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Gabriel Carrasco
Artículos publicados en «La Nación»
. d» Buenos Aires
TR
O
áitis I iispiés i% li
RECTIFICACIÓN DE OPINIONES
GENERALMENTE ACEPTADAS
El último censo— Población pro-
bable en diversas épocas—Cre-
cimiento en trece años — Otros
datos interesantes.
ASUNCIÓN DEL PARAGUAY
1903.
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HBSS73
C:l7
Gabriel Parrasco
(Serie de artículos publicados en <La Nación» de Buenos Aires)
^
LA POBLACIOÍí'D'Et PARAGUAY
ANTES Y DESPUÉS DE LA GUERRA
ESTUDIO SOBRE EL ULTIMO CENSO
El Ministerio del Interior de la República del Para-
guay ha publicado en 1902 la Memoria de la Oficina de
Estadística, con el censo general de aquella república,
levantado durante el año 1899 y completado, respecto
á su capital, en 1900.
El trabajo en cuestión forma un volumen en 4.^
mayor, de 456 páginas, de las cuales 22 contienen el
análisis del censo levantado, y el resto, los cuadros
por departamentos.
Ese libro, aplastado por la fúnebre losa que en
nuestra América representa una Memoria ministerial,
tiene necesariamente que pasar casi inadvertido para
la mayor parte de los escritores, porque no estamos
acostumbrados á encontrar en las Memorias oficiales
otra cosa que un conjunto, más ó menos, indigesto,
sin utilida<i permanente.
A nadie se le ocurrirá buscar el censo de una na-
ción en un libro que se titula Memoria de un Minis-
terio, así como, aunque haya en venta muy buenos
libi'os en una ferretería, no hay bibliófilo que piense
en entrar en ella para buscarlos.
La obra no contiene antecedentes sobre la forma eñ
que se ha llevado á cabo la operación censal, cosa
que es muy necesaria para dar á sus cifras su ver-
dadero significado é importancia; pero la disposición
de sus cuadros y el contexto de sus observaciones de-
muestran que se ha tomado por modelo el censo ar-
483
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-. 4 —
gen tino, lo cual merece nuestras felicitaciones, entre
otros motivos, por el de que sus resultados son así
comparables con nuestro censo, ventaja de la mayor
importancia en esta clase do estudios.
Ella empieza con un cuadro que contiene el resu-
men de todos los datos que han podido obtenerse,
relativos á la población de aquel país.
Él resumen de ese cuadro es el siguiente:
POBLACIÓN PROBABLE, EN DIVERSAS ÉPOCAS
Año Autoridad Habitante» po^^S'^JÍTual
1536 Ayolas fundación —
1775 Azara 96.000 —
1828 Bally 250.000 -
1852 Dugraty 300.000 —
1857 Dugraty 800.000 33
1861 Martínez 1.300.000 16
1872 Schüttere 231.000 diminución
1886 Jacquet 263.751 1
1887 Jacquet 329.645 25
1899 Estadística 635.571 8
(La cifra de 1.300.000 habitantes, que en el presente
cuadro se supone dada por Martínez (que es don Be-
nigno T. Martínez, actual profesor jubilado del colegio
nacional del Uruguay en la República Argentina), no
es cálculo de dicho señor, sino que ha sido tomada por
él de la obra de Dugraty, traducida por Calvo, y pu-
blicada en 1862, en cuya página 132 se dice que el
censo de 1857 dio 1.337.439 habitantes, de lo cual re-
sulta, según el cuadro anterior, que Dugraty había
aceptado como población del Paraguay en 1857, 800.000
habitantes una vez y 1.337,000 otra, de manera que
uno de esos dos cálculos tiene que ser erróneo).
RECTIFICACIÓN DE LAS OPINIONES GENERALMENTE
ACEPTADAS
Basta el solo examen reflexivo de ese cuadro, para
demostrar que el conocimiento numérico de la pobla-
ción del Paraguay es una incógnita, porque esas cifras
sólo sirven para llevar al criterio del analista la con-
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- 5 -
vicción profunda de que son tan erróneas que sú com-
pulsa es su refutación.
Expliquémonos.
En 1775 Azara calcula la población del Paraguay
en 96.000 habitantes.
Ese autor, uno de los hombres más estudiosos que
han existido entre nosotros, da razón de sus afirma-
ciones en obras conocidas, de manera que la cifra ex-
presada es perfectamente aceptable.
Ese es el único rayo de luz que ha llegado hasta
nosotros desde fines del siglo XVIII.
En 1828, es decir, medio siglo después, Bally calcula
aquella población en 250.000 habitantes.
Basta recordar que desde 1812 el Paraguay se en-
contraba totalmente cerrado al comercio del mundo,
para comprender que Bally no pudo tener base cien-
tífica alguna para tal afirmación.
En 1852, Dugraty acepta la cifra de 300.000 y aun-
que ya entonces se podía, si bien con muchas restric-
ciones, entrar ó salir en el Paraguay, no existían
elementos científicos para determinar la población sino
por cálculo empírico.
Cinco años después, el mismo Dugraty, publica un
libro de propaganda en favor del Paraguay, y calcula
su población en 800.000 habitantes.
Ese cálculo, comparado con el anterior, prueba que
uno de los dos llega al absurdo.
Si en 1852 el Paraguay tenía 300.000 habitantes, es
de todo* punto imposible que, cinco años después, hu-
biera casi triplicado su población, cuando sabemos que
allí no hubo más crecimiento que el vegetativo, por-
que no existía inmigración.
