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AP
Ó3
REIMPRESIÓN EXACTA Y AUTORIZADA OC
"LA REVISTA DE BUENOS AIRES"
POR LA Biblioteca Americana
Arturo K. FíOjjí^z — ^Kdictor— »Viptoria 76í) — Huonos Aires.
I
HISTORIA AMERICANA, LITERATURA Y DERECHO
Periódico destinado á la República Argentina, la Oriental
del Uruguay y la del Paraguay.
PUBLICADO BAJO LA DIRECCIÓN
DE
Miguel Navarro Viola y Vicci)fe C Quesada
(ABOGADOS)
TOMO XI.
j 4 *
BUENOS AIRES
Imprbnta de Mayo, 241 Calle Moreno 243
1886
Siendo en su mayor parte inéditos los trabajos de *'La Beviata
de Buenos AireB", ee prohibe la reimpresión de ellos.
5^ «jp «a^í
r
1.K REVISTA DE BUENOS AIRES.
Riitorla Amerlcim. Literatura y Dereelii
AÑO IV. BUENOS AIRES, SETIEMBRE DE 1866. No. 41
HISTORIA AMERICANA.
DON FEDERICO BRANDSEN
Capitán -de oabailleriía del ppiíui'er Imperio francés»
Caballero de la Rea.l Orden Italiatnia de- la Corona d-e Fierro,.
Coindeeoírado con la Lejion de Honor,
Ayudautie del Príncipe Bujemio;
Coronel d-e caballería de kn Kepúblicsai Argentina,
Capitán de la nusmia arnua en el ejército de Chile,
J<?injeral de Brij^ada leí Perú,
Benemérito de la Orden del Sol,
etc., etc., etc.
( Con t i.mi a c i on, ) ( 1 )
III.
Si la partida de (.)soriü del teatro de la guerra no s€-
r€n<) de;l todo el horizonte político, fué al im-enos una de las
postreras convulsiones de un euerpo vigoroso que habia re-
cibido su golpe de muerte, y debia eoneluir en breve con la
óesítruccion del absurdo sistema colonial, en la patria de
Caupoliean y Lautaro !
El anciano coronel Sánchez, qu-edaba pues con la espi-
3. Véase la pajina 47 del tomo VTII de esta ** Revista
» 7
H LA BEVISTA DB BUENOS AIEES.
ñosa investidura de jeiieral en gefe d-el diez-mado ejército
real, de cuyo mando se entregó el 5 de setiembre de 1818
dedicándos-e desde luego á inistruinlo con una constancia
admi rabie,- ccmiio -el único medio d«e •.miante.ner la moral y que
no se relajase la disciplina en hcmbres m'al pagados y peor
veis^tidos.
El sucesor de Osorio, era un oficial que goza;ba de bue-
na opinión y ¡mincho prestí jio entre las iiníasas de Concep-
ción y pueblos adyacentes por su perfecto conocimiento
del teatro en que operaba, avezado ya á esa guerra de re-
cursos á que se preciaba admirablemente aquel (terreno tan
accidentado y con ila que conisiguió fatigar á Carrera en
1813. ^ ' ^ •
Era simple eomandante del batallón Penco, euando el
desgraciado brigadier Pareja, mo'mentos antes de espirar,
haciendo justicia á sju mérito, le encargó la dirección del
fuerpo esx)edicionario que mandaba — salvando sus reliquias
á fuerza de coraje y enerjia en la reñida aeeion de San Carlos
á mediados de mayo de aquel año.
Eh' seguida lo venxos distinguirse en la defensa de Chi-
llan, teniendo .la gloria de coircurrir -.mas tarde á la desespe-
ra<da de Takahuano, en la que al frente de sus Penquistas,
sobresalió en deciision y arrojo.
Bmmero, no bastaron lestos antecedente.s honorables,
ni que la naturaleza le hubiese prodigado á ni'anos Menas
el valor, .para escudarlo de kxs tiros ponzoñosos de la en-
vidia.
Sus émulos, principiaron por criticar sus concepciones
estratéjicas, negándole capacidad suficiente para el buen
desenupeño de un puesto de importancia, hasta que logra-
ron que el Virey de Lima, pospusiera sus sacrificios al
favor.
Pero San<*hez demostró ser hombre de carácter, y á
j>esar de su edad provecta y de ostigarlo el recuerdo del de-
sabrimien)to con que se hablan compensado sus servicios
hasta entonces, su ciega obediencia á la ordenanza militar,
CORONEL BRANDSEN. 7
íio enfrio en »?1 ese caudal inagotable de actividad, tan ne-
cesaria para su causa en aquellos críticos moinientos.
Xo contento con organizar la defensa de los pueblos de
los ^njeles y C'hillan, al primer anuncio de haber dado fon-
do en Taleahuano algunos trasportes españoles con tropas de
<1( s(Miibarco, se trasladó á aquel puerto, donde no tardó en sa-
ber la pérdida de la fragata * Reina ]\Iaria Isabel" y otros bu-
ques de la espedicion apresados por los patriotas. Esta ines-
i)erada emergencia y el desaliento que se siguió á ella, hi-
cieron que el Jete realista, después de un consejo de guerra.
e\'aeuase á Concepción y Taleahuano, replegándose á los An-
.jdes con arreglo á sus instrucciones, como el paraje mas in-
mediato al territorio araucano, último refugio que les que-
daba, para el caso de sobrevenir un nuevo desastre. (7)
Sin embargo de e.sto, se ha dicho ignorándose el funda-
mento, que liubiéron sus negociaciones secretáis, ^ fin de qu*;
♦Sancliez, ya niansado de la guerra, y agriado como estaba con
iiiuchos d(í los suyos, que tenian en menos servir bajo sus
órdenes — descoJiociera la autoridad del Rey ó abandonase
^\ pnis con sus fuerzas que constaban á la sazón de los bata-
lloí.«es ('oncf'pcio)i ij VaUlavia (ambos casi en esqueletos), es-
cuadrones, Drayoues dt la Fontcra y de Chillan, algunas mi-
licias de iníanteria de la Florida \j Bcrc, id de caballeria de
Ja Laja, y seis piezas de tren volante, sin incluir los indios
araucanos del cacique Vniancio, algunoí? dispersos de Maipo
nial regimentados y por último un batallón del Tejimiento
Canlahria, recien desembarcado de la Península, formando el
lodo, un ])ersonal de poco menos de 2000 hombres de pelea.
Pero sea de ello lo que se quiera, pronto debia despejarse
7. Kefiere **>Jr.rros Arana '\ en su ''Historia Jeneral de la In-
fle pwid.^n cía de (hile" que el 14 novie'mbre 1818, dejairon á (^ouciep-
I ion para sorTu'r á 8an.»ihez, aíliemaeí de un cre-eido número de f-railies
y clérigüs, b)das Irjs monjas *'Triiniitariois»'' de a«qu^l Tnorn'as'terio, mi.
fricindo grandes ppnairias ekn e«a Ttetiradu- knta y dtesaa-trosa y lats que
tn adelante, .según Menendez, prefirieíran vivir eutre los Indios á ne-
t;resar á suuS conv^'ntos, á fposar de las repeitidas inístafnciías del gn-
l)i,t\nno e]i¡lien> y de l-a mt^^v'or parte de los habitantes de lia eiudad que
lii.'l) i a n a ba.n do-nado.
8 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
la incógnita, confiándose á las armas la resolución del pro-
blema.
IV.
Desembarazado en tanto el Gobierno de O'HiggiiLs coa
la promulgación de la constitución provisoria y la termina-
ción del costoso equipo de la escuadra patriota que distraia
en gran parte los fondos disponibles — se converjieron todos
los esfuerzos á la nueva campaña terrestre, que tomando la
ofensiva de un modo decisivo, debia limpiar el sur de Cliil*
de los últimos restos del ejército real ya demasiado trabaja
do por la deserción y la miseria á que lo redujo la incomuni-
cación con el Perú, puesto que pocos ó bien reducidos eran
los socorros que podía sacar de la esquilmada provincia de
(•oncepcion.
Consecuente con este propósito, en el mes de setiem-
bre, el número 3 de infantería, fué á robustecer la pequeña
división del coronel Zapiola que dejamos acantonada en Tal-
ca— recomendándosele á la vez, activara las operaciones mi-
litares de que estaba encargado.
Después de tomar este Jefe algunas medidas preventiva^'
para engrosar su vanguardia estacionada en el Parral, bajo
Jas órdenes de Cajaraville — en los primeros dias de octubre
se moyió de su campamento con dirección á aquel punto,
haciendo adelantar al propio tiempo mas al sud, la corta
/uerza situada en Cauquenes con el objeto de vijilar me-
jor al enemigo.
Hemos apuntado antes, que Brandsen servia en el Regi-
miento *' Granaderos á Caballo *' fuerte de cerca 700 plazas
Habiendo quedado en Talca el escuadrón del capitán don
José María Rivera, al que estaba agregado entonces, en la
tarde del 6 de noviembre (1818) recibió orden de aprontarse
á marchar con aquel al dia siguiente de madrugada, con
dirección á San Carlos, punto en que debia reunirse toda la
división de operaciones.
CORONEL BRANDSEX. í^
En efecto — siguiendo la ruta de Cauquenes y el Parral á
las 4 de la tarde del 8 llegó á San Carlos, donde encontró ya
rv»concentrada aquella.
• Esta villa fundada en ld07, con sus calles rectas y espa-
ciosas, está sitaada en una vasta y magnífica, llanura que sa
estiende sin intermisión hasta las márjenes del Nuble.
Brandsen volvió á ver allí á sus amigos Viel y los dos
Bruix, entrevista que después de una larga separación lo
sirvió de un gran consuelo, como él mismo nos dice en sus
Apuntes. (8)
Durante su corta permanencia en San Carlos observó se-
gún su costumbre, que las calles que desembocaban en la
plaza, en cuyas casas estaba acuartelada la tropa, no se ha-
bían atrincherado, cortado ni obstruido de modo alguno —
circunstancia (jue le hizo reflexionar, que un jefe hábil y em-
jjrendedor, hubiera podido forzar las avanzadas en la noche,
caer sobre la plaza, sorprender á los centinelas, incendiar
las casas, y acuchillar á los soldados dormidos y espantados.
Felizmente, la moral del militar español habia desapare-
cido tn el campo de Maipo, y su ánimo permanecía aun
embargado por el estupor de la derrota y muy ajeno por lo
tanto de pensar en un golpe de audacia en medio del abati-
núento que lo rodeaba.
A las 3 de la tarde del 9 de noviembre se movió la colum-
na para ir á tomar posiciones ' sobre el Nuble. Ya habia
anochecido cuando alcanzó la orilla del monte Perales, que
dista como \ina legua del rio, y se encontraba á la altura de
la capilla de Cocharca — Vivaqueó en ese parage, apoyada
en el bosque y dando el frente á la llanura.
''Esa falsa posición (prorrumpe Brandsen) no dejó de
8^ I>eibemos prevenir qiDe para la redaxícioin de <^5?ta parU> de
nu«rtiro titabajo, »iai perjiíicio de las obras c»(>ii»u Hadas, hornos te-
nido par ginia loíi ** Apimttes'' le-munciíaido», **lo9 q-ue pr¡.iK?ip¡'an <*1 5 de
novíjembrie de 1818 y tiermiMm el 12 de niar7/> d« 1819." Es un pre-
cioso a<utóigrafo eserito en frauíees^ durante aquella .pen<)fiísiina cani-
.paña tan glotriosa como poco conocida — ^y á <una feliz caaualidad se
debe su descubrimiento entre los papelea del h^roe.
10 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
sorprender á todos, tan contraria nos pareció á los principios
mas comunes de la prudencia militar y á las precauciones
excesivas de Zapiola. En efecto 200 hombres decididos, hu-
biesen traido la confusión á nuestro campo y obligaiip á
nuestra caballeria, sorprendida é indefensa á precipitarse y
i)erderse en el monte cuyo terreno os desigual y pantanoso
Client ras ([ue al contrario, colocada atrás del bosíiue, ella
t«'nia una defensa natural y casi insuperable.
Levantado el campo á las 6 1|2 de la mañana del 10, .se
encontró que la barca del paso habia sido echada á jaique —
por cuya razón, la división siguió costeando el rio hasta la
altura del vado de Dadinco donde debia esguazarlo auxilia-
da por los mejores prácticos del lugar, cuando como una le-
gua antes de llegar, se dio orden de hacer alto, perdiéndose
asi la oportunidad de sorprender la retaguardia realista ó al
menos tomarle su caballada y ganados.
Después do gran vacilación, contramarchas y reconoci-
mientos, ha})iendo recibido partes repetidos de la debilidad
del enemigo — el cual, en la persuacion de que las fuerzas que
le picaban la retaguardia eran muy numerosas, esquivando
:in encuentro, se corria por la vera norte hacia los Andes —
se determinó por fin Zapiola á hacer bandear el rio á un des-
tacamento de 40 hombres con el capitán Brandsen a su ca-
neza con el objeto de descubrir al enemigo que se ocultaba
en un morro formado por la barranca (9). Est-e lo ve-
rificó en el acto por el vado de Dadineo, donde aquel se
divide en tres brazos de los cuales el último es corrento
so y muy profundo.
Dispuso asi mismo, que un escuadrón, una compañía v
una pieza de artillería, pasaran en protección por el esguazo
del Guape, en que al Nuble se precipita c(m violencia y
estrépito, teniendo la suficiente profundidad para que per-
di osen pié los caballos.
9. V. Parto do Za])i()la á Halcarco etc. Gacv^ta do Buonios Aifes
No.—lOl— (10 dieiiembre de ISIS.)
CORONEL BRAXDSEN. 11
Ambas fuerzas tocaron simultáneamente la ribera opues-
iii, y desprendieron batidores en la llanura para que rejistra-
sen los potreros y las casas, llegando hasta Chillan, donde
lio dt'neontraron un solo soldado español, /i pesar de que en
Dadinco se sintieron algunos fusilazos disparados por la
jífute del partidario José ]\Iaria Za])ata y la que tan luego
como los patriotas se echaron al agua, huyó á toda brida.
Desechando estos avisos como la protesta del paisano
].nsionero que se condujo a su presencia, el coronel Zapiola.
ílemasiado temeroso de una sorpresa y contra la espectativa
.'i(^n(Mvd. ordenó que las tropas que habiaii pasado el rio, aban-
donasen sus posiciones y lo repasaran en el acto por el vado
4l'^ (luape, operación que á causa de Ja violencia de la cor-
riente y la aproximación de la noche, costó la vida á nni-
<Iios soldados. El subteniente del N.o l.o Ignacio Dueñas.
i'ii sarjento y siete ú ocho de caballería é infantes, hablan
; :i perecido en el primer paisaje.
De este modo, por un sentimiento de precaución inespli-
<'al)h\ toda la división tornó á ocupar su primitiva posición
; vivaíiueó en la i)lanicie (jue avecinda el esguazo de Dadin-
<o. hasta la mañana siguiente en que la caballería fué la
priunra en pasar el Suble por el vado falso de Lala á una
hora del de Guape — picada peligrosa por su estension, sus
vueltas, la r?[)idez de la corriente y la caida de las aguas
<les(le una el(»va(ion al cauce del rio. y las que habian adqui
rido un considerable volumen con los dias de calor.
El Nuble, nace al nordeste en la cordillera y vá á per-
derse al oeste en el Océano Pacífico. Es un torrente impetuoso
í.nxe arrastra sus aguas con fragor, sobre un lecho desigual
<l'' grandes guijarros que en su curso desprende de los Andes
Los tres vados por donde pasó el ejército patriota, (Dadinco
Guape y Lala) son muy difíciles y peligrosos. Sus aguas se
ongrosan con la fuerza de las nieves, bajan durante el dia y
la noche, siendo el alba ó la mañana el momento mas propi-
lio para vadearlo. No obstante, Zapiola lo hizo pasar á
mediodía.
12 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Sin embargo de la actividad y esfuerzos que se hicieron
fse dia, no se logró vadear toda la eaballeria, y tuvo que
dejarse destacada la compañia del capitán Cajaraville.
Una parte del N.o 3, pasó el vado á la grupa y el ivsto
por el rio en una mala balsa. La caballería fué á acampar
en las proximidades de la hacienda de (.'uricó mientras que la
infantería vivaqueó á vanguardia del paso.
Así, la demasiada prudencia de Zapiola que temía verse
fí cada momento rodeado de enemigos, costó muchas vidas, el
cansancio de los caballos y la pérdida d? las grandes venta-
;,i^H que pudieron reportarse aíjuel dia sobre los españolea
dejando asimismo espuestas al saqueo á Chillan y á las fa-
milias de los neutrales ó adictos al partido republicano.
El 12, con el auxilio de tres balsas construidas con infini-
to trabajo por la falta de recursos, terminó el pasaje del res-
to de la División y imuiiciones. siendo Zapiola, el liltimo
en verificarlo.
A las 5 de la tarde, reunidas las tropas en Curicó, fueron
{\ campar en Chiquilmavida, paraje apartado del camino y
el que se encuentra á tres leguas de (Miillan donde entraron
al amanecer del siguiente dia. — Súpose alli, que hacia tros
(¡ue el gefe enemigo Lantaño con una fuerza de 700 hombres
lo liabia evacuado con dirección al pueblo de los Angeles,
llevando consigo una gran parte de los habitantes con lo
mejor que tenian y dejando á su retaguardia un destacamen-
to de 25 ó 80 milicianos con el partidario Zapata.
San Bartolomé de Chillan, célebre por los Padres de la
lUicna Muerte, realistas consumados, (10) era una peciueña
10. **E1 hermoso convento de estos *' Padres'', se haUó provisto
]>aii; wsns rip-oroís^is vi-jiliías d-e un'a abu.nidan.tp * * «Ic-spensa " una cojmo-
sa **b<Mlega" de esquisitos vinoa y urna quinta llena de verdura. No
faltó un sa<*ríl.?go oficial d-el Reji miento, lla.mj.'do Pa'ít.orizíi (reli-
jijioFO Bíptlenirta) qai*^ puífl.r>io fuejjo á los claustros, el que tomó
mu-cho cuerpo y fué necesario gfran 'trabajo para sofocar después de de-
vorada alguma part« del edificio. Esto provino, de que se difundió la
noticáa dp qu^^ los P. P. ante» -dip sii fuga, br-bia'n he<'ho ** en venenar"
las bebida** espirituosas que eistnibain en las casa» de negocio que fue-
ron abandona<l«<s. (^^Eípisodio de la (hierra díc la Tnde]>oindenc¡a por
sí\ cofroinel don MüMniLel Olazabal — Gualieguaychú — 1863.'')
CORONKL BRANDSEN. U
villA (|ue habia sufrido mucho los desórdenes y azotes de la
guerra.
l'rendado Brandsen de su situación pintoresca, escri-
lia — 'Sus inmediaciones son encantadoras. El Chillan que
li* da nombre, <*orre á sus puertas é inunda algunas veces sus
calles cortadas en ángulos rectos y atrincheradas por los Es-
])añoles para ponerlas al abrigo de un golpe de mano — La
l>laza de armas es un cuadrado perfecto — y es muy rico el
colegio de ^lisioneros de propaganda de San Ildefonso (uno
d.* .sus cuatro conventos) — Famosa en los primeros tiempos
df» la í'onquistíi, fué destruida por los Araucanos en 1599, y
v\ gobierno peninsular contribuyendo á su decadencia impi-
dió con tanto tesón el aprovechamiento de las lanas ^n que
abumla. (|ue mandó destruir hasta los cimientos de una fábrir
( a de paños (pie liabian establecido sus habitantes al princi-
pio de iste siglo. — Es i>onderada la l)elleza de sus mujeres
sobre lo que no podemos abrir juicio, porque estaba casi
desierta cuando entramos.''
Después de un pequeño reconocimiento ordenado al ca-
]»itan Olazábal, el coronel Zaiúola se encierra en Chillan.
donde ])ronto dá por llenado su único objetivo y trata ya de
repíKsar el Suble.
Este i)roceder, era tanto mas inesj)licable cuanto (lue des-
íaeándose en seguimiento del enemigo^ un e^Anladron de
^'í-anaderos de los mejor montados, pudo alcanzarlos en el
Itata, donde se .sabia positivamente ([ue intentaba hac(*r
pasar su numerosa cal)allada y todo el ganado va<*uuo que
)(»gi'ó reunir y quitar en las haciendas vecinas á Cliillan.
Pero Zapiola, temeroso de ser cortado por Sánchez, de quieu
íi.vo aviso ¡)or sus bomberos y varios desertores milicianos
<«' movía con su (ejército desde San Javier .sobre aquel pun-
U\ perdió tan buena oportunidad y resolvió la retirada.
A las 2 de la mañana del 15 formó la división eH batalla
y A eoronel con el 1er. escuadrón y el iiúm. 1 de Coquimbo ^
repasó el Xul)le en Cocharca, dejando á retaguardia al 2o. í
Ú LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
las órdenes del capitán Gregorio Millan, el que debia seguir
el movimiento en retirada al caer la noche.
En vez de repasar el vado con la caballeria, poco cui-
dadoso Zapiola de lo que pudiese acontecer á su espalda.
preíiri(3 dar una vuelta inmensa, íatigar hombres y caballos,
á esponerse á una persecución funesta — ordenando desen-
sillase la caballeria y aproximase los suyos al rio para pasíir-
10 á nado, mientras que los jinetes lo hacian en una especie
d(? barca y algunas malas balsas — En ese pasaje se ocupó to-
do el dia y una parte de la noche.
Entre tanto, el escuadrón dejado en observación, nc
llegaba — En esta ansiedad, se pasó la noche, cuando entr**
V y 10 de la maíiana siguiente, se dejaron oir de pronto va
rios tiros de fusil, viéndose muy luego que el 2o. escuadrón
á cuya cabeza se distinguía el caballo blanco de Millan, vol-
/ia en denórden y á toda brida, el qup estrechado so])re la
barranca se arrojó precipitadamente al rio cuya profundi-
dad y corriente no logró detener a los fujitivos.
La División se puso en el acto sobre las armas y el te-
niente José Olavarria, recibió la orden de hacer algunos dis-
paros con las dos piezas de artilleria de los Andes que man-
daba, hasta que la fuerza que habia sorprendido, perseguido
y derrotado al 2o. escuadrón, y la que no pasaba de 200 gua-
,s''>.í mas, ó menos, armados de lanza y capitaneados por Za-
j>ata, emprendió la fuga en dirección á Chillan, acuchillada
I)or Cajaraville.
El Comandanta? Viel, bajo cuya protección se verificó el
anterior pasaje, fué enviado esta vez al otro lado del ri)
con el objeto de reunir y reconducir los restos del escuadrón
<iue perdió 22 hombres, de los cuales 12 muertos y los de-
11 ás peligrosamente heridos.
En seguida, la división tomó posiciones á la altura de l.i
Capilla de la Cocharca con frente al rio, hasta las 5 dé la tar-
de, hora en que se movió y fué á campar una ó dos leguas
mas á vanguardia en la orilla de un monte á cuyo frente se
CORONEL. BRAXD8EN. 15
encuentra el eslcro Mcnerliue, posición que ya habia ocupado
antes de atravesar el Nuble.
En la mañana del 17, levantó su campo de Menerhue y
entró á mediodía en San Carlos que se encuentra 5 leguas al
norte de Chillan, donde volvió á ocupar sus antiguos aloja-
mientos.
Allí permaneció hasta el 21, en que salió á las 8 de la
mañana. Vadeó el Perquilauquen en el paso del Tronco, y
^ i vaqueó en la altura que lo domina, en el paraje llamado
V (nigua-ahile no. Todo ese dia, sopló un viento espantoso. La
iiiala colocación de las tropas, las espuso sin abrigo alguno
al rigor de la intemperie — permaneciendo durante la noche
de pié firme una parte de la caballería, circunstancia que oca-
sionó la deserción de mucha jente, un tanto desmoralizarla,
l'or la retirada, que muchas veces enerva al soldado, conmue-
ve su disciplina, y le hace olvidar su deber.
La Diviráon siguió su marcha el 22 por la mañana — A
líiídia legua de Perquilauquen, encontró un cañadon lleno de
agua muerta, cuya travesía fatigó en estremo hombres y caba-
llos, y una legua mas adelante tropezó con otro pantano ó
agua cenagosa que se corrompía al pié de dos colinas — Salva-
li esta nueva dificultad, y después de haber recorrido un iti-
nerario estraviado y escabroso, con preferencia al camino r^nl
que era muy bueno, la pequeña División hizo su entrada en el
I^arral al mediodía y fué á ocupar su alojamiento de costum-
1 re, después de una espedicion que duró mas de quince días
de los mas sofocantes del estío.
Así termini) esa penosa escursion sin resultado alguno pa-
ra las armas independientes.
El Coronel Zapiola, timorato, indeciso como general en
Jefe, según parece, no reunía á su valor acreditado de solda-
do, ni á sus aspiraciones generosas y patrióticas, las dotes ines-
timables del mando superior que en la guerra siempre confia
algo á su buena estrella.
El mal éxito de esta campaña lo demostró así y el gobier-
no de O 'Higgins, comprendiendo que aquel ejército, rebosando
16 LA BEVISTA DE BÜEXOS AIRES.
^If abnegación y entusiasmo, solo necesitaba una cabeza ins-
pirada para llevar adelante la ardua empresa de que estaba
encargado, y en que entraba^n en no pequeña parte las concep-
ciones rápidas y atrevidas del genio — proveyó lo conveniente
'coino lo veremos, para que no careciera en adelante de eae re-
sorte indispensable para coronar su misión de gloria con el
íimquilamiento de los tercios castellanos que asentaban aun
5us reales en la rejion austral de ('hile.
AXGEL .T. CARRANZA.
((!ontJ miará.)
ÍIERXAXDARIAS DE SAAVEDRA.
CAUSA CELKBRE: NOTICIAS Y DOCUMKNTOS PARA SERVIR A
LA HISTORIA DEL RIO DE LA PLATA
( Coot i.n»u a.c ion.) ( 1 )
XXVI.
Sobn los bienes embargados en ISania Fé.
VA defensor de Hacienda, en 30 de julio de 1619, se pre-
í-eiitó á los Oficiales Reales con el escrito siguiente:
'Muan ('ardoso Pardo, Detensor de la Real Hacienda.
di^^o: que por otras mis peticiones tengo pedido á Vuestras
JMercedes, se cobre y entere la Real Caja de veinte y un
iniJ y diez y ocho pesos y seis reales que debe justa y liquida-
iiiente Hernandarias de Saavedra por autos y recaudos autón-
tifos muchos años há, sin haberlos querido pagar; y S. M
tií-ue despachado cédula sobre ello, y el señor Fiscal do)
Real Consejo de Indias, por su carta escrita á Vuestras Mer-
cKles, se apremie el dicho- Hernandarias que, antes oue «*l-
jya de (*ste puerto, satisfaga ; y sobre ello se le han embargado
ti. Vri í!Íudad de Santa Fé diez y siete negros y dos barcas y
otras cosHá á que pretenden derecho alguno sus acreedores
CvUi lo cual se entretiene la dicha cobranza y está destituida
L Véase la pajina 439 del orno x.
18 LA RKVISTA DE BUENOS AIRES.
la Keal Caja, ;>' los bienes vienen á menos, por que un ne-
^ro en público tiue se murió, y otros seis tiene declarado
>s' i colas Coronel que los llevó á la ciudad de Córdoba á don
Gerónimo Luis de Cabrera, sobrino del dicho Hernandarias
y las dos barcas de propósito las han anegado en el rio de
Santa Fé á donde tiene su casa y haciendas, y cada dia
los dichos bienes tienen riesgo y diminución; para cuyo re-
medio,
•'A Vuestras Mercedes pido y suplico, y si es necesario^
li alelando con el debido respeto, requiero, las veces (pie pue-
clf» y debo, despachen su mandamiento para que el Oficial
líeal de la ciudad de Santa Fé, su lugarteniente, que hizo el
dicho embargo y depósito envié los dichos negros y barca¡«i
( on persona de confianza, á costa de la dicha hacienda, an-
te Vuestras JNÍercedes, á este puerto, para que se venda
y asegure el riesgo y diminución que corre, y la Real Ca-
j:i sea enterada, y de \o contrario protesto contra Vuestras
^l^rcedes y sus bienes y fiadores, los daños, intenses y
nícnoscabos de la Keal Hacienda, y pido justicia y eos-
tns, etc.
'.'Otro sí: atento á que tengo pedido se despache manda-
n.iento de ejecución por toda la dicha contia, y está mandado
luntar los autos muchos dias ha, y no se ha proveido sobre ello ;
pido y suplico á Vuestras Mercedes lo manden despachar en
íorma, y juro á Dios y á esta -¡- qu€ la dicha contia es debida
y por pagar á la Real Caja, y pido justicia, etc. — Juan Cardos^/
rardo/'
** Vista por los dichos Jueces Oficiales Reales, mandaron
se ponga en los autos, y que se lleven al Licenciado Gabriel
Sánchez de Ojeda, abogado de la Real Audiencia de la Plata, á
(juien nombraron por asesor -en esta causa, con cuyo parecer
det-erminarán sobre lo que pide el dicho defensor lo que fuera
justicia, y asi lo provecieron — Luis de Salcedo — Sdtnon de Val-
(ii'y — ante mi, Gaspar de Acevedo.
Auto — En la ciudad de la Trinidad, puorto de Buenos
Aires, en postrero dia del mes de julio de mil y seiscientos y
HERXANDARIAS DE 8AA\'EDRA 19
■
diez y nueve años, «1 contador Luis de Salcedo y el Capitán
Sinion de V'aldés, tesorero, Jueces Oñeiales Reales, liabien-
ilo visto lo pedido por Juan Cardoso Pardo, defensor de ia
líeal Hacienda, sobre que se traigan los bienes á este puerto,
(jiie en la ciudad de Santa Fé están embargados á Hernando
Arias de Saavedra, por lo contenido en esta causa, dijeron:
(lUe, sin perjuicio de lo que es ejecutable en -ella, se dé tras-
lado á el dicho Hernando Arias del dicho pedimiento. para
que hoy, en todo el dia, responda; y que si quisiere traer los
u'chos bienes á su costa, dando fianza abonada para el dicho
efecto, se le entregarán para ello, con apercibimiento que, no
respondiendo en el dicho término, se proveerá justicia ; y asi
lo proveyeron y firmaron con parecer del Licenciado Gabriel
Sánchez de Ojeda — Luis de Salcedo — Sinwn de Valdés — El Li-
(( ncíado Gabriel Sánchez de Ojeda — Ante mi, Gaspar de Ace-
vedo.
El gobernador de Gua^-rá, al serle notificado el auto
(pir precede, espresó : ''que nada tenia que responder á el dicho
pedimiento, porque en algunos escritos que tenia presentados
en esta causa habia satisfecho bastantemente á todo lo qut» por
ella se le pide; que los jueces Oficiales Reales hiciesen lo ([ue
le fuere justicia."
XXVII.
Petición del gobernador H. de Saavedra
Apesar de lo qu-e habia manifestado al tiempo de la
notificación, dos dias después, Saavedra presentó el siguien-
rt? escrito, en que, reasumiendo sus anteriores defensas, agre-
^•^ó poderosas consideraciones sobre 'diferentes i)untos de la
cr.estion.
''Ilernandarias de Saavedra, gobernador de la provin-
cia del Paraguay, por Su Magestad, sin atribuir á Vuestras
Mercedes mas jurisdicción que de derecho les compete, y esa
no declinable, y sin perjuicio áe mi derecho y lo demás que
20 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Alegado tengo, digo: que por mandado de Vuestras Síercedes
lúe fué dado traslado de una petieioa presentada por Juan
('ardoso Pardo, portugués defensor de la Real Hacienda, en
que pide, luego dé y entregue en esta R^al Caja veinte y un
mil y diez y ocho pesos y seis reales corrientes que dice es-
toy obligado á satisfacer por la razón y causa que alega, á que
se proveyó por Vuestras Mercedes un auto en que mandan
que sin perjuicio del estado de los dichos autos, para que
dentro de un dia responda sobre mandar traer á esta ciudad
los bienes muebles que tengo embargados por Vuestras Mer-
cedes en la ciudad de Santa Fé, donde soy vecino, a mi cos-
ta, y que, dando fianza abonada del valor dellos, se me en-
tregarán con apercibimiento que, no lo haciendo, se provée-
la, y lo demás en él contenido, á lo que me refiero; el cual
diclio auto, hablando devidamente, es contra mi injusto y
f>graviado, por cuanto yo no debo ni tengo obligación de
enterar las dichas partidas, ni por ellas se debe hacer lo con-
tenido en el dicho auto, por las razones que dichas y alega-
das tengo en una respuesta hecha á una notiñcacion por Vues-
tres Merc(MÍes mandada hacer siendo yo gobernador de este
puerto, que Vuestras Mercedes aceptaron, pues no respondie-
ron cosa con ella y por lo general del derecho que á mi favor
(s. (jue he por espreso; y porque el auto y visita de Cajas Rea-
jCí- hecha por el Licenciado don Francisco de Alfaro, porque
Diandó que se enterase la Real caja de las dichas partidas.
lio es recado que traiga ni pueda traer aparejada ejecución,
como no lo es cualquiera provisión Real cuando se librara sin
conocimiento de causa, ni citación de parte, ni convenci-
1» lento por ejecutoria, lo cual no procedió en el dicho auto.
de] dicho señor Visitador, porque» si yo fuera oido y citado
es cosa cierta revocara el dicho auto en cuanto á mi ; por que
lo'' nueve mil trescientos cincuenta pesos de ellos, que se
dice hice de gasto í en la visita que tomé á los Oficiales Rea-
les de esta provincia, por comisión de su iMagestad, lo que
pude hacer, portpie no habiendo tenido comisión para sen-
tenciar, lícito y forzoso fué sgcar los gastos de la Real Caja
HERNANDARlAtí DE SAAVEDRA, 21
para los oñciales que trabajaron en la dicha comisión, en
cuyo nombre y el mió se presentaron los autos necesa-
rios en el Real Consejo de las Indias, donde fué admitida,
y la causa se está litigando, y ella pendi-ente ante el superior;
y ningrun otro juez interior puede ni debe conocer, que la
diclia presentación y testimonio «es bastante mejora, sin que
Vuestras Mercinles puedan proveer ni innovar en cosa al-
guna, porque con ella queda fundado el notorio defecto de
"iírisdiccion, que de querer conocer de esto, como de uotorio
rgravio, ai>elo, como tengo apelado, para ante el Rey Nues-
tro Señor y su Real Audiencia, y pido de nuevo sobre ello de-
bido pronunciamiento ante toilas cosas, demás de qu(» est;.* t s
interés de todos los dichos oficiales que fueron de la diclia
\isita, que, en caso que hubiera jurisdicción, no era justo
Ciirgármelo á mi, pues los que los recibieron tienen o])liga-
cíon, si hay alguna al entero de los dichos pesos', los cuales asi
mismo están presentados ante el juez superior de que emanó
la dicha comisión de visilta, como consta del dicho testimonio
que tengo presentado; de nuis de que el dicho entero, cuan-
do hubiese lugar de se hacer, habia de ser después de lo decla-
rado por el dicho Real Consejo, ó por juez competente que de
próximo se espera para el dicho efecto y otras cosas del retd
servicio, que traerá determinación y orden de lo (|ue justa-
mente se debe hacer.''
*'Y en cuanto á los novecientos y treinta y nueve pesos
y medio de gastos de piezas de artillería, municiones y armas
íiue gasté para la fortificación de este fuerte, pagados de la
Real Caja, fué en ocasión que Su Magestad me mandaba le
i u viese prevenido y, armado para la defensa de él, que era
i}(»(esario prevenirlo por los medios mas convenientes y for-
zosos; las cuales piezas de artilleria están hoy en el dicho fuer-
te, y es tanto estar allí la cosa presente, como asegurado su va-
lor y caudal que en ella se gastó."
**Y con la misma justificación se sacaron- la partida de
los ocho mil pesos que se dieron á los herederos del gober-
nador Francisco Ortiz de Vergara, por cédula de Su Mages-
o«>
LA REVISTA DE BÜEXOS AIRES.
taJ que se litigó en la Real Audiencia de la Plata con el fis-
cal de ella, cuyo testimonio protesto presentar cuando rae
convenga. ' ' "^
'*Y en cuanto á la partida de los tres mil y setecientos y
veinte y nueve pesos y tres reales, con que se ajustó toda lu
cantidad de pesos que se me pide, pertenecientes á los de-
rechos de licencia y aduanilla de los tercios que me apliqué
•do esclavos condenados y perdidos, se satisface debiendo-
los yo pagar con los salarios qu€ tengo represado en la Real
('aja del tiempo que goberné este puerto como del que agora
tengo k mi cargo, que es mucha mas cantidad que lo que
6.1Í me pide por la dicha partida, además de que la cédula Real
y carta del señor Fiscal del dicho Real Consejo que alega el
ílefensor, hoy, para hacer el dicho entero, se entiende ha-
biéndose determinado por el juez superior, y asi es en mi fa-
vor, pues dice en ella el dicho señor Fiscal que se asegure la
dii'lki Real Hacienda hasta que envié determinación en la
l>rimera ocasión de lo que se debe hacer, y Vuestras Merce-
des es visto anteponerse, antes de tiempo, á la ejecución tan
injusta que pretenden hacer con el fin que ¡levan de destruir'
we y quitarme mi hacienda por haber servido á Su Magestad
en este puerto con la fidelidad notoria en la observancia y eje-
enrion de sus reales cédulas, y de los señores Vireijes de estos
reinos, debajo de color de justicia, ejecutando la pasión y odio
tan notorio que me tienen, y consiguiendo sus venganzas á sa-
iií- facción de personas interesadas y de la devoción de Vuestras
.Mercedes, con que consiguen el que pretenden tener de mi, co-
lon es pública voz: y si sé llevara tan solam'ente el celo de ente
Thv la dicha Real Caja, bastaba el dicho embargo y seguro que
en los dichos bienes está hecho en la dicha ciudad de Santa
Fi' i)U'es allí lo están de manifiesto para lo que Vuestras Mer-
cedes mandaren, y antes de traerse aqui es notable pérdida
y daño mió menoscabo de ello y total ruina y destrucción
<ie mi casa, pues la pretenden dejar sin quien acuda al sus-
tento de ella ni al beneficio de las haciendas que alli tengo;
y en cuanto al menoscabo qu€ el dicho defensor dice se re-
HERXAXDARIAS DE SAAVEDRA 23
cíese á los dichos bienes, es muy siniestro y calumnioso, pues
üiites están miradas y reparadas como hacienda propia, y
no van á menos, antes -en aumento; y las barcas que refiere
se anegaron, fué para mas seguridad de ellas, por el detri-
iijento qu-e reciben del sol no lo estando, pues se verifica es-
tn verdad con (jue agora la una de ellas viene tietada de la
^.liiha ciudad de Santa Fé á este puerto, con carga, que tauí-
Ivien serán los fletes de ella para ayudar á hacer la dicha i>a-
ga con los fletes de ella ; y en cuanto á los seis negros que di-
vx envié á la ciudad de C'ürdo])a, fué antes del dicho secresto
pjira que se vendiesen en elhi al dicho don Gerónimo Luis
•le Cabrera, cuyo procedido le di orden para qiu^ lo embiase
H h\ ciudad de la Plata, para acudir á la defensa de mi per-
sí»ua y causasen la R^al Audiencia, que tan en mi perjuicio
de mi honra intenta contra mi, pues no tengo otros bienes
de (jue poderme valer para ello; la cuales diligencias no se
liiicen tan apretadamente con ninguna persona, debiendo
<;tras muchas á la Real Caja, procedido derechos de almoja-
rifazgos y otros que no se atienden con la puntualidad y no-
table perjuicio que conmigo, debiéndose tener el respeto y
¿•tención que se debe á mi persona como criado de Su Ma-
gcstad, cuya noticia, si la tuviera, remediaria por el camino
i.ias conveniente á su Real servicio, sin que mi persona re-
( Ihiisr los agravios tan manifiestos que se me hacen, teniendo-
ihi [mso tiempo de nueve meses, sacrestados todos mis bienes.
-n/»í di jarme ir á la parte del gobierno que está á mi cargo.
tlonde forzosamente del)0 acudir, pues cuando fuera líquido
<]eudor que no soy, estaba asegurado el juicio que se pre-
tende ; mediante lo cual y lo demás que hace ó hacer puede á
mi favor/'
"A Vuestras Mercedes pido y suplico, y siendo neeesa-
i'o requiero, revoquen el dicho auto en todo y por todo, y
manden suspend-er la ejecución y cumplimiento del, dejandt;
• 1. su fuerza y vigor el dicho secresto y «embargo por Vuestras
]\íercedes hecho, mandándolo suspencler como testa dicho,
hasta que liaya la dicha determinación, por -el dicho Real
24 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Consejo ó por el Juez que dello debiere eonocer, mediante
las dichas causas que tengo alegadas y las que protesto ale-
gar ante juez competente, y de lo contrario, de otro .muiI-
quiera auto que contra mí se proveyere, apelo para ante
el Rey Nuestro Señor y para ant<^ quien y c.>ii diM*(»rhi) ¡lue-
dr y debo, y en debida forma del pv^testo eoatru VuiístrHs
^Mercedes y cada uno, todos los riesgos, pérdidas, menosca-
lios costas, y gastos que se me siguieren recrecieren en todoi?
luis bienes, para pedillo contra Vuestras Mercedes y los suyos
ante quien y como me convenga, en la parte y lugar que me
conviniere, y pido justicia y costas, para cuya determina-
ción pido á Vuestras Mercedes se acompañen con letrado,
por cuanto tengo por odioso y sospechoso, al Licenciado Ga-
briel Sánchez de Ojeda, á quien recuso, y juro á dios y ¿i es-
ta |- en forma de derecho, que esta recusación no la hago de-
malicia, y para ello etc."
"Y pido testimonio de esta pveticion con lo á ello proveí-
do, y si denegado me fuere por Vuestras ^fercedes, requiero
el presente escribano me lo dé de oficio, donde no protesto le
quf protestado tengo."
' Otro sí digo: que en la ciudad de la Asunción, siendo
gobernador, desa provincia Diego ^Martin Xegron. difunto,
por cédula de Su Magestad, hizo embargar en los dichos mis
bienes, por los dichos nueve mil trecientos y cincuenta peso»^
lie la dicha partida, y se dieron fianzas de) valor de ellos, cu-
7>'os autos están en esa Real Contaduría, por donde es visto
estar asegurado á mayor abundamiento las fianzas que Vues>
tras ^íercedes mandan dé del valor de los que me tienen se-
crestados, con que quedo relevado de dar otras de nuevo. j)ues
no estoy obligado a darlas, pues todo es una mesma causa y
derecho, como constará de los dichos autos á que me refiero
<tc. — Hernandarias de Saavedra.
XXVIII.
Ofra resolución de los Ministros de Hacieyída.
Visto el escrito del gobernador de Guayrá y la rebchli^t
HERNANDARIAS DK SAAVEDRA 25
(iiíe, con la misma fecha, le habia acusado el «Uíeiísor le lin-
cienda, por no evacuar -el traslado que se I.í Míi) últimn mente,
los Oficiaks Reales mandaron traer los a itos para resolver,
l'aciéndolo en los términos siguientes.
''Auto— En la ciudad de la Trinidad, puerto <le Buenos
Aires, a dos dias d-el mes de agosto de m^.I y seiscientos y diez
y Mieve años, el contador Luis do Salci\1o, y el capitán ^'i-
mon de Valdés tesorero, Jueces Oficiales Reales destas pro-
vincias del Rio de la Plata y Paraguay, por Su Magestad, di-
f-cron: que atento que de mas de L<!ho años á esta parte han
hecho muchos autos, exortaciones y requerimientos á Her-
i-andarias de Saavedra, gobernador que fué destas provin-
cV.s del Rio de la Plata, siéndolo, y después que no lo fué de
di cío, y á pedimiento del Defensor de la Real Hacienda, para
que pagase y enterase en la Real Caja deste puerto veinte y
<los mil y diez y ocho pesos y siet« reales que dobe á la Real
iracienda por recaudos, cuentas y resultas y otros autos í|ue
están en el proceso desta causj y no los ha pagado, y sobi-e
ello han tenido cédula de Su Magest-ad y carta del señor lis-
eal del Real Consejo de las Indias, por donde se les manda
acudan á la dicha cobranza y a qu-e dé seguridaJ y fíyn/Ms el
diclio irernandarias antes de salir de este puerto; y en t' •<!<;.«
los tanteos de cuentas que se les ha tomado hasta hoy les esta
Icíího cargo de la remisión que han tenido sobre la dicha
e-obranza; y cerca della k han embargado en la ciudad de
Santa Fé algunos negros, ganados y barcas y otros bienes k\
(.ue pretenden derechos otros sus acreedores; y el dicho De-
fensor de la Real Hacienda ha pedido que los dichos negros
y barcas y ganados se traigan á esta ciudad por su cuenta,
( osta y riesgo del dicho Hernandarias de Saavedra, ante Sus
?iereedes, atento que un negro »e ha muerto y que otros seis
consta haber enviado á la ciudad de Córdoba, á don Geróni-
mo Luis de Cabrera, su sobrino, y que puede venir á menos
y en disminución cada dia; y pidió se le diese mandamiento
de ejecución en forma; y para proveer sobre ello nombraron
por su asesor al licenciado Gabriel Sánchez de Ojeda, con
26 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
cuyo parecer le mandaron dar traslado, y que, dando fianzas
de que traería los dichos negros y barcas a esta ciudad, ante
¿>as Mercedes, no se despacharía por ello, á lo cual ha res-
pondido y recusado á el dicho asesor, y lo hubieron por re-
cusado; y para proveer mandaron juntar los autos, y los han
visto, dijeron: que mandaban y mandaron por último aper-
cibimiento que, sin embargo de lo que dice y alega, se le no-
1 fique á el dicho Hernandarias de Saavedra que hoy, en todo
v\ dia, dé fianziis legas, llanas y abonadas de que traerá á su
costa, via recta, de la ciudad de Santa Fé á esta de la Trini
dad todos los negros y barcas que k están secrestados por lo
contenido en esta causa ante Sus jMercedes, dentro de cin-
( lienta dias, para la seguridad y entero de la Real C^aja, .-ou
apercibimiento que no lo haciendo, pasado el diclo término
se despachará recaudo como el Defensor tiene pedidí». para
que á costa de la misma hacienda y por cuenta y riesgo della
se traigan las dos barcas y todos los negros que están secres-
tados y depositados, y demás bienes ante Sus Mercedes, des-
de la dicha ciudad de Santa Fé á este puerto, para que la Real
Ca.ia sea enterada, atento que ha muchos añas que debe la
dñha contia y no ha pagado y enterado cosa alguna dell i ;
y asi lo proveyeron y mandaron atento que no hay otro 1í"-
trndo en esta ciudad sino el dicho Gabriel Sánchez de Ojv'a.
y está recusado y no pudo ser asesor en esta (íausa, la deter-
minaron sin letrado, y lo firmaron— Xín.s" de Salcedo— í^imon
de VaJdés. Ante mí, Gaspar de Aeevedo/'
No habiendo otorgado Hernandarias de Saavedra las
lianzas que por este auto se le mandaba dar, dentro del dia, el
Detensor de Hacienda no se hizo esperar para acusarle inme-
diatamente reincidía, y pedir se mandasen traer los bienes em-
bargados en Santa Fé, á costa de los mismos.
XXIX.
El gobernador de Guayrá presenta otros documentos.
Pasaron algunos dias sin que los Jueces de Hacienda de-
HERaN andarías DE SAAVEDRA 27
ti T minasen sobr€ lo pedido por el Defensor, apesar de haber
mandado traer los autos para resolver.
Entretanto Saavedra, en 16 de agosto, presentó la peti-
ción i[uc signe y los documentos de que luego nos ocupa-
remos.
' • Ilernandarias de Saavedra, gobernador que soy del Pa-
raguay, preso por mandato de Vuestrafe Mercedes, sobre
](«i? veinte y un mil y tantos pesos que me piden vuelva y en-
tere á la Real Caja, por el alcance que hizo de ellos á los
(>ficiales Reales deste puerto el señor Oidor don Francise:) de
^Mt'aro, siendo visitador destas provincias, afirmándoTüe de
i.ucvo en la esv^e^)CÍon declinatoria que alegado tongo, y í-n
lijs (lei)ias declinatorias y apelaciones interpuestas en esta di-
cha causa, y satisfaciendo al último auto que por mandado de
Vuestras ^Mercedes me fué notificado, digo: que, ansi él como
ti)dos los demás en esta causa pronunciados, no tienen justi-
ficación que buena sea para poder seguir contra mi persona
y bi( ues la via ejecutiva y tan de apremio, <!omo de hecho y
-contra todo derecho, sin fundamento alguno se ha intenta-
<'o; lo primero, por todas las razones y causas que antes de
íigora dichas y alegadas tengo, en que me afirmo; lo otro.
Vonjue no teniendo Vuestras Mercedes la determinación y
ejecutoria del Consejo, ante quien penden estas causas en
orado de apelación, de jurisdicción real ni contenciosa, no
(nben ni pueden hacer mas de asegurar la paga y restitución.
<}ue por el dicho Consejo se podria mandar hacer á la Real
Caja, y esta se asegura con los muchos bienes que me tienen
secrestados y embargados, juntamente con la lanza que ante
D-ego ^larin Xegron, gobernador que fué destas provincias
tengo dadas en la ciudad de la Asunción [x/r lew uu^eve mil y
tresci(^utos y cincuenta pesos que saqué de la Real Caja, como
\ «ireccrá por ella y los demás autos que sol)re y en vazon
d(sto se hicieron y están en el archivo de esa Real Contadu-
i'ia. y. siendo esto asi, agravio se me hace y le recibo en que
t;in precij>itadamente quieran Vuestras ^Mercedes atroi)ellar
le forma de este juicio, sin ser de su naturaleza ejecutivo.
28 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
respecto de no estar convencido en él, ni menos deher laa
diMidas que, por sus conocidos fines, cx)n tan escesivo rigor pi-
a<*n ; y esta verdad consta y parece indubitablemente por esta
cédula Real y ejecutoria que ante Vuestras Mercedes presen-
to con la solemnidad y juramiento necesario, de como están
bien pagados los ocho mil pesos que de la Real Caja se dieron
á la parte de Francisco Ortiz de Vergara, gobernador que fué
destas provincias, y su original de la dicha ejecutoria y Real
(y''dula tienen Vuestras Mercedes en la Real Contaduría, CO'
mo lo afirma y certifica Sebastian de Orduña por su carta,
cuyo traslado es el que también presento para mayor abun-
dancia: por tanto.
*'A vuestras Mercedes pido acatadamente requiero ha-
yan por presentada la dicha ejecutoria y Real Cédula, y en
virtud de ambas y cada una dellas declaren estar bien paga-
dos los ocho mil pesos que de la Real Caja se dieron r'í
la parte del dicho Francisco Ortiz de Vergara, para en euen-
t? y parte de pago de los salarios que Su Magestad le hizo
merced por el tiempo que parece haber gobernado en estas
provincias, y así declarado mande librar su mandamiento
para desembargarme los bienes que asi por estos ocho mil pe-
sos como i)or los nueve mil y trescientos y cincuenta m^
fueron secrestados, que será justicia, la cual pido conforme á
la nueva orden que Vuestras ^lercedes tienen del señor Fis-
cal, y de lo contrario protesto contra Vuestras Mercedes y
K.iis bienes, todos los daños, pérdidas y menoscabos que á loí^
míos se le siguieren y recrecieren de mandarlos vender y
traer á esta ciudad ; y de como ai lo pido y requiero se me dé
por testimonio para en guarda de mi derecho — Tierna ndarifi¡i
de Saaredra.
** Vista por los dichos Jueces Oficiales Reales, dijeron:
í.uc de la provisión y recados que presenta el dicho Hernán-
i\' Arias de Saavedra, se dé traslado al Defensor de la Real
ITíicienda y con lo que digere, ó no, se traigan los autos para
HERN ANDARÍAS DE SAAVEDRA 29
la primera audumcia; y asi lo proveyeron, ante mi, Gaspar
iit Act redo,
MAXUEL RICARDO TRELLES.
(C;)ntinuará.)
:^I E .M o R I A L .
Presentado al Ministro don Diego Qardoqui por los hacendados de
Buenos Aires y Mcntevi'^eo en el año 1794, sobre los medios úe
proveer al beneficio y exportación de la carne de vaca etc., etc.
(Conelusion.) (1)
D- que >ir,\m en la Martinica, y otras Islas de la Anu'-
ru-n, donde se eon.sunien ereeidas i)oreiones en la manten-
don de los negros, y dema,s habitantes; y ron este objeto
lúWR no dar tantos rodeos, se podian llevar desde aquí á la
Habana, eonio ya se ha empezado á practicar en peípieñari
]K»i-cione^ dond;» convendría establee íese la compafíia uu fac-
tor que las vendiese, no solo para nuestros establecimientos.
KÍné también para los de los estranjeros que fuesen á com-
iera rías allí.
27. La,s carnes que se remitiesen á España en derechu-
ra, s(» vendc^ria una Iniena parte para la Real Armada, con
cuyo jnotivo se lograba, que el estipendio que hace el Real
Jira rio todos lo.^ años, no fuese á manos de estranjeros; y
tal vez, que ya que por faltas de carnes en algunas Provin-
cias de p]spaña, lo pasan con el bacalao que les llevan los
]]igl<»s(»s. si se hiciesen al consumo de las de aqui, de est(» mo
do iba la nación á adelantar lo que no es creíble, por solo
evitar se fuesen crecidas sumas de pesos fuera del Reino.
re^. "
1. V^ase ])á.i. 'M)4 del tomo X de "La Revi ski' de Bikmios Ai
MEMORIAL 31
28. Las carnes que se destinasen para la África ten-
drían buena salida, pues sabemos que en muchos parajes ca-
recen de ganados, y siendo constante que los Portugueses,
que llegan á ^íontevideo conduciendo negros, llevan de re-
torno crecidas porciones de la de charque, nos presumimos
que en las costas del Brasil se podrán vender con ventaja.
y aun á la Asia si se llevase podrían convenir, pues el ejem-
plo lo íicredita con los 70 barriles que el año de 1788 remitió
desde aquí á ^lanila el factor de la compañía de Filípimis y
i»c solo llegaron buenos á aquel destino, sino que habiendo
iljstribuido algunos barriles á los Navios que allí estaban
•pertenecii'ntes á \dícha compañía, retornaron con ellos (i
('adiz, y llegaron sin (orromperse, y de muy buena calidad,
y capaces de embarcarse para cualquiera otro viaje, después
de haber pasado la Knea tres veces, sin duda por haberla
jal)ricado los Ingleses, que quedan referidos, y existían en
aquel tiempo en el saladero del finado ^íedina, por lo que
los principales directores que residen en Afadrid le dieron
jns gracias á este factor.
2Í). La compañía que allí se estableciese no solo podía
hiicer su comercio exclusivo con las carnes «ino también con
tocios los dema-s frutos, que en el día nadie comercia con
ellos, como es el lino, el cáñamo, la rubia, cerdas de caballo
y puerco, manteca de vaca, quesos, lenguas, sebo de carne-
rc para luces, pelo de ganado vacuno, pellejos de perro, de
cjTnero, de corderillos, de viscacha, de nutría, maderas, seda
silvestre, añil, agengibre del Paraguay, y otras varias cosas
].or este término. De este modo se abría la puerta á otros
ramos de comercio, que no se hace por ahora uso de ellos
y consecuentemente se lograría ver en breve el aumento de
])oblacion, la adquisición de las riquezas, y de la felicidad
i'citural y civil de esta provincia, y á este objeto principal de
economía se debían dirigir las miras del Gobierno, porqu»?
de ellos nace la opulencia, y la gloria del Soberano: las ar-*
tes primitivas son los primeros manantiales de donde pro-
vienen estos efectos, y por lo mismo se debe vigilar con
32 LA REVISTA DE BUENOS AIRDS.
ardor para que este comercio sea protejido, á fin que los
conductos por donde camine se hallen siempre expeditos
limpios y defendidos.
30. Cuando una nación no tiene comercio es cosa mani-
fiesta, que por excelentes que sean las producciones de su
terreno lian de ser inútiles, pues no teniendo salida, ni des-
pacho, no pueden los hacendados operarios, lisonjearse con
)a esperanza de las ganancias, que son las que estimula á au-
mentar y perfeccionar las haciendas, pues el comercio es el
espíritu que aviva el ingenio, dá movimiento y resucita la
industria; es el muelle principal de todas las fuerzas del
cuerpo político; y es el que produce, y atrae todas las ri-
quezas del estado.
31. Xo solamente es necesario el comercio para la sub-
sistí^ncia de un estado, sino que también es útil y provecho-
.so. asi para enriquecerle y fortificarlo, como para civilizarlo
( instruirlo, piies multiplicando la ganancia con el despa-
cho, pone en movimiento la industria. También es del caso
el comercio para mantener la tranquilidad de los puel)los,
para hacer observar las leyes, para que se respete el Go-
liierno. pues como subministra abundantes materias, no solo
lȒira vivir sino para vivir con sosiego y con gusto, los acos-
Tumbra á la j)az y á la quietud, haciéndoles aborrecer los
Tilborotos públieos, las turbaciones civiles, de aqui proviene
oUí^ en las naciones donde no hav comercio, ó es muv
]»oco, se entregan las gentes á una vida licenciosa, vaera-
biinda y cruel, lo cual ocasiona infinitos males políticos. Y;i
]»emos referido de la multitud de gente ociosa y vaga, (iue
existe :i la otra banda de este Rio. y los males que pned.-ir
resultar de mantenerle en inacción, pudiendo hacerlos íítili s
e^rnes saladas; y el mismo remedio podia servir en (^sta don-
de también se hallan muchos, aunque no tan perji^diciíd s
al estado, pero pernicioso en estremo al progreso de nuestros
haciendas, resp.^cto de que por falta de ocupación no vivi-n
sino del robo v la infamia : el comer io av^tivo <»s r-l solo \\\^
MEMORIAL 33
l»odia remediar en este pais tales males, y se prueba clara-
i;j'»iitt» porque s^i á él se inclinan los hombres, ha sido sií»m-
r.ví' por el am r natural á su existencií) un vivo desoo de Jas
eoHiodidades y las riquezas, y una cierta propensión á los
j>laeeres del lujo. Estas tres causas producen unos efectos
:M'l«itivos á su mismo origen: y asi se vé, que como las prin-
nieras necesidades se satisfacen con poco, y esto por lo co-
mún se halla en el mismo pais con exorbitante abundamna,
os muy corto y escaso el comercio que ocasiona la i>rimera
iXM'o como las comodidades v conveniencias son muchas v
rliv(M'SMs, y los placeres y gustos no tienen límites es difícil
t(iie el mismo suelo produzca todo lo que desea nuestra sen
fiibilidad, ó nuestro capricho, y i)or esto es grande el co-
Tijercio que proviene de la 2.a y grandísimo el que resul-
ta áv la tercera que debemos inferir que después de lograr
h\ í-ivilizacion con aplicar á muchos hombres ociosos, y aur*
mugieres y niños de la campaña en la salazón de carnes, y
1:1 í)uerta que se abra para comerciar con otros ramos, que
<'OHio está dicho en el dia no se consideran para el resultado
s( lia un aumento considerable en el comercio de España por
v\ mar consumo de géneros y de vestuario y de otros diversos
qiK exigiría el deseo de las comodidades. La historia de todos
lo>' siglos denniestra esta verdad, en ella se vé que los salva-
ji»s caiubian, y permutan tan solo lo necesario, los medios
lárbaros comercian por lograr algún descanso, y los Pueblos
<*uItos trafican en todo, pero su mayor giro lo motiva el lujo.
.32. Las reglas que contribuyen principalmente según
nos persuadimos al aumento del comercio son las siguientes:
1.*, que los frutos de que abunda el Pais, y manufacturas
<iue se trabajan de ellof», puedan libremente extraerse á cual-
quiera lugar y en cualquiera tiempo y en cualquiera canti-
<iad, á no ser que por algunas extraordinarias circunstancian
SM juzgue conveniente restringir ó moderar esta facultad en
l'(»nefici() del público, esta libertad llena la nación de un en-
tusiasino de comercio, y es causa de que todos procuran te-
ner una porción sobrante para el tráfico, á mas de esto la
U LA REVISTA DE BUENOS AIRKS.
«>ímaneia que ven próxima aviva sus esperanzas, y estas dan
T.nayor esfuerzo á las labores con las que proceden á enrií^ue-
cerse. Es cierto que cada uno piensa en su interés privado,
pero también lo es que procurando los particulares por este
tí'rmino su opulencia, hacen la causa pública, y enriquecían
toda la nación.
S^. Pero para que todos se inflamen de estos deseos, y
( unda el espíritu de negociar, es preciso que se hallen segu-
ios de que podrán extraer su sobrante á tiempo, y de manera
([ue no se oponga á sus mismos intereses, pues faltando estí*
*cegaridad nadie i)roeura por la abundancia, y todos se con-
tentan con lo preciso como hasta aquí, ella consiste en dos
]nmtos: el primero que la compañía que abrace el comercio
de sus carnes saladas ponga todo el i)rincipal conato en esti»^
ramo, poi-que hemos visto que la actual destinada á la pes<Tk
•"!'.' la Ballena no ha dejado de distraerse en otros objetos
eiiando ha creído hallar mas conveniencia, como es en ocu-
l?iir algunos de sus buques, fletándolos para llevar solo cueros
á España, de lo que dimana no perfeccicmarse en los á (jue
M)n destinados. El segundo que la estraccion de todos frutos
SI a libre; pues esperimentamos que no solo la del trigo so
jrohibe, aunque esté á un bajo precio, sino (pie también su-
cede lo mismo con el sebo que producen nuestros ganados
\acunos en rama, cuyo precio ínfimo es el de 4 á 6 reales la
arro])a, y mediano de 8 á 10 reales, y el superior de 14 á 1>
reales; por lo que seria muy. conveniente el que se establecie-
se, que en llegando al de diez reales, solo en este caso se pro-
liiba su estraccion sea para el comercio interno, ó esterno.
de euvo modo se animarán todos á cultivar el arte de bene-
fieiar esta esp cié tan útil en todo el mundo para murhos-
objetos.
34. Algunos creen que España no necesita de mas co-
líU^rcio que el que haga de sus frutos, con sus Indias, pero
1)0 consideran como un punto j)rincipalísimo, y el mas esen-
cial, que para la conservación de aquel Ricino, y este, debí»-
uer el sistema favorito el aumento de la marina mercantiK
MEMORIAL 35
ionio madre de la militar, pues estas dos se dan la mano, y
ambas la dan el comercio. Sin marina no puede haber co-
irercio estendido, sin comercio estendido no puede haber
marina. Las máximas de las potencias marítimas son bien
(oi.ocidas sobre este asunto y pueden servirnos de regla
Lo« Ingleses que entienden bien sus intereses, pudieran te-
ner el carbón de piedra á la puerta de Londres, y ahorrar
inHlones en su «.^osta, pero prefieren pasrar tres veces más caro
ej de Xewcastel, que viene por mar, porque en su trasporte
op ejercitan de continuo quince mil marineros.
85. ílntre los ramos de su comercio los (pie mas apre-
< ian son los groseros que címsiste en objetos de mucho voliV
Mcn, como es el de Terranova para la conducción del baca-
lao y la pesca de la l^allena. por que emplean mas Navios,
y dan por útil cualquiera comercio marítimo, y á larga dis-
tancia aunque no dé mas beneficio á la nación, que em-
plear nuicha gente de mar; y si esto es lo que vale, y lo que
iuiporta podemos gloriarnos de que nuestro Soberano es el
único en el mundo que tiene las mejores proporciones para
crear un plantel de marineria, como es en el comercio d(* los
.•'rutos de esta Provincia (pie se halla á larga distancia de
Ici Metrópoli, ron navegación la mas dulce y menos arries-
gitda, y cuyos frutos los de mayor volumen, como son las
cfirnes saladas, las pieles, las astas, el s(^bo, aceite de Lobo
y Ballena, los granos, lino, cáñamo y otros (pie produce la
a 'jtri cultura.
V
86. Por esta razón sin contradicción alguna, este co-
mercio es el que se debe fomentar mas bien que otro, que
no produce tan titiles ventajas al estado, y esta providencia
x-s tan precisa en nuestro concepto que sin ella jamas habrá
cu España una numerosa marina mercantil, y sin esta ¿Cí'i-
jíio podrá sostenerse la militar, sino á pura costa de inmensos
tesoros? Diremos, que para un caso de guerra, cuando sea
]u*eciso armar las escuadras, puede suplir la provincia de la
matrícula, de ningún modo; pues aunque se pueda tomar un
número de paisanos, no son marineros, y treinta hombres
36 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
va heí'hos á iu mar, valen mas para las maniobras que 700 de
<UT Helios, y por lo que toea á pilotos, y un pié de hom-
]»res espertos, es preciso mantenerlos todo el año, y sino se
mantiene» un buen número de ellos en tiempo de paz, en un
coinereio eomo este útil y lucrativo ¿donde se hallarán en
habiendo guerras? Tiempo en que todas las naciones tienen
empleados á los suyos.
'i7. Este es, y será el estado de España hasta que no
tenga algunos millares de navios m<^rcantiles sobre el mar.
lií que no es dudable se consiga, después que se ha abierto
el comercio libre con las Ann^ricas, y que se fomente el
li'áfico de las i)roducciones de esta provincia como dejamos
ispnstulo á cuyo intento nos parece seria muy convenien-
te remover con tiempo los ol)stáculos que ocurren en ]\Ionte-
-video por la ninguna subordinación de los marineros, que
vienen en las embarcaciones de España, porque á reserva
<]k' los (jue traen los Paquebotes correos, todos son propensos
A la deserción con la mira de hacerse necesarios á la vuelta en
]a (|ue se hacen pagar mas que lo triplicado con el título que
jlauíau de travesía y cuando no se les concede saben levantar-
le en alta mar, y hacerse pagar por fuerza, y asi para atajar
y arreglar este desorden, y el (pie se nota en la maestranza do
i'ibí ra, en las oarenas que allí ocurren por el esceso de sus
jornales y poca aplicación, de modo que cuesten por lo re-
cular 70, 72 y aun 75 mil pesos, y tan mal hechas que sue-
len tení'r precisión los navieros de arribar á las costas del
]>rasil i>ara remediarlas, seria bueno se formasen ordenanza*;
ñ propósito con arreglo á las circunstancias locales de aquel
puerto dando comisión para su cumplimiento á algún gef'í
]^ei*manente, porqu-e de darla á los comandantes del Rio, tal
'Sfz no tendrian efecto, porque se mudan muy amenudo, y
es tan necesaria esta providencia que conceptuamos que sin
illa no se podrán conseguir los progresos que nos promete-
II ¡os, ni que el Rey pueda contar para los casos de guerra
con un pié de 10 á 12 mil marineros que pueden estar ocu-
pados en este ^'omercio en tiempo de paz.
MEMORIAL 37
38. Xos hacemos cargo, que no es obra do pocos diaí»
crear un nuevo sistema de industria y de comercio para uii
objeto tan vasto, como es la salazón de carnes en común y
ireneral, y darles salidas en los parajes donde las necesiten,
pero es un asunto que se puede tomar por partes, y aunque
fl método requiere algunos años, hay ciertas providencia*
que desde el mismo principio de su plantificación, tendrán
todo su efecto, pues conlo se ha dicho hay hasta ocho parti-
culares que se ocupan en esta manufactura.
39. Los objetos capitales que debe comprender el nue-
vo sistema, son una buena policía, y buenas providencian
para el gobierno de los cam])OS á fin de lograr el aumento y
cons<^rvacion de los ganados, las que se pueden aqui arreglar
con audiencia de los Hacendados de esta y la otra banda, es-
t^nder el comercio todo lo que se pueda, y sobre todo hacer
útiles a las gentes vagas, y como ningún estímulo es tan po-
deroso como el interés y el honor, que convendría señalar al-
gún premio, ó distinción al que cultive ó manufacture la
mayor cantidad y de mtejor calidad de carnes, con la circuns-
ÍHiicia de sujetar y traer a los saladeros los ganados alzador
Je mas remotas distancias, como ya queda espresado, para
M,'V si asi se logra, el que no hagan matanzas por solo el in-
teiés de la piel con pérdida total de carne, pues aun(iue sean
teros no se de^e permitir este desorden, porque justamente
c¿? la carne de maí; consistencia para la salazón. A este me-
die deben los iiayores progresos los ingleses, siendo máxima
consistente de su gobierno, no escasear la recompensa de los
]>úblicos servicios, dispensando liberalmente honores y emo-
lumentos, á quien dá honor á la Patria con su talento, y
provecho con su aplicación, y para todo género de manu-
faí*tura y cada ramo de industria, qu<» quieran acrescentar
Iiay sus premios determinados, siendo increíble el ardor, v
H emulación que causa este estímulo en todo el s\u»rpo de
la nación.
40 Xo dudamos que aquí suceda lo mismo, en toman-*
dos<' con empeño la plantificación dí4 (*omercio de carnes, y
38 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
ium podían ser muy útiles los premios, si se estendiese á otro
ramo ele industria, que está durmiendo como se ha dicho
arriba, y es el cultivo de la Rubia, que la hay silvestre en
iibundaneia, la que es maravillosa para los tintes; (1) el de la
<-eda silvestre, el del Lino y cáñamo que se produce bien para
llevarlo á España en rama, como está mandado por repeti-
<las reales órdenes, el de añil, cate y ajenjibre que producen
2miy ])ien en el Paraguay, donde hay muchas raices, gomas,
rocinas, yerbas y diversidad de especies de que en otras par-
tes del mundo son escelentes ramos de comercio, y allí no se
i>i»»nsa en ello, tal vez por falta de estímulo, que si lo hubie-
se no descuidarían también el ramo de la azúcar, pues es
tanto su abandono, que de la que recojen, ni aun ])ueden
iibnstecer A esta ciudad.
41. Esta corta digresión sobre estos ramos de indus-
iria, ha sido indispensable para dar una idea de todo lo que
se puede adelantar en esta parte de que son susceptibles estos
terrenos, y que se miran como necesarios al fomento de las
ocupaí'iones públicas. Quisiéramos imprimir con principios
]»rácticos en los corazones de nuestros compatriotas, que el
I 'rimero y el mas preci.so abono que debemos poner en nues-
tras tierras y grangerias, es una constant^e aplicación y des-
v**lo para el mejor cultivo de varios ramos que hay de indus-
tria, ([ue están abandonados á lo que pueden contribuir la
ü'Mnii poKtica de nu<^tro Gobierno, multiplicando isubpis-
lencias, protegiendo y facilitando ocupaciones en toda clase
]. El autor de las "Líoccionies elomeiit Lites de a,gTi cultura" .publi-
va<lH*< ^m 1^1 spi r.iau'apio <l'Ol ■doctor Viieyteí? (año 1S0.3) consagra 1»
le^M'ioin 14 al ^'cotnocimi'emto y -cultivo de la Rti^iía" pi^^ata 4^¡ae s&frun
el mimiio autor es espontánea entre iiosotRvs y vulgarmente cono-
v,u\tii coin i?.l n»>inbro d> ** Rui-ees de teñi-r". Kecomie.nda la estacio-n del
Otoño como la mejor para eoseoharla y dic»e que la-s raicea son la
parte verdaderamente útil de esta planta. No la describe: nofio-
Iros créenos que -os una planta tintórea que dá el color llamado
por los franc-eses **gairatncíe. "
Antig-uíimente la cosecha de estas raí ees era uno d«e los ramos
ele industria de los vecinos de la **(^apilla del Paraná" (Entre Rios.)
Hoy apena-s »on conocidas allí y empleadas en la industria do-
jnés.tica p'iir algutnas familias.
MEMORIAL 39
Á*- industria, por medio de los premios y aunque las de la
agricultura pueden ser numerosas, consiguiéndose la estrac-
t'ion de los granos, y otros frutos que produce, con todo
i.nivicTie favorecer toda especie de cultivo industrial por
pequeño que sea.
42. Rajo el nombre genérico de industria, comprende-
nu'S todas las ventajas que quieran aprovecharse, y ofrece
liucstro suelo en cualesquiera electos de los que produce ca-
jíiiccs de recibir alguna nueva forma, mejora ó beneficio por
ii'cdio del trabajo del hombre, ya sea que rsulte de lina sim-
\>\*' oj)eraci()n manual, ó ya por el ministerio de ingenios, y
i'iáí|uinas que la faciliten de que resultará que el producto de
t'stos trabajos públicos, será la mas lejítima y la mas segura
riijueza del estado, sin los cuales las mas preciosas minas
pr» son sino unos bienes momentáneos, que se desvanecen
t*omo el humo. La industria es la llave maestra de la opu-
lencia, y el dinero no es mas que signo de las ocupaciones
útiles, y de que ha de ir forzosamente á las manos del
1 ralla jador; poniendo pues en movimiento la agricultura, la
ii dustria y el tráfico, la Real Hacienda prosperará, porque
ti patrimonio del Soberano sale del fondo público; si este no
i rece en vano proyectarán los ^linistros que la manejen para
tlar aumentos de riquezas al erario, pues los arroyos que fe-
< i'Ldan y fertilizan el patrimonio del príncipe y el de los par-
liíulares nace vie una misma fuente. Para dirijir con acierto
<ste ramo, es muy precisa la ciencia de la economía y el co-
i'cio : es esta una materia tan delicada, que cualquiera pe-
<uaño golpe que se le dá sin acierto, suele acotar los manan-
1 lides, por esto será muy del caso un sistema acomodado á la
Hiíluraleza del Pais, á las necesidades del ciudadano y á los
intereses particulares de la nación, para no obrar á ciegas en
% stas operaciones.
48. l*ara comprender con mayor claridad este princi-
7»io, consideremos dos naciones que llevan unos mismos efec-
ios á vender á otra distinta; es evidente que si la una de las
<'0>: tiene mejores ó tan buenos géneros, y al mismo tiempo por
40 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
la franquicia ó baja de derechos, por la mayor comodidad
en sus transportes, por los menores estorbos que encuentra
en el despacho de sus mercaderias; que paga menos en su
b«]ida, y facilita su construcción; tendrá infaltablemente la
preferencia sobre la otra nación, y llegará á hacerse muchü
mas rica y poderosa. La demostración de este teorema es.
(iue la preferencia y el despacho es el alma del tráfíico. y qut^
donde la salida es pronta y mucha, el comercio es fuerte y
pujante, y al contrario donde es lenta y poca, es débil y de
poca consideración. Estas máximas quisiéramos que se ar-
raigasen en el espíritu de la compañia que aqui se establezca
como deseamos para la salazón de carnes, pues solo asi en.
breve se notaria la decadencia del pospuesto,, y la total rui-
na de su comercio en este ramo, que siempre nos persuadí -
II «os sea el inglés de cuyas máximas y resortes ocidtos s(^rá
menester guardarse porque siempre ha procurado destruir
lus mejores establecimientos de industria y comercio de nues-
tra España, y también quisiéramos, que se arraigasen otras
IaO menos importantes en los jefes ([ue aquí nos mandan
sucesivamente, como es en primer lugar, la de sugetar á los
vagos, haciendo que sean útiles á la provincia los que le
son perjudiciales; porque el pue])lo bien ocupado, es sin la
uienor duda el punto fijo de donde como líneas indefectibles
[u rten todas las felicidades del Estado. Es el qiw olvi-
dado de todo mal pensamiento contrario á la quietud públi-
..♦a, solo se desvela en la adquisición de su subsistencia y de-
sús comodidades. El que con sus manos aumenta los efcc-
ios nacionaleíí y enriquece al Estado. El que por estos
medios se propaga insensiblemente, acrecienta la pol>laci()n.
y dá gentes de mar y tierra, que defienden la nación de sus"
enemigos. El que con sus numerosos consumos, y la extrac-
ción dá valor á los frutos y ganados, y aumenta por conse-
( uencia el de }as tierras y las haciendas. El que acrecienta
á proporción las rentas reales y la fuerza del estado. Es
por último el mas seguro tesoro de la Nación, qile no puede
Ktr robado, mientras se le atienda como merece con estas:
MEMORIAL 41
i.>áxinias; y coa la de que el eoiiiereio se halle bien practiea-
íld y protejido, se verán grandes y hermosos efectos; el
j. rimero será aumentar el Poder del Soberano y las riquezas
de la nación, eomo está dicho, proporcionando medios para
i- amentar mayor numero de familias con el fomento de iu
agricultura é industria: este efecto á mas de ser patente por
lo que se ha dicho en esta representación, lo demuestra la
esperiencia de las naciones, que han sabido y saben conic^r-
c:ar. En Inglaterra es máxima común y fundamental del
ííobierno que el comercio es la sementera de la marineria, es
el espíritu de la marina; la marina los brazos del comercio;
el comercio el origen del poder y de la gloria de la Gran
Bretaña.
44. Por último, Excelentísimo señor, debqmos ha<fiL»r
presente á V. E. que hay ciertos parages, asi en esta banda
como en la otra de este rio, donde se acumulan mudios mi-
llares de ganados vacunos, que por no poderlos sujetar á ro-
deo, y ponerles su marca cada dueño, se llaman orejanos ó
alzados; de modo que aunque se conoce que los de esta ban-
d . (que por lo regular se hallan á la parte del sud) son perte-
necientes á todos estos estancieros en común, también es evi-
dente que pertenecen á los de aquella todos los <iue sí^ ha
lliin de esta clase en los parages mas remotos, sin que se
jMíedan distinguir á que individuos correspondan en parti-
cular, i)ues estos estravios los motivan varias causas gene-
rales, é imppsible de poderlas remediar, como son la falta de
aguadas y pastos, que dimanan de una seca general, tam-
];ieu por las correrías que se hacen en las mismas estancias
para las matanzas, en cuyos casos se estravian, y después
]TOcrean á largas distancias, sin haber arbitrio para mar-
carlos.
45. Asi como hay ganados orejanos ó alzados, que no
tunen conocido dueño por hallarse sin marcas en terrenos
rt-alengos y desiertos, hay tam})ien otros de la misma clase.
qut tienen ef.'ctivamente dueños conocidos, como son los
que existen en las haciendas opulenta.s, que por no tener los
42 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
dueños suficientes esclavos ó no hallar peones que conchavar
en los tiempos de yerra, se quedan muchos sin la marca, y
no por esto pierden el derecho que tienen á los tales ganados.
V usan de ellos como legítimos dueños, y por estar en su
l»ropio terreno les acredita la voz pública la posesión que
gozan.
46. No son de estos de los que tratasen sino de los
] cimeros, que absolutamente es imposible poder conocer, y
cc»riocer individualmente á los dueños á quienes pertenezcan.
47. Por esta imposibilidad, y sin embargo de sal^erse
con evidencia que pertenecen á todos los hacendados en co-
mún, ha estado en práctica de muchos años á esta parte, qu(j
•^1 que ha querido con licencia 6 sin ella, ha usado de los tales
ganados aprovechándose de los cuerambres que han produci-
do, como si fuera único y lejítimo dueño, y lo que es mas sin
tener ni aun remoto derecho á ellos por no ser hacendados,
causando con estas matanzas clandestinas los mayores de-
f.órdenes en la campaña, no solo por matar las vacas, sino
por la pérdida total de las carnes, sebo, grasa, y todo lo demás
<jue produce cada cabeza de ganado á reserva de la piel, que
es lo que solo aprovechan en tales ocasiones.
48. En esta virtud, y puesto que esta clase de ganados
pertenecen al común de todas las haciendas, nos parece que
• fxi.ie la mas recta justicia, que los caudales que produzcan.
^•"H de los que se vendan en pié, 6 de los que se beneficien en
í(.s saladeros, se apliquen, y se inviertan también en el ade-
lantamiento y provecho de todas las mismas haciendas en
común, ai en lo gastos que se podrían hacer en aniquilar
y destruir la muchedumbre de perros cimarrones, que hay
en todos los partidos en perjuicio general del terneraje, que
se lo comen diariamente, en contener las yeguadas, y caba-
lladas alzadas, que inquietan á los ganados en sus rodeos, les
consumen los pastos, y se llevan en la mezcla de sus corre -
rias y atropelladas á los caballos mansos: eu costear prisio-
nes, y demás precauciones necesarias para reprimir la osadía
\
<
MEMORIAL 43
é'} los ladrones y vagabundos: en facilitar las aguadas don-
de no hay rios, ni arrojaos por medio de aclarar las lagunas
y manantiales, por cuya falta se ocasiona regularmente el
vstravio de los ganados y este es el principio para que se
luí van alzado, y por último se po<lian invertir los referido»
<-aadalcs en otros gastos de esta clase, como fuesen en man-
t.-ncr .(ilegible)
tijo en las campañas, pudiendo
fímdos para habilitar con calidad de
finieran formar nuevas estancias, y saladeros
ÍLTualrntaite se podian sacar de él los premios, y recompen-
nxs (jue dejamos indicadas á favor de los que se esmeren en
a.írricultura, y aun reintegrar después los primeros gastos,
<|iie hi**icse la Real Hacienda en el envió de los Irlandeses,
pj ra maestros de la salazón de carnes, y el de los toneleros.
V con estos objetos tan laudables, nos parece no seria fuera
de i)rop6sito el que entrase en este fondo el valor de las apre-
( iaeiones de cueros y ganados que se hacen á los contraven-
tores a los bandos que las prescriben con arreglo á los de-
sordenes (pie se cometen clandestinamente.
49. Para que la distribución de estos caudales fuese ar-
reglada á justicia, se podian establecer dos canjes en esta
ciudad para que entrasen en ella los pertenecientes á la cam-
]ti\\m de esta banda, y otra en ^íontevideo para los de aque-
Ibi. ]>nniendo á íada una tres llaves: una en poder del Alcal-
de de primer voto: otra en el del Síndico Procurador de la
■ iudad. y otra en el sujeto que nombren los mismos ha(H»n-
dados 7 respectivos, para llevar la cuenta y razón, la que se
l>odia tomar cada año por la persona \i oficina, que señale el
i/obierno con anuencia del apmlerado, que para esto nombren
'• s haí*endados ; y las libranzas contra las
(•n jas, se podian expedir por el -
í\ cuyo cargo esté el mando de la
;'í por un ministro de esta Real Audiencia, precediendo in-
i*orm<\ é intervención de la Junta, ó apoderado de los hacen-
41 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Ciados. De este modo nos prometíamos cesarían los conti-
nuados pleitos, que se suscitan i)or la pertenencia de 1oí$
tales ganados, y viviríamos todos en paz y tranquilidad.
50. Por tanto, Exmo. Sr., ocurrimos á V. E. para (pie,
se digne inclinar la Real l>eneficencia de 8. M. á favor de Ioíí
hacendados de Buenos Aires y ]\rontevideo, para que por
medio de los premias y recompensas que se señalen á los que
\enzan las dificultades que ocurren, se establezca general-
mente la salazón de carnes y el cultivo de otros ramos de
comercio, que no están en uso. Que se hagan útiles á los
vagamundos, por medio de buenas ordenanzas de Policía
formadas con anuencia de los hacendados. Que se envíen
íK-lienta 6 cien Irlandeses, maestros de salar carnes, con la
calidad de que sean solteros y católicos. Que se envíen to-
neleros, con la,s prevenciones indicadas, para que aquí se
fabriquen barriles. Que por lo pronto se traiga barrilería
líthva de España en duelas, y arcos de fierro. Que se esta-
blezca una compañía, 6 facultar á la de la Ballena con el fiu
de facilitar estos objetos. Que no se prohiba
ganado vacuno á menos de diez reales la
arroba en rama. . ordenanzas^
peculiares al Puerto para el ar-
reglo de la marinería, maestranza de ribera, que ejecutan \'¿i%
carenas á los navios de comercio. Y que se forme un fond)
del producto de los ganados alzados, y del de los cueros, y
(:tros frutos que se aprenden á los contraventores de los ban-
dos publicados para estos asuntos, y se inventa en benefi-
cio de las haciendas de campo. ])ara lograr el aumento, y
conservación de los ganados. De todo lo que quedaremos
(M-n el nmyor reconocimiento á V. E., ordenando á este efecto,
que las provid.mcía,s que S. ^l. tenga por conveniente espe-
dir se circulen, y publiquen en esta Provincia, con lo qu(>
sin duda esperamos ver logrados los fines, á que se dirije esta
nuestra sumisa representación, como tan útiles al estado v
al Real servicio de S. M.
MEMORIAL 43
Nuestro Si-ñor gUiirdí» á V. E. muchos años. — Buenos
^\ir(»s (le 1794.
Exino. Señor don Diego Gardoqui.
DES< RÍPCIüN HISTÓRICA
DE LA
ANTIGUA PKOVIXCIA DEL PARAGUAY.
(Couti.miacioii.) (1)
^raehain no ])orfió en continuar el ataque; se retiró en
i'ulen defendiéndose del fues^o de las dos divisiones que l«j
iban á envolver.
Los tres generales, Gareia. Uabañas y Gamarra, retroee-
dieron auncjue ya victoriosos, sin atreverse á apurar y opri-
rijir ó eortar la retirada á Maehain. Y sin embargo de qur-
el gobernador Velazeo, por el hecho de haber desamparüdo
(1 ejército y fugado vergonzosamente á los primeros tiros
del cañón tínemigo, quedaba ya privado del gobierno de la
piovincia, y ae toda intervención en el ejército, y por lo
n ismo se habia hecho digno de la pena cai)ital, no se le for-
V"/) causa por un consejo de guerra que incontinenti debiaíi
celebrar los tres pro'dichos generííkls; antes ])ien le hi-
citrón buscar y llamar, mas por ignorancia que por necesi-
dad. Vuelto Velazco al ejército, determinó perseguir, y al
efecto se destacaron algunas compañias lijeras, con orden de
stguir pisándole la retaguardia, hasta dejarle pasar libre-
iLcnte el rio Tacuaru sobre cuya margen del sud se acampó >-
ft)rtificó Belgrano, aguardando el refuerzo de tropa que ha-
1. VY*a^*e la pajina 310 del tamo X de esta "Revista
ff
PARAGUAY. 47
l)ia pedido á la Junta de Buenos Aires, para volver con fuer-
za mas respetable sobre el Paraguay.
El rio Tacuarí es angosto, pero profundo, rápido, mon-
tuoso y sin vados; estas circunstancias alucinaron á Belgra-
no poco ó nada militar, para creerse seguro é inespugnable
i-Ti aquel sitio, apesar del descalabro que habia padecido en
J^araguarí, Así fue, que sobre el paso único que tiene el Ta-
(itaríf levantó kis baterías, y se iniso en estado de resistir á
ciialquiera invasión paraguaya. Allí se mantuvo todo el
mes de febrero.
El gobernador Velazco, pensando que Belgrano, por el
susto que llevó en Par aguan, y por su precipitada desi)rd«^-
rada retirada, no habia de parar hasta pasar el Paraná, se
íHiuvo en perseguirlo, hasta que noticioso de haber hecho
ííltc y fortificádose sobre el paso de Tacuarí, hizo marchar
2(^00 hombres de todas armas, contra él, al mando de don
Manuel Cabanas, y don Juan ]\ranuel Gamarra, con orden d^
iícsalojarlo de aquel punto, y perseguirlo hasta hacerlo pa-
sar el Paraná. A principio de marzo se presentó nuestro ejér-
cito sobre las márgenes de Tacuarí, al frente del enemigo.
P'vro Belgrano nada temió á la vista de un ejército superior
al suyo.
Los generales y oficiales paraguayos que observaron la
\tntajosa posición en que se hallaba el enemigo al otro lado
d(4 rio, que le servia de antemural, y conociendo por estas
(árcunstancias que no seria fácil desalojarlo de aquel punto
atacándolo solo de frente, sin batirlo también por la espal-
da, determinaron construir un puente sobre el Tacuarí, por
lie haber vado por donde esguazarlo. Así lo ejecutaron^
construyéndolo á una l<^gua arriba, d^l paso. En un monte
pjande cercano al rio, cortarcm de noche á la lumbre de los
fogones y condujeron al parage designado, toda la madera
] roporeionada al ancho del rio, y necesaria para el puente.
(\mcluido este en dos dias se dividió nuestro ejército en dos
consideral)les trozos, y el 9 de marzo al amanecer, comenzó
f\ que habia á éste lado, á batir de frente al enemigo, mien-
4S LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
tlh^ que el otro pasaba el puente al mando de don Manuel
(íainarra.
Divertido asi el general Belgrano, sin pensar en ser ata-
cado por su retaguardia, puso toda su atención en eorres-
I»onder a nuestros fuegos; euando de repente se halló opH-
iDÚlo por las tropas que habian pasado al otro lado del rio
Tacuarí, y al mismo tiempo por los botes armados que del
Paraná, arrufaban l)atiéndole por el flaneo izquierdo. Nues-
tras tropas del otro lado, entraron en acción con el mayor
g<'neral ^lachain y apesar de haberse defendido este con mu-
clio valor, fué liecho ]>risionero con otros oficiales y consl-
cicrable número de soldados, se le tomaron dos piezas de
aríilleria, un carro de municiones, fusiles y demás armas
blancas, llocos fueron los muertos, de una y otra parte.
Belgrnno que se vio en el mayor conflicto, envuelto en-
U-^ tres fuegos y espuesto también á caer prisionero, ser en-
lira mente destrozado ó rendirse á discreción, tomó el par-
lulo de ofrecer capitulaciones; al efecto, mandó un parla
r^entario que fué don José Alberto Echevarría, Paraguayo y
lio materno de ^lachain al general don ^íanuel Cabanas, re-
(.1. í riendo la cesación de hostilidad, y prometiendo retirar?.*
ci n el resto de su ejército y armas que le quedaban, al otro
lado del Paraná, dejando así evacuada la provincia de toda
invasión. El general paraguayo contestó á Belgrano por el
oficio que sigue:
(ainjio (le bataUa de Taoiiarí. marzo 9 de JSll.
"Habiéndose presentado el parlamentario don José Al-
berto Echevarría, proponiendo de parte del señor gencr.d
del ejército de Buenos Aires, que respecto á (jiie solo había
T: nido, no á hostilizar la Provincia del Paraguay, sino á au-
xiliarla, de que han resultado varias hostilidades, se retir.M-
ria al otro lado del Paraná con su ejército, y dejariü 1h
]»rovincia evacuada de toda invasión ; he resuelto yo e! ^\»-
li andante en gefe de las tropas del Paraguay, convenir, vn
(Míe siempre y cuando se convenga no haber mas hostni«"I;i-
PARAGUAY. 49
<les de armas, conceder la proposición hecha por el parla-
iicntario; bajo de dicho seguro principiará á marchar desde
mañana 10 del corriente. — Dios guarde al señor general mu-
chos años. — Manuel Atanacio Cabanas."
El general don Mamiel Belgrano, contesto lo siguiente?
*'^Ie conformo en todas sus partes, con cuanto usícd
me significa en su oficio de este dia ; y al efecto daré princi-
l»if> á mi marcha mañana, pero si usted gusta que adehiitc-
mos mas la negociación para que la Provincia se persua-hi de
<\\ii: mi objeto no ha sido conquistarla, sino facilitarle me-
<]ios ])ara sus adelantamientos, felicidad y comunicación con
!a capital, sírvase decírmelo, y le haré mis proposiciones -
Dios guarde á usted muchos años. Marzo 9 de 1811.''
Quiso el general Cabanas oir las proposiciones que Bel-
grnno ofrecía hacerle, y le comunicó a este que gustaría s<?
Jas hiciese, en cuya virtud le trasmitió las siguientes:
**Ya que usted gusta imponerse de las proposiciones que
hé meditado hacerle, en virtud de las altas facultades de que
estoy revestido, como representante de la Exelentísima Jun-
1a de la provincia de Buenos Aires, para que se convenza la
<^'l Paraguay, de que el objeto de mi venida, no ha sido á
conquistarla sino a auxiliarla, para que valiéndose los hijo.-?
<!(' ella de las fuerzas de mi mando, recobrasen sus derechos.
<;ue por todos títulos les corresponden; que nombrasen sus
c^iputados al Congreso general, á fin de resolver el modo de
(onservar la monarquía española en estos dominios de Su
]Mngestad el señor don Fernando 7.o, si la España se pier-
de enteramente, hallándose hoy reducida al triste recinto de
Cádiz y la Isla de León; é igualmente concederle la franqul-
i'w de un comercio lil)eral de sus producciones, inclusa la
Oel tabaco, y otras gracias para sus mayores adelantamien-
tos y ventajas; deseoso ademas de evitar para siempre la
eiusion de sanj^re entre hermanos, parientes y paisanos que
tíin infelizmente hemos esperimentado — hago las siguientes
proposiciones :
1.a Ilabrá desde hoy paz, unión, entera confianza, fran-
50 LA REVJSTA DE BUENOS AIRES.
v'u y liberal comercio de todos los frutos de las provincias,
incluso el tabaoo, con las demás del Rio de la Plata, y parti-
cularmente con la capital áe Buenos Aires.
2.a Respecto á que la falta de unión que ha habida
hasta ahora, consiste en que la Provincia ignora el deplora-
Ht: estado de la España, como el que las antedichas pro-
vincias del Rio de la Plata, están ya unidas, y en obedien-
cia á la capital, y solo ella falta con su diputado, y Li
ciudad de ^lonte video, podrán ir tres ó cuatro individuos,
que ella misma nombre, á la capital, á cerciorarse por si
mismos, para que instruidos de la casi total pérdida de la
Ivspaña, elija el diputado que le corresponde, se una, y guar-
do el orden de dependencia determinado j)or la voluntad so-
berana
3.a Elejido el diputado, deberá la ciudad de 1». Asun-
ción formar su Junta de gobierno, según previene el regla-
r. lento de 10 de febrero último, que acompaño en la Gaceta de
Buenos Aires del 14, siendo su presidente, el gobernador don
J'Crnardo Velazco.
4.a Para que se cerciore mas la provincia del Paraguay,
de que no he venido á conquistarla, sino á auxiliarla ; sin em-
bí^rgo de que nada se me dice de los ganados que he consu-
mido, pertenecientes a aquellos vecinos, y de las caballadas,
oue acaso se habrán perdido por mi ejército, también corre;»-
I'Ondientes á los mismos; me ofrezco á volver las mismas es-
pecies, ó su equivalente en dinero, según convenio que cele-
bremos.
5.a Pido que no se siga perjuicio alguno á Vas fami-
lias de esta provincia, que siendo de la causa sagrada de la
l^atria y del amado Fernando 7.o, se han constituido á vivir
con el ejército auxiliador de mi mando, n^ se les tenga en
runos.
6.a Respecto á que los prisioneros hechos por usted y
en Paraguarí, asi oficiales como soldados, son verdaderos hi-
jos de la Patria y sus defensores, lo que tanto interesa á la
provincia del Paraguay, siendo la puerta Buenos Aires, por
PARAGUAY. 51
donde- pueda ser invadida por los franceses, pido que se les dé
iil>ertad, para que vayan á sus Regimientos, y se me en-
treguen las armas con el mismo fin.
7.a En atención á que cesan ya todas las hostilidades
pido á usted se ponga en lil>ertad á mi oficial parlamentarü)
don Ignacio AVarnes.
8.a Que igual favor merezcan todos los prisioneros que
Su hallan en Borbon, y demás presidios, por haber sido de la
causa de la Excelentísima Junta de las Provincias del Rio de
la Plata.
. Fsted se servirá resolver sobre cuanto dejo significado y
líjíiuifestarme su contestación á donde juzgare oportuno;
niientra, tengo el honor de ser con el mayor respeto, su afec-
tísimo servidor — Manuel Jielgrano — Tacuarí, marzo 10 de
IMl. — Señor general don ^Manuel (.'abañas.
Remitidas á don Manuel Cabanas las antecedentes propo-
siciones, se retiró Belgrano de Tacuarí, como lo habia prome-
tido; pasó el Paraná en el paso de Candelaria, en cuyo pue-
blo j)asó á descansar y aguardar la contestación y resolución
i?el g(»neral Cabanas. Este, que no tenia facultad, ni estaba
autorizado j)ara celebrar ni ajustar tratados ni convenciones
ton Belgrano, sino apenas para concederle su retirada )ibre.
le contestó en los términos siguientes:
Campo de batalla de ** Tacuarí", mar¡^o 10 de 1811.
"He recibido su papel de hoy dia de la fecha, al que con-
testo diciendo, que mi autoridad es limitada, y por lo mismo
no puedo resolverle á punto fijo ninguna de las proposicio-
Ui^s, que en él se contienen; y solo digo que mi patria, mere-
.'•e se le dé satisfacción por tantos males que ha sufrido en
sus hijos, habi'^ndo dado la leche a los ágenos y á (tuantos
\u gustan. También ha dado auxilios de armas y tropas al
V.\o de la Plata, las repetidas veces que lo ha pedido; pero
210 ha tenido las resultas favorables á su mérito; y lejos de
nlgun respeto se le compensa con un ejército auxiliador que
jamás ha pedido, y aun dado caso asi fuera, seria con la
intencdon de algún favor, y no como el que ha resultado.
Por dichas razones soy de sentir que el gobierno de Buenos
52 LA REVISTA DE BUi;NOS AIRES.
-í\ires, diera una satisfacción arreglada, de manera que prc-
viilezcan las leyes y costumbres que han guardado nuestros
2i ayore.s, cuya honra debemos respetar según ley divina loa
que i)rofesanu)s el nombre de cristiano. Yo creo firmemen-
te que en adelante según su palabra y autoridad no propen-
ilerá á otra cosa usted, ni ningún individuo del gobierno. Mi
limitada inteligencia zozobrada en la piedad, que natural-
iii-cnte poseo, me hizo faltar ayer al pedido de las haciendas,
y demás haberes, en que hemos sido perjudicados todos loa
individuos del ejército, cuya justicia clama al cielo; y Dios
cu i era que usted no tenga que responder á ello en el Tribu-
nal Supremo ; y asi es que seria yo de dictamen que en lo que
existiese, se hiciese restitución, para que no fuera tan gravo-
sa ni repugnante, la satisfacción que usted promete. Tam-
bién me contraigo sucintamente en cuanto á lo que pide en
los artí<*ulos 5 y 6, asegurándole t**ndrá todo, buen suceso,
siempre que se sepulte toda invasión particular y general en-
tre las dos provincias, cuyo proceder no dudo suavizará la
justicia que algunos merecen. Quedo deseoso de que usted á
continuación del papel de ayer, de mi condescendencia á su
parlamento, ponga el suyo, y firmado me lo devuelva original,
en cuyo ])roceder tendré gran prueba de su generosidad, la
i'.isma que ofrece á usted, el que con el mayor resi>eto tiena
el honor de Uanvarse su mejor servidor. — Dios guarde á usteí
muchos años. — ^lanuel Atanacio Cabaña^s. — Al señor general
don ]\íanuel Belgrano.''
Este oficio tan mal concebido, ridículo y chabacano, ma-
nifiesta con demasiada evidencia la suma insuficiencia de su
autor. Lo recibió Helgrano estando ya en el pue])lo de Can-
dí laria, á donde fueron á verle y tratar con él, el ('apellan
de nup.stro ejército, don José Agustin Molas, y el capitán don
Antonio Tomas Yegros. eon otros mas. Los dos primeros en-
viíidos por el general Cabanas, á recibir una cantidad de pe-
sos ((ue reclamaban el pueblo de ^anixago y el de San Ignacio,
(omo injustamente despojados de ella, por un tal Francisco
Jiümos, (pie seguia al ejército invasor. Don ^lanuel Belgra-
PARA.GUAY. 53
LO, logró la ocasión de instruir á los referidos oficiales, y
por medio de ístos al mismo general Cabanas y á don Ful-
íicncio Yegros, el mas empeñado y acérrimo defensor del par-
tido realista, quien prendió contra todo derecho de la guerra
y de gentes á don Ignacio Warnes, oficial parlamentario y
enviado con pliegos desde la orilla opuesta del Paraná, al go-
lernador Velazco.
MARIANO A. MOLAS.
I ;
(Oantimiará.)
LITERATURA
P ALL A-II UARCÜNA.
(Tradician de la época de lo« Incas,)
I.
¿A donde marcha el hijo del Sol con tan numeroso sé-
quito?
Tupac Yupanqui — el rico en todas las virtudes — como la
llaman Ips haravecs del Cuzco va recorriendo, exi paseo
triunfal su vasto imperio y por donde quiera que pasa se oyen
unánimes gritos de bendición. El pueblo aplaude á su sobe-
rano por que él le da la prosperidad y dicha.
La victoria ha sonreido á su valiente ejército y la indó-
mita tri])U de los pachis se encueiltra sometida.
II.
(Guerrero del llautu rojo ! Tus armas se han teñido con la
sangre del enemigo y las gentes salen á tu paso para admirar
tu bizarría.
!Muger! abandona tu rueca y conduce de la mano a tus
¡^(jueñuelos para que aprendan en los soldados del Incvt á
et>mbatir por la patria.
El cóndor de alas gigantescas, herido traidoramentc y sin
fuerzas ya para cruzar el azul del cielo, ha caido sobre ol
pico mas alto de los Andes enrojeciendo la nieve con su san-
PALLiL^HÜARCUNA. 55
l^ve. El gran sacerdote al verlo moribundo ha dicho que se
íí cerca la ruina del imperio de Manco y que otras Ementes
ví'ndrán en sus piraguafe á imponerle su rolidon y sus
leves.
En vano alzáis vuestras plegarias y ofrecéis sacrificios ¡ oh
hijas del sol! porque el augurio se cumplirá.
Feliz tu ¡oh anciano! porque solo el polvo dj tus Inwsos
¿sorá pisoteado por el estrangero y no verán tus ojos 31 «lia de
la humillación para los tuyos.
Pero entretanto ¡oh hija de Mama — Cello! tra^ á los fru-
tos de tus entrañas para que no olviden el arrojo de s'i.s pa-
<1res cuando en la vida ae la patria suena la hora fatal de la
conquista.
III.
Bellos son tus himnos, niña de los labios de rosa ! pero en
tu íicento hay la am^Tgura de la cautiva.
Acaso en tus valles nativos dejaste al ídolo de tu corazón
y hoy, al preceder eantanxlo con tua hermanas el anda
<1(^ oro que llevan sobre sus hombros los nobles curacas
lunes que ahogar tus lágrimas y entonar alabanzas al con-
<íiiistador.
Xó! tortolilla de los bosques. . . . ! El amado de tu alma
está cerca de tí y es también uno de los prisioneros del Ynca.
IV.
La noche empieza á caer sobre los montes y la comitiva »e
ik'tiene en Yzcuchaca.
De i)ronto la alarma cunde en el campamento.
La hermosa cautiva, la joven del collar de guairuros, la
<lestinada para el serrallo del monarca, ha sido sorp rendid?!
huyendo con su amante quien muere defendiéndola.
Tupac Yupanqui ordena tanubien la ranerte para la es-
clava infiel.
Y esta escucha alegre la sentencia ; porque anhela reunir-
56 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
se con el dueño de su espíritu y porque sal)e que no es la tierra
la patria del amor eterno.
Y desde entonces ; oh viajero ! si quieres reconocer el sitio
donde fué inmolada la cautiva, sitio al que los habitantes de
Iluancayo dan el nombre de PaUa'huarcunOr fíjate en la ca-
dena de cerros y entre Yzcuchaca y Huaynanpuquio verás
una roca que tiene la forma de una india con un collar en el
entilo y un turbante de plumas sobre la cabeza. La roca pare-
ce artísticamente cincelada y los naturales del pais en su
sencilla superstición la juzgan el genio maléfico de su co-
rarca, creyendo que nadie puede atreverse á pasar de noche
por Pálla-liuarcuna sin ser devorado por el fantasma de
piedra.
RICARDO PALMA.
Lima.
CUADROS DESCRIPTIVOS Y ESTADÍSTICOS
DE LAS TRES PROVINCIAS DE CUYO.
(Ootnitinittacion.) (1)
Panaderos 24
Carniceros é . . 84
Kelojeros ^ 2
^Molineros 51
^Maquinistas. .^ 3
^niiíniicos , 2
Wuieros 30
Ap-rimensores 9
Leñadores 80
»
Viajeros 50
Cí^rveeeros 1
Lisiados, á saber:
Locos 4
]\rudos y opas, varones . 7
Td. id. mujeres . . .• . . . .' . . .* . 2
IiVválidos . . • . u . . . 4
t » >
t
1. Véase la «pajina 221 del . tomo X.
58
LA BEVISTA DE BUENOS AIBES.
Por Patria
Nacionales
Mendoza ,
fc?an Juan
San Luis
Piuenos Ayres
Córdoba
Rioja ;. . . .
OíUamarca
1 ueuman
Síilta • ,
Jujui . •
Entre-Rios
Corrientes
Santa Fé . . .
Santiago del Estero
Estranjeros '
A saber, Americanos:
Chile. . . .^ . . .
I ruguay . . . .
Brasil . . . •
Bolivia . .- .♦ .* .-...■
Fcrii. .«.•.•.-.•.. .' .
.aejieo . . .• . . . .
Norte América-. .» .•
Europeos.
España
Francia
Italia
Inglaterra
Portugal
53626
50900;
622
1275
120
107
24
46
7
2
9
62
31
3850
3456
7
1
2
7
o
o
21
180
72
11
5
PROVlXCrAS DE CUYO. 59
É
liéljiea 1
Alemania 6
Suiza . . . . » 5
Dinamarca 1
(íreda 1
-.\frica . 3
VIII.
Organización Militar.
La íuerza de línea de la provincia pertenece eonstitucio-
nalmente á la Xacion, constituyéndola las guarniciones fron-
terizas estacionadas antes de la guerra del Paraguay, en San
Ixafael y los Algarrobos.
Kn la ciudad y con los recursos provinciales exista orga-
1» iza da desde 1S64 después del gran terremoto de 1861 y que
casi destruyó la ciudad ó todos sus habitantes, un cuerpo de
;.ondarmeria que hoy consta de 151 plazas efectivas. Asi la
fuerza militar de la provincia, l)ajo la dirección de un co-
mí.ndante general de armas que reside en la capital de ella
pude distribuirse como sigue:
Fuerzas df línea nacionales.
A Iga r robos, fuerzas :
Soldados 350
(ji'fes 2
IVuiente «'oronel 1
Jvlayor 1
San Rafael, fiu^rzas 200
Gefes 2
Teniente coronel 1
^íayor 1
Policía.
Ki. la ciudad, fuerzas 151
00 LA BBVISTA DE BUENOS AIBES.
Comandante 1
ayudante 1
Tatal de fuerza permanente de línea eii la Pro-
vincia. 67
Gefes, incluyendo de sargento arriba .... 64
'J'eniente coronel 2
Mayores 2
Milicias
Antes del terrible terremoto de 1861 la provincia contabii
un cuerpo de milicias que se elevaba.
Tropas, plazas 7815
Glefes, inclusos los oficiales 27t
Después del terremoto el número de milicias han quedado
reducidas a 5,(X)0 hombres, con disminución correspondiente
en los gefes.
Los servicios de guarnición que antes desempeñaban los
f/iiardia-s nacionales, son hoy desempeñados por un cuerpo
de guarnición de creación reciente, cuyo efectivo se eleva á
1» as de 130 individuos de tropa.
IX.
Movimiento de la población, Hospitales y Cárceles en el primer
semestre de 1864.
En los seis primeros meses del año 1864 han tenido lugar
los siguientes matrimonios:
Nacionales 201
Mixtos entre nacionales y estranjeros .... 30
l'lntro estranjeros. 3
Total 234
Vitalidad,
Xacimie)}t,os. Han nacido en los primeros seis meses del
cvspresado año :
Total de nacimientos 1487
PROVÍXriAS DE CTYO, Cl
Legítimos 947
^^aturales 540
Mortalidad,
lian fallecido en los primeros sefs meses del indicado
«fio :
Deí unciones ^ 514
Varones 303
Mujeres 211
Párvulos 2SS
Adultos. 226
Por mas detalles véanse los (niadros departamentales:
Movimiento del hosinial. Este establecimiento está re-
»'i»'ntiMnente organizado por haber sido el antiguo destruido
enteramente por el inolvidable terremoto de 1861. Después
<le su reorganización este establecimiento consta del siguiente
j (rsonal.
Administradores.
Médicos
Capellán.
Boticario y i)racticante.
Enfermero.
Carretonero.
Enfermos existentes en setiembre de 1864.
Varones ....
Mujeres ....
Total
Estas últimas se hallaban también en calidad de dete-
jiidas.
La enumeración de las dolencias de los enfermos admi-
tidos (^n el mencionado hospital es como sigue, á saber-
VMÚ venéreo, tisis, viruelas etc., el mayor número es de vi-
ruelas.
Cárcel Principal de la Capital
Este establwinwento es nuevo, como el hospital, por*
62 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
iial)er sido destruida la antigua cárcel, pereciendo casi todo»
sus moradores, en el terremoto del 61.
En todo el primer semestre de 1864 han entrado
Presos, total 7í>
De estos, salidos 23
Condenados 3'i
Presos existentes de los años 62 y 63, total . . 23
Total de presos de todas procedencias .... 180
De estos 15 se hallan encausados, á sa])er :
Por robos de cuatropea 45
I'or muerte y atentados contra la persona . . . 138
Preso por delito político de sedición .... 1
VA resto por varios delitos 09
X.
Oi'()<iiHzacvni rdígioma — TvmiHos — Cuerpo sacerdotal
(iohierno ¡jclasiásfiro — La Diócesis de Cuyo fundada en
1828. consta ee](»siásticamente de las tres provincias de San
Juan, Mendoza y San Luis. Accidentalmente la residencia
del Obispo diocesano de Cuyo es Mendoza. Ehísl iiltima pro-
vincia ^e Jialla ])ara el gobierno eclesiástico distribuida en 8
curatos, que son:
(hirato de la capital, á cargo de un cura rector ó vica-
rio Foráneo, que en ausencia del obispo hace de cabeza del
clero de la provincia.
Curato de San Vicente.
Curato de Lujan.
Curato de San Martin.
Curato de San Carlos.
(■urato de la Paz.
Curato del Rosario y Lagunas.
Curato de San Rafael.
Antes del terremoto de 1861 el cuerpo sacerdotal de la
])rovincia de Mendoza constaba como signe:
Clérigos de misa • 17
PROVINCIAS DE CUYO. 63
Frailes de las diversas órdenes 32
Ktiigiosas y donadas del C. de J 61
Total ..... 110
Después del terremoto el cuerpo sacerdotal ha quedado re-
ducido á
Sacerdotes de todas denominaciones, tanto clé-
rigos como frailes de las diversas órdenes. . 43
Religiosas mujeres del C. de J. inclusas donadas. 40
Total 83
Antes del gran terremoto de 1861 habían en toda la pro-
vincia entre templos, iglesias parroquiales etc.
•í'otal de iglesias 43
De estos templos principales 33
Después del terremoto han sido reparados ó reedificados
ei) número de 46 entre iglesias y capillas de poca considera-
ción. Antes del terremoto habian tres ó cuatro templos y
conventos magníficos, de que solo se distinguen hoy las co-
losales ruinas.
XI.
l'.scuelas y alumnos de ambos sexos. ^-Ciudades y poblaciones
principales
El ramo de escuelas se halla bien atendido en toda la
provincia, si bien no con todo el esmero y abundancia que
Feria de desear.
En la provincia el número de escuelas para los dos se-
xos que existen distribuidas en los diferentes departamentos
t:s como sigue:
Escuelas de varones ......... 32
Escuelas de mujeres 1^
Total de escuelas en toda la provincia ... 48
G4 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
El número de alumnos que asisten á estas escuelas es pa-
ra ambos sexos:
Varones 1714
xMujeres. . . . " 680
Total de alumnos en toda la provincia. . . . 2344
Entre el número de los establecimientos de enseñanza
del)en contarse un Colegio Nacional de varones con el nú-
luero de 130 alumnos, y un colegio de mugeres rejentado
lor las religiosas del C. de J. con 70 pupilas.
Ciudades y villas principales en el Sud,
Ciudad nueva de Mendoza situada en los 32.o 51'
31'' de latitud austral, con almas . . . . 4000
San Vicente, almas 1200
J.ujan, almas 600
San ('arlos, almas 400
San Rafael, almas 1000
En el Norte
('him])a, almas 300
I'anquegua, id 2(K)
Plumerillo, id 200
Tulumayí^, id 2(K)
Jocoli, * id 100
En el Naciente.
( ruz de Piedra, almas 300
Retamo oOO
San Isidro 300
3loyano 200
San Martin 400
Alto Verde. . 200
Sjmta Rosa 100
Villa de la Paz 200
PROVINCIAS DE CUYO. 65
En el Poniente
Tu])imgato 150
Cspallata 50
XII.
i'onurcio — Exportaciones i importaciones — Casas de negocio.
El comereio ele inii)ortacion de la provincia antes del
terremoto alcanzaba una suma larga de mas de 80(),0()0 ps
])liita. Pero esta suma que disminuyó mas de tres cuartos al
¿.fu» sijruiente del terremoto, ha vuelto á ascender después
jrradualinente hasta llegar en el primer semestre del año 1864
á la cantidad que se espresa, á saber:
íi7)portacion en el primer semestre de 1864, va-
lor en pesos fuertes 13747f
Los detalles de estos gastos oficiales de importación en
v\ reterido año son como sigue*.
T!ii])ortacion por cordillera procedente de Chile
en pesos fuertes 9147*»
Importación procedente del Litoral, pesos fuer-
tos 46000
'i'olal de importaciones 13747«>
Debe advertirse que las aduanas de las provincias en su
< rganizacion actual, no tienen medios adecuados para ave-
riguar el monto exacto de las importaciones y esportaeiones
en toda la provincia, escepto en lo que se refiere á las inipor-
líiciones por cordillera. Atendida la población actual de
^íendoza y sus necesidades y consumo teniendo en vista los
<h)tos suministrados por las casas de comercio importadoras
y esportadoras. su verdadero movimiento mercantil puede eva-
1 Miarse como sigue :
l-nportaciones por cordillera y litoral en todo el
año 64 en pesos fuertes 6000(W
Los artículos de consumo de que se componen estas im-
66 LA EEVISTA DE BUENOS AIRES.
portaciones consisten en los artículos siguientes, á saber:
lienzos, bramantes, zarazas y otros tejidos de algodón blan-
cos y de colores, paños, casimires, merinos, y otros tejidos
de lana. Artículos de l>oneteria, pasamanería, mercería, c:ir-
pinteria fina, quincallería, cristales, hierro, yerba, azúcar,
té y café, etc. A mas de estos se internan por cordillera otroj-
artículos como ser sederías, calzado, sombreros de paja, cera,
miel. Estas importaciones asi evaluadas, se reparten como
s'i^^iie :
Importaciones ]>or cordillera en los artículos in-
dicados, pesos fuertes 40'i:í){.iT
Jin])ortaciones del litoral en el mismo periodo,
pesos fuertes 20(H)()í>
Antes del terremoto se cobraba como derecho de impor-
líicion por las aduanas terrestres de Mendoza el 7 p. 0|0. dí*
las mercaderías importadas. Hoy es el 17 112 p. 0|0.
Esporfacioncs. Según datos oficiales estas se elevaban^
en el i)rimer semestre de 1864 á la suma de 212,966 pesos
íuert(»s. Estas esportaciones consisten en Bue-
yes y novillos engordados al alfa y esportados
para Chile 16(XM)
^''acas y terneros esportados con el mismo des-
tino lOOO
Muías 2000
Jabón, quintales 2000
Frutas secas y plumas de avestruz por valores
l)esos fuertes 15000
Vinos y aguardientes, por valores en pesos fuer-
tes de 40000
Metales de cobre y plata, por valor en pesos fuer-
tes de . . \ 500a
] anas, pesos fuertes 30000
Ouero^s, pesos fuertes 150000»
Valor de las esportaciones en todo el año de 1864
PROVINCIAS DE CUYO. ñT
en pesos fuertes 830000
KvasuDiiendo los datos que preceden tenemos
Importaciones en todo el año 1864, pesos
fuertes, según datos oficiales 2T4í>r>2
Esportiiciones »»n el mismo periodo, según datos
oficiales .: . . 42593?
Diierencias á favor de la esportacion, pesos fuer-
tes . 150980
Importaciones en el espresado año según datos
(*alculados, pesos fuertes 60001H)
E.sportftííiones en el espresado año según datos
calculados, pesos fuertes 83000O
Diferencia á favor de la esportacion, pesos fuertes 230000
El número de casas de negocio que se contaban estable-
cidas en la provincia en el mismo año es el que sigue :
Tiendas 103
^\Im|ftcent*s 161
Pulperias 304
j^oticas ^^
Confiterías ^
uVsientos de carne ^4
Total d(» casas de negocios . . B74
l^Icdicos *
XIII.
lía hit ario )ies — EstahXeiAime ntoa industriaU.^ — ¡xoda^os — Mo-
linos— Talleres efe.
Las habitaciones de la Provincia son generalmente cons
truidas, después del terremoto, de madera y adobe cosido
al sol.
'iotal de habitaciones incluyendo casas regula-
res y ranchos rústicos, en toda la provincia. 6574
Payiaderia tantos establecimientos especiales,
como en casas particulares hay .... 24
68 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Burravns ó establecimientos destinados al acopio
de cueros, lanas, grasa, sebos, cerda, etc. y
l^ara la fal)ricacion de velas y jabón, etc. etc. 11
Jahoncrias 6 establecimientos destinados á la
fábrica de uno de los grandes artículos de es-
portacion del pais, merced á la facilidad de
los engordes en las abundantes alfas y la esce-
len te sosa que el pais produce fi
Bo(l(<ms ó establecimientos por mayor de los es-
celen tes vinos y aguardientes del pais . . 56
IJoivlf's 5
Fomlas con pamda 4
ViUarrs en toda la Provincia 12
( 'a nch abólas 1*2
fVn/íf/rnm.s* 6 casas de baile ^
Nif'Vft'ias 1
nfriidrros (le (rallos esparcidos en los diversos
cuarteles dentro 6 fuera de la ciudad ... o
Lozrnaa, ó establecimientos para la fabricación
y venta de la loza del pais, dicha del carras-
cal Ü
M, ubi crias 5
¿>)i le (crias oí
Molinos, desparramados en los diversos Depar-
tamentos agrícolas de la Provincia ... 57
Imprentas, única, de carácter oficial: publica el
XacionaK «mico periódico del pais ... 1
fíoelados.
{'astillas, ó grandes carretas de acarreo ... *)^
i^arrctas ?T4
( iirros ¡I Carretones 1«^-^
Volantas 48
Voíkcs 5íS
Talleres,
P!n este número se comprende carpinterias, ker-
"_ PROVINCIAS DE CUYO. 69
rerías, carroserías, zapaterías, talabarterías,
lomilleríüs, albañiles, platerías, cabrerías, ho-
jalaterías, etc. Total de talleres en totla la
Provincia ile Mendoza 13G
lUlojería 1
XIV.
Administrado n.
La Provincia de Mendoza se divide administrativamente
en 12 subdelegaciones y 12 departamentos. Los subdelega-
dos son pues 12 incluso el Gefe de Policia de la capital que
es uno de ellos. Los subdelegados tienen bajo su depen-
dencia á los Comisarios 6 gefes de departamento, y estos a
los decuriones 6 gefe de partido 6 cuartel. Donde no hay
subdelegado, hace sus veces el comisario.
Los nombres de las subdelegaciones son los siguientes:
Capital, Guaimallen, Maipú ó Cruz de Piedra, San Martin
ó Villa Nueva, Junin, La Paz, San Vicente, Lujan, San Cur-
ios, Tupungato, San Rafael, Navarro, ó Las Lagunas. Los
departamentos ya se hallan indicados mas adelante.
Poder Lejislativo.
8e compone de una cámara formada de 25 representantes,
(lejidos á razón de 2 por cada subdivisión política de la
campaña y de 6 por los departamentos urbanos. Los dipu-
tados provinciales se renuevan por mitad todos los añas; hay
un Presidente y vice elejidos á pluralidad de votos, que du-
ran todo el periodo.
1. ' t ♦
Poder Ejecutivo
Compónese de un gobernador elejido directamente por
el pueblo a pluralidad de votos y cuyo poder dura 3 años. El
Gobernador nombra un Ministro con el carácter de Secre-
tario General, y en unión con este designa los miembros del
70 LA EEVI8TA DE BUENOS AIEES.
1
lH^der judiciario, el gefe de Policía y los subdelegados.
La Policía se compone de un Gefe, 1 Comandante, 10 Ofi-
ciales y un cuerpo de 150 hombres de Jendarmeria á caballo
Poder Judiciario.
Este se compone de una Cámara ó Tribunal Supremo.
ÍA«iniado de tres miembros designados por el gobernador, que
iton generalmente letrados, cuya autoridad es inamovible.
Entre ellos mismos elijen un Presidente, el cual se turna de
wis en seis meses. La cámara conoce en 2.a instancia
en las resoluciones de los Jueces de 1.a instancia y de los sub-
tíelegados. De las resoluciones de la cámara solo hay esta-
blecido el recurso de súplica para ante la misma, integrada
en número de 5 miembros.
Los Juzgados de primiera Instancia son : Juez Civil; Juez
t'V Crimen, Juzgado Mercantil, Juez de Aguas y Juez de Mi-
vas. Los subdelegados de los departamentos son: también
,in«-ees de Primera instancia en todos los asuntos menos de
tiOO pesos plata; y en los criminales en los asuntos leves, su
irariando los graves. Cada Juez es esclusivamente espe<¡ji)
(n su ramo escepto en los casos de implicancia. He aquí
la nómina de las causas pendientes ante los diversos tribuna-
Ios indicados á saber:
Jiizgado civil, causas 500
De estas ejecutivas 300
Id id ordinarias 200
Juzgado del Crimen, causas 45
A mas de la Justicia Provincial existe la Justicia Xacio--
rnl, la cual en esta Provincia consta de un Juez Nacional de
S(rcion. Este conoce en todos los asuntos internacionales é
interprovinciales. El número de asuntos existentes en el
ultimo semestre de 1864 es como sigue:
Asuntos por escrito 35
Asuntos verbales 36
PBOVXNCIAB DE CUYO, 71
XV.
"Rentas,
La Provincia de Mendoza está indudablemente destinada
¿. ser una de las mas opulentas de la í epúbliea una vez que
llegue á impulsarse de una manera conveniente el desarrollo
de sus riquezas, agrícolas, mer.cantiles y minerales, para lo
4iue se presta admirablemente su situación y suelo.
El presupuesto de gastos administrativo de su Gobierno
-cv. el año de 1864 fué calculado en 94,671 pesos. Las en-
eradas fueron avaluadas en 57,850 pesos, dejando un déficit
le 36,821 pesos. Pero gracias al desarrollo de un pais en
condiciones á pesar de todo tan propicias, las. rentas públicab
aumentaron ese año mas allá de lo presupuestado. De este
i»?odo con los mil pesos mensuales de subsidio acordado por
t?l Gobierno Nacional; con el dinero proveniente de la venta
•de sitios de San Nicolás; con una realidad menor de la pre-
.sui)Uístada en el monto de la deuda flotante ; con el aumento
imprevisto de las entradas y sobre todo, con la honradez y
l'iien orden de la renta en la administración de ese período.
310 solo ha habido para hacer frente al déficit; sino que
fcín han podido pagarse las «dos terceras partes d-e la
<leuda dejada por la administración anterior. No seria pues
í'i) cálculo exagerado el que diese á la Provincia como mon-
to total de sus entradas anuales, la suma de cien mil pesos
i'uertes.
La inversión de la renta pública indicada tiene lugar de
i a manera siguiente:
Í!> neldos de empkados de todas las categoriaA
principales 38661
Hospital y Cementerio 6442
Instrucción primaria 12000
Subdelegaciones 13300
Deuda flotante 23000
Lan entradas pueden especificarse de la manera siguiente.
'¿} saber:
7 o
'- LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Papel sellado 400(;
Talentes 120W
Asientos de carne . 20000
Territorial. JOOOO
Ta5aí?e 500
Careelage y multas 200
Herencias abintestato 100
Entradas de Policía 5000
T(?ímporalidadles 600
Cuatropea 1000
Subdelegacione» 8000
líospital , . . 350
Ceinenterio. j 100
EL HIJO DE LA HECHICERA.
ESCENAS DE LA VIDA (X)LONTAL
(Cróaicft úe la Villa Imperiial de Potosí.)
( Goiiitiiiiiua<5¡ on. ) ( 1 )
En vano la ciencia protestaba contra estas sangrientas far-
sas, ellas se realizaban en interés de los que pretendian domi-
ne^ por el terror.
*^Asi continua en el siglo el hermoso duelo del mé-
dico contra el dia])lo, de la ciencia y de la luz contra la
tenebrosa mentira.*' (Miclielet.) Porqué los médicos ne-
gaban la posesión diabólica y mucho mas que en el cuerpo
quedase el lugar insensible como signo del pacto, para cu-
yo examen usaban de la aguja que enterraban por todas partes :
i!e lo que resultaba impúdicas y lúbricas investigaciones sobre
Ins desgraciadas acusadas de brujería ó posesión diabólica. Qué
tiempos !
Ademas del fanatismo religioso habia un interés material
vv esos proceso-', puesto que la confiscación era una de las pe-
nas impuestas : era un medio de acumular caudales.
Muy distante estaba la pobre madre de sospechar que el
^ ulgo la llamaba hechicera, puesto que cumplia como cristiana
sus deberes. Oia misa, se confesaba una vez al año y hacia prác-
1. Véase la páj. 469 del tomo X de **La Revista de Buenos
74 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
•
tica la caridad del evangelio con los pobres y los huérfanos.
No habia hecho mal á nadie, y cuidaba su fortuna para con-
servársela á su hijo.
Cuando el comisario de la Inquisición supo la fama de he-
chicera de la viuda y las curaciones que hacia, se presentó
t'l mismo en su casa vestido de *' negras ropas, con puños y
gí»lilla de encaje y la cruz verde en el pecho/' seguido de dos
ruinistriles. Esa visita y el traje con las insignias de la
Inquisición, revelaron á la infeliz madre de lo que se tra-
taba.
Inmediatamente procedió Sal azar á un prolijo examen de
la casa, de los libros, de los papeles, y naturalmente encontró
las preparaciones medicinales con que la viuda curaba á los po-
1 res. Esto fué como si dijéramos el cuerpo del delito. Salazar
levantó la sumaria.
Inmediatamente la hizo salir en una litera verde y la en-
vió á Lima a las cárceles del Santo Oficio para ser allí
juzgada por hechicera. Embargó en el acto todas sus pro-
piedades.
Don Juan de Toledo quedó aterrado cuando llegó la noti-
( ia al garito donde jugaba y acababa de ganar buenas sumas :
era un golpe mortal para sus dos santos amores. Xo habia po-
Oklo ni defender á su madre! No la habia ni visto! No veria
r «as á su bella prima !
Innecesario es referir la angustia de aquella i)obre mu-
jer y la desesperación de aquel mancebo. Ocurrióle dar
inmediata muerte al comisario del Santo Oficio; pero
con esto dejaba á su buena madre en manos del terrible tri-
l unal.
Resolvió partir para Lima con la mira de salvar, si le era
posible, á la infeliz.
Dejémosla seguir á ella su viaje para encontrarla en la In-
quisición.
Cuando la noticia se generalizó en la villa, la marquesa
íjuedó aterrada, desde aquel dia se preparó para retirarse con
sus hijos á la ciudad de Chuquisaca.
EL HIJO DE LA HK(/HICEKA. 75
V.
El ¡Santo Oficio de Lima.
Ya sabré!» lo Jiiuclio <|iie Diios iiii '-«trü Señor
íes Éiarvido y niijctí.tia i>a>n'ta fé oatóüca ensal-
zada por el Santo oficio <lie la Inqui»ic-ion y
de «uanto benieific'io Iüj »¡do á la «jiiive^iwil
igleííia, ^ mis reinos y seóorios y aiatiiraft's
de ellofi dcspuos que lo« señores reyes ca-
tólicos, de gloriosa memoria, mis revisa-
di biielos, la pusieiriíjn y plantaron en ellos,
con que sl» liu. limpiado de Jifitiádad de Ih»-
rejes q-iw á el loe han venido con el caí^ti-go
qutí se les ha dado en tan^tos y tan in»¡g
new íi'iitos como te han oeK^hra-do, que lo»
ha causeado gran Ipn.or y confiusiuia y á los
católicos fc<in^ul«r gozo, quietud y conduelo.
("Real Cédula", de 18 de Aga^to de 160:í.)
Xo te ffuopfo, que los quitcis d?l mundo, s'no
que los guu!rdie« de mal.
Xo mm dtl mu n rio, i-si como tampoco yo soy
del mundo.
Sa.ntificak'í< co.n tu verdacL Tu palabra es la
verdad.
"El evang^elio .según San Jiían." cap. XVIF.
Apenas Ueí^ó la desvalida viuda á la eiudad de Lima, fué
ojieerrada en las tenebrosas prisiones de la Inípiisieion. Al-
umnos dias después la presa era eondueida desde ellos por un
forredor donde estaba la puerta que se llamaba del secreto, á
ires<*ncia de los inquisidores que tenian sobre el hábito la faja
úo seda azul.
Oigamos eomo describe un escritor limeño a^iiellH
^ala.
'•Ficrúrese el lector ese salón cu])ierto de alto ;'i bajo de
tai)ices verdes, en medio de él un dosel igualmenl.- verle y
baj<» el dosel una imájen de Cristo crucificado, obra maestra
de escultura en marfil, delante el dosel una mesa eubieri»
también de verde, sobre la mesa otro crucifijo acompañado
de dos candelei'os de phita en que ardian amarillentas velas
de cera, al frente de la mesa los señores inquisidores á los
76 LA REVISTA DE BUENOS AÍB ¡LS.
estreinots de la mesa el fiscal y el secretario el aguacil ma-
3 or .... con la espada desnuda, y toda esta escena cubierta por
el sombrio y magnífico techo, primor de escultura, milagrosa-
iiijente escapado de la furia revolucionaria que todos conoce-
mos, sin ser capaces de esplicar lo que esplicarse no se puede
el aire frió que alli corría, el aspecto sombrio, el sello de te-
rrífica grandeza allí impreso por la potente mano del tremen-
do tribunal.'' (1)
La infeliz estaba casi moribunda, tenia en sji rostro la pa-
lidez anticipada de la muerte y sus ojos brillaban con el fuego
de la fiebre. ¡ Pobre madre ! no pensaba en sí sino en el lujo
iilolatrado de su alma, en su Juan. ¡ Pobre madre ! ella sabia
I>erfectamente que, aquel maldito tril)unal, obra de ia mas fe-
roz superstición y de la crueldad mas bárbara, podría conde-
narla ; no le bastaba tener la conciencia de ser inocente porque
Ja aterraba el tormento. En aquel terrible lance pedia fuerzas
31 Dios para sufrir.
Ricardo Palma, en sus interesantes Anales de la Inquisi-
ción (le Lima, refiere que detrás del dosel habia oculta una es-
cíjla donde se colocaba un hombre, (luien ]>or medio de cuerdas
hacia mover los goznes de la cabeza de marfil del Cristo, para
ONpantar mas si es í)osible, á los que caian bajo las garras d* 1
fcanto Oficio.
Acusábanla de maleficios ó sortilejios, que producían en-
fermedades ú otros accidentes con su arte infernal por medii>
<'e hechizos con hojas de eoca, de tener pacto tácito con el
(V'ablo, de consagrarse á la quiromancia y otras artes supersti-
í'iosas. ( 2 )
A esta acusación formulada con énfasis por el promotor
fiscal, siguió un interrogatorio amenazador. La po])re mujer
lloraba desesperada, protestaba no haber renegado jamás de
(1) ^'Vn (l:'pítiil() de la h¡^*to^ila de la ¡n<]iiÍ8Ícion cu Lima,'*
por don .Ji>sé Aíiibo.nio de D ivallo — *'* Revista do Buenos Aires" tome»
V, pá.j. .')87.
* í t^
Mieto de las delaciones**, citado por Palma^
EL HIJO DE LA HE(1HICERA. 77
la reli^non de sus mayores, de ser católica apostólica á carta
crbal, no haber soñado nunca en pactos con el diablo, ni en ma-
lí ficios de ninguna especie ; que curaba á los pobres indios por
í^jiridad aplicando remedios sencillos y caseros pero sin recurrir
.i«niás h1 diablo. A sus lágrimas, á sus angustiosos sollozos
lof Inquisidores la conminaban á que declaravse sus culpas
<jue confesase que tenia pacto con el demonio. Aquella mujer
cí\vó de rodillas poniendo por testigo de la sinceridad de sus
pcdabras al crucificado, cuya imájen estaba allí. Entonces
hicieron mover la cabeza de Cristo y la desgraciada se des-
l-.iHVÓ.
Algunos dias después le leian este auto.
*'('ln'is(i nomine invocato. Fallamos, atentos los autos del
*' dicho proceso y sospechas que de él resultan con la reo, que
^*la debemos condenar y condenamos á que sea puesta en la
. 'cuestión del tormento, en la cual mandamos esté y persevere
**por tanto tiempo cuanto a Xos bien visto fuera, para que en
*'él diga la verdad de lo que está testificada y acusada; cou
'* protestación que le hacemos que si en el dicho tormento uui-
^' riese 6 fuese liciada ó se siguiese efusión de sangre ó mutila-
*'c¡ou de miembro-, sea á su culpa y cargo y no á la nuestra y
*'por no haber querido decir la verdad.'' (1)
Copiamos testualmente esta providencia espresion genuina
jile la perversidad hipócrita de los jueces.
Los legos del convento de Santo Domingo eran los en-
< argados de dar tormento, y los frailes de San Juan de Dios
( UHlahan los enfermos en la cárcel, ademas habia médicos pa-
ra volver en si á los que sufrían el tormento é informar si po-
dían resistir á aquellas atrocidades.
La infelz mujer fué conducida á la cámara del tormento
y en presencia del Inquisidor y secretario, fué de nuevo interro-
gada sobre los delitos de que estaba acusada. Ella cayó de ro-
dillas imi)lorando clemencia! piedad para ella, cuya única cul-
X>a era haber practicado la caridad! •
1. Analfís d=e ía Inquisiciooi Ae Lima, ya citn^ois.
78 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
En el centro de aquella sala liabia una mesa de ocho pies
d.' largo. En el esiremo un collar de fierro en el cual se co-
locaba el cuello del acusado, y correas para sujetar los brazos
y las piernas, de modo que dando vuelta á la rueda, aquellas
c(.rreas se estiraban en dirección opuesta, hasta dislocar las
articulaciones de la víctima. Este fué el tormento que le
aplicaron.
Aquella mujer se desmayó varias veces, pero el esceso
del dolor la hizo volver en si. Xo confesó nada, es decir, se
negó á mentir.
Dei tormento fué conducida moribunda á su prisión.
Al fin pronunciaron esta sentencia.
''('hrisfi ivnninv invocato — Fallamos, atentos los autos y
'* mérito del proceso y á haber probado bien y ciunplidamen-
1;* el promotor fiscal su acusación, según y como ¡^robarla
convino. Damos y pronunciamos su acusación por bien
•'probada, en consecuencia de lo cual debemos declarar y
declaramos á Juana Andrea Mendoza de Toledo, haber .siuo
y ser hechicera, mujer de malas artes en maleficios y sortile-
gios, hereje é imi)enitente ; y por ello haber caido en sen-
tencia de excomunión mayor y en confiscación y perdi-
miento de todos sus bienes, los cuales mandamos aplicar y
aplicamos á la cámara y fisco de Su Majestad y á su recep-
'tor en su nombre, desde el dia y tiemi)o en que comenzó
á cometer dichos delitos, cuya declaración in Xos reserva-
' mos. Y que debemos relajar y relajamos la persona d**
*' dicha Juana Andrea Mt^ndoza de Toledo á la justicia y
'brazo seglar, rogando y encargando muy afectuosamente.
'*como de derecho mejor podemos, se hayan benigna y pia-
dosamente con ella. Y declaramos al hijo de dicha Juana
Andrea Mendoza de Toledo y á sus nietos si los tuviese por
'la linea masculina, ser inhábiles é incapaces; y los inliabí-
''litamos para que no puedan tener ni obtener dignidades.
* beneficios ni oficios asi eclesiásticos como seglares ni otros
"oficios públicos ó de honi-a. No poder traer sobre si ni
''sus personas, oro, plata, perlas, piedras preciosas, ni co-
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EL HIJO DE LA HEOHICERA.
(i
* Ji:
rales, secJa, cíhamelote, paño fino, ni andar á caballo, ni
traer armas, ni usar de otra cosa que por derecho común,
leyes y pragmáticas de estos reinos é instrucciones y estilo
del Santo oficio, á los semejantes inhábiles son prohibi-
das. Y por esta nuestra sentencia definitiva juzgando, asi
lo pronunciamos y mandamos.''
Tal era la fórmula de la sentencia definitiva del Santo
Oficio de la Inquisición de Lima, según Ricardo Palma.
Se entregaba luego el preso al brazo seglar para ser
({ueiiiado vivo, vestido con el sambinito y demás estrava-
gancias, y aquella ejecución tenia lugar en los autos de fe
Para que el espetáculo fuese mas aterrante aglomeraban va-
rios reos y entonces celebraban la pública atrocidad. A
este acto asistía el Virey, la Real Audiencia, el Dean y Cabil-
lio Eclesiástico, los miembros del ayuntamiento, los del cláus
tro de la Real Tniversidad, del Consulado, y necesariamente
el Obispo.
Ante el público iban prestando juramento de acatar el
Santo Oficio, tanto el Virey como todas las demás autorida-
des, y últimamente toda la concurrencia. No faltaron nun-
ca las señoras á este espectáculo repugnante y terrible (1).
('uando sujm la malhadada viuda la sentencia, cayó de
rodillas, diciendo — Dios mió! tú que conoces mi inocencia,
dadme fuerzas para soportar el martirio á que estoy conde-
nada por estos verdugos, que no son ministros de la relijion
de paz y mansedumbre que enseñasteis. Son fanáticos im-
píos, no son ministros de la religión que has predicado Pe-
ro cuando la infeliz madre pen.só en su hijo, á quien se des-
honraba, se desmayó. Largo tiempo duró su desmayo, cuan-
do volvió en sí, se le hizo saber que sino guardaba absoluto
fíilencio seria azotada.
— i Bárbaros! — esclamó, asi pensáis hafer "prosélitos ?
Dios os. perdone, inicuos verdugos, — y después cayó en un
delirio verdaderamente angustioso.
1* Para conocer los detaUes del ceremoaiial de un ''auto de fé''
en "Lila]», r(>com<>ind>3»iii08 la obra de Patlmíi — '* Anafes de la Inquisición
etc.''
so LA REVISTA DE BUENOS AIRL:S.
Don Juan de Toledo.
La ve-nganzia see eai cierta mainera la crisis del rencor,
**I>eseuref
Don Juan hal)ia huido de Potosí desde que supo que
su eseelente y buena madre habia sido enviada á las cárceles
del Santo Oficio de Lima, por don Martin de Salazar, comi-
sario de la Inquisición en la Villa Imperial.
El mancebo abandonó sus lujosos trajes, su tierna y pro-
funda pasión, su amor á su prima, y se dirijió á Lima bajo
uji nombre supuesto. Quería acercarse á su madre, y sin
< reer posáble salvarla^ marchaba atraído por una fuerza irre-
Mstible hacia la ciudad de los Reyes.
El secreto de los procedimientos del Tribunal no le per-
mitió saber el curso de la causa, y solo supo la verdad el dia
cicl auto de fé.
Lo que pasó entonces por el alma de aquel mancebo no
l>uede decirse; pero no habiendo perdido la razón, resolvió
vengarse : pero vengarse de una manera que no se borrase de
la memoria de los vecinos de la villa Imperial.
— ¡ Don Alartin ! decia en un monólogo, habéis sacrificado
H mi santa madre, me deshonráis para siempre, pero yo
os devoraré el corazón! No viviré sino para la venganza, y
.si solo exijes hipocresia, vestiré el tosco traje de ermitaño y
engañaré al mundo, para que la maldita inquisición no me
queme también. Dios Santo, que permitis estas atrocidades,
perdonad al hijo que vengará á su madre ! . . . . ^lis dos
síintos amores se han borrado de la tierra, mi madre y nn
prima!
Lavenganza no es jamas permitida ni lejítima; pero es-
ta vez se atenuaba porque el ajiior filial habia ofuscado la r«-
zon de aquel desgraciado, y la atrocidad del procedimiento
inquisitorial enjendraba la depravación, tan cierto es que
el rigor aleja en vez de atraer.
Asi en vez de consolidar la unidad de la fé, esos proee-
EL HIJO DE LA HEOHICEKA. 81
(liiiiientos aumentaban el cisma en el cristianismo y justifi-
ca oan la necesidad de reforma, por los escesos de los minis-
tros del culto. Ilacian hipócritas medrosos; pero dejaban
vacío el corazón y nublada la fé.
¿Cómo podia don Juan de Toledo mirar sin odio pro-
fundo, á los inicuos sacrificadores de su inocente madre?
Este odio lo alejaba irreflexivamente del seno de la iglesia
sin pensar que asi como en las tempestades no se pierde la
esperanza de ver lucir de nuevo el sol, asi también aquellas
4* -ueldades ejercidas en nombre de la Iglesia no podian ser
permanentes. **Los que la profanaban eran hombres: po-
dinn enmendarse; y en todo caso, debian morir.... Se nece-
sitai tan poeo para tocar la£^ almas y transformar los corazo-
iios! ha dicho Octavio Feuillet. Basta el álito de un niño!
Felizmente la tempestad ha pasado, y alcanzamos en
América los tiempos de tolerancia en religión; nos aproxima *
7jios asi á la santa fraternidad. Pero cuan ruda ha sido la
i'iarcha y cuan lento es el desenvolvimiento de la idea! Las
víctimas han quedado en el camino de la historia para alec-
^■ionarnos con la esperiencia: para decirnos — la intolerancia
religiosa y política es él signo del fanatismo y la ignorancia
A' esa situación c-s transitoria.
'*Bajo el aspecto religioso, Dios es amor, y el amor es
toda su ley. Amor de Dios, soberano bien y Criador de to-
llas las cosas, y amor de los hombres, sus mas nobles criatu-
ras: he aqui, en resumen, la teoría cristiana del amor, st-
ííim Descuret. ¡Cuanto hemos avanzado desde los tiempos
<lel santo oficio !
Don Juan de Toledo volvió á Potosí ocultamente.
Los indíjenas á quienes la madre de don Juan de Toledo
habia curado en sus enfermedades, conversaban en quichua
irii torno de la lumbre en las fríjidas veladas, sobre el atroz
4^astigo de la española. No comprendían sobre todo que hu-
iúcsen hombres que impusieran a los hijos castigo y respon-
fabilidades por delitos que no hablan cometido. Compara-
i^2 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
han entonces sus antiguas costumbres y sus viejas leyes con
la costumbres nuevas y las nuevas leyes, y deducían que los
cou(iuist adores eran perversos comparados con el blando go-
hierno del hijo del Sol.
