conducción  de  cadáveres. —  El  Obispo  de  Véruli  prohibía  por 
decreto  de  17  de  Enero  de  1897  á  la  Pía  Unión  de  la  Virgen  de  la 
Piedad  y  demás  congregaciones  piadosas  de  la  ciudad,  exceptuando 
tan  sólo  á  la  cofradía  titulada  dei  Sacconi  y  dei  Sacchetti,  el  acompa- 
ñar, conducir  y  dar  sepultura  á  los  cadáveres  de  los  fieles,  aunque 
éstos  hubieran  en  vida  pertenecido  á  alguna  de  las  piadosas  congre- 
gaciones contra  las  cuales  se  promulgó  el  edicto  prohibitorio.  Fun- 
dábase esta  determinación  en  que  los  derechos  de  que  se  derivan  los 
actos  vedados,  eran  privativos  de  la  cofradía  de  la  Oración  y  de  la 


REVISTA   CANÓNICA.  613 


Muerte,  erigida  con  ese  fin  exclusivo  por  el  Ordinario  en  1575,  reco- 
nocida en  1576  por  bula  de  Gregorio  XIII,  y  agregada  posteriormen- 
te á  la  Archicofradía  de  la  Muerte  fundada  en  Roma  con  idéntico 
objeto.  La  Pía  Unión  de  la  Piedad  apeló  de  ese  decreto  á  la  Sagrada 
Congregación  de  Obispos  y  Regulares,  la  cual  á  la  duda  «An  et  quo- 
modo  Episcopi  decretum  sustineatur  in  casu,t  respondió  el  11  de 
Marzo  de  1898:  «Non  sustineri.»  Contra  esta  sentencia,  la  Cofra- 
día de  la  Oración  y  de  la  Muerte  pidió  el  beneficio  de  nueva  au- 
diencia, que  le  fué  concedido;  pero,  repropuesta  la  causa,  la  misma 
Sagrada  Congregación  resolvió  el  24  de  Febrero  de  1899:  In  decissis 
et  amplius. 

La  decisión  transcrita  no  puede  ser  más  justa;  porque  así  como 
á  los  párrocos  competen  los  funerales  de  sus  feligreses,  de  igual 
modo  les  corresponde  el  proporcionar  para  la  conducción  de  los  ca- 
dáveres, que  carecen  de  féretro  propio,  las  andas  y  la  cubierta  fúne- 
bre; y  es  sabido  que  los  derechos  parroquiales  en  esta  materia  son  or- 
dinariamente imprescriptibles.  No  puede,  por  tanto,  apropiarse  co- 
fradía alguna  tales  derechos.  ¿No  sería,  por  otra  parte,  monstruosa 
ilegalidad  el  monopolizar  una  obra  de  misericordia  tan  recomendada 
y  acepta  á  los  ojos  de  Dios  como  el  transportar  y  dar  sepultura  á  los 
cadáveres?  ¿Dónde  está  la  base  para  la  prescripción  en  esta  materia? 
Es  un  principio  de  derecho  común  que  á  las  cofradías  y  congrega- 
ciones piadosas  no  puede  prohibírselas  el  acompañar  los  cadáveres 
de  los  fieles,  aunque  éstos  no  hayan  pertenecido  á  ninguna  de  ellas, 
cuando  son  invitadas  por  la  familia  de  los  finados,  pues  sin  este  re- 
quisito podría  resultar  manifiesta  intrusión.  Ahora  bien:  ¿es  admisible 
la  prescripción  contra  el  indiscutible  derecho  facultativo,  que  asiste  á 
los  parientes  de  los  difuntos,  para  invitar  á  la  conducción  de  los  ca- 
dáveres de  éstos?  Si  aquélla  sólo  puede  tener  lugar  con  las  extraor- 
dinarias que  en  otro  lugar  señalamos  (1),  en  la  cuestión  presente  re- 
sulta, á  nuestro  juicio,  de  todo  punto  imposible. 

La  bula  de  Gregorio  XIII  no  adjudicó  á  la  cofradía  de  la  Ora- 
ción y  de  la  Muerte  el  derecho  pretendido,  pues  se  limitaba  á  confir- 
mar su  erección;  y  además  el  Obispo  no  está  facultado  para  conce- 
der á  una  cofradía  atribuciones  y  privilegios  que  perjudiquen  á  otras; 
excepción  irrebatible  y,  en  la  materia,  perentoria,  que  en  la  presente 
causa  fué  opuesta  al  decreto  del  Obispo  de  Véruli. 

Finalmente,  la  jurisprudencia  canónica  corrobora  plenamente  la 
resolución   de  la  Sagrada   Congregación   de  Obispos  y  Regulares- 


(1)    Véase  voI.lh,  causa  de  Rivello,  concl.  5.a 


614  REVISTA    CANÓNICA. 


Baste  al  efecto  citar  la  sentencia  dictada  por  la  Sagrada  Congrega- 
ción del  Concilio  el  30  de  Junio  en  una  causa  semejante  contra  el 
decreto  del  Arzobispo  de  Fermo:  «An  Decretum  Curiae  Archiepisco- 
palis  Firmanae  sifc  confirmandum  vel  infirmandum  in  casu?» — Nega- 
Uve  ad  primatn  partem;  affirntative  adsecundam. 

b)  Concilios  nacionales  de  los  Obispos  del  imperio  austríaco. —A  fin  de 
que  tales  Concilios,  preceptuados  por  Su  Santidad  León  XIII  en  Le- 
tras dadas  en  3  de  Marzo  de  1894  para  los  Obispos  de  las  regiones 
de  Cisleitania,  produzcan  los  resultados  que  son  de  esperar,  y  tengan 
normas  fijas  á  que  atenerse,  la  Sagrada  Congregación  de  Obispos  y 
Regulares,  encargada  por  el  mismo  Sumo  Pontífice,  promulgó  el  22 
de  Julio  de  1898  las  que  á  continuación  traducimos  literalmente,  en 
atención  á  la  suma  y  general  importancia  que  revisten. 

«I.  Cada  cinco  años,  ó  con  más  frecuencia  si  las  circunstancias 
ó  la  necesidad  lo  exigieren,  reúnanse  en  Viena  todos,  y  cada  uno  de 
Jos  Arzobispos  y  Obispos  del  Imperio  Austríaco,  para  tratar  en  común 
acerca  de  los  asuntos  y  del  bien  de  sus  respectivas  iglesias  y  de  los 
negocios  relacionados  con  la  potestad  civil. 

»II.  Los  siete  Prelados  elegidos  por  el  Congreso  para  formar  el 
Consejo  permanente,  se  reunirán  igualmente  en  Viena, dos  veces  cada 
año,  para  preparar  las  cuestiones  que  se  han  de  someter  á  la  delibe- 
ración de  la  reunión  general,  y  cuidar  del  cumplimiento  de  las  deter- 
minaciones tomadas. 

«Comuniqúense  por  escrito  á  los  Obispos  las  actas  de  las  sesio- 
nes, sean  de  la  reunión  general  ó  de  su  Consejo  permanente. 

» 1 1 1 .  Cuiden  además  todos  los  Arzobispos  y  Obispos  de  cada  pro- 
vincia eclesiástica  ó  distrito  civil,  de  reunirse  todos  los  años,  provin- 
cial ó  regionalmente,  para  tratar  de  común  acuerdo  acerca  de  los  ne- 
gocios más  embarazosos  de  sus  iglesias. 

» Establézcase  una  ley  para  celebrar  dichas  reuniones  anuales,  sea 
por  provincias  ó  por  regiones,  para  determinar  la  ocasión  idónea,  la 
diócesis  apta,  el  orden  de  los  Prelados  que  han  de  concurrir,  y  cada 
uno  de  los  distritos  de  las  divisiones  políticas  en  que  se  hayan  de 
reunir  anualmente  los  Obispos. 

»IV.  Convoque  y  presida  las  reuniones  de  los  Obispos,  sean  aqué- 
llas generales  ó  particulares,  el  que  de  entre  los  congregados  aven- 
taje á  los  demás  por  el  grado  y  antigüedad  en  la  jerarquía  eclesiás- 
tica; á  quien  deberán  obedecer  todos,  en  lo  que  se  refiere  á  la  reunión, 
«Desempeñará  el  oficio  de  Secretario  aquel  que  designare  el  voto 
de  los  Obispos. 

» V.     Propónganse  con  preferencia  á  la  deliberación  de  los  congre- 


REVISTA    CANÓNICA,  615 


gados  los  asuntos  siguientes:  La  enseñanza  cristiana  del  pueblo  y 
educación  de  la  juventud. — La  más  estrecha  unión  y  adhesión  de  los 
fieles  á  sus  pastores. — El  cuidado  é  incremento  de  los  Seminarios. — 
La  erección  de  los  estudios  de  la  Universidad  católica. — La  redacción 
por  los  Obispos  de  un  nuevo  catecismo,  dado  á  luz  mancomunada- 
mente  (Breve  de  Pío  Papa  IX,  5  de  Octubre  de  1855). — La  protec- 
ción de  los  derechos  y  bienes  de  la  Iglesia. — La  decidida  defensa  de  la 
libertad  y  autoridad  del  Sumo  Pontífice. — La  solicitud  acerca  de  los 
diarios  y  otros  escritos. — La  religión  y  santidad  del  matrimonio 
cristiano. — El  establecimiento  de  la  disciplina  de  las  monjas  y  de 
ambos  cleros. — Las  cofradías  de  legos  que  sean  más  útiles  para  fo- 
mentar la  piedad  y  caridad. — La  estricta  observancia  de  las  fiestas. — 
Li  igualdad  de  la  liturgia  romana. — El  establecimiento  de  la  visita 
diocesana  y  de  los  sínodos,  al  tenor  de  las  leyes  Tridentinas,— El 
nuevo  y  más  intenso  vigor  de  la  vida  cristiana  en  todos  los  órdenes 
sociales. — La  solicitud  acerca  de  la  condición  de  los  obreros,  agrí- 
colas y  emigrantes. — El  estudio  de  la  llamada  causa  social  y  popu- 
lar.— La  instrucción  religiosa  de  los  soldados. — El  óbolo  de  San  Pe- 
dro.— Limosnas  dadas  para  las  sagradas  misiones  ó  para  la  extinción 
de  la  esclavitud.— La  publicación,  por  común  acuerdo  de  los  pasto- 
res, de  escritos  comunes  ó  actas,  para  utilidad  tanto  de  lo  eclesiás- 
tico como  de  lo  civil. — Y  otros  asuntos  de  este  género,  para  cuya 
realización  todos  pueden  ver,  no  sólo  cuan  conveniente,  sino  también 
cuan  necesaria  es  la  conformidad  de  todos  en  el  obrar  y  sentir. 

»VI.  Hágase  sabedora  á  la  Sede  Apostólica  de  las  proposiciones 
y  decisiones  de  las  juntas,  al  menos  de  las  más  graves,  por  el  presi- 
dente de  éstas,  ya  que  tanto  desea  ayudar  á  la  reunión  de  los  Obis- 
pos, sea  por  sí,  sea  por  medio  de  su  Legado  en  la  corte  Cesárea. 