El aumento de cien mil habitantes por año es enor-
memente exagerado.
El equivaldría al treinta y tres por ciento anual,
que es once veces mayor que el más fuerte crecimien-
to vegetativo que se puede suponer, el cual no alcanza
en ninguna nación del mundo ni siquiera al tres por
ciento.
Si ese crecimiento de trescientos mil á ochocientos
mil es falso, con mucha más razón lo es también el
de un millón trescientos mil que aparece calculado
por Benigno T. Martínez para 1861, y que ya sabe-
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- 6 -
mos no es de ese autor, sino de Dugraty, y no cor-
responde á dicho año, sino al que se titula «el censo
hecho en 1857».
Si fueran necesarias mayores demostraciones que las
ya dadas respecto á la falsedad de esas cifras, bastará
hacer notar que el departamento de la capital (uno de
los veinticinco de aquella república) está calculado en
398.628 habitantes, es decir, mucho más que toda la
república cinco años antes, y el de Misiones en 180.304,
cuando hoy, medio siglo después, es seguro que no
tiene la quinta parte.
Esas cifras son, pues, falsas.
En 1865 vino la guerra; y los ejércitos presentados
por López nos dan la primera base que merezca alguna
confianza sobre la población probable del Paraguay
en aquella época.
Thompson, en su libro La guerra del Paraguay,
página 23, dice que al empezar la guerra los ejércitos
de López estaban compuestos de hombres de 16 hasta
50 años, y les asigna las siguientes cifras:
Campamento en Cerro León 30.000
» » Encarnación 17.000
» Humaitá 10.000
» » Asunción 4.000
» » Concepción 3.000
Muertos en los campamentos antes de los
comienzos de la guerra 6.000
Total 70.000
En la página 66 de la misma obra, Thompson eleva
un poco la cifra, diciendo que las fuerzas del Paraguaj^
consistían en un ejército de cerca de ochenta rail
hombres.
Como se ve, estos cálculos, que han sido generalmente
aceptados por todos los historiadores, hacen oscilar el
ejército entre las cifras de setenta á ochenta mil
hombres.
Aceptando el más favorable de todos los casos para
calcular por alto la población del Paraguay, podemos
fijar la cifra de ochenta mil.
Ahora bien; suponiendo que la composición de la
población del Paraguay fuera análoga á la de nuestra
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_ 7 —
provincia de San Juan, en que hay pocos extranjeros,
resulta que de cada mil habitantes hay quinientos diez
y seis que se encuentran comprendidos entre la edad
de 16 y 50 años, de los cuales aproximadamente son
varones algo menos que la mitad, digamos doscientos
cincuenta, casi como en el Paraguay.
De esto resulta, que si en el primer ejército organi-
zado por López hubieran estado, sin excepción, todos
los hombres del Paraguay, de diez y seis á cincuenta
años, la población de aquel país sería cuatro veces
mayor, es decir, de trescientos veinte mil habitantes,
resultando así que cada cuatro habitantes producían
un soldado.
Esto, evidentemente, no es exacto, puesto que hubo
muchas levas posteriores y el total de los paraguayos
que pelearon en la guerra fué mayor; pero, aun su-
poniendo una población doble que la indicada, no se
llegaría más que á un total de seiscientos cuarenta mil,
lo cual daría para el primer ejército, un soldado por
cada ocho habitantes.
Esta proporción nos parece más cercana á la verdad,
puesto que es, aproximadamente, la misma que nos ha
dado el enrolamiento argentino de 1903, en que cada
diez habitantes dan un soldado, y eso que el veinte
por ciento de nuestra población es extranjera; de mo-
do que, en resumen, nuestra guardia nacional es igual
á la cifra calculada para el Paraguay, ó sea de un
soldado por cada siete i1 ocho habitantes, nativos del
país.
Es de notar que todos estos cálculos pecan por
conceder una cifra de población mayor que la verda-
dera, puesto que el primor cálculo de Thompson es
sólo de setenta mil hombres, que, á razón de un sol-
dado por cada ocho habitantes, sólo daría quinientos
sesenta mil.
Debe recordarse que cuanto más se aumente el cál-
culo, haciendo entrar en el primer ejército mayor nú-
mero de soldados, respecto á 1h población total, por in-
cluir niños y viejos, menor resulta la población total.
A nuestro juicio, el mejor cálculo para conocer la
cifra de la población del Paraguay al empezar la
guerra, consiste en aceptar como término medio la
existencia de un ejército de «etenta y cinco mil hombres.
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- 8 ~
formado por un soldado de cada siete habitantes del
país; lo cual da una población total de quinientos
veinticinco mil (525.000) habitantes, ó sea, en cifras
redondas, medio millón. Esto es mucho menos de la
mitad del exagerado cálculo del, llamado, censo de 1857.
Esta cifra concuerda perfectamente con la guardia
nacional de la República Argentina, que en 1895, sobre
un total de 2.950.000 habitantes, nativos del país, tenía
439.000 enrolados, ó sea el 15 por ciento, que equivale
aproximadamente á un enrolado por cada siete habi-
tantes.
De todo esto se desprende que la cifra de un millón
trescientos mil dada por Dugraty para 1857, y aceptada
por Martínez para 1861, es más del doble que la ver-
dadera.