Causábales i>ena y sorpresa que don Juan hubiese per-
dido sus bienes, y que lo declarasen infame por culpa no co-
2««etida por él.
Y en verdcid que tenían razón. Los lucas nunca ímpo-
liian la pena de confiscación, porque consideraban indigna
do la autoridad semejante codicia, ni aun en los mayores
delitos aplicaron esa pena. (1)
p]l mayor crimen en su tiempo era el de rebelión, por
'^1 carácter sagrado del hijo del Sol que investía el Inca.
' ,l">'P^ftíi*io por esto el alzamiento contra el monarca, bajo el
doble aspecto religioso y político. Pues bien, aun en este
r?iso ú otro por el cual se aplicase la pena de muerte al cri-
minal, janiás privaban á los hijos de sus bienes, ni los de.s-
pojaban de lo que por herencia les correspondía. La pena no
se tra.smítía jamás á los descendientes, estaba reservado á \m
conquistadores estatuir que los hijos y descendientes fuesen
f'MJetos á la infamia de sus padres, privados de sus bienes y
condenados á una vida desesperada, pues la rehabilitación
ei-a casi imposible. Y tan atroz castigo era impuesto por sa -
(•(^dotes. en nombre de la Santa Religión !
1. ''X.uncsa tiiviieran pen.a pecituiíaria, .ni <M)n<fií»©acion <le }>ieiiO!^..
pnrqai<> deieia-ii, quie (*a«tigar ten Tiii hae'ienda y d-ejiT va vos las d-elin-
cu'wntps, nií) era deseaT quitar los imAU'-s de la re^públioa, Rlno la
ifiaci-enda á los malhechores, y dejarlos con mas libertad ipara que hi-
eierain ¡nuavores niales.
(r
Si ri'lgnn curaca »e rebeliaba. (qu© o-ra lo que maa rigurosa- irent.^
castigaban Los Incas) ó haeia otro d-olito que mcT'eei'ese peiu de
pr.aiíiDte, aunque s-e la "diiesein, mo quitabam el estado al suecs-or; sinú
que 9? lo daban Tepresentándiole la culpa y la pemta de s»u iprdire, pr-
ra que se ífuardaíJe d^ otro tanto." Gurcilaso de la Vieg^a, •'Comen-
tarios re»ale<f} et?, "
EL HIJO DE LA HECHlt'EKA. 83
VIL
El hijo de la hechicera.
....y los hijos (lo tali-a deli.ncu^nt \s queden
y sean s^ujetofl á la ijifamia de &us pa^l-res
y del todo qureden sin parte de toda ó ciial-
quRTa h-cre-ncia, Isut-esiou, dofnacion, 'in^ ii-
da de .pariein.tes, ó c«traño«, ni t pingan nin-
j^un-aí» diginidadeíi: y ninguno jmed» tcn-er
d'sculpa algun«a. . . .
(Cousíituciüdi dol Papa Pío V, eit.-i la por
l'alnia)
Este es mi nu^iní! a miento, que os ain.'is los
■unos á los otros, i'ivnio yo os amé
** Evan-gelio segiin San Juan, cap XV. vtr 12.
En l^otosí se supo Lh terrible ejecueion de la pobre Tin-
ca y eneontraron natural la desaparición de don Juan de
Toledo, privado de sus bienes, de sus honores y eondenado á
íírrastrar una vida sin esx)eranza y á sufrir eaí5tigos por deli-
to^ que no haliia cometido. La nianpiesa vivió en (Miuquisa-
eji consagrada al tierno cuidado de sus hijos; pero en la en-
fermiza palidez de su rostro, se h»ia el amarp:o dolor de su
alma.
De repente empero apareció al pié ilel cerro, un lioml)re
f nHaquecido por el dolor, pálido el rostro, hundidos los ojos
y de aire sombrio. Apesar de no ser viejo, su barba y su ca
bello blanco, vestia el traje de ermitaño y con sus propia^;
i:\'inos empezó á cavar una cueva donde vivir. La irreproclia-
lie conducta del aquel penitente llamó la atención de todos
los mineros del cerro, y muy presto se le vio en las calles
de la villa, sin hablar á nadie, comiendo de los despojos que
arrojaban las casas de los grandes señores.
Los primeros que reconocieron al ermitaño fueron los
84 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
i)illiielos de la ciudad, quienes le huian, gritando — es el hijo
(le la hechicera ! y hacian la señal de la cruz.
Se supo entonces que el ermitaño era don Juan de To-
ledo, le creyeron loco y algunos mártir á causa del cruento
cíistigo de la madre. Los sacerdotes lo citaban como un
ejemplo de los benéficos frutos de la persecución de los here-
jes y brujos; y decian que aquellas privaciones lo ponian en
vi camino del cielo.
Entre tanto los vascongados y los criollos tenian escan-
dülizada la ciudad con sus bandos y sus luchas, al estremo
de batirse en las calles los unos y los otros, y quedar los
t't'dáveres insepultos, hasta que la autoridad los recojia.
Estas noticias llegaron a Lima, donde el 18 de en^ro
de 1H()4 habia hecho su entrada pública como Virey, don
(aspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monte-rey. El nue-
vo majistrado espidió órdenes terminantes para que los ban-
dos fueran desarmados en Potosí, mandando persegir los va-
jeos y ociosos.
Las medidas que con este motivo dictó el corregidor le
atrajeron serias enemistadlas, y como en ellas era apoyado
por el comisario de la Inquisición don Martin de Salazar
cíGJJtra él también se levantó el pueblo.
Una mañana apareció este asesinado con muchas puña-
ladas, en su misma casa. Apesar de las activas dilijencias
practicadas para descubrir los asesinos, el crimen quedó en ei
mi.st<TÍo, limitándose á repetir — ^venganzas de los bandos!
Pero lo que verdaderamente conmovió al vulgo, fué l;i
noticia de haber sido misteriosamente violada la sepultura
do don ^Fartin de Salazar. A los activos comentarios de los
pj'i meros tiempos, sucedió el cansancio y luego el olvido.
Nadie pensó mas en don Martin.
ííl pueblo estaba ajitado por pasiones demasiado punzan-
tes para detenerse en escudriñar el misterio de aquel crimen
El ermitaño cruzaba siempre las calles, los bandos lo re«-
X>etaban porque era inofensivo, y solo le burlaban los mu-
EL HIJO DE LA HEUHICERA. 85
chachos y mal entretenidos — ^gritándole — ¡Hijo die !la he-
chicera !
Cuando sonaban en su oido aquellas fatídicas palabras
temblaba de pies á cabeza y levantaba convulsivo una cala-
vtra que desde algún tiempo llevaba en la mano, detenia
sobre ella sus ardientes ojos, y continuaba su camino.
Como jamás hablaba, como no disputaba nunca, como no
locia mal á nadie, empezó al íin á conquistar hasta el res-
peto de los niños. Al fin le dejaban pasar, él no levantaba
la vista del suelo sino para detenerla fijamente en la cala-
vera.
— Es que piensa siempre en la muerte! — decian las bea-
tfis, y no quiere ser tentado por el diablo.
— Es un santo que no vive sino rezando! repetían otros.
La fama del ermitaño fué creciendo, se estendió mas allá
de Potosí y circuló por todo el Perú.
Largos años habían trascurrido durante los cuales los Vi-
cuñas y los Vascongados habían reñido cruelmente; pero la
prudencia del factor don Bartolomé Astete de UUoa, había
conseguido pacificar los ánií^os.
Promediaba el año de 1625, y disgustado don Francisco
Castillo de algunas crueldades perpetradas por cierto em-
pleado contra los antiguos soldados VicuñcLSf resolvió batirlo
y castigarlo.
Así lo hizo dándole muerte; pero tuvo que recurrir al
virev solicitando autorización para perseguir a los inquieta-
dores, como les llama el cronista.
Asi se fué sosegando la villa.
Para celebrar la tranquilidad que empezaba á disfrutarse
el criollo don Agustín Solorzano dio un magnífico banquete
en el cual ''había una pila de plata que tenia mil cuatrocien-
tos cincuenta y tres marcos, de la cual desde las seis de la
mañana hasta las siete de la noche corrió riquísimo vino
Gastó setenta y seis mil pesos. (1)
1. **A.iialp<s <le la villa Imperial d« Potosí '\ por don Bartolomé
Martínez v Vela.
m LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Pero antes de terminar aquel banquete llegó la noticia
que el ermitaño de la calavera estaba moribundo y acababa
<le recibir los santos sacramentos con ejemplar piedad.
Aquella nueva impresionó a los ilustres personajes y re
solvieron hacer á su costa pomposas exequias al virtuoso y
ascético ermitaño.
Al dia siguiente la multitud se dirijia en romería á la
gruta del cerro. Todos repetían — ha muerto como un santo!
En la cueva velaban algunos frailes de las diversas comu-
nidades religiosas, cirios ardian en torno del cadáver, que
lof mas encopetados querían conducir en hombros, hasta la
iglesia en que debia enterrarse.
Las órdenes monásticaíí disputaban la posesión de los ipre-
i'íosos restos de un ejemplar ermitaño, que quizá pensaban
mereciese ser canonizado. Iba á procederse á la formación
de un informe sobre la vida de este ascético, y á porfía se
presta])a á declarar sobre su santa y edilificante vida.
Un caballero de Calatraba que acababa de llegar á la gru-
ta con otros, se acercó al ataúd para examinar do mas cer-
ca las facciones del que habia sido don Juan de Toledo
Miraba atentamente la calavera que tenia en sus manos, y
CíiP la cual habían querido enterrarlo; pero levantándose
rápidamente se dirijió hacia uno de los sacerdotes que alli
estaba, diciéndole que habia un papel entre los dientes de
aquella.
En efecto, todos se acercaron: la multitud se apiñó mas, y
de boca en boca circulaba la nueva de haberse encontrado
escrito el testamento del ermitaño, del penitente, del santo
Sacaron el papel con el mas respetuoso cuidado, y des-
doblándolo con veneración, uno de los frailes empezó á leer
en alta y clara voz, lo siguiente :
* ' Yo don Juan de Toledo, natural de esta villa de Potosí
**hag() saber á todos los que me han conocido en ella y á todoe
'Mos ([ue de noticias quisieran en adelante conocerme, como
"yo he sido aquel hombre á quien por andar en traje de
*' ermitaño me tenian todos por bueno, no siendo asi, pues
EL HIJO DE LA HECIHICEBA. 87
^'soy el mas malo de cuantos hombres lia halndo en el mun-
' do; porque habéis de saber que el traje que traia no era
**por virtud sino por mi dañada malicia, y para que todo lo
"sepáis, digo, que habrá poco menos de veinte años que
•por ciertos agravios que me hizo don Martin de Salazar.
**(te los reinos de España, y en tales agravios menoscabó
'"Ja honra que Dios me dio, por esto le quité la vida con infi-
•*iiitas puñaladas que le di; y después que lo enterraron tuve
**modo para entrar de noche en la iglesia, abrir su sepulcro.
** sacar su cuerpo y con el puñal abrí el pecho, saquél'.^
*'el i*orazon, me lo comí á l)ocados, y después de esto le cor-
*'lé la cabeza, quítele la piel y habiéndolo vuelto a enterrar
* * me llevé la calavera : me vestí un saco como todos me habéis
* visto, y tomando la calavera en mis manos con ella he
"andado veinte años sin apartármela de mi presencia, ni en
**la mesa, ni en la cama; teniéndome todos por bueno y
"penitente, eni^añándolos yo cuando aplicaba los ojos á la
** calavera (pie juzgarían ponia mi contemplación en la muer-
*'te, siendo lo contrario; pues asi como los hombres se vuel-
"ven bestias, por el pecado, asi yo me había vuelto la mas
'terrible, volviéndome un cruel y fiero cocodrilo, y como este
"animal gime y llora con la calavera de algún infeliz hom-
"bre (pie ha comido no í>or haberlo muerto sino porque se le
'*í»cabó el mantenimiento, asi yo mas fiero que las fieras, mi-
*'raba la calavera de mi enemigo á quien quité la vida, y me
"pesaba infinito de haberlo muerto, que si mil veces resuci-
"tára otras tantas se la volviera á quitar. Y con este cruel
* rencor he estado veinte años sin que haya sido posible dejar
**mi venganza y apiadarme de mi mismo, hasta este punto que
"es el último de mi vida, en el cual me arrepiento de lo he-
"cho, y pido á Dios muy de veras que me perdone, y ruego á
"tolos lo pidan asi a aquel Divino Señor que perdonó á los
* (íue lo crucificaron/ (1)
1. ** Anales d* la villa Imprriíil d* Potof^í" por don Bartolomé
Martínez y V-ela.
Sobre este mismo suceso h« escrito don Diego Barros AriDifi
88 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Cuando terminó esta lectura, un grito unánime y terrible
salió de aquella masa de jente: — el hijo de la hechicera era
vn malvado! Al piadoso entusiasmo sucedió la indifjnacioa
y trataron de atropellar la gruta para arrastrar el muerto y
quemarlo, aventando luego las cenizas. La multitud faná-
tica grita — el maldito! el hijo de la hechicera!
Aquel furor popular, aquellas voces de venganza ante ef
cadáver de un hombre tenian algo de salvaje ferocidad.
Mintras el populacho reunido antes para conducir al que
tenian por santo, gritaba enfurecido por el desengaño, un
PHcerdote, blanco el cabello, despejada la frente, serena y
8uave la mirada, se habia arrodillado y oraba.
Los fanáticos asusaban al pueblo para vengarse en aquel
cadáver de lo que llamaban la iniquidad y la mentira. Laíi
masas escitadas por esas voces, pedian á los sacerdotes les.
ciitregasen esos restos humanos. El momento era solemne,
se intentaba una indigna profanación, una venganza so pre-
testo de expiar otra venganza !
Entonces el anciano se dirijió á la multitud irritada, y le
hizo señal para que le escuchasen. Aquel hombre gozaba
en la villa del prestigio que inspira la virtud, de la venera-
ción que se conquista el que la hace amar por el ejemplo y
la mansedumbre. El saber, el talento, la gloria, la fortuna,
I>neden escitar los celos y la envidia; i>ero la virtud y la ca-
ridad no despiertan en los otros sino respeto.
Aquel sacerdote se espresó así:
— Hermanos mios, en Jesus-Cristo ! Paz en vuestras al-
unii .:.utere6«ínte no volita novelitíi bajo el título — ^Un crimen de Juga-
dores, reproduciíkndo la co-nfiesion áe don Juan de Tole^do. Este es-
crito eis-tá paibli cuido en la *'Revi®t.a del Panamá'', to'mo I páj. 25.
El señor don Ricardo Palma, coinocodar taiT.ibiem de) mism\>
dociijr lento y d^el <*e>cT.i.to del señor Barros Arana, publicó un tra-
hnio literario t tulado — Justos y Peca'aoros— drónica del sifflo XVTI
que trata de como el Lobo vistió la piel del cordero. ''La Revista' '^
lo reprodujo en el tomo I ipa^. 117.
Estos lescritoros ban tm:. inscripto el tefitamento de don Juan de
Toledo, ún'i*co punto <5omuai, como baise histórica. De manera que
el iragumiento ee conocido.
EL HIJO DE LA HECHICERA. 89
mas, indulgencia para las agenas faltas, piedad y amor para
los arrepentidos! Boguemos a Dios para que tranquilice
nuestros espíritus atribulados por el desengaño!
Está escrito en el santo libro — No juzgeis y no seréis juz
gados; no condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y
seréis perdonados.'' (San Lucas.)
¿Qué mérito tendríais amando á quien os amó? Nó, es
necesario levantar hacia Dios nuestros corazones, porque to-
dos necesitamos de su misericordia; sed misericordiosos con
aquel que os pidió perdón al morir y murió arrepentido!
¿Quien os dá derecho para profanar esos restos mortales,
eon el pretesto de que fué un criminal el que ya no está
entre nosotros? Haríais lo mismo que os indigna en él:
as vengarlas! Jesucristo no vino a predicar el odio ni la
venganza, sino el amor. Aquel que perdonó á la Magdalena,
ha dado ejemplo de indulgencia — ¿cuál de vosotros se cree
escento de culpa para arrojar la primera piedra sobre este
cadáver ?
Recordad, hijos mios, **qu€ el que se humilla será ensal-
zado. ' '
Estas sencillas y breves palabras, pronunciadas con la na-
turalidad del que tiene convicciones profundas, que escusa
fascinar por la retórica, y ama á sus semejantes, produjeron
un efecto májico y sublime un silencio solemne siguió á los
gritos de las pasiones, tan cierto es el imperio irresistible di"
les que saben conmover el sentimiento del pueblo, raras,
muy raras veces sordo ante la ancianidad virtuosa.
El sacerdote dijo entonces con el mismo acento de man-
sedumbre y de humildad.
— Acompañadme á orar por el alma de este pecador, para
que el Señor de las misericordias le perdone! Jesu-Cristo
lia dicho: ^*Tu fe te ha salvado: vete en paz.''
La multitud se arrodilló y aquella oración fué sincera.
Momentos después volvia el pueblo hacia la Villa Impe-
90 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
rial, sin odio para el que fué don Juan de Toledo, compade-
cidos de la atrocidad de su venganza y edificados an,te
aquel ejemplo.
VICENTE G. QUESADA.
DERECHO
p:studios sobre la justicia federal
americana
EN sr APLICACIOX A LA ORGANIZACIOX CONSTITUCIONAL
ARGENTINA.
( Con.ti.miac i on . ) ( 1 )
CAPITULO XI.
CláKsuJas de la Constitución Federal que limitan la acción
drl Legislativo — naturaleza del Legislativo Nacional —
Ji** glas generales de interpretación.
Crpemos de interés eont raernos á esponor las doctrinas
íiuf se refieren á ciertas cláusulas de la Constitución de la
Union, referentes á limitar las atribuciones del Legislativo
Nacional en materias que atañen á los derechos privados.
.\nt(»s de analizar las prescripí iones que afectan á los dere-
chos privados contenidos también en nuestra Constitución,
estudiaremos la naturaleza del poder legislativo de la Union.
V las reglas de interpretación aplicables á la ley fundamen-
tal de la unión americana.
Las reglas de interpretación varian con el instrumento
que se trata de aplicar: una ley ordinaria no se halla gober-
nada por los mismos principios que rigen la interpretación
1. Véasf» la pajina 94 del tomo X de e^^ta ** Revista".
93 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
de las Constituciones de los Estados, estas se hallan someti-
das en muchos casos á reglas especiales y diversas de las que
COI responden aplicar á la Constitución Nacional.
La idea política que gobierna la materia tratándose de la
Constitución, está contenida en la enmienda décima;* *'lo8
''poderes que no hubiesen sido delegados por la Conjsti-
*'tueion á los Estados Unidos, aquellos que los Estados no
* hallan prohibido á aquella conferir, se hallan reservados á
*Mos Estados ó al pueblo."
Por lo que respecta al instrumento en conjunto, al gobier-
no creado por él, la Constitución es un atributo — (grant) na
una delegación de pod«er. El Congreso puede ejercitar úni-
cnmente los poderes que le hayan sido delegados. Claro
es que esta doctrina no se aplicará á las prohihicioiK a (spre-
saí< contenidas en aquel instrumento, y que se refieren tanto
í»l gobierno nacional cnanto á los gobiernos particulares
Kespecto á aquellas, la Constitución de la Union, lo mismo
que las de los miembros que la integran son limitaciones del
poder legislativo. La línea divisoria entre los poderes del go-
bierno federal y de los Estados, deja poco terreno para dis-
cutir la estension del legislativo Nacional; pero la Constitu-
ción federal se propone conservar la separación del legislati-
vo, del ejecutivo y del judicial, y esta separación ha dado
niárjen á la cuestión de saber si el Congreso i)odrá delegar
en algunas ocasiones sus atribuciones legislativas.
El gobierno de la unión ha adoptado en varios casos 1h
legislación y los procedimientos de los Estados en materias
iiidiciales, pero solo como aplicación de disposiciones viar^n-
tes y conocidas, respecto á materias nacidas dentro de la ór-
bita jurisdiccional del Congreso : no seria constitucional acep-
tar las leyes futuras de los Estados puesto que esto equival-
ílria á delegar ]a atribuciones legislativas.
Hemos referido en el capítulo precedente las reglas que
gobiernan la jurisprudencia de los tribunales federales res-
I>octo á la adopción de la que rije en la« cortes locales res-
pecto á las constituciones 6 leyes de los Estados. Sin em-
JUSTICIA FEDERAL. 93
liargo, al decidir cuestiones que no sean meramente esta-
tutarias, locales, ó municipales, sino procedentes del derecho
comercial, la corte suprema decide con entera independencia.
Las reglas políticas de interpretación concernientes á la
Constitución nacional, se encuentran reasumidas en la si-
guit^nte sentencia del juez ^Marihall.
**E1 gobierno de los Estados Unidos no puede invocar
^'poderes que la Constitución no le haya otorgado: y estos
*' mismos deberán ser esplícitos, ó de" inferencia necesaria.
■"Por otra parte, este instrumento, como cualquier atributo
^Mgrant) debe tener una interpretación racional según el
*' alcance de las palabras — Toda vez que un poder esté con-
'*(cdido espresamente en términos generales, no debe ser
^ \rcstringido á casos particulares, á menos que tal interpre-
'"tacion se desprenda espresamente del testo, ó por implican-
^'cia necesaria. Las palabras deberán tomarse en su sentido
""natural y obvio, sin restringir ó ensanchar arbitrariamente
*'hu alcance.
**La Constitución se espresa indudablemente, en térmi-
""^nos generales. No habría cuadrado á los objetos del pue-
IJo al redactar ese instrumento de sus libertades, entrar
en minuciosos detalles, ó declarar los medios por cuyo con-
**ducto deberían ejecutarse los poderes conferidos. Semo-
* ajante tarea según se previo acertadamente habría sido tan
'difícil como peligrosa, sino impracticable. Ese instrumen-
'*to no tendió únicamente á proveer á las exigencias de po-
'' eos años, sino á sufrir la prueba de los tiempos, ante loa
acontecimientos que ocultaba el porvenir. Nadie pudo pre-
vecer los cambios que serian indispensables para efectuar
''los ol»jetos generales de la Constitución; las restrícciones y
*' especificaciones que siendo indispensables al presente po-
^'drian subvertir en lo futuro el conjunto del sistema. De aquí
'*la generalidad con que se han espresado los autores de la
** Constitución, con el objeto de dejar al legislativo el ar-
^^litrio de adoptar de tiempo en tiempo los medios adecua-
4 (
41
94 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
^dos para cumplir los objetos y el ejercicio de los poderes
' conferidos. ' ^
** Decir que la intención, ó el espíritu del instrumenta
* deberá prevalecer sobre la letra, que la intención deberá de-
'duííirse de las palabras, que estas deberán á su vez tomarse
en el sentido en que las emplean aquellos j^ara quienes fut"?
'dada la constitución: que las disposiciones de estas ni deben
* restringirse basta el estremo, ni estenderse mas allá de los
* objetos que tuvieron en vista sus redactores — es repetir h>
'dicho, pero es todo lo que se necesita saber, iíarsball C. J.
^in oniren vs. Sunders 12, Wbent, 213, 332.
L'f-fflas (le ínter prif ación aplicables á la constitución, y que nrp
afectan á su carácter político.
Leyes inconstitucionales. La Corte Suprema dice sobre
este particular:
'*La cuestión de decidir si una ley es incompatible. »» re-
pugnante con la constitución, ha sido siempre muy delicn-
da, y debe resolverse negativamente por lo general, .-n los
"casos dudosos. Colocada la corte en la o])ligacion de esp*^-
*dirse sobre casos de este género, no del>e olvidar la sol.^mne
* responsabilidad que se le ha coníiado; ni decidirle á do-
clarar que el legislativo ha ultrapasado sus atribuciones, sin
graves f undamentos . . . . Fletcher v. I. Peek 6, Crauch 128.
El célebre al)Ogado Clay, decia «obre esta matíria á la
Cortíí Suprema alegando en el caso de Green vs. Biddle '*la
' corte debe usar de la mayor cautela ejercitando estas atri-
**buciones. Se halla investida con la prerogativa uías liu-
* aportante que jamás se contió á tribunal alguno en beneficio
*'de la humanidad. A la América c.nui)le encontrar la in-
* ^ cógnita de un problema j)olítico, á saber : si pueden existir
*' gobiernos regidos por constituciones escritas- — Xo cKl>eí
"duda que estas no pueden existir sin que haya en alguna
V parte un depositario del poder de pronunciar sobre la eon-
^/formidad de los actos de la autoridad delegada con la ley
'* fundamental. Esta corte es ese depositario, y no acierto á
( t
4 (
i i
< i
JUSTICIA FEDERAL. 95
'hallar ninguno mas seguro: pero, el resultado de la espe-
''rieneia que tanto interesa á cuanto hay de mas caro á los
"intereses de la humanidad, dopende de la prudencia con
'*oue se ejecute este elevado encargo. Wheat, 48.''
Fuerza antoritativa de la interpretación contemporánea —
Es doctrina recibida que tanto la interpretación conleinpo-
ránea a la discusión de la constitución nacional, como la
esposicion legislativa, sirven de guia para la interpietaoion
fie aquel instrumento. ílntre los escritos que merccvíU ma-
yor estima sobre la materia podemos mencionar á ''El Fede-
nilista." El comentador Story, dice en el 406, ''la inter-
l'retacion eontemi>oránea debe emplearse con mucha reser-
va y circunspección."
Los hechos estemos no podrán ser admitidos á contradecir
las palabras del instrumento, — Establece la regla de in-
terpretación que hemos enunciado que el sentido de una ley
ticbe buscarse ;-n sus palabras, y que no debemos recurrir á
hechos ó circunstancias esternas para hallar la intención dol
legislador. Esta doctrina se aplica á la constitución de los
J-'iStados Unidos. '*Es inconcuso que el espíritu de la cons-
*'litucion del>e respetarse á la par que las palabras, decia Mr.
''^Marshll; con todo, el primero del>erá deducirse principal-
'' mente de las palabras, sin que sea permitido invocar la prác-
"tica de los cuerpos legislativos, ni tampoco (árcunstaucias
'esternas para modificar el lenguaje claro de la disposición. ' '
Esta era la base de su razonamiento para refutar la obje-
ción que se le opinia sosteniendo que las leyes de vocales
res|)ecto á deudores insolventes, no repugnaban á la prohi-
bición de espedir estatutos que alterasen las obligaciones
nacidas de los contratos, porque estos se apoyaban en h;
]»ráctica constante de las legislaturas del Estado durante
treinta años. — Agregaba el citado juez:
" Estremadamente peligroso seria inferir de cirunstaujcias
'extrínsecas, que el caso al cual proveen las palabras de
'un instrumento en términos espresos, deben esceptuarse
"d(» su ai)licacion. Cuando las palabras se contradicen •>
96 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
pugnan entre sí, cuando las diversas cláusulas de un ins-
' truniento se rechazan y producen una inconsecuencia ai se
'las deja tales cuales son sin alterar su sentido natural y ge-
'nuino; la interpretación se hace indispensable, y es justiíi-
* cable el desvío de las palabras. Pero si alguna vez el sen-
*tido natural de una disposición, no contradicha por otiu
*en el mismo instrumento, debe desecharse justamente solo
'cuando á los autores de dicho instrumento aparezcan decir
*lo que no quisieron, es solo cuando seria monstruoso apli-
car una prescripción absurda ó injusta á toda luz.'' (4
AVheat 202, 203 Sturges vs. crowninshield.)
Las palabras deberán tomarse en su sentido natural
Transposición de cláusidas, **La dislocación de las palabras
y aun de las sentencias de una ley puede ser tolerada algunas
veces á fin de llegar á comprender la mente del legislador:
,>er(), seria muy aveturado adoptar como regla de interpre-
tíicion para un instrumento tan maduramente elaborado co-
mo lo ha sido la constitución, no solo por los Estadistas que
lo discutieron sino por los opositores en las convenciones de
ios Estados.
Leyes nidas en parte, y en parte válidas, — Si parte de
una ley fuere inconstitucional, decia la Corte Suprema de los
Estados Unidos, e^sta deberá desecharse, sin perjuicio del
pleno efecto que tendrá la que no repugnare á la constitución
lederal, 6 local (1)
Efectos de las disposiciones inconstitucionales, — Según lo
declaró una sentencia de la Corte Suprema de Maasachussetta.
ol efecto es una nulidad radical en todos los efectos de
lo ley.
Efectos de las restricciones generales impuestas al Con-
greso por la constitución. — Esta se refieren únicamente á la
lí^gislatura federal, al gobierno emanado de dicho instru-
mento. Asi se ha decidido respecto á la enmienda 5.* respec-
1. Referencias á cláiií-utas ^^tt^stadas. " Deb^ traerle á la vi»ta
]a cláusulia original para descubrir el sentido geaeral.
JUSTICIA FEDERAL. . 97
lo á la compensación en caso de espropiacion : á la 6/ relativa
ii\ jurado en causas criminales. A la 7.* al jurado en lo civil
— A la 4.^ 3' á la que prohibe la imposición de penas crueles ú
infamantes.
Del)emos observar en este lugar que siendo atribución del
congreso argentino, el dictar los códigos de la República, tal
<;ectrina solo podrá aplicarse mientras no se hubiese cumplido
<sta ¡)rescripcion en la República.
Jifstriccionfs impuestas á los tribunales federales en cier-
4"^ t'asos, — La justicia federal no tiene atribución general pa-
ra declarar nulas las leyes locales por ser repugnantes á las
constituciones de los Estados respectivos. Semejante atribu-
< ion le pertenece solo cuando aplica las leyes locales obrando
como Tribunal de Estado particular. Jackson vs.Lamphire 3.
Peterson 289.
(l(t usutas especiales relativas al poder judicial nacional.
La atribución de la Corte Suprema como Tribunal de
5¡>elarion de los fallos espedidos por los jueces locales, se ba-
lín terminantemente adoptada por las leyes del Congreso ar-
^'entino espedidas en uso del derecho que á efecto de regla-
líu^ntar la jurisdicción federal le fué otorgado por la (-onsti-
tucion Nacional. Art. 14 de la ley de 14 de Setiembre de
Esta materia ha dado márjen á serios ataques a los par-
tularios de la interpretación restrictiva de las atribuciones fe-
^'orales, y los argumentos aducidos por esta escuela y los fun-
ilamentos que espuso en contrario la Corte Suprema en el ca-
so de ('oh oís: contienen la esposicion mas acabada de la mate-
ria— Véa.se también **E1 Federalista", y los comentadores
Storv v Kent.
De la supremacía que inviste la Corte Suprema de la
Union se desprende la consecuencia que las leyes de los Esta-
dos se hallan fuertemente afectadas por las decisiones del al-
te* tribunal de la Union. Conviene pues conocer las reglas
<:ne gobiernaír í'sta importante materia según la jurispruden-
cio de la ('orte Suprema.
ií8 LA REVJSTA DE BUENOS AIRES.
** La regla fundamental sobre este punto se reduce á que
*' la (-orte Suprema respete las decisiones de los Tribu-
'* nales de los Estados, tratándose de la interpretación
** que haya de darse a la Constitución ó á las leyes de earác-
* ter lo<»al."
Este principio guarda consecuencia con la índole de la
justii ia federal. La jurisdicción de la Corte Suprema en graiT
número de causas, por ejemplo, en las que interesan á ciuda-
OoUos de diversos Estados que aquel en donde se radica el
juicio, estriba en la imparcialidad que se ha creído encontrar
i n un Tribunal Nacional, pero las leyes que este debia ai)licar
tr^uian naturalmente que ser leyes locales — Sensato ha sido
entonces suponer, que nadie comprendería mejor que los mis-
mos tribunales locales, la inteligencia de las disposiciones le-
gislativas de los Estados, y por (*sto, la Corte Suprema ha
«doptado la jurisprudencia de aciuellos, no como emanación
<ic una autoridad superior á ella misma, sino como medida de-
buena política.
La regla (pie hemos espuesto tiene varias limitaciones y
escepciones. La Corte Suprema se reserva en muchos casos
viia independencia absoluta de apreciación. Asi, espedida una
Sentencia fundada en la interpretación de las leyes locales un
cambio de jurisprudencia de parte de los tribunales loc»ales
no podrá ser invocado ante la Corte Suprema federal como
j»rcceclente para hacerle variar la jurisprudencia anterior, si
no la encontrase aceptable aquel tribunal.
Las decisiones de los tribunales locales sobre mxiterias de
derecho comercial universal, no son tampoco obligatorias
para este.
Jja Corte Suprema se ha reservado asi mismo una comple-
la libertad de apreciación respecto á ciertas cuestiones relati-
vos á privilegios otorgados por la metrópoli, é invocados por
los Estados contra los individuos.
En igual caso se encuentran las decisiones de los tribuna-
les locales que se fundan en leyes locales dadas en cionsideracioa
I
JUSTICIA FEDERAL. 99
á personas determinadas y las que confieren jurisdicción espe-
cial á un tribunal para conocer sobre la trasmisión de propie-
dcides particulares.
MANUEL R. garcía.
(Continuará.)
Bibliofirrafja y Variedades
LA PALEONTOLOGÍA EX LAS COLONIAS ESPAÑOLAS.
A MKDJAD08 DEL SIGLO XVIII
A<(ílor doctor (hn Miguel Navarro Viola.
Mi amigo:'
Devuelvo á usted la copia del curioso espediente que
«ver me dejó usted en casa, relativo á la exhumación de
unos esqueletos colosales, verificada en el año de 1766 en el
pago de Arrecifes de nuestra provincia de Buenos Ain\s.—
C^iro que esas páginas son dignas de la luz pública en las .:o^
lumnas de su Revista, porque contribuyen al conocimiento
Oi] estado de las ideas, de la administración y de la civiliza-
<»ion en los tiempos coloniales que tanto nos importa ilus-
trar. No ha de tardar mucho antes que algún pensador Norte-
Americano ó Europeo, aparezca sorprendiéndonos con trabajos
«io profunda filosofía y de alta enseñanza, haciendo la histo-
ria moral de las colonias <»spañolas durante* su espantosa edad
tiipdia, periodo largo que por oscuro que es todavía y por din-
cii de estudiar, pasa para la generalidad como siglo de inoceii-
(i» y de dicha. La sociedad de entonces tenia por bases la
ignorancia y el fanatismo— y sobre semejantes cimientos solo
podia cimentarse un edificio monstruoso que se hundió al fin
LA PALEONTOLOrJlA. 101
entre el cieno y cuyos escombros aun nos embarazan y hacen
gian daño.
Uno de los objetos que d^be proponerse la Revista, de
que es usted fundador, es comunicar elementos de estu-
dio, hechos y antecedentes á aquel pensador que columbro
para un futuro próximo, y de que acabo de hablar á
usted.
El espediente en cuestión se inicia y concluye poco an-
tes de la espulsion de los jesuítas, y al terminar don Pedro
Zoballos su cargo de gobernador y capitán general de Buenos
JS ires.
El alcalde de primer voto don Juan de Lezica y Torrezurri,
d<*l)i6 tener mas parte en la exhunmciím que la que aparece á
primera vista. Era un hombre, de aquellos de su tiempo, pre-
cioso para las comunidades religiosas: se imaginaba que no
habia empleo míis meritorio que dar al dinero, que el de fomen-
tsr con él el lujo del culto, fundir campanas y edificar templos
^h pésima arquitectura. Bien es verad que el amor propio y
la ambición de gloria entraban para algo en estas santas pro-
]/eTisiones, pues hemos visto su retrato, de tiros largos, susten-
lí.ndo en una de sus manos el símbolo acostumbrado de funda-
dor y pairono, con una inscripción latina que decia : Ed/ificó
ires templos,
T^no de esos tres templos es el Santuario de Lujan, cu-
>08 cimientos comenzaron á cavarse á fines de 1754, bajo la
sindicatura del señor Torrezurri, (piien á mas, era procura-
dor ecónomo de la fábrica. — La colocacjion de h\ irníVcrm
milagrosa se verificó el 8 de diciembre de 1763, habiéndose
empleado en la construcción del templo 57,398 pps.is "'^4
nales.
Se vé, pues, que la solicitud curiosa que usted ha pues-
ta en mis manos cuadra con la época en que la aparición de
vn nuevo templo, rodeado de maravillas y milagros en el
centro de la campaña, ponia á la moda, en la sociedad con-
versadora de Buenos Aires, esos pagos del Norte. Se me
ocurre que en la opulenta casa del señor alcalde de primei
102 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
voto, clebia reunirse en la primera noche, una tertulia, en
lo cual entre sorbos de chocolate en invierno y de agua azii-
<íarada en verano, se platicaba de los asuntos ordinarios, de
milagros auténticos practicados diariamente por nuestra seño-
rft de Lujan; y de puntos de historia y de dogma, cuando
alfirunos j)adres graves, que precisamente eran tertulios del se-
ñor Lezica, se dignaban ilustrar á los profanos sobre tan in-
t» incada-s materias.
En los vuelcos de conversación tan variada, debió venir
ví;rias veces el asunto de los huesos enormes en tamaño y de
e'-traña conformación que abundan en el suelo de Lujan, y
oue en aquella época debian ser mucho mas comunes que
hoy, pues nadie se ocupal)a de removerlos ni aun de mirar-
los.— No faltarla quien dijese que mas allá de Lujan, '*en las
cf*mpañas que llaman del Arrecife," se encontraban también
osos huesos; pero en toda su integridad de esqueletos, y en-
cerrados en sus correspondientes sepulcros, y que seria dig-
ra de un hombre de buena voluntad la empresa de arreba-
tí, r á la tierra un nuevo testimonio de la verdad con que la
sajrrada escritura, y algunos de sus comentadores afirman la
existencia de seres racionales de corpulencia gigantea, en
cargados de una misión especial en las épocas primitivas de
h\ creación del hombre. Qué gloria la de poder tapar la bo-
oa á los materialistas con un argumento de semejante tamaño
y peso.!
Alcanzar esta gloria fué lo que se propuso don Estevan
.Alvarez del Fierro, capitán y maestre de fragata, (probable
contertulio de Torrezurri) al ocurrir ante el señor alcalde
so-icitando nombrase jueces especiales encargados de exhu-
juar los tales gigantes del Arrecife, con todas las formalidades
y solemnidades con que se procedería á la exhumación de los
restos de Recaredo, de Leovigildo ó de algún otro de los reyes
godos.
Y asi se hizo. Nombráronse á don José Larreondo vecino
de la ciudad de Buenos Aires y á don Luis Vinales del Arreci-
fe, (''sujetos inteligentes'') para que reconociesen los sepiú-
LA paleontología 103
<ros, midiesen los esqueletos, los transportaran á la capital á
la inorada del capitán Fierro, levantando de todo actas firma-
das por testigos y formalizando espediente capaz de protoco-
lizarse orierinal cuando llegara la ocasión.
Los comisionados desempeñaron su cometido el día 25
<1(^ enero de 1766, trasladándose con varios testigos ''de es-
fipeion'' y con trabajadores al sitio ó término que llaman el
-'Arrecife," jurisdicción de la capitanía general del Rio de
II Plata y distante de la capital de lf« Santísima Trinidad de
l<uenos Aires cuarenta leguas, y mas cíe ochenta de las pl^iyas
ih: Ut mar. El primer sepulcro que cavaron estaba sobre el
íiiToyo de Luna. Levantada la capa de tierra que cubría bi
'* osamenta'' contenida dentro de él, se vio patente que estaba
en parte i>etrificada y ''que la configuración en todo era de
riicional"— El sepulcro media diez y cuarta varas de largo,
li-fs y tres cuartas de anelio y cinco cuartas de prn-
iiindidad.
El segundo sepulcro reconocido, estada á dos leguas y me-
iH;. del anterior, dentro del rio mismo de Arrecifes, en un te-
rreno formado de tierra, piedra y arena. Hallóse debajo una
osamenta, "cuya configuración era de racional," que se sacó
con el mayor cuidado. Le medida del sepulcro dio las dimen-
si(»n(»s siguientes: seis varas de largo, dos y tres cuartas de an-
■i lio. y una de profundidad.
Tanto de esta como de la osamenta, hacen los jueces co-
iriisionados una descripción entrando en la parcial de cada uno
xle los huesos que la componían.
Todos estos huesos bien acondicionados en petacas reto-
badas con cueros se despacharon cuidadosamente para el
juzgado de primer voto, á donde llegaron y de donde pasa-
ron á la casa morada del principal interesado.
CoT)io este tenia en mira, no solo los objetos que quedan
ya indicados, sino también el de remitir el hallazgo como
'* monumento auténtico" á alguna Academia ó I'niversidad
dr la Península, solicitó del alcalde, un reconocimiento fa-
á^ultativo de los huesos, á cuyo fin se nombraron tres *'ci-
104 LA KEVISTA DE BUENOS AIRES.
lújanos anatómicos'' de los mas acreditados entonces en Bue-
nos Aires. — Fueron estos, don Matias Grimau, don Juan
Paran y don Ángel Casteli, quienes ante escribano debiau
declarar en presencia de los huesos mismos **si eran ó no de
persona humana, según su .saber y entender. ' '
Desempeñaron esta comisión el dia 8 de febrero del año
ya indicado, comenzando por Casteli, quien declaró que la
muela no obstante no estar entera, tenia ñgura racional;
pero que no se ratificaba en ello porque no podia decir lo
Tüismo de las demás piezas. Don ^I. Grimau, ** cirujano ma-
yor de la gente de guardia de este presidio por S. ^l.'' asient.-i
terminantemente que aquellos restos debian ser de **unoíi
hombres muy altos y corpulentos que han existido en lo an-
tiguo, según la tradición que habia llegado á su noticia con
motivo de las recientes exhumaciones de aquella-s osamentas."
l']l cirujano don Juan Paran se mostró mas discreto que sus
dos colegas, suplicando al Alcalde le escusase de aquella di-
lijencia, pues aunque habia examinado los huesos **no al-
canzaban sus luces '* á poder decir con certeza de verdad de^
que cuerpo podrian ser; de cuya ain^rtada declaracicm dio fe*
(^1 escribano Conget, consignándola con las ¡palabras que-
qvedan transcritas entre comillas.
Esto es lo que consta del espediente obrado, cuyo original
^:e entregó al capitán de la fragata ' ' Nuestra Señora del Car-
men'' surta entonces en nuestro puerto. Es de creer (pie á
bordo de esta nave se trasladasen á España los es<[ueletoí=?
exhumados con tanta diligencia y formalidades judiciales, y
en este caso de])ieron ser esos los primeros fósiles que se co-
r-oeiesen en Europa extraidos de los abundantes depósitos^
de nuestro suelo, pues el esqueleto de ^Megaterium existente
on el Gabinete de ^fadrid, espedido por el Virey de Buenos
Aires ])ara aquel establecimiento, no llegó á su destino hasta
iiiMliados del año 1778, es decir, hasta después de doce años
de las exhumaciones de Arrecifes.
Con este motivo recordaré aquí una anécdota no muy co-
r.oeida, y que hace poco favor á la ciencia de nuestros pa^
LA paleontología 105
<ires, por mas que quiera disculparlos nuestro amigo Trelles.
que es quien ha publicado en su Registro Estadístico el do-
cumento que constituye el chiste de dicha anécdota. — Es el
caso que, — ^habiendo llegado á Madrid, en siete cajones, la
osamenta de aquel animal, entonoes totalmente desconocido
cu España, se despertó en el Rey don Carlos Til apellidado
d sabio, el deseo de poseer un individuo vivo de aquella rara
especie, aunque fuese pequeño, disecado y relleno de paja.
vn el caso que por la índole uraña de semejante bruto no
se dejara coger en vida para solaz de S. M. que fué según la
historia, uno de los mas encarnizados cazadores que se ha-
;.'an conocido desde la cobarde invención de la escopeta á
l*ala. Los inocentes deseos del monarca están espresados
OT' una real orden ñrmada por el ^linistro don Antonio Por-
licr, en San Ildefonso, á 2 de setiembre de 1788.
Y sin embargo, si no han existido hombres gigantes sobre
Irí haz de nuestro ¡)laneta, va quedando fuera de duda la
oistencia de lo que vulgarmente se llama el hombre fósil,
es decir, del ser racional contemporáneo de los organismos
colosales que se encuentran á cada paso en los terrenos de
antigua formación. Hace pocas horas que he tenido en mis
ivianos parte de un^ mandíbula, dientes y muelas, encontra-
(los en las mismas formaciones geológicas en que se encuen-
t»'an nuestros Gliptodontes y demás fósiles, y pertenecientes
V la misma época que estos. — Pero, yo me hallo en el casíi
df-1 cirujano Paran del año 1766, y no alcanzando mis luces
lincho nwis que las de aquel, no ])uedo abrir juicio fundada
sí»bre una materia **tan profunda," y me limito á consignar
el hecho y mi persuaeion instintiva.
Creo que el espediente puede llevar al publicarse, comer
título general el siguiente: — La paleoniologia ev las colonia^'
españolas a mediados del siglo XVIII.
Un siglo justo y cumplido ha pasado sobre este espedien-
te, y apenas hace un año (es decir una centésima parte df^
tiempo que media entre el capitán del Fierro y la presencia
drl Dr. Burmeister en Buenos Aires) que poseemos algunos
106 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
esqueletos armados y clasificados de esos seres raros que
abundan en nuestros terrenos narrando por todos sus huesos
las maravillas de la creación. Hoy tenemos formada bajo
buenas bases una *' Sociedad paleontológica", cuyo principal
cljeto es la recolección de fondos para dar publicidad á los
tosoros que ya posee nuestro Museo en este ramo de una
ciencia hoy tan á la moda en el mundo. — ^Para esto ha sido
necesario un siglo! Pero la ciencia de los fósiles no puede
andar sino con el paso grave y mesurado que debia distin-
j^iiir á los monstruosos cuadrúpedos cuyos representantes ac-
tuales son los perezosos.
De V. at. amigo y S.S.
JTAX MARTA GUTIÉRREZ.
Caí?'?. Ac V. Xov¡'em)>re 14 de 1^60.
ESPEDIENTE.
Sobre la existencia de sepulcros y ^ueletos Vle jigantes en el partido
de Arrecifes en las estancias de Luna y de Peflalva cerca de la
mar jen del rio — 1766.. . .
Señor Alcalde de primer voto.
Don Estevan Alvarez del Fierro Capitán y iVIaestre de la
Fragata nombrada "Nuestra Señora del Carmen" como me-
nor proceda y haya lugar en derecho, ante V. S. parezco y
digo: que estando cerciorado como en el terreno ó campaña
oue llaman el Arrecife, Jurisdicción de la Capitanía General
de esta Provincia del Rio de la Plata, y distante de esta Ca-
I^ital de treinta y ocho á cuarenta leguas con corta diferencia
allí se encuentran y registran unos eepuleros varios: moni:-
T»ientos de la antigüedad en que se conoce ser de racionales y
de una estatura fuera de lo regular y propiamente de la
í\^tatura gigante como lo demuestra el espacio de dichos se-
l-iilcros y las varias piezas de osamenta que se hallan en ellos
LA PALíX)NTOLOGTA 107
y siendo estos monumentos un testimonio autentico y dtv
liiostrable de que en la antigüedad Imbo en esta región
-americana, sea antes ó pos del diluvio racionales giganteos
que están negados por varios historiadores y críticos de la
liistoria sagrada y profana, suscitándose de esto varios pun-
íí»s controvertibles con perjuicio de la veracidad de la sa-
;grada historia y de los autores fidedignos que con tanto
¿leierto han escrito la profana, y lo que mas es, el que la secta
ílr loa materialistas llega á negar varios puntos en dogma de
ie sobre la estatura gigantea que nos eapresa la Sagrada Es-
<'ritura y para dar un testimonio auténtico de que ha habido
\ esta (especie de Gigantes, es muy arreglado el que se rectv
Kí'/can dichos sepulcros en cantidad de uno 6 dos de ellos, so
í>í*'jue su osamenta y traiga á esta ciudad; todo lo cual se ha-
^a k mi costa y inension con solo la reiuuneracion de que se me
<'ntre2:ue toda la osamenta que se hallare para conducirla á los
reinos de España y entregarla como monumento auténtico á
la Academia ó Universidad á quien tenga accnon como miem-
l-ro de ella ó a la que fuere de mi satisfacción — ^Y para quií
<^ete hecho sea formal y plenamente justificativo (*()n viene que
<4 reconocimiento de dichos sepulcros y extracción de su osa-
menta no se haga por mi, pues entonces la persuasiva de
\\\ crítica pudiera desvanecer el hecho y suponer á vista de
li5 osamenta ser coleccionada de huesos de animales hecha por
i íi idea; con otros argumentas que la misma crítica produce
}'ara contradecir aun lo mas patente y sí por sujetos im[)ar
ciales, por cuya atención usted se ha de servir nombrar á dos
í.!i jetos que á mi costa pasen á dicho término de ''Arrecife"
y que en las estancias que llaman de **Luna y Peñalva'' á la
iisárgen del rio llamado el '* Arrecife'* reconozcan uno ó dos
sejnilcros. midan su largo y ancho, saquen la osamenta dj
^llos y la conduzcan á esta ciudad á las casas de mi morada
y que antes en aquel mismo sitio tomen razón individual de
lodo poniéndola á continuación de este escrito con la formalí-
<lad que corresponde en derecho, y autorizándolo con sus fir-
jiias y la de los testigos que quisieren por si nombrar para
IOS LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
mayor validación, citando á los que se hallaren presentes, y
no supieren escribir, por tanto, haciendo el pedimento que en
1 las justicia corresponda — A usted pido y suplico se sirva
j:roveer y mandar como llevo pedido, n<mibrando los dos su j >
tos que sean de su agrado y que estos den razón individual
cit todo como va dicho y asi mismo el que dicho sitio ó ter-
ruño está retirado del mar mas de ochenta leguas como á
todos se hará visible por estar en lo interior de la tierra, to-
do lo cual es de hacer en justicia, que es lo que pido y
j>ara ello juro etc. Estevan Alvarez del Fierro — Por pre
Kvntado y en atención á lo que esta parte pide, se noml)ra á
<kn José Larreondo residente en esta .ciudad y á don LuIk
ViTiales vecino del *' Arrecife", sugetos inteligentes para que
los dos juntos con los testigos que les pareciere y trabajado-
res para el efecto, pasen á reconocer juntos los sepulcros d^^
(\ne se hace mención en este escrito, midan su largo y ancho
l>or varas, estraigan la osamenta que hubiere en ellos, to
mando razón individual á continuación de la providencia pa-
ra lo que s(* les dá comisión en forma y original se traiga
{.utorizada á mi juzgado con sus firmas y las de los testigo??
ípie supieren escribir, citando los nombres de los que no
supieron hacerlo y con ella traerán la osamenta para Iok
efectos que haya lugar, cuyos gastos y costos satisfará don
FiStevan Alvanv. del Fierro como lo ofrece — Juan de Lezica
V Torrezurri — Proveyó v firmó lo de suso el señor don Juan
• • •
(ic Lí^zica y Torrezurri, alcalde ordinario por Su Magestad
(que Dios guarde) en Buenos Aires á veinte de enero di*
mil sete( ientos sesenta v seis años — Ante mí Francisco Javiei
(^nget, Escribano de Su ^lagestad — En Buenos Aires dicho
(.ia mes y año, yo el Escribano de Su Magestad hice saber oí
íiuto de arriba á don Estevan Alvarez del Fierro — doy fé —
(\.nget — En cumplimiento de la comisión que se nos mand?i
bíU'er por el auto antecedente espedido por el señor don Juan
de Lezica y Torrezurri alcalde ordinario de la ciudad dt»
Buenos Aires, Nos los nombrados, jueces comisionarlos parfi
ello hemos venido á este sitio ó termino que llaman el **Arr?-
LA paleontología 109
<itV Jurisdifcion de la Capitania General del Rio de i;i
J^lata y distante de la capital de la Santísima Trinidad de Bue-
i'cs Aires cuarenta leguas y mas de ochenta de las playas
de la mar lioy veinte y cinco de enero de este año de mil seti»-
cientos sesenta y seis, y desde la c*isa de nuestro alojamiento
¿•(•onipañados de don Francisco Bacandiaran, de don ^lanuel
Jubel y don Cayetano Gelbes, testigos de escepcion y de Juan
Alejo Hacelo, Mateo Barragan, Blas Castillo, ^liguel de Sa-
ri la, Francisco Vinales y Luis Vinales jornaleros trabajado-
res, como pasamos al sitio llamado el Arroyo de Luna, dis-
t:iití* media legua de las casas en donde reconocimos un se-
l'Ulcro ó sepultura principiado á abrir y habiéndolo hecho
cavar y quitar toda la tierra que cubria una porción de' osa-
inntas. cuya configuración en todo es de racional en parte
petrificada, la cual sacamos con el mayor cuidado, sin que per-
(¡iese el sepulcro su configuración, y medido este, le ha-
llamos tenia de largo diez varas y una cuarta, de ancho tres
Aaras tres cuartas, y profundidad cinco cuartas, luego fui-
n«os separando la osamenta y hallamos lo que sigue : un |>eda-
zo de una muela; un hueso que parece ser del juego de una
riíino. ó pié, varios pedazos de costillas, unos pedazos de los
4 sirenios de las costillas; un hueso redondo, que según paree.'
es el (pie une el muslo con la cadera ó cuadril, una canilla en-
tera, <jue según su figura descubrimos ser la que une el brazo
con el hombro ; otra cabeza ó estremo de canilla que parece ser
tío las piernas y otros varios huesos que no podemos conocer
ii que parte correspondan, los cuales hemos hecho recojer con
el mayor cuidado y puestos en petacas retobadas de cueros
.so han marcado con la letra G., para asi encerrados llevarlos
al juzgado del espresado señor alcalde de la ciudad de Buenos
Aires, en fé de lo cual nosotros los jueces comisarios los fir-
IV' amos y autorizamos en toda forma de derecho, y con noso
tros f)ara mayor validación lo firmaron don Francisco Baran
diraan, Don Manuel Jovel, y don Cayetano Gelvis, testigos
do escepcion en nuestra presencia hallándose también presenten
;í todo esto los trabajadores: Juan Alejos, Mateo Barran.
lio LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
]>Jas Castillo, Franei&co Viñaks, Luis Vinales, Miguel Sarria
trabajadores que no firmaron por no saberlo hacer, y sola
dos que supieron lo firmaron conmigo en veinte y cinco de ene-
ro de este año vle mil setecientos sesenta y seis en el sitio que
Hsman la estancia de Luna — José de Larraondo — Luis Viña-
ks — ^lanuel Jobel — Francisco Vinales — Cayetano Gelbes —
Luego incontinente pasamos al sitio que llaman la estancia de
J'oiíalva distante dos leguas y media de la antecendente, don-
Á¿ dentro del rio nombrado "Arrecifes'', reconocimos otro
«epulcro, por manifestarse un cráneo á su margen y
habiendo hecho retirar con un atajo el agua del dicho,
rt^ conocimos una osamenta y en presencia de don Fran-
cisco Barandiaran, de don ]\Ianuel Jobel, y de don Juan
José González testigos de escepcion y Alejos Balojo, Jo-
HÓ Ferreira, Francisco Abalos, Juan Andrés Ribera, Frau-
tisco Vinales, Luis Vinales y Mateo Barragan, trabajadores
se cavó y quitó la tierra^ piedra y arena que cubria la osa-
menta, cuya configuración es de racional, la que se sacó
íle dicho sepulcro, con el mayor cuidado sin que perdiese su
li^rura el sepuh^ro, y medido tenia de largo seis varas y es de
atlvertir que en el dicho sepulcro no se encontraron mas hue-
sas, y estos unidos, que los corresponden hasta h^s cuadriles,
(iue fué lo que tuvo la espresada longitud, pues aunque se si-
í/iiió la cava para mas indicar no se lialló cosa alguna de le
restante del cadáver; de ancho dos varas y tres cuartas; a«.
irofundidad una vara, luego fuimos separando la osamenta
y hallamos lo que sigue: un pedazo de cráneo que tenia una
vMra de largo y tres cuartas de ancho, el que no se pudo con-
sojíuir saliese on una pieza; varios pedazos de costillas, ol
hueso que parece ser de la nuca; varios huesos del espinazo,
y otros varios huesos que no sabemos á que parte del cuer-
])0 correspondan, y unos pedazos de dientes, los cuales he-
rnias hecho recocer con el mayor cuidado y puestos en petacas
retobadas de cueros se han marcado con la letra D. para así
rncerrados, llevarlos al juzgado del señor alcalde de la ciu-
dad de Buenos Aires, en fé de lo cual nosotros los jueces co-
LA PALEOXTüLOUlA 111
HDHÍonarios le firmamos y autorizamos en toda forma de
derecho, jurando lo necesario y con nosotros, para mayor va-
lidación lo firman don Francisco Barandiaran, don Manuil
Jovel, don Cayetano Gelbes, Francisco Vinales y Luis Viña-
Íes, testigos de escepcion en nuestra presencia; hallándole
l/iinbien presentes á todo este acto, Juan Alejo Baleco, Jos^
l^Vrreira, Francisco Ahalos, Juan Andrés Rivera y Mateo Ba-
rí-agan. trabajadores que no firmaron por no saberlo hacer, v
p?ira (lue conste lo ponemos todo por diligencia en debida for
ma en veinte y ocho del mes de enero de este año mil sete-
cientos sesenta y seis en este sitio que llaman la estancia cí'.í
j'eñalva — José de Larraondo — Luis Vinales — Juan José Gou
zahz — Francisco de Barandiaran — 5Ianuel Jobel — Cayetano
(jelbes — Luis Vinales — Francisco Vinales — Y mediante que
solo se nos comisiona uno ó dos sepulcros, damos por conclui-
da la comisión y original la devolvemos con la osamenta al es-
presado señor alcalde para los efectos que convengan, lleván-
dola nosotros los dichos jueces comisiónanos fecho en veinte y
Oí-ho de enero de mil setecientos sesenta y seis años en esta
estancia de Luna — José Larraondo — Luis Vinales — Señor al-
(;alde de primer voto — don Juan Larraondo y don Luis Viña-
Íes jueces comisionados por Vd. y á pedimento de don Este-
ban Alvarez del Fierro pasan á reconocer los varios sepulcros
que se encuentran en el término de Arrecife, jurisdicción de
esta capitanía general del Rio de la Plata, decimos: que ha-
biendo })asado á practicar la diligencia, reconocimos dos se-
pulcros, los medimos según se nos mandó y sacamos su osa-
r enta, todo practicado en debida forma como consta de las
diligencias actuadas á continuación de la providencia de V.
hf que originales devolvemos junto con e«te escrito, y la osa-
n enta estraida de los sepulcros para que en su vista dé la pro-
videncia que corresponda y por concluida nuestra comisión
en cuya atención á V. pedimos y suplicamos se sirva proveer
lo que fuera de su agrado, que es justicia etc. — José de Lar-
raondo— Luis Vinales — por presentado y vistas las diligen-
cias practicadas por las personas que por este Juzgado fueron
112 LA rí:vista de buenos aires.
ooniisionadas á pedimento de don Estévan Alvarez del Fierro
pura efecto de reconocer los sepulcros de que hacen mención
Cirios autos. Dase por concluida su comisión y entregúese
al referido don Estévan la osamenta que han conducido co-
2ii(^ lo podio en su escrito que hace cabeza á los autos, y para
mayor validación del dicho, se nombran de oficio para el
reconocimiento de dicha osamenta á los cirujanos anatomi-
zeos don Matias Grinxau, don Juan Paran y don Ángel Casteli
quienes por ante el presente escribano dirán después de ha
berla visto, si es, 6 no, de persona humana según su saber
y entender y fecho, autos para proveer lo que convenga —
I í^zica — proveyó y firmó don Juan de Lezica alcalde ordina-
rio por su S. !M. (Q. D. G.) en Buenos Aires á cinco de febrero
do mil setecientos sesenta y seis — Ante mi — Francisco Javioj:
(x>nget — Escribano de S. ]\I. — En Buenos Aires á ocho de
fel rero de mil setecientos sesenta y seis años — Ante mi el
E.seril)ano de S. ]M. pareció presente don Ángel Casteli ciru-
,;¡ino en esta ciudad 3' dijo: que en cumplimiento del auto
antecedente, tenia reconocido los huesos que se hallan en
casa del ( apitan don Estévan Alvarez del Fierro y halla qut-
tres solos no tienen alguna figura racional; uno es la cabe-
za del fémur ó caderas, el cuadril, el otro es parte del tarso
o sea el pié, la tercera parte es una falange del primer de-
00 grueso del pié, la muela no obstante no ser entera tiene
liíiura recional, sin embargo no se ratifica en ello por no
hallarse en el montón de huesos otro que configure á la ra-
<Knalidad, sin dudar del concepto: que es cuanto puetle
<ípcir bajo de juramento que lo hizo por Dios Nuestro Señor
A na señal de cruz, según forma de derecho, en lo que s(*
afirma y ratifica, y lo firmó conmigo de que doy fé — Angol
Castelli — Ante mi — Francisco Javier Conget — Escribano di*
S. ^I. — En Buenos Aires á ocho de «febrero de mil setecien-
Uf sesenta y seis años, ante mi el Escribano de S. M. pa-
reció presente don Matias de Grimau cirujano Mayor de \i
gente de guardi^^de ente presidio por S. M. (Q. D. O.), y dÁ¿o :
C|U<^ habiendo sido citado el dia de ayer de orden del señor
LA paleontología lU
-Alcalde de primer voto á pedimento de don Estevan Alvares
<ltl Fierro, capitán de la Fragata ** Nuestra Señora del Car-
men" que se halla ^n este puerto próximo para hacer á Iof
Etinos de España y pasado á la casa de su morada para
examinar una osamenta de cadáver y examinado los huesos
India que por su figura son de racional, en particular lo ha-
ee creer mucha parte de dichos huesos como los de la clavi
en las vértebras el gran trocar del femor y castillas ver-
<iMderas como las tablas del cráneo, por una grande pieza re-
donda al contrario, no se halla en los brutos semejante fí
<>'ara y destornudad agigantada y según tradición de lo?
íuitiguos ha oido decir con el motivo de haberse hallado es-
tos huesos, de que habia unos hombres muy altos y corpu-
líiitos. por lo que no estraña sean los referidos huesos de
"Si os hombres, y como el discurso de tantos años que ha-
blan estado debajo de la tierra que todo lo consume, están
<íichos huesos calcinados; todo lo cual asi le parece y cuanto
puede decir según sus cortos alcances y bajo de juramento
<iue hace según forma de derecho, y lo firmó conmigo de
<iue doy fé — ^latias Grimau — Ante !mi — Francisco Javier
('onget — í]scribano de S M. — En Buenos Aires dicho día
mes y año, yo el Escribano de S. M. hice saber el auto d(»
cinco del corriente á don Juan Paran, cirujano, para efecto
<1e que hiciera el reconocimiento que por él se manda y di-
;io: ([\w suplicaba al señor Alcalde le hubiese por escusado á
<licha diligencia, por que aunque ha visto los huesos no al-
canzan sus luc'^s á poder decir con certeza la verdad de que
ciier]io puedan ser. y esto respondia, de que doy fé — Francis-
co Javier Conget — En Buenos Aires á nueve de febrero de mil
setecientos sesenta y seis años, ante mi el presente Escriba-
no pareció don Estévan Alvarez del Fierro, capitán de la
Fragata nombrada el ^* Carmen'' y dijo (pie tenia reunida en
su jmder toda la osamenta que se ha traido a su pedimenro
y consta de las diligencias antecedentes y lo firmó de qu.»
<-,ov te— Estévan Alvarez del Fierro— Ante mi— Franciso
Javier Consrct— Escribano de S ^1.— Autos y vistos, entré-
lU LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Ijiiese al capitán don Daniel Estévan Alvarez del Fierro estas
cHligeneias originales, sacando primero el presente escriba
no testimonio de ellas y lo protocolará en el registro que es-
tá á mi cargo y se pasará razón al de Cabildo — El señor don
Jiian de Lezica y Torrezurri alcalde ordinario por S. jM.
iQ. D. G.)— lo mandó eu Buenos Aires á nueve de febrero
<w mil setecientos sesenta y seis años — Lezica — Ante mi —
Francisco Javier Conget, escribano de S. M.
Va cierto y verdadero este traslado y concuerda con las
diligencias originales de su contexto que para efecto de pro-
tocolar está en el registro que está á mi cargo, y entregar
JOS originales al capitán don Estévan Alvarez del Fierri>
signé y firmé la presente en Buenos Aires á nueve de febre^
ro de mil setecientos sesenta y seis años. En testimonio de
Verdad — Francisco Javier Conget. — escribano público de S;i
Magestad.
bibliografía.
]a. PARTE.
BIGLIOaRAFíA PERIODÍSTICA DE BUENOS AIRES, HASTA LA
caída del gobierno de R08AS.
Contiene el titulo, año can la fecha áe su aparición y cesación
formato, Imprenta, •múim'.wo die que «e compone la colteocion
<iíe o-Kia periódiico 6 4'íairio, moimihre d« los medaetoires que 9e
iíooocon, ob^fl^\^aoi<ww>s, (noticias sobre «ada tuoio, y la biblio-
tei-a pública ó particulao: ftn donde se eaicue-n-tira el periódico.
(ConititD^uacio'n.) (1)
Arenga funeraria, compuesta por el doctor don Vicente
I opez, que por un accidente no pudo recitar sobre la tumba
<l('l señor don Juan José Cristóval de Anchorena, numere
224.
Necrologia del señor don Juan Antonio Pereira antiguo
capitán de granaderos del regimiento de Patricios, amigo
¡ntiiiio del señor don Cornelio Saavedra y que fué el alma de
la revolución de mayo, número 225.
Dictamen presentado por la comisión de negocios consti-
tucionales en las dos minutas de comunicación, elevado por
el señor diputado Lozano, y dirijido á los generales López y
Quiroga, número 225.
Correspondencia referente á la acción de la cindadela de
1. Véase la <páj. .514 del tomo X de la '* Revista de Buenos
/i JlTIQSa
116 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
n^.
rnciinian, ganada por el general Quiroga y contestación del
ivdactov, número 226.
El (HaMficador ó Nuevo Tribuno ha tratado la cuestión
faculiaflfs estraordinarias (número 182 á 194) consideradas
l)or el redactor como peligrosas é innecesarias.
(C L#anLa-9, QuJrno Costa, Zinny )
70. CIRCULAR MARÍTIMA— 1831 — 1832 — in fol—
Impn ufa de Arzac — Empezó el 27 de Octubre de 1831 y
cí>ncluyó, con el X. 243, el 27 de octubre de 1832.
FA objeto de esta publicación era instruir al comercio so-
bre todos los buques procedentes de lUtramar y ]Montevideo
que fondeen en estas balizas.
Sí^ cree que su Editor fué don José alaria Arzac.
(Es Tari simo.) (1)
71. COMKTA ARGENTINO (El) — 1831 — 1832— la
iol. — Imprenta de ¡a Independencia — sus redactores fueron
les sefioi-es don José Barros Pazos, don Luis José Bustamau-
tf y don francisco Casiano Beláustegui. — Empezó el 24 de
diciembre de 1831 y cesó por orden de Rosas el 30 de enero
de 1832.
La coleí cion consta de 23 números.
Los redactores se han ocupado en hacer una prolija rese-
fn d(*l estado de las Provincias, para hacer convencer que
no estaban aptas á concurrir a la Confederación Argentina.
(Véase Chmfieador ó Nuevo Tribuno. X. 230.)
(Es muy raro.)
7i>._(X)SM0P0LITAN (TIIE)— 1831— 1833— in folio
]. I). l).'nioh advertir (jue ci! ühId (ÍHMin{.5 qiit? un jH^r'ódieo e>
*' rarísimo ó muy raro" y sin t'mbar^o damoíi iioticíias 4o él es ó poi
qiK- <"1;, ji(»-.rtMi.(i> ó hemos visto alírnrios uúm. ros, ó porque lie-
II ()^ obten ido esas u<)tieia¿s por medio de otros 'poriódicus ó de otra
eK "■■ (l< i I presíjs.
L-i .Mu-nncia di h\'ñor <íeiierMl Mifv, eiiya yIc^ biblioteca po
iiu». ha sidi> posible eívn!>ultar es tant») fi as sensible ouando que
jHis (-(nista haber j)odido sin e<a ausencia llenar muchas la^umas v en-
rr (piei-er nu(\stro trabajo do un modo mas satisfactorio.
Pinmetf^mos !*in embarco llr^n' t \i\< la<íunas a^^i c;?no rec-tifi-
<'ar las faltas que en ol presente tral^ajo se noten: ])or medio do-
un ' ' -^UDlrMíií "Uo.
bibliografía. 117
Imprenta de la Independencia primero, y en la del Comercio
después. Se publicaba en inglés, por los señbres Chapman
y Dillard, los miércoles, teniendo por redactores á don Fran-
cisco Agustín Wright y don Jorge A. Dillard y por editores
responsables á don Juan K. H. Redue primero y los señores
Cliapman y Dillard después. Principió el miércoles 23 de
TiOviembre de 1831 y concluyó con el número 59 el 9 de
enero de 1833.
(C^ Carranza,)
73.— CUERITOS AL SOL {hOii)—lS'SS— Imprenta de
la Libertad. Fué anunciado en El Defensor de los derechos
del Pueblo en los términos siguientes: *'Los Cueritos al Sol."
Nuevo periódico; se publicará mañana á la tarde (3 de octu-
Ire) sin falta, por esta Imprenta. Los señores que gusten
favorecernos con algunas materiales — aunque tenemos de
sobra — respectivamente á la vida privada de los A. . . .Z. . . .
M , G , M , A Da. E. E ., Da.
P. E , Da. A. R , Da M. de M , y de cual-
quiera otra persona del círculo indecente de los apostólicos,
todo, todo será publicado sin mas garantía que la de los edii
l^res. Tiemblen malvados, v os enseñaremos como se ha-
l)la de las hombres de bien. Los Editores." "*"
Esto solo alarmó á toda la población y al gobierno: por-
que se agregaba la circusntancia de nombrar personas por en-
tero, limitándonos nosotros á dar solo las inciales. Felizmen-
te' no se publicó, como tan poco salió á luz el Telón corrido ^
anunciados ambos á principios de octubre.
El go])ierno mandó comparecer íi todos los impresores y
les intimó que al que publicase Los Cueritos al Sol, las Me-
morias secretas del señor Monteaguda ó cualquier otro perió-
dico, papel suelto ó aviso que tuviese la misma tendencia
hostil contra el bello sexo del pais, se le aplicaría un castigo
tan fuerte y eficaz que le haria contener.
74.— CONSTITUCIONAL DE 1833 (EL)— Diario polU
iiCOj literario y mercayitil — 1833 — in folio — Imprenta de los
118 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Amigos — Su redactor fué el doctor don Miguel Valencia.
La colección consta de 85 números. Principió el 9 de ju-
lio y concluyó el 17 de octubre.
Lo mas notable que encontramos en este diario es: — Un
<'xámen de la vida "^pública de don Manuel J. Garcia, como
diplomático y como financista, contestando á su última Ek-
posición — Una carta suscrita por Tartas, Monigote Tomista
dirigida al muy honorable diputado señor don Nicolás de An-
í'horena — El diario de marchas y demás ocurrencias de la
<livision izquierda, desde el l.o de julio hasta el 15 inclusi-
ve del mismo. — Biografía del general don Juan Ramón Bal-
carce, en su vida pública, suscrita por Los amigos del general
B^f'l caree. (Es muy interesante.) — Paralelo de Washington y
Bolívar, transcrito del Mercurio Peruano.
El Constitucional de 1833 fué acusado, juntamente con
otros catorce periódicos ó diarios, por el fiscal doctor Agre-
lo, por abusos de la libertad de imprenta.
(Es nmy raro.)
75— CACIQUE CH AÑIL — 1833 — El número 26 es
anunciado en el número 3 de El Águila Federal.
76.- -CARANCHO (EL)— 1833— /w/>re/i/a de la Liber-
lad. Apareció el 8 de Julio.
No se ha tenido á la vista.
77.— COPIADOR (EL)— 1833— in folio.
No lo hemos tenido á la vista.
78. CRITICA DE UNOS TENDERIT08, POR AL-
Gí^VVS kSEÑORITAS QUE RECORREN LAS TIENDAS
SIX GASTAR UN MEDIO— 1833— in fol. menor— Jntpr^r^
la de la Independencia — ^El impreso que se ha tenido á Ja
vsta. sin número, y con fecha 22 de setiembre, se cree ser el
úrico con dicho título, á cuyo final se lee: '* Contestación do
unas señoritas íi la crítica de los tenderitos". Impreso suelto
para el jueves (que corresponde al 26 de Setiembre).
(C. B<»initi.)
79. CONFESIÓN DE UN CISMÁTICO— 1833— in fo.\.
BIBLIOGBAFIA. 119
ii)enor — Imprenta de la Independencia — Se cree ser la úni-
ca publicación con este título la que se ha tenido á la vista
con fecha 6 de Setiembre, á cuyo final se anuncia que para
el domingo (que corresponde al 8 de setiembre) saldría un
impreso suelto titulado **Acto de contriccion de un Cismá-
tico.''
(C. Beiruti.)
80. CONCILIADOR (Eh)— Diario político y mercan-
i¡l — 1833 — in fol. — Imprenta de la Independencia. Solo sé
i-onoce el prospecto.
(EJ« imxy vTaro.)
81. CORREO JUDICIAL (EL)— 1834— in 4.o Impren-
to de la Libertad — Fué redactado por el doctor don Bernar-
J(» Velez — La colección consta de 8 números. Principió xA
27 de agosto y concluyó el 21 de octubre.
Este periódico era una publicación de los procedimientos
judiciales, y en especial de las causas de la Cámara de Jus-
ticia.
(O. **Trelle6, Lamas, Zimiy/')
82. CENSOR ARGENTINO (EL)— 1834— in folio.—
Imprenta de la Independencia hasta el número 13, de la Lí-
hcrtad desde el número 14 hasta el 25 y por la del Censor des-
de el número 26 hasta el fin. Diario de prima-noche, hasta
t'l número 16, y de por la mañana, del número 19 en ade-
lante. Fué su redactor don Pedro F. Cavia. — Principió el
lí) de abril y concluyó con el número 80, el l.o de agosto.
El redactor Cavia no sostiene en este periódico los mis-
D.cs principios que sostenia en El Clasificador. Véase el nú-
mero 185 de El Monitor,
El número correspondiente al 27 de mayo registra un^t
nota del señor Rivadavia, desde el puerto, pidiendo su pasa-
i)Grte, el que le fué concedido por el gobierno. Este acto es co-
liientado por El Monitor en su número 135, justificando al go-
]»ierno y al señor Rivadavia por el paso acertado de uno y
ctro.
(C. Lamas y rab<>t.)
120 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
83. CORREO EXTRAORDINARIO (EL)— 1834— in
folio — Imprenta Hcpuhlicana — Fué su redactor don Luis Pe-
rey. Solo apareció un número con el que el editor hace com-
pletar la suscricioñ de 8 números, agregándole los 7 de El
Gaucho Restaurador.
C'G Zinny.")
84. CIRCULAR MARÍTIMA— 1835— in 4.o Empezó el
5 de febrero.
No se ha tenido á la vista.
D.
85. DIARISTA DEL EJERCITO . (EL)— 1814— /m-
prenta del ejército en campaña. Es una publicación que se ha-
cia en el sitio de ^Montevideo, de las órdenes del dia, proclamas
y demás ocurrencias que tenían lugar, durante esa campaña.
Se reimprimía en la Gaceta de Buenos Aires i la del 23 de^
marzo contiene el número 10 de este periódico.
(Eb 'muy raro.)
86. DESENGAÑO (EL)— 1816— 1817 — in 4.o — /w-
prenta d>e la Independencia. Su redactor fué don Bartolomé
Muñoz. La colección consta de 11 números. Principió el
23 de octubre de 1816 v concluyó el 19 de diciembre de
:817.
El ilustre y patriota redactor de este periódico, para
darle el título rjue lleva, se funda en el deseo general de to-
dos los hombros de saber lo cierto. **La verdad, agrega.
í'S apetecida hasta de aquellos que por sus inclinaciones de-
pravadas tra])ajan en ocultarla ó contradecirla: estos suelen á
veces sofocarla al-giin tiempo; pero al cabo ella se presen-
ta, porque su brillo dá la luz que la descubre; á esto se lla-
ma desengaño los acontecimientos de Cartajena.
Caracas, Venezuela, Barinas, Margarita, Santa Fé de Bogotá.
Quito, alto y bajo Perú, y hasta la boca del Rio de la Plata,
nos desengañan sin género de duda que las Américas no tie-
nen que esperar ya de su antigua metrópoli sino venganza
bibliografía. 121
y desolación Venezuela, la heroica Venezuela once
veces ha sucumbido y doce veces ha triunfado, y triunfará
con todo fiel americano, el corazón nunca puede subyugarse,
y con aspereza menos ' '
España, dice El Desengaño, ha reducido poco menos que
á escombros al opulento y vasto imperio de ^léjico por la
beneficencia y religión, tan cacareada de los españoles, que
se han empeñado en perder las Américas, y por conseguirlo
no reparan en que se pierden á si mismos.
El Desengaño comenta, con preciosas notas, muchos do-
cumentos del general Morillo y Fenolana, asi como ha tratado,
como propiedad esencial del desengüñOy sacar de dudas al
cue las tuviera con respecto á otros documentos de proceden-
cia metropolitana, de cualquier otro género.
(C. Zwiny.)
(Es imiy Taro.")
87. DUENDE DE SANTIAGO (EL)— 1818— in 4.o
— Imprenta de Niños Expósitos. El número 14 es el único
que se conoce, reimpreso en Buenos Aires, probablemente
Xiorque su contenido es totalmente referente á los señores
Carrera de Chile.
(<\ Lamas, ("arranza, ülagmer, Zinny.)
88. DESENGAÑADOR GAUCHI-POLITICO federi-
montonero, chacuaco-oriental, choti-proíector y anti-repuhlica-
dor de todos los hombres de bien, que viven y mueren descui-
dados en el siglo diez y nueve de nuestra era cristiana — 182()
— 1822 — in 4.0 — Imprenta de la Independencia. Su redac-
tor fué el R. P. Fray Francisco Castañeda. La colección
consta de 26 números con 562 págs. Principió en 1820 (no
iudica mes y di a) y concluyó el 24 de octubre de 1822.
Este periódico, en 1821 y 22 tenia este otro título: De-
sengañador Gauchi-poUiico, federi-montonero, chacuaco-orien-
tal, choti-protector y anti-repuhlicador enojadísimo con tod/)s
los hombres de bien que viven y mueren descuidados en el siglo
cliez y nueve de nuestra era cristiana.
Lo mas interesante que rejistra este periódico es: Un
122 LA REVISTA DE BüiJN'OS AIBES
■
discurso intitulado, *'E1 hecho mas escandaloso de nuestra
revolución: ó el americano mas indigno de este nombre,"
(niim. 10) — l'^n discurso sobre la tolerancia.
Este periódico era contrario á la federación, porque,
dice — después de haber auxiliado Buenos Aires á la Banda
()nental, conquistado á Montevideo, dando importancia á Ar-
tigas, dividiéndose en varias Provincias, derramando su san-
gre en el Perú, auxiliando al Paraguay, á Chik y aun á Cara-
<ns, ese fué el fruto recogido — ^La federación — Cuyo blasón y
<*uyo timbre es, mueran los porteños. Que Buenos Aires a
fuerza de su sangre conquistó a Córdoba, á Santiago, á Tu-
<?!iman, á Salta y demás Provincias del Perú, que se hablan
entregado al virey de Lima: que conquistándolas ó auxilian-
oolas trató de unirse á ellas, dándoles igual representaeUm
y derechos; pero las provincias han deshecha la unión y des-
conocido á su benéfica capital. Que Buenos Aires, después
de haber nutrido y exaltado á las provincias, solo ha reeo-
j^ido desprecios é ingratitudes. Que viva la confederación
i?n boca de los provincianos, quiere decir, mueran los porfe-
El P. Castañeda no escribió en el mismo sentido después
'le la revolución del l.o de diciembre. (Véase sus periódi-
<»os publicados en Santa Fé.)
**('. Zin¡ny, Lacras. B. P. <le Buenos Aires."
89. DEFENSOR TEOFILANTROPICO :M I S T I C O
T'OLTTTCO— 1820— 1822— in ^.o— Imprenta de la Tndepen
dencia — Fué r?dactado por el Padre Castañeda. El doctor don
Pedro José Agrelo, en sus memorias (privadas ó secretas)
inéditas, dice, que el Dean Funes ha sido colaborador y pro-
tector del Padre Castañeda.
La colección consta de 50 núms.
Nota. Casi todos los periódicos del año 20, con escep-
cion de La Gaceta, no tienen fecha.
''B. V. áe B A.'-
90. DESPERTADOR TEOFILANTROPICO MIS-
BIBLIOGRAFÍA. 123
1 1CO— político— 1820— 1822— in 4.o Imprenta de Alva-
)cz y de la Independencia. En 1820 tiene este agregado: De-
d^daco á las matronas argentinas, y por medio de ellas á todas
7(;í personas de su sexo que pueblan hoy la faz de la tierra y
la poblarán en la sucesión de los siglos. Su redactor fué el P.
Pacire Castañeda. La colección consta de 75 números. El nii-
Diero 74 concluye en la página 1094 y el qo último empie-
zu en la página 183 y concluye en la página 190.
Principió en abril de 1820 y concluyó el 12 de octul)re
fl.» 1822.
El número 47, correspondiente al 16 de marzo de 1821.
r<v:istra la relación de una asamblea General Constituyente
vn la que. habiéndose dado lectura de los números 45 y 46, el
rtnlactor hace figurar á una porteña, una entreriana, una san-
trt tesina, una montevideana, doña Maria Retazos, una ma
trona paraguaya y una india pampa, que hacia de secrelaria
i\ (juienes hace pronunciar espirituales discursos sobre la f-?-
<!*racion, de que no es nada partidario. Pinta á Ramirez
como aguijoneado por Agrelo, Sarratea, Oliden, Dorrego (»te
El número 48 registra una Biografía del General Bla-
Áti/t á quien clasifica de chacuaco-oriental ó gaucho-político
inferior á Artigas en nobleza, puesto que era medio tape ?/
medio charrúa; también inferior á Ramirez, por que este sabia
t char su firma. Dice que Blasito poseia muchas estancias, de
que se habia apoderado y temeroso de que Artigas se apode-
rííse de todos sus bienes, lo dejó heredero á 7>«rrfa cerrada;
Artigas corrió (on el entierro, y le hizo unas honras con ser-
»:on en Montevideo, siendo el predicador un padre francis-
cano. Otra pequeña Biografía del General José Artigas,
quien habiéndole hecho consentir los porteños descontentos
í|iic entraría algún dia triunfante en Buenos Aires, solia de
í'ir: ''yo he de limpiar la silla directorial colocando en ella un
iijdio charrúa." Otra del General Ramirez que era, dice, un
))anadero desertor de Buenos Aires, que entró en esta ciu-
dad é introdujo una multitud de Gobernadores hebdomada-
rios, diarios v horarios.
124: LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
P^n el numero 50, correspondiente al 31 de Marzo de 1821.
el Padre Castañeda dice, que su ganancia no pasa de mil
].csos anuales, que se gastan en el alumbrado y cidto de ia
S(fciedud Tieofilantrópica ; y que si las suscripciones al Gau-
chí, Siipleníentista, Faralipómenon, Comentadora y Doña Ma-
na Retazos no le producen mil pesos mas para su nueva es-
cuela de dibujo, habian de quitarle á Cristo los mil pesos, pues
primero está el alumbrado formal de su cuerpo mistico, que el
cimbrado matet^ial de su cuerpo eucarístico.
(g. Lamas, Zinmy, y B. V. de B. A.)
91. DOÑA MARÍA RETAZOS. De varios autores tras-
ladados literalmente para imtruccion y desengaño de los filósO'
fjs incrédulos que al descuido y con cuidado hannos enf(dera-
do en el año veinte del siglo diez y nueve de nuestra era cristia-
na. 1821 — 1822 — in 4.o — Imprenta de la Independencia. Su
redactor fué el P. Castañeda. (1) Principió el 27 de mar-
J. El P. Castañeda vistió el hábito de San Franciisco en el Con-
vento die ]\i\ recolección de Bueoios Aires, y en 1800 obtuvo pi»r opo-
«icion la cátedra de filoftoiia de la r.niversiclad de Córdoba, en don*
de 1« ordenó de «sacierdotet, el miis-mo año, el llnistrisimo obisjx) MoscOvSÓ
Fué -el fumdf.tdo-r de la primera 'escueta da diibaijo de Bu«einos
Ai'pps, ;paTa (Cuya lapeirtura pjoiniuniC«ó ¡una lailoiiuci-on, que corre»
xni.pre?:i en 15 páginas :ni 4 o el 10 de a.gosto die ISlo.
E-n 1818, con nuo'tivo de haberse recibido de he.rman.t> mavo»
de la coingreg'acion del Alumbrado el direetar deJ Estado señor Piiey-
wedon, predcó un sermón, q.u-e tambiien corre .ii r.rpre.'^o, corftra li
inipiediad é Jirr^eligion.
Establiec-ió en el rlnieíoin die íia^n Jo-pé, provi>ncia de Santa Fé,
escuela de pirimeras let'rne y de latiniidad. Lo m.'smo hizo em el
Paraná v en San José d/e Feliciamo.
Fué r«dact'0»r de vari.09 peTÍ6dic06 en Buenos Aire«, Montevideio,
♦S .uta Fé y Córdoba cuyos títulos son: El Te'ofila.ni:TÓpit'o; El Desefn-
jrañador raai<«.hi político títulos son: El Teofilaii trópico; El Des.per-
tador Teófila n trópico; El Gauchí -político; Faralipómenon; El Su-
])íenwt:iito al Despertador Teo<filafu;trópi"CO; doña, Moírifi Retazo-S', En
ninni me nieto cora njiuguen; La Exma. matrona oorn^ntadorn, dp lo»
cuatro .pcir'iiodi^tae: El Padre Oaei;añ^a; la Verdad d'es.nud.'?'; Ve^,
portugalés, que a/cfu.i no es; Ven acá portugués, que aquí es: Buemos
Ai'irK^« eatutiva y l!:i nación arg^'n+i.na d-ecapitadr.' á nombre y por orden
d-el inirevo Catil::nia. Juan LarvtaJle: El TeofilamtírÓTvioo 6 el anviapo de
Dios v los hínmbre®; Derechos del hombre ó diseursos histórico —
místico — político — "crltico' — dogmáticos sobre los pri-nc-ipios del dere-
cho político.
Los periódicos dtd P. Oastañeda, hasti:i' la revolución del l.o
BIBLIüGfiAFlA. 125
20 de 1821 y concluyó el 15 de octubre de 1822, con 252 paji-
nas. La colección consta de 15 números, despidiéndose en el
ultimo; pero reaparece en Montevideo, bajo el número 16, con
lecha 1.0 de agosto de 1823.
En una sesión secreta que, según un papel suelto publi-
iiHÚo en Monte v^ideo en 1823, tuvo lugar en la Isla de Ratas,
^nlre el Padre (.'astañeda, doña Verdad desnuda, doña María
JieUiZfts D don F(bo, dicho padre dice que va á Santa Fé á
escribir sus diez periódicos, y hacerlos rei)artir en Buenos
J.ires etc.
(('. Jj. 'jnas, Ziuuy y h. P, de BiK^miít Aires.)
•dv (l:e:enil>re de 18*J8, apegar de su ¿«stüo, f.nc.ienwn muchos da
tos, sobre los i)ersünaí^es en aquella época, de que el hisrtarió-
gmíu no dejará de 6? a car prove-cho.
Murió en Ja ciudad del PaitaiA el 12 de marzo de 1832. El 28
<ie julio del mismo año, fu-é por dspcbíiciGii supv.r.i..;.r, de^ci 1 Ijoir-
cado tu la falúa de la ('apita-iiia d^d ^i:erto y conducido co>u> en
triunfo, el cajou que contenía su <?adaver, aeom panado del mi-
nistro de gobieinno, que con muchos otros eni.p:ij .Il,,s y i.ii La-
nLj.i-> iiúni ro da »eño>raíi y cabalk'ro.> de todas clasci-^'y co-ndl-
^.'oiie-, hahia.n ido 4 recibirlo^ El general Mausilla i>TomVnc"ó un
díLscurvo q1 <;t?sembarcar iM -ataúd, y luc^go fué ¡levado aI teii-plo de
í?in.i Francisco, cuyos padits tambion fueron á recibirlo. F.-^é il.^po-
sitado en el paote-y-n de di-cho Monaste-rio,
En la no-che dv-l misimo dia 28 d.í> julio s.- ceUdiraTiMi víspnratí
í'n las i^ílesia.s de la Merced y del Colegio.
VA dia 22 de diciembre se celebrafon «us iexéquiia.s cnn toar,
sol?' 1 n.:-i' \ 1, habi.mdo pronii-nciado un elogio fúniCbre Fray Nico-
lás AMazor, do h\ orden de San Fraincif^co. el ,cu-a.l currt^ ini}?i'?vo
<*nn el título 'Elogio Fú;D,el>r!e del M. K. P. Fr. Francisco ( f:-tañe-
da, lectcr jubilado del ór-dcn 'di^ í^an Franciscí) qn ^ ;wi li s siil.-ni-
iT\<< .exequias, que celebraron por d:aí)Osicion del Superior Gobierno en
memoria ^ » chebraron po-r dispo4>t;c¡on d«el ^r'rperior 0( hic.rno í<m».
la ijíl«.-'a del ^.ráfico Pa-trlarcí- de Hue-nos Aíks. el di-a 22 de
<lic!embre de 18H2, dijo Fr. Nicolás Aldazor (*), del mismo orden.
LíO' d:í á luz un apasin-nado del difunto. Buonos A.¡'*es. Imjtrenta
Tíepubr.cana, 1383." — .'i9 páginas -im 4. o
N'o c> entraño que el c; «dáver d.-l P, Caxtañoda fu^e recibido
con tanta de vostracion de aprecio deif le que era bien conocido do
tci.li-^ iM):iiO un escritor politico'. n:uclia« vec.s impairc al y nv is
qiii? "-t<> uKiy f r*.M. KM), cci 1 o un veril'a<3t.ri> patriota y loino filántropo.
Kl P. (ast; ñ( da f ^^.Ma un talvinto d.* prim 'r orden y ^t^ hizo
Tioiabl- por la. asombrí - 1 feítiiidad de «u ingoaio y d f 'r\-or con
que sistuvo sus varia>< oj>ini vnes jioliticas. y con esjx'cialidad la
inoportuna reforma del clero, origen de la ■ aida del señor Ki-
v.'idavi- .
Frav Xico'ás Aldazor. Pailro (írariliaii del convento de íáan
126 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
92. DEFENSOR DE LA PATRIA (EL)— 2.a ÉPOCA
— 1824 — in 4o. — Imprenta de los Expósitos los dos primeros
mnneros, y de Hallet los siguientes. La colección consta de
10 números. Empezó el lunes 23 de agosto.
Su redactor fué el Español constitucional don Ramón Fe-
iiz Beaudot, quien habia publicado en España con este mis-
mo título un periódico semanal, que llegó hasta el número
172, número igual al de las semanas transcurridas desde que
IVrnando juró la constitución en Madrid el año 1820, hasta
que salió de Sevilla para Cádiz en 1822. Dicho último
rúmero 172 corresponde al 11 de junio de 1823, en que
el señor Beaudot lo suspendió, con motivo de la agresión
f .' ancesa.
El Defensor de la patria dice en su número lo. que *'la
Fspaña ha sido víctima del fanatismo religioso, que es á quien
debe esclusivamente su barbarie. ' '
En el número 3, el redactor agradece á los de El Argos
por el honor, que estos le han dispensado en su número 69 del
sábado 4 de septiembre, al considerarle capaz é indicado para
discutir en público las dos cuestiones tan importantes que ellos
proponen. Esas dos cuestiones á que se refiere El Defensoí
son las contenidas en un papel suelto, publicado por la 7wí-
Francisco •hoi.bo i\e «er fusilado <'/on otros tres, que lo fiierom en
Amguilon, ipueblo de la Rioja, e.1 15 de ínmrzo de 184-1, por el
goni?ral Lavalle, -en rasen d-e haberse prestado á una imision se-
< iip^ta de Boea®, pairtí loe pueblos á.ni?eriories. Ya de ro>dill<as en el
baníjuil-o, lo salvó doai Jo«é Perm-in Soage, cora»eirc.:«jnte de Cor-
íioba, quien hizo ver á I>avall«!y> la ímaia impresión que .producJT'ia
»»ii aquellas gentes el fii»iJiaanÍ!einto d© un reHgioeo: por lo que quizá
no r'o«adyu\'«rii in á su eiiupresa, compromüetiietndo «a.»i el éx'rto de la eau-
«a d'«? la libertad e-ontra el despotismo. (V^rsie eí! número 5403 de
kí **Ga.L'eta Mer-ian-tiiP')- El sieñoír AMazor mia.nife&tó snana eoitere-
zn. y líícigun «so iiaúsL, s-e presiento resue'^to y tranquilo co.n un cinieifico
ev la mían o.
El &t;ñor Al.líizo.r pjoó el 19 de julio, desde Nonogaeta, wnn
lelacicín c !rc<u.ne't»unc'fflda de 'este suceso ca^.i trágieo, dirigido á dom Ma-
miuol Oriibe y se halla publicada en dicha **(iaceta'\ que corresponde
ni 2\ de s.gojato de 1841.
Fray Nicolás mu«rió en la ciudad de S-.n Luis el 22 de agosto de
l?tí6, siendo obispo de Cuyo.
bibliografía. 127
Júrenla de la Independencia y transcrito en El Argos bajo el
epígrafe '* Cuestiones interesantes; provocan á hacerlas las si-
guientes noticias que ha traído el últitno correo del Perú.'' La
primera es una carta sin nombre al pié y encabezada: '^ señor
don N. N. Cotagaéta julio 19 de 1824/' referente á la sor-
1 resa del general Carratalá en Potosí y á la del brigadier Vi-
í?il en Chuquisaca; y la segunda también sin nombre, encabe-
zada ''Salta agosto 5 de 1824," relativa á la toma de Tarija
por los constitucionales y á la prisión de Carratalá. Es al autor
(ie dicho papel suelto á que debe referirse el redactor de El
Defensor, y no á los de El Argos, que no hacen mas que
transcribirlo.
Por lo demás el señor Beaudot parece no haber tenido otro
objeto al publicar este periódico que el defender a su pa:riH.
de donde ha emigrado, dejando en Gibraltar a su esposa é hi-
jos, cuya separación le ha sido tan sensible que le ha puesto
va H caso de espresarse en el número 5 del iucdo siguifiitr :
*/^JMlá caiga un rayo sobre el tirano que es causa de inií'Stra
reparación !''
Casi cada número de El Defensor de la Patria, 2a. época
cí'ncluye con un mal soneto.
El periódico de Santa Fé titulado Buows Ayres cautiv((,
i^n su número l.o correspondiente al 24 de enero de 1824.
(lice del señor Beaudot, á quien llama periodista ambulante
que **en Buenos Aires fué silbado, en Córdoba escomulgado
(1) en Santa Fé aventado y ahora está en Corrientes dando y
temando en que no se reconozca la convención nacional por que
es un cuerpo hediondo etc,
''VA tal periodista," agrega '*no ha muchos años fue
rabo de los verdes en Mont^^video, á las ordenes de Vigodet
y con su fusil en la mano sostuvo los derechos del rey de
España, en la memorable batülla del Cerrito, donde mató
(iiantos americanos pudo, y habiendo sido puesto en fuga por
el general Soler, hizo un motin contra Vigodet por que no
1. Véa«e **L#a ve^rdad sin rod^^s. "
J 28 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
luibia ganado la acción contra nosotros; por este motivo fué
<íe.sterrado á Patagónica, de donde pasó á España; des-
de allá vino atraído por el olor de los millones que Rivadavia
cf recia á los constitucionales; en Buenos Aires se presen-
tó confesando de plano que era un enviado de España, y
pidiendo plata; no habiéndosela dado, pidió licencia para
escribir y en su primer periódico se tituló El Defensor de
la Patria.*'
(O. Lamas, Zin.iiy.)
93. DERECHOS DEL IIO^IBRE— 1825— 1826— in 4.o Se
publicó en Córdoba y Buenos Aires. La colección consta de
h números. Em]iezó el 24 de o(tubre de 1825 y concluyó el
'í5 de setiembre de 1826.
(Es j-aríVimo)
í)4. DUENDE DE BUENOS AIRES (EL)— 1826— 1827
] ! 4.0 imprenta Argentina — Periódico semanal. La colec-
<*ion consta de 33 números, formando un volumen de 476 pá-
ginas. Empezó el 6 de agosto de 1826 y concluyó el 9 de abril
<le 1827. Tuvo por redactor ^principal á don Fray Valentin
San j\íartin y por cola])oradores á don Bernando Jasé ele
Ocampo, cura de San Nicolás de Bari, doctor don Julián So
Kundo de Agüero y otros distinguidos escritores que lian guar-
dado el incógnito.
El objeto principal d<* la i)u])licaci()n de FJl Duende ha
sido combatir, como en efecto combatió con feliz, éxito, la
;unbi(*ion inmoderada del general don Simón Bolívar á un
poder ilimitado é irresponsable, manifestando con lucid;*z
vuan precarios y efímeros eran la proyectos de dicho gene-
i¡d. que todos sus trabajos y todas sus empresas no han podi-
do evitar la reacción de Lima, que ba dado en tierra con to-
dos ellos.
El número 15. l)ajo el epígrafe ^^¡O témpora! O mores!*'
el periódico El Annricnno de 1819. á que se hace referencia
f^e ha confundí lo con el títuladíi El Ciudadano de 1826 v
BlBLlüGRAFrA. 129
donde dice introducción al Ciudadano, debe ser, Prospecto de
FA Americano. i
El número 13 tiene la paginación equivocada: la página
J(>9 debe ser 209.
Siendo El Duende como es, uno de los importantes perió-
dicos de su época, le dedicamos alguna atención, indicando
Jas materias principales que contiene á saber:
Análisis de la constitución de Solivia presentado por Bo-
lívar, número 3. — Carta de los editores á don Julián de Gre-
íi'oric Espinosa.
Ensayo sobre la política del general Bolívar, (1) número
11 V concluye en el número 13.
1. El ge»neral BoHH-ar ba tenido, como tiietmeii toados los boraba'f^s
4-élebrp.s, orgia n.os en pro y en eo«n<fcra, **E1 Cómdar'' d-e BoiivH y **E¡
Ti i huno" de Buenos Aiíres ^^ran s»us defensores, y ki Br indiepa Txicaloi
dt> Bojrotá y **E1 Duende* ' de Bai-emos Aixes fie «oxibatia-n s-i-n disfraz v
<'on «iisj promos docu'ni'en'tos. Véas<í el lenguagie .s>ervil y adulaíorio d¿
sus panio'.T'Jstas y de »us apos'to-Pes y se compreindeTá •entoJl<^es si *'Ei
Duende" se ha eqaiivocado- eoi %\i% juicios, sobre las intenciones y miras
41 el jíen-^ral Bo'Uvííi*.
Entre los muchos do<:u.'r.!entos en que e»te periódico se funda, .para
poíi^^r t\¿ ma.iiifi6'?ro sois aspira-co^n^s á domimar todia ia A.mérica nos
])rrmit¡nioef recomendar la lectura de la correspondencia oficial de
\o*i comisionados del general Bolívar, para transar con el .priesidente
ann Jr*é de 1a Bva Agüero (*), Ta nota pasadía por e-l ge»neir»l Sucre á
1" repif scntaeion n-aeio-n-aí!, ofin?cieindo sus armáis p:(ra sosft-enerla: la
''Espolie ion" de-1 ^^eñorr Riva Agüero, tpublicaida e.n Londres en 1824:
Ins ?n>rrucciones da-da» por el (rrji-niisteir'o é su enviado testraiordinairio.
-cerca de la RepúblJijia de Bolivia, don Ig^nacio Ortiz Zevalloa y lo mibk
nnporta'ite <jue todo eso-, las notífbilísiimas palabras del" "brazo dere-
i'bf)" del Libertador (cojto e»te m:i»mo die-cia) eji una obra de 107 pá-
ginas ir> 4. o, imjpresas en Lima eai; 1850, por don José Maria Monterola,
♦it-ulada **P'ara Ita Historin de l-a América d'el savd. '' — -Los beneméritos
von-eduies em Junin y Ayíieu-cho y »us con.t»empoirán«?os, puestos en pié
v.\\\o la h'íítO'ria iin.parciail defienden 'la m-e-morici y «Peputacion de S'U
Ijrnn eiipitan, penercd e»n gefe del e.iéjc'to unido liber-tadoír don
Anio-nio José do Sucre (**) confirmaffido que ee bueno de person.iih-
* Riva Agüero es el aiitor de la. obra t'tuladA *' Mr nif estación His-
ítóriea y política de 1t revoluciosn de la Arrérica, y mas e«pccialmente
de '!n parte qu.'* oorr?í*ponde ; í! Perú y Rio Ay la Plata." Obra eí«-
<r:ta en Lima, ceatro de la opresión y del despotismo en el año de ISlf»
é 'mpre^n em Bn^^nos Airef;: " Impro^nta do los Espósitof* — 1818 — ISt
• á,i. in. ^,.o
■■'■ El vencedi)i* de Ayacueho (en 9 de diciembre de 1824) fundador
130 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Carta del general Paz á Bolívar. — Segunda carta al
señor Espinosa, nüm. 12.
Consejo de guerra de oficiales generales al general ^lar-
tinez, núra. 13.
Felicitación que el libertador presidente dirijió al primer
congreso constitucional de la República por su instalación
núm. 1().
Interesante artículo bajo el epígrafe Billetes de Bancf>
Cíir Ind glorias do «us com^pañeros d« an.i.is llevando el título (if-
gran nxarisca] de Ayaeucho, por re<íc>inT.*en«a de ««us •eminenteií ser-
ví imo« en la giierra de la Independencia de la Aniéma del i5iir. "
En un<a convéTS.-eion qu« tuvo IsiigaT en 1829 tvn. Quito, entre el g<e-
•iiJral dooi Jo»é Majiia Obando y el gran mariscal de Ayacucho, a'.*ero:i
de la opoÉsicioJí anxada que e»te «««toba de hacer á Boíiva»r en defensa
del 6rden constitucional de Colombia, le dijo á a<quel: **Mai^tas son \h^
rovolu<?iorn.e4j; pero de hacerlas es preciso, coronel, no terminarla» sino
con í'a glori;'! y lu cimiento coai que V. te-rmánó la su^'ia. ''Toleremos' .
cñadiü con un gesto suplicante ** toleremos" ail Libertador, como s&
l^lera-n las "impertiiincuicias'' de um padie chocho: poco tend remos
que tolerarlo, porque debe vivir poco. '^
de Holivia» y su primer prearidente constitucional, nuieio el 13 de junio
de' 1793 en Cum-airá^ provímcsia de Veineauela y f«ué á anorir por una m«i-
i.'i í) 'ulta eai Imi sombría y temebroea ciiveir.UA d^e Bp^rmecoo el 4 de ju-nio
de 3830. Sucre será, copio d;ice bien el «eñor Bleist Ga>na, * 'después de
Bolivao", él primero de todoe l^os viafronee esclarecidos de naii?»tro co/n'
tinmiitt^ que .aunoa bji producido náin^no q-ue lo «igual© en la pureza de
]'•. gloria, in'maculada como la aureola de 1:3- iintachable grandes^a. '' ** So-
lo ¿^cre'' díici© el aeñor Momeayo, "el inmortad' Sudie;, eii' héroe pott
o'-ceílencia, ¡etse tiix) de mode^racion, d© virtud y patriotisimo viene á
ii'orir injustamente etc.'' véase tambiea la "Biografia del general
Are-nales (su ajuiigo) y juicio soibre la nienw)ria histórica de su siíguoida
campaña á la sierra del Perú en " 1821, por don Pedro de A.ngeVa — Bue-
nos Aires: ''Iniíprenta de la Independencia'' — 1832 — 17 páginas, in 4. o
<'onrc^ im;pre«a jwr la "Im'prenta de Ksipósitos'' en 1 pág. i.n foTo,
una "Areoga" pronunciada ipor el Dean í^unes en la casa de su .nuora-
d.i, en donde »e reiiaieron los patriotas, para d^r pri-nci-pio á su público
rt'jL'íH'i Jo, por la victomia de Ayyieuoho.
" Efemérides ".—"Junio 4 de 1830. — El i.nmortal triu-nfador de
Pichiincha y de Ayaciicho, el ilus-tirado gon-eral An/tonáo José de Sucre^
es infamemente ají?ei&inado en la montaña de Berrueco». Miembro del
de*5pues de baiber coniflusido aquel ftu«inpo sus trabajos, cuaoi-do el eapi-
C(vugr?«%o constitnV'P-n'te de Colomb'a>, regresaba d> Bogotá á Quito
ritu ide partido y la intolerancia política coTtaron la trama d? tan
preciosos dias. Luego que Sucre paírtió de Bogotá, un periódico de
«(|uella caipital, <•! "Demócra-ta," anunció en <»ti ninn-ero tercero la
próxHiia nmerte de aquel héroe.
bibliografía. 131
por don ^Manuel B. Gallardo, diputado por Buenos Aires
üe que se ocupa esclusivamente, núm. 17.
Algunas observaciones sobre los proyectos en discusión
en las sesiones del 19 al 21 de noviembre de 1826 del con-
gi'Aso (constituyente, mini. 18.
Instrucciones que el minsterio del Perú, dio á su envia-
do estraordinario cerca de la República de Bolivia, don Ig-
nacio Ortiz Zevallos, núni. 21.
(**E1 museo de aimbr.« Ainéricas" de Valparaiso, núm. 9 pág. 3G7:)
Este p€ir:ód¡co eont'ene algo 6í>bre la bi&torJa Ao-gentiua; su reducto-:
liié do»n Ju^n Garc'a del Kio, coloínbSano, — na'ció en ('ariac^r;; f.:é fp-
ci^^tario del general BoílvaT, mánistro deJ general Santa- Cthz en 1839,
y del ganeral Flores en 1852. Uno de loe antiguos patriotas ber.ienuéri-
to.s, filósofo distinguido, «oradoT sobresaliente y «político desgraciado.
García del Rio fallee-ió &n Méjico leai 1836, después -de una penoe-a em
fcTraedad.) El númp.Po 285 del ^Terro-cnrrir' del Ro-sario registra
una Biogi^afia d^ei' geoieral Sucre, por don Juan Espinosa, transcrita de
* * Dai América ' ' d>e Lima.
En la **Caiu9a cmninal seguida contra el coroneJ gradujrdo Apoli-
nsj Mocil lo, y d«eimas «Autores y cómiplices del flse&iin<ato perpretítdo en la
pf^r-íon^ del st^ñoj* g-enefral Antonio José de Su-cre, y qite ««e ha mand'iKlo
^•iiblicaj- ípor orden del poder ejecutivo." — *' Bogotá, impr«.n.tA del Esta-
do:'» poT G. A. Cuíilla — «ño d«e 1843 — 163 páginajs in fol.— ^aiparece el
gcijeral Ohando, como principa»! autoj y Morillo y otros cómpl-ceys en
aquel atentado aJevowx El eoronetl' Morillo fué F-e-tenoiado á F>e.r p'-sa-
do por las ^armas, y estando en el pajti'bulo, eil 30 de novieim'bre de 1842,
A las 10 d«e la mañana, dijo Lse palabi^ís siguienteis: **Ee de mi d-eber
pc^rdonar al gieneral Joeé Maffda Obaaido, puesto que fué el que me ian-
jit^li-ó y dio órdk?n para^ coimietex el crimen po«r el' que voy á espiar en un
•patíbulo mi delito: asi mi^mo perdono á aquellas peleonas que me in-
dujeron á Ua, perpetración d-el horrenido as-esimaito del general Sucre,
porque estoy em el innomento de entregar mi alma al l'*reador, y no
quiero que ella ¿le^-e consigo remordiimiento ¡rulguno. En segui-
áa d'ió á s-u conf-esor paira que lo hi^^ieira, cireutlar, \m impreso que,
au»n que interesante, no Jo trance riÍ)im.os por su est^entíioin. El
general Ob;:!n.do .publicó en Lima, en 1847, una obra do 233 pág*-
n-as itn 4..o titulada» *^E1 geneiral Obando á la, his-totria crít'i'?a det' as*-
«iiPato del gnam Maíriscal de Ayacoicho, publicada, por -el señor An-
tonio José Iriearri." ein la cu;2il, Obando traita d-e jurHificaTse incul-
pando al general Flores, oomio refipooiisable de aque»! hecho atroz
qu<e í5olo á él podia interp«a<r. Oba»ndo bab'a publicado en Liima, en
1S42, un folleto ti.tu'lado: * * A-pun.ta'mien.tos pa.ra bi historia '^ •qu^ fué
rf-produeido en la Biblioteca' del di.ario de Monte\'idef> ^'Comercio del
Paita" pOT Vairela.
132 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Sobre el tratado de federación entre las Repúblicas del
Ferú y Bolivia, núm. 22.
01)servaciones sobre la comunicación dirigida por don
José Gabriel Pérez á la municipalidad de Guayaquil, de la
Bandera Tricolor, número 11, de Colombia, núm. 26.
Artículo encabezado el general Bolívar en Colombia, nú-
iftero 27.
Asuntos del dia (sobre el estado de las provincias argen-
tinas.)
Carta del vice-presidente do la República de Colombia
general don Francisco de Paula Santander al presidente de
las provincias Unidas del Rio de la Plata, núm. 28.
Asuntos del dia, núm. 29.
Proclama del general Bolivar al arribar á las costas de
Colombia y observaciones de El Duenáe, núm. 30.
Asuntos del dia — federación.
Documento importante del intendente del departamento
de Guayaquil don Tomas Cipriano ^íozquerr, dirigido al co-
mandante general del departamento de Cauca, con notas de
El Duende, núm. 31.
Reacción en Lima y caida de los proyectos de Bolívar.
míiuero 33.
Por el índice que antecede, se babrá notado el objeto
qu<' se liabian propuesto los redactores de El Duende al fun-
darlo,— (ombatir á Bolivar hasta verle en tierra; una vez
íonsej^uido. dieron fin con su carrera con el último número
indicado. Ha sostenido una polémica sobre el mismo tópi-
co con los periódicos que defendían á Bolivar, muy princi-
palmente con El Tribuno.
El número 14 registra el prospecto de un periódico se-
manal (|ue se publicaba en Paris, titulado Revista Americana
con el objeto de ba(*er un análisis mensual de todos los he-
chos importantes del Nuevo Mundo, é insertar todos los me-
moriales políticos, históricos y científicos, para poder dar á lit
F.r. ropa una idea completa de la existencia de las Repúblicas
Amt^ricanas y establecer relacií>nes de todo género con ei
BIBL1CK5BAF1A. 133
mundo antiguo. En los números 18 y 24 se hallan trans-
criptos algunos artículos de dicha Revista, con algunas recti-
ficaciones de El Duende.
En un folleto de 36 páginas in 4.o, titulado **A1 Mun-
oo." — Audite et attendite populi de longé" escrito en Colom-
bia el año de 1828, por don Bernardo Hurtado, este pone de
nianiñesto las miras ambiciosas del general Bolivar, con car-
tas autógrafas y documentos públicos, y conviene en un todo
con las opiniones emitidas por El Duende.
Nuestros lectores no tomarán á mal el que transcriba-
mos algunos interesantes párrafos de dicho folleto.
** Peruanos perseguidos!" — dice el señor Hurtado: — **la
lústoria de vuestra opresión española, vuestro congreso, pre-
sidente Riva-Agüero, independencia y constitución bolivia*
na, me ha hecho recordar la historia de Argel, cuando su
rey Eutemy llamó en su socorro á Horiie por su gran nom-
bradla, y marchando este con 5000 hombres fué recibido y
reputado como libertador, se alzó en seguida y se hizo pro-
clamar rey asesinando á Eutemy. Horue Araudj ú Oroush.
mas conocido por el apodo de Barbaroja, era hijo de un olle-
ro de Lesbos, como sabéis: alma ordinaria como la de Napo-
león, que hizo lo mismo en España, cuando por su grande
fama se le llamó en socorro para cortar las desavenencias
intestinas. Los hombres que no mezclan en sus ideas los
hipérboles ni las vulgaridades, se acuerdan de vuestros cora-
ceros triunfando en Junin y de vuestra división, mandada
por el valiente La-Mar, decidiendo la batalla de Ayacucho
contra la voluntad y orden del general colombiano Antonio
Sicre, para no ir á las manos con el enemigo. Necesitáis
ajícnciar y entrar en una liga. T si es cierto que habéis tran-
sigido con lo que se titula Bolivia y reconocido el gobierno
boliviano en esa República, como se dice, no tendréis liber-
tad ni paz. Sercis esclavos y os matareis unos á otros.
** Ilustres argentinos! La juiciosa y soberbia pluma que
ha brillado en El Duende de Buenos Aires os ha trazado el
camino de vuestra conducta, y Tarifa (Tari ja habrá querido
]34 LA REVISTA DE BUEXOS AIRES.
decir,) está delante de vuestros ojos, lo mismo que las ase-
chanzas hasta Tucuman. Las transacciones del Perú y Boli-
via, si son ciertas, os ponen en riesgo inminente: y de todo;^
modos necesitáis entrar en una liga común, agenciándola tam-
bién por vuestra parte. Si debéis á vuestra penetración
e] hal)er quedado libres de muerte, que se os llevó envuelta
en el villano tratado que con tanta dignidad rechazasteis, uét
lo lestais de los manejos clandestinos por medio de após-
toles.
'* Invictos chilenos! Vuestro gobierno tuvo la previsión
d no enviar representantes al congreso de Panamá, donde
pituso Bolivar poner los fundamtntos á su trono y forjar ca-
denas por toda la América. Vosotros que habiais ilustrado
vuestra historia con las batallas de Chacabuco y IMaipü, y
llevando el pabellón de la libertad al sueío de los Incas, no po-
díais contribuir á la destrucción de vuestra propia obra. El
peligro no ha pasado: el tirano vive y no descansará hasta
iulroducir el veneno en el corazón de vuestros pueblos: él
cuenta con la destrucción del Perú para después ocuparse
de la vuestra. El desierto de Atacama no es la barrera que
os libertará, sino la de vuestro valor v virtudes. Defended
vuestra libertad en las fronteras del Perú, y el opresor de
América espiará los crímenes con que ha deshonrado la cau-
so mas hermosa que han sostenido los hombres.
*' Esclarecidos guatemaltecos! Habéis tenido ytteneis
ílesavenencias desagradables y no gozáis de la paz perfecta
qu(» pudierais tener, prosperando con vuestras instituciones.
¿Ignoráis por ventura la causa? Bolivar no quiere ningún
gobierno federal ; ; y si estuviera en su mano, introduciría en
los E.stados Unidos del Norte los desórdenes que por medio
de sus agentes ha introducido entre vosotros. Su ambición
no tiene límites, es un furor, y el continente americano to-
davía no lo sacia. Los Estados T'^nidos del Centro están
confinantes con Colombia y sujetos por lo mismo á los emba-
tes de la iniquidad. Se cruzan los manejos de Bolivar. ¿Y
qué esperáis? Vuestro bien, vuestra seguridad y el desean-
bibliografía. 135
fo de vuestras fatigas y desvelos exigen que procuréis pone-
ros de acuerdo entre vosotros mismos y las demás Repúl)li-
oaíí para destruir el tirano de América; si, de América toda.
]»<»rque toda ella está conmovida por las arterias de su genio.
l*(»cundo únicamente para toda clase de intrigas rastreras con
<iiie provocar el desorden y no permite el reposo. Si no ps
destruido, se consolidará, y no consentirá ningún gobierno
que contraste el suyo con el buen ejemplo. Ha de querer
<aie todo gobierno presente desastres sugeridos por él mis-
mo para que adopte su sistema boliviano.''
También á ^Méjico dirige algunas entusiastas palabras
invitándole á entrar en la liga para derrocar á Bolívar, consi-
cU-rado por el señor Hurtado como el enemigo común de las
Ií( públicas Americanas.
Véase el siguiente documento de Bolívar, declarando la
guerra al Perú.
*' Declaratoria de guerra.
** Simón Bolivar, etc. — A los víolombianos del Sud — (.iu-
i!«danos y soldados: la perfidia del gobierno del Perú ha
lasado todos los límites y hollado todos los derechos de sus
vecinos de Bolivia y de Colombia. Des|>uos de inil ultrages
^ufridos con una paciencia heroica nos hemos \istn al fin
f^Migados á repeler la injusticia con la fnor/.n. Las troj)iis
peruanas se han introducido en el corazón de Bolivia. {fQuid
4i<l }H)sf) sin previa declaratoria de guerra v sin causa para
f^lla. Tan abominable conducta nos dioe lo que tlebemos es-
perar de un gobierno que no conoce ni las leyes de las na-
ciones, ni las de la gratitud, ni siquiern el miramii-nt ) que
se debe á pueblos amigos y hermanos. Referiros el cátalo-
<r(» de los crímenes del gobierno del Perú, seria demasiado, y
vuestro sufrimiento no podria escucharlo sin un horrible
grito de venganza ; pero yo no quiero escitar vuestra indig-
nación ni avivar vuestras dolorosas heridas. Os convido so-
lamente, si, á alarmaros contra esos miserables que ya han
violado el suelo de nuestra hija, y que intentan aun profa-
nar el seno de la madre de los héroes. Armaos, Colombia-
136 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
nos del Sur. Volad á las fronteras del Perú y esperad allí
la hora de la vindicta. Mi presencia entre vosotros será in
Siñal del combate."
El ilustrado venezolano doctor don Felipe Larrazabal
acaba de publicar en Nueva York el segundo volumen de la
Vida del Libertador j obra importantísima, asi por los datos
que contiene, como por la brillantez del estilo y la nobleza
del asunto. **Ella servirá como de introducción á la lectu-
ra de 4000 cartas que de la correspondencia de Bolivar ha
recogido el doctor Larrazabal con inaudita laboriosidad y
noble espíritu patriótico."
El volúm-en que acaba de publicar contiene dos capítulos
de siuna importancia: el uno es aquel en que se describe la
conferencia de Bolivar con el general San Martin, muy poco
conocida hasta hoy, y sin embargo, de una trascendencia tal
que ella determinó, según el señor don A. Carrillo y Xabas»
**la libertad definitiva del Perú:" el otro es el que trata del
proyectado establecimiento de una monarquía en Colombia.
Dice el referido señor Carrillo que **los enemigos del héroe
sabiendo que desde el estrecho de Behring, hasta el Cabo de
Hornos, seria su nombre justamente maldecido y desprecia-
do, si lograban persuadir á los pueblos que deseaba coronar-
se, propalaron aquella impia calumnia que envenenó sus
días y le arrojó al sepulcro. Fué en vano, agrega *'qne pI
protestase con el orgulloso candor de su grandeza que á sus-
sienes venia estrecha una corona.'*
En las demás partes de la obra, el doctor Larrazabal lia
derramado nueva v brillant-e luz con la multitud de docu-
mentos que ha podido consultar, de tal manera que varlcws
puntos que hasta ahora corrían inintelijibles y aun contra-
dictorios en las obras que poseíamos, han venido á quedar
perfectamente aclarados.
(O. I/ann2i3, Caírranza, doctor Mans^illa, Zi.nny.)
95. DIABLO ROSADO {E\)— Diario mercantiL políti-
co y literario; desde el número 2 tiene por título: DIABLO
bibliografía. 137
K08AD0 mas diablo que el Tribuno — 1828 — in fol. menor —
Imprenta de la Independencia.
Este periódico se publicaba en papel rosado. Su redac-
tor fué don Juan Lasserre.
La colección consta de 7 números. Principió el 11 de
abril y concluyó el 25 del mismo mes.
El número 3 fué acusado ante un juri de Imprenta y ei
Editor condenado á no poder publicar por la prensa, bajo la
garantía, papel alguno, por el término de 6 meses, con cos-
tas etc. El Editor Lasserre, interpuso apelación para ante el
juzgado de Alzada; y este, presidido por el doctor don Gre-
gorio Tagle confirmó en 26 de abril la sentencia apelada, 11-
r/itando la pena á 4 meses, en razón de ser Lasserre autor do
uno solo de los artículos acusados : y ' ' respecto á que Antonio
Ramirez ha confesado ser autor del artículo relativo á la
venta de la casa, se reserva el derecho al Ministerilo Fiscal,
para que le promueva ante el Tribunal competente."
(C. Olag^er.)
96. DIARIO COMERCIAL Y TELÉGRAFO LITE-
hARIO Y POLÍTICO— 1828— in fol. Imprenta del Esta-
chK Por los señores Martínez y Beech. Principió el lunes
25 de agosto y concluyó* en diciembre. {Véase Telégrafo
Literario y Político,)
El número 20 registra la conclusión de la vista fiscal en
la causa del asesinato de don Francisco Alvarez: un remiti-
do de su hermano don Ángel y otro del Presbítero don To-
más Ladrón de Guevara y Guzman, acompañado de un bi-
llete de don Juan Pablo Arriaga, fechado **en la capilla, á
las 9 y media de la mañana del 16 de setiembre de 1828/*
media hora antes de salir al suplicio, en el cual hace una
confesión pública de su crimen, cometido, dice, por efecto
de las mala^ compañias.
(Es muy raro.)
97. DIARIO I'NIVERSAIj— 1829— 183a—in fol. /m-
prenta Argentina y Republicana, Por la primera hasta el
138 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
mimero 80 y por la segunda desde el número 81 hasta su
conclusión. La colección consta de 92 números. Empezó
el 1.0 de octubre d-e 1829 y concluyó el 9 de febrero de
1830. Este último número varió su título en El üniversaL
í?e publicó diariamente hasta el número 90 cocresoondiente
¿I I 30 de enero de 1830 y desde el número 91 l.o de febrero
los martes solamente. Era un diario titulado federal, equi-
valente á Hbocnl en el lenguaje de la época, y el motivo 'lo
su cesación no parece haber sido otro que el de habérsele en-
caramado nn hombre al i>edactor, intimándole que callase so
pena de incurrir en las iras del Gobierno, apesar de m.
haberle ofendido, según dice, y de haber conocido los prin-
cipios liberales de la creencia del Gobierno — Rosas — ^mejor
que su pretendido defensor el redactor de El Lucero. *VPro-
scguimos'' continúa el Diario Universal en su último núme-
ro 92 ** apoyando una opinión que, después de vertida en
nuestras columnas, se habia hecho la dominante. Pero el
hombre fantasma se nos oponia a cada paso que dábamos; y
como su plan era quedar solo en la arena, tomó el medio de
calumniar nuestras intenciones, de llamar anárquicos nues-
tros principios, y se diciosas unas doctrinas que ya eran un
dogma, desde que el pueblo las .habia adoptado. Fué en-
tímces necesario increpar con valentia su osada vanidad, y
denunciarlo al público como su mas encarnizado enemigo.
Obtuvo un momento de triunfo, no por el convencimiento ó
la via del raciocinio, sino por un golpe de poder. Apesar de
tan tenaces resistencias triunfó al fin de la verdad, v nuestro
hombre entonces pareció acogerse á los mismos principios
que habian antes escitado su cólera, sin acordarse de lo que
habia escrito, se le vio cortejar al nuevo orden de cosas. . . .
Lo mas notable que registra el Diario Universal es: Una
i^ota de la viuda del Coronel Dorrego al Ministro de Hacienda
¿"octor don Manuel J. Garcia, haciendo donación de la ter-
ciTa parte de la suma de pesos 100,000 en fondos públicos,
que le fueron asignados por la H. S. de Representantes, como
un premio á sus servicios, el 21 de octubre de 1828 (N. 7)
BIBLIOGRAFÍA. 139
í.'onstitueion de la República Oriental del Uruguaj', saneW
liada por la Asamblea General Constituyente y Lejislativa
al 10 de setiembre de 1829 (N. 9 á 12.) Cartas y otros docu-
mentos escritos por el Coronel Borrego, en la hora que se le
<li6 para disponerse á morir (N. 13.) Estracto de la conju-
ración de 31 de diciembre y sucesos posteriores, ocurridos
irñ la República Alto- Peruana (N, 15 a 17.) Notable precoci-
<lad de talento, tomada del Times N.o 11,669, que por ser
interesante damos de él un estracto. El Barón de Prauu
nació el l.o de junio de 1811. A los 2 años de edad, na
íioJo leia de corrido, sino que pudo también dar un bosquejo
relacionado de la historia del mundo. A los 29 meses ele
«dad, fué pasado á la segunda clase del Gimnasio, y en el
<»xAmen del 26 de agosto de 1814 recibió el premio por la
1( ctura y escritura en el idioma alemán, en el húngaro, cate-
cismo y dibujo, llevando la preferencia á 70 alumnos, todos
mucho mayores que él. A los 3 años 9 meses de edad rc-
cilñó los mismos honores por el latin y la aritmética. Pero
lo mas estraordinario fué su asombroso adelantamiento en la
imisica. En el año tercero de su vida ya se habia posesiona-
do ])erfectamente del violin; y en el examen del 17 de marzo
<le 1815 ejecutó en este dificultosísimo instrumento una com-
posición de Pleyel con aplauso universal. T^n año después
dio un segundo concierto delante del príncipe Schwartzem-
bcrgy de la principal nobleza de la Hungría, desde cuyo
momento la fama de -este prodigio se esparció por toda la
Europa. En el verano de 1816 dio varios conciertos en
Viena, dedicando la mayor parte de sus entradas á objetos
de beneficencia, cuyo acto le valió la orden del Mérito Civil
con que fué premiado por el emperador de Austria. A los 6
años de su vida era ya honrado con la orden de Constantino-
l»la por la duquesa de Parma, con las espuelas de oro y la or-
den de San Juan de Letran por el Papa ; fué creado Palagra-
ve y agraciado con una medalla de oro y un diploma muy
lisonjero por la Academia Romana. A los 13 años completa
sn estudio de derecho y recibió 18 reales diplomas honora-
140 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
rjos de Italia, Austria, Francia y los Paises Bajos. Apenas á
ios 15 años de su vida, ya era uno de los primeros violinis-
tas y autor de varias obras, entre las cuales un hermoso ma-
ruscrito en siete idiomas escitó grande atención, X.o 19. Co-
municado del mayor don Manuel Feliciano Fernandez, ci-
tado por el General Lavalle en su oficio de dimisión, y dirijido
fll Universal de Montevideo, X.o 54. Tratado de amistad
y alianza celebrados entre los gobiernos d-e las provincias de
Buenos Aires y Santa Fé, N.o 36. Observaciones del Obser-
vador, pseudónimo, sobre un papel publicado como suple-
mento al número 168 de Britsh Packet, firmado por Gui-
li^^rmo Brown, con relación á la muerte del Coronel Dorrego
número 37. Carta á la viuda de dicho Coronel ofreciendo
el sable de este á su amigo — Rosas — y contestación de este
último: número 38. Editorial sobre Arbolito, Molina, etc.
á quienes presenta como individuos no estraños á la civilt'
zücioit, número 39. Canción patriótica del Estado Oriental,
número 40. Ultima sesión del Honorable Senado Con.sultivo.
número 46. Estracto sacado de las memorias del general
^liller. Composición poética dirijida á don Esposicion, con
motivo de una segunda. Esposicion de don Valentín Go-
mtv — 8 pág. in 4.o Imprenta de Hallet y compañía, fecha
7 de noviembre de 1829, sobre la muerte del coronel Dor-
rego, número 51. Armisticio celebrado entre la República
de Colombia v la Peruana. Documentos relativos al recibí-
miento de Rosas del mando de la provincia, número 57.
Relación de la celebración de las exequias fúnebres por el co-
ronel Dorrego, número 67. Documentos del protocolo de
la comisión mediadora por la guerra civil entre el general
l^az y el general Quiroga, número 69 á 77. Oda á la muer-
te del coronel Dorrego, número 69. Juicio de Imprenta de
í^os artículos de la Gaceta Mercantil de Montevideo insertos
en los números 53 y 55, acusados por don Juan Cruz Várela
y don Manuel B. Gallardo y defendidos por don José Maria
^larquez, número 70 á 72. Convención entre las Provincias
de Buenos Aires y Córdoba, número 74. Ejemplo raro de
bibliografía. 141
la aniniaeion suspendida durante 5 dias, número 78. Con-
IVrenoia de unos aguateros, número 79. Capitulación del
€Jéreito .español en Tampieo — Méjico, número ^1. DJocuí-
líientos relativos al reclamo de 50,000 pesos fuertes por don
Aaron Castellanos, número 80. Comunicado de Unos fede-
rales (hcididos sobre la supuesta conspiración de indios para
iisesinar al general Soler, número 87. Contestación del Dia-
iio Vnivft'sal á la Esposicion de don Salvador Cornet inserta
en el número 112 de El Lucero, número 88. Relación de
ins exéípiias celebradas en la Merced el 22 de enero por el
alma del brigadier general don Cornelio Saavedra, núme-
ro 84.
ANTONIO ZINNY.
(íoiitinuará.) \
EL TELÉGRAFO ELÉCTRICO SUBMARINO.
?:NTRE MONTEVIDEO Y BUENOS AIKES.
Asistimos al gran banquete dado por el Director de la
Sociedad para c^elebrar la inauguración de esta nueva línea
telegráfica. El acontecimiento era verdaderamente popular
y digno de regocijo, porque facilitando la rápida trasmi-
sión del pensamiento pone á estos grandes centros mercan-
tiles en el camino de la fraternidad por el vínculo posi-
liví/ de los intereses. Y era tanto mas digno de cele-
brarse este suceso, cuanto que él revela que el progreso se ope-
ra por la acción espontánea del comercio y por la prosperi-
dad de estos países apesar de los malos gobiernos y de sus con
tinuas guerras.
p]sta gloria pertenece esclusivamente a la empresa y
» los dos pueblos suficientemente aptos para mantener la
línea. La acción de los gol)ernantes es secundaria, pues
el sim])le hecho de poner sus firmas al pié de los con-
tratos, no es un título que dé derecho á alabanzas perso-
nales exajeradamente prodigadas y poco en armonía con
republicanos que no reconocen ni pueden reconocer hombres
nt cesarios.
La verdadera gloria de los demócratas consiste en la pros-
I'(M'idad de los pueblos, cuyo progreso necesario é infalible
augura mejores días, quizá no distantes, en los que trocando
l;is armas destructoras por el arado y la azada, haga impo-
EL TFLftGRAFO KLÉCTBTCO SUBMARINO. 143
sible los gobiernos personales, ya se titulen lil>ertadores ó li-
berales.
Deseamos que esta empresa recoja grandes utilidades,
para que se estimule á prolongar el hilo eléctrico á través
líe la pampa, á subir las altas cordilleras y descender a los
valles de Chile para ponernos en contacto con las Repúblicas
del Pacífic(^. Entonces podremos ofrecer á los futu'ros
liiiéspedes que vengan á ayudarnos á hacer fructíferos nues-
tros desiertos, no solo nuestras simpatías y las garantías que
la constitución federal ofrece, sino las facilidades de comuni-
cación ( orno medio indispensable de amarnos y unirnos por el
trabajo.
La fiesta era por esto popular: era un tributo que se pa-
gaba al progreso del pais, progreso que el contacto con las de-
más naciones hace infalible y fatal, al menos en las ciudades
situadas á las márjenes de los rios.
Al mismo tiempo y en aquella hora, igual festividad tenia
lugar en Montevideo, y ambas reuniones se pusieron en comu-
nicación telegráfica recibiendo y enviando remetidos telé-
bramas.
El acontecimiento hubiera podido ofrecer vasto campo k
pensadores profundos, que desnudándose de las i)equeñeces'
del presente, se colocasen á la altura de vislumbrar los hori.
zontes de la paz y de la libertad, de que están sedientos estos
pueblos, enfermos de la guerra continua.
La empresa del primer telégrafo eléctrico submarino del
Rio de la Plata, merece las felicitaciones calorosas de, todos los
hombres aue aman el progreso, cualesquiera que sea su nacio-
r.'didad. Por nuestra i)arte, hacemos votos por que obtenga
pingües ganancias.
VECEXTE O. QUESADA.
30 ele JiovI-ombre (1).
(1). K'íte número se híi impreso rocen on este nie«, por cuya ru-
zov. damos eii^nti d© este acnnteeámj'eaito.
LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
filstorla Americina. literatura y Derecho
AÑO IV. BUENOS AIRES, OCTUBRE DE 1866. No. 42
HISTORIA AMERICANA.
RECUERDOS HISTÓRICOS SOBRE LA PROVINCIA DE
CUYO.
CAPITULO 2/^
De 1815 á 1820.
(Cmuiniiaeioü.) (1)
XLI.
Entramos ya en el memorable año de 1820, con el que ^-
iiaiizará el presente Capítulo de los *' Recuerdos históricos de
la antigua provincia de Cuyo/'
En los últimos parágrafos, que comprenden los hechos
del año de 181Í) (páginas 284 y sigiente del tomo X de esta
''Revista^'), dejamos trazado, á grandes rasgos, el cuadro de
li) situación política en que se encontraba la Repiiblica al ter-
n»inar ese año, y el estado, muy especialmente, siguiendo el
óiden cronológico, de aquella importante porción de su terri-
ü. A'é.ise la }. ajina S4n del ta.i:o X de esta ** Revista".
BECUERDOS HISTÓRICOS. 145
torio, de cuyos anales procuramos dejar una compilación lo
luas completa que sea posible.
Algunos dias antes del lo de enero de 1820, el teniente
gobernador de San Juan, doctor de la Rosa, tenia frecuen-
tes avisos, por personas fidedignas, de que se estaba fra-
guando un motín por algunos oficiales del batallón número'
1/ de Ion Andes, allí estacionado para los fines que ant<*8
liemos dicho. Aun se le nombraban los autores de esa
■criminal y funesta revuelta — En su aventajada penetración.
<>n el esperimentado tacto político que poseía para el mane-
jo de los negocios públicos en una época difícil, de peli-
grosas crisis, de grande acción administrativa; por el cono-
cimiento que tenia de los hombres, y, con oportunidad, de
<'sos mismos que le señalaban como autores y cómplices del
proyectado crimen, á la vista, por último, de la conflagra-
ción general que avanzaba de la circunferencia al centro,
rompiendo los vínculos de la unión de las provincias, su or-
ganización política, que habían asegurado con la victoria
nuestra libertad é independencia — no trepidó un mo-
xnento en dar crédito á aquellas continuadas advertencias.
Pero desgraciadamente el teniente-coronel del batallón.
<lon Severo García Grande de Sequeira, primer gefe al pre-
sente, desde que su coronel don Rudecindo Alvarado, ha-
lia su))ido á mandar una división, entregado a esa confían-
7a que, en hombres de su temple y posición, alimenta por
lo general, el prestijio y el valor personal, no quiso prestar
iiceiiso á tan grave revelación — En valde el teuiente-goberna-
<ior. en conferencias eonlínuas y reservadas, quería persuadí r-
lí! de. In efectividad del peligro próximo de un alzamiento
kíp] batallón y de la necesidad urgente de tomar fuertes y efi-
-caivL-.s metlidas para contenerlo en tiempo — Nada conseguía —
al contrario, nombrándole los autores del mot4n, con mas aplo-
irio entonces manifestando razones en oposición, el comandant.í
í^efjiieira se afirmaba mas y mas en su incredulidad — Des-
1;»\M ial)a profundamente á esos tales, por su incapacidad, por
116 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
MI nulidad moral, por su obscura posición social, y aquella que
t' nian en el ejército.
El capitán agregado don Mariano ^lendizabal, el tenien-
te, en el niismo caso, Morillo (ambos de Buenos Aires) y el d^
igual grado del batallón N.o 1, don Francisco del Corro (de
^alta,) eran las personas indicadas como los instigadores Cuy
<?s.H revoluejionj, jencontrándose mezcladüsj «algunos \4eeinos,
enemigos personales del teniente-gobernador. Ningún otro-
oficial del batallón, fué sospechado de connivencia : se
(staba seguro de la fidelidad, de la moralidad de to
«ios ellos.
Insistiendo el doctor de la Rosa en que se tomasen prou-
ttas providencias paral atajar males de trascendencia que
s(! orijinarian de tal insurrección á la provincia, al ejér-
cito, en vísperas de emprender la campaña sobre el Peni,
y á la causa de la América en general, hacíale presente
H Sequeira que no habia que poner en duda la existencia
do una trama semejante, manejada por los enemigos de la
situación en Buenos Aires y en las otras provincias del li-
toral, que estendian la anarquía y el desquicio de un estre-
mo ál otro de la República, obrando esto por medio de un
vasto y bien combinado plan, teniendo ajentes á propósito en
tada pueblo: que recordara el alzamiento de los españob^s^
prisioneros en San Luis, el año inmediatamente precedente
y de lo que, al respecto, habia revelado la Gaceta Esíraor-
iUnaria de Buenos Aires, es decir, la parte principal que
tuvieron en él, como autores, como instigadores, Carreras.
Ramírez y otros (1) — que considerase que Mendizabal, a
(|uien él (Sequeira) conocía muy bien, era capaz por su ca
li'.cter díscolo, por su desmoralización, por su incorrejible
jinsubordinacion, por sus desafueros constantes contra la&
¿lutoridades y por el odio inveterado que alimentaba con él
(De Ja Rosa), muy capaz era de afrontar y llevar á término
tomaño atentado — Nada, nada — ya lo hemos dicho — podía per-
1. Páginas 36 á 46, tom. X, de '*I^ ReviPta de Buenoe Airee. '^
HECUERDOS HISTÓRICOS. 147
suadir al benemérito gefe del N.*" 1, de que llegase ello á ser
l^osible — ; Ah ! ¡ mal inspirada eonfianza, imprudente ob-
secaeion, que tan funestas fueron para él y para sus tres
compañeros mártires !
XLII.
Empero, antes de entrar á narrar ese negro crimen, ese
Ciro atroz golpe asestado al pecbo de la madre patria por
sus propios hijos, en los momentos en que rendida de fati-
ga, derramando su sangre, apurando sus recursos, hacia los
últimos esfuerzos on la lucha titánica que, sin tregua du-
rante diez años, habia sostenido para romper sus cadenas y
constituirse libre é independiente — veamos si podemos presen-
tar al lector en pocas pinceladas el boceto de cada una de las
tres figuras que aparecieran al frente de este nuevo luctuosa
epis-odio de nuestra historia, como los ejecutores del atentado,
del crimen de alta traición.
Don Mariano Mendizabal, hijo de Buenos Aires, capi-
tán de infantería de línea, perteneciente entonces al cuadra
de oficiales para la reorganización del i)rimer cuerpo de
ejercito de los Andes, á las órdenes del coronel Alvarado.
residía desde hacía dos años en San Juan, en donde se habla
casado con la señorita doña Juana de la Rosa, hermana del
teniente-gobernador de la Rosa, á la cual éste y los respeta-
l»ies miembros de esa dilatada familia no pudieron disua«
(tir de un tal enlace, con el conocimiento que tenían del
mal carácter de aquél, de sus vicios y desventajosa posición
social — De bellas prendas morales, con talento y fina edu-
cítción, desechó sin embargo esta dama otros partidos ven-
tíijosos — La fatalidad la arrastraba á llevar unida á ese hom-
bre grosero, habitualmente ebrio, irascible y licencioso, una
vida de sufrimientos y de continua sozobra, hasta por su
propia vida — Llevóle ella una dote de no poco valor, heren-
icia de su padre, uno de los nías acaudalados vecinos de
^an Juan.
Tendría entonces Mendizabal de treinta y cuatro á trein-
148 LA BEVISTA DE BUENOS AIBBS.
ta y cinco años. Era bien proporcionado de cuerpo, estatura
regular, tez morena, cabellos negros, ojos vivos, del mismo co-
lor ; su rostro abotagado revelaba la desvergüenza, el cinismo,
la torpeza, la ignorancia que formaban más especialmente el
fondo de «su carácter.
Ligado ya á la distinguida familia de la Rosa, el doctor
don José Ignacio, que muerto su padre habia quedado al
frente de ella, no habiendo podido evitar tan desventajoso
áenlaíje, procuró favorece(r á |su cuñajdo,/ ofrtciéndolie 1)m{
medios de colocarse con decoro y dignidad en la sociedad —
P€sprendiose de la administración de los bienes de la
testamentería y se la confió á él — renunció en favor de sus
lermanos menores de quien era tutor, su parte de herencia,
dando por motivo plausible, los gastos que había impendido
su padre en su educación científica — Quiso atraerlo y mo-
dificar, por decirlo así, con blandura y franca amistad, sus
ij.alas costumbres y perversas tendencias — Nada, absoluta-
mente nada pudo conseguir — Mendizabal era incorregible
Por eso había sido despedido del batallón N°. 11 de los Au-
óf-üj cuando se organizaba el ejército de este nombre en
[Mendoza.
Ijh enemiga, el odio y las prx)vocaciones de su parte
Á la discordia con todos los individuos de la familia, se
aumentaban más y m á s . Los ultrajes 1 a sevicia que
ejer(*ía cada dia sobre su señora, causaban el consiguiente
y natural pesar en aquellos y el escándalo en la sociedad.
•"J al fué ]\Tenrlizabal. Mas adelante veremos a que desas-
I I-oso ti II lo I h» varón sus exesos y sus delitos contra la paz
pú})lii'a.
Muy poco diremos de sus dos compañeros de motin, Mo-
i'llí» V del Corro.
«
El primero, joven de veinte y cinco á veinte y seis años,
II í» va ha una vida desordenada y de orjía, sin pertenecer aun
tcílavía á cuerpo alguno del ejército, no obstante su empleo
de tcuicnte, en el que pavSÓ de Buenos Aires al de los Andes
En este tenía un hermano con el mismo grado en granaderos
BECÜERDOS HISTÓRICOS, 349
4B caballo, el que después de las campañas de Chile se ineor*
poro al de esta república y casó allí.
El teniente del batallón X.** 1 de los Andes, don Fran-
cisco del Corro, salteño, de edad de veinte y ocho á treinta
años, alto, delgado, de ñgura desgarbada, genio apacible,
«le escasa educación, era en su carácter y modo de ser, el
antítesis de los otros dos. No poseía ninguna de las calida*
des, aun aquellas más comunes, requeridas para la profesión
de lar armas.
XLIII.