» Plenamente  convencido  está  Su  Santidad  de  que  todos  los  Ordi- 
narios del  imperio  austríaco  se  someterán  con  suma  voluntad  y  ale- 
gría á  estos  estatutos  y  deseos;  con  lo  cual  ellos  merecerán  bien  de 
la  Religión  y  de  la  sociedad,  y  sus  reuniones  producirán  los  frutos 
saludables,  que  mediante  la  gracia  de  Dios,  producen  de  día  en  día 
en  otras  regiones. 

»Dado  en  Roma  en  la  Secretaría  de  la  Sagrada  Congregación  de 
Obispos  y  Regulares  el  día  22  de  Julio  de  1898.— S.  Card.  Vannu- 
telli,  Praef. — A.  Trombetta,  Secr.» 

Fr.  Pedro  Rodríguez, 
o.  s.  A. 


CRÓNICA   GENERAL 

i 

EXTRANJERO 


oma. — No  obstante  las  circunstancias  de  la  estación  poco 
propicias  para  realizar  peregrinaciones,  Su  Santidad  ha 
recibido  recientemente  una  de  norteamericanos,  tan  nume- 
rosa como  escogida.  En  este  liles  se  esperan  en  Roma  peregrinacio- 
nes de  Cerdeña,  del  Tirol,  de  varias  ciudades  del  Véneto  y  de  Lom- 
bardía,  y  una  del  Canadá.  Más  numerosas  é  importantes  todavía  se- 
rán las  anunciadas  para  Septiembre,  entre  ellas  una  de  la  Juventud 
Católica  universitaria  de  Italia. 

— Para  el  20  de  Septiembre,  la  Masonería  hace  toda  clase  de  es- 
fuerzos á  fin  de  preparar  grandes  festejos  en  conmemoración  del 
aniversario  XXX  de  la  brecha  de  la  Puerta  Pía  y  de  la  invasión  de 
Roma  por  las  tropas  de  Víctor  Manuel.  Los  liberales  en  general,  y 
los  judíos  y  masones  en  particular,  están  furiosos  por  la  afluencia  de 
tantas  peregrinaciones  de  todos  los  países. 

— Uno  de  los  más  ardientes  deseos  del  Papa  León  XIII  es  la 
unión  de  todas  las  iglesias  disidentes  con  la  Iglesia  de  Roma.  Las 
gestiones  del  Padre  Santo  hacen  que  si  en  el  año  anterior  fueron 
50.000  los  nestorianos  que  abandonaron  el  cisma  de  Focio  para  in- 
gresar en  el  Catolicismo,  en  el  presente  ya  se  anuncia  un  número 
mayor  de  conversiones. 

— Las  noticias  que  llegan  de  China,  donde  la  Santa  Sede  tiene 
gran  número  de  misiones  desempeñadas  por  Vicarios  Apostólicos  eu- 
ropeos, con  sacerdotes  y  religiosos  europeos,  afligen  vivamente  al  Pa- 
dre Santo.   Su  Santidad  se  ha  apresurado  á  ordenar,  por  medio  de 


CRÓNICA    GENERAL.  617 


una  carta  al  cardenal  Vicario  Respighi,  fervorosas  plegarias  para 
que  Dios  quiera  hacer  cesar  los  estragos  anunciados  y  que  renazca 
la  paz  en  China.  En  el  Vaticano  se  ha  creído  siempre  que  las  no- 
ticias de  estragos,  incendios  y  matanzas  populares  dadas  por  los 
periódicos,  eran  exageradas.  En  el  Vaticano  y  en  la  Propaganda  se 
sabía,  por  los  informes  de  los  misioneros,  cuáles  eran  y  cuáles  son, 
en  realidad,  las  condiciones  del  Imperio  chino.  El  Papa  es  el  sobe- 
rano mejor  informado  de  los  asuntos  de  todo  el  mundo  por  medio  de 
la  admirable  jerarquía  católica,  y  la  Sagrada  Congregación  de  Pro- 
paganda Fide  es  una  Cancillería  muy  superior  á  todos  los  Ministe- 
rios de  Negocios  Extranjeros  de  cualquier  otro  país  ó  Gobierno. 

*  * 

Italia. — Por  demás  está  el  afirmar  que  el  gravísimo  aconteci- 
miento del  asesinato  del  rey  Humberto  constituye  todavía  en  Italia 
el  tema  obligado  de  la  prensa  de  dicha  nación,  y  es  el  asunto  de  los 
discursos  y  pláticas,  tanto  de  las  personas  públicas  como  de  los 
simples  particulares.  Como  en  nuestro  número  anterior  no  pudimos 
alcanzar  otras  noticias  que  las  relativas  á  la  muerte  violenta  del  Rey, 
publicaremos  las  recibidas  posteriormente  ,  prescindiendo  de  ex- 
poner las  tristes  reflexiones  que  nacen  en  el  ánimo  ante  tan  estu- 
pendo suceso,  por  haber  sido  ya  dedicado  un  artículo  de  nuestros 
redactores  á  tan  importante  asunto.  El  relato  de  lo  acaecido  después 
de  la  muerte  del  Rey  viene  á  reducirse  á  lo  siguiente,  según  los 
despachos  transmitidos  por  los  corresponsales: 

El  tren  que  conducía  el  cadáver  del  rey  Humberto  llegó  á  Roma 
á  las  seis  y  media  de  la  mañana ,  acompañado  por  el  duque  de 
Aosta,  el  conde  de  Turín,  el  príncipe  Víctor  Napoleón  y  el  duque 
de  Oporto.  En  la  estación  fué  recibido  el  tren  por  el  rey  Víctor 
Manuel,  acompañado  de  los  príncipes  italianos  y  extranjeros,  de  los 
enviados  extraordinarios  de  las  demás  naciones  para  asistir  á  las 
honras  fúnebres,  del  Cuerpo  diplomático,  del  Gobierno  y  de  las 
autoridades.  El  féretro  fué  colocado  sobre  un  armón,  y  el  rey  Víctor 
Manuel  se  puso  á  la  cabeza  de  los  príncipes.  Detrás  del  Rey  iban  el 
duque  de  Aosta,  el  conde  de  Turín,  el  duque  de  Genova,  el  prín- 
cipe Fernando  de  Genova,  el  príncipe  Víctor  Napoleón,  el  duque 
de  Oporto,  el  príncipe  de  Montenegro,  el  príncipe  de  Bulgaria,  el 
gran  duque  Pedro  de  Rusia,  el  archiduque  Raniero,  el  príncipe 
Enrique  de  Prusia  ,  el  príncipe  real  de  Dinamarca,  el  duque  de 
Esparta,   el  príncipe  Fernando  de  Baviera  y  el  príncipe  de  Siam. 


618  CRÓNICA    GENERAL. 


Seguían  á  éstos  los  caballeros  de  la  Orden  de  la  Annunziata;  los 
embajadores  extraordinarios,  entre  ellos  el  duque  de  Argyle,  el  ge- 
neral Zede,  el  príncipe  Pío  de  Saboya,  los  representantes  de  la  Ar- 
gentina, del  Brasil,  de  Costa  Rica,  de  Japón,  de  Méjico,  de  Monaco, 
de  los  Países  Bajos,  de  Persia,  del  Perú,  de  Rumania,  de  San  Ma- 
rino, de  Sajonia,  de  los  Estados  Unidos,  de  Suecia,  de  Noruega,  de 
Turquía,  del  Uruguay,  y  Comisiones  de  los  regimientos  extranjeros 
de  que  era  coronel  honorario  el  difunto  Rey. 

La  comitiva  fúnebre  se  puso  en  marcha  por  el  orden  siguiente: 
Abría  la  marcha  un  escuadrón  de  coraceros,  siguiendo  las  delega- 
gaciones  de  los  diferentes  cuerpos  del  ejército  italiano;  luego  el 
féretro,  descansando  sobre  un  armón  de  artillería,  cubierto  con  una 
bandera  y  rodeado  de  funcionarios  de  la  Casa  Real,  los  Ministros, 
Presidentes  de  las  Cámaras  y  oficiales  del  ejército.  El  caballo  del 
Rey,  cubierto  de  crespones.  Un  maestro  de  ceremonias  con  la  corona 
de  hierro  de  los  Reyes  lombardos.  El  Rey  marchaba  á  pie,  solem- 
nemente, con  la  cabeza  alta,  pero  velado  el  semblante  por  una  grave 
expresión  de  tristeza.  Seguían  los  grupos  formados  por  la  magistra- 
tura, los  oficiales  de  las  Ordenes  de  Caballería,  altos  cargos  del  Es- 
tado y  elemento  diplomático,  formando  vistosísimo  conjunto  el  brillo 
de  tan  variados  y  espléndidos  uniformes.  Las  comitivas  de  los  prín- 
cipes y  las  delegaciones  extranjeras  ofrecían  también  aspecto  brillan- 
tísimo, y  el  grupo  de  senadores  y  diputados  lo  formaban  más  de 
seiscientas  cincuenta  personas,  notándose  la  presencia  de  casi  todos 
los  diputados  radicales  y  muchos  republicanos.  Iba  á  continuación 
gran  número  de  Municipalidades  y  Asociaciones  con  banderas  y 
estandartes,  autoridades  y  funcionarios,  con  uniformes  en  su  ma- 
yoría. Un  ejército  de  lacayos  de  la  Real  Casa,  vistiendo  ricas  libreas, 
conducían  innumerables  coronas,  cerrando  la  marcha  la  escolta  de 
honor. 

A  las  nueve  y  cuarto  llegó  el  féretro  al  Panteón.  Las  coronas 
depositadas  en  el  pórtico  convertían  aquel  sitio  en  un  verdadero 
jardín,  y  la  inmensa  afluencia  de  gente  ha  producido  algunos  des- 
órdenes, aunque  de  escasa  importancia.  En  la  calle  Serpenti,  el  ha- 
berse espantado  un  caballo  á  causa  de  la  caída  de  una  silla  desde 
uno  de  los  balcones,  originó  un  momento  de  pánico,  corriendo  la 
gente  y  atropellándose,  de  lo  que  resultaron  unas  treinta  ó  cuarenta 
personas  heridas  ó  contusas.  Media  hora  antes  de  la  llegada  del  cor- 
tejo fúnebre,  las  reinas  Elena,  Margarita  y  María  Pía,  con  las 
princesas  reales ,  se  dirigieron  al  Panteón  ,  asistiendo  á  toda  la 
ceremonia   religiosa.   El  rey  Víctor  Manuel,   con  los  príncipes  ita- 


CRÓNICA    GENERAL.  619 


líanos  y  extranjeros,  ocupaba  el  lado  de  la  Epístola,  mientras  que 
las  Reinas  y  las  Princesas  se  colocaron  en  el  del  Evangelio. 

El  panteón,  que  fué  cerrado  en  cuanto  terminó  la  ceremonia 
religiosa,  para  levantar  las  tribunas,  se  volvió  á  abrir  por  la  tarde, 
invadiéndolo  un  público  tan  numeroso,  que  se  hizo  necesaria  la  adop- 
ción de  algunas  precauciones  para  evitar  atropellos  é  incidentes  des- 
agradables. 