La única que se encuentra dentro de los límites de
lo racional, es la de Dugraty para 1852, es decir, tres-
cientos mil habitantes.
Pasada la guerra y llegado el año 1872, aparece en
el cuadro una cifra de doscientos treinta y un mil, bajo
la autoridad de Schüttere, que, á ser cierta, importaría
una diminución de un millón sesenta y nueve mil ha-
bitantes—sobre el cálculo de 1.300.000— quedando la po-
blación reducida á lo que habría sido nueve años
antes.
Desmostrado ya que ese cálculo es falso, resulta
también enormemente adulterada la pérdida originada
por la guerra.
Aun conocido lo desastrosa que ella fué para el
Paraguay, no cabe seriamente la aceptación de una
mortalidad tan espantosa, que en una nación entera
de cada seis habitantes matara cinco.
Los cálculos que dejamos consignados demuestran
que antes de empezar la guerra, la población del
Paraguay no ha podido ser mayor de 525.000 habitantes,
y aunque la diminución es horrenda, pues equivale á
matar más de la mitad de la población, quedaría re-
ducida á la pérdida de 294.000 y no á un millón se-
senta y nueve mil como tan erróneamente se afirma.
Viene después un censo de 1886, que en el libro de
que tratamos aparece con 263.751 y en el Anuario
Estadístico del Paraguay, página 45, con 239.774, ó
sea 24.000 menos.
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— 9 —
Ese censo, segiin resulta del Anuario indicado, ha
sid^ hecho con alguna regularidad y constituye una
base aceptable á falta de otra mejor.
Pero al año siguiente se nos presenta una cifra de
población de 329.645, ó sea un aumento de 25 ^ en un
solo año, que no es admisible si se considera que no
hubo una inmigración tan extraordinaria que pueda
justificar el aumento.
Por último, llegamos al censo de 1899, que nos pre-
para otra sorpresa, cual es la de que la población ha
ascendido á 635.571, ó sea casi el doble en solo doce años.
Ese crecimiento vegetativo equivale al 8 por ciento
al año, siendo así que el más rápido aumento vegeta-
tivo que se conoce en el mundo, nunca alcanzó al 3 ^,
y en ese censo se comprueba que no hubo ningún
aumento extraordinario de inmigrantes, puesto que el
total de extranjeros era apenas de 14.000.
Verdad es que esa cifra no es la de la población
realmente censada, sino esa y otra agregada empírica-
mente, según se demuestra por g1 siguiente detalle;
Población censada nominalmente en 1899
en la campaña 439.000
Población del departamento de la capital
nominalmente censada el 12 de Octu-
bre de 1900 51.719
Indios no civilizados (cálculo) 100.000
Población de la región occidental que
comprende Fuerte Olimpo, Bahía Negra,
muchos obrajes y gran número de in-
dios (cálculo) .:. 19.852
Población de la región oriental, yerbales,
etc. (cálculo) 25.000
Total 635.571
Como se vé, la población realmente censada no es
más que de 490.719, siendo el resto simplemente cal-
culado.
CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN EN 13 AÑOS
En la obra del Censo del Paraguay de 1900 aparece
un cuadro en la página 21, del cual resulta que en
1886, según Jacquet, el Paraguay tenía 263.751 habi-
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~ 10 -
tantes; al año siguiente el mismo autor le asigna
329.645, y para 1899 se estampa la cifra de 689^71.
Hemos dicho ya que todas ellas son inaceptables por
falta de base científica m\ que apoyarse.
El Antiario Estadístico publicado en 1886, que con-
tiene el censo hecho en aquel año, demuestra la exis-
tencia de 239.774 habitantes que fueron nominalmente
censados, y cuyos detalles forman dicha obra.
A esa suma se le agregó, empíricamente, un 10 %y
por. supuestas omisiones, ó sean 22.977, que sumados
á los censados, forman uñ total de 263.751 que apare-
cen en la obra del censo de 1899.
Con estos antecedentes se comprende que la única
cifra aceptable es la de 239.774.
La presentada como población de 1887, que eleva el
total á 329.645, no tiene base alguna.
De todo esto resulta que las únicas cifras comparables
son las siguientes:
Población nominalmente censada en 1899 490.719
Población nominalmente censada en 1886 239.774
Crecimiento en trece años 260.945
Ese total equivale al 104 % en los trece años, ó lo
que es igual, al 8 ^ anual
Considerando que en todo el Paraguay no existen
más que 18.286 extranjeros, y que el máximum posible
del crecimiento vegetativo de la población de un país
no alcanza al S % anual, nos encontramos habilitados,
por las leyes de la demografía, para afirmar que no es
posible allí ese rápido crecimiento, y que, por conse-
cuencia, hay error manifiesto en las cifras sobre las
cuales actuamos.
Ese error consiste seguramente en deficiencias del
censo de 1886, en cuya época la población debió ser
bastante mayor que la nominalmente censada.
Esta opinión no es nuestra, sino de la misma esta-
dística del Paraguay, que afirma hubo muchas omisio-
nes en aquel entonces.
De todo lo dicho se deduce que no es prudente hacer
cálculos sobre el crecimiento de la población del Pa-
raguay, basados en los censos anteriores, porque ellos
no comprenden la verdadera población total.
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— 11 —
Hemos querido dejar bien especificados estos ante-
cedentes, para justificar la abstracción que haremos
en el resto de este trabajo, de las comparaciones entre
las cifras absolutas de ambos censos, aunque podemos,
sí, hacerlas de las cifras relativas, porque la A^ari ación
de éstas, puede considerarse como insignificante.