Aparecían los primeros albores del dia 9 de enero de
1820, cuando Jos pacíficos habitantes de la ciudad de San
Juan, fueron sorprendidos en sus lechos con el estampido
de- algunos fusilazos primero, y en seguida con una descarga,
al parecer de una cuarta de compañía, oyéndose en me-
dio de esto, una aterradora algazara — Recelosos, lanzáronse
iriedio desnudos á las puertas de calle, á sus ventanas, á fin
de conocer el origen de tan inusitado como alarmante tu-
multo.
De pronto, los que vivian en la plaza principal y calle»
inmediatas se convencieron que tenía lugar un alzamiento de
un aspecto el mjxs amenazante contra la vida y la propiedad dé
los ciudadanos.
En efecto, el batallón N.° 1 de línea se encontraba en
la plaza en desorden, atronando el aire con unieras al tirano
(el teniente-gobernador de la Rosa) y vivas á la libertad y
á la federdcion — Uno que otro oficial se veían allí amenaza-
dos, insultados por la insolente soldadesca, que trata])an de
darse otros nuevos entre los sargentos y cabos, encontrándo-
se á la cabeza, como el más influyente y ardoroso en ol mo-
tín, el sargento Jardín, hombre de color, de elevada esta-
tura y de una osadía singular. En distancia conveniente
estaban á caballo, ^lendidabal. Morillo y Corro, dando ór-
denes á sus agentes que partían al galope para diferentes
150 EL HIJO DE LA HEÜHICERA.
puntos de la población, acercándose, á la vez, esos cabecillas
fi animar aún más con sus procaces palabras el desborde de
la tropa. Pero veamos, entretanto, como había principiado
esta funestísima insurrección.
Un piquete de soldados del batallón mandado por el
sargento Jardín ya heclío oficial se dirijió á la casa del te-
niente gobernador y haciéndose abrir la puerta de calie con
engaños, se apoderó de su persona constituyéndolo preso en
una de sus habitaciones, multiplicando centinelas en el inte-
rior y al exterior. Al mismo tiempo, una compañía apre-
hendía á sus jefes y más notables oficiales, teniente coronel
Sequeira, sargento mayor Salvadores (don Lucio,) capitanes
Bosso (francés.) Bena vente (chileno,) Zuloaga (mendocino,)
Relava (porteño,) Velazco, don Jorge, (español) Vega y otros.
T no de los cuarteles, en que hacía guardia una media com-
pañía del batallón cívico con un teniente 1.®, don Bernardo
Navarro, joven de 17 á 18 años (sanjuanino) — el mismo quf>
más tarde ganó sus charreteras de mayor en la campaña de
hi Banda-Oriental contra el Imperio y las de coronel gra-
duado en seguida, en aquella de la cruzada lil>ertadora á
las órdenes del ilustre general Paz — fué atacado por la tropa
^ublevíída, intimando rendición al oficial Navarro. Este,
ton un valor y arrojo propios de un veterano, al frente di»
sus pocos soldados ya formados, resistió esa intimación, y
los bár))aros descargaron sus fusiles á quema ropa, cargan-
do en seguida á la bayoneta sobre esos milicianos, vencedo-
res en Sálala, á la par que rllos recogia^i Ipfs laureles
de Chacabuco que venían junto con los de Maipü, á pi-
se »TeHr ahora, como infames hijos de la patria. El deno-
dado teniente Navarro, cavó cubierto de heridas, como
j^lcrunos de sus soldados, muriendo otros. Estos fueron
los fusilazos y descargas que se dejaron oir al amanecer
áv. ese dia.
El comandante Sequeira hasta en esos momentos no
creía aún en la revolución. Pero una vez apercibido de la
realidad con la prisión que se le intimaba, y grillos que se
EEGUERDOS HISTÓRICOS, 151
Ikvaban para ponerle á los pies, la energía de su noble ca-
rácter, la habitud de mando tan rígida y dignamente Ueva-
<la por él, su valor extraordinario, severo; todo junto se su-
Mi^vó, estallando sus terribles iras, en aterrantes apostrofes
(o);tra los cobard-es traidores á la patria. Resistía con im-
ponderable arrojo al acto de prisión, y habría muerto en esa
resistencia, si sus otros compañeros de infortunio, no le hu-
1 icsen hecho v.er con ruegos, lo inútil del sacrificio. Por
lo demás, él mismo, después de pasado aquel primer rapto
de indignación, concibió la esperanza de una ítcil (^
inmediata reacción en su batallón que tanto le había
íiinado y respetado, arrancando a su frente la victoria en
tantos combates — ¡Otra vez más esa vana y funesta ob-
>,<'(.'ación !
La población aterrorizada á la vista de aquel sangriento
lonflicto, en presencia de unos soldados ebrios, en desorden
que armados en actitud siniestra se esparcían por las ca-
lles proclamando el degiü/ello y el saqueo, se reconcentró á
It mas interior de las casas, asegurando las puertas. El
gobierno y todas las autoridades habían caído de hecho. El
pueblo se enccmtraba en acefalía, y por consiguiente, en
c(»mpletH inseguridad los mas caros derechos del ciudadano;
todo en fin entregado al furor de una soldadesca sin dis-
ciplina, sin ge fes á quienes obedecer y respetar.
Desde luego, que las únicas jentes que aparecían y ma-
nitVstaban su íilborozo, en medio de aquel ciesquicio, de aque-
lla calamidad pública, que era el principio de días de luto
y de ruina para la provincia de Cuyo y para la república,
e^'an las que se decían víctimas de la tiranía del teniente go-
bernador. Allí estaban todos aquellos que eran sindicados
c.»mo enemigos de la causa de América, que en la adminis-
Ivatíon tirante del general San Martín, Luzuriaga, de la Ro-
í?a y Dupuy, en los tres pueblos de Cuyo, según así lo
<lemandaba la salud de la patria en peligro, habían sufrido
^-xacciones y la represión merecida á sus actos de decidida
< «posición a nuestra independencia. Allí estaban algunos de
152 LA REVISTA DE BUENOS AIKES.
los prisioneros españoles en Chacabueo y Maipú, aunque
fueron pocos los que tomaron parte ó se adhirieron de fren-
te á la revolución. Entre estos habia el apellidado Bien-
dicho, de execrada memoria, ejecutor, como veremos des-
pués, de atroces asesinatos. También hubieron vecinos que
por temor, prestaron servicios á la autoridad nacida de ese
nefando motin.
El alejamiento, el desquicio en que a esa fecha se encon-
traba ya el gobierno nacional, amenazado de cerca por lo»
y<»audillos de la anarquía; el único de nuestros ejércitos
mandado por el invicto y prestijioso general San ^fartin, al
ctro lado de los Andes, pronto á emprender la campaña
contra el último baluarte del dominio español en América
que podia sostener el orden y la Constitución — daba álaff
jí todos esos que en San Juan y en otros pueblos, con la
mentida voz de libertad, encontraban la ocasión en la insur-
iH»ccion del batallón N.o 1 y en las montoneras levantadas,
de satisfacer sus venganzas, de saciar su zana, contra el te-
niente-gobernador allí y lejítimas autoridades en todas par-
tes. Era una conflagración general, imposible ya de poder
contener, y bajo cuya destructora acción iban á caer nuestras
instituciones, á mancharse nuestras glorias nacionales, á ser
pagados con el martirio, la proscripción y la ingratitud, los
í^randes servicios de los ciudadanos que, en la magistratura
y empuñando las armas contra el enemigo común, contri-
))uyeron á afíanzar nuestra libertad é independencia^ A
estos que nos olieron tan preciosos bienes, que salvaron las
futuras generaciones de una larga é ignominiosa servidum-
bre, se les apellidaba tiranos enemigos de la República. Em-
pero, esos que asi procedían por ambiciones bastardas, por
una vil venganza personal, no se apercibían que el tribunat
inflexible de la historia, haría justicia á aquellos y entrega-
ría sus nombras y sus hechos á la execración de la huma-
nidad.
XLIV.
No perdió tiempo el cabecilla ^lendízabal. Viendo co-
EECUERDOS HISTÓRICOS. 153
roñada su criniinal empresa, se apresuró á convocar al pue-
blo, ese mismo día para que procediese á darse sus autori-
dades en un cabildo abierto, por supuesto, bajo la presión
de las armas y desconociendo ya de hecho, la superioridad
del Intendente y de la Municipalidad de la provincia de Cur
yo. en su capital Mendoza.
Como lo hemos dicho — atemorizada la mayoría de la
población, por los actos sangrientos y de completo desorden
con que habia estallado la revolución, no podia esperarse^
sino una muy reducida concurrencia de ciudadanos para
proceder á aquellas elecciones. Así fué en efecto. Ni tam-
poco ¡podia esperarse otro elejido de gobernador, que A
mismo autor principal de la insurrección y que estaba al
frente del batallón. !Mendizabal fué proclamado á unani-
midad. Se nombraron otros Municipales y Corro y Morilla
compartieron el mando inmediato de las armas. ^
Nadie creemos que podria poner en duda, en vista d(?
rstos actos farsaicos, á la simple lectura del documento qu&
inmediatamente vamos a copiar, el exacto cumplimiento da-
do por part€ de Mendizábal, á las instrucciones que habría
rt'cibido con anticipación para la consumación del atentado
y procederes ulteriores, una vez logrado, de los cabezas prin-
cipales de la anarquía en el litoral. El ni sus paniaguados
en San Juan, no eran capaces de concebirlos y ordenarlos.
Al dia siguiente, 10 de enero, se apresuró á comunicar al
Supremo Director del Estado, la revolución que acababa
de hacer. Se atrevía á un semejante desafuero, sabiendo que
esa autoridad, era ya una sombra muy próxima á desapa-
recer. Hé aquí esa comunicación. (1)
**Exmo Señor.''
**E1 sagrado derecho individual que permite á cada
1. Kst-e, coiuí) los clrTiiás díHíiimentos que trasla-datreimoe íiaioo»i-
viflUfrDt^ á 'estAS pajinas, señalados r:! pié coin estas in.'cialea (A. G.,)
loe hemos copiado- d'ft sus oriji nales en -el Archivo General de Rue-
ños Aires, debido á la benévola condescemdencia con que se ha servido
favorc'c^frDOfi su iíustrado I>i.rector D. Manuel Ri-oardo TrelJe^^
N. del A.
154^ LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
ciudadano defender su conservación, honor y propiedades,
liasta valerse de la fuerza, en el caso que de otro modo no
pueda evadirse de injustas tropelías, debe considerarse mas
amplio y mas privilejiado con respecto á un pueblo que es
oprimido tiránicamente por un déspota mandatario. Este
iué el primordial fundamento de nuestra revolución para
«acudir el yugo ominoso del gobierno español y este ha sido
tíinibien el que ha influido para remover de su empleo al
^oniente-g()])ernador de esta ciudad, don José Ignacio de
h\ Rosa."
**Eñ el próximo abril harán cinco años que, por intrigas
y maniobras i)udo hacerse nombrar gefe de este vecinda-
rio, y por los mismos medios supo grangearse la voluntad
<lcl gobernador de la provincia, que lo era entonces el srenp-
ral don José de San ^lartin, á cuya protección ha debido
también las distinciones de su sucesor don Toribio Luzu-
liaga. Apoyado su mando en tales auspicios, soltó los di-
<iues de su despotismo en los mismos periodos en que em-
pezó á, ejercerlo — arrestos, espatriaciones, multas, vejáme-
Des y desprecios á las autoridades y vecinos de mejor nota,
fueron los primeros ensayos de esta dominación. Prueban
^sta verdad, recursos elevados á esa superioridad sin contar
<'on otros muchos hechos al gobierno de la provincia, é infi-
nitos otros sofocados por falta de arbitrios para esclarecer-
los ante los Tribunales Superiores.''
**A vista de un manejo tan a]>surdo, aprovechando el
vecindario los momentos en que partió á esa capital por se-
tiembre de 1818 en desempeño de una comisión que le con-
íió el general San Martin, represt»ntó á este Cabildo la nece-
sidad que habia de pedir su separación del mando, por las
•cánsales indicadas, á que adhirió la Municipalidad, acom
pañando la solicitud del vecindario, y ofoncluyendo, que
])ues de la Rosa habia gobernado por mas tiempo que el pre-
fijado en el reglamento sancionado por el Soberano Con-
ííreso, bajo este pretesto se nombrase otro en su lugar, d
fin de que su remoción se atribuyese solo á haber finalizado
RECUERDOS HISTÓRICOS. 155
vi tit?nipo establecido. Mas como entre los mismos capi-
ttiJares no faltaron adictos á Rosa, que informasen á su fa-
vor, contra el sentir de todo el pueblo, y el Intendente de
3Iendoza diese cuenta de haber sofocado esta opinión gene-
lal atribuyéndola á unos pocos individuos, resultó que el
<^si)ediente elevado á la superioridad, se remitiese al propio
Intendente de la provincia para que informase lo acaecido
<'n virtud de haberse impuesto de todo lo ocurrido cuando
.se personó en esta ciudad.'*
'* Desde este momento los suscriptos empezaron á es-
yeiiiiieutar todo el desagrado de unos gefes que se concep-
tuaron insultados con un hecho tan arreglado á la ley. Los
primeros trámites fueron Hacer bajar á la ciudad de Mendo-
za á los individuos que se creyeron con mas influjo en la
representación: tres de ellos aun se hallan confinados en hi
liudad de San Luis: yo lo fui al Fuerte de San Carlos y pos-
teriormente a la ciudad de la Rioja, y los demás han sufrido
lodo el peso de la persecución de Rosa, á beneficio de una
lista estraida del mismo espediente y que ha tenido siempre
n la vista para pensionarlos en cuanto ha querido. Bastaba
estar suscrito en semejante registro para no tenerles la me-
i?or consideración. ' '
*'(vomo en mayo del año anterior regresaron á esta
provincia algunas tropas de las que componian el ejército (le-
los Andes, se destinó á esta ciudad, el casi aniquilado bata-
llón de cazadores, que si no fuera por sevicia de sus gefes
ya mereceria el nombre de rejimiento completo, pero un
-sfevero castigo ha malogrado el recluta je con la continua de-
íseo'cion de soldados y el fallecimiento de muchos en el hos-
]útal, de resultas de sus padecimientos, aun por delitos de
menor momento. Para sufragar los estraordinarios gastos
de esta división, es manifiesto que se recurría á medios es-
traordinarios, respecto á que los fondos de la tesorería de
aduana apenas podian soportar el pago de sueldos para el
1\»niente gobernador y otros empleados, por consiguiente,
«n tener noticia de la aprobación hecha al efecto por el
156 LA BE VIST A DE BUENOS AIEES.
Congreso Soberano, según lo previene el art. 8.0, cap. 2.o
seee. 3.a del Reglamento."
**Si en los repartos y exacciones se hubiera guardado
una exacta proporción y las tropas hubieran estado biea
sc»corrida.s, los contribuyentes hubieran sufrido gustosos sus.
erogaciones, apesar de la infracción del Reglamento. Pero,
ademas que los soldados han estado mal servidos, las pen-
siones no han tenido mas ley que la arbitrariedad. Asi es
qiíc los parciales del señor teniente-gobernador, 'han tsu-
fragado pequeñas sumas, comparadas con las que han ero-
gado los presuntos rivales, y á la posibilidad de sus haberes.
>cuando por otra parte, han adelantado sus fincas y posesio-
nes á beneficio del trabajo de los prisioneros de Chile qxu"
M» han distribuido entre ellos como esclavos, llegando á te-
ner un solo individuo de la facción dominante, mas de cin-
cuenta prisioneros en su servicio. La misma proporcáoa
ha tenido el reparto de unos terrenos de pan-llevar, deno-
minados del Pósito, que después de haberse gastado nuus de-
cinco mil pesos de los fondos de Propios para darles, agua,
se distribuveron entre Rosa v sus adictos, llevando, solo el
1 rimero, trescientas cuadras planas y asi proporcionalment»^
U'óos sus aliados."
**Ya ve V. E., que en todos estos hechos en que nada
hay de exajeravnon, la justicia distributiva ha faltado ente-
ramente y su lugar ha pasado á ocuparlo la depresión y <»T
ttrror; fatigado pues con tant.aK vejaciones sufridas por un
vecindario que se ha sacrificado por la causa de la liberta!
y notando era general el desagrado en las tropas, asi vetera-
nas como milicianas, concebí el proyecto de separar Ule!
n»ando á un tirano que ya era odioso a la ley y á sus conciu-
dadanos. Al ^fe(to toqué todos los resortes que me propu-
sieron oportunamente, y encontrando en los soldados un:i
justa adhesión á mis ideas, cumplí con el deber de un ame-
ricano libre el dia 9 del corriente, deponiendo al déspota
gobernante y dejando al pueblo la acción de elejir nuevo
gefe, que se encargase de la dirección. ' En la misma raa-
RECUERDOS HISTÓRICOS, 157
fiana de este dia, reunido el vecindario en la Sala Consis-
torial, procedió á dar sus sufragios, que uniformemente,
recayeron en mi persona, como consta de la acta que aconi-
l»aíla á esa supremacía el M. I. Cabildo. Agradecido á la
distinción con que me honraban mis convecinos, acepté el
iiíimbramiento, pero inmediatamente deposité el mando po-
lítico en la Municipalidad, reteniendo el de las armas, por
exijirlo asi las actuales circunstancias. '
** Aunque on todas las convulsiones se esperimentan a*i-
$r:inos desórdenes, me lisonjeo que en la presente revolu-
ción (si asi puede llamarse), se ha observado la mas perfecta
tranquilidad. Como el deseo general era deponer al man-
t^atario, no ha habido la mas leve discordia entre el vecinda-
rio y la tropa armada que observa la mas exacta disciplina
> subordinación. Así lo comprueban los adjuntos documen-
los que acompaño á V. E. para su supremo conocimien-
to No obstante, ha sido indispensable el arresto del geie
•tiepuesto, que he mandado ejecutar en su propia casa y la
i-eparacion del comandante de cazadores, don Severo Se-
íiueira y otros oficiales subalternos que, prevalidos de sus
<Mnpleos, trataron de trastornar el orden público con inmi-
Tvf nte riesgo de sus vidas y de la tranquilidad y seguridad de
•i»sl,os habitantes. A consecuencia, los he remitido á la dis-
posición del señor Gobernador Intendente de Tucuman, hasta
<]Ue V. E. ordene lo que estime conveniente.''
'* Quisiera esponer á V. E. difusamente todos los moti-
vos que han influido para esta determinación, pero la pre-
1111 ira del tiempo no me da lugar á una larga esplanaoion.
ni es posible realizarla, sino ante vui juez destinado para es
i-e conocimiento. Dígnese V. E. nombrar al efecto una per-
sona imparcial que, oyendo al pu-^blo en plena libertad,
trasmita á esa supremacía el resultado de la causa y enton-
i'í's ?e cerciorará V. E. de los |)ad(H-imií'nt()s de un pueblo
<[ue distante de los tribunales su|uvuios para elevar sus re-
cursos, ha sufrido i>or (*inco auos ul mas terrible despo-
lismo."
158 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
'*Xo habiendo tampoco aspirado á otra cosa que á obte-
ner mi libertad y la de mis conciudadanos, de ningún modo
tífseo permanecer con el mando que se me ha confiado. A.
este fin, suplico rendidamente á V. E. que á la brevedad po-
sible se sirva nombrar teniente-gobernador que cumpliendo
oon sus deberes sepa merecer el aprecio de este noble ve-
cindario y propender á su prosperidad "
**Esto es lo que deseo únicamente y confio que V. .E.
hecho cargo que no quedando mas arbitrio que el de la tuer-
za para sacudir el yugo opresor, ha sido necesario adop-
tarlo, tendrá á bien no desaprobar mi determinación, que sL
no olistante pareciese disconforme á los principios liberales,
en que está fundada nuestra constitución, fiutriré con re-
signación las penas á que me juzgue acreedor el recto áni-
mo de V. E."
**Dios guarde á V. E. muchos años — San Juan, 10 de
enero de 1820. '^
**Exmo. Señor''
'* Mariano McndizabaL'^
**Exmo Señor Supremo Director del Estado.''
(A. G.)
¡ Con (pie refinada hipocrecia, con que desvergonzado ci
nismo, concluye este criminal famoso esa nota oficial! Con-
íiesa de plano su delito de alta traición, citando la misma
Constitución del Estado, pidiendo humildemente que se le
juzgue y castigue — i Ah!. . . . bien sabia él que por de pronto-
no Hegaria ese caso, puesto que, según las instrucciones qu?
habia recibido de sus gefes en el litoral, pocos dias faltaban
})ara caer el Directorio. Pero la justicia divina, por medio
de la de los hombres, le tenia aplazado para purgar su hor-
1 ibhí atentado, a una época muy próxima.
Se ve en ese papel, cuantas esfuerzos hace para justificar-
M', y emph^a los mas calumniosos cargos contra la autoridad
legal que acababa d« deponer por medio de las armas. Pero
RECUERDOS HISTÓRICOS. 159
f-1 historiador :í. la vista de documentos fehacientes, que le
suministrarán los archivos de San Juan, ha de poner en
evidencia la mentira que encierran esos cargos. Enumere-
mos de paso algunos de ellos.
Es falso (lue el N.o 1 de los Andes hubiese llegado casi
aniquilado á S.m Juan. Era un rejimiento completo, y co-
mo antes hemos dicho, venia á ese pueblo precisamente pant
laontar la mitad de él á caballo, bajo la denominación do-
Dragones y formar con la competente artillería la 2.a bri-
gada del 2.0 cuerpo del ejército de los xVndes.
Falsísimo que el comandante Sequeira ejerciese la sevicio
en sus soldados. Severo fué en la disciplina, ríjido en el
í'umplimieoato de la Ordenanza, desempeñando sus deberes
lío gefe, pero no cruel.
El teniente-gobernador de la Rosa, jamás cobró sueldo»
jior su emi)leo. Tenia fortuna y su patriotismo lo llevó
hasta el sacrifiv'io de sus intereses y pers<ma.
Xo es menos falsa la cita que hace del artículo 8.0, cap
l\o. vseccion 8.a del íicglamento^ esto es, en cuanto á su vi-
jencia práctica. La guerra se hacia con el tesoro nacional
¡)rocedente de los impuestos y también con las contribuciones
forzosas, con los empréstitos. No existia aún la ley del Pre-
supuesto.
Las exacíiones para sostener la causa de la patria, s»i
imponían con exacta igualdad entre los ciudadanos afecto»
á ella. Las circunstancias de entónenos, no permitían pro-
ceder lo mismo en cuanto á los que eran sus declarados
enemigos.
Los amigos y parientes del Teniente Gobernador, al con-
trario fueron siempre en su administración los mas grava-
dos— Eso es notorio y bastantemente probado.
En otra parte dejamos dicho, que los prisioneros espa-
fíoles en los pueblos de Cuyo, gozaron de la mejor eonside-
ríuíon en las casas donde fueron repartidos y que se dicta-
ron reglamentos para así tratarlos y para (pie se les pasase
l'or los patrones cierta cantidad de reales semanalmente —
360 LA REVISTA DE BUENOS AIEBS.
Calumnia! que los particulares los tratasen como á esclavos
— desmedida imputación!, que un solo vecino tuviese á su
servicio cincuenta de ellos!
El doctor de la Rosa por último, á quien se debe la habi-
litación de agua á los terrenos del Pósito, durante su go-
bierno, compró con su dinero, el primero para estimular
fá los demás capitalistas, una suerte de chácara, como las
<.*ompraron los SS. Rojo, Yanzon, Gil, Echegaray, Sánchez
y otros — No se repartieron gratis esas tierras — eran del es-
tado y se vendieron de su cuenta.
Veamos ahora la nota de la Municipalidad de San Juan.
<lirigida al Supremo Director del Estado, á que se refiere
en la suya Mendizabal — Es esta —
^*Exmo. Señor.''
*'No le es poco satisfactorio á la Municipalidad de San
Juan, tener cada c*ia nuevas pruebas que presentar á la Na-
lion, de la subordinación a la Suprema Autoridad, con que
ííiempre se ha conducido y se conducirá. El admirable su-
ceso del dia nueve, de que instruirá á V. E. la copia lega-
lizada adjunta, es un comprobante sobre los anteriores que
ya tiene dados.
'* Oprimido este pueblo por el Teniente Gobernador don
José Ignacio de la Rosa, aprovechó los momentos de su au-
sencia en comisión á esa capital para pedir á V. E. se sir-
viese ordenar su separación de la lista de elejibles. Est«í
i-aso tan sencillo y arregladj a la ley, dio lugar á que su
venganza vejase y oprimiese de tal modo á estos vecinos.
<;no se ostigaron. Por otra parte, conocia el pueblo que in-
^■«'nsi 1)1 emente era conducido á la separación de las autori-
dades lejítimas y á la unión de los anarquistas. Estas cir-
ial nstancias unieron al ])ueblo con la fuerza armada paní
jurar nuevamente al reconocimiento y sumisión á V. E. y
cumpliendo de sus superiores órdenes."
''La relación del hecho, que felizmente consta del acta en
<opia, nada deja (lUe agregar á la ^Municipalidad^ sino hi
I rotesta seria que hm-e á V. E. de que en medio del trastor-
BECUERDOS HISTÓRICOS. 161
Do que debía causar este acontecimiento, ha tenido la glo-
3ÍH de que el pueblo y fuerza armada, han conservado el ma-
yor orden, que no se ha derramado una sola gota de sangre.
y que se han respetado los derechos de seguridad, propiedad
\ libertad. Que el país se mantiene firme en la unidad que
ha protestado ':on la capital de la Provincia, y que ni él ni
la fuerza armada la trasgredirán, mientras no sea el caso
iirjente de una invasión por la fuerza armada, con que toda-
vía se sostiene la ambición."
*'Los adjuntos oficios instruirán, á V. E. el estado de
nuestras relaciones con la capital de Cuyo, nuestras pacífi-
cas y fraternales ideas y el honor y rectitud que nos conduce.
Xos resta solo que V. E. tenga la dignación de aprobar un
hecho que no ha tenido otro objeto que unir este país á la
Nación, de que ya estaba desmembrado y elevarse sobre el
<»s1romo grado de abatimiento á que le tenia reducido su
<lj^puesto gefe. La ^Municipalidad interesa altamente á V. E.
i»n la aprobación, como el único medio de invitar al orden
y unidad a las demás provincias que tengan la desgracia de
liallarse disidentes.*'
'*Bajo la garantía de esta Municipalidad, debe V. E. que-
oar asegurado que las tropas ni obrarán, ni tomarán otro
^lestino, que el que V. E. tenga á bien señalarles, á no ser
<[uo el imperio de las circunstancias y el evitar efusión de
sangre, exijan lo contrario; mas fuera de estos casos, ellos
3* el pueblo, protestan no innovar un ápice del orden esta-
llecido y conservar la seguridad y propiedad de los habitan-
is. El mismo destino del gefe depuesto, depende de la su-
prema disposición de V. E.''
'*Dios guarde á V. E. muchos años."
**Sala Capitular de San Juan, enero 2-4 de 1820."
''Exmo. Señor.'
ITilariou Furqae, Jone Santiago Cortínez, doctor Estanislao
Telloy Josc Tomas Albarracin, José Félix Águilar, Sa-
turnino Manuel de Laspiur.
164 LA REALISTA DE BUENOS AIRES.
Mendoza y San Juan están unidos con tanta intimidad en la
relación de sus intereses, con intimidad en sus ideas políticas
de sumisión á la suprema Ma^stratura, de odio á la anarquia.
y fraternidad entre sí. — Acordaron así mismo que se senta-
sen en el acuerdo la voluntaria dimisión del anterior CMñi-
do, la admisión que hizo el pueblo entero de la sala Capitu-
lar y elección de nuevos individuos con toda la solemnidad
proscripta por la constitución, que recayó en el señor don
Hilario Purque para Alcalde de primer voto, en el señor don
Santiago Cortinez para el de 2.o voto, en el señor doctor don
Estanislao Tello para rejidor decano y Juez de Policía, en el
Sr. D. José Tomas Albarracin para rejidor Alguacil mayor.
en el señor rejidor don Ventura Morón para rejidor Piel Eje-
cutor, en el señor don Saturnino Laspiur para rejidor Defen-
sor de menores, en el señor don Juan José Cano para rejidor
defensor de pobres, y en el señor don Domingo Maradona
l»ara procurador de ciudad. Con lo que se concluyó y cerró
este acuerdo, firmándolo Sus Señorías de que doy fé — ^Hila-
rión Purque — Santiago Cortinez — ^Doctor Estanislao Tello —
José Tomas Albarracin — José Pélix Aguilar — Saturnino M.
de Laspiur — Domingo Maradona — Ante mí — Luis Estanislao
^i'ello — Escribano público y de Cabildo — Concuerda con el
í;ota matria de su tenor que ante mí pasó y se otorgó y queda
en el Archivo de Cabildo, á que me remito y en fé dé ello
y de orden verbal del muy ilustre Cabildo, doy la presente,
que autorizo y firmo en San Juan, á veinte y cuatro de ene-
\to de mil ochocientos veinte años — Luis Estanislao Tello-^
Escribano público y de Cabildo."
Al margen de la nota precedente del Cabildo de San
Juan, se encuentra el siguiente decreto:
** Buenos Aires, febrero 10 de 1820."
''Contéstese lo acordado en la nota del Teniente-Gober-
iiador nuevamente electo."
** Rúbrica de S. E. el Supremo Director del Estado". ,
RECUERDOS HISTÓRlCOa 165
**Por disposieion de S. E.
>>
Cavia.
Y el otro á que esto alude, es este:
** Buenos Aires, febrero 10 de 1820."
** Apruébase el nombramiento que se ha hecho para Te-
riente-Gobernador de la ciudad de San Juan, en el capitán
don Mariano Mendizabal, á quien se prevendrá que cuide de
conservar el orden y tranquilidad del vecindario."
'* Rúbrica de S. E. el Supremo Director."
**Por disposición de S. E."
Cavia.
A fin de no alejar demasiado de la vista del lector los
documentos que dejamos insertos, por la inmediata relación
que tienen entre sí, nos hemos adelantado de algunos dias,
a los sucesos que narramos — pero ya volveremos á seguirlos
de cerca en su desenvolvimiento sucesivo, estrictamente cro-
Lolójico.
Entre tanto, por poco que se preste atención al despacho
y acta adjunta del nuevo Cabildo de San Juan, se encon-
trará que una misma persona es la que ha redactado esos
escritos y aquel de IVIendizabal que copiamos antes.
. No podia ser de otro modo para procurar encontrarse
uniformes ambas entidades revolucionarias, en la exposición
falsa de los hechos, para tratar de justificar, aparentemente
siquiera, la enormidad de su crimen — Pero véase que en el
líltimó documento, el redactor se muestra aun mas audaz
Ee que, después de corridos quince dias, á contar del dia 9.
los insurrectos habian ya tomado muchas y seguras medidas
para su impunidad, para atreverse á mas. — Se creian en
actitud de llevar su dominación á los demás pueblos de Cuyo.
Por eso dice el Cabildo que se hizo el movimiento del 9, en-
tre otros motivos, '*por mantenerse unidos á la autoridad
nacional y sostener la Constitución — por no caer en la
anarquía y defenderse contra día — que eran aquellos que
4<
44
166 LA BEVISTA DE BUENOS AIBES.
** mandaban en la Provincia constitucionalmente, por noni-
*"bramiento del Gobierno Nacional los quei, confabulados
con los anarquistas, se habian separado de la unidad v
desobedecían á la Suprema Autoridad."
¡Sarcástica burla, atroz ironía lanzada contra la moral
pública, contra el buen sentido y sana conciencia de los ciu-
dadanos honrados!
Repiten, dos 6 tres veces, en esos escritos ¡que no .<»?
/(// derramado una sola gota de sangre!!!
¿ Y la que derramaron el mismo dia 9 atacando el cuartel
d*? Cívicos? ¿Por qué niegan, por qué ocultan el bárbaro
asesinato de esos patriotas, de esos ciudadanos que cumplían
con su deber en defensa del orden publico y de las leyes?
¿Por qué niegan y ocultan la horrible hecatoml)e que
consumaron pocos dias después, haciendo verter la sangre
ilustre y jenerosa de cinco héroes que se habian coronado
líe gloria en cien combates, en defensa de nuestra Indepen-
da neia?
¡Y no derramaron un<i sola gota de sangre!!!
¡Fueron ellos los que abrieron en esas pacíficas comar-
cas, la ominosa, la sangrienta época de anarquía y del mas
cniel despotismo, que ha durado treinta, añosl
XLV
Veamos en seguida la contestación que el bamboleante
Directorio di() á esas notas de los revolucionarios en San
Juan.
'*Por la nota de V. de 10 del próximo pasado enero, si?
ha impuesto el Director Supremo de la deposición que se ha
hecho en ese pueblo de su Teniente Gobernador doctor don
^osé Ignacio' de la Rosa y de la reunión del vecindario en la
^rla Consistorial para la elección del que debia subrogarle,
«ue recayó en la persona de usted, según lo manifiesta la
íicta que acompañó á aquella nota."
*'S. E. ha aprobado esta determinación, sirviéndole d«
mucha satisfacción el buen orden y moderación con que so
BECUEBDOS HIST6BICOS. 167
lia procedido en circunstancias tan delicadas; y respecto á
<jue se halla restablecida la tranquilidad, cree S. E. que pue-
de desde luego, ponerse en libertad al Gefe depuesto y que
e} comandante de cazadores don Severo Sequeira y derntis
ííJciales subalternos que fueron remitidos á Tucuman, pa-
^^»n á esta capital á presentarse al estado mayor general, en
< liya virtud se pasa al efecto la orden competente al gober-
Uíídor intendente de aquella provincia.'*
* • El sufragio jeneral que ha merecido usted en ese pueblo
]>ara desempeñar la Tenencia de gobierno, persuade al go-
bierno supremo que es ac^ertada la elección. — Por lo^ tant'»
ratifica en su persona el nombramiento y espera que conti-
lu'ie en el mando de él y propenda por cuantos medios le
:-'u.i¡era su celo por el bien general á sostener el orden y tran-
<iuilidad de ese vecindario."
*'Por disposición suprema hago á usted la comunicación
presente á los fines espresados."
*^ Buenos Airee, febrero 10 de 1820."
(A. G.)
**A1 señor don Mariano Mendizabal."
Esta y las siguientes notas, como que son borrones en
*?arpeta, no tienen firma; pero deb<; haberlas subscrito el
soñor Cavia, quien autorizó los decretos marjinales en la mis-
ma fecha que llevan para dirijirlas.
**La nota de V. S. de 24 de enero anterior ha instruido
al Director Supremo de haber sido depuesto en ese pueblo
f\ teniente gobernador doctor don José Ignacio de la Rosa,
y del nombramiento que en consecuencia, se hizo en el ca-
pitán don Mariano Mendizabal."
*'S. E. queda bien satisfecho de los nobles sentimientos
<!(' adhesión al orden que anima á ese ilustrísimo cuerpo y
Im venido en aprobar esta determinación. En su virtud, ha
r»Ttificado aquel nombramiento, y con esta fecha se le dá el
i'ompetente aviso al nuevamente electo."
**E1 gobierno espera que V. S. contribuirá en cuanto le
168 LA REVISTA DE BUENOS AIEES.
sea posible á que se conserve el orden y tranquilidad en ese
benemérito pueblo, que tan dignamente representa."
** Buenos Aires, febrero 10 de 1820."
**Ilustrísimo Cabildo de la Ciudad de San Juan"
(A. G.)
'*En vista de la nota de usted de 24 de enero anterior eo
que manifiesta al gobierno que el ilustre cabildo de la ciu-
dad de Mendoza le ha dirijido una diputación con proposi-
ciones que usted indicó á los mismos diputados fuesen mas
asequibles, me ha ordenado S. E. conteste a usted que ahora
mas que nunca interesa la unión entre todos los pueblos
hermanos y que por lo tanto espera así que se notificarán
dichas proposiciones por parte de la diputación, como que
contribuirá á que se realice la reconciliación y se restablez-
can las relaciones tan necesarias entre dos pueblos unidos
con vínculos muy estrechos."
*'Por disposición suprema lo aviso *á V. en contesta-
ción."
'* Buenos Aires, febrero 10 de 1820."
** Señor Teniente Gobernador de la ciudad de San Juan.'^
(A. G.)
Después de esto, puede pues observarse, que en presen-
cia de las graves críticas circunstancias que rodeaban en
esos momentos al Directorio, nada otra cosa podia hacer,
que aprobar la revolución de San Juan y ratificar el nombra-
miento de Mendizabal. Los términos en que están redac-
tadas sus notas al respecto, lo revelan esplícitamente.
Y así es la verdad — El Director sostituto, General Ron-
deau, ya habia sido derrotado en la Cañada de Cepeda por
Bamirez el l.o de ese mismo mes de febrero. (1)
El que habia interinamente quedado en lugar de aquel,
1. Efemérides de Numez. "**" — »'*'^ ^ — ..^ .«^
RECUERDOS HISTÓRICOS. 169
cuando salió á campaña, 31 de enero último, (2) don Juan
P. Aguirre, iba á caer del mando supremo en esos diás —
En esa misma fecha en que firmaba aquellas notas — 10 de
íebrero (3) fué de ello notificado — El General Soler con
las fuerzas de su mando en el Puente de Márquez, unido á
los demás jefes, intimó al Cabildo, en dicho dia, hiciese ce-
sar el Directorio y el Congreso, los que en efecto, quedaron
(iisueltos el 13 de febrero.
i Qué respeto, qué obediencia, por lo demás, hablan de
frestar á esa autoridad ya caduca los revolucionarios de
San Juan? Sabian desde antemano la situación de esta, y
por eso la engañaban en la relación de los hechos que allí
t^rnian lugar bajo su presión, bajo su acción anarquizadora,
criminal. Puede decirse sin que se nos tache de temera-
rios en el juicio, que dieron parte al Directorio de la insur-
rección que encabezaron, por burla, por revestir en esos pri-
meros momentos tal acto, de algo que pudiese justificarlo
Mientras tanto, las violencias, los atropellos y el desor-
den, con que habíase iniciado el motin el dia nueve de ene-
ro, continuaban de dia en dia, cada vez mas multiplicados
y alarmantes para los pacíficos ciudadanos de San Juan,
Corridos ya algunos dias, los mandones y la tropa, viendo
que el Gobernador Intendente en la Provincia de Cuyo, en
]\rendoza, con todo de tener á sus órdenes el segundo cuerpo
del ejército de los Andes, mandado por el Coronel Alvara-
d(», compuesto de dos rejimientos de caballería y artillería
correspondiente, no avanzaba un paso, dejsde los primeros
n-omentos de la sublevación del número primero para so-
focarlo, asumieron entonces una actitud altanera v amena-
Zf.nte — Se consideraban fuertes y capaces de vencer á una
división, por niperior en número que fuese, si osaba ata-
carlos. Sabian por otra parte, que el gefe de aquel cuerpo
temiendo no contaminar de la misma desmoralización su
2. T.i. ul. .. ,
3. Id, id.
170 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
tropa, si la acercaba á San Juan, no aventuraría de ningún
modo una seria espedicion — Todo esto, y su misma indis-
ciplina y desenfreno, los alentaba en la carrera de sus desa-
íiieros.
El Teniente Gobernador de la Rosa, desde el primer dia
que fué preso, sufrió en su persona el mas cruel tratamien-
to, complaciéndose en ello Mendizabal particularmente, en
tenerlo en continua alarma por su vida — ^y á no ser por la
<»nerjia, serenidad y actitud digna que opuso aquel benemé-
rito patriota, á tan bárbaros atentados, habría perecido, sin
duda — Hacían aparatos, con doble tropa armada cerca de
i4, con instrumentos propíos del suplicio, con hacerle ver
MU sacerdote, diciéndole iban á fusilarle.
En esta penosa situación, su mas íntimo y distingiiido
í?n:igo, el doctor don Narciso Laprida, el ilustre Presidentt
del Congreso que declaró nuestra Independencia, hizo los
mas vivos esfuerzos, ocurrió á mil medios ocultos y de in-
vención suya para salvarlo clandestinamente de la prisión —
Llegó hasta disfrazarse de clérigo para penetrar hasta la
habitación donde est-aba de la Rosa, con el objeto de obrar
un cambio del vestido talar que llevaba y que asi lograse
escaparse — Nada pudó conseguir — la vijilancia de la guar-
<íia era activa y dílijente.
Las exacciones?, los saqueos a los ciudadanos, se ejercían
<íon frecuencia. Los vejámenes y ultrajes por una tropa
insubordinada y por gefes groseros y viciosos, consternaban
á la población, viéndolos descargar sobre lo mas respetable
de aquella sociedad.
Ta veremos luego, en el curso de esta narración y do-
<?umentos que la acompañan, hasta que alto punto de des-
bordamiento en sus exesos, en srus atentados, llegaron esos
cabecillas de la insurrección en San Juan, sin el poder, sin
la voluntad, sin el respeto debido para contener una solda-
desca completamente en desorden.
Pero volvamos ahora, por un momento, la vista á la
í»apítal de la Provincia de Cuyo, para saber cuál fué la acti-
1
RECUERDOS HISTÓRICOS, 171
tud que ella asumió en su calidad de tal, cuales las medidas
<iue sus autoridades tomaron en virtud de aquel trascenden-
tal funestísimo alsamiento.
DAMIÁN HÜDSOX.
(Continuará.)
HERNANDARIAS DE SAAVEDRA.
<^AUSA CÉLEBRE: NOTICIAS Y DOCUMENTOS PARA SERVIR
A LA HISTORIA DEL RIO DE LA PLATA.
(CoiutLiiuacioii.) (1)
XXX.
Los salarios del gobernador Ortiz de Vergara.
Uno de las docunijentos presentados por Hernandarias de
Saavedra, es la estensa provisión que la audiencia de Char-
cas expidió en 1613* sobre los salarios del gobernador del
Kio de la Plata, Francisco Ortiz de Vergara, en la que se
encuentran incorporadas otras provisiones y porción de do-
cumentos relativos al asunto.
Elejido Ortiz de Vergara por el cabildo y obispo de la
i\suncion, con fecha 25 de julio de 1558, habia desempe-
ñado el gobierno, sin percibir sueldo durante seis años y se-
senta y ocho dias, al fin de los cuales, en 3 de octubre de
1564, salió para el Perú, comisionado por el cabildo, y veci-
nos de aquella ciudad, con los objetos que espresan en la
cédula del Rey que luego transcribimos.
Prescindiremos de lo que dicen los historiadores sobre
ol objeto de este viaje, por que no conocemos todavia docu-
1, Véaw la pajina 17 del tomo XI de «st-a- *'R«vdata. "
HERXAXDABIAS DE SAAVEDBA, 173
riientos que comprueben sus asertos; por el contrario, el
<iUv vamos á copiar despierta cierta desconfianza sobre la
«exactitud de los historiadores á ese respecto.
"'El Rey — Nuestro gobernador de la provincia del Rio de
la Plata y mis oficiales deUa : Francisco Ortiz de Vergara me
ha hecho relación que habrá treinta años pasó á esas pro-
vincias, de donde, en compañía de Alvarez Nuñez Cabeza de
Yaca, adelantado que fué dellas, nos ha servido en todo lo
<^uí se ha ofrecido, asi en el descubrimiento de la tierra
«omo en allanar, pacificar y atraer los naturales della, que
iiiUchas veces se habian levantado, en que habia pasado mu-
■chos y grandes trabajos, peligros de muerte y otras necesi-
<h.des, y gastado en ello mucha parte de su hacienda; y que
<»1 año pasado de cincuenta y ocho, entendida la calidad de sn
jx-rsona, por muerte de Domingo de Irala, su suegro, el ca-
hiláo de la dicha ciudad de la Asunción, juntamente con el
<5biftpo, y consentimiento y conformidad de los vecinos de
<»sas dichas provincias, y por virtud de una nuestra Provisión,
le ha})ian elejido por gobernador dellas, en el entretanto
^(ue nos, sabido lo suso dicho, proveyésemos lo que fué-
semos servido ; el cual dicho oficio habia acetado y usado y
hervido con toda deligencia y cuidado, desde veinte y cinco
<ie julio del dicho año pasado de rail y quinientos y cincuen-
'hi V ocho, hasta el mes de setiembre del año de sesenta v
Cuatro, que el cabildo de la diclm ciudad y vecinos de ella
T de las dichas provincias le enviaron con su poder é comi-
sión á dar noticia á la nuestra audiencia real que reside en
la ciudad de la Plata, en los Charcas, en el Peni, del estado
í*n que estaban las cosas della, y á llevar ciertas muestras de
los metales de las minas que se habian descubierto y pedir se
í-mbiase gente y aparejos para labralla y venefieiallas, como
liído lo suso di'2ho y otras cosas, dijo constaba y parecía por
-cierta información y testimonios de que ante nos, en el nues-
tro Consejo de las Indias, por vSU parte fué fecha presentación,
tíiiplicándome que teniendo consideración á lo suso dicho y &
los muchos gastos que en todo habia fecho, le mandase pa-
174 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
gar el salario que se montaría en el tiempo que, como dicho
es, ^abia servido el dicho oñeio de gobernador de esas di-
chas provincias, á razón de dos mil pesos de oro cada año, •>
como la nuestra merced fuese; lo cual visto por los de mi
Consejo, fué acordado que debíamos mandar dar esta mi cé-
(iuJa para vos; é yo túvelo por bien: por ende yo vos manc.'>
(jue luego que con ella fuéredes requeridos, libréis y hagáis
pagar á el dicho Francisco Ortiz de Vergara, ó á quien su po-
der hubiere, lo que montare el salario de todo el tiempo que
os constare haber servido al dicho cargo de gobernador de esas,
difhas provincias, al respecto y según se dio y pagó al dicho-
Domingo de Irala, difunto, nuestro gol>ernador que fué f!i
esa tierra á el tiempo que le sirvió, conforme al título y pro-
visión que tuvo del dicho cargo, que, lo que en ello se mon-
tare, mandamos á vos los dichos nuestros oficiales que de
cualesquiera maravediz é hacienda nuestra que haya en poder
de vos el nuestro tesorero, se la deis é paguéis, ó á quien el
dicho su poder hubiere, que con esta mi cédula y su carta di-
jago é libranza de vos el dicho nuestro gol)ernador, man-
damos que os sea recibido y pasado en cuenta lo que con-
forme á lo suso dicho le diéredes é pagaredes. Fecha en Ma-
drid, á veinte y tres de abril de mil seiscientos y sesenta y^
:iu( ve años — Y ) el h*ey — Por mandado de su majestad — Afi-
tf'nio (le Eraao/*
Con esta cédula, Francisco de Guzman, en nombre de-
íJoña ^lariana de Irala. viuda del gobernador Ortiz de Ver-
gí.ra, se presentó á la audiencia de Charcas, el año de 1593,
pidiendo se librase provisión para su cumplimento por
1 arte del gobernador y oficiales reales del Rio de la Plata.
La audiencia dio vista á su fiscal, quien manifestó (jue en
virtud de no ser dirigida la cédula del rey á aquel tribunaU
ííino á los e^spresados funcionarios del Rio de la Plata, cor-
respondía mandar que ocurriese á ellos la parte interesada.
Apesar de este dictamen la audiencia despachó provi-
sión ordenando al gobernador y oficiales reales de estas pro-
vincias, ^|ue diesen cumplimiento a lo mandado por el rey,.-
HERNANDARIAS DE SAAVÉDRA. 175
satisfaciendo á doña Mariana de Irala los salarios que re-
sultase deberse al finado gobernador Ortiz de Vergara. .
Ruiz Diaz de Guzman, el historiador argentino, repre-
M^tando á su tia doña Mariana de Irala, se presentó cou
esta provisión, en 1597, al gol)ernador de estas provincias
Juan Ramírez de V^elazco, pidiendo que en virtud de ella y
de la cédula real incorporada Su Señoría la mandase cum-
}Jir. El gobernador dispuso que los oficiales reales veri-
Hcnsen el tiempo que habia servido Francisco Ortiz de Ver-
gyra, y viesen que salario habia gozado su antecesor Domin-
go Martínez de Irala, y con lo que resultase debérsel(%
consultasen con Su Señoría para proveer lo que correspondiese.
Los oficiales reales de la Asunción espresaron que, tra-
yendo la parte interesada (*édula del gobernador, estaban
(Mspuestos á cumplir lo mandado por el rey. Solicitada da
líamirez de Velazco la cédula exigida, el gobernador nadi
resolvió, obligando á doña Mariana de Irala á concurrir nue-
vamente a la audiencia, como lo hizo, el año de 1599, por
su podatario Francis( o Pérez de la Raynaga, quien acusó al
¿;obernador y oficiales reales espresando (jue no daban cum-
plimiento á los mandatos superiores, i)agando lo que se de-
bía á Francisco Ortiz de Vergara, por no quedar ellos sin
tener con que satisfacerse sus propios salarios, lo que era
contra derecho natural, pues lo que no (juerian para si no
(iíbian quererlo para otros; que en consecuencia, para que
sa partet fuese satisfecha, mandase la audiencia que, no ha-
l'abiendo cantidad bastante en la caja de la Asunción, se com-
l)leta8e por las demás tesorerías de la gobernación, comisio-
nando a una persona de calidad, para que, sin dar lugar á
(^ilaciones, con el rigor necesario, hiciese cumplir lo mandacio.
de cualesquier haberes de Su Magestad que existiesen en estas
j-rovincias.
La audiencia resolvió de conformidad, comisionando á
los vecinos del Rio de la Plata, Diego Xuñez ile Prado y Pedro
IFurtAdo de Mendoza, para que. con vara alta de la real justi-
cia kiciesen ejecutar lo mandado, facultándolos para imponer
176 LA BEVISTA DE BUENOS AIBES.
las penas que creyesen necesarias á los funcionarios que se ma-
iJi'estasen rebeldes.
En ejercicio d-e su comisión, el alcalde ordinario de
la ciudad de Buenos Aires, Pedro Hurtado de Mendoza, el
año de 1609, en virtud de petición del capitán Manuel de
I'iias, representante de doña Maria de Guzman, única he-
redera entonces del gobernador Ortiz de Vergara, mandó:
que, atento que por los autos constaba haber servido el es-
presado gobernador, seis años y sesenta y ocho dias, á razón
de dos mil pesos oro por año, que era el salario que se-
Ltíló el emperador á Domingo ^lartinez de Irala, y que el
precio justo y valor de cada peso de oro estaba averiguado
fc^er de dos pesos corrientes de á ocho reales el peso; el tiem-
I'O que habia .servido Ortiz de Vergara montaba según esto
¿L veinte y cuatro mil setecientos cuarenta y seis pesos y cin-
co reales y medio, á cuenta de los cuales parecia haber re-
,c:ibido de las cajas de la Asunción, Santa Fe y Buenos Aires
3019 pesos 6 3*ales; que constando por recaudo puesto en
1» causa á pedimento del tesorero Simón de Valdez, que
liabia en la caja de la Asunción 5158 pesos 4 reales, y dándose
libranza para que los oficiales de aquella ciudad los pagasen,
venian á restarse 16568 pesos 3 y medio reales: por tanto ex-
hortada y requería al gobernador Hernandarias de Saavedni
mandase despachar sus libranzas, en forma para que de aque-
lla caja se pagasen los cinco mil y tantos pesos y asi mismo
para los oficiales reales de este puerto por los diez y seis mil y
tantos restantes.
El gobernador Saavedra dio libranza para que el teso-
rero Simón de Valdez pagase ocho mil pesos á cuenta; pero
ese funcionario contestó apelando para ante la audiencia. En
consecuencia fué puesto en prisión por el Juez comisario hasta
(iue diese cumplimiento a lo mandado, surtiendo esta medida
tan buen efecto que a los pocos dias enteró Valdez al capitán
Manuel de Frias la cantidad de seis mil y tantos pesos, y tr?s
meses después, lo que faltaba para cubrir la libranza de
Oí.'ho mil.
HEBXAXD ARIAS DE SA A VEDE A. 177
En tal estado se encontraba este asunto, cuando lleg'j
ii Buenos Aires el visitador general don Francisco de Alfaro,
ol año de 1611, al que los oñciales reales presentaron u]i
iiiemorial en que espreeaban: que la paga de ocho mil pesos
« cuenta de salarios del gobernador Ortiz de Vergara, la
habían hecho compulsos y apremiados, de lo que hablan dado
cuenta á la Contaduría Mayor de la ciudad de los Reyes,
cuyos jueces mandaron pedir los autos: que en esta virtud
<4 visitador general proveyese lo conveniente para evitar que
íiu'sen molestados por esa partida.
Este tan afamado como absolutamente desconocido perso-
iiage. á quien se han prodigado elogios tan prematuros como
ipmerecidos, no .tuvo inconveniente en dictar resolución
in una causa tantas veces resuelta-, por jueces competentes, y
]>or superiores de tanta altura como el rey, el Consejo do In-
iiias y la audiencia de la Plata. He aqui el inconcebible auto
<K1 visitador.
''En la ciudad de la Trinidad, puerto de Buenos Aires,
^*'i veinte y dos dias del mes de junio de mil y seiscientos y
*'once años, el señor licenciado don Francisco de Alfaro.
* oidor de S. M. y visitador en estas provincias y en las de
^'Tufuman, habiendo visto los autos sobre la paga que pre-
'Mende se le pague de la real caja á doña Maria de Guzman.
*'l)or el salario que dice deberse á Francisco Ortiz de Ver-
'gara, por el tiempo que gobernó esta provincia, é lo en
^'contrario dicho y alegado por los oficiales reales, á cuyo
^'pculi miento vino esta causa, dijo: que revocaba y revocó y
^dió por ninguno el mandamiento librado contra la Real
"'Caja y libranza del gobernador Ilernandarias de Saavedra.
^y todo lo en virtud dello fecho, actuado y ejecutado, y
'** mandó que los oficiales reales no paguen cosa alguna por
^'la dicha razón; y lo que han pagado ellos y sus antecesores,
'''lo vuelvan á restituir y enterar en la Real Caja, y fecho esto
^*las partes pidan y sigan su justicia en grado de apelación en
''Ma Real Audiencia, asi, cuando y como vieren que les
''conviene; y asi lo proveyó, mandó y firmó. E¡ licenciado
178 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
^*don Francisco de Alfaro — Ante mi, Alonso Navarro, Es-
* ' cribano.
¿Que pudo tener en vista don Francisco de Alfaro al
dictar esta resolución? Acaso, el mostrar que su poder
como representante del rey y de la audiencia, era mayor que
el de esos superiores de quienes emanaban sus faculta-
dos?... Satisfacer tal vez el resentimiento del tesorero,
l>or los dias que habia sufrido de prisión, proporcionándole
el medio de satisfacer sus venganzas sobre los que le ha-
l.ian compulsado con títulos irrefragables? Perpetuar
la causa sobre lo que se debia á Ortiz de Vergara, para que-
ül fín quedase inmpago él y sus herederos hasta la última ge-
Pt ración ?... .
Y en presencia de semejante auto, agregado á los ante-
redentes que dejamos estudiados sobre sus determinaciones?
nspccto del servicio personal de los indios ¿no nos será per-
mitido negar al oidor Alfaro las calidades que se le han atri-
buido, entre otros, de rectísimo juez, por el P. Montoya; de
ministro interrinco, por el P. Guevara; de ministro háhV
incorruptible, diestro en manejar ¡os espíritus, y que nnia al
(f'sco de acierto, la firmeza de sus resoluciones, por el Deai>
Funes ?
¿ No estaríamos autorizados hasta para retirar la defensa
(|ue de él hemos hecho, respecto del doble papel que le atribuy«V
Azara con motivo de sus ordenanzas sobre servicios personal
de los indios?
Pueden inspirar confianza los actos de don Francisco de-
Alfaro, después de conocido el auto que acabamos de tras-
cribir ?
Como era consiguiente, los efectos de tan arbitraria re-
>ohi(»ion no se hicieron esperar. Los oficiales reales pro-
nunciaron la suya á su vez, para reintregar la caja de su
cargo de lo que se habia pagado á cuenta de salarios del go-
l^ernador Ortiz de Vergara, ejecutando á Francisco de Alaba,
marido de doña Maria de Guzman, y haciendo responsables,
por la cantidad pagada, al gobernador Sa^vedra, al juez co-
HERNANDARIAS DE SAAVEDRA. 179
ii isario, y al capitán Manuel de Frías, siendo Alaba puesto
en prisión apesar de haber apelado del auto de los jueces de
liDcienda.
Nada de estraño parecerá todo esto considt^rado el deses-
perante sistema de procedimientos que se practicaba entonctfS.
df (jue tenemos muestras muy elocuentes en ti proceso contra
Iiernandarias de Saavedra y en el relativo á salarios del gober-
n¿:dor Ortiz de Vergara.
Volvió, pues, la causa al tribunal superior, el cual, en gra-
fio de revista, con fechas 6 de setiembre de 1613. revocó el avj^o
apelado de los oficiales reales de Buenos Aires, mandando en-
tregar á la parte de doña Maria de Guzman sus bienes libres y
sin costas, espidiéndase en cons<»(»uencia la provisión quv^ de.ia-.
liios estractada.
XXXI.
Los Oficiales L'ealrs puestos ( n trasparencia.
Otro documento manifestado por el gobernador de Guay-
rá. es el que vamos á copiar:
**Este es un traslado de una carta que, según pa-
rece escribió Sebastian de Ilorduña, que el sobre escri-
to de «lia dice asi: A Francisco de Alaba, vecino de
la ciudad de la Asunción, y dentro della estaba lo del tenor
sji^uiente :
**Mi señor — El año pasado escribí á Vuestra Merced, y
í^espues acá otra vez, dando cuenta como recibí la ejecutoria.
V despaché dos duplicados á España á el capitán Manuel de
Frías ; y por que la última que de Vuestra ^lerced recil)í, me
djce Vuestra ^Merced, que no le he avisado, no me descuido
yú en hacer lo que me mandan mis amigos. Yo la despache
«•orno digo á Vuestra Merced, luego por dos vias; yo creo quo
la tiene ya IVIanuel de Frías en su poder, porque he tenido
earta del que la llevó, que fué á salvamento á España ; asi que
ya está allá. Plegué á Dios suceda como deseamos : asi que está
vn mí poder otro traslado y el original está en J<i Caja Rea^,
180 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
5isi q\if guardado está y muy bien. Escríbeme Vuestra
^Merced que mi señora prima está enferma, pésame. Nues-
tro señor le dé la salud que yo deseo en vida buena de Vuestra
Merced y de esa niña á quien beso las manos muchas veces ; y
^' uestra Merced me envíe á mandar, que lo haré muy de veras
— De Buenos Aires, hoy siete de julio de mil seiscientos quin-
00 años — De Vuestra Merced muy servidor — Sebastian de Hor--
4} aña.''
**Como todo ello consta por la dicha carta original que
(jtieda en poder de Francisco de Alaba, de cuyo pedimiento
saqué este traslado á la letra, y concuerda con su original, y
en fé dello lo firmé y rubriqué, en la Asunción en veinte y
seis de abril de mil y seiscientos y diez y nueve años. Tes-
ti^ros á lo ver sacar y corregir, Pascual Ramirez, y Luis Arias
y H( rnando Arias de Mansilla, presentes — En testimonio de
w'rdad, Francisco de Lugo, Escribano público y del ca-
bildo/'
Por este testimonio se viene en conocimiento de que.
rl original de la provisión de que hemos dado cuenta en el
enpítnlo precedente, estaba en la Caja Real de Buenos Aires,
es decir, en poder de los Oficiales Reales, desde el año de
3614, y sin embargo, esos jueces que tenian conocimiento do
?R(|uella disposición superior, continuaban ejecutando á Her-
1 andanas de Saavedra por la partida relativa á salarios del
fíobrrnador Ortiz de Vergara, y conservaban oculto el docu-
P'ícto que debió haberles inspirado un proceder muy dif'í-
rrnte.
XXXII.
Conffsf ación dd Defensor y auto de los ministros,
Evacuaiido el traslado que de la última petición y docu-
fensor de hacienda, produjo esta la contestación que vA á leer-
mentos present^.^os por Ilernandarias de Saavedra se dio al de-
s.» en vista de la cual los ofic iales reales dictaron el auto que
Ifinibien copiamos.
HERN ANDARÍAS DE 8AAVEDRA. 181
'ajilan Cardoso Pardo, detensor d-e la Real Hacienda, ea
la causa con Hernandarias de Saavedra, gobernador que fué
desta provincia del Rio de la Plata, sobre los veinte y dos mil
y tantos pesos que debe á la Real Hacienda y caja deste puer-
to, de mas de diez años á esta parte, digo: que de una peti-
ción y de un traslado simple de una llamada ejecutoria y
curta misiva que presentó para dilatar la paga que tan justa-
r lente debe, se me dio traslado, y su tenor supuesto, digo:
c^ue no tenia obligación á responder, por que no es jurídico
ni de sustancia lo que dice y presenta, y sin embargo de jus-
ticia Vuestras Mercedes deben despachar persona á la ciudad
do Santa-Fé, que tengo pedido, por los esclavos, ganados,
carretas y bueyes y demás bienes que por esta causa estau
fk^crestados y depositados en ella, por lo general del derecho
y por que la dicha deuda que debe tiene gran justificacicm, li-
quidación y ejecución contra el dicho Hernandarias de Saa-
vidra, que, de su autoridad, con violencia precipitada, sin
trner licencia de 8. ^I. sacó de su Real ('aja los dichos pesos,
que en derecho lo semejante es despojo, y, como tal, por juez-
competente, visitador general, oidor y letrado está condena-
do, y por el tribunal supremo de la Contaduría Mayor destos
reinos; y habiendo sido ejecutado en la ciudad de la Asun-
X'ion por via de apremio, en tiempo del gobernador Dieg^>
Warin Negron y también «en este puerto, tuvo negociación y
trazas para apelar y que se le otorgase la apelación para el
líial Consejo de las Indias, y aún que no se pudo hacer, se
If dio tres años para traer mejora, y son pasados nueve y no
]o ha traído; y otros sus acreedon^s han cobrado de los
dichos bienes; y dio á doña alaria de Sanabria, su hija,
treinta mil pesos en dote con don Miguel de Cabrera, vecino
di» Córdoba, y se los entregó ; y ha vendido negros, ganados y
otros bienes de valor, y enviado á la dicha ciudad de Córdo-
la* y cada dia se van consumiendo los pocos que Vuestras
Mercedes tienen secrestados, y 'ái se dilata el traerlos á esta
4 iudad, será ocasión de se morir y consumir, como es público
qiic se ha muerto y huido algunos de los dichos negros ; de mas
18¿ LA BEVI8TA DE BUENOS AIRES.
<ii»e esta causa es de apremio y no ejecutiva, y la llamada
('.jecutoria que presenta, sacada a su modo, sin mi cita<^ion.
av» fué litigada por el dicho Hernandarias, sino por otro
t^Tcero contra quien está reservado el derecho de la Real €a-
ja en cantidad de ocho mil pesos; que cuando caso negado
futura bastante recaudo, restan catorce mil y tantos pesos
y lo que le está secrestado agora por Vuestras Mercedes
Ui» importa seis mil, y se dejó «estar preso por no pagar; y
debe muchas deudas, como es notorio y no paga á nadie; y
do próximo se aguarda el juez de su residencia y conforme
¿ derecho, si algún salario se le debiere en la Real Caja e?
jara el seguro de dicha residencia, por no haber cumplido
con las ñanzas que tenia obligación á dar; y pues Vuestras
JMercedes tienen recaudos bastantes para cobrar por apremio
y orden del señor Fiscal del Real Consejo de las Indias para
ha(*er esta cobranza, no es justo se entretenga mas tiempo. Por
todo lo cual y lo que mas hace y hacer puede en favor de la
l?eal Hacienda.
''A Vuestras Mercedes pido y suplico, y hablando con el
dol.ido respeto, requiero, que, sin hacer caso de la dicha
p<'tJcion y recaudos simples de contrario presentados que
lodarguyo civilmente, y en caso necesario, manden hacer
según y eotno tengo pedido por otros mis escritos, despa-
<hando luego persona á la ciudad de Santa.-Fé por todos los
luchos bienes, para que por la dicha via de apremio se ven-
dan en esta ciudad, donde el dicho Hernandarias de Saavedra
<Ktá detenido hasta la real paga que no le escusa de ella nin-
pma fianza que haya dado ó diere, antes es deudor por la
retención de los intereses, á diez por ciento, conforme á la
ley real, que protesto pedirle á su tiempo, y la culpa que en
hfiber sacado de la Real Caja la dicha plata, de hecho
y contra- derecho, tiene; que en lo asi Vuestras IMercedes
mandar hacer harán lo que deben y son obligados con jus-
ticia, y de lo contrario protesto lo que protestar me con-
viene, y sobre todo pido justicia y costas, etc. — Jí/aw Cardoso
Pardo.
HERXANDARIAS DE SAAA^EDRA. 1S3
Auto — **En la ciudad de la Trinidad, puerto de Buenos
-L\ires, en veinte y siete dias del mes de agosto de mil y
seiscientos y diez y nueve años, el contador Luis de Salcedo
Y el capitán Simón de Valdes, tesorero, jueces t)flciales Reales
^lo este puesto y provincias del Rio de la Plata por Su Ma-
jestad, habiendo visto estos autos digeron que sin perjuicio
<it lo hecho y proveído, embargado y secrestado hasta hoy.
y fianzas que estuvieren dada«, dejándolo todo en su fuerza j
vjiíor y derecho interior, sin lo innovar ni alterar en cosa
^jguna, mandaron se notifique á el dicho Hernando Arias
tic Saavedra, que dé fianzas legas, llanas 3' abonadas de la
seguridad de todos los bienes que le están embargado» v m^
(Testados, para los traer ante Sus Mercedes á esta ciudad
Ciula y cuando se mandare por Sus Mercedes, 6 por otro juez
<:ompetente, para el entero y paga de los veinte y dos mil y
tantos pesos que debe á la Real hacienda, como consta de
los autos desta causa, con apercibimiento que no las dando,
se proveerá lo que fuere justicia; y así lo proveyeron, man-
tlaron y firmaron — Líhs de Salcedo — Simoyi de Valdez — Ante
MÍ, Gaspar de Acevedo, Escribano de Registros y Hacienda
Real.
MANUEL RTCARDO TKELLES.
((*t)ntiniiará.)
DON FEDERICO BRANDSEN
Capitán áe caballería del primer Imperio francés.
CabaiUero de la Real Ord-en Itali'ana de il-a Coroaa de Fierro^
Condecorado <»'0n Ikii Lf.-jion de He ñor,
Ayudanta del Príncipe Eujenio;
Coronel de caballariía d'e la Bepóblioa Ar^ntina.
Capiíta'U die la. misma atitma en el ejéa>cíto de Chile,
Jeniemal d<e Bnigiadia d«l Perú,
Benemérito de lai Orden del Sol,
¡etc., etc., etc.
(Co-ntioMiacion.) (1)
V.
Según se ha dicho, quedaba -en el cantón del ^laule la
columna de operaciones de la frontera Sud, compuesta d(^
las tres armas después de su infructuosa demostración sobrtí^
Chillan — cuando en la tarde del 24 noviembre 1818, en cir-
cunstancias que las salvas y dianas festejaban frenéticamente
la noticia oficial recibida esa mañana de la captura hecha
p<.T la escuadra patriota de tres buques enemigos con ()()(>
hombrías de línea á su bordo — se incorporaron los coroneles.
Freiré y Escalada, nombrado el primero Intendente de la
l'rovincia de Concepción y comandante de la división de
vanguardia, y el segundo encargado del mando de los * gra-
naderos a caballo.'*
1. Véase la páj. "5 del tomo XI de **La Revista de Buenos Aires.
17
CORONEL BRANDSEN. 185
Ese dia, desempeñaba Brandsen el servicio de avanzada,
ilístacado en el paraje de los Cardos, con el objeto de vijilar
)í;s dos pasos que desde el Perquilauquen conducen á la villa
del Parral. Posición fácil de sostenerse con poca jente, por
la naturaleza del terreno, puesto que pasa el camino entre
tíos colinas que forman un valle cenagoso y cubierto por uu
monte bravo — allende las cuales y casi perpendicularmentc^
á ollas, existe en la llanada un paso impracticable .
Contra las reglas del arte, se le impartió la orden, qui^
¿ la aproximación de la noche, retrocediese con su fuerza y
ccupára el campo que se encuentra á 10 ó 12 cuadras de-
ambos pasos, y se mantuviese así hasta el alba, hora en que
diíbia retomar su primera posición — De esta medida podia
resultar, observa Brandsen, ''que encontrando el enemigo
desguarnecidos los pasos enunciados y apercibiendo de léjo*
nuestros fuegos, se deslizase en el llano cirniéndose á derecha
í izquierda, para ir á colocarse por nuestra retaguardia, es:
díHíir, entre la villa y nosotros, acuchillando ó tomando el
í'Uesto, sorprendido y atacado por donde menos tenia que
recelar. Empero, aun cuando conociera perfectamente lo in-
conveniente de esta retirada, la ejecuté, haciendo que la tro-
pa pasase toda la noche sobre las armas, espuesta á un viento
1 orrible y á una lluvia casi continua — La mayor parte de
mis granaderos, estaban medio desnudos, y sin embargo, no
oí un murmullo en hombres tan aconj^ojados.'*
A las 6 de la tarde del 25, fué revistado el Rejimiento por
el coronel Escalada, terminada la cual, reunió á los oficiales
para exhortarlos á que adoptasen una conducta mas severa-
y redoblaran los esfuerzos y la armonía que debia reinar en-
tre ellos si querían volver al cuerpo su antiguo lustre. ílste
nc tardó en cambiar de aspecto militar x>oniendo de relieve
la actividad y celo del nuevo comandante que dos dÍHK
después de recibirse de aquel (27) pasó por las armas un-
desertor del núm. l.o y castigó á varios soldados, de los
(lUe uno había herido á otro de sus camaradas, quien por
186 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
liaber perdido su carabina, y los restantes faltado á la lla-
mada.
En este ínterin, (26 de noviembre) recibió Brandsen una
carta de su amigo al coronel Necochea, y una orden del ge-
neral San Martin, llamándolo con urjencia á Santiago. — Pe-
ro deseoso de aprovechar la oportunidad que se le ofrecía
para recorrer un país enteramente desconocido, y mas que
todo, persuadido que el cambio de Jefes, iba á imprimir otra
dirección á la guerra y terminar con la vida aburrida y des-
ri oralizadora del campamento — obtuvo del coronel Escalada
^íl favor especial de concluir la campaña al lado de sus queri-
dos granaderos, verdaderos tipos de disciplina y coraje.
VI.
El nuevo Jefe de la división, don Ramón Freiré y Serra-
do, era un joven de hermosa figura y formas atléticas, cuyo
cuerpo parecia fundido para resistir á los mas fuertes dolores
y recorrer todas las escalas del valor. Cadete de dragones
de la frontera on 1811, hizo sus primeras armas con Carrera,
bajo cuyas órdenes se acreditó de guerrillero consumado en
loK combates de Huilquelemu, Talcahuano y el Quilo. Res-
l)etado por la muerte en un abordaje, asiste á la encarnizada
defensa de Rancagua que fué para Chile una lección severa
ii la vez que una decepción amarga — Emigrado en nuestra
República, cuando vio abatidas tantas esperanzas! no trepi-
da en asociarse a Brown, ese faro que tan alto alzó la glorin
jtríentina sobre las aguas, y á su lado arremete la temeraria
-empresa de arrancar a los españoles el cetro del Pacífico, y
í>in mas estímulo que su arrojado entusiasmo por la inde-
pendencia, después de contemplar las faldas orientales de la
cordillera, fué á sentir las corrientes borrascosas del Cabo
tni el verano de 1815.
El Callao de Lima y el remoto Guayaquil, son saludados
¿ bala por las naves republicanas, que faltas de los elementos
iiecesarios para llevar á cabo una tentativa seria, vuelven la
1 roa al Atlántico, no sin haber dado antes una buena lección
CORONEL BRANDSEN. 187
íil enemigo común en el asalto de Punta de Piedra, en el
que luce en primera línea la espada áe Freiré.
Incorporado al ejército que organizado en Mendoza de-
bia escalar los Andes, recibe orden del jeneral San Martin
para internarse por el Sud y apoderarse de Talca, consagra-
dla ya por la sangre de dos héroes (11). Operación difícil y la
(jsi^ á posar de los cortos recursos puestos á su disposición,
llovó á término al mismo tiempo que el Gran Capitán ar-
¿íontino se cubría de gloria en la cuesta del Chacabuco.
Tnido á Las Heras, vence en Curapaligiie y dueños de
Conc. ])cion que ya no resiste, van á fijar sus reales en el
(erro del Gavilán.
Su bella conducta en la toma de Arauco le vale la con-
iltM'oracion de la Lejion de mérito, para irse á distinguir en
isíguida en los llanos de Mayo donde hace 'prodijios dé
círaje con los ** cazadores á caballo'' hasta que consigue do-
l;Uir los bríos de la caball-eria española que se bate á su frente.
^segundado por otro intrépido chileno, el comandante San-
tiago Bueras, que menos feliz que su compañero debía su-
cumbir aquel día sobre el cuadro de Burgos y el cual á
l>revencion de romper su sable, e^mo le acaeció en un lan-
ce igual, habia ceñido dos al cinto.
Tales eran los méritos contraídos por el nuevo Intenden-
te de Concepción, llamado a reemplazar al coronel mayor
7fl piola, que discípulo de la vieja escuela y marino por voca-
ción, no era apto para la clase de guerra que era necesario
b;jcer en aquellos desolados parajes/ en que tiene una gran
ÍDfluencia para su mejor éxito, el conocimiento práctico y
topográfico del terreno, cualidad que reunía Freiré, guerri-
llero insigne, acostumbrado á esa vida de aventuras y perpé-
11. El Oorowel dckTt Cários Spagno y oficial Game'ro, muertos
■í:'<ítf"J'Osame.nte defendiendo la« ea'lWis de aqiielia eiiidad e<n marzo
de 1814— (V. **E.* Mon-itor Ara«oafn«o'' tora. Z.o n.o 6, donde se de-
Ij^llan lo» últlmoa •momen'tos de ^tqu'e'llai) alnvas romíiini?«) — -El Je-
^^^al (íuldo era casado con una hiia del heroico Espaj^no, (doña
Ti lar.)
188 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
lua actividad, en que cada momento es un peligro ó unii
emoción, y capaz de galopar dias enteros al través de mon-
tes, sierras y pantanos, salvar rios caudalosos y lavorecidi>
por las sombras, caer de improviso sobre el enemigo fati-
gado de no poderle sorprender. (12)
Puesto al frente de la columna patriota, qu-e á pesar de
su inacción conservaba aun su buen espíritu, se ocupó sin
pérdida de tiempo, en la organización de las milicias de ca-
halleria de Cauquenes, á la vez que reunia los cívicos de in-
fantería y averiguaba nuevas de los españoles. ** Estos están
bastante apurados (escribía á O'IIiggins) ; todas sus fuerzas
consisten en las que Sánchez retiró de Concepción á los Au-^
y,?\QS con ánimo de hacer allí la defensa, y en la división d(?
Ijantaño que está en Chillan y se compone de 600 hombres."
En esa carta, que lleva la fecha de 26 de noviembre,
espresa la desmoralización que reinaba en el ejército enemi-
h"> como de las esperanzas alentadas que abandonasen sust
banderas muchos oficiales de los recien llegados de España,
puesto que tres dias antes se habían presentado a las avan-
zadas, un Sarjento ^fayor, un teniente y dos subtenientes
del rejimiento ** Cantabria", que profesando principios libe-
T?iles, simpatizaban con la causa americana y no queriaií
servir de instrumentos de opresión.
Entre tanto, reorganizado el pequeño ejército de opera-
ciones, provisto de víveres y medios de movilidad, y refor-
zíjdo con el magnífico batallón de los Andes, (cuya llegada h
Talca se acababa de sa])er) una compañía de cazadores de la
escolta de O'Higgíns y una batería de artillería — á las 8 de
la mañana del 19 de diciembre se movió del Parral con di-
n'C( ion á San Carlos, en el siguiente orden de marcha : —
La vanguardia la formaban dos compañías de infantería
12. Fr.Hre na<ei6 oii la prov'ra"C.ÍA de Sfint'ag-o (Chile), el 29 <\&
ii«>vi\'ii:;bre 1787, y fallec/ó en e': ran^ífo d« Capitin general el 9 de di-
i'jembre 18ól, doíapue» de haber ocupado puestos de alta importancia
011 'la admin'Htra-c'io'n de «u pais.
CX)RONEL BRAXDSEX. 189
y «na de caballería á las órdenes del coronel Andrés del Al-
<'ázar. (18)
Número l.o de Coquimbo, comandante Isaac Thompson.
•^porteño).
Número 3 de Chile, id. Agustín López, (penquista.)
Artillería con 6 cañones de montaña de á 4 — comandanti?
ícapitan Juan Pedro Macharratini, (araucano.)
Granaderos á caballo, mayor Pacheco, comandante Esca-
lada. .'^^ porteños.)
Cazadores de la escolta del Director.
Después de una marcha de tres horas, que el calor, la
TÍolencia del viento y el polvo del camino hacían penosa á
l<»s soldados, llegó la división sobre el Perquilauquon que
pasó por el vado de la Caiñlla Vieja, paraje en estremo pin-
toresco y agradable, para ir á tomar posición á una l'^iís:a
-do allí, entre la *' Capilla Xucva^' y la casa de la hacienda de
Niqueno — veriñcando su entrada en San Carlos a las K^ del
■<lia .sií^uíento — donde se incorporó á las 7 de la tarde dri '2\
^] batallón de los Andes al mando del coronel Ruderindo
Alvarado, (salteño) que iba desde Santiago á ponerse á las
/órdenes de Freiré.
Mereciendo Brandsen una especial consideración de su
<oronel, y siendo preciso vijilarse los movimientos del ene-
migo le confió el mando importante de la gran-guardía. es-
lablecida el 22 en el punto de Aquimavida que domina las
13. Kste ofifiail. que goTí-.bfi de un créiüto dieítinguido por sus
virtude-s y siui bizarria, tuvo la gloria de ser **el .primero", que al
frtiuta de 3G0 *Vpenquiíitafi'' (y solo 1(K) según alguno.) segundado por
e\ comanalaiite Mig^iel djel Rio, trep^ loe Andit»s en 1811 y li\>gó á Bue-
iir.s A¡re« desde Chille enatuxilio de la revolución d«e mayo. Xo s-'ejndo
■nt^coí^ario s-u concurso ^n jun."o de 1813, repasa \t?.\ eordálleríi con sus
fueizas, y eintró en S-intiago el ó de julio inmediato, dejando trazada
la ruta que dos me-?es mas tarde debia Regniir '.'a divis'on de c-?rc" > d^
1(HH) hombreií del coronel don Santiago Carreña (Córdovés) — «desj)»-
<iiuda }u)r el gobierno argenti-no en retribu-cion do aquel ini,po.rt: into
íif»rvIcio — Alcízar, á su regreso d? Xacimicnlo en el primer tercio del
r^ÍH» 19, fue 'a.?'ei»'nadi> con varióos oficialpfi por el dí^^aVria'do ba.ndole>ro
Vicente Beuavitles, qu? violando la fé de una capitulación, no res-petó
5íu*í caras ni srs serviciué?.
190 LA EEVISTA DE BUENOS AlBES
\oredas que conducen á la villa de San Carlos, desde los
viulos del Portillo, la Cocharca y Dadinco.
Fijado el 23 para abrir las operaciones militares, desde-
bien temprano se notaba una actividad estraordinaria en ei
campamento patriota. Después de la revista de armas y
iiiuniciones, convocó Escalada á los oficiales de su Re ji mien-
to y les previno confidencialmente, que á las 9 de esa misma
j oche, debian ponerse en movimiento con el objeto de sor-
prender al enemigo en Chillan, cuya fuerza total según no-
ticias, no pasaba de 400 jinetes, en su mayor parte volunta-
rios d^ milicia.
El coronel Escalada pertenecia á esa juventud ardorosa
(jue á la voz májica de Patria y Libertad, abandonó gustosa
Lus aulas y las comodidades de la vida, para empuñar la es-
j.ada vengadora, que no debia colgarse mientras no se es-
j.:ulsara al último opresor estranjero que desde Anahuaca.
hasta la Patagonia helada, hacian de la América un san-
l<riento campo de batalla y un inmenso osario. Ayudante
de San Martin, la punta de su sable inscribe su nombre eo
íí^au Lorenzo el verano de 1813. Rendido Vigodet se tras-
lada á Mendoza, y oficial del inmortal ejército de los Andes,
su bota granadera escaló la nevada cordillera, y de la pu-
janza de su brazo son inanimados testimonios Chacabuco,
'ihkahuano, y Maipo! Creado en los campamentos, fami-
liarizado con los peligros de la guerra y formado en una es-
cuela ríjida que desarrolló las dotes que como guerrero y
como patriota habia tráido al nacer, hermanaba al temple
de un soldado, la esperiencia de un militar á propósito para
educar oficiales que inspirasen confianza á sus subordinados-
y respeto á la ordenanza. (14).
14. Kste «'íirgentino qii-e comiendo e\^ tit^nipo d-ebia «Icanaar los
primeros ^iTaíi(i« <*=n la milicia y dej^empeñíaír <pueísto<s á~s suma im-.
pfrrtaineia en «ii p:<tria, fué hijo d? don An-tonio José Escalada y
áoñ'd Tomias^a de >a Quintanta, nacieindo en Bu«nos Aires e-l 17 díC-
jpniio de 1795. T'^ni'ü de «ivs hermaníis, (dcña l?*^medi.o«) era ca^aida
<M)n «e! general San M/rtin, y á este propósito ha cóttservado la.
trad'Híifiu una anéc-dota íjue vamo^ á -c-onai gaar. Cif^rto di«, depoff-
CORONEL BRANDSEN. 191
En aquella reunión mas amistosa que militar, logró con-
ijiover á sus subalternos eon su elocuencia llena de enerjia y
^patriotismo, manifestándoles la satisfacción que esperimen-
taba su alma viéndose por la vez primera á la cabeza de los
bravos ** granaderos ;' * la necesidad imperiosa de lavar la
aírenta impresa al Rejimiento por un oficial salido de sus
filas (Millan) y la confraternidad que debia reinar entre
los oficiales cuyos esfuerzos unánimes asi como los de los
s«>]dados no debian tener otro fin ni mas norte que con-
quistar la amada independencia, etc. Se ocupó en seguida.
<|í' esplicarles el plan de ataque que pareció sabiamente com-
binado.
El Rejimiento entero (fuera de una compañia, la segun-
da del cuarto escuadrón y un destacamento de 11 hombres
<i5jpleados en otra parte), debia salir de San Carlos á las í>
:!'» esa misma noche, para llegar sobre el Nuble antes del
ail>a — emboscarse allí entre los árboles de la margen dere-
cha hasta las once del di a, momento que se calculaba qut"?
el enemigo, no sintiendo novedad alguna por ese lado del
rio, retirase sus grandes guardias y largara sus caballos en
los potreros. Aprovechando esta coyuntura, debia pasarsi*
el Nuble, marchar directam^ente á Chillan, y atacando allí
a los españoles, sorprendidos y confusos apoderarse de su
caballada, almacenes y munición.
Desgraciadamente no se ejecutó a la letra lo convenido.
En vez de salir a las nueve de la noche, no se movieron
hasta las once; á esto se agrega que el rejimiento mal cou-
t'-emdo Escaldada con otros aficjiales, quiso la ci'mialidad que pa^
sári San Mairtiin innied-'afto á «quolla reunión. Todos los cÍT-cuns-
túntes devolvie«roai ef f*aludo atento d«e au írefe, me«no« el cuñado,
qiiie, 6 TiK> vio ó v^atido d;e la íntima co.nfia/iia3 qu? d'p'be reima*
entre persona-s de una niimna familia, creyó ese.usado tocarse el
eláí»t:Vo. Esto bpistó paT;': que flipercibido del ht^cho con sai vista
de ágiii'.la, de^-uvip-ra pI paso y volvien-do üni cara le dijiese en tono
biujaco — '^* Señor EsiCialiada, j»' «o co'n pico, ala con ala, yo no me casé con
iisted sino «^on su hermana.'' Apostrofe que siir.nificaba al subalterno
abocho-rnado, que no existia eci el mundo vínculo «^«l^ino capaz de re-
In.iar la .«severidad que siempre caract^rzó á aquel cieg^o observante die
la Ox.de.nanz3..
192 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
<»ucido por sus guías, hizo un falso camino, dando una gran
vuelta, y con la primera luz del dia, recien pudo emboscarse
^ii una hondonada distante aun del vado de Dadinco una
Ihrga legua y media, y desde donde podia ser reconocido
por el enemigo, que ya dejaba apagar sus fuegos, relevaba
íjus centinelas y desprendia sus descubiertas ó patrullas re-
<3í>nocedora«.
En tal emerjencia, solo quedaban dos partidos — ó retro-
í^radar dando la empresa por abortada á fin de mejor com-
binar el tiempo y lugar de una nueva sorpresa — ó marchar
<lo frsnte sobre el rio y bandearlo sin demora. A pesar de
lodo nada se hizo. Perdieron 4 horas en la hondonada enun-
ojada, y cuando desembocó para marchar sobre el vado, todo
el rejimiento quedó á descubierto y entonces piído ser visto
•cUsde las alturas que sin embargo de dominar la orilla iz-
<iuierda del Nuble, distan casi dos leguas de este.
Precipitada la operación y confiada la vanguardia al ca-
liitan Cajaraville, luego de salvar el obstáculo del rio sin
<lifieultad alguna, fué á formar el Rejimiento en el llano de
<.liillan, dividiéndose en tres columnas de ataque por escua-
<1 roñes que se pusieron á las órdenes del comandante Nicasio
líaiiiayo y mayores Benjamin Viel y Anjel Pacheco. Ha-
T)iendo avanzado en este orden, se observó que aquella plaza
liabia sido evacuada por el enemigo que seguia replegándose
al sur, sin embargo de haber aparentado estar resuelto á
<Yiizar sus armas tan luego como los patriotas iniciaran la
i^ampaña.
Xo obstante de que se omitió destacar un escuadrón en
■(oportunidad para cortar á los españoles, como hubiese sido
fácil hacerlo, circunstancia que malogró en mucha parte las
ventajas que se prometían de la empresa — el héroe de la
hacienda de Valdivieso y del Parral, Cajaraville el de bra-
vura proverbial, apurando sus pocos caballos, atraviesa sin
<i€tenerse la ciudad abandonada, y sostenido por algunas
otras partidas de *' granaderos*' pica la retaguardia enemiga
CX)RONEL BRANDSEN. 193
\ se entrevera resueltamente con esta sin reparar en la corta
fuerza de que dispone.
Aterrados los españoles por esta atrevida carga, lejos
lie oponer alguna resistencia, emprenden la fuga. Llevada
la persecución por espacio de dos leguas, y desesperando dar
iilcanee á los fugitivos, se mandó hacer alto y el Rejimiento
retrocedió con el objeto de acantonarse en la Villa. Loa
resultados de la jornada, se limitaron. á una veintena de
iiiuertos y probablemente igual número de heridos, cinciien-
trt caballos ensillados y varias armas y municiones que arro-
ja» el enemigo en su derrota. Las pérdidas de los patrio-
ías no pasaron de un muerto y dos heridos.
Mientras esto . tenia lugar, el grueso de la columna que á
las órdenes inmediatas de Freiré, seguia el movimiento del
litjimiento de granaderos, después de un corto tiroteo co"
las i)artidas realistas, apostadas en la« márjenes del Nuble
atravesó este río por el balseadero de Cocharcas, y ocupó á
( hillan al caer la noche del mismo dia veinticuatro de di-
riei libre.
A todo esto, el lastimoso estado á que se encontraba
reducida la belicosa provincia y ciudad de la Concepción
que desde tanto tiempo atrás, era el teatro de una guerra
(IcsvaMadora, reclamaba con urjencia la presencia del Inten-
c:ente Freiré — razón por la cual, asi que se le reunió el bri-
gadier Balcaree con el resto de la división que llevaba d'3
í?j;ntiago, resignó aquel el mando de todas las fuerzas y se
dirijió á su destino por los caminos de la costa, á donde llegó
el 25 de enero de 1819.
Esta penosa campaña tocaba pues a su término y la
suerte de Sánchez y su ejército estaba en vísperas de jugarse.
AXGEL .T. CARRANZA.
(Continiia^rá.)
DESCRIPCIÓN HISTÓRICA.
DE LA
ANTIGUA PROVINCIA DEL PARAGUAY.
(C(>llíti•D^lacian.) (1)
Habiéndose retirado Belgrano á la otra banda del Para-
ná, fueron conducidos á la Asunción los prisioneros, dond(^
los. tuvo Velazco en un marco en medio rio, mientras que se
preparaban dos ó tres buques, para conducirlos á la ciudad
de Montevideo, á disposición de aquel gobierno, como se eje-
puto. El conductor de ellos fué un gallego llamado r/o??
Carlos Ge noves, capitán miliciano, que sin mas mérito »iuo
el de haber sido escribiente pendolista del gobernador don
Lázaro Rivera, antecesor de Velazco, obtuvo el grado de ca>
pitan de milicias.
El general Cabanas, después de haber prometido al ge-
neral Belgrano, y asegurádole que tendrian buen suceso sus
proposiciones quinta y sexta, á saber, que no se les seguiría
perjuicio alguno á las familias de los individuos que siendo
de la causa sagrada de la patria, se constituyeron á viv'»r eo-
el ejército auxiliador; y que se diese libertad á los ))risione-
ros tomados en Paraguari y en Tacuari, para que volvi.^sen
k incorporarse en sus rejimientos, ni aun interpuso su me-
iliacion con Velazco, á favor de estos.
1. Téa»e la pajina 46^ del toM^ Xi,
*'
PARAGUAY. 195
El gobernador Velazco, que ya se consideraba un señor
absoluto y arbitro de nuestros destinos; y que en su lisonjera
y engañosa proclama de 4 de febrero anterior, había trata-
do de rebeldes á Belgrano y á todos los que se hablan dechi-
rado adictos á la libertad de la América, ordenando ademas
ú los gefes de las villas y de campaña, que redoblen su vigi-
lancia, continuando sus rondas y patrullas, para que no se
introduzcan personas sospechosas, y papeles seductivos; y
se les envien á los qu<e los oculten — miró con alto despre-
cio las proposiciones de Belgrano y la promesa de Cabanas,
apresurando la remisión de los prisioneros á Montevideo, á
cargo de don Carlos Genovés, á quien enviaba con ooderea
para pedir armas y dinero y á combinar el plan de opí:--.t.^a
abierta á la Junta de Buenos Aires. Con esta comisión
marchó Genovés.
El gobernador Velazco, ingrato al favor que le habían
hecho los paraguayos, en restituirle el gobierno de la pro-
vincia, que por su vergonzosa fuga del ejército en Paragua-
ti. (después de haber prometido en el Congreso de 24 de ju-
lio del año anterior que se sacrificarla por nosotros) lo lial)ia
perdido, licenció á este en Tacuari, sin paga alguna; voló á
^Misiones con sus adheridos aduladores y lisongeros, no ii
otro fin que al de divertirse, y hacer tributar los honores
del triunfo, que no los merecia. Algunos dias se mantuvo en
el pueblo de Santa María en regocijas y fiestas, no á su
costa, sino á espensas de aquel vecindario pobre, y volvió :t
la Asunción.
Como él se habia investido del alto carácter de legíti-
mo representante del señor don Fernando 7.o en el Paraguay,
condecoró á don Fuljencio Yegros con el grado de teniente
coronel, y le nombró gobernador de Misiones, en cuya vir-
tud quedó este con alguna tropa en el pueblo de Ifapua.
Instruido allí por el referido capellán y por su hermano
el capitán don Antonio Tomás Yegros, que con la comuni-
fa«ion familiar que tuvieron con el general Belgrano se ha-
Wan instruido y cerciorado del verdadero objeto á que el
195 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
pueblo (le Buenos Aires y su Junta Gubernativa dirijian
MIS miras, é invitaba á los demás pueblos, que formaban el
ostinguido Vireynato del Rio de la Plata, á un Congreso ge-
neral, para que reunidos en él los diputados de las provin-
cias, determinasen y designaran el supremo gobierno que ha
de regirlas en representación del rey don Fernando 7.0 du-
rante su cautiverio en Francia, eligiendo cada provincia por
íii la forma de su gobierno particular que mas le convenga,
íso necesito de mas don Puljenoio Yegros; abrazó cuanto pro-
puso Belgrano, y se resolvió sin hesitación k contribuir por
811 ])arte al logro de la remoción del gobernador Velazco.
Pero como se hallaba á 70 leguas de la Asunción, donde se
l:H})ia le ejecutar la revolución convenida, y carecia también
de conocimientos y talentos necesarios para dirigirla, con 6r-
<íen, cordura y acierto, a fin de evitar las desgracias, horro-
r^'s y funestas consecuencias que regularmente suelen resultar
<ic las revohiciones contra un gobierno legalmente establecido:
i.0 pudo él efectuarla en persona, ni tan pronto como se deséa-
la» Se le liabló al doctor don José Gaspar Francia, quien con-
viniendo en dirigir la empresa instruyó el plan que se habia
de efectuar. {sicU!) (58)
óH, Esta apreciación del «.utor, «? camplet-a>miente ixprónieía, puesto
íiiH' Fpamciía, .cK>mo e» hkn sabido, vivia. retirado en sai chacra de Iba-
raí y fué .del todo ajeno á los mamorables a^iceaa? del 14 de mayo, -pnw-
parados y dirijidos '*. principalmente'' .por miestro di9tingaiido'coiiij>a-
triota e.1 doctor don P.edTo SomelLtra, qiio desempeñaba eatonees la
-:\ señoría del Crobcrnaílor del Pa-raifimy.
Eíí ?.stpa.ño á la verdad, q^i»? «n contemporáneo de :¿qiiella revo-
íl'.M-ion coFno lt> era Molaa y á quien oo podemos ©liponer lignotranite
íi(- un luMího tan conocido, haya siflicmciado en bu reliato, el niombro
cu'i j^ersoiiaje qite .fuj^ó el rol m«« conspicuo, paro 8u•plant:lr^^^ al
-•nícuo FraiKMia, que sin n::ingun -amiteciedente, aprovechó de eMa en
benefiíio í>ropo, de-í-ipiM'?* de pi»rseguír y dar muerte á sus aut<Hnee.
Kmi>e.r«, como a nota dores de este libro, nuestra tarea nos im^\4e .
tolerar «e eoitronice la iinnnisticia y ¿«e confirme el error, trat&n-
<j<»Ke de reivi-ndicar un..i gIo>ri-a macionial, sin n:»?)noscabo de la verda»!
i JKtór.'ca. **mj.»í?a'' rijida y desafiaaioinada qu'^ babitando das regiones
F'.»rwi.a¿§ .í»fTo heladas del tiempo, fué detwii' tda ma» die un» vez por
el ciego espíri'tu locAÜí^ta. Razón de wr.Hí», que mu»eve nuestra plutna
n ttazT algunas línesB sobre los servieioe de aquel beneméri:to «r-
.ionMiio.
líijo de don Andrés de Someí'leíra (Montañés) y doña .ToMifa
PARAGUAY. 197
£1 capitán don Pedro Juan Caballero, encargado de ob-
cerrar en secreto las medidas que tomase el gobierno para
frustrar la revolución, sabiendo que se le habia descubierto al
Giiti6rrf»z (;portiefiai) , nació don Pedro en Bu^<noe Aires, el 19 d«
cetnbne <]ie 1774 y falleeió en ducha ciudad á k» 10 de Ja noche
del 4Jk>iningo 6 de agosto de 1854, d-eepuiee de ii»a vida eonsagrada por
entero al s.n'vieio público y á ]a endeóaoza de üa juventud de aimbas
orilks del Plaitia.
Oolejial da San Oáiíioá, donde adquirid los <'onocim¿e»ttto8 m-
d'ineintiai'ies, p«»ó al de Monsenrat en Córdoba, ©n cuya Univeríi"dad
se graduó en ía facuHad de juiriaprudeacia y en 1802 ao rec'bia de
c- bogado en est.-.'ii audiencia-, la euaÜ te no-mbró en t-egaidA Defeasor dtí
pobres y memopes, cargo que ejerció haeta el mes d!e junio do
3 800.
£fectu<ada la .invasión de Beire»foi!d, ab»ndooi<ó el foro para to-
ittfiír una espada em íai« mainos de etud-^dano y con'ti>ibuyó á ki
Be4«4yn<(uistia s.Tvlendo en un piquet-e de la eoimpañi» dt» Catalame®
ó M:: ñones — di»ting«ié»ndo^«^ e-n las g^erriülas que 59e trabaron el
10 de «i'goeto, conitiJMja.ndo su» servicios híFita la rendición <le¿
Juglefi.
No hablé ndone disipado los tt'-moretí de otra •t'eintativa i>o.r parte
fie I« Oran Bre<taü(a, en se^iembw (ISOtí) sentó püaj&a Ae soldado
en el cuerpo que habia elegido, pe^ro «in «sueldo ni grati-fic-;;cion
«rlguiKi, e-oniraiTr-ondo en o<tras, á la fl'ñida acción He Miserer*
(2 de julio 1807) y al ataq-ue diir¡.gido contra 8a.nto l)on>ingo, env
cuyo convento conio es notoríio í3e refujió .'a divisi>on del brigadíe»
(Vamfurd, sie»ndo ii»no de üoe qiie (rindieírojí y e®coltain>n á ente je-
pvisrl ingles.
Destinado en segunda á los cantones de 'la Alaniíxla, per.T..a necio
allí hasta que se publicó la capitulación, ocu.i>ándi>»e al día siguiente
(8) con »u compañiía, en despejir las calilles de los cad'áverefl |«ira inhu-
«notarlos en el corralón de don Sebastián López, sito en el mismo local
que ocupa hoy el Teatro de la Victoria.
Kl lairirojo con que 'hubia afrontado la metra 11:.' euemrgia eni los í-aa-
griemtos combates .'librados en tos caíaos de esta ci'ud«ad en lHO(i y 7 y
las reearnen-dacioirees d-e la Keak Audienci-a, influyero»n e.n el ánijiio del
señor LÍTi-iers, pr.Ta quto le mombre Tenientj Letrado y As:e*>r interino
del Gobierno lnt3n<lip.ncita del Pafra:gujr(>' — <') como »o Mamaba e«nto.iices.
T*^n.*enta Gobeirnadoir.
Bn 1807 «e eoiconbPaba en :1a Asunción co»ü su familia (a) des<*m-
peftando «iquel hono-rífico .puesto, ha^t^ que 'ot* MCOintc<í*^:»i i:«*Titos doscn-
vueltofl «cin el Rio de la ipiaita., tuvieron .«ni repe-rcucion lailli el 14 (U
piayo de 1811, dando x>ot resaiUado la terminación die la dominación
española v^n el Pairstguay.
(a) Pem este t¡!ftm<po contrajo iw-ítri manió el doctor Son: el lera
con ki señora doña Te'ésfoiva P.'mazo, ( finad» en 1824) de la cual
tuvo 6 bijos y loe dos vatxinjes llegaron á. diatinguiTse en el foro y e-u
la mrtriiia.
198 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
gobernador Velazco la proyectada conspiraeion coDjtra su
persona, y partido realista, se adelantó con algunos pocos
El mismo se ha encairgiado de pomeo'nos biI: ¡co^nriiente eoi sus intefre-
cantes *' Notas C-iríticas, '' á ¡la eél¿bTe obra de los «eñore» Rengger y
Lrvnjíchamíp, so-br^^ el Pasragu^iy (V, BibJáodeca del O. del P. tom. III)
escritas en Montevideo en 1841— <de los incide-ntes y pasos que pre-
.]>araron la oaida del Crobernador Velazico en la que le cupo luna parte
¡principal, coimo así másmo de los intentos fero-ces qué desen-
2uais«aró Fn£m«ÍA luengo que emp-uñó lias iriendas de íka dictaidiira que so-
Id debita labaudodiaar con la vida.
■Oon uniotávo de Uia mistión 'BeOgnamo-Echavama, logró «permiso parai
d^ jar un ipaiis sobre «eil que veia venar un cúmulo de "mBl'e©, como lo efec-
tuó 601 un pequeño buque el 23 setieuiibre 1811, después de una rigurosa
¡.'Crsecuciion que finalizó poír 93 dáas de cárcel.
Desembaür-eado en Buenos Aires ei 4 «noviembre 1811, fué noran-
brado jxw el Cabildo (enero 1.* 1812) ((Asesor" del Alcalde de pri-
mer voto con cairgo de aconsejar á la Corporación en 8»us * 'acuerdos'';
siendo lincUi-idio poco después en-tre los Vocales de ^a comiwon el»ejida
i'Kfra redaetar el ** Proyecto de eonstitucion " que debia «rejir á la^
Pro\ii>ncias Unidas.
En 1814, filié nombrado Secretariio y Asesor de Gobierno y el 8 de
f'^brero 1815 Audi-tor jeneiral de guerra y Defensor del Juzgado de
^•bie»nes estrafios", desempeñando este cargo gratuito hasta que salió
á campaña (julio 18^1é5) como Seeretario y Asesor del ejérciito de
^*0b8.e(r\'aeion," enviíado á la Provúncia de Santa-Fé á las órdenes de
Viamot.
Los tnaatornofl del afto 20 flo encontraron de juez de AÜizadae de
la Provincia, puesto á que fué elevado en 1818 — ^En este año, «tan fu-
nesto eoOTJO el <le 1815, .pasó á deswmipeñaT interimaOTente te Auditoría
•io guerra siendo jubiJado en 1821, b> que disfruté hasta nA 1.* de ene-
ro 1833, en que se sufijpen.dió aq.ueilfla encontrándose Soanellera esta-
blecido en Montevideo.
Arreglada esta .Universidad ipor decreto de -8 febrero 182.2., fué nom-
brado catedrático de derecho civi* ^ 6 de aibriíl «igiuente — wjentandb
esta importante asignatura hasta 1828, en que (penuneié por el mal
€5tado de síu salud.
I>e confornvidad a;l decireto de (5 de mraorzo de 1823, impr.im.lo la
1." y 2.* parte de sus ''Principios de Derecho CiviJ'* (1 vol. en 4.o
249 páj.. I/iiiprenta de Expósitos, 1824) en circunstancias que el P.
doctor .Tiian Manuel Fernandez Agüero publicaba también las dos
primeras pactes de sus '* Elementos de Ideolo{>ia", el aeñor D":az( don
Av,e:!ino) su ¡iftmortaü de Matemátiers y un hijo de C6 ndoba, o] presbí-
t'.*rü doctor Ensebio Agüero sus ''Instituciones de Derecho Público
íiclcí-'iásítico. *'
El doctor Sometiera, se propone en su .libro, según lo dice en
el ])reá/mbulo, presentar «los verdaderos princijpios '¡de utilidad y
conveniencia que sirvieron para la formación de nuestras leyes,
su inteligencia y aplicación, desarrollando con tanta claridad y
invaestria las ideas atrevidas de Jeremías Benthaon* en materia de
lojislacion, que la Universidad de Ja Paz y el Colejio del Oazoo,
PABAGUAY. 199
conipafieros á ganar el cuartel general de la plaza, única fuer-
za que Velazco podia oponer en su defensa.
siguiendo el ejemplo de 1« de Buenos Aires, adoptaron dicho cur-
«•> por texto <le euiseuanza .para ens aulají de derecho civil, sin
embargo de que io impreso tra-taba de las Personas y '* Cosas" — ra-
zón quv? impulwü al segundo, (V. El Tiempo N. 21, 1828) á pedir
otieialniente la 3.a part« que comprendía laft Acciones, los 'uelitos,
modos de precaverlos, de los Jneces y Juicios — la qaie no *habiéndoee
aun i^Hiblicado, se remitió manuscrita por condiucto de-l plenipo-
tenciario de la República Argentina cerca de la del Perú, y es la
ini&ma si no nos equivocamos, que dict¿) el autor en Montevideo
•en 1837, donde ee dio é, la estampa con el título de ** Apéndice, etc
<foll. fiipaj. 1848, iír.p. TTruguaya.) ''
Kl e^ñor Manuel Silvela, abogado español, ventajosamente co-
nocido por s-ufi producciones literarias, fm fa/moso discurso sobro
«ucesio^nes tra^versale*» y posteriores trabajos á icerca de la his-
toria filosóñca del derecho Romano, formó el mas distinguido con-
cepto de efita obra, felicitando encarecidamente á nu-estro com-
patriota en una carta que le dirigió con tal motivo, (b)
En agos^to de 1824. fué comisioaiado para redactar el código
¡juidfial mepea)ntil, y contribuyó ,por «u parte com los capítulos si-
guientes: 1.0 * K'oniposieion del Juzgado Mercantil'* — ^2.o **Co'mpe-
tí»ncia del mismo'* — ^3.o **Modo de conocer y proceder de id.** — Este
trabajo quedó sin ver la luz .piiblica.
En 1829, filé llamado á su antigiio empleo de Auditor de guerra
y marina, que sirvió hasta el mes de agoisto del mismo año, en que
.s-c vio O'bligado k esipatriairse y fijó su residencia en Montevideo,
Poco tie»rnpo antes ha'bia tsido diputado del pueblo á las Calma-
ras ])rovincioles y nacionales y director de la ¡Acadesmáa de Jnuris-
priK^encJa.
En 1836 fué encargado por el Go'bierno Oriental de Ta redacción
di» lo6 reglamentos de enseñanza y policía i.nterior de las tdátedras
do estudios, creadas por decreto de la H. A. de junio 1833 — <V>mi-
<ion que dese.!r}>?ñó satisfactoriamente.
Al año sigiviente de 1837, las Chámaras de Montevideo, en sesión
dv 13 de junio, sancionaron la importante ley, **cuyo cerdadero au-
tor fué el doctor Somellera,** sobre herencias int?estadas, y por la
cual, Á falta de descendientes ó ascendientes lejítimos ó * 'naturales**
«í>n llamados á süiceder, con ef^cUision de todo colateral, el marido á
la niiiijer y es.ta á aquel, no estando separados do. hecho ó de
(h) Este doctor, jurisconsAilto y literato, falleció en Paris A
mediados de 1832 — Fiié el principal colaborador de una obra en 4
vol. titulada '* Biblioteca de la Literatura Española". Fundó en
Paris un '* Liceo** para instr«ir A los jóvenes americanos, por quie
nes tenia una particular predilección en analo^jia con »us ideas libe-
rales. 8u íntimo amigo el gram trájico IjCfindro Fernandez de
Moratin. murió en hu casa el 12 de junio de 1823, dejando bere-
nera de todos sus bienes á «na hija de este, á quien lego la colección
do sus obras inéditas inclusa la '^^ Relación'* de su via,ie por
Francia, Inglaterra. Flandes, Alemania, Suiza é Italia, y los "Ori-
jene^" del Teatro Español (vendidos al rei de España)
200 LA REVISTA DE BUENOS AIBBS.
Eevolucion del Paraguay,
Varios oficiales que habían servido en la acción de Ta*
cuan, y que se habían prestado gustosos á cooperar en la
revolución, se jiallaban á la sazón en la Asunción. El ca-
pitán don Pedro Juan Caballero, les había prevenido que la
señal de alarma para reunirse en el Cuartel General de la
derecho, (c)
Apesar de su avanzada edad, eiapileabo últinia^mente las horas
an|2:uatiosas del destierro, ya en el deseiií'peño de sus deberes fo-
rensos,, ya que »n la etlucasiotn de Ja juventud oriental como lo habÍA
hecho con la arjentina, y «ntee dé bajar al sepulcro tuvo la forv
tuna de ver fig^urar con dieitincion- á moichos de eus discípulos. Flo-
rencio Várela, su amigo predilecto. Ajidres Lama®, au hijo político,
Akina, PUo, Thompson, Berro, Dulce, Gamiboa, Averastain, Gó-
mez, y toda esa jeneracion dé abogados, publicistas de nota de
aquende y allende el Plata, bebió en sus labios el mamA de la ciencia.
De vueHa tái au pa» natal, dio á la prensa el II febrero 185»1,
una * 'Impugnación,'' escrita el año antes, al Manifiesto ,pubIicado
por Dojpez en la Villa del Pilar en 13 febrero 184«, sobre los tít^tí-
loí» y derechos de Ta República del Paraguay al territorio sito
sobre la izquierda del Pariviká — ^interesante ** Memoria'', que mereció
lo? honores de la reimipresion en Corrientes en 1850, y »erá con-
sultada con éxito por el historiador futuro, por la copia de hechos
que encierra y la exactitud que preside á su narración..
Aqin está viva en 'nosotros la honda .im(presion que nos caais^
su ipresenicia en Ja Universidad ilustrada por sus lecciones, el 17
do agosto 1852, con motivo de la colación de grados de nuestro ami-
go el doctor Gómez que tuvo la bella idea de elejirle por padrimo
en aquel acto imiponente que recordaba al anciano Jiiaestro, en vís-
peras de e'cprender el viaje sin regreso, los bellos dias de tiempos
mas felices.
Por último y para redondear esta nota que ya sale de los lími-
tes que debiera tener — añadiremos que el doctor Somellera, fué
soldado pundonoroso de la Reconquista y de la Defensa, de Bue-
nos Aires; ilustración del foro argentino, procer de la Revolución
del Paraguay, lejislador iutelijente y organizador, hábil maestro
en Ta difícil ciencia del derecho y pubUívista estimable — 'prendas
¿ que reunia un carácter franco y laborioso, que hacian de él uu.
hombre de consejo Jde los mejores antecedentes, granjeándole
mas de un título aT recaierdo y á la veneración de sus compaf rio-
tas, qus perdieron con au muerte un republicano sincero y un infati-
gable y modesto obrero del progr«9o.
Los siguientes <*aipuntes" que la piedad filial coneer\-a de s-u puño
y 'letra son la ai|M>lojia de su mérito á la vez que el epitafio de su
virtud.
**Bn ninguno de los emplees que he servido, cesé por destitucio^n.
Nunca fui prevenido, ni apercibido por los .íuece» Superiores que
han juzgado mis jjivicioe, ni james soli'Mté del Gobierno en:plea
algu^no,, ,pero tampoco me esousé del servicio á que fui llamado. En
nue9tra época tomamos la parte que pudimos — **Xos nostra tém-
pora halvuimus et concurrimus quantum potuerimais ".
C. Nueva :ey de 22 de Mayo, l'SST.
PABAGUAY. 201
Plaza, seria un repentino é intempestivo repique de campa-
nas en la Catedral. £n la noche de 14 de mayo de 1811^
^ la hora de diez poco mas ó menos, hizo dar la señal prevé-
nida, y se avanzó el primero con algunos pocos individuos de
eoníianza á tomar el Cuartel, y apoderarse de las armas, como
en efecto se apoderó de ellas, sin violencia, y sin oposición
alguna de la guarnición, ni del oficial don Mauricio José Trw
che que la mandaba. Posesionado Caballero del Cuartel, y
habiéndosele reunido ya mucha parte del pueblo adhiriéndose
¿, la revolución y ofreciéndole sus servicios, se le sometió toda
la guarnición, y fué reconocido Comandante del Cuartel.
En este estado requirió é intimó al Gobernador Velazco
la cesación en el mando de la Provincia, ó que entretanto,
se celebrase un Congreso Nacional que determinase y delibera-
se la forma de Gobierno que le pareciera mas conveniente y
a(?aptable á las circunstancias en que se hallaba la España.
El Gobernador Velazco, convocó á sus adheridos, y se negó
á acceder á la propuesta de Caballero : segundó este su reque-
rimiento proponiendo se le nombrarían dos consocios cou
quienes actuasen el despacho de las causas y asuntos de Go-
bierno hasta la celebración del Congreso. Siguió el Go-
bernador con su oposición, permaneciendo inflexible toda esa
noche á cuanto se le proponía por el cuartel. Se valió de
cuantos medios le dictó su prudencia para aquietar y apa-
ciguar los ánimos enardecidos yá y dispuestos á usar de la
fuerza para derribarlo del mando ; pero no se atrevió, ni per-
n itió que sus adeptos se valiesen de las armas. Amaneció el
dia 15 sin que el Gobernador desistiese de su oposición, ni las
tropas de su empresa; y firmes estas en salir con su intento,
se presentaron tn la Plaza con dos piezas de artillería, deter-
minadas y resueltas a batir y derribar las casas de Gobierno.
A la vista de esta disposición y firmeza de los revolu-
cionarios, accedió el Gobernador á cuanto se le habia pro-
puesto y exijido la noche anterior. En esta virtud, se nom-
braron los dos consocios que fueron el doctor don José Gas-
par Francia, y don Juan Valeriano Ceballos. Empezaron á
202 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
intervenir en el despacho de Gobierno, y ordenaron se re-
cojiesen las armas de fuego y blancas que existían en poder
del partido realista que se componia de los Españoles Euro-
ptos y de algunos Paraguayos, a fin de precaver una contra-
revolucion para reponer á Velazco. Apesar de esta provi-
dencia, hicieron también que de la campaña bajase alguna
tropa para resguardo y seguridad de la ciudad, como se ve-
rificó. Mandaron evacuar la ciudad de Corrientes, que de
orden del Gobernador Velazco, la habia ocupado el Coman-
dant« del Pilar, Jaime Ferrer, que era también gefe de la
Tuerza fluvial, y se le separó á este de todo mando en aquella
frontera.
A los 25 dias de la revolución, habiéndose tomado todas
Jas providencias convenientes á la seguridad y tranquilidad
interior y esterior de la Provincia, se le suspendió del mando
fi don Bernardo Velazco, y á los capitulares de aquel año
siendo los mas de 'cUos Europeos, y fueron recluidos en el
cuartel, quedando solos los referidos consocios con la juris
dicción interina de Gobierno, y para satisfacer al público do
todo lo hasta allí obrado, se publicó un bando del tenor si-
guiente :
'*E1 Comandante y Oficiales del Cuartel General de la
Union a los habitantes del Paraguay.
l^no de los motivos que han apurado los sufrimientos de
las tropas, y de muchos distinguidos vecinos de la Provincia,
hasta obligarlos a tomar la generosa determinación de arro-
jar el pesado yugo que la tenia oprimida y tiranizada, ha
sido el concepto á que la voz divulgada, y las circunstancias
mismas dieron lugar, de que los depositarios de la autoridad
y sus viles secuases maquinaban el detestable proyec-
io de somerterla a una dominación estranjera, ó valerse de
sus fuerzas para sorprenderla con el simulado aparato de
auxilio, tenerla en una dura y rigorosa sujeción; y de este
modo formar y asegurar una especie de señorío y posesión
pora ellos mismos, sacrificando á su orgullo, ambición y co-
dicia la libertad de la Provincia, los derechos mas esenciales
PABAGüAY, 203
<te SUS naturales y los vinculos que la unen con las demás
iit la nación. ,
J^ aproximación de tropas portuguesas hacia los lími-
les de esta Provincia, á saber, al Norte, en los establecimien-
tos de ('oimbray y al este en el pueblo de San Borja, al man-
do del capitán general de San Pedro. La venida del tenien-
te de Dragones don José de Abren, enviado por dicho general
ii esta ciudad; la misteriosa reserva con que se disfrazaba el
"verdadero objeto de su comisión. La determinación de
Piandar de aqui un oñcial hacia dichos establecimientos del
Norte, asegurada por la voz pública con el pretesto total-
mente inverosímil de pasar hasta Maito-Groso, buscando au-
xilio de dinero; daban no poco valor á aquel juicio, y sobra-
<i( fundamento á los temores. Después de nuestra feiiz
revoluciím se han ido notando, y descubriendo otros hechos
tan circunstanciados que no hacen ya dudable aquel con-
cepto. Ha sido público que el pliego de contestación a di-
cho general estaba ya cerrado, y que el teniente Abren debia
partir el mismo dia de este acontecimiento. Sin embargo,
<!on Bernardo Velazco solo manifestó á los consocios del
gobierno, por acontestacion preparada, un brevísimo y fri-
volo borrón que no condice con los planes y demás que con-
tiene el oficio del general de San Pedro. La fuga precipita-
da del coronel don Pedro Garcia, abandonando el mando de
iií población que estaba á su cargo, después de estar noticiado
del suceso que de nuestra revolución, llevando su ruta á dichos
i-.stal)lecimientos portugueses del Norte, que en dia se tiene
averiguada con certeza, es otro accidente que induce algo mas
laie una vehemente presunción.
Pero lo que rennieve toda duda en el particular es la
Oí.'rta interceptada por el gefe de nuestras tropas patrióticas
don Blas José Hojas, escrita de la Bajada al propio don Ber
uardo Velazco, por don Carlos Qenovés, que como es notorio,
iba enviado por él á Montevideo. En esta carta encarga
Genovés á don Bernardo Velazco, que redoble sus común' -
í-aciones con los portugueses: que estos cubran (inmediata-
204 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
iiteDle) la costa oriental del Paraná; que los del Norte caigan
también sobre el Paraguay ; que nuestras fuerzas de mar cu-
bran igualmente aquel punto; y de este modo teniendo la
costa occidental, concluye diciendo Genovés á don Bernardo
Velazco) somos los Reyes de la América del ISud, No ha ha-
bido ni habrá un verdadero patriota que no se sienta horro-
rizado al oir y comprender la enorme criminalidad que des-
cubre tan execrable lenguaje. Este mozo desconocido é
inepto, que sin otro oficio, mérito ni carrera, que la de un
vulgar escribiente, por una consecuencia del poder abusivo
y de la arbitrariedad y despotismo de un gobierno desastroso
se vio repentinamente adornado aquí, ya con el titulo de
capitán, yá con el de comandante de Villa-Real^ con abando-
no de tanto patricio honrado, distinguido y benemérito, que
de este modo por el favor del mismo gobierno se ha he-
cho visible en el Paraguay, y ha adquirido consideracio-
nes, y una regular fortuna, es el que ahora intenta des-
j^edazar el seno donde ha recibido nueva vida, querien-
do con insolencia y descaro que los Portugueses del Nor-
*^» caigan inmediatamente sobre el Paraguay, para que don
Bernardo Velazco. él y sus viles parciales y coaligados, ti-
ranos de la libertad de la patria, sean los Reyes de esta parte
df la América.
Pero es preciso esplicar la verdad, y mirar las cosas en
su verdadero punto de vista. Las producciones de Geno-
vés, no son partos orijinales de la abundancia de su corazón
dañado; él no hace mas que repetir el mismo funesto pro-
yecto de que era sabeedor y cómplice, instando y apurando
I)or su pronta ejecución; y de aqui mismo es natural deducir
que la marcha de don Pedro Garcia, á los establecimientos
portugueses del Norte, ha sido dispuesta por los tiranos luego
al punto de nuestra revolución, ó un resultado de la mismf%
maquinación anterior, pues que aun mucho tiempo antes ya
se sabia que se prevenía y preparaba para hacer una larga
jornada.
Aquellas espresiones que se oían anteriormente en boca
PABAGUAY. 305
lie lo8 tiranos de que ya tenían paraguayos que les trabajasen
la yerba á dos reales arroba y las voces que aun al presente pro-
curan esparcir j de que nuestra revolución puede todavía que-
dar en nada, y que dentro de dos meses se compondría todo, es-
plican muy bien, y dan á entender el fondo de la nueva tiranía
l^remeditada, y iá esperanza y disposición en que se hallaban
de llevar adelante sus perversas ideas hasta realizar la inicua
obra proyectada.
No por eso creemos ni recelamos que llegcn á verse pues-
tas en ejecución disposiciones algunas dirijidas á semejantes
fines. Una cosa es, que los gefes ó comandantes portugueses
Si ;»resten á uua oferta voluntaria, lisonjera en aparien'ui á
las intereses de S. ^1. Fidelísima; y otra muy diversa el que íi
iuerza de armas intenten invadir nuestro domicilio con relu^-
lancia y oposición de la Provincia y de su gobierno. Tales
son los justos y magnánimos i>ensamientos de su alteza Real
el príncipe Rejente de Portugal. La carta de su ministro de
relaciones esteriores el Exmo. señor (Jonde de Linares á la Ex-
ilia. Junta de Dueños Aires, basta para convencer y disuadir
« los que sin conocimiento y sin reflexión sobre los verdaderos
intereses de ambas Naciones, aventuran un juicio contrario
»St! A. R. muy distante de tomar semejantes medidas vio-
l'^ntas con los pueblos que reconocen al señor don Per-
líando VIL manifiesta que se limitará únicamente a ele-
var sus votos para que las disensiones intestinas, entre va-
sillos de un mismo príncipe, tengan una pronta y feliz
conclusión; y á disponer lo conveniente para que el fu^^go
de la guerra civil no se encienda en las fronteras de sus pro-
l'ios Estados. Además, sabemos por noticia cierta y segura
que las tropas portugesas, que se habían reunido en el pueblo
de San Borja, volvieron á retirarse hacia la campaña de
Montevideo en los días 19, 21 y 24 del mes de mayo próximo
jnasHdo.
De nuestra parte ya*Be han pasado anteriormente los ofi-
cios correspondientes, así al capitán general de San Pedro, .-o-
mo al comandante del fuerte de Coimbra, significándoles igual-
20e LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
in(?nte nuestra adhesión á los derechos del mismo señor don
Fernando VII, y nuestros sinceros deseos de terminar por me-
dios pacíficos las diferencias ocurridas con la ciudad de Bue-
nos Aires, y de continuar al propio tiempo conservando la
amistad, buena armonia y correspondencia con todos los gefes
y paises de la dominación de S. M. Fidelísima. Pero si con-.
Ira toda justicia, violando la paz en que nos hallamos y el
mismo derecho de jentes por las ocultas tramas y maquinacio-
•les de los tiranos opresores de nuestra patria, y de nuestros de-
rechos, Itegase el caso de ponerse en planta sus amenazas
conocerán á su costa nuestros invasores, sean los que fue-
sen, cual es la constancia, cuales los esfuerzos y cuales los re-
cursos de un pueblo grande que ha tenido valor para recobrar
su libertad, y está empeñado en defenderla á espensas de su
propia vida.
La conclusión natural de todo esto es, que el empeño di?
don Bernardo Velazco, v de los individuos del Cabildo en
postener la total división de esta provincia, sin querer arbi-
trar ó tentar un medio de conciliar su reunión con su übi r-
tad y sus derechos, sin querer reducirse á enviar sus diputa-
dos al Congreso Jeneral de las Provincias, con el objeto dé
formar una asociación justa, racional fundada en la equidad
y en los mejores principios de derecho natural, que son co-
numes á todos, y que no hay motivo para creerse que hayan
de abandonar ú olvidarse por un pueblo tan generoso é ilus-
trado como el de Buenos Aires; ha sido una conducta impru-
dente, opuesta á la prosperidad de la provincia, y común fe-
licidad de sus naturales; y dirigida mas bien para fines par-
ticulares.
La provincia ha tenido que sufrir los muchos males y da-
ños consiguientes á una guerra civil, y el comercio de sus
muchas producciones y frutos ha quedado obstruido y ani-
quilado. Se han consumido y desaparecido mas de cien mil
j)esos de la Real Hacienda. Las tropas se han dejado privh-
das del jíisto y debido estipendio de muchos meses, y por
último ha llegado la ceguedad al estremo de querer aumen-
PARAGUAY. 207
lar nuestras cadenas, y reducirnos á mas dura esclavitud, ha-
ciendo cada vez mas inciertos y dudosos el destino y la suer-
te de nuestra provincia. Los individuos del Cabildo, que en
las críticas circunstancias del dia, debian concentrar toda
su atención en la felicidad general, y conservar ilesos los
derechos de todos los ciudadanos, se vé que menos han pen-
bado en esto, que en perpetuarse en el mando, y proporcio-
narse nuevas consideraciones. Cuanto se ha dicho; la cons-
piración últimamiente descubierta contra la pública libertad;
y la continuación de sus oficios por medio de una cuasi ge-
neral escandalosa reelección, contraria a las leyes del propio
S(>l)erano que se aclamaba, son unos hechos que afianzarán
esta verdad.
Habiendo pues tomado á nuestro cargo y de nuestras tro-
pas, el poner en libertad, á nuestra amada Patria, y á nues-
tros conciudadanos, para que puedan deliberar y resolver
francamente el partido que deben abrazar, y juzguen mas
conveniente, creeríamos faltar á nuestra principal obliga-
ción, si consultando la tranquildad y seguridad general de
ia provincia, contra la perniciosa influencia y maquinacio-
nes de los que se hallan mas que indicados de autores ó cóm-
plices en la determinación de valerse de fuerzas estrañas
para oprimirla, no tomásemos al mismo tiempo las mas opor-
tunas medidas; por eso ha sido preciso tener por ahora sus-
pensos de sus oficios, y en un lugar de seguridad á don Ber-
nardo Velazco, é individuos de Cabildo, hasta la resolución
de la Junta General, que ya está próxima á celebrarse. En-
tre tanto y hasta la misma resolución, ejercerán la jurisdic-
ción de gobierno interino, y unidamente, los mismos dos conso-
cios, con quienes se actuaba el despacho, y por lo mismo serán
también los president-es de la Junta General. Y para que
llegue á noticia de todos, se publicará este manifiesto por
hando en la forma ordinaria, fijándose los correspondientes
ejemplares en los lugares acostumbrados. Fecho en el Cuar-
tel Jeneral de la Asunción del Paraguay, á nueve de junio
de mil ochocientos once." Pedro Juan Caballero. Fuljencio
208 LA REVISTA DE BUÉJSOS AIRES.
Yegros, Antonio Tomás Yegros, Mauricio José Troche, Vi-
cente Iturbe, Juan Bautista Rivarola, Manuel Iturbe, Fran-
cisco Antonio González, José Joaquin León, Mariano del Pi-
lar Mallada, Blas Domingo Franco, Agustín Yegros, Pedro
Alcántara Estigarribia.
Se publicó el antecedente Bando, para que instruida la
provincia, convocada ya á Congreso General, por medio de
esquelas para el dia 18 del mismo mes de junio, de los graves
motivos y causas que precedieron é impulsaron á los oficiales,
tropas y vecinos de la capital, á la separación y remoción to-
tal del gobernador don Bernardo Velazco del mando absolu-
to de la provincia; procediese con conocimiento de causa
l'OT el órgano de sus representantes á deliberar y determi-
nar la forma de gobierno, réjimen y administración que mas
lo conviene para su defensa, seguridad y prosperidad.
MARIANO A. MOLAS.
(Continuará.)
APUNTES POSTUMOS
Los apuntes históricos del coronel Roca que van á ver la
luz en las columnas de la Revista de Buenos Aires, los tengo
<lesde ahora año y medio que se marchó á traer un contin-
gente para el ejército de operaciones, y me los dejó con el
<;l)jeto de que los revisase é hiciese algunas correcciones: los
f xaniiné en su ausencia y esperaba su regreso para ofrecerle
varios otros datos y una que otra observación, mas á su vuel-
ta á esta capital en noviembre con el batallón tucumano, la
l»'emura de su marcha á Corrientes no dio tiempo á que nos
<»cupásemos de esa tarea: se hizo indispensable nueva espe-
ra hasta que terminase la campaña del Paraguay, pero ti
<3ia menos pensado nos sorprendió la deplorable noticia de
«u fallecimiento (8 de marzo de 1866 á las 9 3 ¡4 de la maña-
na}, en el campamento de ''Las Ensenaditas" sobre el ''Paso
tic la Patria'' — Este inesperado acontecimiento, si ha priva-
dlo á la historia de recojer mas extenso, i ó correcto el trabajo
<icl coronel Roca, y otros á que se preparaba según se vé
jen la carta que encabeza los apuntes, no me privará á mí de
hacerlos conocer de nuestros compatriotas en el estado en
<iue quedaron: y para que quien llegue á leerlos no ignoro
los antecedentes de su expositor y les dé el crédito que me-
rezcan, me permito hacerlos preceder de su foja de servi-
cios, propendiendo á que se tribute á su memoria la parte
ele gloria que le cupo, en el paseo triunfal que el Estandarte
¿lü
LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
-Vrgentino hizo desde las riberas del Plata hasta el Chiru-
I orazo.
Gerónimo Espejo.
Ejército Nacional.
El coronel de cabal leria don José Segundo Roca nació el
1.0 de junio de 1800: su pais la ciudad de Tueunian en la
3?epública Argentina: su salud conservada: sus servicios y
circunstancias las que á continuación se espresan.
Tiempo en que empezó á servir — ¡os empleos.
Empleos
Dias
Cabo 1. de Cívicos de Tucuman
Subteniente de banderas del N. 11
Teniente 2
Capitán de Caballería . . . .
Grado de Sargento Mayor . .
Sargento Mayor efectivo^. . .
Grado dt Teniente Coronel . .
Teniente Coronel efectivo . .
Coronel efectivo
15
10
i)
4
22
1)
28
12
28
Meses
Años
Febrero
181(i
Junio
Diciembre
1 82( »
182í>
Enero
182->
unió
1 822
' ulio
182r>
Febrero
1827
Julio
182í>
Setiembre
laso
Tiempos que sirvió en cada empleo.
Empleos
; Añ os Meses Dias
De cabo 1. de cívicos . . . .' . . .
De Subteniente de banderas .
Teniente 2 ; 1
De Capitán 3
De Sargento Mayor i 3
De Teniente Coronel 1
De Coronel I 33
^ I'
Total hasia 30 Diciembre de 1863!
en que se hizo esta foja de servicios . 43
5
11
3
3
2(5
28
r>
3
11
7
20
APUNTES POSTUMOS.
211
Cuerpos en que ha servido
Empleos
En la Compaflia de Cazadores Cí
vicos de Tucuman desde 15 de
Febrero de 18U>
En ei Batallen número 11 del Ejer-
cito de los AndeS; desde lo de
Junio de 1H20 • .
En el Rejimienio de Cazadores á
caballo del Perú, desde 4 de
Enero de lSi>2
En el Cuartel General del Ejército
del Perú, desde 2í> Febrero 1828.
En el Estado Mayor del Ejército
Republicano sobre el Brasil des-
de el !<> de Agosto 1S2H . . . .
En el Estado Major del Ejército
Nacional desde 31 de Julio isra.
Años
Meses Di as
Total hasta H() Diciembre 18*JH en,
que se hizo esta foja de servicios.
'¿7
■•I
43 :
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;)
11
í)
24
22
2()
14
2n
Campañas y avcion(s de guerra en que se ha hallado.
En la cani])aua libertadora del Peni á las órdenes del
Exmo. S. Capitán General, don José de San !Martin, para
la cual se emhareó con el batallón número 11 á que ])ert» -
necia, formando el ejército unido libertador de los Andes y
Chile, en el pu^^-to de Valparaíso el 20 de agosto de lvS20,
Desembarcado el ejército libertador en Pisco, marclif)
con su batallón el dia 5 de octubre del mismo año 20, {\ la
primera campaña de la Sierra del Perú, bajo las órd.cnes
del señor general don Juan Antonio Alvarez de Arenales.
-Se halló en el combate de la Cuesta de Jauja el 20 ie
noviembre del mismo año 20, en que fué sorprendida y ba-
¿12 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
lida la división realista de 600 hombres, que mandaba el
intendente de Iluancavélica don José Montenegro, por -10
granaderos á caballo y 15 oficiales entre los que se hallaos
lioca, mandados por el sargento mayor graduado capitán
don Juan Lavalle.
Se encontró en la batalla de PascO; el 6 de diciembre del
mismo año 20, con el batallón número 11 de que dependía
i.in la cual fué completamente derrotada por el citado gene-
ral Arenales, una división del ejército español mandada por
4íl Brigadier don Diego O'Reilly; por cuya victoria concedió
i'l general San Martin, una medalla de plata á la oficialidad
y entre los ascensos con que además fué premiada, a Roca
le tocó ascender a teniente 2.o de la compañia de granade-»
loí. de su batallón.
A consecuencia de la sublevación de los pueblos de Otus-
<.H y ]\Ioyobamba (departamento de Amazonas en el Pe-
j'íí y sinuiltáneamente del depósito de prisioneros en el pue-
blo de Huarraey de gefes y oficiales realistas; el teniente
liOca marchó con un destacamento de 60 hombres del bata-
llón número 11, por orden del general San IVIartin, para
l)restar apoyo al presidenta del departamento Marqués de
Torre Tagle y la ciudad de Trujillo su capital, contra los
í'taques ó depredaciones de los sublevados.
Halúéndose posesionado el general San Martin en julio
<le 1821 de la capital de Lima y asumido en consecuencia el
Supremo Poder político y militar del Perú, en 15 de agosto
espidió un decreto concediendo varios premios al Ejército
libertador, entre ellos una medalla de oro á la oficialidad
i'on el lema '* Yo fui del Ejército Libertador'^ de la cual tam-
1 ien disfruta Roca, según diploma que se le espidió en di-
oi(»mbre del mismo año.
Por disposición del general San Martin se mandó crear
el Regimiento de cazadores á caballo del Perú, sirviendo de
base al destacamento que mandaba el teniente Roca, cuyo
eiiíM'iK) formó parte de la división que a las órdenes del se-
ñor general don Andrés Santa Cruz marchó de Piura en
APUNTES POSTUMOS. 213
febrero de 1822, en auxilio del ejército; que hizo la campa-
ña del Ecuador bajo la dirección del señor Mariscal Antonio
José de Sucre.
El 24 de mayo de 1822 se halló en la batalla de Pichin-
cha con el rejimiento de su dependencia, en la cual fué des-
hecho y rendido el ejército español mandado por el Virey
Aimerich; por esta victoria disfruta Roca de tres medallas
de oro que por premio de honor fueron decretadas, la pri-
mera por el libertador de Colombia Simón Bolivar, la se-
gunda por el Cabildo y ciudad de Quito, y la tercera por el
crobierno del Perú, siendo ademas premiado Roca por el ge-
neral San Martin con el grado de Sarjento Mayor por haber
ccmducido el parte del general Santa Cruz por ese triunfo.
En seguida el mayor Roca fué nombrado a3nidante de
campo del general en gefe del ejército peruano don Andrea
Santa Cruz, con el cual hizo la segunda espedicion sobre
Puertos intermedios, embarcándose en el Callao el 28 de
mayo de 1823.
Se encontró el mayor Roca en la acción de Zepita el 25
de agosto del mismo año 23, por cuya victoria disfruta de una
medalla de oro.
A principios de setiembre del mismo año 23 el mayor
Roca fué desde el pueblo de Catamarca á la ciudad de Oruro
enviado por el general Santa Cruz en clase de parlamentario
ante el general del ejército real don Pedro Antonio Ola lleta
comisión ostensáble qu^e envolvia instrucciones i-eservadas
para algunos gefes realistas, cuyos resultados patentizaron
las posteriores o{)eraciones militares del ejército espedicio-
nario.
Terminada la campaña del alto Perú y vuelto á Lima
á fines de 1823, fué nombrado Roca edecán del señor gene-
ral del ejército del Norte, don José de La Mar, y á conse-
cuencia de la sublevación de las tropas que guarnocian las
fortalezas del Callao en febrero de 1824, se retiró hasta la
ciudad de Trujillo donde tenia su cuartel general el liberta-
dor Simón Bolivar, y dirijia la organización del ejército que
214 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Ilizo la Última campaña que afianzó la independencia de la
-América.
Se halló en la batalla de Junin el 6 de agosto de 1824 por
la cual disfruta de una medalla de oro decretada por el li-
J)ertador Bolívar.
Como edecán del cuartel general en la última campaña
del Perú, fué comisionado por el señor mariscal Sucre, des-
de la provincia de Aymaraes, para llevar ante el general
l^olivar que se retiraba hacia la costa de Chancay, el parte
<^e las operaciones practicadas por ambos ejércitos belige-
rantes hasta los últimos dias de noviembre, y detallarle las
maniobras, el estado y situación de ambas fuerzas, y las
peligrosas posiciones que ocupaban, consultándole la gra-
vedad del caso y la imposibilidad de prolongar por mas tiem-
]io semejante situación sin librar a una batalla el éxito de la
campaña.
Al regresar Roca de Chancay con la respuesta del Liber-
tador al general Sucre, en que le ordenaba aceptar ó pre-
sentar l)atalla al ejército real, cayó gravemente enfermo en
la ciudad de Jauja, cuyo involuntario accidente le privó de
aisistir personalmente á la batalla de Ayacucho el 9 de di-
ciembre de 1824, pero sí fué declarado con opción a la
medalla de oro y demás premios acordados al ejército liber-
ta dor por decreto del general Bolívar.
Terminada la guerra de la independencia con el triunfo
<!e Ayacucho y restituido Boca al suelo de la patria en 1826
fué retíonocido en su clase de sarjento mayor por el señor
I'residente de la República don liernardino Rivadavia y des-
tinado al ejército republicano como ayudante de campo del
señor general don Lucio Mansilla, quien pasó á la Banda
Oriental a dar dirección a las fuerzas que sitiaban la plaza
ih Montevideo ocupada por el ejército brasilero.
En seguida cuando el general Mansilla fué nombrado
ícefe de Kstado mayor del ejército republicano, pasó de Mon-
levideo á recibirse de su alto puesto en la campaña sobre
el territorio del Brasil, y se incorporó al ejército en los iilti-
APUNTES POSTUMOS. 215
mas (lias de diciembre del mismo año 26 en las puntas del
Rio Negro.
Se halló Roca en el combate del Ombú el 16 de febrero
<]e 1827, á las órdenes del mismo general Mansilla, en cuyo
triunfo le cupo una parte decisiva.
También se encontró en la batalla de Ituzaingó el 20
del mismo mes y año á las órdenes del general en gefe don
< 'arlos de Alvear. por la cual disfruta del cordón y del es-
< iido decretados como premios de honor, el primero por el
hi^ñor Presidente Rivadavia y el segundo por el Ccmgreso
<jrener«l Constituyente en 11 y 16 de marzo.
Habiendo pasado como edecán del general Alvear, se en-
<.ontró en el ataque que ejecutó en persona con varios es-
viuidrones de caballería sobre una división brasilera man-
<la(la por el general Hento Manoel, en el punto Camacuá el
*21 de a})ril del mismo año 27.
Nombrado general en gefe del ejército el señor Brigadier
<lon Juan Antonio Lavalleja y continuando Roca en su clase
<le e<lecan, se halló en la sorpresa que hizo en persona al
< jército imperial el 22 de febrero de 1828, en el puesto del
]:adrc P'iliberto sobre el rio Yaguaron.
Habiendo sufrido un contraste los cuatro buques de la
escuadrilla argentina que operaba en el Lago !Merin, el te-
niente coronel Roca entonces fué comisionado por el gene-
ral Lavalleja para marchar á salvarla del ataque combinant»
<nje la escuadra sutil brasilera le preparaba con sus diez y
>iete buques, i»n cuya ocasión aprovechando de un retardo
<iue padeeieron los imperiales, tuvo tiempo para hacerlos
remontar el rio de San Luis, de formar trincheras en la
:!níirjen izquierda del rio con artillería de los mismos biiqurs
y de este modo salvarla de la destrucción que indudable-
mente habría sufrido.
A consecuencia del tratado preliminar de paz cele->railo
**ntre la República Argentina y el imperio del Brasil, el
i'jércíto se retiró del cuartel general del Cerro Largo sobre
júnenos Aires en dos divisiones, y á Roca le tocó hacerlo en
216 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
la segunda á las órdenes del señor general don José María
Paz que hizo su entrada el 29 de diciembre de 1828. que-
dando asi terminada la campaña del Brasil.
Llegado á Buenos Aires, Roca fué destinado por el go-
bierno de gefe del detalle de la división que al Oeste de la
])rovincia operaba á las órdenes del coronel don Isidoro Sua-
rez, encontrándose en esa vez en el combate de las Palmitas
el 9 de febrero de 1829.
En seguida Roca fué dado á reconocer como edecán del
señor gobernador provisorio de la provincia, general do»
Juan Lavalle, en cuyo puesto lo acompañó á la campaña
<jue emprendió en persona sobre la provincia de Santa Ff:
repeliendo la invasión que su gobernador el general don
Estanislao López verificó sobre la de Buenos Aires con su^
tropas y hordas de salvajes del Chaco.
Se halló en la acción del Puente de Márquez el 26 de
abril de 1829, que el general Lavalle libró contra las fuer?:as
unidas de don Juan Manuel Rosas y general López í2:o-
l)ernador de Santa Fé.
A consecuencia del tratado que el general Lavalle cele-
l)ró con don Juan Manuel Rosas, el 24 de junio de 1829, y
íle los artículos adicionales de 26 de agosto en Barracas, el
ejército nacional fué disuelto en Buenos Aires y Roca obtuvo
licencia del gobierno para retirarse á Tucumán, su país natal :
y al pasar por Córdoba el señor general don José Maria Pa?;
lo comisionó para traer al ejército que operaba en las pro-
vincias del Interior bajo su dirección, un contingente ele
tropas de la provincia que había ofrecido su gobernador c!
general don Javier López.
Llegado Roca á Tucuman, concurrió á la campaña (lue ru
gobernador el üreneral López emprendió sobre la de Santia-
ffo del Estero en junio de 1830, la cual dio por resultado uní?
capitulación con su gobernador el general don Felipe Tbarra.
en la cual una de sus estipulaciones fué que él se retiraría á
la provincia de Santa Fé, como lo verificó.
En seguida hizo la campaña en la provincia de Salta
APUNTES POSTUMOS. 217
bajo las órdenes del señor general don José Ignacio Gorriti
á pacificar la frontera del Rio del Valle y Lachiguanas en
que se había sublevado el coronel Pablo Latorre proclamando
la federación, cuya fuerza dispersada, dicho coronel fugó
al territorio norte de Santiago del Estero sobre el Chaco.
Habiendo tranquilizádose las provincias del Norte, el
gobierno de Tucumán despachó á Córdoba el contingente
ofrecido, y el coronel Roca se incorporó al ejército nacional
en abril de 1831, con el rejimiento de granaderos de su
mando ; con él asistió a las operaciones de la campaña, hasta
eJ desgraciado dia 10 de mayo de 1831 en que fué tomado
prisionero el general Paz por una montonera de Santa Pé.
y recibido accidentalmente del mando del ejército el general
don Gregorio Araoz de la Madrid, en mayo se retiró sobre
las provincias del Norte.
En esta retirada y antes de pasar la travesía de Ambar-
gasta, se halló Roca en el combate de Las Piedritas el l.o
de junio de 1831, mandando un escuadrón del rejimiento
(le su mando y bajo las órdenes del coronel don Mariana
A cha, en el cual fué batida y dispersada una montonera de
8(X) y mas hombres capitaneados por don Francisco Reina-
fé que había sido destacado desde Santa Fé para hostilizar
al ejercito.
Resuelta la situación política de las provincias del Norte
jior el contraste que sufrió el ejército en la ciudad de Tucu-
mán el 4 de noviembre de 1831, y á virtud del tratado cele-
brado por el general don Juan Facundo Quiroga con la
l>rovineia de Salta el 2 de diciembre, en el que, por el ar-
t.'íiulo 1.0 se pactaba el estrañamiento de los gefes y oficiales
del ejército; el coronel Roca, salió deportado en calidad de
preso, y tomó asilo en la República limítrofe de Bolivia á
principios de febrero de 1832.