Poco  tiempo  después  el  rey  Víctor  Manuel  prestó  solemne  jura- 
mento en  el  palacio  del  Senado,  á  cuyo  acto  asistieron  la  Reina, 
Príncipes  y  Princesas  y  Delegaciones  extranjeras.  A  este  juramento 
ha  seguido  el  de  fidelidad  al  nuevo  Rey,  prestado  en  masa  por  los 
senadores  y  diputados.  A  continuación  el  Monarca  leyó  con  voz  en- 
tera y  en  medio  de  aplausos  el  discurso  de  la  Corona,  haciendo  cons- 
tar el  dolor  de  Italia  y  de  los  países  extranjeros  por  el  atentado  de 
que  ha  sido  víctima  el  rey  Humberto,  añadiendo  que  procurará 
siempre,  y  por  todos  los  medios,  el  mantenimiento  de  la  paz,  y  ha- 
ciendo un  llamamiento  á  la  concordia  de  todos  los  italianos,  me- 
diante la  cual  no  podrán  peligrar  las  instituciones  liberales  de  la 
nación. 

— Se  da  por  seguro  que  el  Gobierno  italiano  propondrá  á  todas  las 
naciones  europeas  la  adopción  de  medidas  eficaces  contra  los  anar- 
quistas, y  sobre  todo  la  organización  de  una  policía  internacional, 
especialmente  en  los  grandes  centros  industriales,  y  aún  más  en 
aquellas  localidades  donde  reside  gran  número  de  obreros  italianos. 
Con  arreglo  á  este  proyecto,  tales  oficinas  de  policía  estarán  relacio- 
nadas entre  sí  y  funcionarán  con  entera  independencia  de  todo  otro 
servicio.  Suiza,  Inglaterra  y  América  serán  invitadas  á  modificar  su 
legislación  en  sentido  represivo,  en  la  parte  relativa  á  los  refugiados 
políticos,  excluyendo  de  este  concepto  á  los  anarquistas,  y  se  asegura 
en  Roma  que  la  mayor  parte  de  los  Gobiernos  apoyarán  esas  propo- 
siciones. El  Gobierno  italiano  ha  invitado  al  de  Suiza  á  ejercer  rigu- 
rosa vigilancia  sobre  los  anarquistas.  Las  fronteras  italianas  están 
cuidadosamente  guardadas;  en  Hamburgo,  Havre,  Liverpool  y  Am- 
beres  se  vigila  cuidadosamente  para  impedir  la  entrada  de  los  anar- 
quistas procedentes  de  los  Estados  Unidos  de  América.  La  policía 
internacional — dice  un  telegrama  extranjero — ha  dado  aviso  á  Rusia 
de  que  los  anarquistas  han  manifestado  intenciones  de  asesinar  al 
Czar,  á  cuyo  fin  han  abandonado  la  América  del  Norte  con  dirección 
al  imperio  moscovita.  A  consecuencia  de  esto  se  ha  prohibido  la  en- 
trada de  obreros  italianos  en  Rusia. 

— De  una  nueva  desgracia   ocurrida  en  la  misma  Italia,  toca 


620  CRÓNICA    GENERAL. 


hacer  especial  mención.  Hace  pocos  días  el  tren  expreso  para  Flo- 
rencia salió  de  Roma  con  catorce  minutos  de  retraso,  teniendo  que 
detenerse  á  los  doce  kilómetros  por  una  avería  ocurrida  en  el  freno. 
Mientras  este  tren  estaba  detenido,  llegó  el  tren  que  se  dirigía  á  An- 
cona,  el  cual  no  pudo  ver  al  otro  al  salir  á  gran  velocidad  de  una 
curva.  El  tren  de  Ancona  chocó  con  violencia  contra  los  coches  co- 
locados en  la  cola  del  tren  de  Florencia,  reduciendo  varios  vago- 
nes de  éste  á  menudas  astillas.  Como  en  él  habían  salido  de  Roma 
importantes  personajes,  la  alarma  fué  inmensa,  tanto  que  los  mis- 
mos reyes  de  Italia  acudieron  personalmente  al  lugar  del  siniestro. 
Resultaron  unos  catorce  muertos  y  gran  número  de  heridos. 

* 
*  * 

Francia.— El  entusiasmo  de  la  vecina  República  ,  así  como 
toda  la  admiración  de  los  extraños,  se  ha  concentrado  en  el  acto 
solemnísimo  de  la  visita  de  Loubet  á  Marsella  con  el  fin  de  entregar 
las  banderas  á  los  cuerpos  militares  que  salieron  para  China.  Más 
que  la  ceremonia  de  la  entrega,  obtuvieron  especial  importancia  las 
palabras  del  Presidente. 

«Os  entregamos — dijo — las  banderas  de  los  cuerpos  expediciona- 
rios, en  cuyos  pliegues  inscribiréis  bien  pronto  el  nombre  de  una 
campaña  que  han  hecho  necesaria  la  violación  de  nuestros  derechos, 
el  desconocimiento  de  nuestros  legítimos  intereses  y  el  brutal  asalto 
de  que  ha  sido  objeto  todo  lo  que  en  China  representa  el  progreso  y 
la  civilización.  Estas  banderas  os  recordarán  la  alta  misión  que 
Francia  confía  á  vuestro  valor,  lo  que  debéis  exigir  á  un  país  en 
donde  las  leyes  esenciales  de  los  Estados  civilizados  han  sido  odio- 
samente violadas,  el  castigo  que  debéis  dar  á  los  culpables  y  las 
violentas  reparaciones  que  debéis  imponerles,  así  por  el  pasado  como 
en  necesaria  garantía  para  el  porvenir.  Estas  banderas  os  dirán  tam- 
bién que  la  herencia  de  honor  que  os  legan  vuestros  antepasados  no 
puede  salir  menoscabada  de  vuestras  manos,  y  que  en  el  ejército  in- 
ternacional formado  para  defender  la  civilización,  los  franceses  no 
deben  ceder  á  nadie  en  disciplina,  sufrimiento  y  valor.  Las  banderas 
serán  el  símbolo  de  la  patria  presente  en  medio  de  vosotros,  atenta 
á  vuestros  peligros  y  á  la  que  yo  deseo  vuestro  pronto  regreso.» 
Mr.  Loubet  terminó  su  alocución  diciendo:  «El  día  de  vuestro  regre- 
so es  esperado  con  impaciencia,  pero  sin  inquietud  por  vosotros, 
para  expresaros  nuestra  satisfacción  y  nuestro  reconocimiento.» 

El  presidente  de  la  República  pronunció  su  arenga  con  voz  muy 


CRÓNICA   GENERAL.  621 


firme,  produciendo  gran  impresión  en  su  auditorio,  que  lo  aplaudió 
calurosamente.  Después  de  la  alocución  continuaron  los  aplausos 
durante  un  buen  rato,  mezclándose  con  gritos  entusiastas  de  «¡Viva 
el  ejército!  ¡Viva  la  República!»  El  general  Voyron,  jefe  del  cuerpo 
expedicionario,  muy  conmovido,  abrazó  á  Mr.  Loubet,  resonando 
entonces  de  nuevo  por  todas  partes  vibrantes  aclamaciones.  El  presi- 
dente de  la  República,  con  la  cabeza  descubierta,  hizo  entonces  so- 
lemne entrega  á  cinco  tenientes  de  las  banderas  destinadas  al  cuarto 
regimiento  de  zuavos,  al  61  de  infantería  y  al  16,  17  y  18  de  infante- 
ría de  marina.  La  ceremonia  resultó,  en  su  sencillez,  sumamente 
conmovedora,  é  impresionó  muchísimo  á  todos  los  espectadores,  que 
prorrumpieron  en  gritos  de  entusiasmo.  Descendiendo  Mr.  Loubet  de 
la  tribuna,  circuló  por  entre  los  cuerpos  expedicionarios,  dirigiendo 
palabras  cariñosas  á  los  oficiales  y  á  algunos  soldados.  Luego  volvió  á 
subir  el  Presidente  á  la  tribuna,  y  las  tropas  desfilaron  ante  él  con  gran 
marcialidad.  En  medio  de  calurosas  aclamaciones,  y  acompañado  de 
los  ministros  y  de  las  autoridades,  Mr.  Loubet  se  dirigió  á  la  prefec- 
tura, en  donde  se  celebró  un  almuerzo  ofrecido  á  los  jefes  y  oficiales 
de  los  cuerpos  expedicionarios. 

A  los  postres,  el  presidente  dedicó  un  brindis  al  ejército  y  á  la 
marina.  «He  venido— dijo— á  cumplir  dos  deberes,  como  ios  cumplí 
recientemente  en  Cherburgo.  He  venido  á  disipar  esa  criminal  equivo- 
cación que  el  espíritu  de  partido  trata  de  hacer  nacer  y  que  quisiera 
perpetuar  con  propósito  de  cavar  una  profunda  fosa  entre  el  ejército 
y  la  nación.  Tentativa  tan  monstruosa  no  puede  menos  de  fracasar, 
mejor  dicho,  ha  fracasado,  porque  el  ejército  es  hijo  de  la  nación,  y 
la  nación  y  el  ejército  se  compenetran  de  tal  modo,  que  no  puede  de- 
cirse sino  que  forman  un  solo  cuerpo.  La  adhesión,  la  fidelidad  á 
Francia  y  á  la  República  son  los  únicos  sentimientos  que  animan  á 
los  cuerpos  expedicionarios  de  China.  Las  banderas  que  les  he  con- 
fiado serán  gloriosamente  mantenidas,  y  nuestros  soldados  no  vol- 
verán á  la  madre  patria  sin  haber  exigido  y  obtenido  el  ejemplar 
castigo  que  merecen  los  que  han  violado  las  más  esenciales  leyes 
de  los  Estados  civilizados  y  rasgado  los  más  serios  tratados. » 

Estas  palabras  fueron  acogidas  con  grandes  aplausos. 

— Otra  noticia  triste  transmite  el  telégrafo,  la  cual  se  refiere  á  la 
catástrofe  del  torpedero  Frame  en  aguas  de  Trafalgar.  He  aquí  el  re- 
lato de  lo  sucedido:  la  escuadra  marchaba  en  dirección  al  Estre- 
cho de  Gibraltar  con  una  velocidad  de  diez  nudos  por  hora.  El  tiem- 
po era  admirable,  y  la  noche  tan  clara,  que  se  veía  como  si  fuera 
el   crepúsculo.  Poco  antes  de  media  noche,  las  señales  del  barco 


622  CRÓNICA   GENERAL. 


almirante  advirtieron  al  torpedero  Frame  que  debía  aproximarse. 
La  orden  fué  transmitida  al  citado  torpedero  por  el  de  igual  clase 
Hallebarde]  la  Frame  acudió  en  seguida  con  una  velocidad  de  16  nu- 
dos, colocándose  á  babor  del  acorazado,  y  comenzó  á  cambiar  con 
él  señales  del  alfabeto  luminoso.  El  comandante  Maudit,  que  man- 
daba la  Frame,  estaba  sobre  el  puente ,  y  su  segundo  Epaillard  se 
hallaba  sobre  la  pasarela.  Advirtió  el  comandante  Maudit  que  la 
Frame  se  acercaba  demasiado  al  Brennus,  y  á  fin  de  que  se  sepa- 
rara, gritó  al  timonel: — ¡Veinte  grados  á  la  izquierda!  ¿Fué  bien 
entendida  esta  orden?  Lo  que  sí  se  puede  asegurar  es  que  la  Framt 
fué  á  precipitarse  con  gran  velocidad  sobre  el  Brennus,  El  oficial  de 
guardia  del  Brennus  comprendió  el  peligro  y  ordenó  que  la  máquina 
diese  contramarcha.  Era  demasiado  tarde.  El  abordaje  fué  inevita- 
ble. La  Frame  estalló  al  choque,  puso  la  quilla  al  aire  instantánea- 
mente y  se  hundió  ai  cabo  de  tres  minutos,  mientras  sus  hélices  se- 
guían funcionando  con  actividad  vertiginosa:  Maudit  Duplessix,  co- 
mandante del  torpedero,  ha  muerto  de  una  manera  heroica.  Perma- 
neció agarrado  á  la  pasarela  de  la  Frame.  Un  hombre  de  los  que  vi- 
gilaban en  el  Brennus  le  echó  un  cinturón  de  salvamento.  Maudit  le 
rechazó,  mientras  gritaba  á  algunos  de  sus  subordinados,  que  nada- 
ban para  salvarse:  «Valor,  hijos  míos.  ¡El  Brennus  está  cerca!»  Ni 
por  un  momento  intentó  Maudit  abandonar  su  puesto  de  honor. 
Cuando  el  barco  se  hundió,  lo  último  que  vieron  los  tripulantes  del 
Brennus  fué  la  mano  derecha  de  Maudit,  firmemente  asida  á  la  pa- 
sarela. 