Pasemos ahora á dar una idea de lo que es el Cen
so del Paraguay cuyo volumen examinamos.
Ante todo conviene recordar que la operación cen-
sal se ha hecho en dos épocas.
Para la campaña en el 1899, sin que en la obra
conste en qué época de dicho año, siendo de suponer
que so emplearon varios meses, razón por la cual los
resultados no han podido presentarse como simul-
táneos.
En el departamento de la capital, ^1 censo se levantó
el 12 de Octubre de 1900 por la Intendencia munici-
pal, mientras que el de la campaña fué dirigido por
la oficina de estadística; y como ambos no se hicieron
con unidad de plan, resultan algunas incongruencias
que disminuyen el valor demográfico de la obra.
En la presente relación aunamos las cifras de la
capital y campaña, puesto que, no obstante la diferen-
cia de un año en la toma de datos, no es posible ha-
cer otra cosa, so pena de que resulte trunca.
La población total del Paraguay, nominalmente cen-
sada, fué:
Departamento de la capital 51.719
Ochenta y cinco departamentos de campaña,
en que se halla dividido el país actualmente 433.099
Por error de suma ó de imprenta en el cua-
dro de las páginas 25 y 26 5.901
Población total, nominalmente censada, en el
Paraguay 490.719
Esta es la población de aquella república que su
censo indica y respecto á la cual se han efectuado
todas las investigaciones censales.
Es también sobre esas cifras que hacemos el pre-
sente estudio, prescindiendo por completo de los 100.000
indios, los 19.852 habitantes supuestos de la región
occidental y los 25.000 calculados de la región orien-
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— 12 —
tal, cifras que, si bien pueden tenerse en cuenta para
apreciaciones de carácter general, no corresponden
cuando se trata de una operación censal que se lleva
á cabo precisamente para evitar las apreciaciones em-
píricas.
LA POBLACIÓN POR SEXOS
El importante problema respecto á la composición
por sexos de la población del Paraguay, ha quedado
resuelto por el conocimiento de las siguientes cifras:
Paraguayos naturales:
Por mil
Varones en la campaña 198.327
Id. en la capital 20196
Total de varones 218.523 462
Mujeres en la campaña 227.131
Id. en la capital 26.879
Total de mujeres 254.010 538
1.000
Extranjeros:
Varones en la campaña 8.664
Id. en la capital .. 2.978
Total de varones .. .. 11.642 636
Mujeres en la campaña 4.978
Id. en la capital 1.666
Total de mujeres 6.644 364
1.000
Población total:
Varones en la campaña 206.891
Id. en la capital 23.174
Total de varones .. 230.065 470
Mujeres en la campaña 232.109
Id. en la capital 28545
Total de mujeres 260.654 530
1.000
Total general 490.719
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— 13 —
De esto resulta que en la población nativa del Pa-
raguay, por cada mil habitantes hay solamente 462
varones y que las mujeres son 538.
Esta proporción mantiénese todavía como la más
débil del mundo en cuanto que ninguna nación pre-
senta tan escaso número de varones. (En Noruega
482, en Escocia 483, en Suecia 484 y en Inglaterra 485
varones por mil habitantes).
Ofrece, sin embargo, una mejora notable sobre las
cifras del censo de 1886, según el cual había entonces
cien mil varones y ciento cuarenta mil mujeres, ó sea
418 por cada mil habitantes.
La mejora en trece años equivale á 44 por mil, lo
cual permite esperar que dentro de un plazo relativa-
mente corto, se restablezca cierto equilibrio que haga
al Paraguay comparable con varias naciones europeas,
que, como término medio, tienen cuarenta y ocho ó
cuarenta y nueve varones por cada cien habitantes.
En la proporción actual del Paraguay, los 462 va-
rones por mil habitantes equivalen á 866 hombres por
cada mil mujeres.
En cuanto á la población extranjera por sexos, aconte-
ce en el Paraguay lo mismo que en la Argentina, que
el número de varones es doble que el délas mujeres.
Sumando las cifras de varones y mujeres, con abs-
tracción de nacionalidad, resulta que los primeros son
230.165 y las segundas 260.654, ó sea 470 varones y
530 mujeres por cada mil habitantes.
POBLACIÓN POR NACIONALIDADES
Considerando la población nominalmente censada
según sus nacionalidades, resulta que había 472.433
nativos del país y 18.286 extranjeros, de manera que
estos formaban el 37 por mil de la población total.
Las nacionalidades estaban representadas por las
siguientes cifras:
Nacionalidad Habitantes Por cien
Argentinos 9.306 51
Italianos 2.220 12
Brasileños 1.334 7
Alemanes 902 5
Españoles 756 4
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— 14 —
635
3
561
3
401
2
173
1
159
1
122
1
88]
75
40
2
36J
1.478
8
18.286
100
Franceses
Uruguayos
Ingleses
Suizos
Austríacos
Portugueses ..
Belgas
Chilenos
Holandeses
Norteamericanos .. ..
Otras nacionalidades
Tratándose de un territorio poco poblado y relati-
vamente grande, la población extranjera es todavía
muy pequeña. Sin compararla con la que existe en la
Argentina, donde alcanza al 254 por mil, vemos que
es inferior á la de muchas naciones americanas, y
hasta á una europea, la Suiza, que tenía el 74; en
cambio, es superior á Dinamarca, que tenía el 33; á
Francia, con 29; á Chile, con 25, y al Brasil, que te-
nía 24.