Dominados los pueblos argentinos por el tirano don
Juan Manuel Rosas, tomó parte Roca en la invasión que el
general don Javier López ejecutó desde Bolivia sobre Tucu-
mán en enero de 1837, la cual habiendo fracasado y caido
prisioneros todos los que la componían, el general don Ale-
218 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
jandro Heredia, gobernador de la provincia, mandó fusilar
al general López y al doctor don Ángel López, salvándole la
vida a Koca por un acto de generosidad.
Trasladado Roca á Buenos Aires en 1839 y clasificado
por Rosas de salvaje unitario, después de tres años de sufri-
mientos fué restituido a Tucumán, donde permaneció hasta
la victoria de Caseros el 3 de febrero de 1852, en que fué der-
rocado el tirano y los argentinos volvieron ai goce de su
libertad.
En el pronunciamiento que en abril de 1852 hizo el pue-
blo tucumano para sacudirse del poder terrorista del gene
ral don Celedonio Gutiérrez, durante su ausencia al acuerdo
de San Nicolás de los Arroyos, Roca perteneció á las filas del
partido liberal que lo verificó, resultando electo por el voto
popular el ciudadano don Manuel Espinosa.
No conformándose el general Gutiérrez á su regreso de
San Nicolás con el cambio verificado y lejos de eso, habien-
do reunido fuerzas y sublevado los departamentos del Sud
para restablecerse en el mando; el gobernador Espinosa
1»U80 en armas la guardia nacional, y confiándole á Roca el
mando en gef e de una división de ... . hombres, hizo la cam-
paña de Huaera que dio por resultado el rechazo del invasor
y su alejamiento á la provincia de Catamarca.
Persistiendo el general Gutiérrez en detentar el poder
de que habia sido depuesto, y auxiliado para ello con fuerzas
y elementos por el de Catamarca, el gobernador de Tucu-
mán puso un ejército en campaña confiando á Roca el man-
do de la masa de infanteria, y en la batalla de Los Laureles
el 25 de diciembre de 1853 Gutiérrez fué completamente
derrotado y puesto en fuga.
Buenos Aires Diciembre 31 de 1863.
APUNTES POSTUMOS. "SIO
tí>crwr Coronel don Ocrónimo Espejo,
Buenos Aires l.o de mayo de 1865.
Mi distinguido amigo y eamarada.
En oportunidad tuve la satisfacción de recibir tu carta
áVcha 31 de diciembre, en que me pedias la relación históri-
ca de varios períodos de la campaña libertadora del Perú, y
¿diora voy á confesarte con la franqueza de la amistad, que
lué poco favorable la impresión que me hizo la primera lec-
tura, porque nunca me había ocurrido la idea de hacer el
papel de historiador: pero cediendo á tu empeño, fluctuando
<rjtrí? dos impulsiones opuestas, antes de resolverme por una
(\ otra, volví á leer y releer la carta con mas calma y reflec-
cion, fijándome en la especie de índice á que has sujetado
los párrafos de cada sección, y en particular aquel período
<jUe dice una relación sencilla de lo (pie hubieses visto, oido, ó
U Lijado á saber; entonces me persuadí de que la obra no era
tan difícil como me lo habia imaginado: y confírmándomo
Mas en esta creencia algunají conferencias y el examen de
otros datos, ese conjunto refrescó á tal grado mis tradicio-
nes y renovó el entusiasmo de esos tiempos de grato recuer-'
do, <pie la ilusión me presentaba las cosas tan patentes como
«i ayer no mas hul)ieran sucedido. En fin, mi querido amigo :
bajo la inspiración de tan vivas impresiones, he escrito la
])rimera parte á que se contrae tu carta — La Campaña de la
JS ierra en 1820, que enccmtrarás en los adjuntos pliegos,
trabajo que te dedico como prueba de la amistad que por
tantos años nos ha unido, rogándote que lo examines, en-
T'iii^ndes ó modifiques (onio mejor te pareciere, antes de ha-
<:erle lugar en tus colecciones.
l^)r lo demás, y en cuanto á las otras tres partes porque
te interesas en la carta — Campaña de Pichincha— Campaña
<ic Intermedios por el General Santa Cruz — y Campaña de
AyaruchOf — como ya me es conocida la senda y el modo de
220 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
trillarla, t€ prometo ocuparme mas tarde poco á poco, y re-
mitírtelas conforme las vaya terminando.
Yo me marcho á Tucuman á ver si coopero en algo á la
guerra en que se vé empeñado el pais, y esta carta con los
apuntes asi como los libros y antecedentes que me facilitaste^
te serán entregados cuando regreses del Rosario de tu con-
valecencia: debiendo prevenirte por conclusión, que no por-
que ahora me ausente, serán menos vivos mis deseos de
complacerte, esperando al mismo tiempo que no dejes de
escribirme como lo has hecho otras ocasiones.
Soy como siempre tu afecto amigo y antiguo compañero
,Josc Segundo Roca.
Primera campaña (leí General Arenales.
PERÜ— 1820. •
La historia de las campañas del Ejército argentino,
que, bajo el título de las Andes, combatió poi* la indepen-
dencia de las Repúblicas Sud-americanas bajo la dirección
del General San ^Martin, es obra que hasta el dia entiendo
(\ue no se ha escrito pero ni se ha anunciado que alguno se
ocupe de ella: mas como me complazco en suponer, por
razones que es obvio indicar, que alguna pluma argentina
sea la que emprenda ese trabajo, ó por lo menos el de com-
pilar los fragmentos dispersos de esa epopeya, es para en-
tonces que podrá utilizarse algo de los apuntes que aqui
voy á reunir.
Por otraL parte, habiendo leido ahora muchos años una
memoria histórica titulada Segunda campaña del General
Arenales á la Sierra en 1821, recuerdo que su autor ofrecía
ocuparse mas adelante de la primera, y esperé leerla porque
liabria tenido en ello una verdadera complacencia: pero bus-
cándola entre algunos amigos y posteriormente en la.s lil>re-
rias de Buenos Aires, mis diligencias han sido infructuosas
APUXTES POSTUMOS. 221
í ucs todos me han respondido que no existe y creen que aun
)to se ha escrito. Estas razones y las de que, han ido desa-
]>areeiendo una tras otra las personas que con mas idoneidad
pudieran haber dado noticia de esa campaña: que siendo yo
el único argentino quizá que existe en el pais de los que
concurrieron á ella, me considero ya también muy próximo
al sepulcro: y lo que es aun mas, el pesar de que puedan
quedar sepultados en la oscuridad los detalles de los prime-
vos pasos de la Expedición libertadora del Perú, empresa
que en mi humilde concepto fué el hecho mas influyente
.sobre la emancipación de la América meridional; todas es-
tas rerte(!CÍones, repito, y ademas el empeño de un amigo á
<iuien deseo complacer, me han animado á emprender este
,l?'abajo de que nunca habia i)ensado ocuparme: en este con-
C'cpto y sin mas pretensión de mi parte que contribuir con
am grano de arena á la historia argentina, he coordinado los
aj. untes de lo que ocurrió en los noventa dias de la campaña
cuyo título encabeza estos renglones, de los cuales á mi me
4*upo la honra de ser testigo presencial, por haber sido en-
ronces Abanderado del Batallón núm. 11, (|ue fué uno de los
cuerpos que formaron la División Arenales.
Hecho este breve exordio, solo me resta advertir, que
íiiendo apenas un polire soldado sin mas estudios que los
oue recpiiere su i)rofesion, no debe estrañarse que la redac-
ción adolezca de faltas de toda clase, menos de la verdad
pura y sencilla que ha sido mi guia, pues protesto que no
lingo ni un átomo de aspiraciones á la espectabilidad.
Estoy en la ])ersuacion de que, tanto en los estados
í lucricanos cuanto en los principales de Europa, es bastan-
te mente conocida la expedición con que el general San Mar-
tin se lanzó desde Cliile en 1820, á combatir la dominación
española en el Perú y libertar del coloniaje el antiguo impe-
lió de los Incas: mas si esa atrevida empresa es conocida
en grande, me atrevo á creer que no sucede otro tanto acer-
ca de sus detalles, nuiy en especial en aquellos primeros pa-
sos que siguieron á su desembarco en Pisco: yo me he pro-
222 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
i:uesto hacer esa demostración ya que ningún otro lo ha
hecho ha«ta ahora, pero para que la narración guarde la de-
bida cohesión con la infancia del ejército, se me ha de per-
n)itir una sucinta reseña de su origen y los primeros pasos
de su carrera.
Amenazada inminentemente por el Oeste la emancii)a-
clon del territorio argentino, por el triunfo que alcanzaron
Jas armas españolas en Rancuaga (Chile) en octubre de 1811:
y reagravada con los descalabros sucesivos que sufrieron
nuestras tropas en Vilcapugio, Ayouma y Hipesipe pc»r el
xsorte; la situación se tornó tan crítica y alarmante, que es-
tuvo en una disyuntiva muy peligrosa: i)ero disyuntiva que,
si amilanó el espíritu de los débiles y alagó el de los enemi-
gos de la causa, reanimó en escala incomparable la energía
dí^ los varones que n ^ levantaron el grito el 25 de Mayo de 1810
en Buenos Aires, y retempló el entusiasmo de la masa de los
pueblos. Tak\s circunstancias y la oportuna presentación de
un nuevo plan de operaciones, por uno de los animosos pa-
triotas de esa época, monumento vivo que existe todavía;
hicieron variar el pensamiento del Go])íerno, y la forma-
ción del Ejército de los Andes fué decretada bajo la direc-
ción del guerrero mas sobresaliente que ha tenido la Améri-
ca del Sud. Sus hechos posteriores confirmaron superabun-
dantemente el acierto de semejante elección. El ejército se
creó en la antigua Provincia de Cuyo (que mas tarde se
Iraccionó en tres, (Mendoza, San eTuan y San Luis,) con tan
fxíguos elementos, que el mismo general cumpliendo un do-
ler de justicia dijo con este motivo, mis recursos eran es-
casos, y apenas tenia un embrión de ejército; pero conocía
¡a buena voluntad de los cuyanos y emprendí formwlo hajo
un plan que hiciese ver, hasta que grado puede apurars( l'f
economía para llevar á cabo las grandes empresas.
■
La creación del ejército en ^lendoza puso en jaque la
dominación española de Chile, pero el presidente Marcó
.pareció mirar ese hecho con desdeñosa impasibilidad. El
general San ^íartin en consecuencia comi)letó tranquil amen-
APUNTES POSTüMOa 223
te la creación y disciplina de su ejército, y en una campaña
d». 24 dias, alcanzó la espléndida victoria de Chacabuco el
12 de febrero de 1817; el ejército realista perdió 1,100
(Soldados en este dia, 500 que entre muertos y heridos que-
daron en el campo de batalla, y 600 prisioneros entre jefes,
cíiciales y tropa, incluso Marcó, su general en jefe, constitu-
yendo el verdadero mérito de este triunfo que el reino de
Chile quedó libre casi en toda su ostensión de sud á norte.
El Virey de Lima como era consiguiente, no se confor-
mó con que los territorios de su Soberano se desmembrasen
tan impunemente, y se propuso restablecer el equilibrio.
]*ero ya era tarde. Todo lo que la causa del Rey habia
perdido, en terreno, fuerzas, opinión etc. etc. lo habia ga-
nado el general San Martin. De poco le sirvió mandar
avanzar el ejército del Alto Perú sobre la provincia de
Salta, dominado de la ilusión de apoderarse de las demás has-
ta Buenos Aires: este fué otro delirio; no contando con sim-
j)atias en los territorios que momentáneamente sojuzgó, ni
con recursos bastantes, no pudo sostenerse: el general La
Serna hostilizado por el general Güemes y sus gauchos de
ísalta, tuvo que retirarse con considerables pérdidas.
Hizo no obstante otro esfuerzo el Virey sobre el territo-
rio chileno. ]\Iandó un segundo ejército con el general Oso-
riio, á reforzar los restos que habían salvado de ('liaca-
buco y atrincherádose en Talcahuano, pero aunque consi-
guió una buena ventaja en Canclia-rayada, no por eso fué
mas feliz que en las otras tentativas: una mano invisible
l)arecia encaminar las cosas de otro modo; los defensores
(le la emancipación americana lavaron la mancha de su con-
f finza ó descuido, con otro nuevo triunfo el 5 de abril de 1 ->T8
en Maypo, y (^hile en una pirámide mandó inscribir gloria
á los vencedores de los vencedores en Bailen — El ejército rea-
lista perdió en esa jornada mas de 4,600 hombres, de ellos
1.400 entrtí muertos y heridos en el campo de batalla, y
el resto de 3,200, prisioneros, incluso 190 /¡entre geuera?-
les, gefes y oficiales, menos el general en jefe Osorio que es-
224 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
capó á liña de caballo, como vulgarmente se dice: y la auro-
ra que siguió á ese gran dia, anunció á la América el rena-
cimiento del Sol del imperio de los Incas.
Desde ese hecho memorable en que el guerrero argenti-
no cerró el segundo período de sus ha^iañas, sus conatos se
contrajeron esclusivamente á trasladar su teatro á otra re-
gión que gemía bajo el yugo del vasallaje y clamaba por su
libertad. Poco le importaba que el Virey contase con mas
de 20,000 veteranos para defender el alcázar heredado de
Pizarro ni que en su mayor parte fuesen de los amaestrados
en la Península á costa de Napoleón I, ni que tuviese en su
iDano los abundantes elementos del opulento Perú. San
Martin con sus 4,000 aguerridos compañeros, con su deno-
tiado arrojo, y su incomparable ingenio, se proponía supe-
ríirlo todo: pero siempre inexorable por la conservación dií
U disciplina y la moral de sus soldados, por lo cual era
cx)ue8to á que un cuerpo permaneciese mucho tiempo en
alguna población; en la primavera del año 19 los hizo salir
de la capital de Santiago de Chile á tomar cantones en Ran-
cagua, que continuasen allí su instrucción diaria como de
costumbre, hasta junio del siguiente año que los hizo mo-
ver á las cercanías de Valparaíso, para facilitar su embar-
íjue á la expedición del Perú en el momento dado: mo-
mento que esos soldados vieron llegar poseídos del mas ar-
doroso entusiasmo, porque lo deseaban para terminar su
obra y retirarse á gozar en sus hogares, de la libertad y la
ventura que su brazo había contribuido á establecer en el
suelo americano: y asi que la escuadra y el comboy estuvie-
ron listos, se embarcaron entre los aplausos y aclamaciones
del pueblo chileno, zarpando á su grande empresa el 20
de agosto de 1820.
«
Xo me detendré en las incidencias de la navegación por-
que no es mi intento redactar ese diario, sino que me bas-
tará d»^cir, que á los 10 dias de viaje se encontró el comboy
Tf ondeado en la '* Ensenada de Paracas", tres leguas al sud
del Puerto de Pisco y 40 de la capital de Lima, á las seis de
APUNTES POSTUMOS. 225
la tarde del dia 7 de setiembre. El 8 desembarcó la prime-
ra división del ejército y tomó posesión tranquila de la
Villa de Pisco. El 16 llegó al Cuartel General de parla-
mentario del Virey el alférez don Cleto Escudero, con pro-
X>o8iciones que por entonces no fueron conocidas en nuestro
ejército, i)er<) el 19 vimos marchar á Lima como enviados
del general, acompañados de una escolta al coronel don To-
inás Guido y secretario de gobierno don Juan Garcia del
Rio: á vista de cuyo hecho, todos sospechamos por inducción
-í^ue algo de provecho contendrían las proposiciones del Vi-
re\' cuaniio se mandaban negociadores, ó por lo menos, la
viveza astuta de nuestro general algún partido se proponía
sacar de la ocasión. Dicho y hecho. El 28 se comunicó al
ejército *|)or la orden) gení»*ral, que los comisionados ha-
l^ian ajustado el 26 en Miraflores (pueblito a dos leguas de
I.imH) un armisticio y suspenison de arma-s por ocho dias. No
•ira pequeña adquisición la de que, la masa de diez mil
T*^teran()S que el Virey habia aglomerado en Lima, respeta-
ü^H el puñado de cuatro mil que estaba en Pisco, sin acal»ar
'<inizá de recuperarse del entumecimiento de la navegación y
I)rivaciones consiguientes, asegurándole a la vez su quieta
l)ermanencia en el terreno que pisaba, por una suspensión
<\9 armas solemnemente estipulada. Algunas otras refleccio-
iies y congeturas haciamos en nuestros círculos privados,
^>ero me complazco en silenciarlas dejando el campo a los
íiituros historiadores argentinos, que con mas capacidad que
yo sabrán deducirlas en honor del genio que sabia prepa-
Tarlas.
El dia 4 se previno en la orden de la División, que se
:a listasen para marchar al primer aviso, los cuerpos y pique-
tes siguientes:
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En la noche del cuatro al cinco, y á virtud de haber ter-
chinado el día anterior los ocho dias del armisticio acordadc»
en Miraflores, se puso en marcha esta división desde Cau-
cato á las órdenes del general Arenales, acompañándola ade-
i>2as hasta Yca el rejimiento de cazadores a caballo man-
díido por su coronel don Mariano Necochea, con una fuerza
de 300 y pico de plazas. Se dio á reconocer por 2.o gefe de
la división y gefe del estado mayor, al teniente coronel don
^lamiel Rojas, que llevaba á sus órdenes al 2.o ayudante ea-
l)itan de injenieros don Clemente Althaus y 8er. ayudante
teniente don Juan Alberto (lutierrez.
El primer punto que tocó la división fué la hacienda de
Chunchanga, pero por aprovechar el fresco de la noche no
cesamos de andar, k excepción de los descansos que se da-
ban á la tropa, para reponerse de la fatiga que causaba la
gruesa capa de arena que cubre casi todos los caminos de la
costü.
La división llevaba sus descubiertas de eaballeria á van-
guardia, y verificó su marcha hasta la ciudad de Yca sin la
menor novedad, por cuanto la fuerza del coronel Quimper
no se dejó ver ni á distancia.
Nuestra entrada á la ciudad fué brillante. El cabildo, las
comunidades religiosas con sus prelados, los vecinos nota-
bies de la ciudad y un inmenso gentío, salieron á nuestro
encuentro. Las demostraciones de regocijo que nos mani-
festaban esas gentes, parecian sinceras por la espontaneidad,
y llegaron al mas alto grado de entusiasmo. El alcalde de
1er. voto don Juan José Salas y todos los señores municipa-
les, se esmeraban á competencia en prestarnos atenciones,
comedimientos y servicios, que era imposible dejar de agra-
decer con la mas fina sinceridad. Todos los gefes de los
cuerpos fueron alojados en casa de las familias mas •notables
del lugar: la oficialidad de cada uno, en otras casas desocu-
padas que se asearon y amueblaron con cuanto se consideró
precisí) á su mayor decencia y comodidad; y á la tropa se le
proporcionaron cuarteles en una, dos y mas casas contiguas
2JS LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
para que estuviesen con desahogo, cuidando en particular
de la carne, las menestras y las verduras para que el rancho
fuese lo mejor posible.
El general Arenales inmediatamente de entrar á la ciu-
dad y recojer datos de la dirección que tomaban los enemi-
4,'os, asi como de las familias españolas que huían para Lima
llevando un gran cargamento de equipajes, dinero, arma-
iiiento y jx^rtrechos de guerra de toda clase, mandó en su
persecución un escuadrón del rejimiento de cazadores á ca-
ballo al mando del teniente coronel don Rufino Guido, con
la orden de perseguirlos hasta batir la fuerza y apresar
cuanto se pudiera: mas volvió esa misma noche dando parte
de que, después de andar mas de seis leguas, no habia des-
cubierto rastro ni noticia la menor por el camino que se le
habia ordenado; de lo que se infería, que eran falsos los
avisos dados al general: pero descansó este escuadrón un
poco y acto continuo volvió á marchar en la dirección de
Palpa, camino que según las últimas noticias llevaban los
<»nemigos: y fué tan activo, que el dia 7 les dio alcance, y al
primer tiroteo se le pasaron dos compañías de infantería con
«US oficiales, y se dispersó el resto en distintas direcciones:
<'<m esta adquisición, el comandante Guido regresó á Yca
Címforme á las órdenes que se le habían ^ado. Mientras
k'l comandante Guido verificaba esta operación sobre Palpa,
se prei)araba en Yca otra pequeña división al mando del
pefe de E. >I. teniente coronel Rojas, compuesta de los 50
jrranaderos del mayor Lavalle, una compañía del rejimiento
de cazadores con su capitán don Federico Brandzen, la 3.a
compañia del batallón N.o 11 con su capitán don José Videla
('astillo, otra compañia del N.o 2 cuyo capitán no recuerdo
quien era, y el piquete de 30 cazadores á caballo del teniente
aon Vicente Suarez: esta fuerza que seria como de 250 hom-
bres, marchó el dia 12, montada la infantería como mejor
F.e pudo en aneas unos de otros, y dio alcance á la división
Quimper que llevaba mas de 700 hombres de infantería y ca-
ballería, el dia 15 en el pueblo de la Nasca, y la hizo peda-
APUNTES POSTUMOS. 229
xos sin darle tiempo para nada por la impetuosidad del
ataque. El Marqués de Quimper no había podido apresu-
rar mas su marcha, á causa del gran tráfago que custodia-
ba de familias que emigraban para Arequipa, y un gran
cargamento de equipages, armamento, municiones etc., etc.
que habia sacado de Yca: el fruto de este pequeño triunfo
fué, 41 muertos de tropa que dejaron los enemigos en el
campo, 15 heridos y 88 prisioneros, entre ellos seis oficiales,
300 fusiles y un crecido número de tercerolas, armas blan-
cas y los equipajes de los gefes y oficiales de la división. El
comandante Rojas fué informado por algunos vecinos de
Nasca, que el Marqués^ habia hecho adelantar sobre el pueblo
de Acari, mas de 100 cargas de armamento, municiones y
efectos de los que habia sacado de Yca, en cuya dirección
el mismo había fugado con el resto de caballeria salvado del
combate, y esa misma noche asi que los caballos hubieron
comido y descansado un poco, hizo marchar al teniente Sua-
lez con el piquete de 30 cazadores á caballo que traia á sus
órdenes, á ver si lograba hacer presa de esos objetos. T^l
teniente Suarez que ansiaba por una de estas ocasiones para
lucirsCf como él decia, en esta vez cumplió su deseo: tres
^.^entajas logró c\ ejército con este golpe: aumento de nues-
tro parque, reportación ante el pais, y el terror de los ene-
•niigos. Verificó su marcha con una rapidez y habilidad
increibles, y al dia siguiente, 16, les cayó encima á medio
dia: sorprendió la escolta del com})oy, les mató algunos sol-
dados que quisieron defender el puesto, tomó prisioneros
casi a todos los demás, tomó ciento y tantas cargas de nm-
riciones y pertrechos militares, y mandó que regresas.^n á
sus casas las familias que el enemigo hal)ia forz>i(lo h emi-
grar. El teniente Suarez ayudado por los vecinos natriotas
de Acarí favoreció en cuanto fué posible a esas f^Tiiiliíis, y
regresó sin demora á Nasca con la rica y abundante ])r«.sa
C[Ue habia arrebatado al enemigo.
GERÓNIMO ESPEJO.
(Continuar/i.)
I ' : 4 \ .«
i •
4' '
LITERATURA
CONFIDENCIAS
8eñor Redactor de la '* Revista'*, doctor don
Vicente O. Quesada.
Paira envencer á usted de que no he olvidado
'lili comipromiso de colaborar en ia publiea-
eioD «que V. dirije, le adjunto estos recuer-
dos íntimos, escrito» en medio de las pro-
saicas labores del oficÍBiBta ministerial -^
Suyo de corazón — *^R. Palma/'
CONSOLACIÓN
I.
»
Lector ¿eres jorabado?
Si |><)r desgracia la mano del Creador ¡)U.so sobre tus
tfspaldas el abultado pan de azúcar que se üíinia joroba, ar-
roja estas pajinas sin leerlas y juróte en conciencia no per-
derás mucho.
Siempre se ha dicho que los jorabados son sarcástieos
y malignos y que la protuberancia que los afea es un depósi-
to de venenosas sátiras y picantes blasfemias. Líbreme Dios
de acojer tal opinión, yo que he conocido á uno de est/OS
íiesgraciados que tenia un corazón de ángel encerrado Iwijo
CONFIDENCIA» 231
tan tosca y deforme corteza. Andrés era como un hermo
*o brillante engarzado en una sortija de hierro.
U.
Andrés contaba diez v nueve años.
Nunca he contemplado una mirada mas dulcemente lán-
j^ida que la suya, en unos ojos azules como un cielo ún
nubes.
Sus palabras tenian algo del perfume de la inocencia
Jamás le oímos proferir sus amigas una queja contni
♦-1 destino y «manda teniamos un sufrimiento que comuni-
<'¡irle, alguna de esas infernales decepciones que destrozan
fíl>ra por fi])ra el corazón de un joven, eran siempre acentos
<in bendición, de paz y de consuelo los que brotaban de sus
Jábios. Ilabia en su voz un no sé qué de profunda y su«vc
melancolía que alcanzaba á conmovernos, y después de o'rJo
nuestra congoja desaparecia. -^
Por eso sus amigos le llamábamos Consolación,
III.
La juventud sin amor es como una fuente sin murmulli),
como una flor sin perfume, (^onio un cielo sin sol.
Desencantad á la juventud, quitadla ese divino fuego y
hii])i'e¡s convertido para ella el mundo en un espacio inP-
iiito donde reinan las tinieblas.
Entonces si el joven se llama Alfredo de Musset, se vuel
\(' escéptico y muere envenenado por el alcohol: si se lla-
ma Gerardo de Nerval se torna impío y se ahorca bajo las
V(»ntanas de una ramera.
Andrés amaba en silencio á Cesarina. Jamás los labios
<íel ])obre joven w atrevieron á declararla la pasión que lo
i'onsiunia; porque temió que de su amor se hiciesí» un obje-
to de burla.
Pero acaso el amor verdadero necesita de palabras? i No
tiene un lenguaje mudo que se traduce en las miradas, en las
sonrisas, en nuestras acciones todas?
L
232 LA EEVISTA DE BUENOS AIBIiS.
Cesarina no quiso comprender el tesoro de amor q'ie"
para ella encerraba el corazón de Andrés.
IV.
Una tarde notamos en el rostro de Andrés mayor pali-
áez que de costumbre.
— Estás enfermo? le preguntamos.
—Sí....! del alma!!!
Habia un dolor tan íntimo en su acento que nos estre-
meció.
— ¿Estás tal vez enamorado?
Andrés nos miró procurando dar á su semblante todo el
aire de indiferencia que le fué posible y nos repuso:
— ^Acaso un jorobado tiene corazón?
— Entonces ¿qué tienes, Andrés?
— Lo de siempre, amigo mió ! Lo de siempre !
joroba ! ! !
Era la primera vez que lo veíamos tan dolorosamente
iiTj presionado y comprendimos que acababa de recibir una
de esas heridas en el alma para las cuales no hay bálsamo en
Ja tierra.
V.
i Qué habia pasado ?
Consolación declaró su amor á Cesarina, la que prorum-
piendo en una alegre y estrepitosa carcajada se dirijió á tres
jóvenes amigas suyas que se hallaban en un corredor de la
C&SH.
— ¿Sabéis una novedad? les dijo.
Andrés la miraba espantado.
— ¿ Qué es esto ? preguntaron á una las amigas.
— Dejadme reir....no lo acertareis nunca. .. .Andrés
esta enamorado . . ' .
— De alguna jorobada?
— No, niña£i: de mí!
CONFIDENCIAS 233
Y el alegre coro estalló en carcajadas; porque no conce-
bía que un jorobado tuviese las pasiones de un hombre.
VI.
Cuando yo descendia de la habitación de Andrés sentí la
detonación de una pistola.
VII.
Aquella noche habia baile en casa de Cesarina.
Al penetrar en el salón la descubrí en los brazos de un ga-
llardo y elegante joven que la acompañaba en los volup-
tuosos giros de una rcdoiva, ]Me aproximé á ella y la dije al
oído:
— Andrés acaba de matarse.
— Qué loco ! murmuró ella sonriendo y arrebatada por su
pareja se perdió en la confusión del baile.
Aquella mujer tan joven y tan bella tenia helado el co-
razón.
L A V E N G A N Z A D E IT N A N G E L ,
Confidencias de un soldado.
*M.o de Diei-embre 18.34."
Magdalena acaba de revelarme que me ama.
Perdón, hermosa prima! No soy de esos jóvenes que
fi>eguran que el siglo XIX se muere de fastidio; pero si en-
tregase mi corazón bajo el imperio de unas miradas fascinado-
ras como las tuyas, acabaria por aburrirme.
Y en verdad ¿hay algo de mas tonto y de menos cristia-
no que amar a una sola mujer ? Yo amo á Dios en sus obras,
amo la belleza como emanación de su divinidad, amo á las
mujeres como destellos de su santa auréola. Y he aquí por-
que esas mariposas del verjel de los amores que cambian
de queridas con la facilidad que un diputado de opiniones,
234 LA REVISTA DE BUENOS AIR 15S.
*
son para mi los hombres mas cristianamente sabios. Dagiie-
rreotipos del siglo, viven con la actualidad; y la actualidad,
prima mia, no es de pasiones profundas, sino de pasatiempos ;
no es de creencias sino de duda; no es de ilusiones fantásti-
cas sino de realidades desesperantes; no es de poesía sino de
guarismos.
¿A que engañarte, Magdalena, ñngiendo que participo
de tu amor? Seria destrozar tu corazón inocente, pobre pri-
]r.a mia, que no has hallado hasta hoy en la existencia mas
qi;e colores y armonías, luz y perfumes. Y luego, concedien-
<lü que fuese yo bastante infame para darte mi nombre sin
mi amor ¿salíes lo que seria nuestro matrimonio? Un cre-
púsculo eterno: siempre las medias tintas de la tarde; pero
nunca el sol en el zenit. Tal vez renunciarla por breve tiem-
po á mi vida de libertino ; pero al fin el tedio, la prosa del ma-
Irimonio, volverían á arrastrarme á ella.
Ya vez que soy franco y que no quiero jugar con tu cora-
zón de niña. Tiempo hace que Williams solicita tu mano.
Acepta, Magdalena, que si a su lado no hallas todo el entu-
siasmo, pasajero al fin, de una alma vivificada por los ardien-
tes rayos del sol americano, encontrarás el glacial pero eterno
«mor de un inglés.
**2 d« Dicienbrc "
•
Asi hablaba yo anoche á mi prima ^lagdaJena, precioso
Kt rafia de diez y siete años. Casi tengo remordimientos de
mi franqueza; porque á veces la verdad es un crimen.... Creo
<|ue mejor habría sido, sofocando mis instintos de hombre hon-
rudo, mentíila un amor que no siento.
La pobre niña me dejó ver una perla cristalizada en su
papila y corrió á encerrarse en su cuarto.
Todo ello será un día de llanto; mas acabará por conso-
larse y aceptar la mano de Williams.
"10 (lo Diciembre ''
Chorrillos! Pueblo de maldición donde á un golpe de
dados se arriesga el decoro, el i>orvenir de las familias. En
CONFIDENCIAS, 235
tu recinto los desórdenes se llaman bromas y los vicios dis-
tracfiímes. Salve, pueblo de eterno carnaval y de eternas
<? retas!
Tenéis hijas? Educadlas, por seguir la moda, en Chor-
rillos, esa escuela del lujo y del vicio. Desde la invención
di» los nervios en Lima, se ha hecho Chorrillos una necesidad
•en las familias para correjir el sistema enfermo ó que se fin-
je estarlo.
Bienaventuradas nuestras abuelas que no conocieron las
^•nfermedades nerviosas!
y establecida ya en Chorrillos una familia ¿en que pa-
sará la noche? Vengan dados de marfil y jugemos por
trozos el honor; y las esposas y las hijas participen también
<le los encantos del mal. ¿Que importa la ruina de algunos
ficmbres si su desgracia sirve para distraer el tedio de los de-
2uas *
Las blasfemias, las palabras mas inmundas hieren los
^?dos de la casta esposa y de la moilesta vírjen; pero es pre-
ciso disculpar á los que pierden y no darse por ofen-
didas.
Seamos indulgentes, dicten las bellas.
No ! Sacrifiquemos nuestra dignidad, deberían esclamar ;
p< ro gocemos cxm el ruido del oro.
V asi es la luimanidad ! Aun cuando la tierra se convierta
en una California sin fin y la humanidad fatigada se acuestí»
«obre un lecho de ese metal corruptor, el ruido de las monedas
la baria estremecerse como un cadáver sometido á la acción
galvánica.
**11 de Diciembre.''
Mi honor -^stá (om prometido.
Williams Jiie ha ganado al juego una fuerte suma por la
<*ual le he firmado un vale.
Si no pago mañana mi deuda, estoy desonrado y prefiera
la uHierte á la deshonra.
Estoy decidido. El mundo no ha de conmoverse por un
pistoletazo que me destroce el cráneo.
236 LA REVISTA DE BUENOS A IBES.
**21 de Diciembre. ' '
He estado diez dias con una violenta fiebre, luchando en-
tre la muerte y la vida.
¿Que ha pasado en este tiempo? Recordemos.
Llevaba la pistola á mi frentte cuando sentí que me déte-
nian el brazo. ]\Ie volví y era Magdalena.
— ^Loco! Te devuelvo el honor, me dijo alargándome un
papel.
Era mi vale. Ella se habia interesado con Williams,
para que la regalase mi deuda. Williams comprendió que
solo la arrastraba á este paso el deseo de evitar que su
primo continuase jugando y corregirlo por una acción ge-
nerosa.
— ^Magdalena, la dije conmovido, no puedo aceptar
tu regalo porque me humilla. Mi resolución está ya to-
mada.
— Y si te obligo á que lo aceptes ? repuso ella rompiendo el
vale.
— i Que has hecho? Solo con tu mano podría aceptarlo
para pagarte á fuerza de ternura.
— Es tarde, Jorge. Mañana me caso con Williams. Des-
deñaste mi cariño y me vengo de tu desprecio devolviéndote el
honor.
Y la infeliz lleval)a el pañuelo á los ojos para enjugar una
lágrima.
No sé lo que pasó entonces por mi. Caí desvanecido en
un sillón con el remordimiento en el alma de no haber com-
prendido ese corazón de ángel.
**26 de Diciembre."
He recibido orden de incorporarme á mi regimiento. Ten-
go el presentimiento, Magdalena, de que es estas líneas te doy
iin adiós eterno. Hoy en que un lazo indisoluble te une á otrc>
hombre, cuando la felicidad que tu esposo se afana en darte se
hfJla enturbiada por algunas gotas de llanto, voy á hacer una
CONFIDENCIAS. 237
súplica á tu alma generosa. ¿Me concederás lo que imploro?
— Olvido y perdón.
Aqui termina el manuscrito del libertino capitán.
Diez dias después, el 5 de enero, se daba la batalla de la
Palma y el cadáver de Jorge fué encontrado al pié de un ca-
£on.
En cuanto á Magdalena es hoy una esposa llena de digni-
■dad y virtud ; pero conserva en el rostro señales de una mor-
tal melancolía.
^Mienten los que dicen que el tiempo todo lo cura. ; Solo
Dios es el médico de las almas \
* EX LA CASA DEL JABONERO.
Era el dia de San Andrés del año de 185....
La multitud se dirijia al hospital de locos y confundido
<»()n ella penetré en el primer patio donde se hallaban las cel-
<ias de quellos infelices por quienes los Directores tenian algu-
na deferencia en razón á la posición social que ocuparon o á
las recomendaciones de sus familias.
Diréis que es una triste ironia un poeta visitando la casa
=<ie liHros ? i Bah ! ¿ Pero que otra cosa es el mundo que una gran
jaula de locos?
Adán, el loco numero uno que descendió del Edén h
iste valle de lágrimas trayendo aun en pos de sí el tibit
perfume del aliento divino que lo formara ¿no es vor:l#id
<iue hizo una locura de tomo y lomo al dejarse tentar por lu
golosina de una manzana que quizás no estaba todavía ^n
sazón ?
T^n loco hace ciento. La humanidad fué fundida í^a el
mismo crisol que Cain y Abel, el primer picaro y el primev
ho])alicon, y convenid conmigo en que desde el descubrí-
Diiento de la quijada de burro para descalabrar al pr/ijimo
hasta la invención de la crinolina para encubrir la corteza
238 LA BEVISTA DE BUENOS AIBES.
del fruto vedado, los hombres no han hecho mas que lo-
curas.
Y á propósito de crinolina, no os parece i)referible h\ hoja
de parra que usó la madre Eva?
Compadezcámonos mutuamente y no limitemos este senti-
miento para los seres que viven en un encierro sufriendo la ca-
miseta de fuerza y el látigo del brutal loquero, i Quien ,sab'¿ si
esos enfermos son mas felices que los que habitamos al aire li-
bre obstinados en negar nuestra locura!
Algo mas que no creo bueno para escrito pensaba Vv) al re-
correr la casa de amentes, cuando de prontto me detuve -ú oii-
me llamar por un loco.
— Eh ! chico ! no te pases sin visitar á los amigos.
Penetré en la celda número 13 y con gran trabajo pude re-
conocer á un antiguo compañero de colegio que con vertía itera
efusión me estrechó en sus brazos. En el primer mome]ií'» D'>
las tuve todas conmigo y le dije :
— Cuenta, hombre ! que me estrangulas !
El loco sonrió amablemente y me invitó á sentarme
Joaquin. tal era su nombre, contaba entonces veinte y seiíP
años. La palidez mate de su rostro contrastaba magníficamer* -
te con sus grandes ojos negros y con la sonrisa melancólica de
siLs labios delgados y rojos. Su cabello artísticamente desali-
ñado V el aseo de su vestido revelaban aun en él al homlin* de
buen tono.
Hablamos gran rato sobre recuerdos de nuestra primera
juventud y ¡Dios me perdone! creo que aun echamos un ^Miar-
to á espadas sobre la poesia y los poetas, sobre la oposición y rl
ministerio. El local era apropósito.
Al fin me decidí á preguntarle por que serie de estra-
dos acontecimientos habia venido á ser uno de los morado
res de la casa de locos. Una lijera contracción nerviosa aji-
tó la fretite de mi amigo y estrechándome la mano m<*
dijo :
— ¿No crees que el mundo vé solo lo que quieren dejarh>
ver y que la ciencia se engaña ó finje engañarse ?
CONFIDENCIAS ^3»
— ^i Quien sabe !
— Escucha y te eonyencerás. A la edad de veinte y do»
años salí del eolejio con una regular reputación de talento v
y en breve me recibí de abogado. La sociedad me abria su*
puertas y entré en ella con todo el desenfado propio de la ju-
ventud. Apuré sus placeres y tras la desilucion vino el hastio
Buscaba el espíritu y por todas partes encontraba el fango de
la materia. Donde soñaba hallar el amor ó la amivstad se me
presentaba deforme el egoísmo.
Una noche fui convidado á un baile de Palacio, en el quo
lejos de mostrarme galante y obsequioso con las damas pasea-
ba con un anciano conversando de política, ese eterno manjar
de los hombres gastados.
De pronto mis ojos se fijaron en una hermosa joven qUi>
daba el brazo á un caballero y pregunté í
— Quien es esa linda niña?
— Es mi pupila. . . . Elodia Gonzalvo.
— ¿ Y el joven que la acompaña ?
— Es su pimo. . . . don Alfredo Camprodon.
Jamás me habia sentido tan vivamente impresionado; y
sin embargo no podía darme cuenta del efecto que me inspi-
raba la belleza de Elodia. Yo necesitaba el amor ó el aborre-
cimiento de esa mujer.
La orquesta empezó á tocar una mazurca y separándome
del tutor de Elodia me dirijí hacia ella, suplicándola mo
honrase aceptándome por su pareja. Elodia accedió á mi
demanda con una sonrisa llena de gracia y en breve nos ha-
llamos arrastrados por ese vértigo infernal y delicioso á la
vez que produce el baile. Yo centia los latidos de su co-
razón y su aliento, tibio como una brisa de verano y perfu-
iMado como el jazmín, bañaba mi rostro. El brillo de sus ojos
me fascinaba como el de la seri)iente tentadora de que habla
(1 Génesis.
Una mujer hermosa deja adivinar siempre en la agitación
del baile un tesoro de encantos. Bailad en buena hora los que
buscáis el filtro ponzoñoso del amor sensual ; porque en el bai-
:.M0 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
le la mujer sabe unir la timidez y pureza del serafín con la
májia fatal de ángel caido.
Aquella noche decidió de mi destino. Salí del baile
ebrio de amor y tres meses mas tarde Eloida era mi esposa.
Transcurrió un año en que viví completamente dichoso;
porque me alentaba la f e en el cariño de la mujer á quien ha-
bía dado mi nombre.
De pronto apareció en mi casa Alfredo, de regreso de un
viaje á Estados Unidos, y desde ese instante principió á desva-
necerse mi felieidad. ,
Dos meses pasaron siendo Alfredo nuestro huésped, cuan-
do una noche después de las doce sentí un leve ruido en el co
rredor, que comunicaba al dormitorio de Elodia. Levánteme*,
presuroso y salí á tiempo de percílúr una sombra que penetra-
ba en el cuarto de mi esposa, sagrado santuario cuyos umbra-
les solo dos hombres tenían derecho de traspasar : — El médico
y el sacerdote.
!Mas de una hora permanecí anonadado ante la certidurn-
l.Te de mi deshonra. Al cabo adopté la resolución de castigue
j't los infames y me acerqué al lecho de la adúltera. Des-
cargué una pistola sobre la frente de su cómplice, entre-
lanto que Elodia huia y stf asilaba en las habitaciones di* sij
tutor.
Al siguiente día me trasladaban á la casa de amentes.
La influencia social y política de que gozaba el tutor de
Elodia había cegado á la justicia, médicos vendidos certifica-
ron que mi cerebro se hallaba en desconcierto, nadie quiso es-
cuchar mi defensa y ya lo ves, amigo estás hablando
eon un loco!
Joaquín calló y al salir del hospital de locos, esa casa del
jabonero en la que había resbalado y en la que con frecuencia
caen los que como yo son tentados por el demonio de la poesía
me preguntaba:
CONFIDENCIAS 241
— Señor ! Señor ! i Si estará escrito que la sociedad tiene
oídos para no oir y ojos para no ver?
RICARDO PALMA.
1866
FKAGMENTO DE VIAJES.
DE C O P I A P Ó A V A L P A R A I S O .
9 á 11 de Mayo, .1841.
Vapor Perú.
El primer dia se ha navegado á la vista de la costa y k
nniy poca distancia: la variedad de objetos y continuo cam-
bio de perspectivas por las diferentes sinuosidades de Vó^
tierras inmediatas al mar, todas empinadas y accidentadas
hacen este viaje muy variado y entretenido. — (La velocidad
del vapor es de nueve millas por hora.)
A este recreo, que es de gran recurso para no caer en eí
tedio que ocasiona la ni/onotonía en los viajes de altamar, «o
agregaba el de una buena sociedad, que para mí tenia iinn
especie de encanto; porque después de salir de los áridos y
selváticos desiertos de la Rio ja al través de los Andes, débil
todavía y convaleciente de una tenaz enfermedad, en una
estación bastante avanzada; y de una campaña en estremo
penosa y desgraciada — la del ejército libertador — me sent*?t
agradablemente sorprendido al encontrarme entre inglesas
franceces, argentinos, chilenos, bolivianos,, peruanos y colom-
bianos y todos, con cortas escepciones, personas de buena so-
FK AUMENTOS PE VIAJES. 24a
ciedad. — La mesa no podia mejorarse, servida con abundancia
^ lujo, y con delicadas frutas tropicales.
Para disfrutar de las románticas vistas del paisaje ma»
allá de la costa, verdaderos estrivos de Ion Andes, pedí al se-
ñor don Aristides Martinez — joven sanjuanino muy simpáti-
co com panero de camarote — me despertase al primer despunta
de la aurora.
¡ Que vista tan pintoresca ofrecia en aquel momento la ele-
"vada cordillera coronada de nieve en su cima, y en -il-
jrunos parajes de densas nubes! Era un grandioso pano-
rama.
El color ceniciento del crepúsculo matinal, hacia Icnta-
iiiente lupar á los tintes suavemente rosados formados por
Ja gradual aproximación del astro esplendoroso. Al prin-
cipio, el conjunto de aquellas inmensas masas se ofrecia
íi la vista estasiada por tan magnífíco espetáculo como nii.t
muralla gigantesca que st» levantaba en la orilla del mar;
pero las líneas irregulares de luz y la.s de laK vsombras se hi-
cieron luego perceptibles, descubriendo la formación de
las tierras entre la costa y Ion Andes, y podia ya discer-
nirse la larga distancia entre aquella y la altísima cor-
dillera.
A medida ([ue el dia avanzaba el paisaje se hacia niíís
visible, y los coloridos aumentaban en riqueza y esplendor
hasta que apareciendo el sol detras de las elevadísimas cres-
tas, se ofrecia una escena de las mas bellas que hasta enton-
ves hubiera yo visto. Se exhibía primero á lo largo de la
l)laya una costa estéril de color ferruginoso, con varios pro-
montorios de rocas salvages y desnudas de vegetación, de
formas caprichosas. Se veían los cerros mas próximos ves-
tidos de verdura silvestre, y á sus espaldas altas cordilleras
jíUrpúreas y azuladas, que elevándose unas sobre otras en
tinfiteatro, terminaban agrupadas sirviendo de contrafuerte.^
á los Andes, (íuyos picos escabrosos é inaccesibles, resplan-
decientes por sus eternos hielos, coronaban toda la escena
fon tal magnitud de dimensiones y altura tan desmedida.
244 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
f\ue el alma se sentía elevada por las mas sublimes eiiio-
'ciones, y como trasportada á las regiones de lo maravi-
lloso.
La aparición del sol vino á disipar este encanto: densos
vapores empezaron á esparcirse de los cerros hasta la costa ; y
lodos los vivos y trasparentes coloridos se transformaron en
un tinte muerto y opaco.
Corta era ya la distancia a Valparaíso, y el vapor navega-
ba todavía á lo largo y cerca de una costa inculta y al parecer
ílesierta, hasta que se llegó á la inmediación del puerto. T.a
Bahía — pequeña cala de pocas millas de circunferencia — es
abierta enteramente desabrigada del lado del norte, con gran
peligro de las embarcaciones que con frecuencia sufren ave-
lias, y algunas veces se pierden, por los grandes temporales
estacionales de esa dirección.
El aspecto físico de Valparaíso es notable. La curbatura
de la bahía desde el Almendral hasta la punta en que está
situado uñ castillo — que á su espalda tiene el morro del
Telégrafo y del Faro — es de tres millas: se presenta á la
vista en todo su desarrollo. La ciudad está sobre la playa
formando una calle irregular, limitada por las aguas y los
desnudos precipicios de roca casi en contacto con las habi-
taciones. Las casas se estienden con mas ó menos profuu
didad en toda esta estrecha zona trazando una sola calle ; ?e
iieralmente son de un solo cuerpo, y como están construidas
con tierra y ladrillo crudo, con techos de tejas rogiza¿$, tie-
nen una apariencia estraña y poco agradable. Toda esta
parte de la ciudad que es la principal, está inmediatamente
focando con el escarpado de los cerros, y en estos, siguiendo
todas sus sinuosidades desde las faldas hasta la cima, se ele\a
lotra población que es muy moderna: se ven en los parages
inas elevados edificios muy bellos, con pequeños pero bien cul-
tivados jardines — De modo que el conjunto ofrece desde el
puerto una perspectiva bastante original pero al mismo tieiu-
po agradable. — En toda la estension de esta cadena de cerrcÁ
FRAGMENTOS DE VIAJES. 24Ó
se encuentran quebradas á pico y torrenteras que vierten en ej
mar sus aguas pluviales.
Del lado del Almedrai la playa se ensancha mas : asi.
Ja población vive mas desahogada, y los edificios ocupan
mayor espacio. El Almendral empieza desde la plaza de
Orrego, que está precisamente to el centro de este escena-
rio, y se ven allí edificios muy bellos, aunque de poca soli-
dez para evitar los estragos de los frecuentes temblores de
tierra, que han ocasionado en varias épocas los mas des-
tructores efectos en Valparaíso, y muy particularmente en
il año 1822, cuando la ciudad se arruinó.
En el estremo del Almendral está situado el barrio de Po
lanco: se encuentran muchas quintas con árboles frutales y
sembrados, y algunos jardines muy pintorescos y bien cui-
dados Siguen los cerros del Varón, célebres por la derro-
ca del ejército de línea, sublevado por el coronel Vidaurre
por los guardias nacionales de reciente creación; y el asesi-
nato de su fundador el Ministro Portales.
El clima de Valparaiso es salubre y templado en todas las
estaciones.
Los chilenos tienen generalmente un esterior agradable.
y son de una constitución robusta y fornida : sus formas mus-
aculares y huesosas revelan un gran poder físico: este tipo es
general en toda el país.
La república chilena progresa mas que ninguna otra de la
América antes española: y esta ventaja la debe al larffo tiem-
po que goza de una inalterable tranquilidad asi como al ca-
rácter naturalmente i)acífico y subordinado de sus habitan-
tes; que no obsta á que sean como efectivamente son — muy
buenos soldados.
Los fundamentos de la cultura social, particularmente en
las altas clases, están bien establecidos en Chile, debido es-
Ic en gran parte á la paz pública que hace tiempo disfruta.
La política interior y esterior del gobierno es bien cnl-
^ulada para promover el progreso material y moral. — En ge-
neral en Chile hay mas elementos de orden que en los Es-
246 LA EEVISTA DE BUENOS AIEES.
lados sus cQ-hermanos, supremo bien que tiene su origen
(en las causas ya indicadas, y también en su singular situa-
ción geográfica que, en un j)eríodo considerable del año lo
incomunica con el continente por la gran barrera de los Andes
l^ntransitables durante el invierno. Es pues, poco 6 nada
peligroso el contagio anárquico. El inmenso mar Pacífico
separa á Chile de los otros cuatro grandes continentes.
TOMAS TRIASTE
CUADROS DESCRIPTIVOS Y ESTADÍSTICOS.
DE LAS TRES PROVINCIAS DE CUYO
(Concliisioín.) (1)
Es lina axioma ecoiKSmico que la esperiencia demuestra
mejor cada dia, que la riqueza y desenvolmiento de un Es
tado es tanto mayor cuanto mayor es la renta pública. Esta
en efecto se difunde en el cuerpo político esparciendo el bien-
estar y la industria en las poblaciones, y con su circulaciop
incesante vivificando la circulación, y el comercio de todo el
país. La riqueza privada no es tan estensa ni fecunda en
fiUs beneficios.
XVI.
Minet'ia.
Por l(f que se ha podido ver en los cuadros anteriores y
Vor lo (pie consta mas en detalle en los cuadros Departamen-
tales, la riqueza minera no es la que menos contribuye á dar
ünportancia a esta interesante provincia.
Sin embargo, por consecuencia del estado de constante
luclia de los partidos en estos países, esta industria no ha
podido desarrollarse, siendo de las que mas necesitan de la
paz y de la confianza general para existir.
1. Véase la pajina 57 del tomo XI.
24» LA EEVISTA DE BUENOS AIBES.
Hoy la esplotacion de la riqueza minera de la Provinelu
se halla solo impulsada por los esfuerzos de tres ciudada-
nos celosos é inteligentes, que son los SS. Correa, Villanue-
va y Maza. Estos tres individuos tenian por junto en ejer-
cicio en el espresado año unos 37 brazos ocupados de la es-
•traccion de metales de las minas de diversos puntos de las
;!ordilleras Mendozinas. Parece que sus esfuerzos no deja-
xán de recibir un brillante éxito, con el auxilio ofrecida
por el comercio de Valparaíso y por el Sr. Riehar, el muy
■conocido empresario de las minas de San Juan.
A este propósito, y dirijiéndonos á los inteligentes en la
materia, no creemos avanzarnos mucho asegurando que las
riquezas del mineral de Tontal en San Juan, si esta rique-
|eas existen, no son sino como una continuación de las corri-
das de vetas que han constituido el mineral mas antiguo y
afamado de San Lorenzo de Uspallata, situado mas al Sur.
pero en el mismo sistema de montañas, ó como dicen los mi-
neros, en las misma corrida de panizos. Este mineral lle.író
Á contar hasta fines del siglo pasado 4500 mineros matri-
^culados.
Los riquezas minerales señaladas ya anteriormente, lo
mismo que en los cuadros departamentales respectivos, pue-
blen determinarse de una manera mas circunstanciada co-
mo sigue:
Mineral de San Lorenzo de Uspallata, — Zona metalífe-
ra de cobres y galenas argentíferas y de vet.as de oro de unn
ley de 20 onzas por cajón para adelante.
Mineral de Yarguará, de cobre, oro y galenas argentífe-
ras. Solo se han esplorado y esplotado en una insignifican-
te parte las vetas de cobre. Se halla al naciente del an-
'.terior.
VaUejos, mineral de carbón bituminoso, descubierto por
don José Correa. Se halla a los pies del antiguo mine-
ral de San Lorenzo, y cerca del camino de Chile. El car-
bón se encuentra en estratificaciones de 12 metros de espe-
PROVINCIAS DE CUYO. 249
«or. Su calidad ha sido ensayada y reconocida como buena
en Valparaíso y otros puntos.
Sierras de Uspallata, En las alturas de las planicies de
este nombre se encuentran depósitos inagotables de hierro
oxidado y piritoso en todas las formas, con el carbón in-
mediato para poderse beneficiar.
Tamhillos, mineral situado frente de Uspallata, al este
Abunda en vetas de oro, en galenas argentíferas y en cobre
El oro ofrece generalmente de 17 á 20 onzas por cajón en
la superficie.
Cerro Rico. Este mineral se halla una legua al Sur del
Carl)on. Abunda en vetas de cobre y galenas argentíferas
de una ley de 20 marcos arriba i)or cajón.
Sasia Elena. Descubrimiento de cobre demdo á don José
(.orrea. Metal Abundante y de buena ley. Se halla al Sur
O el anterior.
Sacramento, mineral de cobre, una legua al Sur del prece-
dente. Descubierto por don Correa: en las mismas eondicio-
nes que el anterior.
dolifornia, mineral de cobre media legua al Sur del prece-
dente, descubierto por el señor Correa. Este como los otroí*
ofrecen en abundancia un metal de mas de 20 0|() de cobre
Amianto. En el Carbón y en California se encuentrati
en gran cantidad en esos mismos cerros del Paramillo, de
Uspallata, estratificaciones de este n)ineral. En los mismos
parages se encuentra en abundancia cuarzo y arcilla refac-
laria superior. Toda esta rica zona mineral del Paramillo
de Uspallata se estiende desde el rio de San Juan al Norte
hasta el rio de ^lendoza al Sur, espacio de 50 leguas en la?
Cordilleras. En las alturas situadas al Sur de las quebradas
por donde se descuelga el rio de Mendoza, se encuentran en
'abundancia ricas vetas de cobre, plomo nativo y galenas ar-
'gentíferas.
Cacheuta. En este cerro se encuentran en abundanciji
la galena argentífera, la plata y el selennio. También se cu-
2.30 LA REVISTA DE BUENOS AIEES.
'eiientran en esos mismos parajes fuentes de petróleo y betun
mineral.
Arboleda. En las alturas situadas al Oeste de esta lo-
líalidad, 14 leguas al Sur de ^lendoza, cerca del camino del
Portillo, que comunica con Santiago de Chile; en paraje
nbundante de pastos, víveres y recursos de toda especie, .se
¡encuentran abundantes vetas de cobre, oro, y galenas argen-
tíferas.
Tupungato. Al pié de la conocida eminencia trach^^iea
de este nombre, se han hecho descubrimientos comprobados,
pero no esplotados hasta la fecha, de cobre y sobre todo de
'lílata casi en barra. Al sur del alto cono nevado del Tu-
pungato, todas las cordilleras abundan en cal, yeso, mármol
^ilabastro, ametisto, cuarzo, cristal de roca, cobre, oro, plo-
mo y galenas argentíferas de una buena ley.
Jume. En esta localidad se encuentran en abundancia el
alabastro, el petróleo, piedra amolana 6 asperón fino. Eu
;todos los museos nacionales existen colecciones de los mine-
-zales indicados enviados por el infatigable minero prácti<?i»
don José Correa, una especialidad en la mineralogía de ha
cordilleras Argentinas y un patriota ilustrado do que puede
enorgullecerse vnialquier país civilizado.
XVII.
. Observaciones Generales.
Aspecto Territorial. Toda la provincia de Mendoza nc»
iforma sino á nianera de una falda ó pendiente que se estien-
de á lo largo de las últimas falanjes Andinas. El aspecto
de todo este territorio en declive, cuya parte superior se ha
Ha coronada por la crestas resplandecientes de los Andes
ofrece la esposicion mas ventajosa y el mas magnífico pa-
.iiorama en relieve al viajero que lo mira viniendo del na
'cíente en ese grandioso conjunto. Nada podrá espresar su-
líeientemente la grandeza y majestad de ese cuadro en que
3as mas estensas y feraces llanuras del T^niverso, dispuestas á
rBOVINCIAS DE CUYO. 2-51
la manera del procenio de un inconmensurable teatro, se ofn>-
J'c á la vista con todos los accidentes de su desarrollo, ter-
minando encima de las nubes por el coronamiento azul de
¡las cordilleras -.pie ribetea la espléndida blancura de las éter-
lias nieves.
A la estremidad norte de esta zona de faldas, á veces
pedrej^oisas y á veces guadalosas (meganosas) lo mismo qu(;
•de toda la rejion del Nordeste y Este, ningún obstáculo dc-
A'une la vista sobre el vasto y uniforme horizonte de las lla-
nuras (^n pendiente. Empero al Sur se levanta el prorrion-
lorio de las primeras cumbres en el arranque de los cordon( s
de Lunlunta y Capis, cuya influencia modifica los declives,
^a hidrografía y por consiguiente el aspecto del territorio
jv-onuinicándole el movimiento y relieve que al oeoidi>nte se
ostenta en la espléndida culminancia de las Cordilleras. Esa
Híeiiueña eminencia de Lunlunta, que no ol>stantií por do-
.((Ulera se alza atrayendo la atención del espectador, »lá el im-
1 ortante res^iltado hidrográfico de arrojar el rio de Men-
(toza al Norte del Tunuyan al Sudeste, sirviendo de linea de
ilivnrtia aqnarum entre las hoyas distintas y caraet«»rlsticas
kle Cnvo v de San Rafael.
Desde Lunlunta esa ])anda de llanunis en pendiente, ipie-
iiradas en partes por los accidentes del suelo y los torrentes
<]ue bajan de las montañas, queda estrechada formando un
^anjíosto valle (pie corre de Sud á Norte, con un anciio me-
dio de trece leguas, entre la diadema azulada de las cordi-
Uei'as al Oeste y el cordón gris meganoso de Capis al Este
.La pHrs[)ectiva se presenta allí mas confinada, pero no me-
:íios espléndida y las moles de los Andes se destacan majes-
tuosas sin hallarse veladas por alturas de segundo orden
icoino sucede en el Norte, ya plantando en su culminancia ra-
^liosa todas las eminencias del naciente, semejante á pig-
meos ante jigantes.
Ese largo valle que atraviesan sucesivamente el Tunuyan
y sus numerosos afluentes, va ensanchándose al Sur, sobre
lodo desde el Punta en que el Nevado de San Rafael co-
252 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
mienza á dominar levantándose por sobre los horizontes aus-
trales, mientras la cordillera aparece sepultarse bajo el suelo
vi Sudeste.
El cordón de Capis que, desde Aguanda se desvia al Fs-
te, como los Andes al Oeste, disolviéndase en montículos, y
pirámides meganosas, se compone de una gradería de allu-
Vas meganosas en parte, y en parte gravelosas, y comenzau-
.do en Lunlunta y Capis con un ancho medio de tres á seis:
'ieguas, se ramifica en seguida en tliversos cordcmes 6 cor-
dilleras de mega nos mas ó menos elevados, con valles y ondo-
nadas interpuestas. Desde su cima la vista se pierde en "I
Vago océano de vastas llanuras estériles vestidas por la vegc-
i ación enana y descolorida de los brezos cuyanos, con escasas
^escepciones de bases fértiles, perfumados de olorosa chilca ;.
Constituyendo lo que en los mapas se designa con el nombre*
<k pais desconocido, vasta rejion situada entre el Tunuyan
cal Norte y el indicado cordón de Capis al Oeste.
(lima ¡I tempe raí nra. La provincia goza de uno de los.
*climas mas templados y saludables, en la rejion mas tem-
plada y sana de la América del Sur. Su territorio que sií-
.estiende entre Jos 81o. y 88.o de latitud austral, ofrece una
^elevación en la rejion inmediata al pié de bus últimas cerra-
nias de los Andes, que podria evaluarse en 11 óO metros, ó
mas exactamente 3595 pies.
La temperatura de IVfendoza es isothera ccm la de ^lála-
^ga, ^larsella, Lisboa y Ñapóles que es de 21 á 22o. é isoqui-
jíiena en invierno con Granada, San . SebaMian, Pérpignan
Bayona, Turin y Oporto, esto es, de 10 á lio sobre O, lc>
que dá una temperatura media anual de 17 á 18o El calor
<lel estio es refrescado en ^lendoza por las brisas que en la»
nocbes descienden de las nevadas cordilleras.
A mas de los frutos de la zona templada, ilendoza es sus-
ceptible de producir la seda, el algodón, la cochinilla, y oí
«arroz, pero el cultivo del alfa y de la viña obsorven los cui-
Mados del agricultor mendozino. El cielo, constantemeutí?
despejado, en donde en unas noches de una serenidad in-
PROVINCIAS DE CUYO. 2.3^
<eonipai*able, resplandecen con un brillo sobeíano las bellas
-Kon.stelaciones del Sur, la Cruz, Sirio, Orion, las manchas del
2;^ur y las nubes ^Magallánicas, durante las ausencias de esa
Diana que en Mendoza, es mas esplendente, plácida y melan-
cólica que bajo el mismo cielo de la Beocia, ese poético cielo,
«decimos, añadido al espectáculo incesante y sublime de las
«¡altas nevedas cordilleras occidentales, comunican á sus pai-
liajes una belleza, grandiosidad y esplendor desconocidos eu
otras rejiones.
El ambiente es mas ))ien S(*co que húmedo; llueve poco y
S'olo en estio; rara vez en invierno en que solo llueve •*»
aueva en los grandes temporales que visten los Andes de lo»
j;ies á la cima de una blanca túnica de ofuscantes nieves. Fu
las cordilleras Álendozinas. las nevedas son frecuentes y con-
siderables en la estación fría. En el Sur, en las regiones
tiominadas por el nevado ó bañadas por el rio Grande en
"los ^38o, la temDeratura es mucho mas fresca. A la calma
ccnstante y serena de la región septentrional de Cuyo suce-
^Icn los helados cierzos Patagónicos; la temperatura descien-
de algunos grados-; la atmósfera se carga mas constantemen-
^te de vapores y el suelo y la atmósfera son mas húmedos
(^osfumhres y constitución física. Las costumbres Men-
<l()zinas son todavia muy españolas, según se espresa el señor
'íristani, viajero de esta nación. Los mendozinos son nuiy
.'.-aseros (»omo los ingleses, pero hospitalarios para los es-
iranjeros; sociables. y de carácter agasajador. Los mendo-
:zin()s son generalmente reposados, honrados y lal)oriosos. Su
])oca actividad relativa puede provenir del clima y de las eos-
•lumbres; mas después del terrenwto que asoló la provincia
-^n ♦)!, el carácter de los mendozinos se ha mostrado de un;^.
í nc^rjía admirable. Son robustos y bien formados, de l)uenos
colores y de una complexión sana. Entre sus jornaleros se
encuentran los hombres mas robustos de la república. TíOs
mendozinos son escelentes y valerosos moldados, al mismo tiem-
po que o})edientes, dóciles y poco fanfarrones. Las paperas
«olo desfiguran ciertas personas, ó mejor familias, en ciertíís
2,H LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
localidades. ''Las mendozinas, dice Tristani, son aunque ro-
¡posadas en sus maneras, graciosa.s, y nuiy apasionadas a!
Laile y á la música.''
Enfermedades dominantes. Aunque salubre, el clina de
JMendoza no se escapa de la ley común de nuestro planeta;
esto es, presenta enfermedades y dolencias endémicas las unas
y generales las otras. Entre las enfermedades endémicas ó-
peculiares de su suelo, deben contarse las paperas, la hidro-
pesia, el constipado, ciertas fiebres pútridas que podrian atri-
buirse á los miasmas de sus cienagales; las enfermedades del
estómago que so atribuyen á la acción de las aguas del rio de
Mendoza. Las enfermedades generales de que participa «4
país son los males venéreos, sífilis, gálico etc ; la tisis, la es»
carlatina, la vivuela, la grope, el mal de garganta, el costadd
la ai)oplejía, la hepatitis etc.
En estos últimos tiempos la viruela ha hecho y hace sen-
sibles estragos, sol)re todo en las poblaciones rústicas. La lv>
cura y sobre todo la imbelicidad son males muy frecuentes.
Plagas. La langosta y el granizo eran las únicas y sen-
^dbles plagas que se conocían antes del horr'ible terremoto dt
1861. La nieve cae á veces en invierno v cubre las lia-
nuras inmediatas á las faldas de los Andes. Pero el granizí>
es mas frecuente en estío en que es acompañado de fuertes
truenos y relámpagas, asolando en toda la estension dc^ 'a
manga ó zona de su acción, las huertas, viñas y sembrados
La langosta, plaga mas general y funesta que la anterior,
.-íe estiende también por mangas ó zonas como la anterior,
asolando todo á su paso. Suele ser tan grande la cantidad
de estos voraces insectos que llegan á cubrir materialmente
el cielo. A todo esto ha venido á añadirse las fuertes sacj-
didas que hienden y fracturan el suelo á mas de conmoverlo ;
azote que hizo su aparición en la noche del 20 de marzo dt»-
i 861 de una manera tan terrible, asolando el país á veinte
leguas á la redonda y sepultando cerca de veinte mil habi-
tantes.
Edificios. Al antiguo modo de construir con ladrillo
PROVINCIAS DE CUYO. 255
c¡ adove cocido al sol, el temor de los terremotos ha he.-rlio
sosíituir otro mas ligero y elástico que se compone de una
armazón de la madera abundante del pais que es el álamo í>
el sauce, revestida de una ligera cubierta de materia. Hoy
existen muy elegantes casas particulares construidas por es-
te sistema, en medio de las ruinas de las antiguas que er^n
mas sólidas, pero sin resistencia ninguna contra los terre-
motos: mientras con el actual método de edificar no hay te-
mor ninguno de ({ue los habitantes puedan ser aplastados
lajo pesados escombros. Las modernas construcciones por
este sistema resisten perfectamente á los sacudimientos del
suelo, y han resuelto el problema para que en adelante no
l'Uedan ser funestos los terremotos. Hánse también erigid**
con est*^ estilo divei*sos edificios públicos de consideración
tales como IgU^sias, casa de Gobierno. Cárcel penitenciriria,
Colegio, mona.sterio, etc.
Baños. Se hallan en la provincia escelentes baños ther-
inales propios ])ara restablecer la salud de los enfermos y
conservar la de los sanos. Vamos á designar en resumen los
mns conocidos ton sus circunstancias particulares.
Baños dvl Inca, llállanse estos situados en el valle loii
jitudinal de las Vacas, al mismo pié de la cordillera cen-
tral nevada que separa h)s dos Estados del Plata y Cliile
Brotan de bajo tierra con un ruido subterráneo bajo el mis
mo arc'ó'de un puente natural de piedra que es una de las
maravillas de la naturaleza en las cordilleras mendozinas
Este puente natural de i)iedra es una perforación de la roca
viva, praticada ])or las aguas torrenciales del rio de Mendoza
(H»rca de su origen, en las ([uebradas australes del nevado de
Aconcagua. La roca se compone de estratificaciones, ó mejor
de ojaldras de una calcaria delesnable, intercalada de conc-^-
siones y de óxido de hierro. La bóveda del puente tier.o
de 30 á 40 metras de ancho, y se halla cubierta de estalactitas
correspondientes á las. estalagmidas del piso.
El puente tendrá unos 50 metros de ribera a ril)era, y
una altura de 40 metros sobre el nivel" del agua. Las tluv-
2de LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Tiias brotan en tazones de forma cónica á manera de los pe-
queños crat^rs ó montecillos de erupción de una salsa volcn-
nica. Los baños se han dispuesto bajo del puente natural
con las aguas de la fuente mayor, que erhalan un fuerte olor
de hidrógeno sulfurado. El agua sale borbotando con uu
ruido subterráneo intermitente análogo al que se escucha en la
fuente de Geisser en Islandia, aunque en menor escala.
Según Tristani, estas aguas que salen con una temperatu-
ra próxima á la ebullición, ejercen una acción particular so-
bre los sistemas nerviosos y linfático; se indican para l.is
enfermedades cutáneas como lepra, sarna, gálico, escrófulas,
reumatismo etc. La temperatura del agua exede de 45.o
centígrados y su color es azulado al salir, el que toma des-
pués un tornasol amarillo.
Baños de Villavicencio, Thermales, con 20.o de tempií-
ratura; una fuente helada brota al costado mismo de la
therma. Los baños se hallan dentro de un sombrío y estre-
cho valle entre los altos cerros calcáreos de la quebrada de
Villavicencio, antes de trepar al Paramillo de Espallada. El
agua es incolora, su sabor picante por contener ácido cili-
sieo. algo untuosa al acto. Se aplica al venéreo, parálisis,
i-eumatismo, raquitis, obstrucciones, afecciones nerviosas, in
ilamaciónes del hígado, bazo, viente y para los dolores de es-
tómago ó ictericia.
Baños del (-all<io. Se hallan al pié de los cerros frente
á la ciudad de ^lendoza. Las aguas brotan de diversos ma-
nantiales en un cauce arenoso dentro de una quebrada pin-
toresca, sobre cuyas elevadas barrancas se hallan divers:is
habitaciones, reedificadas después del terremoto. Agua diá-
fana é incolora, algo acidulada, sabor que desaparece al se-
reno. Su tenqxíratura es tie 13 á 15.o Coatiene ácido-
carbónico y carbonato de x)otasa y soda. Su acción es tó-
nica y diaforética. Se aplican á los males nerviosos, á\a-
pepsia, ictericia, hipocondria, venéreo, piedra, heridas, lom-
brices y llagas. Son diuréticas, aperitivas y sudoríficas; in-
mejorables como ])ebida.
PROVINCIAS DE CUYO.
257
Baños del Borbollón. Tres leguas al norte de Mendoza
en una depresión en medio de una llanura quebrada y sali-
trosa, brotan estos célebres baños de una gran profundidad
bajo la tierra, rormando un curso de agua de consideración,
el cual corre dentro de un cauce hondo pasando por algunos
<;iénagos y herbazales aromáticos de brea y chilca. Aguas
alealinais, gaseosas, cristalinas pero que se opalizan gradual-
mente. Tienen un lijero. olor cienagoso, y guardadas hue-
len á hidrógeno alcalizado. Las aguas nacen borbotando
formando un pequeño lago con márjenes algo elevadas. Al
salir su temperatura es de 19 á 20.o corriendo lejos de su
íuente para ir á fecundar los terrenos inmediatos cubiertos
de preciosos cultivos que fecundizan sus aguas. La tempe-
ratura del agua disminuye á medida de su distancia. Bebida
<s purgante y aprovecha» '. en los infartos, males de estómago
o liidropesia. Es escelente contra la ciática, emipleajia, ri-
jidez. neuraljia y enfermedades cutáneas.
Baños de la Boca del Rio. Se hallan á 14 leguas al Sur
de Mendoza, en la parte en que el rio 'de este nombre de-
semboca en las llanuras, sobre una eminencia pintoresca,
^on tres manantiales cristalinos y las aguas se opalisan al
^nfiarse. Sus temperaturas son 17, 24 y 45.o oentrígrados
i'ontienen carbonato, sulfatos, ácido sulfúrico y carbónico y
<'>xi(lo de plomo. Se aplican para las herpes sifilítica, pará-
lisis, convulsiones, dolores sifilíticos, nefléticos, reumáticos y
t'ontra las escrófulas.
Baños de Capis. Se hallan 30 leguas al Sur de Men-
<ioza, al pié del cordón medanoso de este nombre. Son ther-
males: las aguas abundantes, cristalinas con virtudes medi-^
<inales y curativas superiores. Contienen ácido carl)ónico y
otras sustancias de una influencia eficaz sobre el organismo.
Baños de Lunlunta. Siete leguas al Sur de Mendoza,
al pié de la eminencia del mismo nombre, cuya proyección
liace cambiar de curso al rio Mendoza, arrojándolo al norte;
brotan en la misma orilla del rio de Mendoza, en una falda
258 LA KEVISTA DE BUENOS AIRES.
muy estrecha pero pintoresca. Son semitherniales, tónicos y
refrescantes. Los frecuentan en la primavera y el estio.
XVII.
Precio de las Tierras y Puntos colonizables.
A pesar de la buena situación, feracidad, abundante irri-
gación, riqueza de productos y facilidad de su espendio. por
liallarse esta provincia en la gran línea de tráfico que une
el Pacífico con el Atlántico, la tierra con todas esas venta-
jas es comparativamente barata en Mendoza.
En la ciudad, después del terremoto, los sitios para edi-
ficar han podido obtenerse por nada ó por muy bajo precii :
y ya hemos indicado que los terremotos no son peligrosos
■desde que se construyan edificios lijeros dotados de alguna
elasticidad.
En las inmediaciones de la ciudad, actualmente, la cua-
dra de tierra cultivada puede obtenerse por cien ó doscientos
pesos, según la situación. En los Departamentos mas dis-
tantes, la cuadra de tierra cultivada no vale mas de 20 á !•>
pesos, escepto en las localidades mas ventajosas como sur
Uspallata, Tocoli y otros puntos que por su situación comu
nican mayor valor á la propiedad.
Los terrenos incultos pero susceptibles de cultivo, y los
hay escelentes, muy bien situados y abundantes, pueden obte-
nerse desde tros hasta diez pesos cuadra con agua de irriga-
ción; y sin agua, pero pudiendo darla por la canalización
se pueden hasta por cuatro reales, bolivianos cuadra.
Respecto á los puntos colonizables, esta Provincia os
como Santa Pé, susceptible de una pronta, rica y brillanti^
colonización. A mas de que los inmigrantes de toda proi-?
dencia hallan actualmente en todos los puntos de la Provin-
cia pronta y lucrativa colocación.
Como se proyecta unir por un ferro-carril los dos océa-
nos, es evidente que los puntos que este ferro-carril dt^bi*
tocar están destinados a ser los mas importantes y los mas
PROVINCIAS DE CUYO. i 3ó9
convenientes para una inmediata eolonizacion. En la actúa*
lidad se abre ya un camino carretero destinado á cruzar
las Cordilleras de San Rafael al Sur de Mendoza, poniendo
en comunicación una y otra banda de los Andes. Esto dará
mucha importancia á los terrenos inmediatos al Planchón,
que es el paso donde se abre el camino, y en particular á las
tierras regadas por ios caudalosos rios Diamante y Atuel.
Estos rios ofrecen la mayor facilidad para ser canalizados y
riegan vastas y feraces llanuras susceptibles por el cultivo
<]{.' los mas valiosos productos de la zona templada.
Las tierras en esas localidades son fáciles de adquirirse
ítbundantes y baratas. En los cerros inmediatos existen ?ide-
mas abundantes vetas de oro, plata y cobre, á mas de esce-
lentes materiales de construcción. El as^^cto del pais es inte-
resante y pintoresco en estremo y el clima templado. Se pue-
den obtener terrenos comprándolos á particulares ó al Go-
bierno Íjos mejor situados, cultivados ya y sembrados de al-
falfa, valen en cantidades de 20 á 30 pesos la cuadra cuadra-
da. Sin cultivar se pueden obtener de uno á tres pesos cua-
dra. Hay allí tierras, no las mejores, pero escelentes y bien
irituadas que se pueden obtener incultas, hasta un peso 6
cuatro real-es la cuadra cuadrada. Todas esas regiones se van
poblando en la actualidad con rapidez, y alli abundan los r^? •
cursos necesarios para el sustento y cultivo de las tierras
Asi no es un pais desierto el que se iria á poblar, sino uno ya cu-
])ierno. Los mejores situados, cultivados ya y sembrados de ai-
Tenemos pues que los puntos colonizables mas conve-
nientes de la Provincia por su actual prosperidad y su inme-
diato desarrollo, son las márgenes de los rios Diamante y
Atuel en el Sur, y las del Rio Tunuyan en el naciente. Aun
no se hallan ocupados todos los terrenos situados á una y
'^tra margen de eSte último rio, y por consiguiente se pueden
adquirir por compra del Estado, tierras baratas, abundan-
tes, bien situadas y susceptibles de un abundante riego con
las aguas de ese caudaloso rio.
En una palabra, por todas partes, en la Provincia, se
260 LA REVISTA DE BUENOS A IBES
Xmeden formar con poco costo colonias y estableciutieatos
que en pocos años pueden hacerse muy productivos. El es-
traujero está perfectamente garantido tanto por las leyes na-
eionales como Provinciales, y la Provincia de IMendoza en
particular se distingue por su carácter hospitalario y tole-
rante para con los estranjeros
JUAN LLEBENA
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO
ESCENA DE LA VIDA. COLONIAL
(Crónica de la Villa Laperial de Potusi)
I.
Sobre el fondo rojizo del cielo se destacaba eu el lejano
horizonte'* el cerro del Aconquija, de nevada cima, brilbuido
como una silueta de bruñido acero á los postrimeros rayos
del sol de la tarde. .
Las faldas estaban cubiertas por la espléndida vej-^tacion
de los magníficos y seculares bosques del antiguo reino de
Tucma.
Levantá})ase apenas distante de aquel cerro, i\n niisi-ra-
ble villorio de españoles, fundado en 1564, oculto entre la
arboleda de sus contornos. El aire tibio y pertiui'adc, la
agreste y selvática soledad de aquellos sitios sin ¡ente: pero
abundantemente dotados de la riqueza de los tres reinos, p.'ji'c-
cia contrastar burlescamente con la angustiosa situa<rií)n de
un viajero desconocido, á pié, descalzo, desgarrados «us ves-
tidos por los enmarañados bosques que sin duda babiíí atra-
vesado.
Estaba recostado al pié de uno de esos árboles (pie el via-
2()2 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
jero busca ansioso para resguardarse de los ardores del sol,
y en las tardes despejadas y hermosas para contemplar los
deliciosos paisajes del crepúsculo. Ese árbol bajo cuya som-
bra benéfica se conserva el suelo limpio y seco porque sus ho-
jas resinosas y la calidad piperina de sus frutos destruj-en eu
8U ámbito todas las yerbecillas y pastos, es el asilo apeteci-
do del pasajero. Sus raices gruesas y fuertes se estienden
sobre la superficie como uñas de bronce para resistir á las
tempestades, y quizá para conservar la larga vida de que
goza. Aquel árbol tenia un tronco como de diez varas de
altura, era tortuoso, cubierto de una corteza pálida y con ra-
jaduras lonjitudinales. Parecia uno de los antiguos vivientes
de la selvas á juzgar por la grosura de su tronca;, cuyo diá-
metro tendría cinco pies. Sus ramas inferiores eran abier-
tas, casi horizontales, mientras las superiores se erguiaü víu
líneas oblicuas unas y otras casi perpendiculares, partiendo
del tronco, que era el centro de donde salían aquellas ramas
hacia el círculo que formaba el ramaje verde, alegre, y pin-
toresco. Las flores muy pequeñas y de blanco amarillento
salpicaban el verde follaje de sus hojas aladas, entremezcla-
das de racimos de frutos pintados. Del tronco y por las aber-
turas 6 grietas se destilaba la resina clara, abundante, líquida
trasparente y pegajosa, la cual al contacto del aire se endu-
rece y forma granos amarillos ó blancos.
¡Que árbol tan lindo en aquella selva tan frondosa! su
nombre es el molle. (1)
Bajo su sombra amiga, exhaustas las fuerzas por la larga
fatiga de un viaje penoso, descansaba un hombre de mo^
andar, como llamaban á la sazón á los fujitivos de las recien-
tes poblaciones de españoles.
De repente aparecieron dos jinetes, quienes al reconocer
por el traje y el color de la piel el origen europeo del viaje-
ro, .se dirijieron á él. Era un soldado fugado de Chile que
1. El ''árbol del molle.'' CORREO DEL COMERCIO de don-
de to.inamoa su descripción^
PEREGRINACIÓN DE UX FUGITIVO 263
habia atravesado las altas cordilleras y descendido hacia el
país quebrado y montuoso de Tucuman. Aquellos tenian
lio distante su hacienda, abundante de ganados y de indios
t^n encomienda.
Diéronle de comer y lo hicieron cabalgar á la grupa.
El crepúsculo de la tarde alumbraba aquel paisaje. Kn
las sendas de los bosques la oscuridad era completa; pero en
las abras la luz melancólica de aquella hora daba á los ob-
jetos el apacible encanto de la calma. Las aves trinaban
alegres en aquellas soledades, donde se respiraba un aire
recargado en esceso con los perfumes embriagantes de la ve-
jetacion intertropical. -
lia noche no habia llegado aun con la fascinante trans-
parencia del cielo tueumano, pero ya se distinguian entre
los matorrales y arbustos, las infinitas luces de las luciérna-
gas, fantásticas con su aspecto fosforescente y sus innume-
lables jiros, ora elevándose ó descendiendo, ya en una ra-
i!)a y ora en otra; pero en tan gran número, con tal rapidez
en sus apariciones, que la vista quedaba sorprendida y fati-
gada, cuando quería penetrar en la oscuridad.
Nu<*stros viajeros llegaron al sitio apetecido. Era la ca-
sa de una mestiza hija de india y de español, esposa de uno
de los caballeros. AUi dieron de cenar abundantemente al
f n jitivo, quien en blando lecho repos() de su larga fatiga.
Al siguen te día fué provisto de ropas de paño azul con
botones de plata. El fujitivo se hizo bien presto de la casa,
donde solo existia una doncella, hija de los propietarios
delgada, flaca y negra como un diablo, según la espresion del
huésped.
Escasos los españoles en aquellos territorios estensísimos :
j»ronto concibieron el proyecto de casar al recien venido con
la heredera de aquella hacienda, y sin muchos ambajes ni ne-
gociaciones previas, claro y franco espusieron su proyecto al
huésped. Este pareció acojer agradecido tan inesperada pro-
posición é inmediatamente hicieron viaje para la naciente
ciudad de San I^Iiguel de Tucuman.
2U LA REVISTA DE BUExNOS AIRE».
El español trabó allí conocimiento con el cura párroco,
á quien ocultó el proyectado enlace. El buen clérigo tenia
una sobrina en casa, garrida y hermosa, de mirada ardiente
y de labio rojo, cuyo aspecto acusaba á la legua la mezcla
de las dos razas. A su turno quiso echar caza al mancebo, y
ie propuso buen dote, buena casa, y la escelente prenda do
su sobrina, sin otra condición que el vínculo sagrado del sa-
cramento, como prueba constante del convenio.
**Vide a la moza, dice fl mancebo, y parecióme bien, y
envióme un vestido de terciopelo bueno y doce camisas, seiív
pares de calzones de rúan, unos cuellos de holanda, una do-
cena de lenzuelo y doscientos pesos én una fuente, y esto
de regalo y galantería.*' (1)
Apretada era en tanto la situación del novio, disputado
para dos enlaces, ligado por la gratitud hacia sus protecto-
les, y á la vez halagado por la hermosura de la sobrina del
cura, y los buenos regalillos con que el anciano trató de
seducirlo al punto.
Como el tal no tenia palabra mala ni obra buena, entre-
tenía á ambos lo mejor posible; pero el término de la intri-
ga se acercaba.
Una noche después de una larga conversación con ia
sobrina del cura, á quien prometió desposarse al dia si-
guiente, se diríjió en vez de su morada, hacia el pesebre v
colocando en sus maletas de viaje el vestido de terciopelo y
los pesos que aun conservaba, ensilló una cabalgadura lije-
ra, y sin decir oste ni moste, emprendió viaje hacia el norte
Pasó por los despoblados caminos dorjde d(^spues s^*
fundó á Salta por don Hernando de Lerma, atravesó los soli-
tarios caminos del valle de Jujuy, se internó en la quebrad»
de Ilumahuaca, y siguió durante varios días el camino que
pasa por Quiaca, ^Mojo, Suipacha, Tupiza, Chapaca, Cotagai
la, Escura, Quirle, Zozopalca, Chaquillo, y entró por iiltinu>
en la Villa Imx)erial de Potosí, cuyo célebre cerro vio por
1. Historia de <loña Catalina ñe Erauso, por Ferrer.
PEREORINAOIOX DE UN FUGITIVO 265
vez primera, contemplándolo á lo lejos como el fantasma roiV
de las minas. Hacia el norte del cerro, el Guayna Potosí apa-
recía como el hijo, según su nombre, del fabuloso mineral.
Después de descansar algunos días visitó el cerro: pri-
mero lo contempló desde el plano cerca de la iglesia que se
edificó bajo la advocación de Santiago, luego fué á la que-
brada colorada desde la cual mide de altura novecientas vein-
te y una varas ; después fué á Lypi-Orco desde donde es ma-
yor su elevación á causa de las irregularidades de la base qu;.^
íorma la circunferencia. La altura que allí se calcula es
ochocientas diez y seis varas. El terreno es por lo general
peñascoso ó arenisco, cubierto de lajas, lo que hace desagra-
dable el tránsito.
Diez mil aventuras tuvo en este largo y penoso viaje
en medio de las penurias del camino, atravesando desiertos
fn medio de los cerros descarnados y tristes áe aquellas cor-
dilleras, ó descendiendo á los valles donde la vejetacion ale-
gra el ánimo. Al aproximarse á Potosí, esperimentaba el
cambio de temperamentos según subía á las alturas ó des-
cendía á los valles. (1)
Y **no he sabido como se entendieron después la negra
y la provisora'', cuenta cínicamente en sus memorias
»Sin conocer á nadie, aventurero descontentadizo al pa-
recer, iba á Potosí buscando fortuna, ó quizá aventuras, tul
vez llevando en su alma uno de esos secretos sombríos que
hacen imposible la tranquilidad. ¿Por qué había roto brus-
camente esos dos casamientos, burlando con deslealtad á la
I. '*La eanformacion del país es singularmente favorable, co-
mo se ha observado ya, á una variedad imifini.ta de producciones, no
tanto por »u este-nsion como por las diferentes altura-s, las qu-o iiias
notables aun que las de Méjico, «contienen todos los girados de la-
titud desde el Ecuador hanta las rejiones polares^ Sin embargo»
aunque la temperatura cambia en esta rejion según Ja elevación^
permanece casi Jdéntica en el mi&mo cantón durante todo el año,
y lo« habitantes no sienten esos agradables cambios que pertene-
cen á las latitudes templadas del globo. (''Histoire de la coquéte
da Pérou'', por Prescott, traducción del inglés.)
266 . LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
novia, y mintiendo traicloramente á la sobrina del cura*'
Ese es un misterio que solo el fujitivo lo sabia.
II.
El licenciado Ordáz.
Era el tesorero de asperísima condición
V uatural arr-ebato
** Bartolomé Martínez y Vela.''
En marzo de 1568 llegó á Potosí el licenciado Ordaz.
tesorero, juez oficial real, nombrado para la Villa, donde
fué recibido con beneplácito de mercaderes y mineros, por-
que conocían que traia por misión reformar la administra-
<'ion de la real hacienda, Ordáz habia desempeñado en va>
rios puntos de las colonias empleos importantes, y no ha-
bia descuidado buscarse como recompensa ascensos lucrati-
vos y honrosos. Era ademas codicioso, y como su misión rs-
ponia á serios procesos á los administradores del tesoro, no
muy limpios en manejos, costumbre que por lo visto iniciaron
en la colonia, estos fueron pródigos con él, como medio de
propiciarse su voluntad y eludir responsabilidades bien se-
rías.
El licenciado era alto, delgado, de frente despejada y
poco cabello, nariz aguileña, boca grande, de delgados y pá-
»
lidos labios.
Era el tal, apesar de su flacura, de los que cometen con
frecuencia el pecado de la gula. Comilón, locuaz y altanero
tenia el defecto capital de la irascibilidad de su carácter, lo
que por cierto no lo hacia muy agradable en la intimidad:
su aspecto por otra parte era áspero y seco. Hablaba siem-
pre dogmáticamente y no soportaba la contradicción, prue-
ba evidente de los malos hábitos de la infancia y viciosa edu-
cación.
El licenciado vestía de terciopelo negro, capa y espada
tle hidalgo, y blanca y bien arreglada golilla. Su figura es-
cuálida y su mirada penetrante, tenia algo análogo al ave de
rapiña que acecha su presa.
PEREGRINACIÓN DE UX FUGITIVO 267
Con este caballero se colocó el malandrin del fujitivo en
^^•aliclad de camarero con novecientos pesos al año.
Dos medidas dictó el licenciado: una fijando el orden y
forma para la recaudación de los quintos reales, dereclio
4[ue como es sabido se pagaba por el beneficio de la mina
y la otra fué reglamentar el trabajo de los indios. No tu-
vieron opositores las medidas, y mineros y vecinos las aca-
taron sumisos.
Pocos dias después dictó el tesorero otra resolución que
íífcí'taba directamente á los mercaderes: aumentó el dere-
í'lio de alcabala sobre la venta de mercaderías á seis pesos
de á nueve reales por ciento, cuando hasta entonces solo
pagaban dos i)esos sellados («omo impuesto.
Este aumento repentino y brusco producia un trastorno
en los negocios, y reuniéronse los mercaderes para deliberar
sobre la medida. Resolvieron entonces no cumplirla alegan-
do (jue los oficiales R-eales anteriores habian ya fijado la alca-
bala en dos pesos ensayados por ciento, y que el aumento era
injusto y atentaba á los intereses del gremio sin razón y sin
justicia. Alegaban ademas que al fijar dos pesos ensayados
por ciento no fué por que — 'Mes hiciesen favor y gracia, sino
caridad y justicia, porque ellos solos eran los que hacian los
' gastos de las fiestas públicas, forzados de las Justicias; da-
ban cantidades de plata para los edificios y para otras cosáis
del bien común. Que en solo veinte años de vecinos habían
(lado sesenta mil pesos de donativos, los cuales se habian rcí-
mitido a España en dos ocasiones. Que para la pacificación
"* del reino de Tucma (ahora Tueuman) habian donado mas de
sesenta mil pesos, sin muchos soldados á su costo. Que para
pacificar las provincias de arriba y poblar de españoles las
fronteras de indios enemigos, estaban actualmente contri-
^^ })uyendo con veinte mil pesos. Que ademas de lo didso
"'"tenian otro grandísimo ga,sto y pensión que era el de ^os
^' al(|uileres de las casas y tiendas, pues que una tienda que
^' tenia solamente seis varas de ancho y otras tantas de largi>
"apagaban quinientos pesos á la villa ó a los pobladores
4 i
4. í
i (
IC^ LA KO'ISTA DE BÜEN-JS AXBilS.
'* <ÍTj«- J'* iii«ü>5 ó ÍDdiais yana»^»nas «i*? S. M. q^ie se a]; :i-
** laJíaii j«íira --I st-rvivío d*f easa «*• !♦-*. dsi><iii á *-]I''»á un prt^
** trU} liiSL*^ KU^'ido q'!** á k*s de los otros iviiKts. m-iiia^ .^*
*' f-í?lo í^uír se .j*-t»ia at*-nd^T á que va 1<« fnv*-í<ife ^l*- l?,s in-r-
*' í^íi^-rias híJjiíin lia jado dt- tal maD^-ra q':i^ •^'d -rMíj^-an tan
** f<arat<« «"hdo en £«j«aña. t q-j^ *q •-uando ]*^ piv^íts •-*-
tUTÍí-rí^n tan «-^í^;díf^ q'i«- s»- daíia ♦rl ff^n^ro jK^r '-na^rri tantts
mas q'Je al pr'-M-Dir. «í»- 3»^ La''>ia señalado ^•l*» «ík j^^***
'• fr-nssiya^lo*»^ df al'-abala i*or eí-nto. í-^ian'o nías •-n rKZ'»n *-rr"a
** qu*- aL«*ra hiií»i*-n«io Ijajado k«s di'-)j«if5 pi>--irt> l*-s ^^i^ó-r.ii
*" tanto la al^-al^ala. 1 • *"
Kn T«t de <iafse y«or «-• «nvé-ní-ido ^1 li'--»-n'-:a';^» <.»r«íáz *#*
írrít/» y k^ i.-ont^-fc^tó qn*-. si no pairarían *-l í^ei* }:*or '.-i^nto Ip^»
irfi[af>Ddria *-! i^t^.l»' 'x»iik» f»f-na: q'ií- «i a'in ^ re^í^-án ]-s
d«-í-laraiia j»or d»-s]*-ales y nsurpadojv^ d-^-l r*^ t*-!«9»r'» v l.is^
'¿♦-^-t+rraria de !a Víl.a. Ti^iu^ak» «k- ira iv»-i*«3«'» la j»^t'-:''n •!*»
!<•< iD^n-ad*-r*-* y al jí'jnto d:«'» la iv-^p^i-ira de «fj- i^"! «js
rK»Ti«'ia-
A tan í'íit'-ff^ri*^ «.-••nT^-^ta'-ión Sf a!!j*»?tasari»n I^k ii.*-r
í-ad*-r»-s y l*-s f-nviar<:»n iin ii^-nsaj-. a<n <v»ne^'*^':-;o: — >v*-
íjor li':^n«'iad«». Vuesa Mer*-»-*! e*5 invi'-^o. v <^ta2i-<is d:«-
J|■;♦M«•^ á dar d»-e»- T!::-]-'n»-^ q'i»- t»-n»-y:,-^tÑ •-n rr»; •*-.<» y •hD'-r».
para en fi^-íTiída t»-n*-r frl p]a'-»-r d*- o^iitar la vida á V:;-*^
M*-r-r-d í^»n TiJii j-'ifiíjladis. Tt^-nsas^ j«''»r piv-v^nid't y an j^^
l>t«».
AgTÍad^íS ;i<í j'^^»^ án:i:.'»s la f'j^rza :'^«a á r**s.'v-r !:ñ '->-
Tl:..-::;i*:i::..l'- Mr--^ Lizo Ilüii^í^r al J:i>:: i^ Ar:^s de
A]*f'Ti^*'. k ía : -n li. <3i;.f— ^'•ó el <:í'.-»->í>. E<t-- Loiü'trv ->;*^ri-
!:,»'í.*a:" *'U \ t^ i}-^¿'>'.'t^. «e a'--n**-;.'« transar la •'-'::r^:: : r:. «ifr-
Tal a-'.*'^] j-ar^-íi'. ÍDdisrna al í«^^T*^r". q;:-n L:z • v^-nir
í ':rj A.-^-.v «»r iJ:i.ir>> y r^-unit-ndo <->n h-i^'-res e^pji"...'*^
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO 269
y cuatrocientos indios se dirijió á las casas de León de Moría
y Alfonso Rangel, que vivian en una misma calle. En ambaá
4'asa.s estaban reunidos los mercaderes, armados y dispuestos á
resistir al licenciado.
Apenas se presentó la fuerza de Ordáz, los otros formaron
€n dos alas, apoyados ademas por destacamentos en las azo-
teas.
Los preparativos habian insumido algunas horas y ya la
luz del sol habia completamente desaparecido.
La guerilla desplegada por Ordáz dio el alerta preguntan-
do— ; Quien vive ! al distinguir los grupos armados.
A esta pregunta contestaron los otros: — la libertad y el
Eey! (1)
A los gritos de ¡ viva el Rey ! avanzaron á cuchilladas y
1)alazos. defendiendo con brio los mercaderes el paso y dis[>a-
rando arcabuces desde las ventanas y azoteas.
Tan firme y sast^^nida fué la carga que los mercaderes die-
ron con espadas y picas, que los del licenciado fueron desbarn-
tados y perseguidos.
Poco después tocaban á rebato las campanas de Santo
Domingo, San Francisco y San Martin.
Perseguido Ordáz, fué alcanzado, y arrastrado por los
<-abcllos á la Plaza del Regocijo; allí le despojaron de sus r *•
pas, y le aplicaron sendos palos sobre su enflaquecido
cuerpo.
En aquel trance se presentaron sacerdotes 7 frailes para
pedir por la vida del incauto licenciado, á quien Uevanm en
lamisa en medio de la gritería del populacho.
Entre los que habian defendido con mas decisión al licen
<*iado se encontraba su camarero, nuestro antiguo conocido,
á quien por estos servicios le dieron el empleo de ayudante
mayor.
Cuando Ordáz se restableció del susto y curó de Ta
«zotaina se marchó cabizbajo á Chuquisaca, de donde os-
]. Martínez y Vela, obra citada^
270 . LA EEVIST.V DE BUENOS AIBES.
pidió un correo para Lima dando aviso de lo que liabia su-
cedido.
Grande fué el atrevimiento de los mercaderes, segiin!
lo refiere, como testigo ocular, el capitán Pedro ]\Iendi^z:
(1).
1. Escribió e?te ca»n, dice Martinez y Vela, en aquella verda-
dera y elocuente historia que nos dejó manuscrita y «in a-abarla^
porque arrebatada''nente fué llevado ,prie.so A la ciudad de lor* Re-
yes .por cierto testimonio que indignamente le levaaitaron. . . "
VIGENTE G. QUESADA^
(Continuará.)
bibliografía
1.a PARTE
bibliografía periodística de buenos aires, hasta
la (wida del gobierno de rosas
Contieno el título, año con la fecha <le su aparición y cesación,
formato, inprenta, número de que .se compone la colección de
cada periódico ó diario, nomUre de los redactores que se conocen,
observaciones y noticias sobre cada uno, y la biblioteca pública
ó particular en donile í=e encuentra el ])eriÓ!lic').
(Conclusión.) (1)
El artículo editorial del último número . es una biografía
política del redactor de El Lucero.
({\ Ziuny.)
98. DON GERUNDIO PIXCIIA-RATAS, Ó EL ABO-
GADO DE LOS UNITARIOS— 1831— in á.o— Imprenta Lr-
pnhUcana. La colección consta de 5 números. Principió el
17 de abril y concluyó el 15 de mayo.
Era un periódico escrito en prosa y verso, y empieza c )n
un bosquejo biográfico de la vida del redactor, diciendo
(lue es hijo legítimo de don Sempronio Coliflor y de do-
ña (/atalina Golondrina ; nació en la Villa de Lujan el 17 do
ítbril de 1786: se casó á la edad de 22 años con doña Ne-
1. Véase la pajina lio del tomo. XI.
272 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
riña Pimienta, hija de un viscaino tuerto y de una par-
tera, etc.
Dicho primer número contiene también algunos artícu-
los curiosos referentes al general don Ignacio Alvarez, á quilín
es dedicado, según el número 8 de la Bruja ó Ave Noc-
turna.
Se vendia a 3 reales el ejemplar.
(E» rarísimo*)
99. EL DESENGAÑO— 1881— in á.o— Imprenta Uepn
Idicana, Periódico de medicina popular. La colección cons-
ta de 4 números. El primer número corresponde al 17 de ma-
vo, y el 4.0 al J de julio. Su redactor fué el doctor don Josí
Indelicato.
(Es muy raroj
100. EL DEFENSOR DE LOS PRIiXCIPIOS DE M
LE ROY, Ó LA VERDAD CONTRA EL ENGAÑO— in 4 o
El número 2 apareció el 15 de Julio, único que hemos tenido á
la vista, perteneciente á la —
(C\ Carrauza.)
(Es raro)
101. DE CADA COSA UN POQUITO— 1831—in 4.o hn
prenia Republicana. Periódico joco-serio. Se publicaba los
lunes y los viernes. Consta de 24 números. Empezó el 17 de
julio y concluyó el 10 de octubre. El señor don José María
Arzac tributa, por medio del Clasificador ó Nuevo Tribuno,
en su número 180, infinitas gracias al redactor, de este periódi-
co por las espresiones de benevolencia con que le favorece en
$!U número 19.
El redactor declara que cesa, no por falta de protección
sino por que, habiendo cumplido los fines que se habia pro-
puesto, no tenia ya deseo de vivir, que habia hecho sus arre-
glos para impartir su espíritu á otros dos seres en forma de
periódicos, uno de los cuales debía llamarse El Gaucho, salien-
do los lunes y jueves, y el otro La Gaucha, los martes y
viernes.
(Es rarísimo.)
bibliografía. 273
102. EL DIARIO DE LA TARDE— 1831— 1852— i n
lol. Imprenta Argentina. Principió el 16 de mayo de 1831 y
<*oncluyó en octubre de 1852. Su fundador y editor fué don
I^edro Ponce.
En los primeros años registraba artículos de fondo redac-
tados con ilustración, hasta el año 1835. Desde esta fecha
solo registraba un estracto de los periódicos estranjeros ó
trascripciones de la Gaceta Mercantil ó del Archivo America-
"tuK y pocas veces rejistraba noticias locales, con escepcion do
jujuellas que fuesen del agrado de Rosas, las que eran á su vez
li'fínscritas en la Gaceta Mercantil.
El último redactor fué don Federico de la Barra, en cuyo
diario publicó **La vida de un traidor, Justo José de Urqui-
za'' transcrita igualmente en la Gaceta Mercantil y en el Ar-
ihivo Americano, la cual quedó suspendida con la caida de Ro-
sas, el 3 de Febrero de 1852.
C. Zinnv V B. P d<> Buenos Aire«.)
103. DON CUNINO— 1833. Imprenta de la Uhertad
Está anunciado en El Defensor de los Derechos del Pueblo
del mes de octubre.
El número 2 de El Águila Federal dice lo siguiente í **Ya
lian resucitado la virtuosa Ucucha y el amable Cunino; ya
han comenzado de nuevo á sangre y fuego su guerra ga-
lana.''
Se cree que fué redactado por don Luis Pérez.
(Ea rarísimo.)
104. DLME CON QUIEN ANDAS— 1823— Lo único
que sabemos respecto de este periódico es que fué acusado
vi 2 de octubre por el fiscal doctor Agrelo, por ** atacar al ho-
nor de las familias y de los individuos, al decoro y respeto del
Gobierno, ajados de un modo nunca visto; al crédito de un
I)aís ilustrado, donde ha nacido (el Fiscal) en que ser/i
<lifí('il creer á la distancia que hayan podido tener unas pro-
ducciones tan inmundas ; y á la quietud y sosiego de las fami-
2n LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
lias todas, alarmadas por la publicación y amagos de este
peri<klico. ' '
Sin embargo, el juicio no pudo efectuarse á causa de la ro-^
volucion de octubre, pues habiendo empezado la acusación
por el periódico Restaurador de las Leyes, se amotinaron los
Restauradores é imposibilitaron la actuación.
Con la acusación, concluyó su publicación.
(Es rarísimo.)
105. EL DEFENSOR DE LOS DERECHOS DEíi
PUEBLO, Diario de medio dia — 1833 — in fol. — Imprenta de
la Libertad, Principió el 25 de junio y concluyó el 16 de oc
tubre. La colección consta de 94 números.
Era un diario liberal, redactado por don José Luis Busta-
niante. (1).
Este diario fué acusado, lo mismo que el Restaurador de
¡as Leyes y los demás periódicos de su época, escepto el Dia-
rio de ¡a Tarde, en octubre, por el fiscal doctor Agrelo,por
las mismas causas alegadas con respecto al Dime con quiot
andas,
Don Bernardo Velez declara por medio de este diario que
'*él no escribe ni ha escrito en el Iris ni en el Patriota Bonae-
rense.^'
1. El señor Biistamante ^s au-tor ée ninichas obras, entre las
cuales, recordamos las siguienté«: ** Memorias sobre la revoliK'ion del
11 de s?tie.'wbre de 1852,'' un volúmeoí de 266 — IV páginas in 4o:
** Biografía del Exmo. señor gobernador y capitán g&neral de la pro-
vincia, brigadier don Manuel GuiíUermo Pinto,'' acom;pañado del
facsímile de sai firma y rúbrica; 44 pajinas in 4o, ar.bas publicadas
en 1853: ^* Ensayo histórico de la defensa d^- Buenos Airea, contra
la rebelión del ex-coroai<el don Hilario I>agos, apoyada y sostenida
por el gobernador de la provincia de Entre Rios, brigadier don
Justo José de Urquiza, direictor provisorio de las provincias ar-
gentinas reunidas en confederación," un volumen de pajinas in.
4.0 — ipubli-eado en 1854^ — -"Los cin<»o errores capitales de la inter-
venK?Í€>n anglo-frajncesa en -el Plata; Montevideo, 1849 — 384 paji-
nas án 4.0
El señor Bustamant^ murió repentrnamente en Montevideo el 5
de octiiibre de 1857 Los diarios de Bu-enos Aireí^ **La Tribuna"
y '*E1 Nacional'' ^no han hecho m^a^s que transcribir el «imple amun-
cic de la m.uerte de dicho señor, del "Coi»erci¡o del Plata" del 7
do octubre del mifimo año.
BIBLIOGRAFÍA. 275
A las palabras de despedida del redactor del Lucero en
su último número 1,121, de que este *' jamás ha abjurado
sus principios, ni traicionado sus juramentos,"' el Defensor
de los Derechos del Pueblo dice saber que, ** después de ha-
ber prestado juramento al gobierno y i)rincipios políticos de
la presidencia del señor Rivadavia, á la presidencia interina
del señor don Vicente López, al gobierno federal del señor
Dorrego, al de la revolución de diciembre, á la aiiministracion
del general Viamont, al gobierno dictatorial del general Ro-
sas y al gobierno constitucional del general Balcarce, lo pres-
ta ahora al de los anarquistas para erigir un gobierno de puñal
y garrote."
El defensor de los derechos del pueblo ha empleado todos
íius esfuerzos ])ara atraer al general Rosas al buen camiiio.
clasifícando de demagogos á los que se empeñaban en le-
saereditarle, representándole como un instrumento de ven-
ganzas partictdares. FA redactor de est^ diario supone á
Rosas incapaz de traicionar sus deberes volviendo las ar-
mas que se le han confiado para asegurar la frontera contra la
autoridad legal, trastornando el orden y conculcando las le-
yes, y declara que está muy distante de dar crédito á tales inep
cias y disparates.
Registra en sus columnas, bajo el rubro Correspondencia,
un *' Breve ensayo sobre los principales actos de arbitrariedad
ejercidos en la época de la dictadura," y una lista de los ciu*
«ládanos pacíficos é industriosos, empleados civiles y militares,
sacerdotes, legistas é individuos pertenecientes á todas las
clases de la población, encarcelados 6 desterrados durante di-
cha época.
El cura don Juan Antonio Argerich no es tratado con be-
nignidad en este diario, ni lo es don Pedro de Angelis, á quien
presenta como redactor de El Restaurador, cuyos escritos, di-
<íe, copiaba el mocoso Marino á las 7 de la mañana, para llevar-
los á la composición.
En su número 82 se anuncia **Los cueritos al sol."
(B. P. de B. A.)
276 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
lOG. EL DIARIO DE COMERCIO DE LA MAÑANA
— IS'iS — in fol. — Imprenta del Estado. La colección consta
de 9 niiiueros — Empezó el 1.** y concluyó el 11 de marzo. So
publicaba en eistellano con un sumario de todas las noti-
<?ia.s en inglés.
(Kü raro.)
107. DIARIO DE ANUNCIOS Y PUBLICACIONES
OFICIALES DE BUENOS AIRES— 1885— in 4.° y fol..—
Imprenta del Comer eio y Litografia del Estado — Los 5 prime-
ros números in. 4.° y los demás in fol. Su redactor fué don
José Rivera Indarte.
La colección consta de 215 números. Empozó el 5 de
enero y concluyó el 30 de setiembre. Desde el 14 de dicho mes
de setiembre» empezó á salir en medio pliego publicando avisos
solamente, titulándose desde algún tiempo antes simplemente
Diario de Anuneios.
Sobre la redacción de este diario, véase lo que dice el bió-
grafo del señor Rivera Indarte (1) en los renglones siguientes:
— "De sus artículos en El Imparcial y en El Diario de Anuncian
y las Apuntes sohre el asesinato de Quiroga, no haremos men-
ción ninguna, porque si algo merecen es la disculpa de sus po-
cos años y el anhelo de figurar (lue es la enfermedad de los
jóvenes que recien empiezan y que por faltas de guias al fin
se corrompen y se malogran''.
En la biografia del señor Rivera Indarte no se menciona
lina composición en verso, de dicho señor, titulada Himno
de ios Hesfauradores, con música de don Estevan Massini,
que con motivo de la.s grandes funciímes celebradaí? en
honor d<» la instalación del general Rosas, como gober-
nador de la provincia, se cantó en el teatro el 13 y 14 de junio
de 1833.
Ei número 80 registra una noticia biográfica del genenil
Rosas, con su retrato al frente, de la cual damos el siguiente
estracto.
1^ El soñor general don B. Mitre.
bibliografía 277
((
Don Juan M. Rosas, el primogénito de los varones naci-
dos del matrimonio de don León Ortiz de Rosas v de doña
Agustina López, nació en Buenos Aires (calle de Cuyo nú-
mero 94) el 30 de marzo de 1793. Pasó sus primeros años en
las faenas del campo, que contribuyeron á robiLstecerlo. Fre-
cuentaba la escuela de don Francisco X. Argerich cuando se
verificó la primera invasión de los ingleses el año de 1806. El
joven Rosas, de 13 años de edad, se arrojó intrépidamente en-
tre los combatientes, y peleó al lado del mismo general Liniers
Cuando se pensó en organizar otros regimientos para premu-
nirse contra la segunda esi>edicion al mando del general AVbi-
lelock, se enroló voluntariamente en el cuerpo de Migueletes
do caballeria.
*'En vista de su aptitud, para el manejo de cualquier ne-
gocio, su padre lo confió, el año siguiente, la dirección do
su valioso patrimonio. El 24 de marzo de 1813 se casó con
la señora doña Encarnación Ezcurra, quien le ayudó en la
administración de los bienes de su familia, hasta el año dft
1815, en que Rosas pidió el auxilio de su hermano don Pru-
dencio, paní fundar otros ^establecimientos. Rosas rehusó
un capital en dinero y ganados que su padre le ofreció, co-
mo una remuneración a la fortuna devuelta por él, (jue era
doble que la que se le habia confiado, diciendo que na
ne('esita])a mas caudal que el de sus brazos y sus conoci-
mientos.
*'En junio de 1820 reclinó los despachos de capitnn de
milicias, y en poco tiempo montó, equipó y armó á sus es-
pensas un numeroso cuerpo de caballería, compuesto out
gran parte de sus propios jornaleros, á cuya cabeza marchó
para reunirse al gobernador (don ^Martin Rodríguez' en
campaña. El 5 de octubre del mismo año, entró Rosas á la
ciudad al frente de un rejimiento de colorados, y bastó su
presencia para restablecer el orden, perturbado por el mo-
vimiento tumultuario de aquel año. En recompensa de sus
servicios, el gobierno le envió el despacho de coronal de
caballeria de línea, con el que volvió a sus establecimientos
278 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
(le campo. El 16 de agosto de 1827 fué comisionado por
el gobernador Dorrego para el establecimiento de la niu\a
línea de frontera, y poco tiempo después fué nombrado co-
mandante general de campaña. La revolución de l.o de
diciembre le sorprendió en sus campos, cuando el goberna-
dor Dorrego buscó su auxilio que no le sirvió. Rosas
quedó encargado del mando del ejército restaurador de ias
leyes.
*'E1 24 de junio de 1829 hizo la paz con el general La-
valle.
*'E1 24 de octubre del mismo año, el gobierno decla-
ró un sueldo de seis mil pesos á Rosas, dejándole a sal-
vo su derecho para reclamar la compensación correspon-
diente á sus servicios anteriores, pero él renunció una y otra
cosa.
**E1 6 de diciembre fué nombrado gobernador de la
provincia, fcon facultades estraordinarias. En julio de
1830, la H. S. le pidió cuenta del uso de esas facultades
y el 2 de agosto del mismo año fué nuevamente investido
con ellas.
*'E1 25 de enero de 1830, fué nombrado brigadier general,
por dey de la H. S. y el 4 de abril de 1831 marchó á la cabeza
del ejército en campaña para restablecer la tranquilidad en la
provincia de Córdoba, siendo condecorado en el mismo año con
el título de Restaurador de las leyes.
^'El 4 de marzo de 1833, marchó á campaña en calidad do
comandante general del ejército de la izquierda, destinado con-
tra los bárbaros del Sud. (1)
'*E1 6 de mayo de 1834 fué condecorado con una medalla
de honor por decreto del Gobierno, en premio de sus servicios
en dicha espedicion. En setiembre de est^ mismo año fué suce-
1, Corre i.nipresH por la * 'Imprenta del tMado" en 92 páji-naa
in 4o. una ** Relación de lo« eri-stianas salvados d^l cautiverio por
la división izquierda del e.>ército e<spedi.c.ionario contra lo^ bárba-
ro?, al mando del brigadier general Rosas.'* El número de criíi-
tianos rescatados, incluyendo 73 hijois que traian á -su lado las res-
pectivas iniadres, ascendía á 707 individuos.
BIBLIOGRAFÍA 279
K¡\aiiionte nombrado 4 veces gobernador, á lo que rehusó cons-
tantemente.
**E1 7 de marzo de 1835 fué otra vez nombrado goberna-
clor por el término de 5 años, con la suma del poder público, y
¿•1 dia siguiente contestó Rosas pidiendo 12 dias para resolver,
mas el dia 16 ofició á la Sala solicitando acordarse un medio
1 ara que todos y cada uno de los ciudadanos habitantes de la
Ciudad espresasen su voto precisa y categóricamente sobre tan
<rrave asunto. La H. S. accedió, y el resultado fué que 931(5
iiudadanos votaron en favor de la ley de 7 de marzo y 4 sola-
mente en contra de ella.
**E1 13 lie abril de este mismo año, á la una del
<lia. prestó Rosas ante la H. S. el juramento de estilo y
y>ronun(*ió un discurso que fué contestado por el Vice-
j»residente de la Sala, General ^don Manuel Guillíermc
Pinto."
El señor Indarte, en su obra titulada Rosas y sus Oposiio
Tfs, dice que el votante no debia separarse de contestar á la
siguiente pregunta: *'¿ Aprueba el nombramiento que ha
hecho la Sala, ó no? y el señor Bosch, uno de los votantes
afirma en la Gaceta Mercantil de 30 de marzo del mismo
año, que se le sujetó al conforme y disconforme de la
ley de 23 de marzo y que determinó su voto por el tenor si-
fruiente :
* * Disconforme con la ley de 7 de marzo, en cuanto al tiem -
])o, modo y forma de gobierno que ella sanciona.
**;Muy conforme con la persona de don Juan ]\Ianuel de
Rosas, mandando la provincia bajo el imperio de la ley y co-
mo custodio de ella.''
El señor Indarte, en la obra citada, dice que uno de los
votantes era ájente y espia de Rosas, otros dos, que votaron y
S(» apresuraron á fugar del pais, y el cuarto, que fué después
iroscrijito de Rosas.
Sensible es en verdad que el señor Indarte haya omitido
il nom])rar á esos cuatro, que no se arredraron con la
ljreí?en(íia de los miembros de la famosa Sociedad Popular
280 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Restauradora, para renunciar á los derechos civiles y políti-
cos del hombre en sociedad, como lo hicieron 9316 ciuda-
danos.
Según loe datos que hemos adquirido de los contemporá-
neos, los cuatro ciudadanos que votaron contra las facultades
estraordinarias, y cuyos nombres deben ser trasmitidos á la
posteridad para honor de ellos, fueron don Juan José Bosch
antes mencionado, boticario, en la parroquia de la Merced
doctor don Jacinto Rodriguez Peña (1) en la de San Nicolás
el general don Gervasio Espinosa y el deán don Diego Zavale-
ta, quien, á la formula de conforme ó disconforme, contestó;
**me resigno.*'
No debe causar sorpresa que de entre 9320 votantes
solo cuatro se hayan atrevido á declararse disconformes, si
se atiende a que en cada parroquia habia uno ó mas miem-
bros de la Sociedad Popular Restauradora, cuya presencia
bastaba para imponer el voto de los ciudadanos á medida
del deseo de Rosas. El deán Zavaleta se atrevió a negar su
voto, prevalido quizá del carácter que investía, el general
Espinosa, confiado en su amistad con Rosas, cuyo mayor ge-
neral fué en la espedicion al desierto, quedando únicamente
los otros dos que se lo negaron, por que tenian valor cívico
1, El señor P-eña fué después uno de los máiembros del **(1ub
de los 5,'' que reemplazó en cierto modo á la *^ Asociación Mayo,"
fundada en 1837 ,por el aeñor Echevarría, y s-e componía aqiiel. de di-
cho señor Peña, don Oárlo« Tejedor, don Enrique La Fuente, don
Santiago Albarracin, y don Rafael JoTfr^ Corbalan, quienes fiieron
lo-s que hablaron al coronel Maza en 1^39 para hacer una revohici(yn
y voltear á Rosas, estando en combinación con el g>eneral Lavalle,
qne se hallaba en Montevideo, y con los del Sur Todo estaba per-
fectamente bi<m preparado para obtener el mejor resultado, pero la
demora del jifeneral Lavalle, debida tal vez á motivos poderosos
que le im-pidieron desembarcar en Bnenos Aire* como él jiroyec-
taba. hizo que la revolución fraca<^ra y que hubiese dos víctimas
que lamentar, el doctor Maza y su hijo el coronel, Roñriéndo«e
al .pri.m«ero de estos dos, Marino clasifica ese berrendo hecho de
*' detestable asesinato'' del salvaje unitario doctor Maza." (Véase
'uaceta MercantiT' del 18 de julio de 1S43.)
Los revolucionarios se reconocían entre sí por n:i?(lio de una
señal, que consistía en una pequeña desflocadura de la cinta 6
ribete del ala del sombrero
bibliografía 281
bastante para ha<?erse respetar, como lo probaron Peña en
San Nicoláfi, en donde se hallaba el famoso coronel S, cuyo«
movimientos y palabras federales, no alcanzaron á atemorizar-
le, y Bosch, a quien no pudo intimidar todo un general Qui-
roga.
Mas aun, este último se atrevió á dar por la prensa una
hoja suelta de pajina y media de á dos columnas (que posee-
mos) con fecha '^7 de abril del año 26 de la libertad y 29 do
la Independencia," bajo el rubro de Los cuatro apóstoles fedi-
fjrafos de amen, y, como es muy raro, trascribimos lo mas im-
portante de él:
**A1 que suscribe le han llamado loco, y como tal los
va a zumbar con la salsa de la verdad, (que suele ser picante)
y alquimista los calcinará con el crisol mas pulido y en el
humo de reverbero. Ellos son parricidas! Ellos son Lomos
^egros!'^
Después de hacer la apolojía de sus servicios, el Sr. Bos«»h
agrega : * * Y pregunto al Sr. B , Secretario de la Sociedad
de la ^lazorca ¿donde se hallaba por los primeros meses del
año 1829? ¿Y que manoseaba por San Nicolás? Y al señor
S. . . ., que como vice-presidente de la Sociedad Restauradora
ha consentido que se apostrofe mi nombre, digo, ¿ dónde esta-
ba el año de 1829? ¿Qué hacia? Qué sabían de él los pa-
:triotas federales? El que habla, entonces esponia su persona
y bienes. . , . También me admiro que ciertos comisarios de
policia hayan hecho la imparticion de ese papel que conculca-
la la idea del señor gobernador electo, que quería saber clara
y categóricamente el voto de cada uno de los ciudadanos,
cualquiera que fuese su clase ó condición. ¿Y quiénes son
y á qué aspiran? ¡Puede ser que os venga el Cabildo enci-
ma, y se concluyan las chupandinas! Registrad la Gaceta
Mercantil de 10 de setiembre de 1838, y hallareis un artículo
firmado por Dos Re publícanos , y tened entendido por ahora
que cuando menos he trabajado en política, he valido por
cuatro.
-^:i LA REVÍíiTA DE BUEXOS AIRES.
Y ío<-a á bamlullo mi vida
Y tíM-a al hanffidlo nñ alma.
Victores Mostacho
V'irtorrs don Tipl*-
Víctores Muchacho
Que sirves de TñpU.
'*Kl primero don Mostacho es un mozalvete á quien hi
insínií-eion francesa lo conduce á tomar por carrera la mili
cía. y no es estraíío, pues quf lo« humos de sn ambición lo llevan
por \oH aires á .sentarlo en la primera Magistratura del gtdú
nete de San Gerónimo, por lo tanto no pocl-emos decir de est^*
*'que caballo cordobés y mifJa íierrana no valen nada*\ aunque
♦•n la calle de (,'abildo y con n(H-hes de luna convida con su a'-
fnjor. Talis Patfr qualis FíIíum, Lección de Tohus, parágrra-
Uf Nonato.
''VA 9eínin<U> don Tiple es una potranquita que está
}»jen enjaezada, pero la historia ya publica sils venales
}»atrañas; la ntñrlad le ha conocido su apóstol ensanfrren-
tado, los cismáticfis su apologia en la HfvUta del año de
]KV.i (h Montevid(*o; y la cancel por desgracia le ha
j'avorecido con sus piojos — Este sujeto me ha inducido
á juzgar de los miembros de la Sociedad que cito, y de un
t mf)leado del Fuerte, que despreí^-io y por eso no lo bosquejo
pfro. . . .
*'E1 tercero, no le viene mal la escala á ese niucl.ach(»
es un joven pcrdonavidfiH, que despuevde ser un parricida
íicsenfrenado en el 28 y 29, fué un hmo negro de capueh»
cu 1h:5'5, cuyx) nombre en las elecciones de abril registr.i la
parroquia de las Merced, como los supuestos que dio en
*)tra« parroquias ( ntre el círculo de sus coopinantes, de cu-
jas resultas s*: le crió un hidrocéfalo que le ha^**» n> tol'^rar
í*! *oml)rer.) que le cobran en el teatro: el cráneos lo tiene
bibliografía 283
iiuec"». «le modo qiio los efectos de la memoria no li'.*neii Ui
$rar en él, y por lo tanto me está debiendo veintitantos pe-
$os. . . . "
ANTONIO ZINNY
(('ontinuara.)
UKVISTI
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HISTORIA AMERICANA.
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Vi#c. ^'^¿ía i>M«rrs«&iía«* ffpie«
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I' í^/Jn' *f'Hh\*tU d<' é'wrWnrffh. ya j/^^/r qj*- s^íí*» d*- tr-^ ••n tivs
«o'^ á lo >,'tttto. ¡fhrii'U *U' Vp^U'fUt^ Ajr*-s píira Eurojia Ifts na-
V'ít '1<'I \it'j^.^\r<h ya fM;r '|«j/' un Misíonf'ríi qn<? tií-ne á su <*ar-
COMUXICACION FLUVIAL EX 1730. 285
go tantos millones de almas, se encuentra ocupado todo el
^anto dia en predicar, confesar, esplicar el catecismo, asistir
á los moribundos, administrar sacramentos, ere. Esto cuesta
todavía mucho mas trabajo al principio por la dificultad do
la lengua, que no tiene relación ni sem<?janza alguna con
las nuestra>s, por lo cual se necesita mucho tiempo, aplica-
■eion y paciencia para aprenderla. — Digo esto, por que si acaso
^n adelante, llegaren á transcurrir varios años sin recibir
<»¿irtaí5 mias, sepáis el por qué y no lo atribuyáis á haber perdi-
do yo vuestro amor y vuestro recuerdo.
Viniendo á nuestro viaje, diré que partimos de Buenos
Aires el 13 de julio de 1729. Fuimos por tierra á un riacho
distante diez y ocho millas, que llaman las Conchas y sirve
<le í)uerto ordinario á las Balsas de los indios.
La,s Balsas son unas ^?mbarcaciones formadas de dos ca-
noas, entre dos pequeños esquifes de una sola pieza, escm-
vados en un tronco de árbol, los cuales se unen colocando
en el medio, sobre el plano de cañas, una casita ó cabana,
hecha de esteras, cubierta con paja ó cuero, en la cual cabe
una cama pequeña, y algunas otras <?()sas necesarias para el
"viajero.
Quince eran las balsas que nos esperaban con veinte y
mas indios en cada una, las cuales aunque de diferentes na-
<áones, eran sin embargo cor iinuní et anima mea, y nos reci-
bieron en son de fiesta con sus pífanos y tamboriles, estraor-
dínariamente cont-entos de poder conducir misioneros á sus
tierras. Salimos del puerto con viento felicísimo, que por
favor del cielo nos duró los ocho dias, que empleamos en
ponernos á la otra banda del Rio de la Plata. No pudiendo
íí travesarlo en un solo dia por tener allí unas treinta y tantas
millas de ancho no arriesgan el engolfarse en él con peligro
de (|ue levantándose en el medio un poco de viento, tumbe
Üa balsa, que es una embarcación sumamente ligera, como
lia suc(»dido varias veces, atravesando otros muchos meno-
res. Asi es que siempre se va cerca de tierra y cuando mas á
iin tiro de piedra de la playa, lo que facilita el tomar puer-
286 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
to en el momento que se levanta de improviso cualquier
viento. Por esto en vez de pasar directamente á la embocadu-
ra del Uruguay, van costeando por ciento cincuenta mi-
nias, entre amenísimas islas, hasta que llegan a una, que no
dista < mas de siete ú ocho de la otra banda, desde la cual se-
dejan caer á la punta que forma ángulo entre el Uruguay y
Rio de la Plata. Asi con un viaje feliz de solo ocho días,
nos libramos de aquel paso, el mas peligroso de todos, nos en-
'contramos en el gran Rio Uruguay, uno de los mayores d^
América. En su boca no se distingue la otra playa sino en ua
dia claro, y aun así. confusamente.
Para daros una idea de su anchura os diré solamente, qo&
l)asándolo por frente á la Reducción en que me encuentre
al presente, situada á seiscientas noventa millas de su em-
bocadura, en una embarcación bien ligera, con diez hom-
bres, pude cómodamente recitar todos los Maitines. Discur-
rid aliora, que será cinco 6 seiscientas millas mas abajo.
después de haber recibido el tributo de tantos ríos. Asi
como el Rio de la Plata está sembrado de bancos, el Uru-
guay lo está de escollos de piedra viva que surjen desde el
fondo hasta flor de agua. Por esta razón, es muy peligrosa
para lais grandes embarcaciones, que si dan en uno de ellos,
se hacen pedazos. Esta es la causa de que se sirvan de balsas
mas bien que de Tartanas ú otros barquichuelos á vela,
como en el Paraná, aunque est«e tenga el mismo fondo Las-
balsafi aunque den en los escollos ocultos no reciben mucho da^
ño porque siendo muy livianas, y manejadas solamente á
remo, no chocan con mucho ímpetu, además, la/? icanoasr-
ffon de una sola pieza, y por consiguiente no hay peligro,
como de otras naves, de que se abran las junturas al dar en-
algún escollo, ant^s al contrario, calan tan poco que paraií
sobre la punta de los escollos. Sin embargo, como la estre-
inidad de estas piedras es muy aguda y cortante, raspan de*
tal modo el fondo de las canoas que pasan por encima, que las
inutilizan en pocos viajes. Pasando aquel golfo, que es como
el paso de Malamocco, y entrados felizment.e en el Uruguay^
COMUNICACIÓN FLUVIAL EX 1730. 287
permaneeimos alanos dias cérea de un i)eqiieño rio que
llaman Rio de las Vacas, para hacer provisión de carne para
la gente, pues hay en esa punta una Estancia de un señor
español que tendrá treinta ó treinta y seis millas de su do-
minio, unos veinte y ocho ó treinta mil animales vacunos y
vend<i cuantos se buscan á todas las embarcaciones, que van
y vienen de Buenos Aires. Hicimos aquí provisión de sesen-
ta y tantos novillos, ó buey^ís jóvenes, que como andan
completamente libres en el campo (pues en estas Provincias
no se usan jamás establos para las bestias, y por ser fértilí-
simos los pastos, eran de un tamaño y gordura estupendos.
Los pagamos solamente en seis paoli romanos cada uno, ([iie
es por aquí el precio corriente, escepto ^n Buenos Aires
donde cuestan casi el doble. Así vinieron a cuatro ó cinco
por balsa, provisión que apenas basta á los indios para diez
ó doce dias, que se suelen emplear en llegar á Santo Domin-
go, donde se hacen nuevas provisiones de carne, pues el (lue
no lo ha visto, no puede imaginarse la voracidad de ost*is
gentes. Yo he visto durante el viage á la chusma de una
balsa sola, que suele ser de veinte y cuatro personas, co-
merse en menos de un dia un buey bien grande, como si Fue-
se un ternerillo, y no comer mas, porque no tenían. C»s
aseguro que por aquí, muchacho de doCiC á catorce auos c >mia
solo, lo que no podrán llegar á comer allá cinco ó seis hombres
de buen diente. Cual sea la causa de esto no lo entiendo
á menos que se diga, que nesecitan mucho mas alimento
que los Europeos, por tener mayor calor natural ó porcpie
ftean las carnes mas débiles, — porque lo cierto es qu«?. llenán-
dose como lo liacen, parece que no se ven jamás ¡ndifir(;st iones
ni obstrucciones de estómago, como sucede entre nosotros cuan-
do se come mas de lo necesario, y además casi todos son
flacos.
No es menos curioso el modo que tienen de comer la car-
ne.— Matan una vaca ó un toro, y mientras unos lo degüe-
llan, otros lo desuellan, y otros lo descuartisan, d« modo,
que en un cuarto de hora se llevan los trozos á la Balsa. En
Ü88 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
seguida encienden en la playa una fogata y con palos se
hace cada uno un asador, en que ensarten tres ó cuatro pe-
dazos de carne, que aunque está humeando todavía, para
ellos está bastante tierna. En seguida clavan los a^sadores en
(tierra, al rededor del fuego, inclinados hacia la llama y ellos
se sientan en ruela sobre el suelo. En menos de un cuarto
de hora cuando la carne apenas está tostada se la devoran,
por dura, que esté y por mas que eche sangre por todas par-
tes. No pasa una ó dos horas sin que la hayan digeri-
do y estén tan hambrientos como antes, y si no están im-
pedidos por tener que. caminar ó cuah|uiera otra ocu-
pación, vuelven, como si estuvieran en ayunas á la misma
función.
Es verdad también, que su manera de remar ayuda mu-
rho á la digestión, ¡)orque están siempre en pié. Sus remos
tienen la pala muy larga. El mango que es tan largo como
el de una pica, lo toman de muy arriba y lo ponen derecho
b1 agua como ú de la canoa azotase el rio hacia atrás y se
jnclinan todos al mismo tiempo cop todo el cuerpo, hasta
poner derecha la pala, y muchas veces hasta tocar el agua
pon la mano. Este ejercicio es tan fatigoso, que á pesar de
no tener otro vestido, sino los calzones, se llenan de sudor
por todas partes. Resisten esta fatiga por cuatro (S cinco ho-
ras, hasta que llegan á algún riachuelo donde entran á tomar
tierra en sitio que por la noche ofrezca seguridad para las
balsas.
Una vez desembarcados lo primero que hacen es formar
con follage un pequeño altar, en que colocan la imagen de
la Santísima Virgen, que cada balsa lleva siempre consigo
con otras imáorenes de Santos, eoiuo San José, San Fran-
cisco Javier, San ^Xntonio de Pauda, santos, por los cuales tie-
nen especial devoción, y ante él entiman al son de sus pífanos
y tam])oriles el Avr Maris sfclla: recitan después el Rosario,
las letanias, y terminan con el acto de contrición juntamente
con los Padres, cada uno de los cuales lo hace con la gente de
su Balsa,
COMUNICACIÓN FLUVIAL EN 1730. 289
Ei-a verdaderam<?nte edificante ver aquella pobre gente
tan sudada y hambrienta, entretenerse con recitar con tanta
devoción sus oraciones ; así como era consolador oir resonar pu
iiUHÜo de los ])osques las alabanzas del Señor.
Terminadas las oraciones, hacian fuego al momento, car-
liaban sus asadores siempre nuevos, y empezaban á devorar
como antes. Después de esto, se estendian en el suelo so-
bre una piel de buey ó de tigre, y dormian profundísima-
meute en varios círculos ó ruedas, en cuyo centro \\uh\h
«iempre encendido un buen fuego, no tanto i)ara calcntarst^
cn;'nto para *i( tenderse de los Tv*.>rt*s. que en viendo fucírc»
no se atreven á acercarse. Sin esta precaución asaltan fre-
cuent emente la gente que duerme, y ha sucedido varias
veces arrastrar tan velozmente un hombre á sus cuevas, que
no ha habiilo tiempo ni modo de poder socorrerlo. Levanta-
dos á la mañana siguiente muy temprano, hacen al momento
una l)ucna comida, terminada la cual, dan con sus instru-
Hienlos la señal para las oraciimes de la mañana. En se-
guida se ponen en marcha, caminando hasta cerca de medio
<lia, que bajan á tierra á t(miar algún reposo y alimento Y
es admiral)le ver la prontitud en que apenas les dice el Padre:
^'Arriba, hijos, marchemos!^* dejan el sueño y el bocado co-
menzado, y t<miando apresuradamente los remos, continúan su
viaje.
El rio es fecundísimo en peces, muchos de los cuales
vi con sumo gusto, tomar con el arco, porque soltando la
flecha aunque el j)ez esté debajo del agua, lo trapasa, y he-
rido sale á flote con la flecha clavada y lo toman. Son
abundantes también los Lobos marinos, como en el Rio de la
Vhúñ y hay ademas algunos Puercos ma||*inoH que lla-
man Capiguá, á^ una especie de yerba que comen en tie-
rra. Son ávidos de la galleta, y se domestican muy fácil
mente, como lo probó con dos de tal manera que se hacen im-
pertinenten.
Las playas por uno y otro lado son generalmente un
bosque continuo 6 de Palmas, ó de otros árboles, distinto»
290 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
de los nuestros, y que en su mayor parte conservan las lio.
jas t(Kk) el año. Se ven ademas de cuando en cuando be-
llísimas aves, grandes y pequeñas, de varios colores, que
Gi^rá largo describir, entre las cuales sin embargo, hay una
singular por su pequenez, pues apenas llegará á la mitad
de un reyezuelo, y todo de color verde dorado como las plu-
mas del l*avo-real. Está siempre en el aire (al menos de
dia) y se alimenta solo de flores de los árboles, que chu-
pa, manteniéndose en el aire y batiendo las alajs. Los es-
pañoles han enviado muchos de ellos á España, por curio-
sidad entre una carta, porque un cuerpo tan pequeño ocui)a
poquísimo sitio, y aun muerto conserva sus bellísimas plu-
mas.
ílay muchísimos l^apagayos de varias especies.
Entre los animales terrestres que frecuentan los b(íS-
(pies, ademas de los Ja valles, de los cuales una tarde solo^
los de dos balsas mataron á palos treinta y cinco, y de ItJS
(,'iervos y ('abrios monteases, los mas comunes son los ti-
gres, los cuales muchas veces están sentados en la playa mi-
rando las balsas que pasan. Son mas grandes y mas fero-
ces que los de África. En cuanto á su tamaño diré solo lo-
que he visto con mis ojos y tocado con la mano. Los indios
de la Reducción en que me encuentro, mataron uno, y lle-
varon la piel á casa del padre. Pareciéndome monstruoso
quise medirlo, y haciéndolo poner derecho sobre dos pies
ícomo cuando saltan y se arrojan sobre el hombre, encon-
aré que por mas que me esforzara en alzar la mano no po-
bia llegar sino á la boca, y como sabéis, yo no soy tan pe-
<lueño de estatura. Verdad es que este era de tamaño es-
Jtraordinario y por eso lo llevaban á mostrarlo, con todo,
no era esta la primera piel que veia de ese \ amaño, aunque
no la hubiera medido con tanta exactitud. Ordinariamente
son muchos maj^ores que las que yo habia visto en poder deí
Serenísimo Durpie de Parma, como comprendí por uno solo
<iuc vi á distancia de unos cincuenta paaos. Son también
mas bellos, por que el fondo de su piel es casi color de jro.
COMUNICACIÓN FLUVIAL EN 17:W. 291
Pero, como dije, son también mas feroces; pues si se sien-e
herido de dardo ó bala, sino queda muerto en el acto (lo
que muy raras veces sucede) no huye como otras fieras,
fcino que se arroja con rabia indecible contra el agresor, y ht
busca para envestirle, aun que fuera en me<lio de cien per
eonas.
Sucedió en presencia del Padre Miguel Giménez, nuv*<-
tro Superior, durante el viaje, que tres indios se dirgienm
hacia una tigra, que habian visto retirarse á un l)Osquecillo
aislado. El padre se puso en un sitio apartado y eminente
para ver la caza, que siguió en esta forma. — Iban los indos
piorno gente práctica, armados de dos lanzas y uno con mos-
quete. Kste marchaba en medio, y los dos con lanzas ji los
lados. En este orden anduvieron circundando el bosque,
hasta ijue la •.! escubrieron. Entonces el mosquetv*ro lanzó
el tiro y la hirió en la cal>eza; y me refirió el Padre, que fué
instantáneo oir el tiro, y ver la tigra en.sartada en el airi*
con las lanzaos; porque al sentirse herida hizo un grande es-
fuerzo para arrojarse en el acto contra el tirador, y los que
c on este objeto se habian colocado á los dos lados, sabiendo W
que habia de suceder, al llegar le plantaron con adiuirí:lle
destreza his lanzas uno de cada lado y la cruzaron en ei
aire.
Son muy abundantes también las víboras, de las cuales.
ó por la cuerda con que se ata la Balsa á un ár])ol, ó por la
tabla que se pone para pasar á tierra, se atrevió á entrar
una en la Balsa del Padre Superior, el cual encontrándose
encerrado con ella, sin poder huir tuvo no pequeño espanto
hasta que ocurriendo la giente de la Balsa la mataron. Mu-
chos indios mueren de la mordedura de las víboras, siendo
lio obstante muchos los que sanan, si acuden pronto á cu-
rarse, para lo cual no les faltan antídotos de varias yerbas
especialmente del Nardo. Pero si son mordidos de la que
llaman de Cascabel, no creo que encuentren remedio. Una
sola vi de estraordinario tamaño, que descubrieron tras df
les ranchos en que estábamos sentados y la mataron. Es
2fl2 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
cosH ])rodigiosa los nudos que tienen en la cola, de los qu<»
dicen les crece uno cada año, y mientras camina hace con
ellos cierto ruido como de campanilias, por el cual es sen-
tida, aunque marche sobre el pasto.
A pesar del peligro de estos y de otros animales dañinos
los indios apenas toman tierra, entran en los l>osques ma?
densos y con sus hachas forman en un abrir y cerrar de ojos
cada comparsa delante de su balsa, una plazoleta donde,
echados en el suelo comen y duermen con una paz y gusto
admirables en lo que traspira su innata inclinación a habitar
en los bosques eomo en otro tiempo.
He estimado conveniente poner todo esto unidamente
y d(» una vez, p«ra que tomada esta noticia general, podáis
entender mejor lo que paso a narrar acerca de los incidentes
particulares de nuestro viaje.
Antes de partir de la punta, á que como dije, habiamos
llegado felizmente, el Señor comenzó á enviarnos algunas
pequeña-s tribulaciones, que temperasen un poco la alegría
tal vez escesiva, que habiamos concebido por el principio
tan feliz de nuestra navegación. La primiera fué una hor
rible tempestati a cielo sereno y de puro viento que por In
desmesurada anchura del rio Uruguay levantaba las onda^!
como en el mar. Por mas que los indios procurasen atraer
á tierra sus balsas y poner atrás montones de rama« para
romper las ondas y evitar que entrasen en las canoas, era»*
estas tan hinchadas, que no solo entraban en ellas, sino qu**
pasando las ramas y la.s mismas canoas, iban á romperse
en la playa. Los Padres bajaron a tierra á gozar el fresco
de a(piella noche, qu^: por fjer hacia fines de julio cuando
aquí (como escribí en otra mia) es el rigor del invierno, era
frígidísima; y por mas que los indios se apresurasen á des-
cargar las balsas, no lo pudieron hacer tan presto, que no
se perdiesí^ varias prc» visiones. Día y medio duró la tem-
]iestad, en la cual se anegaron todas las balsas escepto ima
o dos, y costó á aquella pobre gente no pequeño trabajo, vol-
ver á ponerlas en su primer estado, principalmente la mia
COMUNICACIOM FLUVIAL EX 1730. 29^
en que no solo fué preciso vaciar la canoa llena de agua, sino
deshacer toda la Balsa y remedar con tabla una canoa que
fce habia abierto en un lado por lo8 impetuosos golpes de las
ondas. Pero nuestra mayor tribulación fué descu])rir entre
la gente dos enfermos de viruelas, enfermedad que por ser
muy contagiosa aun entre los indios, nos caiLsó un gran
temor. Los alejamos al momento de los otros y consiguien-
do dejarlos con gente que los asistiese, concebimos alguna
esperanza de librarnos del grave peligro de una epidemia en
el viaje y nos pusimos prontamente en marcha.
Al cabo de siete á ocho dias de camino llegamos á Santvi
í)(mnngo de Soriano, que es una Keduccion de cristianos
bajo el cuidado de los R. R. P. P. de San Francisco. Era
párroco alli un santo anciano que nos recibió con tales eu-
trañas de caridad, que si hibieramos sido sus religiosos, no
hubiera podido usar mayores finezas. Antes, porque era líi
víspera de San Ignacio hizo repicar las campanas, y al día
siguiente, quiso ceK^brar él la misa cantada, lo que s«í hizo
con la mayor solemnidad y fiesta, común para sus indios y
los nuestros. Vqui sin embargo mezcló Dios un poru de
amargo á tanta dulzura, por([ue se descubrieron otros tr.'s
atacados de viruela, uno de los cuales murió aijuel diíi. cu-
yas exequias quiso el buen Padre celebrar personnlniemc
Pero temiendo que pudiese sucedemos lo que etcctivauípnre
sucedió [)oco después, el Padre Suj)erior compró allí al;L»unos
caballos y despachó por tierra un aviso á los Padres de la
])rimera Reducción CYapí^'ú) notificándohís el p"li^ro ♦•n
(Uie estábamos, y rogándoles nos enviaran socorros de pro-
visiones; porque si la peste seguía corríanlos riesgo d(* (pie-
darnos á medio camino. — Dt*spu(^ de haber lioebo nueva
provisión de carne como antes, y esp(»rando vernos liares
del íH^ligro con la separación de los enfermos, conlínuamos
nuestro viaje. Después de algunos dias de camino, tiramos
hacia la otra parte del rio, porque es mas fácil allí encouírar
toros y vacáis para proveer la gente, pues los intieíes, dan-
294 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
(loles im poco de tabaco, de tela ó cualquiera fruslería traen
ellos inismos la carne á las Balsas,
El dia mismo que pasamos á aquella Banda nos salieron
al encuentro en multitud.