— La  prensa  francesa  concede  gran  importancia  al  envío  del  gene- 
ral Waliersee  á  China  como  general  en  jefe  de  las  tropas  aliadas. 
El  Fígaro  dice  que  por  sus  talentos  y  por  su  reputación  bien  com- 
probados, el  nombre  del  general  Waldersee  se  ha  impuesto  para  el 
mando  del  ejército  aliado.  El  Gaulois  afirma  que  la  designación  se  ha 
hecho  después  del  consentimiento  prestado  por  Francia  y  por  Rusia. 
A  juicio  de  Le  Journal,  ninguna  potencia  había  indicado  ningún  ge- 
neral cuyo  nombre  se  imponga  como  el  de  Waldersee.  Li  Republique 
dice  que  le  preocupa  algo  ver  la  dirección  de  la  campaña  encomen- 
dada al  general  Waldersee,  por  las  tendencias  belicosas  de  los  alema- 
nes. VFcho  de  París  declara  que  el  prestigio  de  Francia  puede  su- 
frir algún  menoscabo  si  no  tiene  ninguna  dirección  en  las  operacio- 
nes, ya  sean  navales,  ya  terrestres.  Por  último,  VEclair  lamenta  que, 
en  defecto  de  un  francés,  no  sea  un  general  ruso  el  que  dirija  las  ope- 
raciones. 


CRÓNICA   GENERAL.  623 


Inglaterra. — La  aventura  del  Transvaal  va  costando  cara  á  la 
vieja  Albión.  El  viernes  último  la  Tesorería  de  Whitehall  hizo  una 
nueva  emisión  de  bonos  del  Tesoro  por  la  suma  de  250  millones  de 
francos,  reembolsables  el  i.°  de  Agosto  de  1903.  Estos  bonos  se  han 
emitido  á  98  y  se  pagarán  á  la  par.  Esta  operación  es  muy  humi- 
llante para  el  orgullo  británico;  pero  el  Transvaal  le  ocasionará  toda- 
vía muchos  disgustos.  Si  las  armas  inglesas  salen  victoriosas  por  un 
lado,  por  otro  salen  nuevos  obstáculos;  esto  es  una  repetición  de  la 
memorable  campaña  patriótica  del  pueblo  español  contra  la  omnipo- 
tencia de  Napoleón.  Cuando  los  ingleses  han  vencido  á  un  enemigo, 
surgen  en  seguida  otros;  es  una  guerra  de  guerrillas  que  Inglaterra 
no  esperaba  y  que  acabará  por  fatigarla,  tanto  más  cuanto  que  la  na- 
ción sabe  ahora  que  motivos  poco  honrosos  han  excitado  á  Chamber- 
lain  á  emprender  esta  inicua  campaña.  Los  ingleses  no  soportarán  á 
la  larga  hacer  nuevos  sacrificios  de  sangre  y  de  dinero  para  salvar 
los  intereses  pecuniarios  del  cuñado  de  Chamberlain  y  del  tristemen- 
te célebre  Cecil  Rhodes  y  de  sus  asociados  judíos  Biit  y  compañía, 
detrás  délos  cuales  se  ocultan  varios  grandes  personajes,  tan  llenos 
de  deudas  como  poco  considerados.  La  emisión  de  los  250  millones 
de  nuevos  bonos  del  Tesoro  ha  dado  á  sir  William  Harcourt  oca- 
sión de  atraer  en  el  Parlamento  la  atención  del  país  hacia  el  lado 
económico  de  la  iniquidad  sudafricana.  Por  este  lado  el  desestre  es 
tan  grande  como  por  el  lado  militar. 

— Un  despacho  de  Mafcking  comunica  detalles  acerca  de  la  des- 
graciada tentativa  hecha  por  el  general  Carrington  para  socorrer  la 
guarnición  de  Elands-River,  sitiada  por  los  boers.  Según  estos  infor- 
mes, cuando  la  columna  Carrington,  compuesta  de  600  jinetes  con 
cuatro  piezas  y  dos  ametralladoras,  llegó  el  día  3  por  la  mañana  á  la 
vista  de  Elandsriver,  se  encontró  á  los  boers  que  en  número  consi- 
derable ocupaban  los  kopjes  situados  á  derecha  é  izquierda  del  cami- 
no, en  una  posición  tan  fuertemente  atrincherada  y  defendida  por 
piezas  de  campaña  y  ametralladoras,  que  le  pareció  imposible  poder 
atacarlos.  Muy  al  contrario,  los  boers  fueron  los  que  tomaron  la  ofen- 
siva, envolviendo  los  dos  flancos  de  las  fuerzas  inglesas,  las  que  se 
vieron  obligadas  á  replegarse  bajo  un  violento  fuego.  Los  ingleses 
dirigieron  su  retirada  sobre  Graunt  Marico,  perseguidos  por  los  boers, 
que  atacaron  su  flanco.  La  noche  pasó  sin  incidente  en  Graunt  Ma- 
rico, mas  por  la  mañana  se  oyó  en  dirección  de  Zeerust  un  violento 
cañoneo.  Eran  los  boers  que  ocupaban  el  desfiladero  de  Kleinfontein, 
á  retaguardia  de  la  columna  Carrington,  entre  Graunt  Marico,  y 
Zeerust,  y  que  atacaban  un  convoy  inglés,   del   qu¿  lograron  apode- 


624  CRÓNICA   GENERAL. 


rarse.  Los  boers  trataron  de  detener  la  marcha  de  la  columna  Ga- 
rrir) gton,  pero  fueron  rechazados.  Los  ingleses  llegaron  á  Zeerust 
el  7  por  la  mañana.  Otro  telegrama  de  Lorenzo  Márquez,  que  in- 
serta el  periódico  The  Daily  Express,  da  cuenta  de  nuevos  descala- 
bros sufridos  por  las  tropas  británicas  en  el  Transvaal.  Dice  que  los 
boers  rechazaron  completamente  á  los  ingleses  al  Sur  de  Middelbur- 
go,  causando  al  enemigo  500  bajas  entre  muertos  y  heridos.  Añade 
el  despacho  que  los  transvaalenses  han  logrado  además  recuperar  las 
ciudades  de  Heilbron,  Devillersdorp  yFraekfort. 

* 
♦  * 

Asia:  China. — Según  las  últimas  noticias  de  China,  la  columna 
internacional  de  socorro  se  encuentra  á  no  larga  distancia  de  Pekín 
(20  millas).  Es  de  esperar  que  las  Legaciones  extranjeras  ,  que  con- 
tinúan siendo  atacadas  ,  queden  libertadas  en  plazo  breve.  Una  vez 
rescatados  los  representantes  diplomáticos,  las  potencias  dispondrán 
de  la  libertad  de  acción  de  que  ahora  carecen,  puesto  que  el  objetivo 
obligado  de  las  operaciones  es  ahora  Pekín,  á  fin  de  socorrer  á  aqué- 
llos. Si  el  contingente  internacional  no  es  bastante  fuerte  para  ocu- 
par la  capital  china  y  mantener  expeditas  sus  comunicaciones  con  la 
costa,  podrá  retirarse  con  el  personal  de  las  Legaciones,  y  organizar 
con  tiempo  y  con  mayores  elementos  la  campaña.  Quizás  entonces  la 
marina  pueda  desempeñar  un  papel  más  activo,  si  no  se  obtiene  rá- 
pidamente la  paz  y  se  considera  preferible  (y  desde  luego  es  más  fá- 
cil) tomar  como  objetivo  de  la  campaña  los  puertos  chinos  principa- 
les y  la  ocupación  de  ciertas  partes  de  la  costa.  Sea  cualquiera  el 
plan.de  campaña  que  se  adopte,  desde  el  momento  en  que  sean  liber- 
tados los  extranjeros  que  se  encuentran  en  Pekín,  se  habrá  resuelto 
una  de  las  mayores  dificultades  de  la  situación.  La  necesidad  de  so- 
correr á  las  Legaciones  representa  en  la  cuestión  de  China  una  difi- 
cultad análoga  á  la  que  se  les  presentó  á  los  ingleses  en  el  Trans- 
vaal mientras  estuvo  sitiado  en  Ladysmith  sir  George   White. 