De todas maneras, el escaso número de extranjeros
demuestra la necesidad de promover la inmigración
por todos los medios de que puede disponer un go-
bierno que anhela el bien del país.
LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA
El censo del Paraguay, lo mismo que el argentino,
ha tomado como base para apreciar la instrucción de
su población, el número de los habitantes desde seis
años de edad arriba.
Estos eran 366.055 en la campaña y 45.076 en la ca-
pital, formando un total de 411.131, de los cuales 156.960
sabían leer y escribir, y por consecuencia 254.171 lo
ignoraban.
La proporción de alfabetos es, pues, de 382 contra
818 por mil, que permanecían en la ignorancia.
Esta proporción, no obstante que deja todavía mucho
que desear, es bastante buena, porque hay muchas
naciones que se encuentran, ó que se encontraban hace
poco, en condiciones inferiores.
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— 16 ^
El siguiente cuadro indica el número de alfabetos
en la población total, de seis años arriba, en las na-
ciones y épocas que se indican: incluímos á los Estados
Unidos (población de 10 años arriba), como término de
comparación, para que se vea á qué cifra ha llegado
el país que se considera el más adelantado del mundo
á ese respecto.
Alio
País
Alfabetos por
mil hab'tdR
de 6 afioa arriba
1890
Estados Unidos
1895
1899
1881
Argentina
Paraguay ..
Italia .. ..
1887
1885
España..
Chile .. ..
1892
Costa Kica ..
1887
Honduras
1893
Guatemala ..
867
456
382
381
332
303
236
152
91
Es claro que todas estas naciones han progresado
desde la época de los censos indicados, y por consi-
guiente, algunas de ellas han sobrepujado al Paraguay
de hoy día; pero presentamos el cuadro como un an-
tecedente que demuestra que el Paraguay se encuentra
hoy como esas naciones en las épocas indicadas.
LA POBLACIÓN CONSIDERADA SEGÚN SÜS DEFECTOS
FÍSICOS
En la investigación que estudiamos se han tomado
las cifras correspondientes á las personas que adolecen
de algún defecto físico ó psíquico de carácter perma*
nente.
Como es muy interesante, para darse cuenta del es-
tado fisiológico de la población, conocer esos detalles,
presentamos á continuación xm cuadro que contiene el
número absoluto de esas personas, y su proporción
l>or cada cien mil habitantes de su población, tanto
nativa como extranjera, siendo de advertir que, no
habiéndose tomado ese dato en la capital, las cifras se
refieren á los 439.000 habitantes de la campaña.
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~ 16 —
Para que el lector pueda juzgar respecto de la im-
portancia de esas cifras, colocamos también la propor-
ción del mismo dato en la República Argentina.
La población según sus defectos físicos, números
absolutos y proporción por cada cien mil habitantes:
Por cien mil habitantes
Defectos
Absoluto Paraguay Argentina
Sordomudos..
174 39 142
Idiotas ....
. . . . . .
40 9 64
Alienados
102 23 67
Ciegos ..
192 44 89
íválidos ( por
guerra 90,
por accidentes 382).
472 108 124
Total 980 223 486
Como se ve por las cifras anteriores, las condiciones
de la población paraguaya son excelentes y muy su-
periores á las de la argentina, que, á sus vez, se en-
cuentra á ese respecto en un rango muy elevado entre
todas las naciones.
Sospechamos que la realidad debe ser algo menos
favorable en el conjunto de la población del Paraguay,
porque no están los datos de la ciudad capital, y es
sabido que es siempre en las ciudades donde se recon-
centra el mayor número de inválidos, alienados, etc.^
en los establecimientos públicos ó en las casas parti-
culares, donde hay mayores facilidades para su cura-
ción y permanencia.
Así, por ejemplo, si en un estudio de la población
argentina se prescindiera de la ciudad de Buenos Aires,,
el número proporcional de alienados descendería en
una gran proporción, correspondiente á los que se
encuentran en los establecimientos de curación que se
concentran en esta ciudad, y son casi la mitad de
todos los que existen en la república.
De todas maneras, las proporciones de la población
paraguaya son excelentes, como puede reconocerse por
el siguiente cuadro comparativo con algunas de las
principales naciones:
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Año
Países
- 17 -
Por cada cien mil habitantes, hity :
Sordomudos Idiotas Alienados Ciegos
1899
Paraguay
39
9
23
44
1895
Argentina
142
64
67
89
1888
Alemania
93
146
193
79
1856
Bélgica..
44
50
51
81
1877
España..
46
54
148
1880
E. Unidos ..
67
153
183
97
1891
Inglaterra y
Gales..
50
129
335
81
1881
Italia
54
69
96
76
1880
Suiza ..
245
109
71
El estudio comparativo de esas cifras es tan extraor-
dinariamente favorable para el Paraguay, que no deja
de autorizar cierta duda; pero, de todas maneras y
cualquiera que fuese la diferencia que se quiera signar,
no se puede dejar de reconocer que sus condiciones
son muy buenas.
COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN SEGÚN SUS EDADES
Uno de los hechos más importantes para valorar el
estado sociológico de un país, es el conocimiento de la
composición de su población por edades.