Los hay de varias naciones, Bolianes, Martidanes, Man-
chados y Charrúas, que ocupan en unas cuatrocientas millas
el país que se estiende entre el ürugruay y el Rio de la Plata
'ó Paraná como suelen llamarle) hasta nuestras Misíonefi
La nacicm mas numerosa entre todas estas, es la de los Char-
rúas, gente bárbara, que viven como bestias, siempre en el
campo ó en los bosques, sin casa ni techo. Van vestidos
a la l¡í?era y siempre á caballo, con arcos, flechas, mazas ó
lanzas, y es inereible la destreza y prontitud con que mane-
jan sus caballos. Esta habilidad es común á casi todas estas
naciones; de modo que aunque los españoles sean grandes gi-
n^tes, superiores á cualquiera otra nación de Europa; sin
embargo es rarísimo el cai50 de que puedan alcanzar en la
carrera ni a^^ometer con la lanza un indio.
Cierto dia que volvimos á pasar á la derecha del rio
nos vinieron al encuentro en la playa no se cuantos Guandas
que es otra nación nuimerafiíftima que habita ^1 gran país si-
tuado entre el T>uguay y el mar hasta nuestras elisiones.
Esta])an todos á caballo hombres y muchachos, entre los
cuales observé un chiquillo que estaba acostado sobre si?
caballo como en una cama, con la cabeza en el cuello y los
pies cruzadas sobre la grupa, postura en que estaba mirán-
donos atónito á nosotros y á nuestros indias. Xo vestía mas
traje (¡ue un andrajo, que á manera de tahalí le venía desde
el hombro derecho hasta debajo del brazo izquierdo, en cu-
yos pliegues guardaba sus provisiones como en una bolsi
T)esí)ues de hal>er estado un rato mirándonos de ese modj
«e enderezó de improviso en su caballo, y tomando la carre-
ra desapareció. Pero los mas maravilloso de aquella ligereza
en correr. <^ra que no tenia silla, ni estribos, ni espuelas, ni
-siquiera una varilla con que estimular el caballo, sino que
iba desnudo sobre un animal completamente desnudo tam-
COMUNICACIÓN FLUVIAL EN 1730. 29o
bien. Discurrid ahora como andarán los hombres que sOn
inaíí ejercitados.
Volviendo á los Charrúas :— son gente verdaderameiite
bárbara y como se esponen casi desnudos á la lluvia y al sol.
toman un color tostado; sus cabelleras, de no peinarlas ja-
más, son tan desgreñadas, que parecen furias.— Los princi-
pales llevan engastados en la barba algunos vidrios, piedr?fs
ó pedazos de lata, y otros, apenas tienen un dedo ó dos en
la mano, porque acostumbran cortarse una articulación en
señal de duelo por cada pariente que muere: costumlire
bárbara que comienza á desaparecer. Las mujeres son las
que trabajan en las necesidades de la familia y particular
nient(» en las c<mtínuas mudanzas de sus ])arraccus de un si lio
á otro con las cuales van cargadas, además de llevar uno /»
dos niños atados á la espalda, y marchan siempre á [>ii;
mientras que sus maridos lo hacen á caballo sin mas pesv^
que el de sus armas. No plantan, ni siembran, ni cultivao
ios campos de ningún modo, contentándose con los anima
1( s, que encuentran en abundancia por todas partes, y Po^-
ifian el único alimento que apet-eeen. Gustan, sin embarco,
lo mismo que los Pampas circunvecinos de Buenos Airrs
i:ias de los potros que de las vacas. No tienen habita^ un
fija, sino que andan siempre vagamundos, hoy aquí, y ma-
ñana allá; y lo mismo hacen los Guanoas en la otra batHl.M
K<Ui ha sido sien»pre un impedimento grandísimo para su
i'onversion, porqué, no estando estables en ninguna parte,
í^*< imposible instruirlos ni administrarles los Sacramentos, .si
hoy han de estar en un lugar y mañana en otro. ^luobísimo
y por largo tiempo han trabajado los Padres, por convertir-
los; pero hasta ahora ha sido imposible. Por esta ••\ix.on
queriendo el actual Padre Provincial emprender nuevas ci-
siones entre los infieles; además de las que atiende conti-
nuamente esta Provincia, — ha puesto los ojos sobre la Na-
ción algo lejana de los Guáyanos, — háeia la cual se pondrán
<^n marcha los misioneros muy en breve con la esperanza
<le obtener mucho mayor fruto que de los mencionados J'T
296 LA REVISTA DE BUENOS AIRÉ».
ros y Charrúas, tantas veces emprendidas antes. Verdad < s
que en una ocasión consiguieron juntar gran cantidad di*
estos hafita formar una población muy numerosa bajo el t-'-
tulo y patrocinio de San Andrés; pero poco tiem¡)o después
impacientes al verse obligados á vivir en un solo país, —
marcharon de i-epente unos á una parte, otros a otra, dejan-
do desierta la Reducción. Lo mismo sucedió en la otra ban-
da con los Guanoas, por cuya conversión han trabajado mu-
chísimo los Misioneros; y llegaron poco ha, á fundar una
Reducción llamada Jesús y Marta, con esperanza de fundar
en breve muchas otras, cuando una mañana al llamar al
pueblo con la campana para oir, como de costumbre, la
Santa ]MÍ8a, no se encontró una alma. Asombrado el Padn»-
Misionero con tal novedad, sale de su casa y encuentra qu*^
en la noche anterior se habian ido todos, volviéndose a sus
})osques. — Sin embargo, de estofi suelen convertirse* nuichos
que se vienen á vivir en las Reducciones de nuestros otios-
cristianos. El mismo Padre Provincial, que ha sido por mu-
chos años insigne misionero, envia ahora nuevos predica-
dores a esas gentes, con orden que una vez convertido up
número competente, se transporten al seno de nuestras Re-
ducciones, para alejarlos de sus parientes, y á fin de e\'itar
que los que vienen á visitarlos de su Nación, los perviertan
como sucedió anteí».
Pero por lo que toca á los Jaros y Charrúas, hasta ahora
no se ha encontrado ningún buen remedio. Concurre no poco
á su obstinación, la antipatía que tienen á los españoles
ríontra las cuales se han defendido valerosamente, conser-
vando su libertad como otras muchas Naciones. El trata
por otra parte que tienen con las ciudades de los españoles
ahora que están en paz con ellos, produce casi el mismí>
efecto, que entre los herejes de Europa, que comunicán-
dose con los Católicos, en vez de mirar los muchos bienes
que podrían, observan solamente algunas faltáis ó defectos?
inevitables en la multitud: observación (pie les sirve para
obstinarse mas y mas en sus errores. — A todo esto se junta
COMUNICACIÓN FLUVIAL EN U.W. 297
la multitud de Apóstatas, que viven entre ellos; pues suec-
<ie muy frecuentemente, que en treinta y tantas numerosí-
simas Reducciones de cristianos, fundadas en estas misiones
del Uruguay y Paraná, se encuentran algunos disolutos ó
ílesarreglados, que viendo, ])or una parte, que sino viven
con la piedad y edificación de los otros, son acusados y cas-
tigados: y no queriendo, por otra, volver al buen camino,
huyen y se refugian entre las infieles para vivir á su capri-
cho. Lo mismo se ha de decir de algunos españoles, que, ó
por sustraerse á la justicia, ó por vivir con todo género de
libertad, se refugian entre ellos, como se refugian en Italia
los bandidos entre los asesinos y figuraos que idea harán
concebir á los infieles de la Religión Cristiana, l^n dia dan-
do vuelta la punta de un bosque, después del cual se abría
un buen trecho de playa rasa, la encontramos cubierta casi
toda de indios á caballo, armados de arco y lanza y dispues-
tos en forma de media luna, que nos esperaban en aquel paso
para darnos carne y recibir de nosotros algunas cosas. To-
dos sus gefes tenian nombre de cristianos. El cacique prin-
cipal se llamaba don Simón, y por cierto, que era una carica-
tura bien ridicula. Llevaba una especie de manto de la figu-
ra d^ una capa pluvial, compuesto y remendado con varias
piezas, entre las que se veian algunas pieles viejas pintadas
como cueros que habrá encontrado en alguna ciudad española
en casa de algún ropavejero. Llevaba en la mano un peque-
ño 1>aston negro con puño de latón, redondo, encima y lo ma-
nejaba como un cetro con la gravedad correspondiente á aquel
manto y a su cabellera no menos desgreñada, que la de los
otros. En cuanto á los demás gefes, uno se llamaba Fran-
cisco y hablaba español admirablemente: el otro tenia por
nombre — Juan. Tino de ellos era hijo de un escelente viejo, el
mejor cristiano de la Reducción de San Francisco de Borja
¡Ved que bien lo imitaba! — don Simón por hacer una fineza á
un Padre que le regaló varias chucherías, le presentó un me-
dio ternero, sobre el cual se sentaba en su caballo y le servia
^mo de silla. En el discurso del viaje encontramos varias
298 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
tropas de estos infieles mas ó menos numerosas. En cierta
ocasión algunos Padres mas fervorosos hicieron la prueba do
feolicitarlos á convertirse, pero ellos oian todo con una indi-
ferencia digna tle indios, y á lo mas, respondió alguno que te-
nia muchos parientes y no podia dejarlos. — Otro de Naciun
distinta, diciéndole un Padre que mirase bien, que si no se
hacia cristiano, iria al infierno, contestó: ¥ bien, si es así me
calent(^rc en la otra vida. Con semejantes respuestas, se li-
braron bien pronto de que nadie quisiese predicarles. Por
esto, sin detenernos mucho, pasamos adelante con la mayor ce-
leridad (lue pudimos, por el temor muy probable que habíamos
concebido que nos cojiese la peste, por otros tres ó cuatro en-
fennos de viruelas que se habian descubierto, y que en el acto
separamos de la gente, poniéndolos en una canoa suelta, para
que nos siguiese de lejos.
Pero á penar de todas las diligencias que usamos, no fué
posible librarnos, porque el 20 de agosto se declaró final-
mente con la caida casi simultánea de catorce en una sola
Balsa y otros acá y allá en otras Balsas, señal bastante cla-
ra de que ó por el aliento ó por la comunicación de las ro-
piís, el fuego serpenteaba yá ocultamente, y no acabarla sin
]>rorrumpir en un incendio universal. Podéis figuraros en
que angustias nos encontramos, viéndonos á medio camino,
á trescientas millas de Buenos Aires y casi otras tantas de
nuestras Misiones; no teniendo á quien recurrir, ni menos
pudiendo esperar nada de los infieles cuyos países ñas ro
deaban por uno y otro lado, — por que no hay cosa que te-
man mas que esta peste, de tal manera, que cuando apare-
ce uno de ellos con viruelas, lo abandonan todos, deján-
dolo en tierra con una vasija grande de agua y un cuarto
de buey al lado. Pasados tres ó cuatro dias, vuelve uno gi-
rando al rededor á caballo, siempre de lejos, y mirando si
el enfermo está vivo ó muerto. Si muerto se va en segui-
da, pero si está vivo le renueva la provisión, y así hasta que
muera ó sane. De modo que cuando supieron que la peste
se habia encendido entre nosotros, se internaron en el país.
COMUNIOACION FLUVIAL EN 1730. 299
y no se mostraron mas. Permanecimos así en un desierto.
Kin ha])er persona viviente á quien recurrir. Comprendiamos
perfectamente, que el mejor partido era caminar cuanto se
pudiera para acercarnos siempre mas á Yapeyú, que es In
l>rimera Reducción de nuestras elisiones, y recibir mas fá-
cilmente de allí socorro de provisione.s. Pero la dificultad
^ra decidir á quien seguiría el P. Superior, que era el único
que sabia la lengua de los indios y podía confesarlos y asis-
tirlos. Si venia i on nosotros, quedaba abandonada toda aque-
lla Ícente, sin tener quien les administrase sacramentos, ni les
procurase los alimentos, y esto importaba condenarlos a morir
como bestias en la playa, pues poco después habían caído en-
fermos algunos otros. Si permanecía con ellos, quedaba es-
í>ut\>*ta al mismo peligro la gente de todas las otras Balsas
que podían enfermarse sin tener quien a lo menos los con-
fesare. Pero bien pronto, con suma edificación nuestra, se
ofrecieron diez indios de varías Balsas á asistir los apestados,
tiunque conociesen muy bien el peligro próximo de la vida á
fjue se esponian. (-on todo, el Padre Giménez, quiso adver-
tirles esto mismo, para que reflexionasen bien antes, y ofrecie
sen mejor á Dios el sacrificio de sus vidas. En seguida se diri-
jieron hacia los apestados, que estaban tirados acá y allá en
la ribera sin poder ayudarse y como dijeron los que sanaron
se habían preparado á morir, sino de otra cosa, de hambre,
creyéndose abandonados de todos ; por lo cual dieron mil gra-
cias al Señor, cuando vieron aparecer aquel socorro de gente
con el Padre Giménez, que administró á todos, los Sacramen-
tos, confesando, si no me equivoco, aun á los sanos, por lo
que pudiese suceder, y dejándoles buena provisión de víveres
•se volvió á las Balsas para apurar la marcha. Con tal amor y
diligencia se con.sagraron aquellas al cuidado de los enfer-
mos que consiguieron salvar mas de la mitad, lo que es muy
raro ; hasta que sepultados los muertos y puestos los enfermos
y convalecientes en las dos canoas de la Balsa deshecha, cami-
nando poco á poco, llegaron á ponerlos en seguro con los
otros. En seguida aquellos diez, uno después de otro, se
300 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
enferiiiaron todos de la misma epidemia, y á escepeion de
uno ó dos, murieron todos, no queriendo Dios retardarle»
el premio de tan heroica caridad cristiana.
Entre tanto, todas las otras Balsas caminaron cuanto fué
posible hasta llegar a los cinco ó seis dias al /íií (1) ó Sal-
to, que es el paso mas arduo y trabajoso, como diré en se-
guida, de toda esta navegación y entraron en un riacluieln
(|ue desemboca en el Uruguay como media milla antes del
Itü. Mi Balsa, sin embargo, con otras dos, juzgaron mejor
librarse de una vez de aquel paso tan trabajoso, mientras
(íoaservaban toda la gente sana, y mucho mas por separa rs(>
de la,s otras, donde comenzaba á presentirse el contagio. Y
asi después de dia y medio de trabajo, vencido aquel paso y
llegando á la embocadura de otro riachuelo, tres millas ma.*?
adelante, tomamos allí puerto. í]ntonces fué cuando se de-
claró la piaste mas fieramente, pues de improviso, á escep-
eion de una, se encontraron infestadas todas las Balsjis y
caian con tanta furia las personas, que en pocos dias nos en-
contramos con sesenta enfermos y otros amagados, y no pa-
só mucho sin que cayeran ciento catorce: ])or lo cual vién-
donos totalmente imposibilitados de seguir viaje, enviamos
apresuradamente un individuo por tierra á la Reducción d^I
Yapeyú, con aviso á las Padres de nuestro infeliz estado,
rogándoles por amor de Dios, nos enviasen provisiones, dt^
que ya nos encontrábamos en suma escasez, á fin de que no
murieran de ham])re los que se salvaban de la peste. Toda
la galleta, pan y otras provisiones, que yo tenia en mi Bal-
sa para mí, lo distribuí á los indios, no pudiendo sufrir el
verlos padecer de haml)re ; ni me daba pena la escasez,
cuando podia socorrer con lo poco que tenia su necesidaíl
mucho mayor. Ni era menos la solicitud por los enfermos
para los cuales construyó cada Balsa una ó dos mas casas
de paja en el campo, para que estuviesen defendidos del alrt
1. "Itii" — ^''íTolpp 4le amia'\ Palabra g-iiaraiií rompuo^ítn dt?
"I, agua y tiV\ golpe, (K).
í'OMUXíCAríON FLUVIAL EN 1730. 301
y .separados de los sanos. Como el Padre Giménez estaba
iíon la otra tropa a solo tres millas del riachuelo, vino por
tierra A confesar todos nuestros enfermos, después de lo cual,
no teniendo necesidad de él, los asistimos nasotros en todo
lo que pudieron precisar. Hasta ahora no habia yo adminis-
Irado el viático ni la Extrema-rncion; pero la primera vez
que lo hice, os aseguro, que tuve la ocasión de adiestrarme
Una mañana después de la Santa ^lisa, que deciamos todos
los (lias en el altar portátil administré trece viáticos y otras
tantas Extrema-Unciones. Ya no podia mas por el gran tra-
bajo que me costaba estar tanto tiempo encorbado hasta el
suelo, donde yacian las enfermas, pasar por medio de ellos,
que estaban amontonados en aquellas cabanas y moverlos
])ara ponerles '^l óleo Santo sin hacerles daño, — ademas del
hedor (jue echaban y el horror que ocasiona el mirarlos pues
no íTco que se encuentre enfermedad mas asquerosa. Del
f^specto que pres<*nta allá un niño bien cargado de viruelas,
podéis conjeturar que serán los indios con tan malos hu-
mores, provenientes de la cantidad de carne casi cruda qu<í
comen, de los cuales se descarga la naturaleza en esta oca-
sión. Estaban en efecto, tan contra hechos que horrorizaba
verlos, pues á causa de la gran comezón que la enfermed.ad
produce, se desfiguraban toda la cara, convirtiéndola 'en
una llaga, de tal modo que no se les distinguia fisononiia
humana. TTn dia mientras .«^acaban un muerto fuera de su
cabana para sepultarlo, al tomarlo por las piernas empezó A
snlírsele la piel, que estaba separada de la carne, como s'
fuesen medias sueltas: lo que da á entender mejor la ma-
lisrnidad de esta enfermedad.
T^as otras Balsas, entre tanto, con la poca gente sana que
les íiuedaba, a>nidándose mutuamente pasaron poco á poco
el IfiL Este dificil paso, que llaman Jtú ó Salto es una fila
^ncadenaxia de escollos que atravicsaní de part^ á part»
tcdo el rio l^ruguay, por medio de los cufiles hace el río
una gran caida muy semejante al Lago de Mantua, — y con
tal ímpetu que pe alzan espuraasajs las olas y se siente su *«-
302 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
trépito á muchas millas de distancia; y es necesario que It^s
Balsas pasen por ahí, porque no hay otro paso. \\*rda<l
es qué, desembocando el agua por varias partes entre aque-
llas piedras, los indios como prácticos rodean los canales
que tienen nuicha,s juradas y que moderan por consiguiente
la caida, no permitiendo al rio precipitarse de un goli»?*.
Con todo, no tis creíble, cuanto trabajan los pobres indios
en este paso, porque se emplean uno ó dos dias enteros,
tirando con cuerdas la balsa, unos de la playa, otros trepa-
dos en algún escollo. La mayor parte se arroja al agua
empujando la Balsa por los lados y por detrás ó levantándo-
la con la.s espaldas de cuando en cuando para ponerla sobren
un escollo, después sobre otro y librarla finalmente á costa
de grandes y largos trabajos de aquel paso peligroso, en (pie
casi siempre ocurre alguna desgracia á la gente ó á la Balsa.
Una vez salidos de aquel peligro tiramos adelante hasta en-
contrar un sitio á propósito para nosotros y para los enfer-
mos, (pie cayeron aquí en mayor número que antes y para
los cuales trabajamos apresuradamente al pié de una peque-
ña colina 22 ó 24 cabanas de paja, que pareeian de lejos una
tierra ó ranchería de infieles. Recurrimos, en seguida, á
Dios con todo género de devociones públicas y privadas, su-
l>licándole nos librase de aquel azote, si era para mayor glo-
ria «uya. Pero el señor dispuso las cosas a su agrado,
preparándose mejor aun para las misiones con este breve
noviciado, y para hacer una buena cosecha de las almas d<í
aquellos indios, (pie sin duda, volaron todas, tarde ó tempra
no al Cielo. 'Jausaba grandísinm edificación ver con qm?
])remura pediaii y con que devoción recibían los Sacramen-
tos: así como la paciencia con que toleraban tan molesta
enfermedad sin la menor queja y desfogándose solo con in-
vocar los santísimos nombres de Jesús y María, l^n dia
mientras administraba yo la Extrema-Unción á uno que es-
taba casi en la agonía, otro que se encontra))a al lado, en-
vuelto en sus andrajos, y con la cara cubierta á su modo,
me llamó y como hablaba un poco español le entendí mejor.
COMUNICACIÓN FLUVIAL EX 17;K). 303
Me rogó que le diese á besar el eriieifijo para ganar la indul-
gencia plenaria in artículo mortis, complaciéndolo en el ot>
to, agregando algunos sentimientos espirituales propios del
estado en que se encontraba. Cuando el buen hombre í?o-
menzó á darme mil gracias, me prometió entre otras cosas,
acordarse de mi en el Paraíso, con otras espresiones seme-
jantes que me enternecieron tan escesivamente, que no po-
dia articular una sola sílaba. Murió el buen indio santa-
mente, y espero que en el Paraíso no me faltará á su i)a-
labra.
Otro dia instando por morir un anciano de autoridad en
tre ellos, hizo Jlamar toda la gente de su Balsa, y les dijo
publicamente que moría contentísimo, por haber sacrifica-
do su vida, conduciendo á su país nuevos Misioneros, y los
exhortó á no abandonar jamás á los padres por nada: "' pm-:.
'^aunque debáis perder la vida, dijo, estaréis seguros á lo rup-
*' nos de morir con todos los santos Sacramentos; y os aseguro,
que es éste el mayor consuelo, que puede tener un cristiano
en el momento de su muerte/' Añadió otras cosas semejanteí?,
en la larga exhortación que les hizo, que habiéndolas esplici»-
do el Padre Jiménez á todos los presentes, nos entern-ecieron
sobremanera. Y bien claro se vio el efecto de tales exhorta
eiones hechas al morir por mas de uno, porque de tanta gen-
te, á pesar de los estragos que hacia la epidemia, ni uno
solo huyó á los infieles, lo que era fácil, por librarse de la5i
miserias y salvar su propia vida. Pero se mantuvieron todos
consUintes hasta el último, aunque murieron la mayor parí.;.
Antes se encontró un dia cierto Padre con un indio, que «.'S-
tcndido al pié de un árbol estaba llorando y preguntándole
por qué lloraba: '^ Lloro, respondió, por ver á los Pacrs
''€i\ estos desiertos con tantas incoíñodidades y padecimientos
^^ fuera de sus iérminos, por asistirnos, á nosotros, pohrcci"
^^IhsT' No les hacia ciertamente, poco efecto, la incar*-
sable asistencia que les prestaban los padres de dia y de no
che, no solo en lo espiritual sino también en lo temporal,
hasta quitarse la comida de la boca, las cubiertas de las cu-
i <
304 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
mas y otras cosas de uso para socorrer sus necesidades. Aun-
que si ha de ser dicha la verdad, los mismos indios y parti-
cularmente los enfermos, no cedian un ápice á los Padres en
materia de caridad hacia los enfermos. Yo tuve muchas ve*
(.es que reprender el mió y lo mismo sucedió al Padre Ras-
]>oni con el suyo, por el esceso con que trabajaban siemprií
en medio de atjuellos, descansando apenas algunos instantes
durante la noche, hasta que ambos fueron atacados del mal
del que sin embargo qui.so Dios librarlos. Pero el mas í*ék-
l)re fué uno llamado Ticú, que no reposaba en todo el dia
manejando siempre los enfermos ó sepultando los muerto?:
A fuerza de trabajar en aquel terreno pedregoso sin ¿v/ímIa
ni herramienta alguna, sino con un palo, se le habia hincha-
do de tal modo el brazo derecho, que apenas lo podia mover.
Advertido por el Padre Jiménez, que tuviese mas cuidado,
porque aquello era esponerse á un peligro evidente de ••en-
fermarse, n»spondió estas precisas palabras, '*Pa(Jn, li el
''Señor quiere preservarme ele la peste, él lo puede hnrer: aí
'* no, hágase su santísima voluntad .. ,Y o soy enfermero: mi
'* deber es trabajar por los enfermos " Y dicho esto volvió
como antes á andar entre ellos, hasta que contrajo la peste
y con tanta fuerza, que parecia se hubiesen juntado en .'1
todas las pústulas de los que habia enterrado, con gran sen-
timiento de los Padres, que se interesaban altamente por su
vida. Pero el Señor lo curó casi milagrosamente en premio
de su singular caridad, ó por mejor decir, en favor de los
otros enfermos á quienes volvió á asistir como antes, una
vez curado, continuando también en dar por la mañana y
la tarde la señal para las oraciones y la misa, pues era t«rii-
})orilero y sacristán.
Nos encontrábamos reducidos á una suma escasez, cuando
finalmente llegó por el rio el deseado socorro de provisiones
en das Balsas despachadas de las IMisiones por los Padres.
Pero habitndol(«s éstos ordenado prudentemente, que no se
acercasen demasiado ni címiunicasen con los apestados, sino
que guardando suficiente distancia descargasen lo que traían
OOMU'XICAOION FLUVIAL EX 1730. 305
y nos avisasen para enviar á tomarlo; estos se quedaron en
un Riachuelo á 12 millas de nosotros sin darnos el menor
aviso, donde se estuvieron muchos dias muy descanííados,
mientras nosotros pereciamos de hambre. Afortunadamen-
te, dos de nuestros indios yendo á cazar por aquellos luga-
res, encontraron una de las Balsas y preguntándoles de dondr
venían, dijeron que esperaban hacia tiempo que nosotros
enviásemos á buscar aquellas provisiones. En el instante vi-
nieron los nuestros á darnos aviso, sin lo cual, ¿cómo hu-
])iéramos ])0<lido adivinar su llegada, nosotros que mas te-
níamos de mártires que de profetas? Algunos dias daspues,
llegó por tierra un V)uen socorro de bueyes, con lo que em-
pezamos á respirar un poco, bien que á este consuelo sobre-
vino en seguida otro tralmjo. Fué e«te una tempestad mayor
íuin y mas furiosa que la anterior, que no solo sumerjió casi
todas las Balsas, sino que las estropeó de tal modo, que fué
X»r(»ciso deshacer seis por lo menos. El rio gozó también de
una parte de la nueva provisión, y un Padre por salvar una
Balsa cayó al rio, con-iendo no poco peligro de ahogarse
Pero la mayor pérdida que sufrimos en esta borrasca fué l8
del Oleo Santo, que .se perdió al sumerjirse una de las bal-
itas, tiro certero de que acuso al demonio.
A la tempestad siguió una infestación de tigres, que ve-
nían á visitarnos atraídos al olor de la carne, durante la cual
Sf encontraron los Padres dos ó tres veces en grave temor y
p(»ligro. Muchas mas fueron las veces que vinieron á visitar-
nos de noche, entre los cuales llegó uno á cierta cabana don-
de se encontraban dos pobres enfermos. ^ Por fortuna habia
en el suelo un cuarto de buey, con el que se contentó la
ftera y partió sin hacer mas daño. Otro se atrevió á entrar
en la canoa de una Balsa, donde estaba durmiendo un hom-
bre, cubierto con un cuero de buey. Al echar el tigre la
garra .sobre el cuero, despertó el hombre y dio tal grito ú^j
liorror, que no dándowse cuenta la fiera de lo que podrí :i
-ser, espantada á su vez, dio un salto y emprendió la fug»n.
Log indios mataron dos y nos presentarun un tigrecillo eoni#
"tít) LA REVISTA DE BUEXOS A1RE6.
de un iiK's, que habian tomado vivo, y de paso sea di(rhj^
oue no espero ver animal mas furi<)íK). Mientras lo tuvie-
ron estuvo Siempre írenético de rabia, rujiendo y abahí..
zándose sobre todo el que se le acercaba y hasta sobre el qu^r
le traia de comer. Viendo que era imposible domestic:ir-
lo y que se corria peligro de que en gracia á él viniesen A
visitarnos sus parientes, como ya se halna empezado á s».*m-
tir, lo ahogamos en el Rio.
A los tigres se juntó la molestia indecible de las lior<íii-
gas, que por estar la Balsas tanto tiempo en el mismo sitio
habian encontrado modo de entrar en ellas á millares ya j)or
^as tablas que sirven para bajar á tierra, ya por las cuenias
que las sujetan á los troncos de la costa. Xo halna medio Je^
librarse de ellas; porque era imposible matarlas á todas ni
un sitio tan estrecho, y si se recojia la tabla 6 la cuerda pi.rji
impedirles la entrada, era peor, pues no pudiendo salir bK
que liabian entrado ya, se metian entre los generas. eu*iv
la ropa, las bolsas etc., de modo que no había mas remedio,
que tener paciencia.
Omito muchas otras molestias semejantes (pie ocurrieron
])or(iue seria largo y fastidioso referirlas. De este modo, lia-
líian trascurrido ya tres meses desde que nos pusimos i^i
viaje, dos de los cuales habiamos pasado en este desierto-
con nuestros apestados, y esperábamos la resolución del V.
Superior de las Misiones, porque si debíamos esperar á (ju.-
todos pasaron la epidemia seria cosa de no acabar jamás,
pues en todas las pestes siempre escapan algunos. — Le en-
viamos por tanto una relai*ion detallada de nuestro (»sta(^í^
Los indios que venian en todas las Balsas eran 340: de ellos-
solo 42 habian permanecido sanos. Los muertx)s eran ITll:
(1) los curados 9Í). ^íucho tiempo hacia que no se enferma-
]. De numera q lo toniaiulo por tijuí eNte estad:) ])iiede cal-
cMilar-s'O que ante-s ile la intri);ln>ccion <le la vainiiia inorian en nues-
tro ¡)aís u>u íIO Q>:»r ciento (!<' J(vs ap-estaiios «lo viruela; y los enfer-
mos'e.i'an como un xS O") sobre la población ata<*iula^ lyos estado?
-de la e"*tadí.stica de la< Ml-iones autorizan en general este cal-
pul o*.
COMUNICACIÓN FLUVIAL EN 17;iO. 307
ha sino uno que otro, de modo que parecía que la peste ce-
saba ya ; por otra parte, varios Padres se encontraban encer-
raos y en peligro, á lo menos dos, de no llegar á su destino,
si aquellas miserias continuaban. Reconocido esto por el Pri-
dre Superior de las ]\Iisiones, envió al instante con gran c*)
ridad un Padre con cuatro Balsas y orden de detenerse él y
el P. (jimenez con los apestados, hasta que hubieran hecho
una rigurosa cuarentena, para evitar que la peste se introdu-
jese en las elisiones, como en 1718, en que se llevó como cin-
cuenta mil personas; y que por esta misma razón, dejnsen los
Padres sus ropas y se vistiesen de pies á cabeza con los vestidos
que á este fin i-.e nos enviaban proseguimos nuestro viiije en
las Balsas nuevas. En este intermedio se nos unió de improviso
el P. Provincial que habiendo vuelto de Córdoba de Tucumou,
se habia embarcado en Buenos Aires para hacer la visita á las
Misiones. Xos compadeció sumamente al encontrarnos á poco
mas de medio camino, cuatro meses después de haber saliólo,
pues nos núrabu con amor particular por ser todos personjis á
quien él habia conducido de Europa con tantos cuíJímIos, y
animó nuestra marcha. Despojados, pues de los vestidos vir-
jos, tomamos lo.s nuevos de lienzo teñido, que es el paiu) i.sa'lo
aquí; y podéis figuraros como nos caerían encima, lo mismo
que los zapatos en los pies, siendo todo hecho al acas) j)or
gente que jamás nos habia visto ni conocido. Vestidos como
Uiejor pudimos, entramos en tn^s Balsas, en las caal^s ape-
nas podíamos movernos por su e^strechez, y de 'ste moda
seguimos hastA las Misiones, en compafíia del P. l*n>vincial.
que ant<es de partir cx)nsoló á los pobres indios. ilisp«>nicudr>
que los 40 sanos se dividiesen completamente de los otros y
unidos entre sí condujesen dos Balsas y cinco los 115 ó ^2(i
convalecientes; y asistidos por el Padre que habia venido de
las elisiones nos siguieron á dos ó tres jornadas de distancia,
contando el viaje en la cuarentena para completarla despu» s
en un sitio distante í)() millas de Yapeyú. De est« modo se
dio fin a todos nuestros trabaj(xs, llegando hacia la mitad tl;^
Noviembre á la Reducción de los Tres Boyes, que llaman
308 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Yai)eyii y es la primera de las Misiones del Uruguay y bas-
tante numerosa, pues tiene como mil doscientas familiar.
Sera largo describir la alegría con que todo el pueblo vino
á nuestro encuentro y las fiestas que se celebraron á su ma-
nera en los dos ó tres dias que permanecimos allí. Después
todos los Padres se dividieron en las Reducciones á que fue-
ron destinados por el P. Provincial.
A mi me tocó por fortuna la de Santa Maria, unas dos-
cientas cuarenta millas adelante, á la cual llegué ñnalmente
el 1.0 de Diciembre de 1719 justamente cuarenta meses des-
j)ues de lial>er partido del Colegio de Bolonia, poniéndome
en camino hacia esta provincia. Aquí fui recibido con los
brazos abiertos y las mas tiernas entrañas de caridad por el
Padre Diego Ignacio Altamirano, venerable anciano septua-
genario, muy considerado en el país i)or su condición, doc-
trina y singular santidad. No sabría como espresar tampoco
las bondades de los indios para conmigo. !Me salieron al en-
cuentro y me rodearon tumultuosamente quien me l)esab&
la mano : quien se congratulaba por haber llegado al fin á su
país: quien me daba gracias por haber venido de tan lejos,
liaber pausado el Para-Guazú, es decir, el mar, y haber aban-
donado la patria, guandi raihupae, como ellos decían, esto
es. iH»' nuestro amor, agre|!jando mil otros agradecimientos.
Fué tal el júbilo que esperimenté al verme en término tan
deseado, que olvidé al instante todos los padecimientos pa-
sados, y estaría pronto á arrostrarlos de nuevo y aún muchos
mayores, por el consuelo de trabajar toda mi vida entre estas
pobres gentes. Lo único que me ocasiona alguna molestia es
lo difícil de la lengua. (*on todo, me voy industriando tanto,
que va ya en dos mesi^s que hago la doctrina diaria que se
«co.stunibra para los niños, que es el ministerio mas análogo
íi mi genio, y acaso el mas provechoso. Nunca me falta nu-
meroso auditorio, pues según el Registro, las niñas hasta quin-
ce años son 1()0;{ y los niños 960. Aunque de cuando en cuando
equivoque cualquier palabra, entienden perfectamente lo que
quiero detnr, asi como les entiendo yo á ellos, cuando les pin?-
COMUNICACIÓN FLUVIAL EN 17^0. 309
gunto, y dando algún premio á los que responden bien, se re •
tiran alegres como una Pascua.
Pero mejor es que concluya aquí, porque si empiezo á
hablar de los indios, no me basta otro tanto de lo que he
escrito y me encuentro ya bastante cansado. Me remito,
pues, á la Relación que ya os envié de estas Misiones y que.
por lo que yo Jie visto hasta ahora, es fidelísima. Entre tanto
os suplico saludéis muy cordialmente de mi parte á mi Se-
ñor Padre, Señora Madre, cuñados, hermanos, hermanas,
sobrinos y todos los parientes y amigos, rogándoles me re-
cuerden en sus santas oraciones, para alcanzarme del Señcr
la única gracia que deseo: emplearme todo en su mayor
gloria y en la salud de estas pabres gentes — Adiós.
Vuestro afectísimo hermano —
Cayetaiio Cattanco.
(De la Compañía de Jesús.)
HERXAXDARIAS DE ÍSAAVEDRA.
CAI'SA <KLKHKE: NOTIOTAS Y DOCUMEXTOS PARA
SERVIR A LA HISTORIA DEL RIO DE LA PLATA.
(Contin-uacion.) (1)
XXXIII.
Xucva solicitud del Gobernador de Guaijrá.
Después de la notificación hecha á Hernandarias de Saa-
vedra del auto de que acahamos de imponernos, pasaron
cinco meses sin que conste del proceso que se hiciese dili-
gencia alguna para su ejecución y cumplimiento.
Fué trascurrido ese lapso, en primero de febrero de 1620.
que el jíohernador de Guayrá presentó á los oficiales reales
el escrito siguiente :
** Hernandarias de Saavedra, gobernador y capitán gene-
ral de las provincias del Paraguay, digo: que por la visita
íjue el señor don Francisco de Alfaro, oidor que al presente
es d(» la ciudad de los Reyes, hizo en estas provincias, me
condenó en dos mil y tantos pesos de los derechos de la li-
cencia y aduanilla que deben los esclavos, por los que entra-
ron en el tiempo que fui gobernador de este puerto, desca-
ía Véase la ]>'i.¡iníi '«** "'el tomo XI.
HERX andarías DE SAAVEDRA. 311
minados y que se vendieron en pública almoneda, sobre que
fué condenado así mismo por el Real Consejo; y on virtud
<le es:ta resulta y para la cobranza de ellos, vuestra merced
.señor contador, y el tesorero, don Juan Pérez de Tamariz
<iue entonces lo era de esta Real Caja, proveyeron un auto
411 que mandaron que el salario corrido y que me corriese por
lazon del cargo que administré y administro, se tomase para
satisfacción y paga de lo uno dicho, por la oblación que de
^llo hice para ella, como consta de los autos, y aceptación por
vuestras mercedes fecha, que están en poder del presente es
erilíHuo Gaspar de Acevedo, y de los libros reales donde nece-
sariamente ha de constar, según la dicha aceptación, á qu«»
m(* remito ; y agora ha venido á mi noticia que vuestras mer-
tedes quieren, sin poderlo hacer, sacar la dicha plata y sala-
rio para el entero de una real ejecutoria de nueve mil y tan-
tos pesos que saqué de la dicha Real Caja para la paga y
tral)ajo de los ministros que se ocuparon en la visita de
oficiales reales que en esta provincia hice por comisión d<»
Su ]\ragestad, que son Juan de Vergara, el capitán Manuel
<1e Frías, el capitán Pedro Hurtado y otros, de los cuales
manda Su ^fagestad se cobre lo que cada uno debe, como se
4»spresa por la dicha ejecutoria, no embargante lo cual el
licenciado Gabriel Sánchez de Ojeda, alcalde ordinario, me
tiene ejecutado en virtud de ella, por decir habla conmigo
no entendiéndose ni debiéndose entender así, sino para el
^♦aso que no puedan ser habidos los susos dichos ni sus bie-
nes, se cobren de mi, y esto se hace solo á fin de reservar al
<1i(ho Juan de Vergara, y que no desembolse la parte que ha de
resfitnir y volver á la dicha Renl Caja, que es quien dehe la
mayor cantidad, y para que yo laste y mis hienes sean vendi-
<los y fraíd/)s de la ciudad de Sania Fé, donde el dicho alcalde
ha df .apachado para que ffe traigan á esta; el cual fin pareci-^
<\ue vuestras mercedes llevan, pues quieren que los de S.
^r. que está poseyendo en su Real Caja, se pague lo que el di-
eho Juan de Vergara y los demás contenidos en la dicha Real
ejecutoria le deben, lo cual todo arguye mui grave malicia
312 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
y serán dignos de castigo si lo hicieren, pues cuando hubiera
alguna justificación en la ejecución que me está feclia, no
pueden vuestras mercedes, habiendo partes saneadas y de
tanto caudal, como el dicho Juan de Vergara, (pie de])e cua-
tro mil pesos de los dichos nueve mil. librar lo que una vez
ai)rehendieron con tanta justificación, que aún no habiéndola,
las personas que como vuestras mercedes tienen la haeiend?r
de Su Magestad a su cargo, retienen y guardan lo que en sus
reales caja8 entra de tal manera que solo son meros cobrmlores
y administradores dello y no dueños para distribuirlo y dispo-
ner dello : por lo cual —
'*A vuestras mercedes pido y suplico, y debidamente re-
quiero, las veces que ha lugar de derecho, no libren la diclia
plata que está en la dicha real caja poseida por S. ^I. y paga-
da por mi por la dicha condenación de las licencias y adua-
nilla de los esclavos que me fué fecha por particular resulta
y decreto del dicho Real (^onsejo, y lo declaren asi y requie-
ran al dicho alcalde son la dicha cédula que sobre esto tie-
nen, para que se inhiba y que cobre del dicho capitán Juan
de Vergara y de los demás, pues tan justamente lo deben, y
de mi parte está enterada la Real Caja con los dichos mis sa-
larios; y para que mas cumplidamente acudan vuestras mer-
cede« á su deber y oficios pido requieran al dicho alcalde con
la di(;ha cédula de Su Magestad contra mi librada en esta ra-
zón; y de no Jiacerlo vuestras mercedes ai?í, les protesto los
daños, pérdidas y nienascabos de mi hacienda, molestias,
prisión y guardas con que está mi |>ersona y los demás (pi»*
se me siguiesen, y al presente escribano pido me dé un tes-
timonio de los autos, ]>eticion que ante vuestras merced pre-
senté de la obligación de la dicha paga, cédula de S. ^Fagestad
])ara la c()l)ranza, gaMas por vuestra merced y el dicho teso-
rero proveídos, y desta peti(»ion y lo que á ella se proveyere
para en guarda de mi derecho, que, si denegado me fuere
protesto á vuestra^s mercedes, á quien pido se lo manden
lo que protestado tengo y me conviene, y al dicho escri-
^^ É
HERNÁN darías DE SA A YEDRA. 313
baño la (lonegacáon de su oficio, y sobre todo pido justi-
cia, etc.
**Otrosi, para mas abundamiento, en caso necesario, y
en conformidad de los autos preveidos y demás diligencias he-
chas por vuestras mercedes, sobre la dicha cobranza de los di-
chos derechos de licencia y aduanilla, en virtud de la real cé-
dula de Su Majestad, (1) hago de nuevo reproducción de h\
dicha cédula contra mi librada y se la intimo, y sobre todo pi-
do y protesto lo que protestado tengo, 3' justicia — npnmnrJa-
Has de Saavedra.
XXXIV.
La opinión de los Oficiales Reales se divide.
Vista por los jueces la representación de Ilernandarias d<í
Saavedra que dejamos copiada en el capítulo precedente, el
Contador Luis Salcedo dijo : que la tomaria en consideración
proveeria justicia, pero, el Tesorero Simón de Valdés inmedia-
tamente manifestó su voto porque se guardase lo proveido, y
que, si el solicitante quisiese testimonio, se le diese de todo lo
actuado.
Tomada en consideración la solicitud por el contador pro-
nunció el auto siguiente:
''En la ciudad de la Trinidad, puerto de Buenos Ayres.
en tres dias del mes de febrero de mil y seiscientos y veinte
año«, el Cont^or Luis de Salcedo, juez oficial real de la Real
Hacienda destas Provincias del Rio de la Plata, por S. Ma-
gestad; habiendo visto la petición presentada por Hernando
Arias de Saavedra, gol)ernador que fué destas provincias, en
primero dia deste dicho mes, dijo ; que se guarde y cumpla lo
([ue tiene proveido por auto de veinte y siete de febrero del
año pasado de seiscientos y diez y nueve con parecer del doc-
tor Francisco Pérez, y si quiere testimonio se le dé de todos
los autos ; y en el otrosí, se ponga en los autos la real cédula por
1. Esta cédula es la que hemos hecho conocer en el cap, XXII^
314 LA REVISTA DE BUEXOS AIRES.
donde consta estar condenado el dicho Hernando Arias de Saa-
vedra en los dichos derechos de licencia, y así lo proveyó, man-
dó y firmó — Iaiís de Salcedo — Ante mi, Gaspar de Acc-
vedo.
Con est^ divergencia de opiniones entre los jueces de ha-
cienda, terminaron, por entonces, las actuaciones que seguian
contra Hernandarias de Saavedra, ha.sta que éste, cuatro años
después, entabló el reclamo de que á su tiempo nos ocupa-
remos.
Pero, no por eso terminó la persecución ante otros ,iut-
ces como lo revela la última petición de Saavedra, por l¿i
que se manifiesta que el alcalde ordinario Gabriel Sánchez d<-
().ieda, llevando adelante la ejecución por la partida sobre
salarios de las visitas de cajas, habia mandado conducir á esta
ciudad los bienes del gobernador de Guayrá embargados en
Santa Fe .
XXXV.
El licenciado Mafias Delgado Flores.
Con fecha 4 de febrero 1619. Felipe TU, dirijió una cmIu-
la á su virey de Portugal, mandándole que, en uno de los nnvi(»s
que viajaban al Brasil, dejase pasar á las provincias del liio
de la Plata al portador de la misma, á quien habia nombrado
I or juez d.» cninision para ciertas averiguaciones que d.^biau
iiacerse en fslas provincias.
El juez de comisión, que lo era el licenciado IMatías Del-
gado Flores, llegó a Buenos Aires el 29 de noviembre del mis-
mo año de 1619, presentándose en esta ciudad con vara de la
"Real Justicia, acompañado de su secretario Domingo de Fuen-
t(\s, del aguacil Juan de Bustos y varios criados del Juez y sus
oficiales, estos con espresa licencia de S. !M. y los criados con
información de no ser casados, ni de los prohibidos de pa^ar á
las Indias.
Delgado Flores inmediatamente dio principio á las inda-
gaciones de que venia encargado, fulminando procesos y pro-
HERXAXDAKIAS DE SAAVEDRA. 31o
<,ed¡t*nilo á prisión y embargo de bienes contra varios vecinos
y residentes, cuyos actos dieron fundamento al procurador ge-
neral de la ciudad para pedir al ayuntamiento, en 24 de abril
<le 1()20, (jue exigiera del juez comisionado la exhibición de sus
títulos, pues aún no lo habia verificado, como correspondia se-
gún la ley.
El cabildo resolvió de conformidad, y, notificado el
juez, contestó que pasarla inmediatamente á presentar sus
títulos.
Pocos momentos después el portero de la corporación
anuncnaba que el licenciado Delgado Flores quería entrar al
ayuntamiento, y se le mandó decir que entrase en hora
buena.
A lorióle el portero la puerta de la sala y penetrando en
ella el comisionado, sin saludar á nadie, preguntó: — i dónde
está el señor gobernador? por que es á él á quien vengo á
ver.
A esta tan brusca como ineí?perada pregunta, lofi capitula-
res— que se levantaban de sus asientos con los sombreros en las
manos y hacían cortesía.s al licenciado — contestaron que el se-
ñor gobernador no estaba en el cabildo.
Dirijiéndo?;e entonces el licenciado al teniente general
don Gil de Oscariz: que permanecía aún de pié con el som-
brero en la mano, — señor don Gil, le dijo, ¿dónde me he de
í,entar. ?
— A(|uí, le contestó el teniente general — señalando ha-
cia e/ hanco ó f^caño de espaldar donde estaban sentadas los
alcaldes ordinarios: aquí con estos señores, se puede v. v\
sentar. •
— \o me quiero .«^entar donde no (»stá el señor goberníidor
dijt) el licenciado dando las espaldas al cabildo.
Y pregutado porque no lo hacia estando todo (A cabillo
reunido, replicó: Xo me siento yo donde están los culpiMlos
e* ntra quienes traigo comisión; y salió inmediatamente de la
sala. Jiahlando ,? manera de menosprecio, sin hacer corf(sía ni
:ni3 LA REVISTA DE BUENOS AlB 15S.
despedirse, ni mostrar ninguna comisión ó papd, ni decir qm^
venia á mostrar cosa ninguna.
El cabildo mandó luego estender eonstaneia de este de-
sagradable insidente, y comisionó á los alcaldes ordinarios.
l)ara que, en vista de la petición del procurador general
y de la contucta del Jiiea de comisión, proveyesen lo
yue fuese oondxuiente <al cumplimiento de las ifeyes. in-
formando de tollo á !áu ^lagestad. Real ('ousejo, Virey y
Audiencia de !a Plata, y pidiendo lo que conviniese para
este caso y otras semejantes; pues por bailarse este puerta
las distante de aquellos superiores, padecia de ordinario el
cabildo y república con los jueces de comisitm, muchos
daños if agravios, costas y salarios, prisiones, molestias y veja-
ciones.
(.Consignemos ahora los nombres de las personas que iMun-
ponian el cabildo en aquel dia, pues, según las espresiones
<le Delgado Flores, entre ellas se encontraban culpados con
tra quienes traia comisión. Eran las siguientes: el teniente*
general don Gil de Oscariz; el licenciado Gabriel Sanclicz (Kí
Ojeda y Mateo de Grado, alcaldes ordinarios; Luis de Salce-
do y Simón de Valdés, oficiales reales; Francisco de alanza-
nares, Bernardo de León, Juan de Verga ra, Diego de Tritruc-
ros y Juan Bautista Ángel.
XXXVL
El cabildo contra Saavedra y Delgado Flores.
El acuerdo ([ue vamos k transcribir manifiesta los temores
del cabildo de Buenos Aires por la comisión que, se decía,
ilm á recibir Ilernandarias de Saavedra, llamada de písfuiisa
sobre escesos cometidos por este puerto. Al mismo tiempo
venimos por él en conocimiento de la protección (pie iiierccia
el procesado gobernador de Guayrá del juez de comisión Delga-
<]o Flores, que con tanto desprecio habia tratado al ayun-
tamiento, según vimos en el capítulo ant<^rior. Dice asi el
documento :
HERXAXDABIAS DE SAAVEDBA. 317
*'En este cabildo, de I.'* de junio de 1620, propuso el
lieenciado Gabriel {Sánchez de Ojeda, alcalde ordinario desta
ciudad, que por lo qu« importaba á la paz, bien y aumento
de esta república y su conservación, conviene que se despa
che persona de diligencia y cuidado á la ciudad de la Plata,
enviado poder al licenciado Francisco de Sas Carrazco y á
Alvaro Hrito y Juan Pérez de Santa alaría y Pedro Rodri-
¿:uez de Pareja, procuradores de la real audiencia de la Plata,
<iuienes este cabildo tiene despachado otro su poder, para
negocios y causas importantes a esta república, para que,
junta ó distintamente, pidan ante el señor ])residente y re-\l
audiencia de la Plata y otros tribunales que convenida, fv^
suspenda y revoque el nuevo nombramiento de que se jact.i
y hay publicidad en esta ciudad le viene a Hernando Arias tío
Saavedra, en razón de la comisicm que llama Pesquisa s^.l-re
excesos sucedidos por este puerto, atento á la enemiga de-
clarada que tiene á toda esta república, cabildo y vecinos de
ella, fi quien ha hecho muchas veces amenazas con la dicha
comisión, por ejecuciones y demandas que le tienen hechas
y puestas i>or ejecutorias del Real C^onsejo de la*s India:? y
real audiencia, y con papeles y recaudos sobre deudas q^ie
deln» á los dichos vecinos y moradores, y otras cosas qu-^ no
les (juiere pagar, y que está preso y detenido por ello en vir-
tud de mandamientos de apremio; y que, aunque antes d.?
ahora se han despachado testimonios en esta razón, no deben
de haberse presentado; y conforme á dereclio, mediante las
dichas causas, no puede ser juez, ademas de que, como es no-
torio, no entiende derechos ni el orden judicial, y que pro-
cede de hecho en ejecución y venganza de las amenazas que
general y particularmente tiene hechas á los justicia mayor
v ordinarios de esta ciudad v á los dichos sus vecinos y mo-
radores, y que se pida y suplique de cualquier auto, nombra-
miento á otro recaudo que se le haya hecho, siguiéndolo en
tíHlos grados é instancias, para que no sea tal juez, y cuando
no haya lugar se le señale término brev-e, sacando provisión
y recaudo, para que, recusándole, se acompañe conforme í\
318 La revista de buenos aires.
derecho, porque nunca se quiere aeoni|)afiar ; y que no se
aeoiu{)añe con el licenciado Matias Delgailo Flores, con quien
tiene parcialidad y amistad notoria, y que el escribano ante
quien ha de pasar la dicha comisión sea de los del número y
<\scribano real, conque no sea Domingo de Fuentes, escriba-
no del dicho licenciado Alalias Delgado Flores, otrosí amiiro
tlel dicho Hernando Arias de Saavedra ; á todos los curdcs v
al dicho Hernando Arias de Saavedra se recuse; y á las
demás personas (jue conviniere convenir, y que sc en-
vié el dicho poder ( on hws testimonios y recaudos nec *-
fiarios.
•*Y vista hi dicha proposición por los dichos capitulan\s-
dijeron, unánimes y conformes, ([ue se despache poder bas-
tante con los testimonios y recaudos necesarios, segui:i\ y
como y para efectos que el dicho ah*alde tiene propu<*sto:
]>or(iue seria nniy ^ran daño de esta re|)úbliea (pie los tlicho.v
Hernando Arias, licenciado Alatias Delicado, Dominiín de
Fuentes, escriliano, sean jueces, asesor acompañado, ni es-
cribano, en ninguna causa que toque á este cabildo, y repú-
blica, vecinos y moradores della, por el odio, enemiga y
amenazas (pu* tienen hechaí^, como consta de autos, porqué-
desde luego á todos los sobredichos y á cada uno de por sí»
los recusan, porque los tienen por odiosos, sos]>echo«o<
y <pie han hecho agravios, injurias, y cometido otras co-
sas graves, (pie }>or proí'>eso« y autos ])arec4M'á, á que se
remiten.
*'Y j)or(pie este cabildo no tiene propios para (lesj)achar
personas á esta caiLsa y á las demás que antes de ahora tiene
despadiado su poder, S(» desi)acha este nuevo poder, á los
diclios licenciado Franci.sco de Sas C^arrasc*o, abogado de la
dicha real audiencia y á los demá,s ])rocuradon^s que (*stán
nombrados insoliduní,, y st» les envi(» un testimonio destv»
aciu^rdo (jue sivva de instrucción y se les dé alguna ayuda
de c4>sta. para el dicho pago de las comisiones que se pidie-
ren y dienm, y otros dere(*hos.
HERXANDARIAS DE SAAVEÜKA. 319
XXXVII.
(Jiros acuerdos contra d Juez dt ComisioíL
''En esto cabildo, de 17 de julio de 1620, propuso el li-
cenciado Gabriel Sánchez de Ojeda, alcalde ordinario desta
ciudad, como era cosa notoria en ella las palabras injuriosas
que, contra el honor y fidelidad de este cabildo y justicias y
su república, dijo el licenciado Matias Delgado Flores, (jue
se nombra juez sin haber querido mostrar en este cabildo
aunípie se le ha pedido muchas veces, la comisión qne tiene
para lo hacer, de lo cual, y de las amenazas que ha hecho
de ([ue ha de matar á los de esta cuidad, y otras cosas qu»?
han causado nota y escándalo, conviene pedir, probar y ha-
cer informaciones, y del estado desta república, y de sus
danos, agravios y molestias, y porque causa y ocasión lian
sucedido, para que se provea de remedio en todo con justi-
cia, i)ues toca la detensa y am])aro de ella á este cabikL)
como cabeza desta provincia y ciudad; porque no es justo
iniede sin satisTaccion lo que el dicho licenciado Matias Del-
gado ha hecho y dicho, y lo que Domingo de Fuentes, su es-
cribano, itsi mismo ha cometido, para (lue todo se infor-
me á Su ^Magestad y Real Consejo de Ihs Indias y demás tn-
])unales superiores, como cosa tocante á su real S4»rvicio, paz
y quietud de esta re|)ú])lica.
'*Y vista por los dichos capitulares la dicha proposición
habiendo trata<lo y conferido lo que conviene hacer en líst^*
caso, todos unánimes y conformes acordaron, (jue el capit^ui
Plateo Leal de Ayala, procurador general de esta ciudad
civil y criminalmente pida satisfacción y enmienda de las
dichas injurias, ante el juez y jueces que le pareciere, contra
los dichos licenciado Matias Delgado y Domingo de Fuen-
tes, presentando los pedimentos y haciendo las informacio-
nes y acusaciones y demás autos y diligencias que se requie-
lan, porque para ello le ditíron el poder y facidtad que es ne-
'■i2{) LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
eesario. y para que en ai>elacioii, ó en otra manera, ocurra
ante *S M. y dnnás tribunales sui>eriores, para que cesen las
molestias y agravios y vejaciones que ha recibido y reciba'
esta re[>ública, y así mismo haga todas las demás informa-
ciones que conviene convenir en la dicha razón, y del es-
tado que tiene y ha tenido, para su bien y aumento y con-
servación. Y estando presente el dicho produrador general,
lo aceptó y dijo que está presto de acudir á lo que por este
cabildo se le encarga y ordena."
**En este cabildo, de l.o de diciembre de 1620, el ca-
pitán Plateo Leal de Ayala, procurador general de esta ciudad
presentó una p^'ticion dando razón de lo hecho y pedido so-
bre lo que eííte cabildo le tiene cometido en razón de las co-
misiones del licenciado Matías Delgado Flores, pidiendo que
dí^llas se les dé traslado para las ver y pedir en nombre de
esta ciudad, lo (jue le convenga á su defensa, derecho y jns-
ti( ia, porque asi lo tiene pedido y protestado á el seiior gol>er-
nador y á los señores alcaldes ordinarios; y que no use della-^
basta que las presente en í*ste cabildo y se vean, y le den A
traslado que tiene pedido; y hizo ciertas protestaciones y
pidió testimonio y justicia.
'*Y vista por los dichos capitulares, en nombre de ***re
caláldo y repiil)lica, pidieron á el señor gobernaílor y alcal-
des ordinarios provean sobre lo que el dicho procurador
gen- 'ral tiene pedido en la dicha razón, para que se venu l:is
<n:Tiisiones ípjo el didio licenciado Alatias Delga* lo tuviíiv
de los tribunales superiores, y á el dicho procnrüdor !rener«il
se le de el traslado que tiene pedido que ji mayor abnndri-
miento este cabildo manda á mi el escribano del, vaya á las
casas de la morada del dicho licenciado ISIatias Delgado y le
]>ida y requiera que todas las comisiones que tiene y tu\nere
que usar y ejercer en esta ciudad las muestre en este^abildo.
para que se ve-m y sepan, y su pro<*urador general, si tuvie-
re que pedir en razón dellas. lo haga conforme á derecho, d**
manera que en to<h> se pro(*<Hla jurídica y legalmente, con
I
COMÚN JCACIOX FI^ÜVIAL EX 1730. 321
toda paz y quietud, en servicio de Dios y S M. que es lo
que este cabildo siempre ha pretendido y pretende con la
fidelidad y lealtad qe es notorio en el dicho real servicio; y
¿usí lo acordaron y decretaron.
«•■ ••• ••• ••• ••• •■• ••• •■• ••• ••• ••• ■•• ••• ••• •••
'*En este cabildo, de 30 de diciembre de 1620, el capitán
Mateo Leal de Avala, procurador general, presentó una pe-
tición sobre que se le dé traslado de las comisiones que usa
y ejerce el lic*^nciado Matias Delgado Flores, para las ver
A pedir lo que convenga, y que no se exeda de lo que Su
3lagestad por ellas manda; y que st^ le notifique una cédula
y provisión real, pregonada en esta ciudad, para que ningún
jaez ni otra pe^^aona Unnc ni abra cartas ni papeles/'
(Continuaráw)
MAXrKL RICARDO TRELLES.
DON FEDERICO BRAXDSEX
Capitán de caballería del primer Imperio francés.
Caballero de la Real Orden Italiana de «la Coro-na de PierrOy
Conde*'orado -eon Iji Ltjion de Hcnor,
Ayud-a-nte del Príncipe Eujenio;
Coronel de eabal]<e<ria de la Repúbli-ca Argentina,
Capitán de la misma arma en el ejéreito de ('hile,
Jentenal de Bidgada d«i Perú,
Benemérito de la Ordxjín del Sol,
©te, etc., etc.
(Co-ntiimiacion.) (1)
VIL
Aquel cuya espada brilló gloriosa en Santiago de Cota^
gaita y á quien la Patria adeudaba los primeros laureles al-
canzados en las memorables playas del Suipacha, inmarííc-
sibles aún á pesar del melancólico cantón de Huaqui, era <íI
designado i>arrt cerrar una campaña que debia costarb» h
vida.
Patriotismo íntegro, carácter afable y contracción a»sí-
dua á sus deberes — hacian del Brigadier González Balcaníe
eí digno depositario de la confianza de O'Higgins, que pudo
1, Véase la pajina ^o.
COBOXEL BBANDSEN, 323
Valorar personalmente su admirable conducta en el eélebrt5
dia 5 de abril de 1818. (15)
A las 2 de la tarde del 26 de diciembre del diclio «fio
llegó al campamento de Chillan, con su Gefe de E. M. coronel
Juan Paz del (bastillo (mejicano recien venido de Colombia)
y después de la presentación de la oficialidad, y la marcha
de Freiré, con el objeto de hoHtilizar por otra parte á los rea-
listas para dividir sus fuerzas— se ocupó el nuevo general
ílel ejército del Sud, en tomar las medidas que le sujería su
esperiencia, empeñado en captarse la voluntad de los ha-
bitantes de aquellas comarcas, asaz perturbadas por uiiri (?s-
]>ecie de vandalaje introducido en ellas por el enemigo que
instigaba al fiero indígena: pacificarlas y remover los obsta-
culos que pudieran levantar este, cuya presencia at'ecTíOa se-
riamente al país, temeroso de verse envuelto en nuevos com-
promisos como sucedió con los que se refugiaron en Talca-
huano — Consecuente con esa táctica armó las milicia» que
pudo reunir y despachó emisarios á la frontera que entrasen
^n negociacicmes pacíficas con los Thoquis de Arauco. '^
Entre tanto, el 29 se incorporaba el batallón X.o 1 de Chi-
le, Comandante Juan de Dios Rivera, (penquista) contin-
gente ([ue hizo subir el personal del cuerpo espedicionario á
15. D. A^ntonia González Bal-^arce, «nació eu Buenos Aires eí 13
de junio -cíe 1774 y £aUeció en la midma ciudad el 5 de agosto de
1S19, á eauHa de las dolencia» que contrajo en el curso de e>»ta peno>
«a Gampaña — Pri si añero de Iob in<glese8 en el asalto de Montevideo
(18*07), libra el priiier cembate de la Revolución en la» vegas del
rio Santiago, y el 7 de noviem.bre de 1810, c-oin<3L^e derrotar la^s
huestes del marino José ('órdoba y Rojas — triunfo qae abriendo
]a<« puertas de Potosí, decidió hi libertad del Alto Perú hasta el
DeHagiuadero — Em el delicado }>n-8«to de Gefe de Estado Mayor
del ejército de lo» Andes, 8e di<^tin^ió en ('aneba-Rayada y Mai-
po, .haciéndose acreedor á la medalla y cordón de oro señalando á.
los vencedores cí>ino flsLmi»mo á la banda de la **Légiom de Méri-
to", iiU^ituida {>or Chile en reemtplazo de 1ü«í abolidos títulos de
nribíeza^Kra casado «.'on doña Dominga Bu<?hardo, en la que dejó
f^uce»ioin — ^y hermano de los jenerales don Marcos, don Juau Ramón
y el -coronel d()«h Diego Balcarce, «que también prestaron su? valiosa
concurro á la cau-sa de la Independencia
324 LA REVISTA DE BUENOS AlBES.
í3,385 plazas y 6 piezas (16) — Terminados los preparativos
de marcha y dada la orden de abatir carpas y de que los
Granaderos siguiesen cubriendo la vanguardia — **A1 aclarar
del 13 (17) de enero de 1819 (dice Brandsen), estando los ca-
ballos entrenados y ensillados, montó el rejimiento á las 5 y
se movió á las 7, por el camino real de los Angeles con di-
recciim á San Javier — ^Después de hacer alto a orillas de un
estero para aprovechar un excelente forraje, se continuó á
marchar y eran mas de las dos de la tarde cuando alcanzamos
esa ha(*ienda de los ^lendiburu, distante casi 7 leguas del
punto íle partida, y cuyas casas encontramos abandonadas
} comph4amente saqueadas — Al S. O. de la Hacienda se al-
za un pívjueño bosque de durazneros, bajo cuyo remaje tod«i
el Kej ¡miento pudo encontrar un vivaciue agradable y a cu-
bierto del sol y del viento que soplaba con estremada vio-
lencia— Mas ignoro la causa que obstó se colocase aquel por
la den»clui en !)atalla, en vez de mandarlo echar pié á tierra,
dando la espalda al enemigo, apoyando su derecha en un
pantano y su izquierda á las casas, de manera que formaba
yverpendicular al camino real — Ningún Abrigo habia allí,
y toda la tropa, oficiales y soldados pstsamos una noclie
<*spantosa — (hiando al romper el siguiente dia, torniamos
en batalla, no solamente se encontró la línea tendidn e»
orden invei*so, sino también las com])añias á la inversa de
(•sta — Apesar de lo cual no se corrijió tan mala disposi-
ción, repitiéndose mas de una vez en lo sucesivo — El bata-
llón (It- los Andes (al que precedimos dos horas) encontn'^
cómodos, alojamientos bajo el corretlor que rodea el inmen-
so |>átio <le la harioida—hñ artilleria que nos alcanzó con la
última luz del dia, tomó posición en una especie de aiile
líi Olazabal áíi 2.*ílMi hombrt^ escasos en su **()pii-culo" cita-
dlo— TiMijí» jíor iiiejor informado á B. Arana, que tuvo á su di«posi-
i-ion ol archivo del Min'sterio de la 'iuerra de ( hile — La^ifra M
te^to es Ui misma (|ue «ienta ajpiel historiójjrafo.
17. Ti Arana, anticipa un dia <'ste movimiento coto el pasaje
d^'l **l..aja. " Lo creemos en error.
COBONEL BRANI>SEN, 325
patio, y luego de apoyar su espada dio frente al costado de-
recho de las casas — quedando obligada, caso de maniobra r^
sea á derecha ó á izquierda, á desfilar por una puerta por la
eual, solo podia pasar un cañón á la vez.
El terreno ocupado por la caballería, sin embargo de
ser algo horizontal, dominaba la llanura defendida por el
frente é izquierda, por un pantano inaccesible. Según mi
opinión, este campo, era el mas á propósito para la artille-
ria, cuya retirada hubiera podido asegurarse en caso nece-
sario, abriendo camino sin mucho trabajo, al través d** un
potrero bastante montuoso que se encuentra á retaguardia
de dicha posición, y el que vá terminar en el gran cami-
no de los Angeles — Pero nada de esto se hizo, y nos corten-
tamos con colocar nuestras avanzadas en los pasos princif)ci-
les del riachuelo Diguillin que distaba mas de una legua dol
campamento."
Kn \a mañana del 16 se continuó la marcha, y luej?o de
vadear el pintoresco Diguillin, alcanzó la cohimna antes de
mediodía las márjenes del Itata.
Este rio caudaloso, cuyas aguas como las de aquel ar-
royo tienen la l)lancura y el brillo del cristal, nace al S;.d
del volcan de Cliillan, llevando allí este nombre hasta que
recibe el Ñublf\ y sigue su curso con una rapidez de 6 mi-
llas, por un álveo de piedras de lastre, guarnecido por Mon-
tes densos y barrancas escarpadas, hasta desembocar en el Pa-
cífico á 60 leguas de su origen, formando una barra casi
insuperable 9 millas abajo del pueblito ('oelemu situado en
la margen del 3ud.
Se buscó un punto playo y estrecho para pasarla, como
se logró .sin dificultad (alguna, prosiguiéndose la mnr lia
hasta la hacienda de ^*Bilorio'\ donde reunió toda la divi-
sión tomando posiciones en las alturas y el llano — quft la
avecindan.
ITabiéndosi^ recibido noticias que la vanguardia enemi'*a
f. las órdenes de Lantaño, y fuerte de 600 hombres, cam-
paba tranquilamente del otro lado del Laja, se trató de f^^^r-
"í^fi LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
prenderla, para euyo efecto provisto de caballos de remuda,
se movió todo el Rejimiento á las 8 de esa noche.
El proyecto era bien concebido y no habría fallado, si su
ejecución hubiese correspondido al plan.
Después de una marcha larga, penosa é incierta á cau-
sa de la mala fé ó ignorancia de los guias, alcanzó la orilla
del Laja antes de aclarar, y sondado el punto que se habia
designado como vadeable, resultó con gran asombro de to-
dos que no existia picada alguna por donde verificarlo —
emerjencia que frustró la empresa é hizo retrogradar al
Rejimiento.
''Que la falta fuese de los taquéanos, prosigue Brand-
sen, ó de nuestro poco deseo de atacar, es cuestión que no po-
dría decir — Sin embargo, sobrevino un incidente que nos
hizo dudar que los primeros fuesen los únicos culpables.
Algunos granaderos enviados á la descubierta, tomaron
en un rancho un espia del enemigo, quien nos instruyó, que
Lantaño ignorando completamente nuestra marcha, habia di-
vidido suf? fuerzas, situándase con cerca de 300 hombres
sobre la marjen derecha del Laja, á vanguardia del esguazo
del Salto^ dejando campada al resto de au gente en la oriUa
izquierda del mismo á una legua de dicho vado.
El momento era favorable. Se podia sorprender esta ca-
balleria dividida, atacarla, deshacerla, marchar rápidamente
sobre los Anjeles, que Sánchez no hubiera tenido tiempo de
evacuar, y terminar de un solo golpe la campaña.
Tal era el provecto y la esperanza del general. Emper#»,
la suerte engañó su prudencia y desbarató sus bien concer-
tadas* medidas.
En vez de marchar directamente al paso del Salto, nos
obstinamofi en buscar un vado imajinario, perdiendo un tiem-
po precioso é irreparable, y cuando se resolvió al fin tornar
la dirección del primero, el sol brillaba ya en el zenit, y Lan-
taíío prevenido á tiempo de nuestra aproximación, habia tenido
el suficiente para retirarse á la banda opuesta del rio. desde
donde pudo cómodamente y con toda seguridad reconocer núes-
CORONEL BRANOSEX, 327
tra fuerza y observar nuestro movimientos — Ocurriendo dn
singular, que el bombero que nos comunicó un aviso tan opor-
tuno (del que ningún partido sacamos), y al cual temamos
interés en retener, desapareció sin que ninguno de los nues-
troíí se lo hubiera impedido !
Sin embarco, al siguiente dia 17, a pesar de nuestra ca-
<'haza logramos avistar á los españoles y nuestra vanguardia
pudo eambiar ¿dgunos fusilazos con una cortina de tiradores
que habían situado aquellos en la isla que divide el Laja en
ti paso del Salto.
Aun cuando distábamos una larga media legua de la ori-
lla, tan luego como se apercibió al enemigo en batalla sobre
la márjen izquierda — ^se mandó formar el Rejimiento e» tres
<-olumnas por escuadrón, con sus trompas a la cabeza, orden
en que marcho al son de carga.
Esta ridicula demostración fué sin objeto y a nada con-
dují).
Llegados u tiro de cañón del rio se dio la voz de me-
<lia rurJfa á la izquierda, y los escuatlrones bajo las órde-
nes di4 comandante Ramallo, fueron á tomar posición á 30
cuadras de allí, mas ó menos, en medio de una llanada ar-
diente y quemada, en la cual, como era consiguiente, los ca-
ballos postrados de fatiga, no encontraron una brizna de
y(»rba para refrescarse, ni los hombres un arbusto que los
garantiera en lo posible del ardor insoportable del sol — v ««s-
to. cuando habia mas próximo á la ribera un excelente for-
rajeo y una sombra deliciosa — pero se supuso, que estaría-
mos en ese punto, de blanco á las asechanzas de un ene-
migo que pensaría en todo, menos en atacar."
Brandsen, no se ecpiivocaba en sus juicios, puesto que
fisi que w les reunió la infantería á eso de las 3 p. m., la
División entera pasó el Laja, sin peligro y sin oposición —
habiendo retr(><»^lido el coronel Lantaño, buscando la incor-
poración de Sánchez, en la persuacion que no podría me-
dirse ventajosamente? con los patriotas — que á las 4 de la
328 LA KEVISTA DE BUENOS AIRES. '
tarde habían concluido su pasaje después de tomar 10 reza-
gados del enemigo (1)
Yin.
Se lia llamado Ida de la Laja á una llanura sin horizonte.
a{>enas orlada con ramilletes de bosque, comprendida entre
el Bio-Bio y el torrentoso rio de ese nombre, que es el afluen-
te mas considerable del primero y al que los antiguos deno-
yninaron Niveqiieten — Semejante al Itata oculta sus ver-
tientes al sud de la cordillera donde fumea el Chillan y e»
notable por su estension y la naturaleza de su cuenca fr.i-
mada por escorias volcánico-graníticas. Hacia el centro deL
llano por donde ostenta el raudal de sus aguas y frente;
mismo al cráter del Antuco, proyecta un imponente salto 6
cascada peñascosa en la que se precipita desde una elevación
de 80 varas, entre vaporosas nubes teñidas con los purpu-
rinos y tenues arreboles del iris y el melancólico verde oscu-
ro de fragantes mirtos y laureles que medran en su ácueo
regazo. Acrecido por el rio Claro, que descendiendo de las
lagunas de Avendaño se le reúne á pocas millas al sud de
Yumbel, va á perderse en el Bio-bio, después de fertilizar
44 leguas de pais.
En el punto por donde pasó el ejército estaba bifurcado
por una isla guarnecida de arbustos espesos y muy apropia-
dos para servir de emboscada, formando dos brazos, de los
cuales el segundo es el mas ancho y profundo, á lo que se
unia la magnitud de los silex ó mas bien fragmentos de roen
((ue constituyen su fondo desigual, y hacian el pasaje en
estremo difícil, por cuantos hombres y caballos, perdiendo
pié de (continuo, resbalaban y caian — razón por la cual, si el
enemigo hubiese intentado defender el paso, su forzamiento,
caso de pretenderse, habría costado mucha sangre — Tan fuer-
te era la pasicion que ocupaba !
1. V. Parte <le ''Balear; -o'', datado en los Anjreles el 18 de
enero 1819. (Estraorílinaria del 10 de febrero.)
I
CORONEL BRANDSEN. 329
En prevención de esta emerjeneia, se destacó el 2.o es-
cuadrón de 'granaderos á las órdenes del comandante Viel,
el que cubriendo, el servicio de vanguardia, bandeó el rio
sin demora y avanzándose á alguna distancia sin encontrar
el menor ()l)st/iculo ni apercibir vestigio alguno de enemi-
gos, ocultó su frente por un monte alto, tomó posición a le-
gua y media del Salto en una pequeña loma á la izquierda del
camino real de los Angeles. .
Merced a esta precaución, el resto de las fuerzas verificó
su pasaje á la parte sud, sin accidente de ningún género, se
gun queda dicho, y fué á campar sobre una ladera distante
como 100 toesas del Salto, y no habiendo descubierto cosa
alguna los esploradores, se pas<) la noche sin novedad.
Al dia siguiente de madrugada, levantó campo la divi-
sión y j)rosiguió á marchas forzadas i)or el camino real
de los Angeles, con el ánimo hecho de ocupar aquella plaza.
*'Una hora antes, dice Brandsen, el comandante VieL
montaba á caballo y persiguiendo al enemigo, con activi-
uad y el coraje que le son peculiares, alcanzó sus bagajes un
poco mas adelante del pueblo de los Angeles, que este habia
evacuado con precipitación á prima noche, (es decir, á siete
leguas poco mas ó menos del lugar en que i>ernoctamos la
víspera) — Era hacer demasiado con caballos cansados por
marchas precedent^^s, y en un t<5rreno arenoso y tupido de
monte como el que tuvo que recorrer. Además del repuesto
de víveres y pertrechos de guerra que quedaron en los Ange-
les cayeron en su poder 30 cargas de munición y cuatro de
equipaje de las religiosas de ('oncepcion. que víctimas de un
celo fanático y ridículo, á la par de un crecido número de
nuijeres, seguían á pié y descalzas al ejército real, (cuyos
movimientos entorpecían) regando con lágrimas su trayecto,
temerasas de ofender á Dios si traicionaban la causa de Fer-
nando!'*
El denodado Viel, pudo detenerse en este prim-er encuen-
tro feliz y esperar la llegada del ejército á al menos del resto
del Rejimiento — ^mas, sin consultar otro móvil que su indo-
330 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
iDable bravura y contando ciegamente con su prestigio en
los soldados que mandaba, estimulados á despreciar el peli-
gro y á juzgar de la ddÍMlidad ó cobardía d-el enemigo por la
precipitación de su fuga — continuó su rápida marcha á la
cabeza de 40 jinetes únicamente, y atravesando en presen-
cia de fuerzas muy superiores la inmensa llanura que media
entre los Angeles y Bio-bio (8 leguas) alcanzó la retaguardia
española, sobre las numerosas alturas que encajonan este
rio y defienden sus avenidas, la cargó aunque fuese en doblo
número á su fuerza, contrariada por el mal estado de sus ca-
ballos y las escabrosidades del terreno, y la puso en derrota,
matando é hiriendo 8 dragones cazadores, haciendo algunos
l^risioneros, rindiéndose otros, y dispiersándose la mayor
parte. (18)
Estrechado Sánchez por este hecho de armas sobre el eau-
dalo.so Bio-bio, principió á pasarlo con la confusión que
onAHielve una derrota.
ÁNGEL J. CARRANZA.
(Con ti miará.)
18 V, Parte de Escalada, datado en el llano de Santa Fé á IS
de enero d^ 1819 (** Gaceta" núm 111). En él se ha<'e menciom
honrosa, de loa capitane'* Rivera y Olazabal, teniente F. Aldao v al-
frrez Bautista Fonsalida.
i#^«^
re(;i:eri)(»s históricos sobre la provincia
DE \..t'YO.
CAPITULO 2.0
De 1815 á 1820.
(('(►ntinuaeion.) (1)
XLVI.
Al tlia sigiiientt» — 10 tle enero — ^se tuvo noticia en la c«-
}>ital de Cuyo del niotin del núni. 1 de los Andes en San
Juan, encabezado por ^lendizabal. Corro y Morillo, que ha-
lúa veriíicádose la víspera.
p]n conocimiento las autoridades de un hecho tan f^rave,
tí fin de tomar las primeras y mas eficaces medidas requeri-
das en el caso v que ellas produjeran el mejor éxito en guar-
<la del orden y tranquilidad pública, su preferente atención.
íinie todo, w» contrajo á no dejar se divulgara tan funesto
«uceso. <Mm nnicho mas motivo entre la tropa del 2.o Cuer-
po del Ejercito de los Andes que. como se sal>e, se encon
traba acantonado en la Villa de Lujan, á 5 leguas al sud de
la ciudad de ^Mendoza.
Peligroso era, en verdad, se produjera la alarma en una
tropa íjue se encontraba próxima A emprender una marcha
1. Véase la páj 144.
333 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
H Chile y que podia ser seducida ó influenciada para unirse
á sus antiguos compañeros, insurreccionados en San Juan,
H 50 leguas de distancia. — Desde luego, en el mismo instan-
te de recibir aquel aviso el Gobernador Intendente, jene-
ral Luzuriaga, hizo llamar con sigilo al coronel Alvarado,.
al jeneral Arenales, que se encontraban alli de paso á Chi-
le para incorporarse al Estado Mayor General del Ejército
Libertador del Perú, y algún otro gefe perteneciente al es-
l)resado 2.o cuerpo para acordar con urjencia las providen-
cias mas acertadas que debian tomarse en aquel trascendental
conflicto.
»Sc mandó pí)ner en completa incomunicación aquel eam-
j)amento con la capital y lo demás de la campaña. Vii cor-
don sanitario por asi decirlo, se estableció circunvalándolo,
á fin de que nadie penetrase (íerca de los soldados, ni es-
tos saliesen fuera de esa línea. Se creia conseguir así poder
detener los efí»(*tas peligrosos que aquel suceso podría pro-
ducir sobre una tropa, en su mayor parte, todavía en la edu-
cación disciplinaria: quería evitarse á todo trance, .siquiera
fuese algunos dias, una otra insurrección, muy posible, siu
duda, á vista del inmediato ejemplo que acababa de ofrecer-
nos el núm 1 .
El coronel Alvarado quería marchar solo, sin escolta, ñ
8an Juan para obrar, con su presencia linicamente. confiado
en el prestijio que creia aún tener en esos soldados (pie éf
había formado y conducido tantas veces á la victoria, una
favorable reacción, su vuelta á la carrera del honor. Reso-
lución atrevida, de la que le separó el jeneral Luzuriaga.
haciéndole muy oportunas y justas reflexiones sobre el ries-
iro á que esponía su persona. Este pensamiento había veni-
do á la mente del coronel, de las cartas que acababa de reci-
bir de sujetos respetables de San Juan, en que le parti-
cipaban, con sejTTuridad, que una parte del batallón ínsurrec-
• ionado, estaba arrepentido del acto, descontento, y que bas-
taría que su antiguo gefe se acercara á aquella ciudad para
correr á ponerse á sus órdenes.
RECUERDOS HISTÓRICOS. 333
Lisonjeóse el coronel Alvarado tanto con la esperanza de
alcanzar este resultado, que convino con el gobernador in-
tendente de poneiTse al dia siguiente 11, en marcha para San
Juan, llevando consigo dos compañias de cazadores á caballo
y dos [)ieza8 de artillería de campaña.
Elspidióse al mismo tiempo un espreso á San Luis, orde-
nando al jefe de una parte del rejimiento de Granaderos á
caballo que se encontraba allí para su remonta, se pusiese
inmediatamente en camino hacia Mendoza á incorporarse á
la división. Temíase también, y con sobrada razón, que al-
<*anzase allá las chispas del grande incendio que avanzaba
rápidamente sobre todos los puntos de la República.
FA 11, en efecto, salió el coronel Alvarado con esa fuerza
^n dirección á San Juan. El 14 llegó al Pocito, 5 leguas
<le la ciudad, en donde los insurrectos tenían avanzada una
gran guardia. Era de noche y ordenó al ayudante de caza-
dores á caballo. Rojas, sorprenderla. Consiguiólo, pero, de-
bido a la obscuridad de la noche y al conocimiento que los
^enemigos tenían de la localidad, lograron -escaparse. AI
siguiente dia, temprano, marchó á la ciudad el coronel con
su pefjueña fuerza. A dos leguas de distancia de aquella,
encontró situado en línea de batalla el rejimiento num. 1 y
algunos escuadnmes de caballería de milicias, esperándob>
I)ara resistirle. Detúvose, y pocos momentos desí)ues rcí'i-
bia una diputación del cabildo de San Juan, por medio de la
cual le jicdia v^ncarecidamente desistiera de atacar la tropa
insurrecta, (jue (onsideraí-'e las desgracias y liorrores que
caerían, en un tal conflicto que no podía menos de ser san
griento. ^4obre el pueblo, y el inminente rie:^o en que se co-
locarían las vidas del teniente-gol>ernador de la Roza, jefes
y oficíales del rejimiento. que se encontraban presos — ( Co-
mandante Seíjiieira. mayor Salvadores, capitanes Hosco y
Beuav<*ntc. — No podía dejar de pesar poderosamente en el
ánimo ]»rudente y reflexivo del coronel Alvarado, lo ((ue el
Cabildo le hacia presente por conducto de sus comisionadas.
Conocía bien A que excesos podía entregarse esa soldades«-a
334 LA REVISTA DE BÜEIS0Í5 AIRE».
enfurecida, en medio de un combate, con cabecillas como
Mendizabal y ^íorillo. Temia que aquellos distinguidos pre-
sos, fuesen sacrificados, que se derramase la sangre de ciu-
dadanos pacíficos también y que el pueblo todo sufriera los.
horrores de un saqueo. — Resolvió retirarse y se retiró en
efecto sin que los amotinados osasen incomodarlo. En J ;-
colí, á diez leguas de Mendoza, encontró el resto del Rfji-
miento de cazadores á caballo, á quien habia ordenado si-
tuarse allí jmra el caso de necesitar un retuerzo en su esne-
íücion á San Juan.
En este intervalo habíase operado en Mendoza un rám-
bio de situación. El contagio de la anarquía habia tamláen
penetrado en la capital de Cuyo, y no ob.stante que los jór-
jiienes depositados no tuviesen la fuerza necesaria para (\stu-
11a r con todos los horrores que cortejan á este fiajelo, eih)&
i'braban ocultamente de un modo activo. El respeto y alto
prestijio de que aún gozaba esta preciosa institución, ente-
ramente democrática, aunque heredada de una monarquía,
vuelta absoluta con el correr de algunos siglos, llamada Mu-
nicipalidad, que tan importantes servicios prestó a la R+*pú-
blica en sus últimos tiempos de desquicio y de desorden; rl
distinguido personal de que ella se componía felizmente en
Mendoza en ese año; la presencia allí de una parte del ejer-
cito de los Andes, á las órdenes de jefes de mérito y de (rono-
cida capacidad; la inmediación en que se encontraba el j^»*-
neral San Martin, por quien conservaban siempre aquel res-
peto y simpatías que su elevado carácter y raras cuali<hítles.
supieron inspirar á los mendocinos — todo esto retardab-i la
o])ra latente, pero muy conocida, de los demoledores vlel
orden y de las instituciones.
Los dos hermanos Aldao — José y Francisco — que m. ha-
bían separado del ejército, teniendo en vista siniestras inints
])ara lo ulterior, eran los que en Mendoza se habían iniesto
á la cabeza de la revuelta que se intentaba, en ex)nniveneia
reservada con ios anarquistas de San Juan y demás puntas
de la República en conflagración. De un valor persona! bien
RECUERDOS HISTÓRICOS. 335
probado, de carácter díscolo y altanero, ambiciosos de man-
do y de riqueztis, no importa los medios «uy>leados para lle-
gar á lograrlo, con afecto entre el gauchaje que sabían a! ha
gar con promesas, con la práctica de sus mismas eofrtombres
y hábitos. — l'nidos á sus parientes los Anzorena, crocida fa-
milia, que teniendo iguales tendencias al montonerismo, á la
discordia, desde sus antepasados, habiendo, por último des-
cendido á la plebe — contaban con llevar á cabo sus bastar-
das y criminales aspiraciones y trepándose á los primeros
j>ue8tos de la Provincia, disponer de ella como de un patri-
monio suyo y de sus parciales. Esjwraban no mas la o;)(»r-
tunidad que no tardó en llegar.
El mismo dia que arribó á Mendoza el coronel Alvanidu,
de vuelta de San Juan — el 16 — entregaba á la circulación
el gobernador intendente, jeneral Luzuriaga, un Manifies',>
á los pueblos de Cuyo, en el que daba cuenta del eseanaa-
loso motin del 9 de enero en San Juan y esplicaba sus cau-
sas V funestísimas tendencias.
Y convencido, además, en presencia de la atmósfera ar-
diente, conmovida, que empezal)a á hacerse á su alrededor,
del terreno minado que se estremecía bajo su planta; con-
vencido, deíñamos, que ya no podría sostenerse en su pues
to, que ni aún le seria dado apoyarse en la fuerza armada,
en vísperas como estaba la división de marchar á Chile, di-
mitió el mando al dia siguiente 17.
El mismo dia, reunido el pueblo, le fué admitida su re-
nuncia y se confirió al Cabildo la autoridad política y la mi-
litar a un anciano oficial, don José Vargas, que había servi-
do en Huenos Aires, en los primeros tiempos de la revolu-
ción de 1810, hombre íntrego. pacífico, ilustrado, sin i>oKí,.)r
por lo demás, aquellas cualidades adecuadas para dominar
lina situación en momentos de crisis, colocado en un puesto
fiem-e jante.
También Dupuy, por el mismo tiempo, como se verá
después, renunciaba su Tenencia de gobierno en San Luis.
El coronel Alvarado colocó de guarnición en la ciudad de
336 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
31endoza al rejimiento de cazadores á caballo — Tuvo en vistu
para esto, dos motivos- -primero, afianzar por alg-un tiem-
po el orden y la seguridad pública: segundo, distanciar ese
cuerpo del de granaderos á caballo en Lujan, temiendo uji
conflicto entre ambos, de que ya aparecian algunos síntomas.
Entre tanto, y antes de internarnos mas en la descripción
de estos acontecimientos demos la palabra á documentos
relativos, de la mayor importancia histórica, que hemos ob-
tenido.
Helos aquí.
También participó Mendizabal al gobernador intendente
de la provincia de Cuyo, del atentado que cometió el 9 de
^nero. — Le decía así —
**Si el sistema que hemos prot:lamado está fundado en
principios de equidad y libertad, ellos mismos franquean ae-
rion á todo ciudadano, para remover el gobernante que ol-
vidado de unos deberes tan sagrados, no tiene mas regla
para proceder, que la arbitrariedad. Tal era el doctor don
José Ignacio de la Roza. Expatriación de ciudadanos bene-
uiéritos, abatimiento y desprecio de la mayor y mas sana
parte del vecindario, disponer de sus propiedades á su anto-
jo, y sin guardar equilibrio entre los impuestos y los fondos
que debían sufragar los gastos públicas, y finalmente la to-
tal violación de nuestra Constitución y Reglamentos."
*Vea ahí V. E. los motivos que me indujeron á separarlo
del mando de este ])ueblo, como lo ejecuté el dia de ayer. Eii
sn c<msecueneia, convocado el vecindario para la eleccioi\
<'el nuevo gol)i'.^rno y habiendo recaído en mi persona, coiiir>
lo acredita la acta testimoniada, que acompaña á V. S. i-l
^I. 1. Cabildo (1). ha sido mi primer cuidado, que entre las
tropas y el vecindario, se observe el mayor cuidado y órdeu.
luista (jue el Supremo Gobierno de las Provincias Fnidas.
1_ La ini^üía pa-^nda al Snjnenn» Director «lol lO^tado, que ya
luMiios copiaáo Antes.
(X. ñe\ A.)
RECUERDOS HISTÓRICOS. 3:^7
á quien doy cuenta de lo ocurrido, resuelva lo que sea de su
justiíieacion arbitrar/'
^'^lientras tanto, lo pongo también en conocimiento «ie
V. »S. para que á vista de lo espuesto y de la quietud y se-
guridad que hay en este pueblo, se digne suspender cual-
<|uier medida que crea V. S. conveniente en las circunstan-
cias. Bien persuadido que el arresto del comandante don Se-
vero Garcia de Sequeira y de otros oficiales, á quienes se les
trata con aquel decoro que les corresponde, ha sido por pura
precaución, y con el objeto de evitar discusi(mes que tal ví'Z
<'()mprometerian la tranquilidad de este vecindario.''
**Dios guarde á V. S. muchos años."
'•San Juan, enero 10 de 1820.''
María no Me n dizabal.
''Señor gobernador intendente de esta provincia."
(A. G)
Xo sa])emos si el general Luzuriaga, en su calidad de Ge
i'e Su{)eri()r, inmediato de la provincia de Cuyo, dio contes-
tación á esta desacatada nota — Debemos presumir (jue no,
<-f*loso como de*)ia manifestarse en este caso de su tliurnidad v
ilecoro. — En vista de un crimen de insurrección, cometido
1an cerca de la autoridad central de la provincia, de urf acto
atroz de inversión contra el orden, contra la constitución y
las leyes, con derramamiento de sangre y la pri.sion /iob'nta
y arbitraria d-.*! teniente gobernador de aquel pueblo y de
los ge tes y oficiales del regimiento N.o 1 del e.i*^rcito de los
Andes, no podia, sin comprometer sus deberes para con la
patria, sin hacerse responsable ante los tribunales , or iu-
traction á su juramento de vijilar y mantener en dí*sem[)eño
d(» su cargo, la seguridad y tranquilidad píiblii-a, el iuip< rio
de las leyes, no podia tolerar, dejar impune tal at'^Qta.lo —
Antes al contrario, si queria evitar el derramamiento de san-
gre, si consideraba por las circunstancias, impo-üíle de lli-var
338 LA REVISTA BE BUENOS AIEES.
el castigo contra esos criminales debía bajar del puesto — Así
vemos que lo hizo y que por consiguiente procedió en esta
grave emerjeneia con honor y lealtad.
El contestó como sigue á un desj)acho que le dirijió el
cabildo de San Juan, el mismo dia 30 de enero.
* * Impuesto por la nota de V. S. de 10 del corriente y iwin
que me acompaña en copia y recibí la noche del 13 por ú
comisionado Salvador del Carril, de lo ocurrido el 9 al ama-
necer, tengo el honor de incluirle en contestación las adjun-
tas copias que instruirán á V. S. de las medidas que hé to-
mado por mi i)arte para consultar el restablecimiento del
rrden, desgraciadamente interrumpido. Estoy tan jx^rsua-
dido que V. S. empleará toda su influencia al mismo objeto.
l)orque este es el interés general del pais y el de cada indi-
viduo en particular.''
**Dios guarde á V. S. muchos años.''
** Mendoza, 17 de enero de 1820.
Torihio de Luzurmga.
**A1 muy ilustre cabildo, justicia y rejimiento de la ciu-
dad de San Juan/'
.(A. G.)
Esta concisa y digna respuesta la íirmó el general Luzu-
riiiga, precisamente en la misma fecha — 17 de enero — en
que se separaba del puesto de gol)ernador intendente de la
provincia de Cuyo — Las copias á que en ella se refiere remi-
tir adjuntas al cabildo de San Juan, son sin duda, de los do-
cumentos que mas adelante insertamos, salidos de su Secre-
taria.
Se rcííordará que en uno de los despachos dirijidos al Su-
premo Director del Estado por el cabildo de San Juan qu»?
dejamos rejistrados, se acusa al gobernador intendente, ge-
neral Luzuriagíi de retenerle en Mendoza á su comisionada
^l(m Salvador del Carril — En la contestación que acabamos
RECUERDOS HfóTORK/OS. 339
de copiar, hablando de este últmo, nada induce á creer, que
iisase de \in tal procedimiento — Por lo demás, el doctor
C'arril, que desde su temprana carrera pública no simpatizí'^
jamás con el partido del desorden, se detendría en Mendoza
j)ara encontrarse lejos de la repugnante y peligrosa anarquia
en que se encontraba el pueblo de su nacimiento — queria —
no lo dudamos — permanecer en Mendoza, con el laudable y
patriótico empeño de trabajar, cerca de sus autoridades, del
líele del 2.o cuerpo del ejército de los Andes, para que pusie-
sen en acción sus fuerzas, sus recursos, en salvar á San
Jiuin.
Veamos ahora estos otros documentos.
*'El orden de esta provincia y la seguridad de sus habi-
tantes, exijen que V. S. se sirva convocar al pueblo en la
forma ordinaria para un Cabildo abierto, que debe celebrar-
se el dia de mañana á las 9 de ella. Mi objeto es que V. S.,
en unión con el pueblo que representa, tomen en considera-
<'ion la situación política de la provincia, los peligros que
la amenazan y los medios de precaverlos, entre los cuales
espondré á V. S. en la comunicación de mañana, los qu*
])or mi parte tengo meditados para que el pueblo resuelva
8o})re ellos, con el juicioso celo que ha acreditado siempre
en las circunstancias mas difíciles.'*
**Dios guarde á V. S. muchos años.''
** Mendoza, 16 de enero de 1820."
Toribio de Luzíiriaga.
'*Muy I, cabildo, justicia y rejimiento de esta capital."
(A. G.)
(CVyntinuará,)
DAMIAX HUDSON.
APrXTES POSTUMOS '
(Contln-iiaeion.) (1)
El teniente eoronel Rojas regresó el 19 á lea con los
trofeos (le su ti'iiinfo, y ese mismo (lia el rejimiento de ca-
zadores á eaballo eon su coronel X(^cochea volvió al cuartel
ÍZ enera 1 de Pisco.
]4H. división Arenales (continuó su marcha para el interior
el (lia 21 de octubre, dejando en lea al teniente coronel don
Francisco Bermudez como comandante militar,, al capitán
d(m Jasé P\'lix Aldao para que crease un escuadrón de ca-
balleria, y como gobernador político de la provincia al al-
calde de primer voto don Juan José Salas, agraciámlolo
además con el título de teniente coronel de ejército, (jue (4
general San Martin confirmó innií^diatamente.
¡ja ruta de la división era sobre la cordillera de lluancavé
lica. á donde el general habia despachado con anticipación
un itinerario de las jornadas, conducido por un comisiona-
do patriota, activo y enérgico, con un pasaporte é instruc-
cion<»s. im ({ue se ordenaba á los alcaldías de distrito, que
en cada jornada de las dxMuarcadas se reunies(^n las res(^s y
leña sufíciente ])ara la mant(»ncion de la tropa ; y en honor
1. Véii^o la í>áj. -•••\
APUNTES POSTUMOS. 341
de la justicia y del patriotismo de los habitantes de esa ruta,
y de la8 demás que recorrió la división A renal es, en esa épo-
ca, me es satisfactorio declarar, que no solo no tuvo el co-
misionado la necesidad de compeler á ninguno en este ra-
mo, sino que por el contrario, los indios, las indias y tmlos
los habitantes venian á ofrecer espontáneamente, sus vaqui-
taa ovejas, papas, queso y cuanto tenian para mantención
de nuestros soldados: y hay que advertir, que algunas de
estas ofrendas y demostraciones, las traian á cuestas habi-
tantes de muy largas distancias, saludando á nuestros sol-
dados con las palabras de patríanos, patriarcas, que sin duda
<:reian sinónimos de patriotas: y cuando nos acercál)amos á
l>ueblos grandes situados en eminencias elevadas que no era
fácil llegar á nuestro camino, se contentaban con saludarnos
al paso desde la cumbre de sus elevados cerros, con sus can-
ciones tradicionales en (piichua, ( antad&s en coro por cente-
nares de voces al son de sus flautas y tamboriles, que eran con-
testadas de nuestra parte batiendo al aire nuestros pañuelos:
estas manifestaciones de los peruanos, que conocidamente
eran producidas por la sinceridad de un sentimiento ])at rió-
tico, entusiasmaban el ánimo de nuestros soldaílos, demostrán-
doles la grandeza del pensamiento de su general.
Atravesamos la cordillera de los Andes sin novedad (jue
llamase la aten( ion, y al aproximarnos m la ciudad de Hua-
manga, el general tuvo aviso de que el Intendente de la ])ro-
vincia, Recabarren, con una compañia de infant<TÍa y al-
gunos milicianos, se retiraba para el ('uzeo, llevando c(m-
sigo los fondos de la tesorería y algunas otras cosas de valor:
el general disí)uso entonces que inmediatamente nuirchase
el mayor Lavalle con sus granaderos, sobre el puente de
Pampas á ver si lo batía y le quitaba el cargamento; mas
cuando llegó, ya habia pasado el rio y cortado el ]niente,
que es del sistema de puentes colgantes del tiempo de los
Tncas y son tan comunes en el Perú, pero no regresó sin
nniestras de triunfo, pues trajo un oficial de artillería y unos
cuantos soldados que habia tomado prisioneros.
342 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
El dia 31 de octubre hicimos nuestra entrada en la ciu-
dad de Huamanga, y fué indudablemente mas espléndida
que la de lea: la Municipalidad, los vecinos notables de la
ciudad, y algunos miles de habitantes de todas las clases de
la sociedad, salieron a recibirnos á distancia de mas de 15 ó
20 cuadras de los suburbios, llegando el inmenso concurso
al estremo de embarazar la marcha de la columna. Asi que
anduvimos algunas cuadras, encontramos á los señores de
la ^Municipalidad con sus altas varas negras, símbolo de su
autoridad, formados en línea: se acercaron al general diri-
giéndole un discurso el principal de ellos, y haciendo la de-
mostración de ofrecerle la llave de la ciudad: pero nuestro
general con ese carácter estoico, adusto y de una rigidez
inflexi])le, apenas les hizo una cortesía con la cal>eza: im-
perturbable, continuó su marcha á la cabeza de la columna,
repitiendo la palabra — historiadores . . • . historiadores — Mi
batallón formaba la cabeza de la columna, y yo iba ocompa-
ñando al gefe del cuerpo, con cuyo motivo me fué fácil pre-
sencias este estraño episodio. Semejante acto de descorte-
sía y falta de consideración, á un pueblo entero que con
sus ^Magistrados á la cabeza y con las demostraiciones mas
invidentes de regocijo, salia á presentar el homenaje de res-
peto y aprecio que dedicaba á sus libertadores, nos rubo-
rizó á tíHlos y fué amargamente censurado por los gefes y
ofícifíles de la división: y un poco mas adelante que hizo alto
la columna y je dio un corto descanso, como para sacudir-
nos el i>()lvo y arreglar nuestros uniformes antes de entrar a
la población, el teniente coronel Rojas gefe d^l E. ^TM.,
los comandantes Aldunate y Deheza, el mayor Lavalle y
muchos oficiales de los cuerpos, corrimos á rodear á los ^lu-
nicii)ales y la gran comitiva que los acompañaba, para abra-
zarlos (*on el cariño y entusiasmo que merecían sils demos-
traciones de patriotismo, y disculpar al general describién-
doles sin embozo las raras calidades de su genial exentricidad
y rigidez, pero haciendo justicia á su valor, su rectitud y
su bonomia, asi como á sus revelantes servicios á la causa
APUNTES POSTUMOS. 343
de la independencia americana: y estos señores repuestos
<lel desaire que habian recibido, con las satisfacciones y sín-
<;eros halagos que reeibian de los gefes y oficiales, recupe-
raron su serenidad y continuaron con júbilo sus vivas al ge-
neral San Martin, á los protectores de su libertad y á la cau-
xi». dt la independencia.
P]utranios á la ciudad, y tanto la tropa cuanto los gefes y
<fítiales, fuiníos perfectamente alojados: y en la casa dis-
puesta para el general, se encontró un gran banquete pre-
j)arado para todos los gefes y oficiales de la división, que por
e^tar ya todo listo aceptó el general, no sin hacer demostra-
/'iones de reprobación: único ejemplar que puedo yo citar
en todo el tiempo que he servido á sus órdenes ó estado á
-su inmediación, pues jamás aceptaba obsequio ni presentía
<le ningún género, aun cuando fuese de un ramo de flores
/; la cosa mas insignificante. El general Arenales sin dejar
<le tener un corazón bondadoso, generoso y noble, tenia el
-lit^fei'to de ser poco cortesano, urbano, amable: era hombre
jJe una pieza: severo, inflecsible, rispido, como no hemos
tenido ningún otro gefe: y para que se forme juicio de la
persona del general Arenales, séame permitido diseñar al-
^íiinas de sus costumbres que se le vieron en esa campaña.
4jue pra<*ticaba en público y sin la menor reserva.
En esa cami)aña no tenia mas que un solo ordenanza que
<'uidaba de su caballo de batalla, su muía de marcha y su
eíjuipajc que estaba contenido en dos petacas y nada mas. El
|)or sus manos ensillaba y desensillaba su muía, y no con-
«entia (lue ningún otro se lo hiciera: sabia herrar perfecta-
mente, y por consiguiente, él herraba su caballo y sus muías :
<ín las marchas cargaba un par de alforjas en su silla, en las
-que llevaba una servilleta con pan y queso, un cubierto, un
jarro de plata, un pedazo de carne cocida ó asada, y un poco
<lo nuiiz tostad:): este era su alimento favorito. En 1 s des-
cansos que daba a la columna en las marchas, se apartaba
iin poco del camino, le quitaba la brida á su muía para que
3'amonease, bajaba sus alforjas y almonzaba ó temaba algo.
344 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Nunca invitaba á nadie para esta operación: y algunas ve
t e$ que á mi batallón le tocaba por su turno ir á la cabeza
de la columna, yo como abanderado iba siempre al lado de mi
comandante Deheza, y no pocas ocasiones me llamó el gene-
ral para brindarme con algo de su almuerzo, obsequio que ni
su hijo el teniente don Florentino, que iba de su ayudante, le
merecia, porque no comia con él: pero dejando aparte toda
reflexión, estas distinciones que el general me dispensaba,,
yo se las estimaba con aquella cordial sinceridad (pie me
( orrespondia.
El general Arenales era tan escrupuloso en todos sus ac-
tos administrativos, que fiscalizaba y mezquinaba los inte-
reses públicos mas que los suyos propios: nos tenia por des-
pilfarrados, y de consiguiente» llevaba las economías basta un
punto que nos hacia desesperar. A la salida de Tea ordenó-
(lue se racionasen las compañías con una res, como se hacia
en la costa, disposición que nada tenia de particular. desdí>
que en la costa todo el ganado es muy crecido, una eoinpa-
ñia de 80 á 90 plazas podia comer muy bien con una n^sr
])ero en la sierra donde el ganado vacuno es incomparable-
mente mas chico, no se podia hacer esa distribución, y mu-
cho menos el dia que nos daban carneros, que entregaban diez
como equivalente de un novillo; por consecuencia, los parte»
que se daban por los sargentos de las compañías á \n horn
de lista, eran, que en una se habían quedado diez lioinbre»
sin ración, en otra doce y en otras aun mas, cargo (|uc sin
desconocerse el oríjen, recaía sobre el abanderado que reci-
bía el ganado y toda clase de raciones. En vano el coman-
dante reclamó al E. M. repetidas veces sobre la csctisez d(»
raciones: el general con ese carácter inflexible que lo domina-
ba, siempre sostuvo ese sistema de racionies como invariable^
acusando de despilfarrados a los oficiales que hacían las dis-
tribuciones: y como sobre mi como abanderado del Batallón
recaían las reconvenciones, tanto del comandante cuanto de
los capitanes de compañía, por mas que conociese la injusticia
y procurase disculparme haciendo ver el oríjen, no remedian-
APUNTES P6STUM0S. 345
dose radicalmente el mal como correspondía, cuando iba con
la tropa á la carneada yo reclamaba á los repartidores, al-
tercaba y constantemente tenia mis reyertas con ellos; pero
viendo que nada adelantaba por esos medios, yo discurrí un
arbitrio de consegir lo que por medios legales no había
llegado á alcanzar. Consistía en lo siguiente. —
Los rebaños de ganado en el Perú, sea vacuno ó lanar,
son tan mansos y bien domesticados, que un indio solo,
una india 6 un muchacho, los maneja no siendo muy nume-
rosos: pero cuando se acerca una persona estraña, ó un sol-
dado en particular, el ganado lo desconoce por el traje ó por
el olfato, se asusta, se alborota, quiere disparar y no hay
muralla que lo contenga: yo que había observado esto, me
propuse sacar partido en favor de mi batallón: los abande-
rados del 2 y del 11 íbamos todos los días á recibir el ganado
á cualquier hora que los comisionados hicieran el reparto, y
en reserva instruía yo á los soldados que llevaba, para que
después que nos entregasen el que correspondía al batallón,
con algún pretexto hiciesen algo como para que disparase el
que quedaba en el corral, y de entre la confusión qu(» resul-
tase, nos apoderábamos de una res 6 de algunos carneros
mas para que alcanzase la carne para todos. Un día de esos.
]>nes, que hacíamos la marcha por la cordillera, el general
hizo adelantar los abanderados a recibir el ganado antes que
anocheciera: asi que llegamos al corral, observé que las re-
ses eran muy chicas, y calculé que ese día se nos iban á que-
dar algunos soldados sin ración: pero viendo entre el ganado
una vaca hermosa y gorda, quise hacerla carnear antes que
llegase el abanderado del núm. 2 ; pero los pastores que solo
hablaban quichua, no me entendian lo que yo les hablaba en
castellano, por cuyo motivo tomé yo un lazo de los que te-
nian los indios, armé la lazada, y al revolearlo para enlazar
la vaca, el ganado se alborotó y atropello á la puerta del cor-
ral, pero al sentir la vaca el lazo en las astas me acometió y yo
í duras penas pude* escapar corriendo para saltar la pa-
red del corral: mas el jeneral que en ese momento llega-
346 LA REVISTA DE BUENOS A1RB&
ba al campo eon la división y presenció la escena, mon-
tó en cólera y le gritaba á la vaca ''cójelo, cójelo vaquita, y
tnaia á ese abanderado ladrón'^: — pero no sucedió asi por for-
tuna : yo pude saltar la pared y la vaca siguió la disparada del
resto del ganado. Con este gracioso episodio me ejercitaban
la paciencia los compañeros y amigos, mas el jeneral nunca
se dio por entendido en ninguna de las veces que lo vi después
y aún mas tarde. Pero continuaré la narración interrumpida
por esta digresión.
Posesionados de la ciudad de Huamanga, capital del De-
partamento del mismo nombre, el jeneral tomó informes dt'l
estado y posiciones del enemigo, al sud que queda el Oii/.co
y a] norte el valle de Jauja. Dispuso también quo el puol»lo
.iiirase la inilependencia, ceremonia que se verificó con la
mayor pompa y lucimiento, con misa de gracins. Te-D»Mnn,
:!''.'rmacion do nuestras tropas et-c. etc.: y mientras ol mueblo
estaba engolfado en estas diversiones, el jeneral mandó que
un piquete de granaderos á caballo se adelantase á pose-
sionarse del puente de Mayo, que quedaba á nuestra reta-
guardia, plinto indispensable para la continuación de las ope-
raciones: esta comisión le tocó ejecutarla al teniente don
Francisco Borja Moyano, que marchó con 15 granaderos y
varios indios, entre ellos un alcalde muy patriota y baquea-
no de esos parajes. Se nombraron en seguida las autoridades
que correspondian al nuevo orden establecido, quienes como
en Tea se esmeraron á competencia en su atención y servicios
á la división. En la noche del 11, fuimos agradablemente
sorprendidos con el parte del teniente Móyano, en que decia,
que en la madrugada de ese dia había tenido la fortuna de
apoderarse del puente sin ser sentido, que sorprendió al cen-
tinela, dejándolo muerto de un pistoletazo, y habia tomado
prisionera toda la guarnición, que se componía de un oficial
y 25 hombres, con sus armas, municiones y caballos: dicien-
do por conclusión, que el oficial le habia declarado, que el
puente estaba minado artificialmente y las minas cargadas
<le pólvora, y que él habia sido puesto allí para darle fuegos
APrXTES POSTUMOS. 347
y hacerlo volar en cuanto se acercase cualquier fuerza nues-
tra: pero (^ue informado él de estas circunstancias, marchó
con toda la cautela y precauciones que pudo discurrir, y que
la buena estrella que guiaba nuestras armas habia queridvj
<'oadyuvar á su deseo: que quedaba aserrado el camino que
la división debia sec:uir, y burlados los planes del enemigo.
La división se x>^i^*o en marcha al otro dia, y así que pasó
el puente, campó en un pueblo distante como una legua del
rio: allí recibió el jeneral comunicaciones del jeneral San
^lartin, (»n que le prevenía que el Ejército se reembarcaba
<n Pisco para pasar al Callao, á ver si al presentarse en la
bahia se efectuaba una conspiración que tenían combinada
los ¡patriotas d.^ Lima, y de no efectuarse ocuparía la costa
-«id noi-te para .nnagar la capital y de ese modo protejer nues-
ira división hasta que nos reí ncorpa rasemos.
Kl dia 16 llegamos al puelih) de Pampas, población tan
-gi-ande como la de Huanta. y muy bien situada en un her-
moso campo circumbalado de cerros: al siguiente el general
hizo sal)er á la división por la orden general, que el goberna-
idor intendente de lina nea vélica se retiraba por el Valle do
-Jauja háí'ia Lima, con una división de tropas, llevándose
los caudales d'» la tesorería y una grande emigración d(>
familias ilc esf)añoles empleados y comerciantes: que se es
-.ea paria sin cpi»* la división le hiciese sentir el peso de sus
4u-inas y su valor, por cuanto la infantería no podía for-
7.ar sus maríh:is hasta al(*anzarlo: y que siendo la caballería
la tínica (jue podía picarle la retaguardia, cuando una parte
de esta andaba en otra comisión; invitaba á los oficiales de
los cuerpos qiu* se considerasen bien montados, para refor-
zar los 40 granaderos del mayor Lavalle y acometer esa ím-
"jHírtante operación : esta invitación fué bien acogida, pues
fie presentaron quince al Estado ^íayor, siendo yo uno de
<»llos que fui con el consentimiento y licencia de mi coman-
<lante : en el E. M. se nos ordenó presentarnos al mayor La-
valle, quien inmediatamente que nos incorporamos nos hizo
:j48 la revista de bueíjos aires.
formar la primera mitad, poniéndose en marcha acto conti-
nuo sobre Huancayo.
Desde que descendimos los cerros que dominan la posi-
ción de Pampas y caímos al valle de Huancayo, valle que-
está tapizado por decirlo así, de numerosos pueblos de in-
dios á muy cortas distancias uno de otro, cambió completa-
mente la escena para nosotros : el país era abierto, llano, fér-
til, y el camino, por supuesto, menos fragoso que el que ha-
]>iamos dejado atrás: anduvimos ocho leguas á pesar de que
interrumpían nuestra marcha, grandes masas de hombrea
y mujeres con banderas, arcos triunfales improvisados de
ramas verdes y flores, danzas que bailaban á su modo y can-
taban canciones con tamboriles y flautas, obsequiando con
í-ántaros de chicha, flores, licores, dulces y cuanto tenían
de mas agradable, victoreando á sus libertadores: todo les^
fué admitido con efusión de aprecio y agradecimiento úna-
nos los licores: pero nada era tan encantador como unas
danzas que en uno de esos pueblos salieron á nuestro en-
cuentro, compuestas de las mas lionitas y graciosas donce-
llas, figurando las Pallas del Tnca : su porte modesto, su gra-
cioso candor, pero sobre todo, el modo de espresar i)or me-
dio del llanto sus íntimas emociones de placer ó de dolor,
eran demostradas con la sencillez y naturalidad de sn pecu-
liar carácter: pocas veces he ])resenciado una escena maí5
conmovedora: j)ero nuestros soldados henchidos de satisfac-
ción y de ternura, sin interrumpir su marcha les manifesta-
ban su gratitud y su entusiasmo, repitiéndoles que se ha
bian resuelto á sacrificar su vida, por venir á libertarlos de
la esclavitud y de la opresión. Entre esta sucesión de de-
mostraciones entramos á Huancayo. cuyo vecindario en masa
con el mayor entusiasmo, pretendia detenernos para obse-
<|UÍarnos. Fué necesario un grande esfuerzo de izarte del
mayor Lavalle, para convencer á los Municipales y vecinos
notables que salieron á recibirnos, de lo inconveniente^ .lo
cualquiera demora y la necesidad urgente de alcanzar a!
enemigo, ofreciéndoles que si eramos felices en el combate.
APUNTES POSTUMOS. 34^
á la vuelta aceptaríamos sus agasajos. No insistieron en su
pretensión y nos dejaron pasar.
Luego que nos alejamos un poco de Huancayo, el mayor
Lavalle liabló al escuadrón haciéndole presente, que basta-
ría para dejar contentos á otros pueblos ó comitivas que
salies4*n á nuestro encuentro, tratarlos con afabilidad v ca-
riño sin detenerse, pues siendo la misión que llevábamos
dt» preferencia para el lionor df^ las armas del ejército era
inipnipio faltar á ese deber por atender á demostraciones de
un orden secundario: que a la vuelta si teníamos la for-
tuna de reportar algunfus v(»n tajas sobre el enemigo, ten-
driuiiios un nu'»vo título ante esos mismos pueblos y sobrado
tiempo j)ara los regocijos. Bajo de esta persuaeion mar-
chamos ron alguna mas celeridad, recojiendo al paso los
victoirs y testimonios de adhesión y patriotismo con que
nos s;íhidal)an los infinitos pueblos de que está tachonado
iiquel gran valle, y solo en la Villa de Concepción nos detu-
vimos un poco, para cambiar unos cuantos caballos que se
habian rendido, por la larga y forzada marcha que hablamos
hecho. Concluida esta operación continuamos nuestro ca-
mino, y todos los hal>itantes salieron acompañándonos hasta
<4 puente del rio, puente que poco tiempo después defen-
dió heroicamente el bello sexo de Concepción, hecho íjup
refi<»rc Arenales en sus ^lemorias con el mas ouuiplido elo-
gio y exactitud.
Continuamos nuestra marcha, y un poco mas adelante del
l)ucntc ya fué preciso ir con otra clase de precauciones, por
cuanto según las noticias recogidas, debia hallarse no muy
distant(* el en;'migo ; -siendo una de ellas la de que. ,el
teniente Vi M arrea 1 del X.o 11 de los Andes y yo. marcháse-
jHos í\ vanguardia de descubridores á una 6 dos cuadras del
escuadrón, y ( orno media hora después fué reforzada la des-
cu])ierfa con los oficiales Navarrete y Vázquez del X.o 2 do
Chile, eon concepto á (pie, cuando uno llevase el f)art(» de
euahpiiera noveilad (pi(* ocurriera, la descubierta no queda-
re débil. Al ací^rcarnos á un pueblo situado á la ribera del
350 LA REVISTA DE BUENOS AIBIÍS.
oaniino que llevábamos, vimos á un soldado español que sa-
lía á galope del pueblo, lo corrimos, y Vázquez que iba mas
bien montado que nosotros, lo alcanzó y le intimó rondicion^
mas no quiso rendirse el español, y lejos de eso, diciéndoK^
una porción de insultos y groserias, sacó una pistola y le
disparó nn tiro, que no acertándole, Vázquez se le fué enci-
ma y de un sablazo le derribó al suelo herido: en esto llega-
mos nosotros: y declarando el prisionero, que como á (¿os «V
tres cuadras de allí habia una avanzada de doce homl)ros con
nn oíicial, le iniarramos, los brazos á la espalda asegurán-
dolo bien, lo dejamos tendido en el suelo y marchajnosi
a galope á ver si sorprendiamos la avanzada : en efecto : la
encontramos en el bajio de un rio seco que estaba ensillando
sus caballos, pero nos fuimos encima sin darle lucrar á
nada, y todos fueron tomados sin matar ni herir á nadie,
escapando tan solo un cabo que montaba un buen caballo,
al cual no pudo alcanzar el teniente Villarreal que lo cor-
lió basta las orillas del pueblo de Jauja. A los prisione-
ros los hie'imos tender de boca al suelo, les amarramos los
]>razos á la espalda y los conservamos asi haciéndoles la
centinela ha^sta que llegó el mayor La valle que dispuso *e
ellos.
Empezaba á oscurecer la noche cuando llegó el (*scuadron
donde nosotros estábamos, y el mayor se puso á exami-
nar al oficial prisionero, acerca de la división eniMuiga,
la fuerza de que constal)a, que número de cada arma, el
plan de sus oi)oraciones y marcha8, y cuanto mas convenia
á nuestra situación • y dispiLso que á los prisioneros se les en-
sartase un lazo i^or el brazo derecho, ec^hando á cada uno una
lazada, y (pie los condujese un cabo con dos soldados á reta-
guardia del escuadrón, llevándolos á pié hast^ la Villa d»
Jauja, que estaba á pocas cuadras: hizo cambiar á alguno.*?^
granaderos los mejores caballos que dejaban los prisioneros,
y los restantes que se llevasen acollarados: formó el escua-
drón á son de combata, colocando á la cabeza los oficiales
agregados por filas de á 4, poniendo A la derecha al capitán
APUNTES POSTUMOS. 331
<lel N.o 11 don Nicolás Medina, salteño (1), y á la izquierda
al teniente don Florentino Arenales, hijo y ayudante de
eanii)o del general de la división. En este orden marchó
al trote el escuadrón, y al acercarnos á la i)oblacion salió uu
j)atriota á gran galope á encontrarnos: habló con el mayor
y le dijo, que los enemigos acababan de abandonar la |)laza
sabedores de nuestra aproximación, ({ue tomaban la direc
eion de Tarma y que debian ir muy cerca todavía. Llega-
mos á la plaza, y en el acto se abrió la puerta de calle de una
gran casa que se hacia notable en uno de sus frentes, de don-
de salió un caballero montado en un hermoso caballo, el
cual se presentó al mayor Lavalle ofreciéndole con las mas
positivas muestras de entiisia>ímo y enternecimiento sus ser-
vicios, su persona y sus intereses en favor de la patria, aña-
di<»ndo que dentro de pocos minutos se le reunirían ocho ó
<liez hombres Mías, bien montados, armados y municionados
á su costa, que habia estado preparando desde que tuvo no-
ticia de que se acercaban las tropas lil)ertadoras, todos re-
sueltos como él á sacrificar su vida en defensíi de la Patria.
El mayor entregó á este sujeto los prisioneros que traíamos,
encargándole bajo responsabilidad, su conservación y custo-
dia en el cuartel, en la cárcel ó en alguna casa segura hasta
nuestra vuelta.
Se arregló de nuevo el escuadrón, se mandó una descu-
])ierta de ocho granaderos con un oficial a vanguardia, se nos
dio la contrasella de San Martin, para conocernos recípro-
camente en cualquier caso de confusión ó entrevero con los
enemigos en el ataque que íbamos á hacerles, y nos pusimos
en marcha guiados por varios patriotas jaujinos que se em-
l>eñaron en acompañarnos. Serian las ocho y media ó nueve
de la noche del dia veinte de noviembre que nos pusimo»
1, JSste oficial e-s el mií^mo que ^n marzo de 18-29, siendo ya
Cí>roinel graduado y gefe del Tejimiento No. 4 de" eaballeria del
ejército N'acional, moirió en el co.mbate d^ las A''isoaeheras, froJi-
tera eiid d-e Boienos Aires^ donde tanubien murió el coronel don
IVderico Rauch. el 28 de marzo — C E.
352 LA REVISTA DE BUENOS AIKES.
en marcha alumbrados por la claridad de una hermosa luna^
que en la elevación de esas encumbradas sierras, sin duda
<nie la atmósfera es mas pura y diáfana, llevando el mayor
Lavalle á la cabeza: no habíamos andado una hora cuando
descubrimos el grujx) de la columna enemiga que empezaba
í> subir la tuesta, y el mayor mandó al trote; y asi que nos
pusimos casi encima, se dejó oir la tremenda voz de á la car-
ga, que resonó en las concavidades y quebradas de aquellos
cerros: mas como el camino por estrecho, no permitía que
el escuadrón desplegase en batalla, esto dio lugar á que los
oficiales agregados tomásemos las sendas de la derecha é iz-
quierda, ya para echarnos sobre el enemigo, ya para poner-
nos á la par de nuestro jefe que era el primero á la cabeza :
sorprendimos la colunma enemiga en el orden de marcha : y
¡Hinque su jefe dio la voz de desplegar en batalla (on frente ..
retaguardia para recibir la carga, ya era tarde, estábamos
encima acuchillándolos : todo fué en ellos desorden y confu-
sión que no atinaban á nada : en esto rodó mi caballo entre
luias i)¡e.lra.s, y arrojándome por la cabeza caí entre los
Infantes enemigos, que nuestra descubierta y oficiales sa-
bleaban sin piedad : corrí un gran riesgo en aquel trance es-
traordinario : algunos se acercaron á mí confundiéndome cor.
los enemigos al verme pié á tierra, pero les daba la contrase
ña Sau Martin, me reconocían y pasaban: yo estaba empe
nado en hacer levantar mi caballo para montar y seguir,
cando en esto se me vino encima uno de los grana.leros
nue venian mas á retaguardia, quien suponiéndome enemigo
,„e cargó do finue á tajos y estocadas: yo le daba y repet^n
la contraseña haciéndole quites y defendiéndome al rededor
,,.. ,ni .-abalh.. y <,uizá hubiera sido víctima de este soldado
eutun.ido: por casualidad había oí.lo mis voces el mayor
Lavalle. se vino al paraje de la esceri:» á saber que era. y re-
,.ono.ién,iome A mí y al soldado Maraña, le dio un gnt..
mandándole <,ae se fuera á la formación, y solo nsi me vi 1' •
bn de a<iuella fiera.
.loí^K sKcrxDO roí A.
(Continuará.)
DEy( RIPCÍOX HI8T0RI( A
DE LA
ANTKIl^A PROVIXC^IA DEL PARAGUAY
(C'ontiin-uacio'n.) (1)
Congreso dineral de la Provincia del Paraguay.
IIh^íóikIoso reunido la provinda en Congreso jeneral, por
medio de sus representantes el día diez y oeho de junio dt*
mil oclioeientos once, en las easas de Gobierno, los Presi-
<lent<*s de él, que fueron los referidos Consocios, abriendo la
iicta, dirigieron la siguiente arenga:
Señores — Los males y padeeimientos de nuestra provin-
<ia. han sido tan graves y tan notorios, que creeríamos per-
<ler el tiempo en querer individualizarlos. Hasta aquí he-
mos vivido humillados, abatidos, degradados y hechos el ob-
jeto de desprecio, por el orgullo y despotismo de los que nos
míindaban. lia llegado este exceso al extremo de querer rea-
gi-fívar nuestras cadenas, intentando disponer de nuestra li-
bertad, de nuestra suerte y de nuestras personas mismas co-
mo (juien dispone de un rebaño de ganados, de una hacien-
^. Véase la pajina 194.
304 LA REVISTA DE BUENOS AIKES.
da, ó tle una cosa mueble, sin atender á la dignidad y dere-
chos de un pueblo grande, ni á la voz de la naturaleza que
clama, que los intelices paraguayos han padecido bastante
en cerca de tres siglos, en que han sido indignamente vilipen-
diados y postergados — al fin han pasado esos desgraciados-
tiemi)os de opresión y tirania. La oscuridad en que vacia-
mos ha desaparecido, y una brillante aurora empieza a des-
cubrirse en nuestro horizonte. La provincia del Paraguay,
volviendo del letargo de la esclavitud, ha reconocido y re-
cobrado sus dereclios. y se halla hoy en plena libertad, para
cuidar y disponer de sí misma y de su propia felicidad. Estr
y lio otro ha sido el objeto de nuestras tropas patrióticas, y
de los valerosos vecinos que tomaron parte en la dichosa re-
volución del dia 13 de mayo, dia grande, dia memorable,
(pie hará la mas señalada época en los fastos de nuestra pro-
vincia. Todas las medidas oportunamente tomadas, surtie-
ron el mejor efecto, y al modo que un viento saludable dis-
persji. y deshace las densas nubes que amenazan una tempes-
tad, se han desconcertado y descubierto los planes de los
que por distintos rumbos, por diversos medios y por varios
fines se habian propuesto oprimirnos, y hacerse arbitros d«»
nuestra libertad ; de suerte que podemos decir, í^ue el cid >
favorece visiblemente la justicia de nuestra causa.
No hay duda que algunos intentarán calumniarnos atre-
vidamente, ultrajando nuestras máximas, 6 dando siniestras
interpretaciones á nuestras ideas: tampoco faltarán quienes
]>or sus intereses particulares y miras personales, olvidando
la verdadera felicidad y grandeza de nuestra patria, inten-
ten seducir y trastornar los ánimos incautos con discursos
capciosos, razones frivolas y pensamientos especiosos, todo
no mas que con el fin de dividirnos, de minorar y destruir
nuestra naciente libertad ; guardémonos de caer en seme-
jante lazo.
Kl tiempo de la ilusión y engaño ya pasó, no estamos en
a(lU(»llos siglos de ignorancia y de barbarie en que casual-
mente se formaron muchos gobiernos, elevándose por gra-
PARAGUAY 33.5
dos en los tumultos de las invasiones ó guerras civiles, entren
una multitud de pasiones feroces, y de intereses contrarios
á la lib^irtad y ^'eguridad individual.
Al presente nos hallamos en circunstancias mas favora-
Ides. Nuevas luces se han adípiirido y prt»pagado, ha!)ien(li>
sido oh jeto de meditaciones de los sabios, y de las atencio-
nes públicas, todo lo que está ligado al interés jeneral, y
todo lo (jue pui'de contribuir á hacer los hombres mejores y
jnas Iclices. Se han desenvuelto y aclarado los j)rincii)i()s
fundamentales de las sociedades políticas, homl)res de talen-
to han analizado todos los derechos, todas las obligaciones,
todos h)s intereses de la especie humana ; han dado á las
verdades de la moral y de la política, una evidencia tk* ({ue
no pareciau ser susceptibles, y no han dejado á la mahí Jé, v
L la corrupción, otro auxilio que el de abusar vergonzosa-
mente de las palabras para contestar la certidumbre de los
};iin(ipios. Aprovechemos de tan feliz situación, y la memo-
lia di* nuestras pasadas desdiclias, aflicciones y abatimientos,
no nos servirá sino de lección y esperiencia para evitarlos en
lo venidero, formando una valla inespugnable contra los abu-
sos (h*l poder. El terreno está desmontado, ahora es preciso
cultivarlo sembrando las semillas de nuestra iutura jirospe-
ridad.
Todos h)s iiombres tienen una inclinación invencible á la
solicitud de su felicidad, y la formación de las sociedades y
«establecimiento de los gobij^rnos, no han sido con otro '^l-
jfto, que el de conseguirlo mediante la reunión de sus es-
fuerzos. La naturaleza no ha criado á los hombres esencial-
mente sujetos al yugo perpetuo de ninguna autoridad civil,
antes bien, hizo á todos iguales y libres de pleno derecho. Si
íedieron su natural independencia, creando sus jefes y ma-
jistrados, y so)netiéndose á ellos, para los fines de su ¡)ro-
pia felicidad y seguridad, esta autoridad debe considerarse
devuelta, 6 mas bien permanente en el pueblo, siempre que
esos mismos fines lo exijan. Lo contrario seria destructivo
de la sociedad misma, y contra la intención general de los
:^.3<í LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
mismos que la habían establecido. Las. armas y la fuerza
pueden muy bien sofocar y tener como ahogados estos dere-
írhos, pero no estinguirlos ; porque los derechos naturales son
imprescriptibles, especialmente por unos medios violentos y
opresivos. Todo hombre nace libre, y la historia de todos
los tiempos siempre probará que solo vive violentamente su-
jeto, mientras su debilidad no le permite entrar á gozar los
derechos de aquella independencia con que le dotó el Ser
Supremo al tiempo mismo de su creación.
Aun son mas urjentes las circunstancias en que nos ha-
llamos. La soberanía ha desaparecido en la nación. No hay
un tribunal qu^ cierta é indudablemente pueda consideráis-
se eomo el órgano ó representación de la autoridad supre-
ma. Por eso muchas y grandes provincias han tomado el
arbritio de constituirse, y gobernarse por sí mismas: otras
se consideran en un estado vacilante, ó de próxima ajitacion;
y su incertidumbre y situación que presajia una casi je-
neral convulsión ; esta Junta reflexionará sobre el medio mas
oportuno de proveer á nuestra defensa, á nuestra seguridad
y felicidad. No por eso hemos pensado, ni pensamos dejar
de reconocer al señor don Fernando T.o; muy distantes de
semejante idea, públicamente por bando, hemos protestado
y ahora protestamos nuevauient>e una firme adhesión á sus
augustos derechos, (pie no son ni pueden st^r inconciliables
líon los de las provincias, dirijidos únicamente á poner los
íundamcntos de su conservaci(m y de su verdadera felicidad,
apoyada (h» un sistema seguro y duradero.
Este es el grande asunto que nos reúne en este lugar: ja-
más nos hemos visto en circunstancias tan importantes, j
tolo lo (pie ahora se d(»cida, del)e mirarse como el 'precursor
<lc ]',] suci'tc (pie nos di^stine el hado. Se trata primeramente
de cstalilcccr la forma de gobierno y el réjimen que debamos
tener y o])servar en lo sucesivo. En segundo lugar, fijar
nui^stnis n^laciones c(m la ciudad de Buenos- Aires v d(»más
proviueias jidlieridas. En tercer lugar, resolvi^r lo címve-
nieiile con n^specto á los iudividuí^s (pie anteriormente ej(»r-
PARAGUAY. 357
cian la autoridad de esta ciudad, y al presente se hallan sus-
pensos en justa precaución de cualquier influencia, ó disposi-
ción contra la libertad de la patria, por los antecedentes y
causas de que se ha dado satisfacción al público.
Respetamos altamente la provincia tan dignamente re-
presentada en esta Junta Jeneral, y por lo mismo nos abstene-
mos de anticipar idea ó resolución alguna de nuestra parte-
Nada otra cosa deseamos, sino que ello esprese y manifieste
libremente su voluntad. Si en los bandos parece que he-
mos insinuado algún concepto, no ha sido por prevenir su
deliberación, .sino mas bien porque en el estado de cosas,
no se llegase á imajinar, que sin acuerdo de la Provincia in-
tentábamos disponer, ó innovar en cuanto ¿ sus principales
derechos. Y finalmente por el juicio que habiamos formada
de la opinión pública, y por los primeros sentimientos de
nuestras tropas; pero nuestro juicio podia ser falible, y
ios señores comandantes y oficiales del cuartel jeneral, to-
do lo dejan al arbitrio y determinación de la provincia, de
tal conformidad que todos, y cada uno de los que com-
ponen esta respetable Asamblea, deben considerarse en la
mas plena, perfecta y absoluta libertad de esplicar, decla-
rar y manifestar francamente sus pensamientos, sus concep-
tos y sus votos. Las resoluciones aceleradas no siempre son
las mas acertadas, y asi puede aun esta Junta tomar el tiem-
po que estimase conveniente para proceder á la votación con
todo el conocindento y plena deli])eracion que se disea. En
todo caso estamos prontos y resignados á conformarnos con
la voluntad jeneral, y lisonjeándonos que esta Junta dará
i'se ejemplo de cordura y circunspección, haciendo un uso
justo, moderado y prudente, de esta preciosa libertad en
cpie se le constituye; pero de tal modo que puesta la Patria
á cubierto de toda oculta asechanza y de los tiros de la arbi-
trariedad y despotismo, se ponga en estado de ser verdadera
y perfectamente feliz — Dr. José Gaspar de Francia — Jua»
Valeriano de Ceballos.
Después de haberse publicado varios documentos que ma-
3'S LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
uifestaban el estado actual de la Provincia, las cabalas del
gobierno y las causas que motivaron la separación del man-
do del gobernador don Bernardo Velasco, los presidentes
del Congreso, pronunciaron el antecedente discurso.
Este oyó con atención los documentos y razones que en
tallos se esponian; y para meditar sobre las deliberaciones
que habian de tomarse para el establecimiento de un nuevo
gobierno, aplazo la votación para el dia siguiente: y puesta
esta disposición por dilijencia, firmada por los presidentes,
l>ersonas condecoradas del estado seglar y eclesiástico pre-
lados d(» las relij iones, y seis individuos mas, nobles, se re-
tiró la Junta á conferenciar, y consultar sobre los tres pun-
tos pro|)uestos en el cuarto párrafo de la arenga. Todos los
ciudadanos que habian concurrido al Congreso, manifesta-
l>an la mas tierna y dulce sensación al contemplarse libres
Y con plena fa^Miltad de votar, según su conciencia, sobi-e la
forma de gobierno que los habia de rejir en adelante: esta-
ban firmemente persuadidos que el supremo arbitro del uni-
Terso. favoreceria su causa, y el ángel tutelar del Paraguay
Telaba sobre ellos: pues en todas las conferencias no hubie-
i'on disensiones, ni contiendas que dividiesen los ánimos ni
la uniforme opinión popular. La obra grande de la rejenera-
4Íon política de la provincia, se iba animando con acierto y
sírmonia; y para llegar al punto de su última perfección, vol-
vieron los representantes al dia siguiente á reunirse en las
*»asas dt» gobierno En este estado, se dio principio a la acta,
con el voto siguiente :
**En la ciudad de la Asunción del Paraguay, á diez ,v
nueve dias del mes de junio de mil ochocientos onoe, habién-
dose vuelto á i^ongregar en estas casas públicas de gobierno,
los individuos que asistieron el dia de ayer para la Junta Ge-
neral, y hallándose así juntos y sentados, previnieron los seño-
res presidentes que la votación empezase de abajo, y no por
las personas de mayor carácter del estado eclesiástico y se-
<'ular, que se hallaban en los primeros asientos : y en este
ostado, dijo, don ^Mariano Antonio afolas, que su voto era, en
PARACUTAV 3Ó9
])rinier liigar^ que don Bernardo de Velazco, asi por los mo-
tivos espuestos, espresados por el Hando, como por haber
iibandonado nuestro ejército en Paraguarí, quede privado de
todo mando, sobrogándose en su lugar una Junta de Gobier-
no, compuesta de cinco individuos y un secretario. El pre-
tiidente de ella y también el comandante general de las ar-
mas será el teniente coronel don Fulgencio Yegros, y los
vocales el doctor don José Gaspar de Francia, el capitán don
Pedro Juan Caballero, el presbítero doctor don Francisco
Javier Horgarín y don Fernando de la Mora: y en cuanto al
se( rctario lo nombrará la misma Junta de Gobierno y asig-
nará á todos sus individuos unos moderados sueldos, en aten-
-oion á que abandonando sus particulares atenciones por el
servicio de la patria, no es justo que su ocupación les sea
(enteramente gravosa.
Ka segundo lugar, que todos los individuos del Cabildo
<jucden igualmente privados de sus ofícios, no solo por los
motivos indicados en el mismo Bando, sino también por ha-
ber abandonado la ciudad, embarcándose con el armamento
y dejándola enteramente indefensa al tiempo del combate en
Paraguarí, á mas de no ser patricios varios de ellos, debien-
do adi'inás ser responsables los que hubiesen concurrido al
im|)orte de la partida de yerba perteneciente á los Propio'^,
<|ue remitieron á Montevideo, en caso que este valor no s"
devuelva ; bien entendido, que todos los que son Patricios.
<iuedarán habilitados para obtener en lo sucesivo cualquier
-(ífício ó cargo en la provincia, siempre que manifiesten sn
modo de pensar, y sus ideas conformes con las demás de
4^sta Junta General, y en consecuencia de esta disposición,
la Junta 'de Gobierno ncmibrará ahora todos los individuos
del Cabildo, que en lugar de los anteriores, deban com-
]>oner este cuerpo, los cuales deberán continuar todo el año
■
venidero, con declaración de que si no resultase causa con-
tra el alcalde i>rovincial don Manuel Mujica, se le integra-
rá d<* la Real Hacienda el importe del valor en que remat'>
>5U oficio.
360 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
En tercer lugar, que todos los empleos ú oficios conceji-
les, políticos, civiles, militares, de Real Hacienda, ó de cual-
quier género de administración, que al presente hayan ocu-
pado ó vacantes se provean en los naturales, ó nacidos en
esta provincia, sin que nunca puedan ocuparse por los es-
pañoles europeos, á menos que la misma provincia detí^r-
minase otra cosa; pero en lo sucesivo todo americano, aun-
que no sea nacido en esta provincia, quedará enteramente
apto, para obtener dichos cargos, siempre que uniforme suíj
ideas con las de esta Junta, exceptuando desde luego de la
anterior disposición, al capitán don Juan Valeriano Ce^nílos»
en consideración á su conocido patriotismo, y al mérito qu'*-
tiene contraido ; por todo lo cual y en atención á liab^r ofre-
sido sus servicios á la patria, se encarga á la Junta Ho "Iro-
bierno tenga presente su mérito recomendable, para em-
plearlo en los cargos convenientes; advirtiendo finalui»*nte
que teniendo presente la falta que hacen las dos Escriba nias-
piiblicas de esta ciudad, para la administración de Jusficia..
se deja á disposición de la Junta de Gobierno, el habilitar á
don Manuel Benites, ó poner en remate la Escribania que es-
taba á su cargo, así como el tiempo que debe ccí^ar la otra
Escribanía del cargo de don Jacinto Ruiz — ^bien entendido-
que este deberá ser reintegrado del importe de su romat?-
cuando la Junta de Gobierno dispusiese la cesación.
En cuarto lugar, que don Bernardo de Velazco. su direc-
tor y dependiente don Benito de Velazco y Marquina. y lo*^
ministros de la Real Hacienda, don Pedro Oscaris, y don Jo-
sé Elizalde, sean mancomunadamente responsables al im
porte de la partida de tabaco perteneciente á la Real Ha-
cienda, y remitida á Montevideo, en caso que de aquel!»
ciudad no se devuelva este valor ; debiendo además la Junta
de Gobierno, tomar las correspondientes cuentas á los sus-
citados ministros de Hacienda.
En quinto lugar ; que en consideraciones al mérito y dis-
tinguidos servicios del comandante don Blas José Rojas, e)í
favor de la libertad de la patria, sea desde ahora subdelega
PARAGUAY »t)l
do del departamento de Santiago, con agregación de los tres
pueblos: Ytapua, l'rúiidad y JesiiSy los cuales con los cinco
pueblos de la antigua demarcación, deberán contribuirle con
el sueldo acostumbrado, debiendo al mismo tiempo ejercer
el cargo de comandante de aquella frontera. Y por lo que
respecta á la otra subdelegacion de la Candelaria y pueblos
que le pertenecen, nombrará la Junta el subdelegado que
corresponda.
En sesto lugar, que esta provincia no solo tenga amistad,
buena armonía y correspondencia con la ciudad de Buenos
Aires, y demás provincias confederadas, sino que también
se una con ella, para el fin de formar una sociedad fundad»
en principios de justiea, de equidad y de igualdad, bajo
las declaraciones siguientes :
Primera: que mientras no se forme el Congreso Gene-
ral, esta provincia se gobernará por sí misma, sin que la
Exma. Junta de Buenos Aires, pueda disponer y ejercer ju-
risdicción sobre la forma de gobierno, réjimen, administra-
eion, ni otra alguna causa correspondiente á esta misma,
provincia.
Segunda: que restablecido el comercio, dejará de co-
brarse el peso de plata, que anteriormente se exijia por ca-
da tercio de yerba con nombre de sisa y arbitrio, respecto (i
que hallándose esta provincia como fronteriza á los portu
gueses, es urgente necesidad de mantener alguna tropa por
las circunstancias del dia, y también de cubrir los presidios
(le las costáis del rio, contra la invasión de los infieles, abo-
liendo la insoportable pensión de hacer los vecinos á su costa
í»s!Íe servicio, es indispensable á falta de otros recursos, (car-
gar al ramo de la yerba aquel ú otro impuesto semejante.
Torcera: pie quedará estinguido el estanco del tabaco,
quedando en Jibre comercio como otro cualquier fruto y
l)roduccion de esta provincia, y que la partida de tabaco
existente en la Factoria de esta ciudad, comprada con el di-
nero que anteriormente era de la Real Hacienda, se espen-
ilerá (le cuenta de esta provincia, para el mantenimiento de
M2 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
SU tropa, y de la que ha servido en la guerra pasada, y se
halla aun mucha parte de ella sin pagarse.
Cuarta: Que para los fines convenientes á arreglar el
i\jército de la autoridad suprema, ó Superior, y formar la
constitución que sea necesaria, irá de esta provincia un di-
putado con voto en el Congreso General, en la inteligencia
de que cualquier reglamento, forma de gobierno, ó consti-
^tucion que se dispusiese, no deberá obligar á esta provin-
cia, ¿asta tanto se ratifique en Junta General de sus habi-
tantes y moradores. A este efecto, se nombra desde ahora
por tal diputado al doctor don José Gaspar de Francia ; res-
pecto á que ya anteriormente lo habia sido por el ilustre
Cabildo, para que con una regular dotación se ponga en
camino á Buenos Aires, luego que por parte de la Exma.