— Un  telegrama  fechado  en  Tien-Tsin  el  5,  y  reexpedido  el  7  en 
Shanghai,  comunica  detalles  de  interés  sobre  la  batalla  de  Pei-Tang 
entre  los  chinos  y  las  fuerzas  aliadas.  Dicho  telegrama  ,  publicado 
en  The  Daily  Express,  dice  así:  «Hoy  se  trabó  un  importante  combate 
en  Pei-Tang.  Los  chinos,  en  número  considerable  ,  estaban  fuera  de 
la  población  ocupando  posiciones  en  las  dos  orillas  del  río.  A  las  tres 
de  la  mañana  las  tropas  inglesas,  rusas  y  japonesas  iniciaron  el  fue- 
go, que  fué  contestado  inmediatamente  por  los  chinos.   A  las  diez, 


CRÓNICA   GENERAL.  625 


las  avanzadas  chinas  que  ocupaban  una  posición  al  Este  del  río  ,  ce- 
saron de  combatir.  Las  fuerzas  aliadas  siguieron  avanzando  ,  y  des- 
pués de  una  encarnizada  lucha  ,  que  duró  dos  horas  ,  los  chinos  ini- 
ciaron la  retirada,  batiéndose  en  buen  orden,  y  atravesaron  el  río  por 
un  puente  que  destruyeron  en  seguida.  Una  división  japonesa  se 
lanzó  al  río  con  denuedo,  sufriendo  un  violentísimo  fuego,  logrando 
con  este  movimiento  rápido  y  arriesgado  ,  precipitar  la  retirada  de 
los  chinos.  Los  rusos  sufrieron  grandes  pérdidas.  Los  ingleses  tuvie- 
ron sesenta  bajas  entre  muertos  y  heridos.  Se  calcula  que  las  pérdi- 
das de  las  tropas  aliadas  ascienden,  entre  muertos  y  heridos,  á  cerca 
de  mil  hombres.  Los  aliados  persiguieron  en  su  huida  á  los  chinos. 
The  Daily  Mail  publica  un  despacho  de  Che-fu  confirmando  todo  lo 
anterior,  excepto  el  número  de  bajas.  Otro  telegrama  de  Tokio  co- 
munica interesantes  detalles  sobre  la  batalla  de  Yang  Tsun.  Toma- 
ron parte  en  esta  acción  de  guerra  fuerzas  rusas,  francesas ,  japone- 
sas, inglesas  y  americanas.  El  plan  estaba  perfectamente  combinado. 
El  grueso  de  las  fuerzas  aliadas  operaría  sobre  la  orilla  izquierda  del 
Pei-Ho,  mientras  que  simultáneamente  un  cuerpo  formado  por  tro- 
pas japonesas  é  inglesas  avanzaría  por  la  margen  derecha  del  río 
para  impedir  la  retirada  por  este  punto  á  los  chinos.  El  mal  esta- 
do de  los  caminos  impidió  que  este  segundo  cuerpo  pudiera  tomar 
parte  activa  en  el  combate.  Sólo  la  artillería  japonesa  llegó  á  tiempo 
de  cañonear  á  los  chinos  en  su  retirada.  La  vanguardia  del  ejército 
aliado,  formada  por  los  japoneses ,  logró  ocupar  Nan-Saitsin.  Dicen 
desde  Shanghai  que  el  emperador  de  Corea  ha  autorizado  el  amarre 
en  Chemulpo  del  cable  que  parte  de  Ta-kou.  Según  un  telegrama  de 
Stokolmo,  el  Gobierno  ha  recibido  un  despacho  del  cónsul  de  Suecia 
en  Shanghai,  participando  que  28  misioneros  suecos  han  llegado  á 
esta  población  sanos  y  salvos. 


*  * 


Estados  Unidos. — La  edición  del  New  York  Herald  de  París  pu- 
blica una  carta  del  corresponsal  de  este  periódico  en  Manila,  en  U 
que  se  dan  curiosos  detalles  sobre  la  situación  de  Filipinas.  Según  el 
citado  corresponsal,  la  guerra,  lejos  de  haberse  terminado,  continúa, 
por  parte  de  los  filipinos,  cada  vez  más  activa.  Se  observa  de  un  modo 
evidente  que  los  filipinos  odian  á  los  americanos  mucho  más  que  á 
los  españoles.  Casi  diariamente  se  reciben  noticias  de  combates  de 
escasa  importancia.  Los  insurrectos  disponen  de  20.000  fusiles,  y  sus 
fuerzas  operan  divididas  en  grupos  en  muchos  distritos.   El  jefe  de 

40 


626  CRÓNICA   GENERAL. 


estado  mayor  de  Aguinaldo  ha  declarado  lo  siguiente:  «Tenemos  si- 
tuada nuestra  fuerza  en  los  mismos  distritos  en  que  se  hallan  esta- 
blecidos los  americanos.  Estas  fuerzas  pasan  sus  revistas,  aunque 
nuestros  soldados  hayan  cambiado  el  uniforme  por  la  ropa  da  trabajo 
y  se  encuentren  dedicados  á  sus  faenas  habituales.  Los  indígenas 
simpatizan  con  nosotros  hasta  tal  extremo,  que  nos  facilitan  todo 
género  de  recursos  y  nos  pagan  los  subsidios  establecidos.»  Termina 
la  carta  del  corresponsal  del  Herald  asegurando  que  la  versión  oficial 
de  las  autoridades  yankees  diciendo  que  la  insurrección  está  dominada 
y  la  paz  restablecida  en  el  Archipiélago,  es  una  pura  ficción. 

— Noticias  telegráficas  recibidas  de  los  Estados  Unidos  dan  cuen- 
ta de  un  grave  descalabro  sufrido  por  los  americanos  en  Filipinas. 
Según  un  telegrama  del  general  Mac-Arthur,  el  coronel  Grasso,  que 
operaba  en  Tayung,  tuvo  que  rendir  su  columna  ante  considerables 
fuerzas  de  los  tagalos  y  después  de  un  desesperado  combate.  La  co- 
lumna se  componía  de  un  comandante,  seis  capitanes,  seis  tenientes, 
169  hombres,  101  fusiles  y  50  caballos. 

•  -La  llegada  de  la  comisión  civil  americana,  presidida  por  Mr.  Taft, 
el  amplio  decreto  de  amnistía  concedido  recientemente  por  el  gene- 
neral  Mac-Arthur,  y  al  cual  se  han  acogido  figuras  sobresalientes  de 
la  revolución,  como  Pantaleón  García,  Pío  del  Pilar,  Pascual  Alvarez, 
Venancio  Concepción,  Manuel  Sityar,  Pablo  Ocampo,  Pablo  Padilla, 
Mabini  y  otros,  con  más  los  trabajos  de  Paterno  y  los  que  le  siguen, 
han  hecho  nacer  corrientes  de  paz,  de  las  que  no  puede  predecirse  el 
resultado.  Pedro  A.  Paterno,  gran  cruz  de  Isabel  la  Católica,  por 
cierto,  ha  redactado  un  á  modo  de  programa  para  la  pacificación, 
que  descansa  sobre  estas  dos  ideas  fundamentales:  reconocimiento 
por  América,  en  su  día  y  hecha  la  paz,  de  la  independencia  y  sobera- 
nía del  Estado  filipino,  y  en  el  ínterin  facultad  de  los  filipinos  para 
gobernarse  bajo  la  superior  dirección  de  los  Estados  Unidos;  licén- 
ciamiento del  actual  ejército  fiiipino  para  organizar  otro  regular, 
previo  reconocimiento  de  empleos  y  abonos  de  sueldos  debidos  á  los 
de  aquél  por  una  junta  compuesta  de  militares  americanos  y  filipinos. 
La  «República  filipina»  se  convertirá  en  «Estado  libre  de  Filipinas.» 
Como  ejes  sobre  que  girará  la  proyectada  nueva  organización,  esta- 
rán el  Gobierno  del  Estado,  el  Parlamento,  el  Consejo  de  ministros  y  la 
Corte  Suprema  de  Justicia.  Para  discutir  este  programa,  y  señalar  la 
actitud  de  «nacionalistas»  y  «autonomistas»,  había  convocado  una 
reunión  magna  de  filipinos  que  debía  celebrarse  en  i.°  de  Julio.  En 
ella  ha  debido  quedar  claramente  definida  la  actitud  de  los  represen- 
tantes de  las  aspiraciones  de  América  y  Filipinas. 


CRÓNICA   GENERAL.  '  627 


— La  respuesta  que  el  Gobierno  de  los  Estados  'Unidos  ha   dado 
al  de  China,  está  concebida  en  los  siguientes  términos:  «Los   Esta- 
dos Unidos  han  visto  con  satisfacción  el  nombramiento  de  Li-Hung- 
Chang  como  enviado  plenipotenciario  para  negociar  con  las  poten- 
cias, y  por  su  parte  entablarán  dichas  negociaciones   con  deseo   de 
continuar  las  relaciones  de  amistad  que  existen  desde   hace  mucho 
tiempo  entre  ambos  países;   pero  es  evidente  que   no   puede   haber 
negociaciones  de  carácter  general  entre  China  y  las  potencias,  mien- 
tras que  los  ministros  extranjeros  y  sus  protegidos  permanezcan  en 
la  situación  actual  de  inquietud  y  de  peligro.   Altísimas  considera- 
ciones de  honor  imponen  á  las  potencias,  para  librar  á  sus  represen- 
tantes, esfuerzos  que  no  pueden  interrumpirse  más   que  en  el  caso 
en  que  se  tomen   medidas  eficaces  para  efectuar  pacíficamente  esta 
liberación.  Estamos  dispuestos  á  un  arreglo  para  que  cesen  las  hos- 
tilidades entre  China  y  las  potencias,  á  condición  de  que  se  permití 
una  expedición  de  socorro  suficiente  para  que  entre  en  Pekín  sin  ser 
molestada  y  escolte  á  los  extranjeros  hasta  Tien-Tsin.  Los  generales 
que  mandan  las  tropas  aliadas  en  China  serán  los   encargados  de 
adoptar  por  sí  mismos  todas  las  disposiciones   á  este  efecto.»    Esta 
respuesta  fué  comunicada  al  cuerpo  diplomático,   y  enviada  á  los 
representantes  de  los  Estados  Unidos  en  el  extranjero,   para  que  la 
comuniquen  á  todos  los  Gobiernos. 

— Actualmente  están  en  construcción  en  los  Estados  Unidos  70 
baques  de  guerra.  Un  informe  publicado  por  el  almirante  Hisch- 
bornd,  contiene  detalles  curiosos  sobre  esta  formidable  flota.  Entre 
esos  barcos  hay  12  acorazados  de  escuadra,  seis  cruceros  acorazados, 
nueve  cruceros  protegidos,  cuatro  monitores,  16  contratorpederos, 
15  torpederos  y  siete  submarinos.  Cuatro  de  aquellos  acorazados,  el 
Kentucky,  el  Illinois,  el  Alabamz  y  el  Wiscousin,  tendrán  una  veloci- 
dad -de  17  nudos,  y  estarán  terminados  antes  de  un  año.  Tres  acora- 
zados, el  Maine,  el  Missouri  y  el  Ohio,  deberán  hacer  18  nudos  por 
hora,  y  cinco  de  los  otros  19.  Los  seis  cruceros  acorazados  tendrán 
una  velocidad  de  22  nudos,  y  los  seis  protegidos  una  de  17  y  21. 
El  submarino  Plunguer  está  en  construcción  en  Richmond  (Virginia), 
La  flota  acorazada  de  los  Estados  Unidos,  se  compondrá  de  26 
buques  de  esta  clase,  una  vez  terminada  la  construcción  "de  aquéllos. 