Se comprende, &n efecto, que, para el momento en
que se vive, la mejor composición ideal sería la que
tuviera una población compuesta únicamente de habi-
tantes de veinte á cuarenta años de edad, pues que
todos serían productores: en cambio esa población casi
desaparecería en veinte ó treinta años, porque los na-
cimientos no alcanzarían, ni con mucho, á compensar
las defunciones.
Una población con muchos ancianos y pocos niños
demuestra una sociedad cristalizada, cuya población
no puede prosperar en número; tal es el caso actual
de la Francia.
Por último, los países con gran número de niños, si
bien tienen que soportar en el presente el peso de un
gasto por el momento improductivo, aseguran su por-
venir formando lo que llamaríamos la caja de ahorros
humanos que les promete un gran progreso futuro.
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- 18 -
Esto es lo que acontece en los países jóvenes y
progresistas.
Conocida la importancia de estos datos, pasamos á
presentar la composición de la población paraguaya
a este respecto, en número absolutos y relativos, com-
prendiendo los 439.000 habitantes de la campaña, por
no estar bien determinados los de la capital. Para la
apreciación de la importancia relativa de esos núme-
ros, colocamos los análogos de la población argentina:
Por lOQO habitantes
Años de edad
Habitantes
Paraguay
166
Argentina
• á 5
72.945
179
6 á 14
109.500
250
222
15 á 17
43.907
100
60
18 á 85
122.955
281
312
36 á 45
45.516
104
114
46 á 50
18925
• 43
40
51 á 60
14.195
32
42
61 á 70
6.340
14
16
71 á 80
3.234
7
7
81 á 99
1.394 \
39 /
3
2
100 arriba
Sin datos
—
—
6
Total ,. 439.000 1000 1000
La composición de la población paraguaya es muy
semejante á la argentina, ¡notándose un lijero aumento
en la proporción de los habitantes de 17 arios abajo,
que en el Paraguay son 516 y en la República Ar- '
gentina 461, lo que comprueba el hecho vulgarmente
conocido de ser en aquel país muy grande la natali-
dad, empezando la fecundidad femenina con anticipa-
ción á la ley de los países menos cálidos, hecho fisio-
lógico que se «reproduce en la India, donde la mujer
es nubil, muchas veces, á los nueve ó diez años.
Es natural que ese excedente en la población meutor j
esté contrabalanceado por una diminución en la adul-
ta, pues que siendo los habitantes argentinos de 18 á
50 años el 466 por mil de la población total, sólo
alcanzan al 428 en el Paraguay.
Por consecuencia, suponiendo iguales las demás con-
diciones, el elemento productor? es un poco más débil
en el Paraguay que en la Argentina.
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19
En cuanto á la edad provecta, de 50 años arriba, la
proporción también es algo menor en el Paraguay,
que tiene 56 por mil, mientras que en la Argentina
sube á 67.
Como es interesante comparar estos datos con los
de algunas naciones, para formarnos más clara idea
de la posición relativa que estos países ocupan, pre-
sentamos el cuadro siguiente:
POBLACÍÓN POR SEXOS Y PERÍODOS DE VIDA
EN VARIOS PAÍSES
Año
Países
Infancia E<lad viril Senectud
O á 1& 15 á 60 61 arriba
1899
Paraguay ..
416
560
24
1885
Chile .. ..
403
560
37
1895
Argentina ..
401
568
31
1880
E. Unidos ..
381
562
57
1880
Alemania ..
354
565
81
1881
Italia ..
322
588
90
1888
Francia
267
609
124
Consideraciones muy importantes se desprenden
del estudio de este cuadro.
Hemos colocado en él cuatro naciones americanas
que se encuentran en condiciones análogas entre sí,
en cuanto á su grande extensión territorial comparada
con su población, riqueza física y estado que, respecto
al Viejo Mundo, pueden considerarse naciente.
Se ve que en esos países, y especialmente en los
tres de Sud América, la población infantil es muy
fuerte, mientras que la de edad provecta, por el con-
trario, es muy corta.
Esto significa que on dichos tres países sud-ameri-
canos la natalidad es grande y que su población hará
progresos notables en el porvenir, regenerada por las
poderosas capas vitales que forman, por decirlo así, la
levadura de las generaciones futuras.
En las naciones europeas la población infantil es
corta, la edad viril fuerte y la de la senectud también
es notable.
Las cifras de la Francia se destacan dé un modo
poco halagüeño, en cuanto á que, la generación nueva.
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- 20 -
de una pequenez excesiva, parece no bastar para man-
tener el equilibrio de la población futura.
Así, teniendo hoy la más numerosa población en edad
viril, goza de un cómodo presente; pero su porvenir
es precario, pudiendo preverse que no alcanzará á
mantener su población con algún crecimiento favorable,
porque las fuentes de la vida amenazan secarse.
Esto equivale sacrificar el progreso de lo futuro por
gozar de las riquezas del presente.
Eso es lo que hace el heredero deseoso de gozar su
fortuna, que toma como renta su capital y lo gasta sin
pensar en el día de mañana.
Las tres naciones de Sud América, se ve que tienen una
población compuesta casi por igual, porque si en vez
de tomar las proporciones por mil, las calculamos por
ciento, resulta que en las tres, la población de O á 5
años forma el 40 %, la de 15 á 60 el 56, y la de 60
arriba e\ S %, sin que la diferencia pase en ningún
caso del 1 % que lo tiene el Paraguay de más en la
edad infantil y de menos en la provecta.