Junta y generoso pueblo de aquella ciudad, no se ponga
reparo, como se espera, en estas provisiones, que á este fin
í5e le remitirán por la Junta de Gobierno, con todo lo demás
acordado en esta acta, advirt i endose que en este caso, y por
sola esta vez, la Junta de Gobierno de esta provincia, antes
de la separación de dicho diputado nombrará el vocal que
deba quedar en su lugar.
En séptimo lugar — ^se previene que los oficios de presi-
dente, vocales, y secretarios de la Junta de Gobierno de esta
provincia, no deben ser vitalicios, ni durar por mas tiempo
que el de cinco años: y que en lo sucesivo deberán ser pro-
vistos por el pueblo en Junta General, como la presente:
todo en la inteligencia que no se disponga otra cosa por el
(^'ongreso General, y se ratifique por esta provincia.
En octavo lugar — ^Respecto á que queda abolido el estan-
co de tabaco, no deberá haber mas que un ministro tesorero
de Real Hacienda, que será nombrado por la Junta de Go-
bierno con los dependientes precisos, el cual no será remo-
vido sin causa, quedando istinguido el empleo del ministro
factor y administrador de renta, asi como el de Teniente
Tjetrado, por no conceptuarse necesario.
En noveno lugar — Se declara que la Junta que se crea
PARA(UTAY 3fi3
<le íro])ierno, stM-á on calidad de superior de provincia ; ten-
<lrá tratamiento de T'^sia; y del mismo modo el presidente
<(nno cabeza; pero los vocales no tendrán otro que el de Vd.
<¿uedará encarpida de crear y mantener la tropa necesaria
■n la sí'sriiridad de la provincia, según los casos ocurrentes.
El presidente ^uplirá las veces de Juez de Alzadas para las
•cauNHs mercantiles, cuyos diputados serán electos por los
individuos de comercio de cada lugar donde al presenta los
liavji.
•
Por último y consiguientemente, que quede suspenso por
31 hora todo reconocimiento de las Cortes y C-onsejos d*» Me-
jencia, y de toda otra representación de la autoridad si?j>rc-
ma, ó superior de la Nación, en estas provincias, hasta la
suprema decisicm del Congreso General, que se halla próxi-
mo á í'(»lel)rarse en Buenos Aires.
Y que los individuos de la Junta de Gobierno de la pro-
vi n»* i a, antes de entrar en el ejercicio de sus oficios, harán
juramento á continuación de la presente acta y ante escri-
liano, de no re»*onocer otro soberano que al señor don Fer-
nando 7.0 de proceder fiel y legalmente en los cargos que se
les confien, y de sostener los derechos. lil>ertad, defensa y
s(»guridad de la provincia ; añadiendo por conclusión, que
Igualmente era su parecer, que la Junta de Gobierno señale
un motlerado impuesta sol)re los ramos de tabaco y maderas
•que se es|)ortasen de esta provincia; para el mismo objeto
•de ipanteiier y i)agar la tropa necesaria á la custodia y de-
f(»nsa de la provincia ; c<m lo que dijo que se concluía su
Toto, y lo firmó — Mariano Antonio Molas — ^^Eccc confedrra-
fio n.soJtfta al) haré Provintie.''
Los presidentes ordenaron se redactase el antecedente»
voto en los autos formados en las actas de la Junta jeneral. y
he( ha la redacción, el escribano actuante volvió á publicar-
lo ant»» la misma Junta jeneral, la cual manifestó su entera
^«quiescencia á cuanto en él se proponía, y reproduciéndolo
<^ad'i uno de los asistentes, lo firmó como propio; siendo ya
364 LA EEVISTA DE BUENOS AIRES.
la hora muy avanzada, resolvieron los Presidentes, que se
suspendiese la votación hasta el dia siguente.
El dia 20 volvieron á reunirse los representantes en las
mismas casas de gobierno, y dijeron los presidentes que se
continuase la votación con la misma libertad y franqueza.
con que se habia principado el dia anterior; en esta virtud,,
y firmes en el primer voto, continuaron en reproducirlo/ y
firmarlo hasta mas de las doce del dia.
El 21 votaron algunos individuos del estado eclesiástico^
pero sin variar ni discrepar en lo su^ancial del primer voto
adoptado ya por una mayoria excesiva del estado secular^
Los eclesiásticos no trepidanm en conformarse con acpiel, y
(le los votos que dieron el mas notable es el siguiente :
El señor ("iiantre Provisor: y Vicario General del Obis-^
pado, doctor don José Baltazar Casafíis, dijo que su jiarecer
y voto es el mismo (jue ha producido el presbítero don Sebas-
tian Patino, añadiendo lo siguiente: *'que no obsta, ni puedii-
cbstar, á lo votado en dicho parecer y en el antecedente de?
(ion Mariano Antonio Molas, el juramento que se prestó eir
(I Congreso del 24 de junio último al Consejo de Rejenciar
que se estableció por la Suprema Junta central, h\ tiem-
po de su disolución; ni el que se hizo últimamente á fa-
vor de las Cortes, que se dice, haberse congregado en la
Isla de León. Lo primero, por qué, en uno y otro, se i)ro-
cedió bajo la suposición de que dicha Rejencia estuviese
lejítimamente establecida, y las cortes formadas con todos
los requisitos que exijen los derechos de los pueblos de todír.
nación, para cuya calificación, no hubo ni en uno ni otro-
caso, la libertad ni los conocimientos necesarios, como aT
I>resente, en que se ha visto la provincia felizmente en esta-
do de poder en público discurrir libremente sobre el asunto.
> (pie los que liemos producido dichos pareceres, nos halla-
mos mediante una madura consideración y discusión sobr<^
mejores noticias y datos, con conocimiento de causas muy
legales de nulidad, asi en la erección de la rejencia como
en la celebración de las cortes; como es entre otras, y la mass
PARAGUAY S6.">
m
perentoria, la falta total de sufragios de las Amérieas, que
<*(>iistitiiyen en el dia casi toda la monarquía española, con
Ja casi total subyugación de la península, por el intruso
nuevo sol)erano — Lo segundo, por que las cortes no han si-
<lo reennoeidas ni juradas por toda la provincia en un Con-
greso Jeneral, como el presente, sino solo por las autorida-
Vies y en fuerza de un mandato de gobierno, acordado con
5<()lo el Cabildo, sin reparar en que la provincia no habla
la ])arte que debia tener en dichas cortes, como ni las d«-
luás de estos dominios, y que el nombramiento que se hizo
<1(» representantes suplentes por ella, era un arbitrio ilegal
<*í)iiio desconocido hasta ahora; como mas, de no haberse
hecho constar á los concurrentes la autorización de los do-
•cumentos relativos que en el acta se leyeron, ni si fueron
-dirijiflns de oficio desde su orí jen á este gobierno, ó al algu-
r.íis (le las autoridades de la provincia — Lo 3.o por que los
gravísimos motivos que han oe\irrido al presente, y van es-
I)resMdos y pu))licados, y principalmente el de poner en
trauíiuilidad la provincia, mirar por su salud y derechos y
1i])rHrla de los males que en el dia la amenazan con causas
I íKstíiutísimas, para no embarazar dicho juramento en las
¿íctuales «-ircunxtancias, las providencias que van dictadas,
T últimamente por que solo se suspende ahora el reconoci-
miento prestado á di( ha rejencia y cortes, hasta tanto que
<'] CoHírreso general de las provincias, decida el punto de le-
gitimidad ó ilejitimidad por el voto de todas juntas; siendo
todo lo (jue al presente se determina en esta puramente pro-
^'isioiml por esíe res¡)eeto. Asi mismo añadió, se comuniqu?
])or la Junta Gubernativa que se establezca al cabildo y go-
1 i(»rno de ^Icrntevideo, la resolución presente de esta pro-
vincia, ron copia 6 un estracto de la acta, pidiéndole se uni-
toinie con ella, en cuanto á aceptar, y concurrir con un di-
f litado á la celebra<*ion del Congreso general en la capital
de Hílenos Aires y (pie e(*se de toda hostilidad contra ésta,
pMni (pie asi se logre la g(»neral tranquilidad y el restableci-
miento (le la unión, fraternidad v comercio entre vasallos
30(3 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
ilc4 mejor de los Soberanos — "y lo firmó — Dr. 1). José Bal-
tiusar de Casaf lis.
Conchuda con el antecedente sutragio la votación. pidi(>
la palabra don Juan Bautista Rivarola, y dijo: que el pue
l)lo por su órgano declaraba y esplicaba su voluntad, la cual
era, que verificada la unión de esta provincia en los térniinos.
que ella desea, con la de Buenos Aires, se conserven en
sus oficios el E.seribano de Gobierno, D. Jacinto Ruiz, v el
Alcalde Provincial, don Manuel Juan ^lujica — Segundo —
Que don José Joaquín Goiguru, se mantenga en el empleo
de primer oficial de la Tesorería, con una dotación i't^gular.
que la Junta de Gobierno señalase, y durante la volunta ti d'^
ella — 3.0 que llegado el caso de verificarse la unión de esta
provineia con Buenos Aires, en los términos espuestos. ha
(le ser bastante que el poder que se diese al Diputado nom-
brado que ha de ir al (.^ongreso jeneral. lo firmen cien indivi-
dúos de los principales de la provincia, que han asistido á la
presente Junta jeneral, incluso los de la Junta de Gobierno,
los del ilustre V-abildo, y los diputados de las villas y j)obla-
ciones que no enviasen diputados particulares, á cuyo fin ju-
raban por Dios, no reconocer otro soberano que el señor doír
Fernando 7.0. Cuarto : que la Junta de Gobierno vea si en
«•uentra algún arbitrio de recobrar en Montevideo los pri-^
pioneros, nuestros hermanos, porteños, santafecinos, corren-
tinos y paraguayos, que de aqui se enviaron después de la
guerra, ó al menos á los oficiales.'' Publicando el presente úl-
timo parecer, preguntaron los presidentes, en voces altas r
**¿si estas declaraciones eran de consentimiento de toda la
Junta?'' \ ^ el concurso aclamó jeneralmente que efectiva-
iiiente esta era su voluntad.
En virtud de esta aclamación jeneral, y respecto á quí^
el voto primero de don ^lariano A. violas, había sido casi
unánime y generalmente adoptado por voto común, dijeroír
**ípie los presidentes de su parte se conformaban con la dis-
])osicion y voluntad jeneral del Congreso, como lo habiari:
prometido — Que se tuviese por acuerdo y determinación di?*
PARAGUAY 3^7
la Asamblea el nieueionado voto de don ^lariano A. !Molas,
con su líltiina deelaraeion, y que eu esta intelijeneia para
mayor constancia de ella, en seguridad y solemnidad la tir-
masen todos los que liabian convenido en hacerlo; y que eu
consecuencia los señores presidentes y vocales, i)restando el
juramento prevenido, y quedando recibidos en sus oficios.
( on esta formalidad procediesen á dar las providencias que.
juzgaran convenientes, en conformidad de este acuerdo je-
neral y solemne concluido en veintidós xlias del mes de Junio
de mil ocliocientos once años, á las doce del dia, de que yo el
l)resente escribano público y de (iobierno doy fé — l)r. Jos^
(iaspar de Francia — Juan Valeriano Ze])allos — Jacinto Rui;^.
escribano público y de (loluerno." Volvieron á firmar todos
los rej)resentantes que conq)()nian la Junta jeneral, la que
se disolvió.
Así terminó la Junta jeneral de la i)rovincia sus sesiones
h los cuatro dias de su apertura, y antes de su disolución, con-
gratuló á la Junta de Gobierno, cuyos individuos pasaron df^
allí entre repetidos y alegres ¡Viva ¡a Jn)\ia dv nuestro Go-
bii rilo! á las salas de las casas públieas á prestar, como lo
lucieron, el juramento de fidelidad en los términos dispues-
tos. . Se anunció al pueblo la conclusión de las sesiones do
la Junta jeneral, con salva de artilleria, música y repique»
de campana.
MARIANO A. MOLAS.
(< 'ontinuará.)
LITERATURA
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO.
ESKCEXAS DE LA VIDA COLONIAL
■
(( róni-a d? la Villa Tiiiperial de Potcsí )
(Continuación.) (1)
III.
Loa mercaderes.
Apenas lleijó Ordáz á Chuqvii.saca despaclió un correo a
Lima coino hemos dicho. En agosto regresó el correo coii
provisiones y órdenes para que hi Real Audiencia de la Pla-
ta y su corregidor ejecutasen lo mandado v impuesto á los
mercaderes de Potosí.
Gloria y Rangél, ricos y acaudahulos, y muchos otros
mercaderes de importancia se habían retirado á los pinto-
rescos y amenos valles de I^Iataca, no muy distantes de la
Villa Imperial.
Aíjuellos valles eran los mas bellos paisajes de los contor
r»os: allí crecían la vuca v el bananero indíjena. mezclado á
los cultivos de maiz y de coca. I^a población aboríjena no era
numerosa; i)ero la (me existia era agrícola y j)acííicn.
]. Véase la \.'X}. 7
PEREGRIX.AC10X DE UN FUGITIVO. 3r9
En la villa no había vejetacion, su cerro no producía sino
liiehu, y lo frígido del temperamento no permitía la agri-
<3iiltiira, pero en ^lataca sucedía lo contrario. Valles de es-
pléndida vejetacion, donde había infinitas é intrincadas en-
redaderas que cubrían como redes los altos árboles, mostran-
<lo la infinita variedad de sus flores. Allí abundaba la caza y
las frutas silvestres.
Aquella caza mayor y menor fué para los fugitivos y los
indios c|ue los acompañaban, el medio de alimentación. Las
<a(M*rias se hacían á la usanza de los índíjenas. Estos arma-
<tí)s de largos i)alos y de picas se dividían en dos alas para
-encontrarse los est remos y trazar un círculo, espantaban los
íiniíuales de toda especie ocultos en los bosques, los valles y
las montañas. Este vasto círculo iba estrechándose con gran-
ule vocería y alaridos salvajes repetidos por el eco de las
<}ord i lleras, hacia el centro huían los huanacos, las vicuñas
} otros animah^; pero como el círculo se iba disminuyendo,
4UiU(»llos se encontraban rodeados por todas partes y entón-
eos los cazadores desempeñaban su oficio. (1)
Cuando caían gamos, vicuñas y huanacos ú otros anima-
les parecidos en aquella batida y la carne era comible, la
<-ortaban en lonjas delgadas que secaban en la parte eievaíl;:
1. Don Agustia de Zarate en su "Historia del de-s<?nbrim¡ento
V t(fiiviui<ta del Perú" etc., cuenta lo siguiente: **H<iy venados y
"lorzori, y otros géneros de animales nienore*?. y abundancia de rá-
^'jMí-.n. De tiKlos estos animiales liact'n los iindios un'a caza <Ve gran
*'reHocijo, <|ue de ello« llaman chacu, tiesta manera: que juntan eua-
**tr<> ó cinco mil indios, mas ó menos, como lo sufre la pobla-
■*'c!on de la tierra, y pónense apartados uno de otro en corro;
"*' tanto, que ocupan <los ó tres leguas de tierra; y <de9pu>eis w van
"'. ¡untando paso á ;paso al son de ciertos .autare^ que elloA sa.l>en
*'paia aquel propíVsito, y viénense á j.intar hasta trabarse de las
^*rrano<. v aum hasta <'ruzar .lo-s brazos unos con otros, v asi vie-
""lien á juntar gran número de caza, co.:i:o en civrral, de 't(>dos gé-
*' ñeros Oo animales, y alli toman y matan lo que le» par i-e; y
**^<ou tan grandes las voces qne dan, <q«^, no íiolamente espan-
"•'tan los animales, mas hacen caer entre elks aturdidas muchas
".j>v^rdices y neblis y otras aves, que embarazadas con la mucha
**yente y grandes gritos, se dejan tomar á manos, y alguna de-
""llji*-. con redes."
370 LA REYISTA DE BUENOS AIRES.
de la cordilkra, para conservar esta provisión para todo
evento. Esto era el charqui, ó utilizaban las pieles estaqueán-
dolas. Además los bananeros daban su apetecido fruto, la
yuca su excelente comida y la coca deleitaba á los indíjenas.
haciéndoles soportar sus largas fatigas.
En esas batidas divertíase con la caza de la tímida vi-
cuña de finísima lana, detenida de curiosidad y de sorpre-
sa, ante el cordón punzó que irapedia su huida, y que á
pesar de la facilidad de vencer tan débil obtáculo, quedaban
temblorosas como ante el filo del cortante acero sobre su
cuello.
Los aborí jenes recordaban con este motivo las grandes ca •
cerias anuales llamadas rhacj y se deleitaban con consagrar las-
viejas y queridas costumbres del tiempo del Hijo del Sol.
Moría y Rangél compraron armas y se pusieron al frent?
de los sublevados, cuyo número no era de desdeíiar.
Tlabia entre tanto llegado á Potosí en abril de 1569 un
jrallardo caballero, de hermoso rostro, de agradable trato, de
grande esfuerzo, inclinado á la milicia y diestro en el manejo
(íe las armas; liberal, bien hablado, injenioso, de gran valor y
bien adquirida fama.
Reunia á sus dotes físicos calidades morales pero comunes.
Llamábase el general Avendaño.
Cuando se presentó al Ilustre Cabildo, donde fué re-
cibido con mucho regocijo, vestía un jubón de terciopelo
morado con pasamanería y galones de plata, sombrero con
cintillo de perlas y esmeraldas y pluma blanca, espada al
einto, ajustado y largo calzón ceniza de seda tejida elás-
tica, y borceguíes bordados. Marcial y altivo era su as-
pecto.
I labia sido nombrado corregidor de la Villa Imperial pa-
ra '*que administrase justicia rectamente,, castigando tantas
insolencias como en esta villa se hacian; para que entendiese
en el buen gobierno de los indios del repartimiento que traba-
PEREORINACIOX DE UN FUGITIVO. 371
jaban en el cerro y dictase la reforma que era indispen-
Ka ble. * '
Vino á Potosí con veinte jinetes y algunos amigos; paro
desDiintiendo las buenas prendas de su pasada vida, su cordu-
ra, su prudencia, su mismo valor, empezó ' ^ menospreciando los
nobl: s, y maltratando á los humildes'*, según lo asevera -Martí-
nez V Vela.
Sin haber desempeñado el rol hist(3rico de Gonzalo Pizar-
n», podriainos decir á su respecto lo que Prescott dice sobre el
último. **Su elevación le causó vértigo; y la prueba que sus
talentos no igualaron su fortuna, es que no supo aprovecharla.
Obedeciendo á las inspiraciones de su juicio temerario, re-
chazó la opinión de sus mas sabios consejeros, y se fió de su
drstino con una confianza ciega. La presunción alimentada
por el éxito, prodújole esa demencia que, según el proverbio
griego, afliji' d los hombres cuya pérdida han decretado iis
Apenas se recibió de su empleo prendió á algunos mineros
y á muchos vecinos, por juzgarlos implicados en el alzamiento
de los mercad(íres; les embargó sus bienes, y tomó prcvsos
á cuatro forasteras que traian mercancías para negocio, á quie-
nes les confiscó cuanto poseían.
Esta actitud soberbia y menguada le desprestijió al iniciar
su administración, pues solo la justicia conquista el respeto y
el amor de los subordinados.
Los vecinos de Potosí comenzaron entonces á engrosar
las filas de los sublevados de los valles de Mataca. De ma-
nera que bien presto partidas de mercaderes armados in-
terceptaban las comunicaciones de la villa, impedían la en-
trada de mantenimientos é iniciaban sin embozo las hostili-
dades.
("omo la villa vivia de las provisiones de los valles cer-
canos por no producir aquel cerro sino metales preciosos,
la medida tomada por los mercaderes se hizo sentir bien
pronto. A la carestía de los mantenimientos siguió la es-
casez.
372 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
**Era ya público en esta villa, dice Martínez y Vela, que
León (le Gloria y Alfonso Rangél tenian crecida cantidad de
oro y plata para llevar adelante la guerra que intentaban
brevemente comenzarla, que tenian ciento sesenta españoles,
trescientos indios y cuarenta negros, muchos arcabuces, esco-
petas y otras armas; treinta caballos, municiones y bastimen-
tos en abundancia. (1)
El general Avendaño imi>uso á los mercaderes de Potosí
una contri])ucion de cien mil pesos para costear los gastos que
demandaba el someter y castigar á los insurreiítos.
Organizó ^on este objeto cuatro compañías, nombrando
por jefe al general don Francisco César, capitán valeroso y
oonoi-ido en Indias, i)or la parte que tuvo en la pacificacio-'i
de los valles de Abibe y poblaciones de las montañas. Este
elijió doscientos españoles y cuatrocientos indios, y abrió la
campaña.
El () de mayo recibió aviso que por el camino de (*ara-
ohipampa mareliaba una fuerza de infantería y algunos jine-
tes, notándose» A ruido lejano de tropas que descendian las
ladi ras de la montaña hacia (.^haqui. La población de Potosí
se puso en alarma, y sobre la marcha ordenó el general C^ésar
<iue el capitán Ximon con diez caballos hiciera un reconoci-
miento.
Los mercaderes entretanto se dirijian hacia una quebrada
distanti una leüfua de la villa, eran mas de doscientos españo-
les y nniltitud d(» indios con cargas de oro, plata y mercaderías.
Estos iban cus^^odiados ])or cincuenta jinetes y cien arcabuce-
ros á pié. Otro cuerpo de indios se dirijia por la parte alta
<ie la Cordillera.
El general (.'('.sar se puso en marcha al frente de parte de
f-u troi)a. (h'jando al capitán Pedro ^lendez, historiador de .»s-
tos sucesos, con veinte jinetes y t incuenta indios como de re-
l>.írtun-ília de Ih espedicion. Tomó un camino estraviad* y al
1. " Ili'ítíMiíi (lo Ui ViUa riiífriMl" cti*
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO. 37:5
descender á la quebrada encontró á los contrarios díSv-^irjríi.'i-
iio las acémilas, las armas en pabellón y levantadas i.enilas de
ipruesas mantari para descansar allí. Kra una sorpresa per-
fectamente coir.binada.
Rangél se entretenía á la sazón en reconocer un*í corritiitft
de agua potable que pasaba por el vallecillo, y fué el i)rimero
que vio á los vrítemigos á tiro de arcabuz. Montó soln ^u ca-
ballo dando el üJerta, y poniéndose al frente de algunos jinetes,
lanza en ristre los acometió con fiereza. Trabóse la lucha coa
h\ iuísmo general, quién hiriéndole en el pecho lo arrojo del ca-
ballo por las ¿ncas.
]\rorla hrl'ia ya montado en su corcel, y á h\i turno arre-
:\n,\\ó al goruiral César, cuyo caballo cansado no pudo pir-
lirle desviar Ijí lanza del contrario que le hirió un bra/ o y la
cara.
Esta batalla aunque dura y cuerpo á cuerpo, fué favora-
ble á los mercaderes, quienes continuaron dominando los ca-
minos de Potosí para imi>edir la entrada de mantenimien
tos.
Larga parecía la campaña á aquellos hombres, y resolvie-
ron mandar ocultos emisarios para que asesinasen al corregi-
dor Avendaño.
En efecto, una noche entraron doce jinetes bien mcrntados,
burlaron la vijilancia de los centinelas, dejaron sus caballos
en la calle de los Césares, y á pié se dirijieron á la misma
morada de Avendaño. Cerrada estaba la puerta; pero la
echaron abajo á hachazos, entrando á tiem¡)o, dice ^Martínez
y Vela, que el general se tiraba de una ventana á otra call^
Le hicieron dos heridas, y á pesar de tirarle un tiro no le
mataron. Dieron muerte a su sobrino que se ocultó debajo de
la cama y á dos criados, y regresaron luego á los VHlk>s de
Mataca.
La escasez de víveres era estrema, pero se cobraba la al-
cabala en la forma establecida por Ordáz.
Avendaño quedó cojo á causa de la caida y eorcobado, do
manera que en vez del lujoso y gallardo general de otro tieiu ^
3'-^ LA REVISTA BE BUENOS AIRES.
Iȟ, era el mas feo y mas contrahecho, de los moradores. Est>
agiió su carácter y se hizo misántropo.
Durante estos sucesos, nuestro fugitivo de Chile se habia
íi-^chc arriero, y con sus recuas de llamas y comimos ^¡ajrs
il-a ^íimiRdo Hi:^ijr!(»s centenares de pesos. Defendí; , la causa
del general Avendaño y fué notable como valiente é intrépido,
por lo cual adquirió ya un grado militar. Tenia un defecto ca^
pital, y era trabar dLsputa y usar de las armas como medio de
zanjar la,s cuestiones.
En uno de esos dias le ocurrió visitar las minas .!el
oerro.
IV.
La Sústa mitolójica.
»!prit MipréTe de la terre, de qiiels ypaix
contemples tu ees vishons, les fantómes
éipht>:nére* qui se suc.'icdent ¡s-ur nutro
globe. car nous ní> scmnios que des oni-
bres et no*» .T[>ein:»ées sont vaines oom-
«le les ponsécs des onibres.
T'na mañana montado en un gallardo caballo de paso, en-
jaezado con prendas de valor, cabalgaba nuestro *<H)noeido há-
KiH el cerro con la mira de visitar la mina de Centeno : vestia
<4 uniforme de ayudante mayor. En efecto, llegó al ingenio
y visitó todo con la natural curiosidad que inspiraba la céle-
bre riqueza de la mina. A la misma veta perteneoia la de C»>
íamito y otras.
Admiró allí un precioso nicho de plata al cual alumbra-
ban velas de í»era en candeleros de oro. Dentro de aquel
nicho estaba encerrado como una reliquia santa, uno de esos
<^apriclios de la naturaleza que los mineros encuentran ri ve-
ces en los metales que benefician, ya en formas caprichrsas,
ya en formas humanas. **Era una plancha de metal de pla-
ta, dice ^fartinez y Vela, redonda como una luna cuan-
tío se muestra llena, en la cual aparecia formada por bi na-
PEREGRINu\CTOX DE UX FUGITIVO. 375
turaleza una imájen de la Concepción de N. S. la Vírjen Sar.
ta alaría, con el rostro y ojos levantados para arriba, y
las manos arrimadas al pecho, cosa por ciento adminil.»le.
-dice el capitán Pedro Méndez, ver esta imájen formada » e
menudísimas líneas de plata blanquísima, con tanta perfer-
cion (jue ni el mas aventajado artífice lo pudiera imitar en
obra/^ (1)
Esta imájen era venerada por los mineros y los indios . la
<^xaminó con minucioso cuidado. La devoción se habia eslen
<lido á todas las minas descubiertas, donde aparecia dentr*»
<le las mismas, en los cruceros, una imájen de la Concep-
(ion, haciéndole grandes festividades y conduciendo las imá-
jenes á la villa con lujosos acompañamientos para las fiestas
ruínales.
Resolvió entonces haspedarse en uno de los injenios para
2<olazarse en medio de los indios en las horas del descanso, cuan-
<lo bebiendo chicha rodeaban á los yaravicus al entonar sus
cantares amorosos 6 la historia tradicional de las hazañas de
Tíus mavores.
Escuchó alíí por vez primera la leyenda de los Incas poe-
tas, sobre la dulce ^ústa celestial.
El hacedor del mundo, Pachacamac, dice la leyenda,
pus» en el cielo una Ñústay hija de rey, á quien le dio un
f ráí^il cántaro lleno de agua ; cántaro májico cuya agua no se
sigotaba jamás, en vano la derramasen por dias y por sema-
nas. Aquella Xúsía, hermosa como las pálidas estrellas, te-
nia la misión de derramar sobre la tierra sedienta la lluvia
benéfica y necesaria. Pero esa doncella vivia acompañada de
un hermano, quien á veces se divertia en romper el cántaro.
V el dolor que en las regiones etéreas se esperimentaba por
<'sta travesura, se sentía por relámpagos, truenos y rayos.
De manera qu<* es el hombre sin sentimiento ni bondad,
quií'u causa aquellas revoluciones en la atmósfera. ** Dicen
1. ** Historia de la ViUa Imperial" por Martínez y Vela, ít
<{ii¡en liPrnoíí seguido en el «.Izamiento de lo« mercaderes de q-ue noa
<jer.'í»amos en el eap^ anterior.
37(3 LA REVISTA DK BUENOS AIRES.
que el hombre los causa, refiere Gareilaso de la Vega, por-
<iue son hechos de hombres feroces y no de mujeres tier-
ñas."
Asi en la leyenda quichua la lluvia de la dulce S^ústa e^
benéfica y oportuna ; pero la que causa su indómito hermanó-
os precedida de la tempestad.
En la mitolojía quichua la ternura de la mujer estaba re-
presentada por la Ñústa, que amorosa derramaba sobre la tier-
ra la lluvia que habia de fertilizarla : para sus poetas la mujer
era superior en ternura al hombre, y colocábanla en el cielí>
como una divinidad benéfica.
Cándida y pura es en esta parte la leyenda quichua y
muy superior -i la de los romanos que hicieron de la tem-
pestad una Diosa, á la cual representaban en figura de mujer
con rostro irritado, sentada sobre una nube ascuro y derra-
mando rayos sobre lo que se encontraba á sus pies. Los.
quichuas no hicieron de la Ñusta la Diosa de la tempestada
cuyo cetro pusieron en manos de un hombre, por ser este-
hecho de homares feroces y no de mujeres tiernas.
Por esto también supone la leyenda que el roció, la nie-
ve y el granizo son presididos por la misma Ñústa, pero la&
tempestades son las roturas de su cántaro sagrado: roturas,
qu-e traen el dolor y el espanto que solo el hombre puede
producir por ser feroz. De manera que aquello que para los~
quichuas era mas benéfico y mas provechoso, lo ponian bajo-
la éjida de la Ñústa celeste. Cada vez que el cántaro se rom-
I)ia volvía á ser reemplazado por otro.
Dicen, agrega Gareilaso de la Vega, que un Inca poeUr
y astrólogo, hizo y dijo versos, loando las escelencias y vir-
tudes de la dama, y que Dios se los habia dado para que voix
ellos hiciese bien á las criaturas de la tierra.'* (1)
El Inca historiador (2) recuerda haber oido esta fáliuLi
3. *M amentarlos Reales de los Incas", cap. XXVII.
2, Oarcójlaso de la Vega á quien con frecne-ncia cita-i. os por
considerarlo bien informado en lo que se refiere á los Incas, y
PEREGRIN.ACIÜN DE UN FUGITIVO. 377
4?n SU uifiez y trae el dulce cantar del poeta indíjena, á la
<Jufnac Ñústa, k la hermosa doncella de los cielos.
Esta fábula muestra que el sentimi-ento tierno de \o^
.quichuas estaba levantado, y que tenian idea de la santidad
uc la mujer a quien Dios formó para que hiciera bien á las.
criaturas de la tierra, según las palabras del Inca historia-
dor. El pueblo que coloca en las leyendas á la mujer como
la fuente de lo bueno, de lo dulce, de lo afectuoso ; que no se
contenta con amarla en la tierra sino que la levanta á las-
rejiones celestes; ese pueblo no puede ser calificado de bár-
baro. (1) Esta leyenda haria su defensa. El amor no bro-
ta en los corazones salvajes, allí arde el deseo. El fuego sa-
grado no desciende sino para iluminar la intelijencia.
Los grandes espectáculos de la naturaleza hieren tan pro-
fundamente la imajinacion de los pueblos primitivos, que.
de cuya historia decía el P. Francisco Moiitiel de Fuentenobilla
— «que ** hallaba mucho que admirar, sin ^osa alguna que correjir, " —
era hijo de GareLlaso de la Vega, de la ca«a de lo« duques de Fe-
ria y del Infainíado, y de Elisabet "Palla/' sobrine de '^Huayna
<'apac.'' Xació en el -Huzco en 1540. Murió en CíSrdoba (E?.paaa) ea
cuya catedral e«tá enterradlo, en la nave de-l sag'i'-ario, capilla de-
riomi.nada de Garcilaso. Falleció el 22 de abril de 1616. Su inme-
diato parentesco con los Incas lo p.i'So en especialr-s condiciones^
para obtener informes exiacto« i»obre el gobierno, ■ costifmbres, re-
lijion, etc., de su>s mayores, habiendo re.iogido la tradición otüí
dj los mismos indíjena«, <jne lo miraban eo'U el respeto «le ínca_
{Sobre su obra hace merecidos e.oiios el célebr.© hiHtoriailnr Gui-
11er Ti O Pre."9C0tt, autoridad corripetente sobre la materia, quien em-
pero lo tacha de exagerado y parcial en lo qaie s-e refiero á In»
Incas.
1. Garcilaso de la Vega -ita las siguientes palabras del P. M_
J( sé de Acosta: *'Los hombres ma* curiosos y t*ábio«, qu^°* han pc-
**netrado y alcanzado »us secretos, su estilo y gobierno antiguo^
**'iiuy de otra suerte lo Juzgan, maravillándose que hubiese tan-
**to orden y razón entre Wlos, '* y agrega el i-nxja.... todo lo que-
^Miasta aquí henio« di<:<ho, y adelante diremos de los Incas, de su«^
** leyes y gobierno y habilidad; que una de ellas fué que supieron
*' componer en tprosa, también como en verso, fábulas breves y com-
^'pendiosíii?, ,por via de .poesia, para encerrar en ellas doctrina mcr-
^*ral, 6 para guardar alguna tradición de fu idolatria ó de los he-
**cho» famo&os de «sus reyes, ó de otros grandes varones; muchas^
**dc las cuales quieren los españoles que no sean fábulas sino his-
**torias verdaderas, porque tienen alguna semejanza con verdad/'"
** Comentarios reales eto^'
378 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
no piidiendo darse cuenta de las leyes que rijen el orden da
la creación, ocurren á la fálnila para esplicar la causa desco-
nocida y misteriosa. Por esto el principio de las religiones
i'S casi siempre el culto tributado á la naturaleza — el sol, la
luna, las estrellas, el relámpago, el trueno, el rayo, porqu»*
^8 lo (jue mas frecuentemente los impresiona.
Los quichuas de imajinacion contemplativa y melancóh-
<*a, habitantes de climas tan variados como ricos, desde el
frió del polo hasta los ardores del trópico, en un mismo gra-
<lo, según estuviesen -en el valle ó las montañas ; los quichuas
<rearon una mitolojia de acuerdo con su imajinacion y su
-carácter blando.
í]l fundador de su imperio y de su civilización, aparece á
las márjenes de un gran lago y se titula hijo del sol, porque
-el gran luminar era lo que podia representar mejor á su ima-
jinacion la idea de un ser creador.
Pero no bastaba este Dios para satisfacer los deseos inhe-
rentes á la humanidad de darse cuenta de los objetos que le
rodean, de las causas que enjendran esos fenómenos natura-
les, y fueron formando sucesivamente su mitolojia, cuyo es-
piritualismo sorprende en aquella raza. Ningún vicio tiene
representantes en el Olimpo quichua.
El clima y las escenas de la naturaleza modifican profun-
damente la fábula que esplica á cada tribu, á cada pueblo
X)rimitivo, esas ideas que no vienen de los objetos visibles.
Til patagón no habria esplicado la lluvia como el quichua:
naturalezas distintas impresionan diversamente las imajlna-
inones de ambos pueblos. Los indios que habitan la llanura
<le la pampa, no pueden tener las necesidades ni esperimen-
tar las impresiones del que habita la cordillera 6 el valle, el
"trópico ó el polo, mediando para cambiar de clima el indis-
]-ensable espacio de tiempo para descender al valle ó subir
la cumbre de los montes.
Pero hay fenómenos que se rei)iten en todas partes, y por
•eso en todas partes son conuines las supersticiones sobre lo«
eclipses, de aquí también fé medrosa» en los espíritus del
PEREGRIX^AOIOX DE UN FUGITIVO. 379
3iire y de los elementos. Cuando el hombre no concibe con
<*laridad una causa, ocurre á las quimeras, á las sujestiones
•<1e su iniajinacion. los mas atrevidos 6 los mas inteligentes
esplican el misterio por la fábula y la tradición conservada
<le f^eneraeion en generación la esplicaeion del hecho, y va
incor¡ioraD/lo la leyenda en su relijion.
"Asi el culto de la naturaleza, dice un profundo pensa-
dor, ha invadido el mundo entero, y las ilusiones que enjendra
tienen i>or objeto su preponderancia y el terror que ejerce
y (\\n\ variados según los climas, tocan de cerca á las mise-
rias }uimanaí5. En los tiempas antiguos á esto era á lo que
se limital)a el culto divino de casi todos los pueblos de la
tierra. ' ■
A veces sorprende la identidad de semejanza en las mito
lojias de pueblos de diversa raza y de distinto clima.
Los quichuas consideraban a la luna como la hermana y
esposa del sol ; pues bien, en la mitologia de Groenlandia, con-
i?ideran también al sol y la luna como hermanos ^^ Malina, la
hermana fué atacada en la oscuridad por su hermano: busco
ella su seguridad por medio de la fuga, se lanzo en el espacio
y se hizo «ol. Amugu la persiguió y se hÍ£o luna. Jjsl luna
-corre sin cesar al rededor de su hermanA menor con la espe-
ranza, eternamente perdida, de alcanzarla.''
Én ambas mitologias se establece la fraternidad entre el
«ol y la luna — ¿por qué singular coincidencia quichuas y
íiroelandeses han arribado a esta creación fantástica!
Los que adoraban al sol Z/i/t, á la luna Quilla, y a las es-
trellas (1). los que levantaban su mirada hacia las rejiones
1. **En la cual idolatría en hi que ante-s de filos hubo, son
"*v'>:-ii(»ho <lo ostfcr.ar aquello/? indio**, así lo^ de la sej^nnda edad como
"*'lo^ de la primera, <\ue en tanta diversidad, y tanta burleria de T)io-
"**s?s ivnno tuvieron, no «doraron los deleite.» ni Uks vicios, como
"*'en la antigua gentilidad del mundo vieio q-ue adoraban á los
■***que ellos eonfeí=abnn fpor adúlteros, homicidas, borraclio-s y so-
'^'bre tolo al Priapo: r.^n ser printe q-ie presuma tanto de letra?»
••^y íiabí^r y esta otra ^an aleña de toda buena enseñanza.*' '*('o-
^nentarins reales de los incaí»,*' et<'.
380 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
celestes, no eoíicibieron en sus leyendas mitolójieas que kt
tempestad pudiese ser presidida por una mujer; porque eon~
siderahan este hecho como de hombres feroces, y enton^'ííst
atribuyeron al hermano de la Ñústa el poder de que rom-
piera el cántaro misterioso de su hermana vírjen, la de blan-
dos pensamientos y suave corazón; porque solo un hombre-
podia hacer preceder la lluvia por la tempestad, el relámpa-
go, el trueno, el rayo. La Ñá^ta, la vírjen solo tenia el cán-
taro para derramarlo con amor sobre la tierra, porque Pa-
chacamae la ha])ia dotado de virtudes y escelencias para qui.»-
hicese bien á las criaturas de la tierra.
(Juando terminó el yaravicu su lenyenda de la Cuma^
ÑiUfa, don Antonio de Erauso que á la sazón así se llamaba, so-
levantó de su asiento, y esclamó — Siempre el amor! Siempre^
mi ángel negro! — y sin despedirse se marchó hacia la villa á,
la claridad de las estrellas.
V.
Los jugadores.
En torno de una mesa se agrupaban á la fascinadora vistfr.
(le los montones de oro y plata, militares, mineros, honibr?*
(le todas edad(»s, dominados empero por el demonio tortura-
dor de la codicia.
En aquellos rostros, á primera vista impasibles, se leíais
las punzantes aspiraciones del espíritu. Pálidos unos y ar-
diente la pupila, tenían en la mirada el fuego fascinador do^
la serpiente. Otros contraían los labios, descoloridos y se-
cos, y con el ojo al parecer sin brillo, se veía sin esfuerzo la
fría meditación de un crimen, ora el robo para recuperar
su perdida riqueza, ora el homicidio para arrebatar la <?a-
nancia.
Algunos piísaban su mano sobre sus cabellos rizados y^
caídos, mientras otros, s(mrosada la mejilla, parecian sabo-
rear los codiciados frutos de la riqueza adquirida por of
azar. •
PEREGRIXíACIOX DE UN FUGITIVO. 381
Se asemejaban aquellos hombres á un conjunto de enfer-
iiios morales en cuyos rostros el demonio interior, se divertia
<'n revelar las profundas sensaciones que produce aquella pa-
s'ion infame. Vicio á cuyas puertas doradas sonríe el placer,
pero (jue ctmduee á la degradación ó al crimen.
Eu los juegos en que la intelijencia ó la combinación tie-
líT'u su imj)erio, no se esperimenta la vertiginosa emoción de
Jos juegos de a/ar: aquellos jugadores jugaban al dado, per'>
juzgaban raudales de oro. Aquel metal corria sobre el tapete
<*omo un torrente abrasador en el cual la casualidad podia
<onduc'ir á la fortuna ó la miseria, tal vez arrastrar en pos de
.si la felicidad de una familia ; pero allí estaban silenciosos
íKluellos pervertidos.
Con i)aso lento y pálido el rostro iml)€rbe, entró el ama-
nerado don Antonio de Erauso, ceñida la Cvspada al cinto,
])en(li; nte de una gruesa cadena de oro el puñal de bien tem-
plado acero. A pesar de su aspecto de juventud, tenia fama
-de pendenciero y valentón. Se acercó sin ceremonia y jugu
^il primer golpe cuanto dinero tenia tanto en su bolsa como
•en su casa. Todos los jugadores levantaron la vista para
<letenerla en aquel audaz, que arriesgaba tan elevada su-
ma al dado.
La ajitacion de todos era estrema, la mano de los mas
<liistros temblaba al tirar los dados sobre el tapete. Don An-
tonio tenia la íiirada fija sobre los dados con una fuerza d<i
íítracfion tal, que rara vez se resiste á esa mirada penetrante,
t(*naz. ardiente, si la hubiera detenido en un htmibre hal)ria
<liUHÍa(lo aterrado.
El silencio era tan profundo que se ha])ria escuchado el
latido lie aípiellos corazones. Los dados iban y)a*sando de
mano en mano, colocados dentro de un va.<50 apropiado para
:irrojarlos sobr;^ el tapete. Erauso era el último.
Cunndo le tocó el turno paseó la mirada por todos los es-
IXM-tadorcs aquella mirada era siniestra y terrible. Luego
<-()n mano firm(^ arrojg los dados: habia ganado aciuella mou-
'¿a-l LA KEVISTA DE BUENOS AIRES.
taña de oro I Un murmullo se levantó de en medio de los ju-
gadores. ¿ Era sorpresa ó era rabia ?
Se suscitó una disputa con motivo del juego, y uno de los.
concurrentes dijo á Erauso :
Afortunado en el juego, diesgraciado en amores.
— ¿Quién os lo dijo? — replicó irritado don Antonio.
— Vuestra proverbial castidad! — replicó el otro riendo á
carcajadas.
Pero la risa no liabia terminado en sus labios, cuando
Erauso le atravesó el corazón con su puñal.
Trabóse allí un lucha, unos por prender al asesino, otros,
para huir y no ser complicados en el proceso; pero Erauso
espada en mano se abrió camino y desapareció sin rci-ojer
el iruto de su ganancia.
VI.
Vcrcgrinacíon
Este crimen lo obligó á salir de Potosí, dirijiéndose á Yo-^
ralla, nueve lefíuas de la villa, siguió por Taracalpa y Auca-
<*áto, donde lli gó después de una jornada de veinte y cinco-
leguas, desde Yoralla. Anduvo diez y siete leguas y vino al
hermoso valle de Oruro, en cuyas minas se decia liabian tra-
bajado desde tiempo de los Incas y donde pocos años des-
pués se íundó una villa.
Diez leguas mas adelante llegó á CaracoUo.
Este pueblo está situado en risueñas vegas, en el valle de-
Oruro. Los hal)itantes indígenas vestian camiseta y manta,
usaban también bonetes de lana.
AHÍ se veian las ruinas de un templo del sol, de los edi-
íicios para depósitos que tenían los Incas, y -era notable to-
davía el número de sepulcros que se veian en sus contornos.
Esos sepul(*ros eran altos y cuadrados, para colocar dentro*
el difunto, sus armas, sus riquezas, provisiones y aún á sus
mujeres mas amadas y á niños d>e servicio, que metían vivos,,
según refiere Cieza de León. ^
PEREGRINACIÓN DE TN FUGITIVO. SS3>
Después de residir allí algunos dias se dirijió á Siquisiea ,
como la llama Cieza de León, á Sieasiea, eomo después la
llamaron.
Pasó por Chista, llegó á Hayo-hayo, donde contempló
las grandes ruinas de los antiguos aposentos de los In-
cas.
Aleanzó á Catamarca y reposó de las fatigas del viaje.
Algunas leguas mas adelante, en un pequeño valle de la
quebrada hermosa de Chuquiago, estaba la ciudad fundada
l>or orden del presidente el licenciado Pedro de la Gasea,,
para perpetuar la memoria de la pacificación del Perú, des-
pués de las largas y sangrientas guerras de Pizarros y Alma-
gros. Al trájico fin de Gonzalo Pizarro y al sometimiento de
los rebeldes á la autoridad de la metrópoli, sucedieron los
descontentos y las quejas. Pero el presidente quiso levantar
iin perdurable recuerdo del término de aquella guerra fun-
dando una ciudad. Para este fin comisionó á Alonso de Men-
doza, quien fundó la ciudad de la Paz el 20 de octubre d(*
1548. En las armas que la villa ostenta tiene esta cuarteta :
Lo«4 Hseoriles eiu-ontrailos
Kn ])az y amor se JuntaiMii,
V ** Pueblo <lo Paz" hindaríni
Para 5>eri)éíua ine;in)r¡ii^
Abundaban allí ya las iglesias, cinco conventos de frailes
— franciscanos, dominicos mercedaricjs, agustinos y de hos-
pitalarios de San Juan de Dios, además del ("olejio de bi
Tompañia de Jesús. ^lonjas de la Concepción y C'armelitas
Descalzas, recojian en sus claustros á las que se consagraban
íi la oración.
Apesar del terreno desigual y del fríjido temperamento
por la elevación en que se encuentra, las vistas que ofrece
atiuella situación, son magníficas. A tres leguas los altos An-
des coronados de perpetua nieve, desde cuyas cimas corre
como una sierpo de plata un arroyo que divide la población,
cuyas aguas correntonas arrastran á veces pepitas de oro. La
:^^i LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
c'iudad está provista de aguas corrientes, que conservan la
i)igiene de la población.
Los contornos son amenos y fértiles; pero dificultosas las
isalidas por estar situada-, entre sierras.
Desde los tiempos del Inca este sitio fué estimado, con-
íicrvándose tradicionalmente la leyenda que en la cumbre
de un gran monte vecino, hay ocultos grandes tesoros quo
los indíjenas quisieron sustraer de la rapacidad de los con-
<luistadores.
Residió en la Paz algún tiempo, visitó sus contornos y se
<*ntrcgó al juego, su pasión dominante. Pero cansado iTc
la vida habitual, continuó su peregrinación. Llegó á Laja
y desde allí, siete leguas mas adelante alcanzó á Tiahua-
Bacu.
En Tiahuanacu visitó las colosales ruinas, examinó los
<los grandes ídolos de piedra de talle y figura humana, muv
])rimorosamente labrados, según Cieza de León, que los vio:
""'son tan grandes, dice este cronista, que parecen pequeños
^*jigantes. y vóse (lue tienen forma de vestimentos largos,
^^diferenciados de los que vemos a los naturales de esta«
""provincias." (1)
Se cree que aquellas construcciones verdaderamente ji-
5íantescas son anteriores á la época de los Incas. Cieza de
León asevera que algunas de esas piedras esculpidas esl iban
tan gastadas que manifiestan una alta antigüedad.
"Lo que yo mas noté, dice este cronista, cuando anduvi»
mirando y ribiendo estas cosas, fué, que destas portadas
tan graui ian otras mayores piedras, sobre (jue estaban
1. <¡eza (li> Loon iio solo oKcrib'ó " Ií.m ( róiiica del I'orú. ^iiió
3n!oiiias. sog-un él lo ilice, un libro so]>re l'is lucas: jiero Prosrott so?-
ticiK» (jiii» i-nlo terminó su crónica, s.ü haber ejecutado iiiiiumia par-
te (le sus ])royecta(io«¡ trabajo-^, ui ; rió en Ksj)'imi en 1 "♦>()_ Ks un
historiadla- bien int'orialo. viajó espresa'i 4 nte estui'iand!» bís bi-
liares, con cartas de reconiendaion 4Íel presidente (Jasca Seyun él
]'. asevera 'enijH'/.ó á escribir <u crón'ca en 1'¡4l y la terminó e:i
J.'.lO. Su libro merece, según Pfo'-cott. la íjratitud de la posti'ridad.
K> de consulta piMveclu.>*a ,]»or los ciMincimienros jeiígr^'i^-^'-^ <i«J
3H|uel i)ais, y merece crc^dito
PEREGRINACIOX DE T^X FUGITIVO. 38.*
formadas, de las cuales tenían algunas treinta pies de ancho,
V de largo quince y mas, y de frente seis, y esto y la portada
y sus qifitdos y umbrales era una sola piedra, que es cosa do
mudia grandeza, bien considerada esta obra." (1)
Cerca de estas ruinas gigantescas se veia aun la antigua
<-asa donde nació el hijo de Huayna-Capac, y los paredones
<le los edificios que servían de depósitos reales. Dos torres
<*uad radas se levantaban allí, sepulcros de señores indíje-
iias. según el cronista citado.
Admirado quedó nuestro viajero en presencia de aquellas
ruinas, restos de la civilización primitiva de aquella comar-
<'a. Allí donde en otros tiempos se aglomeró la población,
entóuí'cs apenas contenia un pueblo de poca consideración:
.sus indios pertenecían á encomiendas de los conquistadores,
y habían perecido en multitud asombrosa ora por el hierro
<^n las ¡lasadas luchas, ora por la crueldad exijente de los
nuevos dominadores de aquel país.
El camino que había recorrido era pedregoso y árido,
distinguiéndose las elevadas cumbres de los Andes con sus
p(»rpétuas nieves. IMolesta era la travesía desde Laja por la
rarefacción del aire.
A la misma altura de aquel sitio y como á milla y media
<le distancia, estaba el inmenso lago de Titicaca cuya estén
sion. según Alcedo, es de cincuenta y una legua N. O. S. E.
V veinte v seis de ancho, su fondo desde «eis hasta cuarenta
brazas. Este inmenso lago en el cual navegó un vapor en
1850. era entonces surcado por embarcaciones y balsas do
los índíjenas.
Es en ese estenso lago donde aparecieron íos fundadores
de la civilización quichua, el hijo del sol, por cuya causa era
la laguna sagrada, elevándose en una de sus grandes islas el
templo al gran luminar. Aquel lejíslador y sacerdote apa-
recía ungido por el eterno, de quien se decía hijo, y seña-
1. *M'rónio«i «lol Perú" j>or Pí'dro (ioza de León, cap. CV*.
3S6 LA REVISTA DE BUENOS AFRES.
laba al Sol, como al creador y Dios soberano de todo lo
creado.
Antes de su aparición los collas creian que el Hacedor del
mundo estaba en el cielo, y Manco Capac les designó el SoU
como su padre, y fundó una relijion nueva y una civiliza-
ción escepcional. El fundador de la ciudad del Cuzco, crea-
dor de su religión y de sus leyes, fué transformando el modo d»."^
ser de aquellas poblaciones primitivas.
El intachable testimonio de Cieza de León, nos reíicrc
....** aunque á la verdad, como los reyes ingas que ninu-
i'aron este imperio fueron tan sabios y de tan buena ir» • cr-
nacion y tan bi«»n proveídos, establecieron casas y oidcuji-
wji leyes á su usanza, que verdaderamente, si no fiiriii me-
diante ello, las mas de las jentes de su señorio pasarían gra»!'
trabajo y vivieran con gran necesidad, como antes que ellos-
fueran señoreados " . . . . ( 1 )
De los juncales de las márjenes de la gran laguna, las
]. *'( róíiica ilel Perú," cap. XtMX, por IVdro Cieza de Leo^n. á
quien citamos e.:i esta parte con preferencia á Grarcilaso de la Ve-
íja, que Pres-ott tiene po(r exajerado al hablar de los Tneas,
Creemos conveniente recordar las fuentes en que el inca histo-
riador bebió sus conocimieíntos y ipara esto reproducimos lo que él
dice: ^^Yo nací, dice, ocho «ños después que los españoles ganaron
*'mi tierra, y como lo he dicho, me crié en ella hasta los veinte
*'años, y asi v.i muchas cosas de las que hacían lois indios en aqu-e-
*'lla su gentilidad, las c-uales contaré, diciendo que las vi. Sin la
"relación que» mis parientes niie dieron de las i'iosa» dichas, y sin lo
"que yo vi, he habido otras ix-uchas relacionéis de la« ci>n<(uista8
"v hechos -de aquellos reyes: porque luego que me propuse e«cri-
*'bir e^'ta historia, escribí á los condis<?ípulo« de escuela y gramá-
"-tica encargájidoles que cada uno me ayudase con la relación que
".pudiese haber de las particulares coinquii«:tas que los Inca?» hi-
"cieron en las provincias de sus madre»; porque i^^ada provincia
"tiene sais cuentas y modos con sus historias, anales y la tradición
"dellas; y por esto retiene mejor lo que en ella pasó, qu? lo que
"pasó en a,iena. Los condiscípulos tomando de veras lo que lee
"pedí, cala <'ual d^'llos dio cuenta de mi intención á nu madre y
"parientes, los cuales, sabiendo -que un indio hijo de su tierra, que-
"ria escribir los suce.*OfS della sacaron de (Sus archivos las relaciones^
"que teniatfi d^ s-us historias y me las enviaron.'' Cap. XTX, lib.
T. *^ Comentarios reale**", etc
El Inca protesta que el amor de los s-uyos no le hará ocultar
la verdad, atenuar lo malo ni exajerar lo bueno.
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO. 38T
aves acuáti(ías se levantaban en multitud asombrosa. El ca-
pitán Juan Ladrillero habia andado allí en sus bergantines,
como lo vio Oieza de León.
Las tempestades de aquel inmenso lago lo asemejaban
á un mar interior, á la altura de doce mil pies sobre el nivel
del mar.
Allí desde la altura de un cerro que le permitía estasiar
la vista en los lejanos borizontes de aquel lago, rodeado de
indios, escu(bó la fábula que conservaba la tradición sobrtí
los orígenes del culto del sol.
Referían que después de una larga noche que duró dias
'Vstando todos puestos en tinieblas y oscuridad, salió di?
**esta isla de Titicaca el sol muy resplandeciente, por \o
'S'Ual la tuvieron por sagrada, y los indios hicieron en ella
''el tem])lo que digo, que fué entre ellos muy estimado y
* * venerado, á honor del sol ... ( 1 )
Fundaron allí también un templo de las vírjenes del Sí^l
y hubo sacerdotes con grandes riquezas.
Los buscadores de tesoros ocultos arruinaron aquellas
constru( ciones, deseosos de en(?ontrar las riquezas fabidosas
que creían ocultas.
Después de descansar en la pequeña villa, se dirijió hacía
(fuacjui, donde hubo edificios del Inca, depósito de los tri-
butos y provisiones aglomeradas para las necesidades del es-
tado. Llegó á la capital, admirando en la comarca que re-
corría, la abundancia de los rebaños de llamas y los campos
< ultivados de maíz y coca por indios mitimaes.
Los pueblos de Acos, Chilane y Xulli, sitios donde habia
indios de S. M. y misioneros é iglesias, estaban gobernados
í>or un empleado de la corona.
Cerca de Cepita habia un puente a la usanza de los del
tiempo de los Incas, donde en lo antiguo tenían un ponto-
nero para cobrar el peaje. Era tan fuerte que lo atravesa-
ban cabalgaduras y ganados.
< <
(ieza de León" vs, .citado.
38S LA REVISTA DE BUENOS AIRGS.
•
Llegó á Qiiilea y de aquí pas() á Poinata. Diez y siete le-
janas anduvo nntes de entrar á Chuquitx), provincia muy
poblada en tieír?po de la conquista, de frió clima menos en
sus valles. Sus habitantes hilaban y tejiau la lana de las vi-
cuñas y alpacas, aprovechando en colorir los ricos tintes quo
produce la comarca.
Según Cieza de León, Chuquito es cabeza de los indios
de la Corona en la provincia y desde el tiempo de los Incas
se tuvo por muy importante ** y es, dice, de lo mas antiguo
de todo lo que se ha descripto, á la cuenta que los misnios
indios dan.''
Llegó al sitio donde después se fundó á Puno, hizo la tra-
vesia <le Puno á Arequito.
Pasó por Avilque, Tayataya, Guayra, l^asi, Taml)oaji y
Chiguata. En este viaje demoró algunos dias. Se desvió ha-
da el oeste y entró por fin en Arequipa fundada en LlíJG, en
el valle de Quilca. Ap^^sar de lo lluvioso del clima, es seco y
sano, los edificios de piedra y espuesta la ciudad á terremo-
tos, la baña un rio del cual sacan acequias para el regadío de
sus contornos, todo lo cual observaba nuestro viajero.
Pna mañana fria, en la cual la rarefacción del aire de las
rejion(>s altas presentaba a lo lejos los estraños mirajes en
las meseta» y en el horizonte se veía la silueta azul de las
montañas reflejando la luz del sol, nuestro viajero salió de
Arcíjuipa hacia Pancorcolla, en la estensísima provincia del
mismo noml)re que está rodeada de grandes lagunas como
las de Chucuito, Larecaja, Lampa y Omasuyos. Estas pro-
veen de abundante pescado á las poblaciones ((miarcanas;
pero él tomaba recien ahora el camino mas corto para ter-
minar su largo viaje. Pasó por Taracoto, Xava-puja y llegó
y.or fin á Pucará, situado en la falda de la Cordillera de
Vilcanota, dirijiéndose al Xord-este. El sol ha])ia declinado
completamente y el frió era intenso.
1. El Inca Lloqiie Vnpanqui -ranfíó construir oste Pucarí, que
es forlaleza, dice Garcilaso de la Vejía, "Ja cual mandó ha ••or para
defensa, y frontera de \n que habia ganado.*'
PEREGRlNiAVION DE UN FUGITIVO. :í89
Al siguente dia fué á visitar á Pucará (1) ** donde vio
grandes ediñcios arruinados y desbaratados, y muchos bul-
tos de piedra, figurando en ellos, figuras humanas y otras
cosas dignas de notar'', según Cieza de León.
Alcedo refiere que cerca de este paraje **se ven las ruinas
de un castillo de los antiguos gentiles, de figura cuadrada, y
dentro de él dos estanques hechos de piedras, algunas tan
grandes que ti«men tres varas de largo y dos de ancho. (1)
Pucará en el lenguaje indíjena quiere decir fuerte ó for-
taleza, las que según Pablo Marcoy, los Incas del segundo
periodo colocaban sobre el límite de los territorios nueva-
mente conquistados. En estos Pucarás habia guarnición para
mantener sujetas las fronteras de Jas conquistas nuevas, ó en
los puntos estratégicos para la defensa del imperio.
Los habitantes oriundos de las costas llevaban chucos,
bonetes de lana de forma de mort^eros, vestidos de tejido»
de lana los hombres y mujeres por lo frió de la temperatu-
ra, como lo refiere el cronista ya citado.
Nuestro viajero se sorprendía del lujo y comodidad de
sus cementerios que contrastaban con la manera de vivir de-
mostrando que consideraban la vida como una mera pere-
grinación en la tierra y (cuidando de adornar los sepulcros
donde empezaba la vida futura. En los llanos y en las vegas
abundaban aquellos sepulcros, como pequeñas torres de cua-
tro caras, unos de solo piedra y otros de piedra y barro,
te(*liados ó con una gran laja ó cubiertos con paja, las entrada»
al oriente para recibir los primeros rayos del sol naciente.
Cieza de León vio sepulcros.
En muchas de esas sepulturas habia oro y plata, joyas di»,
los antiguos señores del pais, algunas reitojió Erauso en su
tránsito.
J)e Pucará siguió el camino que pasa por donde se fundó
1. ''Dií'cionario genjjrráfico-histórico de las I.ndias Occidentales
ó América *, por el coronel don Antonio d« Alcedo.
390 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
á Santa Rosa, mas adelante á A^a Caliente y alcanzó á Si-
ciiana : había andado aquel dia algunas leguas.
Sicuana 6 Chicuana pertenece á la nación de los Canas
sometidos al Inca, en cuyo territorio tenian poblados los
pueblos de Atuncana, Oruro, Cacha y otros. ** Andan todos
vestidos, según Cieza de León, y lo mismo sus mujeres, y
en la cabeza usan ponerse unos bonetes de lana, grandes y re-
dondos y altos.'' Vivían en casas de piedra.
El temperamento es frió, pero abundante de ganados y
víveres.
En Cacha el Inca Tupac Tupanki hizo construir grandes
edificios.
De este sitio pasó a Checacupi y Quijana.
Cuatro leguas adelante atravesó el rio Tucay por un
puente formado de tejidos (1) fuertes y maderas atravesa-
das, el cual aún se conservaba.
Las sierras que pasaba eran ásperas y sin vejetacion. Vio
el pue))lo de I^rco colocado sobre un elevado cerro, distan-
te seis leguas del Cuzco (2) En el camino una muralla
1. Hé aquí la relación fie -nníi de esos puentes hecha por Mi-
j(iiel Bstetc, y reproducida te(Stualmente por Gonzalo Fernandez
<iv? Oviedo.... '^sa.an, dice, un jjran cimiento de piedra deí*de
el agua é lo suben arriba, é de una parte á la otra del rio hay
iinUiS »:i.aromas, hech^j* de bexucos á manera d^» mimbres, é taa
jíruesns como el muslo de la .pierna de un hombre; é tiénenlai*?
atadas á -muy rescias .piedras, é de la una á -la otra hay anchor
cío una carreta, é atravesados r-escios cordeles rmiy torcidos é por
<)obaxo ponen unas piedras jj^randes para que aplegué la ipnente. "
* 'Historia general v natural de Indias,'' etc Lib. XLVT. cap XT,
tomo IV. pág. 189 '
f^-arilaso de la V-e-g^ esplica minucio-samente la manera como
8? construían estos .puentes, con detalle*? sit) Píamente curioaoí) como
.puede verse en el ca/p^ VIT, lib. .So. de sus ** Comentarios R?ales'- etc^
2. Para que se pueda juzgar del e»tado de las artes entre los
«úVídito^ del Inca, citaremos el siguiente ípasaje de Gonzales Fer-
nandez <le Oviedo al referir \ofi regalas que Atabaliba (¡Ata-
huallpa) envió á Francisco Pizarro que se dirijia á ( 'a jamaica: **y en-
í* violes las fortalezas é piezas .de lana de la tierra que de Caxa»
**se trajeron, era cosa mucho de ver, se-gun su prirror y genti-
*Meza: é no «e «abian determinar si era secla ó tlana, segund au
* '.fineza, con muchas labores é figuras de oro de martillo de tal
*•' manera asentado en la ropa que no cesa de maravillar, e que. en
* * R»paña é en todo el ' mundo «e estimará por muy rica é sutil
PERBGRIXACIOX DE UX FUGITIVO. 391
^neha y fuerte conducía á la ciudad sagrada, en la cual se
<-olocaban en otros tiempos los empleados del Inca para co-
brar derechos y tributos é impidir sacasen oro ó plata de
la ciudad capital. Los que violaban la prohibición eran con-
<íenados á muerte.
En Mohina se veían las canteras trabajadas en tiempo de
los Incas. Los antiguos edificios de Mohina estaban arruina-
dos y deshechos, no por efecto de los años, sino por los
luiscadores de tesoros, pues de alli sacaron gran cantidad dv
oro y plata, cuando don Francisco Pizarro entró en el
<_'uzco.
Se iba á la ciudad por el caimno real de Collasuyo, atra
vesando las angosturas de Mohina. Este camino era de can-
leria y se conservaba como una obra colosal y útilísima eu
tiempo de los Incas.
Ya que nos ocupamos lijeramente de los trajes y costum-
-*'(>bra'* Cap. IV Lib, XLVI, -pá^. I.")?, tomo 4.o ''Historia general
\ natural de las Indias, islas y tierra firme/' ete.
El mis.iiio his-toniador deáeribe eu esto« términos los edificios
úo Cajanialca. . . . "la plaza que es dicho, es mayor que nin^uua
'*de E'ípaña, é toda cercada, con dos puertas que palen á, las ca-
**iles iiel pueblo. Las <*.asae de aposento de ella« «on de mas de
"** doscientos ipasos en hienífo cada una, muy bien .hechas, eerca-
**das d? tapias fuertes, de altiira de tres estados las paredes, y
*'el techo cubierto de paja é madera sobre lae paredes de las cá-
'*'sas. Kstán los aposentos desta .plaza repartidos en ocho cuar-
"*'tos mejor hechor que los otros. Jas paredes dellas de canteriav.
-"muy bien labradas y encaladas, é cer-ados estos aposentos por
'"sí con su muro de canteria é sus puertas 'por donde entran i\
*** ellos; é dentro en los patios hay pilas de aípiua traida de otría.
parto por caños «para el servicio de eetas casas, que .paresceu
ser apose-ntos á? señor^ Por la delantera de eí-'-ta plaza, 4 la
parte del campo, está incorporada en la propia plaza nna pe-
"" quena fortaUza <le piedra, peqúieña, que paresce castillo, con una
^V"?: -alera ancha muy bien labrada de canteria, por donde suben
"**des<le la plaza á. la fortaleza: é por la parte del campo está
"^'otra pequeña puerta con otra escalera angosta, todo s-i-n salir de
"la cerca de la plaza: fuerza es bien hecha y de bne»na dí^fensa. "
Esta larga transcripción demuestra el estado de la arquitectura
-C'i el imperio Inca, y el conocimiento que >tenian de la ciencia mi-
litar. Kl tcsti» nonio de los misii-os españoles no puede tacharse y
forzos-o es hacer justicia al pueblo que alcanzó ese grado de al-
tura en la América primitiva.
4 I
39¿
LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
bres de algunos pueblos indíjenas en el camino recorrido por
nuestro vagabundo conocido, no queremos dejar de referir
la observación hecha, por Gonzalo Fernandez de Oviedo^
quien encontraba á medida que subia á la sierra, que las po-
blaciones eran mas cultas, *'la jente mas limpia y de mejor
razón y las mujeres mas honestas".
lié aquí como él describe los trajes de los aboríjenes de la
comarca: ** Traen sobre la ropa que visten las mujeres, una»
reatas anchas como la mano, é de mas de cuatro brazas
lueng&s, hechos de lana, muy labrados, faxados por la
barriga muy apretados, é sobre esta ropa é faxadura traen
cubierta una manta corta desde la cabeza hasta la pierna^
**que quiere parecer mantillo de mujeres. Los hombres visten
** camisetas sin mangas y unas mantas cubiertas encima." (1)
Las mujeres tejian la lana y el algodón para sus vestido*
y haeian ''calzado para los hombres de lana é algodón, hecho»
como zapatos." (2)
i i
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< i
< t
VICENTE O. QCESADA
(Continuará.)
1 ** Historia nati-ral y general de las Indias" ote , por (íon-^
zalo Fernand-ez de Oviedo, Lib. XLVI, Cap. VT.
2. Don A^istin de Zarate en s-u '^Húatoria del dey-ubriniientí»'
de la provincia del Perú,'* dice lo siguiente: *'Laa mtijeres visten
^ Sinos hábitos de alfi^odon hasta, los pies, 4 manera de lobas; lo»-.
** hombres traen ipañetes y i^nas camisetas hasta la rodilla, y encima
"unas mantas: y aunque la manera de vei*tir es común á todos»
difieren en lo que traen -en la cabeza, según el uso de ca/tia
tierra; porque unos traen trenzas á^ lana, y otros- muchos cor-
dones de diversos colores; y no hav ninguno que no traiga algo
en la cabeza, y en cada provincia diferentemente "
< i
i i
i 4
4 t
bibliografía.
la PARTE
bibliografía PERIODISTK'A DE HrENOH AIRKS, HASTA
LA CAÍDA DEL (iOBTERXO DE ROSAS
Contiene el título, año «ou la fecJia de »ii aparición y cesación^
formato, imprenta, número de que se 'M>ripone la colección de
cada periódico ó diario, nombre de los redactores que se co-
nocen, observaciones y noticias sobre cada uno, y la biblio-
teca pública ó particular en donde se encuentra el iperiódlco.
(Contijwacion.) (1)
Soy iin trompito franctés
Un truhán de los castellanos
Un jugador de dos manos
Vn Gascón, un almofrex.
**Este será el cuarto retrato del mas verdadero apóstoL
pues como babilónico ha hecho la traducción de la biblia á
las mil maravillas; él ya por atrevido ha llevado sus golpe??
en la (?alle de la Paz, más esto no importa á mi caso, solo
quiero que ])redique los sucesos de cuando fué tinterillo de
la legación rusa en el Janeiro, contándose también el rum-
bo (jue tímió, y como dejó á los sujetos que en la Bahía lo
favorecieron, y sin embargo vino á Buenos Aires sin un diez
1. Véase .la páj. 271.
394 LA REVISTA DE BUENOS AIKES.
i'eis, y estuvo haciendo centinela á la puerta de la fonda del
señor Ballester, andrajoso, y con la barba puesta sobre la
ilavícula, como dos horas, donde oia el tintín de los cubier-
tos y de los platos, y su hambruna canina le arrancaba las
frases del gastrónomo. Aliserable ! vino á su amparo el finado
Jvír. Hervaud á quien aun no le habia rezado un padre nues-
tro: su figura ?s ridicula, es un arle.quin tartamudo, se sim-
patiza con un mendozino. á quien llaman Mulita; su nom-
bre es Riza Velas; sus maneras las de Arlóte de gurullada;
durmió muchas noches bajo la mesa de billar de un fondin A
suelo raso; y este francés guitón pordiosero se ha atrevido á
tocar mi nombre. ; Qué lindos federales !
'«•• ••■ ••• ■•• ••« •«» ••* ••• •■• •■• •*• ••• «•• •■• •■•
Un teniente coronel Hemorroidal muy valiente que una
noche de mascada pierde hasta la chaveta en la carx)eta, que
por un certificado se encuentra con ese diploma, y que me
debe unos pesos, también ha mojado conmigo llamándome
pastelero.
**E1 tio Pepillo es un homl)re
C¿ue el Rey de copas le llaman
Y dicen que bebe mucho
Tomás, si es pampirolada.
*rn sacristán (¡que desmaní)
A un doctor (rara locura!)
Solicita c»on afán
Porque piensa el sacristán
Que el doctor le ha de hacer cura.
Fá saludo es á Mostacho,
Don Tiple lo ha consentido,
Su pan ya lleva el Muchacho;
Eolo molesta al Gabacho,
Y vo me vov á mi nido.
J. J. Bosch.
BIBLIOGRAFÍA 395
Que no tiene cola de paja.'^
Bosch era vulgarmente conocido por El que no tiene cola
<le paja, y posteriormente por El resucitado.
Según una hoja suelta, sin fecha, impresa por la Imi>ren-
Ja (Id Comercio^ bajo el rubro Evangelio de los 4 mártires de
la l'nidad. el cuarto de los ciudadanos que votaron contra
ia ley de 7 de marzo no fué el deán Zavaleta sino un
teniente coronel, que, según tradición no es otro que dou
Juan Escobar.
Este impreso concluye del modo siguiente :
*' Y pasarán sus nombres á la posteridad.
Y los han canonizado los Unitarios.
Y los van á adorar.
Pero llegará el dia de la justicia, en que cada uno será re-
^•oinpensado segiin sus obras — Amen. (Garantido) ^'
En el mismo número 80 se hallan registrados los citados
«discursos y los demás que se pronunciaron en dicho dia !•>
<ie abril, con motivo del recibimiento del general Rosas, del
mando do la provincia.
También «e ammeia en venta en el mismo número **E1
Himno de los Restauradores,'^ ya mencionado, compuesto
por el señor don José Rivera Indarte, música de don Este-
van Massini, y adornado con el retrato de Rosas.
Anuncia asi mismo que se publicará inmeciiatamente por
!a Litografía del Estado y á 5 pesos el ejemplar '*La ova-
<*ion del e.xmo. señor general don J. !M. de Rosas en el acto
^e recibir el mando de gobernador y capitán general de la
provincia'', con la vista de la plaza de la Victoria.
El núm. 89 rejistra un discurso pronunciado por el se-
fior don ^Fanuel Trigoyen, que mandaba la guardia de honor,
-<^n el acto de presentarse S. E. — Una correspondencia sus-
-«(•rita por el pseudónimo Los yyiismos, referente á la inasis-
-^encia del coronel Espora á la guardia de honor que debia
<larse al ilustre Restaurador de las Leyes, finjiéndose enfermo.
— Anuncio de un impreso suelto para el 30 de abril, titula-
:59C LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
i\o El avrcpentimimto de un unitario, — Anuncia que á pesar
de haber hecho tirar un número considerable de ejemplares
demás, del N. 80, conteniendo el ensayo biográfíco, cuyo
estracto hemos dado mas arriba, la edición entera ha sido
agotada en el dia, y como el redactor ha tenido después tan-
tas demandas de dicho número, se proponía para satisfacer-
el deseo jeneral, publicar en un tomo aparte una biografía,
detallada y muy circunstanciada del Ilustre liesiaurador^
desde su oríjen hasta el dia, etc.
El núm. 90 — Proyecto de ley sobre la responsabilidad de
los jueces, redactado por una comisión nombrada al efecto..
.\' i)resentado á las Cortes por orden de la reina Cris-
tina, i
De los eJcsuitas de España. — Cantón ó Quang-Tong. saca-^
do de una obra impresa en Cantón en 1843. — Los Uccucrdo^c
sangrientos, oda dedicada al exmo. señor Restaurador de las;
Leyes, por Un Federal, núm. 148.
Del proceso formado sobre el asesinato de don Félix Trios-
te, núm. 150 y siguientes:.
D. José Rivera Indarte nació el V\ de agosto de 1814 en la-
ciudad de (/órdoba del Tucuman, v murió en la noche del 1^
de agosto de 1845, en Santa ('atalina, Brasil. (Véase su Bio-
grafía por el señor Mitre.)
((\ LaniMs.)
108. DEFENSA FEDERAL— 1841— in íoWo— I mi^ren^
la Arjentina — Su redactor fué el presbítero don Ruperto Al
bei to González y Cas&s.
Era una publicación en hoja suelta que salia sienipre-
que el redactor lo juzgaba oportuno. Conocemcjs hasta
íí, una con fí^'ha 7 de marzo, otra con la del 1." de abrif
y la 3.a (pie creemos ser la última, con la de V] de di'iem-
l're.
Xo tiene numeración, ni rejistra nada que merezca llamar
1« atención.
(í\ ('arranza.)
ion. DIARIO DE AVISOS, periódico comer, ial y lit, m-
BIBLIOÜRAFIA 897
ri(f, J84Í) — 1852 — in folio mayor — Imprenta de Arzac. Fuó
redactadlo con la mayor cordura por el señor don José Tom/is
Guido (1), siendo el único de los escritores de esa época aciaga
<|ue evitó en cuanto fué posible, el escollo de tocar ningún pun-
to conexo con la dictadura. El Diario de Avisos fué después
j-tdartado por don José Maria ^lontoro (2) y por el doctor
<lon Vicente Pazos Kanki, que habia sido ájente de Bolivia en
Francia. (3)
La colección consta de 953 números. Empezó el 2 de fe-
brero de 1849 y concluyó el 31 de marzo de 1852. reemplazan-
<tole el (U)rr(o Ar (jen tino.
1. Kl »Sr (inicio, natural de Santiago de (hile y educad:) pii
}5ueiio-í Air >. fué, en is:i9. en la noche en que se perpetró el as^-e
?^¡»ato 'Itd Presidente Dr. Maza en la Sala de Re.presentantes, el
3>rniero (|iie, de-^juirs do eoMsmna lo aquvl horrible acto, penetró
en la habitación en donde se hallaba la víctima, tendida en el
snel •
Kn 1S4(), fné jiorse^niido \un la élebre *' Sociedad popular",
ante la cual fué llevado do-i veces, mojítrándose con inalterable sere-
nidad, en luelio de los puñuleís que le amenazaban. En el mi.siiiu>
añ» pre^ró servicios .persona le-* con ^ran peligro suyo v con el
mayor ardor, á varios proscriptos, que. ocultos en Buenos lAires,
-se proponian fugar del pais, activamente auxiliado .por el cónsul
<1»^ 1 > K-^tado;? Unidos Mr. Slade y por oficiales de la escuadra fran-
<*e>a, y r ui especialidad los de la "Tactique *' I)ese»i:ipeñó puestos
<li:^t4nguid.is; se negó á actfptar oíros igualmente distinguidos, por-
<(ue no Mrovonian del gobierno de Rue!i:is Aires, con el q;.ie siei>
pie ha siinpatizado, y hoy í^s gefe de la Mesa de Fronteras de la
Kcpúblira. miembro de algunas sociedades .'ientíficas y literarias
y enítiin >]ógicas y colaborador de * * La "Revista de Buenos Aire«."
li. Kl Sr^ Montoro, á quien tmbvs creian redactor, desmiente
■este hecho en el número 12 del diario "J^a Ilustración", que se pu-
bl'caba en 1>.")4. diciendo que, mientras estaba rn la administración
ílol "Diario de Avisaos" no fué sino "el encargado de la parte este-
rior y »':nnercial, al pro})io tiempo que de su contabilidad," y qui>
jamá^ sal "ó de su pluma un eb)gio {\ Rosas ni el menor cm'plir.iento
á Manneüta.
•í. Don Vicente Pazos Kanki. clérigo de ideas estravagante«,
"e-'^critor d.» nn lenguaje tos-co é in'nlto como las breñas del r*e-
rl," sn país natal, y como ella^s tenia el sello de la naturaleza,
que e< la sen -illez y la ingenuidad. Autor de una obra publicada
e'i L<'>n Iro^. titulada "Me^iorias ITistórico-Políticas ", el Sr. T'a-
zos KanUi dic^ en su " introd-uecion ", que s^u primer intento fué es-
tíiib'rla en quichua, pues que, siendo de una familia indígena "ma-
mó Ict'h»» *ní>cente de sus Pallas" y con ella apreivdió el lenguajo
<Mi ,]iie sus antepasados se espresaban en el antigno in-.'¡)erio perdía-
0|Lk>
i>8 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Lo mas notable que rejistra este diario es lo siguientes
Anuncio de haber sido conducido á tierra el 16 de ju-
lio de 1850 los restos del benemérito arjentino don Manuel de
Sarratea (núm. 439). Noticias Bibliográfica de la historia de
la literatura española, escrita en inglés por Jorje Ticknor,
En 3 tomos, in 4 de ma-s de 500 páj., Londres, 1849 (núm.
505) — Pío IX y el preso del Castillo San Angelo (nii.m 530),
Xecrolojia del general don José de San Martin, suscrita por
A. Gerad (núm. 536), — Rectificaciones de dicha necrolojía
por la redacción (núm. 538), — Discurso pronunciado por el
doctor don Claudio Cuenca en la universidad de Buenos Ai-
iii.^ 'MjO-í acentos de ente iflionia original", a^^re^a el Sr. I*a-
zi's Kanki, **tan sonoros para mí, no cesan de latir en mis oido*»»
y como por un. encanto (.i;.e parece que aun entoy es'uchando lo»
<J"scHir«ü.s patéticos á que- frecuentemente assistia, en mi primera»
o;lad, en el antigiuo **<'ozco*\ metrópoli de loa incas, adon<le fui á«
aprender los rudimentos del saber niropeo^ Dificultades in^upera'
bloH me h-icieron abauiloiiar e<te intento, y preferir el casteWv
no, como el i.'ioma j^eneral desde la Bahía de San Francisco has-
ta el Cabo de dlornos; idioma que se perpetuará en el Nmevo Mun-
do c:)mo herencia y señal de la douiinacion de lo«* peniíiMilaros,
d»» aquellos valientes y osados españoles que surcando mares, arros*
trando ¡peligros, atravesando desiertos y sufriendo todas las cala-
midades de cli'ias que les eran desconocidos, plantaron allí su re-
l:jjion, lengua y costumbres.''
Pazos Kanki se hallaba en Lisboa en 1825, cuando principió á.
escribir dichas "Memorias." Las provincias del Alto Perú no for-
uiaban toiavia la república de Bolivia^ Habiendo ,pasado á Inglate-
rra en el mivsmo año, determinó i. r/primirla» en el vStadí) en que se
hallaba el manuscrito, -que comprende también una relacvion do
las vicisitudes de «u vida, causadas por la revolución, en la que
no todos los que han sembrado han recogido, (circunstancias ad-
versas para él, impidieron por mu-cho tiempo su ÍMipresion, hast»
que resolvió ha'erla en »u casa, «tomando ama pers-ona á quien ins-
tiuyó v^n el arte tipogr.ufieo y eu el idioma ca'.stellano á un mijsnio
tienípo.
Rl iperiódico **The Athenoeunv (*) de T^óndres hace una críticw
jiiuy sievera de esas Me.iioria», en que encontramos tran^ícrijítos **ad
pfde'i; literae, párrafos enteros de una obra titulada " Knsayo his-
tór-ico sobre la revolución de Jisj>aña y sobre la interven<'ion de
1JS23", esí'rita en francés por el virconde de Martignac, traducida
a: es-pañol y dedi'Cada al ministro de la giuerra de entonces, el ge-
neral don Tornas Guido, >por don Rafael Minvielle.
(*) En el número 40 da "La Revista de Ruimios Aires", pág,
f)12 se halla esta misma nota, diferentemente redactada, fuera de
lugar, siendo este el que le •correspande.
«I«L!<XÍRAFIA 399
res, con motivo de los grados de doctor acordados al profe-
sor de medicina don Federico Mayer (núm. 544). Apuntes
sobre la fiebre reinante en el Rio de Janeiro, tomados por
Juan José ^lonte^s de Oca, ciudadano argentino, doctor en
medicina y cirujia por la Tniversidad de Buenos Aires (N.
547), — Documentos o'ficiales del gobierno de Bolivia (uiim.
561). — Despedida dirijida por el general Paez al pueblo ve-
nezolano (núm. 584) — Esposici(m hecba por el Ministro def
Interior del gobierno de (.'bile al presidente de la República
ínúm. 590.) — Documentos del gobierno de dicha República
relativos á los honores fúnebres del general San Martin (núm.
H16) — Testamento de dicho general (núm. 617). — Relación
del gran incendio de Valparaiso (núm. 618.) — l^n reo dc^
Estado (el coronel don Silverio Sardinas) prisionero por un
D'-rro (núm. 621. — í-arta de don Juan Manuel Rosas á su
.•7f/;V7f> rotnpañfro don Juan Facundo Quiroga (20 de di-
ciembre de 1824) (núm. (146 ). (Correspondencia del doc-
tor don Vicente Pazos Kanki (núm. 654 á 656.) Acta
de la instalación <le la Junta el 25 de Mayo de 1810
y proclama de dicha Junta del 26 del njismo mes y año. —
Arenga del general Rosas al 25 de Mayo de 1836 (núm,
698.)
El Folletin del Diario dr Aviesos rejistra la *' Traducción
de un artícuh) publicado en la Bf vista de Ambos Mundos, en
1.0 de setiembre de 1843, escrito por Mr. P. Grimbolt, y tradu-
cido para el Diario de Avisos, por \nhAr}enti)w" (que creemos
ser el señor (ruido,) titulado Islas Falkland ó Malvinas — Bue-
nos-Aires— 1851 — 96 páj. in. 8.o
(i\ Beniti, Zinny.)
110. EL ESPAÑOL PATRIOTA DE BUENOS AIRES
- -1818— in. 4.0 — Iwpenta de Xiños Expósitos. Era una pu-
blicación mensual.
La colección consta de 2 números. Principió el l.o d'*
enero y concluyó el l.o de febrero. Su redactor fué el doctor
don Ventura Salinas y Gutiérrez, (1) profesor de medicina y
1. ''Gaceta Je Buenos Aires'' <le] '10 de diciembre de 1S17
4U0 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
español enügrado, que vino á Buenos Aires en 1817 con el je-
neral Milans.
Salinas tuvo una cuestión, que fué muy ruidosa, con
un señor don Miguel Cabrera de Nevares (de quien h»iblare-
juos en el curso de nuestro trabajo) • (1), pero que pasó
casi inapercibida por haber tenido lugar en una época
(1820), en que los ánimos estaban preocupados de los
Asuntos del dia, que envolvian mas interés para esta sociedad
en general.
El doctor Salinas se proponia con la publicacicm de su
periódico, desalucinar á sus paisanos, enemigos de la liber-
tad americana é ingratos al suelo que habia labrado sus
fortunas, á fin de hacerlos arrepentirse con la lectura de los
sucesos que denunciaba y por las reflexiones que les ha-
cia.
Después de muchos años de residencia en el país, ^'ali-
iias murió en Buenos Aires, dejando una viuda y un hijo va-
ron.
(B. l\ de B, A.)
111. ESTRELLA DEL í^IjD (LA)— 1820— in 4.o mayor
— Imprenta de Niños Expósitos — Sus redactores fueron los -e-
ñores doctor don Juan Prancisíío Mota, catamarqueño ; Diaz.
(don Ramcm y don Avelino) y don Salvador Maria del Carril,
estudiantes de dereírho. La colección consta de prospecto y
nueve números. Principió el 9 de setiembre y concluyó con
una Estraor (linaria el 16 de octubre.
Este interesante cuanto ilustrado periódico empieza
(núm. l.o) con una exhortación á los pueblos de la América
del Sud, (omo un bálsamo consolador después del incon-
mensurable desborde de las pasiones de los meses anterio-
res del memorable año 1820. A cada una de las provincias
exhorta á la unión y al orden, en la persuasión de que los
individuos sim para el' Estado y que los pueblos no s<m de
1. Véase ji'jestro artícuU» f-ti]nv'*'Kl Telóiiraff) Mercantil, Ku-
ral'*, Político-econóniico é íli«toiiógiafo del Rin de la Plata.''
BIBLIOGRAFÍA 41.1
los particulares. Opina que el gobierno actual siempre será
uno bajo cualquiera denominación, y siendo este el sentir do
todos, la América respirará. Declara que los abusos de la li-
bertad de la prensa ponen á la Patria en los brazos de la
muerte.
Rejistra algunas sensatas reflexiones sobre el recpnoci-
luiento de la independencia de Venezuela ; sobre la tiranía. El
parte del general en jefe de las tropas de IMendoza, don Fran-
-cisco de la Cruz, a su gobierno.
La EsirvUa del Sud ha tratado de evitar los escollos en quo
>us predecfesores han tocado, á pesar de la crítica mordaz, que
ha despreciado, declarando no pertenecer á otro partido que
íil de la causa do la América.
(C. Lamas, Trellee, Zinny.)
112. Er NAO ME METO CON NINGUEX— 1821—
in. 4.0 — Imprenta de Alvarez — Fué su redactor don Francisco
i»e Paula Castañeda. Solo el título del periódico es portugués,
lo demás es castellano, con escepcion de algunas frases y
palabras.
La colección consta de 6 números con 98 pajinas, Princi-
pió el 24 de julio y concluyó el 15 de setiembre.
(C. Lamas y B, P. de B. A.)
11:^ EL ESPIRITr DE BFENOS AIRE^— 1822— in
4.0 — Imprenta de la Independencia,
La ( oleccion consta de 28 números. Empezó el 26 de ene-
Yo y concluyó el 4 de julio.
(B. r. de B. A.)
114. El ELECC^TOXERO— 1825— in folio menor— ///í-
pn nin de Jos Kspósitos — Empezó y concluyó el 28 de marzo,
terminando el núm. Lo (y único) con el siguiente *' Aviso — Es-
te periódico se publicará infaliblemente, á los ocho dias de ca-
da elección. A los señores de la oposición se darán de balde
todos los números, menos este. Los demás señores (jue gusten
suscribirse, lo podrán ha( ef en las ca.sas de los que hayan he-
•ilií) uso de la.proclama del Arjentino. Precio, onza por pliego.
402 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Uro y iiitís oro: á nosotros nos gusta/' Su redactor fué el se-
ñoi don Ventura Arzae.
(^(\ Trelle^i, Ziuuy, Insiarte.)
115. ECHO FRANCAIS (L') JOURNAL COMMEK-
CIAL, POLITIQUE ET LITTÉRAIRE— 1826— 1827— in 4.r>
y ío\.— Imprenta de Jones y Va.
p]ste periíSilico se publicaba en trances y castellano. La
colección consta de dos series; la 1.a de 72 números in
4.0 y la 2.a de 7 in folio, titulándose sinipleniente L'E-
CIIO.
Su redactor, don Juan Lasserre, fué arrestado en la Poli-
cia el 2 de febrero de 1827.
Principió el 14 de junio de 182o y concluyó el 11 de abri^
de 1827.
El núm. 2 tiene suplemento.
(C\ Lamas.)
116. ESPADA ARJEXTIXA (LA;— 1828— in fol. me-
nor— Imprenta del Estado. Se publicaba 3 vee^s ñor soiiiana.
los martes, jueves y sábado. La colección consta de 14 nú-
meros. Empezó el 28 de junio y concluyó el 12 de agosto. Su
redactor fué don José María ^larquez, que abandonó estos
paises en 1830, dejando en ellos una triste celebridad. Fué fu-
silado en Cartajena de Levante, según unos por desertor de
las ])anderas españolas en Cliile, y según otros por perturbador
del orden, y juzgado por haber encabezado una sedi(*ion
entre la plebe, en favor del sistema constitucional. Si no
hay duda que le ha cabido esa suerte infausta, la causa
al menos es digna, y en este sentido su desgraciado í'n
ha sido aca.so el mas noble de todos sus infortunios." (Ví^í:-
se (¡aceta Mercantil núm. 2,828 del 7 de noviembre de
1831.)
El núm. 5 rejistra un rasgo encomiástico á los generales
Rivera y Lavalleja.
En una carta que el redactor dirije (núm. 6) al coro-
nel graduado don Juan Apóstol ^lartinez, hace una breve au-
to-biografia política. Este mismo número registra un llama
BIBLKXJRAFIA 403
miento del general don Guillermo Brown á los generosos
arjentinos, invitándolos á levantar una suscrieion, con el oh
jeto de poder realizar un proyecto euyo resultado seria iuipo -
ner respeto al enemigo de la República.
La Espada Ar je atina era opositor al Liberal, á que elasiíi-
ca de hermano ¡ejítimo del Constitucional^ Granizo y Porteilí^
y que es un *' papel vendido á las máximas y principios de lo-
tiranos/' Hablando del gran mariscal de Ayaoucho, predicí*
<iue hay (¡Kirn Iratará de as( sinario.
(Ks muy raro.)
((;. ZÍirny.)
117. KTOILE (L ) DU MATIN— 18:31— in M.—Im-
prenta de la Independencia — Su redactor fué ^I. Lavessari,
cónsul francés.
Xo hemos tenido á la vista ningún número.
(Ks rarísini.;»)
118. ESTRELLA DEL NORTE (La) OR XORTIIS-
TAR — 1838 — in fol. Solo se conoce el prospecto (en caste-
llano é inglés) de una publicación política y literaria. Esta
no vio la luz.
(E.s un y raro.)
119. EL ESCARMIENTO DE TN UNITARIO— 183;{
--in fol. Imprenta del (^omercio. . No tiene fecha, pero se
sabe ((ue corresponde á este año. La colección consta de 2
números. Ym el 1.° se lee:— ** Aviso— El jueves y domingo
<le cada semana saldrá á luz un impreso suelto en estilo joco-
serio y l)ajo diferentes títulos.'' En vista de este aviso, se
cree pertenecer á la misma colección una hoja suelta in fol.
— pu})licada por la misma imprenta y con el título: **La
muerte de un Fnitario, ó sea el cha.sco de un Tsurero/' sin
fecha.
((\ Beruti.)
120. ECHO (L') DES DEUX MONDES. 18:U nx
fol. Imprenta de la I nd( pendencia. Se publicaba en francés,
los uiártes y sábados. La colección consta de prospecto y 11
números. Empezó el 2 de abril y concluyó el 7 de Mayo.
(C La-inas.)
4Ü4 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
121. espíritu de los mejores diarios que
;áE PUBLICAN EX EUROPA Y AíklERICA 1840. iu
4.0 imprenta del Estado, Su editor fué don Peiiro di-
AngeJis. Consta de 2 números: el l.o de 36 y el 2.o de 108
pajinas.
Es un estracto de todos los periódicos europeos y ameriea
nos que han tratado de la cuestión del Rio de la Plata, con mo-
íivo del bloqueo trances y de la guerra entre los titulados fede-
rales V unitarios.
(C. Carranza, Angelif), Zinny.)
122. FUROR (EL) DE LAS PASIONES ENCEGUE-
CE A LOS HOMBRES Y LOS CONDUCE AL PRECll'!.-
<;íO. 1822. in foL Imprenta de los Expósitos. Consta de
2 números.
(Es rarííiimo,
V>:\. FIL.WTROPO (EL). 1831. in 4.o Imprcn-
ia ¡Upubli Uid Principió el 4 de enero y concluyó el 2S
de ^layo. La colección consta de 10 números y un es^
iraordinario que contiene las observaciones al informe del
Tribunnl de Medicina. Su redactor íué el doctor don Pedro
filartinez.
Este periódico era destinado a propagar el sistema curati-
vo de yi. Le Roy y el uso del pan quimagogo.
Según la pajina 55 del número 7, El Filántropo se ocupó
^n los números anteriores de la muerte súbita del doctor
Anchoris.
(Es rarísimt))
(C Insia^tt^.)
124. FLAXEUR (LE) Ambign poUtique ct litterairt-.
1831, 1832, in fol. Imprenta de la Independencia. Fué su
ivílactor el st ñor don Pedro de Angelis. La colección consta de •
12 números. Principió en 19 de diciembre de 1831 y concluyó
el 3 de marzo di» 1832. Era periódico semanal escrito en fran-
cés.
El Hritish Packet clasifica á este periódico de interesante y
divertido.
BIBLIOGRAFÍA 405
Le Flanear se despide con un calembour en las siguientes
palabras: * * IMessieurs, rien n' est changé; ce n' est qu'un Fia-
neur de moins."
Efl rarísimo.
125. fígaro (EL), periódico biográfico, poUtico, aruti-
apostólico^ federi-republicano y enemigo de los traidores. 1833.
in 4.0 Imprenta de la Libertad. Principió y concluyó el jue-
ves 3 de octubre.
Ataca á los defensores de las facultades estraordinarias,
designándolos con los nombres peculiares de la época en que
han figurado en ese rol.
(Es raro) (C. Zinny )
126. FEDERAL (EL) SUMISO A LAS LEYES. 1833
in 4o. Imprenta de la Libertad. Solo consta de un número,
que debió haber aparecido el 14 de octubre. (Véase El De-
fensor de los derechos del pueblo.)
127. GACETA DEL GOBIERNO DE BUENOS AI-
RES (1)— 1809— 1810— in á.o— Imprenta de Niños Espósi-
tos — Fué publifíada por el Vi rey Cisneros. Lo colección cons-
ta de 50 números. Principió el 14 de octubre de 1809 y cesó
el 9 de enero de 1810.
Este periódico publicaba esclusivamente los documentos
oficiales y transcribia los artículos de periódicos de afuera,
principalmente de España, que mas convenia á la política del
gobierno metropolitano.
En los números que se ha tenido á la vista no se ha encon-
trado un solo renglón editorial.
A nuestra noticia, el señor Lamas, es el único de Buenos
Aires que posee números de este periódico, habiendo tenido á
la vista hasta el núm. XVI, que corresponde al 16 de Noviem-
bre de 1809.
(C Lamas.)
** Gaceta" viene -de *^gazetta'\ moneda veneciana, que era el
del primer periddico rr:preso en VenPcia. Dep-piies so lia dado
1. **'^
valor
este nO'Kbre al periódico que rej^istraba todo do''unientí> antoritativo,
principalmente del gobierno.
406 LA REVISTA DE BUENOS A1EE&
128. GACETA DE BUENOS AIRES— 1810— 1821—
in 4.0 y folio — Imprenta de Niños Espósitos y en la de Ganda-
r illas y .socios.
Hasta el 31 de octubre de 1811 apareció in 4.o y desde
el 5 de noviembre de 1811, hasta su conclusión in folio.
Este periódico ha tenido varios títulos á saber : Gaceta de
liuenos Aires, desde el 7 de junio de 1810, hasta el 20 de mar-
zo de 1812; Gaceta ministerial, desde el 3 de abril de 1812,
hasta el l.o de enero de 1815, por decreto de fecha 25 de mar-
zo de 1812; Gaceta del Gohier)io, (7 números solamente) des-
di» el 5 de euero hasta el l.o de abril de 1815, durante el di-
rectorio del señor Alvear, y vuelve a tomar el primer título d >
Oacda de Buenos Aires, desde el 29 de abril de 1815 hasta su
conclusión.
Sus redactores, conocidos con la denominación de Edi-
tores como entonces se designaban han sido como si-
ÍTue :
Eli doctor don Mariano Moreno, secretario de la primera
Junta, fundador ele la Gaceta, hasta diciembre de 1810.
El doctor don Gregorio Funes, vocal de la segunda Junta,
juzgando por el estilo, según el señor Dominguez, en sii
Historia Arjenfina, desde diciembre de 1810 hasta marzo de
1811. El señor don Mariano Lozano (1) que, bajo, el pseudó-
1. El Sr. Lozano ha sido amij/o íntimo (U»l Dean Funes, y es
además ])o»eeíior de todos su« pápele».
Kn el ('iario **F}| Orden" de Buenos Aires de 19 de Julio 18.16 se
<encuentia copia de .una carta dirigida á don Justo Marino, editor de la
obra de.1 »Sr. F'^nes, titulada ^Mínsayo" etc , y suscrita por **ün miem-
bro honorario del Instituto histórico de Uuenos Aires", en la eual^ 4
la vez que «» elofria el j>p'n,samiento de reimprimir el ** Ensayo*', se
dice al editor que tal vez i^rnora e«te que la primera edición de la
ohra del Dean cordobés en su mayor /parte existe encerrada en una
dr-scorux'ida alacena de la biblioteca pública de Santiago de Chiile, y
que la razón de existir allí e^ la de que el editor Gandarillas, emigra-
íii, chileno en 181(5 en Buenos AiríM, debió llevar consigo al regresar
{\ su patrin una MuMirjincia de poco expendio en aqu(>.4a cpoca. en q-uc
1:« Retpública Argentina ponia el pié en el o-scuro y tempestuoso rrui-
1)1 al del año 2.0.
**Kstoy", agrega, lejos de censurar ó criticar la obra del Dr. Pu-
nes. Ks digno de la gratitud de aus co»Tipatriota» por el h>e)cb<» solo
<ir haber acometido una obra de esas que solo se emprenden co-n la
BIBLÍOGRAFtA 407
iiimo cíe Vn amigo de los servidores de la patria, escribió la
Biografía del Dean Funes, dice que este "se hizo cargo de es-
te periódico por orden de la Junta, luego que se separó de ella
4.^1 secretario Moreno, y lo redactó él solo escribiendo cuanto
podia recomendar un papel público.
El doctor don Pedro José Agrelo, desde el 18 de marzo
<lc 1811, hasta A 5 de octubre del mismo año.
El doctor don Vicente Pazos Silva, la de los miércoles,
<lesde el 5 de noviembre, y el doctor don Bernardo ^Nlontea-
gudo, la de los viernes, desde el 13 de diciembre do ISll.
bast^ el 8 de octubre de 1812, (Véase la Gaceta núm. 14, la
ípteiifion (le sacrificar el tiempo eu el altar del patriotismo. El **En-
?i{i,vo" es lo ma** adecuado que habita ahora (aun no »e habia puhli-
•<-ado la obra del Sr. Domínguez) tenemo-* para informarnos á la li- "
jora y sin ^an fastidio de los orígenes de estos países, tan mal estii-
-<li;ulo< hasta ahora.'' — '**8in embargo", ;pTosigue, Funes no es origi-
nal, 11 1> tiene «severidad en el método, es poco •eserupiloso y nada
íibundante en la cronología. Su libro se resie:nte de ílas dos diferente»
épocas c'n que fué f^erito, es decir, antes y de^^pué:» de la revoluicáon
<lo ISIO. Tiene luinare.s que rayan en ridicula trivialidad para el que
h-r* a'l vierte, tanto en la afectación de pretencios»o c-omo en los pla-
gios sin disimulo de autores conocidos Por ejeiiiplo, el cuento aqiuel
de la leona y la esipañola desterrada fuera de Buenos Aires (la Maido-
nndu) est-í trad'-.Tcido ''«niot á mot'' y con muchos galicismos de la
ííl'ra del Padre Cherlevoix, y creo que otros e,pis<wiios de igual na-
tnialeza s(» han tomado también de la misma fuente".
< ontinúa reconociendo el mérito v .la utilidad del ^'Ensayo",
poro que ya no e« la obra que ise necesita; que estamof; á ví-íiperas del
vt»rdaJero historiador de los tiempos primitivos del Rio de la Pla-
ta, Paraguay y Tucnman y que los pres-entes deben preparar y po-
ne- Si la mano los materiak»--» que ha de dijíi'.utir y 8i<ste nar ese histo-
jiador: que «eria de la mayor importancia la publicación de la his-
toria dol Rio de la Plata escrita por el Jesnita Ijozano, cayo «niíi-
nii.scrito original existia en la Biblioteca pública de Bueno-s Aiivs,
ha?ta poco antes del año 40, y que en ó2 ya no se hallaba allí,
(véase nuestro' ** Índice de la <íaeeta MercantiT' ó el Ji<úm?To 3149 de
dicho diario). El autor de esta carta cree que hay ó habia al menos
en 1S41 una copia de dicho manuíscrito en dos grandes volúm^men
en fóiüo de letra gorda y redonda en la Bibliot^eca de Moin«tevideo;
que no debe confundirse esta o-bra -del Padre líozano i'.on otra del
inisnio autor, impreca en Ma^lrid en 1764, e.n folio, titulada: **Hi.s-
toria de la Compañía <le Je«ús en el Paraguay"; y q^ue seria lamenta-
ble la d:>sa parición de aquel manuscrito, porqiiie estaba redactada de
puño y letra del autor, letra que es muy conocida de los que han
'ivanoseado ios manuscritos relativos á los de esta parte de Amé-
Tica.
408 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
nota al pié de la 1.a eolunma de la 4.a pajina y la del
núm. 16, pajina 1.a eolunma 2.a)
Desde el 11 de setiembre hasta abril de 1815 fué redac-
tado por don Nicolás Herrera.
El doctor don Gregorio Funes, (1), según original que he^
mos tenido á la vista, consta que fué nombrado por el Ca-
bildo el 24 de abril de 1815, debiendo publicar ocho gacetas:
en cada mes con 100 pesos fuertes mensuales. .
Frai Camilo Enriquez (2) emigrado chileno, desde abril
hasta noviembre de 1815, gozando el sueldo de mil pesos:
fuertes anuales, con la obligación de dar además una publi-
cación mensual, que es la que se conoce con el título ih^
** Observaciones acerca de algunos asuntos útiles."
El doctor don Julián Alvarez, oficial l.o de la Secreta-
ria de Gobierno, desde noviembre de 1815, hasta la disolu-
ción del Congreso en abril de 1820, con una gratificación
de 300 peííos fuertes anuales.
El do(*tor don Bernardo Velez (3) desde el 5 de abril de
1820, hasta setiembre del mismo año.
1. Mas adelante 5)re»Pn taremos la biblioj^rafía del l>ean Fuiíes^
2. Véase *'Observacionoíi acerca de algunos asuntos útiles '-, en
4?sta **Bibliografia'\
.3. <'on fecha 11 de marzo de is:n, el doctor -don Hernanli» VeL'z:.
dirigió el original de la ''('ompilacion del Derecho Patrio" á don .íuan
MamioT Rosa-s, brigadier general, comandante general de campaña y
en gefe del ejército espedicionario al sud, á <juien se lo dedicaba . ó-
wo primer Magistrado de la Provincia: y aunque no lo habla hecho^
cuando Rosas ocupaba la silla del gobierno, no por eso varió de re-
sohiiMon, **pues que asta no estribaba solo en el lugar <|ue Rosas ()<»u-
ipaba, sino también en »u mórito ¡personal/'
En mayo de IS.'U, prcNsentó su .primera parte, al entonces minis-^
tro de gobierno, doctor D. To-máa M, de Anchorena, quien después de-
examinarla .p^ríwualm<?ntp y hallarla correcta, le ordenó prosiguiese^
e:i S.US tareas. Concluida la '^co-mpilacion*' ,por orden de vr.aterias y
alfabeto cronolójfi^o, á mediados del 1832, fué ipreflenta<la al gobier-
no; este nombró una comisión compuesta de los señores doctor don Mi-
í^reí de Villegas, coronel don Casto (áceres y doín .To*»é Joaquín de^
Aiaujo, jpara que- revisase lo« trabajois .presentados por el doctor Vélez.
Y con fecha 6 de Marzo de 1833, por lo pedido en su virtud por eí
FJHíail (doctor Agrelo) y lo que aconseja el Asesor (doctor Inflarte)
el gobierno viene á aprobar la "recopilación de las leyes y de-'-retos^
bibliografía 40l>
El camarista doctor don Manuel Antonio Castro (1) des-
ude el 12 de setiembre de 1820, hasta el 12 de setiembre de
1821, en que cesó la Gaceta de Buenos Aires, por renuncia
<lel señor Castro, siendo reemplazada por el Registro Ofi-
cial.
La colección de la Gaceta consta de 541 números ordi-
narios y 240 estraordinarios y suplementos.
El primer número ordinario salió á luz el 7 de junio de
1810, y el último el 12 de setiembre de 1821.
La numeración es como sigue: — 1810 — Desde el núm,
1.0 hasta el 29, correspondiente al 27 de diciembre — 1811
— Desde el núm. 30 (continuación de la numeración del
año anterior), hasta el 73, que corresponde al 31 de octubre
—1811 (in folio) — Desde el núm. l.o hasta el 17, que cor-
responde al 31 de diciembre — 1812— Desde el núm. 18 has-
redactada .por el rprecitado doctor Velez'', bajo el Índice (presentado^
<.*on las supresiodiofi y adiciones heehas por la misma comisión^ En 9ii
virtud se concede el ¡permiso -para la impresión «otn la eschi«¡vá, á que
s.j autor tiene derecho, cómo *'una obra de 9\x propiedad '', sin qu<e
»e entienda que ipor el ipres^oite «permiso inviste su obra el carácter
do un código, por cuanto esto pertenece ail poder legislativo del Es-
tado. — Rúbrica de S. E. — Maza. '^
Aprobada la obra de un modo tan solemne y siendo la eukpresa
superior á «u caudal, el doctor Velez se vio en la neoemdad de in-
vitar á una suscricion y la proipuao en los términos «iguiente», ad-
virtiéndose que la imipresión seria en 4.o: *M.o. Al fin de cada meít
»*} entregará á cada auscritor los [pliegoe que se haya impreso. 2.o El
pri'cio «era de dos reales pliego, y se^ cubrirá al recibir los de cada
mes in:arzo 11 de 18^i3.''. — Firmado — Bcn-nardo Velez.
fistos documentoe corren imipresoí* .por la ** Imprenta Argentina '''
iMi H páginas en 4 o (('. Carranza).
La primera i'orertia representada en Buenos .Aires y can la que se
»^.olcbró la noticia de la victoria de la ('uesta de Chacabuco en 1817,.
titulada **La Jornada de Maratón 6 el triunfo de la libertad," es-
crita en francés i>or M. Gueroult, fué traducida en verso castellano
por el )p»eudónimo Leandro Berruez, anagrama de * * Bernardo Velez ' "
(Véase narestro artículo «obre el *' Telégrafo Mercantil, Rural, Polí-
tii'O-econóniico é Historiógrafo del Rio de la Plata.)
1. El doctor Castro puiblicó en 1820 .por la ** Imprenta de la In-
dependencia' ' un folleto en 4.o titulado ** Desgracias de la patria^ Pe-
ligros de la tpatria. Necesidad de salvarla. <'artaí9 escritas por un ciu-
dadano vecino de Buenos Aires'' á otro del in-terior.
Eí también autor de la ** Práctica Forense", publicada en 18.11
y reimipresa en 1865 por sus hijos don Man«\iel y don Tomáa^
410 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
ta el 29, correspondiente al 20 de marzo. El 3 de abril prin-
<íipia nuevamente el núm. l.o y concluye con el 38 en 25
de diciembre — 1813 — Desde el niim. 39, hasta el 85, que
corresponde al 29 de diciembre — 1814 — Desde el núm. 86,
hasta el 133, correspondiente al 14 de diciembre — 1815 — Nue-
va numeración con el título de Gaceta del Oobierno, desde el
núm. 1.0 hasta el 7, que corresponde al l.o de abril y (nue-
vamente) desde el núm. l.o (29 de abril), hasta el 36 (30
de diciembre)— 1816— Desde el núm. 37, hasta el 87 (28 dy
dicieuibre) — 1817 — (Nueva numeraeion), desde el núm. l.o
hasta el 51 (27 de diciembre) — 1818 — Desde el núm. 52, has-
ta el 103 (30 de diciembre)— 1819— Desde el núm. 104. hast«
<»1 153 (29 de diciembre)— 1820— Desde el núm. 154, hasta
e\ 169 (26 de abril) y (nueva numeración) desde el núm. l.o
<3 de mayo), hasta el 35 (27 de diciembre) — 1821 — Desde el
iiúm. 36, hasta el 72 (setiembre 12) y cesa.
Las estraor diñarías y su píeme utos de que se componen la»
i'olecciones mas completas que conocemos son las siguientes :
1810.
Junio — Estraordinarias del 9, 23, 24; suplementos á la
ilel 7 — a la estraordinaria del 9 — Julio — Estraordinarias del
:í 10, 16, 23— ^í70.s/r>— Estraordinarias del 7, 11, 21— Se-
yiVm/>/7'— Estraordinarias del 10, 17, 25— Octubre— FjSítsíoV'
lunarias del 2, 15, 23, y suplemento á la del 4 — Noviembre —
Estraordinarias del 6. 13, 20 y 25— Dícírm/nT— Estraordi-
narias del 3, 8, 26, 31.
1811.
Enero — Estraordinaria del 2, 22 — Febrero — Estraordina-
ria del 4, 12, 18. 25 y suplementos a la ordinaria del 7 y
la estraordinaria del 18 — Marzo — Estraordinaria del 5, 8 —
Abril — Estraordinaria del 1, 8, 15. 22 — Mayo — Estraordi-
naria del 4, 21, 24, 29, y suplemento á la del 2 y á la
del 9 — Junio — Estraordinaria del 15, 18, 26 y suplemento k
bibliografía 4W
9a estraordinaria del 26 — Julio — Estraordinaria del 5, 9, 2?,
-30 y suplemento á la del 25 — Setiembre — Estraordinaria
del 3, 10, 25— Oc/w¿)/Y— Estraordinaria del 14, 19, 26, 27—
yorif mbrr — Estraordinaria del 21 y suplemento á la del 29
— Diru mbre — Estraordinaria del 19 y suplementos á las del
áj y 17.
1812.
Enivo — Estraordinaria del 4, 23 y suplementos á la del
-i, 10, :^1 — Febrero — Estraordinaria del 8, 15 — Abril — Estra-
4)rdinaria del 5, 6, 30 — Mayo — Estraordinaria del 27 y su-
j)leiiiento á la del l.o, 15 y 29 — Junio — Suplemento á la
del 12 (l)—./í//iV>— Suplementos á la del 10, 17, 2^^— Agosta,
— Suplemento á la del 21 — Octubre — Estraordinaria del 13
3 22 — Noviembrí — Estraordinaria del 10 y 21.
1813.
Enero — Estraordinaria del 8, 12 y suplemento á la del
l.t) — F( brero — Estraordinaria del 9 — Marzo — ílstraordinaria
<M 4 y 16 — Mayo — Estraordinaria del 14 — Junio — Estraor-
-dinaria del 19 y suplemento á la del 30 — Agosto — Suplemen-
to á la del 11 — Octubre — Estraordinaria del 21 — Xoriem-
Mn — Kstraordinaria del 5, 13 y suplemento á la del 10 — Di-
4i'i( tnbrt — Suplemento á la del 22.
1814.
Mayo — Estraordinaria del 23 — JuUo — E/traordinaria del
4. 2'>—Soviemlrre — Estraordinaria del 23.
1815.
yl />/•//— Estraordinaria del 29 y 30— J/a?y^>— Estraordina-
-ria del 14 y 24 — Jíí/íiV;— Estraordinaria del 3 y 18— Jí//ío —
1. El *'Su.{>íeii ?jito" (reimpreso) que existe icon feeha 24 de
^Tnui í, está equivocado debiendo ser 24 de Julio.
412 LA KEVISTA DE BUEÍS08 AIKES.
Estraordinaria del 24 — Agosto — Estraordinaria del 2 — ¡Se-
tiembre— Estraordinaria del 12 y 14 — Octubre — Estraordina-
na del 19 — Noviembre — Estraordinaria del 1 y 20 — Dicie^nbns^
— Suplementos á la del 23 y 30.
1816.
Enero — Estraordinaria del 24 — Marzo — Estraordinariiir
del 31 — Abril — Suplemento á la del 6 — Mayo — Estraordi-^
naria del 24 — Julio — Estraordinaria del 5 — Setiembre — Es-^
traordinaria del 4, 5 y 25 — Octubre — Estraorílinaria del 3, 9..
16 y 24 y suplemento á la del 19 — Noviembre — Estraordina-
ria del 11, 26 y suplemento á la estraordinaria del 26 — Z)í-
ciembre — Estraordinaria del l.o y suplemento ít la del "í.
1817.
Enero — Estraordinaria del 17 — Febrero — Estraordinaria.
del r>, 18, 20, 21. 27 y suplemento á la del 15— 3/ar2o— Es-
traordinaria del 6, 11 y suplementos á las del l.o, 13, 2?
y 29 — Mayo — Estraordinaria del 7, 14 y 22 — Junio — Estra-
ordinaria del 17 — Agosto — Suplemento á la del 16 — Setiem-
bre— Suplementos á la del 20 y 27 — Octubre — Suplemento
á la del 18 — Noviembre — Estraordinaria del 6 y suplementos:
alas del l.o, 15 y 22,
1818.
Enero — Estraordinaria del 13 — J/arzo— Estraordinariit
del 5 y 27— ^&n7— Suplemento á las del l.o y S—Agoftto'
— Estraordinaria del 14 — Octubre — Estraordinaria del 9 v
1 6. — Noviem brr — Estraordinaria del 22 — Diciembre — Estra-
ordinaria del 3, 12, 23 y 28.
1819.
Ff^brero — Estraordinaria del 10 y del 22— Abril — Estra-
ordinaria del 17 — Mayo — Estraordinaria del 3 y 24 — Junio —
BIBLIOGRAFÍA 413
lEstraordinaria del 10 y 30 — Julio — Estraordinaria del 24 —
Aguato — p]straordinaria del 5.
1820.
Entro — Estraordinaria del 8 — Febrero — Estraordinaria
<lel 4, 7 y 15, 15 P. M., 15 continuación, 15, 16, 17 P. M. —
18, 19, 19, P. .M— 22, 22 P. M.— 23, P. AL— il/ar^o— Es-
traordinaria del 2, 6, 10, 11, 24 — Abril — Estraordinaria del
:2, 6, 13. 18— l/o i/o— Estraordinaria del 21 y 25— Junio—
Estraordinaria del 2 — Julio — Estraordinaria del 13 — Setiem-
hr( — Estraordinaria del 22 — Noviembre — Estraordinaria del
22 y 2í) — Diciembre — p]straordinaria del 7, 14, 21, y siiple-
jiiento á la estraordinaria del 7. (1)
1821.
/•;;/o7y— Estraordinaria del 11, 24, 24 P. M. 28— Febrero
— Estraordinaria del 20 — Marzo — Estraordinaria del 10 —
Al>ril — Estraordinaria del 21, 26 y suplemento á la estraor-
<linaria del 26 — Maijo — Suplemento á la del 24 — Junio — Es-
traordinaria del 11 y suplemento á la del 13, con lecha 14
— Julio — íistraordinaria del 2 y 19 — Agosto — Estraordina-
ria d(*l 2 y 6.
Las colecciones mas completas que se conocen son las de
los señores don Andrés Lamas, doctor Carranza, Zinnv v
1. Kste año — \H'¿i) — 'tan aciago para la República Argentina, ha
tpieri lo manifestar toda sai fealdad hasta con lo^ ilustres varones á
<H;'uMK's fupi» lu desgracia de separarsie de este iiiindo por dis'j>osifio.n
<Íe la Pr:)viilencia. >íos referimos á uno de los hijos mas virtuosos
y í)l)ed:entes de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, el ben«-
7iií'rito brigadier general don Manuel FJelgrano; muere en Buenos
Aires ol <lia 20 de junio de este año, *^ olvidado, oscurecido y mise-
Tjil)le" <¡i) haber merecido si(ju¡era de la ** Gaceta de Buenos Aires''
11! el himple anuncio de su muerte "Sic transit gloria miin'di". El
di mingo '¿9 de julio de 1>n21. al año y 89 días, s^? le hicieron en la
Catedral los honores fúnebre* corre^^pondientes á un capitán general
en í-amnaña, según declara ion *\e los ripreí^entantes de su patria.
<"!iii e-.te motivo **nn amigo" (V. !<..) que creemos debe «er el doctor
A'iceiite Lo:)ez. le ha dedicado un ''^oíieto elegiaco", in<»erto en **El
Arií<»»i de Buenos Aires "" del 31 de Julio del .rismo año.
4U LA KEVISTA DE BUENOS AIRES
doctor Quesada. La de la Biblioteca Pública de Buenos Ai^
res es regular. (1)
129. GRITO (EL) DEL SUD— 1812— 1813— in 4.o y
folio — Imprenta de Xirios Es pósitos — Su redactor fué el doc-
tor Planes. La colección consta de prospecto y 30 números-
Desde el número l.o hasta el 25 inclusive es in 4.o y los.
siguientes in folio. Principió el 14 de Julio de 1812 y con-
cluyó el 2 de febrero de 1813.
El primer número tiene por equivocación enero en vez d»*
Julio.
((,'. Lama^s^ Zinny, (arraiiza)
m).—GAi:ClU-POhiTlCO,Federi-montonero,Chacuac(^
Oriental, Choti-protector y Futi-republicador de todos los hotn^
Ores de bien que viven y mueren descuidadas en el siglo 19 de
vuestra era cristiana — 182() — 1821 — in 4.o — Imprenta de la
Independencia. 8u redactor fué el reverendo padre Casta-
ñeda. La colei'íáon consta de 24 números. Cesó el 21 de
Julio de 1821.
Este periódico fué, en diciembre de 1820, sometido al
examen y consideración de la Junta Protectora de la lil)er-
tad de imprenta, por el gobi'erno. Dicha Junta tocó nuichas
dificnltacies quo fueron allanadas por la H. J. de Kepresen-
tantes, cuya resolución fué mandada cumplir por el gobier-
no; pero el i)eriódico no cesó, como se vé, sino en julio del
siguiente año, lo que prueba que se hacia grandes esfuerzos
para conservar la libertad de imprenta a toda costa, por la
misma Junta Protectora.
{C Zinnv V B. P. de Bijeiios Aires.)
131. GUARDIA (LA) VENDIDA POR EL CENTI-
1. Siendo *'La!Ííaeeta de Bueno* Aires " aiu «periódico puramen-
lo oficial. e*crito bajo la inspira<*.ian del jfobier.uo, nada mas piHiemos
tleoir de su j>i>lít ca ui d^ sus tendencias sino que estas ctstaban eo-m-
pi^ítí^iiieut^ amoldadas á las á>po<*as de los- reH.pe^'tivos gobernantes.
Sin enibarjío, la importancia de usté iperiódiu-o e<> tal que he-
^u)s .juzfjado co>n ven lente dedicarle una parte especial de nuestro tra-
bajo, presenta.nda el "índice" de t.)do su cont^^niílo. Ksto es lo que
constituirá la "3.a parte*'
BIBLIOGRAFÍA 41.>
:nela, y la traición descubierta por el OFI-
(UAL DE día— 1822— in •^,o— Imprenta de Alvar ez. íSu
redactor fué el P. Castañeda. La colección consta de Pros-
pecto de 12 pajinas y 11 números, de 10, 12 y 16 pajinas
cada uno. El Prospecto salió á luz el miércoles 28 de agosto.
El periódico empezó el 9 de seti'embre y concluyó el 7 de
noviembre. El prospecto y cada número están encabezados
con el mote:" ¡Ausilio! ¡ausilio! ¡ausilio! La patria está
(H peligro.''
FA principal objeto de la publicación de este periódico ha
sido impugnar al Centinela, al que ataca en términos nuiy
acres y po( o pulcros.
IIc aquí lo mas interesante que em^ontramos en este pe-
riódico: Punto de doctrina dirijido á catequizar á mi carísi-
mo hijo el centinela, y á todos los centinclitas que le hacen
hi cort<\ núiu. 2, página 11 y núm. 3 pág. 20.
Una carta de don Germán Córdoba, dirigida al editor di*^
los odio (Castañeda), en la cual declara no ser el autor del
Lobira como se habia generalizado en el público, número 2,
pág. 22.
Una orden del rey íediada en el Pardo á 9 de fel)rero di-
1777, refrendada por Migud de San Martin Cmto y dirigi >
da al Consejo, justicia y rejimiento de la muy noble ciu-
dad de Buenos Aires, referente al estilo orgulloso y ajeno
(Id decoro y respeto con (¿ue dicho cabildo debia y ha de-
jado de tratar la autoridad (lue ejercía el teniente de rey,
durante hi ausencia del señor Vertiz en ^lontevideo, nú-
mero *5, pajina 24.
Hablando de la incomparable doctora mística Santa
Teresa de Jesús, llamada en el siglo doña Teresa Aumada
y Cepeda, dice en el número 4, (pie esta santa tuvo varios
hermanos, uno de ellos murió de capitán en Buenos Ai» es,
peleando valerosamente con los indios.
Y agrega que 'Mos primeros curas y })rimeros obispos dv*
and)as Américas fueron todos frailes, y aun los primeros ca-
nónigos de la catedral de Santiago d^el Estero, y de otras
416 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
partes. Entre los santos, Siid América cuenta á la insigne-
dominica Sor Rosa, nuestra patrona: entre los venerables,
al clonado dominico Fr. !Martin de Porras, hijo de una ne-
gra y de un caballero español; al insigne Bernedo domini
<*ano, cuyo cuerpo incorrupto, desde el tiempo de Sania
Rosa, se venera en Potosí.
** Cuenta al franciscano S. Francisco Solano, apóstol «le
las Indias, al venerable Volaños, apóstol del Paraguay, y en
nuestros (lias al nunca bastantemente llorado Fr. Inocencio
<Jañete, mercedario, cuya elocuencia, erudición, virtudes he-
roicas y caridad con los indios infieles no borrará jarías
4?1 tiempo; como tampoco las del humildísimo mercedario
Fr. Diego Toro, fundador de la casa de ejercicios, dond'* nos
^^videnció su celo verdaderamente apostólico en la conv<»r-
-sion de tantos pecadores, en el arreglo de tantas familias,
ou tantos matrimonios descompuestos, de modo que sin pou-
<leracií)n i)odemos decir que, el no haberse corrompido este
pueblo con la epidemia filosófica se debe en su origen á este
reverendo mercedario/'
Dice que en la Concepción de Chile hasta el año V)7í),
todos sus obispos fueron frailes. En Buenos Aires, h)s í^cs
])rimeros electos fueron frailes franciscanos que nunieron
sucesivamente cuando se prevenían á recibirse de esta dió-
<*esis; el tercero fué un fraile carmelita, el cuarto un monje
benedictino, el quinto, un fraile dominico, el sexto fue un
<'lérif?o, que murió antes de tomar posesión del obispado, el
■séptimo fué un fraile agustino, el octavo, un fraiK^ trinita-
rio, el nono, un franciscano porteño, el décimo fué Fr. Pe-
<lro Fajardo, el undécimo, un fraile fi-antiscano portef:*).
hermano del décimo obispo; el duodécimo, un fraile don»?n:-
<H), el décimo cuarto, un clérigo natural del Perú, el dériüiO
-quinto, un clérigo porteño muy rico, el décimo se.xto, un
«í-lérigo que fué cura de Palencia. el décimo séptimo, un
fraile franciscano que fué promovido al arzobispado de San-
tiago, el d.cimo octavo, fué el sabio clérigo don Manuel Aza-
bibliografía, 417
mor y Ramírez y el último un clérigo que habia sido
<lean de Lugo, (don Benito de Lúe y Riega.)
El redactor dice que tiene en su poder la nómina de los
obispos franciscanos que ha habido en América desde que
fué conquistada hasta el año de 1755, y llegan al númer^ de
81 ; desde 55 hasta 1822 son 67, eu los cuales se han pro-
visto mas mitras en religiosos franciscanas. Por (íonsiguiente,
concluye diciendo que no es ponderación asegurar que el
IK)ntifi(ado en America ha sido esclusivo de los frailes, lo
jiiismo dií'.* c\i}i Mon apostólico, pues las mision'.s (\o los in-
■fií Vs V á los ^i' les han sido confiadas á esos frail':*s.
Registi'i ''^n ti mismo numero 4 un oficio del capitán ge-
neral don Juan José de Vertiz al Guardian do S. Francisco
(1) Fr. Roque González, de fecha 15 de febrero tle 1778,
i'on motivo de haber, el franciscano predi«Mdor t.r neril y
<lefinidor de la provincia de Buenos Aires Vr. Jo>íé .\costa.
dicho en el pulpito que el asistió a un baile de máscaras, in-
troducido en esa éjwca, «era un pecado. A esto «üce el re-
dactor que el rey Carlos III defendió al R. P. Acnstn > J^e-
]>n»ndió ás}>eramente al virey, por haberse atrevido á per-
mitir lo que el solxírano habia prohibido, bajo díi sever:is
penas.
Ignoramos si efectivamente hubo tal defensa del fraile y
reprehensión al virey por parte de Carlos III, lo que si sa-
bemos es que el asunto fué algo serio, pues duró bastant»^
1i(Mn])o. y que el fiscal, cuyo dictamen fechado en Madrid,
4) d(^ marzo de 1774, pide que mande cesar los bailes (hi
máscaras como lo tiene resuelto.
Kste dictamen fiscal (2) y la consulta del P. Guardian son
1. En el ** Dircinnario (ieoj^ráüeo Tnivorsia!". jíor una sociedad
Ai^ lit(M"atiis. en el artículo **Kii^nos Ayres", se lee lo que ^¡j^iie: **La
ií^Hesin lie PP. Franc'seanos posee una cena pintada por un Indio, á
Jíi cual se da mucho mérito). " No sal)emos que w habrá hecho eí«o
<'nalTo, pues hoy no '.*^x¡ste en el .-oiivento «ie San Francisco.
2. M. S. en la ( . de Carranza.
418 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
á nuestro entender bastante interesantes á la par que curio-
sos por el modo como se resuelve la cuestión.
(L\ Lamas, Ziuny).
132. GACETA MERCANTIL (LA)— 1823— 1852— in
folio — Imprenta de Hallet y Ca. — En pequeño in folio desile
el 1.0 de octubre^ en que principió, hasta el l.o de nia.ví^
de IS'Zl inclusive, y en gran in folio desde el 2 de mayo de
1827 hasta su liltimo número, qvie es 8473, que corresponde
al 3 de Febrero de 1852; si bien este número no se repar-
tió por haberse hallado todos los ciudadanos sobre las ar-
mas, unos combatiendo en Caseros y otros acantonados eu
la ciudad (Buenos Aires).
Lleva el título de Gaceta Mercantil, simplemente hasta f-l
13 de Julio de 1826, y desde el 14 del mismo mes y año,
liasta que cesó, el de Gaceta Mercantit, diario comercial, pol^^-
tico y literario.
Los primeros años de la publicación de este diario, era
puramente lo (pie indica su título — mercantil — con escei)-
cion de una que otra noticia trascripta de otros diarios.
Posteriormiente tuvo varios redactores, cuyo color político
era el del gobernante.
Los redactores mas conocidos de este diario fueron don
Estevan Hallet, don Santiago Kiernan, don José Rivera In-
darte, (con motivo de la cuestión d^e los anarquistas en el
Estado Oriental, sosteniendo las medidas del gobierno le-
e:al), don Manuel de Irigoyen, (1) bajo el pseudónimo de £¿-
Observador; don Pedro de Angielis, desde el 16 de febrero^
hasta el 24 de junio, 88 números, don Nicolás Marino, Dr.
don Bernardo de Irigoyen y don Avelino Sierra.
Los traductores que tuvo este diario, fueron el mismo don
1. Bajo «1 'pseudóniíw de ''El Patriota" firculó e.n 1833 una
])ublií'acion en ho.jii sueilta q-iie fué acusada por don Pedro de lAngelis.
y retirada devp.ies la acusa<?iün "¡por no perturbar la paz pública.*'
Kl »?ñor don Manuel Irigoyen, oñeial imayor de Kelacionee es-
terioreíí, ha confeíjado ser el autor de dicha publicación, siuscrita por
*'K1 Patriota".
BIBLIOGRAFÍA 419
Avelino Sierra, clou Mariano Lársen, don Carlos Carballo,
don Henjaniin Llórente y don Antonio Zinny.
Tuvo varios colaboradores bajo diferentes pseudónimos 6
anónimos, pero no nos son conocidos.
Daremos por separado un índice de lo mas interesante que
ha publicado estt* diario, así como sus diferentes cambios de
reílaccion. Dicho índice formará la 5.a y liltiíaa parte de bt
Bibliog rafia p' riodística, hasta la caida de Rosas.
(C Zinny, Infarte, Laniat», B. de la
Universidad y B. P. de B. A.)
VV.l GACETA DE POLICÍA— 1824— in folio— ///iprc/í-
(a iic loft Espósitos — Principió en agosto de 1824. Solo apa-
reció el niím. l.o con este título, y en el número 2.o varió con
el de Bftlefin de la Folicia. (Véase este.)
(C Lamas).
134. GRANIZO (EL)— 1827— in folio— /mpre/í/a Ar-
gentina— Sus redactores fueron don Florencio, don Jacobo y
don Juan de la Cruz Várela — este último la mayor parte de
las piezas en verso — habiendo tenido muchos colaborado-
res, entre los cuales se cuentan un señor Mansilla, don ^la-
nuel B. Gallardo v don Francisco Pico.
La colección consta de 11 números. Principió el 29 do
octubre y concluyó el 10 de noviembre.
(C. Lama», Ziuny.)
185. GACETA COMERCIAL— 1828— 1831.
No hemos tenido á la vista sino algunos números que no
contienen otra (*osa que avisos y noticias mercantiles.
136. GACETA DE LOS ENFERMOS— 1830— ympre?^-
ta RepubUcana — Por don Pedro Martinez. Debia salir 2
veces al mes. (Véase el núm. 371 de El Lucero.)
ZINNY.
(<.'on ti miará.)
LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
RUtoría Americana. Literatura y Derechg
AÑO IV. BUENOS AiatS, DICIEMBRE DE 1866. No. 44
HISTORIA AMERICANA.
A I» r X T P] S POSTUMO S.
(Coiitilluacion.) (1)
Después hablando de este episodio con el teniente don
Vicente Siiarez, me dijo, que el soldado Maruñá era natu-
ral del Paraguay, y de los fundadores del Tejimiento de
Granaderos en 1812 en Buenos Aires: que este soldado «ra
tan honrado eonlo valiente, pero tan feroz y de una pujanza
tan gi'ande, (pie al godo que en un combate él lograba dar-
le un sablazo á su gusto, era seguro que le partía la cabeza
con morrión y todo como si fuera una sandía : que esto lo sa-
bian en el Tejimiento por esperiencia, por que asi se lo ha-
l)ian visto ejecutar en Chacabuco, en Maipo y en cuanto com-
bate s:/ [uil)ia encontrado: que me habla librado de una
niuertí» tan segura como atroz. Pero en fin. sigamos: mi
caballo eii su caida se había estropeado tanto entre las pie-
dras, (lue se hal>ia ])elado desde el hocico á la frente, le chor-
I. Véase la páj. .'HO.
APUNTES POSTUMOS 421
reaba la sangre y estaba inservible; pero uno de los pa-
triotas jaujinos me facilitó el suyo, lo ensillé y marché á
incorporarme a los perseguidores: el enemigo huía en der-
rota a ganar la cima de la cuesta, y nuestro escuadrón lo
arreaba por que los caracoles del camino no presentaban
terreno para desplegar : gracias á esa circunstancia, que á
no ser así los estragos hubieran sido mayores: sobre la
marcha Íbamos refleccionando, que si por alguna circuns-
tancia nos hubiéramos retai'dado diez minutos y el enemigo
hubiera posesionádoae da la cuesta, ó se nos escapaba de-
jándonos burlados, ó para forzar esa fuerte posición cuan-
tas desgracias no hubiésemos sufrido: pero en fin. llegamos
á la cumbre y tomamos dos cañones, varias cargas de mu-
niciones, algunos prisioneros de tropa entre ellos cuatro
oficiales, siendo uno de estos el teniente don Pedro Bermu-
dez, peruano, que tomando después servicio en los cuerpo»
que se formaron ascendió hasta la clase de general, y como
quince años mas tarde llegó a ser presidente de la república.
La división enemiga que se componía de un batallón de in-
fantería, un escuadrón de caballería y algunos piquetes re-
pagados de otros cuerpos qiDe había recojido en su marcha
desde IIuancavíHíca liasta Jauja, formando una masa de mas
de 650 hombres, siguió su precipitada fuga hacia Tarma con
su ge fe el Intendente de Iluaneavélíca don N. . . .Montenegro,
protejida por la oscuridad de la noche pero dejando en el
campo mas de 40 muertos, que no sin asombro vimos d- •
pues que el boletín del ejército hablaba de 8 solamente,
quien sabe si por error de imprenta, si por negligencia 6
intento del escribiente del general Arenales, ó por cual otro
motivo que ninguno de nosotros se propuso después averi-
guar: pero sea de ello lo que fuere, asi que el escuadrón lle-
gó á la cima de la cuesta se suspendió la persecución, ya por
que los enemigos debían ir muy distantes pues no se sentía
el menor rumor, ya por quie no era prudente continuarla en
la oscuridad de la noche, cuando bien podíamos caer en al-
guna emboscada y sufrir un contraste que empañase el triun-
422 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
lo alcanzado, y ya en fin, por que la mayor parte de los ca-
ballos estaban muy rendidos por la marcha forzada del dia,
por la fatiga y el trabajo de esa noche, y lo peor de todo,
por estar muy mal comidos — Se tocó reunión, se pasó lista
después de un rato y solo se echó de menos un oficial, qufí
siendo conocida de todos nosotros la causa de su ausencia,
esperábamos que no pasaría mucho tiempo sin que se nos
reuniera, como len efecto así sucedió: en aquel suceso no tu-
pimos por nuestra parte ningún herido ni mas novedad que
los muertos del enemigo y la caida de mi caballo en que se
3>eló la cabeza, y en estos mismos términos el mayor pasó
e\ parte por escrito al general.
Reunidos los oficiales en torno del mayor mientras des-
cansaban un poco los caballos, la conversación se redujo á
7*eferir cada uno algún episodio de los que son tan comunes
en casos semejantes, y habiendo relatado yo á mi turno, qu(í
liabia visto con horror á un granadero degollar contra sus
piernas á un soldado enemigo, nos dijo — **ese, es un bandi-
*'do paraguayo que tiene esa maldita costumbre, con todo
•* enemigo que cae en sus manos en los combates: no hemos
* ' podido quitarle ese vicio feroz, por mas esfuerzos y aun cas-
**tig()s que le hemos impuesto: es preciso matarlo ó dejarlo*
*"ese es el mismo que persiguió á iLsted ahora por equivoca-
*^cion. dijo dirigiéndose á mi: por lo demás, es un eseelente
*^ soldado/'
Como la cumbre de la cuesta era un cerro pelado que
no tenia pasto ni cosa que pudiesen ramonear los caballos,
el mayor La valle se informó de los jaujinos que nos acom-
paña])an, que como á media legua al costado habia un rao-
lino que tenia un potrerillo que quizá tendría alfalfa: en esta
virtud, se dejó una avanzada al mando de un oficial con las
instrucciones convenientes, y el resto del escuadrón se dirí-
jió allá: al acercarnos sentimos bulla y tropel de caballos,
por cuya novedad se destacaron dos partidas por derecha
é izquierda, siguiendo nosotros por el frente; y asi que lle-
gamos, vimos que era una partida de cinco soldados con un
APUNTES P6STUM0S 42.'^
sai'jento que eondiieia á Tarma catorce cargas de equipaje,
del Intendente Montenegro, de su familia y de algunos jefes
y oficiales de su división, y ambas cosas quedaron prisione-
ras: y descubriendo qu€ el potrerillo estaba completamente
talado, el Mayor dispuso regresar con el escuadrón inme
<liatainente a Jauja, á ocupar el cuartel que habia dejado
-el enemigo con un abundante forraje acopiado, dejando los
prisioneros y equipajes tomados, ¿ cargo del teniente Na-
varrete con uua pequeña partida para ser conducidos al
íiigui'ente dia.
Asi que llegamos á Jauja, lo primero que se hizo fué,
rt^partir forraje á los caballos que hacia muchas horas quo
no eomian, y al salir el sol me ordenó el mayor que me
aprontase para llevar el parte al general Arenales; pero ha-
biéndole hecho presente, que me tenian muy aquejado las
■contusiones que la noche anterior habia sufrido cuando ro-
<V) mi caballo en el acto del com])ate, me eximió de esa co-
misión y me dijo que me retirara, que nombraria á otro: en
•efecto, recayó la elección en D. F. A., el mismo oficial que
habiamos echado áe menos cuando dimos la carga en la
•cuesta la noche antes. Marchó este oficial con el parte ^asta
■i^ncontrar la división que continuaba su marcha, y deseoso
el general de conocer algunos pormenores que no se le re-
ferian, siguió haciéndole varias preguntas: mas el oficial con
una ligereza indiscreta, no solo le refirió lo que pudo ver
y aun lo que no vio ni sucedió, sino que, según nos infor-
maron después algunos compañeros que presenciaron el lan-
<'e, le habia agregado, que por haber sido poco activas las
jTiarclias y la persecución, se habia dejado escapar al Tnten-
iVnte ^íontenegro y sus tropas, con otros agregados de su ca-
l>eza altamente ofensivos a la reputación bien adquirida del
mayor Lavalle: esto éxito naturalmente las susceptibilidades
<lel general, y no pasaron muchas horas sin que ocurriese una
f^pcena que pudo ser de graves y muy funestas consecuencias,
<le la cual nosotros fuimos mudos espectadores.
La misma noche del 21 llegó á Jauja la división, y po-
42é LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
<;os momentos después el mayor reunió todos los oficiales que
lo hat)iamos acompañado, para ir á saludar al general que ya
estaba instalado en una casa. Entramos y lo encontramos,
acompañado del Jefe de Estado ]\Iayor Rojas y los coman-
dantes Aldunate y Deheza. Nos recibió de pié, como era su
costumbre hasta con el mas infeliz, pero su cara y su mirada
tenian algo de notable que llamó nuestra atención: y siii *!S-
porar que el mayor pronunciase una palabra, le dijo ooi*
toda la severidad de su carácter. — "Usted, señor capiicv n^
/í'f cumplido COI sn deber'' — A estas palabras, qar como lui
uoipe eléctrico hicieron salir al rostro del increpado ia im-
presión que lo i)abian producido, y que, mas quif un cargo
parecían una provocación, que Lavalle jamás eludía por mas.
alta que fuese la categoría que se la hiciera ; respondió dando
un paso adelante, agarrando al general por la sangría d<y
un brazo y sacudiéndolo le dijo, con la cólera pintada en el
semblante — "Señor general, es una impostura que yo he d^
vengar con sangre'* — ^Visto esto por el comandante Alduna-
te, amigo íntimo de Lavalle, se lanzó sobre él y lo sepa: ó r
los demás gefes hicieron otro tanto con el general pero esto
dio gritos repetidos á su guardia, que por las palabras i^n
trecortadas que se i>ercibian entre el bullicio, comprendimos
que pensó en aquel momento cometer una tropelía: pero fe-
li/mente la tormenta se apaciguó, dando por resultado el ^uri'S
lo de Lavalle en su alojamiento y la orden de seguirle un su-
mario: este se (íoncluyó antes de veinticuatro horas constan-
do de catorce declaraciones, en que los oficiales que lo habia-
mos acompañado espusimos uniformemente el orden de las-
marchas que el escuadrón había hecho, las medidas de previ-
sion y cautela con que atravesamos los pueblos del tránsito,
los espías que el mayor había despachado sobre el enemioro, y
las diferentes precauciones, en fin, tomadas para cruzar acjue-
lias quebradas y terrenos desconocidos hasta la hora del ata-
que : lo cual visto y bien meditado por el general, usó la gran-
d)eza de confesar el error á que se le había inducido, mando
poner á Lavalle en libertad, dándole una completa satisfacción
APUNTES POSTUMOS 420.
por la orden general (1) y haciendo pedazos la sumaria de-
lante de todos los gefes que hablan presenciado el pasají*.
Corridos algunos dias llegamos á averiguar, que el chismo-
so habla fundado su enredo en que, las marchas que habia
hecho el escuadrón desde que se desprendió de la división
en Quanta, no habian sido tan rápidas como habria eonve-
niJo para llegar á Jauja mas temprano y verificar en claro-
dia el ataque, por motivo de haberse detenido á recibir l.-Si
ovaciones con que el vecindario y comunidades de intlio;>
<le los pueblos del tránsito saludaban á sus libertadores, y
(tros chismes por este estilo, despreciables por su objeto y
fundamentos: pero como todos estos puntos habiau sido i»h»
ñámente esclarecidos en la sumaria, la oficialidad de la divi-
$3on quedó convencida de la mala índole del calumniíintr,.
ti la vez que de la satisfactoria comportacion del inayor En-
\'i\]\e, mucho mas cuando así lo habia declarado ol genrral
en la orden del dia.