628  CRÓNICA    GENERAL. 


II 

ESPAÑA 

A  falta  de  acontecimientos  políticos  de  gran  interés  ,  los  corres- 
ponsales de  los  periódicos  han  interrogado  á  los  prohombres  de  los 
partidos,  especialmente  al  Sr.  Sagasta  y  al  Sr.  Silvela.  Importan- 
tes ,  en  verdad,  son  las  declaraciones  de  ambos  jefes  políticos; 
pero  en  España  es  cosa  bien  sabida  que  las  palabras  que  salen  de  la- 
bios tan  selectos  son,  lo  mismo  que  las  otras,  un  poco  de  ruido  que  lleva 
el  viento,  y  nada  más.  Sagasta,  en  un  arranque  de  sinceridad,  á  de- 
cir del  corresponsal,  formuló  su  opinión  acerca  del  actual  estado  de 
cosas,  de  la  siguiente  manera:  «Quiero  hablar  de  política  lo  menos 
posible,  pues  deseo  fortalecer  mi  salud  antes  que  nada.  Dada  la  mar- 
cha de  la  política  y  los  aspectos  que  presenta  en  los  actuales  momen- 
tos, no  juzgo  conveniente  hablar  mucho,  aunque  tampoco  quiero 
guardar  sobre  las  cuestiones  absoluto  silencio.  Juzgo  que  no  es 
hora  todavía  de  que  el  partido  liberal  exponga  lisa  y  llanamente  al 
país  su  programa  y  sus  aspiraciones.  Dudo  mucho,  y  hasta  me  atre- 
vería á  asegurar  que  carece  de  fundamento  la  especie  de  que  la  Prin- 
cesa de  Asturias  se  case  antes  de  que  las  Cortes  se  reúnan ,  y  de  que 
sean  informadas  de  ese  importantísimo  asunto.  La  Constitución  no 
puede  estar  más  categórica,  á  mi  juicio,  sobre  este  particular.  De- 
termina claramente  la  Constitución  que  para  el  matrimonio  del  he- 
redero de  la  Corona  han  de  existir  los  mismos  requisitos  constitucio- 
nales que  para  la  boda  de  un  Soberano  ,  y  que  ,  según  la  Constitu- 
ción, es  preciso. que  antes  del  enlace  conozcan  las  Cortes  los  contratos 
matrimoniales.  Hablando  de  los  rumores  relativos  á  una  combina- 
ción financiera  basada  en  la  prórroga  de  concesión  de  los  ferroca- 
rriles, dijo  el  Sr.  Sagasta  que  no  le  parece  mal,  y  que,  por  el  contra- 
rio, hasta  le  parece  esa  prórroga  conveniente.  Las  gentes  creen,  aña- 
dió, que  esta  prórroga  compromete  el  porvenir  de  la  patria,  y  no  hay 
nada  de  eso.  Por  el  contrario,  repito  que  sería  útil.  Considera  justi- 
ficadas las  quejas  de  algunos  contribuyentes  ,  especialmente  de  los 
azucareros,  pues  á  su  entender  no  contribuyen  éstos  á  medida  de  la 
producción  y  de  sus  ganancias.  Habló  también  el  jefe  de  los  liberales 
de  los  contribuyentes  de  Barcelona,  diciendo  que  se  quejan  sin  razón 
y  que  alardean  de  ser  los  primeros  contribuyentes  por  industrial ,  y 
resulta  que  Madrid  contribuye  más  que  Barcelona.  El  Gobierno  que 


CRÓNICA   GENERAL.  629 


venga,  dijo,  tiene  que   fiscalizar   mucho  para  evitar  la  ocultación  en 
las  contribuciones.» 

Como  contrapeso  ó  aclaración  á  las  palabras  del  retirado  en  Avila, 
el  actual  Presidente  del  Consejo  expuso  su  modo  de  pensar  y  sen- 
tir en  las  siguientes  frases,  que  son  hoy  el  asunto  más  traído  y  lle- 
vado por  cuantos  tratan  de  cosa  política:  «Siempre  he  creído  que 
asegurar  y  fortalecer  nuestro  crédito  es,  en  las  circunstancias  por  que 
España  atraviesa,  el  problema  capital  de  que  dependen  todas  las  con- 
diciones de  desarrollo  de  la  vida..  Lo  hecho  hasta  ahora  no  es  más 
que  cimiento  de  la  obra  que  hay  que  levantar,  para  lo  cual  hace  falta 
un  pensamiento  más  claro  y  una  persistencia  en  él,  que  ha  de  ser  la- 
bor de  varios  Gobiernos.  El  problema  para  llegar  á  su  solución,  ó 
sea  á  constituir  un  crédito  perfectamente  normal  y  una  hacienda  no 
discutida,  abraza  en  mi  sentir  tres  puntos  fundamentales:  tributa- 
ción, circulación  fiduciaria  y  moneda.  En  la  tributación  se  ha  hecho 
mucho.  Falta  Hogar  á  un  acuerdo  en  la  cuestión  de  alcoholes  y  se- 
guir perfeccionando  las  tributaciones  indirectas  y  las  recaudaciones 
que  hagan  progresivas  las  rentas,  al  mismo  tiempo  que  se  manten- 
gan con  energía  estacionarios  en  su  conjunto  los  gastos.  En  la  circu- 
lación fiduciaria  aún  es  más  necesario  tener  un  pensamiento  bien 
definido  y  persistente,  que  no  puede  ser  otro  que  el  de  desligar  sin 
violencia  ni  precipitación,  pero  con  propósito  franco  y  de  todos  cono- 
cido, el  Banco  del  Tesoro,  aligerando  la  cartera  de  efectos  públicos 
para  que  aumente  la  de  efectos  comerciales.  Circunstancias  bien  co- 
nocidas han  obligado  á  apartarse  de  ese  camino  y  á  convertir  un 
Banco  de  emisión  en  Banco  del  Tesoro,  y  quizá  ha  evitado  eso  ma- 
les mayores;  pero  hecha  la  liquidación,  precisa  tomar  el  buen  cami- 
no, aunque  sea  á  costa  de  algún  sacrificio  de  momento  en  las  cifras 
de  presupuesto.  El  Banco  tenía  dado  su  aval  de  6oo  millones  de  pe- 
setas de  vencimiento  inmediato,  lo  que  constituía  un  peligro  enorme, 
una  posible  ruina.  La  última  operación  de  crédito  cortó  ese  peligro. 
Hay  que  continuar  en  esa  dirección  y  en  un  período  de  algunos  años 
ir  librando  la  cartera  del  Banco  paulatinamente,  atendiendo  el  Teso- 
ro de  una  manera  directa  á  las  necesidades  de  la  deuda  flotante,  de  la 
misma  manera  que  se  hace  en  Francia  con  bonos  á  corto  plazo  y  bajo 
interés,  descontables  en  el  mismo  Banco.  La  reducción  de  la  cartera 
de  éste  es  de  esperar  que  mejore  la  situación  de  los  cambios;  pero  tal 
cuestión,  en  mi  sentir,  no  se  resolverá  mientras  no  se  resuelva  el 
problema  monetario,  que  es  el  más  caro  y  difícil.  Tengo  por  un  error 
grave  el  de  los  que  juzgan  favorable  á  nuestra  producción  el  cambio 
alto  ó  medio.  Yo  no  estimaré  segura  la  situación  financiera  de  Es- 


630  CRÓNICA    GENERAL. 


paña  mientras  no  nivele  ésta  sus  cambios  y  se  llegue  á  la  circulación 
del  oro.  Puede  ser  un  paso  importante  hacia  ese  fin  la  situación  re- 
gular del  Banco  de^España  como  tal  Banco  de  emisión,  y  el  límite  de 
la  circulación  fiduciaria;  pero  se  necesitarán  mayores  reservas  y  pre- 
paración de  fuerzas  para  llegar  á  un  sistema  monetario  normal.  El 
bimetalismo  está  definitivamente  vencido,  por  sensible  que  ello  sea 
de  momento  para  nosotros,  y  esta  es  materia  en  la  que  es  locura 
pensar  que  se  puede  ir  contra  la  corriente  universal.  De  ello  puede 
decirse  lo  que  los  antiguos  decían  del  hado:  «A  quien  le  conoce  y  le 
estudia,  le  guía.  Al  que  le  resiste,  lo  arrastra.» 

— Según  las  reformas  de  enseñanza  del  Sr.  García  Alix,  al  exa- 
men del  primer  año  de  facultades  debe  preceder  otro  de  ingreso  en 
las  mismas. 

La  Gaceta  publica  las  dos  disposiciones  siguientes  sobre  los  exá- 
menes de  los  alumnos  oficiales  y  libres  para  su  ingreso  en  los  estu- 
dios de  facultad:  «i.°  Que  el  referido  examen  de  ingreso  deberá  soli- 
citarse en  la  secretaría  general  de  esta  Universidad  (la  Central)  du- 
rante los  días  lectivos  comprendidos  desde  el  15  al  31  del  corriente 
mes  de  Agosto,  plazo  improrrogable,  de  ocho  á  diez  de  la  mañana, 
previa  presentación  de  instancia  dirigida  al  excelentísimo  señor  Rec- 
tor, que  se  facilitará  gratuitamente  en  la  portería  de  dicha  depen- 
dencia. Al  presentar  la  instancia,  los  alumnos  exhibirán  su  cédula 
personal  corriente,  acompañarán  certificación  de  nacimiento,  de  la 
que  resulte  que  tienen  dieciseis  años  de  edad,  cumplidos  precisamen- 
te antes  del  31  del  presente  mes  de  Agosto,  ó  en  este  mismo  día,  y 
certificado  de  tener  recibido  el  grado  de  bachiller.  También  entre- 
garán un  timbre  móvil  de  10  céntimos  para  estamparlo  en  la  pape- 
leta que  les  autorice  para  sufrir  el  examen. — 2.0  Conforme  á  la  Real 
orden  de  7  del  actual,  los  aspirantes  á  examen  de  ingreso  satisfarán, 
al  formalizar  su  matrícula,  10  pesetas  en  metálico  por  derechos  aca- 
démicos, distribuidas  en  la  siguiente  forma:  5  pesetas  por  derechos 
de  examen;  2  pesetas  50  céntimos  por  formación  de  expediente,  y 
otras  2  pesetas  50  céntimos  para  material  científico  de  la  facultad  á 
que  se  solicite  el  ingreso.» — -«1.°  Que  los  alumnos  de  enseñanza  libre 
que  pretendan  comenzar  estudios  en  facultad  en  la  convocatoria  del 
presente  mes,  deberán  solicitar  y  aprobar  previamente  el  examen  de 
ingreso  que  previenen  las  disposiciones  hoy  vigentes. — 2. °  La  matrí- 
cula oficial  de  los  alumnos  que  por  primera  vez  la  soliciten  en  asig- 
naturas de  facultad,  tanto  del  período  de  la  licenciatura  como  de  las 
llamadas  del  preparatorio,  que  estaba  anunciada  durante  todo  el  mes 
de  Septiembre  próximo,  sólo  podrán  verificarla  desde  el  día  11  al  30 


CRÓNICA   GENERAL.  631 


del  mismo  mes,  y  durante  las  horas  marcadas,  á  fin  de  que  con  ante- 
rioridad puedan  sufrir  el  examen  de  ingreso.  Lo  que  de  orden  del 
excelentísimo  señor  Vicerrector  se  anuncia  para  general  conoci- 
miento. Madrid  8  de  Agosto  de  1900. — Por  el  Secretario  general,  el 
oficial  mayor,  Antonio  Rodríguez. » 

— A  última  hora  recibimos  las  noticias  referentes  al  viaje  maríti- 
mo de  los  Reyes  y  la  entusiasta  despedida  que  obtuvieron  Sus  Ma- 
jestades en  San  Sebastián  y  la  no  menos  entusiasta  llegada  á  Bilbao, 
en  donde  el  ardor  patriótico,  el  respeto  á  la  suprema  jerarquía  civil, 
y  el  cariño,  rayaron  en  su  grado  más  alto,  pues  nada  más  conmove- 
dor que  el  relato  del  recibimiento  hecho  por  los  bilbaínos  á  las  au- 
gustas personas.  Sentimos  que  por  falta  de  espacio  no  nos  sea  posi- 
ble transcribir  las  descripciones  de  tales  acontecimientos. 


632 


OBSERVACIONES   METEOROLÓGICAS. 