Los Estados Unidos forman exactamente el término
medio entre las jóvenes naciones sudamericanas y las
poderosas de Europa.
LA CONSTITUCIÓN Y LOS CENSOS DE POBLACIÓN EN EL
PARAGUAY Y EN LA REPÚBLICA ORIENTAL
Como llamara fuertemente mi atención, que al prac-
ticarse el censo del Paraguay de 1899 se hiciera en
toda la república menos en su capital, donde se levantó
un año después, hecho análogo al producido en la
República Oriental del Uruguay que hizo un censo, en
1900, en sus diez y ocho departamentos de campaña,
sin que se practicara tampoco en Montevideo, procuré
investigar la causa de semejante anomalía y me he
encontrado con un caso tan curioso y notable que es
conveniente hacerlo conocer.
Esas dos naciones que se han distinguido, la una por
haber vivido cincuenta años bajo el dominio de tira-
nías sombrías, y la otra por haber pasado y estar pa-
sando hoy por un período que lleva ya setenta años
de anarquía y guerras civiles, tienen en su respectiva
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— 21 -
ley constitucional el mismo error contrario á la civili-
zación que les ha impedido hasta ahora efectuar censos
regulares.
En la República Oriental, el número de diputados
establecido por la Constitución, sancionada el año 1829,
(uno por cada tres mil habitantes) que era conveniente
con la pequeña población de la época, sería excesivo
para la actual; y de hacer un censo, su número pasaría
de 250, lo que es enorme para aquel país.
Para evitar ese inconveniente habría que reformar
la Constitución, pero esto no puede hacerse según ella
misma, sino después de tres leyes sancionadas en tres
años sucesivos, autorizando la reforma; y como los
orientales nunca han podido gozar de tres años con-
tinuos de paz y de concordia en que pudieran ponerse
de acuerdo para sancionar esas tres leyes, resulta que
no han reformado la Constitución; y para no verse obli-
gados á aceptar un Congreso-monstruo, no han hecho
censo simultáneo, contentándose con efectuar el del
departamento de Montevideo en 1890 y el de campaña
diez años después.
En el Paraguay la Constitución establece la elección
de un diputaao por cada seis mil habitantes y de un
senador por cada doce mil; la primera legislatura se
co'mpuso de veintiséis diputados y trece senadores que
continúa actualmente.
Esas proporciones eran buenas cuando la población
no pasaba de doscientos treinta mil habitantes; pero
hoy, con quinientos, daría ochenta y tres diputados y
cuarenta y dos senadores, ó sea un Congreso de ciento
veinticinco miembros, lo que es excesivo para el Pa-
raguay.
Nada más sencillo que reformar ese artículo de la
Constitución; pero allí como en el Uruguay, parece que
tienen miedo de provocar una reforma, de manera que
esos dos países se encuentran con sus progresos supe-
ditados por la Constitución que debería fomentarlos.
Esta es la causa por la cual hicieron el censo de la
campaña en 1899 y el de la capital un año después,
para que, no teniendo la simultaneidad, no hubiera que
aplicarlo en la parte política.
Ya que esas dos naciones encuentran sus progresos
oprimidos por su Constitución y no quieren, ó no pueden,
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- 22 -
reformarlas como lo hizo en 1898 la República Argen-
tina que se halló en iguales circunstancias, voy á pre-
sentar una idea que permitirá no tocar el sagrado texto
de su constitución política y hacer buenos censos si-
multáneos.
La idea consiste en efectuar los censos, que prestarán
todos sus benéficos fines, pero sin dar ley que los
apruebe; y como mientras esa aprobación no exista, el
censo no puede surtir efectos políticos, resultará que
f)odrán continuar con sus congresos actuales, hasta que
legue el día feliz en que pueda reformarse la Consti-
tución.
LA EDIFICACIÓN
Es de lamentar que al hacer el censo de la campaña
se haya prescindido por completo de los datos relativos
á la edificación, porque ello nos priva del conocimiento
de una parte tan importante como es el de la clase de
habitaciones en que se abriga casi medio millón de
habitantes.
Esos datos han sido tomados únicamente respecto
al departamento en que se encuentra la ciudad de la
Asunción, Capital de la República.
Nos concretaremos, pues, á dar á conocer los resul-
tados obtenidos.
El número de clase de los edificios existentes en la
ciudad de la Asunción y departamento de la capital
es el siguiente:
Casas construidas con techo de azotea y pa-
rapeto 621
Casas construidas con techo de teja 2.274
Casas construidas con techo de zinc 1.127
Casas construidas con techo de paja 3.212
Total 7.234
Como se vé, el sistema de edificación no es todavía
muy adelantado, puesto que tan sólo una décima parte
está constituida por buenos edificios, como son los que
entre nosotros se conocen por «casas de azotea».
Considerando los edificios según el número de pisos,
resulta que sólo hay uno de cuatro pisos, doce de tres.
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- 23 -
doscientos trece de dos y los siete mil ocho restantes
sólo tienen el plan terreno.
En ese total de edificios había 7.063 ocupados, 87
desocupados y 84 en construcción.
Este último número demuestra un estado de pro-
greso relativo que permite esperar otro mayor para
el futuro.
Hecho el cálculo entre el número de edificios y el
de habitantes, que sabemos ya es de 51.719, resulta
que corresponde por término medio 7 á 8 habitantes
por casa.
Esa proporción es igual á la que correspondió al
conjunto de la República Argentina según el censo de
1895, pero tratándose de una ciudad capital es algo
escasa.