Al siguiente dia, 22 de noviembre, se preparó otra ii~
jera columna L las órdenes del teniente coronel Rojas, jefe»
del Estado Mayor, compuesta del batallón núm. 2 de Chile y
el escuadroncito de Granaderos á caballo, con el objeto de
c[ue fuese á tomar posesión de la villa de Tarma que distaba
ocho leguas. Por la tarde se puso en marcha con el desig-
l.Como ocho meses después de e«t(> acaecimiento, su odió otro
m-uy semejante en la e*eg:unaa cam;paña á la Sierra en 1821 — Este mis-
mo oificial indispuso al teniente coronel don Blas Ordeña (despues-
Oran Mariscal del Perú) an-te el gen-eral Arenales, por cuya causa
In oieron altercados, reconvenciones y ha^^ta infinitos de parte á parte,
llegando hasta el grado de que -el primero desembainó el sable y en
actitud ya d'e tirar una estocada al general, Uegó por casualidad ef
coronel, entonces, dan Rudecindo .Al varado, lo« apartó y desannó á
Cerdeña — 'Pasado ese (primer impulso y eoin la interiposLeion del ge-
neral Aivarado, se hizo una breve indagación del hecho, se descu-
brió la uraldad del oficial, y el general Arenales después de satis-
facer cuir{pli.damente é Cer^ieña, lo llevó á su lado camo su primer
Ayudante de Campo. I>esde entonces, Ordeña fué ol mas íntimo y
loal amigo que tuvo el general Arenales, y et iinico que hasta el últi-
mo momento lo acompañó en ]823, auando dimitió el mando del ejér-
cito del Perú con motivo de la revolución de Riva Agüero^ y de,i5
aqne«T pais para regresar á Salta — Pero el calim-niante, en la segu-ndft.
como en la «primera vez, quedó impune.
426 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
nio de hacer su jornada en la noche, y lo con>;¡guió en efec-
to, pues sorprendió en la madrugada del 23 los restos de la
división Montenegro, tomó prisionero al mismo intendente,
algunos oficiales y tropa de los escapados de la cuesta de Jau-
ja, 6 piezas de artillería, 50,000 cartuchos á bala y gran nú-
mero de armamento y otros pertrechos. Así concluyó esa
división realista, que venia huyendo de nosotros desde Iluan-
cavélica.
Tres ó cuíitro dias después llegó á Tarma el general
Arenales con el batallón níim. 11, la artillería y el parque, y
sus habitantes encabezados por el patriota arjentino don
Francisco de Paula Otero (natural de Jujuy y mas tarde ge-
neral del Perú), deseosos de manifestar su decidida adhesión
á la causa de la lil)ertad é independencia, solicitaron acre-
ditarla bajo de nn juramento público como lo habia hecho la
<riudad de lea ; y el general persuadido de la utilidad y con-
veniencia de tal demostración, cuando además así se lo pres-
<íribia el general San Martin en sus instrucciones, accedió al
pedido y acordó el modo y forma de verificar la ceremonia.
En efecto: al amanecer del dia señalado, se vio la población
iidornada de colgaduras, arcos y banderas, y los cuerpos d^*
la división formados de parada en la circunferencia de la
plaza, para solemnizar con salvas de fusil y artillería el actci
<lel juramento. En el centro de la plaza se habia elevado un
tablado (on un altar de la Patria que rodeaba el vecindario
y un inmenso gentío, ante el cual el general Arenales recibí-'»
los votos de los empleados civiles, militares y eclesiásticos. ;^'
en masa el pueblo de la provincia» que en altas voces pronun-
<!iaba su juramento con el mas ardiente y decidido entusias-
mo, á que se siguieron los mas festivos Víctores y aclamacio-
nes á la libertad, complementándose el acto con una misa y so-
lemne Tc-Deum que se celebró en la iglesia ]\ratriz, en acción
<le gracias al Todopoderoso por la protei'cíon que habia dis-
pensado al Ejército libertador en aquella grandiosa empresa,
y al pueblo peruano que á su sombra iba conquistando .su
emancipación del poder despótico de España.
APUNTES POSTUMOS 427
Las fiestas y regocijos populares continuaron en los dias
sigiiientes, pero el general solo pensaba en los objetos de su
misión : por lo eual, remontada la caballtería con caballos que
-oblaron los patriotas tanneños, repuesto el armamento á*i
los cuerpos que se había inutilizado en las marchas, y aumen
ta(h> nuestro ;)arque con el abundante material tomado al
eneniijro, la división continuó su marcha lel dia 2 de diciem-
Ijre, sobre el mineral de Pasco, ó de Yauricocha como era
su nombre verdadero, dejando como gobernador intendente
<le los pue})los de Tarma, Jauja, Concepción y Huancayo al
l>eiK^incrito patriota don Francisco de Paula Otero, a quien
-el general espidió el título de coronel ; encargándole especial-
mente el arreglo y organización de los cuerpos de milicias
<1e esos mismos pueblos tanto para apoyar la fuerza que habia
<lueda(lo creando en lea el comandante Bermudez, cuanto pa-
ra protejer la retaguardia de nuestra división.
Batalla de Pasco.
FA dia 5 dv diciembre cerca del medio dia llegamos á la
tíHh de Pa«co, pueblo que qiWHla al sud del mineral á tres le-
nguas, piTO con una alta y áspera serranía de por medio. Por
los espias se tenian positivas noticias de que el general O'Rei-
lly no se habia movido con la división de tropas que el virey
de Lima habia destacado para sostener la posición del mine-
ral, y esto significaba, que á toda costa se trataba de impe-
<lirnos el paso á reunimos con el general San ^lartin y el
-grueso de nuestro ejército, que conforme al plan de opera-
ciones ya debia hallarse en las costas del norte de Lima : mas
si para realizar esta maniobra era preciso hacernos paso li-
1)rando un combate, también era indispensable conocer el
terreno que teníamos que atravesar, por si en la noche el
-enemigo se avanzase á tomar alguna posición ventajosa de
lantas en que abundaban aquellos lugares quebrados, con el in-
-tento de sorprendernos sobre la marcha. En este concepto,
^'l general se propuso practicar en persona un prolijo reco-
428 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
nociiiiíento, y luego de campada la división, marchó acom-
pañado del jefe del Estado Mayor, Rojas, del injeniero capí--
tan Althaus y del mayor Lavalle con su escuadroncito dcr
Granaderos, regresando al anochecer después de haber visto y
examinado el terreno y posiciones adyacentes, y de haberse
cerciorado por sus propios ojos de que el enemigo permaná-
eia en la población del mineral.
Esa noche sobrevino una fuerte tempestad con truenos^
relámpagos y lluvia, que, como generalmente sucede en
aquellas elevadas rejiones, á poco andar se convirtió en una.
gran nevada. Al amanecer el dia 6, nuestra división se puso-
en marcha preparada al combate, resolución que hasta la-,
misma naturaleza parecia prestarle su protección, pues la.
nevada fué disminuyendo en proporción que adelantaba el dia^.
hasta que por ñn se disiparon completamente los nul)lad(>s y^
asomó el sol.
El general Arenales á mérito del reconocimiento que ha-
bía practicado la tarde anterior, calculaba y con razón, que-
el enemigo se aprovecharía de la posición inespugnable que-
ofrece la alta cuesta que el mineral tiene por la parte sudr
suponia, que no solo le disputase el engargantado paso de la
cuesta por su posición dominant-e, sino que, abrazando con*
sus fuegos desde la altura á nuestros soldados, le valiese qui-
zá el triunfo, ])ues podia aniquilarlos á mansalva, parapeta-
do de los crestones y peñascos de que es erizada la montaña r
suponía en fin, que entre tantas ventajas que le ofrecían aque-
llas localidades, aprovechase la principal de dejar fuera de-
combate, y sin medio de evitarlo, á nuestra caballería, que-
había sido su terror, desde que su intrepidez y movilidad tan-
tos estragos, tantas y tan continuadas derrotas le había cau-
sado en toda la campaña hasta aquel momento. Pero no
fué así. C(mtra los cálculos de nuestro general, contra las^
reglas de la estrat-ejia, y contra la pericia que habíamas visto-
desplegar á otros jefes y oficiales realistas en aquella cortan
campaña, vimos que la cosa no era como nos figurábamos r
vimos que el general O'Reílly habia desechado tan positivas?
APUNTES POSTUMOS 429
ventajas: pero en cambio vimos también, que estaba resuelto
ii jugar el éxito de la campaña en un combate. Esto signi-
ficaba su permanencia en Pasco.
Kl general Arenales, por su parte, convencido de que, si
las fuerzas españolas habian hecho pié en aquel punto, ern
<-(>n la decisión de resolver el problema, no le quedaba otra
alternativa qu-* aceptar el reto, y en tal concepto combinó
sus maniobras lomando siempre la iniciativa : dividió la fuer -
ys<\ en «-onsecueneia. en el .siguiente orden :
Kl batallón núm. 2 con una fuerza ccmio de 340 plazas,
<*n colmnna en masa, formaba nuestra ala derecha al mando
<.le su comandante don Santiago Aldunate: era destinado á
flanijuear la izquierda enemiga aprovechándose de las altu-
ras, maniobra importante que debia efectuarse á toda costa
y cí)n \i\ mayor rapidez, pues la línea enemiga establecida
<li«uonal mente del sudoeste al nordeste, dejaba por conse-
<»iiencia esta ala ma^s retirada hacia su retaguardia, y lo-
grántlnse el golpe, era seguro introducirle la confusión por
Vt\ espalda.
El batallón núm. 11 (á que yo pertenecía) con casi otras
*Hn plazas en masa también, con las dos piezas de artillería,
formaba la ala izquierda al mando del sarjento mayor don
"Román Antonio Deheza: este cuerpo debia marchar de fren-
te por el camino real, y como mas veterano y aguerrido en
las cam]iañas de Chile, además de diestro en el ataque y es-
<'a la miento de i)osiciones fortificadas, como lo habia acredi-
tado en el asalto de la plaza de Talcahuano; estaba encargado
<le hacer su ataque al foso en (jue se parapetaba la derecha
enemiga, punto culminante de su línea, en que se calculaba
que Inibiese situado su mayor y mejor fuerza.
Twi ( olumna de reserva se formó de cuatro mitades del
núm. 11 y otras cuatro del núm. 2, debiendo ocupar el cen-
tro de las dos anteriores, al mando del jefe de Estado Mayor
teniente coronel don ^Manuel Rojas, y ademas el escuadrón
d(- caballería á las órdenes del capitán con grado de sarjento
rnavor don Juan La vallo. La reserva tenía orden de marchar
430 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
siempre al centro de las dos alas, como una á dos cuadras í
retaguardia, observando sus movimientos para prestar pro-
tección á cualquiera de ellas en todo evento.
Dispuesta de este modo nuestra marcha y desplegadas las:
respectivas guerrillas á vanguardia de cada columna de infan-
tería, rompimos el movimiento á las diez de la mañana ca-
da cual en su tiireccion. A poco andar ya empezamos á re-
pechar las escabrosas faldas de la cuesta, cuyo cordón si*
prolonga de oriente á poniente por mas de una legua en for-
ma de anñteatro muy inclinado. La marcha se hacia con
cautela en precaución de alguna celeda, pues de trecho en
trecho, íbamos descubriendo (restones. piedras, cortaduras
y posiciones cada cual mas ventajosas, propias para disi)utár-
.selas al enemigo mas osado y valiente que se atreviese ú
acometerlas. Nuestra admiración crecia á cada paso, vien-
do las ventajas de la localidad que el enemigo habia dese-
chado, y meditábamos de que clase podrían ser las que ha-
bia preferido; y nuestros soldados con esa lójica inflexibl»*-
del tablado, todo lo atribulan á cobardía del enemigo, á qu"
buscaba en los puel)los paredes en que parapetarse, y rebosa-
ban en ardimi:»nto y entusiasmo: deseaban descubrirlo ya.
Írsele encima y hacerle sentir el poder de las armas que ha-
bían conquistado la libertad del suelo chileno.
Hacíamos la marcha con todas las precauciones de i>rác-
tica, esperando de un momento á otro principiar la función
de aquel día, con las descubiertas ó batidores con que imaji-
nábamos tropezar, tras la serie no interrumpida de ped ro-
ñes y picachos de que está sali)icada aquella serranía : pero
no encontramos a nadie : el campo estaba solitario : no se des-
cubría ni un soldado realista, ni un centinela perdido com'>
para llevar á su general la noticia de nuestra ai)roxímacion ó
movimientos: todo el espacio que íbamos atravesando era un
desierto. Asi continuamos por largo tiempo, hasta ([ue por
lin llegamos al boquete que forma el camino de la cumbre,
en donde nuestra descubierta percibió una pecpieña avanzada
APUNTES POSTUMOS 431
<\u<i al avistar nuestros esploradores se puso en retirada algo
mas que veloz, cediéndoles el puesto sin disparar un tiro.
Parece que desde que habíamos salido de Chile, todo lo
que se presentase á nuestra vista estaba destinado á ha-
cernos una impresión de novedad; y bajo este concepto,
desde que pisamos el suelo peruano, cuanto veiamos nos
causaba impresión. La estructura de las i>oblaciones, el as-
pecto de los (íampos, las costumbres de sus habitantes, las
efusiones de adhesión y entusiasmo con que éramos recibi-
dos por los vecinos de los pueblos, el idioma, las palabras
mismas de carino que nos dirijian : todo, todo, era nuevo
para nosotros, y muy distinto de los usos arjentinos y chile-
nos. Esta sinj^idaridad, estas particularidades, tan diversas
en todas las latitudes de la América, no podían faltar en aqueí
momento, al exhibirse á nuestra vista el afamado mineral de
Pasco. Nuestra columna tomaba posesión del portezuelo de
la cumbre, cuando vimos aparecer al niim. 2 á nuestra dere-
cha coronando la cima de la serranía, conforme á la combina-
ción ordenada por el general. Nuestra posición dominaba
toda la comarca, y desde ella se veia á nuestros pies perfec-
tam-ente todo el terreno, circumbalado de un cordón de altos
( crros. Vimos una población de aspecto triste como en un
pozo, al centro de una superficie muy desigual, en medio de
líos lagunas cuya agua era de color verde : no se veian torres,
templos, edificios ni otras obras que demostraran exteriormen-
U\ la grande opulencia que en los pueblos que habiamos de-
jado atrás nos ponderaban que producia la tierra: tenia eí
aspecto de un miserable pueblo de indios, sin arreglo de
(alies ni cuadratura de manzanas : todo el terreno sembrado de
boca*s-minaíí : la -entrada al pueblo por el camino del sud que
era el que llevaba nuestra división, defendida por una es-
trechura engargantada, del lado del naciente por una de
las lagunas y del poniente por una ciénaga 6 pantano gran-
de, y ademáií, cortada por un zanjón ancho y profundo que
desagua la laguna: este se conocía que había tenido un puente
de arquería de piedra, pero se echaba de ver que lo hablan
Í32 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
^kshecho para hacer mas inaccesible el paso. Este era el gol-
pe de vista, del campo que dominaba el enemigo: y esas tro-
pas ¿dónde estaban, que no se presentaban á nuestra vista?
Hasta en esto hubo su singularidad. El general enemigo
pensando quizá causar una fuerte impresión en el ánimo de
aiuestros soldados, después que vio asomar nuestras masas eii
el perfil d'e la altura, hizo salir sus batallones á tambor ba-
tiente de los cuarteles y tomar sus posiciones á nuestra vista :
j no se crea que lo hicieron con apuro, con prisa, por vernos
Á su frente: no señor: marchaban con una calma y parsimo-
nia, que mas parecia qu-e lo hacian por ostentación de su dis-
«ciplina ó por desprecio á nosotros, que por confianza en el
triunfo: pero cualquiera que fuera la idea que los dominase,
no eran ellos los que con esas apariencias podrían impn^sionai
<*l ánimo de nuestros soldados, que los habian batido y dis-
persado en mas de diez parajes en los sesenta dias que lleva-
ríamos de campaña. Pero en fin, la fuerza se presentó, y la
computamos mas numerosa que la nuestra: pero el número
poco importaba : con ventajas asi y aun mayores, habiamos
medido nuestras armas en todas partes, y en toda^
partes no habian podido resistir nuestro empuje. Pero
<lejiMnos á un lado toda reflexión, y veamos como desplegaron
5iU línea.
Colocó el general enemigo en la ala derecha, su ponde-
rado batallón Victoria (a) Talavera, fuerte de mil plazas po-
fo mas ó menos', en tres líneas, para sostener el paso del ca-
mino real, pero parapetado de la gran zanja que desaguaba la
laguna y hacia inespugnable la posición.
En seguida del Victoria y sobre un j)equeno morro al
centro de la línea, sus dos piezas de artillería, que á mane-
ra de reducto, ]^odian barrer con sus fuegos la cortadura del
tamino, al mismo tiempo que la planicie que se estendia sobre
usu izíiuierda basta una larga distaneia.
En el ala iz<|uierda aprevechando un lijero bajio, situó el
1)atallon Concordia, fuerte al parecer de mas de cien plazas,
1>ajo los fuegos de su artillería, pei'o completamente parapeta-
APUNTES POSTUMOS 433
<lo contra toda tentativa de nuestra parte, por la gran laguna
<le Patareocha que cubria su frente.
Y completó su formación, colocando en la estrema dere-
( ha su caballería, que no faltó quien la calculase en mas áe
^00 jinetes, pero que á mi juicio y el de otros compañeros,
tendria á lo suiuo 150: pero cualquiera que fuese el número
<ie esta arma, su colocación parecía calculada solo para el ca-
so de alcanzar la victoria, pues que, como la nuestra, no tenia
terreno para operar, ya porque el pa-so del camino real es-
taba cortado por el gran foso y defendido por infantería y
4irtillena, ya por el insuperable obstáculo del pantano que
resguardaba el flanco hasta una larga distancia : y para termi-
nar esta descripción básteme decir que, toda su línea estaba
<!olocada tras de un prolongado o})stáculo, que solo á fuerza
<lc coraje y de maniobráis li jeras couo el rayo, podria única-
mente ser desconcertada. Esta era la formación del ene-
-migo.
Viendo el general Arenales que la posición enemiga era
esencialmente defensiva, de acuerdo con los jefes de división,
dispuso un plan de ataque. He acordó, que, bajando las co-
lumnas á la pampa, el núm. 11 atacase el foso del camino
real, desprendiendo una compañía que por una maniobra
rá|)Í4la cortase la línea enemiga por el centro, aprovechándo-
le para ello de la ribera de la laguna: que mientras esta com-
pañia llamaba la atención por el centro, el resto del batallón
emi)icndiese una carga sobre los Talaveras, pasando el foso á
toda costa : que lo que convenia era, un ataque impetuoso.
Que el batallón núm. 2 ííiguíese su obra de flanquear la iz-
(juierda enemiga, pero con toda la celeridad iniajinable, con-
sultando la simultaneidad del ataque. Que la reserva pres-
tase mas atención á la carga que se encomendaba á la ala iz-
([uierda. por ciumto ella venia a ser punto cardinal ; y qu ' el
l)atalIon de granaderos á caballo, estando á la mira del mo-
mentó de facilitarse el paso de la cortadura, cayese sobre la
4U LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
caballeria é hiciese cuanto le fuese posible, en una función qut^
sin duda iba á ser la decisiva de la campaña. Esto quedó r»^-
suelto en la junta de guerra. Antes de emprender el movi-
miento advertimos, que las alturas de la oircunferoncía esta-
ban coronadas de indios, y que del lado nuestro bien se po'Uian
calcular los grapos en mas de quinientos. Si debiesen ó no
tomar participación en el combate que se preparaba, no podia-
mos saberlo por falta de datos.
Emprendieron la mai\;ha ambas columnas á su 'lestinü:
Illas en cuanto el enemigo se apercibió de Ki iriiuiioiuvi del
lótallon nuhi. 11 sobre la cortadura, y aun untes de cmc^n-
liarse al .iiíjiuc- de sus j)iezas, emp.^zj :\ molcNlanuíS c»»ii
.^us fuegos ¿K\ ai'tiileria y fusileriii. ííaciiunos la luiuvha
medio encubiertos por una colina que habia antes de
caer sobre la cortadura, ventaja que, supo aprovechar
el ^Alayor Deheza para organizar su ataque. Destinó la com-
pañía de cazadores al mando de su capitán don Ni cola*
Medina, para (jue pasase por sobre los uniros de la com-
¡>uerta de la laguna ó cH)mo el terreno se lo permitiese, y
ejecutase el ataque al centro de la línea enemiga i'omo^
estaba combinado; para lo cual se apartó de la formación,
y por hileras desfiló en guerrilla por el costado derecho^
ocultando su movimiento por entre una fila de chozas y ran-
chos que habia entre la ribera de la laguna y el camino real.
El batallón también se movió para irse encima de la cortadu-
ra, pero en ese momento se advirtió en la tropa cierto aspec-
to de vacila<?ion ó encojimiento provenido sin duda de no ha-
ber ocurrido ninguno de esos preliminares de escaramuzas,
tiroteos, provocaciones de palabra, ó agudezas ])icantes con
í|ue se templa el ánimo de los combatientes: y adv:rtiéndolo el
Mayor Deheza con la perspicacia del guerrero esperimentu-
do, como inspirado por un golpe eléctrico, picó con las
espuelas el her.moso caballo chileno que montaba, y tre-
pando á galope la colina, fué la primera figura que se exhi-
bió a la vista del enemigo : de alli dirijió al batallón unas
APUNTES POSTUMOS 435
cuantas palabras enérjieas entusiasmadoras, que me es sen-
sible no recordar para repetirlas, y la escena cambi»>
<le aspecto : la tropa respondió con un viva : los semblanteas
Ke tornaron alegres y radiantes de coraje, y el ataque
se acometió en ey<* acto porque eran ya urgentes los mo-
mentos.
Kl batallón en masa coronó la cima de la colina, á la
par que la compañía de cazadores á paso de trote marchaba
sobre la compuerta á tranquearse el paso, y á paso de trot'í
tamhien ejecutamos nuestro asalto al toso: y atónitos lo*
realistas con el arrojo de nuestros soldados, solo cuando
i'stuvimos á tiro de pistola sobre su línea, atinanm á ha-
reinos una descarga á quema ropa: ella sin duda fué opor-
tuna y bien dirijida, pues nos volteó tres oficiales y como
íjuince individuos de tropa, i>ero no contuvo el ataque por
tso : sobre la marcha cerramos los claros, y sin darle tiempo
á <{ue por segunda vez cargasen sus fusiles, nos fuimos en-
cima á la bayoneta, en circunstancias que el capitán Medin«i
con quince ó veinte cazadores que había logrado pasar, los
escopeteaba ya por el flanco: mas los Talaveras que (juizá se
imajinaban, que, sin quemar primero veinte ó treinta mil
cartuchos á pié firme, y echar á la eternidad algunas doce-
nas de enemigos, no era lícito hacer uso del arma blanca y
trabarse (íuerpo á cuerpo, quedaron estupefactos al verse
acometidos con tanta intrepidez: vacilaron, se envolvieron,
al plegarse en cuadro para recibir nuestra carga: de poco
les sirvió el orgullo con que nos enrostraban a grandes vo-
ces, , sus antiguos triunfos sobre Napoleón el grande en la
J*enínsula: s** acobardaron, perdieron su posi<*ion y retro-
cedieron agrupados, por último, á parapetarse de unas ta-
pias de corrales y chozas, que habia c(mio una cuadra á su
retaguardia: y el resto de nuestro batallón aprovechando esa
ronfusicm para pasar la (»ortadura. se organizó sobre la mar-
cha, los persiguió á la bayoneta y los deshizo cuantas veces
se pararon intentando rechazar el empuje, haciéndoles pri-
436 LA KEVISTA DE BUENOS AIRES.
sioneros cuantos no alcanzaban á huir, llenando asi la mi-
sión que el general y la patria habian confiado ese dia á su
brazo. En una de estas cargas el corneta del batallón José
Pinto, se trabó en combate personal con el Abanderado de
Talavenis; siendo su resaltado, que el corneta dio una esto-
cada al oficial, lo tendió mortalmente herido, le quitó la
bandera, y después de la acción se la presentó al jefe, ha-
ciéndole relación del hecho, que algunos oficiales y tropa pre-
senciaron y dieron testimonio de verdad (1) — Asi nos resar-
cieron los sostenedores de la monarquia española, la pér-
dida (h* los ilustres compañeros que humedecieron con su
sangre los laur^'les que en este dia recojió el pal)ellori argen-
tino, y me es tan honroso como satisfactorio este momento en
que j)U«*(lo liedicarles este recuerdo, y trasmitir sus nom-
bres á la memoria de nuestros compatriotas — Kl teniente (ie
la conipañia de granaderos don Juan Moreno, mendozino,
murió en el acto atravesado por una bala de fusil — El capitán
de la 1.a don Pedro López, cordobés, perdió una pierna por
una ));da de cañón — El teniente de la 2.a 1). X Plaza,
chileno, fué herido en un brazo — Y el ayudante del gefe, don
Manuel Saavedra. de Buenos Aires, recibió una contusión ra-
ra en el muslo derecho. Este oficial llevaba siete pesos fuer-
tes en (4 bolsillo del pantalón, y la bala de fusil acertó n
pegarh» sobre ellos, se acható y quedó dentro del mismo
bolsillo: ])asad() el combate, fué á reconocer el efecto que le
hul>iese < ausado por el dolor que sentia, y solo descubrió una
gran mandia en la parte contundida, pero con el mayor
asombro descubrió la bala entre el dinero la que nos enseñó
y consí rvaba como un recuerdo — Pero continuemos la rela-
ción del combate.
^Mientras el X" 11 saltaba la zanja y proseguía su ataque
sobre A l)atallon Victoria, v la artilleria enemiora no cesaba
1. \'*^a-e el boletín X." 9 -lol Ejército Libertador, .publicado en
H.miira 'on fecha *J4 de enero -de 1^21. que en la ca*»'paña de Arénale»
se inseita paj. 24 i> á 247 — )!';. K.
APUNTES POSTUMOS 437
de molestarnos con sus continuos fuegos á bala y metralla,
aunque con tan inciertas punterías que muy poco daño nos
hacian; el comandante Aldunate con su batallón N*" 2, ro-
deando la laguna por la derecha á favor de una marcha al
trote también, consiguió ponerse al frente del batallón Con-
cordia, abrasarlo con sus fuegos, y bajo la huimí aei tiuini>
Írsele lo mismo á la carga: y teniendo la suerte de tomarlo
medio desprevenido, lo desorganizó, lo desalojó ele su posi-
ción, sin que le quedase otro arbitrio que la fuga y buscar
amparo en las casas del pueblo: asi, pronunciada la der-
rota desde entonces en toda la línea, lo demás fué persecu-
ción, toma de prisioneros y acopio de toda clase de trofeos
por complemento de la victoria.
El mayor Lavalle que observaba desde su puesto en lá
reserva, que la caballería enemiga se retiraba del campo
de batalla en su formación intacta, en cuanto la infantería
fué desalojada de sus posiciones; se desesperaba por írsele
encima y recojer la parte del triunfo a que su arma tenia
derecho, pero no pasaron muchos momentos sin que se col-
masen sus deseos: llegó un ayudante con la orden de que
pasase la cortadura ó el pantano, y persiguiese al escuadrón
que se retiraba : en el acto se puso en marcha con sus gra -
naderos, y por mas que deseaba acelerar el paso del obstá-
culo, no pudo hacerlo sino de uno en uno por la estrechura
de la senda, pues se enfangaron dos ó tres que se desviaron
por acelerarse: pero al fin pasó el escuadrón y siguió su
marcha, mas no pudo andar dos cuadras sin tropezar con
otro inconveniente, grave, incomparablemente mayor que
ningún otro, como es el soroche ó rareza del aire de aquella
rejion elevada de mas de 14 mil píes sobre el nivel del mar^
que fatiga y hasta causa la muertei á quien inmoderadamente
se ajíta : asi sucedió á Lavalle esta vez, que cuanto mas apu-
raba el paso por acercarse al objeto de su persecución, mas
se le fatigaban los caballos y los soldados iban quedándoselo
lino aquí y otro mas allá — Y ¿qué hacer contra el poder
4J8 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
^irresistible de la naturaleza? No /encontró otro arbitrio
que eseojer diez hombres de los mejores montados, y des-
pacharlos con el teniente don Vicente Suarez, paraguayo, á
picar la retirada del escuadrón realista á quien suponía ir
sufriendo igual inconveniente. Suarez nos refería después,
que consiguió acercarse al escuadrón enemigo, solo después
de andar de cuatro a cinco leguas al Oeste de Pasco, por uno
de los caminos que van al pueblo de Yanahuanca: que tanto
los prófugos cuanto los perseguidores, llevaban una marcha
igualmente lenta por mas que deseasen hacerla mas veloz:
que cuando se hubo acercado como un tiro de fusil, el es
cuadron enemigo hizo alto, volvió caras, y desplegó en ba-
talla : que la fuerza que presentó fué de cuatro mitades de
16 hileras de frente, perfectam-ente uniformados y armados
cíe tercerola y sable: que al ver esta actitud amenazante, él
consultó el ánimo de los granaderos preguntándoles que po-
drian liacer, y que unánimes respondieron con ese coraje
que siempre les acompañaba — vamos sobre ellos, señor — sin
d^jar de seguir su marcha: que en este momento vio que el
comandante Santa Cruz, solo, dando algunos pasos al frente
y embainando su sable, le dijo en voz alta — semr oficial,
quiere usted embainar su espada y que hnblemos cuatro
palabras f — á lo que Suarez, haciendo alto, respondió — no
ienqo ineonveniente. sefwr — qu^ je^ntonces eanbainalndo sii
sable y batiendo en alto las palmas de sus manos, para darle
la prueba de no tener arma alguna en ellas, marchó al frente
a su encuentro: que ambos se acercaron pausadamente
promediando la distancia, y en cuanto se pusieron al habla
el comandante Santa Cruz le preguntó quien era el jefe de la
cábalUria, y que deseaba hablar con él: Suarez le respondió
entonces, que «Z mayor LavaUe, que venia un poco mas atrás
<on la fuerza — ^y le mandó el parte de esta ocurrencia con
Tin sargento. Lavalle que realmente continuaba la marcha
en protección de Suarez, luego que se impuso de este aviso
y sus pormenores, dispuso que el escuadrón siguiese su mar-
cha hasta reunirse á la vanguardia si fuese posible, y acom-
APUNTES POSTUMOS 439
l»añado de un ayudante y dos ordenanzas marchó al trote al
lugar de la cita — A poco no mas llegó Lavalle donde estaba
Santa Cruz, y después de los saludos de cortesía se aparta*
ron á un lado á hablar solos: conferenciaron largo tiempo,
<lando por resultado la entrevista, que el Escuadrón de Dra-
{/onoi fie Caravaüloy que asi se titulaba, se entregó prisione-
ro desde el ge fe hasta el último clarín, con sus armas, e;{-
tandartes, municiones y cuanto tenia, en número de 18í>
liombres de tropa: en cuya virtud se puso en marcha pam
•el mineral de Pasco, siguiendo á corta distancia á ' su r* -
taguardia los «granaderos, como por via de escolta: que há-
l)iendo producido una e-straña admiración á los oficiales dv^
granaderos, que una fuerza tan considerable se hubiese ri»n
^lido sin hacer ninguna clase de resistencia; en precaución
<le un arrepentimiento ó motin repentino de la tropa, con
afabilidad y simulados pretestos se entretuvieron durante
la marcha, en tomar las tercerolas de muchos de los solda-
dos romo para reconocer la clase del armamento, y con ^«:i
motivo abrian y cerraban las cazoletas, montaban y desmon-
ta))an los gatillos, siendo el verdadero intento derramarles
las cebaos inutilizando de pronto el tiro: felizmente no ocur-
rió la menor novedad durante la marcha, y en cuanto por la
noclie llegó esta tropa al pueblo, fué desarmada y asegurada
en los depósitos de prisioneros — Esta fué la última operación
<le la batalla de Pasco.
Los trofeos que las armas de la Patria recojieron en ese
<lia memorable, fueron, tres banderas, dos estandartes, la
-espada del general O'Reilly, el armamento de dos batallones
de infantería, el de un escuadrón de carabineros, dos piezas
de artillería, la caja militar y el parque de repuesto: y la
pérdida de fuerza que ambas partes sufrieron, fué como si-
gue :
440
LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
De los Patriotas. .
\ Muertos
) Heridos.
Total
Muertos. . .
De los Realistas. . ] Heridos
¡Prisioneros.
Total
JEFES
OFICIALES
1
5
6
••••••
4
4
5
36
4
43
TROPA
14
23
37
58
18
386
462
Por estos detalles se vendrá en conocimiento, (jue ní>
podia apetecerse un triunfo mas brillante ni mas completo r
pero para que nada se echase de menos si algo aún restaba
á su complemento, habiendo el general Arenales recibido-
aviso de los indios que mosqueteal)an la batalla desde las al~
turas, que el general O'Reilly habia sido de los último»
<»n retirarse diel campo del combate, y por consecuencia no de-
bía ir muy lejos; dispuso, que sin pérdida de tiempo mar-
chase el teniente don Vicente Suarez, con un piquete de gra -
naderos bien montados en muías, á perseguirlo en cualquier
dirección que fuese hasta tomarlo. Así se hizo : en la madru-
gada del dia 7, Suarez se puso en marcha, llevando de ba-
queanos varios entusiastas indios alcaldes, que se ofrecieron-
\oluntariamente, y tomó el rumbo que las noticias mas con-
testes indicaban : y, dicho y hecho : á los tres 6 cuatro dias.
volvió el infatigable Suarez, con el último trofeo de la vic-
toria del 6. El general español habia sido alcanzado en Ios-
campos de la hacienda de Lauricocha, como veinte leíruas al
noroeste del campo de batalla, próximo ya a tomar el cami-
no de la cordillera de Cajatambo, de donde fácilmente po-
dia declinar á Lima: pero ya estaba decretado que el pod-or
español terminase en América, y esa sentencia fatal debía
(Mimplirse. La división Arenales habia llenado su misión, >-
ya era tiempo que dejase el campo á nuevas acontecimientos r
APUNTES POSTUMOS 441
había descansado doce ó quince días, y el general después de
instalar como gobernador de la provincia de Pasco al tenien-
te coronel don Manuel Rojas, emprendió su marcha por la
quebrada de Hoyon: pero antes de referir los últimos pasos
de nuestra campaña, se me ha de permitir una digresión que
quizá no desestime la posteridad.
Mucho habia llamado la atención de todos nosotros, el
grado de desarrollo en que encontramos el espíritu revolu-
cionario en aquellos pueblos, enigma que al principio no su-
]>imos esplicaruos, pero que a poco andar descubrimos el
origen. En lo principal habia sido obra del general San
Martin : que así que hubo logrado de los gobiernos de Chile v
de las Provincias Unidas la resolución decidida de espedicio-
nar al Perú, vio que era la hora de la combustión, y lanz^V
emisarios secretos que desparramaron proclamas impresas,
en castellano y en quichua, hablando á todas y cada una de
las clases y castas de que se componen aquellas masas, espli-
candóles su empresa y el rol que cada cual estaba llamado a
desempeñar: fisí, pues, los indios, y aún personas de mas
elevada clase, que habían conseguido uno ó mas de estos pa-
peles, los guardaban con una fé reverente y entusiasta co-
mo una valiosa adquisición, y se servían de jellos como
de un pasaporte ó título, que nos enseñaban para com-
probar su patriotismo y adhesión á la causa de la ínc!(»-
pendencía.
Por este tiempo regresó del cuartel gen-eral el ayudante
don Florentino Arenales que habia conducídc el parte de
la victoria de Pasco, y por él supimos, que mientras nuestra
división había hecho su paseo militar por Tea, Huancavélí-
(*a, Huamanga, Jauja, Tarma y Pasco, el general San ^lartín
se habia reembarcado en Pisco con el resto de la espedicion,
había hecho una visita al puerto del Callao con el ejército y
la escuadra, y descendiendo en seguida á la costa del norte
de Lima, había vuelto á desembarcar en el puerto de Huacho
á principios de noviembre.
442 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
El 20 ó 21 de diciembre si nial no me acuerdo, la di-
T'ision Arenales emprendió su marcha hacia la costa humean-
do su reunión al ejército, no sin preparar el ánimo para otra
función como la del 6, pues era muy factible que el general
"Canterac campado con el ejército real en la hacienda de As-
iiapuquio, intentase tomar su revancha á nuestro paso. Efec-
tivamente así pudo suceder, sin la traslación de nuestro ejér-
<;ito de Pisco al norte, pues con esa mira en el mes anterior
^1 enemigo habia destacado una columna de 1300 hombres
<le las tres armas sol)re la línea de Chancay y Palpa al mandt)
del intrépido guerrillero coronel don Gerónimo Valdés. Pe-
ro ya era tarde: el incomparable genio del general San ^lar-
tin, cuya previsión y cálculo estratéjico rayaban á una altu-
ra que no á muchos es dado llegar; el que nunca habia com-
prometido una simple partida sin la probabilidad del éxito : el
<{ue con audacia y rapidez da sus maniobras habia aturdi-
do al vi rey; el que, para decirlo de una vez, era el alma de
<^sa prestí jiosa superioridad que la espedicion habia impreso
en el Perú y en la América toda : él habia cruzado el plan del
<»nemigo: con mayor anticipación lo habia previsto y dado
<)rdenes al coronel Alvarado de ocupar á Palpa con la masa
de caballería de vanguardia, ocupación que se verificó con el
apoyo del resto de nuestro ejército que se movió hasta la ha-
iMenda de Retes. Hasta entonces y desde cuatro años atrás.
^1 poder español, en Chil<» como en el Perú, se habia visto
vencido ó burlado por. . tros soldados en mas de sesenta
<*ombates y casos diversos, y en esto se fundaba su orgullo y
su preponderancia; calidades que tomaron mayores dim^en-
líiones, con el trastorno consiguiente á la deposición del Vi-
rey Pezuela. arrojado de su solio por sus propios generales
y gefes, acusado de apatía, irresoliicion é incapacidad. Este
<^ra el cuadro que ofrecía el Perú en las primeras escenas del
drama de su independencia.
El ejército formado con el general Jefe de E. !M. á la ca-
Ijcza hizo los honores de la recepción: y así que los cuerpo»
APUNTES P6STUMOS 44:i
tomaron su puesto en la línea, se presentó el general San
Martin con sus tdecanes, y en términos lacónicos pero espre-
-sivos (lirijió á hi división de la sierra su bienvenida, espre-
í-ándole, que quedaba satisfecho de su comportamiento, y d"
<{ue cada cual en su puesto hubiese llenado su deber. En
í<egu¡(bi el general Las lleras segundó su enhorabuena en es-
cojidas palal)ras, y dirigiéndose al núm. 11, cuerpo que ha-
lúa creado y sido su jefe por mas de ocho años, le felicitó eu
particular exhortándolo á que siempre siguiera por la senda
4lel deber y de la victoria, en que tantas veces habia merecido
honrosos aplausos. Los cuerpos se retiraron á sus respecti-
vos e^m|)os y el nuestro al que le habia señalado .el E. M., y
^n seguida no mas, empezó á presentarse la oficialidad de los
litros ron sus jefes á la cabeza, á congratularnos por la feli-
<'idad de la campaña y de nuestro arribo, singularizándose
^n demostraciones y siendo la primera en llegar, la del en-
greído batallón de Xumancia; oficialidad que en su mayor
])arte eran jóvenes oficiales que habian pertenecido á las
tropas de Colombia, que teniendo la desgracia de caer prisio-
neros en poder del general español Morillo, durante la época
<le la guerra á muerte que hizo en Venezuela y Nueva Grana
'<1a. por un rasero de compasión á su corta edad no los hjiMa
fusilado. (*omo lo hacia c<m todo prisionen» sin distinción de
<'lase ni rango, sino que los destinó al R^^jÍMii. mío XiíMiauí'i
^*n eJH^e de soldados rasos: entre ellos se '^oiilr.oan 1.»s ci-
pitanes don Pedro Guerra y don Agustin (leldarinn- Ií»s i\yu-
-dantes don José Bustainante v don Rafael Cuervo — l(,s te-
•
nientes don Pedro Torres, don X. . . . Madrid, don P(xlro
Guas. don Diego Sánchez y don Pedro Sornosa — y subtenien-
tes d<»n José Carretero, don Luis Foronda y don Francisco
Sat izaba 1, siéndome muy satisfactorio añadir, que desde ese
<1ia la oficialidad asi como la tropa de ambos batallones, sim
patizaron con tanta (estrechez, que en los campamentos, en
los combates, lo mismo que en los pueblos, nos buscábamos
amos á otros con preferencia y conservamos una unión y con-
444 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
fraternidad, que solo se interrumpió por el regreso del cuer-
po á Colombia.
No fueron estas las únicas demostraciones que se tri-
butaron á nuestra división en aquel dia; sino que, se com-
plementaron con un premio que para nosotros fué de una
alta estima. Nuestra satisfacción fué inmensa y la sensacioíi-
de agradecimiento y estímulo que produjo en el ánimo de
todos, me merece hoy como mereció entonces xin vivo re-
eu-erdo — El General San ]Martin que de todo podría ser pró-
digo menos de los ascensos y recompensas, hizo publicar en:
la orden general de ese dia, nn decreto que habia espedido
el 13 de diciembre cuando recibió el parte de la batalla, en.
que decia — '*La División libertadora de ¡a Sierra^ ha llenado-
**el voto de los pueblos que la esperaban: los peligros tj /<?<:
*^ dificultades han conspirado contra ella á porfía, pero Ufr
''han hecho mas que exaltar el mérito del que la ha dirijido^
'*l/ la constancia de los que han obedecido sus órdenes: para^
'apremiar á uno }j á otros, se abrirá una medalla que re-
'* presente las armas del Perú por el anverso, y por el revers(^
** tendrá la inscripción '*A los vencedores de Pasco*' — El Ge--
**neral y los Jefes la traerán de oro, y los oficiales, de plata,
'^ pendiente de una cinta blanca y encarnarla: y los Sargen-
*'tos, (-abos y ."toldados, usarán al costado izquierdo dfl pechf
'*un escudo bordado sobre fondo encarnado, con la t( yenda —
*^Yo soy de los vencedores de Pasco" — En seguida huh<^
promosiones en los cuerpos de la división, y á mi me tocó eír
suerte ocupar la vacante de Teniente 2.o de la compañia de-
Granaderos, que el desgraciado Moreno habia dejado por sif
muerte en aquella memorable jornada.
Aquí terminaría estos apuntes sobre la campaña de la
Sierra, si no fueran dos singulares episodios que ocurrieron,,
y que guardan un riguroso enlace C(m las operaciones de?
ejército en general. Voy á hacer su exposición lo mas lacóni-
co que me sea posible.
Como ya, he dicho en otra parte de estos apuntes, cuan -
APUNTES POSTUMOS 445
do el General Arenales marchó con la división sobre Hua-
manga el 21 de octubre, dejó como gobernador político áti
la provincia de lea á don Juan José Salas, persona de distin-
guida clase, de ilustración no común y de una educación cul-
tivada, calidades que le habian grangeado la estimación del
General, ademas de que á nuestro arribo de Pisco habia ad-
^juirido mérito con su actividad, contracción y asiduas ofi-
<?i()sidades, para proporcionar á la división alojamientos có-
modos, víveres, caballos y cuanto se hacia necesario a la
oficialidad y tropa, y por cuyos comedimientos todos naso-
tros le corresj)ondiam<)s con las mas finas atenciones y de-
ferencias. Quedó también como Comandante general do
firmas del Sud el Teniente Coronel don Francisco Bermudez,
k quien se entregó una cantidad del armamento y municio-
nes tomado al enemigo, con destino á que levantase una
fuerza que sostuviese interceptada la comunicación entre el
^lei)arta mentó de Arequipa y la ca|)ital de Lima, poniendo i
sus órilenes al Sargento ^Mayor graduado caj)itan de cai)alli*-
ria don José Félix Aldao. oficial de capacidad, de valor á
toda prueha y otras buepas calidades militares, para que
formase un escuadrón veterano que les sirviese de apoyo:
juro el señor Salas, (|ue á todos mereeia el concepto de u/i
l)atrioíM decidido y leal, olvidándolo todo, despreciando las
consideraciones y honores (jue se le habian prodigado, se
habla [>uesto en inteligencia secreta con el Vi rey : en cuanto
<1 (ieueral Arenales continuó la marcha para el interior, su
<»()rresp()ndencia fué mas frecuente y por consetuencia con
datos mas positivos, mas detallados y doblemente mas per-
niciosos: pero la Providencia que par.cia estar de parte de
la causa de la libertad, puso el antídoto al lado del veneno:
los conductores de esa correspondencia que eran de la raza
indíjicna. raza liechizada c(m las palabras de Patria, Libfr-
tad, (jue habia lanzado el General San Martin desde Chile en
sus prochnnas. y que los hechos le demostraban que nuestra
misión (*ra realmente la de destruir á sus opresores; al solo
446 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
íleeirles Salas, que his cartas que le recomendaba eran para
A Virey de Lima, sospechaban la traición, y de trasnochada^
trasmontando serranías, arrostrando toda clase de riesgos,
iban á presentarlas al general San Martin, en la persuacion
de contraer un mérito, de hacer un servicio á la causa d^
sus simpatías — Varias de estas cartas, y entre ellas, otras,
<{ue la bella señora Rosa Campusano (guayequileña, í[ue dis-
frutaba entonces de mucho ascendiente ante el G(*neral La-
serna) decidida y entusiasta patriota de Lima, que ha!)ia lo-
í^rado sustraer clandestinamente de las gavetas de un escri
torio, estaban también en poder del General San Martin,
cuando el Ayudante Arenales condujo el parte de la vi( toria
(le Irasco: al regrcí^o pues de este Oficial, el Ocneral Arena
les recibió orden con recomendaciones encarecidas, de ha-
«•cr comparecer á Salas en el Cuartel General' con toda segu-
ridad y á la mayor brevedad posible.
Mientras esto ocurría entre los Generales San ^lartin y
Arenales por el norte, otras cosas de diverso género, aun-
(pie del mismo origen, tenían lugar por el sud entre las Pvo-
vimias de :ci«.. Arequipa y Lima.
Kl CoMiauiUiiite Hermudez y el Mayor Aldao qu< cono-
cían bien la peliy^Tosa posición en que los dej.-iS-a el ;ileja-
miento de la división Arenales al interior, procedieron sin
I^erder instant<*s con la actividad de su celo y pericia en la.
f^uerra. Conocian que no podían sostener el puesto que se
les habia encomendado sin una fuerza veterana en que apo-
yarse, y esta necesidad l-es obligó á levantar dos pequeñas,
compañías, una de infantería y otra de caballería, emi>euán-
dose en darles su instrucción y disciplina dia y noche sin ce-
sar: y con el mismo designio sujetaron también a una rigu-
rc»í?a organización y enseñanza, parte de las milicias de in-
fantería y caballería de la Provincia, tanto para afianzar su
]>()der moral y material, cuanto para comprometer al pueblo
en el sosten de la libertad é independencia que acababa de ju
lar j>or un acto solemne. Pero en medio de este cuadro, el
APUNTES P68Ti^MOS 447
Gobernador Salas, ya por debilidad característica, ya por
carecer de un legitimo patriotismo ó persuaciou de los fte-
rechos de su pais, ó ya en fin porque su corazón profesase
mayor adhesión al vasallaje que á la libertad; ciego por sus
instintos ó inclinaciones menguadas, y sin valorar la mnii-
cha que echaria sobre su nombre si por algún incidente lie
gaba á descubrirse, no vio en la marcha de nuestras tropas ai
interior sino uu campo mas expedito para continuar su cor-
respondencia con el Virey y Generales realistas, no limiíáu-
dose ya á solo dar razón de la fuerza y estado débil en (jue-
quedaba lea, sino aconsejando, instando, á que mandasen
tropas qíie por sorpresa se apoderasen de la provincia, y
«luc tomasen á esos jetes insurjentos que oprimian al pii?
I i lo. Este era el lenguaje de las cartas interceptadas. Y
i\>\ sucedió, que tantas fueron las iusinuacitmcs «íel doslcíil
Salas y sus ofrecimitentos de cooperación, que convenido el
virey de no correrse riesgo en la empresa, se decidió A
mandarla ejecutar girando sus instrucciones al general lii-
calnrt gefe de la costa sud. para <|ue despachando fuerzas d"-
su parte simultánciunente con otras que él haria salir d'^
liima en dias 'i jos, en una determinada hora cayesen, sobre
Hermudez y Aldao. El plan no hay duda era sencillo y bien
ctmibinado. pero no resultó asi en la ejecución, por • que
algunos lejítimos patriotas al observar apresto de tropas,
se valieron de ingeniosos ardides para averiguar el designio^
y asi que lo consiguieron despacharon un indio cruzando
e{»rros y sendas escusadas, para avisarlo al gefe de las tropa»
de lea. Benuudez apercibido entonces por este aviso y
otras sospechas y denuncias que desde antes tenia contra
Salas, tomó con sigilo toda clase de medidas para preca-
v(»rse de una sorpresa, siendo la principal de ellas la de ase-
Lrnrar con artilicio la persona del sospechoso: ])asó algunos
diaí? de Incertidumbre pero variando de posiciones todas
las noches, cuando á la hora menos pensada m presentó uno
de los espías que habia mandado á la parte de Lima, dieién-
dole que dejaba cerca una fuerza que venia á atacarlo: esta
4-1^ LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
se presentó pocos minutos después, se trabó el combate en
que hubo algunos muertos y heridos de ambas partes, mus
los milicianos de lea, bisónos, y que sin duda por primera
vez se velan entre la sangre y las balas, se acobardaron, se
envolvieron y se dispersaron, no quedando á Bermudez otro
recurso que emprender su retirada en orden, aprovechando
cuantas ventajas y posiciones le ofrecia l3a localidad, hasta
<iue pudo ganar la sierra: allí se consideró yá seguro, pues
ol enemigo por otra parte no esforzó mayormente su persi-
<»ucion, y entonces con mas calma pudo tomar la cordillera
etx dirección al valle de Jauja. Siguió sin mas inquietud»»s,
mas como la tropa que llevaba era un grupo de reclutas Ci)n
40 ó 50 dias de instrucción apenas, en las marchas por ca-
minos estraviados y difíciles se le dispersaron algunos sin
medio de evitarlo : pero asi, a*si, llegó con el resto á Iluancayo
^hi novedad : alli recibió comunicaciones del general Are-
nales que iban ya á despachársele á lea, y entre ellas una en
que K» ordenaba remitir la persona del teniente coronel
Salas á presentarse al general en gefe, escoltado por mu
oficial con tropa, con la (onsigna reservada de vigilar y
asegurar su persona sin dárselo á entender.
Llí^gó Salas muy ufano al cuartel general de Retes, lla-
u^amlo la atenc^ion el conjunto de su lujoso traje militn«\
su montura, su sable, sus botas granaderas, y sol)re todo,
su estatura gi.«i:antesca. El oficial conductor lo presentó en
i4 acto al general San Martin, diciendo, que lo remitia el eo-
mandante Bernuidez desde Iluancayo por órdenes que ha^ia
r( cibido para ello. El general entonces pidió á su secreta-
rio ]irivado, capitán Salvador Iglrnias, que le trajera las
t-artas (pie tenia de Salas: siéndola» presentadas, las revis»'».
tomó de entre ellas una, y ensenándole la firma le precrun-
t/> — ¡coufHU' usU(J rsfa carfa! — Salas respondió — Ni, .sri7'*^\
Ja conozco: es mía. El general le dijo entonces — J**f(< s>
ustfd la nconocí, hn su cont( nido — Salas al reconocer su
letra, creyó prnba])lrmente (jue era alsruna de las que liabia
,»MTÍto desde lea al mismo general á Pisco, pero en cuanto
APUNTES POSTUMOS 449
dio vuelta la hoja para leerla desde el principio, se encontn'»
con qtie era do las que habia dirgido á Lima aconsejando
la sorpresa al comandante Bermudez en lea — Quedó estu-
pefacto, sin sentido: y comprendiendo de un golpe su cri-
men y que ya no eran momentos de recurrir á disculpas no
encontró mas recurso que postrarse de rodillas á los pies
del general San ^lartin, y abrazándole las piernas implorar
piedad, perdón, clemencia para un hombre débil, inexp*',rfo,
olncinado por el poder de los realistas, qve él conceptuare /w-
renrihlc. VA general entonces dio dos pasos atrás, le diri-
jió una mirada de desprecio con sus ojos centelleantes, li-
ciendc) — }jo no he venido á este país á sacrificar vichos ían
miserables como este — y volviendo la espalda, orderit'» i;ue
en el acto se mandase al puerto de Huacho, lo embarca.s<.»n
en el buijue que iba á zarpar para Valparaíso, remit'én lolo
Á disposición del gobierno de C-hih», con exj)osiciou ile la
causa y sus antecedentes. Este pasaje lo presenciaron l.«
edecanes del general y varias otras personas, que despius
lo refirieron, y asi se divulgó en el campamento como tantas
otn)s que continuamente ocurrían. La orden del general
Shu Martin se cumplió, y Salas permaneció alejado durante
s¡: administración: mas cuando Riva Agüero subió á la j)re-
sitlemia del Perú en marzo de 1823, no salo le peruiitir
regresar al ])ais, sino que lo llamó á la carrera militar, no
r.'cuerdo bien, si en la clase que le confirió el general Are-
nales ó con ascenso: esto no importa gran cosa, pero si
conviene a saber, que no fue este el único de los act< s no-
tables de la corta administración de Riva Agüero.
Aíiuí termina el primero de los episodios que ofrcí-' re-
ferir: y en cuanto al segundo, si por ahora no nu'roci?se
figurar (»omo parte del suceso que le dio origen, no |:)erju-
dicará en mi í-onc^^pto que pase á nuestros mas lejanías su-
c(\sores. para cuando les llegue el turno de apreciar las
oíMirnmcias de esos remotos tiempos, en cuyo supu(»stí), s*.*
me j>ermitirá una sucinta exposición de sus i)reliminares.
450 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Luego que nuestro ejército eontramarehó de Retes y to-
mó cantones v^n el pueblo de liuaura, se encontró qu'* :i«>
había local aparente para depósito del crecido número de
prisioneros de toda clase que tenia, y en su virtud se dispu-
so establecerlo en Iluarniey, pueblo que está treinta lejanas
mas al norte: y siendo de este número el teniente coronel
don Andrés Santa Cruz, americano natural de la Paz, solici-
tó abrazar la causa de la libertad y el general San ^lartin se
lo concedió: juró la independencia en legal forma, levantán-
dose una acta ante testigos militares de graduación de aml><»s
ejércitos, y fué incorporado al Ejército Libertador en su mis-
mo empleo > poco después tué nombrado (.'omandante mili-
tar de la provincia de Cajamarca, mas adelante se le confió
el mando de la división que bajo la dirección del general Su -
ere triunfó en Pichincha, y posteriormente sus servicios y
cireunstancias lo elevaron hasta el rango de Gran ^lariscíil
del Perú.
Bajo la prestijiosa influencia del Ejército Lil>ertador, en
el mes de diciembre de 1820 las pueblos de Cuenca, Ambato
y Loja, del departamento de Quito, habían i)roclamado la
independencia : en seguida el departamento de TruxíUo y sus
provincias repitieron el mismo grito, encabezados por su In-
tendente el marqués de Torre Tagle; y á su imitación, hicie-
ron otro tanto las ciudades de Moyobamba, Chachapoyas y
demás puebh)s del departamento de ]\raínas: es decir, todo el
norte del Perú, se sometió al poder de nuestras armas: mas
á fines de abril de 1821, reaccionaron los españoles vecinos
del pueblo de Ofusco, bajo la inspiración, según se dijo, del
señor Obispo Sánchez Rangel de la diócesis de Maínas y d'?
los funcionarios derrocados, con cuyo motivo fui comisio-
nado yo con 50 hombres tle mi batallón, para prestar apoyo
al comandante militar de Cajamarca Marché k mi destino
y en esas (úrcunstanciaí? se espareió la noticia de que, los pri-
sioneros del depósito de Huarmey se habían sublevado t-am-
hien en esos mismos días, quien sabe si en combinación, aun-
que separados por una larga distancia un punto de otro : mas
APUNTES POSTUMOS 45J
€01110 quiera que ello fuese, lOs de Iluarniey que se hallal)ai»
sobre la costa del Pacífico y pudieron completar su evasión
embarcándose, lejos de eso dirijieron su fuga á la sierra, bus-
cando la reunión con los de Otusco: por este hecho se juzgo
verosímil que pretendiesen reunirse para hacerse mas fuer-
tes, y pensasen hacer rumbo por las faldas de la sierra hacia
Jauja, por cuanto de allí les era mas fácil descender á Lima ó
incorporarse á sus tropas del Cuzco. Esto se calcula])a, por
cnanto iba entre ellos el coronel don Manuel Sánchez (¿ue Ic^
habia sido del Rejimiento de Talaveras, y cojuo buen militar^
entre vengar el agravio de su derrota de Pasco 6 volver ;i
España con esa nota, se suponía que prefiriese lo primero.
Pero sea de esto lo que fuese, no siendo mi intento sino re-
cordar una esplicacion que le oí hacer al teniente-coronel
8anta-Cruz respecto de su persona, terminaré esta digresión
diciendo, que luego no mas y á poca costa, se pacificó la i)ro-
vincia (»on la captura de los prisioneros y sublevados de Otus-
co, por las indiadas circunvecinas que se les lanzaron enci-
ma, los acorralaron en una quebrada, los asediaron, y no le»
quedó mas arbitrio que rendirse.
Recuperado el orden y la trampiilidad en los pueblos de
aqu(»lla parte de la Sierra, el piquete de mi mando permane-
ció en (-ajamarca, por cuya circunstancia y el cumplimiento
d(* mis obligaciones, diaria y frecuentemente tenia que ver
al comandante Santa Cruz, para darle los partes de las
ocurrencias del cuartel y recibir sus órdenes. Este contacto
diario por una parte y el no tener él ni yo relaciones en el
pueblo, no tardó mucho en hacer mas franco nuestro trato
y establecer una estimación v confianza mutua : en ese estado
de relaciones de amistad, una de esas noches de verano que
conversábamos á la luna acerca de la campaña de Arenales v
])atalla de Pasco, me dijo — '* Usted y quizá todos los que se
liallaron en esa campaña, probablemente han hecho mu-
chos y diversos comentarios á mi respecto, ya cuando me
vieron salir del campo en el momento de pronunciarse la
'Vderrota de OHeilly, ya al verme volver por la noche en
< (
< t
ti
452 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
4t
dase de prisionero: pero cualquiera que hayan sido, dudo
cjue hayan acertado eon las verdaderas causas, y por eso me
^'permitirá que se las esplique — 1.a Yo pude retirarme en
^* orden eoiuo llevaba mi escuadrón, por el camino mas cor
"^'to ó mejor para descender á la costa, sin que nadie fanbiese
^'podido impedírmelo, por cuanto el general Arenales no te-
^'nia la fuerza de caballería necesaria para mi persecución;
^•ni aun cuando la hubiera tenido, no habría consentido en
"'que se alejase aislada á una larga distancia.'*
2.a — ''Pude haber batido á Lavalle cuando me perse-.
''^guia por el camino de Yanahuanca, desde que llevaba soh>
"'25 ó 30 hombres, que yo contaba uno á uno con mi anteo-
"*j(), ruando mi fuerza era cuatro 6 cinco veces mayor y esto
*'me da])a la probabilidad del triunfo: y lo que era aun mas,
^*T-H valle llevaba sus caballos en mal estado por las marchas
^^ y inaniol>ras (pie habia hecho, mientras que los mios eran
**im*oniparabl(Mnente superiores, ya por no haber hecho fati-
**ga. ya por liaher estado en descanso y mantenidos a grano
''^en pesebre: y para decirlo de una vez, mi triunfo habría si-
**do indudal)le en esa ocasión, y entonces mi retirada segura
** hasta el otro Indo de la cordillera y sin temor de ser inquie-
^'tado.''
3.a — Pude pasarme con mi escuadrón, como estaban
**]iaciénd()lo los jefes y oficiales americanos hasta con tropa
** armada, pero como una infidencia deja impresa la descon-
■*' fianza sobre sus autores, pues como dice el proverbio quien
*'h(H( un crsfo puede hacer un ciento; no quise echar es»
*' mancha sobre mi nombre, porque así habría sucedido ante la
*'()|)iuion (le ambos belijerantes, y deseché la idea por desdo*
^*n)sa. l'^u est<» sentido hablé á la tropa esplicándole el con-
*S-(pto, todos se convinieron unánimes, porque también les
^* prometí hacerlo a.sí presente al general San Martin, y que
*Vn(> dudaba que cumpliese las promesas que habia hecho en
**sus ])ro<-lamas á las tropas del ejército real.'*
4.a — Yo como americano y desde muy atrás, abrigália
"las mas positivas simpatías por la causa de la ematicipá-
APUXTKS POSTUMOS 4Ó3
n
<< :
a
cion, porque me había llegado á convencer del perfecto de-
recho de la América y de su inmenso poder, asi como de la
impotencia jle la España y nulidad de sus recursos : veía el
desacuerdo y casi anarquia entre el Virey y los mismos ge-
nerales y ge fes europeos, unos absolutistas y otros consti
tucionales, anarquía que ahora la vemos patente con la de-
posicon de Pezuela : veía al mismo tiempo los progresos que
**hace y nadie duda que seguirá haciendo la revolución del
**Perii, bajo la protección dí?l ejército y dirección de un ge-
'^neral que con tan hábil golpe de ojo, con tanta firmeza,.
** concibe y ejecuta el mas tribial de sus golpes: veía que
*' cuando él abandonó su carrera en Europa, lo hizo como
*' americano y por amor á la sagrada causa de nuestra tierra^
'^¿y por qué no hacerlo yo en la ocasión que se me presenta-
**ba? Estas y otras infinitas reflexiones se agolparon á m\
** mente en esos momentos: ellas me iluminaron: por ellas pre-
**ferí entregarme prisionero, y asi me tomé la libertad de de-
ducírselo al general delante de los señores Monteagudo y Gui-
'Mo: y la mejor prueba del acierto de mi resolución es, el
" ' puesto en que me hallo colocado. Estas son las esplicaciones
'*que ofrecí á usted: y como ahora ya es innecesaria su reser-
*'va, autorizo v ruego á usted que las trasmita á sus eompa-
''ñeros toda vez que se le presente ocasión."
Aquí dan fin mis reminiscencias de la primera cam~
paña del general Arenales á la Sierra, sobre cuyos he-
elios estoy en ]a persuacion de que nada se ha escrito. 6
por lo menos, si la prensa algo ha dado á luz, yo no he leido
todavía, y por mi parte sentiría mucho que quedasen en ^X
silencio de los tiempos: debiendo advertir por conclusión,
que si en el relato de algunos acaecimientos no hubiese es-
tricta exactitud, es por que no en todos ellos pude hallarme-
presente, y los refiero cómo y del modo que llegaban á mí
454 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
oonooi miento. A bien que mas atrás han de venir sin duda
otros que enmienden y perfeccionen esto y lo demás.
Buenos Aires l.o de Mavo de 1865.
JOSÉ SEOrXDO ROCA
JJKCUERDOS HISTÓRICOS SOHRf] LA PROVINCIA
DE Cl'YO.
CAPITULO 2.0
De 1815 á 1820.
(Continuación) (1)
'"Manifiesto qu'e hace el Gobernador Intendente de esta
^)vnvincia de Cuyo á los habitantes de Mendoza, sobre hs aeon-
tccimientos de la ciudad de San Juan,''
**E1 9 del corriente al amanecer, se apoderó de la fuer-
7Ai veterana y milicias de la ciudad de San Juan, el capi-
tán don ^íariano Mendizabal y depuesto inmediatamente el
t(*ni(»nte orol>ernador don José Ignacio de la Roza. Fué elec-
to en su lugar el mismo ^lendizabal por el sufragio de
íiquel vecindario y cuerpos de milicias, bajo la seguridad de
-rjur las tropas que se hallaban en la plaza sobre las armas ,
jiosff ndrian su elección, según se esplica del acta celebrada
<^] diez. Los pcefes y oficiales del batallón núm. .1. fueron
presos en el acto del levantamiento, junto con el teniente -
■«robernador depuesto. Apenas tuve noticia de este funesto
suceso, dispuso de acuerdo con el señor comandante gene-
ral de esta división, que pasase él en persona, con dos com-
1, Véase la pajina 331.
456 REÍ CERDOS HISTÓRICOS
pañias de cazadores á caballo, á observar la naturaleza y
circunstancias de la insurrección, persuadido por el aviso
de varias personas respetables de aquel vecindario, que la
masa del pueblo y todos los ciudadanos de })uena int^»ncion,
se veían comprometidos y espuestos á los fatales resultados
de la insubordinación y que deseaban un apoyo para preca-
verlos. Con el fin de inspirar mas confianza al pueblo ó.
imponer a los insubordinados, dispuse de acuerdo con el srei>
de la división, marchase á incorporársele el resto de los es-
cuadrones de cazadores. Estos se hallaban en Jocolí espe-
rando órdenes, y entretanto el señor comandante Alvaratlo
se acercó á las inmediaciones de San Juan, habiendo sor-
prendido antes una partida del batallón insurreccionado en
el Pozito, que á favor de la oscuridad de la noche pudo po-
nerse en fujjfa, sin embargo que no esperaba ser atacada Po-
sesionado de aquel punto el comandante Alvaralo, mando
una exortacion al batallón, ofreciéndole un indulto y í;sí»*j(u-
rándole que oiria las quejas que tuvieran contra los oíleialfs
y pondria remedio. Esta proposición fué desatendida abier-
tamente, y entonces continuó su marcha el comandante Al-
varado hasta dos leguas de la ciudad, donde recibid' una di-
putación del Cabildo, con el objeto de hacerle prí^sente el
peligro á que esponia á los gefes y oficiales presos, no me-
nos que la tranquilidad pública, si continuaba rus m<ii-
chas, atendida la decisión en que estaba de sostenerse el ha-
tallón insurreccionado. El comandante Alvarado ])roti*sto
a la diputación, que no siendo otro su ol)jeto que rt^sta>»]'*cer
el orden en el cuerpo de su mando, suspendia desde juc^jto su
marcha, por no esponer la tranquilidad del vecindario \ la»
consecuencias tle la obstinación que mostraba la tropa re-
l)elada. En se^yuida se puso en retirada, con el sentimiento-
de no haber podido coadyuvar á los deseos de los ciudada-
nos pacíficos que se hallan rodeados de peligros, cuya i*ra-
vedad y trascendencia es imposible calcular en el ni.vuí'nto
actual."
**Tal es el cuadro que presenta la ciudad de San Juan, 3?
LA REVISTA DS BUENOS AIRES. 457
es imposible contemplarlo, sin sentir la trascendencia de esto
suceso á toda la provincia. Para penetrarse de la estension
de ios peligros qiie la amenazan, basta observar que la insur
reccion del 9 del presente, es de un carácter tanto mas alar-
mante, cuanto que ella tiene una tendencia rápida y directa
á establecer la anarquia mas horrorosa. Su objeto no es sa-
tisfacer los resentimientos de un partido descontento, que es
imposible dejar de suponer en las actuales circunstancias:
no es reformar la administración económica de San Juan, cor-
rijiendo los abusos que haya podido encontrar el celo de ]oü
buenos patriotas, 6 la suspicacia de los díscolos. Todo es-
to sería menos peligroso, y al menos, podríamos consolarnos
de la subversión del orden, con la esperanza de su restable-
cimiento. Mas por desgracia, el objeto y fin que manifiesta
la insurrección del dia nueve, es poner en igual peligro á to-
dos los partidos; amenazar la vida y las propiedades de los
ciudadanos pacíficos y de los mismos díscolos ; poner la auto-
ridad al arbitrio de una soldadesca amotinada, que una vez
acostumbrada á la insubordinación, no pueden tener sobre
ella sino influencia precaria, los mismos jefes que proclame.
ba conducta que ha observado hasta aquí el batallón insur-
reccionado, hace ver la justicia de este presentimiento. El
ha nombrado sus jefes y oficiales por votación, y la elección
ha recaído en los sarjentos y cabos del cuerpo. El capitán
,M<^ndizabal ha distribuido entre ellos una suma de dinero,
que quiza servirá de garantía á la subordinación, mientras
leuga refursos para satisfacer los vicios de una tropa desen
frenada ; pero en el momento que no los tenga, ella los bus-
cará por sí, sin examinar los medios, porque la fuerza es la
medida de su autoridad.''
''En tales circunstancias, yo he tomado la resolución de
convocar á un Cabildo abierto para manifestar al pueblo mis
sentimientos y mis deseos. Conozco que las circunstancias
de la insurrección del nueve, son dificiles y peligrosas, que
antes de emplear la fuerza para sofocarla, es preciso tocar
todos los medios políticos que puedan salvar la provincia de
458 RECUERDOS HISTÓRICOS
los riesgos que la amenazan. La gran medida de que yo
creo pendiente la salud pública, es concentrar la fuerza mo-
ral de la provincia para neutralizar y resistir la fuerza física
que ha levantado en San Juan, el pabellón imponente de la
anarquía. A este fin, es preciso quitar á los jefes de la in-
surrección, los pretestos plausibles que han tomado para
comprometer al pueblo y dar un carácter de revolución po-
pular al que solo ha sido un motin militar. Con este obje-
to, yo provoco k la Municipalidad y pueblo de Mendoza, para
que delibere sobre una diputación, que pase inmediatamente
n *San Juan, con el fin de asegurar á su Cuerpo Municipal y
vecindario, que el Gobierno conviene desde luego, en que el
pueblo nombre el jefe que pida por la mayoría de los ciuda-
danos, y haga las reformas convenientes para el restableci-
miento del orden, con la sola condición, de disponer que la
fuerza se retire del pueblo, dejándole en plena libertad de
deliberar y poniéndose á las órdenes del comandante gene-
ral de la División, quien, en este respecto, adoptará las me-
didas que estime conducentes al restablecimiento de la su-
})ordinaoion. Que, en prueba de la sinceridad de mis in-
tenciones, y por garantía de ellas, les asegure la Diputación,
que yo soy el primero que estoy dispuesto a dimitir el man-
do de la provincia y que el pueblo está en plena libertad de
nombrar el que le parezca, mientras el Gobierno Supremo
dispone lo que sea de su agrado. Que las fuerzas que he
mandado concentrar en esta ciudad, no tienen mas objeto
que sostener las deliberaciones del pueblo, y en prueba de
ello, permanecerán acampadas fuera, mientras se concluye
esta transacción.''
'*Yo espero del celo de los magistrados, de la honradez
riel vecindario, del interés de los propietarios por la conser-
vación de sus fortunas, y del amor al buen orden, que en
todas circunstancias han manifestado los habitantes de esta
ciudad, que se adoptarán las mejores medidas para impedir
los progresos del desorden y sofocarlo con prudencia y
enerjia.'*
LA REVISTA DE BUENOS AIRES. 4.5P
''Mendoza y enero 16 de 1820''
^^Toribio de Lvzuriaga."
(A. G.)
Es este^ entre los doeumentos relativos á los aconteci-
mientos que tuvieron lugar en Cuyo en 1820, el que mas cla-
ra luz lia de dar al historiador sobre el carácter y tendencias
^lol niotin del f) de enero en San Juan, de la uniformidad de
lííiras é inicuos procederes con los corifeos de la anarquía,
^|uc liacian prosélitos de un estremo al otro de la República.
Concisa y sencilla en el lenguaje esa esposicion del go-
bernador Luzuriaga, al separarse del mando, contiene sanos
principios en i>olítica, exactitud y verdad en la narración do
los hechos á que se refiere, gran alcance en preveer los resul-
tados (pie ellos il)an a producir inmediatamente, habiendo te-
nido, en efecto, cumplida realización, á los pocos dias des-
l)ucs, sus pronósticos, como lo vamos á ver — Y sobre todo la
lealtad, la buena fé del íntegro Majistrado, del honrado pa-
triota que quiere la paz y tranqxiilidad de los pueblos, cuyos
destinos se le han confiado, se revela resaltante hablándoles
<^n tan peligrosa emerjencia. (Conociendo que, sin verter la
preciosa sangre de hermanos, es ya imposible contener aque-
lla vorájine de horrores que amenaza hundir la República,
resigna el puesto con abnegación, oprimido el corazón por
nuestro funesto porvenir.
Kste acto de la vida honorable del general Luzuriaga,
<'ntre nuichos otros, será uno de sus timbres mas brillantes
^nte la posteridad que ha de juzgarle con imparcialidad.
Fué en estos términos que se dirijió al Cabildo, al dia
ííiguiente, resignando el mando:
**Iíoy hacen tres años cuatro meses, que tuve la honra
"de entregarme del mando de esta provincia, y me es en es-
tremo satisfactorio haber hecho cuanto ha estado á mis al-
cances para sostener sus intereses y conservar el orden en
las diferentes, críticas circunstancias en que me he visto.
4«0 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
*
Pero hoy tengo el profundo sentimiento de conocer, que to-
dos los esfuerzos de mi celo y la sinceridad de mis intencio-
nes, no bastan para garantirme el buen resultado de ixúh.
medidas gubernativas. Mi primer objeto es consultar los.
grandes intereses de la Patria, y respetar el imperio de las.
eircun«t«ancias, cuya combinación no está en mi arbitrio pre-
caver ni penetrar: conozco, francamente, que ellas exijen
que yo haga en manos de V. S. la dimisión del mando que he-
ejercido hasta ho}^ y que, desde luego, verifico, en la con-
fianza y seguridad, de que V. S. al admitirla, hará á mis in-
tenciones y deseos por la paz pública, la justicia que mere-
cen."
'*Dios guarde á V. S. muchos años."
*^ Mendoza, 17 de enero de 1820."
'"Toribio de Luzíiriaga.*'
**Muy 1. (.'abildo de esta (Capital."
(A. O.)
Kl Cabildo contestó con la siguiente nota.
'*A consecuencia de la dimisión que se ha servido V. S.
hacer del mando de esta provincia, reunido el Cabildo j^lemv
y vecindario de esta capital, (jue fué convocado previamente^
se ha admitido la renuncia, como lo hallará V. S. en el testi-
monio de la acta que tenemos el lionor de acompañarle, y á
virtud de la unánime voluntad de los sufragantes, ha reasu-
mido este Ayuntamiento, adaptándose á las providencias jo-
iierales del Superior Gobierno, que están en observancia/"
''Kl cal)ildo se tendrá por feliz, si acierta á imitar la»
ideas l>enéficas con (pie V. S. ha sabido marcar el periodo dív
su mando, por la prosperidad de todos los habitantes de es-
tos pueblos, entre quienes será siempre grata la memoria de-
V. S. En su virtud, espera este ayuntamiento, se sirva dar
las órdenes correspondientes para (jue se le reconozca ^n lo»
términos acordados."
BECÜERDOS HISTÓRICOS 461
**Dios guarde á V. S. muchos años.'*
*' Mendoza, enero 17 de 1820."
**Jos6 Clemente Benegas — Bruno Garda — Nicofús
Guiñazú — José Mayorya — Narciso Segura — José
(le la Cruz Encinas — José Toruno Videla — José
Alvino Gutiérrez — Benito Segura — Francisco Mo-
gano."
"Señor Coronel Mayor don Toribio de Luzuriaga."
(A. G.)
Omitimos la insereion aquí de la acta de su referencia,
por no contener ella nada de notable.
** Impuesto por la comunicación de V. S., fecha de ayer,
de haberse adniitido la dimisión voluntaria que hice del man-
do i\(' la provincia, consultando mis primeros deberes y los
intenses de ella, y haberlo rea.sumido V. S. en consecuen-
cia, tt^ngo el honor de acompañar á V. S. las órdenes corres-
j)ondient(»s para las autoridades subalternas de la Provincia,
á eft'cto de que será reconocida la que V. H. ha reasumido por
la voluntad jent^ral del pueblo, según se ha servido comu-
nicármelo."
^•Yo quedo altamente obligado á los habitantes de la
Provincia, y muy ])articularmente á V. S., [>or la considera-
ción que me asegura, le han ñierecido mis servicios. Siento
no poderme lisonjear de halx^r hecho todos los que deseaba
y d(» í|ue mi celo no haya sido siempre tan feliz, como han
sido sinceras mis intenciones. Sin embargo, yo me retiro
del mando cim la satisfacción de que la provincia, durante
el tiempo de mi administración, ha salvado la Patria mas de
una vez. por m(»dio de los grandes y heroicos sacrificios que
liH prodigado á la ( ausa del pais. Algún dia la posteridad,
mas justa (\\iv la edad presente, dará el valor que corres-
]>ondM á los esfuerzos de este pueblo generoso. Esta esperan-
za me consuela en medio de la angustia que sufro, al ver in-
terrumi)ido el orden que felizmente se habia conservado
4t5^ LA RE^ iSTA DE BUENOS AIRES.
luista hoy en la provincia y que exitaba la emulación de laíi
demás. Pero V. S. 8al)e, que solo por un acontecimiento el
mas extraordinario en la historia de la revolución, lia po-
dido alterarse la traníjuilidad. A pesar de todo, yo que co-
nozco i)or esperieu(áa, de cuanto es capaz la buena intención
y carácter honrado del pueblo que V. S. representa, esi)era
que, no solo se restal)lecerá el orden en la provincia, sino
que se asegurará sobre bases i)ermanentes y será en adelante,
cfmo hasta aquí, una barrera firme contra e) espíritu de
ananpiía y contra las empresas de los enemigos irreconcilia-
bles di' la América/'
"Dios guarde á V. S. muchos años."
'* Mendoza 18 de enero de 1820."
"'Toribio (le Lnzuriaga/*
•*A1 muy ilustre ('al)iUlo y gol)ernador político de la
provincia de Cuyo."
(A. G.)
lié ahí las st^ntidas palabras, llenas de esa convicción
que al)rigíi>)a una conciencia tranquila, con que el general Lu-
zuriaga se despidió de los pueblos de Cuyo, y especialmentt*
de la capital. Hace justicia á los que dejaban de ser sus go-
l>ernadores, en la satisfacción que, dice, lleva al retirarse del
l)ais, por la generosa cooperación que durante su adiuinistra-
cion k» habia siempre prK^stado en defensa de la causa de-
América. Les asegura que aun en medio de la angustia que
aflije su eorazon de patriota, viendo entronizarse la anarípiía,
le sonsuela la idea, de que la buena intención y carácter hon-
rado de sus hal)itante8, ha de consolidar en Cuyo el orden y
las instituciones.
(^onocia, por otra part-e, el general Luzuriaga, que el
estado á que haliian arrastrado al pais los espíritus díscolos,
los corifeos empecinados de la anarquía, no ofrecía la menor
esperanza de salvar 1« constitución y el principio de autori-
dad en el réjimen de centralismo moderado que habíamos
KECUKRDOS HISTÓRICOS 46a
adoptado. Que la pendiente demasiado rápida en que nos
liabian colocado los sucesos, no da])a ya lugar á detenerse,
sin que la violencia del choque producido, llegara á causar
aún mayores males. Tenia conciencia de todo eso y descen-
dió del i)uesto en oportunidad, evitando agravar mas la si-
tuación, de suyo sobradamente grave, con motivo del motin de
San Juan.
El general Lnziiriaga dio cuenta de su dimisión al Su-
premo Director del Kstado, con copias adjuntas de los docu-
mentos relativos al incidente (pie la motivaba, en estos tér-
minos :
*' Exilio. Señor.''
*'Las copias que tengo la honra de acompañar á V. E.,
detallan las ocurrencias que desgraciadamente han alterado
la tranquilidad de esta provincia y motivado la dimisión que
he hecbo del mando de ella, á fin de paralizar de algún mo-
do las inquietudes públicas, coadyuvando por mi part<í con
esta medida.'*
*'Yo espero ([ue se restablecerá la quietud pública, y que
solo tendremos que lamentar los males que ha sido imposi-
ble preveer, imj)idiendo por lo menos, su funesta trascenden-
Cía. y
**Dios guarde á V. E. muchos años.
** Mendoza, lí> de enero de 1820."
^'Toribio (le Luzuriága."
*'Exmo. Señor Supremo Director del Estado.''
(A. G.
Vamos á dar algunos lijeros ra,sgos de la vida pública de
este ilustre general, durante su gobierno de Cuyo.
DAMIÁN HUDSON".
(Coiitiniiará.)
DON FEDERICO BRANDSEX.
Capitán dé caballería del iprimer Imperio francos.
Caballero de la Real Orden Italiana de .la Corona de Fierro,
Condecorado con la Lejioai de Honor,
Ayudante del Príncipe Enjenio;
Coronel de caballería de la República Arj^entina,
Capitán de la misma arma en el ejército de Chile,
Jeneral de Brigada deJ Perú^
Benemérito de la Orden del St>l.
etc., etc., etc.
(( ontinnacion) (1)
IX.
El eomamhtnte Viel, cuya bizarra figura acabamos de
ver destacada del cuadro de oficiales patriotas, era uno de
los mas distiiií^uidos del ejército Andes-Chileno. Hijo do
un antiguo letrado francés, su vocación decidida por la mili-
cia, lo llevó temprano á los campos de batalla, y húsar d«
Xey, asiste desde Elchingen hasta la jornada de AVaterloo —
mas desastrosa para la Francia que la de Azincourt y Po¡-
tiers — á todas las campañas y encuentros dó se empeñó el
jénio de \apole(m contra la Europa corílioadH. Cuando i-l
funesto 18 de junio de 1815, eclipsó tanta gloria Viel corno
muchos otros, no vaciló entre el ostracismo y la humillación,
circunstancia A que debieron las banderas de la república,
(1), Véase la páj, 'A'A2 de este tomo 11 de "La Revista".
COROXKL BRANDSBX. 465
desplegadas en el Nuevo j\Iiindo á las brisas de la libertad —
el fuerte apoyo de brazos esperimentados en cien combates.
<20)
Soldado intelijent<í y práctico en la guerra, conoció en
el acto, que habia llegado el momento mas crítico para San-
^•hez y su reducido ejército, y firme en el terreno conquistado,
pido eon insisttuicia un batallón, algunas compañias al menos
<Mi que apoyar sus movimientos que tendian á asegurar la
]>rcsa, y libertar de su pesadilla á la cx-Presidencia y Capitán
ma J me ral del Reino de Chile.
Pero vana espectativa. Ni el resto de su cuerpo de Gni-
nadíTos — que por una imprevisión indisculpable, seguia á una
gran distancia á retaguardia — ])odrá reforzarlo, salvándolo
<lc una posición que se hacia embarazosa.
Kn efecto, toda la infantería habia quedado en los Anje-
les. y el Jeneral en Jefe, halagado por un triunfo efímero, ol-
vidó ó no hizo caso de los consejos de la esperiencia, dejandt)
(2i») HeiLJaniin J-uan Maria Nioüláü Viel, naeió en París el 21 de
t>iierci 17S7 — Hijo de Claudio B. X. Viel, al>ogado del Parlamento y
Coiisj.joro de Luis XVI, el 31 de a^^osto de 1H<>3, ingresó al ejército
fiani.-ós en el eanijío de Bolonia como ,snIdado del 3er Kejiniiento de
liú'^Hres — lA la« órdenes de Xey. asistió á las batallas de Elchingen,
^ ói.a, sitio de Magdebour^, Kylau, Friedland, Torres-Yedras, Busací).
Salaiian a, asedio de ( iiidad-Rodrijfo y Almeida — ^Baiitzen, Dresde,
Leipsii'k, Ilanau. ( •lianip-Aíiibert, Montmirail, Ligny y Waíerloo. Sien-
i\'^ cnndec'orado en el ca'i:po de Leij^sick con la cruz d;^ la Lejion de
Jíon(ir, y <-on la orden de la Reunión en el Chainpauvert — Durante la
jiuerra de la Independencia fué premiado con la medalla y cordón de
orí» de Maijio, la esmaltada de la ''Lejion de Mérito" y iiltiuiamente
<' .n la de "Santa Helena", instituida .por el actual Emperador de
1(1 í^ franceses, para los militares que sirviero'u desde 1792 á LSI."), sinu
ludizando el último pensamiento del "(irán Hombre" á «'.:« eompa-
fi. rov lie gloria. Kl 29 de abril de 1S22, casó Viel en Santia^ro de Chile,
i'o 1.' María Luisa de Torcí, hija de la marquesa doña Mercedes Ouz-
man y nieta del Conde de la Conquista — tsiemlo su padrino el -r. ismo
je'ieral San Martín, y asistiendo en cías:»- de tc-stijros, los .'-oroneles
Cuido (R.), Reyes (A) Miller y M. Xecochea — Viel principió á ser-
\\\ en los ejércitos de la Patria, como sarjent») mavor de cabalb^ria
•<le línea y e> en el dia Jeneral de Bridada de la República hermana
i|:' < hile, ilonde ha desempeñado pue-st-is de im,portancia — 'Vivía aún
i"i a<|uella capital, en setiembre de l.S(v), época en rjue tuvimos el
h« Mor lie re«'ibir su retrato y las últimas noticias de su persona.
««6 LA REVISTA DE BUENOS AlBaBS.
escapar de nuevo la oportunidad de esterniinar al desmorali-
zado español.
X.
Los invencibles estandartes de la Revolución, asoniabart
y'd á las corrientes del Biobio, vanguardia y barrera natural
del indomable Araucano, y cuyas aguas nunca profanó impu-
nemente la conquista.
Linde austral de una costa y un cordón de cerros enca-
necidos, dos montañas y una pampa intermediaria que entre
los Andes y el Pacífico, Atacama y la rejion Magallánica, se-
mejan cinco inmensas fajas paralelas, y á las que por la in-
clemencia de su clima aplicaron los antiguos la voz quichua
chirí, que designa el invierno ó término de la naturaleza vi-
va— es ctmsiderado á justa razón, como la principal arí^rria
hidráulica de aquella zona sub- Andina. Alumbrada sxi fueíi-
t<' por las eternas llamas del Tucapel seri'cí» ^us rápidos
hileros de este á oeste por tierras, auríferas y sombreadas di-
bosques jigantescos que las continuas lluvias jamás despojan
de sus lustrosas' galas de primavera — ^liasta derramarse en el
Océano á 94 leguas de su revtiente..
La caballería, falta de apoyo, se vio obligada á hacer al-
to en un jvequeño médano, á la entrada de la enmarañada sel-
va de frondosos pataguas y maitcnes que dificultando los.
aproches del Biobio -en aquel punto, entapiza todo el baluar-
te orográfico que se eleva en forma de hemiciclo ó anfi-
teatro, en la orilla derecha del mismo, y solo es accesible por
dos desfiladeros que a^Kinas dan paso á dos jinetes de frente
Hay parajes en que ^(í vereda ó quehrada vSe ahonda á punto
de quedar completamente dominados los transeúntes desde
los bordos de ambos desfiladeros — circunstancia á que se
une el mal piso formado por una tierra negruzca y movible
que bajo la pata de los caballos se levantaba en nubes de pol-
vo, impidiendo se distinguiesen los objetos cuatro pasos a
vanguardia.
CORONEL BRANDSEX. W7
A pesar de estas dificultades naturales que hubieran si-
do invencibles para esta arma, si Sánchez hubiese pensado
un momento en la defensa del paso; en tanto llegaba la in-
fantería, mandó Escalada — incorporado ya á Viel después de
14 leguas de marcha forzada — que los granaderos dispersa-
dos en tiradores y favorecidos por los desfiladeros enuncia-
dos, á la vez que molestaban, tratasen de i-econocer la fuer-
za y observar los movimientos de la infantería enemiga, que
<))>ligada por el rio, se defendía aún, con el objeto d<» proto>
ji r el pacaje d^^ su artillería, equipajes, familias, caballada y
ganados.
Recien en la mañana del 19 se ordenó al batallón ('a'-^íi-
dores de los Andes, tomase la vanguardia como lo hizo, reu-
niéndose á los granaderos á eso de medio dia — habicndo^t^
dejado al enemigo toda la tarde y no( he del 18 y madruga-
da del 19, para efectuar su pasaje — mientras que los i)atri<)-
tas, perdían la mayor parte de las ventajas que pudieron
prometerse de esta campaña, como t(^ndremos ocasión tic
j. al par.
íja reunión de Alvarado tuvo lugar á distancia de uua b»-
giia del rio. Luego de asumir la dirección de la columna
como jefe mas antiguo, deseoso de cumplir las órdenes loci-
l'idas, sin reparar en el cansancio de su batallón postratlo
]>or una larga jornada — resolvió llevar el ataque sin deniora
ñ las líneas enemigas.
Iniciada la operación á las tres de la tarde, con arreglo
al i.Jan conc»'ríado, los granaderos debian desembo(*ar p)r
rl ucsfiladero de la derecha que era el nfks descubierio, mien-
tras que la infantería con una pieza, llevaría la carga por el
1í; la izquierdí, cubriendo su frente con una partida de '>0
^q?iDftderos al mando del alférez Fuensalida y iu priiajra
c<»mpañia del bíitallon con el mayor graduado Lucio Salv?id«)-
]'es. Durante la inarcha, previendo Alvarado una evolución
sobre su retaguardia, desprendió una compañia que situada
468 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
ironvenientoniente defendiera las immieiones, un eañon do
batalla y equipajes dejados allí.
Tan luego como descubrió el enemigo el movimiento de
los i>atriotas, trató de pararlo con el fuego sostenido de su
mal servida artilleria. Pero el ataque era irresistible y fuó
coronado con »1 éxito mas completo. Los españoles opusi'3-
Ton una débil resistencia, y como dice Brandsen — '^bus-
rarttn su salvarion empleando el arma d^ las liebres^' — {la
fuga.)
A causa de lo quebrado y montuoso del terreno, solo to-
maron parte en la refriega 2 compañías de infantería. 50 ca-
1/alIos y 2 piezas. Esta corta fuerza, como se ha visto, logró
desalojar al en':*migo de las arboledas que lo cubrían y estre-
charlo sobre el paso. Pero la oportuna irrupción del Re-
jimiento de Granaderos, llevando delante de sí el estrago y
la niuertf, oblii^ó á aquel á precipitarse al agua en gran con
íusion, donde encontraron su tumba multitud de ellos, dis-
persándose el resto, entre el ensordecedor alarido de centena-
i(*s de mujeres y niños que poseídos de vértigo y de horror,
eorrian al acaso ó formaban una masa ( tmipacta sobre el paso,
<jue en vano devoraban con la vista y la acción aquellos
desgi-aciados ofuscados por el humo, el silbo agudo de los
inoyectiles, el relincho y la polvareda levantada por milla-
i*es de caballos y acémilas que es¡)antados i)or el estampido
de las aruuis de fuego, estremecían la tierra disparando en
todas direcciones. La aciaga noche de Chancha-Rayada, era un
y)álid(> r(»Mejo ante a(|uel drama indescribible.. . .
''Difícil (s creer — prorumpe indignado un testigo de
eíse cuadro d<*s<»arrador— que iin Jeneral eíJpañol que se
JMctabn de hacer la gfierra bajo los principios de las naciones
civilizadas, anidase un corazón de hiena, para haber (ibliga
do á tMutas familias inermes á al>andonar sus hogares é inte-
reses i^ara seguir la suerte de sus armas. Aglomeradas las
virluosas monjns é infinidad de familias de las que no pocas
estaban heridas y lloraban otras la |>érdida de algunos deu*
dos á quienes habian visto ahogarse, ó pasar a la banda
CORONKL BRANDSEN. 409
opuesUi, sin que el tumulto les hubiese permitido seguir —
hacían aquel espetáculo en estremo añijente. No obstante
las medidas activas que se tomaron para reunir y devolver á
las iglesias especialmente, la inmensidad de alhaj&s que sir-
vi«*ron de botin á la tropa en el desparramo de tanto cargue-
río, no pudo evitarse la pérdida de muchísimas de ellas qw^
se ocultaron. El solo sarjento de granaderos á caballo, Mu-
nucí .A raya, tomó en dinero y alhajas, como 4,000 pesos!
**Los eorriitles Alvarado y Escalada, y de íuis jefes y
oficiales, nada jinititron para consolar y v^u» f'.'csii? j"cKi)etii-
das íiqibllhs víctinii.s. inocentes de la libi*rial «le uu «^'raii piie-
Mn . . . ^Fas (le ^iOi- sí^rían las personas dvl sexo rmiriiino que
allí sr ri'unicrun'*' — 1\,\ capitán Olazabrd, íué ncmbrah j)or
el c'-ruiiil i»{ir:i cu^-^nlinrlas con su co:iip.i.:;a. Loiim cntruba
la noche y aún llegaban las balas de cañón de la banda opues-
ta, fué necesario tomar posesión de una hondonada atrás del
norte, y allí, formando un grupo c<mipacto y roíleadas de
«•entínelas, pairaron aquella cruel situación tendidas en el sue-
le y sin mas alimento que sus lágrimas. ,d
** Reunido el ejército (continúa), el general Balcnrce dis
puso la restitución á sus hogares de las monjas y familia.^
jiroporcionándolí s cuanto era posible en las circunstancias.*'^
(21)
Entretanto, un pelotón de granaderos embriagados cou
1& victoria, pretendieron allanar la líarrera del rio y se arro-
jaron en sus aguas con el proposito de alcanzar á nado las i>i-
timas balsas en que se retiraban los españoles, muchas de las
cuales fueron anegadas por la acertada puntería del teniente
Olavarria.
Esta fuerza, como es de suponer, íiirvió de blanco á los.
fuegos de tres cañones y una cortina de tiradora; apostados
I)or Sánchez en la banda sur del Biobio, con el objeto de cu-
brir su retirada y detener la ¡XM-secucion — Sin embargo,
ellos no impidieron que los intrépidos centauros abordasen
(21) Míre4*e— .'^Olazabal''— Fipisodios etc., citados en otra parte
470 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
la primera isleta, desde donde regresaron con multitud do
prisioneros y un abundante despojo, que satisfizo su amor
propio irritado.
El resultado de esta brillante escaramuza, fué la eaptu-
líi de 4 piezaíi de artillería en el mejor estado de servicio 2
<\{^ fierro de á 12 y las restantes de bronce de a 4) sin incluir
otra que botaron al agua (pues dos fueron tomadas en la
isla) ; el teniente de caballería Ramón Pauna, y 106 soldados
tntre prisioneros y pasados, calculándose en mas de 500 los
riiuertos eu la pelea, sumerjidos y extraviados, fuera de la
correspondencia do Sánchez, casi todo su parque, armamen-
to, equipajes, familias, y otros pertrechos y animales de toda
cla,se. (22)
Los patriotas tuvieron una baja de cerca de 18 hombres
<»ntre heridos y muertos, siendo de este número el tenien-
te d(» cazadores de los Andes, Atanacio Matús, que sucumbió
í\ su herida el dia siguiente.
Empero, una pérdida deplorable y vivamente sentida
j)or el ejército, fué la del joven abanderado del Rejimiento,
EustcKjuio de Bruij-. Colocado en la ribera al lado de su her-
mano el capftan don Alejo, que mandaba uno de los pelotenes
de ata<jue, fué herido por una bala de cañón que le destrozó
el cuadril, de cuyas resultas falleció en el correr del propio
dia.
Llegado de Paris a Santiago el 28 de abril anterior, este
infoi'tunado oficial, tan recomendable por el apellido que
llevaba (23), como por su carácter y las risueñas esperanzas
que hacia concebir su esmerada educación, después de ha-
ber servido en Francia como oficial de la Guardia imperial.
{'l'l) Parte de Alvarado á Balcaree — •*'Gac<'ta" núm. 111.
(2.'») Era hijo il^l célebre almirante y ."-onsejero de Estado,
■**Kiistaquiü Bruix", nacido en la isla de Santo Domingo de una dis-
tinguida familia orijinaria del Béarn (Francia), <e<n 17.19 ó 61 y nmior-
to en París el 18 de iiiarzo de 1805 — iFué el único émulo y digno de
•«^orlo, de La Touche-Tréville, eí iTra« eminente lio'mlore do mar que
tuvo la Hepública y el Im|>erio-r-J* ' M. MaZiér^M**, <^u <Ae^-is«tario paHi-
•eular, publicó en IMOó una **Noticia histórica sobre E. Bruix."
CORONEL BBAND8KX. 471
sie embarcó para América, arrastrado por la pasión de la
gloria y el jeneroso deseo de derramar su sangre por la
-causa de la Independencia, en la que su hermano mayor esta-
ba ya comprometido. Afiliado voluntariamente bajo el pen-
<l()n de los libres, desde la apertura de la campaña, acompa-
ñó constantemente a aquel en todas las espediciones ó en-
^•uentros en qué tomó parte el Rejimiento.
Brandsen. í|ue hacia pocos meses, habia presenciado con-
movido el abra-^o que estrechó á ambos hermanos en Queehe-
rt»gruas, después de una larga separación y á tanta lejania de
la tierra natal, que un fin igualmente trájico debia cerrarles
])ara siempre — esclama:
'*Esta victima del amor fraternal, mostró tanta resigna-
ción (^n su último instante como fué su denuedo y sangre fria
<*u los combates. — El ejército entero le tributó honores que
endulzaron la amargura de nuestro llanto, sin por ello ami-
norarlo— Pueda su nombre vivir eternamente con el de los
«<lef(»nsores de la libertad en los fastos del Nuevo !Mundo!''
ANGRL J. CARRANZA
(Conti miará-)
B. Arana, »lgniondo al coronel Beaiiehef. afirma que el joven
]'>ruix niumlaba los granaderos qne se echaron al rín y que en la caja
<lt* éste filié herido mortalm?nte. Pero Brandf^en y Olazábal dicen
<.[iie ' ' nó
» » »
DKSCRÍPCION HISTORK'A
DE LA
AXTIGT^A PROVINCIA DEL PAEAGrAY. *
«
(Conchision.) (1)
Quedando pues instalada la Junta Gubernativa, y en-
trando en post»sion del mando, al dia siguiente dio principio
[\\ ejercicio de la autoridad que se la confió la Pro\nncia, '*«¡
jiendo los nuevos alcaldes y Rejidores que reemplazas<*ií
los removidos, que por disposición de la Junta Jeneral es*
ta}>an privados de sus oficios, y permanecian reclusos, en cT
cuartel de la Union; pero se les puso en libertad á los ochí>
dias de la nueva elección, menos al ex-Qo})ernador don Ber-
nardo Velazco y su sobrino, director don Benito Velazco^
<|uienes permanfícieron reclusos é incomunicados. (59)
*
1. Véase la ipáj. ,^.53,
oO. Kl ciudadano Pona, recordando e*^ti)« hoclios, refiere lo si-
guiente en mis **A.pnnte»'' ante« me-neionados.
'*K1 j^eueral don Manuel Atanasio Cubanas era primo hermano de-
mi madre la «señora doña »Io"^.fa líairtado de Mendoza y ('abañas, es-
pitsa d-e»! vizcaíno don Pió Ramón de Peña^ (a)
(a) El actual publicista Peña, naci-ó en la Asunción el 7 de .hi*
nío de 1809.
Fr-ancia le tuvo preso defnic el iin>ea de <diciembre 1S27 has^a sit
PAJRAOUAY. 27;;
Yá quü se han demostrado los grandes motivos y cau-
sas que impulsaron á la Provincia del Paraguay, para estin-
guir al Gobierno Español Europeo, y declararse indepen-
diente de toda autoridad suprema ó superior estrangera,
a.sí como de la dominación Portuguesa a que el Gobernador
Español don Bernardo Velazco, intentaba sujetarla, para
s(f pararla de la unión y confederación con las provincias
arjentinas, que formaban el Vireinato del Rio de la Plata, es
El general don Juan Manuel O amarra era casado con una par i an-
ta de los ('abañan, por euya razón don Pie, tenía su parentesco po»Ií-
tic^ con ambos generales, y .por consiguiente tenía relación con ellos,
y tí^pecialmente con .el último que le hizo -su Mayor general para la
guerra contra Belgrano, .p-.i«8 Oamarra era para don Pío el i.as fiel
realista, por lo que le servía y dirijía con mimo gusto.
Cuando laj» capitulaciones -de Cabanas con Belgn's^n». (lamarra y
don P¡'í>'eran opuetstos ¿ que se le -dejase salir del pai» con las armas
al enemigo, -^íero coiifo no lo consiguieron, don Pió qaiebró enteramen-
ttí con su .primo ¡político ('abañas, y desde entonces cortaron to:la re-
lación <ie ipaTentewco y amú^tad, hasta que á los catorce años st» re-
conciliaron y volvieron á ®u antigua T^l'acion, sucediendo esto ?\ año
de 182."5, en que dirigiéndose don Pió 'á su estancia en el partido de
San Josíé de los dos Arroyos, llegó de ,paso á visitar á < 'abañas reti-
rado por el dicta<lor Franeia en s<:i estancia de la cordillera en el Ba-
rn-ro Oran<h».
Recuerdo haber oido á ('abañas de 'ir A don Pió en esta vhsita de
reconciliación: ** Pariente, ambos nos hemos engañado: no hay ma»«
que mifrir: hemos pagado la chapetonada."
(Vno don Pió Ramón d^ Peña habia servido en esa guerra, tanto
pn Paraguarí, conío e-n Tacuari, y era ve-ino de la Am>ncion, adquirió
alistad con maichos oficiales que pertenecían á la trr.'pa ffirmada en-
t'^nce-*; y aunque la mayor .parte eran -patricios, y varios de olio»;
ener/igos ocultos de los enpañoiles, especialmente de«pues de las en
trevistfiA que tuvieron ci)n el general Belgrano: no dejaban de parti-
cijíarle los proyectos que tenían entre manos para la revolr-ion que
estal.'ó el 14 de mayo de 1811^
Kl cabildo de la Asunción, compuesto la mayr.r parte de evj>a-
ñoles, no se hallaba unísono con el espíritu del pueblo: hacia una re-
sistencia tenaz á la idea surgida de Buenos A.ires; se negaba abier-
tamente á reconocer los actos emanado» de la Junta revolucionaria,
muerte, en 1H40, k c>n secuencia de una calumnia levantaila j>or lui
poon, en la que se 1? atribuía haber dicho: '*Hemovs salido al cam)K>
por no i)ode'r estar en la 'iudad, ]>or qu4 aqjel hombre, no-: ])í)ne e'i
una cárcel perpetua, nos quita nue-^tros bienes ó nos mata/* Kn los
1.5 años que duró su reclusión tuvo la *' santa ^paciencia*' de estudiar
y apreu'^rse de memoria el ** Diccionario " de la V* Academia R*--'pa-
ñ'jlaü. .. " P>>tá versado en la historia de «u !i)ais y se distinguen sus
(M-rít:..** por el "estilo orijinal" que los caracteriza^
474 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
consi^iente, que también se trate de los actos administra-
tivos de la Junta de Gobierno.
Como el primer acto de jurisdicción de un Gobierno.
lejítimaraent€ establecido es la institución de Magistrados,
jueces y ministros de justicia; la Junta, empezó á ejercer su
jurisdicción elijiendo los Alcaldes, Rejidores, y demás mi-
nistros, como queda dicho; en seguida tomó y dio las provi
dencias convenientes á su propia seguridad, tranquilidad y
y »e ponía de acuerdo con el gobernador -d? Montevideo para m\ sos-
tenimiento y conííervaeion.
Ei gobernador .se coníideraba i «¡potente, notaado el fermeJito
ele 14T9 patricios: no olvidaba los aco-ntecimientos ocurridos en el Pa-
ragnay durante y desipués de la gobernación de dt)n Diego de los Re-
yeff y Balmaceda, y Había la altura en qn'.e ípodía colocarse el pueblo
d»? .la Asucio-n al recobrar sus derechos, (b)
Pr?veia que se presentaba Ja ocasión de revivir el germen sofo-
cado por tantos añoi^ pues notaba que la idea no s-e habia estinguido,
y parecia que los paraguayos despertaban con la revolución del 25 de
mayo de 1810, y leornenzaban á reflexionar sobre bu« deberes: esta-
ban como impregnados de la .Jaisticia y de la verdad, que se procla-
maban -en aquella época «á noiTibre de la 'libertad.
Don Fio tuvo conocimiento de la aptití'i<'i que asumian los patri-
í'ios, y anticipadamente participó á V^elasco, y esto <le contestó que
ya todo lo sabia, pues que el ten'ente coronel don José Antonio Za-
vala le liabia p-iiesto presente el proyecto comu-nicado par el patriota
<»lérigo Molas, y ya habia dado au contestación.
Kl minmo obispo Panes era sabedor, pues asi lo afirmaba don
Francisco Antonio Caballero, hermano del (Comandante don Pedro
^fuan, cabeza princi^pal del moviiiiiento revolucionario, quienes le
eonmiltaron, y hallaron acogida; de suerte <jue á su v?z el obispo, y
«i ír.ismo Velazco es^taban convencidcs. y como dice el doctor don
Pedro Somellera. "Creían inofieiosoí- ''os esfuerzos de las juntas ins-
taladas en España'' para contener por "vüs tiempo la decrépita Mo-
jiarquia, y »u acción en esta parte de América
Solo el Cabildo y «us adaptas j^e. hallaban obce>'ados, hacían o-po-
flicion abierta al sistema que. se proclamaba, y declaraban persecución
y gu-erra al qaw se denominase porteñlsta.
Kl R P. Fray Fernando Caballero, hombre recto y sabio, que ba-
ldía venido á capítu^ío á Buenos Aire^s, y se habia encontrado en la
revolución a-cá, se mostraba entiisiasmado -por ella; y »us voces pro-
paladas en la As-uncion se un ian de tni modo poderoso á las ya inoeoi-
lada«í <^n la oficialidad y gefes del ejército del Paraguay por el gene-
ral B?l grano.
Recuerdo qiue oía decir á mi ipadre años deíípues, que en vano
babia sido querer privar á los verdaderos patricios del pensamiento
(b) Ensayo Histórico -sobre la Revolución de los Comr.vneros del
Paraguay — -cap. 111, l>*^r el discreto é ilustrado joven argentino don
-José Manuel Estrada — íBuení>s Aires 1861.
PABAaUAV. 475
defensa de la Provincia; y en este estado, á los once dias d?
su instalatáon recibió pliegos del Sr. Marqués de Casa-Irujo,
embajador y ministro Plenipotenciario de España, cerca de
su Alteza el Principe Rejente de Portugal, en el Rio Janeiro:
<'l conductor de los pliegos, era un mulato oficial que habia
iiiilitiulo en los ejércitos de España, contra los trancestís;
venian dirijidos al gobernador don Bernardo Velazco. Innie-
Kliataini'Utc procedió la Junta á comunicar al Pueblo lo con-
V v.i'iinta'l quí» e.«»pre.saron: que hicieron traslu^r su proyecto; que
t)uscarnu su apoyo en la voluntad públiea que fué mucho lo que bu-
ilia en nquellos es-píritiis la ¡dea de la M»beranía del pueblo: que sini-
•pp.tizaron enteramente con hvs propó**:tJs á?- Haienoí» Aires, que les
-abril I aba el centralismo: que su aspecto no \o» a'^ustaba, n¡ temían
la cólera v aborreci' viento de los absolutistas Cabildantes.
l*>t )s estaban alarmador, veían que la actividad porteña se es-
tenaia, í|ue hallaba e:*o en el Paraguay, y que el ideal d» Um **Comu-
ncniN" tiel año de 1724 germinaba, pero depurado de los errores d^ en-
tonce^, pies ya se tenia por ^u'm y auxilio á un pueblo hermano que lo
4^»iiaba !»as asrpiracione^s antiguas 3' á quien no se pa.lia contrarres-
tar cm e:?tos antecPiPentes, afirmo, a,poyado en la apinion de Niiñez
y Nfitre que el alma de la revolución del año de ISll fué el doctor don
Pedro Sonu'ilera (c'^ que los promotores fueron los Caballeros, los Ye-
rros, lo-» Vturbes, los Montieles, lo** Zarcos, los Kecaldes, lo?? Troches,
■etc.; <jue el doetor Francia fué pnM>u.^>to por el doctor ISomellera,
-e**^ lo llamó y entró á -cosa )»echa, <*i»riH»**po«di^»dole -con In iiMiyor
ingratitud, hasta el .punto de hacerlo aprisionar, y últimamente eli-
minar !.► del paiys,
Xo quiero que quede en olvido que don Benigno Somellera, hermano
del d K't.»r don Pedro, que aun vive en Tiu?no8 Aires, y que padeció jun-
tamení'e con su hpTfi.Hiio, tuvo i)arte en di ha revolución. K^stiivo al
pi('- de un cañón la noch? del 14 -de mayo en la plaza de la lAsuncion,
ylioríui ^ile á la ca.sa de gobierno, en donde acercándose-e el obisipo
Panéy. le preguntó que, que iposicion era aquella? Y contestó don lio-
iiign » Soníellern; "Nada mas exigiros que se n(w entreguen las lla-
mes de la-? puert'is de esta capital."
(\iando el general /íJamarra, don Pió Kamon de Peña, y otro^
-e^'I>añ des se ofrecieron retomar el cuartW, de quo s* hablan apode-
r.'ido h)s. revolucionarios, el As9«ior de gobierno doctor Somellera.
■o- g(d>crnador A'elazco y el Obispo los di^fuadieron y calmaron, de-
jando triunfar tranquilamente la revolución, sin obligarla á hacerla
■oruenta.
(('). VA numero 101 de **E1 Paraguayo I.n<Vj>end¡ente" cuy?^ re-
dacc'.i.n se atribuye con fundamento al ilustrado doctor José Antonio
F'imenta Bueno, Ministro residente del Brasil en aquella épooa — refu-
tó extensamente la ** Memoria" del doctor SoTellera, de »la qne nos
•hemoM ocupado ya en otra nota — llevando su audacia hasta netrar la
r|:>artici pación de e«te en los sucesos de 14 de mayo l.Sll_ A. .J, ('.
476 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
tenido en esos ¡)l¡egos, por el siguiente manifiesto, puhlieado
I>or Bando.
Manifiesto al Público.
Deseando esta Junta no omitir medio de manifestar ht
fuerza de sus intenciones, en el ejercicio del grave y delica-
do encargo que se le ha confiado, ha hecho un deber de sm
oficio, y al mismo tiempo consiguiente á la confianza (pie ha
Asi se pD'dujo etrte he-ho en el Paraguay, y huí paso á la <iirec-
cioii del doctor Francia, que robusteció la idea .preconcebida del go-
btrnador Velazco, y declaradla el año anterior, de **no unión con Bue-
nos Aires'*, y tener jfobiemo propio democrático é independiente,,
nacido solo del pueblo, como lo invocaban los "Comuneros" uíiventa
años antei^.
El ló de Mayo fué llamado Francia por Somellera por j-nedio
<Je 'lina esquela, ú^ que fué portador don .I(..sé T. Y«*as¡ á su chacra
de Ybiraí, como legua y cuarto de la ciudad. u\sí que llejró al -uar-
tf 1. i'e recibió el doctor Somellera, y le introdujo en el bufete ó des-
pacho que se habia <lispueHto. dejándole co-n el co" candante Caballero,,
y otros oficiales, entre esttx^ el jn.rteüo don •Marcelino Rodri^uez.
que s-e hallaba arrestado en el cuartel.
Parado estaba aun Francia, cuando preí>untó á Caballero: *'i(^ue
•se ha dispuesto, qué se hace?" V contentó el comandante: *'sv^ de-
t(rmina ma^ndar de expreso á don .losé de Maria en una canoa, dando
j)arte á la Exnia. Junta de Buenos Airen, cuyo oficio está ya redac-
ta uo y puesto en ]imj)io, y es el que »e halla á la vista * sobre la
mesa.
Franeia sonriéndoíve, y hacientlo ademan de «entar**? en la mis-
ma «illa que habia estado sentado don Marcelino Rodrijrnez. y sepa-
rando lovS faldones del fraque, dijo: **Si tal .se hace, seria dar eT
mayor alejaron á '*lo« orgullosos porteños... Nada de eso."
Después tomando á parte á ( aballero, lo felicitó por su obra^
encarecióndos'?la y repitién.lole: **Oran,de y xuy es la que ha hecho
usted; pero le prevengo que esta sea la primera y la liltima."
Ksa misma tarde, cumio el doctor Soir.ellera volvió de su ca^a,
(á donde habia ido á descanisar de la fatiga de la noche del 14) á
visitar á los amigOvS del cuartel, ya Francia al despedirlo, le dijo:
"que habia llegado el tiempo en que cada uno sirviera ú su patria,
que él evíaria mejor en Buenos Aires que no allí".
Desde entonce» trabajó Francia, porque el comandante Caba.Uen>
jiiendiera á Somellera, y cuando Caballero le repliaba diciendo que^
"¿cómo quería que procediera así con el hombre, á quien debia todo
^\ buen éxito de la revolución?" Contestaba Francia: "si usted
me lo prende á 8omellera, le aseguro sacarle como en anda»* en laf?
]iai:ras de la« manos."
<'onsiguió esto cuando Francia entró á ser uno de lo*» vocales-
dt^ la junta Gubernativa que se creó. Pero viendo que la revolución
habia .sido incruenta, él la quiso ensangrentar para infundir terror^
PARAOUAY. 477
«debido al público, noticiar sincera y francamente aquellas
ocurrencias ó sucesos, que al paso de ser interesantes á h\
i'roviniia, i)ueden ser especialmente conducentes para disi-
par el error en unos, destejer la equivocación de otro?, y
contener la lu.dicia de los mal intencionados, que aprove-
chándose diestramente de cualquier accidente 6 anuencia,
1 or ignorado ([Ue sea su objeto, tratan de inducir la descm-
í'íiTiza, para sembrar la discordia y fomentar un concepto
V lia<'or ii!ij>erar «u idea de hacerle independiente y absol'üto, todo
í'i.n rt'finaia é infame astucia, paliando «uh inte.ncioneí? con las mas
iUM'iidrada liipocresía v el rnavor disimulo.
De i»-ta manera embaucó á los Parag^uay<is. entretuvo á la Kxmj^.
.Ir.nta de las Provincias l'nidas del H\o de la IMata, y paulatina-
n»ente >' fué colíH-amio en tal [nsicion (jue cuando acordaron los pa-
tr. .tas. ya ni) hubo remedio, >e hiz¡> Cónsul de la República del r*a-
Jíijínay, y ilespues dc^'.'ua-ícarado enteramente, '♦e ctmvirtió en Dicta-
dor \* rjrMuí».
Si'i e!nl)arj;() de (|.ie 'o (jiie ha^ra U(|ní decimos, nos es comuni-
oadi) ]i «r el '¡udailaiio paraguayo Peña. aj(rej3ranío< las sij/uientes
iH.ticijrs que nos ha pasado, unidas cimi las que ha escrito el señi:r
(ioí-t r Ion Pedro Stinudlera. revelan lu el procei. i.iento del doctor
Fiancia al principiar á influir en la Junta (íubtM-nativa, creada el
añ > de isll. Dice así:
Inventó Francia una cnntra revolución, hacien l;i aparecer como
fraguada por los es:)afi!ile-. para <iue estos quedaran aterrorizados,
y Francia tu\'iera el p'acer de derra lar sanare. Óigase al mismo
ycñor Soniellera.
*'Fs el caso: en la mañana dA 1^9 de setiembre de ISll, salió
<lel uarti^l uji gri*])!» de solda-iix con alj^unos d.} Ijs pre-í ¡-j, capita-
ueatlíKs p ir el »)íicial don Mariano Mallad:i: sacar-.m <!()s cañonts,
que los mandaban los oficiales ])re'-os dtni Juan B, Zavala y d:)n Fran-
ci-^^ci) (vuerreros: salii-rojí con mucha algazara, tocando cajan. y j»ri-
tandf»: "Viva el K."v, viva nuestro j^oliernador, y mueran los traiílo-
rc•^. " A lu bulla, como era rejjular, ,se Juntaron alj^nnas gentes en
la plaza, doufle habia hecho alto la asonada. Alguno-^ de los concu-
rrcnte^i fueron presos por los mismos alborotadores, y ]):ir- otr.is «ol-
d; dos (|ue <ali.M'on del c.iarlel. Futre los que fueron presos se halla-
ba un fraile Dominico, Padre Tab.ada, nn mozo (|ue habia sitio
Clin. i» del gobernador, natural de \'illa-l)iego en Castilla, no r.'Mier-
di> -^ n;M V>re. y un catalán llamado Martin, que tenia pulpería en la
o;j«a lie don duan l'^ranci^co Decoud. Estos fueron en el actr) fusila-
•dds y colgarlos ?n la horca: algunas fueron obligados á pasar .]>or de-
bajo de ella, entre estí>s el Padre Taboada. "
"Después de j)asar debajo de la h )rca al Padre Taboada y otros,
s.^ hvaiiró un grito de: "Viva la .hmta", y se retiraron todos al
cuartel, llevándose los dos cañones. Vo no pude menos que recor-
dar el cuento d<^ la revolución de los españoles, quo en principio d«
setiembre me llevó el patrón de la garandu: i.bíi, en que r.^taba yo
47S LA KEVÍ6TA DE BUENOS AIRES
i»ienos favorabl(í al Gobierno v al estado actual de las eosüs.
Ya aiiteriormi^nto se demostró por parte del Ciiarí»»! Jone-
val {\v esta pla/'i, que al presente no habia motivo de ivcelar
invasión alguna de los Portugueses contra nuestro i erri lo-
rio Kfeetivaii!*¡Ue la menor i-eflexion podia bastar í>ari de-
ducir que de una nación culta, con quien hemos estado en
buena paz, y á cuyo Jefe se lia declarado y protestado en el
momento mismo d^^ nuestra revolución, el deseo de conser-
{neso, y de que lie hecho mención ou ]a nota 7 ád\ vapíuilo anterioi.'''
"Este lamentable suceso que refiere el do.tor R?ngjjer .jiara ala-
bar la humanidad del doctor Francia, en un testimonio de su inicua
barbaridad. Ksa contrarevolucion de .ios .'spañol?s, ese movimiento
úv\ 29 de setiembre fué una infame trama -urdida .por el doctor
Francia. Las pruebas que hay de ello, s(m las ma^ convincente*».'^
"En primar luj^ar, en el mes de setiextbre de 1811, no existia
tn: el Paraguay alguno capaz de empresa .<»ontra el nuevo óideu de cosas-
Kl sarjento r.ayor don ( arlos i^íenovés, y el capitán Fournier, ha-
bían pasado á Montevideo: los cabildantífs estaban presos: el go-
birnador Velaiíco b estaba también, y á mas no era hombre de
q;ñen pudiera temerse. El coronel don Pe.dro i'raeia, enemigo de-
clarado de la revolución del 23 de Mayo, ligado íntimamente con
los ..^abildaute>s, y partidario de los españoleas, no estaba ya en la
Jiro vine i a.
"En segundo .Ingar, e»e movrmiento d^l 29, €apitanead*> por
Mallada, es el mismo que en principios de setirmbre ríe habia anun-
ciado el patrón de la garandumba, el misr.o (jue yo habia d«nsan-
ciado al dovtor B^ancia desde ir.i arresto. Este hombre cobarde,
desconfiado, suspicaz, no «-e cuidó de de mi aviso: él no trató de
tomar noticia alguna, do investigar el oríjen del cuento d3l patrón
«le la garandumba: el oficial Malla<'ia siguió con el mismo servi-
cio que hacia en el cuartel."
**En tereer lugar: los oficiales de artillería Zavala y (Juerrcros^
que estaban .presos, y se presentaron en la plaza dirijieado hw ..•«-
íi )ue«, que sacaron en la asonada, eran sin duda los mas culpados en-
ella: parí-í-e que en ellos debia ejercerse el rigor; pues no fué así:
ellos en vez de ser castigados fueron .preniados, se les jmgaron
Kueldos, que habían devengado en tiemj«> del gobierno escpafiol, y
fueron puestos en libertad. Zabala .pasó á Montevideo al .servicio de
1(;í; españoles, y después que toinamo-s esta ,plaza en 1814, estuvo
conmigo muchá«í veces en Buenos Aires, y me refirió la fantástica
revolución de Mallada, ios secretos avisos que él habia dado de la
trama, el fin que él y Guerreros se .propuíiieron, y el pago de Jos
sueldos. ' '
"Las razones que me dio Zavala .para .haber él y Guerrero en-
trado en la trama de Mallada, fueron las «iguiente.-i: .priivera, haber
sabido que la cosa se hacia con beneplácito del gobierno: segunda^
í]\\e si se negaba, quedaban es»puestos á ser asesinados en su-s cala-
bozos ya por el enojo que ;íu negativa causaría, ya por enterrar e»!
PiARAaUAY. 47£>
\i\i V continuar la misma amistad v buena armonía, ni> de-
• • 7
})emüs esperar un rompimiento inopinado, sin causa ni mo-
tivo antecedenlí», (íon infracción de los mas fuertes y reco-
mendaMes derechos, que siempre han respetado todas las
naciones.
Pero lo que en (»ste particular ha llenado de satisfacción
á la Junta, y debe darla á toda la Provincia, es la carta
que airaba de recibii', escrita por el Exmo. Sr. ]\rarqués do
ísecreto: terctM'a, que ini.)>trán<ltwe ^omlencemiieiití**, .podían avisar á
lu-s «spañules, para que no coueurrieDen á la asonada^ como lo hi-
irieroB; y por cu.vos avisos, ninguno df los .principales vecinos asistió
á la ,i)laza: me añadió que Velazeo y los cabildantes, presoíi en ^
cuartel, lo pasaron tranquilos, iporque estaban impuestos de la finji-
i\í* contra-re volucion. ' '
Tan cierto es esto, que «€ sabe de positivo que don Pio Ramón de
l*eña, prevenido del movimiento proyectado, corrió toda la ciudad de
\i\ Asunción la noche del 28 de setiembre, avisando se>:'T?taniente á
t<.dos l(ís españoles el intento y d'ciéndoles: "si son llariados por
orden del ^ubt^rnador Velazco, no obedezcan; ipero si el mandato es á
nombro de la Junta, comparezcan inmediatamente.'*
Va que en virt.id de la asonada ningún es.pañol se apersonó á la
plaza, mas que los dos infelices á quieni*s no se les previno, porque
no se les encontró oportunamente en sus casas, y fueran fusilados 3'
colgados en la horca: se les llamó 'á dos otros á nora-bre <le Velaz'*.o, y
viendo que no comparecían, fueron llamados á gobierno por orden
(le la Junta.
Reunidos allí, á muchos ^e le hicieron varias (preguntas, y en se-
guida «e les ordenaba que se confesa'«^n en el acto con /capellanes que
se hablan iIleva.do allí ex-profes-o. Des^w-eg de estas cer-emonias fue-
ron todos sacados á la plaza y conduci-do3 á pasar por -debajo de la
horca^ Solo -don Pio Ramón de Peña no pasó por deba.)o de ella,
porque hasta media plaza dio tres gritos, dirijién-dose al gobierno, y
diciendo estaa palabras: "¿Por qué me van á quitar la vida sin ha-
blar una palabra?''
Entonces el mismo doctor íVancia lo Hamo, y haci6n<Iole ciertos
cargos, de haber ostado esa mañana en una de las esquinas de la
plaza, y de haberse andado paseando en la azotea de su casa, los
t5íitisfizo, y f'ué despedido.
Los otros españoles fueron también puestos en libertad, después
i\í haber pasado como queda dicho por debajo de la horca.
Seguida» nente corrió la voz que todos los miembros úe la .Junta
hablan querido que fuesen fusilados, menos Francia, y que por ó»l
SI- libraron, y que aun habia dicho, haciéndose el horrorizado por el
espectáculo de los dos ahorcados — i** Bajen esos cadáveres y basta de
sangre*'.
Esta noticia causó odiosidad á los demás compañeros, y Francia
se adquirió el nombre y fama de humano. Todoe los e<$pañoles se
deshacian en alabarle y reconocerle por &u libertador.
4íi<> LA REVISTA DE BUENOS AIBBS.
(.'asa Irujo, embajador de España en el Rio Janeiro, en qué
des])ue8 de felicitar á este (lobierno por las victorias de la
l^rovincia, y de manifestar que la reunión anterior de tropas
jíortugraesas eu el pueblo de San Horja. habia sirio dif5p«i«sta
por el Capitán Jeneral del Rio Grande, con motivo del auxi-
lio de doscientos hombres que de aqui se habia pedido |)ara
cortar en su retirada el resto del ejército de Buenos Aires.,
se contrae á dar á saber á este Gobierno las órdenes estre-
chas y terminantes que tiene de España, para no consentir,
y antes bien reclamar y protestar, (como espresa hal)erlo
ya verificado), contra la entrada de troi>a8 portuguesas n
cualtpiier territorio Español, y (sto aun cuando se intenté
najo el pretesto de sujetar la razón política de esta deter-
]'íinacion. Nuestro embajador citado, tenía á bien d'M.vr ;'l
buen juicio y fliscrecion de este Gobierno, su ejecución com-
pleta ó parcial, sefriin lo requieran las circunstancias, y de-
cidir, si í'ste es uno de los casos en qué por i>or razón de la
inmensa distamria, es permitido violar las órdenes del Gobier-
no, para realizar sus intenciones, que no son, ni pueden ser
otras que las del bien jeneral de la monarquía; encargando
Vn fraile merconario, el Pailre Cafiet?, tenido ¡mr 8aiuo, sabe-
«iíir del su '.P80, se presentó á la puerta del cuartel, indignado del
Jíoflio, llaiiió á don IVí^ro Juan ('ai)aih^ro, y le ini-repó en iireneneia
<le la tri»}»a, presa.¡iándí»le iiii fin ijíual i.ente íunest», ya que de esa
manera daba principio á su g<>biern(».
Kl faiíatÍMno [iru lují» su efecto, la imprecación del santo varón
infiltró en todos U.< e>j)íritus, y el ni i -¡no Cabailero se dejó impre-
sionar tanto del anatema, q.:e dexle aquel momento s-u alii.a n:) per-
jnaneció tranquila y sí)1o veía sombras, (d) Kl justo y 5iauto criterio
íli'l >aiM»rdote. hacia eco en aquellos corazones.
Kl Reverendo Padre Cañete, colmó de beniíiciones al hipócrita
I'raiiria p.ir haber sabido v'onten.'r á mi"< compañeros.'
(d) F^inesto pre«ent:> i lento de la triste suerte (¡ue 1? de!»araba
el porvenir. — En efecto, en el mes de j.:nio (L* 1S21, jemia este pa-
ti'iota. vícti'ia como tantos otros, ile la tormenta de crímenes des-
enea leñada sibre su })aí> |»or el jenio sombrio le Francia^ — I)>ses-
]Mialo de la vida, imita á (aten le l'tica y cin la sanore de sus
venas escribe e.i la pare! «'-^ su jui-ion: *'K1 su"cid"o e^ re;>rovado
]»or las levi's divinas y humanas, piro el tirano de mi ])atrÍH no se
saciará con mi sanjjre. "
A. J. V.
PARAGUAY. 48 1
finalmente que en cualquier evento se despidan de aqui las
tropas portuguesas, con toda la prontitud que permitan la se-
guridad de la provincia y las ventajas ulteriores que las cir-
cunstancias puedan presentar, si en ello no se prevéen incon
venientes ó malas inconsecuencias. Este, y no otro ha sido el
cont-í^nido del pliego que ha conducido el oficial enviado por
e\ embajador a esta ciudad, y la actual Junta, se encargará
(le manifestar y declarar esto mismo á los jefes y comandan-
tes portugueses de las tropas y establecimientos fronterizos a
*'stH provincia, cuando el caso y la necesidad lo exijan. Así
í<<' <lá á saber al público, para que (on este conocimiento nun-
i'ii pu; da ser sorpnaidido por las falsas voces de los que ha-
liiendo pj^dido la esperanza de subyugarnos, pretenden in-
trodurir hi inquietud, suponiendo noticias inventadas y figu-
rando cuidados y tí^iores vanos, y aun despreciables para
un i)U(^l)lo de hombres libres, que antes morirían que dejar
<lc SCI lo. Y para (pie lU^gue á noticia de todos S(» publicar?.
este Manifusfo j)or bando en la forma ordinaria; y sacándo-
le las copias correspondientes, se fijarán en los lugaro*; a(»os
luiiibrados. IIcM^ho en la Asunción, á tres de Julio de mil
<H'\u)i ientos once — Fuljencio Yt^gros — Dr. Jos('^ Gtispar Fran-
i ia — Pedro Juan (^aballero — Dr. Francisco Bogarin — Fer-
nando de la ^íora, vocal {secretario.
La Junta de Gobierno, en cumplimiento de lo acordado
> rc^suelto por la Jeneral de la provincia, remitií) á la Exma.
Junta de Buenos Aires en testimonio, los autos de la revo-
lución y de su rc^sultado, con el siguiente oficio.
Oficio (h la Junta Gubernativa del Paraquay, á la d( la
i'iudnd d( Buenos Aires.
'*Kxmo. Sr. — Cuando esta provincia opuso sus fuerzas k
las que vinieron dirijidas de esa ciudad, no tuvo ni podia te-
utM' otro olíjcto, que su natural defensa. No es dudable, que
abolida y (h^slieoha la representación del poder Supremo, re-
caí* este (') ([ikhIu refundido naturalmente en toda la nación.
Cada ])ueb]o s(» considera entonces en cierto modo partici-
pante del atributo de la soherania, y aun los ministros pú-
4-S2 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
blieos, han menester su eonsentiniiento ó libre eonforniidatl
para el ejercicio de sus facultades. De este principio tan ini-
jfortaote, como fecunilo en útiles consecuencias, y que V. E^
sin duda lo ha])ia reconocido, se deduce ciertamente que rea-
sumiendo los pueblos sus derechos primitivos, se hallan to-
dos en igual caso, y (|ue igualmente corresponde á todos velar
vsobre su propia consí^rvacion. Si en este estado se presenta-
ba el Consejo llamado de Reji^icia, no sin alguna apariencia
de lejitimidad, i qué mucho es que hu.})ies:e pueblos, que bus-
cando una áncora de ([ue asirse en la jeneral borrasca (juc*
ii)s ami'uazaba, adoptasen diferente sistema de seguridad, sin
( |)onerse á la jeneral de la nación ?
Ks verdad que esta idea para el uu\jor logro de su objeto,,
podia haberse rv^ctiftcado. La cimfedergcion de CvSta j)rovin
cia con las demás de Nuestra América y principalmente* c(vm
la que comprendía la demarcación del antiguo Vireinato, de
bia ser de un interés nuis inmediato, mas asequible y por lo
mismo mas natural, como de pueblos no solo de un mis¡>> ►
oríjen, sino que por el enlace de particulares recíprocos in-
teres<»s, ])are(*en destinados por la naturaleza misma á vivir y
conservarse unidos. No faltaban verdaderos ¡)atriotas (j'ic
deseasen esta dichosa unión en términos justos y razoiva-
bles: i^ero las grandes empresas requieren tiempo y combina-
ción, y el as(*endiente del gobierno, y desgraciadas circuns-
tancias que ocurrieron por parte de esa y de esta ciudad, de
cue va no conviene hacer memoria, la hablan dificultado. *M
fin, las cosas de la provincia llegaron á tal estado, (pie h\v
preciso que ella se resolviesK» seriamente á recobrar sus dere-
chos usurpados para salir de la antigua opresión, en (|ue si-
luantenia, agravada con nuevos males, de un réjimen sin con
cierto, y para ponerse al mismo tiempo á cubierto del rig^r
de una nueva 'esclavitud de que se sentia amenazada.
No fueron precisos grandes esfuerzos para conseguirlo:
tres compañías de infantería, y otras tres de artilleria, (pie
en la noche del 14 de mayo último, ocuparon el cuartel .
jeneral, y parque de artillería, bastaron para facilitarlo to-
PARAGUAY. 48:í
i do. El gfoberuador y sus adheridos, hubieron de hacer al-
ííuna oposición, con mano tímida, pero presintiendo la in-
tención jeneral, y viendo la firmeza y resolución de nuestia^:
tro[)as, y que otras de la campaña podían venir en su auxilio,
1( tué preciso ceder, y al dia siguiente acceder á cuaiit<f
s;* le exijió, hie.^o que aquellas se presentaron en la plaza.
p]l principal objeto de ellas, no era otro, sino allaiiar
el pa.so para (pie la provincia, reconociendo sus ilerechos, li|)re
cií-1 inñujo y poderio d;* sus ojiresores, deliberase francamen-
te el partido que juzgase conveniente. Con este fin se con-
vocó á una Junta Jeneral. que se celebró felizmente, no soL>
con suíiciente número de sus principales vecinos, y d(» todas
las rorpomciones independientes, mas tandúcn con asi>teu-
í ia y voto de los di])utados de las villas y población is de esta
jurisdicción. Ku ella, se creó la pi(»sente Junta Gubernati-
va, (pie ha sillo reeonocida jenera luiente, y se tomaron otras
difeí entes ¡>rovidencias, <pie su seguridad, el conocimiento
íntimo, y remedio de los males (pu* pad(M*e, y la conserva
cion de sus derechos, han hecho necesarios (' indispensa-
bles. ¡>e todas ella.s y de otros incidentes que antecedieron,
instruirán á V. E. los autos de esta revolución, ({ue la actual
Junta, consiguiente al encargo de la í^rovincia. tiene la sa-
1isfa(H'ion de acompañar en testimonio.
Este ha sido el modo como ella por sí misnuí, y á es-
fuerzos de su i)ropia resolución, se ha constituido en liber-
tad, y en el j)leno goce de sus derechos; pero se engañaría
cualquiera que llegase á imajinar que su intención habia nido
entregarse al arbitrio ajeno, y haííer dependiente su suertví
de otra voluntad. En tal caso nada mas habría adelantado,
ni reportado otro fruto de su saerifitio, que el caud)iar una
cadena por otras, y nnidar de amo. Ni nunca V. K., aprecia-
dor justo y equitativo, estrañará que en el estado á que han
llegado los negocios de la nación, sin poderse divisar el
éxito que puedan tener, el pueblo del Paraguay desde ahora,
se muestre celoso de su naciente libertad, después que ha te-
judo valor para recobrarla. Sabe muy bien que si la lil)ertad
484 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
puede á veces adquirirse ó conquistarse, una vez perdida, no
es igualmente fácil, volver á recuperarla. Ni esto es recelar
que \'. K. sea capaz de abrigar en su corazón intenciones me-
nos justas y equitativas, muy lejos de esto, cuando la Provin-
cia no liaw mas que -sostener su lil>ertad y sus derechos, se
lisonjea esta Junta que V. E. aplaudirá estos nobles senti-
mientos, considerando cuanto en favor de nuestra causa co-
mún, puede esperarse de un pueblo grande, que piensa y ha-
bla con esta franqueza y magnanimidad.
La Provincia del Paraguay, Exnio. Sr., reconoce sus
ilorechos, no pretende perjudicar aún levemente los de nin-
gún otro pue])lo; y tampoco se niega á todo lo que es regu
lar y justo. Los autos mismos manifestarán á V. E., que su
voluntad decidida es unirse con esa ciudad, y con las demás
<-ontV( Iteradas, jio i>ara conservar solamente una recíproca
amistad, ])uena armonía, (*omercio y correspondencia, sino
1aml)icn para formar una sociedad fundada en principios de
justicia, de equidad y de igualdad; á este fin ha nombrado ya
su diputado, para (¡ue asista al Congreso Jeueral de las Pro-
vincias, suspendiendo, como de>tle luego queda aquí suspen-
dido hasta su v'elebracion y suprema decisión, el reconoci-
miento de las Cortes y Consejo de Rejencia de España y de
otra cuak|uiera representación de la autoridad suprema de
la nación, bajo la declaración siguiente:
Prinnra: que mientras no se forme el Congreso gene-
ral, esta provincia se gobernará por si misma, sin que la
Exma. Junta de esa ciudad, pueda disi)oner y ejercer juris-
ilic( ion sobre sú forma de gobierno, réjimen. administra-
ción, ni otra alguna causa correspondiente á ella.
Stgunda: que restablecido el comercio, dejará de co-
brarsc (^l ])eso de plata que anteriormente se exijia en esa
tMudad, aunque á beneficio de otras, por cada tercio de yer-
ba, con nom])re de sifta y arbitrio; respecto á que hallándo-
se esta provincia, como fronteriza á los portugueses, en ur-
gente necesidad de mantener alguna tropa, por las circuns-
tancias del dia, y también de cubrir los presidios de la costa
PARAGUAY. 485
del rio contra la invasión de los inñeles. aboliendo la inso-
portable pensión de hacer los vecinos á su costa este servicio,
es indispensable á falta de otros recursos, cargar al ramo de
la yerba aquel á otro impuesto semejante.
Tercera: que se estinguirá el estanco del tabaco, que-
dando de libre comercio, como otros cualesquiera frutos, y
producciones de esta provincia: que la partida de esta espe
cié existente en la Factoría de esta ciudad, comprada con el
dinero perteneciente a la Real Hacienda, se espenderá de
cuenta de la misma provincia, para el mantenimiento de sus
tropas, y de la que ha servido en la guerra pasada y se halla
aun mucha parte de ella sin pagarse.
Cuarta: que cualquiera reglamento, forma de gobierno
ó constitución, que se dispusiese en dicho Congreso general,
no deberá obligar á esta provincia, hasta tanto se ratifique
en Junta plena y general de sus habitantes y moradores — Al-
gunas otras providencias relativa^s al réjimen interior han
sido puramente provisionales hasta la disposición del mismo
Congreso.
Tal fué la voluntad y determinación libre de dicha Junta
general esplicada francamentie sin concurso de don Bernar-
do Velazco, ni individuo de su cabildo, que en justa pre-
caución de cualquier influencia contra la libertad de la pa-
tria, por graves causas que precedieron, de que instruyen
los mismos autos, se mantuvieron suspensos y aun reclusosv
y sin que á ella tampoco hubiesen asistido mas que cuatro
ancianos europeos españoles. La provincia no podia dar
una prueba mas positiva de sus sinceros deseos de accesión
á la ConfederavMon Jeneral, y defender la causa común deí
señor don Fernando 7.o y de la felicidad de todas las pro-
vincias que tan heroicamente promueve V. E. Podia aun
decirse que en las presentes circunstancias ha hecho cuanto
debia, y estaba de su parte; pues aun siendo incalculables los
daños que les ha ocasionado la pasada guerra civil, todo lo
olvida, todo lo pospone por el amor del bien, y prosperidad
general. De V. E. pende ahora dar la última mano á esta
4^a LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
grande obra, y aumentar el regocijo y contento jeneral de
todo este pueblo.
Asi, confia esta Junta en la prudencia y moderación que
earacteriza á V. K. que habiendo sido su principal objeto,
el mas importante, el mas urjente y necesario, la reunión
de las provincias, prestará su adhesión y conformidad á la
modiíícaí ion pro¡)uesta por esta provincia, á fin de que unién-
<l()se to<las con los vínculos mas estrechos é indisolubles, qui?
<*xije el interés jeneral, indique: *'Ecce confvdcratio re-
soluta al) hac Provintia non anutat** proceda á cimentar el
<*dificio de la felicidad (*omun, cual es, el de la libertad.
V. E. estaría ya anteriormente informado que inme-
diatamente al ])uen siueso de nuestra revolución, y aun an-
tes (le celebrarse la Junta Jeneral de la provincia, se evacuó
la ciudad de^C^orricntes por disposición de nuestro interino
jrobierno asociado. Posteriormente hizo presente el coman-
dante de aciuella ciudad, los temores que le acompañaban,
(on la noticia de venir arribando y a(*ercándose varios bu-
ques armados de ^lontevideo, solicitando se le mandase dar
algunos auxilios de la Villa del Pilar. En su inteligencia,
¡íor orden de esta Junta, ha pasado á Corrientes el coman-
dante don Blas José Rojas, con algunos fusileros y dos ca-
ñones de á 4. consid(»rando ser bastante para impedir cual-
(juier insulto, en caso de intentarse algún desembarco do,
cuyo incidente ha creido también oportuno esta Junta co-
nnmicarlo á V. E. Dios guarde á V. E. muchos años.
Asunción, y julio veinte de mil o<*hocientos (mee. Ful jen -
cío Yegros. Dr. José Gaspar Francia. Pedro Juan Caba-
llero. l)r. Francisco Javier Bogarin. Fernando !Mora, Vo-
cal Secretario.''
Con la noticia que del gobierno de Corrientes se le ha-
bía conuinicado a la Exma. Junt^ de Buenos Aires, de nues-
tra revolución, había ella determinado enviar siis represen-
tantes ]>lenipotenciarios cerca de la Junta de Gobierno de
esta ])rovincia, con el objeto de acordar las providencias
'oonvenientes a la unión de ambas provincias, y demás con-
PARAGUAY. 487
federadas que formaban antes el vireinato estingiiido del
Kio de la Plata, como en efecto envió á don Manuel Belorrano
y á don Vicente Anastasio Eehevarria. Llegados estos á la
riudad de (*orrientes, avisaron de su arribo, pidiendo per-
miso para su «entrada en esta, á cumplir y llenar la misión
^iue traían. La Junta de Gobierno, les contestó en los tér
minos sif^iiientes:
"'Si para el ad(»lantamiento de la sagrada causa en que
tiin justamente nos hallamos empeñados, y afianzar de una
\ez para siempre nuestros comunes derechos, no puede ha-
ber medio mas eficaz ni arbitrio tan importante y necesario,
<'omo si de una sincera y estrecha unión fundada sobre prin-
ripios sólidos y estables, pueden Vds. inferir de aquí, cuan
satisfactorio nos habrá sido el aplauso y complacencia con
fju<» Vds. nos manifiestan haberse recibido en láñenos Aires,
la noticia de nuestra feliz revolución, y la digna elección qu.^
se ha JMM'ho d(» las pei-sonas de Vds. para conducirse á hacer
ii esta provincia bus proposiciones convenientes á tan justi-
ficado objeto. Pero halnendo esta Junta dirijido en veinte
<le julio último, su oficio a la Exma. Junta de aquella ciudad,
vuya copia acompañamos, con testimonio íntegro de las ac-
tas de nuestra revolución citada en que se contiene las de-
libiTaciones toinadas por la misma provincia en Junta Jene-
ral, nos hallamos en circunstancias de no haber aun reci-
bido la contrstacion directa que aguardamos.
Por otra ,)arte. consideramos que lejos de sernos fa-
1-ultativo inducir alteración alguna sustancial, en cuanto á
<liclias deliberaiiones, es un deber preciso de nuestro mi-
nisterio, observar y sostenerlas eficazmente. Por eso es, que
-entre tanto la Kxma. Junta, por si misma no reconozca es-
l)resa y formalmente nuestra indei)endenc;ia de ella en los tér-
minos propuestos y acordados por nuestra provincia ; cree
<|ue esta Junta no obstante lo agradable que le seria la vistíi
^le Vds. no es llegado el caso de entrar oportunamente en
tratado alguno relativo á esta misma provincia; pues que su
indicada independencia, como su derecho incontestable de])e
488 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
asentarse por preliminar de toda ulterior determinación.
La Junta protesta á Vds. que solo el deseo de una entera
y feliz terminación de las pasadas diferencias, es el que la
impele á proceder con esta detención, á fin de que afirmada
nuestra unión, sin nuevos cuidados y dificultades de la pro-
vincia, pueda dirijir sus atenciones al mejor progreso de
nuestros empeños sagrados, que son y deben ser unos mis
mos. Protesta también una amistad sincera, deferencia y
lealtad con los pueblos hermanos; valor jeneroso contra Joís
enemigos armados; desprecio y castigo para los traidores.