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índice  del  volumen  lii 


Artículos  originales,  científicos,  literarios  y  de 
actualidad. 


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El  magnetismo  y  la  electricidad,  por  el  P.   Justo   Fer-/  954 

nández \  344 

/  420 

f  492 

El  pesimismo  y  el  misticismo,  por  el  P.  Guillermo  Antolin..  23 

Las  reformas  en  la  enseñanza,  por  el  P.  Jerónimo  Montes..  34 

El  Archivo  de  música  del  Escorial,  por  el  P.  Luis  Villalba 

Muñoz 93 

La  maldición  de  la  serpiente  (cuestión  bíblica),  por  el  P.  Ho-J  105 

norato  del  Val )  161 

115 
197 

Diario  de  un  vecino  de  París  durante  el  Terror,  por  E  Biré-/  ¿? 

'  ^                  \  354 

/  430 

'  590 

Carta  sobre  el  eclipse,  por  el  P.  Ángel  Rodríguez  de  Prada.  241 

/  001 

El  criticismo  en  psicología,  por  el  P.  Marcelino  Arnáiz ¿¿X 

Concepto  racional  é  histórico  de  la  música  religiosa,  por  el 

P.  Eustoquio  de  Uriarte 401 

Naciones  católicas  y  naciones  protestantes,  por  el  P.  Benito(  481 

R.  González \  561 

De  estética  menuda,  por  el  P.  Eustoquio  de  Uriarte 507 

El  asesinato  del  rey  de  Italia,  por  el  P.  Jerónimo  Montes. . .  518 
Observaciones  científicas  con  motivo  de  una  excursión  á  las 

playas  de  Alicante,  por  el  P.  Fortunato  Sancho 575 


ÍNDICR  6o  5 


Documentos  inéditos. 

Una  relación  inédita  de  la  batalla  de  San  Quintín,  publica-)      947 
da  por  el  P.  Guillermo  Antolín >      004 

Catálogo  de  escritores  agustinos  españoles,  portugueses 
y  americanos,  por  el  P.  Bonifacio  del  Moral. 

Cuna  (Fr.  Ignacio  de)  C 47 

Cuna  (Fr.  Teodosio)  C 47 

Cupurul  (Fr.  Felipe)  C 48 

Chagas  (Fr.  Buenaventura  de  las) 48 

Champaner  (Fr.  Isidro)  C •. 49 

Chapera  (Fr.  Agustín  Ignacio)  C 49 

Chaureo  (Fr.  Juan) 49 

Chía  (Fr.  Pedro)  C 49 

Davalo  (Fr.  Manuel)  C 50 

Dávalos  (Fr.  Buenaventura)  C 51 

Dávila  (Fr.  Tomás)  C 51 

Delgadillo  (Fr.  Antonio) 365 

Delgado  (Fr.  Manuel)  C 365 

Díaz  (Fr.  Casimiro)  C. 366 

Díaz  (Fr.  José  Antonio)  C 367 

Díaz  y  González  (Fr.  Benigno)  C 368 

Díaz  (Fr.  Tuan)  C 368 

Diez  (Fr.  Esteban)  C 368 

Diez  (Fr.  Mateo)  C 369 

Diez  y  Pérez  (Fr.  Clemente)  C 370 

Diez  (Fr.  Hilarión)  C 370 

Diez  de  Antón  (Fr.  Marcelino)  C 371 

Revista  de  Revistas. 

20  de  Mayo.— Un  economista  digno  de  estudio.— Mohamed 
Atauil,  rey  moro  de  Huesca.— La  libertad  de  enseñanza.— 
Los  proyectos  de  ley  sobre  las  asociaciones.— La  idea  ma- 
dre de  la  teología  de  San  Pablo.— La  teoría  documental 
del  Nuevo  Testamento.— Libertad  engañosa.  — Sobre  la 
pérdida  de  la  unidad  intelectual.— Determinismo  y  liber- 
tad.—Un  libro  nuevo  y  una  polémica  antigua. — La  ley  na- 
tural en  el  matrimonio.— Sobre  el  problema  de  la  igualdad 
de  derechos  de  la  mujer 126 

20  de  Junio.— La  democracia  cristiana.  — Tradiciones  histó- 
ricas.—Mosaico  de  Hylas.— Las  ediciones  de  los  Fueros  y 
Observancias  del  reino  de  Aragón.— Lamennais.— La  Vir- 
gen en  el  pensamiento  y  culto  católicos  del  siglo  XIX.— 
Dos  defensores  de  la  libertad  de  enseñanza:  el  conde  de 
Mun  y  M.  Lamarzelle 287 

20  de  Julio.— Imitaciones  castellanas  del  Quijote.— Sobre  al- 
gunos incunables  españoles  relativos  á  Cristóbal  Colón.— 
Lamennais.— Ensayo  sobre  Taine.— La  reconstrucción  del 
Cristianismo.— La  causalidad  sacramental 442 

20  de  Agosto.— La  novela  griega  en  España.— Sanz  y  Es- 


638  ÍNDICE 

car tín.— Teorías  modernas  acerca  de  la  moral.— Causas 
de  la  insurrección  en  China.  — El  P.  Gratry.—  El  espíritu 
filosófico  de  los  letrados  chinos.— Sobre  dos  novelas  de 
Sienkievicz,  y  una  crítica  de  las  mismas.— Del  año  natali- 
cio de  San  Ignacio  de  Loyola  — El  socialismo  en  la  cul- 
tura moderna.— Del  método  en  las  ciencias  sociales —El 
seminario  ideal  según  San  Francisco  de  Sales 598 

Bibliografía. 

André  (Marius):  Le  bienheureux  Raymond  Lulle 527 

Echegaray  (Bonifacio):  Cuadros 528 

Besse  (Dom  ]   M.):  Les  Moines  d'Orient 528 

Pottier  (A  ):  De  Jure  et  Justitia 530 

Salva  (Anselmo):  El  día  del  Señor  en  Burgos 531 

Coll  (Fr  José)  O.  M.:  Clamores  de  ultratumba 531 

Santa  Teresa  (Fr.  Alejandro  de)  O.  C:  Manual  histórico- 

teórico-práctico  del  Jubileo 532 

Madrid  Manso  (D.  Pablo):  Conferencias  litúrgicas. , 532 

Peña  et  Fernández  (Emmanuel):  Jus  publicum  ecelesias- 

ticum 533 

Otras  publicaciones 533 

Revista  canónica,  por  el  P.  Pedro  Rodríguez. 

Sobre  las  Misas  en  cuya  celebración  se  emplearon  hostias 
hechas  de  harina  cuya  genuinidad  es  dudosa 59 

El  sacramento  de  la  Confirmación  administrado  con  el  óleo 

de  los  catecúmenos 60 

Acerca  de  la  admisión  de  educandas,  hijas  de  herejes,  en. 
los  Institutos  femeninos  católicos 61 

Los  Obispos  pueden  dispensar  in  articulo  mortis  del  impe- 
dimento de  clandestinidad 62 

Extensión  del  Decreto  de  3  de  Mayo  de  1899,  á  los  Superio- 
res generales  de  las  Ordenes  religiosas 63 

Acerca  de  si  puede  y  debe  hacerse  la  operación  cesárea  en 
el  cadáver  de  una  mujer  embarazada 143 

El  dispensado  de  la  abstinencia  por  razón  de  enfermedad 
puede  promiscuar 4 145 

Sagrada  Congregación  de  Ritos 146 

Qué  reliquias  deben  ser  consideradas  como  insignes 148 

Conclusión  del  himno  Veni  Creator 148 

Modo  de  celebrar  el  solemne  Triduo  con  motivo  de  alguna 
nueva  beatificación 148 

Los  Superiores  de  las  Congregaciones  de  votos  simples  no 
pueden  oir  las  confesiones  de  sus  subditos 149 

Después  de  celebrado  el  matrimonio  eclesiástico,  pueden  los 
cónyuges  renovar  ante  el  magistrado  civil  el  consenti- 
miento, para  los  efectos  legales 208 

Más  sobre  el  Jubileo 210 

Urbis  et  Orbis.— Decreto  acerca  de  las  reglas  ó  normas 
para  distinguir  las  indulgencias  verdaderas  de  las  apó- 
crifas         212 

Sobre  las  indulgencias  del  salmo  Exaudiat 219 


ÍNDICK  631 


La  materia  del  presbiterado 97 

Sobre  celebración  de  Misas  en  altares  consagrados  sin  reli- 
quias de  Santos 301 

Acerca  del  matrimonio  que  un  infiel  convertido  á  la  fe,  con- 
trajo con  una  católica,  sin  la  previa  interpelación  déla 

primera  mujer 303 

Resolución  de  varias  cuestiones  litúrgicas 373 

En  compendio 376 

Sagrada  Congregación  del  Concilio 377 

Sobre  la  independencia  de  las  Cofradías,  y  el  derecho  de 

apelar 453 

En  compendio 535 

Importante  Decreto  sobre  la  facultad  de  confesar  á  los  fieles 

durante  los  viajes  por  mar 609 

En  compendio 611 

Crónica  general. 

Mayo.— 7.a  quincena. -EXTRANJERO.  =  Roma.—  Nuevos 
prelados.— Congreso  internacional  de  Arqueología  cristia- 
na. = Portugal.—  Autorización  á  las  tropas  de  Inglaterra 
para  atravesar  el  territorio  de  Baira. =Francia.— El  asun- 
to Philipp  y  la  cuestión  de  Argelia. — Desgracias  en  la  Ex- 
posición. = Alemania.—  Más  noticias  de  las  fiestas  celebra- 
das con  motivo  de  la  mayor  edad  del  príncipe  heredero.— 
Aumento  de  la  flota  de  guerra.  —  Inglaterra.— Guerra  del 
Transvaal. — Los  comisionados  boers. — Explosión  de  la 
fábrica  de  material  de  guerra  de  Begby.=  Din amar ca.— 
Nuevo  ministerio. =v4s/'a:  Filipinas.— Mac-Arthur,  gober- 
nador general  del  archipiélago.— Continúa  la  liberación 
de  prisioneros  españoles 64 

ESPAÑA. -La  fiesta  obrera  del  l.u  de  Mayo.— Manifiesto 
del  Directorio  de  la  Unión  Nacional,  y  medidas  adoptadas 
por  el  Gobierno. --Botadura  del  Extremadura  en  el  asti- 
llero de  Cádiz.— Importantes  declaraciones  del  nuevo  mi- 
nistro de  Gracia  y  Justicia,  señor  marqués  de  Vadillo 73 

2?  quincena. =  EXTRANJERO. =Koma.—  20.000  peregri- 
nos.—Peregrinación  de  negros  africanos.— ídem  portu- 
guesa y  americana.  —Italia.  —  Proyecto  de  ley  sobre  los 
matriinonios  ilegales.— Negociaciones  sobre  rectificación 
de  la  frontera  de  Abisinia.— Opinión  de  Vil  alie  sobre  el 
equilibrio  europeo. = Alemania: — Coronación  úel  Kron- 
printz  -  Reclamación  al  Gobierno  de  Lisboa. —Fr a ncia.— 
Triunfo  de  los  nacionalistas  en  las  elecciones  municipales. 
= Austria  Hungría.— Declaraciones  del  emperador  Fran- 
cisco José.— Situación  económica  del  país.  =Fstados  Uni- 
dos.—Proposición  en  que  se  pide  la  independencia  de 
Cuba.— Informe  de  Canty  sobre  la  situación  de  Filipinas.— 
Inglaterra— Discurso  de  Salisbury.— Guerra  del  Trans- 
vaal        150 

ESPAÑA.— Alborotos  en  Játiva.— Escenas  ocurridas  en 
Barcelona  durante  la.  permanencia  del  Sr.  Dato.— Real 
orden  dirigida  á  los  presidentes  de  las  Cámaras  de  Co- 
mercio.—Otra  dando  de  baja  veintiún  buques  de  guerra. 