En la ciudad de Buenos Aires, en el año citado, co-
rrespondieron de 12 á 13 habitantes por cada edificio
RIQUEZA GANADERA
Entre los datos interesantes que contiene el censo
que estudiamos, está el de las cifras de las diversas es-
pecies de ganados cuya existencia fué constatada en
la República, que son las siguientes:
Clase de ganado Cabezas (millares)
Vacuno 2.283
Lanar 214
Caballar 187
Cabrío 32
Porcino 24
Mular y asnal 8
Dada la población del Paraguay, esas cifras son sa-
tisfactorias, especialmente la relativa al ganado vacuno
que representa casi cinco cabezas por cada habitante.
Como dato comparativo puede recordarse que Chile,
según su censo ganadero de 1901, sólo tenía ochocien-
tos sesenta y tres mil animales vacunos y ciento ochen
ta y tres mil caballares.
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24
COMERCIO
El número de establecimientos comerciales en el
departamento de la capital era de 674 y en la cam-
paña 1,728, formando un total de 2,402.
El capital girado por ellos representaba en la ciu-
dad 43 millones de pesos y 27 en la campaña ó sean
setenta millones.
El censo no indica cuál es la clase de moneda á que
se refiere, pero los datos existentes nos permiten su-
poner que es el peso papel de aquel país, cuyo valor
es aproximadamente de diez centavos oro; de manera
que tendremos su reducción á oro dividiéndolo por
diez.
De esto resulta que el capital del comercio así esti-
mado era de siete millones de pesos oro.
Según el censo de 1895 la República Argentina tenía
44,100 casas de comercio, cuyo capital en pesos oro
era de 195 millones, que dividido entre cuatro millo-
nes de habitantes, dan una proporción de 49 pesos
por cada uno.
Por los datos que acabamos de extractar, demostran-
do que el comercio del Paraguay tiene un capital de
siete millones de pesos oro, resulta una proporción
aproximativa de 14 pesos oro por habitante.
Dadas estas circunstancias relativas de ambos paí-
ses, creemos que la proporción del Paraguay es satis-
factoria.
INDUSTRIA
Los establecimientos industriales eran 348 en la ca-
pital y 841 en la campaña, ó sean 1189, con un capital
de 124 millones en la capital y 15 en la campaña, for-
mando un total de 139 millones de pesos papel, equi-
valentes á trece millones novecientos mil pesos oro.
En la República Argentina, el año 1895, los estable-
cimientos industriales eran cerca de 23.000 con un
capital de 420 millones de pesos papel que, al cambio
de la época, equivalían á 140 millones de pesos oro
que, divididos entre sus cuatro millones de habitantes,
daban como término medio 35 pesos oro por cada uno.
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- 25 —
Igual cálculo, aplicado al Paraguay, sobre los trece
millones novecientos mil pesos oro de sus estableci-
mientos industriales, equivalen á 28 pesos oro por ha-
bitante, cifra tan cercana á la argentina que demues-
tra un estado muy floreciente para el Paraguay.
Es entendido que en la cifra argentina no se inclu-
yen los quinientos millones de pesos oro que valían
sus ferrocarriles en 1895, porque tratamos únicamente
de establecimientos industriales propiamente dicho, en
los cuales no entran las empresas de transporte: tam-
poco se comprenden los ferrocarriles paraguayos.
AGRICULTURA
Los datos de agricultura presentados en el censo,
demuestran que el Paraguay tenía en cultivo más de
trescientas mil plantas de algodón, doscientas mil de
café y casi trescientas mil de tártago, todo lo cual
constituye una buena base para futuros progresos.
Esas cifras, sin embargo, no son todavía más que
muestras que acreditan lo excelente de las condiciones
de aquel país, que está llamado á producir esos artí-
culos por millares de toneladas.
CONCLUSIÓN
Termino aquí este rápido estudio sobre el censo del
Paraguay.
Esa obra demuestra que existe una nación esplén-
didamente dotada por la naturaleza para constituir
en el futuro uno de los centros más importantes de
las producciones de la zona cálida y que sólo necesita
hacerse conocer, para progresar en la medida que le
corresponde y que sus ilustrados hijos anhelan.
Creo dejar demostrado que los hombres públicos de
aquel país le harían un positivo servicio, ordeñando
el levantamiento de un censo simultáneo, general y
bien organizado, que serviría como de metro funda-
mental para medir sus progresos en el futuro, y lle-
nar las necesidades administrativas del presente.
Como conviene que los censos se hagan en los años
que completan un quinquenio ó un decenio (los aca-
bados en 5Ó0), Y así se realiza en muchas naciones.
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- 26 -
se presenta una buena oportunidad en el año próxi-
mo, 1905, en que, con arreglo á sus leyes y á su tra-
dición de cincuenta años, debe hacerlo la República de
Chile (los tiene de 1885, 65, 75, 85, 95) y también la Ar-
gentina, que el 10 de Mayo próximo cumplirá el pri-
mer decenio de su último censo.
En todo caso, (y dejando de lado al Uruguay, que
empeñado en la guerra civil parece destinado á retro-
gradar veinte años) podría efectuarse, en el mismo año
el censo de las tres naciones sud-americanas, con re-
sultados positivos para su progreso mutuo.
Gabriel Carrasco
Buenos Aires, Julio 3 de 1904.
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I^P PAAlPHLfcr KiiMii
4
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