Estos son los sentimientos del Pueblo Paraguayo y de su Go-
bierno, y los mismos que re<*lama y espera también de parte de^
Buenos Aires; bajo de este concepto pueden vds. estar segu-
ros, de que si ahora nos es sensible no acceder desde luegí>
á la solicitud de vds., al instante que por la contestación dé
la Exma. Junta, seamos cerciorados de su adhesión á nuestra»
primeras anteriores proposiciones, tendremos un motivo de
particular satisfacción, die facilitar cuanto .sea de nuestra
parte para el tránsito, y pronta dirección de vds. á esta ciu-
dad.'*— Dios guarde á vds. muchos años. — Asunción, y se-
tiembre nueve de mil ochocientos once — Firma del Presiden-
te y Vocales.
MARIANO ANTONIO MOLAB.
(Copia fiel por Carranza.)
LITERATURA
TIPOS SOCIALES.
EL TIOMBRE ESTOKBO.
No hay cosa que me guste tanto como la« ciencias, y si
me pusiera á escojer nna corona entre las muchas coronas
que hay en este mundo desde la de Nicolás de Rusia, hasta la
del negro Soulouque de Santo Domingo, de fijo que las des-
preciaría sin vacilar, pues ellas traen molestias infinitas: y
si nó que lo diga don Nicolás de Rusia que anda á vueltas con
todo el mundo. Entre todas las coronas, pu-es, escojeria sin
vacilar la de Newton, se entiende, la de las ciencias, pues
la otra es un tesoro muy ridículo y que á nada conduce?.
Entre las ciencias tengo particular predilección por las
analíticas y prácticas como la fisiolojía. ¡Oh! la fisiolojía
es la ciencia mas científica que hay en el mundo, como diría
cierto escritor que yo conozco, muy fino en esto de satirillai?
aguda» como las de cierto difunto que en paz descanse, y qu(í
yo no quiero ni mentar, pues es capaz de resucitar y se me
vendría el tinglado encima. T en esto de camorras, yo no
l«s quiero por nada de este mundo.
Dicho esto, que es obligado preámbulo en los escríto«
de los presentes tiempos, entremos en materia.
4ÍH) LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
El hombre estorbo, pertenece al reino animal y evS de la
familia de los de asta y pezuña hendida. Se parece al ele-
iante en la pesadez de sus movimientos, tiene muclia S(une-
janza con la cabra, porque trepa á todas partes y se dá la ma-
no con la vaca, porque como ella se abre paso con sus cuer-
nos por cualquiera sembrado.
El hombre estorbo ^ pertenece en el reino vejeta! á las
i»lantas sarmentosas y trepadoras, como la viña, el mas-
tuerzo y la hiedra.
Que vengan los mas célebres naturalistas y me digan si
no es ( osa asombrosa y nunca vista, un animal que reúna en
sí caracteres tan opuestos y esté formado de partes tan di-
verjentes y heterojéneas. No deja de ser un fenómeno bien
singular la circunstancia notable de que un mismo indivi-
duo de la raza bíiK^da pueda tener la ajilidad del mono, la
ardilla y la cabra ; al mismo tiempo que la pezadez del elefante,
el hipopótamo y el coco<lrilo (cuando trata de jirar en cír-
culos, es entiende.) — Que haya un ser en lo creado capaz di^
s(*r planta, animal y mineral, y en fin, cualquier casa menos
un hombre. El ca^o es que existe, y que este es uno de los
tantos .seres que se han escapado á la penetración de la
jente de ciencia, pero esto no prueba sino que al mejor caza-
dor se le va la liebre.
Vamos pues por partes, i)ues aunque único de su espe-
cie, este animal tiene varias clases.
Busquemos al hoynbre-estorbo en las altas rejiones de
la políti(*a, y allí le hallaremos en el lleno de sus facultades.
ilespl(»gando todas las cualidades que Dios le dio.
El hombre-estorbo es ministro, empleado, diputado y to-
<lo lo (jue se pue<la ser en este mundo que se llama político
Yai (cualquiera «le estos puest-os está el hombre estorbo.
Es una planta conocida en todas partes y que ha produ-
i-ido muchíflimos ^íruto» en Europa y América. Es una
])lanta que brota de los anhivos y se está allí siempre para
«evitar todo progreso, para oponerse á cuanto se presente con
alguna tendencia de reforma y se st^para un poco de la rutina
EL IIOMBRK E^STOKUü. 491
<ouoeiJa y trasmitida al hombrt-istorbo de padres á hijos.
Pero (lejeinos en esas alturas á donde siempre es i>eli-
groso subir, difícil es(*alar y íaeil deseender, y busquemos á
nuestro liombre (M1 rejiones nuus l)ajas.
El hombr( -estorbo no daria una antigualla de sus abue-
los i)or todas las bellezas que la moda le invitase; sirria ea-
paz de salir á las ealles eon la peluea eiiq)olvada del tiem-
po de Caros III, si no temiera una silva de los pillos de to-
<la clase (pie no W dejarian hueso sano. El ho>nbr( -estorbo
no permite que en su e¿isa se altere ni una piltrafa de lo que
halló, pues cualquiera invasión (pie j)retenda hacerle la no-
ví^lad, encontrará en él una nuiralla veinte V(»ces mas im-
]>• iictrable (pie la de San Juan de riiía. de la que dieron bue-
na cuenta los vankees.
Sin em]>arcro, hasta aípií es un ser inofensivo, incapaz
de molestar á nadie, y solo estorba en pecpieñas cosas que na-
da siirnifican. Pero si le s(»^uimos la ])ista — ¿á d(mde va-
mos ií parar?
So (encuentran dos amig:os en la calle, que han salido
juntos de casa, y (pie on amijíable plática departen en la es-
(piina (') en dirección á su paseo — Esperad nn momento, y
no tardareis en ver el hombr( -estorbo unírsí^U^s, acribillarlos
á pi'epfuntas ó finalmente, juntarse á la ])ar(\ia con la lisura
del mundo, á pesar del presto de no muy buen agüero que le
ponen dí^sde luego los asaltados.
Si en lugar de hombres únicamente, halláis á estos con
scnloritas. no tardareis un monn^uto en ver al hombre-estor-
bo acercándoseles, ofrecerlas (*1 brazo, fastidiarlas, cansar-
las y aburrirlas, porque no liay hombre que fastidie, que can-
se y que aburra mas ((ue e] hombre-estorbo, (*omo puede d(»-
rivarsí^ de la etimolojía de su nombre.
Por (*onsigui(»nte, la conversación interrumpida queíla
sin resolverse (') anudar durante todo el tiempo que permane-
ce allí clavado, adluM'ido, encajonado é incrustado el liombr.i-,
-estorbo, que no abandona su presa con tanta facilidad.
Si el hemib re-estorbo, os encuentra en la calle, no tarda-
492 LA REVISTA DE BUENOS AIEES.
rá un momento en daros una fuerte palmada en el liombrív
unirse á vos y moleros por sendas horas desviando el curse*-
de vuestro camino é impidiéndoos tal vez cumpláis una pala-^
bra que no estáis de humor de comunicar á nadie.
Si estáis en el estrado en sabrosa y retirada plática á
dúo con alguna sílfide, el hombre estorbo al momento se
mezclará en vuestra conversación, y venga ó no al caso, tív
neis que mostrarle una cara agradable, cuando en aquel mo-
mento lo mandaríais al infierno con toda el alma. Pero es-
tos son deberes que impone la cortesía.
Si estáis en vuestra casa retirado, solo, en esos momi n-
tos solemnes de aristocrático fastidio en que solo procnrais
el silencio, la soledad y el retiro, halláis siempre que toca íi
vuestra puerta el honíhre-estorho ; que os molesta, os üiorti-
fica y os aturde.
¡Oh! bendita raza! Solo os deseo que me declaréis puvít-
siempre una guerra á muerte.
JUAN VICENTE C AMACHO.
P E R E G R r X A C I o X DE V X F T G I T I V O.
KSCKXA8 I)K LA VI1>A COLONIAL,
(('rónií»}! (le la Villa Imperial de Potosí.)
(Coiu-liision.) (1)
VIL
El Cuzco.
i»
La fundación de la sagrada ciudad del hijo del Sol ln^nc
>u l»*yenda y su fAI>ula. puesto que se supone que este r-ra
♦ '1 «-nviado mismo de «(piel **que tenia cuidado de- dar una
-v iv.'ita cada dia al nuindo para ver las necesidades (¡ii.' en
]}} r'erra s(» ofrecen, para las proveer y socorrer, como «sus-
tentador y liienhcíhor de las gentes.'* seofun las pa^tbras leí
Inca, tio de Oavilaí^o de la Vega. (2)
PiU'o ¿(|uien es y de donde vino aípu»! misti ri )^'o prr-
SMiia.e, que se ucfia hijo del Sol?
La historia lo llama ]Manco Capac y A su nui.j.M- y \u r-
m.iuo Mama Oello ITuaco. Aparecieron en la Uuuna de
1 Véase la i>ái. .'í(>S
'2. Cuando el tio de (iMreila«<) terminó su narración, a^reíjó: —
* ' CrtM) (|ue lie dado lar^a '.uenta de lo que n\e ij>ed¡ste, y respuntiido
á tolíi-í tus ])rejjuntas, y por no hacerte llorar, no he recitado esta
hi^Ttiriji «-on lájiriiiias de sangre derramadas ,por los ojus como las de-
riíinió en el corazón, del dolor que siento, de ver nuestros Incas aca-
bj.iltK. y nuestro imperio ])erdido, " — Lib. 1. cap. XVll — "Comenta-
rifi-; reales de los lucas"
494 LA REVISTA DE BUENOS AJHES.
Titicaca, enviados, según la leyenda, j)or su padre el SoU
para reducir á las gentes, mantenerlas en justicia y paz.
como reyes y señores, porque se dice que era deplorable
el estado salvaje de los indíjenas.
¿Como aprendió aquel indio á cultivar la tierra, cons-
truir edificios, dictar leyes, fundar pueblos y establecer las
bases de una de las grandes civilizaciones de la América pri-
mitiva? La investigación histórica de estos hechos nos lle-
varla demasiado lejos: pero está averiguado que antes de
la aparición (b* ]\lanco Capac, existió un pue]>lo cuyos ras
tros se mostrahan en las ruinas de las grandes construccio-
nes de Tiahuanacu. Es de sosj)e(har (pie en las tradiciones
de este pueblo se inspiró el Inca para civilizar las poblacio-
nes salvajes de a([uellas comarcas.
Aparecido como hijo del Sol. como enviado con una
misión regeneradora, recibió, según la leyenda, una varilla de
oro para (pie re(*orriendo el i)ais con su hermana y esposa,
cuando descansasen, metiesen aquella varilla en la tierra y
dondí» entrase sin esfu(*rzo, allí fundasen la primera ciudad
d(»l nuevo imperio (1 )
Sali(*ron (b* Titicaca y marcharon al septentrión, cum-
I)liendo A mandato del Sol. Llegaron al cerro de ITuana-
1. I'Nto suceso t.ivi) liijíar, sejfiin Martiiioz y Vela, d )*ieieiit(>s
cincuonta añ;^s antes (U> .Ie«ji-( risto. Kn su "Historia de la Villa
iiiüperial de Potosí", leemos: " A>>í vivieron nuichos siglos, hasta
di srientos y eineuenta años antes del nacimiento de <'ri,sto, crearun
re\ , etc. "
Kl tio <le Ciar ilas;), cuyas palabras hemos citado, dice: 'M uan-
t'.iv años hace que el Sul nuestro padre envió vSii« primeros hijos, no
t( lo sabré de^'ir precisamente, que son tantos <|uc no los ha podida
jí^uardar la memoria, tenemos que son cuas de cuatrocientos."
lA'lcedo en su "Diccionario ^eoj^ráficii-histórico", etc., asevera
(jae Manco Capac fundó la ciudad del Cuzco en 10+3.
Sejjjun Frescott, este acontecimiento tuvo lugar 4iM) años ant-e-
riorjiíente á la llej^ada d* los españoles, lo que eí)¡nc':de con el tio^
d<^ Oarcilaso.
Boiiillet en sni ' * Dictionario universel de 'historie" etc., señala
l.i fecha de 1050.
Kl "R. P. frai Diego de i'órdova en «tu "Crónica franciscana de^
las provincias del Perú", dice que los Indias reinaron ouatrociento«»
afioe, y que según el P. Blas Valera, quiniento,s.
rKKK(?RlXAriON DK UN FUiilTlVO 495
caiiti y desK-ansaron. Allí flaneo (.'apae dio un golpe á la
varilla de oro, y esta se hundió y desapareció para sienii)re.
Kste era el sitio designado entonces por las j)reseripciones
de lo alto.
De aquel cerro salieron á predicar la paz y la justicia : el
Inca marchó al setentrion v .Mama Oello al mediodía.
Los habitantes ({ue vivan errando en las selvas y en
las grutas, oyeron conmovidos la palabra de los mensajeros
celestes, y en nudtitud emi)ezaron á seguirlos. La predi-
(-acií)n fué eficaz y el proselitismo inmenso.
Volvieron entonces al sitio de Iluanacauti y se dio
principio á la fundación de la ciudad, d(»8pue8 de haber el
inca ordenado empezasen á lal)rar los campos para asegurar
la mant.eu(*ion.
Los j)rosélitos del Inca se establecieron en llaman Cozco.
y los de Mama Oello en Hunin Cozco: los pobladores i\A
alto eran los primojénitos, los d. I bajo couio hijos segundos,
para pcrp'tUH mcinoria de haber ambos cimtrilniido a la po-
blación de la ciudad y á la fundación del estad(».
Ks un rasgo notable la accií)n directa de la uuijer en l.i
civilización fundada por el Inca: compañera de Manco Ca-
l)ac predicó ella uúsnuí la luision confiada por el Sol á su
i y poso y hernumo, y es tanto mas sorprendente esta nuiestra
de elevación y de progreso, en pueblos primitivos como los
de América. La mujer era colocada al igual del hombre,
y esta igualdad prueba la inteligencia del Inca, su penetra-
ción y su talento.
El Inca mismo les en>señó á cultivar la tierra v sacar
accíjuias y á ** hacer el calzado (pie traen '^ y construir (tasas.
La coya enseñó á hilar y tejer A las mujeres i)ara hacer sus
V(»stid()s y los de sus maridos é hijoK.
Cu(»nta Cieza de Le<m (pie en las ruinas ipie él vio (^n
Tiahnanacu, las figuras de los hombres tenian traje talar y
Garcilaso de la Vega dice (pie la tradición de la familia dcí
Inca refiere ({ue Manco Capac venia vestido y adornado con
los ornamentos que l-e dio el Sol — ¿No se habría inspirado
i»6 LA REVISTA DE BUENOS AIBES.
en los modelos d<e aquellas ruinas para hacer su traje ? ¿ Quien
y como enseñó á hilar á Mama Oello?
Si es cierto como lo asevera Cieza de León, que los
grand(»s edificios del C'uzco tueron modehidos por los do
Tiahuanacu, parece* indudable que el fundador de la civili-
jssacion peruana se inspiró y aprendió en las ruinas de otra
civilización anterior.
Otra leyenda de hombres l)arbudos, habitantes de aquel
lago de Titicaca, se referia por los indíjenas; pero seguimos
á Garcilaso de la Vega en esta i)arte, reproduciendo su nar-
ración; quien refiere también en el cap. XVIII, lib. Lo, otro
origen que Fe atribuia á los Incas.
Prescott se inclina á pensar (pie en Titicaca existia una
raza de una civilización relativamente adelantada antes de los
Incas — / ( ual tiié ? — ¿ de dónde vino ?
Manco (-apac fué el fundador de la familia, estableciendo
< 1 respeto á la iiuijer y á los hijos, prohibiendo la pluralidad
de mujeres en el i)uel)lo, y castigando con la muerte al que
«edujese la mujer ajena. Esta fué indudablemente la mas
fe( unda de todas las reformas: el lioml)re tenia una nuijer,
la i)rol(» de esta unión formaba el objeto del amor del indio,
íaltóh' á aípiel h-jislador establecer la propiedad privada con
los iM^neficios que garanten su trasmisión y hacen posible la
acumulación de la riqueza por el trabajo individual.
Fundó la familia, pero desgraciadanM nte no la santifi-
có ])or el amor y la libre elección de los esposos: hizo de la
luiion de los sexos un acto de administración, en el cual la
voluntad de los contrayentes no era consultada, sino el man-
dato de la ley. (1) La poligamia soh) era pennitida al Tn-
<*a y á los nobles de su imperio.
1. (i are ¡I aso de la Vega -diee (|iio cu las jiro vine i as sometida?
ai Iiii'a, re reunían todos los años ó caila dr.s años, los mozos y T.ozas
rasailoríis, los "¡uracas" ^e ponían en medio de los dos sexos, y to-
mando una joven y -un joven los casaban, sin consultar la volnntst-d
d(» los contrayentes; estas eran mujeres lejítimas. Líi ceremonia la
liacia el Inca en el (uzeo con los dignatarios de su pais. y fi los de^mafl
vecinos los casaban sus delooados.
PERKGRINACIOX DE L'X FUGITIVO _ 497
En uua palabra, la personalidad del individuo estaba ab-
siorvida por el interés de la eomunidad (1) : el individuo tenia
lija la esh*ra en que podia moverse, sin salir nunca de su eon-
ilicion ; la fuuiilia era un obraj-e, y el tieuipo que pudiera em •
jilear i^n su provecho; lo destinaba á la sociedad.
No conocieron la propiedad, eran meros ocupantes de la
tierra, y no siendo propietarios ni teniendo moneda, no pudie-
ron Itner sino cambios en las ferias designadas por la ley;
vtíinl)ios (pie no afectal)an á los bienes raices. A cada familia
vi Estado le repartía la arca suficiente para su cultivo, pero
iM(ucl terreno fecundado con el sudor del a^^ricultor, no era
jiunfis suyo, no salia del dominio del íJstado, al cual volvía
])or la estincion de aquella familia. El indio, llenadas suh
neí-csidades, (*(»ntribuia á aumentar los bienes del Estado, de
modo (pu» eran desconocidos los halagos de la propiedad y la
))ci-spcctiva de los goces de la riqueza acumulada con eco-
iioinií' y trabajo.
TiH tierra se dividia en una parte para el Sol, con el ob-
jeto de sostener su culto : otra para el Inca, para mantener su
di «;n i dad real, y lo demás se dividia en porciones iguales y
pn- rn¡ñta. entre los indios, quienes no solo debian cultivar
A cada familia nueva le daban casa y terreno. Se casaban los
íle cala jírovincia entre *^\, y les era prohibido cambiar doiiiiicilio.
La ley la preveía todo, la libertad individual no exiatía, ui habia
o 'inerrio esterior. sino cambio de frutos ó prodii i-iones entre los
súbiitos del Inca.
1^ Fernandez de Oviedo, toma IV, paj. 177, refiere lo si|/u¡ente:
^'Kn aquel puel)lo de Caxamalca í^e hallaron ciertas casas ll.»nas de
Hipa, ()iie parece estaba allí depositada, é puesta en fardos arri-
ii;ad')^ hasta la techumbre de la casa, taiibien :pue?»tos é ordenados
ciMiio 1 is suelen tener los pii'lidos mercadere« en Flandes v e.n MtHli-
na d.d ('ani}>o: é de aquella ropa se bastecía el ejército de Atabaliba.
LaH españoles tomaron lo que quisieron dessa ropa, ó todavía qjeda-
ron la»i casas tan llenas, que pare^cia que no habia htM-ho falta la
que se tomó del la. V era la mejor ropa que ?n ni!ijb(una parte de ín-
líia^ se ha visto en aquestas .partes, y en España y en todo el niuu-
«!') la ovieran ávido por muy buena y .raiy linda: é -la mayor parte
<b.lla era de lana muy (lel.í»ada é .primal: otra de algodón de nr. chos
é d¡ver^oi¡ colores 'afinas" é bien matizadas."
"Ili-taria Cicr.eral v Natural de las ludias" — Lib. VLVl,
<.ap. viir.
4DS LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
las tierras del sol y del Inca, sino de las viudas y ausentes.
1)(» manera que su tii^mpo estaba consagrado al trabajo aje
no, seguros de tener lo indispensable y ciertos que en cual-
quier caso el Estado les pro vetaría de lo necesario. No es:
f.osible que un pueblo organizado de este modo fuese comer-
cial: el individuo no disponia.de su libertad ni de su tiempo.
La organización social era viciosa, y por eso ese im|M'-
1 io s<» desplomó al soplo de la conquista, como mas tarde la
(spulsion de los Jesuítas desbarató las Misiones, por análo-
gas causas. Tan cierto es (pie no se j)utHlen violar las leyes
d(i Dios, ahí donde no existe la libertad individual, dond»^
el (»stado absorve todo, podrá existir un pueblo manso y un
'(-rario rico; j)ero esa organización artificial será demolida
isin esfuerzo, porque solo la libertad del individuo armoni-
zada con el interés social, liace posible y establ-e la vida de la
ini)Manida<l. (1)
Pero, el fundador de esta, civilización debe ser juzgado
eon arreglo al estado de su i)a¡s y de sus medios: es preciso-
tener en cuenta, como lo di(e con profunda verdad Buckl«».
1. " F]l jTohierso del Peni t»ra un despotisino de carácter dulce,
tperi) al).-yi)Iuto y sin eontrape^so en sus formas" — Preseott — '"Histo-
ria de la conquista del Perú".
El Padre Diejío Córdova, natural de Lima, en su "Coronica
franciscana de las provincias del Perú", dice: ** Hicieron los lupas
"ventaja á todas las naciones d-e la i.\nisérica en policia, jjobierno, y
"mucho mas en armas y valentía." Lib. 1, paj. 12
En la confesión .hecha en forma de testamento por M.iiucio Sie-
rra I^e^ema en la ciudad del (hiz-o, á lo de s-ptierbre de lóSP aníe
el escribano Gerónimo Sánchez de Quesada, corrobora lo que deci-
mos en el testo. Lejesema hiz4> en el lecho mortuorio su confesión.
7)()rqne era el último conquistador que vivia y para -descargo de su
conciencia. Dice así: "...que los dichos In^as Ins tenian jjoberna-
dos de tal 'manera, que en todos ellos no había iin ladrón ni hombre
vicioso, ni hombre holgazán, ni una mujer adúltera ni. mala: ni se
.permitía entre ello-s ni gente de mal vivir en lo moral; que los hnm-
Í)res tenian mis ocupaciones honestas y provechosas; y que los mon-
tes y las iT.inas, .pasito, caza y madera, y todo género de aprovecha-
niientiís, estaba gobernad ^ y rejíartido de suerte q-ní» cada uno cono-
cíí« y tenia s9n. hacienda sin que otro ninguno se la ocuimse ó tomas<',
ni sobre ello habían })leitos... y que loa Ingas eran tenidf»s y obe-
decidos y respetado-s de wis fnibditos, com.o gente capaz de muehri«
gtibierno, y que lo mismo eran sus gobernadores y capitanes."
PEREGRINACIÓN DR UN FUGITIVO 49J>
que — ''ninguna reforma puede producir bienes reales si no e*
obra de la pública opinión, y si el niismo pueblo no toma la.
inciativa.'' La indolencia característica del indíjena harii
quizá preciso ese lujo de reglamentación que critica Prescott,
j.'Onpie sin esos mandatos de la ley, el indio se entrega ria á
la contemplación de la magnífica naturaleza que lo rodea.
Kl gobierno del Inca fué incuestionablemente civiliza-
dor; de pueblos sin costumbres, errantes, salvajes y rudos,
i orilló un imperio inmenso, los iiizo agrícolas y fundó ciuda-
des con vias de comunicación seguras y fáciles; estableció 'iii
sistema regula i .. seguro de comunicación por medio de
rhasíjuis: j orinó los quippos (1), creación sorprendente, por
la cual se Irasmitian las tradiciones, se foniiaba la estadística
tie sus provincias, de manera que el gobierno central, el In-
ca, sabía la ])ol)lacion de cada una de las comarcas de su vas-
to imperio, sus aumentos y sus atrasos. Organizó un sis-
tema militar (2), reglamentó la justicia en formas primitiva.^
pero rápidaíi. resolviéndose en una sola instancia la causa
que se ventilaba, sin apelación. Pero ; ay de los jueces per-
A'ersor,! La violación de la ley era castigada irremisible-
mente.
(Veo una nelijion nueva, cuyo ceremonial complicado y
simbólico revela ideas en su fundador. Al culto del Sol, 1p-
1. ... "las e(>s-ati de cuenta st> perpetúan, dice <'on Aj^ustín
Ai^ Zarate, líor nisdio .de una» cuerdas de algodón, que llaman los
indioa quippof^, denotando los números por nudos de diversas hechu-
ras, «subiendo -por el esfpacio de la cuerda desde las unidades á de-
cenas, y así desde arriba, y poniendo la cuerda del color que es la
•M»^a que quieren mostrar''... "Historia del deseubrimiontj) etc."
2. fteí^un Prescott en los últimos tiempos del Lm-perio. el Tnca
í>'^dia poner en campaña un ejército de doscientos mil hombres. "Las
tropas, dice, estaban divididas en <?uerpos correa-pon dientes á nuestros
batallones y á nuestras couiioañías, mandados por oficiales, que «e
firmaban, sig-uiendo una jerarquía recular, des-de el imas humilde tsu-
bírlterno hasta el noble Tnca, encargado del mando eu gefp — •" "His-
toria de la conquista del Perú."
"Kl pais, agrega el mismo autor, está aun cubierto de las ruinas
ñ'^ }h» -obras militares, constniidas <*n pórfiro 6 granito, las que, se-
gún la tradición, servian para alojar al Ln<ía y su ejército.''
5G0 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Yantaron magníficos templos que sorprendieroüa por su ri-
<]ueza á los conquistadores. Estinguió los sacrificios huma-
nas según Gari'ilaso, aun cuando Preseott asevera no hizo
sino limitarlos para las grandes solemnidades. Las vírjenea
del Sol, destinadas á conservar el fuego «agrado y á vivir
perpetuamente consagradas á este culto, como las vestales dr
la antigua Roma, es una creación que establece una marca-
da superioridad sobre las po])laciones aboríjenes de la Amé-
rica.
Además, la cultura del espíritu tenia sus representan-
tes en los amantas, y el Padre Blas Valera, citado por Gar-
eilaso de la ^Vo:a, asegura que el Inca Roca fundó escuelas en
e\ Cuzro. (1)
Para ])robar la cultura y beneficio de este gobierno, las
tendencias civilizadoras que lo caracterizan y la previsión de
los lucas, bastará recordar la enseñanza que se hacia de la
l(»ngua general del Perú, de la lengua oficial y cortesana, co-
mo la llama Oarcilaso de la Vega. Esta lengua cultivada
])()r los amantan, enseñada en las escuelas, servia á sus ?/ara«
i'íVíí.v (»n sus canciones, sus historias y sus representaciones;
y en las relaciones oficiales, era requisito indispensable para
tiesempeñar cargos públicos. Por poco adelantado que
f-e suponga a un pueblo, desde que hace de su lengua
1. *'I)ice que fiió el primero que ,j);iso escuelas en la real .ciu-
dail <Iel Cozco i)ara que Ins **aniautas" enseñaseu las eiencias <jiie
;il. anzahan a los priiicijies Incas, y A los d? su sangre real, y
á lo-s n(»hles de su iii])eri(): no por en.s-eñanza de letras, que no las
tuvieron sin i por ijiráctira y pnr uso cotirliano, y por esperiencia,
])ara que subieran los ritos, .jueceptos y ceremonias de «u faVsa r-2-
lijion, y para íiuc entendicen la razón y fundamento de sjjs leyes
y fu ro«, y el nú. ñero dellas, y .su verdadera interpretación para que
ali'í: ¡izaren el don de saber gobernar, y se hiciesen mas urbanos y
fueron de mayor industria para el arte T.ilitar: jiara conocer los
tifuipis y los años, y «aber por lots nudos las historias y dar cuenta
ílellas: )>ara cjue ti'uj);esen hablar ..on ornamento y elegancia, y su-
j]>ie>»en criar sus hijos, gobernar su casa. F^n^oñ aban les poesía, míí-
ísica, filosofía y astrolcíjia, eso poco qu? de cada ciencia alcanzaron.
A los uüíestros llamaban amautas, que es tanto como filósofos j
HÚbios. los cuales eran tenidos con hincha veneración'* — ■**Comeiita-
rios Keales, cap. XIX Lib. IV. ,
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO 501
un objeto de estudio y de enseñanza , es fuera de duda
que esa lengua tiene forzosamente que progresar. Por oír*»
parte, ese estudio revela ejercicio en las facultades de la inteli-
jencia, y el pueblo que dá una importancia oficial á su lengua,
es una sociedad que piensa, y en la cual el espíritu tiene movi-
miento y espansion.
Esa lengua que se habla desde Quito hasta Chile y hasta
el reino de Tucma, según Garcil-aso de la Vega, era enseña-
da en todo pueblo conquistado, mandando para esto indios
naturales del Cuzco, que conservaban la pureza de su idioma.
y lo generalizal)an por este medio, sirviendo como vínculo á
las diversas comarcas de aquel gran imperio.
Para estimular este estudio **los Incas anteponían, dicf>
Garcilaso de la Vega, en los oficios de la república, asi en paz
como en guerra, á los (iiie mejor hablaban la lengua gene
Tal.'^
Habían comprendido que, para las letras la lengua
de cada pueblo es el instrumento mas importante, como di-
íM' el biógrafo de Fernandez de Oviedo. Por esto se em-
peñaban en el estudio y perfección de la lengua quichua,
título suficiente para justificar sus -elevadas miras. Y
en efecto, ''la quichua se hizo, dice Prescott, el dialecto
mas rico y mas variado, como el mas elegante de la América
del Sud.''
Así pues, la civilización fundada por Manco-Capac, cre-
ció á medida que transcurrían los años, aumentando no sol>
el número de sus subditos, sino elevando la cultura del pue-
blo, las RYÍes (1) y las escasas ciencias que compren-
dian.
1 Para que pueda forniars? una iloa del estado de las artes-
entre los In<?as. vamos á reprodu<'ir lo que dice Fernandez de Ovie-
do, cuyo testi'Tionio no se pueda tachar <le exajerado en favor de los
indios, como igualmente el de otros escritores d?l mism) orí^jen. **Lo»^
apo^sento», dice, e« uno donde estaba Atabaliba íse recreaba y es-
taba entre dia: es un corredor alto, y junto con él estaba una cá-
mara, donde dormia, con «una ventana sobre el patio y estanque; y
e^ corredor aasimesmo «ae sobre el ipatio. Las paredes deí?to es todo
enxalvegado de un betume bermejo, mejor que almagre, que luc^
r>íi2 LA REViSTA DE BUENOS AIRES.
*'Es necesario tomar en consideración, dice Prescott,
los resultados verdaderamente grandes, obtenidos por el go-
bierno de los Incas. No debemos olvidar que bajo su dominio,
los últimos del pueblo gozaban del mas alto grado de bienes-
tar personal, ó al menos estaban mas al abrigo de la necesidad
física, que las clases similares de las otras naciones del conti-
nente americano, y probablemente que las de la mayor parte
<le las comarcas de la Europa feudal. '* (1)
A la capital de este imperio, á la ciudad fundada por
;Manco-C'apac y ^lama Oello Huaco, ''gentes de gran ser'* co-
mo los llama Cieza de León, acababa de llegar nuestro viaje-
ro, quien en presencia de su antiguo esplendor estaba verda
<lerainente comovido.
iniiclio: la mad^Ta -sobre que ea^ la cobija de la casa teñi'la de la
jiiesJiia color. Otro quarto frontero de^te, á la otra parte del .patio,
e< de quatro bóvedas redonda» co<no campanas, todas cuatro encor-
.:pora<las en nna: este es encalado blaii' o, como nna paloma. Xjos
otros dos «on dos casas de servicio. 8on aposí<entos de ver, y por
-mucho primor y concierto labrados; y ¡por la delantera deste ajmsseu-
to .j)ii-<sa un rio muy gentil y de gentil ribera."
*' Historia general y natural de Indias": Lib XLVI. cap. VÍIF,
paj 17S, tomo IV.
El mismo autor refiere en la ;pí.j. 202. ^'La diversidad de las
•]>ipzas d? oro que se tra.ieron, ai se oviese de decir seria no acabar;
pieza ovo, que parecía s-er assiento de señor, que pessó ocho arrobas
dr oro; y fuentts ovo jfrandes con sus caños, corriendo agua en un
lago hecho en la mesma fuente, donde estaban aves de diversas (tta-
noras y hoíi:^breaí vsacando agua de la mesma fuente, todo hecho de
oro. (|ue era cosa mucho de ver."
Poilro Cieza de León, dice estas palabras en el cap. LXX de »u
** Crónica del Perú". **Las «r oradas y aposentos eran ni'uy galanos,
y tienen por la*« i})aredes pintotlas m-nchos animalc-* fieros y páiaros,
<'cicada toda de fuertes* paredes y bien obrada; ya está toda muv
arruinada, y por muchas partes minada, por buscar oro y tplata de
enterramientos. "
Agustin de Zarate en su ** Historia del descubrimiento y con-
•qui^■t!l de la provincia <lel Perú", dice en el cap^ XI: ** También tenia
muchíís graneros y trajes hechos de oro y «plata, y grandes figuras
dj homl)re.s y imu.jeres y de ovejas y todos los otros anímale*, y de
to'lo^ los géneros de yerbas que nacian en aquella tierra, con »us
espigas y bastigas y nudas hechos al natural, y gran •S'uma d.e man-
tas y hondas entrete.jidas con oro tirado, y aun cierto número <le
!?ños, coro los que había de quemar, hechos ríe oro y plata."
1. "llistoire de la conquéte du Pórou ", par W. B^ Prescott,
PEREGRIXAC ION DE UN FUGITIVO 503
Para apreciar con justicia aquellas impresiones, liamos
creído conveniente hacer la larga digresión sobre las institu-
■eion(»s del gobierno de los Incas, porque conociéndolas, pue-
<l(? con(*ebirse la sorpresa de los conquistadores al examinar
la destrucción de tan poderoso reinado; destrucción tan
tcrril>Ic en las inmensas poblaciones indíjenas, como torpe
<'n las obras que encontraron para apagar su febril sed de
-<»ro. Y sin embargo, aquel manso pueblo, al ver descender
y morir como criminales á los hijos del Sol, hablan doblado
resignados su cuello al pesado yugo de la conquista. (1) Rota
la artificial organización de su sociedad, sus restos fueron es-
]»arcidos por los cuatro vientos; porque aquel pueblo no te-
nia í'l amor de la patria, el amor de la tierra y de sus lares,
•que hace que el hombre prefiera la muert-e por defender la
libertad. Los conquistadores cayeron sobre los indíjenas con
1. KI P. Blas Vakra citado por Gareilaso de la Vej^a, dice:
■'^La hu1>i]idad y ag^ndo injeiiio de las del P-erú, escede á muchas
iiaioiie-s d€»l otro orbe: parte, ptirque sin letras .jm-dieron alcanzar
ií uchas casas, que con ellas no alcanzaran los ejipcio-s, griejBfOs y
caldeos: parte porqiie ya que se arj^iiye que si tuvieran letras como
tr.vieron uudos, escedieran (x Ids romano-s y galos y otras nacione«t.
Lo otro, que la rudeza que ahora «muestran no es por falta de habi
lidad é injenií), «ino por estar desacojstumbrados á las costumbres v
ci)>a'i de Europa, y .porque no hallan quien les enseñe cosas de ha-
1)¡ lidad. sino cosas de granjeria é intereses. Lo cuarto, por-que los
tpi.' alcanzan maestro ó tien))T)f) desocupado y libertad para apren-
<ioi a.r.ique no sen nia*< que iuitando lo que ven, sin que les ense-
ñen, salen ofieiales en todas la« artes mec^nicíis. y hacen ve-ntuia
A niucht)s espaiioles. Manifiesta el mismo Padre, que en música, artes
y ciencias, -si les enseñasen, no serían inferiores á le** esnañole*.
.jMve^to que mas facilment»' han coiTrprendido loíi libro.* de los con-
ijuistadores, que e-s-tns entendido su lengua, quipos y leyes. Alaba
la memoria d? los indíjenas. y esplica la razón de haber sido ven-
vidos, j>or la superioridad de la táctica y armas de lo» e-'ipañoles,
porque solo se defendian con hacha-s y tridentes «de broncie, piedras
lanzadas p )r hondas, y flechas.
Mr. .Tosiah Conder, en m\ obra '*The modern traveller". dice en
la i)áj. 14: *'The governmont of the Incas of Peni was a ,«*pe>ies of
tluocracy: the sovereing united i.n his own person the teniíporal and
■tiie !"piritual supremacy. and the Children of the Sun were both .priests
•an 1 üinus. But, thought the nost absolute deisípotism in it» form, it
was far more mild inn as character, and less osppresive in fa<*t, than
that of the Mexican sovereings. " Citamos la oninion de este escri-
tor, qup confirma lo que her.os dicho en este capítulo.
504 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
la rabia de las fieras, y no se saciaban de despedazarles la$
entrañas, ni les conmovía el triste y prolongado quejido de
los cautivos, al retorcerse bajo la férrea cadena del conquis-
tador.
Erauso entró por el antiguo camino, llamado de Conde-
suyo.
Cuatro grandes caminos conducían á la ciudad, el dxy
Chinchasuyo, que se dirijía á Quito; el de Condesuyo á Are-
requipa y sus comarcas; el de Andesuyo á las faldas de lo«
.Andes; y el de CoUasuyo, por donde se iba hasta Chile.
(1)
La ciudad está rodeada de sierras, entre las cuales cor-
ren dos arroyos, uno de los cuales divide la población. Hacia
el Oriente se estiende un valle que comienza en las inisina ciu-
dad. En el cerro del Norte, Erauso vio las grandes ruina.*?
de la fortaleza de los Incas, de tradicional magnificen-
cia.
A medida que se internaba en aquella ciudad por su»
largas calles, con edificios de piedra hiodificados ya por la teja
fabricada por los conquistadores, que aprovecharon la solidez,
de sus muros de piedra, notaba que sobre las ruinas de otro
tiempo se levantaban nuevas casas. A pesar de hal)er perdi-
do el pasado í»splendor, la población se habia estendido al
estremo de encontrarse dentro de la ciudad el pueblecillo dí^
( -ayaucachi, mil pasos mas al occidente de la antigua metró-
poli de los Incas. (2)
La población había estado dividida en cuatro bari-ios. eit
cada uno de los cuales residían los vecinos de las provincias ú
que éste correspondía, estando obligados a conservar sus tra-
jes nacionales y sin poder mudar de domicilio.
'*Como estos Incas fueron tan ricos, dice el cro-
nista Cieza de León, y poderosos, algunos de estos edifi-
1^ ('¡eza de León, **La Crónica del Perú", etc.
2. (larcilaso de la Ve^fa — •'* Comentarios reales de hxs Incas.''
PEREGRINACIÓN DE UN FUGITIVO 505
«ios eran dorados, y otros estaban adornados con planchas de
oro/'
Ademas de las ruinas de Erauso veía, supo que existían
** grandes edificios debajo de tierra, y en las mismas entrañas
della, hoy dia se hallan losas y caños, y aun joyas y piezas de
oro de lo que enterraban/' (Cieza de León)
Apenas se alojó nuestro viajero en una de las ven-
tas ó l>odegones ya establecidos á la sazón, no faltaron
quienes le informasen de los tesoros inmensos que se supo-
nten ocultos en aquella ciudad. Los buscadores de estas
riquezas abundaban y causaban mas ruinas que la acción del
tiempo.
Erauso no era aficionado á tales empresas y las oía con
interés, pero sin dejarse deslumhrar por ellas.
Visitó el convento de Santo Domingo, en el lugar dondi^
los Incas tenían su espléndido templo del Sol, levantando la
iglesia sobre las sólidas paredes del antiguo edificio.
En una de las calles norte-sud de la ciudad estal)a ya fun-
dado el convento de San Agustín, que también visitó, haciendo
así relación con los frailes que lo habitaban.
Del convento de San Agustín hacia la parte alta de la ciu-
dad se encontraba el convento de Santa Clara, l)arrio poblado
á la sazón de muchos españoles.
En la plaza principal, en uno de cuyos frentes sobre el
antiguo edificio que servia a las fiestas de los Incas en los dias
de lluvia, se levantaba la Catedral. El antiguo edificio ha-
bía sido construido por el Inca Viracocha.
Muchas veces se paseaba en la plaza de Intipampa en la
cual los antiguos adoradores del sol llevaban ofrendas á su
Dios. Aquel barrio en otro tiempo se llamó el barrio del oro
y plata — Coricancha — en el cual se levantaba el espléndido
templo de histórica fama.,
En el barrio de los ama ni as y haravcc, fiilósofos y poetas
del imperio, no existia sino el recuerdo y las tradiciones: la
transformación había sido completa. Los amantas habían
totalmente desaparecido con la conquista, y eran sostituidos
506 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
por la escasa enseñanza de algún convento; escasa y pobrísi-
ma como lo manifiesta el historiador de los Incas, hasta el es-
tablecimiento de los Jesuitas.
Erauso frecuentaba los conventos y en esto obraba con
cordura, porque pendenciero y matón, buscaba siempre su
salvaguardia en el derecho de asilo concedido á aquel lo«,
precaución que mas de una vez lo sacó de aprieto. Fué, pues,
al convento de la Merced, que tenia una manzana completa.
La narración de sus largos viajes, sus penurias, sus travesuras
y a la vez sus invenciones, le procuraron amigos en los buenos
frailes de aquel claustro, á quienes muy frecuentemente visi
taba en las horas de ocio.
Contábales entonces las historias potosinas; describíales
la riqueza del cerro, la facilidad de hacer fortuna en el juego,
en que se perdian y ganaban sumas que deslumhraban la ima ■
j i nación de los frailes.
Otras veces para mostrarles el estado de aquella socie-
dad, les referia las concejas mas en voga, las leyendas y las
crónicas, haciendo un efecto prodigioso en su auditorio, que
mas de una vez originó serios debates teológicos sobre los mi-
lagros, las apariciones de los muertos, las almas en pena, los
castigos de los «condenados y otros puntos, según la materia re-
ferida por Erauso.
¿Porque frecuentaba tan asiduamente el claustro aquel
calavera desalmado, jugador y matón? Tenia dos razones:
la primera buscarse protectores en los difíciles lances en
qu*e solia meterse, y la segunda interesar á los frailes en
sostener el derecho de asilo, para que en cualquier conflicto
pudiera ganar aquel lugar. Ademas les proponía diversos
casos de delitos, é indagaba los medios de que legalmente
7)odia valen«e el delincuente para eludir la pena, y conser\'a-
ba con cuidado las opiniones que creia mas seguras, para
utilizarlas, como mas de una vez lo hizo, en críticos momen-
tos.
Erauso no solo habia sido un vagabundo calavera,
sino que ni el vropósito tenia de corregirse; pero gustaba de
PEREGRINACIÓN DE XW FUGITIVO 507
los frailes para hablar y beber con ellos, y no faltaba alguno
<iue tani])ien le hiciese compafíia en el juego, como un parénte-
sis á la monotonía de la vida vonventual.
Estuvo también en el convento de Santa Catalina de Se-
na, fundado.en el mismo sitio donde las vírjenes del sol cele-
l)rabiin su culto pagano.
A pesar de existir varios conventos de monjas y beateríos,
la prostitución pe habia generalizado, mientras que durante el
gol)i( rno de los incas la moralidad del hogar era conservada
j)or el rigor de las le.ves. La estigma que marcaba á la pam-
jmjjruva, condenada á vivir solitaria en el campo y á no pe-
netiar cu la ciudad ])ara no ccmtagiar con su ejemplo la cas-
ti<la<I y la virtud, reduela el número de esas desgraciadas cria-
turas. Pero la conquista habia borrado aquellas costumbres
severas y castas, y la prostitución se habia estendido con la ra-
jiidez de las aguas que desbordan, una vez roto el dique que
las contiene. (1)
Erauso freruentaba la soi'iedad de los truhanes y mato-
nes, y la fama de pcuílenciero y valentón dábale cierto presti-
gio entre aquella hez de las sociedades desquiciadas. De mane-
ra rpie alternaba de la conversación de los claustros á la bulli-
ciosa algazara de los garitos.
Tongo necí^sidad de olvidarme de mi mismo, decíale una
vez á í-ierto fraile — No i)uedo borrar mis recuerdos infantiles
por(|ue casi en la infancia empezó mi vida azarosa y bagabun-
-da. líe sufrido mucho, y mas he hecho sufrir.
El viajero no habia conocido los santos ejemj)los del ho-
gar. Casi niño fué encerrado en un cx)nvento, del cual fugo
pura seguir aquella vida de escesos. de sangre, y sin embargo
-de ejemplar castidad !
1. En la confesión do Mancio Sioria LejestMiía, citado jior
PiPS'ott. dice: *'.... y que entienda S. M. que el intento que me
mueve á hacer esta relación, ea por descargo de mi conciencia, y
por haílarjne culpado en ello, pue« liabemo-^ destruido on nuestro
nial eipmplo. gente de tanto ífobiorno como eran estos naturales,
y tan t]'UÍtados de c(. meter delito» ni escesos, asi h<»i;bres como mu-
j.'^res. ' '
Ó08 LA REVISTA DE BUtíNOS A1RE&
VIII.
A la luz de una lámpara.
Recostado en una mesa en la sombria celda de un re-
ligioso del convento de la Merced en el Cuzco estaba um
hombre de estatura grande, grueso, de facciones bastante re-
gulares para no ser llamado feo, cabellos negros y largos. Te-
nia la espada bien ceñida, la cabeza algo agoviada, su aire era.
mas de valiente que de galán — ^La^ manos carnosas, robustas y
fuertes, pero su acción era afeminada (1). No tenia barba,,
lo que daba á su rostro un aspecto equívoco ó mujeril.
Le escuchaba atentamente un religioso de la ^ler-
ecd, alegre el rostro, franco el aspecto y penetrante la mi-
rada.
La conversación debia haber empezado mucho tiem-
po hacia: por([ue el de la espada continuaba su narra-
ción.
— Se encontraba — decia estt* — sumamente necesitada pa-
ra alimentar á dos hijas enfermas. Bien podéis comprender
la aflicción de una madre que tiene que mendigar para sus hi-
jos, como el único y supremo recurso. Fué á casa de un mer-
cader y pidió una limosna por amor de Dios. El mercader
no quiso dársela. Entonces ella le rogó le diese de limosn¿v
para alimentarse, lo que pesaba un papelillo donde estaba es-
crito su noml)re y decia: — Doña Juana Riquelm< pidf á Y.
U}¡a limosna. (2)
l^recisamente en aquel momento se encontraban en casa
del mercader otros vecinos, y empezaron á burlarse de la pe-
regrina ocurrencia de la infeliz madre.
Entonces puso el papelillo en una balanza y en la otru
colocó un real. Pero con sorpresa de tíKlos, el real no in-^
1. Historia do doña (^ataliiia Eran so, por Ferrar.
2. * 'Anales de la villa Imperial de Potosí", por Martínez:
V Vela.
PEREíiRlNAClOX DE UN FUGITIVO ó(;9
<linó vi tiel de la balanza. Admirados del caso fueron echan
<lo reales sobre reales; hasta que creyendo ver en aquel su-
ceso un hecho .sobrenatural, contaron el dinero y habia diez
pesos de á ocho reales, que era la suma que precisamente ne-
cesitaba la atri])ulada señora, (^'uéntase que corria el año do
1630 (1) cuando ocurrió lo que refiero, Revendado Padre, por
lo cual bien comprendereis que en Potosí abundan las con-
sejas.
— El caso es grave — dijo el religioso, y sobre todo, es mo-
ral. . .quizá es un milagro. . . .
Kn cuanto á milagras, numerosos son los que alli refiero
la crónica.
En la (luebrada de San Bartolomé — continúe) — al salir
<le l'otosí para esta cai)ital, como á una legua de distancia de
la primera, c»xisten dos grandísimas ])eñas, y me refirieron
seriamente al cstremo de darme risa y deseos de administrar
una paliza á mi interlocutor, que — por el año de 1589 huian
unos asesinos por aípiel sitio, cuando las dos peñaos se jun-
taron en el lugar donde es mayor la angostura, separándose
en seguida. La credulidad es tal qué, sostienen que antes
y después de aquel suceso acontecieron allí otros verdade-
ramente espantosos. Las cabalgaduras, decían, se alborotan
basta matar á los jinetes y despedazarse ellas mismas.
De noche eran terribl(»s y pavorosos los ruidos y nadie
entralm en aquella quebrada sin verdadero temor de
Dios. Sabéis Padre, cual era la causa, según juiuellos ha-
bitantes? El demonio que habitaba en una cueva de aquel
sitio. (2).
1. "Anales do la villa Tmporial de l*<»tosí, por Martínez y
Vola.
l\ I). Bartolomé Martínez v Vela, en su ^Mlístoria de la Villa
Imperial ile Potosí", dice: **Tenían estos naturales en la quebrada
^|iie lioy llaman de San Bartolomé (distante de esta villa una leg^ua),
lina ^lan ueva naturalizada en la peña viva, donde iin día á la se-
Tiiana ii)an (*ohiü en procesión á adorar al común enemigo, que las
nia^i vece^ se les aparecia visible. E'S mer.orabl'^ e^^ta quebra'la por
la cual pa<a el caniinu real de las provincias bajas y ciudades de
ÓIO LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
La superstición se aumentaba, hasta que los jesuita,s lle-
varon la efijie le San Bartolomé, la colocaron en una cueva y
salió bramando el demonio de otra caverna vecina y se es~
trelló en la peña. Por esto podéis juzgar de lo candido que
son aquellos ricos moradores del mas rico aliento de minas^
del Perú. Fero no es esto solo, se empeiían en probar que ei
diablo ha dejado impreso en la peña la prueba de su atrcfz sui
cidio, en -el color verdinegro de esta. (1) ¿Qué os parece, pa-
dre? Los Jesuitaís sostienen que desde que la imájen d" Siui
J^artolomé hizo aquella visita, la quebrada que lleva su uouibiv
t*s un sitio de paz.
Ijargo é inacabable fuese si continuase retiriendo »'Uan-
ta historieta s.- cuenta en Potosí, consejas que pasarán á Li
posteridad, porgue están grabadas en la imajinacion d-j üquci
pui'blo de un juodo imborrable. Quitarles esas ci'»'<^nc¡as,
.s. fin desi>ojarlos del encanto con que creen en las aparicio-
ii^'s del otro m iijdo. y en las batallas continuas y diarias (ue
♦'i (hablo dá, por medio de sus ajentes, para pesciu* nlnuis
para el infierno, que sin duda del)e estar despoblado por h>
einpe^'ioso di- U< industria de que dicen valerse — dij.> r¡«*ndo
a]es?rt'T>HMít''.
Kl Praih* no decia nada, escuchaba con interés «(laeilos
cuentos, que hov ni los niños oirían impasibles.
Lima, ('uzeo, y las otra,s, por lo que en ella sucedía á los priiu-lpio»
cl( Ui funíiai'ion di» esta villa; «pues .pasando las g^eiitei» ,por allí, re-
pcMitinan;ente se juntaban las dos peñas (que son altíi^inias). y ma-
tándolos á todos se tornaban á abrir. Otras veces ai pasaban en
cabalgaduras, de improviso «e alborotaban y no paraban hasta ha-
cer pp. lazos >X los hombres con sus corcobos: otras se levantaba -un
viento huracán tan espantoso, que súbitaimente lea quiiaua la vida,
y .si no se las quitaba en a-qiiel punto, los arrebataba y arrojaba en-
ísima de otras ,i>eña« -que hay en sus contornos. Afirman don Antonio
de A costa y el capitán Pedro Méndez, don Juan Pasquier y otros
autores, que el causador de estos daños era el demonio que habitaba
V.) aquella gran <?ueva. " Trans.cribimos este ;párrafo como una prue-
ba de la candida credulidad del cronista y en justificacinn de lo Cfue
referimos en el testo.
1 Martínez y Vela, ** Anales de la Villa Imperial", etc.
PEREííRIXACIOX DE UX FUGITIVO ¿I I
— Para que juzgue mejor V. P. áA estado de aquella so-
ciedad, voy á referirle un suceso de otro jénero.
Gol>ernaba á Potosí en 1600 el correjidor don Alvar»
J*atiño y se celebraban fiestas de toros. Era una corrida oii
toda regla, á la cual son tan afectos nuestros pueblos. Don
^lartin de Igarzabal, vascongado, por ciertas cuestiones amo-
rosas arrojó del balcón de su casa á Nicolás Enriquez, mance-
bo de pocos años, oriundo de Potosí. Vio su padre este atroz
asesinato y trepó las escaleras, se introdujo en las habitaciones
de IgarzabaK que estaba esc*on<lido debajo de la cama, y le di/.
ih j>uñaladas hasta dejarlo muerto. (1)
Se allx)rotó la jente de la plaza con este motivo, vinieron
los criados del correjidor y los amigos de F]nriquez, que eran
andaluces, estrcmeños y criollos.
Los vascongados gritaban ¡ nuiera el asesino ! Y en tropel
entran los unos y los otros. Se trabó entonces una lucha cuer-
1)0 á cuerpo, en la ( ual pereció don Mendo Patino, sobrino del
correjidor. (2)
De uno y otro bando murieron aI«íunos y quedaron trein-
ta heridos.
De aquí st^ originaron crueles desafios entre vascongados
y criollos, y si hubiera de continuar. Padre, en estas historias,
seria inacabable mi (íonversacion.
— En verdad (pie nunca oí tantos escesos, ni soñé que hu-
biese» minas tan ricas. Aquí gozamos, hijo mió, de la paz del
claustro, con la bendición de Dios.
— Pero los que vivimos en el nuindo y no llevamos una
vida con olor de santidad, como el humilde pecador ahora
j>r(^ente, necesitamos consejos de los varones prudentes y
justóte.
Cierto relijioso de San Francisco — dijo — me ha enseñadr)
<iue, si me en<*(mtrase alguna vez condenado á nmerte, lo que
de cierto no será i)or mis virtudes, estando en la capilla de
1. Obra ya citada.
2. Id. id.
o 12 LA EEVISTA DE BUENOS AIRES.
los reos y después de comulgar, ponga la forma en la mano, y
grite — iglesia me llamo, iglesia me llamo! — ^Por este arbitrio
me asegura gozaré de inmunidad y no podran ejecutar la
sentencia.
— De veras que sería una cuestión en la cual tomaría par-
te la autoridad de la Iglesia ; pero es una herejía.
— ^le rasparán la mano; qué importa! lo esencial
es salvar el bulto — dijo riendo estrepitosamente nuestro co-
nocido. Y que diría V. P. si le dijese que puse en obra el
consejo ■
El relijíoso abrió los ojos desmensuradament>tí, y murmu-
YÓ — Dios mió, ten piedad de este pecador !
IX.
Cuando iban á cerrar la portería del convento, nuestro
conocido se dirijió á casa de un amigo á jugar.
l*or ciertas rencillas de juego, trabó riña con un célebre
matón, y dando tajos y reveses llegó cerca del convente) de San
Francisí'O. Allí asestó una feroz puñalada al contrario — que
solo tuvo tiempo para pedir confesión. Nuestro fugitivo es-
taba herido en la espalda y en el pecho, por consiguiente, des-
pués de aquel esfu'erzo, cayó examine.
Al ruido acudieron los frailes del convento, el corre jidor
y jente de armas.
Asistido en casa del tesorero, en cuyo servicio <^taba, fue
una noche llevado sijilosamente á la celda del Padre Francis-
cano, fray Martin de Arestegui. El objeto de esta, traslación,
<*ra bus(*ar asilo en el convento.
Fai efecto, él cürrejidor })uso guardias en los contornos y
tomó niedida.s para capturar el reo, una vez que saliese del
convento, que no se atrevió a allanar.
Algunos meses después trató de mudar fierra, como
él dice en sus memorias, y tuvo en el camino lances siu
cuento.
Llegó por íin á lluanianoíi y después de largas cuitas, por
PEREGRINACIÓN DE UX FUGITIVO 013
iíiertas estocadas cerca de la casa del obispo, estie por salvarlo
la vida lo tomó bajo su protección, y por último lo llevó al
^•onvento de Santa Clara.
Grande ruido hizo la noticia en el Cuzco y Potosí, al sa-
J)er que al capitán Erauso lo habian llevado a un convento d«í
monjas.
— Es i>eregrina la idea de su Señoría Ilustrísima!
— El obispo de Huamanga, decían otros, no está en su juí-
<'io, y es estraño le hayan permitido tal desacato ! en el convento
de Santa Clara!
Y en verdad, á cualquiera á quien dijera, que .se
])onia en un convento de monjas al mas desalmado cala-
vera de aquel tiempo, tomaría la cosa por una muestra dii
locura.
Pero hé acfuí el misterio: ** Señor, todo esto que he refe-
*'rido á V S. Ilustrísima no es así, le verdad es esta: que soy
"mujer: que naeí en tal parte, hija de fulano y de sutana: que
*'me entraron de tal edad en tal convento, c(m fulana mi tía:
**que allí me «'rié: que tomé el hábito: que tuve noviciado:
*'(|ue estando para profesar, por tal oeasion me salí: que me
"'fui á tal i)arte, me desnudé, irie vestí, me corté el cal)ello-
*'l)firtí allí y acullá, me embaniué, a[)osté. trajiné, maté, herí,
■'•niiileé. cornete», hasta venir á parar en lo presente, y á los
pies de su Señoría Ilustrísima.^' (1)
Este viajero singular y fantástico, es conocido en las cró-
i¡ií*as coloniales bajo el nombre de — ¡a monja alférez.
VICENTE G. QUESADA.
1. "Uistoria de la Monja Alférez", doña Catalina de Erauso.
DERECHO
JURISPRUDENCIA DE LOS TRIBUNALES.
Snmario — 1." ¿Debe eoiLsiderarse testamento militar, el otoríjado por
un oficial en servicio de frontera f
2." ¿La ley 4, tít. l.o, Part. (>.a, ha sido derogada en este
punto, seg'ua la int>?rpretaciün que se dá á la de 7 ju-
lio lS2,-i?
Uaso — El 2S setiembre 1864, ,sc: |>r.'seiit > aute Jos
Tribunales inferiores el procurador S;v>asÍM y ])atnMrinaílo
por el Dr. Pinedo (D. Federico ),aeoniparió á nombn» de lona
Tetrona Ortiz el te.stmiunfo milifar XM ^^sposo de e.sta,
capitán de Dragones de ¿nf antena José ¡Seguí, (africano) —
y espuso — Que habiendo fallecido los testigos .'\Ianuel Sanipavv)
y el teniente Manuel Pérez (autorizante), ignorándose el pa-
radero de los dos restantes Carmelo y Nicanor Pavia — soIf>
era posible justificar la autenticidad de dicha tnemoria otor-
gada en el Fuerte Federación (hog Junin) Frontera de San
Ignacio de Logóla, a 4 de octubre de 1847 — ahoyando las fr-
uías del testador y testigos nombrados.
Que tal prueba era bastante en el caso pílcente, puesto
que el militar que se encontraba en la situación de Seguí,
^podia testar en cualesquier forma, siendo válida su dispo-
sición con tal que se probase la antienticidad, aun cuandí>
JURISPRUDENCIA DE LOS TRIBUNALES. ü1.>
apareciera de loes requisitos prescritos para las 3Ieinori<#55
otorjíadas por aquellos que no gozan d^l fuero de guerra —
por lo qué solicitaba se jirase oficio al Juez de Paz del Snlto
con remisión de la Memoria orijinal, autorizándolo para re*
cihir las declaraciones de los testigos que le fueren presenta-
dos al tenor del interrogatorio adjunto.
Oido el ^linisterio Pá!)lico, fundó su oposición en quií
esto caso no era el de la ley de Partida (pie pennitia á lo»
militrtrcs (pie se hallaban en campaña y peligro de imicrtí*
por í'unrion lv»lica, otorgar testamento sin los reíjuisitos nc-
cesarios— Que aún cuando una Ordenanza del ejército acor-
daba ('^a «*s<M*fM'ion á tntlos los militart^s tomo futro, hallán-
dose en su ra<a y en poblado — la ley de 7 julio 1823, abolií'^
los fueros personales, razón por la cual no podian ser invo-
cados con éxito — Que en esta virtud, y mandando la ley qucí
el menor núnu^ro d^í» U^tigos de un testamento que no es lie-
eho ante Escribano público — sea el de cinco y no |>udicnd:>
probarse (»1 caso (stnmo en que bastan tres — no debía aten-
derse lo pivtendido por la parte —
Esta o])st*rvó á su vez. que la ley de Partida reeordada,
habia quedado subsistente á pesar de la ley patria de 1823 —
cuya mente fué abolir los fueros en lo qm* venian á hac(»r una
esi*epi ion á la regla jeneral vsin un motivo justificado, pero no
en los casos en que atento el carácter especial de los militares
es una necesidad imprescindible — camo sucedía en el presente
tratándose de un acto civil efectuado en lugar enteramenti*
despoblado como era la frontera en aquella época.
El Juez de lo Civil Dr. Garda Fernandez — en 8 de ^la-
yo 18f)5, proveyó —
''Y vistos: Considerando que la ley 4, tit. l.o Part.
6.a solo concede el privilejio de que falte la solemnidad del
competente número de testigos, en los testamentos que otor-
ífuen los milit^ires hallándase estos en huéafe, ó sea en espc» li-
ción militar, como sienta la glosa de Gregorio ^opez, — .) en
peligro de muerte por acción de guerra; debiendo siijetarst^
<»n los otros casos á las prescripciones comunes.
.lltí LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Que las leyes posteriores que estableeierou fueros ¡jcr-
:iO)iaJ('s \mi"d todas elreunstaneias en favor de los niilitarirs —
li aliase nse 6 no estos en los estreñios de aquella ley han sido
iniplíeitaniicnti* derogados por la ley Patria de 5 do julio da
182'^ cpie al)olió Uffio fuero personal, dejando solo subsistente
el fucru real ó de ¡as cosas.
Que, ])()r lo tanto, solo eorresjxmde á este último el
que determina la ley de Partida; es decir, el de hallarse en
espedicion militar ó peligro de muerte; y no el caso de la
Memoria f. 1.a, en la que su autor aparece de guarnición
•en tiem])o de paz, en un fuerte fronterizo pero rodeado de
vecinos ([ue podrían servirle de testigos.
Por esio — y de conformidad eim el Ájente» Fiscal no há
lugar á lo solicitado j)or el procurador Hagasta para que el
papel f. l.H se lonsiderc como iestamento militar if pj'iiñlejia-
ilo, ele.''
A|)elada esta sentencia, ol)servó ante el Superior la par-
le agi*a viada, i)or el finado Seguí en encontraba en huts.te
cuando otorgó su última voluntad y de consiguiente comf^ren-
<lido en la ley 4, tít. 1.a Parte 6.a y amparado por la de
julio 182.J — que dejó su})sistente el fuero militar para los ac-
tos ejecutados en marcha, campaña é servicio.
El Sr. Fiscal dictaminó — en apoyo de la providencia del
Inferior — fundado en que para que un militar se considero
<m el ( aso de usar del privilejio que acuerda la ley á los de
"SU clase, es necesario que esté en marcha, ó próximo á un
i'omhair, lo que no podia presumirse por solo la circunstan-
cia de í|ue Seguí estuviera de guarnición en un fuerte fron-
terizo donde otorgó la Memoria de ([ue se trata sin tener una
urjencia que le privase de la reunión de los testigos que lo
m
firmaron.
A pesar de esto, el Superior Tribunal en su Sala de lo
Civil decidió lo siguiente — en 3 de diciembre último.
''Vistos. Considerando que -el destacamento en un pun-
to avanzado do la frontera, como lo era en la época del
otorganúento de la ^lemoria de f. 1.a el Fuerte Federación,
JURISPRUDENCIA DE U)S TRIBUNALES. 517
no puede considerarse como guarnieion en tiempo de paz^
por que perpetuamente existe el estado de guerra eon los
salvajes del desierto que si-empre se mantienen en asechanza
para sus continuas invasiones; que para todos los efectos mi-
litares se consideran como en campaña las fuerzas que pres-
tan este servicio, y respecto también á los Guardias Naciona-
les que á él contribuyen: que por consiguiente los qu-e se ha-
llan en este caso están comprendidos en las escepcion-es que?
establece el artículo 4.o de la ley de 7 de julio de 1828 —
•y queda en tal caso vijente la ley 4, tít. l.o Part. H.a, se
revoca el auto apelado de fs. 13 — y satisfechas las costas, de
vuélvanse. (líai 5 rúbricas*')
Corolario — Estamos de perfecto acuerdo c(»u el fallo qvuí
precede que no fué apelado i)or el Sr. Fiscal, y el que con-
cretando los V(»rdaderos i)rincipios de la materia, viene á
fijar con netedad la jénuina interi)retacion que deba darse
á la ley Patria de 1823, siempre que ocurra un caso tan raro
como el presente, siendo el único que recordamos al respec-
to por su nalojía, el del jeneral José Maria Flores, finado en
1856, y que á pesar de no contener sino su sola firma fue
declarado legal el testamento que ordenará, ante don Celedo-
nio de la Cuesta, secretario del jeneral en jefe don Anjel Pn-
checo, en el lugar de *'La Hedionda'' (Provincia de la Ilioja)
en 25 febrero 1841 — instituyendo con arreglo á Ordeni'.nA.i
p^r su única y universal heredera (por no tener suc^^sioif-
á su esposa dona Maria del Rosario Sara vi.
Ahora, por lo que niira á la sentencia del intelijentí- y
piliorioso inajistrado que eonoció en 1.a Instancia, observa
mos cierta contradicción en ella, por cuanto si bien d^n'lara
en vijencia la ley 4, tit. l.o Part: 6.a que permite hacer su
test-amento al militar en hueste de cualquiera manera quf
pueda ser justificada su voluntad — exije la presencia de cii'-
co testigos, en un lugar en donde ninguno existia, para la
validez del otorgado por el oficial Seguí, que á no dudarhv
se encontraba en Ja hueste ó espedicion militar, mandando
tropa en la frontera entonces despoblada del Fuerte Fede-
ol8 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
ración ó Froniera de San Ignacio de Loyola, como se si..»n-
ta en la Memoria aludida.
En efecto, lejos de nosotros la creencia de que la ley
<le 182*], haya abolido en todos sus casos el fuero militar —
Ahí está su art. 4.o que dice: '* Queda sujeto á la misnuí
jurisdicción (á la militar) todo delito cometido por los mili-
tares dentro de los cuarteles, en marcha, en campaña, ú (n
netos de servicio/'
¿Y esto no importa la conservación del fuero?
Do consiguiente, la ley patria se circunscribió á alK)lir
c'ste en cuanto hacia una escepcion a la regla jeneral sin cau-
sa justificada — mas de ningún modo en los casos en que at-ento
^1 carácter especial que inviste un soldado, se hace de im-
periosa necesidad su obs(»rvancia.
La ley, re])lican, solo deja subsistente el fuero militar
<*n los pro<*esos criminales, mas no en los asuntos meramente
•i'iviles como el que nos ocupa — Pero ¿cual ha sido la razón
<1e aípiella al i^stablccer semejante escepcion que siempre es
odioso c(mi() todas las de su jénero? En nuestro sentir no en-
contramos otra que la de facilitar el castigo de los delitos
•de un modo ])ronto y eficaz, en parajes en que, merced á un
•cúmulo de circunstancias especiales, no puede hacerse oir
la voz de la justicia ordinaria con la celeridad requerida— r
Y tal es la que milita en pro del fuero en asuntos civiles,
eomo el otorgamiento de un poder (1) ó la facción de tes-
tamento, ordenado en campaña, ó en el conflicto de entrar
-i^n combate, d(mde casi siempre las exijencias del servicio
jiiii/xvuix llenar los requisitos de estilo — Tan c*s así, que ..
mismo Sr. Ájente Fiscal en lo civil, se limita á negar que
Seguí s(» hallase en el caso de la ley de Partida, por que de
lo eontrario era insostenible la premisa, como lo dice tanta-
mente el hecho de haberse dejado ejecutoriar el fallo revo-
, (1) T^is que vienen dol ejército <le operaciones, son autorizados
*n jíapel siniiple por el señor Jefe de Estado Mayor y el Auditor
•ie guerra.
JURrSPRUDEXriA DE LOS TBIBUNu\LES. 519
4'atori() sin acuclir al remedio oportuno del recurso para ante
la sala del Crimen.
Queda puv^s establecido, en virtud de la jurisprudencia
< lara y evidente del KSuperior Tril)unal en su Sala de lo Ci-
vil— que la ley de Partida que permitía á los militares, ha-
llándose en campaña 6 en peligro de muerte, por naufrajio
/> función bélica — ordenar su última disposición de cual-
ipiiera manera, dándoles validez con tal que se pudiese pro-
bar íjue esa fu^ su postrera voluntad — ha quedado subsis-
lente á pesar de nuestra ley de julio de 1823, cuya promul-
tracrion no pudo causar gravamen tan irreparable á los que se
4ledican al noble ejercicio de las armas, y brinden su vida en
defensa de la patria y por el honor de su bandera!
.AXÜEL J. CARRANZA.
Bíbliofirrafia
REVUE AMÉRICAINE.
Histoire, littératiire, voy ages, archéo-logie, etnographie, linguistiqíie,
Sciences, agriciilture, imlu&trie, eommerce, bibliographie et iiouvelles.
Hemos recibido el primer número de una injíerosante
publicación que acaba de fundarse en Paris, bajo el título
que encabeza estas líneas. Aparece mensualmente una en-
trega en 8.0, buen papel, con ü(*benta pajinas de impresión,
mapas y láminas. El precio de suscripción en Paris es 2:>
francos. El periódico formará dos gruesos volúmenes anual-
mente.
I*ara demostrar el interés y la improt^ncia de los estu-
dios americanos á que se consagra, basta señalar las mate-
rias que trata en la entrega que tenemos á la vista: Dísch-
hrimiento fj esploracion de las ruinas de Falenquc por Braí>-
seur de Hourbourg — El rijimcn de las encomiendas esimño-
las en ambas Amé ricas por el doctor Martin de Moussy: —
Introducción á un estudio comparativo sobre las lenguas de
la familia mai/a-quiché por Charencey: — Las aguas mine^
rales del Perú por Barrault — La cuestión de las razas en
las Antillas por G. de Tayac: — Cuento de los salvajes del Ca-
nadá— Miscelánea, noticias y bibliografía.
BIBLIOGRAFÍA. J21
La entrega está precedida de una introducción que
iíreemos conveniente reproducir. El señor J. León de Ces-
sac, director-propietario de este periódico, se espresa en es-
tos términos ;
**La América no es solamente un continente distinto,
es á la vez un mundo diferente elevándose quizá á una fe-
cha tan remota como el antiguo, pero de cualquier modo
no menos digna de interés, y sobre todo no menos fecun-
da en curiosos descubrimientos.
Queremos hacer por la América lo que hasta ahora no
ha sido desempeñado de un modo satisfactorio.
En efecti), la Francia posee un número considerable
de compilaciones consagradas al estudio del mundo anti-
guo y de las civilizaciones muertas ó vivas cuyo sello está
todavia visible.
En los libros, en las revistas, escritores especialistas re-
velan los resultados de sus investigaciones sobre los mo-
numentos y en los archivos de los pueblos: Apaivcen los
orígenes, y se puede seguir la huella de los desarrollos su-
cesivos, comprender las formas variadas de las lenguas pri-
mitivas, evocar del pasado las ideas, la reli jion, el arte ; y d(^
estos materiales, laboriosamente reunidos, se vé salir la
vida intelectual y física del individuo, el estado social de los
grupos etnográficos y de las nacionalidades constituidas.
Las indagaciones y la publicidad periódica que las pro-
paga dan á las generaciones nuevas un conocimiento mas
exacto y mas completo de los caracteres propios de las res-
pectivas costumbres, y, por una deducción necesaria, reve-
lan los intereses generales que son comunes al presente y al
porvenir.
Pero para que sea realmente fecunda esta curiosidad,
esta sed de aprender y comparar no debe limitarse ; no reco-
noce ninguna frontera y las olas del mismo océano no de-
berían detenerla. El título mas característico de nuestra
época se encontrará en los estudios americanos, en la resur-
rección histórica de esas sociedades seculares destruidas des-
522 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
de luego por los ejércitos conquistadores, absorvidas después
I>or los grupos pacíficos de inmigrantes, y conservando to-
davia un vestigio de su constitución originaria apesar de la
influencia triunfante de las ideas y de los hábitos del otro
iiemisferio.
¿Cuales eran las razas antiguas que cubrian el suelo de-
América ?
La arqueología, la etnografía, la filología describirán
los tipos, referirán su historia, reproducirán los gigantescos
monumentos cuyos restos fueron por largo tiempo envueltos
en el olvido, ocultos, perdidos en el seno de los desiertos y
de los bosques.
Que se han hecho, á través de las edades, los descen-
dientes de esas razas vencidas, disemina<las. desposeídas, es-
clavizadas? ¿Cual puede ser su rol y su destino en medio
del movimiento continuo que las estrecha! ¿Cuales son en
fin los instintos, las necesidades, los intereses de las socie-
dades fundadas en el nuevo-mundo por los soldados victo-
riosos de la península ibérica, por los enérgicos colonas de
la familia anglo-sajona, por esa misma raza desheredada,
violentamente arrancada al sol del África, y por los misio-
neros de todas las comunidades (TÍstianas?
El filósofo, el economista, el sabio, el artista responde-
rán á estas cuestiones: arrastrados por una corriente irre-
sistible, las mejores intelijencias han abierto el sendero, y
la diversidad de sus obras at/cstigua la riqueza y la varie-
dad del sujeto.
Pero cada uno trabaja y obra según su impulsión per-
sonal : ningún lazo coordina los esfuerzos multiplicados de
los escritores aislados: ninguna recopilación ha sido consa-
grada únicamente al estudio de la América.
La Revista Americana tiene la ambición de llenar los
deberes que su título le impone.
Formará un centro de publicidad donde se encontrarán
los eruditos, los artistas, los pensadores, los novelistas, los
literatos.
BIBLICXí RAFIA. 523
/
Enteramente consagrada á los hombres y á las cosas de
América, llenará su misión, si por su intermedio se propa
gan y vulgarizan las investigaciones sobre el pasado, si las
^•ostumbres contemporáneas son fielmente trazadas; si por
^'l estudio del pasado y del presente llega á hacer presentir
Jos futuros destinos de este mundo al cual el porvenir pa-
rece prometido: si, en fin, espoue con verdad las nei^esida-
áU'h intelectuah's y mercantiles de las poblaciones disemi-
nadas sobre este inmenso territorio.
J. Lean de Ccssac.
l^a aparición de un periódico serio consagrado esclusi-
vanícnte á los estudios americanos, no i)uede menos de cau-
sarnos vivo interés, tanto mas cuanto que, publicado en Pa-
rís. »»u aípiel gran centro del movimiento intelectual, está
•destinado á vulgarizar conocimientíís de la mmí alta im[K>r-
tancia. La América gana inmensamente por esa concentra-
i-ion de los traba.ios y los estudios americanistas, y obligará
ií que se haga sobre su pasado y su presente, indagaciones
mas imparciales y profundas que las hechas hasta aquí. Es
-de suponer además, que la fí( vista Americana busque la co-
laboración de escritores ccmocidos en las diversas naciones
<le este continente, para dar mayor desarrollo á aquella pu-
l>lica<-ion.
Pero no es esta la única publicación en París consagra-
dla esclusivamente á la América, injusto fuera olvidar los
•«(^vicios que presta en a(|uella gran capital El Comité de ar-
quotlojia nm erica ua. Bajo la dirección de aquella asociación
sabia, se publica actualmente un — Annuaire dn Comité dWr-
elu'ohniie Amériraine, aparece j)or entregas trimestrales in
S.o (|uo formará una serie de volúmenes, con mapas y gra-
l)ados.
Además de esta publicación, la Sociedad de Etnoq^nf,-,
KJe [*aris tenia su órgano bajo el título — fíevue Orie^'tá-e
íf Amírieaine, dirijida por el sabio orientalista sefior León
4]o R«)snv, nuestro colaborador.
^/24 -^ LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Posteriormente se cambió el título de este peiiódieo
por el de lievue AméricainCy segunda serie de la anterior,
lia colección completa de la 1.a se compone hoy de <\i*'/*.
hermosos volúmenes en 8.0, con mapas, grabados en el te^iic
é indie^^s analíticos; cada dia se hace mas rara, y los poco»
ejemplares que quedan se cotizan á cien francos la cole<*cioi:.
La lUvue Amíricaine, x)ublicada bajo los auspicios de l«s
r>ociedades de liltnografia y del Comité de Arqueolojia ameri-
eana aparecían cada dos meses, con dibujos y mapas, de ma-
niera que todos los años se podia formar un grueso volumen
impreso en papel-rat'aZiVr, con su carátula é índice.
Ignoramos si la nueva Ucvne Amivicaine aparece á con-
pccuencia de la supresión de la primera, ó si es simplcíiient»*
Ia transformación de aquella un periódico ajeno á las dos
sociedades á que nos hemos referido. Sus colaborador» s suu
miembros de estas asociaciones, y esto nos induce á creer que
la Revista funtbula por Cossac, importa la desaparición dr^
su predecesora.
Además de estas publicaciones, pronto aparecerá la gran-
de BiiUographíf Amíricaine, publicada bajo los auspicir.?:
del Comité de Arqueolojia Americana, sociedad que mere
ce la gratitud de los americanistas, por las importantes tr»-
bajos que ha publicado. El señor de Rosny dirijia esta o'ora.
Los estudios americanos están ahora á la orden df*l dir*
en Paris. donde dos asoiíiaciones se han formado para darlis-^
unidad y dirección. Escritores distinguidos y notables i\)n
sagran su tiempo y su talento á este género de indagaciones,
de manera que esto viene á servirnos de estímulo, para sos-
tener con todo empeño las pocas publicaciones periódicas
que hoy poseemos, de una índole anágola á las que existen y á
la que acaba de fundarse en París.
V. G. QUESADA.
1.* PARTE. .
BIHLKKiKAFIA PERIODÍSTICA DE BPEXOiá A1RE8, HASTA
LA (¡AÍDA DEL (U)HIERNO DE ROSAS.
í'oiit'u'iu* t'l título, afio con la focha de su aparición y cesación, for-
:».at í iinj)renta, núnuM'o de que se conij)one la colección de cada
perin licíí ó diarií), noinbre de los redactores que se conocen, ob-
servaciones y noticins sobn* cada uno, y la biblioteca pública 6
j»;irt fular •en donde se enueiitia el periódico.
(( ontinuacion) (1 )
l:í7._GAr(^H() (VAj).— {('aüa uno para .sí, y Dios para
iodos.) — ISI^O — in íol. — ímpvinia dd Estado — RiMbu»!:». io
por f ;/ habitante de Jas costas dd Salado, quo se creo ser
iUm Luis Pérez. La eoieeeion eonsta 'le nr-v peeto y 4-* ná-
iDí'ins. Prineipió el sAliado .'H de iiil'í- y toncjuyó ?1 29
<l«' (licieiuhre.
Atacaba h\ J'oraci ro de Mendoza, ponpie este defendía
;i los dceeiiibristas, lo mismo que al Serrano y á la Aurora
<le Córdoba, sostenedores de las mismas doctrinas.
El 1er, número tiene una viñeta representando un rancho,
y desdt* el núnu'ro 2 tiene en el frontispicio la figura de un
gaucho, en actitud estudiosa, con pluma y papel en mano y
eoni piel amenté ataviado al estilo gaucho, su Koml>rerito y
I afuiclo colocados sobre un portillo, contra el cual está re-
clinado.
] Véa^e la píj. 'íi>.>.
524> LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
En el número 258 de El Lucero se cliee que la fi|rur?i
representa el retrato del redactor y que es sumamente i)are-
cida al orijinal.
((;. Lamas y Zinny.)
138. — GAUCHO (EL) {Ahajo uniiarios, unitarios abaj'j^
— 1831 — in fol. — Imprenta del Estado — Su redactor fué don
Luis Pérez. La colección consta de 22 números. Empez<V
el 17 de octubre y concluyó el 20 de diciembre. — Este pe-
riódico tiene la lámina de un gaucho, apoyándose contra un
portillo en profunda meditación, vestido en su traje pt-cu-
liar, con una pluma en la mano.
(('. Laniüi..)
139. — GAUCHA (LA). — {Abajo unitarios, Fangueirosr
ahajo) — 1831 — in fol. — Imprenta de la Libertad. Su re-
dactor don Luis Pérez. La colección consta de 22 núme-
ros. Empezó el 18 de octubre y concluyó el 31 de di'-icin-
bre. Este periódico tiene una lámina rei)rescntan(lo viia
craucha en una postura meditativa, con una pluma en la niíi-
no, en actitud -/acilante sobre el punto en (pie ha de esctii»ir
(Es raro.)
140._GRITO DE LOS PUEBLOS.— 1831— in fol.— im-
prenta de Su redactor fué don í.uis
Saavedra. La colección consta de 6 números. Empezó el
27 tVi agosto y concluyó el l.o de octubre.
(Es raro.)
141.— GAU(;iIO (EL)— 1833— in íol— Imprenta de la
Independencia. Apareció bajo el número ITo el 20 de agrosto-
y anuncia que para el dia siguiente saldría á lu? un luievo
periódico con el título de **La Gaucha.''
Este número contiene una carta de Pancho Lugar:^
datada en el Colorado á 15 de .iulio de 1833.
Otro periódico bajo el mismo título con fecha 21 de-
abril, que contiene consejos de Pan-cho Lugares á su hija.
Otro, con el mismo título de fecha 28 de abril, conte-
niendo una carta de Pancho Lugares (á) Chanonga, dándole
: noticias del ejército.
bibliografía. d'¿7
Otro (le fecha 5 de mayo tleelarando Guerra á las mu-
jeres. Desafio de don Cunino á Tieueha.
Otro de fe^ha 12 de mayo, declarando Guerra á l<is mu-
jeres. Jaleo de don Cunino á Ticucha.
Otro de 19 del mismo mes, con el n)ismo título. Con-
testación de don Cunino á Ticucha.
No tenemos conocimiento de mas publicaciones con este
título.
((.\ Benitti.)
142.— OArcIIA (LA) ISlVS— in íol— Imprenta de la I n-
dependencia. — lOmpezó el jueves 25 de abril en hoja suelta.
En la del 2 de ;iiayo Tieueha hs deelara la (jutrra á los hom-
bres. p]n la del 9 del mismo declara Guerra á los hombres
á sauíjrc ?/ fue(]o.
\j\\ (olcccion si es que tal puede llamarse, consta de 7
á 8 números.
(Es larívsimo)
14:^- (ÍArcHO RESTAURADOR (EL)— 1834— in fo-
lio— Impreula Ii< publieaua — F\u'' su redactor don Luis Pé-
rez, el cual se d(\spide en el número 7 (in folio mayor), pro-
metiendo reaparecer á su regreso d3 la Guardia del Mont*»,
adonde se dirijo. Principió el domingo 16 de marzo y con-
cluyó el 3 de ai)ril. 8e publicaba los domingos, miércoles y
viernes.
El señor don Luis Pérez habia sufrido prisión en el
pontón, habiendo formado una suscricion en su favor, lo mas
respetable del uarfido federal. En retribución de los ataques
que le dirijo El Monitor, dice que '^sus producciones no se han
(juemado en la plaza pública, por medio del verdugo, como
las del editor del Monitor, por atentatorias contra los dere-
(ihos públicos y justificativos de los crímenes mas nefan-
dos."
El núm. 2 rejistra un artículo bajo el epígrafe '* Guerra
de Corrientes con el Paraguay", en que se trata de la reocu-
pación de Candelaria por los paraguayos.
ni's LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
144.— galería de ilustres contempora^
NEOS — 1844 — in 4.o menor — Imprenta de Arzac — Era una
publicaíúon de biografías de hombres célebres franceses, tra-
ducidas por don ^lariano Larsen. Cada biografía, que cons-
taba de un cuaderno de 16 pajinas, llevaba el retrato del per-
sonaje respectivo. Cesó con el 4.o cuaderno con 76 pajinas, por
falta de suscritores que costeasen la publicación. Las biogra-
fías que rejistra la Galería, son las de Thiers, Chateubrianl
y Laffite. Los retratos de estos tres personajes son lieelios
en la Litografía dv tas Artes.
(C. Zinny.)
14;-)._Gl"ITARRA (LA) ó Primera Pajina de un Lit^r
— 1848 — in 8.0 — Por don Estevan Echeverría. Es una publi-
cación estractada del núni, ^''^ del Correo de Ultramar.
(Es raro.)
H
14H._1I0MBKE LIBKE (EL)— 1822— Es mencionado
en el núiii. 9 de El Centinela.
147._HIj() MAYOR DEL DIABLO ROSADO (EL).
**Tan Diablo como el padre," diario mercantil, político y li-
terario.— 1828. — in folio — Imprenta de la Ind( pendencia — Su
redactor fué don Juan Lasserre. La colección consta de 6
números. Empezó el ^M) de al)ril y concluyó el 17 de mayo
<l^ Olag-r.er y JorjeJ
148— HIJO MEXOR DEL DIABLO «OSADO (EL),
**Tan Dial)lo como el padre", diario mercantiU político y lite-
;r',/if;— 1828 — in folio — Imprenta d( la I nd( pendencia — Re-
dactado por el mismo señor Lasserre. La colección consta de
13 números. Principió el 19 de mayo y concluyó el 18 de
Julio.
Se ha tenido á la vista el borrador de una presentación
de la Sociedad de Beneficencia al Goliierno, con fecha 20 de
julio de 1828. pidendo sea acusado el núm. 10 de este perió-
di( o, por calumnias inferidas á una de las Inspectoras de las
BIBL10(iRAFLA. 529
<?>t' líelas que están á su cargo. Según aquel borrador, di-
cha Inspectora refuta victoriosamente la impostura en el
Libiral y el Timpo del 11 del mismo mes de julio. La acu-
.sacion tuvo lugar y el redactor fué condenado á cuatro meses
<le prisión ó á pagar una multa de 5(K) pesos.
(C. O laguer y Jorj^.)
14Í)— HIJO NEGRO DEL DIABLO ROSADO (EL)
^'Tan Diablo como su padre'' Diario mercantil, político y li-
ttrariu — 1828 — in folio — Imprenta (U la Independencia — Su
1 rda(ítor fué el misino señor Lasserre. La colección consta do
^i luniieros. Empezó el 22 y concluyó el 26 de julio.
(('. Ülaguer.)
150— INDEPENDIENTE (EL)— 1815— in 4.0-7^-
pn uta del Estado — Este ¡)eriódico duró el tiempo que existió
el directorio del geueral Alvear, y su redactor fué don Ber-
nardo Monteagudo. La colección consta de prospecto y V^
iiúmeros. Empezó el 10 d<» enero y concluyó el 11 de al)ril.
Salia una vez [)or semana.
Este periódico n»gistra una declaratoria del director del
Estado, i)oiiien(lo á cubierto de toda nota la comportacion
dfl patriota Francisco l^atiño. proí'csado de resultas de su
retii'ada d(*l Di'saguadero, conduciendo caudales en aquellas
iipuradas circunstancias, sobre (pu» se le bacía algunos cargos,
-jisi (romo sol)re «su conducta particular respecto de algunas
partidas del ejército (pie se retiraba — Representación del me-
morable comandante don (iuillermo Brovvn — Tanto (*ste no-
table documento como la precedente d(M*laratoria no se ba-
ilan rejistrados en la (iaeeta de Buenos-Aires, niím. 4.
Carta del ex-comisario general de Cruzada en ]\Iadrid,
-don Juan Antonio Llórente, á su amigo el obispo del Para-
guay, don fr. Pedro Garcia Panes y Llórente, cuyo original
ístaba por un raro accidente en poder del editor. — Método
<b^ curar manteca, presi^ntado á la Junta de Agricultura, por
sao LA REVISTA DE BUENOS AIKES.
el doctor James Anderson — Decreto del gobierno, fecha 1'^
de febrero, mandando á todos los españoles europeos exis-
tentes en Buenos Aires, entreguen todas las armas que tu-
vieren, en el perentorio término de 24 horas, so pena de^
ser fusilado inmediatamente el que no diera cumplimiento :V
esta disposición. Kn cumplimento de dicho decreto, un des-
graciado español lué fusilado el sábado 25 del mismo im»s,
en la Plaza del Retiro, porque se le descubrió sacando de hi
ciudad un fusil escondido en un carro. Fué descubierto por
la mañana y ejecutado en la misma tarde. Otro deereto
con ftí.'ha 22 de febivro sobre el uso de la escaraiH»la azul y
])lanca. Ninguno ih los precedentes decretos se hallan en la
(fücda, núm, 8.
VA ninu. í) rejistra un estado en que se maniñesta el
producto de los dercehos de la Aduana de Buenos Aires en
el año de 1814. El Indept ndi( ntc hace notar que por csti.
istatlo se descubre lo erróneo del cálculo producido pocos
di as antes en un documento oñcial, en que los considerable
]>roductos de esta Aduana, en 1810, se atribuian á la escesiva
introducción de géneros ingleses, que tuvo lugar cuando la
invasión de las tropas británicas. Habiéndose esta efectua-
tlo en 1807, los años subsiguientes de 1808 y 180Í) debian ha-
ber sido abundantes en rentas, lo (lue no sucedió, según s»»
descubre por las siguientes cifras:
Troduííto de la Aduana en los años de 1808 y 1809.
En 1808 :):>9,:r)7 7
Kn 1809 9(i:i484
Cobrado en el año de 1808 (pie-
dando lo demás en deuda . . 40(),9t)7 1
ídem en 1809 149,1 1 ó •
Diferencia de productos de la
aduana en el año de 1814 so-
bre los dos años de 1808 y
1809 l.:r)l,r)r):^ 5
.>
■>
Esto periüiliet) ha tratado sobre federat*ion á (íuya for-
ma no se adhiere, si bien protesta no profesar iklio alKsoluíu
á ninguna forma de gobierno, eonsiderando ser buena aciue-
Ha (pie se ajuste á la li})ertad é intereses del puel)h). No
encuentra (pie los federalistas sean tan sinceros en sus opi-
niones. l*rueba hasta la evidencia, que los partidarios de la
primitiva federación, eran acpiellos (pie, perti^neeiendo á pe-
(jueños centros de población, no cpierian ser menos ([\u* Bue-
nos Aires. Eran aquellos (jue nuu'muraban, auiKjuc con
l.astantí» n^serva, (pie Huenos Air(\s, prevalido de la prepon-
dcrcincia d(» (pie j^oza por la emineiu ia de sus nn-ursos y el
crédito de sus armas, meditaba absorvcrse á las demás pro-
vincias, so])ie cuyo injustísimo cargo cita dos hechos (pu» son
notorios en todas las provincias. *'l.o El Gobierno de Hue-
nos Ains. lejos de aumentar su territorio peculiar, [o lia
desuK»ml)rado, y ha estabh»cido cu provincias diversas á Cor-
rientes, Entre- Ríos y ^lontevidt^o, (pie le j)erteneciau — cst.>
es, de 11)8,8^52 habitantes, lia (»edido mas de 7(),()í)(), colo-
cándolos en tr'*s frae( iones (pie desmienten su auibiciou i\*i
jurisdicción y de subditos. 2. o Los naturales d(* la provin-
cia de Bs. Air( s, tienen poco (') ningún influjo (*n las resolucio-
nes del gobierno general del Estado, y los consejos (pie (*stí*
escucha, son casi esclusivauKmte h)S (pie b» suministran h)s
de las provincias (pie están empichados <»n la capital.
((! Olagiier, Lamas, Carranza, Ziniiy).)
151 -INDEPENDIENTE (EL)— 1816— 1817— in folio
v 4. o — Itnprf ufa (h la Indípindcnria — »Su rcnlactor fu«'^ el
dcKtor don Ptulro J. Agrelo, según crecemos. La colección
consta de 17 números. Emi)ez(') el domingo 15 de setiembre
de 1816 y concluye) el 7 de enero de 1817. Los dos primearos
núm(»ros s(m infolio, y los demás in 4.o
Rejistra el po<ler é instrucciones dadas i)or los elector:»s
en címformidad á las formalidades prevenidas en el FJstatuto
provisional, á los diputados de la provincia de Buenos Aires,
para representarla en el congreso general constituyente, que
o;<2 LA KEVISTA D£VBUENOS AIRES.
estaba convocado y tlebia abrirse en la ciudad de San Miguel
ciel Tueuiiian, níun. 1.
lii oficio reservado (jue con fecha 7 de marzo de 1815,
i-cniitiH el ííi^neral espiíñol Morillo al ministro de la ¿iuerra,
iialiado entre la t'orrespond^ntita «ípímoltt inttreeptaila por
el corsario ^'cugrcso: (este debió rematarse el lun^ís 14 de oc-
tubre de 1í?16) núm. 5.
Otra carta de Morillo fechada en Cart^igena de Indias i
12 de lebrero de 1816, núm. 6.
(*ópia de un capítulo de carta escrito en 6 de enero de
1782, por el confesor del rey de España, Carlos 111, al P. Pr.
PtMlro de Parras, franciscano, rector del Colejio de Monser-
rat, en ('órdoba del Tucuman, por cuya muerte repentina
se ( ncontró entre sus pai>eles. — Es muy interesante, núm. 9.
(('. Lamas, Olaguer, Carranza, ZiiinyJ
152 — INDEPENDIENTE DEL SUD (EL) — INDE-
PENDANT DI' Sl'D, Periódico político, literario y mercan-
iU — 1818 — Imprenta de la Independencia. Se publicaba loá"
domingos, redactado en trances y castellano por Monsieur
</árIos Robert con la ( ()lal>oracion de Juan Lagresse. La
<'olec(*ion const^i de 6 números. Principió el 29 de marzo y
<'oncluvó el 17 de mavo.
Este es el i)r¡mer periódico francés pul)licado en Bue-
nos Aires.
Los iudividuos de esta nacionalidad Carlos Robert, ex-
j)refecto del di j)artnmento de la Nievre, en Francia, Juan
Lagresse, Agustin Dragumette, sobrecargo de la goleta An-
gélica, Narciso Parchappe, y Marco Antonio ^lercher, ede-
cán del general Gautier tn el estado mayor de Napoleón y
el anici'icano don ^lariano Vigil, fueron acusados por el de-
lito lie conspiración contra las autoridades de las provincias
Fnidas y de Chile, ante el tribunal de la comisión militar de
Buenos Aires.
El sumario indagatorio se encomendó al asesor gene-
ral de gobii^rno doctor don Simón Cosió ; el capitán don Luis
bibliografía ó;í:í
Argerich fué nombrado juez iiseal hasta poner la causa
<»n entado de sentencia, el eapitan don Juan Antonio (larre-
ton, secretario y el de igual clase don Saturnino IVrdriel,
defensor de todos. Presos el 18 de noviembre de 1818. en
el cuartel de Aguerridos, Lagresse, Parchappe y Dragiunette^
fueron traidos Rol>ert, Mercher y Vigil, contra ciuienes se
habia librado u'den de prisión donde (piiera que se hallasen.
Fueron alcanzailos en el camino de esta capital jiara Mendo-
za, adonde se dirijiau. Examinados los papeles contenido?*
en sus equipajes, en i)resencia del cónsul francés Leloir,
del intérprete don Juan Cruz Várela, de Mr. Bonpland y de
don Miguel Ri'»sgo y Puente, se hallaron en el de Robert los
])apeles siguientes:
Un borrador de carta sin fecha, escrita i)()r Kob(»rt á
un sujeto de Francia, para la impresión de un panfleto con-
tra este gobierno.
Vn manuscrito en !)orrador y en idioma francés de le-
tra y nota de Robert, titulado: ''Protestación ilirijida á los
pueblos de Chile por el señor ^figuel de Carrera ex-d i rector
de aípicila república; y traducido al francés por. . . .Con ob-
servaciones apoyadas sobre hechos y con el obj(»to de des-
cubrir algunos errores del señor de l*radt.
Tres impresos de los que don J. ^I. Carrera hizo correr
desde ^lontevideo.
Concluido el sumario indagatorio, el juez de coinisioit
dic(* al gobierno en su informe '*(pie no ha sido j)0sible re~
ducir í\ una forma pública la primera declaración (pie hizo
fijar las oi)servaciones d(»l gobierno." La persona respe-
iiíhh' ípie avisó el peligro, puesta en conflicto entre el amor
al orden y A la seguridad pública por una parte, y por otra
c^l temor de llevar el caráctíír de un mero denunciante, que
lastimaba su -li^licadeza, se decidió á una sostenida resisten-
cia, y teniendo consideración ñ las circunstancias á que el
y)rocedimiento de la autoridad judicial estaba apoyado en
los documentos reconocidos, obtuvo de ella que á presencia
de (Ion ^Fariano Vigil, hicic^se la siguiente (*sposicion *' Robert
:>:U LA BE VIST A DE BUENOS AIRES.
*'iiie dijo, después que llegó de Montevideo que se iba p.-ua
Chile, á fin de establecer una correspondencia con la fa-
milia de Círrera y promover una revolución en Chile y
**Bu<'n()s Aires, dejando aquí de corresponsal suyo ;i La-
^*ij:resso. El plan debia ser, matar al director de Chile y ú
**Sau Martin con algunos ge fes. También me dijo Kobert
**que de ^íontevideo debia venir Carrera, para reunirse
**á los malcontentos de Buenos Aires, y con ellos romper la
^'revolución particularmente contra el director Pueyrrodon;
"'•para cuyo caso debia venir y desembarcarse una nocho «les-
'''])ues que hubiese entrado mil hombres poco á poco con
"'destinos varios y fingidos, cuya estratagema llevaba r»or
"'objeto distraer la vigilancia del gobierno. Y finalmente
"'tanil>ien me dijo Robert, que Artigas debia hacer de su p-ir-
"te todo el posible esfuerzo para el mismo intento."
El juez comisionado agrega en su informe. '*Si fueso
"posible trasladar al pai)el la espresion del delito, que la pre-
sencia de las cartas arrancó del semblante de estos dos reos
(Robert y Lagresse,) V. E. habria encontrado todo el con-
•" vencimiento que la ley y la práctica universal de las na-
ciones ])uscan j)or la via de los procesos. Robet, orgu-
lloso y poco menos que insolente al principio, pa«ó á tal
estremo de abatimiento, que apenas se hacia creíble, luego
((ue le puse en sus manos su carta orijinal de fojas 5 y le
exigí su reconocimiento. .. .Quedó trémulo de piernas, los
''brazos desfallecidos y el semblante de muerte, la nariz
"afilada, los labios lívidos, perdió la voz, tanto, que á dis-
''tnneia de una vara no pude oir lo que me decia. El cón-
"sul Leloir, que asistió á petición suya, el intérprete don
"Juan de la Cruz Várela, el escribano don Ramón de Basa-
"bilbaso fueron t(*stigos de esta <*8traorditwiria tratisformu -
"(•ion. Lagresse, en algunos paréntises que 1« abrió la comi-
"sion, lloró, y llegó á prorriunpir en la siguiente espre-
"siím." Ahora conozco, que ese hombre (Carrera) trataba
tpolo de sacrificarnos, por vengar sus agravios personales."
4 (
•< i
• < i
í ^
■í í
bibliografía. 53.-)
Pero al mismo tiempo protestó que Parehappe y Dragiime-
tlo eran inocentes. ^
La comisión militar estraordinaria condenó el 31 do
inaizo de 1810 á Robert y Lagresse á la pena de liorca, k
Dríiírmuette. Parehappe y Mereher á permanecer en pri-
sión, liasta que por medio de la intendencia de policia fue-
s<^n (^spulsados del pais, y declarando libre de toda culpa y
<ar^o al ciudadano Mariano Vigil.
La sentenda fué ejecutada el 3 de abril de 1819. Pi-
ilieron comer juntos en la víspera y se les concedió. No
fueron aliorcados, sino fusilados. Se ha permitido a sus
] aisanos enterrarlos en la iglesia de la ^íerced con la mayor
l)ompa funeral.
(Véase **Ri^úmen docunn^ntado de la causa criminal se-
•<:ui(la y sentenciada etc.*' Imprenta de la Independencia —
ISlí)— 30 págs. in 4.0)
V. (*arr»Dza.
103.— ILUSTRACIÓN PUBLICA CON LA FLOR Y
NATA DE LA FILOSOFÍA— 1820— in •i.o— Imprenta de
I'horion. Solo apareció el prospecto de 22 pajinas redactado
por el doctor don Pedro José Arelo, quien tuvo que ale-
jarse* del pais por temor de persecuciones. Este prospecto
íttaca ])rincipalmente al nufvo Fray Cirilo de Buenos Aires,
\ t'l P. Castañeda.)
(i\ 01ag:iier.)
l.->4._I\rPARCIAL (EL)— 1820— 1821— in 4.o — /w-
] rf ufa fie Xiños Espósitos — Su redactor fué don Pedro Fe-
li<-iano Cavia. La colección ctmsta de prospecto, con fe-
-(•ha 14 de dici^Miibre y 11 números, con 199 pajinas. Prin-
<ipió el 19 de diciembre de 1820 y cesó el l.o de marzo d»j
1S2L por orden del gobierno.
(Véase la Ganta del 13 de diciembre de 1820 y El Pa-
Jriofa del 6 de octubre dé 1821.)
(r. Tnsiart^.)
155.— INVESTIGADOR (EL)— 1826— in á.o—Impren-
53tí LA REVISTA DE BUENOS AlEEa
ta Argentina — Se publicaba una vez por semana. El 1er. nú-
mero, con 16 pajinas el ¿ueves 21 de diciembre.
Puede considerarse como i)rograma del periódico las.
palabras con que está encabezado el número l.o, Tomo l.o^
á saber: **E1 que escrilie para sas conciudadanos, debe domar
toda pasión innoble que lo afecte, para no abusar de la li-
bertad; porque la licencia es mas funesta para los i>ueblos^
que los abusos y arbitrariedad de los poderes."
El número 26 de la Verdad sin rodeos liace referencia
al número 8 de este periódico.
Creemos que la colección consta de 10 números.
Solo poseemos el número l.o que registra l.o. Intro-
ducción, que parece atacar al señor Rivadavia, aunque no
lo nombra; 2.o artículo no concluido bajo el epígrafe Brasil —
El Editor ásushatantes.en que incita á los bra.sileros elijan
entre libertad y paz, ó esclavitud, execración y muerte: S.o^
Kepública Solivia, contra el Livertador Bolívar; 4. o artí-
culo remitido, suscrito por un Patriota del año nueve; ó.o
Variedades sobre el producto y gastos de las dos funciones d(^
aficionados, exhi})idas á benefiífio de los heridos y viudas oca-
sionadas por las incursiones de los l>árbaros, 6. o Confesión di I
Tribuno en el número 20 páq. 267 y 268 con motivo del acnSs-
tico. *'E1 viejo as<iueroKO Cavia es el Tribuno traideq." 7.;>
y último; un remitido dirijido al señor don Pedro Feliciano
Cavia, Diputado en el Congreso Nacional, en estilo burlesco.
156— INFIERNO (EL) —1827 — El prospecto se baila
]>ul)licado en la Gaceta Mercantil del -I de noviemlvre, anun-
ciando su salida el Domingo, para que todos lo lean con so-
siego.
lié aquí el
PROSPE<^TO.
'*Lu libertad de la prensa ha tenido sus épocas en nues«
''tro país, unas veces tan mo<lerada que parecía estar ya per-
''fe<*tamente constituido, otras ha degenerado en una licen-
i i
ti
BIBLIOGRAFÍA ¿^37
<
''eia tan espantosa, que podía dudarse de su ilustraeion. Pa-
*' peles incendiarios, sin plan al^i«) ostensible, satíricos con
** grosería, desvergonzados hasta lo infinito, en fin, capaces de
** alarmar el espíritu nías tranquilo. Nosotros creemos ha
"liarnos en esta segunda época, y cabalmente en la que de-
seábamos para poner en planta nuestro proyecto. Hasta el
presente nos hemos abstenido de escribir por el temor de la
''alarma de la socieilad y pof evitar la pena que nos impusie-
**ren los jurados. Felizmente la esperiencia ha venido á
"desvanecer nuestros temores, y estamos resueltos á escri-
**bir. Hemos registrado casi todo lo que se ha escrito en la
*' revolución, y nada hemos hallado que se parezca al plan
**que tenemos. El título de nuestro periódico será El /?i-
^^ficDw. En •'! nos ocuparemos de todo lo que tenga rela-
"cion con la vida privada, resj)etando solamente el honor de
*'las mujeres, por lo demás hablaremos del gobierno, de los
**majistrados, de la conducta de los empleados, de los mili-
" tares, de los sacerdotes, de los escritores del dia, de los
** hombres que han figurado en la revolución, provocaremos
**al castigo de los que nos parezcan malvados; daremos va-
dnos artículos sobre la utilidad de la sedición, del a.S(\sinato.
'*del e8tu|)ro, del adulterio, en fin, nada, nada, nos quedará
"(jue decir. Como no escribimos por interés, dos mil ejem-
"l)lares de nuestro ])rimer número se repartirán gratis. En
"él se avisará el prec'io que han de tener los demás, se en-
" tiende para el que quiera pagarlo, porque también se dan dr^
"balde. Este periódico se publicará el domingo para (jue
"todos lo lean con sosiego, y porque taml)ien hablaremos en
"favor del ateismo, que es la relijion que profesamos. Esci-
"tamos á los que se crean ofendidos á que nos acusen,
"nada tiznemos, porque á todo estamos dispuestos. Así, pue^.
"prepárese todo el n\undo á leer El Infirmo. El será un do-
"(umento interesante que hará honor á nuestra historia, ser-
"virá de entretenimiento é ilustrará deleitando, tal es el fin
que se han propuesto.''
Los Editores del Infierno
538 LA BEVISTA DE BUENOS AIRES.
157— INDEPENDIENTE (EL), Diario Político, Co7ner^
rio y Mercantil — 1833 — ^ía folio — Imprenta Eepublicana — Sus
iiimi. 1.0 apareció el miércoles 2 de enero.
No se ha tenido á la vista.
185. — IRíSI (EL), Diario del medio dia, Político, lAt era-
rio y Mercantñ — 1833 — in folio — Imprenta Republicana — Su
redactores fueron don Luis José Bustainante y un señor Marti-
nez. La colección consta de 111 números. Principió el 5 de mrsr-
zo y concluyó el 14 de agosto de 1833.
Este periódico sostenia principios liberales. En el
prospecto se hace ahision á las desgracias i)olí ticas del pais,
y dice que los principios de El Iris, serían moderación»
independencia, etc. ; que denunciaría los abusos que exis-
tieron en los diferentes ramos de la administración, nota-
ría las reformas imperiosamente requeridas y que sus colum-
nas estarían cerradas invariablemente contra la sátira vene-
nosa, etc.
(Ei< muy raro.)
15í)_I^rPARCíAL (EL) , Diario de Medio Día— 1834— iu
folio — Imprenta de la Libertad — Sus redactores fueron los se-
ñores don José Rivera Indarte y doctor don B. Velez Gutiérrez.
La colección consta de 86 números. Principió el O de enero
y concluyó el 30 de abril. (Véase lo que se ha dicho al tra-
tarse del Diario de Anuncios y publicaciones oficiales de Bue-
nos A i 7' es.)
(C\ Lamas.)
160— LA LEJTON DEL ORDEN, Ó VOZ DEL PUEBLO
— 1820 — 1821 — in 4.o — Imprenta de Es pósitos — La co-
lección consta de prospecto, 10 números y un suplemento
al núm. 3. Empezó el 2 de noviembre de 1820 y conclu-
yó el 11 de enero de 1821. Su redactor fué don Cavetano
ramf)ana.
Lo mas notable que encontramos en este periódico, es
bibliografía 5;59
una proclama del Supremo Director O' Higgins á los habitan
tes del Perú : otra del general San ^hirtin á los españoles eii-
rop»H)s residentes en el Perii (núm. 5) ; — dos cartas del P.
Castañeda al redactor y contestación de éste (núm. 6) ; — Un
bando del general San ^lartin, da<lo en el cuartal general del
víjército libertador en Pisco á 20 de setiembre de 1820 y, una
proclama del mismo, con fecha 8 de setiembre del mismo año
(núm. 9.)
La r(Hlac( ion de La Lcjion del orden se encaminaba há-
-i-'m el benéfico fruto de la paz y del orden, tan fuertemente
conmovidos en ese año memorable de 1820.
(('. ín<»'iarte^ 7jinny.)
IHl— LOBERA (P]L) PEL ASO VEINTE, Ó EL VER-
DADERO ANTE cniHTOMhorfado por el último refuerzo drl
vfuihinii ( inicuo poder dr las coronas ccrquilladas. — 1822 —
in fnlio — Imprenta de Xiños Espósitos, Su redactor fué el
jóv«Mi don José diaria Calderón. La colección consta de 3
números. El número 2.o fué condenado por un juri de im
prenta.
El número 2 del Lobera fué acusado ante la Junta Pro-
teetora de la libertad de imprenta, por el R. P. Frav Ignacio
■l^írebi. en la parte en (pie este periódico atacaba á dicho reli-
gioNO. El señor C*alderon, oficial de la Secretaria de Haciea
da. en el mismo dia en que fué citado para responder á la acu-
><a(ioii entablada, hizo renuncia de su empleo, la que le fué ad-
mitida con espresiones l)astante fuertes.
(Véase La verdad desnuda).
(Rs muy raro.)
1()2.— I/0(M;II)EXT, en contestación al titulado La Ver.
^ttd dfsnuda. 1822 — in 4.o — Imprenta de los Espósitos. La
colección consta de 2 números. No tiene fecha.
Este periódico es clasificado de ministerial por el periódi-
<'0 El Teatro de la Opinión.
(Ks raro.)
B P. (lo B. A V (\ Zinnv.
o40 LA REVISTA DE BUENOS AIRBS.
163.— LOBERA (EL) DE A 36 REFORZADO— 1822—
in 4.0 — Imprenta de Xiños Espósitos. Su redactor fué el Pa-
dre (Castañeda. Se publicó en octubre. Solo consta de 2 níi-
meros. .'
Es rarisiiiH).
164.— LOS LOCOS SON LOS MEJORES RACIOCINA
Dores — 1823 — in 4.o mayor — Impi'enta de Alvarez — Cons-
ta de un solo número que se publicó el 4 de abril, redaeía-
<io por don Pablo Ramírez, quien fué acusado y condenado
por un jurado de imprenta, en 10 de abril, á un aiio de des-
tierro.
('On ocasión de la publicación de este periódico y con-
siderándose calumniado, don José Genaro ^Martínez dirijió-
el 25 de abril al público una FJsposicion de 4 pajinas in folio,
encabezada así: **E1 ciudadano José Genaro Martínez al píi-
])lico con ocasión del número l.o del periódico titulado: Lok
Locos son los mejores radocinadores que se ha publicado en esta
ciudad de Buenos Aires. ^'
(('. Zinny y L»nin«í.)
165.— LIBERAL (EL) DIARIO POLÍTICO Y .MER-
('AXTIL — 1828 — ín folio — Imprenta Ar(/entina, de la Indi-
pe n<l encía if del Estado sucesivamente. — Por la ])rimera has-
ta el número 224, i)or la segunda el núnu»ro 225 y por hi
tercera el número 226 v último. La coleccicm consta di;
226 números. I^rincipió el 28 de febrero y concluyó el 19 de
dicieiubre.
Durante el s^^gundo semestre fué semanal y terminó con
su índice.
Sus redactores fueron don Bernabé Guerrero Torres v
«
don ^lanuel de Araucho, quedando solo el primero, hasta la
conclusión del periódico, en cuyo último número se despiden
[)or **no i>oder continuar escribiendo contra la mordacidad de
la época. '*
El doctor don Bernardo Velez Gutiérrez, colaboró en estr
l)enódico.
Eli LiBfRAL rejistra muchos artículos y documentos so-
BIBLIOGKAFLA Ó41
bre la l*rovineia Oriontal, ««pecialiuente sobre la inva«ioQ
4íj<M-utaila [)or el general ilon Fructuoso Rivera á la« Misio-
nes. II
Kejistra asimismo una interesante ojeada política (núm.
182), sumrita i*or. "Tn iniímreial". — Toa Oda á la jmz eele-
braila entre la República Argentina y el Imperio del Hrasil,
.suscrita por A. E. (núm. ]M) — Otra Oda á mis com pal r iotas ,
\)0Y don ^Manuel Araucho (núm. 184.)
Reprueba (núm. 187 y 188) con razones nuiy convincen-
tes una proyectada espedieion sobre el Paraguay, con el único
objtto de li])erínrlo de la tiranía del doctor Francia. Publi-
ca y recomienda (núm. lí)l ) c(m un b<Uo (jvmplo para unes-
iros Jfth rales, una representat ion que elevan á la II. S. de
Ropresí ntantes de la provincia de Mendoza **mas de 200 ciu-
dadanos.'*
Ina '*Hsposicion (núm. lí)4 á lí)8) de la conducta políti-
<-a del Ministro Argentino en Holívia,don Francisco Ignacio
Bustos.
Concluiremos diciendo quv Fl Libkhai. es en verdad uno
<le los mejores iliarios de su época.
(( . Lamas y Zinuy. )
lb(>— Ll'C'KRO (EL), Diario Político, LUirario y Mer-
cantil— 182ÍI — 183:^ — in folio — Imprenta Argentina, del Esta-
do // íh la Independencia — Su redactor fué el señor don Pedro
de Angelis — Princiinó el 7 de si'tiembre de 1821) y concluyó
(en la administración del general Viamont) el 31 de julio de
1833. La coleí'cion consta de 1121 números.
El redactor se despide en el último núnu»ro, en la con-
<'iencia de (jue lia nu»recido las simpatías de las administra
cioncs, durante las cuales ba escrito; la del Gobierno
j)rovisorio del general Viamont, la dictadura del» gí*ne-
ral Rosas y el Gobierno constitucional del general Bal-
caree."
El núm. 273, (pie corres])onde al 21 de agosto de 1830,
<»ontirne un artículo escrito por el Dictailor del Paraguay,
.)42 LA REVISTA DE BUENOS AIRES
doctor Francia, impugnando con acritud el libro de los se-
ñores Rengger y Longchamp (suizos), titulado **Essai sur la
révolution du Paragua}'"; y en el niim. 278, correspondii*nt<»
al 27 del mismo mes y año, hay un remitido en contestación
á dicho artículo del doctor Francia, suscrito por '*Vn
Suizo/'
Se cree que todo artículo sobre política, antes ue ver la.
luz i)i\blica, era presentado á Rosas, durante su gobier-
no, sin cuyo asentimiento no i)odia publicarse. Por con-
siguiente, el artículo del doctor Francia, con cuya política
simpatizaba en todo Rosas, debe halnn* merecido su ai»ro-
bacion.
Las materias principales (lue hemos encontrado en cst»^
diario, son las Hguientts::
Empieza por declarar que la publicación que l.ace el Lc-
CERo, de los di'cretos y actos del gobierno, es oficial.
Holetin de Córdoba anunciando el cambio de administra-
ción en ]\lendoza, núm. 1.
]\Icnsaje pronunciado en la Sala de Representantes por
el general don Vicente Guerrero, al re( ibirse del cargo de Pre-
sidente de la República de Méjico, 2.
Transcripción de un trozo del Boletín de Córdoba antes
citado, y notas del gobernador de Santa Fé. referentes al cam-
bio sucedido en Mendoza, Kl
Literatura. Obras de Calderón, 18 y siguientes.
Xotas del general Paz, gobernador de Córdoba, al de l^ne-
nos Aires, 24.
Conuinicacion de la señora doña Angela f3audrix de I)o-
rrego y contestación del gobierno, manifestando la última vo-
luntad del coronel Dorrego, de poner la te redera parte de los.
cien mil pesos decretados á su favor, á la disposición del go-
bií^rno, que este no admitió, 26.
Decreto de Bolívar sobre los derechos de importación.
28.
Sucesos de Chuquisaca, Alto Perú, 29.
Discursos pronunciados en la Escuela de Comercio, por
bibliografía 543
SU director don Rafael ^linvielle y don Juan Andrés Gelly,
50.
1). (juilleriuo Brown y don Valentín (íonioz, desmienten
\A hecho aseverado por don ^íanuel ^loreno, de la existencia
de una junta s»^creta, reterente al tusilaniiento del gobernador
Dorn go, núm. 54.
As(»sinato de Dorrego ( 1 ) : carta de su hermano á Lord
Pous()ni])y, níiiii. 59.
1. Hijo <1p (Ion .It»s<^ Antonio Durr.';^.) y de doñri María de lii
A-íuncion ¡Salas, don Manuel Dorre^jo nació en Buenos Aires el II de
Junio de 17S7 y fué bautizado en li iiíhsia de San Nicolás. Reci-
bió una brillante edurai-ion e.i el c.i'.'jíi > de San Carlos, cual r »r-
le^;)•)ndia á y;i clnse. Bien pionto • ranife^^tó atjuel y^ran talento (pie
1? abria camino para ^j^ranles cosas Se dedicó á la juriííprudencia
y }uira • o!u¡>letar su estudio ^^ re.-^ ilvió j)asar en ISU) á Santiajío
de Chile. Kn los momentos de jíartir y estando ya s-u eí]uipa.ie en
4';5i i,ini), llojia á hu conocimiento la uot'cia de que su primo ixdítico
«l(»n SalNiídjr Cornet era perseguí lo j> ir el j>[d)¡enio «'-pañol á cor.'*e-
cuencia d'^ la revolución de l.o de enero de ISif), le salva, 1<* conil:'e
hasta Mí)ntcvideo, c ini;»n::net"en lii su perscuia y siout"» inniediatament *
á su di'^tin»
K-taido en Chile l!:';ia i mi< <); 1 x A arito te libertad proclamado
el lió de mayo il.» ISIO y le v'ininiu;n\> le ral i •) 1 i (|je }n)ne en .juei^o
tol> ^\\ talento, tilo su j)atrio:isní i y -aha á { iiüe del psder qu^* le
o.;irim"a. Kn premia de tan li^^tinj^uiíJo ser\ii'io, Chile le preria
ccn una medalla cuvo mnte .'ra: "Clijie i\ <\\ :>r; ler def iMisor. " Des-
pues de alft'Mias otras proezas d:^ val ir y patriotis-uo re«_'resa á Bue-
noí Alies Se le praponen puestn? distinjjui'ios pero pasivo-^, Ijs de-
í> cha, porque mi ambición era yanar jrloria en el campo ilel honor
ei beneficio de su T)atvia Ks ent mees destinado al ejército del F*e-
ri'i y recojíe laureles para la causa de América, ora mand^m lo la re-
s.rva en Tuiuman, eu donde las a^'ma^^ aifíentinas c^ínsitruieron >uii
jrlirioso triunfo, afianzando la independencia de estas ])ri>vincias, ora
M ('-t!audo su valor en la célebre batalla de Salta: ya en Suipacha, ya
en Nazareu), donae fué mortalmjntc herido, cu Barrios y en Son-
>:r.«a batió al enemij^o, t<»má!idole prisioneros, armamento ete; en
l*oz.> Verde y en Llata^to salvó las poblacion.^s del incendio y del
sarpie •
¥A director Puevrredon decretó en ló de Noviembre de 1S16 orden
de destierro para siempre contra el señor Dorrego ]>or "actos de
i.i>ubor linacinn y altaneria," l-j que motivó el ser -separado en T81I5
did ejército uel Perú ])or el general Belgrano, y del de Cuyo en 181 -í
j) )r el general San Martin. El <!oronel Dorrego se justifica de esos
y otros cargos que se Je hacían, .publicando eu Baltii more adonde
^^• hallaba, desterrado, el 18 de d'unio le 1817: "Do-? cartas apolo-
géticas (de don Manuel Dorrego) en contestación -al autj de e^pa-
tr-acion, publicado contra 61 'por el director don dt lan Martin de
l^ieyrredon, en 15 de noviembre de 181(>'', en 12 págs in folio.
La revolución del l.o de diciembre (ie 1828, decretó la muerte
Ó44 LA REVISTA DE BUENOS AIRES.
Biografía ctel Gran ^lariscal don Agufitin Ganiarra;,
núm 68.
Editorial contra el coronel D Leonardo Rosales. 96.
Corre impresa por la Imprenta de la Independencia, una
publicación de 8 páj. in folio, n>enor, titulada: Contestación
al núm. 96 dvl Lucero, en sostén de lo espuesto por el coronel
don L. U. suscrita por B. G. T.)
Documentos de la Comisión meiliadora cerca de los go-
biernos beligerantes del interior, núm. 144.
Documentos oficiales sobre la victoria de Oncativo ó La-
guna Larga, contestación de Rosas y otros documentos sobre
lo mismo, núm. 154.
(h*! íjobernador Dorrego, y derrotado en Navario fué prevo y fu-
silado el dia 13 de dieiemhre de iS'iS á las 7 de ia tarde, con «liyo
triste acouteciii-iento y con la espontánea espatriacio-n d?l íieñor
Kivadavia »e dio fin á los dos partidtvs verdaderamente federales y
unitarios, viniendo á ocupar ese vacio otros hombre.s que adoptaron
las n :sMias denominaciones :p:'ro con niny distintas tendencias Kl
.señor Dorrej^o tenia 41 años, fi nieses y 2 dias y dejó una viuda y
dos hijas, la mayor I^sabel de 11 añci* y la según la Inés de 7. Kl
coronel Dorrego era un verdader.) federal, por convicción, .luya sis-
tema habia contemplado en los Eíjtadníí Tnida."*, en doiude palpó sus
ventajas, pero lo» que le subsiguieron se apoderaron d? la idoa y la
jirostituyeron 'on los hechos, porque compremÜerou que la palabra
*' federación, " adoptada por hambres que ajibicionaban á gobernar
con entera independencia, fué cual un talismán para las masas ig-
jií»rantes, no porque con. prendiesen >u i-ignificado verdadero, sino
.]>rque ella era empleada por sus mandiuic.-i irre^ixnisables, q.ix» no
roc(»m)c:an mas ley q.;e ««u volunta<l
Tal vez el c:)ronel Doriego >e equivocara en la adoucion de tal
sisttii;a i]>ara su patria, lo que no (juita qii ' su de-^graciada muerte
haya sido á mas de inojiortuna, iinjxdítica. 101 mismo general Lavalle
que, con senti- viento j)atriótico quizá y en la creencia de alejar
el mal cortando el nudo gordiano, ordenó s'U imueite, dice en eu
]»aite que "ia historia juzgará si el onnel Dorrego ha debido ó
no morir." La historia «lisma se encarga de onte-ítar diciendo q-ie
el coronel Díjrrcgo no ha debido morir (Véase "Oración fúnebre
del coronel Dorreg ». pronunciada el 21 de diciembre de 1S2J), en la
<'ate.lral de Buenos Aires, por el doctor don Santiago Figuerí'do"
24 piígs, in 4 o mayor; "Oración fúnel)re en honor del mismo, .pro-
nunciada en ISan Fernando de Helia N'ista el 4 de en.^r.) de KS^li,
j>or el canónigo don Bartolomé MiifiDz", .*K) .i»ágs. in 4. o; discurví»
4lel señor don Tni 's Anchorena, piiblii-ado en ia (taceta Mercantil dei
() de diciembre de 1S29 í;^e han }>ronunciado otros muchos elogiáis
fúnebres que ó no • orren iniMrc-^o.s ó si lo han sido no los lieaioi!»
tenido á la vista
BIBLIOGBAFU 545
El parte detallado de la misma victoria, núm. 159.
Análisis de los números de la Gaceta Mercantil, durant<j
la redacción del señor de Angelis, acriminados por la comisión
clasificadora de los papeles impresos, según el decreto de 24
de diciembiH? de 1829, núm. 158.
Lista de los números del Pampero^ Tiempo y Gaceta
Mercantil á que se refiere dicho decreto de 24 de diciembre y
documentos referentes á lo mismo, núm. 162 y siguien-
tes.
Detalle sobre la derrota del general Córdova en Colombia ,
núm. 169.
Boletin del general Santa Ana sobre la derrota de la espe-
dicion española contra Méjico, núm.*L70.
Actas de Caracas y de Quito, núm. 175.
Anuncia la aparición en ]\Iontevideo de una ''Guía histó-
rica de la Repú!)lica Argentina,'' y de una Biografía de los
hombres que han figurado en la revolución de este Estado'*,
núm. 175.
Importantes documentos del Alto Perú y de Colombia,
núm.178.
Documentos de Montevideo, sobre los sucesos políticos
ocurridos en los dias 16, 17 y 18 de abril de 1830, núm.
179.
Importantes documentos de Venezuela, núm. 181.
Anuncia en venta el '* Recurso de la opinión pública" por
los señores Cavia y Cernadas, que contiene muchos documen-
tos importantes, núm. 182.
Esposicion sobre las razones de la conducta de los minis-
tros del gobierno provisorio de Montevideo, que hicieron su
dimisión el 17 de abril, núm. 188.
Esposicion de la conducta del gobierno de Córdoba en la
guerra con el general Quiroga y en la negociación de paz pro-
movida por el gobierno de Buenos Aires, núm. 189.
Documentos preparativos para una negociación de pa/
con el gobierno de Córdoba, mandados publicar por el de ^Fen
doza, núm. 191.
546 LA REVISTA DE BUENOS AIRES. " "
Proclamas de los generales Santa Ana y Bustaniante de
Méjico, nú.ni. 194.
Diágolo filosófico, político moral, entre El Republicano
de Córdoba y El Lucero, núm. 198.
Convenios preliminares de paz y amistad entre los gobier-
jios de Córdobii y IMendoza, núm. 202.
Esposicion del Gobierno provisorio de Montevideo á los
habitantes del Estado, núm. 216.
Parte del General en Gefe del Ejército de Chile don Joa-
quín Prieto, sobre la batalla de Lircai, en 18 de abril de 1830,
liúm. 217.
Nota del Gobierno de Tucuman al de Buenos Ai-
res, reclamando la persona de don Facundo Quiroga, núm.
227.
Ijista de los fusilados por don Javier López, gobernador
de Tucuman, núm, 238.
Memoria de Vidaurre.
Mensaje áA general Bolívar, núm. 245,
Declara que ArhoUio, Molina, etc. no dejan de ser civili-
zados, núm. 254.
Interesante artí<*ulo del Popular de Chile, refutando al-
gunos reproches hechos al sistema federal por La Opinión,
otro periódico también de Chile, núm. 257.
Artículo del Journal du Commerce sobre la situación de
la América española, núm. 260.
Necrología de doña íinearnacion Fierro, esposa del coro-
Ji'i'l don Paulino Rojas, núm. 260.
^Mensaje del g()])ierno de Salta, á la H. J. General de la
Proviucia.núm. 263.
Contestación al IVíensaje del Libertador de Colombia; —
Mensaje del gobierno de Córdoba, núm. 264.
Esposicion que por orden del Libertador hace don José Ma-
ría del Castillo, presidente del consejo de ministros al Congre-
(o constituyenti», de los actos á que aquel í?e refiere en su
^Fcnsaje, niun. 267.
Brindis pronunciados en el banquete dado, en la quinta
BIBLIOUKAFIA ¿47
(h'l stM'ior Figui'iiMlo d 15 de ajáoslo, al coronel don Pascual
Egüaclie, iK)r varios amigos, uúiu. 271.
Apuntamientos lieehos á la obra de los señores Rengger
y Longehamp, titulada '* Ensayo histórico sobre la revolución
del Paraguay, y el gobierno dictorial del doctor Francia'', por
este último, niim. 273.
Mensaje del Gobierno de Tucuman, núm. 267.
('ontestaci«jn al comunicado del doctor Francia por *'Un
Suizo'', núm. J78.
Proclamas del gobernador Dorrego de techa 29 de nor
viembre de 182vS, núm. 306.
Solicitudes de varios señores, declarando no haber tenido
I)arte en la revolución del l.o de diciembre de 1828, núm.
306.
Otras en el mismo sentido en los números subsiguien-
ti»s.
(■ircular de los agentes de los Go})iernos del interior a
las provincias litorales y decreto del gobierno de San Jiuin.
poni(»ndo a la« órdenes del general Paz todas las fuerzas mili-
tares de dicha provincia, núm. 308.
Documentos de las Repúblicas de Colombia y Perú sobre
la nuierte del mariscal Sucre, núm. 318.
Hectifícaciones de don Jasé Arenales á las Memorias del
general Miller, núm. 319.
Continuación de los documentos sobwí la muerte dt4 ge-
neral Suci'e. núm. 329.
Contestación del general don Enrique Martinez á un pa-
saje de las Memorias del general ]Miller, núm. 330.
^lensaje del gobierno de San Luis, núm. 331.
Id. del gobierno de ^lontevideo, núm. 332.
(Correspondencia oficial de los gobiernos de Hucmos Ai-
res y Santa Fé con el de Córdoba é impugnaciones de "El Lu-
cero,'' núms. 335 y 336.
Descripción del incendio del bergantin-goleta americano
no]iil)rado Chaí^r^ su capitán Xathan H. Robbins. salido del
Ó4H
LA REVISTA BE BUENOS Alfetíá.
l)iiorto (lo Tarragona para Alontevideo el 10 de agosto de
lS:i{), mhii. 340.
Jiiografia dd general l>az, transcripta del Federal do
Santa Fé, niim. 363.
Proclama del general Quiroga á los habitantes de las
Provincias interiores, núm. 414
i'roclanias de los coroneles don Alariano B. Rolon v
don Celestino Vidal y del general don Félix de Alzaga, núm.
416.
Cartas del señor Diaz de la Peña al señor Lamadrid,
núnLs. 674 y siguientes.
Mensaje del .Alariscal Presidente de la República del Pe-
rú, núm. 913.
Plan de estudios para la Universidad de Córdoba, he-
cho por el doctor don Gregorio Punas en 1813, núm. 915.
Documentos oficiales de las gobiernos de Santiago del
Estero y Salta, comunicados al áe Buenos Aires, núm. 9:^7.
Tratados celebrados entre la República del Ecuador y la
del Perú, núm. 934.
Importante documento oficial sobre los acontecimientos de
Salta, núm. 935.
Correspondencia oficial entre los gobiernos boliviano y
argentino, núm. 936.
Exhortación que el lUmo. señor doctor don Salvador
Giménez Enciso y Cobos Padilla, Obispo de Popayan, hi/.i en
su iglesia catedral el dia 11 de abril, con motivo del juram-íu-
to de la constitución, dada el dia 29 de marzo de 1823, núm.
949.
Memoria presentada por el ministro del interior de \a
R( jiública de Bolivia á las Cámaras constitucionales— Es iii-
t fresante — núm. 951.
Repúhlica i,eruana: cuestión importante de derecho pn-
bl¡(*o, núm. 957
Discurso sol)re el acta de navegad-ion, pronunciado por el
•
biiiLio(JUAi-hi 54d
ílipulailo don Mauuel Vidaiirro, uíuu. 939.
** Contestación al **Jiiici'ro" ó los falsos y peligrosos prin-
cipios en descubierto'' Corrientes. Imprenta del Estado. Nínn.
í)62.
Exhortación á los batallones de Palniira y primero del
Centro, que k»s hizo el I limo, señor Obispo de Po])ayan, para
disponerlos á sostener los derechos y constitución del Estado
de la Nueva Granada, en la mañana del dia 13 de mayo de
1832, niini. 9()8.
(■hile. Consideraciones sobre el último proyecto de re-
forma de la constitución, núm. 973.
Documentos oficiales sobre las Malvinas, núm. 981.
Id. id. relativos á la cuestión goleta de guerra Sarandú
núm. 993.
^lemoria del secretario de relaciones interiores y este-
riores de Méjico, núm. 1000.
Ley sobre la elección de Obispos en el Perú — Es inte-
resante». Núm. 1023.
República Chilena: Legislación; formación de los códi-
gos, núm. 1029.
Id. peruana: nombramii^nto de obispos y celebración do
concilios, núm. 1032.
Interesante moción del senador ^í. J. Gandarillas en
el Congreso de (-hile, y observacion(»s del Mercurio Prruau,t
sobre dicha moción, núm. 1034.
Consideraciones del Mercurio Peruano sobre la instruc-
ción pública, núm. 1035.
Ley de ciudadanía federal de la Provincia de San Juan,
núm. 1036.
Diario de las marchas y demás ocurrencias de la División
izquierda que comanda en ^eie el general don Juan Manu(4 d(í
Rosas. Marzo de 1833, núm. 1037.
En qué comiiste la desigualdad de las condiciones so-
ciales en una república, núm. 1043.
Apuntes para la historia de la jurisprudencia española:
S'ií» LA bEVISTA Í)K BUK.NOS AlñlíS.
AlH'i-tura do Ju Kscuelíi di* Lancastcr en Tiicumaii, mnu.
1044.
Destruwiou de los antiguos gobiernos, núni. 1047.
Xecrolo^ia del coronel don Píxlro Andrés Gareia, níim.
1048.
^lemoria del señor J3arral, trasmitida al jMinistro de
la Marina de Francia, sol)re los Charrúas, núni. 1055.
Leyes prohibitivas del comercio, núm. 1066.
Leyes vigentes en Francia sobre la publicación de los dia-
rios ó escritos })eriódicos, núm. 1087.
El núm. 1105, correspondiente al 12 de julio de 1833,
registra una interi^sante Ucctijicavion histórica de don Gerva-
sio xVntonio Posadas, ])rimer Director de las Provincias Fni- .
das del Rio de la Plata, dirijida á uno de los redactores del
Ambigú, la cual no fué publicada entonces, porque según el
redactor de dicho i)eri(')dico, *'en acpiella época, no fué po-
sible dar al público su (*ontenido.''
p]sta misma Ucctificavion se encuentra en la Volfccion de
Ihfcumenfos publicados por el señor dim Andrés Lamas, con
un anacronismo <|ue del)emos atribuir á los cajistas. El au-
tor de la Híctificacion se dirije, como se puede ver, al editor
del Ambigú, periódico que se publicaba en 1822 y no en 1833,
({ue es el año del diario en que acpiella salió á luz por pri-
nu^ra vez.
Llamamos la atención del let^tor sobre dicha Rectifica"
cion.
El señor Posadas falleció en Buenos Aires el 2 de julio
de 1833 á las 7 y media de la noche, de 76 años de edad. Mu-
rió pobre, pero tranquilo. Sic transit gloria «nn^Zí.
En el mismo número de El Lucero se anuncia en venta
una pulílicacion titulada ''Breve ensago sobre la prosperidad
de ]os Estraujeros'g decadencia de los Nacionales, por Agus-
tín h\ Wright^\ Imprenta del Estado, á 6 pesos el ejemplar.
El Lucero publica en sus columnas, además de lo ya "in-
dicado, las Memorias del general Miller.
Rejistra una serie de artículos, bajo el pseudónimo de
bibliografía 551
El Observador, que se cree ser el siMlor don ifanuel de Iri-
fcoyen, los enaltas son |)or lo j^eneral impugnaciones al perió-
dico La Aurora ríe Córdoba.
Ijos artículos suscritos |)or El Cat amar que ño, pertenecen
al doctor don Ang^el Navarro.
El Lucero publica, después de su último núnu^ro, una
fe de erratiis.
(('. Lauas. I lisiarte, Quesada, Ziuny.)
167.— LÁTIGO FEDERAL (EL) 6 *'E1 Risueño' —
1831 — in folio menor — Imprenta Republicana — Su redactor
iué don Juan Lasserre y se cree que el doctor don Vicente
Maza fué colaborador. Salia dos veces á la semana. Empezó
el 2 de marzo.
Era un periódico de circunstancias y de la época visibb»-
mcnte pnvursora de la gran tiranía.
En política profesaba la intención de ser serio, jocoso v
alegre, j)ubl i candóse en ¡)rosa y verso.
Como una parte de su efusión ¡wlítica, inseiia en su
primer número la siguiente :
LKTKILLA.
lía, ha, ha, ha. ha. En popa va ya:
Qué risa me dá! Y hay truanes que nieguen
V.QW esi)ada en nuino Tamaña verdad!
Viene la unidad, lia, ha, ha, ha, ha!
Y el protectorado Qué risa me dá!
1()8— LA LE(^IirZA—l 8:n— in Uúior—Imprcnia líepu-
hlicana — Se publicaba los miércoles y domingos. Xo admi-
tia susciip( iones. La colección consta de nueve números
I*rincipió el 11 de noviembre y concluyó el 7 de diciem-
bn».
10!)— LOCO (EL) "Machuca l)alata.s"— 1838— in 4.0—
552 LA REVISTA DE BUENOS ÁIRB8.
Imprenta de la Libertad — No tiene número ni fecha, así es
que se ignora de cuantas pu])lieaeiones consta. Se cree que
es una de tantas publicai'iones sueltas que aparecieron en es-
te año de 1838.
Según el núni. 3 de El Negrito, El loco '*ha sido uno
de los periódicos mas asquerosos que han aparecido.'*
(G. Oiitierrez.)
170._LATIGO REPUBLICANO (EL), periódico Uo-
gráfico, político, ulira-apostólico y enemigo decidido de todo
lo que huele á absolutismo y compañia — 1833 — ^in folio — Im-
prenta de Los dss Amigos — Fué redactado por don Carlos Te-
rrada y otros. La colección consta de 5 números. Empezó
el 30 de junio.
El Defensor de los Derechos del Pueblo dice que E! Láti-
go Republicano *'es un papel serio, contiene rasgos notables
de historia, biografía, literatura, asuntos mercantiles y anun-
cios de remates. ' '
(C Gutiérrez y Trelks.)
171— LA LANZA FEDERAL — 1834 — in folio — Zm-
prenta Ilepublirana — Se publicaba los miércoles y los sábados,
P\ié su redactor don José Rivera Tndarte (1) y su editor el
doctor don PVrnando alaria ( 'Ordero. La colección consta de
i' números. El primer número que apareció el 18 de octubre,
está encabezado con el verso siguiente» de Milt(m: ^'¡Vengan-
za, amigos, sin piedad, venganza! Con el autor de nuestros
tristes males, ni treguas ni amistad: nada de en;gaños. Los
desKmocc el fuerte. . . .de Mavorte. Lidiemos en el campo. —
Mil ton,''
El 2.0 V último número, salió el 22 del mismo mes.
(('. Ziuny.)
ANTONIO XÍNXV
«
(Continuará.)
1. Véase la Hioj^rafia del .Sr liidarto. i>nbll<*a(l«t ,;.. "VA Nae!»-
ii«]" do Montevideo, en * * La Kevol'.u'ion " de Corrientes de ISl."),
jMfr el ISarjíonto Mayor lioy (íeneral don Bart<ílom« Mitre, y repro-
ducida en Buenos Aires, en LSin, por el inifmu> ««ñor,
ÍNDICE GENERA!
Historia Americana
IViiinas
Bibiografía del coronel iloii Federi<»o Brandsen (inédito), ipor el
doctor Aaigel .J. Carranza o, 184, 8*22 y 464
II-ernandariaB de Saavedra — 'Cauí>a célebre: noticias y documen-
tos para servir á la historia del Bio de la Plata (inédito,
por don Manuel Bicardo Trí'lles 17, ] 72 y 310
Memorial ;pr.e«enta<lo al Ministro don Die^o Oardoqui ,por los
hacendados de Baien-o« Aires y Montevideo en el año de
1791, sobre los nnodios de p-rov^^r al beneficio y esporta-
cion do la <'arne de vaca et-c.' (Inédito), -precedido de una in
troduccion por el doctor don Juan María Giuitierrez 30
Descripción histórica do la antigua provincia del Paraguay (iné-
dito), por dan Mariano Antonio Molas, y anotado por el
doctor don u4ngel J, Carranza 46, 194, 353 y 472*
Becuerdos históricos sobre la (provincia de Cuyo — •181Ó-1820 — •
(inédito), por don Damián Hiid«on 144, 331 y 454
Apunte» 'postumos del coronel don Secundo Boca (inéditos),
.precedidos de una introduccáan ipor el coronel don Geró-
nimo Espejo 209, 340 y 420"
Comunicaciojí fluvial del litoral argentino en el siglo XVI I, con
varias observaciones sobre las costas del rio Unigiiay —
Carta del P Cayetano Oattaneo, inserta en el '^(ristia-
ne^iinio felice'' de P^ A. Muratori y tradiucida del italiano
por don José Manuel Kstrada 284
aXUlCK GEHERAU
Literatura
taladros (lP«(*ritivo-estádi«tu*03 áe la» trc» {)rovincias (\e Vuyo
( inédito), |»or don Juan Llerena .IT y 247
jKI hijo de la he<*h¡cera' — P^síiena» de la vida colonial — (>üni<*a
de la Villa 1<n{>erial de Potoí^í (inédito), .por el doctor dun
Vicente (». (¿nesa<1a 7X
<'on.íidenc¡as, .jwr don Ricardo Palma 230
Fragmentos de viajes — de <'opiapó á Va]f)aTaÍ8o (inédito), }>or
el jjeneral <lon Tomás triarte 242
J'eregri nación de nn fugitivo — lEscenas de )a vida colonial — A'ró-
arica de hi Villa Imiperial de Potosí < inédito), par el doctor
don Arícente G. Qiiesala 361, ;U>8 y 493
Tipos sociales^ — El hombre e-wtorbo, jK>r don Jiian V^icente Ca-
macho 48^
Derecho
!F^tudio«4 sobre la justicia federal americana en su aplieacLon á
la organización constitucional argentina (inéditos), por el
doctor <lo-n Manaiel R. García 91
Jurií^prwlencia de los Trihiunales — 14 Debe iconsiderarse testa-
mento militar, el otorgado por un oficial en nervieio de
frontera f — «¿La leí 4, tit. 1 Partida 6, ha sido derogada en
<*ste punto, segim la interpretación qiie se dá á la de 7 de ju-
lio de lS2;i? — .(inédito), por el doctor don Ángel J. Carranza 614
Bibliofl^rafia y Variedades
Lr. .paleontologia en las colonia.» españolas á mediados del si-
glo XV II I (inédito), .precedida de una carta introducción
por el doctor don .íiian Marín (lutierrez 100
bibliografía i)erir)díst¡ca de íhienos Aires hasta la caida del go-
bierno de Roí»as (inédito), por don Antonio Zinn}' lió, 271,
;j9;i V '. 525
Kl Telégrafo eléctrico-submarino entre Buenos A iros y Mon-
tevideo (iní^^lito). ,por el doctor Vicente (i. Quesada 142
Kévue Aniéricaine — Hist )ire, litérattnre, voyages etc,, noticia de
esta publicación (inédito), por el doctor don V^ (i. Quet^ada 520i