638  íNDiriá 

—Traslación  de  los  restos  de  Donoso  Cortés,  Meléndez 

Valdés,  Moratín  y  Goya 156 

Junio— />  quincena.=EXTRAT$]ERO.=Roma.— Resumen 
total  de  los  peregrinos  que  hasta  la  fecha  han  acudido  á 
la  Ciudad  Eterna.— Solemne  canonización  de  los  beatos 
Juan  Bautista  de  la  Salle  y  Rita  de  Casia.— Futura  mani- 
festación patriótica  de  los  liberales  italianos  para  celebrar 
el  XXX  aniversario  de  la  brecha  de  la  Puerta  Pía.  = 
_//«//«.— Aniversario  MMDCLIII  de  la  fundación  de  Roma. 
—Convenio  entre  Italia  y  el  Japón.—  Próximas  elecciones. 
—Francia.— La.  cuestión  de  Marruecos. —Dimisión  del  ge- 
neral Gallifet,  ministro  de  la  Guerra.  —Alemania. — Varios 
decretos  del  Parlamento  alemán.— Contrato  entre  el  Go- 
bierno y  una  Compañía  angloamericana  para  explotar 
los  territorios  alemanes  del  Sudoeste  de  África.— Esta- 
dos Unidos.— Recepción  de  los  comisionados  boers.— No- 
ticias de  la  guerra  de  Filipinas.  —Inglaterra.— Guerra  del 
Transvaal.— Toma  de  Mafeking.— Combate  en  las  inme- 
diaciones de  Johannesburg.— Otro  discurso  de  Salisbury. 
—Entrada  de  los  ingleses  en  Pretoria.  —Portugal.—  Pro- 
greso del  protestantismo 220 

ESPAÑA.— Decreto  relativo  á  la  asistencia  á  clase. — Nega- 
tiva dada  á  los  comisionados  de  la  Unión  Nacional  que  so- 
licitaban una  audiencia  á  S.  M.— El  empréstito 233 

2.íl  quincena.  =  EXTRAN]ERO=  Poma.—  Sobre  la  salud 
del  Papa. —Italia.—  Inauguración  de  la  nueva  legislatura. 
—Portugal.—  Debate  sobre  el  proyecto  de  reformas  cons- 
titucionales. =Francia.—  Más  sóbrela  cuestión  Dreyfus. 
— Graves  desórdenes  en  Chalons-sur-Saone. — Resultado 
de  la  elección  de  la  Comisión  encargada  de  informar  á  la 
Cámara  de  Diputados  sobre  el  proyecto  de  amnistía.  =  Ale- 
mania.—Aprobación  del  primer  artículo  del  proyecto  de 
ley  referente  al  aumento  de  la  flota  de  guerra.— Comenta- 
rios de  la  prensa  de  Berlín  sobre  algunas  declaraciones  del 
príncipe  Luis  de  Baviera.— Relaciones  con  el  Vaticano .= 
Inglaterra.— Pormenores  de  la  toma  de  Pretoria. =Asia: 
China.  -  Sublevación  de  los  boxers  contra  los  europeos. . .  306 
ESPAÑA.— Difícil  situación  del  Gobierno.— Opinión  del  du- 
que de  Tetuán  acerca  del  empréstito.— Real  orden  sobre 
el  servicio  de  ferrocarriles.— Determinaciones  del  Direc- 
torio de  la  Unión  Nacional.— Fundación  de  escuelas  espe- 
ciales de  artes  é  industrias 306 

Julio  — /.a  quincena.=EXTRANJERO.=Poma.—  Audien- 
cia del  Arzobispo  de  Bucharest. — Causa  de  beatificación 
de  la  Venerable  Madre  Magdalena  Sofía  Barat  —Italia.-^ 
Discurso -programa  del  nuevo  Gabinete.  =  Portugal. — 
Nuevo  Ministerio.— Un  caso  de  peste  bubónica. = Francia. 
—Proyectos  del  general  André  contra  los  antidreyfusis- 
tas. — Aumento  de  la  armada  =Inglaterra. — Guerra  del 
Transvaal.— Varios  encuentros. = Austria.  —  Casamiento 
del  archiduque  heredero  Francisco  Fernando  con  la  con- 
desa Sofía  de  Chotek.=  Rusia.— Muerte  repentina  del  Mi- 
nistro de  Negocios  Extranjeros,  conde  de  Mouravief.= 
Estados  Unidos  .—Incendio  en  los  muelles  del  Lloyd  ale- 


ÍNDICE  639 

mán.=Asm:  China.— Asesinato  del  barón  de  Ketteler,  re- 
presentante de  Alemania  en  Pekín.  =  Filipinas.—  Varias 
noticias  de  la  guerra 383 

ESPAx\A— Audiencia^sde  los  representantes  de  la  Unión  Na- 
cional y  mensaje  que  entregaron  á  la  Reina.— Suspensión 
de  las  garantías  constitucionales  en  Madrid  y  su  provin- 
cia.— Proyecto  de  un  nuevo  partido  político. — Tratado  de 
límites  entre  las  posesiones  españolas  y  francesas  del  gol- 
fo de  Guinea  y  del  Sahara  occidental.— Fundaciones. — 
Los  artistas  españoles  en  la  Exposición  de  París 392 

i?.a  quincena. =EX.TRANJERO.=Roma.~  Las  parroquias 
de  Roma  practican  los  ejercicios  del  Jubileo. — Estatua  del 
Divino  Redentor.— Próxima  celebración  en  Roma  de  un 
Congreso  escolar  católico. — Procesión  en  la  Ciudad  Eter- 
na.—Bendición  délos  palios.  =Italia.— Situación  del  Par- 
lamento.—Intervención  en  los  asuntos  de  China.— Vaca- 
ciones de  la  Cámara  de  Diputados.  =  Francia.— Borras- 
cosa sesión  del  Congreso  con  motivo  de  la  cuestión  De- 
lanne-Jamont  —Los  delegados  boers. = Estados  Unidos. 
—Mr.  Bryant  candidato  á  la  presidencia  de  la  República. 
—Llamamiento  de  tropas  regulares  para  marchar  á  Chi- 
na. —  China. — Horrible  matanza  de  europeos  en  Pekín.— 
Combate  entre  chinos  y  las  tropas  aliadas.— Actitud  de 
las  potencias. — El  ejército  japonés.—  Inglaterra.— Gue- 
rra del  Transvaal. — Nuevos  triunfos  de  los  boers.— De- 
rrota de  los  ingleses  en  el  desfiladero  de  Nitrals 462 

ESPAÑA.— Dimisión  del  Sr.  Villaverde,  y  el  Sr.  Allendesa- 
lazar  es  nombrado  Ministro  de  Hacienda. — Decreto  rela- 
tivo á  los  libros  de  texto.— Reglamento  orgánico  para  el 
régimen  de  las  escuelas.— Carta  del  Sr.  Paraíso  dimitien- 
do la  presidencia  del  Directorio 473 

Agosto.— 1.a  quinc£na.=EX.TANjERO.=Foma. —  Peregri- 
naciones de  Agram  y  del  Brasil.— León  XIII  y  los  sucesos 
de  China- — La  nueva  Nunciatura  en  Berlín. — Causa  de 
beatificación  de  la  venerable  Juana  de  Lestonnac  =  Ita- 
lia.—Asesinato  del  rey  Humberto.  =  Francia.  —  Revista 
naval  en  Cherburgo. — Varios  decretos  del  Ministerio  de  la 
Guerra.— El  Shah  de  Persia  en  París. — El  escultor  Agus- 
tín Querol  en  la  Exposición  de  París. = Reino  Unido  déla 
Gran  Bretaña. — Guerra  del  Transvaal. — El  Libro  azul 
sobre  los  asuntos  de  China. = Alemania. — Indignación  pro- 
ducida por  el  asesinato  del  barón  de  Ketteler.— Respues- 
ta del  conde  Bulow  á  la  nota  del  emperador  de  China.— 
Astucias  del  Gobierno  chino .  —Triunfos  industriales  y  ar- 
tísticos de  los  alemanes  en  la  Exposición  de  París .  =Ru- 
sia.—  Comentarios  sobre  la  muerte  del  conde  de  Moura- 
vief.= Servia.— Historia  del  matrimonio  del  rey  Alejan- 
dro con  una  dama  de  la  servidumbre  de  la  Reina  Natalia. 
=Asia;  China. —Se  desmiente  la  noticia  del  asesinato  de 
Tos  embajadores  europeos  residentes  en  Pekín. — Contesta- 
ción de  Mac-Kinley  al  emperador  de  China  —Actitud  de 
algunas  potencias  respecto  de  los  sucesos  del  Celeste  Im- 
perio.   --. 541 

ESPAÑA.— Declaraciones  del  Sr.  Sagasta. — La  Unión  con- 


640  índice 


serradora.—  Discursos  del  Sr.  Romero  Robledo.— Regla- 
mento (Je  exámenes  y  grados  en  las  Universidades,  Insti- 
tutos y  Escuelas  Normales 554 

2*  quincena.  =  EXTRANJERO.  =Roma—  Peregrinaciones 
á  Roma  —  Conversión  de  nestorianos.— Oraciones  por  los 
acontecimientos  de  China. =Italia.—  Conducción  del  cadá- 
ver del  Rey  Humberto  al  Panteón. — Presta  juramento  el 
rey  Víctor  Manuel. — Policía  internacional  contra  los  anar- 
quistas.—Choque  de  un  tren.  -=  Francia.  —  Discurso  de 
Loubct  en  Marsella. — Catástrofe  del  torpedero  Frame. 
—Juicio  déla  prensa  acerca  del  general  Waldersee.=/w- 
gíaterra.— Gastos  y  descalabros  "en  la  guerra  del  Trans- 
vaal.^C///;/<7.~La  columna  internacional  á  las  puertas 
de  Pekín.— Batalla  de  Pei-Tang.= Estados  Unidos  —No 
se  domina  la  insurrección  en  Filipinas.— Programa  de  los 
indios  conspicuos  para  la  pacificación.— Respuesta  de  los 
Estados  Unidos  al  Gobierno  de  China.— Buques  de  guerra 

en  construcción 616 

ESPAÑA  —Declaraciones  del  Sr.  Sagasta.— Lo  que  piensa 
el  Sr.  Silvela  —Examen  de  ingreso  para  los  estudios  de 

facultad.— Viaje  marítimo  de  los  Reyes 628 

79 
239 
319 

Observaciones  meteorológicas (      399 

479 
559 
632 


m 


WM 


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v.  52 


La  Ciudad  de  Dios 


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